Hustler vs. Falwell
Hustler vs. Falwell
Hustler vs. Falwell
New York Times Co. v. Sullivan, 376 U. S. 254, debe ser demostrada antes que el
demandante [refirindose al actual demandado] pueda percibir reparacin por dao
emocional. Rechaz tambin como irrelevante la demanda por calumnia, puesto
que el jurado hall que la parodia no era descriptiva de hechos actuales, el anuncio
era una opinin protegida por la 1ra Enmienda de la Constitucin de los Estados
Unidos, empero, la Corte decidi que la edicin constituy una publicacin lo
suficientemente ultrajante como para constituir causacin intencional de dao
emocional.
Se sostiene:
(a) Para proteger el libre flujo de las ideas y opiniones en materias de inters e
incumbencia pblica, la 1ra Enmienda y la 14ta Enmienda han prohibido que figuras
pblicas y funcionarios pblicos puedan percibir reparacin por agravio de
este
discurso
no
pueda
ser
razonablemente
interpretado
como
Thomas V. Marino.
Alegatos de los amicus curiae urgiendo revocacin fueron presentadas: por la
Fundacin Americana por las Libertades Civiles de la Unin la seora Harriette K.
Dorsen y los seores John A. Powell y Steven R. Shapiro; por la Asociacin Americana
de Editoriales Caricaturistas los seores Roslyn A. Mazer y George Kaufmann; por la
Asociacin Americana de Editores Inc. el seor Bruce Rich; por Home Box Office Inc.
los seores P. Cameron DeVore y Daniel M. Waggoner; por el Instituto de Derecho y
Humanidades el seor Edward de Grazia; por el Comit de Reporteros para la
Libertad de Prensa la seora Jane E. Kirtley y los seores Richard M. Schmidt, David
Barr y J. Laurent Scharff; por Peridicos de Richmond Inc. los seores Alexander
Welford, David C. Kohler, Rodney A. Smolla, William A. Niesse, Jeffrey S. Klein, Terry
Maguire y Slade R. Metcalf; y por los Abogados Voluntarios para las Artes Inc. los
seores Irwin Karp y I. Fred Koenisberg.
EL MAGISTRADO PRESIDENTE REHNQUIST redacta la opinin de la Corte:
El demandante Hustler Magazine Inc., es una revista de circulacin nacional. El
demandado Jerry Falwell es un ministro nacionalmente conocido, y ha sido activo
comentarista de asuntos pblicos y polticos, inco accin de reparacin de daos
en contra de los actuales demandantes y a su editor Larry Flynt solicitando
indemnizacin por daos derivados de invasin de privacidad, calumnia y causacin
intencional de dao emocional. El Juzgado Federal dict un veredicto en contra de
los mismos en el reclamo por invasin de privacidad y someti los otros dos
reclamos al conocimiento de un jurado. El mismo, no hizo lugar a la demanda por
calumnia, empero, s lo hizo respecto del reclamo por causacin intencional de dao
emocional y concedi la indemnizacin reclamada. Ahora, hemos de considerar si
dicha concesin es consistente con la 1ra Enmienda y la 14ta Enmienda de la
Constitucin de los Estados Unidos.
La portada interior del nmero de noviembre de 1983 de la revista Hustler present
una parodia de un anuncio para el Licor Campari que contena el nombre y una
caricatura del demandado y titulado Jerry Falwell habla de su primera vez. Esta
parodia fue modelada despus del actual anuncio de Campari que incluy
entrevistas con varias celebridades sobre sus respectivas primeras veces. Si bien
fue evidente, por el fin de cada entrevista, que esa muestra de la primera vez
realizada para Campari, claramente encerraba un doble significado acerca de la
expresin general primera vez. Copiando la forma y logo de dicho anuncio de
Campari, los editores de Hustler escogieron al demandado y armaron una entrevista
con el mismo, en la cual l afirmaba que su primera vez ocurri cuando estaba
ebrio en un encuentro incestuoso con su madre en una letrina. La parodia de Hustler
retrataba al demandado y su madre como ebrios e inmorales, y sugera que el
demandado es un hipcrita pues solo predica cuando l estaba ebrio. En letra
pequea en la parte inferior de la pgina, el anuncio contena la aclaracin es una
parodia - no lo tomen en serio. El ndice de la revista contena tambin los anuncios
como Ficcin; anuncios y parodias de personalidades.
Pronto, despus que el nmero de noviembre de Hustler se haya hecho pblico, el
demandado inco accin de reparacin en el Juzgado Federal para el Distrito Oeste
de Virginia contra Hustler Magazine Inc., Larry C. Flynt, y Flynt Distributing Co. Inc.
El demandado declar en su protesta que la publicacin de la parodia en Hustler le
entendida
como
describiendo
hechos
actuales
sobre
[el
demandado] o eventos actuales en los que [el] ha participado. App. to Pet for Cert.
C1. El jurado fall a favor de los entonces demandantes en la demanda por causacin
intencional de dao emocional, sin embargo, y estableci que debera percibir
$100.000 como indemnizacin por daos y perjuicios, y tambin impuso $50.000
en concepto de indemnizacin punitoria a los actuales demandantes2. La mocin de
los entonces demandantes para un juicio con veredicto inamovible fue denegada.
En la apelacin, la Corte Federal de Apelaciones para el Cuarto Circuito confirm el
juicio en contra los actuales demandantes. Falwell v. Flynt, 797 F.2d 1270 (1986).
La Corte rechaz el argumento de los demandantes de que real malicia establecida
en New York Times Co. v. Sullivan, 376 U.S. 254, (1964), debe ser demostrada antes
que el demandado pueda ser indemnizado por dao emocional. La Corte agreg que
porque el demandado es admitidamente una figura pblica, los entonces
demandados estn al mismo nivel de proteccin de la 1ra Enmienda en la demanda
por causacin intencional de dao emocional que la que ellos recibieron en la
demanda por calumnia. 797 F.2d, al 1274. Pero esto no quiere decir que una
aplicacin literal de la regla de la real malicia es adecuada en el contexto del reclamo
por dao emocional. En opinin de la Corte, la decisin del caso del New York Times
enfatiz la importancia constitucional no de la falsedad de testimonio o de la
indiferencia de los acusados por la verdad, pero de la intensidad del nivel de
culpabilidad personificada en el requisito de conocimiento o temeridad de la
conducta. Aqu, la exigencia de New York Times v. Sullivan, 485 U.S. 46, es
satisfecha por requerimiento de ley estatal, y el jurado hall que los entonces
demandados actuaron intencional o temerariamente3.
Mientras el caso estaba pendiente el anuncio parodia fue publicado en Hustler por segunda vez.
Bajo la Ley de Virginia, en una accin por causacin intencional de dao emocional el accionante
debe demostrar que la conducta del acusado (1) es intencional o temeraria; (2) ofende a los
parmetros generalmente aceptados de decencia y moralidad; (3) tiene relacin causal con el dao
emocional sufrido por el accionante; y (4) ha causado severo sufrimiento emocional. 797 F. 2d, al
1275, n. 4 (cit. Womack v. Eldridge, 215 Va. 338, 210 S. E. 2d 145 [1974]).
v. Consomers Union of the United States Inc., 466 U.S. 485 (1984). Por tanto, hemos
sido particularmente vigilantes para asegurar que aquella expresin individual de
ideas permanezca libre de la imposicin gubernamental de sanciones. La 1ra
Enmienda no reconoce tal cosa como una falsa idea. Gertz v. Roberts Welch Inc.,
418 U.S. 323 (1974). Como ha escrito el Sr. Magistrado Holmes: cuando el hombre
ha pasado el tiempo realizando hechos conflictivos, ellos pueden creer, incluso ms
de lo que creen en los cimientos de su propia conducta, que el ltimo buen deseo
es llegar a la libre circulacin de las ideas -que la mejor prueba de la verdad es la
posibilidad de lograr que el pensamiento sea aceptado en s mismo en competencia
de mercado. Abrams v. United States, 250 U.S. 616 (1919) (opinin disidente).
La clase del robusto debate poltico animado por la 1ra Enmienda obliga a producir
expresiones que son crticas de oficinas pblicas o de sus figuras pblicas quienes
estn ntimamente involucradas en la resolucin de importantes asuntos pblicos
o, por razn de su fama, determinan eventos en reas concernientes a la sociedad
en grande. Associated Press v. Walker, resuelto conjuntamente con Curtis
Publishing Co. v. Butts, 388 U.S. 130 (1967) (el Sr. Magistrado Presidente Warren
concurri con el resultado). El Sr. Magistrado Frankfurter lo expuso sucintamente en
Baumgartner v. United States, 322 U.S. 665 (1944), cuando se dice que una de las
prerrogativas de los ciudadanos de los Estados Unidos es el derecho a criticar a los
hombres y asuntos pblicos. Tal criticismo, inevitable, no ser siempre razonable
o moderado, las figuras pblicas como los oficiales pblicos estarn sujetos a los
vehementes, custicos, y muchas veces desagradablemente cidos comentarios.
New York Times, supra, 270. El candidato quien se jacta de su impecable registro
y de la honestidad de sus finanzas no puede gritar Falso cuando un oponente o un
aplicado periodista intenta demostrar lo contrario. Monitor Patriot Co. v. Ro, 401
U.S. 265 (1971).
Por supuesto, esto no quiere decir que alguna expresin sobre una figura pblica
es inmune a sancin en forma de indemnizacin. Desde New York Co. v. Sullivan,
376 U.S. 254 (1964), debemos considerar reglado que una figura pblica puede
llevar a un orador responsable por un dao causado a su reputacin, por una
publicacin difamatoria que lo acuse falsamente de algo, pero nicamente si dicha
declaracin ha sido realizada con conocimiento de su falsedad o con indiferencia
temeraria de si la misma era falsa o no a responder por ello (d., 279-280). Las
declaraciones falsas de hechos son particularmente valoradas; ellas interfieren con
la funcin de bsqueda de la verdad del mercado de ideas, y causan dao a la
reputacin de un individuo que no puede ser fcilmente reparada a travs de una
retractacin, no obstante ser persuasiva o efectiva (Vase Gertz, 418 U.S. 340, 344,
n 9). Empero, incluso estas falsedades tienen un pequeo valor en y de ellas
mismas, porque son sin embargo, inevitables en el libre debate (d. 340), y una
regla que pudiera imponer estricta responsabilidad a un editor por afirmaciones
fcticas falsas podra tener un indudable efecto tranquilizante sobre las
expresiones relativas a figuras pblicas, que tienen valor constitucional. La libertad
de expresin requiere espacio para respirar. Philadelphia Newpapers Inc. v. Hepps,
475 U.S. 254 (1986) (ello hace referencia a la cita de New York Times, supra, 272).
Este espacio de respiracin est dado por disposicin constitucional y permite a las
figuras pblicas percibir reparacin por injuria o difamacin nicamente cuando
pueden demostrar que la declaracin era falsa y la misma ha sido realizada
mediando el necesario nivel de culpabilidad.
El demandado arguye, sin embargo, que un diferente estndar debera ser aplicado
en el presente caso porque aqu el Estado busca prevenir no un dao a la reputacin,
sino una severa angustia emocional sufrida por la persona a quien hace referencia
una publicacin ofensiva. Cf. Zacchini v. Scripps-Howard Broadcasting Co., 433 U.S.
562 (1977) en dicho caso fue reglado que el estndar de la real malicia no se aplica
al agravio por apropiacin de un derecho autoral). Segn parecer del demandado, y
segn el de la Corte de Apelaciones, siempre que la publicacin tenga intencin de
causar dao emocional, es ultrajante, y si de hecho inflige serio sufrimiento
emocional, constitucionalmente no importa si la declaracin era un hecho o una
opinin, o si era falsa o verdadera. Es el intento de causar lo cual constituye el
gravamen del agravio, y el inters del Estado en la prevencin de dao emocional es
sencillamente el hecho de que cualquier inters daoso de un orador debe ser
incluido en un discurso de este tipo.
Generalmente hablando la ley no considera el intento de causar dao emocional
como algo que debera recibir mucha atencin, y es bastante comprensible que la
mayora de las jurisdicciones no han escogido hacer civilmente responsable a aquel
cuya conducta en cuestin es lo suficiente ultrajante. Pero en el mundo del debate
sobre cuestiones pblicas, muchas cosas se han dado, con motivos que son menos
que admirables, y son protegidas por la 1ra Enmienda. En Garrison v. Louisiana, 379
U.S. 64 (1964), hemos sostenido que incluso cuando el orador o escritor est
motivado por odio o enfermedad su expresin se halla protegida por la 1ra
Enmienda:
El orador vendr a inhibirse si debe correr el riesgo de que sea probado
ante los Tribunales que ha hablado sin odio, pero, incluso si ha hablado
con odio, las expresiones honestas crebles contribuyen al libre
intercambio de ideas y afirmaciones (d. 73).
As mientras un mal motivo pueda ser estimado para controlar propsitos de la
responsabilidad por daos en otras reas de la ley, nosotros pensamos que la 1ra
Enmienda prohbe tal resultado en el rea del debate sobre figuras pblicas.
Nosotros hemos tomado esto de manera diferente, all donde pueda existir una
pequea duda para que los cartoonistas polticos pudieran ser sujetados a
indemnizar por daos sin demostracin alguna de que la falsedad de sus trabajos
haya difamado a quien sea sujeto de ellos, se ha violado la 1ra Enmienda. Webster
define a las caricaturas como: la deliberada distorsin de la imagen o imitacin de
la persona, con estilo literario, etc. con exageracin de sus facciones o modales para
lograr un efecto satrico (Webster. New Unabridged Twentieth Century Dictionary of
the English Language, 275, 2d. ed., 1979). El atractivo de las caricaturas polticas
frecuentemente radica en la explotacin de la poca fortuna de los rasgos fsicos o
eventos polticos embarazosos -una explotacin frecuentemente calculada para
injuriar a los sentimientos del sujeto retratado. El arte de los cartoonistas a menudo
no es razonado o verdadero, pero cortante y desigual. Un cartoonista expresa la
naturaleza del arte en dicho trabajo: despreciable, ridculo y satrico; es menos
efectivo cuando intenta palmotear a algn poltico por la espalda. Es usualmente tan
bienvenido como la picadura de una abeja y es siempre controversial en algunos
lugares (Long. The Political Cartoon: Journalisms Strongest Weapon. The Quill 5657, Nov. 1962).
Varios famosos ejemplos de este tipo de discurso intencionalmente injuriante han
sido presentados por Thomas Nast, probablemente el ms grande cartoonista
estadounidense hasta la fecha, quien se ha asociado por varios aos durante la era
de la posguerra Civil con la revista Harpers Weekly. En las pginas de dicha
publicacin Nast present un grfico vendetta contra William M. Boss Tweed y sus
corruptos asociados en la Ciudad de Nueva York Tweed Ring. Describi a travs de
una historieta del sujeto como un sostenido ataque que con esa pasin y eficacia
resiste solo en la historia del arte grfico norteamericano (M. Keller. The Art and
Politics of Thomas Nast, 177, 1968). Otro escritor explica que el suceso de Nast fue
logrado porque el impacto emocional de esa presentacin continuamente va ms
all de lo exigido por el buen gusto y las maneras convencionales (C. Press. The
Political Cartoon, 251, 1981).
A pesar de su, algunas veces, custica naturaleza, desde temprano retratando a
George Washington como un burro hasta el da de hoy, las descripciones grficas y
las caricaturas satricas han jugado un prominente rol en el debate pblico y poltico.
El castigo de Nast al Tweed Ring. La caracterizacin de Walt McDougall del banquete
dado por el candidato presidencial James G. Blaine con los millonarios en el
Delmonicos como El Banquete Real de Belshazzar, y otros numerosos esfuerzos
indudablemente han tenido un efecto en el curso y resultado en el debate
contemporneo. La altura de Lincoln y su postura delgaducha; los dientes y anteojos
de Teddy Roosevelt; y la mandbula prominente de Franklin D. Roosevelt y su
portador de cigarrillos han sido inmortalizados por las caricaturas polticas con un
efecto que no podra ser obtenido por el fotgrafo o el retratista artstico. Desde el
punto de vista de la historia es claro que nuestro discurso poltico hubiera sido
considerablemente ms pobre sin ellos.
El demandado sostiene, no obstante, que la caricatura en cuestin fue tan
ultrajante
como
para
distinguirla
entre
las
dems
caricaturas
polticas
v. New Hampshire, 315 U.S. 568 (1942), sostuvimos que un Estado podra
legalmente castigar a un individuo por el uso de palabras ofensivas e insultantes,
por esas que por sus expresiones inflijan injuria o tiendan a incitar una inmediata
ruptura de la paz (d. 571-572). Estas limitaciones son, empero, reconocidas de la
observacin en Dun & Bradstreet Inc. v. Greenmoss Builders Inc., 472 U.S. 749
(1985), que esta Corte desde hace mucho tiempo reconocido que no todo discurso
es igual en importancia para la 1ra Enmienda. Pero, la clase de expresin
involucrada en este caso no nos parece gobernada por alguno de los principios
generales de la 1ra Enmienda arriba establecidos.
Concluimos que las figuras pblicas y los oficiales pblicos no pueden percibir
indemnizacin por causacin intencional de dao emocional por razn de
publicaciones tales como la que aqu constituye el tema discutido, puesto que la
publicacin contena una falsa declaracin de un hecho que fue realizada con real
malicia, i. e., con conocimiento que el mismo era falso o con indiferencia temeraria
acerca de si era o no verdadero, puesto que la misma no puede ser razonablemente
entendida como describiendo hechos actuales. Esta es no es meramente una ciega
aplicacin del estndar de New York Times (vase Time Inc. v. Hill, 385 U.S. 374
(1967), ello refleja nuestro considerado juicio que tal estndar es necesario para dar
un adecuado espacio de respiro a las libertades protegidas por la 1ra Enmienda.
Aqu es claro que el demandado Falwell es una figura pblica en palabras de la 1ra
Enmienda5. El jurado fall en contra del hoy demandado en su demanda por injuria
cuando decidi que el anuncio parodia publicado por Hustler no podra ser
razonablemente
entendido
como
describiendo
hechos
actuales
sobre
[el
demandado] o eventos actuales en los que l [el demandado] haya participado (App.
to Pet. for Cert. C1). La Corte de Apelaciones interpret, al igual que el jurado, que
el anuncio parodia no era razonablemente creble (797 F. 2d, 1278), y de acuerdo
a nuestra costumbre aceptamos esta decisin. El demandado es as relegado por el
jurado en su demanda por causacin intencional de dao emocional por conducta
ultrajante. Pero, por las razones aqu establecidas su demanda no puede, en
consonancia con la 1ra Enmienda, formarse una base para ser indemnizada por
daos cuando la conducta en cuestin es una publicacin de una caricatura tal como
el anuncio parodia involucrado en el presente caso. El juicio de la Corte de
Apelaciones no es como corresponde.
Se revoca la Sentencia y se devuelven los autos para un nuevo pronunciamiento.
As se ordena.
EL MAGISTRADO KENNEDY no ha tomado parte en la consideracin y decisin del
presente caso.
William Rehnquist, Byron Raymond White, William J. Brennan Jr., Thurgood Marshall,
Antonin Scalia, Harry A. Blackmun, John Paul Stevens, Sandra Day OConnor.
_____________________
EL MAGISTRADO WHITE, concurre con el resultado:
As como lo veo, la decisin del caso New York Times Co. v. Sullivan, 376 U.S. 254
(1964), tiene poco que ver con este caso, aqu el jurado hall que el anuncio no
contena afirmacin o hecho. Pero, estoy de acuerdo con la Corte que el juicio de
los Tribunales inferiores, que ha penalizado a la publicacin por la parodia no puede
ser acorde con la 1ra Enmienda.