En La Escuela Hoy
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En La Escuela Hoy
En la
escuela
hoy
OCTAEDRO
AGRADECIMIENTOS
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INTRODUCCIN
El momento de la sntesis
En toda actividad humana, en todas las etapas de la vida, normalmente llega el momento necesario de la sntesis. Los docentes lo saben mejor que los dems: en su profesin, son indispensables los ltimos toques, las sntesis regulares. Ritman la
progresin, recuerdan lo esencial, permiten detectar a los rezagados y que todos se siten.
Est claro que no podemos pretender elaborar sntesis definitivas. Pero todos tenemos la necesidad de representarnos con regularidad, de forma aceptable, el conjunto de lo que, en un momento dado, tiene sentido y conforma un sistema para nosotros.
Ello permite identificar y colmar las carencias, captar mejor el
centro de gravedad nuestro propio pensamiento y verificar su
coherencia. El ejercicio de la sntesis nos obliga, de hecho, a la
exposicin sistemtica, a la precisin y al rigor y, en este sentido, es til tanto al autor c o m o al destinatario.
Por lo que respecta al pensamiento educativo, el intento de
sntesis se impone aun con mayor fuerza puesto que los debates
de estos ltimos treinta aos han sido especialmente confusos.
A menudo caricaturescos, han enfrentado a los defensores de los
saberes y a los partidarios de la pedagoga, y han obligado a
unos y a otros a la simplificacin. En un intento de defenderse,
o simplemente de desmarcarse, los adversarios han silenciado
una gran parte de sus convicciones. Han insistido, a veces de
forma polmica, sobre sus divergencias o sobre los puntos que
EN LA ESCUELA HOY
les parecan olvidados, con lo que hacan pensar a los no iniciados que su pensamiento se quedaba all: as, a aquel que recuerda la importancia del deseo en el aprendizaje, se le ha juzgado por subordinar la escuela a los caprichos de los alumnos;
al que ha subrayado la necesidad de la ley en la educacin, se le
reprocha caer en un todo represivo, etc. Ahora es el momento,
para prolongar verdaderamente el dilogo y disipar los malentendidos, de intentar poner de relieve afirmaciones dispersas,
precisar evidencias que, por no haber sido lo suficientemente
explicitadas, a veces se han olvidado. Este es precisamente el objeto de esta obra.
Sin embargo, no la habra empezado y tampoco la habra escrito as, si no estuviera destinada en primer lugar a docentes en
formacin. En efecto, cuando uno trabaja con jvenes docentes,
le sorprende su dificultad para aprehender la profesin de manera global. A menudo son muy competentes en tal o cual aspecto, atrados por elementos ms especficos del programa o de
su misin, y no perciben fcilmente lo que constituye la especificidad de la institucin escolar y del proyecto de ensear. Ms
an, tienen dificultades para situar las diferentes aportaciones
de su formacin, para articular los conceptos descubiertos aqu
o all, para identificar lo que es fundamental y distinguirlo de lo
que es ms coyuntural o anecdtico. N o siempre ven que en la
clase nada es neutro, que el menor gesto es portador de un envite, que la decisin aparentemente ms tcnica puede estar
conforme o en contra del proyecto fundador de la Escuela, que
el uso de tal o cual mtodo facilita o dificulta la democratizacin del acceso a los saberes. Tampoco ven que todo est ntimamente relacionado: as, por ejemplo, la cuestin de la disciplina
y las sanciones est unida a la de los aprendizajes, el problema
de la retencin en clase c o m o castigo tiene una dimensin fundamentalmente poltica, y el del trabajo en grupo debe pensarse
2n relacin con la misin emancipadora de la Escuela.
Porque ensear no es slo poner en marcha un conjunto de
:ompetencias separadas las unas de las otras: escoger un ejercid o y hacer que reine el orden, explicar un texto y corregir las
/ersiones del mismo... Es hacer todo esto, claro, pero con algo
ris, a l g o que los alumnos reconocen, adems, bastante
?ien; a l g o que no se puede reducir al carisma individual y,
INTRODUCCIN
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EN LA ESCUELA HOY
con una intriga. Sin personajes, pero repleto de dilogos. Sin decorados, pero con un montn de ancdotas. Sin batallas ni duelos, pero con tensiones y conflictos a cada paso. Sin demasiados
accidentes de recorrido, pero con una multitud de bifurcaciones
posibles. Sin historia de amor. Aunque...
PRIMERA PARTE
La escuela:
principios para una institucin
Principio 1
La escuela no es slo un servicio, tambin es
una institucin.
En Francia, la educacin nacional es un servicio pblico. La
expresin no deja de presentar una cierta nobleza: en cuanto el
servicio remite al sentido del servicio y compromete a los
que participan en l a dedicarse al bien comn sin buscar en primer lugar su inters personal, implica una nobleza evidente. En
cuanto el servicio pblico implica la preocupacin de representar al colectivo y de no someterse a los grupos de presin que
querran apropirselo, representa una herramienta esencial
para la construccin de un estado democrtico.
Y, sin embargo, la expresin servicio pblico es ambigua ya
que, para muchos de nuestros conciudadanos, un servicio es
aqul que presta servicios. Es un organismo, un establecimiento, una empresa que sirven a unos usuarios y proporcionan prestaciones de las que se puede estar ms o menos satisfecho. As, el servicio postventa de unos grandes almacenes es juzgado segn la rapidez, la eficacia y la amabilidad de los
repartidores; si no ofrece satisfaccin, tenemos todo el derecho
a protestar... y, sobre todo, podemos cambiar de comercio.
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la; incluso se trata del motor necesario para el buen funcionamiento del mercado y la satisfaccin de todos. N o sera interesante para nadie que todas las empresas ofrecieran exactamente
los mismos servicios. Por el contrario, si se han instituido los
servicios pblicos al lado del sector competitivo, es porque se
consideraba que existan campos en los que era preciso proveer
a todos los ciudadanos exactamente los mismos servicios: as, el
Estado, hace cien aos, se enorgulleca aun del hecho de que
todo ciudadano, habitara donde habitara y fuera cul fuera su
rango social, pudiera recibir cada da en su buzn el peridico
al que estaba abonado. Correos era un servicio pblico porque
considerbamos que todo el mundo deba, por lo que respecta al
correo, beneficiarse del mismo servicio. As mismo, el hospital
es, en principio, un servicio pblico: todos los individuos deben ser tratados con igualdad, puesto que el Estado -controlado
por el conjunto de los ciudadanos que lo constituimos- considera que el acceso a la salud es un derecho para todos.
En este aspecto, la Escuela es un servicio pblico: ofrece
servicios y debe hacerlo necesariamente de una forma equitativa. As, ofrece a todos los progenitores el servicio de atender a
sus hijos durante un cierto nmero de horas al da para que
ellos puedan, durante este tiempo, dedicarse a sus actividades
de adultos. Desempea tambin un papel - y ofrece servicios
apreciables- etn materia de organizacin del territorio, y puesto
que es un servicio pblico debe estar presente en el conjunto
del pas, incluso all donde algunos pueden considerarla poco
rentable. Tambin presta servicios a los docentes que emplea,
ya que les ofrece un empleo y un salario; en este aspecto, en
cuanto servicio pblico, les debe un tratamiento equitativo sobre el que velan legtimamente los sindicatos. Pero est claro
que la eficacia de la guardera escolar, la necesidad de una
buena irrigacin del territorio y el hecho de tratar bien al cuerpo
docente no nos permitn comprender lo que le da verdadero
sentido a la Escuela. Podemos discutir sobre el nmero de horas
de apertura de las escuelas y las fechas de las vacaciones, es decir, sobre las comodidades que ofrece el sistema escolar en
cuanto guardera... Podemos luchar por el mantenimiento de
una clase nica en un pueblecito para evitar que desaparezca...
Podemos militar a favor de un mejor reconocimiento social y un
1. En qu constituye una amenaza al servicio pblico de educacin la frmula del cheque educativo (que consiste en suprimir la financiacin de los establecimientos escolares por el
3. Despus de cada principio, planteamos tres preguntas. Algunas de ellas retoman elementos del texto y permiten profundizarlos. Otras constituyen una exploracin del principio anunciado por terrenos no abordados aqu. Otras, finalmente,
permiten examinar objeciones y plantear la discusin acerca del principio enunciado. Todas estas preguntas pueden simplemente considerarse individualmente durante la lectura, o tomarse en consideracin para continuar la reflexin. Tambin
pueden ser objeto de un trabajo durante una sesin de formacin bajo diversas modalidades: pequeos grupos que trabajan cada uno una pregunta para luego poner
en comn las respuestas, organizacin de debates acerca de determinadas preguntas, etc. En todos los casos, es posible trabajar las preguntas antes o despus de la
lectura del texto, o incluso con independencia de este.
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Principio 2
En una democracia, los principios fundadores
de la Escuela slo pueden encontrarse en las
condiciones mismas que posibilitan el ejercicio
democrtico.
m a r g e n d e m a n i o b r a . E n o t r a s p a l a b r a s , la c l a s e , tal c o m o la
c o n o c e m o s , n o es n i n g n p r i n c i p i o f u n d a d o r d e la E s c u e l a e inc l u s o m s a d e l a n t e v e r e m o s q u e q u i z se h a y a c o n v e r t i d o act u a l m e n t e , a n u e s t r o s o j o s , e n u n o b s t c u l o p a r a la b s q u e d a d e
las f i n a l i d a d e s f u n d a d o r a s d e la i n s t i t u c i n .
Pero, dnde debemos buscar estas finalidades? En un rgimen teocrtico esta pregunta no se plantea. Se encuentran en el
Cielo. Dios o el Partido las imponen. La Verdad para los hombres
existe antes que estos y deben someterse a ella. Todas las grandes
utopas que nos propone la literatura describen sociedades en las
que la educacin est organizada a partir de principios indiscutibles: es preciso hacer que los nios se conviertan en aquello que
el orden social imperante ha decidido para ellos. De Thomas
More a George Orwell, se trata del mismo proceso: las cras de los
hombres son educados en nombre de un bien superior sobre el
que ni sus padres, ni ellos mismos, tienen, ni tendrn jams, el
menor control. En este aspecto, las sociedades totalitarias no son
ms que utopas que intentan hacerse carne: en la Unin Sovitica de los aos 60, o en el Irn del ayatol Jomeini, aqul que discuta las finalidades de la educacin era un disidente o un hereje:
se le arrestaba inmediatamente, se le arrancaban sus hijos o
alumnos sin la menor contemplacin. Ahora bien, hoy en da,
precisamente, la caracterstica fundamental, la conquista inestimable de nuestras sociedades democrticas, es que el Cielo -aunque no est vaco para todos nuestros contemporneos- est
mudo respecto a nuestro destino colectivo o, al menos, aquellos y
aquellas que pretenden descifrar sus consignas no tienen el poder
poltico para hacerlas aplicar. Evidentemente, no dejamos de estar amenazados por la fascinacin del hombre providencial,
aquel que se considera la encarnacin del poder en s mismo en
nombre de una legitimidad que no es cuestionable... Y, ante los titubeos, incluso los vagabundeos, de nuestro funcionamiento institucional, es grande la tentacin de instalarlo en el Cielo para dejarle gobernar la Tierra. Tentacin an ms fuerte en cuanto
permite, al mismo tiempo, abandonar el ejercicio de toda responsabilidad y guardarse el derecho a criticar, de renunciar al deber
de proponer, complacindose en el derecho a denigrar.
Sera necesario, pues, que, en nuestras democracias pluralistas, asumiramos la insoportable levedad del ser hasta el
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ticar y emancipar. Domesticar para permitir entrar en la domus, la casa que existe antes de la llegada del nio y que dispone ya de su historia, de sus costumbres, de sus cdigos. La
casa sin la que ningn hombrecillo puede sobrevivir. La casa a
la que deber integrarse... aunque un da, se marche. Ya que la
emancipacin, comprendida la de aquellos y aquellas que se
han encargado de nuestra educacin, es la condicin para el
ejercicio de la democracia. Sin esta emancipacin, no hay libertad posible ni historia. Condenados sin poder salir. La obligacin de reproducir el pasado. La prohibicin de entrar en el
futuro.
Principio 3
La institucin escolar no existe, actualmente, a
menos que sus actores encarnen en la cotidianidad los principios que la inspiran.
les que podra revelar la vestimenta, tambin tena como objetivo la institucin simblica de un orden escolar: al ponerse la
bata, el alumno deba deshacerse de toda otra preocupacin. El
uniforme le haca entrar en un universo nuevo y marcaba la ruptura con la familia, los amigos y el barrio. Alba mstica impuesta
por la institucin, lo arrancaba de los hbitos y de los afectos a
los que estaba pegado para proyectarlo al mundo de la Razn
escolar. Era ms que un smbolo: un verdadero medio para
acompaar una mutacin mental indispensable para que el docente pueda cumplir con sus funciones.
Desde hace ya mucho tiempo obsoleta en muchos establecimientos escolares, la bata ha seguido estando, hasta un tiempo
bastante reciente, presente en los espritus: ser alumno era, si no
una profesin, s al menos un rango con obligaciones relativamente bien definidas. Sin poderlo explicitar siempre, la mayora
de los progenitores enseaban adems a sus hijos los comportamientos exigidos por este rango: N o hay que responder a los
adultos en general, y al docente en particular. Nunca se debe
mostrar al docente que estamos aburridos en clase. Debemos
mirarle lo suficientemente a la cara como para no parecer hipcritas, pero tampoco demasiado tiempo a los ojos para no parecer insolentes. Toda comunicacin entre alumnos se considera
un complot contra el docente. Las rdenes del docente no se discuten y, sean las que sean, adems, las opiniones polticas de los
padres, estos le darn siempre la razn... As, el alumno llegaba
a la escuela, en la inmensa mayora de los casos, siendo ya un
alumno. O, al menos, alguien dispuesto a serlo. En cierto
modo, los roles estaban escritos por adelantado. Cada uno saba
precisamente qu deba hacer, lo que se fomentaba y lo que no
era tolerable. La violencia, sin embargo, ya exista: pero estaba
contenida en formas escolar y socialmente aceptables: la novatada, el abucheo, el fenmeno del hazmerrer... En cierto modo,
la escuela organizaba la violencia en los marcos que controlaba:
las peleas rituales en el recreo, la competencia encarnizada por
los resultados escolares, el desorden tolerado en las asignaturas
secundarias o maras, el docente tradicionalmente abucheado, incluso humillado, por sus alumnos. Todo esto estaba identificado, era conocido por todos y formaba parte de las reglas
del juego.
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Principio 4
La misin fundadora de la Escuela es transmitir
a las nuevas generaciones los medios para asegurar, a la vez, su futuro y el futuro del mundo
N o hay ningn ejemplo de un ser humano que haya podido alcanzar la categora de adulto sin que en su vida hayan intervenido otros seres humanos adultos. En efecto, el nio llega al
mundo infinitamente desprovisto y slo puede crecer si se le
introduce en el mundo, si los adultos hacen las presentaciones y se encargan de su llegada a la casa. All, hay que ensearle las reglas de los que le acogen. Y no se trata de algo sencillo: la integracin en la domus es siempre, ms o menos, una
empresa de domesticacin. Hay horarios que hay que respetar, hbitos que hay que adquirir, cdigos que hay que adquirir,
una lengua que hay que hablar, obligaciones a las que hay qu
someterse. Se trata de una empresa larga y difcil. Pero la condicin para la supervivencia de los nios es que se los acoja. Y
tambin la condicin para la supervivencia de la casa en la que
son acogidos.
Sin embargo, en nuestras sociedades occidentales, durante
mucho tiempo las familias han dejado que las cosas se hicieran
casi sola*;, indiferentes al xito o fracaso de la educacin de sus
hijos. En la Edad Media, despus de un destete tardo, los hijos
eran abandonados a su suerte, dejaban el universo familiar para
vivir su propia vida, en bandas, en contacto con la realidad social, sisando comida de aqu o all, encontrando los medios para
subsistir, adquiriendo algunas habilidades que hoy denominaramos profesionales, imitando a los adultos con los que se encontraban casualmente en sus peregrinaciones. La Iglesia, inquieta
por el fenmeno, intent convencer a los padres de la importancia de sus obligaciones hacia sus hijos. Pero tuvo escaso xito.
Entonces, se esforz por canalizar el movimiento e imponer su
catecismo a los nios abandonados especulando sobre los peligros del vagabundeo y el miedo al lobo. La mayora de las veces
tuvo xito. Hasta que, de sus propias filas, aparece un joven pas-
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P R I M E R A PARTE. LA E S C U E L A : P R I N C I P I O S PARA U N A I N S T I T U C I N
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39 | EN LA ESCUELA HOY
PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA INSTITUCIN 51
Principio 5
La especificidad de la transmisin escolar es
que se efecta de forma obligatoria, progresiva
y exhaustiva.
Al fin y al cabo, se dir, por qu tiene la Escuela la pretensin de
ocupar un lugar privilegiado en los procesos de transmisin?
Desde siempre, un montn de cosas se transmiten naturalmente,
de generacin en generacin, de una forma ms o menos formalizada: hbitos, saber hacer y saber pasan as de los mayores a los
ms jvenes gracias a procesos que van de la impregnacin a la
inculcacin pasando por la imitacin. Los nios, como los aprendices, bien podran prescindir de la Escuela y adquirir los conocimientos necesarios para su desarrollo a travs del trabajo directo.
Sobre todo ya que, para aquellos que quieran ir ms all, existen
las bibliotecas y los museos: todo es accesible y lo que se ofrece
supera ampliamente las capacidades de asimilacin de un individuo. Adems, actualmente los medios de comunicacin e Internet ponen a disposicin de todos una gran cantidad de conocimientos humanos. Con slo un clic, all est la respuesta!
Pero, aun as, hay que plantearse la pregunta correcta! Y
hay que saber plantear preguntas! Y querer plantearse preguntas! Remitir la transmisin a la demanda espontnea de saber,
es resignarse a una desigualdad inevitable: la desigualad de la
demanda. La desigualdad de la curiosidad intelectual que, a su
vez, est repartida de forma desigual en el campo social. N o porque existan individuos naturalmente ms curiosos que otros,
sino porque la curiosidad no es algo que surja de la nada: no
aparece en el vaco, sino que se pone en marcha a partir de conocimientos previos que percibimos c o m o insuficientes e incompletos. La curiosidad aparece cuando un sujeto se moviliza
a partir de un dato que le parece insuficiente, hacia un futuro
que le parece prometedor. Proceso que es preciso acompaar. A
menos que nos resignemos a que slo entren en l aquellos que,
en su entorno familiar o social, hayan encontrado los suficientes
conocimientos para percibir las brechas y suficientes promesas
para alimentar su esperanza de colmarlas.
Incluso suponiendo que esta cuestin estuviera resuelta, suponiendo que todos los nios del mundo pudieran beneficiarse de un terreno educativo infantil idntico y desarrollar
de igual m o d o su deseo de saber, no por ello aceleraran su deseo de aprender. Es muy ingenuo creer que, porque alguien
quiera saber, tambin quiera aprender. L o que queremos, la
mayora de las veces, es simplemente saber... y respecto a este
deseo, el aprendizaje es ms bien un obstculo. As, hubo un
tiempo - n o tan lejano- en que, para hacer una buena fotografa, haba que calcular la relacin entre la profundidad del
campo y el diafragma. En otras palabras, para acceder al saber fotogrfico, era necesario aprender las leyes de la ptica.
Evidentemente, actualmente esto ya no es as: es suficiente
con comprar una cmara automtica desechable... y podemos
obtener un resultado satisfactorio evitando todo el aprendizaje
tcnico. En realidad, este proceso no es excepcional: esto que
llamamos progreso no es ms que la posibilidad de saber sin
aprender: saber conducir un coche sin saber mecnica, saber
utilizar un ordenador sin conocer las reglas de la programacin, saber redactar correctamente un texto sin dominar la ortografa y la gramtica gracias al corrector integrado en el
programa. Est claro, el adulto sabe muy bien que no podr
evitar completamente algunos aprendizajes... pero espera poder reducirlos al mnimo. Porque est legtimamente convencido de que estos le harn gastar energa, perder tiempo, gastar material. En nuestra vida cotidiana, desde el momento en
que intentamos atender lo ms urgente y ser eficaces en nuestras empresas, preferimos utilizar competencias con las que ya
contamos o pedir la ayuda de alguien que sabemos que es
competente. N o aprendemos electrnica cuando el televisor se
estropea; preferimos llamar al reparador... Algo parecido al
alumno de cuarto curso que copia el ejercicio de gramtica de
su compaero ms avanzado, en el patio, antes de entrar en
clase. En ambos casos, en efecto, es ms econmico pedir
ayuda a alguien que ya cuenta con esa competencia que adquirirla uno mismo. Con una pequea diferencia: un adulto ya
activo en otro campo no tiene ninguna obligacin de aprender
electrnica, mientras que el alumno de cuarto s que debe
aprender el teorema de Pitgoras.
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Pero los pedagogos, aunque muy sensibles al carcter democratizador de esta concepcin ampliamente apoyada en los principios de Descartes y de Condorcet, pronto han descubierto que
la progresividad estricta, que parte del elemento ms simple
para elevarse, progresivamente, por grados sucesivos, hacia los
conocimientos ms elaborados, no es siempre el mejor medio de
acceder a todos los saberes. A veces hay que enfrentarse a problemas complejos movilizadores para regresar, a continuacin,
de forma retroactiva, hacia lo elemental: organizar un viaje para
aprender a utilizar un mapa, buscar la escala, comprender el
principio de la proporcionalidad y a continuacin, simplemente
adquirir el dominio completo de la divisin de varias cifras. O
tambin: querer escribir algo importante a alguien a quien uno
quiere, tropezar con la concordancia verbal, sumergirse en la
conjugacin y aprender a distinguir los tres tipos de verbos...
Siempre, claro, que se respete la primera condicin de la institucin escolar: que el sujeto est obligado a aprender y no pueda
hacer que otro le resuelva sus problemas ni conseguir respuestas hechas. As, en un enfoque pedaggico inspirado en la Escuela nueva y en los mtodos activos, nacidos conjuntamente a principios del siglo xx, es posible programar aprendizajes en la Escuela a partir de un anlisis de aquello que es, a la
vez, movilizador y accesible para un sujeto determinado. O,
usando trminos inspirados en la psicologa de Vygotsky, a partir de lo que se sita en la zona de desarrollo prximo de un sujeto. Este mtodo no abandona en absoluto el principio, esencial para la institucin escolar, de la progresin programtica,
pero la inscribe en la dinmica del aprendizaje de los sujetos. 4
N o obstante queda, en este momento, una ltima inquietud:
desde el momento en que la Escuela transmite valores a individuos concretos, situados en el espacio y en el tiempo, inscritos
cada uno de ellos en una historia personal, beneficindose de
entornos familiares y sociales necesariamente diferentes, no
corre el riesgo de ensear, ciertamente de manera obligatoria y
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HnHnio aoarece en Comenius desde el siglo xvn en Didcla base del trabajo gigantesco de los enciI p S a s ^ e n c u e n t r a en el corazn del funcionamiento de la
^ c u l a lo manuales escolares no son, en este aspecto, mas
aue s gmentos particulares de una enciclopedia escolar virtual
S S .
por el conjunto de saberes cuya transmisin a la
prxima generacin como misin se pone la Escuela.
Principio 6
La historia de la Escuela y de la pedagoga dan
testimonio de la ambicin de los hombres de no
excluir a nadie en el proceso de transmisin.
ria, fsica y filosofa, a otros simplemente les exigiremos que sepan leer y que dominen ms o menos bien las cuatro reglas.
Nuestros polticos ms hbiles justificarn perfectamente estas
renuncias: El exceso de ambicin del proyecto arruina toda su
credibilidad. Hay que barajar de nuevo, aun a riesgo de desacreditarse...
Pero, paradjicamente, estos retrocesos siempre son cogidos
al vuelo por unos individuos ms o menos excntricos y marginales a los que llamamos pedagogos. Ellos, atrapando a los
realistas en su propio discurso, no dejan de plantearse la
cuestin de las razones objetivas que deberan justificar los
abandonos educativos: con qu derecho dice usted que este
nio o este otro no pueden aprobar? Con qu derecho le condenan al fracaso, a encerrarse en unas dificultades que, al contrario, tendramos que ayudarle a superar? Quin le garantiza
que su inteligencia, cuya existencia pone en duda, no se despertar de golpe en el momento en que encuentre los estmulos
necesarios, las ayudas eficaces, el entorno favorable? Por qu
pretender legislar el futuro en nombre del pasado o del presente: son numerosos los ejemplos de los que han conseguido,
contra todo pronstico, acceder a las formas ms elevadas de
la cultura y la creacin. El verdadero realismo, desde el momento en que se dedica a identificar las formas ms o menos
espectaculares de resiliencia, conduce a no desesperarse jams
con nadie, a no excluir nunca a nadie de la educacin, est en
el nivel que est. A aquellos que pretenden condenar a algunos
individuos al fracaso escolar o limitarlos a objetivos mnimos,
el pedagogo no deja de preguntarles: Con qu derecho? Y,
en una paradoja que forma parte de la historia de la educacin,
es este pedagogo quien finalmente aparece como el ms realista. Realista porque denuncia el carcter arbitrario de los lmites que se le imponen. Y sus adversarios siempre se ven obligados a confesar que estos lmites son, en el mejor de los casos,
hiptesis revisables; en el peor de los casos, tapaderas ideolgicas para esconder el conservadurismo y preservar la reproduccin social.
As, desde el siglo XVIII, Rousseau formula un principio esencial, constitutivo de la propia forma de progresar de la educacin: el carcter de perfeccin del hombre. Y Helvtius, ms
radical an, afirma: L a educacin lo puede todo... incluso hacer bailar a los osos! Incluso hacer hablar a aquellos a los que
se considera mudos o condenados al silencio. Incluso hacer
pensar a aquellos de los que se dice que estn destinados a tareas mecnicas. Incluso hacer acceder a la creacin artstica a
aquellos a los que se califica de retrasados. Poco tiempo despus, el doctor Itard se esfuerza por mostrar que realmente es
as, dedicndose, durante largos meses, a Vctor de l'Aveyron a
quien los especialistas de la poca califican de retrasado definitivo. Es verdad, no conseguir hacerle acceder al lenguaje...
pero le permitir que participe en una vida social, que exprese
sentimientos, que construya habilidades gracias a las cuales
obtendr el reconocimiento de los dems. Entretanto, Itard inventar la mayor parte de las herramientas que Mara Montessori introducir en la escuela infantil. Fabrica, pues, el primer
buzn que enriquecer a un fabricante de juguetes educativos: una pequea urna de madera troquelada con agujeros de
formas geomtricas - u n cuadrado, una estrella, un tringulo,
un crculo- en los que hay que introducir los objetos correspondientes. Es verdad, los escpticos harn notar a Itard que
finalmente ha fracasado en su proyecto inicial: el acceso a la
palabra, la lectura y la escritura; pero los pedagogos saben - y
deben- responder siempre que no podemos saber a qu debemos atribuir la responsabilidad de este fracaso: Vctor era realmente un retrasado incurable, o ms bien a Itard le falt un
mtodo, paciencia y tenacidad?
N o muy lejos del Instituto de jvenes sordos de Pars, donde
trabajaba Itard, en Stans, en Suiza, otro iluminado haca estragos en la misma poca. Pestalozzi es un discpulo de Rousseau,
un admirador de la Revolucin francesa, un educador que ya
ha intentado, en su granja de Neuhof, recuperar a los irrecuperables. Y en 1792, se lanza a una aventura inverosmil: abrir
una escuela en un pueblo devastado precisamente por los ejrcitos del Directorio, amansar a nios hambrientos, hurfanos,
perseguidos por sus propios amigos, ensearles los principios
de la higiene, pero tambin a leer, escribir y contar, hacerles
descubrir la obra de los enciclopedistas, ensearles a vivir juntos. En esta primera Zona de educacin prioritaria se fomenta
la modernidad pedaggica, un complot que no acaba de ero-
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4 8 | EN LA ESCUELA HOY
PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA INSTITUCIN
prncipio 7
Puesto que est dirigida por un objetivo de universalidad, la Escuela se define no como un espacio privado, sino como un espacio pblico.
2 En qu aspectos la existencia de personas con discapacidades fsicas o mentales pone en tela de juicio el principio de
educabilidad?
3. Con respecto al principio de educabilidad, sera posible formular, para los docentes, el equivalente del juramento hipocrtico? En qu consistira este
juramento rousseauniano?
Abrir la Escuela a todos no es una opcin entre otras: es la propia vocacin de esta institucin, una exigencia consubstancial a
su existencia, en total coherencia con su principio fundador.
Una escuela que excluye no es una Escuela: es un centro de formacin, un club de desarrollo personal, un centro de entrenamiento para superar concursos, un organismo proveedor de
mano de obra o una colonia de vacaciones reservada a una elite
social. La Escuela es una institucin abierta a todos los nios,
una institucin que se preocupa por no descartar a ninguno de
ellos, por hacer compartir con todos los saberes que debe ensear. Sin reserva alguna.
Por ello -porque pertenece a todos- la Escuela no pertenece a
nadie. Nadie puede hacer de ella su coto reservado, nadie puede
apropiarse su territorio, nadie puede imponer su ley, sus reglas
de comportamiento, las convicciones o costumbres de su comunidad.
Entendmonos bien: ninguna persona puede vivir si no pertenece a una comunidad en la que encuentra el terreno necesario para su desarrollo: comunidad de nacimiento -familiar, local, tnica, social, religiosa- o comunidad de eleccin -individuos
que comparten los mismos gustos, las mismas convicciones polticas, la misma admiracin por un lder, las mismas inclinaciones
hacia un modo de vida. La comunidad es legtima, pero no constituye la sociedad: en la comunidad, los individuos son reunidos
por fuerzas centrpetas y la comunidad slo se mantiene por la
adhesin de cada uno de ellos al denominador comn de todos.
Si decido no seguir practicando la pesca con caa o cambiar de
religin, me veo entonces libre de todo compromiso para con mi
antiguo grupo de pertenencia. Una vez saldadas las cuentas, soy
libre de implicarme en otra parte, en otro grupo cuyas reglas deber seguir. Pero habr escogido adherirme a ellas y no podr
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PRIMERA PARTE. LA ESCUELA: PRINCIPIOS PARA UNA INSTITUCIN
pueblo. Este territorio les pertenece y pueden hacer lo que quieran siempre que no corran el riesgo de una sancin. Poner msica durante el da no est prohibido por ley, se sienten totalmente cmodos. As es como soportan la furia de los habitantes
que, desde las ventanas, les colman de injurias... a las que responden, evidentemente, con otras injurias. Incluso es posible
que, el domingo siguiente, estos mismos habitantes toquen el
acorden en la misma plaza y se sorprendan de que los jvenes
pasen tocando el claxon con todas sus fuerzas. Y es que ni unos
ni otros han construido juntos un espacio pblico: se comportan
como enemigos que se disputan un mismo territorio.
Porque cada uno debe ser acogido para aprender, la Escuela
debe construirse, imperativamente, como un espacio pblico.
N o puede reducirse a la coexistencia ms o menos pacfica de
clanes: tampoco puede ser el lugar de eleccin de un clan entre
los otros, por mucho que fuera el clan de los nios buenos o el
de los listos. Aquellos y aquellas que se sublevan hoy da contra la incivilidad de la Escuela, quizs lo hagan cultivando la
nostalgia del encanto discreto de la burguesa, en vez de apelando a sus votos por un verdadero orden escolar democrtico,
es decir, un espacio pblico que pueda acoger verdaderamente a
todos los nios. N o porque los comportamientos, las costumbres, el lenguaje de los nios privilegiados sean ms convenientes, ms tolerables para los docentes salidos del mismo medio,
constituyen un modelo ms conforme a los principios de la institucin escolar. Y a la inversa, por el hecho de que los comportamientos provocadores de los rebeldes sean actualmente objeto de una especie de totemizacin por parte de los publicistas,
tampoco hay que autorizarlos, o incluso considerarlos como
una forma saludable de emancipacin.
Espacio pblico, la Escuela no puede contentarse con dejar
que unos u otros hagan la ley. Debe construir reglas de funcionamiento especficas. Y esta forma de funcionar es constitutiva de
su identidad. Esta forma de funcionar permite la formacin del
ciudadano en un Estado democrtico. Cuando los nios aprendan a producir espacio pblico en la Escuela podrn, despus,
trabajar conjuntamente en la definicin y la puesta en marcha
del bien comn.
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64 I
EN LA ESCUELA HOY
principio 8
Puesto que est dirigida por un objetivo de universalidad, la Escuela no es compatible con la
bsqueda de ninguna homogeneidad, ya sea
ideolgica, sociolgica, psicolgica o intelectual.
58
docentes: exista en el aula nica rural; existe actualmente en todas partes, incluso en las situaciones ms selectivas. En los peores casos, el docente abandona a los alumnos lentos o flojos a su
suerte y, mientras no le molesten en clase, se contenta con ponerles malas notas. En los mejores casos, el docente utiliza una
panoplia de herramientas y mtodos que permiten que todos
progresen: la clase magistral alternada con los trabajos en
grupo, el trabajo individual en silencio con perodos de experimentacin y de debate colectivo; se dispone de varias series de
manuales y, gracias a ellos, es posible variar las presentaciones
nocionales y los ejercicios; se identifica a los alumnos ms avanzados y se hace que estos adquieran an mejor los conocimientos haciendo que se los expliquen a sus compaeros que tienen
dificultades; cuando es posible, se utilizan programas informticos adaptados y se duda en hacer que los alumnos trabajen con
documentos o que vayan a la biblioteca...
En realidad, lo que realmente plantea un problema, lo que
plantea dudas y cristaliza oposiciones, no es la heterogeneidad
de los niveles - d e la que podemos decidir prescindir o intentar
tratar de la mejor manera-, sino que es la heterogeneidad de los
comportamientos
lo que dinamita el marco escolar. En la clase
nica rural de antao, en la clase prestigiosa del instituto, la heterogeneidad de los niveles existe, pero queda contenida en la
homogeneidad de los comportamientos y la unidad de la adhesin a las normas escolares. Y esta homogeneidad remite, evidentemente, a un consenso ideolgico que trasciende eventuales
diferencias sociales.
Ya no es as actualmente. Y no slo es intil, sino que es peligroso lamentarlo. Intil, porque no iremos hacia atrs: la poca
de la adhesin ciega a la norma ha pasado, para peor pero tambin para mejor. Peligroso, porque el deseo de homogeneidad
arruina a la propia Escuela. Cuando es ideolgica, la homogeneidad hace de la escuela un lugar de encierro, incluso de reclutamiento: el alumno no puede encontrar all otro pensamiento
que el suyo, est sujeto a la ideologa dominante. Cuando es sociolgica, la homogeneidad hace de la escuela un gueto: el
alumno vive all como proscrito, ve sus perspectivas limitadas
Por la fatalidad de la reproduccin social. Cuando es psicolgica, la homogeneidad hace de la escuela un capullo mullido: el
56 |
EN LA ESCUELA HOY
principio 9
Para hacer existir un espacio pblico destinado
a la transmisin de conocimientos, la Escuela
debe suspender la violencia y la seduccin para
establecer la exigencia de rigor, precisin y verdad en el corazn de su funcionamiento.
Al reconocer la heterogeneidad c o m o valor fundador de la Escuela, se plantea una pregunta difcil: cmo conseguir mantener juntas, en una misma institucin, a personas a las que no
une ninguna afinidad, a las que no rene, a priori, ninguna conviccin comn? Cmo conseguir mantener juntas a personas
que, en razn precisamente del carcter a la vez aleatorio y obligatorio de su agrupacin, pueden precipitarse las unas contra
las otras en un caos terrible... o bien, a la inversa, caer en el letargo, la indiferencia, el desinters y la desmotivacin? Es esta
una dificultad muy concreta - m u c h o ms que la heterogeneidad
de los niveles escolares- a la que se enfrentan los docentes:
cmo fabricar Escuela y evitar que la clase se convierta en el
simple receptculo de violencias sociales o que no caiga en las
convenciones sociales de aburrirse educadamente todos juntos mientras se espera que suene el timbre?
As pues, debemos identificar e instituir aquello que permite
mantener junta a una clase. Es cierto que disponemos ya de
principios consolidados: la clase es un espacio dedicado a la
transmisin a todos los alumnos, de forma obligatoria, progresiva y exhaustiva, de los conocimientos que el Estado considera
fundamentales para la ciudadana. Pero estamos hablando del
proyecto de la institucin escolar en su conjunto y es preciso,
para no quedarnos solamente en el nivel de las ideas, estar en
disposicin de llevar a cabo este proyecto con unos individuos
determinados en un marco preciso: qu es lo que esto significa
en el da a da? Qu principios de la organizacin deben guiar
la accin del docente? Qu exigencias deben ser integradas por
los alumnos para que se ponga en prctica el proyecto de la institucin?
51
58
En la medida en que las personas se encuentran en un espacio pblico en que las relaciones afectivas ya no conforman la
ley, hay que identificar, en efecto, aquello que debe hacer funcionar el grupo, el tipo de relaciones que los individuos deben mantener entre s. Ahora bien, teniendo en cuenta que el conocimiento es, aqu, el objeto comn, slo puede tratarse de la interaccin cognitiva. Evitemos todo malentendido: la Escuela no
puede suspender la afectividad por decreto y cada uno, en la
clase, mantiene legtimamente una actitud de reserva. Pero
aquello sobre lo que entra en materia con los dems, es el saber. La Escuela no puede obligar a nadie a abandonar sus convicciones, sus afinidades, sus simpatas, sus antipatas; no puede
obligar a nadie a amar a su vecino. Pero debe hacer que sea posible trabajar con l. Y trabajar con l sobre objetos culturales
que, a la vez, renen a los individuos - t o d o s deben apropirselos- y los distinguen -cada uno entra en juego, se implica de
manera personal en relacin a ellos.
Ahora bien, entrar en juego en relacin a un objeto cultural
en un espacio pblico dedicado a la transmisin democrtica no
puede hacerse de cualquier modo: en particular, no puede tratarse de imponer una visin determinada, o prescribir a los dems una adhesin o un rechazo en funcin de los gustos propios, de las referencias personales. En la Escuela, uno no puede
entrar en juego, entrar en materia si no es sometindose, en
un primer momento, al objeto cultural mismo, a sus reglas, a lo
que impone su propia existencia.
As, por ejemplo, leer es esforzarse por entender lo que un
texto dice exactamente, no precipitarse en una interpretacin
prematura, no emanciparse del texto antes de haberlo comprendido. Es una cuestin de honestidad mnima. Y tambin una
condicin fundadora de toda comunicacin: no abolir el discurso o el objeto con el que se entra en materia por una interpretacin devastadora. Est claro que, haciendo correr los ojos
sobre la pgina, podemos anticipar, formular hiptesis..., pero el
acto de leer, en su misma exigencia, impone que las verifiquemos, que nos refiramos a lo que est escrito, que nos prohibamos hacer decir al texto lo contrario u otra cosa distinta de lo
que dice. Evidentemente, una vez hemos identificado lo que dice
el texto, siempre podemos formular conjeturas sobre lo que no
dice, ejercer nuestro criterio, infiltrarnos entre las lneas y las palabras i Con la condicin de que respetemos las palabras y las lneas, que no destruyamos el texto con la lectura que de l hacemos. Que la palabra del otro no sea abolida, absorbida por la
i m a g i n a c i n del q u e se lo a p r o p i a .
A este respecto, la experimentacin cientfica no es, en principio, diferente de la lectura: tambin hay que someterse a la objetalidad -utilicemos este neologismo para evitar las trampas de la
palabra objetividad- de la materia fsica o viva. Cuando los
alumnos de primaria se encuentran con una pila, cables y bombillas, no tiene razn el que grita ms alto, ni el que seduce ms eficazmente a sus compaeros... sino aqul que efecta las conexiones de tal forma que se iluminan las bombillas. El objeto arbitra
entre las opiniones, las intuiciones, los sentimientos de unos y
otros. Y la Escuela es precisamente una institucin en que la verdad es la ley, y no las relaciones de fuerza. N o una verdad dogmtica que se impone por la sola palabra del docente, sino una exigencia de una verdad que lleva consigo, a la vez, confianza y
crtica. Una exigencia compartida de tal manera que cada uno
-docente y alumnos- contribuye a facilitar el acceso a ella.
Esta es la misin del profesor: no encarna la verdad, sino la
exigencia de verdad. N o es la verdad, dirige hacia ella o, ms
exactamente, permite que los alumnos la alcancen. Si intenta imponer esta verdad a la fuerza, desdeando el rigor del procedimiento que lleva hacia ella, o simplemente ordenando que los
alumnos se sometan a sus palabras... entonces el propio principio de su magisterio desaparece, su verdadera autoridad se derrumba. Se expone, en efecto, a que su palabra se perciba entonces como una opinin entre otras; una opinin a la que uno
puede oponer, por la fuerza llegado el caso, otras opiniones, o a la
que uno slo se somete por inters o cobarda -porque el docente
tiene el poder institucional- y que se abandona tan pronto se traspasa la puerta de la clase. Si el docente entra en un juego de fuerzas y transforma sus clase en un pulso entre l y sus alumnos, la
institucin escolar se viene abajo: el adulto ejerce la violencia que
se supone debe eliminar. Adems, se agota en esta tarea sin poder
esperar que la calma aparente a la que quizs llegue, seguramente la repeticin mecnica de su decir, no signifique otra cosa
que la resignacin o el sometimiento de sus alumnos.
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58
Y puesto que el docente es un mediador, su propia relacin con el saber es muy importante. El hecho de que mantenga con los conocimientos que ensea una relacin dogmtica, desinteresada - e s decir, que no implica ningn inters
personal- hace que su enseanza no invite a entrar en materia: al contrario, remite a un lo tomas o lo dejas que, lejos
de suscitar la inteligencia, fomenta los clculos estratgicos
ms srdidos. En cambio, si su discurso expresa, incluso con
sus torpezas y dudas, una exigencia interior de exactitud, de
precisin, de rigor, puede esperar hacer compartir una dinmica, implicar a otros adems de s mismo en un movimiento
hacia el saber y la verdad.
La Escuela no es el nico lugar del mundo en el que se busca
la verdad. Los qumicos y los periodistas, los jueces y los mdicos, los carpinteros y los ingenieros intentan alejarse al mximo
del error y de la aproximacin. Pero sigue siendo, a pesar de
todo, un lugar especfico: el lugar donde la transmisin de conocimientos es, consubstancial y conjuntamente, la transmisin de
la exigencia de rigor, de precisin y de verdad. Esta exigencia no
se aade a los conocimientos; es el modo como cada uno puede
entrar en materia con estos conocimientos y con los otros. Es
la que debe soportar y puede legitimar la palabra del docente y
la del alumno cuando uno y otro intervienen ante el grupo. Es la
que hace mantener junta una clase.
Principio 10
Para hacer existir un espacio pblico dedicado
a la transmisin de conocimientos, la Escuela
debe eliminar las exigencias de la produccin
y considerar que siempre es ms importante
comprender que aprobar.
Evidentemente, el docente no es, ni mucho menos, el nico profesional que sita la exigencia del rigor, la precisin y la verdad en el
centro de su prctica: el jardinero y el cirujano, el artista y el tcnico tambin hacen de esta exigencia un principio que garantiza
la calidad de su trabajo. El cmico busca el gesto justo que permitir al pblico ver, a travs de una determinada mano tendida,
la universalidad de un saludo. El cocinero busca la precisin en la
dosificacin de los ingredientes para que el gourmet, degustando
sus platos, acceda a una forma de plenitud: la perfeccin de la
composicin debe proporcionar el sentimiento de que nada falta y
nada sobra. El contable hace del escrpulo un sistema, y la sinceridad de las cuentas es, para l, una regla tcnica y deontolgica
a la vez. Pero todos ellos tienen un punto en comn: son juzgados
por el resultado de su accin. Un resultado visible que, de una
forma u otra, circula en el sistema de produccin. La fbrica, el
taller, el centro de estudios producen bienes materiales o culturales que, finalmente, justifican su existencia.
La Escuela no produce nada. Forma. Permite a los individuos adquirir conocimientos, competencias y capacidades, el
gusto del saber, el sentido del anlisis y el espritu crtico. Todas
ellas cosas que, precisamente, no se ponen en circulacin en el
sistema de produccin cuando se acaba la clase. Todas ellas cosas que dependen, en realidad, de habilidades mentales invisibles: invisibles porque la observacin directa no permite constatar su existencia con toda seguridad; invisibles porque slo pueden mostrarse al cabo de mucho tiempo, y de una forma
totalmente imprevisible.
As, en la Escuela, contrariamente a lo que sucede en el circuito econmico, el producto no es ms que un pretexto. Ejer-
29 |
EN LA ESCUELA HOY
que se busca es una habilidad mental incorporada que ste, precisamente, no puede representarse antes de haberla adquirido.
Hacen hacer lo que, realmente, no tiene importancia... sin poder
nombrar lo que es verdaderamente importante.
Hemos dicho que un aprendizaje se efecta cuando un
alumno se encuentra con un obstculo -difcil pero accesible- y
lo supera a travs de la realizacin de una tarea. As pues, para
que se ponga en marcha es preciso que intente realizar una tarea. Adems, slo puede implicarse en un trabajo si est sostenido por la representacin mental de la tarea que hay que realizar: slo puede comenzar si dispone de una idea, aunque sea
aproximada, de aquello que debe conseguir. Pero tambin es
preciso que, en el momento en que el alumno encuentre el obstculo, transfiera su energa cognitiva hacia la superacin de
este obstculo. El sujeto ya no debe situar su satisfaccin en la
realizacin de la tarea, sino en el progreso intelectual que la superacin del obstculo le permitir. Ahora bien, esta ruptura no
es nada evidente. En muchos aspectos es incluso contra natura
o, ms exactamente, contra todas las habilidades adquiridas en
el exterior de la Escuela. Aqu, el rol del docente es, pues, esencial: en cierto modo, debe impedir que el alumno pueda aprobar sin comprender. Cuestin de planificacin. Pero toda
planificacin es estril si el docente no acompaa al alumno en
un cambio esencial de posicin: aceptar situar su satisfaccin
narcisista en el comprender en vez de en el aprobar. Desplazamiento fundamental que un nio no puede realizar si no encuentra a un adulto que d fe de las posibles satisfacciones que
puede traer consigo este desplazamiento. Y esto, est claro, no
es slo cuestin de planificacin.
As pues, nunca insistiremos lo suficiente en la distincin
principal constitutiva de la institucin escolar, entre la tarea y el
objetivo: un docente no puede dar clase sin enunciar claramente
las instrucciones que hacen referencia a las tareas que hay que
realizar. Pero no puede hacer Escuela sin designar y evaluar
los objetivos de aprendizaje que los alumnos deben alcanzar. La
distincin entre tarea y objetivo, la separacin permanente
entre estas dos realidades es, por esa razn, un objeto de trabajo
constitutivo, a la vez, de la formacin de los docentes y de la
Practica cotidiana de la clase con los alumnos.
64 I
EN LA ESCUELA HOY
principio 11
Puesto que comprender es ms importante
que aprobar, la Escuela es un lugar en el que
uno debe poder equivocarse sin riesgos.
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puede efectuar en lugar del alumno, pero a las que puede invitar
al alumno trabajando con l las razones de su error.
Me replicarn que es especialmente difcil tratar conjuntamente dos registros tan distintos. Distintos, es cierto, pero profundamente solidarios: entre desatencin y confusin existe
una frontera clara. Entre aproximacin y negligencia, a veces
es difcil establecer la diferencia: la primera, sin embargo, procede del campo cognitivo, mientras que la segunda ms bien
procede del campo moral. Aceptemos pues que el error es siempre, simultneamente, una falta de atencin y una disfuncin
cognitiva. Y obtengamos de ello las necesarias consecuencias
pedaggicas: el tratamiento del error por parte del docente remite a un enderezamiento cognitivo y moral a la vez.
Enderezamiento: reconozcmoslo, este trmino puede tener
connotaciones enojosas. Algunas mentalidades tristes sealarn que existen - o ms bien, existan- lugares para esto y que
la Escuela tiene mejores cosas que hacer. Pero aqu no debemos comprender el trmino en el sentido de una tutela exterior
- n o es el docente quien endereza al alumno-, sino en el sentido
de un llamamiento a la expresin de una determinacin interior. Un llamamiento a que el alumno se recomponga y, al
mismo tiempo, reconquiste el saber en su propia exigencia:
exigencia indisociablemente moral (conocer la verdad exige
voluntad) y epistemolgica (conocer la verdad exige mtodo).
El verdadero enderezamiento pedaggico no es una rectificacin: Te has equivocado: no es esto sino aquello lo que haba
que comprender, decir o escribir. Tampoco es una conminacin: P o n atencin... As no lo conseguirs nunca!. Ni tampoco es el establecimiento de una tutela: De ahora en adelante
ser yo quien te gue y t te abstendrs de toda iniciativa. El
verdadero enderezamiento pedaggico es una parada sobre la
imagen, un momento en el que interrumpimos el frenes de tener xito, en el que nos damos tiempo para comprender lo que
sucede y en el que cada uno puede encontrar, en el trabajo colectivo que se hace, algo para alimentar su determinacin individual. El tratamiento escolar del error tiene algo de sagrado:
Un minuto... reflexionemos! El mundo ordinario, aquel en el
que la produccin es la duea y seora, suspende su curso y deja
pasar... un poco de Escuela.
Principio 12
La Escuela debe ser su propio recurso.
34 | EN LA ESCUELA HOY
cin generosa. Sino una exigencia de la institucin escolar solidaria con el conjunto de principios que la fundan. La nica manera de tomarse en serio la democratizacin del acceso a los saberes. De hacer que para cada uno el error sea un medio para
progresar y no una ocasin para ser excluido.
74 I
EN LA ESCUELA HOY
Principio 13
Laica, la Escuela contribuye a liberar a quienes
la frecuentan de todas las formas de dominio
sobre las mentes.
* N.T.: Se denominaba as a maestros y profesores, funcionarios del Estado, a finales del s. xix.
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principio 14
En la formacin de los ciudadanos de un Estado democrtico para un mundo solidario, la
institucin escolar debe conjugar integracin,
emancipacin y promocin de la humanidad en
la persona.
De que la Escuela debe integrar, prcticamente no hay dudas.
Falta saber a quin y cmo. Ahora bien, en realidad, estas dos
preguntas son slo una: de hecho, si concebimos la integracin
como una asimilacin de identidad con una sociedad y un Estado determinados, una inculcacin de normas consideradas definitivas y a las que hay que someter a las nuevas generaciones,
entonces la integracin adopta, inevitablemente, la forma de
una colonizacin del interior. En cambio, si concebimos la integracin como la comprensin de los cdigos de una cultura
con el fin de que los que acaban de llegar puedan comprender el
mundo y participar, a su debido tiempo, en su transformacin,
entonces la integracin debe comportar, en el mismo acto de la
transmisin que la encarna, la posibilidad de una emancipacin
posible en relacin con el sistema integrador.
Dicho de otro modo, la cuestin es saber si la Escuela debe
ser un instrumento de una integracin de tipo comunitario o de
tipo social. O adems, si la Escuela debe organizar la integracin promoviendo la adhesin a comportamientos y valores definitivamente considerados transcendentales o, a la inversa, formando para la participacin en una sociedad democrtica que
deber ofrecerse nuevos valores y deliberar sobre los comportamientos aceptables.
Evidentemente, es fcil comprender la inquietud que atenaza
a nuestros contemporneos: a la vez que recusan toda sociedad
teocrtica y no querran, por nada en el mundo, dejar su vida
personal y social en las manos de clrigos que legislaran por
ellos, alimentan una cierta nostalgia por la tranquilidad de espritu que reinaba en un mundo en el que la fe colectiva permita
estatuir, sin discusin, sobre l o que convena ensear a los ni-
| 35
j-r
r.lN
LA t-SCUELA HOY
os. As, nuestros conciudadanos querran ganar en los dos tableros: tener, para ellos mismos, todos los beneficios de una sociedad democrtica y, para sus hijos, todos los beneficios de una
educacin autoritaria. Ser considerados individuos autnomos
y educar a sus hijos para la sumisin... Sin preguntarse qu democracia podrn construir sus hijos, ni cmo imponerles, en
materia educativa, un modo de funcionamiento que, adems,
cotidianamente condenan ante ellos.
Algunos - l o s ms coherentes- acaban por confesar su desconfianza (por no decir ms) hacia la democracia, y no tienen
ningn problema para justificar una educacin autoritaria ya
que tambin hacen votos por un rgimen poltico de la misma
naturaleza. Otros -los ms astutos- intentan demostrar que la
servidumbre educativa prepara muy bien para el ejercicio del
juicio y para el pensamiento crtico que requiere el funcionamiento democrtico: hay que someterse a las leyes de la lengua,
de la sociedad, y del mundo para, luego, poderlas subvertir...
pero es muy difcil decir cmo y, la mayora de las veces, se contentan con palabrera de tono muy general: H a y que aprender
a obedecer para poder aprender a rebelarse! An hay otros
- m s del tipo psicolgico- que se esfuerzan por identificar los
estadios del crecimiento y especificar, para cada uno de ellos, las
limitaciones a las que hay que aferrarse y los campos en los que
el aprendizaje progresivo de la autonoma es posible.
El pedagogo, a la vez que escucha y respeta a los que hacen
estas'elecciones, plantea el problema de otra forma. Est convencido de que lo que es especfico de los saberes escolares, es
que deben ser, al mismo tiempo, herramientas de integracin en
un contexto dado y medios para elevarse por encima de este
contexto. Cree que la Escuela es el lugar en el que los alumnos
pueden aprender a hacer la verdad a travs de las experiencias
en las que estn implicados. En este respecto, lo que desde hace
ms de un siglo se ha llamado mtodos activos no son slo
unos mtodos entre otros. En su propio principio representan el
proyecto de la Escuela: poner a un individuo en situacin de
construir su saber por s mismo escapando al dominio del
tema que se supone que hay que saber. N o imponen al docente que renuncie a sus prerrogativas, porque es ste quien organiza la situacin e identifica las limitaciones y los recursos
ci de libertad del vaco: Bueno, he hecho lo que haba que hacer para que os pudierais integrar. Controlis las herramientas
que os permiten tener xito en este mundo. Pero al mismo
tiempo os he enseado a separaros de este mundo, incluso a renegar de l. Es vuestra opcin: la asimilacin o la revuelta, la
normalizacin o la soledad. Opcin terrible y sin salida: renunciar a su libertad o renegar de toda pertenencia. Eleccin imposible porque falta un tercer trmino. Porque es preciso que un
sujeto pueda utilizar su libertad para unirse a otros y as hacer
avanzar un poco a la humanidad, en l y en el mundo.
As, el alumno tambin va a la Escuela para acceder a la universalidad y comprender, ms all del contexto espacial y temporal que es el suyo, ms all de su singularidad legtima pero
superable, el eco de otros hombres y la llamada de estos a compartir las cuestiones que constituyen la condicin humana.
Por ello la Escuela debe consagrarse a aquello que, en las obras
humanas, es capaz de unir a un ser singular con sus semejantes.
Debe articular las cuestiones ms personales, ms ntimas - a veces incluso las menos confesadas y las menos confesables- con
las creaciones que, desde el origen de la humanidad, se han apoderado de ellas. Abrir perspectivas sin eliminar el marco, hacer
saltar las barreras sin obligar a la renuncia. Hacer posibles nuevas alianzas sin arrancar autoritariamente las antiguas. Permitir
superar las antiguas sin determinar por adelantado el marco de
las puevas... Es una cuestin de generosidad, en el sentido propio del trmino: explorar lo humano sin excluir a nadie y por todas partes descubrir, ms all de lo que separa, aquello que
puede reunir a los hombres. Or a travs de las edades, de una
cultura a otra, las mismas preguntas que resuenan: cmo
puede alguien querernos sin devorarnos? se preguntan los
ogros, los romnticos y los msticos. Cmo no perderse en un
mundo desconocido y hostil? se preguntan los aventureros, los
gegrafos y los novelistas. De dnde ha salido la idea de que la
vida ha sugido de la materia inerte? cuestionan los religiosos,
los filsofos y los bilogos. Se puede divisar el infinito? se preguntan los cuentistas, los matemticos y los poetas... Y, cada vez
se trata de articular, en un movimiento creador de humanidad,
lo ntimo y lo universal, la historia singular de cada uno y los tesoros de nuestra cultura: Lascaux y el clculo infinitesimal,
Gandhi y el rbol de las palabras, los mapas del tesoro y la declaracin de los Derechos del Hombre, Homero y Einstein, Herodoto y Mozart...
A la Escuela le corresponde, pues, encontrar los medios para
preservar las cuestiones vivas: ya que as, no slo restaura la relacin entre las generaciones, sino que tambin permite descubrir que muchos, actualmente, se plantean las mismas preguntas, incluso si no les dan las mismas respuestas. As, entre el relativismo diferencialista, por una parte, que, en nombre del
respeto absoluto de las diferencias, condena a cada uno a un lugar social y cultural, y el universalismo dogmtico, por otra
parte, que, en nombre de la gran cultura persigue la colonizacin del interior, an queda lugar para una pedagoga en que los
alumnos se reconozcan conjuntamente hijos e hijas de las mismas preguntas, capaces de asumir serenamente la diferencia de
sus respuestas y de comprometerse conjuntamente en las formas -an en gran parte por inventar- de una ciudadana solidaria. Queda espacio para una pedagoga que articule los tres movimientos por los que la humanidad se elabora frgilmente:
unir, desunir, reunir. Y, por decirlo todo, es urgente inventar esta
pedagoga.
35
SEGUNDA PARTE
El maestro:
tensiones para una profesin
TENSIN, nombre comn, femenino, del latn tensio, de tndere, extender, tender. Trmino introducido, en francs, en el siglo xvi por los mdicos para designar el estado de un tejido orgnico extendido: tensin arterial, tensin ocular. Empleado ms
ampliamente para calificar el estado de un material elstico que
sufre un estiramiento: regular la tensin de una correa. Utilizado
en qumica y electricidad para designar la diferencia de potencial entre dos polos. Por extensin, describe una situacin de
oposicin prxima al conflicto entre dos personas, grupos, Estados: tensin diplomtica. La tensin tambin puede ser interior
y designar el estado de un sujeto sometido a rdenes contradictorias. Se traduce entonces en una contraccin y puede llevar al
sujeto a proyectarse hacia una accin futura: tensin hacia.
En el sentido pedaggico: utilizado como metfora para
describir el estado de un educador que debe hacer frente a exigencias contradictorias y no puede, sin ser incoherente, abandonar ninguna: El hombre "sano" no es aqul que ha eliminado
de s mismo las contradicciones: es aqul que las utiliza y se las
lleva al trabajo, escribe Maurice Merleau-Ponty. 5
La pedagoga trabaja especialmente sobre las contradiccion e s consubstanciales al acto educativo: Aydame a
hacerlo
solo es un oxmoron (frmula de estilo que asocia dos trminos
5-
^ ^ ^ ^ ^ H P F
Tensin 1
Entre educabilidad y libertad, entre la omnipotencia del adulto y la impotencia del docente,
crear con obstinacin las mejores condiciones
posibles para que el alumno movilice su libertad
de aprender.9
Frente a las contradicciones con las que se encuentra, el educador tiene diversas posibilidades: 1) dejar una de las dos posibilidades de forma arbitraria; 2) oscilar de una a otra segn los
momentos; 3) asumir las contradicciones en forma de una tensin interna fecunda, capaz de contribuir a la invencin de dispositivos que permitan integrar y, si es posible, superar los dos
polos. La pedagoga se remite a esta ltima hiptesis que explica
Edgar Morin: El problema del pensamiento complejo es pensar a
la vez, sin incoherencia, dos ideas que son
contradictorias,8
Nadie puede ensear sin postular que el otro que est frente a l es
educable. N o hay nada de extraordinario en esto: aqul que
piense que sus alumnos nunca podrn aprobar hara mejor
cambiando de profesin! Un docente que se queja de que los nios o los adolescentes que le han confiado aprenden a regaadientes se parece a un mecnico que slo aceptara arreglar coches en perfecto estado o a un mdico que slo atendera a los
que se encuentran bien. El postulado de la educabilidad, en este
aspecto, es la razn de ser de la profesin de docente. N o es una
eleccin entre otras, sino la mismsima condicin para la posibilidad de ejercicio de la profesin. Es una cuestin de lgica contra toda lgica: no puedo justificar mi presencia en clase a menos que crea que todos mis alumnos podrn acceder a los conocimientos que debo transmitirles...
Y, sin embargo, nada me permite estar seguro de que est
bien as. Al contrario, todo me lleva a creer que algunos no son
capaces de ello; que hay, como se dice, nios dotados y nios
ineptos, trabajadores y vagos. La opinin, las representaciones comunes, la propia organizacin de la sociedad parecen
desmentir el postulado de educabilidad del que, sin embargo, no
debo desistir. N o debo desistir porque es el postulado que alimenta mi inventiva pedaggica y didctica: sin l, podra con-
6. Sobre las tesis de Mara Montessori, vase Mana Montessori: peut-on apprendre tre autonome? (dirigido por Philippe Meirieu, Mouans-Sartoux, PEMF, 2001)7. L'homme en proie aux enfants (Pars, Magnard, 1986). La obra fue escrita entre
1905 y 1908.
8. La Mthode - Tome 1: La nature de la nature (Pars, Seuil, 1977).
Aconsejamos al lector que, para cada una de las tensiones enunciadas, lea prilos cinco subttulos que componen la exposicin. La posterior lectura del texto
ms fecunda.
| 42
118
EN LA ESCUELA HOY
tentarme con lo mnimo y echar, con toda tranquilidad, a aquellos que no comprenden, fuera del crculo de los elegidos. Con
l, debo buscar sin cesar nuevos medios. Gracias al aguijn extraordinario que representa, no me canso de imaginar nuevos
mtodos para hacer retroceder el fracaso y combatir todas las
formas de fatalidad. Adems, bien mirado, este postulado de
educabilidad que algunos consideran como la seal de una pretensin desmesurada - Q u i n eres t para pretender que todo
el mundo tenga xito?- es ms bien un signo de modestia y de
prudencia: Quin eres t para pretender conocer por adelantado el futuro de las personas? T, que los condenas al fracaso
definitivo encerrndolos en sus dificultades del momento? T,
que ignoras que el xito puede llegar contra toda expectativa y
que, nunca, nada prueba que la inteligencia de alguien est apagada definitivamente o que haya alcanzado sus lmites? No sabes que algunos pueden despertarse ms tarde, en un recodo del
camino, cuando nadie lo espera? Cmo puedes pretender leer
como si fuera un libro abierto en el cerebro del otro para constatar su ausencia de dones? No mides el riesgo que corres? Si,
por azar, aqul o aquella que te desespera fuera, en realidad, capaz de lo mejor, teme que tu actitud puede condenarle a lo peor.
Podra resignarse a la ignorancia, simplemente para ser fiel a la
imagen que t tienes de l! 10
tan los medios ni los costes! As, para permitir que todo el mundo
adquiera saberes o maneras de pensar que se consideran indisbables, j o s Grandes Educadores estn dispuestos a todo. La
e d u c a b i l i d a d erigida en sistema lleva, inevitablemente, a la desaparicin de los rebeldes: Aprende o muere! omos, aqu o all,
en las peores dictaduras. Somtete al Maestro o desaparece! podra or un alumno que se resiste a la enseanza de un profesor
obstinado, penetrado por el postulado de educabilidad hasta el
punto de no tolerar ningn fracaso.
Y es que se puede estar enfermo de educabilidad: cuando el
deseo de hacer que los alumnos tengan xito se dispara, cuando
no se tolera la menor resistencia y cuando las dificultades que
aparecen se viven como fracasos insoportables. Entonces el postulado de la educabilidad lleva al docente hacia las orillas de la
seduccin -se captura el espritu del otro en lugar de movilizar su
voluntad-, hacia la manipulacin -se hace de la enseanza una
tcnica de control de la conformidad-, o hacia el adiestramiento
-se conduce al otro hacia los conocimientos al igual que el investigador conduce a los ratones por el laberinto, disponiendo minuciosamente a su paso bolitas de carne y electrodos."
3. Postular la libertad de aprender es necesario para garantizar el carcter educativo de una enseanza.
Ya que podramos decir que, al fin y al cabo, si la seduccin, la
manipulacin y el adiestramiento son eficaces, quiz no sean tan
vergonzosas: quin puede decir que no haya utilizado ni vaya a
utilizar jams la seduccin? Quin puede jurar que renuncia definitivamente a servirse de recompenss y castigos? Quin
Puede decir que no acaricia, secretamente, el sueo de un gobierno de las mentes en tiempo real que permita imponer el saber al otro como quien graba un sello sobre una cera blanda? Y,
106
12. Sobre el postulado de libertad, lase Libert pour apprendre? de Cari Rogers
(Pars, Dunod, 1967) y Les tiers instruit de Michel Serres (Paris, Gallimard-Folio,
1992).
directi S o b r e ' S p e l i g r o s d e l postulado de libertad, lase O vont les pdagogies nonbservaM| ^ G e o r g e s S y n d e r s (Pars, Presses universitaires de France, 1975). Para
de lard\ S e f e c t o s promotores de desigualdad de la oferta cultural, vase L'amour
nuit 1992 P ' e r r e B o u r d i e u ( e n colaboracin con Alain Darbel, Pars, ditions de Mi-
^^^^^HPF
122122EN LA ESCUELA HOY
El postulado de educabilidad
Afirma que:
Afirma que:
15. Para cada una de las tensiones que estudiamos, proponemos una tabla que
constituye una herramienta de trabajo. Estas tablas se han utilizado muchas veces
con inters en sesiones de formacin inicial y continua de docentes y educadores.
Pueden utilizarse de diferentes maneras segn las circunstancias:
-Herramienta individual para, durante la lectura o despus de sta, retomar y prolongar la r e f l e x i n iniciada.
14. Sobre la articulacin entre el postulado de educabilidad y el postulado de libertad, lase La libert d'apprendre-Situation II de Daniel Hameline y Marie-Joelle
Dardelin (Pars, Les ditions ouvrires, 1977) y Frankenstein pdagogue de PhilipPe
Meirieu (Pars, ESF diteur, 1996).
Tensin 2
Entre la transmisin de un saber estereotipado
y el libre descubrimiento de sus propios conocimientos, entre la obligacin de aprender y el
respeto al inters del alumno, hacer emerger las
preguntas y reencontrar el gnesis de los conocimientos humanos.
Espditeur,
1995).
98 I
EN LA ESCUELA HOY
Sobre la cuestin del sentido de los saberes escolares, vase La distinction de PieBourdieu (Pars, ditions de Minuit, 1979) y cole et savoirs dans les banlieues...
"t eiirs de Bernard Charlot, lisabeth Bautier y Jean-Yves Rochex (Pars, Armand
"-olin, 1992)
I 99
^^^^^HPF
122 122 EN LA ESCUELA HOY
4. Convertido en principio absoluto, el centrarse exclusivamente en el inters del alumno remite el aprendizaje al
terreno de lo aleatorio.
Buscar todos los lazos posibles entre los saberes impuestos y la
voluntad de aprender puede parecer, a primera vista, una operacin bastante simple. Sin embargo, en realidad la cosa no es tan
sencilla. Por una parte, porque a los alumnos, de hecho, no les
gusta que nos desviemos de sus intereses: no son tontos, y comprenden rpidamente que el docente slo hace ver que se dedica
a lo que les interesa para proponerles, subrepticiamente, actividades que no les interesan en absoluto. Por otra parte, si bien es
relativamente simple articular el aprendizaje de la ortografa,
como propona Freinet, con la correspondencia escolar, la operacin se hace mucho ms delicada cuando queremos alcanzar
objetivos ms complejos, cuya adquisicin es necesaria pero que
no se articulan con intereses ms inmediatos: la estructura del
tomo en fsica, o las querellas entre el naturalismo y el simbolismo en poesa no se prestan fcilmente a una explotacin pedaggica a partir de la experiencia de los alumnos. Es cierto
que con una buena dosis de imaginacin y el rechazo a resignarse a mantener a unos seres alejados de la cultura, podemos
articular un trabajo sobre Marivaux con el estudio crtico de un
reality-show. Pero en el resto de disciplinas que no son lenguas,
los enlaces son especialmente acrobticos y no resisten durante
mucho tiempo a la presin de los programas por un lado, o la de
los alumnos, por el otro. As, el docente es llevado a prescindir
del inters de los alumnos, a riesgo de no transmitir ms que saberes fosilizados, o bien a sacrificar demaggicamente toda exigencia cultural en aras del inters de los alumnos, corriendo el
18. Sobre la necesidad de tener en cuenta el inters de los alumnos, lase Leducation
du travail de Clestin Freinet (Pars y Neuchtel, Delachaux et Niestl, 1978).
48
122
tentar engarzar los contenidos a hipotticos intereses inmediatos y mal identificados de los alumnos, articularlos con las preguntas a las que un da dieron respuesta. Se trata de acercar l 0 s
saberes a travs de su gnesis, penetrando en la dinmica q U e
los ha provocado, resitundolos en el lugar que han ocupado en
la historia de los hombres, haciendo de ellos no utilidades escolares, sino verdaderos objetos culturales que disponen de
su propio atractivo. N o hay nada extraordinario en ello. La preocupacin, simplemente, de ponerse a la escucha de la cultura en
proceso de elaboracin, de los saberes que se construyen
Cmo descubrieron los griegos que la tierra era redonda?
Cmo lleg Galileo a afirmar que gira alrededor del Sol?
Cmo ha llegado Newton a postular la existencia de la gravedad universal? Qu mova a esos hombres? Con qu dificultades se han encontrado? Qu obstculos han tenido que vencer?
Aqu apostamos por la emergencia del inters endgeno que
nace gracias a la capacidad del docente para recuperar las inquietudes, las preguntas, los tanteos, los vagabundeos, y las conquistas del conocimiento. Apostamos que, as, el docente suscita
un inters de tipo antropolgico en sus alumnos, que puede provocar, a travs de un enfoque decididamente cultural, una identificacin con la condicin humana que moviliza la inteligencia
de cada nio y le une a la historia de la que es heredero. Apostamos que compartir preguntas permite que las respuestas escapen a la fosilizacin. Que inscribirse en el movimiento mismo
del conocimiento restituye a los saberes escolares su sabor.
Porque saber y sabor tienen la misma raz latina, y el papel
de la Escuela es reencontrar esta unidad semntica, hacer de los
saberes objetos de inters por s mismos, permitir que cada
alumno participe de la aventura colectiva del conocimento. 20
20. Sobre el enfoque cultural de los saberes escolares, vanse los ensayos de Jerorne
Bruner Car la culture donne forme l'esprit (Pars, ESHEL, 1991), Culture et modet
de pense (Pars, Retz, 2000). Sobre la narracin como til pedaggico, vase
Pourquoi nous racontons-nous des histories?, de Jerome Bruner tambin (Pan5'
Retz, 2002). Sobre el enfoque cultural con los nios con dificultades graves, vase
L'enfant et la peur d'apprendre de Serge Boimare (Pars, Dunod, 1999).
Por qu es as?
En qu es difcil de poner en
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia ?
esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
Qu pasara si renunciramos a
^^^^^HPF
Tensin 3
Entre la formalizacin enciclopdica y la sumisin al deseo de aprender, entre primar el programa y primar el proyecto, proponer situadones-problema diversificadas.
1. Para ser conformes a los principios de la Escuela, l 0 s
aprendizajes escolares deben ser objeto de una programacin rigurosa.
Contrariamente a lo que se denomina una gua de referencia, en
la Escuela el programa no es slo una conminacin global que definira los objetivos que deben ser alcanzados por todos al final del
proceso. Tambin es la definicin de una progresin que, es cierto,
puede ser adaptada por cada docente, pero que debe ser respetada
por todos en su arquitectura general. Cuestin de equidad, en primer
lugar: para que en el conjunto del territorio nacional todos los alumnos tengan las mismas referencias y puedan desplazarse sin ser penalizados. Cuestin de coherencia, a continuacin: incluso si los docentes deben disponer de un margen de maniobra indispensable,
existen conocimientos que siguen siendo un prerrequisito imprescindible para acceder a saberes formalizados ms complejos; hay
que identificar los elementos antes de poder comprender cmo se
construyen los conjuntos. Cuestin de organizacin, al fin: la clase
debe disponer de una trama; el trabajo debe inscribirse en un recorrido que d sentido a la presencia del docente y del alumno, permita organizar evaluaciones y procesos de recuperacin, intervenir
a tiempo cuando aparece una incomprensin o un bloqueo, realizar
reagrupaciones provisionales, hacer balances y proponerse objetivos. Sin programa, el docente estara ciego y la institucin avanzara a tientas, incapaz de garantizar nada. Con la imposibilidad absoluta de establecer el mnimo contrato con el Estado y con la
sociedad civil. En conflicto permanente con una multitud de interlocutores que pretenderan legislar sobre su actividad.21
< < e ' e m e n t a l . lase la nota de Catherine Kintzler en los Ecrits de Condor n Z a P O '
SUr
7
l'instruction
publique, Pars, Edilig, 1989, tomo 1. Sobre la necesidad de
qu
y. a Escuela disponga de un programa claro para escapar a todo tipo de presiones,
Se Lc
sous presin, de Luc Soubr (Pars, Stock, 1995).
le
122
t e n ? necesario
51
no dejan de subrayar la gran capacidad de su hijo para apasionarse por actividades que, evidentemente, dan testimonio de una
inteligencia y una voluntad excepcionales... pero que los docentes
no saben activar convenientemente! Y es que, por definicin l a
intencionalidad no se dirige desde el exterior. Es un movimiento
por el que la persona se implica, se proyecta hacia el futuro, S e
plantea desafios. Es una proyeccin que se articula estrechamente sobre una historia pasada y que se nutre de la representacin posible de un futuro. Es ese momento en que el ser se rehace
se recoge, y se implica en hacer mella en el mundo que constituir su identidad. Es ese tiempo esencial en que aparece una coherencia entre lo que ha vivido, los encuentros que ha tenido, los
envites en los que est implicado, los objetivos que se plantea. Un
momento que no podemos controlar, a riesgo de asfixiarle. Y cuyo
carcter aleatorio dependiente de cada historia individual parece
poner en jaque el mismsimo proyecto de la Escuela.24
5. El docente debe proponer proyectos diversificados, concebidos de tal manera que los alumnos puedan unirse a
ellos y encontrar, en su ejecucin, un objetivo-obstculo
que constituya un paso decisivo para su aprendizaje.
Obligada a ensear saberes programados y, al mismo tiempo,
sujeta a los proyectos de aprender que los alumnos slo pueden
desarrollar libremente, se encontrara la Escuela encerrada en
una contradiccin insuperable? S, sin lugar a dudas, si se agarra a la conminacin contradictoria y exhorta a los alumnos a
que construyan, por su propia iniciativa, proyectos que se correspondan estrictamente con los programas oficiales. Y es que
la intencionalidad ignora el imperativo: tiene una enojosa tendencia a llevar la contraria a quienes creen engaarla.
Es cierto que el docente cuenta con un arma secreta: jugar
con la identificacin y el chantaje afectivo; sacar partido de su
estima o de su amor para liberar energas; utilizar la fascinacin
24. Sobre los peligros relacionados con una pedagoga que pretende obligar a las
personas a plantearse proyectos y los peligros de manipulacin que ello representa,
vase La barbarie douce de Jean-Pierre Le Goff (Pars, La Dcouverte, 1999).
52
para
estos
Por qu es as?
En qu es un elemento constitutivo del proceso educativo?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Por qu es as?
En qu es un elemento constitutivo del proceso educativo?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
estos peligros?
estos peligros?
Tensin 4
Entre el apoyo sobre lo que el alumno sabe hacer y la ruptura con lo dado, entre la utilizacin
de lo que ya est all y el descubrimiento de
otros universos, gestionar aperturas y ampliar el
campo de lo posible.
^^^^^HPF
54
frentan a una diversidad considerable. Diversidad entre persocuyos intereses y experiencias nunca son idnticos. Diversidad entre sujetos a los que se les exige, adems, que avancen al
ismo tiempo. Diversidad, para un mismo individuo, de una
ultitud de parmetros a fortiori que no puede identificarlos tojos ni tratarlos todos. Sin duda esta es la razn por la que los pedagogos -desde que han renunciado al preceptorado- estn fascinados por las tipologas de todo tipo. Frente a una diversidad de
factores que consideran esenciales, pero que, si hubiera que
construir todo aprendizaje a partir de ellos, impondran, a la vez,
una investigacin previa prcticamente ilimitada y una enseanza estrictamente individual, utilizan categoras, clases,
en las que se agrupan los sujetos que les parece que pueden ser
objeto de un mismo tratamiento pedaggico.
A menudo, estas agrupaciones se efectan a partir del nivel
obtenido en una o varias disciplinas. As, en Francia, hay ms
preocupacin por constituir clases homogneas en lengua, matemticas y lenguas extranjeras que en educacin fsica o plstica... Si fuera a la inversa y el nivel de estas ltimas disciplinas
sirviera de criterio para la constitucin de las clases, es evidente
que no tendramos las mismas configuraciones institucionales.
De todos modos, los docentes perciben muy rpidamente que
incluso las clases ms homogneas siguen siendo extremadamente heterogneas e incluyen a alumnos cuyo d a d o es muy
diverso. As pues, es preciso, en su seno u organizando reagrupaciones provisionales entre varias de ellas, diferenciar la pedagoga y, para ello, contar con medios de localizacin de este
dado, disponer de herramientas de diagnstico, que permitan gestionar eficazmente la diversidad... reducindola razonablemente.
La dificultad surge entonces del hecho de que lo que no debefia ser ms que una herramienta revisable se convierte siempre
en una clasificacin definitiva. Todo sucede como si los educadores tuvieran la necesidad imperiosa de clasificar siempre a
611
sus alumnos en categoras. Al principio, simplemente para intlu"ir en ellos y facilitar sus aprendizajes... Pero con el peligro
constante de que esta clasificacin se ontologice, que se consir e que los alumnos pertenecen, para siempre, a una categora
erminada, sin posibilidad de escapar. Se pasa as de la volun-
27. Sobre los peligros de tener en cuenta lo dado de tal modo que se p r o d u z c a un
encierro, lase o relase Propos sur leducation d'Alain (Pars, Presses u n i v e r s i t a i r e s
de France, 1990). Vase tambin La mystification pdagogique de Bernard Charlo'
(Pars, Payot, 1976), duquer et Former de Jean-Marc Monteil (Grenoble, Presses
universitaires de Grenoble, 1989).
^^^^^HPF
^^^^^HPF
118
EN LA ESCUELA HOY
28. Sobre la actividad pedaggica que permite este trabajo de arranque respecto
a todas las formas de fatalidad, vase el texto de Albert Thierry que explica los P r i n '
cipios de un maestro de la 3a repblica francesa, L'homme en proie aux enfants (Pa"
rs, Magnard, 1986). Vase tambin la obra colectiva, de inspiracin psicoanalt"-3'
dirigida por Jacques Levine, JE est un autre (Pars, ESF diteur, 2000).
Aqu de nuevo el carcter sbito de la transformacin enmascara la maduracin y eclipsa la realidad: una identificacin no
es un milagro, es el fruto de un encuentro de dos historias. El
flechazo slo es brutal en apariencia... Adems, los enamorados
pronto lo confiesan: Estbamos hechos el uno para el otro.
Por ello el educador que cree en la omnipotencia del arrancamiento, en la fuerza intrnseca de un saber cuya luz alejara a todos de las tinieblas de la ignorancia, es vctima de una ilusin:
ignora que este arrancamiento en realidad ha sido preparado
con algunos privilegios, que algunos de sus alumnos estn culturalmente preparados para aceptarlo, mientras que para otros es
insoportable o generador de bloqueos irreversibles. N o porque
algunos se sientan espontneamente en armona con un texto literario o acojan con placer un problema de matemticas, podemos, por la sola magia del verbo y la exhortacin, hacer que todos hagan el mismo proceso. El hecho de que cada uno deba
romper con lo dado no se decreta. Se acompaa, se organiza. 29
Sobre
ilusin de
la omnipotencia aei
del educador y el pensamiento magicc
mgico
que 29.
|
' ala nusion
ae ia
a acom
teur V
, p a a , vase Frankenstein pdagogue (Philippe Meirieu, Pars, ESF di
1996).
122
122
122
EN LA ESCUELA HOY
^^^^^HPF
Tensin 5
Entre obediencia a un orden fijo y prctica de
la democracia en la Escuela, entre respeto esc r u p u l o s o al orden escolar y autogestin pedaggica, formar progresiva y sistemticamente
para la conciencia ciudadana.
1 La Escuela debe formar ciudadanos; no puede suponer
que esta formacin ya ha sido efectuada, con el riesgo de
que jams se alcance.
Por qu es as?
Por qu es as?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
! 1
Podemos asociar estas dos exigencias en:
30. Sobre esta dialctica entre lo dado y la superacin, vase las obras de Mana
Montessori. Vase tambin de Olivier Reboul, Qu'est-ce qu'apprendre (Pars, Presses
universitaires de France, 1980), y de Philippe Meirieu, Apprendre oui... mais corfment (Pars, ESF diteur, 1987. Versin en castellano: Barcelona, Octaedro, 1992)-
89
de adulto mayor de edad- con el hecho de ser un alumno escolarizado - e s decir, precisamente un individuo menor del q u e n o
podemos suponer ya que sea capaz de hacer aquello que se S u
pone que le tenemos que ensear. Si el nio ya fuera un ciuda
dao, qu vendra a hacer a la Escuela? Acaso no es injuriar a
los ciudadanos adultos el ponerlos al mismo nivel que los alumnos? En la Escuela no se puede ser ya ciudadano... a menos q U e
supongamos que la Escuela no sirve para formar al ciudadano!
Y, en la Ciudad, no se puede considerar a los ciudadanos como
escolares bajo tutela... a menos que queramos arruinar su rango
y dejar paso al totalitarismo! Todos los tiranos saben que pueden
utilizar a los nios para denunciar a los adultos que piensan
mal y, al mismo tiempo, infantilizar a sus padres por todos los
medios posibles.
Por ello hay que establecer una frontera -aunque sea arbitraria- entre los nios y los adultos. Porque la existencia de esta
frontera es lo que permite, a la vez, la educacin de los nios y el
ejercicio del poder de los ciudadanos. El nio debe ser educado
y, durante este tiempo, no se le puede considerar un ciudadano,
a riesgo de caer en una confusin generadora de graves abusos.
El adulto, por su parte, si bien puede continuar aprendiendo, no
puede ser educado: es l quien debe decidir sobre lo que
aprende, quien debe escoger su propia va y decidir, directamente o mediante la intermediacin de sus representantes electos, o b r e las leyes que rigen la Ciudad. Nadie puede erigirse en
educador de adultos; nadie puede tener esta pretensin, a
riesgo de arruinar la misma posibilidad de toda democracia e
imponerse, al cabo del tiempo, como Gran Educador del pueblo, es decir, como un dictador. El nio, en razn de su rango
poltico, no puede decidir sobre su propio bien. Y, simtricamente, un adulto es alguien a quien nadie puede quitar -con la
excepcin del juez y en un marco muy preciso- la posibilidad de
decidir l mismo sobre su propio bien. El poltico exige pues que
se plantee la existencia de una frontera claramente identificada
entre la esfera educativa -que supone la sumisin a una tutela
necesaria- y la esfera ciudadana - q u e es ejercicio de una libertad inalienable. N o podemos permitir a los nios decidir sobre
la suerte del mundo como tampoco podemos privar a los alumnos de esta libertad. La educacin no puede - p o r principio-
^^^^^HPF
iderar al nio como un adulto ya autnomo. La vida pol n S j e b e -siempre por principio- prohibirse tratar a los dudad n o s como nios. Esta lnea de separacin no es, en primer
1 ar cuestin de madurez; no es una proposicin ligada a la
b s e r v a c i n del crecimiento y del proceso de autonomizacin
r o gresiva de los nios; no es una cuestin de psicologa; es una
n e c e s i d a d principal que se impone por s misma, antes de todo
debate sobre el momento concreto en que hacer cruzar esta lnea En el lmite, poco importa por dnde pasa la lnea, siempre
que la lnea exista y funda conjunta y recprocamente los dos
rangos: el del educando, dependiente del adulto que decide por
l v sujeto a l; el del adulto que decide por s mismo como ciudadano de pleno derecho en la vida de la Ciudad.31
c
31 Este anlisis, que a menudo han retomado diversos filsofos, fue formulado
Primera vez por Hannah Arendt en La crise de la culture en 1954 (Pars, Gallimard-Folio, 1989).
P'
^^^^^HPF
SEGUNDA PARTE. EL MAESTRO: T E N S I O N E S PARA UNA PROFESIN |
127
33. Sobre las situaciones que permiten favorecer la emergencia de un sujeto y<*e j
una voluntad, vanse los anlisis de obras literarias propuestos en Des enfants et eS
hommes -Littrature et pdagogie 1: la promesse de grandir (Philippe Meirieu, Pans.
ESF, 1999); y para un enfoque ms moral y poltico, Repres pour un monde sans 1
repres (Philippe Meirieu, Pars, Descle de Brouwer, 2002).
118
^^^^^HPF
I63EN LA ESCUELA HOY
SEGUNDA PARTE. EL MAESTRO: TENSIONES PARA UNA PROFESIN|89
34. Sobre esta posicin, vanse, entre muchos otros textos, la obra de Mane
Claude Biais, Marcel Gauchet y Dominique Ottavi, Pour un philosophie politiqlie a !
leducation (Pars, Bayard, 2002). Marcel Gauchet afirma: La entrada de la democracia en la escuela acaso no tiene como efecto, en realidad, poner a la democracia
en contra de la misma posibilidad de una escuela? (p. 37).
^^^^^HPF
132
64 EN LA ESCUELA HOY
Cmo gestionar mejor el tiempo escolar para alcanzar los objetivos de la Escuela?
As, lo que separa a la vida escolar de la vida ciudadana es
en la vida escolar, la formacin para la democracia se inscribe en el interior de marcos que no son negociables mientras
ue
35. La corriente de la pedagoga insitucional iniciada por Fernand Oury, siy iT"^ 0 ' S ^ aSOS
Clestin Freinet, es la que mejor ha desarrollado los principios
nur nerosos ejemplos de esta formacin para la democracia en la Escuela
' ^*as
obras fundadoras de esta corriente son Vers une pdagogie institutionraiivg" c o , a b o r a c i n con Aida Vasquez, Pars, Maspro, 1967) y De la classe coop"j 'a Pdagogie institutionnelle (en colaboracin con Aida Vasquez, Pars, Masotros 9 7 E d i c i o n e s Matrice ha reeditado estas obras y ha propuesto muchos
retorri'CXtl>S C n ' a m ' s m a perspectiva. Francis Imbert ha escrito varios libros donde
una 3 C " u s t r a e ' proceso de la pedagoga institucional; el ltimo de ellos, que hace
(Pars'nptS'S excc'ente'
Enfant en souffrance, lve en chec, acaba de ser publicado
bra d
^004). Para una ilustracin y ejemplos concretos ms recientes, vase la
vers-, "
por Constantin Xypass, Les citoyennets scolaires (Pars, Presses uni^'taires de France, 2003).
^^^^^HPF
^^^HT SEGUNDA PARTE. EL MAESTRO". TENSIONES PARA UNA PROFESION|IV/
134
Tensin
Por qu es as?
Por qu es as?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
I I
1 La Escuela d e b e p r o p o n e r un m a r c o estricto c o m p u e s t o
de limitaciones y d e recursos q u e estructuren y sostengan
la progresin d e cada a l u m n o .
La Escuela est construida sobre una progresin porque es el lugar de la transicin, porque acompaa una evolucin y favorece
el crecimiento, porque debe llevar al nio de la omnipotencia infantil a la conciencia de pertenencia a una sociedad poltica en
la que deber ejercer sus derechos y respetar sus deberes. Incluso si el pedagogo acepta y reivindica el carcter singular de
las trayectorias individuales, incluso si sabe perfectamente que,
a menudo, la evolucin ser catica, no lineal, compuesta por
acelerones sbitos y largos perodos de vaco, incluso si sabe
que deber aceptar crispaciones provisionales, o incluso regresiones duraderas, no puede abandonar el principio de progresividad. Porque, entre la dependencia material, psicolgica, social e
intelectual, y la capacidad de responsabilizarse de uno mismo
tanto en los gestos de la vida cotidiana como en la elaboracin
de una tarea escolar de gran envergadura, hay que subir muchos
escalones. Niveles sucesivos que permiten al sujeto crecer apoyndose en un conjunto de recursos y de limitaciones puestos a
su disposicin.
^ Empecemos por los recursos: nadie puede acceder al saber
cer fundamental si no dispone de modelos posibles a imitar,
esvalorizada durante mucho tiempo, la imitacin es, en efecto,
Reconocida hoy da como un recurso esencial. De pequeo, el
imita a quienes le rodean, se esfuerza por reproducir sus
^estos y despus intenta hacer sus papeles: aprende as a sise en la perspectiva del otro, a comprender la lgica de sus
ente los saberes y saber hacer que constituyen las etapas correspo'ndientes de su desarrollo. 36
2 El objetivo de la Escuela es permitir a cada alumno prescindir de toda forma de tutela y acceder a la autonoma.
La declaracin es tan trivial que uno duda en recordarla: la Escuela organiza progresiones de saber para que, precisamente,
uno pueda prescindir de la Escuela y sus progresiones. Una escuela que no enseara a integrarse y a tener xito en la escuela
constituira una inversin de puras prdidas, el colmo del absurdo. El equipo escolar, compuesto de un gran nmero de instrucciones y de programas, de herramientas y de manuales, de
deberes y de correcciones, de ayudas y de sanciones, tiene c o m o
vocacin su propia desaparicin: al trmino de su recorrido,
cada sujeto debe poder liberarse y pensar por s mismo.
Es incontestable que este proceso, al menos por una parte,
est constantemente en marcha y que garantiza la propia supervivencia de la institucin. Los alumnos que aprenden a leer
en la escuela saben leer fuera de la escuela y pueden, en principio, tomar la iniciativa de buscar solos una informacin en
una gua o sumergirse en una novela. Las tcnicas operatorias
adquiridas en la clase deben poder ser utilizadas en el exterior,
y sera totalmente intil aprender lenguas extranjeras si uno
fuera incapaz de hablarlas fuera del contexto especfico de
aprendizaje. El nio que aprende a organizar su trabajo para
preparar un control, a planificar revisiones, a identificar sus lagunas y a ponerles remedio, en otras ocasiones probablemente
tendr la posibilidad de poner en prctica su saber hacer. El
alumno que, durante la realizacin de un trabajo personal dirigido se dota de un plan de investigacin, de un registro de vencimientos, de un mtodo de bsqueda y de verificacin de las in36. La bibliografa pedaggica desarrolla ampliamente esta cuestin y propone
Numerosos ejemplos a todos los niveles y en todas las disciplinas. Para obtener una
s<ntesis, podemos remitirnos a las obras de Louis Not: Les pdagogies de la connaisance (Toulouse, Privat, 1979), Enseigner et faire apprendre (Toulouse, Privat, 1991).
ambin ser muy provechosa la lectura de la obra de Jean-Pierre Astolfi, L'cole
Pur apprendre (Pars, ESF diteur, 1992).
89
138 I
EN LA ESCUELA HOY
teXto
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carian de f o r m a espontnea.
T n d o
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alumno que sepa medir longitudes no sabr necesariamente medir pesos; saber buscar una informacin no puede concebirse
no
independientemente del contexto, de la naturaleza de las preguntas que se quieren responder, de las herramientas de que se
disponen, etc. As, est demostrado que las adquisiciones metodolgicas que a menudo se consideran las marcas de la conquista de la autonoma intelectual d e p e n d e n mucho ms del
37. Para obtener una sntesis y una puesta en prctica de los dispositivos que
permiten acceder a la autonoma a travs del dominio de las capacidades m e t o d o l gicas fundamentales, vase Squence d'apprentissage pour introduire la mise en
place de dispositifs dveloppant chez 1 eleve des capacits mthodologiques (Philippe Meirieu, Apprendre en groupe? 2 Outils pour apprendre en groupe, Lyon, Chronique sociale, T edicin, 2000, pginas 117 a 136).
38. Sobre las cuestiones planteadas por la transferencia automatica de adquisiciones escolares vase la obra de Bernard Rey, les comptences transversales en
luestion (Pars ESF diteu, 1996); sobre las metforas hortcolas en la educacin
vase el libro de Daniel Hameline, L'ducation, ses images et son propos (Pars, b.i>f
d 'teu, 1986).
! |
abS
E d m
h a b e r
S n
d e s c o l a r e s . . . Hay que querer hacerlo. Y no se trata solo de saber y sabe, hacer, sino ms bien de querer hacer. A este resp e t o podemos decir que, si la autonoma se construye trabaLdo
minadas
la transferencia
de
conocimientos,
como
actitud
interiorizada y vector de un proceso efectivo de autonomizacin supone paradjicamente la existencia de una voluntad de
autonoma para que pueda ponerse en prctica efectivamente.
Podramos ver ah un crculo vicioso y alimentar as el sentimiento de impotencia en el docente. Pero tambin podemos interrogarnos sobre la dinmica pedaggica que favorece, precisamente, esta movilizacin del querer ser autnomo y preguntarse qu es lo que, en la prctica cotidiana en clase, anima al
alumno a transgredir las fronteras de la clase y exportar la inteligencia que all adquiere.
Porque realmente se trata de una cuestin de trasgresin:
se trata del poder que tienen que tomar de sus padres y de su herencia, los prejuicios, las representaciones y las opiniones dominantes, todas las formas de fatalidad ideolgicas, sociales y econmicas. Podemos contestar la famosa triloga en la que se encierran los objetivos escolares: saber / saber hacer / saber ser...
p ero,
no
144
69 EN LA ESCUELA HOY
Por qu es as?
Por qu es as?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
Tensin 7
Entre los riesgos necesarios y las dilaciones crticas indispensables, entre inhibicin y paso a la
accin, aprender a pasar el deseo por el tamiz de la
conciencia.
89
^^^^^HPF
I
70
EN LA ESCUELA HOY
tienen que ver con la relacin con el padre, la madre, los hermanos, los compaeros y compaeras. Incluso para algunos, este
aprendizaje puede ponerles en peligro: puede hacer que se tambalee el frgil equilibrio entre el universo escolar y el universo
familiar, amenazar un mundo interior de certidumbres y de convicciones difcilmente consolidadas. De forma ms general, todo
nuevo aprendizaje, incluso si parece insignificante para el docente, tiene una resonancia para el alumno... resonancia que
slo puede adivinar, tan complejas y distintas son las cosas entre
un alumno y otro, pero que, evidentemente, no puede utilizar
para alimentar la menor renuncia, ni dejarse llevar por la abstencin pedaggica.
En cambio, el docente, lejos de toda posicin inquisitiva,
debe aparselas con esta resonancia y entender las resistencias de cada uno. Sin intentar elucidarlas, debe ofrecer los medios para superarlas. Sin hurgar en el pasado de cada uno ni intentar descifrar sistemticamente las dudas, reticencias, escrpulos y tentativas que manifiesta, debe proporcionar los medios
para ir ms all, ayudarle a encontrar la confianza necesaria
para pasar a la accin, afrontar la novedad, dar el paso necesario y adentrarse en una nueva aventura del aprender. Evidentemente, el docente no puede correr el riesgo por el alumno, pero
puede crear el entorno favorable, inspirar la confianza necesaria
y apoyar a un sujeto en su deseo de aprender. N o se trata de reemplazar al otro, sino de aliarse con l, deliberadamente, para
4o mejor y nunca para lo peor.41
41. Sobre esta cuestin, vase el libro de Michel Serres Le Tiers instruitPan^
Gallimard-Folio, 1992). En realidad, la postura pedaggica, que sita la
entre el educador y el educando en el centro de la relacin pedaggica para tavo
cer que el sujeto acepte correr un riesgo, est muy bien desarrollada por C a r i R o ^
en Libert pour apprendre? (Pars, Dunod, 1973). Se han reducido con demasiada
pidez las propuestas de Rogers a la no directividad, bajo la s o s p e c h a de que ^ ^
renunciar a toda transmisin de los saberes en provecho de la sola calidad ><
^
nal. Daniel Hameline ha mostrado, muy bien y al mismo tiempo, la f e c u n d i d a d y j j
lmites de las propuestas de Rogers en La Libert d'apprendre - Situation U (en ^ Je
boracin con M-J. Dardelin, Pars, ditions ouvrires, 1977); explica el fraca n
la no directividad como sistema y su necesidad como actitud.
2 Correr un riesgo puede poner en peligro tanto a la persona que lo corre como a aquellos que le rodean.
y e S que este es el problema: por definicin, correr un riesgo implica una parte irreductible de incertidumbre.
En primer lugar hay incertidumbre - y es especialmente cierto
e n el caso de los aprendizajes escolares- respecto al posible fracaso del proceso. Si corriramos el riesgo de aprender con la certidumbre de tener xito, el saber perdera todo el sabor y todo inters verdadero. Ya no habra nada que movilizara a un sujeto y que
hiciera que se involucrara en una historia en la que pudiera implicarse realmente. Porque un alumno slo aprende si puede vivir
una aventura en la que desempear un papel decisivo, y deber
tomar un sitio. Ahora bien, no hay ningn sitio que tomar cuando
todo est jugado por adelantado. El aprendizaje es, a la vez, atractivo y generador de riesgos, generador de riesgos y atractivo, precisamente porque la duda y el titubeo, la desorientacin y el error
nunca se excluyen completamente. Querer suprimir toda forma
de riesgo en la Escuela sera, en realidad, suprimir toda forma de
aventura intelectual. Peor an, sera excluir al sujeto del proceso
de aprendizaje. As pues, el riesgo est siempre presente -afortunadamente!- y con l, el fracaso al acecho.
Pero sabemos que el fracaso, si bien puede dejarse atrs, considerarse como un desafo que hay que superar, es tambin, a veces, destructor, generador de resignacin, de rencor, incluso de
agresividad. Si es interiorizado, vivido como algo insuperable,
puede comprometer gravemente el futuro de un sujeto. N o es posible, pues, garantizar ninguna pedagoga del riesgo contra el
echo inevitable de poner en peligro a los sujetos que aparecen,
ni prometerles con toda seguridad un maana de color rosa.
Pero en toda pedagoga del riesgo existe igualmente una
Parte de incertidumbre que va unida a la propia dinmica de los
sujetos que se implican. Quien acepta un riesgo, se envalentona,
que descubre, con este motivo, la satisfaccin de recorrer
uevas tierras, puede tener la tentacin de apropirselas, de
ar a los intrusos y de lanzarse a una exploracin que pronto
C
F o n v e r t i r en apropiacin. El hecho de aceptar un riesgo, neP a m d e j a r l a s o r i l l a s familiares y la seguridad de un enI * 1 0 favorable, puede volverse contra un entorno que se con-
3. La Escuela debe ensear a los alumnos a aplazar la satisfaccin inmediata de su deseo y a no caer en el paso a la
.accin permanente.
Porque el nio llega a la Escuela prisionero an de lo infantil. Incluso si en la familia o en la guardera ha empezado a descubrir el
mundo que le rodea, no por ello deja de seguir, normalmente, en
una forma de omnipotencia. En efecto, hay que recordar que
cuando el nio nace, es el nico en el mundo. l es el mundo.
Todo lo que sucede tiene relacin con l: tiene hambre, sed y fr
quiere obtener satisfaccin. Es preciso que los que le rodean obedezcan inmediatamente sus deseos y satisfagan todas sus deman-
Si su madre le hace esperar simplemente porque est ocuda con otra cosa, l se queja. No comprende que se le oponga
^sistencia, que se le obligue a posponer la satisfaccin a la que
ira Si una nube esconde el sol que le calienta, l intenta saarla de ah. Como el hombre primitivo que cree que la tempestad
un castigo que le infligen los dioses por haberlos abandonado,
1 nio interpreta todo lo que sucede, y no puede comprender que
m s all de s mismo existen hechos que escapan a su poder, objetos que se resisten a su influencia, adultos que a veces viven para
ellos mismos y cuyas miradas no estn siempre dirigidas hacia l.
Asi el nio comienza con lo que los psiclogos denominan el
egocentrismo inicial: en el centro de las miradas y en el corazn
de todas las atenciones del adulto, l experimenta el poder que
tiene sobre los otros. Nio-rey, exige y no comprende por qu no
podra hacer sistemticamente todo aquello que le venga en gana.
As, muchos alumnos llegan a la clase sin haber renunciado a
la omnipotencia, intentan obtener satisfaccin inmediatamente,
incapaces de posponer la accin. Tienen ganas: lo hacen. La
clase de la maestra se est haciendo un poco aburrida y se levantan para ir a beber. Tienen un problema con un ejercicio y lo
proclaman a voz en grito. Necesitan ayuda e interpelan al docente como si estuvieran solos en el mundo y ste estuviera a su
entera disposicin. Tienen ganas de hacer saber que conocen la
respuesta y la sueltan sin esperar que se les d la palabra. La
clase de geografa se hace algo difcil de comprender, y expresan
su deseo de ir al patio. Un alumno tropieza involuntariamente
con otro en el pasillo y el puo sale despedido inmediatamente.
El paso al acto es permanente.
La Escuela, como prolongacin de la familia debe, pues, ensenar a los alumnos a posponer, pero de forma especfica. Como los
Padres, la Escuela debe mostrar al nio que no puede imponer al
rnundo sus caprichos porque el mundo no le pertenece. Como la
"la, debe insistir en la necesidad de anticipar las consecuenClas
s u s actos y situarse en el punto de vista del otro para juzdeb^ ^ e r t ' n e n c ' a ^ stos. Pero, en cuanto institucin, adems
j , e ensear a los alumnos que sus deseos individuales, por muy
gitimos que sean, no pueden expresarse espontnea y sistemtiente en el espacio pblico, a riesgo de poner ste en peligro,
es |e, timo, por ejemplo, que cada alumno quiera una explica-
89
1 50 I
EN LA ESCUELA H O Y
obligacin.
Demasiado a menudo, cuando debera ser un lugar de aprendizaje colectivo del aplazamiento y de construccin de las reglas]
del vivir juntos, la clase aparece c o m o un lugar de conflicto egtimo entre dos poderes: el poder de los alumnos -que intentan
pers
"
Cl a p l a z a m i e n t o d e
educativa:
cuando
0rn
fio;
entnearr>ente
este
151
152
EN LA ESCUELA HOY
^^^HT SEGUNDA PARTE. EL MAESTRO". T E N S I O N E S PARA UNA PROFESION
44. Para comprender el modo como los cdigos culturales son substituidos, P 3 ^
el xito escolar, por las reglas oficiales, la lectura de la obra de Pierre Bourdieu
distinction (Pars, ditions de Miniuit, 1979) es muy ilustrativa. Sobre la autora3
manera en que puede parecer arbitraria, vase Jean Houssaye, Autorit ou
tion? (Pars, ESF diteur, 1996), y Marie Raynal, duquer ou'punir, il faut Cl
(Pars, ESF diteur, 2003).
Lueda mi deseo venir a alimentar un proyecto colectivo y permi. e crecer con los otros? Tendr que aceptar no vampirizar a la
Sta
^ M
IV/
154
EN LA ESCUELA HOY
Tensin
El docente d e b e
alumno para correr el riesgo d
afrontar lo desconocido
*
Entre
Por qu es as?
Por qu es as?
Los modos
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
En qu es difcil de poner en
prctica esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu pasara si renunciramos a
esta exigencia?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
ae rea-
1 Todo alumno tiene necesidad de que se le considere dentro de su diferencia y que se le agrupe con otros con el fin
de que se le atienda en funcin de sus necesidades comunes especficas.
Incluso en la clase ms homognea, los alumnos presentan una
amplia gama de diferencias, tanto por lo que se refiere a sus sensibilidades recprocas c o m o a sus adquisiciones anteriores, sus
estrategias de aprendizaje y sus relaciones con el saber. Y si bien
es evidente que el docente debe dirigirse regularmente a toda la
clase para dar informaciones o instrucciones, incluso si puede
focalizar la atencin, estructurar una aportacin colectiva de la
que todos podrn beneficiarse, cuando se realiza un experimento, una lectura o una narracin, ello no impide que cada
alumno presente caractersticas que justifiquen un trabajo personal particular de apropiacin. Adems, la institucin escolar
nunca ha negado esta exigencia; durante muchos aos, incluso
dispens muy pocas horas de clase para consagrar la parte esencial de su tiempo a los estudios dirigidos; desde hace medio siglo, y despus del contagio de los mtodos universitarios sobre
la enseanza secundaria, no ha negado -contrariamente a lo
qne se podra creer- en ningn momento la necesidad de los trabajos personalizados de apropiacin, adaptados a cada alumno,
sino que -especialmente en la enseanza secundaria- ha encado este trabajo fuera de la clase: los deberes de casa. En
efecto. es
P e n a l m e n t e de los saberes enseados, en funcin de sus proj a s necesidades, y como complemento a las informaciones coe v a s recibidas en clase. Adems, los consejos que figuran en
155
lilil
144
75 EN LA ESCUELA HOY
^^^^^HPF
los boletines de notas e informes rara vez tienen que ver con
trabajo que se hace durante las clases - c o n la excepcin de lo
problemas de comportamiento-, sino, esencialmente, con el t S
bajo hecho en casa. As, no podemos decir que la pedagoga dj
ferenciada sea un nueva moda pedaggica: en realidad es m '
cho ms antigua que la enseanza colectiva frontal. Com~
tampoco podemos afirmar que la ayuda individualizada S e a
una preocupacin reciente de algunos docentes innovadores: en
realidad, se trata de una preocupacin de todos, pero una preocupacin de la que algunos se desentienden remitindola al exterior de la clase, al trabajo personal que cada alumno debe hacer en casa, para apropiarse del contenido de las enseanzas
magistrales.
2. Las reagrupaciones homogneas tienen el riesgo de eternizarse y engendrar procesos de cierre, incluso guetos.
Es bien sabido: la angustia ante la diversidad es tal que todo docente est tentado, en un momento u otro, de pensarla en trminos de categoras, de crear tipologas definitivas, de encerrar a
los alumnos en jaulas y pegarles etiquetas. Los grupos temporales siempre se conciben con las mejores intenciones y todo el
mundo clama su rechazo a convertirlas en guetos. Pero pronto
se ven revestidos de una forma de entropa. Se crean costumbres, los alumnos no tardan en poner nombre a su grupo y conferirse una identidad... hasta que se apropian esta identidad y la
reivindican: se reconstituye cada vez el grupo de los lentos y el
EN LA ESCUELA H O Y
de los rpidos, los que van retrasados y los que van adel
tados, los que tienen problemas con la escritura y los ti'm'~
dos, etc. L o que debera ser una ayuda temporal, se conviert"
en una forma de organizacin definitiva; la institucin reintegra
en su seno el seguimiento individualizado, pero se construye ex
elusivamente sobre ste, olvidando sus otras misiones y, en p a r "
ticular, la necesidad de favorecer todas las formas posibles de
enriquecimiento recproco por las diferencias. La homogenei
dad estructura el funcionamiento de la Escuela, con todas las
derivaciones bien conocidas: refuerzo sistemtico de las fuerzas
centrpetas en los grupos y exclusin de toda diferencia percibida como impureza no asimilable, encierro de los individuos
en una naturaleza que al principio no era ms que un diagnstico puramente hipottico y estrictamente funcional, creaciones de guetos y, a fin de cuentas, derrumbamiento de los propios principios de la institucin escolar, reducida a una yuxtaposicin de pequeas comunidades con ms o menos afinidades.47
'Y
47. Sobre esta cuestin, vanse los trabajos sociolgicos de IREDU y, especi
mente, de Marie Duru-Bellat: Les ingalits sociales l'cole (Pars, Presses universa
taires de F r a n c e , 2000). Sobre la cuestin de la organizacin de r a m i f i c a c i o n e s en ^
a,:
seno de la escuela secundaria, vase la obra de Frangois Dubet y Marie Duru Bell
L'hypocrisie scolaire (Pars, Seuil, 2000). Sobre las distintas concepciones de la
goga diferenciada, su historia y sus perspectivas, los peligros de clasificacin y
cierro, vase La pdagogie diffrencie: enfermement ou ouverture? de P n ' .
Meirieu en L'cole: diversits et diffrences, bajo la direccin de Alain Bentolila>'a
Nathan, 1996, pginas 109 a 150).
uela - a l menos en el perodo esencial de la escolaridad obli^ t o r i a - es, a la vez, transmitir un cuerpo de saberes que constig a en los fundamentales de la ciudadana y permitir la expe cia social de la construccin de una ley comn que tras11 n da todas las formas de particularismos y comunitarismos.
En este aspecto, el carcter aleatorio de la constitucin de las
clases no es un arcasmo, un resto superado del sorteo que antes
haca el ejrcito y que tendra vocacin de desaparecer desde el
momento en que la sociedad dispusiera de otros criterios de clas i f i c a c i n ms objetivos (el nivel, las lenguas y las opciones, el
ritmo de aprendizaje, la historia social o la pertenencia tnica);
el carcter aleatorio de la constitucin de las clases sigue siendo
un objetivo que hay que alcanzar, un horizonte lejano, y por el
que an se han de llevar adelante numerosos y difciles combates.
Y estos combates son tanto ms necesarios cuanto se justifican tambin en relacin con las exigencias propias del desarrollo psquico de cada nio. Porque, si bien necesitamos aprender
con los iguales (aquellos que tienen las mismas necesidades,
aspiraciones o dificultades), no aprendemos ms que de los
otros. Necesitamos encontrarnos con los iguales para sentir
que se nos tiene en cuenta en nuestras especificidades, pero, incluso con los iguales, slo aprendemos de los otros o, ms
exactamente, porque los iguales en un terreno determinado
siempre son tambin otros en otro terreno... Del idntico, no
se aprende nada: uno se acomoda en sus certidumbres, se admira como Narciso en el espejo del otro, antes de, rpidamente,
caer en la rivalidad mimtica de los hermanos enemigos. En
'ealidad, slo la confrontacin con la diferencia puede suscitar
en el alumno lo que los psiclogos denominan un conflicto sociocognitivo . En efecto, un sujeto no evoluciona ms que por la
necesidad de integrar en su arquitectura psquica nuevos datos
le llevan a reconfigurarla y a acceder a un nivel superior de
c mplejidad. Tiene que examinar otras soluciones a los problemas a los que se enfrenta que aquellas que se le ocurren esponta neamente; debe introducir en su sistema de pensamiento nuevos H K
nechos aportados por los otros; le es necesario confrontar
r
e P r e sentaciones de los fenmenos con las del otro, compaL
S U s maneras de aprender con las de sus compaeros, acercar
89
160
EN LA ESCUELA HOY
consti-
que rene - y debe ser admitido por todos- con l o que separa
fluencias
que cada uno pueda expresarse, ser escuchado y que la tarea co-
de los conocimientos
adquiridos.
Cada uno y cada una, tras escuchar a los otros, se ven obligados
le:
Prerrequisitos, o bien puede ser realizada en diferentes nivetaxonmicos: por ejemplo, podemos dar la misma lectura a
161
EN LA ESCUELA HOY
Sin embargo, en realidad en nuestra institucin escolar contempornea la heterogeneidad nunca es considerable: una multitud de dispositivos institucionales -repeticin de curso, orienta
cin, enseanza especializada- estn ah para regularla. Todo es
cuestin de una amplitud aceptable. Un docente de fsica o de
geografa sabe perfectamente que sus alumnos nunca podrn ser
completamente homogneos... Si no, adems, renunciara a ponerles nota, porque podra acabar poniendo la misma nota a
todo el mundo! Pero puede considerar, sin embargo, que hay conocimientos previos que son absolutamente necesarios para que
sus alumnos puedan beneficiarse de su enseanza. Adems, incluso en las situaciones educativas en que la heterogeneidad es
mxima y se busca deliberadamente, como en los talleres de
prctica artstica que agrupan a adultos, nios normales y personas de todas las edades con discapacidades mentales o fsicas,
se postula un cierta homogeneidad: y es porque se supone que
todos los participantes podrn expresar emociones a travs de su
cuerpo y compartirlas, por lo que se les hace trabajar conjuntamente. Sus diferencias -considerables respecto a los criterios tradicionales de la heterogeneidad escolar- no pueden expresarse si
no es sobre un fondo de semejanza radical, aqu la de su humanidad comn. As, no se puede hacer de la heterogeneidad un principio de funcionamiento que excluira toda homogeneidad, al
contrario! Para que las personas puedan enriquecerse de sus diferencias, es preciso, al mismo tiempo, que utilicen un lenguaje
comn, que dominen juntas herramientas tcnicas o conceptuales, que compartan la misma comprensin de las instrucciones y
que se pongan de acuerdo sobre un modo de funcionamiento
su grupo. Ciertamente, estas semejanzas fundadoras pueden
ser ms bien controladas a priori o ms bien anticipa
como posibles y la diferencia no es desdeable: en el caso
control a priori, el riesgo aceptado por el docente es menor,
calidad
11,35
49. Se encontrar un enfoque especialmente interesante sobre la amplitud pode la heterogeneidad y la necesidad de una homogeneidad fundadora en los
templos de trabajos artsticos desarrollados por Martine Meirieu en Se (re)connaitre
Parle thtre (Lvon, Chronique sociale, 2" edicin, 2002).
Slb 'e
163
144
79 EN LA ESCUELA HOY
tiempo, dar a todos lo que les une a los otros, y a cada uno 1
que le permite diferenciarse. Instituir la Escuela es, pues i
temar sistemticamente los tipos de agrupaciones para q u ^ '
trencen el igual y el otro cotidianamente en la clase y e ]
establecimiento: Y o soy como t porque tengo necesidad com
t, de comprender tal cuestin del programa de historia s
como t porque he adquirido contigo las competencias ling3
cas que nos permiten establecer un intercambio sobre esta cues
tin. Pero soy diferente a ti porque he estudiado un documento
que t no conoces, porque yo te aporto mi anlisis y mi sensibu
lidad, porque puedo preguntarte, de forma recproca, sobre
aquello que t sabes mejor que yo y, as, poder apropirnoslo
juntos. Maana, despus, yo me agrupar con otros alumnos
que, como yo, necesitan revisar tal o tal otra cuestin de gramtica. Y despus, con otros, construiremos una historia: habremos trabajado, con el docente, sobre un esquema comn, y reflexionado cada uno sobre un personaje y la manera en que
puede actuar. La historia que construiremos ser, pues, el resultado de lo que habremos hecho juntos con nuestras respectivas
aportaciones. Ms tarde, nos reuniremos toda la clase para la
leccin de geografa o para realizar un experimento de tecnologa y, despus, nos preguntaremos, de dos en dos, para ver si hemos comprendido lo mismo a pesar de que usemos palabras distintas para decirlo. Los que no hayan asimilado realmente tal o
tal otro punto tendrn un apoyo y no se reencontrarn necesar i a m e n t e con sus compaeros. Es posible incluso que, en esta
ocasin, descubran a alumnos a los que no conocan hasta entonces o sobre los que mantenan prejuicios estpidos. Maana,
el profesor organizar un debate en el que previamente habr
distribuido los papeles: no defender cada uno necesariamente
su punto de vista, sino que todos aprenderemos a argumentar a
partir de documentos y a escuchar al otro. Despus habr un
tiempo dedicado a los ejercicios individuales y cada alumno, si
tiene un problema determinado, podr ir a consultar la tabla
de competencias de la clase para ver quin puede ayudarle. El
viernes pondremos en comn las lecturas y cada uno de nosotros descubrir una obra que le apasionar y que leer ms rpidamente que la persona encargada de presentarla. En educacin
fsica, esta semana se ha decidido que los ms malos en ftbol
'
en
89
166 I
EN LA ESCUELA HOY
para
iente:
Y ^ t t u c i n escolar d e b e estar
estructurada para a c o m p a a r el
d e s a r r o l l o del nio en cada una
e las etapas necesarias de su
desarrollo
P o r q u es as?
Por qu es as?
~T^7qu~es un e l e m e n t o
constitu-
es
difcil
de
poner
en
En
qu
es
difcil
de
poner
Qu pasara si renunciramos a
Q u p a s a r a si r e n u n c i r a m o s
esta exigencia?
esta e x i g e n c i a ?
Qu tiene de peligrosa?
Q u tiene de peligrosa?
Cmo
podemos
estos peligros?
prevenirnos
de
Cmo
podemos
estos peligros?
constitu-
tivo del p r o c e s o e d u c a t i v o ?
t i v o del p r o c e s o e d u c a t i v o ?
En q u
E n q u es u n e l e m e n t o
prevenirnos
en
de
167
^^^^^HPF
81
EN LA ESCUELA HOY
Tensin 9
Entre planificacin necesaria y decisin imp r
visada, aprender a ejercer el criterio pedaggico
a actuar con discernimiento.
%
Sin modelo, por muy elemental que sea, todo profesional est
ciego. Tantea de forma emprica sin la menor visin de conjunto
de lo que hace ni la menor posibilidad de alcanzar los objetivos
que se ha fijado. Esto es algo evidente tanto para el artesano, el
ingeniero, el agricultor, el cirujano, como lo es para el docente
Pero, en qu consiste un modelo profesional? Es una representacin, incluso somera, de la realidad sobre la que se quiere
actuar, de sus principales componentes, de su disposicin interna y de las posibles entradas que permiten que evolucione. Es
un conjunto de hiptesis - q u e pueden resultar ser inexactas respecto a la verdad cientfica estricta-, pero que ofrecen puntos de
partida posibles para la accin. Se trata de concepciones, ms o
menos formalizadas, que permiten anticipar las consecuencias
posibles de una accin, confrontarlas con los objetivos que se
quieren alcanzar, ajustar su estrategia, verificar los resultados,
remediar las dificultades a medida que aparecen.
En este aspecto, todo docente dispone, normalmente sin saberlo, de un modelo profesional que combina una representacin psicolgica de sus alumnos, una representacin histrica e
institucional de lo que debe ser una clase, as como una concepcin ideolgica del papel que debe desempear el docente. B
alumno en primer lugar, explcitamente o no, todo docente tiene
una concepcin del alumno ideal, con los comportamientos esperados y los resultados posibles, con su modo de funcionamiento interno, su representacin de la motivacin y su teora
del aprendizaje. Sabe - o al menos acta como si supiera- cmo
funciona un alumno, lo que pasa en su caja negra, ante q ue
reacciona, cmo aprende y memoriza. A continuacin, la cas*
89
144
82 EN LA ESCUELA HOY
edn elaborarse, aunque sea de f o r m a imperfecta, m o As P u el n al docente los medios para abordar su c ase c o m o
^ T a qd" ee r o profesional, capaz de saber por adelantado /lelos
en
un f d
e P
c m o negar ah. Est claro, lo que esta
un
dnde
Esencial
juego
l d o c e n t e
cebir una secuencia sin ser capaces de precisar cules son sus finalidades, en trminos de valores a promover, y sus objetivos, en
2"
modelos
profesionales p u e d e n
ponerse
en
jaque
a continuacin:
tar las cosas entre las que deber escoger. Los apoyos cientficos,
delos
finalmente:
profesionales
aceptables
siempre
son
arquitecturas
formation initiale et en formation continu (Pars, ESF diteur, 1995 edicin revi-
Pa
Parer
Applications
pratiques
Prparer un
'Ts. un
ESF
diteur
Finalmente,
para(Pars,
todo loESF
quediteur,
respecta2000)
a la yplanificacin
cours
- 1 1999).
curs - 2: Us stratgies-,;,eficaces
(Pars,
pdagogiques eficaces
(ParsESF diteur, 2001).
didctica propiamente dicha, se trabajar con las dos obras de Alain R.eunier: Pre-
recorridos
^^^^^HPF
I 83
52. Giles Ferry, en una obra aparecida en 1983 y reeditada en 2003, Le traje! ^
la formation (Pars, L'Harmattan) desarrolla brillantemente las diferentes concep ^
nes de la formacin de los docentes y, en particular, la tensin constitutiva entn-*J
instrumentalismo y la dramtica: el instrumentalismo necesario para re ^
la opacidad y lo aleatorio, y la dramtica que es la nica que puede dar cue J ,t ^ ct .
espesor de la actividad educativa. Philippe Perrenoud describe, por su parte,
^^
vidad docente insistiendo en la importancia de las decisiones imprevistas en
dianidad que vienen a poner en jaque las utopas racionalistas, en su obra.
ner; agir dans l'urgence, dciderdans l'incertitude (Pars, ESF diteur, 1996).
*
r __
tarse perma
Ck C1
Sea
l,na
en e'
I O
] X s
1 74
EN LA ESCUELA HOY
rtinente
res de la Escuela. 53
regunte a cada instante, cules son los envites tericos que per-
mitiran dar luz sobre la multitud de decisiones que hay que to-
tre la lgica de la
finalizacin
a seguir una demostracin que, por una vez, parece haber com-
consecuencia:
] 1/3
^^^^^HPF
85
EN LA ESCUELA HOY
5. El docente debe combinar el uso de modelos, la utilizacin de rutinas y la capacidad de reaccin necesaria para
tomar las decisiones pertinentes siendo consciente de lo
que hay en juego.
Nadie puede dudar del hecho de que la profesin de piloto de
avin exige un alto nivel de preparacin tcnica y competencias
importantes. Sin embargo, si el piloto prepara el plan de vuelo,
verifica minuciosamente la check-list, y toma los mandos en el
despegue, en situacin de crucero normal, pasa enseguida el relevo al piloto automtico. Sin embargo, esto no significa que no
ejerza una vigilancia permanente. Tampoco significa, con ms
razn, que no pueda retomar los mandos en caso de dificultad,
si la situacin meteorolgica lo exige o si se produce un incidente. Sin llevar ms all la metfora -y, especialmente, sin considerar a los alumnos simples pasajeros- acaso no podemos ver
aqu una forma de actividad profesional que nos da luz sobre lo
P en
Para ello, tiene necesidad de disponer de una doble competencia que es tambin una doble virtud profesional: la vigilancia informada (que remite a la capacidad de detectar los indicadores de disfuncin) y la movilizacin de saberes de accin recuperados de su formacin y experiencia. As, en el momento
Portuno, cuando se d cuenta, por ejemplo, de que la clase funciona encerrando a cada uno en lo dado, remitindolo a su supuesta identidad y aislndolo en el rol tradicional que le est reservado, le corresponde apropiarse de un pequeo hecho y darle
a vuelta a esta lgica para poner a un alumno -y, entre parnteSls ' a toda la clase- en situacin de liberacin y emancipacin:
"Mira, Jos, hoy te vas a encargar de la animacin de la puesta
| 89
^^^^^HPF
144
86 EN LA ESCUELA HOY
debe
docente
racionalmente
planificar
su t r a b a j o
para
T o d o d o c e n t e d e b e ser c a p a z d e
improvisar y tomar
c o n urgencia...
Por qu es as?
En q u es u n e l e m e n t o
constitu-
En
qu
es
difcil
de
poner
E n q u es u n e l e m e n t o
de
constitu-
tivo del p r o c e s o e d u c a t i v o ?
en
En
qu
es
difcil
de
poner
Q u p a s a r a si r e n u n c i r a m o s
esta exigencia?
esta e x i g e n c i a ?
Qu tiene de peligrosa?
Qu tiene de peligrosa?
Cmo
podemos
estos peligros?
prevenirnos
en
de
Cmo
podemos
estos peligros?
decisiones
prevenirnos
de
89
180!
EN LA ESCUELA HOY
Tensin 10
. r e S y comunicarse entre ellos. Luego, esta obligacin de obte r e s ultados tom distintas formas, siempre alternadas por el
f t a d o que oblig sucesivamente a la Escuela a formar una mano
A obra capaz de adaptarse a la Revolucin industrial, a instruir a
1 ^ n i o s de las clases medias para hacer de ellos los mandos inrmedios que necesitaba el pas, a escolarizar a los nios inmirantes para favorecer su integracin... despus conseguir que el
80% aprobara el examen de bachiller, y que el 100% de alumnos
btuviera una calificacin. N o hay nada de sorprendente en ello:
no vemos por qu razn un pas no podra fijar objetivos a su escuela en la medida en que sta, como ha demostrado Durkheim,
sigue siendo un instrumento de normalizacin.
Los progenitores son tambin contribuyentes y, como ciudadanos, no hay ninguna razn para que no ejerzan, a travs de sus
instancias representativas, un control de la calidad de la actividad de la Escuela que financian. Es cierto que, durante mucho
tiempo, no han intentado hacerlo; tenan toda la confianza en el
sistema establecido por el propio Estado que garantizaba la calidad y la homogeneidad de los servicios prestados. El boletn de
notas y los inspectores estaban presentes: la administracin, en
toda su omnipotencia, permita a las familias dormir en paz. No
era posible ningn patinazo: el sistema, bloqueado por una multitud de dispositivos de formacin y control, slo exclua a los
alumnos que no merecan seguir los estudios y, adems, ningn
padre habra osado poner en tela de juicio la competencia o la autoridad de un maestro. Guizot, que haba trabajado y dejado una
herencia monrquica (haba sido ministro de Luis Felipe), fue
perfectamente integrado por la Repblica convencida, tambin,
de que la ignorancia hace que el pueblo sea turbulento y ferozPero no deberamos creer, por ello, que el control de los objetivos
y de los mtodos exonerara a los docentes de toda obligacin de
obtener resultados. Es cierto que los maestros no estaban obligados a que todos sus alumnos aprobaran el Certificado de Estudios (de hecho, no los presentaban a todos), pero s que deban inculcar una moral republicana y, ante todo, erradicar los dialectos
y lenguas locales para hacer acceder a todos los nios a la lengua
francesa. Obtuvieron unos amplios resultados -empleando, adems, el mtodo de la fuerza- y sin duda gracias a ello los soldados
llegados de todos los rincones de Francia pudieron, durante Ia
Primera Guerra Mundial, comprender las rdenes de sus supe'
Lo que es nuevo no es pues la obligacin de obtener resultados en s misma, sino la manera en que se manifiesta. L o que
era antes una prerrogativa del Estado, se convierte hoy en da en
un medio de presin en manos de los padres de los alumnos.
Cada uno de ellos, individualmente, exige a la escuela de su
hijo o de su hija y, ms especialmente, a los docentes que se ocupan de ellos, que les permitan obtener buenos resultados. La inquietud de los docentes refleja aqu, ampliamente, el rumor pblico y la representacin dominante entre nuestros conciudadanos: Cuando un nio aprueba, es que es inteligente; cuando
suspende, es que su profesor es malo. Y los propios docentes,
cuando se trata de sus hijos, no escapan a esta locura... Aunque,
es realmente una locura? No podemos considerar legtimo
que unos usuarios que financian una institucin exijan controlar su rendimiento? Y acaso la indiferencia no es mortfera
para nuestras sociedades? No se encuentra en el origen del
analfabetismo, tanto lingstico como cientfico? Podemos
aceptar el descaro manifestado a veces por determinadas organizaciones profesionales de docentes que exigen no tener que
rendir cuentas a nadie? Y el sistema no funcionara mejor si,
tal como sugieren polticos de derechas y de izquierdas, la obligacin de los resultados se instituyera en la adquisicin de los
'enguajes fundamentales al final de la escuela primaria? 56
56. Es lo que sugiere, por ejemplo, Pierre-Andr Perrissol (de la Union pour la
Maorit Prsidentielle) en su obra ,4 bonne cole: nos propositions pour l'cole (Pars,
181
144
89 |
^^^^^HPF SEGUNDA PARTE. EL MAESTRO: T E N S I O N E S PARA UNA PROFESIN
88 EN LA ESCUELA HOY
de
s ! " Ka d e
011
Hablando ms en serio, los simples observadores del funcionamiento del sistema actual no dejaran de observar hasta qu
punto la obligacin de resultados podra acentuar la derivacin
liberal. Todo director de escuela o de un centro formativo sabe
cmo obtener buenos resultados: a travs de una seleccin rigurosa, de un entrenamiento intensivo sin hacerse grandes planteamientos, de la exclusin de todos los rebeldes y los rezagados. Todos podemos ver que hoy en da no son los buenos centros los que
hacen buenos alumnos, sino los buenos alumnos los que hacen
buenos centros. La obligacin de resultados prcticamente no estimula la inventiva pedaggica, sino que desarrolla todas la formas de seleccin y todos los efectos perversos que la a c o m p a a n desde el momento en que determinados centros obtienen buenos
resultados, son ms solicitados; si son ms solicitados, deben hacer una mayor seleccin... Se instala entonces una jerarqua q u e
Sin
a C entuar
veces
et
57. Para consultar estudios ms concretos sobre esta cuestin, podemos consultar
obras de Robert Baillon y, en especial, La bonne cole - valuation et choix du collge
au lyce (Pars, Hatier, 1991) y Les consommateurs d'cole (Pars, Stock, 1982).
^^^^^HPF
89
EN LA ESCUELA HOY
cion... 58
4. El hecho de no preocuparse de los resultados que obtienen desresponsabiliza a los docentes y no les permite luchar contra todas las formas de fatalidad.
No podemos dejar de decir, evidentemente, que un colegio que
se obliga a poner en prctica todos los medios posibles para hacer que sus alumnos aprueben, no puede dejar de interesarse
58. Sin embargo, es posible evaluar los efectos de las prcticas pedaggicas sin
a resultados brutos. L'encyclopdie de l'valuation en formation et en ducatio,, de Andr de Peretti, Jean Boniface y Jean-Andrs Legrand proporciona numerosos e j e m p l o s . (Pars, E S F diteur, 1998).
1 "litarse
89
^^^^^HPF
por los resultados que obtiene. Incluso si los docentes se insc " J
se
si la Escuela, en su funcionamiento
realidad,
eje
pedaggico,
no
^ l i g a c i n de resultados en su exigencia
institucional.
La pe-
n"
terminados
el desnimo y el rencor.
inevitable-
psicolgica,
econmica,
requiere que,
juzgar
e fecto,
el xito de una
institucin.
Recordemos,
en
P r la satisfaccin de los usuarios, sino que debe ser consi59. Sobre la no reciprocidad en la relacin pedaggica, su importancia y sus
mites, vase Le choix d'duquer- thique et pdagogie (Philippe Meirieu, ESF diteur,
1991. Versin en castellano: Barcelona, Ediciones Octaedro, 2001).
89
Por ello tenemos ante nosotros un gran campo de trabajo- Qu indicadores utilizar para observar si nuestra Escuel
consigue eficazmente transmitir los saberes necesarios para '
diallte es
unCa.e
pel
elCC
hay en juego?
- Qu indicadores utilizar para saber si nuestra Escuela contri-
ha
e r T iitir
n V utilizacin de los indicadores deben ser abiertas: ine d e b e r a poder disponer, junto a los indicadores nacio-
cU
CC1
^autonoma? Por qu la manera en que se organizan las reun i o n e s de padres, su frecuencia y los objetos de trabajo no po-
dran
cin e
mentacin racional?
grupos
social
universal
trabajo
cin
89
1 yu
EN LA ESCUELA HOY
SEGUNDA PARTE. EL MAESTRO: TENSIONES PARA UNA PROFESIN
obligacin
de
resultados
r e s p e c t o a las exigencias
socia-
les y polticas
E n q u es un e l e m e n t o constitu-
es
difcil
de
poner
en
p r c t i c a esta e x i g e n c i a ?
Q u p a s a r a si r e n u n c i r a m o s
Qu tiene d e peligrosa?
Cmo
podemos
tener
la
obligacin
p o n e r t o d o s los m e d i o s , a ries
prevenirnos
E n q u e s u n e l e m e n t o constitu
tivo del proceso educativo?
Especialista de los saberes que tiene que ensear y experto en pedagoga, el docente enriquece
permanentemente su potencial de accin a travs
de la estrecha interaccin entre estos dos terrenos.
qu
es
difcil
de
poner
en
Q u p a s a r a si r e n u n c i r a m o s a
esta e x i g e n c i a ?
Qu tiene de peligrosa?
de
En
p r c t i c a esta e x i g e n c i a ?
esta e x i g e n c i a ?
estos peligros?
puede
e s c o l a r ^ T l
11
P o r q u es as?
institucin
d e p e r d e r su r o p i a sustacia
P o r q u es as?
En
La
T e n s i n
Cmo
podemos
estos peligros?
P o d e m o s a s o c i a r estas d o s e x i g e n c i a s en:
prevenirnos
de
191
192
EN LA ESCUELA HOY
193
v!
M e e r
mnt^^dos delcTdsciplinay a su puesta en prctica, pero rechazan la existencia de lo que consideran como una nebulosa que
se habra constituido de forma abusiva como una disciplina aur la pedagoga. Y los intelectuales, confundiendo aletnoma:
a
,
,
gremente
la jerga de los primeros, acusan a la pedagoga de operar una reduccin tecnicista del acto de aprender... mientras que precisamente los pedagogos, atentos a las tensiones y a las contradicciones que trabajan permanentemente en la empresa educativa,
batallan con dureza contra una visin estrecha y mecamca de la
didctica.
Todo viene, sin duda, de la ambigedad de la palabra pedagoga. Algunos la confunden con las ciencias de la educacin, cuando no con la ciencia de la educacin, de la que, sin
embargo, nadie se hace responsable desde hace ms de un siglo! Ahora bien, si las ciencias de la educacin representan una
seccin universitaria en la que trabajan docentes-investigadores
que se proponen, con procesos cientficos diferentes (sociolgico, psicolgico, psicosociolgico, psicoanaltico, histrico,
61. Sobre Joseph Jacotot y su obra, vase el estudio de Jacques Rancire, Umatignoran, (Pars, Fayard, 1987) y el opsculo: Joseph ^tot:peut-on
<
tonssavoir? (dirigido por Philippe Meirieu, Mouans-Sartoux, PEMF, 2001). Sobre la
esPecificidad del enfoque didctico de los contenidos de las d i s c . p h n a s y e a s e ^
virs scolaires et didactiques des disciplines: une encyclopdie pour aiqourdhui (bajo
direccin de Michel Develay, Pars, ESF diteur, 1995).
144
94 EN LA ESCUELA HOY
MAESTRO:
T E N S I O N E S PARA UNA PROFESIN|8
^^^^^HPF SEGUNDA PARTE.
EL
V a r
iniciar
^ ^ ^ H T
3. La pedagoga no puede hacer caso omiso a las limitacio, nes especficas de cada situacin de enseanza.
Comprendemos bien las inquietudes de aquellos que desprecian
la pedagoga: temen que los docentes, fascinados por los desafos educativos que se plantean y las teoras de las que se alimentan, olviden que toda educacin est constituida por un
62. Vase el hermoso loge des pdagogues d'Antoine Prost (Pars, Seuil, 1985) y el
muy interesante Manifeste pour les pdagogues de Jean Houssaye, Daniel Hameline,
Michel Soetard, Michel Fabre (Pars, ESF diteur, 2002); las pginas 5 y 6 proponen
un manifiesto para la pedagoga que yo suscribo plenamente" Sobre la historia de
la pedagoga como conjunto de doctrinas que responden a desafos, vase La pdagogie: thones et pratiques de lantiquit nos jours (dirigida por Clermont Gauthiery
Maurice Tardif, Montreal, Canad, Gaetan Morin, 1996); vanse tambin las obras
coordinadas por Jean Houssaye: Quinze pdagogues, leur influence aujourd'hui (Pars,
Armand Colin, 1994) y Pdagogues contemporains (Pars, Armand Colin, 1996).
| IV/
EN LA ESCUELA HOY
cura...
64
89
g a r 3 e S t mr
S g T g i c a
n o
de enfoques? Pero,
que se merece
Nadie
puede
ensear
eficaz-
m e n t e sin un d o m i n i o
perfecto
de
la
los
contenidos
de
ense-
a n z a y d e las c o n d i c i o n e s d e su
trasposicin didctica
puede
ta Ki
lioia
Si.
hav
en
constitu-
En
qu
es
difcil
de
poner
e l e m e ^ ^ ^ T
prctica esta e x i g e n c i a ?
Q u p a s a r a si r e n u n c i r a m o s
E n q u es un
En
qu
es
difcil
de
poner
en
esta e x i g e n c i a ?
que
renunciar
hacer
Tensin
: Trasmisin
Cmo
podemos
estos peligros?
prevenirnos
El a l u m n o n o e s t e n c o n d i c i o n e s
Cmo
podemos
estos peligros?
prevenirnos
tad d e a p r e n d e r y d e crecer.
intereses
deciden p o r l.
enciclopdica
sumisin
al
deseo
de
aprender
de
La institucin e s c o l a r d e b e p r o g r a m a r el a p r e n d i z a j e d e l o s a l u m n o s
independientemente
d o si n o p o n e e n p r c t i c a s u l i b e r -
de d e c i d i r s o b r e s u s a p r e n d i z a j e s
Qu tiene de peligrosa?
de
que
^ T s T F o r m a l i z a c i n
Qu tiene de peligrosa?
N i n g n a l u m n o p u e d e ser educa-
es e d u c a b l e y n u n c a
a xito en sus a p r e n d i z a j e s .
dei
: Educabilidad y libertad
Tensin
r ^ i u m n o
P o r q u es as?
E n q u es un e l e m e n t o
ense^Tr~~|
te s i n u n r e e n c u e n t r o c o n el
q u e d e el s e p u e d e n o b t e n e r
P o r q u es as?
A n e x o
de
los
pro-
yectos individuales y a l e a t o r i o s d e
stos.
La
institucin
yarse
sobre
escolar
debe
los p r o y e c t o s
apo-
de
a l u m n o s , p o r q u e sta es la
los
nica
T e n s i n 4: R u p t u r a c o n l o d a d o y a p o y o s o b r e l o y a e x i s t e n t e
El d o c e n t e
debe
romper
con
lo
El
docente
debe
apoyarse
sobre
dado, p e r m i t i r al n i o l i b e r a r s e d e
a q u e l l o q u e el n i o y a s a b e , s o b r e
todo lo q u e lo encierra, y
acceder
le
as a n u e v o s s a b e r e s , n u e v o s s a b e r
hacer y n u e v o s c e n t r o s d e inters.
b i r l e el a c c e s o a t o d o n u e v o saber.
Tensin
5: R e s p e t o
previo
del
orden
escolar
prohi-
descubrimiento
progresivo d e la ley
L a E s c u e l a d e b e r e s p e t a r el d e s n i -
vel e n t r e el a d u l t o - c i u d a d a n o y el
p o n i e n d o a los a l u m n o s en situacio-
alumno-en-formacin
nes c o n c r e t a s e n q u e p u e d a n v i v i r la
imponer
el r e s p e t o p r e v i o d e l o r d e n e s c o l a r .
e x p e r i e n c i a d e la c i u d a d a n a .
lecole-Des
contradictions...
T e n s i n 6: A c o m p a a m i e n t o r i g u r o s o y a u t o n o m i z a c i n n e c e s a r i a
L a i n s t i t u c i n e s c o l a r d e b e estructurarse p a r a a c o m p a a r el d e s a r r o l l o d e l n i o e n c a d a u n a d e las etapas n e c e s a r i a s p a r a su d e s a r r o l l o .
L a i n s t i t u c i n e s c o l a r d e b e libera
al n i o d e la tutela q u e e j e r c e sob r e l y p e r m i t i r l e a c c e d e r a la au
tonoma.
An<*
Ejercicios de profundizac.n
T e n s i n 7: A p r e n d i z a j e d e l o p r o h i b i d o e i m p l i c a c i n e n l a a c e p t a
cin d e
riesgos
E l d o c e n t e d e b e f o r m a r al a l u m n o
p a r a q u e a p l a c e sus i m p u l s o s y
s a l g a d e l f a n t a s m a d e la o m n i p o tencia.
diferentes, puedan
E l d o c e n t e d e b e f o r m a r al alumno
p a r a c o r r e r el riesgo d e a f r o n t a r ] 0
d e s c o n o c i d o y p e r m i t i r l e vivir el
a p r e n d i z a j e c o m o trasgresin constructiva.
T e n s i n 8: T r a t a m i e n t o e s p e c f i c o d e l a s n e c e s i d a d e s d e c a d a uno
e n g r u p o s h o m o g n e o s y e n r i q u e c i m i e n t o a t r a v s d e l e n c u e n t r o de
la diferencia en g r u p o s heterogneos
La institucin escolar debe organizar grupos
especficos
adapta-
9: P l a n i f i c a c i n
previa
L a i n s t i t u c i n e s c o l a r d e b e establec e r s i t u a c i o n e s d e t r a b a j o en grupos
h e t e r o g n e o s c o n el f i n d e favorecer
el e n r i q u e c i m i e n t o r e c p r o c o de los
a l u m n o s y e n s e a r l e s a cooperar.
indispensable
oamientos e n u c
, Kion
entraoinvalida -ms bien al contrario- la reflexin niciaud.
esto
no
que
Tensin
l a s e x i g e n c i a s q u e esta t e n s i n e x i g e q u e t e n g a m o s e n c u e n t a ?
.Cules son
improvisacin
obligatoria
T o d o d o c e n t e d e b e p l a n i f i c a r ra-
T o d o d o c e n t e d e b e ser c a p a z de
c i o n a l m e n t e su t r a b a j o c o n el
g e s t i o n a r c o n t e x t o s , situaciones y
fin
d e t e n e r las m x i m a s g a r a n t a d e
reacciones
x i t o e n t o d o s l o s o b j e t i v o s q u e le
imprevistos,
urgente.
improvi-
T e n s i n 10: O b l i g a c i n d e o b t e n e r r e s u l t a d o s y o b l i g a c i n d e p o n e r
los m e d i o s n e c e s a r i o s
Qu desviaciones puede tener tal exiQu desviaciones puede tener tal exi-
gencia?
gencia?
L a i n s t i t u c i n e s c o l a r est o b l i gada a obtener unos resultados
r e s p e c t o a las e x i g e n c i a s s o c i a l e s y
p o l t i c a s d e la N a c i n .
finalidades.
T e n s i n 11: D o m i n i o d e l o s s a b e r e s q u e h a y q u e e n s e a r y r e f l e x i n
pedaggica
Nadie puede ensear eficazmente
sin u n p e r f e c t o d o m i n i o d e l o s
c o n t e n i d o s d e la e n s e a n z a y d e
las c o n d i c i o n e s d e su t r a n s p o s i cin didctica.
en esta desviacin?
en esta desviacin?
sus consecuencias?
A n e x o
a u
ha
detectar
" Adeudo p a r e c e r
que el
docente se enfrenta a una eleccin difcil- y analizarla. A partir
- tenues de superar el bloqueo
H a
ha
,id
K ^ d i l o ?
D e
Ho
9-
trabajo
- en
nos?
nos?
- en el terreno de
intervenir.
TERCERA PARTE
La clase:
referencias para una prctica67
1
67. En esta tercera parte, que hemos querido que fuera concisa y precisa, no hemos hecho constar el conjunto de referencias y aportaciones que pueden completar
a exposicin de cada indicacin; habra sido demasiado fastidioso para el lector y,
adems, nos habra hecho entrar en debates sobre el origen histrico y la paternidad
e tal o cual propuesta, lo que no entraba en el proyecto de esta obra. La inmensa
mayora de las propuestas que siguen a continuacin, sin embargo, deben mucho a
todo el patrimonio pedaggico sobre el que ya hemos dicho que es lstima que sea
dado o dejado de lado: en particular y sin ser exhaustivos, debemos sealar nuesdeuda hacia Itard y Pestalozzi, Pauline Kergomard y Ferdinand Buisson, Don
co y Maria Montessori, Froebel y Kerchensteiner, Ferrire y Claparde, Makay Clestin Freinet, Dewey y Rogers, Paulo Freire y Yvan Illich, Don Lorenzo
Mil;3,11 y Fernand Oury... pero tambin hacia Kant, Alain o Janklevitch. Sin olvidar
a los
^
Psiclogos del aprendizaje ni, evidentemente, a la masa de pedagogos annidas * < ' Ue P u k " c a n regularmente, en revistas especializas demasiado poco conoci como los Cahiers pdagogiques, reflexiones v herramientas poco difundidas y
Apartidas.
I
REFERENCIA,* traduccin de repre, voz francesa, nombre
m a s c u l i n o , variante de repaire introducida en francs en 1676,
del latn reperire (encontrar, volver, descubrir).Utilizado inicialmente para designar las marcas realizadas a las diferentes piezas de un armazn para facilitar su montaje. Por extensin, designa las indicaciones que figuran en algunos elementos y que
permiten reconocerlos, ajustarlos o situar los unos en relacin
con los otros. En el campo de la geodesia, designa a una huella o
marca realizada sobre la parte central de un hito destinada a
asegurar la duracin de una medida. En fsica, constituye un
sistema de coordenadas, ligadas a un slido indeformable, que
permiten determinar la posicin de un acontecimiento en el espacio.
Actualmente se utiliza mucho en sentido figurado y de manera negativa para significar la desaparicin de criterios incontestados en el plano filosfico y, sobre todo, moral: la prdida
de referencias . Parece ser que, en esta perspectiva, las referencias slo se identifiquen cuando se difuminan o desaparecen. La
nocin de referencia aqu es entendida de forma nostlgica para
N.T.: E l trmino francs repre se traduce por seal, marca, indica j a l n , referencia, aunque ninguna de estas palabras transmite el signifi0 c o m p l e t o . En el contexto que nos ocupa, referencia ofrece el significado ms
gustado.
Bi
on>>.
b a b l e s ,
ms
sUS C c
rencias
214
EN LA ESCUELA H O Y
TERCERA PARTE. LA CLASE: REFERENCIAS PARA UNA PRCTICA
Referencia 1
con ellos. El docente tiene una responsabilidad esencial
dose
I
I;'
'i')'!!
eS,Q
las
beos
qu?
acio en
t0
Por
ste
^fuerzo
no
sern
]os fracasos
se presentarn c o m o superables.
Contener,
prohibicin
un a l u m n o
uno m i s m o
llega,
lencia
Ij!i!l|
Contener,
iiHif|<i||i(
los dems, en segundo lugar. Porque los otros estn siempre all,
alumno
pero se sanciona sistemticamente a aquel que ejerce viosobre el otro, impidindole buscar, osar, implicarse...
tambin, estableciendo claramente los lmites: cada
podr
biendo
ger
rando
deben
recho
dems,
miedo
Tanto
finalmente,
sepa-
se
reza
podr
Y la fatalidad.
^Prendizajes. E
.
Pue
lc in
es
el
^
2 15
'
Referencia
| 217
Fn la clase, los tiempos y los lugares estn especificados y corresponden, a la vez, a actividades
que hay que realizar y a comportamientos esperados claramente identificados.
i? Porque el aprendizaje no puede ser una especie de ro
.Por que.J
atico que arrastrara a los alumnos, quienes pasaran de una
etapa a otra sin comprender lo que les sucede. Para poder hacer
frente, ms tarde, a situaciones de este tipo, en primer lugar hay
que haberse entrenado descomponiendo el proceso, haber comprendido lo que permite superar cada segmento de la actividad,
haber analizado las situaciones de cada uno ellos, lo que los caracteriza especficamente, los comportamientos que exigen, las
herramientas que se necesitarn para hacerles frente. En efecto,
existe una forma de profesionalismo del trabajo escolar del
que se prescinde demasiadas veces... Normalmente, los docentes
del ltimo curso del instituto estn atentos a ello, as como sus
colegas de los institutos profesionales, mientras que, a veces, en
la escuela secundaria o en el instituto de enseanza general, se
deja instalar un ambiente de aficionados sistemtico, cuando no
se cultiva un diletantismo catastrfico: los alumnos son abandonados a su suerte, siguen como pueden, los ms motivados y los
ms hbiles intentan desesperadamente descodificar lo que se
espera de ellos. Ahora bien, la imprecisin de las expectativas y
de las instrucciones siempre penaliza a los alumnos ms frgiles. En cambio, stos son tranquilizados y pueden implicarse
ms fcilmente en el trabajo cuando el profesor se toma el
tiempo de enunciar previamente una serie de preguntas y darles
respuesta: Cules sern los distintos momentos de trabajo de
' a dase? Cules sern sucesivamente los objetivos? Cmo func 'onar, cada vez, el grupo-clase? Qu comportamientos se esperarn de cada alumno? Qu materiales se pondrn a su disposicin? Qu instrumentos de trabajo absolutamente necesarios debern estar presentes en los pupitres y cmo se debern
ut Uizar? Slo los que nunca se han enfrentado a las verdaderas
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j n individual y silencioso.
p r la escuela secundaria, un profesor de lengua ha decidido
q u e sus alumnos hagan un ejercicio de bsqueda de vocaa
; , r i o utiliza la tcnica del lipograma: en pequeos grupos,
u aue rescribir un texto pero prohibiendo el uso de una letra
^terminada. Antes de empezar, se ha tomado el tiempo de har el inventario del material del que hay que disponer en cada
^esa- una copia del texto que hay que rescribir para cada
alumno, un cuaderno para hacer borradores para cada uno - n o
es lo mismo que si hay uno solo para todo el grupo-, lpices y
gomas, diccionarios. Adems, dedicar un tiempo a plantear
qu tipos de diccionarios hay que utilizar y cmo usarlos.
Quin puede creer que estas cuestiones no tienen importancia'para e l b u e n desarrollo de la clase, la eficacia del trabajo, la
formacin de los alumnos, la consecucin del objetivo... e incluso la tranquilidad del docente? Quin puede minimizar estas cuestiones de organizacin material que no son la expresin
del capricho del docente, de sus manas, de un autoritarismo arbitrario, sino de una autoridad que representa las exigencias
mismas del trabajo emprendido? Est claro que no ser el profesor de biologa ni el de tecnologa, como tampoco el de plstica
o el de educacin fsica... Todos saben que debe presentarse claramente cada actividad como una verdadera situacin de trabajo que requiere comportamientos y herramientas que los
alumnos no conocen espontneamente. El anlisis tcnico, incluso ergonmico, de toda situacin de aprendizaje en trminos
de obligaciones del trabajo y la comunicacin clara a los
alumnos de estas obligaciones no resolver todos los problemas,
P e r o permitir, como mnimo, desembarazarse de una multitud
de disfunciones, incluso faltas de civismo, que no se deben ms
^ e al carcter demasiado evasivo de las instrucciones y a la insuficiente explicitacin de las expectativas.
219
220
EN LA ESCUELA HOY
Referencia 3
reos, parecen no ponerlos en tela de juicio. Por qu entonlos mismos adolescentes que, sobre un tatami de judo, se
Obligan a respetar rituales mucho ms antiguos que podran
erfectamente hacerles sonrer, no quieren comprender que la
Escuela tambin pueda imponer sus propios rituales? Sin duda
orque no perciben el significado de estos ltimos y su coherencia con la actividad que se les propone. Un combate de judo imnlica reglas estrictas consubstanciales a la actividad deportiva
en cuestin: el saludo, el respeto del marco espacial, y convenciones que proscriben determinados comportamientos, no se viven como decisiones arbitrarias de un profesor que impondra
sus caprichos o que intentara desesperadamente aferrarse a tradiciones obsoletas; son fundadores del propio deporte en su especificidad, representan su proyecto. N o pertenecen al mismo
orden que un reglamento interior que podra variar de un
club a otro... Mantienen con la propia tarea una relacin de necesidad interna y esta relacin es la que hay que buscar en la
elaboracin de los rituales escolares. Para ello, el equipo de profesores debe dedicarse colectivamente a identificar las exigencias propias del funcionamiento mismo de la institucin y del
trabajo a realizar por los alumnos. Estos rituales no deben aparecer como algo aleatorio y definido por una persona con unas
manas ms especialmente desarrolladas o que, por su funcin,
estara predestinada a hacerlos respetar. Deben ser asumidos colectivamente por toda una escuela o centro. Deben ser presentados y explicados en momentos muy simblicos en que todos los
educadores y resto del personal aparezcan solidarios, en que
todo un equipo se comprometa a hacerlos respetar, con las especificidades inevitables ligadas a la edad de los nios y a las diferentes disciplinas de enseanza. Imaginmonos aqu lo inimaginable: una asamblea general, a principio de curso, con todos los
alumnos de primer ao de una escuela de secundaria, con el
c njunto de directivos, docentes, personal administrativo y de
Se rvicio: cada uno y cada una -incluidas las seoras de la limpieza- se presentan y explican su funcin; el director expone
ararnente lo que es una escuela secundaria y cules son las
0r idiciones que le permiten funcionar al servicio de todos; el
Personal administrativo y de servicio describen sus tareas y diCe n lo que los alumnos pueden esperar de ellos, pero tambin lo
0
Por qu? Porque, en la Escuela, hay mucho en juego en la capacidad de pasar de una situacin a otra. Y, en primer lugar, de l a
seguridad afectiva familiar -cuando existe- al encuentro' tanto
con las diferencias de sensibilidad, de opiniones y de orgenes
como con las obligaciones objetivas de la vida escolar. Ahora
bien, no se pasa tan fcilmente de una a otra. Hace falta un tamiz: imprescindible, claro est, para los nios ms pequeos
para quienes el perodo de destete familiar y de acogida es determinante por la maana en la escuela. Se aprender a dejar a
mam al otro lado de la puerta y a lanzarse a realizar actividades
sin ella, lejos de su mirada e incluso olvidndose, por un momento, de su existencia. Ms adelante, y durante mucho tiempo,
habr que aprender a cambiar de actitud cuando se pasa del universo del recreo al mundo de la clase: la dispersin del juego y la
gesticulacin natural que la acompaa deben disciplinarse para
permitir la concentracin sobre los ejercicios de lengua o de geografa. Antao, se obligaba a los alumnos a quedarse unos instantes en silencio, de pie al lado de la mesa, antes de sentarse. No estoy seguro de que haya que eternizar necesariamente este ritual
probablemente anticuado. Pero es evidente que hay que reemplazarlo por una cesura adaptada: quiz sea un momento m u s i c a l
para los ms pequeos; una lectura individual o el recordar por
escrito la definicin de una nocin estudiada en la clase anterior.
El objetivo es que-el alumno est mentalmente disponible para e
trabajo que se le pedir, que centre su atencin y que, para ello,
sus actividades escolares estn ritmadas de forma s u f i c i e n t e
mente clara por rituales que tengan sentido.
Cmo? La funcin antropolgica de los rituales es c a n a l i z a r ,
regular y alejar las pasiones. La poltica, la justicia, el comercioel deporte, los utilizan ampliamente, y los alumnos, en estos ^
221
2 2 2 | EN LA ESCUELA HOY
Referencia 4
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\ r a s posturas mentales exigidas a los alumnos vienen determinadas por el trabajo que se les pide.
Con todas las precauciones de uso, para describir el fenmeno tan invocado por los docentes de la atencin -falta de
atencin, atencin demasiado dispersa, no se concentra suficientemente en su trabajo-, se puede usar la metfora de la lnea focal de un objetivo fotogrfico: podemos utilizar un gran
angular cuando queremos que los alumnos se siten en una act]tud de bsqueda de hiptesis muy abierta (Intentad preguntao s cmo respira la lombriz...), o bien hacer un primer plano
s bre un documento muy corto en el que deben buscar una pregunta determinada (A qu especie animal pertenece la lomr i z - ) . Podemos pedir que imaginen y animar las sugerencias
^as desenfrenadas cuando se trata de escribir una narracin
fant;astica en grupos pequeos; hay que obligar a hacer una lectura rnmuciosa, palabra por palabra, cuando se trata de localizar en un texto las caractersticas del gnero fantstico. Se
Referencia
En la clase, el trabajo debe efectuarse sobre objetos. Un objeto es objeto de saber en la medida
en que resiste la omnipotencia del imaginario, se
constituye como una realidad exterior al sujeto y
permite a ste expresarse sobre ella.
escolares
.-rito
no es un
taI '
tar
1 un condicional no es un futuro, una palabra no es equivaplura'a o t r a Habiendo adquirido, consolidado esto, aunque sea
i nte a o t r a , n a u i c u u u u u ^ . . ,
lente a
e forma provisional, podemos, entonces, dejar que cada uno se
Cfiltre en los intersticios, ocupe las elipses, intente interpretar
los implcitos o ponga en duda la argumentacin. Y lo que es
cierto para un texto literario es cierto para toda forma de escrito, para un teorema de matemticas o las reglas de baloncesto, para un mapa de geografa o un dibujo tcnico, para un
te xto de historia o de filosofa. A este respecto no habra que
creer que la objetalidad de los saberes escolares prohibe la
formacin del criterio y la expresin personal, es justo al contrario! As, algunos han credo que la formacin por el debate,
en el marco de la educacin cvica, en primaria o secundaria, o
de la Educacin cvica, jurdica y social introducida recientemente en los institutos franceses, pasaba necesariamente por la
expresin espontnea de los alumnos sobre temas muy generales, incluso demaggicos. Sera suficiente con poner a los alumnos en crculo y hacerles discutir libremente sobre la globalizacin o las relaciones entre hombres y mujeres para formar ciudadanos ilustrados. Es fcil ver que de este tipo de dispositivos
slo pueden producirse trivialidades. En cambio, si se empieza
por el estudio serio de documentos contradictorios, solos o en
pequeos grupos, se trabajan estos con preguntas concretas antes de organizar una confrontacin en la que cada uno deber
intentar defender con lealtad el texto que ha estudiado, antes de
proceder a una discusin ms abierta, entonces es evidente que
se habr realizado un verdadero aprendizaje del ejercicio del
criterio ciudadano. Porque el ciudadano no es quien niega los
hechos o se niega a verlos para refugiarse en sus emociones,
sino que es aquel que sabe distinguir saber y creer, una verdad cientfica de un juicio personal. Un verdadero ciudadano es
alguien que sabe, al mismo tiempo, analizar un problema con el
Mximo rigor intelectual y, a continuacin, examinar las posiles soluciones teniendo conciencia de los envites polticos y de
a s lecciones de valores a las que remiten.
gisu
229
EN LA ESCUELA HOY
Referencia 6
e x a geracin
La presencia y el arbitraje de los objetos permiten depsicologizar la relacin pedaggicalastran los conflictos de opiniones y confieren
la palabra del docente su verdadera autoridad
ue
las personas deben construirse a partir de objetivos de aprendizaje y no de afinidades o antipatas recprocas.
Cmo? N o hay ningn misterio: para lastrar el navio cuando las
tempestades de la afectividad lo amenazan, hay que introducir
objetos concretos, materiales que vienen a poner un poco de orden en el caos de las relaciones anrquicas. Si el mtodo de Manos a la obra, introducido especialmente por Georges Charpak
es interesante, es evidentemente, en primer lugar, porque permite luchar contra el analfabetismo cientfico y el pensamiento
mgico, pero tambin porque introduce, entre los alumnos, la
mediacin de objetos que, en cierto modo, vienen a arbitrar sus
conflictos. Nada muy distinto, en el fondo, de lo que inspir a Clestin Freinet cuando propuso la imprenta en la escuela. Nada
muy distinto, tampoco, de lo que preside la puesta en prctica de
proyectos tecnolgicos o culturales. Cuando profesores de lengua, historia, matemticas y tecnologa trabajan juntos para realizar una maqueta comentada de una ciudad romana, cada uno
de ellos representa, a travs de su disciplina y las exigencias tcnicas especficas, una autoridad que se impone y que impone el
propio xito del proyecto: habr que estudiar cuidadosamente
'os textos, dibujar planos, recortar materiales, escribir leyendas...
En realidad, se trata de salir del cara a cara -que a veces es
cuerpo a cuerpo- entre dos palabras que se enfrentan, para entrar en una actividad en que la autoridad del docente representa
a s mismsimas necesidades del proyecto colectivo.
Entendmonos bien: no se trata aqu de renunciar a esta autoridad, ni incluso hacer de su aceptacin por parte del alumno
U n requisito previo; se trata de mostrar, a medida que se desabolla la actividad, que la autoridad del docente la garantiza. Su
g'timidad no ser necesariamente comprendida al principio
Sl no, la Escuela ya no tendra ms trabajo que realizar-, sino
deber serlo al final. Se trata de conseguir que la palabra del
ocente ya no sea interpretada sistemticamente como' una sede afecto o de rechazo, c o m o un signo de simpata o de agre-
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TERCERA PARTE. LA CLASE: REFERENCIAS PARA UNA PRCTICA
Referencia 7
La clase es un lugar en que el rango de la palabra no depende del rango de quien la enuncia.
Por qu? Porque en la Escuela, si alguien tiene razn es porque lo demuestra mejor y no porque grite ms fuerte. Porque la
verdad es objeto de examen y no de adhesin, objeto de reflexin autnoma y no de intimidacin, implicacin de inteligencia y no respeto a un rango sea cual sea. Ningn rango garantiza, en efecto, la validez de una palabra a priori. Ni el de buen
alumno, ni el de persona de ms edad o el de ms experimentado, ni el de con ms diplomas. Todo el mundo puede
equivocarse, dudar, decir una tontera, desconocer algo o haberlo olvidado. El saber no es un sacramento que se d siempre que se recibe la uncin de la universidad o del profesor. La
Escuela no es un mundo de clrigos cuya palabra deberamos
creer. En este respecto, nos olvidamos demasiado a menudo de
la importancia de la pedagoga protestante que tanto influy a
Ferdinand Buisson y Jules Ferry: contrariamente a lo que sucede en el catolicismo, en el protestantismo los fieles tienen acceso directo a los textos, sin que el clrigo escoja los extractos y
d por adelantado su interpretacin; en el protestantismo, se
aboga por el libre examen, la posibilidad de ir a verificar por
uno mismo, consultar y comparar documentos. Quizs por ello,
e n los pases de tradicin protestante, las bibliotecas son mucho
mas valoradas que en el nuestro: all se realiza la parte esencial
del trabajo y, cuando uno no comprende, va a ver al profesor
Para pedirle una explicacin. Por ello, el aprendizaje de la lectura es mucho ms que la adquisicin de una habilidad social,
e s la condicin y el medio para la conquista de la autonoma.
r esa razn, la investigacin documental no es un entretenimiento o una tcnica redundante, un suplemento para la mente
^ue vendra a aadirse a la enseanza magistral; es la propia din a mica de la actividad intelectual desde la guardera hasta la
u niversidad... y mucho despus!
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EN LA ESCUELA HOY
preguntar
dar la ^
o^
Referencia
La vida de la clase hace referencia permanentemente a los aprendizajes, y stos son preparados y organizados por el docente.
Por qu? Porque la Escuela est hecha para aprender y demas i a d o a menudo es percibida por los alumnos como si dependiera del estricto registro ocupacional. Porque los das se parecen, a menudo tristemente, y despus de los entusiasmos de la
pequea infancia, muy a menudo el alumno es incapaz de decir
precisamente l o que ha aprendido hoy. Porque llega a instalarse una especie de mercado tcito: los alumnos hacen lo mnimo, se les paga con una mala nota... y se pasa a lo siguiente,
como si no pasara nada. Porque no es aceptable que los alumnos vengan a clase a escuchar una leccin y luego vuelvan a
casa a hacer los deberes. Porque no hay que confundir hacer
hacer, hacer y aprender: no es suficiente pedir a los alumnos que hagan algo para que realmente lo hagan, dedicndose
intelectualmente a la tarea. Y no es suficiente que los alumnos
se dediquen a una tarea para que ello sea, para ellos, fuente de
aprendizajes efectivos. Una sucesin de actividades, por muy
bien organizadas que estn, no hace que una clase logre su objetivo. El buen desarrollo aparente de las ocupaciones de los
alumnos no garantiza, en s mismo, que les permitan progresar.
En cambio, la referencia a los objetivos de aprendizaje constituye una garanta esencial, incluso si plantea problemas y, evidentemente, tambin puede caer en el formalismo.
Cmo? Sin duda, no hay que dudar demasiado en recordar, incluso de una manera que pueda parecer insistente, los objetiv s de aprendizajes: Esto es lo que vamos a hacer... Pero lo hacemos porque esto nos permitir, precisamente, aprender algo
n uevo. Algo que an no sabemos y que no comprenderemos
realmente hasta el final de la actividad. Algo a cuyo descubrimiento y formalizacin dedicaremos un tiempo. Esta forma de
Proceder es esencial: evita las confusiones demasiado frecuentes
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EN LA ESCUELA HOY
TERCERA PARTE. LA CLASE: K t h t K E N L i n o
.
' ^ue el xito de
su aprendizaje no se mide solamente por el hecho 1
d
reproducido bien la definicin o el e s q u e m t E v t a t a m S ^
el alumno se complazca en rehacer sisicuiaucamente
sistemticamente aquel
aQ?e
que
ya
domina
bien
sin
nunca
Qitiiaal
que ya domina bien sin nunca situar el listn ms alto: prefiere
exhibir xitos impecables sin aprendizajes, que trabajos menos
acabados en los que conseguira nuevas competencias. Ms precisamente, este mtodo puede concretarse en el establecimiento
de contratos de aprendizaje donde los dos niveles se distinguen con claridad: L o que debo saber al final del proceso... y
L o que debo hacer para conseguirlo... Finalmente, impone
que la clase sea un lugar en que uno realmente trabaja. Porque, por muy paradjico que pueda parecer, y a pesar de las intenciones simplificadoras que pueden haber aqu o all, los
alumnos se aburren en clase porque no trabajan lo suficiente!
Si los ponemos en situacin de actividad, su presencia cobra
sentido, el tiempo es vectorizado, y la Escuela valorizada. Evidentemente, la nocin de situacin de actividad no debe confundirse con el bricolaje permanente: escuchar una exposicin
puede ser algo muy activo si est precedido, por ejemplo, de una
batera de preguntas, o si va seguido de un trabajo posterior...
Tambin puede ser una buena ocasin para soar, escribir cartas, h^cer los deberes de la prxima clase...
En realidad - y por mucho que digan los antipedagogos- no
hay ms pedagoga que la activa. Y oponer la exigencia intelectual y cultural a lo que no sera ms que un activismo estril, es
olvidar lo que es indispensable para todo aprendizaje escolar: el
trabajo efectivo.
Referencia 9
El trabajo solicitado es explicitado a travs de
instrucciones cuya claridad y precisin condicionan el xito de los aprendizajes propuestos.
Por qu? A decir de aquellos y aquellas -formadores y formadoras, inspectores e inspectoras- que visitan a los docentes en
su clase, la imprecisin de las instrucciones es una de las principales causas de las dificultades de los alumnos. N o es casualidad: para el docente -quien, evidentemente, sabe hacer el ejercicio y conoce perfectamente los objetivos que quiere alcanzar-,
las instrucciones son evidentes, en cierto modo. El alumno est
del otro lado del saber: no sabe exactamente a dnde queremos
llevarlo e intenta hacer que lo desconocido se convierta en conocido. Ahora bien, es precisamente lo que debe entender el docente: el alumno debe comprender perfectamente las instrucciones para llegar a comprender lo que an no comprende, y slo la
ejecucin de las instrucciones le permitir comprender. La legibilidad, la precisin, el rigor de las instrucciones deben ser mximas. Si fuera posible que el lenguaje humano no fuera consubstancialmente portador de malentendidos, podramos decir
que las instrucciones deben ser transparentes. Pero, quiz
sea mejor que no lo sean completamente, en la medida en que el
esfuerzo de explicacin mismo es, en muchos aspectos, lo que es
ms formador, tanto para el docente como para los alumnos? Al
hacer permanentemente este esfuerzo el docente transmite al
alumno, a travs de las instrucciones que le da, una exigencia
eminentemente formadora.
Cmo? Evidentemente, la eleccin de las palabras es esencial,
as como el orden en que se presentan. Demasiado a menudo el
alumno se para frente al centelleo de una expresin que le hace
pensar en algo, mientras que lo esencial se encuentra despus...
e n el verbo final que, a menudo, no se para a mirar de cerca. Demasiado a menudo, las frmulas utilizadas remiten a representaciones de los alumnos que no se corresponden a las del do-
ui
nul
Referencia 10
Las instrucciones siempre remiten, por una
parte a la representacin de la tarea que hay
que realizar y, por otra parte, a las actividades
intelectuales requeridas para efectuarla.
Por qu? Porque un trabajo escolar siempre implica una realizacin, una produccin, una tarea visibles, normalmente
presentadas al docentes, casi siempre evaluadas, a veces cualificadas... Pero tambin porque la realizacin de la tarea, a pesar
de ser absolutamente indispensable, no puede ser suficiente
para explicitar la naturaleza del trabajo intelectual esperado,
que debe permitir el aprendizaje propuesto. La tarea es el ejercicio tal como se presenta en la libreta, la ficha de lectura, el diagrama econmico, el encadenamiento de gimnasia, la traduccin de un prrafo en una lengua extranjera, etc. La tarea es
aquello que es palpable, lo que se concibe incluso antes de haberlo realizado, aquello para lo que se puede disponer de criterios de xito consolidados. As, cuando un profesor de filosofa
pide a sus alumnos una disertacin, les est pidiendo una tarea
concreta y debe reflexionar con ellos sobre lo que es una disertacin que cumpla con sus objetivos: en el fondo, debe ser un escrito capaz de lograr la adhesin de un lector, incluso malintencionado, y convencerlo de lo que se est demostrando. En la
forma, es un texto estructurado, que incluye una introduccin,
plantea una pregunta, un desarrollo que aporta los materiales
necesarios para justificar la respuesta dada como conclusin.
Sobre la propia naturaleza del discurso, podemos distinguir los
argumentos, los ejemplos y las referencias; igualmente hay que
estudiar el equilibrio necesario entre ellos: un texto sin argumento es impresionista, un texto sin ejemplos es desencarnado, a un texto sin referencias le falta un apuntalamiento cultural. Simtricamente, el exceso de argumentos, de ejemplos o
de referencias compromete el equilibrio y la comprensin del
discurso... Hasta un cierto punto, este trabajo de anlisis de los
criterios de xito de la tarea puede efectuarse perfectamente a
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considerablemente
adoptando, sistemticamente y para todos los trabajos que se piden, una presentacin estandarizada: 1) Cul es el objetivo de
aprendizaje? (Se puede intentar formular, incluso si an no es
comprensible para el alumno... lo que, al menos, tiene el mnto
de hacerlo existir simblicamente, y distinguirlo de la tarea. 2)
Cul es la tarea que hay que realizar y segn qu criterios podremos juzgar si esta tarea ha tenido xito? 3) Cules son las
distintas fases de la bsqueda
mente y las diferentes etapas por las que habr que pasar? 4)
Cules son las cuestiones crticas a las que habr que enfrentarse inevitablemente y sobre las que habr que hacer ejercicios
especficos? 5) Cules son los distintos
pueden adoptar, en funcin de las estrategias cognitivas personales y segn las condiciones de trabajo que sean ms favora
bles para el alumno?
PARTE. L CLASE: C E N C A S
fe^^^fperspec,iva
a la presencia en la
Escuela.
PARA A PRACTICA
elobal
q u e
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Referencia 11
finalmente,
| 241
La tarea permite hacer que el alumno se incluya en el proyecto. Debe comprenderse y sei
utilizada como tal.
cognitivos
que la tarea permite encontrar; 3) los recursos didcticos que podremos poner a disposicin de los alumnos y, evidentemente; 4)
los objetivos de aprendizaje que se podrn alcanzar.
246
EN LA ESCUELA H O Y
Referencia 12
La tarea a realizar no es, en s misma, el o b i e
tivo que hay que alcanzar. El objetivo debe eva
luarse a travs de la tarea.
| 247
Referencia 13
La transferencia a una nueva tarea permite, a la
vez, movilizar al alumno y verificar una adquisicin.
Por qu? Por que el xito de una tarea determinada puede ser
resultado de una simple coyuntura favorable, de la adquisicin
mecnica de un algoritmo, de un proceso de adivinacin, incluso de una imitacin aleatoria. Porque la comprensin verdadera remite a la identificacin de una clase de problemas
cuya especificidad se reconoce y para la que se utilizan herramientas pertinentes. Por ejemplo, hacer el resumen de un texto
argumentativo requiere que se sepan separar los argumentos y
los ejemplos, que se aprenda a distinguir los argumentos principales de los secundarios, que se reconstruya a continuacin
la demostracin y se verifique la coherencia del resultado y su
legibilidad. Son operaciones mentales que uno debe poder
efectuar sobre todo texto argumentativo, cuando se dispone de
los conocimientos necesarios para comprenderlo o cuando se
pueden consultar los recursos documentales que permitan su
comprensin.
Sin embargo, no se puede separar completamente la adquisicin de la transferencia: la transferencia no slo permite verificar la adquisicin, sino incluso apropirsela realmente. Slo
mediante la transferencia de una adquisicin uno est seguro
de poseerla realmente. Y se sigue progresando aumentando el
mvel de dificultad de esta transferencia. Por ello, la transferencia de las adquisiciones puede desempear, a la vez, un papel
de situacin de evaluacin y de situacin de aprendizaje... Con
'a condicin de que, no obstante, su rango est bien definido y
de que la evaluacin no excluya ni el posible titubeo, ni el error
rectificado, ni la reflexin sobre su proceso con el alumno. A
condicin, en realidad, de que aqu la evaluacin no se perciba
como una sancin sino como un acompaamiento, un paso necesario para situarse mejor y progresar en los desafos que uno
S e plantea.
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EN LA ESCUELA HOY
trUido
enseanza
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EN LA ESCUELA H O Y
Referencia 14
a r valor a los xitos de determinados alumnos si no es en funcin de los fracasos de otros. Por ello, propiamente hablando, es
Por qu? Porque la Escuela, incluso si rinde servicios apreciables como guardera, incluso si utiliza la movilizacin por la tarea, o incluso la fabricacin de objetos que pueden ser expuestos
o, en algunos casos, comercializados, sigue estando sujeta en
primer lugar a su proyecto institucional fundador: transmitir a
cada uno y a cada una los medios para acceder a la condicin
humana, para desarrollarse escapando a todas las formas de
fatalidad y de retencin en lo dado. Aqu es donde debe ser valuado. Evaluado, pero no necesariamente calificado. Porque no
hay nada ms nefasto que la confusin sistemtica de evaluacin y calificacin: en efecto, la evaluacin remite a lo que
tiene valor, tanto para el evaluador c o m o para el evaluado,
mientras, que la calificacin, en la inmensa mayora de casos,
consiste en clasificar una actuacin entre otras, utilizando, dentro de lo posible, la famosa curva de Gauss que reparte siempre
los resultados en un tercio de flojos, un tercio de medios y un
tercio de buenos! La calificacin es una reduccin estadstica
que elimina en gran manera el valor para substituirlo por la
comparacin, que dice a cada uno dnde se sita con relacin
a los dems, mientras que es importante que pueda situarse en
relacin consigo mismo. Operacin an ms absurda en cuanto
una misma actuacin puede ser calificada de formas muy distintas en funcin de los contextos y en cuanto slo informa al
alumno del lugar que ocupa en el seno de una poblacin determinada. La calificacin no es siquiera el triunfo del examen, es
la asuncin del concurso permanente. Es la introduccin de la
eliminacin como componente esencial del f u n c i o n a m i e n t o escolar. Calificar siempre y en todo momento es condenarse a no
estar en contradiccin con los principios fundadores de la Escuela. En cambio, evaluar es acompaar a cada uno en su esfuerzo para superarse, es permitir tanto a los alumnos adelantados como a los que tienen ms dificultados que se planteen
desafos sucesivos y progresen.
Cmo? N o hay que ser ingenuos: desde el momento en que un
docente plantea un ejercicio, la pregunta sale de todas partes:
Pondr nota? Y es que la presin social, tanto la de los medios de comunicacin como la de las familias, es considerable:
toda tarea debe permitir, si tiene xito, ganar puntos y desmarcarse de los otros. Pero no deberamos olvidar tambin que
la institucin escolar, desde dentro, toma el relevo en gran manera: utilizacin sistemtica de las medias que ponen al mismo
nivel trabajos y adquisiciones de naturaleza distintas, se cuelgan
la nota ms alta y la ms baja de la clase, se multiplican las estadsticas ms o menos fantasiosas cuyo significado escapa, la
mayora de las veces, tanto a los alumnos como a sus familias,
confusin frecuente entre nociones que son radicalmente distintas (la media de una clase no es la mediana, al igual que la media de los salarios en Francia no es el salario del francs medio), Tampoco habra que olvidar la utilizacin perversa de la
calificacin como herramienta para restablecer la calma y la
disciplina en la clase... a riesgo de hacer que el propio concepto
de evaluacin pierda sentido.
Para luchar contra estas desviaciones, podemos empezar por
introducir sistemticamente pequeos ejercicios, aparentemente insignificantes, pero que permitirn marcar el desarrollo
de la clase y ayudar a su regulacin: Acabo de explicar esta nocin o tal concepto: cada uno pregunta a su compaero para verificar si ambos estis de acuerdo en una definicin comn. En
los casos en que haya desacuerdo, los revisaremos para encontrar una solucin... Despus de mi explicacin, cada uno imagina un ejercicio de aplicacin y lo propone a un compaero,
antes de que hagamos una correccin colectiva... Voy a borrar
la pizarra e intentaris rehacer el esquema; despus analizaremos las dificultades con las que os habis encontrado... Cada
Referencia 15
El trabajo en pequeos grupos debe ser regulado por la organizacin de grupos cruzados,
con el fin de garantizar la participacin de cada
uno en los grupos iniciales y favorecer la verificacin y el intercambio de las adquisiciones.
246
EN LA ESCUELA HOY
ara
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EN LA ESCUELA HOY
Referencia 16
La exigencia de calidad en la ejecucin del tra
bajo debe atravesar el conjunto de las activida
des escolares. Debe ser integrada por todos y
cada uno como un medio de superacin y de
acceso al pleno desarrollo de uno mismo.
Por qu? Porque la calidad de un trabajo, el cuidado aportado a su elaboracin, la precisin en su ejecucin, no son en
absoluto elementos complementarios que vengan adems de
una realizacin normal. Al contrario, es la propia exigencia
de calidad, en sus menores detalles, la que permite acceder a la
inteligibilidad de las cosas, a un verdadero conocimiento del
mundo y a un dominio autntico de s mismo. La eleccin de
una palabra en una formulacin, el lugar de la coma en una
frase, la nitidez de un trazo en un esquema, la exactitud de un
gesto en una actividad motriz, son elementos constitutivos del
acceso al conocimiento. Adems, el nio, como ha demostrado
Mara Montessori, es especialmente absorbido por aquello
que hace: se proyecta por entero en las actividades ms sencillas ccyi una intensidad excepcional. La escuela, sin saberlo, a
menudo viene a distraerlo; introduce la dispersin, conduce a
la ejecucin rpida, lleva lo insignificante, cuando no promueve el trabajo hecho deprisa y corriendo. Ahora bien, no hay
nada peor que un trabajo hecho deprisa y corriendo, ni que
est sancionado con una mala nota, o incluso un castigo. El
trabajo hecho deprisa y corriendo no es, de hecho, una falta
moral, es un error de estrategia intelectual. Se trata de un
tiempo y una energa invertidos en vano, es un sujeto que
pierde toda oportunidad de acceder a lo que constituye la especificidad del trabajo escolar, a ese momento privilegiado en
que la atencin, toda ella dispuesta en el deseo de hacer bien
las cosas, descubre lo que tiene sentido y da la clave de un pro
blema, lo que marca la diferencia y permite que una interpr
tacin se presente como un modelo, ese pequeo detalle q u
hace de una intuicin una teora aceptable.
La mesa no existe si no es por el deseo de perfeccin del eban i s t a > y cada uno comprende que no se trata, en primer lugar, de
hacer un objeto vasto y hecho deprisa y corriendo al que, luego,
s e le haran algunas reparaciones para hacerlo presentable; se
t r a t a de concebirla de entrada y realizarla, a lo largo de todo el
p r o c e s o , con la misma exigencia de calidad. As, el texto potico
es una verdadera joya de relojera; no falta nada ni sobra nada;
la metfora se ha construido con esta tensin determinada que
p e r m i t e evocar un mximo de cosas con la ms drstica economa de medios: el que escribe as no vive estas exigencias c o m o
also adicional, sino como realmente constitutivas de lo que
hace. Y hacia esto debera tender todo lo que se hace en clase, ya
sea lo que hace el docente -cuando compone una tabla o prepara unas fichas-, ya sea lo que hace el alumno -cuando trabaja
en el borrador de una narracin o ensambla dos piezas en el taller de mecnica.
Cmo? El joven profesor de educacin fsica a veces tiene dificultades para identificar la especificidad de su misin. Normalmente l mismo es un deportista y, adems de ensear, anima
clubes o asociaciones que realizan competiciones. Sin embargo,
en su rol de profesor de educacin fsica en la institucin escolar, su objetivo no es formar campeones. Es permitir a todos acceder al dominio de sus capacidades motrices. As, el mismo
ejercicio - u n salto de longitud o atravesar una piscina nadando,
por ejemplo- deber poder ser efectuado con diferentes niveles
de actuacin pero, en cada nivel, con la misma calidad de exigencia El alumno deber ajustar su esfuerzo a sus objetivos, trabajar sus movimientos para que sean lo ms precisos y equilibrados posible, a fin de que el gasto de energa permita obtener
la mejor actuacin posible. Este dominio, este equilibrio, esta
tensin lo ms exacta posible, esta precisin y este rigor harn
que el ejercicio tenga xito, y podemos imaginar perfectamente
a dos alumnos que no tienen el mismo peso, ni el mismo entrenamiento, ni la misma musculatura, obteniendo aqu resultados
que no son iguales, pero s equivalentes. N o sern iguales, porque uno de los dos conseguir mejores actuaciones que el otro,
Pero sern equivalentes si se ha desarrollado la misma inteligenc ia de la actividad motriz.
. ui
nul
Referencia 17
Con el fin de ayudarle a progresar, el docente
acoge a cada alumno all donde est, pero se
alia con l para ayudarle a superarse.
| 241
Referencia 18
La diferenciacin pedaggica consiste en diversificar las actividades de tal manera que cada
uno sea, a la vez, guiado en sus aprendizajes y
acompaado en la ascensin a su autonoma.
Por qu? Porque la riqueza de la institucin escolar, lo que es
capaz de actualizar hoy en da el principio mismo de la Escuela,
es la constitucin de grupos en que se conjuguen homogeneidad
y heterogeneidad, el derecho a la semejanza y el derecho a la diferencia, objetivos comunes de aprendizaje y acceso de cada
uno a la capacidad de trabajar de la manera ms eficaz para l y
de pensar por s mismo.
As, segn un falso proverbio chino inventado hace ya algunos aos por mis alumnos de primero de bachillerato, hacen
falta muchos caminos para que todo el mundo llegue a lo alto de
la montaa. El camino nico es siempre el camino del xodo:
los que ya lo conocen o disponen de medios de transporte eficaces caracolean a la cabeza; otros sufren detrs y se preguntan si
van a llegar; y otros se desaniman y se sientan al lado del camino. Ms vale, pues, asumir la diversidad, tomar nota de las
adquisiciones de unos y otros, reconocer que hay mtodos que
funcionan mejor con algunos, y que cada uno debe encontrar la
manera de trabajar que mejor le vaya...
Pero, sin embargo, no es posible individualizar completamente el funcionamiento de una clase. Tampoco sera deseable.
La clase es un colectivo que debe darse tiempos de trabajo comunes: la atencin de todos debe centrarse con regularidad sobre los mismos objetos; la interaccin entre las personas requiere que se construya un lenguaje compartido y que se apliquen las mismas consignas. Ms an: slo se sacar provecho de
un tiempo de trabajo individual con un procedimiento especfico si tambin es posible compararlo con otros que hayan trabajado de otro modo. Y siempre conviene que el docente, con regularidad, enmarque el trabajo y haga balance, efecte sntesis,
formalice las adquisiciones e indique los objetivos que todos deben alcanzar.
| 241
marco que defina precisamente los objetivos comunes, que estructure el tiempo, que precise las etapas, que explicite, para
cada actividad, los modos de funcionamiento con las instrucciones ms concretas posibles. A continuacin, habitar el marco
organizando el trabajo con los alumnos: cada actividad se presenta con las limitaciones que impone y las posibilidades que
abre. Entonces, se puede examinar la mejor manera de hacerlo
en funcin de las experiencias anteriores. Luego, uno se da los
medios para llevarla a cabo, con riesgo de dudar un momento:
no hay que abandonar enseguida un mtodo con el que uno no
engancha, a riesgo de no descubrir nunca lo que nos puede
aportar... As, la clase es un lugar de trabajo que presenta, a la
vez, suficientes regularidades y referencias para permitir a cada
uno encontrar su lugar, y suficientes momentos de disponibilidad, de acontecimientos imprevistos, de agrupaciones aleatorias
para que cada uno pueda circular, implicarse, retractarse, hacer
elecciones y analizar las consecuencias. La clase es un marco lo
suficientemente continente para que cada uno se sienta seguro, y lo suficientemente abierto para que cada uno explore
nuevas posturas y pueda aprender a pensar por s m i s m o .
' 261
Referencia 19
263
para todos, algo c o m o un bien comn que trascienda a la simple yuxtaposicin de los intereses individuales... Es cierto que
tanto el catecismo como la ley se imponen. Pero en registros de
legitimidad radicalmente diferentes. El catecismo obtiene su legitimidad del pasado en el que se enraiza, la ley obtiene su legitimidad del futuro que hace posible.
N o es seguro que la democracia exista un da en su forma
ideal. Es probable que el pavor de los hombres ante el cielo vaco les lleve, fcil y frecuentemente, a atarse a nuevos clrigos.
Pero, sin duda, ello no es una razn para renunciar a inscribir la
formacin para la democracia en el corazn de la educacin escolar. N o como una disciplina nueva y especfica - p o r mucho
que se pueda defender, con todo el derecho, la idea de una enseanza obligatoria y sistemtica del derecho en el marco de la escolaridad obligatoria-, sino c o m o una manera de hacer comprender, en la Escuela, lo que es la ley democrtica, cmo se
construye y por qu se impone a todos.
Cmo? La ley democrtica no es el capricho de los que detentan el poder en el Estado. Adems, en democracia, las palabras
de un ministro, por s mismas, no tienen fuerza de ley. N o son
ms que propuestas que emanan de un gobierno y que deben
pasar por el tamiz de las instituciones del Estado para imponerse a todos. La ley democrtica no es, tampoco, una especie
de implcito colectivo que se podra deducir de la observacin
sociolgica de los comportamientos mayoritarios. Finalmente,
no es el punto de vista, por muy iluminado que sea, de los expertos que examinan problemas e imponen sus soluciones en nombre de la ciencia. He aqu tres cosas que hay que hacer entender,
en clase, a los futuros ciudadanos: la ley no es un capricho del
docente; tampoco es un medio para ratificar los comportamientos o para halagar los sentimientos de la mayora de los alumnos; finalmente, no es la solucin tcnica nica que se impondra por s misma para resolver todos los problemas. A estas tres
negaciones corresponden tres exigencias pedaggicas: 1) El docente no es la ley... Ms vale que sea as, si no cuando el docente
se ausentara, la ley tambin lo hara. 2) La ley no gusta a todo el
mundo y no es necesariamente porque todo el mundo haga algo
que est conforme a la ley... Y ms vale que sea as, porque si no
Referencia 20
Las sanciones contribuyen no a excluir de la
clase, sino a integrar en ella: reconocen al
alumno la responsabilidad de sus actos y, al
mismo tiempo, le permiten regresar al colectivo
del que l mismo se ha excluido.
Por qu? Porque slo se castiga a los seres responsables de sus
actos. Porque la sancin es una manera de honrar la libertad del
otro. Y, puede que incluso de anticiparla. En efecto, un nio no
puede considerarse jurdicamente responsable de sus actos;
siempre es posible pensar que ha sufrido malas influencias, que
ha cedido a la presin de sus compaeros o su familia, que no tena medios para controlar sus impulsos... Podemos encontrar todas las excusas del mundo. Y por ello, debemos renunciar a castigarlo? N o es seguro, ya que el castigo es una cuestin de
atribucin y, en cierto modo, puede hacerle llegar aquella libertad de cuya existencia anterior no estaba seguro; aquella libertad
sobre la que nunca ha estado seguro que existiera realmente. En
este aspecto, el castigo es siempre una hipoteca sobre una libertad ms o menos improbable, siempre invisible, postulada, pero
jams verificada. Por ello, la sancin tiene un poder de interpelacin: se dirige a la libertad, la reconoce y puede hacerla existir, al
menos en negativo; dispone de un extrao poder de aspiracin,
suscita la reivindicacin, si no del pasado, al menos del futuro. Y
a esto no podemos renunciar... Pero, simtricamente, y por las
mismas razones, slo la podemos manipular con precauciones
infinitas: puesto que la libertad que, sola, la justifica plenamente,
nunca es verdaderamente atestiguada, la sancin debe acompaarse de esa moderacin esencial que deja aparecer la suficiente
duda para dar una oportunidad al otro, para que no se sienta vctima injusta de una sombra venganza. Atribucin, pero una atribucin prudente, la sancin es, a fin de cuentas, una cuestin de
integracin en el crculo de los humanos: Te reconocemos, a la
V e z - libre y vulnerable. Libre quizs. Porque al menos habras podido resistir un poco en lugar de lanzarte con los ojos cerrados a
- l o c u e l a MUY
ANEXO
R e f e r e n c i a 6: L a p r e s e n c i a y el ar-
prcticas de clasc
-Las instrucciones distinguen claramente lo que hay que hacer (la tarea), lo que hay que aprender (el objetivo) y las actividades mentales que
hay que cumplir (el trabajo intelectual propiamente dicho)?
-Se evita sistemtica y exclusivamente evaluar las tareas, especialmente cuando se trata de tareas colectivas, y se insiste suficientemente
en los objetivos?
Referencia 14: La evaluacin individual sigue siendo la piedra de toque de la eficacia de las actividades
escolares. No est concebida para
crear rivalidad entre los alumnos,
sino para permitirles que se planteen desafos y que los superen.
"
"CT,C4
CONCLUSIN
CONCLUSIN
! 273
previamente.
Pero lo reconocemos de buen grado: no hay continuidad en-
-Los
actores,
finalmente,
filosofa...
dad:68
68. E l m a r t e s 2 5 d e n o v i e m b r e d e 2 0 0 3 s e p u b l i c e n el p e r i d i c o
catin
Lib-
bien c o m n .
246
EN LA ESCUELA HOY
EN LA ESCUELA HOY
CONCLUSIN
S 279
NDICE
ZSU I
| 281
EN LA ESCUELA HOY
ndice
11
P R I M E R A PARTE
15
19
24
30
34
38
44
49
53
282
EN LA ESCUELA HOY
NDICE
d e b e s u s p e n d e r la v i o l e n c i a y la s e d u c c i n p a r a e s t a b l e c e r
5. T e n s i n 5: E n t r e o b e d i e n c i a a u n o r d e n f i j o y p r c t i c a
la e x i g e n c i a d e rigor, p r e c i s i n y v e r d a d e n el c o r a z n
d e su f u n c i o n a m i e n t o
10. P r i n c i p i o 10: P a r a h a c e r e x i s t i r u n e s p a c i o p b l i c o
d e la d e m o c r a c i a e n l a E s c u e l a , e n t r e r e s p e t o e s c r u p u l o s o
a l o r d e n e s c o l a r y a u t o g e s t i n p e d a g g i c a , fonnar
y sistemticamente
d e d i c a d o a la t r a n s m i s i n d e c o n o c i m i e n t o s , l a E s c u e l a
para
la conciencia
progresiva
123
ciudadana
6. T e n s i n 6: E n t r e u n m a r c o i m p u e s t o y l a l i b e r t a d d e i n i c i a t i v a ,
d e b e s u s p e n d e r l a s o b l i g a c i o n e s d e la p r o d u c c i n y
e n t r e el a c o m p a a m i e n t o r i g u r o s o y la e m a n c i p a c i n n e c e s a r i a ,
c o n s i d e r a r q u e s i e m p r e es m s i m p o r t a n t e c o m p r e n d e r
establecer
un proceso
de autonomizacin
articulando,
objetivo,
un apuntalamiento
y un desapuntalamiento
que aprobar
11. P r i n c i p i o 11: P u e s t o q u e c o m p r e n d e r e s m s
7. T e n s i n 7: E n t r e l o s
i m p o r t a n t e q u e a p r o b a r , la E s c u e l a es u n l u g a r e n
riesgos
sobre
cada
135
n e c e s a r i o s y las d i l a c i o n e s
c r t i c a s i n d i s p e n s a b l e s , e n t r e i n h i b i c i n y p a s o a la a c c i n ,
el q u e u n o d e b e p o d e r e q u i v o c a r s e sin r i e s g o
65
65
aprender
a pasar
145
de la conciencia
8. T e n s i n 8: E n t r e g r u p o s h o m o g n e o s y g r u p o s h e t e r o g n e o s ,
70
12. P r i n c i p i o 12: L a E s c u e l a d e b e s e r su p r o p i o r e c u r s o
13. P r i n c i p i o 13: L a i c a , la E s c u e l a c o n t r i b u y e a l i b e r a r
e n t r e a d a p t a c i n a las n e c e s i d a d e s d e c a d a u n o y el
e n r i q u e c i m i e n t o p o r l a s d i f e r e n c i a s , cruzar
a q u i e n e s la f r e c u e n t a n d e t o d a s las f o r m a s d e d o m i n i o
los modos
74
s o b r e las m e n t e s
14. P r i n c i p i o 14: E n l a f o r m a c i n d e l o s c i u d a d a n o s d e u n
a actuar
con
a ejercer
el criterio
pedaggico
discernimiento
168
10. T e n s i n 10: E n t r e l a o b l i g a c i n d e o b t e n e r r e s u l t a d o s y
79
d e la h u m a n i d a d e n l a p e r s o n a
155
9. T e n s i n 9: E n t e p l a n i f i c a c i n n e c e s a r i a y d e c i s i n
i m p r o v i s a d a , aprender
E s t a d o d e m o c r t i c o p a r a u n m u n d o s o l i d a r i o , la i n s t i t u c i n
permanentemente
de agrupacin
la o b l i g a c i n d e p o n e r m e d i o s , darse
indicadores
colectivamente
de xito
* 80
11. T e n s i n 11: E s p e c i a l i s t a d e l o s s a b e r e s q u e t i e n e q u e e n s e a r ,
S E G U N D A PARTE
y e x p e r t o e n p e d a g o g a , el docente
85
su potencial
de accin
a travs
enriquece
de la estrecha
permanentemente
interaccin
entre
obstinacin
el alumno
las mejores
ponga
condiciones
en movimiento
posibles
su libertad
para
crear
que
de aprender
'
A n e x o 1: T a b l a s i n t t i c a d e l a s t e n s i o n e s p r e s e n t a d a s
203
A n e x o 2: E j e r c i c i o s d e p r o f u n d i z a c i n
205
A n e x o 3: C u e s t i o n a r i o d e a n l i s i s d e la p r c t i c a
206
89
2. T e n s i n 2: E n t r e la t r a n s m i s i n d e u n s a b e r e s t e r e o t i p a d o
y el l i b r e d e s c u b r i m i e n t o d e sus p r o p i o s c o n o c i m i e n t o s , e n t r e
T E R C E R A PARTE
la o b l i g a c i n d e a p r e n d e r y el r e s p e t o a l i n t e r s d e l a l u m n o ,
hacer
emerger
conocimientos
las preguntas
y reencontrar
el gnesis
96
humanos
3. T e n s i n 3: E n t r e l a f o r m a l i z a c i n e n c i c l o p d i c a y l a
e s p e c i f i c a d o s y c o r r e s p o n d e n , a la v e z , a a c t i v i d a d e s q u e
104
4. T e n s i n 4: E n t r e e l a p o y o s o b r e l o q u e e l a l u m n o s a b e
y ampliar
el campo
de lo posible
217
3. R e f e r e n c i a 3: L a a r t i c u l a c i n d e l o s t i e m p o s y d e l o s l u g a r e s
q u e y a est a l l y el d e s c u b r i m i e n t o d e o t r o s u n i v e r s o s ,
aperturas
h a c e r y la r u p t u r a c o n l o d a d o , e n t r e l a u t i l i z a c i n d e l o
gestionar
214
2. R e f e r e n c i a 2: E n la c l a s e , l o s t i e m p o s y l o s l u g a r e s e s t n
situaciones-problema
diversificadas
1. R e f e r e n c i a 1: C o n e l f i n d e p e r m i t i r q u e t o d o s a p r e n d a n ,
la c l a s e s e o r g a n i z a c o m o u n e s p a c i o l i b r e d e a m e n a z a s
s u m i s i n al d e s e o d e a p r e n d e r , e n t r e p r i m a r e l p r o g r a m a
y p r i m a r el p r o y e c t o , proponer
209
de los
es o b j e t o d e rituales q u e p e r m i t e n q u e a p a r e z c a n las p o s t u r a s
112
220
| co
17 R e f e r e n c i a 17: C o n el f i n d e a y u d a r l e a p r o g r e s a r , el d o c e n t e
4. R e f e r e n c i a 4: L a s p o s t u r a s m e n t a l e s e x i g i d a s a l o s a l u m n o s
v i e n e n d e t e r m i n a d a s p o r el t r a b a j o q u e s e l e s p i d e
223
' t o m a a c a d a a l u m n o a l l d o n d e e s t , p e r o se a l i a c o n el p a r a
ayudarle a superarse
5. R e f e r e n c i a 5: E n la c l a s e , el t r a b a j o d e b e e f e c t u a r s e s o b r e
r e s i s t e la o m n i p o t e n c i a d e l i m a g i n a r i o , se c o n s t i t u y e c o m o
d i v e r s i f i c a r l a s a c t i v i d a d e s d e tal m a n e r a q u e c a d a u n o s e a ,
u n a r e a l i d a d e x t e r i o r al s u j e t o y p e r m i t e a s t e e x p r e s a r s e
a la v e z , g u i a d o e n sus a p r e n d i z a j e s y a c o m p a a d o e n l a
s o b r e el o b j e t o
225
6. R e f e r e n c i a 6: L a p r e s e n c i a y el a r b i t r a j e d e l o s o b j e t o s
p e r m i t e n d e p s i c o l o g i z a r la r e l a c i n p e d a g g i c a ; l a s t r a n
228
231
r e s p o n s a b i l i d a d d e s u s a c t o s y, al m i s m o t i e m p o , l e p e r m i t e n
r e g r e s a r al c o l e c t i v o d e l q u e l m i s m o se ha e x c l u i d o
265
A n e x o : T a b l a d e o b s e r v a c i n y d e r e g u l a c i n d e las p r c t i c a s
9. R e f e r e n c i a 9: E l t r a b a j o s o l i c i t a d o e s e x p l i c i t a d o a t r a v s
de clase
d e i n s t r u c c i o n e s c u y a c l a r i d a d y p r e c i s i n c o n d i c i o n a n el
xito de los a p r e n d i z a j e s p r o p u e s t o s
262
8. R e f e r e n c i a 8: L a v i d a d e la c l a s e h a c e r e f e r e n c i a p e r m a n e n t e -
p o r el d o c e n t e
259
7. R e f e r e n c i a 7: L a c l a s e e s u n l u g a r e n q u e el r a n g o d e la
p a l a b r a n o d e p e n d e d e l r a n g o d e q u i e n la e n u n c i a
a s c e n s i n a su a u t o n o m a
19. R e f e r e n c i a 19: E n el c o n j u n t o d e s u s a c t i v i d a d e s , l a c l a s e
U c ulnmnns
es a p r e n d i z a j e d e la d e m o c r a c i a . D e b e p e r m i t i r a los a l u m n o s
aprender a construirse c o m o un colectivo, identificar los objetos
l o s c o n f l i c t o s d e o p i n i o n e s y c o n f i e r e n a la p a l a b r a d e l
d o c e n t e su v e r d a d e r a a u t o r i d a d
257
18. R e f e r e n c i a 18: L a d i f e r e n c i a c i n p e d a g g i c a c o n s i s t e e n
o b j e t o s . U n o b j e t o e s o b j e t o d e s a b e r e n la m e d i d a e n q u e
268
235
10. R e f e r e n c i a 10: L a s i n s t r u c c i o n e s s i e m p r e r e m i t e n , p o r
u n a p a r t e a la r e p r e s e n t a c i n d e la t a r e a q u e h a y q u e
r e a l i z a r y, p o r o t r a p a r t e , a l a s a c t i v i d a d e s i n t e l e c t u a l e s
requeridas para efectuarla
237
11. R e f e r e n c i a 11: L a t a r e a p e r m i t e h a c e r q u e el a l u m n o s e
i n c l u y a e n el p r o y e c t o . D e b e c o m p r e n d e r s e y s e r u t i l i z a d a
c o m o tal
240
242
13. R e f e r e n c i a 13: L a t r a n s f e r e n c i a a u n a n u e v a t a r e a p e r m i t e ,
a la v e z , m o v i l i z a r al a l u m n o y v e r i f i c a r u n a a d q u i s i c i n
245
14. R e f e r e n c i a 14: L a e v a l u a c i n i n d i v i d u a l s i g u e s i e n d o la
p i e d r a d e t o q u e d e la e f i c a c i a d e las a c t i v i d a d e s e s c o l a r e s .
N o est c o n c e b i d a p a r a c r e a r
rivalidad
s i n o p a r a p e r m i t i r l e s q u e se p l a n t e e n d e s a f o s y q u e l o s s u p e r e n
248
15. R e f e r e n c i a 15: El t r a b a j o e n p e q u e o s g r u p o s d e b e s e r
r e g u l a d o m e d i a n t e la o r g a n i z a c i n d e g r u p o s c r u z a d o s c o n
el fin d e g a r a n t i z a r l a p a r t i c i p a c i n d e c a d a a l u m n o e n l o s
g r u p o s i n i c i a l e s y d e f a v o r e c e r la v e r i f i c a c i n y el i n t e r c a m b i o
m u t u o d e las a d q u i s i c i o n e s
251
16. R e f e r e n c i a 16: L a e x i g e n c i a d e c a l i d a d e n la e j e c u c i n d e l
t r a b a j o d e b e a t r a v e s a r el c o n j u n t o d e las a c t i v i d a d e s e s c o l a r e s .
D e b e ser integrada por todos y cada u n o c o m o un m e d i o
d e s u p e r a c i n y d e a c c e s o al p l e n o d e s a r r o l l o d e u n o m i s m o
254
273
confusin.
J-
A menudo
caricaturescos,
han
intentar
dispersas
investigacin,
n i d e u n e n s a y o f i l o s f i c o , n i d e la c o m p i l a c i n
de unos ejercicios; se trata de una herramienta
d e f o r m a c i n , c o m o si f u e r a u n a n o v e l a d e
f o r m a c i n , b a s a d a e n la r e f l e x i n s o b r e l o s
p r i n c i p i o s d e u n a i n s t i t u c i n , el a n l i s i s d e
las t e n s i o n e s c o n s t i t u y e n t e s d e u n a p r o f e s i n ,
y la e l u c i d a c i n d e a l g u n o s p u n t o s d e r e f e r e n c i a
p a r a a c t u a r e n la c o t i d i a n e i d a d . S u s p r i n c i p a l e s
d e s t i n a t a r i o s , a u n q u e e n a b s o l u t o los n i c o s :
docentes en formacin.
Philippe Meirieu (Ales, Gard, 1 9 4 9 ) . Doctor en
L e t r a s y H u m a n i d a d e s , h a e n s e a d o t a n t o e n la
e s c u e l a p r i m a r i a c o m o e n la s e c u n d a r i a . A c t u a l m e n t e es p r o f e s o r d e C i e n c i a s d e la E d u c a c i n y
director del Instituto de Ciencias y Prcticas de
E d u c a c i n y d e F o r m a c i n e n la U n i v e r s i d a d L u m i r e - L y o n 2 . U n a d e s u s m a y o r e s a p o r t a c i o n e s al
m u n d o d e la p e d a g o g a d e h o y c o n s i s t e e n la t e o r a
y la p r c t i c a d e la p e d a g o g a
diferenciada.
s. Pero
cmo? ( O c t a e d r o , 3 a e d . 2 0 0 2 ) , La escuela
d* .N LA ESCUELA HOY
-.in
de
M U .
; derechos
11 HISTORIA DE LA EDUCACION - E D U C A C I O N
CE-118017 OCC30711
75,600
49,000
84-8063-703-X
modo
educar
del