Adorno, Introducción A La Filosofía de La Música
Adorno, Introducción A La Filosofía de La Música
Adorno, Introducción A La Filosofía de La Música
78220410 D___________________
de la
UNIVERSITAT DE LES ILLES BALEARS
ndice
1. Introduccin.. pg. 3
2. Mahler, punto de partidapg. 4
3. Adorno, una sociologa de la msica.pg. 8
4. La nueva msica..pg. 14
5. El valor del error..pg. 16
6. Actualidad de la problemtica de Adorno...pg. 18
7. Conclusionespg. 20
8. Bibliografa..pg. 23
1. Introduccin
Sin duda alguna, Adorno es un pensador que merece un puesto destacado. Su
trabajo en esttica es an hoy en da altamente valorado, ya que no deja indiferente a
ningn lector. Su obra interesa bsicamente a la sociologa de la msica, aunque sera
demasiado estrecho conceptualizarla nicamente bajo este trmino. Su pensamiento va
mucho ms all en obras tan conocidas como la escrita conjuntamente con Horkheimer,
Dialctica de la Ilustracin. En este escrito nos centraremos en su pensamiento a partir
de su estudio esttico, y a partir de su relacin con otro gran autor: el compositor
musical Gustav Mahler.
Adorno dedica escritos y monografas a un gran nmero de autores, entre ellos
Mahler. El texto de partida de este escrito ser Mahler. Una fisionoma musical. Por
qu Mahler y por qu este texto? Podramos haber elegido otros textos cabales del autor
como punto de partida, pero este nos resulta especialmente curioso por lo que Mahler
significa y lo representativo que puede llegar a ser del propio pensamiento de Adorno,
como veremos ms adelante. A partir de este texto, donde encontramos las lneas de su
pensamiento en general, nos iremos centrando cada vez ms en su teora sobre la
msica. Esta teora de la msica toma pleno sentido dentro de su pensamiento general, y
es por ello que este tambin se ir presentando a lo largo de la mano de la propuesta
esttica. Para finalizar, analizaremos sus propuestas en la actualidad, comparndolas
con algunos autores y ejemplos posteriores, cuestionando la utilidad o no hoy en da de
su propuesta.
Todo ello, adems, en ltima instancia nos servir para plantearnos cuestiones
filosficas fundamentales en torno a la filosofa de la msica y el arte: Tiene sentido
hablar o escribir sobre msica? Hacia dnde va la esttica? Aunque a priori sabemos
que todas estas cuestiones son de difcil respuesta, esperamos que este breve escrito
pueda arrojar algo de luz al papel de la esttica desde la visin propuesta por Adorno,
acompaados obviamente en todo momento por Mahler y otros compositores
imprescindibles.
devenir de la humanidad: a aquellos que nos emancipado a travs de la msica, que han
dado un paso hacia delante en pro de la libertad.
Esta bsqueda de la libertad del individuo tiene una pincelada claramente
utpica, que Adorno ligar filosfica, literaria y musicalmente con los recuerdos de
felicidad de su infancia. Ser un continuo en su obra encontrar un cambio de registro
cuando el autor se refiera a la infancia:
Cuando algunos solitarios que ni han de abrigar la esperanza de tener oyentes ni
necesitan tenerlos, hacen ocasionalmente ensayos con el tocar el piano a cuatro
manos, esto no tendra por qu irrogarles ningn prejuicio. A la postre siempre
se encuentra tambin un nio para pasarles las pginas6.
Precisamente en este aspecto destaca Adorno a Mahler. Se centra en la primera
vez, en el contacto desde la ingenuidad o ignorancia que el pensador encuentra en
muchos pasajes mahlerianos en su primera escucha. De hecho es en la monografa de
Mahler donde encontramos claramente ligadas a infancia y utopa (vase cita 4). En
Mahler, Adorno intenta recuperar esa felicidad perdida, y que ya nos es inalcanzable.
La bsqueda de la libertad no slo se da en el trabajo o en el ocio, sino que es
imprescindible en la escucha. La escucha se condiciona de forma grave, con una gran
dificultad para el oyente: en un mundo donde la escucha, el sentido de la audicin,
siempre se ha visto soslayado y en segundo plano por la vista, ni tan siquiera el propio
oyente es, en la mayora de veces, consciente de que est siendo condicionado y
manipulado. Ya desde los tiempos de Platn, pasando por el cristianismo y hasta
nuestros das, podemos encontrar modos musicales censurados y condicionados de
forma negativa. Aunque Adorno ya fuera consciente con anterioridad de esta situacin
en la msica, fue su estancia y experiencia en el Estudio de Msica del Princeton Radio
Research Project el detonante de la gravedad de la situacin. En los Estados Unidos
ser completamente consciente de que
Th. W. Adorno, A cuatro manos, una vez ms, en Impromptus. Escritos musicales IV, trad. Por Antonio
Gmez Schneekloth y Alfredo Brotons Muoz, Madrid, Akal, 2008, pg. 328.
7
Th. W. Adorno, Sobre el carcter fetichista y la regresin del odo, en Disonancias, trad. De Rafael de la
Vega, Madrid, Rialp, 1966, pg. 34.
8
Lo encontramos en su trabajo Escuchar las msicas de Adorno (vase bibliografa), pg. 108.
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momento, Adorno entrar dialcticamente entre la utopa y la amenaza del silencio del
arte, un silencio no slo del decir, si no un silencio tambin del escuchar.
evidenciar las fracturas internas del pensamiento y la realidad. Pero tampoco se vuelve
el anlisis de la obra musical un mero pretexto para sostener sus tesis filosficas y
estticas, sino que va ms all. Lo que Adorno postular es la autonoma para el arte,
precisamente como forma de no dependencia de los cnones marcados por la
sociedad. No slo ser independiente, sino que ser el arma contra la razn establecida
dentro de la sociedad. Que la msica sea libre, nos dir, ser una garanta para que el
hombre tambin lo pueda seguir siendo, luchando contra una sociedad cosificadora y
opresiva. Como se entienda esa autonoma es un tema a tratar, ya que si el arte debe ser
libre, pero a la vez parece cumplir una funcin en la sociedad, se puede caer fcilmente
en contradicciones.
Adorno intentar demostrar que en la sociedad capitalista, la msica nicamente
cuenta con una va de supervivencia: ser la anttesis de la sociedad. De esta manera,
podr conservar:
Su verdad social gracias al aislamiento; pero, precisamente esto, a la larga la
vuelve rida. Es como si se la sustrajera al estmulo productivo o, dicho de otro
modo, a la propia razn de ser, ya que tambin el discurso ms solitario de un
artista vive la paradoja de hablarles a los hombres gracias a su soledad, al
renunciar a una comunicacin que se ha vuelto trivial12.
La msica, por naturaleza, es un arte comunicativo y expresivo. Comunicacin y
expresin son, precisamente, dos hechos que se auto destruyen en la sociedad
capitalista: los individuos pierden esa capacidad volvindola trivial y alienada por la
sociedad. Ambas, al final, no son ms que una mera mercanca de intercambio. En este
escenario el artista slo podr optar por el silencio y aislamiento como vas de escape
para conservar su autntica obra. Su carcter de verdad reposar en el testimonio de la
angustia del hombre de su poca. Nos encontramos ante una disyuntiva dialctica: si la
obra se quiere ser fiel a s misma, a su destino de comunicacin con los hombres, debe
abandonar precisamente la humanidad de los hombres, que no es ms que una mscara
de inhumanidad.
Cmo hemos visto anteriormente, la msica debe ser capaz, an esta supuesta
funcin, de mantenerse autnoma. Autnoma, si, pero En referencia a qu? Es
autnoma respecto del mundo? Y si es as, Qu podemos decir que no sea desde el
propio mundo? Y si negamos el mundo, Desde qu perspectiva contemplamos esa
12
Th. W. Adorno, Philosophie der neuen Musik, trad. Italiana de Filosofia della musica moderna, Turn,
Einaudi, 1959, pg. 38.
autonoma? Aunque la razn abstracta nos intente mostrar un mundo uniforme, esto
slo es una ilusin de la razn abstracta, ya que el mundo cuenta con grietas y fisuras,
heridas y desgarraduras. Precisamente la razn, alzada en la bandera de la Ilustracin,
nos llev al nacionalsocialismo y al estalinismo. Adorno, conjuntamente a Horkheimer
en la Dialctica de la Ilustracin se propone analizar los mecanismos de esa tragedia,
no para ir en contra de la Ilustracin misma, sino porque ella misma debe reflexionar
sobre ese hecho para resurgir. La razn debe dejar de ser destructiva y violenta como en
esos casos, para ir ms all y llevarnos a la libertad. Justamente fue la confianza en que
el triunfo de la razn llevara a la felicidad la que dio pie a establecer relaciones de
poder dictatoriales del hombre para con la naturaleza. Y es precisamente de esta
naturaleza de donde surge la razn vista como ilustracin. Nuestra historia es la
prolongacin de la historia natural. La escisin no se ha dado entre hombre y espritu,
sino entre hombre y naturaleza. Fue en el surgimiento del mito donde se dio la ruptura
original. Horkheimer apuntar aqu que precisamente es el ansia del hombre por
dominar la naturaleza lo que eclipsa la razn. Al igual que pasaba ya con el mito, este
intenta ser explicativo mediante la dominacin de la naturaleza, objetivizndola. Es
mediante la dominacin de la naturaleza, de los hombres, de la economa o la ciencia
que creemos adquirir un conocimiento sobre ellos. Adorno y Horkheimer lucharn
contra esto en su obra, contra las fuerzas que nicamente persiguen abstraerlo todo,
anulando la individualidad en pro de lo general, derivando en la cultura de masas.
Tambin en la msica de Mahler encontrar Adorno esta apuesta:
Por eso en Mahler lo inferior no encarna lo elemental y el mito, nada natural, ni
siquiera all donde su msica roza asociaciones de ese tipo, como en los
ambientes evocados por los cencerros; lo que aqu hace una msica que sabe que
tiene bloqueado el camino de regreso es antes bien tomar aliento que simular ese
camino. En vano buscar Mahler lo alejado del espritu. Lo inferior es en l ms
bien lo negativo de la cultura que ha fracasado13.
En la Ilustracin, ese dominio se ha presentado de una manera muy clara:
mediante el nmero. El mundo es ahora reducido a meros nmeros. Todo lo que
conocemos, lo podemos reducir al nmero. Si algo no es reducible en nmeros,
entonces no lo conocemos. De esta manera, no slo hemos conseguido dominar la
naturaleza, sino que hemos ido un paso ms all, logrando dominar el interior de los
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Adorno y Horkheimer, Dialctica de la Ilustracin, Trotta, Madrid, 4ta. edicin, 2001, pg. 166 y 89.
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no conceptual. Cabe destacar que Adorno emplea el verbo iluminar, no alguno del tipo
traducir, ya que si as fuera, querra decir que la obra de arte necesitara de la filosofa
completamente, y recordemos que la obra de arte es autnoma. Esta sera una salida a la
razn que le permitira no existir nicamente en el campo del concepto. Este intento de
superacin del concepto ya lo podemos empezar a ver en Mahler:
En Mahler todas las categoras empiezan a quedar corrodas, ninguna se
establece en lmites no problemticos. Su difuminacin no se debe a falta de
articulacin, sino que revisa sta. Ni lo ntido ni lo difuminado se definen como
definitivos, ambos flotan15.
Aqu nos encontramos con uno de los problemas ms bsicos en filosofa de la
msica: Es posible hablar y escribir sobre msica? Al intentar esta superacin del
concepto, nos encontramos que intentamos aproximarnos a un fenmeno a-conceptual,
como es la msica, mediante herramientas conceptuales. El problema de la
inconmensurabilidad entre los dos lenguajes se hace aqu patente. El concepto, que
determina significados muy concretos, debe arrojar luz sobre fenmenos totalmente
contrarios, que son muy difcilmente concretables. La clave est aqu, como resalta
Adorno, en emplear el lenguaje slo para dar luz al arte, no para intentar traducirlo en su
totalidad. Entonces, hablar o escribir sobre ste toma sentido.
Precisamente el arte moderno, el que Adorno defender, no puede ser entendido
mediante los conceptos. Este arte precisamente se enfoca en romper los conceptos que
lo intenten englobar, buscan hacerla estallar, buscan que la obra de arte cree su propio
discurso. Nuevamente aqu reconectamos con el problema de la autonoma del arte. En
este punto, Adorno vincula la autonoma del arte a la libertad alcanzada en su momento
histrico. Introduce, pues, el elemento historicista en su teora. Afirmar incluso que las
verdaderas obras de arte son aquellas que cargan con el peso de su devenir histrico, en
lugar de asentarse estas sobre la historia.
Otra caracterstica de las verdaderas obras de arte es justamente lo contrario a la
historicidad: su absoluticidad. La obra de arte es absoluta en el sentido de que no puede
conceptualizarse, es un enigma indescifrable, que nos media hacia lo otro, hacia lo
que no es ella. Es una manifestacin sensible de la idea, por as decirlo. Es destacable la
afirmacin de Freddy Sosa16: Como en una inconcebible moneda de una sola cara, en
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contra el arte: por un lado, atacar al arte de masas, aquel cuya nica funcin es
impuesta por el aparato dominante para adormecer y atontar a los individuos; a la vez
aclamar al arte verdadero como esperanza hacia un futuro libre y desalienado,
autntico y propio de los hombres:
( ) La msica de Mahler simpatiza con los asociales que en vano extienden
las manos hacia el colectivo. () La msica de Mahler es subjetiva no en cuanto
a expresin de ste, sino por cuanto l la pone en boca del desertor. Todo son
ltimas palabras. El que va a ser ahorcado clama lo que an tendra que decir,
sin que nadie lo oiga. Slo para que quede dicho. La msica admite que el
destino del mundo ya no depende del individuo, pero sabe tambin que este
individuo no es capaz de otro contenido que el suyo propio, por escindido e
impotente que sea. Por eso sus figuras son la firma de la verdad. En esas
sinfonas, incluso aquel que es arrastrado por las marchas las percibe y
reflexiona sobre ellas. nicamente los que han perdido el turno, los pisoteados,
el pobre tamborilero, los carentes de toda libertad encarnan para Mahler la
libertad. Sin hacer promesas, sus sinfonas son baladas de la derrota, pues
pronto caer la noche18.
Este contenido de verdad no lo es en la manera de respuesta: la obra enmudece
cuando se le pregunta por qu tilda de realidad algo que no lo es, ya que la obra dice al
tiempo que oculta, nos dir Adorno. Cuanto ms conocemos el fenmeno de una obra,
ms nos aproximamos a ella, en realidad, ms fuerza adquiere su enigma interno. Esto
lo ejemplifica el autor dicindonos que quien se acerca al arco iris para conocerlo, lo
hace desaparecer. Algo as sucede con la obra de arte. En este punto llegamos a la
necesidad esttica y filosfica. Es la crtica la que debe intentar dilucidar ese contenido
de verdad. Las obras tienen algo que iluminar, puesto que sino, no habra lnea que
delimitara el arte. El filsofo deber acercarse por dos caminos hacia la obra: sin
conceptos, y sin poder salir, por tanto, del conocimiento a-conceptual, o mediante
conceptos, corriendo el riesgo de no poder captar verdaderamente su esencia.
4. La nueva msica
Por nueva msica, Adorno se refiere bsicamente a la escuela vienesa, y sobre
todo a Schngberg. Esta msica lleva a la dificultad de escucha intrnseca a ella, debida
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Algo que no podemos negar es que la msica, de una manera u otra, es capaz de
sensibilizar y actuar sobre la psique humana. Puede, por as decirlo, llegar a secuestrar
nuestro nimo, ya que conecta directamente con las formas de sentimiento humano:
Quizs ni gozo ni pensar, sino el patetismo de uno u otro y ambos, la grandeza
y la brevedad y el fluir eterno e todo lo vitalmente sentido. Tal es el patrn, o la
forma lgica, de la sensibilidad, y el patrn de la msica es esa misma forma
elaborada a travs de sonidos y silencios. La msica es as una analoga tonal
de la vida emotiva22.
7. Conclusiones
Llegados a este punto, no nos queda ms que echar la vista atrs para destacar
algunas conclusiones alcanzadas a lo largo del escrito. Como hemos podido ver, la
figura de Mahler nos ha servido de puente de unin a lo largo de casi toda la exposicin.
Como hemos visto, Mahler es un compositor que ya contiene en s el germen de lo que
ser la nueva msica. Sus aportaciones, aunque sin la transgresin que represent
Schngberg, obviamente, cimentaron la posibilidad de lo venidero. Mediante citas del
propio Adorno, adems, hemos podido ver como encuentra en su msica muchas
pinceladas de su teora sociolgica musical. Podemos concluir, pues, que es un autor
representante de la transicin entre el romanticismo y la nueva msica, ya que
encontramos elementos de uno y otro, y al adentrarnos en su obra, vemos como el
mismo va vivenciando y exponiendo esa transformacin.
A partir de este estudio de Adorno a travs de la monografa a l dedicada de
Adorno, hemos dado pie a exponer, de forma breve, la teora esttica de este autor.
Como hemos podido ver, Adorno relaciona directamente msica y sociedad.
Dependiendo de quin emplee la msica, se tornar en un arma de doble filo: tanto
podr ser el veneno de los pueblos adormecidos, como el antdoto hacia la libertad de la
sociedad alienada. La msica, pero, va ms all, y no se encierra en una mera funcin
social. El arte, hemos concluido, es autnomo. No se puede conceptualizar, ya que ste
hace estallar sus propios conceptos. La filosofa, aqu, juega el papel de iluminarlo, para
ayudarnos a interpretarlo, pero teniendo claro de antemano que no vamos a encontrar en
l ninguna respuesta. La filosofa tender el camino para aproximar a nuestra dimensin
conceptual la experiencia a-conceptual que es la msica. Adems, el arte contar con
22
Adolfo Vzquez Roca, Msica y Filosofa Contempornea; registros polifnicos de John Cage a Peter
Sloterdijk (vase bibliografa), pg. 6.
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una verdad intrnseca, en el caso de que sea autntico arte. Esta verdad ser la que
conectar con los individuos.
A continuacin hemos visto como Schngberg representa la aplicacin prctica
de la propuesta terica de Adorno. Con el dodecafonismo, este autor rompe
radicalmente con la tradicin establecida, chocando frontalmente con lo que la sociedad
de su poca representa. Este choque solo perdura un tiempo, cuando es considerado un
error, que con el tiempo se va normalizando y se deja de considerar como tal.
Para finalizar, hemos intentado actualizar la problemtica de Adorno con
algunos ejemplos de la msica contempornea, como John Cage.
Desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, el pensamiento musical ha
ido creciendo enormemente y enriquecindose. Eso ha sido posible gracias al contacto
con otras disciplinas que tambin han ido creciendo. Esto ha repercutido no solo en el
conocimiento filosfico de la msica, sino tambin en su conocimiento historiogrfico.
Todos estos hechos tambin han ayudado a la diversificacin de la msica, apartndose
de las concepciones ms clsicas y tradicionales. Actualmente, teora de la msica y
esttica van de la mano, ya que ambos se retroalimentan.
Actualmente, se pretende, sobretodo, analizar cmo funciona la msica, los
mecanismos psicolgicos que sta pone en juego, las estructuras lingsticas que utiliza,
y en qu se diferencia de otros lenguajes del hombre. Todos estos temas son tratados
por mltiples disciplinas, por lo cual parece que la vieja disputa esttica central entre
msica como formalismo y expresin.
Esta diversidad de disciplinas que se vierten en la esttica musical da como
resultado enfoques conceptuales muy diversos entre s. El partir desde una experiencia
prctica o una terica, por ejemplo. Puede dar como resultado visin sin nada
aparentemente en comn. Adems, debemos tener en cuenta que nosotros
contemplamos la historia de la esttica desde nuestro propio prisma histrico, lo cual
afectar a nuestra visin de las cosas. As, a lo largo de la historia podemos ver todo un
seguido de interpretaciones o momentos que parecen ser totalmente inconexos entre s.
Sin embargo, hay un hilo comn a todas esas experiencias que las une, que trascienden
el espritu de su poca. Esto es debido a que la msica es ya de por s un objeto
multiforme. Es un prisma con un gran nmero de caras a travs de las cuales poder
mirar, y poder obtener por ello distintas respuestas, sea cual sea el tema o autor que
intentemos tratar. En este caso, nos hemos centrado en la perspectiva de Adorno, pero
como l mismo propona, la misma msica de su poca poda ser utilizada o vista de
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muy diversas maneras. Lo que no podemos negar, es que toda aproximacin a la msica
contar con una base filosfica, con relaciones directas con la cultura y la sociedad.
La msica, en cualquier caso, se entienda como se entienda, se interprete segn
quien se interprete, es una manera de estar en el mundo. En nuestra sociedad, nuestra
relacin con el sonido y la msica es totalmente contradictoria. Vivimos en la sociedad
del ruido continuo. No contamos con rituales establecidos de silencio, de soledad, para
poder reencontrarnos con nosotros mismos. Vivimos conectados socialmente las 24
horas, sobre todo desde la irrupcin de las redes sociales incluso en el mvil. Pero a la
vez, no ha habido poca en la que uno estuviera ms solo en cuanto al resto y a uno
mismo. Vivimos en un mundo que nos demanda estar presentes siempre, en cualquier
situacin, pero mediados muchas veces por la tecnologa, lo cual crea nicamente una
falsa apariencia de conectividad entre los hombres. Y en esta sociedad que puede llegar
a ser tan deshumanizada, Qu salidas nos quedan? Que las drogas y el alcohol,
inhibidores que nos alejan de nosotros mismos, que nos ausentan de nuestro interior y
de nuestro exterior, sean tan consumidos actualmente, quizs debera darnos la voz de
alarma. No ser, quizs, momento de retomar la propuesta hecha por Adorno, y
empezar a reivindicar las artes como mano a la que aferrarnos para salir de este callejn
sin salida? No ser momento de abandonar la sociedad musicada las 24 horas del da
para volver de nuevo a una msica que nos arrastre fuera de la sociedad, no que nos
adormezca ms en ella? Carlos Guillermo Prez de Aranda empieza el prlogo a la
esttica musical de Fubini con una frase de Susan Sontang perteneciente a El amante del
volcn: Las cosas poseen un valor intrnseco; las personas valen lo que tu propia
necesidad les asigna. Esta necesidad cambiante muy probablemente tambin es
aplicable a las artes, y en especial a la msica. Es por ello que quizs sea el momento de
empezar a darnos cuenta de la necesidad que tenemos como individuos de que la
msica, la obra de arte verdadera, vuelva a rescatarnos de la deshumanizacin que da a
da vamos viviendo.
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8. Bibliografa
Libros:
-
Fubini, Enrico. 2007. La esttica musical desde la Antigedad hasta el siglo XX.
Alianza Editorial. Madrid.
Publicaciones:
-
Mrquez V., Israel. 2011. tica y esttica del error en la msica popular
contempornea. Musiker, n 18, pgs.: 83 - 97.
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