Etapas y Periodos en Arqueología. John H. Rowe PDF
Etapas y Periodos en Arqueología. John H. Rowe PDF
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JOHN H. ROWE
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JOHN H. ROWE
Las etapas y los periodos son diferentes clases de unidades utilizadas para organizar los
datos arqueolgicos con la finalidad de poder estudiar cambios culturales a travs del tiempo. Las
etapas son unidades de semejanza cultural, mientras que los periodos son unidades de tiempo
que agrupan fenmenos ms o menos contemporneos. Dentro de un rea pequea, las unidades
culturales son parecidas, son comnmente contemporneas tambin, asi que las etapas son
equivalentes a periodos. Sin embargo, cuando se t rata de problema de apaliar las secuencias
locales de reas distantes, las etapas generales, establecidas con criterio uniforme darn un
apareamiento diferente del de los periodos, por los efectos de la difusin. Un examen de los
problemas que se presentan en la organizacin de las secuencias arqueolgicas, sugieren que los
periodos ofrecen una base mas til que las etapas para la interpretacin cultural, siempre y
cuando se definan los periodos con referencia a una sola secuencia local mas o menos completa
Como dijimos, las etapas son unidades de semejanza cult ural. Se atribuye las unidades
culturales a una misma etapa porque t ienen en comn uno o mas rasgos seleccionados como
diagnostico de aquella etapa, y carece de otros rasgos que se consideran como diagnsticos de
otras etapas. Lo que distingue las etapas de otras clases de unidades clasificatorias definidas por la
semejanza, es que las etapas deben seguirse una a la otra en un orden fijo. Algunas personas
todava siguen determinando el orden de las etapas del modo tpico de los siglos XVII I y XIX,
deducindolo de la teora del progreso, pero los arquelogos comnmente tratan de ordenas sus
etapas ut ilizando secuencias estrat igrficas.
Hay dos clases de etapas que se utilizan para relacionar las secuencias locales de
diferentes reas entre si, vamos a llamarlas "etapas sencillas" y "et apas complejas". Las primeras
se definen en base a la presencia o ausencia de un solo rasgo. Por ejemplo, es posible, encontrar
que en todas partes de un rea dada las unidades culturales con cermica siguen otras unidades
sin ella. En esta situacin, podemos hablar de una etapa pre cermica (o mejor acermica) y otra
1
Esta transcripcin es un esfuerzo conjunto de Hernn Hurtado y Alex Cacha en 2012 (estudiantes de
arque ologa de la Universidad Nacional Federico Villarreal) de la Revista Inca, Segunda poca, Vol. 111. N!l 6,
junio 1979, CEAR UNMSM.
2
Este trabajo es una nueva versin en castellano, hecha por le autor, de un artculo publicado originalmente
en ingles (Rowe, 1962}.
La versin inglesa, en forma mas breve, fue leda en la quinta reunin anual de la Kroeber Antrophological
Society, Berkeley, California, 13 de mayo de 1961. Fue producto de estudios de arqueologa peruana
financiados por la National Science Foundation y me es grato reconocer el apoyo de esta inst itucin.
Agradezco a los consejos de Theodore D. McCown, Dorothy Menzel, John Murra, Mildred Dickeman y
Thomas C. Patterson en la elaboracin del argumento original. He hecho esta versin castellana a pedido de
la Dra. Rosa Fung Pineda para reemplazar una traduccin defectuosa de Jos B. Villarn, que circula en Lima
a mimegrafo. Es un placer agregar mis agradecimientos a Patricia J. Lyon y Elizabeth Kuon Arce por su
revisin cuidadosa del castellano.
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desventajas de esta situacin, sobretodo cuando las transiciones tienen una duracin de varios
siglos, son tan evidentes que no exigen comentarios.
Por qu se producen situaciones tan incmodas? Lo que pasa generalmente es que los
arquelogos quienes adoptan un sistema de etapas complejas para organizar sus datos, lo hacen
en sus principios de investigacin del rea en estudio. A lo mucho, disponen de una sola secuencia
ms o menos completa, compuesta de unidades con una duracin de 360 a 500 aos. Se
encuentran frente al problema de relacionar con ella varias unidades culturales aisladas,
provenientes de otras partes del rea. Las unidades de la secuencia conocida son demasiado
largas para manifestar diferencias de uno o dos siglos en la aparicin de los rasgos nuevos,
mientras que la falta de otras secuencias que puedan compararse con la primera, elimina la
posibilidad de observar que los rasgos que definen las etapas aparecen en un orden diferente en
distintas partes del rea.
Las desventajas del uso de las etapas complejas en la interpretacin no aparecen sino
mucho ms tarde, cuando se ha logrado ms precisin en la cronologa relativa y se han formulado
otras secuencias locales. Desgraciadamente, para entonces todo el mundo se ha acostumbrado a
pensar en trminos de las etapas ya tradicionales y no es nada fcil abandonarlas y volver a
empezar con un sistema ms fructfero.
Si resulta que, cuando el testimonio arqueolgico se conoce mejor, existen efectivamente
varios rasgos culturales que se encuentran siempre asociadas en el rea estudiada, de manera que
se sugiere que todos se introdujeron juntos, este hecho puede ser muy significativo para la
interpretacin cultural. Esta clase de asociacin de varios rasgos diferentes tiene poca
probabilidad de producirse en el rea donde los rasgos del conjunto fueron invitados, aun en el
caso de que todos fueran inventados en el mismo lugar, porque la invencin es un proceso
relativamente lento. La situacin normal es que las invenciones se producen una a una. Empero,
una vez que se ha producido una serie de invenciones y estas se han difundido en un rea
bastante grande, pueden llegar a asociarse a uno al otro como elementos de un solo patrn
cultural, como ha ocurrido en el caso del cristianismo, la monogamia, y los pantalones. En tales
casos, es muy probable que todo el juego de rasgos asociados, se transmita como una unidad a
otras reas. Por esta razn, la sucesin de varios rasgos deberan sugerir al investigador que se
encuentre frente a un patrn introducido desde un punto ext erior.
Sguese de este argumento que un sistema de etapas complejas debe resultar ms
efectivo en un rea que ha recibido fuertes influencias del exterior en varias oportunidades. Si el
registro arqueolgico de la prehistoria europea concuerda mejor con el famosos sistema de las
tres edades (es decir, las etapas de piedra, bronce y hierro) que el registro arqueolgico del
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No
hay necesidad, entonces, de buscar otras secuencias si no es por un afn de conocer los
pormenores, y se ahorra el trabajo de mucha investigacin penosa. Naturalmente, si se acepta el
ahorro y la investigacin no se hace, la debilidad de la suposicin original no se descubrir nunca.
En segundo lugar, el uso de las etapas complejas parece prometer un atajo hacia una
interpretacin ms amplia. Esto pasa no por una peculiaridad de las etapas complejas en su
calidad de etapas, sino por la existencia de una asociacin antigua, pero persistente con la teora
de la evolucin cultural, una herencia de la filosofa social del siglo XVIII. La teora de la evolucin
social parte de la suposicin de que toda cultura humana se desarrolla a travs de una serie mas o
menos uniforme de etapas complejas, hasta llegar a la mas avanzada la que corresponde a la
cultura occidental de hoy. Las culturas actuales diferentes de esta, corresponde a etapas menos
avanzadas del mismo desarrollo. Se supone que a cada etapa corresponde cierto patrn de
instituciones, de tal modo que cierta tecnologa se encuentra siempre pro asociada a cierta clase
de organizacin social y a ciertas ideas econmicas, polticas y religiosas. Es este ltimo aspecto
de la teoras evolucionista que tiene un atractivo especial para los arquelogos que andan
buscando una interpretacin cultural mas amplia, porque ofrece un mtodo para reconstruir los
aspectos de la cultura de los cuales los restos arqueolgicos no ofrecen un testimonio directo.
Como ejemplo transparente e ingenuo del uso de la combinacin de etapas complejas y teora
evolucionista para la interpretacin arqueolgica, podemos citar las observaciones siguientes, que
aparecen en un trabajo general referente a la arqueologa del este de los Estados Unidos:
"el curso general del crecimiento cultural en el este de los Estados Unidos ser el
conocimiento de todos los que poseen un conocimiento de la historia de la
humanidad (debe leerse: de la evolucin cultural) ...
De nuestro conocimiento de la etapa cultural general de estas gentes del arcaico
temprano, podemos suponer que vivan en grupos o bandas de personas
estrechamente emparentadas, que probablemente contaron su descendencia por el
Aun en Europa parece que la concordancia no es muy buena. La exposicin del problema por Childe es
especialmente interesante (Ver Childe, 1951, sobretodo el captulo XII). La situacin europea sufre de una
confusin crnica entre etapas y periodos, de la cual Glyn Daniel ha protestado repetidas veces desde 1943.
4
Por ejemplo, Gordon R. Willey una vez explic al autor que al terminar el famoso "Proyecto del valle de
Vir" de 1946, el pensaba que ya se haban solucionado los problemas de la arqueologa cronolgica
peruana y se haban establecido las etapas del desarrollo de la cultura en esta rea (Nota agregada 1978).
16
7
.
conjeturas
La obra temprana de Uhle tuvo una actualidad nueva en 1922 cuando A. L. Kroeber, primero con la
ayuda de W. D. Strong y despus de otros estudiantes, empez a estudiar las colecciones que Uhle
haba formado para el museo de antropologa de la Universidad de California. Como parte de este
estudio Kroeber ley los informes de Uhle y recogi muchas de las ideas del pionero alemn. Una
de las ideas corregidas fue la de los "horizontes cronolgicos", con sus estudios correspondientes.
A base de los "horizontes" de Uhle, Kroeber elabor su propio esquema de cuatro periodos. El
tercer periodo de Kroeber corresponde a los periodos tercero, cuarto y quinto del esquema
utilizado pro Uhle en 1903. El esquema de cuatro periodos de Kroeber fue publicado por primera
vez en 1924, en un informe escrito en colaboracin por Strong sobre las colecciones reunidas por
7
El primer uso por Uhle de la frase "horizonte cronolgico" se encuentra en un articulo suyo publicado en
1913 (p. 341), pero ya estaba utilizando la idea de hacer el fechado reciproco por parecidos estilsticos por lo
menos en 1899, cuando empieza su correspondencia con la Sra. Phoebe Hearst.
8
Ver, por ejemplo, Uhle (1920) y comparar con Daniel (1951).
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El uso de
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los trminos horizontes", periodos" y "era" como equivalentes en estos dos informes sugieren
que Kroeber estaba pensando en la periodizacin corriente de la geologa. En el informe sobre la
cermica de Moche, Kroeber llam la atencin de sus lectores a la importancia de mantener una
diferenciacin sistemtica entre tiempo y estilo, y l utiliz su esquema de periodos como
instrumento para hacerlo11. Su exposicin sobre este punto tiene una importancia terica bien
grande.
En 1929, Kroeber dio nuevos nombres a sus periodos, tal vez por insinuacin M. O' Neale, con
quien el estaba trabajando sobre tejidos peruanos. Los nuevos nombres fueron: "periodo
temprano", "periodo medio" u 11horizonte tiahuanco -epigonal", "periodo tardo" y "periodo (u
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horizonte) lnca"
periodos. El esquema de Kroeber, con los nombres adoptamos en 1929, tena una difusin
bastante amplia entre los arquelogos peruanistas de habla inglesa hasta que el mismo Kroeber lo
abandon en 1943
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Otro sistema de periodos fue inventado en 1924 por V. Gordon Childe como un esquema
para interpretar la arqueologa de Europa Central
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generalizada para la zona de Morabia, Silesia, Hungra, y el norte de Serbia, y llam las unidades
culturales de esta secuencia Danubiano 1, 11, 111 y IV. Entonces estableci cuatro periodos
correspondientes a estas unidades culturales, a las que denomin periodos 1 a IV. En un estudio
posterior publicados en 1929, Childe aument el nmero de periodos a siete, al mismo tiempo que
redujo el nmero de las unidades de la secuencia cultural danubiana a dos. Es evidente, por la
forma en que Childe utiliza las denominaciones de los periodos, en estas publicaciones, que el
estaba tratando conscientemente de mantener una distincin entre semejanza cultural y tiempo.
En su testamento profesional, publicado en 1958, Childe afirm que su esquema de
periodos para Europa central fue inspirado por la periodizacin de la arqueologa de Tesalia,
publicada por Wace y Thompson en 1902, y por el sistema de "periodos" de Arthur Evans para la
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Creta minoana" publicado por primera vez en 1905 y 1906. Sin embargo, en los trabajos de los
autores citados, no se encuentra en realidad una distincin entre semejanza cultural y tiempo.
Ambos esquemas se refirieron a areas pequeas en las que no haba necesidad de hacerlo. La
distincin hecha por Childe en 1924 fue algo nuevo en la arqueologa europea. Como Glyn Daniel
ha sealado Childe no hizo nada para llamar la atencin de sus lectores a su sistema de periodos,
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aumentado hasta nueve el nmero de periodos usados, sin embargo, mientras otros autores han
empezado por lo general en etapas, para luego confundirlas con periodos, Childe empez con
periodos y termino confundindolas con et apas. Sus periodos se definen como referencia a
cambios en la cermica de las tierras calizas del sur de Inglaterra. Y l se queja de no haber
encontrado "contrapartes" de algunos de ellos en Yorkshire y Escocia
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Ford tom como base de su esquema de periodos la frecuencia de los tipos de cermica y las
secuencias que le interesaban, mientras que Rose utiliz la frecuencia de los "modos" (rasgos
seleccionados y definidos de manera taxonmica). Tanto Rose como Ford aluden a sus sistemas
como "escalas de tiempo". Un sistema periodos derivados de la prctica de Ford fue utilizado en el
Per de forma limitada por los arquelogos que participaron en el proyecto del valle de Vir de
194619 . Sin embargo, las interpretaciones cultu rales derivadas de este proyecto se expresaron
conforme a esquemas de etapas, en general bastantes ingenuos20
Kroeber haba abandonado su esquema de periodos para la arqueologa peruana en 1943,
porque nuevos descubrimientos, principalmente los de Julio C. Tello, Rafael Larco Hoyle, habran
extendido las secuencias culturales hasta tal punto que los nombres de periodos que Kroeber
vena usando ya no le parecan apropiados. El "pe riodo temprano" se haban alargado demasiado
y "periodo medio" ya no estaba cerca del medio de la secuencia. Yo nunca me sent cmodo con
los esquemas de et apas propuesto en 1946, y en 1955 me puse a pensar que la arqueologa
peruana haba perdido un instrumento de trabajo muy valioso con el abandono de sistema de
periodos. Kroeber lo haba abandonado no por una consideracin de fondo, sino por un leve
problema de nomenclatura para salvar los periodos, entonces, bastara un ligero cambio de
nombres. Segu los criterios que Kroeber haba utilizado al formular el esquema original se
debieron distinguir seis periodos en lugar de cuatro, y los dos nuevos correspondan a un tiempo
anterior a los periodos reconocidos por Kroeber. Adems, la cultura Chavn que corresponda al
segundo periodo nuevo, marcaba un "horizonte cultural" en el mismo sentido que las culturas inca
y "Tiahuanaco- epigonal". Propuse entonces los nombres de "periodo inicial", "horizonte
temprano", "periodo intermedio temprano", "horizonte medio", "intermedio tardo" y "horizonte
15
Childe (1925a) y ediciones posteriores (1925b, 1929). Ver Daniel (1951: 35)
Chlde (1940)
17
Childe (1940: 89) ver grfico en pp. 11. Tambin Childe (1956: 101- 102)
18
Ford (1935, 1936), Ro use ( 1939)
19
Por ejemplo Ford (1949)
20
Por ejemplo Strong (1948), Bennet y Bird (1949)
16
19
21
de este esquema.
Bien pronto se vea, sin embargo, que los periodos de este esq uema tal como los haba
definido Kroeber, tuvieron el carcter de periodos verdaderos nicamente porque estbamos
trabajando con una cronologa relativa bastante imprecisa. Los "horizontes" se reconocieron por la
aparicin de las influencias respectivament e de Chavn, Tiahuanaco o Huari, e Inca en las
secuencias locales. Esto vale decir que en el fondo se trataba de unidades de semejanza cultural, o
sea de etapas, segn la definicin arriba propuestas. Sin embargo Uhle y Kroeber haban supuesto
que las influencias unificadoras que utilizaron para definir los periodos que yo estoy llamando
"horizontes" se difundieron con una rapidez suficiente para permitirles tomar la aparicin de estas
influencias en las secuencias locales, como indicios de contemporaneidad. Esta suposicin de
contempora neidad pareca defendible, porque la duracin de las divisiones cronologas que se
reconocan entonces fue tan grande que ocult cualquier demora en la transmisin de las
influencias estilsticas. A la medida que se establece subdivisiones ms a menudas de las
secuencias locales, el problema de demoras en la transmisin se ha presentado en forma cada vez
mas aguda. Nuestros "periodos" estaban convirtindose evidentemente en "etapas".
El problema puede ejemplificarse con referencia a la propagacin de la influencia Inca. Los
incas, segn sus propias transiciones histricas, haban conquistado la mayor parte de lo que
ahora es el Per (menos la selva tropical) en un lapso mas o menos de cuarenta aos
22
Kroeber
Rowe (1960)
Rowe (1945)
110
estilo lea coincide con el comienzo de la ocupacin del valle de lea por los Incas, le asignamos al
comienzo del horizonte tardo a la fecha tradicional de la conquista Inca de esta zona, alrededor
de 1478 d. C.
El nuevo procedimiento llama la atencin del investigador al problema de l fechado relativo
reciproco entre diferentes zonas y le impone la consideracin sistemtica de la teora de la
contemporaneidad. Este tema merece une estudio aparte.
Para los fines del presente trabajo, es suficiente indicar que hay varias maneras de
establecer la contemporaneidad entre unidades culturales de diferentes zonas.
l.
El mtodo ms obvio es por referencia a fechas absolutas. Para muchas reas hay cierto
nmero determinaciones de radio-carbono disponibles y estas aveces ofrecen un control
del fechado reciproco de las unidades culturales. En la arqueologa peruana, se ha
utilizado determinaciones de radio-carbono como parte de un argumento para fijar la
fecha relativa del estilo de Pucar
2.
24
Las piezas cambiadas en comercio proporcionan datos de especial valor para establecer la
contemporaneidad de las unidades culturales. Generalmente hay algn intercambio de
cosas entre reas vecinas aun en condiciones de relativo aislamiento regional. El
argumento mas convincente para la contemporaneidad es el suministrado por la
asociacin repetida y constante de piezas importadas de une estilo caracterstico, con
piezas de fabricacin local de estilo conocido, como por ejemplo la asociacin de piezas de
estilo Inca tardo con otras del estilo lea 9 en los entierros en lea.
23
En la presente versin, he utilizado la terminologa mas reciente (Ver Menzel 1976). La versin original
utiliz los trminos corrientes en 1961: Chulupaca A por lea 1, Tacaraca A por lea 9 y Tacaraca B por lea 10
(Nota agregadas en 1978).
24
Segn la interpretacin de las determinaciones de radio-carbono que prevalecan en 1961, el estilo Pucar
pareca tener una fecha que caa hacia fines del horizonte temprano. Una interpretacin mas reciente de los
mismos datos asigna a este estilo a las primeras fases del periodo intermedio temprano (Rowe, 1967). (Nota
agregada en 1978).
111
diferentes tipos de datos. Cada problema de fechado reciproco t iene sus propios problemas y la
solucin debe juzgarse por sus propios meritos.
El uso de una secuencia maestra para mantener el control cronolgico sobre un sistema de
periodos tiene varias consecuencias. En todo el rea a la cua l se aplica el sistema de periodos, la
precisin del fechado relativo que el sist ema permite, queda limitada por la precisin de la
secuencia maestra. Entonces, el mtodo es mas efect ivo si los estudios de la secuencia maestra
proceden de una manera continua, de modo tal que esta secuencia sea siempre la mejor conocida
del rea. A la medida que se enlazan ot ras secuencias locales firmemente a la secuencia maestra,
estas pueden utilizarse como normas de referencias secundarias, pero es importante seguir
buscando oportunidades de establecer relaciones directas con la secuencia maestra para evitar la
acumulacin de errores.
Los periodos bsicos del sistema peruano son bastante largos, con la excepcin del
horizonte tardo, que duro apenas unos 58 aos. Los periodos anteriores varan en su duracin de
300 a 700 aos, y posiblemente hasta 1000. Es conveniente en cualquier rea poder referirse a
unidades de tiempo de duracin tan larga para indicar fechas relativas aproximadas. Para
determinar fechas mas precisas, conviene hacer subdivisiones y de estas se pueden hacer tantas
como las subdivisiones estilsticas que se distinguen en la secuencia maestra. En el sist ema
peruano, por ejemplo, el periodo intermedio temprano corresponde al lapso representado por las
fases 1 a 8 del estilo Nazca en lea. Por consiguiente, podemos dividir el periodo intermedio
temprano en ocho subdivisiones o "pocas", cada una de las cuales corresponde a una de las fases
del estilo Nazca. As, en la poca 7 del periodo intermedio temprano (abreviada PI Temprano 7) es
el lapso que corresponde a la fase Nazca 7 en lea. Si el periodo intermedio temprano duro unos
950 aos, como parece probablemente ahora, el promedio de duracin de cada una de sus pocas
es de mas o menos 119 aos. Cuando logremos conseguir unas asociaciones arqueolgicas mas
precisas, deber ser posible subdividir algunas de las pocas mas largas. Podemos designar tales
subdivisiones con letras maysculas. Por ejemplo, PI Tempano, PI Temprano 7B, etc.
El uso de un sistema de periodos en lugar de uno de etapas para organizar los datos
arqueolgicos es una ayuda inestimable al pensamiento claro cuando se trata de las
interpretaciones culturales. Tiene dos ventajas principales. La primera es que ofrece un control d 1
fechado relativo que permite al investigador identificar las demoras en al difusin de los rasgos
culturales y as determinar la direccin de la expansin y al fin el rea de origen de los rasgos
25
La segunda ventaja del uso de periodos en lugar de etapas para organizar los datos
arqueolgicos, es que el investigador corre menos peligro de presumir lo que debe de estar
comprobando. Como resultado de la asociacin estrecha que ha persistido entre las et apas y la
teora de la evolucin cultural, casi todos los arquelogos que utilizan las etapas para organizar sus
datos, a la vez introducen ciert as suposiciones relativas al desarrollo cultural sin darse cuenta de lo
que estn haciendo. Despus, cuando hacen sus interpretaciones culturales, descubren los
patrones del desarrollo cultural, que ellos mismo haban introducido como suposiciones en su
sistema de organizacin, y piensan que los estn sacando empricamente de sus datos. El
argumento se hace perfectamente circular. El peligro de construir un argumento circular se
disminuye cuando los datos se organizan por periodos, puesto que el sistema de periodos no
implica suposiciones referentes a los procesos culturales. Existe por lo menos la posibilidad de que
un investigador pudiera sacar nuevas conclusiones que no se le hubieran ocurrido al principio de la
investigacin.
El mtodo de utilizar un esquema de periodos relacionados a una secuencia maestra local
podra utilizarse en otras partes del mundo con el mismo provecho que en el rea andina. En
Europa, por ejemplo, valdra la pena fijar el elemento de etapas del sistema de "periodos"
propuest o por Childe, escogiendo una secuencia local apropiada en el sur de Inglaterra como la
25
Las interpretaciones citadas se hicieron en base a los datos d isponibles en 1961. Los datos acumulados
desde entonces no exigen revisiones fundamenta les en las conclusiones sugeridas. Subrayas mas bien su
carcter provisional. Para los fines del argumento de este trabajo, la valides de las conclusiones es menos
importantes que la naturaleza de las mismas. (Nota agregada en 1978).
113
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dos sistemas salvan los inconvenientes de los esquemas de etapas. El mo tiene la ventaja adicional de
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