John Elliot - España y El Mundo Trasatlántico. Pasado y Presente
John Elliot - España y El Mundo Trasatlántico. Pasado y Presente
John Elliot - España y El Mundo Trasatlántico. Pasado y Presente
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted
digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about
JSTOR, please contact support@jstor.org.
FAES, Fundacion para el Analisis y los Estudios Sociales is collaborating with JSTOR to digitize,
preserve and extend access to Cuadernos de Pensamiento Poltico
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
JOHN ELLIOTT
PASADO Y PRESENTE*
Desde raleza
el siglo
XV proyeccin
en adelante
Espaa
ha tenidode una
proyeccin
de esta
y de
la contribucin
este pas
a la for
macin de un nuevo mundo transatlntico. Es una historia controvertida
Sir John Elliott es historiador. Regius Professor Emeritus de la Universidad de Oxford. Premio Prn
* Texto editado de la conferencia que el autor present en el Campus FAES 2012 el pasado 4
de julio dentro del curso "Un proyecto de libertad para ambos hemisferios".
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
faes
el obispo escribi las siguientes palabras en una carta al rey: "Yo cre que
saba algo de las Indias como haber servido a Vuestra Majestad en ese Con
sejo trece aos, pero aseguro a Vuestra Majestad que es diferentsimo verlo
que leerlo"1.
Espaa y Potos.
1 lvarez de Toledo, C., Juan de Palafox. Obispo y virrey, CEEH y Marcial Poris Historia, 2011.
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
miliares ligaron los dos lados del Atlntico, y los contactos se mantuvieron
por medio de un constante intercambio epistolar, a pesar de las distancias
y de los peligros del camino.
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
moderna en ambas orillas del Atlntico fue "Viva el rey y muera el mal go
dos de las cajas de los territorios ricos, como Mxico, a las regiones peri
fricas ms pobres. Esta unin monetaria funcion relativamente bien hasta
distintas patrias regionales. Los criollos rechazaban las calumnias que les
tachaban de ser en algn sentido inferiores a los nacidos en Espaa, y re
clamaban sus derechos a ser tratados en pie de igualdad con Espaa en un
*faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
frmula austraca, como reinos. Al mismo tiempo, pues, que los criollos
insistan en su autntica espaolidad, iban identificndose ms y ms como
dependencia a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Es verdad que
haba algunos personajes, inspirados por la creacin de los Estados Unidos
y la revolucin francesa, quienes, como Francisco de Miranda o Simn Bo
aos de vigoroso y a veces agrio debate en las Cortes de Cdiz, pero qui
siera insistir en el tema porque recientes investigaciones han ido cambiando
nuestra visin de su impacto en Amrica. El primer artculo del primer ca
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
no solo la poblacin blanca -los criollos- sino tambin los indios, como
americanos de origen. En cambio, se exclua a la gente de color, las castas,
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
decret la abolicin del tributo y la labor forzada de los indios, y adopt una
las viejas tensiones sociales y tnicas que hasta ahora haban sido ms o
menos contenidas por las autoridades reales.
Se aprovech de esta situacin la minora que en ese momento aspiraba
a la independencia, y en los aos despus de 1810 varias regiones, como Ve
nezuela, se vieron precipitadas a una sangrienta guerra civil. Mientras tanto,
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
atlntica que termin con la prdida de Espaa de todos sus territorios ame
ricanos con la excepcin de Puerto Rico y Cuba.
Sin embargo, los diputados americanos que asistieron a las nuevas Cortes
reunidas durante el trienio liberal de 1820-1823 propusieron una divisin
En primer lugar sent las bases de una prensa libre. Surgieron por toda
Amrica nuevos peridicos y publicaciones efmeras que traan noticias de
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
los debates en Cdiz, mientras que en las cafeteras y tertulias de las grandes
arrollaba al mismo tiempo que esa otra revolucin ms famosa que con
ducira a la independencia y a la fragmentacin del imperio de las Indias
en diecisiete Estados independientes. A pesar de que ocurri en condicio
nes caticas, en 1813 se logr celebrar unas elecciones relativamente libres
por las Cortes de Cdiz. Los caudillos que surgieron como resultado de las
guerras contra las fuerzas realistas no podan volver la espalda a este con
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
poltica qued como una meta difcil de alcanzar para muchas de ellas du
rante todo el siglo XIX e incluso hasta bien entrado el siglo XX, por culpa
de las continuas luchas por el poder entre liberales y conservadores y sus
batallas sobre la organizacin del Estado y las relaciones del Estado con la
la corona espaola.
La proclamacin de independencia por parte de estas nuevas naciones
constituy en s mismo un rechazo a Espaa, y el esfuerzo mismo de es
tablecerse como naciones soberanas hizo todava ms tajante el rechazo.
Fue demasiado fcil echar la culpa a Espaa y a su legado colonial de todas
traste importante con los Estados Unidos, que haban logrado asentar,
poco despus de su creacin, no solo una adecuada estabilidad poltica
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
ningn motivo para preocuparse demasiado por los aspectos menos atrac
tivos de su herencia colonial, como la esclavitud africana y la marginaliza
cin o expulsin forzada de los indios de los territorios ocupados por los
colonizadores. En cambio se iba elaborando en los pases de la Amrica
Latina del siglo XIX, frustrados por sus muchos problemas, una narrativa
nacionalista en la cual se representaron a s mismos como las vctimas per
y los Estados Unidos. Mientras que los Estados Unidos lograron conver
tirse en el primer poder poltico y econmico del mundo, los pases lati
noamericanos parecieron condenados al fracaso permanente. No fue pues
difcil para los dictadores del siglo XX y sus seguidores justificar su bruta
legado espaol fue tal vez la causa principal del supuesto fracaso de las so
ciedades que antes formaban parte del imperio de las Indias.
Hay que reconocer que las causas de las distintas trayectorias de los Es
tados Unidos y los pases iberoamericanos en los dos siglos que han seguido
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
histrica que todava estamos lejos de resolver. Hay que tener en cuenta, por
los pases europeos estaban distrados por las guerras napolenicas. Las
colonias espaolas, en cambio, sufrieron unas guerras largas y devastado
ras antes de ganar su independencia, y al empezar su recuperacin econ
mica hallaron que los ingleses y norteamericanos ya haban conseguido
imponerse econmicamente dentro de sus propios pases.
La historia, pues, de estos dos siglos vista a la luz de la historia de los
sofaes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
Es posible que la revisin histrica ayude poco a poco a cambiar las men
talidades, pero el proceso ser lento y tardar muchas generaciones. El
asunto se complica an ms si se tiene en cuenta la creciente importancia
para otro, pero esta no es ninguna razn para suspender el dilogo trans
faes
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
mucha gente que no nos quiere, por razones tanto buenas como malas.
Existe algn remedio? Es imprescindible, desde luego, continuar vigo
rosamente el dilogo transatlntico que ya ha durado ms de cinco siglos.
quea minora; aunque sin duda es una minora que tendr con el tiempo
una influencia importante en sus propios pases.
En mi opinin, el gran problema es cmo evitar el resurgimiento de los
las razones por las cuales surgen reacciones que en principio parecen ca
recer de justificacin. Tal sensibilidad no se consigue sin una voluntad de
faes
is estudios sociales
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
PALABRAS CLAVE
Espaa Amrica Latina Constitucin espaola Colonialismo Liberalismo
RESUMEN
ABSTRACT
This content downloaded from 158.170.10.44 on Tue, 12 Jul 2016 20:03:46 UTC
All use subject to http://about.jstor.org/terms
faes