Produccion Curricular
Produccion Curricular
Produccion Curricular
Proceden de la misma fuente que las definiciones citadas para ilustrar el concepto de curriculum como texto.
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hipertrofia del campo del curriculum lo estara llevando, segn varios diagnsticos, a su propia
disolucin.
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No tiene sentido seguir listando prrafos. S vale la pena retener que, en trminos generales, los
analistas comparten la sensacin de hipertrofia del campo. Parafraseando a Dubet (quien refiri
una situacin anloga para el concepto "identidad" en Sociologa), podemos afirmar que el
trmino curriculum "[...] lleva consigo tal polisemia del concepto que podemos preguntarnos si
todava conserva alguna
utilidad y si no se destruye a s mismo en la multiplicidad de sus aplicaciones" (Dubet, 1989, p.
519), [...] "termina por ser consumido de todas las formas y sirve para comprender todo y su
contrario" (ibd., p. 520. La cursiva es nuestra).
"Texto" o "todo"? El sentido poltico de la pregunta. Por qu tanto nfasis en la polisemia del
concepto y en su eventual falta de especificidad? Por qu se identifica como un problema la
creciente diversificacin temtica del campo curricular?
Ms all de las inquietudes que estas cuestiones generan a los tericos del campo, nos interesa
destacar las consecuencias prcticas (principalmente polticas, aunque no slo de este orden) de
identificar al curriculum con cualquiera de los dos polos que hemos sealado.
Si el curriculum es slo un documento escrito, la responsabilidad de quienes disean una poltica
curricular se circunscribe a modificar los textos escritos. Puede ocurrir que se crea que esto es
suficiente para definir el contenido de los aprendizajes escolares, en cuyo caso se desconocer el
impacto de otros factores que, ms all del documento escrito, contribuyen en parte a determinar
aquel contenido. Puede ocurrir que se sospeche el impacto de esos otros factores, pero que se
entienda que la poltica curricular slo puede incidir sobre los textos. En ambos casos, este modo
de entender el curriculum limita muchsimo las posibilidades operativas de las polticas
curriculares y compromete cualquier aspiracin de eficacia, comoquiera que se defina sta.
Si, por el contrario, curriculum es todo lo que sucede en la escuela, la disyuntiva que se presenta
a quienes tienen a su cargo el diseo de polticas curriculares es, o bien multiplicar al infinito las
prescripciones sobre las escuelas, con el fin de controlar el mayor nmero de variables posible
-alternativa que, segn las tesis que sostienen este libro, est por definicin destinada a fracasar-,
o bien abandonar toda pretensin de eficacia, lo cual conduce a la peligrosa conclusin de que
"da lo mismo cambiar el curriculum o dejarlo igual", "da lo mismo un curriculum que otro".
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Encuadre histrico: los sentidos del curriculum escolar.5 El estado actual del tratamiento del
curriculum hace, pues, compleja la tarea de abordar su anlisis. No obstante, aqu lo
intentaremos. Propondremos un conjunto de notas destinadas a historizar este concepto cuyo
estallido se ha sealado. Procuraremos ofrecer elementos que permitan comprender cmo este
gran significante que es el trmino "curriculum" fue recibiendo histricamente diferentes
significados; cmo se fue ampliando su alcance, cmo se fue transformando su sentido; cmo
fue incorporando significaciones propias de trminos precedentes; cmo llegamos hoy al
estallido por el cual curriculum ha llegado a ser "todo y su contrario".
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Este apartado es una versin revisada y condensada del artculo "Notas para una genealoga del curriculum
escolar", publicado en Propuesta Educativa, Ao 7, N 14, y en Educacao e Realidade, 21 (l), nmero especial sobre
"Curricula e Poltica de Identidade". Hace poco Silvina Gvirtz hizo una serie de observaciones sobre un uso
inadecuado de la idea de genealoga en aquel artculo, que pudimos recoger para reformular este apartado. En otro
libro de esta coleccin, el de Dussel y Caruso, La invencin del aula. Una genealoga de las formas de ensear, se
trabaja el concepto de genealoga desplegndolo a propsito del aula (Dussel y Caruso, 1999.)
5
La expresin corresponde a docentes de los institutos de formacin docente y ha sido formulada durante las
jornadas Institucionales de Trabajo sobre la Propuesta Curricular-Institucional para la Formacin Docente Continua
(Documento-Base II) del PTFD, realizadas entre mayo y julio de 1992. La primera de esas jornadas, dedicada a
trabajar sobre el concepto de curriculum, sola abrirse pidiendo a los profesores que escribieran la definicin de
curriculum que manejaban. La expresin que transcribimos fue seleccionada entre los borradores recogidos en una
de esas reuniones. Agradecemos a la profesora Marta Gabetta, de Misiones, por habernos facilitado este material.
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De acuerdo con este criterio tan general, podramos detenernos en las prescripciones sobre qu
ensear que caracterizan los sistemas pedaggicos de los tericos histricos de la educacin,
para encontrar en ellas versiones del curriculum.
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Podramos extendernos o otros grandes nombres, pero no parece que ste sea el camino
adecuado para una reconstruccin de los sentidos del curriculum. En la obra de los grandes
nombres de la pedagoga, en la historia de las instituciones educativas, o en la de los actores o
agentes educativos; en todos estos casos hay una idea en estado prctico acerca de lo que se
debera ensear, o de lo que se debera aprender. Pero "desde esta perspectiva, a nuestro modo de
ver excesivamente amplia, toda historia de la educacin y la pedagoga sera necesariamente una
historia del curriculum" (Terigi, 1996b).
Esta perspectiva nos coloca inadvertidamente en un polo de las concepciones sobre curriculum:
el que lo identifica con todo lo que sucede en la educacin, es cierto que abarcando toda la
educacin, se logra que el curriculum no quede afuera; pero, definitivamente, una vez que se
mira hacia adentro, resulta difcil decidir qu, entre toda la masa de fenmenos que hemos
abarcado, es el curriculum. Si sta es la situacin, debemos seguir proponiendo restricciones
para alcanzar una definicin que nos resulte til para el anlisis de problemas del campo terico
y de la realidad educativa.
Curriculum como prescripcin para un sistema de instituciones escolares. Al destacar la
emergencia del trmino curriculum, Hamilton arroja luz sobre un modo especfico de entender la
prescripcin: una cierta secuencia, un determinado orden, que produce el curriculum entendido
como plan de estudios (Hamilton, 1991). Esta idea recoge un elemento constitutivo del sentido
del curriculum que es el de ordenamiento de la enseanza; en ese sentido, el uso del trmino
"curriculum" que Hamilton registra histricamente combina las ideas preexistentes de ratio y
ordo. "Ratio, que en general se traduce por 'razn', tenia en realidad numerosas acepciones entre
las que se contaba la de una teora, doctrina o suma sistemticamente ordenada de
conocimientos. Compartiendo este ltimo significado, ordo contena adems la idea de disponer
las cosas en su correcta sucesin (Bowen, 1986, t. II, p. 549. La cursiva es nuestra. De modo
que lo que tenemos es una consolidacin, hacia mediados del siglo XVII, de la idea de un orden,
secuencia, curso (un curriculum) para la enseanza.
Ahora bien, para nuestros fines, resulta del mayor inters centrarnos aun ms en aquellas
prescripciones acerca de los contenidos que siguen un cierto orden y secuencia y que tienen por
objeto regular, normalizar, homogeneizar lo que se ensea, en un nmero relativamente amplio
de escuelas que conforman un determinado sistema educativo, aun cuando sea diferente del
moderno, caractersticamente nacional. De acuerdo con este modo de entender el curriculum, la
Rato Studiorum jesutica es el caso caracterstico.
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Tenemos entonces orden, secuencia, prescripcin, para una organizacin de escuelas. A estos
sentidos se aadirn otros que analizamos a continuacin.
El poder del Estado en la formulacin del curriculum. La conformacin de los estados nacionales
europeos y la constitucin de la nueva categora ciudadano generan esfuerzos de las
administraciones estatales por definir una institucin educativa especfica: lo que se llamar la
escuela moderna.
Entre las condiciones sociales de aparicin de la escuela nacional, se destacan la definicin de un
estatuto de la infancia, la emergencia de un espacio especfico destinado a la educacin de los
nios, la aparicin de un cuerpo de especialistas de la infancia -dotados de tecnologas
especficas y cdigos tericos-, la destruccin de otros modos de educacin y la imposicin de la
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obligatoriedad escolar (Varela y lvarez-Ura, 1991). Pero falta, a nuestro entender, mencionar
otra condicin central, constitutiva de la escuela nacional: la discusin de planes educativos
nacionales. Porque el espacio institucional que se genera con la escuela moderna, o la escuela
nacional, no es un puro espacio reclusorio de finalidades represivas: es un espacio productivo,
cuyo resultado ser el ciudadano. Independientemente de sus avatares legislativos (Bowen, 1986,
t. III, pp. 318 y ss.), los programas educativos de la Revolucin Francesa constituyen aqu un
punto de emergencia de un sentido caracterstico del curriculum: estos programas interesan por
constituir planes de alcance nacional, destinados a prescribir desde el Estado la orientacin
general, la organizacin y los contenidos de la enseanza o impartir por el sistema educativo
nacional que comienza a construirse.
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A partir de la Revolucin Francesa, queda instalada esta idea de plan general que prescribe los
contenidos de la enseanza. Debates como los franceses son, por ello, caractersticos de la
emergencia de los sistemas educativos modernos. Desde nuestra perspectiva, se trata de debates
curriculares, en el sentido de que afectan la seleccin y organizacin de los contenidos en los
sistemas de enseanza.
Los procesos de construccin de los sistemas educativos nacionales durante el siglo XIX
suponen procesos de seleccin, organizacin y prescripcin de contenidos que alcanzan un
notable grado de homogeneidad (vase Benavot et al., 1991), lo que se hace especialmente
notorio si comparamos las materias troncales de la instruccin primaria que se consolidan
(lengua, matemtica, ciencias naturales, ciencias sociales, artes y educacin fsica) con los
contenidos que 120 aos antes Condorcet haba sometido a discusin.7
La constitucin del campo del curriculum: datos para una historia. Los debates en torno a la
constitucin de los sistemas educativos nacionales producen las primeras articulaciones de gran
escala entre contenidos de la enseanza y estructura social, y son los que comienzan a configurar
un campo especfico de teorizaciones sobre el curriculum.
En este aspecto, es decisivo el giro que experimenta nuestro asunto a comienzos del siglo XX en
los Estados Unidos.8 S la tradicin europea pone el nfasis en la formacin del ciudadano, en
Norteamrica se aade un sentido especfico: se trata de constituir el sujeto caracterstico de la
sociedad industrial, en todo caso, un tipo especial de ciudadano. El procedimiento que se pens
que permitira esta construccin era la transposicin de los procesos racionales propios de la
produccin industrial, al planeamiento de la instruccin. Este es el sentido del trmino
"currculum" al que remite la produccin estadounidense: una herramienta tecnolgica para
adecuar el conjunto de la educacin a los requerimientos de la conformacin de la sociedad
industrial, y en un sentido ms general, un pensamiento sistemtico ya no slo sobre qu
prescribir, sino sobre cmo hacerlo.
En la posicin de Daz Barriga, ste es el punto que debe reconocerse como el verdadero origen
del curriculum. Para este autor, el curriculum se origina en los Estados Unidos en la posguerra.
Aun concediendo a los debates y producciones precedentes el estatuto de curriculares, el origen
del curriculum no ira ms all de finales de la dcada del '10.
En esta obra daremos especial importancia a las polticas que pretenden fijar lo que debe ensearse en las escuelas
de una nacin. Vase el capitulo 2 para una discusin sobre las polticas culturales y el curriculum, y el captulo 4
para un anlisis de las polticas curriculares.
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Anticiparnos la constitucin del campo en este pas en el subapartado "Geografa de ia produccin curricular", de
este mismo captulo.
7
Desde luego, antes de ella encontramos trabajos sobre el diseo del currculo; algunos autores consideran que la
declaracin conjunta de los miembros del Comit de la Sociedad Nacional para el Estudio de la Educacin,
emitida en 1924 en los Estados Unidos, constituye el verdadero proto-curriculum (Parra y Pasillas, 1991, p. 34). Sin
embargo, queremos destacar aqu la obra de Tyler por su impacto en cuanto a instaurar en el campo la cuestin de
los principios del diseo.
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curricular. Proporcionan una gua de cmo construir un currculo con las constricciones de un
sistema educativo cuyo carcter y estructura vienen ya establecidos por el Estado" (Kemmis,
1988, p. 63).
Se trata de la primera obra sobre diseo curricular que tiene un impacto de larga duracin en el
campo.10Desde aqu, la perspectiva tecnolgica del curriculum fue sumando continuadores.
Las corrientes tericas y la configuracin de nuevos sentidos. Hasta aqu, la historia del
curriculum parece progresiva: se trata siempre de las prescripciones acerca de la enseanza, a las
que se agregan el orden y la secuenciacin, la generalizacin para numerosas escuelas, la
oficializacin mediante polticas estatales, y una tecnologa de diseo. Pero la configuracin de
un campo en torno al curriculum convierte a ste en objeto de una serie de anlisis, debates e
investigaciones que, como puede suponerse, generan nuevas perspectivas y enriquecen sus
sentidos. No hay posibilidad de resumir en pocas pginas las corrientes tericas que han influido
e inciden en el debate curricular. Otros autores (por ejemplo, Contreras Domingo, 1990; De
Alba, 1991) han acometido con pericia la tarea de ofrecer algn sistema de categoras que
permita apresar la diversidad de lneas de anlisis,
Contreras Domingo (1990) realiza el esfuerzo de diferenciar corrientes dentro del campo de la
teora del curriculum, basndose en tres categoras: el aspecto sustantivo del curriculum, la
estructura formal de reflexin terica y la forma de concebir la relacin con la prctica. En su
anlisis define las siguientes corrientes: teoras que hacen una opcin normativa para la
enseanza; teoras que plantean un procedimiento tcnico cientficamente fundado; teoras que
plantean slo la explicacin-investigacin del curriculum; teoras que expresan una visin crtica
del curriculum (reconceptualistas); teoras que priorizan el lenguaje prctico como forma de
tratar el curriculum y teoras que entienden la prctica del curriculum como un proceso de
investigacin.
Con otra mirada, Alicia De Alba (1991) analiza el campo situndose en la perspectiva
reconceptualista para clasificar las teoras. Distingue tres tendencias: tradicionalista, conceptualemprista y reconceptualista.
El origen de la llamada tradicionalista se remonta a la dcada del '20. Se consider a la escuela
como a una fbrica que deba organizarse segn el manejo "cientfico". Bobbit (1918) extendi
este modelo al dominio del curriculum: las metas deban ser especficas y claramente definidas
(tener como meta el cultivo de la inteligencia y la sensibilidad se consider demasiado ambiguo).
Las caractersticas principales de esta tendencia se relacionan con su origen administrativo:
ahistoricidad, acriticismo y tendencia al perfeccionamiento. La teora se concibe como norma y
gua de la prctica y no como comprensin y explicacin de la problemtica curricular. Tyler y
Taba son los autores ms representativos de esta tendencia.
La tendencia conceptual-empirista se desarroll a partir de las crticas al curriculum de la
educacin bsica y media, a mediados del siglo XX. En parte por ello, tom fuerza el
planeamiento curricular mediante la estructura por disciplinas, que asigna un papel protagnico a
cientficos destacados; stas son sus caractersticas fundamentales.
Cuarenta aos despus, Csar Coll, por ejemplo, en una de las obras ms interesantes acerca de los procesos de
diseo curricular (Coll, 1989) -interesante porque tematiza un proceso concreto de diseo y desarrollo curricular, el
de Espaa-, retoma las fuentes que Tyler propone para la determinacin de los objetivos educacionales y,
agregndoles una cuarta, las convierte en fuentes del diseo que l coordina (Coll 1989, p. 34). Desde luego, esto en
modo alguno identifica a Coll con la lnea Tecnolgica del diseo del curriculum, al que concibe como un proceso
de toma de decisiones polticas; simplemente muestra el impacto de Tyler en otros mbitos y agrega un nuevo
argumento a nuestro esfuerzo por extender la problemtica curricular fuera del modelo de la pedagoga de la
sociedad industrial.
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terico, sino nuevamente como asunto prctico en educacin, sobre el curriculum como proceso
y sobre los procesos de desarrollo curricular.
La teora curricular haba recogido el guante de la distincin entre curriculum formal y
curriculum real: acu una distincin conceptual, consolidada desde entonces, entre diseo y
desarrollo curricular (Coll, 1989), entre procesos de deliberacin, elaboracin, concrecin,
desarrollo y evaluacin curricular (Gimeno Sacristn, 1991).
Aqu es necesaria una aclaracin. El tipo de consideraciones que estamos haciendo difcilmente
escape a una crtica de generalizacin excesiva. Unir en una misma lnea interpretativa a
Schwab, Stenhouse, Coll y Gimeno Sacristn -y omitir a tantos otros que podramos ligar con
ellos-, cuando se suelen hacer muchos esfuerzos para discriminarlos y captar a cada uno en su
especificidad, nos coloca potencialmente ante aquella crtica, que por otra parte puede extenderse
sobre todas las argumentaciones previas. Pedimos, sin embargo, que se recuerde que no estamos
haciendo aqu una exgesis del trmino curriculum, sino intentando proponer una genealoga que
muestre las grandes articulaciones de sentido que lo fueron constituyendo. Se puede refinar el
anlisis tanto como se desee; nosotros entendemos que -ms all de sus diferencias especficasSchwab, Stenhouse, Coll y Gimeno Sacristn contribuyen, con muchos otros, a configurar un
sentido especfico del trmino curriculum, y que ese sentido -ligado al curriculum como proceso
y a los procesos de desarrollo curricular- es uno de los que ms frecuentemente tenemos en
mente los que nos ocupamos del curriculum.
La transnacionalizacin del campo y de los currculos. Los estudios comparados sobre la
emergencia y consolidacin de los currculos de los sistemas educativos nacionales entre fines
del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX ofrecen evidencias de una transnacionalizacin de
los currcula y del discurso sobre el curriculum.
En un trabajo reciente (Benavot et al;., 1991) se hace una revisin de las materias que componen
las currcula obligatorios del nivel elemental en cierto nmero de pases desde la dcada de 1920.
Los autores analizan el contenido formal de los currcula de diversos pases en este siglo y
muestran que en las ltimas dcadas el esbozo esencial del curriculum se ha hecho
sorprendentemente incuestionable; un ncleo de materias (Lengua, Matemticas, Ciencias
Naturales, Ciencias Sociales, Artes y Educacin Fsica) aparece en la mayora de los currcula
oficiales en todos los perodos analizados, y se ha generalizado aun ms con el tiempo. La
promocin universal de un grupo de materias troncales a expensas del tiempo dedicado a otras
materias se ve confirmada por la naturaleza de los conflictos curriculares que surgen en cada
pas: stos se centran en cuestiones especficas (por ejemplo, la enseanza de la evolucin, o de
la religin), y se da por sentado la naturaleza esencial de la estructura curricular.
Los autores abonan la tesis de que los procesos de normalizacin y estabilizacin de los currcula
nacionales estn estrechamente vinculados al desarrollo de modelos de sociedad estandarizados:
"el contenido de los currcula escolares, especialmente los currcula de masas, est estrechamente
vinculado al desarrollo de modelos de sociedad estandarizados y al predominio, cada vez mayor,
de modelos de educacin estandarizados como parte integrante de dichos modelos generales,
estos modelos de sociedad y de educacin modernos y la interrelacin de los mismos son
semejantes en todo el mundo y producen sistemas educativos y currcula escolares
sorprendentemente afines" (Benavot et al., 1991, p. 318).
Benavot y sus colegas encuentran que ya desde entonces "el discurso curricular tiene una
naturaleza ms universalista y de mbito mundial que primordial y de mbito local", como
consecuencia de lo cual pueden organizar fcilmente sus datos en categoras generales:
"diramos que estaban escritos para ser codificados". Esta interpretabilidad directa "sugiere la
importancia de los procesos transnacionales para el desarrollo de los currcula escolares"
(Benavot et al., 1991, p. 323). Hace un tiempo propusimos una hiptesis que nos parece
confirmada con el correr de los aos: "Desde hace por lo menos una dcada el curriculum ha sido
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definido como un aspecto relevante del conjunto de la poltica educativa en los pases centrales
(por ejemplo, el Reino Unido y Estados Unidos), y desde hace unos pocos aos esta tendencia se
ha extendido a nuestros pases" (Terigi, 1997b, p. 8). Decamos tambin: "La novedad de los
tiempos que corren es la colocacin del curriculum en el centro de un conjunto peculiar de
acciones definidas a nivel poltico, de unas polticas curriculares que comparten rasgos comunes
en diversos pases" (Terigi, 1997b, p, 12).
Las polticas de reforma educativa que convirtieron al curriculum en un asunto central del
planeamiento educativo tuvieron dos efectos importantes sobre los sentidos que se le asignan: el
desplazamiento del sentido del curriculum, de la enseanza a la evaluacin, y el establecimiento
de la agenda y de los trminos del debate curricular.
Efecto 1: Desplazamiento de la enseanza a la evaluacin. Por un lado, han impulsado la
reconversin del curriculum de un sistema centrado en la enseanza a un sistema centrado en la
evaluacin. Esta es la idea que subyace tras el National Curriculum britnico y sus sucedneos
de diversos pases; establecer desde el nivel central una serie estandarizada de mediciones de
rendimiento que se administre a toda la poblacin escolar en momentos determinados de su
trayectoria educativa, desvinculndose el Estado de las prescripciones sobre la enseanza y
depositando todos los mecanismos de regulacin en la evaluacin. En trminos burdos: se podr
ensear lo que se desee, pero se evaluarn logros determinados. Dicho de manera ms sutil: la
evaluacin establecida en forma homognea por el poder central para todos los sujetos en edad
escolar se convierte en el verdadero curriculum. El efecto central del National Curriculum
-desplazar la intervencin del Estado en educacin de la prestacin al control con el fin de
regular el mercado educativo- tiende a extenderse a otros pases por va de las prioridades de
inversin que establecen los organismos internacionales de fomento y financiamiento educativo.
De modo que puede esperarse que, en los prximos aos, el curriculum, en su vieja acepcin de
prescripcin sobre la enseanza, sea reemplazado por la evaluacin. En trminos ilustrativos: si
hasta ahora, para establecer qu se deba ensear, era preciso analizar el curriculum prescripto,
de aqu en adelante se deber conocer sobre todo la evaluacin.12
Efecto 2: Establecimiento de la agenda a discutir y de los trminos del debate. Por otro lado, las
polticas curriculares en curso en los diversos pases determinan la agenda de discusin que
sostienen pedagogos, docentes, polticos y diseadores del currcula, y sobre todo las categoras
mismas en trminos de las cuales se plantea el debate (Apple, 1990, Kemmis, 1990; Lawn, 1990;
Popkewitz, 1994).13
Carr ha mostrado "las interrelaciones entre los desarrollos recientes en la conduccin de la
teorizacin curricular y las formas en que la poltica y la prctica curriculares son ahora objeto
de regulacin y control por parte de los organismos y las instituciones del Estado" (Carr, 1990, p.
l). Esto merece un anlisis algo ms detenido porque abre la posibilidad de reflexionar hasta qu
punto las polticas curriculares en las que estamos inmersos "naturalizan" conceptos, problemas
y estrategias, haciendo compleja la generacin de un discurso alternativo. Por un lado, las
polticas curriculares habilitan, inhiben y aun generan sus propios actores. As, la bsqueda de la
legitimidad acadmica ha colocado en el centro del proceso curricular a los expertos en las
disciplinas, postergando a los sectores representativos de la teorizacin pedaggica en general, y
de la curricular en particular.
Por otro lado, las polticas curriculares establecen la agenda de aquello que vale la pena discutir.
En otro lugar (Diker y Terigi, 1997a) hemos analizado hasta qu punto el supuesto del
vaciamiento de contenidos "obliga" a discutir la formacin docente en nuestro pas
En el captulo 4 analizaremos con ms detalle este efecto de las polticas curriculares.
En lo que sigue retomamos una lnea de pensamiento que comenzamos a elaborar en el apartado "Lo que no
logramos pensar sobre el curriculum y sobre la educacin en el marco de la poltica curricular vigente", del artculo
"Aportes para el debate curricular. Resituando el debate sobre la poltica curricular
en nuestro pas" (Terigi, 1997b).
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"Ya sea que se pretenda fundar el concepto sobre las ruinas de los errores histricos de los
tericos del campo, ya sea que se lo quiera establecer ex nihilo a la manera de una axiomtica,
no se justifica pretender inaugurar un nuevo sentido para un trmino que tiene tantos: nuestra
creacin estara destinada, con suerte, a ser un sentido ms, y con esto a sumarse a la sobrecarga
del campo, sin esclarecer su abordaje" (Terigi,1996b, p. 84). En lo sucesivo propondremos
algunas discusiones necesarias y sugeriremos algunas discriminaciones que puedan convertirse
en hiptesis de trabajo sobre el campo del curriculum y la compleja realidad de su diseo,
desarrollo y evaluacin.
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