Cuaternario de Sudamerica
Cuaternario de Sudamerica
Cuaternario de Sudamerica
1995
Edicin de 300 ejemplares
I1uslraclones de la lapa
Falo 1: "Eslromalolllos" en un paisaje lplco del A1Uplano Sur. la Puna desrllca. en
los alrededores de Villa Marln (sur del Salar de Uyunl).
Falo 2: PisoUlhs de la la~una Paslos Grandes (Sud Lpez) con el volcn Caquella en el
fondo.
Falos: Phlltppe Mour~uiart
CLIMAS CUATERNARIOS
EN AMERICA DEL SUR
QUATERNARY CLlMATES
OF SOUTH AMERICA
editores
ocumentatlon
"\ MONTPELLlER /
OAsrOM Oocumentiltion
I1 1IIIIIn
010053983
PROLOGO
vi
Los editores
Jaime Argolla y Philippe Mourguiart
Diciembre 1995
vii
PREAMBULO
PROYECTO PICG-281
CLIMAS CUATERNARIOS EN AMERICA DEL SUR
Jaime ARGOLLOl
INFORME FINAL
Estado de cuenta de las actividades anteriores en el marco del proyecto
PICG-281
El inicio de de este programa de investigacin se remonta al ao 1989.
Durante la primera reunin de trabajo del proyecto, que se llev a cabo en
La Paz. Bolivia, del 14 al 18 de mayo de 1989 luego del Simposio Internacional sobre
"los Cambios Globales en Amrica del Sur durante el Cuaternario"; fueron presentados
11 artculos provenientes de 10 paises. Fue constituido un grupo de trabajo
internacional para definir tanto los proyectos cientficos a futuro como los objetivos a
alcanzar. Fueron organizados tres talleres de campo:
l. las grandes unidades estratigrficas de las primeras glaciaciones en los Andes
de Bolivia (cuenca del valle de La Paz);
2. la geomorfologa de las terrazas lacustres, la limnologa de los depsitos
sedimentarios y la agricultura en la regin del lago Titicaca as como la geomorfologa
de las morrenas y el estudio de los lagos, turbas y vegetacin del valle de Jichhu Kota
(4300-5200 m de altura);
1 Instituto de Investigaciones Geolgicas. Universidad Mayor de San Andrs. Casilla de Correo 12198. La
Paz. Bolivia.
viii
cincuenta Simposio Internacional sobre los Lagos Salados dentro del marco de nuestro
proyecto. Participaron 19 paises y se presentaron 60 artculos de los cuales se public
una parte en un nmero especial de la revista Hydrobiologia. Los lagos Poop y de Sud
Lipez as como el salar de Uyuni fueron el marco de una excursin post-simposio.
La cuarta reunin de trabajo se llev a cabo en Manaus, Brasil, del 8 al 13
de noviembre de 1992, en el marco del Simposio Internacional del Cuaternario en
ix
Amazonia. En total fueron presentados 57 artculos por 17 paises. Los temas tratados
fueron los siguientes: clima y paleoclima. geologa. geoqumica. ecologa y
biodiversidad de la Amazonia. Durante el simposio se realiz un taller de campo sobre
la dinmica lluvial de los ros Solemoes y Negro. Los artculos presentados fueron
publicados ya sea en un volumen especial (nmero 4) de "Resmenes y Contribuciones
cientficas" .
Por otra parte. en Lima. Per. el Simposio Internacional Paleo ENSO Records
tuvo como resultado la publicacin del volumen especial de 333 pginas. retomando las
71 conferencias provenientes de 13 paises. y de un nmero especial de la revista del
Instituto Francs de Estudios Andinos (1. Machar & L. Ortlieb. Eds.) retomando una
parte de los artculos.
6 - las reconstrucciones paleoecolgicas y paleoclimticas para el perodo 1714000 aos BP son difciles, debido que los registros son espordicos y discontinuos.
En Venezuela, los archivos dan cuenta de posibles fluctuaciones de los glaciares hasta
alrededor de 15000 aos BP. En Ecuador, al oeste de la cordillera, una turba fechada
de 14000 aos BP recubre sedimentos fluvio-lacustres. En Chile, el avance mximo
de los glaciares culmina en los alrededores de los 15 - 13 000 aos BP (morrenas de
Llanquihue III). En Tierra del Fuego, existe solamente un dato a 14960 aos BP que
sugiere una expansin de los glaciares. En Bolivia, mientras que el ltimo avance
importante es posterior a los 14800 aos BP, el nivel del paleolago Tauca al sur del
Altiplano (cuencas del Poop y de los salares de Coipasa y de Uyuni) es de alrededor
de 13000 aos BP;
7 - el reavance de los glaciares entre 12 y 10 000 aos es muy controvertido.
Para Mercer (1976), los glaciares de Patagonia slo habran comenzado a reavanzar en
los alrededores de 5 000 aos, descartando as la existencia en los kAndes del Sur de
un evento fro sncrono del Dryas reciente. En cambio, datos palinolgicos
provenientes de la cordillera de Colombia sugieren un enfriamiento consecuente entre
11 y 10 000 aos BP, evento contemporneo al Dryas reciente. Por otro lado, los
estudios paleohidrolgicos en Bolivia indican una elevacin de los niveles de los lagos
del Altiplano en el mismo perodo; lagos y glaciares s610 comenzaron a retroceder a
partir de 9 500 aos BP;
8 - durante la primera mitad del Holoceno (lO 000 - 5000 aos BP), el
anlisis de paleosuelos y de los datos palynolgicos en Amrica tropical y en Patagonia
indican fluctuaciones climticas menores de donde emerge un perodo ms caliente
(cuestionado por algunos autores) entre 8500 y 6 ()(X) aos BP;
xi
La ltima reunin
La quinta reunin de trabajo se llev a cabo en Santiago. Chile, del I al 9
de noviembre de 1993. en el marco de un taller internacional sobre Cuaternario de
ii
xiv
xv
INDICE
PROLOGO
PREAMBULO
LISTA DE LOS CONTRIBUYENTES
v
Vl1
Xlll
Seccin 1. El continente
3
29
31
Carlos Schubert
Seccin 3. Brasil
59
75
77
95
111
xvi
121
133
135
157
Seccin 5. Chile
173
189
191
215
225
Seccin 6. Argentina
247
261
263
16. La Pampa
Martn lriondo
283
vii
Ricardo VllaLba
307
319
w.c.
Ray Kenny
327
Martn /riondo
339
SECCION 1
EL CONTINENTE AMERICA DEL SUR
UNA INTRODUCCION
ARIDITY
A CASE OF CONTINENTAL OfCHOTOMY ANO THE SEARCH OF A NEW
PARAOfGM IN PALEOCLIMATOLOGY
Claudio OCHSENIUS
Abstract
This study is conceming witll tlle origino widespread, and subsequentIy retreat of tlle current
arid lands of Soutll America Modem Neotropical aridity can be divided in LWO major categories. The
eastem Andean and peri-Pacific territories within the Arid Diagonal. and sorne reliclS of tropical
semiaridity located north and southwards of the Amazon Basin. namely tlle Caatinga and tlle PeriCaribbean Arid Belt.
Arid geography reached during the Late Pleistocene a magnitude previously unlcnown. AII tlle
intertropical lowlands extended between the Andean piedmont-belt and the -Atlantic border were
affected by a pronounced expansion of desert and semiarid conditions (Pleniglacial deserrizarion),
wbile all tlle Andean highIands and surrounding experienced a notable increment of available biomass.
as well as moisture derived from pluvial and glacial conditions prevailing in tlle middle and high
cordilleras. This arrangement of continental scaJe gave rise LO a clear paleoclimatic dichotomy between
the eastem and western side of Soutll America.
The start of Deglaciation towards the end of the Wisconsin. correlative with a significative
Pos/glacial savanniza/ion over former desertic regions as weJJ as a rapid expansion of rain forest over
former open plant formations. On tlle semiarid westem side, the only region supporting glaciers. began
a progressive desiccation pbase and evaporite construction, culminating with the implantation of the
current Arid Diagonal of South America.
More tllan a drift, the autllor postulates for this new arrangement a complex westward
retraction of aridity as result of Post-glacial global climate. Geoscientific data. specially
morphoclimaticaJ including evaporitic panern and Late Pleistocene biogeography of Camelidae and
Macraucheniidae. are utilized to reconstruct this paleoecologica1 dynamics. Tbe analysis will be
complemented witll a discussion about tlle hisLOricaJ framework around tllis subject, particularly in turo
of the origins of modern paleoclimatological paradigms conceived around the earlier seventy years.
Full-glacial aridity on intertropical landscapes, correlative with glacial-maximum in
mountainous and temperate latitudes. carne to replace progressively the classic and largely dominant
Penck-Brclcner stock of derived theories, among which glacial periods were contemporaneous with
pluvial periods over all tlle tropical zone. To the new paradigm contributed basicalIy geo- and
biogeographical data, recovered a1most all by local research tearns, being the autllor close spectaLOr and
actor at the same time. Sorne of tbe most remarkable consequences of the new paradigm in advance
was the Refuge Theory, a multidisciplinary approacb that stiII characterizes one of the most fertile
fields of Quatemary research in the Neotropic.
In spite of the general progress, many quesons are still waiting for a more complete account,
however, a beuer lcnowledge of the historicaJ framework appears a condicio sine qua non for a more
eonsistent progress. In tllis sense, the accumulative geodata of more than a century demands a standard
book about the origins and development of Quatemary research of this Soutllem Continent. Due LO tllis
lack of such a book, many contributions have been dismissed, omitted or ignored by current
international literature, specially regarding Soutll American bibliography, which is wideIy dispersed
and written in Spanisb or Ponuguese. A fact aggravated by their edition in books or reviews not
remitted at the current intemational indexes. Since many years the SAQDP programo hold by the
autllor, intends to fiII this hiatus, but the scarce interest and suppon of naonal instuons in tllis
emergent scenario, if not eclipsed so at least are delaying tbis endeavor.
Privatdozent an der Universitat des Saarlandes. Germany. Currently Professor al the Faculty of Sciences.
University of Chile. Address: SAQDP/UCH. Casilla 10075. Santiago. Chile
C. Ochsenius
search oj symmetry. however. dominated until few years ago almost al! research
underground. among which Vaino uer's, dominated until few years ago almost all
research underground, among which Vaino uer's contributions in Fuego-Patagonia
are perhaps the best example. The increment of dating methods started by uer
(1970), revealed at the same time that the continent as a whole was surrounded by a
major oceanic influence. accompanied by a series of original features, not at aH
symmetrical with the Fenoscandian or Alpine glaciation. Notwithstanding the
proximity 10 the Antarctic lslandeis. glaciations in Soulh America were commonly
synonym with climatic change. more than with an cxtensive ice-cap. A real and
continuous ice-cover was only present on the western side of the southern Andes.
while lhe rcst of the Andean chain was affccted only by a discrete alpine typcglaciation. in which glacial tongues not abandoned lhe environments of high- and
C. Ochsenius
climatic phases (interglacials). Around 1963 Ab' Sber and colleagues who
complemented this approach with the paleoclimatic significance of stone fines, were
convinced that the only logical explanation for a northward widespread of this
Pleistocene arid-system had its origin in an unusual strong activity of the South
Atlantic cold current (Falkland), that is embracing typical tropical landscapes.
Supported was this assumption, among other things, by the clear relictual pattern
shown by the xerophytic flora of Cabo Frio near of Rio de Janeiro, a relict that has
survived up to the present thanks to the local upwelling of cold waters.
From 1957 to 1970, research about paleoclimates was mostly restricted to
Brazilian universities (see bibliography). Just before 1970, Rhodes Fairbridge
(Columbia University) visited Brazil, primarily to know and afterwards to test in situ
the background accumulated by Brazilian geomorphologists. During this study,
Fairbridge was helped in his propose by Bigarella (ide Ab' Sber 1971). As result
from these surveys and the correlative sedimentological analysis of cores (arkosic
sands) delivered by the Deep Sea Drilling Project on the Amazon continental shelf,
Fairbridge presenled -in collaboralion with John Damuth (Lamont Geological
Observatory)-, the firsl schema of Late Pleislocene atrnospheric circulation, including
many aspects formerly stated by Ab'Sber, but not quoting him. In this form they
raised the skeleton of further, and most complex paleoclimatical models, in which
dry-cold environments were dominant during glacial periods, while warm-wet ones
were characterislic of interglacials. Al! lhis, in slrong Opposilon to the Afrca
pluviallinterpluvial cycle. or the glacio-pluvial cycle described for the subtropical
North America.
Many specialisls basically those of temperale latitudes, considered this
endeavor more than a revolutionary dscovery as only speculatve work,
notwlhstandng that smilar evdences were emerging smultaneously from lhe
African tropcs. Today after a quarter of century, no quaternarist can deny -includng
the former skeplics- the radical landscape metamorphosis experienced by the whole
continent. In a recent review (1982) made hy Ab' Sber himself. he resumed wilh
analogous concepts this dilemma: "Thc establshed vew lhat the tropcal belt of the
earth experienced a successon of pluval and nterpluval perods concurrently wth
the glacal and interglacal perods during the Quaternary, has serously handcapped
the understandng of the sequcnce of paleoclmalic and paleoecologcal flucluations in
South America. The simplistc eXlension of concepts developed hy European
invesligators has proved particularly inapplicable to the easlern half of South
Amcrca. Elements of thcse vicws have survivcd until the present time, in spilc of thc
recent advanccs in rescarch achieved n Brazl and elsewhcre".
C. Ochsenius
At that time, Ab' Sber based himself principally in the classical French
literature (De Martone, Enjelbert), considered the Atacama Desert and neighboring
areas as former arid regions, lacking significant climatic change during almost the
whole Pleistocene, specifically along the LOM. In addition, the current PeriCaribbean Arid Belt was for him also terra incognita, as the Orinoco, Pantanal,
Pampasia, Altiplano, and the southernmost South America, not forgetting the Andes
4 Oclay due lo may long research-slay in norlhern Soulh America. Among lhc academic advisers were lhc
Professor Aziz N. Ah'Sher. lhe Cretaccous geologisl Seplembrino Pelri (Direclor of Sao PauJo Natural Ilistor)'
Museum), lhc prominent geologisl ESlanislau do Amaral (Geosciences Inslilule. lJSI') and lhe quanlilalive
geomorphologisl Anlonio Chrislofolelli (f'acultade Geocincias e Cincias Exactas. UNESP). among lhe
biologisl Alphonsc Hoge (Research DireClOr of lhe ButanlilO InslilUl).
through
5 This Venia legendi in Biogeograpby was lbe second defended in Germany in this discipline. succeding former
one defended by Paul Mller in [972. at the same University. and on the same continent. GUlacfller of this longterm research were among others Professors Emst Josef Fittkau (Director of the Zoologiscbe Staatsammlung
von Milnchen). Klaus Heine (Direktor des Geograpbischen Institutes. Regensburg). Paul Mller (Prasident
UniversiUit des Saarlandes). Prefaced was this work by Prof. Dr. h. c. Thomas van der Hammen (Director of the
Department for Palynology & Paleoecology. Hugo de Vries Laboralorium. University of Amsterdam). This
thesis was so concluded twelve years after the intuitive leil mOliv mentioned aboye. superating the expectations
and permitting so a wide scope of problem about the natural evolution of South America during the last 50.000
years. and to this time not available for other southem continents such Africa or Australia.
C. Ochsenius
10
Currently, the author' S research is still loyal with its origins, but devoted to
more specific aspects of this climatic change (Ochsenius, 1993a) and to the prePleistocene origin -including Gondwana geology- of the Neotropical aridity
(Ochsenius, 1994). The author must also remember that the "climb" to this global
program-synthesis, would not have been possible without the contributions of a se1ect
group of pioneers, with which the author had sustained a large and productive
interchange. In this sense 1 remember here my "Alter' Professor and friend Dr. Aziz
N. Ab'Sber, fol1owed by Alphonse Hoge, Paulo Vanzolini, Joao Jos Bigarel1a of
my former Universidade of Sao Paulo. In Europe my friends, Thomas van der
Hammen, Jrgen Haffer, Klaus Heine and Jrgen Haffer. In France, Dr. Jean Tricart.
In Venezuela, Len Croizat and my friend Jos M. Cruxent.
In
South American
"island pattern" of glacial record along lhe Andes not by subsequent erosion of
glacial deposits, but by the differential uplifl of these environments. In a form that a
continuous glacial record was nol possible before the cordillera reached its presenl
altitude. This explanation is also valid for Middle Teniary Andean glaciations, whose
obliterated deposits are clearly confined. For this reao;on, Andcan glaciation areals are
depending less on the atmospheric cooling (at least in the Pliocene), than on the preexisting relief, excepling of course the southernmost area of the Continent. The
influence of glaciated mountains located direclly on a dcserl margin, in combination
with a strong trans-altiplanic aClivity of thc Low Pressure Amazonian Centre
(Ochsenius, 1974b), and probably cold air-masses fram the South Atlantic during
Anlarctical wintcrs. pcrmilted between nonhcrn Per to Northern Chile a singular
biodynamism around mulliplc riverinc oases and "drift" of the wet-succulcnt Puna
1I
12
C. Ochsenius
Atacama became extinguished, determining SO a post-glacial age for the whole Arid
Diagonal (see Fig. 1.1).
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figure 1.1. Long'lenn fiucluation in lake-Ievels a10ng t}e Central and Nortlem Andean region
(145-11N) during lhe Lasl 1merglacial. Lasl Glacial Maximum (PL).
and subsequemly Deglaciation (DGL) (based on Ocbsenius. 1986).
Associated to this ecologicaJ change in the Puna and neighboring areas, other
environmental conditions were prevalent on Lhe wesLern border of the presenL
Atacama Desert; 1 refer
LO
the effects of this climatical change. Thus leaching of guano deposiLs, and extent
evaporite landscape were scarce or non-exisLent. Fossil guano deposits are so the
convincing indicaLor for endemic aridity over and around the CoastaJ Cordillera, and
therefore of the ancient inDuence of the Humboldt Cold Current along Lhe littora1 6 .
The long-lerm antiquity of lhis aridily is also supported by the relicl Doral elements
cun'cntly present in the slruclural composition of lhe Lomas' vegelation, a lrue lrack
of "lag oases" on the sea-side and still presenl along lhe coaslal scarps from soulhern
Per until Lhc latilude of Paposo (Ochsenius, 1993a). Sorne of lhis planl species
exceed clearly the Qualernary, daLing back deep inLo Gondwana limes, and were
evidently vinculaled
aL
6 This pcrhaps. an addilionaJ ar:umcl1l in contra thc "El NiilO"' as a rcgular paleoclimatic factor. and in pro of ilS
as cpisodic evcnl of Poslglacial limcS.
13
Taking inLO aCCOunl lhese and olher lines of evidence, Lhe auLhor poslulated a
former Semi-Arid Diagonal during Lhe LOM, in a Lime when lhe easlem tropical
lowlands were depleled by diverse slyles of aridity including Lhe evolution of sorne
continental and coaslal deserts, all lhis aggravaled by a drastic-regional waler lable
depression (WWTD) lhal only yet becomes known (Ochsenius, 1993b). This
phenomenon was responsible for a generalized drainage and runoff collapse, with
dramatical consequences for lhe whole biota.
2. WESTERN DRIFT OR MARGINAL RETRACTION OF SOUTH AMERICAN
ARIDITY TOWARDS THE HOLOCENE
During Lhe Wisconsin, lhe areal occupied by arid lands submitted lO long-term
droughts reached a surface of nearly 11.4 x 10 6 km 2 of SouLh America. Towards lhe
beginning of the Holocene, sorne 10.000 years ago, a remarkable climatic
amelioration on lhe lowlands look place (Post-glacial Savannization). The following
physical and biological aspects represent sorne of Lhe most important features of lhis
change. ExtincLion and lack of megafauna fossil record afler 10,000 years.
Replacement of the ancent fauna by a new zoogeographical arrangement, in whch
mcro and mesofauna elements are domnant. Submerson of the Shelf Desert Belt
lhrough lhe Flandrian marine lransgression, reducing Lhe conLinent in an areal of
nearly 3 x 106 km 2 , generating a drastic reducton of its continentalty (Fig. 1.2).
SOUTH AMERICA
WISCONSIN STAOE
I
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"UNorr,.. COlLAPSl!
LDNQ-TERM OROUOHTS
ARIO ClIMATe:S
SEALeVEl CHANoe
OP~~~_A.N_T "_~~.~~~.'O~S
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LANOMIfOAMAMMALS OlSPER3AL
Figure 1.2. Aow chart showing some oC l1le principal pbysicaJ and biologicaJ changes
during the LGM-Holocene boundary included in 111e PleniglaciaJ Desertizaon Hypothesis.
14
C. Ochsenius
The rise of sea level was also correlative with the rise in level of forrner
regional water table depression (WWTD), providing thus a new runoff equilibrium at
the principal sedimentary basins arranged across the lowlands.
The relocation of the Low Amazonian Pressure Center (LPAC) or more
precisely its potentiation, associated with a marked retraction of the cold-air masses
originated in the Antarctic, and rising average temperatures were responsible for the
re-establishment of pluvial regime perrnitting a new expansion of the forrner rain
forest refuges, a phenomenon that, however, did not obliterate the interrupted gene
flows experienced by different groups during the glacial-full aridity. Thus forest
gained in area progressively but left in its innermost evidences of biota fragmentation,
as well as xeromorphic relicts, which today are markedly azonal in location with
respect to modern wet-climate. This chronological boundary is also associated with
the stabilization and pedogenesis of almost all sand deserts, such as the Orinoco and
Pantanal, forrnerly located north and south of the Amazon Basin, which are rapidly
colonized by wet savannas with a defined seasonal rain regime. Such as in the
Atacama, Pantanal and Orinoco the herpetofauna does not show decisively
morphophysiological adaptations according to a long-term evolution in arid
environments (a fact well studies by Hoge and Vanzolini).
Thc Paragua9u Desert in northeast Brazil covered currently by the Caatinga
plant-formation, remained as a disconLinuous chain of patches along fluvial valleys or
top of sierras and "chapadas" during the Pleistocene full-aridity. As the Lomas'
relicts on the Pacific Coastal Rangc, thc Caatinga represents with high probability a
relict of the Gondwanean xerophytic stock, indicating so a long-term prevalence in
this region of sorne grade of aridity since at least the Cretaceous. An ecoconstancy
feature also common to other xeromorphic plant formations, such as the Espinal of
Central Chile, thc Peri-Caribbcan Arid Belt, and the correlative lnter-Andean Arid
Track (Ochsenius, 1987, 1993c). Andean floristic elements that dropped into the
Amazonian piedmont of Colombia and Ecuador, and probably also Per retracted
mountain upwards, in procuring its former environments. The Amazon fluvial systcm
inundated and eroded many of the geomorphological features lefl along the grcat river
with the occasion of the glacial drop of sea leve!. Many other plant formations such as
the Araucaria forest of southern Brazil, expanded iL~ arcal in a biogeographical
experiment that dates back deep into the Teniary and Cretaceous.
15
from
the
Permian
to
lhe
Presento
particularly
along
the
LO
Camelidae, a group with paleonlOlogical record from the northern coasl of Venezuela
(Corian Fauna) down lO the Pampasia (Lujanian Fauna), passing across the
caatingas. In a progressive extinction and/or migration, Camelidae retracled lheir
areal lowards lhe Arid Diagonal including lhe Patagonian Sleppe, the only regions in
which this family is living loday in a nalural fonn.
Camelidae over the whole Altiplano and Puna regions not only confirm this, but
constitute at the same time the only valid explanation for the continuous human
7 In remember lO lhe founder of Sall Geology as a research branch. lhe German geoscientisl Carl-Christian
Ochsenius (1830-1906).
16
e. Ochsenius
presence during at 1east the last 14,000 years. The same is true for the prehistoric
occupation of southemmost Patagonia, a region in which notwithstanding the extreme
environmental conditions, human settlements evolved in a permanent way during the
same periodo
In a geological perspective, we cannot forget that the current vicariian
distribution of Camelidae in South America, represents also a relict distribution of
their primitive areal, a fact supported basically by the fossil record. In fact, the fossil
age of Camelidae dates back to the Lower Tertiary of North America. Other elements
of this group are still surviving in analogous environments, as occurred in the cold
continental desert of Gobi. Their common presence in Africa must not be interpreted
as a natural phenomenon, but motivated by cultural causes. A similar distribution
pattem was imposed also by the Incaic Culture, not only responsible for two new
forms of CameLidae in South America (Lama gLama and L. paeos), but for their
dispersal northwards, to northem highlands of Colombia.
The retraction of CameLidae can also be followed through the fossil and
su bfossil record in Chile, in part interpreted as a climatic amelioration in the
Mediterranean region up to Holocene, without discarding, however, that cultural
pressures contributed mainly to this process.
(=TapunoLama Stock 1928) prescnt in the Lower Pleistocene beds of North America.
Hemiaeuhenia is considered a c10se genera of neotropical camelids, laler diversified
through PaLaeoLama, Lama and Vieugna genera.
The proposition according to which the Andean Cordillera had becn the only
"immigration route", as suggested by Wehb (1974), finds in the current
paleontological repertoire no relcvant support 8 . On the contrary, the record revealed,
more than an Andean affinity, an Atlantic one, specially through the giant forms of
the family, such as PaLaeoLama and EuLamaops, which are only poorly studied.
8 In a more recenl work, Novoa & Wheeler ( 1984). repcated lhis lapsus in lheir map of fossil distrbution of Lama
(el Fig. 14.3; 14.2). In addition. when their revised the earlier history of Camelidae dates the period of
domestication up to 4000 D.e.. overwhelmed our sludies. aceording which lhe presence of Camelidae in the
Central Andes date back berore the PleislDcene-lIolocene boundary. and for this reason the basic resource ID
expiain !he human scdenterization in one of!he most extreme highland environments (Ochsenius. 1977. 1982.
1985. ele.).
17
LocaJitv
Coordinales
Altilude
Manantiales de Muaco
Tauna-Taima
El Abra IV
Trujillo
Ro Chiche (?)
Punn
Quebrada Guasln
Talara
Lauricocha
Cueva de Pickimachay
TaripalalCasa del Diablo
Lagoa Santa
Lapa de Lagoa Funda
Longino/Salar de Bellavista
uapa
Buena Esperanza/Ro Loa
Las Lomadas
Don Pcdrito/Albardao
La Criolla/Santa F
Chacabuco
Ayapey
Caada de Curup
Arroyo Las Limetas
Arroyo Denis
Caada Las Oruscas
Arroyo Vera
Arroyo Los Laureles
Arroyo El Bizcocho
Arroyo Las Maulas
Arroyo Perico Flaco
Carcaraa
Isla de Las Lechiguanas
Salto
Seccin San Luis
Caada La Rocha
Arroyo Fras
Ro Lujn
Paso del OterolLujn
Ro Lujn
Paso de la Virgen
Balneario La Chimbada
Mdano Cauca
Mdano Santa Clara
Estancia La Moderna
Laguna Camarn Chico
Los Sauces/Angol
Laguna La Tigra
Laguna Las Encadenadas
Ro Quequn Grande
Miembro GuerrerolLujn
Balneario Centinela del Mar
PuenlC Ruta Nacional N3
Quequn SaladolIndio Rico
Zanjn Seco
Tres Arroyos
Estancia La Aurora
Paso del Mdano
Ro Quequn Chico
Cueva de Fell
Cueva de Palli Aike
Cueva Los Toldos
1130-6951 *
1130-6951 *
0500-7400*
0923-7025*
0011-7823
0144-7840
0145-7842
0433-8107
1018.7610
1310-7415
1505-7030
1937-4352
1937-4352
2015-6913
2100-6310
2202-6932
2800-6400
3110-5435
3110-6015
3300-7050
3300-5530
3300-5530
33285720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3312-6131
3344-5913
3420-6015
3435-5616
3440-5901
3440-5901
3441-5900
3441-5905
3441-5900
3443-5901
3540-5830
3557-6245
3645-6246
3655-5930
3615-5810
3758-7255
3800-5830
3810-6230
3810-5832
38 [5-5833
3815-5803
3817-6040
3820-6820
3821-6022
3826-6017
3828-6305
3830-6000
3831-5446
5320-6932
5325-6928
5500-7010
0000-0050
0000-0050
2000-3000
0200-0500
2000-3000
2000-3000
2000-3000
0000-0100
3000-4000
3000-4000
3000-4000
0500-1000
0500-1000
1000-2000
0200-0500
1000-2000
0200-0500
0000-0200
0000-0100
0200-0500
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0200-0500
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0200
0000-0200
0000-0200
18
C. Ochsenius
(Lama- Vicugna) survived, and three species correspond lO the extant fauna.
Independenlly of thermical changes inherenl lO the tropical-subtropical
transiLion, the areal of Cameldae possesses a specifical fealUre, which is determined
by the ncarly absolule absence of wel environments, specifically wet-soils. This
requste appears in relation lO conserve the underfool tells, whch submtted lO a
permanenl moslure, experence a rapd degeneralon. This principal qually of
19
along the Andcs, as wcll as lhe extent grass-steppes and scmi-dcscn 01' Patagonia. The
same is valid for the natural dislribution ol' Camellus bactrianus, lhe only wild forrn
of Camelidae lhat currenl1y inhabits lhe Northem hemisphere, in the hinterland 01' lhe
Gobi Desert under a lypical continental climale (their presence in Arabia or Africa
must be interpreted as an areal distribution by men's domestication).
From a laxonomic point of view, many species of camelids have been
described, however, many of them are now considered as synonyms. Lopez
Aranguren (1930), and later Cabrera (1931), set up lhe existence of a 4 genera and 5
species, for instance: Lama oweni, L angustifolia, Eulamaops paralellus, Palaeolama
wedelli and Protoauchenia reisiL Later Simpson (1945), accepled only lwo typical
genera (Lama and Palaeolama) , while Hoffsleller (1952), accepted Eulamaops,
Lama, Palaeolama and Vicugna. Of all lhis nomenclature, the last ones are currently
the most accepted.
Camelidae herds on lhe Altiplano of Bolivia and Per occurred after the megafauna
extinction and during lhe desiccation phase of all lhis region lhat characterized postglacial times. Thus South America can be defined as a "large refuge" for lhis family,
in view that all other populations became extinct in Nonh and Central America. As
result of this dramatical biogeographicaI change imposed basicaIly by climatic
change, the highlands of the Cenlral Andes transforrned themselves. notwilhstanding
lhe extreme environmental conditions, in one of the most relevant forrns 01' human
and cultural development in lhe high mountains (4000 m).
Today il is impossible lO undersland lhe different cullural stages in lhis region
during more lhan 14,000 years. without the active participation and existence of lhis
20
C. Ocbsenius
patachonica had a weight of nearly 600 kg, with diet habits basically folivorous and
herbaceous. that is a dominant browser in tropical scrubs and semiarid savannas. This
is supported by its abundance in the Late Pleistocene deposits of the present
Caatingas, the Peri-Caribbean Arid Belt, and the steppes of Fuego-Patagonia. Despite
of the vast areal of over 5000 km from north to south, Macrauchenia inhabited the
Andes only under exceptional conditions of grass steppe. as was the case of the
Altiplano. Their gradual expansion from South America northwards to the Amazon
Basin, must be interpreted as indicator of semiarid environments over all the Brazilian
shields including open savannas through the Amazon Basin (Ochsenius, 1978). From
another side, the prevalence of wet conditions along the Darin Zone. could have
been a decisive barrier to reach Central America, where il is unknown. After the LGM
all macraucheniids were replaced by middle-size camelids. finishing so a long history
for this interesting Laxa of the ancient Neotropical fauna (Table 2.2).
3. EPILOGUE
In addition to a permanent attitude of reflection and loyalty lO research
continuity, 1 intended to develop here a brief personal synthesis of sorne relevant
features about paleoecological evolution of aridity in the Neotropic. emphasizing the
historical circumsLances of this development. Notwithstanding the explosive growth
of Quaternary literature in the last years, Perogrullo ideas have heen demonstrating
their validity and necessity. This contrapunto must be considered as a positive
symptom for the future of any scicnce. However. 1 noted sorne divorce between the
accumulative hackground and currcnt rescarch. In fact, almost all young scientisL~
ignore nowadays the historical science development. having no or little contact with
the former Iiterature.
LocaJity
Lago Va!encia
Manantiales de Muaco
Taima-Taima
ItapipocalSobra!
QuixadaIRussas
Tape roa
Laje GrnndelPesqueira
Xique-Xique
Toca do Osso/Jacobina
Cuzco
Corocoro
Ulloma II
Lapa Ana Felicia
Arad
Lagoa Santa
uapa
Tarija
Ro SaJadolRo Loa (7)
Tongoy
Playa Cidreira
Ayapey
Chacabuco (7)
Arroyo Ventura
Ro Negro
Arroyo Denis
Caada Las Bruscas
Arroyo Vera
Arroyo Perico Flaco
Ro Santa Luca
Seccin San Luis
Ro Lujn
Puerto San Julin
Cueva de Mylodon
Cueva de Eberhardt
21
Coorinates
Altitue
1170-67701130-69511130-69510322-4000
0501-4045
0715-3555
0820-3642
1130-4100
1131-4107
1340-7147
1710-6825
[730-6830
1937-4352
1950-4635
1937-4352
2100-6310
2150-6440
2210-6840
3008-7130
3017-5011
3300-5530
3300-7050
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3328-5720
3400-560 1
3435-5616
3441-5900
4916-6745
5200-7530
6341-7212
0000-0200
0000-0050
0000-0050
0000-0200
0200-0500
0200-0500
0500- 1000
0200-0500
0200-0500
3000-4000
3500-4500
3500-4500
0500-1000
0500-1000
0500-1000
0200-0500
1000-2000
2000-3000
0000-0050
0000-0000
0000-0 100
0200-0500
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0100
0000-0200
0000-0200
Do
lO
determinant for almost aH interrogations still waiting for a solution. In this sense, I
have often the impression that something is wrong in the daily chain of new and
original discoveries and the fatal role of marketing in science. The French concept of
lO
Dinosauria psychosis in the last years). Citation indexes, publishing over South
America also contribute
lO
absolute guarantee to fill this hyatus, as normally their advisers themselves are not
acquainted with local research and their languages, and their assumed experience in
and on the continent is not sufficient (e! the bibliography included in this work).
International bibliographies, such as the new Geoarchive, which constitute the
greatest thesaurus about worldwide geosciences, still overlook most of the intellectual
production realized in South American geological institutes and universities, ignoring
simultaneously aH original sources printed before 1974 (despite of ies expensive cost
of US$ 2000 per annum). In this sense, one lifetime without exploring this valuable
and accumulative background, is perhaps too little for reaching a complete and
22
C. Ocbsenius
balanced perception of one of the most diverse and complex land-masses of the
world.
Efforts to overcome this handicap have been intended by the author through
the South American Quaternary Documentation Programo Along 25 years, the
SAQDP, in an exhaustive work, contributed perhaps with the most extent survey
about the Quaternary in South America, its origins, evolution, problems and current
trends. This work was possible, not by means of shortly visits, but own research, and
long-terms stays in South American universities and their native landscapes. One
aspect of this program, namely the editorial, has been followed later on successfully
in the eighteen years by two commercial periodicals of international circulation,
namely Quaternary Paleoecology of South America and Antarctic Peninsula
(Balkema), and more recently by the Journal of South American Earth Sciences
(Pergamon), which we hope progressively will to resolve this incongruity.
To complete this inharmonious trend. a new elemenl is given by the
sophisticated input of high-tech in our laboratories, a facl certainly nol available for
our predecessors. 1 refer specifically to the different geochronological and by means
revolutionary methods which in many cases paradoxically confirmed the relative
chronologies proposed long times ago, while in other cases perroilted a major
accuracy aboul older dilemmas, or simply the total rejection of them. In this forro we
are living today belween old and less old paradigms (somelhing thinking. as lhe
evolution is conservatism). bUl no longer with a long-term teleology. bUl the contrary.
with a generalized immediarology. Hard polemics and debales thal in the past took
one or more generation of discussions. can currently be resolved during our life.
thanks LO the varicty. and accuracy of high-tech. A good equilibrium between both
components of creativity, 1 think, is highly recommended.
Acknowledgments
The author dedicales this work lO Aziz Nacib Ab'Sber the Friend, Professor and Man. an old
name vinculated lO descns in remembrance lO our memorable joumey acros.<; the Brazilian northeasl
Caatinga<; afler 23 years of friendship. transient Iinks. NeolTopicaJ pilgrimage. and vicariian living. In
addition. J acknowledge 10 Dr. Jaime ArgolIo and Dr. Philippc Mourguiart thcir kindly invitation lO
contribute
10
this book. a happy epilogue of the productive IGCP Proyecl-281. "Quatemary Climates ol'
South America".
23
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27
SECCION 2
LOS ANDES DEL NORTE
31
l. INTRODUCCION
El presente trabajo sobre el estado del conocimiento de los paleoclimas en
Colombia. con una primera aproximacin a la correlacin con Venezuela y Ecuador,
constituye simplemente un documento inicial de discusin, cuyo objetivo central es el
de servir como documento de discusin para el grupo de trabajo del Proyecto IGCP281 "Climas Cuaternarios en Amrica del Sur". Dada la abundancia de tpicos que
abarca dicho proyecto y la extensa bibliografa existente al respecto. se anexan en un
captulo al final del texto.
De acuerdo con los objetivos del proyecto Climas Cuaternarios en Amrica
del Sur (PROYECTO IGCP-281 ), el trabajo se subdivide en:
- lmite Plio-Pleistoceno;
- ltimo ciclo climtico (150 ()()() BP al actual);
- efectos del hombre sobre el clima y los medios ambientes;
- cambios globales duarante el Holoceno;
- variaciones climticas actuales (10-1 00 aos).
En la Figura 2.1, Mapa Geogrfico de Colombia. Ecuador y Venezuela. se
indican los lugares citados en los diferentes estudios.
Un trabajo de correlacin entre Colombia. Venezuela y Ecuador fue realizado
por Schubert & Clapperton (1990). para los estadios morrnicos en Venezuela
(Cordillera de Mrida y Sierra de Perij), Colombia (Sierra Nevada del Cocuy,
Altiplanicie de Bogot, Nevados Ruiz Tolima, Sierra Nevada de Santa Marta) y en el
Ecuador (Cordillera Oriental y Occidental). Este documento se utiliza como base.
En su artculo de 1992, Van der Hammen present la paleoecologa de
Sudamrica tropical; este artculo constituye un excelente compendio sobre lo que se
conoce acerca de los paleoclimas en Colombia yen el Norte de Los Andes, pertinente
principalemente al ltimo ciclo climtico y los cambios globales ocurridos durante el
Holoceno.
Sobre las variaciones climticas actuales, no se realiza ninguna discusi6n por
falta de informaci6n, ya que en Colombia existen muy pocas estaciones
metereo16gicas, con pocos aos de existencia.
1 Universidad EAFIT. Apto. Areo 3300. Medelln. Colombia.
32
.'.
A SJ.rro N6Vod/J
d4! Cocuy
'._,_._,_,_,_.
A
ABOGOTAe A
A PorDmo de SumopoJ
BRAZIL
...
...
33
34
35
Fneque. donde hay un registro desde hace 130000 hasta nuestrosdas. yen la Sabana
de BogoL. la cual se sec hace unos 30000 aos pero de la que existe infonnacin
sobre el perodo comprendido entre 130 ()()() Y30000 aos.
La sntesis principal (van der Hammen. 1992) sera la siguiente:
clima
36
Estadio Bocatoma;
12 400
Estadio La Ciega;
13 000 a 21 000
Estadio de LaguIllas;
25 000 a 30 000
Ms de 30 000
11 000 a 12400
13000
13000 14000
11 800
37
38
Fase seca.
1230AD
Fase seca.
2600 Y 2000 BP
Fase seca.
4100 Y 3800 BP
Fase seca.
4700 Y 5500 BP
Existe gran similitud con la cuenca del Magdalena. En general los cambios
climticos producen cambios en la vegetacin originados por los cambios en la
precipitacin efectiva (total o estacional), pero es muy difcil tratar de estimar los
cambios de temperatura.
Los periodos con bajo nivel de agua son: 700 y 400 BP (entre 1200 y 1500
AD); 1500 Y 1200 BP; 2700 Y2000 BP; 4000 BP.
6300 y 4700
39
- 10000 hasta aprox. los 85<Xl BP, evidencias de erupciones volcnicas imponantes
en el Macizo Volcnico Ruiz-Tolima;
- antes de los 8000 BP, evidencias de un clima fro y seco;
- 7740 BP. erupcin violenta e importante;
- antes de los 6100, hay evidencia de un enfriamiento corto y violento. Corresponde
al Santa Isabel Tardo; Lahar de Otn y Totarito Bajo;
- 6050 BP, erupcin volcnica imponante;
- entre los 5400 y 4200, en el Santa Isabel, un flujo de lava y lahar del Otn,
represan la laguna del Otn; Hay un enfriamiento cone y fuerte del Santa Isabel
Tardo.
- 3620 BP. erupcin importante en el Cerro Bravo, Lapilli encima de los 3800
msnm.
-3000 - 2000, se produce un enfriamiento.
- 2690?, 27oo?, erupcin prehistrica.
- 1600 a 1800 OC, estadial El Ruiz ; en el Ruiz Temprano, los arcos morrnicos
llegan a 4300 - 4250 msnm. Hay un suelo delgado sin cenizas; en el Ruiz
Tardo, morrenas a 4300 - 4600 msnm;
- 1850 a la fecha. Retroceso progresivo de los glaciales.
Para Herd (1974), la ltima gran erupcin del Ruiz ocurri en 1595 OC; la
Neoglaciacin se extendera desde esta fecha, hasta aproximadamente los 1800 Oc, la
cual correspondera a la pequea edad de hielo.
Riezebos (1978) eestudi los ltimos 6000 aos en el rea de la Laguna del
Otn - El Bosque. Estudiaron con base en sondeos en cuatro perforaciones en la
lagunas de El Bosque, El Mosquito, El Otn y Superior Otn. Se realizaron estudios de
minerales de las cenizas volcnicas y dataciones radiomtricas. Con base en la datacin
de un suelo enterrado en el fondo de la laguna. el cual fue datado en 5400 AP, se acepta
esta edad para la formacin de la laguna por obstruccin de un derrame de lava de una
erupcin del Santa Isabel. Otro flujo de lava fue datado en 3800 AP.
Para Kuhry (1988), los periodos de actividad volcnica se encuentran alrededor
de las fechas siguientes: 5800, 3900-3300 Y2160-1100.
Para Khury et al. (1983) en el sector de la laguna del Otn - El Bosque, se
pueden definir al menos cuatro periodos, siendo en este sector muy marcada la
influencia de la actividad volcnica sobre la vegetacin. En resumen, plantean los
siguiente cambios:
- Ms de 8000 BP, con temperatura menor que el perodo siguiente, pero con un
precipitacin efectiva mayor;
- Entre 8000 y 5000 BP, la temperatura es de dos o tres grados ms que la actual,
tambin con una precipitacin efectiva ms alta que la actual. El bosque andino
40
ocupa la parte inferior del actual pramo de gramneas. El flujo de lava de Santa
Isabel es datado en 5800 BP;
- 5000 Y3000 BP, temperatura y precipitacin efectiva ms alta que la de hoy en
da. En 4230, est datado un pequeo perodo con temperatura ms alta que la
actual; evidencias de una vegetacin relativamente ms seca;
- 3000 a 2630 BP, hay una reduccin de Polylepis;
- 2500 a 2000, se presenta un enfriamiento progresivo. Haca los 2000 BP,
cambios climticos y humanos, con posibles catstrofes volcnicas no
evidenciadas. Sube el nivel de las lagunas;
- Entre los 2160 y 110 BP, la influencia de actividad volcnica sobre la vegetacin
parece haber sido importante. El lmite del bosque andino es igual que el actual.
Al parecer puede haber ciclo de 320 aos que pueden ser climticos;
- Entre los 1000 y 500 BP, existi un corto perodo de precipitacin efectiva menor.
Luego la temperatura y precipitacin similar a la actual, con la existencia de una
pequea edad de hielo.
6. EFEcrOS DEL HOMBRE SOBRE EL CLIMA Y LOS AMBIENTES
Segn Van der Hammen (1992), el hombre aparece durante el Tardiglaciar,
hace por lo menos 12500 BP; estos habitantes eran cazadores. Al cambiar el clima
hacia un clima ms hmedo y clido, se dan dos fenmenos combinados: La invasin
de bosque hace que la megafauna existente se aisle y el incremento de los cazadors en el
Altiplano ocasiona la extincin de la megafauna.
A los 5000-3000 BP, existe poca evidencia de agricultura en la sabana,
principalmente el cultivo de maiz. Se da una primera tala de bosques. Al disminuir la
subida postglacial del nivel del mar, el hombre se instala en ros y costas y comienza a
alimentarse de peces. Se omite en el presente resumen la influencia histrica y actual del
hombre sobre el clima, considerado un tema de vital importancia, sobre el cual hay
mucho por investigar y constituye por s solo, un vasto tema de investigacin.
7. VARlACIONES CLIMATICAS ACTUALES (10-1 (0)
Dada la variacin de climas en Colombia por sus caractersticas topogrficas, se
realizar un esquema global de los principales factors que determinan un clima y la
situacin climtica actual. Realizar un estudio sobre cmo han sido la<; variaciones
climticas en los ltimos cien aos en Colombia e,<; a la fecha imposible, dada la falta de
registros en el territorio colombiano. Con respecto a Venezuela y Ecuador, no se
dispuso de informacin para realizar dicho estudio comparativo.
En Colomhia el clima est determinado por su posicin dentro de la zona de
convergencia intertropical (ZCIT), la cual se [arma por el choque de los alisios que
soplan hacia el Ecuador desde los centros de altas presiones subtropicales (Prez.
1983). Los vientos alisios. o flujos del este. provenientes del Hemisferio Norte y Sur y
los vientos del oeste que soplan desde el Pacfico. son los que determinan en Colombia
los regmenes de lluvia (Oster, 1979 en Prez. A.. 1983).
Los vientos alisios del este, tienen su mximo en los meses de mayo-junio a
septiembre y no alcanzan a llegar al Pacfico. Los vientos pacficos son constnntes todo
el ao pero tienen una disminucin de febrero a abril.
Combinado con este factor de vientos. hay que considerar las diferentes
altitudes de las cordilleras que atraviesan Colombia de norte a sur. cada una de ellas con
diferentes alturas. siendo la Cordillera Central la ms alta de todas y la Oriental ms altn
que la Occidental. El relieve es de gran importancia en el clima. ya que por un lado
juega un papel de obstculo que hace ascender las masas de aire y adems afecta la
temperatura. la humedad y dems elementos del clima. Esto ocasiona disimetras de los
pisos climticos en las vertientes de las cordilleras. produciendo por ejemplo. una
disimetra en la Cordillera Central que da lugar a que los pisos topoclimticos sean 200
m ms bajos en la vertiente oriental en comparacin con la vertiente occidental (Thoure
42
promedio de lluvias es inferior a los 2000 mm.ao- 1 y tiene un perodo largo seco a
principios de ao.
Respecto a la temperatura, en Colombia hay poca variacin entre los promedios
mensuales en el ao. El gradiente actual de temperatura es de 0,65 oC por cada 100 m.
Los principales pisos bioclimticos en la Cordillera Central, 200 m ms bajos
en la vertiente oriental, son los siguientes (Thouret & Prez, 1983):
- El piso de Nevados, que se subdivide en dos: El de hielo pennanente por encima
de los 5400 m de altitud y el desglaciado hace menos de 25 aos, con nieve
efmera en los perodos de invierno entre los 4600 y 5400 m.
- Los pramos: Comprendidos entre los 3800 y 4600 m. Se subdividen en
superpramos y pramos propiamente dichos. Los superpramos se localizan
por encima de los 4200 m y comprenden las reas que estuvieron cubiertas por
glaciares desde los siglos XVII y XVIII hasta mediados del siglos XIX. Los
pramos propiamente dichos estn comprendidos entre los 3800 y 4200 m.
- El piso Andino, comprendido entre los 3800 y 2300 m, se divide en tres
unidades: La zona de transicin entre los 3800 y 4200 m, la zona de subpramo
entre los 3400 y 3800 m producto de la intervencin antrpica, y el piso andino
propiamente dicho: el superior fro (3400 y 2800 m) y el inferior ms hmedo
(entre los 2800 y 2300 m).
- Piso Subandino, comprendido entre los 1200 y 2300 m, es muy complejo dada la
intervencin humana. Se divide en 4 subunidades: el mosaico de la parte
superior sometida al sobrepastoreo (entre los 1800 y 2300 m), el mosaico de
caf tradicional con sombro (entre los 1200 y 1800 m), el mosaico del ptimo
cafetero (entre los 1300 y 1700 m) y la zona de transicin (menor a los
1300 m).
- El piso subandino bajo o ecuaLOrial, comprendido entre los 700 y 1200 m. Se
subdivide en el borde Oriental seco de Magdalena y las laderas relativamente
suaves y menos secas el Cauca.
En Ecuador, Colombia y Venezuela, el clima actual es tropical de montaa con
pocas variaciones estacionales a lo largo del ao pero con gran variacin diurna,
controlada por la nubosidad y la ahura. En Colombia y Venezuela, hay dos estaciones
hmedas segn Schubert & Clapperton (1990) que corresponderan a los meses de abril
a noviembre y de diciembre a marzo y en el Ecuador el mximo de lluvia corresponde a
los meses de abril a noviembre con un mnimo de julio y enero; sin embargo esto es
variable a lo largo del territorio. ya que las pocas de lluvias las detennina el paso de la
CIT (Prez. 1983).
La lnea de nicvc pcrpetua en el Ecuador es de 4600 m sobre el nanco este dc la
Cordillera Occidental (Clapperton. 1987 en Schuhert & Clapperton. 1990). En los
43
Andes del norte (Colombia y Venezuela), el lmite de nieves perpetuas es superior a los
5000 m (Sierra Nevada de Santa Marta. Sierra del Cocuy, Andes de Mrida, volcanes
nevados de la Cordillera Central de Colombia). La zona de pramo se extiende por
encima de los 2800 a 3000 m y coincide en Venezuela con la zona periglacial
(Schubert, 1975 y 1979 en Schubert & Clapperton, 1990). Durante la ltima
glaciacin, estos niveles descendieron aproximadamente 1000 m.
Por otro lado, debe sealarse la existencia de microclimas, donde existen
condiciones locales particulares que se escapan a una regionalizacin del clima. como
planteado por Eslava (1992), quien demuestra que en el Pacfico colombiano, ms
precisamente en la regin de El Llor-Choc, caen 2717 mm de precipitacin media
anual. valor muy superior al record que figura en la literatura sobre el tema.
8. CORRELACrON
Van der Hammen (1984), presenta la siguiente correlacin entre la Cordillera
Oriental, Cordillera Central y Sierra Nevada de Santa Marta.
CRDlll.ERA
CEN"ffiAL
COCUY
ESrADIOELRUIZ
ESrADIO
CORRALITOS
ESTADIO NABOBA
(11 000 Y 10 000 B P)
ESrADIOOTUN
ESrADIOBOCAIDMA
ESrADIO MAMANCANACA
20 000 - 14 000 B P
MURILLO (?)
LAGUNlll.AS
SABANA DE BCXiOTA
AcnJAL
EL ABRA
ADURAMEINA
MAS DE 24 000 BP
MAXIMA FXIENSION DE LOS
GLAOARES
45 000 Y 25 000 B P
44
COLOMBIA
SIERRA DE SANTA
ALTIPlANO DE
MARTA
BOGOTA
SIERRA NEVADA
DELCOCUY
NEVADOS
RUIZTOLIMA
H
O
L
O
C
E
N
O
No glaciacin
Ruiz tardo
(4300-4600 m)
Ruiz Temprano
(4300- 4400 m)
FSTAOO
CORRAllTOS
(4300-4600 m)
ANDES
DEMERIDA
(5002 m
Santa Isabel
(4000-4400 m)
Holoceno
Medo-caluroso
VENEZUELA Y ECUADOR
SIERRA
DELPERUA
(3750 m)
CORDILLERAS ORIENTAL
(4000) Y OCCIDENTAL
(4000-4600)
O
L
O
YENEZUEl.A
VENEZUELA
ECUAOOR
No glaciales
N
O
Morrenas
neoglaciaJes no datadas
(3800 - 4200 m)
Morrenas superimpuesta
f3900 - 4600 m)
Cuadros 2.2 )' 2.3. Correlaciones entre Colombia y Venezuela-Ecuador de los eventos glaciares
durante el Holoceno (tomado de Scbubert & Clapperton. 1990).
AL'[lPlANO
DEBOGOTA
(4200 m)
COLOMnIA
NEVADOS
RUlZ TOLIMA
(5200 m l
SIERRA
DE SANTA MARTA
(5700 m l
ESTADlM..
BOCATOMA
(3900 - 4200 m)
ESTADlM..
NADOBA
(4500 m)
10 OOO
FSfADlM..
OTUNTARDIO
(3800 - 4000 m)
COMPLEJO
MORRENIC04
(3250 . 4200 m)
P
L
E
J
S
T
O
C
E
N
O
COMPLEJO
MORRENlC03
(3100 . 3750 m)
INTERST. GUANTIV A
FSTADlM..
OTUN TEMPRANO
(3800 - 4000 m)
ESTADlM..
LAGUNILLAS
(4000 m)
INTEREST. SUSACA
FSfADIAL
MURIU.O
(3400 - 3600 m)
2 O OOO
FSTADlM..
LAGUNlLLAS 1NF.
(3300 . 3700 m)
ESTADlM..
MAMANCANACA
(3300 . 3800 m)
COMPLEJO
MORRENJC02
(3000 - 3550 m)
3 O 000
110 000
aos BP
FSTADIAL
RIONEVADA
(3000 . 3400 m)
Ms viejas que 20000 BI'
Y pueden ser
mucho ms viejas
COMPLEJO
MORRENICO I
(2750 m)
MORRENAS
DE LA
PRE-UL11MA
GLACJAOON (?)
ESTAOlAL
RIONEGRO
(2600 - 2XOO m)
Se estima mayor
de 30000 BI'
ESTADIAL
ADURREIMA
UL:nMAO
PENULTIMA
GLACIAOON (7)
45
VENEZUELA Y ECUADOR
J\NDES
DE MERlDA
(5002 m)
SIERRA
DEL PERUA
(3750 m)
CORDILLER\S
ORIENTAL (4000 m)
yOCODENTAL
(4000 . 6300 m)
VENEZUELA
VENEZUElA
ECUADOR
10 000
ESTADlJ\L
ULTIMA GLAClACION
(3800 . 4400 m)
P
ULTIMA
GLAClAOON TARDlO
(3600 . 3700 m)
MORRENAS
RECESIONALES?
L
E
1
S
T
O
C
NVEL DE MORRENAS
PRINOPALES
(2900 - 3100 m)
MORRENAS
NO DATADAS
(2700 - 3100 m)
ULTIMA GLAClACION
PRINCIPAL
(3000 - 3900 m)
20 000
N
O
30 000
INlERESTADIAL
DE LA ULTIMA
GLAClAOON
("'34000 - 40 000 BP)
110000
aos BP
NIVEL INFERIOR
DE MORRENAS
TEMPRANAS
(2600 - 2800 m)
ULTIMA GLAClAOON
PENULTIMA
GLAClAOON
INCIERTA
PENULTIMA GLAClAOON
INOERTA
(2750 - 3500 m)
TEMPRANA
mayor de 43 000 BP
(2900 - 3500
m)
Cuadros 2.4 Y 2.5. Correlaciones entre Colombia y Venezuela-Ecuador de los eventos glaciares
durante el Pleistoceno (tomado de Schubert & Clappenon. 1990).
Dentro del marco global dado por Schubert & Clapperton (1990), para la
correlacin entre Colombia. Venezuela y Ecuador. estn las caracteristicas topogrficas
de estos pases: La existencia de tres cordilleras en Colombia y de dos cordilleras en
Venezuela y Ecuador, con alturas superiores a los 4000 m. con un volcanismo activo
desde el Terciario en Ecuador y Colombia y la ausencia de volcanismo en Venezuela.
En estas cordilleras, los depsitos de glaciaciones no son evidencias inequvocas de
glaciacin temprana anteriores al Pleistoceno Tardo. La denudacin de las morrenas se
extiende en Colombia y Venezuela hasta los 2600-2900 m; en Ecuador el lmite de tills
oxidados es de 2700 m (segn datos de Schubert. 1974; Oppenheim. 1949; Raasvelt.
1957; Van der Harnmen, 1981; Clapperton. 1987 en Schubert & Clapperton. 1990).
Sin embargo. las morrenas terminaban a los 3000-3600 m en las mismas reas.
Existen pocas dataciones y las mismas son poco confiables.
Por el contrario. existe abundante informacin sobre la ltima glaciacin que
ocasion el descenso del lmite de nieves a 4000 m en el ltimo perodo glacial en
Venezuela. Colombia y Ecuador.
46
la 000
morrenas parecen ser ms viejas que 12650 BP en los Andes de Mrida, y otras
dataciones parecen indicar que no existti nieve por debajo de los 4200 m. Las
investigaciones palinolgicas parecen indicar que existi una inversin climtica
pronunciada cerca de los 11 960 BP (Salgado-Labouriau, 1980 en Schubert &
Clapperton, 1990). En el intervalo de tiempo comprendido entre los 12500 a los
11 960 BP, parece haber existido un clima similar al presente. Por lo tanto, es de
esperarse que no se desarrollen glaciales en reas que se haban desglaciado durante el
intervalo del glacial tardo, ya que el descenso de la temepratura fue slo de 2-3 oC
(Salgado-Labouriau, 1980 en Schubert & Clapperton, 1990); pero aunque en
Venezuela no existe evidencia de avance de glaciares en el glacial tardo, los datos
palinolgicos indican un enfriamiento significante acompaado de condiciones de
humedad ocurridos despus de los 11 960 BP. En Colombia, dicho enfriamiento
flucta alrededor de los 11 000 a 10 000 BP.
En el Ecuador se han podido descubrir morrenas cuyas edades radiomtricas
son correlacionables con los datos obtenidos para Colombia.
Sobre la "Pequea edad de hielo". que ha sido deteCtada en Colombia. los sitios
estudiadios y las dataciones obtenida<; son correlacionables con la Pequea edad de
hielo de los Alpes Europeos. En Ecuador. aunque cxisten dataciones. su presencia
sigue siendo incierta (Schubcrt & Clapperton, 1990); igual situacin se observa en
Venezuela
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59
3.
CORDILLERA
DE
MERIDA,
VENEZUELA:
GLACIACION
Carlos SCHUBERTlt
Abstract
Just as aH tropical cordilleras higber man 3000 m a.s.I., tbe Cordillera de Mrida (westem
Venezuela) was affected by tbe Quatemary glaciations. So far, no evidence has been found of glacial
sedimentation and erosion prior to tbe Late Pleistoeene.
Two morainic levels have been recognized. which have been considered as Early and Late
Stades. respectively, of tbe Mrida Glaciation: one between 2600 and 2800 m a.s.l.. and anomer
between 2900 and 3500 m. The till of tbe Early Stade consists of till remnants (dianctons), witbout a
cJear morainic topography. and scarce sedimentological and textura! evidence. The moraines of tbe
Late Stade are topographically well represented. and severa! superposed moraines. or morainic
complexes. are found. Absolute ages have been obtained for tbe moraines of tbe Late Stade in tbe
Mucubajf region. where a sequence of Ouvio-glacial sediments. interbedded witb layers of peal, crop
out; tbe oldest peat exposed gave a '4(: age of 12.650 130 B.P., which represents a minimum age for
tbe moraines of tbe Late Stade. An adjacent Ouvio-glacial sequence, outside tbe morainic complex of
Mucubajf. gave 14 C ages on peat of 19.080 B.P. near tbe base, and 16.500 290 B.P. near tbe top;
tbese ages suggest tbat during mis time interval, tbere was active glacial erosion and deposition near
tbe terminal part of tbe complex.
The area covered by glaciers in tbe Sierra Nevada de Mrida during tbe Late Stade of tbe
Mrida Glaciation has been estimated approximately 170 km 2 . At presenl, tbis area is less tban 3 km 2 .
Above tbe main morainic level (2900-3500 m), tbere are several levels of retreat or readvance
moraines. The most important are at altitudes between 3600 and 3800 m. and between 3800 and 4200
m a.s.1. No absolute dates have been obtained on tbese moraines. Finally, mere is evidence of Late
Holocene morainic sedimentation. Palynologica1 research has established a cold phase between tbe
13tb and middle 19tb centuries A.D., which can be correlated witb tbe LitUe Ice Age. The moraines
associated witb tbis phase are most probably tbose located at an altitude of approximately 4700 m. 100
to 200 below me terminal zone of present-day glaciers. These glaciers. located mainly in tbe Pico
Bolvar and Picos Humboldt-Bonpland massifs, have suffered rapid retreat during tbe last century.
During tbe last 20 years, at least two of tbem bave completely disappeared.
In conclusion, at least tbree important glacial climatic events can be recognized in tbe
Cordillera de Mrida during tbe Mrida Glaciation and after: 1. an Early Stade, witb an age greater
tban 25,000 and 30.000 B.P.; 2. a Late Stade. witb 14(: between approximately 25,000 and 13.000 B.P.;
and 3. a series of neoglacial Holocene advances and retreats. which ended witb tbe LitUe Ice Age.
1. INTRODUCCION
Como en todas las cordilleras tropicales con altitudes mayores a los 3000 m.,
la Cordillera de Mrida (Fig. 3.1) fue afectada por las glaciaciones pleistocenas
(Schubert, 1989; Schubert & Clapperton, 1990). Uno de los hechos ms importantes
es que se han hallado pocos indicios, en los Andes del norte, de sedimentacin o
erosin glaciales claramente ms antiguas que el Pleistoceno Tardo (ver Clapperton,
1987, para Ecuador, y Herd, 1982, para Colombia). En Venezuela, hasta el presente,
no se ha hallado ninguno.
60
C. Schubert
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61
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VENEZUELA
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Figura 3.2. Tabla de correlaciones de niveles morrnicos en el norte de Amrica del Sur. Notas: 2.
Dalncin radiocnrbnica relaliva de indicios palinolgicos, sedirnenlolgicos o volcnicos asociados.
3. Datacin por rastros de fisin. Las barras negras indican los inlervalos dalados por radiocarbono.
Los nmeros subrayados represenlan la edad radiocarb6nica mxima oblenida. fuenles de
infonnacin: Clapperton (1985. 1987), Jlelmens (1988), Jlcrd (1982), Raasveldl (1957), Rull el al.
(1987). SaJgado-L1bouriau el al. (1977), Schubcn (1979), Schubert & Rinaldi (1987).
Thourel & van der 'Inrnmen (1981), van der 'Iammen el al. (1981).
AOURIAIo4ElNA
3St.LO.660/-630 A.P
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HO 300 A P
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c:
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63
xm a XIX).
Una reconstruccin del rea ocupada por los glaciares de la Sierra Nevada de
Mrida y la Sierra Santo Domingo durante la Glaciacin Mrida sugiere que sta era
aproximadamente de 170 km 2 . En la actualidad. los glaciares remanentes en la Sierra
Nevada de Mrida ocupan menos de 3 km 2 .
3. EDAD Y CORRELACrON
Segn Bowen (1978: 77-88) existen tres escuelas de investigadores en
relacin con la clasificacin y datacin del Cuaternario. La primera sigue
estrictamente los cdigos estratigrficos internacionales (p.e. Hedberg, 1976),
basndose en la descripcin y clasificacin de secciones-tipo de unidades litolgicas y
su correlacin. La segunda considera que existen diferencias claras entre el
Cuaternario y otros perodos geolgicos y utilizan criterios mixtos, estratigrficos y
de otra ndole, tales como geomorfolgicos, paleontolgicos (principalmente
palinolgicos) y otros. Esta escuela extiende los criterios estratigrficos ms all de lo
establecido en los cdigos, con lo cual frecuentemente han causado confusin,
particularmente en el uso de las formas topogrficas. En Venezuela, en particular,
investigadores pertenecientes a esta escuela, han asignado edades o secuencias
cuaternarias solamente con base en tenues correlaciones (muchas veces
geomorfolgicas) con secuencias "similares" en otros continentes (ver discusin en
Bezada & Schubert. 1978). La tercera escuela trata de basarse casi exclusivamente en
las dataciones absolutas como un criterio para establecer subdivisiones, correlaciones
64
C. Schubert
65
66
C. Scbubert
Material
Edad (B.P.)
Contexto
Turba
8880 110
Tx-1884
SD-6
Turba
7680 110
Tx-1887
SD-9
Turba
7380 40
Tx-1888
SD-IO
Turba
78300
Sierra de Santo Domingo (Valle morrnico. Qda. Mucubajl
II 465 110
SI-1246
Turba
Tx-1988
5D-14
Turba
Sierra de Santo Domingo (Mesa del Caballo)
T-I1.021
MC-I
Arcillaorgnica
12650130
19 080 820
12 700 110
67
506090
Tx-1844
MUC-72
Limo carbonceo
7780 110
Tx-1851
MUC-79
Turba
7530 80
Tx-1873
MUC-I01
Turba
7580 60
Turba
4Q90 100
II 470 170
Limo arcilloso
15600 3500
"Ti11"
11 800 3100
n. Dataciones termolumlniscenles
Pramo de Piedras Blancas
PB (TL)-2
PB (TL)-4
m).
68
C. Schubert
avance de los glaciares, y que indican edades mnimas para la culminacin de estos
avances; 2. Edades de eventos fluvio-glaciales coevales con la culminacin de los
avances glaciales.
El primer grupo incluye todas las edades radiocarbnicas del cuadro 3.1,
excepto la muestra 1-11.021. Estas edades, determinadas principalmente en capas y
lentes de turba intercaladas en sedimentos fluvio-glaciales, varan entre el Holoceno
Medio y fines del Pleistoceno. Si realizamos un anlisis de regresin sobre las cuatro
edades ms antiguas, o sea, ms cercanas a la edad mnima del nivel glacial que se
quiere datar (SI-1226 y -1246: Tx-1988 y -4603), esto resulta en un retroceso vertical
de los glaciares de aproximadamente 1 m.a- l durante el Pleistoceno Tardo.
Comprese este valor con el calculado en forma similar para el retroceso vertical de
los glaciares de la Sierra Nevada de Mrida durante el ltimo siglo, de
aproximadamente 6 m.a- l .
Por otro lado, segn los datos radiocarbnicos de la secuencia lluvio-glacial
de la Mesa del Caballo (zona de Mucubaj), el glaciar que rellenaba el valle
morrnico de la Quebrada El Caballo estaba en su posicin terminal hasta por lo
menos 16500 B.P. Segn la secuencia fluvio-glacial del valle de la Quebrada
Mucubaj, el glaciar que rellenaba este valle haba retrocedido a altitudes sobre los
3800 m hace 13 000 B.P. (velocidad de retroceso vertical: 0.05 m.a- l ) y. en el Pramo
de Miranda. haba retrocedido a altitudes sobre los 3900 m hace 11 500 B.P.
(velocidad de retroceso vertical: 0.07 m.a l).
En conclusin. las edades radiocarbnicas del Grupo 1 sugieren que los
glaciares pleistocenos tardos de la Cordillera de Mrida estaban en franco retroceso a
fines del Pleistoceno. por lo menos despus de 16 500 B.P. La velocidad vertical de
este retroceso fue aumentando y. ya para el Holoceno Medio. la zona terminal de los
glaciares estaba por encima de los 4000 m s.n.m.
El segundo grupo consiste en dos anlisis radiocarbnicos determinados en
turba y sedimento orgnico en la secuencia fluvio-glacial de la Mesa del Caballo
(zona de Mucubaj). Estos dos anlisis resultaron en edades l4C de 19080 820 B.P.
para los sedimentos ms antiguos expuestos en esta seccin y de 16500 290 B.P.
cerca del tope de la seccin. Estos sedimentos han sido interpretados como el
remanente de una planicie fluvio-glacial que se extenda frente a las morrenas
laLerales y terminales. Esto implica que los glaciares que rellenaban estos valles
morrnicos se encontraban en su posicin inferior mxima y depositaban activamente
las mon'enas y sedimentos fluvio-glaciales fuera de ellas. Estas dos edades sugieren
que el ltimo avance glacial culmin alrededor de los 20000 D.P. Y que.
posteriormente a los 16 OOU B.P.. comenz el retroceso final del Pleistoceno Tardo.
69
Las dos edades terrnoluminiscentcs al tinal del cuadro 3.1. sugieren que. para lines
del Pleistoceno. los glaciares haban retrocedido a una altitud de 4000 m.
Est.as edades radiocarbnicas indican que. dentro de la secuencia glacial
descrit.a en la seccin anterior. el evemo 3 (glaciacin principal) tiene una edad
mnima de alrededor de 20000 B.P. yel evento 5 comenz alrededor de los 16000
B.P.
En las secuencias glaciales europeas se han deteclado varios avances glaciales
posteriores a los 15000 B.P. Y anteriores a aproximadamente 10 000 a A.P. (Dryas
Temprano: 13000-11 800 B.P.; Dryas Tardo: <11 000-10 000 B.P.; Flim. 1971: 632633). Posibles equivalentes de estos eventos han sido reconocidos en Colombia
(Est.adio Bocatoma; van der Hammen et al.. 1981) Y en Venezuela. en la zona de
Mucubaj (segundo imervalo frio; Salgado-Labouriau et al.. 1977). con base en
anlisis palinolgicos. Hasta el presente. no se han hallado morrenas direct.ameme
asociadas con estos eventos y, menos an. se tienen edades absolutas. En todo caso.
de acuerdo con los anlisis radiocarbnicos existemes. se puede concluir que el
retroceso final de los glaciares comenz aproximadamente a los 13000 B.P. y que los
glaciares llegaron a sus niveles actuales rpidamente durame el inicio del Holoceno.
Las oscilaciones glaciales holocenas no han recibido una atencin adecuada hasta
ahora; slo se conoce. con base en anlisis palinolgicos y radiocarbnicos, la
existencia del equivaleme de la Pequea Edad de Hielo. entre los siglos XIII y
mediados del XIX (Rull & Schubert, 1989).
3.3 Correlaciones
Schubert (1989) y Schubert & Clapperton (1990) compilaron los datos
glaciales del norte de Amrica del Sur (Ecuador, Colombia y Venezuela). Esta
compilacin result en la tabla de correlaciones de la figura 3.2. En est.a figura se
encuentran los distintos niveles de morrenas que se han reconocido hasta ahora y sus
edades radiocarbnicas (y una basada en rastros de fisin) ms pertinentes.
Las correlaciones de niveles morrnicos se realizaron con base en la
morfologa y las escasas dataciones absolutas existentes. Por lo tanto. estas
correlaciones son tentativas y, en muchos casos. particularmente en las ms antiguas y
en las holocenas. llegan a ser especulativas.
Finalmente. en la figura 3.3 se muestra un intento de correlacin de los
eventos paleoclimticos del Cuaternario Tardo en el norte de Amrica del Sur.
4. DEGLACIACION RECIENTE DE LA SIERRA NEVADA DE MERlDA
Los nicos vestigios de los glaciares de la Cordillera de Mrida se encuentran
en la Sierra Nevada de Mrida. cuya cumbre mxima es el Pico Bolvar
70
C. Schubert
AOS A.P
o
o
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NEoGLACIACION
~
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NEOGLACIACION
Vi
z
o
..
t-
-J
CL
a:
t-2QOOO -
Vl
E5TAOI0 TARDIO!'I
TARDIGLACIAL
NEOOLACIACION
10.000
TARDIGLACIAL PI
NEOGLACIACION
8
~
ECUAOOR
CHIMBORAZO
"PEOUEA EDAD DE HIELO"
o
-J
o
VENEZUELA
C o L o M B I A
(JlOILLERA Ot:MERIOA
OROILlERA ORIENTAL'CENTRA L SIERRA NEVADA DE SANtA MARTA
'PEOUEA EDAO DE HIELO. ES TAOIO CORRAlITOS
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NTERESTADIDI'I
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INTERE5TADlO
el
INTERE5TADlO
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GLACIAL
~
-J
ESTADIO MAMANCANACA
UJ
ESTADIO LAGUNILLAS
~STADlO TEMPRANO
ESTADIO ADURIAMEINA
z
o
a:
GlACIACION PREW1SCONSIN
Ol ACIAClON PRE'WISCONSlNf?1
Una comparaci6n entre ellmiLe inferior de los glaciares del Pico Bolvar entre
1885 (Sievers, 1986), 1910 (Jahn, 1925), 1922 (Blumenthal, 1923) y 1972 (Schubert,
1972) sugiere que el retroceso vertical de los glaciares en ese intervalo de tiempo fue
aproximadamente 6 m.a,l.
La mayor cantidad de informaci6n sobre el retroceso glacial reciente proviene
del macizo del pico Bolvar (Fig. 3.1). Una pintura realizada entre 1864 y 1874
muestra un glaciar masivo (Glaciar Espejo) rellenando el circo (4000 m s.n.m.)
debajo de la cara noroeste del Pico Bolvar, aproximadamente unos 700 m debajo del
frente de los glaciares actuales (Goering, 1962, Lmina IX). De esta posici6n, el
Glaciar Espejo retrocedi rpidamente. En 1910 (Jahn, 1925) todava cubra el Pico
Espejo (parle sur del pico Bolvar), tena una apariencia gruesa y estratificada, y
terminaba a aproximadamente 4500 m; en 1922 (Blumenthal, 1923) s610 quedaba un
glaciar pequeo, y algunos remanentes quedaban en 1936 (Romero, 1980: 43); desde
entonces. ha desaparecido lOlalmente.
71
Figura 3.4. A. Vista de los glaciares del flanco noroeste del Pico Bolvar, Sierra Nevada de Mrida
(Diciembre de 1963). B. La misma vista de A en Enero de 1991 (ntese la reduccin significativa de
los glaciares). C. Vista del Glaciar Timoncito, flanco sureste del Pico Bolvar (Febrero de 1972).
D. La misma vista C en Enero de 1991. El Glaciar Timoncito prcticamente ha desaparecido.
E. Oipas plegadas y fracOJfadas de hielo en el Glaciar TimoncilO (localidad marcada en C; Febrero de
1972). F. Zona terminal del Glaciar Timoncito en Febrero de 1972 (localidad marcada en C; ntese el
espesor del hielo, al igual que en E, de ms de una docena de metros). G. Indicios de retroceso reciente
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SECCION 3
BRASIL
77
Resumen
The Amazon rain forest at me time of me last glaciation. during me late Pleistocene. sufered
strong cbanges in its biogeograpby and landscape. The best information mat we have about pleistocene
cbronology, palaeoecology and geology, is related to me time before 24,000 B.P. possibly
corresponding to tbe middJe Pleniglacial (isOlopic stage 3). During tbis period. tbe climate aparently
was intluenced by higb precipitation in tbe Andes and a conlinuing cbanging toward dry condition on
tbe lowlands. The amazonian rivers were under tbe intluence of aluvial sedimentation. associated to tbe
cbanging climate.
Tbe aridity probably reacbed its clmax during me upper Pleniglacial and tbe aeolian
sedimentation extended over parts of tbe central and nortb Amazonia. At same time tbe savanna
vegetation reacbed its maximum extension. The trade winds were more intense and dry tban today.
Begining al circa 14,000 B.P., tbe aluvial sedimentation were occurring associated to tbe deglaciation.
Probably tbis sedimentation pbase culminated witb tbe marine lransgression of tbe Middle Holocene.
The c1imate during tbe Middle Holocene was drier tban today, probably related to tbe bigb frequency
of El Nii'lo - like pbenomena.
During tbe Upper Holocene tbe inference of cbanging tlow regime is recorded at circa 4000
B.P. and 1000/1500 B.P. at tbe sediments of tbe fluvial belts. Probably tbis was in accordance wim tbe
climatic tluctuations of me Upper Holocene. recorded in otber areas of Soutb America.
1 Universidade Federal do Acre. Campus Universilrio. BR 364 km 04 - 69 915-900 Rio Branco. Acre. Brazil
2 Universidade do Amazonas. Caixa Poslal 885, Manaus. Brazil
78
1. INTRODUCCION
La selva Amaznica con casi 5 000 000 km 2 constituye la mayor selva tropical
del mundo. A pesar de extenderse a travs de varios paises, el 80% de su rea se
encuentra en territorio brasileo (Jacobs, 1981). Este ecosistema posee ms especies
vivientes que cualquier otro del planeta. En l podran existir 80000 especies de
plantas vasculares y posiblemente 30 millones de especies de animales, en su gran
mayora insectos (Colinvaux, 1989). Distintas teoras fueron propuestas para explicar
esta biodiversidad increble que no posee similar en otra parte del planeta. En las
ltimas dcadas prevaleci el modelo de "Refugios Forestales" pleistocnicos
(Haffer, 1969, 1982; Prance, 1982; ver la figura 4.1).
79
geolgico, se pone en duda la validez de los refugios propuestos. El estado actual del
conocimiento geolgico, paleontolgico y arqueolgico, nos permite realizar nuevas
aproximaciones que nos llevan a plantear diferentes escenarios durante los cambiantes
climas del Cuaternario.
2. CLIMA ACTUAL EN AMAZONIA
La totalidad de la cuenca Amaznica se encuentra en la zona de influencia de
la ZCIT (Zona de Convergencia Intertropical). Segn Salatti & Marques (1984), las
precipitaciones en Amazonia derivan del Ocano Atlntico y el 50% de las lluvias es
reciclado por la selva (proceso de evapotranspiracin). En la actualidad, se considera
que el patrn de lluvias de Amazonia es afectado por el fenmeno de El Nio, el cual
produce disminucin de las precipitaciones en el centro y norte, y aumento al sur de
la cuenca. A pesar de que Amazonia registra altos valores de lluvias, stas no se
distribuyen homogneamente ni en el tiempo ni en el espacio (Fig. 4.2). Las lluvias
poseen una media cercana a los 2000 mm.a- L y se incrementan hacia el noroeste hasta
alcanzar ms de 5000 mm.a- l en la regin andina. La zona ubicada al sur del ro
Solimoes-Amazonas. posee una temporada seca con picos defInidos de lluvia y sequa
a lo largo del ao. Este fenmeno no se produce al norte del Solimoes-Amazonas
donde las precipitaciones son ms homogneas.
10
8RAZ/L
80
En este perodo, Sudamazonia recibe la mayor parte de las lluvias. La ZCIT migra
para el norte, alcanzando su mxima posicin septentrional entre julio y agosto,
durante el invierno del Hemisferio Sur, instalndose sobre Venezuela y Colombia. En
este perodo ocurren fuertes precipitaciones al norte del ro Amazonas y la estacin
"seca" en Sud-Amazonia. En la Amazonia Sudoccidental ocurren invasiones de
masas de aire polar, estas masas fras producen el fenmeno conocido como
"friagem" en Brasil o "surazo" en Per. Entre mayo y julio principalmente las masas
fras perduran por 3 o 5 das produciendo en pocas horas bruscas cadas de
temperatura de ms de 15 C (Molon, 1987). La temperatura media, que entre
octubre y abril es de 26 C, decrece 3 04 C en la estacin seca (Rancy, 1991) y las
precipitaciones caen a menos de 120 mm entre junio y agosto. Este efecto es atenuado
hacia el norte y el este.
3. DATOS MULTIDISCIPLINAR10S DEL PLEISTOCENO TARD10 (Fig. 4.3)
80
60
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40
10
ID
10
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20
80
Figura 4.2. Mapa de uhicacin de las localidades geolgicas y palinolgicas consideradas en este
trabajo: 1) ro Ucayali; 2) ro Madre de Dios; 3) ro PasLaZa (y mega-abanico del :astaza); 4) c~enca
fluvial del AILO Purs; 5) cuenca fluvial del Alto Juru; 6) ro Caquet (curso medIO); 7) ro SoltmoesAmazonas; 8) cuenca del Alto ro Negro; 9) Sitios palinolgicos del Estado de Rondona. Dra<;il
(Capoeira y CaUra); 10) sitio palinolgico de Caraj<; (Estado de Par. Brasil); 11) sitio palinolgico
TerTa Nova, isla de Careiro. ro Amazonas.
81
3.1 Palinologa
Liu & Colinvaux (1985) obtuvieron datos palinolgicos en la Amazonia
EcuaLOriana, provincia de Oriente. Los resultados del sitio Mera a 1100 m de allura
indicaran un descenso mnimo de temperatura de 4
Ultimo Glacial. Dataciones de 14(: asociado a polen dieron edades de 33520 1010 a
26530 270 B.P.
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oon m.c1.ra carbonlUda
Figura 4.4. Palinologfa resumida del sio de Carajs (segn Absy et aL, 1991).
82
3.3 Geologa
La mayora de las evidencias geolgicas que indican cambios climticos en
Amazonia provienen del anlisis sedimento1gico y geomorfolgico de las fajas
fluviales. Hoy en da poseemos una razonable informacin en algunos sectores, pero
en otros, en cambio, el desconocimiento es casi total.
83
TAXA
EDENTATNPILOSA
Megatberiidae
Ocnopus
Eremolheriwn
Mylodontidae
Glossolheriwn
Lestodon
Scelidollleriwn
Mylodon
Megalonycbidae
Megaionyx
RlO NAPO
RIO JURUA
RlO UCAYAU
X
X
X
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X
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X
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X
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X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
PROBOSCIDEA
Haploma.uodon
Cuvieronius
X
X
X
X
X
X
X
X
ARTIODACfYLA
Camelidae
Vicugna
Paiaeola.ma
Tayassuidae
Tayassu
X
X
X
X
X
X
EDENTATNCINGULATA
Pampalberiidae
PampaJheriwn
Dasypodidae
Euphractus
Proprcwpus
Dasypus
Glyptodontidae
Hoplophorus
Neuryurus
Panoctus
Glyptodon
X
X
X
X
X
X
X
X
X
PERISSODACTYLA
Tapirus
X
X
X
X
CARNrVORA
Eira
X
X
NOTOUNGULATA
Toxodon
Mixololoxodon
Tabla 4.1. Mamferos pleistoenicos de Amazonia Sudoccidema1 y nos donde fueron registrados
84
85
3REFERENCIAS:
k.. . ~~
CcIlIlP08
de arena
10
20
JO 40
50~
flcolG
86
87
estuvo asociada a fuertes lluvias producidas en los Andes al tiempo en que los
glaciares se encontraban en expansin. Esta interpretacin puede ser vlida para ros
que poseen sus cabeceras en los Andes pero no para ros que nacen a baja altura,
desligados de la cadena andina.
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70
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20
88
89
rodeaba al eje del ro Amazonas sera sabana. Segn Iriondo & Latrubesse (1994)
para producir este escenario en Amazonia Central durante el Pleistoceno tardo.
solamente habran sido necesarios cambios de segundo orden en el clima regional.
6. AMAZONIA DURANTE EL HOLOCENO
Los datos del Holoceno muestran que Amazonia sufri el efecto de
oscilaciones climticas que impactaron la dinmica paisajstica. pero con una
intensidad menor que los cambios sufridos durante algunos momentos del Pleistoceno
tardo. El Holoceno Inferior-Medio habra estado marcado por sedimentacin en las
fajas fluviales. asociada a dos procesos: a) condiciones generales de menor
precipitacin en la cuenca durante el Holoceno Medio (Hypsitermal) y. b)
transgresin del Holoceno Medio que marca la presencia desde el Pleistoceno tardo
de un nivel de base general en ascenso. Este perodo de relativa aridez durante el
Holoceno Medio podra estar relacionado con condiciones tipo El Nio. frecuentes
posiblemente antes de los 4000 B.P. (Martin et al.. 1993). Un nuevo quiebre en la
sedimentacin habra ocurrido entre 4000 a lOOO-1500 B.P. con nueva sedimentacin
en las fajas.
7. CONSIDERACIONES FINALES
- Amazonia sufri profundos cambios biogeogrficos y paisajsticos asociados
al Cambio Global ocurrido durante la ltima Glaciacin del Pleistoceno tardo.
- Aparentemente las masas circulantes habIan sido similares a las actuales pero
habra variado su frecuencia. rea de accin en cierras regiones e intensidad.
- El registro cronolgico. paleoecolgico y geolgico ms completo de
Amazonia asociado a la Ultima glaciacin corresponde al intervalo previo al
Ultimo Mximo. o sea anterior a 24000 B.P. Probablemente este perodo
coincida con el Pleniglacial Medio o Estadio Isotpico 3.
- Durante este perodo habran ocurrido fuertes precipitaciones en los andes que
favorecan el avance glaciario en las bajas latitudes (regiones intertropicales).
aumentando la torrencialidad de los regmenes hidrolgicos de los ros
amaznicos con cabeceras en los Andes.
- Evidencias geolgicas como la Fonnacin Morona (abanico del Pastaza) y
conglomerados de alta energa en ros con sus cabeceras en las tierras bajas de
Amazonia sudoccidental. indican que las tierras bajas sufrieron la presencia de
un clima con fuertes precipitaciones estacionales y un ambiente no
concordante con el actual sistema de selva.
- La temperatura. segn los datos palinolgicos disponibles. podra haber
decrecido en el orden de los 4 a 6 oC en algunas regiones.
90
91
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c..
95
Abstract:
Slfong El Nii'lo events lead lO importam rainfall anomalies and changes in wind panems in
Soulh America relaled to two processes: modification of le WaIker Circulation and enhancement of
tlle SUblfOpicaJ jetslfeam causing a blocking of frontal syslems. Along tlle Brazilian Coast, tllis last
perturbation causes diSlfUrbances of le wind patlems and consequently of tlle wind-driven coastaJ
dynamics. For example, during tlle austral autumn and winter 1983. tlle local Cabo Frio upwelling
induced by tlle NE winds, was enhanced and tlle longshore lfansport direction along a beach was
perturbed as a consequence of change in waves regime.
Reversals of longshore lfansport witll duration of tens to hundreds of years, evidenced in
holocene beach-ridge terraces from tlle Rio Doce coastaJ plain in tlle cenlfaJ part of tlle Brazilian
Coast, during tlle past 5000 years, indicate tlle possibJe exiSlence of long duration El Nii'lo-like
conditions. At tlle sarne time, tlle local upwelling inlensity variations in Cabo Frio have been recorded
in carbonateous sediments of small hypersaline Iagoons. These perturbations could be explained by
change in wind regime over Soutll America. Tbey are similar lO tllat produced in 1983 as a
consequence of a slfong El Nii'lo evenL However. El Nii'lo Phenomenon has a duration of only sorne
montlls and tbe observed wind-driven coastal dynamic perturbations have been active during tens to
hundreds of years. Consequently it is not possible lO call as pajeo El Nii'lo. It is more 10gicaJ to
consider as El Nii'lo-like conditions. El Nii'lo-like conditions are past average climate situations tllat
generate tlle same perturbations as strong El Nii'lo events observed during tlle last decades. They are
likely lO correspond to tlle long-duration low phase of tlle Soutllem Oscillation.
Otber palaeonvironmental records from regions where El Nii'lo events would have a
subsLanciaJ signaJ as welI: (1) walerlevel f1uctuations of Lake Titicaca; (2) a pollen and sediment
record in an eastem Amazonian lake; (3) variations of sandy supply at tlle Rios Piura and Chira in tlle
Sechura Desert (Peru) confum lhis hypolhesis.
l. INTRODUCCION
Algunos de los mecamsmos de la dinmica litoral son directamente o
indirectamente controlados por el rgimen del viento. En el transcurso del tiempo,
eventuales variaciones de este rgimen deberan haber dejado huellas en la
morfologa costera y en los depsitos litorales. Para investigar tales huellas en la parte
central del litoral brasileo, hemos utilizado dos enfoques:
a) a partir del anlisis detallado de la geometra de los cordones litorales
fsiles de la llanura costera del Ro Doce (Estado de Espritu Santo), hemos podido
reconstruir el sentido del transporte litoral durante los ltimos 5000 aos y conocer
as el cuadrante en el cual los "oleajes eficaces" alcanzan la lnea de costa durante este
mismo perodo. Como por otra parte el rgimen de los oleajes est relacionado con el
1 Programme AlMPACT. UR12. Centre ORSTOM d'lle de France. 33 avenue Henri Varagnat. 93143 Bondy
cedex. France.
2 Observatorio Nacional. 77 Rua Jos Cristino. 20921 Rio de Janeiro. Brazil.
3 Instituto de Geociencias. Universidade de Sao Pau10. 01 498-970 Sao Paulo. Brazil.
96
ft(J'Yt
,I
lA)
Figura 5.1. Regmenes de los vientos y las oleaje en la parte cemral del liLoraJ brasileilo:
(A) en siluacin nonnal; (13) en siluacin El Niio.
Los oleajes del Noresste. de poca energa, son generados por los alisios de
retomo, que son paniculannente activos de oCLubre a marzo. Los oleajes del sector Sur,
de gran energa, son generados por los vientos del sector Sur, ligados al ascenso hacia
el Norte de las masas de aire polar. Aunque menos frecuentes, son activos sobre todo
de abril a octubre. Este rgimen de los vientos puede, no obstante, ser perturbado por
97
los fuertes eventos El Nio, cuando los sistemas frontales polares son bloqueados por
el fortalecimiento del chorro subtropical (Kousky et al., 1984). As, en 1983, ao de un
importante acontecimiento El Nio, los "frentes fros" permanecieron estacionarios en
el Sur del Brasil durante varios meses. Como consecuencia de este bloqueo, los oleajes
del sector Sur no fueron activos en la parte central del litoral brasileo. Una
perturbacin importante del transporte litoral pudo ser registrada en una playa del
Salvador (Faras et al., 1985), durante el otoo-invierno 83, como consecuencia del
bloqueo de los oleajes del sector Sur. De la misma manera, debido a que los vientos de!
sector Sur no alcanzan la regin de Cabo Fro, el upwelling se fortaleci (Martn et al.,
1988).
A)
Intered
Swell Dlrecllon
Swell Dlrecllon
f+----
L-
-'--
.-----~E
s
Figura 5.2. Relacin entre los oleajes y el sentido del transporte litoral: (A) Conociendo la
orientacin de los frentes de oleaje se deduce el sentido del transporte litoral; (B) Recprocamente,
conociendo el sentido del transporte litoral se deduce la orientacin de los frentes de oleaje.
98
21'S
22'
- -
""
"
Figura 5.3. Mapa de localizacin de la regin de Cabo Fro mostrando el ~bio de dire~cin de la
linea de costa y la posicin de la corriente del Brasil. Mara geolgico esquemuco de la regln de Cabo
Fro mostrando la posicin de la Lagoa Vennelba. aislada entre dos barreras arenosas.
99
Figura 5.4. Comparacin entre las temperaturas de superficie del ocano en la estacin de la isla de
Cabo Fro en aflos nonnales yen aftos El Nulo.
100
Aos
4.1 Inversiones del sentido del transporte litoral registradas en la
llanura costera del Ro Doce
La llanura costera del Ro Doce. de direccin ms o menos Norte-Sur, forma un
creciente asimtrico de 130 km de largo por 38 km de ancho situado entre 18 30' Y 19
45' de latitud S (Fig. 5.5). Los depsitos cuaternarios son limitados por un acantilado
40"00W
..--
39"50'
39"40'
<:
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Beaehrldg.
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Figura 5.5. Mapa geolgico resumido de la llanura costera del Ro Doce mostrando: (1) la
Fonnacin Barreiras; (2) las terrazas marinas pleislocnicas; (3) la paleolaguna, (4) el delta inlralagW1ar.
(5) la primera generacin de lerraza marina holocena, (6) la segW1da y la tercera generacin de terrazas
marinas bolocenas. Detalle de la parte nOrle de la llanura costera mostrando 7 discontinuidades
imponaIlleS en los alineamientos de los cordones IilOraJes de la primera generacin de terraza arenosa.
o'
102
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Figura 5.6. Curva de variacin dcl nivcl relativo del mar a lo largo de la parle central dcl liloml
brasileilo duranLe los lLimos 7000 afias y que pone en evidencia la exisLencia de tres perodos de
sumersin y tres perodos de emersin.
el
al., 1982; Dominguez el al., 1987; Martin & Suguio, 1992) y el comienzo de la
construccin de un vasto delta intralagunar. Despus del mximo de la ltima
transgresin, hacia 5100 aos B.P., una primera generacin de terrazas arenosas
cubiertas de cordones litorales comenz a desarrollarse en el exterior de las islas
barreras. Los dos perodos de ascenso del nivel marino (3900 - 3600 Y 2800 - 2500
aos B.P.) fueron marcados por la individualizacin de nuevas generaciones de terrazas
arenosas cubiertas de 'cordones litorales. En estas diversas terrazas son fcilmente
observables discontinuidades muy claras en los alineamientos de los cordones litorales
(Fig. 5.5). Una serie de reconstrucciones paleogeogrficas mostraron que, en
promedio, la edificacin de estas terrazas arenosas se efectu bajo la accin de una
hidrodinmica generada por los "oleajes eficaces" del sector Sur. Sin embargo, en
varias ocasiones una modificacin de esta hidrodinmica provoc importantes erosiones
de depsitos anteriores. Tal perturbacin slo puede explicarse por una modificacin
del rgimen de los oleajes como consecuencia del no ascenso, hasta la desembocadura
del Ro Doce, de los oleajes del sector Sur, generados por el paso de los "frentes fros"
(Marlin
el
al., 1984 a y b); los oleajes del Noreste, siendo los nicos activos, se
\03
200.
1300 200
el
104
7200 aos B.P., la red hidrogrfica de la llanura costera y las tierras bajas
hacia atrs de la "Restinga Interna" fueron invadidas por el mar en elevacin,
lo que di nacimiento al sistema lagunar interno. Hacia 6600 aos B.P., una
nueva barrera arenosa ("Restinga Externa"), paralela a la "Restinga Interna",
aisl un sistema lagunar externo estrecho. Hacia 51 ()() aos B.P., mximo de
la ltima transgresin, la "Restinga Externa" alcanz su posicin ms interna.
En esta poca, los sistemas lagunares, interno y externo, estaban
comunidados. El descenso del nivel relativo del mar, entre 4 lOO y 3900 aos
B.P., ocasion el cierre de esta comunicacin y la fragmentacin del sistema
lagunar externo en una serie de pequea<; lagunas. Estas pequeas lagunas,
aisladas en medio de la arena, no rec] ben ningn aporte continental. Su
lOS
externa) haba comenzado hacia 6600 B.P.Una muestra de 323 cm de largo (LV 4)
extrada de la Lagoa Vennelha (Fig. 5.7) fue objeto de dataciones por medio del 14(: y
de anlisis mineralgicos e isotpicos. La base de la muestra, fonnada de sedimentos
lagunares orgnicos fue fechada de 6530 100 (Beta 45732). En vista del examen
litolgico y de los resultados de los diferentes anlisis (Fig. 5.8) se puede dividir la
muestra en dos partes distintas: una parte inferior (323 a 150 cm) constituida por
sedimentos lagunares ricos en elementos detrticos (cuarzo, minerales arcillosos,
feldespatos) y en materia orgnica; una parte superior (150 a O cm) muy rica en
carbonatos y prcticamente no conteniendo elementos detrticos. La cspide de la
secuencia inferior, fechada de 3620 70 aos B.P. (Beta 45732) muestra que la
sedimentacin carbonatada empez despus de 3600 aos B.P., es decir despus del
bajo nivel marino que penniti el aislamiento de pequeas lagunas y luego despus del
ascenso del nivel marino que sigui. La secuencia superior est fonnada por un
sedimento carbonatado pudiendo a veces estar laminado y conteniendo ni veles
endurecidos en 131-133 cm (3000 - 3100 aos B.P.), 122-124 m (2700 - 2800 aos
B.P.) y 104-107 cm (2200 - 2300 aos B.P.) Los carbonatos estn constituidos por
una mezcla. en proporciones variables, de calcita magnsica, aragonita y dolomita
clcica; el porcentaje de dolomita es el ms alto dentro de los niveles endurecidos. Los
valores del 8 13 C (PDB) muestran muy fuertes variaciones en la parte superior de la
muestra. Los valores muy negativos, entre 2300 y 2200 aos B.P. (independientes de
las oscilaciones del nivel marino, contrariamente a lo que pasa entre 2800 - 2700 aos
B.P.) traducen una muy fuerte eutropizacin del medio correspondiente a un perodo de
fuerte evaporacin durante la cual la laguna era problablemente anoxica. Es interesante
recordar que hacia 2300 aos B.P., se tradujo una inversin del sentido del transporte
litoral en la llanura costera del Ro Doce. Un estudio de alta resolucin en curso debera
pennitir poner en posicin de manera mucho ms precisa estos perodos de muy bajos
valores del 813 C (PDB). Despus de 800 aos B.P., las variaciones del 8 13 C (PDB)
106
LV 4
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por encima de ulla secuencia lagunar normal.
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Isotopic
-14
18
composition
-10
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Figura 5.8. Variaciones de los valores del o De y dd o 18 0 y dc la composicil)n mineralgica
del (esgo LV 4.
.....
108
5. CONCLUSIONES
Perturbaciones de algunos meses de duracin de la dinmica litoral piloteada por
el viento (transpone litoral e intensidad de upwelling local de Cabo Fro) son fcilmente
observables sobre la pane central del litoral brasileo, pero son difcilmente registradas
en la geometra de los cordones litorales fsiles o los sedimentos carbonatados de las
pequeas lagunas de Cabo Fro. Est claro que los volmenes de arena puestos en
juego durante los perodos de erosin ligados a inversiones del sentido del transporte
litoral en la llanura costera del Ro Doce son infinitamente superiores a los volmenes
que pueden ser puestos en juego por el nico evento El Nio, aun de fuerte intensidad.
La superficie de las zonas erodadas (retroceso de varios km de la costa) inplica una
permanencia o por lo menos una repeticin del fenmeno durante varias decenas de
aos. Asimismo, los valores fuertemente negativos del 813C (PDB) de los sedimentos
carbonatados de la Lagoa Vermelha hacia 2300 aos B.P., no pueden corresponder a
una anomala de algunos meses. Las condiciones de tipo El Nio que estas
perturbaciones de larga duracin sugieren, no son paleos El Nio, pero corresponden a
condiciones climticas que generan el mismo tipo de perturbaciones que los fuertes
eventos El Nio. Un escenario paleoclimLico postulando la existencia de condiciones
de tipo El Nio de larga duracin en el transcurso de los 7000 ltimos aos fue
elaborado (Martn el al., 1993). Informaciones que provienen de regiones fuertemente
perturbadas por los importantes eventos El Nio, como las variaciones del nivel del
Lago Titicaca (Mourguiart el al., 1992; Mourguiart & Carbonel, 1994), las
modificaciones de la vegetacin en Amazonia oriental (Absy el al., 1990) Y las
variaciones de los aportes arenosos en la desembocadura de los ros del desierto de
Sechura en el Norte del Per (Martin el al., 1993) verificaron de manera notable el
escenario.
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cn ADAS
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Fluminense.
6. GEOARCHAELOGICAL
EVIDENCES
111
OF
THE
COASTAL
Resumen
El rea de estudio est situada en el litoral none del Estado de Santa Car.arina. entre las
lalUdes sur de 2610' y 2633' Ylongitud oeste entre 4830' y 4843', caracterizando picamente una
baba connentaJ supeditada a un rgimen eSlUarino.
Cronolgicamente. la isla est constuida por depsitos pleistocnicos y holocnicos,
connentales y de transicin. adems de contener elevaciones aisladas del embasamiento cristalino,
comprendiendo esencialmente granitos y gnaisses precmbricos.
Evidencias geoarqueolgicas a nivel medio del mar ms elevado durante el Holoceno
encuentram su representacin en la isla en 18 depsitos conchferos (concheros, shell-middens.
sambaquis).
Los concheros, con base generalmente ovalada, encuentranse parcialmente conservados y con
a1tudes medias y mximas de 7 y 15 m respecvamente. El substrato est constuido y formado
predominantemente por terrazas marinas plesilOCnicas y holocnicas. Conchas de moluscos bivalvos y
univalvos, mezcl3dos con los sedimentos arenosos, producidos por los vientos y mareas en las pl3yas.
caracterizan los materiales bsicos de los depsitos, as como tambin camadas estraficadas calcinadas.
objetos lcos, carbn y cenizas, conteniendo tambin fragmentos de huesos humanos, de peces y de
manferos marinos.
La presencia de estos concheros probablemente originados durante los periodos regresivos
subsiguintes a la Trangresin Randriana (5100 - O aos B.P.), estn asociados a fenmenos climcos
ocurridos en Amrica del Sur durante el Cuaternario.
Se sugiere la conservacin de estos depsitos. debido a su rareza, ya que representan un
patrimonio cultural de la humanidad.
1. INTRODUCTION
The Santa Catarina State is located in southem Brazil. limited lO the north,
south, east and west with the Paran (PR) State, Rio Grande do Sul State (RS), South
Atlantic Ocean and Argentina. respectively (Fig. 6.1).
The catarinense coastline (561.4 km length) between 2557'41" and 2923'55"
south latitude presents in the northem and central ittoral, a north-south orientation,
whereas in the southem portion, the general direction is northeast-southwest
Two continental island, "Sao Francisco do Sul " and "Santa Catalina", are
situated in the north and central seclOrs of the state, representing important urbane
centres, mainly due to the presence of several beaches of distinctive morphodynamic
and sedimentological characteristics.
1 UFSC. Geociencias & NEMAR. Caixa Postal 476. Florianpolis, Santa Catarina. 88040-900. Brazil.
2 UNIVALI (FACIMAR - Curso de Oceanografa), Caixa Postal 360. ltaja. Santa Catarina. 88301-970.
Brazil.
112
N.o. Horn Filbo, F.L. Diebl. J. Abreu de CasWhos, lC.R. Gr & E.L. Silva
The "SaO Francisco do Sul" lsland in the Joinville microregion (Fig.6.1), 450
km 2 area, is located between 2610' - 2633' south latitude and 4830' - 4843' west
longitudes, separated from the continent by the Babitonga Bay and Linguado Channel
waters (Fig. 6.2).
BRASIL
Atlantic
Ocean
Seefg 6.2
Figure 6.1. Localizauon Mar of Lhe "Sao Francisco do Sul" lsland, SanUl Catarina.
Geoarchaclogical evidenccs of lhe coaslal Quaternary of lhe 'Sao Francisco do Sul". Drazil
113
"Shell middtm"
Atlantic Ocean
SClle
48~'W
Figure 6.2. Simplified Coasla1 Qualemary GeoJogical Map of the "Sao Francisco do Sul" lsland.
modified from Martin el al. (1988) and Hom Filllo el aL (1993a) (ver Cuadro 6.1).
The definition of lhe geological map of lhe Coastal Quaternary of the island, lhe
geomorphological, sedimentological and biological characterization of the shellmiddens and the geographical position of these deposits in relation to the sea-level
fluctuations during the Holocene, constitute the objectives of this research, lhat will
contribute to the development of lhe coastal studies of lhe Santa Catarina State and
soulhern Brazil.
114
N.O. Horn Filho, EL. Diebl, 1. Abreu de Castilhos, J.C.R. Gr & E.L. Silva
Coa.stal
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Plll..in
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HOLOCENE
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Crystalline
Ba.semenl
PRECAMBRIAN
undiffeIenti ated
!!IIIlI!!
Table 6.1. Geological unies oC tbe "Sao Francisco do Sul" Island, see figure 6.2.
In the western and central portion of the island, crop Oul isolated elevations of
the crystalline basement, represented by precambrian graniLes and gneisses of lhe
Granulite Complexo In lhe nOrlh, the rocks headlands reach the Atlantic Ocean,
characterizing rocky coasts wilh wave-cut terraces and rounded clastic fragments.
Geomorphologically, lhe elevaons represent the southern limit of the Serra do Mar in
Brazil, which altitudes in the island reach 306 m.
The Quaternary deposits of the coastal plain that comprehending 80% of the
geologic unities of the island, are directly rclated lO submergence and emergence
periods of Upper Pleistocene and Holocene.
The great range of lithological diversity of the deposits and the low fossiliferous
content of the sandy sediments, eSLablished a geological map of the CoasLal Quaternary
based on sedimentary facies, proved insufficient lhe tradiLional lithostratigraphic
division to define the general succession of the recent gcological events in the island.
The coaslal plain is a broad area low land with less than 200 m altitudc; the
geomorphological and scdimentologic aspects of the sedimcnts will galhcr data lO
define Lhe paleogeographic disposal of the dcposional systems.
The Quaternary facies (Fig. 6.2. Tab. 6.1) were subdivided in continental and
transitional deposits, characterizing 5 well-defined sedirnentary unities.
The undifferentiated Quaternary alluvio and colluvio-alluvial fan deposits are
constuted by a group of texturally and rnineralogically irnmature LCrrigenous sedirnents
of different age. Correlationed
lO
GeoarchaelogicaJ cvidences of lhe coasl.1l Quatemary of lhe 'Sao Francisco do Suj". Brazl
115
rocks. there are located at the l'oot ol' the Serra do Mar escarpment and l'orrned ol'
gravels and clayey-silty sediments.
The Upper Pleistocene marine terraces recovered partially by aeolian sediments
represent the deposits that crop out in almost half of the island. The quartzose sand
sequences with little silt and clay of whitish and brownish colour were accumulated as
beach and shallow marine environments. The altitude of these terraces reach to about
9.5 m. and the reddish coloured aeolian sands. covered by vegetation. more recent than
120.000 years B.P.. that appear over the interdal marine deposits reach to about 18 m.
In the outer side of the Pleistocene terraces. and separated from them by fluvio-
lagoonal deposits. crop out adjacent lO the present shoreline. lower sandy deposits
(maximum 5 m high). quartzose. well sorted. represented an elongated strip of 25 km
length. which singenetic sedimentary structures. like plane parallel lamination and
cross-bedding. ensured the shallow marine origino Alignments of sandy ridges are
observed in median and southern sectors. and holocenic dunes are visible in northern
ponon of the island.
The fluvio-lagoonal deposits consist of fine to medium sands and clays
deposited in a lagoonal environment. as a consequence of relative sea-level drop.
Paleolagoons and paleochannels represent these badly drained lowlands.
Adjacent to the Linguado Channel and Babitonga Bay around protected
margins. where the tidal actions is important. developed mangrove swamp deposits
occur. constituted dominantely by clayey silty sedimenlS very rich in organic maner. In
me island. typical mangrove trees include Laguncularia racemosa. Avicenia schaueriana
and Rizophora mangle. and grasses like Spaninia sp.
The pleistocenic and holocenic intertidal marine deposits characterize
predominately the substrate of a expressive number of shell-middens (sambaquis).
denominated artificial conchiferous deposits. which localization is observed in
figure 6.2.
Sands. clayey-silty sediments. alluviun and colluvium materials. crystalline
rocks and carbonaceous biodetritus from shell-middens have been intensively used near
urban concentration. supplying them with building materials. pavimentation and
reconditioner for agricultural purposes.
3. SAMBAQUIS
The sambaquis (shell-middens. amas de coquilles artificielles, concheros
artificiales) are artificial mounts constituted dominately by mollusk shells and sandy
sediments. constructed by ancient indigenous and represent in the southern brazilian
coast plain. geoarchaelogical evidences of a sea-level higher than the present (Guerra.
1987; Suguio, 1992).
N.O. Horn Filbo, EL. Diebl, 1. Abreu de Castilbos, 1.C.R. Gr & E.L. Silva
116
al. (1954), Rohr (op.cit.) and Martin et al. (1988) characterize the well preserved
sambaquis of the state. The figure 6.2 presents the localization of the eighteen deposits
according to Manin et al. (op. cit.).
Conical hills constitute the general shape of the deposits; the area is varied the
mean and maximum altitudes are 7 m and 15 m respectively and usually show up
recovered by typical vegetation.
Bivalves and univalves mollusk shells, aeolian and beach sandy sediments,
calcined stratified layers, coal and ash, human, flsh, marine mammals, bird bone
fragments, lithic objects (axes, arrow points, corporal fripperies), kitchen refuses,
skeletons, comprehend the main materials found in the sambaquis of the island.
The malacological fauna in several depths is represented dominately by bivalves
organisms (Anomalacardia brasiliana, Phacoides pectinatus, Mytilus pema, Ostrea
4. PALEOGEOGRAPHIC EVOLUTION
The sedimentaton and morphological edification of the "Sao Francisco do Sul"
Island and adjacenciaes are controlled by the succession of transgressive and regressive
events, which tentative paleogeographic configuration and their episodes was presented
hy Hom Filho et al. (l993h).
GeoaIchaelogical evi<.lences oC the coastaJ Quaternary oC tbe -sao Francisco do sur. Brazil
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Figure 6.3. Sea-level flucLUalion curves durng tbe [asl 6500 years a.p. of tbe Paran (3a), Sama
Calarna (3b) and Ro Grande do sul (3c) coasllnes, based on Angulo (1992), Suguo el al. (1985)
and Tomazelli & Villwock (in press) rcspectively.
During the maximum of the Canania transgression (Suguio & Martin, 1978;
Penultimate transgression - Bittencourt el al., 1979), correspondent to Sangamonian =
Riss-Wrm Interglacial, about 120,000 years B.P., the sea-level was 8 2 m above
the present level and, in the region, there were sorne islands of the crystalline basement.
118
N.O. Hom Filho, F.L. Diebl, J. Abreu de Castilhos, J.C.R. Gr & E.L. Silva
B.P., the marine terraces were partially eroded and possibly, in this moment, the island
was individualized of the continent, originating the Babitonga Bay and Linguado
Channel.
In the subsequent regression between 5100 - O years B.P., three maximums
(5100, 3600 and 2500 yr. B.P.) were defined in the Paran, Santa Catarina and Ro
Grande do Sul (Fig. 6.3a, 3b, 3c) sea-level fluctuation paleocurves, according to
Angulo (1992), Suguio
el
regions, including the "Sao Francisco do Sul" Island, numerous shell-middens, found
in the inactive sea cliff between the pleistocenic and holocenic marine deposits and in
the holocenic beach ridges (Fig. 6.2) were important lO reconstrucl the paleogeographic
evolution during the lasl 6500 yr B.P.
Two sambaquis described in the island, over holocenic marine deposits, were
dated al 3850 200 and 3600 180 y. B.P. (Bahia 1287 and Bahia 1288; Fig. 6.3b).
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Gc:oarchaelogicaJ evidences of (he coastal Quatemary of the Sao Francisco do Suj". Orazil
119
121
Resumen
El rea de estudio est ubicada en la porcin sudeste de [a Isla da Santa Catarina. Brasil. entre
2746' y 2748' de latitud sur y 4831' Y4833' de longitud Oeste.
La regin est constituida por una planicie coslenera, [imitada al este y al norte por riolitos
proterozoicos y eopaleozoicos. al oeste por granitos precambrianos. intruidos por diabasios y diques
cuarzo-feldspticos y al sur por el Oceano Atlntico.
La Fotointerpretacin preliminar (1 :25 (00) y los trabajos de campo con realizacin de tres
perfiles topogeolgicos transversales a la lnea de costa actual y el anlisis de 28 muestras superficiales
de sedimentos. permitieron la identificacin de los depsitos cuaternarios incluyendo los de encuestas
indiferenciadas; los marinos recubiertos por dunas de edad pleistocnica y los playales. elicos y
Lagunares bolocIcos.
El anlisis sedimentolgico de los depsitos revelan la presencia de arena fina variando de
moderada a muy bien selecionada, aproximadamente simtrica, constituida predominantemente de granos
de quarzo, arredondamento moderado a bueno, po[idas y foscas, demostrando retrabajamiento extenso en
ambiente subacuoso y subareo.
Los depsitos mapeados estn relacionados con procesos traIlsregresivos de nivel del mar en el
Ocano Atlntico durante el Cuaternario, asociados a [as variaciones paleoclimlicas.
1. INTRODUCTION
This research represents a study of the Coastal Quaternary of the southeast
portion of the Santa Catarina Island, Brazil. The identification of the coastal deposits
through elaboration of a Quatemary map in 1:25,000 scale, the sedimentologcal
characteristics of the mapped deposits, the defintion of the responsble agents by ther
fonnation and the chronology of the deposition, constitute the objectives of this study.
The origin of the Brazilian coastal plains is associated to the Atlantic Ocean sealevel fluctuations during the Quatemary linked to climatic phenomena.
Sorne authors, in recent years, have been studying systematically the relict
marine deposits along the Brazilian coastlne. In the southem regon, the Quatemary
deposts were described by Hom Filho (1987) and Vllwock et al. (1992) in Rio Grande
do Sul State and by Angulo (1992), n Paran State.
In Santa Catarina State, Martin et al. (1988), presented a geological map of the
Coastal Quatemary (1:200.000 scale) and recently the deposts were studied by Gr et
al. (1993) in the south, Hom Filho et al. (1993) n the north and Caruso Jr. (1993) in
Santa Catarina Island.
1 UFSC, Geociencias & NEMAR, Caixa Postal 476, Florianpolis, Santa Catarina. 88040-900. Brazil.
2 UNIV AL! (FACIMAR - Curso de Oceanografa), Caixa Postal 360, ltaja, Santa Catarina. 88301-970,
Brazil.
122
The studied area is located in the southeast portion of the Santa Catarina Island
between 2746' and 2748' south latitude and 4831'and 4833' west longitude
(Fig. 7.1).
PANTm<J
DO SUL
ti
8EA~ "....
~
""
11
10/(111
The region is constituted by a coasLal plain. limited to the east and north by
rhyolites of the Upper Proterozoic and Eopaleozoic.
10
10
Quatemary deposits of lhe Pantano do Sul beach. Santa Catanna island. Brazil
123
2. METIIODOLOGY
Having as objective the elaboration of the map. the preliminar
photointerpretation of lhe area was developed. using aerial photos from 1978. 1:25.000
scale. defining the contacts between the different deposits.
The realization of three topogeological profiles transversal to the present
shoreline pennitted the identification of the features related to the Quaternary deposits of
the area. The altitudes correlated to the sea-level fluctuation curves during the
Quaternary (Martin & Suguio. 1986) allowed the reconstitution of the chronology of
lhe deposition of the mapped geological unities.
The analysis of 28 samples collected along the profi1es made possible the
sedimentological characterization of lhe deposits and their correlation to the depositional
events occurred during the Quaternary.
3. REGIONAL GEOLOGY
The Santa Catarina Island is constituted by crystalline rocks. migmatites.
granites and rhyolites of the Archean. Upper Proterozoic and Eopaleozoic. intruded by
Mesozoic diabases.
The elevations of the basement reach up to 400 m and have steep hillsides. their
crests are orientated to the north-south general orientation. controlled by regional faults.
The crystalline rocks are interconnected by a Quaternary sedimentation
deposited in transitional and marine environments and their development is associated
to the sea-level oscillations from lhe Upper Pleistocene to the present
Recently. Caruso Ir. (1993) presented the Geological Map of the Santa Catarina
!sland (1: 100.000 scale) where the different geological unities are defined:
- Archean: granite-gneisses rocks;
- Upper Proterozoic: granites;
- Eopaleozoic: rhyolites;
- Mesozoic: diabases and quartz-feldspatic veins;
- Cenozoic: Quaternary terrigenous deposits originated
In
continental.
124
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+
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40"33'
MARINE
OEPOSlT
EOLlC SEDIMENTS
MARINE
HOLOCENE
DEPOSIT
LAGOONAL
aUATERNARY
UPPER
MARINE
PLEISTOCENE
EOUC
~DlFFERENTlATE[
aUATERNARY
PRECAMBRIAN I CAMBRIAN
--...' GEOLOGIC DEFlNITED
CONTACT
COVEREO
( DUNES )
1 BEACH
BY
RIDGES )
'
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COVERED
BY
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ELLUVIAL
"
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DEPOSIT
OEPOSIT
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AND COLLUVIAL
DEPOSITS
120.000 - 18.000
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GRANITES
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INFERED
Qualernary deposits of tbe Pantano do Sul beach, Santa Cawina island. Drazil
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500
PROFILE
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1000
MSL
1111)
C' C
Figure 7.3. Topogeological profiles (see legend to geological unities figure 7.2 and table 7.1)
la m.
In the base, the deposits present truncated cross bedding, while dissipation
marks are associated to the upper layers, attesting the marine and aeolian origin of these
126
Quatemary deposits of the Pantano do Sul beaclJ. Santa Calarina island. Brazil
127
deposits. Two palterns of curves are observed due lO lhe difference of lhe mean size of
the grains. In lhe firsl, larger mean size, is represented by dune and aclual beach
deposils; lhe second, smaller mean sizc, characterize the pleislOcenic and holocenic
marine deposits and holocenic lagoonal deposilS.
95
75
50
25
o
8
5"
Figure 7.4. Cumuialive curves of deposiLS: D-Dune, B-Beach, L-Lagoonal, MTP-Marine Terrace
Pleistocenic. MTH-Marine Terrace Holocenic.
aUATERNARY
DEPOSITS
Md
Mz
Cfl
SKI
K'G
ACTUAL BEPCH
2.27
2,27
0,J3
0,15.
1,89
OUNE
2,21
2,18
0,43
0,04
1,03
MARINE
TERRACE
2,ocJ
2,83
0,34
0,07
1,31
LAGOONAL
TERRACE
2,83
2,66
0,38
0,02
1,01
MARINE/ECUC
2,59
2.49
0,58
0,13
1,16
HOLOCENE
PLEISTOCENE
128
The sands are essentially quartzose and subordinatelly occur heavy minerals,
bioclastics and feldspars.
The morphoscopical study of the psamitic sediments show up from subrounded
to rounded grains, polished and dull, revealing an intense reworking in the subaqueous
and subaereous environment.
The sediments submitted LO several sedimentary cycles present textural and
mineralogical maturity.
The unifonnity in the disLribution of the statistical pararneters indica tes possibly
the same origin to the sands of the deposits.
The studies of Martins el al. (1967), Martins & Martins (1974) and Gr (1983)
in the southern continental shelf characterize sands whose statistical parameters are
similar to the ones on the mapped area. Based on this affirmaLion, the pleisLOcenic
deposits of the coastal plain and the continental shelf sediments will be able to constitute
source matelialLO the sandy deposits.
6. PALEOGEOGRAPHIC EVOLUTION
The Brazilian coastal plain deposits are correlated LO the trans/regression
processes of the Atlantic Ocean during the Quatemary, associated to the paleoclimatic
oscillation.
Martn el al. (1983) presented an evoluLive model to explain the fonnation of the
coastal Quaternary deposits o[ Bahia SLaLe, nOrlheaSl Brazil. According LO these
authors, relaLive LO the pleisLocenic deposits, the proposed model is applied to southern
Brazil, especially LO the 120,000 years B.P. level , when the sea level reached 8 2 m.
Referring to the holocenic deposits, MarLin & Suguio (1986) suggested a sea
level fluctuation curve for the central region o[ Santa Catarina State in the last 7000
years (Fig. 7.5), based on dating obtained from conchiferous artificial deposits (shell
middens). During this period, the sea level had been attained three transgression
maximums: 5100 yr B.P.; 3600 yr B.P. and 2500 yr B.P. with relative levels of 3.5
m, 2.5 0.5 m and 2.0 0.5 m aboye present level.
1m)
.:
-5
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'---_-_o-:...:-:,:-:.:--:":1-':":--:"':"':":-=-""",.-o
y.B. P.
)l.
1.000
Figure 7.5. Sea-Ievel change curve in ltaja-Laguna coasl.'lI rcgion of Sanla Catarina Slate. DraziJ
(rrorn Marlin & Suguio. 1986).
Quaternary deposits of the Pantano do Sul beach. Santa CaLarina island. Branl
l29
The comparison of the dates and altitudes of the pleistocenic and holocenic
marine terraces brings about two problems: the pleislOcenic terrace and aeolian
sedimenlS allied. reached approximately the altitudes of the 120.000 yr B.P. sea level .
indicate us that in the studied area the level of the terrace is in lower altitude. Martin et
al. (1988) describing the Quatemary deposits of Paran and Santa Catarina States
observed 9.5 m high to the pleistocenic terraces in the inner portions of the coastal
plains. while seaward. close to the holocenic deposits. they decline down to 2.5 m
aboye present sea leve!. This should occur because of the proximity of the pleislOcenic
deposilS
lO
In the Holocene. the problem is to place the fonnation of the marine terrace in
the Martin & Suguio (op. cit.) curve. The altitude of 2.5 0.5 m of this deposit is
correlative to the maximum transgressive of 3600 yr B.P. or 2500 yr B.P.
Caruso Jr. (1993) observed that in the Santa Catarina Island the holocenic
marine terraces are covered by peat deposilS. that were dated by Caruso Jr. (1989)
revealing ages of 2660 170 yr B.P. suggesting that the outer terrace is associated to
the trans/regressive event of this periodo In this case. according to the author. the
deposit relative to the subsequent regression after the Flandrian transgression (5100 yr
B.P.) or after the 3600 yr B.P. maximum. would not be represented in the island. So.
the inner terrace would be considered pleistocenic and the outer terrace refers to the last
holocenic trans/regressive event of 2500 yr B.P.
Two hypothesis explain this situation: the possibility of the inner terrace be
associated with the maximum transgressive of 5100 yr B.P. (Caruso Jr.. op. cit.) and
being holocenic as the outer one is or the possibilty of the erosion of sedimentary levels
of 5100 yr B.P. and 3600 yr B.P.. during the transgressive event subsequent to the
negative oscillation of sea level from 5100 yr B.P. and 3600 yr B.P. In this case, the
level of 5100 yr B.P. would be represented in the slopes contiguous to the pleistocenic
terrace or adjacent to the basement and the apparent vestigious of the 3600 yr B.P. level
would not occur.
Considering the second hypothesis. a schematic evolutive model to the studied
area is presented (Fig. 7.6).
During the Upper Pleistocene. the coastal plain would have been more extented
and a lagoonal body was isolated due to the fonnation of the sandy ridge attained to the
basement east and westward (Fig. 7.6a).
130
o) STAGE
1: 120.000 yeors
B. P
dI ACTUAL STIGE
(Fig. 7.6c). The regressive movemenL of lhe sea level of 2500 yr B.P.
and consequent lowering of Lhe piezometric level expose lhe lagoonal terrace, marked
feaLure of the prescnL coastal plain (Fig. 7.6d).
Currenlly. the main dynamic agenL active
In
southern predominate winds prom ove the progradaLion of thc dunc field over the
holocenic marine and lagoonal Lerraccs.
131
REFERENCES
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SECCION 4
LOS ANDES CENTRALES
135
Resumen
Presentarnos una reconstruccin climtica alta resolucin del Altiplano boliviano (Andes
Centrales) basada en dalOs de diversos origenes para los ltimos 25000 atIos BP. Los principales
resultados obtenidos son los siguiemes: de 25000 a 18000 atIos OP, las temperaturas aanosfricas
son bajas asi como los niveles de los lagos; entre 18000 Y :014000 atIos BP, la presencia de una
laguna de sedimentacion es sinnimo de fase climtica seca: durante el Tardi-Glaciar (=014 000-10 5(0),
los lagos (fase Tauca) y los glaciares se extendieron; de "'10000 a 8000 atIos BP, los lagos y los
glaciares retroceden muy rpidamente mienlras que la temperatura global media aumenta; el Holoceno
medio (8000-3900 atIos BP) corresponde generaimeme a un clima seco; hacia 3900 atIos BP, el nivel
del lago Titicaca sube fuertemente; emonces se inslalan condiciones relativamente hmedas que se
mantienen; durante la Pequea Edad de Hielo (siglos XVI a XIX), prevalecen condiciones fras y
hmedas.
1. INTRODUCCION
El Altiplano es un vasto conjunto endorreico (aproximadamente 190000 krn2)
situado en el corazn de los Andes del Per. de Bolivia y de Chile. Los depsitos
sedimentarios conservaron en su memoria oscilaciones de paleolagos de gran amplitud.
Continuando los trabajos de Steinmann et al. (1904) y de Bowman (1909), Servant &
Fontes (1978) propusieron un modelo de evolucin de los grandes sistemas lacustres
acoplados a las variaciones de extensin de los glaciares de la cordillera oriental de
Bolivia (Fig. 8.1). Esquemticamente, el fin del Cuaternario est marcado por 3
grandes oscilaciones positivas de los balances en agua de los lagos tanto de las cuencas
Norte (lago Titicaca) como de las cuencas Sur (lagos Poop, salares de Coipasa y
Uyuni). Si bien la ms antigua, la fase "Ballivin", no est datada, las dos siguientes lo
estn, de ms de 27 000 aos BP para la fase "Minchn" y de 12,5-10,5 ka BP para la
fase ''Tauca'' (Servant & Fontes, op. cit.). Para estos autores, estas 3 fases lacustres
mayores fueron alimentadas por el deshielo de los glaciares de las cordilleras vecinas y
corresponden a las glaciaciones Sorata, Choqueyapu 1 y Choqueyapu II, de la ms
antigua a las ms reciente (Fig. 8.1).
Ms tarde, otros autores van a cuestionar esta hiptesis (Hastenrath &
Kutzbach, 1985; Kessler, 1988; Seltzer, 1992). En efecto, segn ellos, el solo
derretimiento de los glaciares no puede ser responsable de la creacin de los inmensos
lagos Minchn y Tauca (63 000 km 2 y 43 000 km 2 , respectivamente, segn
Hastenrath & Kutzbach, 1985). Su afirmacin se basa en un clculo aproximado del
volumen de hielos, y consecuentemente de aguas, almacenado en los glaciares en el
l UMSA, Instituto de Investigaciones Geolgicas, CP 11152, La Paz, Bolivia.
2 Misin ORSTOM, CP 9214, La Paz, Bolivia.
136
mxmo de su avance. El aporte mayor en agua se debera a una fase climtica hmeda
que ocasion un aumento de las precipitaciones del orden del 30%, superior a los
valores actuales.
CUENCAS SUR
3660
3700
3740
TITICACA
Al\. (m)
3810
3850
AIl. (m)
CORDILLERA ORIENTAL
(principales avances glaciales)
TAUCA
\
\
\
\
MINCHIN
,
I
I
,,
L _"
~--
... ---_ ..
I
I
BALLlVIAN
"
Figura 8.1. Correlaciones entre los paJeolagos y la evolucin de los glaciares en el Altiplano
boliviano (segn Servant & Fontes, 1978).
En el presente artculo, nos proponemos hacer el punto sobre los ltimos datos
de orden paleohidrolgico obtenidos sobre los medios acuticos que han caracterizado
los paisajes del AlLiplano boliviano durante el Cuaternario terminal. Las
reconstituciones propuestas se apoyan en datos que provienen de 3 medios de
sedimentacin: el lago Titicaca. los salares de las cuencas Sur, as como los valles de la
cordillera oriental.
2. ZONA DE ESTUDIO Y CLIMA
El Altiplano, situado a 3650-3900 m de altura aproximadamente, se encuentra
en el corazn de los Andes (66-71 0 de longitud oeste y 14-22 0 de latitud sur) entre las
cordilleras oriental y occidental que culminan a ms de 6000 m (Fig. 8.2). Tres grandes
cuencas lacustres caracterizan a esta vasta depresin en vas de terrap1enamiento desde
el Terciario (Lavenu, 1992):
- la cuenca del lago Titicaca, al norte,
- la cuenca del lago Poop, al centro, y
- las cuencas de los salares de Coi pasa y de Uyuni, al sur.
Desde el final del Terciario hasta el actual, una alternancia de depsitos,
generalmente imputables a cambios c1imLicos, rellenan las cuencas del Altiplano. Estos
depsitos se encuentran a diferentes alturas segn su ubicacin al norte (cuenca del lago
137
Titicaca)
al sur (cuencas del lago Poop y de los salares de Coipasa y Uyuni) (Fig.
8.3).
~ALTIPLANO
Lago Chucuito
Huiaimarca
".LA PAZ
c:::O=_-===-.....;lOOkm
PERU
BOLIVIA
Lago Poop
3686m
Salar
de Coi pasa
3657m
Salar
U ywli
----'~--i-- de
3653m
CHILE
UYUNI
Figura 8.2. El Altiplano. Ubicacin de las cordilleras. lagos y saJares. La posicin del sondeo ID 1
est sella1ada en el lago HuiIlaimarca.
138
A t 10
e ua
10000 -
3 700
'
Poop
~auca
e- - - -
3 800
3 900
4 000
Titicaca
20000
30000
40000
aos BP
I
I
I
I
I
I
,
,
I
MinChi\
~'?
I
I
I
edad 1I
indefinida:
'
',?
BalJivin
Cabana
;:>
Matara
?
::::>
Figura 8.3. Comparacin entre las evoluciones de los lagos y paleolagos en las cucncas nortc y sur
del Altiplano (segn Lavenu el al.. 1984).
3. METODOS
Con el objeto de reconstruir escenarios paleohidrolgicos de un pasado
relativamente reciente 25 000 aos BP), hemos analizado varios tipos de registros
provenientes de grandes unidades geomorfolgicas del Altiplano: el lago Titicaca, las
cuencas Sur y los valles de los Andes.
139
140
4. RESULTADOS
14C
(una
VARIACIONES DE LA TEMPERATURA
-BC
-6C
O -+-----L..
100
ALTURA DE AGUA
-4C
-2C
OC
'--_ _--'--_ _---1
3780m
3790
3800
3810
3820
(b)
ntnUmfl- 4165 ~ 75
- 8100 ~ 280
13180
200
130
'VVVVVVV'VVVV\.
18185
180
_ 19090 ~ 200
300
19625
220
21000
260
(a)
(a)
400
500
cm
141
intenso (::::;..6 OC) entre 20000 Y 19000 aos BP (Ybert. 1992; niveles 360-300 cm de
la figura 8.4).
A ==200 cm de la punta de la muestra existe un importante hiato de
sedimentacin. poco visible a la observacin de la litologa pero evidente tomando en
cuenta las edades obtenidas por ambas partes. Aproximadamente 3 4 milenios parecen
faltar. entre 18000 Y ==14 000/l5 000 aos BP. Esta laguna sedimentaria es sinnimo
de sequa marcada.
De 200 a 155 cm (==14000-8000 aos BP). el nivel medio del lago
Huiaimarca se eleva. La palinologa as como el bajo ndice de sedimentacin no
permiten precisar el nivel mximo alcanzado por el lago durante esta fase hmeda ni
delimitar su edad radiomtrica. que se sita alrededor de 13 180 130 aos BP (ver la
discusin en el captulo 5 de Mourguiart el al. (9). este volumen). Este acontecimiento
es aparentemente sincrnico con la fase llamada "Tauca" bien localizada en el Sur del
Altiplano (Servant & Fontes. 1978; ef infra). El inicio de este episodio lacustre est
marcado por tem peraturas ms bajas que la Actual (-2 OC). Ms all. la palinologa
proporciona poca informacin respecto a las temperaturas medias atmosfricas porque.
probablemente. las variaciones climticas permanecieron bajas y no ocasionaron ms
cambios significativos en la vegetacin local. El tin del episodio est marcado por el
desecamiento del lago Huiaimarca. desecamiento que se tradujo a nivel
sedimento lgico en un depsito de yeso (Wirrmann & Oliveira Almeida. 1987;
Wimnann el al.. 1988).
De 155 a 10 cm. las paleoprofundidades son recontruidas a partir de una
funcin de transferencia ostrcodos/batimetria (Mourguiart el al.. 1992; Fig. 8.4). De
155 a 85 cm. los niveles lacustres permanecen muy bajos con oscilaciones importantes
en la cima de esta ecozona. Hacia los 85 cm (==3900 aos BP). aumenta enormemente el
nivel del lago Huiaimarca. Luego. el nivel va a mantenerse relativamente alto con. no
obstante. breves episodios secos, uno de los cuales muy marcado, fechado de ==2300
aos BP (Mourguiart el al.. 1992).
De 10 cm a la punta de la muestra TD 1, la ausencia de ostrcodos no permite
reconstruir cuantitativamente la evolucin de los niveles del lago Huiaimarca. La
ausencia de ostrcodos caracteriza hoy en da las zonas profundas del lago, como el
sitio de extraccin de la muestra TD 1. No obstante, podemos concluir que el lago
apenas ha alcanzado su nivel actual recientemente. Sabemos solamente, a partir de datos
histricos, que el lago Titicaca tuvo un alto nivel alrededor del siglo XVI (Wimnann &
Oliveira Almeida. 1987).
142
3800 , - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - . .
altura de la linea de costa
ms alta
3760
3720
3680
?
~
3640
NIVEL
DEL SALAR
ACTUAL
r1
NIVEL
DEL SALAR
ACTUAL
3600 -+----..,....------r-----,-------,--------r---~
10000
12000
14 000 aflos BP
16000
Figura 8.5. Proyeccin de las fechas obtenidas en la zona de los salares versus allurn de muestreo.
La lnea gruesa corresponde a un nivel mnimo del lago, las dos daLaciones de la lfnea delgada
a lila lnea de ribera. Los puntos de imerrogacin se11alan fechas aisladas que merecen ser cOl1fumadas.
143
144
Centrales como el ltimo mximo glaciar (Goure et al., 1986; Argollo et al.,
1987; Clappenon. 1993a; Seltzer. 1994).
- Otro grupo de morrenas llamado M2. presente en la mayora de los valles, se
sita a 7-8 km del anterior es decir a aproximadamente 10 km ro abajo de los
glaciares actuales. La posicin cronolgica de esta morrena no es conocida con
precisin.
- Las morrenas llamadas M3 estn situadas cerca de las anteriores (2-3 km ro
arriba) y son datadas anteriores a 10 500 - 10 000 aos BP. Existen fuertes
conjeturas para decir que este acontecimiento. tambin localizado en los Andes
del Per. es sincrnico del Dryas Reciente (Clapperton. 1993b; Francou et al..
1995).
- Un ltimo paquete de morrenas est presente a solamente 0.5-1 km de los
glaciares actuales. Corresponde al perodo llamado Pequea Edad de Hielo.
perodo que data de los siglos XVI y XIX (Thompson et al., 1986).
Del anlisis de estos datos. resulta muy claramente que la cronologa de las
diferentes fluctuaciones glaciares merece ser fechada con mayor precisin.
5. DISCUSION
Los datos obtenidos en las 3 regiones son difcilmente comparables entre ellos,
y esto por diferentes razones:
- la sedimentacin es muy diferente de un sitio a otro; a nivel del lago Titicaca.
tenemos un registro casi completo mientras que los otros datos tienen un
carcter eminentemente fragmentario;
- las dataciones J4C fueron obtenidas en material carbonatado y en materia
orgnica de diversos orgenes; las edades deducidas no son forzosamente
compatibles entre ellas;
- la complejidad de las situaciones hidrolgicas.
No obstante. es posible sacar ciertas conclusiones. Parece que la fase lacustre
''Tauca'' (Servant & Fontes. 1978). bien documentada a nivel de las cuencas del Sur
(paleolagos Poop, Coipasa y Uyuni), es sincrnica de una oscilacin positiva de los
balances en agua del lago Titicaca (Fig. 8.4). Con referencia al esquema hidroclimtico
actual. es totalmente legtimo pensar que el lago Titicaca ha Ouctuado de manera
imponante entre =14 000 Y=10 500 aos BP a semejanza de las cuencas del Sur (Fig.
8.5). Por otra parte, la limitacin impuesta por la precisin relativa de las edades
radiomtricas no permite correlacionar los acontecimientos lacustres de la fase Tauca
(Fig. 8.5) a las pulsaciones de los glaciares de la Cordillera oriental de los Andes de
Bolivia. Sin embargo. los 2 pos de registros revelan historias complejac;.
145
6. CONCLUSION
La evolucin paleoclimtica del Altiplano boliviano (Figs. 8.4 y 8.5) desde
aproximadamente 25 000 aos BP parece ser mucho ms compleja de lo que
supusieron los primeros autores. Puede ser resumida como sigue:
- de 25 ()()() a 18000 aos BP. desecamiento progresivo del lago Huiaimarca;
este acontecimiento correspondera al fmal de la fase Minchn localizada en las
cuencas sur (Steinmann el al.. 1904; Servant & Fontes. 1978); avance glaciar
hacia 19000 aos BP? (morrena Mla);
- de 18000 a 15000-14000 aos BP. ninguna infonnacin disponible. ni al
None. ni al Sur del Altiplano; fase climtica seca;
- de :::::14000 a :::::10 500 aos BP, fase lacustre Tauca y avances glaciares
(morrenas MI b. M2 YM3);
- de :::::10 500 a 8000 aos BP. nuevo desecamiento del lago Huiaimarca
acompaado de un retroceso rpido de los glaciares (Seltzer. 1992; Francou el
al.. 1995);
- de 8000 a 3900 aos BP. mejoramiento muy ligero de los balances de agua del
lago Huiairnarca;
- de 3900 aos BP a ? ascenso sensible de los niveles del lago Huiaimarca.
sin embargo, con fases secas breves pero importantes;
- de ? a Oaos BP. la Pequea Edad de Hielo (morrena M4) y el perodo actual
estn marcados por una evolucin concertada de los lagos y de los glaciares.
Por regla general. parece que, en el conjunto del perodo pasado, las tendencias
evolutivas de los lagos y de los glaciares han sido paralelas. Asimismo. habr que
revisar las cuantificaciones de los paleobalances hidrolgicos y climticos (Hastenrath
& Kutzbach, 1985; Kessler. 1988) ya que los niveles lacustres alcanzados durante el
paroxismo de la fase Tauca fueron ms importantes que los que se dieron anterionnente
(Servant & Fontes, 1978). Las nuevas evaluaciones deberan aproximarse a las
estimaciones dadas por Grosjean (1994) para el extremo sur del Altiplano (salar de
Atacama).
Agradecimientos
Los autores fueron, durante aos, ca-responsables del programa Pilo-Cuaternario, anexo nO 2 al
convenio UMSA-ORSTOM (Universidad Mayor de San Andrs/lnstitut Fran9ais de Recherche
Scientifique pour le Dveloppement en Coopration). Este programa, que oficialmente concluy en
septiembre de 1995. no habra podido desarrollarse sin el apoyo de las autoridades bolivianas y
francesas. Por el apoyo brindado, deseamos agradecer en especial a Louis Martn (responsable del
programa AIMPACT). Jean-Pierre Muller (responsable de la URI2) y Pierre Soler (jefe del
departamento TIerra-Ocano-Atmsfera).
146
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155
l57
Resumen
Un sondeo realizado en el lago Huil1aimarea ha proporcionado un registro de cerea de 25 000
aos. El anlisis de los plenes y de los oslrcodos contenidos en los sedimentos permiti precisar la
historia paleobidrolgica de esta parte del lago Titicaca Los princi pales resultados adquiridos son ,los ,,' .
siguientes: (1) de ""25000 a "'14000 aos BP. el lago experimenta una fase de recesin que con
seguridad termin en un desecamiento: (2) entre ""14000 y 8000 aI10s BP, el nivel del lago subi
primero fuertemente para luego secarse de nuevo; (3) de 8000 a 3900 aos BP, los niveles permanecen
muy bajos; (4) hacia los 3900 aI10s BP el nivel del lago vuelve a subir rpidamente para estabilizarse a
una altura de 3804-3805 m (4-5 m bajo del nivel acUla!) con excepcin de verdaderos eventos secos: (5)
el lago Titicaca apenas alcanz su nivel actual recientemente.
1. INTRODUCCION
Varias regiones del Altiplano andino fueron objeto de numerosos
reconocimientos geolgicos y geomorfolgicos. Citaremos como informacin los
trabajos pioneros de Agassiz (975), Musters (877), Minchin (882), Steinmann et al.
(1906), Pompecki (905), Bowman (1909, 1914 Y 1916), Ogilvie (1922), TroU
(927), Moon (1939) y ms recientemente los de Ahlfed (1946), Newell (1949) y
Ahlfeld & Branisa (960). Estos autores descubrieron y discribieron depsitos
sedimentarios que cubren importantes superficies en el Altiplano. Estos depsitos
fueron asociados a grandes lagos que inundaron una buena parte de las cuencas
intramontaosas y se les atribuy una edad cuaternaria. Sin embargo, hubo que esperar
los trabajos de Servant (977), Servant & Fontes 0978, 1984) YLavenu et al. (1984)
para que la sucesin de los diferentes episodios lacustres fuera conocida con relativa
precisin. Lavenu et al. (op. cit.) dieron una sntesis de las infonnaciones recogidas
sobre el trabajo. Estos autores establecen, a partir de las alturas de las diferentes
terrazas reconocidas en los alrededores del actual lago Titicaca, la sucesin siguiente:
paleolago Mataro
3950 m,
paleolago Cabana
3900 m,
paleolago Ballivin
3860
3825
3815
3809
paleolago Minchn
paleolago Tauca
lago Titicaca (actual)
m,
m,
m,
m.
158
controles cronolgicos precisos (cf Clapperton, 1993). Los episodios Minchn y Tauca
son fechados de >27 000 aos BP y 13000-10 000 aos BP por Servant & Fontes
(1978). Ms recientemente nuevas dataciones permitieron precisar la edad de estas fases
lacustres (Servant et al., 1995; Argollo & Mourguiart, este volumen).
En cambio, pocos estudios trataron sobre los episodios interlacustres. Algunas
informaciones espordicas que en su mayora se basan en escurrimientos superficiales,
son proporcionados por Servant & Fontes (1984). Hubo que esperar los trabajos de
Wirnnann & Oliveira Almeida (1987), Wirnnann et al. (1988, 1991) e Ybert (1988,
1991) para que la historia climtica de los ltimos milenios en el Altiplano fuera
conocida con bastante precisin. Estas nuevas informaciones fueron obtenidas a partir
de los datos proporcionados por los sedimentos del lago Titicaca. En este artculo nos
proponemos hacer el punto sobre los paleomedioambientes del lago Titicaca, tal como
es posible reconstruirlos a partir de datos proporcionados por la palinologa y las faunas
de ostrcodos.
2. CONTEXTO REGIONAL
El lago Titicaca est situado al norte de una vasta cuenca endorreica, el
Altiplano. Este inmenso lago es el centro de una sedimentacin continua desde el
Plioceno (Lavenu, 1991; Dejoux, 1994). El lago mismo se sita a una altura de 3809
( 3m); cimas a ms de 6000 m jalonan su cuenca de drenaje constituida por la parte
159
'~
GUaqUi~~~~~
-Taraco
50 km
ro Desaguadero
en direccin del lago Poop
Esto va desde los lagos y charcos oligohalinos de grandes alturas (hasta 5000
m; Fig. 9.2) hasta las lagunas hiperhalinas del Sud Lpez, pasando por los lagos
Titicaca y Poop. La gran mayora de las extracciones fue realizada con ayuda de un
extractor de testigos Kajak (Danielopol et al., 1990). Se detenninaron ostrcodos y
plenes.
160
JANK'O KOTA
4690m - - - - - / +
CLACIARES ----+-,<~.;;:::,,,
__;...-_ medios
hmedol
o "turbera."
~-=...,....
600 m
-=>
,0-"'"
EL VALLE
DE JICHHU KTA
16' 10'
Figura 9.2. El valle Jichhu Kola con sus principales medios acuticos.
161
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Jank'o Kota
4690 m
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Kotia Kota
4450 m
Kara Kota
4310 m
Lago Titicaca
3809 m
I
I-t-+t
I-H-~ ~
000
.. o.
1 d,1vll1on - 0,1'
...
1 cUvll!on -
Figura 9.3. Relacin de algunos palinomorfos con la altura (segn Ybert, 1991).
51
Algas
100
80
60
40
,
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20
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J,
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1 O
(m)
1 OO
162
Chlamydotheca irn:isa
Herpetocypris reptans
Schoenoplectu.
,atoro
.~1l~7t::iS
~prinotus
sp.
2.5
Cypridopsis
vidun
.,
3.5
\l
':J'
Darwinu1.a sp.
7.5
'"
'"
"O
:::
C1I
Ql
"O
:.o'"t:
"O
14.
:::
'O
el:
Candorwpsis sp.
Figuru 9.5. Reparticin de los OSLrco<.!os en el lago Tilicaca en funcin de la profunditlad de agua y
de la vegetacin macrofiLal (segn Mourguian & Carbone!, 1994).
163
4. RESULTADOS
En mayo de t 983, t 7 testigos fueron extrados en el lago Titicaca y los lagos
del valle de Jichhu Kota con ayuda de un extractor Mackereth. El detalle de las
secuencias litolgicas es proporcionado en otra fuente (Wirnnann, 1987; Wirnnann &
Oliveira Almeida, 1987; Wirrmann et al., 1988). Slo un testigo fue objeto de un
estudio conjunto de los ostrcodos y los plenes. Se trata del testigo TD 1 (Fig. 9.1)
extrado a una profundidad de t 9 m de altura de agua en la parte oeste del lago
Huiaimarca. Tiene una longitud de 537,5 cm. La secuencia litolgica es proporcionada
en la figura 10.7 (Mourguiart et al., este volumen).
4.1. Estratigrafa
La edad de los sedimentos pudo ser determinada a partir de 7 fechados
14C
(Mourguiart et al., este volumen). Entre 2 fechados, las edades son calculadas por
interpolacin lineal (Mourguiart et al., 1992; Fig. 9.6). Las edades de la base yeltope
de la columna sedimentaria son obtenidas por extrapolacin lineal. Varios puntos
merecen ser subrayados:
164
base corresponde a un alto nivel lacustre, mientras que el tope corresponde a una
emersin (ef infra).
hiatus
01
0-'
5000
10 000 15 000
20 000 25 000
aos BP
100 -
I~
200 -
hiatus
hiatus
I
300 -
400 j.,
1'.
1 '.
\
\ '.,
500 cm
extrapolaciones 1 Y 2
1 ",
1
1 '
Figura 9.6. Variaciones de las tasas de sedimentacin en el testigo ID!. Estas tasas son calculadas
por interpolacin (llnea continua) y por extrapolacin (lneas discontinuas) lineales. La extrdpolacin 1
corresponde a la lnea gruesa. la extrapolacin 2 a la lnea delgada (ver texto para mayor explicacin).
165
encierran valvas de ostrcodos (Mourguiart & Roux, 1990; Mourguiart et al., 1992;
este volumen). Son diferenciadas cinco zonas .
4.2.1. Los plenes
Las cinco secciones palinolgicas son descl1tas a continuacin.
200
300
400
500
cm
~-~
~~~
'"....
1ft
~~,......-----,
"
~
,.......-.--.
....
"1"
~
1ft
"
200
:::
300
400
600
cm
Figura 9.7. Diagrama palinolgico resumido del testigo ID1 (segn Yben, 1988).
oc.
De 400 a 200 cm, los espectros son dominados por las plantas terrestres y
medios acuticos muy poco profundos. Las algas han retrocedido mucho (Fig. 9.7).
Este es el riesgo de un nivellacusu'e muy bajo. En este caso todava, estn presentes los
166
De 200 a 150 cm, las algas (sobre todo Pediastrum) son nuevamente
mayoritarias (Fig. 9.7), signo de un alto nivel lacustre. La regresin de lsoetes en
particular indica una elevacin de la temperatura hasta valores cercanos a los actuales en
el lmite superior de la zona.
De 150 cm a 85 cm, las floras son comparables a las del lago Poop actual,
medio muy poco profundo con salinidad variable. Se observar especialmente la gran
abundancia de lncertae sedis y la presencia de Ruppia (Fig. 9.7). La aparicin de
Valeriana y de lsoetes entre 100 y 80 cm indica un ligero enfriamiento del clima durante
este lapso de tiempo (del orden de 2 OC).
De 85 cm al tope, los espectros son dominados por las algas y sobre todo
por Borryococcus, marca evidente de altos niveles lacustres. Sealemos alrededor de 15
cm la presencia de Genciana e lsoetes, marcadores de un deterioro pasajero del clima.
9.8).
200
400
100
.,
10
o t--~~--'-;:-E~+--'-""""""""""
~----~--
41
2'0
40
otO
10
o
t-'"~~-'
10
30
AO
'0
----------
>:
:;:
lO
\00
--------- -----------
'Tlicaca' species
------- -----------
Htttte~
Hffl~
ilml~ml-
:---------
mm:::~
u---
----------
'Poop' species
Figura 9.8. Reparticin de los oslIcodos en el sondeo TD1 (segn Winmann & Mourguiart, 1995).
De la base a 155 cm, (seccin A), no hay ostrcodos. Esto no tiene nada de
sorprendente ya que los medios estn cerca de una turbera de altura, o de un lago poco
profundo rodeado de una franja de
/SOeleS
167
Cypridopsis sp., as como la ausencia casi total de otras especies. son indicadores de
un lago polihalino poco profundo comparable al lago Poop actual.
De 117 a 85 cm (seccin C), la asociacin fanica es siempre dominada por L.
bradburyi pero otras especies estn presentes (Limnoeythe re titieaea sp. AL sp. SI;
Candonopsis sp. C1 y Darwinula aff ineae). Esta mezcla de faunas sugiere un medio
muy variable desde el punto de vista de la salinidad (de 1 a> 30 g 1- 1).
De 85 a 10 cm (seccin D) encontramos la fauna caracterstica del lago
Huiaimarca actual. Con excepcin de niveles que contienen la especie Cyprideis aff
.j
168
169
3780 m
3790
3800
3810
(b)
100
3820
_ 4165
75
hialus
200
300
130
-18185
180
_ 19090
200
400
'VVVVV'V'VVV"\.
19625 220
_ 21000 260
aos BP
(antes del
presente)
500
cm
Figura 9.9. Evolucin paleobatimtrica del sondeo ID l. La parte inferior Ca) fue eSlablecida a partir
del anlisis de los palinomorfos. la parte superior (b) a partir de la funcin de transferencia
ostrcodoslprofundidad de agua
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L73
Resumen
Recurrir a una funcin de transferencia ostrcodos/baUletrfa ha permitido. a partir de
resultados de 3 sondeos. reconstruir con precisin la historia del lago Titicaca desde aproximadamente
8000 aos. Durante la mayor parte del Holoceno, los niveles lacustres permanecieron inferiores a los
que conocemos hoy en da. Los datOS obtenidos muestran lambin que el lago Titicaca funcion en
cuencas independiemes durante varios milenios. El hombre andino ha asistido a eSla evolucin
hidrolgica compleja En algunos momentos debo hacer frente a situaciones crticas generadas por
sequas drsticas.
1. INTRODUCCION
10.1).
La historia (y la prehistoria) de las poblaciones humanas a orillas del lago
Titicaca, es muy compleja y agitada. Los etnlogos, etnohistoriadores y arquelogos
han probado la existencia de importantes movimientos de poblaciones de un lugar a
otro (Bouysse-Cassagne, 1992; Bouysse-Cassagne et al., 1992; Morlon, 1991; Ponce
Sangins et al., 1992). Algunas de estas migraciones probablemente encuentran su
origen en cambios rpidos del clima regional. El objetivo de este artculo es presentar
los resultados adquiridos con ayuda de una funcin de transferencia ostrcodoslnivel
del lago Titicaca y, a partir de stos, sugerir un comienzo de reflexin sobre el tema: el
hombre andino y su medio ambiente.
2. LOS DATOS - EL MEraDO
El Altiplano es una cuenca endorreica de 190000 km2, 200 km de ancho en
promedio y se extiende hasta aproximadamente 1500 km de Norte a Sur. La parte Norte
de este sistema est ocupada por el lago Ticaca (aprox. 8500 km2, 3809 m de altura) y
1 Programme AIMPACf, UR 12, Mission ORSTOM, CP 9214, La Paz. Bolivie.
2 Instituto de Investigaciones Geolgicas, Universidad Mayor de San Andrs, CP 11192, La Paz, Bolivia.
3 Dpartement de Gologie et Ocanograpbie URA CNRS 197, Universit Bordeaux 1, Avenue des Facults,
33405 Talence cdex. France.
4 Centre ORSTOM d'De de France, 33 avenue Henri Varagnat. 93143 Bondy cedex, France.
5 Programme AIMPACf. UR 12. Centre ORSTOM, BP 1857, Yaound, Cameroun.
174
Lago Poop6
."""',....~.::~:,:,.-::"" 3686m
h.\.
-t~+
Salar
de Uyuni
20S
3653m
1
L
If-----'&o~'-l
24S
Figura 10.1. El Altiplano boliviano. Ubicacin de las principales cuencas y de las cordilleras.
175
3812
3810
3808
176
SALINIDAD
Mg/Ca
CODIGO
(g 1- 1 )
nb=4
0- 0.95 (1)
0.96 - 3.5 (2)
0.96 - 3.5
3.6 - 17.5 (3)
3.6 - 17.5
3.6 - 17.5
17.5 - 60 (4)
0-0.95
0.96 - 3.5
3.6 - 17.5
17.5 - 60
0-0.95
0.96 - 3.5
3.6 - 17.5
17.5 - 60
0-0.95
0-0.95
nb=4
0-0.5(1)
0-0.5
0.57 - 0.73 (3)
0.51 - 0.56 (2)
0.57 - 0.73
0.74 - 1.05 (4)
0.57 - 0.73
0.51 - 0.56
0.51 - 0.56
0.74 - 1.05
0.74 - 1.05
0.51 - 0.56
0.51 - 0.56
0.74 - 1.05
0.74 - 1.05
0.51 - 0.56
0.51 - 0.56
nb= 17
111=1
121=2
123=3
132=4
133=5
134=6
143=7
212=8
222=9
234=10
244=11
312=12
322=13
334=14
344=15
412=16
512=17
Cuadro 10.1. Clases medioambientales (17) obtenidas por combinacin de las diferentes subclases
establecidas para los 3 parmetros.
;;.
;
8
7
clases
115
muesiras
actuales
x
muestras
fsiles
177
..,'"
mueslras
del lago POOjl
1000
muestras
de rles
,
y lagunas lempararlaS,'
. . . ... ------ - ,
o
,
,
mueslras
del lago TI lk:8ca
#fIP
EJE 1
,
.. . ,
- - _---- -- .
4,fA
o
...
-1000
muestras
de la laguna PaslOS Grandes
(SUr L1pez)
2000
2000
1000
2000
'"
~,
J
0
1000
2000
1000
.. .
mueslras
del sondeo ro 1
(lago HulllaJmarca)
...
EJE
-1000
-2000
1000
1000
2000
Figura 10.4. Proyecciones en los dos primeros ejes del anlisis factorial de correspondencias
a) de las muestras aclllales y b) de las muestras del sondeo ID 1.
3. LOS RESULTADOS
3.1 Condiciones de aplicabilidad de )a funcin de transferencia
Cualquier aplicaci6n de una funci6n de transferencia con floras y faunas
fosilizadas supone que stas tengan equivalencias actuales, es decir, que la gran
mayora de los macrof6siles (siendo el ideal, claro est, la totalidad) o tengan
representantes vivos en los ecosistemas actuales que sirven de referencia.
178
Los testigos que fueron extrados del lago Titicaca con ayuda de un sacatestigo Mackereth (Barton & Burden, 1979) estn constituidos en su mayora de
sedimentos de edad holocena. Solamente 2 sondeos alcanzaron el Pleistoceno
superior: los testigos TD 1 Y TB2 (Fig. 10.5).
Figura 10.5. BaUletrfa de la parte sur del lago Ticaca y ubicacin de los sondeos estudiados.
179
posicin ventral. La forma B4 es muy similar a B3, ya que slo comprende una
espina adicional en posicin dorsal (ver la figura 10.6).
Figura 10.6. El gnero Limnocythere del grupo B. Formas B1, B2, B3 YB4 en a, b, C y d
respecvameme. Las espinas suplementarias de las fonnas B2 y B4 esl.n indicadas
por una flecha negra.
Estas formas B2 y B4 son encontradas en raros niveles del testigo TJ, siempre
asociadas a las formas B1 Y B3 (Mourguiart, 1987) y en proporciones nfimas en
relacin con la asociacin total 0.05%). En la base de datos fsiles correspondiente
al sondeo TJ, hemos reagrupado juntas las Limnocythere sp. B 1 Y L. sp. B2 por un
lado y las L. sp. B3 y L. sp. B4 por el otro.
180
y ostrcodos.
TB2..
b"
------\. d
513.5/~
1.~ /'.3/~
5)' 5/1.
J~J ~
4
f-------~
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5'1'5/1-
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I - - - - - - i ~ y
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5Y3/2-
N4
300-
j.. - -~-f-
1.5t.1,/O
~-
5~b!1
10YRS.rsji
-- -- -:.
-- --- ---
-- --- ---
5]' l/1
- 2.5)'2/0
SY5/J.
-- -
-- - -
- ~ -J r
:[:~ =~
5Y1/2
cm
-_-.:~::
--- - -----
- ---- ---
...
Figura 10.7. Litologa resumida de los sondeos TD2, IDI YTJ segn Winmann (1987). Los colores
corresponden a la nomenclalUra internacional. Los dela1les sedimentarios son dados en el texto.
18!
182
edad 14C
aos B.P.
material
techado
muestra
(cm)
sondeo
nmero
lab.
4165 75
8100 280
13180 130
18185 180
19090 200
19625 220
21000 260
88-89
157-158
181-183
210-212
297-298
331-332
406-407
TDl (-19m)
Beta-32216
OrsayBeta-38775
Beta-32217
Beta-32218
Beta-32219
Beta-32220
1240 150
3330 550
3840 80
4730 250
4500 90
17750 140
107-112
172-175
244-250
321-325
362-365
436-440
TB2 (-39m)
Bondy-830
Bondy-828
Bondy-829
Bondy-896
Bondy-645
Beta-45706
3870 80
3930 490
5300 50
5350 40
5970 70
589045
636O 70
7710 180
Limnocythere sp.
Total CaC03
Total CaC03
Total CaC03
Total CaC03
Total CaC03
Total CaC03
Total CaC03
2~21
TJ (-SOm)
Beta-32221
Bondy-560
Bondy-835
Bondy-826
Bondy-822
Boody-821
Boody-559
Boody-l04
32-39
77-83
83-90
152-157
195-200
295-300
390-393
Cuadro 10.2. Fechas 14C obteoidas eo los sondeos IDl, TB2 YTJ.
AFe
14C
183
3760
3770
3780
3790
3800
3810
sondeoT!~J~::===-~
, 38703930
5300
5350 ""
40
100
5970
200
80
5890
4165
300
6360
aos
B.P.
120
f.,
'l
:i sondeo TDl
=$
~~
1
f
:?:~
400
7710
-J.-
nivel (cm)
(sondeos TJ y TB2)
.....
160
nivel (cm)
(sondeo TD1)
Figura 10.8. Resullados brutos de la funcin de transferencia para los sondeos TJ, TB2 YIDl. Las
paleoprofundidades son dadas en funcin de los niveles sedimentarios (sondeos TJ y TB2, escala a la
izquierda; sondeo ID 1, escala a la derecha).
184
el al., 1992). Con estas restricciones, podemos intentar comparar las grandes
tendencias paleohidrolgicas que aparecen en los sondeos TDl y TJ (Fig. 10.9). En
cambio, ser ms difcil comparar la reconstitucin establecida para el testigo TB2 ya
que el muestreo fue realizado de manera ms espaciada que en los otros dos sondeos.
Se observa enseguida que hay convergencia en varios puntos y que la funcin de
transferencia permite correlaciones como las figuradas en la figura 10.9. En los 2
testigos, los depsitos que contienen ostrcodos cubren un tramo de tiempo de
aproximadamente 8000 aos B.P. Ambas presenlan una laguna en sus cimas, lagunas
ocasionadas por el mtodo de extraccin con ayuda del extractor de testigos
Mackereth (Mourguiart et aL, op. cit.). Las evoluciones batimtricas de los testigos
son nOlablemente comparables.
3770
3790
3810
40
100
3900 BP
200
80
300
120
400
...L-
sondeo TJ
--L-
160
sondeo TDl
Figura 10.9. Correlaciones obtenidas a partir de los datos de los sondeos TJ y IDI.
185
16"
30km
69'30'
69"15'
80 aos B.P. Entonces, durante cerca de 4000 aos, el entorno del lago
Huiaimarca es comparable al actual lago Poop. En cambio, el lago Chucuito ha
conservado un carcter oligohalino con algunas fases de aumento de la salinidad de
sus aguas (principalmente hacia 5700 - 5300 aos B.P.).
186
el al., 1992). Es a esta fecha que aparecen las faunas de ostrcodos en el testigo TB2
(Fig. 10.8). A partir de este instante, y hasta la cima de los testigos (aprox. 2000-1500
aos B.P.), las 2 cuencas se comunican por medio de estrechos va la fosa de Cha
(Fig. 10.11), con excepcin de un evento (edad estimada 2300 aos B.P.) presente en
los 2 testigos e igualmente marcada en otros sondeos (por ejemplo, testigo TE;
Mourguiart el al., 1992). Las aguas de la parte oeste del lago Huiaimarca son de tipo
oligohalino. Se obtuvieron informaciones adicionales de otros sondeos (testigos TG 1,
Te 1, ...) que permiten completar el esquema de evolucin, en 3 cuencas, del lago
Titicaca durante el Holoceno (Fig. 10.10 Y 10.11), pero hasta ahora, no hemos podido
delimitar, por medio de fechas, el ltimo ascenso que ha llevado los tres planos de
agua al mismo nivel (contexto actual del lago Titicaca). Sabemos, a lo ms, que este
estado no ha sido alcanzado antes de 1500 aos B.P.
~ Hmltc actual
0000
del laR" Tltlcaca
15'''5'
69'15'
En resumen, la historia del lago TiLicaca durante los 8000 ltimos aos, es una
historia compleja caracterizada por la importancia de estas fases de bajos niveles.
187
5. CONCLUSION
Una funcin de transferencia ostrcodos/batimetra nos permiti volver a
trazar con precisin la evolucin paleo-hidrolgica del lago Titicaca durante los
ltimos 8000 aos. Este ha funcionado en cuencas, separadas o no, que pudieron
tener caractersticas muy diferentes (altura de los planos de agua y qumica de las
aguas) en ciertas pocas. La interpretacin paleoclimtica, que resulta de estos
cambios paleohidrolgicos, ha pennitido abordar, bajo un da nuevo, el problema del
hombre andino y de su entorno.
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SECCION 5
CHILE
191
1. INTRODUCCION
La Paleoclimatologa se preocupa de las fluctuaciones climticas pasadas en el
perodo previo al de las mediciones instrumentales. Se basa en un variado registro de
datos paleoambientales provenientes principalmente de las disciplinas geolgicas,
oceanogrficas, biolgicas y arqueolgicas (proxi-data sensu Bradley, 1985). La
comparacin de la informacin paleoclimtica con simulaciones provenientes de
modelos proporciona un marco terico al estudio de los mecanismos de cambio
climtico y, al mismo tiempo, permite evaluar el potencial de los modelos generales de
circulacin para la prediccin del clima futuro.
Los estudios paleoclimticos han encontrado las llamadas edades glacialesinterglaciales durante el Cuaternario, perodo que abarca los ltimos dos millones de
aos de la historia geolgica de la Tierra y que se caracteriza por repetidas y abruptas
fluctuaciones de las temperaturas mundiales. Los descensos de las temperaturas,
caractersticos de estas edades glaciales, adems de la mayor extensin de glaciares,
determinaron marcados cambios en los sistemas de circulacin ocenica y atmosfrica
y, por ende, en los climas mundiales. Austrosudamrica, nica masa continental
continua al sur de los 38 S, es clave para el registro paleoclimtico del Hemisferio
Sur, porque los cambios climticos cuaternarios no han sido estrictamente simtricos
entre ambos hemisferios debido a la desigual distribucin de ocanos y continentes
(Salinger, 1981).
Chile, por su posicin al este de la Cuenca del pacfico Sur y su larga extensin
latitudinal (18-55 S), exhibe una posicin privilegiada para el registro climtico
continuo a travs de latitudes subtropicales, templadas y subantrticas del Hemisferio
Sur. Su clima actual est principalmente regido por la influencia casi permanente del
Anticicln Subtropical del Pacfico Sur, cuyo centro promedio se localiza en tomo a los
30 S y presenta un conspicuo ciclo anual de desplazamiento latitudinal, en
concordancia con otros sistemas a gran escala tales como la Convergencia Intertropical
y el Anticicln del Pacfico Norte. Durante el invierno austral, las lluvias de la zona
mediterrnea de Chile Central estn relacionadas con el desplazamiento hacia el norte
del Anticicln del Pacfico Sur, hecho que favorece la actividad frontal asociada al
c.
192
Villagrn
193
glaciar habra sido entonces local y consecuencia del abrupto incremento del hielo en el
Ocano Nordatlntico debido a la ruptura del hielo del ocano Anico (Mercer, 1969).
Clapperton (1990a), en base al registro glacial de Africa, Nueva Guinea, Nueva
Zelandia y sectores de Los Andes y a las curvas de paleotemperaturas provenientes de
testigos de hielo de la Antrtica, considera incorrecta la interpretacin de Mercer y
postula que reavances glaciares entre 12000 Y 10000 tambin sucedieron en el
Hemisferio Sur, aunque de menor envergadura que los del Hemisferio Norte. En la
regin de los Lagos del sur de Chile no hay evidencias geolgicas de posteriores
reavances despus de 13 000 aos (Porter, 1981), lo que es concordante con los
resultados palinolgicos y de colepteros fsiles en esta regin (Villagrn. 1991 a;
Markgraf, 1991; Ashworth & Hoganson, 1984). Heusser & Rabassa (1987) han
publicado evidencias de avances entre 11 000 Y 10 000 aos en el Canal Beagle, en
Tierra del Fuego, los cuales han sido refutados por Markgraf (1991) en base a la
variabilidad y asincrona de los cambios registrados. Estas discrepancias en la
interpretacin climtica del Tardiglacial an no se resuelven y su defmicin es crtica
para evaluar si el enfriamiento durante este tiempo fue un evento global o local.
c.
194
V illagrn
tambin han sido registradas en distintos lugares del Hemisferio Sur (Burrows, 1979).
En Los Andes semiridos de Chile Central y Norte Chico, la extensin de las
glaciaciones cuaternarias ha sido establecida por varios autores (Caviedes & Paskoff,
1975; Caviedes, 1972a y b; Paskoff, 1970; Bruggen, 1950; Weischet, 1970; Viers,
1978). En el Valle de Elqui, a la latitud de 30 S, se han identificado dos avances
glaciales que alcanzaron hasta 3100 m y 2500 m de altitud. En el valle de Aconcagua,
en la latitud 33 S, se han detectado morrenas de tres grandes avances glaciales que
alcanzaron los 2800, 1600 Y 1300 m.s.n.m., respectivamente. Pese a que varias de las
evidencias glaciares en estas regiones han sido reinterpretadas como derrumbes por
Abele (1981), los lmites altitudinales de los grandes avances glaciales no han variado
sustancialmente, de acuerdo al registro de morrenas documentado por este autor en
valles ms estrechos dentro de la regin. La situacin en Chile Central y Norte Chico,
entre 27 y 33 S, ha sido revisada por Veit (l991a, by c).
Las glaciaciones Cuaternarias en Chile Central y Norte Chico han sido
relacionadas por Caviedes (1990) a un importante aumento de las precipitaciones,
probablemente a causa de un desplazamiento en 5 a 6 de latitud hacia el norte del frente
polar austral. Utilizando como indicadores paleoclimticos las evidencias
principalmente geomorfolgicas y pedolgicas, controladas radiocarbonicamente, Veit
(1991a, b y c) establece un clima fro-hmedo en Los Andes y fro-semirido en la
precordillera durante los avances glaciales de la ltima glaciacin. En ambas reas el
clima habra sido rido a semirido durante la mxima depresin de las temperaturas y
fro y hmedo, con desarrollo de suelos, durante el Glaciar tardo. Los resultados
obtenidos por Veit son concordantes con los obtenidos por Garleff y Stingl en Los
Andes de Argentina (Garleff & Stingl, 1985a, b; Stingl & Garleff, 1985).
En Los Andes ridos del Norte Grande de Chile, la lnea actual de nieves se
sita cerca de 6000 m de altitud, encontrndose glaciares solamente en los tres picos
ms altos: Volcn Llullaillaco (2443'S), Ojos del Salado (270?'S), y Cerro Trtolas
(2956'S). Graf (1986) estudi las formas glaciales y periglaciales en la Cordillera
Occidental del lmite entre Bolivia y Chile, en la zona actual de mxima influencia
195
desrtica (21-23 S). Hollingwonh & Guest (1967) YMesserli et al. (1990) estudiaron
el flanco chileno de esta misma regin. entre el Tatio y el Volcn Toconce (22 10'222l'S) yel rea entre Monturaqui y el Volcn Llullaillaco. Todos estos autores han
encontrado mltiples evidencias de la mayor extensin de los glaciares durante la ltima
glaciacin. descendiendo hasta altitudes entre 4500 y 5500. No se han detectado
depsitos Tardiglaciales ni Postglaciales. Estas evidencias sugieren descensos de las
temperaturas glaciales en 7 C y mayores precipitaciones que en la actualidad. aunque
no necesariamente ambas condiciones se dieron al mismo tiempo. como lo estableci
Veit (199 la. b y c) para el None Chico. Grosjean et al. (1991). basndose en los
rasgos glaciales. periglaciales y lacustres sugieren condiciones posiblemente ms secas
y 7 oC ms fras en el Altiplano del norte de Chile durante el ltimo Mximo Glacial
(19000-18000 B.P.).
Las lneas de nieve actuales y pleistocnicas han sido estudiadas por Lliboutry
(1956). Hastenrath (1971) y Nogami (1972). En concordancia con las evidencias
geomorfolgicas. para Los Andes ridos del none de Chile. Hastenrath (1971)
estableci una notable depresin de las lneas de nieves pleistocnicas en la veniente
andina Chileno-Peruana. desde 700 m a la latitud de 12 S hasta ms de 1500 m en la
latitud de 30 S. A los 28 S. la depresin de la lnea de nieves pleistocnica es
notoriamente marcada y ms baja en la veniente Pacfica de Los Andes. mientras que
ahora es ms baja en la vertiente oriental de Los Andes. Basndose en esta comparacin
entre las lneas de nieves. Hastenrath sugiere que las edades glaciales se caracterizaron
por el desplazamiento hacia el ecuador del lmite entre los vientos tropicales del este y
los vientos templados del oeste. Al norte de los 28 S. Fox & Strecker (1991)
mostraron que las depresiones de la lnea de nieves fueron ms marcadas al este de Los
Andes. denotando mayor precipitacin efectiva de fuente este en esta regin. Para los
Andes peruanos hasta el lmite con Chile. 7-17 S. Wright et al. (1989) establecieron
este mismo gradiente en la depresin de la lnea de equilibrio del Pleistoceno. aunque
ms marcado. denotando as una fuente este de lluvias. en general ms reducidas que en
la actualidad. A lo largo de la veniente oriental de los Andes. los lmites de las lneas de
nieve actual y pleistocnica han sido establecidos por Garleff & Stingl (1985a y b).
c.
196
V illagrn
desglaciacin deforma tambin las cuencas ocenicas cambiando el punto de vista del
observador. En bordes activos de placas, como es el caso de la costa chileno-peruana,
los movimientos tectnicos juegan tambin un rol importante en las fluctuaciones del
nivel del mar. Las fluctuaciones glacio-eustticas del nivel del mar no pueden ser as
distinguidas de las provocadas por otros factores.
Clark el al. (1978) propusieron un modelo de los cambios globales del nivel del
mar durante el Holoceno, considerando los factores diastro-eustticos, y lo contrastaron
con datos empricos. Su principal conclusin es que no hay regiones estables donde el
nivel eusttico del mar pueda ser medido. Sin embargo, en localidades especficas es
posible inferir un ascenso eusttico del nivel del mar y comparar estas observaciones
con las predicciones de los modelos. Sus resultados indican que los ocanos pueden ser
divididos en seis zonas, cada una caracterizada por una forma especfica de la curva de
variacin del nivel del mar. Clark & Bloom (1979a y b) establecieron que la posicin de
un lugar determinado en relacin a la actual lnea de costa controla fuenemente la curva
esperada de niveles de mar.
Para el Estrecho de Magallanes y Canal Beagle. Poner el al. (1984) propusieron
una curva de las fluctuaciones relativas del nivel del mar durante el Holoceno. en base a
la datacin radiocarbnica de sedimentos marinos de cinco sitios en Chile. Los datos
sugieren submergencia de costas durante el Holoceno temprano, alcanzando el mar su
nivel mximo, alrededor de 3,5 m ms alto que el actual a los 5000 aos. Progresiva
emergencia se observa posteriormente. La curva obtenida es consistente con la curva
terica postulada por Clark & Bloom (1979a y b).
En el None Chico de Chile, el elemento dominante de la costa es una serie de
cinco terrazas marinas escalonadas entre 130 m y la playa actual. Estas terrazas han sido
estudiadas con detalle por Paskoff (1970, 1977) en la Baha de Coquimbo y son
explicadas corno el resultado de las fluctuaciones del nivel del mar, determinadas tanlo
por el fenmeno glacio-eusttico como por eventos tectnicos Plio-Cuaternarios. En
base a estudios geomorfolgicos, estratigrficos y paleontolgicos del Cuaternario
marino de Chile Central y none se consideran seis ciclos, cada uno constituido por una
transgresin y una regresin. El Pleistoceno Inferior abarca dos ciclos representados
por las Terrazas Serenense 1 y JI; el Pleistoceno Medio tambin dos ciclos
representados por las Terrazas Herradurense 1 y Il. La Terraza ms baja o Cachaguense
se extiende desde el Pleistoceno Superior al Holoceno. Recientemente Radtke (1987) ha
criticado las explicaciones, basadas en la teora clsica de variaciones glacio-eustticas
del nivel el mar, en reas inestables tectnicamente como la costa chilena. En base a
fechados absolutos con series de Uranio y ESR (Electron-Spin-Resonance) en la terraza
del ltimo interglacial (Herradura
n, Paskoff,
poca tena el mismo nivel actual, Radtke (cf. Veit, 1991a) ha calculado una tasa de
197
c.
198
V illagrn
199
& Schmoll, 1990). Weischet (1965) postula que durante el Holoceno han ocurrido al
menos tres eventos de la magnitud el terremoto de 1960. Recientemente, un grupo de
gelogos de Denver y de de la Universidad de Washington han iniciado la investigacin
de la costa entre Valdivia y Chilo, con el propsito de reconstruir la magnitud y
frecuencia de los grandes terremotos del Holoceno. Su metodologa, ya probada en el
Pacfico Norte (Atwater, 1987), se basa en el registro de depsitos estuarinos que han
quedado enterrados como consecuencia de la rpida subsidencia tectnica asociada al
terremoto.
3. EVIDENCIAS BIOLOGICAS
de los Canales y Magallanes (39-55 S), gracias a la iniciativa pionera del investigador
finlands Vaino Auer (1958) seguida por Calvin Heusser, de la Universidad de Nueva
York, Vera Markgraf, de la Universidad de Colorado y Carolina Villagrn, de la
Universidad de Chile (ver referencias citadas de estos autores). Para la Zona Central
Mediterrnea y Norte Chico semirido de Chile (30-38 S) existen solamente tres
registros palinolgicos (Heusser, 1983, 1990; Villagrn & Varela, 1990). Para el Norte
c.
200
Villagrn
Grande rido y Altiplano (18-30 S) existen dos registros publicados (Baied, 1991;
Grosjean, 1991).
Estos registros abarcan principalmente el Glaciar Tardo y el Holoceno. Muy
pocos cubren el mximo de la ltima glaciacin.
201
taxa palustres y acuticos tales como Cyperaceae y Myriophyilum (Villagrn & Varela.
1990).
En contraste con Chile central-Sur. los diagramas de polen de Magallanes y
Tierra del Fuego (55 0 S) muestran dominancia de Emperrum y Gramineae entre 13000
Y 10 000 aos B.P. (Auer. 1958; Heusser & Rabassa. 1987; Heusser. 1989; Rabassa
& Clapperton. 1990). laxa que sugirieron condicones fras y secas en el extremo austral
del pas durante la transicin Glacial-Postglacial.
202
C. Villagrn
los Lagos, Cueva Fell y Cueva Mi10dn, en Magal1anes. Estos sitios proveen datos
ecolgicos de significativo inters para la reconstruccin paleoambiental durante la
transicin Pleistoceno-Holoceno, adems de las evidencias ms tempranas de culturas
paleoindias en Chile.
En Tagua-Tagua y Quebrada Quereo (Casamiquela, 1976; Varela, 1976; Nez
et al., 1983, 1991) se ha descrito la existencia de una megafauna que incluye
fechados radiocarbnicos datan presencia de esta fauna entre 12000 y 9500 aos B.P.
La reconstruccin palinolgica del rea de Tagua-Tagua (Heusser, 1983, 1991) muestra
un paisaje de Parque arbolado de Nothafagus y conferas y abundantes gramneas
indicando existencia de praderas. En Quebrado Quereo las evidencias sedimentolgicas,
moluscos fsiles y polen muestran desarrollo de lagunas someras con abundante
vegetacin acutica y palustre (Villagrn & Vare1a, 1990; Nez et al., 1983, 1991).
Esta vegetacin sugiere condiciones fras y lluviosas y es coherente con una abundante
megafauna constituida por herbvoros pastoreadores y ramoneadores. La extincin de
esta megafauna, a inicios del Holoceno, es sincrnica con la de la vertiente oriental de
los Andes, a la misma latitud de Tagua-Tagua, en el sitio Gruta del Indio (D'Antoni,
1983).
En Monte Verde las evidencias geolgicas, aqueolgicas y paleontolgicas
indican que exista una megafauna de mastodontes (Cuvieronius) y camlidos
(Paleolama) cuando el sitio fue ocupado, alrededor de los 13000 aos. por cazadores
paleoindios (Dillehay, 1986; Dillehay & Pino, 1986; Pino & Dillehay, 1988). Los
estudios de polen, macrofsiles vegetales y colepteros fsiles (Heusser, 1985;
Hoganson et al., 1989) indican desarrollo de bosque lluvioso, turberas y cuerpos de
agua en el rea, bajo condiciones climticas probablemente ms lluviosas que las
actuales. De notable inters es el hecho de que ciertos rasgos ecolgicos, e
inconclusivamente culturales, sugieren que el sitio Monte Verde habra sido ocupado
previamente por grupos humanos, a los 33 000 aos B.P. De ser as se tratara del sitio
paleoindio ms antiguo de Sudamrica
En Cueva Milodn y Cueva Fell se registra coexistencia de ocupaciones
humanas con una fauna de perezosos gigantes (Mylodon darwinii). caballo nativo
(Onohippidium) y guanacos extinguidos (LL11M gracilis) (Bird. 1938.1946). En Cueva
203
3.2.2
~oluscos
3.2.3 Colepteros
204
C. Vllagrn
uviferum. Recientemente, Lara & Aravena (com. pers.) han desarrollado cronologas
para Fitzroya cupressoides que extienden hasta 3060 aos.
Con el objetivo de evaluar la aptitud de las conferas del Hemisferio Sur para
estudios dendroclimaLOlgicos, Lamprecht (1983) estudi la relacin entre el ancho y la
densidad mxima de los anillos de crecimienLO y las temperaturas estivales en varias
especies de conferas y angiospermas de la regin de los Lagos del sur de Chile y
Argentina, entre 37 y 41 S. La aULOra concluye que el mLOdo no es aplicable en
205
c.
206
Villagrn
biota desde el sur hacia el norte, y/o descensos altitudinales de flora andina, bajo
condiciones de clima ms fro y lluvioso.
No hay evidencias de disyunciones de la flora zonal a lo largo de Los Andes de
Chile Central-Norte y los estudios biogeogrficos muestran baja afinidad florstica entre
Los Andes altiplnicos y mediterrneos (Villagrn et al., 1983). Estos datos sugieren
que no han ocurrido expansiones glaciales de flora a lo largo de los Andes,
probablemente debido a que la zona de mxima aridez (22-24 S) tambin actu como
barrera en el Cuaternario. Una excepcin la constituye la flora zonal de mallines y
bofedales, que conforma islas de vegetacin con una flora muy similar a lo largo de los
Andes de Chile Central-Norte. Distribuciones continuas de esta flora fueron tal vez
posibles durante el Glaciar Tardo, cuando grandes extensiones de lagos y pantanos
andinos favoreceran su expansin.
4. POSIBLES ESCENARIOS CLIMATICOS
A pesar de las mltiples lneas de evidencias con diversos propsitos de
reconstruccin ambiental que se han extendido, la posibilidad de esbozar escenarios
paleoclimticos coherentes para el cono Sur de Sudamrica, en general, y para nuestro
pas, en particular, solamente ha sido posible a partir de las investigaciones
principalmente oceanogrficas y desarrollo de modelos que permiten el entendimiento
del cambio climtico como fenmeno global a gran escala. El trabajo pionero en esta
lnea fue realizado por Emiliani (1966. 1972) quien. en base al anlisis de istopos de
oxgeno de foraminferos fsiles de Lestigos ocenicos, construy curvas de
paleotemperaturas ocenicas que se extienden hasta 700 000 aos AP.
Las investigaciones paleoclimticas en la Antrtica han resultado tambin
cruciales para comprender el significativo rol que cumple este continente en la historia
climtica de Austrosudamrica. El anlisis de istopos de oxgeno en testigos de hielo
de la Antrtica ha pennitido reconstruir paleotemperaturas que se correlacionan
estrechamente con las sugeridas por otras lneas de evidencias en AusLrosudamrica
(Jouzel et al., 1987, 1989). El estudio de las abundancias relaLivas de radiolarios en
testigos ocenicos en torno a la Antrtica, y su correlacin con las curvas de
paleotemperaturas, permitieron a Hays et al. (1976) posLular un desplazamiento hacia el
norte de alrededor de 7 del Frente Polar Antrtico duranLe el mximo de la ltima
glaciacin. asociado a la intensificacin de la circulacin ocenica y aunosfrica.
Otro hecho de consideracin es la asimetra y asincrona esperables en los
eventos climticos de ambos hemisferios debido a la desigual distribucin de territorios
y ocanos. Harrison et al. (1984), utilizando datos de paleotem peraturas,
reconstruyeron los cambios en el gradiente de temperaturas en cada hemisferio a partir
de 18 000 aos. Sus daLos mueSLran que LOdas las zonas climticas fueron
207
208
C. Villagrn
209
mximo. cerca de 3000 aos antes que en el Hemisferio Norte. y se mantienen altas
durante el Holoceno temprano. Se posibilitara as el desplazamiento hacia el sur de la
banda de Convergencia del Pacfico. Presiones anormalmente bajas en el dominio del
anticicln subtropical y del Pacfico Oriental. han sido asociadas a los eventos El Nio
y a un aumento de las lluvias invernales en Chile Central y Norte Chico (Aceituno
el
al., 1990).
Una mayor frecuencia y duracin de los eventos El Nio parecen compatibles
con los cambios geomorfolgicos y climticos que registra la evidencia paleoambiental
revisada al final del Pleistoceno yen el Holoceno temprano. Condiciones ms secas y
con mayor incidencia de precipitaciones fuertes durante este tiempo han sido sugeridas
por Veit (1990. 1991a y b), en base a la mayor actividad de conos aluviales e
intensificacin de los procesos de erosin registrados. y fechados radiocarbonicamente.
en la costa Precordillera entre 30 y 33 S. Un cambio de clima de esta naturaleza
explicara tambin el acentuado cambio vegetacional y la extincin de biota que
documenta las evidencias palinolgicas y paleontolgicas provenientes de Chile Central
y Norte Chico que se han discutido.
Agradecimientos
Se agradece a los Dres. Patricio Aceituno. Heinz Veit, Juan Varela y Karsten Garleff por su
estimulante crca y sus valiosos comenlaIios al manuscrito. Al Dr. Juan Am1esto por su asistencia
editorialo. Al Dr. Hugo Romero, por su invitacin a presentar este lrabajo en el taller sobre
"Geoecologa de Los Andes". Al Dr. Jaime Argollo, Coordinador del Proyecto PICG-281. Unesco. por
la sugerencia de realizar esta revisin. El trabajo fue financiado por el Proyecto Fondecyt 91-0844.
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215
Abstract
The present pluviometric characteriscs of the ALTIPLANO has been anaJyzed with the aim
of understanding the possible relaLionships belWeen paJeoclimaLic change and ENSO events. AJthougb
eacb ENSO has its own c1imaLic characterisLics a general pattem with less sununer rainfaJl arriving
from the North and Northeast and an increment of winter and spring rainfall, coming from the Wesl,
can be observed.
The like-ENSO. long-lenn climaLic condiLions could mean a droughl perio<! similar lO thal
observed during the lasl decade.
Due lO the strong demand for lhe hidric resources. lhe quanLification of the sources, balances.
ENSO cbaraclerisLics and their incidence on the groundwaler recbarge are becoming very relevanl lO
be research.
1 Departamento de Geografa. Universidad de Chile, Casilla 653, Marcoleta 250, Santiago, Chile.
2J O Lol.S
2.0 A 1. O
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Figura 12.1. Modelo Digital de terreno del Alliplano de t\ntofagasta, con anomalas trmicas,
que muestran islas de calor y bolsones frfos.
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219
220
221
4. DISCUSION
Considerando los antecedentes anteriores, es posible definir una tendencia
general en la pluviometra asociada a los fenmenos "El Nio" para el altiplano y
precordillera de Antofagasta:
- Durante los eventos ENSO, la aparicin de aguas clidas en el Pacfico
oriental ha favorecido el debilitamiento anticiclnico superficial, lo que se
ha traducido en penetraciones frontales fras en la regin que poseen carcter
slido sobre los 3500 m.s.n.m. y lquido especialmente en el litoral.
- En presencia de El Nio, las precipitaciones estivales se han visto reducidas,
en especial en el evento 1982-83 y 1991-92.
- Durante los veranos siguientes al fenmeno El Nio, se han registrado
importantes anomalas pluviomtricas positivas (1976-77, 1983-84 Y 199394).
La mantencin de condiciones similares a las de aos Nio por periodos de
tiempo prolongado, implicara periodos de bajas precipitaciones estivales y un
significativo aumento de las invernales, por lo que se esperaran menores
temperaturas y descensos en la altura de los pisos ni vales y periglaciales.
Si se considera que la aparicin de los eventos El Nio puede asociarse al
inicio de las surgencias de aguas fras en las costas del Pacfico oriental en tomo a los
5000 A.P., Y que desde dicha fecha hasta la actualidad las condiciones ridas se han
mantenido, es factible plantear que constituye un factor explicativo de las condiciones
ambientales del rea.
Bajo tales condiciones de aridez permanente no es posible comprender el
origen de las reservas de aguas subterrneas actualmente en explotacin. Messerli
et al. (1993) al analizar las aguas de la zona del salar de Atacama en base al mtodo
de Tritium, detectaron que las descargas regionales bajo los 4000 m.s.n.m., no
contienen componentes de agua meterica de los ltimos 40 aos. Esto es
interpretado como una evidencia de la muy lenta recarga y largo tiempo de residencia
de las molculas de agua en los cuerpos subterrneos.
En esta perspectiva, las fuentes de agua subterrnea pueden ser consideradas
como recursos no renovables o de muy baja renovabilidad. Segn el mismo estudio,
los cuerpos de agua subterrnea, hoy en da explotados, fueron generados en el
Pleistoceno tardo y comienzos del Holoceno bajo condiciones paleoclimticas ms
favorables e irrepetibles en la actualidad.
De lo anterior se puede concluir que a los problemas de la cantidad de agua
deben agregarse consideraciones sobre su calidad y renovabilidad, en especial en una
zona que concentra grandes inversiones productivas, principalmente mineras. A sto
habra que agregar el incremento de la demanda de agua provocado por la expansin
222
223
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225
Luc ORTUEBl
Resumen
El Norte Grande de Chile (en particular el Desierto de Atacama) es conocido por ser una de
las reas ms ridas del mundo, no slo actualmente sino laIDbin durame la mayor parte del
Cuaternario. Se revisan. de manera critica, las principales fuentes de datos paleoclimcos de distinta
ndole (meteorolgica, histrica, geolgica, oceanogrfica y paleontolgica) as como los conceptos
relacionados con la aridez de la regin. a diferentes escalas de tiempo. La carencia general de registros
geolgicos continuos y de indicadores biolgicos de fluctuaciones climticas cuaternarias explica que
mucbas informaciones disponibles provengan en realidad de los bordes del Desierto de Atacama, del
lado de la Cordillera de los Andes o del lado del ocano Pacfico.
Esta regin constituye un ejemplo particularmente ntido de interacciones entre las
condiciones oceanolgicas. la circulacin aanosfrica y el efecto del relieve de la Cordillera de los
Andes. Desde este punto de vista, existen nuevas expectavas para intentar determinar con ms
precisin las variaciones de pluviometra y las fluctuaciones de los sistemas de surgencia (ligados al
rgimen de vientos costeros) que se manifestaron en el marco de las alternancias glaciaUinterglacial. y
ms especficamente desde el ltimo mximo glacial.
QUATERNARY PALEOCLIMATES IN THE CHILEAN "NORTE GRANDE"
Abstract
Tbe Cbilean "Norte Grande", and especifically tbe Atacama Desert. is Irnown to be one of tbe
drest places on eartll. not only presentIy but also during tbe major part of Quaternary times. We
critically review tbe main sources of paleoclimate data (including tbose dealing witb meteorology,
bistory, geology, oceanograpby and paleontology) and revise sorne of tbe concepts related to tbe
regional aridity (at distinct time sca1es). The general lack of geological continuous records and of
biological indicators of Quaternary climatic fluctuations explains tbat many available informations
come from tbe areas bordering tbe Atacama Desert.. be tbey in tbe Andean Cordillera or in tbe coastal
Pacific Ocean.
Tbe area is a particularly clear example of interacons between oceanographic condions.
aanospberic circulation. and tbe effect of tbe Cordilleran range. From tbis stand point. a series of new
invesgations have just begun and aim to determine witb a better precision tbe rainfall variations and
upwelling fluctuations (related to coastal wind regimes) tbat occurred during tbe glacialJinterglacial
altemaon, and more specially since tbe tast glacial maximum.
1. INTRODUCCION
226
L. Ortlieb
regional. Finalmente, las aguas fras de la Corriente de Humboldt (o del Per) y los
fenmenos de surgencia costera, influyen de manera fundamental en el fenmeno de
inversin trmica y la poca humedad que el aire es susceptible de transferir tierra
adentro. Todos estos factores se combinan para producir una extrema aridez en una
franja de hasta 100 km de ancho, entre los paralelos 18 S Y26 S.
Las "interacciones entre circulacin ocenica y circulacin atmosfrica que se
manifiestan en el norte de Chile, reforzadas por los efectos del relieve, pueden ser
considerados como ejemplares. El hecho que esta combinacin conduce a establecer
uno de los climas regionales actuales ms extremos del globo amerita ser recalcado.
Pero el punto tal vez ms interesante es que la situacin climtica actual parece haber
sido, si no precisamente perenne, por lo menos predominante desde el Mioceno. Otros
grandes desiertos (Sahara, Sonora, desiertos australianos) suelen mostrar evidencias de
mayores fluctuaciones (en frecuencia y amplitud) del rgimen hidrolgico en el pasado
que el desierto de Atacama. All, son particularmente discretas las evidencias de
variaciones de las condiciones de aridez durante el Cuaternario. Hay presuncin que
esta permanencia de la aridez a travs de las fluctuaciones climticas globales
(alternancia de periodos interglaciales y glaciales) refleja la influencia predominante de
los tres tipos de factores que actualmente controlan el clima hiper-rido. Sin embargo,
esta evolucin climtica particular fue deducida de una serie de observaciones aisladas y
de interpretaciones de datos bastante esparcidos en el tiempo y en el espacio. Sera til
revisar estos elementos con la perspectiva de reconstruir, a nivel regional, ciertas
modalidades y condiciones lmites de las interacciones ocano-atmsfera en el
transcurso del Cuaternario y particularmente en las fases glaciales.
227
et al., 1992; Grosjean, 1992; Messerli et al., 1993; Baied & Wheeler, 1993; Veit.
1993) o, en el otro extremo geogrfico, en la margen continental (Ortlieb et al., 1993.
1994; Follegati et al., 1994).
La carencia total de lagos u otros cuerpos de agua (presentes o fsiles) en la zona
costera, la Cordillera de la Costa y las pampas intermedias, imposibilita materialmente
la obtencin de ncleos sedimentarios completos en el mismo desierto de Atacama. Por
otro lado, la ausencia casi total de flora en uno de los ambientes ms abiticos del
planeta impide prcticamente contar con el apoyo de la palinologa, disciplina que tiene
un rol esencial en las reconstrucciones paleoclimticas de las regiones circundantes.
Todas estas severas limitaciones contribuyen a explicar que el tema de la evolucin
climtica de esta rea tan particular siga con numerosas incgnitas, y necesite ser
abordado con nuevos enfoques.
228
L. Orllieb
20
20
quique
OCEANO
PACIFICO
Copia po
Vallenar
La Serena
30
S
30
Figura 13.1. Mapa climt.ico (actual) del norte de Chile. segn MiJler (1976).
Las zona'> numerada'> corresponden a la siguiente clasificacin:
}_ Extremadamente rido; 2- Arido (2A: lluvias invernales excepcionales. 20: lluvias
de verano poco frecuentes. 2C: lluvias invemales dbiles); 3 Semirido; 4- Subbmedo.
229
230
L. Ortlieb
Las precipitaciones de tipo ciclnico que caen en Chile central durante el invierno
son normalmente bloqueadas en la latitud de La Serena o de Copiap (Miller, 1976;
Romero. 1985). En el Norte Chico estas precipitaciones corresponden a situaciones en
las cuales masas de aire fro del sur chocan con masas de aire hmedo y clido
provenientes del dominio amaznico (Fuenzalida & Rutllant, 1986); excepcionalmente
estos frentes se desplazan ms hacia el norte, provocando aguaceros aislados. El
segundo tipo de precipitaciones, relativamente regular, que se observa en la franja ms
alta de la zona cordillerana del Norte Grande est relacionado con el fen6meno (mal)
llamado "invierno boliviano" (o "invierno altiplnico") que ocurre en los meses de
verano (Fritz el al.. 1979).
Diversas observaciones (Fuenzalida & RutIlant, 1986; Aravena el al., 1989;
Messerli, comm. pers.. 1993) permiten establecer que en todos los casos. en verano o
en invierno, las pocas precipitaciones que afectan el None Grande corresponden a
molculas de agua de origen amaz6nico. En el rgimen climtico actual por lo menos. el
Desieno de Atacama parece no recibir agua del ocano Pacfico que lo est bordeando.
Un interesante problema paleoclimtico es determinar si en situaciones distintas del
pasado (del Holoceno y del Pleistoceno) se produjeron precipitaciones de origen
Pacfico.
231
entender los mecanismos de este tipo de precipitaciones por el rol que stas podran
haber jugado durante las fases lacustres del Plio-pleistoceno y de la ltima deglaciacin.
Tal vez un estudio correlativo entre las fluctuaciones histricas del nivel del Lago
Titicaca. el registro paleoclimtico del glaciar Quelccaya (sur del Per) y la recurrencia
de las lluvias altiplnicas en territorio chileno (Mourguiart et al.. en prep.) sera capaz
de compensar la falta de datos histricos y poner en evidencia manifestaciones de
variaciones climticas de tipo "pequea edad del hielo".
232
L. Ortlieb
Aos lluviosos
Aos nuviosos
Cronologla revisada
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92
233
ca. 15000 BP Ysugiere un ambiente fro (hasta 7 oC menos que hoy), semirido, con
precipitaciones de verano del orden de 300 mm/a (mximo 400 mm ao l ) (vs. 180
mm ao- l actualmente, Grosjean, 1992). Durante la segunda fase lacustre, el clima era
ms hmedo (400-500 mm ao- l ) y menos fro. Se supone que esta segunda fase fue
contempornea del Lago Tauca en el altiplano boliviano (13 000-11 500 BP)
(Hastenrath & Kutzbach, 1985; Wirnnann & Mourguiart, 1987).
Segn un estudio palinolgico realizado en la Qda. Talabre (2318'S, 6747'W),
a 3800 m de altura, la evolucin climca de esta rea seria marcada sucesivamente por:
un episodio re1avamente hmedo desde por lo menos 7500 BP, luego un episodio ms
clido entre ca. 6000 y 3000 BP, y luego, a partir de 2200 BP, una aridificacin,
posiblemente reforzada por el pastoralismo (Messerli et al., 1993).
Ms al sur, a cerca de 3000 m, el Salar de Punta Negra (2435'S) est rodeado
por lneas de costa lacustres que parecen correponder a la fase Tauca.
Tabla 13.1. Cronologa comparada de los aos ms lluviosos del Norte de Chile (Norte Chico y
Norte Grande), del sur del Per, y de Chile central. con los eventos ENSOtEI Nio de los ltimos
dos siglos (segn Quinn. 1993). La cronologa y clasificacin por intensidad (sin cruz, una +, dos H,
en orden creciente) de los aos lluviosos de Chile central fue establecida por Rulllant y Fuenzalida
(1991) y Ortlieb (1994). La cronologa de los aos lluviosos (entre parntesis) y muy lluviosos
(sin parntesis) del norte de Chile y sur de Per (Ortlieb, in prep.) est basada en datos de Vicui1a
Mackenna (1877), Billingburst (1886), Labartbe (1914), Bowman (1924), Taulis, (1934), Almeyda
(1948), Klobn (1972); Urutia & Lanza (1993) y Minaya (1994). La intensidad relativa de los eventos
regionales El Nio y eventos globales ENSO est indicada por los iniciales: m (mediana), F (fuerte) y
MF (muy fuerte).
234
L. Ortlieb
lacustres, fechadas entre 9500 y 7500 BP, ca. 5000 BP, ca. 3000 BP Y ca. 1800 BP
(Veit en prep., in: Veit, 1993).
235
ca. 500 y 1500 BP Yentre 11 000 Y4000 BP) Yuna importante variacin regional en
las tasas de acumulacin durante el Pleistoceno final. Estos datos fueron relacionados
con diversos factores oceanogrficos (posicin e intensidad de corrientes submarinas y
236
L. Ortlieb
de centros de productividad primaria), los que eran controlados en gran parte por
factores climticos: calentamiento global post-glacial, modificacin del sistema de
vientos costeros, instalacin del sistema de surgencia de aguas fras, subida del nivel
del mar, etc.
En el Norte Grande, una de las informaciones paleoceanogrficas ms
significativas es la ocurrencia de restos de peces de especies ecuatoriales en un sitio
arqueolgico de 9700 BP del rea de Antofagasta (Llagostera, 1979); este hallazgo
sugiere que las aguas costeras eran notablemente ms clidas en esta poca, que sea a
raz de una disminucin de los efectos de la surgencia o a consecuencia de anomalas
oceanogrficas de tipo El Nio (de duracin desconocida). La ubicacin geogrfica del
sitio arqueolgico mencionado (en la desembocadura de una quebrada actualmente seca)
es compatible con un rgimen de pluviometra ms favorable que actualmente. Otro tipo
de estudios paleoceanogrficos con sacatestigo de gravedad fueron iniciados hace poco
en Baha Mejillones (23 0 S): resultados preliminares indican una alternancia de
condiciones oceanogrficas a escala secular que parecen ligados a variaciones del
sistema de surgencia durante los ltimos milenios (Ortlieb
el
el
aL,
el
al., 1994).
237
despus de la extensa explotacin de este recurso que prcticamente aniquil todos los
grandes yacimientos). El llamado "guano rojo" que haba sido arbitrariamente atribudo
al Plioceno, sin argumento geocronolgico, no constituye la base de largas secuencias
de depsito. Por otro lado, este guano rojo que se observa en varios puntos de la costa
nor-chilena (Morro de Mejillones, Pabelln de Pica, Pta. Patache), se presenta
nonnalmente en grietas o en cuevas, y no a la intemperie. Finalmente, su color se debe
a transfonnaciones diagenticas que involucran circulaciones de agua y, por lo tanto,
implican la ocurrencia de precipitacin, posterionnente al depsito.
Sin embargo, el guano constituye un buen indicador de condiciones oceanoclimticas comparables a las actuales, o sea de aridez. Estudios biogeoqumicos
seriados de este tipo de material seran ampliamente justificados si se contara con
secuencias relativamente largas y si se lograra tener algn control geocronolgico.
238
L. Orllieb
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Figura 13.2. Secciones esquemlicas de las series del Cenozoico superior en las regiones
de Quillagua y Chiuchiu. segn Naranjo & Paskoff, 1981, 1982).
En el esquema superior, se aprecian las relaciones geomtricas elllJ'C las formaciones Calama (1),
El Loa (2. a: miembro inferior, b: miembro superior). El Balea (3). Quillagua (4).
los depsilos salinos del Lago Soledad (5), las lerrazas fluviales (6).
En el esquema inferior. estn rcpresen12das las formaciones Calama (1), El Loa (2),
Chiuchiu (3) y la traza del lecho del ro Loa.
239
~n
cubiertas por depsitos de varios metros de espesor de anhidrita, yeso, lentes de arena
y costras halticas (= "Fol111acin Soledad", de Bobenrieth, 1980). Pero estas mismas
"lneas de costa lacustres" constuiran, segn Rieu (1975), unos remanentes de la F.
C~rro
otro lado, Naranjo y' Paskoff (1982) consideraron que parte de los sedimentos
atribudos a la llamada "F. Soledad" correspondan a capas con facies evaportico de la
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Figura 13.3. Exlensin hipottica de Jos grandes lagos (?) del Pleistoceno inferior
en la depresin central del Norte Grande. segn Craig (1982).
Los paleolagos Pbilippi y Talla! no han sido estudiados an.
240
L. Ortlieb
En todo caso, y aunque las lneas de costa fuesen las de algn lago pleistoceno,
es imprescindible analizar las deformaciones tectnicas susceptibles de haberse
producido en el Cuaternario. No se descana, en principio, que la actividad neotectnica
(ligada al juego de la falla de Atacama?) haya desplazado verticalmente los restos de
antiguas orillas lacustres. Por lo pronto, se considera que la evaluacin de la
profundidad de un "Lago Soledad" queda bastante dudosa, y que no debera servir para
fundamentar reconstrucciones paleoclimticas demasiado precisas.
En cuanto a la edad del "Lago Soledad", es de notar que no ha sido fijada an; se
supone que es posterior a la F. Quillagua (o sea que podra ser del Pleistoceno inferior)
y anterior a la formacin del can del ro Loa a travs de la Cordillera de la Costa.
Obviamente, sera pertinente establecer con ms precisin la cronologa de esta
secuencia de eventos. Fue a partir de este momento que la depresin de Pampa del
Tamarugal perdi su carcter estrictamente endorreico.
Tambin es de sealar la existencia posible de otros dos paleolagos de extensin
comparable a la del Lago Soledad (Craig, 1982): los lagos Philippi y Taltal (Fig. 13.3).
Desde un punto de vista paleoclimtico, es importante determinar ms precisamente las
caractersticas geomtricas y la edad de tales paleolagos.
24\
242
L. Ortlieb
una cierta permanencia de la aridez. Despus de las fases pluviales del Pleistoceno
inferior, y durante ms de 500 000 aos (hasta 1 Ma?), el clima fue prcticamente tan
rido como hoy en da, por lo menos en la depresin central. Durante la ltima
deglaciacin, en la vertiente occidental de la Cordillera, la existencia de lagos
aparentemente contemporneos de las fases Minchin y Tauca de Bolivia, sugiere que se
intensificaron las precipitaciones de tipo "invierno boliviano".
Durante el Holoceno, se produjeron una serie de cambios climticos notables en
la zona cordillerana y los faldeos occidentales de los Andes chilenos por un lado, y en
el Norte Chico en general por otro lado. Estas fluctuaciones climticas recientes, que
siguen siendo objeto de estudios, muestran un patrn relativamente complejo y distinto
segn la altura y la latitud. En el Norte Grande, las condiciones climticas actuales
parecen haberse instalado hace aproximadamente 3000 aos en el conjunto del Norte
Grande.
De esta revisin de los principales datos paleoclimticos del norte chileno, resalta
que quedan numerosas incgnitas y que cualquier interpretacin de la evolucin
climtica regional debe considerarse hipottica todava. No es sorprendente pues que
los datos del Norte Grande no hayan contribudo significativamente a esclarecer los
problemas relativos a un traslado, ya sea hacia el norte o hacia el sur, de los cinturones
climticos durante las alternancias glacialJinterglacial (Paskoff, 1970; Hastenrath,
1971b, 1985; Heusser, 1989; Markgraf, 1989. 1993; Villagrn, 1990; Kessler, 1991),
o relativos a las variaciones de fuerza de los anticiclones del Pacfico y del Atntico
(Villagrn, 1993). La excepcional aridez del Desierto de Atacama en el Pleistoceno
medio y superior y en el Holoceno no facilita la tarea de los cuaternaristas y
paleoclimatlogos que buscan registros geolgicos de variaciones climticas, pero. al
mismo tiempo, debe necesariamente ser tomada en cuenta en las reconstituciones
regionales. Es de esperar que en poco tiempo una serie de nuevos datos de ndole
paleoclimtico sea reunida en esta rea tan atpica.
Agradecimientos
Convenio ORSTOM-Universidad de AntofagasLa y ORSTOM-Universidad de Chile.
Financiamiento UR lC, Dept.TOA (ORSTOM) y proyeclO Paleobame (Univ. de AnlOfagasLa).
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247
Resumen
Excavaciones cronoeslratigrficas identificaron en la cuenca de Tagua Tagua dos sitios con
remanentes de doce mastodontes (Cuvieronius humboldti), asociados a puntas de proyectil tipo Fell,
datados a los 10 120 130 - 9900 100 aflos B.P. La reconstitucin de eventos culturales y naturales
en el lmite pleislOceno-holoceno eviencian que las ocupaciones paleoindias se relacionan
estrechamente con labores de caza especializada de megamamfferos localizados en paleoambientes
lacustres sometidos a stress de aridez. Esta crisis de recursos y predacin humana est.ara
correlacionada a eventos de desecacin que habran afectado a las latitudes medias de Norte y
Sudamrica.
El rea se localiza en la cuenca de Tagua Tagua 3430' laL sur - 71 0 10' long.
oeste), a unos 12 km al SO de Santiago, entre la cordillera de la costa y la depresi6n
longitudinal de Chile Central por los 200 m de altura (ver Fig. 14.1). Los sitios
arqueol6gicos se ubicaban hasta el ao 1841 (desecaci6n artificial) bajo las aguas de
una laguna de 5 m de profundidad por 30 km 2 de extensi6n, en avanzado proceso de
eutroficaci6n (Clark et al., 1972), con ricos recursos de caza y recolecci6n (Gay 1854;
Darwin, 1882).
Las primeras excavaciones del sitio Tt-l probaron la contemporaneidad del
hombre con mastodonte, caballo y ciervo por los 11 000 aos B.P. (Casamiquela et
al., 1987; Montane, 1968). Las excavaciones recientes expusieron en el sitio Tt-l una
planta de 69 m 2 , previo decapado de 138 m3 de sedimentos, alcanzando un registro de
183 unidades 6seas in situ, distribuidas en cuatro loei de carcasa de mastodonte,
asociados a cuatro artefactos lticos.
En el sitio Tt-2, a 700 m del anterior, se expuso una planta de 90 m 2 , con un
decapado de 142 m 3 , en donde se registraron 136 unidades 6seas in situ, distribuidos
en 9 loei de carcasa con restos mayoritarios de mastodontes asociados a 18 artefactos
lticos.
1 Universidad Catlica del Norte. Instituto de Investigaciones Arqueolgicas. San Pedro de Atacama. II Regin.
Chile.
2 Departamento de Geologa. Universidad de Chile. Casilla 653. Santiago. Chile.
3 Centro de Investigaciones de Ro Negro. Viedma. Argentina.
4 Sociedad chilena de Arqueologa. Santiago de Chile.
5 Laboratorio de Sistemtica y Ecologa Vegetal. Departamento de Biologa. Facultad de Ciencias. universidad de
Chile. Casilla 653. Santiago. Chile.
248
Km
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AGE
450000
~60.0oo
250
Covacevich (Covacevich, 1971). Se estima una edad entre 10 250 a 6 150 B.P..
equivalente a los subpisos Younger Dryas y Pre Boreal (Holoceno).
El miembro 8 (O - 1,04 m) representa un perodo de depositacin en un
ambiente de playa lacustre (suelo basa). de cancter anegadizo lateral que transita a un
lago pequeo y poco profundo con eventos de desecamiento total bajo condiciones
climticas similares a las actuales. que luego degradan a ms fra y lluviosas para
retomar a posteriori a condiciones similares a las actuales. La base se representa por
un paleosuelo arcilloso-carbonoso, con un nivel de ocupacin arcaica, sobre el cual se
251
Eqqus (1,47%) y ciervo / Anfiter niemeyeri Caso (0,47%). Hay escasos restos de
caballo subadulto. mientras que las evidencias de ciervos son fragmentos de
cornamenta de macho subadulto.
El sitio Tt-2 presenta restos de 10 mastodontes pertenecientes a tres grupos
etarios: infantiles. muy jvenes y maduros (laurito Mora. 1988). aunque predominan
los subadultos.
El anlisis tafon6mico da cuenta de grandes piezas seas (v. gro pelvis)
dejadas in Loeis de actividades sin orden anatmico. En Tt-l stos se presentan
meteorizados a consecuencia de su exposicin parcial sobre una playa cercana al
borde de la cuenca. cubierta de un bajo nivel de agua. Sin embargo. en Tt-2 las piezas
seas estn bien conservadas a raz de su disposicin y fosilizacin permanente bajo
el nivel del lago. En efecto. no estan meteorizadas porque el agua cubri el sitio.
depositando entre las concavidades seas restos de gastropodos acuticos. huesecillos
de aves de lagunas y vrtebras finas de peces.
El nivel paleontolgico representa un evento de depositacin uniforme sobre
el techo del miembro 6 (arcilla verde). El registro de miembros superpuestos de
diferentes individuos in loeis indica que las matanzas ocurrieron a travs de varios
episodios. tal como lo ratifica la presencia de una tibia de mastodonte a 4 mts de su
252
contraleteral. Por otro lado, la ausencia de sedimentos interrndios entre los planos de
contactos de los miembros superpuestos sugiere que los intervalos entre episodios
fueron temporalmente cercanos. Los 9 loei detectados corresponderan a carcasas de
caza y faenamiento, parcialmente recolocados por las intervenciones humanas
sucesivas.
5. LAS EVIDENCIAS CULTURALES
El criterio de relacin hombre-proboscideos se ha basado aqu en los
principios de contemporaneidad geocronolgica, radiomtrica, estratigrfica y
asociacin (Haynes & Stanford, 1984). En ambos sitios se registraron 37 evidencias
culturales (ver Cuadro 14.1) adems de 14 bloques-machacadores (25
desprendimientos), 99 esquirlas de reduccin ltica, 19 lascas no retocadas y
mocrodesecho. Este conjunto de evidencias se corresponde con el nivel
paleontolgico, conformando ambos una similar unidad sedimentaria (ver Cuadro
14.1).
TI-I
Indicadores Lticos
Tt-2
Total
Raederas unifaciales
Cuchillos en lmina
Cuchillo bifacial foIiceo
Cuchillo unifacial
Cuchillo elptico
Percutor - rodado
Preforma
Fto. Litopulimemado
Lasca gruesa con filo natural
Subtotal4
Subtotal IR
Total 22
Tt-}
Tt-2
Total
Anefactos seos
conante. usado
Indicadores No Lticos
Subtotal9
Total 15
253
Entre los artefactos lticos de Tt-2 destacan dos puntas Fell y una base
fragmentada. talladas en cristal de roca. con distintos patrones pedunculados. Estn
presionadas bifacialmente con filos sinuosos y retocados y una incluye una leve
acanaladura. En las tres aristas de los pedunculos se advierten pulimentos para evitar
desgastes erosivos en el amarre a la cabecera del dardo. Al respecto. un fragmento
distal de cabecera cilndrica de dardo-compuesto. elaborado en martil de mastodonte
neonato. presenta una decoracin burilante circular distal. como un denticulado en
doble muesca. hacia el sector proximal. en sus cuatro depresiones leves
longitudinales. se micrograbaron tringulos con vrtices invertidos alternados.
configurando un riuno aserrado.
Hasta ahora no se conocan atributos decorados entre huesos de mastodonte en
las amricas (Hayne. 1991). Se advierte el uso de atadura embarrilada que pasa por
una depresin rebajada a juzgar por los cortes circulares correlacionados. Cabeceras
de dardos-compuestos de hueso y marfil se han recuperado en contextos peloindios de
Norteamrica (Frison & Stanford. 1982).
En general, se observa retocado a presin sobre lascas y lminas desprendidas
de ncleos fuera del sitio. Es comn el uso de gruesas lascas de ndulos cortezados de
cristal de roca. asociadas a esquirlas de reduccin en toda la extensin de Tt-2. a raz
del reavivamiento de filos agotados durante el faenamiento in situ.
De acuerdo al criterio de Fladmark (1982) el anlisis de microresiduo
demuestra la presencia de desecho de cuarzo opaco. cristal de roca. variedades de
calcedomia. basalto y obsidiana. Estas evidencias sugieren el uso de artefactos sobre
materias resistentes (hueso y/o madera) tal como se confirm con la experimentacin
de calcedonia sobre hueso. ratificndose indirectamente las prcticas de faenamiento
in situ.
Al sumar todas las evidencias lticas reseadas (79 unidades) se desprende el
siguiente orden de mayor a menor popularidad: cristal de roca (59.96%), basaltoandesita F(20.25%). slice (17.72%), opalo (1.27%). jaspe (1,27%). agata (1.27%) y
riotita (1.27%).
6. EVALUACION CRONOLOGICA
El control radiomtrico en Tt-2 se aplic en carbones subyacentes a una
costilla de mastodonte, correlacionado directamente el episodio: 10 120 130 B.P.
(Beta-45520). Una segunda muestra de concentraciones carbonosas del nivel de
mastodonte se fech en 9900 100 B.P (Beta-455 19). La tercera muestra corresponde
a concentraciones carbonosas aisladas. localizadas inmediatamente sobre el nivel
paleoindio. datada a los 9710 90 B.P. (Beta-455l8). Considerando las dataciones de
254
C4/f4
TT3/M8-tJ:
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TT3/M8-i,
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TT3/M8-c:
TT3/M8-b
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TT3/M8
G E N'D
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SAMPLES
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CJ POLLEN
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SAMPLES
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CLAYEY SUME MUD WITH DIATOMEA
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SLlME (LOOSE)
BROWN SLIME
GREEN CLAYEY SEDfMENT
~ PEATY LEVEL
[-(14(3'19900 :lIOOo.P. /
BETA - 45519
~ocm
Figura 14.3. Columna estraligrfica del cone A-A' (C4-f4) de la Laguna de Taguatagua.
255
China 1 y 2
Sombrero-I
Fe11
(Montan. 1968.
(Flegenheimer.
(Flegenheimer.
(Bird. 1951)
1969)
1987)
1989)
Tagua Tagua-I
Tagua Tagua-2
11380 320
11 320 300
11 000 170
11 700 170
10790 120
10 730 ISO
IOno 300
1061O 180
10080 160
10 190 130
9900 lOO
9700 90
9030 230
8480+ 130
Cuadro 14.2: Dataeiones 14C B.P. de sios cronoestratigrficos con punlaS Fell
(Chile y Argenna)
asociado a un lago con escasa agua disponible. En torno a las cuencas lacustres esta
crisis paleoambiental se consolid por los 9 300 B.P. cuando los taxa palustres y
acuticas (Anagallis. Cyperaceae, Tipha) y aquellas de matorral semidesrtico
disminuyen, dando lugar al dominio de Compuestas y Umbeliferas, en un paisaje
rido comprometido con una abrupta disminucin de recursos que afect a los
256
257
258
la
Agradecimientos
Los auLOres agradecen a GRANT W 3997-89 (Proyecto Tagua Tagua) de la Nalional
Geograpbic Society y las observaciones de los invesligadores B. Meggers y D. Stanford del
Srnithsonian Inslilion. Una especial mencin a los Arquelogos Asistentes: V. St.anden. D. Jackson, 1.
Cceres, F. TlIez y la colaboracin del Museo Nacional de HisLOria, donde pennanece la colaboracin
en proceso de estudio. A la Municipalidad de San Vicente de Tagua Tagua, al Sr. Augusto Rodriguez
Ruiz de Gaboa y los propietarios del rea de excavaciones, Sres. Emesto NJ1ez y Luis Costabal, por su
extraordinaria colaboracin. Lautaro NI1ez agradece el apoyo de la Direcicn de Invesligacin y
Cooperacin Tcnica de la Universidad Catlica del Norte por su patrocinio al Proyecto Tagua Tagua
actualmente en proceso de laboratorio. Carolina Villagrn agradece el patrocinio de FONDECYT (910844).
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SECCION 6
ARGENTINA
263
1. INTRODUCCION
264
M. lriondo
frecuentemente los grandes pantanos son cubiertos por vegetacin flotante y plantas
palustres. Como consecuencia del gradiente climtico, en el oeste semirido la
vegetacin est representada por solamente diez especies arbreas (xerofticas), cactus
y pajonales (Cabrera & Willnick, 1930). A nivel local, la vegetacin depende
simplemente del tipo y altura relativa del substrato: bosque complejo en albardones,
palmeras en las pendientes intermedias, pajonal en las depresiones, etc.
El Chaco es una provincia biogeogrfica homognea y bien definida del
Dominio Chaqueo, que a su vez es un importante nivel biogeogrfico que cubre un
amplio sector de Sudamrica. La Provincia Chaquea se caracteriza por un escaso
nmero de formas endmicas a nivel familia; son tpicas las Leguminoseae,
Mimosoideae y Endentara, Chiropterae, Tinamidae y un pez pulmonado (Lepidosiren
paradoxa). Entre los insectos son abundantes las hormigas (Atta) y las tennitas
(Comitermes) (Cabrera & Willnick, op. cit.).
En mi opinin, desde un punto de vista evolutivo, el Dominio Chaqueo puede
ser interpretado como un ambiente secundario, derivado de la interaccin de los dos
grandes polos neo tropicales; Patagonia y Amazonia. Considerando que los sistemas
geolgicos y climticos actuales de Sudamrica fueron establecidos aproximadamente
en el Mioceno (y consecuentemente los Dominios Patagnico y Amaznico), se puede
postular una edad pliocena (aproximada) para la identidad biogeogrfica del Chaco.
3. EL CHACO OCCIDENTAL
El Chaco occidental se caracteriza por su clima semirido; es bordeado hacia el
oeste por las Sierras Subandinas, donde ocurren precipitaciones del orden de los 1000
Y 2500 mm. Es dominado por la dinmica de los grandes ros alctonos que poseen
fuerte tendencia a la divagacin lateral. Dichos ros llegan a la llanura desde sus cuencas
montaosas a lo largo de profundos caones, transportando arenas cuarzosas finas,
bien seleccionadas. A pesar de la elevada capacidad de transpone, las fracciones
granulomtricas gruesas estn ausentes, excepto algunos escasos bancos de rodados a
pocos cientos de metros de la montaa. La nica excepcin es el ro Bermejo. Al salir
de la montaa los ros han formado 2 terrazas.
Los grandes ros atraviesan la regin hacia el este, a lo largo de fajas complejas
caracterizadas por cauces abandonados y formas menores. Ocasionalmente sc produce
un proceso mayor de avulsin. El Bermejo ahandon, a mitad del siglo XIX, un trecho
de ms de 200 km de cauce. abriendose camino por otra direccin (lriondo, 1990). En
la actualidad el Pilcomayo est sufriendo un proceso similar, el cual est bajo
observacin. Dicho proceso lleva ya varios aos de duracin y an no ha terminado.
Durante los climas ms secos que el actual. los ros que descienden del oeste
han sido ms pequeos y ms di vagantes. hecho que se deduce de la presencia de
265
266
M.lriondo
267
ellos presenta particularidades significativas. De sur a norte los abanicos son los
siguientes (Fig. 15.l): Salado, Bennejo, Pilcomayo, Parape y Grande.
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presente del Chaco en la regin semirida (oeste) y bmeda (este).
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15.2. Mara del sistema del ro Salado mosLrando abanicos aluviales menores,
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269
270
M. lriondo
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Figura 15.3. Mapa dc la cucnca Los Amores. una rivera local inadaptada siluaJa cn la secci6n media
y disLal del abanico Dennejo y banda" vecinas al Paran.
271
w).
tiene un cauce de 1 km de
ancho. muy divagante. con alta carga de sedimentos en suspensi6n y arena cuarzosa
muy fina transportada en arrastre. Forma bancos planos de cientos metros de largo.
incluyendo en la arena numerosos troncos y ramas de palo bobo (Tessaria integrifolia).
La arena. al secarse se agrieta profundamente. formando polgonos de hasta un metro
de dimetro. Es probable que los mismos sean originados por el alto porcentaje de
coloides que transporta el ro.
En ciertos sectores. el no eroda activamente una barranca de unos 4 m de altura
formada por sus propios sedimentos. La parte superior de la misma est constituida por
bancos de arena depositados durante las crecientes y paleocauces rellenos por limo
arcilloso con 15 a 25% de arena muy fina laminada ricos en materia orgnica
descompuesta y moldes de hojas. color gris oscuro. Los estratos tienen entre 40 cm y
1 m de espesor. y de 50 m a 300 m de longitud; son planos y concordantes.
La secci6n inferior aflora menos de 1 metro en aguas medias. Est compuesta
por arena limosa rojiza ms compacta. con moteados grises y manchas negras de Mn.
Probablemente es ms antigua que la faja actual de ro.
272
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Figura 15.4. Mapa del abanico dcl Pilcomayo mostrando sus principales elementos internos:
Canales, pantanos, bandas fluviales y fracluras.
273
Se trata de uno de los pocos abanicos aluviales acvos de gran tamao del
continente sudamericano. Su superficie total es de 210 000 km 2. Tiene una amplia
cuenca montaosa en la Cordillera Oriental y en las sierras subandinas bolivianas.
Atraviesa esas montaas en grandes meandros incididos, en una situacin claramente
antecedente. Por lo tanto, para el ro Pilcomayo debe deducirse una edad terciaria,
probablemente Plioceno inferior. Sus afluentes subandinos, por el contrario son
subsecuentes, modernos y poco desarrollados.
El ro sale a la llanura en Villa Montes (21 20'S Y63 30'W). En esa rea est
ubicado el pice del abanico. Los depositos fluviales forman dos terrazas, la ms alta de
altura variable (40 m en el valle aguas arriba y 20 m en el pie de monte), est coronada
por un depsito elico rojizo de 3 m de espesor, en cuya parte superior hay un suelo
bien desarrollado. La terraza inferior forma la mayor extensin de la regin. En el valle
aguas arriba, cerca del puente carretero, tiene 6 m de espesor y est formada por dos
estratos. El inferior est constituido por rodados y bloques, de color en general gris; el
superior est formado por rodados algo menores y bloques en una matriz arenosa
rojiza. En el pie de monte oriental esta terraza tiene 2 m de altura; est cubierta por
estratos gruesos y muy gruesos de arena rojiza, planares, con contactos netos. La
terraza baja se extiende hacia el este, formando una amplia superficie en el haco
occidental. En el oeste de Formosa, de 300 a 400 km de distancia hacia el sureste, esta
unidad est compuesta por un depsito de limo cuarzoso y arena cuarzosa muy fina.
Los granos estn cubiertos de hemata y grandes placas de illitita intersticial. El
sedimento es de color marrn amarillento, compacto y moderadamente plstico. La
unidad est caracterizada por numerosos cauces efmeros, de 5 a 15 km de longitud
visible y trazado irregular. Alcanza hasta aproximadamente el meridiano de 60 W,
formando un abanico.
Hacia el este se extiende en superficie una unidad ms antigua, posiblemente
correlacionable con la terraza alta de Villamontes. Est compuesta por 10 a 20 m de
arcillas limosas palustres, cubiertas por pantanos permanentes y temporarios. Est
cruzada por fajas fluviales de rumbo Oeste-Este y Noroeste-Suroeste, compuestas por
amplios paleocauces que forman los colectores de cuencas locales menores (Monte
Lindo, Pilag, Verde, Melo y otros), con dinmica hdrica similar a la descrita para Los
Amores. Esta unidad forma toda la zona distal del abanico del Pilcomayo, que limita
con la faja Paraguay-Paran a lo largo de 650 km.
Los sedimentos del ro en Villamontes estn compuestos por arena muy fina y
cuarzosa. Los extensos depsitos de arena incluyen bancos y clastos sueltos de
rodados y bloques redondeados. El caudal mximo del ro es 45 veces mayor que el
mnimo. En la parte alta del abanico, el Pilcomayo ha mudado de cauce varias veces
durante el clima hmedo actual. Los cauces abandonados estn formados por arena fina
274
M.lriondo
limosa, con un relieve interno del orden de 1 m, sin arcilla ni sedimentos gruesos
visibles. Algunos de ellos transportan caudales considerables durante la poca hmeda.
Durante los ltimos siglos. el ro Pilcomayo desemboc en una depresin de
origen tectnico, de unos 15 000 km 2 de superficie a 250 km de distancia del ro
mismo, denominada "estero Patio", depositando en ella ingentes cantidades de arena
muy fina y limo (hasta 40 g 1- 1 de sedimentos en suspensin en las crecientes).
El mecanismo de colmatacin del estero fue estudiado por Cordini (1974),
quien registr altas concentraciones de slidos suspendidos (hasta 40 000 ppm) y la
formacin de diques de troncos y ramas durante las crecientes. Dichos diques
constituyen eficientes trampas de sedimentos. que terminan provocando la migracin
del cauce. Cordini encontr all un complejo paisaje caracterizado por largos cauces
abandonados, pantanos cubiertos por vegetacin flotante y lagunas. Los diques de
troncos son posteriormente enterrados por la arena. se oxidan y desaparece.
provocando el colapso de la arena subreyacente. Este fenmeno origina el paisaje de
"hayales". reas cribadas de pozos de hasta 5 m de dimetro y 1.5 m de profundidad;
hacia 1980 el estero Patio termin de rellenarse completamente. En consecuencia, el
Pilcomayo comenz un proceso de avulsin. colmatndose paulatinamente la porcin
inferior del cauce con arena fina y limo. y desbordando el agua a la planicie que lo
rodea. Dicho mecanismo origina el retroceso del punto de desborde aguas arriba en
sucesivas crecientes. La velocidad de retroceso es de 10 a 35 km ao l ; el mecanismo
especfico de colmatacin es el siguiente: la descarga vara de 3600 m3 sol en la
crecientes a 80 m3 SI en el estiaje (Rabicaluc. 1986). El cauce normal tiene 500 metros
de ancho aguas arriba del rea de colmatacin. En el rea de colmatacin aparecen
estrechas zanjas conando los albardones laterales (en 45 km se encontraron 10 zanjas).
drenando cada una de ellas una parte del caudal de ro. La mayor parte de los
sedimentos permanece en el cauce, producindose un adelgazamiento de la corriente de
agua, que termina por desaparecer completamente, dejando al cauce colmatado al
mismo nivel de la planicie. El agua que desborda a la Argentina forma un extenso
pantano de 250 km de longitud y 7 a 12 km de ancho. Su dinmica y morfologa es
palustre. Las aguas derivadas al Paraguay producen un fenmeno similar. En 7 aos el
ro ha retrocedido 160 km.
En el oeste de Formosa (Argentina) se pueden ver varios paleocauces bien
conservados que atraviesan los depsitos limo-arcillosos pleistocenos de distribucin
area!. Uno de ellos (La Pampa) fue perforado a 25 km al none de Las LomiLas.
encontrndose arena cuarzosa bien seleccionada. fina y muy fina. de color rojizo. En
ese lugar. no existe diferencia topogrfica entre el palcocauce y la planicie circundante;
en otros sitios del mismo hay desnivel de 2 a 3 m.
275
276
M. lriondo
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Figura 15.5. Principales unidades internas del abanico Parape: Viejos depsitos aluviales de la edad
Glacial. Planicie de arena elica fonnada en el Holoceno alto. y el pantano Iwwg (presente).
277
La faja aluvial actual del ro Parapetf est formada por el cauce actual y un
conjunto de cauces abandonados por procesos de avulsi6n. Tiene unos 10 km de ancho
en los 63W y va torciendo hacia el Norte hasta llegar a los Baados del Izozog con
aproximadamente 20 km de ancho LOLal. La acci6n e61ica durante los meses secos
transporta localmente la arena formando "sombras de arena" y pequeos montculos en
el borde sur de los cauces. EsLa unidad est en discordancia con la llanura e6lica, por lo
tanLO
278
M. Iriondo
por bancos poco definidos de arena muy fina. En algunos sectores aparecen
acumulaciones de cantos rodados, dominados por cuarcita. Estos cantos se encuentran
normalmenle en abundanle matriz de arena muy fina. Las arenas contienen ms del
95% de cuarzo.
1m.
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0.90m
1.40m.
Son frecuentes los cauces de desborde, colmatados en distinlo grado por arena
y limo. En el limo se forman grandes polgonos de desecacin. entre 25 cm y 1 m de
dimetro. Tambin atraviesan bancos transversales y diagonales de rodados gruesos y
bloques pequeos de cuarcita e inlcrvalos ms o menos rcgulares. con equidistancias
entre 100 y 300 m. Exceptuando los rodados, la granulometra y estructuras
sedimentarias observadas en el lecho mayor son similares a los del estrato B de la
terraza baja. El cauce de csLiaje tiene 800 m de ancho y patrn mcndrico.
El cauce mayor en Pailn (17 40'S) es caracterizado por bancos de arena muy
fina con estructuras sedimentarias de transporte planas y extensas, de decenas de
metros de longitud. Gran can titad de palos. ramas y troncos estn enterrados en la
arena.
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M. lriondo
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Figura 15.7. Depsitos elicos del lIolaceno superior en la regin del Chaco argentino.
281
(lriondo. en prensa). La accin del viento caus erosin de los sedimentos superficiales
existentes y de los suelos. as como la redeposicin del material erosionado en una
extensa capa de arena y sedimento. y campos locales de dunas. Mediciones de
indicadores paleo vientos e informacin asociada indican la ocurrencia de un sistema
anticiclnico estacional centrado en la regin sudeste del Chaco.
Este sistema afect principalmente la parte distal de los abanicos del Salado y
del Bennejo. depositando una carpeta de limo elico de 20 a 40 cm de espesor sobre el
paisaje. y fonnando hoyas de deflacin circulares y elpticas con dimetros que varan
entre los 200 m y los 2000 m (Fig. 15.8).
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282
M. Iriondo
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pp. 1295-1297.
La Pampa
283
16. LA PAMPA
Martln/RlONDOl
l. INTRODUCCION
Los cambios climticos ocurridos en las planicies argentinas durante el
Cuaternario tenninal son conocidos en la literatura clsica nacional desde los cuarenta y
hasta antes (ver. por ejemplo. Frenguelli. 1950). Las fases climticas consecutivas
recibieron denominaciones cronoestratigrficas: Lujanense. Platense. Cordobense. etc.
Desde un punto de vista dinmico y geomorfolgico. las investigaciones hechas por
Tapia (1935) YCordini (1947) son excelentes notas.
Ms tarde. los modernos trabajos realizados por Trican (1973). Heusser (1961)
en Patagonia y otros colegas argentinos introdujeron conceptos contemporneos y
correlaciones con el Hemisferio Norte (en panicular con la regin del Atlntico Norte).
Sin embargo. las propuestas de los cuaternaristas locales son remarcables.
La Pampa. con una extensin de 600 000 km 2 es un rea particularmente
favorable para estudios paleoclimticos. Su extensin. homogeneidad geolgica y
geomorfolgica. bajo relieve y cobertura de sedimentos de granos finos proveen una
gran sensibilidad a cambios medioambientales. En este papel. los resultados de cerca de
15 aos de mapeo y otros trabajos de carn po son presentados. integrados con datos
propios y conclusiones obtenidas por otros autores sobre biogeografa. arqueologa y
otros temas.
2. CLIMA PRESENTE
Las planicies argentinas estn al presente bajo un clima subtropical. el cual vara
desde hmedo en el Este hasta rido en el Oeste y Sudoeste; condiciones hmedastropicales prevalecen al NE de la regin. El patrn climtico del rea es dominado por la
presencia del ocano. Los principales factores climticos aqu son el Anticicln del
Atlntico Sur. que transporta vientos calientes y hmedos del Norte y Noreste y el
anticicln del Pacfico Sur. cuyas masas de aire llegan frias y secos a la regin desde el
Sur (Garca. 1991).
Ocurre un movimiento pennanente N-S y S-N de masas de aire. con lluvias
frontales como dinmicas nonnales. Los extremos climticos aparecen durante el
fenmeno de El Nio (lluvias torrenciales) y durante la instalacin de bloques de
anticiclones (temperaturas secas y extremas).
284
M. lriondo
formado por montaas y amplios valles con playas anchas. Las variaciones
interanuales en la precipitacin son grandes; los inviernos son fros. El rgimen
del suelo rido y la cobertura de vegetacin escasa son tpicos en esta provincia;
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La Pampa
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Figura 16.2. Mapa de la Formacin Hemandarias indicando los lmites originales y erosionales (en
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288
M. Iriondo
5.2.1 Edad
Considerando las relaciones estratigrficas y regionales, La Formacin
Hernandarias es de edad del Pleistoceno medio. Pertenece al perodo caracterizado por
sedimentacin connental generalizada bajo climas ridos y semiridos en Argentina,
llamado "Ensenada" en la literatura clsica nacional (Frenguelli, 1957). Hernandarias
incluye fsiles tpicos de la megafauna pampeana (Stegomastodon, Megatheridae,
0,8 Ma. Basado en consideraciones geolgicas, Bidegain concluye que esta unidad fue
depositada en la parte alta de la fase Matuyama.
En conclusin, una edad tentava entre 1,3 Y 0,9 Ma puede ser postulada para
la Fonnacin Hemandarias.
La Pampa
289
et al., 1976); esta formacin est compuesta de arenas de finos cuarzos, de color ocre y
blanco, interestratificadas con limos. El espesor mximo alcanza 150 m, aunque los
valores tpicos para el espesor varan entre 10 y 20 m. Esta formacin est distribuida
en el subsuelo de la Pampa norte yen regiones vecinas, cubriendo una superficie de
120000 km 2 . La edad de la Formacin Ituzaing atraviesa desde el Plioceno hasta el
presente.
De acuerdo a la informacin disponible, el Paran fluy durante toda su historia
sobre amplios cordones limitados por fallas (Fig. 16.3) (1riondo, 1988).
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M. Iriondo
6. LA PAMPA SUR
El cuaternario de la Pampa Sur est relacionado a procesos y sistemas
geomrficos situados al oeste, en la Gran Cordillera y en el piedemonte de la cordillera.
El ms importante de ellos parece ser el sistema hidrogrfico Bennejo-DesaguaderoSalado. Es una gran red hidrogrfica que cubre 248000 km 2 en el oeste argentino
(Fig. 16.5). Por ahora est desintegrado y bsicamente inactivo. debido al clima
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292
M. lriondo
PROCESOS
AGENIT
CLIMA
Pleistoceno Medio
Del1acin
Viento
Muy seco
Pleistoceno Medio
Fonnacin de Valles
Procesos nuviales
Hmedo
Pleistoceno Inferior
Defiacin
Viento
Muy seco
Prcciritacin de calcrea
Aluvial
Semirido
Viento
Scco
EDAD
Pleistoceno Basal
Plioceno
Tabla 16.1. Historia climtica de la Parnra sur desde el Plioceno hasta el Pleistoceno medio.
293
La Pampa
hace ms de 100 aos. A pesar de eso. no se ha alcanzado ningn acuerdo entre los
invesLigadores sobre la estratigrafa de lal rea clsica del Cuaternario de Argentina.
Frenguelli (1957) public la quiz ms aceptada columna estratigrfica para el rea
(Tabla 16.2).
Bonaerense (Ioess)
Ensenadense
Pluvia1lInLerpluviaUPluvial
PluviallEsluarinolPalud.alJAeoliano
Cbapadmalense
PluviaJ/Interpluvial
1 periodo
Tabla 16.2. Estratigrafa del rea de Mar del Plata segn Frenguelli (1957).
Schlerocaliptus sp. Scelidotherium. Lestodon. Equus. etc. El valle estaba cubierto por
arenas eolianas durante el Pleistoceno tardo. Una segunda fase de actividad eoliana
dej grandes cuencas de detlacin en el valle durante el Holoceno superior. las cuales
estn en el presente transformadas en permanentes lagos poco profundos.
8. EL PLEISTOCENO TARDIO
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Figura 16.6. Antiguo valle del ro Tercero en Villa Caflas (provincia de Santa F)
La Pampa
295
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de hielo
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296
M. lriondo
La Pampa
297
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SUBTROPICAL
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TEMPERATURA
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FRIA
(Clima Pata~nlco)
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40
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\
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71
51
9. EL HLOCEN TARDl
Un clima seco, bsicamente semirido, oculTi durante el Holoceno tardo en la
planicie Chaco-Pampa de Argentina y regiones circundantes. La disponibilidad de datos
14<: indican que el rea fue ms seca que ahora entre 3500 aos BP y 1000 aos BP. La
accin del viento caus la erosin del sedimento superficial existente y deposicin del
material erodado en un manto extenso de arena y limo y campos de duna local. Las
medidas de indicadores de paleovientos e infonnacin asociada indican la aparicin de
un sistema anticiclnico estacional centrado en la provincia del noreste de Crdoba.
298
M. lriondo
Figura ]6.9. Registro de inronnacin concerniente a climas ridos durante el I1oloceno tardio en la
pampa Argemin3 (segn mane. 199Gb). Los lnites corresponden a las provincias.
La Pampa
299
9.2 Lunettes
En las planicies argentinas. especialmente en las provincias de Santa Fe y
Buenos Aires, las lunettes o dunas de arcilla son comunmente asociadas a depresiones
eolianas. que actualmente mantienen lagos poco profundos permanentes. En ambas
provincias. las depresiones bordeadas por 2 lunettes separadas son comunes. uno de
ellas es claramenle ms amplia que la otra. La lunette ms amplia indica la direccin
dominante del viento, mientras que la otra ha sido formada por vientos secundarios.
Esta situacin nonnalmente no ocurre en campos de dunas. Un anlisis de la direccin
dominante del paleoviento, que acta durante la fonnacin de la lunette, muestra un
patrn de circulacin anticlnica para el sistema general (Fig. 16.10).
Dangavs (1979) estudi las dunas de arcilla localizadas en una sector de la
planicie costera (latitud 37 S, longitud S7 W). Un anlisis estadstico de la
infonnacin provista por un mapa de Dangavs (1979) muestra una direccin dominante
SW-NE del paleoviento, con un pico secundario NW-SE. No existe indicio de vientos
este, noreste ni sureste para ese perodo; por lo tanto, el patrn de la circulacin se
supone totalmente diferente al presente.
300
M. !riondo
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La Pampa
301
302
M. Iriondo
iherigi es un pequeo caracol que actualmente vive en los bosques de Misiones, 400 km
al norte. En ese tiempo, fue un importante recurso de vida para los indios de la cultura
de Cerro Chico, quienes acumularon grandes montecillos de conchas en el valle
(Rodriguez & Rodriguez, 1985). Los valores extremos de radiocarbono para esta fase
son 1370 70 aos BP y 800 70 BP.
Desde un punto de vista climatolgico, debe postularse una intensificacin de la
influencia del anticicln sudatlntico con adveccin de aire caliente y hmedo,
principalmeme en primavera. El incremento de temperatura parece ser significativo;
cerca de 2,5
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Figura 16.11. Mapa escenario tic las cOIHJicioncs tropicales entrc l400 y 800 a110S DP.
La Pampa
303
304
M. lriondo
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307
Ricardo VILL4.LBA l
Abstract
Las variaciones geogrficas en la respuesta del crecimiento de los rboles al clima fueron
examinadas en los Andes del Sur desde aproximadamente los 32 a los 44S. El anlisis fue basado en
15 cronologas de anchos de anillos de rboles (siete de Auscrocedrus chilensis "ciprs", seis de
Araucaria araucana "pehun", y dos de Ficzroya cupressoides "alerce'"), e incluye sitios ubicados en la
regin central de Chile y norte de Patagonia
Un anlisis de las cronologas empleando componentes principales indica que los primeros
tres componentes explican el 56% de la varianza total en el ancho de los anillos durante los ltimos
300 aos. Un anlisis similar usando sub-imervalos de 100 aos indica que los tres patrones principales
de variacin han pennanecido relativamente estables duranle los ltimos 300 aos. Cada componente
principal (PC) esl relacionado con uno de los tres grupos ms importantes de cronologas. El PCI esl
asociado con las cronologas de A. araucana localizadas entre los 37 y 39S, el PC2 reune las
cronologas de A. chilensis sobre ambas mrgenes de los Andes al norte de los 37S, y el PO agrupa
las cronologas de A. chilensis en la vertiente esle de los Andes entre los 39 y los 42S.
Con el fin de establecer las relaciones entre los patrones de crecimiento de los rboles y los
parmetros climticos, las amplitudes de los primeros tres PCs fueron correlacionadas con registros
mensuales de temperatura y precipitacin. Las funciones de respuesta y correlacin indican que el
crecimienlo radial de A. araucana est fuertemente controlado por las temperaturas del verano previo a
la estacin de crecimiento. Temperaturas de verano muy elevadas aumentan la evapotranspiracin y
reducen el crecimienlo de los rboles. Correlacionando las amplitudes del PC2 con las variables
climticas, encontramos que existe una fuerte relacin entre las variaciones del ancho de los anillos de
A. chilensis en la regin Central de Chile y las precipitaciones de invierno (abril a noviembre).
Finalmente, las correlaciones entre las amplitudes del PC3 y el clima, indican que el crecimienlO de A.
chilensis en la vertiente este de los Andes esl principalmente controlada por las precipitaciones de
noviembre y diciembre. Las variaciones geogrficas observadas en la respuesta del crecimiento a las
variaciones climticas son debidas principalmente a diferentes requerimientos fisiolgicos de las
especies eSludiadas as como a diferencias regionales en las condiciones ambientales.
308
R. VillaJba
1. INTRODUCTION
Severa! conifer species in the Southem Andes of Argentina and Chile exhibit
good dendrochronological characteristics. These species ha ve been used for
deveJoping more than eighty tree-ring chronologies as well as for reconstructing
temperature, precipitation, and stream flow fluctuations in the southem Andes
(Boninsegna, 1992; Villalba, in press). One of these reconstructions goes back in time
for more than 3000 years (Lara & Villalba, 1993). This study, based on 15 tree-ring
width chronologies, examines large-scale, spatial variations in radial tree growth
along the southern Andes from c. 32 to 44S during the last 300 years. In addition,
the role of macroclimatic factors in producing such spatial pattems is analyzed.
2. TREE-RlNG DATA
Particularly for the Southern Andes, an important set of tree-ring widlh
chronologies was developed by the Laboratory of Tree-Ring Research of Tucson,
University of Arizona (LaMarche el al., 1979a, b). Additional chronologies have been
produced by the Laboratorio de Dendrocronologa, in Mendoza, Argentina
(Boninsegna, 1992). From this sel of chronologies, 15 chronologies (seven of
.....
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300 Km
ELA .
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ARGENTINA
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Ocean
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CYM
"
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ETA
10
309
In those areas in which more than one chronology was available, the
chronology with the highest mean sensitivity was selected. The sensitivity is a
measure of the ring-width variability, which indicaleS that the growth of a particular
tree is affected by variations in climale (Fritts, 1976).
Lat. Long.
Code
Site
Name
Genus
Elevation
(m)
ELA
El Asiento
Austrocedrus
3240'
7049'
1950
GAB
San Gabriel
Austrocedrus
3346'
7013'
1500
ISA
Sanla Isabel
Austrocedrus
3452'
7045'
850
HNG
Huingango
Austrocedrus
3704'
7036'
1350
AGU
P. del Aguila
Araucaria
3750'
7302'
1300
NAL
Nalcas
Araucaria
38"20'
7129'
1420
CAV
Caviabue
Araucaria
3752'
71 01'
1540
PRP
Pino Hachado
Araucaria
380)8'
7045'
1400
PIN
Primeros Pinos
Araucaria
3853'
7037'
1620
TRO
Lago Tromen
Araucaria
390)6'
71 23'
1250
CYM
Cuyin Manzano
Austrocedrus
4043'
7108'
900
CLL
Austrocedrus
4105'
7109'
1020
ETA
Estancia Teresa
Austrocedrus
4257'
7126'
820
ALE
Ro Alerce
Fitzroya
4110'
7156'
1100
CHI
Tichibue, Chiloe
Fitzrova
420)0'
7350'
750
The sampled stands of Araucaria araucana were growing usually in dry sites
on rocky ground. The northernmost extent of A. araucana in Argentina is at 3720' S
in the eastern foothills of the Andes in Neuqun province, and about the same latitude
in Chile. Its southernmost extent is about 4020' S on both sides of the Andes
(Boninsegna & Holmes, 1978). In addition, A. araucana grows in the Cordillera de
Nahuelbuta around 385 near the Chilean coast. Austrocedrus chilensis is a conifer of
medium size found on sites ranging from steep, rocky, and xeric slopes to gently
sloping mesic hillsides on both sides of the Andes. Its northernmost extent in Chile is
3240' 5 at El Asiento, and in Argentina just north of Juingango at 375 (LaMarche et
al., 1979a, b). In both countries the southernmost limit of A. chilensis is about44S.
Finally, Fitzroya cupressoides is a characteristic tree of the Andean temperate
rainforesl. It grows in the cool and continually moist part of the southem Andes
between about 4030'5 and 4330'5 (Ramirez & Rivero, 1975). This species is also
found in the Cordillera de la Costa in Chile.
310
In
R. Villalba
programs. The program COFECHA (Holmes, 1983) was employed to control the
dating quality of the tree-ring series, while the program ARSTAN (Cook, 1985; Cook
& Holmes, 1984) was used to standardize the ring-width series and to assem ble the
Chronologv
N
AUlO-
Stand
Mean
Time
Code
Trees
Radii
corre!.
Dev.
Sens.
Spans
Source
ELA
27
49
0.014
0.200
0.21
1017-1972
Arizona
GAB
20
55
0.020
0.202
0.17
1131-1975
Arizona
ISA
20
73
-0.10
0.174
0.19
1567-1975
Arizona
HNG
11
34
0.020
0.250
0.17
1418-1975
Arizona
AGU
14
42
0.015
0.160
0.12
1242-1975
Arizona
N Al.
30
-0.01
0.143
0.15
1375-1975
Arizona
CAV
14
29
-0.014
0.128
0.13
1444-1974
Arizona
PRP
12
25
-0.01
0140
0.16
1459-1974
Arizona
PIN
11
38
-0.01
0.150
0.16
1140-1974
Arizona
TRO
13
22
-0.02
0.149
0.17
1385-1983
Mendoza
CYM
15
15
0.006
0.254
0.30
1543-1974
Arizona
CLL
27
27
-0.01
0.184
0.21
1539-1974
Arizona
ETA
20
20
0.024
0.224
0.25
1540-1974
Arizona
ALE
23
48
0.059
0.157
0.17
864-1985
Mendoza
eHI
21
33
0.06R
0.200
0.30
1386-1987
Mcndoza
3. SPATIAL PATfERNS
3.1 Methods
To find out thc different pattems of trcc-growth variation along thc southem
Andes. a principal componente; (PC) analysis was performed for the lasl 300 ycars on
thc fiftcen sclcctcd chronologies (Coolcy & Lohnes. 1971). This analysis was carricd
out on hoth the standard and the residual chronologies produced by the program
ARSTAN. Standard chronologes wcrc gcncrated using the standardizcd trce-ring
lO
311
PC2(+)
CHI
(_)
PIN
PC1(+)
NAL~:"-"":"--===;;q:=75v
PRP
CAV
HNG
ISA
ELA
GAB
(_)
}<'Igure 17.2. Principal component ordination of tree-ring chronologies from the Southern Andes.
l11s arrangemenl clearly discriminates four groups of chronologies: lhe Araucaria araucana
chronologies in the left. the Austrocedrus chi/ensis chronologies oC northern Palagonia in the LOp LO lhe
right, and lhe Fitzroya cupressoides chronologies in the central part of lhe figure.
Chronology names are listed by code in Table 17.1.
312
R. VilIaiba
The firsl lhree principal componenls accounl for 56% of lhe total variance
(31.6, 14.7, and 10.1 % respectively). PC 1 has its higheslloadings around 37 lo 40S
on the eastern side of the Andes (Figure 17.3). Weaker departures of the same sign
are found to the west reaching the Pacific Ocean and
LO
The highest loadings on PC2 are located between 34 and 36S, wilh departures of the
same sign occurring as far south as 38S. PC3 has its highest 10adings on the east side
of the Andes from 39 to 43 oS. BOlh, PC2 and PC3 change the sign around 38 and
40 0 S, respectively.
31.6 %
i...
1,
14.7 %
'\ 10.1 %
-.5--.L~~~-- -.5
~.
-.1
-.5
-.1
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31'
-.2
I
i
.1
-.3
.1
-.1
PC1
Figure 17.3. Spatial plots of the firsl Lhree principal components from IJJe residual chronologies.
Shaded areas show the highest loading of each principal componen!. PercenLages. in the top right-hand
comer of each map, are Ule arnount of original dala variance explained by each principal componen!.
LO
313
PC1
1673-1772
1773-1872
29. 1'!lo
34.1 '!lo
1873-1972
33.6'!lo
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Figure 17.4. Tree-ring spaLial paneros for tbree sub-imervals of 100 years each:
1673-1772, 1773-1872. and 1873-1972. Perceulages in tbe IOp of each map are lhe amount
of original dala variance explained by each principal componenL
R. Villalba
314
4. RESPONSE FUNCnONS
To establish the relationships between tree-growth panerns and regional
climatic variables, the amplitudes of the first three PCs were compared with a
regional set of temperature and precipitation records using response and correlation
functions (Fritts, 1976; Blasing et al., 1984). Response function analysis is a form of
multiple regression analysis in which the predictor variables are principal components
of monthly mean temperature and total precipitation values. A correlation function is
the series of correlation coefficients between a ring-width chronology and each of a
sequence of climatic variables. In the response and correlation functions, the climate
data consist of monthly total precipitation and monthly average temperature for a 17
month period starting with November of the previous growth season and ending with
March of the current season. A positive value indicates that aboye-average growth is
related to an aboye-average value of the climate variable and a negative value
indicates that aboye-average growth is related to below-average value of the variable.
Response and correlation functions based on PCI amplitudes show that the
radial growth of A. araucana is largely controlled by temperature of the previous
summer. Monthly temperatures from November to April of the previous growing
season are inversely correlated with tree growth (Figure 17.Sa). Higher summer
temperatures increase evapotranspiration and reduce the water available for growing.
For PC2 amplitudes. there is a strong relationship between ring width variations of A.
chilensis in Central Chile and winter precipitation (April to November; Figure l7.5h).
For PC3 amplitudes, the growth of A. chilensis in northern Patagonia east of the
Andes is mainly controlled by late spring and early summer precipitation (November
and December; Figure 17.Sc).
S. SUMMARY AND CONCLUSIONS
Principal components analysis of IS chronologies along the southern Andes of
Argentina and Chile has revealed three dominant patlerns of year-to-tree-ring width
variability. Fifty-six percenL of the total variance is explained by the first three
principal components. The consistency of the spatial patterns through time shows that
the same basic tree-growth relationships have not change during the last 300 years.
The geographicaJ variaLions in tree-growth responses to climate are due both
10
315
Precipitatan
Temperature
e
Q)
: 0.4
w
o 0.2
(J
tU
~ -0.2
-0.4
N
M M
S N
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M M
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M M
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N
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M M
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Figure 17.5. Correlaon funclions. based on principal camponents of tree-ring chronologies. for lhe
most important pauems of tree-ring widlh varialions of sorne conifers growing in lhe Southem Andes:
(a) Araucaria araucana chronologies. (b) Auslrocedrus chi/ensis chronologies in northem Patagonia.
east oC the Andes. (e) Auslrocedrus chi/ensis chronologies in Central Chile. Black circles indicare
correlaon coefficients significant at 95% confidence levels.
R. Villalba
316
Acknowledgements
Support for lhis research was provided by CONICET and NASA Global Change Program. For
drafting tbe figures 1thank to D. Lorenz. and for critically commenting on tbe manuscript 1 lhank to T.
Veblen and B. Bums.
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319
Abstract
A most important faunal turnover occurs at 2.6-2.2 Ma in tbe Pampean Region. Significative
extinction of Soutb American cIades. retraction of tropicaJ mammals. and lirst record of cold and
eremic mammals are recorded in tbe Sanandresian and tbe base of Ensenadan. The distribution of
marnmals in tbe Ensenadan is poorly Imown. However. immediately before tbe Jaramillo Event several
warm and wet indicalOrs occur. dissapearing latero In the uppermost Ensenadan and Jujanian semiaridarid and cold indicators dominate. excepng by tbase indicang a wet and probably warm pulse in tbe
lower Lujanian. During tbe Platan climate was arid (not cold) until 1.5-1.0 ka, excepting by a warm
and wet pulse tbat coincides witb a marine encroachment. After tbis date. Brasilic mammaJs are
progressing soutb lO tbe Pampean Region.
l. IN1RODUCCION
Las secciones tipo que representan la base material de la escala cronolgica
del Cenozoico tardo de Amrica del Sur se encuentran en el sector centro-oriental de
la Argentina. en el mbito geogrfico de la regin pampeana (Fig. 18.1). Cione &
Tonni (1991; 1992; en prensa) han sugerido que el concepto de "Edad-mamfero" es
metodolgicamente pero no conceptualmente distinto al de la taxonoma
cronoestraligrfica/geocronolgica. La diferencia metodolgica consiste
fundamentalmente en que el uso de las "Edades-mamfero" rest inters al desarrollo
de un esquema bioestratigrfico que permita sustentar a uno cronoestratigrfico.
Teniendo en cuenta esta situacin, se planificaron y desarrollaron un conjunto de
trabajos de campo que permitieron la elaboracin de un esquema bioestratigrfico
preliminar para la regin pampeana (Cione & Tonni, en prensa; cuadro 18.1).
La precisin estratigrfica con que fueron extrados los nuevos materiales, las
revisiones sistemticas y el aporte de otras disciplinas (Le.: dataciones isotpicas y
magnetoestratigrafa), permitieron asimismo establecer una secuencia de cambios
faunsticos y vincularlos con eventos climticos globales y locales, especialmente en
lo que se refiere al Cuaternario. En esta nota se resumen algunos de los resultados.
l Museo de La Plata, Departamento Cientfico Paleontologa de Vertebrados, Paseo del Bosque sinO, 1900 La
Plata. Argentina.
2 /bid YCONICET, contribucin proyecto CE nO CH *-CT90-0862 y PID/CONlCET 3389800/92.
320
90
70
of,,'
200
I
400
,
600
I
1200 km
,
Dlb C.R.Ttemoulll
Figura 18.1. Mapa de ubicacin de las localidades citadas en el texlO. Se incluyen los lmites extremos
de distribucin de LeslOdelph)'s halli (1), Microcavia (2). Tapiridae (3) y Ecbimyidae (4).
321
ESCALA
Ma
MAGNETOESTRAT IGRAFICA
EPOCAS
lONAS
PISOS
SUDAMERICANOS
PLATENSE
HOlOCENO
lOCALES
m lmul
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lUJANENSE
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EVENIOS
CllMATICOS
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a:
U
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Figura 18.2. Nueva escala cronolgica para el Cenozoico lardfo sudamericano (Cione & Tonni. en
prensa). Se incluye la escala magnetoesLratgrfica internacional (Cande & Kent, 1992), el nuevo
esquema bioestragrfico (Cione & Tonni, en prensa b) y los principales eventos climticos locales.
322
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Figura HU. DeLaj[e de la escala cronol!!ica para el Pleistoceno superior y Iloloccno ele la regin
pamrcana (modificada de Tonni. 1990. 1992).
323
1983~
1988).
En la parte superior del Ensenadense y en el Lujanense inferior, es decir a
partir de 0,9 Ma, se registran mamferos indicadores de condiciones ridas y fras. Es
el caso de los primeros registros de Lestodelphys halti (reemplazando a la especie
sanandresense L.
juga~
Micro cavia, Reithrodon, Zaedyus y Tolypeutes; estos datos son coincidentes con el
registro en los mismos niveles de signos de actividad de la hormiga Pogonomyrmex
bruchi (l.H. Laza, como pers.). El predominio de las condiciones ridas y fras parece
correlacionable con el comienzo del Pleistoceno Glacial europeo.
Para la mayor parte del Lujanense inferior no se cuenta con informacin
estratigrfica precisa. Los mamferos registrados son, en su mayora, formas
adaptadas a condiciones semiridas a ridas. La existencia de episodios ms clidos y
hmedos, breves y/o de escasa significacin, estn evidenciados por escasos registros
de mamferos de estirpe braslica, como el cvido Cavia en el Lujanense inferior
("Bonaerense") de Mar del Plata, y por un paleosuelo chemozoide en el "Bonaerense"
(Tonni & Fidalgo, 1978).
Para la parte final del Lujanense superior (aproximadamente entre 30 ka y 8,5
ka) se posee buena informacin. En la Formacin Lujn (Fidalgo, 1983) se detectan
dos asociaciones de mamferos pleistocnicos, una correspondiente al Miembro La
324
Chumbiada (Dillon & Rabassa, 1985; sector "pardo basal" de Prado et al., 1987) y la
otra al Miembro Guerrero (sector "verde" de Prado et al., 1987).
Para el Miembro La Chumbiada se posee un fechado de 28 900 800 aos
14C B.P. (LP 268), mientras que para el Miembro Guerrero los fechados obtenidos
tienen un mximo de 21 040 450 aos 14C RP. (396) Yun mnimo de 13070 120
aos 14C RP. (LP 174 b), todas estratigrficamente congruentes.
Las diferencias faunsticas entre ambos Miembros incluyen una disminucin
en diversidad y frecuencia de ramoneadores, fundamentalmente a expensas de los
crvidos, y un incremento de los pastadores megaherbvoros, de ms de una tonelada.
Estas diferencias se han interpretado como una sucesin ecolgica concomitante con
un deterioro climtico (Prado et al., 1987). Asimismo, en el Miembro Guerrero se
registran indicadores de condiciones ridas y flas; algunos, como Eligmodontia rypus
(vase Alberdi et al., 1989), tiene su primer registro en esta unidad. Un hecho
significativo en este segmento temporal, es la alta frecuencia de Microcavia australis,
un cvido de estirpe central y patagnica, cuyo registro excluye al del braslico Cavia
en todo el mbito del actual sector bonaerense de la regin pampeana, hasta ms al
norte de los 34 S. El registro de las aves incluye asimismo especies cuya distribucin
actual es patagnica y/o central (Tonni & Laza. 1980). Coincidentemente, se registran
signos de actividad de la hormiga Phorelius chalybaeus (J.H. Laza, como pers.). El
Miembro Guerrero y su fauna han sido correlacionados con el mximo de la ltima
glaciacin (Tonni & Fidalgo. 1978; 19R4).
A la parte final del Lujanense superior corresponden tambin los sedimentos
de la parte inferior de la Formacin La Postrera y su fauna, con fechados entre lO 710
90 aos 14C B.P. (LP 152. a, b) y 8390 240 aos 14C B.P. (LP 53).
La asociacin de manferos es similar a la del Miemhro Guerrero, incluyendo
los ltimos registros de megaherbvoros de ms de una tonelada. Los sedimentos son
de origen elico (Fidalgo & Tonni. 1981), manteniendo en algunos casos geoformas
caractersticas (mdanos) ms o menos degradadac; y con restos de especies actuales
tpicas del mbiLo pat.agnico y/o central (i.e.: Lyncodon patagonicus, Zaedyus pichyi
y Dolichotis patagonum).
325
50
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3Z7
w.c.
Abstract
Here we present a new melhod for detccting changes in atmospheric COZ based on d l3C
ana1yses of selected peal components. le paJeo-COZ-record has decadal resolution spanning lhe lasl
14 kyr SP and compares well wilh Antarctic ice core COz data. Sharp peaks in atrnospheric C02 are
detected al 10.2, 11.6, and 12.9 kyr S P and a possible mechanism for tbese peaks is cxplored.
l. INTRODUCTION
The carbon dioxide that makes up a small but vitally important constituent of
the atrnosphere is part of a larger planetary cycle, in which carbon circulates among
three active reservoirs and undergoes several changes of chemical formo The
reservoirs are the atmosphere, lhe oceans, and the biosphere. al' the three reservoirs,
the oceans contain by far the largest amount ol' carbon, (ca. 39,000 gigatons [IPCC,
1990]) The atmosphere is the smallest carbon reservoir (ca. 750 gigatons [IPCC,
1990]) but it plays a significant role in the carbon cycle as a conduit between the two
larger reservoirs. There is continuous exchange of COz in both directions between the
atrnosphere and oceans lhrough air sea exchange processes. There is also an exchange
of
caz between the atmosphere and the biosphere as a result of plant photosynthesis
and respiration.
Full understanding of carbon cycle dynamics is hindered by uncertainties
associated with these fluxes between the three reservoirs and the feedback induced by
climate change on the carbon cycle. For examp1e, atmospheric COz concentration,
[COzla, is current1y rising by 1.8 ppm per year due to fossi1 fue1 emissions and
deforestation (IPCC, 1990). About hall' of lhese emissions stays in the atmosphere
whereas the other half seems to be partitioned between lhe oceans and biota. Precise1y
how each reservoir adjusts to such a perturbation is current1y under investigation
(Tans et al., 1990; Kee1ing and Shertz, 1992; Ciais et al., 1994). The greenhouse
warming expected to result from the excess [COzla might stimu1ate secondary effects
1 Instilute of Arctic and Alpine Research. University of Colorado. Campus Box 450. Boulder, Colorado 803090450. Uniled Stales of America.
Z CEA Saclay. 91191 Gif-sur- Yvetle. France.
3 Oepartmenl of Geology. New Mexico Highlands Universily. Las Vegas. New Mexico 87701, Uniled Slales of
America.
328
such as surface ocean warming aml/or carbon fertilization in the biosphere causing
further adjustments in each carbon reservoir budget. Again, these effects are under
investigation (Mooney eral., 1991; Manabe & Stouffer, 1993; IPCC, 1990).
An improved understanding of the carbon cycle is essentia1 to predict the
future [C02Ja increase. Apart from long-term studies and modeling efforts, the
paleorecord provides another opportunity to observe large fluxes in [C02]a and
concomitant changes in climate. These data offer va1uable insight into the basic
feedback and mechanisms that control the carbon cycle. This paper presents new
evidence about the unperturbed rate of [C02]a change over the last 14 kyr BP. The
[C02]a data are derived from 813 C measurements from moss and sedge fragments
within a peat core from Harberton, Argentina (54.43S 67 .10 0 W). The discrimination
model used to translate 813 C values into estimates of [C02Ja is presented and the
results are compared to those obtained from ice cores. From the decadal resolution of
peat core measurements, several sharp excursions in (C02Ja can be distinguished.
Comparison with a marine paleorecord suggests a potential mechanism for thesc
excurSlOns.
2. MATERIALS AND CHRONOLOGY
The Harberton peat bog is located on the Beagle Channe1 in Tierra del Fuego.
This is a co1d, coastal site with an average temperature al present of approximately
6 oc. Because of the low tempcrature, preservalion of both mosses and sedges is
excellent throughoul the 10.2 m peat coreo Sedges are present throughoul the core and
mosses are sparse only between 6.5 and 8.0 m. From the base of the core to 8.0 m, the
dominant moss is Drepanocladus s.l. whereas aboye that Sphagnum magellanicum
dominates. The sedimentation rale can be interpolated from 16 radiocarbon dates on
hulk sediment from various levels throughout the core (shown in Table 19.1). On
average, a 1 cm sample represents approximately 10 years. The base of the core is
approximately 14,000 years old BP.
3. METHODS
The moss and sedge fragmenLI; ol' each 1 cm samplc are separated under the
microscope. Then two fractions undergo thc same chemical pretrcatment separately
which eliminates all bUl lhe ccIlulosc ol' the planl Slructure (DeNiro, 1981; Epstein
et
al., 1976; Green, 1963). An aliquol ol' the cel1ulose is combusted at 900 oC in a sealed
quartz lube using cupric oxide as an oxygen sourcc. The tubes, once coolcd, are
loaded into the muItiport manifold ol' a VG SIRA mass spcclromeler. The purification
ol' lhe CO 2 and the determination ol' lhe iSOlOpic ratios are done aUlomatically.
Rcproducihilily of 8 13C valucs of hOlh moss and sedgc cellulosc is 0.2%(, hascd on
ca:!
329
replieatc analyscs of: 1.) downcorc moss and scdge samplcs and 2.) an internal
standard.
l)cpth
14(: agc
stdcv
laboratory
(cm)
(yr O.P.)
(yr)
Ilumber
17) 9
52-54
R5-87
103-105
201203
310-311
415-416
496-498
561-562
760-763
780-782
803-805
830832
848-850
890892
997999
1<)5
840
985
55
55
55
60
55
120
100
85
80
130
295
150
475
170
200
280
1\1\<)016
1\1\9018
AA-9019
AI\9020
A-5486
NSRL830
NSRL-831
A5942
NSRL832
1\-5089
GX15694
1\6742
GX-15695
A-6743
A5050
A-4817
2440
2170
3550
4220
4560
5490
8670
9080
10670
10490
10950
11300
13360
where a is the fractionation oceurring due to the dominant diffusion through the
boundary layer for mosses or through the stomata of the leaf for sedges estimated at
3%0 and 4.4%0 respectively. The larger fractionation associated with the enzyme-
330
discriminates
of fractionation, e and f, are associated with "dark" respiraon in the light and with
photorespiration estimated at 7%0 and 2%0 respectively. Rd is the rate of "dark"
respiration in the light, k is the carboxylation efficiency, and G* is the COz
compensaon point that would occur if Rd were rero. Finally, [C02] and [C02]a are
COz concentraons inside the leaf and in the ambient air. For both mosses and
sedges, all the variables in equation (1) are either known or can be sol ved for except
for [COz]. Although we could solve for [COzli today using the modern [COzla , there
is no reason to assume that [COz] remained at this concentraon over the last 14,000
years. However, we can apply our knowledge of the physiological differences in
mosses and sedges to transform equation (1) iOlo one that ultimately solves for
[COzla.
The primary physiological difference between mosses and sedges is that
sedges can control water loss and COz uptake by regulang stomatal opening whereas
mosses have no functional stomates. In addion, mosses lack a waxy cucle on the
leaf epidermis so water loss and carbon uptake occur by simple diffusion through the
cell walls of the plant. Moss )13C values in pan reflects the growth condions
available to the plant through assimilation, A, the rate of photosyOlhesis:
(2)
= [CO L- [co 21
2
(3)
r
where r is the total rcsistancc lo COz diffusion dominated by boundary layer
resistance for mosscs. AJI of thc functions in Equation (2) can he eSlimated al this
C~
331
poinl (While er al., 1994) excepl for i(W). In order lO oblain an estimale of waler
conlenl over lhe lasl 14,000 years, we lurn lO sedges.
Sedges, unlike mosses, can regulale waler loss (which by defaull conlrols C02
uplake) by closing lhe SLOmaleS on lheir leaves. The o13C of sedges is nol a simple
function of [C02]a and waler COnlenl as in lhe case of mosses bUl is a function of that
which controls lhe stomatal opening and closing, specifically, relative humidity, RH
(Ball eral., 1987; Reynolds el al., 1992):
332
-20
-22
-24
,.-..
C>
~
. .......,
-26
.....
c.o
-28
--+-- Sphagnwn
-30
----.- Dreparwc/adus
-32
---<:r-
Sedges
-34
O
2000
4000
6000
8000
10000
12000
14000
C14 Age
Figure 19.1. B13C values for sedges and lwo species of moss. Sphagnwn magellaniculII and
Drepanocladus sensulato. vs. time in radiocarbon years from lhe peal core al Harberton. Argentina
(54.43S. 67.10 0 W). Tbe age model is based on linear interpolation belween radiocarbon dates
(see TabIes 19.1 and 19.2).
In Figure 19.2, the [C0 2]a reconstructed from the B13c values in mosses and
sedges is compared with the values measured in two Antarctic ice cores, Byrd and
Vostok.
Although there are gaps in the ice core data and a smoothing effect due to ice
pore close-off time (-50 years at Byrd (Neftel et al., 1988) and 300-750 years at
Vostok (Bamola et al., 1987, the agreement between the two records is good. In
contrast to the ice eore lCO 2]a values, the high resoluon of the moss l C02Ja allows
us to distinguish several [C02]a spikes at approximately: 4.2, 8, 10.2, 11.6, and 12.9
kyr BP. The Holocene features may be related to changes in climate as recorded by
sedge B13C values (Figure 19.1), and pollen data (Markgraf, 1991). Although it is
attractive to look toward ENSO (El Nio/Southem Oscillation) as a control on [C02]a
at this time (during El Nifio, [C02la levels tend to rise faster than at other times) the
duralion of this excursion suggests that for an extended period the dominant ENSO
mode was the low index mode followed by a pcriod dominantly in a high indcx
phase. This interpretation has bcen suggcsted in Markgraf et al. (1992).
A bigb resolution atmospherie C02 record from earbon isotopes in a peal core fram Harberton
333
340
320
300
o
280
260
240
220
200
180
Byrd
VoslOk
2000
4000
6000
8000
10000
12000
14000
C14 Age
Figure 19.2. Comparison oC [C02la reconslructed Crom peat data wilb measurements Crom two
Antarcc ice cores: Byrd and Vostok (Neftel el al., 1988; Bamola el al., 1987) over tbe last 14,000
radiocarbon years. The ice cores are dated using ice Oow models. The accuracy of tbe Byrd record is
-5% (Hammer el al., 1994) whiJe tbe Vostok record is -10% (Ciais el al., 1992). The absolule age
chronologies are converted 10 radiocarbon years using tbe relationsbip given by Bard el al., 1990.
Altbougb tbe agreement between tbe peat and ice core [C02]a records is good, t.he decadal resolution
of tbe peat [C02]a disnguishes several [C02la excursions during tbe Holocene and late glacial wbicb
are smootbed or undetected by tbe ice cores.
In contrast to the Holocene excursions, the late glacial [C02]a spikes seem to
be driven by a different mechanism. Comparison with the % N. pachyderma (s) in the
AMS-dated, high resolution Troll 3.1 Norwegian Trench core reveals a link to the
sudden changes in the thennohaline overtum of the North Atlantic as shown in Figure
19.3. The % N. pachyderma (s) in the Troll 3.1 core has been interpreted te reflect
changes in the slrength in the ocean conveyor belt (Lehman et al., 1994) and may
suggest a mechanism behind these "burps " in [C02]a. Prior to each burp, the conveyor
is strengthened or "tumed on" after a period of collapse. Carbon stored in the deep
ocean reservoir during a period of collapse would be released to the atmosphere in a
large pulse as the conveyor strengthened. The balance of variations in ocean
productivity, river input, and lysocline depth would affect the amount of C02 released
to the atmosphere.
In order to verify whether a [C02]a spike and the preceding conveyor tum-on
were discrete events, the closest radiocarbon date to each event was calibrated
334
according to Stuiver & Reimer (1993). If the calibrated ranges overlapped at 1s the
events were considered coincident.
iJ C Age
S.nL
D.s.
(cm)
{yr B.p.)1
B13C {'Yoo)2
BI3 C {'Yoo)3
-24.9
30
80
25
250
37
370
23.8
650
6930
660
7093
-26.4
t5epih
Seage
13
52
520
-24.5
600
-24.6
IC Age
S.m
B13 C
D.s.
B C ('Yoo)
(cm)
{yr B.p.)1
-24.0
623
6492
-23.6
625
6525
-24.2
630
6606
26.9
631
6622
28.2
634
6671
24.8
60
t5eph
-24.2
27.2
Seage
13
B C ('Yoo)
25.8
25.7
-25.4
-27.1
25.9
-26.4
62
620
-25.2
666
7190
25.9
79
790
25.9
675
7336
-24.7
81
810
676
7352
100
1000
24.7
680
7417
24.7
-26.3
27.4
25.2
108
1080
-25.7
683
7466
110
1100
-26.0
686
7514
-25.1
26.6
115
1150
-26.4
689
7563
-24.4
-26.2
120
1200
-25.0
695
7WJ
-24.1
-25.2
153
1530
25.5
6%
7677
-24.3
159
1590
24.2
698
7709
-24.3
-25.4
-23.9
-24.3
23.8
-23.4
713
7953
-24.9
24.6
714
7%9
29.5
-26.4
25.3
716
8001
25.0
-25.4
2000
-24.5
720
8066
26.2
163
1630
169
1690
171
1710
200
249
2490
298
2980
300
3000
24.0
-26.2
-25.1
-23.6
723
8115
22.8
730
8228
26.3
-26.3
-26.6
23.0
735
8310
-26.6
27.0
323
3230
24.4
-23.5
740
8391
-26.2
346
3460
26.7
23.6
743
8439
-25.6
373
3730
-25.0
-23.5
745
8472
-26.9
380
3800
-25.9
386
3860
-25.1
390
3900
393
3930
401
4010
408
4080
412
23.8
4120
750
8553
26.9
-23.3
755
8634
-26.7
23.3
764
8780
-26.6
-23.6
770
8877
-23.1
774
8942
-23.5
780
9040
-27.3
-23.5
790
9202
26.6
26.7
-27.2
-25.1
420
4200
-23.4
-23.2
792
9755
26.6
450
4500
-24.1
-23.3
798
9895
27.4
473
4730
-25.0
800
9942
27.6
495
4950
26.2
-27.5
525
5250
539
5390
548
5480
550
5524
574
5697
594
6022
600
6119
W;
6216
803
10012
23.8
805
10058
-28.6
25.6
-23.8
807
10105
-27.0
-25.9
22.6
810
10175
23.1
811
10198
-23.6
813
10245
22.6
23.6
815
10291
21.9
26.3
23.9
817
10338
21.9
27.1
-24.5
821
10431
22.1
-26.1
-26.9
27.7
23.1
-25.2
-24.4
Table 19.2. Dala fmm Harhcnon peal eore (sec Icgend in lhe following page).
Deph
(cm)
IC Age
(yr
S.m.
C~
D..J.
Sedge
823
16478
-23.6
825
10525
-22.9
-28.0
-27.0
De>1
(cm)
IJ C Age
(yr
S.m.
335
D..J.
Se<lge
972
12879
-2 l.l)
973
12895
22.2
-26.7
974
12912
-24.3
-25.3
975
12929
31.8
29.2
-26.6
976
12946
-32.8
-23.9
-26.7
9n
12963
10878
-25.9
-26.7
978
12979
859
10979
-25.5
-26.8
980
13013
27.6
879
11315
-rt.2
-25.8
981
13030
28.1
890
11500
24.0
26.8
982
13047
894
11567
24.7
-24.7
983
13063
-33.7
985
13097
-32.6
27.5
986
13114
28.8
988
13147
-29.3
989
13164
-27.7
828
10595
-23.1
836
10781
23.6
840
10874
844
10970
853
897
11618
26.7
910
11836
28.1
915
11920
-28.4
920
12004
25.4
26.9
-30.7
33.4
27.2
925
12088
26.3
990
13181
-31.0
930
12173
-29.2
991
13198
-29.8
993
13232
936
12273
26.9
27.8
30.8
26.7
940
12341
-35.3
994
13248
942
12374
-28.5
-26.3
997
13299
943
12391
-27.7
25.5
998
13316
-27.1
-26.0
27.9
945
12425
950
12509
958
12643
-rt.l
-26.8
29.1
-26.2
999
13332
-26.5
1003
13400
-28.7
-26.5
1005
13433
-27.5
961
12694
-26.3
1008
13484
-29.6
965
12761
25.7
1013
13568
-31.8
9(1-}
12828
24.5
26.3
1018
13652
26.9
1024
13753
970
12845
24.5
971
12862
-24.9
-28.8
26.6
-28.4
The results of this test showed that at ls the conveyor turn-on and [C02]a
spikes occurring around 10.2 and 11.6 kyr BP were discrete i.e. the conveyor turned
on prior to the [C02]a spike. The closest date to the [C02Ja spike at 12.9 kyr BP was
13,360 280 yr BP (see Tab1e 19.1) and was more close1y associated with the
conveyor turn-on than the [C02]a spike. Nonethe1ess, the timing of this 12.9 kyr BP
[C02Ja spike as affected by ca1ibration of the radiocarbon dates indicates that it
occurred after the conveyor turn-on. Results from this test indicate that the re1ative
timing of the events in the two records is not an artifact of either age mode1 and that
the conveyor turned on prior to the [C02]a spike in aH three cases. C1ear1y,
modification of the reservoir correction factor for the marine record given in Figure
19.3 would affect these results.
336
340
320
100
300
--...
..
o.
'-'
...........
80
280
60
O
u
........
>O
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260
40
240
20
220
Ci
:::l
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'<
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(1)
0..'..:
1"
-'".,
:::l
C7Q
200
'---'---'--..............-t.-.l.-.L.---'--..........--->-...I-..l.---'-...........--..........l-...........---'--..........-L............c;;l....-L-...........--l
3000
6000
9000
12000
_2O
15000
C14 Age
Figure 19.3. Comparison of [C02]a reconstructed from peal dala and % N. pachyderma (s) from 1'rol1
3.1 (oo47'N, 343'E, 332 ID waler deplll) in LIle Norwegian Trench over the lasl 14,000 radiocarbon
years. The age model for 111c Troll 3.1 record is ba<;ed on linear interpolaLion belween eighl AMS 14C_
daled levels. The AMS 14C ages are cometed for surface ocean 14C acLivily by -440 years.
During Ule late glacial, each [C02]a spike is preceded by rapid conveyor strengUlening.
Ventilation of the carbon-enriched deepwaters lO the atrnosphere provide a source of carbon
for !he [C02]a excursions as recorded by the peats.
Since the inlermediale and deep ocean walers slore aboul 50 times the amounl
of carbon in the almosphere (lPCC, 1990), venlilaon of lhese water masses to the
atmosphere vis a vis conveyor slrengthening is a potent explanation for the late
glacial [C02Ja excursions. The comparison of the Troll 3.1 record and our l C02Ja
record is consislenl with this conceplual [ramework. FUlure research including
00
analyses from mosses will targel the connection belween climate and [C0 2 ]a in an
allempl
LO
explain the Holocene l C02]a changes and the rapid decreases in l C02Ja
6. CONCLUSION
The 13C record from peal componenls represenls the firsl decadal
observation of changes in global almospheric C02 over the lasl 14 kyr BP. This
record shows several sharp almospheric C02 excursions during lhe lale glacial. When
compared
lO
iSOlOpeS
337
COz excursions seem lO reSUll from degassing ol' lhe ocean associaled wilh periods 01'
re-inilialion ol' lhe conveyor circulalion occurring during lhis lime.
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339
1. INTRODUCCION
Fi gura
Escala
-'
,
80
56 0
Figura 20.1. Precipitacin media anual en el sur de Argentina y Cbile (zona patagnica).
340
M. lriondo
Figura 2
Escala
o....
SOOKm
' -..1...--,----",----1----"
1
56
Figura 20.2. Temperawra media anual en el sur de Argentina y Cbile (zona patagnica).
341
recibiendo el nombre de Corriente de las Malvinas; al tinal del inviero esta corriente
alcanza el sur del Brasil, su frente retrocede en verano hasta la latitud de los 35/36.
Los fuertes vientos del oeste oscilan a lo largo del ao, migrando hacia el norte
en invierno. Los grandes sistemas que determinan el clima patagnico son el tamao del
casquete polar antrtico y la posicin del Anticicln Pacfico Sur (Markgraf, 1993).
2. LOS CLIMAS CUATERNARIOS
Durante el Cuaternario tenninalla Patagonia ha sufrido cambios climticos en
forma no homognea. Se pueden distinguir tres regiones con diferente comportamiento
climtico.
342
M. Iriondo
Trombotto & Stein (1993) y Trombotto & Ahumada (1993) han estudiado los
fenmenos periglaciales cuaternarios en la latitud de los 46 S. Estos autores
encontraron estructuras de origen claramente criognico, tales como polgonos de ms
de 1 m de dimetro y moldes de cuas de hielo. Las cuas estn actualmente rellenas
con sedimentos clsicos finos y medianos y abundantes impregnaciones de carbonato
de calcio.
Aunque con escasa seguridad, los autores opinan que el Ultimo Mximo Glacial
ha producido las cuas de hielo mejor desarrolladas, en una fecha cercana a los 20 000
aos BP, deduciendo de ello una disminucin de 14 oC en la temperatura (la media
actual en la zona es de 12 OC). Un enfriamiento tan importante es necesario para explicar
la evolucin de las cuas all, pero por otro lado se contrapone con estimaciones
realizadas en otras regiones cercanas que sugieren temperaturas menos bajas. Graf
(1992) estima entre 5 oC (en Mendoza) y 9 oC (en Ushuaia) de disminucin; este ltimo
nmero coincide con las deducciones de Rabassa (com. pers.). Iriondo & Garca (op.
cit.) estiman en disminucin de 2,5-3 oC en Santa Fe (3145 1S y 60 35'W). Esta
discrepancia puede deberse a que la edad de las cuas es mayor (de una glaciacin ms
antigua) o bien a que el patrn climtico patagnico fue severamente alterado durante la
glaciacin en la Patagonia central.
Miotti (1993) deduce que la presencia de Hippidion sp. Lama gracilis y Rhea
americana en yacimientos arqueolgicos de la provincia de Santa Cruz, en el sur de
343
regin Central.
Tardiglacial~
el
ltimo de ellos fue parcialmente sincrnico con el evento Dryas tardo (Younger Dryas)
del Hemisferio Norte.
Se produjo un marcado empobrecimiento entre los 11 y 10 000 aos BP,
seguido despus por un rpido desarrollo de los ecosistemas forestales de la regin.
El nivel del mar alcanz los valores actuales alrededor de 8000 BP. La posicin
ms elevada del nivel del mar se registr hacia el 6000 BP.
Los glaciares de montaoa de los Andes fueguinos registran un mnimo de
cinco fluctuaciones de sus mrgenes durante el Holoceno. El reavance ms joven se ha
344
M. !riondo
REFERENCIAS
BIRD, J. 1970. Paleo-indian discoidal stones rom Soulhern Soulh America. American Antiquily, 35
(2).