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America Latina Historia

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AMRICA LATINA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

INTRODUCCIN
El estado actual de Amrica Latina se configur a partir de las experiencias vividas desde los aos '60.
Entonces, se inaugur uno de los perodos ms intensos en la historia de nuestro continente, colmado de
sueos y revoluciones, utopas y reformas estructurales, pero tambin de golpes militares y enfrentamientos.
Nuestras sociedades atravesaron por un a fuerte polarizacin poltica, en el marco de la persistente Guerra Fra.
Las capas medias y el proletariado se diversificaron, entrando en escena los pobres de la ciudad, los
campesinos, las mujeres, los intelectuales y estudiantes, los empleados y los militares. De alguna forma, todos
estos nuevos actores se involucraron en el acontecer poltico de sus pases, demandando ser escuchados por
los respectivos gobiernos.
Acontecimientos como la Revolucin Cubana, el ascenso socialista por va electoral en Chile y los frecuentes
golpes de Estado trascendieron el mbito local, colocando a Amrica Latina en el centro de las preocupaciones
de las dos superpotencias que, a partir de los aos '60, reforzaron su accionar en nuestro continente. Qu
implicancias tuvo este fenmeno para los pueblos latinoamericanos? En qu medida cargamos todava sobre
nuestros hombros el legado del periodo 1960-2000?.
1. La Revolucin Cubana
Cuba, la ltima colonia en emanciparse de la dominacin colonial espaola, ofrece un caso excepcional, porque
el quiebre del orden oligrquico tuvo una expresin nica en el continente y el nuevo ordenamiento repercuti
fuertemente en el resto de Amrica Latina.
1.1 Algunos antecedentes
La independencia de Cuba se logr recin en 1898, en un proceso en el que colabor decisivamente Estados
Unidos, cuya intervencin se concret con la ocupacin militar de la isla hasta 1902. Desde entonces, la
presencia de EE UU marc el desenvolvimiento econmico y poltico cubano: consiguieron el arriendo por 99
aos de la base naval de Guantnamo, sus empresarios hicieron fuertes inversiones en la pujante industria
azucarera y en varias ocasiones tropas estadounidenses desembarcaron en Cuba para asegurar la mantencin
de un estado de cosas conveniente a sus intereses.
Pero el descontento popular ante esta situacin no tard en expresarse, agravado an ms por los frecuentes
casos de fraude y corrupcin que se producan entre los polticos cubanos. En vez de la independencia y
democracia que el pueblo aspiraba con la independencia, solo desfilaban gobiernos venales y autoritarios, en
tanto que se profundizaba la desnacionalizacin del azcar, su principal producto de exportacin. En el umbral
de la gran crisis de 1929, la propiedad estadounidense de las centrales azucareras cubanas bordeaba el 75% y
para 1950, todava era de un 47%. Hacia fines de la dcada de 1950, la economa de la isla se encontraba casi
por completo en manos del capital estadounidense, quien controlaba, adems de la industria azucarera, el 90%
de las minas y de las haciendas, el 80% de los servicios pblicos y el 50% de los ferrocarriles y de la industria
petrolera.
En ese contexto, y tal como sucedi en el resto de Amrica Latina, el nacionalismo comenz a polarizar a la
opinin pblica en la dcada de 1930. Para evitar brotes de insurgencia -como de hecho surgieron-, EE UU
cont desde 1934 con un leal colaborador: el militar Fulgencio Batista (1901-1973). Ya sea al frente del
gobierno o en la sombra, Batista domin la poltica cubana durante los 25 aos siguientes, transformando a
Cuba en un dcil socio de los Estados Unidos y en el paraso de sus inversionistas. A partir de 1952 ejerci el
poder en forma dictatorial, generando una oposicin cada vez mayor debido a sus mtodos represivos y a la
excesiva complacencia con los representantes de Estados Unidos.

1.2 La hora de la revolucin


La democracia y una real independencia nacional eran las banderas de lucha de amplios sectores sociales
cubanos, particularmente de las capas medias y del proletariado que se desempeaba en la industria
azucarera. Como el gobierno de Batista no responda a esas demandas se empez a levantar un fuerte
movimiento de oposicin liderado por un joven abogado de condicin social acomodada: Fidel Castro (1927 - ),

quien desde 1953, llev a cabo maniobras para derrocar a Batista, como el fallido ataque al cuartel militar de
Moncada, el 26 de julio de ese ao. Encarcelado y luego amnistiado, Castro se exili en Mxico donde organiz
el Movimiento 26 de julio, que pretenda liberar a su pas mediante la lucha guerrillera. Se sumaron a este grupo
otros exiliados cubanos y polticos revolucionarios latinoamericanos, como el mdico argentino Ernesto Che
Guevara (1928-1967).
En Cuba, la burguesa azucarera tambin se fue distanciando de Batista, por su poltica de defensa de los
intereses estadounidenses que impedan elevar la produccin de azcar o comercializarla con los pases del
bloque socialista.
Se produjo entonces un acercamiento entre los guerrilleros de Castro y la burguesa, que culmin en la
conformacin de un Frente Cvico Revolucionario Democrtico que adopt la estrategia de la lucha armada,
con el objetivo de poner fin a la dictadura de Batista e implantar un rgimen constitucional y democrtico. El
partido Comunista cubano -uno de los ms poderosos en el continente- tambin se sum al Frente, aunque no
colabor en los preparativos militares.
En noviembre de 1956 se daba el paso siguiente con el desembarco de los guerrilleros del Movimiento 26 de
julio en la isla. Castro y sus hombres se internaron en la Sierra Maestra, desde donde se enfrentaron a las
fuerzas de Batista. Paralelamente se produjeron huelgas en las centrales azucareras y muchos campesinos se
fueron adhiriendo a las filas revolucionarias. Durante 1958 la lucha se intensific, mientras aumentaba la
impopularidad de Batista por sus medidas represivas. Los propios estadounidenses le restaron su colaboracin,
temiendo que los estallidos sociales afectaran sus intereses econmicos. As las cosas, a fines del ao Batista
abandon el poder y huy del pas. El 1 de enero de 1959, Fidel Castro entr triunfalmente en La Habana, con
el respaldo mayoritario de sus compatriotas.
1.3 Un Estado socialista a 145 kilmetros de los Estados Unidos
Las fuerzas sociales que participaron en la Revolucin Cubana eran muy heterogneas. Al momento del triunfo,
haba distintos proyectos de pas que diferan en cuestiones esenciales: el sector ms liberal y burgus
abogaba por una reforma del Estado sin salirse del modelo capitalista, en tanto que los guerrilleros se
inclinaban por un rgimen que permitiera avanzar hacia mayores niveles de igualdad y justicia social. Como
Fidel Castro era el lder indiscutido del proceso y estaba acompaado de otras figuras emblemticas, como
Guevara y su propio hermano Ral, no tuvo inconvenientes para imponer sus directrices.
Los problemas comenzaron en mayo de 1959, cuando se puso en prctica una Reforma Agraria que permita
expropiar las posesiones con ms de 400 hectreas cultivables y se nombr a un comunista para dirigir el
Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). Estas medidas preocuparon a los sectores que haban apoyado el
derrocamiento de Batista solo para instaurar un rgimen capitalista democrtico y que vean ahora el
establecimiento de un rgimen pro-comunista. Se inici entonces el xodo de parte de esos sectores de la
poblacin hacia los Estados Unidos, desde donde desplegaron una activa propaganda anticastrista.
El giro de la revolucin hacia la izquierda con la consiguiente expropiacin de compaas petroleras, elctricas,
telefnicas y las minas de nquel que hasta la fecha estaban en manos estadounidenses, alarmaron al vecino
del norte. Muy pronto, EE UU fue tomando medidas para obstaculizar el desarrollo econmico de la isla: no
adquiri azcar, amenaz con suspender los crditos a aquellos pases que cooperaran con Cuba y emprendi
acciones encubiertas a travs de la CIA, como el sabotaje o la colaboracin militar con sectores anticastristas.
El rompimiento definitivo de las relaciones entre Cuba y EE UU se produjo en 1961, tras el fracaso del
movimiento contrarrevolucionario que pretenda desembarcar unos 1.300 exiliados armados e invadir la isla,
con apoyo logstico de la CIA.
La actitud de Estados Unidos radicaliz an ms el proceso revolucionario. En adelante, Cuba busc el
acercamiento a la Unin Sovitica y pas a convertirse en una repblica socialista. La Guerra Fra se traslad
a las propias inmediaciones de EE UU y tuvo un episodio especialmente complicado en 1962, cuando los
soviticos empezaron a instalar bases de misiles de alcance medio en Cuba. El presidente de EE UU, John
Kennedy, anunci el bloqueo naval de la isla para presionar a su rival, mientras el mundo entero se estremeca
ante la inminencia de una guerra nuclear. Finalmente, se impuso la cordura y los soviticos desmantelaron los
misiles a cambio del compromiso estadounidense de permitir que continuara el experimento socialista de Cuba.
Los cubanos sacaron sus propias conclusiones de lo acontecido durante los primeros aos de la revolucin:

haba que exportar el modelo revolucionario, para poder liberar a los pueblos del Tercer Mundo del
imperialismo norteamericano y de la explotacin de que eran vctimas por parte de las lites dominantes.
2. REVOLUCIN O REFORMA?
Las dcadas del '60 y del '70 fueron muy tormentosas en Amrica Latina, a causa de los efectos de la
Revolucin Cubana y la cada vez mayor intervencin de Estados Unidos, preocupado de reforzar su hegemona
en la regin en el marco de la Guerra Fra. Ambos fenmenos colocaron a los pases de nuestro continente y a
sus pueblos entre dos alternativas: la revolucin socialista o la reforma en el marco del sistema capitalista.
2.1 Estados Unidos y Amrica Latina
La marcada influencia de Estados Unidos en Amrica Latina constituye un hecho indesmentible. A la luz de lo
ocurrido en Cuba, la Casa Blancapuso prioridad a su poltica exterior respecto a Amrica Latina. Ya en la
primera parte del siglo XX, el ejrcito estadounidense haba intervenido en Cuba, Panam, Nicaragua, Hait y
Repblica Dominicana, sin contar la guerra con Mxico del siglo XIX.
Centroamrica y el Caribe eran regiones estratgicas para la seguridad y la economa de EE UU, por lo que
procur mantener regmenes favorables a sus intereses. Es lo que ocurri en un primer momento con Batista en
Cuba, con Rafael Leonidas Trujillo en Repblica Dominicana o con los Somoza en Nicaragua. En Amrica del
Sur, en cambio, la presencia estadounidense no era tan determinante porque se cultivaban relaciones bastante
fluidas con otras potencias, como Inglaterra, Francia y Alemania. Sin embargo, cuando finaliz la Segunda
Guerra Mundial, la situacin cambi con Europa debilitada y la Guerra Fra en plena gnesis. A la ya
significativa penetracin econmica, EE UU agreg una abierta intervencin en los asuntos internos de los
pases sudamericanos, con el objetivo de contrarrestar la posible influencia de los soviticos.
Desde el mismo fin de la guerra, Estados Unidos mont un sistema de seguridad hemisfrico basado en una
compleja red de pactos multilaterales y bilaterales. El Tratado Interamericano de Asistencia Recproca (TIAR),
firmado en Ro de Janeiro en 1947, sent los principios de solidaridad colectiva frente a una eventual agresin
extracontinental.
Todos los Estados americanos, excepto Canad, Ecuador y Nicaragua, firmaron el acuerdo, con lo que EE UU
se asegur la lealtad de sus vecinos en caso de alguna amenaza proveniente del mundo socialista.
Por otra parte, los norteamericanos promovieron la creacin de la Organizacin de Estados Americanos
(OEA), como alianza regional que reuniera a todas las naciones del continente americano. La OEA fue fundada
por 21 pases el 30 de abril de 1948 y, a pesar de promover objetivos como la erradicacin de la extrema
pobreza, la cooperacin econmica y la paz, fue utilizada por los Estados Unidos para atraer a los dems
pases hacia sus posiciones. Ms an, como la sede de la OEA se encuentra en Washington, se vio favorecida
la supervisin de este organismo por parte de EE UU.
El avance de la izquierda en Amrica Latina, especialmente despus de la Revolucin Cubana, constituy un
reto especial para la poltica exterior estadounidense, pues se pona en duda el sistema econmico liberal y se
cuestionaba la democracia como forma de gobierno. Bajo la presidencia de John F. Kennedy (1961 -1963),
Estados Unidos redefini las directrices de su poltica hacia Amrica Latina abocndose a dos aspectos
centrales: la ayuda econmica y la lucha antisubversiva.
As, en el marco de la Guerra Fra, Amrica Latina pas a jugar un papel clave por su proximidad geogrfica con
el poderoso vecino del norte. La poltica estadounidense buscaba evitar la propagacin de las ideas
socialistas en los pases latinoamericanos, ideas que amenazaban sus propios intereses econmicos en la
regin. En consecuencia, las cuatro dcadas finales del siglo XX en Amrica Latina estuvieron decisivamente
afectadas por sus relaciones con los Estados Unidos. Es cosa de ver las influencias de orden cultural, poltico y
econmico que percibimos hasta el da de hoy.
2.2 El avance de la izquierda latinoamericana
La desmedrada situacin econmica y social de amplios sectores de la poblacin latinoamericana es una de las
principales causas que explican el fortalecimiento de las organizaciones de izquierda desde la dcada de 1930.
Por lo tanto, el mejoramiento de la situacin de los ms pobres en la URSS y los primeros xitos conseguidos
por los cubanos (por ejemplo, la alfabetizacin de la poblacin y la reforma agraria), constituyeron una seal de
que la solucin socialista era viable, ms todava al comprobarse que los gobiernos populistas no eran capaces

de cumplir con gran parte de sus promesas.


La Revolucin Cubana tuvo una enorme repercusin entre los partidos y movimientos de izquierda de Amrica
Latina. Hasta esas fechas, haban sido los partidos obreros, principalmente el comunista, los que haban
abrazado la causa del socialismo, valindose de la movilizacin de sus bases proletarias (como los sindicatos) y
participando del sistema electoral. El caso cubano present una serie de enseanzas: por una lado, qued
demostrado que era posible llegar al poder a travs de la lucha armada, apoyndose en sectores rurales, y por
otro, se rompi la pretensin del partido Comunista de ser la nica organizacin capaz de encabezar un
proceso de tal envergadura, ya que la revolucin se haba llevado a cabo sin que su concurso fuera decisivo.
A lo largo de la dcada de 1960, en varios pases surgieron organizaciones que se propusieron imitar el modelo
cubano. La denominada tctica del foco guerrillero seria adoptada en Colombia, donde se conformaron
diferentes grupos armados que actan hasta el da de hoy, como el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN), el
Ejrcito Popular de Liberacin (EPL) y el M-19, adems de las Fuerzas Armadas de la Revolucin Colombiana
(FARC), surgidas al alero del partido Comunista de ese pas. Tambin hubo guerrillas, o intentonas de guerrillas,
en Mxico, Guatemala, Venezuela, Per y Bolivia, esta ltima patrocinada por el propio Ernesto Che Guevara a
fines de los aos '60. Sin embargo, en ninguno de los pases mencionados lograron las guerrillas concitar un
respaldo importante de los campesinos, y menos, irradiar su influencia a las capas medias o a los trabajadores
urbanos por entonces ms propensos a seguir a lderes populistas o reformistas.
En Centroamrica la historia fue algo distinta, pues en Nicaragua la guerrilla logr avances significativos en los
aos '70. Desde 1962 el Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN) -una amplia coalicin integrada por
elementos marxistas, catlicos y nacionalistas- despleg exitosa mente la tctica guerrillera y consigui el
derrocamiento del dictador Anastasio Somoza en 1979, a pesar de los esfuerzos estadounidenses para evitar
que surgiera una nueva Cuba. Tambin en El Salvador actu una guerrilla, el Frente de Liberacin Nacional
Farabundo Mart, que en los aos '80 jug un papel decisivo en la transicin poltica de un rgimen autoritario
a otro democrtico.
En el Cono Sur, la influencia cubana se percibi en la radicalizacin de la izquierda no comunista que opt por
una estrategia de guerrilla urbana por el alto porcentaje de poblacin urbana y los escasos resultados de la
guerrilla rural en otras partes.
En Argentina actuaron desde fines de los aos '60 los Montoneros, que trabajaron dentro del partido peronista,
con el objeto de conseguir el retorno del caudillo al poder. El otro caso importante fue el de los Tupamaros de
Uruguay, que emprendieron numerosas operaciones urbanas en contra de un rgimen tildado de haberse
vendido al imperialismo estadounidense. La cruenta represin que afect a sus militantes, acab por convencer
a los Tupamaros de participar en un gran movimiento de izquierda -el Frente Amplio- que buscaba alcanzar el
poder por va electoral, en vez de perseverar en la va armada.
En suma, la Revolucin Cubana ejerci un poderoso influjo entre los partidos y organizaciones de izquierda de
Amrica Latina, los que, sobre todo en los aos '60, se empearon en la lucha por una sociedad ms justa y
con mayores oportunidades para todos, con la importante colaboracin de la URSS. El ejemplo cubano revel
que el camino electoral no era el nico para hacerse con el poder, pero al mismo tiempo provoc un
endurecimiento de los sectores que no estaban dispuestos a perder sus privilegios. De ese modo, las
sociedades latinoamericanas se polarizaron entre quienes deseaban avanzar hacia la revolucin socialista y
quienes seguan apostando por el modelo capitalista patrocinado por los Estados Unidos.
2.3 La CEPAL y la teora de la dependencia
A principios de los aos '50, la CEPAL creada por las Naciones Unidas y bajo la direccin de Ral Prebisch, un
economista argentino, desarroll un pensamiento original que sera la base de lo que despus se denominar la
teora de la dependencia.
La CEPAL quera promover la modernizacin e industrializacin de Amrica Latina, pero vea un obstculo
insuperable en el comercio internacional: mientras los exportadores de materias primas vendan sus productos
a precios internacionales declinantes, los pases industriales vendan sus productos a precios crecientes.
Exista, por lo tanto, un intercambio desigual entre centro y periferia, que solo podra ser superado si los
pases latinoamericanos disminuan su dependencia de la demanda externa de sus materias primas y la
sustituan

GOBIERNOS REFORMISTAS EN LOS AOS 60


Pas

Presidente

Perodo

Colombia

Alberto Lleras

1958-1962

Argentina

Arturo Frondizi

1958-1962

Janio Quadros

1961

Brasil
Joao Goulart

1961-1963

Per

Fernando
Belande

1963-1968

Chile

Eduardo Frei

1964-1970

por demanda interna de bienes industriales producidos por sus propias economas.
Para lograr este ltimo objetivo, la CEPAL propona la integracin regional, como una meta de largo plazo que
permitira una expansin de los mercados nacionales e incrementara las oportunidades para una
industrializacin sustitutiva de importaciones.
El modelo funcionara mejor si los mercados eran ms grandes y los pases latinoamericanos se especializaban
en ciertas reas, expandiendo as el comercio regional y evitando tener que sustituir todas las importaciones
separadamente. As se esperaba mejorar la situacin socioeconmica regional y devolverle su estabilidad, al
impulsarla hacia el desarrollo.
El pensamiento de la CEPAL aceptaba el capitalismo como una va de desarrollo, pero su visin acerca de la
divisin del mundo entre centro y periferia coincida con algunos de los presupuestos dela teora marxista del
imperialismo, cuestin que le vali la sospecha de varios sectores polticos y de crculos acadmicos
occidentales, en pleno auge de la Guerra Fra.
El impacto del pensamiento de la CEPAL en Amrica Latina result ms radical de lo que la teora misma
permita anticipar. De dicho organismo salieron los profesionales que a fines de la dcada de 1960 formularon
las teoras de la dependencia, que planteaban que el capitalismo no funcionaba de la misma manera en todas
las reas del mundo, y que existan mecanismos comerciales por medio de los cuales los pases perifricos
eran explotados por los pases centrales. Esta situacin constitua una desventaja estructural para que la
sociedad latinoamericana lograra el desarrollo. Latinoamrica era subdesarrollada porque era dependiente
dentro del sistema capitalista mundial, por lo tanto el desarrollo solo poda tener lugar cuando un pas rompa
con el sistema por medio de una revolucin socialista.
El surgimiento de las teoras de la dependencia coincidi con el resurgimiento del marxismo y de las
esperanzas socialistas en los aos '60 y '70. La influencia de la Revolucin Cubana de 1959 fue ciertamente
instrumental en la promocin de estas ideas, del mismo modo que los proyectos socialistas se relacionaron ms
directamente con la necesidad de luchar contra la dependencia y de lograr un desarrollo nacional, que ser
un medio de emancipacin de la clase obrera.
2.4 La va reformista y la Alianza para el Progreso

Muchos pases latinoamericanos, como Brasil, Argentina, Chile, Venezuela, Colombia y Per, adoptaron una
senda reformista, persuadidos de que para contrarrestar el entusiasmo que despertaban las ideas socialistas,
era necesario hacer reformas profundas en el plano econmico y social, donde las diferencias entre los ms
ricos y los pobres eran abismales. EE UU comparta ese diagnstico y ofreci su cooperacin para apaciguar la
explosiva situacin social por medio de reformas graduales que permitieran avanzar hacia mayores niveles de
desarrollo. La va reformista recibi un importante espaldarazo por parte del presidente estadounidense John F.

Kennedy, quien patrocin un vasto programa de desarrollo para Amrica Latina: la Alianza para el Progreso. El
acuerdo se formaliz en una reunin llevada a cabo por todos los pases miembros de la OEA, en agosto de
1961 en Punta del Este (Uruguay). En esta reunin EE UU se comprometi a apoyar el crecimiento econmico
y las reformas sociales en el marco de gobiernos democrticos. Kennedy ofreci la colaboracin de su pas en
aspectos tcnicos y financieros, que incluan el envo de especialistas, crditos e inversiones.
Las experiencias reformistas en Amrica Latina permitieron enfrentar algunos problemas, pero en general, se
toparon con demasiadas limitaciones como para producir cambios de fondo en nuestras sociedades. En el
plano interno, a menudo las lites econmicas y sociales se opusieron a las reformas estructurales. Los
proyectos de reforma agraria, por citar un ejemplo, fueron firmemente resistidos por los grandes terratenientes y
solo en algunas excepciones se pudo implementar.
La izquierda, por su parte, ejerca una constante presin a los gobiernos reformistas para que avanzaran
ms rpido hacia el socialismo, lo cual se tradujo en un persistente estado de agitacin. Los movimientos
guerrilleros recurrieron a prcticas como el secuestro y el asesinato, lo cual rest apoyo a importantes
iniciativas reformistas que por temor no se llevaron a cabo. Resultado de esto fue la extrema polarizacin
poltica y social que dividira a los latinoamericanos hasta bien entrados los aos '80.
En el escaso xito de la va reformista tambin fue determinante la actitud de los Estados Unidos. La ayuda
norteamericana nunca lleg en la magnitud que Kennedy haba prometido al lanzar su iniciativa de la
Alianza para el Progreso, entre otras cosas, porque tras el asesinato del mandatario, sus sucesores tuvieron
otras prioridades. Por otro lado, los principios democrticos, que constituan una especie de justificacin moral
de la Alianza para el Progreso por parte de EE UU, se toparon con el deseo an ms enrgico de evitar el
surgimiento de una segunda Cuba en sus proximidades. Esto implic incrementar la ayuda militar, lo que
constitua el otro pilar de la poltica exterior estadounidense respecto a Amrica Latina. En los inicios de la
dcada de 1970, ya era evidente que la Alianza para el Progreso haba fracasado.
2.5 En busca del enemigo interno
La Guerra Fra se concentr, en un primer momento, en el adiestramiento de militares latinoamericanos,
donaciones de material excedente o usado y crditos para la compra de equipos. Sin embargo, la aparicin del
Estado socialista de Cuba modific el tipo de asistencia. La defensa comn contra una agresin extranjera,
estipulada en el TIAR de 1947, cedi su lugar a una nueva orientacin: la seguridad interna y la lucha
antisubversiva que asignaba otro papel a las fuerzas armadas latinoamericanas.
A partir del gobierno de Kennedy, se incrementaron los vnculos entre el Pentgono y los ejrcitos de Amrica
Latina. Para combatir el creciente influjo de las ideas socialistas, Estados Unidos comenz a inculcar una firme
ideologa anticomunista a los oficiales latinoamericanos que participaban en cursos de formacin en centros
como la US Army School of the Americas (USARSA), que funcionaba desde 1963 en Fort Gulick en el canal de
Panam. A la Casa Blanca le interesaba contar con cuerpos armados bien entrenados que pudieran enfrentar a
las guerrillas y tambin con fuerzas de polica adecuadamente equipadas para controlar los disturbios urbanos y
asegurar la mantencin del orden. As, a quienes predicaban la revolucin socialista se les pas a identificar
como "enemigos internos" y se los concibi como el mayor obstculo para el desarrollo en el marco del sistema
capitalista.
Todas estas ideas se resumieron en la Doctrina de Seguridad Nacional, que pas a ser la piedra angular en la
formacin de los militares y policas de Amrica Latina. Pero la intervencin norteamericana no se qued ah. El
objetivo de evitar el surgimiento de otras Cubas llev a la implementacin de mtodos para abortar cualquier
tentativa revolucionaria que pudiera surgir en Amrica Latina. Contaron para esto con la complicidad de los
sectores ms poderosos de nuestro continente que tampoco deseaban ver a sus pases en la rbita sovitica.
Ya sea por medio del financiamiento de las actividades de grupos anticomunistas o por acciones
encubiertas (el espionaje, el asesinato o el sabotaje), se pretendi ahogar cualquier atisbo de revolucin.
Muchos gobiernos reformistas, que incluso haban recibido el respaldo norteamericano, como el brasileo Joo
Goulart, terminaron siendo acusados de dirigir a sus pases peligrosamente hacia la izquierda y fueron
depuestos por los militares, con el beneplcito estadounidense. Igual cosa sucedi en Chile con el gobierno de
la Unidad Popular. Aunque las causas ms profundas de estos y otros golpes militares hay que rastrearlas al
interior de cada pas, no cabe duda que la poltica exterior de EE UU fue un factor que coadyuv a la
proliferacin de regmenes militares en Am. Latina, desde mediados de los aos '60.

3. GOBIERNOS MILITARES
Las instituciones armadas adquirieron gran protagonismo en Amrica Latina durante la segunda mitad del siglo
XX. La dcada de 1930 marc el inicio de lo que sera la intervencin militar en la poltica, ya que muchos
regmenes populistas se haban apoyado en las fuerzas armadas e incluso, importantes caudillos populistas,
como Pern en Argentina, provenan de sus filas. Sin embargo, su participacin en la poltica regional lleg a
niveles inditos tras la Revolucin Cubana.
Desde mediados de los aos '60, la radicalizacin de las posturas polticas en Amrica Latina y la intensidad de
la Guerra Fra, empujaron a muchos ejrcitos a tomar un rol ms activo frente al debate nacional entre
revolucin y reforma. Se inaugur desde entonces un perodo en el cual los militares dejaron de lado la
sumisin a los lderes polticos y protagonizaron un gran nmero de golpes de Estado que les permitieron
acceder al poder en casi todos los pases latinoamericanos.
3.1 Los militares al poder
Durante las dcadas de los '60 y los '70, los golpes militares se convirtieron en un fenmeno corriente en
Amrica Latina. Pero a diferencia de otros perodos de nuestra historia -como el caudillismo tras la
independencia de Espaa- no se trat tan solo de algn militar de rango con ambiciones de poder, sino de la
institucin militar en pleno, que comenz a intervenir en la vida poltica. El poder militar se fue forjando debido a
varios factores, entre los que podemos contar:
El lugar preponderante de las fuerzas armadas dentro del aparato del Estado, lo que fue posible gracias a
su modernizacin iniciada desde las primeras dcadas del siglo XX.
Su independencia burocrtica, es decir, la relativa autonoma de que gozaban los militares respecto al
Estado y sus funcionarios civiles.
El perfecto conocimiento de sus pases y sus realidades, superior al de cualquier otra institucin estatal,
debido a su amplia red de guarniciones y el contacto cotidiano con los reclutas.
Su marcado espritu de cuerpo, sustentado en la toma de conciencia de la oficialidad acerca de su
importancia dentro de la vida nacional.
Amrica Latina vivi un perodo de inestabilidad en los aos '60 debido a la crisis del modelo de
Industrializacin para la sustitucin de importaciones y a los vaivenes propios de la poltica. Esa situacin fue
generando un sentimiento de frustracin entre las fuerzas armadas. Muchos militares consideraban que los
partidos polticos y el propio sistema no funcionaban a la hora de encarar los problemas ms urgentes del
desarrollo nacional y ese malestar fue incubando en las filas de las instituciones armadas cierta hostilidad hacia
los polticos.
Por otra parte, el adoctrinamiento de los oficiales latinoamericanos en Estados Unidos y el temor de los sectores
econmica y socialmente ms privilegiados, a que avanzara la participacin de la izquierda, fueron creando una
suerte de espritu de cruzada contra el denominado enemigo interno. La doble presin, ejercida por los grupos
ms poderosos de la sociedad civil y por los Estados Unidos, no tardara en empujar a muchos ejrcitos a
involucrarse en el acontecer poltico, con la firme conviccin de ser la nica institucin capaz de afrontar los
conflictos que se estaban viviendo.
La casi totalidad de los pases latinoamericanos se vio enfrentada a golpes de Estado, protagonizados por los
militares en connivencia con algunos sectores polticos (generalmente representativos de las elites).
Particularmente sangrientos fueron los golpes perpetrados en Chile y Uruguay, dos pases donde las fuerzas
armadas haban mantenido por largos aos la obediencia al poder civil. Tambin se hizo bastante comn pasar
desde un rgimen militar a otro mediante un nuevo golpe. En Brasil, Argentina o Bolivia, la casi totalidad de las
dcadas del '60 y '70 estuvieron dominadas por las intervenciones militares.
La mayora de los ejrcitos latinoamericanos tendi a alinearse junto a los Estados Unidos, aunque hubo otros
que retomaron algunos ideales populistas (como el nacionalismo y el antiimperialismo) y fueron derivando hacia
posiciones reformistas e incluso izquierdistas.
Los casos ms emblemticos fueron los de Per (con el general Juan Velasco Alvarado), Bolivia (con los
generales Alfredo Ovando y Juan Jos Torres), Ecuador (con el general Guillermo Rodrguez Lara) y Panam

GOLPES MILITARES A PARTIR DE LOS AOS 60


Fecha

Pas

Presidente
derrocado

Marzo de 1962

Argentina

Arturo Frondizi

Julio de 1962

Per

Manuel Prado

Marzode 1963

Guatemala

Miguel Ydgoras

Julio de 1963

Ecuador

Carlos Julio
Arosemena

Septiembre de
1963

R. Dominicana

Juan Bosch

Octubre de
1963

Honduras

Ramn Villeda
Morales

Abril de 1964

Brasil

Joao Goulart

Noviembre de
1964

Bolivia

Vctor Paz
Estensoro

Junio de 1966

Argentina

Arturo Illia

Octubre de
1968

Per

Fernando
Belande

Octubre de
1968

Panam

Arnulfo Arias

Agosto de 1971 Bolivia

Juan Jos Torres

Febrero de
1972

Ecuador

Jos Mara
Velasco Ibarra

Julio de 1973

Uruguay

Juan
Bordaberry (*)

Septiembre de
1973

Chile

Salvador Allende

Marzo de 1976

Argentina

Mara Estela
Martnez de
Pern

(*) entreg paulatinamente el poder a los militares, hasta el fin de


su mandato en 1976.

(con el general Omar Torrijos), donde entre 1968 y 1972


militares progresistas alcanzaron el poder por medio del golpe de Estado.
Sus experimentos, sin embargo, fueron ambiguos, no contemplaron mayormente la participacin popular y
fueron liquidados por nuevos golpes militares que contaban con las simpatas de los sectores ms acomodados
y las capas medias.
Costa Rica, Mxico, Venezuela y Colombia fueron los nicos Estados latinoamericanos que entre los aos '60 y

los '90 estuvieron regidos por gobiernos civiles. Aunque no faltaron las intentonas de golpe y grandes conflictos
internos como la guerrilla en Colombia, las instituciones siguieron funcionando normalmente en estos pases.
3.2 Los regmenes militares en los aos '70 y '80
Mucho se ha especulado acerca del carcter de los regmenes militares surgidos a partir de la segunda mitad
de la dcada del '60, pero la que los sindica como regmenes burocrtico-autoritarios, parece ser una
denominacin que permite comprender a gran parte de ellos. Esta denominacin, surgida en la dcada del '80,
destaca los siguientes aspectos como los ms caractersticos de los regmenes militares latinoamericanos:
-La institucin militar asume el poder para reestructurar la sociedad y el Estado de acuerdo con la Doctrina de
Seguridad Nacional y no para levantar a un dictador o caudillo populista.
-Eliminacin o reduccin drstica de la actividad poltica, prohibiendo los partidos polticos, clausurando el
Congreso y evitando la competencia electoral pluralista.
-Se busca eliminar la participacin de los sectores populares en la poltica, instaurando un sistema excluyente,
con marcadas actitudes antidemocrticas y promoviendo la apata delas masas.
-Los militares no movilizan a sus seguidores y no crean un partido que vincule al Estado con la sociedad civil,
sino que integran a individuos e intereses privados (tecncratas) al rgimen.
-Reforzamiento del ejecutivo y centralizacin del poder que deriva en el establecimiento de un poder ejecutivo
que depender de los tecncratas y de las fuerzas armadas.
-Represin y deterioro de la calidad de vida de los trabajadores, mientras el rgimen es provechoso para los
burcratas civiles y militares.
-Se impone un sistema econmico cada vez ms abierto a las corporaciones transnacionales.
Un primer objetivo de los regmenes burocrtico-autoritarios fue la campaa contra los partidos y
organizaciones de izquierda, especialmente las que promovan la lucha armada. La represin termin por
liquidar a parte importante de la izquierda, con la justificacin de detener la expansin marxista-leninista en el
mundo.
Tambin se lidi con dureza contra la clase obrera, poseedora de una significativa tradicin sindicalista en
varios pases, como Argentina, Chile, Uruguay y Brasil. Esta poltica gener un problema de violacin a los
derechos humanos expresado en un importante nmero de vctimas, entre detenidos desaparecidos, ejecutados
polticos, torturados y exiliados. Hasta el da de hoy, la lucha a favor del pleno esclarecimiento de estas
violaciones ocupa un lugar central en el debate de muchos pases latinoamericanos.
La alianza entre los militares y quienes detentaban el poder econmico fue otro de los fenmenos propios de
este perodo. Muchos uniformados se integraron a los directorios de importantes empresas nacionales,
estrechando los lazos con los tecncratas de las clases dominantes. Aunque hubo militares que reivindicaron
una poltica econmica nacionalista, la tendencia general fue la de reformular el desarrollo, vinculando a las
economas de Amrica Latina ms estrechamente con el capital transnacional. Nuestras economas se
abrieron al mercado y a la inversin extranjera y se redujo el papel del sector pblico.
La penetracin de empresas transnacionales fue creciendo hasta terminar por sepultar los procesos de
industrializacin que se haban iniciado haca varias dcadas. El sector industrial nacional se estanc e incluso
fue parcialmente desmantelado, de modo que Amrica Latina, nuevamente volvi a centrar su atencin en el
fomento del sector exportador. Para encarar los problemas sociales, que haba sido uno de los motivos
esgrimidos por los militares para hacerse del poder, los regmenes burocrtico-autoritarios recurrieron
masivamente a los prstamos. Esto tuvo como consecuencia el incremento de la deuda externa
latinoamericana, que entre 1970 y 1980 pas de 27.000 millones a 231.000 millones de dlares y en 1990
llegaba a los 417.000 millones.

CALENDARIO DE LA DEMOCRATIZACIN EN AMRICA LATINA


Fecha

Pas

Primer Presidente
civil

1979

Ecuador

Jaime Rolds

1980

Per

Fernando
Terry

1982

Honduras

Roberto Suazo

1982

Bolivia

Hernn Siles Suazo

1983

Argentina

Ral Alfonsn

1984

El Salvador

Jos Napolen Duarte

1985

Uruguay

Julio
Sanguinetti

1985

Brasil

Jos Sarney

1986

Guatemala

Vinicio Cerezo Arvalo

1989

Panam

Guillermo Endara

1990

Chile

Patricio Aylwin

Belande

Mara

La cada de los regmenes burocrtico-autoritarios


A comienzos de los aos '80, una fuerte crisis econmica mundial complic el panorama a los regmenes
burocrtico-autoritarios, quienes deban pagar cuantiosos intereses por la deuda externa. El malestar social
comenz a crecer y se fue canalizando hacia una reinstitucionalizacin de la sociedad civil: los viejos partidos
se reorganizaron y otros nuevos se conformaron. Fuerzas opositoras de lneas muy heterogneas se unieron,
dando lugar a grandes movilizaciones contra los gobiernos militares. La represin que se ejerci contra estos
movimientos fue restando el apoyo a los militares, a lo que se sum una creciente presin de organismos
internacionales que exigan el retorno a la democracia.
A la vez, Estados Unidos adopt una actitud ms cautelosa y se fue distanciando de los regmenes que haban
respaldado inicialmente. El clamor popular por elecciones libres y justas fue extendindose, mientras las
coaliciones que se hallaban tras los regmenes burocrtico-autoritarios revelaban su fragilidad. En este
contexto, muchos pases iniciaron la transicin a la democracia durante la dcada del '80.
4. LA DIFCIL RECONSTRUCCIN DE LA DEMOCRACIA
Entre 1979 y 1990 la totalidad de los pases latinoamericanos restauraron el gobierno civil y procuraron avanzar
hacia un rgimen democrtico. Sin embargo, la escasa experiencia democrtica de nuestro continente conspir
frecuentemente, y sigue conspirando, en contra de ese ideal. Tras un largo perodo de divisiones internas,
todava quedan muchas heridas y la reconciliacin entre la clase poltica no ha sido fcil.
Un rasgo central del perodo que sigui a la retirada de los militares del poder ha sido su tutela sobre las
instituciones democrticas.
En muchos casos, se haban autoasignado un papel de garantes de la institucionalidad, por lo que
presionaron a las nuevas autoridades en decisiones que las afectaban. En pases como Brasil, Uruguay y Chile,
los militares se encontraban en una posicin tan fuerte, que les permiti, entre otras cosas, hacer valer leyes de
amnista para evitar una sancin por las violaciones a los derechos humanos.

El derrumbe de la Unin Sovitica coincidi con un viraje de la poltica estadounidense hacia Amrica Latina. Al
terminarse la Guerra Fra, desapareci tambin la amenaza comunista tan temida en los aos '60.Ya no haba
motivo para mantener los dispositivos de inteligencia que EE UU haba montado a lo largo y ancho de nuestro
continente. La propia Casa Blanca desde entonces ha apoyado a los gobiernos civiles, sin recurrir a los
procedimientos de los aos '60y '70. Adems, sus capitales reingresaron masivamente en Amrica Latina, luego
de la consolidacin de un modelo econmico neoliberal.
La izquierda, por otra parte, qued muy mal parada tras la represin sufrida. La cada del muro de Berln
derrumb el paradigma del socialismo real y muchos partidos que antes se declaraban marxistas-leninistas
abandonaron esas posiciones para abrazar ideas socialdemcratas. La misma experiencia autoritaria permiti a
la poblacin revalorizar el mecanismo electoral para el acceso al gobierno, desechndose la va armada.
Algunos grupos guerrilleros depusieron sus armas y se integraron a la vida poltica de sus pases. En otros,
persisti el fenmeno de la guerrilla, como en el caso de Per con Sendero Luminoso o en Colombia, donde las
FARC todava controlan parte del territorio nacional.
En el plano socioeconmico, Amrica Latina sigue registrando los mismos desequilibrios de antao. Las
enormes diferencias sociales y la ausencia de una verdadera igualdad de oportunidades estaban en la base de
la polarizacin registrada a lo largo de las dcadas pasadas. En la actualidad, todava hay sectores numerosos
que esperan salir de la pobreza en que subsisten.
A comienzos de los aos '90, un 46% de la poblacin latinoamericana era considerada pobre y mientras el 10%
ms rico perciba un 40% de la renta nacional, el 20% ms pobre reciba el 4%.
4.1 El presente latinoamericano
La zigzagueante marcha de Amrica Latina hacia la consolidacin de regmenes democrticos y la
modernizacin econmica en provecho de sus pueblos contina. Qu podemos esperar del futuro inmediato?.
Por lo pronto, el afianzamiento de la tradicin democrtica, que en muchos pases se topa an con arraigados
vicios que entorpecen su marcha.
La prctica electora1 y la participacin en la generacin de las autoridades no se encuentran demasiado
arraigadas, a pesar de la extensin del derecho a voto.
Esto ha favorecido que en varios pases de nuestro continente tuvieran acceso al poder personas o sectores
que procuraron enriquecerse a la sombra del Estado. Lo que ocurri en Argentina, o lo sucedido en Brasil con
Fernando Collor de Melo (entre 1990 y 1992) y en Per con Alan Garca (1985-1990), constituyen ejemplos al
respecto.
El caso argentino ilustra otro fenmeno de larga data, que pone a prueba nuestras democracias. La crisis que
precipit al gobierno del presidente De la Ra no solo se relaciona con los psimos resultados de las gestiones
econmicas de los ltimos mandatarios, sino tambin con una tradicin poltica propensa a la inestabilidad. De
los 35 presidentes elegidos o no elegidos que han gobernado ese pas desde 1930, quince eran militares y solo
dos de ellos pudieron concluir su mandato legal.
De los civiles, apenas uno, Carlos Menem, ha finaliz su gobierno en el plazo establecido; todos los dems han
debido entregar el poder antes de finalizar su perodo presidencial. Ante esta realidad cabe preguntarse: est
Amrica Latina a salvo de perodos de inestabilidad poltica o de nuevos golpes militares?
El populismo nacionalista de los aos '40 y '50 y el modelo revolucionario de los '60 y '70, parecen no tener ya
mayor influjo. Antes que preocuparse de conquistar el poder por la va revolucionaria, muchos luchan por su
sustento diario y una adaptacin benigna al sistema neoliberal imperante. Los pueblos latinoamericanos estn
empeados en vivir en paz y demandan gobiernos que sean capaces de resolver de una vez sus problemas
locales especficos. Pero, con el agregado de una seguidilla de crisis econmicas internacionales (como la del
Sudeste asitico y la recesin de EE UU), todava no logra Amrica Latina el crecimiento que sus riquezas
naturales le auguran.
El neoliberalismo, aplicado desde fines de los aos '80 en casi todo el continente, requiere de muchos ajustes.
El sistema parte de la base de que las fuerzas del mercado regulan por s solas la oferta y la demanda de
bienes y servicios.
Esto se ha traducido en la renuncia a una planificacin central dirigida por organismos estatales. Sin embargo,

hay una serie de aspectos de la vida en comunidad que no se pueden regular por el libre juego de las fuerzas
del mercado. Amrica Latina tiene por delante una ardua tarea para ir resolviendo problemas tan serios como la
deficiente distribucin de la riqueza, la extrema pobreza, la marginalidad o la contaminacin ambiental. Justicia
social es la consigna del hoy y del maana.
Urge ahondar los lazos entre nuestros pueblos
La cultura latinoamericana es tan rica en sus ingredientes y sus expresiones, que puede transformarse en el
vehculo natural del contacto. Nuestro continente posee una literatura que ha cautivado a millones de personas
en todo el mundo. Los poetas han elogiado las maravillas de nuestras tierras por donde pasan. La msica,
cadenciosa o melanclica, resuena incluso en lugares desprovistos del clima tropical caribeo o del bramar del
viento de los Andes. La salsa, el tango y la ranchera hacen bailar a cualquiera. En el ftbol, los equipos
americanos siempre dan qu hablar. Y qu decir de nuestras comidas, beneficiadas por esa mezcla de aromas
indgenas, africanos y europeos. Somos el continente ms mestizo del mundo, que hace de nuestros pueblos
un mare magnum multicultural y colorido. A medida que vayamos valorando nuestra esencia, la identidad
latinoamericana, podremos soar tambin con sociedades ms equitativas y solidarias y con un futuro ms
prdigo para todos los hijos e hijas de esta tierra. Por ahora, debemos recordar todo el camino recorrido y
reconocer los esfuerzos que se han hecho a nivel continental para consolidar la democracia y avanzar hacia
una verdadera modernizacin econmica. Es de esperar que las nuevas generaciones saquen las lecciones
correctas de lo ocurrido desde los aos '60, para que nuestros pueblos puedan crecer, desarrollarse y
hermanarse como corresponde.

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