El Juego de Los Voladores HillContentServer
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Gipson reproduce una de las tres representaciones de los Voladores de los cdices,
tomndolas a su vez de Walter Krickeberg, Los totonaca. Tambin se encuentran en facsmile en
Cdices cuicatecos de Sebastin van Doesburg.
3
Esto no impide que en la actualidad en ciertas zonas las mujeres tambin hayan
comenzado a participar en la danza como voladoras. Un artculo periodstico de 4 de agosto del
2013 relata la presencia de mujeres voladoras ms o menos desde finales de los aos 80 en la
ciudad de Cuetzalan en el estado de Puebla. Al parecer tienen el apoyo de la comunidad
(Mujeres).
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para marcar eventos de importancia poltica o histrica, aunque todava segua representndose
en conexin con las temporadas de siembra y cosecha (Zaleta 45). As, los Voladores lleg a ser
un acontecimiento ocasional o accidental, o sea, nunca hubo un momento fijo o establecido
cuando se celebraba. Al contrario, pareciera que el Palo Volador poda celebrarse, tanto en la
capital como fuera de ella, cuando la necesidad o la ocasin lo exigiera.
Fiestas y buen gobierno
Las fiestas pblicas de gran lujo y pompa, adems de formar una parte fundamental del
cristianismo europeo medieval y del perodo moderno temprano, tambin eran imprescindibles
en el mundo indgena mesoamericano. A este respecto escribe Curcio-Nagy: Chronicler Alonso
de Zorita pointed out that if Native rulers failed to sponsor fiestas, their people would neither
hold them in esteem nor obey them (44-45). Sin embargo, debido a la destruccin y
desmantelamiento del sistema sociopoltico indgena y la imposicin de una cosmovisin ajena a
raz de la Conquista,
los indios mesoamericanos se quedaron...hurfanos de aquel orden temporal
establecido por las conmemoraciones mensuales de sus dioses. Los frailes
evangelizadores procuraron llenar este vaco [...]. El descanso dominical y las
festividades particulares del ao litrgico satisfacan la necesidad de marcar el
ritmo de trabajo y descanso, a la vez que restablecan la jerarqua de lo sagrado
por encima de lo profano. (Gonzalbo Aizpuru 43)
Las nuevas fiestas pblicas, tanto religiosas como laicas, lograron incorporar al indgena al
tiempo simblico, mtico y cclico del mundo cristiano espaol tal como se haba practicado
anteriormente entre los aztecas en su ciclo ritual mensual. Las festividades espaolas se usaban
no solamente como sustitutos de costumbres precristianas, sino tambin como vehculos de
instruccin cristiana, inculcndoles los nuevos valores de una manera llamativa, sensorial y
simblica, cuyos elementos incluan bailes vistosos, comedias y otra representaciones teatrales,
rico vestuario y cohetes, entre otros muchos: These events were feasts for the eyes and ears
(Curcio-Nagy 6). Esto se haca intencionalmente ya que la poltica subyacente de la
evangelizacin de los indgenas los consideraba faltos de razn y deficientes en comprensin de
la fe; por lo tanto, requeran de the extra pedagogical encouragement of the sights and sounds of
the theater (Osowski 158). Las fiestas pblicas, pues, desempeaban mltiples funciones
simultneas, entre ellas instruir a los nefitos en las dogmas de la nueva religin, inundarlos con
la majestad y la grandezay por lo tanto la legitimidadde los gobernantes, y colocarlos
firmemente en el nuevo mbito occidental.
Por eso, patrocinar festejos pblicos opulentos no era solamente una cuestin religiosa
sino tambin una cuestin sociopoltica. Tanto los mexicas como los Habsburgo relied on state
patronage of entertainments, believing that it was an essential part of rulership. [...] these actions
were expected and considered virtuous by the city councilmen and the populace (Curcio-Nagy
46). Entonces ms que una forma de diversin, la fiesta para estos regmenes era un elemento
ms del concepto de buen gobierno, un elemento cuyo propsito era establecer una relacin
complementaria y recproca entre los gobernantes y los gobernados por la que cada grupo
afirmaba los privilegios y distinciones que les pertenecan. Este nfasis en la importancia de las
fiestas oficiales en Tenochtitlan y luego en la ciudad de Mxico hizo que la participacin popular
indgena fuera indispensable e importante.
Bajo los Austrias todos los grupos sociales y tnicos de la ciudad tenan que aportar algo
en los regocijos pblicos, patrocinando o participando en algn espectculo o diversin de la
fiesta. La contribucin indgena en particular lleg a ser una caracterstica distintiva de las fiestas
novohispanas en los siglos XVI y XVII (6). Aqu es preciso reconocer que, a pesar de la posicin
subordinada de los indgenas, tanto en las fiestas como en la vida real, su participacin en las
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celebraciones patrocinadas por el estado no era del todo una imposicin. Al participar ms o
menos voluntariamente en las fiestas oficiales, los lderes indgenas podan acumular suficiente
prestigio como para colocarse en una posicin de poder adecuada que les permitira negociar la
implementacin de las exigencias socio-econmicas espaolas, preservando as en alguna forma
la relativa autonoma de sus comunidades (Osowski 157, 160; Curcio-Nagy 48-51). Estos
beneficios no se limitaban a favores conseguidos de los gobernantes espaoles. Para ciertas
celebraciones hay evidencia de que los varios grupos indgenas se esmeraban en su participacin
y en la ejecucin de los elementos festivos patrocinados por sus comunidades, como suceda, por
ejemplo, en la fiesta de Corpus Christi y en particular en la creacin de la enramadalegalmente
de hechura estrictamente indgenabajo la cual pasaba la Hostia en su procesin hacia la
catedral (Osowski 157; Curcio-Nagy 113-16). En suma, a pesar de los gastos y la asistencia y
contribucin obligatorias, las comunidades indgenas tenan el potencial de sacar provecho de su
participacin en las fiestas oficiales, y en ocasiones prestaban sus servicios libremente y de
buena voluntad.
Sin embargo, estos posibles beneficios o placeres que podan emanar de la participacin
indgena en las fiestas oficiales no representaban una expresin de reciprocidad igualitaria. Al
contrario, la participacin indgena en las fiestas oficiales de la capital estaba diseada a reforzar
su subordinacin y separacin del mundo espaol-criollo. El principio fundamental (ruling
mythology) de la gobernacin de la Nueva Espaa fue que Spanish control would lead to
prosperity for the benefit of all. In this scenario, vassals had to play their part and not merely
serve as spectators (Curcio-Nagy 6). En estas fiestas pblicas y oficiales, ciertos individuos de
los grupos indgenas de la capital
acted as representatives of their ethnic identity, as Native Americans and
Africans who honored the viceroy and the king. These presentations were
designed to present the hierarchical nature of society and encourage Native
Americans and Afro-Mexicans to recognize and accept their subordinate position.
(42)
As, los bailes frecuentes (los llamados mitotes), los vestidos tradicionales, las enramadas, las
batallas simuladas entre guerreros indios y el juego de los Voladores, todo contribua a la
perpetuacin del buen orden de la sociedad novohispana. Esto explica en buena medida por qu
se toleraban y hasta se alentaban las representaciones de escenas que, fuera de las fronteras
simblicas de las fiestas pblicas, representaran una amenaza a la autoridad de los espaoles en
Mxico.4
4
Serge Gruzinski hasta sugiere que el contenido de los bailes indios o mulatos no le
interese en absoluto a las autoridades, que buscan nicamente asegurar su inclusin en las
festividades. Lo expresivo aventaja a lo ideolgico (Gruzinski 156). Aunque Gruzinski acierta
el hecho de que la participacin era ms importante que el contenido especfico de las
representaciones indgenas, no concuerdo con l en lo que se refiere al uso del calificativo en
absoluto, ya que los gobernadores, regidores y otros principales de la ciudad orquestaban las
fiestas oficiales para reafirmar la subordinacin de los grupos subalternos. Curcio-Nagy escribe
al respecto: Hapsburg Mexico City was a world in which the Spanish ruling elite could publicly
accept Native and African traditions only when they stood refashioned and recontextualized by
the official Spanish-derived ritual (64). Entonces no era cualquier cosa proveniente de los
sectores indgenas que pudiera representarse en las fiestas oficiales, sino aquellas
manifestaciones culturales que hubiesen sido depuradas de elementos no deseables. Si los
participantes hubiesen decidido organizar un baile con explcitos elementos rebeldes o no
cristianos o violentos (como el sacrificio humano), o si en sus danzas se hubiese representado
una sexualidad desenfrenada y pblica (segn las normas de la poca), seguramente dichas
manifestaciones habran sido sancionadas fuertemente, y es muy probable que si tales desmanes
hubieran continuado escenificndose en las fiestas oficiales de la capital, muy pronto esa
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tambin puede ser que simplemente no entenda lo que vea. Escribe Zaleta, La falta de
informacin de los primeros cronistas espaoles, o bien la intencin de los naturales por
mantener en secreto su verdadero significadocomo mecanismo para poderla presever [sic] del
aniquilamiento, hizo que fuera confundida con un vistoso juego (11, nfasis mo). As parece
entenderlo Durn, como una sencilla e inofensiva diversin, aunque muy temeraria y muy
agradable de presenciar5. Por lo tanto, existe la posibilidad de que Durn, como otros miembros
de la sociedad colonial, no entendieran el significado ni el propsito original del rito,
considerndolo simplemente una amena diversin sin ramificaciones mayores. Adems, debido a
la naturaleza ocasional del rito, el juego de los Voladores poda ser como un camalen,
cambiando de color de acuerdo a las circunstancias o la necesidad. Se sabe que el nmero de los
voladores puede variar, entre dos, cuatro, seis o ms, cosa que Torquemada ya reconoce a
comienzos del siglo XVII cuando atribuye el cambio en el nmero de voladores a la
cristianizacin del juego: y olvidados...de la idolatra que representaba, volvieron al vuelo y lo
han usado en muchas ocasiones; y como gente que slo se aprovecha de el juego y no de la
intencin que sus pasados tuvieron, ya no se curan de que los voladores sean cuadrados y as los
hacen sexabados (436, nfasis mo).6 Mientras es dudosa la aseveracin de Torquemada de que
los indgenas se hubieran olvidado del significado original del rito7, s poda haber y an hoy en
da puede haber mucha variedad en la forma de celebrarse. La mutabilidad en los detalles del
juego en la actualidad, junto con el testimonio de Torquemada, da fuerza a la idea de que exista
la misma tendencia durante la colonia. Esta fluidez en las particularidades rituales incluidas en
cada representacin podra haber permitido que los grupos indgenas evitaran la censura religiosa
o poltica, protegiendo esta actividad de la prohibicin total o la reglamentacin excesiva.
Asimismo, Juan de Torquemada escribe que el Palo Volador (como lo denomina l) se
usaba para engrandecer la solemnidad de sus fiestas y solaz[ar] los nimos de los que asistan
en ellas (434), dando a entender que incluir el rito de los Voladores en alguna fiesta pblica
(antes y despus de la conquista) significaba engrandecer y dar mayor lustre a los festejos. Por
ejemplo, Torquemada hace referencia a dos ocasiones especficas cuando se realizaba el juego:
en unas fiestas que hicieron los mexicanos de la conquista de Mxico (tal vez la de San
Hiplito), y otra vez en el ao 1611 para una celebracin del apstol Santiago en el barrio
indgena de Tlatelolco (Torquemada 436-37; Viqueira Albn 119). De mayor importancia an
fue cuando se llev a cabo el juego de los Voladores como parte de las celebraciones en la
entrada del nuevo virrey, Diego Lpez Pacheco, el marqus de Villena, en 1640. Segn CurcioNagy, The indigenous voladores were the true crowd-pleasers of these festivities (41). Como
juego inaudito en Europa y debido a su valor como entretenimiento, los Voladores gozaba de una
posicin excelentsima dentro de una fiesta de las ms importantes para la capital virreinal, en
presencia del virrey mismo, confirmando la naturaleza festiva y ya cristianizada del espectculo
5
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dentro de la sociedad colonial. Como tal, no se corra tanto riesgo de verlo censurado o
perseguido.
Obviamente, los Voladores no pasaba inadvertido en la sociedad colonial y de hecho en
varias ocasiones fue prohibido. El mismo Torquemada (c. 1562-1624) fue enemigo de la danza
de los Voladores. Como Torquemada era miembro de la orden franciscana y hombre de mucha
responsabilidad en la jerarqua religiosa colonial de la capital, su perspectivay el alcance de su
influenciafue muy distinta a la de Durn. De las relaciones de los Voladores examinadas en
este ensayo, la de Torquemada es la ms larga, la ms detallada, la ms dogmtica y,
significativamente, la ms severa en su juicio crtico del rito, aunque exhibe un estilo anecdtico
y conversacional sin llegar a la informalidad de Durn. Torquemada dedica un captulo entero al
tematres pginas en totallo cual es sustancial cuando se le compara con el parrafillo
diminuto de Durn y las descripciones minimalistas de Clavijero y Landvar. El captulo viene al
final del dcimo de sus veintin libros de la Monarqua Indiana, justo despus de la descripcin
del ciclo ritual de los aztecas. No creo que esa colocacin sea producto del azar. Como su
predecesor franciscano fray Bernardino de Sahagn, Torquemada escribe su obra para llevar a
cabo de una manera eficiente la evangelizacin de los indgenas. Por lo tanto, el Libro X fue
escrito para poner en evidencia las creencias y prcticas no cristianas de stos y, conocindolas,
eliminarlas. Al incluir este captulo al final de su tratado sobre los ritos de los indgenas,
Torquemada abiertamente declara que la danza de los Voladores es un rito idoltrico, o por lo
menos con tendencias paganas y diablicas.
Esta moralizacin sobre los Voladores resalta en la obra de Torquemada. De los cuatro
autores, es el nico que explcitamente proclama que el rito es del diablo: Esta invencin pienso
que fue inventada del demonio, para tener estos sus falsos siervos y cultores con ms viva y
continua memoria de su infernal y abominable servicio (436). Como prueba de su procedencia
diablica cita el hecho de que en el rito original los cuatro voladores aztecas hacan trece vueltas
con la soga, en representacin de su siglo de 52 aos (como lo llama Torquemada) y la
conexin entre este ciclo y la ceremonia azteca del fuego nuevo (436). Adems de la conexin
demonaca, Torquemada ve en los Voladores un peligro para la integridad fsica de los indgenas
y un ejemplo psimo de vida cristiana. Relata el autor que, en una ocasin en su juventud cuando
asista a una presentacin del juego en una de las plazas de la ciudad, uno de los bailarines, por
traer en las manos un atambor y unas sonajas o porque ya la cabeza le pesaba mucho, segn se
presumi que haba cargado de vino, se cay de la cima del mstil y se hizo mil pedazos
(436-37). Lamenta sinceramente Torquemada las muertes ocasionadas por los Voladores y
afirma que por este respetoo sea, la muerte de muchos indgenas en los Voladoresfui yo
parte, en esta dicha ciudad de Mxico, con los seores virreyes, de que se prohibiesen (437).
Para Torquemada la borrachera y las frecuentes muertes en el juego, adems de su origen
prehispnico, convierten el rito de los Voladores en una amenaza continua al bienestar de la
ciudad y de los indgenas, y por eso lo ataca tan asiduamente. Sin embargo, como l mismo
admite, poco lograron las prohibiciones contra los Voladores y, para pesar suyo, segua
representndose el espectculo como entretenimiento en las fiestas pblicas de la Ciudad de
Mxico (437).
Lo expuesto hasta ahorala cristianizacin del juego y su naturaleza ocasional y
mutableciertamente ha sido clave en la continuacin del rito de los Voladores. Sin embargo,
no es exagerado decir que el factor ms importante en su preservacindespus del asiduo
deseo indgena de preservarlohaya sido las necesidades sociopolticas de las dinastas
monrquicas de Espaa. Como se ha dicho anteriormente, en los siglos XVI y XVII bajo los
Austrias la participacin activa de los indgenas en las fiestas oficiales de la capital era de la
mayor importancia y por eso en ellas se fomentaban las danzas y otros espectculos nativos,
entre ellos los Voladores. Este patrocinio estatal traa consigo prestigio, legitimacin y una
posicin segura, si bien subordinada, limitada y opresiva, dentro de la jerarqua colonial. Sin
embargo, con la ascensin al trono espaol de la dinasta de los Borbones, se produjeron cambios
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drsticos en la vida festiva de la ciudad, como lo describe Gonzalbo Aizpuru: los cambios
introducidos por la nueva dinasta y la expansin del espritu ilustrado contribuyeron a desvirtuar
el sentido de la fiesta y a desacreditar muchas de sus formas de expresin (43). Estos cambios
se dieron en el tipo de fiesta que se celebraba, el financiamiento de las fiestas y la participacin
popular en las fiestas oficiales, y afectaron gravemente la celebracin de la danza de los
Voladores en la capital.
Durante el perodo Habsburgo, haba cinco fiestas de grandes proporciones: la entrada de
un virrey, la jura de la monarca, la fiesta del Corpus Christi, la de la Virgen de los Remedios, y la
del Paseo del Pendn (el da de San Hiplito) (Curcio-Nagy 2). No obstante, al pasar los aos
solamente la entrada del virrey y la Corpus Christi seguan siendo importantes en la ciudad, ya
que la Virgen de los Remedios solamente sala en momentos de crisis y el Paseo del Pendn (que
conmemoraba la toma de Tenochtitlan por Hernn Corts, efectuada el da 13 de agosto de 1521,
el da de San Hiplito) haba dejado de celebrarse varias dcadas antes del ascenso de los
Borbones al trono espaol (Curcio-Nagy 78; Gonzalbo Aizpuru 28). En el apogeo de las entradas
de los virreyes, entre 1585 y 1700, este evento (o ms bien, serie de eventos) constitua uno de
los ms costosos y prolongados, llegando a costar alrededor de 23,300 pesos de oro y durando
semanas y hasta meses (Curcio-Nagy 15-17).8
En contraste con la extravagancia y ostentacin de la entrada del virrey, la jura del
monarca en aquella poca era de mucho menor importancia para los capitalinos novohispanos.
Bajo los Borbones, sin embargo, esto cambi significativamente. El tiempo, la atencin y los
recursos antes dirigidos a la entrada del virrey fueron trasladados a la jura, mientras la entrada
decaa notablemente: the oath ceremony grew from a one- or two-day event into a four-week
long display of pageantry (70-75). Este hecho revela el nuevo nfasis en las fiestas. O sea,
donde antes se intentaba crear la impresin de la unidad social a travs de la participacin
general y jerarquizada, en las fiestas patrocinadas por los Borbones slo haba un enfoque: el
Rey (83). Los monarcas Borbones iban apropindose de ciertas fiestas significativas, resucitando
sin xito otras ya desusadas y proscribiendo otrasincluso la fiesta ms significativa para la
plebe, el Corpus Christitodo esto para ensalzar y engrandecer la imagen del Rey.
Simultneamente, hubo un cambio radical en la forma cmo se costeaban las fiestas
oficiales. Anteriormente el gobierno de la ciudad no tena ningn reparo en practicar la
financiacin de los festejos con dficit, pidiendo prestado a fin de mantener el alto nivel de lujo
al que se haba acostumbrado en las fiestas pblicas. Los Borbones, por otra parte, tenan otras
ideas, considerando las prcticas financieras de los Austrias poco ms que despilfarro (75). Esto
no quera decir que no estaban dispuestos a gastar mucho dinero para tener una fiesta suntuosa,
pero no iban a costearlo con prstamos. A fin de remediar esta insolvencia en los gastos para las
fiestas pblicas, los funcionarios borbnicos en la capital formularon un plan mediante el cual se
cobrara la entrada a las corridas de toros, costeando los gastos de las fiestas con las ganancias de
las ventas (75-76). El remate, como se denominaba la nueva prctica, era un xito total,
produciendo suficiente dinero para pagar todos los gastos del espectculo pblico y quedarse con
un supervit. Sin embargo, en vez de utilizar los fondos adicionales para costear nuevas
celebraciones para el pueblo, the majority of expenditures...went to private banquets, balls
within the palace, and evening paseos...followed by refreshments, theatrical performances, and
music recitals. With their admission ticket to the bullfights, the average person paid for all these
elite extravagances (82-83). Esta cita revela otra modificacin clave en las fiestas pblicas de la
Nueva Espaa: el pblico objetivo ya no era el pueblo, sino la lite, y este nuevo enfoque tuvo
ms y mayores consecuencias que solamente las preocupaciones fiscales. Es ms, representa un
ataque directo al concepto de entretenimiento popular y a la participacin indgena en la vida
festiva de la capital, incluso la danza de los Voladores.
8
Linda Curcio-Nagy asevera que esta cifra reprsentaba almost one and a half times the
annual budget of the city (19).
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El ahorcado: despus de hacer una parodia de un juicio, ahorcaban a uno de ellos [los
participantes] de un rbol (Viquiera Albn 140).
156
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Si Clavijero escribe para informar y desengaar a los europeos, Landvar escribe para
celebrar su concepto de Mxico. Escrito desde el exilio, la Rusticatio representa una vista
nostlgica a la tierra perdida y por eso todo aparece romantizado, mtico y hermoso. A diferencia
de Durn y Torquemada y aun de Clavijero, el texto de Landvar no es historia sino arte
poesapero no cualquier tipo de poesa sino un primoroso ejemplo de la poesa neolatina del
siglo XVIII. Es una celebracin del mundo natural de Mxico y Centroamrica, y la relacin de
estas tierras con el ser humano que las habita, el criollo y el indgena. El poema se compone de
5,348 versos en hexmetro dactlico, el metro utilizado por los romanos como su verso heroico,
propio de las epopeyas como la Eneida. Estos versos estn divididos en quince libros dedicados a
una gama de temas, algunos de los cuales son las cataratas de Guatemala; los lagos Chalco y
Texcoco y sus habitantes indgenas; la produccin del azcar; la extraccin del oro y la plata; la
enorme variedad de vida silvestre, incluyendo aves, carnvoros y un libro entero dedicado al
castor, entre muchos otros temas. Tambin se encuentran incluidos algunos dibujos hechos al
estilo neoclsico, entre los cuales hay uno del juego de los Voladores (vase Apndice 1).
La versin de los Voladores de Landvar se encuentra en el decimoquinto y ltimo de los
libros del poema, titulado sencillamente, Ludi, o sea, los juegos. En este apartado se ve al
pueblo americano gozando de sus momentos de ocio en una representacin mtica, pero
completamente secularizada, de las lidias de toros, las carreras de caballos y las peleas de gallo.
No viene acompaado de una discusin larga sobre la religin antigua de los mexica, ni de un
catlogo de los dioses y sus meses y fiestas. Apenas se menciona la religinni siquiera la
catlicaen todo el poema, salvo en unos cuantos casos aislados.10 La descripcin de la danza
se divide en dos partes, Descripcin del artefacto11 y El juego en s,12 correspondiendo a las
descripciones detalladas en prosa de Torquemada y Clavijero. Pero Landvar, en vez de
componer un retrato histrico, estetiza su tierra natal a travs de un filtro clsico, una
interpretacin potica de la perspectiva criolla. Lleno de alusiones clsicas, el texto de Landvar
mezcla el mundo clsico de los mitos grecorromanos con la realidad vivida de los pueblos de la
Amrica. Por eso en su descripcin de los Voladores se refiere al palo como el rbol Cibleo [el
pino], en el medio de Olmpico Circo (lnea 239),13 o a las sonajas en las manos de los hombres
voladores mientras stos bajaban a la tierra: las manos / agitan los sistros sonoros (274-75),14 o
a los hombres voladores como presos de Baco por el temblor en sus piernas despus de realizar
tan diestro acto (277).
Pero para qu escribir en latn si el propsito del poema es ensalzar y engrandecer a la
Amrica? Y por qu no utilizar imgenes y motivos ms propios de la realidad mexicana y
centroamericana? Por una parte, al utilizar trminos e imgenes ms conocidas por los
europeosesto es, alusiones y referencias clsicasLandvar no slo presenta el paisaje
americano en trminos ms comprensivos para los europeos, sino tambin exalta este paisaje al
equipararlo con la antigedad clsica grecorromana. A esto se aade el empleo de las
convenciones y normas estticas de un determinado canon (Landvar, Introduccin xlvii).
Como buen poeta neolatino escribiendo en el estilo virgiliano, Landvar segua las normas
10
Hay un apndice potico al poema que se titula La cruz de Tepic que es una
exaltacin de un fenmeno natural donde se alaba a Dios y la religin.
11
Latn, Primum machina describitur : primero se describe la mquina
12
Latn, Ipse ludus
13
El rbol tradicionalmente usado en los Voladores es el rbol o palo volador (Zuelania
Rousoviae Pittier), rbol tropical endmico a la regin de origen de los Voladores (la costa del
Golfo de Mxico y la Totonacapan) (Zaleta 25, 29). Sin embargo, como la danza era adaptada a
varios pueblos, climas y regiones, es posible que en el pasado precolombino y colonial los
diferentes pueblos hubieran usado otros tipos de rbol para el mstil, como es el pino.
14
El sistro es un tipo de instrumento metlico antiguo de la regin mediterrnea,
especialmente de Egipto, que era como una especie de sonaja usada en ceremonias religiosas.
158
cannicas fielmente para crear una obra maestra de poesa neolatina. Pero por otra parte, el
poema de Landvar comparte uno de los objetivos de la Historia de Clavijero: demostrar que los
americanos eran tan capaces como los europeos y por eso podan dominar la lengua de Virgilio
en grado tal que no slo no tena nada que envidiar ante intelectuales eclesisticos europeos sino
que poda destacar entre ellos (Landvar, Prlogo xvi-xvii). Adems, la temtica de la obra
busca tanto la reivindicacin de una geografa esplndida como de una organizacin social tan
desconocida como relevante (xvii). Entonces, como Clavijero, Landvar busca la reivindicacin
de la experiencia criolla americana, y aunque lo hace a travs de un filtro esttico, no por eso
deja de ser menos impactante ni informativo para los europeos totalmente ignorantes de la
realidad americana.
Conclusin
Sin minimizar las grandes diferencias que existan entre los jesuitas expulsados y los
indgenas marginalizados de Mxico, en cierto sentido metafrico la experiencia de Clavijero y
Landvar y la de las comunidades indgenas de la ciudad de Mxico comparten algunos
paralelismos. Tanto stos como aqullos se vieron obligados a abandonar su centro ante los
avances e imposiciones de las polticas ilustradas de los Borbones. Igualmente, al encontrarse en
las periferias de la vida de la capital novohispanalos primeros por el exilio, los segundos por
las prohibiciones de sus ritos y danzaslos dos re-crearon y re-establecieron su vnculo con el
centro a travs del juego o rito de los Voladores, los primeros textualmente, los segundos en
forma literal. Las descripciones de los Voladores en las obras de Clavijero y Landvar quedan
como acusaciones de los atropellos cometidos en Amrica en nombre de la razn. El Rusticatio
en particular se contrasta fuertemente con la poltica oficial respecto a las fiestas. Como ya se ha
dicho, las tendencias elitistas, separatistas y reformistas de la Ilustracin borbnica y los
consecuentes cambios de leyes respecto a las fiestas hicieron que lo que antes era provincia de
todoso sea, el jbilo de las fiestas pblicasperdiera su prestigio y se convirtiera en cultura
popular, con sentido despectivo (Gonzalba Aizpuru 45). El que Clavijero y en especial Landvar
celebren diversiones populares como los Voladores afirma una actitud distinta frente a las
expresiones culturales del pueblo en esa zona del mundo.
Sin embargo, estos paralelismos no se extienden a otros aspectos de la vida. Para
Clavijero y Landvar la danza de los Voladores era una diversin. Claro, era para ellos una parte
esencial de su identidad como criollos, cosa que buscaban recuperar y defender a travs de la
escritura, pero aun as, segua siendo un juego: vistoso, clebre, pero menos til. Para los grupos
indgenas americanos el significado de los Voladores va mucho ms all de una sencilla
diversin. A pesar de las varias mutaciones sufridas con el paso de los aos, el propsito de los
Voladores ha seguido siendo igual: asegurar la supervivencia de las comunidades reconociendo
el poder del sol y de la tierra en la preservacin de la vida. Es irnico entender que las mismas
prohibiciones destinadas a extirpar los Voladores y otros ritos de actuacin indgena en las
fiestas oficiales, contribuyeron solamente a su preservacin. Al igual que las tradiciones
carnavalescas mencionadas anteriormente (los huehuenches y el ahorcado), los Voladores, una
vez expulsado de la capital, halla refugio en los pueblos y aldeas fuera de la ciudad. Lo
interesante de la prohibicin de 1780, mencionada arriba, es que se destinaba a las prcticas
carnavalescas realizadas, no en el centro de la capital, cosa que ya se haba prohibido dcadas
antes (1731), sino en los pueblos cercanos a la ciudad donde se haban refugiado dichas prcticas
(Viqueira Albn 147). Lejos del ojo escudriador de la ortodoxia oficial en la capital, los pueblos
indgenas seguan practicando sus tradiciones, y toda prohibicin que buscaba la anulacin de los
Voladores u otros ritos correra la misma suerte del edicto de 1780, que result ser letra muerta.
En su artculo sobre el juego de los Voladores, Gipson hace una lista breve de momentos
y lugares donde en los siglos XIX y XX se haba presenciado una manifestacin del juego de los
159
Voladores. Los lugares son, en su mayora, pueblitos pequeos que circundan la ciudad de
Mxico, pueblitos sin importancia poltica o econmica (275-78). Sin embargo, all se ha
preservado lo que en el pasado precolombino y colonial fue una tradicin popular que se arraig
en la sociedad en general. Con la llegada de las reformas borbnicas y la Ilustracin en el siglo
XVIII, estos pueblos se convirtieron en depositarios de esa tradicin antigua, conservndola
intacta, lejos de los cambios y corrientes de la capital. Adems, en vez de emplearse en las fiestas
oficiales, subordinndose los participantes a una poltica ajena a la costumbre indgena y
precolombina, la danza de los Voladores ha vuelto a su origen en los pueblos indgenas, quienes
lo celebran para sus propios fines.
Apndice 1: Representaciones pictogrficas del juego de los Voladores
1. De la Historia antigua de Mxico de Clavijero, Vol. 1, entre las pginas 236-37 (edicin
mexicana de 1844; reproduccin del dibujo original de Clavijero de la primera edicin).
160
2. Del Rusticatio mexicana de Rafael Landvar, entre las pginas 200-01 (ed. de Bologna de
1782). La traduccin de la leyenda latina al espaol es, sencillamente, Juego de los Voladores.
Obras citadas
Clavijero, Francisco J. Historia antigua de Mxico. 1780. Trans. J. Joaqun de Mora. Vol. 1.
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