El Jesus Historico - Gerd Theissen PDF
El Jesus Historico - Gerd Theissen PDF
El Jesus Historico - Gerd Theissen PDF
Gerd Theissen
A n n e t t e Merz
SIGEME
GERD THEISSEN
ANNETTE MERZ
EL JESS
HISTRICO
Manual
EDICIONES SIGEME
SALAMANCA
1999
A Christoph Burchard
en su 65 cumpleaos
ISBN: 84-301-1349-5
Depsito legal: S. 1307-1998
Printed in Spain
Imprime: Grficas Varona
Polgono El Montalvo - Salamanca, 1999
CONTENIDO
Prlogo 9
Fuentes, bibliografa y siglas 13
I
LAS FUENTES Y SU EVALUACIN
II
EL MARCO DE LA HISTORIA DE JESS
III
LA ACTIVIDAD Y LA PREDICACIN DE JESS
IV
PASIN Y PASCUA
tareas propuestas sobre ellos, ya que son relevantes para los problemas rea-
les. Las propuestas de lectura que hacemos aqu ocasionalmente no son, en
cambio, un requisito para la comprensin del captulo correspondiente. Pe-
ro el que desee estudiar el tema ms a fondo, como preparacin para los
exmenes, por ejemplo, debe tomar nota de estos aportes fundamentales.
La parte principal de cada captulo contiene una panormica de los tex-
tos y problemas sobre cada tema en una articulacin lo ms clara posible.
Tablas, comparaciones y esquemas pretenden visualizar los problemas sig-
nificativos. Las divisiones en puntos y subpuntos con trminos en cursi-
va sirven para ayudar a memorizar mejor ciertos contenidos complejos.
Al final de cada parte principal hay un breve compendio que prescinde
de la divisin (artificial) en puntos y subpuntos. Apuntamos en l la mane-
ra de exponer los resultados cientficos en un lenguaje didctico para la es-
cuela, la Iglesia y la sociedad. Siguen algunas sugerencias de reflexin her-
menutica; sirven para aligerar la exposicin temtica, ya que no incumbe
directamente al trabajo histrico la cuestin del modo de abordar hoy sus
resultados; y forman parte, adems, del plan didctico: el saber slo es un
saber vivo si lo afrontamos personalmente y lo impregnamos de nuestro
pensamiento y vivencia.
Al final de cada captulo hay tareas y controles de aprendizaje que plan-
tean adems nuevos problemas, especialmente a la hora de pasar de lo es-
tudiado a otras materias desconocidas. Estas tareas adicionales forman par-
te del tratamiento del tema. Al final del libro estn las soluciones a todas
las tareas.
En la estructuracin de cada captulo hemos procurado redondear cada
tema sin dejar lagunas. El que estudia, por ejemplo, la ltima cena de Jess
debe tener una exposicin suficiente de sus problemas sin necesidad de le-
erse todo el libro. Por eso el lector puede saltarse captulos en la lectura. El
que opine que la investigacin del Jess histrico debe comenzar por la fe
pascual, puede iniciar su estudio con este tema.
Un manual como el presente, que pretende exponer la investigacin re-
alizada en torno a Jess y no las ideas preferidas de sus dos autores, no por
eso deja de estar marcado por una determinada imagen de Jess. Es una
imagen contextual. Vemos a Jess en el contexto del judaismo y de la his-
toria local, social y poltica de su tiempo. Tambin detrs de este libro hay
precomprensiones e intereses. As, creemos que el Jess histrico pue-
de facilitar un acceso al judaismo por su afinidad, que el estudio de su men-
saje afina la conciencia social y que el encuentro con l modifica la pre-
gunta por Dios.
El libro es un trabajo realizado en comn. Los dos autores nos respon-
sabilizamos de todas las secciones en su redaccin; pero nos hemos distri-
12 El Jess histrico
buido el trabajo. La mayor parte de los captulos 1, 4-5, 7-16 han sido ela-
borados por Gerd Theissen. Los captulos 2-3, 6 son obra de Annette Merz;
a ella pertenecen tambin las tareas y las soluciones consignadas en las p-
ginas 623ss, adems de otras secciones en los restantes captulos1. El ma-
nuscrito se termin de redactar en septiembre de 1995. La bibliografa pos-
terior no ha podido ser utilizada.
Hemos sometido las distintas partes de la obra al examen de otras per-
sonas. Agradecemos las observaciones hechas y la lectura de diferentes
secciones o del conjunto a Petra von Gemnden (Ginebra), Michaela Hc-
kel (Tubinga) y Christa Theissen (Heidelberg). Drte Bester (Heidelberg)
examin a fondo muchas pginas y aport una serie de propuestas de me-
jora desde la ptica estudiantil que hemos acogido con agrado. Nuestro re-
conocimiento tambin a Matthias Walter y a Heike Gbel por la lectura de
las pruebas de imprenta, y a Drter Bester por la colaboracin en el ndice
de pasajes citados. El editor Arndt Ruprecht acompa y alent la apari-
cin del libro, que tiene una larga prehistoria y que surgi del trabajo pu-
blicado en el suplemento a La historia de la tradicin sinptica de R. Bult-
mann; por ello le damos las gracias.
Dedicamos el libro a Christoph Burchard en su 65 cumpleaos, como
homenaje al colega y profesor apreciado por todos y querido por muchos.
Gerd Theissen
Annette Merz
1. En concreto se trata de las siguientes secciones: en el cap. 1: 1.a) 1-2 (parte de la his-
toria de la investigacin); en el cap. 7: l.a)-c) (Nazaret); 3.e) (la peculiaridad religiosa de
Galilea); en el cap. 8: 4.a)l-3 (Juan Bautista: fuentes, enseanza y autoconciencia); 7.a)-b)
(Jess y las mujeres); en el cap. 9: 5.a) (Jess y el anuncio de juicio); en el cap. 10: 4.b)
(fue Jess un mago?); en el cap. 11: l.d)-f) (parte de la historia de la investigacin); 3.f)
(Mt 20, 1-12 en el marco de las parbolas rabnicas de recompensa); en el cap. 12: 2.a)-b)
(Jess, maestro); 5.a)-f) (el mandamiento del amor); en el cap. 15: 2.e)2 (la primera apari-
cin de Jess); 3. (hermenutica).
FUENTES, BIBLIOGRAFA Y SIGLAS
Barrett, C. K.-Thornton, C.-J. (eds.), Texte zur Umwelt des Neuen Testaments (UTB
1591), Tbingen 21991 (Barrett-Thornton).
Bauernfeind, O.-Michel, O. (eds.), Flavius Josephus, De bello iudaico - DerJdische
Krieg (griego-alemn) (4 vols.), Mnchen 1959-1969.
Becker, J., Die Testamente der zwlf Patriarchen (JSHRZ III/l), Gtersloh 1974.
Berger, K., Das Buch der Jubilaen (JSHRZ II/3), Gtersloh 1981.
(Strack, H.-) Billerbeck, P., Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Mi-
drasch I-IV, Mnchen 1922-1928 (Bill.).
Goldschmidt, L., Der Babylonische Talmud, Berln 1897-1935.
Din Crisstomo, Samtche Reden. Introduccin, traduccin y notas por W. Elliger
(Bibliothek der Alten Welt), Zrich-Stuttgart 1967.
Epicteto, Epicteti Dissertationes, ed. H. Schenkl (Bibliotheca Teubneriana), Tbingen
1894.
Epiktet, Teles und Musonius, Wege zu glckesligem Leben. Traduccin e introduccin
por W. Capelle, Zrich 1948.
Filstrato, Das Leben des Apollonios von Tyana (griego-alemn). Edicin, traduccin
y notas por Vroni Mumprecht (Sammlung Tusculum), Mnchen-Zrich 1983.
* Aunque en general hemos respetado en este apartado de fuentes las ediciones crti-
cas que citan los autores, acompaadas generalmente de introduccin y notas a las que ha-
cen referencia, e incluso, a veces, hemos respetado su traduccin de las fuentes, en la pre-
paracin de esta obra tambin hemos usado: A. Diez Macho, Apcrifos del antiguo testa-
mento (5 vols.), Madrid 1984ss; D. Ruiz Bueno, Padres apostlicos, Madrid 1993; A. de
Santos Otero, Evangelios apcrifos, Madrid 61988; F. Garca, Los textos de Qumrn, Ma-
drid 21992.
14 El Jess histrico
Fischer, J. A. (ed.), Die apostolischen Vter, Darmstadt 91986 (J. A. Fischer, Die apos-
tolischen Vter).
Flavii Josephi opera, ed. B. Niese, Berln 1887ss.
Flavius Josephus' Lebensbeschreibung. Traduccin e introduccin por L. Haefeli
(NTAXI/4), Mnster 1925.
Des Flavius Josephus Jdische Altertmer. Traduccin... por H. Clementz, 2 vols.,
Berlin-Wien 1923.
Holm-Nielsen, S., Die Psalmen Solomos (JSHRZ IV/2), Gtersloh 1977.
Kraft, H. (ed.), Eusebius von Caesarea: Kirchengeschichte, Mnchen 1967.
Lohse, E., Die Texte aus Qumran (hebreo/griego) (2 vols.), Darmstadt 1971.
Maier, J., Die Qumran-Essener: Die Texte vom Toten Meer I (UTB 1862); II (UTB
1863), Mnchen 1995.
Meisner, N., Aristeasbrief (JSHRZ II/l), Gtersloh 1973.
La Misn (ed. C. del Valle), Salamanca 21997.
Pelletier, A., Lettre d'Ariste a Philocrate (Sources Chrtiennes), Paris 1962.
Philonis Alexandrini opera quae supersunt, ed. L. Cohn, editio minor, I-VI, Berln
1886-1915.
Philo von Alexandrien. Die Werke in deutscher bersetzung, ed. L. Cohn, I. Heine-
mann, M. Adler y W. Theiler, vol. 1-6.7; Breslau 1909-1938.1964.
Plutarco, Grosse Griechen und Rmer V (Bibliothek der Alten Welt). Edicin y tra-
duccin por K. Ziegler, Zrich 1960.
Ritter, A. M. (ed.), Alte Kirche. Kirchen und Theologiegeschichte in Quellen I, Neu-
kirchen 51991 (A. M. Ritter [ed.], Theologiegeschichte I).
Schneemelcher, W., Neutestamentliche Apokryphen I: Evangelien, Tbingen 5 1987;
II. Apostolisches, Apokalypsen und Verwandtes, Tbingen 51989 (NTApo 1/2).
Schreiner, J., Das 4. Buch Esra (JSHRZ 1/4), Gtersloh 1981.
Schunk, K.-D, 1. Makkabaerbuch (JSHRZ 1/4), Gtersloh 1980.
Lucio Anneo Sneca, Philosophische Schriften. En latn y alemn. Edicin de M. Ro-
senberg, V: De Clementia. De Beneficiis, Darmstadt 1989.
Stern, M., Greek and Latn Authors on Jews and Judaism I-III, Jerusalem 1974-1984
(GLAJJ + n. de la fuente citada).
Gayo Suetonio Tranquillus, Das Leben der Caesaren. Edicin de A. Lambert (dtv
text-bibliothek), Mnchen 1972.
P. Cornelio Tcito, Historien (en latn y alemn). Edicin de J. Borst y otros (Tuscu-
lum), Mnchen 41979.
Testamenta XII Patriarcharum, edicin... M. de Jonge, Leiden 1964.
Uhlig, S., Das athiopische Henochbuch (JSHRZ V/6), Gtersloh 1984.
Walter, N., Pseudepigraphische jdisch-hellenistische Dichtung: Pseudo-Phokyli-
des... (JSHRZ IV/3), Gtersloh 1983.
Wengst, K. (ed.), Schriften des Urchristentums. Didache (Apostellehre), Barnabas-
brief, Zweiter Klemensbrief, Schrift an Diognet, Darmstadt 1984 (K. Wengst, Di-
dache).
Fuentes, bibliografa y siglas 15
Bibliografa ms citada
Studying the Historical Jess. Evaluation of the State of Current Research, editado
por B. Chilton y C. A. Evans, Leiden-New York-Koln 1994 {Studying*).
Theissen, G., Urchristliche Wundergeschichten (StNT 8), Gtersloh 1974 (Wunder-
geschichten*).
Sociologa del movimiento de Jess, Santander 1979 (Sociologa*).
Estudios de sociologa del cristianismo primitivo, Salamanca 1985 (Estudios*); e
incluidos en este libro: Radicalismo itinerante. Aspectos literario-sociolgicos de
la tradicin de las palabras de Jess en el cristianismo primitivo, 13-40 (Radica-
lismo itinerante*); La profeca de Jess sobre el templo. Profeca y tensin entre
la ciudad y el campo, 79-101 (Profeca sobre el templo*).
Colorido local y contexto histrico en los evangelios. Una contribucin a la his-
toria de la tradicin sinptica, Salamanca 1997 (Colorido local*).
Theologie und Exegese in den neutestamentlichen Arbeiten von Gnther Born-
kamm: EvTh 51 (1991) 308-332 (Theologie*).
Gruppenmessianismus. berlegungen zum Ursprung der Kirche im Jngerkreis
Jesu: JBTh 7 (1992) 101-123 (Gruppenmessianismus*).
Vermes, G., Jess el judo. Los evangelios ledos por un historiador, Barcelona 1977
(Jess*).
Vielhauer, R, Historia de la literatura cristiana primitiva, Salamanca 1991.
Siglas
Generalmente las siglas corresponden a H. Balz-G. Schneider, Diccionario exeg-
tico del nuevo testamento, Salamanca I, 1997; II, 1998. Difieren las siguientes:
M. Baumotte (ed.), Die Frage nach dem historischen Jess. Texte aus drei Jahrhun-
derten (Reader Theologie), Gtersloh 1984; M. J. Borg, Jess in Contemporary Scho-
larship, Valley Forge 1994; H. Braun, Der Sinn der neutestamentlichen Christologie:
ZThK 54 (1957) 341-377; J. D. Crossan, The Cross that Spoke: The Origins of the
Passion Narrative, San Francisco 1988; Id., Jess*; G. Ebeling, Jess und Glaube:
ZThK 55 (1958) 64-110; E. Fuchs, Die Frage nach dem historischen Jess: ZThK 53
(1956) 210-229; D. Georgi, Leben-Jesu-Theologie/Leben-Jesu-Forschung, en TRE
20 (1990) 566-575; E. Ksemann, Problema*; Id., Saclcgassen im Streit um den his-
torischen Jess, en Exegetische Versuche und Besinnungen II, Gttingen 1964, 31-68;
Id., La llamada a la libertad, Salamanca 1974; W. G. Kmmel, Vierzig Jahre Jesus-
forschung (1950-1990), BBB 91, Weinheim 1994 (bibliografa); S. Neill-T. T. Wright,
The Interpretation ofthe New Testament 1861-1986, Oxford 1988; S. J. Patterson, The
Gospel ofThomas and Jess, Sonoma, CA 1993; E. P. Sanders, Jess*; K. L. Schmidt,
Rahmen*; H. Schrmann, Die vorsterlichen Anfangen der Logientradition, en H.
Ristow-K. Matthias (ed.), Der historische Jess und der kerygmatische Christus, Ber-
ln 1960, 342-370; Id., Jess. Gestalt und Geheimnis, Paderborn 1994; A. Schweitzer,
Investigacin*; P. Stuhlmacher, Jess ais Vershner. Uberlegungen zum Problem der
Darstellung Jesu im Rahmen einer biblischen Theologie des Neuen Testaments, en G.
Strecker (ed.), Jess Christus in Historie und Theologie. FS H. Conzelmann, Tbin-
gen 1975, 87-104 (= P. Stuhlmacher, Vershnung, Gesetz und Gerechtigkeit. Aufsatze
zur biblischen Theologie, Gttingen 1981, 9-26); G. Theissen, Theologie*; W. Wrede,
Das Messiasgeheimnis in den Evangelien. Zugleich ein Beitrag zum Verstandnis des
Markusevangeliums, Gttingen 1901, 41969.
Introduccin
la segunda era una reconstruccin de la ciencia. Sobre esta base pareca po-
sible la emancipacin de la imagen de Jess vigente tradicionalmente en las
iglesias.
2. Holtzmann tom LmagdQj!LMQnhjwmz yirla-de
fi&s,. Q&O&ider Me 8 como un punto de inflexin en su. evolucinbio-
grfip: en Galilea emergi la conciencia mesinica de Jess, que en Ce-
srea de Filipo se dio a conocer a los discpulos como mesas. Holtzmann
coloc en el marco biogrfico tomado de McJisj3aJbrasautnticas de Je-
sSjJSCOjistjrjy^ " *~~"
3. Lajdea.aprioistica de un desarrollo de ^personalidad de, Jess re-
flejado en lasJGaejjtes, junto-con un agudo anlisis crtico-literario, dio ori-
gen aJas vidas.de Jess de signo liberal, que pretenden encontrar en las
fuentes el ideal de personalidad de sus propios autores.
9. La primera edicin apareci en 1906 con el ttulo Vom Reimarus zu Wrede. Eine Ge-
schichte der Leben-Jesu-Forschung. El ttulo de la segunda edicin de 1913, muy amplia-
da, rezaba Geschichte der Leben-Jesu-Forschung (Historia de la investigacin sobre la vi-
da de Jess). Las otras ediciones aparecieron sin cambio alguno; a la 6.a de 1951 Schweit-
zer agreg un nuevo prlogo. Esta edicin corresponde en su primera parte a Investigacin*.
10. W. Wrede, Messiasgeheimnis.
La historia de la investigacin 23
12. Cf. la clebre frase de J. Wellhausen: Jess no fue cristiano sino judo, en Einlei-
tung in die ersten drei Evangelien, Berlin 21911, 102.
13. Teologa* de R. Bultmann comienza, como se sabe, con el enunciado: La predica-
cin de Jess pertenece a los presupuestos de la teologa del nuevo testamento y no consti-
tuye una parte de sta (p. 40).
14. La nueva pregunta fue suscitada por E. Kasemann en una conferencia del ao
1953 en Marburgo sobre el problema del Jess histrico {Problema*).
15. Es caracterstico en esta corriente el uso de la expresin, convertida en trmino tc-
nico, repregunta por el Jess histrico.
16. La tesis de que los motivos antientusisticos y antidocetas influyeron en la compo-
sicin de los evangelios, es defendida especialmente por E. Kasemann (en Problema*, 168-
172, por ejemplo).
La historia de la investigacin 25
Hijo del hombre, Mesas o Hijo de Dios). Estos ttulos se hallan contenidos
ms bien implcitamente en su conducta y su predicacin:
- como llamada de Jess a la pacin ante el comienzo del reinado de
Dios (R. B u l t m a n n ) ^ > -
- como crtica de Jess a la ley, una crtica que cuestiona los funda-
mentos de toda religin antigua, una llamada a la libertad (E. Kse-
mann)18;
- como inmediatez de Jess, en contraste con la apocalptica y la ca-
sustica de su entorno (G. Bornkamm)19;
- como manifestacin del amor de Dios a los pecadores tanto en la
conducta como en la predicacin de Jess (E. Fuchs)20;
- como unidad j^aradjica,entre la tora radicalizada y la gxjcxa, radi-
cal: a travs de ambas aparece y se cumple la voluntad de Dios en la per-
sona de Jess (H. Braun)21;
- fiprno fe.de Jess que permite a ste participar en la omnipotencia
de Dios: todo es posible para el que cree (G. Ebeling)22.
4. La. intencin teolgica de descubrir germinalmente el kerigmade
Cristo en la predicacin de Jess llev forzosamente, en unin con eixri-
terio de la diferencia, a descubrir en Jess un personaje que contrasta_QQ,n
el judaismo23.
17. A diferencia de sus discpulos, Bultmann no dio una importancia decisiva al hecho
de que la aparicin de Jess y su predicacin implicaran una cristologa al exigir una op-
cin sobre su persona como soporte de la palabra de Dios. Porque esta autoridad atribuida
es, a su juicio, un fenmeno histrico cuya realidad no consta. La unidad fctica entre la pre-
dicacin de Jess y el kerigma de Cristo se detecta slo en una interpretacin existencial:
uno y otro instan a la opcin y posibilitan una nueva existencia. En todo caso concluye
Bultmann, despus de pascua surgi el kerigma en lugar de la predicacin del Jess his-
trico; de ah que la repregunta sea superflua en el fondo. Cf. el debate de Bultmann con
sus discpulos en el artculo Das Verhltnis der urchristlichen Christusbotschaft zum histo-
rischen Jess, donde figura (p. 457) la frase citada.
18. E. Kasemann, La llamada a la libertad.
19. G. Bornkamm, Jess*, passim.
20. E. Fuchs, Die Frage nach dem historischen Jess.
21. H. Braun, Der Sinn der neutestamentlichen Chrstologie.
22. G. Ebeling, Jess und Glaube.
23. G. Theissen, Theologie*, especialmente 319-325.
26 El Jess histrico
3. Reflexin hermenutica
Usted encontrar a continuacin cinco textos que pertenecen a alguna de las cin-
co fases en la historia de la investigacin sobre la vida de Jess. Asigne los textos a
la poca correspondiente y razone esa asignacin sealando brevemente los rasgos de
identificacin ms importantes. Aventrese adems a sugerir quin podra ser el au-
tor.
TEXTO 5: Hay que sealar por ltimo que ambas fuentes [Me y Q] se com-
portan de modo totalmente homogneo en relacin con el material que ofre-
cen para ahondar en la personalidad moral de Jess. Las dos ofrecen una ima-
gen espiritual armoniosa cuyo rasgo fundamental consiste en la viva concien-
cia de un Dios que est presente en todo tiempo y lugar; se trata de un proce-
so vital que progresa multilateralmente y cuyo principio dinmico es el factor
religioso-moral.
PRIMERA PARTE
LAS FUENTES Y SU EVALUACIN
2
FUENTES CRISTIANAS SOBRE JESS
Introduccin
Al enjuiciar las fuentes sobre el Jess histrico hay que considerar dos
aspectos: su proximidad real al Jess histrioo y su independencia.
Una fuente es tanto ms valiosa cuanto ms nos acerca al Jess histri-
co^ Por eso es importante determinar sjj_anligedad. Pero antigedad no
equi\a\^^wxmdaieal: las cartas de Pablo son ms antiguas que los
evangelios sinpticos y, sin embargo, stos aparecen ms prximos a la rea-
lidad del Jess histrico; ante todo, porque contienen numerosas tradicio-
nes sueltas que son anteriores a las cartas paulinas; pero sobre todo porque
estn exentos de la tendencia paulina a ver en Jess a un ser mtico pre-
existente. La tradicin-de la Iglesia antigua intent asegurar la proximidad
real de los_eyajnglQs .atribuyndolos a autores apostlicos: los evangelios
de~MTy Jn proceden, segn ella, de apstoles de Jess (testigos oculares),
y los de Me y Le de discpulos de apstoles (personas que tuvieron acceso
a tradiciones de testigos oculares). Hay actualmente una tendencia a reha-
bilitar en parte esta tradicin eclesial antigua, a atribuir el EvMc a Juan
Marcos, el EvLc a Lucas, compaero de Pablo, y el EvJn a Juan, discpulo
de Jess y presbtero. Pero, al margen de esto, se puede tratar de establecer
la cercana o lejana histrica de una fuente respecto a Jess.
El segundo aspecto, ,1a independencia de las fuentes entre s, reviste aqu
esfieciaTmportancia. Porque nunca podemos valorar nuestras fuentes me-
diante comparacin directa con la realidad histrica, sino nicamente por
comparacin con otras fuentes. En caso de coincidencia muy amplia de las
fuentes, admitimos que son dependientes entre s. En caso de evidente con-
traste, debemos suponer que una de ellas (o ambas) deforman en exceso la
realidad y carecen de valor. El estado de las fuentes es favorable cuando las
incoherencias entre ellas avalan su independencia y, a la vez, se pueden in-
terpretar de modo coherente como testigos de una misma realidad histrica.
Cuando se trata dejescritos basados^en.tradiciones, la jndgpejidencia.ide
varias fuentes entre s puede referirse a esas tradiciones, al margen de que
el autorjjue las^reuni conociera acaso los otros evangelios. Es decisivo sa-
ber si el autor sigue una tradicin autnoma respecto a los otros evangelios.
En este punto es indiferente que se trate de fuentes cannicas o no canni-
cas; todas las fuentes poseen las mismas posibilidades de partida para un
examen histrico, lo cual no significa que haya que atribuirles igual valor
una vez realizado ese examen. Habida cuenta de que esta equiparacin de
tradiciones cannicas y no cannicas es objeto de debate, iniciamos la vi-
sin general de las fuentes reseando las tendencias y fases en el uso de la
tradicin apcrifa.
Fuentes cristianas sobre Jess 37
De finales del siglo II y principios del III se conocen nicamente dos papiros del
EvJn (P52; P66) y otros dos del EvMt (P64; P67), por una parte, y papiros del evangelio
desconocido de Egerton, del Evangelio de Pedro (POx 2949, 4009) y del Evangelio
de Toms (POx 1), por otra. Del siglo III se poseen varios papiros de todos los evan-
gelios cannicos y fragmentos del Evangelio de Toms (POx 654, 655), del Proto-
evangelio de Santiago (papiro Bodmer V), del Evangelio de Mara (POx 3525) y de
un evangelio desconocido (papiro Rainer/Fayyum Fragment). Los padres de la Igle-
sia citan, junto a los evangelios cannicos, hasta una docena de otros evangelios1.
2. J. Gnilka, Jess de Nazaret, Barcelona 1995, 32; R. Schnackenburg, Die Person Je-
su Christi im Spiegel der vier Evangelien (HThK Suppl IV), Freiburg-Basel-Wien 1993,
355. Hay, sin embargo, en el marco de la exgesis catlica otras voces, como A. Lpple,
Ausserbiblische Jesusgeschichten. Ein Plddoyer fr die Apokryphen, que propone la deno-
minacin de quinto evangelio para todos los evangelios extrabblicos hoy conocidos o
que sean ampliados en el futuro con nuevos hallazgos de manuscritos (p. 49). Remite ex-
presamente al valor del EvT para la investigacin del tiempo preevanglico (p. 46).
3. R. Schnackenburg, Person, 355.
4. lbid.
5. J. Gnilka, Jess, 32.
6. Cit. segn W. Schneemelcher, NTApo 1, 40.
40 El Jess histrico
Sobre Inhabilidad Histrica)) hay que evitar medir con un doble rase-
ro. Tambin los sinpticos contienen leyendas y narraciones fantsti-
cas. Los juicios deben emitirse siempre sobre cada texto, con indepen-
dencia de su pertenencia al canon.
Sobre la ortodoxia; la idea de que la doctrina apostlica pura fue su-
plantada ms tardepor doctrinas herticas, es un constructo dogmtico.
Ortodoxia y hereja se desarrollaron temporalmente en paralelo y en es-
trecho intercambio recproco. Tambin- los- grupos herticos se remiten en
ocasiones a las primeras tradiciones cristianas y las adaptan en correspon-
dencia con sus necesidades; en esto no difieren sustancialmente de las co-
munidades ortodoxas.
en Alemania, a veces por una actitud de reserva justificada ante unas data-
ciones demasiado tempranas. H. Kster ha trazado, en una ponderada re-
cepcin de estos estudios monogrficos, el esquema de una historia evolu-
tiva de la literatura evanglica: Ancient Christian Gospels. Their History
and Development (Evangelios cristianos antiguos. Su historia y desarro-
llo), 1990^ Por primera vez^ otorga igualdad de derechos a los evangelios
cannicos y_ extracannicos, incluidas sus fuentes. Aparte el enjuiciamien-
to de las distintas cuestiones, es un hito del que la investigacin no debera
retroceder ya metodolgicamente.
Los resultados de esta nueva consideracin de las fuentes apenas se han
aplicado hasta ahora a la investigacin de Jess; en este campo cabe espe-
rar algunos avances en el futuro13.
De la serie de fuentes cannicas y extracannicas en el cristianismo pri-
mitivo, slo reseamos en las siguientes secciones aquellas que pueden ser
relevantes para la reconstruccin de la doctrina y la vida de Jess. Se trata
generalmente de textos que aparecieron en el siglo I II, o contienen tra-
diciones que se remontan a esa poca.
Los escritos sinpticos abarcan los tres primeros evangelios, con las
fuentes subyacentes en ellos. Se toman conjuntamente como sinpticos
porque proyectan una imagen de Jess muy diferente a la del EvJn^xen^lo
literario dejjejidejiLjiarcialmente entre s. El EvMc (o un Dutero-Marcos
[DtMc] ligeramente reelaborado) subyace como fuente en Mt y Le; ambos
emplean adems la fuente de los logia (Q), que cabe reconstruir a partir de
ellos. Esta teora de las dos fuentes significa que la investigacin jesutica
dispone de dS-dacumeatos antiguos (Mc^_Q) independientes entre s, y
cuenta adems con un amplio, legado de Mtesp y de Lcesp, que representa
siempre una tradicin (oral o escrita?) independiente.
i \ O^f fA
MtesP Mc/DtMc *Q LcesP
Vr
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Mt Le
13. J. D. Crossan, Jess: vida de un campesino judo (1991), Barcelona 1994, ha in-
cluido de lleno las fuentes extracnstianas en la reconstruccin de la vida y doctrina de Je-
ss; pero su datacin extremadamente temprana de las fuentes extracannicas es difcil-
mente admisible.
44 El Jess histrico
a) El Evangelio de Marcos
Inestabilidad del texto: Me 6, 45-8, 26 falta en Le; dado que justamente este
segmento contiene dobletes, es posible que no sea una parte original del evangelio. El
final brusco de Me 16, 8 (las mujeres no comunican el mensaje) indujo ya en el siglo
II a redactar una conclusin secundaria. El Evangelio secreto de Marcos contena pro-
bablemente una versin ms extensa del EvMc, pero que a la luz de la historia de la
tradicin ofreca material antiguo (cf. infra, 64s).
Algunos de los Minor Agreements o coincidencias menores entre Mt y Le fren-
te a Me, en textos que estn tomados de Me, pueden sugerir una versin comn que
difiere del EvMc cannico.
Fuentes cristianas sobre Jess 45
14. Hay numerosas explicaciones para ese estado de cosas; pero se pueden reducir en
principio (supuesta la validez de la teora de las dos fuentes) a dos modelos: la teora del
proto-Marcos o Marcos originario, segn la cual Mt/Lc conocieron formas previas del Me
cannico, o la teora del dutero-Marcos, segn la cual Mt/Lc utilizaron versiones revisadas
del EvMc, convertido ms tarde en cannico.
15. Apunte sobre Papas en Eusebio, HistEccl 3, 39, 15.16; Ireneo, Haer 3, 1, 1; Cle-
mente de Alejandra en Eusebio, HistEccl 2, 15, ls.
16. M. Hengel, Entstehungszeit; Id., Probleme, especialmente 242-257.
17. Sobre la localizacin del EvMc en Siria, cf. G. Theissen, Colorido local*, 259-274.
18. Se prescinde aqu de dataciones extremadamente tempranas.
19. As, entre otros, G. Theissen, Colorido local*, 283-297.
20. As M. Hengel, Entstehungszeit, 21ss.
21. P. J. Achtemeier, Isolation; Id., Origin, sostiene la existencia de recopilaciones es-
critas sobre milagros como material de Me 4-6; 6-8.
46 El Jess histrico
material, con toda probabilidad, estaba escrito en griego25. Slo pasajes co-
munes a Mt y Le pueden asignarse con alguna seguridad a Q, cuyo orden
original aparece presumiblemente mejor conservado en el segundo que en
el primero26. Cabe pensar, pero no demostrar, que algo del material de Mtesp
y de Lcesp procjiajambin de la fuente de los logia21.
2. Tradiciones recogidas, gnero literario y contexto vital: Q contiene
casi nicamente dichos de Jess: sapienciales, profticos y apocalpticos,
dichos legales y normas comunitarias, tambin parbolas. AlguriQs_roce-
den sin duda de logia rameos y se remontan por tanto a los inicios de la
tradicin. Falta en Q el relato de la pasin; tampoco figura ninguna tradi-
cin narrativa, con excepcin de las percopas sobre las tentaciones de Je-
ss (Mt4, 1-11/Lc 4, 1-13) y sobre el capitn de Cafarnan (Mt 8, 5-13/Le
7, 1-10); ambas dan mayor relevancia a las palabras. Desde la perspectiva
de la historia de las formas, la fuente de los logia fue unaj-ecopilacin de
sentencias que contena la enseanza de Jess. Loa que recogieron y di-
fundieron los logia fueron probablemente carismticos itinerantes del cris-
tianismo primitivo, continuadores del estilo de vida y de la predicacin de
Jess. T ncleo de su mensaje era la llamada al seguimiento de Jess ante
la llegada del reino de Dios. Jess, Hijo de Dios, es el maestro autorizado
que ensea la voluntad de Dios y es esperado en su retorno como Hijo del
hombre y juez escatolgico. Q interpreta la muerte de Jess como el desti-
no de un profeta, uno de los muchos mensajeros de la Sabidura que fueron
rechazados (Le 13, 34s; 11, 49ss).
3. Tiempo y lugar de aparicin: Q se formla partir de colecciones me-
nores. Pero cualquier reconstruccin de~estratos, redacciones y grupos so-
porte es meramente hipottica28. Cabe formular, en todo caso, tesis fiables
sobre la redaccin ltima centrndose en la composicin global y en la se-
leccin y engarce de los diversos temas. As^1Qjipjyreci.sin dud&jintes^cle
la guerra juda y de la destruccin del templo, porque espera la venida del
Hl]o~lITTTmBre en ambiente de jgaz, y recoge la jamenaza de que Dios
bandon_Ttempl_Q. El relato de las tentaciones contiene claras referencias
25. J. S. Kloppenberg, Formation. La tesis de una fuente oral es defendida sobre todo
por J. Jeremas, Hypothese.
26. V. Taylor, Orden
27. Se supone a menudo que Mt y Le contienen diversas ediciones de Q; pero con tal
hiptesis se entra en un campo apenas controlable metodolgicamente.
28. S. Schulz, Q, pretende distinguir, por criterios de historia de las tradiciones, entre
unas tradiciones palestinenses ms antiguas y otras de signo helenstico. J. S. Kloppenborg,
Formation, 317-328, ofrece un anlisis de tres etapas: Q, inicialmente un libro sapiencial
puro, acogi secundariamente dichos proftico-apocalpticos y, al integrar la tradicin na-
rrativa, comenz la trasformacin en un gnero biogrfico.
48 El Jess histrico
c) El evangelio de Mateo
D. L. Balch (ed.), Social History ofthe Matthean Community, Minneapolis 1991; H.
D. Betz, Essays on the Sermn on the Mount, Philadelphia 1985; G. Bornkamm, Es-
pera del final e Iglesia en el evangelio de Mateo, en R. Aguirre-A. Rodrguez (eds.),
La investigacin de los evangelios sinpticos y Hechos de los apstoles en el siglo
XX, Estella 1996, 201-239; Id., El poder de atar y desatar en la Iglesia de Mateo, en
Estudios sobre el NT, Salamanca 1983, 279-293; G. Bornkamm-G. Barth-H. J. Held,
berlieferung und Auslegung im Matthausevangelium (WMANT 1), Neukirchen-
Vluyn 1960, 7 1975; W. D. Davies, The Setting ofthe Sermn on the Mount, Cam-
bridge 1966; G. D. Kilpatrick, The Origins ofthe Cospel According to St. Matthew,
Oxford 1946, 21950; R. Hummel, Die Auseinandersetzung zwischen Kirche und Ju-
dentum im Matthausevangelium (BETh 33), Mnchen 1963, 21966; J. Lange (ed.),
Das Matthausevangelium (WdF 525), Darmstadt 1980; J. Ernst, Matthaus. Ein theo-
logisches Portrat, Dusseldorf 1989; U. Luz, Die Jesusgeschichte des Matthaus, Neu-
kirchen-Vluyn 1993; Id., El evangelio segn san Mateo I (Mt 1-7), Salamanca 1993;
A. Sand, Das Matthus-Evangelium (EdF 275), Darmstadt 1991; E. Schweizer, Mat-
thaus undseine Gemeinde (SBS 71), Stuttgart 1974; D. Snior, WhatAre They Saying
About Matthew?, New York-Ramsey 1983; G. N. Stanton, The Origin and Purpose of
Matthew's Gospel: Matthean Scholarship from 1945 to 1980, en ARNW II, 25.3
(1984) 1889-1951; Id., A Gospel for a New People. Studies in Matthew, Edinburgh
1992; K. Stendhal, The School ofSt. Matthew and its Use ofthe Od Testament, Upp-
sala 1954; G. Strecker, Der Weg der Gerechtigkeit. Untersuchungen zur Theologie des
Matthaus (FRLANT 82), Gttingen 1962, 3 1971; W. Trilling, El verdadero Israel: la
teologa de Mt, Madrid 1974; K.-C. Wong, lnterkulturelle Theologie und multikultu-
relle Gemeinde im Matthausevangelium (NTOA 22), Freiburg (Suiza)-Gottingen 1992.
31. B. H. Streeter, Four Gospels, 223-270, postula una fuente escrita del material espe-
cial (= M) de Mt; pero la heterogeneidad de dicho material hace inviable la hiptesis.
32. Segn H. D. Betz, Studien, la composicin del sermn de la montaa no es atribui-
ble a la redaccin mateana; se trata de un eptome judeocristiano de la doctrina de Jess, de
los aos 50, que Mt hizo suyo sin apenas modificaciones.
33. Estos discursos concluyen siempre con una frmula: Ycuando Jess acab (Mt 26,
1: todos) estos discursos, sucedi... (7, 28; 11, 1; 13, 53; 19, 1; 26, 1).
34. K. Wengst, Didaj, 24-30.
35. Cf. G. Theissen, Colorido local*, 274-277.
50 El Jess histrico
d) El evangelio de Lucas
F. Bovon, Lukas in neuer Sicht. Gesammelte Aufsatze, Neukirchen 1985; Id., El evan-
gelio segn san Lucas I (Le 1-9), Salamanca 1995; H. Conzelmann, El centro del
tiempo. La teologa de Lucas, Madrid 1974; Id., El lugar de Lucas en el desarrollo
del cristianismo primitivo (1966), en R. Aguirre-A. Rodrguez, La investigacin de
los evangelios sinpticos y Hechos de los apstoles en el siglo XX, Estella 1996, 375-
397; J. Ernst, Lukas. Ein theologisches Portrait, Dusseldorf 1985; M. Hengel, Der
Historiker Lukas und die Geographie Palastinas in der Apostelgeschichte: ZDPV 99
(1983) 147-183; R. J. Karris, WhatAre They Saying About Luke andActs?, New York-
Ramsey-Toronto 1979; B. Pittner, Studien zum lukanischen Sondergut (Erfurter Theo-
logische Schriften 18), Leipzig 1991; W. Radl, Das Lukas-Evangelium (EdF 261),
Darmstadt 1988; P. Vielhauer, Zum Paulinismus der Apostelgeschichte: EvTh 10
(1950-1951) 1-15 [= Aufsatze zum NT (TB 31), Mnchen 1965, 9-27]; M. Res, Das
Lukas-Evangelium. Ein Forschungsbericht, en ANRW II 25.3 (1984) 2258-2328; V.
Taylor, Behind the Third Gospel, Oxford 1926; C.-J. Thornton, Der Zeuge des Zeu-
gen (WUNT 56), Tbingen 1991.
Ilustrmoslo con un ejemplo: la fuente de los logia (Q) contiene claras referencias
a la actividad taumatrgica de Jess (y relata dos milagros: Le 7, lss; 11, 19s Q). El
EvMc, tan rico en episodios milagrosos, y la fuente de los logia dan as a pesar del
diverso gnero literario y del rango desigual de los milagros en uno y otra una ima-
42. La Epistula Apostolorum, una revelacin secreta del Resucitado en forma epistolar,
comunicada supuestamente a los once discpulos, de tendencia antidoceta y antignstica,
viene a ser una respuesta catlica a los dilogos gnsticos. El escrito, aparecido hacia el ao
150, contiene tradiciones extradas de los evangelios cannicos junto a especulaciones teo-
lgicas (cf. NTApo 1, 205-233).
Fuentes cristianas sobre Jess 53
gen coherente. El EvT no hace ninguna referencia a los milagros de Jess. El EvJn,
prdigo en milagros, y el EvT no dan juntos una imagen coherente (a pesar de su afi-
nidad gnstica comn).
a) El Evangelio de Juan
El libro tiene una doble conclusin. Jn 20, 30s pone punto final al evangelio. El
captulo 21 es un anexo al trmino del cual un grupo de editores seala (21, 24) co-
mo autor de Jn 1-20 al discpulo amado, cuya inesperada muerte se comenta inme-
diatamente antes (21, 20-23). En 21, 25 sigue una segunda conclusin aadida a 20,
30 por un redactor individual. Es obvio conjeturar otras interpolaciones de la misma
mano redaccional en el texto del evangelio, pero no hay acuerdo entre los exegetas
sobre su nmero y extensin.
Los captulos 15-17 interrumpen el hilo de la accin que une 14, 31 con 18, 1 y
quedan escnicamente sueltos. Se trata de fragmentos mal ordenados o aparecidos con
posterioridad, que ya no fueron integrados narrativamente de modo satisfactorio.
Cabe_dejectaijlas^ig^
Una tradicin de la pasin y de la pascua, independiente de los si-
npticos (con puntos de contacto con la pasin de Lucas).
Posiblemente, una-antologa de relatos quLJxfajzajel.factQX prodi-
gQ2_.mJLs,.<iy? los sinpticos^ la denominada fuente de los semeia. Contie-
ne los siete milagros narrados en Jn 1-11 y otros materiales narrativos. El
orden original de las seales (orela) se puede reconocer an en 2, 11 y
en 4, 54 (y contrasta con 2, 23; 4, 45); el final de la fuente est en Jn 20,
30s, ya que el trmino rpela, que reaparece aqu, difcilmente puede re-
ferirse a todo el evangelio con sus discursos y con el relato de la pasin 45 .
Est^sin aclarar la cuestin de los antecedentes en las grandes compo-
siciones de dTcursos y dilogos del EvJn.
3. Autor, tiempo y lugar: Los, editores del evangelio mencionan en. 21,
24 al discpulo amado como autor de evangelio y garante de su veracidad,
y pjirecen estar interesados en su anonimato literario. La tradicin de la
Jn 18, 19ss no Jiabla de un proceso judo contra Jess, jsino.de ija in-
terrogatorio del sanedrn que precedi a lajdenuncia ante Pilato.
""^^gurTlaTcTonologa j.onica* Jess muri antes de la fiesta de pascua
(18, 28; 19, 31), lo.que muchos consideran ms probable que el ajusticia-
miento en 4a_festY-Q.(cf. infra, 183ss, 472s).
bierto hacia 1945 entre los escritos de la biblioteca de Nag Hammadi: el se-
gundo cdice contiene una recopilacin copta de sentencias (NHC1112) que
comienza con las palabras: Estas son las palabras secretas que Jess el Vi-
viente pronunci y que Ddimo Judas Toms escribi; la subscriptio re-
za: El evangelio segn Toms. Tres papiros encontrados-^a a finaks-del
sigle-XtX-en-Gxirrinco (POx 1; 654 y 655) fueron jdentificado_sj?gsterior-
menle-como fragmentos griegos del EvT; pero contienen tales desviaciones
en el texto y en la secuencia de los logia que no pueden ser los originales
directos del texto copto.
' 2. Contenido y estructura: ^^T^onti^eJAAlggja^deJcsSjjpcro
ningn material narrativo y ninguna referencia a hechos de Jess (mila-
gros) dentro de la tradicin de las sentencias. Por gneros literarjo.s,. inclu-
ye frases sapiencialfi&^jjarbqlas, textos legales, dilogos breves y palabras
t profticas. La mitad de los logia aproximadamente encuentra parMelismos
en los evangelios cannicos. Sorprende la ausencia casi total de ttulos^cris-
tlogicos, alusiones a la muerte y resurreccin de Jess y dichos apocalp-
ticos. La secuencia de los logia parece obedecer a la asociacin de pala-
t bras52. Los dobletes indican que la recopilacin se fue ampliando progresi-
vamente53.
3. Antigedad y lugar de aparicin: Los papiros de OxrrincQ acreditan
el posible tiempo .de aparicin hacia el ao 140 d. C. como ms tarde. La
redaccin final parece ser posterior a la destruccin del templo, el ao 70
d. C. (EvT 71)54; se discute si el evangelio apareci dentro del siglo I. Hay
relativo consenso en que el EvT surgi probablemente en Siria, comosu-
giere sobre todo el hecjiojde^quejel ombre^LsupjIiSoIyte^Judas Ddi-
\ rrio TonasT^Tgre slo en escritos de origen s[roonental55.
4. Antigedad e independencia de las tradiciones del EvT: E,slsLescrito
es, de todos los evangelios extracannicos, el que ofrece ms visos de pro-
\ 51. Esta divisin moderna (arbitraria) en 114 logia ha hecho fortuna; en el texto no se
I marcan unidades de sentido.
! 52. S. J. Patterson, Gospel, 100-102, ofrece un elenco de potential catchwords. Estas
! no siempre son reconocibles directamente, ya que se difuminaron parcialmente con la tra-
duccin del griego al copto.
, 53. Por ejemplo, EvT 5/6; 21/103 (Dieb); 22/106; 41/70; 51/113; 56/80; 81/110; 87/112.
54. La datacin temprana entre los aos 50-70 d. C, como defiende S. L. Davies, Gos-
pel, subraya demasiado unilateralmente los rasgos antiguos, existentes sin duda a la luz de
la historia de la tradicin.
55. Tampoco esto elude la discusin: B. Ehlers (Aland), Thomasevangelium, argumen-
ta contra la aparicin en Edesa (A. F. J. Klijn, Christianity, intenta refutar sus argumentos);
S. L. Davies, Gospel, 18-21, seala que la tradicin tomasiana, atestiguada ampliamente con
posterioridad (!), podra haber comenzado en Siria oriental con la popularidad (y no nece-
sariamente con la gnesis) del EvT.
58 El Jess histrico
56. Defienden la independencia del EvT, entre otros, B. Blatz, en NTApo 1, 93-97; P.
Vielhauer, Historia*, 647-662; H. Kster-J. M. Robinson, Entwicklungslinien, especial-
mente 67ss, 118ss, 155ss; H. Kster, Ancient Christian Gospels, 75-128; S. J. Patterson,
Gospel, 7-110; S. L. Davies, Gospel; J. D. Crossan, Four Other Gospels, 13-62.
57. Algunos de los dilogos gnsticos de revelacin vienen a ser probablemente una
versin posterior del gnero recopilacin de dichos; cf. H. Kster, Dialog, especialmente
544-556.
58. Esto fue demostrado por E. Wendling, Die Entstehung des Marcus-Evangelium, T-
bmgen 1908, 53-56, y por R. Bultmann, Historia*, 70s, partiendo de POx 1, ya antes del
descubrimiento del EvT copto. Discrepa W. Schrage, Verhltnis, 76s, con el argumento po-
co convincente de que el redactor del EvT desprendi el dicho de su contexto narrativo y lo
convirti en un logion libre (!).
Fuentes cristianas sobre Jess 59
ran la renta de la via. Ellos prendieron al siervo, lo golpearon (y) casi lo remataron.
El siervo se fue (y) lo cont al dueo. El dueo dijo: Quiz l no los reconoci. En-
vi a otro siervo; los viadores golpearon tambin a ste. Entonces envi el dueo a
su hijo, diciendo: Quiz respeten a mi hijo. Aquellos viadores, al enterarse de que
era el heredero de la via, lo agarraron y le dieron muerte. El que tenga odos, oiga.
Esta versin parece ms originaria que la de los sinpticos59, ya que est exenta de re-
ferencias al antiguo testamento (Is 5, ls) y de rasgos inverosmiles y alegricos60.
59. J. Jeremas haba mostrado ya antes del descubrimiento del EvT que la alegoriza-
cin de la parbola, iniciada en perodo premarquiano y creciente en los sinpticos, es una
seal de su interpretacin secundaria en la lnea de la historia de la salvacin y de la cristo-
logia (Las parbolas de Jess, Estella 21971, 86-95. El hallazgo del EvT confirm esta in-
terpretacin (cf. ibid., 86-95). Cf. tambin S. J. Patterson, Gospel, 48-51). Disiente A. Lin-
demann, Gleichnisinterpretation, 234-238, que entiende el texto de EvT 65 como una for-
ma desalegorizada del modelo sinptico, al servicio de la interpretacin gnstica.
60. Algunas coincidencias entre EvT y Le frente a Me no deben atribuirse a una de-
pendencia literaria, sino que representan una variante de la tradicin (oral?) comn a Le y
EvT (contra W. Schrage, Verhaltnis, 137-145).
61. Hay que mencionar aqu, en el rea lingstica germana, sobre todo a E. Haenchen,
Botschaft, y a W. Schrage, Verhaltnis; para las parbolas, a A. Lindemann, Gleichnisinter-
pretation. Cf. adems R. M. Grant-D. N. Freedman, Secret Sayings. Un comentario nuevo
sobre esta base ofrece N. Fieger, Thomasevangelium.
62. No hay que pensar aqu en dichos del Resucitado, como en los Dilogos del Resu-
citado con sus discpulos; se trata de las palabras del Jess histrico entendidas como reve-
laciones de aquel que vive eternamente.
63. E. Haenchen, Anthropologie.
60 El Jess histrico
Parece que los llamados evangelios dialogales (H. Koster), que constituyen un
desarrollo ulterior de las recopilaciones de dichos cristianos primitivos, interpretan y
adaptan un material bastante antiguo69. Son, entre otros70:
1. La Carta de Santiago (Epistula Jacobi [EpSant], tambin Apcrifo de Santia-
go, NHC I/2)71, de principios del siglo II, es una doctrina secreta que Santiago y Pe-
dro afirman haber recibido del Seor en forma de dilogo, a los 550 das de la resu-
rreccin, y que Santiago trasmite epistolarmente. Junto a los logia interpretados en
sentido claramente gnstico, hay en EpSant frases que dan especial relieve a la pasin
de Jess y al seguimiento de los discpulos por el camino de la cruz. El escrito men-
ciona y cita adems varias parbolas, entre ellas tres de tipo sinptico sobre el reino
de Dios, desconocidas en otras fuentes. Un ejemplo: El reino de los cielos se parece
a una espiga que ha crecido en un campo, y cuando ha madurado, esparce el fruto y
llena de nuevo el campo de espigas para otro ao72. Las tradiciones que el escrito
elabora se aproximan unas veces a Q, a Me y al EvT, otras a los dilogos jonicos; pe-
ro, al parecer, son independientes de ellos73.
2. El Dilogo del Redentor (NHC III, 5)74 es una conversacin del Soter con sus
discpulas y discpulos, aparecida en el siglo II, que asimila material de varias fuen-
tes. E. Pagels y H. Koster reconstruyen una fuente dialogal que podra derivar de una
recopilacin de sentencias afn al EvT75.
3. El Evangelio de los egipcios (EvEg) parece formar parte igualmente de los
evangelios dialogales prximos a la gnosis, a juzgar por los escasos fragmentos con-
servados76. Jess ensea a su interlocutora Salom una soteriologa encratita (basada
en la ascesis sexual): slo cuando las mujeres dejen de alumbrar, y lo masculino y lo
femenino vuelven a unificarse, perder la muerte su poder y ser posible el conoci-
miento77. El EvEg apareci presumiblemente en medios encratitas de Egipto en la pri-
mera mitad del s. II. Clemente de Alejandra (hacia 200) lo cita varias veces y rein-
terpreta los logia en sentido alegorizante y tico: no poda rechazar sin ms el EvEg78.
R. E. Brown, The Relation of 'the Secret Gospel ofMark'to the Fourth Gospel: CBQ
36 (1974) 466-485; H. Kster, History and Development of Mark's Gospel (From
Mark to Secret Mark and 'Canonical' Mark), en B. Corley (ed.), Colloquy on New
Testament Studies, Macn, GA 1983, 35-57; S. Levin, The Early History ofChristia-
nity, in Light ofthe 'Secret Gospel'of Mark, en ANRWII, 25.6 (1988) 4270-4292; H.
Merkel, Aufden Spuren des Urmarkus? Ein neuer Fund und seine Beurteilung: ZThK
71 (1974) 123-144; M. Smith, Clement of Alexandria and a Secret Gospel of Mark,
Cambridge, MA 1973; Id., The Secret Gospel: The Discovery and Interpretation of
the Secret Gospel According to Mark, New York 1973 (en alemn: Aufder Suche nach
dem historischen Jess, Frankfurt-Wien 1974); Id., Merkel on the Longer Text of
Mark: ZThK 72 (1975) 133-150.
85. M. Smith ha contado la historia del hallazgo y hace una interpretacin de la carta en
una monografa cientfica y en una obra dirigida a un pblico ms extenso: Clement ofAle-
xandria and a Secret Gospel ofMark (1973); The Secret Gospel (1973). La traduccin ale-
mana lleva el significativo ttulo de En busca del Jess histrico. S. Levin, Early History,
da una visin panormica de los problemas principales y del estado del debate.
86. Fotos, transcripcin griega y traduccin inglesa en M. Smith, Clement of Alexan-
dra, 446-453; griego/alemn en H. Merkel, Spuren, 125-128. En NTApo 1, 89-92, Merkel
reprodujo slo los fragmentos del SMc (no toda la carta) en traduccin alemana (ms bi-
bliografa).
87. M. Smith, Clement of Alexandna, 195-278, en referencia a la expresin yuiivg
Y^|.iv(p (desnudo con desnudo) citada por Clemente como ampliacin carpocratiana, ex-
trajo ulteriores consecuencias sobre una prctica bautismal mgica de Jess como unin
66 El Jess histrico
c) El Evangelio de Pedro
chos testigos, con la cruz que habla, la predicacin en el reino de los muer-
tos, las figuras de Jess y de dos ngeles traspasando el cielo, etc. Sin em-
bargo, algunos cuestionan hoy (cf. infra Kster) que la presencia de un re-
lato de la resurreccin en este lugar constituya en s un rasgo secundario
(como sostiene P. Vielhauer).
Estos datos permiten diversas interpretaciones de lambistona gentica del
EvPe. Reseemos brevemente dos esquemas diferentes:
Segn H. Kster91, las coincidencias entre el EvPe y los evangelios
cannicos se deben a unas tradiciones antiguas comunes, aunque de distin-
ta elaboracin. El EvPe experiment, a su juicio, un proceso redaccional
bastante tardo, lo que explica sus aspectos recientes a la luz de la historia
de la tradicin; pero el fondo de lo trasmitido es, segn Kster, indepen-
diente de los evangelios cannicos, y representa a menudo la forma ms an-
tigua de relato de la pasin. Kster considera igualmente antigua la parte
inicial de la epifana pascual del EvPe, que slo fue eliminada en Me por
razones teolgicas98.
Muchos exegetas, siguiendo a M. Dibelius", consideran demostrado
que el EvPe presupone los cuatro evangelios cannicos, reproduce su lega-
do de memoria y con material oral y, sobre todo, se rige por las tradiciones
hermenTticaFdrantiguo testamento.
5. informaciones sobre Jess: El valor histrico dej EvPe es escaso,
aun reconociendo que se inspira en tradiciones de la pasin y resurreccin
independientes de los evangelios cannicos. Delatajuna crasa ignorancia^de
las circunstancias de Palestina en tiempo de Jess, de las fiestas y usos ju-
dos y del derecho vigente, unida a una fuerte actitud antijuda4,que_expli-
ca la considerable reelaboracin del texto.
J. Jeremias, Der Zusammenstoss Jesu mit dem pharisaischen Oberpriester auf dem
Tempelplatz, en CNT 11 (1947, in honoremA. Fridrichsen), 97-108; J. Jeremias-K. F.
W. Schmidt, Ein bisher unbekanntes Evangelienfragment: ThBl 15 (1936) 34-45.
97. H. Kster, Ancient Christian Gospels, 216-240; Id., Apocryphal and Canonical
Gospels, especialmente 126ss.
98. J. D. Crossan, Four Other Gospels, 125-181; Id., Cross, ha intentado demostrar que
el relato de la pasin y resurreccin subyacente en el EvPe (el Cross Gospel) fue utiliza-
do por todos los evangelios cannicos; parece, sin embargo, que no lo consigue; cf. R. E.
Brown, Gospel.
99. M. Dibelius, Motive; tambin P. Vielhauer, Historia*; los dos comentarios franceses
al EvPe, de M. G. Mar, Evangile, y L. Vaganay, L'vangile; y A. Krik, Priorities; W.
Schneemelcher, NTApo 1, 182s, deja abierta la cuestin.
70 El Jess histrico
5. Evangelios judeocristianos
G. Howard, The Gospel ofthe Ebionites, en ANRW II, 25.5 (1988) 4034-4053; A. F
Klijn, Das Hebraer- und das Nazoraerevangelium, en ANRW II, 25.5 (1988) 399
4033.
D. C. Allison Jr., The Pauline Epistles and the Synopc Gospels: The Pattern ofthe
Parallels: NTS 28 (1982) 1-32; E. Best, J Peter and the Gospel Tradition: NTS 16
(1969-1970) 95-113; D. B. Deppe, The Sayings of Jess in the Epistle of James (di-
sertacin acadmica), Amsterdam 1989; P. J. Hartin, James and the Q Sayings of Je-
ss (JSNTS 47), Sheffield 1991; H. Koster, Synoptische berlieferung bei denApos-
tolischen Vdtern (TU 65), Berln 1957.
1 Cor 2, 9: ...como est escrito: lo EvT 17: dijo Jess: Yo os dar lo que
que el ojo no vio ni el odo oy, ni al ningn ojo vio ni ningn odo oy, lo
hombre se le ocurri pensar que Dios que ninguna mano toc y lo que no
poda tenerlo preparado para los que subi al corazn del hombre
le aman (cf. Mt 13, 16s/Lc 10, 23s).
...sobre todo, recordemos las palabras que el Seor pronunci como maestro
de benignidad y longanimidad. Porque dijo as: 'Tened misericordia para en-
contrar misericordia, perdonad para que seis perdonados. Como hacis, as os
harn a vosotros; como diereis, se os dar a vosotros; como juzguis, os juz-
garn; si os mostris bondadosos, os tratarn con bondad; la misma medida que
utilizis, os aplicarn a vosotros' (1 Clem 13, lb.2)"9.
119. Citado segn J. A. Fischer, Die Apostolischen Water. Sobre otras tradiciones jesu-
ticas independientes de los sinpticos en 1 Clem, cf. H. Kster, Ancient Christian Gospels,
66-71.
120. H. Kster, Synoptische berlieferung.
Fuentes cristianas sobre Jess 77
no s de dnde sois, malhechores' (cit. segn K. Wengst, Didache; cf. tam-
bin 2 Clem 5, 2ss; 8, 5; 12, 2).
Mencionemos a este respecto el doble precepto del amor (cf. Bern 19, 2.5 con Me
12, 30ss par.), la regla de oro (cf. Did 1, 2b y Hech 15, 20.29 D con Mt 7, 12/Lc 6,31
y 1 Clem 13, 2), el poder de la oracin (cf. IgnEf 5, 2/Herm s VI, 3, 6b con Mt 18,
19s y Me 11, 22-24 par.), el pecado contra el Espritu santo (cf. Did 11,7 con Me 3,
28s) y la frmula trinitaria del bautismo (cf. Did 7, 1 con Mt 28, 19)121.
Tal como os encuentren, os llevarn [al juicio] (yr. Lber Graduum, Serm.
III, 3; XV, 4).
EVANGELIOS
GNSTICOS:
EVANGELIOS
JUDEOCRISTIANOS:
FRAGMENTOS EVAN-
GLICOS CON ELE-
MENTOS SINPTICOS
Y JONICOS:
122. C. W. Hedrick, The Tyranny ofthe Synoptic Jess. Introduccin al vol. Semeia
(44/1988): The Historical Jess and the Rejected Gospels, ed. por l (p. 1-8).
80 El Jess histrico
Texto 2: Podemos partir de que en los evangelios se nos han conservado las
facetas decisivas y dignas de tenerse en cuenta para nuestra fe, de la actividad
y de las palabras de Jess.
Se han perdido materiales a cerca de Jess, como vemos por el hecho de que
hallamos algunas tradiciones a cerca de l, aunque no muchas, fuera de los
evangelios. Se habla de grafa, de tradiciones no escritas... [sigue un ejemplo
de Hech 20, 35]. En los padres apostlicos se encuentran breves agrupaciones
de las palabras del Seor que nos hacen sospechar que no estn citadas en nin-
gn evangelio, sino que circulaban an como pequeas tradiciones indepen-
dientes. Sin embargo, ms tarde se lleg en todo esto a excesos y deformacio-
nes, debidos en parte a la fantasa desplegada en las narraciones y debidos tam-
bin a las herejas, todo lo cual condujo a la composicin de los evangelios
apcrifos. El evangelio gnstico de santo Toms, descubierto en 1947 en el Al-
to Egipto, es ejemplo elocuente de ello.
Introduccin
Busque, en el estudio de las fuentes sobre Jess, todo lo que facilite la clasifica-
cin histrica y la valoracin del alcance de las noticias. Pregunte, por ejemplo:
Cundo apareci la fuente? es autntica o podra ser una falsificacin?
Qu se puede saber sobre el autor (qu corriente religiosa o filosfica profesa,
en funcin de qu estudia a Cristo o los cristianos, etc.)?
Qu indicaciones da el contexto literario y cul es la ocasin para mencionar a
Jess?
De dnde proceden las informaciones? dependen de testimonios cristianos?
se remontan a fuentes ms antiguas? Etc.
Qu afirmaciones hacen sobre Jess, qu relacin guardan con las noticias cris-
tianas?
1. Las citas griegas y latinas de este captulo estn tomadas de J. B. Aufhauser, Anti-
ke Jesus-Zeugnisse, Bonn 21925.
Las fuentes no cristianas sobre Jess 85
Josephus Re-Examined: JJS 38 (1987) 1-10; P. Winter, Jess y Santiago segn Jose-
fo, en E. Schrer, Historia I*, 550-567.
T-VETcu 8E xax TOTOV TV %QVO\ Por este tiempo vivi Jess, un hombre
'Inaog ocpog viQ, E'YE av5oa av- sabio, si se le puede llamar hombre. Fue
tv X.Yiv XQiy ]v YQ JiaQa;(v EQ- autor de obras increbles y el maestro
yoov Jtoir|Ti5, iMoxa^og v&Qcjccov de todos los hombres que acogen la ver-
xcv ii6ov xX.Ti^fi EXO^VCOV, xal dad con placer. Atrajo a muchos judos
jtoXAoiig j.iv 'Iouaoug, KOIXOVC, be y tambin a muchos paganos. Era el
xai xov 'EX.X.TivixoiJ JiTiyYETO- %Qio- Cristo. Y aunque Pilato lo conden a
xbq 0T05 frv- xai avxbv EVE^EI TC&V morir en cruz por instigacin de las au-
jtQCToov vQv nao' %ilv OTauQw toridades de nuestro pueblo, sus ante-
EmTETiu/nxTog ndTOU oix kxav- ores adeptos no le fueron desleales.
OCVTO o T JtQC&Tov YajtioavTes- Porque al tercer da se les apareci vi-
qpvn yg avxolc, TQTTTV EX ' OOV |u.Qav VO, como haban vaticinado profetas
jtXrv ^cv T)V -O-EOV JtQoqpr|T(v xav- enviados por Dios, que anunciaron mu-
t a TE xai XXa u/uca JIEQ ax>Toa) ftav- chas otras cosas maravillosas de l. Y
(xoia EonxTCov. etg exi TE vv TCOV hasta el da de hoy existe la comunidad
XgiaTiavJv cur TOE (bvoLiaau.vov de los cristianos, que se denominan as
ot>x EJtXure T (ptav. en referencia a l.
1. La hiptesis de la autenticidad
La hiptesis de la autenticidad pura deJiejriu^p^c^s^eJeiisore55; pero
historiadores tan importantes como L. von Ranke o A. von Harnack consi-
deraron el TestFlav como autntico en lo esencial6. Excluyeron slo el si-
guiente parntesis conior^oi)abJbiaterpolacJQri cristiana;. Al tercer da se
les a^ecTfr vivo, c q ^
anunciaron muchas otraspq&asjnaraviljosas de l. Hay, en efecto, algunos
argumentos muy esclarecedores, al menos a primera vista, en favor de la
autenticidad sustancial del TestFlav:
1. contexto remoto y prximo: ELpasaje-sebre Santiago^ en Ant 20,
20p__gresupone una mencin anterior de Jess. Ant 18, 55-89 se refiere al
perodo de gobierno de Pilato; ste era el lugar indicado para mencionar a
Jess. .
2. El testimonio de los padres de la Iglesia: el ms antiguo de ellos es
el de Eusebio^260-339)7. No hay manuscritos o .citas-Seguras de poca an-
terior.
3. Contenido y lenguaje: Numerosas formulaciones del texto remiten a
Josefo antes que a un,autor cristiano:
^calificativo de oocpc; vf|Q (hombre sjbiojt aplicado a.Jp.ss no fue
corriente entrejxistianos, jLse^ajustajeru^aipbiQ.aL.lfngiiajf rleJo&efo. D-
gase lo mismo de la descripcin de los milagros de Jess como JiaQ&o^a
ZQya (obras increbles)8.
La frmula |ovf Tct)crr&f xeaftcu (acoger l_a verdad con placer) se-
ra inslita para un cristiano, porque f|6ovr| (placer) tiene casi siempre un
matiz negativo. |oovfj xecrQm (acoger con placer) es una expresin pre-
ferepcial de Josefo,erapleada.Jaqu qu-coa4oa.
La afirmacin de_^ue-Jea^~.atr.ajna jnHng y pagano^ no fOTK-'.'ggfo
cojU&sJ^ntesxris4anasi pero se explka con-el supuesto de que Josefo tu-
vo presente el cristianismo de Roma en su JiernrtQ^que contaba con segui-
dores paganas.
La referencia al ajusticiajmipntf de Jess por Pilato a instancias de las
autoridades judas indica un buen conocimiento de las circunstanjcias4ur-
2. La hiptesis de la interpolacin
9. Si Josefo hubiera pensado as,... habra sido un cristiano. Cit. segn R. Eisler, IH-
SOY2, 1, 19.
10. As H. Conzelmann, Jess Chnstus [RGG3 III (1959), 622], y E. Norden, Josephus.
11. Cf. tambin el comentario a Mt 10, 17: 'IT]OOV... OV xaTaSe;|X6vog eva XQIOTV
([Josefo] no reconoce que Jess es el Cristo); citado segn P. Winter, Jess y Santiago se-
gn Josefo, 555, n. 8.
Las fuentes no cristianas sobre Jess 89
leer Orgenes, en lugar del TestFlav actual, otro texto crtico, o le bast Ant
20, 200 para su razonamiento? Es obvia, en todo caso, la sospecha de que
la imposicin general del TestFlav hay que atribuirla a la difusin de las
obras eusebianas y no a la integridad del texto.
3. Contenido y lenguaje: h^jl_rngnos tres fraseslaaxlaramente ris-
tianas que no pu^d^n^trlbutf se a un autor-judie:
^nCaTdMlbre ljJdo^ejd^^Ja4)aiabia.shomhre>> para calificar a Je-
ss (eye vpa atjxv Xyeiv XQi) slo es comprensible como rectifica-
cin" dogmtica a la expresin anterior, que no salvaguardaba la divinidad
de Jess12.
XQiotg otog f|v (era el Cristo) no puede ser otra cosa quejuna
copfesia-exprfisadeJesicomo el Cristo (cf. Le 23,35; Jn 7, 26; Hech 9,
22).
Porque al tercer da se les apjreciLyiyo, como haban vaticinado
profetas enviados goTJios, quei anunciaron mjjiAas-otFa&-co^i&jaayjllo-
sas. Tambin aqu habla un cristiano.
12. A. von Harnack, Geschichtsschreiber, 1053, sostiene en cambio que slo se trata del
tpico delfleTog,viQ (hombre divino) transferido a Jess. Ap 1, 232, 236 puede servir de
analoga; Josefo habla aqu de un egipcio al que califica de hombre sabio y adivino (aocpg
xai uxxvxwig vi^g), y del que refiere que por su sabidura y don proftico tena fama de
hombre cercano a la divinidad (ftecig S SOXOVTI |xeTeoxT)xvcti cpaecog xou xe aoqpav
xai jtoYvtoaiv tcov eaonvcov). En todo caso la formulacin, a diferencia de TestFlav, deja
sin decidir si el autor comparte esa creencia.
13. Traduccin: J. P. Meier, Un judo marginal* I, 84.
90 El Jess histrico
TWV f|6ovfj TcdnHi 6exo|xva)v, xai con gusto la verdad. Y atrajo a muchos
JIOAAOVC; (.lev 'Iouaouc;, JIOXAOXJC; 6 judos y a muchos de origen griego. Y
xai xo 'EXX/nvixo) jiTiYyeio- xai cuando Pilato, a causa de una acusacin
a\>xv Eve^ei x>v JCQ&TCOV vrjcv hecha por los hombres principales de en-
jraQ' T||.HV oxauQO) jUTETi|.ir|xToc; tre nosotros, lo conden a la cruz, los que
ndxo'u ovx jtaoavxo ol x JIQU)- antes lo haban amado no dejaron de ha-
xov ya^riaavTeg- elg exi TE VV TCV cerlo. Y hasta este mismo da la tribu de
XQIOTUXVC&V cuto toxJe (bvoLiao(.i- los cristianos, llamados as a causa de l,
vov oiix nXiJiE x qpXov. no ha desaparecido.
lileo como el relato mendaz del falso Alejandro (un supuesto hijo de Hero-
des) {Ant 18, 6; 17, 328s).
Siguiendo el modelo del relato sobre un profeta egipcio que plane
desde el monte de los Olivos una sedicin contra los romanos {Bell 2, 261-
263 [citado infra, 110]; Ant 20, 167-172), Bienert reconstruye el siguiente
texto de Josefo: Y este llamado Cristo condujo a muchos judos y grie-
gos al monte de los Olivos, desde donde maquinaba marchar sobre Jerusa-
ln 23 .
5. El texto como expresin de la relacin entre el judaismo y el cristia-
nismo primitivo. Los defensores de esta hiptesis colocan en paralelo la ac-
titud hostil de Josefo con la de las fuentes talmdicas. Atribuyen adems a
Josefo motivos apologticos que lo indujeron a componer un texto hostil a
los cristianos: quiso dar a entender a los romanos que los judos haban he-
cho lo suyo por combatir la secta de los cristianos 24 .
Josefo... refiere... que, por este tiempo, un hombre sabio llamado Jess mostr
un buen comportamiento y fue reconocido como virtuoso (o docto), y tuvo co-
mo discpulos a muchas personas de los judos y de otros pueblos. Pilato lo
conden a la cruz y a la muerte; pero los que se haban hecho discpulos no
abandonaron su discipulado (o enseanza) y contaron que a los tres das se les
apareci despus de la crucifixin y estaba vivo, y que por eso poda ser el me-
sas, sobre el cual los profetas haban dicho cosas maravillosas (citado segn J.
Maier, Jess, 42s).
26. Propugna esta solucin, entre otros, P. Winter, Jess y Santiago segn Josefo, 566;
y la solucin contraria E. Bammel, Testimonium, 18: lo terrible (Seivv) es para el judaismo
precisamente la falta de castigo al (pXov secesionista.
27. En la tradicin textual de TestFlav quedan huellas de esta frmula; as en Jernimo,
que escribe: credebatur esse Christus; y en Miguel el Sirio (siglo XII): fue considerado
el mesas/quiz era el mesas. Citado segn S. Pines, Arabic Versin, 40,26s, 29 con n. 109.
28. As E. Bammel, Testimonium, 20.
94 El Jess histrico
dicin popular. El fariseo Josefo33 la recoge sin valorarla, mientras los ra-
binos interpretaron ms tarde la misma tradicin como testimonio sobre un
mago e impostor34.
Resumiendo: lp-ffls,r^bable es la hipileis_jdjeLjJuaj^
dj^rjrirhj^fo^
mo sobre Juan Bautistas^xjtbJXLSantiago.-elJhermano del Seor, Sij,imagen
de Jess recuerda la delosfiscritos-lucanos. Ambos autores aplican a Jess
el calificativo de hombre (vr|Q); ambos hablan de l en forma sumarial
y distinguen entre los acusadores judos y la responsabilidad de Pilato. Pe-
ro la idea de que Jess tuvo discpulos paganos no se puede inferir de la do-
ble obra lucana. Quiz Josefo tuvo en Roma contacto con un cristianismo
de tendencia lucana; pero sus races palestinas le permitieron quiz utilizar
tambin noticias y tradiciones populares que circulaban en Jerusaln.
33. Grupos judeocristianos y fariseos siguieron manteniendo bastante tiempo unas rela-
ciones amistosas; cf. P. Winter, Jess y Santiago segn Josefo, 566.
34. G. Vermes, Jess Notice, especialmente 9s.
35. J. Maier, Jess, 268; cf. tambin Id., Auseinandersetzung.
96 El Jess histrico
Jess fue colgado en vspera de la fiesta de pesah. Cuarenta das antes, el he-
raldo haba pregonado: Lo sacarn para ser apedreado porque practica la ma-
gia, seduce a Israel y lo ha hecho apostatar; el que tuviera algo que decir en su
defensa debe presentarse y decirlo. Pero si nada se aduce en su defensa, ser
colgado en vspera de la fiesta de pesah....
Los rabinos ensearon que Jess tuvo cinco discpulos: Mathai, Naqai, Necer,
Buni y Thoda. Cuando prendieron a Mathai, l les dijo: Ajusticiad a Mathai,
que el nombre significa: cundo [mathai] entrar a ver el rostro de Dios? [Sal
42, 3]. Ellos le replicaron: S, Mathai ser ajusticiado, porque el nombre sig-
nifica: cundo [mathai] se morir y se acabar su apellido? [Sal 41, 6]. (El
texto contiene juegos de palabras anlogos para los otros cuatro discpulos
de Jess).
En eJj>uj2u^^o_djpe_^ejEe^^ te-
ma debatido y se refiriera s j ^ y r i p i e ^ J e j L s ^ ^ S - ^ i ^ ^
resul]teri.djnters histrico:
1. El texto indica como^unWJemporal del njustjnjfimientn He Jessja
vspera de pasgua, lo. que contrasta con la cronologa sinptica, pero se
ajusta a las indicaciones del evangelio de Juan.
2. Por tratarse de un procedimiento jurdico rabnico, los acusadores^ y
ejecutores del juicio son obviamente las autoridades j u d ^ l c T c l e s his-
trcamerirelHCorrecto.
Como resultado de la acusacin, Jess debe ser lapidado y el cadver
ser luego colgado. El texto subraya, ms que la lapidacin^ el hecho de
colgar en vspera de-ia-pas"Cl"rquiz para u a mayor acercamiento a j a
bien_c^npada_cnicjfixiri,de Jess (por ios romanos).
El texto subraya_adems.,quet fuejrajie. lahaJjJiaLmpregonero.bus-
c ya Testigos ddjsjpjirgo_4i-dJas.^ntesde la ejecucin. Quiz sea una res-
puesta apologtica al reproche cristiano de que a Jess se le hiciera el pro-
ceso precipitadamente.
3. Mar Bar Sarapion: un estoico sirio habla del rey sabio de los judos
A. Baumstark, Geschichte der syrischen Literatur, Bonn 1922; F. Schulthess, Der
Brief des Mar bar Sarapion. Ein Beitrag zur Geschichte der syrischen Literatur:
ZDMG 51 (1897) 365-391.
39. Mathai se interpret como Mateo, Naqai como Nicodemo o Nicanor, Thoda como
Tadeo; a Necer y Buni se le han atribuido diferentes correspondencias.
40. As J. Maier, Jess, 234.
98 El Jess histrico
...de qu sirvi a los atenienses haber matado a Scrates, crimen que pagaron
con el hambre y la peste? o de qu les sirvi a los samios quemar vivo a Pi-
tgoras, cuando todo su pas qued cubierto de arena en un instante? o a los
judos dar muerte a su sabio rey, si desde entonces se han visto despojados de
su reino?
Porque Dios se tom justa venganza por esos tres sabios: los atenienses mu-
rieron de hambre, los samios fueron inundados por el mar, los judos sucum-
bieron y fueron expulsados del reino, y viven dispersos en todas partes.
Scrates no muri, gracias a Platn; ni Pitgoras, gracias a la estatua de Hera;
ni el rey, gracias a las nuevas leyes que promulg42.
1. La ^ a ^ / ^ ^ j ^ H ^ A J i ^ l t f i ^ ^ P ^ ^ M f i n i e r ^ fue.scrita_po-
co despefdel ao 73 d. C.44.
"ErTTa," T padre recuerda a su hijo la huida de ciudadanos de Samo-
sata a Seleucia por sus sentimientos antirromanos45. Este suceso parece ser
idntico al que refiere Josefo, Bell 7, 219-243 sobre el rey Antoco IV de
Comagene (capital, Samosata), destronado y proscrito por los romanos el
ao 73.
El <<casjigojl&.ks4uos, recordaALgn^Ltgxto, con la prdida_de la
propia a^jmstmcj^u^M^^WMQ-^ IdJSQP^ilL^^d^&atoxiss&s^ene
que referirse a la^gueriajdja de^sJA-LXU Y entonces hay que suponer
qu^~eTautoFrada sabe an de las nuevas revueltas que estallaron en Pales-
tina el ao 132 d. C.46.
2. El autojresjm estoico sirio..najudo ni cristiano (habla, por ejemplo,
con toda naturalidad de nuestros dioses); p_eroest^aMerXQL^Lcjistianlsmo.
41. Las indicaciones sobre Pitgoras, los samios y los atenienses son histricamente
muy inexactas. Quiz consider Mar al Pitgoras filsofo y al Pitgoras escultor como la
misma persona.
42. F. Schulthess, Mar bar Sarapion, 371s. Ms accesible el texto alemn en J. B. Auf-
hauser, Antike Jesus-Zeugnisse II, 5-11.
43. A. Baumstark, Geschichte, 10, renuncia a sealar una fecha porque las referencias
a la historia de la poca no parecen lo bastante precisas.
44. As J. Blinzler, Der Prozess Jesu, Regensburg "1969, 53s, y E. Barnikol, Das Leben
Jesu der Heilsgeschichte, Halle 1958, 251.
45. F. Schulthess, Mar bar Sarapion, 368s, 1. 47-74.
46. Hay aqu una dificultad: slo despus de la guerra de Bar Kojba (132-135) se pro-
hibe a los judos la entrada en Jerusaln. No obstante, ya la guerra juda (66-70) ocasion
tantas deportaciones que se pudo tener la impresin de que los judos fueron expulsados de
su territorio.
Las fuentes no cristianas sobre Jess 99
3. Lo que^e_aibjDaJSs^genrfe en&ajit&JeJimitS.Mrisixmas:
El responsabilizar exclusivamente a los judos de la muerte de Jess
est en consonancia con afirmaciones neotestamentarias como 1 Tes 2, 15;
Hech 4, 10 y otros pasajes47.
Tambin es una conocida interpretacin cristiana la idea de la derrota
juda ante los romanos como un castigo por la crucifixin de Jess (cf. Mt
22, 7; 27, 25).
Cuando Mar llama a Jess el rey sabio de los judos, se inspira
igualmente en fuentes cristianas. El ttulo de rey es de gran importancia en
la tradicin del nacimiento de Jess (Mt 2, lss: los sabios buscan al nuevo
y recin nacido rey de los judos) y en la tradicin de la pasin (entrada en
Jerusaln, escena del escarnio, interrogatorio ante Pilato [Jn], inscripcin
en la cruz).
4. Sin embargo, Mar denota en algunos momentos una clara perspec-
tiva externa en su valoracin de Jess y del cristianismo:
En la serie de paradigmas, presenta a Jess como uno de los tres sa-
bios, un hombre superior a los dems.
En cuanto a la resurreccin de Jess, Mar la ignora o la reinterpreta
tcitamente con arreglo a su propia visin del mundo. Expresa esta visin
unas lneas antes en su carta: La vida de los hombres, hijo mo, se acaba
en el mundo; pero su elogio y sus ddivas quedan para siempre48. Esto se
puede aplicar tanto a Scrates como a Jess.
Jess es importante sobre todo como legislador, y pervive en sus le-
yes. Parece que Mar ve a los cristianos como personas que se comportan
segn las leyes de su rey sabio, lo que explica la actitud positiva del es-
toico hacia ellos.
Si preguntrnosle dnde obtiene sus noticias sobre Jess el estojcoji-
rjp MarJSar SarapionJiernbTdFQTrigrfiis al cristianlslo"primitivo sirio.
All apareci, ms o menos sincrnicamente conla^carta de "Sarapion, el
EvMt con una imagen parecida de Jess: tambin el EvMt presenta la tra-
gedia del judaismo el ao 70 d. C. como un castigo por la muerte de Jess;
tambin l ve a Jess como el sabio rey de los judos que da nuevas le-
yes en las anttesis del sermn de la montaa. De este modo, lagarta de
Sarapion lampreo nos pfre.ce ni.n^nj^&tjm^nio^
tejdel^nstianismo sinptico, y s un testimonio de que el rey de los ju-
dos presentado por Mt atrajo tambin a sabios paganos, exactamente co-
mo lo describe Mt 2, lss en forma legendaria.
47. Cabe pensar, con todo, que Mar conoca la responsabilidad de los romanos en la
crucifixin, pero la pas por alto debido a su propia situacin precaria.
48. F. Schulthess, Mar bar Sarapion, 370,1. 106s.
100 El Jess histrico
... quod essent soliti stato die ante lu- ... que solan reunirse un da fijo antes
cem convenire carmenque Christo qua- del amanecer, alternndose en las loas
si deo dicere secum invicem seque sa- a Cristo como si fuera dios, y se com-
cramento non in scelus aliquod stringe- prometan con juramento a no cometer
re, sed ne furta, ne latrocina, ne adulte- delitos, ni hurtos, ni robos, ni adulte-
ria committerent, ne fidem fallerent, ne rios, ni infidelidad, ni malversar los
depositum adpellati abnegarent. bienes confiados.
53. El fundamento jurdico del proceso contra los cristianos es muy debatido; cf. R.
Freudenberger, Chnstenverfolgungen, especialmente 23-26.
54. Cf. H. Fuchs, Tacitus, 65-93; e Id., Nochmals: Tacitus; A. Wlosok, Rom, 7-26.
Las fuentes no cristianas sobre Jess 103
los mvil?? dp NfTn Por eso daban lstima aquellas personas, aunque
eran culpables y merecan los peores castigos, porque no fueron sacrifica-
das por el bien comn ('utilitas publica'), sino para satisfacer la crueldad
de un individuo (Ann 15, 44, 5) 56 .
4. Manifestaciones sobre Cristo: Para aclarar el origen de los chjristia-
niychre&tiania?Z,.&upuestaiue.ue odiados,.en lajobla^cinjtox^u^j^ps^X-
citomfexe.j3r^e^xQnitetajneitie]qque sabesobreefundador (auctor)
de la supersticin (Ann 15, 44, 3):
55. La persecucin contra los cristianos bajo Nern la menciona tambin Suetonio (e-
ro 16, 2), pero independientemente del incendio de Roma: Se procedi con penas de muer-
te contra los cristianos, una secta que se haba entregado a una nueva y peligrosa supersti-
cin (Afflicti suppliciis Christiani, genus hominum superstitionis novae ac maleficae),
cit. segn Barrett-Thornton, n. 12,17. Suetonio refiere esta medida de Nern en el apartado
que recoge los hechos loables de Nern, no en la seccin posterior dedicada a sus crmenes.
56. Traduccin segn Barrett-Thornton, n. 11, 16s.
57. La lectura christianos no es segura, porque fue corregida en el manuscrito ms an-
tiguo y fiable, en lugar de chrestianos. Chrestiani es el nombre vulgar de los cristianos
(los serviciales), derivado de Jrestos, nombre griego frecuente entre los esclavos (el
til, servicial): Tertuliano, Nat 1,3,9; Apol 3, 5; Lactancio, Div Inst IV, 7,4s; Justino, Apol
1, 4, 5 y passim; cf. H. Fuchs, Tacitus, 563-569.
104 El Jess histrico
rinto: Claudio haba ordenado que todos los judos abandonaran Roma
(ux T iaTEta/va KXaSiov xcoQ^eaflm Jivxag tog 'Iouaovg ji
xfjg T([.iTi5). Este edicto de Claudio hay que fecharlo probablemente el
ao 49 d. C.60.
3. El contexto: Lajjta Claudii se divide, como las de todos los empe-
radores^jruna^arte^cronolgica,, ue,e5Cribe el curso de la vida, del em-
perador, y un relato objetivamente ordenado sobre sus actividades. En
Cldudius, 25, Suetoni da cuenta del comportamiento del emperador con
diversos pueblos extranjeros, entre los que incluye a los judos61.
4. La referencia a Cristo, al que llama Cresto62, reza as (Claud 25,4):
Iudaeos impulsore Chresto assidue tu- A los judos que, instigados por Cresto,
multuantes Roma expulit. causaban constantes desrdenes, los
expuls de Roma63.
ANEXO: Talo
60. Sobre los problemas relacionados con el edicto de Claudio, cf. P. Lampe, Die
stadtromischen Christen in den ersten beiden Jahrhunderten (WUNT 2, Reihe 18), Tbin-
gen 21989, 4-8.
61. Cf. Barrett-Thornton, n. 9, 14s, que expone el contexto ms amplio.
62. Crestiano fue un trmino popular para designar a los cristianos (cf. supra, nota
57); el desplazamiento fontico desde el Cristo desconocido al nombre conocido de
Cresto es fcil de entender.
63. Traduccin basada en P. Lampe, Die stadtromischen Christen, 6s; impulsore... tu-
multuantes apuesto a Iudaeos acota el sector de los judos exiliados: slo fueron expul-
sados los agitadores (Hech 18, 2 habla hiperblicamente de todos los judos).
64. Cf. E. Schrer, Geschichte III* (41909), 494s.
106 El Jess histrico
5. Resumen
65. El texto actual, KKog Sauageg, carece de sentido; A.A.05 es una conjetura cla-
rificadora, apoyada en inscripciones que mencionan varias veces el nombre de Thallus en-
tre el personal de servicio de Claudio.
66. Citado segn F. Jacoby, Fragmente IIB, 1157.
67. Segn Flegn de Trales (principios de siglo II), que obtuvo sus conocimientos de
Talo, este eclipse de sol se produjo en la olimpada COI; segn el cmputo de los astrno-
mos, el 24 de noviembre del aflo 29 d. C. (= ao XV de Tiberio).
Las fuentes no cristianas sobre Jess 107
6. TAREAS
Hay una versin del TestFlav no estudiada hasta ahora y que se conserva en un
relato del siglo V VI sobre una (supuesta) disputa entre griegos, judos y cristianos
en la corte persa: el llamado Dilogo sobre la religin en la corte de los sasnidas
(DR)68. En esa disputa, los participantes cristianos ofrecen a los interlocutores judos
algunos testimonios judos (tomados generalmente del nuevo testamento) en favor de
la mesianidad de Jess. El punto central es la siguiente referencia a Josefo:
1. Compare este texto con el TestFlav y con la versin de Agapio (lenguaje, con-
tenido y tendencia).
2. Cabe aducir argumentos en favor de la tesis que lo considera el testimonio
original de Josefo? qu detalles lo cuestionan? Seale las posibles relaciones del
DR con las otras versiones (TestFlav, Agapio) y con el presunto original de Josefo.
Un referencia: compare tambin Le 23, 47; Hech 2, 22; 10, 38.
Una variante del testimonio de Josefo sobre Jess, que alguna vez fue muy dis-
cutida, se encuentra en la traduccin eslava de La guerra judia. Esta traduccin, rea-
lizada en el siglo XI d. C , contiene algunos pasajes que no figuran en el texto grie-
go. Citamos en recuadro dos textos que hacen referencia a Jess (cuyo nombre no es
mencionado) y a sus seguidores.
El denominado Testimonium Slavianum se halla entre Bell 2, 174 y 175, es de-
cir, entre dos episodios ligados estrechamente en el texto griego, pertenecientes al
perodo de gobierno de Pilato (el intento malogrado de colocar insignias con imge-
nes del emperador en Jerusaln y la construccin de un acueducto con fondos del te-
soro del templo):
por gracia divina mediante seales y milagros, interpreta el texto en una lnea excesiva-
mente cristiana, y por eso la hemos modificado con arreglo a la opinin original de Bratke;
cf. Id., Zeugnis, 183-188, 193-197.
70. Esta tarea es apropiada para iniciados; presupone conocimientos de las cuestiones
tratadas en el cap. 14 (uso de las fuentes sobre la pasin de Jess).
Las fuentes no cristianas sobre Jess 109
La muerte de Agripa I (44 d. C.) y la sucesin por Cuspio Fado y Tiberio Julio
Alejandro (un error que hace descartar ya a Josefo como autor) dan pretexto a una
interpolacin sobre los seguidores del taumaturgo (interpolacin que sustituye a Bell
2, 22ls):
71. As el texto ms probable. La lectura variante l nos despreci es sin duda una co-
rrupcin.
72. Traduccin segn W. Bienert, Jesusbericht; mapa sinptico entre p. 128-129; de su
retraduccin al griego hemos insertado los equivalentes griegos del texto paleorruso para al-
gunos trminos dogmticamente relevantes.
110 El Jess histrico
4. Qu teora sobre la gnesis del TestEsl y del otro texto sobre los discpulos de
Jess sugieren las observaciones reunidas bajo 1-3? cmo definir la relacin con el
TestFlav? qu cabe objetar a la reconstruccin de W. Bienert segn la cual el Test
Esl es la reelaboracin cristiana de un texto autntico de Josefo que presentaba a Je-
ss como agitador poltico?
73. Texto posiblemente corrompido. A. Berendts, Zeugnisse, 61, estima que el sentido
es que lo pequeo no debe considerarse pequeo, porque puede realizarse en lo grande.
74. Citado segn A. Berendts, Zeugnisse, lOs.
75. En el apartado de las soluciones se indica el material extracannico para la compa-
racin; se puede consultar la carta apcrifa de Pilato reproducida en infra, 520.
4
EL USO DE LAS FUENTES:
ESCEPTICISMO HISTRICO
Y LA INVESTIGACIN SOBRE JESS
Introduccin
aqu para plasmar en un esquema ideal las reservas del escepticismo his-
trico.
Argumentos en contra
Argumentos en contra
5. Sobre el pasaje 1 Tes 4, 16s como posible dicho del Seor, cf. supra, 74.
El uso de las fuentes 117
Argumentos en contra
Jn 11, 45-53: la decisin del sanedrn sobre la pena capital tiene mo-
tivacin poltica: Si dejamos que siga, todos van a creer en l, y vendrn
los romanos y nos destruirn el lugar santo y la nacin (11, 48).
Jn 19, 12: Pilato es apremiado con la insinuacin de deslealtad a Ro-
ma: Si sueltas a se, no eres amigo del Csar.
Segn los relatos de pascua, Jess es un ser que no est atado a un lu-
gar y tiempo; atraviesa las puertas cerradas para estar con los discpulos
(cf. Jn 20, 19ss). En Mt 18, 20, el Terreno promete ya ese gnero de pre-
sencia: Donde estn dos o tres reunidos en mi nombre, all estoy yo en
medio de ellos.
Argumentos en contra
Argumentos en contra
Mt 11, 7-9: Lo que los logia llaman caa sacudida por el viento es
probablemente una alusin irnica a las monedas de Herodes Antipas, que
representaban una caa y circularon en sus Estados 11 .
Me 7, 24-30: el relato de la sirofenicia est marcado por las tensiones
existentes en el territorio limtrofe de Galilea y Tiro12.
Me 1, 4: El paradjico bautismo en el desierto slo se comprende re-
cordando que el Jordn, antes de llegar al mar Muerto, fluye por el desier-
to (y alimenta all una estrecha vega fluvial).
1. Unidades pequeas que cabe perseguir largo trecho en el tiempo son, por ejem-
plo, las tradiciones comunes de Me y Q.
8. As ya G. Holscher, Ursprung. Tambin G. Theissen, Colorido local*, 145-187.
9. Cf. en detalle G. Theissen, Colorido local*, 189-222.
10. Cf. en detalle G. Theissen, Colorido local*, 225-258.
11. Cf. en detalle G. Theissen, Colorido local*, 38-56.
12. Cf. en detalle G. Theissen, Colorido local*, 74-95.
124 El Jess histrico
Argumentos en contra
Los evangelios hablan sin duda del Bautista, de Antipas y de Pilato con
la conciencia y la intencin de referirse a personajes de la historia real; Jo-
sefa habla tambin de los tres en el libro 18 de Antiquitates; adems, Din
Casio habla de Antipas (55, 27, 6; 59, 8, 2), y Filn (LegGai 302, citado su-
pra, 114) y Tcito (Ann 15, 44, cf. supra, 103) de Pilato. De los dos lti-
Argumentos en contra
23. Cf. sobre estos movimientos W. E. Mhlmann, Chiliasmus und Nativismus, Berlin
1961,21964; V. Lanternari, Religiose Freiheits- und Heilsbewegungen unterdrckter Volker,
Neuwied 1968.
El uso de las fuentes 129
Argumentos en contra
Argumentos en contra
26. Conocemos la langue de Jess, pero no siempre sus parole, por usar la termi-
nologa de Saussure.
El uso de las fuentes 133
trado que Jess utliz el gnero literario correspondiente 27 . Consta con su-
ficiente fundamento que Jess formul exhortaciones sapienciales y pro-
verbios, bienaventuranzas y amenazas profticas, dichos sobre el reino de
Dios y sobre el juicio, mandatos para los discpulos (llamada al segui-
miento), preceptos legales, probablemente tambin anttesis. A ello se aa-
den diversas clases de parbolas. Los dichos en primera persona del singu-
lar son objeto de especial debate 28 .
27. A este resultado llega incluso un investigador tan escptico sobre la autenticidad de
las tradiciones como R. Bultmann, Historia*, passim.
28. Cf. infra, objecin 10.
29. Cf. D. Zeller, Mahnsprche, especialmente 77-143, 170-172.
30. Cf. infra, objecin 10.
134 El Jess histrico
Argumentos en contra
da con el brillo dorado del taumaturgo que recubre los colores originales.
Los argumentos y temas milagrosos de los evangelios ofrecen muchas ana-
logas en tradiciones no cristianas35. De Jess se narraron prodigios con
arreglo a los mismos parmetros formales y en temas similares a los de
otros taumaturgos.
Argumentos en contra
37. En la tradicin de los dichos, Mt 12, 28 glosa exorcismos, y Mt 11, 2ss milagros.
138 El Jess histrico
Argumentos en contra
Argumentos en contra
44. Cf. H. Schrmann, Kritische Jesuserkenntnis. Zur kritischen Handhabung des Un-
ahnlichkeitskriteriums, 420-434, ibi 425.
45. Este criterio aparece en E. Fuchs como postulado: cuando la paj^bsa^la conducta
de Jess coinciden, estamos ante algo histrico. Cf. E. Fuchs, Frage, j^^3rarmwjte^l55; id.,
Jess.
142 El Jess histrico
coherencia incoherencia y
y coincidencia no-coincidencia
plausibilidad coherencia contratendencia
efectual plausible efectual plausible efectual
plausibilidad correspondencia individualidad
contextual contextual contextual
2. Reflexin hermenutica
46. Cf. G. E. Lessing, ber den Beweis des Geistes und der Kraft, en Gotthold Ephraim
Lessing, Werke VIII, Mnchen 1979, 9-14.
144 El Jess histrico
deja sentir una y otra vez. Esta labor ha sido realizada programticamente
por investigadores crtico-positivos, como J. Jeremias, L. Goppelt y W.-
G. Kmmel. Ellos esperan obtener de la investigacin histrica unos cono-
cimientos contrastados, frente a la maraa de las hiptesis e incertidum-
bres: Tan slo el Hijo del hombre y su palabra pueden dar autoridad a la
predicacin47.
3. La reduccin teolgico-kerigmtica de la imagen de Jess. El que
confa menos en unos resultados de la investigacin histrica capaces de
generar consenso, y no quiere hacer depender la fe cristiana de las hipte-
sis cambiantes de la ciencia, puede asumir la teologa kerigmtica de R.
Bultmann y reducir el contenido de la fe cristiana al hecho formal de la
venida de Jess: la predicacin y la fe han de referirse a la imagen bblica
de Jess; pero la argumentacin y reflexin teolgica ha de tener un punto
de referencia no intuitivo.
4. La interpretacin simblica de la imagen de Jess se desliga ms
claramente an de la historia. Los textos poticos y figurados (como las pa-
rbolas de Jess) poseen su propia verdad independientemente de la histo-
ricidad y la autenticidad. Por qu no interpretar el testimonio neotesta-
mentario sobre Jess como imagen y parbola de unas verdades atempora-
les... por ejemplo, encontrando en l la intuicin de que el ser humano, con
su existencia y su libertad, vive de la gracia indisponible? Esta verdad in-
terior no necesita de una confirmacin externa. Es la manera, no slo de
desmitologizar la imagen de Jess, sino de deskerigmatizarla: un men-
saje enraizado en una situacin histrica determinada pasa a ser as una ci-
fra atemporal. En favor de esta solucin aboga F. Buri48, apoyndose en el
filsofo Karl Jaspers.
Sea cual fuere la opcin, hay algo indiscutible: se dan certezas en el
campo histrico, a pesar del carcter hipottico de todos nuestros enuncia-
dos. Nadie niega que Csar y Lutero existieron, que el primero extendi el
imperio romano hasta las Galias y el segundo introdujo la Reforma. Ms
importante que construir una certeza inexistente sera hacer comprensible
la certeza existente. La cuestin es, pues, saber si podemos alcanzar algu-
na certeza sobre Jess en el plano histrico49.
Para dar una respuesta, es decisivo recordar que la certeza no nace ni-
camente de los datos externos ni de convicciones apriorsticas. La certeza
3. TAREAS
VU.OS xcd oi JiQOcpfjTOii ecos 'Iovvox) La ley y los profetas (llegan) hasta Juan;
COTO TOTE | fJaoiXea TO freo desde entonces, el reino de Dios
Pi^etai padece violencia,
xcd (3iaoTa pjt^ouaiv avx\\\. y los violentos lo arrebatan.
50. Sobre la fundamentacin de las opciones exegticas, cf. G. Theissen, Jnger ais Ge-
walttater (Mt 11, 12s; Lk 16, 16). Der Strmerspruch ais Selbststigmatisierung einer Mino-
ritat, en Mighty Minorities? FS J. Jervell: Studia Theologica 49 (1995) 183-200.
51. Esta exposicin se apoya en el artculo sinttico The Historicity of Jess, en R. J.
Hoffmann-G. A. Lame (eds.), Jess in History and Myth, N.Y. 1986, 27-45.
148 El Jess histrico
ao 70 d. C; antes, Jess era anunciado como Sabidura humanada que fue crucifica-
da por los pecados de los hombres en circunstancias desconocidas, y volvi a la vida.
Esta tesis descansa en tres lneas de argumentacin:
a) Los documentos extracristianos referidos a la existencia de Jess son demasia-
do tardos para otorgarles un peso demostrativo independiente de la tradicin cristia-
na (Wells niega autenticidad a las referencias de Josefo).
b) Los evangelios no son fuentes con las que se puedan reconstruir hechos hist-
ricamente fiables, porque aparecieron demasiado tarde despus del ao 70, que sig-
nific una fractura total de las eventuales tradiciones palestinas, porque dependen
entre s en amplios tramos y, en ese sentido, no contienen testimonios mltiples de la
historia de Jess, porque son manifiestamente legendarios y por estar impregnados de
las ideas teolgicas de sus autores, que no eran judos y escribieron fuera de Pales-
tina.
c) Las cartas de Pablo son documentos tempranos, pero no hablan de la vida de
Jess, no hablan concretamente de sus milagros, doctrina y circunstancias concretas
de la muerte; Welles concluye que el autor nada saba de todo esto. Los documentos
paulinos se limitan a presentar a Jesucristo como un redentor preexistente, hecho
hombre, que fue crucificado como justo doliente por los pecados de su pueblo en un
tiempo desconocido. Este mito es, segn Wells, el difundido mito de la Sabidura pre-
existente que hizo morada en Israel (= se hizo hombre); a ese mito se sumaron las re-
ferencias a la muerte ignominiosa del Justo (representante de la Sabidura, Sab 2, 20),
ampliadas con pasajes profticos (cnticos del siervo de Dios, Zac 12, 10), hasta fun-
dirse en la escena de la crucifixin. Este mito es lo que predicaron Pedro, Pablo y los
otros apstoles a partir de las apariciones (1 Cor 15, 3ss), en las que el Crucificado se
les dio a conocer como Resucitado.
1. Al hilo de este esquema puede usted aplicar gran parte de los conocimientos
histricos y metodolgicos facilitados en los cap. 2-4: qu se puede aducir contra G.
A. Wells? (no ofrecemos respuesta en el apartado final de las soluciones, cf. cap. 2-4).
2. Frente a otras posiciones de escepticismo histrico extremo, es interesante que
Wells considere las cartas paulinas como autnticas y tempranas; pero cuestiona que
Jess aparezca en ellas como contemporneo de Pedro, Santiago, Pablo, etc. Tiene
que explicar, obviamente, por qu Santiago es llamado en Gal 1, 19 el hermano del
Seor y por qu aparecen en 1 Cor 9, 5 hermanos del Seor (casados). Su res-
puesta es que hermano del JCQIOC; no significa hermano (carnal) de Jess, sino
miembro de la hermandad del xQiog (exaltado); en este sentido, el Resucitado lla-
ma a sus sucesores, en Mt 28, 9s y Jn 20, 17, mis hermanos.
a) Qu impide, en Gal 1, 19 y en 1 Cor 9, 5, tomar el trmino hermano en sen-
tido figurado? Fjese en los grupos o personas mencionados en el contexto prximo.
b) Repase todas las tradiciones cristianas y extracristianas relevantes sobre la
cuestin de los hermanos de Jess. Tenga presente el espectro de la tradicin (testi-
monio mltiple, diversidad de gneros literarios), la coherencia plausible efectual y el
factor no-coincidencia (tensin) en las tradiciones.
SEGUNDA PARTE
EL MARCO DE LA HISTORIA DE JESS
5
EL MARCO HISTRICO Y RELIGIOSO
DE LA VIDA DE JESS
P. W. Barnett, The Jewish Sign Prophets-A.D. 40-70. Their Intentions and Origins:
NTS 27 (1981) 679-697; G. Baumbach, Jess von Nazareth im Lichte der jdischen
Gruppenbildungen, Berln 1971; A. I. Baumgarten, The ame ofthe Pharisees: JBL
102 (1983) 411-428; P. R. Callaway, The History ofthe Qumran Community, Shef-
field 1988; P. Davies, Hasidim in the Maccabean Period: JJS 28 (1977) 127-140;
M. Hengel-R. Deines, E. P. Sanders' Common Judaism, Jess and the Pharisees:
JThS 46 (1995) 1-70; R. A. Horsley-J. S. Hanson, Bandits, Prophets, and Messiahs,
San Francisco 1985; J. Maier, Entre los dos testamentos. Historia y religin en tiem-
pos del segundo templo, Salamanca 1996; R. Meyer, Der Prophet aus Galilaa, Leip-
zig 1940; J. Neusner, Judentum in frhjdischer Zeit, Stuttgart 1988; A. J. Saldarini,
Pharisees, Scribes and Sadducees in Palestinian Society, Edinburgh 1989; E. P. San-
ders, Judaism. Practice and Belief 63 BCE-66 CE, London-Philadelphia 1992; P.
Schfer, Der vorrabbinische Pharisaismus, en M. Hengel-U. Heckel (eds.), Paulus
und das antike Judentum, Tiibingen 1991, 125-175; H. Stegemann, Esenios*; G.
Stemberger, Pharisaer, Sadduzaer, Essener (SBS 144), Stuttgart 1990 (cf. tambin la
bibliografa del captulo 7).
Introduccin
LECTURA DE FUENTES Y TAREA: Lea Josefo, Bell 2, 117-166; Ant 18, 11-23 (cf. Apn-
dice), y conteste la pregunta: a qu partido religioso est Jess ms prximo?
2. E. P. Sanders, Judaism (1992), traza una imagen de este common Judaism cargada
de simpata.
3. La expresin covenantal nomism fue acuada por E. P. Sanders para designar la es-
tructura bsica de la fe juda. Cf. Id., Paul and Palestinian Judaism, London-Philadelphia
1977 (en alemn Paulus und das palastinische Judentum [StUNT 17], Gottingen 1985, es-
pecialmente 397ss).
El marco histrico y religioso de la vida de Jess 153
&gs^^^v^^^^-S^-^^^o yivj4.rnia.^exie^dfi-desastres4.Ljiia^or
depilas, la dp,striir,r,ijLdLl^m^.jel.ao 7QLd. C.
El movimiento_jesutico se inscribe en_e] comienzo de este tiempo-de
crisis-Le preceden los movimientos de rebelin mesinica tras la muerte de
Herodes I, y el movimiento teocrtico radical de protesta de Judas el Gali-
leo despus de la destitucin de su sucesor en Judea, Arquelao, el ao 6 d.
C. Con Juan Bautista comienza una serie de movimientos profticos de
protesta, de los que Jess forma parte. El sueo de todos estos movimien-
tos, un vuelco de la historia a favor de Israel, no se cumpli. Los romanos
continuaron siendo los amos del pas. Pero de uno de estos movimientos de
protesta surgi el cristianismo, que en el curso de varios siglos iba a supe-
rar al imperio romano desde dentro.
6. Cf. O Wischmeyer, Die Kultur des Buches Jess Sirach (BZNW 77), Berlin-New
York 1995.
El marco histrico y religioso de la vida de Jess 157
mitivo lanz un nuevo proyecto, esta vez iniciado en el pueblo, desde aba-
jo y sin coaccin. Y consisti, de nuevo, en el intento de formar un juda-
ismo universalista sin ritos segregadores. A muchos judos les evocara la
malograda reforma helenstica y, por eso, opusieron una feroz resistencia,
como en el caso de Pablo precristiano.
2. Los onades conservadores: L^^o^r^n^silejo^jx^jrmadjoresjie-
lensticos-eft-lajucistpcracia tampoco pudieron imponerse. Cuando el maca-
beo Jonatn fue nombrado sumo sacerdote el ao 152, estaba claro que los
onades haban perdido en la lucha por el sumo sacerdocio. Partidarios co-
rno_ejran_d4>s-tekuiieosise retiraron hacia el ao 150 a. C.^a Egipto; all
construyeron, en Leontpols, un segundo templo judo, un santuario mu-
lo cTeTtmplo jerosolimtano que perdur hasta el ao 73 d. C , en que fue
destruido por Vespasiano durante la guerra judeo-romana.
No fueron slo los onades los que sufrieron la represin. Posiblemente
el primer sumo sacerdote macabeo, Jonatn, desposey del cargo, el ao
152 a. C, a un sumo sacerdote sadquida cuyo nombre desconocemos: el
maestro de justicia de los escritos de Qumrn, que luego concertara la
alianza esenia con otros crculos tradicionalistas... como pacto oposicio-
nal contra el culto sacrilego del templo, cuya direccin haban usurpado
los macabeos.
Reformadores Oposicin
helensticos antihelenstica
Reforma 175
d) Diferencias entre saduceos, fariseos y esenios segn Josefo (siglo Id. C.)
Josefo hace en varios pasajes un diseo comparativo de los tres partidos
religiosos ms importantes de los judos: Ant 13, 171-173.297s; 18, 11-25;
Bell 2, 118-166. Los presenta a sus lectores de formacin helenstica en ana-
loga con las escuelas filosficas de los griegos: los esenios, como pitagri-
cos (Ant 15, 371); los fariseos, como estoicos (Vita 12); para los saduceos
sugiere la equiparacin con los epicreos, sin explicitarla. Sus puntos de
comparacin ms importantes son: la actitud ante la |iaQu.vr] (destino, de-
trs del cual est obviamente Dios), la actitud ante la libre voluntad y la ac-
titud ante la cuestin de la inmortalidad del alma. De Josefo podemos infe-
rir, adems, otras diferencias, vlidas para la poca de Josefo, siglo I d. C:
13. C. A. Evans, Jess*, 53-81, incluye tambin en su panormica sobre todos los mes-
sianic claimants a Judas, hijo de Ezequas, Judas el Galileo y Juan de Giscala entre los pre-
tendientes a mesas. Del tiempo posterior al 70 d C incluye a Lucuas de Cirene (115 d. C.)
y a Simn bar Kojba (132/135 d C).
El marco histrico y religioso de la vida de Jess 169
1. Juan Bautista
14. La figura de Juan Bautista es analizada en cap 8 pargrafo 4; aqu hacemos refe-
rencia a su obra como movimiento de oposicin poltica
El marro histrico y religioso de la vida de Jess 171
res paj]ijtfej^ciwlojj^^
celaban^eestosjprofetas y procedan violentarnente..contra ellos. El si-
guiente resumen ofrece 'una* visin panormica de estos personajes deno-
minados profetas de seales15:
Hacia el ao 36 d. C, cierto profeta samaritano promete a una multi-
tud mostrarles en el monte Garizn los objetos del templo que Moiss ha-
ba enterrado all. Rene a sus partidarios para dirigirse al lugar; pero Pila-
to interviene y los manda degollar. Pilato es destituido por las protestas
contra su accin brutal (Ant 18, 85-87).
Bajo el procurador Cuspio Fado (44-46 d. C), un tal Teudas conven-
ce a una multitud para que le siga con todas sus pertenencias al Jordn.
Promete que el Jordn dividir sus aguas para que puedan cruzarlo a pie en-
juto. De nuevo interviene el procurador y pone fin con un bao de sangre
a este intento de una nueva conquista de la tierra prometida (Ant 20, 97-
99; cf. Hech 5, 36).
Bajo el procurador Antonio Flix (52-60 d. C.) aparecen varios profe-
tas annimos que invitan a sus seguidores a seguirles al desierto; all ve-
rn una seal o milagro (signo de la libertad). Esta salida hacia un nuevo
xodo fue tambin sangrientamente sofocada (Ant 20, 167s; Bell 2, 258-
260).
Por el mismo tiempo aparece un egipcio que se dirige con sus adeptos
al monte de los Olivos. Promete que los muros de Jerusaln se desploma-
rn a su voz de mando, en un intento de reproducir en Jerusaln el milagro
de Jeric (Ant '20, 169-172; Bell 2, 261-263 [citado supra, 110]; cf. Hech
21,38).
Bajo el procurador Porcio Festo (60-62 d. C), un profeta promete la
liberacin y el fin de los males si le siguen al desierto. Los romanos ex-
terminan a los integrantes del movimiento (Ant 20, 188).
Bajo Albino (62-64?), un profeta llamado Jess, hijo de Ananas, lle-
ga del campo a Jerusaln con un mensaje amenazador para la ciudad, el
templo y el pueblo. Es arrestado por la aristocracia juda, que lo entrega al
procurador. Este comprueba en el proceso su estado delirante y lo deja en
libertad. El contina anunciando la desgracia hasta la destruccin de Jeru-
saln; durante el asedio pierde la vida (Bell 6, 300-309 [citado infra, 518]).
En los ltimos das de sitio de Jerusaln siguieron apareciendo profe-
tas que prometan la salvacin. Uno de ellos comunic el mandato divino
de acudir al templo a esperar la seal divina. Josefo lo hace responsable del
gran nmero de personas que perdieron la vida en el incendio del templo
(Bell 6, 285s).
5. TAREAS
Juan
el Bautista
Jess
de Nazaret
El profeta
samaritano
Teudas
Un profeta
annimo
El Egipcio
Jess, hijo
de Ananas
Profetas
en el asedio
de Jerusaln
Para el debate sobre Qumrn: K. Berger, Qumran und Jess. Wahrheit unter Versch-
luss?, Stuttgart 1993; O. Betz-R. Riesner, Jess, Qumran und der Vatikan. Klar-
stellungen, Giessen 1993; J. A. Fitzmyer, Qumran: Die Antwort. 101 Fragen zu den
Schriften vom Toten Meer, Stuttgart 1993; H. Stegemann, Esenios*. Sobre el Maes-
tro de justicia: G. Jeremas, Der Lehrer der Gerechtigkeit (StUNT 2), Gottingen
1963.
Los libros de revelacin que enlazan la comunidad de Qumrn con Jess y con el
cristianismo primitivo tienen su coyuntura ms alta en esta poca. Despiertan la cu-
riosidad, especialmente, el fundador de la comunidad, el Maestro de justicia, y su
contrincante antagonista, el hombre de la mentira y sacerdote impo (traducido
tambin por sacerdote sacrilego). Porque se trata sin duda de personajes histricos
de gran relevancia, aunque nunca se mencione su nombre. En los ltimos aos, publi-
caciones de ciencia popular (muchas veces pseudocientficas) han identificado a Juan
Bautista o a Santiago, el hermano de Jess, por sobrenombre el Justo, con el Maes-
tro de justicia. Esas publicaciones asignan a Jess y/o a Pablo los roles del hombre
de la mentira o sacerdote sacrilego16. En el marco del presente libro no podemos
ni necesitamos detenernos a refutar esas tesis insostenibles, puesto que hay ya varias
exposiciones solventes (cf. supr). Sin embargo, conviene tener una idea de los tex-
tos que sirven de base a tesis de este tipo. Por eso ofrecemos a continuacin algunos
extractos del Comentario a Habacuc (lQpHab) 17 , que contiene la mayor parte de las
noticias sobre el Maestro de justicia y que por sus muchas o, al menos, polivalen-
tes referencias a la poca, constituye la fuente principal para la reconstruccin de la
historia de la comunidad. El rollo de pergamino, muy bien conservado, hay que fe-
charlo paleogrficamente alrededor del ao 50 a. C. Se trata de un pesher o comenta-
rio, una forma de exgesis propia de Qumrn, que cita un escrito (a menudo un libro
proftico) versculo a versculo y lo aplica al pasado reciente, al presente y al futuro.
I 16[..Mirad a las naciones, ved l7y espantaos, porque en vuestros das l ha-
r una obra tal que no la creerais si] II, los la contasen (Hab 1, 5) [La inter-
pretacin del texto se refiere a] los apstatas junto con el hombre 2de la men-
tira, porque no [oyeron las palabras] del Maestro de justicia de la boca 3de
Dios; (se refiere tambin) a los apsftatas de la] nueva [alianza]; [por]que n[o]
4
confiaron en la alianza de Dios [y profanaron] su [san]to [nom]bre. 5 E igual-
mente la interpretacin del texto se refiere [a todos los apjstatas al final 6 de
los das. Ellos son los infractores] de la [ali]anza, que no creen 7al or todo lo
16. Slo dos ejemplos: M. Baigent-R. Leigh, Verschlussache Jess. Die Qumranrollen
und die Wahrheit ber dasfrtthe Christentum, Mnchen 1991 (identifican a Santiago con el
Maestro de justicia y a Pablo con el predicador sacrilego, apoyados sobre todo en pu-
blicaciones de R. Eisenmann); B. Thiering, Jess von Qumran. Sein Leben - neu geschrie-
ben, Gtersloh 1993 (Juan Bautista = Maestro de justicia; Jess = hombre de la menti-
ra y sacerdote sacrilego).
17. Citado segn E. Lohse, Texte, 227ss.
776 El Jess histrico
que ven[dr sobre] la ltima generacin, de la boca 8del sacerdote, [cuyo cora-
zn] Dios ha [iluminado] para interpretar todas las 'palabras de sus siervos, los
profetas, [mediante] las cuales anunci 10todo lo que vendr sobre su pueblo y
[su tierra...
Cf. VII 45 ...(el) Maestro de justicia, al que Dios revel todos los misterios de
las palabras de sus siervos, los profetas.
Introduccin
Lo que mejor aclara la marcha ascendente del cristianismo desde una re-
ligin minoritaria, sospechosa de supersticin, en la periferia del poder y
de la historia, hacia una religin estatal y finalmente mundial, es quiz el
hecho de que hoy est vigente el calendario cristiano en amplias zonas del
mundo1. El comienzo de este calendario es una frmula confesional que los
relatos sobre mrtires cristianos trasmiten con clara intencin polmica
contra el cmputo del tiempo de sus verdugos: El bienaventurado Apolo-
nio el Asceta padeci tres veces: con arreglo al cmputo romano, el da 11
1. Cf. sobre todos los aspectos relevantes H. Maier, Die christliche Zeitrechnung, Frei-
burg-Basel-Wien 1991.
178 El Jess histrico
Antes de_ buscar los datos absolutos de la vida de Jess (cf. infra, apar-
tados 2-4), coriviene.ixauik.jeii este primer apartado lo que podemps^aber
sobre el marco cronolgico cle.su actividad. El resultado es bastante nega-
tivo: los^eyangelios jio- permiter4jLDeriru^nclujDJig_s fiables sobre las fe-
chas que seran necesarias para confeccionar una cronologa relativa:
3. Algunos pretenden inferir de las tradiciones citadas, como mnimo, un tiempo global
de algo ms de un ao (por ejemplo, el episodio de la percopa Me 2, 23ss trascurre en po-
ca de siega, pero no inmediatamente antes de la pascua en que Jess muri; Le 13, lss po-
dra referirse a una matanza entre los peregrinos de pascua.
4. J. Blinzler, Bemerkung, defiende la fiabilidad histrica del marco jonico.
180 El Jess histrico
ganizado este censo como delegado especial del emperador11; pero la falta
de documentos fehacientes suscita dudas12; cabe preguntar, adems, si es
verosmil semejante restriccin de la autonoma en poltica fiscal del rex
socius, Herodes, por parte de los romanos13.
3. Las opinior^sj^bT^Lxahrx^onolgkq^la prehistoria niMHa-
nq spri rruiy dispares- la norir.iarif^<pift_Herr>Hesmand decollar a todos los
nios hasta los dos aos de edad, /.permite concluir que Jess naci, lo ms
tarde, el ao 6 a. C.?_S_e_ha intentado .repetidamente jdentificar y datar la
estrella de los magos (Mt 2, 2.9s) cpn ayuda de^c]^^oa_sjpjimicps. Hay
trejciij^s^oiibIe ) ,aUepecto:
El valor cronolgico del evangelio de la infancia de Mt es cuestio-
nodo, desde consideraciones de historia~deJasformas: los relatos sobre la
matanza de los inocentes "y oBe los magos son leyendas que no pueden
uti|zaj^^ Mt 2 habla de una estrella milagro-
sa, no de un fenmeno que pueda describirse con categoras astronmicas.
Teniendo en cuenta, adems, los numerosos lugares paralelos en la histo-
ria de las religiones sobre el anuncio del nacimiento de un rey mediante
una estrella, sobre la persecucin contra un rey nio e incluso sobre la
ofrenda de dones a un dios nacido de madre virgen14, muchos exegetas con-
sideran absurdo buscar un ncleo histrico detrs de Mt 2.
NQ-&^Mej^\]i]J3J?oibi^ histrico; las espe-
culaciones astronmicas yastrolgicas estaban muy difundidas en la anti-
gueaj4^cabje_sjmme^^ asrales de ciertos per-
sonajes helenstLCOAhubiexaJUiias obsejyacjpnes reales. Mt 2 podra ser la
figuracin popular de un hecho astronmico: un fenmeno astral extraor-
dinario habra coincidido aproximadamente con el nacimiento de Jess, e
contemplan, sobre todo,jdosjgosibilidades15: una gran conjuncin observa-
da tres veces el ao 7 a. C. entre Jpiter y~ Saturno" en el signo Piscis o un
11. Se ha encontrado una inscripcin en lpida sepulcral (el denominado Titulus venu-
tus: CIL Suppl 6687) sobre un censo organizado por Quirino como legado de Siria en la ciu-
dad libre de Apamea del Orantes. La conclusin de que Quirino gobernara en oriente co-
mo un viceemperador y dirigiera todo el censo, carece de base slida (contra E. Stauffer,
Jess. Gestalt und Geschichte, Bern 1957, 32s).
12. Cabe preguntar si el apunte de Tertuliano no ser una construccin apologtica pa-
ra subsanar las incoherencias lucanas.
13. Otras hiptesis cuestionan los datos de Josefo y apuestan por Le: datan el censo de
Quirino en el ao 4 a. C; postulan una doble actividad censual de Quirino o un censo que
dur del ao 4 a. C. al 6 d. C.
14. Cf. R. Bultmann, Historia*, cap. 2, comentario de Mt 2, 1-23; y los comentarios.
15. Informacin ms amplia en A. Strobel, Weltenjahr; J. Finegan, Handbook, 238-248,
y en los comentarios.
182 El Jess histrico
4. La muerte de Jess
a) El da de la muerte (da de la semana y del mes)
19. Pero Josefo ofrece adems otra fecha: en Bell 1, 401 seala el ao 15 de Herodes
como inicio de la construccin de templo, aunque muchos lo atribuyen a un error de trans-
cripcin.
20. Me 15, 42; Mt 27, 62; Le 23, 54; Jn 19, 31.42.
21. Sobre la interpretacin pascual de la ltima cena de Jess, cf. la exposicin detalla-
da del captulo 13, apartado 3. No hay que olvidar en el debate que, segn la distribucin
juda de la jornada, el nuevo da comienza con la salida del sol.
184 El Jess histrico
Cor 11, 23; Jn 13, 30; Me 14, 17). Ambos extremos son extraordinarios,
porque la ciudad estaba tan abarrotada en tiempo pascual que Jess tena
que pernoctar fuera, en Betania22, y porque la comida principal sola ha-
cerse al atardecer; pero la cena pascual se celebraba preceptivamente de
noche y dentro de los muros de Jerusaln.
En la ltima cena se bebi vino. Era un rito usual en convites festivos,
y estabapresctg_on_^&j^ase^-
Las palabras interpretativas slo pueden pertenecer, segn J. Jere-
mas, al contexto de la celebracin pascual, donde se glosaban los elemen-
tos de la cena.
SgnjJa_fTQnflngfa jnnir^ que muchos exegetas consideran histri-
camente fiel, el viernes en que Jesils_jmiri fue el jjLjizeparatariculeJa.
fiesta_depascuqjj el da festivo cay poj lano ese.ao~en.^hado (Jn 19,
14.31)23. La cena y el lavatorio de los pies durante la noche anterior no ocu-
rrieron, por tanto, en el marco de un convite pascual (cf. Jn 13, 1). En fa-
vor de esta cronologa cabe aducir lo siguiente:
~ La amnista pascual mencionada por todos los evangelios slo tiene
sentido si el preso liberado poda participar en el convite pascual.
La introduccin de Me al relato de.la pasin (Me 14, ls) parece con-
tener vestigios de esta cronologa cuando refiere que los sumos sacerdotes
y los letrados no quisieron prender a Jess y darle mqerte (durante la fies-
ta no) para n.rjrovocar un tumulto.
La misma reflexin es vlida pata Pijato: la ejecucin en la fiesta de
pascua pona en peligro el mantenimiento del orden pblico.
4. EjiJnxnJiiS^iil^a>sr.lo&ia/resc5 teolgicos se conjugan oon-la
cronologa ofrecida.
JesiiS^C^S^egn^jelatojomco, la hora en que-sejiaerifcanjos
corderos pascuaJtesjsnxUejm|k^ es, probablemente,
la de presentar a Jess como el verdadero cordero de.Dios (cf. 1 Cor 5, 7).
En efecto, Jn ^entiende el hecho de que los soldados no quebraran las pier-
nas a Jess despus de haber expirado, a diferencia de los crucificados con
l, como cumplimiento del texto bblico sobre el cordero pascual: no le
quebrarn ni un hueso (Jn 19, 36; cf. Ex 12, 46.10 LXX).
UriJulters^iinoj:dia4e la cronologa sinptica parece residir en pre-
sentar la cena conmemorativa de, la nueva alianza como sustitucin legti-
ip2^3el^iwTflp"scual. Jess asume tambin aqu, en cierto modo, la fun-
cin del nuevo cordero pascual.
22. Me 11, 11.19; 14, 3/Mt 21, 17; 26, 6 (Betania); Le 21, 37 (monte de los Olivos).
23. El Evangelio de Pedro (2, 5) y la tradicin tannata bSanh 43a testifican igualmen-
te la ejecucin de Jess en vspera de la fiesta de pascua.
El marco cronolgico de la vida de Jess 185
b) El ao de la muerte
Jess naci entre los aos 6/4 a. C , todava en vida de Herodes I; actu
pblicamente, por breve tiempo, en los inicios del mandato del gobernador
Poncio Pilato (26-36 d. C); y fue ajusticiado, probablemente, en la fiesta
de pascua del ao 30 d. C. Ninguno de sus jueces hubiera soado que el
tiempo empezara a computarse a partir de aquel personaje. Este nuevo ca-
lendario (cronolgicamente inexacto) contiene el mensaje implcito de que
la figura de Jess trae consigo un giro radical de la historia. Esto es inde-
pendiente de que Jess naciera el ao 4 a. C o el 6 d. C, como tambin lo
es de la interpretacin que hicieran los que en vida de Jess lo esperaron
todo de este personaje. Tanto el mensaje de Jess como las esperanzas de
sus contemporneos eran escatolgicos: apuntaban al fin de los tiempos.
Cuando el calendario cristiano hace de Jess el centro del tiempo, esta
concepcin se desva del sentido que Jess dio a su actividad. Semejante
reinterpretacin de Jess comenz ya, posiblemente, en el cristianismo pri-
29. Un factor de inseguridad que los clculos astronmicos actuales, de exactitud abso-
luta, no pueden despejar es el tiempo atmosfrico: el comienzo del mes se estableca en la
antigedad a la vista del novilunio; si la luna estaba nublada, el comienzo poda demorarse.
30. Cf. J. Jeremas, La ltima cena, 38-42; J. Finegan, Handbook, 291-298; A. Strobel,
Ursprung, 70-78.
El marco cronolgico de la vida de Jess 187
Introduccin
TAREA: Galilea puede dividirse en tres zonas: la alta Galilea (con altitud entre los 600
y los 1200 metros), la baja Galilea (cubierta de colinas, con alturas entre los 100 y los
600 metros) y el entorno del lago de Genesaret. Abarcaba territorios polticos dife-
rentes. Utilizando los topnimos mencionados en los evangelios sinpticos y un ma-
pa, indique (1) en qu zonas actu Jess y (2) qu territorios polticos toc (segn da-
tos de los sinpticos)3.
5. Cf. R. A. Batey, Jess and the Forgotten City; J. F. Strange, Sepphoris. Sobre las ex-
cavaciones ms recientes en Sforis informan E. M. Meyers y otros, Sepphoris (1992), y Z.
Weise, Sepphoris.
194 El Jess histrico
6. Cf., para lo que sigue, G. Theissen, Colorido local*, 136s. Las aduanas no estaban
slo en las fronteras. Los recaudadores cobraban muchos impuestos, adems de peajes. Me
2, 13s, con todo, sugiere claramente una aduana situada fuera de la ciudad para el cobro de
derechos de trnsito y de frontera.
7. Cf. S. Loffreda-V. Tsateris, Capernaum.
8. Sobre la historia de las sinagogas en Palestina basada en testimonios literarios y ex-
cavaciones arqueolgicas, cf. L. Levine (ed.), Ancient Synagogues (1981), y D. Urman-P .V.
M. Flesher, Ancient Synagogues (1995), especialmente los trabajos de L. L. Grabbe, 17-26,
y P .V .M. Flesher, 27-39.
El marco geogrfico y social de la vida de Jess 195
I
196 El Jess histrico
En qu lengua o lenguas predic Jess? Slo una minora de los estudiosos del
nuevo testamento cree que expuso su doctrina total o parcialmente en hebreo; pero
hay un vivo debate sobre si Jess habl en griego. No parece probable, teniendo en
cuenta la clara orientacin de Jess hacia la poblacin sencilla de las aldeas y peque-
as ciudades de Galilea (cf. infra, 198s).
15. S. Freyne, Geography, 104-121, explica los cambios sociales que acompaaron el
auge de las dos ciudades helenizadas, que concentraban el mercado, las finanzas y la admi-
nistracin.
El marco geogrfico y social de la vida de Jess 199
De los parientes del Seor vivan an los nietos de Judas, que debi de ser un
hermano carnal del Seor. Fueron denunciados judicialmente como descen-
dientes de David. Un encargado los llev ante el emperador Domiciano. Por-
que, al igual que Herodes, ste recelaba de la venida de Cristo. Domiciano les
pregunt si descendan de David. Ellos lo confirmaron. Luego les pregunt por
la extensin de sus fincas y la cuanta de su fortuna. Ellos contestaron que los
dos juntos posean 9000 denarios y a cada uno tocaba la mitad; pero aadieron
que esta fortuna tampoco consista en dinero, sino en el valor de un campo de
slo 39 fanegas que ellos cultivaban con sus propias manos para pagar los im-
puestos y cubrir las necesitades vitales. Entonces le ensearon las manos y de-
mostraron por el cuerpo curtido y los callos, consecuencia del duro trabajo, que
eran trabajadores manuales. Domiciano les pregunt por Cristo y por el estilo,
lugar y tiempo de su reino, y contestaron que ese reino no era de este mundo y
esta tierra, que era un reino del cielo y de los ngeles que slo llegara con el
fin del mundo, cuando Cristo apareciese glorioso para juzgar a vivos y muer-
tos, y sancionar a cada uno segn su conducta. Domiciano no los conden, se
limit a despreciarlos como gente vulgar. Los dej en libertad y orden sus-
pender la persecucin de la Iglesia. Despus de ser liberados, les fueron con-
fiados puestos directivos en la Iglesia por haber sido confesores y por su con-
dicin de parientes del Seor. Una vez restablecida la paz, vivieron hasta el
tiempo de Trajano.
17. Cf. C. Hezser, Lohnmetaphorik und Arbeitswelt in Mt 20, 1-16. Das Gleichnis von
den Arbeitern im Weinberg im Rahmen rabbinischer Lohngleichnisse (NTOA 15), Freiburg
(Suiza)-Gottingen 1990, 50-97.
El marco geogrfico y social de la vida de Jess 201
18. Con particular relieve en el artculo Hellenistic/Roman Galilee, en ABD, 897s; cf.
ms extensamente en Galilee (1980), 68-71, 208-247; Galilee (1988), 135-175, 190-198.
Pero Freyne observa tambin crecientes tensiones en Galilea, sobre todo en el plano econ-
mico, que l relaciona estrechamente con la desigualdad entre la ciudad y el campo, agra-
vada con la construccin de Sforis y Tiberades (Geography, 104ss).
202 El Jess histrico
situacin poltica inestable incluso para Galilea... a pesar del largo reinado
de Antipas.
Galilea fue uno de los focos de desorden en la denominada guerra de
los bandidos tras la muerte de Herodes I. Un tal Judas de Gamala, hijo de
Ezequas, se apoder del arsenal de armas en Sforis. La ciudad se vio im-
plicada en la rebelin. El legado en Siria, Quintilio Varo, la hizo destruir
totalmente; los habitantes fueron vendidos como esclavos {Bell 2, 56.68;
Ant 17, 271s.289). Ninguna otra ciudad juda fue tratada con tanta cruel-
dad. Sera que el tetrarca Antipas, nombrado por los romanos, se haba en-
contrado desde el principio con la resistencia de la poblacin?
Segn Estrabn (Geogr XVI, 2, 46 = GLAJJ n. 115), la destitucin
de Arquelao el ao 6 d. C. pes tambin como una amenaza sobre Antipas
y Filipo, hijos de Herodes. A duras penas lograron regresar a casa y con-
servar su tetrarqua.
Cuando Judea y Samara, tras la destitucin de Arquelao, pasaron di-
rectamente a la administracin romana, un tal Judas de Galilea (quiz idn-
tico al ya referido Judas de Gamala) se alz contra el pago de impuestos a
los romanos (Bell 2, 118; Ant 18, 4-10.23)19. La zona de disturbios no fue
Galilea, pero sus races conducen all. As lo indican los siguientes aconte-
cimientos: Una generacin despus, pasado el ao 44 d. C , tambin Gali-
lea fue transferida a la administracin romana directa. Aparecieron enton-
ces dos hijos de Judas el Galileo, Simn y Jacob, y fueron crucificados por
el procurador romano Tiberio Alejandro (Ant 20, 102). Si defendieron el
mismo mensaje que su padre resistencia al pago de impuestos a los ro-
manos, despus del ao 44 d. C. este mensaje slo era actual en Galilea,
ya que slo all se pas entonces al pago directo de los impuestos a los ro-
manos. Por lo dems, Le considera estos disturbios causados por los hijos
de Judas, errneamente, como la verdadera rebelin de Judas el Galileo;
por eso sita a ste cronolgicamente despus de Teudas, que actu entre
44/45 (Hech 5, 36s).
En el perodo que va del 6 al 30 d. C. aproximadamente sali a la luz
el escrito apocalptico Assumptio Mosis en Palestina. Una parte del mismo,
referido a este perodo, predice a los hijos de Herodes que reinarn menos
tiempo que su padre (AssMos 6, 7). Como Arquelao estaba ya depuesto y
Filipo reinaba en territorios muy apartados, el inters real del escrito se
centra en Herodes Antipas: si circularon por el pas las profecas de su
pronta desaparicin, no se podr calificar la situacin poltica de estable.
Tales expectativas no fueron alimentadas slo por escritos, sino tam-
bin por un profeta influyente. En los aos 20 apareci en los dominios de
situacin poltica inestable incluso para Galilea... a pesar del largo reinado
de Antipas.
Galilea fue uno de los focos de desorden en la denominada guerra de
los bandidos tras la muerte de Herodes I. Un tal Judas de Gamala, hijo de
Ezequas, se apoder del arsenal de armas en Sforis. La ciudad se vio im-
plicada en la rebelin. El legado en Siria, Quintilio Varo, la hizo destruir
totalmente; los habitantes fueron vendidos como esclavos {Bell 2, 56.68;
Ant 17, 271s.289). Ninguna otra ciudad juda fue tratada con tanta cruel-
dad. Sera que el tetrarca Antipas, nombrado por los romanos, se haba en-
contrado desde el principio con la resistencia de la poblacin?
Segn Estrabn (Geogr XVI, 2, 46 = GLAJJ n. 115), la destitucin
de Arquelao el ao 6 d. C. pes tambin como una amenaza sobre Antipas
y Filipo, hijos de Herodes. A duras penas lograron regresar a casa y con-
servar su tetrarqua.
Cuando Judea y Samara, tras la destitucin de Arquelao, pasaron di-
rectamente a la administracin romana, un tal Judas de Galilea (quiz idn-
tico al ya referido Judas de Gamala) se alz contra el pago de impuestos a
los romanos (Bell 2, 118; Ant 18, 4-10.23)19. La zona de disturbios no fue
Galilea, pero sus races conducen all. As lo indican los siguientes aconte-
cimientos: Una generacin despus, pasado el ao 44 d. C , tambin Gali-
lea fue transferida a la administracin romana directa. Aparecieron enton-
ces dos hijos de Judas el Galileo, Simn y Jacob, y fueron crucificados por
el procurador romano Tiberio Alejandro (Ant 20, 102). Si defendieron el
mismo mensaje que su padre resistencia al pago de impuestos a los ro-
manos, despus del ao 44 d. C. este mensaje slo era actual en Galilea,
ya que slo all se pas entonces al pago directo de los impuestos a los ro-
manos. Por lo dems, Le considera estos disturbios causados por los hijos
de Judas, errneamente, como la verdadera rebelin de Judas el Galileo;
por eso sita a ste cronolgicamente despus de Teudas, que actu entre
44/45 (Hech 5, 36s).
En el perodo que va del 6 al 30 d. C. aproximadamente sali a la luz
el escrito apocalptico Assumptio Mosis en Palestina. Una parte del mismo,
referido a este perodo, predice a los hijos de Herodes que reinarn menos
tiempo que su padre (AssMos 6, 7). Como Arquelao estaba ya depuesto y
Filipo reinaba en territorios muy apartados, el inters real del escrito se
centra en Herodes Antipas: si circularon por el pas las profecas de su
pronta desaparicin, no se podr calificar la situacin poltica de estable.
Tales expectativas no fueron alimentadas slo por escritos, sino tam-
bin por un profeta influyente. En los aos 20 apareci en los dominios de
ambiente urbano)? Las fuentes slo dan pistas espordicamente; as, Jose-
fo cuenta (Vita 74-76) que los judos de Cesrea de Filipo, en momentos de
escasez, estaban dispuestos a pagar un precio desorbitado por el aceite ju-
do, procedente de Giscala, por no transgredir sus normas utilizando acei-
te griego. Como queda reseado, la poblacin campesina destroz en Ti-
berades estatuas de animales del palacio de Herodes; y las protestas de
Juan Bautista contra la interpretacin liberal de las leyes conyugales por
los herodeos tenan eco en el pueblo. Todo esto jndJjEajQueia Galileajsu-
puestamente alejada de la ley buscaba la observancia de la tora. Josefo re-
procha al caudillo de los zelotas, Juan de Giscala, haber comido manjares
prohibidos por la ley y quebrantado las reglas tradicionales de pureza legal
(Bell 7, 264); pero quiz esto significa tan slo que observaba otros hala-
kot (galileos). Tjuribinjos rabinos acusaban jijos sabios galileos de laxi-
tud enjrnateriajde,pureza legal (G. Vermes, Jess*, 62). Esto explica., posi-
blemente, lajtctitud liberaLde. Jesuseante- las Jioxmas. sxibre manjares y_en
cuestionesjde jujgauilual.
No hay que olvidar que los rabinos ahormaron ms tarde la religiosidad
galilea y que el cristianismo, por su parte, difumin el contexto galileo de la
enseanza de Jess. Pero es indudable que Galilea fue una tierra marcada
por elesprituju.dio^.gn.dempAd^ que sus habitante^jeran^ adictos al
templo, guardaban,la^distancias frente a las naciones y.Qbservaban los pre-
ceptos de la tora oral y escrita, al parecer en forma especficamente local.
5. Reflexiones hermenuticas
6. TAREAS:
Pero los judos, sabiendo que la guerra con los romanos era un gran peligro
para ellos (aunque preferan arrostrar ese peligro antes que transgredir la ley),
salieron de nuevo por millares, camino de Tiberades, al encuentro de Petronio,
y le suplicaron no condenarlos a ese trance y no profanar su capital colocando
la estatua... Se arrojaron a tierra, ofrecieron sus cabezas y se declararon dis-
puestos a sufrir la muerte en el acto. Perseveraron durante cuarenta das en es-
ta peticin y dejaron de labrar la tierra, aunque era la temporada alta de la
siembra, dispuestos a morir antes que ver la estatua colocada en el templo. As
las cosas, Aristbulo, hermano del rey Agripa, Helquas el Grande y los dems
notables de la estirpe, junto con los ms nobles de los judos, acudieron a Pe-
tronio y le encarecieron, ante la firme actitud del pueblo, que no lo abocara a
la desesperacin, que informara al Csar sobre la fuerte resistencia de los ju-
dos a la colocacin de la estatua, cmo abandonaron el cultivo de las tierras
en seal de protesta, cmo no queran la guerra por falta de medios, pero mo-
riran gustosos por no consentir la transgresin de la ley. Y que no dejara de ad-
vertirle que el abandono de las tierras tendra como consecuencia el bandida-
je, ante la imposibilidad de pagar la contribucin. Petronio prometi interce-
der por ellos ante Calgula. Luego despidi la asamblea de los judos y pidi
a los senadores que retuvieran al pueblo en el cultivo de las tierras y le dieran
la esperanza de un futuro mejor (Ant 18, 269-274.284).
De las tensiones estructurales reseadas, cules se reflejan en este relato sobre los
sucesos de Tiberades el ao 39 d. C?
El marco geogrfico y social de la vida de Jess 211
b) Jess y Sforis
Analice las dos hiptesis de W. Bosen y S. Freyne para explicar el silencio que
guarda la tradicin jesutica sobre Sforis, el orgullo de toda Galilea {Ant 18, 27),
situada a poca distancia de Nazaret:
W. Bosen razona su tesis de que los evangelios callan porque Jess haba actua-
do en Sforis sin resultado {Galilaa, 74) en estos trminos:
S. Freyne, Galilee (1988), 139s, cree en cambio que Jess evit deliberadamente
Sforis y Tiberades:
(7)
(26 - 36)
(3)
(37-41)
(8)
(39/41-44)
(4)
(41 - 54)
A. I. Baumgarten, The ame ofthe Pharisees: JBL 102 (1983) 411-428; M. J. Borg,
Conflict, Holiness and Polines in the Teaching of Jess, New York-Toronto 1984; M.
N. Ebertz, Das Charisma des Gekreuzigten (WUNT 45), Tbingen 1987; C. Burger,
Jess ais Davidssohn (FRLANT 98), Gottingen 1970; M. Hengel, Seguimiento y ca-
risma, Santander 1981; H. G. Kippenberg, Das Gentilcharisma der Davididen in der
jdischen und gnostischen Religionsgeschichte Palastinas, en J. Taubes (ed.)> Reli-
gionstheorie und Politische Theologie III. Theokratie, Paderborn-Mnchen 1987,
127-147; H.-W. Kuhn, Nachfolge nach Ostern, en D. Lhrmann-G. Strecker (eds.),
Kirche. FS G. Bornkamm, Tbingen 1980, 105-132; W. Lipp, Stigma und Charisma,
Berlin 1985; E. Lohse, Ich aber sage euch, en Der RufJesu und die Antwort der
Gemeinde. FS J. Jeremas, Gottingen 1970, 189-203; D. Lhrmann, Die Pharisaer
und die Schriftgelehrten im Markusevangelium: ZNW 78 (1987) 169-185; H. M-
dritzer, Stigma und Charisma im Neuen Testament und seiner Umwelt. Zur Soziologie
des Urchristentums (NTOA 28), Freiburg (Suiza)-Gottingen 1994; U. B. Mller, Vi-
sion und Botschaft. Erwagungen zur prophetischen Struktur der Verkndigung Jesu:
ZThK 74 (1977) 416-448; J. Neusner, The Rabbinic Traditions about the Pharisees
befare 70 (3 vols.), Leiden 1971; Id., From Politics to Piety. The Emergence ofPha-
risaic Judaism, New York 1973, 21979; R. Otto, Lo Santo, Madrid 21985; Id., Reich
Gottes und Menschensohn, Mnchen 21934; A. J. Saldarini, Pharisees, Scribes and
Sadducees in Palestinian Society, Edinburgh 1989; G. Theissen, La investigacin de
la tradicin sinptica desde R. Bultmann, en R. Bultmann, Historia*, Salamanca
1999, epilogo; M. Weber, Economa y sociedad, Mxico 1992; H. Windisch, Jess
und der Geist nach synoptischer berlieferung, en S. J. Case (ed.), Studies in Early
Christianity, New York-London 1928, 209-236.
Introduccin
TAREAS:
a) El trmino carisma
Debe entenderse por carisma la cualidad, que pasa por extraordinaria, de una
personalidad, por cuya virtud se la considera en posesin de fuerzas sobre-
naturales o sobrehumanas o por lo menos especficamente extracotidianas y
no asequibles a cualquier otro, o como enviado de Dios, o como ejemplar y,
en consecuencia, como jefe, caudillo, gua o lder... Sobre el valor del carisma
decide el reconocimiento por parte de los dominados; reconocimiento que se
mantiene por corroboracin de las supuestas cualidades carismticas siem-
pre originariamente por medio del prodigio... Este reconocimiento es, psi-
colgicamente, una entrega plenamente personal y llena de fe surgida del en-
tusiasmo o de la indigencia y la esperanza... El cuadro administrativo de los
imperantes carismticos no es ninguna burocracia... es elegido a su vez [por
el carismtico] por sus cualidades carismticas: al profeta corresponden los
discpulos, al prncipe de la guerra el squito, al jefe en general, los hom-
bres de confianza. No hay ninguna colacin ni destitucin... sino slo
La vida pblica de Jess comienza cuando es bautizado por Juan. Sobre este per-
sonaje, aparte las noticias cristianas, se conserva un relato de Josefo {Ant 18, 116-
119):
Tiol 5 TW 'Ioi)co)v EXEI XooX- Pero algunos judos creyeron que el ejr-
vcti TV 'HQCOU OTQCTV vnb TO cito de Herodes haba sido exterminado
&EOV xai (.ltax ixakog uvvu|.ivou por Dios, castigndolo muy justamente y
x a t Jtoiviv 'Icovvou xov emxodou- tomando venganza por Juan, llamado el
[xvou PaJCTiaTo. Bautista.
XTEVEI yg bi] xoxov 'HoEg aya- Porque a ste le dio muerte Herodes,
flv vooa xcd role, 'Iouaoig xe- aunque era buena persona y exhortaba a
^eijovxa petiiv EJtaoxoioiv xcd xa los judos (primero) a practicar la virtud
Jtog XX,r|Ju)i)g ixaioavr] xal Jtog y ser justos unos con otros y obedientes a
TV -f}v evoEfiea. XQ(>u.voig Pan- Dios, y (despus) a recibir el bautismo2.
XIOLIO) ouvivar
orneo yg rj xai xr|v pjtxioiv jto- Porque crea que el bautismo era grato [a
&EXXT)V aixa cpaveaVa (.ir) m xivoov Dios] si lo practicaban, no para renunciar
|.iarjx6a)v jtaoaixrjoEi XQ(o\.ivu)v, al pecado, sino para limpiar el cuerpo
aXk' cp' yvexx xov ociiaxog, SXE 611 una vez que el alma est ya limpia por
xai xf)5 ^uxil5 6ixaioo)VT] JIQOEXHE- (una vida de) justicia.
xafraQuvr|g.
xai xa>v aXXcov owxQ(po|.iv)v, xod Pero como los otros3 acudan a l y se
yo iQ>T)aav enl jrXEaxov xf\ xoo- enardecan oyndole, Herodes temi que
aei xcv Xycov, eoag CHQ)6T|5 X EJI su enorme influencia en la gente induje-
XOOVE Jttflavv aiixo) xolg vfro)- ra una especie de revuelta (pues, al pare-
jroig (.ti] jii oxaei xivi (pgoi, jrvxa cer, seguan en todo su consejo), y consi-
yo ecxeaav cruu.p'o'uXfj x\] Jtrj^ovxEC,, der mucho mejor liquidarlo antes de
KOXV XQEXXOV riyExai JIQV xt vetbxe- afrontar una situacin difcil con la re-
QOV ; aixcO yEvoftai jTQoXa|3d)V vuelta y lamentar (la indecisin).
veX.lv xoj |.iexaPoXfJ5 yvo|ivr|c; [w]
E15 ngy\iaxa EU^eacbv |.iexavolv.
xcd (.tv {utopa xfj 'HQ)6OV au,ioc; Por la sospecha de Herodes, [Juan] fue
EC; xv Maxaioovxa Ji(.iq)'&g x enviado preso a Maqueronte la ya
JCQOlQ'r||.lvOV (PQOIQIOV XCHJTT] XXIV- mencionada fortaleza y all fue ejecu-
vuxai. xolg 6E 'Iouaoig 6 | a JU tado. Pero cundi entre los judos la
Xl(.lO)Qq Tfj EXEVOU XV XETQOV EJti creencia de que el ejrcito pereci en
xcp oxoaxEiJumi yEvorai, xov &eov venganza por l [Juan], ya que Dios qui-
xaxwoai 'Hgr&riv ftXovxog. so castigar a Herodes.
Seale las coincidencias con los relatos cristianos primitivos sobre el Bautista (es-
pecialmente Me 1, 2-9; Mt 3, 1-12; Le 3, 1-18; Me 6, 14-29).
Ernst, Johannes (cf. infra, 226s), 253, n. 1: exhortaba a los judos a practicar la virtud y la
justicia recprocamente, ejercitar la piedad con Dios y recibir el bautismo.
3. No est claro a quin se refiere aqu Josefo. Posiblemente quiere significar que, en un
principio, la predicacin del Bautista iba dirigida a las personas que practicaban la justicia
y la piedad; pero pronto acudieron otros a l (con intenciones menos sanas).
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 219
4. Igualmente, H. Windisch haba visto ya {Jess und der Geist, 1928) en los relatos so-
bre la autoridad de Jess una interpretacin predogmtica de Jess (p. 226) y, en conse-
cuencia, una continuidad con la fe pospascual en Cristo (p. 236).
5. Cf. G. Theissen, Theologie*, 319-325.
220 El Jess histrico
6. Sobre otras formas de bsqueda de una cristologa implcita cf. supra, 24s.
7. Cf. M. Weber, Economa y sociedad, 192-204.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 221
9. Cf. C. Hezser, Die Verwendung der hellenistischen Gattung Chrie imfrhen Chris-
tentum und Judentum, publicado ca. 1996 en JSJ.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 223
do ser humano y tiene potestad sobre el sbado (2, 27s): el trmino hijo
del hombre apenas sabe aqu a ttulo mayesttico. Aunque la autoridad de
Jess parece manifestarse con claridad, la cristologa pospascual permane-
ce an en estado latente.
En las controversias y los dilogos escolares, desarrollados camino de
Jerusaln, resulta significativo el uso libre de las Escrituras. La percopa
sobre el divorcio contrapone dos pasajes bblicos (Dt 24, lss y el relato de
la creacin). El episodio del joven rico va ms all de los preceptos del
declogo; el joven debe hacer ms de lo que stos exigen. Por otra parte,
Jess rechaza en la misma percopa el calificativo de bueno, porque s-
lo Dios es bueno. Se yuxtaponen aqu la relativizacin de la persona de Je-
ss por su distancia frente a Dios y su invitacin a algo que supera las exi-
gencias del precepto divino; no es verosmil que esto sea una adicin se-
cundaria.
En las controversias de Jerusaln llama la atencin el razonamiento teo-
cntrico: la imposicin fiscal del emperador se contrapesa con las exigen-
cias de Dios; la esperanza de la resurreccin tiene como fundamento la fe
en Dios, en el Dios de Abrahn, Isaac y Jacob; el precepto supremo es con-
templado a la luz de la superioridad del amor a Dios y al prjimo sobre el
culto. No se dice ni piensa aqu nada ajeno al judaismo; pero tampoco na-
da que en l no pudiera provocar controversia.
Los apotegmas nos revelan sin duda algo sobre el Jess histrico, con-
cretamente sobre Jess en sus relaciones. Podemos distinguir cinco relacio-
nes diferentes, que estudiaremos una por una en los siguientes apartados, al
tiempo que analizamos algunas ideas que no figuran en los apotegmas.
3. Jess y su familia
Otra teora dice que Jess no era descendiente de David10, pero, al ser
considerado mesas despus de pascua, se postul su descendencia davdi-
ca. En consecuencia, Jn 7, 42 y Me 12, 35-37 seran testimonios residuales
de que tal creencia no era correcta: Jn 7, 42, como eco de la crtica juda,
que esgrimi la no filiacin davdica contra la mesianidad de Jess; Me 12,
35ss, como respuesta cristiana a esa crtica: segn Sal 110, 1, el mesas no
puede ser hijo de David; la crtica falla por su base.
El punto dbil de esta teora reside en que debe explicar cmo la fami-
lia pudo desarrollar ya en la primera generacin inmediata a Jess una con-
ciencia davdica sin encontrar oposicin a su alrededor. Pudo haber asu-
mido esta conviccin con la fe pospascual en el Jess mesas? Tambin es-
te supuesto crea algunas dificultades:
Como indica SalSal 17, el trmino hijo de David suscitaba la espe-
ranza de un mesas terreno y universal. Pero despus de la cruz y la resu-
rreccin, slo era posible asumir esta esperanza y aceptar su cumplimiento
en Jess de un modo nuevo y paradjico.
El postulado de que Jess deba ser descendiente de David no era ab-
soluto: en otros pretendientes mesinicos de la poca neotestamentaria no
se exigi tal requisito. Bar Kokeba, el mesas de la tercera guerra juda 132-
135 d. C , no perteneca a la casa de David.
Cuando se impuso la creencia en el nacimiento virginal de Jess, es-
taba superada la idea de que Jos procediera de la casa de David (Le 1, 27;
2, 4). Esa idea es sin duda anterior; aparece ya en Pablo (Rom 1, 3s) y en
el evangelio ms antiguo (Me 10, 47s).
Hay que contar, por tanto, con la posibilidad de que la familia de Jess
se atribuyera la descendencia davdica. La creencia de que el mesas deba
proceder de una familia davdica pudo haber influido en el entorno de Je-
ss y en la formacin de su carisma.
10. Esta concepcin aparece fundamentada con especial amplitud en C. Burger, Jess
ais Davidssohn.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 227
2. El bautismo
El bautismo es un rito de purifica- El bautismo es un sacramento escatolgico
cin, no un sacramento que libra del castigo de Dios:
El bautismo exigido [por Dios] no Dios ofrece mediante Juan un bautismo de
es para el perdn de los pecados (\ir\ conversin para el perdn de los pecados
jt TIVCOV [iaQxb(oy naQaix\\oei (PitTiona uexavoag eg cpeoiv uQTia)v:
XQCD(xvo)v), sino para la pureza del- Me 1,4),
cuerpo (cp' hyvsq xov ocnaxog),
previa purificacin del alma mediante que presupone la confesin de los pecados (Me
la justicia (xfjg i|)uxJS Sixaioovn 1, 5) y exige el (subsiguiente) fruto de la con-
JtQoexxexadccQnvT]c;). versin (Mt 3, 8/Lc 3, 8).
13. Tal es la opinin predominante hoy (cf. por ejemplo, J. P. Meier, Marginal Jew II*,
29, 71s), que se apoya sobre todo en la ausencia total de rasgos especficamente cristianos.
Discrepa, entre otros, R. Bultmann, Historia*, 163: las invectivas de Jess estn puestas en
boca del Bautista.
14. La interferencia Mc-Q, presente en Mt 3, 11/Mc 1, 7s/Lc 3, 16, dificulta la recons-
truccin de las distintas tradiciones. Comprese, por ejemplo, Me 1, 7a/Lc 3, 16c: Viene
232 El Jess histrico
(despus de m, slo Me) el que es ms fuerte que yo (eo/eteu oxf QtEQog u,ou
[Jtocc |.iou]); con Mt 3, 11b (cf. Jn 1, 27): El que viene despus de m es ms fuerte que
yo ( 5 moo) |xou EQXU.VOC; OXVQTEQOC, \IOV oxiv). Ofreca Q como sujeto de la
frase la forma participial eo/u-evos, correspondiente a Mt 11, 3/Lc 7, 19 Q? Algunos
consideran ms originaria la forma verbal EQXETCU (viene el ms fuerte...) ofrecida por
Me (y Le: Q o adaptacin a Me?), por su menor carga cristolgica; pero el participio EQ-
XU.EVOC; de Mt 11, 3/Lc 7, 19 en modo alguno apunta inequvocamente a Jess de Nazaret.
En el origen, el referente quedaba abierto.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 233
Sin embargo, las expectativas del Bautista que recogen los sinpticos no
reflejan en modo alguno las ideas cristolgicas de la comunidad primitiva.
Ni IOXUQTEQOC; (el ms fuerte) ni egxu.evoc; (el que ha de venir) constan
como ttulos mesinicos en textos precristianos. Que el anunciado sea Jesu-
cristo no se infiere de las palabras de Bautista; esas palabras, en su vague-
dad, pueden referirse a toda una serie de jueces escatolgicos conocidos en
la poca; se infiere slo de la exposicin global de los evangelistas. Le, pa-
ra dejar las cosas en claro, consider incluso necesario mencionar el ttulo
de Cristo inmediatamente antes del dicho sobre el ms fuerte (Le 3, 15).
Las afirmaciones del Bautista sobre el que vendr y la presencia de
rasgos aplicables a Dios y a un personaje mesinico como protagonistas del
proceso escatolgico, se pueden entender, sin recurrir a ideas cristianas, en
el marco de las esperanzas judeo-mesinicas: R. L. Webb ha estudiado va-
rios Judgement/Restoration Figures esperados en el judaismo (un mesas
que es rey y sacerdote, el arcngel Miguel/Melquisedec, el Hijo del hom-
bre y Elias redivivo), y su relacin con Yahv. El resultado es que Dios es-
t siempre, como ser celestial, detrs de sus mandatarios terrenos. No es in-
slita la referencia alternante a Yahv y a su agente en textos mesinicos;
es ms bien la regla. En este sentido, el Bautista anuncia la accin divina
de castigo y salvacin que llevar a cabo un futuro mandatario o plenipo-
tenciario (John the Baptizer, 254-258, 284-288). Antes de poder investigar
su funcin de bautizante con espritu y/o fuego, es preciso analizar el sig-
nificado del bautismo de Juan.
2. Las fuentes cristianas trasmiten la siguiente nocin del bautismo de
Juan: como bautismo de conversin para el perdn de los pecados (Me
1, 4), es un sacramento que otorga ese perdn, siempre con el requisito
previo del arrepentimiento y la voluntad de conversin, manifestados en la
confesin de los pecados (Me 1, 5), y del propsito de buena conducta
(frutos de la conversin: Q). El bautismo no operaba mgicamente,
con la simple prctica del rito. Representaba, eso s, una oferta extraordi-
naria de gracia divina, porque permita a los pecadores, ante el inminente
castigo de Dios, acceder a la salvacin cuando ya no quedaba ninguna
oportunidad a travs de otros ritos de penitencia, obras de misericordia, etc.
15. As J. Gnilka, El evangelio segn san marcos I, Salamanca 31996, 47; P. Hoffmann,
Studien tur Theologie der Logienquelle (NTA 3), 21972, 24.
234 El Jess histrico
Josefo nos hace saber que los contemporneos judos del-Bautista con-
sideraron a ste un enviado legtimo de Dios, cuya muerte veng Dios ani-
quilando al ejrcito de Antipas. Nada dice Josefo sobre la conciencia que
el Bautista tena de s mismo. Slo podemos conocerlo por las fuentes cris-
tianas primitivas, pero despojndolas de todos los rasgos que sirven para
integrar al Bautista en la historia de la salvacin orientada a Cristo.
1. La apropiacin cristiana del Bautista contina sobre todo en el EvJn.
El es el testigo de Jess, Hijo de Dios (1, 7s. 15,29-34). Rechaza cualquier
ttulo para s, incluso el de profeta (1, 19ss). El bautismo de Juan sirve
nicamente para la revelacin de Jess a Israel (1, 31) y para identificarlo
como aquel que bautiza con Espritu (1, 31). El EvJn hace una contrapo-
sicin entre Juan yJess (cf. 1, 7s; 3, 30s; 10, 41 y passim). Se discute si
hay detrs una situacin de verdadera rivalidad entre la comunidad cristia-
na y los discpulos del Bautista que veneraban a Juan como mesas. No obs-
tante, las fuentes permiten establer como hecho histrico que Juan nunca
dio un testimonio directo en favor de Jess; es ms, la pregunta del Bau-
tista (Mt 11, 2-6/Lc 7, 18-23 Q), el nico texto donde Juan se pronuncia
acerca de Jess y que parece tener un ncleo histrico, dice que Juan, en la
prisin, duda de su propio mensaje sobre el juicio inminente de un juez
celestial, todava pendiente, y considera la posibilidad de que Jess sea el
que vendr, el anunciado por l, pero en una perpectiva totalmente
distinta. El tono dubitativo de la pregunta, la respuesta indirecta de Jess y
la advertencia envuelta diplomticamente en una bienaventuranza (dicho-
so el que no se escandalice de m), as como la inexistencia de una re-
accin positiva de Juan, encajan mejor en la situacin histrica subyacen-
236 El Jess histrico
ltimo profeta antes del juicio final, cabe suponer que tuviera conciencia de
ser el propio Elias redivivo anunciado en Mal 3, 1.23s, aunque no es posi-
ble demostrarlo18.
El paralelismo de las vidas del precursor y de Cristo es, obviamente,
una creacin retrospectiva de los evangelistas. Pero esa creacin tuvo sus
puntos de apoyo: algunas coincidencias en la doctrina del Bautista y de Je-
ss (cf. infra), y tambin algunas notas comunes en la trayectoria vital: el
grupo de discpulos que rode a ambos, la oposicin a las lites religiosas
y la ferviente adhesin del pueblo. Ambos despertaron esperanzas y reac-
ciones similares. No fue casualidad que compartieran el mismo destino por
orden de las autoridades. En cualquier caso, estos paralelismos se interpre-
tarn histricamente como lneas de continuidad entre Jess y su maestro
Juan, y no como prueba de la funcin precursora de ste.
El proceso en el que la relacin discipular originaria entre Juan y Jess
pas a ser una relacin entre el precursor y el mesas, comenz ya en vida
de Jess. Lo analizaremos en los prximos captulos.
Quiz podemos suponer que Jess perteneciera al grupo ntimo de discpulos del
Bautista. Varios textos dan a entender que, junto a los numerosos bautizados que vol-
van inmediatamente a su vida cotidiana, hubo discpulos del Bautista en sentido es-
tricto. Estos discpulos daban a su maestro el tratamiento de rabb (Jn 3, 26) y se
ponan a su disposicin para el servicio personal (Mt 11,2; Me 6, 29). Compartan los
ritos y tradiciones religiosas, como el ayuno (Me 2, 18) y las plegarias (Lcesp 11, 1).
Segn Jn 1, 35ss, algunos de los discpulos de Jess procedan del grupo de discpu-
los del Bautista. Jn 3, 22ss presupone incluso que Jess bautizaba con algunos disc-
pulos (por encargo de Juan?) (cf., sin embargo, 4, 2)19.
QYT (ira inminente, Mt 3, 7/Lc 3, 7), cial del Bautista, pero destacando, al
que alcanzar tambin a los buenos. parecer, la oferta de salvacin (tam-
Critica la certeza de salvacin ilusoria, bin para los pecadores) contenida en
que confa en la filiacin abrahnica el mensaje de la PaoiAea.
PREDICACIN
El Bautista esper al ixJXUQTeoo? Jess habla del futuro Hijo del hombre
MESINICA
(ms fuerte), entendiendo por tal como de otro personaje; pero quiz se
a Dios mismo o identific con l o pretendi represen-
a un juez (como el Hijo del hombre). tarlo ya ahora en la tierra.
FUTURO PRXIMO
ESCATOLOGA DE
El fin del mundo es inminente segn el Jess comparte esta escatologa prxi-
Bautista. El hacha est ya puesta en la ma, pero contempla el cambio radical
raz. iniciado con el Bautista (Mt 11, 12/Lc
16, 16; Mt 11, 11/Lc 7, 28; EvT 46).
Junto a la escatologa de futuro, hay en
l una escatologa de presente.
20. Cf. P. von Gemnden, Vegetationsmetaphorik im Neuen Testament und seiner Um-
welt (NTOA 18), Freiburg (Suiza)-Gottingen 1993, 122ss, 182ss.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 241
(Me 11, 27-33). Y eso lleva implcita esta idea: quien busca en el bautismo
el perdn de los pecados, no puede admitir la eficacia de la prctica actual
del culto en el templo.
3. La escatologa de presente que profesa Jess implica la experiencia
de un giro epocal marcado por la persona del Bautista y, al mismo tiempo,
una conciencia de superioridad sobre l. Mt 11, 11/Lc 7, 28/EvT 46 califi-
can al Bautista como el ms eximio entre los nacidos de mujer; pero el ms
pequeo en el reino de Dios es superior a l... y tanto ms Jess, cuya mi-
sin es anunciar el mensaje de la llegada de la fiaoikea.. El Bautista haba
hablado, en su predicacin mesinica, de otro ms fuerte, del venide-
ro, al que l no mereca llevarle las sandalias; el ms fuerte realizar el
juicio final mediante el bautismo del Espritu y del fuego, y recoger la co-
secha, es decir, otorgar la salvacin. Este mediador no ostentaba ninguno
de los ttulos mesinicos tradicionales. Como la salvacin anunciada por
Jess es presentada como superior a las posibilidades del Bautista y est
vinculada, en el contenido y en el tiempo, a la persona de Jess (cf. tam-
bin Mt 11, 12/Lc 16, 16; Mt 11, 16-19 par.), cabe suponer que Jess se
identific con el mediador anunciado por el Bautista21.
Aunque debe evitarse ver al Bautista en contraste con Jess, hay que se-
alar un cambio de acento. La nocin juda de Dios abarcaba los dos as-
pectos del Dios riguroso y el Dios misericordioso, del Dios justo y el Dios
amante. El Bautista destaca el aspecto de rigor y justicia; Jess, el de amor
y misericordia. En lugar del temor al juicio (acompaado de la oferta sal-
vadora del bautismo) aparece la certeza de la salvacin (con la espera per-
manente del juicio al fondo). Cmo se lleg a eso? Se debaten dos expli-
caciones: o bien Jess adquiri la nueva certeza en una experiencia voca-
cional, o la apoy en su actividad taumatrgica. Ambas explicaciones son
compatibles.
cielo abierto y oye una voz que lo proclama Hijo de Dios. Podra tratar-
se de una transferencia de la fe pascual a la vida de Jess: ste es Hijo de
Dios desde la pascua, segn Rom 1, 3s. Adems, el nexo con el bautismo
podra obedecer a una tendencia apologtica (cf. supra). Pero tambin es
posible que Jess, como muchos otros profetas, tuviera una experiencia vo-
cacional. Algunos han visto en Le 10, 18 el eco de esa experiencia. Jess
dice en este pasaje a los discpulos, muy contentos de su poder sobre los
demonios: He visto a Satans caer del cielo como un rayo. El triunfo so-
bre Satans era una esperanza de la poca. AscMois 10, 1 dice: Y enton-
ces se manifestar su reinado [de Dios] sobre toda la creacin, y no existi-
r ya Satans, y con l desaparecer la tristeza. Poco antes de la aparicin
de Jess circul este escrito en Palestina. Jess afirma ahora que lo espera-
do se ha hecho ya realidad en el cielo. El mal est vencido. El lo constata
como un profeta visionario. Ms tarde, el cristianismo primitivo le atribu-
y la victoria sobre Satans (c Jn 12, 31; Ap 12, 7). Es muy verosmil que
una vivencia visionaria indujera a Jess a sustituir el temor al juicio, nota
caracterstica del Bautista, por la certeza de la salvacin que refleja su men-
saje22. Pero esto no lo explica todo.
24. Cf. texto, traduccin y comentario breve en C. A. Evans, Jess*, 127-130. H. Ste-
gemann, Esenios*, 41ss, 232s, 274, cuestiona en cambio, a partir de otra traduccin, el
carcter mesinico de 4Q 521: el texto no habla de su Ungido (= mesas), sino de sus
ungidos (plural = los profetas), ya que en el hemistiquio inmediato del paralelismo sinon-
mico figura el plural los santos.
25. As especialmente H. Stegemann, Esenios* , 266ss; cf. Id., Der lehrende Jess. Der
sogenannte biblische Christus und die geschichtliche Botschaft Jesu von der Gottesherr-
schaft: NZSThR 24 (1982) 3-20.
244 El Jess histrico
Sorprenden las normas de vida itinerante: los discpulos deben practicar una asee-
sis ejemplar en su misin: es parte del mensaje. Con esta ascesis de misin sobre-
pasan sin duda las normas vigentes en el entorno. Sirvan de comparacin las reglas
de viaje de los esenios, recogidas por Josefo (Bell 2, 125s), y el ajuar tpico de los
filsofos itinerantes cnicos26:
alforja (JCIQOI), prohibida sin bolsa de viaje alforja (miga) como distin-
tivo
26. Cf. la reunin de textos en F. G. Downing, Christ and the Cynics. Jess and Other
Radical Preachers in First-Century-Tradition, Sheffield 1988.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 247
27. As, por ejemplo, R. Bultmann, Teologa*, 81, 104; H.-W. Kuhn, Nachfolge.
28. E. P. Sanders, Jess*, 98ss, defiende expresamente como autnticos e histricos el
dicho sobre los Doce y el nmero duodecimal de los discpulos.
29. La promesa de participar en el juicio aparece tambin, dirigida a todos los santos,
en 1 Cor 6, 2; y restringida a los mrtires en Ap 3, 21; 20, 4.
248 El Jess histrico
30. Remitimos a una disertacin que prepara en Heidelberg T. Roh, Die familia dei in
den synoptischen Evangelien.
31. Los destinatarios explcitos (los discpulos y la multitud: Mt 23,1) y los lectores im-
plcitos del EvMt (la comunidad cristiana) no son un grupo puramente masculino; por eso,
el trmino eXcpo (hermanos) debe entenderse aqu en sentido claramente inclusivo.
250 El Jess histrico
36; 11, 2; 11, llss; 12, 30 Q y Le 6, 41s; 17, 3 Q); pero manifiesta tanto
ms crudamente la tensin con la familia natural (cf. Le 9, 59s; 12, 51-53;
14, 26 Q). El EvT contiene muchas tradiciones sobre la familia dei (cf.
EvT 99; 79), incluida la crtica a la familia natural (EvT 101; 55; 16). La
gran difusin de estas tradiciones acredita su origen en el Jess histrico:
ste haba calificado ya a los oyentes de la palabra, ellos y ellas, como fa-
milia dei; pero dentro de este grupo realz a los soportes de la palabra: los
discpulos y discpulas, participantes en su misin.
En los dichos sobre la familia dei llama la atencin el nfasis en las mu-
jeres: las madres son ms importantes que los padres, las hermanas son
nombradas a veces junto a los hermanos. Las discpulas, en cambio, son
mencionadas en contadas ocasiones. Esto no permite inferir unas conclu-
siones histricas claras. En efecto, a la hora de reconstruir el rol de las mu-
jeres en los comienzos del movimiento jesutico no hay que olvidar las ten-
dencias de las fuentes.
32. Hay ms bien paralelos epigrficos: L. Schottroff, Schwestern, 124, menciona una
ara sepulcral de Este que se remonta al siglo I d. C , cuyos laterales reproducen las herra-
mientas de trabajo del hombre (yunque, tenazas) y de la mujer (cesta con lana, rueca).
252 El Jess histrico
33. Cf. A.-J. Levine, Judaism, que critica a B. Witherington, Women; y los artculos de
L. Siegele-Wenschkewitz (eds.), Verdrangte Vergangenheit.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 253
35. Hermana (oeXqn) podra ser en este pasaje el tratamiento de una misionera,
anlogo al que aplica Pablo a Sostenes y a Timoteo, sus compaeros de misin: abzh^o (1
Cor 1, 1; 2 Cor 1, 1; Flm 1 y passim); cf. M. R. D'Angelo, Women Partners, 74-78; y E.
Schssler-Fiorenza, En memoria de ella, 224-235.
36. Otras parejas misioneras aparecen mencionadas en Rom 16, 3s.7.(15?). Rom 16, 7
revela por puro azar que detrs del ttulo masculino de jroxoX.og (apstol) puede haber
una mujer, como la Junia saludada en el texto; cf. B. Brooten, Junia.
37. Cf. M. R. D'Angelo, Women Partners.
Jess, carsmtico: Jess y sus relaciones sociales 255
rios, hasta llegar a la ruina de las familias, y las mujeres participaron tam-
bin en esa ruina (Mt 10, 34-36).
Los que vivan al estilo de los carismticos itinerantes, y los adeptos
a Jess que los acogan, formaron juntos la nueva familia de madres, her-
manas, hermanos e hijos, una familia de Dios que comparta casas y cam-
pos de cultivo, pero funcionaba sin un padre humano (Me 10, 29s; 3, 31-
35, cf. tambin Mt 23, 9). Las jerarquas patriarcales no rigen en esta co-
munidad; a los tradicionalmente privilegiados se exiga la renuncia total a
su status (Me 10, 42-45; 9, 33-37 y passim).
A veces se indican las repercusiones de esta comunidad de seguidores
en el rol de las mujeres: segn Le 11, 27s (y EvT 79), las adeptas de Jess
no se definen por la maternidad sino por el cumplimiento de la voluntad de
Dios, es decir, por el seguimiento. Ante el reino de Dios, el cumplimiento
(Le 17, 35) o no (Mt 6, 28) de los deberes femeninos es secundario. Le 10,
38-42 da preferencia a la voluntad discente de Mara por encima del traba-
jo domstico de Marta38.
38. Sin embargo, el relato sobre Marta y Mara muestra tambin los lmites de esta re-
flexin: una mujer (Mara) puede desempear el papel privilegiado de discpula aplicada,
pero los varones (tambin el Jess lucano) no parecen dispuestos a renunciar a sus privile-
gios patriarcales (el de ser cuidados). De ah que algunos aspectos contradictorios (el apren-
dizaje y el trabajo domstico) graviten sobre la anftriona responsable (Marta).
256 El Jess histrico
bre la viuda que reclama sus derechos (Le 18, 1-8), ello significa que una
mujer representa la conducta adecuada del ser humano ante Dios. Tal uso
de las imgenes es una protesta implcita contra la equiparacin de ser hu-
mano y varn, inherente al lenguaje y al pensamiento patriarcal.
3. Las parbolas de Jess sobre la levadura (Le 13, 20/EvT 96) y la
dracma perdida (Le 15, 8-10) toman a las mujeres y su mundo vital como
imagen de la accin de Dios. La rebusca de la mujer hasta dar con la drac-
ma imprescindible para la compra de lo ms elemental, las manos de la mu-
jer que preparan el pan necesario para la vida, visualizan la solicitud de
Dios por el ser humano y el cumplimiento del reino prometido39. Tal uso de
las imgenes es una protesta implcita contra esa representacin de Dios en
categoras masculinas que predomina muchas veces en la religin40.
a) Los letrados
1. Apunte histrico
41. Por su satisfaccin ante la tajante respuesta dada a los saduceos, el EvMc podra ha-
ber visto en l a un fariseo. Pero no es as necesariamente.
42. Cf. D. Lhrmann, Pharisaer.
258 El Jess histrico
b) Los fariseos
Una parte de los letrados que tuvieron conflictos con Jess pertenecan
al movimiento fariseo. El nombre de fariseo significa el que se segrega
o aisla (TlniS), jfrshim\ Podra ser una heterocalificacin negativa
frente a la autocalificacin de los fariseos como los que distinguen con ri-
gor (D^tilS, parshim) (A. I. Baumgarten, ame). Porque tanto Josefo
(Vita 191) como el nuevo testamento (Hech 22, 3; 26, 5) caracterizan a los
fariseos por su rigor o precisin (xppEa).
1. Apunte histrico
Segn J. Neusner, los fariseos, cuyo origen se remonta a la poca as-
monea, pasaron de ser un partido poltico a ser un movimiento religioso:
From Politics to Piety44. Es cierto que el carcter religioso del movimien-
to fariseo se acenta en el siglo I d. C. Josefo describe sus creencias: entre
otras, la fe en la resurreccin y la fidelidad a las tradiciones ancestrales.
Slo indirectamente se puede inferir de Josefo algo sobre el contenido de
esas tradiciones: como fariseo, Josefo acompaa a sacerdotes cautivos has-
ta Roma y se admira de su observancia de los preceptos sobre manjares en
situacin tan penosa (Vita 13s). Al comienzo de a guerra juda, l y otros
fariseos formaron parte de una delegacin que recaudaba los diezmos en
Galilea (Vita 28s, 63).
La imagen de Josefo es confirmada en el nuevo testamento: la fe en la
resurreccin separa a los fariseos de los saduceos (Hech 23, 6-8). Los fari-
seos hacen hincapi en las tradiciones ancestrales (Gal 1, 14; Me 7, lss);
observan estrictamente los preceptos sobre el sbado (cf. Me 2, 23-3, 6) y
sobre pureza ritual (Me 7, lss), y pagan el diezmo de productos nimios (Mt
23,23s;Lc 18, 12).
Esta imagen de los fariseos aparece confirmada indirectamente por los
escritos rabnicos posteriores. J. Neusner ha extractado de ellos las tradi-
ciones, leyes y controversias que pueden remontarse a la poca anterior al
ao 70 d. C.45, con el siguiente resultado: lo fundamental eran las normas
sobre pureza, diezmos y das festivos. Estas tradiciones y leyes no se atri-
44. Cf. J. Neusner, From Politics to Piety, New York 1973,21979. Sobre los fariseos, cf.
tambin supra, 160-165.
45. J. Neusner, The Rabbinic Traditions About the Pharisees Befare 70. El ttulo del li-
bio, puede confundir, porque son pocas las tradiciones investigadas que se asignan explci-
tamente a los fariseos. El' libro informa sobre la poca anterior al ao 70 d. C , no necesa-
riamente sobre los fariseos.
260 El Jess histrico
46. Cf. G. Theissen, Der Bauer und die von selbst Frucht bringende Erde. Naiver Syn-
ergismus in Mk 4, 26-29?: ZNW 85 (1994) 167-182.
Jess, carismtico: Jess y sus relaciones sociales 261
c) Los saduceos41
1. Apunte histrico
Los saduceos aparecen por primera vez bajo Juan Hircano (134-104 a.
C), despus de la ruptura de ste con los fariseos, que haban criticado su
falta de legitimidad dinstica. Quiz Juan Hircano logr ganarse el apoyo
de los representantes del antiguo linaje legtimo de sumos sacerdotes para
sus pretensiones (dudosas). Segn Josefo, la doctrina de los saduceos do-
min en la poca asmonea hasta que la reina Alejandra Salom (76-67 a.
C.) otorg de nuevo el poder y la influencia a los fariseos, precisamente en
tiempo de aquella poltica asmonea de expansin que tuvo como resultado
la reunificacin de Idumea, Samara y Galilea enla patria juda. Los sadu-
ceos rechazaban las formas religiosas del judaismo contenidas en las tra-
diciones ancestrales aadidas a la tora; por eso, su teologa se prestaba
mejor como base de un judaismo expansivo. Los saduceos, representantes
del linaje legtimo de sumos sacerdotes, haban pedido la destruccin del
santuario rival de Garizn por Juan Hircano y la orientacin de todos los ju-
dos hacia el nico templo de Jerusaln. Cabe suponer que encontraron
tambin eco en Galilea, ya que representaban el talante religioso de aque-
llos grupos que impulsaron la reintegracin de Galilea en el territorio esta-
tal judo. Con el final del reinado de los asmoneos (40/36 a. C.) comenz
el declive del poder saduceo; pero sus integrantes continuaron siendo una
corriente religiosa ligada al estamento judo superior
En el siglo I d. C. aparecen los saduceos en el entorno de las familias su-
mos acerdotales del sanedrn. Segn Hech 5, 17, fueron el partido que apo-
y las medidas del sumo sacerdote contra los cristianos, mientras el fariseo
Gamaliel aconsejaba la moderacin (Hech 5, 33ss). En el arresto de Pablo
(ca. 58/60 d. C.) se repiti el cuadro: Pablo consigue atraerse a los farise-
os, mientras solivianta a los saduceos contra l. Comparte con los fariseos
la escatologizacin del pensamiento y de la vida: la fe en la resurreccin,
rechazada por los saduceos. En Josefo encontramos por tercera vez la mis-
ma constelacin: Ann, el sumo sacerdote saduceo, hace ejecutar a Santia-
go, hermano del Seor, el ao 62 d. C ; pero es destituido por la presin de
grupos de estricta observancia (probablemente fariseos) (Ant 20, 200)48. La
destruccin del templo supuso para los saduceos la prdida de su base: el
culto en el templo1 de Jerusaln.
SADUCEOS JESS
Los saduceos a diferencia de los fari- Jess rechaza las tradiciones de los pa-
seos rechazan la tradicin de los pa- dres, sobre todo cuando se oponen a la
dres (Ant 13, 408s, cf. 13, 297s). voluntad originaria de Dios (Me 7, 9-
13).
Los saduceos practican la controversia: Jess se da a conocer por sus controver-
niegan la sabidura de los maestros (Ant sias. Se opone a las autoridades pblicas
18, 16s). (Me 2, 1-3, 6; Me 10, lss, etc.).
d) Los herodianos
1. Apunte histrico
ta, al menos, que Judas el Galileo hizo propaganda contra los impuestos en
compaa de un fariseo (Ant 18, lss).
2. La presencia de herodianos en Me 3, 1-6 tiene igualmente su razn
de ser: el pasaje trata de la observancia del precepto sabtico; pero hay en
el trasfondo un debate poltico. Jess pregunta: Qu est permitido en s-
bado: hacer bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? (Me 3, 4). En el
contexto inmediato no est en debate matar o salvar una vida; Jess alu-
de aqu al debate sobre la infraccin del precepto sabtico en tiempo de
guerra. Despus del episodio del alzamiento de los macabeos, cuando al-
gunos judos piadosos se dejaron degollar sin oponer resistencia (1 Mac 2,
41), se impuso la norma de permitir las acciones blicas de autodefensa en
sbado (cf. Ant 12, 272-277). Pero la referencia a este debate indica que en-
tre los interlocutores de Jess hay representantes de la clase dirigente: s-
lo ellos podan hacer la guerra.
3. Los herodianos no aparecen por azar en dos percopas que abordan
el ejercicio del poder poltico: el poder de cobrar entregas forzosas (llama-
das impuestos) y el poder militar que mata. Las dos percopas dejan en
claro que Jess est alejado de esta esfera de ejercicio de la violencia.
Parece que algunas personas del entorno de Herodes Antipas encontra-
ron el camino hacia Jess. Entre sus adeptas es mencionada Juana, esposa
de un funcionario administrativo herodeo (Le 8, 3). Ms tarde aparecer en
Antioqua un tal Manahn, confidente de Herodes, como miembro de aque-
lla comunidad (Hech 13, 1). As pues, las fuentes tampoco nos ofrecen un
cuadro monocolor en lo concerniente a los herodianos. Tambin aqu se
vislumbra una realidad histrica ms compleja.
10. TAREAS
Hemos caracterizado antes la relacin de Jess y del movimiento jesutico con los
fariseos por la afinidad en el mundo de creencias y en los fines Esto explica el in-
tenso debate sobre cuestiones controvertidas de la prctica religiosa y la oscilacin
entre el reconocimiento y el rechazo por ambas partes Esta situacin inicial favore-
ci la formacin de unas opiniones difcilmente compatibles sobre los fariseos en di-
versos estratos de la tradicin cristiana primitiva Hay, por una parte, textos que no
cuestionan la justicia de los fariseos ante Dios, aunque insisten en la misin especial
de Jess entre aquellos que no pueden satisfacer los criterios fariseos de justicia50
Frente a tales textos hay tradiciones que discuten que los fariseos puedan alcanzar su
objetivo obediencia a la tora, justicia y santidad por la va trazada por ellos
Asigne estos ocho textos a las dos concepciones bsicas sealadas
Mt 5, 20, Me 2, 16s/Lc 5, 30-32, Me 7, 1-15 par, Le 7, 36 41-43, 11, 37-44, 15,
(2)7, 15,(2)29-32, 18, 10-14
U. Bejick, Basileia. Vorstellungen vom Konigtum Gottes im Umfeld des Neuen Tes-
taments (disertacin acadmica), Heidelberg 1990; O. Camponovo, Konigtum, Kb-
nigsherrschaft und Reich Gottes in den frhjdischen Schriften (OBO 58), Gottingen
1984; C. H. Dodd, Las parbolas del Reino, Madrid 1974; Id., Das innerweltliche
Reich in der Verkndigung Jesu: ThBl 6 (1927) 120-122; J. G. Gager, Kingdom and
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Konigtum Gottes in den Psalmen (FRLANT 141), Gottingen 1987; W. G. Kmmel,
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Gerichtspredigt Jesu. Eine Untersuchung zur eschatologischen Verkndigung Jesu
und ihrem frhjdischen Hintergrund (NTA 23), Mnster 1990; A. Ritschl, Unter-
richt in der christlichen Religin, Bonn 1875 (numerosas ediciones), reimpresin de
la primera edicin en Texte zur Kirchen- und Theologiegeschichte, Gtersloh 1966;
W. H. Schmidt, Konigtum Gottes in Ugarit und Israel (BZAW 80), Giessen 1960,
2
1966; A. Schweitzer, Das Messianitats- und Leidensgeheimnis. Eine Skizze des Le-
bens Jesu, Tbingen 1901, 31956; A. M. Schwemer, Gott ais Konig in den Sabbat-
liedern, en M. Hengel-A. M. Schwemer, Konigsherrschaft, 45-118; H. Spiecker-
mann, Heilsgegenwart. Eine Theologie der Psalmen (FRLANT 148), Gottingen
1989; P. Vielhauer, Gottesreich und Menschensohn in der Verkndigung Jesu, en
Aufsatze zum Neuen Testament (ThB 32), Mnchen 1965, 55-91; H. Weder, Gegen-
274 El Jess histrico
Introduccin
11, 20. Las parbolas del juicio (parbolas de crisis) no tratan, segn esta
interpretacin, del juicio final, sino de la divisin entre las personas ante el
reino de Dios, realizado en el presente; tales parbolas, segn Dodd, fue-
ron malentendidas ms tarde por la comunidad en un sentido de futuro12.
El contraste entre la interpretacin de futuro de J. Weiss y la interpreta-
cin de presente de Dodd (que no dio importancia a las palabras de futuro)
reclamaba precisamente una sntesis.
se hace rey), para transferir ambas a Yahv23. En todo caso, los textos del
antiguo testamento contienen desde el principio, yuxtapuestas, afirmacio-
nes atemporales y afirmaciones dinmicas sobre la realeza de Dios.
2. El contexto vital es el culto en el templo de Jerusaln (quiz, un an-
tiguo legado jebuseo24). La relacin con el culto del templo, que perdura
hasta los cantos sabticos de Qumrn, est documentada por:
el episodio de la vocacin de Isaas en el templo: He visto con mis
ojos al Rey, Yahv Sebaot (Is 6, 5, documento ms antiguo de fecha cierta);
el predicado divino sentado sobre los querubines: Yahv, Dios de Is-
rael, sentado sobre los querubines... (2 Re 19, 14s = Is 37, 14-16; cf. Sal
47, 9; 99, 1). Los querubines del templo salomnico eran considerados, por
tanto, como trono de Yahv;
numerosas referencias de los Salmos indican la estrecha relacin en-
tre el ttulo de rey, el templo y Sin; cf. por ejemplo Sal 24, 7-10; 29, 9s;
68, 17s.25 y passim, especialmente los salmos de Sin y los salmos sobre
Yahv rey (cf. infra)25.
3. La historia social sugiere como probable un nexo entre la aparicin
de la nueva imagen de Dios y la introduccin de la realeza como forma
de Estado en Israel; la idea de la realeza de Dios puede tener y tuvo una
funcin confirmatoria y crtica, a la vez, de la realeza terrena26.
Algunos textos veterotestamentarios del exilio y postexilio permiten
distinguir tericamente entre una idea teocrtica (infra, b) y una idea es-
catolgica (infra, c) de la realeza de Dios: teocracia significa el reconoci-
miento del reinado actual de Dios, a diferencia de la escatologa, que es-
pera la instauracin del reinado de Dios para el tiempo final27.
23. As la tesis clsica de W. H. Schmidt en Knigtum Gottes in Ugarit und Israel, 1960.
24. Los jebuseos eran la poblacin cananea autctona de Jerusaln. Tras la conquis-
ta de la ciudad por David, el templo jerosolimitano pas a ser el centro de la fusin del le-
gado paleoisraelita y el legado cananeo. Probablemente era ya adorado el Dios preisraelita
de la ciudad, Sedeq, como Dios rey; cf. el nombre del rey sacerdote de la Jerusaln preisra-
elita [Melquisedecj: p I S ' ^ O (= mi rey es [el dios] p*l2), trasmitido en Gen 14, 18ss.
25. Cf. J. Jeremas, Knigtum; B. Janowski, Knigtum; H. Spieckermann, Heilsgegen-
wart.
26. Cf. N. Lohfink, Begriff, 33-86.
27. Esta distincin la hacemos siguiendo a O. Ploger, Theokratie, 129-142.
282 El Jess histrico
Los salmos postexlicos (?) sobre Yahv rey (Sal 47; 93; 96-99): la
realeza universal de Dios es celebrada en el santuario de Jerusaln (cf. Sal
93). La idea podra ser ms antigua, aunque se admita una redaccin post-
exlica de estos salmos.
Las Crnicas estn concebidas como una etiologa de la comunidad
cultual de Jerusaln, de carcter teocrtico: Salomn, por ejemplo, se sien-
ta en el trono de Yahv (2 Crn 9, 8). No hay tensiones entre su realeza
y la de Dios.
Josefa ve en la comunidad de Jerusaln una teocracia; l mismo
acu, probablemente, el trmino freoxQata (Ap 2, 164-166). Expresa con
l un rgimen de gobierno de Dios mediante sus leyes y a travs de una
aristocracia sacerdotal: La aristocracia es lo mejor...; en ella, las leyes son
soberanas y hacis todo de acuerdo con ellas. Porque Dios debe bastaros
como soberano (Moiss al pueblo, segn Ant 4, 223).
En el Dutero-Isaas (Is 52, 7), Abdas (Abd 21) y Sofonas (Sof 3, 15),
el reinado de Dios se convierte en la esperanza de salvacin despus de
la catstrofe del exilio. El contenido del mensaje alegre (LXX: zvayyz-
.iLievog es, segn el Dutero-Isaas, la proclamacin de que tu Dios es
rey (Is 52, 7). Algunos aadidos a las libros profticos revelan la trasfor-
macin de esta esperanza, a travs de ideas apocalpticas, en un dualismo
progresivo entre este mundo y un mundo futuro.
El denominado pequeo apocalipsis (Is 33) presenta a Dios asu-
miendo la realeza despus de castigar a las potencias extranjeras y hacer su
entrada en Sin (Is 33, 17-22).
El apocalipsis de Isaas (Is 24-27) anuncia: El Seor de los ejrcitos
reina en el monte Sin y en Jerusaln (24, 23), entre otras razones, por ha-
ber vencido a los reyes de la tierra (24, 21 s). Pero dar un banquete en Sin
a todas las naciones. La muerte ser aniquilada (25, 6-8).
Zacaras III (12-14) promete para despus del castigo contra todos los
pueblos enemigos: Yahv ser rey de todo el mundo (Zac 14, 9).
El apocalipsis de Daniel (Dan 2 y 7): el reino de Dios destruye los rei-
nos del mundo simbolizados por fieras. Este reino de Dios llega sin con-
curso humano.
En tiempo de Jess, todas estas afirmaciones constaban en los escritos
de la Biblia ya canonizados. De ah que la expresin reino de Dios pu-
diera despertar expectativas de un triunfo sobre los paganos y la instaura-
cin de un reino eterno en Israel.
Jess, profeta: la escatologa de Jess 283
PROFECA APOCALPTICA
28. Calificativo que se aplicaban a s mismos los miembros de Qumrn, frente al de hi-
jos de las tinieblas; cf. IQM I, 1.3 y passim.
29. Citado segn Barrett-Thornton, n. 244, 283s.
30. Citado segn Barrett-Thornton, n. 292, 374s.
31. Citado segn Barrett-Thornton, n. 293, 376s.
Jess, profeta: la escatologa de Jess 285
El Libro de los jubileos (hacia 150 a. C.) llama al sbado da del rei-
no santo (50, 9), lo que sugiere la observancia del sbado como confesin
de esa realeza y participacin en la corte celestial34.
En las liturgias sabticas de Qumrn (ca. 150-50 a. C), los fieles ala-
ban la gloria de la realeza de Yahv, se suman as a los coros de los ngeles
y participan en el culto celestial. La realeza aqu ensalzada (1TD7?2) se
asienta exclusivamente en la esfera celestial y divina. El canto sptimo, que
es la culminacin de los tres cantos, comienza con la invitacin: ...Santifi-
quen los santos de los divinos al rey de la gloria... porque en el esplendor de
la grandeza est la gloria de su realeza, en l est la grandeza de todos los
divinos junto con el esplendor de toda su realeza35. Estas liturgias sabti-
cas slo eran conocidas por los miembros de la comunidad de Qumrn.
Segn la interpretacin fariseo-rabnica, la confesin del monotes-
mo y especialmente la recitacin del shema equivalan a aceptar el yugo
del malkuth36.
2. La splica por la instauracin del reinado de Dios en el futuro apa-
rece en dos oraciones que tal vez eran ya recitadas en tiempo de Jess, lo
que indicara un alto grado de familiaridad con esa idea:
en la Plegaria de las dieciocho peticiones: Restituyenos nuestros
jueces de antao... y s nuestro nico rey (peticin 11, citada segn Bill.
IV, 212);
33. Citado segn A. M. Schwemer, Gott, 46, A, 3; cf. tambin 62s. Este nexo litrgico
entre la santificacin del nombre de Dios y el reinado de Dios (cf. tambin la oracin 'qad-
dish') determina asimismo las dos primeras peticiones del padrenuestro (Mt 6, 9s/Lc 11,2).
34. Citado segn K. Berger, Jubilaen, 554. Otras referencias interpretativas en A. M.
Schwemer, Gott, 52-54.
35. 4Q 403 fragm. 1, i, 31-33, citado segn Barrett-Thornton, n. 240, 271. Sobre la in-
terpretacin, cf. A. M. Schwemer, Gott, especialmente 94-103.
36. Cf. L. Jacobs, Herrschaft, 192s.
Jess, profeta: la escatologa de Jess 287
Hay dichos sobre el futuro reinado de Dios en (casi) todas las corrientes
de tradicin: Me (10, 15.23; 14, 25), Q (Le 6, 20; 11, 2; 13, 28s; y passim),
MtesP (cf. 21, 31) y LcesP (cf. 14, 15). El EvT pone en boca de los discpu-
los la escatologa de futuro, y Jess la corrige: Le dijeron los discpulos:
Cundo ser el descanso de los muertos y cundo llegar el mundo nue-
vo? Les dijo: Ese mundo nuevo que vosotros esperis, ha llegado; pero no
lo conocis (EvT 51; cf. 3.113). Tambin aqu se presupone la creencia en
una escatologa de futuro, pero sta es sustituida por la identificacin gns-
tica del reino de Dios con la propia y autntica interioridad. Ante esta abun-
dancia de testimonios es difcil negar a Jess una expectativa de futuro, y
ms cuando su predecesor, Juan Bautista, tuvo esa creencia, como tambin
sus sucesores, los primeros cristianos, vivieron de ella. Algunos de los do-
cumentos que mencionamos a continuacin son sin duda autnticos.
1. La peticin de la llegada del reino de Dios (Le 11, 2/Mt 6, 10): La
segunda peticin del padrenuestro, venga tu reino, apunta a un reino fu-
turo. La expresin de Jess venida del reino es una novedad; aparece en
lugar de la expresin venida de Dios (cf. Is 35, 4; 40, 9s y passim). La
espera del cristianismo primitivo se dirige a la venida del Seor (cf. 1
Cor 11, 26; 16, 22). Es difcil hacer derivar del cristianismo primitivo esta
peticin del padrenuestro. En favor de la autenticidad del padrenuestro es-
t asimismo que el nuevo testamento contiene una serie de cantos y fr-
mulas confesionales, pero slo atribuye una oracin a Jess, y la presenta
como prescrita por l. Si hubiera sido corriente poner en boca de Jess ora-
ciones del cristianismo primitivo, encontraramos mucho mayor nmero de
textos de uso litrgico atribuidos a l. Por lo dems, de no haber contado el
padrenuestro con el apoyo especial de la autoridad de Jess, sin duda se
hubiera integrado mucho ms en la fe pospascual de los cristianos39 (ms
sobre el padrenuestro, cf. infra, 296ss).
2. Las tres bienaventuranzas ms antiguas (Le 6, 20s; Mt 5, 3s.6): La
fuente de los logia contena las bienaventuranzas de los pobres, los ham-
brientos, los tristes y los perseguidos. La ltima pudo reflejar las experien-
cias de las persecuciones pospascuales; las primeras pueden ser originales
en la forma siguiente:
Dichosos los pobres,
porque de ellos es el reino de Dios.
Dichosos los que (ahora) pasan hambre,
porque sern saciados.
Dichosos los que (ahora) lloran,
porque sern consolados.
La pobreza, el hambre y el sufrimiento no son cualidades positivas. Dios
interviene, con arreglo al difundido paradigma de un rey oriental (cf. Sal
72), a favor de los pobres y dbiles, enderezando su destino. Como en el
padrenuestro se pide el alimento, aqu se pide el futuro reino con la pers-
pectiva de un convite (festivo?). La espiritualizacin de las bienaventu-
ranzas, un fenmeno temprano que en Mt deriva en los pobres de espri-
tu y en el hambre y sed de justicia, indica que el cristianismo primitivo
tendi a concebir las promesas materiales concretas en sentido espiritual.
Esto apunta a la autenticidad de las bienaventuranzas originales, entendi-
das en sentido propio.
39. Sobre la autenticidad del padrenuestro, cf. J. P. Meier, Marginal Jew II*, 294.
Jess, profeta: la escatologa de Jess 289
40. Cabe armonizar lgicamente Mt 21, 31s y 1 Cor 6,9s. Ambos dichos otorgan la sal-
vacin al pecador dispuesto a convertirse. Pero la forma y la actitud fundamental son dife-
rentes: en el primer caso hay un dicho de entrada; en el segundo, una sentencia que ame-
naza con la exclusin.
41. Tambin esto lo entiende Pablo en un sentido muy diferente: El reino de Dios no
es comida y bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espritu santo (Rom 14, 17).
42. C. Burchard, Jess*, 34.
Jess, profeta: la escatologa de Jess 291
1. Dichos de cumplimiento
los lugares paralelos judos en SalSal 18, 6: Dichosos los que vivan en
esos das para ver los bienes que el Seor mostrar a la edad venidera bajo
el sobrio mando del Ungido del Seor... (cf. adems SalSal 17, 44). Esa
edad venidera es ya presencia en Jess. Los profetas y otros personajes del
pasado esperaron ver las seales de salvacin, pero esperaron ver sobre to-
do la salvacin misma. El logion difcilmente puede emanar del cristianis-
mo primitivo, porque ste proclama dichosos a los que creen sin haber vis-
to (Jn 20, 29).
2. La sentencia sobre los violentos (Mt 11, 12s/Lc 16, 16) parece decir
en su versin original: la ley y los profetas (llegan) hasta Juan. Desde ah,
el reino de Dios padece violencia, y los violentos lo conquistan. Al mar-
gen de la interpretacin que se haga de este dicho, es indudable que dibuja
el reino de Dios como una realidad presente que est ah desde los das de
Juan Bautista. Slo por eso puede ser conquistado en el presente. Lleva
ms all de la ley y los profetas, probablemente porque es su cumplimien-
to. Se discute si los conquistadores del reino de Dios son sus adversarios
o sus adeptos. Habida cuenta de que stos slo actan despus de Juan Bau-
tista, habr que pensar ms bien en los adeptos: todos los posibles adver-
sarios polticos, demonios, grupos religiosos existan ya antes; slo
Jess y sus seguidores aparecieron con y despus de Juan Bautista. Tam-
bin Mt 11, 11/Lc 7, 28 contiene la idea de que el Bautista representa un
punto de inflexin: es el mayor de todos los personajes precedentes; pero
el ms pequeo en el reino de Dios es superior a l. Justo porque al Bau-
tista se le otorga un puesto central en ambos dichos, es difcil que stos
emanen del cristianismo primitivo. Este relacion directamente al Bautis-
ta, como precursor, con Jess y no con un grupo de violentos annimos
o con el ms pequeo en el reino de Dios.
3. Las afirmaciones de superacin testifican asimismo la conciencia de
cumplimiento que tuvo Jess: Juan es ms que profeta (Mt 11,9); la histo-
ria entra ya con l en una etapa que supera todo lo anterior, y tanto ms des-
pus de l, cuando Jess acta. La predicacin de sabidura y conversin
que hace Jess sobrepasa la sabidura de Salomn y la predicacin de Jo-
as (Mt 12, 41 par.).
4. La cuestin del ayuno (Me 2, 18ss) sugiere la idea de un presente
cumplido. Al estar presente el novio, los discpulos no pueden ayunar, a di-
ferencia de los adeptos del Bautista. El papel que se asign al ayuno en al-
gunos medios fariseos del siglo I d. C , ilumina los presupuestos implci-
tos: durante l se evocaban los das alegres, los acontecimientos positivos
de la historia de Israel, en los que no estaba permitido el ayuno y el luto.
En el presente de Jess, esta imposibilidad del ayuno pasa a ser un estado
permanente. Esta percopa tampoco puede emanar del cristianismo primiti-
Jess, profeta: la escatologa de Jess 293
2. Dichos de combate
3. Dichos de inicio
una ubicacin espacial del reino de Dios no est aqu ni all ape-
nas recomienda una nocin espacial que busca el reino de Dios en medio
de los interlocutores (por ejemplo, en la persona de Jess), hay que decir
que Le podra haber entendido el logion, incluso, espiritualmente: la per-
copa anterior concluye en 17, 19 con la frase consoladora: tu fe te ha sal-
vado. El reino de Dios podra comenzar en el interior del hombre, en for-
ma de fe en Jess. Lucas puede imaginar a los fariseos como feles cristia-
nos; as lo indica Hech 15, 5. Pero con esta interpretacin lucana (posible)
no habramos alcanzado an el sentido originario. Junto a la interpretacin
espiritual y la interpretacin espacial cabe una interpretacin dinmica: el
reino de Dios est disponible o en el mbito de vuestra experiencia. Es-
ta interpretacin es posible a partir del significado literal. Entonces habra
que entender el logion como una invitacin a tomar posesin del reino de
Dios. En todo caso, estamos ante una escatologa de presente. Porque es
muy improbable la interpretacin de futuro. El reino de Dios est, de pron-
to, entre vosotros. El carcter sbito de la venida del reino de Dios deriva
del contexto pospascual. El dicho sigue siendo un enigma.
2. Las parbolas de crecimiento hablan de un comienzo larvado del rei-
no de Dios. No todas las parbolas fueron en su origen comparaciones so-
bre el reino de Dios. Slo en algunas de ellas consta esto con certeza, gra-
cias a una introduccin antigua. Se trata de la parbola de la semilla que
va creciendo (Me 4, 26-29) y de la doble parbola de Q sobre el grano
de mostaza y la levadura (Le 13, 18s.20s). Insisten en que lo grande
viene de principios modestos. Lo decisivo, la siembra, ya est hecha. La
planta de mostaza va creciendo. La levadura fermenta. Aunque no podamos
traducir las parbolas como alegoras, el oyente ingenuo piensa en una
realidad que comienza ya, imperceptiblemente, en el presente.
Los enunciados sobre el reino de Dios presente ofrecen as unas facetas
claras y otras enigmticas. Es claro que las expectativas de la historia an-
terior se cumplen ahora; tambin es claro que el mal est vencido. Y las pa-
rbolas y frases paradjicas vienen a expresar de modo enigmtico que el
comienzo del reino de Dios es un hecho.
2. VENGA TU REINO
La venida del Reino es la realizacin defi- La peticin busca (a la vez) la obediencia
nitiva de la salvacin que slo Dios trae. universal de todos los humanos: su Reino
se realiza mediante esta obediencia.
43. Jess presupona como un hecho la cada de Satans; pero aqu se espera la erradi-
cacin del mal para el futuro.
298 El Jess histrico
Hay que combinar los dos tipos de exgesis44: Las dos peticiones en se-
gunda persona de singular tienen sentido escatolgico. La oracin 'qad-
dish' (cf. supra, 286s) rene la splica por la santificacin del nombre y la
splica por la efectividad del reino, y refiere ambas cosas al futuro prxi-
mo. Las tres peticiones en primera persona de plural apuntan a cada da y
al presente. La peticin del pan se refiere al pan cotidiano. El perdn de los
pecados se pide para el presente, porque los orantes del padrenuestro no
otorgan el perdn de las ofensas ajenas slo para el futuro. En la gran ten-
tacin escatologica, la peticin tendra que ser presrvanos en esta tenta-
cin (inevitable); pero los orantes del padrenuestro piden, coherentemen-
te, ser preservados de la tentacin. No obstante, la lectura escatologica
ofrece tambin una dimensin correcta: el reino de Dios naciente confiere
un peso enorme a la vida cotidiana. Jess puede ver ya en la comensalidad
diaria una seal que apunta al banquete escatolgico. El perdn mutuo
comporta siempre la gran disposicin de Dios al perdn ltimo. La victo-
ria sobre cualquier tentacin pequea es una victoria sobre la gran tenta-
cin. Los aadidos de la versin mateana son una glosa correcta de la ora-
cin: el tiempo final es visto a la luz de la voluntad tica de Dios, que ilu-
mina la cotidianidad desde una liberacin escatologica del mal. Pero am-
bos aspectos se dan en una oracin que est dirigida a Dios. El futuro y el
Las dos elipses que se interfieren representan el en antiguo y el nuevo. Los di-
chos de combate certifican el conflicto entre las potencias del mundo antiguo y del
nuevo. Los dichos de cumplimiento iluminan el presente como realizacin de espe-
ranzas ancestrales. Los dichos de futuro anuncian el alborear del mundo nuevo. Los
dichos de inicio sealan que ese mundo comienza ocultamente. Pero la oracin a Dios
asocia presente y futuro, la solicitud del Padre en el presente con la venida del Reino
en el futuro.
Dichos de
combate
Oracin:
Padre... venga tu Reino
45. Acerca del juicio en las concepciones escatolgicas del judaismo al comienzo de la
era cristiana, cf. M. Reiser, Gerichtspredigt, 1-152.
300 El Jess histrico
Jess utiliz en su anuncio del juicio las metforas que aparecen tam-
bin en otros pasajes escatolgicos del judaismo de la poca.
1. El reinado de Dios incluye la accin de Dios como juez. La metfo-
ra del rey lleva consigo el ejercicio judicial. El juicio puede entender-
se aqu como la accin formal de juzgar (en Mt 18, 23ss) o como accin
punitiva militar (as, secundariamente, en Mt 22, lss; cf. v. 7). Pero llama
la atencin que estas ideas del juicio rara vez vayan asociadas a la realeza
de Dios. El juicio que acompaa a la realeza de Dios consiste sobre todo en
la autoexclusin de aquellos que no se convierten ni cumplen las condicio-
nes de entrada en la fiaaiAea (cf. supra, 300s).
2. El juicio (r| XQ015) es un tema prdigo en imgenes. El fin del mun-
do llega en forma de juicio forense, y el orden procesal responde a los usos
de la poca (la presentacin de los testigos: Mt 12, 41s; la prisin por deu-
das: Mt 18, 23ss). El juez suele ser Dios, pero puede hacerse representar
por otro. As, el Hijo del hombre aparece a menudo como el ejecutor del
juicio delegado por Dios. Posiblemente, en Mt 19, 28 la autoridad de juez
es delegada a los doce discpulos (los doce tronos, siguiendo a Dan 7, 9s)46.
Koaig puede designar tambin la ejecucin del juicio (as en Le 10, 14).
3. Estrechamente afn a la metfora del juicio es la idea de una rendi-
cin de cuentas escatolgica, un smil tomado del mundo de los negocios.
Aparece, por ejemplo, en las parbolas del administrador infiel (Le 16, lss)
y de los talentos (Le 19, 15-24/Mt 25, 19-28).
4. El smil de la cosecha puede expresar las dos vertientes del hecho es-
catolgico: salvacin o perdicin. En las parbolas de crecimiento (Me 4,
29 y passim) y en el logion sobre el dueo de la mies y sus braceros (Le 10,
2/Mt 9, 37s), la cosecha simboliza la instauracin definitiva del reino de
Dios, aunque esto trae consigo la sancin (Mt 13, 30.4ls: la cizaa que cre-
ci en medio del trigo es destruida).
46. Un 'midrash' tannata dice a propsito de este pasaje que se sentaron en el trono los
grandes de Israel (cf. M. Reiser, Gerichtspredigt, 246-250). Habra que interpretar Mt 19,
28 en una lnea similar; pero tambin es posible que no contenga ninguna referencia a un
acto judicial, y que XQVEIV signifique gobernar.
Jess, profeta: la escatologa de Jess 303
La mayor parte de las previsiones que hacen los textos profticos y apo-
calpticos sobre el reino de Dios contienen un antagonismo entre Israel y
los paganos. Este antagonismo se extrema en los textos apocalpticos y pa-
sa a ser un dualismo mtico entre Dios y Satans. Paralelamente luchan en
el cielo las potencias celestes y las potencias demonacas; y en la tierra, Is-
306 El Jess histrico
rael y los paganos, los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas. Este
paralelismo sociomtico aparece en Dan y en 1QM, por ejemplo. Jess
mantiene el dualismo mtico: el reino de Dios se impone contra el reino de
Satans; pero no proclama una lucha contra los paganos en la tierra; al con-
trario, el reino de Dios est abierto a los paganos: paganos y judos sern
comensales de los patriarcas (Mt 8, lOs). Los preceptos sobre manjares
pierden toda relevancia como factores de segregacin. Nada dice Jess de
un sometimiento de los paganos a Israel, ni siquiera hace referencia a su
conversin al Dios de Israel. El paralelismo sociomtico desparece: la de-
rrota de Satans en el cielo no significa el final del dominio extranjero en
el pas; su consecuencia es la curacin de los posesos.
y del status social llega hasta los sueos escatolgicos de los humanos. Jus-
tamente por eso sorprende que Jess se limite a dar un solo contenido con-
creto al reino de Dios. Presenta la salvacin escatolgica como un gran
banquete. Hay puestos honorficos y problemas de rango entre los invita-
dos (cf. Le 14, lss), pero todos los comensales participan del rango de
aquel que ofrece el banquete. Ese banquete es la imagen social ms ni-
veladora de las diferencias de poder y de status que se ha inventado hasta
hoy. Aqu rige el principio: el que quiera ser grande, sea servidor vuestro;
y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos (Me 10, 43s).
Lo que Yahv exige es justicia, nada ms; lo que odia es la injusticia. La ofen-
sa a la divinidad, el pecado, es de naturaleza absolutamente moral, sto no ha-
ba sido subrayado nunca con tan enorme nfasis. La moral es lo nico que fun-
damenta las cosas humanas, lo nico esencial en el mundo. No es un postula-
do ni una idea, sino necesidad y hecho a la vez, el poder personal ms vivo:
Yahv, el Dios de los poderes. La realidad sagrada47se hace valer con la ira, des-
truyendo; aniquila toda apariencia y todo lo fatuo .
47. J. Wellhausen, sraelitische und jdische Geschichte, Berln 7 1914 = 1981, 106.
310 El Jess histrico
48. Cf. W. G. Kmmel, Verheissung; Id., Die Naherwartung in der Verkndigung Jesu
(1964), en Id., Heilsgeschehen und Geschichte, Marburg 1965, 457-470.
49. Cf. A. Schweitzer, Kultur und Ethik (1923), en Ges. Werke II, Berlin 1971, 95-420.
314 El Jess histrico
1. TAREAS
Rellene la siguiente tabla sealando cmo interpretan y valoran las distintas inter-
pretaciones de la escatologa de Jess los enunciados de presente y de futuro.
2. Escatologa
consecuente
(J. Weiss-A.
Schweitzer)
3. 'Realized
Eschatology'
(C. H. Dodd)
4. Escatologa
doble (W. G.
Kiimmel)
5. Escatologa
existencial
(R. Bultmann
y discpulos)
[Mt 5, 25s: contra el proceso judicial] Este dicho parablico remite metafri-
camente al juicio futuro. Utiliza la idea de la justicia punitiva de Dios. ...No ha-
bla sobre el despus, habla sobre el ahora. El tema no es el juicio sino 'lo que
est en camino'. El dicho parablico evoca el juicio futuro para dar las dimen-
siones correctas al caminar presente. Esto es caracterstico de la nocin del
316 El Jess histrico
O. Betz-W. Grimm, Wesen und Wirklichkeit der Wunder Jesu (ANTI 2), Frankfurt-
Bern-Las Vegas 1977; O. Bcher, Christus Exorcista (BWANT96), Stuttgart 1972; U.
Busse, Die Wunder des Propheten Jesu (fzb 24), Stuttgart 1977; G. Delling, Antike
Wundertexte (Kleine Texte 79), Berlin 1960; Id., Zur Beurteilung des Wunders durch
die Antike, en Id., Studien zum Neuen Testament und zum hellenistischen Judentum,
Gottingen 1970, 53-71; G. Ebeling, Jess und Glaube, en Id., Wort und Glaube I,
3
1967, 203-254; H. J. Held, Matthdus ais Interpret der Wundergeschichten, en G.
Bornkamm-G. Barth-H. J. Held, berlieferung und Auslegung im Matthausevange-
lium (WMANT 1), Neukirchen-Vluyn 1960,71975, 155-287; L. P. Hogan, Healing in
the Second Temple Period (NTOA 21), Freiburg (Suiza)-Gottingen 1992; E. Keller-
M.-L. Keller, DerStreit um die Wunder. Kritik und Auslegung des Ubernatrlichen in
der Neuzeit, Giitersloh 1968; K. Kertelge, Die Wunder Jesu im Markusevangelium
(StNT 23), Mnchen 1970; Id., Die Wunder Jesu in der neueren Exegese, en Theolo-
gische Berichte 5, Ziirich 1976, 71-105; D.-A. Koch, Die Bedeutung der Wunder-
erzahlungen fur die Christologie des Markusevangeliums (BZNW 42), Berlin-New
York 1975; R. Kratz, Rettungswunder. Motiv-, traditions- und formkritische Aufar-
beitung ener biblischen Gattung, Frankfurt-Bern-Las Vegas 1979; R. Latourelle, Mi-
lagros de Jess y teologa del milagro, Salamanca 21997; J. P. Meier, Marginal Jew
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Die historische Frage nach den Wundertaten Jesu: NTS 22 (1976) 180-204; L.
Schenke, Die Wunderenahlungen des Markusevangeliums (SBB), Stuttgart 1974; W.
Schmithals, Wunder und Glaube (BSt 59), Neukirchen 1970; A. Suhl (ed.), Der Wun-
derbegriff im Neuen Testament (WdF 295), Darmstadt 1980; G. Theissen, Wunder-
geschichten*; D. Trunk, Der messianische Heder (Herder Biblische Studien 3), Frei-
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torical Jess (WUNT 2/54), Tbingen 1993; H. Weder, Wunder Jesu und Wunder-
geschichten: VuF 29 (1984) 25-49; T. J. Weeden, La hereja que exigi el evangelio
de Marcos, en R. Aguirre-A. Rodrguez, La investigacin de los evangelios sinpti-
cos y de los hechos de los apstoles, Estella 1996, 109-126; M. Wolter, Inschriftliche
Heilungsberichte und neutestamentliche Wunderenahlungen. berlieferungs- und
formgeschichtliche Beobachtungen, en K. Berger-F. Vouga-M. Wolte-D. Zeller, Stu-
dien und Texte zur Formgeschichte (TANZ 7), Tbingen-Basel 1992, 135-175; D. Ze-
318 El Jess histrico
Introduccin
1. J. P. Meier, Marginal Jew II*, 617-645, defiende con gran sensatez la historicidad de
la tradicin sobre los milagros de Jess. Llega a esta significativa conclusin: Put drama-
tically but with not too much exaggeration: if the miracle tradition from Jess' public mi-
nistry were to be rejected in toto as unhistorical, so should every other Gospel tradition
about him (630).
Jess, salvador: los milagros de Jess 319
TAREAS:
Lea los siguientes relatos antiguos de milagros y comprelos con los relatos si-
npticos y del antiguo testamento:
2. Cf. O. Betz, Das Problem des Wunders bei Flavius Josephus im Vergleich zum Wun-
derproblem bei den Rabbinen und im Johannesevangelium, en O. Betz y otros (eds.), Jo-
sephus-Studien. FS O. Michel, Gottingen 1974, 23-44.
3. Cf. S. M. Fischbach, Totenerweckungen. Zur Geschichte einer Gattung (fzb 69),
Wrzburg 1992, 118-130; G. Petzke, Historizitat und Bedeutsamkeit von Wunderberichten.
320 El Jess histrico
3) Milagro del pan en favor de la esposa del indigente rab Ranina ben Dosa, se-
gn bTaan 24b.25a:
Introduccin
(tema introductorio) 1. Llegada del taumaturgo
2. Presencia de la gente
Presencia de 3. indigentes
4. representantes1
5. legaciones
6. adversarios
2
7 Motivacin de la presencia de referentes primarios
Exposicin
(temas exposicionales) 8. Caracterizacin de la emergencia
Aproximacin 9. dificultad de la aproximacin
al taumaturgo 10. postracin
11. gritos de socorro
12. peticin y muestras de confianza
Actitudes negativas 13. malentendido3
14. escepticismo y mofa
15. crtica (por los adversarios)
16. resistencia del demonio
Conducta del 17. animacin pneumtica4
taumaturgo 18. palabras de aliento
19. argumentacin5
20. evasin
Ncleo
(temas centrales) 21. Preparacin escnica6
Accin milagrosa 22. contacto
23. medio curativo
24. frase taumatrgica
25. oracin
26. Constatacin del milagro
Conclusin
(temas finales) Referentes primarios 7 27. manifestacin
28. despedida
Taumaturgo 29. orden de secreto
Referentes secundarios7 30. admiracin11
31. aclamacin
32. reaccin negativa
33. difusin de la fama
Los representantes son personas que hacen la peticin en favor del enfermo,
incluidos los portadores o los acompaantes.
Motivacin de la presencia de referentes primarios: por lo general, para in-
dicar la razn de que los enfermos acudan al taumaturgo; sobre referentes pri-
marios, cf. infra 7.
Hay malentendido cuando las personas esperan la ayuda en el marco de lo
normal o no cuentan en absoluto con el milagro, y por eso interpretan errnea-
mente las palabras o acciones del taumaturgo.
Animacin pneumtica: respuesta afectiva del taumaturgo ante la emergen-
cia, anticipo del milagro que obrar con poder divino.
322 El Jess histrico
5
La argumentacin del taumaturgo se produce en respuesta al rechazo por
motivos legales; as, en caso de milagro sabtico.
6
Preparacin escnica es el conjunto de acciones encaminadas a la realiza-
cin del milagro; por ejemplo, cambios locales (llegada y posicin central del
enfermo), exclusin del pblico, etc.
7
Referentes primarios y referentes secundarios no designan a personas
concretas, sino roles correlativos al taumaturgo (protagonista constante),
que pueden ser ejercidos por diversas personas y estructuran el relato. Tau-
maturgo y referentes primarios (los enfermos, muy a menudo) forman los
dos polos; todos los dems presentes ocupan el campo de los referentes se-
cundarios.
8
Admiracin-aclamacin: la admiracin incluye todos los momentos na-
rrativos que expresan asombro, temor, espanto etc.; hay aclamacin cuando se
refiere o cita una toma de postura verbal ante el milagro.
Con este esquema, hgase una idea de la estructura de los relatos tau-
matrgicos: 1) analizando la temtica de la curacin del leproso Me 1, 39-
45 y del paraltico Me 2, 1-12; 2) buscando para cada uno de los 33 temas
uno o dos ejemplos en los relatos sinpticos.
5. C. F. Bahrdt, Briefe ber die Bibel im Volkston, Halle 1782; Id., Ausfhrungen des
Plans und Zwecks Jesu. In Briefen an Wahrheit suchende Leser, Berlin 1784-1792; cf. E.
Keller-M.-L. Keller, Streit, 58-74, y A. Schweitzer, Investigacin*, 93-102.
Jess, salvador: los milagros de Jess 323
pretacin condicionada por la poca, que l trat de sustituir por otra me-
jor: Jess caminando sobre el agua se explica por los maderos que flotaban
en el lago de Genesaret, justamente all donde Jess anduvo sobre el agua.
En la tempestad apaciguada, Jess increp a los discpulos temerosos con
un callad!; pero stos refirieron la orden al viento y a las olas, que ca-
sualmente cesaron al mismo tiempo. La versin fantstica de Bahrdt raya
muchas veces en lo extravagante: crey en la existencia de una sociedad se-
creta esenia, de la que Jess sera el hombre de paja que tramaba, entre bas-
tidores, la apariencia del milagro; por ejemplo, depositando grandes canti-
dades de pan en cuevas recnditas.
La forma madura de explicacin racionalista del milagro se encuentra
en la obra del telogo de Heidelberg H. E. G. Paulus (1761-1851)6. Este in-
dag por va lgica las causas intermedias, no mencionadas en el texto, cu-
yo conocimiento da como resultado un hecho aparentemente milagroso, pe-
ro acorde con la razn. Explic, por ejemplo, el milagro de la multiplica-
cin de los panes con el supuesto de que la muchedumbre llevaba consigo
provisiones, salvo los ms pobres; para favorecer un mejor reparto, Jess
comenz a distribuir sus provisiones e inici una comida; dio as un ejem-
plo positivo: otros sacaron las provisiones que llevaban, las repartieron y
todos saciaron el hambre.
6. H. E. G. Paulus, Das Leben Jesu ais Grundlage einer reinen Geschichte des Urchris-
tentums (2 vols.), Heidelberg 1828; cf. A. Schweitzer, Investigacin*, 105-114.
7. D. F. Strauss, Das Leben Jesufr das deutsche Volk, 1864, 9.a-11." ed. Bonn 1895, 1.
parte, 336s.
324 El Jess histrico
Mientras Strauss explic los milagros del nuevo testamento desde la tra-
dicin bblica del antiguo testamento (como producto de la fe mesinica),
la investigacin basada en la historia de las formas e historia de las reli-
giones, a principios del siglo XX, busc un enfoque nuevo al descubrir un
gran nmero de temas comunes entre los relatos taumatrgicos antiguos y
los relatos del nuevo testamento.
R. Bultmann recogi esos temas, de modo convincente, en su Histo-
ria de la tradicin sinptica, 1921. Dio verosimilitud, adems, a la tesis de
que no slo algunos temas, sino todos los relatos de milagros estn toma-
dos del mundo helenstico. As, el milagro de Cana es la trasposicin de un
milagro de Dionisos a Jess (ibid., comentario a Jn 2, 1-12). Parece pro-
bable que los relatos taumatrgicos tienen generalmente un origen helens-
tico (ibid., 306).
M. Dibelius, en Historia de las formas evanglicas, 1919, clasific
una gran parte de los relatos de milagros como narraciones cortas de sa-
bor profano. Los consider como fenmenos de adaptacin al mundo (no
cristiano)8.
El ao 1935/1936, L. Bieler con su obra 0EIO2 ANHP. Das Bild des
'Gttlichen Menschen'in Spatantike und Friihchristentum (La imagen del
'hombre divino' en la antigedad tarda y en el cristianismo primitivo) de-
fendi la existencia de un tipo bien definido de taumaturgo en la antige-
dad, que llam fteog vijQ (hombre divino). La imagen de Jess qued
conformada, a su juicio, en la tradicin cristiana primitiva de acuerdo con
el modelo de ese Oetog vr|Q.
Si D. F. Strauss haba explicado an la tradicin taumatrgica desde la
idea mesinica, es decir, desde el centro de la fe cristiana, ahora los mi-
lagros quedan traspuestos al borde del mundo neotestamentario. Los in-
trpretes asumieron la hiptesis de que el mensaje cristiano se limit a
utilizar esos relatos taumatrgicos para expresar el mensaje de fe. Las
9. Cf., por ejemplo, la siguiente afirmacin: Los relatos taumatrgicos del nuevo tes-
tamento hablan slo aparentemente de acontecimientos prodigiosos en la vida del Jess te-
rreno. En realidad anuncian lo que Dios, por medio de Jesucristo, es decir, del Seor de la
comunidad crucificado y resucitado, hizo en esta comunidad y quiere hacer en el mundo
(W. Schmithals, Wunder, 25).
10. Estudian la nocin de milagro en el EvMc K. Kertelge, Wunder (1970); L. Schen-
ke, Wundererzhlungen (1974); D.-A. Koch, Bedeutung (1975).
326 El Jess histrico
tolgico, l cumple la promesa bblica (Is 61, ls/58, 6) hecha a los pobres,
oprimidos y pecadores de Israel: armado del espritu como instrumento
salvador de Dios, sana, libera e invita al banquete mesinico. Los mila-
gros son en Le testimonios fehacientes de la voluntad salvfica de Dios
(Wunder, 384s).
El EvJn reelabora profundamente, segn R. Bultmann, la denominada
fuente de los oi(.iea (seales), una recopilacin jonica de siete relatos de
milagros; recurre para ello a una interpretacin simblica, como correctivo
de la fe ingenua y extrema contenida en dichos relatos. Los milagros son
meros a]|xeTa (seales) que remiten al autntico milagro: la persona de Je-
ss, portador de la vida verdadera. La b,a (gloria) del taumaturgo es s-
lo el brillo de la divinidad del Revelador que con su palabra despierta la fe
genuina, frente a la cual la fe en los milagros es provisional".
a) Exorcismos
b) Terapias
"1. Son milagros de curacin que no implican una lucha; en ellos, la cu-
racin se realiza por la trasmisin de una energa milagrosa del taumatur-
go al enfermo. Sus rasgos tpicos son:
el poder curativo, que puede ser activado por el enfermo, incluso sin
el conocimiento de Jess,como en el caso de la hemorroisa (Me 5, 2lss);
el contacto curativo' (es frecuente la imposicin de manos) mediante
el cual se trasmite ese poder;
los medios teraputicos que contribuyen a la curacin: en el nuevo
testamento, slo la saliva (cf. Me 8, 22ss).
2. En las terapias (tambin en un exorcismo: cf. Me 9, 14ss) aparece el
tema de la fe. La frase tu fe te ha curado no tiene analoga en la tpica
c) Milagros de norma
d) Milagros de ddiva
17. Cf. P. v. Gemiinden, Die Verfluchung des Feigenbaums Mk 11, 13f.20f: WuD 22
(1993) 39-50.
332 El Jess histrico
e) Milagros de salvamento
f) Epifanas
g) Panormica recapituladora
Q, la fuente de los logia. Aunque esta fuente es, sobre todo, una recopila-
cin de dichos de Jess, contiene el episodio de la curacin del hijo de un
centurin (Le 7, lss Q), adems de un exorcismo que provoca la polmica
sobre Belzeb (Le 11, 14ss Q). Hay que aadir algunas referencias a mila-
gros en la tradicin de los dichos, especialmente el sumario taumatrgico
en la respuesta de Jess al Bautista (Le 7, 18ss Q). Junto a Me y Q, el ma-
terial especial de Le y Mt contiene tambin milagros: el material lucano es-
pecial, una resurreccin (Le 7, llss), la pesca de Pedro (5, lss) y tres cu-
raciones (Le 13, lOss; 14, lss; 17, llss), de las cuales las dos primeras ocu-
rren en sbado y hay que catalogar entre los milagros de norma; el material
mateano especial, la curacin de dos ciegos (Mt 9, 27ss) y el hallazgo pro-
digioso de una moneda para pagar el tributo del templo (Mt 17, 24ss). Ni
Le ni Mt aaden exorcismos. Esto coincide con el material del EvJn, don-
de faltan totalmente los exorcismos; Jess lucha con Satans, mas no me-
diante milagros sino a travs de la cruz y la resurreccin: stas constituyen
un triunfo sobre el prncipe de este mundo (Jn 12, 31; 16, 11). El EvJn
narra slo siete grandes milagros, pero sabe que Jess realiz muchas ms
seales (Jn 20, 30; 21, 25). Algunas parcelas de esta tradicin taumatr-
gica, para nosotros apcrifa, aparecen en los fragmentos del Evangelio
de Egerton y en otros evangelios extracannicos. Pero no en todos los sec-
tores del cristianismo primitivo se cultiv la tradicin de los milagros. As,
el EvT no contiene un solo relato de milagros ni referencias a milagros de
Jess. Los discpulos son facultados para realizar curaciones (EvT 14), pe-
ro no exorcismos (a diferencia de Le 9, 2; 10, 17ss; Mt 10, 8; cf. Me 6, 13).
Esto no puede ser un mero azar. El EvT deja de lado el debate con Satans
(salvo EvT 57). No es Satans, sino el mundo, el antagonista de los dis-
cpulos de Jess.
Por eso no es tan extrao que Pablo no haga ninguna referencia a los milagros de
Jess. Slo indirectamente cabe inferir de sus cartas que conoca las curaciones de Je-
ss. Torturado por la propia enfermedad, Pablo suplic tres veces al Seor (es decir,
al Elevado) la curacin... sin xito alguno (2 Cor 12, 8). Por qu falta en Pablo una
referencia directa a los milagros de Jess?
Se encontr en el cristianismo sirio primitivo, donde haba conocido las tradi-
ciones cristianas, con una imagen de Jess afn a la del EvT? El EvT procede de Si-
ria, y algunos anticipos de su imagen de Jess existan ya, quiz, en tiempo de Pablo20.
Ser que Pablo, como judo monotesta, poda honrar al resucitado por Dios co-
mo un ser divino, mas no a un hombre rodeado de brillo divino por sus propios actos?
Es posible que a Pablo le costara aceptar la transfiguracin de Jess, el hombre terre-
20. As S. J. Patterson, Paul and the Jess Tradition. It Is Time for Another l^>ok: HThR
84(1991)23-41.
Jess, salvador: los milagros de Jess 337
no: l slo entenda la vida terrena de Jess como despojo y enajenacin del poder di-
vino (cf. Flp 2, 6ss).
Quiso Pablo eludir una competencia desigual con otros misioneros? El no po-
da narrar milagros de primera mano. La base de su fe cristiana era el encuentro con
el Resucitado. En este hecho ciment su teologa.
Al margen de ello, lo cierto es que Pablo conoce el carisma de la curacin (1 Cor
12, 9). Afirma incluso haber obrado seales, portentos y milagros en Corinto (2 Cor
12, 12). No defendi un cristianismo sin milagros.
das a Jess, se mezclaran con las historias sobre l y destieran unas sobre
otras22.
Encontramos as en los relatos taumatrgicos una tradicin que, a dife-
rencia de todas las dems tradiciones jesuticas, es urdida tambin por na-
rradores extraos. Parece que el evangelista Me lleg a conocer historias de
milagros fuera del entorno de los seguidores de Jess. Los acoge como au-
tntica tradicin jesutica, pero expresa la conciencia de que Jess era con-
trario a su divulgacin (cf. Me 7, 36). Me saba que las historias taumatr-
gicas eran una cierta adaptacin a la creencia general en los milagros.
Reintegra textos de estas tradiciones en el caudal narrativo de la comuni-
dad, pero los combina con la decisin de seguimiento de Jess, incluida la
pasin. Esta decisin es ajena a esas historias que se narraban y fraguaban
en otros crculos.
2. La comparacin entre exorcismos y curaciones, por un lado, y los
otros relatos taumatrgicos, por otro, puede confirmar esta visin de las
cosas. Encontramos en los segundos ciertos signos claros de un sello espe-
cficamente cristiano:
La multiplicacin de los panes es narrada (sobre todo en Me 8, 6s) de
forma que los oyentes del cristianismo primitivo tenan que evocar espon-
tneamente las palabras institucionales de la ltima cena:
y tom los siete panes, tom el pan,
pronunci la accin de gracias, pronunci la accin de gracias,
los parti lo parti
y los fue dando a sus discpulos y se lo dio
(Me 8, 6) (Me 14, 22)
Slo tradentes cristianos pudieron conformar la narracin de este modo.
Sin embargo, no es posible hacer derivar la multiplicacin de los panes a
partir de la experiencia de las celebraciones eucarsticas: el ncleo de Me
6, 35ss par. no es el pan y el vino, sino el pan y el pescado. Hay que aa-
dir, con todo, que apenas hubo una versin de este milagro que estuviera
exento de tales reminiscencias eucarsticas. Porque stas no faltan en
ninguna de las tres versiones (Me 6, 35ss; 8, lss; Jn 6, 5ss).
Jess caminando sobre el lago aparece en conexin con temas que po-
dran emanar de una historia pascual. Basta comparar, yuxtapuestos, estos
dos pasajes tomados del andar por el lago y de una aparicin de pascua,
respectivamente:
22. Con esta idea de la tradicin taumatrgica, el carcter profano de las novelas
cortas, observado por M. Dibelius, se explica de otro modo: su contenido profano se co-
rresponde con los soportes de la tradicin, que proceden del pueblo, y con los destinatarios
de la misma, que han de buscarse tambin en el pueblo.
Jess, salvador los milagros de Jess 341
23. Cf. el examen de todas las tradiciones sobre Santiago en W. Pratscher, Der Herren-
bruder Jakobus und die Jakobustradition (FRLANT 139), Gottingen 1987.
Jess, salvador: los milagros de Jess 343
J. A. Bhner, Jess und die antike Magie. Bemerkungen zu M. Smith, Jess der Ma-
gier: EvTh 43 (1983) 156-175; M. Smith, Jess der Magier, Mnchen 1981.
Que Jess pact con el diablo (Me 3, 22), que fue un impostor (nXvoc,,
Jn 7, 12; Mt 27, 63), curandero y mago (yi^, ^yog) es una insidia de los
adversarios para descalificar sus milagros y su predicacin. Pero esta in-
sidia responde en muchos aspectos, segn M. Smith, a la realidad histri-
ca, ya que Jess, adems de realizar prcticas y ritos mgicos, difundi
doctrinas mgicas y se consider un verdadero mago26. La argumentacin
de Smith no convence, sobre todo en lo que respecta a los dos ltimos pun-
tos. La cristologa del Hijo de Dios en los evangelios es, a su juicio, un
precipitado de la conciencia mgica de Jess; y Smith aade que Jess se
consider Hijo de Dios (= Dios) en el sentido de los papiros griegos de ma-
24. Cf. G. Petzke, Die Traditionen ber Apollonius von Tyana und das Neue Testament.
25. En favor de ftelog vr|Q: H. D. Betz, G. P. Corrington. En contra: B. Blackburn, E.
Koskenniemi.
26. M. Smith (cf. supra, 65, 326s) utiliz (como ya autores antiguos) el doble signifi-
cado de mago: el trmino mago (en ingls 'magician') suele emplearse en sentido pe-
yorativo (impostor); pero se da tambin en la historia de las religiones el uso neutral de
magia (correlato de culto) como arte de influir en el mbito de los espritus, demonios,
ngeles y dioses, un arte suprahumano ejercido por un individuo (mago, taumaturgo, etc.).
M. Smith, en cambio, aun reconociendo que los adversarios de Jess presentan una imagen
de l polmicamente distorsionada, destaca en su anlisis histrico-religioso las connota-
ciones negativas del trmino injurioso mago.
344 El Jess histrico
gia. Pero es sumamente improbable que Jess (que evit incluso las ciuda-
des helensticas de Galilea) conociera de cerca el entorno griego sincretis-
ta, presente en los papiros mgicos. La conciencia de Jess era proftica,
no mgica21. Las manipulaciones mgicas de las curaciones de Jess, pro-
piciadas por la religiosidad popular, no modifican en nada esa conciencia
proftica. La frase dirigida a los enfermos sanados, atribuible probable-
mente a Jess tu fe te ha curado desvela una conciencia contraria a
las manipulaciones mgicas. Tambin el rechazo de un milagro acreditati-
vo encaja mal en un mago, ya que los magos solan guardar milagros se-
mejantes en su repertorio. Las similitudes de Jess con un mago helensti-
co, sealadas por Smith, son superficiales y no armonizan con su nocin de
los milagros como inicio del reino de Dios escatolgico y su predicacin
proftico-sapiencial28. Mucho ms afines a Jess son los carismticos iti-
nerantes judos, que estudiaremos en la prxima seccin, con las tres notas
distintivas: el milagro (a veces, recurriendo a la magia), inmediatez divina
(conciencia de filiacin) y seguimiento proftico.
27. En un anexo (Jess der Magier, 268-275), M. Smith asigna rasgos profticos glo-
bales de Jess a la tradicin posterior, en forma poco convincente. Mucho ms acertado es
el ttulo de J. D. Crossan: mago y profeta (Jess*, 177).
28. La interpretacin mgica que hace M. Smith de la doctrina de Jess (que considera
simple consecuencia de sus milagros, algo totalmente insuficiente) descansa sobre todo
en el uso metodolgicamente problemtico de textos mgicos, omitiendo las cuestiones de
historia de las tradiciones, paralelos judos ms afines y marco global de la predicacin de
Jess. El demostrar esto rebasara la temtica del presente captulo. Slo un ejemplo elegi-
do al azar: Smith entiende la frase de Jess sobre su venida para desunir a las personas (Mt
10, 35s) como una prueba de que sembr odio con frmulas mgicas disociadoras (193).
Cf. para un debate ms a fondo J.-A. Bhner, Jess; H. Twelftree, Exorcist, 190-207; y la
recensin de H.-F. Weiss: ThLZ 108 (1983) 731-734.
29. Cf. J. P. Meier, Marginal Jew II*, 535-575; D. Trunk, Heder, 375-380.
Jess, salvador: los milagros de Jess 345
Las fronteras entre los milagros mgicos y los milagros carismticos dependen de
convenciones sociales. Como el lmite es discutido, acta de hecho la capacidad de-
finitoria de la sociedad: los taumaturgos carismticos pueden ser impugnados como
magos, y los magos reconocidos como taumaturgos carismticos. As Jess fue admi-
rado a veces por su entorno como taumaturgo proftico, y otras veces acusado de
aliarse con el diablo.
30. J. P. Meier, Marginal Jew II*, 581-588, se muestra muy crtico ante el intento de
presentar a Jess en afinidad con Ranina ben Dosa.
346 El Jess histrico
eso resulta difcil comparar al IJanina ben Dosa histrico con el Jess his-
trico. Es aleccionadora, en todo caso, una comparacin de estas dos tradi-
ciones taumatrgicas. De Hanina ben Dosa se han trasmitido: la inmunidad
milagrosa a la mordedura de serpientes (bBer 33a); dos curaciones a dis-
tancia mediante la oracin (bBer 34b); y el poder sobre los demonios (bPes
112b). Como Jess, vivi en pobreza voluntaria (bTaan 24b.25a) y se mos-
tr indiferente a las cuestiones rituales. Los contemporneos y la tradicin
lo relacionan, como a floni y tambin como a Jess, con el profeta Elias.
No se conserva de l, como tampoco de Jess, ninguna interpretacin de la
ley (halak). Tres de sus sentencias sapienciales se conservan en el tratado
Pirqu Abot (Ab III, 9-10). Quiz proceda del mismo entorno que Jess.
Sorprende tambin que la tradicin rabnica atribuya a los carismticos tau-
maturgos el status de filiacin divina: Dios mismo llama a Ranina ben Do-
sa hijo mo (bTaan 24b; cf. Me 1, 11; 9, 7 par.), y de Floni se dice que
era como un hijo de casa ante Dios (Taan 3, 8). En cambio, el apelativo
de 'Abba' aplicado a Dios slo figura dos veces en la literatura rabnica: en
boca de Honi (bTaan 23a) y de su nieto Hanan ha-Nehba, que ejerci igual-
mente de mago de la lluvia (bTaan 23b). Son obvios los paralelismos con
Jess, considerado hijo de Dios, especialmente en el contexto de los mi-
lagros, y conocido por su invocacin de Dios como 'Abba'31. Entre las di-
ferencias hay que sealar que los taumaturgos judos actan primariamen-
te a travs de la oracin. No son ellos, sino Dios, quien obra los milagros.
Los taumaturgos judos no realizan milagros escatolgicos. Encontramos,
en cambio, ese tipo de actividad taumatrgica entre los profetas de seales,
aunque en forma diferente a la de Jess.
31. Se discute si el ttulo hijo de Dios tiene una base originaria en las historias tau-
matrgicas. Pero partiendo de este supuesto, la base ser, como argumenta G. Vermes (Je-
ss*, 201ss), la tradicin juda carismtica (y no las divinidades filiales de los papiros m-
gicos).
32. Cf. exposicin ms amplia, supra, 170ss.
Jess, salvador: los milagros de Jess 347
narrativa. Esto se confirma con la aplicacin del segundo criterio: los mi-
lagros de Jess encajan en el contexto de fenmenos antiguos anlogos, pe-
ro muestran en ese contexto una marca individual en dos puntos: la atribu-
cin del poder taumatrgico a la fe de los peticionarios y la interpretacin
escatologica de los milagros. La plausibilidad efectual y la plausibilidad
contextual abonan la historicidad de los milagros de Jess.
Pero con ello no est dicho si esos milagros han de interpretarse en l-
nea religiosa o en lnea naturalista. La investigacin cientfica slo pue-
de aportar aqu alguna claridad abordando la historicidad de cada interpre-
tacin. Las distintas culturas ven de modo diferente tanto el mal venci-
do en los hechos milagrosos como el poder de los taumaturgos. En esa vi-
sin influye la capacidad definitoria y creadora de cada sociedad.
1. La enfermedad como un hecho y como constructo social. Cuando el
nuevo testamento habla de lepra, ceguera o posesin diablica, no podemos
pensar simplemente en la lepra, la ceguera o las psicosis. Cada sociedad de-
fine la enfermedad de modo distinto, y estiliza los relatos sobre enferme-
dad y curacin en correspondencia con esa definicin. La lepra abarca en
el nuevo testamento, probablemente, todas las formas posibles de enferme-
dades cutneas; la ceguera, cualquier afeccin ocular. El denominado en-
fermo epilptico (Me 9, 14ss) es presentado con arreglo a las experiencias
sobre tales enfermos; pero su mudez sugiere el mutismo psictico y sus ata-
ques pueden ser expresin de un trastorno disociativo. El hecho de que
tienda a lanzarse al agua o al fuego sugiere unas pulsiones autodestructi-
vas. Todo esto no resulta simplemente del cuadro patolgico de la epilep-
sia; hay aqu algo ms complejo. Pero el poder definitorio y realizador de
la sociedad se evidencia sobre todo en la posesin diablica. En socie-
dades ajenas a la cultura de signo europeo, los espritus y los demonios per-
tenecen al mundo vital. La fe en ellos se nutre del temor a la prdida de
control a esas situaciones donde ya no somos dueos de nosotros mis-
mos, sino que nos sentimos determinados desde fuera. Los lugares ex-
traos son considerados territorios posedos del demonio porque en los ata-
ques de pnico ante lo extrao uno no se siente dueo de s. Los afectos y
las dependencias fuertes se ven como efecto demonaco: en los Testamen-
tos de los doce patriarcas, la embriaguez, la prostitucin y la ira son efec-
to de la accin diablica porque en estos vicios el ser humano pierde el
control de s mismo. Igualmente, las enfermedades normales pueden atri-
buirse a demonios, porque tambin ellas desposeen al ser humano de su
propia vida: dolores fuertes o minusvalas le impiden el control sobre s
mismo. Esto ocurre mucho ms cuando una persona, debido a comporta-
mientos psquicos desviados, no parece el que era y queda poseso en sen-
tido estricto: hay un sujeto extrao que sojuzga al sujeto enfermo. Hoy de-
350 El Jess histrico
anterior sobre la miseria humana. Estas historias nos recuerdan que hay de-
masiada gente que pasa hambre, que para muchos enfermos no hay cura-
cin, que muchas personas hostigadas no encuentran una patria en el mun-
do. La narracin de estas historias debe mantener el recuerdo de los enfer-
mos incurables. Los relatos de milagros deben leerse tambin desde aba-
jo, como protesta contra el sufrimiento humano. Lo problemtico es saber
cmo se compagina esta protesta contra el sufrimiento, contra la destruc-
cin por hambre, enfermedad y miseria, con el sufrimiento inevitable y las
barreras infranqueables. Por algo, junto a los relatos de milagros, figura en
el nuevo testamento Pablo, un carismtico taumaturgo al que no le bas-
t su carisma para curarse a s mismo. El encarna la otra vertiente: a pesar
de todas las protestas contra su mal, no fue librado de l y tuvo que con-
formarse con la respuesta: Mi fuerza es poderosa en los dbiles (los en-
fermos) (2 Cor 12, 9).
6. TAREAS
a) Fe e increencia
Un hombre que no poda mover los dedos de la mano, salvo uno, accedi al
dios para hacer una peticin. Al ver las tablas sagradas del santuario, se mos-
tr escptico ante los milagros referidos y ridiculiz las inscripciones. Mien-
tras dorma (en el recinto sagrado) tuvo una visin: le pareci que jugaba a los
dados dentro del templo y quiso lanzar un dado; entonces se le apareci el dios,
salt sobre su mano y le extendi los dedos. Al alejarse el dios, le pareci que
le haba doblado la mano y extendido los dedos uno por uno; despus de ex-
tenderlos todos, el dios le pregunt si continuaba incrdulo ante las inscripcio-
nes de las tablas sagradas, y contest 'no'. 'Por nb haber credo a los veraces,
en adelante tu nombre ser Apistos [motog = incrdulo], le dijo. Cuando se
hizo de da, sali curado (Epidauro W 3, citado segn G. Theissen, Wunder-
geschichten*, 135).
Durante los meses en que Vespasiano aguardaba en Alejandra los vientos es-
tivales que comenzaban en determinados das para hacer una navegacin se-
gura, se produjeron no pocos milagros (miracula) que indicaban el favor del
cielo y las preferencias de los dioses por Vespasiano. Un hombre del pueblo
llano, natural de Alejandra y conocido por su ceguera, fue a arrodillarse ante
Vespasiano y le pidi sollozando la curacin de su mal; lo hizo por orden del
dios Serapis, venerado por el pueblo con especial fervor. Suplic al prncipe le
permitiera ungir las mejillas y los prpados con la saliva de su boca. Otro que
tena una dolencia en la mano pidi al prncipe, por mandato del mismo dios,
que la tocase con la planta del pie. A Vespasiano le parecieron ridiculas las pe-
ticiones y las rechaz de plano. Pero aquellos enfermos insistieron, y empez
a titubear: tema las habladuras en caso de fracaso; pero ante las splicas en-
carecidas de los enfermos y las instancias de los aduladores, lleg a parecerle
la propuesta atractiva. Finalmente solicit un dictamen mdico sobre las posi-
bilidades de curacin que ofrecan aquella ceguera y la dolencia de la mano
con los recursos humanos. La respuesta de los mdicos fue ambigua: en cuan-
to al primer caso, dijeron que la prdida de la vista no era total; por eso poda
recuperarse si se eliminaban los obstculos; en cuanto al segundo, dijeron que
el paciente tena los dedos como dislocados; con el uso de medios curativos se
poda restablecer la posicin normal. Quiz los dioses estaban interesados, y
quiz el prncipe fue elegido como instrumento de la divinidad. Los mdicos
dijeron finalmente que si la aplicacin del medicamento tena xito, la gloria
correspondera al prncipe; si no surta efecto, la mofa recaera sobre las dos
infelices criaturas. As Vespasiano, creyendo que con la fortuna que lo acom-
paaba todo era posible y que en el futuro nada se le resistira, accedi a las
peticiones con semblante alegre, mientras la gente aguardaba expectante. La
mano recuper la normalidad y al ciego le brill de nuevo la luz del da. Tes-
tigos oculares cuentan ambos sucesos todava hoy, cuando el relato falso no les
reportara ya ninguna ventaja.
Una versin mucho ms escueta de los dos milagros, coincidente en los hechos
esenciales, ofrece Suetonio, Vespasiano 7 (entre 117/122 d. C .); a tenor de la misma,
el segundo enfermo cojeaba de una pierna.
1. Qu se desprende de este relato en cuanto a la relacin entre la divinidad, el tau-
maturgo y los enfermos, y en cuanto al dictamen sobre la posibilidad de los milagros?
2. Qu diferencias se aprecian entre la percepcin de los representantes de la cla-
se superior y la del pueblo sencillo?
3. Qu funcin ideolgica ejercen el milagro y su relato?
4. Cmo juzga usted la historicidad de los milagros de Vespasiano?
11
JESS, CREADOR LITERARIO:
LAS PARBOLAS DE JESS
Introduccin
1. Cf., por ejemplo, W. Bousset, Jess, Tbingen 31907: afirma primero que Jess co-
pi de los letrados de la sinagoga la forma de su discurso parablico, para aseverar in-
mediatamente despus: El no se rebaja por eso. Porque la comparacin de sus parbolas
con las parbolas ms afines de los rabinos pone de manifiesto la insuperable maestra de
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 357
Jess y los rabinos bebieron del mismo caudal de imgenes y temas, y uti-
lizaron el mismo repertorio de estructuras narrativas, y que sus parbolas,
divergentes en algunos aspectos, son expresin del mismo gnero literario.
Jess... All las parbolas sirven para ilustrar las ideas extravagantes de una erudicin es-
tril, y por eso son a menudo no siempre extravagantes y artificiales. Aqu nos encon-
tramos con la parbola cuyo fondo se orienta a lo real con claridad y sencillez, libre de to-
da afectacin (p. 20s).
2. H. K. McArthur-R. M. Johnston, Parables, ofrecen una antologa de ciento veinti-
cinco parbolas rabnicas primitivas en traduccin inglesa.
3. A. WUnsche, Bibliotheca Rabbinica III. Der Midrasch Debarim Rabba, 32s (orto-
grafa modernizada); cf. Bill. II, 216.
358 El Jess histrico
Compare la primera parbola con las parbolas mateanas de la boda real (Mt 22,
1-14) y de las muchachas prudentes y necias (Mt 25, 1-13); la segunda, con la par-
bola lucana del hijo prdigo. Observe los elementos comunes y las diferencias en las
metforas, en la estructura narrativa, en las personas y sus roles, en la funcin de la
Biblia y en la doctrina teolgica.
Las parbolas anuncian, segn Charles Harold Dodd, Las parbolas del
Reino (1935), la presencia del reino de Dios en la persona de Jess ('reali-
zed eschatology') y la crisis inducida por este cumplimiento de las espe-
ranzas escatolgicas. As, las parbolas del tesoro en el campo y de la per-
la (Mt 13, 44s) ensean que el reino de Dios es accesible ahora como ofer-
ta de salvacin en Jess y plantea la opcin de abandonar la vida anterior
y seguir a Jess. A travs de la parbola dice Jess: Estis de acuerdo en
que el reino de Dios es el bien supremo; en vuestra mano est poseerlo aqu
y ahora si, como el que hall el tesoro y el merceder de perlas, os olvidis
de vuestras preocupaciones: 'Seguidme!' (p. 112).
8. En el prlogo a la 6.a edicin declara Jeremas que sus anlisis tratan de abrir un
acceso seguro, tan amplio como sea posible, a la ipsissima vox de Jesu. Nadie sino el Hijo
del hombre y su palabra pueden dar todo su poder a nuestra predicacin.
9. E. Fuchs, Gesammelte Aufsatze (3 vols.), Tbingen 1959, 1960, 1965, especialmen-
te I, 281ss; II, 136ss, 143ss; III, 402ss; Id., Hermeneutik, Tbingen 41970, 126-134, 211-
230; Id., Marburger Hermeneutik, Tbingen 1968, 227-248.
10. E. Jngel, Paulus und Jess (HUTh 2), 1962, 51979, 87-174, especialmente 135-
142, 173s.
11. Cf. la visin general de H. Weder, Die Gleichnisse Jesu ais Metaphern, 31-45, so-
bre el enfoque hermenutico en la interpretacin de las parbolas.
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 361
12. Poiesis viene del griego (JIOIEV = hacer, producir, crear) y subyace en nuestro tr-
mino poesa. El poeta crea una realidad (ficcional) propia.
13. En su artculo If We Do Not Cut the Parables out of Their Frames, B. Gerhardsson
ha rechazado categricamente la descontextualizacin de las parbolas. Hace notar que de
los 55 'narrativ meshalim' evanglicos investigados, 54 se han transmitido con el contexto
correspondiente, y que es improbable, por tanto, que se haya perdido generalmente el sent-
362 El Jess histrico
do original. Tampoco considera las parbolas como objetos estticos, ya que aparecen es-
tilizadas claramente hacia un determinadofindidctico.
14. Aqu se aplica a las parbolas la distincin de Saussure entre parole, el acto de
hablar, y langue, las estructuras latentes del lenguaje. En contraste con J. Jeremas, que
quiso reconstruir ipsissima verba de Jess, el inters cognitivo de Scott se centra en la
ipsissima structura.
15. B. B. Scott se inspira en W. Iser; Cf. Id., Der implizite Leser, Mnchen 1972,31994,
y Der Akt des Lesens, Mnchen 1976, 41994.
16. Un precursor de esta interpretacin fue R. W. Funk (Semeia 2 [1974] 74-81). A su
juicio, la ptica narrativa de Le 10, 30ss reclama desde el principio la identificacin con la
vctima de los ladrones. Jess cont una parbola sobre el reino de Dios como don gratuito
que embarga al oprimido de forma inesperada.
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 363
As, la parbola de Jess sobre los trabajadores de la via (Mt 20, 1-16) cobra su
relieve especial en el contexto de todas las parbolas rabnicas afnes; ese relieve con-
siste en la conjuncin de la doctrina sobre la bondad de Dios (que las parbolas rab-
nicas, a veces, subrayan an ms) con una apelacin a la solidaridad humana (C. Hez-
ser, Lohnmetaphorik; L. Schottroff, Gte; cf. infra, 376ss).
19. El EvJn califica el discurso figurado de Jess como Jtaooiuct (discurso enigmti-
co).
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 365
Parbolas Alegoras
1. Slo hay un tertium comparationis 1. Hay muchos puntos de compara-
entre la mitad figurada y la mitad real, cin entre la mitad figurada y la mitad
que se correlacionan entre s (el deno- real (cf. la exposicin punto por punto
minado 'one-point-approach'). Me 4, 13-20; Mt 13, 36-43).
3. Las imgenes empleadas son rea- 3. Las imgenes empleadas son artifi-
listas y corresponden a la experiencia ciales y elaboradas. Contrastan con la
cotidiana. experiencia cotidiana (cf. el animal de
los siete cuernos en Dan 7).
rbolas. Hay en muchas de ellas, adems del punto hacia el que todo con-
fluye, unos rasgos significativos, sin que la parbola se convierta por eso
en alegora.
1. Metforas estables: las parbolas se basan en el repertorio tradicio-
nal de metforas del judaismo. Un rey era considerado en tiempo de Je-
ss, inevitablemente, como imagen de Dios. Una via era una metfora
estable para designar a Israel.
2. Rasgos extraordinarios aparecen sobre todo en las Parabeln o par-
bolas en sentido estricto; por ejemplo, la negativa de todos los invitados
(Le 14, 16-24 par.) o la semilla que cae sobre tierra buena y tierra mala en
igual medida (Me 4, 3-9). Las desviaciones de lo probable sugieren una in-
tencin especial (J. K. Madsen, Parabeln).
3. Implicaciones: Las parbolas contienen roles con los que los oyentes
deben y pueden identificarse. De ese modo se produce la implicacin de la
realidad parablica y la realidad de los oyentes, especialmente cuando la
parbola misma anticipa una posible protesta contra el ncleo parabli-
co; por ejemplo, la murmuracin de los jornaleros que han trabajado la jor-
nada entera (Mt 20, 1 ls), o la crtica del hermano mayor del hijo prdigo
en Le 15, 25ss (E. Linnemann, Gleichnisse).
Rl + R2 + R3 + R4 + R5 Rl R2 R3 R4 R5
I i t t t T t
Cl C2 Cl+C2 + C3 + C4 + C5
Parbola Alegora
20. Transcrito de H. Weder, Gleichnisse, 71, simplificado.
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 367
2. Semejanzas
4. Relatos ejemplares
Metfora
i
Enunciado Enunciado
Dicho
general ~* particular
Ejemplo
cin (f\ yeve autr|) como tema de las parbolas: Con quin compara-
r a esta generacin? (Mt 11, 16 /Le 7, 31). La temtica original de las pa-
rbolas es toda la vida humana ante Dios.
32. Cf. Mt 13, 49; 18, 14; 18, 35; 20, 16; Le 12, 21; 14, 33; 15, 10; 17, 10; Me 13, 29.
376 El Jess histrico
33. Las parbolas del antiguo testamento son contadas: junto a la fbula de Yotn (Jue
9, 7-21) hay que mencionar la parbola de Natn (2 Sam 12, 1-4), la de los dos hermanos (2
Sam 14, 5-7), la del prisionero evadido (1 Re 20, 39-40), la del cardo y el cedro (2 Re 14,
9), la de la via ingrata (Is 5, 1-7) y las alegoras de Ezequiel (Ez 17, 3-10; 19, 2-9.10-14;
21, 1-5; 24, 3-5).
34. Sobre el origen del sistema educativo judo, cf. R. Riesner, Jess ais Lehrer. Eine
Untersuchung zum Ursprung der Evangelienberlieferung (WUNT 2/7), Tbingen 1981,
97-245.
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 377
Hijo mo, t fuiste para m como una palmera que estaba al borde del cami-
no, pero no daba fruto. Su dueo vino y quiso arrancarla. Entonces la palmera
le dijo: Djame un ao ms y producir 'karthamen' (= azafrn). El dueo con-
test: Infeliz. No has producido tu propio fruto y vas a producir un fruto aje-
no! (Achikar sir 135)35.
Lugar
La fbula es un gnero literario acce- Las parbolas de Jess son un gnero li-
sible a todos: en contraste con la sabi- terario accesible a todos, a diferencia
dura, que suele atribuirse a personas de las alegoras de la literatura esotrica
cultas (Amenemope, Salomn, Ahikar), apocalptica. Slo a travs de una ale-
las fbulas se consideran obra del escla- gorizacin secundaria se convierten en
vo Esopo y del liberto Fedro. el saber revelado de un pequeo grupo.
Forma y personas
Las fbulas presentan a animales y ve- Las parbolas de Jess tratan de seres
getales actuando y hablando al modo humanos (a veces en relacin con ani-
humano, para representar la vida de las males y plantas) para expresar la comu-
personas36. El mensaje es: con los hu- nicacin entre Dios y el hombre. El
manos ocurre como con los animales. mensaje es: Dios obra a lo humano: de-
No parece posible el cambio: un lobo es ja una oportunidad para el cambio. El
un lobo, una higuera no puede dar uvas. hombre puede convertirse, y de rbol
estril pasar a ser una persona fecun-
da.
Moral
Las fbulas representan una moral utili- Las parbolas de Jess representan una
taria y defensiva: el que no est atento, moral de riesgo exigida y facilitada por
ser dominado por el ms fuerte. La ge- Dios. No es justo esconder los talentos
nerosidad y la misericordia no valen la recibidos para asegurarlos; hay que in-
pena (es criar vboras en el regazo). vertirlos; entregarlo todo por el tesoro
El gusto por el riesgo es necedad. En- del campo. Las parbolas ofrecen, en
contramos aqu una moral cotidiana (en forma literaria popular, una moral aris-
especial, de la gente humilde) que con- tocrtica de gran responsabilidad y de
trasta con el ethos aristocrtico de la vida arriesgada.
epopeya (heroica) y la tragedia.
Esta comparacin de las fbulas sobre animales y plantas con las par-
bolas de Jess aparece confirmada por la jerarqua de gneros que esta-
blece Quintiliano, el maestro de retrica. Quintiliano analiza en Inst V, 11,
lss las diversas clases de ejemplos por su mayor o menor vigor demostra-
tivo. Los ejemplos histricos ostentan la primaca sobre los ejemplos de fic-
cin; entre stos, los ms prximos a la realidad aventajan a los menos rea-
listas; las fbulas ocupan el ltimo lugar. Suelen impresionar, sobre todo,
a campesinos y gente poco culta (Inst V, 11, 19). D. Dormeyer entresaca
de la exposicin de Quintiliano la siguiente jerarqua de gneros (pone-
mos entre parntesis las correspondencias con la tradicin jesutica)37:
1. El 'exemplum' como ejemplo histrico, a veces en serie (cf. las tipo-
logas del antiguo testamento en Mt 12, 40-42).
36. Las antologas de fbulas contienen tambin numerosas fbulas sin plantas y ani-
males antropomorfizados. Son en parte parbolas y en parte apotegmas.
37. Cf. D. Dormeyer, Das Neue Testament im Rahmen der antiken Literaturgeschichte,
Darmstadt 1993, 143-146.
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 379
del fin del mundo. No hay un tronco perdurable. Hay slo una siembra y una cose-
cha (P. von Gemnden, Vegetationsmetaphorik, 416-419).
La plausibilidad contextual y la plausibilidad efectual apuntan as al Jess histri-
co como origen de la tradicin parablica: sus parbolas pueden derivarse de la tradi-
cin juda, pero poseen en este contexto un sello individual. El cristianismo primiti-
vo pasa pronto a otras formas de discurso figurado.
Cabra alegar, como objecin contra la autenticidad de la tradicin parablica, que
muchas de ellas se han conservado como mero material especial. De las aproximada-
mente cuarenta parbolas de Jess que nos han llegado, ocho son material mateano y
diecisiete material lucano. Si considersemos decisivo el criterio del testimonio mlti-
ple, sera comprensible la actitud escptica sobre la autenticidad de grandes porciones
de la tradicin de las parbolas. Los siguientes argumentos dan materia de reflexin:
El EvMc da a entender claramente que las parbolas recogidas en l son una pe-
quea parte de las que pronunci Jess. As lo indica la observacin general al concluir
el discurso parablico: Con muchas parbolas del mismo estilo les estuvo exponien-
do el mensaje... (Me 4, 33). En Me 12, 1, el evangelista anuncia parbolas (en plu-
ral), que luego reduce a una. La escasa presencia de parbolas en el evangelio ms an-
tiguo se comprende por no ser necesarias para una narracin sinttica. Es muy posible
que se trasmitieran como relatos sueltos. Son pequeas obras maestras que poseen su
sentido autnomo y pueden mantenerse sin necesidad de mayor contexto literario.
Las parbolas del material especial denotan, por muchos indicios, que no fueron
creacin de los evangelistas. El climax de Mt 20, 16 los primeros sern ltimos, y
los ltimos primeros no armoniza bien con la parbola, donde se trata a todos por
igual. La exhortacin de Mt 25, 13: por tanto, estad en vela, no encaja en la par-
bola precedente, donde todas las muchachas se duermen, tanto las prudentes como las
necias. En las dos parbolas lucanas del buen samaritano y del hijo prdigo, la narra-
cin ofrece una perspectiva juda: los samaritanos son extranjeros; el hijo prdigo ca-
si muere de inanicin cuidando cerdos (animales impuros); su casa paterna est en la
Palestina juda. Es improbable que el evangelista Le hubiera creado esos relatos de
ptica juda.
El EvT contiene textos paralelos a once parbolas sinpticas, dispersas por to-
dos los complejos de tradicin, pero ms abundantes en las fuentes ms antiguas: Me
y Q. Tres de las cuatro parbolas marquianas tienen paralelos en el EvT (cf. 9; 20; 65).
Cuatro de las diez parbolas, aproximadamente, procedentes de Q figuran tambin en
el EvT (cf. 64; 96; 103; 107). Hay que contar, adems, los tres paralelos al material
mateano (EvT 57; 76; 109) y uno al material lucano (EvT 63). Si aadimos que el EvT
contiene parbolas de Jess que, por su estilo, llevan el sello sinptico (cf. la parbo-
la del pecador, la del cntaro y la del autor de un atentado [EvT 8, 97; 98], y que hay
ms parbolas, a veces de corte sinptico, en el Apcrifo de Santiago (EpSant, NHC
I, 7, 24-28; 8, 16-23; 12, 22-27, cf. supra, 61s), todo ello prueba la existencia de una
amplia tradicin parablica independiente de los evangelios sinpticos.
El criterio de la tradicin mltiple nos permite juzgar, en general, la amplitud y la
antigedad de la tradicin. Si no podemos aplicar este criterio en una buena parte de
las parbolas, la amplitud y antigedad de la tradicin pueden averiguarse por otros
indicios. Nunca podemos excluir, obviamente, que las tradiciones jesuticas que nos
han llegado contengan formaciones analgicas creadas por cristianos, imitando unas
parbolas de Jess ya existentes. No obstante, la individualidad e intransferibilidad de
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 381
la mayor parte de las parbolas hace improbable que su proporcin sea muy elevada.
Por eso sigue vlido el postulado de que las parbolas de Jess son un fragmento de
la roca primitiva de la tradicin (J. Jeremas, Parbolas, 13). El criterio del testimo-
nio mltiple, muchas veces inexistente, no representa una objecin contra la autenti-
cidad de esas parbolas, sino ms bien un argumento para no privilegiar tal criterio
sobre todos los otros a la hora de enjuiciar histricamente las tradiciones jesuticas.
Me volver hacia vosotros (Lev 26, 9). Una parbola: A quin se parece la
cosa? A un rey que contrat a muchos jornaleros. Uno de ellos trabaj con l
muchas jornadas. Los jornaleros acudieron a recibir el salario, y este jornalero
acudi con ellos. El rey dijo a este jornalero: Hijo mo, yo me volver hacia ti.
A todos estos que han trabajado poco les dar poco jornal; pero contigo har
en el futuro un saldo generoso. As sola pedir Israel a Dios su recompensa en
este mundo, y las naciones del mundo pedan [tambin] su recompensa a Dios.
Y Dios dijo a Israel: Hijos mos, yo me volver hacia vosotros. Estas naciones
del mundo han trabajado poco conmigo, y les dar poca recompensa. Pero con
vosotros har en el futuro un saldo generoso. Por eso est escrito: Yo me vol-
ver hacia vosotros (Lev 26, 9)38.
...ella no sigue el camino de la vida (Prov 5, 6). R. Abba bar Kahana dijo: el
Santo, alabado sea, dice: No ests sentado y pondera los preceptos de la tora...
No digas: Como este precepto es grande, voy a cumplirlo, porque grande se-
r su recompensa; como este precepto es leve, no voy a observarlo. Qu hizo
el Santo, alabado sea? No manifest a las criaturas la recompensa de cada pre-
cepto, para que observen cada precepto sin conocer [su retribucin], como es-
t escrito: Sus sendas se extravan sin que se den cuenta (Prov 5, 6). A
quin se parece la cosa? A un rey que contrat jornaleros. Y los llev sin ms
a su huerto y no les notific el salario por cultivarlo; por eso dejaron lo que es-
taba poco remunerado e hicieron lo que estaba bien remunerado. Al atardecer
fue llamando a todos. Pregunt a uno: Bajo qu rbol has trabajado? Es un pi-
mentero, y su salario es una pieza de oro. Llam a otro [y] le pregunt: Bajo
qu rbol has trabajado? Bajo ste, contest. El le dijo: Su salario es media pie-
za de oro; es un alcaparro. Llam a otro [y] le pregunt: Bajo qu rbol has
trabajado? Contest: Bajo ste. El le dijo: Es un olivo, y su salario es doscien-
tos 'maneh'. Ellos le dijeron: No era obligado informarnos sobre los rboles
de salario grande para trabajar bajo ellos? El rey les dijo: Si os hubiera infor-
mado de eso, estara cultivado todo el huerto?39.
39. DtR 6, 2 (KiTeze) sobre Dt 22, 6, citado segn C. Heszer, Lohnmetaphorik, 303s. Al-
go parecido Tan Ki Teze 2, 330a y MidrPss 9, 3, 41a, C. Heszer, Lohnmetaphorik, 304-306.
40. Citado segn C. Heszer, Lohnmetaphorik, 308.
41. MidrPss 26, 3, 109a; MidrPss 105, 13, 227a (C. Heszer, Lohnmetaphorik, 307-309).
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 383
Traducibilidad
Las parbolas son intraducibies en prin- Las parbolas son traducibles en princi-
cipio. La realidad que presentan slo se pi... mediante otras imgenes e inter-
manifiesta a travs de ellas. pretaciones. Pero queda un excedente
potico no traducido.
5. TAREAS
43. Las parbolas vienen a ser una versin libre de la tradicin teolgica: su continua-
cin hermenutica. Como alternativas, hubo en el judaismo de la poca escritos secretos
apocalpticos que daban acceso a nuevos saberes religiosos mediante visiones, y la exgesis
alegrica de las Escrituras, que vea misterios en los textos conocidos; ambas formas pre-
suponen un cierto conocimiento bblico. Las parbolas denotan, en cambio, un manejo her-
menutico libre de la tradicin teolgica que no est ligado a la formacin ni al conoci-
miento de las Escrituras.
Jess, creador literario: las parbolas de Jess 387
La claridad y sencillez con que esta parbola expresa la Buena Nueva resalta
especialmente al compararla con el pasaje rabnico que se nos ha transmitido
en el Talmud de Jerusaln. Un notable doctor de la ley, rab Bun bar Hiyya,
muri joven, hacia el ao 325 d. C... Sus antiguos maestros, y ms tarde cole-
gas, se reunieron para rendirle los ltimos honores, y uno de ellos, R. Z e 'era,
pronunci la oracin fnebre, que comenz con una parbola. Ocurre, as prin-
cipi, como con un rey que haba contratado un gran nmero de trabajadores.
Dos horas despus de comienzar el trabajo, vino a ver a los obreros. Entonces
vio que uno de ellos se haba distinguido de todos los dems por su actividad
y habilidad. Lo tom por la mano y pase con l hasta el atardecer. Cuando vi-
nieron los trabajadores para recibir su jornal, recibi aqul la misma suma que
todos los dems. Entonces murmuraron y dijeron: Hemos trabajado todo el da
y ste slo dos horas, y a pesar de ello, le has pagado el jornal entero. Sin em-
bargo, el rey respondi: Con esto no os hago ninguna injusticia: este trabaja-
dor ha realizado en dos horas ms que vosotros en todo el da. Igualmente, as
concluy la oracin fnebre, rab Bun bar Hiyya ha realizado en 28 aos de su
vida ms que algunos doctores encanecidos en 100 aos [jBer 2, 8 (5c)]...
Tom Jess una parbola juda y la transform? o R. Z e 'era utiliz una pa-
rbola de Jess, quiz sin saber de quin proceda? Podemos decir, con una
probabilidad que raya en la seguridad, que la prioridad corresponde a Jess,
aun prescindiendo de que Z e 'era vivi 300 aos despus de Jess. Pues la ver-
sin rabnica muestra rasgos secundarios... y es artificial (el rey se pasea des-
de las 8 de la maana hasta las 6 de la tarde con el trabajador diligente, por tan-
to diez horas); pero, sobre todo, el rasgo de la murmuracin de los trabajado-
res que se sienten perjudicados no tiene razn de ser sino en la situacin con-
creta de Jess, que por la parbola debe ser ilustrada... En la versin rabnica,
el obrero que ha trabajado slo un breve rato, ha realizado ms que todos los
dems; se ha ganado su jornal entero; la parbola es narrada como premio de
su habilidad. En la parbola de Jess, los obreros empleados ltimamente no
muestran ningn mrito que les d derecho a un jornal entero; sin embargo, lo
reciben; lo tienen que agradecer exclusivamente a la bondad del amo. As en
esta, en apariencia, pequesima diferencia se distinguen dos mundos: aqu el
mrito, all la gracia; aqu la ley, all el evangelio.
Introduccin
fue tan consciente del contraste fundamental con el judaismo, que aun
manteniendo las formas tradicionales, puso vino nuevo en los odres viejos,
convencido de que el nuevo contenido rompera pronto la forma antigua5.
Esto ocurri, ms tarde, con el paulinismo universalista.
H. J. Holtzmann (1832-1910) ofrece una concepcin anloga dentro de
una visin histrica diferente. La tica de Jess slo contiene la verdad
moral eterna... sin las limitaciones histricas6. Esta verdad moral eterna
no equivale, en una poca de liberalismo teolgico, a las normas concretas
(muchas veces impracticables), sino a la conviccin subyacente: la tica de
Jess es una tica de convicciones.
5. Das Christentum und die christliche Kirche der drei ersten Jahrhunderte, Tbingen
2
1860, 29. 30.
6. Die synoptischen Evangelien, Leipzig 1863, citado segn Kmmel, NT*, 188.
7. J. Weiss, Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes, Gttingen 1892, 21900, 139.
8. A. Schweitzer, Reimarus* (1906), 351ss (= Geschichte*, 400ss).
9. Bultmann seala este paralelismo entre mensaje del reino de Dios y tica cuando di-
ce: De manera, pues, que tanto el mensaje del inminente reino de Dios como el de la vo-
luntad de Dios refiere al hombre a su ahora como la ltima hora en el sentido de hora de la
decisin, y por ende los dos mensajes constituyen una unidad, ms an, se postulan rec-
procamente {Jess*, 94).
394 El Jess histrico
10. G. Kittel, Die Bergpredigt und die Ethik des Judentums: ZSTh 2 (1924) 555-594.
II. The Synoptic Gospels I/II, London 21927; Id., Rabbinic Literature and Gospel Tea-
chings, London 1930. Sobre su imagen de Jess, cf. W. Vogler, Jdische Jesusinterpretatio-
nen in christlicher Sicht, Weimar 1988, 35-40.
Jess, maestro: la tica de Jess 395
Cuando Jess, el antiguo discpulo del rab Juan, discuta con otros le-
trados, reuna discpulos ((.lahvrai)21, enseaba en la celebracin sinagogal
y contestaba preguntas teolgicas de laicos, se ajustaba a la imagen del ra-
b en su poca. Esa actividad de letrado presupone una cierta formacin,
aunque se puede excluir un perodo de estudios prolongado, de varios aos.
Es lstima que apenas podamos saber cmo la adquiri Jess.
a) La formacin de Jess
20. Causan perplejidad, adems, los documentos epigrficos del ttulo, que no parecen
cuadrar a los rabinos fieles a la ley, ya que los judos investidos de ese ttulo se hacan in-
humar cerca de sarcfagos ornamentados con numerosas imgenes e incluso con temas de
la mitologa griega.
21. La traduccin corriente de la palabra discpulo es engaosa.
Jess, maestro: la tica de Jess 399
22. El hecho de que la Misn prohiba expresamente, ms tarde, designar a las mujeres
maestras de escuela (cf. Quid IV, 13 y R. Riesner, Jess, 104s), hace presumir que partici-
paban a veces en la formacin de los hijos propios y ajenos ms intensamente de lo que ca-
bra esperar segn la tradicin patriarcal, que encomienda esta misin al padre. La tempra-
na edad nubil de las muchachas (doce o trece aos), aducida siempre como argumento con-
tra la formacin femenina, es irrelevante en este contexto, porque la edad para adquirir la
formacin elemental se estableca entre los 6/7 y los 13 aos.
23. Me 2, 25 par.; Me 12, 10/Mt 21, 42; Me 12, 26/Mt 22, 31; Mt 12, 5; 19, 4; 21, 16.
400 El Jess histrico
homer'24): si Dios alimenta a las aves (cf. Sal 147, 9 y passim), los disc-
pulos no tienen de qu preocuparse (Mt 6, 26/Lc 12, 24 Q). El razona-
miento de Jess en la disputa sobre la resurreccin (Me 12, 18-27) supone
un principio que ms tarde se llam fundacin de una familia p K "]"]} 1
irtK 3"irDE). Ese razonamiento da a entender que de un pasaje bblico se
puede inferir una norma exegtica extensiva a otros pasajes, con lo cual se
combinan los pasajes a modo de una familia. La creencia bsica expresada
en muchos textos, segn la cual Yahv es un Dios de los vivos (Is 38, 18s;
Sal 6, 5s y passim), demuestra que Ex 3, 15, donde Yahv se presenta co-
mo Dios de Abrahn, Isaac y Jacob, presupone la resurreccin de estos pa-
triarcas. De ah cabe concluir la resurreccin de todos aquellos cuyo Dios
es Yahv.
3. El uso de la Biblia en Jess: Sorprende el escaso nmero de textos
tradicionales cuyo ncleo sea un dicho de dudosa exgesis. A diferencia de
los esenios y los rabinos, Jess no crey que su misin fuese la exgesis de
la Escritura como tal. Una nota caracterstica de Jess es el uso instrumen-
tal que hace de la Escritura. Esta le sirve de medio para diversos fines: ge-
nera una conciencia de cumplimiento, estimula una nueva conducta, ofre-
ce argumentos en la polmica y es el fundamento de la tica.
La Biblia da a conocer la accin escatolgica de Dios, accin que Je-
ss considera cumplida en su presente y puede interpretar recurriendo a esa
misma Biblia. As, Jess interpreta los milagros que se producen por su me-
dio como cumplimiento de los anuncios profticos sobre el tiempo de sal-
vacin (Mt 11, 4s Q). Posiblemente, la exposicin de Lcesp 4, 18-21 segn
la cual Jess declar estar cumpliendo la promesa de Is 61, ls, expresa
igualmente su propia conciencia.
Provocacin de conducta: Jess esgrime a veces algunos pasajes o te-
mas bblicos en forma muy provocativa, para impactar a los oyentes y mo-
verlos a una conducta acorde con el nuevo tiempo. El confrontar a los con-
temporneos escpticos con el ejemplo bblico de los paganos piadosos,
en combinacin con la conciencia escatolgica de que el presente supera a
Salomn y a Jons, es un uso de la Biblia tpico de Jess (Mt 12, 41 s Q).
En sentido igualmente provocativo aduce los temas bblicos del banquete
mesinico (Mt 8, lOs) o de la via como metfora de Israel (Me 12, lss).
24 "IQTI1 75, literalmente, fcil y difcil Sobre las reglas hermenuticas de los ra-
binos en general, cf. G Stemberger, Einleitung in Talmud und Midrasch, Munchen 81992
revisada, 25-40; B Chilton-C A Evans, Jess and srael's Scriptures, 284-299, comparan
el uso de la Biblia por Jess con los siete middoth atribuidos al rab Hillel, y encuentran al
menos un ejemplo para cada midda En todo caso, hay entre los middoth numerosos textos
cuya autenticidad es muy discutida.
402 El Jess histrico
a) La tora en el judaismo
Absolutizacin de la ley: la ley, que era La religin del judaismo debe caracteri-
un factor regulador de la alianza, pas a zarse, aun despus del exilio, como
ser despus del exilio un factor consti- nomismo aliancista; es decir, la alian-
tutivo de la misma (as M. Noth y G. za y la eleccin preceden a la ley (E. P.
von Rad). Sanders).
Formalismo: la ley se observa porque Hay voces disidentes que sugieren una
es preceptiva. La obediencia a la ley no apropiacin personal de la tora; por
es obediencia convencida, sino heter- ejemplo: Despus de saborear la tora
noma. Cf. la fundamentacin formal de Dios, la har suya (bAZ 19a)26. Se
de los preceptos rituales: Yo, el Seor, produce, por tanto, una identificacin
lo convert en ley, y t no tienes dere- con la voluntad de Dios.
cho a opinar sobre ella (bJoma 67b).
Sufrimiento bajo la ley: la vida bajo la El gusto por la ley caracteriza la reli-
ley es sentida como carga (cf. Mt 23, 4; giosidad juda (cf. Sal 119). Este gusto
Hech 15, 10.28). Los letrados imponen es tan intenso que en da de ayuno del
a los humanos exigencias innecesarias. da 9 del mes Ab se prohibe el aprendi-
zaje de la tora porque causa excesivo
gozo (bTaan 30a).
Yo soy el Eterno, tu Dios (Ex 20, 2). Por qu los diez dichos (los diez man-
damientos) no fueron promulgados al comienzo de la toral Ellos (los sabios)
narraron una parbola: Con qu se puede comparar eso? Con alguien que fue
a una ciudad. Les dijo (a los habitantes): Quiero ser vuestro rey. Ellos le dije-
ron: Has hecho algo por nosotros para que quieras ser nuestro rey? qu hizo
l? Les construy las murallas, les llev el canal de agua, guerre por ellos.
(Despus) les dijo: Quiero ser vuestro rey. Entonces le dijeron: S, s! De ese
modo condujo Dios a los israelitas desde Egipto, les dividi el mar, les regal
el man del cielo, hizo brotar fuentes y llegar las codornices, los gui en la gue-
rra con Amalee. (Despus) les dijo: Quiero ser vuestro rey. Entonces le dijeron:
S, s! (Mekilta de R. Ismael Bahodesh 5 sobre Ex 20, 2, citado segn E. P.
Sanders, Paulus, 80s; cf. Bill. I, 174).
Dios promulga sus leyes despus de haberse ganado al pueblo con ac-
ciones benficas. La alianza precede a la ley; el indicativo, al imperativo.
29. Filn polemiza en Migr 89-92 con los judos que interpretan las leyes simblica-
mente y descuidan su observancia concreta. Menciona tambin la circuncisin como un ri-
to que era interpretado en sentido meramente simblico.
30. Cf. Bell 2, 118; 7, 410.418s; Ant 18, 23.
31. En el relato del joven rico influye esta alternativa. La confesin de un solo Dios
(el nico bueno) elg deg (Me 10, 18) conecta con el llamamiento a la renuncia de los bie-
nes en favor de los pobres.
32. 'Halaja'(!"D7n= conducta, orientacin, de "]?n = andar, caminar) designa una
doctrina, regla o principio fijo en forma legal que regula la prctica religiosa.
406 El Jess histrico
La frmula habis odo que se dijo a La frase se dijo a los antiguos contie-
los antepasados sugiere una antigua ne un 'passivum divinum': presupone a
tradicin. Dios como autor del precepto.
36. Sobre Josefo, Ant 4, 271-274, cf. K. Miiller, Beobachtungen zum Verhaltnis von To-
ra und Halacha in frhjdischen Quellen, en I. Broer (ed.), Jess, 105-134; sobre Josefo,
Ap, 2, 190-219 y sobre Filn, Hypothetica 7, 1-9, K. C. Wong, Interkulturelle Theologie und
multikulturelle Gemeinde im Matthausevangelium (NTOA 22), Freiburg (Suiza)-Gottingen
1992, 56-64.
408 El Jess histrico
Con la frase pero yo os digo, los ra- Los rabinos no oponen nunca un pero
binos atacan la interpretacin de otros yo os digo a la Escritura citada inme-
rabinos. De igual modo, Jess desauto- diatamente antes, sino siempre a sus in-
riza aqu las interpretaciones contrarias. trpretes. La forma de las anttesis es,
en ese sentido, singular (E. Lohse).
Las anttesis son, a nuestro juicio, una toma de postura ante la tora. El
sentido de la forma antittica es: Habis odo que un da (en el Sina) Dios
dijo a los antepasados: no matars... Pero yo os digo (mejorando lo ante-
rior, sin negarlo)... . La tora no es interpretada ni criticada ni abolida, si-
no trascendida. Slo es posible cumplir la voluntad de Dios si, adems de
ajustar la propia conducta a sus preceptos, nos dejamos guiar por ellos has-
ta los sentimientos ms ntimos. Si vemos cmo el rollo del templo, de
Qumrn, aade a los preceptos del antiguo testamento otros preceptos en
primera persona como palabra de Dios, no es impensable en modo alguno
una ampliacin y superacin de la tora en el judaismo. Lo especial de Je-
ss es que trasciende la tora explcitamente. El texto no atribuye ese acto
de trascendencia a Dios sino a Jess, con la frase pero yo os digo, y lo
diferencia as de la revelacin (trasmitida) de Dios.
Para E. Ksemann, Me 7,15 es una prueba de que Jess traspas las fron-
teras del judaismo: ...aquel que les asegura que la impureza no penetra en
el hombre desde fuera, sino que nace de dentro, atenta contra las bases y el
texto mismo de la tora y discute la autoridad del mismo Moiss (Proble-
ma*, 181). Hoy se interpreta el logion, o bien en sentido moderador (como
afirmacin de la superioridad de la pureza tica sobre la pureza cultual, no
como rechazo de la idea de pureza cultual) o como crtica a la tora, pero ne-
gando que el logion sea de Jess y atribuyndolo a un cristianismo primiti-
vo pospascual, crtico con la ley. Se aducen los siguientes argumentos:
410 El Jess histrico
La lgica interna del 'logion': Nada que entra de fuera puede manchar al hom-
bre; lo que sale de dentro es lo que mancha al hombre. La contraposicin no... si-
no (o... Xk) se entiende a veces en analoga con Me 9, 37: El que me acoge a
m, no me acoge a m sino al que me ha enviado, es decir, en progresin: no es aco-
gido slo Jess, sino Dios. En este sentido, Me 7, 15 significa que la contaminacin
no se produce slo por cosas externas, sino sobre todo por lo interior (R. P. Booth).
Esta solucin, sin embargo, es incompatible con la literalidad del texto; presupone
otro texto diferente, como: no slo lo que viene de fuera contamina, sino (an ms)
lo que viene de dentro. El texto actual niega categricamente la existencia de cosas
externas impuras: Nada que entra de fuera puede manchar. No dice slo que las co-
sas externas no contaminan de hecho, sino que no pueden hacerlo. La formulacin ex-
cluyeme y radical no deja lugar a la impureza externa.
El contexto situacional: Se refiri Jess a una situacin concreta? por ejem-
plo, al lavado de manos referido en Me 7, 5, que no era una prctica general en el ju-
daismo? El contexto es, en realidad, el seguimiento radical de los discpulos: stos, en
los viajes, pueden tomar los manjares que les ofrecen, sean puros o impuros, hayan
pasado o no por el pago del diezmo. As hay que entender Le 10, 7.8. En el mismo
contexto figura el logion sobre la pureza en el EvT 14. Como Jess puede exigir, en
el contexto del seguimiento radical, la inobservancia de la ley cf. la infraccin del
precepto de amar a los padres Mt 8, 21 es perfectamente explicable la suspensin
de los preceptos de pureza en este contexto.
Las analogas judas: Consta la existencia, en el judaismo helenstico de la dis-
pora, de una idea de pureza interiorizada durante la poca de Jess. SalFoc 228 dice:
Las purificaciones son curas del alma, no del cuerpo. Filn, SpecLeg III, 208s, de-
fine la impureza primariamente como injusticia e impiedad; pero insiste a la vez en
los preceptos rituales externos. Cabe atribuir al galileo Jess, a base de tales analo-
gas, un pensamiento ms radical an? Lo cierto es que el jerosolimitano Josefo, en
su descripcin del Bautista, hace constar que el bautismo slo serva para santificar el
cuerpo despus de haber purificado el alma mediante la justicia (Ant 18, 117). No son
impensables, pues, las ideas radicales sobre pureza en Palestina, y menos en un se-
guidor del Bautista que continu su predicacin, pero renunci al bautismo.
La historia efectual: Si Jess hubiera hecho una declaracin inequvoca sobre
los preceptos de pureza de Lev 11, la disputa pospascual en torno a esos preceptos se-
ra incomprensible. Esto es considerado como argumento de peso contra la autentici-
dad de Me 7, 15 (H. Raisnen). No obstante, el logion no formula pautas de conduc-
ta; hace una declaracin indicativa sobre la imposibilidad de que lo exterior pueda
manchar. Se puede compartir esta conviccin y observar, a pesar de todo, los precep-
tos de pureza, no por la calidad impura o pura de cosas y manjares, sino por respeto
a una tradicin o para evitar el escndalo. As, Jess declara limpio a un leproso en
Me 1, 41ss; pero lo enva al sacerdote para que sea declarado oficialmente puro. En
Mt 17, 23ss, Jess niega en principio el deber de los discpulos de pagar el tributo del
templo... pero lo hace a pesar de todo. La reflexin de principio sobre la idea de pu-
reza en Me 7, 15 deja sin decidir cmo hay que actuar en concreto. De ah que los dis-
cpulos considerasen el dicho de Me 7, 15 como enigmtico (jraQdPoXri, 7, 17) y
discutieran sobre l.
Jess, maestro: la tica de Jess 411
37. Sobre el sbado escribe Filn: ...no es lcito cortar un brote, ni una rama, ni si-
quiera una hoja, o arrancar un fruto (VitMos II, 22).
414 El Jess histrico
hace con una intencin asimilatoria, como si los judos debieran abrirse a
un 'ethos' general. Al contrario: los adeptos judos de Jess deben practi-
car las normas universales formuladas en lnea rigorista de un modo tan
consecuente, que superen en eso a las naciones. Deben ser sal de la tie-
rra y luz del mundo (Mt 5, 13ss). Esta conciencia de superacin apare-
ce formulada explcitamente en algunos pasajes. Por la prctica del amor a
los enemigos, los discpulos deben distinguirse de los pecadores y los pa-
ganos (Le 6, 32ss; Mt 5, 47). Por la renuncia al status social, los que quie-
ren ser los primeros deben ser una imagen de contraste para la vida de los
paganos (Me 10, 42-44). Por la liberacin de las preocupaciones deben dis-
tinguirse de los paganos y buscar primordial mente el reino de Dios (cf.
Mt 6, 32s/Lc 12, 30s). Los adeptos de Jess deben cumplir la voluntad ti-
ca universal de Dios, de forma que justamente eso pueda hacer visible la
identidad de los judos frente a los paganos.
Las tendencias mitigadoras en la tica de Jess ejercen igualmente una
funcin social. Un tica severa, rigorista, tiende a dividir. Cuanto ms es-
trictas sean las normas, menos personas podrn observarlas. La unidad de
la comunidad no requiere slo preservar la identidad en la distincin hacia
fuera, sino igualmente preservar la capacidad integradora hacia dentro pa-
ra que los grupos no se cierren ni queden marginados. La relativizacin de
los preceptos rituales tiene ese motivo en el fondo: tambin los publica-
nos y pecadores son miembros de Israel, tambin ellos pertenecen a las
ovejas perdidas que es preciso buscar. Si en la guerra se puede quebrantar
el sbado por autodefensa (incluso hasta matar), tanto ms derecho hay a
quebrantarlo para devolver un miembro del pueblo de Israel a la vida so-
cial. Una percopa lucana toca este punto directamente: A esta que es hija
de Abrahn... no haba que soltarla de su cadena en sbado? (Le 13, 16).
No se puede afirmar, por tanto, que Jess no tuviera presente, al formu-
lar su tica, las condiciones de convivencia en un pueblo concreto. Su ti-
ca endurecedora y moderadora de la tora es un programa que apunta a la
restauracin de Israel: pretende mantener su identidad respecto al entorno
pagano y posibilitar en el interior la integracin de grupos marginales. Pe-
ro es correcto afirmar que este programa tico tiene su raz vital en un gru-
po de carismticos itinerantes reunidos en torno a Jess y que se sinti lla-
mado a renovar y representar a Israel. Aqu caba formular preceptos radi-
cales y defenderlos en forma convincente. Aqu era posible eludir compro-
misos cotidianos y tradiciones rituales. Aqu se poda pensar y vivir en l-
nea rigorista y en lnea laxa, endurecedora y mitigadora de la tora.
El programa de Jess presupone una libertad interior frente a la tora. Si
indagamos el fundamento espiritual de esta libertad interior que permita
radicalizar y mitigar las normas, nos encontramos con las tradiciones sa-
Jess, maestro: la tica de Jess 417
La libertad de Jess ante la tora tiene una base sapiencial y otra escato-
lgica. Jess combina as dos corrientes de tradicin que ya haban anuda-
do mltiples lazos en el judaismo. Como motivacin para la conducta ti-
ca parecen incompatibles entre s. Porque la tica de base sapiencial cuen-
ta con un mundo duradero, mientras que la tica de base escatolgica arran-
ca de su trasformacin radical. La razn de la convergencia a un nivel ms
profundo radica en su historia dentro del judaismo.
38. Cf. O. Wischmeyer, Matthus 6, 25-34 par. Die Spruchreihe vom Sorgen: ZNW 85
(1964) 1-22.
420 El Jess histrico
carta de Aristeas contiene una reflexin sobre la diferencia entre los paga-
nos y los judos: los egipcios llaman a los judos hombres de Dios; y los
sabios judos opinan al respecto:
Esa (designacin) no es vlida para los otros, a menos que adoren al Dios ver-
dadero; ellos [los no judos] son ms bien gente de comer, beber y vestir, por-
que todo su afn se centra en eso. Pero, entre nosotros, eso no tiene valor al-
guno; nos conducimos en la vida por la soberana (uvaoxea) de Dios (Arist
140s).
39. Cf. G. Theissen, Der Bauer und die von selbst Frucht bringende Erde. Naiver Sy-
nergismus in Mk 4, 26-29?: ZNW 85 (1994) 167-182.
422 El Jess histrico
slo poda ser el acto simblico del bautismo, Dios da tiempo, en Jess, pa-
ra la prueba tica (cf. la parbola de la higuera estril Le 13, 6-9).
La confianza en la voluntad humana de conversin: El hijo prdigo
vuelve a su padre por propia iniciativa (Le 15, 11-32). Jess confa tambin
en la conversin de los paganos; los ninivitas condenarn a esta genera-
cin el da del juicio, porque ellos se convirtieron (Mt 12, 41s). Los habi-
tantes de Tiro y Sidn se hubieran convertido hace tiempo (Mt 11, 20-24).
Tambin los malos son capaces de lo bueno: Si vosotros, malos como
sois, sabis dar cosas buenas a vuestros nios... (Le 11, 11-13).
A diferencia de Qumrn (cf. lQs V, 8s; CD XV, 12), la conversin no
es aqu la vuelta a una observancia estricta de la tora, sino la entrada en el
reino de Dios. El cambio csmico iniciado encuentra su correspondencia a
escala humana en el cambio de vida individual. La accin escatolgica de
Dios posee en s una cualidad tica. Es una intervencin a favor de los d-
biles y pobres. Por eso,
2. La tica escatolgica de Jess es una tica de misericordia: Mien-
tras insta a todos a la conversin (cf. Le 13, 1-5), Jess tiene un mensaje
especial para los pobres y dbiles. A ellos va dirigida la promesa de salva-
cin. As lo demuestran:
Las bienaventuranzas de los pobres, hambrientos y sedientos. Ante el
despuntar del reino de Dios, estos antimakarismos llaman dichosos a los
que son desgraciados segn los criterios generales (Le 6, 20b-21).
Los dichos de entrada, que prometen el Reino a los nios (Me 10, 15),
los publcanos y prostitutas (Mt 21, 31) y los mutilados (Me 9, 43-48).
La pregunta del Bautista (Mt 11, 2ss): si Jess era o no el que tena
que venir, y cuya respuesta es que justamente ahora los enfermos y los po-
bres reciben la buena noticia.
El anuncio del reino de Dios presenta un rasgo antiseleccionista. El cris-
tianismo es una protesta contra el mecanismo de seleccin implacable que
rige en el mundo, como reconoci ya F. Nietzsche40. Esta protesta se con-
creta en el anuncio del reino de Dios, anuncio hecho no slo por Jess, si-
no tambin por sus seguidores. Los dichos de seguimiento asocian rara vez
seguimiento y PaoiX.Ea41; pero los llamados al seguimiento son los men-
sajeros del reino de Dios (Le 10, 9.11). Esto lleva a un tercer distintivo de
la tica de Jess:
40. Cf. G. Theissen, Biblischer Glaube in evolutionarer Sicht, Mnchen 1984, espe-
cialmente 143-162, y F. Nietzsche, El Anticristo, 119: La compasin es diametralmente
contraria a la ley del desarrollo, que es la ley de la seleccin. Mantiene lo que est maduro
para desaparecer, est a favor de los desheredados y condenados de la vida....
41. Cf., sin embargo, Le 9, 59-62: T vete a anunciar el reinado de Dios (9,60b); po-
siblemente haya que considerar este hemistiquio como redaccin lucana.
Jess, maestro: la tica de Jess 423
sus puede decir: Nadie es bueno sino slo Dios (Me 10, 18). A la luz de
esta nocin de Dios, las parbolas e imgenes hacen transparente en la
creacin la voluntad tica de Dios y del hombre. A la luz de esta nocin de
Dios se anuncia tambin el futuro escatolgico como imposicin de una
justicia vlida para los pobres. Ese Dios se defini en la tora y fue inter-
pretado por los profetas como voluntad tica. Es el Dios de la Biblia juda
(o, como dirn ms tarde los cristianos, del antiguo testamento). Desde es-
te centro se funden la sabidura y la apocalptica.
43. Cf. G. Theissen, Jngerals Gewalttater (Mt 11, 12f; Le 16, 16). Das Strmerspruch
ais Selbststigmatisierung einer Minoritat, en Mighty Minorities?. FSJ. Jerwell: StudiaThe-
ologica49(1995) 183-200.
426 El Jess histrico
a) El doble precepto del amor: visin panormica sobre los textos y las
tendencias de los sinpticos
45. Hay tradiciones cristianas convergentes sobre una norma suprema de la ley en Mt
7, 12 la regla de oro, calificada igualmente como la ley y los profetas, y que viene a ser
una versin profana de Lev 19, 18 y en Mt 23, 23, donde xooig (derecho/justicia),
ekeoc, (misericordia) y JIOTIS (fe/lealtad) aparecen como lo importante en la ley. Pero am-
bas referencias a la norma suprema proceden de la pluma del primer evangelista, como se
desprende de los paralelos Le 6, 31 y 11, 42: la regla de oro figura sin mayor nfasis en la
interpretacin del precepto del amor a los enemigos, y 11, 42 parece remitirla al doble man-
damiento del amor (redaccin lucana?).
Jess, maestro: la tica de Jess 429
Carta de Aristeas 132: Hizo ver, ante todo, que slo hay un Dios
(jiQoimei^e yaQ jtvxwv JTQCDXOV OXI uvog ftec; eoxi) y que su poder
se manifiesta en todas las cosas, porque en cada lugar sobreabunda su po-
der....
Filn, Deca 65: As queremos grabar en nosotros el primero y san-
to mandamiento de confesar y adorar a uno solo como Dios supremo...
(jtQcoxoAru^v ovv KaQ&yyel.[ia xcd KaQayyEk[ir(\f EQoaxaxov ax]X.ixeii-
acojiev v savTOig, eva xv vcoxxco vofi^eiv xe nal xi(iiv frev).
Pseudo-Foclides 8: Sobre todas las cosas honra a Dios, despus a
tus padres (jiQCxa frev xuxav, iiexjieixa 6 OEIO Yovfjag).
Josefo, Ap 2, 190: Como primer principio [del pueblo judo] se con-
sidera el que dice que Dios es dueo del universo (JTOCXT] 6' f|Yxai r| JTEQ
frecO Xyovoa oxi fteg e%ei xa au|.ijcvxa).
Segn SLev 19, 18, rab Aquiba (t 135 d. C.) dijo sobre el manda-
miento del amor al prjimo (Lev 19, 18): Es un gran principio general de
la tora (Bill. I, 357). Segn ARN B 26, rab Aquiba consider igualmen-
te la regla de oro (en una versin paralela a la referida ancdota atribuida a
Hillel) como regla principal de la tora.
Las exhortaciones ticas del Libro de los jubileos (siglo II a. C.) que
No (Jub 7, 20), Abrahn (20, 2) y Jacob (36, 7s) dirigen a sus descendien-
tes, yuxtaponen el amor y temor a Dios con el amor al prjimo. As, Jacob
pronuncia un gran juramento, el mximo (!): Temedlo [a Dios] y adorad-
lo, al tiempo que cada cual ama a su hermano con misericordia y justicia.
El Testamento de los doce patriarcas recoge el doble mandamiento
del amor en series parenticas. Es lstima que falten hasta ahora documen-
tos qumrnicos de los testamentos correspondientes, para poder demostrar
con certeza el origen precristiano de las tradiciones, aunque sea probable.
TestDan 5, 3: Amad al Seor en vuestra vida entera y amaos unos a otros con un
corazn sincero CAyam]aaxz TV KTJQIOV V Jtcrn xx\ corj v\i(bv xai Xh^kovg ev
cdr|ivf xaoa).
Tests 5, ls: Hijos mos, observad la ley de Dios, adquirid la pureza y vivid sin
malicia, no hurguis en las acciones del prjimo sino amad al Seor y al prjimo
(Xk ctyajtriaaTe TV XQIOV xai TV JIXTIOOV), apiadaos del dbil y del pobre.
Cf. tambin TestZab 5, 1, con una ampliacin explcita a todos los seres humanos.
La conclusin de la biografa (ideal) Tests 7, 6 denota la influencia y cruce de Dt
6, 5 y Lev 19, 18: Al Seor am e igualmente a cada ser humano con todas mis fuer-
zas [de todo corazn] (Tv Kpiov r\ym\oa xai itvTa vdocoJiov ^ Xng xfjg
oxog [xagag] uov). Hacedlo tambin vosotros. El amor al prjimo queda aqu
enormemente valorizado: debe practicarse, como el amor a Dios, con todas las fuer-
zas.
TesJos 11, 1 y TestBen 3, 3-5 inculcan el temor a Dios y el amor al prjimo. Una
variante respecto a la regla de oro ofrece el TestNef hebreo (tardo) 1, 6: A l [Dios]
deben temer todas las criaturas y nadie debe hacer al prjimo lo que no quiere que se
lo hagan a l.
Filn, SpecLeg II, 63, habla de la filosofa que se ensea los sba-
dos en el servicio religioso de las sinagogas: Y hay, en cierto modo, dos
principios bsicos (a xa vcoTTca xe<pA.aia), a los que se subordinan
las innumerables enseanzas y leyes concretas: en referencia a Dios, el
mandamiento de la piedad y adoracin (T TE Jtog flev i' eioePeag xai
airnTog); en referencia a los hombres, la filantropa y la justicia (xai T
jtQg vfrocjiovg i (piA.avrQa>:rr,ag xai ixaioaiivr|g); cada uno de estos
dos mandamientos se desglosa en mltiples y nobles subespecies.
Jess, maestro: la tica de Jess 431
Las criaturas (ni!,"12) son, ante todo, los seres humanos (cf. como analogas YX-
OIC, en Me 16, 15 y la frase atribuida a Hillel: S discpulo de Aarn, amante de la
paz y buscador de ella, alguien que ama a las criaturas y las conduce a la tora (Ab I,
12). Ab VI, 1 no habla de preceptos de la tora, pero s de los frutos que trae su obser-
vancia, principalmente el amor a Dios y a los seres humanos.
posible (cf. infra). Por tanto, aunque el doble mandamiento del amor fuese
una doctrina secundaria, lo cierto es que fue atribuida a Jess con una ba-
se objetiva. Comoquiera que sea, es caracterstico de la tradicin jesutica
el haber extendido y potenciado el mandamiento del amor de forma que in-
cluya expresamente a todas las personas, en especial a los extranjeros, a los
enemigos y a los religiosamente desclasados y estigmatizados como pe-
cadores. Hay enfoques similares en escritos judos; pero la plena genera-
lizacin del mandamiento del amor en la tradicin jesutica carece de ana-
logas.
46. El juego de palabras que se produce aqu con la expresin yvoLiai Jikr\oov Tivog =
acercarse a alguien (en sentido espacial), donde n\i]oov, en lugar de adjetivo adverbial
(llegar cerca), puede entenderse tambin como adjetivo sustantivado (hacerse prximo), y
puede pensarse igualmente en arameo Q?~l = prjimo/vecino; MJn = juntarse).
434 El Jess histrico
lista del precepto de amar a los enemigos, y adopta una terminologa tica helensti-
ca corriente (xcdcog Jioiev, ya^ojioev [hacer el bien]: 6, 27.33.35; xoig [agra-
decimiento]: 6, 32.33.34).
para los malhechores, y los mares estn abiertos tambin a los piratas'... Un rey (!) da
honores a los dignos y hace tambin ddivas a los indignos; el reparto pblico de tri-
go llega tambin al ladrn, al perjuro y al adltero....
51. D. Flusser, Neue Sensibilitat im Judentum und christliche Botschaft, en Id., Bemer-
kungen eines Juden zur chrstlichen Theologie, Miinchen 1984, 35-53.
Jess, maestro: la tica de Jess 439
52. La forma clsica de la distincin entre una tica del cargo pblico y una tica de la
persona es el escrito Von weltlicher Obrigkeit (1523).
53. Cf. W. Herrmann, Die sittlichen Weisungen Jesu. lhr Missbrauch und die richtiger
Gebrauch (1904, 21907), en Id., Schriften zur Grundlegung der Theologie I, 1966, 200-241.
442 El Jess histrico
mn de la montaa como una ley imposible de cumplir. Esta lnea fue con-
tinuada en la ortodoxia luterana. Las exigencias incumpliles de Jess des-
cubren el pecado del hombre y suscitan el anhelo del evangelio: Como la
mera predicacin de la ley sin Cristo hace presuntuosos a los que se creen
capaces de cumplir la ley mediante las obras externas o los sume en la de-
sesperacin, Cristo toma la ley en sus manos y la interpreta espiritualmen-
te (Mt 5; Rom 7), y revela su 'ira desde el cielo' sobre todos los pecadores,
revela todo el alcance de esa ira; por eso tienen que cumplir la ley, y por la
ley misma conocen mejor su pecado (FC V, 10). Esta tradicin sigue, por
ejemplo, M. Hengel cuando atribuye al sermn de la montaa el efecto de
destruir toda posibilidad de autojustificacin humana54.
5. La tica radical de Jess, afirmacin cristolgica sobre Jess como
portador del reino de Dios: Segn E. Thurneysen55, Cristo no es slo el au-
tor del sermn de la montaa, sino su objeto: slo l cumple los preceptos
radicales del mismo. La cristologa del sermn de la montaa consiste en
que Jess es presentado en ella como soporte del reino mesinico con su
nueva justicia. El sermn de la montaa se convierte as en la sea de iden-
tidad de Jess. A diferencia de la interpretacin paleoluterana como espe-
jo de pecadores, el sermn de la montaa no presenta aqu una idea nega-
tiva del hombre viejo, sino una idea positiva del nuevo, que se hace realidad
en Cristo. As este enfoque sugiere la interpretacin del sermn de la mon-
taa como una serie de afirmaciones indicativas sobre el hombre nuevo.
6. La tica radical de Jess como proclama escatolgica sobre la vida
en el reino de Dios: Segn M. Dibelius, las sentencias de Jess son sea-
les del reino de Dios56. Se pueden realizar plenamente en este mundo, pe-
ro apuntan a un mundo nuevo. De cara a este mundo nuevo, haba prome-
sas de una renovacin final en la relacin con Dios sobre todo, la ley de
Dios grabada en el corazn del hombre (cf. Jer 31, 33; 32, 40; Ez 36,
26s); los humanos cumpliran entonces espontneamente la voluntad de
Dios: La ley escrita, con su carcter de compromiso y sus insuficiencias,
ser entonces superflua, porque no ser necesario imponer al hombre re-
belde, con prohibiciones y amenazas, el mnimo requerido para la vida en
comunidad. Jess pide a sus discpulos estas renovaciones; su conducta de-
be ser una seal del reinado de Dios en medio de un mundo decrpito, abo-
cado a su fin57.
54. M. Hengel, Leben in der Veranderung. Ein Beitrag zum Verstandnis der Bergpre-
digt: EK 3 (1970) 647-651, ibi 650.
55. E. Thurneysen, Die Bergpredigt (TEH 46), Mnchen 1936; la siguiente cita: p. 14.
56. M. Dibelius, Die Bergpredigt, en Id., Botschaft und Geschichte I, Tbingen 1953,
79-174, ibid, 134.
57. J. Roloff, Neues Testament, Neukirchen 4 1985, 115.
Jess, maestro: la tica de Jess 443
58. J. Weiss, Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes, Gottingen 1892, 2 1900, 139.
444 El Jess histrico
mente de otro modo para poder realizar unas normas elementales. Que una
quinta parte de la poblacin mundial posea ms recursos que las cuatro
quintas partes es una situacin moralmente insostenible. El dolor por ta-
les circunstancias debe mantenerse vivo y llevar constantemente a nuevos
programas de accin. Porque, por encima de todo lo que nosotros podamos
hacer, la tica es tambin una orientacin de lo que esperamos: una seal
del futuro, como en Jess es una seal del reinado de Dios.
La tica de Jess permanece as en su radicalidad, pero tambin en su
hermanamiento de la radicalidad con la disposicin conciliadora de uno de
los textos bsicos de la cultura humana.
7. TAREAS
a) La formacin de Jess
El relato sobre el Jess doceaero en el templo suele considerarse como una le-
yenda sin ninguna base histrica porque desarrolla el tpico, tan difundido en la anti-
gedad, del hroe que ya en la infancia ofrece pruebas asombrosas de su saber. Se
cuenta esto de generales clebres, de filsofos y personajes religiosos, como Ciro,
Cambises, Alejandro, Epicuro, Apolonio, Moiss, Salomn, Samuel o David59. R.
Riesner, Jess, 135, invocando la autobiografa de Josefo (Vita 8-9, cf. infr), defien-
de no obstante el valor histrico de la percopa. Compare Le 2, 41-51 con los dos re-
latos de la juventud de Moiss y con el fragmento autobiogrfico de Josefo, y tome
postura sobre la cuestin de la fiabilidad histrica de Le 2, 41 ss a la luz de estos lu-
gares paralelos.
Filn sobre el joven Moiss (VitMos I, 21):
De todas las regiones llegaron pronto maestros; algunos, de los pases limtro-
fes y de reas de Egipto; otros, invitados desde la Hlade con gran dispendio.
Pero, al poco tiempo, l sobresali por sus dotes, pues con su inteligencia na-
tural anticipaba las enseanzas de los maestros, de suerte que lo suyo pareca
ser un recordar y no un aprender, y planteaba tambin cuestiones difciles.
Fui educado con otro hermano llamado Matas, nacido de los mismos padres.
Como yo descollaba, al parecer, en memoria y entendimiento, me aventaj en
los conocimientos. Y todava nio, con apenas 14 aos, todos me elogiaban por
mi amor al estudio, y de todas partes se acercaban los sumos sacerdotes y no-
tables de nuestra ciudad a mi casa, porque yo posea un conocimiento ms
exacto de nuestras leyes.
consecuencia, pueden reparar las trasgresiones. Por eso se ve claro que la idea
de la obediencia no ha sido pensada radicalmente (lOs).
Has visto jams que las bestias o las aves tengan profesin? Ellas se ali-
mentan sin preocupacin. No fueron acaso creadas para mi servicio y yo no
he sido creado para servir a mi Creador? no habr, pues que inferir que ob-
tendr el alimento sin preocupacin? Pero yo obr el mal y he daado (mi de-
recho a obtener) la alimentacin (Qid IV, 14). El Talmud babilnico aade co-
mo glosa: Como est escrito: vuestros pecados lo impiden (Jer 5, 25).
Compare esta argumentacin con Mt 6, 24-34 y seale las coincidencias y las di-
ferencias. Cmo se pueden explicar unas y otras?
Hay un grupo judo cuya relacin con Jess ha sido muy discutida en los ltimos
aos, y al que la investigacin haba prestado escasa atencin hasta ahora: los esenios.
El silencio de las fuentes cristianas primitivas sobre este grupo no ha podido ser in-
terpretado an de modo satisfactorio. Posiblemente no hubo esenios en Galilea. Tam-
bin es posible que fueran considerados como un grupo de letrados o fariseos, o que
no se mezclaran deliberadamente en debates con extraos. Comoquiera que sea, en
tiempo de Jess hubo tradiciones esenias bien conocidas en Palestina. Porque algunos
dichos de Jess denotan una afinidad con textos que (tambin) han sido hallados en
Qumrn y reproducen probablemente un material de ideas de origen esenio. Citamos
a continuacin tres ejemplos concernientes a la tica.
Compare estos textos de la halak sabtica esenia con Le 14, 1-6; Le 13, 10-17;
Me 3, 1-6.
C. Burchard, The Importance ofJoseph and Aseneth for the Study ofthe New Testa-
ment: A General Survey and a Fresh Look at the Lord's Supper: NTS 33 (1987) 102-
134; O. Cullmann, Die Bedeutung des Abendmahls im Urchristentum (1936), en
Vortrge und Aufsatze, Tbingen-ZUrich 1966, 505-523; G. Delling, Abendmahl II, en
TRE 1 (1977) 47-58; H. Feld, Das Verstandnis des Abendmahls (EdF 50), Darmstadt
1976; H. Gese, Ps 22 und das Neue Testament. Der alteste Bericht vom Tode Jesu und
die Entstehung des Herrenmahles: ZThK 65 (1968) 1-22; Id., Die Herkunft des He-
rrenmahls, en Id., Zur biblischen Theologie, Tibingen 2 1983, 107-127; J. Jeremas,
La ltima cena: palabras de Jess, Madrid 1980; H.-J. Klauck, Herrenmahl und he-
llenisscher Kult. Eine religionsgeschichtliche Untersuchungjzum ersten Korinther-
brief (NTANF 15), Mnchen 1982,21986; Id., Lord's Supper, en ABDIV (1992) 362-
372; M. Klinghardt, Gemeinschaftsmahl und Mahlgemeinschaft. Sozialgeschichte
und Gestalt frhchristlicher Mahlfeiern (trabajo de oposicin a ctedra), Heidelberg
1994; B. Kollmann, Ursprung und Gestalten der frhchristlichen Mahlfeier (GTA
43), Gottingen 1990; K. G. Kuhn, berden ursprnglichen Sinn des Abendmahls und
sein Verhaltnis zu den Gemeinschaftsmahlen der Sektenschrift: EvTh. 10 (1950-1951)
508-527; E. Lohmeyer, Vom urchristlichen Abendmahl: ThR 9 (1937) 168-227, 273-
312; 10 (1938) 81-99; H. Merklein, Erwagungen zur berlieferungsgeschichte der
neutestamentlichen Abendmahlstraditionen, en Id., Studien zu Jess und Paulus
(WUNT43), Tbingen 1987, 157-180; H. Patsch, Abendmahl und historischer Jess
(CThM Al), Stuttgart 1972; H. Schrmann, Die Symbolhandlungen Jesu ais escha-
tologische ErflTungszeichen. Eine Rckfrage nach dem historischen Jess: BiLe
(1970) 29-41, 73-78; P. Stuhlmacher, Biblische Theologie des Neuen Testaments I,
Gottingen 1992.
Introduccin
El origen de los rituales religiosos suele ocultarse, generalmente, en la
noche de los tiempos. Si preguntramos a los antiguos por qu ofrecan sa-
crificios a los dioses, slo tendran una respuesta: porque as lo hicieron
452 El Jess histrico
TAREAS:
trico. Habra que relatar toda su vida de forma que explique y haga
transparente el acto solemne de la ltima cena (I, 62). Jess haba antici-
pado en Galilea, concretamente en el milagro de la multiplicacin de los
panes, el banquete mesinico definitivo, a la espera de la tribulacin gene-
ral y del reino de Dios. Al no producirse estos fenmenos, se dirigi a Je-
rusaln para iniciar con su pasin esta tribulacin escatologica. Ante la
perspectiva de la muerte celebr con sus discpulos, una vez ms, la cena a
modo de un banquete mesinico anticipado. El centro de esta interpretacin
de Schweitzer lo ocupa la perspectiva escatologica de Me 14, 25, segn la
cual Jess no volver a beber el vino hasta la llegada del reino de Dios. El
cristianismo primitivo ms temprano prolong la prctica de Jess: los pri-
meros cristianos eran conscientes de participar en el banquete mesinico, y
con l aguardaban la aparicin del mesas. La cena (como el bautismo) fue
un sacramento escatolgico. Pablo se limit a mantener este sacramento es-
catolgico y atribuy a la relacin con el Cristo venidero el significado de
una comunin con el Transfigurado, comunin ya real y efectiva (Id., Ge-
schichte*, 612). Al frustrarse la esperanza de la parusa, le cena eucarstica
se fue convirtiendo en garanta de la resurreccin y medicina de la in-
mortalidad (IgnEf 20: cpQu,axov ftavaaac,) (ibid.).
A. Schweitzer slo pudo demostrar la existencia de una promesa esca-
tologica en las palabras pronunciadas sobre la copa (Me 14, 25). R. Otto
encontr esa promesa en las palabras pronunciadas sobre el pan segn el
relato lucano 5 . Las palabras institucionales originarias (Le 22, 17-19a.29-
30) son, a su juicio, las siguientes:
17
Tom una copa, dio gracias y dijo: Tomad esto y distribuidlo entre vosotros.
18
Porque os aseguro que no beber ms del producto de la vid hasta que venga
el reino de Dios.
19a
Y despus de tomar un pan y de dar gracias, lo parti y se lo dio diciendo:
Esto es mi cuerpo; 29y yo fundo el Reino para vosotros mediante alianza, co-
mo mi Padre lo fund para m mediante alianza, 30para que comis y bebis a
mi mesa en mi Reino y os sentis en tronos como jueces de las doce tribus e
Israel {Reich, 21934, 231 s).
5. R. Otto, Reich Gottes und Menschensohn, Mnchen 1933, 210-266; 2 1934, 221-281.
456 El Jess histrico
7. H. Lietzmann, Messe und Herrenmahl. Eine Studie zur Geschichte der Liturgie, Bonn
1926.
458 El Jess histrico
Fue instituida por el Jess histrico y Tiene su origen en una revelacin per-
es continuacin de su prctica diaria. sonal del Seor a Pablo, que consider
la ltima cena como institucin de un
acto conmemorativo de la muerte de Je-
ss. 1 Cor 11,23 (Porque yo recib del
Seor...) se entiende como una frmu-
la de revelacin.
Se celebra como anticipo de la cena Se celebra en analoga con las cenas fu-
escatolgica (cf. Mt 8, lOs; Me 14, 25; nerarias del entorno helenstico pagano.
Le 22, 30; Henet 62, 14). Por eso rebo- Documentos fundacionales de esas ce-
sa en alegra escatolgica (yak\aoi<;) nas contienen la frmula en recuerdo
(Hech 2, 46). (eq (XVTKi'n.v) (cf en memoria ma, ele;
xrrv |iT)v vuvnoiv, 1 Cor 11, 24s).
Perspectiva esca-
tolgica:
a) pascua
b) copa (pascual)
Interpreta la sangre segn Ex 24, 8, co- Interpreta la copa segn Jer 31, 31, co-
mo sangre de la alianza. No habla de mo nueva alianza que fue sellada con
nueva alianza. la muerte de Jess (es decir, con su san-
gre).
La explicacin soleriolgica derrama- La interpretacin soteriolgica (entre-
da por muchos slo aparece en las pa- gado) por vosotros slo aparece en las
labras sobre la copa. palabras sobre el pan.
Configura el texto como relato de un Configura el texto con el mandato de
hecho irrepetible: y todos bebieron. repeticin, en referencia a su uso litr-
gico reiterado: Haced esto... en memo-
ria ma.
Acompaa las palabras sobre la copa Acompaa las palabras sobre la copa
con una perspectiva escatolgica del fu- con una perspectiva escatolgica de la
turo reinado de Dios (Me 14, 25). parusa de Jess: proclamis la muerte
del Seor, hasta que l vuelva (1 Cor
11,26).
Slo el texto mateano complementa las palabras sobre la copa con una
frase sobre el perdn de los pecados. Mt omite, en cambio, esta referencia
en el relato del bautismo (cf. Mt 3, 6): desplaza el perdn de los pecados
desde el sacramento irrepetible del bautismo al sacramento repetible; vale
tambin para los pecados cometidos despus del bautismo.
2. Particularidades del relato lucano de la institucin:
El texto lucano ajusta ms el relato de Me al uso litrgico, aadiendo
el mandato de repeticin (como en la tradicin paulina) en las palabras so-
bre el pan.
El relato lucano refiere las palabras sobre la copa, de acuerdo con la
tradicin paulina, a la nueva alianza en mi sangre. En Jer 31, 34 aparece
tambin la nueva alianza asociada al perdn de los pecados.
Pone al comienzo el compromiso escatolgico y lo asocia a la cena
pascual. Slo despus de las palabras sobre la pascua (que no se va a repe-
tir) instituye Jess la cena (con mandato de repeticin): Le expresa as la
sustitucin de la cena pascual juda por la cena cristiana, que l distingue
ms netamente que Me de la tradicin juda como acto de la nueva alian-
za, y que la comunidad celebrar en adelante9.
Slo Le ofrece una interpretacin soteriolgica tanto en las palabras
del pan (con Pablo) como en las de la copa (con Me), interpretacin idn-
tica, incluso verbalmente, en ambos casos. En referencia al pan, dice en-
tregado por vosotros (aadiendo entregado), y en referencia a la sangre,
derramada por vosotros (segunda persona de plural: por vosotros en
lugar del por muchos de Me).
10. Cf. B. Kollmann, Ursprung, especialmente 255ss; arriba aadimos Jn 13 como ti-
po propio.
11. Sobre la teologa de la alianza en el primer discurso de despedida, cf. J. Beutler,
Habt keine Angst. Die erste johanneische Abschiedsrede (Joh 14), SBS 116, Stuttgart 1984,
62ss.
Jess, fundador cultual: ltima cena y eucarista 465
12. Cf. L. Wehr, Arznei der Unsterblichkeit. Die Eucharistie bei Ignatius vori Antio-
chien und im Johannesevangelium (NTANF 18), Mnster 1987.
466 El Jess histrico
Los textos se interpretan por su contexto. Esto rige tambin para los
textos, tan enigmticos, de la cena. Es indiscutible que hay un contexto his-
trico: cuando Jess se digiri a Jerusaln, la fiesta de pascua estaba pr-
xima. Parece que los discpulos esperaban celebrar con l la cena pascual;
pero, posiblemente, Jess fue detenido y ajusticiado ya antes. Esto se des-
prende, al menos, de la cronologa jonica. O pudo celebrar Jess su lti-
ma cena como cena pascual? J. Jeremas, entre otros, defendi esta tesis.
15. Por ser un acto nico, no es extrao que la alianza no aparezca como tema en el
resto de la predicacin de Jess. El carcter solitario de este concepto en la tradicin je-
sutica no es un argumento contra su autenticidad.
470 El Jess"'histrico
La cena pascual, tal como podemos reconstruirla desde los textos rab-
nicos (codificados slo despus de la poca neo testamentan a), comprende
cuatro partes 16 :
En una interpretacin de la ltima cena como cena pascual, hay que su-
poner que el relato sobreentiende el decurso de la cena pascual como algo
obvio. Destacar tan slo algunas secuencias. El siguiente esquema pre-
senta las notas comunes y diferentes entre la cena pascual y la ltima cena
de Jess 17 :
16. Cf. Pes X; J. Jeremas, La ltima cena, 88-92; Bill. IV/1, 41-76.
17. Cf. J. Jeremas, La ltima cena, 42ss.
Jess, fundador cultual: ltima cena y eucarista 471
Cabe interpretar, con J. Jeremas, las notas comunes y las diferencias di-
ciendo que Jess dio un sentido nuevo a la cena pascual mediante una ac-
cin simblica: interpret la fraccin de la hogaza de pan refirindola a su
muerte violenta, y el color rojo del vino, a su sangre vertida.. La tradicin
recogi, de toda la cena pascual, los aspectos que le conferan un signifi-
cado especial como ltima cena.
P. Stuhlmacher encuentra ya en la ltima cena de Jess una serie de re-
ferencias bblicas (Biblische Theologie I, 139ss).
La cena es una cena pascual con alusin a Ex 12, lss: la cena incorpo-
ra a los cristianos en el pueblo de Dios;
una cena de alianza con alusin a Ex 24, lss. En aquella cena estaban
representadas las doce tribus de Israel. En la ltima cena de Jess, los re-
presentantes son sus doce discpulos. La perspectiva escatolgica del reino
de Dios est ya esbozada en Ex 24, lss: los representantes de Israel ven a
Dios;
un banquete de las naciones, como prometi Is 25, 6-81 para el tiem-
po final. Is 24, 23 asocia adems, tipolgicamente, el banquete de las na-
ciones con el gape de alianza de Ex 24, 9-11;
la cena del siervo de Dios paciente: Jess celebra la ltima cena,
consciente de estar cumpliendo el vaticinio de Is 53, 11: Mi siervo justi-
ficar a muchos por el sufrimiento, porque cargar con sus culpas.
Segn esta interpretacin, el Jess histrico entendi su muerte inmi-
nente como una expiacin aceptada por Dios para todos los humanos, es
decir, como cancelacin de un estado de culpa que los separaba de Dios.
472 El Jess histrico
Me 14, ls: los adversarios quieren deshacerse de Jess antes de la fiesta. Esto encaja
bien en un relato como Jn 18, lss, segn el cual Jess muri antes de la fiesta.
Me 14, 55ss: un proceso judicial en pascua sera un escndalo contra el precepto del
descanso festivo... y ms si el proceso implicaba pena de muerte (cf. cap. 14).
Me 15, 6: una amnista pascual slo tiene sentido si el preso suelto tiene la posibili-
dad de participar en lafiesta.Nadie anunciara hoy una amnista en Nochebuena
Jess, fundador cultual: ltima cena y eucarista 473
para liberar al preso el 25 de diciembre. Los narradores tenan presente una cro-
nologa diferente a la que encontramos ahora en los sinpticos.
Me 15, 21: Simn de Cirene viene del campo. El texto no dice expresamente que re-
grese del trabajo (prohibido en da festivo); pero sta es la interpretacin obvia del
texto, tanto ms cuando luego es obligado a realizar un trabajo sumamente des-
j agradable: llevar la cruz de Jess.
Me 15, 42: El texto data la crucifixin en un da preparatorio, es decir, la vspera
del sbado. Es inverosmil que la fiesta de pascua, una de los grandes das de pe-
regrinacin, aparezca designada como simple vspera del sbado siguiente a la
pascua. Es ms probable que el da preparatorio aludiera, en el origen, a la pas-
i cua (que poda caer en sbado).
Me 15, 46: Jos de Arimatea compra una sbana para dar sepultura a Jess. Es difcil
imaginar que, en un gran da festivo, diese con un comerciante que le vendiera es-
ta mercanca.
1
De ser acertadas estas consideraciones, Jess fue a Jerusaln para la
fiesta de pascua; pero, antes de poder celebrarla, fue ajusticiado. En Le, Je-
ss comienza la ltima cena con la exclamacin cunto he deseado cenar
con vosotros esta pascua antes de mi pasin! (Le 22, 15). La expresin del
i anhelo (mfruug jt&fKiu/noa) no significa necesariamente un anhelo cum-
plido; al contrario. Le dice en 17, 22, con el mismo verbo, que los discpu-
los desearn (m'hju.v) un da (en vano) vivir con el Hijo del hombre.
Si Jess fue a Jerusaln con la intencin de celebrar la pascua, es com-
, prensible que la tradicin hiciera de esta intencin un suceso real, tanto
ms ante la necesidad que sintieron los cristianos de celebrar una fiesta
propia en la pascua de los judos. Mientras stos, sus allegados en la fe, ce-
lebraban la cena pascual, ellos lo hacan en recuerdo de la ltima cena que
Jess comparti con los discpulos inmediatamente antes de su muerte. El
traslado de fecha de la ltima cena de Jess a la fiesta de pascua se podra
haber producido, as, como una adaptacin al uso litrgico.
19. Cf. H. Schrmann, Cmo entendi y vivi Jess su muerte?, Salamanca 1982; I.
Oberlinner, Todeserwartung und Todesgewissheit Jesu. Zum Problem einer historischen Be-
grndung (SBB 10), Stuttgart 1980.
Jess, fundador cultual: ltima cena y eucarista 475
20. Cf. O. H. Steck, Israel und das gewaltsame Geschick der Propheten (WMANT 23),
Neukirchen 1967.
21. El carismtico y taumaturgo galileo IJoni fue lapidado pocos decenios antes de Je-
ss por haber rehusado orar, en una guerra civil, por la victoria de un bando sobre el otro;
cf. Josefo, Ant 14, 22.
22. Pero esto slo es posible dentro de unos lmites. El tpico de los profetas ejecuta-
dos reaparece en la parbola de los viadores, Me 12, lss, y en EvT 65, as como en Pablo,
1 Tes 2, 14-15.
476 El Jess histrico
23. Cf. M. Hengel, Das Gleichnis von den Weingartnern Me 12, 1-12 im Licht der Ze-
nonpapyri und der rabbinischen Gleichnisse: ZNW 59 (1968) 1-39.
24. De ah que Mt 21, 39 modifique el texto: lo empujaron fuera de la via y lo mata-
ron (algo parecido Le 20, 15). Ambos ajustan la parbola al destino de Jess.
25. As J. H. Charlesworth, Jess within Judaism, New York 1988, 139ss.
Jess, fundador cultual: ltima cena y eucarista 477
26. La oracin de Getseman Abba! Padre! Todo es posible para ti, aparta de m es-
ta copa, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres t (Me 14, 36), no es hist-
rica en esos trminos. Segn la narracin, la escena transcurre sin testigos. Sin embargo, esa
oracin podra expresar correctamente la actitud bsica de Jess en sus ltimos das, con-
densada en una escena ideal. Jess cuenta con su muerte (la copa); pero sigue esperando la
intervencin milagrosa y salvadora de Dios, el inicio de su reinado.
478 El Jess histrico
cadores (Me 2, 15ss; Mt 11, 19) indica que Jess no tema ser contagiado
por los marginados de mala fama, sino que confiaba en la fuerza conta-
giosa de su carisma. El discurso de misin a los discpulos revela el mo-
tivo de su certeza: los discpulos deben comer y beber en casas ajenas lo
que les presentan (sin distinguir entre lo puro y lo impuro); llevan a las ca-
sas una aura de paz cuasi mgica que las protege para el juicio final y las
llena de bendicin junto con sus moradores, como fuerza salvadora del pr-
ximo reinado de Dios (Le 10, 5ss). Encontramos aqu esa pureza activa
y esa santidad inclusiva que no teme el contacto con lo impuro (K. Ber-
ger, Jess*). Lo que es vlido para las dos acciones simblicas de la fase
galilea de la actividad de Jess, podra valer tambin para las acciones sim-
blicas realizadas en Jerusaln: la expulsin de los mercaderes y la ltima
cena se interpretan recprocamente una a otra.
Segn Me 14, 58, el dicho constaba de una parte negativa y otra positiva: Jess
destruir el templo y en tres das construir en su lugar otro no hecho con medios hu-
manos. El falso testimonio consiste aqu en suponer que Jess quiso destruir el tem-
plo personalmente (incendindolo, por ejemplo). Jess esperara que Dios lo destru-
yera y levantara milagrosamente un templo nuevo en su lugar, una esperanza que no
carece de analogas (cf. Is 60, 13; Henet 90, 28s).
Me 13, ls reformula el vaticinio de Jess de forma que coincida con la destruc-
cin del templo el ao 70 d. C. Slo la parte negativa se cumpli entonces; de ah que
este texto se limite a vaticinar la destruccin de Jerusaln.
Jn 2, 19s metaforiza el logion del templo, refirindolo al cuerpo de Jess. El de-
safo es: Destruid este templo y en tres das lo levantar. Jess se refiere al templo
de su cuerpo, que los adversarios van a destruir, pero que l restablecer mediante el
poder divino (cf. Jn 10, 17s).
El EvMt elige otro camino para desactivar el vaticinio del templo. Segn Mt 26,
61, Jess no dijo que destruira el templo, sino que poda hacerlo.
El EvLc omite el vaticinio sobre el templo; pero Hech lo recupera en 6, 14 y lo
atribuye a Esteban; ste afirm, segn los adversarios, que Jess de Nazaret destrui-
ra ese lugar y modificara los usos recibidos de Moiss.
El EvT 71 conoce el vaticinio en primera persona de singular: Jess dijo: Yo
destruir esta casa y nadie la edificar (de nuevo). Aqu se niega directamente la par-
te positiva del vaticinio. No se haba cumplido, y deriv en problema.
28. Los que sostengan, con los sinpticos, que la ltima cena se celebr en la noche
de pascua, pueden dar mayor relieve an a esta funcin sustitutiva de la ltima cena (co-
mo hizo ya Le entre los evangelistas).
Jess, fundador cultual: ltima cena y eucarista 481
La idea de la cena como una accin simblica que funda un culto sustitutivo del
culto del templo, devaluado en perspectiva escatolgica, podra explicar tambin el
comportamiento de Judas. Este podra haber rehusado seguir a Jess cuando su men-
saje implic una desvinculacin del culto en el templo. No conocemos sus motivos.
Las diversas tradiciones coinciden en destacar slo dos puntos:
Judas entrega a Jess a los sumos sacerdotes, no a todo el sanedrn, compuesto
de sumos sacerdotes, ancianos y letrados (Me 14, lOs; Mt 26, 14-16). Slo Le aade
los oficiales, con los que conspir (22, 4). Est claro que slo el grupo competente
para el culto colabora con l.
Judas abandona a Jess durante o despus de la ltima cena. Slo en esta cena
de despedida se comprob que Jess, adems de criticar el templo teolgicamente, lo
sustitua por el proyecto de un nuevo culto. Judas se percat, quiz, de que esto po-
da ser el germen de una profunda escisin.
Hay que reconocer que todo esto se mueve en el terreno de las conjeturas; pero no
es probable que Judas, slo por dinero, traicionara a Jess, es decir, denunciara su lu-
gar de estancia para que pudiera ser arrestado sin llamar la atencin. Los traidores
suelen atribuirse unos mviles mucho ms positivos que los que el grupo traicionado
les atribuye.
29. En ese supuesto, la frase interpretativa se habra trasformado, despus de los acon-
tecimientos de la cruz y la resurreccin, en esto es mi cuerpo por vosotros.
482 El Jess histrico
7. TAREAS
XIV 'Reunidos cada da del Seor, partid el pan y dad gracias, despus de ha-
ber confesado vuestras culpas, para que vuestro sacrificio sea puro. 2Pero todo
el que tenga algo pendiente con su prjimo, no se junte con vosotros hasta tan-
to no se hayan reconciliado, para que no se profane vuestro sacrificio. 3Porque
ste es el sacrificio del que dijo el Seor: En todo lugar y en todo tiempo se me
ofrece un sacrificio puro, porque yo soy rey grande, dice el Seor, y mi nom-
bre es admirable entre las naciones.
mandato de Dios. Nadie acte sin el obispo en lo que afecta a la Iglesia. Sean
consideradas vlidas las celebraciones de la eucarista que estn presididas por
el obispo o alguien encargado por l. Donde aparece el obispo, all estar la co-
munidad, como all donde est Cristo est la Iglesia catlica. Sin obispo no es
lcito bautizar ni celebrar el gape, y lo que l tenga por bueno, es tambin gra-
to a Dios; de este modo, todo lo que hacis ser estable y firme.
Todos los que son de Dios y de Jesucristo, estn con el obispo, y todos los que
llegan contritos a la unidad de la Iglesia, tambin sern de Dios; as vivirn a
ejemplo de Cristo. Procurad, por tanto, celebrar una misma eucarista, pues una
sola es la carne de nuestro Seor Jesucristo, uno el cliz para la unin con su
sangre y uno el altar del sacrificio, como uno es el obispo con los presbteros
y los diconos...
Este alimento se llama entre nosotros eucarista. Slo puede gustarlo el que
admita nuestras enseanzas como verdaderas y haya recibido la ablucin para
el perdn de los pecados y el nuevo nacimiento, y viva de acuerdo con las nor-
mas de Cristo. Porque nosotros no tomamos estas cosas como pan ordinario ni
como bebida ordinaria; as como Jesucristo, nuestro salvador, encarnado por la
palabra de Dios, posey carne y sangre por nuestra salvacin, del mismo mo-
do, de acuerdo con nuestra doctrina, ese alimento para el cual pronunciamos la
accin de gracias con una oracin que procede de l mismo y que nutre nues-
tra carne y sangre en virtud del cambio, es la carne y sangre de Jess encarna-
do (citado segn A. M. Ritter, Theologiegeschichte I, 38).
E. E. Bammel-C. F. D. Moule, Jess and the Politics ofHis Day, Cambridge 1984; G.
Bertram, Die Leidensgeschichte Jesu und der Christuskult. Eine formgeschichtliche
Untersuchung (FRLANT 32), Gttingen 1922; O. Betz, Probleme des Prozesses Je-
su, en ANRW II, 25, 1 (1982) 565-647; J. Blinzler, El proceso de Jess, Barcelona
1968; W. Bsen, Der letzte Tag des Jess von Nazareth, Freiburg 1994; S. G. F. Bran-
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schichte des Leidens und Sterbens Jesu Christi, Gtersloh 1964 (= GTB 316, Gters-
loh 1979); K. Mller, Mglichkeit und Vollzug jdischer Kapitalgerichtsbarkeit im
Prozess gegen Jess, en K. Kertelge (ed.), Prozess (cf. supra), 41-83; H. Schwier,
488 El Jess histrico
Introduccin
TAREAS:
PROCESO DE JESS MT Me Le JN
Prendimiento de Jess
18, 12-14
Negacin de Pedro
Jess ante el sanedrn
Negacin de Pedro
Entrega a Pilato
27, 3-10
Interrogatorio ante Pilato B
23,6-12
Amnista de pascua/Barrabs A
27, 19 B
A 19, 4-7
27, 24-25 B 19, 8-12
Condena de Jess A
Mofa de Jess
Camino del Glgota
23,27-31
Crucifixin
Escarnio al Crucificado 19, 20-22
Los dos ladrones 23, 39-43
19, 23-24
19, 25-27
Muerte de Jess
27, 52s
Testigos bajo la cruz: capitn 19, 31-37
Sepelio de Jess
27, 62-66
2. La problemtica histrica
Fuera del hecho, cuestionado por muy pocos, de que Jess fue crucificado siendo
gobernador 'Poncio Pilato, no hay consenso sobre el autor directo de la condena ni so-
bre las razones por las que Jess fue ajusticiado. Las alternativas que enumeramos a
continuacin no pretenden dar ninguna respuesta, sino estructurar el mbito del pro-
blema. Arrancan de los tres sectores que participaron en la muerte de Jess (romanos,
aristocracia local, pueblo judo) e indagan los aspectos histrico-jurdicos formales,
las razones y los mviles reales del proceso y su fundamento objetivo en la vida de
Jess: el denominado apoyo en el Jess histrico.
a) Los romanos
1. En el aspecto formal cabe preguntar si los romanos condenaron a Jess por ra-
zones e intereses propios o confirmaron simplemente una pena capital dictada por el
sanedrn, limitndose a ser de hecho (no 'de iure') el rgano ejecutor de ste.
2. Los motivos de la acusacin slo podan ser, para los romanos, de orden pol-
tico: Jess buscaba el poder poltico al alzarse, o querer alzarse, como rey de los ju-
dos (fia.oil.Evc, TCOV 'IouoocDv). En este contexto se plantea la pregunta de si el
rtulo de la cruz (Me 15, 26 par.) es a n o histrico.
3. El Jess histrico recab para s el ttulo de mesas (en el sentido de rey de
los judos)? le atribuyeron quiz esta pretensin? fue un rebelde poltico, como
afirma la tesis zelota? o los romanos fueron vctima de un error total cuando cruci-
ficaron a Jess por pretendiente a mesas?
c) El x^og (pueblo)
Aspectos y problemas
Razones y motivos Apoyo en Jess
jurdico-formales
Inters propio u rga- Jess pretendiente po- Conciencia mesinica
romanos
1. Tbingen 1905; cf. Id., Die Entstehung des Marcus-Evangeliuins, Tbingen 1908.
2. V. Taylor, The Gospel According to St. Mark, London 1952.
3. Esto tiene su antecedente en la idea de una fuente de los Doce, de E. Meyer, Ur-
sprung undAnfang des Christentums (3 vols.), Berlin-Stuttgart 1921-1923, vol. I, 133ss.
4. M. L. Soards da una visin panormica (con tabla) de treinta y cinco intentos de re-
construccin en The Question of a Premarcan Passion Narrative, Appendix IX, en R. E.
Brown, Death II, 1492-1524.
Jess, mrtir: la pasin de Jess 493
5. Cf. tambin el volumen de ensayos, editado por W. H. Kelber, The Passion in Mark.
6. R. Pesch, Das Markusevangelium (HThK II/2), Freiburg 1977.
Jess, mrtir: la pasin de Jess 495
8. Lc/Hech contienen, por otra parte, claras referencias a una condena de Jess por ins-
tancias judas (cf. Le 24, 20; Hech 13, 27s). Cabe concluir de ello que Le quiso presentar
el interrogatorio como proceso? o es una seal de que la escena lucana del interrogatorio
se remonta a una tradicin prelucana que contrasta con el resto de la visin lucana?
9. Segn Jn 11, 49 y 18, 13, Caifas es el sumo sacerdote de aquel ao; pero tambin
Anas, su yerno, es denominado en 18, 19 el sumo sacerdote. Su relacin queda confusa en
el EvJn.
Jess, mrtir: la pasin de Jess 499
una renuncia voluntaria al poder por parte de aquel que recibi toda potes-
tad en el cielo y en la tierra.
En el EvLc, la pasin de Jess responde a una necesidad en la his-
toria de la salvacin: lo escrito sobre Jess ha de (bel) cumplirse (22, 37: s-
lo en Le). Los discpulos toman conciencia, tardamente, de esta necesidad
divina de la pasin. Primero los discpulos de Emas, a los que Jess expli-
ca la Escritura: tena que padecer (eei Jtaftev, 24, 25); luego, todos los
discpulos: Todo lo escrito tiene que cumplirse (ercXriQwKjva,24,44).
En el EvJn, la soberana de Jess alcanza su cota mxima: l tiene po-
der para entregar la vida y recuperarla (!), nadie puede quitrsela contra su
voluntad (10, 17-18). En consecuencia, el EvJn estiliza el prendimiento
de Jess hasta transmutarlo en una demostracin de poder: su ycb elux
(soy yo) sobrecogedor derriba en tierra a los enemigos. Jess se entrega
voluntariamente y ordena que dejen marchar a los discpulos (18, 1-9). El
EvJn interpreta la crucifixin como la hora de la glorificacin y exaltacin,
como una estacin en el camino de retorno al Padre que franquea la vida
eterna a los fieles (12, 23-33; 13, 1; 17, lss).
2. Jess es presentado en la pasin como ejemplo para los cristianos
que le siguen:
En el EvMc, la confesin de Jess sobre s mismo (Me 14, 61s) se
convierte en modelo para la confesin de los discpulos delante de los hom-
bres (cf. Me 8, 38). Contrasta con la negacin de Pedro, colocada sola-
mente en Me durante la escena del interrogatorio, y encuentra su primer
eco positivo en la confesin del centurin junto a la cruz (15, 39): el lector
debe situarse junto al centurin y repetir su confesin ampliada con la
certeza de la resurreccin de Jess.
El EvMt muestra la ejemplaridad de Jess en la pasin con los rasgos
de la tica mateana: ajusta la oracin de Getseman a la peticin del padre-
nuestro hgase tu voluntad (26, 42; cf. 6, 10). La respuesta de Jess al
intento de resistencia violenta de un discpulo evoca la renuncia a la vio-
lencia, exigida en el sermn de la montaa (26, 52; cf. 5, 38ss).
En el EvLc, Jess es un mrtir modlico que hasta el momento de la
muerte piensa en la salvacin de sus semejantes. Camino del lugar del su-
plicio, siente compasin por la futura ruina de Jerusaln (23, 22ss). Pide
perdn para sus verdugos (23, 34)10 y promete la salvacin al pecador arre-
pentido que es crucificado con l (23, 43). El pueblo siente remordimiento
a la vista de este hombre (23, 48).
10. Le 23, 34 es probablemente una insercin secundaria en el texto (cf. el aparato cr-
tico en NTG27). O quiz un copista anterior haba omitido la peticin de perdn por su in-
coherencia con la cada de Jerusaln en castigo por la crucifixin de Jess?
Jess, mrtir: la pasin de Jess 501
a) Aspectos jurdico-frmales
monedas de los aos 30 y 31 exhiben en el anverso el lituo de los augures, los intrpretes
romanos de las seales (cf. Jewish Coins..., n. 230, 231). Todos los tipos de moneda que se
conservan de Pilato contienen un smbolo pagano.
12. Sobre Pilato, cf. J. Blinzler, Proceso; reproducciones de la inscripcin de Pilato y
de las monedas acuadas por l en K. A. Speidel, Urteil, 87-94.
13. K. Mller, Mglichkeit und Vollzug jdischer Kapitalgerichtsbarkeit im Prozess ge-
gen Jess, informa con rigor sobre la situacin jurdica en la provincia romana de Judea.
14. Cf. Bill. I, 1027.
15. As adverta la inscripcin que figuraba en el templo; cf. Josefo, Bell 5, 193s; 6,
124-126; Ant 15, 417; Filn, LegGai 212; Hech 21, 26-30. La inscripcin se conserva en su
504 El Jess histrico
EvJn indica el nexo entre el gnero de muerte y la condena por los roma-
nos: Jess es crucificado porque los judos no poseen el ius gladii (18, 31s).
3. El contencioso legal contra Jess ante Poncio Pilato puede valorarse
jurdicamente como coercitio o como cognitio.
Coercitio (= castigo, medida forzosa) es la potestad que compe-
te a todo gobernador romano de imponer las medidas que sean necesarias
para el mantenimiento del orden pblico. Aqu se trataba simplemente de
una arbitrariedad legalizada (H. Last, Coercitio).
Cognitio es, en cambio, un proceso formal conforme a unas reglas
jurdicas21 con acusacin, interrogatorio, confesin (el silencio era con-
siderado como confesin) y sentencia (la confesin haca superflua la sen-
tencia). Esta se dictaba con arreglo a una ley vigente.
Fue, probablemente, un proceso formal. El titulus crucis que analizamos
a continuacin sugiere la infraccin de una ley establecida formalmente. El
EvJn conserv, tambin aqu, el recuerdo de unos hechos reales: Pilato se
sienta en el tribunal (Pipa, 19, 13; cf. Mt 27, 19)22 para dictar sentencia.
to, antes de la poca en que las cruces pasaron a ser en Palestina smbolos del aborrecido
dominio romano (cf HQTemple LIV, 6ss).
21. Segn A. N. Shervin-White, Romn Society, 24-47, el proceso de Jess ante Pilato
fue una cognitio extra ordinem. El procedimiento jurdico romano constaba, en los orgenes,
de dos partes. El juez estatal (pretor) determinaba con sus informes {cognitio) la frmula se-
gn la cual los jurados deban discutir y resolver el caso litigioso. En derecho civil, un juez
asuma luego el procedimiento; en derecho penal lo haca un tribunal de jurados bajo la
direccin del pretor, pero sin su participacin en el juicio. Este procedimiento (formulario)
ordinario fue siendo sustituido desde Augusto por otro en el que funcionarios estatales de-
terminaban todo el procedimiento y ellos mismos dictaban la sentencia. En las provincias,
esta cognitio extra ordinem era el procedimiento habitual. En el siglo II d. C. sustituy casi
totalmente al antiguo procedimiento formulario. En el proceso contra Jess juzg Pilato
mismo; se trat, por tanto, de una cognitio extra ordinem. Cf. J. Bleicken, Verfassungs und
Sozialgeschichte des Rmischen Kaiserreiches 1 (UTB 838), Paderborn 21981, 262ss.
22. L. Wenger, Noch einmal zum Verfahren de plano und pro tribunali: ZSRG 62 (1942)
366-376, sostiene que Pilato actu primero de plano porque deseaba finalizar el proceso, a
ser posible, sin dictar sentencia. Slo al final subi al tribunal y abri un contencioso pro
tribunali. El tribunal era un lugar elevado (al aire libre) donde el gobernador y los jueces es-
tatales celebraban sus actos oficiales. Slo cuando un juez ocupaba su tribunal, comenzaba
un proceso pro tribunali que deba concluir con una sentencia, cosa que no era necesaria en
un proceso de plano (en llano, delante del tribunal).
506 El Jess histrico
no, que lo puso en libertad (Bell 6, 300-309, citado infra, 518). Esta posi-
bilidad se le ofreca tambin a Pilato. El papel de las autoridades jerosoli-
mitanas en el proceso contra Jess podra haberse limitado, como con Je-
ss, hijo de Ananas, a una denuncia. Entonces, el proceso referido por
Mc/Mt no sera histrico. As lo indican, entre otras cosas, las circunstan-
cias jurdico-formales.
Los procesos capitales slo pueden tra- El juicio contra Jess se sustancia de
mitarse de da. noche (excepcin: Le 22, 66ss).
Los juicios estn prohibidos en sbado El proceso de Jess tiene lugar, segn
o en das festivos o preparatorios. los sinpticos, en la noche de pascua;
segn Jn, en la noche de la vspera de
pascua.
Se barajan tres hiptesis para resolver este contraste entre el orden pro-
cesal de la Misn y el proceso de Jess ante el sanedrn:
1. La historicidad del proceso ante el sanedrn: Hay dos posibilidades:
Una, que Jess fuera condenado con arreglo al derecho saduceo, que era
Jess, mrtir: la pasin de Jess 509
27. As J. Blinzler, Proceso. Pero la infraccin contra el precepto festivo se dara tam-
bin entonces; cf. F. Lohse, Geschichte, 80s.
28. As A. Strobel, Stunde, 46-61, 85 y passim. Tal procedimiento, en el que por ur-
gencias de tiempo se saltaban todas las normas usuales, est bastante documentado en la
literatura talmdica posterior; cf. J. Blinzler, Proceso. Blinzler, sin embargo, considera es-
tos pasajes como una pura ficcin de los rabinos para justificar anteriores procesos no re-
alizados legalmente.
29. H. Lietzmann, Prozess; Id., Bemerkungen. Esta tesis, histricamente insostenible,
ha sido defendida de nuevo por P. Winter, Proceso.
30. As, por ejemplo, J. Gnilka, El evangelio segn san Marcos II, Salamanca 31997,
333-338.
510 El Jess histrico
31. Difiere K. Mller, Mglichkeit, 71s, que postul dos regulaciones excepcionales de
orden tcntco-procesamental del derecho penal romano en la provincia de Judea: la entrada
en el recinto interior del templo y los vaticinios contra el templo exigan la paticipacin del
sanedrn judo en el proceso; pero los romanos dictaban la sentencia definitiva. Por eso Pi-
lato habra podido intervenir tambin por razn del vaticinio de Jess sobre el templo.
Jess, mrtir: la pasin de Jess 511
2); pero esta acusacin no aparece en las fuentes ms antiguas (Me 14,
55ss). Mt tampoco la incluye en el relato del proceso. Le hace referencia a
la agitacin poltica, no a la seduccin religiosa (Le 23, 2). Y, sobre todo,
la acusacin central contra un mesith inducir a un individuo a la idola-
tra sera absurdo en el Jess histrico. Los documentos citados pertene-
cen a una poca en que judos y cristianos se haban escindido, y los pri-
meros podan ver en Jess a un seductor que haca a sus adeptos renegar de
la religin juda32.
3. La pretensin mesinica de Jess (cf. J. Blinzler, Proceso, 186-197;
O. Betz, Probleme, 633ss). Como segundo punto de acusacin aparece en
Me 14, 61s la pretensin mesinica de Jess. Sin embargo, aparte este pa-
saje, no hay ninguna referencia a la pretensin mesinica como algo pena-
lizado en el derecho judo o considerado como blasfemia contra Dios. El
pretendiente mesinico Simn bar Kojba, que dirigi la resistencia en la
guerra juda de 132-135 d. C , fue reconocido como mesas por rab Aqui-
ba. Su pretensin no era una blasfemia, pero s algo polticamente explosi-
vo. Por eso, la pretensin mesinica de Jess habra dado pie a acusarlo an-
te Pilato y le acarreara la condena. Porque un mesas apoltico hubiera
sido entonces difcilmente imaginable. En este sentido, la mesianidad de
Jess pudo haber tenido relevancia para el sanedrn. Pero no sabemos si es-
ta pretensin mesinica fue atribuida a Jess, si l la afirm o si una retro-
proyeccin pospascual de la fe mesinica de la comunidad desti el re-
cuerdo. Jess, en cualquier caso, habida cuenta de que fue condenado co-
mo rey de los judos, no se distanci ante Pilato de las expectativas me-
sinicas depositadas en l (cf. infra, 582ss).
4. La pretensin de Jess a la dignidad divina: Jess es condenado
por blasfemo segn Me 14, 63. Aunque el derecho de la Misn entiende
por blasfemia pronunciar el nombre de Yahv (Sanh VII, 5), el concepto te-
na en la poca neo testamentan a una acepcin ms amplia: inclua la mal-
dicin, la burla o el menosprecio de Dios... y la usurpacin de un 'status'
que slo compete a l (R. E. Brown, Death I, 520-527, 531ss). Si la mera
pretensin mesinica no era blasfemia, s lo era la pretensin de la digni-
dad divina. Segn Jn 19, 7, Jess es reo de muerte por su pretensin de ser
hijo de Dios. En Me 14, 62 se puede ver una pretensin de este tipo
cuando Jess anuncia que estar sentado a la derecha de Dios (D. R. Catch-
pole, Triol, 271). Pero hay muchos indicios para sostener que esta afirma-
cin mayesttica presupone la confesin pospacual de Jess por parte de la
comunidad: Jess fue divinizado en virtud de la experiencia pascual. Es-
32. Cf. J. Maier, Jess vori Nazareth in der talmudischen berlieferung (EdF 82),
Darmstadt 1978, 210-235.
512 El Jess histrico
Por una parte, el pueblo ejerce la funcin de proteger a Jess. Por te-
mor al pueblo, las autoridades jerosolimitanas deciden ajusticiar a Jess an-
tes de la fiesta (Me 14, ls). Por otra, el pueblo da el paso determinante pa-
ra la condena de Jess. Sin embargo, la historicidad de esta opcin entre
Barrabs y Jess es una cuestin debatida.
blo. Probablemente hay que hacer una distincin. Haba un pueblo que
simpatizaba con Jess, lo que movi a las autoridades a planear su liquida-
cin antes de pascua (Me 14, ls); ese pueblo slo puede ser el de los no re-
sidentes en Jerusaln, que en las fiestas acuda a la ciudad. El pueblo
hostil de la escena de Barrabs poda ser, en cambio, la poblacin de Jeru-
saln, sometida a la influencia de los sumos sacerdotes. El vaticinio sobre
el templo, en cuanto amenaza al santuario de las peregrinaciones, afectaba
tambin a los jerosolimitanos, cuya existencia material dependa en buena
medida del templo.
37. Las cohortes romanas cuyos soldados ajusticiaron a Jess eran tropas auxiliares en
las que servan habitantes paganos de Palestina (de Sebaste, por ejemplo). Compartan las
actitudes antijudas de muchos vecinos de los judos. Su actitud ante los reyes judos se
desprende de la conducta que observaron despus de la muerte de Agripa II el ao 44 d. C.
en Cesrea: celebraron fiestas y se llevaron estatuas de sus hijas para colocarlas sobre los
tejados de los burdeles (Josefo, Ant 19, 356-366). Jess fue maltratado, flagelado y muerto
por unos soldados que pertenecan a una tropa con actitudes antisemitas.
516 El Jess histrico
7. TAREAS
Pero el joven Ann, cuya elevacin a sumo sacerdote acabo de referir... perte-
neca a la secta de los saduceos que, como sealaba antes, son ms severos y
fros en el tribunal que todos los dems judos. Ann crey haber encontrado
la ocasin propicia para aplicar esta severidad, ya que Festo haba muerto y Al-
bino no haba llegado an38. Por eso convoc al sanedrn y present ante l a
Santiago, hermano del Jess llamado Cristo, y a otros, acusndolos de que-
brantar la ley, y mand trasladarlos al lugar donde seran lapidados. Esto dis-
gust incluso a los ms celosos observantes de la ley, y por eso enviaron se-
38. Porcio Festo (60-62) y Lucceio Albino (62-64) fueron procuradores romanos en Pa-
lestina. Como Festo muri inesperadamente, hubo un vaco de poder despus de su muerte
hasta la llegada del sucesor.
518 El Jess histrico
cretamente delegados al rey39, con el ruego de que exigiera a Ann por escrito
que en adelante no se atreviera a cometer una injusticia semejante. Algunos de
ellos acudieron a Albino... y le hicieron saber que Ann no tena potestad para
convocar al sanedrn para el juicio sin su consentimiento... A consecuencia de
este incidente, Agripa lo destituy ya a los tres meses de su nombramiento...
Cuatro aos antes de la guerra, cuando la ciudad gozaba de mucha paz y bien-
estar, un tal Jess, hijo de Ananas, hombre iletrado, lleg del campo al san-
tuario para celebrar la fiesta en la que es costumbre que todos construyan una
choza a Dios, y comenz a gritar: Voz de levante, voz de poniente, voz de los
cuatro vientos, voz sobre Jerusaln y el templo, voz sobre el novio y la novia,
voz sobre todo el pueblo!. As fue recorriendo todas las callejuelas y gritando
da y noche. Algunos ciudadanos notables, molestos por los gritos que anun-
ciaban desgracias, lo arrestaron y molieron a golpes. El no pronunci una sola
palabra para defenderse ni contra los que lo apaleaban, y sigui tercamente gri-
tando como antes. Entonces las autoridades (o agxovreg) creyeron algo que
era verdad: que al hombre lo impulsaba un poder sobrehumano, y lo llevaron
al prefecto (CTCiQXog), nombrado entonces por los romanos. All, a latigazos,
le abrieron las carnes hasta los huesos; pero l no suplic ni llor; en el tono
ms lastimero que poda dar a su voz, contestaba a cada golpe: Ay de ti, Je-
rusaln. Y cuando Albino que era el prefecto le pregunt quin era, de
dnde vena y por qu gritaba aquello, no dio respuesta y persisti en el la-
mento sobre la ciudad, hasta que Albino supuso que estaba loco y lo dej ir.
i
c) Tcito, Ann 15, 4440:
As, para poner fin a.lbs rumores [de que l mismo haba prendido fuego a Ro-
ma], Nern hizo inculpar a otros e impuso los castigos ms crueles a aquellos
que, aborrecidos por sus infamias, el pueblo Mamaba chrestiani. El hombre del
que deriva esta denominacin, Cristo, fue condenado a muerte durante el rei-
nado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato.
39. Se refiere al rey judo Agripa II, que rein, subordinado a Roma, en la Jordania
oriental y mantuvo la vigilancia del templo hasta el ao 66.
40. Cf.H. Fuchs, Der Bericht iiber die Chrsten in den Annalen des Tacitus, en V.
Pschl, Tacitus (WdF 97), Darmstadt 1969, 558-604, 591ss.
Jess, mrtir: la pasin de Jess 519
La acusacin de deicidio que la Iglesia lanz durante siglos contra todos los ju-
dos, invocando Mt 27, 25, suele ser considerada hoy como inadecuada en la mayor
parte de las obras exegticas. Son frecuentes, no obstante, las actitudes y estereotipos
antijudos, tanto en la valoracin histrica de las circunstancias de la muerte de Jess
como en el uso teolgico del relato de la pasin.
Tome postura crtica sobre los siguientes fragmentos de los captulos finales de
dos libros sobre el proceso de Jess:
En aquel punto del proceso de Jess... tuvo que estar claro tambin que Caifas
y su pueblo estaban implicados fatalmente en la sentencia. Si cabe hablar de
culpa de los judos en general, habr que recurrir a la idea de la culpa trgica...
[Aquella] hora de la verdad... nada tiene que ver tampoco con el fallo de
unos pocos participantes, sino con un fallo del hombre y su condicin huma-
na... El papel y la postura de Caifas derivan de su vinculacin y lealtad incon-
dicional a la ley. Por eso tuvo que ejecutar tambin la ley en Jess, trgica-
mente... Caifas... representa al ser humano bajo las trabas mortales de la ley,
algo que pone de manifiesto la culpa y el fracaso de todos nosotros. El hecho
de que Caifas... tuviera que condenar a muerte, trgicamente, al mesas del
pueblo en virtud por imperativo de la ley, constituye uno de los enigmas ms
oscuros de la historia juda. Ese hecho nos revela toda la cara oculta de la his-
toria de Israel y permite conocer hasta qu punto habra que concebir la muer-
te de Jess como clave para un secreto ltimo... Si es verdad que la experien-
cia de lo trgico es oscura y abismal y lleva a la catarsis del alma, tal expe-
riencia nos la ofrece este Jess. En lo que respecta al judo en general, tendra
que dudar en adelante de la verdad de la ley como una ley con validez ltima42.
41. J. Blinzler, Der Prozess Jesu, Stuttgart 1951, 445s, 449s (trad. cast.: Proceso).
42. A. Strobel, Stunde, 138s, 142.
520 El Jess histrico
La pasin de Jess fue narrada a menudo, despus del nuevo testamento, con un
sentido apologtico y popular. La persona de Pilato en particular dio alas a la fanta-
sa, como demuestra la creciente literatura sobre Pilato que se fue acumulando en el
curso de los siglos. Ya Justino (ca. 150) remite a las actas redactadas bajo Poncio Pi-
lato (Apol I, 35) para certificar detalles del relato de la pasin. Se discute si Justino
conoci tales actas o se limita a postular su existencia; pero sorprende que en el cap-
tulo 48 remita a ellas como prueba de los milagros de Jess, algo que no cabra espe-
rar a la luz del nuevo testamento, que no hace referencia a milagros realizados por Je-
ss ante Pilato.
Entre el material ms antiguo de la literatura sobre Pilato (del siglo II) est la si-
guiente carta de Pilato a Claudio (!), incluida en los Hechos de Pedro y Pablo (cap-
tulos 40-42) y que presumiblemente deriv en carta a Claudio al ser intercalada en el
contexto (controversia con Simn Mago), cuando originariamente iba dirigida a Ti-
berio43.
Poncio Pilato saluda a su emperador Claudio. Hace poco ha ocurrido algo que
yo mismo he descubierto. Los judos, por odio, se han hecho merecedores de
un horrible castigo para ellos y su descendencia. Sus antepasados tenan la pro-
mesa de que Dios hara descender del cielo a su Santo, al que con razn lla-
maran su rey, la promesa de que Dios se lo enviara a la tierra mediante una
virgen. Cuando ese personaje lleg a Judea siendo yo gobernador, y ellos vie-
ron que devolva la vista a los ciegos, limpiaba a los leprosos, curaba paralti-
cos, expulsaba los malos espritus de las personas y hasta resucitaba muertos,
imperaba a los vientos, caminaba a pie enjuto sobre las olas del mar y obraba
otros muchos milagros, y cuando todo el pueblo judo lo reconoci como hijo
de Dios, las altas instancias del sacerdocio procedieron contra l por odio. Lo
prendieron y me lo entregaron, y profiriendo una sarta de mentiras lo inculpa-
ron de ser un mago y un transgresor de su ley. Yo les di crdito, lo hice flage-
lar y lo entregu a su arbitrio. Ellos lo crucificaron y pusieron guardias junto
al sepulcro. Pero l resucit al tercer da, mientras mis soldados hacan guar-
dia. Los judos fueron tan lejos en su maldad que entregaron dinero a mis sol-
dados con la consigna: Decid que sus discpulos robaron el cadver. Pero, aun-
que ellos aceptaron el dinero, no fueron capaces de silenciar lo ocurrido. Ates-
tiguaron que haba resucitado, que lo haban visto y que haban recibido dine-
ro de los judos. Te hago saber esto para que nadie falsee los hechos y no des
crdito a las mentiras de los judos (NTApo I, 419).
43. As, segn R. A. Lipsius; cf. NTApo 1, 419, nota 1. W. Michaelis (Die apocryphen
Schriften zum Neuen Testament, Bremen 1956, 448s) estima, en cambio, que hay un error
en la trasmisin textual que obedece, o bien al desconocimiento cronolgico del copista o a
una tradicin recogida en Ireneo, Haer 2, 22,3-6, segn la cual Jess muri a la edad de cin-
cuenta aos; por tanto, bajo Claudio.
Jess, mrtir: la pasin de Jess 521
44. Citado segn C. Becker, Tertulian, Apologeticum (en latn y alemn), Mnchen
3
1984, 133-137.
15
JESS RESUCITADO:
LA PASCUA Y SUS INTERPRETACIONES
17), Stuttgart 1966; G. Ldemann, Die Auferstehung Jesu, Gottingen 1994; S. Mac-
Lean Gilmour, The Christophany to more than Five Hundred Brethren: JBL 80 (1961)
248-252; H. K. McArthur, On the Third Day (1 Cor 15, 4b and Rabbinic Interpre-
tation ofHosea 6, 2): NTS 18 (1971/1972) 81-86 (traduccin alemana en P. Hoffmann
[ed.], berlieferung [cf. supra], 194-202); W. Marxsen, La resurreccin de Jess co-
mo problema histrico y teolgico, Salamanca 1979; Id., La resurreccin de Jess de
Nazaret, Barcelona 1974; W. Michaelis, Die Erscheinungen des Auferstandenen, Ba-
sel 1944; W. Nauck, Die Bedeutung des leeren Grabes: ZNW 47 (1956) 243-267; W.
Pannenberg, Systematische Theologie II, Gottingen 1991; R. Pesch, Zur Entstehung
des Glaubens an die Auferstehung Jesu: ThQ 153 (1973) 201-228; M. Res, Formeln
und Lieder im Neuen Testament: VF 15 (1970) 75-95; G. Sass, Apostelamt und Kir-
che, Miinchen 1939; L. Schenke, Auferstehungsverkndigung und leeres Grab (SBS
33), Stuttgart 1968; W. Schmithals, Der Markusschluss, die Verklrungsgeschichte
und die Aussendung der Zwolf: ZThK 69 (1972) 379-411; L. Schottroff, Mara Mag-
dalena und die Frauen am Grabe Jesu: EvTh 42 (1982) 3-25; C. F. Sleeper, Pente-
coste and Resurrection: JBL 84 (1965) 389-399; K. Wengst, Christologische Formeln
und Lieder des Urchristentums (StNT7), Giitersloh 1972; Id., Ostern-Ein wirkliches
Gleichnis, eine wahre Geschichte. Zum neutestamentlichen Zeugnis von der Aufer-
weckung Jesu (KT 97), Miinchen 1991; U. Wilckens, Der Ursprung der berliefe-
rung der Erscheinungen des Auferstandenen, en W. Joest-W. Pannenberg, Dogma und
Denkstrukturen. FS E. Schlink, Gottingen 1963, 56-95 (= P. Hoffmann [ed.], berlie-
ferung [cf. supra], 139-193); Id., La resurreccin. Estudio histrico-crtico del testi-
monio bblico, Salamanca 1981.
Introduccin
Lea, como preparacin, los textos principales de las fuentes: 1 Cor 15, 3-11; Me
15, 42-16, 8(9-20); Mt 27, 57-28, 20; Le 23, 50-24, 53; Hech 1, 1-11; Jn 19, 38-21,
25.
Anote las indicaciones que puedan dar respuesta a las siguientes preguntas: qu
apariciones se mencionan tanto en la tradicin formularia de Pablo (1 Cor 15, 3ss) co-
mo en las tradiciones narrativas de los evangelios? dnde se localizan las aparicio-
nes de pascua? qu motivos aduce la tradicin pascual para desechar las dudas sobre
la realidad de las apariciones de pascua?
Lea a continuacin H. Kessler, La resurreccin de Jess, Salamanca 1989, 116-
130; y U. Wilckens, La resurreccin de Jess, Salamanca 1981, 65-92.
1. Un panorama interesante sobre el debate durante los siglos XVIII y XIX puede ver-
se en P. Hoffmann, Die historisch-kritische Osterdiskussion von H. S. Reimarus bis zu Be-
ginn des 20. Jahrhunderts, en Id. (ed.), berlieferung, 15-67. Cf ibid., 453ss, la bibliogra-
fa cronolgica selecta sobre la resurreccin de Jess desde el ao 1770, con arreglo a la
cual citamos en lo que sigue los ttulos ms antiguos.
526 El Jess histrico
2. H. E. G. Paulus, Kommentar ber die drey ersten Evangelien III ('1802), 797-806,
839-931; Id., Das Leben Jesu ais Grundlage einer Geschichte des Urchristentums, Heidel-
berg 1828,277-305.
3. K. A. Hase, Das Leben Jesu, Leipzig 1829, 260-284, y F. D. E. Schleiermacher, Das
Leben Jesu, leccin acadmica de 1832, ed. por K. A. Rutenik, Berlin 1964, 458-494.
4. Libros populares sobre Jess recogen an esta tesis; cf., por ejemplo, F. Alt, Jess -
der erste neue Mann, Mnchen 2 1989, 56.
5. Annimo, Versuch ber die Auferstehung Jesu: Bibliothek fr Kritik und Exegese
des Neuen Testaments und alteste Kirchengeschichte 2 (1799) 537-551.
6. La exposicin ms amplia, en H. J. Holtzmann, Das leer Grab und die gegenwarti-
gen Verhandlungen ber die Auferstehung Jesu: ThR 9 (1906) 79-86, 119-132; J. Klausner,
Jess von Nazareth, Jerusalem 3 1953, 496.
Jess resucitado: la pascua y sus interpretaciones 527
7. D. F. Strauss, Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet (2 vols.), Tbingen 1835-1836, es-
pecialmente II, 582-663.
528 El Jess histrico
Entre los textos pascuales del nuevo testamento, la historia de las tradi-
ciones distingue la tradicin formularia, ms antigua (cartas, discursos de
Hech, sumarios de la pasin; cf. infra, a. 1 + c), y la tradicin narrativa,
ms reciente (evangelios, relatos de apariciones en Hech; cf. infra, a.2 + d).
1. La tradicin formularia
2. La tradicin narrativa
15, 4s: oti XQ10T5... eyi'iYeQTai Le 24, 34: XYOvrag OTI ovrcog TJYgfl"r| xQiog xai
xal otiroqrh]KT)(pq, (que Cristo roqp'&T) Zigana (dijeron: Era verdad: ha resucitado el
resucit y se apareci a Cefas). Seor y se ha aparecido a Simn). Cf. los reflejos
de esta aparicin: Me 8, 26 (confesin mesinica);
Le 5, 1-11/Jn 21, lss (aparicin durante la pesca?);
Le 22, 31s. Tradicin competidora: aparicin a
Mara Magdalena: Jn 20, 11-18; Mt 28, 1.9s; Me
16,9-11 (ctinfra, 548ss).
15, 5: eir tolg ScbSexa (des- Apariciones de mandato:
pus, a los Doce). Mt 28, 16-20 (Galilea): misin
Le 24, 36-49 (Jerusaln): misin
Jn 20, 19-23 (Jerusaln): fundacin de la Iglesia.
15, 6: 'jiEixa aiqpfrn mvw nev- Sin correspondencia? Algunos suponen que el re-
taxoooig SeXcpog (pjta|... lato de pentecosts (Hech 2) es una forma refundi-
(despus se apareci a ms de da de esta tradicin19.
500 hermanos).
15, 7: EJima axpdr 'Iaxobpco Atestiguado muy posteriormente en EvHeb 7 (cf.
(despus se apareci a Santiago) infra, n. 35), dependiente de 1 Cor 15, 7.
15, 7: EITO T0I5 noaxXoig na- Sin correspondencia, si todos los apstoles equi-
oiv (despus a todos los apsto- vale a los Doce y hay un doblete de 15, 5 (cosa
les) sin cpiral (de una vez); improbable; cf. infra, 538). O correspondencia en
por tanto, sucesivamente? Le 24, 13ss; Jn 20, 1 lss (cf. infra)!
15, 8: eoxaxov Se JKXVTCOV (boiie- Hech 9, lss; 22, 3ss; 26, 9ss.
QE TCp EXTQ)|i,aTl Sxp&T] XCt|.lO
(por ltimo se me apareci tam-
bin a m [= Pablo], como el
abortivo).
Sin correspondencia. El sepulcro vaco (Me 16, 1-8 par.; Jn 20, 1-15).
Sin correspondencia, como no vaYvcQioig-apariciones (Le 24, 13ss; Jn 20, 11-
sea en 15, 7. 18).
19. E. von Dobschtz, Ostern und Pfmgsten. Eine Studie zu l Kor 15, Leipzig 1903; C.
F. Sleeper, Pentecoste; S. MacLean Gilmour, Christophany.
Jess resucitado: la pascua y sus interpretaciones 537
No se cuestionan 1 Cor 15, 3b-5 (aparte la omisin ocasional de Cefas y los Do-
ce). Slo esta parte de la frmula depende directamente de jtaoXaPov.
La aparicin a Santiago y a todos los apstoles (v. 7) suele considerarse tam-
bin como tradicin: Pablo parece excluirse aqu del grupo de todos los apstoles.
El v. 6b es sin duda paulino: Pablo previene posibles objeciones: en aquel mo-
mento no haba ya 500 testigos oculares de las apariciones. El apunte del v. 8 sobre la
revelacin recibida por Pablo es a todas luces una ampliacin paulina.
538 El Jess histrico
Ese paralelismo expresa una rivalidad entre Pedro y Santiago. Ambos recaban
para s la primera aparicin. Los Doce y los apstoles, en cambio, se refieren al
mismo grupo (A. von Harnack)22.
La frmula expresa el paralelismo de las apariciones en Galilea y en Jerusaln
(G. Sass, Apostelamt, 132-136).
La frmula refleja el desplazamiento de la autoridad suprema en Jerusaln de
Pedro a Santiago (U. Wilckens, Ursprung). Los enunciados axph] se consideran, en
consecuencia, como frmulas de legitimacin: fundamentan, no la resurreccin sino,
a travs de ella, una autoridad.
La interpretacin del sentido de los acontecimientos por la Escritura deja sin pre-
cisar los pasajes bblicos concretos a que se haca referencia:
El morir por nuestros pecados evoca Is 53, 5s (expresamente slo 1 Pe 2, 24
aplica este pasaje a la muerte vicaria de Jess).
El tercer da se explica probablemente por Os 6, 2: v tj T|uQq tfj TQTT]
vcto"tr|a[if}a (al tercer da resucitaremos). Pero slo Tertuliano, Jud 13, refiere es-
te pasaje a la resurreccin de Jess23.
La facticidad de los acontecimientos se certifica con los verbos t^p) y a>qp'dr|
(fue sepultado y se apareci): Jess muri realmente porque fue sepultado; fue
resucitado realmente porque se apareci. Se discute:
Sobre TtcpT]: Pablo tiene que presuponer, por lgica interna, el sepulcro vaco
(J. Kremer, Zeugnis, 36-38)? o su fe pascual es independiente de ese extremo?
Sobre (Bcpfh): Significa esto una revelacin, sin el elemento visual (as W. Mi-
chaelis, Erscheinungen, 108s; pero choca con 1 Cor 9, 1), una legitimacin (U. Wilc-
kens, cf. supra; sin embargo, esta hiptesis es incongruente en el caso de los 500 her-
manos, que no ocupan posiciones de autoridad) o una aparicin (en los LXX, oqp'fh]
significa, entre otras cosas, teofana, y es la interpretacin ms probable; cf. P. Hoff-
mann, Auferstehung, 493)?
23. Cf. H. K. McArthur, On the Third Day. P. Hoffmann, Auferstehung, 482s, recoge en
visin panormica las diversas interpretaciones.
24. R. Bultmann, La resurreccin de los muertos, de Karl Barth (1926), en Creer y
comprender I, 39-61, 55s.
25. Barth, Die Auferstehung der Toten. Eine akademische Vorlesung iiber I. Kor 15, Zii-
rich 1924, 41953, 75-86.
540 El Jess histrico
d) La tradicin narrativa
29. M. Horstmann, Studien zur markinischen Christologie (NTA 6), Mnster 2 1973,
132.
30. E. Lohmeyer, Das Evangelium des Markus (KEK 1/2), Gottingen 1959, 356.
31. W. Nauck, Die Bedeutung des leeren Grabes, 25 ls, 257s.
32. Cf. P. Hoffmann, Auferstehung, 505.
544 El Jess histrico
34. La independencia de la frmula contenida en 1 Cor 15, 3ss frente a la tradicin na-
rrativa de los evangelios se desprende de las siguientes consideraciones: Las apariciones
mencionadas en 1 Cor a Pedro, a los 500 hermanos, a Santiago y a Pablo no tienen corres-
pondencia en los relatos de pascua de los evangelios. Slo la aparicin a los Doce se tras-
mite en ambas tradiciones, pero con pequeas diferencias: a veces, la tradicin narrativa
convierte a los Doce en once discpulos (Mt 28, 16; Le 24, 9.33); adems, en ella, la apa-
ricin va siempre acompaada de un mandato. Nada de esto hay en 1 Cor 15, 5, a menos
que identifiquemos a los Doce con los apstoles y sobreentendamos en el ttulo de
apstol un mandato de misin. Pero, aun entonces, sorprende que en la tradicin narrati-
va slo Le hable de apstoles (Le 24, 10), y los restantes de discpulos (Mt 28, 16; Me
16, 7; Jn 20, 19s; 21, 1 y passim), un trmino que no figura en la tradicin formularia. En
todo caso, Le pudo haber conocido 1 Cor 15, 3ss, porque no cabe excluir en l un conoci-
miento de las cartas de Pablo, si bien es cierto que en Le 24, 34 habla de aparicin a Si-
mn, y no a Cefas, como dice 1 Cor 15, 5. Son posibles los contactos (tardos) entre di-
versas tradiciones; pero se trata, evidentemente, de tradiciones autnomas, cada una con su
propio bagaje lingstico.
35. En Jernimo, Vir /'//, 2: el Seor se dirigi a Santiago y se le apareci. Santiago ha-
ba hecho voto de no comer pan desde la hora en que gust el cliz del Seor hasta que lo
viera resucitado de entre los durmientes... Jess ofrece pan a Santiago, diciendo: Herma-
no mo, come tu pan, pues el Hijo del hombre ha resucitado de entre los durmientes (cita-
do segn W. Schneemelcher, NTApo 1, 147).
546 El Jess histrico
pi sujeto receptor. Est claro que tales apariciones individuales slo fue-
ron narradas y trasmitidas en determinadas franjas de tradicin. Por eso no
cabe excluir que la aparicin individual a Mara Magdalena constituya una
tradicin particular que, adems de figurar en el EvJn, podra estar tambin
detrs de la aparicin a las tres mujeres. Quiz fue incluso la primera apa-
ricin. La protoepifana a Pedro, atestiguada en 1 Cor 15, 5a, es considera-
da en general como la primera aparicin constatable histricamente. Sin
embargo, cabe aducir igualmente razones de peso en favor de la otra tradi-
cin: la aparicin a Mara Magdalena; as lo indican los siguientes argu-
mentos a favor y en contra36:
1. A favor: En favor de la historicidad de la protoepifana a Pedro est
el hecho de que la lista ms antigua de los testigos de la resurreccin (1 Cor
15, 3ss) no menciona a Mara Magdalena.
En contra: 1 Cor 15, 3ss no mencionan a ningn testigo femenino por-
que las mujeres, segn el derecho judo, no estaban plenamente capacita-
das para testificar y porque la aparicin legitimaba al sujeto receptor. Ma-
ra Magdalena como receptora de la primera aparicin quedara equiparada
a Pedro en autoridad.
2. A favor: El EvMc no menciona ninguna aparicin del Resucitado,
pero el ngel anuncia que Jess se mostrar en Galilea. Esto deben notifi-
carlo las mujeres a sus discpulos y a Pedro (Me 16, 7). La mencin ex-
plcita de Pedro refleja su papel de receptor de la primera aparicin.
En contra: La aparicin de Jess en Galilea, anunciada en Me 16, 7, es
una aparicin a las mujeres y a los discpulos37 (esto lo modific ya Mt en
favor de las mujeres; cf. Mt 28, 10). Del texto no cabe inferir, ert cambio,
que se trate de una aparicin particular a Pedro (cf. tambin Me 14, 28).
3. A favor: Tambin del EvLc se desprende la. existencia de una tradi-
cin sobre la primera aparicin a Pedro: Le 24, 34 es un,aadido que inte-
rrumpe el relato de Emas38.
En contra: Es dudoso que Le 24, 34 sea una tradicin independiente; ca-
be presumir que el evangelista conoca la frmula 1 Cor 15, 3ss. Le es el
nico de los cuatro evangelistas que no relata (o anuncia) ninguna apari-
cin a mujeres, y esto puede hacer pensar en una posible represin (apolo-
gtica) de esa tradicin,.
4. A favor: De la primera aparicin a Mara Magdalena se habla en es-
tratos de tradicin muy tardos, es decir, histricamente irrelevantes: Me
16, 9-11 procede del siglo II. La conclusin de Me (16, 9-20) es sin duda
secundaria, como demuestra la crtica textual; y dado que Ireneo (t ca.
202) cita a. Me 16, 19 como conclusin del EvMc {Hmr 3, 10, 6), el apn-
dice tuvo que surgir en el siglo* II. Jn 20, 11-18 es una tradicin particular
de la comunidad jonica, sin soporte histrico. Mt 28, 1.9s es fruto del em-
peo (tardo, a la luz de la historia de la tradicin) de asociar la tradicin
del sepulcro (con participacin relevante de mujeres) a la tradicin de las
apariciones.
En contra: La aparicin a Mara Magdalena, a pesar de su mala imagen
(cf. supra), fue trasmitida en tres fuentes independientes que se remontan
sin duda a tradiciones ms antiguas: La conclusin secundaria de Me es un
sumario kerigmtico de los acontecimientos pascuales con entidad propia
(slo comparable, formalmente, con 1 Cor 15, 3ss-), que no depende total-
mente de los evangelios y por eso puede haber conservado tradiciones ms
antiguas39. Jn 20, 11-18 se remonta igualmente a tradiciones ms antiguas.
As lo demuestra Mt 28, 9s, que recoge sin duda la misma tradicin. El re-
cuerdo1 de una aparicin a Mara Magdalena es ms antiguo que el nexo re-
daccional mateano del relato del sepulcro (varias mujeres) con la cristofa-
na (originariamente a una sola mujer: Mara Magdalena).
40. Jn 19,25 slo aparentemente es una excepcin: esta serie clasifica a las mujeres que
estn al pie de la cruz por el grado de parentesco con Jess (comenzando por su madre). Ma-
ra Magdalena es la nica mujer mencionada sin relaciones de parentesco tambin este pa-
saje, por tanto, confirma su puesto destacado entre las discpulas y discpulos de Jess.
Jess resucitado: la pascua y sus interpretaciones 549
42. Cf. H. W. Kuhn, Der Gekreuzigte von Giv'at ha-Mivtar. Bilanz einer Entdeckung,
en Theologia crucis - signum crucis. FS E. Dinkler, Tbingen 1979, 303-334.
Jess resucitado: la pascua y sus interpretaciones 551
43. Cf. A. Parrot, Bibel und Archaologie II. Der Tempel von Jerusalem, Golgotha und
das Heilige Grab, Ziirich 1956; O. Nichlson, Holy Sepulchre, Church of, en ABD 3 (1992),
258-260 (con bibliografa).
552 El Jess histrico
(as Me 16, 7; Mt 28, 16ss; EvPe 14, 59s), que fueron desplazadas secun-
dariamente (EvLc y EvJn) a Jerusaln. Al margen de ello, Mara Magdale-
na podra haber sido la destinataria de la primera aparicin, que no encon-
tr acogida en la memoria general del cristianismo primitivo y fue relega-
da por la aparicin individual a Pedro: ste fue considerado muy pronto co-
mo primer testigo de la resurreccin (1 Cor 15, 5). Probablemente, Pedro
reuni a los otros miembros del grupo de los Doce. Juntos fueron testigos
de una aparicin de la que hay constancia documentada y que los primeros
narradores consideraron como inicio de la comunidad cristiana primitiva;
ellos, en efecto, refieren siempre esta aparicin asocindola a un mandato
de fundacin de comunidades. Siguieron otras apariciones, concretamente
a Santiago y a Pablo. Hubo tambin, quiz, experiencias extticas de gran-
des grupos (los 500 hermanos) que se vivieron como apariciones. Pare-
ce que la conviccin de que Jess estaba vivo se asoci pronto con la idea
de un sepulcro vaco, situado cerca del lugar de la ejecucin. Podra haber
sido descubierto all por las mujeres que permanecieron en Jerusaln. A la
luz de las apariciones de pascua, el sepulcro se convirti en testigo de la re-
surreccin. Pero no queda excluido que un sepulcro vaco situado cerca del
Glgota diera pie, secundariamente, a esas tradiciones.
La resurreccin de Jess ajusticiado en la cruz, que el nuevo testamen-
to afirma con unanimidad, se contradice con la imagen moderna del mun-
do. Tomando por criterio los axiomas del mtodo histrico de Troeltsch44,
la resurreccin de Jess no puede ser un acontecimiento histrico: carece
por definicin de analogas en la historia, no tiene una causa intrahistrica
(se contradice con el principio de correlacin) y, desde la conciencia cre-
yente, no se puede valorar con arreglo al juicio de probabilidad, porque
implicara reconocer la posibilidad de que no sea un hecho histrico. A la
hora de traducir esta fe pascual al lenguaje de nuestro tiempo, hay en prin-
cipio dos posibilidades: primera, interpretar la realidad pascual de forma
que pueda integrarse en el mundo moderno de creencias; segunda, modi-
ficar las premisas modernas desde la fe pascual. La interpretacin de la
realidad pascual dentro de las premisas modernas incluye las explicaciones
racionalistas del sepulcro vaco en la poca de la Ilustracin (robo del
cadver por los discpulos, muerte aparente, traslado) y sus variantes mo-
44. E. Troeltsch, ber historische und dogmatische Methode in der Theologie, en Id.,
Zur religiosen Lage, Religionsphilosophie und Ethik, Ges. Schriften II, Tbingen 1913, 729-
753. Los tres axiomas: crtica, analoga y correlacin significan: (1) toda tradicin est su-
jeta a la duda metdica y debe pasar por la crtica de su probabilidad histrica; (2) la ho-
mogeneidad fundamental de todo suceso condiciona y posibilita su comparabilidad; (3) to-
dos los fenmenos de la vida histrico-cultural estn correlacionados.
554 El Jess histrico
4. TAREAS
1. Asigne los textos adjuntos a los siguientes trminos y autores: teora de la vi-
sin subjetiva - teora de la visin objetiva - la resurreccin como 'interpreta-
ment' ya caducado / H. Grass - J. Weiss - H. Braun.
Texto 2: Las apariciones de pascua no son, como pareci entonces [a los dis-
cpulos], la causa de su fe, sino el efecto... Bajo la impresin imborrable de la
personalidad religiosa de Jess, los discpulos llegaron a la audaz creencia de
que su maestro haba resucitado. De esta creencia brotaron las visiones.
Jess resucitado: la pascua y sus interpretaciones 559
Texto 3: En todo caso, la consideracin teolgica debe tener en cuenta que las
vivencias de los discpulos, aparte el modo en que se producen, estn bajo la
accin de Dios y no son mero efecto de la propia fantasa o reflexin... Esa ac-
cin reveladora tiene... un contenido muy concreto: Cristo aparece resucitado,
vivo... Estas visiones y esta fe confirman que tambin Dios, y primariamente
l, actu en Cristo... Es imposible afirmar la fe pascual de los discpulos y el
mensaje pascual que se desprende de la misma como obra de Dios sin pregun-
tar, a la vez, si aquello que esta fe crey y proclam es una realidad.
Pero cuando los letrados y fariseos y los ancianos se reunieron, y oyeron que
todo el pueblo murmuraba, se daba golpes de pecho y deca: Si en su muerte
se producen seales tan portentosas, ved cuan justo era, sintieron miedo, fue-
ron a Pilato y le suplicaron: Danos soldados para vigilar el sepulcro durante
tres das, no sea que vayan sus discpulos y roben el cadver, y el pueblo crea
que resucit de la muerte, y se vuelva contra nosotros. Pilato puso a su dis-
posicin al capitn Petronio con soldados para custodiar el sepulcro. Y con s-
tos fueron ancianos y letrados al sepulcro. Todos los que estaban all, con el ca-
pitn y los soldados, hicieron rodar una gran piedra, la colocaron a la entrada
del sepulcro y pusieron siete sellos, extendieron un toldo y montaron la guar-
dia. Por la maana temprano, al comienzo del sbado, lleg gente desde Jeru-
saln y los alrededores para ver el sepulcro sellado. Pero la noche en que bri-
ll el da del Seor, cuando los soldados vigilaban en relevos de dos en dos, re-
son una gran voz en el cielo; ellos vieron el cielo abierto y a dos varones, en
medio de un gran resplandor, descender de l y acercarse al sepulcro. La pie-
dra colocada a la entrada del sepulcro rod por s sola y dej libre el paso; el
sepulcro se abri y entraron los dos jvenes. Cuando los soldados vieron esto,
despertaron al capitn y a los ancianos, que tambin se haban agregado a la
guardia. Y mientras contaban lo que haban presenciado, vieron a tres varones
salir del sepulcro, dos de ellos sosteniendo al tercero; una cruz los segua; la
cabeza de los dos llegaba hasta el cielo, y la del tercero, llevado por ellos de la
mano, lo traspasaba. Y oyeron una voz gritar desde los cielos: Has predica-
do a los despertados del sueo?. Y lleg la respuesta desde la cruz: S. Los
soldados deliberaron entre s antes de marchar para notificarlo a Pilato. Y
mientras deliberan, ven de nuevo cmo los cielos se abren, desciende un hom-
bre y se dirige al sepulcro. Cuando las personas que rodeaban al capitn vieron
esto, acudieron de noche a Pilato y le contaron muy excitados todo lo que ha-
ban visto, y dijeron : Realmente era hijo de Dios. Pilato contest diciendo:
Yo estoy limpio de la sangre del hijo de Dios; vosotros lo decidisteis (cita-
do segn NTApo 1, 187).
560 El Jess histrico
W. Bousset, Kyrios Christos. Geschichte des Christusglaubens von den Anfangen des
Christentums bis Irenaeus, Gttingen 1913; R. Bultmann, Die Frage nach dem mes-
sianischen Bewusstsein Jesu und das Petrus-Bekenntnis: ZNW 19 (1919-1920) 165-
174 (= Id., Exegetica, Tbingen 1967, 1-9); C. Colpe, Die religionsgeschichtliche
Schule. Darstellung und Kritik ihres Bildes vom gnostischen Erldsermythos (FRLANT
60), Gttingen 1961; Id., viq TO CCVAQOTOX), en ThWNT 8 (1969) 403-481; O.
Cullmann, Cristologa del nuevo testamento, Salamanca 1998; E. Dinkler, Petrusbe-
kenntnis und Satanswort, en Zeit und Geschichte. FS R. Bultmann, Tbingen 1964,
127-153; M. Hengel, El Hijo de Dios, Salamanca 1978; Id., Jess, der Messias Is-
raels. Zum Streit ber das messianische Sendungsbewusstsein Jesu, en I. Gruen-
wald y otros (eds.), Messiah and Christos. FS D. Flusser, Tbingen 1992, 155-176;
B. Lindars, Jess Son o/Man. A Fresh Examination ofthe Son ofMan Sayings in the
Gospels in the Light of Recent Research, London 1983; J. Neusner-W. S. Green-E.
Freerich, Judaisms and Their Messiahs at the Turn of the Christian Era, Cambridge
1987; N. Perrin, A Modern Pilgrimage in New Testament Christology, Philadelphia
1974; G. Theissen, Gruppenmessianismus*; P. Vielhauer, Gottesreich und Menschen-
sohn in der Verkndigung Jesu, en Festschrift fr G. Dehn, Neukirchen 1957, 51-79
(= Id., Aufsatze zum Neuen Testament, Mnchen 1965, 55-91).
Introduccin
TAREAS:
Lea el relato de Emas (Le 24, 13-27). Qu ttulos aplican los discpulos a Jess
antes de su encuentro con el Resucitado? qu idea de redentor va implcita en el v.
21? qu trasformacin experimenta esa espera del redentor?
Segn Dan 7, 13s y los discursos figurados de Henet (46, 1-8 y passim) en torno
a este pasaje, el Hijo del hombre es un juez celestial que aparecer en los ltimos
tiempos.
Y vi all a (uno) que tena la cabeza de anciano, blanca como lana, y junto a
l otro cuya figura era parecida a la de un hombre, con semblante lleno de bon-
dad, como (el) de los santos ngeles. Y a uno de los ngeles que iba conmigo
y me enseaba todos los secretos, le pregunt por aquel hijo de hombre, quin
era, de dnde proceda (y) por qu se acercaba al anciano. Me contest dicien-
do: 'Este es el hijo de hombre que posee la justicia y sta habita en l, y que
revela todos los tesoros de lo oculto, pues el Seor de los espritus lo eligi, y
su destino es insuperable gracias a la justicia que posee eternamente ante el Se-
or de los espritus. Y este hijo de hombre que has visto desalojar a los reyes
y poderosos de sus lechos de reposo, y a los fuertes de sus tronos; soltar los
frenos de los fuertes y les romper los dientes a los pecadores. Expulsar a los
reyes de sus tronos y sus reinos, porque no le ensalzan ni le alaban, ni recono-
cen con humildad de dnde les lleg el reino' (Henet 46, 1-5).
Y en ese momento fue pronunciado el nombre del hijo del hombre en pre-
sencia del Seor de los espritus, delante del Anciano. Antes de ser creados el
sol y los dos signos (del zodaco), antes de ser creadas las estrellas del cielo,
su nombre fue pronunciado en presencia del Seor de los espritus. Y l ser
un bculo para los justos, para que se apoyen en l y no caigan, y ser la luz de
las naciones y la esperanza de los que tienen amargura en sus corazones...Y en
564 El Jess histrico
aquellos das, los reyes de la tierra y los poderosos que poseen la tierra firme
estarn con semblante decado por la obra de sus manos, pues el da de la mi-
seria y postracin no salvarn su cabeza (= su persona)... El da de su postra-
cin habr paz en la tierra, caern ante ellos y no se levantarn ms, y nadie
habr que los tome de la mano y los enderece, pues renegaron del Seor de los
espritus y de su Ungido. El nombre del Seor de los espritus sea ensalzado!
(Henet 48, 2-3.8.10).
Qu expresiones sinpticas sobre el Hijo del hombre se ajustan a esta imagen tra-
dicional? cules la contradicen? Lea Me 2, 10.27s.; 8, 31s; 13, 26ss; 14, 62.
Lea Me 6, 14-16; 11, 9-10; 14, 62; Mt 11, 2-6; 12, 28. Dnde hay una cristologa
explcita, una cristologa implcita y una cristologa evocada?
dad, pero al propio tiempo la destruy con su reivindicacin (Problema*, 180). Este
contraste se atena muy poco por el hecho de que toda la antigedad quede incluida
en las exigencias de Jess (a tenor de Me 7, 15): Esta soberana no slo quebrant
los fundamentos del judaismo tardo y fue la causa decisiva de su muerte (!), sino que
adems trastorn la concepcin que la antigedad tena del mundo (Problema*, 182).
ron, por tanto, los cristianos los que crearon, con una determinada exge-
sis de Dan 7, la figura del Hijo del hombre apocalptico (como sostuvo en
1974 N. Perrin, A Modern Pilgrimage in New Testament ChristologyYl
El Mesas: Investigadores judos y cristianos han rectificado la idea
de la existencia, en el judaismo, de una expectativa mesinica general. Hu-
bo esperanzas escatolgicas con y sin Mesas, figuras mesinicas con y sin
ttulo mesinico, y como demuestran los hallazgos de Qumrn una
gran gama de representaciones mesinicas (as J. Neusner y otros, Ju-
daisms and Their Messiahs, 1987).
1. El hecho de que los discursos figurados del Henoc etope que hablan del Hijo del
hombre no aparezcan documentados, hasta ahora, en la literatura henoquiana de Qumrn,
podra sugerir incluso un origen posneotestamentario.
570 El Jess histrico
Cuando Jess dice Hijo del hombre, se refiere a s mismo o a un futuro per-
sonaje mayesttico que le confiere autoridad como representante suyo?
Hijo del hombre es ttulo de un personaje apocalptico o un circunloquio por
yo o por el ser humano en general?
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 571
Los dichos sobre el Hijo del hombre actuando en el presente, o sobre el futuro
Hijo del hombre, o sobre ambos, son autnticos? La mayora de los exegetas consi-
dera los dichos sobre el Hijo del hombre paciente como vaticinia ex eventu.
_L _L
"l
E. Lohse, lch aber sage euch, en Der RufJesu und die Antwort der Gemeinde. FS J.
Jeremas, Gottingen 1970, 189-203 (= Id., Die Einheit des Neuen Testaments, Gttin-
gen 1973, 73-87); O. Michel, lch komme (Jos. bell. 3, 400): ThZ 24 (1968) 123-124;
M. Sato, Q und Prophetie (WUNT 11/29), Tbingen 1988, 287-297; D. Zeller, Jess ais
vollmachtiger Lehrer (Mt 5-7) und der hellenissche Gesetzgeber, en L. Schenke (ed.),
Studien zum Matthausevangelium. FS W. Pesch, Stuttgart 1988, 301-317.
3. Cf. J. Naveh, A Hebrew Letter from the Seventh Century B.C.: IEJ 10 (1960) 129-
139.
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 575
Que Dios es padre (y se comporta como una madre) forma parte del
repertorio de imgenes del judaismo. La imagen marca algunas de las fra-
ses ms intensas del antiguo testamento sobre la misericordia de Dios: Yo
ense a andar a Efram y lo llev en mis brazos... Cmo podr dejarte,
Efram, entregarte a ti, Israel? (Os 11, 1-11; cf. Jer 31, 20). En la poca
neotestamentaria se invoca a Dios en las oraciones comunitarias como Pa-
dre nuestro, Rey nuestro, y en las oraciones privadas como Padre. Lo
segundo, no slo en la dispora (cf. JyA 12, 14s) sino tambin en Palesti-
na (Eclo 51, 10). Slo en una interpretacin sesgada de los documentos se
puede hacer de la invocacin de Dios como Padre por parte de Jess una
muestra de confianza singular y sin analogas (contra J. Jeremas)8. Pero
hay dos observaciones atinadas:
7. La ltima parte de la frase apologtica (que slo convence al propio Josefo) se refie-
re a que ste a diferencia de todos sus soldados, que cayeron en el combate o fueron eje-
cutados al ser hechos prisioneros se haba entregado vivo a los romanos.
8. J. Schlosser, El Dios de Jess, 183ss defiende a J. Jeremas, pero seala que si Ab-
ba es la invocacin originaria del padrenuestro, la proximidad a Dios expresada en l no
puede interpretarse en sentido cristolgico, ya que vale tambin para los discpulos.
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 577
Cuando el mundo necesitaba lluvia, los maestros solan enviarle nios es-
colares que le tiraban del borde del manto y le decan: Abba, Abba, danos
lluvia. Y l suplicaba: Soberano del mundo, hazlo por stos, que no saben dis-
tinguir an entre un Abba capaz de dar lluvia y un abba incapaz de dar lluvia
(bTaan 23b)10.
9. Segn J. Schlosser, El Dios de Jess, 127ss, los dichos que contienen la expresin
Padre mo suelen ser, en todo caso, pospascuales.
10. Sorprende que IJanan ha-Nehba no invoque a Dios como Abba sino como So-
berano del mundo. Abba no aparece en el texto como tratamiento, sino como denomi-
nacin de Dios. Pero la denominacin de Dios no puede convertirse muy pronto en trata-
miento?
578 El Jess histrico
I. Broer, Jess und das Gesetz. Anmerkungen zur Geschichte des Problems und zur
Frage der Sndenvergebung durch den historischen Jess, en I. Broer (ed.), Jess und
das jdische Gesetz, Stuttgart 1992, 61-104; O. Hofius, Vergebungszuspruch und
Vollmachtsfrage. Mk 2, 1-12 und das Problem der priesterlichen Absolution, en H. G.
Geyer (ed.), Wenn nichtjetz, wann dann?. FS H. J. Kraus, Neukirchen 1983, 115-
127; H. Thyen, Studien zur Sndenvergebung im Neuen Testament und seinen alttes-
tamentlichen und jdischen Voraussetzungen (FRLANT96), Gttingen 1970.
Las frases de Jess sobre el perdn de los pecados constan slo en dos
ocasiones: en la curacin del paraltico (Me 2, 1-12) y en el encuentro con
la gran pecadora (Le 7, 36-50). Como este segundo episodio podra ser
una elaboracin a partir de Me 14, 3ss, podemos dejarlo aparte (salvo 7,
41-43). A pesar de la escasa documentacin, sta podra haber conservado
una reminiscencia del Jess histrico. El tema del perdn de los pecados
lleg a Jess a travs de Juan Bautista; aparece en sus parbolas (Mt 18,
23-35; Le 7, 41-43; 15, 11-32; 18, 9-14), en el padrenuestro y en exhorta-
ciones (cf. Mt 7, 14s; Me 11, 25). Los gapes de Jess con publcanos y pe-
cadores indican que su palabra y su conducta coinciden en este punto. Si la
frase personal dirigida al paraltico se te perdonan tus pecados parece es-
tar aislada en la tradicin jesutica, hay que sealar que el perdn de los
pecados pronunciado por seres humanos slo consta documentalmente una
vez en el judaismo fuera de la tradicin jesutica: en la oracin de Nabo-
nid, un judo annimo (quiz Daniel) sana al rey babilnico mientras le
perdona los pecados (4QprNab). Sera comprensible, entonces, que ese len-
guaje fuera singular incluso en la tradicin jesutica, y fuera criticado co-
mo blasfemia, aunque Me 2, 5 atribuye el perdn de los pecados a Dios,
con el passivum divinum, y no al Hijo del hombre, como hace la interpola-
cin secundaria 2, 6-10.
El antiguo testamento y el judaismo conocen un perdn de los pecados
dentro y fuera del culto. Se discute si, despus de los sacrificios expiato-
rios, el sacerdote pronunciaba el perdn de los pecados en frmula solem-
ne. No hay testimonios directos (O. Hofius). Pero no se discute que la con-
fesin y la conversin daban confianza en el perdn de Dios: Cuando pe-
ca el hombre, lo absuelves si reconoce y confiesa... y tu bondad (impera)
sobre los pecadores arrepentidos (SalSal 9, 6s). No se aprecia aqu el me-
nor atisbo de una mediacin cultual en el perdn de los pecados. Jess, por
tanto, no hace nada inaudito en el judaismo cuando habla de perdn de los
pecados al margen del templo (I. Broer). A pesar de ello, su frase sobre el
perdn de los pecados causa escndalo. Esto es comprensible: Si (quiz) el
sacerdote no trasmita el perdn de los pecados con su palabra, ni siquiera
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 579
en el culto, y se peda a Dios ese perdn al margen del culto, sin que fuera
otorgado personalmente (en nombre de Dios), entonces es correcta la crti-
ca: Quin puede perdonar pecados, sino Dios slo? (Me 2, 7). Jess hu-
biera podido mover a confianza en el perdn divino, hubiera podido ex-
presar su confianza personal en la misericordia de Dios sin causar escn-
dalo; pero hace ms: afirma que Dios ha perdonado. No se atribuye, de ese
modo, mayor potestad que la del judo annimo que perdona pecados en
4QprNab. El Bautista se arroga, en el fondo, una potestad mayor an cuan-
do condiciona el perdn de los pecados a un rito en competencia con el cul-
to del templo. Tambin aqu, la potestad de Jess presenta analogas con la
de otros carismticos judos.
El apocalipsis de los animales (Henet 85-90) describe primero una oveja a la que
le crece un gran cuerno y libra de los cuervos (los opresores selucidas) a las ovejas
oprimidas (90, 9-12). Tras ella comienza la era de salvacin; entonces nace un toro
blanco de grandes cuernos. Todos los animales se convierten de nuevo en toros, es de-
cir, recuperan la figura que tenan Adn y sus descendientes hasta Isaac (89, 11). Con
l retorna el tiempo originario.
4 Esd conoce sucesivamente la actividad del Mesas y del Hijo del hombre, dis-
tribuida en dos pocas. El mesas viene al final de la era mundial, reina 400 (?) aos
y muere. El mundo vuelve al silencio (7, 28s.39). Pero al comienzo de la nueva era
aparece un ser humano que triunfa sobre los pueblos paganos (13, lss). Se discute
si el mesas antes mencionado se identifica con l o el ser humano representa a un
segundo personaje.
ApAbr conoce en la ltima edad del mundo a un descendiente de Abrahn. Es-
te personaje rene a los justos, trae castigo para una parte de los paganos y esperan-
za para los otros (ApAbr 29). Despus de l se producen terribles plagas. Slo ms
tarde enva Dios a un elegido (ApAbr 31). Encontramos de nuevos dos personajes,
uno al final de la era mundial, el otro al comienzo del nuevo tiempo.
ApBar sir espera una accin en doble fase de un mismo Mesas: ste se mani-
festar, segn 29, 3, al final del tiempo; segn 30, lss, reaparecer tras un cataclismo
csmico.
Los discursos figurados de Henet (37-71) identifican, segn opinin mayorita-
ria de los exegetas, al Mesas con el Hijo del hombre. Sin embargo, bien podran ser
dos personajes diferentes. Si los reyes y los poderosos son juzgados por el Hijo del
hombre por haber negado el nombre del Seor de los espritus y de su Ungido (48,
10; cf. supra, 5646), hay que preguntar cmo pueden negar al Hijo del hombre que
fue revelado precisamente para juzgarlos.
llQMelq habla de un mensajero mesinico de buenas noticias que anuncia el
reinado de Melquisedec. El mensajero acta en la tierra. El reino de su prncipe Mel-
quisedec abarca (tambin) el espacio celeste.
1QSIX, 9-11: mesas (pl.) 4QPatr (4Q 252): aplicacin de la CDII, 12: los profe-
de Aarn y de Israel. bendicin de Jacob al mesas de tas son ungidos.
CD XII, 22; XIV, 18s;XIX, justicia, el vastago de David. llQMelq: el men-
lOs; XX, 1: mesas (sing.) 1 QSa II, 1 lss: Dios hace nacer al sajero de Is 52, 7 es
mesas de Israel en la comunidad: identificado con el
B de Aarn y de Israel. aparece junto al sacerdote escato- Ungido deis 61, ls.
3 Cuando ambos personajes
lgico. Anuncia el reinado
O estn presentes, el sacerdo- de Melquisedec, un
te tiene la precedencia (cf. 4Q 521 fragm. 2 ii, 1: [Cie]lo y
tambin 1 QSalI, llss). tierra oirn a su Ungido"17. personaje celestial.
SalSal 17/18 LXX
16. Otros textos mesinicos en los escritos de Qumrn son: 4Q 161 (un peser de Is) III,
12-25 (el vastago de David); lQSb V, 20-29 (el prncipe de la comunidad); 4Q 285 fragm.
5 (el prncipe de la comunidad); 4Q 540 fragm. 9; 4Q 246 I/II (hijo de Dios II, 1); CD VII,
18-21 (intrprete de la ley y prncipe de la comunidad); 4QFlor 1,10-13/segn J. Maier: 4Q
174 III, 10-13 (vastago de David); 4QTest (un personaje regio, sacerdotal y proftico a la
vez). Cf. una visin panormica de estos textos qumrnicos en F. Garca Martnez, Espe-
ranzas mesinicas en los escritos de Qumrn, y C.A. Evans, Jess*, 83-154.
17. Otra posibilidad de traduccin: ...a sus ungidos; pero entonces se hace referencia
a los profetas (cf. H. Stegemann, Esenios*, 41 s).
586 El Jess histrico
truccin del templo en sus dimensiones salomnicas argumentando que slo el domi-
nio extranjero haba impedido a los judos, bajo ZorobabeL,, restaurarlo plenamente.
Sugiere as que en su reinado se restableci la antigua libertad (cf. Ant 15, 380ss). Se
deca de l que gozaba del favor divino (Bell 1, 331).
Hemos visto que las expectativas mesinicas de la poca eran muy va-
riadas. Junto a una diarqua mesinica encontramos la espera de un solo
mesas; junto a personajes redentores con el ttulo de mesas, la afirma-
cin enftica de que tales expectativas se cumplan en el presente. Adems,
muchos grupos del judaismo, sin dejar de compartir la espera escatolgica,
la orientaban a Dios. Tales expectativas teocrticas sin personaje mesini-
co constan en el libro de los Jubileos (cf. Jub 23), en el libro de Baruc (cf.
2, 34s; 4, 36s; 5, 5ss), en el libro de Tobas (13, l i s ; 14, 4ss) y, sobre todo,
en la Asuncin de Moiss, ,que combina una dura crtica a los prncipes he-
rodeos con la esperanza de la pronta llegada del reino de Dios (AscMois
10, lss).
En suma: no existi el judaismo con su expectativa mesinica; existie-
ron muchos judaismos con diversas expectativas escatolgicas y mesini-
cas 18 . Por eso, cuando el cristianismo primitivo se desva de algunas tra-
diciones judas en torno al Mesas, no abandona el judaismo. El cristianis-
mo primitivo se mueve dentro de la gama de variacin de las ideas mesi-
nicas. Si no hay una expectativa juda tpica en torno al mesas, tampo-
co puede haber una rectificacin del mesianismo judo.
18. Cf el ttulo del libro de J. Neusner y otros (eds.), Judaisms and Their Messiahs,
1987, donde ambos conceptos, judaismo y mesas, aparecen en plural.
588 El Jess histrico
1. Los textos sobre la relacin del Jess histrico con el ttulo de mesas
19. Cf C. A. Evans, Jess*, 53-81, con una buena panormica de todos los 'messianic
claimants'. Cf. tambin supra, 167ss.
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 589
diente real. Despus de pascua, los discpulos le atribuyeron una nueva dig-
nidad mesinica: la de Mesas paciente cuya muerte tuvo una significacin
soteriolgica.
El logion sobre los Doce que juzgarn a Israel indica, a nuestro juicio,
que Jess asumi las expectativas mesinicas, pero no las afirm en el sen-
tido del ttulo de Mesas. Segn SalSal 17, 26, la misin del Mesas es reu-
nir al pueblo (de la dispersin) y juzgar a sus (doce) tribus. El logion sobre
los Doce trasfiere esta misin a los discpulos. El material comn a Mt 19,
28 y Le 22, 28-30 dice que se sentarn en tronos para juzgar a las doce tri-
bus de Israel. Ellos forman un colectivo mesinico. Jess se mostr tan re-
servado ante el ttulo de mesas, no porque lo rechazara sino por su con-
ciencia de ser ms que mesas: l daba a otros el status y la dignidad de me-
sas. Reconvirti la expectativa mesinica orientada a una persona para en-
focarla hacia un mesianismo de grupo (G. Theissen)20. Gente sencilla del
pueblo, pescadores y campesinos, reinaran como exponentes de las doce
tribus... en la lnea de una democracia representativa.
Esta trasformacin del concepto de mesas sugiere un cuestionamiento
interior de la expectativa mesinica por parte de Jess, expectativa que ha-
ba renacido con el ingreso de Palestina en el imperio romano, aunque s-
lo agit a determinados sectores de la poblacin. Jess se encuentra con
una expectativa mesinica, sobre todo en el proceso ante Pilato. Porque el
titulus crucis indica que muri como pretendiente a rey de los judos. Esta
expectativa influy tambin, probablemente, en las deliberaciones del sa-
nedrn, que prepar la acusacin. Si Jess fue ajusticiado como preten-
diente a rey, hay una cosa segura: ante los acusadores y jueces no se dis-
tanci de la expectativa mesinica de sus seguidores (ni de los correspon-
dientes temores de sus adversarios); mas no por eso se identific con esa
expectativa. Segn Me 15, 2-5, Jess call en este punto. Posiblemente, es-
to se ajusta a los hechos histricos. Probablemente call en este punto, no
slo ante Pilato sino tambin en otras instancias, y ello se reproducira lue-
go, condensado, en la escena ante Pilato. Tambin Jn 10, 24 presenta a
Jess sin querer definirse ante el entorno sobre su condicin mesinica.
Hoy sabemos lo abierto que era entonces el concepto de mesas. No
creara malentendidos cualquier toma de postura?
20. Cf. una defensa de la conciencia mesinica de Jess en C. A. Evans, Jess*:, 437-
456: Jess es considerado en Galilea como profeta (Me 6, 4, por ejemplo), y ejecutado en
Jerusaln como rey de los judos (Me 15, 26). Slo la conjuncin de rey davdico y pro-
feta, como consta en Josefo, Ant 6, 165s; llQPs" 27, 11 (= 11Q05 XXVII, 11) y en los tar-
gumim sobre 2 Sam 23, 1-4.8; 1 Re 5, 13; 6, 11 y passim, explica ambos aspectos de la con-
ducta de Jess.
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 591
El trgum proftico glosa Is 53; pero reinterpreta las referencias del profeta a la
pasin en forma de enunciados mayestticos, las relaciona con las naciones y da otro
sentido a la pasin vicaria (cf. Bill. I, 48ls).
TestBenj 3, 8 es un enunciado general sobre el significado soteriolgico de la
muerte vicaria. Habla Jacob sobre el destino de Jos: El inocente ser denigrado en
favor de los culpables, y el honrado morir por los impos.
4Q 541 fragm. 9, i, 2 habla de una expiacin cultual, no de una expiacin a tra-
vs de la muerte. En este contexto hace referencia a los holocaustos; despus aade:
y l expa por todos los hijos de su generacin (cf. algo similar en 4Q 540 fragm. 9).
4Q 285 fragm. 5, 4 segn R. Eisemann, el texto central para la idea de un me-
sas crucificado no habla probablemente de la muerte del mesas; afirma que el me-
sas, prncipe de la comunidad y vastago de David, hace matar al sacrilego: y lo
hace matar el prncipe de la comunidad, el vs[tago de David]21.
21. Cf. R. Eisenmann-M. Wise, Jess und die Urchristen, Mnchen 1993, 30-36; dis-
crepan H. Stegemann, Esenios*, 119s; C. A. Evans, Jess*, 129-131.
592 El Jess histrico
22. Cf. una visin panormica del debate sobre el ttulo de Hijo del hombre en G. Hau-
fe, Menschensohnproblem (1966); J. R. Donahue, Studies (1986); y M. Mller, Ausdruck
(1984).
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 593
a) Las dos tradiciones lingsticas que sustentan los dichos sobre el Hijo
del hombre: lenguaje cotidiano o lenguaje visionario?
Dijo el rabino Simen ben Yohai: 'Si yo hubiese estado en el monte Sina
cuando la tora fue entregada a Israel, habra pedido al Misericordioso que
crease dos bocas para bar nasha, una para el estudio de la tora, y otra para
atender a todas sus necesidades (jBer 3b)24.
23. En lugar del Kffl3""n (bar-nasa') determinado, se emple tambin con igual signifi-
cacin la forma indeterminada tria (bar-nas). Estaban vigentes, adems, las formas ms
originarias en la historia de la lengua, con 'alef' inicial: K(C3K"~I3 (bar-'ensa') y tJtna
(bar- ''nos), pero presumiblemente no en Galilea, ya que la supresin de las guturales ini-
ciales era un signo de dialecto galileo-arameo (cf. C. Colpe, ug to ctvdQobjcou, 403ss;
G. Vermes, Jess*, 199ss).
24. Citado segn G. Vermes, Jess*, 177; cf. C. Colpe, vi<, 406, n. 20.
594 El Jess histrico
...vi venir en las nubes del cielo a alguien que se pareca a un hijo de hombre
['alguien como un hijo de hombre'], y se acerc al anciano y fue llevado a su
presencia. A l se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones
y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasar, y su
reino no ser destruido jams (Dan 7, 13s).
Siendo las fieras de Dan 7 smbolos de los imperios, muchos han visto tambin
en su contrafigura, el hijo de hombre, el smbolo de un colectivo: el pueblo de Is-
rael. Sin embargo, as como las fieras son como un len, oso o leopardo, pero de-
trs de ellas no hay leones, osos o leopardos sino seres humanos, detrs de aquel que
se presenta como un ser humano tampoco hay un personaje humano... sino proba-
blemente un ngel (cf. Dan 8, 15;10, 16.18; ApAbr 10, 5)25.
Este ngel representa (al modo de los ngeles de las naciones) al pueblo de Is-
rael en el cielo. Entre el cielo y la tierra se da un paralelismo mtico-social. En co-
rrespondencia con el traspaso de poder en el cielo se producir (pronto) un traspaso
de poder en la tierra: Israel se convertir en imperio. El semejante a un ser humano
en el cielo es representante de un grupo perseguido en la tierra, que es auxiliado para
hacer valer sus derechos.
El hecho de que los tres ltimos rasgos de Henet 37-71 y 4 Esd 13 coin-
cidan entre s y frente a Dan 7, permite concluir que la idea de un persona-
je que es juez apocalptico, ms que extrada de Dan 7, fue introducida en
l e ilustrada a travs de este texto bsico (J. J. Collins, Son ofMari)26. El
cuestionamiento de este mediador apocalptico no est justificado (contra
N. Perrin). Es verdad que tal mediador es comparado con un hijo de hom-
bre, pero no recibe el ttulo concreto de Hijo del hombre. La pregunta
es ahora: los dichos de Jess sobre el hijo del hombre han de entenderse
ms desde la tradicin del lenguaje cotidiano o del lenguaje visionario?
b) Los dichos sobre el Hijo del hombre en la tradicin jesutica. Los textos
Todos los dichos de Jess sobre el Hijo del hombre se caracterizan por
tres notas peculiares:
1. Aparecen en boca de Jess, con pocas excepciones: dos visiones del
Hijo del hombre en el cielo (Hech 7, 56; Ap 1, 13; Eusebio, HistEccl 2, 23,
13) y Jn 12, 34, donde se cita antes un dicho de Jess. Jess habla siempre
del Hijo del hombre como una persona distinta; sin embargo, 37 de los 51
dichos sobre el Hijo del hombre en los evangelios tienen lugares paralelos
donde figura el yo (J. Jeremas).
2. Slo constan en los evangelios y aparecen en todos los estratos, en
los sinpticos y en el EvJn, una vez incluso en el EvT 86 (= Mt 8, 20), don-
de el trmino se puede entender en sentido genrico: el texto habla del ser
humano a diferencia de los animales. El trmino falta en la literatura epis-
tolar, con excepcin de Bern 12, 10, donde es lo opuesto a Hijo de Dios.
3. La expresin hijo del hombre no se explica en los textos ni susci-
ta controversia. Slo en Jn 12, 34 preguntan algunos oyentes a Jess:
Quin es ese Hijo del hombre?. Ninguna profesin de fe del cristianis-
mo primitivo utiliza tal expresin que, sin embargo, tiene su Sitz im Leben
en el status confessionis: cf. Me 8, 38; Hech 7, 56; Jn 9, 35ss; Eusebio, Hist
Eccl 2, 23, 13: la confesin del Hijo del hombre comporta un conflicto con
el entorno.
Cabe distinguir, adems, tres grupos de dichos sobre el Hijo del hombre
que, junto a estos caracteres generales, ofrecen unos rasgos especficos: di-
chos sobre el Hijo del hombre actuando en el presente, sobre el Hijo del
hombre futuro y sobre el Hijo del hombre paciente.
26. Otro texto que puede indicar la supervivencia de Dan 7 en las esperanzas mesini-
cas es 4Q 246 (cf. infra, 617s).
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 597
Dan 7, 13: el Hijo del hombre vendr en la gloria de su Padre con sus san-
tos ngeles. Le 12, 8 atestigua igualmente la sorprendente distincin entre
yo y el Hijo del hombre. Mt 10, 32, en cambio, escribe yo en las dos
mitades del logion; se trata probablemente de una equivalencia secundaria.
Afirmaciones sobre la posibilidad de ver en un futuro al Hijo del
hombre: Jess anuncia a sus jueces que vern al Hijo del hombre sentado
a la dercha de Dios, y venir entre las nubes del cielo (Me 14, 62). Se recu-
rre aqu directamente a Dan 7, 13; pero el personaje no es comparado sim-
plemente con un hijo de hombre, sino que es el Hijo del hombre. El
apocalipsis sinptico describe con tintes apocalpticos ms fuertes an el
momento en que vern al Hijo del hombre (Me 13, 26) tambin aqu,
como actualizacin de Dan 7, 13s. La comparacin con textos visiona-
rios judeo-apocalpticos arroja importantes diferencias.
Hablan del Hijo del hombre siempre El nuevo testamento habla siempre de
comparativamente: alguien como un el Hijo del hombre, salvo Ap 1, 13,
hijo de hombre, o expresiones pareci- donde slo hay comparacin (alguien
das. Presentan siempre un personaje que como un hijo de hombre / ouoiov mv
no es hombre, pero slo puede compa- vdQaOTOiJ). Faltan aqu los artculos
rarse a lo humano. habituales27.
El Hijo de hombre recibe su soberana El Hijo del hombre tiene una misin ms
una vez aniquilados los enemigos de salvadora que destructora: en Me 13
Dios (Dan 7), o participa activamente en aparece slo para reunir a los elegidos.
su aniquilacin (Henet 37ss; 4 Esd 13).
27. En Dan 7, 13 (LXX) figura utos v&Qmov, sin artculo. En los evangelios slo
aparece as en Jn 5, 27 (por referencia a Dan 7, 13?). En los dems pasajes leemos el Hi-
jo del hombre ( mg xov v&Q(nov), con doble artculo determinado.
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 599
28. C. Colpe, vig. Otros enfoques que admiten la autenticidad de los tres grupos de di-
chos sobre el Hijo del hombre son los de P. Stuhlmacher, Biblische Theologie I (1992), 107-
125, y V. Hampel, Menschensohn und historischer Jess (1990).
600 El Jess histrico
29. P. Vielhauer, Gottesreich und Menschensohn in der Verkndigung Jesu (1957), y Je-
ss und der Menschensohn (1963).
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 601
La expresin Los dichos sobre el Hijo del Los dichos sobre el Hijo del
cotidiana hijo hombre terreno son origina- hombre futuro son interpreta-
de hombre es rios: ciones pospascuales a la luz de
autntica; los a) en sentido parafrstico por la fe pascual:
dichos sobre el yo (G. Vermes); a) como exgesis bblica de
Hijo de hom- b) en sentido general como Dan 7, 13s (en combinacin
bre futuro son sentencia sobre el hombre; con Sal 110, 1 etc.) (N. Pe-
secundarios. c) como combinacin de un rrin);
A->B circunloquio por yo y el b) como trasferencia a Jess
nfasis del rol general: de una idea general sobre el
yo como ser humano Hijo del hombre apocalpti-
(B. Lindars). co.
Los dichos so- Slo los dichos sobre el Hijo Jess esper un juez apocalp-
bre el Hijo del del hombre presente se for- tico diferente de l (Me 8, 38),
hombre apoca- mularon despus de pascua: en conexin con la espera de
lptico son au- a) por malentendido y rein- uno ms fuerte por parte del
tnticos; los terpretacin de enunciados Bautista. Este Hijo del hombre
dichos sobre el generales sobre el hombre: futuro, celestial, puede repre-
Hijo del hom- slo ahora adquieren un sentarse:
bre presente sentido mesinico; a) como personaje mayesttico
son secunda- b) por trasferencia del ttulo exclusivo, contrapuesto al
rios. de Hijo del hombre (futu- ser humano, o
A<-B ro) a dichos sobre el Hijo b) como personaje celestial
del hombre presente refor- inclusivo que representa
mulados parcialmente. y simboliza al nuevo pueblo
de Dios.
Jess fue identificado (por Q
en primer lugar) con este per-
sonaje tras pascua (H. E. Todt).
Jess auna la Jess habl tanto sobre el Hijo del hombre presente como sobre
tradicin coti- el futuro. La relacin entre ambas series de enunciados se pue-
diana y la tra- de determinar as:
dicin visiona- a) como una relacin gradual (en el sentido de la actividad de
ria en sus di- doble plano de un mismo personaje): as como Henoc es
chos sobre el constituido (Henet 70/71) Hijo del hombre, as Jess esper
Hijo del hom- ser constituido Hijo del hombre en el prximo reino de
bre: Dios. Tuvo una autoconciencia de futuro (R. Otto);
A+B b) como una relacin de representacin (en el sentido de un pa-
ralelismo mtico-social). Como el humanoide de Dan 7 re-
presenta al pueblo de Dios en el cielo, y en los discurso fi-
gurados a la comunidad de los justos, as Jess es cons-
ciente de ser en la tierra representante (incluso el nico) del
Hijo del hombre celestial (Me 8, 38s) (H. Merklein).
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 603
riencia exttica pasada, lo dice Jess de cara a una experiencia exttica fu-
tura: esperaba ocupar, con el alborear del reino de Dios, aquel puesto que
atribuy al Hijo del hombre. Vendr el cambio inesperado y repentino. Con
el cambio quedar l mismo trasformado, como el mundo entero. Por eso
habla de este hombre trasformado como de una tercera persona, pero pien-
sa en s mismo. El carcter sbito y milagroso de este cambio es tan gran-
de que los dichos sobre el Hijo del hombre dejan aqu una laguna: no dicen
cmo el Hijo del hombre presente llegar a ser el Hijo del hombre futuro.
Slo los vaticinia ex eventu explican que la transformacin acontece a tra-
vs de la cruz y la resurreccin. Pero esto es una interpretacin retrospec-
tiva de la comunidad. Cuando Jess proclam el inicio del reino de Dios,
contaba con la llegada de ese Reino en su vida presente.
4. La interpretacin mencionada en ltimo lugar es, a nuestro entender,
la ms probable: Jess habl tanto del Hijo del hombre presente como del
futuro. Combin la expresin cotidiana hijo de hombre con la tradicin
visionaria sobre un ser celestial semejante a un hijo de hombre. Con es-
te enlace qued revalorizada la expresin cotidiana, pero la comparacin
visionaria con un hijo de hombre fue sustituida por la denominacin di-
recta Hijo del hombre. Ningn ngel, ningn ser celestial, nadie que sea
simplemente como un ser humano, sino un hombre concreto asumir el pa-
pel del Hijo del hombre en el inminente reino de Dios: Jess mismo. El es
hombre presente y futuro a la vez. Este doble concepto de Hijo del
hombre es una analoga de la doble escatologa del reino de Dios. Es ms
fcil de representar, sin duda, el enlace de escatologa de presente y esca-
tologa de futuro en el reino de Dios que en una persona que habla de su
propio futuro como si fuera el de otra persona. Las dos propuestas de solu-
cin debatidas por los investigadores el supuesto de una actividad de do-
ble plano en la misma persona y el supuesto de una relacin de representa-
cin entre persona celestial y persona terrenal no se contradicen entre s:
el pensamiento mtico concibe el futuro como un presente ya existente en
el cielo. Viene a ser lo mismo, en este sentido, afirmar que Jess represen-
ta en la tierra al Hijo del hombre presente en el cielo o afirmar que repre-
senta en el presente al Hijo del hombre futuro. Slo que, al hablar de un
personaje celestial ya existente, tendra que referirse a otra persona, mien-
tras que al hablar de un personaje futuro pudo referirse a s mismo. Una co-
sa es segura, en cualquier caso: Jess utiliz un lenguaje simblico. Cuan-
do eligi a los Doce, ellos representaban a las doce tribus de Israel. Se
presupone aqu que Jess mismo representa a la totalidad de Israel. El, un
ser humano, estaba destinado a introducir a Israel en el reino de Dios.
Jess se mostr reservado frente a todos los ttulos. La expresin Hijo
del hombre tampoco era un ttulo fijo antes de Jess, pero con la predica-
604 El Jess histrico
cin de Jess qued cargado de una dignidad superior. Con Jess, ese t-
tulo pudo ocupar ese puesto que algunas visiones apocalpticas reservaron
a un personaje celestial que no era hombre, pero se asemejaba a un hijo
de hombre. Una expresin cotidiana que designaba al ser humano sin ms,
o a cualquier ser humano, fue revalorizada por Jess en sentido mesini-
co. Slo por eso pudo convertirse en la autodenominacin caracterstica
de Jess.
co del presente manual sobre el Jess histrico slo permite esbozar bre-
vemente este proceso.
El ttulo de Mesas le lleg a Jess desde fuera; pero fue asumido por la
comunidad, despus de pascua, al amparo del ttulo de Hijo de Dios, y
se impuso definitivamente. Por el contrario, el titulo de Hijo del hombre,
cargado de sentido mesinico por Jess mismo, se desvanece y slo en-
cuentra un eco parcial. Desde pascua, Jess era ms que un hombre o que
un Hijo de hombre; pero en continuidad con la autodenominacin de Je-
ss est la concepcin que ve en l al hombre nuevo, contrapuesto tipo-
lgicamente al primer hombre. En las apariciones de pascua, Jess se ha-
ba mostrado como un hombre celestial, como imagen perfecta de Dios que
irradiaba su gloria (cf. 2 Cor 4, 4s; 3, 18). Esta experiencia pudo estructu-
rarse con las especulaciones sobre un hombre celestial que ya en la crea-
cin haba sido el prototipo del Adn terreno (Filn, All I, 31s; Op 134); pe-
ro la secuencia tuvo que invertirse: el primer hombre no fue el hombre
celestial originario, sino Adn, su copia terrena; y el segundo hombre fue
el Resucitado que apareci al final de los tiempos. En este sentido entiende
Pablo, 1 Cor 15, 20-56, la experiencia pascual. Sus consideraciones traen
ecos de la tradicin sobre el Hijo del hombre (G. E. W. Nickelsburg). No
habla ya, con giro semtico, de Hijo del hombre, sino del hombre (1
Cor 15, 47) como contraimagen de Adn. Este hombre, idntico al Me-
sas, somete todas las poderes opuestos a Dios: tronos, dominaciones y po-
testades... y finalmente la muerte. Esto evoca el triunfo del Hijo del hom-
bre sobre los reyes y los imperios en los discursos figurados de Henet.
Despus de su victoria, Jess entrega la soberana a Dios, mientras el Hi-
jo del hombre de Dan 7 obtiene un reino eterno. Lo importante para nos-
otros es la existencia de un hombre nuevo, trasformado por la resurreccin
608 El Jess histrico
(15, 44-49). Todos los dems creyentes esperan ser trasformados en el ser
pneumtico del Resucitado (15, 49.50-52). La esperanza que Jess alberg
de ser trasformado repentinamente, como hombre, al comienzo del reino
de Dios, en el Hijo del hombre constituido por disposicin divina en juez
escatolgico, aparece aqu como una esperanza cristiana general ratificada
por la experiencia pascual: Jess ha sido ya trasformado en su ser celestial,
como primicia de los muertos (15, 23); todos los dems le seguirn. Todos
los dems participarn en su exaltacin. Llegarn incluso a juzgar a los n-
geles (1 Cor 6, 2).
Este sueo sobre el hombre nuevo, reforzado y promovido por la pas-
cua, qued tambin asociado pronto al Jess terreno (y convertido en em-
blema de la existencia terrena de los cristianos). En Rom 5, 12ss, la tipolo-
ga Adn-Cristo no es referida ya a Adn como hombre mortal y al Resu-
citado como contrapunto triunfador de la muerte. Lo que hace Pablo es
contraponer a la desobediencia de Adn la obediencia de Cristo. La mor-
talidad del primer hombre no es ya (como en 1 Cor 15) una consecuencia
de su ser terreno, sino de su pecado. La apertura del camino para la supe-
racin de la muerte no se basa (nicamente) en la resurreccin, sino en la
obediencia de Cristo, obediencia referida a la dcil aceptacin de la vida
terrena por el Preexistente o al camino del Terreno hasta la cruz (cf. Flp 2,
6-11).
La creencia de que Cristo representa un hombre nuevo y una nueva
creacin tiene en Pablo unas derivaciones para la propia conciencia de los
cristianos: al revestirse de Cristo o convertirse en miembros de su cuer-
po, los cristianos superan las tradicionales diferencias sociales entre judos
y griegos, entre esclavos y libres, entre hombres y mujeres (Gal 3, 28; cf.
1 Cor 12, 13; Col 3, 11). Como nueva creacin, estn ms all de las di-
ferencias de circuncisos e incircuncisos (Gal 6, 15). Todo esto supone la
conviccin de que Jess, adems de ser un personaje exclusivo, diferente
de todos los otros humanos, es el hombre por excelencia que inicia una
nueva humanidad. Sin la revaloracin mesinica del concepto de hombre
por Jess mismo no se hubiera producido esta nueva percepcin.
Al mismo tiempo, la pasin de Jess tuvo que integrarse despus de pas-
cua en el esquema del Hijo del hombre. Slo ahora aparecen las predic-
ciones que insisten en la necesidad de la pasin del Hijo del hombre (Me
8, 31; 9, 31; 10, 32ss, etc.). Esto se corresponde en el mbito paulino con
la trasferencia de la tipologa Adn-Cristo al pecado y la obediencia del pri-
mer hombre y del segundo respectivamente: porque la obediencia de Cris-
to consisti en aceptar la pasin. Una sntesis entre el Hijo del hombre hu-
millado y el Hijo del hombre exaltado encontramos, despus, en el EvJn.
El Hijo del hombre es aqu un ser celestial preexistente que desciende del
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 609
cielo (cf. Jn 3, 13) y es a la vez, como paciente, el exaltado (Jn 3, 14; 12,
34) y glorificado (12, 23 y passim).
La cristologa del Hijo del hombre experiment as una triple trasfor-
macin: 1. Jess es presentado como prototipo de una nueva humanidad;
2. esta nueva humanidad se define por el hombre nuevo pneumtico que
traspas la frontera de la muerte; 3. la pasin se convierte en una parte sus-
tancial del esquema sobre el Hijo del hombre.
cita asimismo Is 45, 23 LXX en referencia a Dios, sabe que el himno de los
filipenses ensalza a Jess con apelativos que corresponden propiamente a
Dios. La segunda parte del himno de Flp indica, adems, que los primeros
cristianos eran conscientes de que Jess slo haba alcanzado definitiva-
mente la dignidad divina al ser exaltado por Dios.
Sin embargo, no todos admiten que el ttulo Kyrios sea la trasferencia de
un predicado divino del antiguo testamento. La escuela de la historia de las
religiones lo hizo derivar de las divinidades mistricas (la tesis clsica de
W. Bousset). Contra esto cabe objetar lo siguiente (M. Hengel, El Hijo de
Dios, 106ss, nota 27):
Consta que Jess fue invocado como mure' (cf. Maranath). La pregunta es: se
aplic tambin a Yahv el nombre de mre'l El nombre de Yahv nunca era pro-
nunciado. Al leer la Escritura, el tetragrama miT era sustituido por un trmino equi-
valente, ero hebreo 'dnai (a> modo de quer o versin hablada de la palabra escrita,
cuyo ketib es yhwh). Hubo un quer arameo anlogo (mre')1 De todos modos,
mrh/mry' aparece ahora como nombre de Dios en los escritos de Qumrn (11
QTgJob XXIV, 6s; lQGenAp XX, 12s).
La misma pregunta vale para los LXX. Los manuscritos antiguos no traducen el
tetragrama por Kyrios sino por una versin griega del tetragrama. Es posible que en
griego se leyera Kyrios; no consta con seguridad. Slo cabe demostrar de modo muy
general que Seor era un predicado de Dios entre judos grecohablantes (cf. Jose-
fo, Ant 10, 90: Dios es aqu el Seor de todos: TCOV JIVTGOV miQiog).
adorado-corno un ser divino que, segn indica el himno de Flp, haba vivi-
do y sufrido, antes de su exaltacin, la vida humana en la forma ms hu-
millante... hasta la muerte afrentosa en cruz.
Quin fue Jess? La primera respuesta es: un carismtico judo con una
capacidad de irradiacin y de irritacin fuera de lo normal, al margen de to-
das las expectativas mesinicas. Su carisma se manifest en el hecho de atri-
buirse implcitamente una especial cercana a Dios: corrobor sus palabras
con un amn antepuesto, como si las hubiera recibido de Dios. Sus ant-
tesis trascendan la tora, sin contradecirla. Potenci la metfora tradicional
del Padre de un modo que sugera una relacin especial con Dios. Perdona-
ba los pecados, algo reservado exclusivamente a Dios. Y actu con la con-
ciencia de que Dios obraba milagros por su medio. No expuso ninguna doc-
trina sobre su persona; pero se manifest con claridad sobre el Bautista, al
que destac por encima de todos los humanos. Se identific con el persona-
je prximo a venir anunciado por el Bautista, aun siendo muy diferente a
lo que ste haba previsto. Sobrepas al que fue, en expresin suya, ms que
todos los dems profetas. Su conciencia de autoridad es evidente.
Esta conciencia de autoridad trascenda las expectativas que despert,
sobre todo la expectativa mesinica, muy viva entre el pueblo, en muchas
variantes, junto a otras expectativas escatolgicas. No estaba nada claro
qu idea tenan de la mesianidad los que vieron en Jess al Mesas. Por
eso l pudo rechazar una confesin mesinica, sin negarse por ello a admi-
tir el ttulo de Mesas en general; lo que rechaz fue la idea expresada en
una expectativa mesinica especfica (cf. Me 8, 29 junto con 8, 33). Proba-
blemente Jess tuvo una conciencia mesinica en el sentido ms amplio del
trmino; pero no quiso ejercer el rol de Mesas con exclusividad, sino jun-
to con sus discpulos, a los que consider como un colectivo mesinico con
la misin de gobernar a Israel. Activ en ellos sus esperanzas mesinicas.
Precisamente esta activacin result funesta para l: la mesianidad que el
pueblo le atribuy fue el motivo de su crucifixin por los romanos. A stos
les importaba menos acabar con Jess y su doctrina. Quisieron crucificar
en l las expectativas mesinicas del pueblo de Israel.
Como el Bautista no haba ligado sus expectativas mesinicas a un ttu-
lo, Jess pudo renunciar a cualquier ttulo mayesttico preestablecido. El
nico trmino que se aplic expresamente fue el de Hijo del hombre... y no
era un ttulo sino una expresin cotidiana, que Jess llen de contenido me-
sinico... enlazando con ciertas visiones sobre un ser celestial que semeja-
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 613
7. TAREAS
ellos, pues l los conocer, para que todos sean hijos de su Dios... Y har que
los pueblos paganos le sirvan bajo su yugo, glorificar al Seor a la vista del
mundo entero y limpiar a Jerusaln, santificndola como al principio, de for-
ma que los paganos vengan de los confines de la tierra para ver su gloria, tra-
yendo como ofrenda a sus hijos fatigados, y ver la gloria del Seor con la que
Dios los glorific. Es un rey justo, adoctrinado por Dios, y en sus das no hay
injusticia entre ellos, pues todos son santos y su rey es el ungido del Seor... Di-
chosos los que vivan en aquellos das, los que en la asamblea de las tribus vean
la felicidad que Dios traer a Israel. Que Dios se apresure con su misericordia
sobre Israel y nos libre de la impureza de unos enemigos profanos. El Seor
mismo es nuestro rey por siempre y eternamente (17, 21-27.30-32.44-46).
1. Indique las propiedades y funciones caractersticas del Mesas segn este texto.
2. SalSal incluye un sinnmero de temas del antiguo testamento. Sobresalen las
referencias a Sal 2. Describa la relacin de ambos textos entre s. Hay unas tradicio-
nes comunes? qu elementos estn tomados de Sal 2? hay lagunas llamativas?
Esdras tiene un sueo: He aqu que se levant una furiosa tempestad en el mar
y agit sus ondas. Mir y vi que la tempestad elev desde el corazn del mar
algo parecido a la figura de un hombre. Mir, y este hombre vol hacia las nu-
bes del cielo. All donde diriga su rostro, todo lo que l miraba se estremeca...
Despus mir, y una multitud innumerable se reuni de los cuatro vientos del
cielo para combatir al hombre que haba subido desde el mar. Mir y el hom-
bre desprendi un gran monte y vol sobre l... Y al ver la avalancha de la mul-
titud que se acercaba, l no levant la mano ni sac la espada ni ninguna otra
arma; slo vi cmo emita de su boca algo as como ondas de fuego y de sus
labios un soplo ardiente... El fuego cay sobre la multitud asaltante que se dis-
pona a la lucha y abras a todos, de suerte que, sbitamente, de la innumera-
ble multitud no se pudo ver ms que polvo de ceniza y humo. Mir y qued ate-
rrado. Despus vi a aquel hombre bajando del monte y convocando a otra mul-
titud, sta pacfica. Entonces se le acercaron muchas personas, algunas alegres,
otras tristes, algunas encadenadas, otras conduciendo a las que (iban a ser)
ofrecidas (4 Esd 13, 2-3.5-6.9-10a.H-13). Dios mismo interpreta la visin:
El hombre que has visto subir desde el mar es aquel que el Altsimo tiene re-
servado desde hace mucho tiempo y mediante el cual quiere rescatar su obra;
l organizar a los supervivientes... Vendrn das en que el Altsimo rescate a
los que estn en el pas. Despus, el terror se apoderar de sus habitantes. Se
enzarzarn en guerras unos contra otros, ciudad contra ciudad, lugar contra lu-
gar, nacin contra nacin y reino contra reino. Cuando esto suceda y aparez-
can las seales que anunci antes, se manifestar mi Hijo, el hombre al que has
visto subir desde el mar (13, 25-32). El monte desprendido se interpreta en el
texto como Sin, desde el cual el Hijo destruir a las naciones (13, 33-39). La
El Jess histrico y los inicios de la cristologa 617
multitud pacfica son las diez tribus que haban sido deportadas por los asidos
(721 a. C ) ; el Hijo proteger a todos los supervivientes en la tierra de Israel
(13, 39-50).
A partir de este texto, seale las caractersticas principales del Hijo del hombre
apocalptico en conexin con Dan 7 y como desarrollo del mismo, y anote las dife-
rencias y coincidencias decisivas con la tradicin jesutica (sin solucin en las pgi-
nas finales del manual; cf. supra, 594ss y 597ss)
K. Beyer, Die aramaischen Texte vom Toten Meer, Ergnzungsband, Gttingen 1994,
109-113; J. J. Collins, The Son of God Textfrom Qumran, en M. C. De Boer (ed.),
From John to Jess: Essays on Jess and New Testament Christology in Honour of
Marinus de Jonge (JSNT Sup 84), Sheffield 1993, 65-82; C. A. Evans, Jess*, 107-
110; J. A. Fitzmyer, The Contribution of Qumran Aramaic to the Study of the New
Testament: NTS 20 (1973-1974) 382-407; Id., 4Q 246: The Son ofGod Document
from Qumran: Bib 74 (1993) 153-174; F. Garca Martnez, Esperanzas (cf. supra, 3),
203ss; E. Puech, Fragment d'une apocalypse en aramen (4Q 246 = pseudo-Dan") et
le Royanme de Dieu: RB 99 (1992) 98-131.
Parece que un vidente predice a un rey el futuro (basndose en una visin on-
rica) (I. 1-3). Anuncia represiones en el pas y matanzas en las provincias (I. 4-
5). Es dudosa la reconstruccin del contexto, que habla del rey de Asira y
Egipto (I, 6). Tras una extensa laguna, leemos: [...] ser [granjde sobre la tie-
rra (I, 7). Las lneas siguientes hablan (siguen hablando?) de un personaje
poderoso; no est claro si se trata del soberano selucida (el rey de Asira y
Egipto) o de otro rey (israelita) cuya aparicin fue relatada en una de las la-
gunas textuales.
*[...] ...todos [le servirn] 9[...] grande ser llamado, y ser designado con su
nombre (el de Dios?). Col II: 'Ser denominado hijo de Dios, y le llamarn
hijo del Altsimo. Como las centellas 2de una visin as ser el reinado de ellos;
reinarn algunos aos sobre 3la tierra y aplastarn todo; un pueblo aplastar a
otro pueblo y una ciudad a otra ciudad,
4
hasta que l (Dios o el hijo de Dios) levante al pueblo de Dios y haga des-
cansar a todo de la espada (/ hasta que el pueblo de Dios se alce y haga des-
cansar a todo de la espada).
618 El Jess histrico
5
Su [del hijo/del pueblo] reino ser uw reino eterno (Dan 7,'27), y todos sus
caminos en la justicia; l (el hijo de Dios) juzgarf] (/ El [el pueblo de Dios]
juzgar[]) 6la tierra con justicia, y todos harn la paz. Cesar la espada en la
tierra 7y todas las ciudades le rendirn homenaje (al hijo de Dios/al pueblo). El
Dios grande con su fuerza 8har la guerra por l (el hijo de Dios) (/ har la gue-
rra por l [el pueblo de Dios]); pondr los pueblos en su mano y 'arrojar a to-
dos ante l (el hijo de Dios/el pueblo de Dios). Su (del Hijo/del pueblo) domi-
nio ser un dominio eterno (Dan 7, 14), y todos los abismos...30.
nes la seal del reinado de Dios ya iniciado y, a la vez, una expresin del
poder de la fe humana. Muy pronto le atribuyeron cosas increbles: la fama
del taumaturgo Jess se extendi con autonoma propia y al margen de la
realidad; por ejemplo, en los relatos sobre la multiplicacin de los panes.
La gran trasformacin del mundo por obra de Dios deba alcanzar tam-
bin a la voluntad humana. La doctrina tica de Jess fue el proyecto de un
hombre guiado totalmente por la voluntad divina. Jess reforz los aspec-
tos universales de la tora juda y se mostr liberal en aquellos aspectos
rituales que diferenciaban a los judos de los paganos; pero se mantuvo fiel
a lo sustancial de la tora durante toda su vida. Coloc en el centro de su ti-
ca el mandamiento del amor a Dios y al prjimo, y lo radicaliz en el de-
ber de amar a los enemigos, los extranjeros y los desclasados en lo religio-
so. En cuestiones rituales no era nada fundamentalista. Flexibiliz las nor-
mas sabticas, extendiendo las excepciones desde los casos de salvacin de
la vida a los casos de promocin de la vida. Expres su escepticismo ante
la distincin de cosas puras y cosas impuras que pueden apartar de Dios;
pero no extrajo de ello consecuencias directas para la vida diaria. En todo
caso, present el futuro reinado de Dios como un gran banquete comn, sin
barreras de separacin entre judos y paganos, sin preceptos sobre manja-
res y pureza ritual.
Hay que distinguir entre aquello que Jess ense para todos y aquello
que exigi a sus seguidores y seguidoras. A stos s pidi, en casos con-
cretos, la trasgresin de la tora, la infraccin del precepto de amar a los pa-
dres y (probablemente) la inobservancia de los preceptos sobre pureza ri-
tual. Les impuso su tica radical de la libertad frente a la familia, los bie-
nes, la patria y la seguridad. Como predicador itinerante pudo sustraerse,
con sus seguidores, al poder domesticador de los deberes cotidianos.
Suscit la contradiccin con su enseanza y su vida. Discuti con los fa-
riseos sobre su comportamiento personal, precisamente porque les era afn
en muchos puntos. Coincidan en orientar toda la vida hacia la voluntad de
Dios, pero no estaban de acuerdo acerca del camino. Esta discrepancia no
lleg a crear una enemistad mortal. Lo fatal para Jess fue su crtica al tem-
plo cuando se dirigi a Jerusaln para celebrar la pascua. Ya el Bautista ha-
ba restado legitimidad al templo indirectamente; pero Jess lo atac direc-
tamente: predijo que Dios creara un templo nuevo en lugar del antiguo. Pu-
so trabas al culto con una accin simblica, expulsando del templo a los
mercaderes, y provoc deliberadamente a la aristocracia que lo regentaba.
En la ltima cena instituy para sus discpulos un rito nuevo (sustitutivo de
los ritos sacrificiales del templo?): un simple gape con ellos en vspera del
comienzo de la pascua, a la espera del dramtico desenlace del conflicto con
la aristocracia jerosolimitana. Probablemente oscil entre la espera de la
622 El Jess histrico
en todo caso, que las tradiciones de gnero sinptico en torno a Jess se asumieron
relativamente completas en los evangelios sinpticos. Segundo punto de crtica: la
conclusin circular descansa en una clasificacin de los evangelios cannicos o si-
npticos sin previo examen ni crtica. Esto hace que las fuentes extracannicas slo
aporten complementos, nunca enmiendas a la imagen de Jess obtenida con las fuen-
tes del nuevo testamento.
Al texto 2 (J. Gnilka): Cf. las tres objeciones supra, 39s. No es cierto que el EvT
pertenezca a una etapa de la historia de la tradicin ms tarda que los ltimos padres
apostlicos. El juicio sobre la ortodoxia de un escrito no debera prejuzgar las tradi-
ciones elaboradas en l.
Al texto 3 (H. Kster): Hay que examinar en concreto si las fechas relativamente
tempranas que Kster propone son defendibles. En todo caso, los textos supuesta-
mente antiguos de las fuentes extracannicas estn en clara inferioridad numrica res-
pecto a los textos antiguos de las fuentes cannicas; de ah que, aunque pudieran ser
de igual valor en lo cualitativo, no ocurre lo mismo en el aspecto cuantitativo. El
enfoque de Kster, aplicado a la investigacin de Jess, corre a veces el peligro de re-
construir una imagen anticannica en reaccin a la imagen cannica vigente has-
ta ahora.
1. La relacin de Juan Malalas (491-577) con Dilogos sobre la religin (DR), escrito
coetneo, no est clara. Lo cierto es que Malalas combina la variante de Eusebio y la de DR
cuando escribe de Jess (Chronographia, X; PG 97, 377): 6g fjv vftocimog yaoc, xcd 6-
xcciog erao aga TV TOIOOTOV vfroamov bel XyEiv xai [ii]ftov...(el cual fue un hom-
bre bueno y justo, si se le puede llamar hombre y no Dios).
Soluciones 625
El contexto de DR indica que el autor ci- Puede tratarse de una interpolacin o so-
ta todo lo que puede encontrar de testi- breelaboracin: una versin paralela al
monios judos positivos. Esta finalidad la TestFlav, que en el siglo V VI no se ha-
hubiera cumplido el TestFlav eusebiano ba impuesto an en todas partes,
mucho mejor que el texto anodino de
DR. Esto es un indicio de autenticidad.
lezas: Jess participa de la naturaleza humana comn, y su figura es humana; por eso
no pudo haber sido un ngel (impugnacin de una cristologa anglica judeocristia-
na?); sus obras son divinas, por eso hay que calificar toda su realidad como ms que
humana. Slo a partir, como ms temprano, de Nicea (325 d. C.) se poda hablar as
de Jesucristo, y slo podan hacerlo los cristianos, toda vez que un judo que consi-
derase imposible llamar a Jess mero hombre sera un judo cristiano.
Que los judos sobornaron a Pilato y luego ellos mismos aplicaron a Jess la pena
de muerte romana, la crucifixin, es una imposibilidad histrica que Josefo, testigo
frecuente de la realidad atroz de la crucifixin en masa como mtodo romano, nunca
hubiera trasmitido.
1. b) El texto denota el inters cristiano en glorificar a Jess, inters unido con
frecuencia a una presentacin negativa de los judos y a una controversia implcita
con ellos, en un intento de rebatir sus acusaciones contra los cristianos.
El escrito destaca los milagros y hace constar, frente a la imputacin de magia
y brujera, que Jess los realiz slo por la palabra y una fuerza invisible y que, a pe-
sar de su transgresin de la ley, no hizo nada reprobable en las curaciones sabticas.
Atribuye ambiciones subversivas, no a Jess y sus discpulos, sino a la multitud
juda; seala que Pilato mismo declar la inocencia de Jess contra las autoridades ju-
das, ciegas de odio y envidia, y que en un primer momento puso en libertad a Jess.
Tambin da una imagen positiva de los seguidores de Jess: no actan por afn
de gloria y realizan obras admirables.
2. a)-b) Las afinidades ms importantes con el nuevo testamento y la ampliacin
de tendencias y temas neotestamentarios:
Sobre Jess como primer legislador resucitado, cf. Me 6, 14-16, donde Jess
es el Bautista resucitado, o Elias, o un profeta; sobre Jess como segundo Moiss, cf.
J n l , 17; 6, 32.
Las numerosas curaciones y prodigios recuerdan los apuntes sumarios sobre cu-
raciones, por ejemplo Me 3, 10; Mt 9, 35; 12, 15; Jn 3, 2; 11, 47; 20, 30.
Curaciones por la palabra refieren Mt 8, 16; Me 4, 39; 9, 25 y passim. El nuevo
testamento menciona tambin ocasionalmente manipulaciones y contactos (Me 7, 33;
Jn 9, 6, por ejemplo), algo que es negado en TestEsl (al parecer, para obviar la fcil
acusacin de brujera).
Curaciones en sbado consideradas como infraccin de la ley: Me 3, 1-6; Le 13,
10-17; 14, 1-6; Jn 5, lss;9, lss.
Muchos del pueblo le siguen: Me 3, 7; 5, 24 y passim.
Sobre la costumbre de permanecer en el monte de los Olivos, cf. Le 22, 39; 21,
37.
La multitud, a la vista de las demostraciones de poder que eran los milagros,
quiere que Jess sea su rey: Jn 6, 15; el EvJn sugiere que esto significa la guerra con-
tra los romanos (Jn 11, 48; 18, 36), y TestEsl lo dice sin tapujos.
La asamblea y deliberacin de los dirigentes judos y sumos sacerdotes sobre el
peligro poltico que representan los milagros de Jess y el entusiasmo de la gente, co-
mo razn de la denuncia ante Pilato: el pasaje se inspira claramente en Jn 11, 47-53,
pero con una tendencia fuertemente antijuda. Mientras Jn se limita a presentar al su-
mo sacerdote preocupado por el pueblo y el pas, e interpreta sus palabras como una
profeca suya, aunque inconsciente, en TestEsl hablan todos y hacen valer unas moti-
vaciones poco nobles (perjuicio econmico).
Soluciones 627
5. Los judos inculpan a Jess ante Pilato: Profana adems el sbado y quiere derogar
nuestra ley ancestral. Pilato replic: Qu hace, para poder acusarle de que pretende dero-
garla? A eso contestaron los judos: Nosotros tenemos una ley: en sbado no se debe curar;
y ste ha curado en sbado a cojos, encorvados, contrahechos, ciegos, paralticos y posesos,
con medios reprobables. Pilato les pregunt: Con qu medios reprobables? Ellos le con-
testaron: Es un mago y expulsa los malos espritus con ayuda de Belceb, el prncipe de los
demonios, y todo le est sometido. El texto vuelve a mencionar varias veces el punto con-
trovertido.
Soluciones 629
sus como hombre divino, taumaturgo y bienhechor, protegerlo de los ataques judos
(es acusado de mago y rebelde poltico), cargar a los judos con la culpa de su muer-
te y exculpar a los romanos.
La teora alternativa segn la cual un relato de Josefo o de un autor judo desco-
nocido que ofreca una imagen negativa de Jess fue reelaborado en sentido cristia-
no, tiene dos argumentos principales en contra:
La misma defensa preventiva de TestFlav contra las acusaciones judas de bru-
jera y sedicin aparece en TestEsl, en la Carta de Piloto y en Tertuliano; esto de-
muestra que no fue necesario como base un relato judo negativo (sino nicamente un
clima de polmica judeo-cristiana) para crear esa semblanza de Jess marcada por
tendencias apologticas.
Reflexiones cronolgicas: el TestFlav, en su figura de reelaboracin de un texto
autntico de Josefo, apareci presumiblemente entre el ao 230 (Orgenes no lo co-
noce) y el ao 300 (Eusebio lo cita). El TestEsl, a tenor de sus consideraciones cris-
tolgicas iniciales, debe asignarse a una etapa dogmtica tarda (y documentada muy
posteriormente).
En suma: las reelaboraciones cristianas de TestEsl denotan, frente a TestFlav, una
etapa avanzada de tendencias legendarias, cristolgicas, antijudas y ahistricas. Se
adivinan en l unas formulaciones de TestFlav reelaboradas ya en sentido cristiano.
Esto, y no un desconocido texto autntico de Josefo, parece haber sido el fundamen-
to literario de TestEsl.
1. El logion tiene una base documental simple: Q, que al parecer fue utilizada por
Mt, Le y Justino.
El dicho forma parte de la extensa tradicin sobre el reino de Dios, representada
en todos los estratos ms tempranos (Me, Q, Pablo, Mtesp, Lcesp, EvT, Jn y EpSant
[Apcrifo de Santiago]) y distribuida en un gran nmero de gneros literarios (cf. su-
pra, 141).
Especialmente afnes al dicho de los violentos son las tradiciones sobre el reino de
Dios que emplean igualmente unas metforas de connotacin negativa (violencia): la
parbola del asaltante (EvT 98), las sentencias sobre los eunucos voluntarios por el
reino de los cielos (Mtesp 19, 12), sobre la necesidad de atar al fuerte antes de saque-
ar su casa (Me 2, 27), sobre los pescadores de hombres que invitan a la conversin
ante la llegada del reino de Dios (Me 1, 17).
Hay en el logion de los violentos algunos elementos que no encajaran en un tex-
to pospascual: la datacin del reino de Dios con Juan Bautista (desde la perspectiva
pospascual, el nombre elegido sera sin duda el de Jess mismo) y las metforas de la
violencia, que sintonizan con Jess y ms tarde no se hubieran utilizado por las posi-
bles connotaciones polticas (los cristianos, combatientes del reino de Dios contra el
dominio romano).
630 El Jess histrico
a) El argumento de que hermano del Seor designa en los pasajes citados a los
que trabajan con especial celo al servicio del Seor es incoherente: como se despren-
de claramente del contexto, los hermanos son en los evangelios los once apstoles
o los discpulos, entre los que Pedro aparece siempre mencionado. Por el contrario, 1
Cor 9, 5 distingue entre los hermanos del Seor y los otros apstoles y Pedro;
Gal 1, 19 llama hermano del Seor a Santiago, no a Pedro.
b) La amplitud de la tradicin es impresionante: aparecen hermanos carnales del
Seor, dentro del cristianismo, en diversas franjas de tradicin y contextos literarios,
y una vez fuera del cristianismo.
Un judo contemporneo de Jess, Josefa, recoge la cronologa (ao 62 d. C.) y
las circunstancias de la lapidacin de Santiago, al que identifica como hermano de
Jess, llamado Cristo (Ant 20, 200). No hay razones de peso para suponer una inter-
polacin en este pasaje. La tesis de Wells se evidencia ya aqu como una especulacin
infundada. [Contexto literario: un apunte histrico].
Pablo: Presenta a Santiago como hermano de Jess en 1 Cor 9, 5; Gal 1,19 (sin
el calificativo de hermano en Gal 2, 9.12; 1 Cor 15, 7). Cuando Santiago figura co-
mo hermano, el contexto no permite entender el trmino como una designacin co-
mn para los cristianos o para (grupos de) apstoles especialmente destacados, ya que
aparecen otros apstoles mencionados por el nombre y/o como grupo (cf. supra).
[Contexto literario: cartas].
Tradicin de Me: Aparecen hermanos de Jess en Me 3, 31ss par. (cf. Mc esp 3,
21, que menciona a las mismas personas); Me 6, 3 par. Mt 13, 55, que mencionan por
el nombre a cuatro personas calificadas de hermanos: Santiago, Joss [Jos], Simn y
Judas. [Contexto literario: tradicin narrativa].
Tradicin jonica: Menciona a hermanos de Jess sin nombre en Jn 2, 12; 7,
3.5.10; pero es evidente que se trata de hermanos carnales. [Contexto literario: tradi-
cin narrativa].
Hechos de los apstoles: Mara y los hermanos de Jess aparecen en 1, 14 [con-
texto literario: apunte sumario sobre los miembros de la comunidad]; Santiago, en 12,
17; 15, 13; 21, 18 sin el calificativo de hermano.
Evangelio de Toms: El logion 12 menciona a Santiago sin el calificativo de her-
mano.
Soluciones 631
El da de la muerte de Jess
Argumentos en favor de una de las dos cronologas del nuevo neotestamento so-
bre el da de la muerte de Jess (cf. J. P. Meier, Un judo marginal I*, 407ss):
Metodolgicamente, la opcin por un da diferente al propuesto por Jn o por los
sinpticos como fecha de la muerte de Jess, se basa en una conjetura frente a las
afirmaciones de dos fuentes independientes que coinciden en algunos aspectos en
el da de la semana de la ltima cena y de la muerte, y en la proximidad inmediata de
la pascua y en otros no en si la muerte ocurri antes de la fiesta o el mismo da
de la fiesta, y en si la ltima cena fue o no una cena de pascua. Tal conjetura sin
apoyo en las fuentes prescindira de las fechas confirmadas por ambas fuentes.
En cuanto al contenido, consta por 1 Cor 5, 7 que ya en los aos 50 la muerte en
cruz de Jess era interpretada como el verdadero sacrificio del cordero pascual. La
cronologa jonica y la cronologa sinptica coinciden, cada cual a su modo, con es-
ta interpretacin temprana que surgi cuando an vivan numerosos testigos oculares.
Por eso cabe presumir que sea ajustada a los hechos histricos. La percopa sobre Ba-
rrabs (independientemente de su historicidad) indica tambin que las tradiciones pre-
marquiana y prejonica de la pasin implican la condena de Jess inmediatamente an-
tes de la noche en que se coma el cordero pascual.
As, no cabe excluir en principio que la cronologa de los sinpticos y la del EvJn
sean errneas; pero que una de ellas sea correcta es bastante ms probable que el
supuesto de que la fecha de la muerte de Jess hubiera quedado totalmente descono-
cida.
634 El Jess histrico
El relato de Josefo sobre las protestas judas contra el intento de Calgula de hacer
colocar su estatua en el templo de Jerusaln revela las siguientes tensiones estructu-
rales dentro de la sociedad palestina (y galilea):
Tensiones etno-culturales entre judos y paganos: El conflicto en torno a la co-
locacin de la estatua del emperador afecta al ncleo de la fe y la identidad judas: la
unicidad de Yahv, que no tolera a otros dioses (u hombres deificados) a su lado, ni
imgenes de seres humanos o animales, que podan considerarse como dolos. El em-
perador o los representantes de su poder en Palestina se encontraron con la concien-
cia teocrtica, compartida por la amplia poblacin juda, de la obediencia absoluta de-
bida a Dios y a su ley, incluso al precio de las peores sanciones.
Tensiones sociopolticas: Se conoce bien el papel mediador del rey Agripa I (re-
presentado por su hermano Aristbulo), de los otros herodianos y de la aristocracia li-
gada a ellos, entre los romanos, detentadores del poder, y la poblacin juda. Primero
la poblacin opone resistencia y luego la aristocracia se hace cargo de la parte nego-
ciadora. Al estar en cuestin la identidad juda y ante la actitud intransigente adopta-
da por amplios sectores del pueblo, la aristocracia intenta convencer al representante
del poder romano de las graves consecuencias que tendr su proceder autoritario, y se
labra as un creciente prestigio. Josefo, que perteneca a la aristocracia sacerdotal, pa-
rece expresar fielmente el talante distanciado de la intervencin aristocrtica como
indica, por ejemplo, su referencia a la obstinacin del pueblo.
Tensiones socioeconmicas: El deseo inmediato de la aristocracia era poner fin
a la huelga agrcola. Algunos miles de pequeos campesinos (y arrendatarios?) ju-
dos y galileos abandonaron las labores de siembra; esto no tena precedentes y ame-
nazaba desatar un desastre econmico: el impago de los impuestos, el hambre gene-
ralizada y las rapias a gran escala seran la consecuencia inevitable. Los aristcratas
vieron peligrar su propio status privilegiado, y parece que el conflicto preocup se-
riamente a Petronio. La reduccin drstica en los ingresos de las masas pobres poda
deshacer un equilibrio socioeconmico extremadamente lbil.
2. Jess y Sforis
Emperadores romanos: (1) Octavio Augusto; (2) Tiberio: (3) Gayo Calgula; (4)
Claudio.
Reyes o representantes en Palestina: (5) Herodes I (el Grande); (6) Arquelao; (7)
Poncio Pilato, (8) Agripa I; (9) Herodes Antipas; (10) Filipo.
Legados en Siria: (11) Quintilio Varo; (12) Quirino.
636 El Jess histrico
8. Jess, carismtico
Textos que no cuestionan la justicia de los fariseos ante Dios, pero subrayan el en-
vo expreso de Jess a aquellos que no pueden satisfacer los criterios fariseos de la
justicia, son Me 2, 16s/Lc 5, 30-32; Le 15.(2.)7; Le 15, (2.)29-32; Le 7, 36.41-43.
638 El Jess histrico
Textos que niegan que los fariseos puedan alcanzar su objetivo obediencia a la
tora, justicia y santidad por el camino que siguen, son Mt 5, 20; Me 7, 1-15; Le
11, 37-44; Le 18, 10-146.
1. Segn el texto citado, Jess utiliz la idea mitolgica del juicio final para ex-
poner su verdadero tema: la cercana presente de Dios. Esta interpretacin es, por
tanto, una variante de la escatologa entendida en lnea existencia!, que atribuye a Je-
ss mismo la desmitologizacin de las ideas apocalpticas de su entorno. Los enun-
ciados escatolgicos de futuro no tienen otra funcin, ajuicio del autor, que la de mo-
dificar actitudes y conductas en el presente. Es caracterstico, adems, el uso que el
6. Acerca de este ltimo texto, K. Berger, Jess*, 249, estima tambin que la justicia
del fariseo expresada en 18,12 no es cuestionada por Jess; tampoco consta que sea in-
validada totalmente en el v. 14. El texto no ofrece un criterio preciso para dilucidarlo.
Soluciones 639
autor hace de las metforas espaciales para explicar cmo conceba Jess el tiempo:
Su verdadero tema es el discurrir de la vida como lugar donde uno puede definirse
ante el reino de Dios. Son fragmentos tomados de H. Weder, Die Rede der Reden.
Eine Auslegung der Bergpredigt heute (El 'discurso de los discursos'. Una exgesis
del sermn de la montaa hoy), Zrich 1985. Las citas: 222 (encabezamiento), 109,
217-219 (en seleccin), 243-245 (en seleccin).
2. La tesis de que Jess no esper un juicio de Dios escatolgico ni concibi a
Dios como juez es insostenible, a nuestro entender.
Esta interpretacin contrasta ya con Mt 7, ls. El texto presupone, ms bien, el
juicio futuro como un horizonte de expectativa sobreentendido; slo el criterio est en
debate. Presupone adems el mensaje de Jess sobre la inesperada disposicin de
Dios al perdn en el presente. Pero esta disposicin exige un comportamiento conse-
cuente del ser humano (cf. Mt 6, 12; 18, 23-35 y passim).
Contra la interpretacin de Weder estn, concretamente, los numerosos testimo-
nios de la predicacin del juicio en Jess, como ya hemos reseado (cf. supra, 299-
310). Los textos indican que Jess estaba inmerso en una idea apocalptica de jui-
cio, la propia de un judo de su tiempo. Lo caracterstico de Jess es que la accin sal-
vadora presente de Dios anuncia ya su reinado, y que en eso no en el juicio re-
cae el acento principal.
En lo que respecta a la cuestin de la justicia por las obras, no se puede sostener
la frmula general de que en el judaismo de la poca, la persona se realiza por las
obras, ni que Jess niegue que el cumplimiento de la voluntad de Dios ser un crite-
rio en el juicio final. Jess sabe, como cualquier judo, que los humanos, a pesar de
todo, necesitan de un juicio de gracia7. Cabe preguntar, desde luego, si la consecuen-
cia del mensaje salvfico de Jess no es que el infierno por usar un trmino mitol-
gico queda finalmente vaco. Sera la culminacin de la gracia con la que Dios de-
clara justos a los injustos y los admite en su Reino. Pero Jess no dijo eso. Llam e
invit a los pecadores a la conversin, a refugiarse en el reino de Dios ahora y en el
futuro, y amenaz a los renuentes con la exclusin definitiva. Al mismo tiempo, prohi-
bi a los humanos formular cualquier juicio sobre admisin o exclusin (cf. Mt 7, 1 s).
INTRODUCCIN:
7. Para la crtica a la falsa alternativa de Weder entre el Dios justo y el Dios bueno
(Weder, Rede der Reden. Eine Auslegung der Bergpredigt heute, 245), es decir, entre el
Dios juez judo y el Dios de Jess, cf. tambin M. Hengel, Zur matthdischen Bergpredigt
und ihrem jdischen Hintergrund: ThR 52 (1987) 398-400.
640 El Jess histrico
(10.) postracin;
(12.) peticin y muestras de confianza
1, 41: (17.) animacin pneumtica del taumaturgo;
(22.) contacto;
(24.) frase taumatrgica
1,42: (26.) constatacin del milagro
1,43: (28.) despedida
1, 44: (29.) orden de secreto; (27.) manifestacin
1,45: (33.) difusin de la fama
ad 2) Ejemplos sinpticos para los 33 temas (no hemos recogido algunos ejemplos
que son muy frecuentes8):
(4.) Presencia de representantes: por ejemplo, Me 2, 3 (camilleros); Me 7, 25s (si-
rofenicia, madre de la enferma); Mt 8, 5s (capitn de Cafarnaun).
(5.) Presencia de legaciones: Le 7, 1-5.6 (mensajeros del capitn de Cafarnaun);
Me 5, 35 (comunicacin del fallecimiento de la nia a Jairo).
(7.) Motivacin de la presencia de referentes primarios: Me 5, 27; 7, 25 (la hemo-
rroisa y la sirofenicia han odo hablar de Jess).
(8.) Especificacin del mal: con especial detalle Me 5, 25s (hemorroisa); Me 9, 20-
22 (el nio epilptico).
(9.) Dificultad de la aproximacin: Me 2, 4 (descuelgan a un paraltico por el teja-
do); Me 10, 48 (Bartimeo es obstaculizado en un principio por los discpulos);
Me 7, 27 (Jess desatiende la demanda de curacin).
(13.) Malentendido: Me 6, 37 (los discpulos creen que deben comprar pan); Me 5,
39 (la frase de Jess la nia no est muerta, sino que duerme es malinter-
pretada); Jn 5, 7 (el enfermo de Betesda aguarda a alguien que lo meta en la
piscina a tiempo); cf. VitAp IV, 45 (la multitud cree que Apolonio va a pro-
nunciar una oracin fnebre).
TAREAS:
a) Fe e increencia
Los dos relatos abordan el tema de la relacin entre milagro y falta de fe. La cu-
racin se produce en ambos a pesar de la moxa (increencia) de la persona. Sin em-
bargo, detrs de esta coincidencia superficial hay diferencias claras. El enfermo de
Epidauro es sanado a pesar de su incredulidad, el milagro acontece con independen-
cia del creer o no creer, y hace desaparecer su increencia. Me 9, 14ss es ms comple-
jo; como en numerosos relatos taumatrgicos del nuevo testamento, la fe es condicin
del milagro. As lo demuestra la frecuente frase de consuelo tu fe te ha sanado, lo
confirma el logion sobre la fe que mueve montaas (Me 11, 22-24 par.) y va implci-
to en Me 9, 23, donde leemos que todo es posible para el que cree. Jess promete a
los enfermos o a sus representantes la posibilidad de sobrepasar mediante la fe sus l-
mites humanos y compartir el poder del Dios creador, que todo lo puede (Jtvra bv-
vat es un predicado de Dios). Jess es, en cierto modo, el catalizador de este hecho
increble facilitado por la fe. As se constata claramente en Me 9, 22s, donde el padre
ruega primero a Jess que le ayude si es capaz, y Jess apela despus a la fe que to-
do lo puede. A esta invitacin, que trasciende todo lo humanamente posible, respon-
642 El Jess histrico
1. Una metfora estable podra ser el sembrador como imagen de Dios; un rasgo
inslito es la presencia del enemigo que resiembra cizaa. Una implicacin se da>, qui-
z, ert la pregunta de los siervos sobre si deben arrancar la cizaa, ya que la parbola
seala y rechaza con ella la probable reaccin de una comunidad ante los pecadores
que hay en, sus propias filas.
2. Semejanzas: Le 6, 43-45; 11, 11-13; 11, 34-36; 17, 7-10.
Relatos ejemplares: Le 10, 30-37; 12,16-21; 16, 19-31; 18, 9-14.
Parbolas en sentido estricto: Le 7, 41-43; 15, 8-109; 15, 11-321, 18, 1-8.
3. Alegoras: Ez 17, 3-10; Ap 1T, 1-6.
Alegotizaciones: Mt 22, 1-10; Me 12, 1-1110.
Alegoresis: Mt 13, 36-43; Gal 4, 21-31.
4. La parbola de los anillos es una alegora con arreglo a estas defnciones,
porque utiliza una clave para descifrar las metforas (hijos = pueblos; anillo = reli-
gin mundial) e interpretar correctamente el' smil.
El texto es de J. Jeremas, Parbolas, 170s. Jeremas hizo sin duda un aporte ina-
preciable a la investigacin del judaismo rabnico. En este sentido es uno de los in-
vestigadores que sentaron las bases para un nuevo estudio del judaismo, libre de las
pretensiones de superioridad cristiana. Por eso mismo, la obra de J. Jeremas obliga a
una elaboracin crtica de los estereotipos antijudos que contiene. La finalidad de las
objeciones crticas que formulamos a continuacin no es la de juzgar a J. Jeremas
desde los conocimientos actuales, sino hacer una lectura crtica de la bibliografa exe-
gtica corriente, para romper el difundido y nefasto automatismo que es la trasmisin
irreflexiva del antijudasmo teolgico.
Perspectivas metodolgicas: Abordar el estudio de la parbola rabnica con la pre-
gunta de si es una mera refundicin de la parbola de Jess, resulta inadecuado ante
las numerosas parbolas rabnicas existentes sobre el tema de la remuneracin. Se tra-
ta de creaciones independientes entre s y que se nutren de un campo literario tradi-
cional y denso, cuya metfora bsica es el salario y en torno a la cual se agrupan otras
a) La formacin de Jess
trados en Le 14, ls; presidente y fieles de la sinagoga en Le 13, lOss) una idea ms
liberal que la que atribuye el Documento de Damasco a los esenios: es lcito, obvia-
mente, sacar del pozo a un nio o un buey en sbado, y abrevar al ganado. Era opi-
nin muy extendida que no era lcito curar en sbado (cf. Le 13, 14 y la prohibicin
de llevar consigo medicamentos segn CD XI, 9s). La argumentacin de Jess apun-
ta a una mayor flexibilizacin de los preceptos sabticos al servicio de las personas;
l se atiene as haciendo causa comn con sus oyentes frente a la ms rigurosa ex-
gesis de los preceptos sabticos que existi en su poca a unas normas de excep-
cin vigentes, y da a entender que en modo alguno pretende derogar los preceptos.
Si la infraccin de las rigurosas normas sabticas de Qumrn no estaba sanciona-
da expresamente con la pena de muerte, resulta muy problemtica la historicidad de
Me 3, 2.6: resolucin de acabar con Jess, adoptada por los fariseos y herodianos por
una curacin realizada en sbado sin uso de medicamentos ni manipulacin corporal.
Sin embargo, es posible que fariseos y herodianos figurasen ya en la percopa origi-
naria; habida cuenta de que el EvMc no hace intervenir a los herodianos en la pasin
de Jess, su presencia en este episodio no parece atribuible primariamente a Me.
Sobre el amor a los enemigos: Se discute si la anttesis Mt 5, 43 sobre el amor al
prjimo y el odio a los enemigos quiz una referencia directa a los compromisos de
los esenios se remonta a Jess (cosa improbable); pero, al margen de ello, la am-
pliacin que Jess hace del precepto de amor al prjimo incluyendo a los enemigos
se sita en el contexto de los debates acerca del alcance de Lev 19, 18. Los esenios
eran, en el espectro intrajudo, aquel grupo que combinaba el amor ferviente a los
miembros de la propia comunidad con el odio a los otros, como consta claramente en
las fuentes. El compromiso de odiar a los enemigos (por ser enemigos de Dios) est
sin duda en la tradicin del antiguo testamento.
INTRODUCCIN:
TAREAS:
(1) Amor al templo y al culto: Me 1, 44s par.; MtesP 17, 24-27; 23, 16-22; LcesP 2,
21-52; 21, 1-4; Hech 2, 46-3, lss; 5, 12-42 y passim; Mt 23, 35/Lc 11, 50s Q.
(2) Aversin al templo y al culto: EvEb fragm. 6; Mt 9, 13 (pero cf. 12, 7 en su
contexto).
(3) Dentro de una aceptacin bsica de la institucin, actitud crtica y limitacin
de su importancia: Me 7, 6-13 par.; Mt 23, 23s/Lc 11, 42; M c ^ 12, 32-34; MPP 5,
23s; 12, 3-7.
(1) La obra histrica lucana denota una tendencia claramente favorable al templo.
Me, Mt y Q contienen asimismo textos que indican una aceptacin bsica de la san-
tidad del templo y del control sacerdotal en la curacin de la lepra, como tambin del
pago del tributo al templo por los seguidores de Jess. Estas tradiciones parecen his-
tricas en lo sustancial, ya que sin esa actitud de Jess sera incomprensible que la pri-
mera comunidad cristiana tuviera un centro importante en Jerusaln y siguiera parti-
cipando en el culto del templo.
(2) El nico documento que presenta a Jess en una hostilidad sistemtica hacia
el culto es el Evangelio de los ebionitas; pero es un documento tardo y hay que con-
siderar esa presentacin como un vaticinium ex eventu, posterior a la destruccin del
templo. La cita de Oseas, redaccional (misericordia quiero, no sacrificios: Os 6, 6),
648 El Jess histrico
Por parte romana y por parte juda actuaron personas individuales en funcin de de-
terminados vnculos grupales, intereses y motivos de ndole religiosa, poltica y eco-
nmica. Habra que intentar describir con la mayor precisin estos motivos en lugar
de recurrir a estereotipos antijudos como los judos fanticos, que son en definiti-
va una herencia funesta de la interpretacin cristiana de la Biblia.
Sobre A. Strobel: En l, ciertas afirmaciones incorrectas sobre la realidad histri-
ca y las categoras teolgicas antijudas dan como resultado una imagen problemti-
ca del proceso de Jess, considerado como la hora de la verdad para el judaismo.
No se puede calificar histricamente a Caifas como el juez responsable de todo,
que se crey en el deber de condenar a muerte al mesas del pueblo por imperativo
de la ley. Strobel no menciona siquiera a Pilato, que dict realmente la pena de
muerte y la hizo ejecutar por sus soldados. Adems, es inverosmil que fuese el celo
de la aristocracia local por la ley juda lo que provoc su odio mortal a Jess (cf. su-
pra, 509-513, 514-517). Menos an se puede sostener que un sumo sacerdote obser-
vante de la ley no tuviera otra opcin que condenar a Jess, como sugiere Strobel, y
que siguiera as las fatales imposiciones de la ley juda. Aun suponiendo el caso,
inverosmil a nuestro juicio, de que fuese la actitud de Jess ante la ley lo que movi
al sanedrn a denunciarlo ante Pilato, se habran enfrentado dos de las numerosas in-
terpretaciones vigentes de la ley juda: la de la aristocracia del templo y la del rab ga-
lileo, Jess, mas no la ley juda (letal) y su reformador. Strobel proyecta aqu las abs-
tracciones dogmticas de tiempos posteriores que no resisten un examen histrico y
cuya sustancia antijuda se conoce desde hace tiempo (cf. cap. 12). Pero no refuta
Strobel la acusacin de antijudasmo cuando seala que la culpa y el fracaso de to-
dos nosotros expresan un fallo del hombre y su condicin humana en la persona
de Caifas y su pueblo? Apenas. Strobel sigue utilizando el consabido modelo de ar-
gumentacin teolgica cuando presenta al hombre judo como imagen del hombre
irredento que se hace trgicamente culpable bajo las imposiciones de la ley y slo me-
diante la catarsis que ofrece Jess puede ser salvado. De ese modo, la existencia ju-
da se convierte en plasmacin de la forma de vida que hay que rechazar y superar. El
judaismo no tiene ya, en esta concepcin, ninguna justificacin teolgica para existir.
A tenor de la misma, slo hay dos posibilidades para los judos: o dudar de la ver-
dad de la ley como una verdad con validez ltima y eso significa hacerse cristia-
no o seguir estando bajo las fatales imposiciones de la ley y eso significa par-
ticipar en las instancias que supuestamente llevaron a Jess a la muerte. En este
sentido no hay un desliz lingstico, sino una consecuencia de esa argumentacin te-
olgica estructuralmente antijuda: ante la muerte de Jess, Strobel cree obligado ha-
blar de una culpa del hombre judo, por mucho que la califique de trgica. Esto no
es sino el antiguo reproche de deicidio con un ropaje teolgico ms discreto, reproche
que tambin en esta forma es, a nuestro juicio, teolgicamente inadmisible e histri-
camente infundado, como hemos visto13.
sobre la apologtica cristiana ante el Estado romano del siglo II, una apologti-
ca que no dud en convertir al funcionario romano que orden la ejecucin de Jess
en un cristiano de corazn.
Texto 1: H. Braun, Jess - der Mann aus Nazareth und seine Zeit. Um 12 Kapitel
erweiterte Studienausgabe, Stuttgart 1984, 122s, 252s: la resurreccin
como interpretament.
Texto 2: J. Weiss, Das Urchristentum, Gttingen 1917, 22: hiptesis de la visin
subjetiva.
Texto 3: H. Grass, Ostergeschehen und Osterberichte, Gttingen 21962, 243-245:
hiptesis de la visin objetiva.
14. Apcrifos tardos continan esta tendencia a describir todas las fases de la resurrec-
cin. As, el Evangelio de Nicodemo fue ampliado despus de 425 d. C. con una larga des-
cripcin del viaje de Cristo a los infiernos, de la que se conservan diversas versiones (cf.
NTApo l,414ss).
Soluciones 653
INTRODUCCIN:
Los discpulos de Emas aplican a Jess el ttulo de profeta, que glosan como
poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo (Le 24, 19). Cuando
654 El Jess histrico
dicen en 24, 21: Nosotros esperbamos que l fuera el liberador de Israel, subyace
en la frase la espera de un Mesas rey que restaure Israel con la fuerza militar. Es l-
gico, por eso, que el Resucitado les haga una exgesis de la Escritura a propsito del
ttulo de Mesas/Cristo y les aclare, a la luz de Moiss y los profetas, que el Cristo
tena que padecer todo eso para entrar en su gloria (24, 26). El Seor no es un pro-
feta experto en acciones de liberacin militar, sino el Cristo que ha pasado por la pa-
sin y ha resucitado (24, 34).
De los pasajes referidos, los dichos sobre el Hijo del hombre presente (Me 2,
10.27s) y sobre el Hijo del hombre paciente (Me 8, 31s) se contradicen con la idea ex-
presada en la apocalptica. Me 13, 26s y 14, 62 sintonizan con la tradicin apocalp-
tica en la idea de que el Hijo del hombre es un personaje que viene del cielo al final
de los tiempos (Me 13, 26s) y est muy prximo a Dios (Me 14, 62). Diferencias lla-
mativas: segn Me 13, 26s, el Hijo del hombre tiene encomendada primariamente una
funcin soteriolgica, mientras que en Dan 7, 14 y en Henet su misin principal es la
de juzgar y reinar, por un lado, y sancionar a los poderosos, por otro. Adems, slo el
nuevo testamento ofrece un uso inequvocamente titular de esa denominacin; la apo-
calptica refiere todas las afirmaciones sobre aquel hijo de hombre (o expresiones
similares) a la comparacin inicial (uno cuya figura era como de un ser humano,
Henet 46, 1).
Una cristologa explcita slo existe en Me 14, 62, donde Jess reconoce que es
Mesas e Hijo de Dios y que en un futuro estar sentado (como Hijo del hombre)
a la derecha de Dios, para presentarse desde all como juez del mundo. En Mt 11,2-
6; 12, 28 hay una cristologa implcita: Jess manifiesta su conciencia mayesttica sin
emplear ttulos tradicionales. Hay una cristologa evocada en Me 6, 14-16 y 11,9-10,
donde se aplican a Jess algunos ttulos tradicionales.
TAREAS:
2. Relacin entre Sal 2 y SalSal 17: Ambos textos se inspiran en la ideologa tra-
dicional sobre la monarqua de Israel, expresada con especial nitidez en el vaticinio
de Natn (2 Sam 7). SalSal 17, 4 evoca la promesa de la realeza eterna ante la prdi-
da de autonoma poltica (2 Sam 7, 12s); Sal 2, 7 actualiza la promesa de que el rey
ser Hijo de Dios (2 Sam 7, 14), y concluye de ello su superioridad militar y el dere-
cho a poseer las naciones en propiedad.
SalSal 17 toma elementos de Sal 2, 2.6.8-9 y los interpreta (como antes 2 Sam 7,
12s) en sentido mesinico. Lo que el Sal 2 (2, 6.8-9) aplica actualmente al Ungido (cf.
v.2), SalSal 17 lo convierte en signo de salvacin para cuando Dios renueve la dicha
de Israel en la asamblea de las tribus: el rey reina en el monte santo de Sin, domina
sobre las naciones, las destroza con barra de hierro y las hace aicos como vajilla de
barro. SalSal 17 no aplica al Mesas la filiacin de Sal 2, 7; pero la presenta en forma
democratizada: el pueblo santificado por Dios se compone de hijos de Dios.
pero identificado con l) aparece como un guerrero que con el apoyo de Dios sale vic-
torioso en las guerras escatolgicas del tiempo final, somete a las naciones, trae la paz
perpetua y rige al pueblo con justicia (cf. supra, tareas 1-2).
Hay paralelos muy estrechos con Is 10, 20-11, 16, sobre todo con el targum ara-
meo de Isaas, que interpreta el pasaje en sentido escatolgico (C. A. Evans, Jess*,
108): Asira y Egipto, enemigos principales de Israel (Is 10, 24; 11, 15s; 4Q 2461, 6);
el heredero real rige con justicia (Tgls 11, 4; 4Q 246 II, 5-6); trae la paz al pas
(Tgls 11, 6; 4Q 246 II, 7).
Haba entre los judos tres gneros de filosofa: el uno seguan los fari-
seos, el otro los saduceos, y el tercero, que todos piensan ser el ms apro-
bado, era el de los esenios, judos naturales, pero muy unidos con amor y
amistad, y los que ms huan de todo ocio y deleite torpe, y mostrando ser
continentes y no sujetarse a la codicia, tenan esto por muy gran virtud.
Estos aborrecen los casamientos, y tienen por parientes propios los hijos
extraos que les son dados para adoctrinarlos; mustranles e instryenlos
en sus costumbres, no porque sean ellos de parecer deberse quitar o acabar
la sucesin y generacin humana, sino porque piensan deberse todos guar-
dar de la intemperancia y lujuria, creyendo que no hay mujer que guarde la
fe con su marido castamente, segn debe.
Suelen tambin menospreciar las riquezas, y tienen por muy honrosa la
comunicacin de los bienes uno con otro; no se halla que uno sea ms rico
que otro; tienen por ley que quien quisiere seguir la disciplina de esta secta
ha de poner todos sus bienes en comn, para servicio de todos, porque, de
esta manera, ni la pobreza se mostrase ni la riqueza ensoberbeciese; pero
mezclado todo junto, como hacienda de hermanos, fuese todo un comn
patrimonio. Tienen por cosa de afrenta el aceite, y si alguno fuere untado
con l contra su voluntad, luego con otras cosas hace limpiar su cuerpo,
porque tienen lo feo por hermoso, salvo que sus vestidos estn siempre
muy limpios; tienen procuradores fijos para todas sus cosas, en comn y
juntos. No tienen una ciudad determinada en donde se recojan; pero en
cada una viven muchos, y viniendo algunos de los maestros de la secta,
ofrcenle todo cuanto tienen, como si le fuese cosa propia; vense con ellos,
* Texto tomado de F. Josefo, Guerra de los judos y destruccin del templo y ciudad de
Jerusaln I (traduccin y notas prolgales de J. Martn Cordero), Barcelona 1989, 147-154
(la numeracin all es libro II, 7).
658 El Jess histrico
aunque nunca los hayan visto, como muy amigos y muy acostumbrados;
por esto en sus peregrinaciones no se arman, sino a causa de los ladrones,
y no llevan consigo cosa alguna; en cada ciudad tienen cierto procurador
del mismo colegio, el cual tiene cargo de recibir todos los huspedes que
vienen, y ste tiene cuidado de guardar los vestidos y proveer de lo ms
necesario a su uso. Los muchachos que estn an debajo de sus maestros,
no tienen todos ms que una manera de vestir, y el calzar es a todos seme-
jante; no mudan jams vestido ni zapatos, hasta que los primeros sean, o
rotos o consumidos con el uso del andar y el servicio; no compran entre
ellos nada ni lo venden, dando cada uno lo que tiene al que est necesita-
do; comuncanse cuanto tienen, de tal manera que cada uno toma lo que le
falta, aunque sin dar uno por otro y sin este cambio tienen todos libertad de
tomar de cada uno que les pareciere aquello que les es necesario.
Tienen mucha religin y reverencia, a Dios principalmente; no hablan,
antes de que el sol salga, nada que sea profano, antes le suelen ofrecer cier-
tos sacrificios y oraciones, como rogndole que salga; despus los procu-
radores dejan ocuparse a cada uno de sus cosas, y despus que ha entendi-
do cada uno en su arte como debe, jntanse todos, y cubiertos con unas
toallas blancas de lino, lvanse con agua fra sus cuerpos; hecho esto, rec-
gense todos en ciertos lugares adonde no puede entrar hombre de otra secta.
Limpios, pues, y purificados de esta manera, entran en su cenculo, no de
otra manera que si entrasen en un santo templo y sentados con orden y con
silencio, ponseles a cada uno el pan delante, y el cocinero una escudilla
con su potaje, y luego el sacerdote bendice la comida porque no les es lci-
to comer bocado sin hacer primero oracin a Dios; despus, dejando aque-
llos vestimentos casi como sagrados, vuelven a sus ejercicios hasta la
noche, y recogindose entonces en sus casas cenan, y junto con ellos los
huspedes tambin, si algunos hallaren. No suele haber aqu, entre ellos, ni
clamor, ni gritos, ni ruido alguno; porque aun en el hablar guardan mode-
racin grande, dando los unos lugar a los otros, y el silencio que guardan
parece a los que estn fuera de all una cosa muy secreta y muy venerable;
la causa de esto es la gran templanza que guardan en el comer y beber, por-
que ninguno llega a ms de aquello que sabe serle necesario.
Pero aunque no hacen nada, en todo cuanto hacen, sin consentimiento
del procurador o maestro de todos, todava son libres en dos cosas y son
stas: ayudar al que tiene de ellos necesidad y tener compasin de los afli-
gidos, porque permitido es a cada uno socorrer a los que fueren dignos,
segn su voluntad, y dar a los pobres mantenimiento. Solamente les est
permitido dar algo a sus parientes y deudos sin pedir licencia a sus maes-
tros; saben moderar muy bien y templar su ira, desechar toda indignacin,
guardar su fe, obedecer a la paz, guardar y cumplir cuanto dicen, como si
Apndice 659
tambin que todas las nimas son incorruptibles, pero que pasan a los cuer-
pos de otros solamente las buenas, y las malas son atormentadas con supli-
cios y tormentos que nunca fenecen ni se acaban. Los de la segunda orden,
que es la de los saduceos, quitan todo poder a la fortuna y dicen que Dios
ni hace mal ni tampoco lo ve. Dicen tambin que les es propuesto el bien y
el mal, y que cada uno toma y escoge lo que quiere, segn su voluntad; nie-
gan generalmente las honras y penas de las nimas, y no les dan ni gloria
ni tormentos. Los fariseos amanse entre s unos a otros, desendose bien, y
juntanse con amor, pero los saduceos difieren entre s con costumbres muy
fieras, no ven con buenos ojos a los extranjeros, antes son muy inhumanos
-para con ellos. Estas cosas son las que hall para decir de las sectas de los
judos.
Desde muy antiguo haba entre los judos tres sectas filosficas nacio-
nales: la de los esenios, la de los saduceos y la tercera que se denominaba
de los fariseos. Aunque hablamos de ellas en el segundo libro de la guerra
juda, queremos ahora recordarlas en pocas palabras.
Los fariseos viven parcamente, sin acceder en nada a los placeres. Se
atienen como regla a las prescripciones que la razn ha enseado y trans-
mitido como buenas, esforzndose en practicarlas. Honran a los de ms
edad, ajenos a aquella arrogancia que contradice lo que ellos introdujeron.
A pesar de que ensean que todo se realiza por la fatalidad, sin embargo no
privan a la voluntad del hombre de impulso propio. Creen que Dios ha tem-
plado las decisiones de la fatalidad con la voluntad del hombre, para que
ste se incline por la virtud o por el vicio. Creen tambin que al alma le per-
tenece un poder inmortal, de tal modo que, ms all de esta tierra, tendr
premios o castigos, segn que se haya consagrado a la virtud o al vicio; en
cuanto a los que practiquen lo ltimo, eternamente estarn encerrados en
una crcel; pero los primeros gozarn de la facultad de volver a esta vida.
A causa de todo esto disfrutan de tanta autoridad ante el pueblo que todo lo
perteneciente a la religin, splicas y sacrificios, se lleva a cabo segn su
interpretacin. Los pueblos han dado testimonio de sus muchas virtudes,
rindiendo homenaje a sus esfuerzos, tanto por la vida que llevan como por
sus doctrinas.
* Texto tomado de F. Josefo, Antigedades de los judos III, Barcelona 1988, libro
XVIII, captulo 1, 2-6.
Apndice 663
1. ANTIGUO TESTAMENTO
2. LITERATURA INTERTESTAMENTARIA
Achikar sir 135: 377 Arist 140s: 420 Deca 65: 429
Arist 142: 154 Flacc39: 611
Apocalipsis de Abrahn Arist 188:436 Hypothetica 7, 1-9: 407
ApAbr 10, 5: 594 Arist 254: 436 LegGai 212: 503
ApAbr29:581 LegGai 299: 208
ApAbr 31: 581 4 Esdras LegGai 302: 114, 126
Migr 89-92: 405
4 Esd 7, 28: 595
Apocalipsis de Baruc sirio Op 134: 607
4 Esd 7, 28s:581
Praem 95: 586
ApBarsir 29, 3: 581,586 4 Esd 13: 595, 596, 598,
QuaestGen 2, 62: 609
ApBarsir 30, 1: 586 616, 656 SpecLeg 1, 317s: 606
ApBarsir 30, lss: 581 4 Esd 13,2-3:616 SpecLeg 2, 63: 430
4 Esd 13,3: 595 SpecLeg 3, 208ss: 410
Asuncin de Moiss 4 Esd 13, 5-6:616 VitMos: 343
AscMois 4, 2: 310 4 Esd 13, 9-10a: 616 VitMos 1,21:445
AscMois 6, 7: 202 4 Esd 13, 11-13:616 VitMos 2, 22: 413
AscMois 9: 143 4 Esd 13, 12:595
AscMois 10: 275 4 Esd 13,25-32:616
AscMois 10, 1: 143, 242, 4 Esd 13,26:595 Flavio Josefa
284,310 4 Esd 13,33-39: 616 Ant 1,23: 152
AscMois 10, lss: 284, 4 Esd 13,37: 595 Ant 2, 230: 445
293, 587 4 Esd 13,39-50:617
Ant 4, 223: 282
AscMois 10, 3: 606 4 Esd 13,52: 595
Ant 8, 45s: 137
Ant 8, 46-48: 319
Carta de Aristeas Filn de Alejandra Ant 4, 271-274:407
Arist 108: 436 All I, 31s: 607 Ant 8, 254: 245
Arist 132:429 Conf 143-148: 606 Ant 9, 182: 333
ndice de citas 669
Ant 10, 9ss: 229 Ant 17, 295: 504 Ant 20, 160: 91
Ant 10,90:611 Ant 17, 355: 180 Ant 20, 167: 245
Ant 12, 138-144: 257 Ant 18: 125 Ant 20, 167s: 171
Ant 12, 272-277: 266 Ant 18, lss: 180,266 Ant 20, 167-168: 347
Ant 12,277: 181 Ant 18, 4: 165 Ant 20, 167-172:91,92
Ant 13,79: 510 Ant 18, 4ss: 169 Ant 20, 168-172: 347
Ant 13, 171-173: 164,632 Ant 18, 4-10:202 Ant 20, 169-172: 171
Ant 13, 197s: 164 Ant 18, 11-25: 164 Ant 20, 188: 171,245
Ant 13,209-212:632 Ant 18, 12: 164 Ant 20, 199-203:517, 648
Ant 13,288-292: 161 Ant 18, 15: 164 Ant 20, 200: 85, 86, 89,
Ant 13,288-296: 161 Ant 18, 16: 164 90, 93, 224, 262, 504,
Ant 13,297: 164 Ant 18, 16s: 264 586, 630, 631, 633
Ant 13, 297s: 164, 165, Ant 18, 17: 164, 264 Ant 20, 200s: 504
264 Ant 18,23: 202,405 Ant 20, 215: 513
Ant 13, 298: 164 Ant 18, 23-25: 169 Ant 20, 225: 207
Ant 13, 308s: 162 Ant 18, 27:211 Ap 1, 176-183: 154
Ant 13, 318s: 196 Ant 18,35: 186 Ap 1,232: 89
Ant 13, 372: 161 Ant 18, 37s: 170, 198 Ap 1, 236: 89
Ant 13, 376: 162 Ant 18, 39: 186 Ap 2, 164-166: 282
Ant 13, 408s: 264 Ant 18, 55-89: 87 Ap 2, 168s: 152
Ant 13,410: 162 Ant 18,62: 625 Ap 2, 190: 429
Ant 14,22:475 Ant 18,63: 333 Ap 2, 190-219: 407
Ant 14, 22-24: 345 Ant 18, 63s: 85, 86, 90, Bell l,97s:504
Ant 14,91: 193 110,504,628,649 Bell 1, 113: 162
Ant 14, 175: 162 Ant 18,65:92,625 Bell 1, 319: 264
Ant 14, 260: 399 Ant 18, 85-89: 207 Bell 1,331: 587
Ant 14, 450: 264 Ant 18, 113: 229 Bell 1,401: 183
Ant 15, 2: 264 Ant 18, 116-118:93 Bell 1,402:208
Ant 15,6: 162 Ant 18, 116-119: 115,217, Bell 1, 648: 95
Ant 15,318:208 227, 228, 230, 624 Bell 2, 10: 179
Ant 15,371: 164 Ant 18, 117:410 Bell 2, 56: 168, 202, 589
Ant 15,380: 183 Ant 18, 118:203,248 Bell 2, 68: 202
Ant 15, 380ss: 587 Ant 18, 136: 229 Bell 2, 117:503
Ant 15,417:503 Ant 18, 167: 106 Bell 2, 117s: 152,169,180
Ant 17,42: 165 Ant 18, 240-256: 203 Bell 2, 118:91,202,405
Ant 17,89: 181 Ant 18,261-268:210 Bell 2, 118-166: 164
Ant 17, 167: 179 Ant 18, 269-274: 210 Bell 2, 119s: 152
Ant 17, 172: 168 Ant 18, 269ss: 205 Bell 2, 119ss: 152, 164
Ant 17,213: 179 Ant 18, 271s:437 Bell 2, 125ss:246
Ant 17, 224: 589 Ant 18, 284:210 Bell 2, 136: 164
Ant 17, 271 s: 202 Ant 19, 356-366:515 Bell 2, 137-142: 152
Ant 17,272: 168 Ant 20, 43: 205 Bell 2, 139:448
Ant 17, 273s: 167 Ant 20, 97: 245 Bell 2, 141: 164, 166
Ant 17, 277: 167 Ant 20, 97s:91, 180 Bell 2, 142: 164
Ant 17, 278-280: 168 Ant 20, 97-99: 171,347 Bell 2, 147: 448
Ant 17, 279s: 589 Ant 20, 102: 169,202 Bell 2, 150ss: 164
Ant 17, 289: 202 Ant 20, 106s:207 Bell 2, 152: 152
670 El Jess histrico
, 160s: 164 Vita 8-9: 246, 445, 446 Henet 90, 9ss: 586
, 162s: 264 Vita 12: 164 Henet 90, 28s: 479
, 162-166: 152, 164 Vita 28s: 259 Henet 90, 37s: 586
,163: 164 Vita 13s: 259 Henet 95, 4-7: 304
,165: 164 Vita 63: 259 Henet 96, 4-8: 304
,166: 164 Vita 65s: 198
, 169-174: 437, 503 Vita 65ss: 170 Jos y Asenet
, 174-175: 108 Vita 67: 197
, 215: 507 Vita 71: 199 JyA 7, 2-6: 606
, 221s: 109 Vita 74-76: 206 JyA 12, 14s: 576
, 253: 504 Vita 119: 199 JyA 13, 20: 606
, 258-260: 171 Vita 191: 259 JyA21,3:606
, 259: 347 Vita 197: 165
2, 261-263: 91, 92, Vita 348: 205 Justo de Ttberades
, 171, 347, 628 Vita 375-380: 198 Crnica de los reyes ju-
, 264: 91 Vita 403: 194 dos: 114
, 301: 208
, 433: 91 Historia de la guerra juda
Fragmento de Ezequiel 114
,433s: 168
, 457ss: 197 Fragm 28ss: 609
, 466ss: 197 Jubileos
, 477s: 197 Henoc etipico Jub 1, 17-23: 468
, 559ss: 197 Jub 1,23: 232, 234
,41:205 Henet 22: 549
Jub 1, 24s: 606
, 400: 576 Henet 37: 656
Jub 7, 20: 430
, 516-524: 194 Henet 37ss: 595, 598
Jub 20, 2: 430
, 219: 576 Henet 37-71: 581, 595,
Jub 23: 587
,510: 168 596 Jub 23, 31: 549
,575: 168 Henet 42: 418 Jub 36, 7s: 430
, 136: 208 Henet 46, 1: 595,654 Jub 50, 9: 286
, 142ss: 208 Henet 46, lss: 563,654
193s- 503 Henet 46, 1-5: 563
, 124-126: 503 Henet 48, 2-3: 564 Orculos Sibilinos
, 285s: 171 Henet 46, 4ss: 595 Sib 3, 46: 310
, 300s: 207 Henet 48, 8: 563 Sib 3, 49s: 586
, 300ss: 510 Henet 48, 10: 563, 581, Sib 3, 55: 310
,300-306:518,648 585, 586, 595 Sib 3, 286: 586
, 300-309: 171, 507, Henet 52, 4: 585, 586, 595 Sib 3, 286s: 586
Henet 62, lss: 595 Sib 3, 652s: 586
,26-31: 168 Henet 62, 3ss: 304 Sib 3, 767: 284
,118: 168 Henet 62, 11: 606 Sib 3, 767ss: 275
, 154s: 168 Henet 62, 14: 458
, 219-243: 98 Henet 70: 602 PMur 19: 406
,253: 180 Henet 71: 602
, 264: 206 Henet 85-90: 581
Pseudo-Filn
, 410: 405 Henet 89, 11:581
,418ss:405 Henet 90, 1-2:581 Ant42, 1:406
ndice de citas 671
3. NUEVO TESTAMENTO
Le 7, 24: 248 Le 10, 12ss: 211 Le 11, 42: 427, 485, 647
Le 7, 28:239, 241,292 Le 10, 13ss: 304 Lcll,45ss:258
Le 7, 29s: 231 Le 10, 13-15: 193, 301, Le 11,49: 134
Le 7, 31-35:256,438,636 303 Le l l , 4 9 s s : 4 7
Le 7, 33: 231 Le 10, 16: 119, 120 Le 11, 49-51: 256, 304,
Le 7, 34: 438, 576 Le 10, 17ss: 336 475
Le 7, 36: 271 Le 10, 18: 242, 293, 303, Le l l , 5 0 s : 4 8 5 , 647
Le 7, 36ss: 415 330, 404 Le 12, 5: 419
Le 7, 36-50: 52, 224, 253, Le 10, 22: 62, 577 Le 12, 6s: 419
405, 578 Le 10, 23s: 291, 302 Le 12, 8: 303, 598
Le 7, 37-39: 438 Le 10, 25-27: 428 Le 12, 16-21: 367, 372,
Le 7, 41ss: 438 Le 10, 25-28: 433 373, 386, 643
Le 7, 41-43: 271, 386, Le 10, 25-37: 405 Le 12, 20s: 416
578, 637, 643 Le 10, 28ss: 428 Le 12,21:375
Le 7, 44-47: 438 Le 10, 29: 433 Le 12, 22ss:253
Le 8, 1-3: 224, 254 Le 10, 29-32: 433 Le 12,22-32:419
Le 8, 2: 253 Le 10, 29-37: 52, 369 Le 12, 24: 401
Le 8, 2s: 52, 548 Le 10, 30ss: 362 Le 12, 25: 257
Le 8, 3: 266 Le 10, 30-37: 386, 643 Le 12, 29-32: 256
Le 8, 7: 295 Le 10, 32s: 608 Le 12,31:419
Le 8, 40-56: 52 Le 10, 36: 433 Le 12, 32: 577
Le 9, 2: 336 Le 10, 37: 369 Le 12, 49s: 576
Le 9, 5: 301 Le 10, 38-42: 52, 224, Le 12,51: 576
Le 9, 26: 303 254, 255 Le 12, 51-53: 267, 250,
Le 9, 51s:206 Le 11, 1:238 423
Le 9, 51-18, 14:51 Le 11, 2: 250, 275, 286- Le 12, 55:51
Le 9, 52-56: 52 288, 577 Le 13, lss: 179, 203, 240
Le 9, 55a: 75 Le 11,5: 371 Le 13, 1-5: 422
Le 9, 59-62: 244, 422 Le 11, 5-8: 251, 255, 373 Le 13,6-9: 240,372, 377,
Le 9, 59s: 250, 414 Le 11, 1 lss: 250, 294 422
Le 9, 60b: 422 Le 11, 11-13: 256, 386, Le 13, lOss: 336, 646
Le 10: 126 422, 643 Le 13, 10-17: 52, 253,
Le 10, lss: 251 Le 11, 14ss:336 330,411,626
Le 10, 2: 302 Le 11, 19: 580 Le 13, 14: 646
Le 10, 5: 246 Le 11, 19sQ:52 Le 13, 15: 193
Le 10, 5s: 261 Le 11, 20: 275, 277-278, Le 13, 15s: 411
Le 10, 5ss: 304, 478 293, 295, 338, 580 Le 13, 16: 337,413,-416
Le 10, 5-9: 254 Le 11, 21s: 294 Le 13, 18s:251,296
Le 10, 7: 410 Le ll,27s:223, 249, 255 Le 13, 10-17: 448
Le 10, 7s: 261 Le ll,29ss:304 Le 13, 18-21: 141
Le 10, 8: 410 Le 11, 30: 597 Le 13, 20: 256
Le 10, 9: 246, 261, 338, Le 11,31:418 Le 13, 20s: 251, 296
422 Le 11, 31s: 248, 301 Le 13,22:368,377
Le 10, 10: 246 Le 11,34-36:386,643 Le 13, 28s: 287, 289, 301
Le 10, lOs: 301 Le ll,37ss:261,304 Le 13, 31ss: 194,261
Le 10, lOss par.: 304 Le 11, 37-44: 271, 638 Le 13,34: 122,475
Le 10, 11:422 Le ll,40s:419 Le 13, 34s:47
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682 El Jess histrico
Jn 11, 47-53: 55, 94, 498, Jn 18, 19: 498 Jn 20, 14s: 527
626 Jn 18, 19s: 509 Jn 20, 16: 397
Jn 11, 48: 120, 490, 626 Jn 18, 19ss: 56 Jn 20, 17: 148, 577
Jn 11, 49: 498 Jn 18, 19-24: 498 Jn 20, 19s: 545
Jn 11, 55: 179 Jn 18, 28: 56, 178, 183 Jn 20, 19ss: 121
Jn 11: 65, 66 Jn 18, 31: 499, 503 Jn 20, 19-21: 529
Jn 12, 13:506 Jn 18, 31 s: 504, 627 j n 20, 19-23: 534-536,
Jn 12, 13s: 129 Jn 18, 36: 626 542, 543
Jn 12, 16: 55, 120, 627 Jn 18, 36-38: 501 j n 2 0 2 1 - 120 554
Jn 12, 23:629 Jn 18, 37: 575 Jn 2o'23^ 12o'
Jn 12, 23-33: 500 Jn 18, 38: 499, 501 J n 2Q 24-29- 542 543
Jn 12, 31: 242, 293, 336 Jn 18, 39: 501 J n 2o 25- 130 '
Jn 12, 33: 599 Jn 19, 6: 627 [ .
J n 2Q 3Q 3 3 6 > 6 2 6
Jn 12, 34: 596, 609 Jn 19, 7: 511 Jn 20 30s: 53 54
Jn 12, 42s:55 Jn 19, 11: 497, 498 Jn21-542
Jn 12, 47:575 Jn 19, 12: 55, 506, 627 J n 21 1-545
A A l 5
" \V llk fL ? !o' \l- L L J" 2l! Iss: 341, 536, 544
Jn 13s: 463-465 Jn 19, 13: 208, 505 In11 i u . n < ^A
J 535,
21 M543
4 12
Jn 13, 1: 184, 500 Jn 19, 14: 178, 184 " ' " '529' 534
'
Jn 13, ls: 178 Jn 19, 14s: 501 Jn 21, 7: 542
Jn 13, 1-17:500 Jn 19, 15: 501 Jn21, 15-19:542
Jn 13,7: 55 Jn 19, 17: 500 Jn21, 15-23:543
Jn 13, 8:464 Jn 19, 19-22: 501 ,.,.
Jn 13, 10:478 Jn 19, 23: 627 T i on o
Jn 13, 30: 178, 184 Jn 19,23s: 129 " ' , 0 \ , ,
Jn
J n l 3 , 31s:627 Jn 19, 25: 548 \."Z.r. '
J n l 3 , 3 4 s : 464,500 Jn 19,25-27: 500 1 I S ' U
Jn 14, ls: 184 Jn 19, 26: 474 Jn 21, 25: 53, 336
Jn 14, 21:464 Jn 19, 26s: 502
Jn 14, 23:464 Jn 19, 31: 56, 183, 184, Hechos de los apstoles
Jn 14, 26: 120 550 Hech 1, 1-11:525
Jn 14, 31:53 Jn 19, 31-36: 178 Hech 1, 6:627
Jn 15-17: 53 Jn 19, 34: 543 Hech 1, 13: 203
Jn 15, lss: 379 Jn 19,36: 184 Hech 1, 14: 224, 630, 631
Jn 15, 9-17: 500 Jn 19, 38ss: 263 Hech 2: 536
Jn 16, 1-3: 55 Jn 19, 38-21, 25: 525 Hech 2, 22: 108, 624
Jn 16, 11:293, 336 Jn 19, 41:551 Hech 2, 23: 337
Jn 16,28: 575 Jn 19, 42: 178, 183 Hech 2, 25-31:542
Jn 17, lss: 500 Jn 20: 542 Hech 2, 34s.: 611
Jn 17, 9-12: 500 Jn 20, 1-10: 543 Hech 2, 36: 565
Jn 17, 20-26: 500 Jn 20, 1-15: 536 Hech 2, 42: 464
Jn 18, 1:53, 178, 184 Jn 20, 2: 527 Hech 2, 46: 458
Jn 18, 1-9: 500 Jn 20, 5: 542 Hech 2 , 46-3, lss: 485,
Jn 18, 9: 500, 502 Jn 20, 8: 542 647
Jn 18, 12:55 Jn 20, 11-18: 535, 536, Hech 4, 10: 99
Jn 18, 12s: 178 543, 547 Hech 5, lss : 331
Jn 18, 13: 498 Jn 20, llss: 253, 653
684 El Jess histrico
Hech 5, 12-42: 485, 627, Hech 18, 2: 104, 15 Rom 11, 23: 379
647 Hech 18,24-26:238 Rom ll,26ss: 173
Hech 5, 17: 262 Hech 19: 327 Rom 12, 6: 216, 269
Hech 5, 33s: 512 Hech 19, 1:258 Rom 12, 14: 116
Hech 5, 33ss: 262 Hech 19, 1-7: 238 Rom 12, 17: 116
Hech 5, 36s: 202 Hech 19, 13-16: 327 Rom 14,5: 411
Hech 5, 36ss: 180 Hech 20, 7: 464 Rom 14, 11: 611s
Hech 5, 36-37: 169 Hech 20, 35: 74, 125 Rom 14, 13: 116
Hech 5, 37: 169, 180 Hech 21, 18:630,631 Rom 14, 14: 74
Hech 7, 54-60: 503 Hech 21, 18ss: 128 Rom 14, 15: 607
Hech 7, 55s: 495 Hech 21, 26-30: 503 Rom 14, 17: 290
Hech 7, 56: 596, 598 Hech 21, 38: 171 Rom 16, 3s: 254
Hech 9: 535 Hech 22: 535 Rom 16, 7: 254
Hech 9, lss: 536 Hech 22, 3: 259 Rom 16, 12: 154
Hech 9, 22: 89 Hech 22, 3ss: 536
Hech 10, 6: 51 Hech 23, 6ss: 261 / Corintios
Hech 10, 38: 108, 337, Hech 23, 6-8: 259 1 Cor \-A: 1A
624 Hech 23, 8: 260 1 Cor 1, 18ss: 115, 116
Hech 11, 16: 125 Hech 25, 9-12: 627 1 Cor 1,23: 131
Hech 11, 19ss:627 Hech 26, 4ss: 261 1 Cor 2, 6ss: 517
Hech 11,26: 125 Hech 26, 5: 259 l C o r 2 , 8:488, 631
Hech 11,30:51 Hech 26, 9ss: 536 1 Cor 2, 9: 74
Hech 12, lss: 332 Hech 26: 535 1 Cor 5, 5: 472
Hech 12, 2: 503 1 Cor 5, 5-8: 534
Hech 12, 12: 254 1 Cor 5, 7: 184,633
Romanos
Hech 12, 17:630,631 1 Cor 6, 2: 247, 608
Hech 12,21-23: 117 Rom 1, 3s: 120, 122, 139, 1 Cor 6, 9s: 290
Hech 12, 25: 51 225,226,242,333,341, 1 Cor 6, 14: 533
Hech 13, 1:266 601, 605 1 Cor 7, 10:74,631
Hech 13, 23ss: 337 Rom l,3ss: 565,572 1 Cor 7, lOs: 116,406
Hech 13,25:230 Rom 3, ls: 631 1 Cor 8, 5-6: 610
Hech 13, 27s:498 Rom 4, 24: 533 1 Cor 8, 6: 610
Hech 13, 33: 120, 605 Rom 4, 25:517, 533 1 Cor 8, 11:607
Hech 13,34-41:542 Rom 5, 6: 588 1 Cor 9, 5: 148, 224, 254,
Hech 14,8-18: 117 Rom 5, 6-11:517 630, 631
Hech 15: 127 Rom 5, 8: 588, 607 1 Cor 9, 14:74, 116,631
Hech 15, 5: 296 Rom 5, 12s: 608 1 Cor 10, lss: 457
Hech 15, 10:391,403 Rom 6, lss: 452 1 Cor 10, 3s: 464, 466,
Hech 15, 13: 128, 630, Rom 7: 442 467
631 Rom 8, lia: 533 1 Cor 10, 14-22: 484
Hech 15, 20: 77 Rom 8, 11b: 533 1 Cor 10, 16-18: 466
Hech 15,28: 391,403 Rom 8, 14: 606 1 Cor 10, 16s: 646
Hech 15, 29: 77 Rom 8, 15: 577 1 Cor 10, 17: 467
Hech 15, 33ss: 166 Rom 8, 32: 488, 607 1 Cor 11: 132
Hech 16, 16ss: 332 Rom 9, 1: 406 1 Cor 11, 17-22:484
Hech 16, 16-18: 327 Rom 10, 9: 533, 535, 610 1 Cor 11, 23: 116, 184,
Hech 17, 7: 506 Rom 11, 17ss: 379 458, 462
ndice de citas 685
1 Cor 11, 23-25: 116,461, 1 Cor 15, 50-52: 608 Flp 2, 6-11:571,608
465, 631 1 Cor 16, 22: 288, 610 Flp 2, 9: 610
1 Cor 11, 24: 467 Flp 2, 10:610
1 Cor 11, 24s: 74 2 Corintios Flp 2, 11:610
1 Cor 11,25: 646 Flp 2, 12: 601
2 Cor 1,20:574
1 Cor 11, 26: 288, 457, Flp 3: 534
2 Cor 2, 12: 342
462 Flp 3, 5: 224, 535
2 Cor 3, 18:607
1 Cor 11, 27-34: 484 Flp 3, 10: 529
2 Cor 4, 4s: 207
1 Cor ll,29s:457 Flp 3, 8ss: 534
2 Cor 4, 14: 533
1 Cor 12, 3: 610 Flp 4, 2s: 254
2 Cor 5, 15:533
1 Cor 12, 9: 337
2 Cor 5, 16:23, 117
1 Cor 12, 13: 608 Colosenses
2 Cor 5, 20:517
1 Cor 12, 30: 216, 269
2 Cor 11, 31: 406 Col 2, 12: 533
1 Cor 14, 16: 574
1 Cor 15: 608 2 Cor 12, lss: 601 Col 2, 16: 411
1 Cor 15, lss: 458 2 Cor 12, 8:336 Col 3, 11:608
1 Cor 15, 3: 537 2 Cor 12, 9: 352 Col 4, 11: 85
1 Cor 15, 3s: 537 2 Cor 12, 12: 337 Col 4, 14:51
1 Cor 15, 3ss: 63, 131,
Glatas / Tesalonicenses
148,475,531,534,545-
547, 588 G l l , 1:534 1 Tes 2, 14s: 488
1 Cor 15, 3-5: 139 Gal 1, 4: 607 1 Tes 2, 14-15: 475
1 Cor 15, 3b-5: 537, 540 Gal 1, 12: 534 1 Tes 2, 15: 99, 475,
1 Cor 15, 3-7: 538 Gal 1, 14:259 1 Tes 2, 16: 293
1 Cor 15, 3-8: 537 Gal 1, 15s: 534 1 Tes 4, 14: 533, 535
1 Cor 15, 3-11: 525, 539, Gal 1, 16: 535 l T e s 4 , 15:293
540 Gal 1, 17-2, 1:51 l T e s 4 , 15-17:74
1 Cor 15, 4: 548, 549 Gal 1, 19: 128, 148, 225, l T e s 4 , 16s:74, 116
1 Cor 15, 4s: 533 629,631 1 Tes 5, 10: 607
1 Cor 15, 5: 247, 426, 538, Gal 1,20:406
545, 553 Gal 2, 6-9: 631 2 Timoteo 4, 11: 51
1 Cor 15, 5a: 546 Gal 2, 9: 128, 639
1 Cor 15, 5-8: 534, 535 Gal 2, 12: 630 Filemn 24: 51
1 Cor 15, 6: 536 Gal 2, 20: 488, 607
1 Cor 15,7: 73, 128, 224, Gal 3, 28: 608 7 Pedro
536, 538, 630 Gal 3, 38: 614
1 Cor 15, 8: 53, 536 Gal 4, 6: 577 1 Pe 1,21:533
1 Cor 15, 10: 524 Gal 4, 6s: 606 1 Pe 2, 24: 539
1 Cor 15, 11:537 Gal 4, 10ss:411 1 Pe 3, 19: 652
1 Cor 15, 15:533 Gal 4, 21-31:386, 643 1 Pe 5, 13: 45
1 Cor 15, 17: 524 Gal 6, 15: 608
1 Cor 15, 20-56: 607 Apocalipsis
1 Cor 15, 22: 608 Efesios 1,20: 533 Ap 1, 13:596,598
1 Cor 15,25:611 A p 2 - * : 135
1 Cor 15, 44-49:608 Filipenses Ap2, 2: 135
1 Cor 15, 47: 607 Flpl,21ss:549 Ap2, 4: 135
1 Cor 15, 49: 608 Flp 2, 6ss: 337 Ap 3, 21:247
686 El Jess histrico
Apocalipsis de Pedro: 314 Did 9-10: 452, 466, 484 Evangelio de los ebionitas
Did 9, 1-10, 7: 453
EvEb: 62, 72
Carta de Bernab Did 10, 1-6: 453-454
EvEb 2: 72
Did 10, 3: 464
Bern 12, 10: 596 EvEb 3: 72
Did 10, 6: 610
Bern 19, 2: 77 EvEb 6: 72
Did 11, 7: 77
EvEb 7: 72
Did 14, 1: 472
1 Clemente
Did 14, 1-3:484
1 Clem 13, lb2: 76 Evangelio de los egipcios:
Did 15, 3: 49
1 Clem 13, 2: 42, 76, 77 62
1 Clem23ss: 314 Epifanio de Salamina Evangelio de los hebreos
2 Clemente Pan 30: 72 EvHeb: 62, 73
Pan 51, 26: 185 EvHeb 1:73
2 Clem 4, 5: 76
Pan 48, 11,9: 135 EvHeb 2: 73
2 Clem 5, 2-4: 68
2 Clem 5, 2ss: 76 EvHeb 3: 72
2 Clem 8, 5: 76 Epistula Apostolorum: 52 EvHeb 5: 71
2 Clem 11: 314 EvHeb 6: 72, 647
2 Clem 12, 2:62, 76 Epistula Jacobi (NHC EvHeb 7: 73, 128, 224,
1/2): 61, 629 536, 545
Clemente de Alejandra EvHeb 25a: 72
Carta a Theodoros: 65s Ensebio de Cesrea
Evangelio de los nazare-
StromI, 15,72: 154 DemEv 3, 5, 105-106: 87 nos
StromI, 24, 158:77 HistEccl 2, 15, ls:45
HistEccl 2, 23, 13: 596, EvNaz: 71
598 EvNaz fragm. 2: 238
Dilogo del Redentor: 62 HistEccl 2, 23, 14: 596
HistEccl 3, 20, 1-6: 199 Evangelio de Pedro
Didascalia siraca 21: 185 HistEccl 3, 39, 15: 125 EvPe2, 5: 184,628
HistEccl 3, 39, 15.16: 45 EvPe 3, 6: 628
Didaj HistEccl 3, 39, 16: 49 EvPe4, 10-5, 17:499
Did 1, 2b: 77 HistEccl 4, 22, 8: 71 EvPe4, 13s:499
Did 1,5: 74 HistEccl 5, 8, 2: 49 EvPe5, 16:68
Did 6, 2: 440 HistEccl 5, 8, 4: 55 EvPe 7, 25: 68, 499
Did 7, 1:77 HistEccl 6, 12, 2-6: 67 EvPe 7, 26s: 502
Did 9, 2: 464 HistEccl 20, 1-6: 225 EvPe 8, 28-11, 49: 559,
Did 9, 3: 464 Theoph4, 12:71 652
Did 9: 463 Theoph 5, 44: 87 EvPe 9-11: 651
ndice de citas 687
6. LITERATURA RABNICA
Abba: 346, 477, 575s 394, 404s, 410,432, 457ss, 479, 503,
Abrahn: 289, 327, 417, 430, 548 507, 512, 553, 556, 565, 573s, 580,
Accin simblica: 243, 318, 414, 477- 636
481,482s,516 Ann, sumo sacerdote: 85s, 504, 517s
Adulterio: 75, 101, 154, 405ss, 414, Anas, sumo sacerdote: 498
438, 644 Andrs: 55, 68, 244, 545
Agripa I: 109, 169, 207, 212, 504, 551, Antoco IV Epfanes: 157, 163, 618
611, 634s, 648 Antoco IV, rey de Comagene: 98
Agripa II: 55, 265, 515, 518 Anttesis: 31, 99, 133, 258, 290, 310,
Ajikar: 377 392, 405-408, 424, 435, 574s, 612
Albino, procurador: 171, 504, 507, Antonio Flix, procurador: 110, 171,
513, 517, 648s 347, 504, 628
Alcimo, sumo sacerdote: 159, 163 Apariciones de pascua: 69, 75, 116,
Alegoresis: 367, 375, 643 120s, 128, 138, 341, 493, 516, 524-
Alegora: 296, 365-367, 376, 386, 643 560, 604s, 607, 652s
Alegorizacin: 59, 367 Apocalipsis sinptico: 46, 123, 598
Alejandra Salom: 162, 262 Apocalptica, apocalptico: 19, 26, 46,
Alejandro Balas: 618 79, 275s, 282-285, 293, 300, 304,
Alejandro Janeo: 159, 161s, 504 312s, 347, 377, 392s, 417s, 424s,
Alejandro Magno: 126, 138, 155, 161, 437, 455, 492, 531, 557, 565, 570,
445,644 581, 594s, 598-604, 630, 638, 654s
Alejandro, presunto hijo de Herodes: Apolonio deTiana: 137, 319, 327, 343,
92 445, 640
Alejandro, Tiberio Julio (procurador Aretas IV, rey de los nabateos: 228
romano): 109, 169, 202 Aristbulo: 159, 162, 196
Amn: 136, 454, 573s, 612 Aristocracia del templo: 207, 264, 268,
Amenemope: 377 436,480,514,621
Amnista de pascua: 184, 472, 489ss, Aristocracia local (de Jerusaln): 490,
513 496s, 498, 502, 507-511, 515, 521
Amor a los enemigos: 116, 397, 405, Arquelao: 156, 168, 29 ls, 212, 265,
416, 419, 426, 429, 435ss, 439, 621, 359, 635
646 Arqueologa: 124, 191ss, 632
Analoga(s) / principio de analoga: 30, Ascetismo: 239, 246, 637
132, 136, 145, 220, 244s, 330, 348, Ascetismo en alimentacin: 72, 239
692 El Jess histrico
Historia de la religin: 23s, 29, 71, 79, Jos de Arimatea: 166, 263, 473, 512,
152-176, 181, 219, 275, 280-285, 526, 550
318, 324s, 342-346, 392-394, 456- Jos, padre de Jess: 619
459, 483, 516, 529, 533, 565-570, Josefo: 85-95, 104, 137, 194, 319, 445,
581,600,611 575
Historia de las formas: 23, 29,41 s, 47, Joss, hermano de Jess: 630
58, 60, 117s, 124s, 131ss, 181, 318, Juan (vidente): 598
324s, 379, 396, 492, 525, 529, 532, Juan Bautista: 72, 94, 115, 121, 126s,
565, 329 131, 142, 147, 156, 160, 170, 174,
Historia social: 27, 118, 128s, 196-206, 203, 206, 217, 221, 226-244, 258,
220s, 279, 281, 328, 349, 362s, 392, 267, 269s, 287, 292, 295, 300, 336,
396s, 495 342, 397s, 404, 452, 475, 482, 504,
Honi: 221, 326, 345s, 475, 577 578s, 580s, 601, 619, 625, 629, 633,
Huida de los discpulos: 130, 142, 635,636s
474s, 502 Juan de Giscala: 168, 203, 206, 576
Juan el Presbtero: 36
Idumea: 159, 262 Juan Hircano: 159ss, 163, 262, 586
Ignacio de Antioqua: 49, 55, 76, 221, Juan Marcos: 36, 46, 124
342, 465, 484, 647 Juan Zebedeo: 55
Imagen rabnica de Jess: 95, 97, 107 Juana, discpula de Jess: 266
Impureza: 167, 170, 253, 261, 409s, Judaismo: 19, 24-28, 49s, 92s, 97, 139,
421,439,459,616 142, 151, 152-156, 165, 172s, 190,
Inmediatez: 25, 219s, 327, 394, 571, 219s, 256, 262, 270, 284, 291, 299,
605, 638 309s, 326, 356, 362s, 376, 384, 386,
Interpretacin alegrica de una parbo- 390ss, 402ss, 438, 446, 454, 468,
la: 358 480s, 515, 540, 549, 567ss, 573ss,
Interpretacin existencial: 23, 25, 278, 587, 608, 614, 622, 639, 644, 650
313, 361s, 441, 529, 555, 638 Judaismo helenstico: 394s, 405, 410,
431,436
Jacob: 202, 224, 285, 289, 430, 548, Judaismo palestino: 32, 155ss, 236,
591,657 265,431,435,479
Jacob, hijo de Judas Galileo: 202 Judaismo rabnico: 166, 398, 434, 643
'Jasidim': 152s, 156, 158s Judas Ddimo Toms, discpulo de Je-
Jasn, sumo sacerdote: 157, 163 ss: 57
Jebuseos: 281 Judas, discpulo de Jess: 247, 327,
Jerusaln: 108, 110, 153, 157, 171, 481,497ss, 515, 622
176, 179, 183s, 195, 203, 206ss, 222, Judas Galileo: 91s, 156, 165, 168s,
258, 260, 268, 281, 289, 390, 437, 180,202,205,265,405
469s, 473, 503, 512ss, 518, 536, 538, Judas, hermano de Jess: 199, 630s
543, 548-551, 589, 613, 615s, 632s, Judas, hijo de Ezequas: 168, 202, 589
635, 647, 655 Judas Macabeo: 159, 196
Jess, hijo de Ananas: 171s, 207, Judea: 49, 88, 104, 156, 161, 168, 180,
507s, 512, 518, 648 190s, 195, 201s, 212, 260, 265, 503,
Jons: 248, 251, 258, 301, 401, 418, 510, 520, 589
597 Jueces (los Doce / los cristianos): 302,
Jonatn Macabeo: 158s, 163, 632 608
696 El Jess histrico
Juez (Dios): 23 ls, 285, 302, 315s, 421, Mago: 65s, 72, 94, 181, 192, 326, 342,
639 343ss, 520s, 628s, 651
Juez (el ms fuerte): 235s, 243 Makarismo/makarismos: 133, 141,
Juez (Hijo de Dios): 656 235,249,288,291,306,422
Juez (Hijo del hombre): 47, 302, 383, Mandamiento del amor: 26, 71, 117,
563, 565, 581, 592ss, 608, 654 404, 407, 425ss, 464, 501, 646
Juicio: 227, 229, 230s, 239ss, 246, Maqueronte: 218, 228s
269s, 274, 282, 294, 299-304, 308, Mar bar Sarapion: 83, 97ss, 115
311, 315s, 374, 405, 407, 422s, 452, Marcin: 51
483, 581,596, 619s, 636, 638s Mara, madre de Jess: 65, 223, 249,
Jurisdiccin capital: 488, 490s, 495s, 619
503, 509, 648 Mara Magdalena: 253, 527, 536, 541,
Justino: 51, 68, 468, 497, 520, 627s, 544ss, 553, 620, 622
647 Matatas: 158s
Justo de Tiberades: 114 Matrimonio: 170, 203, 206, 228, 307,
319,406,415,645
Kerigma/kerigmtico: 23ss, 127, 325, Menahn, confidente de Herodes Anti-
529, 554, 566 pas: 266
Kojba, (Simn) bar: 115, 168, 226, Menahn, pretendiente a rey: 91s, 586
511,586 Menelao, sumo sacerdote: 157, 163
'Kyrios' (ttulo): 97, 566, 568, 571, Mesianidad de Jess: 22, 50, 88s, 105,
604, 609ss, 613s, 107, 192, 225, 241-243, 474, 490,
497, 507, 511, 528, 564s, 569ss, 601,
Lago de Genesaret: 51, 68, 121, 191, 604ss, 612ss, 622, 656s
193, 196, 199, 209, 323, 333, 541, Mesianismo grupal: 247, 570, 590
620 Mesas: 25, 85s, 92s, 104, 107, 131,
Leontpolis: 158, 160 192, 204, 216, 223s, 225s, 237, 243,
Letrados: 109, 184, 192, 205, 219, 224, 247, 251, 275, 305, 323s, 425, 455,
256s, 260, 268, 290, 304, 357, 387, 474, 495, 497, 502, 505s, 5lis, 519,
391, 398, 403, 407, 409, 417, 425ss, 528, 543, 562, 564, 569s, 571, 580,
43ls, 447, 481,559, 645s 582-591, 595, 604ss, 612ss, 618,
Lev, discpulo de Jess: 68, 124, 197, 622, 654-656
545 Metfora: 275, 279s, 299-302, 312s,
Limosnas: 60, 446 361, 364, 368ss, 381, 383, 639, 643s
Literatura rabnica: 115, 166, 204, 222, Metforas del padre: 136, 249, 256,
257, 259, 326, 346, 356, 364, 375, 310, 356, 370, 386, 576s, 605, 620
394, 398, 470 Metforas del padrenuestro: 299
Liturgia: 42, 286, 456 Milagro de castigo: 331, 348
'Logion' de Freer: 75 Milagros: 20, 26, 44, 52s, 63, 87, 94,
Lot: 597 107ss, 113, 134, 135ss, 170, 216,
220, 242s, 258, 294s, 30ls, 318-353,
Macabeos: 163, 632 401, 501, 520, 579s, 624, 639-642,
Maestro de justicia: 115, 158,160, 163, 651
166, 175s, 395, 510, 631-633 Milagros de curacin: 108, 134, 318,
Magdala: 196 330, 333-338, 341, 347s, 35ls, 412,
Magia: 96, 326s, 343s, 626, 651 579, 621,626, 641 s
ndice analtico y onomstico 697
Milagros de ddiva: 320, 329, 331, 333 Pablo: 23, 51, 74, 116, 132, 139, 148,
Milagros de norma: 329s, 333s, 339 158, 175s, 221, 225s, 247, 261, 336s,
Milagros de salvamento: 329, 332s 340, 342, 352, 406, 457s, 460, 517,
'Minor agreements': 44, 411, 426 532ss, 537, 545, 549, 553, 601, 605,
Mito/mtico: 18, 20s, 29, 112, 114, 607
137s, 148, 275, 278s, 312, 386, 460, Padrenuestro: 245, 286ss, 296ss, 576s
483, 527 Pago de impuestos / negativa al pago
Moderacin de la tora: 172, 390, 402, de impuestos: 168s, 202, 265, 498
408-416, 439, 571 Palabras de la ltima Cena: 74, 132,
Moiss: 152, 157, 164, 171, 192, 257s, 340, 454s, 461ss, 466ss, 470ss, 481,
282s, 294s, 333, 343, 392, 417, 445, 646
448, 479, 627, 645, 654 Papiros de magia: 326, 343s
Monotesmo: 117, 152, 286, 308, 312, Parbolas: 44, 47, 49, 57, 60s, 119,
395,426ss,431,610 133, 141, 144, 200s, 251, 255s, 274,
Monte de los Olivos: 92, 110, 171, 207, 296, 302s, 307, 355-387, 425, 440,
347,626, 628 578, 620, 643s
Movimiento baptista: 55, 170 Parbolas de crecimiento: 276, 296,
Movimiento rabnico: 166, 204, 398, 302,373
482 Parbolas del juicio: 231-237, 240s,
Movimiento(s) de renovacin: 27, 154, 300, 304, 310
155ss, 166s, 328, 415, 636 Parbolas rabnicas: 356s, 363s, 371,
Movimiento(s) mesinico(s): 167, 569 375, 38 lss, 387,403, 643s
Movimientos milenaristas: 27, 128, Paralelismo mtico-social: 306
279 Pascua y pasin: 56, 96, 183-185, 459,
Mujeres: 44, 52, 68, 161, 180, 224, 496-473,513,633
245, 250-255, 399, 406, 415, 420, Pedro: 45, 61, 68, 76, 78, 121, 125,
472, 474, 499, 502, 530, 535, 542, 148, 193s, 209, 224, 244, 247, 253,
544s, 550ss, 608, 614, 620, 653 333, 336, 341, 350s, 532, 545, 620,
622,630
Nabateos: 229 Pequeos campesinos: 199s, 634
Nacimiento virginal: 72, 131, 226, 606 Perdn de los pecados: 120s, 226-231,
Natanael: 192, 244, 606 233s, 237s, 240s, 298, 307s, 311,
Nazaret: 52, 121, 131, 179, 190ss, 196, 382, 438, 461 s, 482, 485, 524, 532,
207, 209, 223, 335, 399,619,634 578s, 597, 619, 641
Nicodemo: 97, 166, 192, 204, 263, 512 Perea: 196, 201, 206, 212, 228s, 635
No: 430, 597 Peregrinacin de las naciones: 172,
Nomismo de la alianza: 152s, 402 289,301,585
Pescadores de hombres: 307, 341, 629
Olimpia, madre de Alejandro Magno: Petronio, centurin romano: 559, 653
138 Petronio, legado en Siria: 210, 634
Onades: 156, 160 Pilato: 56, 68, 83, 87, 93, 95, 104, 109,
Oracin, oraciones: 141,238,283,286, 114s, 120, 126, 145, 147, 171, 182ss,
288, 297, 321, 346, 350, 431, 466, 201ss, 207, 212, 265, 303, 488, 497,
484s, 493, 574, 578, 640s 502-508, 519-521, 526, 559, 590,
Oracin 'kaddish': 286, 298 622, 626-629, 635s, 649, 651, 653
Oxirrinco: 37, 38s, 57, 67s, 69s Pitagricos: 164
698 El Jess histrico
Plausibilidad contextual: 142s, 147, 292, 301, 323, 327, 335, 424s, 448,
334, 349s, 380 475, 477, 569, 575, 582s, 585, 631
Plausibilidad efectual: 140, 143, 147, Profetas (del cristianismo primitivo):
334, 348s, 380 113,304,454
Plegaria de las diciocho peticiones: Profetas (en la poca neotestamenta-
286 ria): 91, 110, 135, 161, 170s, 174,
Plinio el Joven: 100-102 207, 346s, 512, 562, 587
Plinio el Viejo: 103, 115 Profetas de seales: 17ls, 220, 245,
Pobres: 44, 52, 133, 176, 196, 200s, 342, 346s
203, 211, 242, 251, 288, 306, 310, Prohibicin de las imgenes: 170, 198,
326, 329, 338s, 374, 394, 405, 413, 634
421-423, 430, 438, 579, 620, 632, Prostitutas: 231, 253, 289s, 307, 384,
634, 647 422s, 438, 620
Pompeyo: 155, 196, 615 Protesta, ascetismo de: 239, 267
Porcio Festo, procurador: 171, 517 Publcanos, recaudadores de impues-
Precepto(s) sabticos: 172, 259, 266, tos: 121, 124, 194, 197, 231, 244,
331,408,411-414,447,646 270, 289, 307, 374, 416, 422s, 435,
Preceptos sobre manjares: 26, 97, 154, 437s, 615
157, 206, 259, 261, 306,415,621 Pureza: 70, 160, 167, 206, 239, 261,
Preceptos sobre pureza: 26, 154, 170, 409s,419, 478, 621,647
172, 198, 206, 257ss, 404, 409s, 439,
621 Quiliasmo: 128, 279
Predicacin del juicio por Jess: 133, Quintilio Varo, legado en Siria: 167,
239s, 267, 300-304, 308s, 315s, 374, 193, 202, 212, 504, 635
638s Quirino: 168, 180, 212, 635
Prediccin de la muerte: 289, 474, 476 Qumrn / comunidad de Qumrn: 114,
Predicciones de la pasin: 122, 474, 131s, 160, 165, 175, 185, 281, 284,
600, 608 286, 394s, 407s, 422, 447, 459, 504,
Preexistencia: 55, 73, 113, 115, 118, 569, 585, 589, 595, 618, 632s, 645s,
139, 572, 595 657
Pretendiente(s) a mesas: 168, 226,
490,507 Rab Aquiba: 429, 434, 511
Pretendiente(s) a rey: 122, 168, 491, Rab Bun bar Hiyya: 387
507, 571, 588, 622 Rab Eleazar: 645
Pretensin mesinica (la conciencia Rab Elieser: 357
mesinica de Jess): 215s, 218s, RabHillel: 115, 401, 429, 431
490s, 507, 510, 515, 564, 569s, 589, Rab Mein 357, 431
612s Rab Sammai: 429
Pretorio: 207s Rab Tanchuma: 434
Profeta (Jess): 26, 47, 122, 190, 222, Rab y discpulos (discpulas): 238,
242, 301, 323, 332, 335, 344, 475, 244, 258, 268, 397s, 439, 609, 636
498, 514, 57 ls, 590, 626, 654 Rab Yojann ben-Zakkay: 357
Profeta (Juan): 202, 226-237, 240, 292, Rab Ze'ra: 387
475, 580s, 612, 636 Rabinos: 95, 166, 205, 220, 260, 356s,
Profeta(s) (del antiguo testamento): 26, 364, 376, 379, 383, 394, 397ss, 401,
87-89, 93, 174, 192, 207, 237, 243, 408,434, 509, 575, 644
ndice analtico y onomstico 699
Rasgos alegricos: 59, 367 Samara: 159, 161, 168, 196, 198,
Reformadores helensticos: 155ss, 163 20ls, 206, 212, 262, 265
Regla de oro: 77, 428, 429ss, 435 Samaritano: 52, 161, 201, 510, 516
Reino de Dios: 26,44,47, 60s, 78, 134, Sammatas: 165, 412
141-143, 147, 172, 200, 203, 205, Sanedrn: 56, 83, 120, 162, 166, 185,
219, 241, 247, 252-256, 260, 263, 191, 248, 258, 262s, 481, 490s,
267, 274-278, 327, 329, 338, 344, 495ss, 504, 508-511, 514, 517s, 590,
359s, 371, 373, 384s, 391, 393, 414, 601,636,648
419-425, 427, 432, 437, 440ss, 445, Santiago Zebedeo: 504, 509
454s, 462, 468, 473, 476-482, 485, Santificacin del sbado: 154, 157,
501, 506, 514, 526, 567, 580, 587, 412, 646
600-604, 606, 613, 620, 629s, 635, Satans: 142, 242ss, 284s, 293s, 300,
638, 645 303, 305s, 309ss, 327, 330, 332, 336,
Relato de la pasin: 42, 45s, 54, 63, 348, 404, 413, 519, 567, 589, 620
67s, 99, 106, 123, 130s, 141, 178, Sebaste: 198,515
207, 248, 258, 263, 268, 472s, 492- Sforis: 193, 197-203, 211, 634s
498,499s, 512, 544 Seguimiento de Jess: 47, 60, 126,
Relato(s) de vocacin: 120, 194, 223, 133, 136s, 171, 210, 220, 223, 244-
244s, 329 248, 254s, 267, 329, 340, 359, 410,
Relatos de infancia: 42, 49, 72, 131, 414, 420s, 422, 424, 439, 474, 609,
178, 179ss, 192,226,236 622
Selucidas: 617
Sbado: 26, 75, 176, 184, 205, 223, 'Semeia', fuente de los: 54, 326
253, 261, 266, 286, 329, 331, 334, Sentio Saturno: 180
336, 339, 399, 408, 411-414, 415- Sepulcro de Jess: 68, 207, 493, 520,
418, 430, 447, 473, 490, 508, 512, 525ss, 530, 534s, 539, 542, 547-551,
560,597,621,626,645 557,559, 652s
Sabidura, sapiencial: 42, 47, 60, 98, Sermn de la montaa: 31, 49, 74, 77,
117, 134, 147s, 156, 220s, 257s, 285, 289, 315s, 392, 394, 407,440ss, 500,
292, 301, 312s, 346, 370, 376, 390ss, 639
396, 416-419, 424s, 438ss, 645 'Shema': 152,286,426,432
Sacerdote impo: 160, 163, 175s, 510, Sidn: 196s, 301, 338, 422, 634
631s Simn ben Giora: 168, 586
Sacrificio / culto sacrificial: 26, 72, Simn el Zelota: 169s, 203
153s, 166, 409, 417, 427, 431, 452, Simn, hermano de Jess: 630
459, 466, 481s, 482s, 485, 516s, 591, Simn, hijo de Judas Galileo: 202
621,648 Simn Macabeo: 159ss, 586
Sacrificios (paganos): 101, 138, 158, Simn Mago: 520
466 Simn, pretendiente a rey: 167, 589
Saduceos: 42, 155, 161-166, 205, 224, Sinagogas: 153, 193s, 205, 253, 357,
257, 259, 261-263, 268, 412, 512 399s, 542, 619
Sagrada Escritura: 113, 129ss, 164, Suetonio: 100, 104s, 642
223, 236, 400ss
Salom: 62, 65 Tcito: 83, 102-104, 107, 115, 145,
Salomn: 251, 282, 301, 319, 377, 401, 203, 502, 642, 649
418,445,586 Talo: 106
700 El Jess histrico
Templo: 26, 48, 130, 153s, 157, 161, Tolemaida: 197, 199,211
166, 171, 183, 185, 204s, 208, 210, Tolomeos: 156
216, 220, 257, 262, 281s, 290, 398, Tora: 25s, 147, 153, 157, 204-206,
403, 417s, 445, 459, 472, 477-482, 220s, 229, 258, 331, 376, 382s, 390-
485, 499, 503s, 510, 512s, 518, 579, 395, 402-416, 419, 424s, 428-434,
621,632, 634s, 644, 647s 438ss, 446, 482, 490s, 495, 512s,
Templo (Leontpolis): 158 515, 575, 612, 621, 628, 634s, 644,
Teologa de la historia de la salvacin: 650
278, 313 Tracontide: 201, 212
Teora de las dos fuentes: 21, 29, 43s Trajano: 101, 104,200
Terratenientes: 199s Transfiguracin: 114, 137s, 334, 336,
Testimonio mltiple: 139s, 148, 380, 341, 542, 605
599 Tributo del templo: 204, 336, 410, 647
'Testimonium Flavianum': 85, 86-95,
107s, 115, 335, 337, 339, 504, 624-
Ultima cena: 183s, 289, 318, 327, 340,
627,628s
452-485, 646s
'Testimonium Slavianum': 92, 108-
110,347,626-629
Teudas: 169, 171, 180, 202, 347 Vaticinio sobre el templo: 172, 206s,
'Theios aner': 89, 324s, 342 347, 479, 490, 497, 507, 510s, 512ss,
'Thirdquest':26, 140,220 636
Tiberades: 114, 170, 193, 197s, 201, 'Vaticinium ex eventu': 474, 571, 600,
203, 210, 228, 634s 603, 647
Tiberio: 103, 106, 138, 182, 203, 212, Vespasiano: 85, 137, 158, 353, 575,
228,518,627,635 586, 642
Tiro: 196s, 301,338, 422, 634 Visin vocacional: 242, 281, 293, 534
Ttulos cristolgicos: 24s, 26, 57, 61,
216, 243, 497, 512, 562ss, 569-572, Zacaras: 236
582-618, 654ss Zelotas: 169, 203, 300, 507
NDICE GENERAL
Contenido 7
Prlogo 9
Fuentes, bibliografa y siglas 13
1. La historia de la investigacin en torno a la vida de Jess 17
Introduccin 17
1. Cinco fases en la investigacin de la vida de Jess 19
1.a FASE: H. S. Reimarus y D. F. Strauss, impulsores de la pregunta crtica
por el Jess histrico 19
2.a FASE: el optimismo en la investigacin liberal de la vida de Jess . . . . 21
3.a FASE: colapso en la investigacin de la vida de Jess 22
4.a FASE: la nueva pregunta por el Jess histrico 24
Excurso: la investigacin juda de Jess 26
5.a FASE: the 'third quest' for the historical Jess 27
2. Cuadro sinptico: historia de la investigacin de la vida de Jess 29
3. Reflexin hermenutica 30
4. Tareas: Cinco fases en la investigacin de la vida de Jess 31
I
LAS FUENTES Y SU EVALUACIN
c) El evangelio de Pedro 67
d) El papiro de Oxirrinco 840 69
5. Evangelios judeocristianos 71
6. Otras fuentes: tradicin jesutica libre 73
a) Dichos de Jess en el nuevo testamento fuera de los evangelios 74
b) Adiciones tardas a manuscritos del nuevo testamento 75
c) Papas y los padres apostlicos 75
d) Otros grafos y narraciones sobre Jess 77
7. Versin panormica 78
8. Sntesis y reflexin hermenutica 79
9. Tarea: Fuentes extracannicas e investigacin sobre Jess 80
II
EL MARCO DE LA HISTORIA DE JESS
5. El marco histrico y religioso de la vida de Jess 151
Introduccin 151
1. Rasgos fundamentales del judaismo general ('common judaism') en poca
helenstica y en poca romana 152
ndice general 703
III
LA ACTIVIDAD Y LA PREDICACIN DE JESS
IV
PASIN Y PASCUA
13. Jess, fundador cultual: la ltima cena de Jess y la eucarista del cristia-
nismo primitivo 451
Introduccin 451
1. Historia de la investigacin sobre la cena eucarstica 454
2. Textos relativos a la cena y tipos de cena en el cristianimo primitivo . . . 461
a) Las palabras institucionales en los sinpticos y en Pablo 461
b) Tipos de cena en el cristianismo primitivo, junto al tipo paulino-sinp-
tico 463
c) Visin panormica de los tipos de cena y sus textos 465
d) La reconstruccin de las palabras institucionales ms antiguas 466
708 El Jess histrico