Museo Historico Nacional - 1962
Museo Historico Nacional - 1962
Museo Historico Nacional - 1962
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El Museo Histrico Nacional por singular coincidencia est ubicado en el lugar donde comenz la histdria
de la patria, en el extremo sur de las barrancas,
desde el Retiro corren hasta el parque Lezama, para orccr bruscamente hacia el oeste. Su extremo norte llar ado Campo de la Gloria en 1808, Plaza de Marte en 18% y
Plaza San Martn en 1862, fue teatro de la enconada r&stencia contra el invasor britnico y del entrenami@to
militar de los granaderos a caballo dirigido por el Gdneral San Martn, que en triunfal epopeya llevaron los pbncipios de Mayo hasta las ladera3 del Chimborazo, e$ la
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lnea del Ecuador.
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las barrancas ribereas, con la excepcin de Pablo Groussac que lo fija en la Vuelta de Rocha. No hay dudit que
por razones estratgicas de defensa el poblado debe haber
sido construido en un sitio elevado y cerca del Riachuelo de los navos, sitio que puede ubicarse entre el Alto
de San Pedro, como se llam ms tarde a la barranca
a la altura de la calle Humberto 19, con lmites en aquel
zanjn y la esquina de las calles Martin Garcia y Paseo
Coln, cuya barranca culmina en la calle Defensa, donae se encuentra el Museo Histrico Nacional, sitio este
ltimo sealado por Flix Outes.
y maltrechos los escudos herldicos del primer Adelantado y Capitn General, el ilustre seor don Pedro de
Menoza y de los hidalgos conquistadores Pero Hernndez, Francisco Ruiz Galn, Alonso Cabrera, Julin
Carrasvo y Juan Romero y desvanecidas las ilusiones de
los treinta y dos mayorazgos que traa la expedicin, como
si la sombra sangrienta del maestre de campo Juan de
Osorio tomara venganza por su inicuo asesinato.
.All hemos levantado un asiento, ste se h a llamado Buenos Aires; esto, dicho en aleman, es "Buen Vierito".
As escriba en su crnica el lansquenete Ulrico Schmidt.1, el primer historiadzr del Ro de la Plata que describiera las trgicas vicisitudes de esa primigenia etapa
de la vida histrica de nuestra tierra.
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do en la manzana que daba a la barranca de los mistos, actual calle Bolvar. Se encontraba tambin aqu el depsito
de negros de la Real Compaa de Filipinas, consecuencia de la reforma de Carlos 111 del 12 de octubre de 1778,
que al promulgar el reglamento de comercio libre, autosiz seis aos ms tarde la concesin de licencias a particulares para la introduccin de negros esclavos. Apoderado de la compaa fue en Buenos Aires don Martn de
Sarratea, a quien el escribano y alguacil mayor del Cakildo le dio posesin del terreno con el ritual de costumbre,
entrndolo por la mano, pasendolo por s u interior,
arrancando hierbas y esparciendo por los aires puados
de tierra.
De la barranca fue ms tarde propietario don Manuel Gallego y Valcrcel, secretario del virrey don Pedro
de Portugal y Villena, que a su vez, en 1812, la vende en
remate pblico a don Daniel Mackinlay; al fallecer ste,
su viuda enajena la quinta en 1846 al caballero americano
Carlos Ridgely Horne, quien construy all su casa. Ya par a entonces el lugar era conocido con el nombre de "quint a de los ingleses" o "barranca de Horne". Existe en el
Museo Histrico Nacional una interesante carta de una
nieta de ese seor, en la que refiere que su abuelo conserv la propiedad hasta que se vio obligado a huir a Montevideo en 1852, a raz de la caida de Rosas, del que no
era amigo, segn expresa la autora de la carta, pero si
admirador de su talento. Este sentimiento, agrega, lo indujo a asignar al desterrado dictador la suma mensual
de 200 libras esterlinas, que pag puntualmente hasta el
ao 1877, ltimo de la vida de Rosas.
El trazado de las calles y caminos de la ciudad haba
continuado con el correr de los aos; las primeras no tuvieron nombre hasta 1734, ao en que el Cabildo respondiendo a un pedido del gobernador Miguel de Salcedo,
bautiz a las principales con nombres de santos, como la
calle del museo, que en 1769 se llamaba San Martin, en
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No es posible hablar de esta institucin sin mencionar a s u fundador el doctor Adolfo P. Carranza, cuya direccin ejerci durante veinticinco aos.
Forzoso e ineludible es hacerlo por dos razones fundamentales: rendir homenaje a su esclarecida memoria
de ciudadano ejemplar, cuya devocin ardiente a las tradiciones de la patria permiti la reunin del material
liistrico disperso en el pas y en e1 exterior, para constituir con l la base del patrimonio histrico
del que se enorgullece la vieja casa de las glorias de la Repblica del Parqu2 Lezama. Un segundo
sentimiento obliga a recordarlo: es el de justicia a la
inmensa obra que realiz en beneficio de la cultura histrica del pais y para ello, no encuentro nada mejor que
blasonar su recuerdo con la sentencia sanmartiniana:
"Nada es ms justo que mostrar un generoso agradecimiento a aqullos que dedican sus afanes al servicio
comn".
Desde muy joven -haba nacido en 1857- en cuna
de hogar patricio, vibr en Carranza la inquietud cultural de la generacin brillante a la que perteneca, iniciando sus actividades a la temprana edad de 1 6 aos
como miembro de una sociedad que ostentaba el ambicioso. nombre de "Sociedad de Ensayos Cientficos Literarios". Desde entonces, su nombre figura ligado a las
inquietudes literarias, histricas y patriticas del pais, a
las que dedic todo el tiempo de su proficua vida, con
infatigable tesn y entusiasmo, sin hesitaciones ni desmayos.
nacin, es la noble caracterstica de s u vida. Los romanos tenan dos concretas sentencias sobre la virtud del
trabajo : "Labor omnia vincit" -"Labor ipse voluptas" ;
el trabajo vence. todo- el trabajo es en si mismo un
deleite. Carranza las aplic al fin patritico de su vida y
ello unido a las cualidades de saber lo que quera y la f e en
si mismo, hicieron que estuviera equipado moralmente
para triunfar.
El Museo Histrico Nacional debe su existencia a
ese tenaz esfuerzo patritica de dificil valoracin a las
generacipnes, del presenta. Hn materia de museos el
pas contaba con iniciativas anteriores, la primera de
las cuales se remontaba a 1812, como lo recuerda Alberto Palcos en "La visin de Rivadavia", cuando el prcer
sienda secretario del Triunvirato, inst a las autoridades
civiles y militares del territorio de las Provincias del Ro
de la Plata, el envo de todos los elementos que juzgasen
tiles para la formacin de un museo de arqueologa y
paleontologa y tambin histrico, proyecto que lo concretara en 1823 siendo ministro de Gobierno de Martfn
Rodriguez, con la fundacin del Museo Pblico de Buenos Aires, que dependiente de la Biblioteca Nacional, de
la universidad y con vida propia luego en el convento de
Santo Domingo, pasara transitoriamente despus de Caseros a la de la "Asociacin Amigos de la Historia Natural del Plata".
El museo era de Ciencias Naturales, pero piezas histricas se le fueron agregando desde su fundacin y durante la poca de Rosas, estas ltimas con neto sentido
federal, coma la tercerola del soldado Manuel Bracho
con la que dio muerte al general Lavalle en Jujuy; la
,mquina infernal con la que se intent dar muerte al
Restaurador ; pistolas del "salvaje pardejn Rivera" capturadas en Arroyo Grande y otras ms. Manuel Ricardo
Trelies, el ilustre archivero de nuestro pasado, publicaba en 1857 en su carcter de secretario de aquella Aso-
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La situacin econmica desesperada que se encontraba el pas - e s t b a m o s en el ao 1890- impidi toda innovacin y entregado el Museo al servicio pblico el 30
de agosto, la inauguracin oficial postergada tuvo lugar
el 15 de febrero de 1891, en el local municipal citado
de la calle Moreno. Con las donaciones recibidas, el Museo exhibi cerca de 300 objetos histricos en limitadas salas de la planta baja, ya que las del piso superior
estaban ocupadas por la Oficina Qumica Municipal.
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La obra del do2tor Carranza no se limit por cierto a la fundacin y direccin del Museo. Historiador e
investigador en el alto sentido de esos ttulos, dirigi y
public numerosos trabajos; la "Revista Nacional.", en
catorce tomos; la del^ "Museo Histrico", con sus tres
tomos y una entrega; la del Archiva General de la R e ~ -,
blica Argentina, en catorce tomos; las "Actas del Cabildo de Buenos Aires", en cinco tomos; "La Ilustracin
Histrica", las "Patricias Argentinas", las "Actas de
Mayo", "San Martin" y decenas ms. Su actividad inusitada antes y despus del centenario de 1810, con trabajos de repatriacin de restos de guerreros y prceres de
la Independencia; la colocacin de 52 placas histricas
para justificar los nombres de calles de Buenos Aires:
las propuestas de ereccin y direccin de monumentos ;
la confeccin de telas, lminas histricas y de bustos;
sus discursos en aniversarios patrios, etc., llenan su vid?,
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actividad desbordante de ideal de patria que llev a cabo, por entender como Rivadavia, que la "falta de historia propia es una de las causas ms eficaces de la
falta de fuerza moral y de espritu pblico en nuestras
repblicas".
Nada mejor dibuja la magnfica personalidad moral y patritica del fundador del Museo Histrico Nacional que su diario manuscrito, existente en el archivo de
esa institucin. E n l el doctor Carranza fue anotando
en sus~ltimosaos los actos ms importantes de su
actuacin y las reflexiones que le suscitaban los acontecimientos de los que era testigo, de cualquier naturaleza que fueren. E n cada anotacin de su puo y letra palpita su alma de patriota, su indignacin ante ideas de
extrema izquierda, que juzga disolventes de la nacionalidad, su ferviente amor a la tierra y el deseo permanent e de aumentar el patrimonio histrico de la nacin. Todas sus actividades tienden' a esos fines. As por ejemplo,
anota el 22 de noviembre de 1910: Uegu y traje al Museo los sesenta y cuatro ladrillos que haban enteros, de
la base central de la Pirmide, a objeto de que sirvan
como piedra fundamental en cada uno de los monumentos que se levanten en nuestro pais. E n tres har pintar
la Pirmide.
Su impresin del da del centenario de la Revolucin
de Mayo, la expresa as: A las diez y media fui a la Plaza de Mayo a saludar la Pirmide. A la 1p.m. vi el desfile
desde la casa de Irigoyen (Florida y Tucumn) - -esplbndido-. De la marina, norteamericanos y argentinos. Los
cmscriptos argentinos, como de lnea. Gloria a Mayo y
a nuestro pais, grande y culto. E n esta inmensa masa
h-.imana, ni un ebrio, ni un descalzo, ni ponchos ni miseria. Todos bien vestidos, alegres, respetuosos, entusiastas. Me he conmovido y me he sentido feliz de ser argentino.
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Se cumpli en ms de me di^ siglo de labor el proceso de las tres etapas principales de la formacin de un
museo; adquirir las piezas, asegurar su conservacin y
organizarlas, fase esta ltima necesaria para el fin cle
ganar el corazn del visitante, que se consigue con la presentacibn inteligente de los objetos. En este sentido son
instructivos, pero intiles si no. hacen partcipes al observador del mensaje que reaImente traen del pasado, transmitiendo los hechos y obras de 124 anteriores generaciones, que se consigue cuando la presentacin es agradable y didctica, complementaria de las lecciones que el
observador ha recibido en el aula escolar o, eil los libros
que ha ledo.
Una institucin de esa clase de carcter nacional debe por lo tanto, exhibir el pasado en sus distintos elementos objetivos, sin excepciones, ya que ellos reflejan el curso del tiempo, la historia del pueblo al que pertenecen.
Hacer una seleccin de las piezas museogrficas, ocultar
lo malo para exhibir lo bueno, exhibir todo aquello que
enaltece con omisin de lo innoble, es falsear la historia,
seria hacer creer que los pueblos siempre han sido gobernados por hombres puros, sin influencias malsanas y sin
el peso de la virulencia de sus pasiones.
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Si, seor; lo he ledo, lo he leido y no puedo comprenderlo. Sern los que no pelearon, los que no sufrieron. . . o los que no son argentinos. . .
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cin de Mayo, completando la resuelta accin de Saavedra. Varela, desde el "Comercio del Plata" combati a la
tirana y rindi su vida en el nable empeo bajo el pual
aleve del emponchado, dejando frcscas en la redaccin del
peridico sus posteras cuartillas, como ltimos disparos
hechos contra la opresin del que haba dispuesto su
muerte violenta al no poder doblegar su espritu de hombre libre.
1935 -Homenaje al Libertador Jos de San Martin. Ricardo Levene: San Martcn Sintesis d3 la Historia Argentina.
Federico Santa Coloma Brandsen: El Museo Histrico
Nacional e inauguracin de las Nwvas Salas. Buenos
Aires. 34 pp.
1935 - Ricar.do Levene. Sintesis Sobre la Revolucin de Mayo.
Buenos Aires, 1935. 28 pp.
1940 -Benjzmn
Villegas Basavilbaso. Significacin Moral del
Testamento de San Martin. (Confirencia) Buenos Aires,
1942. 32 pp.
1941 -Plano
-Mario
(Conferencia).
1945 -Hctor
R. Ratto. Aspectos Navales & la Estrategia
del Libertador. (Conferencia). Buenos Aires, 1947. 37 pp.
1947 - Gabinete Numismdtico del Mztsfo Histrico
Buenos Aires, 1947. 8 pp.
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Nacional.
- 1948 -Eduardo
1952 -Seleccin
de Documentos del Museo Histrico Nacional.
Tomo 1. Buenos Aires, 1952.
1956-
1957.-Rail
A. Molina. S a n Martin e n Buenos Aires hasta el
Combate de S a n Lorenzo. (Conferencia). Buenos Aires,
1957. 36 pp.
1962- Gua explicativa del Museo Histrico Nacional. Buenos Aires, 1962. 8 pp.