Teilhard de Chardin Pierre - La Misa Sobre El Mundo - Madrid - Taurus - 1967
Teilhard de Chardin Pierre - La Misa Sobre El Mundo - Madrid - Taurus - 1967
Teilhard de Chardin Pierre - La Misa Sobre El Mundo - Madrid - Taurus - 1967
Lo se. No sabramos dictar, ni siquiera anticipar, el menor de tus gestos. Tuyas son
todas las iniciativas, comenzando por la de mi oracin.
Verbo resplandeciente, Potencia ardiente, Tu que petrificas el Mltiple para insuflarle
tu vida, impone, te lo ruego, sobre nosotros, tus manos santas, tus manos previsoras,
tus manos omnipresentes. Manos que no estn aqu o all, como una mano humana,
sino que se encuentran fundidas en la profundidad y la universalidad presente y
pasada de las Cosas, manos que nos acarician simultneamente en lo que tenemos
de ms vasto y de ms interior, dentro y en derredor nuestro.
Prepara con tus manos invencibles la gran obra que imaginas y acepta, con suprema
condescendencia, el esfuerzo terrestre que te presento en este momento, anudando la
totalidad de las cosas en mi corazn. T que sabes porqu es imposible que la
creatura nazca de otro modo, arregla, rectifica, refunda, desde sus orgenes, todo lo
que ahora est siendo conducido en alas del diseo de una interminable evolucin.
Pronuncia ahora sobre m y por mi boca, la doble y eficaz palabra, sin la cual todo se
estremece, todo se separa, en nuestra sabidura y en nuestra experiencia. Palabras
con las que todo se une y todo se consolida hasta perderse de vista en nuestras
especulaciones y en nuestra prctica del Universo. Sobre toda vida que va hoy a
germinar, crecer, florecer y madurar repite Este es mi cuerpo. Y sobre toda muerte
que se apresta a morder, herir, cortar, ordena (misterio de fe por excelencia) Esto es
mi sangre.
El fuego en el mundo
Ya est.
Una vez ms el Fuego ha penetrado la Tierra.
No ha cado estrepitosamente, como un rayo sobre las montaas. Acaso el Dueo
tiene que forzar las puertas para entrar en su casa?
Sin sesmos, sin truenos, aparece la llama que ha iluminado todas las cosas por
dentro. Desde el corazn del menor de los tomos hasta la energa de las leyes ms
universales, ha invadido con total naturalidad, a cada individuo y en su conjunto, cada
elemento, cada patrn, cada unin de nuestro Cosmos, tanto que podra creerse que
ste se ha incendiado espontneamente.
En cada nueva Humanidad que s, hoy se engendra, el Verbo ha prolongado el acto
sin fin de su nacimiento, y por la virtud de su inmersin en el seno del Mundo, las
grandes aguas de la Materia, sin un escalofro, han sido cargadas de vida. En
apariencia nada se ha estremecido, bajo la inefable transformacin. Sin embargo,
misteriosa y realmente, al contacto con la palabra substancial, el Universo, inmensa
Hostia, se ha hecho Carne. A partir de entonces toda materia se ha encarnado, Dios,
mo, por tu encarnacin.
El Universo: hace ya mucho tiempo que haba reconocido en nuestros pensamientos y
nuestras experiencias humanas las extraas propiedades que hacen al Universo tan
parecido a una carne...
Como la Carne, nos atrae el encanto que flota en el misterio de sus pliegues y la
profundidad de sus ojos.
Como la Carne, se descompone y se disipa bajo el trabajo de nuestros anlisis, de
nuestras frustraciones y de su propia duracin.
Como la Carne, no se le disfruta verdaderamente sino mediante el esfuerzo infinito
por llegar siempre ms all de lo que no es concedido.
Seor, todos al nacer participamos de la herencia de dolor y esperanza que transmiten
las generaciones y experimentamos la conjuncin desconcertante de proximidad y de
distancia. No hay nostalgia ms desolada que la que hace llorar al hombre de irritacin
y de deseo en el regazo de la Presencia que flota impalpable y annima, en todas las
cosas y en su derredor, Ay, si por acaso lo pudiera poseer!.
Seor, por la Consagracin del Mundo, el fulgor y el perfume flotando en el Universo
asumen en este momento cuerpo y rostro en Ti. Lo que vislumbraba mi pensamiento
titubeante, lo que reclamaba mi corazn por un deseo inverosmil, me lo has regalado
con esplendidez. Las creaturas no son no slo solidarias entre ellas de modo que
ninguna pueda existir sin las que la rodean. Estn todas consolidadas en un nico
centro real. En definitiva, una nica Vida verdadera recibida en comn les otorga su
consistencia y su unidad.
Dios Mo, destraba por la audacia de tu Revelacin la timidez de un pensamiento
pueril que no se atreve a concebir nada ms dilatado, ni ms viviente en el mundo,
que la perfeccin miserable de nuestro organismo humano! En el camino de una
comprensin ms osada del Universo, los hijos del siglo aventajan habitualmente a los
maestros de Israel. Seor Jess (en quien todas las cosas encuentran su
consistencia), revlate por fin a quienes te aman, como el Alma superior y el Solar
fsico de la Creacin. l est en tu vida, no lo ves? Si yo no pudiera creer que tu
presencia real anima, aligera, caldea la menor de las energas que me penetran o me
tocan, acaso no morira yo de fro, aterido en los resquicios de mi ser?
Gracias, Dios mo, por haber conducido mi mirada, de mil maneras, hasta hacerme
descubrir la inmensa simplicidad de las Cosas! Gradualmente las aspiraciones que
haz depositado en m cuando era todava un nio han ido creciendo irresistiblemente.
Me has hecho pasar las rbitas progresivas gracias a la influencia de amigos
excepcionales, que se encontraron en puntos claves de la ruta para esclarecer y
fortificar mi espritu. Al despertar de iniciaciones terribles y dulces he llegado a no
poder nada ver ni respirar fuera del medio en el cual todo no es nada ms que Uno.
Tu Vida acaba de sobrevenir con fuerza desbordante en el Sacramento del Mundo, y
por eso gustar, con una conciencia exasperada, la fuerte y calma embriaguez de una
visin de la que no puedo agotar la coherencia y las armonas.
En presencia de y dentro del mundo asimilado por tu carne, devenido tu carne no
experimento ni la absorcin del monismo vido de fundirse en la unidad de las cosas,
ni la emocin del pagano prosternado a los pies de una divinidad tangible, ni el
abandono pasivo del quietista acunado al antojo de las energas msticas.
Tomando de cada una de estas corrientes algo de su energa sin optar por ninguna, tu
Presencia universal me dispone en una admirable sntesis en la cual se asocian,
corrigindose, las tres pasiones ms formidables que puedan jams desencadenarse
en un corazn humano.
Como el monista me sumerjo en la Unidad total, pero la Unidad que me recibe es tan
perfecta que en ella descubro, perdindome, el ltimo acabamiento de mi
individualidad.
Como el pagano adoro un Dios tangible, llego a palpar a ese Dios en toda la
superficie y en toda la profundidad del Mundo de la Materia a la que estoy ligado. Pero
para atraparlo como yo quisiera (o simplemente para seguir tocndolo) tengo que
desplazarme cada vez ms lejos, a travs y ms all de toda tentativa, sin poder
jams descansarme en nada, transportado incesantemente por las creaturas,
dejndolas por el camino, en continua acogida y en constante abandono.
Como el quietista, me dejo acunar deliciosamente por la divina Fantasa. Sabiendo, sin
embargo que la Voluntad divina no me ser revelada en un abrir y cerrar de ojos, sino
al llegar al extremo de mi esfuerzo. No tocar a Dios en la materia, como Jacob, sino
cuando haya sido vencido por l.
Comunin
El Fuego ha descendido en el corazn del Mundo para poseerme y absorberme.
Desde luego que no es suficiente que lo contemple y que por una fe cultivada
intensifique su lumbre a m alrededor. Es necesario que despus de haber cooperado,
con todas mis fuerzas, a la Consagracin que le hace irradiar, acepte tambin la
Comunin que le dar, en mi persona, el alimento que vino a buscar.
Me prosterno, Dios mo, ante tu Presencia en el Universo inflamado, y, te deseo y te
espero bajo los rasgos de todo lo que habr de encontrar, y de todos lo que habr de
suceder, y de todo lo que habr de realizar en este da.
Es terrible haber nacido, es decir encontrarse irrevocablemente involucrado, sin
haberlo querido, en un torrente de energa formidable que parece querer destruir todo
lo que arrastra en su interior.
Dios mo, por una inversin de fuerzas que t solo puedes hacer, quiero que el miedo
que me asalta ante las incontables alteraciones que renovarn mi ser, se cambie en la
alegra desbordante de ser transformado en Ti.
Extender sin vacilar la mano hacia el pan caliente que me presentas. En este pan,
donde has condensado el germen de todo perfeccionamiento, reconozco el principio y
el secreto del futuro que me reservas. Estoy seguro de que consumirlo implica
abandonarme a las potencias que me desarraigarn dolorosamente de m mismo para
lanzarme al peligro, al trabajo, a la renovacin constante de las ideas, al desapego
austero en los afectos. Comerlo es aceptar en todo y sobre todo, un gusto y una
afinidad que volvern desde ahora imposibles las alegras en las que se solazaba mi
vida. Seor Jess, acepto ser posedo por Ti. Unido a tu Cuerpo ser conducido por
su inefable potencia hacia las soledades donde no habra jams osado subir solo.
Instintivamente, como todo Hombre, me gustara levantar aqu una tienda sobre una
cima elegida. Como todos mis hermanos tengo miedo de un futuro sobradamente
misterioso y demasiado nuevo hacia el cual me empuja el tiempo. Me pregunto,
ansioso como ellos, donde me conduce la vida.... Pueda esta Comunin del pan, el
Cristo revestido de las potencias que dilatan el Mundo, liberarme de mi timidez y de mi
falta de desafos! Dios mo, me abandono a tu palabra en medio del torbellino de las
luchas y de las energas donde se desarrollar mi capacidad para atrapar y saborear
tu Santa Presencia. Aquel que ame apasionadamente a Jess escondido en las
fuerzas que hacen crecer la Tierra, a l la Tierra, maternalmente, lo alzar en sus
brazos gigantes, y le har contemplar el rostro de Dios.
Si tu Reino, Dios mo, fuese de este Mundo, para poseerte sera suficiente el que me
confe a esa potencia que mientras nos hacer sufrir y morir nos dilata manifiestamente
tanto a nosotros como a lo que es ms querido que nosotros mismos. El Trmino
hacia el cual se mueve la Tierra est en el ms all, trascendiendo no slo de cada
individuo, sino el conjunto de las cosas. La misin del Mundo no consiste en engendrar
en su intimidad una Realidad suprema, sino en perfeccionarse mediante la unin en un
Ser preexistente. Por lo cual para llegar al centro refulgente del Universo, al Hombre
no le es suficiente vivir de ms en ms para s mismo, ni gastar su vida en una causa
terrestre, por ms grande que esta sea. El Mundo no puede alcanzar su meta, Seor,
sino por una especie de inversin, de viraje, de excentricidad, en la que desaparezcan
temporalmente tanto los conquistas de los individuos como la misma apariencia de
toda recompensa humana. De ese modo mi ser ser definitivamente incorporado al
tuyo. Es necesario que muera en m no solamente la mnada, sino el Mundo, es decir
que yo pase por la fase desgarradora de una disminucin que nada de tangible vendr
a resarcir. Es por eso que t me ofreces este Cliz que recoge la amargura de todas
las separaciones, de todas las limitaciones, de todos los fracasos estriles.
Bebed todos de l
Cmo podra apartar de m, Seor, este cliz, una vez que me has hecho gustar el
pan, y que se ha deslizado en la mdula de m ser la inextinguible pasin por aferrarte,
ms all de la vida, a travs de la muerte. La Consagracin del Mundo se interrumpira
inmediatamente si en tus escogidos, los futuros creyentes, t no vigorizaras las
fuerzas que inmolan junto a las que vivifican.
Mi Comunin sera incompleta (simplemente no sera cristiana) si, con los progresos
que me aporta esta nueva jornada, no recibiera en mi nombre y en nombre del Mundo,
como la participacin ms directa a ti mismo, el trabajo, sordo o manifiesto, de
desgaste, de vejez y de muerte que mina incesantemente el Universo, para su
salvacin o para su condenacin. Me abandono perdidamente, OH mi Dios, a las
acciones impresionantes de disolucin por las cuales hoy tu divina Presencia
reemplazar, quiero creerlo ciegamente, mi estrecha personalidad. Aquel que habr
amado apasionadamente a Jess escondido en las fuerzas que hacen madurar la
Tierra, a l la Tierra extenuada lo apretar en sus brazos gigantes y, junto a ella, se
despertar en el seno de Dios.
Oracin
Jess, escondido bajo las potencias del mundo te has convertido verdaderamente y
fsicamente en todo para m, todo alrededor de m, todo en m. Quiero ahora consumir
en una misma aspiracin la embriaguez de lo que ya poseo y la sed de lo que an
carezco. Yo, tu servidor, te repetir las palabras inflamadas por las que ser
reconocido de modo siempre ms patente, creo en ello ineluctablemente, el
Cristianismo del maana.
Seor, gurdame en lo ms profundo de las entraas de tu corazn. Y cuando me
hayas posedo, qumame, purifcame, inflmame, sublmame, hasta la satisfaccin
perfecta de tu querer, hasta la ms completa aniquilacin de m mismo.
Tu autem, Domine mi, include me in imis visceribus Cordis tui.
Atque ibi me detine, excoque, expurga, accende, ignifac,
sublima, ad purissimum Cordis tui gustum atque placitum, ad
puram annihilationem meam.
Seor. OH, al fin! Mediante la celebracin del doble misterio de la Consagracin y
de la Comunin universales he descubierto a alguien a quien pueda designar, a
corazn pleno, con el nombre de Seor! Mi amor ha sido tmido y tedioso mientras
solamente me he atrevido a ver en ti, Jess, al hombre de hace dos mil aos, el
Moralista sublime, el Amigo, el hermano. Amigos, hermanos, sabios, qu es lo ms
grande que tenemos, lo ms exquisito y ms cercano a nuestro alrededor? Acaso el
Hombre puede entregarse plenamente a una naturaleza meramente humana? Desde
siempre el Mundo por encima de todo Elemento del Mundo haba conquistado mi
corazn, y jams ante ninguna otra persona, hubiera orado con sinceridad. Hace
mucho tiempo, inclusive creyendo, me equivocaba no sabiendo lo que amaba. Hoy por
la manifestacin de los poderes sobrehumanos que te ha conferido la Resurreccin, te
haces transparente para m, Maestro, a travs de todas las Potencias de la Tierra,
ahora, te reconozco como mi Soberano y me entrego deliciosamente a Ti.
OH Dios mo, qu extraas son los caminos de tu Espritu! Cuando hace dos siglos se
ha dejado sentir en tu Iglesia el encanto nuevo de tu Corazn, pareca que las almas
eran seducidas al descubrir en Tu Humanidad abstracta un elemento ms
determinado, ms concreto. Pero ahora estamos ante un repentino giro semntico! Es
evidente que por la revelacin de tu Corazn has querido, Jess, dotar a nuestro
amor el medio de escapar a lo que haba de excesivamente estrecho, demasiado
preciso, de muy limitado, en la imagen que de ti nos hacamos. En el medio de tu
pecho solamente contemplo un horno, y cuanto ms me detengo en este horno
ardiente ms me parece que todo a su alrededor, los contornos de tu Cuerpo, se
diluyen, que se agrandan ms all de toda medida hasta que no distingo ms en ti
otros rasgos que la figura de un Mundo llameante.
Cristo glorioso, influencia secretamente difusa en el seno de la Materia y Centro
enceguecedor al que entrelazan las fibras innumerables de lo Mltiple. Potencia
implacable como el Mundo y clida como la Vida. T, cuya frente es de nieve, los ojos
de fuego, los pies ms chisporroteantes que el oro en fusin; t cuyas manos
aprisionan estrellas; t que eres el primero y el ltimo, el viviente, el muerto y el
resucitado; Tu que aglutinas en tu unidad exuberante todos los encantos y todos los
placeres, todas las fuerzas y todos los estados; eres T a quien mi ser llamaba con un
deseo tan inmenso como el universo: T eres verdaderamente mi Seor y mi Dios.