.Una Pija en La Selva
.Una Pija en La Selva
.Una Pija en La Selva
ndice:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
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Parte 1
Estaba amaneciendo en la Selva, presumida y coqueta como ella sola, con sus colores clidos como
saludo en el cielo de frica, dibujando un amanecer hermoso, fresco, los pjaros comenzaban a despertar
de su sueo, algn que otro rugido se escuchaba con nitidez, entremezclndose con algn que otro gemido
que sala de debajo de una leve colcha de punto, dos cuerpos disfrutaban del placer, las manos, las bocas,
las pieles, los gemidos controlados, ligeros mordiscos, movimientos al unsono convirtindose en
espasmos, el sexo ms salvaje que se poda vivir ajeno a todo sentimiento, entregado nada ms que al
placer. Al finalizar en una cabaa, alguien dijo.
***
Un avin parta del aeropuerto de Madrid, en l una joven repleta de miedos, pensaba en como sera
su vida en aquella selva a la que sin saber porque, haba aceptado marcharse a trabajar como enfermera. Un
suspiro largo le hizo recapacitar, claro que saba porque se iba tan lejos, necesitaba huir, huir de su vida,
huir de sus padres que la haban obligado a mantener una relacin con uno de los chicos de la alta sociedad
de Madrid, un chico que no la quera, pero era guapo, engominado, dientes perfectamente alineados que le
haban costado una pasta gansa, unas uas recortadas a la perfeccin con ms manicura de la que ella
misma llevaba, con un buen paquete o al menos eso le decan sus amigas, quienes se cambiaban por ella
con una facilidad asombrosa, y no le quedaba la ms mnima duda que alguna habra pasado por su propia
cama en su ausencia, y todo ese conjunto virtuoso daba el resultado de un tal Sergio. A ese Sergio, ella no
pretenda enamorarlo al fin y al cabo los negocios eran los negocios, y l lo nico que pretenda tal y como
le dijo era mojar, de vez en cuando, pero fue irremediable sentirse atrada por l aunque tan solo fuera
sexualmente porque de todas las virtudes innumerables que reuna, la nica cierta era, aquel paquete tan
bien proporcionado. Hasta que un da, se mir al espejo y vio a una joven sin sueos, sin ilusiones de nada,
con un ttulo de enferma sacado por un centro privado, y del que sus padres mejor no queran ni acordarse.
Aquella Esther era una mueca a veces hinchable para goce de su novio, a veces de trapo cuando se
quedaba sola y vaca, a veces, una Nancy que exponer en fiestas de alta sociedad de sus padres. Y as,
frente aquel espejo tom la decisin de huir, en un momento de locura solicit presentarse voluntaria para
ayudar en frica a Mdicos sin Fronteras, y cuando le dieron el billete, le pusieron las vacunas y le
entregaron sus papeles, despert de aquel sueo y vio la realidad, tan solo el miedo al ridculo no le hizo
devolverlo todo y meterse corriendo bajo las finas sbanas de seda que cubran su cama.
No pudo dormir en el trayecto, deba llegar al aeropuerto de Brazzaville, el Congo, y de all con una
avioneta partir hacia Loukolela donde el Coordinador General la estara esperando para llevarla a su
puesto. Slo de pensar que estaba ya ms cerca de su nuevo destino que de su vida anterior, le daba una
especie de cosquilla en el estmago, si haba decidido vivir la vida, aquello era un buen motivo, su sueo
siempre fue ayudar a los dems aunque nadie la entendiera, por esa razn estaba en ese avin, por esa
razn, haba roto cualquier relacin con su familia y amigas, que le dieron la espalda al saber que se
marchaba a un lugar donde posiblemente olera fatal, habran muchos indeseables por las calles y sobre
todo, lo ms repelente, enfermedades, nios con mocos y poco glamour.
Cuando la avioneta en cuestin aterriz, tras rezar veinte Padre Nuestros, y veinte Ave Maras,
porque pensaba que aquel bicho no llegara a donde deba por muchos intentos que hiciera, por mucho que
subiera y bajara, por muchos saltos que diera, as que finalmente al bajar y poner un pie en tierra, tuvo que
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frenar su mpetu por besar el suelo cual si fuera el Pontfice. Despus de luchar con tres hombres que all
haban para que le bajaran las maletas, sali con cara de pocos amigos, con sus gafas de Gucci, con sus
pantalones de Dolce y Gabana, con sus botas Best de punta, y una camiseta de Versace.
V_ La madre que me pari, es que todas las que me tocan son as! murmur Vilches que estaba apoyado
en un viejo cuatro por cuatro con los brazos cruzados, con un sombrero verde militar y unos pantalones de
igual tono, con camisa blanca dobladas las mangas hasta los codos. Menuda me ha cado!. Esther?
le pregunt acercndose a ella.
E_ Hola, s, Esther Garca le estrech la mano.
V_ Bienvenida, soy Vilches tu superior, mdico del grupo y coordinador, ya ves que lo tengo todo, as que
tendrs que portarte bien.
E_ Encantada le sonri.
V_ Veo que has sobrevivido al vuelo.
E_ Por poco le dijo con algo de temor su corazn lata alborotado, no saba porque, solo saba que estaba
muerta de miedo pero su orgullo le impeda demostrarlo.
V_ Nos vamos?
E_ Espera que me estn bajando el equipaje se gir a mirar a ver si aquellos hombres llegaban con sus
tres maletas.
V_ Lo que yo diga susurr cabreado.
E_ Qu?
V_ Nada nada que ser mejor que nos acerquemos no vaya a ser que te quedes sin maletas.
Dicho y hecho, Vilches se dirigi hasta el interior de aquel pequeo recinto donde llegaban los
intrpidos a aquel poblado, al entrar vio a dos hombres sentados sobre una de las maletas y al otro tratando
de abrir la otra con un hierro.
V_ Eh!, qu haces? le pregunt con voz autoritaria mientras Esther pona un gesto de espanto al ver la
escena. Venga largo de ah.
F_ Nosotros ver si estaba bien cerrada.
V_ Va, largo Freid que nos conocemos le dijo agitando su brazo derecho al aire con sus cejas
enfurruadas. Los hombres se fueron mascullando contra aquel mdico, l, fue a coger una de las maletas y
al notar su peso, se gir a Esther y le dijo con el mismo tono enfadado. Pero qu llevas aqu?
E_ Ropa contest defendindose de aquella mirada recriminatoria mientras ella coga otra.
V_ Para la selva te has trado todo esto? la miraba con gesto enfurecido.
E_ Bueno s, claro
V_ Es que todas las pijas me tocan a m! exclam mirando el cielo ante la mirada algo molesta de
Esther.
Las maletas de aquella enfermera pesaban como si llevara dentro kilos y kilos de piedras, sudoroso,
quejoso finalmente logr subirlas a aquel pobre coche mirndolo con gesto de duda.
Siguieron el camino con lentitud, llegado al punto conflictivo ste se tornaba muy sinuoso, solo
piedras y barro, continuos baches que propiciaron que una de sus maletas cayera, Vilches esperaba un
gritito de horror que dijera oh horror mi sper maleta! pero al mirarla, vio que miraba fijamente el
exterior, sus ojos trataban de abarcar todo lo que ante ella se exhiba de manera coqueta, pasaron de un
terreno casi desrtico a una zona increblemente bella con rboles por doquier, plantas de variados colores,
aunque quien predominaba en presencia era el verde. Su vista alcanzaba toda aquella belleza, pero estaba
segura que aunque el ruido del coche era tremendo poda imaginar que fuera se oiran los pjaros y dems
animales que deban habitar aquel extenso e increble follaje, pero de pronto un camin se detuvo delante
de ellos. Esther sinti miedo cuando vio como dos tipos grandes de color bajaban y se acercaban hasta el
jeep.
***
En lo que iba a ser su nueva casa, una mujer trataba de decorar con algo ms de alegra aquel cuarto
que en el ltimo ao y medio haba visto pasar a tres enfermeras. Esther era la cuarta que llegaba, y la
mujer no quera que su primera impresin fuera mala. Se afanaba porque todo estuviera en su lugar y con
la mayor pulcritud posible. Estaba repasando la cama, cuando una voz le hizo sobresaltarse.
M_ No s para que tanto empeo seguro que esta dura menos que las otras.
T_ Mira Maca, por tu bien te pido que trates de no influir en eso la mir algo seria por su actitud un
tanto chulesca.
M_ Yo no influyo Teresa cario la abraz besndola en el cuello.
T_ Anda quita zalamera, que eres ms zalamera negaba con la cabeza mostrndose enfadada.
M_ Oye, de verdad no sabes nada de nada?, Vilches no me ha querido contar.
T_ No s nada, solo su nombre.
M_ Esther no dice mucho dijo con gesto un tanto desencantado.
T_ Maca cunto tiempo nos conocemos? ella elev los hombros. Es cierto que t solo entiendes de
medicina y mujeres.
M_ Ms de lo segundo dijo con sorna mientras coga una manzana que Teresa le haba puesto en el
frutero a la nueva inquilina.
T_ Haz el favor de desde luego eres peor que una nia! le ri con mirada asesina al ver como
morda divertida la manzana con gesto de travesura.
M_ Creo que ya escucho la cafetera.
T_ Y ahora qu, de donde saco una manzana?, si es que eres de lo que no hay!
M_ Eso es cierto Teresa, sabes que soy insustituible, nica y maravillosa.
T_ Y muy zalamera pero Maca te digo una cosa elev su dedo ndice sealndole la cara fijamente
mientras se detuvieron al salir de casa. Cuidado eh?
M_ Vamos Teresa que ni me la fuera a comer.
T_ En cuanto se descuide afirm quejndose. Y ahora estamos en muy mala poca y necesitamos
enfermera.
M_ Pero es que no entiendo porque nos mandan enfermeras, estando t, encima que miro por ti.
T_ Eso, ahora yo tendr la culpa de tus caprichos Maca sonrea mientras morda la manzana. Y por
cierto, anoche podais haber sido un poco ms silenciosas, que una no es de piedra, anda y sbete el cuello
de la camisa un poco que estas sealada!
M_ Me encanta que me sealen le dijo entrecerrando los ojos con voz cautivadora.
T_ No puedo contigo no puedo y as vas mal.
M_ No te preocupes mami, prometo no quedarme embarazada.
T_ Eres tonta muy tonta dijo enfadada y se march a recibir a Vilches y la nueva enfermera.
***
Dentro del jeep, Vilches respiraba aliviado tras tres horas de viaje ya no solo por llegar, sino tambin
por haber pasado la zona conflictiva sin contratiempo. Fue el momento en que crey oportuno poner en
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aviso de algunas cosas a la enfermera nueva que haba tomado algo de color, pero no lo suficiente como
para estar seguro que estaba recuperada de la impresin.
V_ Bueno ahora que llegamos debo ponerte sobre aviso de algunas cosas.
E_ Si se lade un poco para mirarlo mientras l hablaba, era un hombre parco en palabras, pero cuando
las deca, eran suficientes.
V_ Ante todo jams, jams debes ir sola a ningn lugar, no debes alejarte del poblado, digamos que
tenemos cierta cobertura con las guerrillas porque nos necesitan, pero eso no nos hace inmunes de un
ataque violento. No te salvara de las balas llevar un chaleco de mdico sin fronteras.
E_ De acuerdo asinti conforme.
V_ Segundo punto, nunca te encaries de nadie, ni nios, ni mujeres, ni hombres, ni ancianos, ni animales
entendido?
E_ Por qu? pregunt algo confundida.
V_ Aqu la mayora de gente son nmadas, esto es tan pobre que no pueden sobrevivir en un lugar fijo por
mucho tiempo, van y vienen con sus ganados, con sus familias, ni siquiera los que viven con nosotros, y
cuando hay un ataque en algn lugar acudimos, curamos, y nos vamos, olvidas lo que dejas.
E_ As tan sencillo?
V_ As, no debes encariarte de nadie, no debes y punto le dijo entrando al poblado. Y tambin estn
los que nos traen al hospital de campaa que tenemos, bueno al menos eso pone en la caja pero cuando
lo ves no sabes si es la tienda de campaa de la familia Aranda Esther sonri por primera vez.
E_ Vale, entendido sus ojos quedaron algo impactados de lo que vea.
Conforme avanzaba el jeep, comenzaron a salir nios que gritaban dndole la bienvenida, armaban
jolgorio mientras el resto miraba con descaro la nueva blanca que vena para ayudarles. Cuando Vilches
lleg al destino le dijo muy serio.
V_ Y por ltimo par la cafetera, abri la puerta y le dijo mirndola fijamente. Tienes que tener
cuidado con ella lade la cabeza hacia la izquierda.
Esther mir sin entender muy bien, no saba a quien se refera y al girar su cabeza lentamente hacia
la derecha vio a dos mujeres, una ms mayor con gesto nervioso que se notaba esperaba ansiosa a verla, y
la otra, ms joven, mordiendo una manzana con una actitud totalmente relajada y hasta un poco
provocativa. Lo volvi a mirar y l le elev las cejas en seal de advertencia.
Cuando baj del jeep, los nios la rodearon al grito unnime de Mondele, Mbote mondele, ella
les sonrea divertida ante el revuelo que su presencia haba causado. Teresa se acerc con rapidez y una
gran sonrisa, aquella mujer con gesto nervioso pareca una persona amable, cariosa y sin duda, deba ser
una pieza importante en aquel poblado que haba dejado boquiabierta a Esther.
T_ Esther?, bienvenida hija Esther agradeci aquel hija, que le dio calma y cercana. Qu tal el
viaje? uy perdona que no me he presentado, soy Teresa.
E_ Encantada Teresa sonri agradecida mientras le daba dos besos. Un poco cansado, pero bien
sonrea mientras miraba a los nios.
T_ Me alegro. Te estn dando la bienvenida, te dicen hola blanca le dijo con su voz repleta de orgullo
ante aquellos pequeos sonrientes.
E_ Ah los miraba sorprendida. Cmo les puedo contestar?
T_ Melesi es, gracias.
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E_ Melesi, melesi les repiti y los nios corrieron hacia otro lugar. Vaya
V_ Zulu, anda ven aydame con las maletas de la chica que lo voy a necesitar dijo bajando la voz.
Me he desrionao macho!
T_ Vamos Zulu llvalo a su cabaa le sonri al muchacho que llegaba para ayudar a Vilches.
E_ Mi cabaa? la mir algo incrdula aunque sus ojos no poda dejar de mirar a la otra mujer que
segua comiendo su manzana mientras haba observado toda la escena de manera muy descarada en un
segundo plano. O sea tengo cabaa?
T_ Anda pues claro! sonri feliz.
V_ Es pija, muy pija le susurr a Maca cuando pas por su lado. No te pases.
M_ Me encanta sonri.
V_ Ay que cruz! musit mirando al cielo con tono cansado.
M_ Hola me llamo Maca, soy la Pediatra y tu jefa se acerc dndole la mano, evit los besos, Teresa la
miraba fijamente.
E_ Me llamo
M_ Esther musit con voz sensual.
E_ Si sonri algo desorientada por su gesto, su voz y su mirada.
T_ Venga venga vamos te he preparado todo para que te sientas como en tu propia casa la cogi por
los hombros con actitud cariosa.
E_ Gracias Teresa, te lo agradezco.
T_ Aqu todos me llaman mami, t llmame como quieras eh?, y todo lo que necesites, me lo pides, no
dudes en buscarme cuando lo necesites.
M_ Es muy cotilla te lo advierto son su voz desde detrs de la pareja.
T_ Ni caso le susurr graciosamente y Esther sonri. Mira, esta de la derecha es mi casa, ah vivimos
Ramn y yo.
E_ Tu marido? la mir sonriente.
T_ No mi perro Maca solt una gran carcajada pero ante la mirada reprobatoria de Teresa se call,
Esther se puso colorada. Es que aqu en esta selva necesitaba poder llamar a alguien por un nombre
espaol, ya me entiendes.
E_ Si respondi un tanto descolocada por la burla de Maca.
T_ A tu izquierda est la de Maca.
M_ Tu casa para cuando necesites algo, no dudes en venir a ella sea la hora que sea, sers bien recibida.
E_ Gracias le contest sonriendo pero sin entender muy bien porque aquella mujer no le gustaba.
M_ Pero para lo que necesites eh? insista mientras se lama suavemente los labios.
T_ Sigamos dijo con voz dura y mirada asesina a Maca que no cesaba de sonrer. Como ves t ests
en medio, bien arropadita. Bien, esta es tu choza como dice Vilches, aqu est tu cama, y esa nica puerta
es el lavabo, no esperes grandes cosas pero se est cmodo, en la parte de detrs, solemos tender la ropa.
E_ Hay lavadora? ante su pregunta nuevamente la carcajada de Maca rompi el silencio de aquel lugar,
esta vez quien la mir de forma dura fue la propia Esther.
T_ Maca cario porque no vas preparando las cosas de comer.
M_ Porque me gusta ms estar aqu Teresa, esta chica no tiene desperdicio.
T_ Bueno carraspe. No cario, no tenemos lavadora, ni ningn otro electrodomstico, podemos
dar gracias a que hay luz, eso si, tienes siempre que tener a mano velas, es muy propio del lugar quedarnos
sin luz.
M_ Tampoco hay televisin
E_ Gracias por advertirme que no voy a poder seguir Hospital Central le contest seria y con su voz
repleta de irona y malestar.
M_ Es una lastima, s, una lastima se apoy sobre la pared mirndola de arriba a bajo sin ocultar su
descaro.
T_ Bueno Esther quieres qu te ayude a deshacer la maleta?
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M_ Las maletas querrs decir nueva mirada inquisitoria de Teresa, nueva risa divertida de Maca.
E_ No gracias puedo yo.
T_ De acuerdo pues nosotras nos vamos mir a Maca intensamente. La comida estar en media
hora.
M_ Yo me quedo tengo que ensearle nuestro hospital, me lo ha dicho Vilches, aunque no esperes mucho
eh?, vamos que nada que ver con ningn sitio donde hayas trabajado le deca con cierta irona que
molestaba suficiente a Esther, y Maca se daba cuenta.
E_ No te preocupes, no he trabajado en ningn hospital, as que no espero nada le dijo con mucho
recochineo.
T_ Venga vamos cuando est la comida te aviso.
E_ Gracias.
T_ Vamos sali estirando del brazo a Maca y cerrando la puerta tras ellas. Entonces sealndole con su
dedo ndice le dijo. Te has pasado.
M_ Joder nos mandan a una ta que no ha trabajado en un hospital murmuraba atnita y al mismo tiempo
fuera de si con los ojos bien abiertos al igual que la boca.
T_ Creo que se ha quedado contigo, solo te ha devuelto la jugada de la lavadora, que anda que no podas
tener la boca cerrada bonita.
M_ Esto es inaudito protest y al ver que Vilches pasaba por delante hacia el hospital lo llam.
Vilches!
V_ Qu Maca? contest algo cansado mientras entraba a su pequeo y pobre hospital donde un
muchacho estaba en la cama.
M_ Puedes decirme de donde narices nos han sacado a esta ta? le pregunt enfadada.
V_ Qu pasa no le has cado bien? le pregunt mientras revisaba el vendaje del chaval, se muestra
resistible a tus encantos?
M_ Joder Vilches no me toques las narices, no ha trabajado nunca en ningn hospital, y esto no es para
aprender le deca con tono molesto.
V_ Ya lo s. Esto est casi curado, pronto podrs largarte de aqu el chico no entendi sus palabras pero
le sonri. A ver Maca, vamos mal de enfermeros, Dvila dice que la chica ha estado una semana
recibiendo clases y parece que es lista.
M_ Ah parece!, o sea, aqu nos jugamos el tipo con todo lo que tenemos y, mientras t y yo, luchamos por
las vidas de esta pobre gente, a nosotros nos mandan a una novata que encima trae tres maletas llenas de
ropa de marca y pregunta si hay lavadora deca con las venas de la garganta a punto de estallar.
E_ Hola.
Apareci Esther quien haba escuchado perfectamente sus palabras, y la miraba con gesto duro,
dolido, sus ojos mostraban rayos y centellas contra aquella mujer que pareca haberle cado como una
autntica patada en el hgado.
Vilches se percat en seguida de la situacin, ambas mujeres desafindose con las miradas, deba
tomar posicin o de lo contrario, la guerrilla quedara a la altura de la suela de su bota, con aquellas dos
guerreras dispuestas a no dejarse vencer.
V_ Bienvenida Esther, este va a ser nuestro lugar de trabajo, aqu la doctora anda un poco preocupada
porque eres novata.
M_ Preocupada no, indignada, aqu no se viene a aprender su mirada haba cambiado un tanto de
provocativa a dura.
E_ Yo vengo aprendida ya le contest mirndola con algo de rabia.
M_ Espero que no te desmayes en tu primer trabajo.
E_ Puedes estar tranquila que si no lo he hecho al conocerte a ti, ya puedo superar todo Maca la mir
ofendida por su comentario, apret los diente y sali sin contestarle.
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V_ Batalla, batalla susurr Vilches al ver como sala Maca herida en su orgullo. Te dije que tuvieras
cuidado, no que la aniquilaras.
E_ Lo siento pero desde que he llegado solo hace que juzgarme y me da la impresin que se burla de m.
V_ No se lo tomes en cuenta, me voy arrepentir de decir esto pero en el fondo es buena chica.
E_ A m no me importa, con que me deje en paz.
V_ Debera importarte, somos un equipo, los tres nos necesitamos y aqu dependemos de nosotros para
sobrevivir los tres, un fallo nos puede costar la vida la miraba fijamente.
E_ Ya, lo siento
V_ El primer da es duro, tranquila.
Agradeci el animo de Vilches, y recibi una clase intensiva en aquel lugar que no poda imaginar
era un hospital. Tan solo haba lo ms bsico como vendas, sueros, gasas, algodn, un lquido que no haba
visto nunca y le explic Vilches que era igual que el Yodo, pero en versin Africana, todo metido en una
vitrina que estaba coja, le advirti que tuviera cuidado al abrir y cerrar porque le faltaba una pata. Despus
le ense el improvisado quirfano, sinti un olor nauseabundo, y Vilches aclar a que era debido.
V_ La ltima operacin ha sido esta maana antes de irte a buscar, se nos ha muerto aqu, le vol la pierna
una mina, he tratado de cortrsela pero se me ha desangrado hace das que no recibimos material,
tendrs que acostumbrarte a este olor, por mucho que Teresa se empee en limpiar es imposible quitar el
olor a muerte.
E_ Ya notaba como el estmago le suba a la garganta pero se resista a admitirlo.
V_ Bueno ser mejor que vayas te cambies de ropa y comamos un poco, durante la tarde te iremos
mostrando como es lo dems.
E_ Gracias voy a voy
V_ Ve ve la mir con las cejas ceudas. Pues estamos buenos si la primera que entra vomita.
Haba tratado de que no se notara pero su paso apresurado la delat de manera clamorosa.
***
En el comedor una indignada Maca la vea tras los cristales de la ventana como de manera
apresurada cruzaba de una parte a otra el poblado y entraba en su cabaa. Se apart la melena de la cara
con algo de rabia mientras Teresa era ayudada por una chica llamada Lula, quien haba sido llevada hasta
all despus de una cruel violacin que por poco le cuesta la vida. La chica era su protegida y desde
entonces, no haba dicho ni una sola palabra, solo asenta, jams haba sonredo ni siquiera con las locuras
ms disparatadas de una Maca que la quera como si fuera algo suyo.
T_ Lula cario toma el pan ya est caliente la chica lo coga con cuidado y lo llevaba a la mesa.
M_ No te digo, ahora se va a vomitar joder! resopl.
T_ Maca modera tu lenguaje por favor. Adems, recuerda tu primer da.
M_ No vomit se defendi con sus ojos repletos de dureza mientras le coga con una sonrisa una
rebanada de pan del plato que llevaba Lula que la mir con sus grandes ojos negros, Maca la gui el ojo
para que guardara en secreto aquel hurto.
T_ Ya pero a punto estuviste de volverte.
M_ Dale tiempo a la pija, sta no nos dura ni un da.
T_ Mira pues quien fue a hablar le espet sonriendo. Si t eras la nia bien que vino con un ttulo bajo
el brazo.
V_ Tengo un hambre de cien orangutanes juntos Teresa.
T_ Ya est, ya est le sacaba un plato con arroz blanco.
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V_ Y esto?
T_ No hay ms Vilches.
V_ Pues estamos bien se quejo. Creo que a Esther no le ha gustado mucho el olor del quirfano
Maca sonri sentndose a su lado. Ms bien creo que te puedes ahorrar su plato y ponrmelo a m.
M_ Eso estara genial, oye podamos gastarle alguna broma no?, a ver si as espabila un poco, que parece
que est tonta.
T_ Maca que te conozco la miraba seria.
V_ Mira mejor no hagas nada, est muy asustada y ahora mismo es lo nico que tenemos y sabes que la
necesitamos.
M_ Joder se qued pensativa mientras se pinzaba el labio inferior.
***
En su cabaa, Esther haba terminado de vomitar y senta que todo le daba vueltas, se haba sentado
en aquella cama baja, tan cmoda que pareca mentira que en medio de un lugar como aquel pudiera existir
un rincn tan ameno, tan ntimo. Mir a su alrededor suspirando, entonces lo sinti, un pnico
desmesurado corriendo por sus venas, al verse all se dio cuenta que no haba medido bien su reaccin de
rabia ante su familia, ante su vida, conforme se iba adentrando a aquella selva extraa en medio de un
desierto, se percat que se haba equivocado, no estaba preparada para enfrentarse a aquel lugar. El
poblado era pequeo, las cabaas como les llamaba Vilches, eran diminutas construidas de madera y paja,
el techo estaba cubierto por vigas de madera y otro material que no acert a saber que poda ser, junto a la
cama vio unas cortinas blancas, aquello deba ser un dosel, no quiso imaginar la clase de bichos que podan
habitar en aquel lugar para tener un dosel en la cama, una mesita que se notaba prefabricada, quiz trada
de algn lugar de la civilizacin, un armario de igual madera prefabricada donde no le caba toda la ropa,
una mesa con una silla y sobre ella un frutero con alguna fruta, la puerta del lavabo que era pequeo y con
una taza de water extraa, pero que al menos tena tapadera y evitara que cualquier animal pudiera
aparecer por aquel lugar, sin duda lo que ms le llam la atencin fue la ausencia de ducha. La luz que
entraba en aquel pequeo lugar provena de una ventana que haba junto a la puerta, sobre ella, una cortina
que poda adivinar habra sido puesta y quiz tejida por las manos de Teresa, la pulcritud que haba en
aquel lugar y el olor a coco, estaba segura que era cosa suya tambin. Suspir porque aquella mujer le
inspiraba confianza, todo lo contrario que la doctora, no le gustaba su manera de mirarla, no le gustaba su
forma de burlarse de ella, le pareca una engreda y entenda perfectamente las palabras de Vilches, era
cierto, deba tener cuidado con ella. Entonces sonaron dos golpes en la puerta que la sobresaltaron. Abri y
tras ella una chica de color, con unos ojos impresionantemente grandes, pero intensamente tristes, la
miraba.
E_ Hola me llamo Esther, me entiendes? la chica asinti y le seal la zona donde estaba el comedor
y con una sonrisa le dijo. Vale, me cambio y voy. Espera como era Melesi?, s eso, melesi.
La muchacha desapareci con un andar que le dio muestras de que estaba un poco coja, entonces
desde all con un calor aplastante mir cual era su nuevo lugar, las cabaas estaban dispuestas en crculo,
tras ellas exista como una pequea fortaleza construida en ladrillo y tras aquella pequea muralla se
adentraba la selva ms salvaje que jams haba visto, era hermoso, a pesar de la fuerza del sol, era un lugar
casi mgico, entonces prest atencin y su fino odo le llev a escuchar con total nitidez como si cerca
hubiera un riachuelo, reconoci a los nios que le haban recibido, jugando en las cabaas ms apartadas, y
algunas mujeres y hombres. Suspir. Al ir a entrar a la cabaa se percat de lo que le haba llamado la
atencin al entrar, una enorme bandera blanca junto con otra de la Cruz Roja, seran suficientes para
mantener la vida?
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Cuando hizo su aparicin en el pequeo comedor, que era de la misma construccin que su cabaa,
solo que con una mesa de madera grande y unos bancos de igual que parecan tallados de aquel bosque.
Entr con un nuevo modelo pantalones color caqui de marca Coronel Tapiocca y una camiseta blanca de
tirantes de la misma, se haba recompuesto algo a base de mojarse la cara con agua helada, porque el agua
que sala en aquella pequea pila era totalmente congelada pero sin duda lo agradeci, le gust aquella
frescura. Tambin se haba puesto las gafas de sol de Carolina Herrera y colonia para paliar aquel olor que
se haba instaurado en ella desde la entrada en aquel lugar.
T_ Hola cario te he guardado un platito de arroz, es lo nico que nos queda hasta que maana nos traigan
las provisiones.
E_ Gracias Teresa le sonri y cuando se fue a sentar en el sitio que haba junto a Maca, se percat que
enfrente haba otro sitio libre y prefiri hacerlo all. Tiene buena pinta.
V_ Es una magnifica cocinera le dijo con la boca llena.
T_ Adulador, pero sabes por qu?, trata as que le ponga ms.
V_ No s que hara sin ti Teresa le dijo muy serio.
T_ Qu te parece el lugar Esther, es lo que esperabas?
E_ Bueno me haban hablado de todo esto, pero no tiene nada que ver cuando ests aqu.
V_ Es mucho peor.
M_ Desde luego por tu ropa ms parece que vayas a desfilar en la Pasarela frica dijo sonriente
moviendo sus manos como si creara en el aire el ttulo. No sabes que hay un lugar llamado Internet
donde te pueden indicar como es este lugar?
V_ Esther? le habl Vilches tratando de apaliar el comentario de una divertida Maca.
E_ Bueno lo mir sonriente tratando de no mirar a Maca. Pero si vosotros lo llevis bien, por qu
no voy a poder yo? sonri.
M_ Porque no ests preparada para esto, te parece una buena razn?
E_ Puedo estarlo su voz fue ruda.
T_ Claro que s, nosotros te ayudaremos le cogi la mano ante la sonrisa de Maca.
V_ Con el cambio de horario, creo que es mejor que ahora comas y trates de dormir ya no s ni que hora
ser en Espaa.
M_ Cruz te lo va a recordar cuando le llames sonri maliciosamente.
V_ Mira Maca suspir. Mejor me callo. Despus cuando te recuperes te dar tu uniforme y
hablaremos un poco de todo esto, te parece bien?
E_ Claro Vilches, gracias.
V_ Y t, prtate bien le puso gesto de fastidio ante la sonrisa de Maca.
M_ Lula ve a descansar anda, nosotras nos encargamos le gui el ojo y la chica asinti y se fue.
E_ Qu le pasa?, por qu no habla?
M_ Una macroviolacin como llamamos aqu, llegaron a su poblado unos militares, arrasaron con todo y
pensaron que ya que ella se haba salvado qu mejor que pasarlo bien! hablaba con la rabia encendida
en sus ojos.
T_ Desde que la trajeron medio muerta, de eso hace ahora dos aos, no ha vuelto a hablar deca apenada
Teresa.
M_ De eso veras mucho bueno pues nada me alegro de tener enfermera y como es tu primer da hoy te
toca fregar los cacharros. Hasta luego, guapa.
T_ No le hagas caso le dijo Teresa haciendo un ademn simptico con sus manos, ella es as.
E_ Ya veo dijo decada y sorprendida por ese guapa que haba dicho con mucho nfasis. Pero lo de la
pasarela me ha dolido.
T_ Ni caso a Maca ni caso. Ahora puedes hablar sinceramente. Cmo ests?
E_ Asustada Teresa, la verdad que me siento un poco avergonzada susurr apartando el plato y
apoyando sus codos sobre la mesa.
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T_ Se nota que no eres como las dems primero te has puesto colonia que por lo que recuerda mi olfato
debe ser carsima sonri divertida arrancando a Esther la misma sonrisa. Has tratado de no mostrarlo
pero llevas el miedo marcado en tu cara.
E_ He llegado aqu por rabia, porque quera conocerme, porque quera huir pero creo que Maca tiene
razn.
T_ Maca es una borde de mucho cuidado, ya la irs conociendo pero es buena persona estoy segura
que si ve que tienes ilusin por aprender y te aplicas, te tratara de mejor modo.
E_ Es lo que menos me importa.
T_ Esther, esto es muy duro pero mira si te gusta te engancha y no eres capaz de marcharte, en cuanto ves
que eres til, que tu vida no te importa demasiado cuando ves el sufrimiento de los dems pues te dars
cuenta que merece la pena, eso s, te aseguro que no va a ser fcil.
E_ Estuve con un psiclogo, me estuvo preparando, reconozco que eran tales las ganas de huir que
M_ Esther rpido ven! se oy su voz desde fuera al tiempo que oan otras voces.
Salieron precipitadamente del comedor, al hacerlo vieron como un hombre llevaba en sus brazos
desmayada a una mujer embarazada, abriendo paso Maca, con gesto adusto, con la melena al viento, y
mientras andaba Esther divis como con soltura y salero se haca una coleta. No puedo alcanzarla a ella,
pero no dud en avivar sus pasos hasta ponerse al lado del hombre mirando aquella mujer, que entonces se
percat no era ms que una nia. Teresa lleg para hacer como siempre de intrprete.
M_ Pregntale cuntos das lleva as? le dijo mientras la auscultaba con gesto concentrado.
T_ Akelele mwasi kumba salo Esther miraba a Teresa boquiabierta, lo que menos esperaba era que
aquella mujer tan blanca como ella, hablara el dialecto de aquel hombre tan negro como la noche, una vez
le respondi le dijo a Maca con gesto serio. Tres das.
M_ Tres das y la traen ahora! su voz son fuerte.
E_ Llamo a Vilches
.M_ Para qu? la mir con los ojos encendidos de furia Esther elev los hombros un tanto
desconcertada. Las mujeres embarazadas son mi trabajo y mueve el culo que nos vamos al quirfano,
prepralo todo, ah y lo primero que tienes que hacer es ponerte guantes!, aqu el Sida lo lleva la mayora
de gente en sus venas.
E_ De acuerdo.
M_ Teresa dile que lo ms seguro es que el nio est muerto, que salgan fuera.
T_ Y ella?
M_ Est mal pero voy a tratar de salvarla.
V_ Me necesitas?
M_ De momento no, aunque si quieres pasar, no me fo de ella seal con su barbilla hacia el quirfano.
V_ Voy para all, ser mejor arroparla de la fiera cogi a la nia y la llev a la mesa de operaciones.
Hola Esther.
E_ Hola deca aparentemente nerviosa.
V_ Cmo lo llevas?
E_ Y la anestesia?
M_ No hay, no hay anestesia.
E_ Entonces? la mir asombrada.
M_ Abre ese armario, esa es la nica anestesia que nos queda y el ltimo gotero lo tienes all seal
hacia el otro lado de aquel lugar tan horrendo que le pareca a Esther.
V_ Deja ya lo hago yo, la Doctora en la mesa de quirfano es muy dura le dijo bajando la voz. Esther
vio atnita como sacaba una botella de ron y se acercaba a la pequea. Escaseamos porque nos atacaron
el camin que nos traa todo, as que hacemos lo que podemos.
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M_ El nio est muerto, no lo escucho murmur como si ya no les escuchara y nada ms existiera esa
chica con el vientre abultado.
V_ No har falta mucho ron, est prcticamente inconsciente, a ver pequea dale un trago, venga
mientras Esther pona el gotero para su suerte acertando a la primera. Buen estacazo, a la primera!
M_ Psame el bistur.
E_ Toma iba a preguntar por las mascarillas, por la bata pero se dio cuenta que nada de ello exista.
M_ Joder susurr al abrir su vientre. Vamos pequea vamos
Durante la hora que dur aquella lucha encarnizada por la vida de aquella nia, con los mnimos
recursos posibles los tres trabajaron sin descanso, Esther conforme fue relajndose se iba encontrando ms
segura de lo que haca, aunque no poda evitar que aquella mujer la pusiera nerviosa tan solo con la mirada,
y muchas veces sin mirarla, con su voz. Vilches haba estado all informndole de todo cuanto necesitaba
saber sobre los pocos instrumentos que haban. Al llegar al final de la operacin, Maca le dijo.
M_ Termina t, voy a hablar con ese hijo de puta susurr entre dientes.
V_ Has cosido antes?
E_ S, estuve una semana en el hospital Provincial, la verdad que fue todo tan rpido que no s casi ni
como he llegado.
V_ Ya nos falta personal.
E_ No me extraa coment mientras cosa. De todos modos creo que lo que vaya aprender aqu, no
me lo habran enseado en Madrid con todas las comodidades.
V_ Me gusta, si seora creo que tienes carcter espero que nos dures eh? le sonri.
E_ Por qu se fueron las dems?
V_ Una porque echaba mucho de menos a su novio, las otras tres por Maca.
E_ Ah bueno si es por eso las comprendo! dijo sonriendo.
V_ No Esther no lo comprendes te lo aseguro la mir fijamente. No te acostumbres pero
enhorabuena por tu trabajo.
E_ Gracias sonri ampliamente.
Una vez termin de coser, entre ella y Vilches llevaron a la nia a la cama, entonces apareci Maca
con gesto serio, Esther la estaba tapando con una mirada repleta de pena, al darse cuenta que estaba
acompaada por ella, sin saber porque su cuerpo se tens. Suspir y le dijo.
No tuvieron ms palabras, Esther se sali sintiendo una pena clavada en su corazn, aquella nia,
porque realmente era una nia, haba sido marcada para el resto de sus das, supuso que como Lula deba
haber sido una violacin, al salir le dio un golpe de aire fresco, sus mejillas lo agradecieron, su pelo
revuelto por las prisas, por las carreras, se remolinaron sobre su cabeza, sus ojos entrecerrados por la fuerza
de la luz del sol, le hicieron suspirar. Al girar su cabeza hacia la izquierda, vio como Lula miraba por la
ventana con sus ojos cristalinos, se acerc hasta ella sin decirle nada, apoy su mano sobre el hombro de la
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chica y ambas se quedaron un buen rato all mirando aquel cuerpo que a veces se mova retorcindose de
dolor. Y que a veces pareca abandonado, inerte, alejado de la vida.
Al marcharse de all, se cruz con Teresa que traa una taza de caldo, al verla una calma le llen la
desidia que viva en su interior. La mujer le sonri a duras penas porque a ella, como a todos, aquellos
casos siempre conseguan provocarles indignacin y rabia.
T_ Cmo sigue?
E_ Est despertando un poco con dolores imagino hay tan poco
T_ Anda qutate la ropa y te la lavar.
E_ No hace falta, ya lo hago yo sonri agradecida. Lula est all.
T_ Siempre es como si su presencia pudiera llevarse los malos espritus, como si ella los acogiera, no
s bueno voy a llevarle el caldito que he podido sacar de estraperlo, le ir bien.
E_ Y su familia?
T_ No tiene familia, se era el dueo, pero cuando vio salir a Maca, pies para que te quiero.
E_ Joder susurr apenada. Voy a cambiarme.
T_ Qu tal tu primer contacto?
E_ Gracias a Vilches bien es todo tan diferente.
T_ Te acostumbraras.
E_ Eso espero. Ah Teresa!, me gustara darme una ducha, dnde est?
T_ S, espera que le deje esto a Maca y te acompao.
Se haba quedado en medio de aquel poblado, sus ojos con ansia devoraban centmetro a centmetro
el que iba a ser su nuevo hogar no saba por cuanto tiempo, entonces vio tres nios jugando con algo
parecido a una pelota desgastada, en un lado de la cabaa reconoci al hombre que le ayud a Teresa con
las maletas, Zulu recordaba su nombre le sonri, el hombre era alto y corpulento, a su lado una mujer se
imagin que sera su esposa, ambos le devolvieron la sonrisa con sus perfectos dientes blancos, sus ojos
fueron siguiendo el curso de aquellas cabaas, justo al lado de ellos, una seora mayor con un perro en sus
pies, por su manera de actuar no deba de ver, pero de pronto la puerta se abri y salieron cuatro nios
corriendo riendo, gritando, y ella sonri ampliamente, a Esther aquel gesto el pareci hermoso, tierno, el
perro sali tras los nios pero tras unos pasos se detuvo, mir a la mujer y volvi con ella, ponindose
nuevamente a sus pies. Los nios junto a los otros tres se enfrascaron en sus juegos y sus gritos en cantos
que no entenda pero estaban repletos de musicalidad. Tambin vio en una de las esquinas un pozo que
supuso serva agua para todos, un poco ms a la derecha casi en el gran portn haba otra cabaa ms
pequea, de all sali un joven con muletas le faltaba media pierna, su gesto se entristeci.
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con un poco de suerte maana tenemos carne para comer sonri algo triste. Venga vamos a quitarte
esa ropa.
E_ Cmo sigue la chica? le pregunt al ponerse a caminar hacia su cabaa.
T_ Tranquila sigue dormida.
E_ Mejor suspir.
T_ Mira esta es mi cabaa. Ramn dnde ests? al escucharla un perro blanco con una mancha negra
en un ojo sali de bajo de la cama, moviendo el rabo sin parar. Ay mi nio guapo! el perro daba
saltitos. Mira aqu te voy a presentar a Esther.
E_ Me encantan los perros, aunque no me dejaron tener nunca uno, hola, guapo, hola le acariciaba sin
parar sonriente. Pero que mimoso es.
T_ Si, mucho su madre se llamaba Margarita, un da te contare su historia. Venga vamos.
La cabaa de Teresa era prcticamente igual a la suya, tan solo haba una diferencia y era un vieja
mecedora donde deba hacer punto, o en algn momento lo hizo porque estaban las agujas, pero no haba
lana, tambin se diferenciaba en las plantas, tena toda la entrada de la cabaa repleta de ellas, algunas con
flores de variados colores, otras simplemente con hojas verdes, bien cuidadas, bien alimentadas. Salieron
seguidas por Ramn que una vez fuera se quedo sentado mirando al otro perro que hacia cuatro de l, se
miraron movindose el rabo y despus al ver que Teresa se marchaba sigui a su ama con su rabo bien
tieso y andar algo chulesco. Esther entr en la casa y cogi otro pantaln y otra camiseta, la sangre de
aquella nia, haba ensuciado ambas prendas.
E_ Ya est.
T_ Bien sali y entre su cabaa y la de Maca haba un pequeo pasillo, al final una puerta de madera, y
tras ella Esther abri sus ojos atnita, otra puerta con un grifo a modo de ducha colgado del techo de
madera. Aqu es. Esta es la tuya y la de Maca.
E_ Tengo que compartir la ducha con ella?
T_ Pues si, siempre ha sido as.
E_ A ver Teresa, lo voy a preguntar ahora que estamos solas, no hay agua caliente, verdad? pregunt
poniendo gesto simptico.
T_ No, ahora an hace bueno para ducharse as, despus si viene algo de fresco que an no es el tiempo
nos calentamos el agua le contest con una sonrisa delicada.
E_ Joder susurr un poco decepcionada.
T_ Venga dchate y luego hablamos que creo lo necesitas muchas sorpresas para el primer da, verdad?
le acarici con dulzura el brazo.
E_ S, la verdad que si sonri con algo de tristeza y malestar. Seguro que aqu no entra nadie?
T_ Seguro, tranquila. Venga te dejo que te duches con tranquilidad, y si quieres, descansar un rato te har
bien.
E_ Gracias Teresa la mujer se fue y ella se quit la ropa con cuidado, la ech a un lado como seal por si
alguien se atreva a llegar hasta all, y una vez dentro murmur con terror. Dnde me he metido joder?
Mientras Teresa se cruzaba con Maca, llevaba gesto taciturno, la mujer la detuvo preocupada.
T_ No est mejor?
M_ Sigue igual elev los hombros mientras le dedicaba mimos a Ramn.
T_ Bueno esperemos que maana podamos recibir sin contratiempos toda la medicacin y la comida.
M_ Pues si porque si llega a ser una amputacin, creo que la nueva se nos desmaya.
T_ No lo ha hecho mal, no? sonri algo orgullosa de Esther.
M_ No, dnde est?
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T_ Duchndose, djala, eh?
M_ Yo? claro no me interesa lo ms mnimo es un poco estpida hizo un gesto de desinters total
por ella.
T_ Estpida pero con una sonrisa maravillosa, no?
M_ La habrs visto t, porque lo que soy yo
T_ Anda tpate el cuello le ri.
M_ Si mami se burl de ella. Me voy a estirar un rato.
En la ducha sin poder evitar el escalofro por la temperatura del agua se encontraba una Esther que le
daba vueltas a su situacin, cuando le contara a Teresa los motivos por los cuales no quiso ni siquiera
informarse de donde le haban destinado, quiz la mujer lo entendera pero estaba segura que aquella
doctora iba a centrar sus burlas en ella, era algo prepotente, muy buena en su trabajo de eso no le caba la
menor duda, pero su forma de ser no le gustaba lo ms mnimo, no tard en echarle en cara que poda
haber buscado por Internet. Suspir tratando relajarse, al menos poda contar con Teresa, la senta muy
cercana y eran sus primeras horas all, no deba perder el control ni la sensatez, se agach para enjabonarse
los pies mientras haba cerrado aquel invento que haban hecho de manera que el agua sala como si de
verdad se tratara de una ducha, con algo parecido a una regadera.
De repente la puerta se abri y un grito de Esther envolvi el poblado.
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
M_ Lo siento, lo siento se apresur a decir con falsa sorpresa. No te haba visto.
E_ Joder susurr cerrando la puerta de golpe porque Maca le tena abierta contemplando su desnudez
con descaro.
M_ De verdad es que como eres tan bajita no se te ve la cabeza Esther no contest, Maca sonri. Te
falta mucho?
E_ Enjuagarme su voz son a enfado.
M_ Esta bien te espero deca apoyndose en la pared con los brazos cruzados sobre el pecho y la
toalla colgada al hombro, mientras vea como sus pies se movan hacia delante y abra el agua.
T_ Qu ha pasado? llegaba asustada Teresa.
M_ Nada Teresa, que Esther se ha llevado un buen susto.
T_ Y eso? le clav sus grandes ojos.
M_ Bueno es que mira le dijo sealando hacia la puerta de la ducha, no se ve es ms grande la
puerta que ella y ahora porque est el grifo abierto.
E_ Ya puedes pasar! sali envuelta en una toalla muy molesta con el pelo mojado cado sobre los
hombros.
M_ Oye lo siento eh?
Esther no le contest, enfundada en la toalla se fue directa a su cabaa, Maca sonrea observando
como se alejaba y solo dejo de hacerlo cuando Teresa se puso en jarras mirndola.
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M_ Pero mientras llega ese da cuenta lo bien que me lo paso! dio una carcajada. Venga ve corre,
pregntale que sin ropa no est del todo mal.
T_ Ay Maca! protest enfadada ante la sonrisa de una Maca que dejaba caer el agua por su cuerpo.
***
Por su parte Esther se haba vestido, nuevamente un conjunto tapioca, y es que, haba pensado que
era lo que mejor le podra ir para aquel lugar, pero claro, no midi del todo lo que all se iba a encontrar.
Dos golpes y la voz de Teresa la sacaron de su ensimismamiento con la ropa.
Al quedarse sola suspir, aquella Maca tena algo que no le gustaba pero al mismo tiempo le atraa,
la oy pasar por la puerta mientras silbaba y se quedo inmvil, entonces se abri sin permiso alguno.
M_ Hola.
E_ Vaya tampoco sabes llamar antes de entrar a la puerta, pero que puedo esperar de ti.
M_ Solo he venido a disculparme por el susto llevaba la toalla liada en el cuerpo y el pelo mojado sobre
los hombros, tal y como con anterioridad lo haca Esther.
E_ Y ya est?
M_ Algo ms? la mir enarcando una ceja de manera provocativa.
E_ Creo que me has llamado bajita.
M_ Chica qu quieres?, mentir no he mentido le contest con una sonrisa de lado y mirada tentadora.
E_ Ya joder menuda sonrisa tiene sino fuera que es una mujer dira que me est provocando. Te
importa irte, es que quiero descansar.
M_ No claro, no me importa, quieres ayuda? la mir con los ojos repletos de una mirada lasciva.
E_ Ayuda, para qu? la mir sin entenderla muy bien, segua parada en medio de la cabaa mirndola
con dudas.
M_ No s puedo cantarte una nana o darte un masaje o se acercaba a ella.
E_ Mira no me gusta que me vacilen.
M_ Que poco sentido del humor tienes le dijo negando con la cabeza con una sonrisa en sus labios.
E_ Es que lo tuyo no es humor, lo tuyo es como decirte estupidez?
M_ Ay pija pija!, no sabes lo que te pierdes le dijo dndose media vuelta y marchndose.
E_ Joder la puerta no tiene cerradura susurr al tratar de cerrarse, entonces con la mano en la frente
exclam. Menuda ta!
***
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Haba podido ms que conciliar el sueo caer totalmente desmayada llevaba cerca de veinte horas
sin dormir, cuando abri sus ojos, un nuevo grito sali de su garganta, pero esta vez, tambin de la garganta
de Lula que estaba agachada con intencin de despertarla.
M_ Qu pasa? pregunt asustada llegando hasta all pues pasaba por la puerta.
E_ Lo siento Lula es que no saba donde estaba deca apurada.
M_ Anda Lula, deja a la seorita bien es una gritona.
E_ Por qu no te vas un poco a la mierda? le dijo de golpe ante la mirada algo atnita de la muchacha.
M_ Porque adems de que he venido rauda y veloz a salvarte de algn contratiempo, yo solo ir a la
mierda cuando me acompaes t. Lula vamos.
E_ Joder te has pasado Esther!, pero es que me pone de los nervios.
Maca sali con gesto sonriente, llevando a Lula por los hombros, caminaban hacia el comedor donde
les esperaba mami Teresa cuando le dijo con su voz repleta de burla.
M_ Has visto Lula es maravillosa, eh? la chica la mir con gesto serio. Yo le doy una semana todo lo
ms para que nos abandone.
T_ Ese grito apareci en la puerta esperando que pasaba.
M_ Si Teresa, si de la pija, que es lo ms gritona que hemos tenido por aqu.
T_ Y esta vez por qu fue? preguntaba atnita mientras se secaba las manos con el trapo.
M_ Por Lula.
T_ Lula cario le bes la frente. Tengamos paciencia solo lleva unas horas.
M_ Y cuntos gritos?
T_ No seas mala le dijo ante la media sonrisa de Lula.
M_ Si es que tengo ms razn que una santa verdad Lula? la chica asinti.
Ab_ Maca Maca
M_ Pero miren a quin tenemos aqu!, al campen de campeones aupaba al pequeo en brazos ante su
sonrisa y tras l, llegaban sus dos hermanos dando voces.
E_ Buenas noches entr algo apurada Esther.
Ab_ Ella? la seal.
M_ Se llama Esther, alas la gritona.
E_ Muy graciosa le puso gesto de tonta.
M_ O la Pija anda que una pija en la Selva manda eh! la miraba sonriente con gesto vaciln.
T_ Maca le llam la atencin tratando de aparentar seriedad, pero una pequea sonrisa al girarse la
delat.
M_ A ver qu pasa que hay revolucin en el comedor? les pregunt a los nios que trataban de subirse
a sus brazos y ella los acoga como poda pero con una sonrisa amplia y fresca, muy diferente a la que tena
molesta a Esther.
Ab_ Yo Abeza.
E_ Encantada Abeza le dijo al ver que el nio le sonrea.
Ab_ Hermano mo, dice que yo soy feo.
M_ Limao, ven aqu le dijo al nio que sonrea ocultando la falta de dos de sus dientes. No puedes
decir eso a este nio que es tan hermoso como t.
T_ Eso es cierto, eres un cascarrabias le dijo sonriendo.
E_ Lo ha debido aprender de ella. Te ayudo Teresa?
M_ Oye pija no te pases enarc una ceja mientras Esther sonrea.
Li_ Pija y todos hasta Esther sonrieron por la forma de decirlo.
V_ Buenas noches a todas se me llena la casa de mujeres menos mal que tengo aqu a mis nios!
todos fueron a saludarlo. Qu pasa hoy no hay saludo para mfumu ya ziku?
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T_ Este Vilches ah donde lo ves tan serio, en el fondo, es un blando le susurr bajito previo codazo.
M_ Si te oye acaba contigo le dijo tan cerca de la espalda de Esther que le dio un susto. T eres
muy asustadiza, no?
E_ Saco esto Teresa no le contest pero no pudo dejar de sentir un escalofro.
M_ Te ayudo? se puso delante suya impidindole continuar.
T_ Anda saca esto t cuando Esther se march le dijo con firmeza. No te pases.
M_ Me encanta Teresa si en el fondo s que a ella tambin, recuerda, entonces volva Esther de fuera
cuando dijo Maca. Ya sabes soy irresistible.
E_ E insoportable le sonri graciosamente pasando por su lado.
T_ Eso ha estado bien dijo acompaando el comentario con una carcajada. Me parece que nos vamos
a divertir y mucho.
Ante el gesto de sorpresa de Maca, Esther elev sus cejas en seal de venganza, despus durante la
cena estuvieron hablando de ancdotas vividas all en aquel lugar, de los miedos, de las situaciones de
riesgo, de las buenas operaciones, de los nios salvados, de los perdidos a mitad camino, Esther les
escuchaba atentamente, cuando hablaba de su trabajo Maca era totalmente diferente, as como Vilches se
les encenda en los ojos, un brillo especial, el brillo que ella entendi como lo que tanto haba pensado
hacer todo cuanto se poda humanamente por otra persona. De igual manera lo hacia Teresa, expectante
ante los gestos de Esther, pareca que la chica se iba acomodando con la pareja, aunque segua astillada con
la doctora, porque las miradas entre ambas no eran cmplices ni mucho menos. Al finalizar la cena y la
charla, Vilches se retir a ver a la chica, tambin lo hizo Maca y se quedaron, solas Teresa y Esther.
Con paso tranquilo y percibiendo la otra cara de aquel lugar que era cuando caa la noche, cuando la
luna se apoderaba del cielo estrellado, cuando los sonidos guturales de los animales llenaban el silencio,
iba hacia su cabaa pero se detuvo, el fresco le hizo estremecerse, era su primera noche lejos de todo, lejos
de su cama, de su seguridad, de una seguridad fsica que all no tena, pero que sin embargo, con unas
horas haba encontrado alguien que le haca ms caso y se preocupaba ms de ella que lo haba hecho su
propia madre. Suspir, el miedo que haba sufrido y segua sufriendo empez a ser distinto, all necesitaban
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manos que entregaran un trabajo sin dudas y ella tena demasiadas no se iba a engaar, cuando subi al
avin pens que podra enfrentarse a lo que fuera necesario, tena el valor suficiente como para olvidar su
vida y centrarse en lo que siempre so, ayudar a los dems. Se apoy en la barandilla de madera mientras
recordaba las palabras de Teresa, la mujer lo haba hecho siempre durante toda su vida, no vea razn por la
que no podra superarlo ella. Sin saberlo, estaba siendo observada cada movimiento, cada expresin en su
rostro, cada gesto, estaban estudiando su cuerpo.
Maca se sinti herida en su orgullo, no saba si Esther lo haba hecho a modo de venganza o
simplemente haba entrado a jugar con ella sabiendo de lo que iba el juego, pero sin duda aquella reaccin
de la enfermera le sorprendi.
Por su parte, Esther entr a su habitacin encendiendo una pobre luz de una solitaria bombilla, trag
saliva andando con cuidado mirando suelo, techo y todo el espacio que formaba su cuarto. Abri la cama
cogiendo la punta de la sbana, tir de ella con fuerza, no haba nada, hizo lo mismo con los almohadones,
nada, todo correcto, encendi dos velas y se ayud de su luz para mirar por el suelo, se arrodill y con el
corazn en un puo mir bajo la cama, nada, mir tras la cama en la pared y todo pareca correcto, el techo
y no haba nada, se dirigi hasta el lavabo, all no haba luz pero necesitaba orinar, el coco le haba dado
unas ganas terribles, se imagino en la oscuridad aquellos bichos asquerosos, negros y peludos, y senta que
le iba a dar un ataque de ansiedad, cogi las dos velas con las dos manos, primero mir por todos los
rincones, pareca que tampoco haba nada, de su frente caan gotas de sudor, estaba aterrada, no poda
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soportarlo aquellos bichos le daban pavor, al da siguiente se marchara si vea una sola araa se marchara,
dej una vela sobre el suelo y la otra busc un lugar para dejarla y poder bajarse las bragas de Calven
Klein, al dejar la vela en el suelo sta se apag.
E_ Joder no joder no me puede pasar esto a m a ver tranquilzate, tranquilzate, no tienes nada
que temer y si me pica?, joder con el asco que me dan deca apunto de llorar, cuando dej la otra vela
se apag quedndose a oscuras, su mente le lanzaba la imagen de araas paseando por su lavabo, baj las
bragas, ni se sent, orin a toda prisa y se subi las bragas, al ir a coger la vela roz algo con su mano y
grit. Me ha picado!
M_ Qu te pasa? entr Maca que estaba fuera.
E_ Hay algo ah se puso tras ella a punto de llorar cogindola del brazo. Me ha rozado la mano.
M_ Adnde? le pregunt hacindose la valiente.
E_ En el lavabo.
M_ A ver sac una linterna de su bolsillo lateral del pantaln caqui que llevaba y enfoc.
E_ Lo ves?
M_ S sonri.
E_ Qu es? se haba puesto la mano sobre el pecho. Es una araa no?
V_ Qu ha pasado? pregunt Vilches a quien el grito le haba despertado.
E_ Hay algo hay algo deca nerviosa con el ceo fruncido.
M_ Lo que hay es tu pantaln de marca, como no sea el cocodrilo que llevas lo que te haya picado le
dijo jocosamente.
V_ Bueno venga a dormir bostez marchndose.
M_ Si tienes miedo, antes de gritar ven a mi cama o a Teresa, pero no grites no vaya a ser como el cuento
de caperucita.
E_ No tiene gracia.
M_ Cuidado con los cocodrilos de tu ropa, que descanses se march rindose.
E_ Asquerosa es la ta mira me voy a meter en la cama y cerrare los ojos ser ser gilipollas!,
vamos Esther que todo era mentira va acustate y a dormir.
As lo hizo, se meti en la cama, pas las cortinas del dosel, y se acurruc con la luz encendida, no
se mova de all, sus ojos se negaban a cerrarse observaban todo como esperando que apareciera a su lado
aquel bicho que tan bien haba descrito Maca, y as sus nervios seguan disparados.
A la maana siguiente, era su primer despertar en pleno corazn de la Selva, protest de manera
gutural porque la luz del sol comenz a pasearse por su estancia, llevaba unas ojeras realmente
pronunciadas, se haba vestido nuevamente con su ropa de explorador, y con paso cansado sali de su casa,
mir al cielo y todo el cabreo que llevaba, toda la desazn que durante la noche se haba apoderado de ella,
se esfum, el perro de la seora ciega se acerc a ella moviendo el rabo, dndole de esa manera los buenos
das. Lo acarici, y sigui sus pasos hasta el hospital.
Por su parte, en la cama Maca se desperezaba, el camin estara por llegar y con l, su joya ms
preciada, se levant se lav la cara, se mir al espejo, sonri, estaba estupenda. Y pens en Esther, en su
cara de miedo, en su bsqueda para refugiarse y le hizo gracia. Se asom a la ventana y la vio cruzando el
pueblo yendo hacia el hospital. Aquella mujer tena algo que le gustaba, que le apeteca probar, sin duda,
sera su prxima conquista. Y sonri ampliamente.
Esther por su parte, estuvo durante un buen rato observando aquella pequea chica que pareca
calmada, an no le haba podido ver los ojos pero, estaba casi segura que seran como los de Lula, repletos
de miedo. Suspir con fuerza, mir a su alrededor y haciendo una mueca de lastima sali a reunirse con
Teresa en el comedor. All quien estaba para su sorpresa era una Maca, que sin duda se mostraba radiante
mientras coma una fruta que no adivin saber que era.
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E_ Buenos das le dijo distante.
M_ Buenos das guapa la salud mirndola de arriba a bajo.
T_ Hola preciosa qu tal has descansado?
E_ No he descansado, con lo de las araas puso gesto de repulsa.
T_ Araas qu araas? le pregunt con su frente ceida mientras Maca trataba de aguantarse la
carcajada.
E_ Me dijo Maca que haban araas y me dan mucho asco hablaba con gesto que mostraba su aprensin
a aquellos bichos.
T_ Aqu hace siglos que no ha salido ninguna araa entonces mir a Maca.
M_ Lo siento nada ms fue una broma.
E_ La madre que te pari entonces Maca rompi a rer cayndole lagrimas de la risa mientras con una
mano se tapaba la boca. No me hace ninguna gracia ech la servilleta y se fue.
M_ Que poco sentido del humor tiene susurr.
T_ Maca ests jugando con fuego deja a la chica.
M_ Ella se burl de m primero entonces oy el camin. Ya estn aqu!
T_ Gracias a Dios.
Con el monumental enfado que haba cogido, Esther se fue hasta su cabaa, mir todo y vio que all
no haba ni un solo bicho, ni una mosca, y se mostr realmente molesta con aquella mujer, que la noche
anterior se haba comportado de aquella manera tan extraa. Provocativa y hasta dira ligona. Fue entonces
cuando oy unas risas justo al lado, se asom con cuidado a la ventana y vio como Maca pasaba
acompaada por una mujer, cogidas de la mano. Se sorprendi, y decidi seguirlas, haban dejado la puerta
abierta y poda verlas.
Era tal el desenfreno que llevaban que no cerraron la puerta de la ducha, estaba apoyada la chica
morena de pelo largo sobre la pared y Maca sobre ella casi empotrndola contra aquel lugar.
E_ Au joder
M_ Vaya parece que te has dado un buen mamporro le dijo yndose del lugar.
CL_ Hola t debes ser la nueva?
E_ S, me llamo Esther Claudia la ayud a levantarse. Gracias.
CL_ Te has hecho sangre en la rodilla le dijo al ver manchado su pantaln.
E_ No es nada con un poco de agua se va.
CL_ Vale le respondi mirando hacia donde Maca se haba perdido. Me llamo Claudia soy la
psicloga de apoyo del grupo.
E_ Encantada le dio la mano nuevamente.
CL_ Bueno si no necesitas nada voy a ver a Vilches.
E_ Gracias se gir mirando como se iba cabizbaja, ahora ya no tena dudas. La ta estaba ligando
conmigo pero qu fuerte!
Antes de reunirse con los dems, Esther se haba apresurado a desinfectase la herida con agua, se
retir la sangre an con gestos de dolor y pens que una vez estuviera sola en la enfermera se curara. Pero
mientras haca todo aquello, se repeta una y otra vez lo mismo, Maca era lesbiana, ahora saba porque
Vilches le haba advertido, su pulso se haba acelerado al verla actuar con aquella mujer, tan posesiva, tan
encelada, tan ardiente, trataba de apartar de su cabeza aquella imagen pero no poda le haba llamado la
atencin de manera brutal.
En el hospital de campaa, Vilches, Claudia, Maca y Dvila hablaban de los nuevos trabajos que
deban hacer, sobre la mesa un mapa con las nuevas salidas y junto a l una serie de indicaciones con los
nuevos peligros que deban enfrentar, marcado en rojo los posibles puntos conflictivos con la guerrilla. Los
ojos de Maca buscaban de manera ardiente los de Claudia, y cuando Esther entr se percat de aquellas
miradas delirantes, pero la voz de Vilches la separ de esos ojos.
M_ Tiene un culito bien mono la verdad que no es tan espectacular como Claudia pero ay que
parn me ha metido la ta!, y ahora tendr que solucionarlo le gustar ayudarme a Esther?
entonces sin saber porque dio una carcajada.
V_ Qu te hace tanta gracia? le pregunt al escucharla.
M_ Nada cosas mas.
En el comedor se encontraba ya Teresa con los preparativos de esa comida que haba estado
preparando mientras ellos hablaban en el hospital y repasaban el estado de los dos nicos pacientes que
tenan, los hombres hablaban con ellos, las mujeres esperaban, Esther no quitaba la vista a las otras dos,
pill a Maca dndole un pellizco en el culo a Claudia quien le dedic una mirada asesina, Maca como no
poda ser de otra manera sonri pcaramente. Aquello le daba a entender que sus pensamientos sobre ella
eran demasiado benevolentes, aquella mujer era no solo borde, ni insolente, adems era una salida que no
cesaba de poner en apuros a la pobre morena que finalmente se separ de ella. Al llegar al comedor se
encontraron con Lula poniendo unos platos de cacahuetes, y tambin otro con Mandioca.
CL_ Cmo ests Lula? le dio un beso, la chica asinti. Me alegro de verte. Voy a saludar a Teresa
les dijo al resto que se sentaban. Teresa cmo ests?
T_ Qu tal Claudia?
CL_ Muy bien y t? le sonri intercambindose un saludo afectuoso.
T_ Pues mira para que te voy a engaar, las piernas me siguen dando algo de lata pero
CL_ Ya para qu ir al mdico? asinti sonriendo. La chica nueva
T_ Esther.
CL_ Eso Esther, qu tal?
T_ Hoy es su segundo da, ayer tuvo que ayudar con la nia y bueno, parece que no lo hace mal.
CL_ Es un poco pija, no?, su manera de hablar tan no s
T_ S, pero as era Maca cuando lleg, por cierto hace dos noches tuvo compaa recuerdas a la
tcnico que vino para comprobar el pozo? le hablaba bajito.
CL_ Otra vez?
T_ Pues s hija
CL_ Que hija de puta es susurr con rabia.
T_ Claudia la mir con expresin sorprendida.
M_ Qu salimos o qu? les pregunt con los brazos puestos en las caderas.
CL_ Para eso ya ests t, salida no? pas por su lado y se march.
M_ Y qu mosca le ha picado?
T_ Mosca no, moscn. T. Toma Lula cario le dio los platos.
M_ No le habrs dicho lo de Samantha?
T_ No deba? la mir perpleja.
M_ Joder Teresa murmur con rabia.
T_ Anda lleva esto.
Fuera en la mesa, Claudia se mostraba enfadada y muy seria, cuando Maca se agach para dejar el
plato de verdura que haba preparado Teresa, le vio la seal del mordisco en su cuello, su mirada asesina y
la sonrisa de perdn de Maca fue captada por una Esther que entonces supuso que aquel mordisco no haba
sido dado por Claudia.
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T_ Aqu est listo, como no tenis mucho tiempo he preparado un poco de Moambe.
V_ Dios gracias por poner en nuestras vidas a mami Teresa deca abriendo los brazos y mirando al techo
mientras todos sonrean.
T_ Payaso. Mira Esther esto es pollo con aceite de palmera, esta vez lo he acompaado de espinacas que se
hacen antes, otra vez lo haremos con arroz.
E_ Tiene muy buena pinta sonrea bajo la atenta mirada de Maca.
CL_ Est exquisito Esther, toma ponte le dio amablemente el plato con una sonrisa.
E_ Muchas gracias t no te quedas aqu? le pregunt sonriendo tambin mientras Teresa se pona
trozos en el plato.
CL_ No.
E_ Que lastima Maca le clav sus ojos como dos puales.
V_ Por qu? pregunt algo extraado Vilches.
E_ Porque es muy amable y da gusto poder hablar con ella le dijo sonriente.
T_ Estoy esperando que los chicos lleguen con algo de pescado ha salido bueno el pollo?
Todos asintieron, para evitar que la boca de Maca que se haba quedado entreabierta pudiera decir
algo, y empezaron a hablar de cmo estaban las cosas por los alrededores y en la capital. Todos menos
Maca que miraba a Esther de manera dura, sin duda no era como las dems, le haba dado dos veces fuerte.
Cuando terminaron Vilches y Dvila salieron a sentarse en dos butacas bebiendo un poco de zumo de
manzana que preparaba Teresa. Mientras Claudia se haba levantado para ayudarla en la cocina,
quedndose Esther y Maca en la mesa. Esther termin de beber el agua de su vaso y se levant para ayudar
en la cocina, entonces Maca cuando pasaba por su lado la detuvo ponindose en pie y mirndola fijamente
a los ojos le dijo.
M_ No me retes
E_ Yo tambin s jugar.
M_ Las reglas del juego las pongo yo.
E_ Por qu?, porque nadie te hace frente, porque todas caen rendidas a tus pies por eso te crees
irresistible no me hagas rer.
M_ No me retes Esther le susurr arrastrando las palabras herida en su orgullo.
E_ No te reto, tan solo te pido que me respetes, si quieres que yo te respete a ti, sino, te aseguro que yo
tambin s jugar a tu juego.
M_ De verdad sabes jugar a mi juego? la mir directamente a los labios. Lo dudo.
E_ A ese juego que tu pretendes no, ni me interesa te lo aseguro, pero al otro, si.
Se solt del brazo y se fue dejando a Maca confundida all, se mordi el labio inferior en actitud
pensativa, en el momento en que se iba a girar Claudia estaba tras ella con aquellos ojos penetrantes
clavndose en sus ojos.
M_ Hola cario.
CL_ Vete a la mierda Maca
M_ Pero?, joder menudas dos
Fuera los hombres hablaban nuevamente de la situacin del pas y de su propia situacin con
respecto a lo que ocurra. Al final, Dvila quiso quedarse algo ms tranquilo de lo que le haban dejado
desde Madrid.
D_ Qu tal Esther?
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V_ Bueno digamos que est acojonada pero tiene las cosas claras miraba el zumo.
D_ No tiene mucha experiencia, pero me ha dicho Casas que mostr gran entusiasmo por aprender.
V_ Tiene madera, si.
D_ Y de lo otro?
V_ De que otro? lo mir como si realmente no entendiera su pregunta.
D_ Vamos Vilches ya sabes Maca.
V_ Te ped un enfermero recuerdas?
D_ Ya, pero no hay elev los hombros. Si la chica es buena, y Maca da problemas me la llevar.
V_ A la chica? detuvo su vaso a mitad camino.
D_ No, a Maca.
V_ Vamos hombre, a ti qu ms te da lo que haga o deje de hacer!
D_ Si afecta al trabajo en conjunto, sabes que es una preocupacin para m lo miraba serio. Oye creo
que voy a decirle a Teresa que se piense muy mucho la oferta de matrimonio que le hice, mira que hasta los
zumos le salen bien.
V_ Si te llevas a Teresa, soy capaz de echarte a los cocodrilos le dijo incorporndose en la silla mientras
lo miraba fijamente.
D_ No seas as hombre! dio una carcajada.
CL_ Dvila cuando quieras
D_ Si, tenemos que volver. Lo dicho Vilches, ya lo sabes.
Al terminar de ayudar a Teresa, Maca se fue en busca de Claudia que estaba hablando con la mujer
de Zul, sonrea ampliamente con los comentarios de aquella pequea pero fuerte mujer.
Maca se qued all mirndola con gesto glido, mientras vea como Teresa y tras ella Esther se
acercaban a la chica para despedirse de ella con un abrazo por parte de aquella mujer maravillosa de la que
recibira seguro una buena regaina al quedarse a solas, y como le daba dos besos con una sonrisa
arrebatadoramente encantadora Esther.
Una vez se despidieron todos, Esther le dijo a Vilches que iba a curar a la nia y al chico que an
haba, tambin iba a organizar el hospital con los nuevos medicamentos que haban trado. Vilches le dio
permiso para hacerlo y cuando vio que Maca se marchaba hacia su cabaa la llamo.
Esther entr en aquel hospital de campaa donde Lula estaba limpiando con desinfectante de arriba a
bajo todo, que haban trado aquella caravana de salvamento como la llamaba Teresa. La mir con una
sonrisa de oreja a oreja, la chica no sonri con los labios, pero si con aquellos ojos tan grandes y
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expresivos. Despus se acerc a la otra pequea que ya no dorma, se sent a su lado acariciando su mano,
pero sta la retir.
Le entreg otra de sus sonrisas, Esther no era consciente del poder que tena aquel gesto, ya no solo
para Maca, tambin para el resto, era un sonrisa repleta de dulzura, tanta que dejaba embobados a los
dems, era un gesto de ternura el que se dibujaba en su rostro que daba luz a la oscuridad, y calma al
desespero. Su abuela le deca que deba ser misionera, quizs aquella mujer pequea como ella
multimillonaria en el banco pero pobre en sentimientos recibidos, le inculc lo que ella no pudo ser,
siempre hablaba de frica, de aquella pobre gente que no tena nada pero a su modo siempre sonrean,
siempre bailaban, siempre con lo poco que tenan se mostraban felices, y ella, con todo cuanto quisiera
poseer siempre estaba triste. Le faltaba la chispa de la vida, y esa chispa fue la que siempre le inculc a la
pequea Esther, en ese hospital mientras ordenaba todo perfectamente alineado porque era una
perfeccionista exagerada, pensaba en ella deba sentirse orgullosa en el cielo del paso que haba dado, no
era misionera pero pensaba que era algo mejor, enfermera para ayudar y salvar todas las vidas que pudiera,
un suspiro profundo le hizo notar como su alocado corazn iba aminorando su paso, iba encontrando algo
de calma a sus dudas, iba mostrndose ms sereno porque estaba empezando a sentirse til, mientras
hablaron Vilches y Dvila de las nuevas misiones, sobre todo vacunaciones y atencin a los necesitados de
dos de las zonas ms pobres de Likouala sinti que ese era su lugar, que le dola menos la ausencia de
Madrid, la ausencia de los suyos, que ella era lo suficientemente fuerte como para llegar hasta all y luchar
por lo que con tanta pasin haba escuchado referirse a aquella gente que no pensaba en otra cosa que no
fuera salvar vidas. Entonces sonri, la nia tosi y dej las cosas para acercarse a ella nuevamente.
E_ Te duele algo? la miraba seria le toc la frente y se dio cuenta que tena fiebre. Lula por favor,
llama a Maca creo que tiene fiebre la chica dej aquella caa con un trapo que hacia las funciones de
mocho. Tranquila joder como me gustara poder decrtelo en tu idioma venga
M_ Qu pasa? apareci muy seria.
E_ Creo que tiene fiebre.
M_ S contrajo la barbilla. Voy a ver la herida. Sassou te banga, mawasi tangona nsomo talo?
Sa_ Talo.
M_ Vale.
E_ Qu le has dicho? la mir con el ceo fruncido.
M_ Se llama Sassou, y le he dicho que no tenga miedo, talo, significa si, lo dems el resto dijo con voz
seca.
E_ Ya.
M_ Mawasi mondele le dijo a la pequea sonriendo.
E_ Y eso?
M_ Mujer blanca, les hace gracia llamarnos as.
E_ Mawasi mondele si.
M_ Talo, si no, talo.
E_ Ah vale pues eso talo la chica sonri y sin ellas darse cuenta Lula tambin.
M_ Dame un gramo de paracetamol.
E_ Si.
M_ Esto est perfecto si es que tienes suerte que te haya operado yo Sassou soy la mejor le sonri
ampliamente.
So_ Melesi.
M_ De nada guapa.
E_ Le inyecto?
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M_ No quiz por hipnosis le haga efecto pues claro! le dijo mostrndose nuevamente seca y borde.
E_ Tranquilita eh? le dijo levantando una mano mientras la miraba con dureza.
So_ Mawadi mondele talo ezali likama (la mujer blanca tiene peligro).
M_ No lo sabes bien cario no lo sabes bien le respondi dejando a Esther all.
E_ Qu le has dicho? la chica sonri ampliamente dejando ver que le faltaban tres dientes blancos.
Vale vale as que eres su aliada eh?.
So_ Kame banga kaya le dijo entrecerrando los ojos.
T_ Te, Esther mondele malembe, te banga. Le he dicho que la mujer blanca llamada Esther no le har
dao
E_ Gracias Teresa creo que debo aprender rpido ese dialecto.
T_ Te dar clases Esther pinch a la nia que no se quej. Tangona nsomo.
So_ Talo, melesi sonri a Esther.
E_ Melesi le contest con una sonrisa agradecida.
T_ Ahora yo me quedo con ella y t sigue con tu trabajo.
E_ Qu le pasa? le pregunt seria.
T_ A quin?
E_ A la borde de la doctora.
T_ Bueno ha tenido un pequeo toque de atencin le dijo ponindose seria.
E_ De Claudia? sonri de lado.
T_ De Dvila le ha amenazado con llevrsela de aqu contest seria.
E_ Vaya
T_ Maca es buena gente pero
M_ Le has pinchado ya? le pregunt con tono serio mientras se colgaba el Fonendo alrededor de su
cuello.
E_ S, ya est.
M_ Bien a ver tenemos que guardar todo lo que ha venido y preparar las vacunas para maana.
E_ De acuerdo le dijo con otra de sus sonrisas sin pretender otra cosa que ser amable y rebajar la tensin
entre ellas.
M_ Bueno eso si una vez hayamos salido de aqu superas lo que vas a ver enarc una ceja.
E_ No hace falta que te preocupes por m, s cuidarme sola.
M_ Ms te vale, no me hara ninguna gracia que por tu culpa tuviramos problemas.
E_ Te dieron problemas las dems? Maca la mir fijamente. Mira yo no voy a darte esa clase de
problemas as que puedes estar tranquila.
M_ Estoy tranquila y nunca puedes decir de esta agua no beber le sonri esta vez ella con gesto pcaro
susurrando con esa voz tan sensual que lograba poner a las mujeres en guardia. Y ahora, cntrate en tu
trabajo.
E_ Talo respondi queriendo demostrarle que aprenda ms rpido de lo que ella crea.
M_ T llevaras tu propio maletn, ah tendrs que ponerte todos los instrumentales que puedes utilizar en
caso de emergencia, siempre que vamos a un poblado no sabemos lo que nos podemos encontrar, en
principio vamos a poner vacunas pero siempre nos encontramos con problemas.
E_ Vale asenta con toda la atencin que poda demostrar.
M_ Nunca yeme bien, nunca toques mi maletn.
E_ Bien, nunca toques t el mo, no me gusta que me toquen las cosas le respondi en un toma y daca
del que Teresa estaba siendo privilegiada espectadora.
M_ Siempre debes llevar puesto el chaleco le dio uno de una bolsa de plstico. Digamos que si alguna
posibilidad tienes de que no te metan balas en la cabeza o te corten a trozitos, es gracias a este chaleco.
E_ Siempre puesto, bien.
M_ Maana nos levantaremos a las cinco de la maana, tenemos que ir en jeep hasta el ro, una vez all nos
acercara Zul en una barca hasta la otra orilla, te marearas?
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E_ No creo si he sobrevivido al avin y la avioneta, una barca no debe ser problema.
M_ Lo que me voy a rer maana susurr mordindose el labio inferior.
E_ Puedes seguir, doctora risitas? entonces Teresa ya no puedo soportar ms y dio una carcajada
acompaada por la nia que no entenda nada pero se rea con cara feliz.
M_ Puede saberse de que te ries?
T_ De nada de nada ay! suspir despus de las risas al ver como Esther le responda una y otra vez
sin titubear.
M_ Sigo.
E_ Talo.
M_ Bien! dijo mientras exhalaba un profundo suspiro por aquella respuesta de Esther quien la estaba
sacando de quicio. Una vez all pondremos las vacunas, y si todo va bien volveremos.
E_ Puedo llevarme cmara de fotos?
M_ T eres tonta! le dijo elevando los hombros mientras negaba con la cabeza.
E_ Anda! O sea, te pregunto algo y soy tonta, y t que me cuentas milongas eres una super ta.
M_ Sers pija! haz lo que te d la gana total
E_ Me llevo la cmara de fotos, es el ltimo modelo, me la compr para venir Teresa volvi a rer de
buena gana.
T_ Nki mingi, nki mingi repeta.
M_ De bueno nada Teresa es que esta ta nos va a poner en peligro a todos coo!, a ver si te enteras
ests en la selva y nos jugamos la vida!
E_ Y qu mal hace una cmara de fotos?, la voy a llevar encima yo.
M_ Mira me largo haz lo que te d la gana!, por m, como si quieres llevarte una tabla de surf para el
ro.
Las carcajadas de todas se oyeron fuera del hospital mientras Maca lo abandonaba a pasos
agigantados y con un malestar monumental, ya no solo por lo que haba pasado, tambin por Claudia. Al
llegar a su cabaa se encerr se apoy sobre la puerta tras un suspiro fuerte mientras se morda el labio
inferior. Anduvo un rato de un lado a otro, para finalmente dejarse caer en la cama mirando el techo,
pensando en lo mucho que haba cambiado y en lo poco que se reconoca.
Una vez Esther termin de arreglarlo todo, dejo a Teresa que se haba quedado dormida en aquella
mecedora hecha de caa de bamb, acompaando a la pequea Sassou que el efecto del pinchazo la haba
dejado igualmente dormida. Pase un poco por el poblado, el calor era sofocante, el gorro de explorador
que se haba puesto era su salvacin para la cabeza, pero su cuerpo transpiraba de manera continua.
Resopl acercndose hasta el pozo, sac un poco de agua fresca y se la ech por el cuello. Entonces
record las palabras de Teresa, cerca haba una cascada, le apeteca darse un bao y no deba ser peligrosa
cuando la mujer la haba mencionado.
En el hospital, Vilches estaba observando perplejo todo cuanto Esther haba estado arreglando. Se
rascaba la barbilla mientras era observado por una sonriente Teresa.
T_ Qu?
V_ Joder impresionante.
T_ Ya te lo he dicho, Esther es buena solo hace falta que vaya adaptndose a esto.
V_ Si, sin duda lo es.
T_ Adems creo que es la piedra de toque que Maca necesitaba.
V_ No s, no s mira que Maca es capaz de volver loca a la ms cuerda.
T_ Si, pero ninguna de las cuatro que hemos tenido, le ha plantado cara desde el principio, siempre con las
primeras palabras, gestos e insinuaciones captaba totalmente su atencin, les gan. Y a Esther no.
V_ Mira Teresa, he hablado con ella, Dvila la tiene a prueba est harto de sus cosas.
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T_ A Dvila me lo dejas a m, no la entiende y creo que a Maca hay que entenderla.
V_ Mira Teresa, no estoy de acuerdo contigo, esta no es forma de vivir, lo que le ha pasado no le da
justificacin a lo que hace, y sabes qu?, yo no creo que sea feliz.
T_ Ella no trata de ser feliz, solo sobrevive le dijo con gesto expresivo. Y aunque yo tena mis
esperanzas en Claudia, creo que tampoco va a ser.
V_ T siempre la disculpas, pero yo lo nico que digo es que no se pase con Esther est todo muy
revuelto y no podemos estar sin enfermera.
T_ Hablar con ella, quiz Esther sea la persona que le haga recapacitar.
V_ De momento con que me deje a la pija en paz. T has visto la de marcas que lleva encima!, parece un
equipo de balonmano.
T_ Que cosas tienes deca sonriendo mientras negaba con la cabeza.
***
Mientras con cautela haba empezado a buscar Esther el sonido del agua, pronto dio con el camino, y
sonriente por su buena orientacin lleg hasta aquel lago, no vio la cascada pero, aquella visin era
maravillosa, deba sacar la cmara de fotos de la maleta y hacer miles a aquel lugar, era una visin nica.
Mir alrededor y no vio a nadie, se fue desnudando con cuidado hasta probar el agua, era una delicia, dio
un escabuzn y al salir a la superficie, respir feliz, estaba fresquita y le quitaba el calor que haba estado
pasando, nad sin alejarse mucho de la orilla sin percatarse que tras unas caas, dos ojos la observaban,
mientras una lengua recorra unos labios ansiosos, mientras un corazn lata y sin pensar sali del
escondite haciendo un sonoro ruido.
E_ Ahhhhhhhhhhhh!
Grit ante aparicin de la persona que ante ella, haba su gesto fue absolutamente de pnico.
All metida en el agua con sus ojos enrojecidos por la clera, vea como la miraba una divertida
Maca, se haba cruzado de brazos sentndose en una roca justo al lado de su ropa.
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Esther sin pensarlo sali corriendo mientras se tapaba como poda y Maca se sentaba muerta de risa
de verla el apuro que estaba pasando ante su presencia. Esther mascullaba en su contra mientras se volva
de espaldas y se pona la ropa, justo en el momento en que vea atnita como se acercaba a la orilla un
cocodrilo.
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
M_ Pobre animal lo has dejado sordo para los restos deca rindose. No sabe lo gritona que nos ha
salido la pija.
E_ Asquerosa, dame la camiseta!
M_ No, no dio un chasquido a su lengua. As no se me agradece haberte salvado la vida.
E_ No pienso agradecrtelo, dame la camiseta! le dijo entre dientes bajando la voz con sus manos
puestas sobre las caderas con el pantaln puesto y sujetador.
M_ Vamos ven y te la doy a cambio de
E_ A cambio de nada! lleg y se la arrebato con rabia dicindole de carrerilla con voz ofendida.
Idiota eres lo peor que he conocido en mucho tiempo.
M_ Gracias.
E_ O sea, nadie me dice que es peligroso venir aqu, seguro que es lo que estabas esperando.
M_ O sea le imit la voz.
E_ Eres lo peor joder! le dijo ponindose las botas ante la mirada divertida de Maca.
M_ Y no piensas agradecerme lo que he hecho por ti?
E_ No le dijo enfadada.
M_ Me debes una
E_ No te debo nada le respondi con fuerza aunque en su interior respiraba aliviada porque hubiera
aparecido.
M_ Creo que si le dijo sonriendo mientras se acercaba a ella.
E_ Est bien gracias dijo sin mirarla a la cara.
M_ No no emiti dos sonidos guturales con gracia mientras se pasaba la lengua por los labios.
Me debes una, en frica cuando salvas la vida de alguien es tu siervo durante muuuuuuuuucho tiempo le
deca entrecerrando los ojos ante la mirada dura de Esther. Pero para que veas que yo no soy tan mala ni
me aprovecho de la situacin, tan solo te pedir una cosa a cambio.
E_ Vas lista si crees que voy a hacer algo.
M_ Esta noche, antes de dormir, me dars un masaje en mi espalda me muero por un masaje pona
gesto de suplica y gusto.
E_ Ni loca comenz a andar con nervio.
M_ Eh, no te vayas le cogi del brazo pero Esther se solt con rabia. No me hagas contar lo que has
hecho, quieres recibir una buena reprimenda de Vilches?
E_ No suspir cerrando los ojos.
M_ Muy bien asinti mientras contraa graciosamente su barbilla. Entonces est noche me dars un
masaje con aceite de palmera, no te pido nada del otro mundo.
E_ Est bien admiti suspirando con la rabia encendida en sus ojos.
M_ Trato hecho le extendi la mano pero Esther no le devolvi el saludo y se dispuso a caminar con
rapidez y gran malestar. Maca se puso a un paso de ella mientras le miraba el culo. Me encanta como
andas, nunca he visto a nadie con ese andar tan tan
E_ Quieres callarte ya! se gir molesta mientras entraba por la parte del camino donde haba que ir
apartando las ramas para pasar.
M_ Nunca te han dicho que tienes un culito muy mono. Ay!
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En ese momento que acababa la frase, Esther soltaba una de las ramas grandes que impactaban de
manera brutal en el rostro de Maca que caa fulminada al suelo de espaldas, Esther se percat tras el grito y
se acerc hasta ella.
E_ Maca le toc con la punta de la bota. Si es una broma no tiene gracia Maca? pero no
contestaba, se acerc un poco pero no haba reaccin. Joder Maca por favor ya est bien!, me
voy ah te quedas.
Comenz a andar pero se detuvo, mir la rama y se percat que era demasiado grande, con la rabia
interior que llevaba ante lo que haba tenido que vivir con la salvacin de Maca de su vida de los
cocodrilos, haba dejado caer y sin duda le haba dejado inconsciente. Volvi sobre sus pasos, se arrodill a
su lado y vio como un lado de la cara de Maca estaba rojo.
E_ Joder pedazo hostia te has llevado ta entonces se acerc a ella y le pareci que no respiraba, se
subi a horcajadas sobre su cuerpo para hacerle el masaje cardaco, desabroch dos botones de su camisa
sin pensar en nada. No me hagas esto Dios
Se acerc ms hasta ella para tratar de ver si efectivamente estaba en parada y cuando fue a poner su
mano sobre el cuello de Maca, se acerc demasiado a su cara.
M_ No hace falta que me agredas con las ramas para hacerme esto yo encantada me dejo sola.
Entonces se levant sin previo aviso y pas sus manos por la cintura de una Esther totalmente
sorprendida atrapando la boca de una trastornada enfermera que tras un empujn y un gesto de ofuscacin
contra ella, trat de darle una bofetada pero Maca se movi lo justo para evitarla.
M_ Eh eh!
E_ Te odio gilipollas le espet ponindose en pie, mientras con el dorso de la mano se limpiaba los
labios.
M_ No hagas eso, es una ofensa para m entonces se puso en pie mientras se miraba la blusa. Mira
que desnudarme.
E_ Vete a la mierda capulla!
M_ Me encanta cuando te enfadas, se te pone una carita tan tan
No termin la frase porque Esther comenz a andar de vuelta al poblado, mientras Maca se mora de
risa tras ella, aunque frotndose la frente por el golpe que haba recibido de la rama. Entraron al poblado
pero Esther se qued de una pieza, en el centro, unos siete hombres danzaban dando gritos y saltos, con las
lanzas al aire, blandindolas como si fueran espadas, en ese momento comenz una lluvia suave a caer
sobre todos los que felices disfrutaban del momento de danza. Maca se detuvo tras ella y le dijo con un
susurro.
M_ Es la danza del guerrero, les ha dado bien la caza, es impresionante la primera vez que la ves, piensas
que van a terminar con todos nosotros, es su manera de soltar adrenalina entonces vio como Vilches le
hacia una seal. Vilches nos llama, vamos.
No tuvo fuerzas para contestarle, desde que haba llegado una sucesin de hechos le haban dejado
sin reaccin, desde ver un cocodrilo de tan cerca, a el roce en sus labios por la boca de Maca, pasando por
haber aceptado un masaje en la espalda de aquella mujer que tena una habilidad nica para enredarla,
hasta ver aquel espectculo de los hombres danzado sobre la tierra, elevando el polvo al aire, emitiendo
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sonidos, voces que envolvan los sentidos, que hechizaban al ms prestao. Y solo pudo reaccionar, al llegar
al hospital y ver a un hombre con el hueso de la pierna totalmente al aire.
Mientras ellos trabajaban aquella pierna destrozada por los colmillos de un puma, Lula haba salido
al exterior, Teresa admita que tena algn don especial, siempre le dejaba hacer sus cosas, cuando se
retiraba a su cabaa jams la molestaba, ni cuando vea como cubra la ventana, ni cuando una luz
reluciente asomaba por bajo de la puerta. Saba que Ngouabi le haba pedido que usara sus poderes, y
estaba segura que ms de una vez, aquellas curas milagrosas que Vilches no entenda, se deban sin duda a
su ayuda extra con los Dioses.
Decidieron operar pero sin amputar, trabajaron sin descanso cuando se dieron cuenta que los cantos
haban cesado. Esther ni siquiera se haba percatado de aquello, ella segua dando instrumental, limpiando
y manejando el gotero.
M_ Ya han parado.
V_ Si, ahora queda rezar.
E_ El qu? pregunt sin entender.
V_ Los hombres daban gracias por la caza, han trado bastante carne para no volver a jugarse la vida en un
mes, pero ahora, callan para rezar por l seal al muchacho que tenan en la camilla.
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M_ El silencio es impresionante susurr mientras con el ceo fruncido cosa los ltimos puntos.
V_ Hemos hecho un buen trabajo.
M_ Si, Namba descansar tranquila.
E_ Es su hijo? pregunt tratando de demostrar que quera involucrarse con todos.
M_ Es su nieto entonces la mir fijamente y le solt. No das una eh?
V_ Bueno de momento vamos a mantener un cuidado extremo con l, la verdad que si sale adelante con
esta pierna ser otro milagro ms de la Selva.
E_ Crees en los milagros?
V_ Aqu s, y t tambin creers sta no porque es escptica para todo seal con el dedo a Maca.
M_ Muy gracioso contest un tanto herida en su orgullo.
E_ Vaya es bueno saberlo sonri de lado.
M_ Si muy bueno la desafo con una mirada febril que mareo a Esther. Y ahora os encargis
vosotros yo tengo que preparar aceite de palmera.
V_ Cada da est peor.
E_ Aceite de palmera musit para si sabiendo cual era la finalidad.
T_ Qu tal?
V_ Mejor de lo esperado.
T_ Lo imaginaba susurr ante la mirada de Vilches la mujer asinti.
V_ En la cena Esther, planearemos el da de maana, por el momento vamos a desinfectar todo y
T_ Anda anda!, dejarme eso a m, a vosotros os espera un da duro maana.
En su cabaa, Maca estaba preparando todo, no sola entrar nadie que no fueran sus amantes, aquel
rincn era mstico para todos, que respetaban aquella mujer blanca con carcter, que impona respeto
cuando alzaba la voz a los nios, y a los hombres. Sin embargo en aquel cuadrado sacaba toda su armadura
y se quedaba con la piel y el corazn temblando, haca cinco aos pero para ella como cada da pareca que
haba sido ayer, respiraba con fuerza soltaba el aire poco a poco y abra un cajn, en el una fotografa de
una mujer y un nio, la miraba, sus ojos se clavaban en ellos y conforme miraba se iban enturbiando, odio
cuando la miraba a ella, ternura cuando lo miraba a l. Cerraba con desesperacin el cajn se morda el
labio inferior y volva a ser Maca la mujer blanca que haba llegado a aquella Selva con el corazn roto,
con el odio grabado en su mirada y con la rabia inscrita en su corazn. Todo cambi, tanto, que a veces ella
no se reconoca cuando se miraba al espejo. Sacudi su cabeza, no quera pensar en aquello, ya haba
pasado mucho tiempo, demasiado para que siguiera machacando su corazn de aquella manera que lo
haca. Abri un armario y vio el aceite de palmera que Teresa utilizaba para cocinar, pero que las
hechiceras de la Selva le haban dicho que mezclado con un poco de ginger se converta en un elixir
afrodisaco que quien lo tocaba, senta florecer el deseo en su piel de tal manera, que no poda resistir caer
ante aquella magia. Sonri al pensar en Esther, a ella le haba funcionado siempre, la primera vez que se
acost con la enfermera francesa, fue dicindole que se haba girado el tobillo, aqulla comenz a masajear
y a los pocos minutos yacan enredadas en el suelo de su cabaa, la otra enfermera belga que tambin
prob sus artes amatorias fue a cubrir un dolor de hombro insufrible, que a los pocos momentos haba
desaparecido cuando reptaba sobre ella de manera lujuriosa. Y tambin con aquella tcnica que se quejaba
de dolor de cuello y ella le asegur que tena el remedio, acab con dolor de todo el cuerpo y unas agujetas
maravillosas que repeta cada vez que volva al poblado. Para la otra enfermera y Claudia, no necesit de
magias, tampoco para una mdico que estuvo supliendo a Vilches, y es que como l deca, pareca que en
la Selva todas las mujeres ante la apata de los hombres necesitaban probar cosas fuertes, y Maca sin duda,
lo era, pasional, sexualmente exquisita, un volcn le haban dicho a Teresa ambas enfermeras ltimas. As
lo dej todo preparado y sali con la sonrisa triunfal en los labios de saber que Esther aquella noche, caera
en sus encantos.
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La cena de aquella noche sorprendi a una seria Esther, haba estado con Vilches reconociendo al
nieto de aquella mujer que haba sido llevada con inmenso cario por la enfermera hasta su cabecera de
bamb. Al perro lo dejaron fuera, vigilando a que su ama saliera para con su cabeza guiarla hasta su cabaa
como haca todos los das.
Durante la cena, la presencia de Teresa aminor un poco los dardos que una y otra se dedicaban,
Vilches callado disfrutando de su cena, pasaba de ambas, hasta que termin la cena y le cont a Esther lo
que deba saber.
V_ Maana nada de separarte de nosotros. Llegaremos al poblado, vacunaremos, haremos algn trabajo
extra, y nos volvemos. Sin embargo eso es a priori, luego pueden suceder cosas que nos impidan volver.
Tienes saco de dormir?
M_ No te preocupes seguro que el ltimo del mercado, qu es Prada Armani? le preguntaba
sonriente.
E_ Lo siento pero no la mir sonriente y con tono muy cnico agreg sin quitar su gesto vaciln. De lo
nico que me advirtieron era que haban algunas lagartas en este lugar, as que en lugar de marca, busque
uno que fuera repelente a ellas le enarc las cejas mientras Vilches silbaba.
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M_ Mejor no sabes bien la cantidad que hay le contest pero algo herida en su orgullo.
T_ De qu? apareci Teresa con tres zumos de tomate y clavo.
M_ Lagartas Teresa, aqu la pija trae un saco repelente de ellas.
T_ No le pillo la gracia, existen esos sacos?
Con la sonrisa de todos, dieron la discusin por zanjada, mientras beban y volvan a repasar
horarios, ropa que llevar y sobre todo los nervios de Esther de entrar por primera vez en la Selva, el ro y
toda la adrenalina que conllevaba la aventura. El primero en retirarse fue Vilches, despus Teresa se llev
los vasos hasta la cocina y cuando Maca se iba se agach hasta la oreja de Esther y le susurr con su voz
sedosa y repleta de sensualidad a una Esther que no pudo evitar estremecerse.
Sali a que le diera el aire, aquellas palabras de Maca le haban mareado, reconoca que tena un
poder enorme para atraer a la gente, sin duda, esas palabras se las debi decir a ms de una, pero ella,
estaba segura que no conseguira nada, bastante le fastidiaba tener que entrar a su cabaa y darle ese
masaje, suspir.
E_ Cuanto antes lo haga, antes acabo o sea no solo le tengo que soportar que me bese as, sino que
tambin, tengo que aceptar su chantaje manda huevos! eso me pasa por torpe si es que
Lleg a la cabaa de Maca, mir hacia tras rezando para que nadie la viera, la verdad que en la Selva
el horario era diferente, la gente se quedaba hasta que desapareca el sol, despus las luces dbiles de las
cabaas que duraban poco tiempo una vez se apagaban, todo el poblado se quedaba en silencio, con los
sonidos provenientes de la Selva. Cerr los ojos y suspir, la lagarta mayor estaba esperando seguramente
con alguna trampa, seguramente encelada para que cayera en sus garras, solo de pensarlo le daba mareo,
pero no saba Maca con quien se haba topado, as decidida dispuesta a no dejarse vencer por ella abri la
puerta.
Al abrir, se encontr que en la cabaa haban cuatro velas distribuidas por la estancia de manera
demasiado sensual, no le sorprendi, ms bien lo esperaba. Y Maca como si de una reina se tratase en la
cama con el dosel echado leyendo un libro, con una especie de tnica y el pelo suelto cayndole como si
fuera una manta suave sobre sus hombros. Al verla Esther puso gesto escptico, mientras Maca le sonrea
de lado sin despegar sus labios.
Se mordi el labio inferior de una manera tan sensual que a Esther le dieron ganas de salir corriendo,
en lugar de aquello, suspir y neg con la cabeza. Sus ojos se abrieron de par en par casi cayeron al suelo
cuando vio atnita como Maca se quitaba aquella tnica y se quedaba con el torso desnudo, bien es cierto
que no vio sus pechos, pero lo hizo tan descarado que se quedo boquiabierta, aquella espalda era
espectacular.
M_ Aqu te he dejado el aceite, va muy bien, si quieres y para que veas que no soy tan mala como te
piensas, luego te puedo dar a ti uno Esther guard silencio, Maca sonri sabindose vencedora.
E_ No gracias.
M_ Ponte cmoda, si quieres puedes subir a la cama, no voy a morderte, las lagartas no muerden
sonri con irona.
E_ No me fo aunque t intntalo y vers.
M_ Qu? pregunt con un susurro desgarrador por tanta sensualidad.
E_ Esta vez te llevaras una buena hostia no juegues conmigo.
M_ An no he jugado. Mmmmm Dios pero qu manos tienes! susurr extasiada justo cuando
empez a llover. Y adems llueve qu se puede esperar ms?
E_ Que te calles le dijo mientras segua aunque no pudo evitar sonrer.
M_ Lo que t quieras en este momento haz conmigo lo que quieras, anda sube que luego te va a doler
todo.
E_ Qu suba dnde? le pregunt atnita.
M_ Sobre m, estars ms cmoda sin duda pas su lengua por los labios. Mmmm, mmm por
favor
E_ No puedes bajar el tono van a pensar otra cosa le ri.
M_ Te importa?
E_ S, me importa le dijo tajante mientras volva a ponerse ms aceite en las manos.
M_ Eso eso ms ms.
E_ Pero te quieres callar! le dio un pequeo pellizco.
M_ Au!, eso es masoquismo, pero a m me gusta todo le dijo con xtasis en su voz.
E_ Si vuelves a decir algo me largo.
M_ Vale palabrita del nio Jess que no digo nada nada ms que me encanta.
Fue cierto durante unos segundos guard silencio, Esther se haba puesto nuevamente el aceite en
sus manos, friccionaba suavemente la piel de Maca, era suave, fina, sin darse cuenta o sin saber muy bien
como, se haba sentado a horcajadas sobre el trasero de la chantajeadora que se mostraba encantada con la
nueva situacin, al subir y bajar sus manos, sin percatarse de aquel movimiento su entrepierna se rozaba
delicadamente con el cuerpo de Maca, no saba muy bien porque, pero de repente comenz a notar un calor
por todo su cuerpo, un calor ms concretamente en aquella parte que se aprisionaba tan deliciosamente
contra el otro cuerpo. Carraspe, suspir y entonces al hacerlo not como Maca suba su trasero facilitando
aquel roce.
M_ Me gusta
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E_ Creo que por hoy ya has abusado bastante de m.
M_ A ti tambin te gusta, lo noto, no lo puedes negar tu humedad te delata susurr como si su voz
fueran cuchillos lanzados al aire que acabaron clavndose en el corazn de Esther. Y ms te va a gustar
te lo advierto.
Justo cuando se fue a girar sabiendo que estaba entregada a aquella humedad que ciertamente
notaba, sabiendo de su excitacin, justo entonces cuando su presa estaba bajo su dominio, Esther se levant
y sali de all como alma que lleva el diablo dejando de una pieza con la excitacin a Maca que miraba la
puerta boquiabierta esperando que volviera a entrar con la misma rapidez con la que haba salido. Su
respiracin era una mezcla de calma, ante aquel masaje maravilloso, y excitacin, ante sus deseos de poder
desnudar y hacer suya a la enfermera ms resbaladiza de todas cuantas haban llegado. Un tanto
decepcionada se cubri y se acost mirando el techo. Pero pronto una sonrisa de oreja a oreja se apoder de
su cara, sin duda, iba a se divertido conquistarla, porque saba que finalmente acabara en su cama, como
todas, saba que si se lo propona era irresistible, y ms tarde o ms temprano su cama no estara vaca.
La lluvia ayud en parte a Esther a despejarse, sacudi su cabeza como si realmente estuviera
hipnotizada, como si algo la hubiera posedo, notaba su humedad y no supo explicar cual era el motivo
real, se gir algo temerosa de que Maca abriera la puerta y le dijera algo, que se burlara nuevamente de
ella, por esa razn se meti en su cabaa, le dio a la luz pero el motor haca rato que haba dejado de
funcionar, senta como se ahogaba como respiraba con dificultad y rpidamente con la linterna que Teresa
le haba dado, alumbr, nada de araas, se dirigi al lavabo y descarg una gran meada, tras ella al
limpiarse se percat que estaba demasiado excitada, jams se haba puesto as, trat de quitar importancia,
quiz las mujeres que eran lesbianas hacan que pobres mortales como ella, sintieran esa excitacin, si
bien, nunca haba sentido atraccin por ninguna, siempre le haba llamado la atencin y ms de una vez
haban hecho chistes fciles sobre ellas.
E_ Y si viene? no no joder porque no tendr cerradura la puerta!, tiene ms peligro que el cocodrilo
ese que he visto joder pero debo reconocer que me ha salvado la vida!. Pero es tan tan no hay ni
calificativo para tanto que es!. As que nada de tonteras, y espero que no se burle mucho maana la que
me va a caer!
Durante la noche, Esther vivi en un duermevela, tan pronto se le apareca el cocodrilo con sus
afilados dientes, como lo haca Maca con su afilada sonrisa, como aquella pierna de aquel muchacho con el
hueso al aire. Daba vueltas de un lado a otro, sintindose en estado febril, suspirando y mascullando cosas
sin sentido, abriendo los ojos, sintiendo miedo, angustia y paz, a pesar de todo, paz.
Por otra parte, la noche de Maca no fue muy diferente, daba vueltas pensando en Esther, le gustaba y
su mente le jugaba malas pasadas por no decir su entrepierna que despus del elixir no haba dejado de
gritar que tena ganas de fiesta, finalmente Maca tuvo que ceder ante tanta insistencia, y cerrando los ojos
apagando las velas y recreando el culito jugueton y la sonrisa encantadora de la enfermera se dio un buen
goce, hasta casi quedarse sin fuerzas, notando los latidos de su excitado corazn en el pecho, temiendo
tener que pedir una cafinitrina a gritos. Y entre suspiros y tratando de controlar sus jadeos se fue durmiendo
mientras pensaba en la bajita enfermera.
***
Dos toques fuertes y la voz gruesa de Vilches fueron suficientes para que Esther, de un salto
instintivamente se tapara con la sbana pensando en Maca. Estaba aturdida, no entenda las palabras de su
jefe, hasta que mir de reojo el reloj y vio las cinco y diez de la maana. De un salto se incorpor
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definitivamente, quiso ir tan deprisa que se enganch con la sbana y termin de bruces sobre el suelo, se
levant quejndose mientras le deca a un Vilches que poda imaginar su cara.
Tras la carcajada de Maca, Esther se hizo ms pequea en el asiento, sin duda no sera la ltima vez
que le recordara lo que haba pasado, pero sin duda tambin, no iba a dejarse avasallar. As que sac un
papel y comenz a leer extrayndose de su entorno. Cuando Maca vio que iba muy callada y no oa el clic,
de la mquina se gir, la vio con gesto concentrado.
M_ Qu haces?
E_ Lo que no te importa.
M_ Perdona pero hagas lo que hagas me importa apoy su brazo en el respaldo de aquel jeep que ruga
como pocos.
E_ Estudio le contest sin mirar entonces Maca estir del papel. Eh devulvemelo!
M_ Y esto? le pregunt arqueando una ceja haciendo ese gesto que era consciente haba derretido a
muchas mujeres.
E_ Ya lo ves o que no sabes lo que es?
M_ Claro que s, llevo cinco aos aqu, lo reconozco perfectamente.
E_ Pues pareces tonta preguntando.
M_ Oye se defendi de su acusacin.
V_ Ya hemos llegado al ro, gracias a Dios! suspir fuertemente bajndose del coche tras dos horas de
conduccin.
M_ Oye, que si quieres aprender la lengua por m no hay problema en ensearte, puedo darte clases
particulares de cualquier materia aunque la lengua es la que mejor se me da le miraba sonriendo
mientras elevaba las cejas juguetonamente.
E_ No hace falta que me digas que es lo que mejor se te da
M_ Pero si no lo has probado solo te he dado un pequeo adelanto le deca mirndole los labios.
Pero a qu no lo puedes olvidar, pequea?
V_ Pensis bajar o tengo que sacaros en brazos! les ri.
Ambas salieron bajo la risa de Maca, y el gesto serio de Esther, cada una cogi su mochila, su saco y
su maletn, Esther esta vez iba detrs de Maca, esta vez quien la admiraba era ella, sin duda como la noche
anterior se percat, tena un buen cuerpo, sonri al pensarlo.
Z_ Mwasi Esther.
E_ Dime se gir al escuchar su nombre.
Z_ Olvidar Zul bolsa, t llevar le ense una mochila que el agit al aire.
E_ Si, claro, no te preocupes, puedes atarla aqu? le deca hablando despacio.
M_ No es tonto, entiende nuestro idioma aunque le hables ms a prisa.
E_ Pirdete le contest bajo la sonrisa del hombre y la burla de Maca.
M_ Si vienes a buscarme, seguro.
Z_ Malasi.
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Esther le sonri, al disponerse a andar not que aquella bolsa que aquel fuerte hombre blanda al
aire, anudada en su mochila pesaba de lo lindo, comenz a sudar y a notar cada vez ms el peso, vio como
Maca suba un pequeo montculo y cuando ella se dispuso a hacerlo, el peso de la espalda le venci y
cay de culo mientras agitaba graciosamente sus brazos hasta caer sobre las mochilas.
La vista de Esther qued abrumada ante tanta belleza, un inmenso ro separaba al otro lado la ms
extensa Selva que haba podido imaginar, all, no poda creer que estuviera en frica, normalmente
siempre se pensaba en los desiertos, en las dunas, pero jams en una belleza como aquella, en tanta riqueza
verde. Maca se puso a su lado observndola con detenimiento, una sonrisa de admiracin al ver aquel gesto
impresionado dibujaba su rostro, cuando Esther se dio cuenta que la estaba mirando, se gir le clav
aquella mirada irascible en ella, y volvi a mirar la inmensidad verde.
V_ Siento mucho molestar pero el viaje turstico se ha terminado, as que, venga a la Bwatu.
E_ Esto es seguro? pregunt ante una canoa que no se vea demasiado fuerte.
V_ Hasta hoy s, ahora bien nunca se puede decir que aqu algo es seguro otra leccin para aprender
novata.
M_ Quieres que te d la manita? se sent a su lado ante la risa de Zul que no poda aguantarse.
V_ Portaros bien, no me gustara tener que dar de comer a los cocodrilos con dos mwasis espaolas, joder
saldramos en todos los telediarios! murmur frunciendo la frente.
Z_ Mwasi tranquila, Zul ir malembe.
E_ Qu quiere decir malembe? le pregunt a Vilches.
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M_ Despacio ya te he dicho si quieres te doy clases se pas la lengua por sus labios despacio, muy
despacio provocando un revuelo en la sangre de Esther que sacaba un pequeo lpiz y apuntaba la palabra
. Oye Vilches es aplicadita la pija seguro eras una empollona.
E_ Si, pasa algo?, seguro que t eras de las que pegaba collejas a las empollonas.
V_ Zul mwasi na ezali likama (las mujeres son un peligro).
Z_ Na mange mingis (son como cocodrilos).
E_ Qu han dicho? le pregunt ante su carcajada.
M_ Mmmm quiz te lo diga en una clase particular
Esther sonri algo forzada, para tranquilizarse sac su cmara de fotos y se abstrajo de la compaa
de Maca, miraba a todos los lados poda echar miles de fotos, era todo tan apasionante tan tan
entonces de pronto la cara de Maca apareci en su pantalla, enarc una ceja y la vio colocndose dispuesta
a salir en la foto.
La pequea canoa iba deslizndose por el agua turbia, los ojos de Esther seguan sin poder abarcar
todo cuanto la naturaleza le estaba regalando, all ante aquella magnificencia de bosque, se senta pequea.
Las fotografas no cesaron de salir de su cmara, algunas de ellas tuvo que esquivar a una Maca que insista
en que le hiciera fotos y le deca que ya la vea amplindolas para admirarla. El pensamiento de Esther fue.
E_ No se corta un duro la ta, es como si se divirtiera retndome, ahora, la lleva clara no pienso bajar la
guardia, no niego que es mona, pero es de un credo, de una prepotencia inaguantable, no niego que es
buena profesional pero como persona deja mucho que desear entonces Maca comenz a hacerse una
trenza, Esther no lo dud justo en ese momento que no miraba le hizo tres fotos, sonri de lado. Y si
juego a su mismo juego?, puede ser divertido seguir as, sin duda la ta se lo tiene muy creidito. Joder que
belleza de lugar no s que me espera al otro lado pero sin duda debo tener cuidado de no meter ms
la pata, an me duele el culo del golpe. Mrala ya me est mirando.
M_ Es que es mona es graciosa, menudo golpe se ha pegado si, luego le dir si le pongo cremita en ese
trasero que me tiene loca no est nada mal y esa boca, menudos labios, que ganas de morderlos
bueno para que te pones Maca!. Se pone nerviosa cuando la miro, y se cree que no me he dado cuenta
que me ha hecho fotos, si, me da mucho juego, total seguro que me la tiro, antes o despus si como
dice Vilches, otra marca en mi cama sonri y le gui el ojo a Esther.
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La canoa lleg hasta el otro lado del ro, haban navegado hacia el Sur, hasta un lugar llamado
Kobima, perteneciente a la zona de Bondoki, adentrado en la Selva, lo haban estado haciendo
aproximadamente durante dos horas. En aquel lugar donde iban, la poblacin no era superior a ciento
cincuenta personas. Saban que aquel lugar haba sido explotado por el poder de los minerales de la zona,
se haban asentado all para huir de las guerrillas quienes saban que posean un gran tesoro por el que
muchos de los suyos haban muerto, y que haban terminado abandonndolo en las montaas, pero ni an
as, se haban salvado, los guerrilleros los torturaban hasta la muerte, y de esa manera los perseguan sin
descanso.
Al bajar, lo primero que hicieron fue ponerse sus chalecos, cada uno volvi a cargar su pequeo
cargamento, sus maletines, sus mochilas, y Zul iba abriendo camino con un gran machete, era siempre el
mismo camino y siempre actuando de igual manera porque aquella Selva se reproduca con rapidez, los
pjaros gritaban, los dems animales aullaban, y as entre esa mezcla de sonidos iban caminando, Zul,
Vilches, Esther y Maca. De vez en cuando la doctora iba girndose, conoca bien el terreno y como Vilches
saba que aquella actuacin era peligrosa, haban decidido ocultrselo a su culito, porque solo faltaba que
su primera excursin, se convirtiera en un infierno. Caminaron algo ms de dos horas, en silencio, Esther
de vez en cuando hacia una foto, hasta que la mirada reprobatoria de Vilches le hizo parar. En un momento
de la larga caminata, Zul se detuvo agachndose todos le imitaron, Esther ayudada por un estirn en su
mochila de Maca. Se echaron en el suelo expectantes mientras Zul emita unos sonidos que para la
enfermera eran realmente desconocidos. A los pocos segundos, aquel mismo sonido era devuelto hasta
ellos. Zul se levant con cuidado y le oy hablar.
La otra voz contest y Vilches se puso en pie, tras l las dos mujeres, un hombre tan alto y delgado
como una espiga apareci ante ellos con una especie de tnica roja anudada a un lado de su cuello, a Esther
le impresion.
M_ Ni se te ocurra utilizar la cmara a menos que quieras que te abran en canal le susurr en su odo.
Despacio y hablando con Zul, fueron adentrndose al poblado. Los gritos de los nios comenzaron
a escucharse a los pocos pasos, ante ellos aparecieron como cincuenta de ellos mirndolos asombrados,
mientras uno de ellos les deca.
Con la ayuda de Zul, levantaron con dos lonas una especie de refugio para evitar durante todo el
tiempo que iban a estar trabajando el sol y el intenso calor que haca. Montaban una mesa de plstico
donde Esther dispona todo lo necesario para vacunar, su maletn implacable haba sido visto por Vilches
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quien le gui un ojo. Despus tras ellos una camilla desmontable donde iban pasando los nios enfermos
y as de ese modo, seguan su poltica de trabajo para poder abarcar con el mayor tiempo posible para
dedicarse a la revisin tanto de madres como de hijos. Trabajaban de manera repetitiva, primero Vilches los
oscultaba, con la ayuda de Maca, despus, Esther les pona la vacuna, los nios siempre en brazos de sus
madres que no se fiaban mucho de las blancas. Si alguno de ellos tena algn problema, pasaba a la camilla
y Maca se encargaba de averiguar el problema.
Aquel da estuvieron cuatro horas sin descanso trabajando, las vacunas se ponan de manera rpida
excepto cuando algn nio se revelaba, entonces la voz calmosa de Esther sorprenda a sus dos
compaeros, perda todo el tiempo del mundo hasta que se ganaba la confianza del pequeo, y as lograba
pincharlos. Una vez finalizaron con los nios, recorrieron el poblado para revisar a ancianos, algunos
mayoritariamente los hombres no se dejaban casi ni tocar, las mujeres cuando vean a Maca y Esther
cedan. As estuvieron trabajando sin cesar hasta el medioda.
M_ Por fin hemos tenido suerte murmur a Esther al salir de una de las cabaas. No se nos ha
muerto nadie, ni hemos diagnosticado ninguna enfermedad grave.
E_ Si le contest atenta a sus palabras.
M_ Ahora nos invitaran a comer.
E_ Comemos aqu? la mir expectante.
V_ Bueno chicas buen trabajo hemos cumplido con nuestra obligacin, ahora nos han invitado a comer.
M_ Voy a lavarme dijo apartndose de los dos.
E_ Dnde va?
V_ Ya lo ha dicho, a lavarse la mir con detenimiento. Oye Esther, ahora cuando nos den la comida,
haz el favor de comer y no preguntar vale?
E_ Por qu?
V_ T hazme caso, vamos nos esperan.
Ambos se acercaron hasta un crculo donde los nicos cuatro hombres jvenes que se turnaba para
cuidar de su gente, se haban sentado con gesto amable. Esther les sonri, ellos hicieron lo mismo entonces
se dio cuenta que a ambos les faltaba todos los dientes de arriba, le extra porque eran muy jvenes para
eso. No le dio tiempo a preguntar, pues una mujer con una sonrisa franca le dio un recipiente de barro, en
l, caldo blanco con algo que flotaba. Mir a Vilches que le hizo una seal para que comiera y callara, l
comenz con un utensilio que pareca una cuchara de madera a comer, ella lo hizo poco a poco, en aquel
utensilio apareci algo que era carne seguro, pero no poda imaginar que clase, la comi, mastic con
cuidado, tratando de no saborear ni pensar. Entonces lleg Maca, se sent a su lado y le dieron el mismo
recipiente, lo agradeci con una sonrisa y entonces le susurr a Esther.
M_ Vaya hoy nos ha tocado ojos de chimpanc con esto que es sac una especie de carne. Ah
tripa de gallina suculento si.
Esther mir bien aquello que tena en su cuchara, hacia nada que se acababa de tomar algo redondo,
entonces sinti una arcada llegar a su garganta, sin ms se levant y sali corriendo perdindose entre los
rboles que haban tras las chozas. Vilches mir a Maca, Maca mir a Vilches, todos miraban a la figura de
la mujer blanca que haba salido por piernas hacia su bosque, y finalmente todos miraron a Maca.
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Con una sonrisa en sus labios, Maca se levant y fue a ver donde estaba Esther, oy sus arcadas y
como con fuerza vomitaba, sinti pena, y all la vio arrodillada entre unos arbustos vomitando.
M_ Te ayudo?
E_ No agggggggggggggg. agggggggggggggggg.
M_ Lo siento no deb decirte que te acababas de comer un ojo de chimpanc.
E_ Agggggggggggggggggggg nueva arcada ante el comentario.
M_ De verdad no quieres que te sujete la frente? le pregunt acercndose un poco. Soy mdico estoy
acostumbrada.
E_ Djame en paz susurr con la voz cansada.
M_ Ya ests mejor sonri mirndola con su cabeza ladeada como se giraba y se sentaba agotada por el
esfuerzo. La verdad que lo siento.
E_ Y una mierda lo sientes no soy idiota le deca con su respiracin agitada, con un sudor fro
recorriendo su frente y su espalda.
M_ Quieres lavarte un poco la cara?, hay un riachuelo.
E_ S, pero ni te acerques a mi le acus con el dedo ndice hacia ella.
M_ Vale vale levant las manos mirndola con gesto algo pasota.
E_ Eres de lo peor sigui dicindole mientras andaba y trataba de respirar con tranquilidad.
M_ Vas mal, es a la derecha le dijo con tono de advertencia pero suave.
E_ Ay que joderse! entonces fue hacia la derecha y al hacerlo era tal el enfado que llevaba que se
tropez con una raz de rbol y cay de bruces. Ay!
M_ Joder susurr acercndose a ella esta vez si con gesto preocupado, la tom por los brazos y le
pregunt alertada por el tremendo golpe. Ests bien?
E_ Sultame, qu me sueltes joder! le dijo a punto de llorar.
M_ Oye venga no te pongas as le dijo con su voz afligida.
E_ Y a ti que coo te importa como me ponga? bueno mira en algo tengo razn, solo debes pensar en
eso no? le espet tratando de levantarse sin xito.
M_ Tampoco tienes que ponerte as conmigo eh?
E_ Ah, no?, te lo ganas t solita capulla. Djame una vez levantada se fue hacia donde oa ruido de
agua.
M_ Vale me he pasado lo siento Esther no contest, ante su gesto serio, Maca resopl sintindose
verdaderamente mal por haberle provocado aquel disgusto. Se acerc a ella y trat de mediar una tregua.
Venga Esther esto ya es lo bastante duro como para encima tomrtelo as
E_ En cuanto lleguemos, me largo a mi casa, no quiero trabajar con una ta como t.
M_ Eh eh no me eches a m la culpa, eh? deca esta vez algo alterada y con gesto serio, no
entendi porque su corazn en un segundo se asust.
E_ Me ests amargando la vida le espet mientras se arrodillaba y meta literalmente la cara en el agua
para borrar sus lagrimas.
M_ Mira yo Esther se levant del agua y trat de secarse con la camiseta, al hacerlo al subirla, dej
su vientre y parte de su sujetador al descubierto ante la mirada que iba cambiando de Maca. Si me
dejaras te hara feliz, an no te he hecho nada pero t ya me juzgas.
E_ Mira que te quede una cosa clara elev el tono de voz yendo hacia ella. Me caes como el culo.
M_ Bueno si es como el tuyo no est nada mal.
E_ Me asqueas! le dijo de repente y se puso a caminar. Te odio!
M_ Del odio a la pasin hay un paso no lo sabes? le sonri con picarda.
Esther se puso a caminar y entonces, not como Maca se le echaba encima, la echaba al suelo y le
tapaba la boca, pensaba que se haba vuelto loca, que le iba a hacer algo, se revolvi al notar como abra
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sus piernas y la apretaba contra el suelo, como con una mano le tapaba la boca, y como con la otra la
estrechaba con fuerza hacia ella.
Cuando Esther quiso revolverse oy su voz en un susurro que le deca que no se moviera, all
estaban una sobre la otra, Maca con los ojos casi fuera de si, su respiracin iba elevndose por lo que
estaba viendo, y su aliento clido chocaba una y otra vez contra el cuello de una Esther que no saba que
pasaba pero que se estaba mareando ante tanto calor, al notar su cuerpo sobre el suyo, su mano que haba
ido separndose de la boca de Esther poco a poco, le haba dejado un sabor en sus labios que con cuidado
atrap con su lengua. Entonces se percat lo que estaba ocurriendo, vio como cuatro hombres se movan
demasiado cerca de ellas. Entonces su respiracin tambin se dispar por el miedo, y su movimiento unido
al de Maca, haca que el pecho de la doctora se clavara en su espalda que notara su sexo sobre su espalda y
se echara en cara que estaba quizs a punto de morir y solo pensaba en quien estaba sobre ella. Su voz la
sac de sus pensamientos.
M_ Cuando te diga dame la mano y corre, no mires a tras vale?, necesito que grites si quieres salir viva
de aqu da uno de tus gritos.
Esther asinti, tratando de no desmayarse estaba embriagada por ese aliento rozando en su oreja, por
esa voz que haba aparecido con un susurro en su oreja desatando todos sus sentidos, provocando en ella
una sacudida de emociones en su interior, sin duda, estar cerca de la muerte la estaba confundiendo. A la
seal de Maca sobre su brazo una vez se hubo separado poco a poco de su cuerpo, se levantaron con
cuidado y con un grito de Esther que pareca al de la pelcula de Psicosis, hizo que aquellos hombres dieran
un salto cubrindose de aquel animal que deba ser un depredador enorme y posiblemente carnvoro.
En el poblado y a lo largo de todo el ro, que si Teresa hubiera puesto atencin tambin lo habra
escuchado, hizo que todos se sobresaltaran y oyeran como Maca deca en su lengua guerrilla, Zul,
Vilches, los hombres mayores, y los jvenes se dispusieron a pelear, las mujeres escondan a los nios en
las casas bajo gritos desesperados de terror, otra vez aquella pesadilla. Maca y Esther por su parte corran
como si estuvieran en los San Fermines, hasta que la torpe de Esther cay al suelo, quedndose sin la mano
de Maca.
Dicho y hecho, llegaron pasaron a Vilches y a los hombres y Maca la llev con la respiracin agitada
hasta el jeep, una vez all la hizo acostarse tras una de las ruedas a su lado. Con las respiraciones jadeantes
se sentaron cerrando los ojos.
M_ Ests bien?
E_ Creo que s, y t?
M_ S poda estar mejor pero qu le vamos a hacer!
Oyeron la voz de Vilches gritar en su lengua, Maca le explic que estaba hacindoles ver que ellos
estaban all, pero de repente como si de una lluvia se tratara, comenzaron a caer balas por alrededor, Esther
volvi a gritar mientras se haca un ovillo, tapando su cabeza con los brazos y juntando las piernas en su
cuerpo, Maca sin embargo, estaba quieta mantena los ojos cerrados esperando que aquella lluvia cesara.
Ante una bala que pas demasiado cerca una piedra golpe el jeep y el llanto de un nio les hizo a las dos
girarse, en medio de las balas un pequeo lloraba sentado en el suelo.
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M_ Joder
E_ No podemos dejarlo all dicho esto sali corriendo a por el pequeo.
M_ Esther joder ahora me sale herona sali corriendo tras ella. Joder joder repeta al
notar como las balas seguan pasando demasiado cerca.
Corran hasta el pequeo, una vez Esther lo tuvo en sus brazos, con la ayuda de Maca corrieron
tapndolo entre las dos para finalmente volverse a esconder tras un rbol las dos muy pegadas con el
pequeo que haba dejado de llorar aunque las miraba totalmente perplejo con sus grandes ojos muy
abiertos como pensando de dnde han salido estas dos blancas?.
M_ Kobanga na nkati, mwana (no tengas miedo hijo) el nio con los mocos cayendo por la nariz pareci
tranquilizarse.
E_ Ya est cario ya est le quit los mocos con su mano mientras la respiracin de ambas era agitada.
All esperaron unos segundos hasta que las balas cesaron y la madre del pequeo lleg llorando y
llevndoselo con ella. Entonces Maca cogi por ambos brazos a Esther levantndola de un solo golpe
hablndole muy seria con los ojos clavados en ella.
M_ Qu sea la ltima vez que haces esto!, la ltima!, aqu no has venido para ser herona entendido?
Esther la miraba aterrada aquella doctora le estaba hablando con un tono muy pero que muy duro. Entonces
cuando Maca vio que los ojos de Esther se llenaban de lagrimas, suspir an agitada por el miedo y le dijo
bajando la voz. Lo has hecho de puta madre.
Sin ms le dej un beso en los labios, no tan suave como el del ro, algo ms profundo sin llegar a
ser excesivamente prolongado, lo suficiente como para sentir la boca de Esther en la suya. Al separarse
volvi a suspirar y al or a Vilches que las llamaba dej a un lado a Esther y cuando dio dos pasos oy un
ruido, se gir y vio que Esther haba cado fulminada al suelo.
M_ Joder si que le ha afectado mi beso Vilches!, ven se acerc hasta ella y le toc el pulso.
Lo que yo diga, soy infalible sonri para si.
V_ Pero qu pasa? pregunt alertado agachndose hasta ella.
M_ Nada que aqu la seora pija le ha salvado la vida a ese pequeo que nos est mirando con su madre,
bajo la lluvia de las balas y ahora cuando se ha dado cuenta que se ha jugado la vida, pues ha cado
redonda le deca mientras iba golpeando a Esther en el rostro.
V_ La pija ha hecho eso? la mir perplejo.
M_ Ya te digo.
Z_ Ziku.
V_ Dime escuch sus palabras. De acuerdo, vamos a llevar a Esther a la cabaa de la madre del nio
ella se encargara de Esther, y no le pegues ms o va a tener los colores de heidi, mientras t y yo trataremos
de coser una herida.
M_ De acuerdo deca mirando sin apartar sus ojos de Esther.
V_ Oye
M_ Qu?
V_ No le habrs hecho nada, no?
M_ Joder pero qu te pasa!, desde que has hablado con Dvila ests inaguantable.
V_ Es que no quiero perderte, me lo paso muy bien contigo.
M_ Ah dijo sonriendo.
48
Ambos se fueron a curar los rasguos de dos de los hombres de la aldea, despus una vez
terminaron, entraron a la cabaa primero Vilches y despus una inquieta y sonriente Maca. Al hacerlo,
vieron que a Esther le haba puesto un collar de flores blancas, la tenan bebiendo algo que no quiso saber
que era y al verlos sus ojos les transmitieron un gran alivio.
Zul escuch a la mujer atentamente, ella mova expresivamente sus manos mientras su hijo suba a
los brazos de una Esther que todava estaba mareada, que le temblaban las piernas y las manos, y se senta
torpe y estpida, pero que le dio un par de besos aquel nio le haba robado el corazn. La voz de Zul le
sorprendi.
49
V_ Flores de gratitud, con ellas te agradecen lo que has hecho y ahora vendr el hechicero para entregarte
algo ms as que, t sonre, pon cara de gracias por todo y aguanta.
M_ Eso no te desmayes la mirada de Esther fue fulminante y como siempre que la miraba as, Maca le
entrecerraba los ojos mostrndole su gusto.
Zu_ Ikele viene por mwasi Esther le dijo sonrindole.
Ik_ Mono kanda, melesi biketi ya bambisi (en nombre de mi tribu, gracias, acepta este regalo la piel de
animal) le dijo con rotundidad alzando mucho la voz y mirndola fijamente.
E_ Melesi, melesi repiti mientras extenda sus manos y el hombre dejaba aquella piel de animal fresca
sobre ella, quien no pudo ms que cerrar los ojos y sentir un escalofro.
M_ Est fresquita, eh? le dijo con sorna.
E_ Vete a la mierda Zul la mir muy serio porque esperaba instrucciones para agradecer al hechicero,
entonces se apremi para decirle. No, no, yo le quiero decir a l, bueno al seor hechicero.
M_ Seor hechicero! musit partindose de risa.
V_ Maca
M_ Perdn trataba de no rerse pero era imposible.
E_ Dile que es muy amable por su parte, pero que no era necesario solo hice lo correcto.
M_ Uy que rollera la mirada de Vilches le hizo sonrer.
Zu_ Mwasi melesi beno.
Esther lo mir algo sorprendida despus de todo lo que ella le haba dicho, Zul termin con tres
palabras y una gran sonrisa. Ella con la piel de aquel pobre animal descuartizado sobre sus brazos, sigui a
Vilches mientras senta la mirada burlona de Maca. Zul se le acerc con su interminable sonrisa y le cogi
la piel extendindola sobre el hospital de campaa que llevaba muy bien resguardado y doblado. Despus
se despidieron de aquellas gentes a las que sin duda su presencia les haba salvado de un ataque seguro y
cargaron cada uno con sus mochilas respectivas en la espalda dispuestos a regresar.
50
Llevaban andado un buen rato, Maca no perda detalle de Esther, pareca que quera poner tierra de
por medio, estaba molesta con su actitud, le estaba costando mucho acercarse a ella como quera, era la
primera que haba vencido la magia del aceite de palmera, era la primera que le haba golpeado cuando la
haba besado, y era la primera quien haba conseguido con tan solo un gesto como el que tena dentro de la
cabaa, de hacerle temblar de emocin. Sin duda tena ese lado que quera apartarla y verla como un juego
ms, pero por otro quera saber ms de lo que mostraba. Y aquellas dudas, eran la primera vez que
aparecan en ella desde que haba llegado a la Selva. Por su lado, Esther, pensaba en ese beso, ya no solo en
el beso sino, en que por dos veces la haba salvado de una muerte segura, haba puesto en juego su vida
para salvarla a ella, y eso, una persona fra y frvola no era capaz de hacerlo de aquella manera. Quiz
debajo de esa mscara de mujer fatal, haba otra que era la que sin duda Teresa le haba mencionado, era
cierto, no saba nada de ella y quiz haba una razn para ser as. Por mucho que ella no la viera, no la
encontrara, no la entendiera.
Iba pensativa tras los pasos de Zul y cuando este se detuvo ella choc contra su mochila, Maca
sonri, era encantadoramente torpe.
E_ Lo siento
Z_ Mawasi Esther bien?
E_ S le sonri.
V_ Joder macho quieres hacer el favor de centrarte Esther te nos vas a matar con tanto golpe le dijo
serio pero con tono calmado. Bueno a ver aqu?
Z_ Es bueno, si.
V_ De acuerdo, voy a avisar a Teresa.
M_ Ser mejor que empecemos a ayudar le dijo a Esther con tono suave.
E_ A qu? le pregunt con algo de temor mirndola incrdula.
M_ Vamos a pasar aqu la noche
E_ Qu, qu? pregunt muerta de miedo.
M_ No podemos arriesgarnos a cruzar el ro.
E_ Y si vienen ellos? su cara haba palidecido.
M_ Es un riesgo pero siempre es mejor que morir mordisqueada por los cocodrilos.
E_ Joder su gesto fue de temor.
M_ No te preocupes todo ir bien.
Ninguna supo muy bien como reaccionar, el tono de Maca y su gesto totalmente calmado
aparecieron por primera vez desde su llegada, tanto fue as, que el gesto de sorpresa de Esther llam la
atencin a la conquistadora que se percat haba sido demasiado tierna. Carraspe y comenz a sacar cosas
de su mochila.
V_ Bien, vamos a ver sacaremos los sacos y dormiremos en crculo alrededor del fuego, vosotras, nada
de separaros de aqu, si tenis que hacer vuestras necesidades, aqu detrs, prometemos no mirar
M_ Tranquilo nosotras tampoco miramos le dijo con sorna.
V_ Me quedo mucho ms tranquilo, si.
Z_ Yo mirar ahora alrededor.
V_ Bien, otra cosa, durante la noche, nada de gimiditos, ni de juegecitos, cada una en su saco y a potarse
bien que uno no es de piedra.
E_ Creo que si es una broma, es de muy mal gusto se defendi Esther muy seria.
V_ No es broma
E_ Puedes estar tranquilo contest ofendida.
M_ Es verdad Vilches qu cosas tienes!, no ves que el saco es repelente a lagartas.
V_ Vaya lo haba olvidado! dijo muy pero que muy serio.
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Esther se mostr molesta por el comentario de Vilches, pero mucho ms por el de Maca, cuando l
se fue a descargar su vejiga, y se quedaron las dos solas, Maca se acerc hasta la enfermera.
Por su parte, Maca se estaba bajando los pantalones y seguidamente hizo lo mismo con las bragas,
ante el silencio de la selva se oy su chorrito golpear sobre las hierbas, entonces Esther aprovech segura
de que no poda hacer nada e hizo su mismo movimiento rpidamente, acabaron a la vez sin hablarse hasta
que se pusieron en pie, Esther se gir a la vez que Maca y acabaron dndose un golpe frente con frente.
E_ Ayyy grito.
M_ Joder grit.
V_ Pero qu coo pasa! exclam Vilches levantndose. Puedo mirar?
E_ Pero t eres tonta le dijo.
M_ Yo?, quin se ha movido?, quin estaba de espaldas? le deca alterada con la mano en la frente.
V_ Mira si hay guerrilleros se lo estis poniendo muy fcil acabaran dndonos un tiro en la cabeza a
Zul y a m, y vosotras acabaris violadas por todos joder dijo al verlas salir frotndose la frente.
Maca llevas sangre.
M_ Es que es una inepta coo.
E_ Y yo? pregunt algo asustada.
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V_ No, t vas a llevar un buen chichn
M_ Encima me dejas marcada ay que joderse!
E_ No haberte girado, seguro queras verme el culo se defendi.
M_ Pero sers!, tena que girarme o de lo contrario como iba a volver le deca casi fuera de si.
E_ Yo se lo curo dijo.
M_ Ni loca.
V_ Sabis qu?, apaaros yo voy a cenar!
M_ Vilches joder no dejes que me cure
V_ No quiero saber nada.
Se gir y se fue a por su plato de habichuelas, mientras Esther tambin se iba a por su maletn, Maca
se sent sobre una piedra y aunque no le dola y saba que el corte era pequeo, hizo creer todo lo
contrario. Esther la cur con cara de circunstancias.
E_ Lo siento.
M_ Vale, acepto las disculpas
E_ Lo de antes tambin le dijo un tanto nerviosa.
M_ Qu te doy pena?
E_ No, me das pena corrobor.
M_ Ah!, vale es bueno saberlo.
E_ No te muevas.
M_ Me haces dao le dijo mientras Zul y Vilches las miraban divertidos mirndole los labios
descaradamente.
E_ Quejica.
M_ Me vas a tener que vigilar esta noche no me d una conmocin cerebral.
E_ Ya
M_ Si dijo poniendo morritos. Ya que te doy pena podras dormir en mi saco que no repele
lagartas
E_ Cansina
M_ Pero guapa le dijo sonriendo de lado.
Cuando acabo la cura, cenaron aunque Esther no tena muchas ganas despus de lo de la comida su
estmago se le haba quedado algo revuelto, estaba aterrada all en aquel lugar, saba que los hombres que
haban atacado la aldea podan perfectamente merodear por all, Maca se haba dado cuenta que le
temblaban las manos y saba que era de miedo, la miraba de reojo, era una mujer realmente asombrosa, y
tena curiosidad por saber que haca all.
Se meti en su saco, pero su cabeza no cesaba de mandarle las imgenes del da anterior, su miedo
se haba atenazado en la garganta y no le dejaba casi ni tragar, y la de animales que deban andar a sus
anchas por la noche en aquel lugar, le entraron unas ganas terribles de llorar, en ese momento necesitaba el
abrazo de alguien, pens en Teresa, cuntas noches habra pasado as?, tena ganas de gritar el miedo cada
vez era mayor y la tensin le estaba jugando malas pasadas, las luces y sombras del fuego, le hacan ver a
aquellos hombres all, las palabras de Vilches sobre la violacin le provocaban un nudo en su estmago,
tanto fue as, que sus odos privilegiados escucharon a parte de los ronquidos de Vilches algo, pero no se
atrevi a moverse, no quiso saber que de repente su saco se movi, no quiso gritar a parte no poda su
garganta se haba quedado seca, no haba saliva en su boca y su cuerpo se haba quedado inmvil, de
repente not como algo rozaba su cuerpo, el olor era conocido y su miedo pas a indignacin.
M_ Shhhhh, no digas nada ser mejor que duerma contigo as se te ir el miedo solo es por una
buena causa, por lo bien que te has portado conmigo, pequea
Su reaccin ms lgica hubiera sido rechazarla, pero en ese momento fue egosta, su miedo era
mayor que su fastidio por ella, as que, prefiri hacerse la dormida, al da siguiente no recordara nada, de
igual modo que no record el beso. Por su parte, Maca, no hizo amago alguno de pasarse con ella, tan solo
pas su brazo derecho sobre la cadera de Esther, se acerc a ella y la abraz, pronto not como el temblor
de su cuerpo disminuy, record su primera noche en la Selva, muerta de miedo pensando en los bichos
que habran alrededor de su saco, en los hombres que podan llegar y destrozarla, en ese momento en que
tena el cuerpo de la enfermera apegado al suyo, por primera vez en cinco aos, reconoci que lo que
aquella noche tanto le asust haba sido una estupidez con su realidad, la haban destrozado, s, pero ningn
hombre de la Selva, sino, una mujer de la civilizacin. Rpidamente como haba aprendido a hacer en el
tiempo, desech aquel pensamiento y trat de dormirse, saba que Esther estaba despierta, lo supo cuando
not como un suspiro inund aquel saco, saba que al da siguiente le dira no recordar su presencia, pero a
ella en ese momento no le importaba, lo realmente importante era, hacerle aquella primera difcil noche,
menos solitaria.
A Esther el sueo le fue llegando poco a poco, su mxima preocupacin era cerrar la boca, saba que
dorma con la boca abierta, y le daba miedo que algn bicho entrara en ella, pero sin duda el calor del
cuerpo de Maca le dio tranquilidad y su temblor fue disminuyendo, no as los latidos de su corazn, aquel
saco era pequeo y ambas estaban muy apegadas, no saba como reaccionara Maca, no quera ser
desagradable con ella ms de lo necesario, pero para su sorpresa, not como la Pediatra le daba calor y
tranquilidad con su presencia, as, sintindose protegida realmente por primera vez en su vida, se fue
durmiendo, poco a poco acompaada por los maravillosos pero sorprendentes ruidos de la noche, ms de
uno, le hizo abrir sus ojos, ms de un sonido le hizo apegarse ms al otro cuerpo que pareca dormir
tranquila. Y entonces un nico sonido la envolvi provocando en ella algo inslito, paz en medio del terror,
era el sonido del corazn de Maca.
54
Not algo en su cuello, no acert muy bien a saber que, hasta que la voz de Maca en un susurr
electrizante la despert, y supo que lo que le haba rozado era su pelo.
Dicho esto en un susurro, Maca con cuidado se pas a su saco, Esther abri sus ojos de par en par,
mirando el horizonte que Maca le haba dicho, all el cielo completamente rojo pareca fuego, el reflejo en
el agua de ro lo haca nico, las hojas de los rboles brillaban, los animales comenzaban a cantar felices
ante aquella maravilla que le regalaba la vida, no tena palabras para describir aquello que sus ojos
captaban y mandaban a su mente, desde su saco Maca la miraba, saba que si Esther se giraba quedara
algo sorprendida de ver en sus ojos la ternura, por eso, suspir y los cerr.
V_ Bueno parece que mis chicas se han portado bien, venga que nos vamos.
E_ Buenos das le dio sonriente a Vilches.
M_ Y para m no los hay? le pregunt. Me he portado bien, o no?
E_ De buena maana ya vas a mostrarte tocapelotas.
V_ Eso ha estado muy bueno! dio una pequea carcajada.
M_ No vas a mirarme la herida? le hizo un puchero.
E_ Pero si solo ha sido un cortecito le contest un poco burlona.
M_ Pero un cortecito es un cortecito le sonri sabindose irresistible.
V_ Anda mrale el cortecito a doa tocapelotas.
M_ No te pases Vilches a ella se lo consiento por su culito, a ti no.
V_ Creo que has encontrado la horma de tu zapato le susurr al pasar por su lado.
Zu_ Nkento Na.
V_ Nekento Zul, nekento.
M_ Buenos das, ha dicho le musit mientras Esther le miraba la herida, estaban cerca pero Maca
reconoci como la enfermera se haba quedado lo suficientemente apartada de ella, sonri y le mir sus
pechos con descaro. Podramos empezar hoy con las clases, qu te parece?
E_ Pues no s depende, esto est perfecto le dijo separndose. Me estoy orinando.
M_ Eres pija hasta para eso, menos mal que no has dicho me estoy haciendo pipi, eso sera una gran falta
en tu mundo pijo, verdad?
Esther omiti el comentario y se fue al mismo lugar de la noche anterior mientras Maca la vigilaba,
se mostraba pensativa, saba que recordarle que se haba acostado en su saco no iba a servirle de mucho,
ella lo negara, as que mejor omitir el tema y portarse bien.
M_ Ya?
E_ S resopl aliviada.
M_ Me cuidas? sonrisa nuevamente cautivadora.
E_ Te cuido, va.
M_ No vale mirar.
E_ Ms quisieras sonri negando con la cabeza.
M_ Ay Esther Esther cuando me pruebes no querrs soltarme! susurr mientras se meta entre las
plantas.
V_ Chicas daros prisa que tenemos que irnos de aqu.
E_ Si se fue a recoger su saco dejando a Maca sola.
V_ Y Maca?
E_ Pues est all hizo un gesto con sus cejas.
55
V_ Se te ha pasado el cabreo con ella?
E_ No del todo con habilidad recogi el saco el problema fue a la hora de meterlo en la bolsa.
M_ Muchas gracias ya veo lo que te importo!, daada con un corte, mareada por tu cabezota y t te
largas mientras yo meo.
V_ Quieres bajar la voz Maca la mir un tanto sorprendido por su desmesurada reaccin.
E_ Vilches me dijo que debamos irnos segua luchando con el saco ante la mirada de ambos, con su
lengua fuera de la boca, apoyada haciendo fuerza en su labio superior.
M_ Dios protest girndose ante la negatividad de Esther con su saco de marca.
E_ Qu fuerte! murmur. Esto estaba enterito aqu metido, o sea, no puede ser que ahora no entre.
Z_ Mwasi Esther, ayudar?
E_ S, gracias no s que pasa.
Z_ Malembe, sambu fyoti ya salaka.
E_ No te entiendo.
M_ Te ha dicho que tienes que tener calma, cuesta un poco, pero yo ms bien dira que eres un poco inepta
para esto, deberas hacer prcticas.
E_ Cmo se dice vete a la mierda? la mir con intensidad.
V_ Venga chicas venga nos vamos.
Z_ Ya estar!
E_ Gracias Zul, bueno, melesi el hombre sonri.
M_ Nos queda una media hora para llegar a la bwatu, te molestar ir a mi lado y te voy enseando lo
bsico?
E_ Segn te portes.
M_ Me portar bien te he demostrado que me s portar bien no? mirada intensa, cautivadora, mirada
lasciva al mximo.
E_ No s cundo? le pregunt hacindose la despistada y apartando sus ojos de aquellos otros que
hablaban abiertamente de deseo.
M_ Me encanta cuando no te interesa algo con la rapidez que olvidas y esa carita que pones de no haber
roto un plato
E_ Ya ves cosas de pija.
M_ Debe ser, si le sonri.
V_ Nos vamos.
M_ Bien, a ver, lo de gracias lo sabes, lo importante para nosotros es poder tranquilizarlos cuando
llegamos y estn mal.
E_ Imagino, hasta ah alcanzo.
M_ Si te vas a poner borde, paso eh? se detuvo mirndola fijamente.
E_ De acuerdo te doy una oportunidad.
M_ Perdona qu? la mir ms perpleja todava.
E_ Que te doy la oportunidad de que puedas mostrarte seria, y no insoportable.
M_ Recuerda y encantadora, aunque me ponga seria, creo que gano no te parece?
Esther omiti respuesta, tan solo la mir y sonri negando con su cabeza, realmente era
insoportablemente creda, pero con ella no iba a poder. Sin embargo, durante ese cuarto de hora donde
anduvieron entre matorrales, plantas extraas y rboles maravillosos, Esther descubri una Maca que no
tena nada que ver con la seductora.
M_ No siempre fui as
E_ Ya pues mira yo s, siempre fui un desastre.
M_ Mwasi kitoko mpez le dijo mirndola intensamente a los ojos.
E_ Qu quiere decir?
M_ Son deberes
E_ Espera espera reptelo le dijo un tanto animada por volver a tener a la Maca que le daba
tranquilidad.
M_ No, debes estar lista soy una maestra dura entrecerr sus ojos mostrando un gesto serio pero
divertido.
V_ Ya o hay que esperar un nuevo grito, un nuevo chichn?
M_ Ya estamos y no vale preguntar le dijo con el dedo apuntando a su cara haciendo referencia a su
frase.
V_ Creo que voy a pedirle a Dvila vacaciones!
Nuevamente ro hacia arriba los cuatro bajo un cielo rojo dispusieron a hacer el camino que el da
anterior haban hecho sin pensar en los peligros que iban a pasar, Esther pensativa miraba todo a su
alrededor mientras mentalmente haba decidido repasar las palabras que saba para olvidar el beso, el
abrazo y el calor del cuerpo de Maca.
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M_ Es una estampa preciosa, t y este cielo, para inmortalizar pequea Esther se qued tan cortada
que no supo muy bien que decir. Quiero una copia, eh?
V_ Oye y a nosotros que nos den, no? le dijo renegon.
M_ Perdona Vilches pero entre Esther y vosotros, no os lo tomis a mal pero no hay color.
V_ Vamos a ponernos celosos
Nuevamente aquella faceta conquistadora sala sin esfuerzo de ella, Esther sinti como sus mejillas
tomaban color y como se senta algo incmoda, la sonrisa de Maca le daba a entender que la haba vuelto a
pillar, y eso le repateaba hasta lmites insospechados. Para su suerte, la orilla quedaba cerca y tras una
carraspera que demostr su apuro, agradeci que Zul avisara que haban llegado.
E_ Le puedo decir la verdad, pero. seguro se burlara de m, es tan impertinente, se cree la Reina de la
Selva, total porque se va acostando por ah con todas me repatea la ta, aunque, debo reconocer que
esta noche me ha ayudado con su presencia, si, sin duda pero no puedo decrselo. Y el beso, y su manera
de mostrarme algo de admiracin, si fue admiracin cuando me ri y me dijo aquello de lo has hecho
de puta madre, ay!, me vengo a la Selva para no pensar y no paro ay que tener mal pata!, con lo
grande que es frica y encontrarme con una mujer as.
M_ Espero no tardar mucho a conseguir besar ese cuello que me vuelve loca, creo que se muere, el da
que pueda lanzarme a por ella, se me muere, si por un beso se desmaya, bueno vale se desmay por el
susto, la ta es valiente debo reconocerlo, pero si ya le ha gustado dormir conmigo esboz una media
sonrisa, de aqu a tenerla enterita para m, no hay nada. Eso si, cuidado Maca que es algo tierna y
puedes perderte, t. Mrala se hace la interesante, jejeje, nena cuando te haga mujer vers las bragas se te
van a caer cada vez que pase por tu lado, y eso, otra sin estrenar para ti, bien Maca pero las cosas
claras que si no luego pasa lo que pasa joder me estoy poniendo solo de imaginarlo.
59
El jeep segua yendo a tirones, y ellas en silencio. Hasta que Maca la sorprendi nuevamente.
M_ Bueno ms cosas que para m deberas aprender es, algo tan bsico como decirle yo s, eso les
tranquiliza cuando te sealan partes del cuerpo que les duele Esther la escuchaba atentamente. Se dice
Mono kuzaka.
E_ Mono kuzaka, bien yo s
M_ Eso es.
E_ Y cmo era lo de antes? le pregunt disimuladamente.
M_ Crees que soy tonta? dio un chasquido con la lengua mientras con sus dedos golpeaba algo nerviosa
el volante del jeep. Son deberes, pero debes descubrirlo t.
E_ Ya y cmo?
M_ Te pica la curiosidad, eh? sonrisa muy amplia y radiante.
E_ Vamos! sonrisa de decir. joder como que me muero por saberlo pero no te lo voy a decir.
M_ Ya ya
E_ Seguro es una tontera.
M_ O algo importante
E_ Bueno sigue mono kuzaka est claro.
M_ Tambin puedes decirles tela mono, que es cuntame, aunque el resto no lo entiendas, les tranquiliza,
ellos son muy inteligentes y saben que haces un esfuerzo por ayudarles, entonces te dirn por seas, vale.
E_ A ver, mono kuzaka, malembe, tela mono, zina na mono Esther, te nge kobanga na nkati estara bien
porque sera decirle yo s, tranquilo cuentame, mi nombre es Esther t no tengas miedo Maca fren en
seco, gri su cabeza a la derecha la mir fijamente mientras Esther sonrea moviendo sus cejas y la lengua
a un lado de los labios en seal de un tanto chulera. No?
M_ Pero que cabrona eres, t sabes ms de lo que yo crea me ests tomando el pelo.
E_ Pues si dio una carcajada enorme y una palmada al viento.
M_ Sers negaba con la cabeza dndole nuevamente al jeep.
E_ Lo que pasa es que me gusta dejarte un poco en ridculo, eso baja un poco al eglatra y t eres un rato
laaaaaaaaaaaaaaaargo exagero su gesto con la mano.
M_ Esta me la pagas aunque sigues sin saber lo que te dije.
E_ Dame tiempo.
Sonriendo llegaron al poblado, y all los nios nuevamente salan corriendo hasta ellos, ambas
mostraron un gesto mucho ms relajado, al saberse en casa sus msculos descansaron, la vivencia en la que
haban compartido miedo y la vida, haba sido agotadora. Esther baj sintiendo que haba ganado una
batalla a esa super mujer, y que le haba gustado en cierta forma la cercana que haban tenido mucho ms
respetuosa. Pens en decirle de compartir un zumo y hablar de otras cosas, justo en el momento en que se
oy una voz tras ellas.
Macaaaaaaaaaaaaaaaaaa amorcito
Maca se gir reconociendo perfectamente aquella voz, Esther abri sus ojos de par en par cuando
vio que una mujer rubia, con unos ojos tan azules como aquel cielo, vestida con pantaln bombacho y
camiseta de tirantes remarcando sus prominentes pechos, se acercaba a la mdico echndose literalmente a
sus brazos, vio como las manos de la mujer apretaban las nalgas de Maca con descaro y como sta
susurraba un gemido de placer.
All en aquel pequeo hospital junto a ellos, estuvo Esther un rato con ambos, entregndoles su
sonrisa y haciendo que por momentos olvidaran que estaban convalecientes. Despus arregl lo que
Vilches le haba pedido y sali hasta su cabaa, cogi algo de ropa y pas por el pasillo junto a la puerta de
Maca, no quiso prestar atencin pero le fue irresistible, apoy la oreja en la pared y oa las risas de aquella
inglesa y sus suspiros, y sus continuados:
oh oh ooohhh!
61
Sin duda, Maca estaba hacindole pasar un buen rato. Una vez entr en la ducha, al dejar caer el
agua fra, pens en el momento en que en medio de una nube de balas haba socorrido al nio, y record
como las manos fuertes y seguras de Maca la arrastraron hasta un lugar seguro. Estuvo un buen rato bajo
aquel chorro de agua intermitente, tan pronto caa con fuerza, como lo haca dbilmente, tratando de no
recordar lo que vino despus, primero el beso, despus el abrazo en el saco. Con un escalofro dio
terminada la ducha, despus lav su ropa y la tendi en un hilo que haba tras su cabaa, al volver a pasar,
un grito demasiado efusivo de la inglesa le hizo tiritar, le ech la culpa a una ligera brisa que se haba
levantado, quiso pensar en eso, en la brisa.
En la cocina, Teresa canturreaba unos Ojos Verdes, acertadamente afinados, Esther sonri al
reconocer aquel canto tan espaol, y lo haca mientras preparaba el Luku, Esther se haba detenido en la
puerta bajo la atenta mirada de Lula que pareci entender aquella tristeza que se haba instalado de repente
en sus ojos, la chica pens, nostalgia
E_ Hola.
T_ Oye ven aqu ahora mismo me vas a contar como es eso de que salvaste al nio le deca con
gesto asombrado mientras se secaba las manos en su delantal.
E_ Ya te lo ha dicho Vilches le dijo sonriendo de lado como tratando de quitarle importancia.
T_ No, Maca, ha venido a por leche de coco prefiero omitir para que la quiere dijo con algo de
vergenza.
E_ Ya asinti. Oye Teresa Maca es siempre as de insoportable ayer me plante muy en serio
marcharme no la soporto es un acoso y derribo con esas tonteras de mujer seductora se cree
irresistible.
T_ Bueno yo s que no se puede defender su actitud, s que es muy
E_ Es sper creda se cree el ombligo del mundo.
T_ No tanto dale un poco de tiempo, es verdad que yo no apruebo lo que hace pero ella tiene sus
razones
E_ Pues no veo que razones puede tener para ser tan agobiante. En fin
T_ Maca no es mala persona, te lo aseguro le acarici con ternura la mejilla.
E_ No quiero saber nada de ella quiero decir de su vida, pero si te soy sincera, me gustara saber porque
se fueron las enfermeras anteriores le habl con tono de confesin. Me explico, cuando me llamaron
para venir, me dijeron que no solo era duro la experiencia con la gente de frica, tambin era difcil con
los compaeros, por las circunstancias, por el tiempo lejos de casa, por la supervivencia, me hicieron
preguntas, y como que me prepararon psicolgicamente para entender que mis compaeros eran muy
importantes para mi sobre vivencia, de igual manera que yo para ellos. Entonces me dijeron que me haban
destinado aqu, que mi carcter vala para estar aqu, al principio pens que por la gente, pero cada vez me
doy ms cuenta que era por ella me equivoco?
T_ No. Vers vamos al huerto y te cuento. Lula cario ahora venimos.
E_ Lula un beso. Ah mira lo que s decir a ver espera vamos all atenta, eh! puso cara de
concentracin, la muchacha la miraba algo atnita. Nge kele beto me kumaka bampangi dijo orgullosa
(t eres para m, como mi hermana). Teresa la mir con gesto complacido, mientras la chica la miraba con
sus ojos grandes normalmente apagados, con un tmido brillo. Qu te parece?
Lula apart su mirada de Esther, mientras Teresa senta como se emocionaba, como volva a
emocionarse con una mujer como Esther, y sin querer, pens que aquella mujer era quiz lo que Maca
necesitaba, y sin ella saberlo, seguramente, era quien poda ayudarla a olvidar. Salieron hacia el huerto,
Esther volvi a sonrer a los nios que por all jugaban, y sin poderlo evitar sus ojos pasearon rpidamente
por aquella cabaa. Despus se coloc junto a Teresa, aquella mujer era la anttesis de Maca, le daba
calma, le gustaba estar con ella, en dos das, saba que con Maca poda desquiciarse, mientras todo lo
contrario con Teresa, que con Vilches poda confiar, y con Maca nunca saba por donde iba a salir, lo nico
62
que saba y le haca sentir, era como un objeto deseado, un capricho, unos ojos que a veces la desnudaban,
unos ojos que a veces la torturaban y unos ojos que tan solo una vez, pero intensa vez le hicieron tiritar de
emocin.
Al llegar al huerto se encontraron con la mujer que estaba junto a Zul, aquella que le haba sonredo
y con la que apenas Esther pudo intercambiar aquella sonrisa de bienvenida. Teresa la salud.
T_ Mbote Nsona.
Ns_ Mbote Teresa, Mbote Esther sonri con los dientes perfectamente delineados.
E_ Mbote. Nge kele ays espera! se puso la ua en la boca graciosamente ante la mirada expectante de
ambas como era! ah si!, nge kele na nkento ya Zul (t eres la mujer de Zulu).
Ns_ Talo sonri agradecida por el esfuerzo que Esther haba hecho.
T_ Bueno bueno en nada ya lo hablas mejor que yo.
E_ No creo, solo me s cosas sueltas, entre lo que t me dijiste y lo que me ense Maca.
T_ Maca? la mir algo sorprendida mientras Nsona sonrea.
E_ Pues s
T_ Creo que eres a la primera que ensea el dialecto, verdad Nsona?
Ns_ Verdad contest sin dejar de sonrer.
T_ Venga ven que te ensee. Mira esto son las patatas, crecen bien y es lo que ms alimento nos aporta,
pero no siempre tenemos, hay unos malditos bichos que se comen las hojas y solo podemos fumigar una
vez al ao con suerte le dijo con gesto de fastidio.
E_ Vaya miraba todo con mucha atencin, el terreno era grande y haban puesto una especie de vaya
con troncos de madera de los rboles, supona que para evitar a algn animal salvaje pero no quera saber
cual. No imagin que aqu en frica pudiera cultivarse todo esto.
T_ Digamos que somos privilegiados en este trozo de tierra que Dios nos ha regalado.
E_ Tomates, eso son tomates! exclam sin poder evitar alzar la voz por la sorpresa.
T_ S sonri ampliamente ante su reaccin. Tengo una prima que vive en Valencia, tiene un huerto
enorme, naranjos, toda clase de hortalizas, invernadero y una vez al ao, me manda en una caja grande bien
preparado todo para que plante, los tomates nos cogieron en seguida, las lechugas tuvimos un ao s, y
luego nada, despus como ves aqu tenemos manzanos, tambin fue cosa de mi prima, y con esto vamos
saliendo cuando los tiempos andan revueltos. Antes tenamos a un matrimonio que me ayudaban mucho,
pero se marcharon.
E_ Y quin te ayuda ahora? miraba las hojas del manzano acariciando una de ellas.
T_ Pues principalmente Lula, Nsona y Maca.
E_ Maca? se gir mirndola sorprendida.
T_ Esther llevas dos das con ella, no la juzgues demasiado cruelmente.
E_ Dos das intensos, demasiado insoportables en dos das ha terminado con mi paciencia.
T_ Ya, suele pasar Qu tal tu primera noche en la selva?
E_ Mal pase mucho miedo la incertidumbre de lo que iba a pasar ms por Maca que por nadie
pens.
T_ Te comprendo, la guerrilla, son peor que nada.
E_ S, estos episodios son muy dados? le pregunt con la mirada fija en la manzana.
T_ Puedes coger una, tranquila
E_ Gracias sonri al sentirse descubierta pero aquella manzana la tena prendada.
T_ S, son muy dados, aqu menos porque en parte necesitan a los mdicos para su propio beneficio, les
hemos salvado a muchos hombres, por llamarlos de alguna manera, son ms bien bestias. Esther ves aquel
cesto, me lo puedes traer por favor?
E_ Claro se fue hacia l y sin querer escuch la carcajada de Maca, suspir angustiada sin saber ni
querer saber porque.
T_ Se llama Ekolo.
63
E_ Ekolo vale asinti mientras morda la manzana.
T_ Pero eso no nos vuelve inmunes, en cualquier salida que hacemos a ayudar a la gente, en una de esas
redadas estpidas que hacen, acaban contigo as es frica, hermosa y terrible, pacfica en sus gentes,
terrorfica en sus militares.
E_ Yo lo llevo dijo algo impactada y muy pensativa en sus palabras. T has ido en estas acciones?
T_ Claro, pero mis huesos no me permiten dormir en el suelo, ni correr, ni hacer como t o Maca, pongo en
peligro a los dems y eso, no lo puedo consentir ante su mirada le dijo con una sonrisa de lado haciendo
una pequea pausa. T y Maca os parecis ms de lo que podis llegar a pensar, ella se ha jugado la vida
innumerables veces por salvar gente, una vez, ella sola, haban herido a Vilches, sac a cuatro nios del
poblado, bajo las balas, carg con ellos y Vilches en el jeep, y les salv la vida a todos, vamos como t con
el nio. Vilches le dice que es una inconsciente yo creo que sois valientes.
E_ En ese momento no lo pens, y gracias a que ella vino y supo donde meterme sin darse cuenta su voz
se torno tierna.
T_ Ella es as le dijo con dulzura. Luego te contar lo de las enfermeras.
E_ Vale repasamos palabras Teresa?
Y as hasta la hora de la comida, estuvieron repasando palabras, frases, haba esperado un momento
para estar a solas y repetir aquella frase que Maca le haba dicho, y aunque trat de buscar similitud con las
nuevas palabras que conoca, no hubo manera. Comieron sin la presencia de Maca, ni la de la rubia,
hablaron de la misin, de los enfermos cuando de pronto Zul sac a todos de aquella conversacin
tranquila.
Z_ Ziku na kamwana Mbe monga ntu (Doctor, el pequeo Mbe tiene sangre en la cabeza).
V_ Vale Esther por favor ves a Maca y que lo cure.
T_ Vilches! le hizo un gesto como evidente de que la situacin de Maca era la que era.
V_ Teresa ella es la Pediatra, ella se encarga de los nios, y aqu est para lo que est, no para lo que en
estos momentos tiene entre piernas.
T_ Voy yo? le pregunt apurada por el comentario del hombre rudo que sigui comiendo.
E_ No, no yo le aviso y la ayudo.
T_ Mira que eres borde, eh Vilches?
V_ La chica me gusta para la Doctora sexo elev sus cejas. Solo le echo una manita.
T_ La Tcnico.
V_ No mujer, la enfermera, me encanta como le para los pies adems esta noche se call mirndola
con un ojo medio cerrado.
T_ Esta noche, qu?, va cuenta! lo mir intrigada.
V_ Qu me das a cambio?
T_ Mira que eres chantajista se sent apresuradamente. Un poco de PiliPili.
V_ Un poco?
T_ Bueno va ay Vilches! Venga cuntame le deca apoyando un brazo sobre la mesa y el otro sobre
su mandbula.
V_ Han dormido juntas en el saco repele lagartas.
T_ No! se tap la boca dando un gritito y abriendo mucho sus ojos.
V_ Si le dijo guindole el ojo todo serio.
Esther caminaba deprisa hacia la cabaa, su corazn lata con fuerza, pareca un tambor de esos que
haban tocado los cazadores a su vuelta, no quera pensar en nada que no fuera el hijo de Zul y Nsona,
pero recordaba los grititos y suspiros de placer de la inglesa y un cabreo profundo se apoderaba
inexplicablemente de ella. Al llegar a la puerta tom aire y con los nudillos golpe fuertemente, demasiado
fuerte, reconoci tanto que not un pequeo dolor en ellos.
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Esper unos instantes a que Maca apareciera, supuso que se estara vistiendo y cuando un tanto
nerviosa iba a golpear de nuevo, la puerta finalmente se abri, tras ella, una Maca con los labios an algo
enrojecidos por la pasin vivida, con la sbana envolviendo su desnudez, con el pelo revuelto y con un
gesto de dame una buena razn para cortarme, espero a que Esther hablara. Pero Esther lejos de hablar la
mir, aquellos hombros desnudos con el pelo cayendo sobre ellos y aquel lunar que de repente apareci a
su vista la dejaron algo cortada.
No le dio tiempo a ms, Maca haba cerrado la puerta, y la haba dejado con la palabra en la boca y
un monumental cabreo por tan mala educacin. Se gir repleta de malestar contra aquella mujer, cruz el
poblado corriendo y lleg hasta donde Nsona tena a su pequeo con un pauelo tapando su herida.
E_ Ya viene Maca.
N_ Melesi.
E_ Vamos a ver a este pequeo oye Mbe eres muy valiente.
Mb_ Si dijo con lagrimas en sus ojos aquel pequeo que miraba asustado.
M_ Ya estoy aqu! apareci Maca con un pantaln muy corto y una camisa arremangada y una coleta
muy descuidada.
E_ No se ha puesto sujetador joder Esther qu te pasa!, pero qu miras?
Z_ Gracias doctora.
M_ Pero qu le pasa a mi pequeo campen?
Mb_ Caer de rbol.
M_ Seguro estabas jugando con Limao
A_ Talo.
M_ Dame hilo del dos y ponte guantes la mir fijamente.
E_ Si.
Durante el rato que Maca cosi al nio, Esther no la mir ni una sola vez, de la misma forma que
Maca tampoco lo hizo. Le hablaban al pequeo para distraerlo mientras Nsona le deca a su pequeo
palabras repletas de amor.
M_ Pues esto ya est Nsona, tranquila eh?, le he hecho un pequeo xamen y todo est bien, trata que
no se mueva.
Ns_ Melesi.
Zu_ Kitikoala Mbe nge mbefo (ahora al catre de bamb, ests enfermo) le dijo muy serio. Nge
kuzaka Mbe kutuba (ya sabes que tienes que decir Mbe).
Mb_ Talo acept aquella ria donde le deca que no se iba a mover de la cama porque estaba enfermo, el
nio mir a Esther y sta le dedic una sonrisa cariosa. Melesi.
M_ Anda ve guapo, haz caso a tus padres. Recoges t verdad?
E_ Claro claro tranquila no vaya a enfriarse la rubia le dijo sin mirarla mientras abra con
cuidado aquel armario cojo.
M_ Te agradezco tu preocupacin se puso tras ella mirando la base de su cogote, Esther se haba
recogido el pelo, Maca pas la lengua por sus labios y le musit. Si llegara a pasar, yo s calentarla
E_ Ufffffff! resopl al quedarse sola el aliento de Maca en su piel le provocaba mareo. Que salida por
favor esto es peor que un to
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T_ Quin es peor que un to? Maca seguro, la he visto salir Esther la mir haciendo gesto de
cansancio. Venga vamos a hablar
Sonrientes se marcharon hasta la cabaa de Teresa, las tardes si no haba nada que interrumpiera el
poblado, eran bastante tranquilas, nuevamente Nmaba haba sido llevada por su perro hasta su nieto, estuvo
un buen rato a su lado hasta que Lula lleg y el chico mand a su abuela a descansar. Teresa y Esther se
miraron algo cmplices hacia aquel gesto del muchacho que soportaba los dolores de aquella enorme
herida mucho mejor si Lula y su silencio estaban a su lado. El accidente de Mbe hizo que tanto Zul como
Nsona estuvieran a su lado en casa, y de esa manera tan solo quedaban ellas por all, y es que el intenso
calor que haca a esas horas, haca que todos aprovecharan para descansar. Excepto Maca que estaba en
otros menesteres.
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T_ Pues aqu la gente es mucho ms tolerante, al menos la gente que tenemos aqu, claro, fuera de nuestro
territorio, Maca se comporta.
E_ Ah, pero sabe?
T_ Aunque parezca increble, s sonri por la seriedad en el rostro de Esther. Aqu la gente bastante
tiene con sobrevivir, cazar, buscar alimento, salvar la vida da a da, ellos son muy estrictos con sus leyes,
pero con los dems les da un poco igual, ellos solo quieren sobrevivir, ya tienen suficiente complejidad
como para juzgar que Maca se encierre en su cabaa con cuanta mujer quiera.
E_ Muchas, no? no pudo evitar preguntar.
T_ Mira a Maca le gustan las mujeres, no te lo voy a negar ni a descubrir ahora, es una seductora por
instinto de supervivencia, yo s que no es feliz as pero el motivo te lo tiene que dar ella cuando llega
una enfermera nueva o una mujer nueva, casi siempre tantea, es muy lista, es una mujer guapa que sabe
conquistar, sabe hacer que te sientas atrada por sus gestos, sus palabras, sus encantos, sus silencios que son
peor que sus palabras, y finalmente las atrapa por su sonrisa.
E_ Ya o tambin puede que salgas corriendo por su insensatez.
T_ Son las menos cuando una mujer llega aqu, est lejos de su casa, tiene miedo, tiene dudas, necesita
un abrazo siempre est ella, sabe como ganar el corazn de las mujeres, pero es como ganar una pieza de
caza, me sabe fatal decirlo as tan abiertamente, pero es lo que hay dijo con gesto resignado.
E_ Y fue as con todas?
T_ Con las ltimas cuatro, s.
E_ Todas se fueron por su culpa?
T_ Directamente no, pero algo si que contribuy.
E_ Imagino las debi usar para su goce, la verdad que no haba conocido a ninguna lesbiana, siempre
con mis amigas habamos hecho bromas, pero es que esta ta no es normal
T_ Puede ser dulce como la miel, pero tambin empalagosa como ella, y a veces no sabes muy bien como
salir de su crculo. Las atrapa como si fuera una araa tejiendo su red alrededor. Una de las enfermeras era
francesa, la cautiv en horas, la chica tena un novio, nunca haba estado con una mujer pens que Maca
era el amor de su vida, tena todo lo que su novio no, a los pocos das descubri que Maca no lo era, que
ms bien era el entretenimiento de los suyos, al verla con otra mujer casi se nos muri aqu.
E_ Y Maca encantada, claro?, as su narcisismo creciendo verdad?
T_ Lo pas mal, pero no lo demostr.
E_ Bueno es bueno saberlo
T_ Mira Esther, te he tomado mucho aprecio y eso que no quiero, que no quiero encariarme con nadie,
ella es mi ojito derecho porque en el fondo yo la comprendo, lo ha pasado mal y la entiendo, pero t me
caes muy bien creo que eres sensata, buena gente con un gran corazn Esther la mir sorprendida era la
primera persona que le daba una opinin as. No me gustara que pasara lo mismo, creo que t eres la
mujer que Maca necesita
E_ Cmo? la mir atnita.
T_ No me malinterpretes la mir fijamente con toda la sinceridad que pudo reflejada en sus ojos.
Maca necesita que alguien le pare los pies, que le haga saber que su decisin es equivocada que su
postura de mujer fatal, loba y casi dira yo que carnvora no la lleva a ningn lado, y t puedes ayudarla
eso si, no cambies no le des una sola oportunidad o te ganar.
E_ Teresa si te pregunt algo podrs mantenerme el secreto.
T_ Claro
E_ Qu quiere decir Mwasi kitoko mpenz? repiti casi con el mismo susurro que Maca le haba
dedicado.
T_ No falla sonri ampliamente. Mujer muy guapa, te considera una mujer muy guapa.
E_ Imagino que como a la rubia que tiene en su cama bebi su zumo.
T_ Imaginas bien, pero estoy segura que ella te considera guapa, porque lo eres. Y cundo hablamos de
ti?
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E_ Otro da dijo confundida
T_ De acuerdo. Esther sea por lo que sea el motivo que te hizo venir, tus ojos tienen brillo, cuando
llegaste me recordaron los de Lula.
E_ Gracias
Hablaron un rato ms de frica y sus gentes, de los habitantes que haban pasado por all, de los
recuerdos de Teresa, hasta que se hizo la hora de preparar la cena. Aquella noche, cenaron las dos solas con
Lula, Vilches tuvo que preparar todo lo que necesitaban para la prxima misin que deban hacer, y
Maca Maca segua como buen corsario investigando por los mares anglosajones.
Al terminar la cena, se march hasta su cabaa, mir instintivamente la cabaa de Maca, estaba a
oscuras, no haba luz las supuso dormidas, desnudas, sudorosas. Un profundo suspiro la llen y trat de eso
modo de encontrar paz, las palabras de Teresa seguan llamando su atencin, era como si Maca guardara un
secreto y se daba cuenta que su amiga fiel no se lo iba a contar. Haba aprendido cosas, haba encontrado el
primer equilibrio desde que sus botas de coronel Tapiocca haban pisado suelo Africano, Teresa sin duda
era una mujer tan dulce, tan amable, que le provocaba esa paz que en ese momento senta su interior. No
mir, no volvi a poner atencin, abri su puerta y al entrar dio la luz.
E_ Ahhhhhhhhhhhh!
M_ Joder siempre tienes que gritar as le dijo Maca que estaba sentada en la silla jugando con un
sujetador de Esther de encaje negro en su dedo dndole vueltas en el aire.
E_ Qu haces aqu? cerr la puerta tras de s con fuerza y con gesto de ira la miraba, al verla con su
sujetador en la mano se precipit hasta ella. Dame eso!
M_ Nada quera saber como tienes los nudillos despus de los golpes que has dado en la puerta sonri
al ver como las mejillas de Esther tomaban color, su tono fue divertido como su gesto.
E_ Y eso a qu viene?
M_ Me preocupo por ti se levant acercndose lentamente a ella. Entiendo que estabas algo rabiosa
y
E_ Lo ltimo que me apetece es soportarte por favor djame tranquila.
M_ Pero Esther susurr poniendo un falso gesto de profunda pena.
E_ Dnde tienes a la rubia?
M_ Agotadita durmiendo su tono fue un tanto perverso.
E_ Vete por favor baj su voz de intensidad.
M_ No vas a mirarme el golpe?
E_ No creo que te duela mucho, no?
M_ Celosa? le pregunt mordindose el labio.
E_ S, mucho creo que no voy a poder dormir esta noche respondi guardando el sujetador.
M_ Lo saba sonri victoriosa.
E_ Por Dios qu clase de ta eres!
M_ Descbrelo te dejo se puso en jarras invitndola a tocarla.
E_ No lo puedo creer ri escptica al ver su pose comprendiendo lo que quera.
M_ Venga te aseguro que nos lo vamos a pasar bien le musit con su voz celestial saba que as
ganaba muchas veces.
E_ Mira, voy a decirte algo, no soy lesbiana, no me gustan las mujeres.
M_ A m me encantan las mujeres que no son lesbianas y no le gustan las mujeres, digamos que me
gusta ensearles fue a acariciar con todo el descaro del mundo su pecho que llevaba al descubierto por el
escote.
E_ Ni se te ocurra le cogi la mano y le apret con fuerza.
M_ Au mi mano ta! se solt sacudindola mientras pona gesto de dolor.
68
E_ A m me importa un rbano lo que a ti te guste o deje de gustar, slo te digo que no sigas por ah,
vale?, porque todas caan a tus pies no quiere decir, que conmigo vaya a pasar lo mismo
desgraciadamente renes todas las cualidades que a m ms me repatean de una persona para m no eres
una sper ta.
M_ Interesante dijo soplando sus dedos. Joder me has hecho dao eh?
E_ Quiero acostarme.
M_ Y si tienes miedo? la mir sugerentemente. Quin te va a abrazar?
E_ Por favor cerr los ojos llegando a hartarse de sus pamplinas.
M_ Vale, me voy pero si quieres algo me llamas la mir con sus ojos penetrantes y cansados. Estoy
a tu disposicin.
Sali cerrando la puerta despacio, el grito de Esther no haba despertado a nadie, aunque Maca
pensaba que todos se estaban acostumbrando a ellos. Al cerrar sonri, suspir y dio unos pasos que la
alejaban de su cabaa. Sus nudillos tocaron suavemente y pudo notar la vibracin de las patas de Ramn al
golpear la puerta.
T_ Pasa Maca.
M_ Hola Ramn mi nio guapo le toc la cabeza acaricindolo con cario.
T_ Qu le has hecho esta vez? la mir por encima de sus gafas, estaba metida en la cama leyendo un
libro.
M_ Nada le gusta llamar la atencin se meti con ella en la cama.
T_ Oye le llam la atencin.
M_ Venga djame dormir contigo.
T_ Y Samantha?
M_ Supongo que duerme no s y no te preocupes que me he duchado cuando hemos acabado, no llevo
olor a hembra, si ni siquiera Ramn lo ha notado anda s buena djame dormir aqu.
T_ Ay Maca Maca!, qu voy a hacer contigo?
M_ Slo quiero dormir.
T_ Ah, vale, esta noche no nos toca sexo le dijo seria mirndola como si francamente se decepcionara.
M_ Sabes si tiene novio? le pregunt sonriendo.
T_ Esther?
M_ Claro t ya s que no.
T_ Oye guapa si vas a comenzar con tus impertinencias te vas pero ya.
M_ Perdona ser buena le dijo poniendo gesto de nia buena.
T_ Si quieres dormir, sal fuera, deja a la Maca macho y vuelve a entrar con la Maca que yo conoc.
M_ Me vas a hacer levantar? la mir perpleja.
T_ Va fuera.
***
Los nervios de Esther se haban disparado, no poda dormir, Maca se estaba volviendo una pesadilla
para ella, sala cuando menos lo imaginaba, la descolocaba con cualquier frase, gesto, sonrisa, provocacin,
y ella?, qu haca ella?. No estaba dispuesta a que volviera a plantarse en su cabaa y ponerse tan
sugerente, qu poda hacer?.
***
69
Tras volver a cerrar la puerta, Maca entr, saba que Teresa la conoca de sobra, y esos ejercicios
raros que le hacia hacer siempre le daban resultado. Maca siempre pens que Teresa era una mujer
especial, que si ella hubiese querido, quiz hubiera sido la mujer de su vida.
***
El despertar en la Selva les mostr otra maravilla ms de aquel lugar, un cielo rojo, poderoso con
unas pequeas motas blancas, el sonido de los animales, la quietud del poblado, ese ligero viento que
levantaba el polvo del suelo, ese olor intenso a naturaleza, de todo aquello estaba disfrutando Esther desde
su ventana, cuando vio pasar a Maca con unos vaqueros, una camiseta, la melena que se dejaba acariciar
por el viento, y unas botas negras, sin duda, sus pasos daban muestra de una mujer segura, sin embargo, el
gesto que mantena le llam la atencin.
E_ Luego me llama a mi pija, y mira si lleva unas Panama Jack que fuerte
***
Como todos los das, Teresa se levant a las seis, al hacerlo tap a Maca con la sbana, le dej un
beso en la frente y la mir con pena. No tena corazn le haba dicho, siempre recordaba que aquel da,
aquel fatdico da se lo haban destrozado, pero era consciente que en el momento alguien la volviera a
cautivar, en el momento en que alguna mujer quisiera indagar que haba tras esa mscara, aquel corazn
amurallado con las piedras ms grandes y fuertes que se pueden encontrar en la vida, caera, porque Maca
era una mujer extremadamente sensible, repleta de amor para dar, y con ansias de recibirlo a caudales, y
segua teniendo esperanza de quien poda conseguir aquello, sera Esther, la mujer ideal para ella, la mujer
que necesitaba, dura y dulce, fuerte y dbil, decidida y a la vez temerosa, asustadiza era valiente y esa
valenta era necesaria para afrontar a Maca como una mujer no como lo que la mayora pensaban. A Maca
haba que descubrirla, no era fcil pero tena la esperanza de que Esther pudiera llegar hasta dentro de su
corazn y provocar en ella, aquel golpe de amor que necesitaba para sentirse nuevamente persona. Saba
que se senta mujer, saba que se senta mdico, desgraciadamente, no se senta persona.
Tarareando como siempre alguna copla espaola de las grandes folklricas herencia que le haba
dejado su madre, se encontraba Teresa preparando el desayuno, caf con unas pastas que ella misma
preparaba de maz. En la mesa tomando su caf mientras daba giros sin parar a la cuchara se encontraba
Maca, con una de sus botas sobre el asiento y la rodilla flexionada, miraba al vaco, mientras su cabeza no
paraba de pensar.
E_ Buenos das apareci Esther con otro modelo de explorador y su sonrisa amplia.
M_ Vaya buenos das le contest sentndose bien. Anoche no viniste a mi cama.
E_ Estaba ocupada, no? le sonri mientras se llevaba a la boca una de las pastas que haban en la mesa
. Mmmmm delicioso.
M_ Nos lo hubiramos pasado bien, un tro ya sabes le gui el ojo.
E_ Lo siento, lo mo en los tros es ser la protagonista.
Se dio la vuelta y se fue a por Teresa, entonces Maca se quedo con la boca abierta sorprendida
totalmente fuera de juego, se lo dijo tan seria que no saba si se haba quedado con ella, o realmente era as.
Su descaro fue parecido al que ella misma utilizaba con ella.
Por su parte Esther entr en la cocina con una sonrisa de vencedora, haba captado el gesto de
sorpresa en Maca, le haba gustado su pronta reaccin y saba que eso no se lo esperaba, sin saber porque
los latidos de su corazn se haban disparado de manera irremediable.
71
E_ Buenos das Teresa.
T_ Buenos das cario has podido descansar?
E_ S le dio un beso porque vio el gesto de la mujer.
T_ Me alegro, venga que estoy haciendo unas tortitas, las has probado?
E_ S, esto entonces unos gritos llamaron su atencin. Qu es eso?
T_ No s vamos.
Salieron corriendo, fuera ya no estaba Maca, al llegar fuera vieron como el hombre que haba trado
a Sassou estaba all con la nia de la mano, y vieron atnitas como Maca le quitaba con fuerza a la pequea
y encaraba al hombre.
T_ Dios mo!
V_ Hola vaya tenemos espectculo eh? dijo sonriendo.
E_ No vas a hacer nada? lo mir atnita ante los gritos del hombre hacia Maca. Le va a pegar.
V_ A Maca? no tranquila.
E_ Qu le dice?
T_ Ha venido a llevrsela pero Maca le est diciendo que no se la va llevar.
V_ Bien ahora llega lo divertido, Zul junto a Maca, el hombre ya no es tan macho.
Sus ojos no se separaban de la figura de Maca, segura, firme, decidida a poner su cara para salvar a
la pequea, notaba como saba manejar la situacin y si momentos antes le haba gustado burlarse de ella,
en ese momento la estaba admirando. Hubo un momento donde el hombre enfurecido hizo un ademn de
golpearla, Esther sinti como le daba un salto el corazn. Pero nuevamente la Doctora volva a no
ocultarse, a imponerse, y vio como Zul mediaba entre ellos. Esther not la presencia de alguien a su lado,
ms por la mirada de Maca, que por su aparicin, era la rubia, su cabeza gir unos centmetros hacia la
izquierda para mirarla, morda una manzana mientras miraba la escena con total lejana e indiferencia.
Esther se dio cuenta que aquella rubia solo era un entretenimiento, mientras ella senta miedo por Maca
E_ Qu pasa Teresa?
T_ Se la lleva.
E_ Cmo que se la lleva?
T_ No podemos hacer nada su gesto y su voz eran decadas.
E_ Pero si Vilches?
V_ Son sus leyes hombre blanco no pinta nada.
E_ Qu cabrn!
Sa_ Hay caf Teresa?
T_ T qu crees bonita? le dedico una de sus miradas intensas como diciendo, nena no te das cuenta
que sobras
V_ Y ahora dnde va Esther?
T_ Ni idea.
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V_ No si vamos a estar divertidos con estas dos, eh?
T_ Vilches podas hacer algo lo mir con sus ojos suplicantes.
V_ Sabes que no puedo, es ms, Maca deba haber pasado de montar este nmero, cualquier da vienen y
se la cargan a ella y a todos
T_ Es inhumano dejar que se la lleve, y ol por sus ovarios!, aqu estamos para denunciar casos como
estos Vilches.
V_ S perfectamente para que estamos Teresa, pero hay cosas que no estn a nuestro alcance y pone en
peligro nuestras vidas y con ellas, nuestra ayuda a quienes nos necesitan.
T_ Lo s perdona es que me da una rabia!
Cuando Esther lleg hasta el hospital, vio como Maca hablaba con la chica y como sta la miraba
con sus ojos apagados y un gesto serio que le hizo temblar el corazn. Al verla Maca le dedic una mirada
tan distinta a las que le haba dedicado que Esther por instinto se acerc hasta ella y se puso a su lado
siguiendo con atencin el dilogo.
M_ Te kobanga na nkati Sassou, mono kudasida nge, te banga (No tengas miedo Sassou, yo te ayudar,
sin miedo)
Sa_ Te yandi kele ya mono mfumu (no l es mi dueo)
M_ Sassou nge kele tangona nsomo te kwenda (Sassou, tu eres valiente no te marches) la
chica agach sus ojos y comenz a llorar.
E_ Te ke dila (no llores). Entonces le dijo con suavidad a Maca. No podemos hacer nada?
M_ Si ella quiere marcharse no. Joder!
Entonces Maca vio como sala echa una furia Esther, aquel caminar le hizo pensar que iba a por
aquel maldito dueo, Sassou se abraz al pecho de Maca que dio un respingo de rabia al tener que dejarla
marchar, como a tantas otras.
Fuera, Zul controlaba que aquel hombre no hiciera nada, estaba all con aquel gesto serio esperando
que la chica saliera, pero a quien vio salir fue a una Esther muy seria.
73
Fue hasta el hospital, donde Maca estaba vistiendo a la pequea, que mantena un gesto serio, pero
asumiendo cual era su destino. Al escuchar los pasos fuertes y decididos de Esther entrando, Maca se giro,
le vio el rostro rojo de furia, y sus ojos repletos de alegra, no era demasiado lgico as que se puso en pie
como esperando que hablara.
E_ No se va, se queda.
M_ Qu? le pregunt desconcertada.
E_ Que le he dicho al tipo ese que no se mueve de aqu
M_ Y te ha hecho caso? la miraba sin creer lo que le contaba, con un gesto totalmente atnito, era
cierto que lo haba escuchado gritar pero no se imaginaba que fuera por ella. Su gesto era totalmente
incrdulo mientras la nia las miraba sin entender nada. Dime.
E_ S dijo tras exhalar un profundo suspiro. Dselo, anda.
M_ Yandi ata kwisa be (l se ha ido) la nia comenz a llorar de alegra abrazndose a Maca provocando
en ella un gesto demasiado dulce que la delat ante la mirada de Esther.
Sa_ Melesi melesi y se abraz a Esther que sonrea con los ojos repletos de lagrimas.
E_ Venga ve a la cama.
V_ Tengo qu hablar con vosotras dos! les seal con gesto serio yndose a su pequeo cuarto donde
tena una nica mesa.
M_ Qu has hecho?
E_ Lo que t deberas aprender, a tener modales, no a pasar por encima de los dems a no avasallar le
gui el ojo y cuando fue a marcharse se gir dicindole. Ah me alegro que te parezca una mujer
guapa, a m me gustan tus botas pija t tambin?, parece que hoy es el da de llevarme ms de una
sorpresa.
V_ No tengo todo el da! se oy desde el despacho.
All se qued quieta Maca, reflexionando las palabras de aquella mujer que en ese momento le haba
sorprendido realmente, lo que menos esperaba era aquella reaccin, pero en el fondo, lejos de molestarle le
gustaba, se notaba que quera guerra, sonri.
V_ Maca
M_ Ya estoy aqu mir a Esther y se pas la lengua por el labio inferior Esther por una vez no evit
mirarla.
V_ Bien vamos a ver vosotras definitivamente queris que nos abran en canal las miraba con las
manos en las caderas con gesto muy serio. Voy a tener que informar de esto a Dvila.
M_ Vamos Vilches que nos conocemos, quieres impresionar aqu a la pija? lo mir desafiante y
ciertamente burlona.
E_ Perdona debe querer impresionar a las pijas acento el plural.
V_ En que me he perdido? las miraba alternativamente en el momento en que oyeron gritos fuera.
Bueno pues dejamos la bronca para despus.
Salieron corriendo y antes ellos un chico con un corte en el pecho de grandes dimensiones, hablando
con la voz rota, el gesto repleto de miedo.
Z_ Dice que han atacado su poblado, que hay muchos muertos y heridos.
V_ Est bien Masamba!, Zul en el camin, vosotras dos conmigo, Teresa.
T_ Ya me hago cargo yo dijo llevndose acompaada por otro de los hombres que quedaba Kmae.
V_ De acuerdo nos vamos, Kmae, vigilante, eh?
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Con rapidez cargaron sus maletines, subieron al jeep y Vilches dej que fuera Zul quien abriera el
paso, era el que mejor conoca el terreno, l y Masamba eran quienes siempre les acompaaban en estas
ocasiones cuando la guerrilla haba arrasado un poblado entero, ms que nada, porque los dos se
encargaban de enterrar a los muertos una vez todo estaba supervisado. Sin embargo en aquella ocasin
haba algo extrao el silencio que les envolva les hizo ir con gesto serio, demasiado serio. Esther por su
parte ajena a aquel silencio tan perturbador iba con su corazn a galope, qu descubrira en aquel lugar?,
era la primera vez que iba a enfrentarse con algo as.
No contest, no quera entrar nuevamente en sus juegos, y se puso a mirar por la ventanilla, de
repente vio algo moverse entre los arbustos, al principio pens en algn animal, pero el miedo le atenaz
todo el cuerpo cuando vio que era un hombre.
Dicho esto, Vilches mir a Maca, Maca mir a Vilches y cogi en una mano una pistola, y en la otra
el walkitalki.
M_ Zul es una trampa, da la vuelta da la vuelta le insisti aparentando calma aunque su corazn lata
con la misma fuerza que el de Esther. Esther agchate coge la pistola que tienes debajo del asiento.
V_ Mierda. mierda gir el jeep en contra direccin a toda velocidad.
M_ Cuidado! cuidado!
Cuando Vilches gir el volante, vieron como dos hombres salan a su paso, como no esperaban el
gesto del coche tuvieron que echarse a un lado sintiendo como el aire del cambio de direccin del jeep les
echaba el polvo de la tierra sobre ellos, fue suficiente tiempo como para que el jeep y el camin pasaran
por su lado.
V_ Joder, joder!, echaros al suelo echaros al suelo! gritaba fuera de si un Vilches que luchaba por
mantener aquel viejo coche en direccin correcta.
M_ Esther tmbate, en la puerta hay un agujero, saca la pistola y dispara.
E_ Yo no quiero matar a nadie! entonces una bala entr por la ventanilla de su derecha y sali por la de
su izquierda. Ahhhhhhhhhhhhhhhh!
M_ Ya me extraaba a m que no gritaras dijo quejosa.
V_ Disparar!, estamos bien cogidos por los cojones.
M_ Nos sigue Zul?
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V_ S, coo una lanza
E_ Nos ha dado? grit fuera de s.
V_ No su camisa de fino hilo blanco comenzaba a dejar ver su transpiracin, se oan silbar las balas,
sin duda, haba sido una trampa que les poda costar la vida y Vilches lo saba. Mierda vamos
cafetera vamos!
M_ Ests disparando Esther, no te oigo? deca ella tambin echada en tierra con la tensin reflejada en
sus ojos.
E_ No no s como va
M_ La hostia! se quejo.
E_ Oye deberas habrmelo enseado antes en mi vida he visto!, ahhhhhh! grit desesperada por
el silbido de las balas.
M_ Dale al gatillo joder!, y deja de gritar! sin querer quien grit desmesuradamente fue ella.
V_ Hostia dio un volantazo al encontrarse con dos hombres esperando aquella cafetera con sendas
escopetas.
M_ Me cago en la leche menudo golpe susurr frotndose la cabeza mientras disparaba al aire.
E_ Vilches detrs detrs
V_ Esto es el fin dijo con tono decado.
Z_ Zikuziku kele Masamba. Monga Monga! (Doctor es Masamba sangre)
M_ Vilches la senda a la derecha.
E_ Qu vienen qu vienen! deca nerviosa con su preciosa camisa azul cielo de Benetton.
V_ No podemos hacer otra cosa se detuvo.
M_ Joder Vilches salta por la senda!, vamos! le deca fuera de si.
V_ Masamba susurr con la respiracin agitada, cogi el maletn que llevaba siempre bajo el asiento y le
dijo. Coge el volante ir por la senda, no miris atrs vale?, pirdete por el bosque salvaros.
La mir fijamente y sin dar opcin a nada Vilches salt del jeep, en ese momento a Maca se le
pusieron los ojos vidriosos, pero saba que no poda dejar que Vilches saliera del coche sin ms proteccin.
M_ Dispara a dar Esther! le grit se pas de asiento de un salto, Esther saco la pistola y comenz a
disparar rezando en no cargarse a nadie, not la embestida del coche y el desconcierto de aquellos hombres
que no saban a quien disparar. No pares de disparar.
E_ Eso estoy haciendo no me pongas nerviosa.
M_ Nerviosa?, coo ahora no arranca!
E_ Maca Vilches ha llegado.
M_ Vamos cafetera hija de puta le deca al jeep.
E_ Maca que se acercan!, que nos estn encaonando dijo saltando de golpe al asiento de delante con el
sudor corriendo por su cuerpo.
M_ Vamos vamos en eso vio como Zul acercaba el camin y les daba un empujn suficiente para
hacer andar aquella cafetera. Agarrate!
E_ Ay! protest cayendo tras el golpe del camin pero entonces de un salto se puso junto a Maca an
con la respiracin agitada.
M_ Qu haces? le pregunt sorprendida.
E_ Joder que si me van a matar no quiero estar sola le dijo mientras Maca sonrea dbilmente.
M_ Eso me gusta si me gusta morir juntas es muy romntico deca mientras le daba con fuerza al
acelerador tras el golpe.
E_ Ya estn aqu! le grit como loca.
M_ Ya ya aceler al mximo.
E_ Cuidado el rbol! volvi a gritar fuera de si girndose para ver en que situacin quedaban.
M_ No me grites le contest tambin nerviosa.
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E_ Cuidado el otro rbol!
M_ No estoy ciega Esther, pero como contines as voy a terminar sorda.
E_ Ah, ah el ro no te metas bruta! ay que nos quedamos! grito mientras sealaba un riachuelo para
al ver como Maca se meta en l taparse la cara con las manos.
M_ Hostia el jeep dio un salto haciendo que las dos se movieran bruscamente de los asientos. Llama a
Zul.
E_ Cmo se hace?
M_ Joder te lo tengo que ensear todo?, au! se quej al tropezar el coche con una piedra.
E_ En mi vida he tocado una cosa de estas, y menos otra de estas dijo sujetando en una mano el
walkitalki y en la otra la pistola, nerviosa la ech al asiento de detrs y al caer al suelo sali una bala en
direccin al motor pasando por el medio de las dos. Ayyy!
M_ Ayyyyyyyyy! grit asustada. Pero pero pero! no le salan ni las palabras.
E_ Creo que le he dado a algo.
M_ Al motor!, se est parando joder joder protestaba sin parar.
E_ Lo siento! murmur con algo de congoja.
M_ Dame la radio. Zul!, Zul me oyes! no obtenan contestacin.
E_ No viene nadie detrs dijo asustada ya no solo por la situacin sino tambin por la bronca que iba a
recibir de Maca.
M_ Zul!, mierda! dio un golpe al volante y tras un suspiro largo y pronunciado baj del coche
sealndola con el dedo en su direccin. No bajes, ni se te ocurra!
E_ Lo siento vale? se disculp bajando.
M_ Eres una inepta ser posible!
E_ No lo he hecho a propsito.
M_ No se oye el motor del camin trat de tranquilizarse pasando la mano por su frente.
E_ Y ahora qu?
M_ Tienes idea de mecnica? el gesto de Esther le hizo rer. Qu cosas tengo!
E_ Pues si acaso tienes t?
M_ No, pero al menos no voy disparando en mi propia contra vamos que si me das me das.
E_ Una verdadera lastima si! dijo enfadada tratando de abrir el capo.
M_ Vas bien, si no le tiras a la palanca de dentro no s como vas a abrir le contest algo molesta por su
comentario. Ahora tira.
E_ Ya dnde est el hierro? pregunt para si misma.
M_ Qu hierro?
E_ El que sujeta el capo.
M_ Qu coche tienes t? le pregunt con el ceo fruncido.
E_ Un Audi y t? la mir fijamente sin titubear.
M_ Una moto, una BMW se frot la frente.
E_ As que ni idea no? pues calla la boquita que ests ms mona.
M_ Me gusta que pensaras en morir junto a m
E_ Mira esas gilipolleces se las dices a tus mujeres, a m me dejas tranquila puedes sujetar el capo?
la mir enfurecida.
M_ Vale vale qu carcter!, me encanta.
E_ Uffffffff resopl mientras se arremangaba la camisa.
M_ Si, ten cuidado no la eches a perder cuando Esther la mir Maca hizo un gesto gracioso de guardar
silencio.
E_ Joder aqu sale un chorro de algo.
M_ Ah.
E_ Si mira est aqu la bala! exclam como si hubiera logrado un gran descubrimiento.
77
M_ Mira que bien ya tenemos localizada la bala, necesitas bistur? deca con sorna mientras le
miraba el culo descaradamente. Ahora entiendo porque los mecnicos nos ensean el motor menuda
panormica susurr encantada.
E_ Est bien est saliendo un lquido verde.
M_ Esta cafetera es marciana desde luego
E_ Puedes dejar de decir tonteras!
M_ Me aburro ests tardando mucho dijo mordindose el labio.
E_ No se oye nada? le pregunt metiendo las manos pero entonces. Ayyyyyyyyyyy! dio un salto
para atrs y a la vez se coga una mano con la otra apretndose entre sus piernas y doblndose de dolor.
M_ Pero qu has hecho? la miraba incrdula.
E_ Me he quemado! deca con las lagrimas en los ojos.
M_ Anda ven la llev hasta el riachuelo del brazo, despus le cogi la mano y la meti en el agua.
Mejor?
E_ Ayyy volvi a gemir.
M_ Me encanta como gimes le dijo mirndola a los ojos entonces Esther harta de sus palabras y de sus
miradas le dio una patada como pudo que le hizo caer a ambas al agua dentro del ro Pero t eres tonta!
le deca mientras escupa agua y tosa.
E_ Jajajajajajaaja! no poda parar de rer de verla con todo el pelo en la cara, y su ropa toda mojada,
aunque cuando vio como se marcaban sus pechos se detuvo su risa.
M_ Ests loca pero entonces se dieron cuenta de su situacin, ambas sentadas dentro del ro mojadas
de arriba a bajo, las ropas pegadas en los cuerpos y acabaron por dar una carcajada enorme por igual.
Ay ay que me meo!
E_ Ay que dao!
M_ Joder esto es el miedo lo que nos hace rer as.
E_ Tienes miedo?
M_ T que crees?, estamos solas en medio de la Selva, no s como han terminado Zul, Vilches y lo que
es peor no s que le pasa a Masamba, encima se nos para el coche gracias a una bala lanzada por ti, y no s
donde vamos a parar.
E_ Y no se oye nada, eh?
M_ Nos hemos alejado mucho dijo girando su cabeza hacia la derecha una vez se haban calmado de las
risas y de su explicacin.
E_ Y si tratamos de arreglar el coche?
M_ Y cmo?, si mira esta todo el lquido en el suelo venga levanta.
E_ Si.
Maca le dio la mano y le ayud a levantarse, ante aquel movimiento Esther se tropez y fue de
bruces hasta los brazos de Maca, quien la mir profundamente a sus ojos marcando en aquella mirada un
profundo deseo. De manera casi automtica pos su mirada sobre sus labios. No fueron ms que tres o
cuatro segundos, donde pareca que todos los sonidos de la Selva se hubieran difuminado, donde esos
sonidos hubieran desaparecido y tan solo el murmullo del agua del ro continuando su camino, y a veces
chocando con alguna piedra, era fiel testigo de aquel momento donde los corazones daban seales a ambas
dueas. Fue Esther quien se apart no de manera brusca, pero si, sin mirar aquellos ojos que ardan de
deseo, notaba como Maca la miraba fijamente notaba aquellos ojos sobre su cuello. Trat de disimular su
desconcierto, seguramente el miedo que le haba atenazado los nervios, o su presencia volviendo a ser
borde y directa con ella. De una manera u otra, no saba bien por que, pero segua desconcertada con sus
ojos mirando a su alrededor, pero sin poder disfrutar de la belleza que all haba, no vea otra cosa que no
fueran aquellos ojos como la miel clavados en los suyos.
Aquella frase que no entenda Esther, no saba que tena que le haba hecho erizarse, y es que la
suma de aquel susurro, los ojos de Maca y los labios movindose con una sutileza aplastante, la hicieron
embriagarse de no saba muy bien que. Sin ms palabras, Maca se gir notando aquel estremecimiento de
Esther pero, tambin el suyo propio, le daba miedo, le asust aquella reaccin que no entenda si todo
estaba controlado, por qu ese ligero temblor?. Sin duda esas palabras en la intimidad con Teresa le
haban afectado de sobre manera. Haban comenzado a caminar cuando de pronto oyeron como se mova
algo entre la maleza. Ambas se miraron con temor, sus ojos se transmitieron lo mismo, un animal salvaje.
Maca cogi la mano de Esther y sin dudar retrocedi corriendo hacia el jeep sin mirar atrs.
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V_ Por qu corris?, qu habis estado haciendo? las miraba con gesto simulado de enfado.
M_ Joder Vilches protest con rabia al verlo all, lo hizo con gesto asustado al igual que Esther que se
solt con rapidez de Maca y resopl ponindose la mano herida en el pecho. Cmo est Masamba?
V_ Herido, Zul que es un exagerado bueno pensis quedaros aqu mucho tiempo digo que si
queris intimidad.
E_ Yo lo que quiero es irme de aqu solt de pronto haciendo que Maca girara levemente su cabeza hacia
donde una plida Esther se encontraba.
V_ Pues nada lo que la seora quiera
M_ No va le dijo al ver que iba a subir al coche.
V_ Te has cargado la cafetera? le pregunt indignado mientras Esther cerraba los ojos pensando que
aquel coche significaba mucho para l y lo ms seguro era recibir otra bronca.
M_ Yo no una bala nos alcanz.
V_ Una bala?, aqu?
M_ No se par al llegar aqu.
V_ Mi pobre cafetera!, si es que no s para que te dejo nada deca con gesto a punto de llorar.
M_ Esther lo ha tratado de arreglar guard silencio con una medio sonrisa maliciosa.
V_ Pero? abri el cap y sac un hierrecito lo meti en un agujero dejndolo abierto, Esther mir
con ojos asesinos a una Maca que elev los hombros graciosamente. Y esto?, una goma del pelo?
M_ S, solucin de la pija dijo con tono quejoso.
E_ Al menos yo lo he intentado qu has hecho t a parte de insinuarte?
V_ Maca insinundose?, no me lo creo las mir negando con la cabeza y ante el gesto de ambas dijo.
A ver Maca, el coche ha pasado un riachuelo, t has debido meterlo ms de lo normal, y se ha mojado el
motor, la cafetera es muy sensible, no entiendo es como una mujer y t de eso entiendes mucho
M_ Entiendo de mujeres pero no de cafeteras se defendi cruzando sus brazos sobre el pecho y agreg
. Pero la bala ha dado de pleno, mira como est el suelo.
E_ Es verdad yo la he visto eh? apunt un tanto nerviosa.
V_ Mujeres! exclam mirando al cielo. Entr al coche, quito la llave, la puso, le dio al contacto y
arranc. Ya est podis subir
M_ Pero no poda ni hablar.
E_ Desde luego t que te las das de imprescindible, ya te lo deca yo.
M_ Perdona t me decas que habas hecho una coleta a no s que tubo.
E_ Si, pero al menos yo lo he intentado.
M_ Con una goma del pelo! la mir realmente molesta.
E_ Pero si le hubieras dado al contacto como te dije.
M_ Le di dijo cerrando la puerta de golpe enfadada.
E_ Le diste le diste reneg.
M_ Oye
E_ Oigo, qu pasa! le contest con actitud chulesca.
M_ Nada respondi con gran gesto de fastidio.
V_ Esto sabis como se os cura?, follando
Ante aquella palabra, Esther se tap la cara, Maca lo mir de soslayo con un gran enfado y Vilches
gan lo que quera, silencio.
Durante todo el trayecto, nada ms se escuchaba los quejidos de la cafetera, ambas iban calladas,
Vilches pensativo y al llegar al poblado, toc la bocina porque las puertas estaban cerradas sin duda,
estaban amenazados y era una manera de mantener un poco de seguridad. Al parar el motor, Teresa,
Samantha y los nios acompaados por Zul salieron en busca de las dos mujeres blancas perdidas en la
Selva.
81
S_ Darling my darling.
M_ Djame, ahora no la apart de manera algo brusca.
T_ Ests bien, Esther?
E_ S tranquila.
T_ Qu ha pasado? pregunt un tanto impactada por la actitud de las dos.
V_ Bronca Teresa, bronca, qu va a pasar?
T_ Le has dicho que est aqu Carlos?
V_ No, tena miedo que me mordieran. Cmo sigue Masamba?
T_ Molesto pero tranquilo ya sabes.
V_ Vale, voy con Carlos a ver si logramos aclarar lo sucedido, la verdad que nos ha venido muy bien su
presencia de sorpresa
Sam_ Pero qu pasar a Maca?
T_ No ver t que estar cabreada ay que ciega ests! le dijo con guasa.
Maca entr en la cabaa tras un portazo, Esther hizo lo mismo, casi casi sonaron al mismo tiempo.
Maca resopl con rabia, Esther resopl con ira. Maca se sent en la cama quitndose las botas, la derecha
la ech contra la pared, Esther se quit las botas, la izquierda la ech contra el suelo.
Silencio en ambas cabaas, Maca cogi sus cosas y sali para ducharse, Esther hizo lo mismo cinco
segundos despus. Maca abri la puerta, entr y cerr dando unos pasos hasta la ducha. Abri y entr.
Esther abri la puerta, entr y cerr dando unos pasos hasta la ducha. Abri y
M_ Pero fue a protestar Maca que estaba desnuda pero al ver que era ella sonri de lado.
E_ Perdn solt con rapidez la puerta y not como rpidamente sus mejillas tomaban el color rojo, y un
calor se adueaba de ella.
M_ Quieres pasar? sonri pcaramente olvidando demasiado rpido sus pensamientos anteriores.
Queda sitio.
E_ Ya volver su tono fue serio y seco.
Al llegar a la cabaa sinti su pulso disparado, haba tratado de no ver su desnudez y por mucho que
al encontrarla all quiso no mirar, le fue imposible no hacerlo, entonces con rabia record su espalda, su
torso desnudo bajo su cuerpo, su extraa reaccin de deseo. Resopl apartndose el pelo de la cara, se
sent nerviosa, la situacin que haba vivido haba sido extrema, y sin embargo, inconscientemente ambas
haban seguido con sus reproches, y sin duda aquella actitud era de lo ms ridcula, y aquella frase
aquella otra frase
E_ Qu querr decir? cmo era? Ke zola nge kuyongana le daba miedo saber como se traduca
seguro, que se estaba burlando de ella, pero no iba a permitirle que lo hiciera!.. Con lo bien que iba, no
pienso dejarme pisotear le tengo que contestar como lo hice menuda carita puso cuando le dije que
estaba buena, pero Esther ten cuidado no vaya a ser un juego demasiado peligroso.
82
Dos golpes en la puerta le hicieron reaccionar, saba que era ella, cmo no!, seguro que con nuevas
burlas ante aquella situacin vivida, as que decidida fue, abri y con todo su mal carcter le espeto
mientras la puerta se abra.
E_ Qu te pasa ahora!. Lula cario la chica la mir con una mezcla de extraeza y susto.
Perdona, perdona pens que era otra bueno quiero decir que qu pasa? le pregunt sin saber
muy bien como salir de aquel entuerto que ella sola se haba hecho. La muchacha seal el hospital. De
acuerdo ya voy, gracias guapa. Oye Lula!, ven, ven, pasa por favor mientras me visto y vamos juntas
vale? le pregunt sonriendo, la chica asinti sonriendo mnimamente tambin. Espera dnde puse
las manoletinas? ay tengo que arreglar esto, no tengo casi espacio para mi ropa, Lula me podrs
ayudar? la chica la miraba atnita con sus grandes ojos que expresaban cierto desconcierto ante el
volumen de ropa. Si te gusta algo puedes coger, eh?. Vamos.
Al salir se encontr con Maca que llegaba con el pelo mojado y una toalla enrollada al cuerpo, ni
siquiera se saludaron, Esther aviv el paso para alejarse de ella lo ms rpido posible y Lula mir a Maca
con su gesto inexpresivo marcado en su rostro. Maca la vio marcharse, alejarse, con su andar gracioso
poda imaginarse su gesto, y sonri. Al abrir la puerta se encontr all con Samantha, su cara era seria, muy
seria.
Sam_ Me voy.
M_ Vale contest como si no le importara demasiado.
Sa_ No ms, vale?
M_ Samantha no empecemos, eh? la mir fijamente mientras se quitaba la toalla dejando su
desnudez a la vista de la inglesa. Nos lo pasamos bien y punto.
Sam_ Ya no volver Maca, no volver contigo la mir con tristeza.
M_ Est bien, si es lo que quieres le dijo con una sonrisa triste.
Sa_ No quiero sufrir, t haces sufrir
M_ Yo te hago gozar le dijo con seriedad.
Sam_ Tu manera de ser, no es buena, un poco bien mucho no t no sentir tu corazn no merece la
pena pero yo saber y me voy sin rencor le dej un beso en la mejilla y se march.
M_ Mi corazn no sentir cerr los ojos con malestar, primero Claudia, ahora ella, las dos haban dicho lo
mismo. Qu sabris de mi corazn!
***
En su pequeo pero cada vez ms confortable hospital, Esther estaba preparada para curar, Vilches
estaba con ella.
83
Aquella llamada de su madre, la dej traspuesta, pensativa, pero aquel gesto le dur el rato de
preparar todo para curar. Con una sonrisa lleg a Masamba el hombre tena un gesto serio, pero amable.
No supo que ms decirle, tan solo sinti como algo penetraba su corazn, aquel hombre grande,
fuerte, que pareca nada poda doblegarle, ni siquiera las dos balas que se haban alojado en su pecho, se
haba derrumbado por su sonrisa. La emocin le hizo olvidar la presencia de su madre, aquella llamada que
le haba sorprendido tanto, aquel gesto de aquel hombre, le haba dado fuerzas y motivo para poder hablar
tranquilamente con ella. Lo habl con Vilches y despus de una ducha, fue hasta all.
V_ Esto son conferencias a lo antiguo, siempre he dicho que por seales de humo llegaramos antes.
E_ Si sonri. Oye Vilches, sabes qu me ha dicho Masamba?, que tengo la sonrisa de su mujer.
V_ Lo pas muy mal
E_ Ya. Dime una cosa porque antes no hemos podido hablar en el jeep.
V_ Ms bien morder la mir con seriedad.
E_ Lo siento es que me saca de mis casillas se disculp mientras hablaba cerrando los ojos.
V_ Es una cualidad que tiene, si se recost algo sobre la silla.
E_ Cmo nos encontraste?
V_ Tuvimos suerte, el camin que traa a Carlos, oy los disparos, se acercaron y los tipos que nos tenan
cogidos ya casi por los huevos, huyeron.
E_ Pues menos mal suspir.
V_ Y supuse que no estarais muy lejos, Zul me acerc con el camin mientras Carlos se llevaba a
Masamba. Son esas cosas que pasan que no sabes muy bien porque. Teresa me ha dicho que cuando supuso
que era una trampa, y haba movilizado a todos por radio, Lula desapareci.
E_ Se fue? lo mir expectante.
V_ Esther me preocupas ella lo mir elevando una ceja. Se meti en su cabaa
E_ Y? segua sin entender.
V_ Ven aqu le dijo en voz baja. Es bruja y debi pedir proteccin para nosotros.
E_ Lula! no pudo casi controlar el grito y su expresin totalmente atnita.
V_ Si, Lula entonces son la radio. Es para ti, te dejo sola Dvila.
D_ Est Esther?
V_ Toda para ti.
D_ Muchas gracias, dale un beso a Teresa de mi parte.
V_ Ni loco, que me la mareas y se tiene que concentrar para la comida
D_ Egosta. Esther!
E_ Si.
84
D_ Tengo a tu madre al otro lado.
E_ Gracias. Mam
En_ Cmo puedes hacerme esto?, ni siquiera una llamada para decir que ests bien claro a saber en
que bazofia ests metida no quiero ni pensarlo cundo te vuelves?
E_ No me vuelvo, y no te llam porque pens que no queras saber nada de m.
En_ Soy tu madre qu clase de hija eres!
E_ Mam si has llamado para reprocharme cosas la verdad que tengo mucho trabajo como para
soportarlo. Estoy bien, muy feliz y trabajando en lo que me gusta, la abuela tena razn.
En_ La abuela la abuela!, no sabes las cosas que han dicho de ti hija, has dejado a un hombre
impresionante por estar en eso tan desagradable por su tono de voz Esther imagin cual sera su cara y
sonri con pena. No lo puedo soportar, no puedo dormir
E_ Voy a dejarte, veo que no te importa como est yo, sino, que t no puedes dormir un beso mam si
quieres saber algo, ya sabes lo que tienes que hacer, adis. Siempre igual susurr con pena pero con
aquel gesto de Masamba metido en su corazn, y al recordar aquel buen partido, en su mente se apareci
Maca. Bueno estoy muy cansada, eso es floja mejor darme un respiro y no pensar en lo que no
debo.
Una vez haba terminado de arrojar sus pensamientos a un lado, Esther fue en busca de Teresa,
seguro tena algo interesante que contarle, adems, necesitaba explicarle lo que haba pasado con su madre,
porque ella no entenda que antepusiera todo a su felicidad, no lograba entenderla, y saba que all en aquel
lugar haba una persona que podra explicarle los motivos que tena para tratarla de aquella manera, en
lugar de estar orgullosa por lo que estaba haciendo, lo nico que le preocupaba era lo que decan de ella.
Con esos pensamientos y paso lento, llego hasta el comedor. Al entrar se encontr con un chico, alto,
educado, simptico con una taza en su mano, al verla, le sonri ponindose en pie.
Entr a la cocina con gesto concentrado y serio no la salud ms bien se haba quedado con algo que
no le gust, aunque no quera reconocerlo, aquel descontrol sobre su control, le molest lo suficiente y as
lo vio Teresa.
All comenz a dar vueltas a la cazuela de barro que Teresa tena puesta al fuego, no saba
exactamente que le haba molestado de todo cuanto haba sucedido momentos antes, as que tras un suspiro
profundo sali por una pequea puerta lateral que daba al huerto.
Cuando vieron que la furgoneta de Carlos con los dos hombres y Samantha cruzaba la puerta y la
cerraban, Esther suspir con fuerza y le dijo a Teresa:
En lugar de salir por la puerta de la cocina, lo hizo por la principal del comedor, desde all, haba un
muro de ladrillo sin pintar que separaba la aldea del huerto, entr con decisin y una sonrisa repleta de
tranquilidad tras las palabras de Teresa. En el momento en que entraba
E_ Ayyyyy!
M_ Joder! se le cayeron de las manos las manzanas que haba cogido ante el grito de Esther. Lo tuyo
es gritar!
E_ Perdona no te haba visto dijo suspirando.
M_ Qu haces aqu?, oye me has echado t las manzanas como mnimo podas ayudarme, no te parece?
E_ No me parece no, solo son cuatro la miraba divertida.
M_ Vale su gesto sigui siendo serio, pero al mirarla y verla de aquella manera mirndola como con una
gran sorna decidi participar. Si sigues as con esos gritos me va a dar el da menos pensado un infarto,
ya me has golpeado una vez, as que cuidadito no tengas que hacerme el boca a boca le susurr
taladrando sus ojos en los de ella que sin querer sinti temblar todo su cuerpo.
E_ Tranquila que si te da, aviso a Vilches.
M_ Ah no!, si me da, me lo das t que seguro me recuperas antes.
Por unos segundos hubo silencio absoluto, se miraban a los ojos, valorando reacciones, esperando al
adversario su prximo movimiento. Esther vida pas por su lado sin ms. Maca ansiosa por seguir
jugando, la sigui.
M_ Qu quieres?
E_ Vengo a por manzanas.
M_ Lo sabe mami Teresa se puso tras ella.
E_ S miraba el rbol.
M_ Pues creo que lo vas a tener un poco difcil, las manzanas estn muy altas, te ayudo?
E_ Mira ser bajita pero no tonta.
M_ De eso no me queda la mnima duda, digo, que eres bajita.
E_ Paso ta, paso de ti.
M_ Cuidado no te manches tus impecables zapatitos de charol sonri.
E_ Tranquila. puedes dejarme sola?
M_ Y perderme el numerito?, no, gracias, quiero estar aqu para auxiliarte, porque yo s te hara el boca a
boca le musit sensual.
E_ Ya pues lo siento pero no va a hacer falta que te quedes. Alelargo.
M_ No mandas sobre m, estamos en terreno neutral.
E_ De acuerdo, t ganas, me voy yo.
M_ Y las manzanas?
87
E_ Se las coges t le contest con rabia.
M_ Est bien est bien! que carcter tiene la nia pero bueno si me necesitas grita que eso lo
haces muy bien.
E_ La odio de verdad me pone de los nervios anda que las manzanas tiene su mala leche me
subir al rbol as lo hizo, subi por el tronco porque lo que menos quera era una broma ms de Maca
sobre su estatura. Vale anda me he dejado el cmo era?, as ekolo bueno las voy dejando aqu en
los bolsillos tranquilamente a ver Esther que t siempre te caas de los rboles, pero esta vez no,
aunque sea por darle en los morros a la sabelotodo. Sigo dos tres cuaaaaaaaaaa ayyyyy! se le
cayeron las manzanas pero ella tuvo tiempo de agarrarse.
M_ Lo saba apareci rindose Maca lo saba te ayudo?
E_ No hace falta y que sabas, no me he cado! le deca nerviosa.
M_ Lastima, yo que pensaba cogerte entre mis brazos.
E_ Pirdete le deca cogiendo ms manzanas.
M_ De verdad quieres que me pierda? su voz son totalmente extasiada desde debajo suyo Esther saba
que estaba mirando entonces. Ayyyyyyyyyyyy!, pero! deca frotndose la cabeza.
E_ Lo siento se me ha cado la manzana ya sabes soy patosa esta vez la que rea de buena gana era
Esther.
M_ La madre que te pari pero sabes una cosa?, llegar el da que no puedas vivir sin m, y entonces
veremos quien re la ltima.
Sali como alma que lleva el diablo, mientras Esther detena su risa de golpe, enarcaba las cejas y
pensaba para s ser engreda la ta.
***
La hora de comer fue algo tensa, Esther pareca sera y pensativa, Maca no haba dicho mucho,
comi poco y termin retirndose la primera, Vilches comi con gesto preocupado, aquel ataque al que
haban sido sometidos complicaba nuevamente la tranquilidad. A Dvila le haba contado como Teresa
comenz a sospechar de aquel extrao que haba llegado, demasiado nervioso, y una herida demasiado
limpia, al preguntarle haba salido corriendo de la aldea, sin duda haba estado todo demasiado preparado,
quiz estaban en peligro y deberan decidir si recibir o no refuerzos. As en silencio finalizaron la comida.
El calor aplastaba la aldea, el sol reluca con toda su fuerza en el cielo azul, los rayos jugueteaban
con el verde de los rboles, de los arbustos, y ante aquella visin, Esther se quedo prendada, pero el sol era
tan fuerte y el calor tan intenso que entenda que nadie saliera de sus cabaas todos descansaban excepto
Vilches que segua encerrado en su pequeo despacho del hospital, ella haba curado a Masampa, haba
pasado revisin a sus dos primeros heridos, siempre con una sonrisa en sus labios, pero con una gran duda
en su cabeza. No haba querido retirarse a su cabaa sin darle un vistazo a Teresa que terminaba de arreglar
las cosas de la cocina, para retirarse tambin a descansar, al verla Teresa sonri.
T_ Cmo ests?
E_ Agotada.
T_ Es normal, si te soy sincera, es la primera vez que pasa esto con una enfermera nueva, creo que ests
dando muestras de una gran profesionalidad le deca orgullosa mientras terminaba el caf.
E_ Bueno lo he pasado fatal.
T_ Ya cuando Vilches me ha contado que os haba perdido, he podido imaginar vosotras dos prdidas
por cualquier trozo de selva uf que peligro!
E_ Si, mira salimos por un lado que no s como no nos matamos, la bruta de Maca ech el coche por el ro
y bueno, histricas deca sonriendo.
T_ Si sonri tambin ella al imaginarlo.
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E_ Fue un momento de mucho agobio pero ahora que lo pienso me da la risa.
T_ Se port bien?
E_ Bueno ya sabes ha cortado con Samantha? le pregunt y ante su mirada agreg. Perdona es
que me muero de ganas por saber, me encanta el chisme.
T_ Ah pues mira ya somos dos, lo que pasa es que aqu hay poco chisme.
E_ Dime se sent a su lado con una sonrisa en los labios.
T_ No tienen nada, Maca no quiere nada serio con nadie ya te lo dije y con todas pues ya sabes
E_ Y para qu quera la leche de coco? no pudo evitar mostrarse muy intrigada.
T_ Ay hija no lo s! suspir. Ni lo quiero saber que llevo muchos aos viuda.
E_ Que fuerte musit con una sonrisa.
T_ Pero yo me alegro eh?, a ver si as se centra.
E_ Ya bueno voy a dormir un ratito con este calor no apetece hacer nada.
T _A este calor no te vas a acostumbrar nunca. Descansa.
E_ Teresa se detuvo en la puerta.
T_ Dime.
E_ Quiero que me traduzcas una frase la mir con algo de titubeo sin saber muy bien porque. Ke zola
nge kuyongana.
Teresa que acababa de dar un sorbo de su caf reaccion escupindolo todo en forma de pedorreta
desparramndolo por la mesa, sus ojos se abrieron como platos, mir a Esther fijamente para finalmente
decirle.
T_ Maca?
***
En su cama Maca haba tratado de dormir en vano, no paraba de recordar los momentos compartidos
con Esther en el jeep, su torpeza era maravillosa, y aunque no quera hubo en algn momento en que solt
una carcajada al recordar, el golpe en la cabeza, su nariz moteada de grasa, se abraz con ternura a la
almohada, aunque le inund el olor a Samantha, a qu olera Esther desnuda entre sus brazos?
***
Al quedarse sola Teresa, no daba crdito a lo que estaba sucediendo y habl en voz alta diciendo.
T_ Est claro que Maca no va con tonteras pero creo que no le va a servir, con Esther no.
V_ Te ests haciendo vieja Teresa, hablas sola.
Se quedaron mirndose, mientras Vilches encontraba consuelo en aquella mujer que le daba los
mejores consejos. Hablaron de los problemas que se avecinaban, de la tensin que iban a tener que vivir y
como no, de la pareja de mujeres.
Por su parte Esther, se quito toda su ropa, sus zapatos de charol y se puso un suave camisn, no tuvo
tiempo de pensar, se durmi al instante, notaba como el miedo se haba apoderado de todo su cuerpo, y lo
ltimo que record fue, Maca sonriendo.
Haban pasado tres horas desde que se acostara, un leve jolgorio de risas de nios la despert, abri
los ojos poco a poco, pensando en su madre, seguro que estara en alguna fiesta de alta sociedad, o habra
salido en la revista Hola, resopl sabiendo en ese momento que aquellas fiestas las odiaba, sin embargo,
aquellas risas de aquellos nios que apenas tenan nada, le estaban haciendo sonrer. Se levant dispuesta a
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vestirse cuando un golpe en la puerta y sta abrindose, le hizo sobresaltarse mientras se pona el pantaln
corto de tela teniendo que hacer piruetas para no caerse.
Asombrada Esther vio, como en medio del poblado, haban transformado aquel espacio en un
improvisado campo de ftbol, dos caas puesta a izquierda y derecha hacan las veces de portera, los nios
calentaban divertidos mientras Maca segua su culito gracioso al caminar. Al llegar, Esther se detuvo
observando aquel ritual de los nios, mientras Maca la miraba con cierta ternura.
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M_ De acuerdo los nios las miraban divertidos, Maca y Esther con las manos detrs contando. Una,
dos y tres.
E_ Jo nones protest al perder con cara de pena.
M_ Jajajajaja, ves he ganado siempre gano! le sonri con gesto insinuante.
E_ Eso ya lo veremos. Va elige y deja de chulear.
M_ No te gusta?
E_ No tienes respeto ni por los nios le espet mirndola a los ojos muy enfadada.
M_ Elijo a Ngande.
E_ Mutaba sonri al pequeo que se fue con ella dando saltitos.
M_ Abeza conmigo.
E_ Mmmmm Nzuzi le dijo despus de ponerse la mano en la barbilla y con gesto pensativo porque no
recordaba muy bien el nombre.
M_ Difcil decisin, si seor vamos Nyunai.
Ny_ Talo mwasi.
E_ Limao, conmigo con la mejor!
M_ No me hagas rer por favor deca ponindose en jarras. Vas a morder el polvo.
E_ Permteme dudarlo verdad chicos!
M_ Ya veremos.
Cada una se fue a un lado del campo con su equipo, Esther se haba quedado de espaldas a Maca,
pero se gir levemente para ver que haca. Vio que se agachaba y coga a sus muchachos en el crculo todos
de los hombros hablando. Ella hizo lo mismo, pero claro, los nios la miraba expectantes esperando una
charla de aquella tcnica blanca que intuan no deba tener ni idea de ftbol, los chavales se miraban unos a
otros, ella los miraba entendiendo que deba ser ella quien diera rdenes.
E_ Bueno vamos a ver esto le damos patadas al baln creo que alguien debe cubrir la portera
no?
Mu_ Yo mwasi.
E_ Bien al menos tenemos algo claro, ah! a la ziku me la dejis a m le voy a poner los tobillos como
botas sonri y los nios con ella. Ale pues a jugar.
Li_ Oyebi Mawsi mondenle nayoki mwama, ve kizabave, Maca kubulumuka (mujer blanca me da pena, no
tiene ni idea, Maca la aplasta) le dijo Limao a Nzuzi que se rea abiertamente.
Mientras en el otro equipo, Maca les daba instrucciones, lleg al final y les dijo a los nios.
M_ Mwasi mondele, kele ya mono (la mujer blanca es para m) los chavales volvieron a rer dando
carcajadas y despus dieron su grito de guerra todos, incluida Maca.
E_ Venir venir les deca Esther a los suyos. Vamos a gritar, venga no somos menos deca
sonriente.
V_ Esta chica aprende rpido.
T_ Ay Vilches que nos quedamos sin Mdico y sin Enfermera!
V_ Djalas, djalas al menos as sueltan adrenalina.
T_ De dnde ha sacado Carlos el baln? le pregunt sin dejar de mirar los movimientos de ambas que
parecan desafiarse mutuamente.
V_ Dice que se lo ha comprado a un traficante le gui el ojo.
Za_ Ziku kubakila? (Podemos, doctor?) le pregunt uno de los hombres que era encargado en la
aldea de la seguridad y adems ir a cazar, su mujer haba sido violada y asesinada brutalmente mientras l
hua, lleg all mal herido con su pequeo Nzuzi entre sus brazos, Vilches le salv la vida y desde
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entonces, se haba quedado all, para defender la vida del mdico como le haban enseado sus
antepasados.
V_ Claro nos vamos a rer.
T_ Vilches! lo ri. Mira cmo eres! Lula anda deja la ensalada y ven, tenemos espectculo
cario la nia se asom y vio all a las dos mujeres blancas una frente a la otra, mir a Teresa reflejando
en sus ojos algo de incertidumbre. Ya lo s cario, espero que sepan comportarse!
M_ Vilches t rbitro! le dijo Maca cerrando un ojo pues la luz del sol aunque era menos fuerte,
segua molestando.
V_ No, no, yo no, no quiero los yo soy neutral, venga ves Dib arbitra t.
Di_ Talo Ziku (si Mdico) dijo sonriente el joven guerrero que haba sido atravesado por tres balas y lo
haban dejado en la puerta de la aldea una noche.
T_ Laboi venga ven! el chico asenta pero se sentaba junto a Nmaba para contarle el partido.
M_ Preparada para ser pisoteada? le deca mientras se pona un pauelo en forma de turbante.
E_ Mira guapa no me vengas con milongas despus tendrs que limpiarme las botas, te lo advierto
Maradona a m lado, un principiante le deca seria.
M_ Muy bien pero ten cuidado no vayas a caer.
E_ Lo mismo digo.
M_ Vilches que equipo somos!
V_ El Atltico de Madrid deca mientras Teresa negaba nerviosa.
E_ Y nosotros? lo miraba un tanto desconcertada.
V_ El Rayo?
E_ Qu Rayo? pregunt ms desconcertada an.
V_ El Rayo Vallecano Esther madre de Dios se tapaba graciosamente la cara ante la risa de sus
compaeros.
E_ Ah vale! venga chicos a por el atltico se.
M_ Vamos que no se diga chicos vamos a dejar en bragas al Rayo, lo que me gustara a m dejar a la
Raya en bragas le susurr a Esther.
E_ No vale desconcentrar.
M_ Te desconcentro?
E_ S.
M_ Interesante la mir enarcando las cejas con actitud muyyyyyyyy provocativa.
E_ Pero no cmo piensas, idiota se acerc a ella ponindose frente a frente con las manos en la cintura.
M_ Bueno, pero te desconcentro y eso tiene su puntito
.E_ Yo si te daba puntito.
V_ Chicas no vale pegarse antes de empezar
T_ Deberas detener esto Vilches que me lo veo venir
V_ Dale Zambi
M_ Abeza aqu estoy sola deca con sus brazos en alto dando gritos.
V_ Esther marca a Maca!
E_ Qu la marque?, cmo?
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V_ Que te pongas cerca de ella para quitarle el
M_ Goooooooooooooooooooooooool.
Y todos los de su equipo se fueron con ella que llevaba los dos brazos abiertos como si fuera un
avin, yndose de un lado a otro, los tres chavales de su equipo la imitaban de igual manera. Esther la
miraba con rabia, mientras los cros del Rayo, se miraban entre ellos elevando los hombros.
Otra vez el baln en juego, Nzuzi pas a Limao, Esther corri hacia la portera, Maca a su lado no la
dejaba ni a sol ni a sombra.
E_ Quieres dejarme!
M_ De eso nada nena tienes que ganar t el puesto
T_ Venga Esther la animaba Teresa y hasta ella misma se lo repeta sin cesar.
E_ Esto no tiene que ser tan difcil solo es darle a la pelotita pensaba mientras corra.
El baln tras un regate de Limao le lleg franco para rematar cual si fuera el mismsimo Maradona,
Maca al hablar no se dio cuenta que pasaba la pelota, as que cuando estaba todo en los pies de la
enfermera para meter gol. Solt el pie pero calcul mal, el baln paso justo por debajo de la planta de sus
converse haciendo que se desequilibrara y cayera de culo al suelo.
Teresa lo vio venir, justo cuando Maca iba a controlar la pelota, Esther lleg con tanto mpetu que le
golpe hacindola caer de bruces, se salv de un buen golpe porque puso las manos de manera magistral.
Abeza tiraba el penalti y marcaba gol, Maca volva a celebrar con su equipo, mientras Esther
resoplaba y decida recogerse la melena. Ramn ladraba yendo de lado a lado siguiendo las jugadas como
si fuera el linier, Teresa apretaba un trapo entre sus manos como si fuera la madre del deportista ms
importante del partido. Lula miraba sin entender lo que esas dos mwasis hacan y los nios del equipo de
Esther la miraban algo molestos con ella, pero con la sonrisa en los labios. Nueva reunin entre ellos,
Esther agachada.
M_ Eso si es un culito!
Volvi a decirle al pasar por su lado mientras los chicos del Rayo, hacan nuevos planes para
despabilar a la mwasi blanca de culito cado como le llamaban. Maca silb.
E_ Pirdete.
Nzuzi le pas el baln a Esther, sta al verlo puso gesto de fuerza, se mordi el labio tom gran
impulso y le peg, acert a darle, pero tan desviado que la muleta de Laobi salv a la pobre Nmaba de
llevarse un buen balonazo, el perro ladr a Esther, mientras la mujer todo era dar carcajada tras carcajada.
M_ Un poquito desviado, no te parece? Esther apret los puos pero entonces vio que Maca llevaba
sangre en el codo. Tu culpa ya me puedes curar luego.
E_ Lo tienes merecido.
Nuevamente el baln en juego, Mutaba sac de portera el baln volaba por el cielo azul y rosceo
de Likouala, iba en direccin a Esther quien tena detrs a Maca ambas mirando el baln.
Esther que vio llegar el baln no saba donde esconderse mientras pensaba.
E_ Ay que me da la dichosa pelotita, ay que me da! de repente not como Maca la estiraba de la
coleta. Ehhhhhhhhhh eso es estirn.
Za_ No ver no ver deca el arbitro.
E_ Cmo que no ver?, yo si ver le deca enfadada.
T_ Ay dios que me muero susurraba Teresa mientras las lagrimas resbalaban por su rostro muerta de risa.
M_ Eres una llorona.
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E_ Mira ms que meter la cabeza, a ti te la esconda.
M_ Solo te ha faltado decir mam me ha tirado de la coleta! haca voz de nia oa y pucheros
graciosos.
E_ Aqu Limao dijo de pronto Esther ante el susto de Maca que vio como el nio iba cara a ella y Esther
se desmarcaba. Muy bien muy bien venga venga ahhhhhhhh! grit cuando le pas el baln
y fue a golpear volviendo a salir para otro lado, pero aquel fallo se volvi en una gran asistencia de gol
para el nio. Goooooooooooooooooool.
Todos_ Gooooooooooooooooooooool.
M_ Mierda se quej.
Entonces los nios y Esther se pusieron a celebrar el gol, todos encima de la enfermera que nada
ms saba que rer a carcajadas mientras se abrazaba y besaba a los nios, que asombrados ante su mal pie,
rean divertidos.
Nuevamente el partido en marcha, carreras para un lado, carreras para otro, Ramn ladrando de lado
a lado, Nmaba partindose de risa por las explicaciones que reciba, aplausos desmesurados de la mujer
acompaado por ladridos de su perro, hasta Sissou haba salido con cuidado sentndose en un lado para ver
el partido.
Un baln dividido, era de Esther, lo vea claro era suyo pero de pronto not como la mano de Maca
le tocaba el culo. Se detuvo en seco. Maca sigui corriendo.
M_ Venga chvate va
E_ Uffffffffffff!, mira guapa a ver si de la hostia que te meto no te va a conocer ni tu madre como me
vuelvas a tocar se encar a ella con gesto muy serio.
M_ Uys que miedo!
T_ Ay que se pegan Vilches!, que estas parece que sean futboleras de verdad deca un tanto preocupada
mientras se pona la mano en la barbilla.
Yi_ Mwasi mondele kufwa na yango na yandi mafufu (estas mujeres blancas matan un len con sus
propias manos) deca muerto de risa acompaado por Vilches y los dems.
M_ A qu no me pillas? le sonri burlona.
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Mu_ Mwasi Esther grit.
E_ Ay que viene la pelotita dichosa!, ay que estoy sola! se deca jadeante por el esfuerzo.
V_ Dios dijo con expectacin mientras se pona en pie.
Yi_ Mwasi Esther kuradisa (puedes hacerlo, Esther).
T_ Vamosvamos vamos deca saltando exaltada Teresa que agitaba el pao de cocina al aire.
E_ Ay ay no me mareis! pensaba pues todo le iba pasando como si fuera en cmara lenta, de golpe,
vio a Ngande delante suya y sin pensarlo dos veces golpe con todas sus fuerzas el baln mientras Laobi
preparaba su muleta para detener el balonazo, Ramn ladraba y Maca la miraba atnita. Finalmente. Chuto
y el baln poco a poco haciendo botes extraos como jams se haban visto antes, entr
Goooooooooooooooooooool, toma, toma, toma gooooooooooooooooool.
V_ Si seora eso es un golazo!, que potra tiene la novata!
T_ Gol gol gol blanda el pao al aire mientras saltaba y Lula sonrea.
Zi_ Gol mwasi mondele silbaba y hacia sonidos guturales.
M_ Joder murmur enfadada encima con coas.
Y Maca deca bien porque Esther se haba puesto a mover su culito en un baile algo provocativo cara
a ella, mientras sus compaeros de equipo hacan lo mismo que ella muertos de risa. Entonces, Esther, se
gir mir a Maca y le dijo.
El equipo de Maca sac, Esther sudaba como si con ese partido pudieran ganar el mundial, Maca
pona mal gesto porque no le haba gustado nada la burla de la enfermera, los nios rean, tan solo ellas dos
se tomaban tan en serio el partido. Volvan a pasarse el baln, hasta que en uno de ellos, Maca le peg a
Esther un culazo.
E_ Eh!
M_ Qu?, aqu vale todo.
E_ Ah si?
M_ S le dijo tajante.
Baln dividido, Maca iba a por l, Esther le estir del pelo Maca se gir mirndola con gesto
serio.
Mutaba pas el baln a Esther sta corra a por l, Maca corra a por l cara a cara, una frente a la
otra, se miraron durante la corta carrera, pero el mpetu de ambas fue tan fuerte que el baln pas por el
medio de las dos. Y Esther sinti como Maca la arrollaba, como caa de culo, como aquella parte ya tan
castigada se resenta por el golpe, Maca cay sobre Esther pronunciando an ms la cada, y pegndose en
el suelo con sus rodillas. Maca sobre Esther lo que haba soado ltimamente tenerla bajo su dominio, solo
que, esta vez, no la dominaba, la haba arrollado y no la poda disfrutar porque ella misma haba notado el
dolor agudo en su rodilla. El silencio se hizo en el poblado, el sonido del golpe hizo que Nmaba sin
necesidad de entender lo que haba sucedido se tapara la boca con sus manos, Ramn se puso la pata sobre
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sus ojos, Teresa mordi el pao con temor, Vilches cerr los ojos y los guerreros se levantaron para
ayudarlas, para despegar a aquellas dos mujeres que un partido de ftbol lo haban convertido en una lucha
personalizada. Los nios se haban acercado a ellas mirndolas extraados, no decan nada, tan solo las
miraban.
La tarde pas con lentitud, Esther no se haba movido de la cama, vea las estrellas cada vez que se
mova pero en su interior se mostraba feliz, haba podido demostrarle a Maca que no era tan patosa, aunque
el culo le doliera horrores. Trat de no pensar en ella, agradeci cuando Teresa le llev la cena porque
decidi no levantarse, agradeci la visita de todos los nios hablndole de su gran gol, sonri con ellos
pero saba que si sala de su cabaa, las burlas de Maca iban a ser constantes.
***
En el comedor, cenaban Teresa y Maca, Vilches lo haba hecho con los hombres pues estaban
preparando un plan de defensa ante un posible ataque. Entre ellas haba silencio, Maca era consciente que
se haba pasado y tambin saba que de un momento a otro Teresa iba a caerle encima, as que decidi
ponrselo fcil.
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M_ Treinta y cinco, no se me est pasando el arroz para tener hijos si es lo que vas a decirme, no los pienso
tener.
T_ T ya tienes un hijo deberas luchar no dejarte vencer.
M_ Vale Teresa, vale eh! se levant furiosa y cuando se fue a marchar la voz de Teresa la detuvo.
T_ No le hagas dao sta chica no es como las dems haz el favor de respetarla.
Como si le hubiera picado un avispa en su trasero, sali de all a toda prisa, se meti en su cabaa,
entr directamente al cuarto de bao y vomit, an segua siendo demasiado fuerte aquel recuerdo, tras
lavarse los dientes, se sent en la cama.
Mientras todo aquello haba ocurrido, ajena a la situacin de Maca, Esther no saba muy bien como
ponerse, se haba ido la luz del motor dos veces, pero como Vilches estaba estudiando posibilidades con los
hombres, volvieron a darla, lo agradeci, no quera estar a oscuras. Una de las veces que se movi oy dos
golpes en la puerta, pens en Teresa.
E_ Pasa Teresa.
M_ Soy yo, puedo pasar? le pregunt asomando la cabeza.
E_ No.
M_ De acuerdo pas cerrando la puerta tras de s ante el gesto inslito de Esther. Se detuvo a los pies de
la cama en sus manos llevaba una especie de libreta y un frasco con lquido dentro.
E_ Ya me extraaba a m que supieras respetar mi la mir sin fiarse de ella.
M_ He venido a disculparme le interrumpi bruscamente.
E_ Ah pero sabes hacer eso?, o trae coletilla?
M_ Te he trado esto omiti aquel ataque, dejndole sobre la mesilla un cuaderno, Esther la mir sin
entender. Son las palabras principales del Kikongo, yo aprend con ellas, as que espero te sirva.
E_ Para comprender que quiere decir?, Ke zola nge kuyongana Maca la mir con unos ojos pacos
como nunca antes los haba visto. Pues mira s su significado y te aseguro que esa frase ya puedes ir
borrndola de tu asqueroso vocabulario hacia m le dijo con rabia desde la cama.
M_ Date la vuelta.
E_ Vete de aqu por favor levant su brazo derecho.
M_ Djame ver tu trasero no le hizo caso y se acerc hasta el borde de la cama.
E_ Qu? la mir ms perpleja an.
M_ Vengo a curarte, seguro que no has dicho nada, pero llevas muchos golpes en tu trasero y debera verte
un mdico.
E_ Ni loca le dijo con una sonrisa irnica. Vamos ni loca.
M_ Esther vengo en son de paz, vale!
E_ Pues mira ahora quiero yo guerra. Ay! se quej amargamente al moverse.
M_ Por favor la mir sin esa mirada repleta de ardor.
E_ No no me duele casi.
M_ Por favor insisti enarcando una ceja.
E_ Vale se gir con cuidado arrepintindose en el acto.
M_ Voy a bajarte el pantaln un poco la avis.
E_ Ms te vale que sea solo un poco, salida.
M_ Joder susurr al verlo.
E_ Qu? pregunt algo asustada.
M_ Tengo que curarte, no puedo dejar ese culo as, tienes una herida y todo le dijo mientras derramaba
el lquido en una gasa que llevaba en el pantaln, abri el envoltorio con los dientes y se dio cuenta que sus
manos temblaban.
E_ Gracias a ti, guapa.
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M_ Te he dicho que lo siento volvi a hablarle algo molesta.
E_ Ya igual que sientes las cosas que me dices no?, pareces una loba en celo.
M_ Oye ya vale, eh!
E_ Le molesta a la sabelotodo? ayyyyyyyyyyyyyyy! se quej amargamente al rozarle con la gasa.
M_ Mira no he venido para que me caigas a insultos.
E_ Pues no haber entrado, ests en mi casa y aqu hago lo que yo quiera, o qu?, aqu solo vale lo que t
quieras, te crees que todo gira entorno a ti, y eso conmigo no te vale, lo nico que veo en ti es un ser
despreciable que pasa por encima de todo para conseguir tirarse a una ta no tienes principios no
saba porque pero no poda parar de echrsele encima. Crees que eres impresionante, y lo que eres es
insufrible.
M_ Est bien le subi el pantaln. He venido para disculparme, ya me he disculpado, si no te puedes
sentar en un mes, no ser mi problema! le dijo alzando la voz.
E_ Claro que no, ser el mo por tu culpa
M_ Eres insoportable!, yo no quise hacerte dao vale?, lo quieres entender bien!, que no, es tu
problema.
E_ Mi problema eres t le dijo dndose la vuelta mientras se quejaba a la vez.
M_ Y el mo t la mir con dolor en sus ojos y sali corriendo de all.
E_ Engreda!, insoportable
Fuera de aquella cabaa, la noche en la Selva comenzaba a ser fresca, y esa lluvia pertinaz que
insista en inundar todo comenz a caer insistentemente. Maca haba salido con un nudo en su corazn, las
risas de la tarde se estaban volviendo lagrimas en la noche, Teresa saba donde poner el dedo, saba que su
llaga segua abierta y de vez en cuando trataba mediante sus palabras hacer volver a la Maca verdadera, a
aquella que ella misma haba defenestrado, a la que no quera sentir en su interior, necesitaba seguir siendo
ese alma fra que no senta, pero en ese momento en que se haba sentado en la parte de atrs de su cabaa,
empapada por la lluvia, con el corazn encogido y llorando sin poder detenerse, se senta sola y como esa
lluvia, senta que por la tierra pasaba de largo, iba a desembocar a saber donde porque ni ella misma lo
saba, lloraba amargamente, lo necesitaba, cunto tiempo haca?, ya ni recordaba cuando fue la ltima vez
que llor as, con aquel dolor en el corazn. Trat de respirar pero la congoja se lo impeda, dej salir ese
cmulo de lagrimas, ese no parar, su hijo, estaba segura que ni tan siquiera sabra de su existencia, dnde
estara?, pero deba olvidar para eso estaba en una parte del mundo olvidada, aislada, luchando cada da
con la muerte, con esa muerte que esperaba encontrar all, pero que primero Cruz y luego Teresa se
encargaron de suavizar, y al final, ese cambio, ese pasar por la vida como si nada le importara, nada hasta
que haba llegado alguien que le estaba haciendo dao, si, sus palabras, le estaban haciendo dao y lo
reconoca, era una batalla que haba perdido desde el primer momento, no se haba enamorado de ella, no
quera nada ms que poseerla como haba hecho con todas y cada una de las mujeres que se le pusieron a
tiro, todas y cada una de ellas, haban ido cayendo a sus encantos, la buscaban, disfrutaban, y despus saba
que se iba y ah quedaban, o se iban y ah quedaba ella, sin sentimientos, sin ninguna huella. Sin embargo
aquella enfermera con su mirada irritada, con su voz amarga, con sus palabras, la estaban desconcertando,
quiz lo mejor era ni siquiera mirarla, qu le estaba pasando, qu le estaba haciendo?. Sigui llorando su
dolor, ese que slo ella conoca, ese que slo ella tena permiso de vez en cuando de dejarle aparecer,
dejarle sacar un poco la cabeza, y aquella noche lo dejo ser el protagonista.
***
En la cama Esther, miraba el cuaderno pero no se atreva a cogerlo, seguro que haba algo dedicado
a ella, se preguntaba si aquella mujer no sera una obsesa, estara enferma, pero entonces le vena a su
mente la noche donde comparti con ella un abrazo en aquel saco, aplacando su miedo, y se arrepinti de
ser tan dura con la doctora, pero le daba tanta rabia que se comportara as con ella, que no estaba dispuesta
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a dejarse arrollar por ella, por su voz de seda, por sus ojos que a veces la envolvan y mareaban, por
aquellas manos que le haban frotado delicadamente su trasero, quiz, tuvo que mostrarse tan dura para no
sentir la caricia, para no darse cuenta que aquella mano al acariciar su piel le hizo temblar, le hizo perder
por un segundo la fuerza, quiz por eso tuvo que ser dura e implacable con ella, haba entrado en son de
paz, pero ella tuvo que seguir la guerra porque en la paz quizs era ms peligrosa.
No poda dormir, el sonido de la lluvia golpeando el techo la tenia mareada, mir su reloj eran cerca
de las cuatro de la maana, el culo le dola menos, fuera lo que fuera aquel lquido que le haba puesto
Maca, haba logrado calmar su escozor, entonces suspir, con cuidado se levant de la cama, quiso ver
llover pero estaba todo tan oscuro que tan solo poda escuchar aquel sonido, que haba sido tan insistente
como Maca al entrar.
E_ Joder no puedes dejar de pensar en ella, si le has hecho dao que se joda cunto te ha hecho ella a
ti!, pero yo no soy as dijo nerviosa. Y si voy a disculparme?, no, porque entonces se creer que
me ha vencido y no quiero que piense que vaya estupidez, menuda tontera acabas de decir! anda
que te ests trastornando.
Apoy su frente en el cristal y cerr los ojos, el sonido era si disfrutaba de l maravilloso sin duda,
podra acostumbrarse porque Teresa le haba dicho que aquello era lo ms normal, aquellas lluvias
persistentes, aquel
E_ Qu es eso? se pregunt en voz alta al escuchar unos golpes, despus una voces. Dios mo han
venido a por nosotros
No supo muy bien como actuar, el miedo se apoder de ella, de su cuerpo quedando inmvil, pero
entonces vio como la luz de la cabaa de Vilches se encenda, como Teresa sala con rapidez, como Maca
no sala de su cabaa, le extra, ella estaba all pero lejos de todos, los hombres se dirigieron al portn, y
ella como si fuera todo en cmara lenta se asom a la puerta, y los vio all estaban cuntos eran?
Bajo la lluvia y con la puerta de la aldea abierta por Zul y Zambi, comenzaron a entrar refugiados,
con las ropas apegadas a los cuerpos, todos con sangre en alguna zona, hombres que caan arrodillados,
mujeres que lloraban a punto de desmayarse suplicando piedad, nios que entraban con los ojos abiertos de
par en par y las lagrimas a borbotones. Vilches mir aquel panorama desolador, Maca se puso a su lado y a
tan solo unos centmetros de ambos, Esther boquiabierta sin entender nada.
Maca haba encontrado a una mujer sangrando abundantemente, la examin, saba que no haba nada
que hacer con ella, Zul mir a la doctora y tambin lo entendi, a su lado otra mujer lloraba, sin duda
deba ser su hija, el hombre la tap con una manta y le roz su mano en la cara, diciendo una oracin en su
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idioma. Yildas ayudaba a Vilches, haba que cargar a un hombre herido, con un corte abierto en el
abdomen.
V_ Dib que no salga nadie de las cabaas, los nios que no salgan.
Di_ Talo Ziku.
M_ Esther! ven rpido le llam con la voz algo quebrada.
E_ Qu? lleg con el pelo apegado a la cara por la intensa lluvia, con sus ojos abiertos como platos por
los nervios.
M_ Tienes el maletn?, cose a este nio
E_ De acuerdo. Laobi aydame a llevarlo al hospital.
La lluvia se haca cada vez ms intensa, en sus ropas no solo caladas de agua, tambin manchadas de
sangre, Esther miraba atnita a la gente all echada en el suelo, llorando, suplicando, rezando, eran algo
ms de cuarenta personas, Teresa y Lula no daban abasto, les ayudaban a taparse, no saba de donde haban
sacado aquellas mantas, les ayudaban a llegar hasta la parte del comedor a salvo del agua los que podan
andar, los que no tenan ms que agotamiento fsico. Nmaba por su parte, con su perro llevaba agua, l le
tiraba de la falda y la mujer daba un cazo, las personas lo acogan como si les salvara la vida en ese
instante, le besaban las manos y la mujer lloraba sin poderlo evitar, recordando aquel da que lleg herida
de muerte con sus cuatro nietos, y sin el alma, porque su alma se haba quedado en medio del camino junto
a su hija muerta.
E_ Maca estoy aqu qu hago? volvi a ella trabajando codo con codo.
M_ Est mujer est muy mal Esther, tendremos que operar su voz era oscura y agitada segua con su
Fonendo oscultando a la mujer. Llama a Zambi.
Muj_ Mwasi kusadisa kusadisa ke mana ve (mujer blanca aydame tengo fro).
M_ Esther le neg con la cabeza, y Esther comprendiendo que iba a morir cerr los ojos poniendo sus
manos sobre el rostro. Lula!, encrgate de ella.
V_ Maca tienes a alguien para operar!
M_ No, tena una pero Esther not su seriedad.
V_ De acuerdo vamos Teresa ha dividido a los heridos en dos ya sabes.
M_ De acuerdo, ven conmigo Esther.
E_ Si
T_ Maca aqu! le llam Teresa que tena un nio en sus brazos. Rpido tiene dificultad para respirar.
M_ Vamos! el pequeo tendra unos tres o cuatro aos, Zambi lo carg en brazos y con el gesto
marcado por el dolor corri hasta la clnica.
E_ Tengo preparado el oxgeno.
M_ Est bien joder est ardiendo hay que ponerle rpidamente paracetamol. Banga t, banga t
kamwana (tranquilo, tranquilo pequeo).
E_ Tiene las pulsaciones muy alteradas Maca
M_ Lo s hay que estabilizarlo como sea abri un cajn y sac una jeringuilla le inyect mientras el
pequeo berreaba. Mono kuzaka, mono kuzada (lo s, lo s)
Mientras ellas luchaban por el pequeo, Vilches en medio de la aldea ayudado por Teresa acababa de
hacer una incisin en el pulmn, aquel hombre estaba entre la vida y la muerte, el poblado en la
tranquilidad de la noche se haba vuelto un infierno, la lluvia insista dificultando ms su labor.
Muj_ Na nge bakala, na nge bakala (mi marido, mi marido), repeta una mujer llorando sin cesar
mientras balanceaba su cuerpo de atrs adelante.
V_ Dile que por favor se calle Teresa.
101
T_ Lula le seal a la mujer.
Sa_ Kuradisila kusadisa (quiero ayudar) les dijo agachndose.
V_ Teresa cose aqu, rpido Yildas dale el foco, Zul ve a Maca y dile que necesito la cama ya!. Joder
no para de sangrar su nervios, su alteracin era patente en su rostro.
En el hospital las dos mujeres haban logrado estabilizar al pequeo, cuando estaban terminando se
present ante ellas Massamba con la mirada perdida, con gesto triste.
Esther vio entrar a aquel hombre envuelto en sangre ayudado por los hombres de la aldea, no dud
ninguno de ellos en ayudar, sin duda el gesto de Massamba y Ngoubi le haban hecho sentir como su piel
se erizaba, como Lula sin hablar haba ayudado a morir a una mujer, como Nmaba entre lagrimas daba de
beber arrastrada por un perro que, sin duda era ms sensible que aquellos que haban provocado aquella
destroza humana, aquella matanza, nios, mujeres, ancianos, hombres, no importaba nada, Carlos lo dijo,
era mala poca pero sin duda en ese instante se sinti fuerte, estaba all luchando con Vilches por aquel
hombre, ayudados por una Teresa gil en maniobras, codo con codo, no saba su idioma, pero con la
mirada deca tanto, la mirada de Esther hablaba Kikongo.
Fuera, la lluvia haba disminuido, el cielo segua negro, los hombres seguan ayudando a una Maca
que se senta desarbolada, no poda acudir a todos, los gritos se le clavaban en el alma.
Ns_ Mwasi separar bien de mal, en el pozo hay una mujer mal, muy mal, quedan dos nios yo creer que
es fro tapar.
M_ Nsona tienes que estar con tus hijos.
Ns_ Todos somos hijos hoy
M_ Gracias sus ojos se llenaron de lagrimas, eran esas palabras las que le daban aliento en los peores
momentos, juntas fueron a ver a la mujer, realmente estaba mal. Me oyes?, dile todo lo que te diga
Nsona.
Ns_ Si mwasi.
M_ Pregntale dnde le duele?, no le veo herida la iba reconociendo.
Ns_ Dice que no sentir nada
M_ Est bien le toc el pulso. Lo tiene muy dbil
Ns_ Dice que bala dar en su hijo y no sentir.
M_ Vale est en shock qudate con ella se levant y mir alrededor, los hombres haban sacado los
focos que de vez en cuando deban utilizar, all con aquella luz artificial el panorama era desolador.
Hijos de puta malditos hijos de puta
E_ Maca la asust Esther al llegar.
102
M_ Qu? la mir con el dolor grabado en sus pupilas.
E_ Dicen que falta una mujer que vena muy mal a punto de dar a luz le dijo apurada pero con
decisin le pregunt. Vamos?
M_ Estn todos controlados?
E_ S resopl porque se senta abatida.
M_ El hombre?
E_ Muy mal pero
M_ Vamos
Juntas salieron del poblado, Maca cogi una linterna, saba que aquello que estaba haciendo era una
imprudencia y ms llevarse a la enfermera, por eso se detuvo, girndose y le dijo.
M_ Qudate.
E_ Por qu? la mir seria.
M_ No podemos salir Esther menos las dos
E_ No voy a dejar que vayas sola y si hay alguien?
M_ Por eso mismo debo ir sola, si no he vuelto en no s cinco minutos lo dices.
E_ Vale pues que te acompae alguien.
M_ No qudate aqu, no te muevas le dijo seria.
E_ Ve con cuidado.
La vio partir con la luz de la linterna apagada, de repente not que el miedo se apoderaba de ella, y
si le pasaba algo?, no poda dejarla, no poda poner en riesgo su vida, si le pasara algo no se lo perdonara,
quiz debi avisar a Vilches y no a esa cabeza loca, que saba ira a buscar a la mujer.
Los aos en la Selva, haban agudizado los sentidos de Maca en la noche andaba despacio, atenta a
cualquier sonido, a cualquier voz que pudiera resonar en la oscuridad y poda salvarla o no del peligro, un
pie tras otro delicado, suave, como si se desplazara descalza, sin embargo de repente algo son por su
espalda y sin mediar palabra se gir propinndole un golpe con la linterna, entonces supo que le haba dado
de pleno en la cabeza.
E_ Auuuuuuuuuuuuuuuu!
M_ Joder pero no te he dicho que! de pronto el llanto de un beb les llam la atencin.
E_ Lo oyes? deca mientras se frotaba la cabeza, el chichn que iba a salirle iba a ser importante.
M_ S por aqu las bocas de ambas estaban secas, las gargantas parecan parte del desierto de frica,
los nervios atenazaban las manos, los msculos. Por aqu Esther.
E_ All, enfoca he visto algo blanco le estir del brazo haciendo que la luz fuera a parar a una mujer
que se encontraba sentada sobre el tronco de un rbol, con su tnica blanca manchada de sangre.
M_ Dios mo acaba de parir! susurr aterrada.
E_ Oh no!. Maca, est
M_ Est muerta hay que cortar el cordn
E_ Joder no poda detener sus lagrimas mientras la lluvia volva a caer.
M_ Sujtame la linterna.
E_ Si le dijo llorando.
M_ Vamos pequeo vamos en su garganta un nudo haba aparecido sin aviso, no quera ver el rostro
de la madre, con los ojos abiertos, repleta de sangre su entrepierna.
E_ Ya se ha callado! Maca se quit la camisa envolviendo al pequeo, quedndose con una de
tirantes.
103
M_ Corre no hay tiempo que perder hostia! susurr echando a correr mientras desde fuera llamaba a
gritos, Esther haba corrido pero a mitad camino volvi sobre sus pasos y le cerr los ojos aquella madre
que haba dado su vida por salvar la de su hijo. Vilches! Vilches!
T_ Es Maca se gir sobrecogida por su voz repleta de miedo.
V_ Dnde coo estn?
T_ Mrala trae algo en sus brazos.
M_ Es un beb es un beb necesito el quirfano.
V_ Joder dnde estaba? preguntaba mientras entraba corriendo tras ellas.
E_ Fuera nos avisaron que faltaba una mujer me lo dijo Nsona
M_ Est muy mal no tiene apenas latido.
V_ Maca la mir preocupado.
M_ No Vilches
V_ Maca Esther los miraba, Teresa mostraba su pena, su dolor por aquella criatura.
M_ Djame intentarlo
V_ Piensa en el futuro.
M_ Esther me ayudas?
Sa_ Ziku, ziku nswalu nunumi me fwa (Doctor, doctor rpido, el anciano ha muerto).
V_ Joder Maca ya sabes le apunt con el dedo.
M_ Esther necesito una cnula, rpido.
E_ Si se march apuraba abri el armario bajo la atenta mirada de Massamba que se encargaba de vigilar
al nio. Aqu est.
M_ Voy a sacarle todo lo que tiene en los pulmones.
E_ Maca est ponindose morado.
M_ Pon la manta, trae una manta.
E_ Voy Massamba volvi a mirar a aquella mujer que con gesto desencajado y una rojez importante
en su frente sala a por una manta con los ojos enrojecidos. Aqu est.
M_ Vamos pequeo deca mientras trataba de aspirar los lquidos que lgicamente haba tragado al caer
al suelo. La madre debi parir sabiendo lo que hacia.
E_ Si sigue con latido dbil segua ayudando a Maca.
M_ Vamos cario reacciona vamos! Estamos aqu para salvarte venga le deca con sus ojos
rasgados por la preocupacin.
E_ No reacciona, necesita el calor de la madre.
M_ No me digas? le dijo con cierto rintintin, al darse cuenta le dijo. Lo siento
E_ Ya s!
M_ Dnde vas Esther Esther.?
E_ Teresa y Lula?
T_ All le seal mientras le daba un caldo a una mujer que tiritaba mientras hablaba con Nmaba que les
daba tranquilidad. Nmaba otra vez igual
Nm_ ke dila na mono Teresa (mi corazn llora).
T_ Es la peor pesadilla Nmaba la peor y nadie hace nada por detener esta locura.
Nm_ Muntu kele ya kupola (el hombre est podrido), suspir y mirando sin ver el cielo susurr con voz
queda. Mami Wata kulolama yandi mwana (Mami Wata castiga a sus hijos).
T_ Si nios mujeres, Mami Wata nos dio la espalda con razn esta gente no pudo continuar
al ver all tanto dolor, tanto sufrimiento, segua a pesar de su experiencia, llorando con ellos, era lo nico
que poda hacer.
Ambas se intercambiaron una mirada repleta de nervios, saban que haban trabajado en equipo a
pesar de sus diferencias, y as, se lo dijeron con los ojos.
Esther y Maca se intercambiaron por primera vez una mirada con algo ms de sosiego, entonces,
Maca se percat de la frente de la enfermera.
Al llegar, supo que le iba a caer una buena bronca, era consciente de lo que haba hecho as que
decidi no dar el gusto a Esther de ver como la rea.
M_ Vale, lo acepto, he infringido las normas, no deb salir a por el beb sin avisar, y adems he sido
doblemente mala porque aqu la pija, vino detrs, a parte de llevarse una buena torta por mi parte, eso si,
sin saber que era ella
E_ Si llegas a saber que soy yo me das ms fuerte.
M_ Puede ser, no lo niego, pero bueno lo que deca Vilches las miraba serio con los brazos cruzados
uno sobre otro. S que me he equivocado y no lo volver hacer palabrita del nio Jess.
V_ Encima con pitorreo, mira ibas bien hasta el final. No es la primera vez, y en esta ocasin no solo has
puesto en peligro tu vida, sino, la de Esther, contando que es novata entiendo que su primer impulso haya
sido ayudar, que por otro lado, tratndose de ti no s porque lo ha hecho.
E_ Lo hice por la mujer se defendi demasiado deprisa.
V_ Me importa una mierda porque lo hicisteis, en este momento que tenemos el hospital lleno, cuatro
muertos que enterrar y un nio que os estis empeando en salvar, jams podis poner vuestra vida en
peligro, porque entonces, no solo vosotras sino, todas y cada una de las personas que os necesitan, estn
vendidas al diablo. Entendido?
M_ S.
E_ S agach la cabeza.
V_ Pues ahora, a hacer informes. De los tuyos, de lo que t has hecho Esther, y yo me encargo de lo mo,
Dvila est avisado, se han puesto en camino vendr con Carlos Maca no pudo evitar mirar de soslayo a
Esther que no se inmut. A trabajar. Ah!, y enhorabuena hacis un buen equipo.
Salieron un tanto descolocadas por aquella ltima frase, no se haban parado a pensar en lo que
haban estado haciendo, y tampoco lo iban a hacer en ese momento porque deban seguir trabajando por
esos dos nios.
M_ Cmo est Masamba? le pregunt por el nio que haba entre sus brazos.
Ma_ Tranquilo.
M_ Gracias
Ma_ Masamba no querer ver tristeza Ziku.
M_ Lo s pero en estos momentos es muy difcil.
Ma_ Tus ojos hablan lo que tu boca calla le dijo mientras la miraba tan intensamente que Maca sinti un
ligero temblor en todo su cuerpo.
106
E_ Maca ven la llam desde la sala del quirfano. Mira est reaccionando le dijo con una sonrisa.
M_ Djame ver
T_ Este nio quiere vivir, y Lula le est dando un buen motivo le acarici la cara a la chica que por
momentos se haba ido tranquilizando al sentir como aquel pequeo beb se mova.
M_ Si, sus constantes parecen que se han equilibrado lo examinaba sin separarlo del pecho de Lula.
E_ S, pero deberamos alimentarlo.
T_ Nsona est preparando leche rebajada, ha ido a sacarla a la cabra.
M_ Bien es muy pequeo pero sus pulmones estn bien formados dijo tras auscultarlo.
E_ Si, ha llorado a gusto
T_ Venga a trabajar chicas, que aqu se queda Lula tranquilita con el beb. Ests cmoda? ella asinti
. Voy a seguir con mi trabajo, vale?
E_ Habr que hacer los informes puso gesto algo preocupado Maca la mir de lado. Dnde los
haces?
M_ En el comedor, all con una taza de caf vienes?
E_ S nunca he hecho un informe.
M_ Ay que te lo tengo que ensear todo! venga vamos
Ambas salieron del hospital despus de haber revisado a sus pacientes, el hombre que haba operado
Vilches, segua grave, su mujer junto a l sin tocarlo, sin rozarlo con la frialdad de la distancia, Maca le
explic que solo si estaba muerto poda tocarlo, eran leyes de sus tribus, el nio que Masamba an herido y
sentado en un silln vigilaba con la ayuda de Ngoubi. La mujer con el shock, dormida por barbitricos que
Vilches le haba suministrado soando que lo vivido era una pesadilla y su hijo corra haca ella.
All dentro pareca todo controlado, al salir, an el cielo segua oscuro, haban pasado dos horas y
media desde que Esther se asomara aquella ventana y fuera testigo del horror. All, quietas ambas con los
ojos entrecerrados observando alrededor suyo, Esther sinti un nudo en su alma, ola a muerte, a sangre,
ola a horror, a miedo, a desconcierto, a un no saber que hacer, a donde ir, que decir. Slo rogaba que
apareciera el sol, como si con su luz pudiera llevarse toda la pesadilla en la que haban estado viviendo.
Hubo un momento que perdi de vista todo porque le llam la atencin un nio sobre una mujer, tena su
mano metida en la boca, sus ojos tristes, parpadeaban con lentitud, no lloraba, pero aquel rostro con un
gesto al que no poda definir la expresin que marcaba le parti el corazn. Se agach hasta l, lo mir, el
nio la mir durante unos segundos vio en aquellos ojos el horror dibujado, y lo nico que pudo hacer fue
abrazarlo, darle su calor, no tena ms que eso, que aquel calor humano que otros haban vuelto hielo, sus
ojos se haban llenado de lagrimas y comprendi, lo duro de la situacin, y se alegr de estar en aquel
preciso momento all, en aquel preciso instante rodeando el cuerpo de aquella criatura.
Dos ojos haban contemplado la escena, dos ojos haban temblado y un corazn haba palpitado de
diferente manera, un alma haba tocado a la puerta para recordar que segua viva, y un cuerpo haba tiritado
de pies a cabeza.
En el comedor, Maca le haba estado explicando a Esther lo que deba hacer con los informes, como
rellenar y como explicar cada accin en la que ella se haba visto implicada, sobre todo tenia que apuntar
ms o menos todos el material que haba estado utilizando. Una vez todo explicado todo se march hasta
su cuarto, necesitaba cambiarse, la mezcla de olores que se daban en aquellas circunstancias, lograban
marearla hasta el punto de sentir que perda el conocimiento, sangre, vomito, su propio sudor y su propio
miedo. Se dio una ducha rpida y al salir, respir aliviada, el sol llegaba para llevarse la tenebrosidad de la
noche. Al quedarse quieta pudo notar como el agotamiento fsico y mental comenzaba a hacer mella en su
cuerpo, pero saba que no poda detenerse an quedaba mucho trabajo por hacer. Se cambi pensativa, por
ms que no quisiera pensar. Al salir de su cabaa, la imagen era desoladora. Hombres, mujeres y nios,
sentados en el suelo, apoyados unos con otros, dndose calor con las mantas, con sus cuerpos, miradas
perdidas, lagrimas en silencio, y sinti la misma rabia que la primera vez que vivi aquella misma
107
situacin, con otros rostros, otros nombres, pero al fin y al cabo, seres humanos. Revis a los que
mostraban golpes, heridas, a los nios, habl con algunos que necesitaban paz, ayud a Nmaba con su
perro y Nsona a repartir leche caliente y mandioca, les entregaba no solo el alimento, sino tambin una
sonrisa, y aquella gente con la sonrisa en su rostro, le daba las gracias ante su propia desgracia.
Cuando termin de repartir, con paso cansado fue a entrar al comedor pero la voz de Teresa y la otra
apagada de Esther la hizo detenerse en seco tras la puerta, nunca fue muy dada a escuchar conversaciones
ajenas, pero, tratndose de quien se trataba se detuvo expectante.
108
Mientras en el comedor haba silencio entre ellas, Maca lea uno de los informes con el ceo
fruncido, y Esther, como no estaba acostumbrada a que la tratara as no saba muy bien que decirle.
Carraspe y finalmente le dijo:
Maca se qued a cuadros, all sentada, jams se haba sentido tan insignificante, tan humillada, tan
pisoteada. eso era lo que crea Esther de ella?, solo le interesaban las cosas relacionadas con
M_ Ah no sta me oye! susurr con rabia echando el papel y yendo tras ella.
En el hospital, Vilches tena mala cara, saba que en unas horas llegaran a llevarse a la gente que
pudiera caminar, a los heridos los dejaran all, y saba que aquel beb iba a crearle problemas con Maca.
Cabizbaja se march al despacho, haba sido demasiado impulsiva, reconoca que haba dado un
golpe bajo a Maca con lo del sexo, no entenda que le pasaba, sin duda los nervios, sin duda la falta de
sueo, llevaba muchas horas sin dormir. No pudo evitar que las lagrimas cayeran por su rostro por
primera vez en su vida se sinti perdida.
Mientras en el quirfano donde haban previsto todo para comodidad del beb y Lula, una perpleja
Maca se encargaba de revisar al nio. Lula la miraba con sus ojos grandes asustados, ella no haba pedido
que le dieran aquel encargo, ella no quiso ser participe de aquello, pero conforme pasaban los minutos y
aquel pequeo ms se aferraba a ella, ms dependiente de aquel beb se haca. Maca entenda su gesto, le
acarici la cara, la chica la mir con los ojos repletos de dudas.
M_ Eres increble Lula, siempre te he admirado y lo sabes. Te gustara quedarte con l? la chica asinti
con pena. Es una responsabilidad muy grande, aunque s que sera muy feliz a tu lado la chica volvi
a mirarla. Me gustara poder decirte que no se lo van a llevar, si hubiera venido Claudia yo podra con
mi arte cambiarla de opinin la pequea que saba de sus artes, sonri de lado muy poco, pero lo
suficiente para que Maca sonriera con ella. Pero viene el pavo de Carlos, y lo nico que nos queda es
que con su afn de protagonismo con Esther, te d al beb Lula si supiera que llevndote lejos con l,
podras sobrevivir, lo haca la chica le dio la mano, y al estrecharla entre las suyas, aquellas pieles tan
diferentes en color, mostraban algo idntico, el temblor del miedo a perder. Lo intentaremos Lula.
Cuando Vilches entr, Esther se haba tranquilizado algo. l le dio una caja de pauelos y se sent
enfrente. La mir. Esther agach la mirada. Vilches suspir.
110
V_ Sabes?, cuando te vi bajar de aquel avin con tus marcas, tus maletas, pens que no durabas un da,
que no poda haber tenido ms mala suerte contigo Esther agach la cabeza. Hoy, tres das despus me
alegro que formes parte de mi grupo, s que renes lo que busco para mi equipo, valiente, consecuente con
tus actos, luchadora, buena enfermera y mejor persona. Pero tienes un defecto Esther, y es que eres
demasiado sensible y esto, tarde o temprano acaba matando en frica, hoy es ese beb, otro da ser un
nio de corta edad, otro una anciana, y me llenaras la aldea de pobre gente que no se merece lo que tiene,
y esta aldea es lugar de paso, estamos para lo que hemos vivido esta noche, luchar por arreglar lo que esos
hijos de puta desarreglan con sus valientes pistolas, estamos para salir a vacunar, pero no tenemos potestad
para nada ms, te dije que no debas involucrarte en las historias, pero eres como Maca, y eso es para m un
problema, ahora no solo tengo que aguantarla a ella con sus justas reacciones, sino, a ti tambin. S que ese
nio podra ser para Lula su salvacin, pero Lula no tiene marido, es una mujer que para los ojos de todo el
mundo ha sido ultrajada, no es persona, excepto aqu, si Lula un da debe abandonar este lugar, se
encontrara en un mundo cruel donde lo ms seguro es que ella y su hijo sufrieran lo indecible, s que es
duro, y s, que estamos aqu para salvar vidas, pero a veces, es mejor quedarse quieto.
E_ Eso jams no s que futuro tendr el pequeo, pero no me pidas que gire la cara ante una desgracia y
deje morir a alguien.
V_ El tiempo te enseara que a veces, no podemos hacer ms que dar la mano y no dejarles morir solos.
Esto es frica, hoy hemos acabado con las provisiones de todo un mes, no nos van a poder traer mucho
ms material, otra avalancha y no podremos curar. No quiero ser duro, solo realista, entendido?
E_ S, siento si he fallado dijo con gesto apesadumbrado.
V_ Estoy acostumbrado a la Miura, y sobre ella tambin quiero comentarte algo. No la juzgues por su
comportamiento algo avasallador contigo, no la juzgues por la ligereza que tiene en sus bragas, y las bragas
de otras, esta noche debes juzgarla como mdica, es la mejor, y yo la he visto encaonada con una pistola
en su frente salvando gente, la he visto con una bala metida en su muslo corriendo con una mujer en sus
brazos, la he visto disparar a quien trataba de violar una nia Maca puede ser una persona engreda o
absolutamente insoportable como mujer, pero como integrante de mdicos sin fronteras y como persona, es
un ejemplo a seguir.
E_ Me disculpar con ella me he pasado le dijo con pena an impactada por las hazaas de Maca.
V_ Por cierto empieza a gustarte? la mirada de Esther le hizo carraspear. Vale, tengo que decirte
que estuviste muy bien en el partido, si, toda una Maradona. Venga ve a descansar un rato.
Sali de all con la impresin de que haba sido muy dura con Maca, y era cierto, lo haba sido, haba
mezclado su experiencia con ella en el terreno personal con el laboral, quizs era tan sencillo como
sentarse hablar, dialogar como personas adultas, en tres das haba vivido tanto que le era imposible ser
racional, desde aquel abrazo que le provoc calma, al beso robado en el lago, los golpes en el partido de
ftbol, la lucha por el beb codo con codo, sin contar que le haba salvado la vida dos veces, eran tantas
sensaciones buenas como malas. Pero en medio de todo aquello, haba una labor humanitaria que no poda
dejar que se viera afectada. Se sent abatida sobre la cama, se tap la cara con sus manos, resopl, y vio
aquel cuaderno, entrecerr los ojos, lo mir, se arrastr sobre la cama y lo cogi. En sus pginas reconoci
la letra de Maca, busc porque saba que alguna trampa habra, pas las pginas encontrando toda clase de
palabras que podan ayudarle, hasta llegar al final del libro. Ni una palabra inadecuada, ni una nota subida
de tono.
E_ Me estar equivocando?
Esther se haba duchado y haba vuelto al hospital, Lula segua con el nio entre sus brazos, con un
gesto serio pero resignado, al pequeo con la ayuda de Teresa lo iban cambiando de posicin, de brazo, y
all con Nsamba quien se mostraba encantada de ayudar a aquella joven muchacha, haban pasado la mayor
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parte del tiempo hablando de nios, de sonrisas tratando de borrar el horror de las personas que fuera se
hallaban. Al entrar, salud a un Massamba que pareca muy serio hablando con Ngoubi, el muchacho se
mostraba taciturno y algo contrariado, revis la herida de Massamba que lejos de mirarla como haca a
veces se mostraba casi enfurecido, sus msculos fuertes, se encontraban completamente contracturados,
sus ojos mostraban ira, y Esther tan solo le dedic una sonrisa al terminar de curarlo. Despus cur a
Ngoubi y cuando lo estaba haciendo, Maca sala del despacho de Vilches, la omiti pero Esther la llam.
E_ Maca se acerc a ella con los guantes puestos. Maca se detuvo suspirando pero no se gir.
Puedes girarte un momento?
M_ Qu quieres? le habl muy seria.
E_ Quiero disculparme por lo que te he dicho antes.
M_ Tranquila me ha quedado muy claro la visin que tienes de m, pero no me importa, francamente.
E_ Es la visin que t te has empeado en crear le contest firmemente. Adems a m tampoco me
importa esa parte tuya, pero an as creo que me he pasado.
M_ Ya est?
E_ Creo que podramos bueno djalo se gir y se call su idea de poder hablar como dos
personas civilizadas.
Como si le hubieran golpeado a ella tambin sali de aquel lugar sintiendo una opresin en el pecho,
haba visto en los ojos de Esther un sentimiento de culpa pero su lengua haba vuelto a ser demasiado
realista. Con paso decidido se fue hasta la cocina, quera llevarle caldo a Lula, deba alimentarse.
T_ Qu pasa Maca?
M_ Nada la pija
T_ Crees que no podis sentaros y hablar?
M_ De qu? la mir con ojos abiertos.
T_ Creo que hay un problema, sois muy buenas como equipo mdico, pero nefastas como compaeras,
creo que tus artes han creado en Esther un arma de defensa, le has gastado demasiadas bromas pesadas
Maca
M_ Esther no me interesa lo ms mnimo Teresa puede que al principio me llamara la atencin, pero
no soy tonta y s a quien hincarle el diente Esther se detuvo en la puerta. Para m Esther no significa
nada como mujer te lo aseguro, no tengo el ms mnimo inters de tener nada con ella, prefiero pasar
hambre que comerme una fruta podrida.
E_ Hola entr tras or el comentario, le haba molestado y su gesto as lo indicaba.
T_ Mira, ahora podrais hablar, creo que no habis comenzado nada bien y es necesario que
M_ Yo no tengo nada de que hablar tienes t algo de que hablar?
E_ No, absolutamente nada.
M_ Pues ya est, ale ya est.
E_ Eso ya est.
M_ Voy a llevar esto a Lula.
E_ Y yo voy a llevar agua caliente a Ngoubi.
T_ Son iguales murmur al verlas salir cada una con su encomienda. Estas acaban juntas para el resto
de su vida una que no quiere comerse a la otra, y la otra que se ofende porque se siente rechaza justo por
la persona que para ella es una vbora
V_ Lagarta Teresa, lagarta.
T_ Qu susto Vilches! se puso la mano en el pecho.
V_ Yo de ti estara tranquila son tal para cual, en el momento se den un revolcn todo est claro. Necesito
un poco de agua con te.
T_ Voy ay Vilches con lo bien que estbamos cuando Maca era feliz!
112
V_ Pero esto es lo que tenemos, he hablado con las dos, a Esther la he puesto en su sitio, a Maca tambin,
reconoce que Esther es muy buena en su trabajo, as que en cuanto Esther se muestre dbil Maca atacar y
Esther teniendo la experiencia que tenemos estar encantada, vamos que no quiero que Cruz pise el
campamento mientras est aqu Maca.
T_ Sera incapaz y t lo sabes, Maca respeta y quiere muchsimo a Cruz.
V_ Yaya que la ta no s que tiene que todas van tras ella como locas
T_ Anda ve, que a ver que hacemos con el pequeo.
V_ Han metido la pata, y Maca lo sabe.
T_ No debiste decirle lo del beb a Dvila.
V_ Claro y que hacemos, lo escondemos en un rbol? la miraba serio. No te dejes influir por estas
dos eh?. A m lo que realmente me preocupa es la visita de maana
T_ Y qu vas a hacer?
V_ Haba pensado mandarlas con Zul y Dyb, creo que tal y como estn las cosas ahora no me puedo
mover de aqu.
T_ Qu peligro!, pero mira bien mirado, podra servirles de ayuda o se matan o se arreglan.
V_ Querrs decir o se matan o se comen, en el sentido de
T_ Ay Vilches no me vengas con esas!, que bastante tengo yo con entender.
V_ Ah, pero t tambin entiendes?
T_ Anda que!, tira tira
Primero entr Maca con gesto serio, andar contundente, despus entr Esther con gesto serio, andar
contundente. Massamba las contemplaba, haba aprendido a entender los signos del rostro de las Mwasi.
Tras un suspiro y una mirada reprobatoria del hombre al joven Nsogi, tom aire y llam a la puerta donde
Lula cada vez se encontraba ms identificada con aquel nio que llevaba siete horas entre sus brazos. Le
abri la puerta Esther que lo mir sorprendida sin abrir demasiado, saban que a Lula que los hombres
estuvieran cerca suyo, le pona nerviosa.
E_ Dime Massamba?
Ma_ Massamba quier hablar con mwasis.
E_ Vale espera
Ma_ No, Massamba entrar dijo seguro.
E_ Bien espera volvi a repetir y se gir mirando algo desconcertada a Maca quien la miraba igualmente
al ver su gesto serio. Es Massamba quiere entrar ambas miraron a Lula que se estaba tomando el
caldo.
M_ Qu dices Lula? la chica asinti. De acuerdo, que pase le dijo a Esther ponindose en pie junto
a la camilla.
Ma_ Hola mwasi Maca.
M_ Qu pasa Massamba?
Ma_ Massamba quiere ayudar a Lula, yo ser casi viejo pero tener manos fuertes para labrar, para cazar, yo
hacer cargo de Lula y el pequeo, si ella quiere, yo estar dispuesto a decir es mi nkento (mujer).
M_ Espera se adelant hasta l sabiendo lo que eso significaba para Lula, y para l, sus manos temblaron
sus ojos miraron al hombre emocionados. Ests seguro?
Ma_ Massamba estar con Lula ella no querer y querer otro hombre, Massamba dejar, yo no quiero nada,
ella es mujer libre pero merecer ese pequeo, l tener suerte sonri mnimante.
E_ Joder fue lo nico que acert a decir una ms que emocionada Esther que mir sonriendo a Lula a
quien por primera vez vio sonrer.
M_ Uf tendremos que hablar con!
Ma_ Yo hablar, mwasi no preocupar le dijo con ese gesto amable de aquel hombre que meda ms de un
metro noventa, y tena una espalda ancha y unos msculos casi perfectos.
113
M_ Gracias Massamba gracias se abraz a l emocionada y el hombre la abraz tan solo con una
mano que le era suficiente para cubrir su espalda.
E_ Massamba le sonri e hizo lo mismo que Maca el hombre no saba como abrazarla pues si a Maca
le cubra parte de su espalda a Esther mucho ms.
Ma_ Mwasis valientes mi corazn agradecer la ayuda al beb.
Esther mir a Maca sonriente, Maca mir a Esther sonriente, Lula mir a todos emocionada,
entonces mientras aquellos ojos se perdan los unos en los otros, oyeron decir.
Ambas se giraron como si tuvieran un resorte en sus talones, Lula haba hablado y el efecto que
caus aquella voz trmula fue que los ojos de Maca se llenaron de lagrimas, Esther la mir de reojo, saba
que aquella reaccin de Lula para ella, significaba mucho, tanto que su boca se haba quedado entre
abierta, se acerc hasta la muchacha, se miraron con todo el cario que se haban demostrado en silencios
durante los cuatro aos que Lula llevaba all, Maca era consciente que la nica posibilidad de ser madre era
aquella, la violacin, haba terminado con una operacin a vida o muerte, vaciando todo su vientre. Se
agach mirndola fijamente.
M_ Lula a pesar de esto an nos faltara el visto bueno de Dvila ya sabes que no se puede hacer de
acuerdo? la chica asinti. Pero sea como sea lo intentaremos, vale pequea?
La muchacha por primera vez en tanto tiempo, sonri, y aquella sonrisa amplia provoc en Maca
una oleada de sentimientos que no pudo controlar ms que con un abrazo a Lula, un beso en la frente y otro
en la frente de aquel beb. Esther contemplaba la imagen emocionada, era consciente que lo que acababa
de ver era el lado tierno de Maca, ese del que Teresa le habl y ella no la crey.
Pasaron dos horas, Maca y Esther volvieron a repasar a los heridos, tambin a los golpeados que
aguardaban a que la camioneta los recogieran y los llevara a esos campos de desplazados. Lo haban
perdido todo, muchos como haban estado contando a Teresa o a Nsona, o los hombres hablaban con Zul,
y el resto, haban perdido no solo sus casas sino, sus familias, algunos las haban perdido enteras. Los
nios, ajenos realmente al drama que estaban viviendo sus mayores, se unan en los juegos a los nios de la
aldea, cantos, risas, juegos, hacan menos pesada la espera. Y all vigilante a todo cuanto pasaba se
encontraba Esther, todo aquello era nuevo para ella, hasta aquellos sentimientos de miedo, incluso lastima
por lo que estaba pasando, y el ms fuerte ver el desamparo al que iban a enfrentarse. Esperaba sentada a
que la expedicin llegar, con sus ojos captando las risas de los nios que le daban ese respiro que no poda
llenarla de paz.
Los nios de la aldea y los dems nios que haban llegado refugiados, salieron como era su
costumbre para recibir el camin, Esther junto a Vilches haba adelantado su posicin para esperarlos,
mientras Maca llegaba con cara no de muy buenos amigos.
D_ Hemos tenido problemas eh?, hay que estar atentos est todo muy liado fue lo primero que le dijo a
Vilches al bajar.
V_ Lo s.
D_ Ponerme al da dijo mirando a su alrededor, por muchos aos que llevara trabajando en frica,
siempre le sobrecogan aquellas imgenes.
V_ Vamos al despacho.
Ca_ Hola Esther le salud con una sonrisa.
E_ Hola
Ca_ Ests bien?
E_ Despus de algo as no se puede estar bien elev los hombros un tanto decada.
M_ Si es que haces cada pregunta guapito
Ca_ Hola Maca le dijo hacindole una pequea reverencia algo burlona. Cmo est la mdica ms
borde de la Selva?
M_ An no te has dado cuenta que estoy muy buena? lo mir un tanto provocativa y con una sonrisa
muy lasciva que provoc en Esther una carraspera inesperada. Sabes llegar o te tengo que acompaar?
Ca_ Tranquila s llegar le contest molesto.
Primero pas Maca quien dej a tras a la pareja, Esther no quera ponerse a su lado, le pareca que
junto a Carlos estaba ms protegida, y mientras Vilches le contaba lo sucedido, con datos y revisin de los
cuatro heridos dos de ellos graves, Esther se mostraba pensativa, por qu refugiarse en Carlos?, saba la
respuesta pero se la negara miles de veces.
D_ Bien creo que tenemos que denunciar los hechos y quiero vuestros informes rellenados y firmados.
V_ Dvila por favor, quin te crees que somos!; principiantes? se quej poniendo sus manos sobre las
caderas.
D_ Est bien est bien imagino que ya lo tenis.
T_ Buenas tardes entr con una sonrisa de oreja a oreja Teresa y una bandeja en sus manos.
D_ Ya pens que no ibas a llegar nunca.
T_ Toma guapo te he preparado un pastel de manzana Maca mir a Esther sonriendo mientras le guiaba
el ojo, Esther quit sus ojos de ella.
D_ La mejor recompensa del da sin duda.
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T_ Para el mejor director de misiones esta vez el gui fue de Teresa a Maca como dndole a entender
que lo tena en bandeja, Esther se percat y sonri. Carlos?
Ca_ Gracias Teresa.
D_ Dios mo despus de esta maravilla no me quedan ganas de nada
V_ Creo que es lo que pretende le dijo en voz bajita. Armas de mujer.
D_ Ya lo s le respondi de igual modo, carraspe. Vamos a lo que vamos, que imagino que voy a
tener que escuchar a la Dra Fernndez, me equivoco?
V_ No, toda tuya buenoya sabes.
D_ Antes que nada, quiero que sepas que ni el pastel de manzana, ni tus profundas reflexiones sobre la
vida, ni los intereses de los nios, ni tus huelgas de hambre, ni tus gritos van a influir en mi opinin.
M_ Tranquilo no tengo que hacer nada de todo eso
E_ Huelga de hambre? joder la ta es un mundo de sorpresas entonces se adelant para ponerse a
su altura.
M_ Bien Maca la mir algo sorprendida por su gesto. Bueno imagino que sabes que esto no fue cosa
ma, fue de ambas, antes que nada quiero reconocer y reconozco en nuestra defensa que fuimos malas
chicas, rebeldes pero con causa.
D_ Como siempre en tu caso y espero no influyas a Esther, sabes que si te abro otro expediente
M_ Si estoy a un paso de que me echen de la Selva, y me vaya con los monos dijo con tranquilidad,
Esther la miraba de reojo, su aparente calma era admirable para ella que no cesaba de apretarse los dedos
de las manos. A lo que voy, aqu la Enfermera Garca y yo, recibimos el aviso de que faltaba una mujer
que estaba embarazada, cuando llegamos, nos encontramos con que la mujer haba dado a luz a escasos
metros de aqu pero estaba muerta, el nio le cortamos el cordn y lo trajimos hasta aqu.
D_ Bueno al menos me demostris que sois eficientes dijo algo irritado. Hasta ah es vuestro
deber.
M_ Faltara, aqu la enfermera Garca es una gran profesional.
E_ Qu pelota, luego de lo que me hizo en el partido, ser la ta!
D_ A ver enfermera Garca usted que dice.
E_ La culpa fue ma, en lugar de decirle a Vilches, le dije a Maca y bueno
M_ Yo ya soy mayorcita para tomar decisiones, as que ella solo me dijo y yo acte.
E_ Si, pero no deb hacerlo y ahora lo s, tambin tengo que decir que ella, bueno ella, me dijo que me
quedara quieta, pero no lo hice fue una decisin plenamente personal.
M_ T cumpliste al decrmelo a m y punto le dijo finalmente entre ambas se notaba la tensin.
Tras un carraspe de Teresa, ambas se callaron dndose cuenta que estaban volviendo a su
costumbre de discutir pero esta vez, ponindose en evidencia delante de los tres hombres. A Maca le
molestaba hacerlo delante de Carlos, a Esther delante de Dvila.
117
D_ Massamba, voy a tratar de nada ms llegar informar de esto, s que ese nio para ti es muy importante,
siempre te has mostrado como un hombre cabal, trabajador, creo que con la ayuda de Maca y Esther,
podramos lograr una adopcin, no quiero irregularidades, lo entiendes verdad?
Ma_ Si Ziku.
D_ Gracias Massamaba. Y vosotras esto es una excepcin de acuerdo? les dijo apuntndolas con el
dedo ndice.
M y E_ S.
D_ Ahora podis dejarme con Vilches.
T_ Mira Dvila voy a prepararte para que te lleves unas Baign, vale?
D_ Teresa que ya he aceptado que se quede el nio, mujer
T_ Pretendes decirme que te hago chantaje? lo mir ofendida.
V_ Anda todas fuera, Massamba melesi.
Ma_ Melesi Ziku.
Al salir, los rostros hablaban por si solos, la alegra era evidente en las chicas, Teresa se abraz a
Massamba que se mostraba emocionado ante la posibilidad de ayudar tanto aquella chica que l senta
como algo especial por todo cuanto haba sufrido, y aquel pequeo que sin duda se haba aferrado a la vida.
Las lagrimas recorran el rostro de Teresa, contraa los labios haciendo fuerza uno contra otro,
respir tratando de aliviar el sofoco alegre que senta, haca tiempo que algo bueno no pasaba en la aldea,
eran tan pocos los momentos que podan vivir felices, que Teresa, no pudo reprimir sus lagrimas, apoyando
su cabeza en el hombro de una Lula a quien el rostro le haba cambiado, y un Massamba, que senta su
pecho temblar de emocin pero como hombre, supo mantenerse firme viendo como aquella muchacha
segua con el pequeo apegado a su piel, dndole el calor que el cuerpo fro de su madre se llev.
En el comedor, Maca estaba revisando bajo el flexo de luz la frente de Esther, con tantas emociones
y vivencias le haba sido casi imposible hacerlo, a pesar que la enfermera le haba insistido que no haca
falta.
Con la ayuda de todos, la gente fue subiendo una a una al camin que les llevara hasta el campo de
refugiados, que por muy malo que fuera, siempre sera mejor que estar abandonados a su suerte en la
Selva. Cada uno de ellos, abrazaba al doctor y las mwasis que les haban salvado la vida, Esther ms de
una vez tuvo que hacer de tripas corazn para no romper en un llanto doloroso, no saba que les esperaba
donde iban, pero entenda lo que haban dejado atrs y lo que era peor, lo que haban perdido
emocionalmente, aquellas personas que suban parecan almas perdidas, errantes de un camino que se les
haca cada vez ms tortuoso, una mujer cogi ambas manos de Esther mirndola a los ojos, no hicieron
falta palabras ni un idioma con el que entenderse, los ojos hablaban el idioma universal del corazn, a
119
Esther le tembl todo el cuerpo, y Teresa que estaba a su lado apoy su mano sobre la espalda de la
enfermera, al separarse de aquella mujer y aquellos ojos que agradecan tanta ayuda. Maca que estaba al
otro lado, la mir y suspir trat de evitar sentir algo que no fuera distancia, los nios las saludaban,
algunos se despedan de aquellos amigos temporales que haban jugado con ellos, algunos las miraba a esas
mwasis mondeles, que por sus movimientos parecan como serpientes que reptan en la Selva, iban de un
lado a otro, nerviosas, con sus ojos tristes, irguiendo el cuello y la espalda cada vez que se deshacan de un
abrazo con esos nios, y ellos una vez arriba del camin levantaban las manos agitndolas al viento, con
esas sonrisas que reconfortaban esos corazones rotos, hechos trizas, y ese momento del adis. Maca en
esos instantes donde su mano derecha se apoyaba sobre su cintura, y agitaba la izquierda, observando el
camin y sin querer a Esther, se daba cuenta que por mucho que le pesara, s tena corazn.
Ni_ Mbata mwasis mondele (adis mujeres blancas)decan desde arriba del camin.
T_ Mbata kamwana (adis nios)agitaban sus manos tambin con unas sonrisas.
Ni_ Mbata Ziku.
V_ Mbata.
Nmaba, agitaba su mano orientada por los ladridos de su perro, Ramn ladraba y daba vueltas en el
aire como si fuera un patinador sobre hielo dando un doble mortal, Nsona con el pequeo Mbe en brazos y
su vendaje despeda a sus hermanos de sangre, los hombres daban al aire el grito ritual de la despedida
deseando de aquella manera suerte, Massamba de pie en la puerta del hospital miraba con aquellos ojos
duros la marcha del camin, l lo haba vivido y saba reconocer la rabia, en el silencio de los hombres, en
la sonrisa repleta de pena de las mujeres, Sassou agitaba la mano mientras lloraba, saba que su dueo
estara por llegar y no quera separarse de aquellos hombres y aquellas mujeres que le haban dado la
oportunidad de estar nuevamente viva.
Y con el rostro serio y la sensacin de vaco que siempre se les quedaba habl Vilches rompiendo el
momento de pena que haba quedado en el ambiente.
V_ Creo que tenemos que planificar la salida de maana no me gusta dejarlo en una aventura Teresa
mientras preparas la cena hablamos.
T_ De acuerdo.
A Teresa le ayud a preparar la cena Nsona, all la mujer le estaba hablando de algo que ella
desconoca y sus muecas hacan ver a la mujer que su sorpresa era mayscula. Para todos que el beb se
hubiera quedado con Lula significaba una alegra enorme, y queran hacerle una fiesta de bienvenida para
que el nio afortunado ya de nacimiento, siguiera con su buena suerte.
En el despacho de Vilches, Carlos se haba sentado junto a Esther en las sillas, mientras Maca lo
haba hecho en la camilla como buena rebelde mostrando as su malestar por la presencia del guapito,
desde esa altura poda observar mejor a su presa, sus movimientos demostraban inquietud en ella, su
mirada fija en Vilches demostraba atencin en su trabajo, la tensin en su cuerpo quiso pensar que vena
dada por su presencia en un lugar estratgico donde ella poda observar sus movimientos y sin embargo la
enfermera no poda controlarla a ella.
V_ Es un poblado bastante seguro, quiero decir no hay que cruzar el ro, iris con el camin, solo el
camin nada de la cafetera, no os la dejo en vuestras manos que me la destrozis.
M_ Te quejaras despus que le ponen gomas del pelo a los tubos.
Ca_ Gomas del pelo? pregunt sonriendo.
V_ Mejor dejarlo la mirada a Maca la tradujo como pero qu borde eres!. Iris juntos sin separaros
en ningn momento.
120
M_ Cogiditos de la mano?
V_ Si hace falta s la volvi a mirar no me toques las pelotas!.
M_ No te las toco respondi Maca haciendo que Carlos bajara la cabeza y Esther moviera sus ojos de
lado a lado algo nerviosa.
V_ Eres buena cabrona en fin haris noche, no quiero correr riesgos innecesarios.
E_ Noche? se incorpor un poco en el asiento.
Ca_ No debes temer nada Esther, la noche en la Selva es maravillosa le dijo con voz relajada mirndola
con cario.
M_ No debes temer con tu saco repele lagartas siempre puedes buscar refugio en los lagartos Esther
cerr los ojos suspir sin querer responderle. Yo no veo necesidad de hacer noche.
V_ Pero yo si, as que haris noche. Ya sabis, vacunas, revisiones y punto. Vale Maca?
M_ Mira si no ests seguro, que Carlos ayude a Esther a poner las vacunas total no hace falta mi
presencia dijo molesta se levant y sali.
V_ Bien la doctora ha dado por finalizada la reunin se levant y se fue tras ella.
Ca_ De verdad es inaguantable.
E_ Y que lo digas susurr mientras se pasaba la mano por la frente.
Ca_ Te duele?
E_ No sonri. Voy a ayudar a Teresa a preparar la cena.
Ca_ Te acompao.
La cena comenz a ser algo tensa cuando Carlos trat de averiguar sobre Lula y Massamba, hubo un
momento que Maca fue a contestar pero sin saber porque Esther la cubri.
Ca_ Creo que ese amor repentino entre Massamba y Lula no es nada creble y no s yo hasta que punto
ser beneficioso para el nio.
E_ Creo que ests equivocado Carlos se apresur a hablar cuando vio que Maca dejaba el cuchillo con el
que pelaba un trozo de coco. Es ms, yo he sido testigo del gran amor que Lula puede entregarle al beb
y lo mismo con Massamba es un hombre impresionante.
Ca_ Bueno si lo dices t.
M_ No, si lo dice ella, no, es as te queda claro! se levant y se fue.
Ca_ Est un poco susceptible no?
T_ Y t un poco pesadito con el tema.
Ca_ Es mi trabajo Teresa se defendi.
E_ Pero te estamos diciendo lo que hay, y t parece que dudas de nuestra palabra.
Ca_ No dudo, solo quiero estar seguro que es lo correcto.
V_ Me voy a la cama, no me apetece contestar gilipolleces.
Ca_ Son iguales susurr.
T_ Yo yo tambin me voy a retirar los platos.
Ns_ No mami Teresa, yo hacer. T descansar.
T_ Ests segura?
Ns_ Talo mami.
T_ Voy con Lula.
E_ Ahora voy yo Teresa.
Ca_ Menos mal que t no me abandonas le sonri.
E_ Bueno creo que Vilches y Maca son un poco como dira yo.
Ca_ Impresentables.
E_ No ms bien se toman muy en serio su trabajo.
Ca_ No lo niego, pero no por eso les da derecho a hablar de la manera que lo hacen, parece que son los
perfectos, los que mejor saben las cosas
121
E_ Ya se qued pensativa y sin saber muy bien porque sonri, cuando supo porque lo haba hecho
carraspe.
Ca_ Qu te pasa?
E_ Nada nada te apetece una infusin?
Ca_ S, y nos la tomamos fuera hoy el cielo est despejado.
E_ Vale sonri.
En el hospital, cuando Teresa entr, se encontr que all estaba Maca, haban entre ella y Sassou con
la ayuda del nico brazo que tena Massamba entrado una cama en una pequea habitacin que guardaban
para casos extremos. Haban acomodado a Lula con unos cuantos cojines en la espalda, con una sbana
sobre su cuerpo, la muchacha no poda borrar de sus labios la sonrisa.
Esther al salir del hospital una vez revisados todos los enfermos y heridos, dud entre irse a dormir o
ver un rato las estrellas como Carlos le haba dicho, mir a su izquierda y all medio tumbado en la
tumbona de Vilches miraba el cielo, mir a su derecha y vio que Maca ya tena la luz apagada, lo ms
sensato sin duda era acostarse tal y como ella haba hecho. Pero al final se acerc hasta l y se sent en los
escalones de madera que haban en la salida del comedor.
Sin embargo, lo que ella no saba era que Maca no dorma, se haba sentado en los escalones de su
cabaa, apoyada su espalda en la columna de madera que haba en la entrada, una pierna flexionada y la
otra estirada, su brazo se apoyaba en la rodilla flexionada y su mano mantena un vaso con un lquido
espeso. La luz de la luna era suficiente para observar como al mover el vaso, el lquido viajaba de un lado a
otro, al detenerlo ese mismo lquido segua su pequeo movimiento hasta quedar totalmente quieto, as
senta su corazn, se mova, lata, pero cuando ella se daba cuenta, le obligaba a detenerse, a latir para
vivir, pero no a latir para sentir.
Su trago fue mayor cuando oy la carcajada de Esther, aquella maravillosa carcajada, le oblig a
cerrar los ojos a pensar en Brbara, Claudia, Samantha, Betty, Andrea, Paula, en sus cuerpos desnudos, en
sus temblores cuando las volva loca, en sus labios sedientos, cerr los ojos saba que era una manera de
engaarse, la nica pero era lo que quera, nada ms contacto fsico, tenerlo, acabarlo, ducharse, y seguir
viviendo.
Los pasos acercaron a Esther hasta su cabaa, pensativa y algo molesta por aquella sonrisa que se
haba escapado de sus labios, por aquella imagen de Maca curndola antes de volver a ser la conquistadora
que le provocaba arrebato, aquella imagen de la Maca dulce, sonriente, hasta cariosa. Suspir su pie
izquierdo, aquellas zapatillas Converse seguan siendo demasiado relucientes an en la noche.
M_ Buenas noches.
E_ Ahhhhhhhhhhh! grit de manera corta aunque algo elevada mirando alrededor esperando ver a
Vilches con cara de mil demonios ir hacia ella.
M_ Eres la hostia le dijo partindose de risa.
E_ No me hace gracia qu haces ah? le pregunt sin quererse acercar.
M_ Respirar.
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E_ Te encuentras bien? le pregunt al verla all medio tumbada con la mirada perdida.
M_ Por qu no iba a estarlo?
E_ Puedo sentarme? le pregunt con seriedad.
M_ Prueba, eso si, con cuidado, que tu trasero an est maltrecho.
E_ Uf es verdad! sonri al sentarse.
M_ Tienes una sonrisa se call y mir la luna.
E_ Qu ibas a decir? le pregunt mirndola fijamente, aquellos ojos tenan un brillo extrao.
M_ Nada neg con la cabeza.
E_ He estado con Lula.
M_ Cmo est? dio un sorbo.
E_ Qu bebes?
M_ Eres t muy preguntona no te parece? la mir enarcando su ceja con ese encanto que saba tena.
E_ Disculpa volvi su tono serio e hizo amago de marcharse.
M_ Qu poco aguante tienes segn para quin!
E_ A qu viene ese comentario? no termin de levantarse pero al volverse a sentar se quejo. Au.
M_ Nada hablemos de Lula cmo est?
E_ Bien, me ha dado las gracias.
M_ Te ha hablado?
E_ S sonri.
M_ Ah oh no, no sonraso estoy llamando a los bomberos y aqu no hay, que desastre madre como
sube la temperatura!
E_ A ti no te ha hablado?
M_ No, solo se ha burlado de m dio un trago nuevamente.
E_ Vaya volvi a sonrer.
M_ Como vuelva a sonrer le voy a ensear yo a calentar el ambiente pensaba mientras la miraba y
Esther finalmente bajaba la cabeza.
E_ Bueno creo que mejor me acuesto maana tenemos un da duro.
M_ Ni que lo digas, aguantar al Carlitos no tiene precio susurr casi con voz inaudible.
E_ Qu has dicho?
M_ Nada que descanses.
E_ No has dicho eso la mir fijamente.
M_ Pues si sabes lo que he dicho para que preguntas.
E_ Oye ests bien? se agach ante ella.
M_ S la mir a los ojos.
E_ Vale.
M_ Espera le cogi la mano aquel contacto poda haber derretido el polo norte y sur al mismo tiempo.
E_ Qu? su pregunta fue de todas las que haba formulado la menos segura, la menos contundente, la
mas trmula. Aquellos ojos le abrasaban.
M_ No me das un beso de buenas noches? le sonri sabiendo que la tena muy cerca, tanto que poda
alcanzar sus labios sin ningn esfuerzo.
E_ Ests bebida?
M_ No rompas el encanto.
E_ Maca le dijo algo preocupada pensando en el da de maana.
M_ Va s buena lo ests deseando le musit cargando la piel de Esther con un estremecimiento de
pies a cabeza.
E_ Quieres que te lleve a la cama?
M_ Deja de preguntar y haz lo que deseas volvi su voz sensual.
E_ Lo que deseo?
M_ S.
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E_ Bien le cogi el vaso de su mano y ech lo poco que le quedaba ante la atnita mirada de Maca.
M_ Pero qu haces? se mostr seria y con gesto confuso.
E_ Creo que hoy ha sido un da duro para todos, tambin para ti.
M_ Vaya has perdido todo el encanto le dijo soltando su mano que tena cogida.
E_ Te ayudo a acostarte.
M_ Y dale! Si te quieres meter conmigo en la cama, no pongas esa excusa.
E_ Eres una ta estupenda pero te pierde que te creas el centro del mundo lo siento Maca, a m no
me interesas, y no creo que logres cambiarme. Te agradecera que pudiramos hablar como dos personas
civilizadas, no como dos leonas.
M_ Las leonas no hablan.
E_ Buenas noches
M_ Buenas noches leona. Oye si necesitas un masaje en el trasero ya sabes solo tienes que
llamarme
Esther ni se gir, quiz si lo hubiera hecho hubiera visto las lagrimas en los ojos de Maca, quizs en
ese momento hubiera sido capaz de sacarle de su corazn aquella pena que tanto pesaba en l, pero no lo
hizo, se fue enfadada, molesta, y sin entenderla. Al entrar suspir, mir su cama y le dio el tiempo justo
para cambiarse, nuevamente el motor decidi parar de trabajar, dejndoles sin luz.
E_ Espero que maana no me d un viajito pesado estoy segura que lo que le pasa es que est celosa
de Carlos, esa reaccin no es normal en fin por qu me tengo yo que preocupar de ella?, no tengo
motivo alguno entonces se gir en la cama, golpe varias veces el almohadn, subi la sbana, bajo la
sbana, se movi, volvi a subir la sbana y finalmente murmur. Esther no tienes motivo alguno.
Haba descansado mejor de lo que esperaba, se levant temprano, a eso de las siete de la maana, se
fue a la ducha directamente para no encontrarse con ella, haban quedado que saldran a las ocho y media,
ya lo tena todo preparado y por esta vez, le haba sido de ayuda las explicaciones de Zul para meter todo
en su mochila. Iba pensativa no quera hacer el ridculo, ya era su segunda excursin como llamaba Vilches
y deba saber desenvolverse con naturalidad. Se visti con un pantaln de lino color miel, y una camiseta
negra de tirantes y un jersey sobre los hombros negro tambin, con unas zapatillas marrones ltima moda
del mercado de montaa. Al salir se cruz con un Vilches con gesto enfurecido que ni siquiera le dio los
buenos das. Se gir y vio salir a Teresa con cara preocupada de la cabaa de Maca, decirle unas palabras y
salir corriendo.
Gir sobre sus talones con rapidez dejando a Carlos de una pieza, ste la vio andar con ligereza sin
duda su gesto mostr preocupacin, pero el psiclogo no saba muy bien que estaba pasando. Esther lleg
y sin dudarlo llam a la puerta, entr y lo que vio la dejo impactada.
V_ Se te van a ir las ganas te lo advierto Maca gesticulaba con las manos. Aguanta.
M_ Vilches jodeeeeeeeeeeeeeeer protest.
V_ Toma aire y volvi a meter su cabeza con gesto de mucho pero mucho enfado. Te quito yo las
ganas vamos y que vas!, vas!, menuda tontera te ha dado con la novata pija Maca volvi a mover
las manos.
Mientras fuera, Esther se mostraba pensativa, vio que Carlos acuda hasta ella y se apresur a su
encuentro.
Ca_ Qu pasa?
E_ Nada vamos
Ca_ Por qu has venido as? la miraba serio.
E_ Nada por nada
T_ Mami Wata mami wata repeta Teresa mientras volva camino a la cabaa con un tazn enorme.
E_ Venga vamos a desayunar, creo que Maca est vomitando, algo le sent mal.
Ca_ Vomitando? musit No ser que le ha dado demasiado al Mengrohom?, es muy dado en
ella.
E_ No, le ha sentado algo mal, vamos se encontr defendindola sin saber muy bien. Seguro que se
ha emborrachado por lo de ayer ese nombre tan raro debe ser lo que le quite del vaso claro, seguro
que est celosa por Carlos pero porque me pasan estas cosas a m!, o sea, llego al recodo del mundo,
sper fuerte tener que encontrarme una ta como ella, con esa autosuficiencia para las mujeres y claro,
se cree que todo el monte es organo como deca mi tata que fuerte pero que fuerte.
Ca_ Esther me escuchas?
E_ Y lo que me gusta a m pensar que esta celosa mira gustarle hasta ese punto a una ta no est
mal ahora de ah a pasar de eso nada.
Ca_ Esther!
E_ Ay qu pasa! dijo asustada.
Ca_ Te estoy hablando.
E_ Disculpa estoy muy metida con el viaje mira creo que por esta vez, la que puede divertirse soy
yo me vas a venir estupendo guapito
V_ Te quito yo las ganas vamos y que vas!, vas!, menuda tontera te ha dado con la novata pija
Maca volvi a mover las manos. Nada aguanta!
M_ Ahhhhhhhhhh!, djame djame y no la nombres a esa hija de puta dijo con el pelo todo
pegado a la cara, la respiracin agitada, los ojos como loca, las manos y los dientes apretados. Y as la
encontr Teresa. Djame en paz Vilches no necesito t compasin.
V_ Lo que necesitas son dos buenas hostias le dijo con el ceo fruncido y las manos puestas sobre las
caderas.
T_ Vilches por favor le rog con gesto de pena por el lamentable aspecto de Maca.
V_ Por favor nada Teresa esto es lo ltimo sabes que solo ests t para ir, que tienes que hacer el
viaje y te pillas un pedo impresionante Maca saba que tena razn, que no poda disculparse ante lo
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hecho. Ahora, vas a vestirte y en menos de diez minutos te quiero fuera, has retrasado la salida de la
expedicin pero no pienso pasarte esto Maca
T_ Est vez tiene razn le dijo bajito no a modo de reproche Teresa.
M_ Lo s dijo con el ceo fruncido tratando de apartarse el pelo de la cara.
T_ S porque lo has hecho, y s que me lo vas a negar, as que solo te voy a decir una cosa eres una
mujer maravillosa, que si dejaras la frivolidad a un lado, conquistaras a Esther.
M_ Abrzame Teresa susurr sentada en la cama como si fuera una nia asustada. Abrzame, tengo
miedo.
Teresa la abraz, la acun entre sus brazos de madre que tantas veces la haban ayudado, con ella se
senta desnuda de alma, saba que no poda engaarla, quiz porque ella haba presenciado su destruccin
humana y saba, que aquel ave Fnix que se haba erguido tras las cenizas, era falso, que necesitaba que
alguien la volviera a hacer caer, para que su resurgimiento fuera real, y con l rescatara a la verdadera
Maca.
Mientras Zul se despeda de sus hijos, de su mujer, Nsona le peda tuviera mucho cuidado, y que
cuidara de aquellas dos mwasi que los dioses haban hecho conocerse para acabar juntas, Zul se
sorprendi de las palabras de su mujer y sonri ampliamente, explicndole todo cuanto pasaban cuando
esas dos mwasi se juntaban. Por su parte Esther haba tratado de despegarse de Carlos para hablar con
Vilches, lo vea realmente cabreado, pero el tal Carlos no se separaba de ella, estaba seguro que iban a ver
muchas cosas interesantes. Los ojos de Esther no se apartaban de la puerta de la cabaa de Maca, y cuando
por fin sta se abri, sinti como si le pincharan en el culo tan maltrecho que tena, se irgui esperando ver
salir al Miura, y como si fuera un torero, tens los msculos, apret las mandbulas, trag saliva para
aplacar la sequedad de su garganta. Y all estaba, esplndida como si nada le hubiera pasado, tan diferente a
la Maca que vio metida en aquella palangana que se impresion.
V_ Cierra la boca Esther le dijo pasando por su lado. Zul, venga no quiero que perdamos ms
tiempo.
M_ Hola salud como si nada.
V_ Ya sabis lo que debis hacer, Dyb ira armado, detrs, escondidas llevis dos pistolas, ya sabis, ah, y
nada de agujerear tubos del motor le dijo mirndolas alternativamente a las dos. Venga.
T_ Maca toma anda come algo por el camino.
Ca_ Subimos? le dijo sonriente a Esther.
E_ S sonri ampliamente.
M_ Vomitar ante la mirada de Teresa que lo haba escuchado dijo. Vomitar.
Ca_ Venga Doctora suba ser un honor compartir este espacio cerrado con dos bellezas hizo una
pequea reverencia.
M_ Anda ya! le solt sin cortarse un duro, Esther desde dentro se asombr. Yo voy delante.
E_ Cmo que delante? asom la cabeza sin poderlo evitar, al segundo se arrepinti.
M_ Delante si, qu episodio de Barrio Ssamo te perdiste Esther? la mir intensamente y subi
sentndose entre Zul y Dyb que trataban de no rer.
V_ Zul, ninguna contemplacin, si stas dos se ponen en plan pesado dos zurras buenas en ambos traseros
y punto.
M_ Pues yo s de una que tiene el culo como uno mono pelado, as que mejor djalo estar.
E_ Eres muy graciosa le dijo entre dientes por el hueco que haba entre la cabina del conductor y donde
ellos estaban situados.
M_ Ya lo s y tambin s que te encanta.
Ca_ No le hagas caso le dijo Carlos. Es una amargada
M_ Amargada ser tu santa madre guapito.
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Z_ Vilches al guapito tambin puedo? le pregunt sacando la cabeza por la ventanilla y mostrando
una gran sonrisa.
M_ Jajajajajaja dio una gran carcajada, que le hizo relajar su tensin.
V_ Tambin Zul tambin.
T_ T crees que llegaran? le pregunt con gesto de preocupacin y mano sobre el pecho.
V_ Lo que no s es si volvern dijo mientras vea como el camin se iba.
T_ No s que voy a hacer con Maca.
V_ Pues algo porque as no puede continuar, se ha emborrachado porque no quera ir con ellos, estoy
seguro comenzaron a andar hacia el hospital.
T_ Sabes?, yo creo que si le cuento la verdad a Esther, quiz la pueda comprender.
V_ Pero Teresa, cuantas veces te tengo que decir, que eso no le da derecho a portarse como se porta.
T_ Lo s lo s pero no es fcil asimilar lo que le pas.
V_ Cunto hace?, no crees que ya ha pasado el tiempo suficiente?
T_ No se trata de olvidar, se trata de arrebatarle la creencia que todas las mujeres son iguales, devolverle la
visin de que el amor puede llegar a ser maravilloso, y sincero.
V_ Chorradas femeninas! Maca lo que le pasa es que as se siente ms cmoda, todas cayendo a sus
pies y sta no lo hace y por eso su rabieta, porque lo que tiene es una rabieta como un camello de
grande, y ahora me voy a trabajar ya est bien de dramas.
T_ Hombres qu sabris del amor? Ay Maca Maca!
En el camin, Carlos le iba explicando a Esther cosas de la Selva, ella lo miraba, sonrea de vez en
cuando al verlo rer, ella lo haca tambin, pero no lo escuchaba iba pendiente de otra persona. All en
silencio mientras coma. Hasta que de pronto oy que dijo:
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Se miraron y rompieron a rer, Esther los observaba con envidia, mientras ella haba pensado que
Maca se mostrara celosa, se dio cuenta que no, que estaba feliz y volvan a cantar, esta vez era ella quien
empezaba a cantar una nana de nio asustadizo, Esther saba que Carlos tena razn, era su manera de
advertirle, la caza por ti est lista, saba que iban a dormir juntas, saba que era inevitable y que aquella
nana de nio asustadizo tambin iba dedicada a ella, era como decirle, s que vas a tener miedo y yo estar
a tu lado. Suspir, Carlos se haba callado por fin, as que sus pensamientos volaron mientras Maca con su
voz suave cantaba entre susurros y los hombres hacan ruidos extraos con sus gargantas a modo de
tambores, era realmente impresionante poder disfrutar de aquello.
Cuando llegaron al poblado, Esther pudo como siempre pasaba disfrutar del recibimiento de los
nios, aquel calor le haca sonrer, cuando Zul detuvo el camin, fue la primera en bajar, no le dio tiempo
a Carlos a reaccionar, all a su alrededor los nios estirndole del pantaln y ella con una sonrisa amplia y
fresca, les deca.
As comenzaron a trabajar acodadas una en la otra, eran giles y veloces a la hora de vacunar, los
nios a penas se daban cuenta, una los distraa, otra pinchaba, Maca revisaba corazn, pulmones, odos,
gargantas despus revisaba a las madres, y as iba pasando la maana, Zul haba terminado su
reconocimiento particular que l saba, y las miraba trabajar mientras Dib, que le encantaban los nios, les
cantaba canciones para tranquilizar el llanto.
Siguieron el trabajo, la fila iba descendiendo y Maca haba apartado a dos nios y una nia, el sol y
el calor de justicia que caa sobre ellos, haca que el trabajo fuera ms pesado de lo normal, los nios
llorando, pona nervioso a cualquiera, las madres agradecan su trabajo, y eso les reconfortaba, pero, tener
a tres nios apartados, a ambas les haca mostrar un gesto serio y preocupado.
M_ Bien ahora vamos con un chequeo ms profundo, necesito que me traigas Esther por favor el maletn
de Vilches se sec el sudor que le haba empapado la camisa.
E_ Voy.
Ca_ S que quieres impresionarla pero no voy a permitirte que te burles de m para ello.
M_ Pero que cansino eres to!, yo no necesito impresionar a nadie que lo sepas.
Zu_ Mwasi.
M_ Voy.
En un apartado Zul le dijo lo que quera saber y ella asinti pensativa, despus le dijo algo en voz
baja y l sali hacia donde lo haba mandado antes. Todo haba sido visto por Esther que iba conociendo
los cambios en Maca, sus gestos le iban mostrando su preocupacin, y entonces entenda que algo iban a
hacer que no estaba previsto. Cuando acabaron de reconocer a los tres nios, Maca se dirigi a la radio que
llevaban para poder estar comunicados con Vilches. Esther se fue con ella y Carlos tras Esther.
Los tres se fueron al lugar donde Zul les estaba esperando, al entrar vieron a una mujer con el
vientre abultado, repleta de sudor, con gesto de no poder soportar ms aquel dolor. Maca era conocida, as
que cuando la mujer la vio sonri sintiendo alivio, estirando sus manos para ser estrechadas por ella, en
aquel pequeo espacio que se encontraba repleto de humo, incienso y hojas de pino quemadas, Esther no
pudo soportar aquella atmsfera y empez a toser.
M_ Zul tenemos que sacarla de aqu avisa a cuatro o cinco hombres. Esther ves preparando las cosas.
E_ Si agradeci que la mandara salir.
M_ Konbanga na nkat, kwisad kusadisa nge (confa en m, voy a ayudarte) la mujer sonri asustada y le
dio la mano otra vez.
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Con rapidez Esther iba preparando las cosas, mientras Carlos ayudaba a los hombres a desplazar a la
mujer hasta aquel pequeo hospital que constaba de la camilla y cuatro cortinas que lo separaban del
exterior.
Maca sac de su maletn un frasco pequeo que contena algo, le dijo a la mujer que bebiera y que
cuando despertara tendra a su nio sobre ella. La mujer le hizo caso soportando un dolor agudo en su
vientre, Esther pudo sentir aquel dolor, y como si fuera propio, contrajo su musculatura. Maca esper el
tiempo suficiente, sac una mascarilla de oxgeno pequea, y mir a Esther.
M_ Tenemos oxgeno para media hora, as que hay que trabajar rpido.
E_ De acuerdo dijo mientras le daba unos guantes.
M_ Vale bistur se los puso con un movimiento rpido y mir las pupilas de la mujer. Empezamos.
La tensin entre ellas era palpable, fuera, en el poblado el silencio se vea roto por un murmullo, era
un murmullo extrao pero al mismo tiempo relajante, Esther imagin que deban ser rezos por aquella
mujer, pero con rapidez se quito de sus pensamientos todo, y se centr en Maca, vea su gesto preocupado
y al ver cuando abri el vientre lo que all se encontraba sus ojos se abrieron como platos. Sin duda deban
ir muy sincronizadas para poder salvarle la vida al pequeo que llevaba el cordn envuelto en la garganta.
M_ Joder a ver necesito que me sujetes la cabeza esto tenemos que hacerlo a la vez.
E_ Si, tranquila.
M_ Bien pon tu mano donde la tengo yo.
E_ Ya dijo sudando al igual que lo haca Maca.
M_ Ahora la otra, no ah no!
E_ Lo siento se disculp ante su grito.
M_ Tranquila no pasa nada su voz envolvi a Esther hacindole sentir algo extrao. Muy bien
vamos
E_ Cuidado Maca est demasiado cerrado.
M_ Lo s pero no puedo hacer otra cosa joder.
E_ Venga tranquila que lo vas a lograr le deca con una sonrisa que se marcaba en su mascarilla.
M_ T crees? por primera vez al mirarla, sus ojos se mostraron como los de una mujer terrenal y
cercana.
E_ Estoy segura le sonri.
M_ Pues si t lo dices mierda se est quedando sin aire!
E_ Rpido.
M_ Lo tengo lo tengo.
E_ Maca advirti sangre en el pequeo.
M_ Lo veo le he cortado algo.
E_ Lo tengo, lo tengo mir al pequeo. Es una herida superficial.
M_ Seguro? le pregunt nerviosa.
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E_ S, mira se acerc hasta ella mientras Maca taponaba una vena de la madre que se haba cortado.
Est bien.
M_ Hay que hacerle reanimacin, el cordn le ha dejado sin pulmones, el latido es muy dbil.
E_ Rpido
M_ Necesito que te encargues de la madre, tiene desgarro.
E_ Maca el nio no respira.
M_ Joder debe tener tapadas las fosas nasales.
E_ Yo me encargo de la madre.
M_ Venga pequeo venga comenz a hacerle la reanimacin mientras Esther le haba dado una
pequea goma para liberar sus fosas nasales.
E_ Maca la mir preocupada.
M_ Vamos vamos sigui hasta conseguir que el nio rompiera en un llanto y un vomito. Ya.
E_ Lo has conseguido Maca lo has conseguido deca feliz.
M_ Llama a Zul l se encarga, te necesito.
E_ Si.
Lucharon por la vida de aquella mujer, el tiempo de la operacin se les fue un poco ms de lo
esperado, hasta que finalmente Esther termin cosiendo la herida. Maca vea como trabajaba y reconoca
que de todas las enfermeras que haban llegado, era la mejor. Cuando terminaron, mientras se
desinfectaban las manos demasiado cercanas porque era una nica pila con un nico grifo, rozaron sus
manos bajo del agua, aquel roce fue como si pusieran los dedos en el enchufe, la electricidad pas por
ambos cuerpos, y el silencio se hizo protagonista ms intenso todava.
M_ Enhorabuena le dijo mirndola a los ojos mientras se secaban las manos en una nica toalla. Eres
muy buena en esto.
E_ T tampoco lo haces nada mal le sonri mientras se quedaban mirando fijamente.
M_ Hacemos buen equipo estir un poco la toalla haciendo que Esther diera unos pequeos pasos hasta
quedar prcticamente a uno solo de rozar sus cuerpos, Maca le mir los labios descaradamente, Esther no
hizo gesto de espanto ni siquiera trat de escabullirse, esperaba y Maca que los saba sonri de lado y le
susurr. Imagino que para todo debes ser igual de buena, no?
E_ Es una lastima que no lo vayas a descubrir susurr utilizando su mismo tono, Maca se pinz el labio
inferior y Esther sonri.
M_ Ay pija pija!
E_ Ay borde borde!
Maca se fue acercando lentamente, muy lentamente hacia aquellos labios, los miraba y vea como
Esther hacia lo propio, era un momento repleto de intimidad, ellas dos, sus labios, sus corazones, Maca
segua acercndose Esther esperando, justo cuando la iba a besar Maca se detuvo en seco, hizo un
chasquido con la lengua sin abrir la boca y le dijo con gesto simptico.
M_ Tengo hambre.
Sali de all dejando a Esther pensativa. Se mordi el labio suspirando profundamente, otra vez
volva a ser la odiosa Maca, la irresistible Maca, mientras haban operado y sacado adelante la vida de las
dos personas, haba aparecido ante ella una Maca diferente, no por su actuacin como mdico sino, por sus
ojos, aquellos ojos que no hablaban, haban hablado. Aquella Maca enigmtica, que se mostraba cerrada al
resto del mundo, que daba una apariencia que estaba ya segura nada tena que ver con la realidad, le estaba
empezando a llamar la atencin.
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E_ A ver Esther te llama la atencin pero no te gusta, distingue trminos.
Dej la toalla a un lado y sali de all en direccin hacia donde haban decidido era el mejor lugar
para tener a la mujer y su recin nacido. El marido, las salud al llegar, all Carlos estaba junto a Zul
explicndole lo sucedido. Como siempre ocurra en esos casos, Maca fue agasajada pero sorprendi a todos
diciendo.
M_ No, esta vez quien ha salvado al pequeo ha sido ella, mi compaera entonces mir a Esther y le
sonri.
Las mujeres volvieron a llevarse a Esther, que ya estaba segura que Maca lo haca adrede para
salvarse de aquellos rituales de agradecimiento, flores de gratitud, dos colmillos de cocodrilo y un nuevo
trozo de piel de vaca. Maca la miraba desde la distancia, disfrutaba de verla sonrer, disfrutaba de verla
simplemente. Pero entonces cuando se percataba, todas las seales de alarma se encendan y su gesto
calmado se tornaba serio y distante, nuevamente distante. Con sutileza para no ser vista se fue para hablar
con Vilches.
M_ Ha sido muy complicado Vilches, el nio se haba encajado de manera que el cordn le haba hecho
doble vuelta en el cuello.
V_ Uf! silb el hombre que tena a su lado a Teresa.
M_ La verdad que si no llega a ser por Esther, no creo que sola lo hubiera conseguido.
V_ Bien Teresa sonri, apoyando sus dos manos sobre sus labios emocionada.
M_ Por lo dems todo est bien, ahora estn hacindole la fiesta a nuestra querida pija.
V_ Ya como siempre escaqueandote de tus magnificas manos.
M_ Deja debas ver como disfruta.
V_ Ests bien? notaron ambos su tono triste y Teresa le hizo una mueca a Vilches reconociendo algo
ms en su timbre de voz. Oye tengo aqu a la pesada de Teresita.
M_ Teresa! le dijo sonriente.
T_ Dime cario.
M_ Siento lo de esta maana su tono reflejo culpabilidad.
T_ Lo s.
V_ Vale entiendo sobro Maca ni una complicacin eh?
M_ Tranquilo.
V_ Ni con Esther, ponte en su lugar bueno mejor no deja
T_ Anda dime que Vilches se ha ido saba que a veces, cuando se iban por unos das y la echaba de
menos, aquel medio para ella era mucho ms sencillo por el que confesarse, sin duda la debilidad sufrida
por la noche anterior, le iba a hacer hablar. Qu te atormenta cario?
M_ Crees que a Esther le gusta Carlos?
T_ No lo s, si as fuera no tienes derecho a nada.
M_ Lo s lo s se pasaba la mano por los labios.
T_ Maca hija, hasta cundo vas a estar as?, ya sabes le dijo con pena.
M_ El resto de mi vida.
T_ Te ests equivocando.
M_ Crees que me gusta comportarme as? cerr los ojos con rabia contra si misma por no ser capaz de
ser la que fue.
T_ Pues cambia, no puedes escudarte en tu pasado para destruir tu presente.
M_ Qu presente?
T_ Lo sabes bien reconoce al menos que Esther te atrae de otra manera que las dems.
M_ Y qu cambia?, nada
134
T_ Cambian muchas cosas, podra ser la mujer de tu vida.
M_ Sabes que no creo en eso suspir profundamente con el rostro triste inmensamente triste.
T_ Esther es una mujer maravillosa, pero a la que no puedes obligar a nada, ni tampoco jugar.
M_ Hace un momento he estado a un solo paso de besarla Teresa se tap la cara, le pona nerviosa
aquella insistencia de Maca. Y ella se sonrea como burlndose de m, me ha dolido lo que he visto en
sus ojos.
T_ A ver cario si t le das la visin de que quieres acostarte con ella, lo normal es que se burle,
vamos que eso me lo haces a m, y no es que burlo es que me muero de la risa, a veces eres ridcula.
M_ Prefiero ser ridcula que ir llorando por las esquinas contest ofendida.
T_ Engate si es lo que prefieres, pero sabes que no es as, mira a Esther como una amiga, no como una
posible caza, trata de hablarle como si fuera una amiga, olvida que puede acabar en tu cama, para eso estn
las dems, pero necesitas una amiga, necesitas abrir tu corazn, no tus piernas, hazme caso por una vez.
M_ Bueno te dejo que imagino que la comida estar lista.
T_ Sabes que te digo la verdad y huyes te pasas los das huyendo, y s que con tu actitud huyes de
enamorarte de Esther. Pero sabes una cosa!, no lo vas a lograr.
M_ No me voy a enamorar de nadie Teresa, ya lo sabes. Y ahora te dejo, bueno, huyo. Un beso, sabes que a
pesar de todo te quiero verdad?
T_ Lo s por eso te aguanto, pero el resto del mundo no sabe como eres, y si no das oportunidad de
mostrarlo, te tratan como te tratan recuerda, recibes lo que das.
M_ Adis Teresa
T_ A cabezota no le gana nadie caray!
La fiesta de gratitud haba terminado, Esther sonrea agradecida, cuando Maca sali del camin, vio
como Carlos estaba a su lado sonriendo abiertamente con ella.
M_ Por qu conmigo no sonres as? se pregunt y la voz de Teresa lleg hasta ella recuerda, recibes
lo que das. No voy a darte otra cosa, pero qu dices Maca pareces tonta! esa maldita voz rebelde
nuevamente apareca en ella, solo es una mujer ms, un cuerpo ms que gozar, nada ms me oyes?, nada
mas!
Con el paso decidido tras dar un fuerte respingo se acerc hasta donde estaba el grupo, un tanto
alejada de Esther, y tom a un pequeo en sus brazos, el nio la miraba sonriente y ella sonrea como si
nada de lo que le abrasaba en su interior pudiera dar muestras al exterior, y en ese exterior se encontraba
Esther, la observaba rer y hacer rer al pequeo, lo suba y bajaba, mientras le haca pedorretas en la
barriga, el nio bata palmas y a Maca se le llenaban los ojos de brillo. En un momento dado, baj al nio
lo acomod en sus rodillas y le bes la frente, agradeci al hombre que le hizo llegar un recipiente con un
trozo de carne y mandioca.
E_ Que secreto debes guardar cada vez me atrae ms, es como una de esa pirmides, sper
intrigante que guardan un secreto sus ojos son como los de los gatos, igual brillan en la oscuridad,
que se apagan en la luz tiene algo que atrae irremediablemente.
Comieron separadas, cantaron batiendo palmas, aunque Esther no saba la letra, la comida fue amena
y divertida, como todo lo que hacan, no tenan mucho, pero Esther aprenda que en los corazones de los
africanos, haba un sentimiento arrasado en el resto del mundo, la lealtad a la amistad.
Mientras en el poblado, lejos de aquel bullicio con los nervios nuevamente desatados, Vilches y
Teresa tuvieron una visita inesperada. En su despacho repasaba la historia que Maca haba escrito sobre el
paciente que haban operado, el hombre finalmente haba muerto. l mismo haba hablado con la mujer
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que haba roto en llanto, no tena a nadie y tampoco tena donde ir, Vilches haba informado a Dvila y
haban decidido enterrar all al hombre y que la mujer se quedara con ellos hasta la llegada de Carlos. Y en
esas estaban cuando ante ellos aparecieron tres hombres, uno de ellos era el dueo de Sassou.
El hombre le sigui nervioso, no crea las palabras de aquel Ziku, llegaron a la fra sala donde
mantenan los cuerpos que se moran y deban ser transportados a sus entierros en sus aldeas, era una
habitacin estrecha, pequea, la olor a muerte abrasaba las pieles de todos, incluida la de Teresa que por
muy acostumbrada que estaba no poda soportar aquel lugar. Vilches se adelant, all haban tres cuerpos.
V_ Bien, dile que se acerque a mi lado Massamba le tradujo el hombre, como todos los hombres de
determinadas tribus, aquel lugar le daba miedo, mucha mala suerte acumulaba el lugar. Se acerc despacio
. Preparado? levant la sbana y se encontr con una mujer. Ah no perdn! Nsona aguantaba
estoicamente como muerta. Teresa qu mana tienes de cambiarme los muertos!
T_ Lo siento Vilches es que aunque estn muertas he preferido poner a las dos mujeres juntas pona
gesto de disculpa.
V_ Est claro que el hombre es este seal el cuerpo ms grande, de todos modos destap al muerto el
dueo de Sassou, sudaba nervioso alterado, se pasaba la mano por la frente, el silencio volvi a ser
pesado y tan fro como el ambiente, hasta que Vilches destap el cuerpo de la muchacha. Lo siento, tuvo
un derrame y
El hombre sali corriendo de all, maldiciendo a Vilches, maldiciendo a las mujeres blancas,
maldiciendo su mala suerte y mucha ms la que iba a tener despus de entrar en ese lugar. Vilches sali tras
l y al verlo el hombre fue a abalanzarse sobre el mdico pero en ese instante Massamba apareci para con
su fuerza cogerlo del cuello y levantarlo del suelo, la mirada del hombre asustaba, el dueo de Sassou
pataleaba en el aire mientras Yildas y Laobi apuntaban con armas a los otros dos hombres que se haban
quedado paralizados.
V_ Siento lo que ha pasado por la chica pero el nico culpable de este final, has sido t, ya puedes dar
gracias que no te denuncie, y ahora, largo!
V_ Yildas cierra la puerta no quiero que esa puerta est abierta hoy, de acuerdo?
Y_ Kulunga (de acuerdo) se fue corriendo y cerr.
V_ De aqu a Hollywood chicas les dijo a Nsona y Sassou que se haba abrazado a Teresa llorando sin
cesar.
T_ Vanda vanda na kele na kele kamwana (vamos vamosya esta ya est pequea).
Sa_ Melesi, melesi repeta sin cesar abrazada a ella.
Ns_ Preparar gran fiesta una por Lula otra por Sassou sonri ampliamente.
V_ Gracias Massamba te has hecho dao?
M_ Massamba ser fuerte. Ir con Lula.
V_ Cada vez me convenzo ms de que hay ms gente buena que tipejos tan desagradables como este
sonri moviendo la cabeza. Cmo les ir al tro?
136
***
El calor de la tarde estaba cayendo irremediablemente, el esfuerzo que haban hecho todos les estaba
pasando factura, Carlos, Zul y Dib, dorman echados bajo un rbol, la actividad era la de todos los das
pero la gente se mostraba contenta, tener en el poblado a cinco invitados, haca que la gente preparara con
ms ilusin la cena, iban a ensearles la mejor danza que se le daba al amigo. Esther se haba percatado
que Maca tramaba algo, se haba retirado la primera hasta el camin, ella se haba quedado sola y comenz
a caminar, sin perder detalle de sus pasos en la distancia. La vio entrar en una cabaa con su maletn,
entendi que le haba ocultado realmente algo a Vilches, y ste haba adivinado que iba a hacer. Esther
abri la cortina que hacia las funciones de puerta provocando el susto de todas las mujeres que all haban,
incluida Maca que se gir sobresaltada ponindose delante suya.
Y como todo lo que haba vivido Esther desde su llegada, no fue fcil, ambas trabajaron al ritmo que
acostumbraban, y adems, la enfermera descubri otra faceta en Maca, le iba explicando los pasos a seguir,
no por mostrarse superior sino, porque quera que Esther aprendiera, ella vea su destreza, saba que lo que
estaba haciendo era arriesgado pero, tena que hacerlo, de lo contrario lo ms probable como le haba dicho
la hechicera ambos moriran.
E_ Ya viene Maca.
M_ Kiwiseti Tinsawa, Kiwiseti (vamos Tinsawa, vamos).
E_ Un poco ms cario le deca mientras preparaba la poca herramienta que tenan entre sus manos, y
una sbana que le haban hecho entrega para recoger al beb.
M_ Ya est dijo sonriendo. Es nio.
Ti_ Mono kamwana kele kamwana (mi nio es mi nio) deca llorando la nia.
M_ Esther dame las tijeras.
E_ Toma est perdiendo mucha sangre.
M_ Rpido encrgate del nio.
E_ Si lo limpi pero la abuela del pequeo le pidi tenerlo ella la primera. Claro es su nieto.
M_ Esther te necesito que salgan todas Kinkoki.
E_ Se ha desmayado.
M_ Joder cundo tendr algo fcil coo! se quej mientras retiraba la sbana y trabajaba sin mirar
ms que salvar su vida.
E_ Yo tapono como ella, se puso a su altura.
M_ Si, Kindoki
Ki_ Mama Watu comenz a tocar unos palos sobre el cuerpo de la nia que yaca desmayada y hacer
sonidos extraos con su garganta.
E_ Maca la mir preocupada. El pulso.
M_ Lo s sudaba saba que en ese momento estaba luchando con la muerte.
E_ Toma le dio ms gasas. No tenemos ms.
M_ Corta la sbana, rpido.
Por momentos era consciente que la vida de la nia se le estaba yendo de las manos, Esther la
miraba saba que estaba haciendo todo lo posible por salvarla, en esos momentos la admiraba, era gil, su
destreza siempre le sorprenda, su cabeza siempre fra, aunque por dentro como ella, estuviera con el
corazn a galope, a punto de estallar de miedo, tensin y dolor.
E_ Est remontando deca mientras segua controlando con los pocos recursos que tena su constantes
vitales y hacindole trozos la sbana.
M_ Vale, hemos detenido el derrame bien vamos pequea que esto ya lo hicimos una vez.
E_ nimo Maca. ya est suspir sudando tanto como Maca mientras por primera vez se dio cuenta
que aquella hechicera estaba con los ojos en blanco sentada y convulsionando. Qu le pasa?
M_ Est luchando con la muerte.
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Tras aquellas palabras, Esther sinti cierto escalofro en su piel, pero la tranquilidad del rostro de
Maca le daba a ella, la calma suficiente como para relajarse. Saba que tena demasiadas cosas an que
aprender y quiz Teresa tendra que explicarle algunas cosas ms que nada tenan que ver con la Selva.
Pasaron una hora ms con ella, cuando vieron que estaba estabilizada, la dejaron en manos de su madre
quien, no ces de agradecer aquello.
M_ El nio tiene que estar sobre la madre vale? as como est ahora, lo vamos cambiando la mujer
asenta. Bien vamos a poner de moda tu gran idea con los prematuros Esther le dijo sonriendo.
E_ Bueno seguro que se te hubiera ocurrido a ti.
M_ No te quites merito. Y ahora, vamos a ver si despertamos al dormiln que con doble polvito, debe estar
soando con se mordi el labio cuando fue a decirle contigo. Vas t?
E_ S, voy yo, te has manchado el pantaln.
M_ Voy a cambiarme, no podemos dejar pistas le gui el ojo coqueta.
E_ De acuerdo, voy a voy a llamarle resopl con algo de nervios.
La tarde ya haba llegado a su fin, los hombres encendan fogatas en varios lugares del poblado, en
las casas las antorchas hacan de lmparas, los nios corran con los perros, jugaban sin cesar con esa
fuente inagotable de salud que la mdica haba visto en ellos. Las mujeres preparaban contentas una
sorpresa para la novata como les haban dicho Zul y Dib, que estaban ayudando a los hombres a montar
una canoa. Y de un lado a otro iba Esther, desde que Maca se fue a cambiarse no la haba vuelto a ver, la
buscaba un tanto impaciente esperando encontrarla en cualquier lado pero, contrariamente a eso, no la
hallaba por todo el poblado. De repente not como alguien le tocaba la espalda, era la hechicera, la mujer
le hizo una seal para que la siguiera, Esther al principio no supo muy bien si hacerlo, pero finalmente
sigui a aquella mujer bajita, muy delgada, con pieles de animales sobre su cuerpo, un bastn ms alto que
ella y con una pluma de algn pajarraco pens Esther, atada en la parte superior, y varios dientes que
sonaban conforme ella caminaba. Iba descalza como todos, y Esther la miraba fijamente andar, no entenda
como podan hacerlo con las piedras, los bichitos y dems que haban. La sac de sus pensamientos al
detenerse de golpe. La mujer la mir fijamente y despus le seal con el dedo hacia un rbol, el reflejo de
la luna, y las luces de las antorchas le hicieron entender que apoyada sobre un rbol, haba alguien.
No dijo ms, se gir y se march de igual modo que haba llegado hasta all, no supo que hacer,
dud unos instantes, record el momento del beso que si lo hubiera llegado a intentar, tena preparada la
mano para abofetearle otra vez. Como su padre deca, al incomprensivo, se le hace comprender a
golpes
E_ Qu bestia es mi padre! bueno qu voy o no? porque me habr dicho a m eso la bruja mira
voy, total si se pone tonta la dejo y ale a otra cosa mariposa.
Se acerc mientras iba pensativa, lleg hasta su altura pero Maca no hizo un solo movimiento, se
detuvo de pie, mir hacia donde aquellos ojos miraban pero no vea nada especial. Armndose de valor le
dijo.
E_ Puedo sentarme?
M_ Claro, ests en la Selva aqu nadie es dueo de nada, a pesar de lo que crean algunos.
E_ Gracias, he ido a ver a la nia est tranquila.
M_ Mejor musit con gesto grave.
E_ No pens que acogiera al nio de esa manera.
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M_ Saben que ellos no tienen la culpa, son sangre de su sangre no la miraba segua mirando fijamente
un punto a saber donde.
E_ Ya hubo silencio, Esther la mir, all apoyada en el tronco, con una coleta baja, con una camisa de
hilo blanca, un pantaln de explorador marrn y aquellas botas gastadas, se sorprendi de estar
observndola as es por la ropa Esther viste bien, no te hagas pelotas.
M_ Oye, quera disculparme si anoche te dije algo que no deb le dijo de pronto.
E_ No le pill tan de sorpresa que no supo reaccionar, entonces Maca la mir y aquellos ojos se
haban apagado nuevamente. Quiero decir me has dicho ms cosas que no debas estando sobria.
M_ Ya nuevo silencio, Maca no mova otro msculo que no fueran sus prpados, lo haca con rapidez.
E_ Qu te pas?
M_ Indudablemente no lo que t pensaste.
E_ No lo tengo tan claro sonri de lado.
M_ Ah, eso piensas? la mir sonriendo tambin.
E_ Imagino que cuando uno tiene un da como el que tuvimos ayer no es fcil asimilar dijo
finalmente aunque segua pensado que se haba emborrachado por celos.
M_ Alguna vez has sentido la necesidad de borrarte?
E_ Borrarme?, claro sonri pas su lengua lentamente por los labios sin ninguna pretensin, pero aquel
gesto hizo que Maca moviera sus caderas instintivamente. Por eso estoy aqu.
M_ Es una buena manera de borrarse.
E_ Cuando te agobia la vida, cuando tienes unos padres que bueno no apoyan nada de lo que es el
sueo de tu vida, cuando solo quieren moldearte para ser tal y como ellos han soado, cuando tienes un
novio que no te valora, que te utiliza cuando quiere, cuando no te suelta, o simplemente te omite, entonces
sientes esa necesidad de borrarte de sa vida puntualiz.
M_ Y no encontraste nada mejor que venir aqu le dijo sonriendo recordndole a ella misma aos atrs
cuando quiso desaparecer.
E_ Pues s sonri. Y al llegar aqu, me he dado cuenta que ahora aunque me cueste, aunque t me
hagas pasar malos ratos Maca la mir seria apareciendo las palabras de Teresa en su mente, aunque
meta la pata con Vilches y su cafetera sonri y Maca trat de hacerlo, aunque lo que le sali fue una
tmida y triste mueca, no s aqu es diferente, aqu siento que hago lo que quiero, que soy yo.
Se call, hubo silencio nuevamente entre ellas, porque el entorno bulla, los animales nocturnos
hacan presencia con sus cantos, con sus ululaciones, algunos hombres haban empezado a cantar, sntoma
de que haban finalizado bien su trabajo y estaban hambrientos, un ligero movimiento de Esther con ese
culo dolorido, provoc un pequeo crujido de un trozo de rama del rbol donde estaba apoyada Maca.
Esther no saba que decir, segua mirando de reojo a Maca quien segua mirando a ese punto que ella no
localizaba, y deba haber algo. De pronto la voz suave pero muy cargada de tristeza sorprendi a la
enfermera que sin poderlo evitar como si fuera un acto reflejo, tens su cuerpo y se eriz.
M_ Yo anoche quera borrarme, por muchas cosas pero hay algunas imposibles de borrar, cuando
tenemos situaciones como las de ayer, me viene a la mente mi primer momento difcil en la Selva, yo
llegaba con mucha ilusin, la primera vez que llegue, no vine para borrarme de nada, vine porque bueno
en parte porque quera ayudar a la gente, y en parte, porque conoca a una mujer que trabajaba en Mdicos
sin Fronteras.
E_ Quisiste impresionarla? afirm sonriendo.
M_ No Esther, venir a frica no se viene para impresionar a nadie, te lo aseguro, y lo ests viendo le
molest aquella pregunta y la frase de recibes lo que das volvi a su mente. Trag saliva, agach la
cabeza.
E_ Perdona le dijo bajando la voz.
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M_ Tranquila, me lo merezco levant la cabeza, volviendo a mirar a la nada y al todo. Estbamos en
una aldea, habamos hecho una visita y de repente los nios se fueron a jugar, sin saber como, comenzamos
a escuchar como explosiones, yo estaba con Cruz, la mujer de Vilches suspir porque poda ver las
imgenes en su mente. Los nios haban entrado en un campo de minas, nunca haban habido minas all,
pero era un lugar donde poda existir petrleo, y bueno, de la noche a la maana decidieron echar a la gente
a base de minas.
E_ Que fuerte musit impactada.
M_ Cruz atendi a tres nios, yo estaba atendiendo a dos, mientras Zul nos ayudaba, sal corriendo
porque o gritar a otro nio, cuando llegu le faltaban ambas piernas, el nio estaba destrozado, pero vivo
sus ojos se llenaron de lagrimas que no solt. Y me bloque, me qued all mirando como se mora
entre mis brazos, mientras el otro nio que deb salvar se mora desangrado.
E_ Pero no fue culpa tuya.
M_ No y si, fue el momento ms complicado de mi vida, y cada vez que tengo que enfrentarme a lo de
ayer o seguro que vendrn momentos como aquellos, hay algo de m que se quiebra, nunca he podido
olvidar aquellos ojos. Y anoche, me dio ms fuerte
E_ Ya dijo con algo de pena.
M_ Siento defraudarte murmur sin mirarla haciendo alusin a sus celos.
E_ Y tenas a alguien en Espaa? trat de omitir aquel comentario, se senta algo tonta por haberlo
pensado.
M_ Bueno estn cantando ya as que quiere decir que tenemos la cena vamos?
E_ S, claro.
M_ Algn da te lo contar.
E_ De acuerdo sonri sinceramente.
M_ Hoy no tenemos nada raro para cenar tranquila. Te ayudo?
E_ Puedo perfectamente, pero gracias.
Se dispusieron a caminar de vuelta al poblado, Maca sac una chaqueta que se haba dejado en la
espalda y se la puso, meti sus manos en los bolsillos y Esther se puso a su altura pero en silencio. Al
llegar algunos nios las saludaron y ellas intercambiaron besos y abrazos a esas mwasi mondele que haban
llegado para ayudarles y por eso, deban ser las anfitrionas de esa noche.
Tuvo que hacer un esfuerzo para recuperarse de aquella muestra de gratitud, de las ms sinceras que
haba recibido, sobre todo por las causas en las que se haba dado el caso, porque aquel hombre el da que
le devolvieron a su hija medio muerta, la carg en brazos y andando lleg hasta el campamento, recordaba
verlo manchado con la sangre de su hija, con un gesto serio, que tan solo vari en lagrimas cuando le
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dijeron que haban logrado salvarle la vida. Aunque sierre reconoca que en frica la gente era agradecida
a los esfuerzos humanos por salvarles de la pesadilla en la que vivan.
Cuando lleg vio que Carlos se haba sentado junto a Esther, pero que los ojos de Esther se
encontraron con los suyos irremediablemente, porque fueron buscados, se miraron unos segundos, Maca
saba lo que pretenda encontrar Esther, por ello le aguant una mirada bastante lujuriosa que hizo a la
enfermera bajar sus ojos ponindose colorada. Nuevamente aquellos cambios bruscos en Maca, la dejaban
fuera de juego, y con aquella mirada hizo que sus nervios le hicieran derramar un vaso de agua.
Esther abri los ojos de par en par, no esperaba que le dijera aquello, esperaba la primera parte, saba
que se iba a burlar, pero ese guapa con ese brillo de felina en sus ojos la dej totalmente descolocada. Con
rapidez sin divagar, apart su mirada, y se puso a hablar y sonrer con Carlos, Maca maestra aventajada en
estas situaciones, supo cual era el motivo, en el fondo a Esther le gustaba su coqueteo, de otro modo, era
bastante ilgico querer provocar en ella celos.
Mientras Esther soportaba las cosas que Carlos le contaba, entre algn que otro bostezo, por el que
le peda disculpas, no saba cual era la razn por la cual tena tanto sueo, pero le pareca extrao y aquella
observacin hizo que Esther mirara sin querer a una Maca que rea divertida hablando con Zul.
E_ Soy idiota cmo he podido pensar que? me est haciendo perder la cabeza, si miro a Carlos y
la miro a ella, joder lo que dara por estar sentada a su lado, por poder compartir esas sonrisas
quizs es as por todo lo que ha pasado no s la miraba de hurtadillas y ni una sola vez la mir a ella.
Molesta aguantando las explicaciones no saba de que de Carlos, pens. He sido sper idiota, slo quiere
lo que quiere ahora lo lleva claro!, seguro que me lo ha dicho para provocarme, y esta noche ays!,
esta noche vamos a dormir juntas ahora la lleva clara si piensa que se va a acercar a m clarita la
llevas bonita!.
M_ No para de mirarme est en el bote, si, le daremos un poco ms de cuerda no quiero que vuelva
a pensar que me gusta, que me puse celosa si es que mira que es pesado, y ella aguanta!, pero estoy
segura que no le gusta, si estuviera a gusto no me mirara a m. Por esa sonrisa uf lo que dara por esa
sonrisa suspir. Pero no puedo, no puedo dejar que las palabras de Teresa me vuelvan a dejar la
guardia baja, Esther es peligrosa mucho
Zu_ Nsona tiene razn y aunque no lo entienda mwasi uno, es para mwasi dos dio una carcajada.
M_ Qu pasa Zul? le pregunt sonriente.
Zu_ Cosas de Nsona hizo un ademn con la mano gracioso para quitarle importancia.
M_ Ah entonces mir a Esther quien estaba mirndola, volvi a guiarle el ojo con una sonrisa.
E_ Carlos cundo empieza la fiesta? pregunt algo incmoda.
Ca_ Pues no falta mucho, mira ya estn todas preparadas, vas a quedarte impresionada.
E_ Ms? elev su pensamiento, ante la mirada del hombre agreg con algo de nervios. Quiero decir
que me han impresionado con la comida ysu hospitalidad.
Ca_ Aqu bostez sacudiendo la cabeza tratando de alejar ese sueo extrao. Lo siento, no s que
me pasa
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E_ Tienes sueo est claro le dijo con voz seca al ver como Maca echaba para atrs la cabeza dando
una palmada al aire muerta de risa, aquella carcajada la enfadaba, ella all riendo, y a su lado el plomazo de
Carlos bostezando. Nos vamos?
M_ As que eso ha dicho Nsona? rea con Zul sus lagrimas caan divertidas.
Zu_ Nsona ser un poco Kindoki.
M_ Cuando volvamos hablar con esa Kindoki sonrea tratando de tranquilizarse cuando vio como
Esther se levantaba y se marchaba.
Esther estaba sintiendo un calor en ella que no era normal, se senta enfermar, no saba que le
pasaba, estaba furiosa y no poda entender muy bien porque, rabiosa y saba perfectamente porque, haba
llegado hasta un lado del poblado, miraba a la oscuridad cuando de repente una mano le tap la boca.
M_ No grites, lo siento, pero es que s que si no lo hago as gritars y tendremos problemas le susurr
Maca quien la tena entre sus brazos apoyndola en su pecho. Voy a soltarte nada de gritar.
E_ Eres una asquerosa! le dijo gritando tratando de golpearle.
M_ Lo saba que ibas a gritar dijo con resignacin dando un salto para atrs sonriendo, mientras
esquivaba los golpes que trataba de darle.
E_ Menudo susto me has dado tonta! le dijo muy enfadada.
M_ Tonta? si lo soy por preocuparme por ti pensaba que te pasaba algo la miraba intensamente.
E_ No me pasa nada! volvi a hablarle alterada cerrando los ojos, le repateaba que se riera de ella de
aquella manera suya.
M_ Ya te aburres con Carlitos? le puso los morritos juntos a modo de beso.
E_ Eres de lo peor.
M_ Soy lo mejor le dijo volviendo a su tono sensual y cautivador.
E_ Mira no te soporto, te has divertido verdad?
M_ Mucho no lo puedo negar, Zul tiene un humor negro muy bueno por?
E_ Digo ahora no antes.
M_ Ah ahora! se hizo la despistada. Si, francamente, si.
E_ A veces me dan ganas de apret los labios y los puos.
M_ De qu? se le acerc sugestivamente.
E_ De decirte algo muy gordo le grit con mucho malestar.
M_ Ah?, pero bonito? volva a acercarse ms.
E_ S muy bonito le dijo con rabia.
M_ No s porque te enfadas conmigo an no lo s su voz se volvi mimosa.
E_ Pues debes ser muy tonta para no saberlo no esquiv sus ojos para demostrarle que le hera aquella
voz.
M_ O muy lista, y estar segura que al final vers como
E_ Cmo qu? le pregunt con rabia, con dureza.
M_ Ahora vamos a la fiesta sonri vencedora es un tu honor, honor a la mwasi mondele yawun
(mujer blanca pequea).
E_ Djame en paz quiero estar sola se dio la vuelta molesta, con Maca pero sin duda ms con ella
misma.
M_ Mira no te enfades va venga le deca como si realmente fuera una nia.
Esther estaba furiosa, su respiracin se haba agitado durante la discusin, su rabia le haba cegado
entonces se gir, la mir con una furia que Maca no haba visto en esos ojos nunca, la mir algo atnita,
Esther lleg hasta su altura, Maca sigui mirando sin entender, entonces le dijo.
E_ Bsame, venga acabemos con esto de una puetera vez!, venga va le deca nerviosa.
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M_ Te besara ahora mismo, la luz de la luna te da una imagen maravillosa, especial, s, te besara pero
sabes que? le dijo en voz baja. No lo har te besar cuando realmente lo desees.
E_ Eres eres te encanta dejarme en ridculo! le grit de golpe.
M_ Quieres no gritar le dijo algo apurada mirando hacia atrs.
E_ Qu pasa?, por qu no, eh?, algn problema?
M_ Vale Esther ya est bien no te pongas as, tampoco es para tanto le deca al ver como se ergua y
se pona en actitud chulesca contra ella.
E_ No, estoy harta de que me vengas haciendo gilipolleces, y siempre que t quieres, estoy harta de ti!,
por qu no puedes comportarte como cundo operas?, o cmo antes?, ereseres!
M_ No sabes como soy as que
E_ Claro que lo s, eres una descarada, una no encuentro la palabra exacta para decirle a una mujer, pero
si fueras hombre te dira que
M_ No soy ningn hombre alz la voz.
E_ Te comportas como tal ests salida! le grit como loca.
M_ Y t eres una amargada una estrecha!, qu pasa que tu rico no te dejaba satisfecha!, eh? le
grit.
E_ Vete a la mierda le dijo con los ojos repletos de lagrimas y se march por su lado.
M_ Mierda! murmur y sin dudarlo fue detrs de ella, la cogi del brazo.
E_ Djame no quiero que me toques! en el intent de soltarse casi se cae Maca la cogi al vuelo entre
sus brazos, Esther la empuj. Djame
M_ Lo siento de verdad lo siento, Esther por favor, me he pasado vale? la miraba con lastima,
saba que se haba pasado y mucho, es que esa mujer le haca perder los estribos. Perdname por favor?
E_ Joder Maca rompi a llorar.
M_ Por favor no llores le dijo acariciando su mejilla aunque en ese momento lo que realmente
deseara, era abrazarla.
E_ Vale contest un poco nerviosa al contacto de su piel.
M_ Lo siento le sonri. Mira bueno djalo no se atrevi a decir la verdad, su verdad.
E_ Volvemos? se limpiaba las lagrimas.
M_ Toma le entreg un pauelo. Est limpio.
E_ Seguro? la mir seria.
M_ Seguro sonri. Venga vamos vamos suspir mirndola nuevamente con ojos calmados,
incluso algo temblorosos.
E_ Vale.
M_ Dame la mano que no quiero que te caigas en la oscuridad.
E_ No hace falta lo siento yo tambin me he pasado lo siento le deca resoplando.
M_ Anda olvidemos esto venga.
Volvieron al poblado, all la esperaba un desconcertado Carlos, al verlas llegar desde la oscuridad su
gesto dej muy a las claras su pensamiento.
Maca se fue como si aquella decisin no le fuera con ella, al menos ese gesto se lo dio a entender a
Esther quien se march con el pesadito de Carlos haca la primera fila, donde deba sentarse en el suelo. Lo
que no saba Esther, era, que Maca se haba marchado de all con una sensacin de angustia, una sensacin
de perder el rumbo, que la asust a ella misma. Conforme se alejaba su rostro iba tensndose, su rabia
clavndose en sus sienes con golpes secos, sus dedos sintiendo palpitaciones, se detuvo en la cabaa que
les haban designado a las dos, quiso tranquilizarse, era absurda aquella situacin, ridcula, no poda
afectarle tanto. Se pas las manos por el pelo, suspir profundamente, cerr los ojos.
M_ A ver qu te pasa?, haz el favor de parar! no puedes seguir as slo lleva tres das y ya me
ha vuelto del revs dos veces, no puedes no puedes bajar la guardia, no puedes cambiar, ninguna mujer
merece la pena ninguna entonces en voz alta exclam con rabia. Ni Julia me creo esta angustia!
no puedo perder el control no puedo, solo es diversin Maca, solo diversin volvi a pensar
mientras caminaba por la pequea choza. Ves Esther te ha llevado a ella nuevamente no puedo
no debo.
Finalmente se pas las manos por la cara, apret los dientes, sac algo la barbilla, segua deseando
tanto que Esther durmiera con ella deba apagar aquel fuego urgentemente.
Por su lado, Esther se haba ido con un sentimiento terrible sobre ella, se encontraba rodeada de
gente, con la mano de Carlos entrelazada a las suya pero por primera vez, se senta ms sola que nunca,
abandonada en la Selva, se senta temblorosa, miedosa y dependiente de ella. La busc con la mirada pero
no la encontr, quera haber hablado pero su giro la dejo con la palabra en la boca, y tampoco quera
mostrar una necesidad atroz por estar con ella, tema el ridculo y sin duda, Maca la pona siempre en
ridculo, con mezcla de rabia y ganas de estar a su lado Al llegar al lugar Carlos se sent en el suelo y
tir levemente de Esther, que como estaba buscando insistentemente con su mirada a Maca, no lo esperaba,
el golpe sobre su daado trasero la dej plida.
Ca_ Te va a gustar.
E_ No lo dudo susurr entre dientes cerrando los ojos ante el dolor.
Ca_ Debes dejarte guiar, dejarte embaucar y todo cuanto pensaste exista en ti, se esfumar.
E_ Que rebuscado todo para decirme, que, voy a alucinar le dijo un poco en cachondeo.
Ca_ Te parece rebuscado?
E_ Es broma. hombre broma elev las cejas como queriendo hacerle entender que un poco de
humor no vena mal.
La noche oscura, el cielo apagado, pero con la luna en lo alto como si fuera un foco, ese foco que
dio amplitud a la escena, una gran fogata en el medio, que le terminaba de dar un toque especial, casi
mgico, seguramente nico, el poblado repartido alrededor, los hombres sentados a un lado, al otro tres
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hombres con tamtam. Y los ojos de Esther buscando sin encontrar, de pronto, dos golpes secos llamaron la
atencin de todos, a la enfermera un susto le hizo saltar, el sonido fue seco, duro, pero al mismo tiempo tan
maravilloso que era fcil acomodarse a l, dos golpes ms y de un lado salieron formando en cinco filas,
tres mujeres en cada una de ellas, llevan unas faldas como de paja, muchos collares y se han pintado la cara
de rojo, su aspecto dej totalmente perpleja a Esther. De repente tras dos golpes ms las mujeres
comenzaron un cntico casi inaudible.
Muj_ Malembe malembe dos toques ms. Malembe malembe un toque fuerte seco.
Y tras el toque, las mujeres comienzan a mover sus cuerpos de una manera que Esther no haba visto
jams, suben bajan, sus cuellos haca fuera, sus traseros hacia fuera, todo el cuerpo en movimientos, las
mujeres de la ltima fila llevaban en sus manos unos palos parecidos a los de la Hechicera, golpeaban el
suelo cuando el tamtam call, y aquella danza fue subiendo de intensidad, y aquellos cuerpos se movan
con una envidia que Esther admiraba, sus ojos fijos, en un punto, aquellos ojos casi fuera de sus rbitas
asustaban, atraan, embelesaban, y el tamtam volva a bajar la intensidad, entonces las mujeres
comenzaban con un cntico que Esther no entenda pero tampoco haca falta entender, segua absorta en
ellas, por un momento haba olvidado a Maca, solo tena ojos para esa danza, las mujeres se detuvieron
ante ella, los pies golpeaban el suelo, levantaban un leve polvo, sus manos, se elevaban al cielo como quien
est a punto de levantar una plegaria, nuevo golpe en el suelo, un grito de una de ellas, y el resto se
desplomaban al suelo, Esther se asust, no esperaba aquello, Carlos la mir divertido, pero ella no tena
ojos nada ms que para aquella danza, y una figura que segua sin hallar.
Nuevamente el tamtam dos golpes secos, aquellas mujeres en el suelo, una con aquel palo elevado
al cielo, y de repente un hombre todo pintado de blanco, con dos antorchas en sus manos, blandindolas al
aire, movimientos rpidos, giles, casi imposibles, los del Circo Del Sol, estaba casi segura que lo ficharan
para sus espectculos, nuevo grito de la mujer, todas en pie, el hombre moviendo sus antorchas, el tamtam
incrementando el ritmo, las mujeres en pie, golpeando manos y pies, moviendo cuellos, melenas al aire,
ruido de collares, aquello impregnaba en el aire un ritmo alocado, casi insoportable, y de repente, cuando
pareca que todos iban a gritar ante tal intensidad, un nuevo golpe seco del tamtam, grito de todas y
aullido del hombre con las antorchas girando sobre l en el aire. Nuevo golpe del tamtam y las antorchas
volvan a las manos de aquel malabarista. Las mujeres volvieron a susurrar.
Y como haba salido, casi sin hacer ruido se fueron marchando, el tamtam baj la intensidad hasta
poco a poco dejar de sonar.
E_ Impresionante susurr.
Ca_ Te lo dije.
Entonces volvi en si, all a su lado estaba Carlos, se haba olvidado de l completamente de quien
no lo haba conseguido hacer era de Maca, segua sin estar, mir alrededor, Zul estaba junto a Dib,
hablaban y sonrean, los dems hombres y mujeres sonrean mientras comenzaban un nuevo cntico bajito
y se iban poniendo en pie.
E_ Y ahora?
Ca_ Creo que tendrs que levantarte.
E_ Yo?
Ca_ Y yo nos unimos al baile le dio la mano.
E_ Yo no s bailar dijo algo asustada mientras pensaba Maca dnde ests?.
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Ca_ No importa, aqu solo tienes que sentir, yo te llevar.
Y as fue, Carlos se levant y la ayud, Esther se gir busco desesperadamente a Maca, no la vio, se
cogi a la mano de Carlos con nervios, estara durmiendo?, volvi a pensar, de repente not como su
mano libre era cogida con una calidez que reconoci.
M_ Preparada?
Esther no contest, tan solo respir aliviada, aquel roce en su mano la hizo sonrer, y Maca le
devolvi aquel gesto, acariciando lentamente su piel con la yema de sus dedos, con lo que Esther la mir
penetrablemente a aquel fondo de ojos, la luz de la gran hoguera, le provocaba una mirada especial, casi
nica, maravillosa, esa mirada repleta de ternura que le gustaba ver cuando acariciaba a un nio, cuando
una mujer daba a luz, cuando la anciana le acariciaba la cara, pero ahora, en ese momento esa luz en sus
ojos, la haba provocado ese roce en su mano, esa caricia lenta, casi orgsmica, ante aquel pensamiento se
sonroj, pero fue lo que le hizo sentir, para qu engaarse?
Bailaron durante largo rato, no haca falta saber bailar, tan solo dejarse llevar por ese ambiente
baado por la luna, el tamtam, daba los acordes jams pens Esther que pudiera bailar al ritmo de golpes
secos, los nios se haban mezclado, gracias a ellos, perdi de vista a Carlos y se qued con dos nios y
Maca, aquel baile poda ser uno de esos erticos que haba visto en la televisin, sera la msica o la
sutileza en que se movan, Maca mova su cuerpo mirndola con una sonrisa, su pelo libre se mova
provocando un aura a su alrededor, que la mostraban espectacular, sus movimientos se volvan sensuales,
toda ella, era pura sensualidad, y Esther notaba como se encenda sin remedio, y entre el calor de la
hoguera, el calor del baile y el propio que ella senta, pens que si aquel baile segua por mucho tiempo,
acabara abrasada como si fuera lo que tanto quera Maca, un trofeo de caza, como un jabal, una cebra
un len como la cena de una gran victoria, la victoria de aquella enigmtica mujer.
Por su parte, Maca, vea en aquellos ojos algo diferente haban aparecido en ellos algo extrao, un
mar de dudas pens Maca, le gust pensar que aquellos ojos le estaban demostrando algo que estaba
sintiendo en su interior y no quera, le gust ver aquella lucha, sonrea ante la sonrisa hechicera casi mgica
de aquella mujer que haba llegado hasta ella como si fuera un rayo de luz en plena oscuridad, tena que
hacer esfuerzos para no llegar hasta ella y besarla, abrazarla, estaba tan bella baada por la luz de la luna,
entonces quera pensar que tena todo bajo control pero a su vez, se daba cuenta que no exista el control
gracias a aquella mujer que se mova de aquella manera, como si con el baile quisiera atraerla como si
fuera una hipnotizadora. Y entonces volva en s, estaba mostrando cosas se daba cuenta y eso no era su
forma de actuar, el miedo la inund como aquellos mgicos sonidos haban inundado sus corazones.
En un momento de la danza, los nios las unieron, aquellos ojos mirndose, aquellos cuerpos
rozndose levemente, ambas encendidas, sus mejillas coloradas, era una danza donde ambas con la ropa,
con un mundo alrededor, con ojos escrutadores de aquel hombre que no perda detalle, en ese momento
hicieron el amor, un amor diferente, sin rozar una piel, sin rozar unos labios, los ojos hicieron el amor a la
otra, sus corazones cabalgaron bravos como una tigresa tras la presa para alimentar a sus hijos, cuando el
tamtam se detuvo. Ambas se miraron suspiraron de tal manera como si el climax alcanzado las hubiera
dejado exhaustas.
Una estaba en la parte izquierda, la otra en la parte derecha, en medio un hueco grande donde haba
una especie de vela que iluminaba la choza, y a su vez serva de separacin como un muro, Maca subi la
cremallera y antes de apagar la llama de la vela, mir a Esther que buscaba irremediablemente con su
chaqueta hacerse una almohada lo ms cmoda posible, vueltas y mas vueltas, unos golpecitos pero nada,
no haba manera, Maca sonri, aquella mujer era para!, se orden.
No dijeron nada ms, de repente un tremendo aullido hizo que Esther se alzara y sentara con los ojos
abiertos como platos, con la respiracin entre cortada, aquel sonido escalofriante haba sonado demasiado
cerca. Se mordi el labio tratando de no demostrar a Maca que tena miedo. Maca por su parte la miraba en
la oscuridad divertida, suspir y cerr sus ojos cuando vio como Esther volva a acostarse saba que con el
pulso acelerado, pero aquella noche, no ira a su saco, por mucho que lo deseara, por mucho que quisiera
abrigar su cuerpo, protegerlo, no lo hara, demasiado ardor haba en ella, no quera perder la batalla, Esther
quera que ella moviera ficha para burlarse, estaba segura, porque ella buscaba lo mismo, que fuera Esther
quien pidiera otro beso pero no como lo haba pedido, sino, porque lo deseara locamente. Nuevo aullido.
Durante unos minutos el silencio volvi a apoderarse de todo, tan solo el canto de aquellos bichos
insistentes, estos no duermen!, pensaba Esther, seguan con esos cantos, de repente hasta ellos se callaron,
y atnita vio como algo pasaba cerca de la choza, las sombras se reflejaron perfectamente. Se le par el
pulso, sinti un miedo desmesurado en ella, y susurrando dijo.
Maca se gir, Esther se gir, de repente, Maca comenz a emitir suaves ronquidos, Esther daba
vueltas y vueltas en su saco, echaba de menos su cabaa, al menos all un len no podra entrar, pero
aqu y nadie le haba dicho si las araas paseaban por all!, quin sabe!, igual si, igual los ronquidos
de Maca no la dejaban dormir.
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Maca resopl con malestar, Esther resopl por su poca paciencia, volvieron a buscar la posicin
idnea, a veces las chozas estaban inclinadas y eso le pasaba a Esther estaba durmiendo con los pies ms
altos que la cabeza, y era imposible conciliar el sueo, se lamentaba por su mala suerte, habiendo llegado
primero a la choza e ir a coger el lado malo, aunque bueno, tampoco saba como estaba Maca, poda
distinguir su figura y volva a captar su respiracin pausada, se haba vuelto a dormir tan tranquila, y ella
all con sus ojos abiertos, sintiendo un sin fin de cosas, el baile haba despertado en ella una parte
prohibida, lo haba tratado de aplacar lavndose con agua fra la cara la nuca, y algo ms, aquella mujer la
estaba volviendo loca, tan pronto sensible, tan pronto dura, tan pronto tierna, tan pronto fiera, tan pronto
vulnerable, tan pronto inalcanzable. Entonces, nuevamente otro sonido, un sonido tan extrao le provoc
un gritito.
M_ Esther! oy como la llam vio como abra su saco y le deca entre dientes. Ven aqu, entra!
E_ Si, si deca saliendo a toda prisa de su saco, metindose en el acurrucada sin querer pensar que estaba
metida en su saco.
M_ Y ahora como buena chica, te vas a dormir, porque de lo contrario, te aseguro que te desnudar y te
har gritar pero por otro motivo.
E_ No sers capaz le dijo con temor.
M_ Estas en mi saco cario Esther se mordi el labio y se call. Bien, as me gusta y ahora a
dormir! le grit.
Esther se acurruc, Maca subi la cremallera estaban tan cerca, tan sumamente cerca que Maca no
saba donde poner su brazo.
Esther ya ni le contest, para qu?, saba que estaba disfrutando, fue ella la que entr al saco de la
lagarta, fue ella la que le pidi que la acogiera, y claro la otra encantada de la vida, y esa otra, era cierto
estaba encantada, pero al mismo tiempo excitada, vamos, algo as como que el mar se desbordaba entre sus
piernas que tuvo el bien de juntarlas, lo que le hara en ese cuello que tena delante y era demasiado para no
estar prohibido, y ese olor de su cabello, aunque un poco a humo de las hogueras, pero al fin y al cabo, un
olor que la mareaba, y esa piel, suave, pareca llamarle, y esa cadera, ese cuerpo sobre su pecho, not como
bajaba la tensin, como iba entregndose al sueo entre su brazo, notaba como relajaba su vientre, lo
imaginaba sereno, y tan suave como sus manos, trag saliva quiso dormir, pero estaba demasiado excitada
para hacerlo. Sin embargo, Esther haba quedado profundamente dormida, y es que, all estaba en aquel
cuerpo que la acunaba y le haca perder cualquier miedo, no quiso reconocerlo, solo dormir. Dormir
intensamente olvidando donde estaba.
Cuando los rayos de luz inundaron el precioso cielo, y comenzaron a inundar los rincones, llegaron
de forma fulminante a los ojos de Esther, se movi un poco notaba su peso, su pierna enlazada con la otra,
y al abrir los ojos por completo, encontr a la doctora durmiendo placidamente cara a ella, la observ,
aquellos labios que parecan fruta prohibida, aquel pelo sedoso, ola algo raro, la mezcla del humo y su
olor, era un poco mareante pero, intensamente maravilloso, ese cuello, ese agujero caprichoso entre sus
clavculas, esos pechos que se asomaban de forma mnima porque la luz no le dejaba ver ms, la observ
detenidamente, cmo sera besar a una mujer?, cmo sera dejarse amar por una mujer?, y sus caricias?,
record aquel beso efmero en sus labios, aquellas manos suyas dando un masaje a Maca, y admiti que era
como una provocacin, quera probar, era el deseo ms irracional que haba sentido, pero, no, aquella era
Maca la doctora Sexo, como la llamaba Vilches, suspir, sonri al recordarlo cerrando nuevamente los ojos
y acomodndose ms en el cuerpo de Maca.
A Carlos Zul lo llam el primero, el pobre mdico no saba que le pasaba que no poda con su
alma, solo tena sueo, le cost pero por fin se despert, se lav la cara con el agua fra, sali y el cielo le
dio los buenos das con una postal maravillosa. Pero sus ojos entrecerrados ante tanta luz, buscaron la
choza que haba enfrente, mir a un lado, mir a otro, y se dispuso a caminar hacia ella, en su mente no se
apartaba como haba visto a la pareja llegar de la oscuridad, y tampoco se le haba olvidado con la
vehemencia con la que Esther le haba dicho que se iba a dormir con Maca, ya la habra pillado?, volvi a
mirar, Zul no estaba as que apart lentamente las cortinas y all las vio, juntas metidas en el saco, Esther
apoyando su cabeza en el hombro de Maca, la mano de la mdica perdida bajo el saco en algn lugar del
cuerpo de la enfermera, las piernas entrelazadas, los cuerpos poda imaginar como, no saba si desnudas o
vestidas, pero tuvo suficiente.
Ca_ Esther! su voz fue como la del general que poner firme a la tropa.
Ambas se hicieron las remolonas pero ante, el segundo grito, abrieron sus ojos y se encontraron cara
a cara, demasiado cerca
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhh!
151
M_ Joooooooooooooder!
Esther sali del saco, se tropez porque al salir Maca se enred con el saco y los pies de la
enfermera, y as volvieron a caer esta vez, Maca boca arriba, Esther boca abajo, una sobre otra, cosa que
aprovecho Maca para decirle.
Sali de la choza con un importante cabreo, con pasos rpidos y fuertes se alej de all, con la cara
encendida por el enfado. Lleg hasta la cabaa donde seguan guardando el secreto de aquella nia que
poco a poco haba despertado, Maca la revis con esmero, no quera marcharse y que pasara algo, saba
que tendra que volver a revisarla y no quera problemas. La madre volvi a agradecerle su esfuerzo, la
nia le sonri con los ojos brillantes, agradecidos, tiernos, y el mismo nudo que la noche anterior provoc
en ella su padre, por esa vez, lo hizo la nia. Le repiti melesi, varias veces, y Maca termin por darle un
beso en la frente con todo su cario y una sonrisa tierna que emocion a toda la familia, aquella mujer
blanca, les haba sido enviada por los Dioses.
Mientras, en el camin los hombres lo haban cargado todo, el trabajo haba finalizado y deban
volver, saban que Vilches estaba solo en el campamento y no podan demorar ms la vuelta. Esther una
vez sali de la choza, mir a Carlos que estaba hablando con un Zul que contaba haba odo grititos de las
mwasi, tanto de una como de otra, los ojos juiciosos del psiclogo se clavaron en los de la enfermera que
agach su cabeza, sintiendo una vergenza que no supo dominar.
La perplejidad en su rostro era todo un poema, se gir pensativa, viendo como Carlos se marchaba a
estrechar la mano del hombre que les haba recibido, los nios les saludaban cantando aquello de mwasi
mondele, suspir, demasiadas emociones le haban hecho vivir all, aquel poblado sera para ella un punto
de inflexin, empezar a buscarse problemas para salvar a gente, aprenda rpido de Maca, disfrutar aquel
baile tan tan prefiri dejarlo en especial, pero sobre todo, dormir como haba dormido. Tratando de
borrar aquello de su mente, se acerc para subir al camin, haba visto que Maca lo haba hecho con un
movimiento rpido, un salto y arriba, ella misma haba subido porque Carlos le haba dado las manos y la
haba aupado, pero all mirando donde poner el pie, donde las manos, y sobre todo, sabindose vigilada por
los ojos como la miel de aquella mujer de mirada triste, pero ms borde que nadie, y que adems,
seguramente, se estara riendo a gusto de su ridculo.
El camin arranc los nios lo siguieron saludando a las mujeres blancas, sonriendo, agitando los
brazos, dando gritos, de aquel jolgorio pasaron al silencio dentro del camin, los tres hombres delante
guardaban un silencio casi casi sepulcral, las dos mujeres una sentada enfrente de la otra, hacan los
mismo, solo el canto de los pjaros y el ruido del motor rompan aquella incomodidad. Esther se apoy en
su bolsa, el saco que le haba vuelto a costar lo suyo meter, le serva como almohada.
153
E_ Creo que esta maana me he pasado, Carlos ha debido de vernos seguro y por eso mantiene esa
actitud, peor para l, es un aburrido de mucho cuidado, adems, si es tan prejuicioso paso de l aunque
claro, para prejuiciosa yo, ahora a ver como le pido perdn a Maca, mrala, ah est mirando a saber que
mira, un da tengo que preguntarle que mira cuando fija sus ojos as, porque anoche no haba nada, al
menos yo no vea nada.
M_ Qu debe estar pensando?, seguro que sigue ofendida porque Carlos piensa que ha dormido
conmigo, vaya ridiculez!, si cuando lo pruebe va a hacer como todas, una hetero ms convertida, me
deban dar el premio Sanghai por rescatar a tanta mujer
E_ A ver realmente qu me pasa?, ahora mismo me gustara que me abrazara como anoche, porque
he de reconocer que anoche me abrazo pero bien, ese calor de su cuerpo, ese aliento clido sobre m,
vale es una mujer!, y no es lo correcto, pero yo he hecho todo lo correcto en mi vida, y mira como me ha
salido esto no quiere decir que sea todo viva la virgen!, porque esto es sper delicado, ufffff! que
fuerte se estaba haciendo la dormida mientras sus pensamientos no cesaban.
M_ Esta para comrsela as, con los ojitos cerrados pero mira a otro lado Maca que con el calentn de
anoche ya tienes bastante, joder, si es que cuando la tena entre mis brazos deseaba tanto besarla,
acariciarla, y no, yo lo nico que quiero es sentir deseo y que ella se muera por m, si le cuento a alguien
que me he pasado la noche teniendo un acelern como el que he tenido, mi fama bajara al suelo de golpe,
pero mrala!, si es que dan ganas de protegerla, de mimarla es tan ufffff! la peque mi peque
cerr los ojos tambin.
E_ Est durmiendo si es que es hermosa eh?, s, pero me imagino que para acostarte con una mujer
debes sentir algo que yo elev los hombros pues como que no siento, me gusta que me abrace
pero nada ms creo que es porque me siento algo sola, si ella no est a mi lado pues no es por eso
porque me siento sola, cuando est Teresa no necesito tanto su presencia pero anoche, joder anoche me
da vergenza hasta reconocerlo uf me puse cmo me puse!, vamos ni con el pijo me puse as, yo creo
que fue el baile porque ahora la miro y no me pasa nada pero anoche joder anoche joooo si es
que esto es de un difcil!, mrala con esa carita que tiene porque tendr que cagarla cuando
habla!.
Finalmente ambas se durmieron, se despertaron con el frenazo y los gritos de los nios, los
reconocan. Maca sonri al saber que haba llegado, baj de un salto gil, y se encontr con el gesto serio
de Vilches, Esther asom su cabeza y trataba de bajar pero no saba, hasta que por fin vio un hierro y apoy
el pie, salt a tierra haciendo un sonoro ruido, que llam la atencin de Maca que se gir mirndola
sorprendida, Esther le devolvi la mirada dura. Tras saludar a los nios, dejaron que Nsona y Zul hicieran
lo propio entre ellos y sus hijos, apareci Teresa hasta ellas.
Apareci sonriendo, y se fue a abrazar a Maca que no entenda nada, al igual que Esther la chica la
abraz tambin obligndolas a rozarse sus cuerpos. Al notarlo Esther se separ.
En la cabaa de Teresa, Lula estaba acostada bajo la vigilancia de Ramn, la pequea miraba aquel
beb que se aferraba a ella como si supiera que su vida dependa de aquel calor. Al ver a Maca sonri.
M_ Hola Lula vaya cmo est, este pequen? ay que bonito mir al nio sonriente y Lula le
hizo gesto para que lo cogiera. No cario ya tendr tiempo de tenerlo en mis brazos. Y t como
ests? la muchacha asinti. Lula vas a tener que hacer un esfuerzo por hablar, debes olvidar tu
pasado y centrarte en este nio, la vida te da una nueva oportunidad cario, y yo quiero que la aproveches
porque te lo mereces, te mereces ser feliz le bes en la frente y la nia apoy su cabeza en el hombro de
Maca. Este nio es afortunado de teneros, a ti ya Massamba
Mientras ella haba hablado con Lula, Teresa haba recaudado toda la informacin que quera
mediante Zul. El hombre le cont lo que pens quera saber, y cuando Maca apareci en el comedor,
Teresa ya tena una mano ganada en la partida.
M_ No s porque has dicho eso, t sabes que puedes dormir en mi cuarto cuando quieras.
155
T_ Uy, uy, uy, ese tono me dice que
M_ No te dice nada. Sabes si ha llamado Brbara? pregunt cortante.
T_ Brbara?
M_ S, eso he dicho la miraba con acritud.
T_ No, deba?
M_ Voy a cogerme unos das si Vilches me lo permite, quiero irme con ella.
T_ Para olvidar, para desfogarte lo que no puedes con Esther? Maca que estaba bebiendo detuvo su
vaso a medio camino. Necesitas que te refresquen la memoria por lo que veo de que eres esa
conquistadora nata, que nadie puede conquistarte a ti, por eso Brbara Maca se gir para marcharse.
Huyes, otra vez?
Maca no le contest, le daba rabia que Teresa la conociera tanto, se march hecha una furia hasta su
cabaa, all volva a sentirse a salvo a su manera, no tena que demostrar nada, all era como quera ser. En
soledad, aunque le daba miedo, a veces necesitaba esa soledad para recuperarse, y desde que Esther haba
llegado, aquellas cosas eran difciles de soportar.
Vilches haba aclarado todo con Carlos, ste se fue sin despedirse si quiera de Esther, y aquello
llam la atencin del mdico, que fue corriendo a averiguar por mediacin de Teresa. Mientras Esther se
haba sentado frente a la radio, haba cerrado sus ojos apoyando su frente contra la mesa.
Fue hasta all y antes de entrar, suspir pensando que encontrara a Maca, deba hablar, era la nica
manera de quitarse ese estado de culpabilidad por lo que haba dicho, porque adems la actitud de Carlos
marchndose sin decirle nada todava le haca sentirse peor con ella. Finalmente mientras suspiraba abri la
puerta tras dos toques, mir alrededor de un golpe de vista rpido, all no haba ms que Ramn a los pies
de la cama de Lula, que al verla se acerc a ella moviendo alegremente el rabo, Lula que la miraba
sonriente y el pequeo acomodado en su calmado pecho, sus ojos grandes y expresivos sonrieron y dieron
la bienvenida a Esther, quien al volverla a ver, sinti que ya estaba en casa.
Tras pasar un rato con ella y hacer entre ambas un trato, sali hasta su cabaa, no quera demorar
ms la charla pero, al mismo tiempo no saba muy bien que decirle por lo tanto, pas con rapidez hasta
dentro de su cabaa, cerr la puerta suspir, necesitaba una ducha y relajarse no poda hablar con ella en
ese estado, en el que senta unas ganas enormes de echarse a su cuello y acurrucarse como la noche
anterior, abrazada a ella, protegida del mundo entero. Cogi la ropa, la toalla y sali nuevamente a toda
prisa, rezando para que no estuviera en la ducha, se agach para constatar que los pies no estaban all, neg
con la cabeza, entr, se duch sali nuevamente corriendo y al pasar por su puerta la vio, estaba con Mbe
en brazos riendo con l, mientras vea como los dems nios jugaban con la pelota, se detuvo un instante y
sus ojos se cruzaron, fueron dos segundos pero, volvieron a gritar cosas que sus bocas callaban. Cuando
Esther se dio cuenta que segua con la toalla enrollada al cuerpo, entr con rapidez apoyndose contra la
pared. Suspir con fuerza, cerr los ojos y elev su cabeza hasta apoyarla.
A Maca la visin de Esther le haba dejado helada, y aquello an la exasperaba ms, as que se
mentaliz para omitir cuanto ms mejor su presencia. Pero entonces la puerta de la cabaa se abri, la vio
como si fuera una aparicin, el pelo suelto, un pantaln verde militar, una camiseta blanca y una rebeca del
mismo verde. Sus zapatillas Converse, y su sonrisa, bendita sonrisa!. La vio que se encaminaba hacia ella,
con paso ligero, vio como le pas la pelota por delante los nios le pidieron que chutara, y ella trato de
centrar sus movimientos, cabeza deca a pierna, pierna deca a pie, golpe el baln, pero el baln pas por su
lado y ella se mora de la risa como los nios.
E_ Vale lo reconozco, no soy Maradona los nios rean dndole abrazos, y aquel cario pareci
ablandarle el corazn, o sera ver a Maca con el pequeo Mbe en sus brazos con la frente del nio
apoyada sobre su barbilla, recibiendo cortos besos de aquella mujer blanca. Hola me puedo sentar?
M_ El da menos pensado voy a decirte que no, si preguntas le contest sin mirarla.
Hubo silencio entre ambas, vean jugar a los nios y les pareca imposible que dos das antes, aquel
lugar estuviera repleto de sangre y dolor, de muerte y esperanza de vida. No se miraban, no se hablaban, el
nio las miraba a una y a otra, hasta que fue l quien seal a Esther.
Nuevamente entre ellas apareci ese silencio a veces incmodo, y a veces reconfortante, all, juntas
cercanas pero tan lejos la una de la otra, una no quera demostrar debilidad, la otra, quera demostrar
fortaleza y seguridad, pero all ninguna quera dar el primer paso. Por eso, Maca se levant, y con paso
ligero y sus manos en los bolsillos desapareci cruzando el poblado, si alguien tena que hablar ese alguien
era Esther, pero reconoca que le era complicado pedirle perdn, su orgullo no le dejaba hacerlo. La vio
perderse en su cabaa, y tras unos minutos salir con ropa, supuso que iba a tender, Teresa se haba asomado
a la puerta y haba estado observando ambas actitudes, ambos rostros. Cuando Esther cruz su mirada con
la mujer, se levant y fue hasta ella.
E_ Hola Teresa.
T_ Hola Esther.
E_ Necesito tu ayuda la miraba con cierta zozobra.
T_ Claro, dime que te pasa.
E_ Podemos hablar dentro?
T_ Claro.
Maca tenda con rabia, haba apartado la ropa que Esther tena tendida
M_ Vamos no sabe ni respetar su zona ahora bien sabe molestarse por segn que cosas si la culpa la
tengo yo, todo es por mi culpa por querer ser amable con ella, por querer mostrarme agradable
agradable! joder ms borde no he podido ser. Mierda tengo que irme tengo que irme unos das.
E_ Hola Maca.
M_ Oye t no sabes donde termina tu parte de hilo para colgar TU ropa! le dijo alzando
exageradamente la voz al ver el gesto de sorpresa de Esther, suspir puso sus manos en jarras y le dijo.
Vale perdona me he pasado.
Teresa que haba escuchado la versin de Esther, y le haba aconsejado, se haba quedado all
cruzada de brazos dispuesta a intervenir si haca falta, quera ver como transcurra la accin entre las dos,
ella supona lo que pasaba, ya le haba dicho a Maca, pero quera saber la otra parte que era la que le
desconcertaba. Qu le pasaba a Esther?.
E_ No la que se ha pasado he sido yo esta maana creo que he sido un poco injusta.
M_ Bueno no pasa nada le dijo tras suspirar.
E_ Si pasa, yo no soy as.
M_ As como lesbiana? lo dijo reflejando cierto gesto de repugnancia.
E_ Maca por favor le dijo con tono de ruego. Lo siento vale?
M_ Dijiste lo que pensabas?
E_ S acept.
M_ Pues no lo sientas, nunca debes sentir decir lo que piensas, prefiero eso que una mentira, no las
soporto.
E_ Vale ya s algo ms Maca la mir sin entender. Mira, a m me gustan las cosas claras, vale?, yo
tampoco soporto que me agobien, que me acosen, me gusta la Maca con la que puedo hablar, con la que
puedo compartir un rato con un nio, pero odio a la otra, de verdad, si voy a estar aqu mucho tiempo y t
tambin, quiz sera bueno que cambiaras un poco tu actitud, al menos, conmigo.
M_ Yo soy as.
E_ No lo eres le dijo segura.
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M_ Ah vaya! Teresa cerr los ojos saba ese tono a lo que se deba, haba dado en el centro de la
diana y Maca se iba a defender, es decir, a atacar. As que t que llevas tres das aqu, ya sabes como
soy pues djame decirte que no tienes ni puta idea de cmo soy!, y que yo no estoy aqu para caerte
mejor o peor, que paso de ti y que por m puedes estar aqu el tiempo que quieras pero no me digas lo
que tengo que hacer, o como quieres que sea, t no me interesas, t no eres el centro del mundo, vale?, al
menos de mi mundo.
E_ Ya lo ests haciendo otra vez Maca la mir seria. No me mires as, estas atacndome para
defenderte.
T_ Muy bien ah les has dao Esther susurr con la mano en su pecho.
M_ Me importa una mierda lo que pienses.
E_ No quiero tener problemas contigo.
M_ Pues no me mires le contest con rabia.
E_ No se trata de mirarte o no.
M_ Mira crees que si no me acuesto contigo me voy a morir?, eh?, perdona pero ests muy
equivocada.
E_ Perdona t, es la visin que t le seal con el dedo golpendole el brazo ante la mirada sorprendida
de Maca hacia ese dedo, te has encargado de darme.
M_ Pero? la mir entrecerrando sus ojos enrabietada.
E_ Me da la impresin de que nicamente quieres acostarte conmigo, y esa impresin me la has dado t.
M_ Perdona t le devolvi el toque con el dedo un poco ms fuerte haciendo que Esther se echara un
paso atrs con cara desafiante. Eres una egosta, cuando tienes miedo me buscas, cuando no te interesa
soy la salida que solo busca sexo contigo. Eso lo tengo con quien quiero yo!
E_ Mira no me gusta discutir contigo.
M_ Pues no me hables, es as de sencillo, omteme le dijo con los ojos hirviendo de rabia.
E_ No quiero omitirte.
T_ Muy bien Esther ah, ah la alentaba desde la distancia.
M_ A ver Esther se puso en jarras. A m me da igual lo que t quieras, es ms, paso de ti, no me
interesa una ta como t, y si me he insinuado ha sido por diversin vale?
T_ Ay Maca! se quej mirando al cielo.
E_ Vale que te quede claro que yo quiero tenerte como amiga slo como amiga!
M_ Que te quede claro, yo quiero soportarte como enfermera slo como enfermera!
E_ De acuerdo nos trataremos nada ms profesionalmente no te interesa otra cosa yo quera tener
una amistad contigo, t no quieres?, no hay problema pero yo de ti me lo hacia mirar, tienes un
problema y grave.
M_ Qu sabes t de m para hablar!
E_ Tienes razn, no s nada, porque no cuentas nada yo te he dado la oportunidad de hablar, te he
hablado de mi vida, sigue encerrada no es mi problema elev los hombros como si le diera realmente
igual.
M_ T lo has dicho, no es tu problema, as que no te acerques a m, igual por una de aquellas te salen
sarpullidos, recuerda, soy lesbiana y no pueden verte a mi lado.
E_ Lo he intentado Maca lo he intentado.
Esther se march, dej a Maca all de pie con el gesto furioso, con los ojos cerrados, y con rabia
sali hacia la calle, entonces se encontr con esos ojos grandes de Teresa que parecan juzgarla.
M_ Ni un palabra Teresa, s que esto lo has provocado t, no me hagas encerronas sabes que las odio.
T_ Hasta las trancas Maca, hasta las trancas ests susurr sonriendo al verla marchar.
159
Se march furiosa en busca de Vilches, estaba decidida a marcharse unos das, no poda soportar
aquello. Qu era aquello qu no poda soportar?. Deba ser valiente y reconocerlo?. Qu tena que
reconocer?
En su cabaa Esther resoplaba, menudas sensaciones haba vivido, todo cuanto Teresa le haba dicho
lo haba visto perfectamente reflejado en aquellos ojos heridos. Sin duda, mucho dao tenan que haberle
hecho, pero eso, lo saba por Teresa, y al fin y al cabo, ella no era nadie para juzgar a Maca. O si lo era?,
era cierto que nada ms quera ser su amiga?, era cierto que seran nada ms compaeras?, por qu
senta esa sensacin de ahogo clavada en su pecho?, por qu senta esa necesidad de que Maca se sentara
a su lado y hablara?. Un golpe en la puerta suave le hizo girarse, saba que no era Maca, ella habra abierto
sin ms.
E_ Pasa Teresa.
T_ Vaya al final voy a creer que no solo Lula tiene poderes sonri.
E_ Es que slo t llamas a la puerta era obvio quien no llamaba.
T_ Imagino sonri. Puedo sentarme?
E_ Claro, claro perdona no te he dicho nada
T_ Tranquila.
E_ He hablado con ella.
T_ Ya, has pasado tan rpido que ni me has visto, estaba al tanto por si tena que acudir a tu rescate, pero
no te hizo falta me alegra ver que te vales por ti sola.
E_ Ah dijo con pena. Lo he intentado, si lo has odo sabrs que lo he intentado.
T_ Y te lo agradezco la miraba fijamente.
E_ Qu?
T_ Sabes una cosa? hace mucho tiempo que haba perdido la esperanza de recuperar a Maca, pero t
me la has devuelto hoy Esther la mir y aquella mirada le dijo mucho ms de lo que poda aceptar en
palabras. T y yo tenemos mucho de que hablar.
E_ Teresa susurr mientras suspiraba a la vez.
T_ Ahora no cuando ests segura de ti misma, hablemos de Maca.
E_ Yo no puedo mirarla como ella quiere
T_ Lo s, pero en el fondo sabes que Maca no quiere que le mires como Claudia o como Sam, que solo
disfrutan de su cama, de su cuerpo
E_ Yo no estoy tan segura como t.
T_ Crees que si quisiera eso, dormir contigo dos noches sin tocarte, sera lgico? enarc una ceja
mostrando su seguridad.
E_ Teresa llevamos cinco das juntas trat de justificarse.
T_ Mira, yo a mi marido lo mir la primera vez y me dije ese es el hombre de mi vida, al da siguiente me
dijo que se marchaba y que yo me iba con l, hay cosas que no hace falta demorar, nacen y cuando nacen lo
nico que hay que ir haciendo es ayudar a florecer, yo tuve suerte hasta que mi marido le gusto ms a una
cocodrilo que a m sonri, Esther tambin. Estar aqu puede confundirte ms, yo lo s, y mximo si t
no eres lesbiana.
E_ No lo soy dijo con rotundidad.
T_ Pero ests confundida es una cualidad que tiene Maca no se cmo lo hace!, pero creme, para
enamorarse no hace falta ser novios dos meses, y casados diez aos, con una sola mirada, podemos sentir
el amor, y el amor no es dos mas dos cuatro, creo que ah la ciencia falla, el amor es lo que siente tu
corazn, hacia quin?, hacia una persona, hombre, mujer el amor es libre es el sentimiento que tiene
alas y nadie por mucho que quiera est capacitado para cortarlas, puedes luchar contra ti, contra tus ideales,
160
contra tus convicciones, pero si el amor llega de verdad, l se encargara de derrumbar murallas, prejuicios,
es el sentimiento ms maravilloso que existe slo hay que dejarse llevar.
E_ Vine porque quera aclarar mi vida, y se call cerrando los ojos.
T_ Es un buen motivo, quiz debas llegar para saber lo que realmente sientes
E_ Uf Teresa no es tan fcil!, llevo demasiados errores arrastrados en mi vida
T_ Pero esto es diferente, aqu nadie te oprime, nadie te juzga, nadie te dice lo que debes o no hacer, nadie
te impone aqu eres libre y hars lo que t creas, solo te digo una cosa, por qu fuiste tras ella cuando
el bebe de Lula?
E_ Sent que no poda dejarla sola en eso.
T_ Ah fuiste libre, e hiciste lo que sentas de verdad Esther la mir fijamente. Qutate ese peso de
encima, ese peso de los padres intransigentes y egostas, qutate el peso de pensar, haz lo que sientas como
en ese momento en que fuiste tras ella con esto no te digo que te metas en su cama fue llana y lisa.
No te digo que ahora vayas y le plantes un morreo que me dejes a m babeando Esther dio una
carcajada. Lo que te digo, es que no pongas barreras, que vivas por lo que sientes, como ella te dijo,
prefiere que lo que le digas le haga dao a que le mientas.
E_ Ya Teresa t hablas de m pero ella
T_ Ella necesita que alguien le borre su sufrimiento, necesita volver a creer en el amor le gui el ojo.
E_ T lo ves todo desde una facilidad que me asombras.
T_ Los aos, la vida y el conocimiento de causa.
E_ Claro
T_ Bueno voy a preparar la comida, creo que nos har bien tomar hoy algo picante.
E_ Voy con Lula.
En el despacho un Vilches muy serio miraba a una Maca fuera de s, se haba plantado con las manos
en las caderas, mirndolo como si l tuviera la culpa de su acaloramiento, sinti la rabia precisamente de
sentir.
Se qued all pensativo, no la poda dejar marchar, las cosas estaban muy liadas y, no quera perder a
una Mdico por un capricho. Pero tambin era cierto que saba que Maca ltimamente haba pasado mucha
tensin y quiz no era tan malo que se marchara.
V_ Pasa Zul.
Z_ Se trata de la mwasi Maca.
V_ Qu pasa?
161
Z_ Laobi me dice que se fue.
V_ La madre que la pari sali tras su mesa y se encamin hacia la puerta.
E_ Qu pasa Vilches? le pregunt cruzndose en su camino Esther.
V_ Nada no te muevas de ah estoy harto de escenitas de amor le dijo sealndola con el dedo ndice.
E_ Qu ha pasado Zul?
Zu_ Mwasi Maca irse.
E_ Cmo que irse?
Zu_ S, mianda kele kilawu.
E_ Qu? no le entendi.
Zu_ Espiritus locos mwasi espiritus locos negaba con la cabeza.
Volvieron a paso lento, Maca pensativa, Vilches decidido a que Zul preparara la cafetera y la
acercara al poblado ms cercano donde a veces se perda junto a Brbara. Una americana fotgrafa que se
encargaba de perseguir todo el da a los monos de la pequea reserva que haban creado para proteger la
especie. Una rubia que llevaba sus dos trenzas, sus pantalones siempre cortos con las piernas bien
formadas, con sus camisas de manga corta y su inseparable gorro, Maca y ella, saban hasta donde llegar,
era la que mejor la entenda, siempre estaba para ella, no solo como amante sino tambin como amiga. Y
con ella estaba pensando Maca cuando entraron al poblado, Esther estaba en la puerta del comedor.
Maca mir a Teresa, y lo que vio la buena mujer, no le gust, nuevamente aquella sombra, entonces,
suspir cerrando los ojos acariciando su cabeza, agachndose y dejando un beso en su mejilla.
163
T_ Quieres que te ayude a prepararte la bolsa?
M_ No, gracias. Teresa dame tiempo.
E_ Mira aqu tienes, este caldito est de muerte verdad Teresa? le dijo sonriendo.
T_ S hija, te har bien mir a los ojos de Esther que temblaban nerviosos, mientras Maca agachaba la
cabeza y suspiraba.
E_ Te vas? le pregunt serena.
M_ S por? la mir fijamente, abrasando sus ojos y alguna parte ms de su cuerpo.
E_ No, por nada voy a voy a ver a Massamba.
M_ Teresa no me digas nada vale? su voz volva a ser esa cargada de dolor.
T_ No te iba a decir nada se defendi.
M_ Solo son dos das.
T_ Me parece bien, disculpa.
M_ No, disculpa t a m por lo de antes le gui el ojo y le sonri de lado. Me voy Zul me est
esperando.
E_ Lo siento se me ha olvidado el caldo volvi a entrar.
T_ Qu cabeza! le susurr a Maca. Dale recuerdos a Brbara de mi parte.
M_ Descuida se los dar Teresa se march con ella hasta fuera.
E_ Brbara? otra de sus amantes! bah! movi la mano y suspir con fuerza como tratando de
mentalizarse que no vala la pena.
La cafetera parti del campamento, Teresa y Vilches despidieron a una Maca que se marchaba seria,
Esther la miraba desde la puerta de Lula, la vio marcharse y una pena se instal irremediablemente en su
corazn.
El da para Esther pas lento y aburrido, estaba atardeciendo, cuando lleg para curar a los heridos a
la clnica. En su despacho estaba Vilches, deba preparar una nueva salida para vacunacin esta vez era de
sarampin, an estaba el virus latente tras haber matado a miles de nios que con la malnutricin no tenan
defensas para luchar. Aquella poca para ellos haba sido terrible, luchar con un virus que en la civilizacin
estaba erradicado y all causaba muertos por doquier, era para ellos, muy difcil de asimilar.
***
En el poblado donde se encontraba Brbara, Maca siempre era bien recibida, la fotgrafa viva algo
apartada del resto en una cabaa de madera, all les era ms fcil tener intimidad, adems que era el lugar
de trabajo y exposicin. Sus fotografas haban recorrido los ejemplares de National Geografic, as como
revistas y peridicos de Estados Unidos ms prestigiosas. Hablaba cinco idiomas y todos admiraban su
manera de ayudar a las personas, pero tambin como daba su vida por los animales. Maca haba ido de
expedicin con ella, todos pensaban que eran amantes, pero en realidad, eran buenas amigas, aunque eso
no quitaba, que a veces las menos, pero cuando ambas lo deseaban, dejaban que sus cuerpos gozaran
juntos.
All sentada en el pequeo sof de bamb viendo al travs del cristal llover, Maca aguardaba a que
terminara de fregar para reunirse con ella con ese caf.
165
B_ My darling, ya est.
M_ Gracias Brbara.
B_ Entonces la gran Maca siente temblar lo que pensaba no tena.
M_ Joder no s que me ha pasado te lo juro resopl mordindose el labio.
B_ Que esa ragazza te asusta porque no noms te gust, tambin te hace tiln.
M_ No quiero volver a sufrir Brbara, lo jur.
B_ Juramentos mayor estupidez!, los animales no los hacen, y son felices deberamos aprender de ellos,
hacen lo que siente, no piensan
M_ Y si me equivoco?
B_ Pues al menos lo habrs intentado, esto no es vida Maca no le des gusto.
M_ Ella me la hizo recordar mir con nostalgia por la ventana. Y con ello todava me llega ms el
dolor, es como si abriera la compuerta de una presa y todo el dolor que tena ah guardado, saliera
rompindome en pedazos
B_ Y yo me alegro, ese dolor debe salir no puedes ir cazando mujeres cuales presas de caza, noms
faltarte na ntu (la cabeza) de recompensa colgada en tu saln.
M_ Tengo sujetadores dijo sonriendo. Mi saln es demasiado pequeo.
B_ Nge kele kilawu (t ests loca) dijo a carcajadas echndose hacia tras.
M_ Debo estarlo y gilipollas tambin para que me pase esto, ahora creo que ha sido un bajn, es que la ta
tiene una sonrisa dijo negando con la cabeza. Y no s me mete mucha caa, es es toda ella
graciosa, su andar, sus torpezas, sus golpes, si la vieras lo patosa que es, sus grititos de repente se
call porque notaba como se iba emocionando conforme hablaba.
B_ Oh my darling!
M_ Pero no Brbara, con una vez tuve suficiente para el resto de mi vida.
B_ A ver cabezota enamorada, y si ella es la buena?
M_ No hay mujer buena.
B_ Eso si que no! le ri.
M_ Las hay que estn buenas pero no las hay buenas le dijo mirndola de lado.
B_ Nunca deb dejarte emborrar con Thomas hablas como l!
M_ l me ense.
B_ Oh me odio por eso!. T no eras as deca con gesto de pena.
M_ Me volvieron as.
B_ Y?
M_ Y nada se defendi dando un sorbo al caf.
B_ Eres inteligente no eres un to que piensa con la entrepierna por mucho que lo intentes, te he visto
llorar hacindome el amor, y sabes por qu?
M_ Djalo se levant.
B_ Ah no!, lo sabes perfectamente porque no es lo que buscas realmente
M_ Quiero ver las nuevas fotos, a ella tambin le gusta hacer, debiste ver la cmara que ha trado, ultima
generacin.
B_ Mira nena, estas cagada de miedo, t no quieres ser como aparentas, con las dems te da igual, pero
sabes que ella es quien puede hacerte caer, quien puede tirar del hilo y sacar la verdadera Maca que todos
queremos, no sta detestable en la que un da tuviste el mal de convertirte.
M_ Te parezco detestable? la mir alucinada.
B_ S, cuando sale de ti esa parte de Thomas. Cuando sale de ti esa mirada lasciva que derrite a las
mujeres, oh sabes manejar!, si my lady!, eres una hija de puta que sabe manejar a las mujeres le
recriminaba sin compasin.
M_ Tuve buena maestra volvi a defenderse contrayendo los labios con fuerza y rabia.
B_ Por eso mismo Maca no entiendo porque repites lo que tanto te doli.
166
M_ No repito nada! alz la voz.
B_ Claro que s eres detestable como mujer fatal, adorable como mujer tierna ejemplar como doctora,
psima como mentirosa.
M_ Vale ya, no!
B_ No tiemblas cuando hablas de ella, esa mujer.
M_ Esa mujer nada! le interrumpi de golpe dando un manotazo al aire, est tachado todo ha sido
un error un momento de debilidad una tontera, dormir con ella abrazada me hizo perder los estribos, sus
ojos me hacen temblar, si!, sus manos rozndome me devuelven la vida, y qu! volvi a gritar y a sacar
esa clera en ella. Cuando le d la gana me dejara.
B_ Por eso las dejas t, porque temes que te dejen, no eres legal con nadie, y menos contigo, vives
encerrada en tu mundo, hieres a las mujeres y lo sabes.
M_ Yo solo les hago felices
B_ T crees?
M_ Esto es absurdo, no s porque tengo que darte estas explicaciones se estaba poniendo nerviosa.
B_ Porque otras veces, vienes, y lo primero que dices es quiero hacerte el amor o, vamos a baarnos al ro
desnudas, o djame llevarte al cielo bella ragazza esa eres t!
M_ Y te gusta!
B_ No, me gustas ahora, con dudas, con miedos en los ojos, con el corazn latiendo, me gustas as no es
necesario hacer el amor con otra persona, me lo hago yo a mi misma y me siento reconfortada a gusto y
bien, cuando t vienes lo hacemos por repartirnos el goce, punto, pero me gustas cuando no eres esa loba
falsa en celo demustrale que eres encantadora, si sale mal, ya te arrepentirs. Oh my god!. Como deca
mi abuela, arrepentirse de lo hecho, es mejor que dudar de lo no disfrutado bueno algo as ya sabes
que yo para refrn soy torpe Maca se tap la cara con ambas manos sentndose en el sof. La
amas
M_ No solo me ha despertado algo que hice dormir, pero que conseguir volver a poner en su sitio.
B_ Quieres hacer el amor?
M_ No, lo siento, tengo la livido en el stano.
B_ Jajajajajajajaajaja dio una gran carcajada. Hasta eso
M_ Brbara! se quej.
B_ Ven aqu le seal el pecho, ella se coloc acurrucando las piernas. Djate llevar Maca si yo
fuera t, volvera a sentir no le dara el gusto a la grandsima hija de su chingada madre, de ver que an la
amas, de creer que an no sabes vivir sin ella, te mereces lo mejor, y esa chica quien te dice que no puede
serlo oh my lady beatiful!, si te oigo hablar de ella y te veo feliz correteando a llevarla a la cascada, a
hacerle el amor all, te mereces una mujer que te d calor, y apuesto que es ella!
Maca no contest, hundi su cara en aquel pecho bien formado y duro, que tantas veces haba
utilizado para llorar, y que algunas veces haba saboreado, mastic y trag las palabras que le haba dicho
su buena amiga fotgrafa, despus, se dej arrastrar hasta la cama, se dej desnudar y ponerse el pijama
olvidado alguna otra noche, compartida all. Finalmente Brbara la tap, le dej un fino beso en los labios
y la estrech entre sus brazos, aquella noche, cambi su vida de nuevo.
***
Durante la cena, hablaron de cosas banales, Esther pareca no estar demasiado afectada por la
ausencia de Maca, Teresa y Vilches intercambiaban miradas, mientras ella les contaba el baile que les
haban dedicado en su visita al poblado, la ilusin en sus ojos mostraba que aquello le haba impresionado
tanto, que ya era una ms, una enamorada ms de frica.
167
Ante la ausencia de Maca, Teresa durmi en su cabaa, Lula con el pequeo en la de Teresa y Esther
en la suya. La buena Teresa a la que le gustaba leer para relajarse antes de acostarse, oy como llamaban a
la puerta. Ramn levant sus orejas con atencin y la mir girando su cabecita.
Lejos de all, con la luna en lo ms alto, con esos rayos que penetraban las ventanas de aquella
cabaa donde otras veces haba redo, haba gozado, se encontraba una Maca repleta de pesadillas, en su
cabeza se repeta una y otra vez no me dejes nunca cario, no me dejes o morir Maca soy tan feliz,
no me dejes mi vida, pero despus le abordaban aquellas imgenes que no haba podido borrar, su
pequeo, su nio, el llanto, ese ahogo en su pecho Maca te quiero, aquella maldita voz los ojos de
Esther, el cuerpo de Esther, nuevamente aquella otra voz Ella no te har feliz Maca, porque me amas a
m y nunca dejaras de hacerlo.
M_ No no abri sus ojos enrojecidos por lagrimas derramadas, mir a su derecha notaba un cuerpo
junto al suyo, pero no era ella, respir aliviada, volva a ser una pesadilla. Joder
Guiada por aquella luna, se levant, no quera molestar a Brbara, se fue a aquel sof a mirar por la
ventana, llova, cmo no!, las gotas golpeaban la tierra salpicando en ella, levantando aquellas motas de
tierra mojada, as a veces se senta ella, como aquella tierra que saltaba, azotada por sus recuerdos como si
fuera la lluvia golpeando sin piedad cada vez que caa del cielo. Los nios le decan llora el cielo, qu
hemos hecho mal?, y ella se preguntaba llora mi corazn, qu hice mal?, y la misma respuesta que les
169
daba a ellos, le lleg desde algn rincn, no hiciste nada mal. Busc un suspiro, busc un poco de alivio,
un poco de esperanza. Y sin saber por que le lleg la sonrisa de Esther.
***
A Esther le era imposible dormir, entre los ronquidos de Teresa y los de Ramn, su sueo se haba
evaporado, repas todos los momentos que en su vida se haba sentido feliz, acabo pronto. Suspir y entre
ese suspir se col la carcajada de Maca.
***
Era mitad maana, Teresa estaba junto a Nsona quien desde que Lula estaba sacando adelante al
pequen, era la encargada de ayudarla, con Mbe atado a su espalda. Hablaban de la ausencia de Maca,
cuando un grito de Esther les llam la atencin.
El jeep par en medio, los nios fueron a dar besos y abrazos a la mwasi Maca y tambin a la mwasi
Brbara que siempre les haca fotografas, disfrutaban con ella porque les llevaba caramelos y chocolatinas
que consegua a duras penas en la capital.
En su cabaa Esther trataba de arreglarse lo mejor posible, no poda salir hasta la ducha porque de
hacerlo se encontrara con Maca, as que se quedo all junto a la ventana tratando de no ser vista, mientras
vea como aquella mujer que Vilches tena razn, se vea hermosa, haca buena pareja con ella,
aproximadamente de su misma altura, y al verlas juntas se les vea una mirada demasiado cmplice, sin
poderlo evitar se imagin aquel beso que vio con Claudia entre ellas dos.
170
B_ No mami Teresa, he trado ahora aqu a doa enamorada Maca la mir fastidiada y Teresa sonri,
porque despus no poda.
T_ Ves con cuidado a la vuelta.
M_ Tranquila ella es ms peligrosa que cualquier guerrillero dijo jocosa.
B_ Ay my darling! la abraz con fuerza y le plant un beso en la boca.
M_ Anda ves que tus monos son ms importantes que yo.
B_ Eso no lo dudes Bye kamwana (adis nios). Cudala Teresa
T_ Tranquila le gui un ojo mientras le ayudaba a subir al coche.
M_ Ya te har una visita ms larga.
B_ Deja, deja, no me visites que luego me toca tender todo que me lo haces un asco ante el gesto de
Teresa, agreg con rapidez. De lagrimas Teresa, de lagrimas le deca graciosa mientras le daba a la
bocina con toda la fuerza y los perros ladraban, los nios saltaban y Esther rumiaba para si. Bye, bye.
M_ Est loca.
T_ Si, pero es encantadora o no? Maca sonri. Bien al menos te veo sonrer. Has venido en buen
momento, no quera dejar a Esther sola.
M_ Qu pasa?
T_ Tenemos que ir Vilches y yo a comprar, salimos ahora en diez minutos, Nsona estaba ayudndome a
recolectar.
M_ Vale ve, ya lo hago yo.
T_ De acuerdo.
M_ Voy a la cabaa a dejar esto le deca hablando nuevamente con calma.
V_ Hombre ya tenemos de vuelta a nuestra doctora sexo! le dijo con gesto serio.
M_ Yo tambin te quiero Vilches.
V_ Lo s ests Teresa?
T_ S.
V_ Venga que no quiero que se nos haga de noche en el camino y seguro te las a hablar con todo dios.
T_ Hombres! se quej.
M_ Ir despacio.
V_ Tranquila oye cuida de Esther no me la espantes mas vale?
M_ Est espantada? enarc su ceja derecha.
V_ Miedo me das me das miedo le dijo subiendo a la cafetera.
M_ No tardis.
T_ Seguro cmo la ves? le pregunt Teresa.
V_ Creo que Maca de esta, sale o curada del todo, o muerta de por vida.
Esther vio como se iba la cafetera, all de pie mirando como Zul cerraba la puerta se qued Maca,
la enfermera escuchaba su corazn al galope y no poda evitar sus nervios, tena que salir tena que
ducharse esper a ver que hacia ella, no se equivoc, fue a ver a Lula. Era su momento, cogi la toalla,
la ropa que iba a ponerse, rebusc mientras mascullaba.
E_ Vaya armario ms pequeo, no me cabe nada!, camisa, no, camiseta de mangas no joder no tena una
de tirantes ceida esta!, y los pantalones cortos, s, como iba vestida la Coo Esther que estas
haciendo!, solo falta que te hagas dos coletas como ella sper fuerte lo mo!, me estoy asustando.
Lo cogi todo y cuando lo tuvo sali corriendo, abri la puerta y al salir se golpe con Maca que
pasaba por all camino hacia su cabaa, Maca tuvo que cogerla porque se caa y en el traspis ambas se
quedaron medio abrazadas.
Bajo el grifo de la ducha se encontraba Esther, no cesaba de suspirar, el agua golpeaba su rostro de
manera intensa hasta que el agua se termin y tuvo que secarse con el jabn an en su cuerpo, mientras iba
mascullando sin parar. Decidi vestirse all, no quera salir con la toalla, despus como an tena ropa
tendida en el tenderete, colg la toalla y decidi ver si ya estaba seca.
Mientras Maca iba camino de donde estaba Nmaba para hablar un rato con ella, pues Lula dorma
con el beb. Estaba yendo hacia ella rodeada por los nios cuando de repente.
E_ AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!
M_ Dios como lo he echado de menos sonri.
Maca con una sonrisa fue a dirigirse hacia el lugar donde provena aquel grito, nuevamente inspirada
en Salvadora de la Peque, mientras, los nios mirando hacia aquella mwasi gritona tambin esperaban
expectantes, entonces atnitos la vieron salir corriendo con los brazos en alto, gritando sin parar como loca
posesa, tras ella, una pequea mona con un lazito rosa en medio de su cabeza haciendo los mismos
movimientos con sus brazos como aquella blanca que corra ante ella de manera despavorida.
Esther corra, la mona corra dando vueltas ambas por el poblado, el rostro de Esther tenso, el rostro
de la mona divertido resoplando por la carrera. Mientras, el resto de la gente, especialmente los nios se
rean echados por el suelo, Maca se haba enganchado de la risa, sus lagrimas recorran el rostro, Nsona
aplauda alentando a Esther, Nmaba acentuaba su odo y al escuchar ambos gritos rea con aquella boca
abierta sin dientes, el perro abandon a su ama para seguir a Esther y al mono, y Ramn, tambin decidi
participar de la jarana y tras su amigo el perro de Nmaba iba l, como resultado:
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhh histrica.
Mo_ Uh, uh, uh, uh, punto borde.
PerrNma_ Guau, Guau, Guau punto divertido.
Ra_ Auuuuuuuuuu, Auuuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuuuuuu punto descojono total.
Tal fue el jaleo, que Maca tuvo que esforzarse por parar de rer y dar caza a Esther cuando pasaba
desquiciada por su lado. La cogi de los brazos y la oblig a detenerse en su carrera, con lo cual, la mona y
su lacito sigui huyendo de los perros que ladraban, corran, saltaban, sus colas se movan graciosas hasta
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que la mona de un salto se subi a uno de los rboles que aguardaban la entrada del comedor, ya no tena
gracia para ella correr, sin la blanca gritona delante y con los pesados perros detrs.
M_ A ver Esther por favor clmate le deca mirndola sujetndola bien por los brazos.
E_ Era era era deca con los nervios disparados.
M_ Una mona, s!
E_ Ahhhhhhhhh volvi a gritar como loca.
M_ No me va a quedar ms remedio que atizarte, me oyes?, clmate por favor.
Zu_ Mwasi Maca vs Mwsai Esther le dijo a Laobi que las miraban divertidas.
La_ Kulalama na mwasi Esther, talo (le pega a mujer Esther).
Zu_ Kulunga (estoy de acuerdo) decan mientras vean como Maca zarandeaba a una fuera de s Esther.
M_ Bueno no me queda ms remedio pero que sepas que lo siento le golpe la cara, las risas de
los nios cesaron, los ladridos de los perros tambin, Ramn y su compaero de juegos, metieron la cola
entre sus patas, la mona se tap los ojos mientras segua con su uh,uh,uh pero ms bajito, Nmaba cerr
su boca y los hombres cerraron sus ojos. Mejor?
E_ S respiraba jadeante y al darse cuenta de lo que haba pasado, sus mejillas una ms que otra, pero al
fin, sus mejillas se pusieron coloradas a punto de estallar. Mir a Maca y sali corriendo hacia su cabaa.
M_ Teresa me mata tendr que hacer algo susurr mientras se rascaba la cabeza, se gir a los hombres
elevando sus hombros como seal que no le quedaba otra salida. Los hombres asintieron, los nios
volvieron a jugar, los perros cada uno a su casa y la mona, ay la mona!, burlona en el rbol pitorrendose
de Esther al pasar. Mona la que has liado!, ahora tendr que llamar a Brbara pero dnde ibas
escondida? la mona baj y se le subi a su cadera haciendo pequeos uh, uh, uh. Si mujer blanca es
un poco gritona
En la cabaa, Esther lloraba de rabia y vergenza, adems de sentir un pequeo pero inquietante
hormigueo en su mejilla, le haba venido a la memoria de golpe, nunca mejor dicho, aquella bofetada de
Glenn Ford a la Rita, trataba de serenarse, tan solo era un mono, bueno, una mona con ese horrible lazo
rosa en su cabeza, con aquellos horribles dientes, con ese olor penetrante, tan solo una mona. Las lagrimas
baaban su rostro sin poderlo evitar, senta que haba hecho el mayor ridculo de su vida, y poda dar
gracias que haba salido vestida, un poco ms y recorre el poblado desnuda. Sentada en la cama, sus manos
temblaban, seguro que Maca deba estar divertida y feliz.
E_ Joder irme a pasar esto cuando ella est, seguro que ha disfrutado pegndome tal bofetada menuda
hostia entonces llamaron a la puerta. Adelante.
M_ Hola asom su cabeza mientras entre sus manos llevaba una taza. Puedo pasar?
E_ Prueba contest seca.
M_ Perdona eh?, pero estabas a punto de colapsarte.
E_ Vale puedes burlarte lo que quieras.
M_ Toma Nsona te ha preparado un poco de hierbas tranquilizantes le extendi el brazo para que tomara
la taza.
E_ Gracias dijo sin apartar sus ojos de la taza.
M_ Ests mejor?
E_ S, vale dile venga rete levant sus ojos furiosos clavndolos en Maca.
M_ La verdad que ha sido divertido, sino fuera porque s que lo estabas pasando mal.
E_ Ya ahora va a resultar que te importo.
M_ Bueno se quedo pensativa, con un gesto que hizo que a Esther se le subieran los colores
nuevamente. La verdad es que Teresa se ha marchado y me ha dicho que te cuidara se call.
E_ Si claro subi sus mocos y bebi.
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M_ Ests bien? le pregunt de pronto con tanta calidez que Esther detuvo la taza a mitad camino.
Luego tengo que pasar el parte.
E_ Claro, estoy bien
M_ Vale pues me voy a llevar a mona, tendr que llamar a Brbara.
E_ Ah pues mira ya tienes otro da para ir con ella.
M_ Celosa? volvi su lado cautivo y la mirada de Esther la fulmin.
E_ S Maca, la verdad, muy celosa esta noche no he podido dormir pensndolo, no poda dejar de
imaginarlo, en fin ya ves incluso cuando te he visto con ella uf! no he querido ni salir esto es
grave, verdad?
M_ Bueno ya veo que ests de mejor humor as que me voy. Nsona me ha dicho que la comida estar
enseguida.
E_ No voy a comer.
M_ T misma sali con el ceo fruncido, por un momento pens qu poda hablar en serio entonces se
detuvo en la puerta al cerrar, gir hacia la izquierda su cabeza y despus la sacudi un poco mientras
elevaba sus cejas. Al menos ya sabe manejar la irona.
E_ Mierda idiota soy!
Ambas se quedaron pensativas, Maca le daba vueltas a aquella confesin de Esther, sin duda, poda
ser cierta, pero entonces le asaltaba la cordura. Estaba sentada en un escondite que haba mandado
construir, en su cabaa, arriba haba una pequea terraza, solo caba ella, pero la haba mandado construir
cuando la destinaron all, Massamba con mucho gusto la hizo, desde all, los amaneceres y atardeceres
tenan una visin nica, en los peores momentos le gustaba perderse all, poda estar horas mirando hacia
ningn sitio, enroscada a una manta, con la mirada perdida, no era necesario mirar algo, en frica haba
aprendido a no ver, solo mirar, llenarse de los colores, de las formas, acompaadas por los sonidos mgicos
de animales de da y de noche, sonidos diferentes que hacan que nunca acabaran de acostumbrarse, y cada
da o cada noche haba algo especial que enamoraba. Haba comido junto al resto del campamento, excepto
Esther, quien haba ido a la cabaa de Lula, haba estado all durante la comida del resto, y despus, haba
vuelto a su cabaa. Maca haba hablado por radio con Brbara, mona, era traviesa por naturaleza, lista y
juguetona como la que ms. Despus de explicarle la ancdota con Esther, Brbara quedo impactada
necesitaba pedirle disculpas, Maca le rog que mejor dejarlo. Y all estaba inmvil y pensativa.
M_ Pero que dices ella me odia, no le caigo nada bien, aunque la verdad que el peligro reside cuando
no le hablo con segundas intenciones, cuando le he preguntado si de verdad estaba bien, me he dado
cuenta como me ha mirado ah est el peligro coo Maca, qu peligro!, esa chica es una ta legal,
buena gente, Teresa tiene razn no debera perder la oportunidad de ser su amiga, por una vez, creo que
mejor dejo el toque frvolo, necesito poder hablar, poder rerme, poder sentir a alguien como siento a
Brbara, bueno, pero con Esther no podra acostarme, aunque para que lo voy a negar, me muero de
ganas de hacerlo, de abrazarla otra vez, su piel por favor que piel te ha dao fuerte Macarena, te ha
dao fuerte!, pero esto se va con cuatro o cinco solitarios, como dice Brbara, todo fuera y como nueva.
Qu estar haciendo en la cabaa todo el rato?
Desde que haba vuelto a su cabaa, Esther estaba sentada en la silla con los apuntes de Maca,
repasaba las palabras, quera aprender lo ms rpido posible, pero tambin quera mantener su cabeza
alejada de lo que no deba.
E_ Joder le he dicho la verdad cmo he podido hacerlo?, Esther centrate, que sigue burlndose de
ti, pero claro, vaya mirada, vaya mirada me ha echado que casi se me cae la taza, no s, lo que yo diga,
esos ojos son un peligro, deberan estar prohibidos. Y encima que ridculo!, lo que se va a burlar de m
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bueno sonri, la verdad que ha debido estar gracioso la mona, la cabrona menudo susto me ha
pegado ya est!, desmontare su tctica, cuando vayamos a cenar dir que
El sonido del claxn de la cafeteresa la hizo salir de sus pensamientos, tambin de su cabaa, y al
mismo tiempo lo hizo Maca, no se miraron, tan solo se acercaron distantes en sus pasos hasta ellos.
Un par de veces se cruzaron, y una vez fueron a coger la misma caja, un lo siento por parte de
Esther, y una sonrisa picarona por parte de Maca, despus, ayudaron a poner la mesa, a servir los platos,
tratando de no rozarse, de no mirarse, Esther por vergenza, Maca por su propia salvacin. Cenaron, junto
a Nsona y Zul, los dems ya se haban acostado, en frica era costumbre levantarse con el sol, dormirse
con la oscuridad. El poblado estaba en silencio, tan solo ellos en el comedor. La mona en la puerta
recibiendo su racin de pltanos, los perros cada uno en su cabaa, el fuego en medio del campamento
alumbrando, la luna bien alta y hermosa. Y en aquel comedor, hablando sobre la situacin del pas, aquellas
nuevas noticias de que en el norte la guerrilla se haba endurecido, su posicin intermedia no les exclua de
nuevos peligros. Teresa prepar como pudo caf y se quedaron un rato ms charlando, Esther frente a
Maca, Vilches al lado de la mdico, y Teresa junto a la enfermera, de pronto Esther que quera sorprender a
todos, en especial a Maca, dijo:
As comenz a contarlo, Teresa lloraba de la risa, Vilches al que Esther no haba visto rerse, se
mondaba, Zul con sus grandes dientes blancos, rea echndose de vez en cuando hacia tras, Nsona se
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tapaba la boca, Maca lo contaba, gesticulaba y se mondaba de risa, y para su sorpresa, Esther la
acompaaba en las risas.
Y all siguieron hablando, los ojos de ambas se perdan de vez en cuando con la otra, las sonrisas
embriagaban almas, las miradas alimentaban dudas, preguntas, miedos, aumentando el ritmo de cada
corazn, uno corra veloz por el miedo, el otro por el pnico, y juntos como si fueran el tamtam del
campamento, anunciaban que pronto quiz habra tormenta o paz para aquellos corazones vidos de
amor.
Cuando Vilches anunci que se retiraba a dormir, una vez terminadas las risas, las dos acabaron
recogiendo las cosas, mientras Nsona y Teresa limpiaban los cacharros, entre idas y venidas no se cruzaron
palabra, cada una tratando de poner freno a unas emociones diferentes. Evitando mirarse aunque podan
captar el calor de la otra mirada, sobre su cuerpo. Una vez terminaron todo, Nsona se retir a dormir,
Teresa fue a ver como estaba Lula y Maca, se qued como tantas noches pensativa frente a la puerta de su
cabaa. Frente a la suya igualmente sentada se encontraba Esther, se miraban a hurtadillas, Maca beba
algo que Esther esper no fuera lo mismo que logr emborracharla, como si adivinara lo que estaba
pensando, se acerc hasta ella, Esther se puso colorada y nerviosa sin remedio alguno.
M_ Quieres?, es una mezcla de hierbas que hace Teresa, sirve para las digestiones pesadas.
E_ No, gracias, mi digestin est bien contest atropelladamente.
M_ Me alegro.
Hubo silencio entre ellas, ambas estaban sentadas una al lado de la otra, no se miraban, miraban
enfrente, tratando de evitar que los ojos de ambas pudieran encontrarse y pudieran decir lo que no deban,
hasta que Maca se gir un poco para ponerse en esa postura suya que tanto le gusta, se apoyaba con la
espalda en la viga de madera, y mirando abiertamente el perfil de Esther, consegua ponerla nerviosa
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mientras daba sorbos pequeos de su taza, y Esther jugaba con un anillo que llevaba en su mano derecha,
denotando as su estado de nervios, su incomodidad ante aquella persistente y callada mirada. Para su
suerte apareci Teresa.
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T_ Tampoco podemos juzgarle, bastante era que estaba por ella y pens en sacarla de aqu y tener un
futuro. Pero aqu viene la cuestin Teresa se removi un poco en el suelo. Anda que tambin
podamos a ver entrado a hablar en otro sitio, me estoy dejando el culo.
M_ Mira que te gusta quejarte, tranquila que nadie te lo va ver
T_ Sigo mirada asesina de Teresa a Maca, Esther elev las cejas con un no decas que no era tan
terrible?. Sin el da que a Esther se le ocurri la maravillosa idea, porque fue a ella a quien se le ocurri.
M_ Por supuesto, fue idea de la pija la interrumpi graciosamente con ese juego suyo de cejas.
E_ Esther, pija no, Esther aclar mirndola con seriedad.
M_ Perdona Esther no s muy bien porque te he llamado pija le dijo sonriendo con ese gesto tan suyo
que a Esther le provocaba o darle una bofetada o un beso, lo del beso, se daba cuenta que haca poco haba
nacido en ella y se sonrojo. Mientras Maca continuaba con su sonrisa conquistadora.
T_ Si me vais a interrumpir, no sigo, esto con tanto interrupcin no tiene gracia alguna.
E_ Perdona tienes razn Teresa.
M_ No le interrumpas dijo con tono cansino.
T_ Pues cuando el beb estaba con Lula, Massamba que saba de aquella atraccin que haba entre ambos,
le dijo que l deba hacerse cargo de la criatura y Lula.
M_ Los vi discutir, si.
E_ Quieres no interrumpir! le dijo devolvindole el tono, Maca la mir entrecerrando los ojos, Esther
sin que la viera Teresa le sac la lengua. Maca a punto estuvo de atragantarse al beber. Jajajajajaja.
M_ Joder sigue Teresa, sigue tosa ante la carcajada de Esther.
T_ Claro, por eso Massamba decidi finalmente ser l quien ayudara a Lula. Es un hombre de verdad, de
palabras, de compromisos.
E_ A m me da un poco de miedo, respeto ms bien.
M_ No me extraa si te lo da una mona dio una carcajada.
E_ Graciosa le dijo en plan pijo.
M_ Pija.
E_ Mira
M_ Uy que miedo mira como tiemblo!
T_ Parecis dos cras. Yo aqu contando una historia interesante y vosotras sin parar de hacer tonteras.
M_ Es ella que no valora tus cotilleos, dale tiempo Teresa dale tiempo. Mira ya empieza a llover dijo
mirando hacia fuera, viendo como las gotas golpeaban el suelo.
E_ Siempre llueve de noche
T_ Si, siempre esto es as habl con cierta melancola.
M_ De verdad, est tan mal la cosa Teresa? pregunt Maca tras unos segundos de silencio donde
miraban caer la lluvia.
T_ S, los combates fuertes estn en el norte, pero ya sabes
M_ Se extienden como la plvora, lo s.
E_ Eso significa que tendremos trabajo extra miraba apoyando su barbilla en los brazos que se haba
cruzado sobre las rodillas con el tono triste.
M_ Significa, miedo, sangre y muerte al girar sus ojos y verla en aquella postura sinti que su piel se
erizaba, pareca tan indefensa, tan tierna, tan maravillosa Maca para!
T_ Significa lucha contra la muerte y dolor, mucho dolor.
Se callaron las tres, el ruido de la lluvia las embriag de tal manera, que miraban el agua golpear el
suelo, de vez en cuando levantaban las cabezas y disfrutaban de ver caer aquel agua fina desde el cielo,
insistente, persistente pero con esa suavidad que hacia que fuera imposible apartar sus ojos y suspiros del
cielo, de aquella belleza.
Teresa se levant con dificultad y se march, all ambas se quedaron en silencio, quiz dndose
cuenta que las palabras de Teresa eran ciertas. Una miraba arriba, la otra miraba abajo, ambas con el ceo
fruncido, ambas dando un sorbo a sus tazas, suspirando sin saber muy bien que decir. Pasaron algunos
minutos as, un silencio que era acompaado por el sonido del agua, ninguna se mova por temor a partir
ese momento ntimo entre ellas, ellas y el silencio, ellas y la lluvia, ellas y
En la cama Teresa ya dorma, Ramn tambin, y ella estaba segura que no lo iba a poder hacer, de
pronto mir hacia su izquierda, all estara Maca, estara desnudndose, claro no haba dormido, y por un
momento que pens que Teresa le haba dicho la verdad, que no haba tenido nada con Brbara, pero a ella
que ms le daba!, o si?. Teresa tena razn, haba que hacer lo que el corazn pidiera, y a ella le peda algo
aquella noche especial, fue hasta la cabaa de Maca, llam y ella abri.
E_ Hola.
M_ Qu te pasa?
E_ Puedo dormir contigo? le pregunt sonriendo con los ojos.
M_ Qu? la mir enarcando ambas cejas y con un gesto de incredulidad total.
E_ S, es que Teresa me ha cogido la cama, y Ramn est en mi parte.
M_ Pues no s te das cuenta que vas a dormir con una lesbiana?
E_ S, y t te das cuenta que si te pasas tengo una hostia que darte guardada en la manga.
M_ Joder y parecas tonta la miraba con un brillo especial en los ojos.
E_ Ya puedo o no?
M_ Claro se separ de la puerta con una sonrisa vencedora.
E_ Bien slo quera saber eso hasta maana le dijo sonriendo se dio media vuelta y se fue.
M_ Pero? Pero esta ta qu coo se ha credo? se pregunt con las manos puestas en las caderas.
La noche para Maca despus de aquel plantn, fue algo pesada, la pas dando vueltas en la cama,
molesta con aquella actitud de Esther, no era esa mujer asustada por sus actos, de repente pareca otra,
segura, sonriente, que le haba ganado una batalla durante la cena, ella que pensaba burlarse, se encontr
con una Esther que le haba desmontado la escena, y despus sentadas demasiado cerca, con silencios le
haba hecho sentirse bien, haba podido suspirar profundamente y entendi que Esther era esa clase de
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persona con la que se estaba bien sin necesidad de hablar, manejaba los silencios quiz sin ella misma
saberlo, de una manera realmente peligrosa para ella. Dio una vuelta golpeando el almohadn con un poco
de furia porque justo en ese momento en el que haba preguntado si poda dormir con ella, todo su interior
haba sido una fiesta, y su corazn, haba sonredo. Teresa siempre con sus palabras terminaba liando sus
emociones!. Nueva vuelta, nuevos nervios, ahora se puso boca bajo, abrazada a la almohada que haba
profanado alguna vez en caricias repartidas a prefiri omitir el nombre porque la rabia volva a inundarle
todo, llevndose lo que Esther haba dejado en ella. Deba dormir, pero el dolor de estmago continuaba
all, era un legado de aquella mujer, siempre pens que su estmago tena cara de Julia. Nuevo golpe a la
almohada, esta vez repleta de furia y rabia.
Por su parte Esther, se haba acostado con Lula, estaba all junto a ella y el beb, lo haba escuchado
llorar y quiso saber que le pasaba y ayudar a la muchacha. Ambas con aquel secreto guardado se haban
convertido en grandes amigas, de la noche a la maana, Lula la miraba sonriente, Esther le contaba cosas
con aquella sonrisa que cautivaba a todos. Y era entonces cuando Esther se daba cuenta de las palabras de
Teresa, si nos movemos por el corazn, todo es posible, o al menos en frica era posible enamorarse en un
da, como le haba pasado a Teresa, hacer amistad con Lula como le haba pasado a ella en un da, o ver
como, Massamba cuidaba y se hacia cargo de Lula y el nio. frica era as, se volva a repetir, y con el
embrujo de aquel entorno todo era posible, olvidar sus penas, su dolor al ver como se haban burlado de
ella, aquellas dudas que un da nacieron sin ms porque mientras haca el amor con aquel semental ella
pensaba en otras cosas, no senta a penas nada y solo rogaba que acabara, despus de aquello, lo dej todo,
sera l?, sera ella?, sera que no le gustaba?, y las otras veces?, le daba vergenza reconocer que la
mayora de veces finga, que al principio disfrutaba pero al poco tiempo esos gritos que saba ms o menos
cuando darlo se volvieron fingidos, qu le estaba pasando?, haba huido de todo pero segua sin poder huir
de ella, incluso en aquel lugar, todava se haba enredado ms todo, su mundo, sus emociones, sus miedos.
Sin embargo ah estaba, en ese momento sintiendo que su corazn lata fuerte y seguro, y que quiz si lo
abra realmente a Maca, podan llegar a ser amigas. Aunque tambin reconoca que cuando no dorman en
un saco, y se rozaban, sus escalofros eran descargas muy intensas, cortas pero intensas, que no suelen
suceder a dos amigas, y cuando dorman en el saco, era una calma la que senta en ella que le haca
olvidarse de todo, aquellos brazos eran como una muralla que no dejara pasar nada, que le entregara la
calma y la tranquilidad que necesitaba. Y su impulso no controlado ese que su corazn le haba mandado a
Maca, era algo inexplicable, deseaba realmente que Maca le dejara pasar, y si no lo hubiera hecho con esa
actitud de ganarle el pulso, seguramente habra dormido con ella. A quin quera engaar? As se durmi
con una sonrisa en los labios, con el corazn alborotado.
Haban pasado quince das desde que aquella noche ambas tuvieran pensamientos comunes, desde
entonces la guerra se haba recrudecido, llegaban las noticias de que haban masacres por doquier, que
llegaban y unas tribus arrasaban a otras sin ms. Hasta ese momento no se haban visto afectados por los
movimientos de los refugiados y gente que hua sin nada de un lugar a otro. Pero era cuestin de tiempo
que la tranquilidad tensa se convirtiera en esa locura que haban vivido demasiadas veces. Aquello tena
bastante preocupado a Vilches, quien haba pedido ms instrumental y ms medios para poder curar a lo
que suponan les iba a llegar en masa.
Durante esas dos semanas, Maca haba estado junto a Esther ensendole ms cosas sobre los partos,
le haba gustado su forma de trabajar y, pensaba que podan hacer un buen equipo, pero despus una vez
terminaban sus clases, cada una se iba hacia un lugar diferente. Desde aquella noche en la que Esther le
demostr a Maca que ella tambin poda jugar, haba cambiado algo en ella, ya no haba tanta insistencia
en cautivarla, hablaban, rean cuando compartan la comida o la cena, pero Maca haba abandonado su
pose de conquistadora, incluso Esther notaba que haba cambiado su postura a defensiva. Y para s, se
senta ms relajada, ms tranquila porque adems no dejaba de sorprenderle las cosas de Maca, como
ella sola decir, a veces durante la tarde desapareca y no saba que haca dentro de la cabaa, otras, la
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observaba como daba clases a los nios, a Nsona, a Sissou, a los hombres, ella trataba de admirarla en la
distancia pero siempre la sorprendan Teresa o Vilches y le sonrean como si de aquella manera le
estuvieran presionando sin palabras. Ella por su parte, estaba un poco asustada por lo que poda encontrar,
aunque al levantar la vista y encontrarse con Maca, consegua aplacar sus miedos, pero an as eran cuatro
personas para tantos heridos, saban por la radio que el otro puesto quirrgico como el suyo en una noche
haba recibido a ciento cincuenta personas, saba que haban muerto muchas por no poder llegar a todos, y
esa sensacin de muerte le provocaba mucho miedo.
Pero no solo ellos estaban en alerta, los perros se mostraban nerviosos, los animales de la Selva a
veces se callaban y ponan a todos en guardia, seales inequvocas de que algo en el ambiente era
enrarecido. Aquel da al levantarse Esther, se reuni en el comedor con Teresa y Vilches. Lula ya haba
terminado su funcin como madre canguro, y con la ayuda de Massamba que le haba acondicionado su
cabaa y all juntos vivan en silencio, pero con una enorme calidez, ella llevaba a su hijo atado a la
espalda tal y como Nsona le haba enseado, y segua encargndose de los desayunos.
E_ Nkento na (buenos das) le dijo a Lula sonriente dndole un beso y sta le sonri. Kobanga kudya
(tengo hambre).
T_ Buenos das Esther
V_ Le has avisado? le pregunt a Teresa con tono serio.
T_ No.
V_ Pues ya ests hacindolo no quiero ms problemas de acuerdo?
T_ Claro.
V_ Estoy en el despacho se levant serio y se fue.
E_ Qu le pasa?, qu he dicho mal? se sirvi el caf.
T_ Nada t nada est preocupado, la situacin se est haciendo insostenible por momentos, y Dvila
le ha dicho que tendris que hacer salidas.
E_ Bueno pues habr que hacerlas, no? comenz a morder la tostada.
T_ S, pero no quita para que est malhumorado, es peligroso Esther.
E_ Pero eso ya lo sabemos, estamos aqu para ayudar e inevitablemente corremos un riesgo. Tambin
entiendo que para l debe ser difcil.
T_ No sabes cuanto hija
E_ Y Maca?
T_ Pues la verdad que hoy
M_ Buenos das entr con gesto serio y sus ojos algo irritados, sin duda, haba llorado.
T_ Buenos das te preparo el?
M_ No, ya lo hago yo se sent junto a Teresa.
E_Te encuentras bien? le pregunt, mientras Teresa cerraba los ojos suspirando, desde aquella noche
que le tent, se mostraba amable con ella, distante pero al hablarse lo haca con tranquilidad.
M_ Tena que encontrarme mal? clav sus ojos en ella.
E_ No s yo
T_ Te he dejado unas tostadas, Esther puedes traerlas?
E_ S, claro se levant y fue hasta la cocina, entendiendo que quera quedarse sola con ella.
T_ Maca nadie tenemos la culpa vale?
M_ Lo siento.
T_ Llmale, habla con l.
M_ Crees que me dejara? ya sabes que no dijo con una enorme exasperacin.
T_ Ests en tu derecho.
M_ Vamos Teresa! hace tres aos que perd ese derecho se removi en la silla.
T_ Deberas haber hecho algo al respecto, si no lo haces, al menos no te pongas as vale?
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E_ Aqu tienes las tostadas le dej delante de ella. Qu vamos a hacer hoy? Maca la mir resopl y
sali de all. Joder!
T_ No me ha dado tiempo a avisarte, hoy es un da negro para ella, sabe que no debera estar as pero a
veces es difcil soportar segn que
E_ Otra vez la disculpas Mona quita por favor! le dijo a la mona que se haba quedado con ellos por
el riesgo de ir sola Brbara.
T_ Yo creo que est enamorada de ti sonri mientras morda el pan.
E_ Joder a ver si ahora voy a resultar irresistible a mujeres y monas dijo seria dndole un pltano.
Ale bonita ves
T_ Es un encanto, Brbara la ha educado muy bien, se le da bien.
E_ Ya a ella se le da bien educar todas las monas.
T_ Eso incluye a Maca?, pens que estabais mejor, al menos no os oigo discutir, ni a ti gritar, que ya es un
adelanto.
E_ Por qu es un da negro hoy para ella? pregunt con cierta inquietud.
T_ Hoy es el cumpleaos de su hijo y bueno
E_ Su hijo pens que? se call no saba que tena un hijo. Est triste porque no lo ve claro
T_ No, est triste porque
V_ Esther aviso nos vamos!, dos minutos.
E_ Si sali corriendo mientras vea como Maca sacaba su maletn y se lo daba. Gracias.
M_ Deberas tenerlo ms a mano, vale? le ri.
V_ Zul engancha el carro tambin
E_ Qu ha pasado?
V_ Hay muchos heridos en el ro, parece ser que han llegado con canoas huyendo
E_ Venga.
V_ Zul, Dib, vosotros delante y cagando leches.
M_ Qu ha dicho Dvila?
V_ Me ha avisado l han mandado a un grupo para que nos ayuden.
M_ Militares?
V_ S.
M_ Perfecto.
V_ Mira Maca no estoy para que me toques las pelotas, as que calladita!
Esther miraba la escena desde el asiento trasero, las venas de Vilches se marcaban en su frente,
estaba realmente tenso, incluso haba alzado la voz de manera dura a una Maca, que en su rostro segua
instalado ese rictus serio.
E_ Su hijo la verdad que voy sabiendo las cosas poco a poco pero algo horrible sin duda ha sido
joder si hasta con esa cara est guapa. Estheeeeeeeeeeeeer
El camin y la cafetera salieron poco a poco de all, Teresa, Nsona y Lula comenzaron a preparar
todo para la posible llegada de heridos, en ese momento Massamba se quedaba al mando de la situacin, y
Teresa era la encargada de manejar la radio al contacto con ellos y con Dvila.
En el coche Maca llevaba el mapa, no estaban lejos, pero nuevamente el silencio en la Selva lo
envolva todo, Vilches concentrado en la carretera, en seguir al camin y Maca controlando todo lo que
pudiera moverse alrededor de la misma manera que lo haca Esther.
De repente les rodearon hombre con armas, por sus ropas podan pertenecer a las guerrillas, por sus
ojos saciados de muerte lo confirmaron, vieron que era una decena de hombres all apuntando tanto el
camin como la cafetera.
V_ Estamos jodidos.
M_ Y que lo digas susurr entrecerrando los ojos con temor.
V_ Nada de bravuconadas, entendido?
M_ S.
V_ Esther? insisti con la respiracin algo agitada.
E_ S su respuesta fue lenta y repleta de miedo, Maca saba por lo que deba estar pasando, era su primer
enfrentamiento con ellos y eso siempre llenaba el corazn de pnico.
V_ Bajo yo, no os movis de momento. Hola salud al hombre que haba dado un paso entonces el
camin se fue hacia la derecha, Vilches senta como su corazn se disparaba, la situacin era la peor.
Qu ha ocurrido?
M_ Esther le dio la mano por el lado derecho del asiento, Esther la cogi y entonces de pronto Maca se
gir susurrando. No te separes de m, haz todo lo que yo te diga, vale?
E_ S vale.
Al volverse a sentar, Esther not como sus pulsaciones haban subido aceleradas, quiso pensar que
por todo cuanto las rodeaba, pero trag saliva, aquel contacto suave y tierno de Maca, la dej ms tocada
que la presencia de aquellos hombres. Pensativa en su interior, mostraba un gesto serio, entonces vieron
como los hombres rodeaban a Vilches, pero los ojos de Maca se encontraron con algo ms, los cerr y ante
la ausencia del camin, el panorama era desolador, le dijo a Esther:
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Nada ms decir aquello, Maca disimuladamente quito la radio, aquello para Teresa si se intentaba
poner en contacto con ellos era una seal ms de que estaban en problemas. En el coche, ambas no perdan
detalle de aquel hombre que hablaba con Vilches, mientras Zul y Dib, haban bajado para ayudar al
mdico. Todos eran conscientes de que en ese momento, sus vidas estaban en manos de aquellos hombres,
saban que deban hacer lo que ellos decan y esperar que todo quedara en una ayuda. Vilches estaba
nervioso pero tan solo Maca lo perciba, lo conoca perfectamente y saba que aquel ceo fruncido y la
arruga de la frente mostraba su inquietud. En esos segundos record que dos veces tuvieron que enfrentarse
a la guerrilla, ambas salieron heridos, una vez ella, otra l, entonces pens en Esther y un miedo a lo que
poda pasar se apoder de todo su cuerpo, con las otras enfermeras, aquellas que haban compartido su
cama, no haba sentido ese desdn tan desesperante, en ese momento hubiera puesto en marcha el coche y
la hubiera sacado de all poniendo su vida en riesgo.
Cerr los ojos porque reconoca en aquellos hombres el hambre reflejada en unos ojos turbios,
donde no haba el mnimo sentimiento por nada, ni por nadie. La sac de sus pensamientos el toque con el
fsil de uno de los soldados en su puerta, con un suave movimiento de cabeza y una sonrisa de deseo le
hizo seal para que bajara, Esther sinti un nudo en el estmago cuando la vio bajar y sin aviso del mismo
hombre lo hizo ella ponindose junto a Maca que la mir de reojo tratando de darle algo de calma.
Mientras en el campamento, Teresa haba tratado de ponerse en contacto con Dvila, y no lo haba
conseguido.
Ma_ Mono Kwenda (yo voy) dijo de pronto con su seriedad habitual.
T_ Te (no) lo detuvo del brazo ponindose de pie. Nge nwa te kukwanga. Kusadisa (No. t solo no,
necesitamos ayuda).
Ma_ Ban kele ezali likama, mami (ellos estn en peligro, mami) le dijo preocupado. Mono kwenda na
niki Zambi, Yildas (yo voy con Zambi, Yildas) hizo un gesto con sus manos. Nge kutuba en Zik (T
llamas a mdico nosotros iremos).
T_ Es una locura dijo abatida mirndole con sus ojos repletos de miedo.
Ma_ Mami malembe (mami tranquila).
Ng_ Mono kwnda na niki beno (yo voy con vosotros) le dijo con gesto serio el joven Ngouabi.
No hubieron ms palabras, los cuatro hombres se marcharon con las canoas que tenan para pescar,
por suerte Zul se puso en contacto con ella para susurrarle un nombre cuando Maca se haba callado. Con
esa idea los cuatro hombres con fusiles partieron por el ro, saban que en un par de horas o tres podan
llegar, quiz muy tarde, pero, deban intentarlo. Como lo intentaba Teresa, que desesperada trataba de
localizar a Dvila, haban pasado media hora desde que Maca haba dicho que aquello tena mala pinta,
probaba cada dos minutos pero la radio le daba esa seal que haban inventado para situaciones lmites.
T_ No puede ser no puede ser. Lula apareci a su lado abrazndose a ella mientras Teresa rompa a
llorar.
Lu_ Ngudi todo bien susurr con voz dulce.
Aquella palabra de Lula, le hizo girarse con los ojos llenos de lagrimas, le haba llamado Madre, se
abraz a la muchacha que a su vez llevaba al pequeo bebe en su cuerpo, y calm la angustia de Teresa,
con aquella palabra, con aquellas caricias, con aquel calor para el fro que senta, que presenta que le
recordaba una palabra, muerte.
Mientras, Vilches estaba delante de Maca y Esther que las haban colocado detrs, Esther haba
tratado de no mirar a la izquierda pero, era prcticamente imposible no hacerlo, all los cuerpos en su
mayora de mujeres, Maca saba que haban hecho con ellas, y sinti como si la rabia que senta en su
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interior fuera un volcn y estuviera a punto de salir, controlaba como poda las ganas de gritar, sus puos
cerrados, su mandbula apretada, sus ojos clavados en el suelo oscuros, repletos de dolor. Esther por su
parte, pudo imaginarlo, sintiendo que quiz su cuerpo pronto estara como aquellos, desangrados,
mutilados o simplemente agonizando. El olor, el intenso olor a muerte, el olor a sangre, el olor a
inmundicia que desprendan aquellos hombres era insoportable, senta su estmago bailar arriba y abajo,
qu iba a pasar?
E_ Maca Maca la llamaba con la mente necesitando su abrazo, aquel que la tranquilizaba, pero las
palabras de Vilches le hicieron abandonar sus pensamientos.
V_ Qu es lo que queris? Vilches saba que aquello era el final si el aviso de Teresa no llegaba,
pensaba en Maca y Esther y no saba como solucionar el problema habl con el jefe que los miraba a los
tres de manera hostil.
Jef_ Me llamo Dofne, soy mfumu.
V_ Encantado mfumu, mi nombre es Vilches no movi ni un solo msculo mientras Zul y Dib eran
apuntados por dos de ellos con el fsil.
Do_ Bien, tu salvar a mi hijo y otro hombre.
V_ Estn enfermos?
Do_ Ven Vilches lo sigui hasta un pequeo escondite con ramas, all dos cuerpos sangrando, el olor le
provoc una arcada que tuvo el bien de controlar. Mi hijo l, primero salvar.
V_ No tengo las herramientas suficientes, no voy a poder esta herido con dos balas le dijo tras hacer un
rpido reconocimiento visual que le bast para darse cuenta de la gravedad.
Do_ T salvar o morir todos.
V_ Quiero ayudarte pero no tengo las herramientas. Aunque djame probar algo sali de all como
alma que lleva el diablo. Zul, Dib, montar rpido la campaa, chicas tenemos que montar el quirfano.
M_ No tenemos
V_ Vamos a montar el quirfano le dijo acentuando las palabras y fulminndola con la mirada.
M_ De acuerdo cuando fue a moverse uno de los hombres le puso el fusil en la cara detenindola
mientras Esther se tapaba la boca.
Do_ Mewen, kanega mneif tulumba nei (Mewen djala, tiene que ayudar).
Me_ Mono mna (Me gusta).
V_ Si tocan a alguna de mis chicas, te juro que no sale de la mesa de quirfano le dijo Vilches que
entenda el dialecto Lingala en el que ellos hablaban y supona que eran guerrilla del norte.
Do_ T salva a mi hijo, yo salvo tus mujeres
V_ Si las tocas te juro que le dijo entre dientes acercando su cara a la del jefe que le sacaba toda la
cabeza al mdico.
Do_ Qu? sonri dando paso a una carcajada estridente.
V_ Hijo de puta entonces la carcajada ces y el jefe le peg un puetazo que hizo caer a Viches.
M_ Aparta cabrn le dijo al hombre que le tena todava el fsil en su cara. Mira, ms te vale estarte
quietecito si quieres que salvemos a tu hijo, as que deja de joder, y djanos trabajar. Esther! la llam
con voz firme sin titubear.
E_ Voy dijo a punto de llorar con un nudo en la garganta.
Se marcharon los tres, una vez Maca y Esther ayudaron a Vilches a levantarse, el golpe le haba
dejado sangrando la nariz, llegaron seguidos de los dems, en total eran diez hombres, Vilches los haba
contado, Zul tambin, saba cual iba a ser el final y mientras montaban el pequeo hospital ante dos
hombres armados le haba estado haciendo seales a Dib para que entendiera que una vez acabara la
operacin haba que actuar o de igual modo los mataran. Al llegar, Esther rpidamente abri su botiqun
para curar a Vilches.
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V_ Djalo no tenemos tiempo que perder hay que salvar a este hijo de puta.
M_ Vilches
V_ Lo s sabes lo que tienes que hacer volvi su mirada a ser intesa.
M_ Si.
E_ Ya lo traen dijo nerviosa.
V_ Ahora no quiero a nadie aqu dijo Vilches mientras dejaban al hombre que tiritaba sobre la mesa.
Do_ Mis hombres no se mueven, t trabaja, yo descanso.
V_ Te he dicho.
Do_ Calla ziku!, trabaja le grit de tal modo que a Maca y a Esther les dolieron los odos.
Desesperada, Teresa rodeada por las mujeres incluida Nmaba, trataba de localizar a Dvila, el
tiempo corra en su contra y lo saba, tanto ella como las dems que no saban que era lo que iba a pasar
con sus hombres, con ellas mismas, quedarse con Laobi sin una pierna no era lo ms seguro, estaban tan
expuestas a cualquier peligro como ellos, solo que ellos seguramente, se encontraban en medio de la Selva
y con la guerrilla.
En la mesa de operaciones, un guerrillero que deba ser todava demasiado joven, tena dos balas una
en el abdomen, otra en el muslo, se haban puesto mascarillas, guantes, y con lo poco que disponan se
estaban enfrentando a aquel cuerpo que por momentos pareca ponerles las cosas mucho ms difciles.
Cuando los dems hombres vieron salir a Zul corriendo se alarmaron, el jefe, preocupado por la
vida de su hijo de catorce aos, entr de golpe al pequeo hospital.
Do_ Qu pasa?
E_ Sigue bajando sudaba, la tensin en su rostro era patente, palpable.
V_ Maca sigo yo, corta el intestino.
M_ Si respondi agotada por el esfuerzo.
E_ Baja baja elev el tono ms preocupada todava.
V_ Mierda.
Do_ O lo salvas o la mato? le puso la pistola en la sien a Esther que sinti el fro del arma y un
escalofro recorri toda su piel.
M_ Lo tengo lo tengo
V_ Dale Esther metele ms fuerza en el gotero, y t hijo de puta qutale la pistola no ves que tiene que
trabajar deca jadeante mientras segua con el masaje cardaco.
M_ Vale, esto ya est suspiraba al decirlo, al menos, seguan ganando tiempo que era lo que pretendan.
E_ Remonta est remontando Vilches lo mir y aquellos ojos que se encontraron se mostraron miedo
por primera vez.
M_ Sigo yo le dijo Maca que le caan gotas de sudor, cuando de repente not como la mano de Esther
recorra su frente con algo, en ese momento le hubiera gustado tener una oportunidad.
E_ Vale le he inyectado
V_ De acuerdo su rostro tenso, la camisa llena de sangre y de igual modo que hizo con Maca, Esther
pas un trapo por le frente del mdico que segua cansado por el esfuerzo.
E_ Estabilizado
V_ Ay que joderse! murmur.
M_ Pues s le respondi cansada entendiendo a que se refera, se les haban quedado en sus manos otras
gentes que merecan vivir, y aquel nio, que desde seguramente temprana edad, le haban enseado a
matar, iba a vivir.
V_ Psame la aguja.
Do_ Vivir? pregunt con algo de angustia en sus ojos.
V_ S, vivir, si nos dejis trabajar coo!
M_ Has dicho que haba otro?
V_ S.
Do_ Ese da igual, todo lo que necesitas para mi hijo.
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V_ Hasta para eso eres el jefe, claro se call, sabiendo que iba a ser mejor.
M_ Esther cose aqu por favor se apart un poco para que Esther se pusiera delante.
E_ Vale comenz a trabajar pero la proximidad del cuerpo de Maca, como si as pudiera protegerla de
los que tras ellas estaban, le pareca que, trataba de parar el tiempo.
M_ Hazlo despacio, no tenemos prisa le musit lo ms bajo que pudo.
E_ Vale su voz tembl, el calor de su cuerpo la abras de pies a cabeza y el miedo verdadero la inund.
V_ Ahora esta otra herida Esther, psame la aguja y cambia el hilo Esther lo mir porque no haca falta
cambiarlo, y aquello an le daba ms miedo, significaba que ambos saban lo que iba a pasar, que el final
llegaba y nada fuera haba sucedido. De acuerdo?
E_ S me deja? le dijo al jefe de la aldea que se apart mientras uno de los hombres de detrs se
acercaba a ella.
Do_ Nmib el hombre se detuvo.
Esther pareca no encontrar el hilo, Vilches se dijo a si mismo, aprende rpido, los hombres se
miraban.
El jefe dio una carcajada, cogi a cada una de un brazo y se las entreg a tres de sus hombres, entre
ellos aquel que haba hecho bajar a Maca, mirndola con deseo, y el otro que haba tratado de avasallar a
188
Esther all mismo. Vilches not como el pulso se le aceleraba, saba lo que les esperaba y el saber que no
poda hacer nada le revolva la sangre, su respiracin se haba de pronto disparado, y el jefe volva a entrar
con pistola en mano, desafiando con su mirada.
De un lado para otro andaba Teresa, nerviosa se haba tomado unas hierbas con el resto de mujeres
para tranquilizar sus nervios, no tena noticias de nadie, de vez en cuando comprobaba si la radio del coche
estaba desconectada de igual modo, no quera pensar en que pudiera ocurrir nada malo, pero ella ms
que nadie saba esa otra cara de frica, esos hombres que sin saber ni siquiera que defendan, se enredaban
desde nios en guerrillas, era su manera de vivir, su trabajo, su dedicacin, siempre escondidos por la
Selva, dueos de todo y de nada, seores que se crean los reyes de aquel lugar. Saba porque su madre
haba muerto en sus manos, que no les detena nada, nios, mujeres, hombres, ancianos, perros, cabras,
vivan obsesionados con matar, cualquier cosa les satisfaca, pero era consciente de lo que eran capaces de
hacer contra las mujeres, el solo hecho de pensarlo haca que el nudo se tragara su corazn como si fuera
un tornado, sus miedos, se arremolinaban y hundan sus latidos tranquilos volvindolos en locura.
Aquellos tres hombres, se haban llevado a la pareja, uno llevaba a Esther, los otros dos a Maca, las
haban apartado lo suficiente como para que si gritaban no se oyeran, saban como trabajar, porque era a lo
que estaban acostumbrados. Las empujaron al suelo, primero cay Maca por la fuerza de los dos hombres,
despus Esther. Maca trat de levantarse sin mucho xito y Esther se acerc hasta ella. Mientras los
hombres rean a carcajadas, y hablaban en su dialecto.
E_ Ests bien, Maca? Maca asinti sin voz estaba entendiendo todo y se le sec la garganta, saba lo
que les esperaba.
Mwe_ Esta seal a Maca con el fsil en la cabeza mientras el otro le estiraba del pelo levantndola.
E_ No sultala! trat de acercarse Esther pero Nmib le peg un puetazo en su rostro. Ah.
M_ Esther estate quieta le suplic nerviosa al verla caer.
Nmib_ T, ma le dijo susurrando con olor a agrio de su aliento mientras le coga del pelo y un hilo de
sangre cubra su nariz.
E_ No Maca se puso de pie pero en ese momento el otro hombre le golpe con el fsil cayendo de
bruces.
M_ Esther! grit al verla caer al suelo. Dios
Mwe_ Te va a gustar blanca dio una carcajada arrastrando a Maca que se resista mirando hacia atrs
con el cuerpo inerte de Esther en el suelo.
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M_ Hijo de puta vete a la mierda trat de darle una patada.
Mwe_ Puta y le peg en el estmago y despus en la cara.
M_ Agggggggggggggg se quej agudamente, las venas de la garganta se marcaron a punto de estallar,
notaba el calor de la sangre recorrer su rostro, y segua sin escuchar a Esther.
Kli_ Nei mlomba btan (no la mates todava) sonri el otro hombre.
Mwe_ Ja Ja (si si). Memabena (arrodllala). Ahora puta vamos a jugar.
Kli_ Vamos le estir nuevamente del pelo dejndola a la altura de donde el otro quera junto a la
bragueta de su gastado pantaln de guerra.
M_ Esther hblame dime algo Esther Esther repeta una y otra vez su mente agudizando el
odo, sin querer vivir lo que estaba a punto de vivir. Esther
En el suelo de lado, se haba quedado una Esther sin movimiento, el hombre que estaba con ella
sonrea, mientras se desabrochaba los pantalones, ella segua all sin mover un solo msculo, mientras l
empezaba a acercarse a ella. Oa perfectamente los gemidos y suspiros del hombre, pudo adivinar lo que
estaba haciendo, mientras con la mano que le quedaba libre tocaba sus muslos y suba hasta sus pechos, los
ojos cerrados, sin fuerza, sin ninguna fuerza, all sin poder hacer nada, sin poder moverse. Pero con el
corazn roto tras el grito de Maca.
Mientras, Mwen se haba bajado los pantalones, con su sexo en la mano acercndose a la cara de una
Maca que respiraba agitadamente, cerraba los ojos y se remova tanto que logr ganar tiempo, movida por
su propio miedo, logr golpear al tipo de detrs con su cabeza en la misma parte que el otro le mostraba.
Kli_ Ahhhhh.
Mwe_ Sers puta.
Kli_ Ah! grit enfurecido y sin medir con el dolor que le haba producido ese golpe, le peg una patada
en la cabeza que hizo que Maca cayera de lado casi inconsciente.
Mwe_ Nei mlomba, kambeme kilonga manenme (no la mates quiero orla gritar).
Kli_ Au!, menben longe lukula mombene nka (vas a suplicar cuando seas ma).
Se quej amargamente, y la tom con toda la rabia que tena por el pelo nuevamente y el cuello, a
Maca le dola profundamente la cabeza, y en ella, tan solo la imagen de Esther llegaba, oa las voces
lejanas, muy lejanas, mientras nuevamente la ponan en la posicin que queran pero segua sin escuchar la
voz que quera, que necesitaba.
El otro hombre gema como loco sobre Esther mientras l solo se proporcionaba el placer de pensar
lo que estaban haciendo con la otra blanca, entonces cuando estaba a punto de llegar a su orgasmo se puso
sobre Esther, cerca de su cara.
A Maca le pareca estar viviendo una pesadilla de la cual despertarse y verse en su casa, en su
cabaa, con su postura cautivadora, pero un nuevo golpe en su espalda para que se mantuviera erguida le
demostr que no, que segua all y slo rogaba morir, ya no le quedaban fuerzas para soltarse, ni para hacer
nada que pudiera evitar lo que estaba a punto de ocurrir. Mwen le sujetaba de la barbilla levantando su cara
y obligndola a mirarle y abrir la boca cuando de repente, oyeron un disparo que les hizo detenerse.
Soltaron a Maca, que cay fulminada al suelo pensando en que el disparo llegaba desde donde estaba
Esther.
M_ Esther
Aquella maana haba amanecido el cielo extrao, no haban nubes pero era como si alguien hubiera
desconectado la luz.
Aquel disparo provoc una reaccin en cadena, los tres hombres que estaban con Zul y Dib, se
giraron observando de donde proceda aquel sonido, instante que aprovech Zul para sacar de su bolsillo
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la pistola que haba cogido en el momento de llevar a Esther el maletn. Sin pensarlo, le dio tiempo a
disparar dos veces, las dos balas dieron en ambos hombres que miraban hacia la derecha, Dib quiso
ayudarle y sali corriendo hacia el fsil que haba dejado caer uno de los hombres muertos, pero en ese
momento el tercero dispar por la espalda a Dib que cay fulminado a tierra. Zul se refugi y pudo ejercer
un tercer disparo que dio de pleno en el guerrillero que haba disparado a su amigo y compaero Dib.
Qued solo buscando los otros tipos que deban aparecer, su escondite era bueno, pero su amigo Dib
necesitaba ayuda, sus ojos nerviosos trataban de abarcar todo el espacio que era posible, hizo un rpido
recuento, tres con l, tres con las chicas, y tres con Vilches, faltaba uno que no saba donde estaba. Tres
tipos heridos o muertos por l, pero desconoca que haba pasado, un disparo poda ser perfectamente que
haban matado a alguna de las dos, y sus ojos se llenaron de rabia, de clera, de frustracin, escondido
expectante, repleto de agona por no poder ayudar.
Mientras dentro del cuarto el jefe, escuch la repeticin de disparos y mand a los dos hombres que
estaban con l salir a ver lo que suceda. Entonces apunt directamente a Vilches.
Nuevamente dos disparos en la lejana, sin duda. Zul que estaba escondido ante el descuido
nuevamente de los dos guerrilleros dispar a ambos a las piernas hirindolos, saba que las mujeres estaban
all de donde procedan los disparos, se arrastr por el suelo, entendiendo que Vilches podra apaarse solo,
pero las mujeres no, pas junto a Dib que tena los ojos cerrados, nuevamente esa rabia se instal en l,
sigui despacio mientras en su mente se dibujaban escenas, saba que habra sucedido con ellas, porque
haba escuchado el grito primero de Esther y despus de Maca. Con el corazn en la boca arrastrndose
como poda entre la maleza se dirigi hasta all.
Mientras los disparos se sucedan entre Zul y los guerrilleros, aquel primer disparo, lo haba dado
Esther, mientras el tipo estaba dispuesto a llegar al fin, pensando que ella estaba desmayada dej el fsil
justo a su lado, no supo como, ni de donde sac las fuerzas y el valor, pero con un movimiento gil, Esther
cogi entre sus manos temblorosas el arma y disparo, dando de pleno en todo su sexo al hombre que cay
fulminado con los ojos abiertos como platos, despus, una vez se lo pudo quitar de encima y tras escuchar
un nuevo grito ya casi sin fuerzas de Maca, sali corriendo a esconderse entre la maleza, all con los ojos
repletos de lagrimas, temblando todo su cuerpo se escondi, vio salir a los hombres hacia el lugar y ella,
dej el arma dirigindose a toda velocidad hacia donde estaba Maca, otros dos disparos le hicieron
volverse y all estaba Massamba y Ngouabi con su gesto serio ambos, aniquilando a la otra escoria.
Esther lleg al lugar donde estaba Maca echada de lado, sin moverse, mientras ella con su sangre
resbalando por el rostro, con un dolor importante en su vientre, se precipitaba hasta ella, se arrodill, la
toc un poco girndola para tenerla cara con cara, no lo iba a negar, estaba muerta de miedo, y all se
encontr con el rostro igual que el suyo manchado de sangre, abri con pesadez sus ojos porque la caricia
en su cara le hizo darse cuenta que era una mano clida, al abrirlos, se encontr con la figura algo
difuminada de Esther, all llorando ante ella, la enfermera no pudo resistir ver a Maca de aquella manera, le
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haban roto la camisa su pecho izquierdo se mostraba al descubierto y unos araazos en su cuello por
donde caan unas gotas de sangre, con rapidez se quito la chaqueta fina que llevaba y la tap para despus
abrazarse a ella. Las manos de Maca cobraron la suficiente fuerza como para abrazarla, para estrecharla
con fuerza a su cuerpo, quera seguir protegindola a pesar de estar ella tan mal, all lloraban, juntas, se
haban salvado, era lo importante.
Esther la mir, Maca la mir ambas tenan la respiracin agitada mientras a lo lejos seguan
escuchando ms disparos, no saban de quien, no saban si realmente el peligro haba pasado o no, solo
estaban all las dos, los rboles fueron testigos, de cmo sus ojos se observaban intensamente, de cmo
Esther desliz su mano con suavidad por la cara de Maca y de cmo finalmente con lentitud fundieron sus
labios, entregndose un beso profundo, necesario por el reencuentro, como as sus bocas se abrieron
sedientas la una de la otra, como las manos de Esther acariciaban lentamente el vientre de la Mdico,
mientras las manos de Maca fueron aflojando el cuerpo de Esther, hasta perder el sentido, y all Esther, tras
aquel bes mirando el estado de aquella mujer y su propio dolor, comenz a llorar
192
Parte 2
Oy como unos pasos rpidos se acercaban a ellas, no se movi, cubri con su cuerpo el de Maca,
tratando de protegerla, de igual manera cmo ella lo haba hecho antes, pensar que si moran al menos
hacerlo as, sin sufrir ms. Sin embargo una voz acongojada la sac de sus pensamientos.
En el poblado, los nervios estaban a punto de hacer explotar a Teresa, no se haba movido del lado
de la radio, Sissou, se haba encargado de llevarle algo de comer mientras Lula estaba invocando a los
193
espritus, all junto a ella en silencio la muchacha esperaba con pena las noticias que no llegaban. A los pies
de Teresa, Ramn aguardaba a que su ama se tranquilizara, la vigilaba con el gesto triste como ella, con las
orejas gachas. El silencio era tan pesado, que cuando un pitido son en la radio ambas no pudieron evitar
dar un grito y Ramn sentarse con las orejas bien altas buscando informacin.
En un camin, Zul iba junto a Esther, la haban tapado con una manta y uno de los mdicos iban
curndole las heridas, casi todas superficiales de los golpes, un par de puntos de sutura en la ceja, unos
cuantos ms en la cabeza y Esther estara bien. El camin se mova y en cada movimiento de lado a lado de
la enfermera, se quejaba, la voz de Zul le llegaba con calma.
En el poblado, Teresa haba salido como loca, haba dicho las noticias y se haba abrazado a Nsona
al menos la felicidad estaba en parte por ella, Zul estaba bien y a su vuelta sabra de su hijo. Nmaba
estaba ms tranquila, su nieto volva sano, y Laobi suspir por la vuelta de todos, la tensin sabindose el
responsable de aquellas mujeres y nios con una sola pierna, le estaba haciendo sudar.
Ambas se abrazaron, Lula se qued arreglando su cabaa, sus utensilios de brujera, las tres mujeres
preparaban el quirfano con la ayuda de una Sissou que apuntaba maneras de enfermera. Nmaba sentada
en una silla rompa trozos de sbanas ayudada por el perro que tiraba de una punta y ella de otra. Los
nervios de las cuatro se hacan cada vez ms intensos a medida que tardaba el convoy con los tres heridos.
Finalmente Lula con el beb envuelto en su espalda nuevamente estaba all con todas, y su corazn sinti
un gran alivio al saber que Massamba estaba bien.
En uno de los camiones, Esther vagaba con el movimiento del camin, su cuerpo no haba dejado de
temblar bajo las mantas que le haban puesto, ni siquiera el contacto de la mano de Zul que haba
buscado, le haba aliviado aquel temblor del miedo. Su mente, una y otra vez le repeta en imgenes a
cmara lenta las secuencias vividas, Maca cayendo, Maca golpeada, Maca alejndose, Maca echada en el
suelo, Maca sangrando y finalmente Maca en sus labios, en su inconsciencia repeta una y otra vez aquel
beso.
Mientras en el otro, Vilches se haba percatado que Maca debido a un golpe en la costilla, llevaba un
neumotrax, la vigilaba sin apartar sus ojos de ella, le haba curado como haban podido los golpes en su
cara, haba necesitado tres puntos en la cabeza, con la camiseta de uno de los hombres del ejercito, haban
tapado su tronco casi desnudo, Vilches no pudo evitar acariciar su pelo retirndolo de la cara hinchada por
los golpes, con sus ojos repletos de pena al verla.
Sin embargo, para Maca alejada del mundo real, se haba instaurado en ella miles de secuencias, su
hijo, su mujer, sus amantes, su dolor ante la perdida de todo, sus conquistas, sus lagrimas entre los brazos
de Teresa, Teresa, esa mujer que para ella era su madre, imgenes difusas, imgenes claras, y sobre todo un
rostro con una sonrisa que le daba la fuerza para seguir luchando ante esas tinieblas en las que se haba
metido, en las que le haban empujado. Esther. De pronto otra imagen que no haba podido borrar, su hijo
alejado de ella, en otros brazos que no eran los suyos, recibiendo besos que no eran de sus labios, y el dolor
comenz a ser punzante, agudo, su corazn pareca estar a un paso de estallar.
V_ Maca!, joder Maca, detn el camin que se est parando el camin se detuvo y el que llevaba a
Esther tambin.
El jeep llegaba segundos despus y al verlos parados, Massamba baj con rapidez, lleg hasta Zul.
Mientras Massamba haba llegado hasta el camin, haba subido y al ver a Vilches su gesto se
apresur a decirle.
Ambos hombres comenzaron a actuar, Massamba tena algunas nociones, antes de que Zul pasara a
acompaarle en sus misiones haba sido l quien se haba encargado de hacerlo, solo la edad le haba
decidido dejar de acompaarles y pasar a cazar. Sus ojos acostumbrados a ver barbaridades, hasta en sus
propias carnes, segua sin acostumbrarse cuando le tocaba a alguien cercano. Aquel rostro plido, golpeado
y ensangrentado de Maca, aquellas ropas rotas, sucias y mugrientas, le recordaban tanto a las de su mujer.
Que sus ojos siempre turbios, se llenaron de un sentimiento cruel como la aoranza a lo amado y perdido,
aquella aoranza era como si le fueran desgarrando el pecho, su dolor siempre sala a flote cuando vea la
injusticia marcada en la piel de otra mujer, de otra nia, de otro hombre.
V_ Remonta ya est deca cansado Ya est Massamba le dijo leyendo en sus ojos el sentimiento
que en su interior viva. Con un grito le indic al conductor. Arranca vamos!. Ya est.
Ma_ Me alegro Ziku pero sus ojos no se separaban de aquella mdico que a pesar de todo, era una
persona maravillosa y que le haba ayudado tanto.
V_ Massamba todo va a ir bien le dijo al entender su mirada y tratando de separar sus ojos de Maca,
de que sus recuerdos se estuvieran quietos y dejaran de maltratarlo decidi hablar. He pasado mucho
miedo, sabes?
Ma_ Lo s por fin pudo hacer que lo mirara a los ojos, encontrndose ambos con un nudo en la garganta.
V_ Quin lleva el jeep?
Ma_ Ngouabi.
V_ Oh espero por su bien que me cuida la cafetera! susurr ceudo.
Ma_ No preocupar muchacho listo sonri mnimamente.
V_ No s si es listo, solo pido que sea cuidadoso con esa joya.
Ma_ Ziku todo ir bien ya ver le dijo con esa voz dura y fuerte, pero que se transform en el
ambiente del camin, en un manto de alivio para un Vilches que segua temblando.
V_ Gracias
196
siempre su preocupacin por ellas, siempre cuidndolas siempre dispuesta a arriesgar su vida por salvar las
suyas y en esa ocasin, ambas quisieron acompaarla en el suplicio que saban estaba pasando.
Con la ayuda de Sissou abrieron la pesada puerta de madera, lentamente mientras vean como se
acercaba el camin del ejercito con su bandera blanca, con rapidez empujaron la puerta para dar paso a los
camiones y los heridos. Del primero baj Vilches con su ropa manchada de sangre, su gesto serio y
Massamba. Entre los dos y los dos militares descendieron la camilla donde una Maca inconsciente era vista
por primera vez por Teresa.
Teresa sali corriendo hacia el quirfano, Lula le dej el nio al cuidado de Nmaba, Sissou y Nsona
fueron a ayudar con las chicas y con Dib. Nsona cuando se cruz con Zul no pudo evitar abrazarse a l
con lagrimas en los ojos, l, agradeci aquel abrazo de su mujer, quien haba ido poco a poco entregndose
al amor que haba mostrado siempre da tras da no slo por ella, tambin por sus hijos.
En el pequeo quirfano, Vilches haba puesto el oxgeno a Maca, le haba desinfectado las heridas y
con el Fonendoscopio se haba asegurado de las posibles lesiones que poda tener internas. Aquella parada
le daba muestras de que algo ms haba, algo ms que aquellos golpes en su rostro.
T_ Ya estoy aqu!
V_ Tengo que hacerle una incisin en el costado derecho, voy a ayudarle a respirar.
T_ Dios mo susurr con lagrimas en los ojos al ver no solo su rostro tambin sus brazos.
V_ Teresa ahora no hay tiempo que perder tenemos que sacar ese aire de acuerdo? la mir con
pena sabiendo que en ese instante la mujer segua impresionada.
T_ S.
V_ Prepara todo, voy a revisar a Dib.
T_ Dvila viene de camino.
V_ No voy a tener tiempo, a Dib hay que operarle tambin.
Teresa prepar todo, Maca segua en su mundo, inconsciente, alejada de la realidad, viendo la cara
de un beb, viendo la cara de una mujer, y viendo como se marchaban entre esas tinieblas que se mostraban
persistentes, tenaces en su presencia. Teresa prepar todo, Vilches lleg con el gesto serio, cansado.
Tal y como pidi, Nsona se present ante ella, con rapidez desnudaron a Maca totalmente, conforme
iban hacindolo, vean golpes y golpes repartidos por su cuerpo, morados, seales que a Teresa le dolan,
como si en ese momento le estuvieran azotando a ella, pero no se entretuvieron en nada que no fuera, lavar
con rapidez para que Vilches la reconociera.
T_ Dios mo pero que salvajes Nsona que salvajes! susurr con rabia.
Ns_ Dios no puede permitir esto por ms tiempo mami no puede.
V_ Ya? Teresa asinti. Ves a Esther y haz lo mismo, Nsona qudate conmigo.
Teresa busc entonces a Lula que no se haba movido del lado de Esther, Sissou segua las
instrucciones de Vilches con respecto a Dib, eran momentos angustiosos donde el tiempo era crucial. Se
quedaron solas y procedieron a hacer lo mismo que con Maca, quitaron sus ropas, lavaron su cuerpo de
arriba a bajo, pudieron ver golpes, aunque menos que los recibidos por Maca. Le pusieron el camisn
blanco que usaban para los heridos y volvieron con Vilches hasta Maca.
V_ De acuerdo, quiero que prepares la habitacin pequea, va a tener que estar vigilada, con goteros y con
el medidor, no le retires la botella de oxgeno, espero que Dvila traiga nos estamos quedando nuevamente
bajo mnimos resopl nervioso, el sudor cubra su rostro, y cansado le dijo. Voy a operar a Dib, te
necesito aqu Teresa.
T_ Tranquilo. Massamba, Zul los llam sin poder ocultar sus nervios. Por favor trasladar a Maca
aqu, y t Zambi, con Laobi traer a Dib. Sissou kiwiseti (Sissou ven).
Procedieron a sacar a Maca, Nsona se fue con ella, Lula se quedo con Esther, mientras en la mesa de
operaciones se encontraba Dib. La bala estaba localizada, haba perdido mucha sangre pero Vilches
confiaba en su destreza con las balas para salvarle la vida. Su rostro reflejaba la angustia, la tensin y el
cansancio, a su lado Teresa volva a ser la enfermera rpida y precisa sin estudios, tan solo con vivencias, y
entre ambos se dispusieron a salvar la vida de aquel hombre que sin dudarlo la haba expuesto para
salvarlos. Vilches trabaj en silencio, concentrado, Sissou ayudaba a Teresa sin titubear y en aquel
quirfano lucharon por salvar su vida.
Mientras en la cama del hospital, Esther se remova nerviosa, Lula le daba la mano y ante su
contacto, la calma volva a ella, hombres, muertos, sangre, gritos, peleas, disparos, todo lo malo que haba
vivido se arremolinaba en su mente, y no le dejaba descansar. Trataba de hablar pero no poda hacerlo.
Tena seca la garganta, seco el corazn.
Haban pasado un par de horas, los tres heridos evolucionaban bien, Teresa se reparta su presencia
con ellos, con Maca, Claudia no se mova de su lado, con Esther, lo haca Lula y Sissou. En un momento
dado, cuando Lula dej a Esther se cruz con Massamba, la mirada de la chica le demostr al hombre que
estaba feliz de verlo all, que haba sufrido, irremediablemente l sinti una cosquilla en su estmago y se
le iluminaron los ojos mientras tomaba a su pequeo en brazos.
En la cama, Esther comenz a moverse con algo de nervios, su ceo fruncido daba muestra de un
desasosiego que Teresa con un susurr trato de apaciguar.
T_ Ya cario ya.
199
E_ Teresa? susurr moviendo hacia el lado derecho que era donde provena la voz la cabeza.
T_ S cario estoy aqu le sonri algo emocionada.
E_ Tengo fro, estoy temblando.
T_ Vale voy a ponerte una manta, de acuerdo? Esther no contest tan solo asinti. Le puso la manta y le
dej un suave beso en la frente. Ya est descansa
E_ Y Maca? pregunt con voz ronca.
T_ Bien sonri con lagrimas en los ojos al ver el esfuerzo de Esther le dijo. Quieres un poco de
agua?
E_ S por favor
T_ A ver la ayud a subir un poco la cabeza y ante su gesto de dolor volvi a tranquilizarla. Es el
golpe, pero ests bien venga eso es bebe un poco ms muy bien volvi a besarle.
E_ Seguro que Maca est bien? la miraba con un ojo hinchado y ennegrecido y el otro repleto de
tristeza.
T_ S, Vilches le ha extrado aire, uno de los golpes le haba producido un pequeo neumotrax pero eso no
es nada en dos das ya est dndonos guerra le dijo sonriendo en voz baja.
E_ Le hicieron algo? sus ojos se llenaron de lagrimas.
T_ No.
E_ Lo mate Teresa, mate a ese frunci sus labios mientras Teresa le acariciaba la frente y le haca
callar. Y Vilches y los dems?
T_ Todos bien, gracias a ti
E_ Ve con Maca yo estoy bien deca con debilidad.
T_ Tranquila no te preocupes le dijo con tono dulce. Est Claudia con ella.
E_ Claudia? pregunt mostrando un gesto de desencant.
T_ S, vino al enterarse y ahora t a descansar vale? Esther asinti con la cabeza el nombre de esa
mujer le devolvi a la realidad.
Poco a poco fue volvindose a dormir, abandonndose a ese sueo que le produca el calmante, y lo
hizo con ms calma, Maca y los dems estaban bien, entonces como si fuera una fotografa, volvi a ella el
beso que se dieron, sinti an en la lejana lo que provoc en ella, y lo que borraba en ese instante la
presencia de la psicloga. Tras un suspir abandonndose, se entreg al sueo.
En el pequeo cuarto donde Maca estaba, la luz se apagaba poco a poco, el motor iba cediendo
fuerza. A su lado Claudia la observaba con atencin, ella saba su historia, ella saba que Maca nunca le
haba mentido, ni engaado, era as. Pero en ese momento le dio pena que no pudiera ser de otra manera,
Claudia se haba enamorado de ella, y aceptar que nunca lograra cambiar su forma de pensar, le haba
hecho sufrir, pero, sin duda, estaba a su lado porque si Maca tena una cualidad, era, su personalidad, era
buena persona por encima de esa mscara que llevaba encima.
200
V_ S, es un derrame muy fuerte, pero el ojo parece no verse afectado, de todos modos, hasta que no pasen
cuarenta y ocho horas, no sabremos las consecuencias.
CL_ Ya
V_ Dvila quiere que vayas a hablar con l.
CL_ Voy le dej un beso en la frente y sali.
V_ Est con ella? mir a Teresa confundido.
T_ No, pero la quiere.
V_ Vamos a tener que hablar muy seriamente Teresa.
T_ Lo supongo puso gesto de circunstancias.
Durante un rato estuvo revisando tanto a Maca como a Dib, ms tranquilo, sali hasta su cabaa, all
sentados en la puerta Claudia y Dvila hablaban. Se les unieron Teresa y Vilches, sin duda haba mucho de
que hablar.
Por su parte, Esther volva a despertar inquieta y al abrir sus ojos, vio a Lula a su lado. Le sonri y
aquella sonrisa de la muchacha le alegr.
E_ Melesi Lula s que luchaste desde la distancia por nosotros. Melesi pequea me alegro tanto de
verte la nia le entreg una sonrisa amplia y le dej un beso en la frente. Te quiero, y sabes?, ahora
estoy ms perdida que nunca.
Lu_ Mwasi luchar, luchar.
E_ No es tan fcil pequea entonces Lula abraz a la enfermera que rompi a llorar necesitada de
hacerlo. Pase tanto miedo Dios mo Lula la muchacha la miraba a los ojos repletos de calma,
como tratando de evitar que sufriera por ella tambin, aquella experiencia vivida por Esther, le haca
entender porque no hablaba, porque segua en un mutismo encerrada, el horror, no se poda explicar.
Lu_ Mwasi descansa.
E_ Lula cario sabes si est ella con? la muchacha la miraba sin entender muy bien. Y en voz
baja le dijo. Si Claudia est con Maca.
Lu_ Te (no).
E_ Gracias ve a descansar cario estoy bien le sonri acaricindole la cara. Lula le sonri y se
march.
Con la cabeza sobre aquella almohada incmoda, demasiado bajita para su gusto, pens en lo
ocurrido. Notaba como su corazn oprima el pecho, el miedo que sinti, como dispar a aquel hombre en
sus partes, el gesto al caer, la sangre, demasiados recuerdos para borrar, pero por encima de todos ellos,
exista uno que tena vida propia, ese que por ms que quisiera apartar se resista a hacerlo. Los labios de
Maca, recibiendo su beso, los carnosos y suaves labios de Maca atrapando los suyos, dndoles vida, sus
manos apretando su espalda, y sus propios dedos acariciando su cuerpo. Rezaba en ese momento para que
Maca cuando despertara no recordara nada, rezaba para que no pudiera recordar el beso y as, sacar partida
de lo ocurrido. O era tan simple como decir, hice lo que en ese momento me dict el corazn. Sin embargo,
tras un suspiro, no pudo evitar tener la necesidad de verla, y si le haban engaado?, poda aprovechar que
Claudia no estaba para verla, tan solo verla desde la puerta.
Al levantarse un ligero mareo se apoder de ella, resopl y se quej cerrando los ojos, para despus
descalza caminar hacia la habitacin pequea, all donde le haban dado vida al hijo de Massamba y Lula.
Se detuvo en la puerta, la luz haba desaparecido, y tres velas en una mesa eran testigos de la estancia de
Maca. La penumbra se apoderaba de ella, una vez se acostumbr a esa escasez de luz, dio unos pasos hasta
acercarse, se haba dicho que no iba a entrar, pero una vez all, al verla, volvieron esas ganas de estar a su
lado, suspir. Despacio se acerc hasta ponerse junto a ella. Al ver su rostro amoratado y su ojo cerrado e
hinchado, su gesto fue de dolor, no pudo evitarlo, dos lagrimas recorrieron su rostro mientras se morda el
201
labio inferior. Se acerc un poco ms, y con temblor en su dedo le retir un mechn de pelo que caa sobre
su cara.
E_ Hola Maca espero que bueno slo que joder! trataba de hablarle pero el dolor por verla
as le oblig a callar, con un temblor marcado en su barbilla.
M_ Esther eres t no poda hablar, se encontraba en un sueo, donde estaba echada sobre el
csped en algn lugar y la voz de Esther le llegaba como la brisa del mar, fresca y mgica.
E_ Pas tanto miedo al verte all, me alegro de que ests bien yo creo que me pasaron muchas cosas
por la cabeza y estaba tratando de disculparse atropelladamente.
M_ Bsame bsame otra vez por favor Esther! su respiracin comenz a alterarse.
E_ Me voy Maca ahora vendr ella a entonces vio como la mano de Maca se levantaba despacio,
lentamente y supuso que la estaba escuchando, trag saliva no pens que pudiera escucharle.
M_ No te vayas no me dejes no te vayas trat de hablar pero sus palabras se perdan en el
ambiente, solo ella las escuchaba.
E_ No te esfuerces Maca tranquila todo est bien tranquila, no hables, descansa.
M_ Pero no te vayasinsistieron sus pensamientos.
La reunin haba dejado claro que la situacin se estaba volviendo insostenible en algunos puntos
del pas. Vilches y Teresa solo escucharon, era una decisin central y ellos nada ms podan que cumplir
rdenes, pero la tristeza en ambos se reflej en sus ojos, en su mirada triste. Vilches se retir a dormir,
Dvila hizo lo mismo, se repartieron en las cabaas de ambas, Claudia en la de Maca y en la habitacin de
Esther lo hizo Dvila. Pero mientras terminaban de hablar, Teresa decidi hacer una visita a los tres, Dib
dorma relajado, en la cama de Esther, no haba nadie algo que la sobresalt, pens que poda estar en el
pequeo lavabo, y decidi ir a ver a Maca. Tuvo que hacer un esfuerzo porque las velas se estaban
consumiendo, pero, una sonrisa ilumin su rostro cuando vio como Esther tena la mano de Maca cogida, y
su cabeza reposaba sobre su otro brazo en la cama de Maca. Aquella estampa, compens parte del
sufrimiento vivido.
Tras Teresa apareci Claudia, al compartir la misma imagen que la mujer, se qued tan parada como
ella, no esperaba encontrarse con aquella estampa que tanto le deca.
202
CL_ Yo soaba con que Maca me diera la oportunidad de estar a su lado, siempre me la neg, y ahora,
parece que bueno, s que no me importa pero me molesta.
T_ Claudia, t mejor que nadie sabes la verdad, si Maca no te dio esa oportunidad era porque no lo
estimaba oportuno, y te aseguro que a Esther no se la ha dado.
CL_ Llevaba un buen rato con ella, le he hablado, le he acariciado, pero no ha tenido respuesta, sin
embargo, ah estaba cogida a su mano, aferrada a ella su voz segua siendo triste.
T_ Puede que Esther sea la mujer que Maca necesitaba, no lo s, ella no le ha dado ni una sola oportunidad,
pero bien sabes que Maca no es fcil, que no se enamora de nadie, y en el momento ha visto que Esther
despertaba algo en ella, huy con Brbara.
CL_ No si yo lo s Teresa, s que Maca es as no le puedo reprochar nada porque siempre fue sincera
conmigo, pero mientras para ella era fcil jugar, para m no y siento cierta rabia al ver a esta chica
aferrada a ella, cuando solo la conoce veinte das?
T_ Yo quiero mucho a Maca y t lo sabes, la conozco y s que necesita alguien como Esther, del mismo
modo que cuando t apareciste al principio pens que podras serlo, pero caste en su juego, y Maca lo que
necesita es alguien que le haga sacar de ella lo mejor.
CL_ Es tan complicado resistirse a sus miradas sonri de lado mirndola.
T_ Mira, s que la quieres, por eso aydala, hazle entender que no puedo seguir viviendo as, que se est
destruyendo que necesita parar.
CL_ Nunca lo har, lo sabes, slo si existe esa mujer que le pueda llenar de confianza, que le pueda borrar
el dolor, eso que yo no supe hacer hablaba con melancola y cierta nostalgia a lo que fue el principio
cuando se conocieron.
T_ No te culpes, Maca es muy complicada pero por favor, aydala Claudia, o nunca podr ser la misma
de antes.
CL_ Es bueno reconocer cuando pierdes una batalla, no? Teresa le sonri. Yo la perd, no supe
luchar. Est bien suspir profundamente, tratar de ayudarla pero no te prometo nada que ya sabes
como es sonri.
Teresa se fue a su cabaa, Claudia a la suya, y cada una de las chicas en su cama, se dejaba llevar
por el sueo provocado por la medicacin. Con sus pensamientos adormilados, con sus barreras bajas, se
alzaban sueos prohibidos, juegos provocadores, pasiones desatadas.
El sol, ese sol tibio de frica volvi a salir, una luz tenue entraba entre las cortinas donde Esther
descansaba, la vida fuera empezaba a existir, poda escuchar los sonidos de la cafetera, sonri, y el
recuerdo de Maca y ella luchando por que volviera en s, la embarg.
V_ Me alegra ver que sonres escuch la voz de Vilches que estaba a su lado.
E_ Hola Vilches me alegro de verte le dijo con total sinceridad.
V_ Y yo
E_ Cmo est Maca? pregunto con rapidez.
V_ Sigue durmiendo, pero bien en tres o cuatro das la tendremos otra vez tan impertinente como
siempre Esther sonri. Pero oye, djame darte la enhorabuena.
E_ Por qu? lo mir notando como el prpado izquierdo pesaba demasiado.
V_ No te toques, lo tienes medio cerrado y un morado que te hace muy sexy.
E_ Qu horror! susurr un tanto abatida.
V_ No ests tan mal, peor esta la doctora pero ser nuestro secreto.
E_ Si contest con tono decado aunque no pudo evitar sonrer.
V_ Pues lo que te deca, enhorabuena porque parece que ests empeada en ser una herona y quitarle el
puesto a la doctorcita volva a ser el Vilches irnico de siempre.
E_ Y eso? volvi a sonrer.
203
V_ Me he enterado del disparo, nos salv la vida a todos, as que en cuanto Maca se despierte y se lo diga,
se va a morir de rabia deca guindole un ojo.
E_ Si, es cierto se va a poner buena sonri.
V_ Bien, pues ahora, vas a desayunar aqu, luego te ver las contusiones, pero preferira que te quedaras
hoy en la cama todo el da, sin moverte lo necesario para ir al bao.
E_ Qu fastidio!
V_ Fastidio?, vamos t no sabes lo que es tener a la otra en la cama, si te pones pesadita te la pongo al
lado, y veremos si es o no un fastidio estar solita aqu
E_ Deja deja sonri. Cmo est Dib?
V_ Molesto, acordndose de la madre del que le dispar, pero vivo.
E_ Me alegro.
V_ Voy a desayunar.
E_ Vilches!
V_ Dime se gir.
E_ Gracias.
V_ Por qu?
E_ Por todo por ser como eres y por ensearme en pleno momento complicado a sobrevivir le dijo
emocionada.
V_ Anda descansa sonri tratando de tragar el nudo que aquella pija haba creado en su garganta con
sus palabras.
Mientras, en su cama, Maca se mova un poco. Una mano tom la suya y otra se apoy en su
hombro para que estuviera quieta. Oy un susurr dedicado a ella. Abri un ojo, el que poda y no pudo
evitar un gesto de desencanto.
CL_ Vaya saba que sin arreglar no estoy tan mona pero tampoco hace falta que te disgustes por
verme Maca trat de sonrer pero la herida en su labio no se lo permiti. Tranquila no te esfuerces
ests dbil.
M_ Esther? fue lo nico que pudo decir.
CL_ Bien, est en la cama de aqu al lado, pero no tiene nada Maca cerr los ojos y suspir aliviada.
Vaya por lo que veo ha conseguido lo que ninguna, hacerte suspirar.
M_ Me duele el ojo susurr tratando de no contestar.
CL_ Lo s, lo tienes inflamado, Vilches cree que no pasar de ah.
M_ Tengo sed.
CL_ No puedes beber an, as que trata de descansar, vale? Maca asinti. Creo que nuestra
conquistadora, ha sido conquistada.
El susurr de Claudia le lleg perfectamente a Maca, pero haba preferido cerrar sus ojos para
esconder el gran alivi que sinti al saber que Esther estaba bien.
Durante todo el da, Maca pas por momentos de lucidez, aunque en su gran mayora fueron entre
tinieblas, le dola todo el cuerpo y cuando abra sus ojos y recobraba un poco la conciencia, pensaba que
segua sumida en la pesadilla, todo le dola y segua sin ver el rostro que quera. As hasta que entrada la
tarde su ojo abierto le permiti ver a Claudia all.
Le bes la frente con un gesto repleto de ternura, y sali de aquel cuarto, no espero contestacin,
saba que Maca no la iba a dar, pero al menos, si an quedaba en ella la sensatez, que Claudia saba que
exista, le hara pensar. Antes de abandonar aquel pasillo, suspir profundamente, no tena pensado decir
nada ms, pero al pasar por la cama de Esther, la mirada de la enfermera fue dura, aunque trat de
disfrazarla en seguida, aquel encuentro de sus ojos fue repleto de ira. Claudia se acerc.
Las palabras de Claudia haban dejado a ambas pensativas, reflexionando sobre aquello que haban
escuchado, y como si la pared blanca que les separar fuera un proyector de sueos, reflej lentamente el
momento en que Esther la mir a los ojos, en que Maca la mir a los ojos y se fundieron en un beso
apasionado hasta que las fuerzas fallaron.
Ambas oyeron como el camin se pona en marcha y se alejaba, ajenas a lo que estaba sucediendo,
suspiraron en sus camas, a Esther las pastillas que Vilches le haba dado por su alteracin, le haban hecho
dormir nuevamente. Sin embargo, Maca tena su nico ojo abierto, bien abierto mirando el techo.
206
Al salir se encontr apoyada en la pared a Lula, all miraba al doctor salir con gesto algo pensativo.
La muchacha en el mundo de sus silencios, haba aprendido a captar todas esas caras y gestos que le decan
tanto, su abuela fue hechicera, su madre sigui su estela, y ella misma haba comenzado a aprender junto a
ellas, lo llevaba en la sangre decan. Todo era felicidad, tranquilidad y bien estar en su poblado, hasta que
aparecieron aquellos hombres, sembraron el horror, la matanza, las violaciones, y aquel sentimiento en ella,
que tan solo Teresa haba logrado redimir.
V_ Lula pasa anda creo que le har bien tu compaa la voz de Vilches la sac de sus pensamientos
. Total Esther hasta maana no se va a despertar.
La chica sonri y asinti. Era uno de los hombres a los que poda mirar a la cara, l y Massamba, ni
siquiera Ngoubi, le asustaba a veces con sus pensamientos, ella no necesitaba un hombre fiero, necesitaba
la ternura de los ojos de Massamba, la calma en su corazn. Al verla Maca, le sonri.
M_ Lula cario Lula se detuvo expectante mirndola, aquel rostro golpeado, le recordaba tanto a otro,
que sinti un escalofro recorriendo su piel. Maca lo entendi, trag el nudo que se haba formado en su
garganta, abri los brazos y dej que aquella pequea, su pequea se aferrara a su pecho. Cario
cario
As estuvieron un rato, Lula lloraba, Maca lloraba, hasta que fue la chica quien levant la cabeza la
mir y le dijo.
Lula sali con rapidez, lleg hasta la cocina, Teresa la miraba haba aprendido con todos los aos
que llevaba a su lado, que nunca deba preguntar lo que haca. Aunque aquella noche, se lo poda imaginar,
para quien iban a ir destinadas sus curas. La vio salir a toda prisa tras hervir un poco de agua, cargada con
el beb volvi. Se lo entreg a Teresa quien asinti sonriente mientras ella y Nsona terminaban de poner la
mesa para cenar. Los nios todos en la puerta de aquel hospital queriendo ver a las Mwasis, sentados
vieron pasar a toda velocidad a Lula, Esther fue la nica que no la vio porque las pastillas que Vilches le
haba dado, podan tumbar a un elefante. Dib, sonri mostrando sus grandes y blancos dientes ante el paso
de la muchacha pero tampoco dijo nada.
Mientras Lula actuaba, en la cocina un silencioso Vilches cenaba, Zul haba conseguido llevarse a
los nios a la cama, les haba prohibido gritar, ni cantar, deban respetar el silencio por las Mwasis y as los
nios lo hicieron. Pero Teresa que conoca a Vilches como la palma de su mano, se sent a su lado una vez
haba terminado de cenar, lo hizo en silencio comindose una manzana recin trada por Massamba para
ella.
207
T_ Qu gracioso eres! le hizo cara de antipata. Me trae las de arriba que Maca no me las puede
coger porque la ta disfruta hacindome la pueta, a propsito s que esa cara de acelga no es por si nos
tenemos que marchar, te preocupa el ojo de Maca.
V_ Al final voy a pensar que Lula no es la nica bruja aqu.
T_ Te conozco hace ms de diez aos, hasta cuando suspiras s lo que piensas.
V_ Ah si?, mira yo soy muy escptico te importa elev sus cejas mientras cruzaba los brazos en seal
de que esperaba su aclaracin.
T_ Cuando suspiras as lo hizo como l, es porque estas agobiado por no tener a Cruz, cuando lo
haces as volvi a imitarlo haciendo no solo el ruido sino, tambin el gesto. Es porque echas de menos
a Cruz y la nia, y cuando suspiras y resoplas como un caballo viejo, as lo imit con la sonrisa de
Nsona. Es porque como t mismo dices, estas hasta los huevos de Dvila y el resto de animales salvajes,
pero no animales, sino, personas salvajes.
V_ Vale me has dejado alucinando pues si, tienes razn, me preocupa el ojo de Maca, no tiene buena
pinta, es una lesin ms seria de lo que parece.
T_ Vale suspir esta vez ella.
V_ Mira cuando haces esto imit esta vez a la mujer. Es porque los ovarios se te han subido a la
garganta.
T_ Pero que bruto eres! le dijo mirndolo fijamente mientras daba un bocado a la manzana.
V_ Teresa si es lo que pienso, Maca tendr que volver a Espaa en unos das
No dijo nada ms, el nivel de tristeza de los tres subi tanto que la luz se fue, como si con ella, se
fuera tambin la calma y la esperanza de que no fuera as.
Lula en el cuarto de Maca, se haba puesto a trabajar, su tnica negra con una macha roja justo en el
centro de su pecho, con una cinta retirado el pelo fino y poco abundante hacia tras, sus manos parecan
distintas y sobre su cuello un collar de dientes de cocodrilo. Sac el agua tibia y meti una especie de hoja
de rbol, en ella, mezcl lo que haba dentro de la vasija de barro, y unas hierbas, con cuidado lo deposit
sobre el ojo afectado de Maca. Ella se dej hacer, siempre se dejaba hacer. Y cuando volvi en s, se dio
cuenta que estaba sola nuevamente en la habitacin, con el gotero, con una vela que por las formas que
haca en la pared le recordaba a aquellos hombres que iban a pasrselo en grande a su costa. El corazn
volaba, cerraba su ojo mentalizndose que no era nada, que solo eran cosas de su imaginacin, pero de
pronto sin saber porque, un sollozo se hizo dueo de ella, trat de calmarse, al llorar el ojo le dola, le dola
todo el cuerpo, el alma lloraba y no poda hacer nada para detenerla. Durante todo el da esper ver a
Esther, pero no la haba visto, desde aquel momento en que las separaron, en que mir atrs y la vio echada
en el suelo, golpeada, inconsciente.
M_ Maca tranquilzate solo es una pesadilla el ojo estar bien no puedo irme ahora no
Por su parte Esther, se encontraba en la cama nerviosa, se mova de lado a lado, su respiracin era
jadeante, notaba como si unas manos fuertes le aprisionaran el cuerpo, como si no pudiera salir de all
donde la haban metido, se ahogaba por momentos, por momentos necesitaba gritar pero su grito no sala,
aquella voz se haba visto truncada, vea a Maca, quera llamarla pero no poda, hasta que finalmente se
desat de las cuerdas que la atrapaban, y se sent en la cama con la respiracin a galope.
En su cama, con su ojo abierto, y su ojo cerrado se encontraba tratando de controlar su pesar Maca,
cuando una sombra le hizo sobresaltarse.
208
E_ S se acerc y al verla en ese estado no pudo ms que abrazarse a ella, y como lo estaba haciendo
Maca en ese momento se puso a llorar, mientras su mano lentamente acariciaba la espalda de Maca, y sta
a su vez, apretaba la de Esther. Ya pas Maca ya pas
M_ Ests bien? la miraba atenta con su ceja enarcada despus de separarse tras unos segundos
compartiendo el abrazo.
E_ S, s nos libramos de una buena le sonri ayudndole a recostarse haciendo ella un gesto de dolor.
M_ Deberas estar en la cama
E_ Son las cuatro de la maana sonri.
M_ Tanto? si hace nada tena aqu a Lula.
E_ Ya creo que Vilches nos ha dejado desconectadas.
M_ Sintate le indic con la mano sobre la cama.
E_ Voy a molestarte le deca con voz tranquila casi en susurros.
M_ No, adems creo que te debo la vida, no?
E_ Pues s sonri. Y ahora ya sabes en frica cuando salvas la vida de alguien es tu siervo
durante muuuuuuuuucho tiempo.
M_ Joder pija como aprendes le dijo tratando de sonrer.
E_ Como deca mi abuela, el que no corre, vuela se miraron en silencio, como si estuvieran midiendo las
palabras.
M_ Y qu me vas a pedir?
E_ Que me lleves a la cascada
M_ A la cascada? la mir sonriente.
E_ S, quiero verla quiero hacer fotografas.
M_ De acuerdo, con una condicin.
E_ No hay condiciones sonri y apuntndole con el dedo graciosamente le dio. Te he salvado la vida.
M_ Pero que mala eres le musit cerrando su nico ojo.
E_ Si, pero tengo mi puntito le gui un ojo.
M_ Y tanto. Gracias por hacerme compaa.
E_ Bueno nos ha pasado juntas y lo vamos a superar juntas no supo muy bien porque lo dijo pero
ms las palabras, fue el tono utilizado, tan tierno que a Maca se le quedo la boca abierta. Y ahora
descansa que si viene Vilches y nos ve hablando
M_ Si fue lo nico que se le ocurri decir.
E_ Hasta dentro de un rato le sonri.
M_ Hasta dentro de un rato le respondi mirndola embobada. Al quedarse sola exclam poniendo su
mano sobre la frente. Dios!
E_ Dios! exclam al acostarse tapndose la cara con las manos.
Aquel da que asomaba en medio de la Selva, lo hizo de un modo diferente, durante la noche no
haba llovido como era costumbre, pero el amanecer vino acompaado con una lluvia intensa. Tras la
ventana Vilches miraba el horizonte preocupado, no solo por el futuro que podan tener la gente de su
poblado, sino tambin, aquel ojo que realmente tena tan mala pinta. Suspir tratando de que el agua se
llevara la melancola que se haba instaurado en su alma, se dio la vuelta y se visti. Necesitaba hablar con
Cruz.
Para Teresa la maana lleg en compaa de Ramn, se haba levantado a las cinco de la maana
para dar un vistazo al gotero de Maca, estaba todo en orden, dorma, pero al entrar, su corazn le dio un
vuelco, verla en la cama cuando ella jams soportaba estarlo, le haca sentir miedo. Un miedo que por ms
que quisiera controlar le era imposible manejar. Saba que el rostro preocupado de Vilches, significaba que
era ms grave de lo que poda ella misma imaginar al verle el parpado hinchado, negro como el carbn con
unos toques rojos, que no le daban ninguna alegra, bien al contrario mostraban la gravedad de la lesin.
209
Conforme se iba despertando la gente, el poblado iba tomando color, vida, los sonidos de los nios,
el ir y venir de los hombres preparados para ir de caza. Las mujeres preparando en sus pequeas cabaas el
desayuno para los nios, Nsama guiada por su perro les preparaba con la ayuda de Mutaba su nieto el
desayuno a sus hermanos. Massamba en la puerta de su casa preparaba sus utensilios de caza, la llegada de
los Refugiados, ms la de Dvila y Claudia, haban disminuido la reserva de carne. Mientras Lula con el
nio en su pecho bien caliente y protegido iba a ayudar a Teresa. As poco a poco, con la sensacin en el
ambiente de pesadez y tristeza, fueron cada uno desarrollando sus tareas.
Vilches desayun en su despacho, hablaba con Cruz, Esther se haba despertado y bajo la sonrisa de
Lula estaba desayunando, Teresa por su parte le estaba haciendo beber un vaso de leche a Maca.
T_ Venga
M_ Odio la leche, ya lo sabes se quej.
T_ Me da igual, ahora necesitas tomar leche y no te pongas borde ni pesadita o me voy con Esther que por
lo menos no protesta.
M_ Porque no est la mitad de mal que yo le dijo acurrucando su nico ojo.
T_ Eso tambin es verdad sonri y se acerc dndole un beso enorme. Ayyyyyy si es que eres la ms
guapa del mundo seor!
M_ Eso ya me doy cuenta que se lo dices a todas, he dejado de ser tu preferida hizo un puchero.
T_ Eso nunca t siempre lo sers en mi corazn hay sitio para todas aunque si Esther sigue as,
salvando vidas, va a ser la preferida sin duda sonri tratando de seguir su broma, saba que en el fondo,
Maca estaba tan asustada como ella aunque no lo quera demostrar.
M_ No quiero ms Teresa le dijo dndole el vaso con gesto cansado por el esfuerzo.
T_ Pero si no has tomado nada! puso gesto de pena y se acerc dndole un beso en la frente, la seriedad
de Maca le asust. Maca s que ests asustada cario pero todo va a ir bien la miraba con
ternura en sus ojos.
M_ Y si no? Ahora no me puedo ir de aqu.
T_ Bueno antes es tu salud que otra cosa
M_ No Teresa insisti con desdn.
V_ Buenos das Qu tal has amanecido hoy? entr tratando de mostrar la mayor tranquilidad posible.
M_ Vilches no pienso moverme de aqu.
V_ Tanto te gusta estar en la cama o los mimos de Teresa? miraba la cnula que an segua puesta.
M_ No me hace gracia, ya sabes a lo que me refiero.
V_ Mira Maca, aqu mando yo, y hars lo que yo diga estamos? Maca no contest. Voy a revisar ese
corte en tu costado.
M_ Espero que no me hayas dejado cicatriz.
V_ Tranquila siempre te puedo hacer un arreglito de esttica dijo elevando sus cejas con tono mordaz
. Bien, esto ya te lo puedo quitar. Teresa treme desinfectante y cerramos la herida.
M_ No me hagas dao, te lo advierto le apunt con el dedo ndice sobre la cara.
V_ Mira ahora ests en mis manos, adems cuida tu reputacin, fuera estn pendientes de ti as que no
grites demasiado no vayas a dar motivos a la pija, para cobrarse tus burlas.
M_ T procura no hacerme dao le deca mirndolo fijamente.
V_ Uy que miedo entonces estir con suavidad mientras Maca cerraba el ojo y pona gesto de dolor
apretando los dientes. Ya est, buena chica.
M_ Joder. solt aire.
T_ Venga venga que t eres fuerte le dijo Teresa sonriendo mientras le daba un beso.
V_ Oye que yo recuerde cuando estuve herido a m no me dabas besos.
T_ Haz memoria guapo que t para segn que cosas eres muy olvidadizo!
V_ Quieres decir? lo mir sonriendo de lado mientras Maca esbozaba una tmida sonrisa. Bueno
vamos a lo realmente importante ese ojo.
210
Se dispuso a revisarlo, con cuidado tras hablar con Cruz, desde luego no tena buena pinta y l saba
que si tardaba las consecuencias podan ser fatales.
V_ Lo siento Maca esto no tiene buena pinta, voy a hablar con Dvila.
M_ No me voy a ir.
V_ Irs a Brazzaville de momento, y si en el hospital lo creen oportuno irs a Espaa.
Aquellas palabras cayeron como una losa sobre Lula y tambin sobre Esther que estaban apoyadas
en la puerta escuchando lo que Vilches deca, asustadas se intercambiaron una mirada de temor. Maca
deba marcharse, eso si que no entraba en los pensamientos de ninguna de las dos. A Lula le entr un
miedo profundo que no haba experimentado desde que haba perdido a su madre, y su abuela, a Esther le
entr un mareo que no supo muy bien como definir la causa que lo haba provocado.
M_ No me pienso ir.
V_ Si no vas, lo ms seguro es que pierdas la visin del ojo, tienes un derrame muy fuerte.
M_ Pues me pones un parche, pero no me voy! le grit perdiendo el control.
T_ Maca cario trat de mediar Teresa.
M_ Ni Maca ni hostias, he dicho que no me voy y es que no me voy! volvi a gritar haciendo que
Esther y Lula volvieran a mirarse, nunca la haban visto en esas circunstancias.
V_ No voy a discutir contigo, y no te alteres, voy a hablar con Dvila y cuando llegue el camin te irs.
M_ No quiero irme no puedo volver no quiero irme deca llorando.
T_ Cario venga por favor Maca.
V_ Pnchale para relajarla.
M_ No quiero relajarme no quiero deca moviendo los brazos.
T_ Maca por favor, ya est bien! le dijo enrgica provocando que Maca rompiera en un llanto abrazada
a Teresa.
V_ Maca si lloras el ojo va a estar peor, vale?, lo siento pero prefiero perderte un tiempo a que
pierdas el ojo para toda la vida y me da igual si lo entiendes o no sali de all con gesto duro, enfadado y
al salir se encontr con Esther apoyando la cabeza en la pared. Y a ti qu te pasa?
E_ Estoy mareada me estoy mareando.
V_ Lo qu me faltaba joder!. Aydame Lula Teresa
T_ Qu? se asom y vio como Esther se desvaneca entre los brazos de Vilches
V_ Vamos aydame.
M_ Qu pasa? pregunt llorando Qu pasa?
Ma_ Mami yo apareci Massamba quien tom en brazos a Esther llevndola a la cama.
V_ Voy a reconocerla joder.
T_ Te traigo el maletn?
V_ S, tiene las pulsaciones disparadas otra vez
T_ Ya vengo pas directa al despacho de Vilches para llevarle el maletn.
M_ Teresa Teresa!
T_ Nada cario no pasa nada descansa, slo ha sido un mareo.
M_ No quiero irme no quiero deca con un peso fuerte en sus prpados, uno cerrado del todo, el otro,
tratando de cerrarse. No puedo irme no quiero necesito estar aqu la necesito
Vilches durante un rato estuvo controlando el estado de Esther, el cual, haba sufrido una arritmia,
sin duda la tensin vivida haba alterado su frecuencia cardiaca, lo que no saba Vilches, es que haba algo
ms que afectaba a su corazn.
211
V_ Bien Esther me oyes?
E_ S deca frotndose la frente con los ojos cerrados.
V_ Vale has tenido una bajada muy fuerte de tensin, te duele la cabeza?
E_ Un poco su ceo segua fruncido.
V_ Estamos todos un poco alterados.
T_ Ya ha pasado todo Esther por favor trata de relajarte la miraba con pena.
V_ No vas a moverte de la cama, me has odo?
E_ S.
V_ Vale. Pues yo voy a hablar con Dvila.
Aquella frase produjo un silencio en la sala, Lula segua en un segundo plano, Massamba de pie
esperando alguna nueva orden de Vilches al respecto de las Mwasis, Teresa con cara pesarosa junto a la
cama de Esther, y Esther pensando demasiado rpido con demasiado agobio.
T_ No puedes esperar?
V_ No Teresa, ese ojo tiene un serio problema, quiz necesite ciruga y yo aqu no puedo hacer nada.
T_ Ya lo entiendo dijo decada.
V_ Menos mal que lo entiendes.
T_ Venga asinti haciendo un gesto con su barbilla como de aceptacin. De momento habla con
Dvila
Lu_ Mwasi Maca no ir se oy su voz desde detrs, Vilches se gir observndola, Massamba asinti
orgulloso de sus palabras mientras Teresa y Esther, de repente sintieron como si una bocanada de aire
fresco hubiera entrado en la habitacin. Yo curar.
V_ No Lula, ese ojo
Lu_ Yo curar insisti con contundencia.
T_ Vilches
V_ He dicho que no.
Ma_ Ziku se oy la voz fuerte del hombre que lo miraba serio. Yo ver a Lula hacer cosas
imposibles, ella poder.
E_ Vilches puede al menos intentarlo.
V_ Valevale!, os tengo a todos en contra, yo no tampoco quiero que se vaya!, pero si se queda tuerta,
va a tener que volver a Espaa y entonces, ser su fin como mdico y como persona.
T_ Tienes razn, pero al menos deja que lo intente mientras hablas con Dvila.
V_ Lula no es que ponga en duda tu magia o lo que sea, s que Maca ms de una vez a mis espaldas ha
recurrido a ti para curar, pero esto es serio, muy serio.
E_ Estoy segura que si Lula dice que puede, lo lograr.
V_ Pero yo tengo que hablar con Dvila
T_ Habla y no perdamos tiempo. Venga Lula te ayudo a algo? la chica asinti y las dos mujeres
salieron juntas precipitadamente.
V_ Uf resopl nervioso.
E_ Vilches.
V_ Dime.
E_ Si te digo algo no te enfadas.
V_ Depende ante el gesto de Esther, agreg sentndose a su lado. Dime.
E_ Yo tambin tengo miedo, tampoco quiero que se vaya y comprendo lo que quieres, lo que dices, te
entiendo pero dale una oportunidad a Lula por favor
V_ No quieres qu hable con Dvila?
E_ Si hablas con l, por lo que lo he podido conocer, tratar de llevarse a Maca, no va a escucharte, dale un
da a Lula.
212
V_ El tiempo en esta clase de lesiones es crucial. Y Maca tiene muchas probabilidades de perder la visin,
Esther.
E_ Lo s y me muero de miedo solo de pensarlo dijo abatida.
V_ Bien, ya comprendo que te ha pasado Esther lo mir intrigada. Lo de antes, y es que el amor
se manifiesta de muchas maneras se levant le sonri de lado y se march.
All se qued Esther con cara de espanto, suspirando, muerta de miedo, mientras Dib que estaba al
otro lado le haca una seal para que confiara en Lula.
Lula tard diez minutos con la ayuda de Teresa a recoger todo lo que necesitaba, antes de entrar
reparti amuletos de suerte entre los hombres que se iban de cacera, el ms fuerte se lo dio a Massamba
con una tmida sonrisa que el hombre agradeci sin tocarla, sin pedir nada, tan solo entregndole una
mirada repleta de ternura. Al entrar, Esther la mir con esos ojos y esa mirada que pide a gritos la
necesidad de curar, de sanar, de hacer cualquier cosa para que aquella persona salve su vida, en su caso su
ojo y siga all, aunque sea con sus constantes burlas, borderas y chuleras.
E_ Lula confo en ti cario le dijo con toda la ternura que era mucha la que dispona mirndola a los
ojos, aunque al hacerlo ambos se mostraron algo temerosos. Estoy segura que puedes lograrlo
Lula desapareci junto a Teresa, pero al rato, la mujer sali sentndose junto a Esther con gesto
preocupado, intensamente preocupado.
E_ No vas a estar con ella Teresa? le pregunt Esther al ver que la mujer se sentaba a su lado.
T_ No, esos rituales son privados, ninguna mujer blanca tiene acceso.
E_ Crees que lo lograr?
T_ Espero que s, Lula en lo suyo es muy buena. Bueno dime, y t cmo ests?
E_ Un poco mareada an.
T_ Qu hacas all?
E_ Quera entrar a verla puso gesto algo apocado.
T_ Pues me da que t no ests an como para segn que emociones.
E_ Joder Teresa, pens que se acababa todo deca mirando a ningn sitio en especial.
T_ S muy bien cual es esa sensacin le acarici la mano.
E_ Sabes qu?, creo que aqu me estoy descubriendo en multitud de facetas que no tena ni idea que
pudiera ya no sentir, sino, poder enfrentarme a tantas cosas, antes todo me daba miedo, yo misma en
lugar de llamarme Esther me llamaba inseguridad Teresa sonri. Y cuando decid venir, me pase una
semana llorando. Y ahora despus de haberme jugado la vida un par de veces, despus de haber ayudado a
salvar un beb y traer otro al mundo, ver amontonadas a mujeres destrozadas por esos perros salvajes,
poder sentir el calor de Zul cuando lleg a nosotras, son tantas emociones Teresa le cay una lagrima a
ella, y otra a Teresa porque entenda perfectamente todo lo que estaba sintiendo. Pero sabes que me
hizo sentir que me empujaban a un precipicio?
T_ Puedo imaginarlo le sonri con los ojos nublados por la tristeza.
E_ Me siento feliz por estar aqu aunque mi madre no lo entienda, lo siento yo y me vale.
T_ As es, eres una mujer que sin duda ha nacido para estar aqu, para luchar aunque eso implique a veces,
sentir que la muerte respira en tu cogote.
E_ La sonrisa de Massamba, la sonrisa de cualquier nio me da ms calor que todo lo que tena en mi
casa.
T_ Te comprendo, a m me pasaba igual, mi vida siempre fue esto y no quiero otra cosa, antes o despus
voy a morir, si me dan a elegir, prefiero morir aqu, que en una casa sola en Madrid.
E_ Que poco nos entienden verdad?
T_ Nadie entiende esto hasta que est aqu y se deja envolver por esta gente, por las emociones
213
E_ La bes Teresa la bes le dijo de pronto.
En la habitacin donde Maca se encontraba en una nube de tranquilizantes, Lula haba cerrado la
puerta, era un espacio pequeo pero suficiente para ella, incluso agradeca que fuera as de escueto, lo
mejor era, aquella ventana que Vilches haba mandado construir a Zul, maoso en las obras de albailera,
donde haban tabiques, l abra ventanas para que entrara la luz, los sonidos para calmar nimos, para
aliviar oscuridades. Y aquella ventana era el desahogo de Lula, por all podran salir los malos espritus que
haban entrado en aquel ojo, y aunque realmente no estaba segura de lograrlo, elev su alma hasta
contactar con su madre y su abuela, ellas lo haban hecho a varios hombres del poblado, eran golpes tpicos
cuando luchaban con animales de tanta fuerza, tena que hacerlo, no se poda marchar, aquella mujer era
para ella ms de lo que poda imaginarse la propia Maca.
Dispuesta a hacer su trabajo se puso su tnica negra, con un dibujo en el pecho blanco, su delicado y
fino pelo, que fue arrancado cuando la brutal violacin, lo recogi con un turbante, todo echado para atrs,
se colg un collar de dientes de len, era el signo de la fuerza que necesitaba, en su cuello se puso una
pluma de guila, era la visin perfecta para ver el mal, y ba sus manos en el agua del ro bendecido por
Mam Watu. Abri un saco de fragancias donde guardaba diferentes tarros de barro, abri una especie de
pauelo blanco donde tena algunas hojas de planta, y despus rode la cama de Maca de velas negras,
mientras comenzaba a entonar una cancin susurrante, como si sus palabras fueran estiradas de su boca,
con un esfuerzo casi insufrible para un ser humano. Era su voz, gastada y apagada por el horror se
transformaba en canto de sirena all envolviendo el cuerpo de Maca, que haba destapado, sobre ella haba
echado polvo de raz del okoum, lo haba quemado metido en otra vasija de barro y con ella, trataba de
relajar no solo el cuerpo, sino la mente de Maca.
Y pronto surgi efecto, Maca se elev, tanto que se pudo ver rozar el cielo, su pelo libre movindose
por el ligero soplo del viento, vestida de blanco, sintiendo una paz como pocas veces haba existido en ella,
una msica que le llegaba a modo de voz de mujer la envolva tan dulcemente que no senta nada ms que
una tranquilidad exquisita. De pronto en aquel sueo, alguien apareci justo tras ella, se gir y la vio:
M_ Julia cario
J_ Qu haces aqu?
M_ He venido a buscarte
J_ Para qu?
M_ Necesito limpiar mi alma.
J_ Tu alma siempre estuvo limpia.
M_ No desde que no ests, mi alma est repleta de odio.
J_ Lo s.
M_ Por favor necesito recuperarme necesito encontrarme.
J_ Quiz no lo necesitas, quiz nada ms me necesitas a m
Julia abri sus brazos, y el corazn de Maca se alter, nuevamente estaba all, dispuesta a
abrazarla, dispuesta a llevarla consigo, sus pasos fueron llevndola hasta aquel cuerpo que tantas veces
haba recorrido, que tanto haba amado, y al notar como estrechaba a su alrededor aquellos brazos, sinti
como si su alma realmente renaciera, y la voz de aquella mujer que cantaba se intensific, separ su
cuerpo del de Julia, la mir a los ojos y la bes, aquellos labios tenan otro sabor, aquellas manos
acariciaban de modo diferente, aquel cuerpo se haba hecho ms pequeo, ms delicado, menos abrupto,
y aquellos labios, la besaban con una ternura que jams antes haba sentido, fue abriendo poco a poco los
ojos y la vio estaba all y oy su voz y sus ojos se llenaron de lagrimas cuando aquella voz le dijo:
214
Los ojos de Teresa se haban abierto como platos, porque lo que menos esperaba por parte de Esther,
era que le confesara algo as, algo que si tena que descifrar como le haba sentado a la propia enfermera
por el gesto de su cara, deba decir total perplejidad. Suspir, quiso hablarle con franqueza, se notaba que
entre ambas haba ms qumica de la que ellas mismas podan aceptar. Quiz aquella vivencia les haba
ayudado a entender lo que la razn trataba de evitar, de poner trabas.
T_ En los momentos de peligro, de sobrevivencia a veces nos olvidamos de nuestras barreras y dejamos
que acte nuestro corazn.
E_ Lo s asinti con un movimiento ligero de sus cejas.
T_ El miedo desaparece.
E_ Sabes Teresa? apoy su cabeza sobre la almohada mientras la mirada se perda en el techo. Yo
nunca me he enamorado, jams, ni cuando era jovencita ya sabes a los dieciocho, nunca nadie consegua
despertar en m nada, bueno sonri de lado. Menos Miguel Bos y ese culito Teresa sonri. Pero
cuando algn chico se acercaba a m, me molestaba, cuando mis padres me presentaban chicos de la alta
sociedad, no me provocaban nada, cuando todos me instaron a ser la novia de Sergio, no me despertaba
ms que una indiferencia total, con l vala todo, su manera de ser la odiaba, sus formas tambin, yo era el
polvo de los lunes mircoles y a veces sbados, durante casi tres aos odiaba esos das, marcados en negro
en mi memoria y mi calendario. Pero nunca supe lo que era dar un beso con anhelo porque el corazn
parezca que te va a estallar, que si no besas a esa persona, vas a morir, porque eso es lo que sent cuando vi
a Maca, una necesidad, un anhelo, algo inexplicable en m.
T_ Ella respondi? ante la mirada de Esther rpidamente agreg. Disclpame, s que no debera
preguntar no me importa.
E_ No Teresa le interrumpi, si te lo cuento es porque creo que t me puedes ayudar. Si, respondi,
claro suspir profundamente. Antes de desmayarse respondi.
T_ Creo que os necesitis, que os gustis, t tienes miedo a un amor extrao como es enamorarse de una
mujer, nunca te haba sucedido antes, verdad?
E_ No, jams pero no estoy tan segura que sea amor, no s si me explico.
T_ Claro que te explicas, y entiendo que te da miedo reconocer porque besaste a Maca.
E_ No puedo asimilar lo que me empuj a besarla.
T_ Y qu crees que le empuj a ella a responder? la mir fijamente.
Fuera del hospital, los nios se haban sentado todos en silencio junto a Nsama y los dos perros,
Vilches se haba metido en su cabaa, all pensativo barajaba las posibilidades de huir de all, y que hacer
con los dems hombres y mujeres de la aldea, no poda dejarlos en un campo de refugiados, estaban
indefensos, eran mutilados de la sociedad, aquello le provocaba un agudo estad de nervios. A parte, su
mxima preocupacin estaba en manos de una kindoki de la que no tena dudas de sus poderes, pero que le
haca temblar al pensar que la visin de Maca dependa de esas invocaciones a los espritus de los que l a
veces haba tenido dudas, era cierto que haban sucedido cosas extraas y que cuando preguntaba a Maca
sta sonrea de lado con gesto pcaro, pero l siempre pensaba que eran ms coincidencias que otra cosa.
Mir por la ventana algo nervioso, Lula llevaba una hora dentro de aquella habitacin, el cielo con
un grisceo molesto para la vista, pero bello al mismo tiempo, mostraba como si la tristeza que resida en
aquel poblado pudiera ser compartido por la naturaleza.
V_ Ay que joderse! hasta el cielo se pone triste qu vamos a hacer? se pregunt preocupado
mientras su ojos vean como si fuera una fotografa, a Nsama rodeada de los nios en silencio respetando a
los espritus, y los perros acostados inmviles vigilantes con las orejas levantadas.
En la habitacin, Lula, sudaba ante el cuerpo de Maca inerte, haba machacado unas hojas de una
planta milagrosa cuyo nombre no saba, tan solo distingua por su forma, y olor, pura enseanza visual de
215
su abuela, la mezcl con carita de papaya, y un helecho especial que naca junto al ro. Todo mezclado,
mientras con un pincho que presentaba por la otra parte una obertura, untaba un lquido verde sacado de las
races del Anam. Alz las manos al cielo, murmur una frase mientras sacuda la cabeza de lado a lado,
pona sus ojos en blanco y se detena moviendo la punta de los pies. Segua susurrando palabras y
cambiaba algunos tonos graves por agudos, y de vez en cuando golpeaba sus palmas de las manos, y las
pasaba por el ojo de Maca, una vez haba terminado con su ritual, cogi el pincho del rbol de los aullidos
y lo volvi a untar, mientras sus labios susurraban palabras, con sus dedos ndice y pulgar, separ el negro
y abultado prpado, sus uas, su piel curtida del trabajo de la tierra, se volvieron suaves en el tacto,
abrieron aquel msculo ennegrecido y con cuidado mientras alzaba la voz de sus plegarias lo clav en l,
por la otra punta del pincho comenz a salir un lquido amarillento y rojizo que caa sobre una hoja de
helecho que tena preparada, su mano izquierda pasaba mientras aquel lquido segua cayendo lentamente
por su ojo, lentamente por su cara, hasta que finalmente el lquido cedi. Con la misma suavidad con la que
haba introducido el pincho, lo sac. Su voz volvi a susurrar mientras haca una pasta de la mezcla de
races de algas, untaba bien sobre una pluma de gallina y con esmero la iba esparciendo sobre el ojo, una
vez termin de pasarla, esper a que se absorbiera, mientras saltaba y comenzaba a gritar, como si fuera un
lobo. Aullando en el silencio.
Fuera, aquellos aullidos se clavaron en los odos de ambas mujeres que intercambiaron una mirada
febril.
E_ Teresa.
T_ Tranquila, es el ritual lo tiene todo controlado.
E_ Crees que podr?
T_ Espero, de todos modos si no pudiera, y Maca tuviera que marcharse, creo que sera una buena manera
de despejar vuestras dudas. Ella te respondi, y te respondi porque estaba tan asustada como t, y
entonces, ella tambin tena la guardia baja y la que te bes fue la Maca dulce, la Maca tierna, la Maca que
sin duda exista y que una desgraciada se encarg de cambiar. Si se fuera, quiz, le dara por pensar que
puede tener una oportunidad.
E_ Me da terror, yo no s lo que quiero no puedo ofrecerle nada Teresa yo no soy lesbiana, y tengo
miedo a no hacer lo que realmente siento.
T_ Lo que realmente sientes, fueron esas ganas de besarla y sentirla igual que ella.
E_ Pero ella no s Teresa creo que todava me ha confundido ms.
T_ Mira, un consejo, no te agobies, deja que todo fluya poco a poco, no puedes cambiar tu vida de la noche
a la maana, aunque bueno, Maca tiene esa cualidad con las mujeres, pero, yo s y ella tambin lo sabe,
que t no eres como las dems. Mustrate como lo que eres, nada ms, no des ms vueltas, no busques ms
excusas o motivos para hacer esto o lo otro, djate llevar, en la vida, a veces cuando no sabes muy bien por
donde salir, que camino coger, hay que aprender a dejarse llevar, los das las diferentes situaciones que
estoy segura vais a vivir te van a dirigir tus pasos y ser entonces, cuando a lo mejor te des cuenta que
realmente antes no te ha funcionado el amor porque estabas en el lugar equivocado. Entiendes lo qu te
quiero decir?
E_ S.
T_ De acuerdo vas a vivir sin ms?
E_ Creo que tienes razn
T_ Quiz has venido a este rincn del mundo como te dije una vez, para no solo conocerte, sino tambin,
descubrirte realmente y aceptarte.
E_ Gracias Teresa.
V_ Hola!, cmo ests? le pregunt tomndole el pulso.
E_ Mejor.
V_ Estos ataques de amor no pueden ser buenos, as que trata de tranquilizarte le dijo serio logrando
que Esther se pusiera colorada. Despus mirando hacia la puerta dijo. No tarda mucho?
216
T_ No seas pesado Vilches.
En el cuarto, Lula, volva a repetir la misma operacin, nuevo pinchazo y sacaba ms lquido,
despus volva a embadurnar su ojo y una vez absorbido la mezcla, sus manos puestas sobre l a una
distancia que le traspasaba energas clidas hacan el resto del trabajo.
Por su parte, la mente de Maca le dibujaba un amanecer con el cielo rojo, pareca como si el cielo le
estuviera mandando un guio, para que aquella mujer que estaba entre sus brazos, arropada con una manta
pudiera disfrutar como ella de la hermosura que estaban compartiendo.
M_ Te gusta?
E_ Me encanta, y entre tus brazos mucho ms.
M_ Lo s
E_ Eres insoportablemente engreda.
M_ Pero te gusto.
E_ Pues si qu le vamos a hacer!
M_ Me alegro.
E_ Y, yo?
M_ T, qu?
E_ Si te gusto?
M_ Me encantas.
Cerr los ojos apretando contra su pecho ms an el cuerpo de aquella mujer, pareci quedarse
dormida durante un rato, y al despertar, el cielo haba cambiado de color, se haba vuelto negro,
intensamente negro.
M_ Me he dormido.
J_ Como siempre.
M_ Julia?
J_ Claro qu piensas que voy a desaparecer as como as?
M_ Y Esther?
J_ Se ha ido
M_ Cmo que se ha ido?
J_ Claro t siempre sers ma.
Su angustia por la perdida de Esther, le creaba un sin fin de sentimientos, tena que encontrarla,
deba encontrarla, se haba separado del cuerpo de Julia, solo corra, y corra entre las hojas de la Selva,
con un vestido blanco y descalza sin saber hacia donde ir, de pronto not como algo traspasaba su alma,
su cuerpo, un agudo pinchazo le doblegaba el cuerpo, y al tocar y mirar su mano, vio la sangre, vio
aquella espesa y caliente mancha roja. Cay de rodillas, su gesto era de espanto, pavor, justo en el
instante que unos brazos llegaban para alcanzarla, para abrazarla, sus ojos pesados no podan abrirse,
pero aquellos sollozos hicieron que un ltimo esfuerzo y una ltima mirada le recompensara con la
presencia de Esther, y una sonrisa, y una caricia, y muchas lagrimas, y dos palabras.
M_ Te quiero
Durante algo ms de tres horas, la puerta de la habitacin se mantuvo cerrada, en el instante en que
sala Lula, agotada por su esfuerzo, la radio le informaba a Vilches que Dvila estaba all, Teresa lo mir
como pidiendo un poco de paciencia, Esther que dorma ante el ruido abri los ojos, le impact ver el
estado de aquella kindoki, trag saliva.
217
V_ Lula tengo que hablar con Dvila! se apresur a decirle.
T_ Lula cario.
Lu_ Mono salaka mana Mvula ke noka na mianda kele nanki mono (mi trabajo termin, est
lloviendo los espritus estn conmigo).
T_ Melesi Lula melesi.
V_ Qu coo le digo a Dvila?, que est lloviendo
T_ Por ejemplo quieres qu se lo diga yo?
V_ Me vais a volver loco.
T_ Esther le sonri.
E_ Qu ha dicho Lula?
T_ Parece ser que ha salido bien, cuando hace su trabajo y llueve, es como si los espritus le dieran la seal
de que van a lavar su suerte que van a purificar su trabajo.
E_ Que curioso susurr algo impactada.
T_ Voy a ver a Maca.
E_ Vale yo
T_ T no te mueves de ah, vale? la mir sonriente con el dedo en alto.
E_ Vale.
D_ No te entiendo, Maca est para venir aqu, ese ojo tena muy mala pinta.
V_ Pues ya ves, los antibiticos y los parches le han ido bien.
D_ Vilches tena un derrame ocular!
V_ Te estoy diciendo que est bien insista. Maana le volver a repetir la misma operacin
mientras pensaba me pondr una tnica tipo Lula y cantare Esos ojos negros esos ojos negros no los
quiero ver llorar ay que joderse!
D_ Muy bien no entiendo nada pero quede contigo que vendra.
V_ No, te dije que segn transcurriera la noche, y la noche ha evolucionado bien como la brujera no
funcione me veo de celador en el Central
D_ Vilches Vilches! deca refunfuando.
T_ Dvila cario qu tal guapo!
V_ Cario guapo? le mova los labios Vilches sin alzar la voz atnito mientras Teresa le hacia un
ademn para que se callara.
D_ Esa es mi Teresita.
V_ Oye y porque no os casis y dejis de tonteras ya
T_ Anda calla que eres muy pesadito t. Te ha contado Vilches?
V_ No, no deca moviendo los brazos de lado a lado con los ndices elevados.
D_ Algo s.
T_ Creo que tenemos un mdico que no sabemos todava lo que vale oye por cierto, Massamba est
cazando, voy a hacer un gran asado con tomatitos asados y verdurita te guardo?
D_ Me ganas Teresa, me ganas se me est haciendo la boca agua.
T_ Pues nada yo como es para ti te guardo, un poco vale?
D_ Bien sonri mientras Vilches pona sus ojos en blanco y mova las manos graciosamente ante tal
pinta, Teresa deba taparse la boca para que no la oyera rerse. Entonces qu hacemos con Maca?
V_ Con Maca nada a todo caso si se calma el ambiente la llevar a la capital para hacerle un chequeo
y ya est, asunto resuelto.
D_ Esther?
V_ La tenemos enamorada pero eso no es malo.
218
D_ No me digas que Maca ya ha hecho de las suyas?
T_ Pero que dices!; no no, Maca est irreconocible, creo que esta chica la va a poner en su lugar deca
orgullosa.
D_ Y Dib?
V_ Hecho un toro, pretenda ir a cazar.
D_ Pues nada todo son buenas noticias, me alegro yo que iba a mandar una ambulancia.
T_ Bien creo que te voy a robar a Vilches el pobre mdico se morda los labios en seal de
nerviosismo. Me tiene que preparar la lea.
D_ Por favor Teresa no me castigues ms por favor
T_ Nada guapo, ya sabes que cuando vengas te hago lo que quieras, de comer, claro.
D_ Adis Teresa, me quedo con esta ltima frase Vilches carraspe. Y enhorabuena Vilches porque el
ojo de Maca era todo un reto.
V_ No lo sabes bien. Adis. Me has salvado por el estmago Teresita, eres mi ngel de la guarda le dijo
cogindola de la barbilla y besndola en la frente.
T_ Espero que no pongas el grito en el cielo cuando veas a Maca.
V_ Me estoy jugando mi puesto, ya me veo por los pasillos del Central haciendo competiciones de
camillas.
T_ Tampoco es mal trabajo, no te vayas a creer le dijo burlonamente.
V_ Ay Teresa, menos mal que le ponemos humor!. Veamos lo que temo ver.
Entraron a la habitacin, y una vez all, Vilches se tap la cara, Maca llevaba una hoja de helecho
que sobresala por una especie de venda que no terminaba de ser una venda, ms bien pareca ser una pasta,
sobre la cual Lula haba puesto algo de color.
Teresa agradeci las palabras de Vilches, era tan tierno en el fondo que le encantaba aquel hombre,
pero a su vez miraba con lastima a Maca, saba que si aquello no sala bien, Vilches iba a tener problemas
pero no tan graves como los que iba a tener la propia Pediatra, que pareca estar agitada, igual llamaba a
Julia que lo haca a Esther, igual murmuraba cosas ininteligibles, como hablaba de una operacin, de un
parto.
T_ Sin duda ests bajo los efectos todava de la magia de Lula espero que fuera no llames mucho a Julia,
y sin duda pequea le dej un beso en la frente, tendrs que contarle tu historia a Esther, ella te
ayudar.
219
Vilches al pasar por delante de Esther la encontr sentada en la cama.
Los hombres pasaron por delante de Dib y Esther, entre los dos y Teresa arrastraron la cama donde
se encontraba Maca.
V_ Recurdame Teresa que le eche tres en uno, esto chirra que da gusto.
T_ Si le deca sin hacerle caso.
V_ Tiene que tener esa cosa puesta? segua impresionado.
T_ Si Lula se la ha dejado, s.
V_ Est bien pero tiene una forma rara, no?
T_ Mira Vilches no me marees, haz el favor
V_ Yo te mareo?
M_ Julia Julia volvi a murmurar ante el gesto de pena de Teresa.
E_ Dnde vais?
V_ Quiere estar aqu no sabes t la que te ha cado encima Esther, te lo advierto.
T_ Vale aqu muy bien, ya me las arreglo yo
Teresa con cuidado tap a Maca que tiritaba, Esther la miraba con pena y tambin con asombro,
aquella obra de arte en su ojo no la poda entender, pero si Lula la haba dejado, era por algo. Suspir con
calma al verla all.
Las camas estaban prcticamente juntas, si ambas estiraban las manos se podan tocar, pero lejos de
aquello, Maca segua con su ojo libre cerrado, su frente marcando cierto desdn y su desidia clavada en su
garganta.
V_ Voy a revisar el resto de cosas, esta no dijo apuntando el ojo. Oye te has fijado, Maca huele a lea.
T_ Ay Vilches no hagas broma con eso que necesitamos el favor de los espritus!
V_ Mujeres! replic y al girarse se golpe con la cabeza en una lmpara que al poner la cama quedaba a
su altura. Ay coo!
T_ Ves!, eso es una seal dio una palmada y despus le apunt con los dedos.
V_ Que seal ni que seal
M_ Dame la mano tienes que poder aprieta, mi hijo ven
T_ Cario ya cario ya est.
E_ No podemos hacer algo para que est ms tranquila? les pregunt con cara de susto la verla tan
inquieta.
V_ Eso ahora hay que preguntarle a Lula, yo ya no soy su mdico oculista.
T_ Est tiritando Dib
D_ Mwasi malembe Mwasi Maca lombela yandi beno (tranquila Maca limpia su corazn).
E_ Qu? pregunt algo nerviosa al escuchar sus palabras sin entenderlas.
T_ Dice que es normal, debe limpiar su corazn.
V_ Con que limpie su ojo, me vale deberas hablar con Lula.
T_ Ahora no puedo, est purificando su alma.
V_ El que va a purificarse entero soy yo, pero quemado en la hoguera le deca con cierto histerismo.
220
T_ No seas exagerado Maca te dijo lo que quera.
V_ Pero yo soy el jefe y deba haberse marchado, soy el responsable de esto Teresa.
M_ No quiero ir no quiero ir aqu aqu Teresa lo mir como dndole a entender que Maca
estaba mejor all. Teresa Teresa
T_ Maca cario tranquila estoy aqu, estamos contigo mi amor le tom la mano.
M_ No me dejes sola ella vendr no quiero verla deca con nerviosismo.
T_ Nadie va a venir tranquila.
Maca volvi a callarse, a Esther se le hizo un nudo en el corazn, saba que estaba hablando de
aquella misteriosa mujer, y al mismo tiempo sinti un pequeo pellizco en su alma, por un momento sin
saber porque pens que la llamara a ella.
Tras un reconocimiento Vilches la dej tranquila, pareca que las constantes estaban bien, que lo
nico que tena eran delirios, quiz por la droga utilizada en su magia por Lula. Algo inseguro, sali hasta
fuera de aquel hospital, l no era tan creyente como Teresa, ni tan positivo como Dib. Ante un gesto de
Nsona se dirigi hasta el comedor.
Nsona era una mujer hermosa, sus ojos eran el espejo de un alma que haba sufrido mucho, pero que
segua en pie luchando. Cuando encontr a Zul con sus tres hijos tirados en una cuneta, sinti que aquel
hombre sera quien cuidara de ella el resto de su vida, pero tan solo pensaba como compaero, el tiempo
fue pasando y las miradas iban cambiando, hasta que una noche, Zul mientras murmuraba una cancin,
bail con ella bajo la luna, era lo ms hermoso que haban hecho por ella en la vida. Para ella, sus hijos y
su marido, eran lo ms importante as como aquellos blancos, quienes haban ayudado a superar tantos y
tantos problemas. Pero algo tena claro, no quera traer a una hija al mundo, al menos a ese mundo repleto
de horror y dolor. Por eso, cuando Vilches le dijo que deban hablarlo, tembl de pies a cabeza, pensando
en si aquello sera un problema para su marido. En ese momento pens en Maca, saba que ella s la
221
ayudara como lo hizo cuando vena con un hijo en su vientre del hombre que la viol record como luch
contra Cruz.
Nsona recordaba aquella secuencia como si la estuviera viviendo de nuevo, desde entonces, entendi
que Maca si la entenda, y saba comprenderla, aunque no compartiera lo que iba a hacer. Pero como quien
mandaba era Cruz, finalmente ella se provoc el aborto, y Maca que pasaba los das pendiente de ella, y
algunas noches tambin, la descubri y repleta de sangre la ayud, la ayud a vivir y como era ley, Nsona
senta por aquella mwasi que le deba aquella vida que ahora disfrutaba, y con lagrimas en los ojos acarici
su vientre.
Tras unos momentos de delirio, Maca por fin entr en un sueo profundo, ante la ausencia de Lula,
Teresa decidi preparar algo de cenar para Esther, dej encargado a Dib de controlarla, se lo dijo en
Kikongo, pero Esther ya entenda algunas palabras y supo de su advertencia. Maca dorma, ella estaba de
lado mirndola, tena un perfil casi perfecto, sus brazos finos, su cuello alto, sus pechos pequeos pero bien
formados
E_ Esther! se ri a si misma.
Se gir pensando que deba descansar, y entonces vio como Dib se haba dado la vuelta y dorma
placidamente, un cosquilleo se adue de ella, unas ganas locas de hacer algo que le recordaron a lo que
haba sentido al besarla. Entonces a ella como si fueran las gotas de la lluvia que insista en caer fuera, le
llegaron las palabras insistentes de Teresa la vida te lleva djate llevar. Se asegur que no hubiera
nadie en la puerta, se levant con cuidado y un ligero mareo le hizo cerrar de golpe los ojos, se acerc
hasta Maca que dorma pero lo haca con un gesto de ligero dolor, la observ, su rostro, sus manos, sus
labios, aquellos labios que haba besado y que pareca atraerla sin remedio, se gir volvi a mirar, no
entraba nadie. Y despacio lentamente se fue doblando con un gesto de inseguridad y temblor en su rostro
hacia ellos irremediablemente la atraan y quera disfrutarlos.
V_ Esther!
E_ Vilches!
M_ Julia
E_ Maca
V_ Ale pues ya estamos todos! exclam cruzando los brazos sobre su pecho Vilches que vio el susto
tremendo que le haba dado a la enfermera. Se puede saber qu haces?
E_ Yo yo no saba que decir se mostraba nerviosa.
M_ Dame la mano dame la mano
V_ No oyes lo que te est diciendo? le pregunt en voz baja.
E_ No me lo dice a m.
V_ Dale la mano Esther le dijo con tono firme.
222
E_ Vale le tom la mano, Maca segua con los ojos cerrados pero al notar el tacto de la piel de Esther
suspir y relaj su rostro. Estaba comprobando que carraspe. Que estaba despierta, que
respiraba.
V_ Cmo para no hacerlo, me la cargo! se quej.
E_ Ya sin darse cuenta su dedo pulgar comenz a acariciar lentamente la piel de Maca que segua
relajada.
V_ Y t cmo ests?
E_ Me duele el cuello, creo que el golpe me ha afectado un poco el cuello, claro, solo el cuello deca
nerviosa porque su interior se estaba revolucionando, sus mejillas se pusieron coloradas.
V_ S imagino la miraba un tanto desconcertado. El cuello.
T_ Ya traemos la cena apareci Teresa y Nsona, al ver a Esther le dijo. Ha pasado algo?
V_ No, Esther se quera cerciorar de que Maca estaba viva y mira, la ha enganchado.
T_ Pues sultala que vas a cenar.
E_ Si not alivio al dejar su mano con delicadeza sobre la cama.
T_ Te he preparado un caldito y luego unas patatas con maiz, espinacas y un poco de carne.
V_ Los hombres an no han regresado, creo que no deban haber salido hoy.
T_ Tranquilo, si Massamba ha dicho que si, no hay de que preocuparse, toma cario.
V_ Y Lula?, an sigue purificando su alma?
T_ S, ve a cenar as estars un ratito callado le dijo mirndolo fijamente.
V_ Muy graciosa. Eh Dib!; y t de qu te res?
Di_ Ntangu mwasi mondele kuzonzila, muntu kololula (cuando mujer blanca manda, hombre obedece).
V_ Kulunga Dib, kulunga (estoy de acuerdo Dib, estoy de acuerdo).
T_ No tenis remedio. Venga Dib mujer blanca te dice que tienes que cenar le sonrea y el hombre abra
su boca asintiendo divertido.
Ns_ Cmo estar mwasi Esther? le dio la vasija con su cena y una sonrisa repleta de cario.
E_ Mejor melesi Nsona.
Y as, con los esfuerzos de uno por hablar en espaol, los esfuerzos de otra en hablar en Kikongo, las
risas y las burlas se dio una cena de lo ms relajada. Mientras Maca segua en silencio, relajada. Una vez
finaliz, Esther fue al lavabo, se lav los dientes, se ase un poco y se qued mirando al espejo, despus se
mir la mano recordando la caricia, y despus cerr los ojos para mirarse el interior.
E_ No s que te hizo esa Julia pero no creo que nunca la puedas olvidar Esther nunca has sido
as, Maca te tiene un poco rara pero en cuanto vuelva a ser la misma de siempre te dars cuenta de esto y
volvers a omitirla nimo que t puedes!
Al salir vio a Lula, su presencia le llam la atencin, ya que pensaba que hasta al da siguiente no
volvera. Haban pasado unas seis horas desde que haba trabajado aquel ojo abultado y casi cerrado. La
vio en silencio desde la puerta, Teresa le hizo una seal para que se pusiera en silencio a su lado, vio una
tnica nueva blanca y una diadema blanca en el pelo de Lula, sus ojos centrados en lo que sus dedos iban
retirando, saba que lo que estaba por llegar iba a dolerle a Maca, pero era necesario. Esta vez el silencio se
apoder de su garganta, sus dedos giles iban retirando poco a poco el ungento que haba hecho, sus ojos
buscaban ansiosos como los de Esther y Teresa un primer resultado. Vieron desde la distancia el gesto de
Lula, y como una vez todo haba sido retirado, sacaba un pincho, y cerrando los ojos lo elevaba al cielo
haciendo una plegaria, vean como clavaba aquel pincho en algn lugar que desde all no vean.
223
Lu_ Mam Watu kele nanki nge na monkaka kele yayi (Mam Watu est contigo, la luna est aqu)
kobanga na nkati ve! (no tengas miedo) le susurr como si su voz fuera otra haciendo que Maca
volviera a respirar lentamente.
La garganta de Lula emita una musicalidad que tena boquiabiertas tanto a Teresa como a Esther
que era la primera vez que la vea trabajar. Una vez retiro aquel artilugio, elev la vista para encontrar los
ojos de Esther y Teresa. Se acercaron con cuidado, ambas cogidas del brazo desde que Maca hubiera dado
aquel grito de espanto, cuando se asomaron sus rostros quedaron con una expresin impactante
Vilches que estaba tomndose una taza de caf ante el grito desmedido de Teresa, le hizo saltar de la
silla echndose el caf encima.
V_ Joder joder cmo quema! deca mientras se abra los botones de la camisa y se la quitaba.
T_ Vilches, por Dios vstete! le deca tapndose los ojos.
V_ Teresa no me jodas mira lo que me has hecho
T_ Venga tienes que venir es Maca corre Maca deca algo exaltada.
V_ Maca? le dio ponindose otra camisa y abrochndose por el camino.
Llegaron precipitadamente hasta su altura, a un lado Esther que no poda evitar su gesto de
preocupacin al verla, al otro lado Lula que le estaba poniendo algo, y Vilches quien, con cierto miedo
asom su cabeza hasta la cama.
V_ Joder! murmur.
T_ Es o no es efectiva la magia de Lula?
V_ Pero y el ojo, quiero decir, vale la inflamacin ha remitido bastante, el color esta mucha ms mono
pero y dentro?
Lu_ Todo bien.
V_ De acuerdo si t dices que todo bien todo bien Lula mova sus brazos como si con esos
movimientos fuera tajante en las palabras.
T_ Pero t no ves el ojo Vilches?
V_ S, lo veo, lo veo muy bien y no me explico cmo lo ha hechoni quiero saberlo, pero resopl
como si al hacerlo pudiera quitarse el peso de ver a Maca mejor pero melesi Lula.
Vilches se march a su despacho para poder contactar con Dvila y tranquilizar a todos. Las mujeres
se miraban sonrientes por la mejora de Maca, hasta que nuevamente su voz, hizo que todas la miraran con
tristeza.
M_ Julia susurr.
T_ Ser mejor que la dejemos terminar, Esther t a la cama.
E_ Si su rostro pareci mostrar una pequea desilusin ante sus insistentes llamadas.
T_ Lula tranquila acaba.
Entonces un sonido como si de una palmada fuerte hubieran dado varios hombres les lleg desde
fuera. Teresa saba que era, Esther la mir asustada.
224
T_ No te preocupes, los hombres vuelven de la caza, saben que Maca est mal y en lugar de festejar la
cacera, hacen esto para dar seales de que estn aqu. Ahora, traern a su compaero una de las mayores
piezas que hayan cazado para ofrecrsela.
E_ Todo es tan curioso deca impactada.
T_ Si. No te asustes lo ms seguro es que dejen un bisonte frente a la puerta.
E_ Un bisonte?
T_ O lo que hayan cazado, pero escuch a Ngouabi que haban visto una manada de bisontes.
Justo como dijo Teresa, entre Massamba, Zul y Ngouabi dejaban frente a la puerta a un bisonte de
gran tamao, los tres saludaron a Dib, y ste sonri ante la muestra de afecto por sus compaeros.
Lula haba terminado su trabajo, aquella noche el ojo de Maca tena otro aspecto, ya no era un plato
para recetar de Arguiano, ahora se pareca ms a un pirata del caribe, Lula le haba puesto el mismo
ungento pero encima una tela negra, la que le pas por detrs de la cabeza. Despus se acerc a Esther la
mir y le hizo levantarse, con una crema en sus manos le frot el cuello.
E_ Auuuu quema! se quej. Lula sonri ampliamente. Seguro que va salvar su ojo Lula?, qu va a
volver a ser la misma pesada, engreda y refunfuona de antes?, mira que an con un ojo me la veo
mirndome el culo igual.
Lu_ Mwasi Maca kele muzombi na mwsai, yandi kele mingi nene mwasi (Maca es cazadora de mujeres,
pero ella es una gran mujer) sonri.
E_ No s lo que es, tengo que estudiar Lulacreo que nuestras clases te han valido ms a ti que a m
sonri con algo de tristeza.
Lu_ Corazn Maca corazn Esther.
T_ Ya estoy aqu qu mujer ms pesada! se quej.
Lu_ Mpimba na les dijo.
T_ Mpimba na, Lula le sonri contenta. Si alguien me hubiera dicho que Lula iba a hablar
E_ Ya suspir. Uf que alivio me ha dejado en el cuello.
T_ Si, yo de vez en cuando me meto en su cabaa y me deja nueva, comienza a estirarme por aqu, por all
parece que me vaya a romper, pero no, me deja nueva.
E_ Qu quera la madre de Maca?
T_ Ah, incordiar ante la mirada de Esther le dijo. Est bien esto si te lo puedo contar, Maca no se
apellida Fernndez como has visto en la placa, bueno si, pero ese es su segundo apellido.
E_ Y eso?
T_ Su apellido es Wilson.
E_ El de las bodegas? pregunt abriendo sus ojos como platos.
225
T_ S.
E_ Qu fuerte! murmur atnita girando su cabeza hacia la izquierda mirndola como dorma en paz.
T_ Es otra pija como t sonri. Lo que pasa es que su vida le ha llevado a no mostrar sus
antecedentes, odia que la miren como una Wilson, por eso se identifica aqu en la Selva, aqu es una ms.
E_ Entonces ella es la que dej a su novio plantado en la Iglesia Teresa asinti, Esther recordaba a
marchas forzadas aquellos comentarios de su madre en la sobre mesa. Jo lo que se habl de ella!
bostez.
T_ Imagino pues su madre se ha enterado de lo que ha pasado no la llama nunca, pero bueno, cuando
se lo diga le va a provocar una sonrisa.
E_ Por qu? le pregunt acomodndose en la cama.
T_ Porque dice que su madre lo nico que quiere saber es que est muerta, as borrara su ofensa.
E_ Claro, es que debe ser muy duro para unos padres que su hija sea lesbiana.
T_ Pues no entiendo porque eso son estpidos prejuicios porque entonces se dio cuenta que dorma
y sonri. Ay Esther tantas dudas te van a provocar caer en sus brazos irremediablemente!, Maca lo va
a saber aprovechar la tap con cario y le dejo un beso. Buenas noches.
Apag la vela, y dej nada ms la que alumbraba la parte de Maca quien dorma profundamente, al
menos haba callado sus pesadillas, ya no llam a Julia, y tras dejarle un beso tambin en la frente se sent
en el silln entre las dos camas que haba puesto para vigilar a Maca. Finalmente Teresa tambin acabo
durmiendo con la nana que cantaban los animales nocturnos presa del cansancio acumulado.
Sin embargo, a los pocos minutos de dormir, Maca abri lentamente su ojo, notaba un estupor
encima que no saba ni siquiera lo que le pasaba.
Esther dud en si besarla o no, pero para cuando se haba decidido, Maca dorma nuevamente,
suspir con fuerza sonriendo, tap con su manta a Teresa quien lo agradeci y despus se acost de lado
para poder verla, para poder seguir observndola y dormirse as, con la visin de aquella conquistadora
vencida en esos momentos.
226
A media noche, fue Maca quien abri su ojo, an entre tinieblas vio a Esther que dorma cara a ella,
sonri, le encantaba verla dormir, y luch con todas sus fuerzas para no dormirse y contemplarla.
Estaba amaneciendo cuando Teresa abri los ojos, lo que vio la dej tan impactada que no poda dar
crdito, Maca se haba metido en la cama de Esther y all en el pequeo colchn ambas abrazadas de lado,
el cuerpo de la enfermera bien aferrado por los brazos de la mdica.
T_ Vaya esto si que es una sorpresa a ver como reacciona Esther cuando despierte.
Las camas eran estrechas y bajitas, estaban hechas de madera elaboradas por las propias manos de
los hombres de la aldea, las ltimas fueron robadas con la visita de la guerrilla. Eran algo incomodas pero
necesarias hasta que pudieran conseguir las que deban ocupar aquel sitio y lugar. En una de ellas, Maca
tena abrazada a Esther por la cintura, con su cabeza y el parche apoyada sobre la cabeza de su enfermera,
mientras Esther se dejaba abrazar suavemente, sin moverse ni un centmetro. As tranquilas seguan
durmiendo hasta que un grito las envolvi y al moverse.
B_ My darling, my darling se acerc apresuradamente hasta Maca mientras Esther apoyaba su mano
sobre el colchn y se iba incorporando, al hacerlo, vio como Brbara estaba besando en los labios a Maca
que no se resista. Qu te pas bonita ma?
M_ Nada estoy bien
B_ Oh my god mi amor! entonces se dio cuenta que Esther se estaba incorporando. Hola!, t debes
ser Esther?
E_ Pues s, soy Esther dijo con mal talante mientras Maca al darse cuenta de lo ocurrido rea divertida.
Y t de qu te res?
M_ De nada
E_ Ah! sali de all con gesto serio.
B_ Uys no saba que estaba all! seal con los ojos hacia el suelo.
M_ Ya ves menudo golpe se ha pegado la pobre sonri.
B_ Gustarte es poco? le dijo mirndola mientras divertida sonrea.
M_ Es mona, por cierto Mona
B_ Mona es muy mala, pero Esther volvi al ver su cara titube a la hora de seguir hablando por temor a
que le dijera algopero
E_ Te importa irte a tu cama! le dijo de malos modos.
M_ No me puedo mover te importa ir a ti?
E_ Joder volvi a protestar pero se fue a la cama de Maca, y all impregnado, su olor.
M_ Anda que estoy mala mujer le deca tratando de crearle pena.
E_ Para lo que quieres ests t mala.
227
M_ Pues s, para que me den mimos pero no te creas Brbara, que ella mimos no me da.
B_ Pues por eso yo, ven aqu mi nia la abraz y Esther se meti en la cama tapndose con cierta rabia
que quiso pero no pudo controlar.
T_ Buenos das vaya cambio de camas eso est bien! entraba con una bandeja y el desayuno de las
dos pues, Dib, haba abandonado el hospital y estaba fuera con los hombres hablando de la caza.
V_ Buenos das qu tal est la corsaria de los mares del sur?
M_ Apunto para el abordaje dijo sonriendo y feliz.
B_ Jajajajajaja esta es my darling!
T_ Tu darling, anda ve y llvate a Mona que est tratando de sacar los piojos a los nios
B_ Te quejaras Tere te quejaras, mi bella ragazza.
T_ Pues si me quejo, porque mis nios ni piojos ni pelo todos rapaditos le deca haciendo gestos
graciosos.
E_ Tengo un hambre Teresa le dijo mirndola a ella.
T_ Lo imagino
M_ Y mi parte?
T_ Ya va ya va mira que eres pesadita eh? le deca fingiendo cansancio ante su insistencia.
E_ No sabes cunto!, cuando se le mete algo en la cabeza.
M_ Y eso lo dices por algo en especial?
E_ T que crees? le pregunt seria.
M_ Me lo tendrs que explicar guapa, a medias no entiendo.
E_ Yo! te lo tendr que explicar yo! deca nerviosa.
V_ Bueno ya estamos en la gloria Teresa, y pensar que por poco nos quedamos sin estos espectculos
sabes lo que me recuerdan?
T_ A Pimpinela.
V_ Tambin, a una de esas masclets de las Fallas de Valencia, mucho ruido, mucho
B_ Jajajajajaja masclets si, si daba palmaditas ante la mirada un tanto aborrecible por parte de Esther
Pero yo contar algo triste.
V_ Espera que me vaya, cuando terminis quiero haceros el reconocimiento correspondiente.
E_ Yo quiero salir ya de aqu.
M_ Y yo quiero que me hagas t el reconocimiento la mir guindole un ojo ante los gestos negativos
de Esther y un profundo suspiro.
V_ Capitn pirata al abordaje dijo Vilches marchndose.
T_ Venga venga que Lula va a mirarte el ojo. Brbara por favor aydame a llevar esto a la cocina, me
duelen los brazos.
B_ Para mi Tere lo que sea, eres la reina de la Selva.
T_ Anda anda que sois iguales. de aduladoras deca sonriendo. Y una vez fuera le dijo. Oye
no te pases con Maca que
B_ Lo s, y slo ayudar a Maca Esther es muy celosa.
Mo_ Uh uh uh uh uhhhhhhhhhh apareci Mona dando saltos.
B_ Mona uhuhuhuhuhuh.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhh sealaba hacia el hospital y se tapaba los ojos.
B_ Uhhhhhhhhhhhhh?
Mo_ Uh asinti graciosamente con su lacito en la cabeza que Nmaba le haba puesto ayudada por los
nios.
B_ Ohhhhhhhhhhhhhh.
Mo_ Ahahahahaha, uh. Ohhhhhhhhhhhhh.
T_ Qu dice?
B_ Al oir el nombre de Esther dice que le gusta.
T_ Dios!
228
B_ Le gusta como grita, como ella la miraba un tanto desconcertada y la mona rea sacando su lengua y
haciendo pedorretas.
T_ No me extraa, si la llegas a ver correr tras ella
B_ Tere ella se quiere quedar Teresa la mir fijamente Please please pona sus manos juntas.
Yo tengo que ir al norte, hasta mi vuelta.
T_ Uf se lo tendr que preguntar a Vilches.
B_ Oh, Vilches es hombre!, no cuenta ragazza ma, tu parole es magic okey?
T_ T y tu mezcla de idiomas para marearme.
B_ Jajajaja, Esther rendida a Maca, Maca rendida a Esther.
T_ Eso espero que Esther por fin haga rendirse a Maca sonri y Brbara dio uno de sus gritos a los
gorilas, y como si fuera una seal se alzaron miles de voces en la Selva.
Mientras en el hospital desayunaban en silencio, hasta que el grito y su reaccin generalizada le hizo
decir a Esther.
Sali de all pensativa, no saba muy bien a lo que se refera Maca, pero sin duda, algo que le haba
hecho temblar de pies a cabeza, sera por el beso?, seguramente no, de serlo se lo habra reprochado ya.
Vilches la revis.
V_ Bien Esther, creo que ya puedes ir levantndote y sin hacer esfuerzos, eh?
E_ Crees que volver a ver?
V_ Has odo lo que te acabo de decir? la miraba enarcando una ceja.
E_ No, perdona.
V_ Deja de pensar en Maca, piensa en ti, ests delicada deberas darte cuenta que t tambin debes de
cuidarte.
E_ Pero lo mo no es importante.
V_ No claro, no es importante, imagnate por un momento que tenemos una avalancha y qu se
encuentran?, un mdico, una enfermera lisiada y una mdica tuerta tras un profundo suspiro dijo. No
s, si volver a ver sigo pensando que he cometido un error, no lo puedo decir fuera porque herira a
Lula, pero no s suspir pensativo.
E_ Le ha bajado la inflamacin, ya no lo tiene tan negro.
V_ Pero eso es por fuera, yo no dudo que la magia de Lula sirva para fuera, pero no sirve para la lesin que
pueda tener dentro, entiendes? Esther asinti triste. Vale pero no lo digas o me cortan en trozitos.
E_ Vale sonri. Esa Brbara no me gusta, le ha empezado a hablar de una matanza de gorilas, no creo
que sea oportuno ponerla nerviosa.
V_ Brbara es as, ya te acostumbrars a ella, suele visitarla bastante le sonri y sali dejndola all.
E_ Ves Esther lo ves idiota!
Cuando sali Lula segua con aquel ojo trabajando, una vez finaliz, Vilches entr para hablar a
solas con Maca que estaba sentada apoyada en el respaldo de la cama, la vio pensativa, demasiado para
como era ella.
V_ Qu te pasa?
M_ Nada cosas mas
V_ Estas acojonada.
M_ Como t verdad? le sonri de lado. Oye pase lo que pase es problema mo vale?, yo no quise
ir as que t tranquilo.
V_ Si, claro, muy tranquilo no lo ves coo Maca que es un ojo que no es la pierna, ni un brazo!
M_ Ya lo s pero confo en Lula ciegamente, mira ms a pelo no puede venir.
V_ Eres la hostia dijo sonriendo los dos. Yo solo espero que tengis razn.
M_ Tranquilo no vas a librarte tan fcilmente de m.
V_ Lo s lo s qu voy a hacer!
M_ Y la pija?
V_ Duchndose, pero no vayas eh?
M_ Est bien?
V_ S, solo un golpe en el cuello, pero bien, sabes? Maca lo mir. Hemos tenido suerte, no la vayas a
cagar entendido corsario?
M_ Entendido capitn.
Al quedarse sola se par a pensar en muchas cosas, senta su alma descansada, saba que la magia de
Lula era as, a veces algunos hombres le decan que no saban expresar lo que haban sentido. Eso mismo
le pasaba a ella, sus ojos se perdan en recuerdos, pero todos ellos los poda ver sin sufrir, Julia con ella,
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Julia alejndose de ella, Julia embarazada, poda verlo, y senta ganas de poder contarlo, poder sacar lo que
tanto le ahogaba y como tantas veces Teresa le dijo, sigue doliendo porque lo sigues guardando y te hace
dao tenerlo ah metido sonri al pensar en Teresa, se senta afortunada.
E_ Hola molesto?
M_ Nunca, t casi nunca sonri.
E_ Bien. Oye que le he pedido disculpas a Brbara.
M_ Y eso? la mir sorprendida.
E_ Por lo que le dije antes, no soy nadie para decirle nada.
M_ Mujer eres mi enfermera y por cierto, ahora si que hueles bien.
E_ Y antes no? se hizo la sorprendida.
M_ No, pero no lo contar a nadie.
E_ No sera la mezcla que llevas en el ojo yo es imposible que huela mal me haba puesto perfume.
M_ Es cierto!, las pijas nunca olis mal.
E_ No eches balones fuera le dijo graciosamente mientras se sentaba a su lado ante la mirada enarcando
su ceja derecha sonri y le dijo. S que t tambin lo eres as que no te excluyas.
M_ Esta Teresa es la rehostia se quej.
E_ Jajajajajajajaa dio una carcajada fuerte.
B_ Puedo pasar?
M_ Desde cundo tienes que pedir permiso?
B_ Oh ragazza ma, bella donna morena andaluza!, soy bruta mensa como Mona ests enferma.
M_ Anda payasa ven aqu, sintate a mi vera.
E_ Yo esto se levant.
M_ T no te muevas, venga cuntanos lo que ha pasado con los gorilas Brbara mir a Esther, esta elev
sus hombros sonriente. Va Esther alucinara, por cierto, tienes que pasarle las fotos que hiciste
Brbara es una experta en fotos, deberas verlas, las saca muy bien.
B_ Tienes de la ragazza? le pregunt con sonrisa picarona.
E_ Alguna que me oblig a hacer.
B_ Mmmmmmmmmm, desde ya me las das sonri alegre.
M_ No la creas t sabes que yo no obligo, es naturaleza de una.
E_ Qu ta! dijo sin pensar y Brbara an ri ms fuerte.
M_ Es verdad.
E_ Vamos si se pona delante cuando iba a echar la foto, como para no salir deca rindose mientras
Brbara las miraba divertida.
M_ Perdona, y las que me hiciste pensando que yo no me daba cuenta.
E_ Pero pero se sinti descubierta mientras Brbara daba una palmada al aire rompiendo a rer.
B_ Son buensimas!, me recuerdan a Pimpinela Maca y Esther se miraron y rieron de buena gana.
T_ Qu me he perdido?
Y all se quedaron escuchando como Brbara siempre risuea, pasaba a relatar con voz penosa y
gesto triste la experiencia de saber que los hombres de la guerrilla haban matado 20 gorilas de montaa, en
peligro de extincin, hasta ellos eran victimas de las manos asesinas de aquellos hombres, durante la
conversacin, Maca ms de una vez mir de hurtadillas y eso que era difcil con ese nico ojo a Esther que
atenda atenta las explicaciones de Brbara, mientras Teresa a su vez no perda detalle de Maca, de reojo la
controlaba, y as pasaron un rato hablando de cmo paliar aquella prdida, de cmo librar a aquellos pobres
animales de las matanzas discriminadas.
B_ Son necesarios, ellos son necesarios, en el parque son muchos quienes lo visitan, es una manera de
ayudarnos mutuamente, ellos nos ayudan a nosotros a ganar dinero y poder ayudar a su vez a la gente, y
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nosotros los ayudamos a subsistir en un medio natural, pero claro, eso para esos hijos de puta no
significa nada.
T_ Y qu vais a hacer?
B_ No podemos mi bella siora, ellos kufwa na nima (ellos matan), nada que hacer provocan que hayan
cras enfermas, parejas con depresin, son como los humanos
M_ Deberan ayudar no solo a los gorilas a todos, y mira como estamos se quej amargamente.
E_ Pues si, sin duda, debera ser un tema conocido.
M_ Lo es, pero a los grandes no les interesa, ellos consiguen madera cuando necesitan clandestinamente y
si tienen que matar a gorilas, les da igual, les da igual asesinar a mujer, nios y dems.
T_ Bueno ya est bien!, no vamos a dejar que nos embargue la tristeza, no seoras, nosotros hoy
tenemos una comida para Dib, y vamos a celebrarlo a lo grande.
E_ Yo te ayudo.
T_ T no, ests an convaleciente, Brbara?
B_ Un placer estar en la cocina con una bella siora como vos.
M_ Me voy a poner celosa dijo sonriendo ante la atenta mirada de Esther.
B_ Ah elev las manos como si no quisiera saber nada y sonri. Crees que es seguro dejar a
Pimpinela?
T_ Qu remedio!, portaros bien les dijo apuntndolas con el dedo.
E_ Que fuerte lo que ha contado, no?
M_ Y lo que no sabes Esther esto es as. Oye como sabes lo de Wilson.
E_ Por Teresa.
M_ Ya lo s, pero debe haber una razn, no?
E_ Llam tu madre el gesto de Maca la alert. Bueno igual no deb decirlo.
M_ Tranquila lo puedo soportar sonri con tristeza.
E_ Parece que no soy la nica en llevarse mal eh?
M_ Pues no ya ves tenemos ms cosas en comn de lo que podas pensar.
E_ Y t de lo que podas pensar t le dijo con algo de picarda.
M_ No, te aseguro, que ms de lo que t insisti con mirada penetrante con ojos chispeantes y gesto
directo podas y puedes imaginar.
El silencio se hizo hasta que Nsona entr y pidi ayuda a Esther. Quien se march pensativa y algo
preocupada.
La comida se hizo distendida, Maca lo hizo junto a las mujeres en el hospital, los hombres lo
hicieron en el comedor junto a los nios, y as, ante las suplicas de Maca de que la dejara ir a su cabaa,
convenci a Vilches para que as lo hiciera, con cuidado la trasladaron entre los hombres con la camilla que
solan llevar en las expediciones y la dejaron all en su cabaa, tranquila sin moverse, cuando caa la noche
Teresa le entr la cena en una bandeja la vio triste.
T_ Qu te pasa?
M_ Nada
T_ Ests as por qu se ha ido Brbara?
M_ No que va se quej mientras se incorporaba.
T_ Hazlo con cuidado.
M_ Veo que debera haberme quedado en el hospital
T_ Y eso por qu lo dices?
M_ No ha venido a verme desde que estoy aqu.
T_ Quin? Maca la mir con mirada dura. Bueno ella tambin tiene que recuperarse.
M_ Ya vale. bien que no pasa nada deca como restndole importancia.
T_ Venga pues acaba con todo eh?, tienes que alimentarte.
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M_ Te vas?
T_ S.
M_ Vale acabo joder! ni un poco de compaa ya le vale a la pija esta deca con rabia mientras
cenaba.
T_ Ya est?
M_ S.
T_ Quieres caf?
M_ No
T_ Ests enfadada?
M_ Teresa djame vale?, y vete a dormir con ella a m me dejas tranquila.
T_ De acuerdo.
Teresa se sali de la cabaa con la bandeja en la mano y una gran sonrisa haciendo una seal.
Mientras Maca dentro, apoyaba la cabeza en el respaldo de la cama, se senta algo decada con su
parche en el ojo, pero tambin porque no se lo iba a negar a ella, se senta un poco abandonada por Esther,
no entenda porque no haba estado en toda la tarde all con ella, deba haberlo hecho.
Unos golpes en la puerta le hicieron abrir su ojo, mir con el ceo fruncido, si era Esther ya poda
largarse, despus de cinco horas sin saber nada de ella, no estaba de humor como para aguantarla, poda
pasar perfectamente sin ella.
Pero la puerta se abri, y cuando iba a decirle que se largara vio como entraban todos los nios del
campamento, formaban a sus pies una fila, todos vestidos, arreglados, y con colonia que Maca poda
reconocer perfectamente era de la pija. All se pusieron mirando a Esther que se haba parado a la derecha
de Maca con una sonrisa de oreja a oreja, Teresa lo haca emocionada al otro lado. Maca miraba a una y
otra y los nios y no entenda nada.
E_ Bueno Maca los nios tienen algo que decirte les sonri y les hizo una seal.
Todos_ Estamos alegres Mwsai de que ests bien, y pronto puedas jugar con nosotros, te queremos
Las sonrisas amplias y frescas de los nios, felices de poder tras cinco horas de ensayos con Esther,
decir aquella frase, y as uno a uno fueron pasando por su cama y dejndole un beso, ella a cada uno que
pasaba se iba emocionando ms, saba de quien haba sido la idea, y suspir con el pequeo Mbe y sus
pasos trastabillados, entonces volvieron a colocarse todos nuevamente y ante el gesto de Esther le dijeron.
Los nios salieron acompaados por una Esther sonriente que le dedic esa sonrisa amplia que tanto
le gustaba a Maca, pero tambin le ense aquellos ojos nublados por cierta niebla de emocin, que gust
mucho ms a la mdica. Teresa haba observado la escena con una de esas sonrisas tpicas de alegra
interna, y es que era mucha la que senta, primero porque la sorpresa ideada por Esther haba sido para
Maca lo mejor que le haba ocurrido en mucho tiempo y lo saba, lo segundo porque aquella sonrisa entre
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Esther y Maca, significaba muchas cosas que desde fuera estaban claras, y por ltimo, porque Maca haba
recuperado la emocin, sa que haba perdido en su vida por culpa de un cruel engao. Se acerc
lentamente a la mdica, la mir con detenimiento y la abraz. Not el suspiro de Maca sobre su pecho,
not como se aferraba a ella temblando y el silencio, le indic que estaba feliz, que ese instante le haba
hecho feliz.
Mientras fuera, Esther abrazaba, besaba y sonrea a los nios, ella tambin haba sentido ese cambio
en el rostro de Maca, quiz, le haba quitado aquella mscara de la que tanto hablaba Teresa, tras
despedirse de todos, suspir mirando hacia detrs, la cabaa de Maca, su rincn, su refugio, volvi por
pura necesidad a exhalar un respiro para no sentir como se ahogaba, se sent en los peldaos de madera de
su cabaa y justo a su lado lo hizo Mona.
Se retir a su cabaa, al entrar se apoy en la puerta, sus ojo se movan nerviosos, sus manos haban
decidido apretarse la una contra la otra fuertemente, trataba as intilmente de frenar el temblor, se apart
el pelo de la cara, se tap la boca con ambas manos, anduvo un rato mirando el suelo con el ceo fruncido,
hasta que fue al lavabo, se cambi y abri la cama.
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Una vez Lula haba terminado con sus curas, dej a Maca mucho ms relajada, estaba en la cama
durmiendo, tapadas las piernas, con el torso al aire, de lado sobre su ojo bueno, y an dormida senta un
fro y una soledad penetrante en su alma como haca mucho tiempo que no le ocurra, era media noche,
pasadas las dos de la maana, cuando la luz del motor haba vuelto a dejar de funcionar, todos dorman, y
como todas las noches en la Selva, una lluvia fina caa, como siempre acostumbrando a esa musicalidad
que les haca dormir relajadamente, tambin acompaaban los sonidos de los animales como siempre, las
noches en la Selva eran maravillosamente iguales. Mas o menos sobre las dos la puerta de la cabaa de
Maca se abri, alguien se desliz hasta dentro, pero ella segua en sus sueos, aquella cascada con el agua
fra y entre sus brazos Esther. Un movimiento le hizo quejarse, el costado le dola, se llev la mano hasta
las costillas, aquel corte que Vilches haba hecho para salvarle la vida, a veces se pona pesado. Y as abri
sus ojos viendo una sombra tras el mosquitero que cubra su cama.
La otra se haba sentido descubierta, tan solo quera acompaarla en el sueo, pero Maca la haba
descubierto, no poda seguir en silencio, no deba. A lo hecho, pecho.
E_ Soy yo.
M_ Esther! susurr con sorpresa y alivio.
E_ He venido a ver como ests, me ha parecido or que te quejabas minti.
M_ Me duele el costado.
E_ A ver djame ver.
M_ Claro me quito la camiseta?
E_ No hace falta sonri y Maca hizo lo mismo sonrer. Dio luz a una vela y la linterna que se haba
acostumbrado a llevar con ella, al mirar vio que aquella herida supuraba. Vaya voy a tener que curarte.
M_ Entonces me quito la camiseta.
E_ Pesadita eres ta si por mucho que te quites la camiseta no vas a despertar mi lado ms salvaje.
M_ Ah pero tienes lado salvaje? la miraba con cierta travesura.
E_ Anda pues claro, o te crees que solo t lo tienes?
M_ Pues yo lo quiero conocer.
E_ Voy a por el botiqun sonri yndose de all.
M_ No tardes al quedarse sola suspir y susurr. Te vas a quemar Maca cuidado que te vas a
quemar.
Mientras, Esther haba ido a su cabaa y haba sacado el botiqun, ms velas, y se haba llevado una
vasija grande para poner agua caliente que tuvo que calentar en la cocina.
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Dio la vuelta y se meti en su cabaa, Esther se qued all clavada mirando la puerta donde antes
estaba la figura de Teresa, suspir, mir la vasija de agua y sacudiendo la cabeza se dirigi hasta la
habitacin de una Maca que segua en la misma posicin, al acercarse la vio con el ojo cerrado, pareca
tranquila. Esther con cuidado dej dos velas grandes que tena aromticas con olor a fresa sobre la mesilla
y otras dos en el suelo cerca par alumbrar todo lo posible, abri su maletn en el suelo delante de Maca, con
expresin de concentracin comenz a rebuscar las cosas que iba a necesitar.
Susurraba con cuidado para no despertarla hasta tener todo listo para curarla, entonces, al mirarla vio
que la estaba mirando, se sonrojo sin poderlo evitar, los colores se hicieron dueos de sus mejillas, aquel
ojo casi cristalino por el sueo le estaba gritando algo que no quera escuchar.
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E_ Ja, ja le dijo con gracia, y sigui curndola. Pues esto ya casi est, lo tienes bien, solo que ha
supurado un poco, no es grave no te vas a morir.
M_ De eso estoy segura.
E_ Pues nada ya est, venga bjate la camiseta.
M_ Y estas velas?, no me lo digas, de un todo a cien ah no que las pijas no vais a los todo a cien!
E_ Claro seguro que t tampoco.
M_ Voy a tener que hablar con Teresa muy en serio ahora me recortas espacio.
E_ Espacio? le pregunt mientras guardaba todo en el maletn y lo usado lo meta en una bolsita.
M_ Claro se gir mirndola fijamente. Ahora no tengo tanto espacio para meterme contigo.
E_ Bueno t eres buena, as que seguro algo ingeniaras.
M_ Vaya gracias al menos tengo algo bueno sonri poniendo gesto gracioso tambin.
E_ Venga descansa.
M_ Te vas?
E_ S, debes descansar.
M_ Y para qu habas venido? le musit variando el tono sabiendo que aquella voz las derreta a todas.
E_ Ya te lo he dicho, porque te he odo quejarte, y he pensado que te pasaba algo.
M_ Ya y sigo sin darte pena? segua con su voz sedosa que pareca atrapar a una Esther que la miraba
sonriente. De qu te res?
E_ Esa voz crees que me va a atrapar?
M_ No lo pretendo la mir intensamente con un ojo, era suficiente para hacerla temblar, su intensidad
logr su propsito. Le cogi la mano y entre la voz, el tacto y la mirada saba tena rendida a Esther.
Qudate.
E_ No hace falta la mir con dulzura aunque senta como su centro herva en ese momento.
M_ Si hace falta te lo digo yo, anda por favor, yo me quedara contigo eh?
E_ Bueno va, hasta que te duermas apag las velas y pas el mosquitero.
M_ No apagues estas?
E_ Por qu? la mir sin entender.
M_ Porque ellas reflejan justo el lado que necesito para ver el mejor regalo que puedo tener, tu compaa.
E_ Vaya susurr alzando una ceja.
M_ No te vayas, eh?
E_ No pierdes oportunidad verdad?, yo creo que ya es por costumbre lo tuyo de querer impresionar a las
mujeres.
M_ No lo creas le dijo demasiado seria.
E_ Bueno durmete anda.
Se sent en la silla, subi sus piernas y las abraz, Maca se puso de lado y la miraba fijamente, era
cierto aquella luz le daba de pleno en su figura, le gustaba, le encantaba aquella mujer porque negarlo ms,
pero saba que no era como el resto, que sta si que era la peligrosa, que lo que tanto deca Teresa se poda
dar, llegara una mujer que te vuelva loca, y no quera volver a pasar por lo mismo, su frivolidad deba
seguir firme, y no dejarse llevar por la sensibilidad, por la ternura tan brutal que despertaba en ella. Esther
trataba de cerrar sus ojos se pona nerviosa de sentir su mirada, no quera pensar, haban varias frases de
Maca que llevaban doble sentido y las estaba repasando en su memoria, en su pensamiento, las cosas quiz
no eran como ella pensaba, una mujer frvola
M_ Puedes abrazarme?
E_ No quiero que pienses
M_ Esther eres la primera mujer a la que le pido un abrazo en mucho tiempo le dijo con un susurr
apagado. Pero negar haberlo dicho.
E_ De acuerdo, descansa sonri nerviosa.
Esther la refugi entre sus brazos, la estrech en su pecho, la espalda de Maca pegada a ella, su
mano por la cintura hacindole entender que estaba all, notaba el temblor que ella pensaba era por el
miedo de lo vivido, sin saber, que realmente lo que a Maca le daba miedo, era, justamente lo contrario, lo
que le faltaba por vivir, y mucho menos pens que era lo que le faltaba por vivir a su lado.
Y as, poco a poco, calmadas, relajadas fueron entregndose juntas al sueo, bajo las luces de
aquellas dos velas que parecan bailar para ellas la danza del sueo, junto al sonido de fuera de la Selva, y
ambas agradecieron un segundo antes de dormir, tenerse, la una a la otra, aunque aquel pensamiento
desatar en su interior terremotos de miedos, que iban resquebrajando sentimientos, una de vergenza, otra
de miedo a ser feliz, una de dudas, otra de pnico a volver a amar, una de ser una mujer, otra de tener a sa
mujer precisamente sa que el destino le tena reservada para luchar contra si misma.
El gallo cantaba la llegada del nuevo da, y en la cama, Maca se movi suavemente aferrndose ms
si caba al cuerpo que a su lado descansaba, emiti un ligero murmullo placentero, y un suspiro. El pelo
revuelto, el parche en el ojo, un gesto repleto de tranquilidad, la respiracin en su pecho pausada, calmada,
y sin ella saberlo, unos ojos que la vigilaban hacindose millones de preguntas, una noche en vela
disfrutando del calor de ese otro cuerpo, una noche en vela enfrentndose a deseos incontrolados por
dejarse llevar nuevamente, una noche en vela pensando si aquello que le impeda ser feliz en su cmoda
vida, no era nada de lo que haba pensado, y era todo lo que alguna vez haba negado. Toda una vida
correcta, toda una vida infeliz, toda su vida desperdiciada, y una noche envuelta en esa nube de felicidad
que la transportaba felizmente por el cielo Africano, toda una vida para ir a parar a una cama, a otro
continente, a unos brazos, a una Selva repleta de ferocidad, a una mujer, a una mujer enigmtica y
peligrosa de la que por momentos pareca imposible escapar.
Como si fuera una nia Maca se mantena entre los brazos de Esther, soando que ganaba batallas
perdidas, que su alma en forma de paloma volaba en libertad, pareca haberse librado de cadenas oxidadas,
pareca haber roto aquellos candados que con tanto ahnco la vida le hizo cerrar, y al descubrirse desnuda
en el mar, con su corazn en la mano, un suspiro cal hondo en el cuello de Esther, como si con l, le
estuviera pidiendo refugio, le estuviera gritando su miedo, le estuviera rogando su amor. Entre tanto,
Teresa, hbil en la cocina como en los sentimientos humanos, estaba en el huerto recogiendo unas
manzanas y unos tomates, iba a prepararle un zumo a Maca, pero saba que no deba entrar, saba que
aquella cura de la herida de su cuerpo, quiz, les llevara tambin a la cura de su alma. Inquieta porque
conoca de sobra a Maca, se fue hasta la cocina con Ramn tras ella moviendo graciosamente su cola.
frica despertaba del sueo, la Selva despertaba sus gritos, los pjaros volaban buscando esa libertad de la
cual alardeaban con sus piruetas sin un rumbo fijo, y al verlos, Teresa recordaba que en una de sus ltimas
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borracheras, Maca grito a la Selva, quiero ser pjaro y volar, sin nido, sin hogar, sin nadie, sola con mi
libertad, sonri triste, recordar aquel tiempo fue para ella un golpe de dolor.
Nsona se tranquiliz no solo con las palabras de Teresa, tambin con aquel abrazo clido que haba
recibido, saba que tenan razn, pero ella saba lo que era sufrir la ira de aquellos monstruos y quera
evitar ese sufrimiento a su hija. Estaban tranquilizando a Nsona cuando Massamba entr de golpe.
A Esther que segua disfrutando de la visin de una Maca totalmente dbil e indefensa, le llegaron a
sus odos algn movimiento fuera, con cuidado dej su espacio y su contacto en la cama, ante la protesta
de la mdico. Se asom a la ventana mientras se abrochaba los pantalones.
E_ Joder sali corriendo sin ms, fue a su cabaa para ponerse algo decente y mientras se recoga una
coleta en el pelo, vio como iban entrando y conforme llegaban iban cayendo al suelo. Llevaba su botiqun
en la mano y con gesto de espanto se acerc hasta l. Vilches
V_ Rpido Esther Teresa va a repartirlos a un lado hombres a otro mujeres joder vienen en muy mal
estado deca al verlos.
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T_ Vilches hay nios les dijo con esa cara que da la rabia y el dolor.
E_ Yo me hago cargo de las mujeres, Lula!
Si_ Yo querer deca Sissou. Mono ya beno kusadisa ziku (yo os ayudo doctor).
V_ Sissou vente conmigo anda, Esther hay otro botiqun?
E_ S le grit mientras revisaba a una seora. Est en el hospital Sissou Teresa tienen sed.
T_ Ya estamos en ello Massamba junto a Zul se apresuraban a sacar agua del pozo, Lula con su hijo en
su espalda ayudaba a Esther, Nsamba con su perro preparadas para repartir agua a los sedientos, Ramn
como si fuera el vigila del campamento paseaba observando a todos, si algo llamaba su atencin ladraba y
Teresa acuda. Vilches nios.
V_ Joder su gesto serio, el sudor impregnado en su camisa, se quit su sombrero y comenz con rapidez
a revisar aquellas personas que llegaban casi desfallecidas.
Si_ Ya yo deca Sissou con el ansia de ayudar marcado en sus ojos.
V_ Bien vamos haz todo lo que te digo.
Si_ Si, si aquella ilusin marcada en sus ojos a Vilches le supo a gloria.
E_ Lula ven aydame entre las dos ayudaron a una anciana a acostarse, la mujer respiraba con
dificultad y abra sus manos como pidiendo algo de compasin. Tranquila tranquila.
Lu_ Nunumi ezali likama te! (Anciana ya no hay peligro).
E_ La revisas? Lula asinti. Entonces vio a una mujer llegar con su hijo en brazos, el pequeo lloraba
con amargura. Tranquila tranquila
Lu_ Esther Kuzitisa kuzitisa (tranquila tranquila).
E_ Melesi Lula.
Esther ayud a la mujer a sentarse antes que pudiera caer y golpearse o golpear al nio, trat de
centrarse en ellos, pero los quejidos, los llantos, los gritos de auxilio y ayuda, llenaban sus odos, su
cabeza, tensionaba sus msculos, le provocaban un dolor en su corazn, trat con rapidez de sacar todo
aquello y centrarse en la pareja que tena delante cuando una voz, le hizo sacar todos sus pensamientos.
M_ Djame ver.
E_ T qu haces aqu? la mir seria.
M_ T qu crees? le tom al nio a la madre que se desmay. Teresa ven!
E_ Maca no puedes hacer esfuerzos.
M_ Ahora no estamos en disposicin de nada Esther.
T_ Dime le dijo con su voz algo apagada por el cansancio y el sufrimiento.
M_ La madre se ha desmayado me llevo al nio. Vamos Esther.
E_ Teresa dile algo mir a la mujer de manera suplicante.
T_ Djala Esther ahora necesitamos manos. Massamba necesito ayuda.
Ma_ Si Mami.
Las dos mujeres echaron a correr con el nio en brazos, el pequeo lloraba amargamente, mientras
Esther llevaba su botiqun aferrado a la mano, al pasar por al lado de un hombre, le cogi de la pierna
hacindola caer.
E_ Au.
H_ Masa Masa Masa (Agua) peda desesperado con una suplica en sus ojos casi rozando la locura.
E_ Zambi agua para este hombre, tranquilo, esto joder cmo era? kuzitisa le susurr mientras
lo miraba asustada.
M_ Esther! qu coo haces? le pregunt al verla en el suelo.
E_ Voy le contest en voz baja impresionada por aquellos ojos.
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Z_ Yo me quedo el hombre cogi con tanta ansia el agua, le caa por los lados de la boca, respiraba con
desazn y al mismo tiempo dos lagrimas resbalaban por su rostro. Vaya mwasi.
E_ Si contest con un hilo de voz, y los ojos impregnados por la lastima y el dolor. Malditos hijos de
puta.
M_ No digas palabrotas! le ri mientras el nio la miraba y lloraba.
E_ Qu tenemos?
M_ De momento fiebre alta.
E_ Creo que te tiene miedo le dijo mientras preparaba un gotero por si hacia falta y preparaba la
inyeccin para la fiebre.
M_ Si entonces se quit el parche.
E_ Maca qu haces?, baja el parche no es bueno que te d la luz.
M_ Ya lo s pero no quiero cargarme a este pobre chaval vamos cario tranquilo.
E_ Casi cuarenta de fiebre.
M_ S lo incorpor y entonces le vomit sobre sus manos. Y vmitos.
E_ Evidente le dijo tratando de no ser demasiado irnica en un momento as.
M_ Graciosa vale mientras lo reconoca, Esther no perda detalle, vea los esfuerzos que haca para
poder soportar la luz, el ojo segua casi cerrado por completo y se daba cuenta que no vea por como
buscaba las posiciones con su cabeza para el reconocimiento. Apendicitis, cojonudo!; hay que operar.
E_ T no vas a operar le dijo segura.
M_ Y eso quin lo dice? la mir con mirada desafiante y su ceja enarcada.
E_ Te lo digo yo y punto.
M_ Prepara anestesia.
E_ T no operas! le dijo con tranquilidad pero gesto y voz firme.
M_ Crees que no soy capaz de hacerlo as? la mir con cierto enfado.
E_ S que eres capaz, pero no debes y no me vengas con cuentos fuera.
M_ Pero de qu vas?
E_ De lo que t quieras pero fuera.
M_ Mira t no eres nadie para decirme lo que debo o no debo hacer le grit el nio lloraba mirndolas
indistintamente a una y a otra.
E_ Soy tu compaera de trabajo y en este momento t ests mermada y s que no debes operar y no tengo
tiempo para discutir contigo, as que, te vas a tu cabaa y desconectas de lo que pasa fuera ya nos
apaamos.
M_ No eres nadie te enteras?, nadie para decirme lo que debo hacer su rostro se haba tensionado de tal
forma que mostr su indignacin.
Se callaron desafindose con sus miradas, tan solo el llanto del nio les hizo reaccionar.
E_ La que no te enteras eres t, ahora te bajas el parche, te sales, le dices a Vilches que venga, te vas a la
cama y te acuestas y qu no te vea por ah ayudando! le recrimin con fuerza.
M_ Pero pero no poda ni hablar estaba impresionada por aquella fuerza.
E_ Ya me has odo, fuera!, y avisa a Vilches, Maca.
Maca sali como si le hubieran disparado y tuviera que huir de all, not un dolor agudo en su
estmago, justo en ese momento se cruz con Vilches, le dio la orden y desapareci.
V_ Qu pasa?
E_ Vilches, Maca no ve del ojo le dijo nada ms verlo.
V_ Ahora no podemos hablar de Maca apendicitis?
E_ S le dijo con gesto serio.
242
V_ La has echado?
E_ S y no veas como se ha puesto.
V_ Imagino vamos all.
Haba cruzado la distancia del hospital a su cabaa en tiempo record, alguien haba tratado de tirar
de sus pantalones para reclamar su atencin, pero ella, ni siquiera lo haba notado, al entrar cerr la puerta
de un golpe fuerte, su respiracin se haba vuelto cargada de rabia, entonces con los ojos repletos de
lagrimas por la frustracin de no poder ayudar, lleg hasta el lavabo, se levant el parche y se mir por
primera vez en el espejo, sinti como un escalofro recorra toda su piel, como si de repente le hubieran
quitado las fuerzas y sus piernas estuvieran a punto de aflojarse, sinti miedo, sinti dolor, apret los
dientes, los puos, se sent como pudo en lo que pretenda ser la taza del lavabo, not como su corazn
lata con tanta fuerza que tema que de un momento a otro se saliera de su pecho, apoy sus codos sobre los
muslos, sus puos cerrados sobre sus mandbulas, para despus dejar que poco a poco sus dedos fueran
cobrando vida, fueran suavizando la tensin y abrindose poco a poco hasta tapar su rostro, hasta dejarlo
escondido para dejar caer lagrimas que se colaban entre los dedos, que llegaban a sus piernas, que
golpeaban contra el suelo.
M_ Qu voy a hacer? Dios! susurr con un llanto desgarrador en la soledad de aquel lugar.
El trabajo para todos estaba ya menguando, la operacin del nio haba salido perfecta, haban
podido dejarlo con su madre acostada en la misma cama, saban que era lo mejor. Los dems en el suelo,
recuperando fuerzas, bebiendo agua y caldo que rpidamente Nsona comenz a preparar, les daban
mandioca, a los nios, en total seis, les prepararon carne para recuperarles, las lagrimas en sus rostros, los
mocos en su nariz, los ojos grandes cristalinos, esos que tantas veces se ven por televisin, pero que a todos
los que luchaban para ayudarles, siempre les dejaba tocado el corazn. Y all junto a Teresa, Esther
trabajaba sin cesar, haban sido cinco horas de intenso trabajo, los hombres ayudaban a los hombres, las
mujeres ayudaban a las mujeres, pero todos, hombres y mujeres, con el mismo gesto de dolor. Y con el
mismo silencio agotador.
Mientras ellas rean y los hombres que estaban a ellas ms cercanos tambin, Lula haba entrado, al
hacerlo, se encontr a Maca sentada en la cama con sus rodillas flexionadas y abrazndose ella misma,
aquella actitud derrotista de la mdico, dej a Lula impresionada, se acerc hasta ella y le puso la mano en
su brazo, aquel contraste blanco y negro, le hizo levantar la cabeza, hasta ese momento ignoro quien haba
entrado. Al verla se abrazo a la muchacha llorando y le dijo:
M_ Lula tienes que ayudarme tengo que volver a ver tienes que ayudarme por favor Lula por
favor le rogaba desesperada recordndose ella misma a muchos de los que le haban pedido lo mismo
en las mismas circunstancias.
Lu_ Maca musit con una dulzura que envolvi a Maca quien lloraba abrazada a ella.
M_ No puedo trabajar as no quiero irme.
Lu_ Maca kwenda te (no te vas) le dijo con rotundidad, sin una sola vacilacin y lo ms profundo, su
sincera mirada.
M_ Si Lula si no recobro la vista si, y no puedo irme no quiero irme deca a punto de la
desesperacin impresionando a Lula que jams la haba visto as.
Lu_ Nge ntima ngate kele mpembe (tu corazn ya est limpio), ahora ojo sanar fyoti, fyoti (poco a
poco).
M_ Oh Lula! llor. Mi corazn est muerto de miedo
Lu_ Yata yandi (escchalo).
M_ Lula no dijo nada ms solo neg con la cabeza.
Mientras, fuera esperaba Esther a que acabara la curacin, se haba sentado en los escalones
compartiendo el silencio que reinaba fuera, miraba a las personas que all estaban, que lo haban perdido
todo, y sus ojos se quedaron con una pareja, un hombre y una mujer mayor, muy mayor, juntos apoyados el
uno con el otro, las manos unidas entrelazadas, y aquella visin le dio un vuelco a su corazn, podan
echarles de sus tierras, podan quemar sus viviendas, podan despojarles de lo que haba sido su vida hasta
ese momento, pero lo que no conseguan era vencer el amor entre ellos, suspir profundamente, el amor,
dnde estaba el suyo?, ella tambin deba tenerlo, sentira alguna vez aquella mano entrelazada como la
pareja tena en ese momento?
Su soledad fue rota por la presencia de Vilches, quien se sent a su lado, suspir y con gesto adusto
como l habituaba a mostrar le dijo:
Hubo un pronunciado silencio, largo y bastante intenso, los ojos miraban las figuras que haban all,
unos sentados, otros tumbados, otros mirando a la nada, otros sin pensar, otros demasiado pensativos.
244
V_ Tarda mucho, no?
E_ S, imagino que con el cabreo que llevaba conmigo
V_ Has hecho lo correcto Esther, yo no la hubiera dejado ni revisarlo.
E_ Ya pero no s Vilches es todo tan complicado.
V_ Maca es complicada y sencilla al mismo tiempo, tan solo tienes que seguir su ritmo.
E_ No lo dudo pero a veces no s muy bien como actuar.
V_ Puedo darte un consejo?
E_ Por favor lo mir seria.
V_ Acta tal como eres, a Maca se le gana siendo natural, eso si, con sinceridad, no soporta la mentira
creo que podis llegar a formar un buen equipo.
E_ Me gusta trabajar con ella.
V_ Y te gusta ella.
V_ Vaya mi dola ha sido vencida dijo una carcajada. No te comas la cabeza, haz lo que sientas.
Se levant y se fue.
Esther suspir, mir a aquella pareja que segua aferrada mano contra mano, eran lo nico que
tenan, y como si fuera un acto reflejo se mir sus manos, vacas, demasiado vacas. Oy la puerta de
Maca, saba que sala Lula, se puso en pie esperando que le dejara entrar.
Durante el resto del da, Vilches y Esther estuvieron ayudando y revisando a la gente que all segua,
ms tranquila, pero de igual manera aturdida, ofuscada. Les haban dado de comer, Teresa se haba pasado
gran parte del tiempo en la cocina, les haba preparado comida, el huerto ayud pero volvieron a flaquear
de existencias, cincuenta y dos personas, eran muchas para poder ayudar en condiciones. Vilches y Esther
acompaados por una Sissou que pareca haber cambiado completamente, demostraba alegra, disposicin
a todo, siempre atenta a las explicaciones que Vilches le daba en Kikongo y que a Esther le venan muy
bien para aprender, juntos revisaron a toda la gente con ms tranquilidad, se encontraron con algunos
cortes que no haban dicho llevaban en la espalda, golpes por vivir, por escapar de la muerte. Heridas
infectadas de los das caminando, pies destrozados por las piedras, los pinchos, la dureza del camino de la
huida.
Y durante todo el tiempo que estuvieron vigilantes, hablando con Dvila, curando heridas, dando
nimos, abrazos, Esther pensaba en el enfado de Maca, saba que haba sido demasiado dura y por mucho
que tanto Teresa como Vilches le dijeran que haba actuado bien, senta una pena clavada en su estmago,
Maca no estaba durmiendo, se lo haba asegurado Teresa cuando entr a llevarle la comida.
E_ No te ha dicho nada?
T_ No, Esther contestaba la mujer mientras limpiaba sus cacharros.
E_ No te ha preguntado por m?
245
T_ No ya te he dicho que no le deca harta de sus preguntas.
Y as hasta que comenz a caer la tarde, se retir un momento a descansar a su cabaa tal y como le
haba dicho Vilches, no poda dormir, todo era dar vueltas y vueltas en la cama pero sin conciliar el sueo,
el cansancio, lo vivido y su pensamiento en lo que haba ocurrido en el quirfano, no le permitan
descansar, as que finalmente decidi levantarse y darse una ducha, fue al lavabo se lav la cara y le
pareci escuchar como se cerraba la puerta.
E_ Voy Lula no puedo dor se quedo parada y callada al ver quien era.
M_ Lo siento, siento si te he dicho eso antes pero quera ayudar.
Ante ella una Maca con gesto triste, ms bien pareca estar rogando que le comprendiera lo que
callaba, ms que lo que haba dicho, sus torpes palabras salieron atropelladas y con cierto titubeo. Se haba
quedado de pie, all, sin moverse con su parche en el ojo, pareca indefensa muy lejana a la figura de la
mujer que con actitud chulesca le salud por primera vez, sin duda Esther, al verla, qued impactada y sin
acercarse a ella pero con la mirada repleta de lastima le dijo:
E_ Ms lo siento yo por bueno por hablarte como te he hablado, no era mi intencin hacerte dao, te lo
aseguro le dijo con cuidado.
M_ Lo s sonri de lado trag saliva, y tras un intenso silencio le dijo con voz apagada No veo, Lula
dice que le d un poco ms de tiempo, pero no veo de ese ojo la he cagado verdad?
E_ No Maca, estoy segura que no entonces entendi lo que le peda con su mirada, entendi lo que con
su gesto de morderse el labio, elevar su cejas le pidi. La abraz porque pudo percatarse de su miedo, y de
su temblor, Maca suspir entre los brazos de Esther se aferr a ella como si fuera su tabla de salvacin.
Si Lula dice que te cura, te cura, adems la separ mirndola con gracia tratando de evitar el dolor que
senta, el dramatismo en que ambas se haban visto envueltas. Con el parche tambin tienes tu
puntito
M_ Ah si? subi sus mocos mientras sonrea de lado.
E_ Ya te digo sonri ampliamente. Mira si lo tienes que el nio que hemos operado nada ms le deca
a su madre al despertar, que ojo tapado, donde estaba ojo tapado deca muerta de risa.
M_ No me lo creo le contest riendo mientras apartaba el gesto de miedo de su cara.
E_ Te lo juro, tiene un trauma para toda la vida dio una carcajada enorme.
M_ Pero que mala eres le dijo entre cerrando los ojos y mirndola fijamente con su nico ojo visible,
cargado de deseo.
E_ Esto iba a ayudar a Lula carraspe ponindose colorada al ver en su ojo lo que le mostraba.
M_ Bien, yo voy a la cama, prescripcin de mi enfermera favorita elev con falso gesto de fastidio sus
hombros.
E_ Ah si? esta vez hizo ella la pregunta con el mismo tono de Maca.
M_ Te ests copiando de m, y eso tiene su peligro sonri.
E_ T sabrs no? le dijo provocndola.
M_ S s s bueno suspir porque aquellas cosas de Esther la descuadraban por completo y deba
cuidar apariencias.
E_ Descansa suspir tambin.
M_ Vale te agradezco que te hayas preocupado por m.
E_ Bueno, la verdad que ahora que ya te voy conociendo, no es como para que te vayas y me manden a
otra Maca ya te he sufrido as que ya te tengo a ti.
M_ T eres un demonio, no?
E_ No, soy una pija en la Selva
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Ambas dieron una carcajada, se miraban a los ojos, entr con el gesto tenso y repleto de miedos para
salir con calma pero un pnico mayor en sus venas. Al salir Maca cerr la puerta suspir mientras dentro
Esther haca el mismo gesto.
La noche ya avanzaba cuando Massamba y Zul se encargaban de extender en el suelo mantas,
siempre y cuando no lloviera la mayora dormiran a la intemperie, los ms delicados los haban dispuesto
en el hospital, Lula quien ya se haba trasladado a la cabaa de Massamba dej la suya para una pareja de
ancianos que estaban ms delicados. Teresa, Nsona y Nmaba se preocuparon de repartir una bebida
llamada Alu, que constaba de maz, caldo de arroz y azcar, los hombres y mujeres, agradecan aquel
gesto de las hermanas que desde ese momento en los que les ayudaban, pasaban a formar parte de sus
vidas. Vilches revisaba al nio operado que segua preguntando por aquella mujer del parche que tanto le
haba impresionado, lo haca junto a Sissou quien se mostraba encantada de ayudar. Mientras Esther curaba
con una sonrisa a quienes haban tenido que ser atendidos.
Cuando se hizo la hora de dormir, todo era silencio, tanta gente y un profundo silencio, Massamba
encendi un foco que alumbraba el poblado l se quedara junto a Zambi a vigilar, Esther pasaba de uno a
otro para taparles mientras se acostaban, daba la mano, algn beso a alguno de los nios, toda la ternura
que desprenda estaba dejando embaucada a una Maca que desde su ventana segua todos sus movimientos,
cada sonrisa senta que alumbraba su interior, cada gesto la llenaba de paz. A su espalda preparada Lula
para la ltima cura del da la observaba.
***
Haban pasado dos semanas desde aquella avalancha de refugiados, nuevamente el adis fue igual de
duro que el anterior, un nudo en el corazn, se marcharon todos, incluido el pequeo con sus puntos quien
tras insistir pudo despedirse de la mujer del ojo tapado, que le sonrea ante la curiosidad de los dems
pequeos.
Las primeras noches, Maca sigui buscando la compaa de Esther en la cama, una Esther que la
acoga sin protestar, pero tampoco haca nada porque aquellas visitas fueran algo ms que un compartir el
miedo. Un da, mientras Esther enseaba a Sissou a pinchar con una patata, Teresa haba advertido a Maca
que aquella situacin no poda seguir, que no era recomendable, con pena disfrazada de enfado, acept
aquella condicin de volver a dormir sola, o como mucho a buscar a Teresa. Despus de que ambas madres
haban llamado preocupndose por ellas, ninguna de las dos en ese tiempo haban decidido llamarlas, as
como que ninguna de las dos haba hecho referencia al beso robado y entregado en un suspiro de vida y
terror.
En ese par de semanas, haba ido encontrando la paz tambin fuera del campamento, el ejercito
haba comenzado a provocar la retirada a la Selva ms abrupta de la guerrilla, as como la huda hacia el
Norte del pas. Con la situacin ms relajada, Vilches y Esther, acompaados por una Sissou entregada a su
nuevo trabajo, haban ido a localidades prximas para vacunar, y ante la explicacin de Esther ante un
cabreado Vilches sobre la actuacin de Maca en el ltimo poblado, se vio obligado a desviar uno de sus
viajes para poder revisar a la nia que haba dado a luz de manera clandestina por Maca, refunfuando,
acordndose de su madre, y de toda la parentela de la Pediatra, fueron hasta all, aquella visita, y la mejora
de la nia, les hizo retrasar su vuelta al poblado. Al entrar con la cafetera, vieron como Maca, estaba
sentada rodeada por los nios, y en sus brazos el pequeo Mge aquella estampa le salv de una buena
bronca de Vilches, mientras desataba como si fuera una explosin de plvora, la ternura en el corazn de
Esther.
247
As, poco a poco Maca notaba mejoras en su visin, pero una nueva tcnica de Lula, le impidi
averiguar ms sobre aquella evolucin, su ojo haba sido envuelto y cerrado con un pao bien baado en un
lquido milagroso le haba asegurado Teresa. As con aquella incgnita y sufrimiento por parte de todos,
dado que si no volva a ver, Dvila les haba avisado que debera abandonar el campamento sin ms.
Haba llegado el da en que la joven hechicera haba puesto como tope para de una vez por todas
saber si tena o no la razn al decir da tras da a la pesada de Esther en sus clases, que s, que Maca
volvera a ver.
Era cierto, Maca llegaba a su altura, Lula no la acompaaba y eso cre cierto temor entre ellos,
Esther la miraba y senta como su corazn se haba disparado en latidos, su melena larga y lacia como si
fuera un pez manta nadando por el suelo del ocano le daba un aire hermoso, a pesar de que llevaba la
cabeza algo agachada, pudo notar su rostro tranquilo, en los ltimos das, la Maca que haba andado por el
poblado, la que haba ayudado a Teresa a coger manzanas con una actitud relajada, la que haba ayudado a
Lula a dormir al nio mientras sta ayudaba en la cocina, la que haba sido expulsada del hospital por
Vilches dos veces que haban llegado unos cazadores que haban sido atacados por presas, y ante su
insistencia, dos veces haba sido alejada de all, la Maca que por las noches ya no la visitaba pero que la
miraba con esa ternura que era para ella, peor que una trampa para osos, la Maca dubitativa y a veces
taciturna que miraba la luna con su ojo repleto de lagrimas. La Maca que segua siendo un enigma, la que
callaba su pasado, la que callaba su presente. Todas esas Macas diferentes que haba ido conociendo con el
transcurrir de los das, llegaban convertida en una que la volva a desconcertar.
M_ Hola.
T_ Hija la mir asustada con las manos juntas sobre su barbilla.
M_ Tienes que hablar con Dvila? le pregunt sentndose junto a Vilches con las piernas abiertas y de
lado en ese banco de madera.
V_ S.
M_ Vale Esther sinti que todo cuanto haba comido se haba detenido en su estmago de una manera
brusca, pero guardaba silencio, solo la miraba atentamente tratando de anticiparse a lo que estaba por
llegar. Maca se apart el parche y le dijo Pues dile que veo divinamente y que si quiere constatarlo que
venga a revisarme.
V_ Hija de puta le ri pues realmente lo haba asustado.
T_ Maca sonri abrazndola ante la carcajada de Maca. Dios mo todo lo que le he rezado a Mami
Wata, hija hija
M_ Teresa me vas a ahogar Teresa a ver si me tengo que ir por una parada respiratoria.
T_ Calla calla calla deca subiendo de tono a cada golpe de voz.
248
M_ Y mi enfermera favorita no me va a decir nada? la mir y Esther no supo si era porque ahora lo
haca con los dos ojos, le provoc un escalofro por todo su cuerpo, aquella mirada volva a estar repleta de
ardor.
E_ Me alegro mucho la verdad, me alegro por ti sonri dbilmente.
M_ Y por ti, no? dio un bocado a la manzana.
E_ Mujer ya vuelves a ser t, as que no s era cierto, aquel bocado le haba recordado como si
fuera una fotografa, la misma escena de cuando la conoci.
V_ Voy a hablar con Dvila, pero prtate bien o le dir que tienes que ir a hacerte una revisin le deca
apuntndola con el dedo mientras ella se bajaba el parche nuevamente con un sonrisa pcara. Te lo
advierto.
T_ Anda qutate eso voy a traerte el desayuno.
M_ No me lo voy a quitar, dicen que me da cierto puntito se mordi el labio inferior mirando
descaradamente a Esther.
T_ Mira Maca mira la mir fijamente pero ante su gesto no puedo ms que sonrer feliz y
marcharse a por su desayuno tras otro abrazo y otro beso.
M_ Te parece bien as? le pregunt mirndola con cierto capricho mientras volva a bajarse el parche
con una sonrisa provocativa.
E_ Me da igual sonri con nerviosismo.
M_ Bien, pues despus de desayunar ponte un bikini que nos vamos a la cascada.
E_ Qu? la mir un tanto atnita.
M_ Te pillas la cmara y te llevar a un lugar donde vas a flipar, peque.
E_ No si flipar ya flipo le dijo con sinceridad ante el nuevo cambio de Maca, otra vez era peque, otra vez
distante y superficial, otra vez provocativa y devoradora.
M_ Te aseguro que no es nada comparado con lo que te espera.
E_ No creo que debamos ir puede ser peligroso.
M_ Para nada, no confas en m?
T_ Aqu est y ahora ya me has escuchado, debes ir a dar las gracias a Mami Wata.
M_ Si, me llevar a Esther, as conoce otras cosas de frica.
E_ Dnde est esa Mami Wata? mir a Teresa omitiendo la mirada de Maca que graciosamente segua
con el parche puesto.
T_ Es la Diosa de las aguas, dicen que quien le falta el respeto ya sea persona o poblado acarrea desgracias,
pero quien le reza con fervor, recibe sus favores.
M_ Pero no te la imagines como una Virgen de las nuestras, para nada, sta para darle las gracias, debes
comprarle un perfume carsimo, o llevarle un bote de cocacola, o unas gafas de sol de marca no sabe
nada la ta! le dio un bocado a la masa que Teresa preparaba con tanto mimo para ellas.
E_ Anda ya te quedas conmigo sonri.
T_ No, es cierto Esther, es cierto y si te ha concedido el milagro, debes ir vestida de blanco para que
todo el mundo lo sepa.
M_ As que espero que hayas trado algo de marca blanco, puro muy puro la mir con gesto
lascivo.
E_ No creo que yo deba ir, el milagro ha sido para ti.
T_ Os hara bien trat de mediar porque notaba nuevamente entre ellas la distancia.
M_ De momento nos vamos a la cascada, me dijiste que te lo deba, tienes bikini?
E_ S.
M_ Pues vale ves preparndolo.
E_ No creo que
M_ No pasa nada es una zona donde no suele ir nadie, ya lo veras insisti con toda la seguridad del
mundo que haba vuelto a ella como la visin a su ojo.
E_ De acuerdo sonri algo nerviosa.
249
T_ Maca
M_ Qu?, fue ella yo solo voy a pagar mi deuda se defendi de aquella mirada que reconoca muy
bien.
E_ Vale, voy a buscar mi cmara se levant y cuando fue a salir oy como Maca le deca.
M_ Y el bikini!, a ver si te tienes que meter desnuda dio una carcajada pero ante la mirada de Teresa
carraspe y volvi a mojar la masa en el pobre caf.
T_ Por lo que veo a parte de recuperar el ojo, tambin has recuperado la tontera le dijo muy seria.
M_ No s porque lo dices eso
T_ Todas caen en la cascada, lo s, pero esta vez no estoy tan segura porque sabes como llamara yo a eso
que sientes Maca la mir seria con su parche en el ojo. Miedo mucho miedo y qutate eso! le
dijo enfadada.
En su cabaa, Esther con cierto nerviosismo rebuscaba entre su ropa el dichoso bikini, recordaba
haber cogido tres o cuatro, en Madrid dentro de su ignorancia pens que tendra tiempo para tumbarse bajo
el sol de frica, y desde que haba llegado por unas cosas u otras, siempre andaba corriendo de un lado a
otro, con su vida pendiendo de un hilo. Pero entonces se detuvo en seco, apoy su frente sobre el armario
de madera, suspir, cerr los ojos notaba unos nervios disparados en su estmago, una sensacin de fuego
en su interior que se acentuaba en cierta parte de su cuerpo. Se separ, su respiracin se haba disparado
algo, se pas la lengua por los labios, de repente se haban quedado secos, cortados, sus manos las mir
seguan tan solitarias como la ultima vez, pero en ese instante adems le temblaban, neg con la cabeza,
mientras se asomaba a la ventana y vea a Maca besar y abrazar a los nios, rer con ellos, acercarse a
Nmaba abrazarla mientras le deca algo al odo y la mujer explotaba en una gran carcajada para despus
acariciar al perro.
E_ Ahora tengo que apechugar Dios que miedo me da esa cascada, que miedo ir sola con ella otra vez
igual, otra vez vuelve a ser la devora mujeres, y ahora qu hago? tendr que cambiar yo tambin? se
preguntaba asustada mirando a travs de la ventana.
Con pasos firmes y decididos Maca se dirigi hasta su cabaa, al entrar, respir hondo,
tremendamente hondo buscando calma para sus nervios desbaratados, haba deseado tanto que Esther le
dijera que s, pero haba vuelto a tontear abiertamente, tanto, que hasta Teresa le haba llamado la atencin,
pero no poda, no poda mostrarse sin esa barrera, no quera, no poda darse cuenta que se mora de ganas
de estar con ella porque entonces
M_ Vamos es una mujer ms un ligue ms se dijo en voz alta mientras respiraba profundamente con
gesto de no crerselo ni ella.
En su despacho Vilches escuchaba con atencin las palabras de Teresa, su gesto era de asombro,
mientras la mujer le explicaba las cosas con algo de temor por su parte a lo que pudiera ocurrir.
V_ Ya son mayorcitas Teresa, no puedo prohibir que vayan a esa cascada tan solo porque sea el lugar
donde Maca las hace suyas.
T_ No hables as le ri.
V_ Pero si es que es verdad?, a ver Maca aprovecha el encanto que les rodea con el suyo propio, y
mira, antes tena esperanzas puestas en Esther, ahora ya no, creo que est coladita por ella.
T_ Pues mira no es por nada pero yo creo que Maca no lo va a conseguir.
V_ Vamos Teresa que t sabes que all caen todas!
T_ Te apuestas algo?
V_ No soy de apostar puso gesto no muy convencido.
250
T_ Te apuesto un lomo de bisonte a la brasa con sus patatitas y un poco de maz a que Maca no lo
consigue.
V_ Mmmmm se mostr pensativo mientras se rascaba la barbilla. Eso si gano, pero si pierdo.
T_ Uno de esos masajes tuyos a mis pies.
V_ Hecho pero lo de los masajes ya sabes es secreto.
T_ Claro cario. Yo digo que no dio un chasquido seguro con su boca.
V_ Yo digo que si, est clarsimo se cruz de brazos.
T_ Entonces no les vas a prohibir ir.
V_ Con el cacho bocado de lomo que me voy a comer de eso nada Teresita de eso nada
Mientras Maca abra la puerta de la cabaa de Esther como era su costumbre, al hacerlo provoc un
susto en sta que hizo que se le cayera de la mano un bote.
E_ Joder.
M_ Lo siento, esto qu es eso? le pregunt con cara un tanto burlona.
E_ Protector solar le contest ya volviendo ella tambin a su tono defensivo.
M_ Y para qu lo quieres? se mora de risa apoyada de costado en la puerta.
E_ Cmo qu para que lo quiero?, no vamos a la cascada, digo yo que podr tomar el sol?
M_ Anda vamos sonri de lado, al ver que coga una mochila le pregunt. Y qu llevas ah?
E_ Una toalla y ropa interior para cambiarme no llevas nada?
M_ Y t tampoco venga, deja eso, no necesitas nada ms que la cmara, por cierto, me he puesto mona
para que me saques buenas fotos se morda el labio dando un suave toque en su cabeza.
E_ Para quin?, para drselas a Brbara?
M_ No peque, para ti para ti insisti entrecerrando algo los ojos.
E_ Yo ya es suficiente tenindote en directo hija pas por su lado.
M_ Eso es un halago? la cogi del brazo.
E_ T que crees? la mir esta vez algo burlona ella.
M_ Vamos. Vilches nos vamos en un par de horas estamos aqu le dijo saludndole.
V_ De acuerdo, si no regresis en dos horas y media iremos a buscaros.
M_ Tranquilo me sobra tiempo le dijo bajito al pasar por su lado mientras le guiaba el ojo.
V_ Esta ta
T_ Se va a perder se va a perder otra vez con su pose de mujer irresistible, que no quiere ms que lo que
quiere y no es otra cosa que puro sexo!
V_ Pero bueno Teresa que manera es esa de hablar?
T_ La tena Vilches, Esther se siente atrapada por la Maca dulce, la Maca tierna, la que un da fue, no por
sta chula y estpida.
V_ Me voy a chivar Zul y Nsona se rean por los aspavientos de Teresa indignada por el
comportamiento de Maca.
T_ Me pone de los nervios voy a hacer calceta.
V_ Bien, pero prohibido imaginar lo que van a hacer te lo advierto que tus suspiros se oyen.
T_ Pero qu dices? sin darse cuenta se puso toda colorada.
V_ Quedas advertida dio un chasquido con la lengua y se fue.
T_ Pero bueno!
La cara de Esther era de susto verdadero, ya no solo por estar alejada de Teresa y Vilches, sino,
tambin porque estar a solas con Maca eso le produca ms temor que cualquier otra cosa. Maca iba
delante abriendo camino y ella la segua, con cuidado, no poda perder de vista ni un solo movimiento, ni
un solo gesto, estaba preparada para defenderse de aquella vuelta al pasado, de aquel encontronazo otra vez
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que la posesiva, la ligona, la borde Maca, la que persegua su cuerpo con las miradas lascivas pero de
repente Maca se detuvo y Esther tropez con ella.
E_ Ay!, lo siento.
M_ Au se quej por el golpe. Qu quieres liquidarme antes de llegar?, pues te aconsejo que no eh?
le sonrea mientras se tocaba la espalda donde la cabeza de Esther haba ido a parar. Y le pregunt con
una sonrisa de las suyas. Me mirabas el culo? Esther la mir con la cabeza un poco de lado, la boca
abierta y los ojos abiertos como platos. Seguimos?
E_ Pues mira, creo que no, que mejor me vuelvo.
M_ Por qu? le pregunt mirndola incrdula.
E_ Porque esta Maca no la soporto y no me apetece ir con ella a ningn lado, vamos, que ni de aqu a la
esquina dicho esto se gir, piso algo que le hizo resbalar, cay de culo mientras su cmara fotogrfica
sala despedida por el aire y Maca en su intento de salvarla cay de bruces entre las piernas abiertas de
Esther. Ahhhhhhh!
M_ Ayyyyyyyyyy! joder se quej mientras sacaba la cabeza de entre los muslos de la enfermera.
E_ Se ha cado?, se ha dado con el suelo? le preguntaba con cara de susto mientras Maca se sentaba
frotndose las rodillas.
M_ Tranquila tu cmara est bien al menos podas preguntar por mis rodillas.
E_ Lo siento puso gesto de pena.
M_ Toma se la dio. Joder que dao apret los ojos y entonces oy la risa de Esther y seria le dijo
. No le veo la gracia pero dicho esto, comenz a rerse como Esther.
E_ Es que. jajajajajajaja.
M_ Jajajajajajajaja carcajada tras carcajada. Ay que me meo.
E_ Ay, seor ay ay que me da algo deca mientras trataba de parar de rerse. Es que parecas un
portero de esos de furgol.
M_ Ftbol Esther deca mientras se bajaba los pantalones y orinaba pero todo muerta de risa.
E_ Eso Ftbol trataba de detener la risa un poco ms y se me come en serio el mejor ni lo pienso.
M_ Jo, no he necesitado ni calentamiento, un poco ms y me como su coo directamente entonces
volva la risa. Ay que dolor.
E_ Mis manos deca molesta. Y el culo
M_ Lo tuyo definitivamente es caer de culo.
E_ Y lo tuyo es caer siempre encima de m.
M_ Ya ves ser el destino volvi su voz cautivadora y su mirada lasciva.
E_ Venga va vamos.
M_ Pero no decas que no.
E_ Pues ahora digo que si sonri.
M_ Le ha gustado tenerme asi la miraba fijamente. Y lo que me ha gustado a m mrala si es
que esa sonrisa se mordi el labio de manera provocativa.
E_ Va! insisti mientras se frotaba las manos.
M_ Esto si deca algo turbada, pero entonces se detuvo y Esther par en seco.
E_ No pares as quieres, creo que lo haces adrede.
M_ Con que Maca quieres llegar a la cascada? le pregunt directamente.
E_ Pues le haba sorprendido no lo esperaba. Con la de estos ltimos das.
M_ Ah vale si es por eso! sac el parche de su bolsillo.
E_ Pero qu haces?
M_ Ponerme el parche.
E_ No es le parche eres t quiero ir con mi compaera
M_ Ah y antes no era tu compaera?
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E_ No, antes eras pues como una especie de to salido, as que si tu fin no es otra cosa que no sea
darnos un bao y volver, podemos regresar a casa le hablaba de manera contundente.
M_ A lo mejor te arrepientes de lo que acabas de decir le dijo segura mirndola intensamente.
E_ A lo mejor te arrepientes t de lo que acabas de pensar le devolvi la mirada.
M_ Ya veremos sonri de lado.
Siguieron el camino despacio, de vez en cuando, Esther daba algn salto porque cerca de ellas, se
escuchaba algn graznido, alguno aullido, Maca la observaba de reojo sonriente.
Maca tena razn, en dos cosas, el camino era en alto, le costaba subir, si no fuera por su ayuda,
estaba segura que no habra podido llegar, y el sonido de los animales al unsono, formaba una msica
repleta de jolgorio, de tranquilidad, andaba pensando en que estaba en el paraso, los rayos del sol
jugueteaban entre las hojas de los rboles infinitos hasta casi el cielo, como si compitieran para beberse
toda la luz del sol y el calor, las lianas espectaculares se dejaban ver como si fueran las reinas de la Selva,
Esther no daba abasto para sacar fotografas, Maca la miraba y se rea, estaba feliz de verla a ella feliz,
tenan que subir por caminos de bajo bosque, algunas veces deban subir a cuatro patas como si fueran
unos chimpancs ms.
M_ Escuchas?
E_ Oigo agua.
M_ S, la cascada est por ah le seal ponindose detrs de ella rozando casi sus cuerpos ambas,
volvieron a sentir la misma electricidad. Mira mira.
E_ Qu? sus ojos miraron hacia arriba donde marcaba su dedo.
M_ Es el pjaro carpintero, mira como prepara su nido, ahora es la poca de cra segua all demasiado
cerca de ella, y mientras sealaba con su dedo haca la rama alta del rbol, sus ojos beban el perfil de
Esther.
E_ Qu fuerte!, djame hacer una foto.
M_ Claro segua mirndola casi sin parpadear. Mira all, es un papamoscas azul, lo ves?
E_ S, s deca encantada.
M_ No cantan mucho, pero cuando lo hacen es un canto espectacular, relajante, agradable.
E_ Que bonito es.
M_ S, como t le susurr, Esther cerr los ojos sin decirle nada. Vamos.
Maca le dio la mano, not cierto temblor en la de Esther y sonri, con cuidado se desplaz con ella
por uno de los caminos laterales rodeadas por un intenso bosque bajo verde, intensamente verde, sin soltar
su mano, con el corazn latiendo a impulsos, pareca que por momentos se iba a salir de su pecho, no poda
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controlarlo, a esas alturas, la humedad en ella deba estar apareciendo, saba lo que vena despus, aunque a
ninguna de sus conquistas haba llevado tan lejos, pero en esa ocasin, su humedad no haba hecho
aparicin, ms bien, latidos, nervios, millones de mariposas en su estmago, y una sonrisa tonta que no
poda borrar de sus labios. Mientras Esther, aquel susurro le haba dejado una sensacin extraa, la
proximidad del cuerpo de Maca, ya le haba desbaratado los nervios, y su voz, le haba desbaratado algo
ms, un ligero deseo.
Maca se tumb, y Esther hizo lo mismo, bordearon una esquina de la montaa donde estaba repleta
de verde, y ante los ojos desorbitados de Esther, apareci una extensa sabana con el cielo al horizonte
inmensamente azul.
Pasaron unos segundos, donde se miraban sin decir nada, quizs aquella mirada hablaba demasiado
porque ambas retiraron a la vez sus ojos, suspiros disimulados fueron entregados.
No hablaron ms, volvieron a distanciarse en ese tira y afloja, ambas sentan un miedo descontrolado
mezclado con un deseo tan salvaje como aquella Selva por la que estaban caminando con alguna dificultad.
M_ Ahora, te esperas.
E_ Por qu? la mir fijamente con una sonrisa.
M_ A ver sac de su bolsillo un pauelo lo escurri graciosamente. Lo siento esta mojado.
E_ Si es que eres un poco torpe le habl irnica.
M_ Ya me cobrare esto, ya le contest. Venga date la vuelta.
E_ Si no me dices para que, no.
M_ Es una sorpresa, voy a vendarte los ojos.
E_ De eso nada.
M_ Lo siento es ritual para entrar en ella.
E_ Ah, si?, as que esto es un ritual para ti!
M_ Pero ser nuestro secreto le dijo musitando cerca del odo.
E_ Yo no soy una conquista perdona la mir intensamente ante su silencio agreg. Ests loca.
M_ Pero te gusto la mir entrecerrando los ojos.
E_ Ya me extraaba a m, que t lado lign insoportable no saliera a la luz su voz son cansada. No s
si me voy a arrepentir de esto.
M_ Te aseguro que no volvi a musitarle mientras le vendaba los ojos Maca suspir.
E_ Au est fro trat de decir para que no oyera su suspiro.
M_ Vamos all, djate llevar. Es una sensacin nica, el sonido del agua es maravilloso, t cntrate en el
aparato auditivo, el sensual ya te llegara sonri mordindose el labio inferior.
Esther dejaba que Maca la guiara, era tan maravilloso como le haba dicho, sus odos captaban los
sonidos de la fuerza del agua, las aves cantando pareca que Maca haba calculado todo para hacerle sentir
una multitud de emociones a su alrededor que desembocaban en una marea de sentimientos en su interior.
Se senta abrumada por tantos sonidos, por el olor a tierra mojada, por los alejados cantos de las aves, por
el intenso y continuado golpeteo de la cascada en aquella agua que esperaba ser impregnada por su cada
espumosa. Cuando Maca se detuvo, sinti que el corazn iba a saltarle en mil pedazos
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E_ No se atrever a besarme, no? pens algo nerviosa al no nota su mano.
M_ Preparada? le pregunt nuevamente colocndose tras ella asustando a Esther.
E_ Ay!, qu susto!
M_ Acaso pensabas que iba a hacer algo incorrecto? volvi su voz sedosa y cautivadora a rozar su piel.
E_ No dijo tratando de no temblar.
M_ Ah soy incapaz de ello le dijo sonriendo mientras le quitaba el pauelo de sus ojos y se pona a su
lado para observar su gesto.
E_ Dios mo susurr.
M_ S, la leyenda cuenta que Dios cre esta cascada para que los hombres que confiaban en l, llegaran
aqu.
E_ Es es
M_ Suele pasar, te quedas sin palabras, pero lo mejor de todo, est por llegar.
E_ Ms? preguntaba atnita.
M_ Venga qutate la ropa y al agua.
E_ Cubre? pregunt mientras segua sus pasos quitndose la ropa y quedndose con el bikini.
M_ S, pero voy a llevarte a un lugar donde podrs hacer pie, venga se ech al interior de una puntada,
sac su cabeza y le grit ante la fuerza del agua. Vale no tenemos todo el da.
E_ Voy joder espero controlar todo susurr muerta de miedo. Vamos Esther
M_ Qu dices?, no te oigo.
E_ Nada est fra?
M_ Anda preguntona, trate y vers Maca nadaba de lado a lado de espaldas, de lado, se sumerga.
E_ Eso encima exhibicin esto te pasa por bocazas ale no queras cascada, pues cascada te est
dando la nena, venga vamos all se ech.
M_ Ya era hora! le grit sonriente mientras esperaba a que saliera.
E_ Dios est buensima! exclam.
All rodeadas de un verde intenso, de la belleza de la cascada, del lugar casi mgico nadaban en
direccin precisamente hacia aquella agua que caa con fuerza y majestuosidad.
E_ Maca! la llam.
M_ Qu? se detuvo mirndola. Ests cansada?
E_ No pero no pretenders ir ah le deca sealando con las cejas.
M_ Claro que s, ah est lo mejor.
E_ Ests loca!, cmo piensas pasar?
M_ T sgueme, o qu te da miedo? le pregunt desafiante.
E_ Pues
M_ Sers la primera en no pasar, te lo advierto le dijo sonriendo.
E_ Pues mira como si fuera la ltima le dijo nadando hacia un lado pero Maca le estir del pie y
Esther trag agua. Ag ag ag tosa. Qu haces bruta?
M_ T vienes conmigo la acerc hasta ella y en el impulso Esther se tuvo que apoyar en sus hombros
desnudos mientras Maca la coga por la cintura. Vas a venir conmigo porque ah dentro vas a saber
que es la felicidad.
E_ Sultame le dijo empujndola para quitrsela de encima.
M_ Vale, pero me sigues le sonri, el gesto de Esther era serio. Vamos?
E_ No te pases eh? le dijo molesta joder como me vuelva a rozar voy a tener que darle una hostia!
pens molesta.
M_ Vale volva a gritar porque el sonido era apotesico. Ahora coges aire mucho, y por bajo haciendo
fuerza la traspasas.
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E_ Eso es imposible loca! le dijo aguantndose como poda en el agua.
M_ Qu va por aqu han pasado muchas! enarc una ceja sonriente y al ver su gesto afloj. Venga
tonta que luego veras que merece la pena.
Dicho esto vio como se sumerga y a los pocos segundos apareca en el otro lado.
Cogida de su mano logr pasar a la otra parte, pero el esfuerzo le hizo subir a la superficie medio
ahogada, Maca la cogi del brazo para que se apoyara en ella y la llev hasta una esquina hacindole
seales para que apoyara sus pies.
M_ Qu tal? hablaban en gritos por el ruido ensordecedor del agua enfurecida en su cada golpeando el
agua tranquila.
E_ Es es respiraba agitadamentemaravilloso.
M_ Te lo he dicho tonta se le acerc peligrosamente.
E_ Si se separ un poco de ella.
M_ Ahora reljate y disfruta le deca mientras ella tambin se apoyaba en la roca y sacaba un poco su
pecho.
E_ As que este es tu secreto, eh?
M_ S le sonri ampliamente. Entonces haciendo un gesto con sus cejas hacia la cascada le dijo. Ella y
yo, juntas somos irresistibles.
E_ No me hagas rer por favor dio una carcajada que reson all dentro.
M_ Has odo eso? pues ni te cuento como suenan otras cosas se pinz el labio mirndola con
descaro.
Hubo silencio, Esther dej de mirarla y Maca, sinti un pinchazo agudo en su estmago.
E_ La verdad que tengo que agradecerte que me hayas trado aqu le dijo sonriendo tambin.
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M_ Me encanta este lugar de pronto sin saber porque ante aquel gesto de Esther, su actitud cambi.
E_ No es peligroso? le pregunt con calma.
M_ No, solo tienes que tener cuidado cuando entras.
E_ Todo ha sido maravilloso le sonri sincera.
M_ Y puede serlo ms se acerc lentamente a ella.
E_ No lo estropees.
M_ Ni pensarlo.
Maca pas una mano por la cintura de Esther, quien al notar el contacto sin poderlo evitar se puso
algo rgida, se fue acercando poco a poco a ella, miraba sus labios, su boca entre abierta, una de sus piernas
atrajo a Esther y como si fuera todo a cmara lenta, cuidndola Maca se fue acercando a esa boca que
estaba entre abierta, pareca que la esperaba, la mano de Maca en la cintura apret ms contra su pecho a la
enfermera, y la otra mano en la nuca la oblig casi a no poder ni escapar. Se detuvo un segundo antes de
llegar a sus labios, la mir y sonri de medio lado, entonces se apresur a atrapar la boca de una Esther
desconcertada, Maca roz sus labios, y con su lengua entr en su boca como si fuera la cascada entrando
en el agua calmada que la reciba con paz. Maca intensific su beso, descubriendo con su lengua, la lengua
ajena.
En la cocina de la aldea, Teresa miraba el reloj, hacia casi dos horas que se haban marchado, si no
haban vuelto an, supona que las cosas iban bien, pero en el fondo saba, que Esther no iba a ser como las
otras, como una vez Maca le cont.
M_ Vamos Teresa, el lugar es maravilloso, todas se quedan con la boca abierta, se dejan llevar por el
entorno, por la paz, la cascada ayuda mucho, y una, que sabe lo que hace. Les gusta Teresa, yo solo les
doy lo que les gusta
T_ No creo que a Esther le guste no lo creo
V_ Esa costumbre tuya de murmurar sola, me va a llevar a hacerte un severo control.
T_ Estoy preocupada Vilches mostr gesto serio.
V_ No veo porque, ahora mismo estamos en calma, parece que la guerrilla ha parado de jodernos no nos
podemos quejar.
T_ Temo ms a la otra guerrilla, a la que puede bajar de all arriba le dijo con una elevacin de cejas.
V_ Vamos Teresa no seas exagerada, Esther seguro est encantada
T_ Venga hombre que t lo sabes tan bien como yo ella no es como las otras.
V_ Pero fue ella quien le pidi ir, no?, igual estamos pensando mal, igual la chica est pillada de verdad y
mira solo necesita un ligero empujn, lo nico que podemos esperar es que Maca no se pase con ella,
que por una vez se controle y tengan lo que tengan no afecte al trabajo.
T_ Esther no es as te lo digo yo al menos as no la va a conquistar mi instinto me lo dice.
V_ Pues vamos bien! se quej.
T_ Ya te digo.
No se dijeron nada ms, se marcharon las dos de aquel hermoso lugar, pero no lo hicieron solas, se
llevaron compaa sin darse cuenta. Maca pas por el lado de Esther quien ni siquiera la mir, estaba con
los brazos cruzados, mirando hacia otro lado, el sonido de la cascada pareci dejar de tener su encanto
porque el sonido de su corazn le impeda escucharlo con nitidez, las aves al escucharlas gritar se haban
callado, y pareca que todo lo hermoso que haba sido el viaje hasta llegar all, se haba oscurecido, el sol
no penetraba entre los rboles, la musicalidad de la Selva haba guardado silencio.
Maca bajaba con cara de pocos amigos, el camino no era fcil, haba que bajar alguna que otra
rampa algo empinada con piedras y races de rboles, un par de veces estuvo a punto de caer, se
enganchaba a las ramas para guardar el equilibrio, una de las veces al soltarla, le dio de golpe a Esther que
se cay de lado, casi encima de la cmara de fotos. Entonces la miraba con odio, con un gesto de enfado
descomunal, Maca omita el gesto y que estaba en el suelo, la haba humillado, nadie le haba dado
semejante bofetada. Mientras Esther luchaba contra todos los adversarios que le iban saliendo, lianas con
las que enredarse, races con las que tropezar, araazos en los brazos porque a veces se iba de lado contra
las ramas. El camino pareca no ser el mismo por el que haba ido con ilusin hasta llegar a la maravillosa
cascada.
En el campamento, Teresa estaba sentada en la mecedora de fuera de la cocina, los nios jugaban
con la pelota y Vilches estaba leyendo un libro disfrutando de algo de tranquilidad, los perros, echados
cada uno a un lado en la sombra, el calor a esas horas llegaba a ser asfixiante, y todos esperaban la llegada
de las mwasis para comer. Yildas que era el encargado de vigilar desde lo alto de su cabaa el horizonte y
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el encargado de avisar con un silbido parecido al de un ave si se abra o no la puerta, sin embargo, por una
vez se le adelantaron los perros que levantaron sus orejas, y con rapidez fueron hasta la puerta.
Massamba abri la puerta, Ramn fue directo hasta Maca, pero sta pas de largo del perro, al ver su
desprecio, fue moviendo el rabo y dando saltitos con la lengua fuera a por Esther quien hizo el mismo
gesto que ella, pas de largo. As, con el paso rpido y molesto llegaron cada una a sus respectivas cabaas,
el portazo son al unsono, los nios dejaron de jugar, los hombres se rean, las mujeres las miraban
preocupadas, mientras Sissou explicaba a la vieja Nmaba la entrada de ambas mwasis, y como la mujer
levantaba los brazos al cielo.
En la ducha una ms que ofendida Maca trataba de quitarse aquel roce de la otra piel, no por nada,
sino, porque le haba excitado tanto que el bajn por la tremenda bofetada le haba dejado un mal de cuerpo
total. All mascullando tacos a mansalva no poda controlar su rabia.
Fuera haba llegado Esther, le vio los pies y se dio media vuelta para alejarse lo que ms poda de
ella, no quera ni verla, no quera ni or su voz, su enfado era tal que ni siquiera la buena de Mona pudo
hacer que quitara ese gesto serio y ofendido tambin, al aparecer all con el gorro de Vilches puesto.
Cuando la puerta se abri y Maca sali enfundada con su toalla, ni siquiera se cruzaron una mirada,
ni siquiera le sujet la puerta, ni siquiera Esther le dedic una mirada de nada. Nada. Omisin la una de la
otra. Tan descaradamente que Mona captando la tempestad entre ellas sali por patas del lugar moviendo
sus manos mientras alertaba al resto del estado de ambas.
En su cabaa Maca se terminaba de vestir, molesta, con la actitud de Esther, le vino bien ver que
Lula entraba a su cabaa con una vasija y dentro un lquido. Le hizo seal de que se sentara.
Mientras en la cabaa de Esther, Nsona haba llegado para avisarle de la comida, le haba hecho
entrar mientras se pona sus Panama Jack.
En la cocina, tanto Lula como Nsona les explicaba la situacin de ambas, Teresa nada ms saba que
poner gestos de pnico desmesurado, aquello si que era el fin entre ellas, sin duda, Maca haba cometido un
error de los ms grandes de su vida, y Esther, haba decidido darle su merecido.
T_ La ha besado? esta Maca es para darle de comer a parte, eh! Y la otra una bofetada si le he
visto la marca! esto no lo arregla nadie ya lo saba yo.
Ns_ Viene mwasi Esther deca nerviosa.
Lu_ Maca dijo con el mismo tono.
T_ Madre de Dios menuda comidita se nos espera a ver nosotras como si nada, tu Nsona encrgate de
Esther y t Lula, de Maca, yo mientras tanto rezar.
E_ Hola.
T_ Hola Esther cario.
M_ Hola.
T_ Hola Maca les sonri como si realmente no quisiera ver sus rostros. Ya te pone el Moambe que he
preparado Nsona, Esther.
E_ Solo quiero fruta se fue a la cocina.
T_ Vale claro a ver Maca, Lula te est preparando el se dirigi a Maca.
M_ Nada ms quiero un zumo.
T_ De acuerdo apoy el codo en la mesa, pas su mano por la frente mientras sacaba la lengua
negando con la cabeza. Esto es el fin de lo bueno.
Vio como Esther sala de la cocina con su gesto serio, su frente arrugada, y como tras ella lo haca
Maca, de igual talante, cada una cogi el camino hacia su cabaa y all una se toma la manzana, la otra el
zumo.
La tarde fue transcurriendo con lentitud, Maca haba salido un rato de su cabaa y se haba metido
en el hospital, se haba cruzado con Vilches pero l, entendiendo su ms que posible enfado, no le dijo
nada. Sin embargo en su cabaa, Esther segua tratando de calmar varias cosas, su enfado y a la vez su
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corazn. Haba sacado la tarjeta de la mquina con aquel hilo verde que se haba incrustado y no haba
manera de sacarlo, y haba encendido su pequeo y moderno porttil, meti la tarjeta, y al hacerlo,
comenz a ver todas aquellas imgenes que haba retratado desde el principio, su primera excursin, sus
primeras fotos le iban arrancando sonrisas, asombro por lo maravillosas vistas que haba captado, hasta que
lleg una donde estaba Maca, su corazn se detuvo por un segundo, estaba all sonriendo, con ese gesto
suyo que a veces la mareaba, se senta atrapada en ella, en sus ojos, en su mirada tranquila, suspir de una
manera entrecortada mientras trataba de razonar.
Por su parte, Maca segua encerrada en la radio, Vilches tema al igual que Teresa que por despecho
haba llamado a alguna de sus novias, cuando la vieron salir, llevaba gesto serio pero algo ms tranquilo.
Decidida a no pensar en lo ocurrido, se subi a ese pedazo de cielo suyo, se arrop con una manta, bien
acurrucada, cerr los ojos y apoy la cabeza en la madera de la casa. Por sus ojos cerrados como si fuera
una pelcula iba pasando la escena, Esther sonriendo, Esther con sus piernas abiertas y ella all, sonri,
Esther tropezndose, retndola, maravillada con el entorno, con sus gestos de asombro, Esther mirndola
con calma, con una especie de amor que no acertaba a entender, Esther en el agua nadando sonriente,
mirndola con admiracin al ver como se escabulla y pasaba al otro lado, Esther mirando sus labios,
Esther abriendo su boca, Esther correspondiendo mnimamente con su lengua. De repente abri los ojos de
golpe.
Mientras como si fuera todo unido sus ojos abiertos, sus sentidos a tope oy.
E_ AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH
El enorme grito de Esther vena acompaado por su cuerpo corriendo de su cabaa hasta fuera,
desmesurados grititos y exageradas gesticulaciones, Mona que al verla pens que era fiesta y se puso a
copiarla con los gritos, y saltos, ansioso Vilches dej todo y ech a correr, y Teresa pensando que la
insaciable de Maca haba intentado volverla a besar sali mascullando en su contra, y Maca que sin pensar
en ms, dej la manta a un lado y acudi al rescate de su no conquista?
Todos all rodeando a una Esther histrica que no poda aclarar muy bien lo que haba visto, Maca la
miraba con el ceo fruncido, Vilches rojo de ira, hasta que mir a Maca quien hizo una mueca de hartazn
y entraron a la cabaa. Mona y los perros hacan su escndalo particular, y Teresa le haba cogido las
manos con cario y gesto de preocupacin verdadero tratando intilmente de tranquilizarla.
T_ Qu es Esther qu es?
E_ Es una una
M_ La hostia!, bahhhhhhhhhhhhh sali corriendo Maca de la cabaa y detrs un desencajado Vilches.
E_ Una tarntula enorme dijo llorando.
T_ Una tarntula! grit desmedida.
M_ Es un bicho enorme dijo tambin un tanto acojonada.
V_ Massamba, Massamba lo llam.
Ma_ Aqu estoy Ziku.
V_ Menudo pedazo araa enorme macho no te habr picado, no?
E_ No no
M_ Cmo le va a picar?, la he visto a la pobre ms acojonada que yo dijo poniendo gesto de espanto
pero sin perder la oportunidad de burlarse de Esther. El grito casi la fulmina
E_ Eres una se dirigi hasta ella pero Teresa la detuvo y se mordi el labio.
T_ Esther le llam la atencin.
M_ Djala debe ponerle eso de darme hostias dijo de mala gana.
Ma_ Ziku, dnde esta? apareci con una lanza en su mano.
V_ En la cama.
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T_ En la cama!, ay seor seor! gesticulaba al igual que Mona.
Mo_ Uh uh uh uh se tapaba los ojos como Teresa.
Ma_ Kiweseti Zul (ven Zul).
Zu_ Munu vanda (vamos) sonrea ante el panorama que tena delante con las Mwasis todas
escandalizadas y la Mona actuando como ellas.
V_ Es extrao esta bicha no suele estar por aqu de dnde habr salido?
M_ Igual del rincn dijo despacio.
T_ Has ido al rincn? la mir perpleja.
M_ S agach la cabeza cuando oyeron como un golpe.
V_ Ya est, pa el otro barrio se ha ido.
Teresa segua mirando fijamente a Maca, sta suspir y gir su cabeza, aquella seal era algo que
saba la Pediatra iba a poner en aviso a la mujer. Oyeron un solo golpe procedente del interior de la cabaa.
Esther segua escondida tras Teresa y Nsona con Lula y Sissou esperaban que salieran los hombres.
Ma_ Ya est mwasi Esther le dijo con amabilidad mientras con su lanza llevaba el cuerpo inerte de la
araa.
E_ Ahhhhhhhhhhhhh susurr escondindose tras Teresa quien se qued muda.
Zu_ Ella venir con mwasis ella no vivir aqu dijo para calmar los gestos de las tres mujeres, incluida
Maca que miraba con repugnancia el animal.
M_ Si es que lo que no consiga la pija esta musit clavndose la mirada de Esther en sus ojos de forma
fulminante y asesina.
Ma_ Yo cocinar sonri.
E_ Ohhhhhhhhhhhh susurr con ms repugnancia todava.
T_ Si, si Massamba, si al pues ya est ay que asquito por Dios! su rostro reflejaba una mueca de
zozobra.
V_ Pues nada ya nos podemos retirar cuando fue a pasar por el lado de Esther le dijo bajito. Por
cierto esa foto que tienes de Maca en el ordenador sus fans pagaran por ella cantidades descomunales
le gui el ojo ante el gesto molesto de la enfermera dio una carcajada. Ay Esthercita!
T_ Qu te ha dicho? le pregunt al ver el gesto de la muchacha.
E_ Nada entonces mir a Maca quien sin decir nada se dio media vuelta y se fue. Teresa no voy a
poder dormir.
T_ Toma ni yo, menudo bicho grande y peludo y ahhhhhhhh se estremeci sacudiendo su cuerpo.
Mo_ Ah uh uh ah le deca con los morritos hacia fuera.
T_ Si Mona, si, a ti tambin te da miedo. Bueno pues habr que hacer algo, no?
En su cabaa Maca, se morda el labio algo nerviosa, no quiso reconocerlo ante ellas pero si Esther
la haba llevado hasta all, ella poda haber hecho lo mismo, un tanto nerviosa comenz a mirar por todos
lados con su linterna, cada rincn, bajo de la cama, en el lavabo, le haba impresionado aquel enorme bicho
que no entenda como se lo haba llevado la pija sin darse cuenta. Entonces sonri, aunque tambin tembl.
Suspir y fue hasta aquel cajn donde tena guardada la fotografa a la que se aferraba cuando tena dudas,
cuando dejaba que el corazn mandara en ella, cuando la ilusin naca, era como un recordatorio fiel de lo
que no deba pasar ms. Roz con las yemas de los dedos la pequea criatura, l le importaba, ella no.
Suspir con los ojos repletos de lagrimas, devolvi aquel retrato a su lugar, haba vuelto a servir para
volverla de hielo. Suspir y sin poderlo evitar se roz la mejilla.
Estaba metida en la cama, haba dado varias vueltas pero no lograba dormir, aquella noche pareca
que el motor de luz les haba dado una tregua y por lo menos poda leer. Escuchaba con atencin los
sonidos que llegaban desde fuera, aunque trataba de omitir los que podan llegar de la cabaa de al lado.
Resopl furiosa, trat de concentrarse pero aquella Esther reposada contra la roca con el agua llegando
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hasta su pecho, en un movimiento que le provocaba un juego de sus pechos con el agua, aquellos labios
rojizos, aquel pelo mojado y aquel gesto desconcertado, aquel temblor de labios no haba manera de
olvidarlo, pareca que jugaba con ella apareciendo en las hojas de aquel libro. Deseando volverla a besar, le
haba gustado tanto saborear su boca, sus labios, su lengua.
Un golpe en la puerta le hizo levantar la vista de las hojas del libro, sus ojos se abrieron esperando
quien poda llegar a molestarla. Pens que si era la enfermera, tal como entrara, saldra.
M_ Si?
T_ Puedes hacernos un huequecito tenemos miedo? asom su cabeza Teresa que llevaba en sus
brazos a un Ramn que pona cara de perro bueno. Por favor.
M_ De acuerdo le contest con un cierto fastidio, pero sus ojos an se abrieron ms cuando vio tras
Teresa a una Esther que entraba con una mueca un tanto avergonzada, y tras ella, Mona. Un momento!
T_ Qu pasa? se detuvo en seco y tras ella medio escondida Esther y una Mona que se rascaba la
cabeza y la miraba como pidiendo asilo por piedad.
M_ Ella no seal a Esther.
T_ Anda vamos calla que ahora no estamos en disposicin de reir.
M_ He dicho que
E_ No te preocupes Teresa, ya te he dicho que no era buena idea, a m no me gusta estar donde no me
quieren.
T_ T no te mueves y t a callarte les dijo con Ramn en sus brazos moviendo la cabeza con la lengua
fuera y una oreja en cada direccin, una para Maca, otra para Esther.
E_ Pero
T_ Hazte a un lado le dijo con determinacin movindole la mano.
M_ Esto es increble, despus de lo que tengo que aguantar, ahora tienes la poca vergenza de venir.
Mona!. Bjate de la cama el animal dio un gritito.
T_ Maca por favor eh? se acost y Ramn se puso a sus pies despus se acost Esther. Tenemos que
estar aqu, en la cabaa de Esther no se puede estar hasta que no limpiemos el estropicio que han hecho.
M_ Y por qu no os vais a la tuya, eh? le dijo protestando mientras se pona de lado dndole la espalda
al moverse le dio una patada sin querer a Mona.
Mo_ Uh uh uh uhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
E_ Mona cario ven a mi parte, a m no me molestas dijo Esther con todo el tono hiriente que pudo
dedicarle indirectamente.
M_ Mira al menos dile que se calle.
Se hizo silencio. Teresa se haba colocado entre ellas, estaba cara hacia arriba, sus manos sobre su
barriga, los ojos parpadeantes, a su lado izquierdo Maca dndole la espalda, a su lado derecho, Esther
dndole la espalda, a los pies de Esther, Mona, y a los pies de Teresa, Ramn sin levantar la cabeza pero
vigilante de las dos mujeres.
T_ Vamos a tener la fiesta en paz vamos a dormir como buenas chicas les dijo con tono pausado.
E_ No digas eso Teresa, hay alguien aqu que no sabe lo que significan esas palabras.
M_ Mira Teresa, mejor dile que no me venga tocando las narices o de lo contrario va a descubrir mi lado
menos agradable.
E_ Perdona ese lado ya lo conozco.
M_ Mira se levant en la cama con gesto serio mientras Ramn hacia un ligero sonido y se tapaba con la
pata los ojos y Mona se bajaba de la cama ante su voz potente. Ser mejor que te calles.
E_ Cuando lo hagas t Teresa miraba a un lado y a otro.
M_ Sabes lo que te digo Esther olvdate de que existo para ti.
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E_ Perdona se levant, sentndose al igual que ella y por primera vez se miraron a los ojos con Teresa
all pensando no s porque he tenido la idea de dormir juntas, si an me voy a llevar yo algn golpe, ya
veras. De eso ya puedes dar Fe. Y lo mismo te digo de m.
M_ Perdona doa perfecta, pero de eso tambin puedes dar Fe.
E_ Pues ya est.
M_ Pues eso replic de malos modos.
E_ Ya no tenemos ms que hablar aadi de igual manera mirndola enfadada.
M_ Me alegro que te quede claro.
E_ A m me queda muy claro, espero que a ti que te cuesta entender las cosas, dado a que eres muy sexy
pero ms zoquete, puro machito andaluz, te quede ms.
M_ Te aseguro se mordi el labio entre cerro los ojos y mir intensamente a Esther, que todo lo que
corresponde a ti, me ha quedado muy claro, s reconocer a una inmadura y retrograda seorita de capi.
E_ No me lo digas con ese tono le dijo ofendida.
M_ Es el que se merece alguien como t le contest ms ofendida.
E_ De qu coo hablas?
M_ Te gusta calentar, pero luego a la hora de la verdad sales corriendo como colegiala Teresa cerr
los ojos y resopl con nervios, Ramn se baj de la cama junto con Mona se metieron bajo de la misma.
O claro, tambin est la versin de te caliento y luego te doy una hostia.
E_ Mira bonita aqu la nica que se calienta y le gusta calentarse, es a ti suspir separndose el pelo
de la cara.
T_ Bueno ya est bien!, se acabo!, parecis dos nias queriendo tener la ltima palabra en una estpida
discusin. As que hacer el favor de callaros que quiero dormir, y esto no se soluciona de este modo, no
estis aqu solas para ser egostas, estis para ayudar a la gente, por qu no os ayudis un poquito las dos?,
por qu no en lugar de gritaros y pelear hablis? les deca sentada tambin en la cama mirndolas
alternativamente.
M_ Yo no tengo nada de que hablar con ella le dijo acostndose y tapndose de malas maneras con la
sbana.
E_ Yo menos Teresa, yo menos hizo la misma accin.
T_ Estupendo!, pues no hablis pero callaros dejarme dormir y dejarme sbana.
Se acost resoplando, si miraba a un lado vea una espalda, si miraba al otro vea otra.
T_ Solo os digo una cosa, acordaros que quien est en medio, soy yo, ni abrazos, ni caricias, ni mucho
menos patadas!, porque a la primera que me moleste, le pego tal pellizco, que los grititos de Esther se van a
quedar en minucias. Estis advertidas!
No hubieron ms palabras, pero la noche para Teresa fue larga, si una tiraba de la sbana, la otra
ms, si una resoplaba, la otra ms, si una suba la sbana la otra la bajaba, y as hasta que definitivamente
Esther se durmi y Maca cay rendida. Teresa agradeci a todos los Santos del cielo, que por fin,
durmieran y as hacerlo ella tambin.
A la maana siguiente, Mona se despert al ver unos pies alejarse de la habitacin y cerrar la puerta,
el sol ya haca rato que estaba jugando con los rboles, y el animal, todava impactado por la escena de
aquellas dos monas blancas se asom despacio su cabeza a los pies de la cama, poco a poco sus ojos fueron
recorriendo aquellas piernas, la sbana fuera del alcance de ambas, dos cuerpos juntos, abrazados, los ojos
de Mona se iban abriendo poco a poco a medida que ascenda su visin, una mano sobre la cintura, la otra
sobre el muslo, abri un poco su boca cuando vio como Esther reposaba sobre el pecho de Maca quien la
abrazaba contra si.
M_ Mrala Maquita si parece un ngel, bien dormidita y aferradita a m, lo malo es que como se
despierte, me va a dar otra hostia seguro se piensa que he sido yo la que ha provocado este encuentro
como si lo viera joder en la vida me haban pegado una hostia as! con lo modosita que parece y
luego es una fiera me encanta. Bueno Maca levntate pero con cuidado no vaya a ponerse echa una
furia
Al ver que Mona estaba all mirndolas, le hizo una seal para que no abriera la boca, el animal
repiti su gesto. Entonces con sumo cuidado para que no se despertara fue moviendo su cuerpo lentamente,
en uno de esos movimientos, Esther emiti un pequeo gemido, Maca se detuvo en seco mordindose el
labio inferior en actitud algo nerviosa con gesto de espanto por si se despertaba. Se esper, Esther rebusc
ms su pecho para colocarse mejor, su mano en la cadera se pos en su vientre y Maca tuvo que hacer un
esfuerzo para que su pequeo gemido no se oyera. La caricia fue demasiado lenta en un lugar demasiado
peligroso. Esper, Esther volvi a dormir, entonces volvi con cuidado con una mueca en su cara de cierto
temor, a moverse, Esther finalmente se dej separar.
Maca se levant ya sin hacer ningn esfuerzo por no hacer ruido, es ms, entr al lavabo y dio un
portazo con l, Esther abri los ojos, vio donde estaba y record aquella ltima frase, la voz era
inconfundible, era ella. Escuch como echaba de la cadena, y como se abra la puerta, inmediatamente
cerr los ojos con fuerza, oy la puerta y como se volva a cerrar de otro golpe. Entonces se sent en la
cama, con gesto confuso, Mona la miraba con ternura mientras aplauda enseando bien los dientes.
Con el paso ligero, lleg hasta el comedor, se cruz con Vilches quien la mir sonriente.
La maana iba transcurriendo con tranquilidad, Maca estaba estudiando con Vilches los nuevos
trabajos que les haban sido encargados. All con el mapa sobre la mesa, ellos observaban los puntos
conflictivos que por radio les estaban siendo avisados por Dvila. Esther se asom por la puerta, pues
Vilches le haba mandado ir.
Esther pas, se qued a un lado, sin mirar a Maca, y Maca sin mirarla a ella, Vilches iba marcando el
camino que Dvila le recomendaba. Los ojos de Maca se mostraban algo preocupados, la mirada de Esther
tambin, sin duda aunque el peligro pasara, ese gesto en Maca saba que se deba a algo.
Las chicas salieron sin hablarse, sin casi ni siquiera mirarse, Esther se march al huerto mientras
Maca se dirigi hasta Nmaba, all se sent y vio como Esther sala hasta su cabaa, llevaba algo en la mano
que no acert a ver, los nios se sentaron a su lado pero ella nada ms tena ojos para aquella mujer. Pero
entonces al entrar la oyeron ntidamente gritar.
E_ Monaaaaaaaaaaa.
Y cual si aquello fuera el pistoletazo de salida, vieron como la mona en cuestin, sala de la cabaa
de Esther, vestida como si fuera Esther, porque llevaba su ropa y su sombrerito todo pijo, el animal corra y
saltaba subindose los pantalones, tras ella en la puerta con el gesto desencajado Esther observaba como el
animal se iba con un conjunto de Armani que le haba costado cerca de 400 euros, su rostro se haba
quedado plido, y fue mucho peor cuando vio como Maca se destornillaba de risa sobre el suelo, los nios
tambin, pero a ella solo le import ver a la Mdico all rindose de ella. Sus ojos se clavaron en Maca
quien todava se rea ms. Teresa ante el jolgorio generalizado acudi presta y veloz hasta Esther, le cogi
de los hombros.
Les cost lo suyo arreglar la ropa, Esther agradeci que no volviera Maca a aparecer por all, aunque
su actitud no haba sido para nada reprochable, al contrario, Teresa vea que Esther segua seria y
pensativa, quera pensar que las cosas entre ellas iban a ir volviendo a su cauce segn los das fueran
pasando y la resaca de la cascada fuera siendo tan solo un mal recuerdo. Cuando terminaron oyeron un
golpe en la puerta. Teresa abri y ante ellas apareci Maca con Mona de la mano.
Esther pas por delante de Maca con una sonrisa pcara en sus labios, mientras se morda el inferior
con gracia. Maca la mir con los ojos entre cerrados, la respiracin algo disparada y le susurr.
M_ Esta me la pagas.
E_ Pues ya sabes como cobras, as que t misma le contest con descaro mientras se marchaba llevado
de la mano a Mona.
M_ Joder la ta joder joder como me pone dijo mirndola con el labio igualmente pellizcado
mientras la vea marcharse. Que culito por Dios que culito.
La comida fue bastante amena, sobre todo porque aunque Maca se haba mostrado algo molesta por
el almohadonazo, le haba gustado la manera de desafiarla de Esther, y Esther porque se haba sentido bien
al contestarle aquello. Por un momento haban guardado el hacha de guerra. Despus pasaron a quitar la
mesa, fueron llevando los platos, los cubiertos, las vasijas que hacan funcin de vasos, y Vilches fue el
primero en retirarse. En una de esas idas y venidas, Maca se plant delante de Esther que llevaba sus
manos ocupadas, le desafi con la mirada, le sonri con picarda, mir sus labios con descaro. Esther
suspir. Maca sonri y se hizo a un lado. Tras dos encontronazos ms que iban subiendo el color de las
mejillas de Esther, Maca se retir.
270
T_ Pues ya est todo ahora ves a descansar hemos revisado bien toda la cabaa y no hay tarntula que
se diga.
E_ Ests segura que yo me abrace a Maca? la miraba pensativa.
T_ Segursima, me ha extraado muchsimo Esther le dijo seria.
E_ Ms me extraa a m, mucho ms. Voy a descansar.
T_ Anda que si te digo la verdad vas y le das otro cachete a Maca, pero la pobre se ha enamorado ay
que bonito es el amor pero que difcil la cabezonera.
Durante el rato que el sol ms apretaba, todo el mundo dorma, incluida Mona, que se haba subido
al manzano, los perros dentro de las cabaas con sus respectivas dueas, Vilches tras hablar con Cruz,
durmi en la gloria el ratito que pudo, Maca abrazada a al almohadn impregnndose del olor de Esther, y
Esther, era la nica que no poda dormir, repasaba las fotografas en su pequeo ordenador, se haba
entretenido a ponerla en carpetas, en una los paisajes, hermosos, aquella Sbana le haca sonrer de vez en
cuando, en otras las variadas, esas que salan movidas por la canoa, o las del poblado, o algunos nios que
jugando le haban dado sorprendidos al botn que Esther les deca, y en una con nombre camuflado cosas
mas, las de Maca y ella. Cada fotografa que pasaba, suspiraba, le encantaba las que le haba hecho a
Maca sin darse cuenta, en una con el ceo fruncido y manos en la cadera mirando distradamente haca otro
lado, sonrisa, otra con el pelo removido por una ligera brisa mientras miraba hacia arriba, sonrisa mayor,
otra con los brazos cruzados sobre su pecho mirando a Vilches, un gesto de complicidad, y all estaba,
posando para ella, con esa actitud que le llenaba de desconcierto, que le gustaba tan poco, que le
ahuyentaba, y sin embargo, le gustaba tanto que la abrazara. Aquella controversia le haca mirar las
fotografas nuevamente despacio, ampli y acerc una imagen de Maca mirndola, aquellos ojos tan
hermosos y a la vez en ese momento tan tristes, poda ver su figura reflejada en aquellas pupilas, y aquella
visin le hizo sentir un escalofro, aquel reflejo propio le hizo pensar por un segundo que Maca la tena
atrapada. Se detuvo a pensar, a veces la miraba con descaro, las ms, a veces la miraba con curiosidad, las
menos, pero aquella mirada cuando se reencontraron tras los golpes recibidos, era la que le haca temblar,
aquellos ojos repletos de ternura, de amor, de alegra, aquella mirada se la haba dedicado a ella nica y
exclusivamente a ella. Aquella era la Maca real, busc una fotografa donde la haba descubierto
observndola recordaba haberla sacado, la busc y se encontr con el culo de Maca, sonri traviesamente,
y por fin la encontr. All estaba mirndola con detenimiento, ampli la fotografa, Maca la miraba con
rostro sereno, tranquilo, ni un solo gesto de frescura, al contrario ms bien pareca admirarla. Trag saliva,
le entraron dudas, muchas dudas.
A mitad tarde, Esther comenz a escuchar a los nios y la voz de Vilches, se asom a la puerta y vio
como estaban todos alrededor de la pelota, iban a hacer un partido de ftbol, y record aquel otro, sonri,
all tambin estaba agachada Maca, cruzaron sus miradas, y nuevamente una Maca lasciva la miraba. Ella
se fue hasta Teresa.
Teresa se haba sentado con todas las mujeres viendo el panorama, mientras, compartan unos
cacahuetes tostados y charlaban sobre lo que suceda en el terreno de juego. A un lado de ellas, Massamba
observaba junto a Lula y el pequeo. En un equipo jugaba Vilches, Zambi, Ngande, Limao y Nyunai. De
otro, Dib, Yildas, Mutaba, Abeza, Esther y Maca. La que estaba que no paraba de dar volteretas era Mona,
saltaba, gritaba, aplauda, mientras Ramn la miraba como pensando espera que empiecen y vers, esto ya
lo he vivido. El arbitro Ngoaubi. Silb. Comenzaron atacando el equipo de Vilches.
Cogi la pelota Mutaba, le pas a Abeza mientras Esther corra detrs de la pelota y Maca se
desmarcaba. El baln sin saber porque le lleg a Esther.
Le pas el baln a Maca quien sin pensarlo chuto y le peg en la cara de Esther, al pegarle desvi la
trayectoria del baln consiguiendo que entrara y fuera gol. Pero Esther se haba quedado tumbada boca
arriba, los nios y Mona se haban lanzado sobre ella y all, observndola con temor, Maca con las manos
en las caderas.
El partido sigui, pronto el equipo de Vilches empat, despus marco un gol el equipo de las chicas,
Mutaba recogi una pelota que ambas luchaban por llevarse, ante las risas de los dems. Siguieron entre
risas, gritos, y balonazos, Ramn ante la poca intensidad que haba se durmi, Mona cada vez que atacaba
el equipo de Esther aplauda y enseaba los dientes, con sus tipicos uh uh uh. Quedaba un minuto para
acabar el partido segn dijo Ngoabi, entonces Maca llevaba la pelota.
Cuando se fueron separando incluida Mona, se fue quedando con el abrazo primero y que le haba
sorprendido, all entre sus brazos una sonriente Esther la miraba.
El arbitro pit el final del partido, y Maca segua parada en el mismo siti, cuando los nios le
fueron a abrazar, ella sonri mirando a la otra que le haba dejado all como si hubiera echado races,
entonces sus ojos se quedaron por un segundo enfrascados, tranquilos, Esther la miraba sonriendo, Maca la
miraba sonriendo. Cuando todos se retiraron se quedaron las dos cansadas all en medio, mirndose.
E_ Me lo he pasado genial le dijo finalmente cuando pas por su lado hacia la ducha.
M_ Yo tambin su voz haba cambiado, se volvi sedosa, repleta de ternura y sinceridad.
E_ Me alegro le sonri ampliamente, mirndola a los ojos apoyndose en su puerta mientras Maca la
miraba atontada. Te vas a duchar?
M_ Qu? la mir como si despertara de un sueo impresionantemente bello.
E_ Si te vas a duchar?
M_ S, s, pero si quieres hacerlo t, me espero su mirada, aquella mirada segua siendo tierna, ni ella
misma saba explicar lo que le estaba pasando, notaba sus manos que tenan un ligero temblor, y su
corazn lata con fuerza.
E_ Vale
Se entr en su cabaa, y Maca se qued all, petrificada, con la mirada perdida, y cuando se dio
cuenta, se gir sobre sus pasos y al cruzarse con los ojos felices de Teresa, se rasc la cabeza y se meti en
su cabaa.
273
M_ Jooooooooooooooooooder.
Estaba cayendo la tarde, Maca y Esther no se haban vuelto a cruzar, Esther haba cogido su cmara
con el trozo de liana verde colgando y haba borrado las fotografas, quera en ese momento de calma
poder fotografiar a los nios que estaban cenando, todos juntos, los hijos de Zul y Nsona estaban todos
sentados en los escalones de su casa, junto a los dos nietos pequeos de Nmaba, all comentaban lo malas
pero divertidas que eran aquellas dos Mwasis jugando al ftbol. Hizo varias con las sonrisas de los
pequeos que acostumbrados a Brbara posaban graciosamente para ella.
Desde la puerta de la cocina sentada tambin en los escalones la observaba Maca, haba apoyado sus
codos en el escaln que tras ella quedaba ms alto, la miraba fijamente, sin casi parpadear. Entonces,
Esther una vez finalizadas las fotos incluidos a Nsama, el perro y Mona quien pos de todas las maneras
posibles logrando las carcajadas de todos, se dirigi hacia la cocina para beber un vaso de agua, su gesto
era tranquilo y relajado, sin embargo los ojos hambrientos de Maca volvan a teirse de seduccin.
M_ Me gustan tus poses para hacer fotos, ests muy sexy se pas la lengua por el labio inferior
lentamente, la sonrisa de Esther se borr. No vas a hacerme ninguna a m?
E_ No
M_ Lastima peque lastima sonri de lado ponindose en pie ante ella.
E_ Me dejas pasar? le pregunt enarcando su ceja derecha, formando en su rostro un gesto duro.
M_ Negociemos.
E_ Aprtate le dijo con rabia.
M_ Qu tal negociadora eres?
E_ Creo que te lo deje claro, no? utiliz un tono realmente borde.
M_ Ya, pero ahora no me vas a coger desprevenida segua mirndola con esa pose provocativamente
sensual.
E_ Te aborrezco de verdad se dio la vuelta y se march a paso ligero hasta su cabaa.
M_ Ya ya me aborreces musit riendo. Ya eres ma, lo he visto.
Pero su sonrisa se borr al instante, son un disparo que no saba de donde haba salido, se agach
por inercia, mirando alrededor.
No les dio tiempo a ms, mientras Massamba cerraba la puerta entre disparos, Zul y Ngouabi
tomaban sus armas y se encaramaban a lo alto para defenderse. Vilches corri hasta donde ellos mientras
las mujeres y los nios se metan en la cabaa de Nmaba. Teresa se haba quedado en la cocina y a cada
disparo que oa un grito y un ruego a Dios sala de su garganta seca por el miedo. Maca vio atnita como
trataban de abrir la puerta mientras el fuego cruzado continuaba, entonces pens
M_ Esther.
Corri sin pensar que pona su vida en riesgo, porque la vio salir de su cabaa haciendo un pequeo
amago de que iba a cruzar, lleg corriendo a toda velocidad, se tumb sobre ella obligndola a acostarse
entre las dos casas.
M_ Dnde crees que vas? le pregunt con los ojos a punto de salir de sus orbitas.
E_ Los nios?, dnde estn? le preguntaba nerviosa con el miedo reflejando en sus pupilas.
M_ Estn bien.
274
E_ Joder y ahora que pasa? Ay!
M_ Hostia corre la cogi de la mano y echaron a correr agachadas ya que los disparos tambin
provenan de la parte trasera. Vilches, detrs, detrs grit.
V_ Me cago en la puta nos estn rodeando Massamba.
Ma_ La puerta Vilches la puerta
V_ Dame un rifle.
Zu_ Yo detrs sali corriendo con el fsil en sus manos pas por delante de Maca y Esther que seguan
tumbadas en el suelo y les dijo con gesto serio. No mover.
M_ No, descuida seguan agachadas las balas ya no saban por donde llegaban, y Maca
instintivamente le pas el brazo por la cintura a Esther acercndola a ella y protegindola.
E_ La casa Maca le dijo para entrar porque estaban cerca, pero en ese momento un par de balas entraron
por las ventanas hacindolas aicos.
M_ No nos podemos mover deca con la respiracin agitada. Hijos de puta
Mientras los hombres seguan disparando por unos agujeros que haban hecho a propsito en el
tejado donde tenan la torre viga, disparaban sin saber muy bien hacia donde, todos agachados temiendo lo
peor, sintiendo esa sensacin de que todo se acaba pero antes de acabar hay que intentar resistir.
Ng_ Hay varios all seal Ngouabi mientras Laobi con tan solo una pierna se encargaba de cargar las
armas recostado en el suelo sirviendo los fusiles a los dems.
Yi_ Yo bajar dijo de pronto Yildas.
V_ Yildas no le deca mirndolo con tensin, el sudor y el miedo se reflejaban en su cuerpo saba lo que
pretenda y era de locos, acabaran matndolo.
Yi_ Yo bajar insisti seguro, pensando que l no tena nada que perder, los dems todos tenan hijos, y
l, no pensaba quedarse all esperando que entraran a arrasar la aldea. Yaka Massamaba, mingi ezali
likama. Na mwasis, na kamwana (Oye Massamba, aqu hay mucho peligro. Las mujeres los nios).
Ma_ Mono kuzaka suspir asustado por ellas. vanda na kuswana (Lo s Vamos a luchar) dijo
con rotundidad mientras seguan disparando.
Za_ Mono bawu Yildas (Yo contigo Yildas).
Yi_ Mono Nge te (T no) le interrumpi, nge ngala na mwana Massamba (t tienes un hijo
Massamba) lo miraba a los ojos con temor, la situacin iba siendo cada vez ms complicada.
Ma_ Mono talo, bunduki? (Yo si fsil)le dio mirndolo fijamente, Yildas seal que llevaba dos.
Beno na ntwala ya (Vosotros delante).
Yi_ Kululanga (De acuerdo).
Ma_ Mono na nima ya na nki Zul (Yo detrs con Zul). Lombela mianda (invoca a los espritus).
Los hombres se distribuyeron tal y como dijeron, Massamba pas como una flecha agachado junto a
las dos mujeres que seguan all asustadas y tumbadas en el suelo tras un pequeo montculo de tierra y
piedras. No les dio nada, no haba tiempo que perder, saba que estaban casi a las puertas, no podan dejar
descubierta la parte trasera. Vilches disparaba sin cesar, pero haban elegido la mejor hora para atacar sin
ser vistos, la oscuridad iba en aumento, y era tan complicado disparar que casi saban que era una perdida
de balas.
275
En la parte trasera, Massamba y Zul pudieron subidos a los rboles divisar que en el exterior haban
tres hombres, ellos haban dejado de disparar para aguantar la municin, mediante seas, iban dicindose el
paso siguiente. Los tres hombres salieron con cuidado, la oscuridad no les permita ver que pasaba al otro
lado, as que entre risas, iban acercndose victoriosos por el silencio del otro lado, y de esa forma,
descubrindose cuando estuvieron lo bastante cercanos y con una visin mejor, Massamba hizo una seal a
Zul, el instinto de supervivencia, el salvar la vida de sus hijos, les hizo disparar sin dudas, aquellos cuatro
disparos acertaron plenamente en los tres hombres que cayeron a penas con un quejido. Ambos asintieron y
volvieron a pasar junto a Maca y Esther que seguan all de igual manera, sin moverse, se reunieron con los
dems que les explicaron cual era el siguiente paso, Yildas haba logrado matar a uno de los dos hombres
que trataban de entrar, el otro sali huyendo pero al disparar logr que la bala rozara el muslo del joven
guerrero que cay.
Mientras Maca y Esther seguan sin moverse, de vez en cuando Maca asomaba la cabeza para tener
controlado sobre todo la cabaa de Nmaba con los nios, tambin la cocina con Teresa. Aunque su mxima
preocupacin era que Esther no se moviera, all tumbadas boca abajo, tapndose la cabeza no hablaban, ni
se movan. El sonido de las balas era suficiente como para concentrarse en su idioma asesino que no les
diera alcance.
276
Las balas volvieron a cruzarse, unas que salan de los fusiles de Vilches, Massamba, Zul, Zambi y
de un lateral donde Ngouabi y Dib que haba acudido por la baja de Yildas esperaba la entrada para
sorprenderles. Desde arriba Laobi tumbado en el suelo con el fusil en sus manos recordando las imgenes
de cuando arrasaron su poblado, la rabia se haba metido en su piel, en sus poros, y not entonces mucho
ms presente la falta de su pierna. Los rostros de su gente ensangrentados, y las lagrimas corrieron por sus
mejillas no iba a permitir que aquella nueva familia sufriera el mismo horror. Sus manos temblaban pero
apuntaba decidido. Vilches con el botiqun en su mano el temblor en todo su cuerpo, no era la primera vez
que les atacaban, pero s era la primera vez que el peligro era tan claro, tan grande.
Por su parte, Maca y Esther seguan all, como si se hubieran detenido en el tiempo, como si al
susurrar Esther su nombre, le hubiera bloqueado, la miraba a los ojos, al igual que la enfermera, justo
cuando se abri la puerta, cuando los hombres gritaban, disparaban, aullaba de dolor, con aquel horrible
sonido de fondo, Esther mir los labios de la mdico, con lentitud cogi la mandbula de una sorprendida
Maca, y despacio acercndose a ella termin fundiendo sus labios en los suyos. El roce supuso para ambas
como una explosin de aquellas balas, Maca atrap el labio inferior de Esther, quien esta vez, se dej besar
y bes.
El fuego cruzado comenz a menguar, los hombres que haban entrado, haban ido cayendo sin
embargo, alguno haba escapado, cuando el silencio se hizo dueo del lugar, se oyeron los lloros de los
nios, las voces que pedan auxilio, se vieron los gestos de miedo de todos, el dolor en su alma de Vilches
tras haber soportado un ataque que les poda haber costado la vida, y en medio de todo aquello. Esther y
Maca fundidas en un beso, la mano de Esther sobre la mejilla de Maca, el cuerpo de Maca temblando sin
poderlo controlar. Cuando se separaron se miraron a los ojos, Esther agach la cabeza cerrndolos, y
entonces Maca suspir como entendiendo su impulso, lade algo la cabeza y al ser consciente que los
disparos haban cesado, la abraz dejndole un tierno beso en su frente.
La operacin era realmente complicada, pero lucharon por aquel hombre hasta la extenuacin, en un
primero momento pensaron que no podra superar la operacin, haba perdido mucha sangre y ellos no
tenan para poder transfundirle, la tensin en el quirfano y fuera, era palpable, pero en ese quirfano, no
solo haba tensin por salvar la vida de Yildas, sino, tambin, porque las dos mujeres haban traspasado
lmites que quiz no habra vuelta atrs. Cuando al final salieron, los hombres de la aldea haban atado a
los nicos dos sobrevivientes que pedan misericordia a las mujeres, los haban encerrado en el pequeo
cuarto donde tenan el gallinero, mientras esperaban los resultados de la operacin.
Las miradas de todos fueron serias, preocupadas. Teresa sali buscando con su mirada a Esther,
quien le notaba bastante seria.
T_ Ests bien?
E_ S, s, oye Teresa has visto a Mona?
T_ No dijo con gesto preocupado. Despus del tiroteo no.
E_ Hostia susurr con miedo y sus ojos buscaron a una Maca que se haba apoyado con gesto serio sobre
la madera. Maca Maca
M_ Qu? su respuesta fue un tanto preocupada ms por el tono de dependencia de Esther que por lo
que poda pasar.
E_ Mona no est.
M_ Cmo qu no est? mir a Teresa.
T_ No, no la he visto desde antes del tiroteo.
M_ Mierda
V_ Voy a poner en aviso a Dvila, a esos hijos de perra dejarlos ah y que no se muevan.
Za_ Tranquilo.
M_ Vamos a buscar a Mona.
E_ No le habr pasado nada, no?
M_ No lo s Esther! le grit fuera de s, la dependencia de Esther hacia ella le estaba dando pnico.
T_ A ver calma, voy a mirar en la cocina, seguro se est comiendo los pltanos.
E_ No vas a buscarla? le recrimin.
278
M_ S, claro por un lado estaba impactada por la falta de Mona, saba que ella no estara escondida, al
ver a Esther lo normal era que se le hubiera echado al cuello, y por otro lado, el beso pareca haber dejado
en ella una resaca mortfera que le haca trastabillarse en sus pensamientos. Mona.
E_ Mona! la llamaban pero no sala. No me gusta Maca.
M_ Ni a m contest mientras oa como todos empezaban a llamarla.
T_ En la cocina no est apareci la voz temblorosa de Teresa.
E_ Mona por favor que no le haya pasado nada susurraba enfocando con la linterna.
M_ Mona sal venga comenz a silbar como sola hacerle.
E_ Por favor por favor rogaba entonces la luz de su linterna enfoc un pie que reconoci suyo, al verla
sus ojos se abrieron como platos y con voz ahogada exclam. Maca est aqu!
M_ Voy por su voz entendi que el animal estaba herido. Dios mo.
E_ Mona Mona cario le deca con los ojos rasgados de lagrimas, arrodillndose ya que el animal
estaba tumbada boca abajo en el suelo. Mona
Mo_ Uhh dijo dbilmente abriendo un poco un ojo.
M_ Hay que llevarla al hospital, rpido aydame dijo cogindola en brazos con la ayuda de Esther y
entonces roz su sangre. Est herida.
E_ Dios mo Mona cario todo est bien.
Mo_ Uh volvi a gemir cerrando sus ojitos.
Con rapidez la entraron con la ayuda de los hombres hasta la mesa de quirfano, Mona cerraba sus
ojitos, y su respirar era dificultoso, Maca y Esther ante la ausencia de Vilches se encargaron de revisarla.
Para ambas, la voz de Vilches se fue perdiendo, Mona que perciba aquella lejana las miraba a una y
a otra alternativamente, Maca curaba con cuidado su brazo, sin duda una bala haba pasado muy cerca suya
y eso le haba creado el ataque de miedo que tena. Pero si bien la curaba mientras Vilches hablaba, su
corazn le iba hablando de otra cosa, le haba gustado el beso, sin duda, en esas situaciones lmites a Esther
le gustaba besarla, suspir porque no era como las dems que caan a sus pies y hacan todo cuanto ella
quera, le bastaba una mirada para que cualquiera de las anteriores mujeres que haban pasado por su vida,
se derritieran, sin embargo, con Esther era al contrario, era ella la que provocaba en Maca un
estremecimiento que le asustaba. Cuando crea que la tena a su merced, Esther hua, sin embargo, cuando
estaba desarbolada Esther atacaba. Y aquella situacin era delicada para ella, porque no saba muy bien
como acoger esos besos, esas miradas repletas de ternura, tanto era as, que por primera vez, haba dejado
un beso suave y tierno en la frente de una mujer que no fuera Julia, con un roce de sus manos en la otra piel
tan delicado que la tena asustada y temblorosa.
Por su parte, Esther tampoco escuchaba demasiado a Vilches, acariciaba a Mona mientras su cabeza
repeta lentamente el gesto de acercarse a besar aquella boca, aquellos labios que se haban quedado entre
abiertos provocativamente haciendo que su mundo interior cayera fulminado, olvidndose de todo,
centrndose en ella, dando el protagonismo de su vida a aquellos labios. Recordaba el contacto suave,
tierno, pero algo prolongado y not como sus pezones se volvan erectos, como su piel se estremeca y
como su entrepierna comenzaba a cobrar vida. Mona la mir como sintiendo todas aquellas sensaciones en
ella, suspir tratando de que no se notara, nunca antes, haba dado el paso de besar a nadie, sin embargo,
hacia unas horas, no solo haba dado el paso, sino, que lo haba deseado con todas sus fuerzas. Mir a
Mona y sigui acaricindola, pero una mirada fija en sus ojos le hizo alzar la mirada y encontrarse con
aquellos dos y una ceja enarcada. Esther se fij, y se percat que no estaba acariciando a Mona, que estaba
acariciando el brazo de Maca, con una suavidad y ternura que estaba provocando en ella que al igual que
Esther, su entrepierna cobrara vida propia y aquello les estaba asustando a ambas. Aquel ntimo momento
lo haban compartido por separado, pero la caricia de Esther, las uni como si un suave hilo de terciopelo
fuera juntndolas. Y mientras pensaban en el miedo que despertaban en cada una, irremediablemente, se
miraban, se miraban intensamente.
280
Sali hecho una furia de all mientras Mona se iba tranquilizando con los mimos de ambas que
alguna que otra vez se encontraban sus manos en la caricia y ambas, hacan el mismo movimiento algo
tensado.
Durante un rato cada una estuvo en sus cosas, el ataque haba creado en la aldea un clima de
crispacin, miedo y zozobra. Los hombres haban enterrado a los otros muertos, en plena Selva, no haba
tiempo que perder. Normalmente nunca haba reclamaciones por aquellos guerrilleros abatidos, casi
siempre haban sido enrolados de nios, o cuando lo haban perdido todo, sus vidas era lo nico que tenan
y al finalizar, las iban recogiendo bajo una tierra cualquiera, que jams era la de ellos.
Las mujeres haban calentado kinkeliba, para repartir, sin duda era necesario calmar la tensin
vivida. Poco a poco se fueron retirando, Massamba, Zul, Dib, Zambi, Ngouabi haban hecho una pequea
hoguera y fumaban unas hierbas despus de mostrarse su lado guerrero, era ritual, as, no slo olvidaban lo
vivido sino, el miedo a que Yildas perdiera la vida por salvar la de todos ellos. Despacio cantaban y aquella
cancin que no entenda, a Esther le estaba llenando de pena el corazn. Estaba entrando al hospital, quera
ver como estaban los dos heridos, Yildas segua perdido en los sueos de la nada, al ver all su cuerpo del
valiente guerrero que haba salvado sin duda a todos de que entraran y les sorprendieran, sus ojos se
llenaron de lagrimas, se senta tan extraa, tan abatida. Rez ante el hombre aunque no era muy de Dios,
pero estar en aquel lugar, a veces, le haca sentir que deba unir su alma a la Fe a esa Fe que tanto su abuela
le haba tratado de impregnar. Despus sali a ver a Mona, el animal estaba en la cama, tapadita con la
sbana, con su brazo vendado y un gesto triste, Esther la acarici la mim, y hasta que no vio que se
quedaba dormida no se movi de su lado. En parte hacia tiempo porque haba visto a Maca sentada en
aquella posicin suya tan excitante en la puerta de su cabaa, pero deba salir, no poda estar toda la noche
all, era como esconderse y tampoco poda hacerlo. Suspir profundamente, al salir, se cruz con Lula. Le
sonri, y la muchacha pas su mano sobre el rostro de Esther. Al mismo tiempo, la enfermera al notar su
caricia sincera y afectiva suspir. Tanto se notaban sus nervios, su desazn al respecto de lo ocurrido. Los
hombres haban callado y retirado a dormir, las mujeres haban decidido acostarse, Laobi era el nico que
no haba participado en el ritual, l se qued vigilante, con sus odos bien despiertos escuchando aquello
que no fuera el canto de la Selva. Vilches se haba retirado, la tensin vivida lo haba dejado intil para
cualquier cosa, Teresa junto a un Ramn nervioso se haba acostado, tras despedirse de Maca, y Maca, era
la nica que estaba despierta, segua sentada en aquella posicin observando la luna, brillaba hermosa en el
cielo, y aquella luna pareca hablarle en susurros. Esther deba pasar, deba entrar a su cabaa, y deba
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pasar por su lado. Trag saliva conforme llegaba, saba que deba dar una explicacin a lo sucedido, o, al
menos no aguantar las burlas. Al llegar a su altura, Maca le dijo extendindole un vaso.
Su voz son calmada, su actitud tambin, lo que hizo que Esther se sentara irremediablemente,
quiz, si hubiera comentado algo, si hubiera mostrado una de sus sonrisas irnicas, ni siquiera se hubiera
parado a su lado. Pero aquella voz la hipnotiz, de alguna manera ella tambin quera hablar, no poda
soportar as tanto tiempo, ahogar el sentimiento de culpa que se haba desarrollado en ella desde la cascada.
Hubo silencio
M_ Y Mona?
E_ Dormida.
Nuevo silencio ambas miraban algo que ninguna saba que era, pero necesitaban detener su
mirada en algn punto para no devorar los ojos que tenan al lado.
E_ Siento lo de antes.
M_ Qu?, qu sientes? la mir pero su voz se haba vuelto a disfrazar de ternura.
E_ Te he besado lo siento la verdad que
M_ Ah eso dijo quitando importancia. Al menos ahora estar preparada, cada vez que nuestras
vidas corran peligro, me besars, algo es algo sonri de lado entonces Esther la mir fijamente. Qu?
E_ Nada me preguntaba que puede ocurrir en la vida de alguien, para que marque tanto slo eso.
M_ Ya asinti dando un sorbo a aquella bebida relajante saba porque se haca esa reflexin.
E_ Siento haberte besado, no s, no s porque lo hice.
M_ No importa, no me va a crear ningn trauma.
E_ Eres idiota le peg un golpe sonriendo.
M_ Y a ti? aquella sonrisa le haba hecho instintivamente juntar su piernas.
E_ Crearme un trauma? Maca asinti. No lo s tendr que valorarlo
M_ Ya cuando lo sepas me lo contars?
E_ No creo, debera? volvi a mirarla insistentemente con esa sonrisa arrebatadora que posea, Maca
retir su mirada.
M_ Me desconciertas, francamente, porque eres autentica dijo suavemente y tras suspirar afirm.
Hacia mucho tiempo que no conoca a nadie as, excepto Teresa, pero no es mi tipo.
E_ Y yo soy tu tipo? le pregunt algo pcara bebiendo.
M_ No, eso es lo bueno, me gustan las mujeres morenas, altas, grandes o rubias y as como Brbara
con buena delantera ya sabes
E_ Ya claro, yo soy bajita y poca delantera
M_ Si sonri.
E_ Bueno creo que me voy a dormir sonri de lado.
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M_ Tan pronto?
E_ Sabes que hora es?
M_ Nunca llevo reloj, aqu no hace falta debes dejarte llevar.
E_ Aunque dejarme llevar signifique hacer lo que una parte de ti no est preparada?
M_ Cada quien se deja llevar como surge no siempre como quiere
Nuevamente silencio, Esther quera marcharse, pero al mismo tiempo necesitaba quedarse, aquella
Maca tranquila, sin ese gesto suyo tan provocativo, seductor y engredo, la atraa irremediablemente.
Suspir. A Maca le entraron ganas de abrazar a aquella mujer, no saba porque, pero necesitaba abrazarla y
entonces aquella sensacin le desbocaba el miedo, quera huir, pero no tanto como quedarse.
Hubo silencio, Esther la miraba aquellos ojos se haban apagado, haban casi tocado un fondo donde
estaba segura haba dolor y pena. Hizo una mueca como si no estuviera segura de querer escuchar la
historia, como si, al verla sufrir, sintiera su propia vulnerabilidad a flor de piel.
E_ Qu te pas?
M_ Me enamor en la Facultad dijo de repente mirando al frente como si estuviera viendo una pelcula y
la estuviera contando a su compaera. Sonri antes de hablar. Se llamaba Julia, la adoraba a mi manera,
compartimos piso de estudiantes pero nunca le pude decir que estaba enamorada. Tena novio, un
estudiante tambin de Pediatra, ramos compaeros de clase bebi un trago largo y tras un suspiro bajo
la atenta atencin de Esther sigui. En una de esas fiestas de Navidad ya sabes fuimos las chicas
por un lado, los chicos por otro, aquella noche ella bebi ms de la cuenta, yo no, no quera perder el
control por miedo a hacer el ridculo con ella, cuando estaba bastante borracha me la llev a casa, en el
ascensor me mir y sin cruzar una palabra nos besamos, si en ese momento alguien me hubiera pedido
morir a cambio de aquel beso y lo que vino despus, lo habra hecho trag saliva. Dej a su novio, l
se march a la India cuando se doctor, ella se fue a Guatemala y yo aqu, nos repartimos con Mdicos sin
Fronteras, al principio fue un mes, y a mi vuelta, ella quiso que viviramos juntas, ramos pareja, a la vez
ella trabajaba en un privado y yo en el Central, all conoc a Cruz. Llevbamos juntas dos aos, ella de vez
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en cuando volva a Guatemala, yo no volv a frica hasta dos aos despus, necesitaban mdicos as que
ella misma me convenci. Estuve tres meses aqu, y al volver, ella me dijo que quera tener un hijo, que le
haca mucha ilusin compartir conmigo la maternidad. A m me encantan los nios as que imagnate.
E_ Ya haba pasado de escuchar con atencin la historia a mirarla, porque su voz conforme iba narrando
se iba alejando a todos aquellos tonos que conoca de ella, se haba vuelto triste, quebrada, lenta.
M_ As que comenzamos a mirar los mtodos, decidimos la inseminacin, pero entonces a m me lleg con
urgencia un nuevo viaje aqu, yo no quera separarme de ella y menos en aquel momento, me asegur que
todo iba a ir bien, que me amaba, que me quera que necesitaba ser madre a mi lado. As que me vine, y a
los tres meses de estar aqu, me confirm que estaba embarazada. Cuando llegu a Madrid, viv los mejores
meses de mi vida, cuidndola, preparando todo, comprando ropa, decorando el cuarto del nio esperando
el nacimiento juntas, la ms feliz y dulce espera agach la cabeza con un nudo en su corazn, volvi a
beber y sigui ante la mirada triste de Esther. Estuve en el parto, fue precioso, tener a tu hijo entre tus
manos, verlo nacer sus ojos se llenaron de lagrimas pero con esfuerzo les oblig a quedarse quietas a
disolverse. Los primeros dos meses fueron impresionantes Esther al escuchar su nombre en su voz, en
su boca, sinti un escalofro que necesit dar un trago a aquella bebida que se haba enfriado, era tan
pequeo, tan indefenso, me tena loca, hasta que otra vez me hicieron venir a aqu, a m no me llamaba
nada la atencin, bueno, a veces suceda que necesitaban ayuda. Cuando llegu Teresa se extra de verme
al igual que Cruz y a m, me dio un vuelco el corazn. Sin embargo hablbamos todos los das, me
contaba como iba mi pequeo David, me hablaba de lo mucho que creca y siempre acababa susurrndome
un te quiero tan dependiente que me haca temblar.
E_ Debe ser duro estar en una situacin as haba apoyado su barbilla en las rodillas, haba mirado a
Maca de lado y le haba descubierto la sombra en sus ojos. Al ver que no hablaba que su voz se haba
apagado carraspe y le dijo. Sigues?
M_ S, claro veo que te interesa una historia horriblemente triste musit sonriendo de lado, formando
as en su rostro, un gesto tan apesadumbrado que impresion a Esther.
E_ No tenemos nada mejor que hacer Maca, a veces, hablar aclara muchas cosas.
M_ Y que lo digas, yo habl con Cruz y ella, me dijo una duda mata ms que una sola razn para sufrir,
as que con la ayuda de Dvila, me march, volv a Madrid y cada minuto que me acercaba a ella, ms me
dola el corazn, no entenda porque pero all estaba yo en nuestra casa, y no haba ni rastro de ella, ni
del beb, si su ropa, algn peluche de mi pequeo en el sof, nuestras fotos, pero ella no. No quera
llamarla, si haba algo extrao en todo yo quera toparme con la verdad de frente. As que fui al Hospital
donde ella trabajaba, tuve suerte, su secretaria que era la que siempre hablaba conmigo, no estaba, a veces
la vida te planta cara y otras te alisa el camino, tena gripe y la chica que estaba sustituyndola me dijo que
Julia estaba en su casa, que haba terminado la consulta. Le dije que me diera la direccin porque deba
mandarle unas cosas que haba trado para ella, as que con la informacin en la mano, me fui a esa casa
suya que yo no tena ni idea de que exista.
Remarc la palabra con cierta rabia y mucho dolor. Esther sin saber muy bien porque se acerc algo
ms a ella, pareca ver que temblaba, la noche haba refrescado pero ella llevaba una rebeca que saba le
abrigaba, deba temblar por el recuerdo. Pero y ella, por qu temblaba ella?, quiz porque estaba viendo
una Maca totalmente diferente, una Maca derrotada, abatida, repleta de dolor, y aquello era mucho ms
peligroso que verla con una sonrisa. Su gesto an en la oscuridad de la noche era impactante, vea su
rigidez y le asustaba, la vea tan dbil, tan necesitada de calor, que entendi en ese instante las palabras de
Teresa, y su propio miedo le hizo entender tambin, que al menos, aquel beso le haba servido como para
mostrar su verdad, pero y a ella?de qu le haba servido a ella?.
M_ Cuando llegu me abri la puerta una chica que era su criada, yo pas y al llegar al comedor, me tope
con mi pesadilla, la que me ha perseguido da tras da, noche tras noche, la que no me deja dormir, la que
me ha hundido en la miseria. All estaba el que haba sido su novio, el que dej por m, con mi pequeo
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David en brazos, al verme, sonri contento pensaba que estaba de visita, entonces me present a su hijo, y
con un grito llam a su mujer su voz se quebr, Esther abri su boca y entrecerr sus ojos. Yo no
poda dar crdito a aquello, su hijo era mi hijo su mujer era la mujer que el da anterior me haba
jurado amarme, y por la que yo haba dejado a mis padres atrs, a mi familia y a mis amigos, tal y como
ella quiso. Tuve que hacer de tripas corazn para no morirme all mismo, cuando l como un gesto tierno
me dej a mi nio en brazos, sent el dolor de mi alma, escuch como el alma se resquebrajaba en mi
interior con sus manos haba formado aquel gesto que dej en su hijo, el abrazo, la caricia, su lengua
tuvo que humedecer sus labios porque como su alma en aquel momento se haban quedado rotos, secos.
Esther vio como sus ojos se emocionaban ante aquel dolor que poda imaginar pero tambin como con una
dureza extrema se negaba a llorar. Entonces cuando nos dej solas la mir, me mir y me dijo lo
siento, yo quera una familia que t no me podas dar. Esta es mi familia.
Hubo un silencio prolongado, Esther tom su mano y le acarici suavemente, Maca exhal un
suspiro profundo, que demostraba su intenso dolor a pesar de los aos pasados, se dej acariciar aquella
mano, y con la que le quedaba libre, se sec las mejillas.
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No dijeron ms, Esther no cont de su vida nada porque comparado con la vivencia de Maca, no
haba nada que contar, saba como era Maca y en ese momento saba que se le aceptaba as, o no se le
aceptaba. Se levant, le sonri y se fue hasta su cabaa, Maca la miraba marcharse lo haca con su gesto
repleto de calma, contarle la verdad haba sido para ella como renacer, era la primera persona a la que le
contaba su experiencia, quiz porque necesitaba explicarle que ella no siempre fue as, que hubo una vez
que fue una mujer enamorada, feliz, sonriente, tranquila, justa y respetuosa. Dirigi sus ojos hacia el suelo,
volvi a beber y suspir, entonces gir nuevamente sus ojos hacia la puerta que haba quedado entre
abierta, se pinz el labio inferior y dio el ltimo trago a la bebida, con una sonrisa, se levant.
La noche llevaba un buen rato entrada, las estrellas aquella noche se vean bien claras, la luna
ejemplar nico de la belleza, se mostraba coquetamente en lo alto del cielo, la armona de la Selva, los
gritos de los animales nocturnos, el campamento por fin en paz.
De repente
E_ Ahhnhhhhhhhhhhhhh
Un grito que hizo a Teresa sentarse en la cama, a Ramn aullar nervioso moviendo la cola, a Vilches
levantarse pensando en otro ataque, ambos reconocieron el grito en la voz de Esther.
T_ Dios mo alguno de los tipos que andaba suelto Vilches! deca con gran sofoco yendo hasta la
cabaa. Seguro seguro
V_ Joder va a terminar conmigo deca sofocado.
Al abrir la puerta ambos se quedaron con la boca abierta, los ojos perplejos y un gesto de impacto
brutal ante lo que se encontraron.
T_ Joder
Vilches cerr la puerta todava con gesto transpuesto, luego se miraron los dos an perplejos ante la
visin que acaban de tener, la menos esperada, pero no por eso, ms impactante.
V_ Me voy a dormir.
T_ Si y yo creo que
V_ Hasta maana.
T_ Adis.
Dentro de la cabaa, Esther al ver la puerta que se abra instintivamente se haba tapado con la
sbana y de un solo impulso se haba puesto en pie, su rostro rojo como uno de esos amaneceres rabiosos
de la Selva, no fueron ms de seis segundos con la puerta abierta pero lo suficiente para querer que la tierra
se la tragara. Por su parte Maca, ante la precipitacin de Esther, cay al suelo, y desde all sinti su apuro,
y cerr lo ojos mordindose el labio. Esther al cerrarse la puerta se haba dado la vuelta, notaba su corazn
latir con fuerza, tal que le pareca que iba a explotarle de un instante a otro. Not como Maca se pona a un
solo paso de ella y como le rodeaba la cintura con los brazos.
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Sin una palabra, Maca recogi sus ropas se visti lo ms rpido que pudo y se march dando un
suave portazo. Fue suave casi imperceptible para el resto del mundo, pero pera Esther, haba significado un
golpe en su alma. Se tap la cara, suspir rompiendo a llorar.
Al llegar a su cabaa, Maca con el ceo fruncido, gesto serio, comenz a pasear de lado a lado, de
vez en cuando se morda la ua, de vez en cuando detena sus pasos, haba hecho dos amagos para ir a
buscarla nuevamente, para hablarlo para dar algn tipo de razonamiento a lo ocurrido, pero no haba
conseguido reunir las fuerzas suficientes para acabar lo que empezaba a formarse en su cabeza. Se sent
finalmente a los pies de la cama, sus piernas abiertas, ambos codos apoyados en cada uno de sus muslos,
las manos apartando el pelo de la cara, y esa cara, an exaltada por lo que haba sucedido, frunci los
labios, resopl y haciendo una mueca que pareci una sonrisa, se fue a cambiarse para meterse en la cama.
Por su parte Esther se haba puesto el camisn, estaba sentada en la cama con los ojos repletos de
lagrimas, con la nariz roja del disgusto y con un sentimiento de vergenza enfermizo. Justo en el momento
en que el motor ceda y se marchaba la luz, entonces Esther en la oscuridad de la noche, con el reflejo de la
luna revivi lo sucedido.
Haba dejado la puerta entre abierta, no supo muy bien porque razn, pero esper lo suficiente como
para que en el momento que anhelaba, Maca entrara, no hubo ninguna palabra, no hubo ninguna seal
especial pero si se ti en el ambiente la mayor ternura que jams haba vivido. Cuando sinti el cuerpo de
Maca apegarse al suyo, cerr los ojos dejndose llevar, cuando not como sus manos lentamente recorran
su cintura estrechando su cuerpo, suspir, y cuando los labios de aquella mujer se posaron dulcemente en
su cuello, gimi. Despus, aquellas manos que parecan gaviotas sobrevolando el mar, fueron sobrevolando
su cuerpo, con dulzura, con detenimiento, primero por encima de la camiseta, mientras notaba como los
pechos de Maca endurecidos se clavaban en su espalda, nunca haba sentido aquella sensacin de volar, de
volar lejos, muy lejos acompaada por primera vez. Su corazn, haba corrido velozmente al sentir como
Maca le daba la vuelta, la excitacin que vio en sus ojos, poda ser reflejo de la suya propia, mucho ms
cuando la Pediatra llevaba sus manos hasta la mandbula, la acariciaba con ternura, pasaba su dedo ndice
por los labios secos por el deseo, mientras los miraba con avidez, desatando la respiracin en Esther que no
saba que hacer, no saba donde colocar sus manos, trag el miedo que de repente inund sus venas,
mezclndose con el deseo, mala combinacin que le hubiera hecho salir corriendo, pero all, una mujer tan
sensible como en ese momento se estaba mostrando Maca, se lo impeda. Despacio, sin dejar de mirarse
iban uniendo sus labios, mientras la msica de fondo de la Selva pareca sonar tan solo para ellas, la luna se
adentraba por la ventana rota en el tiroteo. Finalmente Maca roz con suavidad sus labios, Esther cerr los
ojos y por fin supo donde poner sus manos, aquella cintura maravillosa de la Pediatra pareca llamarla a
gritos mientras daba un paso para acercarse ms a ella, pareca estar en el Paraso, y mucho ms, cuando
not como la lengua de Maca jugaba en el interior de su boca, con suavidad, hmeda, caliente, mientras
una mano bajaba por su nuca y recorra su espalda tan suavemente que le haca estremecer, y la otra
reposaba en la nuca acercndola como impidiendo as que se marchara. Esther respondi al primer intento
de Maca, ambas lenguas se rozaron, provocando un gemido suave que fue ahogado en boca ajena, mientras
sus manos, hbiles de pronto, se posaron en el trasero de Maca, lo acariciaron para despus apretarlo contra
ella. El sonido de la Selva se qued en un segundo plano, en ese instante, el enloquecedor ruido de las
bocas besndose se hizo protagonista de toda la estancia. Las respiraciones se haban disparado, y cuando
Maca separ su labios de los otros, Esther sinti como su cuerpo pasaba de la tensin a la flojedad
necesitando a aquella mujer que la miraba, que la llamaba con los ojos, sus manos se entrelazaron, se
apretaron mientras volvan a juntarse sus bocas, provocando en la enfermera un xtasis embriagador, daba
y reciba por igual, el ritmo lento haba dado paso a un desbocado frenes, cuando not como las manos de
Maca aprisionaban sus pechos, gimi sin poderlo evitar, ech el cuello para atrs momento que aprovech
la doctora en pasar la punta de su lengua por l, un ligero temblor, que termin siendo un tsunami que
volte todo su cuerpo, que inund su sexo de manera alocada, Maca segua besando, lamiendo su cuello,
ella metiendo las manos como poda entre su ropa, maldeca su torpeza, adoraba la destreza de la otra que
la estaba volviendo loca. Fue ella quien incremento el ritmo para desnudarla, ella porque se estaba
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quemando, abrasando, necesitaba a Maca, la necesitaba frenticamente. Se quitaron la ropa entre estirones,
besos, caricias, mordiscos, entre un torbellino de pasin que ninguna de las dos quera frenar, Esther sinti
como caa su sujetador, y como Maca se sentaba en la cama atrapando su pecho izquierdo mientras con la
mano le desabrochaba el pantaln, y la otra bien abierta en el centro de su espalda, aquel roce era
apotesico, Esther puso sus manos en la melena larga y lacia que le pareca ms hermosa que nunca,
atrayendo aquella boca ms y ms como si as el deseo y la pasin llegara a lmites insospechados, la
lengua de Maca juguetona y maestra, recorra sus pechos provocando en ella una sensacin cegadora,
mantena los ojos cerrados, no poda controlar todo lo que su cuerpo le estaba enseando que ella ni saba
que exista, pero entonces no quiso quedarse atrs, no quiso limitarse a sentir, necesitaba ms, en aquel
momento separ las manos de la cabeza de Maca, que tena la boca entre abierta, los labios rojos
encendidos, los ojos cristalinos por el deseo, y su respiracin jadeante por lo que ella misma senta, y fue
as, cuando Esther se sent abriendo las piernas, sobre Maca, tocando su sexo con el tanga fino del
conjunto de encaje que llevaba, en las piernas desnudas de Maca gracias a ese pantaln tan corto que
llevaba y que en ese momento con la compostura ya perdida, Esther reconoca que le volva loca. Maca la
ayud a acoplarse, mientras senta como la enfermera le desabrochaba con alguna dificultad el sujetador
tambin negro, su respiracin fue en aumento al notar como las manos temblorosas de Esther le
acariciaban la espalda, estaba sintiendo tantas cosas, que no quera pensar deba actuar y as lo hizo, dio
con soltura la vuelta dejando a Esther sobre la cama, quera llenarse de ella, pero Esther tambin entonces
la ayud a subir hasta reposar la cabeza sobre la almohada, ambas con el tanga nicamente, sus pieles
encendidas en el fuego ms vido del deseo, sus caricias comenzaron lentamente a pasear entre una y otra
piel, no haban palabras porque los ojos lo decan todo, el dedo corazn de Maca entr en la boca de Esther
quien lo lami respirando ajetreadamente, cuando lo liber lo dej viajar por aquellas montaas, bajar a la
meseta de su vientre y pasear, mirndola, viendo como cerraba los ojos, como se morda el labio, sintiendo
como las manos de su complacida amante, se posaban en sus muslos acaricindolos con ternura. La tena a
su merced, tal y como quera desde que la vio por primera vez, entonces retir con cuidado el tanga
hacindolo a un lado, y pas suavemente su dedo ndice por aquel sexo tan gratamente hmedo, se mordi
el labio con un deseo abrumador ante aquel maravilloso contacto, mientras vea como la enfermera
marcaba las venas de su garganta sellando sus labios, como curvaba su espalda, le encantaba aquella
sensacin, le encantaba verla, sentirla hmeda, y entregada con sus piernas abiertas con un movimiento
suave de caderas como si buscara ms profundas las caricias, estaba a su merced, sin duda, entonces baj el
tanga con cuidado, Esther respiraba con dificultad, se pasaba la lengua por los labios, estaba desconcertada
ante su propio deseo, ante la calentura que haba sufrido desde la primera caricia sentada en la escalera,
ante la locura en aquella cama donde quera aprender, donde quera sentir, sus dientes se apretaron unos
contra otros, su garganta emiti un suave gemido, al notar aquellos labios hmedos rodar por su piel,
paseaban por sus muslos, mientras Maca vea su piel erizarse y sonrea con un gesto totalmente cautivador,
pas su sexo de largo no sin dejar un suspiro en l y aquel aliento an le hizo estremecerse ms mientras
sus manos volaban sobre su espalda, sobre su cabeza, entre su pelo, y el suspiro se volvi gemido al notar
como su lengua rodaba por su vientre, dibujaba un circulo sobre su ombligo, y segua ascendiendo entre
aquellas montaas que parecan sentir un terremoto en sus entraas, el terremoto de la locura de la pasin,
sus pezones se haban vuelto dos picos para escalar, con cuidado, con suavidad, pero firmeza, y as lo hizo
Maca, jug con ellos, mientras notaba como su deseo creca por momentos, como su propia humedad era
atronadora, necesitando exhalar aire para aliviar esa sensacin de ahogo, una vez reg aquellos campos,
subi por su cuello, Esther ya crey morir, sus caderas buscaban cualquier zona del cuerpo de Maca que
muy sabiamente retiraba, no quera que nada estropeara aquella primera vez, donde iba a volverla loca,
donde deseaba marcar a fuego sobre su piel el deseo, y fue entonces cuando Esther apret sus manos en su
cintura, toc su culo y como si leyera el pensamiento de Maca y no quisiera quedarse atrs, roz le sexo de
su amante por encima del tanga, y lo not, not aquella calor, aquella humedad, aquel contraste que le hizo
sentir su propio deseo gritar, Maca gimi en su oreja irremediablemente ante la suavidad de aquella caricia,
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una sola caricia haba desembocado en ella un deseo abrasador, y con la respiracin entre cortada sinti la
necesidad de susurrarle
M _Esther Esther Esther su pecho se volva loco por cada vez que la nombraba, estaba
embriagada por su maravilloso desconocimiento, por su maravillosa ternura.
E_ Maca Maca no puedo ms le susurr mientras le acariciaba la cara y se fundan en un beso
apasionado.
M_ Mi nia
E_ Su nia eso le dira a todas?
M_ Me deseas?
E_ S musit dbilmente mientras notaba como los dedos de Maca paseaban por sus labios, entonces
atrap uno de ellos y Maca abri la boca instintivamente. Mucho
M_ Bien
Volvi a perderse en aquel cuello que tanto le gustaba, entonces aquellos dedos humedecidos por la
propia saliva de Esther viajaron hacia las profundidades de su esencia de mujer, y all se perdieron, entre
olas de humedad, contracciones ms parecidas a movimientos ssmicos, y respiraciones entre cortadas,
penetr un dedo y Esther se aferr a su cintura, Maca segua enfundada en aquel cuello, en aquel
maravilloso cuello, mientras gema al notar como Esther le haba dejado entrar a su esencia, y se acomod
para introducir mejor otro dedo ms que hizo a Esther contraerse, a Maca le encant aquel movimiento
mientras su lengua se lama los labios, lama el cuello, sus dientes apretaron su piel, aquel clido lugar le
estaba disparando su propio deseo hasta lmites que ella misma desconoca. Y como si el mundo se
terminara, como si a Esther la hubiera llevado a aquel paraso nico para ella, lleg a un orgasmo tan
brutal, que no pudo aguantar el gemido final, el estallido envuelto en el mximo placer y felicidad. y
Maca sintiendo sus contracciones, sintiendo como llegaba, como se entregaba a ella, tuvo que soltar un
suspiro largo y entrecortado porque sin saber como ella misma, sin una sola caricia, haba llegado a un
xtasis fascinante.
La luz del sol las descubri pensativas cada una en su cama cada una pensando en lo sucedido
la noche anterior de manera diferente.
Los gallos comenzaron a cantar la serenata del despertar, y para cuando lo hicieron, Teresa ya se
haba duchado, estaba terminando de arreglarse an impactada por lo que la noche anterior haban visto sus
ojos. No pens que Esther acabara acostndose con Maca, no porque no pudiera suceder, sino, porque la
sensacin que tena con ella era la de frialdad ante los empujes de la mdica, pero sin duda alguna, algo
haba sucedido durante el ataque porque el comportamiento de ambas en la sala con Mona, le deca que
algo ms haba, y se preguntaba que haba desencadenado aquel final. Al salir del lavabo retocndose el
pelo se llev un buen susto.
En un minuto ambas estaban en la puerta de sus respectivas cabaas con sus mochilas en el hombro
y sus sacos atados a ellas. Solo faltaba el maletn de Esther, cuando se dio cuenta ech a correr hasta el
Hospital, as tambin se despeda de Mona y le daba un abrazo. Maca se qued contemplndola mientras
senta como su sangre se iba revoloteando.
Maca mir a Esther por un segundo compartieron la mirada, Maca elev las cejas y se mordi el
labio inferior con gesto pcaro, Esther odi aquel gesto y se meti en el jeep reprochndose lo que haba
sucedido entre ellas, bajar la guardia, sentirse sensible por el sufrimiento que haba visto en la otra le
hizo perder definitivamente los papeles ante ella. Y encima todos se haban enterado, la sonrisa de Zul, los
ojos graciosos de Nsona, todos deban estar al tanto de lo ocurrido, quiz marcharse era lo mejor.
V_ Teresa, llevamos la radio a cualquier novedad ya sabes te dejo encargada de las curas de Mona y de
Yildas, ha habdo cambio de planes viene de camino tambin Dvila, se encargara de l si sigue estable
bien, si no, se lo llevaran, de acuerdo?
T_ Tranquilo.
V_ Maana espero estar aqu.
T_ Cudalas.
V_ Y yo qu?, quin me cuida a m?
M_ Venga Vilches arranca no seas portera le dijo apartndose el pelo de la cara.
V_ Portera yo? la mir de reojo y despus mir por el espejo retrovisor a una Esther que iba muy
pensativa. Menudo viajito!
Se encaminaron como siempre el camin con Zul y esta vez el joven Ngouabi a su lado con los
ojos bien abiertos y los fusiles preparados, hasta donde les esperaban dos camiones militares, uno se puso
delante, el otro cerrando el conboy. La Selva gritaba a modo de toque de atencin, siempre que los monos
aullaban, los loros cantaban y las dems aves revoloteaban con volar tranquilo, era sinnimo de que podan
marchar tranquilos. Todo estaba en paz. Todo excepto el jeep donde los dos mdicos y la enfermera hacan
el viaje en silencio, Vilches ante tanto ruido sordo en el coche, comenz a silbar, tema que de un momento
a otro aquellas dos mujeres rompieran en gritos la una contra la otra.
Pero no fue as, a Maca aquella reaccin de Esther le pareca lgica despus de haberle pedido que
se marchara, no esperaba otra cosa, y deba reconocer que era la primera vez que despus de hacer el amor
la mandaban fuera. Un fuerte suspiro sali de su interior sin saber muy bien como reaccionar, ni como
comportarse, si seguir con su lado borde y superficial, o dado el caso hablar con ella de una manera sincera
y tranquila. Se haba pasado el resto de la noche pensando en como haban ocurrido los hechos y sin duda,
Esther haba respondido, al principio con dudas, con titubeos, para despus dejarse llevar por su maestra
en la materia. All en aquella cafetera, el sonido le pareca celestial si recordaba los labios de Esther, su
piel, su temblor, su inexperiencia, se pas la lengua por los labios que se le haban secado, trag saliva
porque el deseo iba pasando por su interior con demasiada facilidad, era como el mar penetrando en la
arena, dejndola hmeda y con una seal que permita reconocer por donde haba pasado el agua, de igual
modo ella poda reconocer por su cuerpo, por donde esa sensacin de deseo iba pasando, cruz las piernas,
volvi a suspirar y trat de centrarse en lo que haba fuera, porque lo que haba dentro comenzaba a darle
miedo.
Por su parte Esther no poda evitar sentir ese halo de vergenza, ese halo de nervios, haba sido
incapaz de resistirse a esa Maca dulce, dbil, a esa Maca que se mostraba tan diferente y vulnerable que
haba despertado en ella la necesidad de abrazarla, de mimarla. Pero en ese instante en el que la tena
delante, tan prxima y tan lejana, se preguntaba que iba a pasar, como iba a afrontar mirarla, si el poco rato
que lo haba hecho haba notado sus mejillas arder, tomar ese color de la vergenza cmo sera compartir
con ella el resto del da?, ella que haba tratado de evitar desayunar juntas, se vea empujada por el destino
sin remedio a estar a su lado. Tena que pensar como comportarse, tratara de olvidar lo que haba pasado, y
volvera a ser la pija, la misma de siempre, distante con ella.
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V_ Bueno ya estamos llegando dijo tras unas cuatro horas de camino que a ninguna de las dos les
pareci ya que sus pensamientos iban haciendo que su atencin estuviera en ellas mismas lejos de lo que
les envolva. Os pongo en precedente, han atacado el pueblo, hay una parte que ha quedado destruido, al
parecer hay bastantes muertos, nosotros iremos con los militares, si no llevis un par con vosotros no os
movis entendido? ninguna contest. Me habis entendido?
MyE_ S lo hicieron a la vez.
V_ Estamos bien murmur.
Detuvo el coche tras el camin donde Zul y Ngouobi bajaron para ir sacando lo necesario, Vilches
se adelant con su gorra y su chaleco puesto de Mdicos sin Fronteras, detrs de l lo hicieron las dos
chicas que se quedaron un paso por detrs, con sus maletines cada una en su mano. El comandante hablaba
con Vilches sobre la situacin, tras un duro combate se haban podido hacer con el mando, haban muchos
heridos que haban sido evacuados y algunos tratados por los propios militares, el clima como siempre que
ocurra un ataque, era desolador, nios llorando, mujeres llorando, hombres con miradas perdidas. Esther
miraba todo aquello sintiendo un dolor profundo en su alma, Maca la observ, sin duda la sensibilidad de
aquella mujer era patente, sinti ganas de abrazarla de susurrarle que todo iba a salir bien, pero tantas veces
lo haba vivido ella, que saba que aquellas palabras no seran la verdad. Suspir tratando de calmar su
anhelo de abrazarla, mir al frente y all algunas cabaas quemadas seguan dejando escapar el humo
repleto de dolor haca algn lugar, y ese lugar era el cielo, ese cielo que se haba pintado de azul pero no el
azul maravilloso de la Selva, aquel color estaba mezclado por el gris humo dndole un toque oscuro de
dolor. Cuando en la Selva sufra el ser humano, tambin lo hacan las plantas, los ros, los animales, el
cielo, y es que cuando el dolor es tan extenso, alcanza como si fuera la niebla cada rincn, cada suspiro,
cada sentimiento.
V_ Venga a trabajar, Esther ve con Maca, vosotras quiero que os centris en los nios y las mujeres ir
con el comandante parece ser que hay dos nios graves, en nada llegaran para evacuarlos pero quiero que
los estabilicis no hay tiempo que perder.
M_ De acuerdo, vamos volvi el gesto serio al rostro de la mdica, esa mueca que pareca imperturbable
pero que lo que realmente hacia, era esconder el miedo, el dolor de lo que tena a su alrededor. No te
separes de m Esther.
E_ Hay mucha gente susurr.
M_ Y solo somos tres le contest como sabiendo a lo que se refera, caminaban detrs del comandante
dando un vistazo de la gente en el suelo. Pero hay que hacerlo, sobre todo hay que tener prioridades.
E_ Si la escuchaba atenta mientras caminaba detrs suya.
M_ Primero los heridos ms graves vemos si podemos ayudarles, mientras Zul y Ngouabi montan el
hospital de campaa, nosotras vamos distribuyendo y los militares irn trasladndolos, vale? le hablaba
con calma incluso Esther notaba algo de calidez en su voz. Vilches har lo mismo, luego tendremos
alguna operacin, as que Esther, trata de controlar la adrenalina, y se objetiva.
E_ Se puede ser objetiva viendo esto? le pregunt con tono apagado al llegar a sus ojos la visin de
cientos de personas unas sobre otras, los heridos en el suelo, y el olor a sangre invadiendo su cerebro.
M_ Se debe ser la mir fijamente. Ponte guantes y mascarilla.
El comandante las llev hasta un lado donde varias mujeres yacan en el suelo tapadas con ramas
que el brujo del pueblo haba mandado tapar para evitar que los espritus se marcharan de aquellos cuerpos,
tambin las haba con pequeas criaturas envueltas en lloros, an asustados.
M_ Aqu Esther! le dijo llegando hasta una madre que tena a su hijo en brazos aparentemente dormido
. Malembe, malembe mwasi mono kele sambu na nge kusadisa (tranquila, tranquila mujer, yo estoy aqu
para ayudarte) le deca con los ojos repletos de ternura tratando de que le entregara al nio mientras Esther
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preparaba el maletn con gesto totalmente afectado. Beto me kumaka bam pangi, mwasi, kubakila na nge
kamwana (somos hermanas, mujer, entrgame a tu hijo) volvi a hablarle con aquella voz repleta de
ternura. Melesi, melesi mwasi.
E_ Maca
M_ Lo s a ver not la sangre del pequeo sobre sus guantes. Joder
E_ Tiene latido dbil.
M_ Y una bala en el costado la madre que los pari. Comandante alz la voz nerviosa.
Co_ Si mwasi.
M_ Hay que operar y rpido.
Co_ Si el hombre se gir busc a uno de sus hombres quien hizo llegar el jeep. Ya mwasi.
M_ Vamos Esther que venga la madre.
Co_ Yo la llevo el hombre se acerc a la mujer que tena una gran mancha de sangre sobre su vientre.
M_ La hostia esta muy dbil, vamos ves ponindole una va.
E_ La tengo le dijo nerviosa pero al mismo tiempo trabajando sin descanso.
M_ Muy bien, vamos pequeo. Vilches!, necesito el quirfano.
V_ Y yo le dijo pero al ver que se trataba de un nio se precipit hasta ellas. Qu tenemos?
M_ Una bala en el costado, posiblemente ha tocado intestino deca mientras lo ponan sobre la mesa del
quirfano.
V_ Zul rpido necesito otra mesa.
Z_ Kulunga Zilku.
V_ Que masacre ay que joderse que nos tengamos que ver en estas circunstancias por culpa de esos
cabrones.
M_ Esther sube un poco la frecuencia est muy bajo.
V_ Maca no te va a aguantar la operacin le dijo mirndola serio.
M_ Le he prometido a la madre que se lo iba a devolver, no pienso hacerlo de otra manera que no sea vivo.
E_ Maca sigue bajando le dijo mirando a Vilches preocupada.
M_ Ya estoy su gesto de concentracin era tal que Esther senta que de un momento a otro sus ojos iban
a estallarle.
V_ La tiene en mal sitio le ayudaba para tratar de salvarle la vida.
E_ Maca.
M_ Ya lo s Esther sigue inyctale vamos.
E_ Ya est, le he puesto 1 miligramo.
M_ Vale ya casi la tengo.
V_ Pon oxgeno Esther, por ms oxgeno le deca nervioso al ver que el pequeo comenzaba a perder
latido de manera muy rpida.
E_ Maca entra en parada.
M_ Joder
V_ Dale el masaje yo sigo.
M_ Venga venga comenzaba con el masaje al pequeo.
E_ No Vilches.
M_ Sigue.
E_ Maca.
M_ Sigue he dicho deca mientras segua con el masaje.
V_ Puta bala, ya la tengo, ya la tengo se le notaba francamente nervioso.
M_ Est afectado?
V_ Joder y tanto Maca si lo salvo
M_ Sigue Vilches deca sudando.
V_ Esther rpido aydame vamos a tratar de hacerlo lo mejor posible, aspira y tapona con lo que puedas.
E_ Remonta remonta deca nerviosa interrumpindolo.
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M_ Vamos pequeo vamos
V_ Hijos de puta hijos de puta repeta con el gesto tenso.
M_ Te ayudo
V_ Sabes que esta operacin es altamente arriesgada.
M_ Si, si dicen algo, ya sabes deca mientras ayudaba a Vilches.
Vilches suspir, saba que no podan hacer algo as, salvar la vida de aquel pequeo, en esas
circunstancias, a la larga se volvera un problema trasladado a la central del Hospital, pero ninguno de los
tres estaba por la labor de dejar morir a aquel pequeo que no tena culpa de nada de lo ocurrido.
Tuvieron cinco operaciones, no tan graves, ms tres amputaciones, la primera para Esther fue un
momento complicado, muy complicado nunca haba participado en una operacin as, pero no poda
pararse a pensar, Maca haba hablado con ella antes de efectuar la amputacin, la haba tratado de prevenir
y tambin de ayudarle, pero nada de lo que haba imaginado se poda comparar a lo que sinti all. Se
quedaron sin anestesia, sin hilo de coser, sin desinfectante y lo peor, sin moral ni fuerzas. Justo en el
momento en que llegaron los refuerzos, las ojeras de las dos mujeres, daban a entender que no haba sido
fcil, como tantas y tantas veces. Vilches habl con el mdico que lleg, la ambulancia carg al pequeo
que an recin operado se debata entre la vida y la muerte, aquella madre an con sus ropas manchadas de
sangre, se fue a su lado, no sin antes agradecer efusivamente a las dos mujeres que tenan en su rostro
marcas del sufrimiento que estaban viviendo all, la lucha por salvar a su pequeo. Vieron alejarse la
ambulancia y tras exhalar un profundo suspiro Maca le dijo.
Trabajaron sin descanso con los heridos menos graves, entre un grupo de siete profesionales era ms
fcil y ms efectivo la ayuda. En la mente de Esther segua hacindose la misma pregunta, cmo haban
resistido en aquella circunstancias?, cmo haban podido sobrevivir hasta que ellos llegaron?, sin duda, lo
nico que tenan era la vida y a ella se aferraban hasta el ltimo aliento.
Tras aquel trabajo, pudieron desinfectarse bien en el hospital, para cuando lo hicieron se dieron
cuenta que llevaban cerca de siete horas sin comer, apenas haba bebido algo de agua que los militares les
iban dando al ver su fatiga. Se quedaron ellos all de guardia, mientras el resto se marchaban a la otra
clnica movil que haba en Ebambi.
V_ Bueno chicas los militares han levantado algunas tiendas, vosotras dormiris en una, as que os
recomiendo que comis y descansis.
M_ Y t? lo mir preocupada.
V_ Yo voy a esperar, vendrn nuevamente las ambulancias para llevarse a los siete heridos. Los muertos ya
han sido enterrados por los militares su gesto era apesadumbrado.
E_ Esperamos contigo, bueno yo al menos.
M_ Si la mir entendiendo que no le haca mucha gracia entrar a la tienda con ella, hasta ese momento
quiz no se haba percatado de nada porque la tensin vivida le haba dejado en un segundo plano su propia
vivencia de la noche anterior. Voy a ver que nos ha preparado Teresa, debemos comer.
E_ Vilches tenemos que revisar ahora a alguien? le pregunt dejndole claro que no la iba a acompaar.
V_ No. Menuda mierda deca desolado mirando alrededor con sus manos sobre las caderas mientras
Maca se iba a la tienda.
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E_ Y qu van a hacer?, el pueblo est completamente destruido.
V_ S asinti entre cerrando los ojos viendo tres figuras. Qu es aquello de all?, hostia Maca
Maca!, comandante sus hombres seal hacia el horizonte.
E_ Qu pasa?
V_ Qudate aqu ni se te ocurra moverte sali corriendo sin darle ms explicaciones.
E_ Pero
Co_ Moveros moveros
Esther vio como corran los militares y Vilches hacia donde se haba marchado Maca, al instante
Esther corri tras ellos desobedeciendo las rdenes de Vilches. Iba con el corazn encogido, sin duda algo
grave era y Maca estaba all. En ese momento senta un miedo desbordado en su interior y fue mucho peor
cuando sonaron algunos disparos, y vio como Vilches se echaba al suelo tras unos trozos de madera, ella
hizo lo mismo llegando hasta l.
Los disparos cesaron, el comandante llam a voz en grito a la mwasi, pero sta no contest, mientras
poco a poco Vilches levantaba la cabeza, haba perdido la gorra, y Esther haca lo propio muerta de miedo,
Maca no contestaba.
M_ Pero pero pero se puede saber que coo hacis! apareci como loca gritando a los militares
con su pelo revuelto y las ropas sucias por haberse echado al suelo.
V_ Pues nada est sana y salva murmur Vilches complacido.
M_ Me podais haber matado pedazo de animales.
Co_ Mwasi, mwasi sonrea porque conoca perfectamente a Maca. Tres hombres muertos, tres
mierdas menos.
M_ Joder pens que os habais vuelto locos entonces vio el rostro plido de Esther y al verla salir
junto a Vilches sonri. Qu os ha pasado?
V_ Ests bien?
M_ S, s, bueno me he tragado un montn de arena pero bien dijo sonriendo y mirando a Esther.
E_ Menos mal que Vilches los vio le sonri algo ms tranquila mientras como l se sacuda su ropa.
V_ Si pero crees que me lo va a agradecer?, no que va.
M_ Estos casi me matan crees que debera? lo miraba con una tmida sonrisa que denotaba
agradecimiento.
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V_ En fin sopl su sombrero apartando la tierra y se volvi mientras los militares se llevaban los cuerpos
de los guerrilleros muertos. Abrir bien los ojos no me apetece tener ms sustos les dijo un tanto
molesto.
M_ Gracias Vilches le dijo finalmente antes de irse, el hizo una mueca de satisfaccin y se fue. Maca
haba visto el rostro plido de Esther, sin duda, se haba preocupado por ella y aquello, le gust tanto como
le asust, se acerc y bajito le dijo. Espero que en esta ocasin no hayas acabado besando a Vilches o me
preocupar.
E_ Eres dijo con rabia y como siempre que se pona en esa actitud, se gir para alejarse de ella al
hacerlo tropez con algo que haba en el suelo mientras Maca la segua a distancia corta sonriendo.
M_ Maravillosa? le pregunt ponindose a su lado con esa sonrisa que Esther tanto odiaba. Venga
dmelo s que sabes que lo soy te lo he demostrado no?
E_ Impertinente bastante, y con falta de tacto, mucho ms.
La dej con la palabra en la boca, tras un suspiro volvi a caminar mirando al cielo con actitud
cansada.
En la campaa que haca las funciones de Hospital, se encontraban todos, se haban sentado
alrededor de un fuego que Zul que permaneca con gesto pensativo, lejos de mostrar su sonrisa, haba
preparado. La noche caa y el fresco comenzaba a hacer su aparicin. Juntos comieron algo de lo que con
tanto esmero les haba preparado Teresa quien saba por mediacin de Vilches y la radio como haba ido las
cosas por all, mientras ella haba puesto sobre precedentes al mdico que Yildas haba tenido que ser
trasladado por su gravedad. Aquella informacin, Vilches prefiri ocultarla a sus compaeros, no podan
estar con la mente lejos de aquel lugar que an rodeados de militares, en cualquier momento poda volverse
una pesadilla.
All alrededor del fuego en silencio y lo que era ms impresionante an, acompaados por el silencio
de las personas que all haban y la Selva que callaba, no pudieron dar bocado, tras lo vivido pocas eran las
ganas que les quedaban, haban tratado de colocar a la gente de manera que pudieran estar vigilados pero la
noche, frica y la guerrilla eran diferentes. El silencio entre ellas volvi a reinar, Esther se haba sentado a
un lado y justo en el opuesto se encontraba una Maca pensativa que la miraba a hurtadillas.
V_ Creo que es mejor que os vayis a dormir, nos levantaremos con el alba.
M_ De acuerdo, yo me retiro, hasta maana les dijo yndose sola.
V_ Esther?, me has escuchado? la miraba algo preocupado como Zul porque notaban por su gesto
que las cosas no iban bien.
E_ S, s
Zu_ Mwasi yo acompaar hasta tienda.
E_ Melesi Zul le sonri ampliamente. No hace falta. No vamos a revisar a los heridos?
V_ Ya lo hago yo, t a descansar.
E_ Bueno pues supongo que me tengo que ir no?
V_ Va a ser que s.
E_ Hasta maana le dijo algo aturdida.
V_ Mi abuela siempre deca, uno se arrepiente de lo que no hace, jams de lo que ha hecho Esther le
sonri agradecida. Descansa y si no vas a descansar, al menos no grites Esther o me veo a los militares
con fusiles en la mano apuntando dentro de la tienda le gui el ojo viendo que se pona colorada.
Z_ Mpimpa na.
E_ Mpimpa na su seriedad fue en aumento a la hora de retirarse.
V_ Y a ti qu te pasa Zul?
Z_ Yo querer hablar con Ziku, sabio en pensamientos.
V_ Entiendo asinti con gesto apesadumbrado al lado del fuego mientras vea perderse la figura de
Esther entre las luces y las sombras de las fogatas.
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Z_ Nsona decir tiene beb, es mo se toc el pecho, pero ella
V_ Ella tiene miedo que sea nia por lo que pueda sufrir.
Z_ Pero sera mi hija le dijo con los ojos tristes.
V_ Lo s Zul, yo trat de hablar con ella pero
Z_ El horror, sigue aqu con nosotros, yo no querer que sufra Nsona ni una nia si viene, pero ser mi hija
Ziku
V_ Has hablado con Nsona?
Z_ S pero ella decir no, si es nia se negaba a admitirlo. Poder Maca hablar con ella.
V_ Claro que s le toc la espalda con cario. Yo se lo dir
Z_ Ser mi hija Ziku y su hija
V_ Tranquilo trataremos de convencerla aunque tambin es comprensible su opinin recuerda su propio
sufrimiento.
Z_ Yo marchar a otro pas lejos si es nia.
V_ No es fcil no es fcil Zul le dijo apoyando con su mano el hombro del hombre que se notaba
decado.
Mientras hablaban, Esther con paso lento haba llegado hasta la tienda, esperaba que Maca estuviera
dentro de su saco y a poder ser dormida, pero para su sorpresa, lleg y la vio haciendo una pequea fogata
delante de la tienda, se miraron un momento y Maca le dijo con seriedad.
M_ Ser mejor que te esperes un momento, hace bastante fro y as caliento un poco el ambiente Esther
no contest y se sent en el otro lado de la fogata, entre medio de ellas las llamas suban y les impedan
verse con claridad. Oye quera decirte algo.
E_ T dirs le dijo mientras con su dedo escriba algo sobre la tierra notando el fro tal y como le haba
dicho Maca, trat que su tono fuera lo ms lejano e indiferente posible.
M_ Quera disculparme por lo de antes, la verdad, tienes razn he sido bastante desagradable, lo siento.
E_ Tranquila estoy acostumbrada a tu poco tacto.
M_ Oye mira lo que paso anoche no significa nada, pasamos un buen rato y punto, no hagas un
drama, vale?
E_ Y quin hace un drama? la mir sorprendiendo a Maca.
M_ Bueno hoy ests muy seria no saba muy bien como decirle que la notaba triste y seria, que no
le gustaba no verla sonrer.
E_ Crees que no hay motivos para estar seria? volvi a preguntarle mientras la miraba entre las llamas.
M_ Claro que los hay solo que bueno no me gustara que fuera por eso agach nuevamente los ojos
echando un poco ms de madera a la fogata.
E_ Tranquila es lo que menos me preocupa, no eres el centro de mis preocupaciones, ms bien son otras
que me demuestran la dificultad en la que me he metido su voz son enormemente triste.
M_ Me alegro que sea as ante su mirada agreg sera escondiendo su rostro tras la fogata. Digo que yo
no sea el motivo de tu seriedad, me alegra. Por otro lado, ya te irs acostumbrando, no es fcil vivir aqu
Esther.
E_ Para m no era fcil vivir all dijo con tono apesadumbrado notando como los ojos de Maca se
posaban sobre ella. Decas que quien viene aqu es porque tiene algo que olvidar, y sin duda tienes
razn.
M_ Anda toma, la noche refresca le dio una manta suya para que se la pusiera sobre los hombros para
eso se tuvo que acercar y como presintiendo que aquella noche le tocaba su turno de confesin, se sent a
su lado, al hacerlo vio como borraba algo que haba escrito en el suelo. Por qu has venido t?
E_ Porque mi vida era nada cuando un da tras otro sabes lo que va a ocurrir, cuando te levantas de la
cama y sabes que tienes que hacer sin sobre saltos a lo largo del da, cuando nadie escucha tus dudas, tus
broncas, te das cuenta que ests vaca que no eres nadie.
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M_ No puedo creer que con tu carcter fueras una pija sumisa sonri de lado pero sus ojos posean en
ese momento tanta ternura que Esther se qued en silencio observndola.
E_ Lo era, ante mis padres lo era contest tras un momento de pausa . Su pensamiento era tan simple
como que tena todo lo que una chica de mi edad poda desear, un mercedes deportivo, un tico en la calle
Salamanca, dinero en el banco para sobrevivir durante algunos aos, y lo ms importante para ellos, un
novio prometedor en el mundo empresarial, que tena tanto dinero que yo poda vivir sin dar golpe Maca
la miraba con cierta tristeza saba perfectamente de lo que estaba hablando y reconoca su anhelo ella
misma lo haba vivido, poda identificarse en aquella mujer que hablaba mirando al vaco de aquella llamas
. Nadie me entenda, nadie entenda que yo no quera ser as como todos ellos, yo no quera un coche, un
tico y un to que en lo nico que pensaba era en l, en l y despus en l, no quera ser como mi madre,
una mujer sin voz ni voto, bien puesta en sus fiestas, que se volva alma caritativa el da del Cncer, o el
da que tocaba recoger juguetes para Navidad, con sus fiestas de amigas poderosas, y todas esas
gilipolleces. No quera traer al mundo esos hijos bien vestidos y con la vida resuelta, no quera porque
saba que no vendran como resultado del amor entre dos personas, no quera un padre para mis hijos que
cuando hablaba de nios lo haca como si desde antes de concebirlos ya tuvieran su plaza en la mejor
escuela y la mejor Universidad para seguir con el proyecto econmico familiar. Yo no quera ser as
M_ Est claro que t no eres as le dijo con la voz tan suave que a Esther le conmocion, le sacudi todo
su cuerpo, tanto que tuvo que mirarla para darse cuenta que quien segua all a su lado, era ella, Maca. Te
entiendo perfectamente, a m me pasaba igual.
E_ Entonces puedes entender que lo dejar todo, que nada de aquello me llenaba, nadie me entendi,
incluso tuve que ocultar mi decisin de venir a frica, hasta que lo tena todo claro. Y llego aqu y me
doy cuenta que todo ha dado un giro tan sumamente grande que no soy capaz de asimilar todo cuanto me
ha pasado.
M_ Suele suceder volvi a ella su tono tierno y su mirada clida. Nos pasa a todos Esther.
E_ Ya imagino cayeron dos lagrimas de golpe a aquel suelo donde con su dedo ndice haba escrito el
nombre que le provocaba un sin fin de cosas, Maca. All lo tena todo, dinero, casa, pareja, todo lo que
cualquier ser humano deseara, y aqu que no tengo nada, que mi vida corre peligro cada instante, aqu
recibo lo que nunca tuve, amor, calor
M_ Venga Esther ests teniendo un bajn natural por otro lado, son muchas cosas en poco tiempo para
asimilar le dijo con la voz un tanto trmula temiendo que aquella palabra amor fuera directamente por
ella.
E_ No siento amor por ti, no te preocupes le dijo subiendo ligeramente sus mocos de la nariz y
entregndole una sonrisa pequea pero conmovedora.
M_ Yo yo no no saba que decir, en ese momento pens que haba subestimado a aquella mujer, era
mucho peor de lo que poda imaginar, guapa, con una sonrisa de escndalo, tierna, con carcter y adems,
con sinceridad.
E_ Los ojos de esta gente que no tiene nada que nos entregan un gracias con tanto cario, me llenan ms
que todo cuanto tena all, la fuerza del amor creo que es mejor medicina que cualquier medicamento, el
amor ese sentimiento que yo no sent y que aqu me desborda el corazn hizo una pausa lenta mirando al
fuego y con gesto reflexivo continu. Pero es difcil de asimilar que he perdido tantos aos de mi vida
sintindome vaca, y que ahora que me doy cuenta que tengo tanto por hacer se subi nuevamente los
mocos ante la mirada triste de Maca. Quiz no me d tiempo, quiz no lo haga bien y siento una
angustia tan grande, siento algo que no puedo controlar y me asusta.
M_ Esther mrame le puso su mano en la barbilla, su dedo temblaba aunque no quiso demostrarlo y lo
logr, pero sus ojos tambin lo hacan y atraparon sin remedio la mirada de la enfermera. De todas las
enfermeras que han pasado, sin duda, t eres especial, porque a parte de curar con las manos, les entregas
lo que para ellos tiene un valor muy importante, t lo has dicho amor, y lo entregas con esa sonrisa, una
sonrisa como la tuya ayuda a todos porque sonres con el corazn, olvida todo, haz como hice yo, mi vida
de lujos y dems, se qued en el camino, y hoy soy como siempre quise ser y es lo que tengo y lo quiero
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tener, lo disfruto da a da, sin pensar en el maana, si en ese maana me encuentro con dos balazos que me
matan, al menos hasta ese momento habr dado lo mejor de m en cada momento que he tenido que
hacerlo.
E_ Crees que podr tener esa mentalidad?, quiero decir resopl mirando aquella noche estrellada de
un cielo que pareca hecho especialmente para ellas, demostrando claramente su sentimiento de agobio y
tensin. Podr vivir as?
M_ Claro que podrs le sonri con una ternura que le hizo temblar a ella misma.
E_ Mi abuela cuando era pequea me deca que que estaba hecha para esto que deba ser misionera
sonri al recordarlo y su sonrisa emotiva fue acompaada por Maca. Fue la nica persona que me
escuch, la nica que me dio amor de verdad
M_ Imagino a tu abuela con esa sonrisa tuya.
E_ Si, me parezco mucho a ella dicen sonri como en ella era costumbre mientras se quitaba las
lagrimas de la mejilla. Mi madre se pone de los nervios
M_ Madres! protest.
E_ Gracias por escucharme.
M_ Anoche me escuchaste t, no? le volvi a mirar con esos ojos repletos de calor.
E_ A tu lado, lo mo son todo tonteras.
M_ Nadie cuenta tonteras cuando habla de la vida. Y ahora vamos a dormir que a parte que me vas a
llenar de mocos la manta, maana Vilches no nos va a perdonar levantarnos pronto.
E_ Pero qu tonta eres! le protest ante su carcajada.
M_ Venga levanta le dio la mano y la ayud a levantarse. Ahora tenemos que ir a moccionar no es
as? sonri hacindole una pequea y simptica reverencia.
E_ S, dentro del vocabulario pijo, s.
M_ Pues venga ah detrs, hay que hacerlo silvestre.
E_ Joder.
M_ No te quejes
Ambas se mostraron ms relajadas, Esther tena miedo de lo que podra ocurrir en aquella tienda,
record las palabras de Vilches y no pudo ms que sonrer, deba ser silenciosa pero aquella noche ella no
estaba para otra cosa que no fuera descansar, no era fcil darse cuenta que durante toda su vida haba sido
una mueca en manos de los dems, no era fcil sentir que haba pasado la mayor parte del tiempo
aorando otra vida, no era fcil sacar fuera lo que por tanto tiempo haba estado callado en el fondo de su
alma, no quiso reconocerlo jams, pero entre tanto lujo y comodidad, lo nico que haba sido era una
desgraciada, muchos aos sufriendo por una vida que no quera. Y en ese momento que tena la vida que
so, le daba miedo, se mostraba insegura tras sufrir en tan poco espacio de tiempo, tantas cosas. Tuvo que
exhalar un profundo suspiro antes de entrar a la tienda. Al hacerlo vio como Maca se quitaba la camisa y el
sujetador, para ponerse una camisa de felpa. Ella se haba cogido su pijama y senta el fro calarse en su
piel, la miraba de reojo a hurtadillas, porque aquella mujer en parte, haba sido quien le haba empujado a
darse cuenta de lo que le ocurra, a darse cuenta que nunca haba conocido las ganas de sentir amor, ni el
deseo como realmente lo estaba sintiendo all. Trag saliva, y con algo de nervios se meti en su saco,
Maca hizo lo mismo. Entonces, un suspiro volvi a llenar la tienda.
M_ Creo saber lo que necesitas para ese miedo descontrolado que sientes al dejar al descubierto tu alma
le musit.
E_ T crees que algo puede calmar este miedo?
M_ Claro que s sali de su saco y se meti en el de Esther. Un abrazo siempre calma el miedo.
Buenas noches.
E_ Gracias susurr sinceramente agradecida mientras cerraba los ojos.
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Y all estaban abrazadas como alguna otra noche pero de manera tan diferente a todas las anteriores
que haban compartido, los brazos de Maca rodeaban el cuerpo tembloroso de Esther, le daban ese calor del
que le haba hablado, ese calor humano ante la desesperacin y el miedo, ese cario sin ms pretensin que
calmar los latidos intensos de su corazn. Para cada una de ellas, el momento significaba algo diferente,
para Esther, conocer a la Maca tierna que se haba mostrado desde que le pidiera disculpas por su
desafortunado comentario con Vilches, le haba dejado algo trastocada, y entonces se aferraba ms a su
cuerpo, aquella mujer era simplemente maravillosa, no tena que pensar en otra cosa ms que la necesidad
de estar a su lado, de ver en aquellos ojazos tanta ternura, le creaba ms preguntas en su interior que
cuando se mostraba superficial y vanidosa, porque a su interior haba llegado mucho ms la Maca que con
el reflejo del fuego en su rostro la miraba apenada y comprensiva, que la Maca que haba querido
conquistarla. Se senta terriblemente atrapada en aquellos ojos, aunque como bien le haba dicho Vilches, si
quera lanzarse a la conquista total de la mdica deba saber jugar sus bazas, y all ante su calor, sonri
porque por primera vez en su vida, sinti necesidad de apostar su corazn para tener a su lado una gran
persona, quien saba la verdad, igual en aquella Selva iba a encontrar un gran amor.
Por su parte para Maca, sentir entre sus brazos el cuerpo de Esther no le creaba ms que miedo, era
la primera mujer desde Julia, que le haba hecho dudar, que le haba tocado el corazn, y eso saba el riesgo
que significaba, haca mucho tiempo que no dorma vestida con una mujer al lado, simplemente
abrazndola y sintiendo esas cosquillas que senta en su estmago, no era amor, porque saba que no lo iba
a sentir, pero s era algo que la pona en guardia, no solo era peligrosa su sonrisa, lo que ms peligro tena
en ella, era su corazn, su forma de ser la poda atrapar de una manera difcil de resistirse, de escapar. Por
eso aquella noche se permiti la licencia de darle ese calor, ese cario, ese apoyo pero tratara por todos los
medios de que a la maana siguiente cuando saliera de aquella tienda, esa Maca cariosa y tierna, volviera
a quedarse en un rincn lejos de su corazn. Entonces sinti la necesidad de apretar ms su cuerpo contra
ella, y as lo hizo acompandolo por un suspiro intenso, mientras Esther se aferraba a ella como si en ese
abrazo le fuera la vida.
El alba las descubri de igual modo que las dej la luna, abrazadas, Esther cogiendo la mano de
Maca y sta con sus dos brazos rodeando el cuerpo de la enfermera. Haba sido una noche especial, ambas
haban dormido por primera vez en mucho tiempo, relajadas y sintiendo que no estaban solas. Los cantos
de los pjaros, los sonidos del movimiento alrededor las fue despertando poco a poco, despacio sin prisas
volvan a la vida dejaban aquellos sueos que mostraban quiz, lo que el corazn deseaba, y a lo que
ambas teman, pero los sueos, son caprichosos, son reveladores y por mucho que trataron de no soar
aquella noche comenz en ellas algo que sin ninguna decirlo, empezaba a marcar sus vidas.
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M_ Lo vas a pagar muy caro llamarme a m osa a m se subi sobre ella mientras su melena caa
sobre la cara y sonrea ante las dificultades de Esther por poder librarse de sus cosquillas.
E_ Lo retiro, lo retiro por favor qu me voy a mear! solt de golpe entre risas.
M_ Joder eso si es un buen motivo para dejarte la dej pero sin moverse sobre ella mirndola
fijamente con esa mirada suya que saba hacia rendirse a todas.
E_ Va quita le dijo aparentando que ella no era como el resto.
M_ Qu me das a cambio?
E_ Qu tal negociadora eres? le pregunt sin poder reconocer en su propia voz aquel tono liviano.
M_ La mejor te lo advierto lade un poco la cabeza.
E_ Ah, si?
M_ Te lo aseguro.
V_ Pensis levantaros o tengo que entrar a por vosotras! les dijo desde fuera con tono fuerte Vilches.
M_ Ya vamos le dijo sin moverse de encima de Esther que senta como desapareca la Maca que le
gustaba. Maca se acerc despacio hasta su cara y mordindose el labio inferior le dijo. Por esta vez te
salvas, pero no creas que dejo escapar muchas oportunidades pequea.
Se levant saliendo de la tienda sin darle oportunidad de reaccin a una Esther que se haba quedado
all pensativa. Sacudi la cabeza algo decepcionada por aquel comentario, saba a lo que se refera y sin
quererlo se haba sentido algo molesta. As que se levant y se visti aprovechando que ella no estaba,
cuando sali la encontr hablando con Vilches. Por su rostro saba que algo haba pasado, la vio girarse con
rapidez y dirigirse hasta ella.
Antes de marcharse, pasaron a despedirse de la gente que haba sobrevivido pero que desde aquel
momento solo tenan dos escapatorias, o quedarse solos y desamparados all en un pueblo casi destruido, o
marcharse como refugiados a un campo donde las condiciones eran tan nefastas que de todos modos
acabaran muriendo, de hambre, de sed, de sida o de desesperacin.
Cuando comenzaban a mover el camin y la cafetera, se cruzaron con los destinados a relevarles,
Vilches baj y habl con ellos, toda la informacin estaba en el hospital de campaa, su perfecto francs e
ingls serva para comunicarse con todos, de igual manera Maca era la encargada de pasar todos los
informes en ingls para que no hubieran problemas a la hora de seguir otros con lo que ellos haban
comenzado. Tras cambiar brevemente impresiones, el camin comenz a caminar despacio por aquella
carretera sinuosa por donde transitar se hacia un verdadero infierno repleto de saltos, al comenzar esos
saltos, Esther se dio cuenta que con las prisas haba olvidado algo, trat de concentrarse en otra cosa, en el
paisaje tan abrupto y maravilloso que daban ganas de perderse por aquel lugar. Pero sin duda, por mucho
que trataba de concentrarse en el entorno, los baches no se lo ponan fcil, as que sabiendo que iba a ser
centro de burla sobre todo de Maca que se haba vuelto a disfrazar de mujer fatal, se arm de valor y dijo.
Maca se gir despacio mirndola con desafo, Esther sonri de lado le iba a demostrar que no iba a
poder con ella, Vilches resopl tapndose la cara aquellas dos mujeres eran insufribles.
V_ Macho esto es peor que aquellos tipos que estaban en una jaula en el Un, Dos, Tres, soy un sufridor en
la Selva.
Ninguna de las dos pudo evitar rer aquella parida de Vilches, aunque, en el fondo los tres estuvieran
preocupados realmente por Yildas. El viaje fue bastante tranquilo, Esther se qued dormida en el asiento
trasero, y Maca baj aquel destartalado parasol, para observar su rostro tranquilo y sosegado, sinti unos
deseos por ella imposibles de soportar.
302
Esther no entenda porque deca aquello Vilches, pero conocindolo algo haba all que poda crear
problemas. Vio asombrada como aquel hospital no era nada diferente a los que ellos montaban, solo que
haba una construccin de ladrillo barato, con algn agujero recuerdo de las balas de algn ataque, una
puerta hecha por plsticos de basura, y el agujero de una ventana donde no haba nada. Despus en fila,
varias tiendas de campaa, donde supona haban muchos heridos, era como un camping, solo que con la
funcin de salvar vidas, o al menos, tratar de hacerlo. Pronto adivin a que se referan las palabras de
Vilches hacia Maca, asombrada vio como una mujer morena, sala de una de las tiendas con una sonrisa
que pareca espejo de las de Maca, no le hizo falta mirarla a ella porque poda imaginar cual era su postura,
su gesto y su sonrisa. As que neg con la cabeza cuando aquella mujer alta, morena no solo de pelo, sino
de piel, con ojos profundamente negros y un tipo de los que quitan el hipo a cualquiera, pas por delante
suya y se aferr a los brazos de Maca quien sonri. Las oy hablar en francs, Esther lo entenda y sonrea
al escuchar sus palabras.
E_ Que fuerte es la ta mira lo que le dice ests guapsima que ganas tena de verte estaba
deseando venir Dios Esther con que clase de salida te has acostado!, y ahora se va con ella no si,
tendr morro! se deca indignada ante la actitud de Maca.
M_ Esther dile a Vilches que ahora ir.
E_ Me parece que es antes interesarte por Yildas y verlo, que el placer no te parece?
M_ Celosa? le pregunt sonriente con su porte chulesco.
E_ Avergonzada ms bien, pero bueno es lo que hay dicho esto se march hacia el interior para buscar
a Vilches.
M_ Joder susurr atnita al ver como se marchaba dejndola all.
Tras ver como Esther se alejaba con paso firme sin ningn tropiezo ni temblor, se gir pidindole a
su acompaante que la disculpara con su estilo correcto y se fue tras ella. Al entrar la vio junto a Vilches
con gesto preocupado, ambos escuchaban la explicacin que el mdico les estaba dando. Se puso junto a
Vilches sin mirar directamente a Esther, ms bien lo haca a hurtadillas cuando pona aquel gesto
M_ La luz roja se va a encender de un momento a otro si ha sentido celos aunque diga que no, pero
no hay que bajar la guardia Maca, no la hay que bajar
V_ Maca avisa a Zul y a Ngouabi que pueden entrar.
M_ De acuerdo sali a paso ligero.
E_ Crees que superara esto?
V_ Es fuerte, pienso que si y aqu hay mejores medios, Teresa ha hecho bien.
E_ Teresa siempre hace bien las cosas, no como otras.
V_ Uy eso me suena dijo irnico. Lo que no s es a que, bueno a quien.
E_ Sabes hay algo que he descubierto aqu, y es, a entender tu sarcasmo, que te aseguro, me encanta le
sonri.
V_ Vaya por algo he dicho que eres mi ojito derecho! le devolvi la sonrisa.
E_ Quiero ver a Yildas.
V_ Claro
Entraron a la sala donde se encontraba aquel hombre que haba dado su vida a cambio de salvar al
resto, su estado era grave y necesitaba de ventilacin asistida, lo aguantaran un par de das y si no
mejoraba, arriesgaran tal y como haba dejado dicho Dvila y lo llevaran a la capital. Estuvieron un rato
junto al cuerpo del guerrero, cuando Zul y Ngouabi comenzaron con sus manos abiertas hacia el cielo a
rezar, Esther sinti que la fidelidad entre ellos estaba por encima de la locura de los otros y por esa
fidelidad mereca la pena seguir all, y a veces, sentir el miedo que senta. Fue la ltima en abandonar
aquella habitacin, observndolo con pena.
303
Sali pensativa de aquel cuarto donde haban compartido los cinco que formaban el equipo aquel
momento ntimo, aquel momento en el que transmitieron sus deseos espiritualmente hacia aquel hombre
para que pronto se mejorara. Iba caminando cuando de repente not una mano en la cintura que la rodeaba
y otra en la boca y como con agilidad la metan en un cuartito oscuro. Su corazn lati de pronto como si
fuera a detenerse, no vea nada, tan solo unos ojos clavarse en los suyos unos ojos que reconoca.
Reconoci aquellos ojos al segundo, y los suyos se entrecerraron sorprendida de aquella reaccin.
Salieron y en sus rostros se reflejaba la tensin del momento vivido, Vilches capt aquella imagen
de los dos y supuso que algo haba pasado. Mientras el joven se marchaba a paso rpido hacia el camin,
Esther lo haca lentamente hacia la cafetera, all nada ms estaba Vilches y supuso que la Doctora sexo
igual se estaba desfogando con aquella mujer en cualquier rincn.
V_ Vamos?
E_ Y Maca?
V_ Le he dado dos minutos, un calentn rpido y a casa o se queda aqu.
E_ Ya pues que se quede.
V_ Oye Esther fue a decir algo pero finalmente con un ademn le dijo. Djalo.
E_ No, dime lo mir al ver que iba a hablar pero se detena.
V_ Nada nada se rascaba la barbilla. Lo vuestro entonces no va en serio?
E_ Nuestro? lo mir un tanto atnita mientras le deca. Yo no tengo nada con ella, y espero no tener.
M_ Nos vamos? pregunt llegando con la respiracin algo agitada.
V_ S, vamos.
Una vez subieron a la cafetera, Esther no quera pensar en Maca y esa otra mujer, pero se imaginaba
perfectamente la escena, eso quera ella?, no, por lo tanto alejarse de la Doctorcita sera lo ms sensato,
pasar de ella y sus tonteras, de sus encantos cuando menos los esperaba, de su mirada tierna porque
cuando le naca, era arrebatadora. Suspir profundamente y Maca sonri sin decir nada.
V_ Maca creo que ahora cuando volvamos deberas hablar con Nsona.
304
M_ Qu le pasa? pregunt preocupada.
V_ Est embarazada.
M_ En serio? pregunt contenta.
V_ Pues s, ya ves, alguien ms a parte de ti tiene sexo Esther not como sus mejillas se ponan
coloradas.
M_ Y cmo lo lleva?
V_ Mal, ya sabes.
M_ Joder quiere abortar? pregunt seria borrndose su sonrisa.
V_ Si es nia, s. Zul me ha pedido que hables con ella, que trates de convencerla no s t para eso
tienes ms mano.
M_ No creo que pueda ya sabes como es esa sensacin de traer a esta vida una nia.
V_ Pues si pero
Ng_ Ziku ziku refugiados les lleg la voz desde el camin de Ngouabi.
V_ Joder vio como Zul bajaba la velocidad, lo mismo haca l, sus ojos comenzaron a divisar personas
en su mayora mujeres con nios como pasaban por al lado de ellos sin mirarlos si quiera, como si fueran
almas en pena. Hasta cundo?
E_ Para Vilches para l hizo lo que le dijo y ella baj a toda prisa.
V_ Dnde va?
M_ Baja rpido la pija es una herona en potencia.
V_ Te est dejando atrs nena.
Al llegar se encontraron con una seora mayor que se haba desmayado, con rapidez, Vilches tom
posiciones, entre los tres comenzaron a evaluar su estado.
V_ En qu piensas?
E_ En esta gente me preguntaba cuantos morirn por el camino.
V_ Muchos sin duda.
E_ Vilches quera comentarte algo.
V_ Oh!, no me irs a preguntar si la Doctora Wilson apodada sexo, ha tenido algo que ver con la mdico
que hemos dejado en Ebambi?
E_ Pues no eso ya lo doy por hecho sonri.
V_ Me alegro que lo tomes con humor.
E_ No me importa lo que haga me lo pas bien no le doy ms importancia la mir fijamente y con
calma le dijo. La carretera Vilches.
V_ Me gusta me gusta
E_ A lo que iba. Ngouabi me ha dicho que se quiere ir.
V_ Ir dnde? la mir nuevamente.
E_ Ms bien iba a huir, pero he podido convencerle que por lo menos se despida de su abuela, de otro
modo sera un golpe muy duro para ella.
V_ Estamos bien, Nsona, Ngouabi, Yildas en parte es normal, los jvenes quieren librarse de esta
pesadilla, las mujeres no quieren traer al mundo a nias, los que fueron guerreros en sus tribus llevan la
fuerza de perder la vida por los dems, y todos tienen razn este trozo de continente es una locura, no se
puede vivir siempre con miedo, con el corazn a punto de estallar.
E_ No entiendo como nadie hace nada.
V_ Si que hacen Esther, hay mucha gente que se ha dejado la vida por salvar a muchos otros de esta locura,
hay mucha gente que da a da lucha para que las condiciones de los seres humanos sean mejores, pero hay
unos desgraciados que por la avaricia del dinero, no les importa lo que ocurra en este continente, venden
armas, les proveen de armamento porque les interesa esta desestabilizacin para sacar partido de la madera,
de la prostitucin, del caos.
E_ Y como siempre quien lo paga son los mismos. Nios y mujeres.
V_ Exacto. Bueno por fin en casa. Oye Esther, cuidado con Maca eh?
E_ Estoy inmune a ella te lo aseguro lo mir de lado.
V_ No lo digo por ti elev las cejas dejndola algo impresionada. Teresa traemos una mujer en mal
estado.
T_ Est todo preparado le dijo acercndose con Mona en brazos.
Mo_ Uhuh sealaba a Esther.
E_ Mona cario la abraz. Ahora no puedo ahora tengo que ir con ellos, luego te veo.
Mo_ Uhuh se tapaba la cara.
T_ Todo bien?
E_ Complicado pero bien.
T_ Con Maca?
306
E_ Como siempre sonri cansada.
T_ Ay no s si eso es bueno o!
M_ A qu esperas? le pregunt a Esther retndola con la mirada.
T_ Buenas tardes Maca.
M_ Hola Teresa, va le indic nuevamente a Esther con seriedad. Muvete.
E_ Ya voy sperpesada es la ta!
M_ Te he odo la mir seria.
E_ Te lo digo al a cara, pesada!
Mo_ Uh, uh uh se tapaba los ojos.
M_ Eres una pija de lo ms plasta! me preocupo de que vayas a
E_ Pues no te preocupes, no hace falta ya s lo que tengo que hacer.
M_ No me fo de ti la volvi a mirar con esos ojos manando fuego pasional.
T_ Anda vamos Mona que desde luego menudo espectculo que poca sensibilidad tenis con la pobre
que esta malita.
Teresa se march mientras Mona reposaba su cabeza en el hombro de la mujer que se iba con una
sonrisa en los labios, sin duda, Maca haba encontrado una buena piedra de toque, a estas alturas,
cualquiera de las otras enfermeras ya iban literalmente babeando tras ella, hasta el punto de agobiarla, y era
entonces cuando las mujeres perdan para ella toda la diversin, ninguna le haba plantado cara, ninguna al
da siguiente de acostarse con ella, se haba mostrado arrepentida y lejana, no saba que habra pasado en
aquella noche entre ellas, pero sin duda, nada especial porque Esther segua mostrndose con ella igual, no
haba variado nada su conducta incluso se mostraba algo ms firme, por lo tanto, segua guardando la
esperanza de que Esther era la nica mujer que poda devolver a Maca su corazn.
Durante un largo rato estuvieron estabilizando a la mujer recogida por el camino, la mujer que
pareca dejar que hicieran con ella todo aquello que aquellos blancos quisieran, en su mente, la imagen de
su hija y su pequeo nieto segua aguantndola en vida. Una vez acabaron de tratar de poner remedio a su
situacin precaria, hablaron con Dvila para poder explicarle todo cuanto haban estado haciendo y un
nuevo problema lleg hasta ellos.
D_ Parece ser que hay una posible infeccin del Ebola, hay cerca de mil personas que han huido de las
afueras de Brazzaville, espero no necesitar vuestra ayuda, tampoco creo que os afecte pero indudablemente
ya sabis como son las epidemias.
V_ Y cmo nos van a traer lo que necesitamos?
D_ Darn un rodeo, he dicho que desde Mbomo se os alcance todo el material, as como lo bsico en
alimento, pero ya sabis esto lo que significa.
V_ Que estamos jodidos.
M_ Dvila sabes algo de Brbara? le pregunt con gesto un tanto intranquilo.
D_ No, lo ltimo que s de ella es que ha formado una gran batalla en el parque de Virunga, la guerrilla ha
atacado sin paliativos a los gorilas de montaa.
V_ Hijos de puta, les da igual hombres, mujeres que gorilas.
M_ Y no sabes nada ms? insisti ante la mirada inquisidora de Esther.
D_ Lo siento, si s algo te aviso. De momento eso es todo estar despiertos.
V_ Ms?, yo no recuerdo nada igual desde el noventa y nueve recuerdas Maca?
M_ S ser la pija que es gafe.
E_ Graciosa le respondi de mala gana.
D_ Por cierto Esther tu madre llam ayer.
E_ Vale, gracias.
D_ La quieres llamar?
E_ No su respuesta fue firme.
307
D_ Est bien, pues nada ojos abiertos y orejas bien limpias. Hasta maana.
V_ Hasta maana. Estamos bien, voy a ducharme tanta tensin me hace sudar como un cerdo.
M_ Yo tambin se levant y se fue, antes de salir se gir y vio que Esther no se mova. La mir
fijamente. No vienes?
E_ A dnde?
M_ A la ducha ser divertido, t me enjabonas a m y yo a le hablaba acercndose a ella con tono
de voz traviesa.
E_ Que venga la mdica de antes o qu pasa no te has quedado bien? respondi siguindole el juego.
M_ No es lo mismo le gui un ojo. Va ven
E_ Pero pero t que te crees?
M_ Solo creo que la mir a los labios fijamente, que te mueres de ganas.
E_ Mira me voy, esa actitud tipo macho tuya me hace dao al hgado.
M_ Vendrs esta noche?, anoche fui buena me porte bien creo que merezco algo a cambio, yo no
suelo ser tan respetuosa.
E_ Si, es verdad, puede que merezcas algo a cambio de tu buen comportamiento Maca sonri, Esther se
acerc y con una sonrisa le dej un suave beso en los labios.
M_ Ya est? pregunt atnita.
E_ Te aseguro que es ms de lo que te mereces.
M_ De ninguna de las maneras Maca la cogi por la cintura y la bes, pero profundiz el beso
obligndole casi a abrir la boca para meterse en ella.
T_ Es el colmo todo ay! grit al verlas all besarse con tanto ardor.
E_ Aparta la empuj entrecerrando los ojos con rabia.
M_ Te ha gustado eh? sonri de lado.
E_ Te detesto.
M_ Ya ser menos le miraba el culo descaradamente mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
T_ Maca pero! no sala de su asombro.
M_ Le ha gustado suspir. Voy a ducharme.
T_ Buena falta te hace.
M_ Est en el bote le dijo sonriendo.
T_ Ay Dios mo esta mujer! negaba con la cabeza de manera repetitiva.
Durante el resto del da, la calma fue quien se encarg de ser la protagonista, despus de comer
todos hicieron la deseada siesta, el calor aquel da era tan potente que no se poda respirar fuera de las
habitaciones. En el hospital, Mona segua acostada con su brazo vendado roncando mientras dorma a pata
suelta. En el cuarto respetando su intimidad se encontraba Bamela, le haban puesto un gotero, y le haban
dado un buen caldo cargado de la verdura que haba nacido en el trozo del huerto que tanto Nsona como
Lula seguan trabajando. As hasta que lleg la hora de la cena, Lula sali de la choza con su pequeo
atado a la espalda para ayudar a Teresa como haca siempre, Nsona cocinaba en su casa para sus nios que
estaban jugando con la pelota tras insistirle a Esther para que jugara sta declin la oferta porque en la
escalera de su cabaa Maca se haba sentado para observarla. Vilches haba reconocido nuevamente a la
mujer que con pocas fuerzas le escuch como le aseguraba que si recuperaba un poco la salud, la llevaran
a reencontrarse con su hija, y aquella esperanza que le haba dado aquel hombre blanco fue una inyeccin
de moral.
La cena fue bastante distendida, Teresa haba advertido a Maca y a Esther que no quera en la mesa
ninguna bronca, si era as, ambas saldran del comedor, y all quien mandaba, era ella. Tras cenar, Esther
sali junto con Vilches a tomar el fresco de la noche sentados en el pequeo descanso que haba con dos
mecedoras.
Vieron como el hombre dejaba el capazo que llevaba en su mano en el suelo y con paso decidido
llegar hasta la cabaa de la buena de Nmaba, vieron como hizo salir con cautela y respeto al muchacho,
quiz pensaba Esther cuando Massamba era joven, era como l, joven, fuerte con sus msculos bien
pronunciados, con la mirada repleta de ilusin. Y lo vieron obligarle a que lo siguiera hasta el medio del
poblado, le hablaba con voz baja no alcanzaban a escuchar sus palabras, pero podan imaginarlas por el
gesto del joven guerrero, no mova ni un solo msculo que no fuera su ceo, fruncido, serio, sus labios
juntos, cerrados. Mientras a Massamba lo vieron insistirle con gesto muy serio, hasta que el muchacho
agach la cabeza, escuchaba los consejos del hombre y finalmente vieron conmovidos como lo abraz. Y
como se puso a llorar entre los que para ellos era quien haba provocado sin l quererlo esa herida de amor
en el corazn del joven.
309
M_ Pues lo tenas fcil apareci por detrs Maca chupndose el dedo ndice y pulgar tras comerse el
pltano, gesto que la llenaba de sensualidad.
E_ Vaya ya sali la reparte placeres.
M_ No te quejaras que no disfrutaste, no? le contest con su voz clida.
Mo_ Uh Mona gimi despacito.
E_ Venga venga a ver donde quieres que te acaricie la omiti a ella.
Mo_ Uh, uh volvi a gemir despacio.
M_ Quiere que le hagas esto entonces se arrodill all a su lado, su olor la embriag. Eso es Mona
es muy mimosa.
Mo_ Uhhhhhh se tumb ms en los brazos de Esther dejando un espacio entre ellas dos.
E_ Desde luego lo tuyo es grave.
M_ Ya ves, una que vale le sonri de lado admitiendo sus encantos, prueba t.
E_ A ver Mona cario.
Mo_ Uhhhhhhhh volvi a gemir.
E_ Qu pillina! le sonri y aquella sonrisa descoloc a Maca que suspir. Qu pasa tienes celos?
M_ No, pero me pone tu sonrisa y me pone mucho te lo advierto se le acerc hasta los labios
quedndose a un paso de ellos mientras se miraban desafiantes y la luz de la luna les reflejaba en las
pupilas una emocin que ambas parpadearon a la vez. Pero mucho y s que a ti tambin te pongo.
E_ Nerviosa me pones nerviosa con tu actitud, pero no nerviosa de excitada eh?, que t eres capaz de
pensar lo que no es musitaba con su voz extasiada mirndole fijamente los labios.
Hubo silencio entre ellas, mientras Maca senta como su sangre comenzaba a revolotear sin poder
hacer ms que sentir esas ganas de probar sus labios, de acariciar su piel, de llenar de besos su cuerpo,
dejar recorrer cada poro con su lengua para cubrirlos de calidez.
Maca estaba en su cama, con las cortinas descorridas con las velas estratgicamente colocadas sobre
la mesilla de noche, luz suficiente como para que la viera entrar, como para que sin duda la luz que
emanaba su cuerpo apareciera por la puerta. En sus manos un libro que no lea, sus sentidos completamente
despiertos tratando de captar su acercamiento, estaba segura que entrara, segura que lo hara. Mentalmente
la llamaba como si as pudiera arrastrarla hasta su cuarto, no le haba pasao ms que con otra mujer, y era
Julia. La quito rpidamente de su mente, no sera igual, solo quera pasarlo bien, divertirse, sonrer, sentir y
dar placer, punto. Nada ms. Y por fin la oy, sus pasos, unos pasos que seguramente los daba con los pies
descalzos, quera darle una sorpresa pero ella no saba que las maderas de la entrada a su cabaa haban
sido tan pisadas por otros pies descalzos que saba perfectamente a la altura en la que estaba, cerr los ojos,
sinti como su cuerpo se ergua, como la fuente de su deseo comenzaba a emerger. Not la sombra bajo la
puerta y su lengua pase por sus labios.
La puerta se abri y tras ella, apareci una Esther con un camisn negro bastante corto, y escotado,
de seda como no poda ser de otra manera, con cierto encaje en su pecho, la melena suelta y una mirada tan
provocativa que encendi directamente como si sus ojos fueran fuego, la mecha del deseo de Maca que la
mir sonriendo de lado con gesto de victoria.
La maana haba llenado como siempre la aldea de colores, de olores frescos, de esperanzas y
temores nuevos, cada da que amaneca era sin duda un desafo, un no saber en que terminara, en como se
desarrollaran los segundos, cuantos ms problemas ocurriran, por eso, siempre el cielo era tan azul, tan
potentemente luminoso, al menos mirar al cielo daba tranquilidad, calma y esperanza.
En el comedor, Teresa preparaba el desayuno, haba preparado a la anciana paciente otro buen caldo
de verduras, Nsona se haba levantado pronto y aunque se llev la regaina cariosa de Teresa, ella no
pensaba dejar de hacer las cosas que deba hacer. Lula le haba dicho que aquel beb era una nia, que
estaba segura, y en su mente estaba la necesidad de perder a aquella criatura, no quera que llegara a ese
mundo a sufrir, la noche anterior haba discutido con Zul quien se haba marchado sin decir donde. Por
eso su gesto serio le haba llamado la atencin a Teresa que trat de hablar con ella pero no logr nada que
no fuera una sonrisa triste.
En el huerto, Nsona estaba con la hazada haciendo un agujero, Maca entendi que pretenda nada
ms verla, se acerc a ella y cuando levant su cara vio correr por sus mejillas las lagrimas. No hizo falta
hablar, tan solo estrechar entre sus brazos a aquella mujer que senta su pesadilla pasada, en el futuro de su
propio vientre. Un vientre que no poda olvidar haba sido fruto del amor, de un amor que ella no saba que
exista hasta que encontr a Zul, aquel hombre bueno, que la haba ayudado tanto. Era justa con l?,
aquella pregunta le haba llegado a Maca que tantos aos juntas, se entendan a la perfeccin con aquellas
miradas tristes, opacas.
M_ Vamos Nsona, ven la ayud hasta uno de los laterales donde haba un escaln, all tambin haban
restos del ltimo ataque agujeros de balas malditas que eran sin duda las culpables de que aquella mujer
temblara entre sus brazos. Nsona, s que es tu decisin, s que no puedo ni debo decir nada, la otra vez
te ayud porque vena el pequeo de donde vena, pero esta vez es diferente.
Ns_ Zul marchar, anoche marchar enfadado la mir triste.
M_ Tranquila seguro fue al ro a pensar.
Ns_ Kobanga na nkati, mingi kobanga na nkati (tengo miedo, mucho miedo).
M_ Ese hijo es fruto del amor Nsona.
Ns_ Lula dice nia.
M_ Pues la sacaremos adelante le sonri acariciando con ternura su cara.
Ns_ No quiero que sufra.
M_ Eso no est en tu mano Nsona, no tiene porque sufrir lo que t, no tiene porque crees que si ella
pudiera elegir no elegira venir a este mundo?, con un padre maravilloso y una madre que es todo un
ejemplo, crees que ella no pedira venir? la mir fijamente con sus ojos repletos de lagrimas porque
entenda su miedo.
Ns_ Y si sufre?
M_ Nsona, t has sufrido, mucho, pero dime una cosa s que no se puede decir no merece la pena, pero, la
vida te ha dado otras cosas aquella s, un dolor que entiendo, pero te ha dado hijos maravillosos, que son
chavales ejemplares, un marido que te quiere, que te ayuda en todo lo que puede, no piensas que vali la
pena nacer?
Ns_ Quiero a Zul, mucho, s que quiere nia y quiere que yo piense, no quiero perderle.
M_ Pues dale una oportunidad a esa pequea le dijo sonriendo.
Ns_ Melesi Maca sus ojos emocionados, y su gesto de profundo agradecimiento le hicieron sonrer.
T ser buena t merecer lo mejor y lo mejor se levant dndole un beso en la frente. Lo mejor es
Esther.
La dej all sentada en los escalones fuera de lugar, Nsona le acababa de decir algo que por mucho
que ella no quera pensar, a veces, era inevitable. Llevaba tan poco tiempo con ella que si quera recordar
312
en que momento la luz roja de peligro puede enamorarse, se haba encendido en que instante le haba
advertido que aquella mujer no era como las anteriores. Apoy su cabeza contra la pared, y mir aquel
huerto que le asemejaba a su propia vida, era capaz de pedir a una mujer que no abortara, pero era incapaz
de decirse as misma, echa a un lado la coraza date una oportunidad. Sin duda, la actitud de Esther la noche
anterior, no haba sido la actitud de ninguna de las mujeres que pasaron por su cabaa, ella era diferente lo
saba, pero lo que la noche anterior le haba hecho le haba dolido, aunque en parte, reconoca que le haba
demostrado que ella tambin saba jugar. Y eso si que no estaba dispuesta a tolerar. Aquel trozo de tierra
era como ella, pequeo, que un da haba dado unos frutos fuertes, sabrosos, que les haban ayudado a
sobrevivir, haba sido generoso y haba aceptado las races que fueron creciendo en l, pero un da, tras un
fuerte diluvio, se quebr y a pesar del trabajo carioso que le daban las mujeres, no haba vuelto a dar los
frutos de antao, no haba vuelto a ser el mismo huerto lujoso y poderoso, as era ella, desde la mentira que
le haba costado casi la vida, no haba vuelto a dar una oportunidad a nadie, su corazn no dejaba que
ninguna raz de amor entrara en l, su propio diluvio de lagrimas termin por ahogarlo, y por mucho que
haban salido das de sol para secar el dolor, nunca volvi a ser el mismo, nunca volvi a dar el fruto
esperado, el fruto del amor.
Un potente bocinazo la sac de sus pensamientos, suspir, aquel sonido saba a quien perteneca y
sin duda era la persona que necesitaba en esos momentos, aunque mientras se pona de pie pensaba que
mejor no decirle nada sobre su situacin, Brbara era capaz de obligarla a meterse la cama de la enfermera,
atrancar la puerta y no dejarlas salir de all. Sonri y sali a su encuentro. La vio bajar con gesto de ira,
molesto, cerr su viejo jeep de un portazo, con los pantalones cortos, sus piernas bien formadas, con una
camisa color hueso arremangada y dos trenzas rubias que con el sol, todava eran mucho ms color trigo.
Toda ella tensa, la conoca y saba como estaba, pero fue ver a su querida Mona, y su rostro cambi
totalmente.
Ba_ MonaMona deca mientras el animal corra hacia ella mostrndole el brazo. Oh my god!,
quin le ha hecho eso a mi preciosa nia? la besaba.
T_ Hola Brbara me alegro de verte.
Ba_ Ms yo mi bella damisella le hizo su correspondiente reverencia.
T_ Anda anda movi sus manos con la cara de lado formando un gesto divertido.
M_ Hola, me voy a poner celosa, desde cundo los piropos son para ella antes que para m? cruz sus
brazos sobre su pecho mientras su pierna derecha se abra un poco ms que la izquierda formando aquella
pose suya, tan caracterstica de Maca.
Ba_ Desde siempre le gui el ojo.
Mo_ Uh uh uh uhhhhhh ahhhhhh ahhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhh gritaba como loca apuntando
hacia el jeep.
Ba_ Oh my darling ya la viste
E_ Hola lleg Esther asombrada por la reaccin de Mona.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh salt de los brazos de Brbara y se fue a los de Esther.
M_ Ya ves la tiene loquita le dijo con irona ante la mirada de Brbara.
T_ Es cierto debiste verla vestida con su ropa.
M_ Era una mona pija dio una carcajada.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr le sac la lengua hacindole pedorretas y llenndola de saliva.
M_ Eh Mona guarra le deca mientras se limpiaba su saliva.
T_ Te est bien empleado.
E_ Ms que bien.
M_ Muy graciosa como siempre la mir molesta.
Ba_ Vosotras habis follado ya.
T_ Ay que se me quema la masa! exclam con gesto un tanto desconcertado y se march a toda prisa.
M_ Pues si pero nada eh? nada especial le dijo con un ademn de restar importancia al hecho.
313
E_ Es verdad, un mal momento.
M_ Si.
E_ Vamos que como si nada chica su gesto mostraba una total y perfecta indiferencia.
Ba_ T no me hablas de Maca?
E_ De la misma, s contest con total seguridad y franqueza, entonces la mir de arriba a bajo y agreg
. De la misma que viste y calza, s.
Ba_ Y nada?, can not be baby
M_ Bueno, vale ya, no! exclam enfadada.
E_ Nada Maca se gir hasta ella como si tuviera un resorte en sus talones y entonces le dijo. Nada de
nada.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh sealaba el jeep.
Ba_ Bueno dejemos temas sexuales o mi pequea se pone nerviosa. Estoy de muy mal humor pero mira,
por un momento Esther me ha hecho olvidar con sus bromas, melesi.
E_ Yo no he bromeado eh? nueva mirada de Maca sus ojos mostraban una incredulidad tal que Esther
estaba encantada.
Ba_ Joder a ver Mona ven aqu.
Mo_ Uh la mona le hizo caso.
Ba_ Escucha a mam se agach hasta la mona que la escuchaba atentamente mientras hablaba y
gesticulaba.
M_ Entiendo de que va esto.
E_ El qu? le pregunt tan fresca como ella.
M_ Pretendes que crea que fue un error aunque te mueras de ganas de repetir.
E_ Mira me acostar contigo cuando tenga necesidad, es lo que dijimos no?, ninguna cree en otra cosa,
que no sea pasarlo bien, pues ya est, y a ver si la prxima vez es mejor porque no se yo hizo una
pausa algo larga evidentemente demasiado larga provocando que se volviera daina. Entonces agreg. Si
es que ya lo dice el dicho dime de que presumes y te dir de que careces voy con Teresa.
M_ La madre que la pari, la madre que la pari repiti enfadada. Pero bueno la ta de que va!
Tal y como dijo Maca, Zul se haba marchado hasta el ro, all haba dejado una caa de pescar
vieja, muy vieja que perteneca al padre de Vilches, y que las haban conseguido rescatar para ir sacando
adelante la pesca con aquellos hombres que cada vez tenan ms complicado sacar a sus familias adelante.
All solo, miraba al horizonte mientras en su boca mascaba la raz de una planta que deca la leyenda serva
para despejar la mente de miedos, alejar los malos pensamientos y buscar la solucin. All lo encontr
Nsona, que llevaba en sus ojos el brillo de la tristeza. Se acerc con cuidado, pero no le hizo falta llamarlo,
l supo que quien estaba all era ella, su mujer. Se levant con cuidado mirndola, mientras ella se acercaba
con su tnica larga de colores vivos, sin mediar palabra, tan solo con ojos emocionados se miraron,
terminando por abrazarse fuertemente mientras la noche anterior haban sido gestos tensos y duros, en ese
momento en medio de la bella Selva se volvieron gestos tiernos, sonrisas repletas de emocin y felicidad.
Z_ Bawu ata kwenda mbote bawu ata kwenda mbote (Todo ir bien todo ir bien) le deca mientras
la abrazaba contra su fuerte pecho.
Ns_ Nge zola (Te quiero)
Mientras en el poblado, Esther haba llegado hasta el comedor con un gesto divertido, sin duda jugar
a desmontar a Maca le estaba gustando, estaba teniendo su puntito, al entrar vio a Teresa que la miraba
fijamente, era la primera en darse cuenta que Esther haba cambiado y se alegraba por ello, cuando iban a
hablarse los aullidos de Mona y la carrera hasta donde estaban ellas les hizo girarse preocupadas por lo que
pudiera pasar. Al girarse, vieron en los brazos de Brbara un pequeo monito, con cara de susto y los pelos
314
bastante revueltos, delgado y con una expresin de miedo que recordaba a aquellas expresiones de los
refugiados, a esas expresiones de la gente que se enfrenta a la guerrilla.
Las carcajadas de Brbara y Teresa, hicieron que los nios rieran como ellas, que Lula las mirara
algo sorprendida, y que Nmaba girara su cabeza mientras picaba maz hacia el lugar donde provenan las
risas. Mientras ellas se miraron sin hacerles ninguna gracia las risas hacia ellas, pero primero Maca sonri
levemente, para despus hacerlo igual que el resto a carcajadas, lo mismo le pas a Esther hasta que
finalmente las risas cesaron cuando la puerta se abri y vieron entrar a Zul y Nsona.
Todos contemplaron la escena, sin duda, Esther era quien ms atentamente segua los pasos de
Maca, al llegar vieron como Zul la estrechaba entre sus brazos para despus una vez se haba soltado de
ella, hacer una pequea reverencia sonriente que para ellos demostraba gratitud. Despus fue Nsona quien
la abraz y Esther pudo notar como la mujer fijaba sus ojos en ella y como le deca algo a Maca. Suspir,
aquella Maca dulce era la que le volva loca, era la peligrosa, era la que en ese instante haba provocado en
ella unas ganas terribles de salir corriendo hasta su cuello, abrazarla y besarla, pero todas aquellas ganas se
le fueron cuando volvi y la mir desafiante con aquella mirada encendida susurrndole con voz
cautivadora:
M_ Te gusta mirarme, eh?, por mucho que no lo quieres reconocer ay peque peque!
Se lo dijo bajito mientras pasaba por su lado pero lo hizo despacio para que le diera tiempo a que
entendiera todo el recado, en esos momentos reconoca que Maca le ganaba terreno, necesitaba ser ms
rpida en esa clase de reflejos, la poda contrarrestar cuando planeaba algo, cuando pensaba en como poda
dar su golpe, pero en el combate cara a cara reconoca que sala perdiendo, y con ese pensamiento que le
provocaba una mueca de preocupacin, se march a almorzar con el resto.
Lo hicieron en un ambiente relajado, no hablaron de los miedos ni los problemas quisieron comer en
paz, una vez terminaron fue el tiempo de sacar esas cosas que les solan doler, esos temas que eran
inevitables, y la presencia de Brbara hizo que todos escucharan atentamente la historia que narraba.
315
B_ Cuando llegu all, quera con mis propias manos matar a los hijos de puta que haban arrasado no solo
con la madera, sino, con aquellos veinte gorilas que no tenan nada que ver en este conflicto, que no tenan
defensa que murieron acribillados
V_ Y nadie los oy en el Parque?
B_ Supongo que quien les oy les dej actuar ya sabes.
T_ Dinero su voz y su gesto mostraban una profunda tristeza, Teresa, los conoca bien.
B_ Esos gorilas valan a lo sumo dos dlares? que es lo que le pagaran, algo de droga?, no s, lo que s
es que son veinte hijos muertos dijo con una voz profunda y triste.
M_ Nunca va a terminar este horror.
V_ Mientras haya dinero para asesinar a cambio de nada no, mientras la gente se siga matando por etnias,
no y lo peor es que estamos en el ms cruel de los abandonos dijo igual de apenado que el resto.
E_ Y este pequeo mono? pregunt mirando al animal que dorma aferrado a Brbara.
B_ Es el nico superviviente lo mir triste. Encontramos a la madre lejos del resto de la manada,
muerta por tres disparos, imagino que la hirieron y sali con su cra para defender su vida, debi morir
desangrada, l estuvo diez das solo en la Selva sobreviviendo no s como, estaba junto al cadver de su
madre, nosotros llegamos y no lo vimos, nos llevamos a la madre que mantena su brazo cerca del cuerpo
como si abrazara algo, la experiencia me dijo que haba cobijado a una cra mir al pequeo mono con el
dolor en sus pupilas. Busqu y finalmente lo encontr subido a un rbol, emit sus sonidos y tras una
hora de espera baj. Deba dormir en el brazo de su madre, debisteis ver la cara de susto cuando bajo del
rbol, creo que no se le ha quitado an sonri. Es un superviviente que necesita cario
V_ De eso sabe Esther, verdad? le dijo mirndola con respeto.
T_ Es verdad debiste ver a Mona cuando la hirieron.
V_ Y la entiende.
E_ Bueno tampoco es para tanto, Mona est muy relacionada con todos, deberas ver como quita piojos a
los nios sonri.
B_ Oh esa es mi Mona, yes dio un manotazo sobre la puerta.
T_ No me lo recuerdes, pobres de mis nios, si hasta a m el otro da trat de rebuscarme y deberais haber
visto a mi Ramn sonri.
B_ Puedes ayudarme Esther?, necesito ayuda para que Mona admita a Valiente.
M_ Por favor Brbara vaya nombre
B_ T calla, que no tienes ni idea de nombres le dijo seria.
T_ Eso sabes como se llamaba su caballo? le pregunt a Esther.
M_ Eh Teresa a mi caballo ni me lo toques! frunci sus ojos como seal de aviso para que no hablara.
E_ Mrala que pija con caballo y todo!
M_ Pues s, al menos no tena un Mercedes como otras tena seor caballo sonri con orgullo.
E_ Ya claro
V_ Voy a ver a Bamela estoy un poco saturado de vosotras lo siento eh?
T_ Es verdad cansinas se levant dejndolas con Brbara en la mesa.
B_ My god ya vuelvo se levant tambin.
M_ No tienes humor no tienes humor le dijo negando con la cabeza mientras se tomaba un trozo de
pltano.
E_ Claro no tengo humor, y qu tienes t?, celos porque una de tus amantes quiera mi ayuda a ver si es
que ests perdiendo facultades conquistadoras, nena! se levant y la dej nuevamente con la palabra en
la boca mientras se encontraba con Brbara. En qu puedo ayudarte Brbara?
B_ Oh melesi, deberas hacer ver a Mona que debe ayudar a Valiente.
E_ No s si ser capaz.
B_ Habla con ella, mrala est triste.
E_ De acuerdo se acerc hasta Mona mientras el animal al verla juntaba sus morritos en seal de pena
. Anda ven aqu
316
Esther permaneca sentada en los escalones de madera hablando y acariciando a Mona, el animal
haba refugiado su cabeza en el pecho de la enfermera mientras, Ramn, se haba tumbado a los pies de las
dos. Desde arriba Brbara contemplaba la escena divertida, sin duda aquella enfermera haba
revolucionado a ms de una. Llevaba un rato observndolas cuando se percat de la presencia de Maca dos
pasos atrs. No le dijo nada tan solo la observaba de reojo, la conoca demasiado para que pasara
desapercibida para ella esa actitud.
No le dijo ms, sali con Valiente mientras Maca se marchaba a ver a Nsona. All sentadas, Esther
cogi al pequeo mono en sus brazos, not su temblor ante lo desconocido y sinti entonces unas enormes
ganas de llorar, de hecho sus ojos se llenaron de lagrimas, y Mona fue tocando con cuidado a aquella
pequea criatura, hasta que Brbara la apart.
B_ Est bien luego ms. Melesi Esther pero no puedo contestarle. No es fcil vivir aqu.
E_ No puedo entender como pueden hacer estas cosas.
B_ No busques respuestas, no hay nada que entender, tan solo podemos curar, ayudar, pero entender, is
imposible my babyle acarici el brazo con afecto.
E_ Gracias le sonri.
La tarde se haca pesada, el calor espeso, en su cama Esther haba descansado un rato, pero no saba
el motivo exacto por el que no poda conciliar ms sueo, y eso, que estaba cansada que notaba como su
cuerpo le peda a gritos descansar. Tom en sus manos el porttil, lo encendi y volvi a revisar las
fotografas, estaba mirando una en la que Maca la miraba sonriente, perteneca a aquel da en la cascada, y
sin poderlo evitar sonri. Justo en el momento en que la puerta se abra de par en par, y apareca la figura
de Maca.
M_ Hola.
E_ Que raro entras sin llamar dijo apresurndose a cerrar la pantalla.
M_ Qu haces?
E_ No creo que te importe.
M_ Ests viendo mis fotografas.
E_ Si, me has pillado le sonri. Las mir para que no se me olviden segn que cosas.
M_ Salgo bien, verdad?
E_ Qu quieres? le pregunt levantndose de la cama con tono cansado.
M_ Por mi no te muevas, no pienso acostarme a tu lado.
E_ Lo s
M_ Eso si espero que cuando necesites un abrazo en plena noche en la Selva, vayas a pedrselo a Vilches
o Zul, porque lo que soy yo no no negaba con ese gesto tan tpico en ella la mirada variable de
los ojos de Esther a los labios de Esther.
E_ Lo tendr en cuenta y lo mismo digo asinti con gesto serio. Qu quieres?
M_ Para que veas que soy buena, he hecho los deberes, y te he puesto a ti.
E_ Me sorprende que hayas hecho los deberes le tom el folio mirndolo.
317
M_ Ya ves, no tena nada mejor que hacer.
E_ Pobre Brbara igual pensaba que ibas a hacer algo le dijo sin mirarla.
M_ El da es largo y ahora hace mucho calor, no es el momento apropiado.
E_ Hablo la voz de la experiencia.
M_ Si le musit tan cerca de su oreja que le hizo saltar, Maca dio una carcajada feliz al ver su reaccin y
sigui susurrndole. Y sabes? te aseguro que a la luz de la luna es espectacular desnudas bajo el manto
de las estrellas pero claro cmo vas a saber?, si total no ha sabido a nada.
E_ Creo que que deberas irte no crees? no pudo evitarlo, sinti como sus nervios se
desbarataban como se erizaba su piel, ya no solo ante sus palabras, sino, ante la cercana de su cuerpo, ante
su aliento golpeando sobre ella suavemente.
M_ Tengo una amiga que me dijo una vez, nunca dejes a una pija dormir entre tus brazos sin comrtela
enterita o se te suben a las barbas segua musitando tras ella el roce de su aliento en la piel de Esther era
como un hechizo que le impeda moverse. Y ahora s algo ms, no vale la pena comerse a una pija
porque no lo saben apreciar.
Sali de all dejando a Esther temblando de pies a cabeza, oy cerrarse despacio la puerta, oy sus
pasos como se alejaban, y oy su propio corazn a galope, senta como si sus sienes fueran golpeadas por
sendos martillos, haba vuelto a perder. Dej el folio sin prestar atencin a la frase que haba escrita en l.
Y fue hasta la cabaa de Teresa que dormilaba. Ramn se apoy sobre sus cuartos traseros, mirando
fijamente la puerta, sus orejas bien levantadas, sus ojillos centrados en la puerta. Y son la voz medio
apagada de Teresa.
T_ Adelante.
E_ Te he despertado?, se puede?, lo siento no quera despertarte! apareci una cariacontecida Esther.
T_ Uy cuantas preguntas se sent en la cama mientras Ramn iba a saludarla moviendo alegremente su
colita. Qu te pasa?
E_ No puedo ms Teresa, necesito tu ayuda se sent nerviosa a los pies de la cama.
T_ Uy frunci el ceo mirndola un tanto asustada.
E_ T crees que alguien puede cambiar por amor aunque se niegue a sentirlo?, quiero decir agreg
nerviosa. Crees que alguien se puede enamorar, alguien que diga no tener corazn?
T_ A ver cario lo que t quieres decir es podr Maca enamorarse de ti?, la respuesta es muy fcil,
evidentemente no.
E_ Entiendo dijo algo apenada mientras acariciaba a Ramn.
T_ No puede enamorarse de ti porque aunque ella no lo quiera ver ya est enamorada de ti. Eso si, quien no
le deja verte es el miedo y ese sentimiento es muy complicado de vencer.
E_ Lo s fue muy duro lo que sufri.
T_ As es, pero est en tu mano conseguir lo que quieres, y te aseguro que no te arrepentirs, quieres que
te ayude? sonri con alegra.
All quedaron hablando hasta bien entrada la tarde que era cuando el alboroto de los nios daba
seal de que se poda respirar, salieron juntas despus de hablar de Maca largo y tendido, despus de
intercambiar consejos, abrir corazones y dejar miedos. Esther fue al hospital quera ver como segua su
paciente y cuando fue a entrar encontr a Maca sentada junto a la mujer, le tena tomada la mano y le
escuchaba, la mujer le hablaba en kikongo u otro dialecto que Esther no poda entender, all Maca pareca
tan diferente a la Maca que le haba entre susurros despertado el deseo de la manera ms visceral. Pero eso
ya lo saba no era nuevo para ella, y solo esperaba que tras los consejos de Teresa poder acercar a Maca
hasta ella, por qu no iba a hacerlo?, ya haba dejado pasar demasiadas cosas en su vida de largo como
para dar la espalda a lo que senta. Dej all a la pareja y se dirigi hasta la radio, tal y como le haba dicho
a Vilches.
318
D_ Dime Esther, y esta sorpresa?
E_ Hola Dvila quera pedirte un favor.
D_ Claro como no. Pero antes dime una cosa Maca apareci justo en la puerta y al escucharla hablar
se qued all medio escondida. Qu tal todo?
E_ Bien bastante bien.
D_ Superado el susto y los golpes?
E_ Los golpes s, el susto an sigo con pesadillas pero voy poco a poco mejorando.
Sonri como si el hombre pudiera verla, pero quien la observaba era Maca, la vea, all tan pequea,
tan endeble, tan aparentemente indefensa, entonces sonri porque realmente era todo lo contrario, se cruz
de brazos y sigui observndola all sentada jugueteando entre sus dedos con una de las figuras de Vilches.
D_ Me alegro y permteme que te pregunte cmo se comporta Maca? sta elev las cejas en seal de
sorpresa, y sonri de lado esperando la respuesta. S que no es fcil tolerarla.
Entonces Maca not como una mano estiraba de ella alejndola de all.
E_ Bueno la verdad es que es un poco dura en el trabajo pero me ha enseado muchas cosas, es buena,
muy buena trat de suavizar as su explicacin aunque saba perfectamente porque Dvila le preguntaba
aquello.
D_ Me alegro, y ahora dime, en que puedo ayudarte?
E_ Vers me gustara hacerte una consulta y despus, quiero que intentes llamar a mi madre.
Fuera, una desquiciada Maca miraba fijamente a Brbara, sta divertida no cesaba de burlarse de
ella, y su actitud.
B_ Oh mi bella dama, usted no sabe que es de mala educacin escuchar conversaciones ajenas eh?,
eh? le haca cosquillas sonriente.
M_ Joder Brbara no me hace gracia le apartaba las manos con gesto muy serio.
B_ Ah no?, Bella donna y tu sentido del humor! ms bien tienes sentido del horror se haca la
escandalizada.
M_ Mira estaba a punto de saber algo importante y gracias a ti me lo he perdido.
B_ Qu puede importarte de esa chiquita?, anda ven ac a mis brazos o mis tetas como mejor prefieras
jodida despus de no dejarme dormir la ltima noche hablndome de Esther y mira noms, la ta no siente
nada te est dejando por el suelo, no, no entonces la abraz justo cuando sala Esther del hospital y las
vio, pas de largo sin detenerse, y sin ser vista por Maca. No te merece
M_ Qu sabrs t!, adems solo me lo pase bien.
B_ Pues fuiste la nica ella no sonri con cierta sorna. As lo dijo.
M_ Solo lo dice por joderme protest.
B_ Pues bien segura estaba.
M_ Brbara! le ri.
B_ As me llama mia mam, adorable italiana de Parma
M_ An no ha nacido mujer que se burle de m.
B_ Yo dira que s contest segura. Prate a pensar machito, igual hasta te lo mereces, ya era hora si
ragazza!, ya era hora de que alguna mujer te parara tu estpida tontera.
319
La cara de Esther era todo un poema, trat de que no se notara, lo ltimo que le apeteca era tener
que aguantar a Maca burlndose de ella. As durante la cena, volvieron a hablar de Valiente y Mona, que no
le haba hecho demasiado caso, nuevamente la investigadora le pidi ayuda a la enfermera.
Por un rato bastante largo, Teresa, Brbara, Mona, Esther y Maca estuvieron tratando de calmar a un
Valiente que no lograba adaptarse, el pobre animal se marchaba de los brazos de todas y se quedaba solo en
una esquina, ni el lenguaje de Brbara, ni el de Mona hicieron que el animal se quedara entre ellas
tranquilo. Finalmente decidieron retirarse cada una a su cabaa, excepto Esther que les dijo que no tena
sueo y se quedaba un rato ms a contemplar el cielo.
En la cama Maca estaba acostada pensativa, sus manos se haban escondido bajo su cabeza
entrelazando sus dedos, not como el peso de Brbara acostndose haca que ella misma se moviera
ligeramente hacia ese lado. La investigadora se sent.
B_ Podemos hablar?
M_ De qu?
B_ De Esther.
320
M_ Qu le pasa a Esther?
B_ A ella no lo s, pero s lo que te pasa a ti.
M_ No empieces le advirti levantado un dedo y enarcando su ceja derecha.
B_ Ves si no pasara nada me dejaras hablar.
M_ Estoy cansada.
B_ De hacer la tonta?, es lo que ests haciendo sin duda le dijo seria mirndola ms seria an.
M_ No me interesa en absoluto dijo con rotundidad.
B_ Ya, por eso como no te interesa, mientras yo me cambiaba t mirndola desde la ventana a escondidas
Maca la mir seria. Y como no te interesa, mientras Esther que dicho sea de paso est para comrsela
cuando sonre a Maca se le escap una sonrisa traicionera que trat de disimular, pues cuando la bella
donna sonriente no te ve, t la miras con la misma cara de boba que ahorita pones. Oh my God! la
conquistadora conquistada. Recuerdas cundo estuviste en mi cabaa?, entonces te dije que le dieras una
oportunidad, estabas cagada de miedo porque es una mujer de la que podas enamorarte, ahora veo que
sigues cagada de miedo pero enamorada mi pequea est enamorada dijo sonriente mostrndose feliz
por la posibilidad de verla a ella feliz.
M_ Y eso qu cambia?
B_ No me lo has negado se acerc a ella pasando su brazo por la espalda. Esther ha derribado algunas
murallas cierto?
M_ A veces siento que es como una obsesin, es la nica que se me resiste, la nica que me planta cara, la
nica que cuando por la noche estoy sola, me hace pensar, me hace plantearme que hago porque soy as
con ella, y entonces me digo, solo quieres hacerle el amor me lo repito Brbara solo quieres hacerle el
amor.
B_ Pero no es as pequea ya se lo has hecho, y sabes por qu lo repites?, porque quieres callar lo que
hay detrs de ese pensamiento.
M_ Solo me ha sorprendido solo es un juego solo eso solo sexo ella no cree en el amor somos
iguales respondi como si as pudiera alejar aquellas palabras de Brbara.
B_ Ya y yo soy la nueva Miss Universo my darling Maca la mir y sonri.
M_ No s que hacer a veces me siento estpida a su lado y a veces me siento demasiado borde a
veces me paso cuando le digo cosas, a veces no encuentro palabras para responderle no lo s con ella
todo es diferente
B_ Te tiene descolocada, noms haba que ver tus eyes mirandola uf uf uf puro calentn
soplaba graciosamente.
M_ Exacto le contest firme como si as exculpara aquel pensamiento de amor.
B_ Y a la vez, noms haba que ver tus lindos ojitos mirndola con ternura ni a m me miraste as!.
Mereces ser feliz o al menos intentarlo.
M_ No quiero prefiero esto es ms fcil de manejar respondi con un susurro.
B_ T misma pero te digo, caers porque ella sabe descolocarte y eso hasta ahora nadie lo consigui,
todas tras de ti babeando o dejndose manejar ella no ella es Gorila de Montaa, fuerte, bajita,
potente, y con una sonrisa de escndalo.
M_ Te digo una cosa? Brbara asinti. En el fondo me da miedo es un desafo, y me da miedo.
B_ Eso es bueno.
M_ An estar mirando las estrellas? pregunt mirando hacia la ventana entonces al darse cuenta hizo
un ademn con su mano derecha renegando. Y a m qu!
B_ Oh mi bella ragazza bella donna tuto per la mina me gusta verte as asustada si! exclam
feliz.
M_ No estoy asustada te lo advierto.
B_ No, no dijo burlona.
M_ Buenas noches.
B_ Buenas noches solo una cosa ms.
321
M_ Si vas a nombrarla no! protest.
B_ Si sueas que la abrazas y le haces el amor, fjate que estoy a tu lado eh?
M_ Cabrona eres
Tal y como pensaba Maca, Esther segua mirando el cielo pensativa en lo que haba hecho y en las
palabras de Teresa observando la Luna, el cielo era oscuro como la noche, la Selva hablaba su idioma
nocturno, mientras la calma se haba adueado de todo el poblado. Las cosas pareca que iban tomando un
color ms suave, no tan negro. Sin duda lo mejor era la noticia de Nsona y Zul, aquel pensamiento de
Nsona era algo impensable en el mundo occidental, abortar una hija por miedo a lo que pueda sufrir en el
futuro. Suspiraba, aquel lado del planeta sufra un abandono tal que las cosas que parecan ficcin en un
lugar, en otro superaban la realidad. Y all estaba ella, preguntndose como afrontar lo que haba surgido de
repente con otra mujer, era injusta?, posiblemente s, pero era la primera vez que su corazn haba latido
de manera diferente, la persona era la menos adecuada?, posiblemente tambin, pero era ella y no otra la
que le atraa, la que la volva loca de pies a cabeza por mucho que tratara de negarlo. Poda cambiarla?,
poda quitar ese lado conquistador y promiscuo?, posiblemente no, y eso le daba miedo. Not algo en su
mano y al mirar vio a Valiente all sentadito, con los ojos brillantes, estaba llorando y aquello le entristeci
profundamente, lo tom en brazos acunandolo y rpidamente lleg hasta ella Mona. All los tres solos
mirando las estrellas, entre suspiros.
E_ Qu te pasa Valiente?, tienes miedo?, voy a contarte un secreto, yo tambin el mono la mir
fijamente mientras rebuscaba algo en su camisa, de repente la mano de Mona golpendole le hizo estarse
quieto. Mona no lo rias, a ver yo tengo sitio para los dos.
Mo_ Uhhh, uhhh, uhhh, ahh, ahhhhh ahhhhhhhhhh iba subiendo el tono mientras se golpeaba el pecho
haciendo gesto de enfado.
E_ No grites Mona que duermen todos Valiente se escondi en el pecho de Esther. Mona t eres
inteligente, sers una maravillosa madre para este renacuajo le sonri al animal que la miraba apenado
. Yo lo s cario.
Mo_ Uhhh Mona lo miraba intensamente.
E_ Venga vamos a hacer una cosa, os vens conmigo a mi cabaa y esta noche dormimos juntos as se
nos pasa a los tres el miedo.
Esther tom en el brazo al pequeo y asustadizo mono, mientras Mona la llevaba cogida de la mano,
apoyando la otra en el suelo para caminar, as llegaron a la habitacin, Mona se tumb en el suelo como le
haba dejado dormir la primera noche, Esther dej a Valiente junto a ella y se fue a cambiar. Al salir vio
que Mona estaba despiojando al animalillo que se dejaba mientras coma algo entretenido.
E_ Espero que no me llenes la habitacin de piojos sonri. Si yo cuento esto nadie me cree, no
puedo decir que hablo con monos, ni que me gusta dormir abrazada a una mujer y notar sus labios por mi
piel durante la noche, ya ves!, sera hora de aparcar todo lo que me han enseado y aprender cosas nuevas,
no pienso volver a mi casa por lo tanto puedo ser yo realmente si ah la nota! se levant corriendo y
sac el folio donde ella misma le haba puesto algunas palabras que no lograba recordar. Me ha puesto
una frase seguro que es algo picante si se mordi el labio inferior mientras sus huspedes la miraban
coger un bolgrafo y contemplar una hoja que llevaba en su mano con otras que haban un montn. A
ver Na nseke kuyoka nge mutindu ti nge maswa casi na!, a ver Na es un artculo eso lo esta claro
nge t, me est poniendo una frase sobre algo mo miraba cada palabra buscndola en el otro diccionario
que Maca le haba dado estuvo un buen rato mientras la observaban cuatro ojos, finalmente ech el lpiz
algo molesta. Encima tendr que esperar a maana que Lula me lo chive uf me cago de sueo!, qu
querr decir?
322
Se durmi repitiendo la frase mentalmente, saba que poda ser cualquier cosa pero intua que Maca
iba a insistir con el tema, iba a seguir siendo esa que finga ser, esa que le haba dicho Teresa haba creado
para no sufrir, esa mujer fatal que ella detestaba y que segn Teresa, la misma Maca detestaba. Entre
suspiros, pensamientos sobre el dao que Julia haba provocado en ella y palabras en Kikongo se durmi,
tratando de escuchar algn suspiro o gemido de la cabaa de al lado.
A mitad noche not como algo le rozaba la espalda, sonri se acomod ms con el otro cuerpo, le
encantaba esa sensacin de abrazo de sentirse protegida as que susurr:
E_ Maca abrzame entonces abri los ojos suspirando y sus ojos se abrieron como platos en plena
oscuridad. Ahhhhhhhhhhhh.
Va_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Mo_Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Valiente cay fulminado por el grito de Esther al suelo, Esther se golpe contra la madera de uno de
los lados en la cabeza y cay tambin de igual modo, mientras Mona ante tal desproposito sali por patas y
los brazos en alto gritando sin parar.
Como siempre la primera en llegar fue Maca, con el pelo alborotado, la cara descompuesta y sus
ojos abiertos, tras ella Teresa.
324
M_ Ya, tranquila, ya venga Valiente ve con Brbara, t Mona tambin, Esther necesita descansar que
menudo golpe se ha pegado.
T_ Si, ser lo mejor vamos venga nios
B_ Cudala, eh? sonri.
E_ Maswa nseke nseke.
T_ Fuego? en el cuerpo? hay madre y esto?
M_ Tranquilas ya me quedo yo Teresa le dijo sin poder evitar una sonrisa.
Cuando todos se fueron, Maca la contempl, el motor an iba en marcha ofreciendo su luz a la
pareja pero prefiri hacer algo diferente, se acerc al interruptor y lo desconect, despus acerc una vela
grande que acostumbraba a dejar Teresa cuando vea que se acababan y la encendi, le gustaba el reflejo de
la luz en el rostro de Esther, le encantaba verla as, con aquel baile de sombras y luces. Sonri sentndose a
su lado dejando algo de distancia, pero aquella sonrisa fue borrndose a medida que iba notando como si
algo corriera por sus venas, como si algo fuera llegando al corazn golpeando insistentemente,
caprichosamente.
E_ Maca Maca
M_ Estoy aqu Esther.
E_ No te vayas susurr levantando su mano.
M_ Claro que no estoy aqu le tom la mano sintiendo una electricidad por su espalda.
E_ Y Zul? pregunt de golpe.
M_ Supongo que durmiendo se asust, deliraba?, tan fuerte haba sido el golpe?
E_ Entonces no puedo ir a su saco.
M_ No, no puedes sonri entendiendo. Ahora como ests malita si quieres puedo hacer una
excepcin y meterme en tu cama.
E_ No te vayas.
M_ Quieres dormir entre mis brazos? le pregunt sonriendo encantada de aquel ruego.
E_ S me duele mucho la cabeza
M_ De acuerdo separ la sbana mientras en su interior se libraba una batalla cruel, por un lado un
sentimiento que haca mucho tiempo no senta trataba de hacerse un pequeo hueco, por otro, otro
sentimiento que llevaba consigo como si fuera una herencia, el dolor, se mantena firme negando su paso al
amor, negando aquel hueco que buscaba. Se meti en la cama, se acerc con cuidado hasta Esther, pas su
brazo por debajo y la atrajo a su pecho, Esther como si fuera un movimiento habitual en ella, se cogi a su
pecho derecho ante el gesto de asombro de Maca. Cmoda?
E_ S, Mona
M_ Mona, de guapa? sonri al notar como Esther apretaba su pecho con fuerza entre sus dedos.
Au te duele algo ms?
E_ No todo me da vueltas y el pelo?, dnde est? recorri con su mano el torso de Maca por
debajo de la camisa de dormir ante una pequea contraccin de todo su cuerpo como si de ese modo se
encendiera su deseo. Nseke.
M_ Si Esther y no sabes de que manera le musit mientras cerraba los ojos.
E_ Valiente y tu hocico? entonces abri un ojo y pas los dedos por la boca de Maca que volvi a notar
como su cuerpo volva a repetir gesto.
M_ Esther soy yo anda estate quiera por favor por el bien de las dos susurr resoplando.
E_ T?
M_ Venga duerme que si te digo mi nombre, igual vuelves a gritar y hoy has batido records.
E_ Maca Teresa Lula Nsona
M_ Muy bien Esther, te sabes los nombres de todas muy bien pero ahora descansa.
E_ Si mam volvi a cogerle el pecho.
325
M_ Joder musit mordindose el labio inferior.
E_ Na mpimpa Maca.
M_ No me estar tomando el pelo? joder que manera de cogerse a mi pobre teta y encima
tocndome uf respira!. Na mpimpa Esther.
Se callaron, Maca not cuando Esther se durmi, conoca esa respiracin profunda, ese suspiro
relajado, esa destensin de su cuerpo, ese abandono entre sus brazos, y entonces sin saber porque se sinti
su duea, una duea de lo que quiz no le corresponda pero sin duda, duea de aquella mujer a la que le
gustaba proteger, a la que le gustaba abrazar, a la que le gustaba demasiado le gustaba de manera a veces
febril, a veces tierna, a veces tan pura que hasta ella misma se sorprenda.
Se pas gran parte de la noche mirndola, mirndola y acariciando su piel, su brazo, su hombro, su
cintura, pero no como esas manos acariciaban ltimamente, ni mucho menos, se percat que a Esther la
acariciaba con ternura, con dulzura, estaba despertando en ella esa parte que haba enterrado, esas caricias
que no haba entregado porque una loba en celo, no acaricia, una loba en celo, solo devora, sin embargo,
aquella piel no era para devorarla, sino, para llenarla de ternura. Sus ojos se llenaban de ella, con calma y al
hacerlo en su mente las palabras de Brbara y Teresa machacaban una y otra vez sus pensamientos de
mujer seductora. Aquellas palabras los haban tumbado sobre la lona de mujer superficial. Siendo fuerte y
repasando mentalmente los momentos que tanto dao le haban causado en su vida, por primera vez se
senta fuerte para recordar la cara de su hijo, porque mientras lo haca senta la presencia de aquella mujer,
su respiracin jugar en su cuello, como si con ella le diera paz, y as con el pensamiento de que aquella
mujer era diferente a todas y cada una de las otras, se fue entregando a un sueo profundo donde compartir
el silencio de aquella cabaa y el ruido de la Selva, se le antojo como algo tan maravilloso, por lo que
quiz vala la pena apartar el miedo.
Esos cantos caractersticos en la Selva, los graznidos, los aullidos, todo que pareca unirse y formar
una orquesta acompasada y armnica, comenzaron con las primeras luces del alba. En la cama, cuatro
piernas enredadas, dos corazones latiendo de manera calmada, dos cuerpos abrazados. Uno de ellos busc
todava ms refugio del otro, y sin esfuerzo lo consigui, recibi el abrazo, la caricia y un suspiro. En aquel
refugio le gustaba estar a Esther, rebusc el cuello para acoplarse mejor, aquel olor que le haba gustado
tanto la vez que la tuvo para ella, y entonces abri los ojos con tranquilidad, con reposo, sus pupilas algo
alteradas sin duda del golpe que se haba dado, un ligero dolor le recorra toda la cabeza, pero todo se le
pas cuando vio a su lado a Maca, all durmiendo con su barbilla apoyada en su frente, con su mano
sujetndola dndole un calor que en ese momento necesitaba y sonri. Suspir y mir su pecho derecho,
all estaba relajado y cercano a ella, le encantaba, le encant la sensacin de acariciarlos, de besarlos, y con
decisin, lo tom en su mano se aferr a l como si fuera un salvavidas y cerr los ojos acomodndose
feliz entre los brazos de aquella mujer.
En la cocina, Teresa ya estaba preparando el desayuno junto a Nsona y Lula a quienes contaba como
haba pasado el nuevo accidente de Esther, ambas la miraban y sonrean, Lula segua sin hablar mucho,
nada ms lo haca con Esther y con Teresa, Nsona ms tranquila desde que haba decidido dar la
oportunidad a su pequea de nacer hablaba distendida sobre aquella enfermera blanca que era el rigor
de las desdichas de la aldea. Entonces la voz fuerte de Brbara las sorprendi a las tres.
326
T_ Pero mira que tienes cada una la hizo mujer la miraba graciosamente por su frase. Claro que
grit no te digo ms que Vilches y yo fuimos corriendo pensando que le haba pasado algo, al abrir la
puerta pues se call algo avergonzada al recordar lo que vio.
B_ Qu? se precipit sobre la mesa apoyndose los codos en ella.
T_ Ay Brbara! se quej y ante la mirada insistente de la investigadora dijo. Pues eso Maca casi
desnuda encima de ella besndola despus de
B_ Ella le dijo a Maca que no haba sentido nada.
T_ Maca se lo merece por tonta, pero sentir, claro que sinti!, digo que si sinti!
B_ Podemos confesarnos damisella bella?
T_ Sabes que s le sonri complacida como siempre por sus piropos.
B_ Verdad que t no has visto as a Maca antes?
T_ Verdad.
B_ Verdad que la mira como no ha mirado a ninguna?
T_ Verdad.
B_ Verdad que piensas como yo que Esther es la elegida?
T_ Verdad. Y no solo lo pienso, el otro da tuve una conversacin muy interesante con Esther, y estoy
segura que por fin el dolor de Julia, su fantasma y su pesadilla, podr vencerlo con la enfermera.
B_ Ojal.
T_ Esther lo sabe porque ella misma se lo cont, ella misma le dijo lo que haba pasado, despus de la
conversin fue cuando pas ya sabes elevaba las cejas como en seal de confesin y tras la carcajada de
Brbara continu. Maca se encuentra con una piedra de toque con ella, porque la descoloca, y sin
embargo, ah est cuidndola.
B_ Toda razn tienes, my lady.
T_ Esther tambin ha sufrido, pero no es tan complicada como Maca, a ella le gusta Maca, y lo tiene claro,
el otro da me pidi consejos de cmo poda conquistarla, hacer que dejara de lado todo el disfraz de mujer
fatal.
B_ Aunque le sienta de muerte.
T_ Ya pero segn para quien.
B_ Yes, puede gustar un poco, pero siempre en ese plan de mujer insaciable cansa.
T_ A ella misma le cansa por eso estoy convencida que nunca llega a nada y se agobia.
B_ Yes, my lady, seguro no querer cambiar de acera conmigo?
T_ Seguro! le contest muy seria.
B_ Uf, me pones me pones my lady!
Muy despacio, haba logrado Maca desprenderse no solo del cuerpo, sino, de aquella mano que se
aferraba a su pecho, al despertarse y verla as, sonri sin poder evitar sentir un cmulo de sensaciones a las
que trat de detener en seco. Se levant con cuidado de no despertarla y con suavidad dej en su frente un
beso suave, despus se desperez, bostez, y fue al lavabo, una vez haba terminado de orinar y lavarse las
manos, se asom porque haba odo algo, y temi que buscando se fuera otra vez al suelo.
M_ No la busques est conmigo le dijo sonriendo mientras Esther abra con cuidado los ojos emitiendo
un sonido de dolor. Mi teta est conmigo no la busques.
E_ Uf no estoy para tonteras.
M_ Te muestro tus dedos marcados en mi piel? luego di que no te gusta se pinz el labio graciosa y
se acerc hasta ella. Bueno a ver qu tal ests?
E_ Me duele la cabeza le dijo tratando de recordar algo.
M_ Te aviso que no pienso salir corriendo a cada gritito tuyo eh?, no lo iba a hacer pero tuviste suerte que
Mona te secundara, lo malo es que ella tambin le va a tomar gusto a eso de ser protagonista a base de
gritos.
327
E_ Que graciosa eres le dijo molesta mientras se daba la vuelta para no verla con cuidado.
M_ Sabes que lo soy. Voy a ver como estn tus reflejos, te acuerdas de algo de lo sucedido esta noche?
E_ Qu ha pasado? le pregunt tratando de abrir los ojos de par en par.
M_ No lo recuerdas? se sent a su lado mientras con su dedo lo pasaba de lado a lado y de arriba abajo
para que ella lo siguiera y se tumbaba un poco sobre ella para fijarse mejor. Cuando suba el dedo no
pasaba nada, pero cuando bajaba sus ojos tenan un ligero temblor. Vaya
E_ Qu pasa?
M_ A ver vuelve a seguir el dedo entonces mir hacia abajo y dio una carcajada. Joder me estabas
preocupando, pero todo est bien y ahora s que te pone nerviosa le dijo con cierta irona.
E_ Qu me pone nerviosa? le pregunt con dudas.
M_ Te gusta mi pecho tus pupilas se han chivado, y la otra noche te gust que te hiciera el amor.
E_ Claro que me gusto, lo mismo que a ti o no? la mir fijamente.
M_ S reconoci tras un momento de silencio donde los ojos de Esther la miraban penetrantemente
notando como le estaba descubriendo tanto que tuvo que desviar la mirada.
E_ Pues ya est hablaban susurrndose pues como haba terminado su reconocimiento pero no se haba
retirado, se mostraban muy cercanas y con cierto tono juguetn agreg. A ti tambin te pone nerviosa
estar tan cerca de m.
M_ Sabes lo que ms me gusta de esto?, de este juego en el que jugamos las dos? Esther cerr los ojos
algo mareada, Maca se call al ver su gesto y le pregunt seria. Qu te pasa?
E_ Nada me he mareado un poco se puso su mano derecha sobre la frente.
M_ A ver volvi su seriedad a ella y volvi a mirarle pero esta vez con su linterna porque haba notado
como se haba quedado plida. Cmo te pegaste?
E_ No me acordaba de Valiente, l se haba acostado abrazado a m, pobre.
M_ Imagino que suponas que era yo le dijo sonriendo mientras retiraba la linterna de sus ojos y le
tocaba el cuello.
E_ Si claro todo me recuerda a ti no te jode!, a todo caso me recordaba a Sergio, que yo sepa t no eres tan
peluda Maca sonri divertida por el tono con el que Esther le hablaba, le encantaba. As que al abrir
los ojos y verlo me asust yo asustndolo a l, en ese momento me ca de espaldas porque estaba en el
borde de la cama y me di con algo, creo que la mesa.
M_ Te molesta? sus manos presionaban suavemente el cuello de Esther que cerraba los ojos sintiendo
un cosquilleo de placer.
E_ No musit encantada por la sensacin.
M_ Vilches te cosi, tienes tres puntos en tu cabeza.
E_ Tres puntos ms susurr sin despegar sus prpados.
M_ No me extraa, si es que eres una patosa insufrible.
E_ Soy una patosa encantadora, no me vengas con tonteras adems imagino que aprovechando que
estaba ko te acostaste aqu.
M_ Perdona me has dado una nochecita, que si yo era Mona, que si luego era tu madre, que si me acostara,
que si no un monumento a la paciencia me merezco! le deca tambin con tono distendido.
E_ Pues gracias le dijo tan suave y con su mirada tan repleta de dulzura que Maca no supo que contestar
. Gracias por cuidarme.
M_ Estamos en paz, t me cuidaste a m, verdad? le sonri sin careta.
E_ S adems te salv la vida.
M_ Es cierto.
E_ Y s, me gust hacer el amor contigo, solo lo dije para chinchar la miraba penetrantemente a los ojos.
M_ Pues me has chinchado mucho que lo sepas, no poda dormir le respondi mirndola de igual modo.
E_ Es lo que tiene ser una mujer fatal, es fcil darle donde duele te lo aviso mir sus labios.
M_ Ya lo tendr en cuenta susurr con su voz aterciopelada mirando aquellos labios que pedan ser
besados.
328
E _ Y no me vas a decir qu es lo que ms te gusta de este juego? susurr tambin ella.
M_ No prefiero que lo imagines.
E_ An no he descubierto la frase pero espero que por una vez valga la pena descifrarla.
M_ Lo que yo hago siempre vale la pena, peque
Se levant y fue hasta la puerta, Esther se perdi en sus largas piernas y en su trasero sonri la
recordar como le deca lo mucho que le gustaba el suyo. Al abrir la puerta, Mona y Valiente cayeron
precipitadamente.
M_ Vaya vaya as que igualitos a vuestra mami, igual de torpes eh? les deca sonriendo mientras
los acariciaba.
E_ Mona Valiente le dijo sentndose con cuidado en la cama sintiendo un nuevo mareo mientras los
animales suban a sus brazos.
Mo_ Uh uh uh uh deca acariciando su cara con cuidado.
E_ Gracias Mona, y t Valiente no me vas a decir nada? lo miraba con ternura y el animal con cuidado
le tocaba la cara. Gracias guapo solo fue un susto eh?.
Desde la puerta, con su mirada repleta de cario la observaba Maca, los dos animales se haban
sentado y mientras Mona trataba de despiojar la cabeza vendada de Esther, Valiente se haba sentado a su
lado apoyando su cuerpo contra Esther, y as, los tres en la cama, le provocaron un estremecimiento que
tuvo que girarse con rapidez sobre sus talones para alejarse de tanta ternura.
Estaba a punto de entrar al comedor cuando Vilches sala de l, la mir mientras se pona su
sombrero y esper a que llegara hasta su altura para hablarle.
V_ Buenos das Maca o mejor?, buenos das calentorra de la Selva Maca le hizo una mueca de
rechazo ante su gracia, l sonri de lado y le pregunt. Cmo est la gritona?
M_ Rodeada de monos, es increble, nunca hubiera pensado que acabara atrayendo a los animales.
V_ Yo lo que no pens que acabara era atrayendo ni animales ni otros seres vivientes, pero tiene su
encanto le gui el ojo y se march hasta la cabaa.
B_ Oh my darling buen da le dio un abrazo y luego con los brazos puestos en jarras le ri. No voy
a perdonarte tu abandono por la gritona no mi bella ragazza!
T_ Cmo sigue? Teresa rea las locuras de esa Brbara tan especial.
M_ Ahora despierta y siendo despiojada por Mona.
T_ De verdad este animal me los va a dejar a todos calvos!, voy a llevarle el desayuno.
M_ De acuerdo dijo con algo de fastidio porque pensaba llevrselo ella.
B_ Qu tal?
M_ Bien Brbara, aunque si te digo la verdad, estoy cansada puso gesto de malestar mientras se sentaba.
B_ Qu hiciste? le pregunt con los ojos abiertos.
M_ Cuidarla, qu voy a hacer?, si estaba ms perdida que yo que s se sirvi un poco de caf con gesto
contrariado.
B_ Quin te ha visto y quien te ve!, ahora me creo lo de que no sinti nada ests perdiendo facultades
con la edad le dijo entrecerrando los ojos mientras daba una carcajada. Adems te ha jodido no
llevarle el desayuno, est es la Maca que esperaba un da rencontrar!
M_ Muy graciosa reneg algo ofendida mientras daba su ltimo sorbo al caf. Me voy a duchar.
Ante su desayuno que devoraba con ansiedad, Esther, le contaba a una boquiabierta Teresa al ver
como coma lo que haba pasado, hablaron de los dos animales que seguan all con ella, una vez termin,
la mujer se llev a los monos, y la bandeja.
329
T_ Ahora descansa, te har bien y si no te mareas, a la tarde te levantas la cama es muy mala.
E_ Y Maca?
T_ La he dejado en la cocina esto marcha Esther esto marcha le deca con una ilusin marcada en
sus ojos.
E_ El qu? sonri de lado.
T_ Qu va a ser?, creo que no vas a tener que esforzarte mucho para que por fin sea la de siempre y no
sabes lo mucho que eso me alegra cario le dejo un beso en la frente y una caricia tierna.
E_ No s Teresa, por momentos parece que si pero elev los hombros.
T_ No va a cambiar de golpe, pero si le das tiempo ya sabes lo que te dije, nada de agobios, su espacio y
mucho cario, con eso estoy segura que lo lograras.
E_ Me gusta, la verdad que me gusta mucho sonri ampliamente siendo sincera.
T_ Lo dicen tus ojos, as que ten cuidado cuando hables con ella, es muy lista.
E_ Tranquila voy a hacerte caso a todo, nada de agobiarla, darle espacio, provocarla, darle cario.
T_ Para le dijo muy seria. Yo no te dije nada de provocarla.
E_ Pero s que le gusta.
T_ Ay eso me da ms miedo suspir.
E_ Yo tambin tengo mis armas Teresa. Por cierto, puedes decirle a Lula que cuando pueda venga?
T_ Claro, iba a entrar antes pero como estaba Maca.
E_ Gracias.
T_ Venga Mona, Valiente vamos tengo dikongo (pltanos).
Mo_ Uhhhhh uhhhh uhhhhh gritaba contenta mientras Valiente la miraba algo extraado.
T_ Este Valiente hay que espabilarlo eh?, anda ven lo cogi en brazos mientras llevaba la bandeja.
E_ Provocarla que bien suena musit sonriendo recordando tenerla all para ella, nicamente para
ella. Unos golpes en la puerta la hicieron dejar de sonrer. Si?
B_ Mbote mwasi mondele!
E_ Mbote sonri por su alegra.
B_ Tengo que irme a luchar con esos degenerados, necesito encontrar la forma de salvar la zona que queda
en el parque, pero antes de irme quera verte.
E_ Ya.
B_ Me tienes celos? le pregunt sonriente.
E_ Debera?
B_ Anoche me dio sensacin que s, no pas nada entre Maca y yo, ni el otro da cuando vino, yo amo a
Maca, la amo como ser humano, como persona capicci? Esther asinti le haca gracia aquella variedad
de idiomas. Well, y por amarla as quiero lo mejor para ella, una mwasi que borre la hija de puta otra,
entiendes?
E_ S le contest mirndola fijamente tratando de no perderse en sus enrevesadas explicaciones.
B_ T puedes eres la mwasi idnea quiero que la ayudes, te necesita.
E_ Bueno que me haya acostado con ella una sola vez no quiere decir que no saba muy bien por
donde le podra salir Brbara y prefera ser cauta.
B_ Yo s, yo s le interrumpi sentndose a su lado, y tras un suspir largo sigui. Pero tus ojos y los
suyos no me dicen solo querer fucking, me dicen ms y no quiero que sufra, t puedes lograrlo le deca
con voz segura y gesto contundente.
E_ No es fcil.
B_ Venir a este mundo de locos que es frica, tampoco, pero ests y te defiendes la mir tratando de
mostrarse fuerte.
E_ Ella no quiere otra cosa que sexo, y yo tambin.
B_ Y yo soy Mona pero con dos patas, oh my god! exclam mirando al techo de la cabaa T eres su
mwasi, igual de cabezota ella quiere una mujer de verdad que le provoque cosas, no fcil, sino, que le
provoque preparar un desayuno, ir a la cascada y ver la Sabana, compartir un amanecer, busca eso por
330
mucho que lo disfrace con sexo, es encantadora como t, y cabezota como t eso me tranquiliza. Sigue en
ese estado estpido porque no ha encontrado mwasi idnea, pero t si, t eres la mademoiselle indicada
para volverla loca de amor y pasin. Una cosa slo, no le hagas dao.
E_ Ni ella a m se defendi no saba muy bien porque dijo aquello pero su rostro mostr seriedad y
preocupacin, Brbara capt miedo. Ella es ms peligrosa que yo.
B_ Ya decir yo a ella, si te hace dao despiojar por toda mi manda de Monos sonri y le arranc una
sonrisa a Esther que la miraba con agradecimiento, a su manera le estaba ayudando, de igual modo que lo
haba hecho Teresa. Ella decir yo solo sexo, pero yo s que ella ha llorado por ti.
E_ Qu? la mir asombrada aquello le haba impactado.
B_ T le das miedo porque ella sabe que t puedes vencerla no lo olvides mwasi mondele nuevamente
dos golpes en la puerta. Me voy.
E_ Si, espera. Adelante. Lula cario pasa, pasa Brbara, gracias y ten cuidado.
B_ A Brbara ser difcil de callar, da a da Esther, es lo que tenemos aqu en esta bendita Selva, el da le
sonri y se march.
E_ Gracias por venir Lula a ver al pequeo? Lula le dej a su hijo con una sonrisa que demostraban
la falta de algn diente perdido por los golpes. Es precioso.
Lu_ Si mwasi nge bonso kele? (cmo ests?).
E_ Bien solo es un golpe se rea rascndose la cabeza Y hablndole despacio como solan hacer para
entenderse le dijo. Mira Lula quiero que me ayudes, ah en la mesa hay una hoja, si? ella asinti
mientras el nio se aferraba a Lula. Necesito saber una frase, podrs?
Lu_ Mono kusadisa nge (te ayudo).
E_ Melesi, kuanwa le sonri ampliamente sabiendo que la iba a sorprender, Lula la mir fijamente y
entonces le dijo. Teresa, la o decrtelo y me explic que significaba cario. Melesi kuanwa.
Vio como Lula coga el folio, lo miraba atentamente y la miraba algo sorprendida, Esther cerr los
ojos saba que lo que all haba no era algo carioso, ni por asomo romntico, no, saba por los colores y el
gesto de Lula que sin duda haca referencia al sexo.
E_ Si es que viniendo de ella no s como puedo esperar otra cosa renegaba reprochndose su ilusin
, Lula por favor tienes una cara de susto que me ests asustando a m.
Lu_ Oh mwasi mondele Maca! sonri.
E_ Ven sintate. Reconozco el na, el nge y el ti, lo dems me pierdo.
Lu_ Fuego.
E_ El fuego, bien asenta seria.
Lu_ Quema deseo cuerpo oh! sonri levemente avergonzada.
E_ La madre que la pari! el fuego y tu deseo abrasa tu cuerpo ser posible! dijo leyendo las
palabras, Lula sonri ampliamente. Sabes dnde est?
Lu_ Ducha.
E_ Vale pues ahora te voy a ensear a ti unas palabras en espaol, y las miraremos en la chuleta deca
contenta pero al moverse se mare. Au que mareo!
Lu_ Mwasi quieta yo buscar.
E_ Vale te vas a enterar doctorcita!.
Cuando Maca sali del lavabo ya vestida y preparada para reunirse con Vilches para saber que
novedades haba con respecto al nuevo problema del virus del bola, que pareca iba a acechar nuevamente
a mucha gente inocente. Pensativa en esto pas otra vez junto a su cama, y al hacerlo, vio una nota sobre la
sbana que le llam la atencin, pens en la loca de Brbara, la tom sentndose mientras se apartaba el
pelo de la cara, sacaba el papel y lea.
331
M_ Te kobanga na nkati na kukangula nge ntima sonri se mordi el labio y suspir negando con la
cabeza aunque le brillaban los ojos. Esther Esther
Volva el calor a cubrirlo todo, desde que Maca leyera la nota, no se haba acercado a la cabaa de
Esther aunque ganas no le faltaron de hacerlo, saba por Teresa como estaba y tambin saba que se iba a
levantar por la tarde. Solo le faltaba saber quien era la cmplice que tena en el poblado. El juego le estaba
gustando, y muy a su pesar, las palabras escritas en aquel papel, con su bonita y perfecta letra, le
retumbaban en la cabeza. Haba decidido irse a dormir, entonces se cruz con Lula que sala de la cabaa
de Esther.
Era cierto, all esperando pacientemente a que Lula terminara de hablar con la doctora, estaba un
Massamba que llevaba un arco en la mano y varias flechas en la espalda. Habl con respeto a Lula quien
asinti varias veces, despus vio como sala Ngouabi y Maca entendi, que aquel aprendizaje de la vida iba
a comenzar en ese instante, los dos, solos perdidos en la noche lo ms difcil de vivir en la Selva y
sobrevivir era enfrentarse a la oscuridad, pero era la mejor manera de desarrollar el poder auditivo, sin
duda, quien lo lograba se volva un poder en sus manos.
Maca sonri, nunca dejaba de sorprenderse con las actitudes de aquella gente, cunto poda
aprenderse de ellos! Si en lugar de darles la espalda, se les ayudaba. Se gir sabiendo que Esther dorma,
aquella nota le haba gustado, s, pero ella quera seguir con el juego as que le haba escrito algo, abri la
puerta con cuidado mordindose el labio inferior, esperando no despertarla, el color de la tarde reflejado en
su cuerpo le daba una belleza encantadora, otras veces con otras enfermeras habra entrado sigilosamente,
habra disfrutado de aquel cuerpo sin ms y se habra dormido a descansar, pero con Esther todo era
diferente y lo haba asumido ya, sin duda aquella devolucin a su frase le haba demostrado que ella
tambin saba y lo ms importante, quera jugar. Al verla dormir all, tuvo que esforzarse realmente para no
acostarse a su lado, le encantaba como se agarraba a su pecho, aquel gesto le haca sonrer, se mordi el
labio, y le dej la nota en la almohada justo a su lado. Despus despacio sali sin apartar la vista de aquel
cuerpo, de aquella mujer que le provocaba infinidad de sensaciones, de sentimientos, de sonrisas y miedos.
Los golpes del tam tam sorprendieron a una Esther que dorma, era muy raro que sonaran y ms en
aquellas horas aunque ciertamente lo hacan de una manera descompasada, seguro que no era Zul ni
Massamba quien tocaban, se desperez estirndose bien en la cama, moviendo su cuello despacio, mientras
recordaba.
332
Sonri, y al girarse para abrazarse al almohadn se encontr de frente con una nota, se levant con
cuidado de no marearse, la tom en sus manos, y all una letra que reconoca perfectamente ley.
Los sonidos del tam tam hicieron acudir a todos los aldeanos, todos alrededor de los hijos de Zul
quienes eran los que tocaban la llamada de reunin, aunque desafinado, sus padres los observaban con
delicadeza y admiracin, tanto Abeza con ocho aos como Limao con diez, deban ir empezando a ser
hombres de la Selva. Cuando sali Esther la luz del sol que ya se esconda le hizo dao a la vista, llevaba el
papel en el bolsillo, haba descifrado lo que Maca quera y estaba segura ya de lo que era, al pensarlo no
poda evitar que sus mejillas se sonrojaran no poda evitar que su corazn se atolondrar y si bien, tena
pensado lo que le iba a contestar, no quera darle el gusto de verse vencida por ella.
Rodeando a los nios todos esperaban la noticia que iban a dar, mientras Esther se pona junto a
Teresa lejos del alcance de Maca, quien la mir sonriendo y pasndose delicadamente la lengua por los
labios.
V_ A ver estos muchachos nos han reunido aqu para darnos una noticia, verdad?
T_ Venga venga deca emocionada.
Li_ Ya beo tata Zul ti ya beo ngudi Nsona zola kusadisila na wahili na ya beo fibana (Nuestro padre
Zul y nuestra madre Nsona quieren hacer una fiesta por nuestra hermana) todos sonrean ante la frase
dicha por un Limao orgulloso de ser l quien invitara al resto.
Ab_ Yonso na kurimbar (todos a cantar y bailar) deca sonriendo con la ausencia de sus cuatro dientes.
Mb_ Yayi Yayi (Aqu aqu) deca el ms pequeo sealando el vientre de su madre.
T_ Pero que ricos madre! exclam de repente Teresa haciendo que los nios sacaran pecho felices por
haber hecho bien las cosas. Fiesta en el poblado!, fiesta!
V_ Bueno pues ya lo sabis, cundo ser la fiesta Nsona?
Ns_ Maana ziku sonrea algo avergonzada pero francamente feliz. Nuestra y del hijo de Lula y
Massamba.
V_ Bien Teresa manos a la cocina! le dijo sonriente.
Y as todos felicitaron a la pareja que se miraban sonrientes y felices por poder recibir ese calor de
quienes all haban, y pronto todos comenzaron a poner su granito de arena para hacer una fiesta grande y
ruidosa, donde tambin poder dar la bienvenida al hijo de Lula tal y como solan hacer con los recin
nacidos.
Mientras se felicitaban unos y otros, Maca se puso al lado de una Esther que miraba emocionada la
escena, al notar su presencia sin querer se tens algo, Maca le susurr al odo.
M_ Por qu me huyes?
E_ No te huyo.
M_ Venga va que te he visto irte junto a Teresa quiz necesitas un poco de distancia ante mis
encantos?
333
E_ Maca Maca le dijo con tono cansino. Pesadita macho!
M_ Ese macho te hace perder todo el encanto pijo te lo aviso.
E_ Y a ti segn que cosas te hace perder todo el encanto de mujer y pasas a ser pedazo pelmaza
insoportable.
M_ Te quejaras de m!, te estoy enseando Kikingo a toda vela dijo levantando el brazo hacia delante
con una sonrisa.
E_ No s si lo que t me enseas me podr servir deca contemplando como los nios corran seguidos
por los perros y Mona, mientras Valiente segua sentadito.
M_ Claro que s musit arrastrando las palabras muy cerca de su odo.
E_ Puedo decirle a un herido por ejemplo si yandi nske nge mutindu ti nge maswa?, lo ms seguro que
acabe llevndome un buen golpe por ser una fresca desvergonzada
M_ Pero me vas a negar que es verdad que tu cuerpo est abrazadito por el fuego del deseo, eh? la
miraba intensamente mientras le hablaba con su voz sedosa.
E_ No menos que el tuyo le contest mirndola de igual modo.
M_ El mo? se miraron desafiantes.
E_ Lo malo es que mientras t solo buscas mi cuerpo, yo me intereso por tu ntima sonri.
M_ Mi corazn est bien como est.
E_ Ya pues lo que t quieres que se abran, estn bien como estn, cerraditas.
M_ Cerraditas? entonces puso gesto como pensativo muy gracioso que le cost a Esther no sonrer
. Pero qu mal pensada eres!, me escandalizas dijo con falso escndalo.
E_ Ms se ha escandalizado Lula, aunque al leerlo ha dicho Maca es decir, que te conocen todos pero
vamos algo haremos para apagar el fuego no te preocupes le dedico una sonrisa y se fue a buscar a
Vilches.
M_ Joder volvi a susurrar ante la risa de Lula. Mala eres Lula mala eres.
Junto a la mujer que tena mucho mejor aspecto que cuando la encontraron, estaba Vilches, al verla
sonri sin remedio, aquellas dos mujeres por momentos le hacan divertirse de lo lindo.
Entonces sin ms ambos comenzaron a sonrer a carcajadas, las lagrimas a Esther le caan por el
rostro sin remedio, ambos repetan la frase y sobre todo Vilches le cont como la llam despus Mona, y el
gesto de Maca al recibir aquel apodo, por un rato rieron de buena gana haciendo que la mujer sin ganas,
acabara rindose como ellos.
M_ Vaya que contentos estis se puso apoyando sus manos en las caderas, con sus pantalones cortos,
su camiseta de tirantes y su pelo recogido en una coleta. Me voy a enterar del chiste?
334
V_ No que a ti no te har gracia deca tosiendo de la risa.
E_ Ay lo que me he redo deca ella suspirando.
M_ No me lo vais a decir? miraba a uno y a otra alternativamente.
E_ No. Bueno Vilches que yo quera saber que tal est Yildas.
V_ Sigue igual hasta maana no sabr nada.
T_ Esther cario! Te estaba buscando.
E_ Qu pasa?
T_ Maana es la fiesta y tienes que ponerte un liputa y hay que hacerlo.
E_ Liputa? la mir algo desconcertada.
T_ S hija, s, anda ven y te cuento Maca t tienes el tuyo?
M_ S cuando se quedaron solos lo mir fijamente y le dijo. De qu te reas?
V_ Pens que lo de Calentorra te lo haba dicho hacindose la delirante, pero no, te lo dijo entre delirios
te das cuenta Maca?, te das cuenta lo que provocas? cambia el chip anda Esther es maja
adems tiene algo que no tena ninguna, con ella es imposible aburrirse.
Y all se qued Maca pensativa, era cierto, aquella mujer tena muchas cosas por las que vala la
pena estar a su lado, as que decidida fue hasta la cabaa de Teresa, las oa rerse. Y sin dudar abri la
puerta apoyando su mano en una de sus caderas.
E_ No hay manera que aprenda a llamar Teresa le dijo mirndola mientras negaba con la cabeza.
T_ Viene incorporado de fbrica le sigui la broma.
M_ Os puedo ayudar en algo? entr sonriendo y aquella sonrisa poda volver loca a cualquiera, porque
adems, pareca que sus ojos brillaban de manera diferente, Esther lo capt.
T_ No creo que
E_ Si, claro que puedes y debes ayudar que yo estoy un poco mareada del golpe Teresa la mir algo
sorprendida por su reaccin. Adems no estoy segura de que color elegir osea, ya sabes como soy pija
me va a costar un poquito.
M_ Claro no hay problema le dijo sonriente.
T_ Bien esto creo que me he dejado algo al fuego os podis arreglar sin m un momento?
M_ S sonri.
E_ No saba que estos trajes existan aqu.
M_ Bueno es una tradicin, ellas se visten as, ellos guerreros, se pitan la cara y el cuerpo, y danzan para
que los Dioses ayuden a nacer con buena estrella a sus hijos coga varias telas que tena Teresa. Lo
que sucede es que Teresa cuando va a Brazzaville tiene una amiga que le da los retales sobrantes de una
ao para otro, porque de otro modo esta gente no tiene manera de seguir sus tradiciones no la miraba
mientras se lo explicaba y as se perdi el gesto complacido de Esther al observarla. Nosotros les
ayudamos en lo que podemos
E_ Ya veo la admiraba en aquella postura tan Maca sincera y real.
M_ A ver este te puede quedar bien se acerc ponindole el retal cerca de su cuerpo. Qu dice la
pija?
E_ Muchos colores no?
M_ De eso se trata, cuanto ms colorido mejor.
E_ Y t? estaban cerca Maca le haba acercado la tela a su cuerpo sin rozarla, solo ante su pregunta la
mir, y encontr unos ojos con una mirada tan suave que tuvo que tragar saliva para regar su seca garganta
. Qu colores llevas t?
De repente el silencio se cre entre ellas, Maca sujetaba la tela entre sus manos, reciba aquella
calidez no solo en la mirada sino, en la sonrisa de Esther, la embriagaba, notaba como su cuerpo tomaba
ese caliz del punto exacto de bullicin, entonces se senta en las manos de aquella enfermera y recordaba
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su frase, le peda que le abriera el corazn, a qu coste deba abrirlo?, era tan hermosa, a veces tan
enigmtica, otras tan maravillosa, tan tierna realmente un peligro.
Entro Teresa y al verlas tan juntas una tan cerca de la otra mirndose fijamente como si se estuvieran
estudiando, desafiando y a punto de fundirse en un beso, rodeadas en un aura de pasin, donde poda ver
como les rodeaba una energa arrebatadora, ante esa visin no supo muy bien que hacer. Como ninguna de
las tres haca nada tuvo que ser otra quien reaccionara.
Mo_ Uhhhh uhhhh uhhhh gritaba aplaudiendo y haciendo pedorretas sin parar.
T_ Hola termin por decir al verse descubierta por aquellos cuatro ojos que miraron hacia la puerta
como si de aquella manera volvieran a ser ellas.
E_ Hola Mona te gusta cario?
Mo_ Uhhhhhhh uhhhhhhh mova las dos manos rapidamente.
E_ Me alegro cario.
T_ Ya sabes cul vas a ponerte?
E_ No Teresa, es que Maca se ha quedado aqu pensativa, mirndome y realmente no s muy bien que le ha
pasado. bueno si lo s, claro que lo s que de tanto escribir frases ha debido de sentir lo que tanto
adverta en su propia piel ayyyyyyyyyyyyyyy!
M_ Uys, lo siento te he clavado un alfiler dijo con gesto de perdn.
Mo_ Ahhhhhhhhhhhh se tapaba la cara con las manos mientras Valiente se sentaba a su lado haciendo su
mismo gesto.
T_ Bueno te quedas con esa tela? le pregunt mientras la miraba algo aturdida por lo visto.
E_ Au, au deca con el ceo fruncido mientras se chupaba el dedo donde Maca le haba pinchado. Si,
me quedo con esta.
T_ De acuerdo.
M_ Qutate la camiseta le dijo con rotundidad.
E_ Qu me quite la camiseta? la mir con desdn mientras por encima del hombro buscaba la ayuda de
Teresa que justo en ese momento se giraba.
M_ Eso he dicho, eres sorda?
E_ Sabes perfectamente que no.
M_ Tonta? sonri de lado.
T_ Maca le advirti sin girarse. Anda qutate la camiseta Esther que esto se lleva sin nada le dijo
para salir nuevamente de la cabaa dejndolas solas.
M_ Vamos sonri triunfante.
E_ Est bien.
Mo_ Uh le tap los ojos a Valiente que el pobre cay de culo.
E_ As? le dijo mientras mostraba su torso desnudo tan solo un minsculo sujetador rosa plido de
encaje sobre su piel. La boca de Maca se sec. Los labios de Maca se secaron, y otra parte, se humedeci
. El sujetador tambin?
M_ No hace falta tuvo que carraspear sintindose tonta.
T_ Cmo lo llevas?
E_ No muy bien sonri burlona mirando a Maca quien cogi otro alfiler en su mano.
Mo_ Ahhhhhh ahhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhhhh sealaba como avisando a Esther.
E_ Tranquila Mona, no se atrever mostr que ella llevaba otro en su otra mano.
336
T_ Pero esto que es!, cmo si fuerais dos espadachines?, solo que vosotras a lo cutre con alfileres por
Dios! anda va acabad que tengo que preparar el mo.
E_ Oye y Mona no la vamos a vestir? dijo porque sentir tan cerca de Maca ponindole la tela sobre su
cuerpo le haba hecho hablar de algo para evitar centrar su atencin.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr pedorreta con la lengua fuera y patas para que os quiero salir corriendo
huyendo de aquellas tres locas.
Va_ zzzzzzzzrrrrrr trat de imitar a Mona pero lo nico que consigui fue sacar la lengua y morderse.
Las tres mujeres se miraron y rompieron en una carcajada divertida al ver como huan de ellas. Tras
recomponerse y mientras Teresa le iba contando en que consistan aquellas fiestas, Maca que de repente
pareca una especialista en eso de la moda, comenz a cubrir el cuerpo de Esther, al principio la tela
rodeaba su cuerpo hasta mitad de sus espinillas, despus y con la voz de fondo de Teresa que segua
contando mientras se haba puesto unas gafas de cerca un tanto raras y cosa graciosamente, Maca fue
ajustando el modelo, primero hizo una pinza en la cintura, su gesto era de mxima concentracin, Esther
senta su piel en pie de guerra como si en cualquier momento un toque diferente de Maca pudiera llegar y
alborotarla de pies a cabeza, si as suceda y Maca se daba cuenta, lo ms prximo era una nota con alto
voltaje como mensaje. En esos pensamientos andaba Esther qu pensaba Maca?, sus manos se haban
ceido nica y exclusivamente a moldear la tela, no se le haba pasado por la mente otra cosa, y mucho
menos con la presencia de Teresa all, pero el tener tan cerca el cuerpo de aquella mujer, sus formas que
tanto le atraan, no pudo llegado el momento evitarlo.
De repente Esther que miraba a Teresa mover sus labios y supona que algo deba decir, sinti como
Maca pasaba las manos por sus pechos mientras le coga con un alfiler un pliegue Esther la mir fijamente
con gesto muy reprobatorio, Maca le murmur sin llegar a ser oda por Teresa.
Aquella frase hizo que Esther no supiera muy bien como defenderse, que decirle, le haba pillado
completamente desprevenida y adems, aquella suave caricia le haba elevado el pulso irremediablemente,
luchaba porque Maca no saliera vencedora, estaba siendo torturada de manera indiscriminada por ella.
E_ Acabas ya?
M_ Tienes prisa?
E_ No.
M_ Solo me faltan unos retoques aqu detrs entonces pos sus manos sobre el culo de Esther que se
movi ligeramente, Teresa lo haba visto pero se hizo la despistada ante la mirada de auxilio de Esther. Y
me parece que aqu volvi a tocar, me sobra algo de tela.
E_ Y parece que tus manos son un poco largas no crees? le musit seria sin hacer nada por apartarlas.
M_ De verdad lo crees? sonri.
T_ Bueno Maca acabas o que?, parece que sea el traje de novia ms que un liputa.
M_ T que crees? la mir seria dando un poco de distancia a Esther quien lo agradeci profundamente.
T_ Un trabajo excepcional, ahora, podra ir un poco ms escotada.
M_ Mejor as
T_ Vale pues venga yo te doy los puntos. Maca por favor ve a ayudar a Nsona y nosotras en seguida vamos
a cenar.
M_ De acuerdo mir a Esther que an tena en sus mejillas el color rojo y le gui con una sonrisa y un
gesto de labios, el ojo.
T_ Te ha ganado, Esther.
E_ Y qu quieres Teresa?, me pilla desprevenida podas haberme ayudado.
T_ No, debes aprender a evitar estos arrebatos suyos de mujer fatal.
337
E_ Joder si es que no est nada mal tampoco eh?, un poquito dijo ante su mirada como querindose
disculpar por ese comentario.
T_ Menudas dos!, pero te confesar algo y lo bien qu me lo paso! dio una carcajada.
E_ Pues eso mismo espero yo, pasrmelo sper bien.
Lleg la hora de dormir, durante la cena haba sido la conversacin central Massamba y Ngouabi
con esa preparacin del Guerrero en la noche, y con la ausencia de Yildas que les preocupaba. Cada uno se
fue hacia su cabaa, despidindose, la primera en retirarse tras ser revisada por Vilches fue Esther, en su
mente llevaba algo que deba hacer y no quiso que nadie le pisara la sorpresa. Maca lo hizo de las ltimas
despus de irse como sola hacer alguna noche a un rincn del poblado a meditar, a recordar y flagelarse.
Teresa que lo saba al verla marchar, neg con su cabeza con lastima, all sola saba que dejaba sangrar sus
heridas, entonces mir hacia la cabaa de Esther, ella era la nica que poda curar aquellas cicatrices
abiertas, la nica que poda cerrarlas a base de ternura, a base de amor.
Sin embargo Esther, ajena a los pensamientos de la mujer, iba de un lado a otro de la cabaa, algo
nerviosa, muy excitada con los papeles sobre la cama, el ordenador encendido y su diccionario especial
abierto en la pantalla. Finalmente tras pasear, escribir, retocar, resopl contenta de su trabajo y murmur.
E_ Me lo he currao, espero sorprenderla sonri orgullosa sintiendo que por primera vez en mucho
tiempo se haba rencontrado consigo misma.
La lluvia comenz a caer delicadamente, y fue quien oblig a Maca a retirarse hasta su cabaa,
rodeaba su cuerpo una especie de manta de varios colores, y su cabeza medio agachada daba muestras que
su tormento segua all, en aquel rincn de los lamentos como lo llamaba Vilches. Sus pies descalzos
llegaron mezclados con barro hasta la cabaa de Esther, los limpi, sus ojos buscaron una luz que le daba
muestras que estaba despierta, pero ella no estaba para entrar, ni mucho menos para un desafo, reconoca
que estaba tan desarmada que Esther poda conseguir su propsito, entonces Maca se detuvo.
M_ Qu propsito? murmur mirando las estrellas que a pesar de la lluvia brillaban en lo alto y con los
ojos repletos de lagrimas susurr. Ayudarme a volver.
Entr directamente al lavabo con un poco de agua que caa de aquella especie de grifo pudo lavarse
los pies, la cara y secarse porque se haba calado a pesar de la manta, resopl nunca haba sentido aquella
necesidad de pasar a la cabaa de al lado y pedir que la abrazaran que la dejaran dormir all acurrucada,
estaba por hacerlo despus de sentarse en la cama, y por varias veces resoplar tratando de controlar sus
nervios por otra parte, nervios que no entenda, ella solo quera su cuerpo y deba ser as, sin ms, se
levant para marcharse y pedir socorro a Esther cuando vio otra nota sobre la cama, aquel juego era
divertido, sonri al pensarlo. Ley en voz alta.
M_ Pero quin se ha credo la ta? se pregunt enfadada sacando de s todas las ganas de ir a abrazarse
a ella. Mierda!
Entonces arrug el papel con todo el enfado que haba provocado en ella y lo ech saliendo como
una fiera de su cabaa. Pero algo ms le volvi a llamar la atencin, otro papel en la mesa refunfu con su
expresin ms austera, sa que Esther an desconoca, se acerc con cuidado y lo tom en su mano.
338
M_ Mono Kuzaka nde kutoandana mono (yo s que t me amars).
De repente un miedo la inund de pies a cabeza, su respiracin se agit, y sin ms abri la puerta de
su cabaa y sali corriendo de all. Entr en la de Esther con gesto muy serio, casi irritado, dolido, y all en
la cama la duea de aquellas palabras que sin duda quera jugar, yaca dormida. Se acerc hasta ella.
M_ Esther! le grit.
E_ Joder qu pasa?, nos atacan? se sent asustada y al verla se qued parada.
M_ No sigas por ah te lo advierto, conmigo no! le recrimin seria se dio la vuelta y sali.
E_ Uf!
Resopl porque fue lo nico que supo hacer ante aquel torbellino que haba pasado por su
habitacin.
Aquel torbellino haba ido hasta la cabaa de Teresa, la mujer dorma plcidamente con Ramn a los
pies de la cama, el animal al escuchar los pasos de Maca acercarse a la cabaa alz una oreja y con su
patita toc a su duea para que fuera despertndose.
Maca dud si entrar a disculparse con Esther, pero sin duda, pens era mejor hacerlo al da siguiente,
le dira que bueno todo haba sido un malentendido o se inventara algo la verdad es que iba pensando
que se haba dejado llevar por demasiadas cosas que tena dentro, demasiados sentimientos contradictorios
y le haban empujado a
Al abrir la puerta de su cabaa se quedo de piedra, sus pensamientos se detuvieron de golpe ver
antes si a una Esther apoyada sobre la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho, su gesto serio, muy
serio, y su mirada enfurecida. Maca entr y cerr la puerta, ni siquiera era un combate porque Maca estaba
tan desconcertada ante su presencia que no saba muy bien que tena que hacer o decir. Pronto la sac de
dudas la propia Esther.
E_ Qu sea la ltima vez que entras a mi habitacin as!, y qu sea la ltima vez que me gritas!, te ha
queda claro? se haba encaminado lentamente hacia ella Maca segua asombrada, aquella Esther era sin
duda otra. Te ha quedado claro?
M_ No me hagas rer trat de mostrarse serena rindose de lado.
E_ No te voy a hacer rer, voy a hacerte otra cosa le susurr casi inaudiblemente con voz extasiada.
Sin ms la cogi de su mueca, estir de ella sentndola sobre la cama, Maca no tuvo tiempo de
reaccionar para cuando lo quiso hacer, Esther estaba sobre ella, y su lengua dentro de su boca. Not como
las manos de la enfermera sin dudas, sin vacilar entraron en el interior de su camiseta, cmo se la quit?,
no lo supo, estaba siendo devorada totalmente por la voracidad de Esther quien no cesaba de besarla, le
hizo tumbarse, y Maca trat de huir subiendo hacia el cabezal, ah, la caz, se haba quitado ella misma la
camiseta y le mostraba el pecho aquel pecho que quiso cubrir Maca con la tela para nada ms disfrutarlo
ella, y para ella le estaban siendo como un hechizo que la haba dejado quieta, con las piernas abiertas y en
medio de su centro las rodillas de Esther sus ojos repletos de lujuria, de decisin, y as se tumb sobre ella,
le enganch el pelo y lo estir obligando que la cabeza de la conquistadora cayera para atrs dejando todo
su hermoso cuello para el disfrute de la lengua de Esther, lo recorri despacio de bajo arriba, acabando con
un beso en la barbilla, atrapando despus aquella boca que poda enloquecer a cualquiera, aquella boca que
se abra para recibir nuevamente la lengua juguetona, humedecida y firme de una enfermera totalmente
entregada, no haba nada que pensar tan solo disfrutar, y eso haca, recorri con sus manos el pecho hasta
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llegar al vientre, all rode el ombligo de una Maca que no poda evitar gemir, gemir con la boca abierta
para no morirse ahogada, aquella fiereza de leona que mostraba Esther an la tena completamente fuera de
s, era como si la aprendiza fuera ella y la aventajada fuera la otra que le estaba recorriendo la piel con su
lengua, los pechos erguidos, mostrndose completamente para ella, sus pezones secos y sedientos
recibieron con la humedad de su lengua todo el lquido que necesitaban, Maca trataba de hacer algo pero
no poda, todo lo que estaba sintiendo la estaba dejando bloqueada. Trat de llamarla pero para cuando fue
a hacerlo nuevamente la boca de Esther atrap la suya.
M_ Mmmm.
E_ Mmmm le contest dentro de ella.
De repente, Maca abri los ojos y ya no estaba all, estaba quitndole los pantalones, apartando el
tanga que llevaba negro, y sin pensar en nada, tan solo con una necesidad que haba nacido en ella cuando
por primera vez Maca la hizo suya, prob aquello que jams pens probar, primero lo roz con cuidado,
como si al hacerlo pudiera desencadenar una tragedia mortal.
M_ Esther gimi con gesto de total espanto al notar aquel msculo rozar sus labios hinchados por el
deseo, aquella calma y locura que haba provocado el suave roce de una lengua inexperta en su sexo
entregado y humedecido. Joder
Entonces una sonrisa inund los labios de la enfermera, saba que haba acertado, en aquel momento
con cuidado fue depositando finos besos por todo el sexo contrario, notando como se erizaba aquella piel,
como sus caderas se movan y buscaban ms continuados los roces, le gustaba ver a Maca all totalmente
dependiente de ella, entregada a ella, vea sus ojos cerrados, su cabeza hacia detrs, una mano en su boca
mordindose ella misma para poder contener palabras, gemidos o lo que quisiera gritar.
E_ Maca
Aquel susurro extasiado en placer provoc en Maca una pequea convulsin, y que sus manos
buscaran la cabeza de la enfermera para que terminara con aquella maravillosa tortura, abra ms las
piernas, su pecho volaba en una respiracin agitada como si fuera de un momento a otro a explotar, se
acod incorporndose sobre uno de sus brazos para verla, para creer lo que le estaba pasando para
entender lo que suceda all bajo, y s, era Esther, era ella la que la estaba volviendo loca, la que le haca
cerrar los ojos dejar que su melena cayera sobre su espalda, la que provocaba un manantial de sensaciones
en ella, la que haca que temblara porque su lengua haba empezado a profundizar tal y como ella
necesitaba
M_ Sigue sigue as
Y Esther sigui porque aquello que estaba probando por primera vez en su vida, le estaba haciendo a
ella misma sentir miles de explosiones en su interior, como si fueran cientos de miles de lucecitas
explotando y provocndole una sensacin maravillosa. Ms an cuando entremezclada la humedad de
Maca en su boca, decidida busc aquella otra boca entreabierta compartiendo directamente aquel sabor, y
Maca la tuvo que estrechar con fuerza contra su cuerpo, mientras los dedos de Esther terminaban por hacer
explotar a Maca entre convulsiones suspiros y un ligero mordisco de Esther en su labio inferior. Su
respiracin jadeante, su mirada repleta de un velo de excitacin y sorpresa que no poda ocultar, se dej
caer sobre la cama, esperando que aquella leona hiciera lo mismo y estrechara su cuerpo an tembloroso
entre sus brazos, le dejara respirar y sentirse por una vez vencida, amada y le devolviera todo cuanto haba
experimentado, pero lejos de hacer aquello que ella esperaba, pareca que aquella noche Esther estaba por
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la labor de avisarle, ella tambin saba ser as, haba aprendido a jugar, se levant de la cama y con cuidado
sin prisas ante una Maca que trag saliva y cerr los ojos se march.
M_ Esther no te vayas musit pero era tal el cansancio, el alboroto, la sorpresa que finalmente se
entreg a un sueo hmedo mientras susurraba. Esther joder
En la cama sentada Esther suspiraba profundamente, senta el sabor de Maca por su cuerpo, senta
que todo era especial, una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro, haba jugado bien su baza?, no estaba
segura, se meti en el lavabo, se lav y sali decidida a saber si haba hecho bien.
En su cabaa, Teresa se acababa de dormir nuevamente, pero nuevamente unos pasos hicieron que
Ramn levantara la cabeza, pero la dejara sobre la cama otra vez con un profundo suspiro. Teresa roncaba
con toda su mxima tranquilidad y calma, entonces, Esther sinti que era una verdadera lastima
despertarla, hablara con ella al da siguiente. Volvi a su cabaa, y conforme se acercaba a ella, pensaba si
poda estar dentro Maca, pero al abrir aquella ilusin ptica que haba formado su cerebro le dej claro que
era eso, nada ms una ilusin.
La luz del da la sac de su letargo, el pelo sobre su cara, un cansancio en ella no muy normal, le
hizo moverse con cuidado, en la cama desnuda tapada de manera anarquica con la sbana, se encontraba
Maca, se desperez con fuerza, mucha fuerza, estir los brazos pensativa cerr los ojos y emiti un sonido
gutural. Entonces record todo, Esther?, no, la leona de Esther, si ella era la Calentorra, Esther se haba
transformado en una leona, al pensarlo dio una carcajada tapndose la cara, se puso de lado abrazndose a
la almohada, sonrea tontamente, recordaba como se haba colocado de una manera tan sabia entres sus
piernas.
M_ Joder y ahora! dej la sonrisa a un lado, por primera vez se sinti totalmente desnuda ante alguien,
ante una mujer. Cmo la miro ahora? va a pensar que pudo conmigo joder cmo pude dejarme
hacer!, si es que era una leona no esperaba algo as, seguro se lo ha dicho a todos, y voy a ser el hazme
rer de todo el poblado se levant furiosa. Seguro que voy a tener que soportar las bromitas de
Vilches, ah no y Teresa!, ya veras joder Maca qu te ha tumbado la ta!. Tanta notita y tanta leche
Se asom a la ventana, se asegur que no hubiera nadie por all, seguro que estaban todos
durmiendo, entonces busc su ropa para asearse y vestirse, recogi su tanga que haba ido a parar a un lado
de la cama, sus pantalones al otro.
M_ Joder
M_ La madre que me pari! sali corriendo hasta la ducha entr se duch con rapidez mientras
renegaba sin parar. Las doce y media ya veo la burla ya ya lo veo.
En la cocina, se encontraban como siempre las mujeres riendo divertidas, Vilches estaba sentado
mirando unos papeles y rea abiertamente tambin sobre algo que Esther haba mencionado. Sin duda aquel
brote de risas para Maca le cayeron como patada en su orgullo.
M_ Buenos das.
V_ Menos mal pensaba que deba ir a rescatarte!
T_ Qu te ha pasado Maca?
342
M_ Nada tena sueo atrasado.
E_ Sueo o cansancio? la mir provocativamente.
M_ Cansancio, debera estar cansada?
E_ No s a lo mejor no ests acostumbrada a segn que volva a sonrer.
T_ La campana Vilches dijo preocupada Teresa al escuchar como Laobi tocaba desenfrenado.
V_ Joder no voy a poder tener ni un solo da tranquilo protest levantndose.
T_ Vamos le dijo a Maca que le cost levantarse.
E_ Agujetas?
Sali dando una carcajada mientras Maca se sonrojaba y senta ganas de decirle algo grave, pero su
reputacin estaba por encima de cualquier reaccin desmedida, al igual que el calentamiento que haba
sufrido la noche anterior y que deba cuidar ante los nuevos ataques que podan venir por parte de Esther, si
segua asi, el Polo Sur no le dara suficiente para enfriar su parte baja.
Pero pronto olvid todos aquellos pensamientos, cuando vio como de una camin bajaba primero
Carlos, con una sonrisa dirigida a Esther, aquello le molest lo suficiente pero evit hacer cualquier gesto
que pudiera delatarla, pero el alboroto y la alegra lleg cuando vieron bajar de la parte trasera del camin a
Yildas. Los gritos caractersticos de todas las mujeres includa Teresa, las palmas de los hombres, los
aullidos de Mona y el intento de imitarla de Valiente, era un espectculo digno de admirar, tal y como
estaba haciendo Esther. Cuando lleg su turno, sin pensarlo dos veces se abraz a Yildas feliz de tenerlo de
vuelta.
Entr Maca que al cruzarse con Carlos se dedicaron una cierta mirada desafiante, despus entr un
poco cabizbaja Esther, al cruzarse con Carlos se detuvo para despedirse de Bamela que por fin y si su hija
haba resistido en largo camino que le separaba, se encontrara con ella en aquel campo de refugiados, la
mujer mucho ms recuperada se despidi contenta de aquellas mujeres blancas que tan bien le haban
cuidado con miles de melesis, como recuerdo se llev dos sonrisas encantadoras.
Una vez se despidi Esther tambin de Carlos, cosa que Maca no, entr al despacho donde Vilches
la esperaba sentado en su escritorio, enfrente suya Maca jugueteando con una piedra pintada por Teresa que
daba buena suerte entre sus dedos, Esther se sent junto a ella aunque un poco separada. Ambas con la
mirada gacha mientras el silencio era protagonista, l miraba unos papeles, ellas se miraban de reojo, como
si necesitaran controlar movimientos, respiraciones, esas sensaciones que a uno le da al observar a otro
creyendo que as lo domina. Al menos eso pens Maca.
V_ Carlos nos ha trado un trabajito de cojones su voz son protestona como era habitual en l.
M_ Tpico en l aadi con su mismo tono crispado.
V_ Pues si vamos a marcharnos maana despus de comer, saldremos al atardecer ro abajo, debis
llevar ropa para varios das, as como todo lo que necesitis. No s para cuantos das iremos, no quiero que
me agobiis con esas preguntas hizo un ademn con su mano mientras apoyaba su espalda en el silln
viejo y destartalado.
M_ Puedo saber donde voy?
E_ Donde vamos, quiere decir apostill Esther.
V_ Va a ser interesante, os lo aseguro, desafiante y muy peligroso. Vamos a Nioku. Maca explcale a
Esther que es el bola.
M_ No jodas abri los ojos preocupada. Otra vez bola?
V_ Tengo cara de joder? Esther tuvo que hacer esfuerzos por no rerse. No como otras, eh?,
explcale a nuestra enfermera.
M_ Pues le haba molestado aquella observacin de Vilches aunque l era completamente ajeno a lo
que haba ocurrido, mientras l se levantaba y recoga unos folios donde se puso a escribir, Esther se apoy
sobre la mesa mirando fija e intensamente a Maca que por mucho que trataba de imponerse le costaba
mirarla como si nada hubiera pasado, porque al mirarla recordaba todo lo ocurrido la noche anterior y el
pulso se le aceleraba sin remedio, al igual que sin poder controlar cierta humedad en su cuerpo, dio
muestras de que estaba alterndose algo. Suspir, se pas la mano por el pelo y habl. El bola es un
virus mortal, viene del contacto de animales infectados o humanos, muchas veces porque hay determinadas
zonas, como en esta concretamente que se comen los monos, tambin y es lo que nos preocupa a nosotros,
con agujas contaminadas y contacto con los enfermos, su tasa de mortalidad est situada entre el 85 y el 90
por cien, los sntomas son fatiga, dolor de cabeza, de espalda, vmitos y diarrea.
E_ Si hace aos fue un virus demasiado aniquilante, hasta en los gorilas de montaa, y los chimpancs, hay
que estar bien protegido agreg ante su mirada algo vacilante de Maca. Lo siento, es que es una
enfermedad de la que me hicieron tener nociones, pero francamente qu quieres? no me lo contaron
tan bien como t, no quera interrumpirte le sonri amablemente.
344
V_ Bueno pues entonces mejor que mejor si lo sabes porque nos vamos al infierno, Carlos nos ha
trado guantes, mascarillas y dems, se supone que hay un xodo de unas cuarenta mil personas, nosotros
vamos a estar en Nioku, pero como siempre los medios son reducidos, la gente huye porque en las dos
ciudades donde se ha detectado en la regin de Cuvette no hay sitio y los muertos se multiplican, as que
vamos a estar en medio de la locura. Justo en medio, se supone que nuestra zona puede ser transitada por
unas mir el folio que tena delante cinco mil personas, aunque esto ya se sabe luego como es,
nosotros vamos a estar all un tiempo con el ejercito harn una especie de frontera, nos van a montar tres
hospitales de montaa ms los nuestros y que ha trado Carlos, compartiremos unos das con otro grupo de
EACNUR y luego se nos relevara. Es un trabajo desagradable y arriesgado por esa razn no quiero
soportaros, no quiero broncas, no quiero grititos en medio de la noche mir a Esther quien asinti, no
quiero poses chulas ni que le hagas la vida imposible mir a Maca sealando con el dedo a Esther.
Entendido?
MyE_ S contestaron a la vez y despus se miraron.
V_ Estupendo, quiero que sepis otra cosa ms, si alguno de nosotros llega a infectarse, se quedara donde
est de acuerdo?, os queda claro?
E_ S asinti sintiendo por primera vez un miedo desmedido en sus venas.
V_ Maca?
M_ Me lo tienes que preguntar? enarc una ceja un tanto molesta.
V_ Divertiros esta noche, disfrutad como si fuera la ltima, nada de borracheras, pero olvidaros del
mundo, olvidaros de maana porque ah va a estar nuestro infierno. Y ahora a trabajar. Esther, Carlos ha
trado cuatro cajas en cada una de ellas hay material que debes ir distribuyndolo lo miraba asintiendo
. Puedes hacerlo ahora?
E_ Por supuesto Vilches.
V_ Maca puedes?
M_ S, la ayudo no te preocupes dijo tratando de serenarse.
V_ Te iba a pedir que si podas repasar el hospital de campaa.
M_ Despus, ahora la ayudo a ella
V_ Perfecto veo que os ha quedado claro, as mucho mejor. Mientras, seguiremos esperando que algn
listillo se preste para encontrar una puta vacuna. Claro somos el culo del mundo, qu importa?, es ms
importante ver si hay marcianitos en Marte.
Aquella noticia haba alterado a los tres, Maca no era la primera vez que deba enfrentarse a una
situacin as, pero si recordaba la primera ocasin que tuvieron ella, Cruz y Teresa que ayudar a morir a
doce personas por aquel maldito virus. Ni era la primera vez que se enfrentaba al posible contagio de uno
de los miembros del grupo, aquello lo haba pasado y solo ella entenda aquellas palabras de Vilches, quien
se contagie se queda en el camino, aquel virus mortal y devastador, era no solo un desafo como persona
sanitaria, sino, como ser humano.
Vilches se haba quedado pensativo en el despacho, l era quien deba mostrar calma y tranquilidad,
pero frente a aquella misin, lo nico que le haca era bloquearle, como tantas otras veces que haba
acudido, era un virus que una vez al ao apareca algn brote en algn punto de frica Central sobre todo,
dado que all coman carne de mono, y desde hacia algunos aos, gracias a la presencia de Mdicos Sin
Fronteras como tantas otras organizaciones, se haba podido localizar y evacuar, aunque no por eso el virus
era menos peligroso. Sobre todo cuando haba que controlar a tanta gente que hua de la posibilidad del
contagio, eran ms los desplazados por temor realmente que las personas infectadas. An as, ellos deban
luchar con lo peor, el miedo incontrolado, de las personas.
A Esther aquel virus le haba recordado lo que el mdico en Madrid que le explic las
consecuencias, le haba aconsejado, si tienes que enfrentarte a l, hazlo, pero toma todas las precauciones
que puedas, no te dejes guiar por el corazn y el afecto. Aquellas palabras le hacan sentir tanto miedo que
hasta haba olvidado la fiesta, haba olvidado todo lo que haba pasado la noche anterior y el temor se haba
345
apoderado de sus pensamientos. Tan solo la voz de Maca la sac de ellos. Entonces la mir y sinti miedo,
miedo a perderla la tristeza inund su corazn.
M_ Bueno lo principal es tener localizadas las cnulas para gotero, debemos hidratar mediante suero a
las personas, imagino que vamos a estar en dos lugares, es decir Vilches por un lado y yo por otro, quiz
sera bueno llevarnos a Sissou no s ya lo valoraremos
E_ No tienes miedo? le pregunt por su tranquilidad, no haba escuchado bien las palabras pero su
actitud de calma, le sorprendi.
M_ No. Qu puede pasar, que me muera?, una u otra vez ha de ser no? la mir fijamente y vio sus ojos
como espejo de su alma, se asust.
E_ Tan egosta como siempre! susurr mientras negaba con la cabeza y se preparaba a revisar las cajas.
M_ A qu viene eso? le pregunt sorprendida por el comentario.
E_ Yo no tengo miedo por m pero pienso que bueno pienso que puede pasaros algo y me da
respeto.
M_ Pues no lo pienses le dijo tajante.
E_ Ya, lo siento, yo no soy como t.
M_ Por mucho que trates de imitarme, es cierto, no eres como yo sonri de lado.
E_ Para m suerte, pero sobre todo la tuya no soy como t le devolvi la sonrisa. Vas a ayudarme o
vas a dartelas de ser superior conmigo?
M_ No me vaciles peque no me vaciles le susurr con voz sugerente.
Para la suerte de las dos, lleg Teresa con gesto preocupado, las vio all como si de una pelcula del
Oeste se tratara, una enfrente de la otra, dispuestas a sacar sus armas, pero esas armas no eran otras que las
palabras que utilizaban, que se dedicaban. Envueltas en un ambiente tenso, la presencia de Teresa les ayud
a pasar el momento, la mujer con su experiencia les ayud, Maca no hablaba mucho tan solo reparta tal y
como haban dispuesto el material, al igual que Esther pensativa en como se haban vuelto a enredar.
Estaban acabando cuando Teresa sali a preparar las cosas, las mujeres esperaban que la formacin del
guerrero Ngouabi hubiera dado resultado y trajeran alguna pieza para aadir a la cena, saban que
Massamba haba ido a cazar con la ilusin de entregar algo grande y sabroso para el hijo de Lula pero
aquella explicacin no llegaron a escucharla cada una escuchaba sus propios pensamientos. All solas en
silencio cada una reparta, guantes, batas, mascaras, mezclando, gasas, goteros, canlas, en una de esas
Maca se gir para coger la ltima caja de guantes, pero eso mismo pens Esther as que al girarse las dos,
se quedaron con la caja entre las dos manos, los cuerpos juntos, y entonces fueron protagonistas las
miradas, los ojos gritaban algo que ninguna escuchaba, preferan mostrarse desafiantes como dos gallos de
pelea, pero entonces, el rostro de Esther se destens como si fuera una cuerda que cayera sobre el ro, y esa
agua fresca sacudiera sobre su expresin, relajndola, dejndola en una mueca repleta de brillo y frescura,
Maca not el cambio pero ella no vari, su pose, su desafo, por fuera nadie dira que se haba dejado
impresionar por aquella mirada, pero por dentro, su corazn lati de prisa, su sangre fue hasta un punto
donde not cierto cosquilleo, cierto deseo. Solo fueron segundos de miradas pero para el corazn de
Maca pareci una eternidad.
E_ Lo siento.
M_ No pasa nada.
E_ Ya hemos acabado decan sin moverse ni soltar sus manos del paquete.
M_ Ya est todo podemos descansar un rato.
E_ Si, ser mejor.
M_ Quieres descansar conmigo? enarc su ceja seductora.
E_ En tu cama?
M_ O en la tuya.
346
E_ No, t en la ma? pregunt tras poner gesto de rechazo.
M_ No hizo el mismo gesto que haba hecho Esther rechazando aquella posibilidad.
E_ Pues nada cada una a su camita como nias buenas segua sin soltar la caja.
M_ Me encanta cuando tratas de vacilarme mir sus labios.
E_ Trato? sonri.
M_ S, tratas
E_ No lo consigo?
M_ No sonri orgullosa.
E_ No estoy tan segura entrecerr los ojos de una manera divertida.
M_ Te queda mucho que aprender para llegar a la mitad de m.
E_ A esa mitad ya he llegado y parece que no lo hice del todo mal le musit con voz.
M_ Sueltas la caja?
E_ Oh, claro, disculpa, peque! sonri y sali de all.
M_ Mierda! siempre huye, le iba a plantar un morreo se puso en jarras con la caja en la mano.
Mientras, Esther haba llegado hasta la cocina en busca de Teresa, all se encontr con Nsona y Lula,
que le avisaron que la mujer estaba con Nmaba. Al llegar a la cabaa llam a la puerta y le abri una
Teresa algo cariacontecida.
E_ Pasa algo?
T_ No estamos hablando.
E_ Si ests ocupada puedo esperar hizo adems de irse.
Nm_ Mwasi Esther? la llam al reconocer su voz.
E_ Hola Nmaba, soy yo la mujer con los ojos llorosos extendi su mano al aire, Esther la estrech
mirando a Teresa que le hizo un gesto de pena. Bonso yandi kele? (Cmo ests?).
Nm_ Kambo kansi kubakila (Triste pero agradecida). Melesi na kuradisa Ngouabi, yandi zola ngala
mbongo, salaka, na kimuntu , kansi yayi kele Africa, ti yayi kyeleka banzandu, mosi ti kupasuka hablaba
con sus ojos blancos sin pupilas repletos de tristeza, y en su voz Esther pudo notar el agradecimiento que
emita por tratar de ayudarla.
T_ Te da las gracias por ayudar a Ngouabi, l quiere dinero, trabajo, una vida mejor pero no sabe que esto
es frica y aqu solo hay dolor y hambre.
E_ Nmaba me gustara ayudarle de verdad solo habl con l le deca con un ligero temblor en su
voz, la mujer busc el contacto con su cara, y aquel gesto tierno y aquella mano rasposa de picar mandioca,
roz su cara con tanta ternura que le emocion. Yandi kele nge ti kuzitisa mingi (l te quiere y respeta
mucho).
Nm_ Yandi kele na ntangu (l es un sol) sonri orgullosa. Ntangua kwenda yandi zola nde kele ngolo
(cuando se vaya quiero que sea fuerte), sonri ms orgullosa an.
E_ Estoy segura que as ser Nmaba le sonri con los ojos emocionados, a pesar de saber que la vida de
su nieto no mejorara, le daba alas, libertad y apoyo, algo que su propia madre no le haba dado a ella
nunca. Tiene suerte de tenerte.
T_ Esther peso nde Ngouabi ngala luzolo, luzolo sambu yanyi ngala nge (Esther dice que Noguabi tiene
suerte, suerte porque te tiene a ti).
Nm_ Oh melesi sonri graciosamente. Melesi mwasi mondele, nge ntima kele nene, kwenda por
Maca! (Gracias mujer blanca, tu corazn es grande, ve a por Maca!) exclam dando una sonora
carcajada seguida por Teresa.
E_ Me he perdido Teresa la mir sonriendo aunque entenda que era algo relacionado con Maca y ella.
T_ Que vayas a por Maca dice, tu corazn es grande, ya ves hasta Nmaba lo dice.
Nm_ Si, si, si el perro que en todo momento haba estado tumbado junto a la mujer, se sent, bostez y
apoy su cabeza sobre sus piernas. Oh Maca Maca
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E_ Qu fuerte! susurr impactada.
T_ Aqu todos quieren que Maca tenga suerte, hasta le rezan a mam Watu por ello.
E_ Pues Maca parece no querer encontrarla se quej.
T_ Todo es cuestin de trabajarla sonri. Anoche paso algo?
E_ Algo cmo que? la mir seria frunciendo el ceo trabajarla? pens, anoche me parece que
la trabaje muy bien sonri orgullosa.
T_ Veo a Maca muy susceptible, se ha levantado muy tarde, algo muy raro en ella, ha venido atacando, eso
lo emplea para defenderse cuando algo no le ha ido bien y me acabo de dar cuenta que lleva un ligero,
mnimo casi escaso bocadito en la base del cuello, justo aqu sealaba el lugar con una sonrisa pcara
mientras Nmaba sonrea.
E_ Joder Teresa ests en todo.
T_ Si hija qu quieres?, no tengo nada mejor que hacer.
E_ Necesito tu ayuda.
T_ Para?
Esther aunque un poco cortada por la presencia de Nmaba, comenz a relatar lo que haba pensado,
los ojos de Teresa iban transformndose poco a poco en sorpresa, ms y ms se abran conforme ella
hablaba, expresaba y sobre todo, gesticulaba, Nmaba al acabar con su exposicin dio un par de palmadas,
como estando de acuerdo.
La campana de la entrada de la puerta volvi a sonar, Vilches junto a Esther estaban curando la
herida de un Yildas que miraba con cierto apuro a Esther desde el abrazo que le haba dado. Salieron al
escuchar el jolgorio, y entrando por el portn, Massamba primero con una cesta bamb colgada sobre su
pecho, y un tronco de rbol apoyado sobre su hombro, tras l Ngouabi que apoyaba el mismo tronco sobre
su hombro y colgando de l, un antlope, al verlo Esther se dio la vuelta y entr nuevamente al hospital,
Vilches elev los ojos hasta el cielo, ante aquella huda. Massamba dej el animal sobre una tela que Teresa
haba preparado en el suelo para que las mujeres comenzaran a partirlo. Sac tambin de aquel kitikoala de
bamb, varios pescados ante la admiracin de los nios, y Mona que miraba expectante todo, mientras
Valiente ante el tamao de aquel bicho echado en el suelo al que miraba con ojitos tristes, se esconda tras
Mona. Aquel gesto hizo que Maca, cogiera al pequeo en brazos y se lo llevara de all, entendiendo que
quizs el recuerdo haba llegado a su mente, y eso le haba puesto triste.
M_ Y Esther?
V_ Dentro, le da pavor ver las piezas de caza.
M_ Y qu no le da pavor! se quejo negando con la cabeza.
V_ Est claro!, t le gui el ojo graciosamente.
El perro haba guiado a Nmaba hasta su nieto, l orgulloso le haca entrega de su primera lanza, con
ella y la maestra de Massamba que le haba enseado, haba cazado aquel ejemplar, la seriedad en el rostro
del joven muchacho, demostraba que en esa salida algo haba cambiado, quiz, como pensaba Teresa, la
ilusin de un joven muchacho, haba quedado perdida en la Selva y haba regresado convertido en todo un
hombre.
En el despacho de Vilches, Esther, una vez termin con Yildas que segua tmido con ella, se puso a
leer, sentada en el silln de Vilches.
M_ Se va a enfadar como te vea ah, no soporta que nadie se siente se par en la puerta.
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E_ Ya pero yo no soy nadie, soy Esther. Hola Valiente le sonri al animal que segua abrazado al
cuello de Maca quien fuera Valiente.
M_ Di lo que ests pensando sonri.
E_ Dilo t, lista le pregunt aunque no pudo evitar ponerse colorada.
M_ Estoy segura que te encantara estar justo donde est Valiente.
E_ Y si as fuera?, oh claro!, es verdad como no me haba dado cuenta antes!, eres algo bruja y te crees
todo lo que piensas, todas a tus pies.
M_ No, simplemente tu deseo por m se ha dejado notar le dijo mirando sus pechos.
E_ Qu desagradable eres!
M_ Ahora no soy encantadora oh claro!, es verdad como no me haba dado cuenta antes!, eres algo
bruja y solo lo soy cuando hay luna llena y te conviertes en loba.
V_ Uhhhhh murmur como notando entre ellas como suba la tensin.
E_ Loba? sonri se levant lentamente encaminndose hacia ella con actitud muy relajada, muy
descarada por otra parte. Pues yo de ti mirara el cielo, no vaya a ser que haya luna llena esta noche,
vamos Valiente.
El animal se pas a sus brazos y salieron, Maca la mir, la provocacin tanto en sus palabras como
en sus ojos la haban dejado un tanto desconcertada, pero al reaccionar solt un silbido mientras sonrea, y
se fue tras ella.
La hora se acercaba, todo estaba preparado, los hombres se pintaban con el color blanco y rojo en
sus caras sinnimo de guerreros vencedores, Ngouabi haba estado escuchando a su abuela, consejos sobre
vida, sobre muerte y sobre mujeres, a veces el orgullo de hombre les haca ser impulsivos y buscar
imposibles, ella quera que sintiera los latidos de su corazn por encima de sueos. Y mientras le hablaba le
ayuda a vestirse como guerrero porque ella saba que gracias a Massamba se senta un poco ms guerrero
desde aquel da. Los nios estaban siendo arreglados por Nsona y Sissou que a esas alturas ya estaba
completamente integrada como una ms del poblado, y aquella tarde en especial se senta un poco ms
feliz, Esther haba supervisado la cura a Yildas, miradas furtivas y divertidas, algo de tensin, timidez en su
cara cuando se le cay la gasa, una sonrisa divertida en Esther, al igual que Yildas, aquella nia que entr
con el terror reflejado en sus ojos, con una vivencia horrible en su piel marcada a fuego, con la perdida de
su hijo, estaba en ese momento sintindose enfermera, sintindose til, y porque no, enamorada. Dos
sentimientos que jams en su corta vida pens podra llegar a sentir. Por su parte Vilches trataba de
olvidarse del nuevo trabajo que deban hacer, con un poco de suerte, de todos los desplazados que iban a
ver, ninguno transportaba la enfermedad, las cifras eran claras 100 muertos, 25.000 desplazados. Todos
saban que entre los que huan habran ms infectados, por eso, necesit aquel da ms que nunca ponerse
en contacto con Cruz, ella haba vivido la situacin por tres veces, y las tres haban sido verdaderas
pesadillas, solo su voz en aquel momento sera capaz de tranquilizarlo. Quien estaba ms nervioso de lo
habitual era Massamba, ante la ausencia de Yildas, l era el jefe en ese momento, y aquello haca que Lula
que segua las tradiciones, lo estuviera preparando para hacer su aparicin, una capa de piel de len le
cubra del cuello a los pies, l tendra el honor de partir la pieza ms grande ante todos, Lula en silencio le
pintaba la cara, el pecho, y el hombre senta la presencia de aquella joven con su hijo cargado en su
espalda, y sin poderlo evitar senta nuevamente el calor de una familia, el calor de un hogar, no peda nada,
sin embargo, da a da reciba mucho de parte de la joven y sobre todo del nio que se mostraba siempre
feliz en los brazos de aquel enorme hombre.
Sin embargo, y eso era lo increble quienes ms nerviosas estaban eran Maca y Esther.
En su cabaa Maca vigilaba con cuidado de no ser vista, tena su liputa bien extendido sobre la cama
pero su obsesin era mirar hacia la cabaa de Teresa, Esther llevaba all como una hora, no haba salido y
eso le haca sospechar que algo tramaba, sonrea sin poderlo evitar, y unas ganas feroces de entrar y
descubrir lo que hacan la empujaron con una sonrisa traviesa a como era costumbre en ella, entrar y
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sorprenderlas. Sali sigilosamente, y cuando lleg a la puerta, trat de abrir pero se encontr con la
sorpresa de que no poda.
Lo que no saba Maca es que no estaban solas, Nsona una vez haba vestido a los nios haba ido
con ellas, era gil con la aguja y el hilo, y sin duda se lo estaba pasando muy bien con la idea de Esther.
Sera todo un acontecimiento, y las tres mujeres divertidas acabaron el encargo muy satisfechas del
resultado.
Cuando Esther sali de la cabaa de Teresa lo hizo sin nada en sus manos, aquello llam la atencin
de Maca que segua observando a travs de su ventana, al verla llegar, sali a su encuentro no se dijeron
nada solo se miraron, Esther con una sonrisa pensando en la noche, Maca con una sonrisa pensando en
cuando abriera la puerta de su cabaa lo que iba a encontrar.
Y as fue.
E_ Monaaaaaaaaaaaaaaaa.
Y all estaba Mona saliendo corriendo sobre sus patas delanteras, vestida con un suter Versace y
unos pantalones Lacoste, su gorra Nike con las gafas de sol de Esther y la risa en su boca, porque tras ella
quiso huir Valiente de aquel grito, de aquella mujer gritona que le haba provocado ya un desmayo y
descomposicin de su cuerpecito, al tratar de huir, como se haba puesto el camisn de encaje de Esther, se
iba tropezando y cayendo al mismo tiempo gritaba al ver que no poda correr porque se caa. Y en medio de
su cabaa, descompuesta Esther, nuevamente Mona haba sacado su ropa por toda la cama y el suelo,
nuevamente haba salido corriendo y estaba siendo el centro de risas de todos, ya lo saba, era una Esther
versin Mona, y lo ms divertido era ese camisn negro de encaje que llevaba Valiente, una vergenza para
ella que haba visto violada su intimidad pero sin duda todos ya con sus galas rean y rean ante el
espectculo, mientras Vilches lo narraba a una Cruz sorprendida y divertida.
M_ Al menos Mona sabe que ropa elegir se ha convertido en una monilla pija ahora el pobre
Valiente negaba divertida con su cabeza.
E_ Muy graciosa le dijo mientras recoga la ropa del suelo.
T_ Esther! llegaba muerta de risa Teresa. Lo siento pero es que Valiente est muy gracioso con tu
camisn transparente.
350
E_ La madre que lo pari.
T_ Deja deja voy a tratar de quitrselo sonrea.
E_ Desde luego se haba puesto de espaldas a Maca mientras recoga las prendas y las meta en su
cajn
M_ Oye aprovechando la coyuntura de su posicin, haba apegado literalmente su cuerpo al de Esther
sin dejarla moverse. No te he visto puesto ese camisn debe quedarte de miedo le susurraba justo en
el odo sabiendo que en ese momento Esther estaba sufriendo una sacudida, sola causarlo, era consciente
del poder seductor de sus susurros. Te lo pondrs para m?, eh?
E_ Puedes apartarte? fue su respuesta bastante lograda para que pareciera indiferente.
M_ Me encanta tenerte tan cerca volvi a susurrarle y Esther cerr los ojos.
E_ Te lo tengo que volver a pedir? insisti aunque su voz fue algo trmula y Maca se percat, dio un
paso atrs el suficiente para que Esther se girara. Tengo que vestirme
M_ Te ayudo?
E_ No nono hace falta le dijo tratando de no mirarla pero su boca en ese instante cercana era como
un imn que la atraa sin remedio, que le haca sentirse febril.
M_ Es tarde si te ayudo, acabaras antes, peque volvi a musitar como si las palabras conscientemente las
fuera dejando escapar poco a poco, mientras sus ojos bailaban una danza sensual por el rostro y los labios
de Esther provocando en ella un suspiro. Esta noche va a ser especial ya lo vers
Entonces acerc su boca a los labios de una Esther que estaba vendida, para que lo iba a negar, en
ese momento borracha por las palabras, miradas, y susurros de Maca, le bast besarla una vez con un ligero
roce en sus labios para que Esther se diera cuenta que le gustaba, que le encantaba cuando la besaba
despertando en ella todo un vendaval de sensaciones. Y Maca lo saba, por eso no intensific el beso
cuando Esther lo esperaba, saba jugar sus armas, armas de mujer, de una mujer que por mucho que lo
negara, se senta irremediablemente atrada por la otra, se separ de aquellos labios que haba atrapado
entre los suyos, sintiendo la necesidad absoluta de acariciar su rostro levemente, de dejar que la yema de su
dedo ndice hiciera un viaje por esa piel que ansiaba tocar, pero de hacerlo como buena conquistadora que
era, saba que se pondra en evidencia, y eso no estaba dispuesta a que ocurriera, por eso, aquella caricia
que estaba destinada al rostro, aquella caricia tierna se transform en una caricia ms sensual y provocativa
que viaj por su cuello mientras Esther cerraba los ojos y emita un ligero suspiro y terminaba por acariciar
uno de sus pechos. Para cuando Esther abri los ojos, Maca ya no estaba, suspir con fuerza con esa
sensacin de haber perdido una batalla con ella, pero en ese momento en el que estaba sola rozndose ella
misma la zona por donde el dedo de aquella mujer haba recorrido con sensualidad su cuerpo.
Entre tanto, Maca al llegar a su cabaa sonri con alegra, se mordi el labio, se apoy sobre la
puerta, cerr los ojos y musito feliz y risuea.
M_ Ya eres ma, si! ya te tengo ahora a ver si puedes salir airosa de esto sonri saboreando sus
labios, unos labios que le haban dado una victoria, unos labios que no haban podido evitar un ligero
temblor de deseo. Ya eres ma por mucho que no quieras reconocerlo.
Mientras Esther se haba sentado sobre la cama con toda la ropa por all a su alrededor, pensativa, se
haba preparado para deslumbrarla, sin embargo como si ella lo presintiera, la haba descolocado de tal
manera que all estaba, sentada mirando al vaco sintindose atrapada sin remedio en aquellos ojos, en
aquella boca.
Esther sali con Valiente en brazos seguida de Mona que la vigilaba pensando que se le haba vuelto
loca, el movimiento ya empezaba a formarse en el pueblo los tamtam estaban preparados, las mujeres se
haban pintado tal y como era la tradicin. Y asombrada vio como los jvenes preparaban las fogatas, una
en el centro cerca del tamtam, otra en cada puerta, la ms grande la de Nsona y Lula, para que los
espritus recibieran el calor a su llegada para bendecir a los bebs. Se quedo maravillada all con Valiente y
su camisn negro de encaje, era una visin especial, el mismo lugar pero tan diferente que sinti como sus
ojos se llenaban de emocin, estrech con fuerza a Valiente que lo agradeci apoyando su cabecita en su
hombro, y de nuevo una voz tras ella le hizo sentirse por primera vez en su hogar.
Vistieron a Valiente de los retales que sobraban, Mona jugaba con los nios, les haca constantes
pedorretas, lanzaba su gorra de Nike por el aire, la recoga con los pies y todos incluidos Valiente aplaudan
muertos de risa. Los hombres con Massamba y su elegancia a la cabeza preparaban las mesas, las mujeres
con sus atuendos repletos de color se mostraban contentas. Con la ayuda de un Vilches que tambin llevaba
su traje de fiesta un pantaln azul cielo y una casaca del mismo color, sacaron a Yildas y lo sentaron en la
mesa en el lugar preferencial, los nios bailaban y cantaban alrededor del fuego, Teresa que a parte de su
liputa colorido mezclando todos los colores del arco iris llevaba un pauelo que adornaba su cabeza de fina
seda, un color rojo pasin. Cuando sali Maca lo hizo con su liputa y los pies descalzos como era tradicin,
lo primero que hicieron sus ojos fue buscar a Esther, repas todo con rapidez se percat de su ausencia,
sonri de lado al pasar por su cuarto, abri de golpe dejando caer su melena de lado, pero la jugada le sali
mal. No haba nada tan solo la ropa por el suelo, le extra que no la hubiera recogido. Quiso mirar en el
lavabo, y justo cuando iba a entrar se top con algo en la cama que le resultaba familiar.
M_ Pero bueno lo cogi en su mano y su gesto fue de total perplejidad para terminar sonriendo. Ay
peque peque.
Sali de all con su liputa rosa plido, mezclado con el amarillo y un suave color verde, que le
resaltaba no solo su cuerpo sino, su melena larga y bien cuidada, su rostro fino y hermoso. Se acerc hasta
donde estaban todas para unirse a la fiesta, entonces cuando la vieron llegar, sonrieron y Nsona se apart,
dejando ante su vista a una espectacular Esther. Maca no pudo evitar que su rostro se quedara
impresionado, Nsona la haba maquillado, se haba hecho otro liputa que nada tena que ver con el
diseado por Maca, este era una especie palabra de honor que tapaba un hombro y el otro lo dejaba al
descubierto, en color naranja suave, un fino collar blanco rodeaba su cuello, un brazalete de plata colocado
en su brazo izquierdo y como ella, iba descalza, para respetar completamente la tradicin de aquella gente,
sintindose identificada plenamente con ellos.
E_ Hola le sonri algo provocativamente mientras todas se retiraban y las dejaban solas.
M_ Creo que te dije que no quera que ensearas lo que me pertenece le susurr con su tpica sonrisa.
E_ No eres mi duea le devolvi el susurro y la sonrisa.
352
M_ Te hice el vestido a medida, pero reconozco que con este neg mirndola de arriba abajo mientras
se morda su labio inferior con una expresin descarada.
E_ Estoy de muerte, dilo.
M_ No, estas para comerte.
E_ Gracias, aunque me hubiera gustado ms otro tipo de piropo.
M_ Cmo cul?
E_ No s menos basto, ms tierno tendr que ensearte as vamos mal.
Maca la mir marcharse, aquel liputa le haba hecho disparar sus deseos, lo not, not como se
humedeca su tanga y decidida dio media vuelta.
T_ Hola guapa, si es que te pongas lo que te pongas cario mira que todo te sienta bien, eh?
M_ Claro dijo algo nerviosa.
T_ Has visto a Esther sonri dndolo por hecho. La verdad que gana mucho arregladita.
M_ Esto quieres decirme algo ms? nunca haba sentido aflorar as su cuerpo.
T_ Qu te pasa?
M_ Todo te lo tengo que decir?
T_ Hija ltimamente ests t muy rara tienes la regla?
M_ No Teresa, me estoy meando puedo?
T_ Ves, ves le haca seales con su mano mientras beba de aquel refresco tan amargo y tan bueno. Lo
que hace Esther contigo, no lo ha hecho ninguna, y me alegro.
V_ No s lo que yo diga voy a tener que llevarte a que te vean, hablas demasiado sola.
T_ La edad Vilches la edad
V_ Maana
T_ Vilches maana es maana, ahora disfruta le acarici la cara con delicadez con sus ojos
emocionados, siempre que se iban a enfrentar al virus, en la despedida senta el terror a perder a alguno de
sus protegidos. No vamos a pensar en maana todo ir bien.
V_ Eso espero, gracias Teresa le sonri con gesto agradecido.
T_ Me cedes tu brazo? lo mir divertida.
V_ A falta de Dvila
T_ Tonto le golpe graciosamente con una especie de abanico hecho a mano por las mujeres. Mi
preferido eres t ya lo sabes.
En su cabaa Maca trataba intilmente de tranquilizar su deseo, rechazo de pleno ducharse, y senta
una rabia enorme, haba vencido con anterioridad, pero, aquella visin de una Esther tan increblemente
bella, le haba dejado trastocada y en el fondo aquello le molestaba lo suficiente como para no poder
disfrutar sus provocaciones. Tras hacer un poco de reflexin y algo de control de respiracin, sali con el
rostro fresco, y all la vio, junto a Nmaba y su nieto, riendo.
M_ Por qu tendr esa sonrisa? joder si es que la raptara para m por cierto cmo est la
luna? se pregunt mirando al cielo. Joder encima luna llena
Se uni a la fiesta sin pensar ms, no quera pensar quera dejarse llevar. Los rituales comenzaron en
el mismo momento en que todos estaban sentados en aquella especie de banquete, donde los perros y los
monos se haban puesto juntos esperando que para ellos tambin llegara la comida. En la hoguera principal
una gran pieza del antlope se cocinaba con lentitud, Ngouabi no se separaba de Massamba y Zambi que
eran los ms veteranos del lugar, Dib mucho ms recuperado aunque no al cien por cien, ayudaba a
mantener las dems hogueras situadas a la puerta de cada casa. Laobi por un da dejaba su puesto de
vigilante y bajaba junto al resto para disfrutar de aquella fiesta donde se oan risas, charlas en kikongo, en
353
espaol, mezcla de personas diferentes, pero que disfrutaban conjuntamente de lo mismo, la amistad. En la
mesa, Esther procuro sentarse lejos de Maca, aunque sta hizo todo lo posible por hacer lo contrario, al
final con una sonrisa cambio el puesto a Sissou para estar ms cerca de Yildas y as ella ponerse frente a
una Esther que sonri. La mesa no era muy ancha, pero si larga, los nios disfrutaban con los cereales bien
triturados durante la tarde por las mujeres con sus Mano de Mortero, utensilio que utilizaban para triturar
bien los cereales y el maz, disfrutaban de la Alu esa bebida que les chiflaba a todos, pero que escaseaba
cuando no tenan arroz. Lleg el momento ms sagrado para todos, Teresa que se haba sentado junto a
Esther le iba explicando paso a paso lo que significaba aquello, para ella, que Lula estuviera compartiendo
aquella cena era una alegra que la tena emocionada, nunca con anterioridad lo haba logrado.
El silencio se hizo en la aldea, el cielo se haba ido tornando en naranja el sol se marchaba, y
algunas estrellas salpicaban entre aquel colorido haciendo una velada muy especial, la luna llena que haba
sido caprichosa aquella noche, haba salido antes, todos decan que era un buen presagio, y aunque todos
saban lo que sucedera al da siguiente, queran olvidarse por un instante y no decepcionar a los zikus.
Massamba parti una gran pieza ante el silencio de todos, Esther miraba con los ojos muy abiertos, Maca la
miraba de reojo, le encanta ese gesto suyo de emocin.
Massamaba habl:
Ma_ Na monikaka kele beto, yayi na mpimpa lombela mianda sambu na peska beto na kolol ti na
kamwana kwisa kubotikila (La luna esta con nosotros, as como la noche, invoco a los espritus para que
nos de su perdn y proteja a los nios que vienen). Mianda ngala beto ebo (Dioses, tener vuestra ofrenda)
Tras la frase, y cortar el trozo de carne para echarlo a la hoguera, todos repitieron la ltima parte,
todos incluida una expectante Esther que no sala de su asombro ante todo lo que estaba viviendo.
La cena transcurri preferiblemente entre ancdotas, las risas fueron las principales protagonistas,
las mujeres escuchaban a sus hombres hablar, pero ellas con esas mujeres blancas haban aprendido que
tambin podan intervenir. En esas estaba Nsona contando cosas de sus nios, cuando Esther se qued
blanca, sus ojos que miraban a la mujer que hablaba en kikongo y ella trataba de atrapar las palabras, se
dirigieron en frente, recibiendo una sonrisa muy bribonzuela y un leve gesto de los labios en forma de
beso. Y es que el pie de Maca, con esa pierna tan larga, estaba subiendo por su espinilla, se haba hecho
hueco muy gilmente entre su falda y suba y suba ms y ms. De repente.
M_ Au! exclam.
T_ Qu pasa? le pregunt extraada ante su quejido amargo.
M_ Nada, nada.
Mo_ Uhhhh uhhhh uhhhh pareca chivarse ante la sonrisa de Esther.
M_ Me vengar movi sus labios cuando la miraba pero sin hablar.
E_ Anda Mona vigila cario, vigila le dijo al animal que como si la entendiera se puso bajo de la mesa.
La cena termin con todos agradeciendo a los dioses y a los guerreros la caza de aquella buena pieza
y la cena.
De nada le sirvi el grito de protesta, Esther la agarr de la mano y tir de ella, aquel contacto con
sus manos entrelazadas signific para Maca algo nuevo, algo inslito, como si al unir sus pieles pudiera
traspasar de Esther a Maca la ternura, borrando de un solo golpe la seduccin. Se dej arrastrar y no quiso
ser consciente de aquel acto que haba consentido, haba vuelto a dejarse vencer, con otra hubiera
terminado escondida en cualquier rincn, entre gemidos y sudores, entre caricias y besos, sin embargo
nuevamente Esther cambiaba sus hbitos seductores, y para no sentir como si cayera en el vaco, prefiri
pensar que ms tarde llegara el momento, ms tarde se dara a ella porque el influjo de la luna, las estrellas
y saba que la msica, le haran rendirse nuevamente a sus pies. Y se oblig a pensar aquello, porque en ese
momento en el que se sentaban en el suelo para ser espectadores de lujo de aquella danza, sinti unos
deseos irremediables de dejarse abrazar y mimar, se oblig a olvidarse, se oblig a apagar aquella llama
que sin ella quererlo se haba encendido en su interior, como si fuera una pequea hoguera, sonri, suspir
y volvi a dejarse llevar por cuanto suceda alrededor.
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Por su parte Esther, sinti esos deseos de tenerla a su lado, de tenerla as, cercana dejando esa
tensin que exista entre ellas cuando se hablaban, le gustaban sus silencios, le gustaba que hablaran sus
ojos aunque se daba cuenta el nivel que Maca tena de autocontrol, ese autocontrol la descolocaba muchas
veces, le provocaba esa sensacin de estar siempre en el mismo sitio referente a ella, algo deba de cambiar
para poder avanzar, aunque al mismo tiempo, senta miedo de adonde poda llegar y cuanto poda sufrir.
Valiente la busc y se sent sobre ella, el animal con un liputa rojo pasin, busc su refugio, Maca la mir
y Esther sonri.
El tamtam comenz a sonar, Zul y Laobi dieron un golpe conjuntamente, el sonido de aquellos
tambores de tronco llenaron el poblado, los nios sentados alrededor de la hoguera, repartidos al lado de
Maca y Esther, guardaron silencio y sus ojos tan expresivos, grandes y limpios, miraban con admiracin a
aquellos dos hombres con gesto serio, concentrado, que comenzaron con toques suaves, uno, dos, tres y
silencio, uno, dos, tres y doble golpe. As durante cuatro series. Esther admiraba todo, no tena ojos
suficientes para llenarse de tantas sensaciones y movimientos, de pronto apareci Massamba con una lanza,
en la punta un rojo intenso pareca como si estuviera manchado de sangre, del palo de madera colgaban
tres colas se algn animal, se haba quitado la capa, su cuerpo estaba pintado y en sus brazos dos grandes y
lujosos brazaletes llamaron la atencin de Esther. Pero mucho ms cuando el tamtam comenz a golpear
fuerte una y otra vez, golpes secos que pareca imposible tuvieran ese ritmo, esa sensibilidad, la danza de
Massamba comenz lentamente, la lanza se mova armoniosa entre sus manos, todos guardaban silencio y
contemplaban el baile, todos excepto Esther que no saba que iba a pasar, era la sorpresa que le tenan
reservada desde el da que lleg, pero que por toda la serie de acontecimientos que haban ocurrido no le
haban podido ofrecer. As que Massamba comenz a encaminarse poco a poco hasta ella, Maca la miraba
de reojo, le encantaba ese poder que tena Esther para reflejar en sus ojos aquel brillo de felicidad, aquel
brillo de admiracin ante lo desconocido, era nica para transmitir con su sonrisa todo lo que su interior
senta.
ZyL_ Malembe, malembe bajaba la intensidad de los golpes, Massamba con su gesto serio se iba
acercando un poquito ms hasta la altura de Esther. Malembe malembe las voces al igual que los
golpes de tamtam bajaban su intensidad. Massamba miraba fijamente un punto perdido, sus ojos clavados
sin inmutarse captaban toda la atencin de Esther. Malembe malembe
Ma_ AAAAAhhhhhhhh elev su aguda voz al viento.
Z,Ly Ma_ Uh!
Fue un golpe de voz seco al igual que el golpe en el tamtam, y como el golpe, la lanza que
Massamba llevaba en su mano se clavaba con fuerza ante Esther y Valiente que se aferr como un nio
asustadizo al cuello de la mujer que tambin dio un pequeo brinco al ver como Massamaba se arrodillaba
ante ella con la punta de la flecha clavada en tierra y el polvo elevndose a su alrededor. Entonces sac de
un lado de su especie de falda corta, una pequea bolsa que contena un lquido, el tamtam volva a sonar.
Esther lo miraba atnita con la boca abierta y el corazn latiendo tan fuerte que pensaba que se iba a salir
de su pecho. Not como alguien le quitaba a Valiente, por su protesta emitida, ya que estaba casi
hipnotizada por aquellos ojos profundos que la miraban. La voz de Massamba volvi a sonar, susurrante,
como el tamtam, suaves roces de madera, las mujeres golpeaban sus manos levemente, todo el entorno era
especial, la luna en lo alto, las estrellas parpadeantes, de pronto Massamba mirando al cielo extendiendo
sus manos susurr ante Esther.
Ma_ Nge pesaka masa ya kubotikila nge bono bampangi, na zina mfumu ya bwala.
M_ Te bautizo como hermana, en nombre del jefe de esta aldea le musit al odo Maca. Junta las
manos y cuando te deposite el agua frtalas con ella.
356
Esther no saba que le haba causado ms impresin, si las palabras de Massamba con lo que ellas
conllevaban, o la voz susurrante como si fuera un ngel que se hubiera posado en su hombro dndole calor,
aquella voz de Maca. Massamba deposit el lquido, era agua pero con un cierto color azulado que provoc
en la enferma todava, una mayor admiracin. El tamtam iba subiendo de intensidad, al igual que los
susurros de todos los presentes. Cuando termin de lavarse las manos todo par. Y en aquel silencio de la
noche en la Selva de frica, Esther sinti el calor de su nueva familia, sinti el calor de humanidad, sinti
el amor por primera vez.
El tamtam sigui, Massamba retir la lanza y Lula junto a Nsona se pusieron en pie, Noguabi, Dib
y Zul que dej su puesto en el tamtam a su hijo Abeza, rodearon a las dos mujeres mientras Massamba
se acercaba a ambas, despus hicieron lo mismo Sissou, Teresa y Maca.
Ambos sonrieron. Y Maca volvi dej el crculo que formaba pero, lejos de sentarse como Esther
esperaba a su lado, lo hizo un poco apartada, le rodearon los nios, se encarg de coger en brazos a Mbe,
mientras sonrea y al hacerlo mova su cabeza hacia detrs porque el pequeo Mbe quera besarla. Los ojos
de Esther se quedaron prendados en aquella mujer, su sonrisa maravillosa, su gesto simptico, su forma de
jugar con los nios sin duda deba ser complicado seguir viviendo sabiendo que te han quitado la
identidad de madre de un pequeo, y aunque no poda entender como se comportaba de aquella manera
siendo tan diferente cuando se mostraba trasparente, poda entender que el dolor a veces a las personas les
hace volverse opacas, y as era como estaba Maca.
El baile de todos comenz pronto, Esther segua con mucho inters todos los pasos, los movimientos
circulares de las mujeres que parecan no tener caderas, los hombres y sus cuellos movindose gilmente
como si se tratase nada ms de msculos y no existieran huesos. Y las risas de Vilches con la enfermera
que pona gestos algo intensos cuando vea como Maca mova su culito.
357
E_ Lo s, eso tambin lo he aprendido le sonri mientras Mona tiraba de su mano ante la sonrisa de
Esther. No s moverme as Mona.
Mo_ Ahhhhh ahhhh auhhhhhh deca moviendo ella el culo mientras se pona la gorra.
V_ Joder deca muerto de risa al ver el culo de la monita moverse y sta le pedorreo sin miramiento.
Mona coo!
E_ Es as Vilches no aguanta burlas le dijo con gracia rindose de buena gana. Tiene mucho genio.
Mo_ Uh uh uh le estiraba.
E_ Vale vale vamos Valiente, t tambin.
Mientras le deca aquello, el pequeo mono se iba tras ellos, pero asombrada Esther vio como Mona
la conduca entre los dems hasta Maca que estaba al final del grupo, algo apartada bailando divertida con
el pobre cojo Laobi, pero not que la mdico apartaba sus ojos del hombre y los clavaba en ella con una
mueca en sus labios que formaba una sonrisa, y era como si la hechizara, Esther dejndose arrastrar por
Mona como si anduviera sobre nubes y una vez lleg a su destino, le dio un empujn casi obligndole a
llegar hasta los brazos de una Maca que la acogi llenndose de sus ojos. Mientras Mona y Valiente se
llevaban a Laobi para dejarlas a ellas solas. Se miraban a los ojos, movan sus cuerpos aunque de manera
muy lejana a los ritmos que el tamtam mostraba, ellas lo hacan lentamente mientras las manos de Maca
haban recorrido lentamente los brazos de Esther, llenndola de un escalofro ante la calidez, aquellos
ojazos clavados de manera intensa en los suyos, sin duda le estaban hechizando, no saba si la luna llena y
hermosa, el agua que Massamba le haba depositado en las manos o simplemente, aquella mujer.
Siguieron bailando con el pequeo en brazos, entre risas, saltos divertidos y movimientos
imposibles, junto a ellas se fueron juntando las dems mujeres, rean divertidas tratando que una Esther
patosa, pudiera seguir la coreografa, Maca no recordaba haber redo tanto en mucho tiempo, los
hombres se haban retirado a fumar en paz para agradecer la fiesta y la comida a los Dioses, y as hasta que
rendida Esther fue a sentarse junto a Maca a quin se le haba dormido en sus brazos el pequeo Mbe.
E_ Uf es imposible seguir el ritmo!, mira Nmaba es increble deca divertida y algo cansada.
M_ Porque eres una patosa, mira Mona! deca divertida.
E_ Joder si es que yo debo tener la celulitis ah enganchada y no hay manera.
358
M_ Ays es cierto! le dijo imitando su tono pijo. Pero si te has trado todas las cremas del mercado no
has debido dejar nada sonrea.
E_ Y t como lo sabes? la mir seria.
M_ Porque te he visto ponindote cremita, pero djame decirte que nada de nada, ests muy bien.
E_ Gracias, t tambin le sonri y ante la mirada repleta de atraccin de Maca le coment. No saba
que Teresa bailara tan bien parece una de ellas, hay que ver como mueve el culo.
M_ No te olvides que Teresa se ha criado en frica le deca riendo abiertamente por su expresin.
E_ Ya qu manera de moverse!, mira, mira deca sealndola pues Teresa cantaba en Kikongo una
letra divertida porque todas las mujeres rean abiertamente mientras suban y bajaban los brazos. Esto
que es la versin de los pajaritos de M Jess y su acorden? pregunt muy seria.
M_ Hostia que me muero tosa venga a la risa por la pregunta y la seriedad de Esther en ella.
As lleg la hora de retirarse, haban estado hablando con el resto de las mujeres, Lula tan solo
escuchaba y sonrea, Sissou escuchaba respetuosa para aprender de sus mwasis, mientras Nsona y Teresa
eran las que ms ancdotas de mujer contaban, tras aquella charla distendida, los nios se fueron a la cama
rendidos de tanta fiesta. Los hombres una vez fumada la pipa de los Dioses, se retiraron a sus camas, as
hasta que se quedaron Maca y Esther. Se haban sentado como acostumbraban en el pie de la escalera de la
cabaa de Esther. Lo hacan en silencio, escuchando el cantar de la noche en la Selva. Hasta que Esther
finalmente le dijo.
Esther se fue hasta su cabaa, senta su corazn latiendo deprisa, demasiado a galope, y unas ganas
enormes de pedirle que la acompaara, pero Maca pareca no querer lo mismo as que con un fuerte suspiro
entr al lavabo y se cambi. Fuera en los escalones a Maca le haba quedado la misma sensacin que a
Esther mientras pensaba.
M_ Joder qu me pasa con ella?, me desconcierta no puedo seguir as o me derriba todas las
murallas que tanto me costaron levantar. Pero es tan no no Maca no vas bien por ah, recuerda solo
gozar, solo pasarlo bien y Esther es una ms. Eso es
La luz del motor aquella noche aguantaba porque nadie le haba dado uso, las hogueras haban
alumbrado hasta que las iba apagando una lluvia muy fina que haba aparecido en la noche, y de ese modo
tan solo quedaba encendida la luz de Esther. Se haba sentado en la cama, esperando ver la puerta abrirse,
algo que no pas. Finalmente desconect su luz, y se meti en su cama, volvera a soar por qu no?.
Al menos se le pasara el miedo. En esas estaba cuando oy como se abra la puerta, no oy pisadas, ni
voz, y supuso que era Mona, como otras veces.
Y all estaban, en la cama, las dos mujeres que haban devorado mutuamente sus cuerpos en dos
noches diferentes, las dos mujeres que se haban abrazado en momentos complicados, nuevamente all, las
dos pero con una enorme diferencia, las noches anteriores, Maca haba dominado en el abrazo, en su peso
sobre el otro cuerpo, en esa noche, era Esther quien estrechaba a Maca con fuerza y ternura a la vez, eran
sus brazos los que rodeaban su cuerpo, su suspiro hondo y profundo el que demostraba que estaba en la
gloria, sus dedos se trenzaron como si con ello la confianza ante lo desconocido fuera tan fuerte que poco a
poco el miedo desapareciera. Un miedo diferente, un miedo a medidas desiguales, Esther tema el virus, los
problemas, los enfermos, como atenderles correctamente, Maca tena a Esther y su propio corazn.
Llegado el momento, Maca se gir, Esther abri sus ojos, se miraron por unos segundos, Maca busc los
labios de la enfermera, le dej un suave beso, despus se acomod en su cuello y se dej abrazar, dej que
las piernas se enredaran, y dej que Esther con el beso depositado nuevamente en su frente, golpeara el
muro y le hiciera temblar de pies a cabeza, respondiendo con sus brazos estrechando ms y ms fuerte su
cuerpo, el cuerpo de la mujer que haba osado hacerle temblar.
Poco a poco, abrazadas se fueron entregando a los sueos, a esos que hablaban lo que sus mentes
callaban, y ambas durmieron por igual, con una tierna sonrisa dibujada en sus labios.
Cuando Esther abri los ojos, pas su mano por el lado vaco de la cama, al principio pens que
haba sido un sueo, un sueo donde Maca haba estado all refugiada entre sus brazos toda la noche,
donde a veces haba notado su mano llenarla de caricias lentas y suaves que le haban hecho sentirse
querida, no saba si era la palabra exacta, si querida era lo que Maca haba tratado de transmitirle, aquella
Maca serena y cariosa era una debilidad. Y se percat que no fue un sueo, que no haba soado sus
caricias, ni su calor, ni su beso al marcharse, haba estado all porque las sbanas guardaban an intacto su
perfume, Maca durmiendo era un ngel despierta, poda llegar a ser un demonio. Sonri.
Trataba debajo del grifo de la ducha sacudirse tantas cosas, tantas emociones que haban surgido en
aquella noche, y las peores al despertarse junto a ella y donde se haba arrepentido de hacerlo, arrepentido
porque sus manos no buscaron recorrer una piel, sino, que buscaron el contacto de una piel, y aquello
significaba que la luz de alarma no haba hecho ms que encenderse a toda vela. Se haba sentido
protegida, aquella mujer que haba observado a lo largo de la noche varias veces, le haba dado esa
proteccin, cuando estaba despierta y le sonrea le daba aire fresco, cierto cosquilleo, cuando estaba
dormida le daba seguridad, fuerza. As que tena un problema y deba solucionarlo cuanto antes, Esther
dormida era simplemente preciosa, despierta peligrosa. Sonri.
360
Los rayos del sol haban rebuscado entre el follaje que rodeaba la aldea para penetrar y alumbrar de
una manera clida el despertar de todos, uno a uno, poco a poco fueron retomando sus deberes. Nsona y
Lula trabajan el huerto, Nmaba picaba mandioca con sus nietos pequeos sentados alrededor mientras les
contaba historias que los dejaba boquiabiertos. Sissou se haba encargado de revisar las curas de Yildas, el
joven feliz de reencontrarse con quienes para l eran su familia, se mostraba sereno cuando lo curaba.
Massamba reunido con Vilches para tratar de marcharse tranquilo y dejarlo a l como jefe ante su ausencia
para ayudar a Teresa si ocurra cualquier improvisto. Zul cortando lea y dejndosela en el fuego a una
Teresa que no poda evitar en su rostro una mueca de preocupacin.
En su cabaa Maca haba preparado su mochila con todo lo necesario, entonces pens que Esther
deba estar llenndola de cosas innecesarias y una sonrisa se escap de sus labios. Se mordi uno, sonri y
sali. Parada frente la puerta, respir profundamente fue a golpear pero abri. All estaba envuelta con una
toalla el cuerpo y con otra la cabeza.
M_ Hola.
E_ Uy!, mira que te gusta entrar sin llamar! le dijo a modo de ria pero cariosa con esa sonrisa que la
desmoronaba.
M_ Esto te has carraspe. Lo tienes preparado, todo?
E_ S le hizo gracia su carraspe. Voy a cambiarme.
M_ Claro
E_ No me digas que has venido a ayudarme?
M_ No bueno si he pensado que algo te iba a sobrar Joder Maca vamos recuerda
recuerda solo goce, solo disfrutarla. Volvi a suspirar y se dirigi hasta la puerta del bao, all la vio
con bragas tratando de abrocharse el sujetador. Y le pregunt apoyada en el marco de la puerta mirndola
de arriba a bajo. Necesitas ayuda?
E_ No gracias ya est.
M_ Lastima.
E_ Te importa salir y dejarme que me vista? la mir por un trozo de espejo roto que le serva para
encontrarse con sus ojos.
M_ Claro mientras voy voy mirando eso al salir buf mirando al techo.
E_ Vale cerr los ojos era como si tuviera dos identidades y en ese momento estaban las dos luchando
por imponerse, la Calentorra Salvaje y la mujer dulce. Suspir tratando de no ponerse nerviosa.
M_ Pero t donde crees que vas! le dijo al ver todo lo que llevaba en la mochila.
E_ No tengo ni idea dijo con gesto gracioso reflejado en su rostro mientras la miraba desde la puerta del
lavabo.
M_ Madre de Dios te sobra todo! exclam con el ceo fruncido mientras sacaba cosas de la bolsa, tipo,
camisetas, pijamas, zapatillas, zapatos, todo tipo de cremas.
E_ Oye oye! pero qu haces? esta vez su miraba mostraba cierta sorpresa.
M_ Esther, te sobra todo, nada ms necesitas dos prendas de cada, joder no he visto nada parecido!,
Tommy, Galiano, Montesinos! exclam leyendo las marcas de lo que iba sacando mirndola fijamente
mientras Esther notaba como se pona colorada. Vas a una misin que no te va a dar para lucir modelos
Esther!
E_ No quiero lucir modelos es que
M_ Y qu pasa no quieres mojarte las manos para lavar la ropa?, dos de cada, y ya! le ri.
361
E_ No es eso se defendi algo seria. Joder Maca no es eso.
M_ Vale vale! le dijo alzando las manos al ver su gesto y como sus ojos se llenaban de lagrimas,
volva la alarma a encenderse, no poda dejarse llevar por el sentimiento de pena al verla as. Se acerc a
ella con cuidado y le dijo susurrando. Vale perdona me he pasado cuanto ms cosas lleves ms pesar
la mochila, tenemos que andar cerca de diez kilmetros, vale?
E_ Vale, s, lo siento se disculp ante ese par de lagrimas tontas.
M_ Ests nerviosa, tranquila es normal peque.
E_ Puedes abrazarme? Maca no saba que hacer, ni que decir. Esther agreg. Solo es un abrazo
M_ No s si recibo algo a cambio, me lo pienso.
E_ Por qu eres tan insufrible cundo te lo propones! se quej dando una patada a la suelo.
M_ Oye rabietas nada eh?, quieres un abrazo, te lo doy, faltara ms!, pero yo quiero ms la mir
intensamente.
E_ Pues yo solo quiero un abrazo.
M_ Pues tenemos un problema le dijo viendo como se acercaba lentamente Esther.
E_ Qu quieres t?
M_ Esto la cogi de la cintura atrayndola fuertemente a ella mirndola a los ojos con esa lujuria que a
veces demostraba, y la bes, la bes sin darle tiempo a otra cosa, introdujo su lengua de manera fulminante
en la boca de una Esther que se quej, gimi y recibi por igual, al separarse la respiracin de ambas haba
subido indudablemente por la excitacin de aquel inesperado momento. Maca sonri y le dijo. Ahora el
abrazo.
E_ No hace falta ya no hace falta le contest molesta girndose y saliendo de la cabaa.
M_ Ey peque que yo te lo doy le segua. si es que tienes un culo por Dios! Esther se gir y le
dedic una mirada irritada. Qu voy a hacer? si es que me encanta.
T_ Qu te encanta?
E_ Buenos das.
T_ Buenos das cario le dio su beso de costumbre.
M_ Y yo? se cruz de brazos
T_ T eres una desavora, no quieres mis besos as que te aguantas!. Y me vas a decir que es lo que te
encanta y te hace poner esa cara de tonta? trataba de animar algo lo que saba iba a ser una despedida
dura.
M_ El culo de Esther, pero ella se enfada.
E_ No me enfado, me da igual.
M_ Si, eso lo dices porque est Teresa pero es una leona t no
E_ Maca ya est bien!, o se lo contamos? Maca se detuvo, no iba por donde Esther crey, tan solo
iba a decirle de su carcter pero la pregunta de Esther le hizo ver que no haba contado nada.
T_ Vamos qu estis en las mejores condiciones de marcharos a donde vais!
E_ Voy a por ms cosa de esta que no s que es pero esta riqusima nuevamente haba dejado ko a Maca.
T_ Ay que ver lo que te gusta chincharla.
M_ Y ella a m as que estamos a la par.
T_ Qu me iba a contar que te has quedado plida?
M_ Nada importante.
T_ Oye t siempre comes as? le pregunt a Esther al ver como coma.
E_ Lo siento es que antes no poda comer por los nervios pero ahora
T_ Pues Maca ten cuidado porque donde vais no hay tanta comida no acabe comindote a ti.
Tanto Esther como Maca acabaron por echar el caf que tenan en la boca, cada una a una direccin
distinta menos mal!, pens Teresa, luego se miraron y comenzaron a rerse a pleno pulmn, cuando Teresa
recapacit y vio el significado que ellas haban elegido a sus palabras, tambin ri de buena gana, hasta que
362
sus lagrimas se mezclaron con sus risas, entonces Esther que estaba cesando su risa vio como Maca se
levantaba y la estrechaba entre sus brazos.
Todo estaba preparado, el camin con Zul y Massamba y todo el material que ellas haban ido
distribuyendo en cajas y bolsas, todo lo necesario ms su hospital de campaa, estaba listo en el camin,
todo preparado para iniciar la aventura ms insegura de sus vidas.
363
E_ Vamos cario, t no puedes venir te quedas con mami eh?, ella te va a cuidar y cuida a Valiente
Mona se limpiaba un ojo. Eh eh eh!
Mo_ Uhhhhh bajaba el tono.
E_ Venga que no te vea yo as
V_ Esto es increble no s si llamar a Almodvar para que haga una versin de Tarzn en la Selva ya
s La Calentorra de la Selva y la Pija buen ttulo.
M_ Vilches ya est bien con la bromita.
V_ Pero si te encanta que te llame as es un triunfo para ti.
M_ Que fuerte, mira Mona llorando. Dios ni la casa de la Pradera!
V_ Esther!, vaaaaaaaaaaa.
E_ Ya ya Adis Teresa cudame hasta mi vuelta a estos dos soles.
T_ No te preocupes eso est hecho la abraz sonriendo.
Al subir al coche recibi una mirada clida por parte de Maca, otra de burla por parte de Vilches, y a
su vez, cuando Maca subi recibi la mirada reprobatoria de Vilches hacia ella.
M_ Qu he hecho ahora?
V_ Sorprenderme.
No dijeron nada ms, Esther se gir para saludar y all el panorama que dejaban atrs le hizo sentir
una pena profunda, Teresa con Valiente en su brazo cogido a su cuello, Mona agitando los brazos al aire,
los nios corriendo tras la cafetera un rato mientras cantaban, las mujeres saludando y Esther sin poderlo
evitar, llorando. Vilches la mir pero prefiri no hurgar en su herida comprensible, recordaba la primera
vez que el fue a una misin como aquella, la ansiedad con la que lo hacia. Maca por su parte, miraba seria
el culo del camin, suspiraba con la mirada perdida mientras imgenes paseaban por su cabeza, se
mezclaban otros muertos por el bola, con los besos a Esther, con aquella demostracin en su cama de que
ella poda ser tan superficial como lo haba sido ella misma. Pero si algo se palpaba en el ambiente era,
miedo.
364
Parte 3
As en silencio recorrieron la primera parte del camino, hasta llegar al ro, una vez all, se detuvieron
y los hombres con la ayuda de Maca y Esther comenzaron a descargar las cajas del camin y llevarlas hasta
la canoa, hicieron una cadena y las dos chicas se pusieron una al lado de la otra, cada vez que se pasaban
una caja, un ligero roce, una mirada divertida, ms por parte de Maca quien miraba de manera insinuante a
Esther, y sta, evitaba mirarla porque era justo esa mirada la que tanto le cansaba. Ambas trabajaban
pensando la una en la otra, en esos das que iban a estar irremediablemente juntas de una manera intima y
laboral, necesitndose la una de la otra, Esther pensaba con algo de respeto, sin duda cuando tena miedo se
volva ms vulnerable y su vulnerabilidad la llevaba inexorablemente hasta los brazos de Maca. Una Maca
que pensaba en como iban a tener que afrontar por primera vez juntas, algo que no se pareca a nada de lo
que haban vivido con anterioridad, y saba que cuando ms se dejaba llevar por el corazn era en esos
momentos, momentos en que su propia tensin le haca vaciar su corazn de murallas, y era entonces
cuando senta esa necesidad de encontrarse entre los brazos de Esther.
Una vez terminaron, cansados y algo sudorosos por el calor que a pesar de la hora an persista,
subieron a la canoa. Les esperaban dos horas ro abajo, Vilches se tumb tapndose con el sombrero la
cara, Massamba que era el encargado de llevarlos, llevaba el remo en la parte trasera, y delante se haba
sentado Maca, justo detrs, lo haba hecho Esther con un pie sobre un lateral y apoyado su brazo sobre su
muslo y su cabeza sobre este llenndose del paisaje, all donde sus ojos llegaran siempre haba verde, all
donde la vista le alcanzaba le daba la sensacin de ver un manto, un maravilloso manto, las aves
sobrevolando por encima de ellos, de colores variados, algunos peces que saltaban cuando menos lo
imaginaba, y aquella mezcla de silencio y maravilloso murmullo de cantos, le empujaba a y hacerse
innumerables preguntas qu habra por descubrir en aquellas zonas, en aquellas inmensas arboledas?,
cuntos animales habran ocultos all?, cunta gente estara muriendo arrasada por la mano del hombre
en algn lugar de aquel bello paisaje?. Sus ojos se cerraron unos segundos porque la tristeza la invada ante
tales pensamientos.
M_ En que piensas? Esther oy su voz y gir su cabeza entonces la vio sentada a su altura mirndola
atentamente. En m?
E_ Siempre que me ves pensar pienso en ti, s.
M_ Lo s sonri siguiendo la broma aunque sus ojos tambin se mostraban de igual modo que Esther
algo apagados.
E_ Esto es precioso, parece mentira que tras este paisaje haya tanta miseria y dolor.
M_ As es la verdad que el hombre es el mayor animal depredador que existe, y basta estar aqu para
averiguarlo deca mirando alrededor con un suspiro.
E_ Oye Maca qu quiso decir Teresa con eso de que me lo explicaras? le pregunt al ver que se
callaba mirando el paisaje tal y como ella haca.
M_ Ahsi! se recost a su lado y sin pedir permiso apoy su cabeza en el hombro de una sorprendida
Esther. Eso
E_ Tranquila puedes apoyarte.
M_ Gracias, muy amable sonri de lado ante el gesto de resignacin de Esther. Lo que quiso decir es
que tengamos cuidado, aqu en frica hay una costumbre cuando descubren que una mujer es lesbiana.
E_ Yo no soy lesbiana se defendi enseguida entonces Maca levant la cabeza y la mir fijamente. A
ver Maca, yo me acuesto contigo porque me apetece, como a ti conmigo, punto. Pero yo no soy lesbiana.
365
M_ Bueno es saberlo hubo un corto silencio, despus le pregunt con su tono de voz algo ofendido y
aunque lo quiso maquillar Vilches que la conoca capto por primera vez que un comentario de otra mujer le
decepcionaba. Entonces no te acostaras con otra mujer?
E_ No lo s contigo es diferente no hay compromiso, eso es lo que t quieres, no? le pregunt
aunque su voz no son con demasiada contundencia.
M_ S contest aturdida. Y es lo qu t quieres, no?
E_ S nuevo silencio ambas pensando en como manejar aquella partida de ajedrez, ninguna quera
dejar que la otra hiciera sobre ella un jaque mate. Tras un momento Esther volvi a preguntar. Aqu hay
lesbianas? pregunt con gesto de sorpresa.
M_ Joder pues claro, lesbianas hay por todo el mundo Esther.
E_ En todo el mundo? se pregunt con gesto de dudas. No creo que en todos los pases hayan.
M_ Por qu? le pregunt vida por averiguar que pensamientos tena Esther relacionados con el tema.
E_ Porque yo creo que aqu por ejemplo no deben saber ni que esa remota posibilidad sexual existe.
M_ T crees que es una posibilidad remota en el ser humano, en la mujer o en el hombre?
E_ Bueno quiero decir que es vamos Maca que aqu no hay quien lo vaya a mostrar no? le dijo
mirndola de reojo.
M_ Mal vamos Esther mal vamos
E_ Si yo no te llego a conocer nunca se me haba pasado por la cabeza.
M_ No te creo le dijo firmemente.
E_ Cmo qu no?
M_ T misma me dijiste que con tu novio
E_ Y qu? la cort algo molesta por la presencia de los dems que estaba segura que escuchaban la
conversacin. Eso no da motivo a nadie para pensar que puedo ser bueno que quiz
M_ Creo que siempre has dudado insista.
E_ Ah por favor! a ver si ahora te vas a creer que tienes el poder de quitar dudas.
M_ Lo tengo, pero no yo, toda mujer lesbiana tiene el poder de quitar una duda a otra mujer lo dijo
totalmente convencida. A Claudia por ejemplo, ella tuvo novios, varios pero ninguno cuajaba, un buen
da una amiga suya le dijo que era lesbiana, despert en ella ciertas dudas y
E_ Ya esta vez fue ella quien habl sin saber muy bien porque algo ofendida. Y a Claudia se le abri el
cielo.
M_ No, s le abri otra cosa dijo sonriendo a carcajadas.
E_ Que bruta eres la miraba seria.
M_ Venga Esther un poquito de sentido del humor!, estoy tratando de amenizarte el viaje con una
conversacin amena para las dos.
E_ No, si te lo tendr que agradecer, con lo tranquila que estaba yo viendo el paisaje.
M_ Ya pero el gesto que tenas no me gustaba su voz fue como si a Esther le cantaran una nana, un
murmullo tan suave y tan tierno que le hizo temblar, le gust, Maca sinti aquel temblor y sonri. En
que piensas ahora?
E_ Es duro no saber a que te vas a enfrentar y si vas a estar a la altura.
M_ Mira, que no sirva de precedente, pero, yo estoy segura que t estars a la altura, mucho ms que eso
E_ Gracias le sonri amable.
M_ Sigo con nuestra conversacin que me interesa mucho dijo volviendo a buscar refugio en ella.
Dicen que una mujer no se acuesta con otra por probar que opcin le gusta ms de la noche a la maana,
una mujer se acuesta con otra porque alguna vez se ha planteado la posibilidad de sentirse atrada por otra
mujer, solo que no se ha atrevido a corroborarlo.
E_ Dicen? pregunt. Y t que piensas?
M_ Pues yo soy de la opinin guard un poco de silencio para saborear que en ese momento tena toda
la atencin de Esther a su alcance y se senta feliz de ello. Yo opino que la gente se relaciona con quien
le atrae, a veces las mujeres nos atraemos entre nosotras pero nos da miedo el que dirn, lo prohibido o los
366
prejuicios, a veces nos pasamos por el forro eso y nos dedicamos a ser felices, pero odio que se empeen
en decir que est bien y que est mal, odio que me digan con quien me tengo que acostar para hacer lo
polticamente correcto para que todo el mundo est feliz, menos yo que soy lesbiana, por eso sigo mis
instintos respetando a los dems.
E_ Eso no es verdad le dijo con calma. No respetas a m no me has respetado, me has avasallado,
me has hecho mobing en la selva le dijo seria.
M_ Pero te ha gustado que te lo haga levant su cabeza y se lo dijo con una sonrisa que a Esther le
pareci encantadora, Maca levant un poco ms el cuello y le dej un leve beso en los labios. Yo s a
quien debo respetar y a quien no, y a ti, te dir te he respetado muchsimo creme
E_ He de sentirme halagada? enarc una ceja.
M_ Y yo entonces, he de sentirme halagada que sin ser lesbiana te hayas acostado conmigo?
V_ Ejem ejem se oy la voz de Vilches.
E_ Vale acepto que yo tena dudas pero que no sirva de precedente.
M_ Ves esboz una sonrisa.
E_ Bueno y me vas a contar o qu?
M_ Es que s que te me vas a asustar y no vas a querer hacerlo, peque Esther le dio un pellizco en su
brazo que le hizo aullar. Auuu!
E_ Te lo tienes merecido.
M_ Yo te habr hecho mobing, pero t guapa me agredes ante su suspiro algo cansado se puso seria.
Est bien te explico aqu en frica tienen como costumbre que si una mujer se siente atrada por otra,
piensan que es una enfermedad, y que esa enfermedad se quita con un remedio infalible.
E_ Miedo me das le dijo arrugando la frente.
M_ Lo saba pero desgraciadamente es as, la violan varios hombres repetidas veces a lo largo de das o
semanas, piensan que as la devuelven al camino correcto, para que los Dioses no castiguen a quien se ha
de casar con ella en la India las lapidan, aqu en algunos lugares de frica las azotan hasta la muerte.
Teresa se piensa que cuando salimos del poblado vamos a estar haciendo el amor por todos los rincones
Esther carraspe algo incomoda. Le gusta avisarme.
E_ Teresa te conoce muy bien.
M_ Perdona hemos dormido juntas y no ha pasado nada.
E_ No creo que lo diga por m, sabes que yo soy una chica de fiar.
M_ Me encantan las mosquitas muertas, pero t no lo eres para m suerte ests muy viva su voz se
torno totalmente seductora.
V_ Ejem ejem nuevo carraspe desde el final de la canoa.
E_ No me gusta cuando me hablas as por qu lo haces? le pregunt de golpe.
M_ Soy as.
E_ No es verdad, no lo eres y por mucho que quieres hacerme creer que eres as, es mentira. Y es ms,
aunque al igual que t jurar no haberlo dicho, eres una persona encantadora cuando dejas esa mujer fatal a
un lado, de verdad me gusta estar contigo cuando no me miras con lujuria.
M_ Yo te miro con lujuria?, pero qu pija eres! exclam divertida.
E_ No te ras de m, jo protest con un gesto muy pijo.
M_ Ves si es que eres imposible de soportar pija!
E_ Pues mira t eres imposible de soportar cuando te pones en actitud calentorra, calentorra!
M_ Me encanta me encanta dio una carcajada.
E_ Eres uf! resopl.
M_ Dios que buena eres volva a rer con gana.
Durante un rato volvi a reinar el silencio, en la cabeza de Esther las palabras de Maca bailaban
como si estuviera en el teatro y viera una danza, all cada idea con un tut puesto dando vueltas, haciendo
piruetas, ponindose de puntillas, y realmente no le importaba reconocer que Maca le gustaba, era
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lesbiana?, nunca lo haba sentido, pero s se senta atrada salvajemente por ella. All mientras reposaba la
cabeza en su hombro, y en su cabeza se representaba La Danza del Lago de los Cisnes, ella se dejaba
llevar por los latidos de su corazn, all era libre por primera vez era realmente libre y le gustaba Maca,
porque negarlo, para que negarlo. La mir de reojo y sonri, despus con dulzura le deposit un beso
clido como el cielo de aquel atardecer sobre su pelo para volver a dejarse embaucar por el entorno.
Al recibir aquel beso, las palabras que Esther le haba dedicado se peleaban duramente en su cabeza
como si fueran unos vidos espadachines, le gustaba que Esther le dijera que era encantadora, le gustaba
que le dedicara su tiempo, miradas a veces furtivas que senta en su piel y que le hacan sentirse
nuevamente una mujer viva, le encantaban aquellas conversaciones que siempre tenan de manera casual,
le gustaba escucharla cuando hablaba, pero le encantaban aquellos silencios donde la escuchaba siempre
atentamente, no poda negar que de todas las mujeres que haba ido conociendo despus de Julia, ella era
diferente, y sus miedos trataban de imponerse en ese pensamiento a sus palabras, Esther era peligrosa, pero
quizs era la mujer por la cual poder arriesgar, poco a poco, sin demasiadas esperanzas, pero estaba en
frica, todo era irreal, todo estaba distorsionado, enamorarse era peligroso, Esther poda volver a Espaa,
poda resultar herida o muerta en cualquier momento, y de esa manera, el miedo aniquilaba cualquier
esperanza que le daban aquellas palabras de Esther que haban sido traspasadas por la fina y decapitadota
espada que manejaba el miedo.
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M_ Pero sobre todo Esther, es un virus altamente contagioso si tocas a la persona que lo lleva con guantes
luego sin tocarlos debes echarlos para quemarlos, si te clavas una aguja ests perdida es como el SIDA,
pero si cumples todos los cuidados no tenemos porque infectarnos, pero todos los ojos sern pocos de
acuerdo?
E_ Y qu pasar con la gente que llega? miraba al vaco.
M_ De momento han hecho un campo de refugiados, no les van a dejar moverse de donde estn, pero hay
que ir controlando a los que llegan, porque pueden ser los portadores ms peligrosos.
E_ Y se quedan sin hogar, si nada?
M_ Pasan a ser refugiados, cuando pasen la cuarentena, se les dejara ir a otros lugares, pero siempre como
refugiados, acostmbrate que aqu la gente est hecha a caminar y moverse de un lado a otro, no pierden
nada los que no tienen nada, lo nico que poseen es la vida, y es lo que quieren seguir teniendo.
V_ Que bien hablas, no me extraa que las tengas a todas loquitas su voz apareci cuando Maca termin
de hablar.
M_ Gracias, ya lo sabes
E_ A m no Vilches!, ya lo sabes.
M_ A ti tambin fue contundente.
E_ Ya sali la pedante.
M_ Ya sali la protestona pija oye como que con ese conjuntito que llevas me recuerdas a alguien
a quin?
E_ Ni se te ocurra la mir desafiante. Ni se te ocurra
M_ A Mona! exclam a carcajadas pero de pronto su risa se detuvo Esther le haba echado agua del ro
a la cara. Pero sers!
E_ Quin re ltimo, re mejor dijo feliz. Que lastima no tener la cmara esa carita no tiene precio.
Durante lo poco que quedo de camino, siguieron hablando de las epidemias que arrasaban frica, se
les uni un Vilches que segua preocupado, hablaban como si pudieran realmente solucionar ellos el
problema, y Esther se percataba de cmo estaban de implicados ambos en el tema, le gustaban aquellos
ojos de Maca que se encendan de brillo de esperanza o se apagaban ante la tristeza, le gustaba escuchar
cuando Maca hablaba con seriedad, era profunda en sus reflexiones, trataba de ser justa en la medida de lo
posible y as, se daba cuenta que debajo de aquel disfraz no solo haba una buena mujer, sino, una gran
mdico con un corazn enorme dispuesto a luchar por los dems sin importarle su propia vida.
Una vez tocaron tierra, les esperaban tres hombres con tres viejos caballos, los animales relinchaban
sin cesar cada caja que iban cargando, tras los animales Vilches hablando en Kikongo con un hombre
parecido a Massamba de quien se haban despedido con un sentido abrazo, tras ellos, Maca y Esther a la
misma altura. Uf!
No hablaron ms tan solo caminaban, de vez en cuando Esther tropezaba, y cada tropezn era la
mano hbil de Maca la que le evitaba el golpe, entonces se sonrean, seguan caminando con el sudor bien
pegado a sus cuerpos, algunas lianas les golpeaban en algunos tramos.
E_ Joder
M_ Abre los ojos Esther que pareces tontita.
E_ Falta mucho? su voz se mostraba algo cansada.
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M_ S, peque, s, anda toma le dio una cantimplora. No quiero que llegues exhausta te quiero bien
fresquita le susurr mientras beba.
E_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr solt el agua de su boca contra la cara de Maca que sin poder reaccionar
recibi todo el lquido. Est caliente! joder claro llevndola t rea al ver como se apartaba el agua.
M_ No est bien que tomes los modales de Mona! le dijo puesta en jarras mirndola con el pelo
mojado.
Siguieron andando tras Vilches en silencio, Maca rea ante los continuos tropezones de Esther y se
meta con ella, que si patosa por aqu que si patosa por all, llevaban casi una hora de caminata cuando
decidieron parar y refrescarse en un riachuelo.
Las dos lo miraron como entendiendo que tena razn, que se les haba ido de las manos aquella
tontera, y es que, ambas se perdan en la tensin que exista de manera incontrolada entre ellas. Pasaron
por delante de Vilches, agachando la cabeza como si as le dieran la razn. l puesto en jarras observando
como cada una se pona su mochila a la espalda, reneg lo suficiente como para que ambas volvieran a
agachar la cabeza.
Y el resto del camino fue as, ninguna hablaba, Esther senta que sus mejillas seguan todava
coloradas, Maca senta que cada vez le costaba ms controlarse, y se hizo la promesa as misma de no
volver a intentar nada en los das o semanas que tuvieran que estar all, en ponerse un velo a las ganas de
estar con ella, porque tal y como le haba dicho, Teresa saba que Esther era de fiar, ella no.
Dos disparos al aire les dieron la bienvenida, Esther no puedo evitar encogerse de hombros, despus
la voces, gritos, y llantos, cuando la espesa Selva dej paso libre a los mdicos que llegaban, se
encontraron con una alambrada, con cientos de personas en el otro lado, llorando, gritando, quejndose,
ellos pasaron de largo dirigindose hacia la otra parte algo apartada de aquella locura, otros disparos
volvieron a sonar, un hombre negro alto y con cara de muy pocos amigos, les recibi.
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Tu_ Mbote, mi nombre es Tugamba, soy quien va a protegerles.
V_ Hola coronel, soy Vilches.
Tu_ Si or hablar de Vilches y su equipo.
V_ Espero que bien se quit la mochila de la espalda.
Tu_ Mis hombres dirigir.
M_ Qu pasa, no hay nadie que controle la entrada de esa gente? apareci la voz dura de Maca.
Tu_ No, ltimos mdicos marchar ayer
M_ Les habrn dado de comer?
Tu_ No no hay comida. estamos sin reservas.
M_ Estn ah desde ayer?
Tu_ S
V_ Pues manos a la obra.
Tu_ Las chicas all seal una destartalada cabaa con una puerta de madera y paredes de ladrillo sin
pintar. T all.
V_ Menos mal que tienen deferencia con vosotras, yo en una triste tienda vosotras en casita les dijo
con sorna.
E_ Nos ponemos a trabajar? les pregunt.
V_ Esther tranquila no tengas prisa vale?
M_ Vamos.
Esther sigui a Maca, abrieron la puerta y se encontraron con dos catres de bamb, y nada ms.
Esther mir a Maca y Maca mir a Esther.
Salieron los tres con gesto serio, sin duda se encontraron con un panorama mucho ms desolador de
lo esperado. Prefirieron ayudar a los que estaban al otro lado de aquella alambrada un tanto puesta de
improviso los hombres apuntando con sus fusiles a aquella pobre gente desesperada. Ojos repletos de
miedo, de suplica, de ansias por ser ayudadas. Cuando llegaron con sus mascarillas puestas, sus guantes y
cada mujer una bolsa cruzada en su pecho la gente sinti tan solo con aquella presencia alivio en su
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corazn. Murmullos que llegaban a ellos como si fueran oraciones susurradas en una Catedral, los militares
haban separado a los hombres de las mujeres y nios, apuntaban con sus fusiles advirtiendo que ante
cualquier movimiento dispararan. Vilches paseaba entre los hombres, observaba el estado como poda de
ellos, ninguno se movi, ninguno hizo el mnimo esfuerzo por hacer nada, las dos chicas comenzaron a
revisar al centenar de mujeres y nios, Esther iba justo al lado de Maca, de vez en cuando si vean algo que
le llamaba la atencin se agachaba, revisaba y segua.
Vilches comenz a hablar con el coronel, quien les explicaba a todos lo que iban a hacer,
prometiendo que aquellos blancos al da siguiente les ayudaran, que pasaran la noche all, y que iban a
repartir comida entre las mujeres y los nios, los hombres aceptaron, y as Maca y Esther comenzaron a
repartir en porciones como podan su propia comida, la comida que Teresa haba preparado, las mujeres la
acogan algunas con lagrimas en los ojos, el hambre era tal que no tenan casi ni fuerzas para masticar, los
nios lloraban ante aquellas blancas que les acariciaban y ayudaban a sus madres a repartir la comida,
Vilches vigilaba, no podan correr ningn riesgo y saba que lo que estaban haciendo era un riesgo
demasiado alto, pero esa gente que haba ante ellos no podan resistir mucho ms tiempo en aquellas
condiciones. Estaban acabando cuando por parte de los hombres uno demasiado joven se levant hacia
Esther, el militar lo apunt y cuando fue a disparar, se encontr con la mano de Maca levantando su fusil.
Antes de retirarse, Esther gir su cabeza, all estaban todos en silencio, los nios algunos dorman,
pero aquel silencio y aquella situacin le haba afectado, sinti deseos irremediables de llorar. Por ltimo
mir a los militares, y neg con gesto de fastidio. Pase con lentitud hasta donde supona que estara una
enfadada Maca, trag saliva, quiso tranquilizarse porque si ambas estaban nerviosas lo ms seguro era que
terminaran discutiendo. Mir al cielo como buscando ayuda, y se lament al darse cuenta que aquella
noche la luna y las estrellas tambin deban sentirse como ellas, tan tristes que se haban escondido para no
encontrarse con la gente destrozada, humillada y hambrienta. Volvi a mirar atrs, silencio. Pesado, triste,
oscuro, latente.
Abri con cuidado la puerta y encontr a Maca sentada en una de los catres.
El mismo silencio que exista fuera, se impuso dentro. Sin palabras arreglaron aquel cuarto no muy
grande, suficiente para llegar y descansar, limpiaron como pudieron el suelo, a Esther le sorprendi que
Maca sacar sbanas limpias, quitara lo que haba, tan solo un trozo de tela, que les sirvi para limpiar el
resto, Esther por su parte, sac un pulverizador y ech perfume, Maca la miraba, con tan solo aquel gesto
logro que su enfado pasara.
M_ Perfumas?
E_ S, es mejor darle un toque nuestro.
M_ Nuestro?
E_ Eso he dicho tu pones sbanas, yo perfume.
M_ Siento lo de antes fue un murmullo como si con esas palabras pudiera hacer dao.
E_ Estuviste genial.
M_ T crees? la mir con sus ojos brillantes.
E_ S, lo creo se acerc a ella acaricindole la cara con suavidad. Yo hubiera hecho lo mismo.
M_ S que esto nos va a traer problemas pero elev los hombros dejndose acariciar.
E_ Ms? la miraba con ternura.
M_ S Esther ms.
E_ Maca
M_ Qu? le respondi apoyando su frente en la otra.
E_ Que yo le mir a los labios.
M_ T qu?
E_ Tengo miedo.
M_ Yo tambin
E_ Ya sonri dejndose hacer, sintiendo como Maca la atraa ms hacia ella.
M_ Pero nos tenemos, vale? apoy nuevamente su frente sobre la otra.
E_ S eso eso es importante verdad? sus ojos brillaban intensamente.
M_ Para ti lo es? le pregunt mirndola a los ojos sin sombras, sin velos con una amplia sonrisa.
E_ S, mucho.
M_ Para m tambin Esther le quit con dulzura un mechn de su frente.
E_ Vamos a superarlo, estoy segura solo que tengo miedo.
373
M_ Conozco ese miedo es normal hablaban entre susurros mirndose a los ojos, llenndose una de la
otra, repletas ambas de calor. No sabemos que nos va a pasar, es una constante incertidumbre y un
constante desafo, pero no pienses en que va a ocurrir, mejor iremos paso a paso vale? la miraba con
una sonrisa que le daba a Esther una confianza en ella tan grande que le provoc una sonrisa entregada.
Maca le musit mientras sus dedos se entrelazaban en su espalda haciendo que Esther cerrara los ojos.
Me gusta tu sonrisa.
E_ Y a m la tuya y esas caricias lentas. dijo extasiada mordindose el labio graciosamente.
M_ Te gustan? le pregunt mientras segua moviendo lentamente sus dedos por debajo de la camiseta
de Esther, notando como su piel se estremeca.
E_ S susurr acercando su boca a la de Maca, pero sin llegarla a besar.
M_ Quieres que siga?
E_ Por supuesto entonces col sus manos por debajo de la camisa de Maca.
M_ Te has trado ese camisn negro de encaje? le pregunt moviendo sus labios y al hacerlo rozaba
ligeramente los de Esther.
E_ No, lo siento lo tiene Valiente cerraba sus ojos aquel roce fino y tan profundamente suave le haca
tiritar.
M_ Lastima lade su cabeza buscando aquel cuello que tanto le gustaba.
E_ Ay! gimi.
M_ Paro?
E_ Ni se te ocurra Maca ni se te ocurra su voz pas de ser un murmullo a un tono seguro y eso s,
extasiado por el deseo.
M_ Ya me pareca a m sigui besndola con lentitud.
E_ Maca crees que? Maca la mir mientras le desabrochaba la camisa y tras un profundo suspiro
Esther termin por decir. Vale sobra la pregunta.
M_ As es no hay nada mejor para combatir el miedo que esto.
E_ Hablo la voz de la experiencia.
M_ Djate llevar.
E_ Maca espera le dijo tras ir desabrochando el botn de su pantaln, Maca la mir.
M_ Ahora qu? la pregunta fue hecha con cierto cansancio.
E_ Y si entran? mira que no estamos en casa y Teresa piensa que
M_ Ya lo saba yo neg con la cabeza y tras un profundo suspiro le dijo. Mira la puerta, tiene cierre,
por eso dormimos aqu, las mujeres en este puesto siempre tienen cabaa con cierre, digamos que son
protecciones de las altas esferas Esther la miraba atentamente como si estuviera hechizada por ella,
Maca la mir humedecindose los labios mientras ladeaba de un lado a otro con movimientos cortos,
haciendo que aquel gesto y en todo su conjunto ella le provocaban a Esther ganas terribles de atraparla para
siempre. Podemos seguir?
E_ Ests tardando mucho Maca mucho su voz repleta de seduccin y su mirada de avidez mostraron a
Maca sus ganas de seguir.
Maca con suavidad la apoy contra la pared, sus besos fueron aumentando intensidad, buscando su
piel, las manos se llenaban a cada centmetro de aquella mujer, mientras Esther cerraba los ojos embriagada
por la calidez que estaba descubriendo aquella vez en Maca, tanta que sin dudarlo, la apart de su cuello
que devoraba con ternura, se miraron, sonrieron quiz por primera vez ambas al mismo tiempo, con una
sonrisa repleta de ternura, y pasaron sus labios de la sonrisa a la necesidad de encontrarse, comenzaron a
besarse con cuidado, sin avasallamientos, reconocindose, jugando a entregar besos finos, besos sin prisas,
tenan todo el tiempo del mundo para amarse, porque el mundo y el tiempo, era ese que en ese momento
disfrutaban, ese que compartan, hasta que el deseo lleg tras reconocerse desnudas, las manos de Maca
apretaron las caderas de Esther, bast que Esther recorriera la espalda de Maca con las yemas de sus dedos
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para que el deseo hiciera el resto. Comenzaron a besarse con una pasin desmedida, sus cuerpos se
buscaban y sin titubeos, se encontraron y disfrutaron.
Mientras en su aldea, Teresa no poda dormir, se haba sentado en la mecedora que habitualmente era
para Vilches, el miedo y la tristeza se haban apoderado de ella, con Ramn a sus pies, observaba la
tranquilidad de la noche, toda su gente en sus cabaas, echando de menos al resto, entre suspiros dejaba
que sus miedos fueran saliendo poco a poco de su interior, necesitaba tranquilizarse pensando que todo ira
bien, pero como siempre la memoria en esos momentos, sola jugar malas pasadas y le recordaba
insistentemente aquella enfermera que haban perdido en una misin, se haba contagiado y no pudo
regresar, el solo hecho de pensar que poda ocurrirle algo as a alguno de los tres que para ella eran tan
especiales senta que su corazn se haca un nudo, y no le dejaba respirar. Entonces no le sorprendi, sino
que agradeci, la presencia de Massamba a su lado, se sent en el escaln de madera en silencio, al menos
comparta con ella ese instante de temor.
En el catre de bamb dos cuerpos desnudos de mujer, se haban entremezclado, se haba abrazado
como si de ello les dependiera la vida, dorman en un duermevela que a ninguna le tena indiferente,
mientras Esther se senta respaldada, Maca se senta desbordada, se senta como si estuviera sobre una roca
y ante ella la inmensidad del mar, tan pequea, tan insignificante ante aquello que se le vena encima. Se
haban amado por igual lo haban hecho como si realmente fuera su primera vez, sin prisas, con caricias,
con besos, con ternura, con deseo en silencio pero con profundo cario. Por aquella razn Esther
necesitaba sentir ms a Maca, y sin pensarlo dos veces con una sonrisa en sus labios mientras Maca la
estrechaba entre sus brazos le comenz a acariciar con ternura, con calidez y cario.
Sali de aquella habitacin que estaba siendo su tortura, dejando a Esther totalmente boquiabierta,
desconcertada, pensativa. Qu le haba pasado?, entonces mientras su vista segua perdida por algn punto
murmur:
E_ Tiene miedo a sentir algo por m joder pues estamos bien!, no me va a dar oportunidad a
desenmascarar su corazn. Pero no sabe lo cabezota que soy! sonri aunque no pudo negarse que
aquella reaccin le haba dolido y mientras se levantaba murmur. Paciencia pija paciencia.
Se encontraron cuando Esther despus de adivinar donde estaba la ducha pudo arreglarse y salir,
ambas se haban puesto unos pantalones largos de lino, tal y como le haba recomendado Maca en la aldea
al prepararse la mochila, al igual que Vilches, los tres llevaba una camiseta de algodn y sobre ella, se
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pusieron la bata se ayudaron entre los tres, pero en silencio, los militares haban levantado ambas tiendas
de campaa para ir reconociendo a los que por cualquier motivo podan levantar sus sospechas, guantes,
mascarillas, ojos temblorosos y la seal de que fueran pasando. Vilches a la izquierda, Maca a la derecha,
Esther en medio de ambos para ayudar, en ese momento le hubiera gustado que estuviera all Sissou, sin
lugar a dudas, lo que le esperaba era un trabajo intenso y del que iba a aprender a marchas forzadas. Los
ojos de Maca, no la buscaron ni una sola vez, los suyos en cambio la buscaron tantas veces que al final se
perda en su rostro serio.
V_ Quiero toda la atencin puesta en la gente que nos entra de acuerdo? les dijo.
M_ No hace falta que lo digas Vilches respondi ofendida.
V_ Lo s pero pensar que si se nos escapa hay trescientas personas ah dentro que pueden verse
afectadas, as que vamos all.
E_ Est bien su voz reflejo una pena enorme por la gente que all esperaba entre suplicas.
Uno a uno iban pasando por los exmenes que deban efectuarles, ninguno opona resistencia,
aquellos blancos la noche anterior les haban proporcionado comida, algo de calor en su mirada, ms que
nadie, solo por eso esperaban pacientemente en el suelo sentados, saban que no tenan ningn tipo de
prisa, la nica era el hambre, y sa, ya estaban tan acostumbrada a soportarla, que no queran morir por
nada a cambio. Haban pasado algo ms de veinte personas en una hora, de todos ninguno con sntomas
claros de sufrir el bola, cuando ellos les preguntaban si haban tenido contacto con alguna persona que
poda haber muerto del virus, ninguno deca que si, no podan hacer otra cosa que creerles, Esther era la
encargada de suministrar a uno y a otro palas nuevas para reconocer el interior de la boca, conforme se las
daban utilizadas las meta en una especie de fiambrera con desinfectante, no saban si les iban a desbordar
la llegada de la gente que hua despavorida, por lo tanto mejor desinfectar y guardar que llegado el
momento no tener nada. Quienes mayor dificultad mostraban para dejarse revisar eran los nios, por eso
Maca deba desplegar todo su encanto, las mascarillas normalmente les daban miedo, y ms de una vez ella
se la quitaba ante la mirada reprobatoria de Vilches que era el encargado de revisar a los hombres, Esther
los ayudaba por igual, pero siempre que haba un nio, saba que era Maca la que necesitaba su presencia,
y as pasaron y pasaron hombres, mujeres, ancianos y nios. A las cuatro horas de revisar, ya llevaban ms
de la mitad de personas revisadas, ninguno tena sntomas, prosiguieron hasta que una madre lleg con su
hija a brazos, a Maca le llam la atencin, no era tan pequea como para llevarla en brazos, la mujer no
quera que la revisara, se negaba una y otra vez, aquello fue suficiente para que los tres se tensaran, los
militares la miraban sin hacer nada, sobre todo a Maca a quien ninguno vea con buenos ojos, tanto era as,
que ninguno hizo el mnimo movimiento por ayudarla. Maca hablaba con la madre, pero no la soltaba, trato
de hacerle entender que si no la dejaba revisar no podra pasar pero entonces la voz de Esther le lleg
clara y limpia.
Estuvieron trabajando con la nia, ms de una hora, una hora donde ambas lucharon por la vida de
aquella pequea, estaba entre la vida y la muerte, casi desangrada.
El trabajo continu, por varias horas hasta que por fin no qued nadie, los militares volvieron a
cerrar la alambrada, y volvieron a quedarse cuatro all de guardia por si una nueva avalancha humana
llegaba avisar y mantener a la gente controlada a punta de fusil, el resto se subi a un pequeo coche y se
fueron al poblado a descansar.
V_ Hemos tenido suerte, de todos nadie infectado que podamos diagnosticar deca quitndose la bata
ante la seriedad de Maca le pregunt. Y la pequea?, qu ha sido?
M_ Est mal, le han practicado una Escisin Clitoridectomia lo dijo con la tristeza grabada en sus ojos
. Voy a ver.
V_ De acuerdo, no os quitis la bata, voy a pasar las notas me han dicho que esta tarde llegara al
campamento un nuevo refuerzo, son de la Cruz Roja, a ver si eso te anima Maca.
M_ Voy a ver a la nia omiti el comentario.
E_ Voy contigo.
V_ Esther buen trabajo!
E_ Gracias contest sonriente aunque algo preocupada, seguro que en aquel refuerzo llegaba alguna ex
novia o ex amante de Maca. La vio como la revisaba con atencin. La fiebre no ha bajado mucho.
M_ Es normal sigue dormida.
E_ Mejor, no? la mir triste.
M_ S entonces mir a la madre que tena la mano de su hija entrelazada a la suya. No te preocupes
haremos lo que podamos le dijo en perfecto francs asombrando nuevamente a Esther pensaba que le
dira algo grave pero no, all estaba su dulzura otra vez a pesar de haber despotricado contra aquella
maldita tradicin. Estaremos pendientes, vale?
Mu_ Merci.
M_ Vamos le dijo marchndose de all quitndose las batas y echndolas con todo al pequeo barril
donde haban echado todo para quemarlo. Voy a ducharme.
E_ De acuerdo.
Entr a la cabaa, cogi su nueva ropa y se march, Esther estaba tan desubicada con su reaccin,
que no saba muy bien como actuar, ni que decirle, pens que lo mejor era darle su espacio o mejor dicho,
devolverle su espacio. As cuando ambas estaban arregladas se sentaron baj un rbol donde estaba Vilches
con una pequea mesa de madera a rellenar cada uno lo que haba hecho, Esther firmaba los papeles que
ambos le daban sin hablar.
Maca se haba alejado a pasos agigantados dejando a Esther de una pieza por un segundo, pero al
reaccionar fue tras ella, la vio parada tras la cabaa mirando el ro que tenan detrs, como si l pudiera
darle alguna contestacin a las innumerables preguntas que se haca, y si miraba a la derecha sus ojos
podan captar a lo lejos aquellos refugiados que se repartan por la gran explanada que haba entre los
potentes rboles, entre la fuerza del ro que bajaba con tanta rabia que vea como los troncos se alejaban
con paso rpido, as quera sentir la presencia de Esther, lejana y que pasara por su sangre con paso veloz
sin llegar a su corazn. Sin embargo lejos de ello, escuch unos pasos que se acercaban hasta ella y supuso
quien era, cerr los ojos formando en su rostro una mueca repleta de dolor, saba que no iba a dejarla en
paz, saba que ahora se pondra a reclamarle, hasta porque no a gritarle, y tendra que soportar aquella
tpica escenita que algunas le haban dedicado y que tanto odiaba. Notaba sus pasos fuertes y decididos,
apret los puos para poder encontrar la tranquilidad necesaria para poder enfrentarse a aquella enfermera
que tanto genio tena. Cuando oy que los pasos cedieron, abri los ojos, estaba all a su derecha con la
mirada perdida hacia la zona de los refugiados, Maca frunca los labios con fuerza, tanta que aparecan
blanquecinos, Esther suspir y le dijo con voz tan calmada que le pareci mentira que hablara ella:
E_ No creo que debas dejar de comer precisamente cuando ms fuertes tenemos que estar, te guardo tu
racin.
Dio media vuelta y se march, dejando peor si caba a Maca, que segua mirando el ro, sin duda,
Esther saba nadar contra corriente. Agach la mirada cerr despus los ojos, suspir frunciendo el ceo,
tras negar con la cabeza agitadamente se dio la vuelta, sin duda tena razn no estaban all para ser
protagonistas de nada que no fuera ayudar, sus problemas, sus miedos personales deban quedar apartados.
Bajo el rbol que haban escogido para trabajar y comer, Vilches esperaba que alguna de las dos
llegara, vio como lo haca Esther con gesto muy serio, sin duda, haban discutido, y eso no era bueno para
la misin.
En el momento en que Maca regresaba con ellos, con sus pantalones de lino y sus clsicas botas,
comenz a sonar un silbato, Esther que acababa de coger su lata para comenzar a comer, mir a un Vilches
que tras el bocado cerr los ojos protestando.
V_ Joder.
E_ Qu es eso? le pregunt mirando alrededor.
V_ Ms refugiados ser mejor dejar de comer Maca vamos! la llam al ver que se haba parado a
mitad camino.
E_ Si copi el gesto del hombre, dej a un lado su comida y se limpi las manos y la boca.
V_ Preparadas?
379
E_ Yo s.
Maca no contest pero comenz a vestirse, haban abierto otra caja, las provisiones comenzaban a
notar el trasiego de la gente, pero an haba suficiente como para no tener que correr riesgo alguno.
Mientras Vilches hablaba con los militares que le aseguraban que llegaban sus refuerzos y que iba a ser un
goteo de personas, Maca ayud a Esther a atarse la bata, y despus lo mismo hizo ella. Se miraban tratando
de darse fuerza, pero los ojos de Maca se escaparon de la mirada triste de la enfermera que suspir y tras
un leve gesto de desespero se fue tras ella para comenzar a trabajar.
Los militares llegaron con un bidn, lo pusieron junto a Esther quien recibi la sonrisa del joven
militar que se haba puesto all, lo mir sin entender muy bien que haca a su vera, pero pronto lo entendi,
all haba agua, deba ser para ir refrescando a la gente, Esther mir hacia ellos y sus ojos recibieron el
primer impacto, llegaban exhaustos, con los labios agrietados, con los ojos perdidos, con miradas repletas
de miedo, de dolor. Aquella gente provoc en ella un dolor intenso en su alma, su gesto se torn repleto de
oscuridad y el miedo por primera vez se desat en su interior al ver a la gente desesperada en la alambrada
gritando y pidiendo socorro.
Mientras, las dos mujeres llegaban a la tienda tal y como advirti Vilches evitaron ponerla con la
nia, si una de las dos era portadora del bola, mejor evitar que se juntaran. La tumbaron en la camilla
entre los gritos de dolor de la mujer, el sudor y el sangrado.
381
Esther no le dijo nada ms, le regal una caricia al pequeo y sali dispuesta a ayudar a un Vilches
que se mostraba concentrado mientras revisaba un nio que sostena en los brazos su madre, durante ese
momento, el joven militar le enseaba el vaso con el dibujo de piolin que consegua distraer al pequeo.
Aquella palabra era la que ms escuch en todos los que iban pasando, y ms que la palabra en s,
sin duda lo que le haca estremecerse era la manera tan real con la que agradecan la ayuda, pareca salir la
gratitud del alma, parecan tres enviados para dar calma en el desespero y hasta aquel momento lo estaban
consiguiendo, un parto, una ablacin horrible pero estabilizado el estado, y el resto mucha hambre, mucha
sed, cansancio y una tristeza difcil de combatir.
E_ No tengo nada que arreglar con ella le dijo mientras recoga el instrumental abrindole otro envase
donde se guardaban para entregrselo, esta vez a quien deban revisar era una mujer mayor. Es imposible
arreglar nada con alguien que no quiere hacerlo.
V_ Eso es cierto, bienvenida a la realidad.
E_ Ella se lo pierde.
V_ No dejes que se lo pierda Esther le dijo con voz esperanzada en que luchara por ella.
Volvi a cerrarse la alambrada, tras una charla de Vilches con el coronel Tugamba, Esther y Maca se
marcharon cada una a una tienda. Era la hora en la que la pequea deba recibir las curas, sobrecogida por
la situacin de aquella nia que segua dormida, los ojos de Esther se llenaron de lagrimas, la madre la
miraba sin entender porque lloraba, aquella enfermera.
E_ No s como puedes permitir algo as, es tu hija ser mujer no significa que deba pasar por esto, ser
mujer es algo hermoso que nadie debe manipular y mucho menos hacer esto le deca mientras le caa una
lagrima. S que no soy nadie para decirte esto y s ni me entiendes ni te interesa pero no sabes el
dolor que esto me provoca, la rabia que nace en m cuntas nias morirn por este rito?, esta pequea
ha tenido suerte de encontrarse con Maca, pero cuntas quedaran por el camino? su voz se ahog por el
dolor.
Volvieron a sentarse bajo el mismo rbol, esta vez lo hicieron los tres, Maca segua con el gesto algo
serio, Esther tras salir de curar a la pequea, lo haca con algo de su misma seriedad, y Vilches pareca el
ms relajado de los tres. Fue quien habl entre aquel silencio tenso.
Seal con su dedo hacia un coche que llegaba de la Cruz Roja, se detuvo y al hacerlo se abrieron
las dos puertas traseras, un hombre canoso ms o menos de la altura de Vilches baj por el lado que
alcanzaba a ver Esther, por el otro supuso que era alguien conocido para Maca porque la vio ponerse en
pie, y sonrer. Ella hizo lo mismo, se puso en pie, pero aunque trat de sonrer no pudo hacerlo al ver como
una mujer de su estatura un poco ms y morena, se abrazaba a Maca de manera demasiado elocuente.
Vilches sonrea abiertamente mientras se abrazaba al hombre y se golpeaban la espalda con fuerza
como demostrando con ese gesto la alegra del encuentro, Maca y la morena haban alargado para el gusto
de Esther demasiado el abrazo, y ella, observaba la escena desde un lateral, murindose de ganas por poder
ver la cara de la mujer que se abrazaba con fuerza a la que la noche anterior, haba disfrutado de su piel de
aquella manera tan suave y tierna, a la que le haba susurrado:
Cuando Vilches insisti para llamarla, se dio cuenta que su mirada estaba fija en la pareja de mujeres
que hablaban sonrientes, que sus ojos a pesar de mirar no estaban viendo nada, que se haba perdido en sus
pensamientos, para l estaba casi seguro que algo haba pasado entre ellas, y en ese momento lo confirm.
Tras varios segundos de llamarla con insistencia, finalmente consigui que Esther reaccionara.
V_ Has bajado a la tierra, ya? le pregunt con las manos sobre las caderas. Perdona Gustavo pero
aqu mi enfermera an est impresionada por la ablacin de la nia que tenemos y, la rabia le corroe hasta
casi volverla de piedra.
G_ Pues me gusta que esas cosas tan horribles afecten, porque eso quiere decir que estamos implicados
le sonri.
E_ Esther me llamo Esther le ofreci la mano.
G_ Mucho gusto Esther, este viejo cascarrabias siempre igual.
V_ Viejo lo sers t yo estoy hecho un chaval Esther sonri pero tan fingido que Vilches puso sus ojos
en blanco. Esther Gustavo es un mdico enrolado a este continente cuntos aos?
G_ Veinte veinte aos aqu.
E_ Imagino la de barbaridades que ha debido de ver le dijo con total franqueza mientras vea otro
abracito por detrs La madre que la pari conmigo se porta as y mrala con esa tipa no s, al final va
a tener razn Vilches y nunca deb caer
V_ Esther ests bien? le dijo ya algo serio.
E_ Si, si perdona.
V_ Maca por favor creo que deberamos pasar a las presentaciones no crees? le dijo si querer
alterado.
M_ Ya voy ya voy Sigue igual de insoportable Carolina le susurr sonriente en su odo.
Ca_ Me lo imagino, es lo bueno de Vilches y Gustavo no cambian sonri.
V_ Esther te presento a la Doctora Mrquez una enfermera suiza con dominio de un espaol muy
castellano ms concretamente de Valladolid, Carolina mi enfermera dijo orgulloso y aquel orgullo lo
captaron tanto Maca quien sonri de lado, como Esther quien se sonroj.
Ca_ Encantada llmame Carolina le estrech la mano.
E_ Lo mismo digo Carolina su sonrisa un tanto forzada.
Ca_ Yo soy cooperante de la Cruz Roja, hago un poco de todo.
E_ Que bien susurr y Maca la mir con una sonrisa, haba captado en su voz lo que senta, algo de
celos o ms bien, le haba molestado su explicacin un tanto arrogante.
V_ Qu tal est tu marido?
Ca_ Tan borde como siempre ya sabes! elev los hombros sonriendo.
E_ Vaya no la detienen ni que estn casadas, claro, es solo por pasar el rato pens mirando a la
pareja que segua sonriendo por algo que haba dicho Maca.
V_ Sentaros, y as nos ponemos al da de las cosas.
Ca_ Yo con tu permiso Vilches, voy a robarte a la doctora.
V_ No es a m a quien debes pedir permiso Esther se tens de tal modo que hasta ella misma se asust
rezando para que no la nombrara a ella. Si Maca quiere ir.
384
M_ Vuelvo enseguida le contest sin mirar a Esther se fueron en el jeep.
G_ Y qu tal frica, Esther?
E_ Bien, descubrindola poco a poco se hubiese querido ir a la cabaa y apagar la llama de celos que se
haba encendido en ella pero por cortesa se qued all con ambos hombres.
V_ Ms que bien Gustavo, esta vez hemos tenido suerte.
En el jeep, Maca iba mirando el panorama guardando silencio, Carolina que la conoca bastante
bien, la observaba de reojo, nunca en los aos que se conocan la haba visto as de distante.
Ca_ Problemas?
M_ No tonteras.
Ca_ Pues la tontera est muy buena, al menos tiene una sonrisa encantadora verdad?
M_ S sonri de lado sintindose descubierta, y tras agachar sus ojos hasta mirar sus manos
entrecruzadas, volva a mirar el horizonte.
Ca_ De lo que vamos a hacer ya sabes
M_ Si tranquila.
Haba pasado una lenta y pesada media hora donde Esther haba estado aguantando el tipo ante
aquellos dos hombres como pudo, sus pensamientos volaban desde Espaa, a Teresa, cunto la echaba de
menos!, pasando por aquella Julia que haba dejado una mujer insoportablemente hundida en su propio
dolor, que cuando era capaz de olvidarlo se volva una mujer maravillosa, hasta llegar a la situacin que se
viva en aquellas dos campaas, en una la muerte llamaba a la puerta de igual modo que en la otra lo haba
hecho la vida.
La revisaron con todas las precauciones tomadas y con ambos rostros serios y afectados por aquello
que segua causando en ambos una incomprensin tal que les dola el alma. Pero esa misma alma se
reconfortaba cuando pasaban al lado y all, estaba la vida, en su mxima expresin, el nio amamantando
de la madre que haba podido comer algo de lo cocinado por Teresa, y feliz de ver a su hijo sano y fuerte.
Al salir se encontraron con Gustavo pero ni rastro del jeep ni de Maca. Ambas ausencias las vieron
los ojos audaces de Esther.
El jeep volva, en l, el silencio volva a ser protagonista, hasta que Carolina detuvo el coche y antes
de bajar le dijo con cierta preocupacin mirndola fijamente.
Ca_ Maca nunca antes te haba visto as quiz es tiempo de soltar amarre no crees?
M_ Es solo un mal momento, un poco de bajn ya sabes estar aqu
Ca_ A m no me engaas.
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M_ Pues si no te engao Carolina por favor lade su cabeza poniendo una mueca de suplica para
que no siguiera.
Ca_ Has estado todo el rato en otra parte, crees que no lo he notado?
M_ Ya, lo siento.
Ca_ La vida es el presente, el pasado no te sirve de nada, bueno si, para joderte el presente.
M_ Lo s su voz estaba tan apagada que a ella misma le asust.
Ca_ Pues haz algo estamos de paso y me has fallado le sonri dejndole un suave beso en la sien.
M_ No ha estado mal bajaron al ver que Vilches y Gustavo se acercaban, no vio a Esther. Ya estoy
aqu ha pasado algo?
V_ Nada importante que no se haya podido hacer sin la presencia de la Ilustre Doctora Fernndez.
M_ Necesitas algo ms, a parte de tu coa? lo mir seria.
V_ No.
M_ Vale, pues me voy a mi cabaa a descansar, Gustavo un gusto verte.
G_ Si casi no me has visto le dijo jocoso.
M_ Estoy cansada me disculpis?
V_ Claro. Oye Carolina, no puedes dejrmela as hecha un trapo.
Ca_ Te aseguro que yo no la he dejado en ese estado cuando la he recogido ya estaba hecha un trapo.
Se haba marchado con el rostro serio y marcando en l una cierta preocupacin, antes de entrar a
descansar resopl con fuerza, al entrar, Esther cerraba los ojos, haba escuchado ntidamente el motor del
coche acercarse, se haba mentalizado de que aquella noche si se arrimaba a ella, si le quedaba tan poca
vergenza de hacerlo, la sacara a patadas del catre. Al fin y al cabo, no era nada suyo, as que porque deba
preocuparse de ella. La oy como entraba con cuidado tratando de no hacer demasiado ruido, la oy como
se cambiaba ante el silencio de la noche pudo escuchar hasta cuando el sujetador desliz el cierre y resbal
sobre su piel, instintivamente trag saliva. La oy acostarse, y dar varias vueltas, era raro en ella y le llam
su atencin, Maca no sola moverse.
La noche, diferente a todas las anteriores desde que estaba en la Selva, se le hizo algo extraa,
acostarse al atardecer, hacerlo sin el canto de los grillos, sin los aullidos y sin esa msica especial que
sonaba, le haca sentirse por primera vez extraa. Y es que el cansancio de la noche anterior le haba dejado
tan exhausta que haba dormido sin percatarse de la ausencia de los sonidos de fuera, porque el corazn de
Maca le estaba susurrando una relajada cancin de amor.
M_ Duermes? oy de pronto como le pregunt, Esther guard silencio. Maca insisti como si
necesitara saberlo. Esther ests durmiendo?
E_ Qu? le dijo escuetamente.
M_ Siento lo de esta maana, me he comportado como una idiota lo siento Esther siento lo que te he
dicho.
E_ Viniendo de ti no me afecta lo ms mnimo, si hubiera sido un comentario hecho por una persona
coherente, adulta y consecuente de sus actos, me hubiera dolido, pero viniendo de ti, francamente, me da
igual. Buenas noches.
Y fue cierto, Esther aparent no importarle porque se coloc mejor en la cama y se qued
profundamente dormida, como si era lo que necesitara, como si aquella excusa de poder decirle aquel
pensamiento le hiciera relajarse y entregarse al sueo. Pero sin duda para Maca signific todo lo contrario.
Ms vueltas en la cama y cierto desespero, la respiracin serena de Esther le demostraba que estaba
dormida, as se levant tratando de no hacer demasiado ruido, sali a la fra noche con su manta recogiendo
su cuerpo y se sent en la parte trasera de la cabaa, apoy la espalda a la madera prefabricada en aquel
punto que era una frontera imaginaria para separar dos estados, un lugar de encuentro, entre unos y otros,
tambin para ella fue el lugar de encuentro con su interior y Esther. Apoy la cabeza mientras escuchaba
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con atencin el sonido del furioso ro, y su mente se dej ir. Necesitaba encontrarse a si misma en esa
maraa que tena creada en su propio interior.
El descubrir la mentira no fue el principio de la debacle, tan solo fue el principio del dolor,
recordaba como haba cogido un avin de vuelta y durante el trayecto haba dormido ayudada por un
valium, no avis que llegaba y nadie le esperaba, record como en Brazzaville recorri calles como si
estuviera soando, vea pasar la gente y cada vez que se cruzaba con un nio, escuchaba ntidamente como
se resquebrajaba su alma un poco ms. Fue a los dos das de estar en una habitacin oscura y sin
ventilacin, cuando apareci Cruz, Cruz fue la salvadora de su desgracia, la llev hasta la aldea y all al
principio Teresa se encargaba de cuidarla, de tratar de entender su rabia, su dolor, de hacerle ver que deba
sobreponerse para poder enfrentarse a los recuerdos y sobre todo, poder estar con la calma necesaria para
luchar por su hijo. Pero aquellas buenas intenciones de Teresa, se iban perdiendo da tras da, noche tras
noche, los das se esconda en su cabaa, tan solo sala si haba alguna necesidad, las noches las pasaba en
la cama de Teresa, o caminando perdida por el centro de la aldea como si se hubiera vuelto loca, no saba
rehacer su vida, no encontraba nada que le hiciera salir del pozo donde una traicin le haba empujado. Y
ese pozo, toc fondo una noche, un golpe despert a Massamba, sali con su pual en mano, revis todo
pero no hall nada que pudiera sorprenderle, todos dorman, no haba ni una sola sombra que alterara la
noche, sin embargo como buen cazador, sus ojos se haban acostumbrado a detectar cualquier cosa en la
oscuridad, y aquella vez no fue diferente, la hall en el suelo, tras su cabaa con una botella en la mano,
mojada por la lluvia, el pelo revuelto, los ojos cerrados, con un vomito a su lado, Massamba la cogi en sus
brazos, la llev hasta la ducha, le quit la ropa, la meti en la cama desnuda, y se quedo sentado a su lado.
La vio como los demonios vivan en su interior, se remova en la cama bajo un nico nombre, Julia,
sudaba, lloraba, y con cuidado preparo un brebaje para poder sacarle ese demonio de mujer que viva en su
interior, le cost pero lo logr, a las tres horas Maca abra los ojos sintiendo la pesadez de su cuerpo, el
dolor y la angustia tenan mucho peso, tanto que no poda moverse, entonces oy la voz de Massamba
susurrarle, entregarle una ropa para que se cubriera, y dndole la espalda, esper a que estuviera
decentemente vestida. La mir con sus ojos grandes y profundos, ella se asust de lo que pudo ver
reflejado en aquellas pupilas, era su imagen distorsionada, y sinti un miedo atroz que la llev a llorar
durante el resto de la noche apoyada en el pecho fuerte de aquel hombre que tan solo murmuraba frases en
kikongo, frases que ella entenda y saba que le estaba dando fuerza, esperanza. Recordaba como al da
siguiente fue Cruz quien hablaba con ella, quien le deca que no poda negar ms su estado, que no poda
evitar que supieran que no poda curar, que no poda ayudarle en las expediciones, entre todos, la ayudaron
a salir del pozo con la cuerda de la amistad, de la confianza, y aquella cuerda poco a poco tirada por las
manos amigas de todos los que all vivan con ella, la sacaron del fondo, pero al dejarla en la superficie, se
jur a si misma no volver a sufrir por el amor de una mujer.
Y as fue como se volvi la canalla que tanto odiaba, la canalla que esconda su corazn tras una
legendaria muralla china a modo de defensa, destruido una sola vez, era suficiente. Comenz a disfrutar de
algunas mujeres, comenz a darse cuenta que su fsico y sus dotes de gran conquistadora hacan que
algunas enloquecieran por ella, eso si, la mxima en su vida haba pasado a ser, no mientas, como lo
hicieron contigo, eso hace pupa. Y as fue, a todas las mujeres que pasaron por su vida, tanto en la Selva
como una vez que volvi a Madrid dos semanas, a todas les adverta, pero como se le advierte a alguien
ilusionado como la enfermera francesa, que solo iba a ser un entretenimiento. Superado lo de la francesa,
sigui jugando y ganando, Claudia nunca le peda nada, Samantha tampoco, hasta Brbara le gustaba
enredarse con ella de vez en cuando, subir a las estrellas como decan. Todo era superficial, todo hasta que
lleg Esther. Lo que siempre temi, un da llegara una mujer que le hara temblar, era irremediable, y ella
lo consegua, haba trastocado todo su mundo interior, toda la fuerza que senta para jugar se le haba ido
perdiendo por el camino, sobre todo, desde aquella noche que estaba en su cabaa y le demostr que poda
ser como ella, mostrarse como ella, llenarla de placer y marcharse, le deba haber gustado y sin embargo le
doli tanto que se fuera, aquel fue el primer toque serio, haba necesitado seguir a su lado, haba necesitado
el abrazo, el cario, los mimos de aquella mujer y era lo que haba desatado su miedo, la segunda vez fue
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mucho peor, aquellas caricias tiernas despus de hacer el amor con una ternura y suavidad tan recproco
que a la maana siguiente le haba aterrado sentir sobre su piel algo que poda destruirla. Y por mucho que
Teresa, Carolina tuvieran razn, deba superar el pasado para poder disfrutar el presente que tena, aquel
presente le creaba tantas dudas, tantos miedos que saba caera de nuevo, y si un da Esther la dejaba
destruira su vida como ya una vez pas.
M_ Qu sabes que sabe nadie lo que siento? incoherente, si, inmadura puede, pero ninguna me va a
volver hacer caer.
Puso sus codos sobre los muslos, sus manos se cerraron y sus puos sujetaron el peso de su cabeza
apoyndose en su frente, Esther haba movido todo como si fuera un terremoto, el dilema era que todo
haba sido construido con tanto ahnco que no haba destruido lo necesario, vala la pena arriesgarse?,
pero Esther se lo dijo solo sexo ella tampoco crea en el amor, si se daba a ella qu pasara?. Miles de
preguntas martilleaban su mente, hasta que no pudo ms, hasta que se derrumb de tal modo que lo nico
que pudo hacer fue romper a llorar, llorar como haca mucho tiempo no lograba, estaba llorando pero de
tan diferente forma, antes lloraba por dolor, en ese instante lloraba por un posible amor.
Pas gran parte de la noche con esa necesidad de sacar su dolor fuera, de dejar que las lagrimas
inundaran su rostro, para que no inundaran su corazn y terminaran por ahogarla, cuando las lagrimas
cesaron, recogi su pesado cuerpo y lo llev hasta el catre junto a la mujer que le estaba haciendo temblar,
junto a la mujer que le haba hecho plantearse tantas preguntas y dudas, all durmiendo pareca inofensiva
pero no era verdad, era demasiado peligrosa hasta en eso, senta unas ganas enormes de abrazarse a ella, de
rogarle que la estrechara entre sus brazos, la acunara y le diera una sola oportunidad de afrontar sus
miedos, pero an quedaba en ella, en pie esa parte que el terremoto de emociones que le causaba Esther no
haban logrado derrumbar al suelo, y era justo la parte que le impeda dar el paso de mostrarse herida por
su contestacin, porque a ella si le dolan sus palabras, no le eran indiferentes, le dolan y mucho. Se acost
agotada de tanto pensar, se acost cerrando los ojos con fuerza obligndose casi a dormir sin pensar, sin
recordar.
Cuando Maca se acost y durmi, Esther se gir y despacio de levant, llevaba mucho tiempo
despierta, y solo cuando se asegur que ella dorma fue capaz de levantarse, preguntndose si era ella o la
otra la culpable del estado en el que haba pasado la noche. No quiso pensar ms, se levant y duch, para
despus reunirse en unas frescas maanas con Vilches que por su gesto pareca bastante enfadado.
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E_ A ver Vilches no creo que sea buena idea reprocharle trataba de hablar buscando algo de serenidad,
por una parte, le haba tranquilizado saber que no haba estado con esa mujer de otra manera que no fuera
metindose en los, se sorprendi ante su pensamiento.
V_ T tambin perteneces a las Hermanas Caridad? le pregunt desafiante en su mirada.
E_ No Vilches, s que eso no se puede hacer, ella tambin lo sabe, es consciente del riesgo, por lo tanto si
lo ha hecho ella ser consecuente con sus actos volvi a ver una diferencia en sus pensamientos, cuando
se mostraba como mujer era incoherente, cuando lo haca como mdica era la ms coherente del mundo a
pesar de ir contra corriente. Te vas a volver loca con tanto pensamiento sobre ella pens.
V_ Pero resulta que quien tiene que echarle la bronca soy yo la miraba serio.
E_ Y sirve Vilches?, ella me parece que es as, recuerdas la muchacha de nuestra ltima salida?, creo que
tiene demasiado corazn, aunque se haya convertido en lugar de un msculo en una piedra deca
mirando el horizonte con la mirada perdida.
V_ Vale o sea, que ahora tengo a dos cabezas locas.
E_ No, tienes a dos mujeres que no entienden muchas cosas de las que pasan, dos mujeres que tratan de
evitar sufrimiento en vano, eso es tan malo?, si lo es, yo la apoyo.
V_ Mira, no te dejes embaucar por ella, hazlo como mujer si quieres, pero no como mdico si pone su vida
en peligro o la nuestra, es mi deber llamarle la atencin, lo he hecho tantas veces, la he tapado tantas otras,
la ltima antes de llegar t le metieron un balazo en la pierna, tuvo suerte que con quien fue la devolvi, y
logr que se acabaran sus salidas nocturnas hasta lugares insospechados para ayudar como t dices, si la
matan pierdo una mdica a parte de una amiga!, y no puedo permitirme el lujo de perderla por su poca
cabeza o su gran corazn, llmalo como quieras, el resultado es el mismo. Yo le llorar unos das, pero sta
gente la necesita, necesita a alguien como ella pero sin locuras.
E_ Lo s, pero hoy no lo hagas, te lo pido por favor.
V_ Y eso?, es un da sealado en el calendario por algo especial?, Santa Maca, quizs!, prohibido
cagarme en su madre! se mostraba realmente exasperado.
E_ Se ha pasado la noche llorando Vilches, creo que hoy no es un buen da para ella trato de mostrarse
convincente en sus palabras ante la angustia comprensible del hombre.
V_ Me jode mucho Esther
E_ Lo s le interrumpi con una mirada suplicante.
V_ S por lo que ha pasado pero no puedo siempre justificar sus actos, lo siento, voy a tener que abrir
expediente.
E_ Bien, pero maana si?
V_ Mucho me va a tener que convencer Maca para que no piense que es gilipollas perdida asenta con la
cabeza.
E_ Y eso?
V_ Si te deja escapar, es gilipollas.
E_ Bueno a lo mejor quien no la deja escapar soy yo le gui el ojo sonriendo. Y ella sigue siendo
una gilipollas que se aferra al dolor para justificarse que no puede ser feliz, es ms fcil solo hay que dar
la vuelta a todo eso.
V_ Tienes dos cojones si tratas de derribar esa piedra la miraba fijamente con un gesto de admiracin
que no ocult.
E_ A veces derribar piedras te traen una sorpresa nica y maravillosa.
V_ Joder quien lo dira, vasos pioln, ropa de marca, cremas para la cara, para las piernas, ordenador
porttil, cmara de fotos ltimo modelo, y lo mejor, decisin. Al verte pens que todas las tontas me
tocaban a m, ahora pienso que me ha tocado de las tontas, la mejor.
E_ Que fuerte Vilches que fuerte! deca muerta de risa. Has desayunado?
V_ No, con este cabreo que llevo encima tengo ms que suficiente.
E_ No sirve Vilches, no sirve cabrearse con Maca, anoche me di cuenta realmente de cmo es, y sabes lo
mejor?, me encanta me encanta! sonri mientras daba un bocado ansioso a su pan.
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V_ Estis locas la miraba negando repetidamente con la cabeza aunque su gesto era mucho ms relajado.
E_ Jo yo pensaba que me ibas a decir que se haba liado con la Carolina sa que me cay fatal, y me
acost con la idea de que en el ombligo del mundo donde jams pens podra encontrarme con ninguna,
est repleto de lesbianas, todas convertidas por Maca?
V_ Ella tiene dos teoras, la primera, es una mujer con un poder enorme de convertir, yo le llamo la
conversora a lesbianas Esther sonri tapndose la boca tras el bocado a una especie de pan que Teresa
les haba preparado y no saba a nada. La segunda teora y a la que yo creo ms, es que dice que hay
tantas aqu, porque las lesbianas tienen muy buen corazn, son luchadoras, son decididas y sobre todo,
son buena gente
E_ Vaya teora, como para rebatirla, eh?
V_ Cruz dice que Maca tiene algo especial, Teresa dice que t tienes algo especial, as que sois dos
personas especiales en un mundo especial, se puede pedir ms?
E_ Tenemos un jefe especial le sonri.
V_ Eso es cierto. Pero no creas que se me ha pasado el enfado.
E_ Crees que vendrn tantas personas como esperamos?
V_ S lamentablemente, s.
E_ La dejamos dormir un poco ms, verdad?
V_ Eres mi perdicin
E_ Lo s sonri ampliamente.
V_ Maca tiene suerte, espero sepa jugar sus cartas, porque las tuyas estn muy claras.
E_ Espero que salga bien, no me gustara hacerle dao.
V_ T lo has dicho, se esconde en el dolor para evitar ser feliz porque le da miedo, as que quien sabe,
igual t eres su salvadora.
E_ Solo falta que con respecto a eso deje de ser egosta. Voy a ver a la pequea.
M_ Qu hora es? apareci Maca con cara de sueo, bostezando y despeinada.
E_ Las seis le contest. Tienes algo de desayuno, pero no te lo comas todo que no he acabado.
V_ Joder vamos a tener que cazar un bisonte para ella sola como come la ta dijo jocoso.
M_ No tengo hambre, voy a ducharme y me cambio.
V_ Maca!
M_ No me vayas a caer encima Vilches por favor su rostro mostraba la tristeza de la que le haba
hablado Esther.
V_ Hasta cundo vas a negarte una posibilidad de ser feliz?
Maca no contest, pero le hizo un gesto que demostraba gratitud por sus palabras y aceptacin a lo
que aquel mensaje le haba mandado. Se duch y cuando volvi busc en la tienda de campaa a Esther, la
encontr arreglando el instrumental, era una obsesin para ella, todo correcto, todo en su lugar, Maca la
observaba con detenimiento aunque prefera pensar con su lado Mdico y humanitario, rechazando de
golpe cualquier otro pensamiento que llegara hasta ella. Al girarse Esther la vio, se qued mirndola con
detenimiento, no le llam la atencin la manera que iba vestida, ambas haban lavado su traje en el ro y lo
tenan secando al sol, as que el siguiente traje era el mismo, ropa de lino, clara para evitar que el calor se
hiciera ms penetrante en su piel, lo que le llam la atencin fue aquella trenza y un pauelo rojo anudado
en su frente, estaba demasiado bella pens para si.
El silbato de uno de los militares sonando repetidas veces daba la seal de que nuevos refugiados
llegaban, Vilches las vio salir de la tienda de campaa, Esther llegaba con una de las cajas donde tenan los
instrumentales envasados al vaco, y Maca lo haca con el gesto bastante serio detrs de ella.
V_ Bueno hoy empezamos antes la jornada deca ponindose la bata ayudado por Maca.
E_ Esperemos que vengan de manera que no les hagamos esperar mucho.
V_ Os recuerdo, nada de bravuconadas, ni nada de tonteras, observar, reconocer y punto, entendido?
E_ S.
M_ Me parece que vamos a tener bastante trabajo dijo al ver como llegaban.
V_ Pues manos a la obra.
No tuvieron mucho ms que decirse, nuevamente colocados como era habitual a la hora del
reconocimiento, Esther ayudaba a ambos, mujeres y nios a un lado, hombres al otro, la primera hora de
reconocimientos la hicieron bastante rpida, ningn caso que pudiera llamar la atencin, pero la siguiente
hora todo fueron complicaciones, la gente comenzaba a salir de todos lados, del ro, de los caminos, les
vean llegar con la ropa mugrienta, rota, sangre en los pies, y aquello an complicaba ms su
reconocimiento, unido a esto, se les vino encima un sol de justicia, un calor infernal, las batas, las
mascarillas, los guantes, todo les molestaba lo suficiente como para tener unas ganas horribles de
arrancarlo todo y poder trabajar al menos con algo de comodidad. Disimuladamente entre los tres se
vigilaban, Vilches se mostraba firme con ellas, su mirada lo deca todo, mientras que Esther y Maca se
miraban a hurtadillas como si realmente no quisieran hacerlo a los ojos, eso si, cuando la Mdico
necesitaba su ayuda, bastaba que aquellos ojazos se posaran en los de Esther para que sta supiera lo que
quera, aquella complicidad en el trabajo, era tan clara que Vilches se senta ms inseguro de lo que a las
dos mujeres revolucionarias se les ocurrira hacer.
Llevaban tres horas de colas y reconocimientos, de escuchar suplicas de ayuda, de hambre, de sed,
cuando lleg el esperado tanque de agua prometido por Gustavo. Era un camin pequeo con una cuba, en
ella un pequeo grifo deba ser el que diera a beber a los sedientos. La gente que iba caminando ya
lentamente hacia el campamento, al distinguir que era agua, se volvan atrs a la carrera con sus ltimas
fuerzas, los que esperaban pacientemente al otro lado de la alambrada, se tornaron impacientes deseosos de
mojar sus secos labios, sus gargantas resquebrajadas, as comenz una pequea disputa a los ojos de los
militares que se miraban unos a otros como seal de que ninguno hiciera nada.
V_ Pero qu estis haciendo?. Cerrar la alambrada, cerrar la alambrada! deca Vilches yendo hacia el
camin a toda prisa al ver a la gente como se empujaban unos contra otros.
E_ Vilches van a beber del grifo esperar esperar no deca nerviosa.
V_ Joder queris ayudar le grit al militar que mir a otro y elevaron los hombros.
E_ Fuera fuera fuera les deca como poda abrindose paso mientras en el puesto de control los
militares empujaban a la gente que quera entrar por la alambrada hacia fuera como podan para retener la
avalancha.
M_ Mierda malembe malembe deca Maca mientras tal como hacan sus compaeros trataban de
separar a la gente que se empujaba y gritaba entre si por un poco de agua. Esther cuidado!
392
E_ Au! se quej cuando vio como entre los empujones le llegaba hasta ella echndola al suelo y
cayendo de culo. Joder!
V_ T, dispara al aire dispara al aire le deca fuera de si mientras una mano negra se pona en su cara
arrancndole la mascarilla y obligndole casi a caer.
M_ Cuidado con el nio hostias el nio! disparad malditos cabrones les deca con gesto de
terror al ver como en los empujones haban echado a un nio que lloraba desconsolado al suelo.
De repente se oyeron unos disparos que hicieron que todos se agacharan, incluida Maca que los oy
silbar demasiado cerca suyo, Vilches que not como la mano que le aprisionaba la cara lo liberaba, vea
atnito como Esther tena en sus manos un fusil, Maca la mir tan sorprendida como aterrada, Dios que lo
suelte pronto, con lo patosa que es, pens. Y as fue, Esther le entreg el fusil al militar joven y risueo
que se lo haba entregado para que ella disparara. Entonces los tres se quedaban exhaustos por la pelea
contra la veintena de personas que se haban enfrascado en esa lucha por beber. A Vilches le haban
arrancado como a Esther parte de la bata, a Maca el pauelo de la cabeza estaba en el suelo pisoteado, y los
tres con cara de locos miraban a la gente que segua en el suelo, las mujeres lloraban, los nios al ver a las
mujeres tambin y los de fuera gritaban y suplicaban. Ante aquel panorama, Vilches tras la lucha sac
fuerzas de flaqueza para con la respiracin jadeante al igual que las chicas poder hablar a la gente.
Los militares a disgusto pusieron el orden que no les apeteci poner en su momento, Esther junto a
Vilches vigilaban porque no se fiaban que lo hicieran los militares de que nadie bebiera del grifo, Maca
tuvo que revisar al nio que debido a los empujones haba cado y lloraba desconsoladamente. Una vez
todos saciados de la sed, fueron marchndose poco a poco, quiz cuando tienes el cuerpo a salvo de la
desidia, es cuando pasa factura y acude el cansancio, eso les estaba pasando a aquella gente que llevaban
tres das caminando, huyendo de la muerte.
V_ A ver vais a ser capaces de vigilar que beban de uno en uno y sin tocar el grifo? les pregunt de
muy mal humor a los militares que all estaban.
As estuvieron hasta que atendieron al ltimo refugiado, de los tres, Maca tena el rostro tan plido
que llam la atencin a los otros dos. Despus de quitarse todo, lavarse bien para desinfectarse, Vilches fue
a buscarla.
V_ Qu te pasa?
M_ Nada por qu?
V_ Tienes mala cara.
M_ Tengo la regla.
V_ Al menos me quedo tranquilo, no ests embarazada, no me gustara perderte le dijo enarcando una
ceja
M_ Vale s que lo sabes
V_ Y?
M_ Nada ya est elev los hombros.
V_ Come algo.
393
All se qued sola algo mareada, saba que no haba cenado ni desayunado, y el disgusto de la noche
le haba afectado, as que decidi comer algo mientras se relajaba en aquel rincn que siempre en todas sus
escapadas Vilches consegua crear como suyo. Coma pensativa, saba lo que le peda a Esther, y saba que
no estaba en disposicin de nada, pero an as, le gust aquella confianza. Sonri al recordar el gesto de
Esther, y como fue cambindolo mientras Maca pensaba, esperaba una proposicin indecente lo s.
Volvi a sonrer.
Un pequeo ruido le sobresalt lo suficiente como para de golpe abrir inquieta los ojos.
No dijo nada ms, Esther tampoco, guardaron silencio cada una apoyada en una parte del tronco del
rbol. Por un rato nada ms compartieron el ruido de los pjaros, el llanto del beb que deba estar
hambriento y las risas insoportables de los militares. Un nuevo silbato se escuch.
Volvieron al duro trabajo, nueva gente, nuevos rostros pero las mismas reacciones, gratitud, sed y
hambre, entre ellos ninguno enfermo les quedaba ese consuelo cerca de las seis de la tarde cuando
acabaron. Maca segua algo demacrada, Esther preocupada por ella, Vilches del enfado haba pasado a la
tranquilidad al rellenar papeles que era lo que tanto odiaba, l estaba hecho para salvar vidas, no para la
burocracia. Tuvieron dos horas de descanso, cuando una de las veces Esther sala de la tienda de campaa,
Maca la abord porque iba a entrar, tras tomarse un descanso obligada por Vilches.
E_ Has descansado?
M_ S, iba a ver a la nia.
E_ A Mina se llama Mina.
M_ Mina? la mir fijamente.
394
E_ S, ha despertado, he estado un ratito con ella, es increble yo creo que estara gritando sin parar y
llorando, ella lo nico que hace es morderse el labio, se ha hecho una herida, por eso Vilches me ha
mandado volver a inyectarle para que descanse.
M_ Ya suele suceder, los padres deben estar orgullosos de su hija dijo con cierta rabia, entonces la
mir y le pregunt. Y el beb?
E_ Estupendo, es un glotn, la madre es primeriza no le entiendo mucho porque el dialecto que hablan
Entonces el ruido del coche les oblig a callar, ambas se giraron y descubrieron el jeep de la Cruz
Roja, Maca mir a Esther, y sta asinti. Baj tan solo Carolina del interior, se dirigi directamente hasta
donde se encontraba Maca, se saludaron y fueron hacia donde un inquietante Vilches las esperaba.
C_ Qu tal Vilches?
V_ No tan bien como t, nada ms hay que verte lo estupenda que ests, y lo mal que estamos los tres.
C_ Que gracioso eres, la verdad que estis haciendo un trabajo estupendo.
V_ Ya sucede algo? le pregunt al ver que Maca y Esther estaban juntas detrs de ella.
M_ Vilches Carolina ha venido a por m, y le he dicho a Esther que si quera venirse, ella no ha visto un
campo de refugiados.
V_ Menuda excursin le vas a regalar la miraba desafiante
M_ Tambin podemos hablar con Teresa, debe estar preocupada.
V_ Ah claro!, Esther va para poder hablar con Teresa.
E_ Si Vilches tengo ganas de saludarla y que me cuente como est Mona, Valiente y los dems.
V_ Y si vienen refugiados? se puso las manos en las caderas mirndolas algo irritado.
M_ Vilches est cayendo la tarde, a estas horas no viene nadie.
V_ Ten cuidado Maca.
M_ Lo tendr, solo voy a ensearle el
V_ Ya ya solo vas de gua turstica.
M_ Nos vamos, vale?, si pasa algo por mediacin de los militares nos localizas.
V_ Claro adelante dale recuerdos a Teresa, Esther.
E_ Si sonri algo nerviosa. Se los dar.
V_ No s que voy a hacer con ellas! susurr negando con la cabeza. Si no tena bastante con una,
ahora son dos.
C_ Te encuentras bien?
M_ S contest sin mirarla.
C_ Ya llegamos.
M_ Djame sola con Esther por favor.
C_ Claro cario le toc el muslo y se baj.
M_ Esther ests a tiempo de
E_ Si t lo haces yo tambin, yo te ayudo le dijo con seguridad.
M_ De acuerdo gracias.
E_ No me las des, yo pienso como t y si puedo ayudarte, al fin y al cabo es mi trabajo.
M_ No tienes porque implicarte en esto.
E_ Lo s, pero quiero. Bajamos?
Aquellas palabras que salieron de la garganta de Maca, lo hicieron con un timbre de voz diferente,
fue consciente que volva a mirar a la muerte cara a cara, en aquellos ojos de mujer, el corazn se le detuvo
un instante, el miedo cubri los latidos, y como ella, el rostro de sus dos compaeros reflej la tensin no
solo por aquella mujer, sino, porque en sus brazos llevaba un nio pequeo.
Una vez volvieron junto a Vilches, vieron que haban refugiados, sin ms Vilches les dijo
La fila de mujeres se detuvo, quedaban unas siete u ocho personas por revisar segn el vistazo que
Vilches haba dado, rpidamente dieron la voz de alarma los militares todas las personas que llegaran a
partir de ese instante, deberan ser apartadas en cuarentena. La base de control dio el visto bueno e inform
que el camin iba para all. Pero sin duda les quedaba a ellos la parte ms complicada. Vilches deba saber
quienes eran sus familiares, quienes haban tenido contacto con ellos, vea el miedo en los ojos de las
mujeres, de los hombres, vea como trataban de evitar que los ojos de Vilches se pusieran sobre los suyos.
Era la tarea que ms odiaba por cuantos mdicos pasaban ese momento, deba sealar a la muerte entre la
vida. Les habl y pidi que colaboraran con ellos, quienes fueran familia o tuvieran contacto con ella que
se acercara, los militares con sus ojos repletos de furia como siempre solan mirar, observaban a todos, en
esas ocasiones, olvidaban sus ms y sus menos con los mdicos y ayudaban, ellos tenan mucho que perder
si no lo hacan as. El silencio se haba adueado de todos ellos, nadie hablaba, nadie daba un paso, hasta
396
que una mujer sali de la fila con el gesto compungido, en su mano un tembloroso trozo de tela, de sus ojos
dos lagrimas, y su corazn a punto de estallarle.
Mientras tanto, ellas con la mujer y el hijo entraron a la otra tienda que les quedaba libre, una vez
all con la ayuda del militar, la acostaron a ella primero, al hacerlo vieron como un hilo de sangre sala por
su odo derecho, Esther con el nio en brazos lo dej en la camilla que haba al lado, tratando de no
juntarla demasiado para evitar en lo que pudiera el contagio, si es que, el pequeo estaba libre de l.
M_ Gracias puedes salir le dijo al militar que con una sonrisa le hizo caso. Tranquila todo va a ir
bien. Esther necesito un gotero de suero, llevas doble guante?
E_ S Maca el nio la mir con pena.
M_ Lo s
V_ Aqu os traigo a la madre apareci Vilches con gesto serio.
M_ Los maridos?
V_ Ninguno de momento. Pero este grupo pasa a cuarentena ya estn avisados, traen un camin para
llevarlos a todos juntos.
E_ Y los que han pasado? le pona el gotero mientras Maca iba a revisar al nio, la mujer ni siquiera
protest.
V_ Los van a ir recogiendo. El nio, Maca?
M_ Estoy en ello creo que tambin su voz mostr cierta amargura. Bscale una vena Esther,
ponle antibitico, calmante y suero.
V_ Maca se puso las manos sobre las caderas mirndola con preocupacin.
M_ Lo vamos a intentar.
V_ Poner las cortinas, sera bueno que al nio lo alejramos Maca y Esther cruzaron una mirada de
profunda pena. He detenido la rueda de reconocimiento, debera estar seguro si tienen marido alguna de
las dos.
M_ No hay duda la frecuencia es muy baja, y not cierta dureza en el vientre deca mientras lo
reconoca.
V_ Est bien, ante todo no perder la tranquilidad, Esther qudate con el pequeo t, vale?
E_ S.
V_ Nosotros nos apaamos con la gente que queda fuera, es posible que hayan ms casos o puede que tan
solo este aislado, a partir de ahora debemos turnarnos para todo. Haremos dos turnos, uno descansa ocho
horas y los otros dos duermen en dos bloques diferentes de cuatro horas, vale? ambas asintieron.
Maca t empiezas con el de ocho horas, pero ya sabis que esto ser si por la noche no tenemos refugiados,
si los hay debemos atenderlos de igual manera. Lo de hoy es un poco a bote pronto, son las diez de la
noche vamos a terminar con la revisin.
M_ Bueno empez la pesadilla, qu llevamos dos das?, a m me parece que estoy aqu una eternidad.
V_ Venga vamos Esther nada de confianzas, no te quites la mascarilla, ni los guantes, ni la bata
entendido?
E_ S, descuida.
M_ Al menor problema nos avisas.
E_ De acuerdo a travs de la mascarilla le quiso entregar una sonrisa de calma y confianza.
No hablaron ms, acostaron a la madre de la mujer, pasaron las cortinas que dividan cada pequea
habitacin para convertirlas en habitaciones incomunicadas, Esther entenda con dolor que aquellas
mujeres haban llegado para morir, sin duda, pero con todo lo que Maca le haba mandado poner al
pequeo, le quedaba la esperanza de que podran salvarlo. All se quedo al lado de la criatura que dorma,
con las manitas apretadas, cunto tiempo podra tener?, un ao?, ao y medio?, qu haba hecho l
para no poder luchar por la vida?, por qu nadie encontraba remedio a algo que era mortal y todo el
mundo lo saba?, qu poda hacer ella por aquel nio?. Todas aquellas preguntas en su cabeza, trasladaron
397
una honda pena en su corazn y una tensin en todo su cuerpo, el pequeo se movi e hizo amago de
llorar, Esther no poda soportar aquella visin, se sent y lo tom en brazos, el pequeo call.
Fuera, la revisin se hizo de una manera mucho ms profunda, no haban rastros en nadie ms ni
tampoco haba aparecido nadie ms relacionado con las dos mujeres y el beb, ambos cansados, y
asustados porque no reconocerlo, terminaron con el ltimo refugiado, los ayudaron a subir al camin y los
vean alejarse all todos juntos dejndose hacer sin poder ms que dejarse llevar a donde quisieran.
El silencio de Maca le dio a entender que no, la pena se haba instalado en los tres, era duro aquel
momento, y Maca tuvo una necesidad enfermiza de estar junto a Esther, respir cerrando los ojos, estaba
claro su sntoma, demasiado claro para ella.
Al entrar la vio sentada cerca del nio, repas a la mujer que con los ojos cerrados, la boca abierta y
una respiracin lenta, pareca descansar, su madre permaneca despierta y al verla entrar, con la mascarilla,
los guantes, la bata, la mujer con tristeza le dijo algo en una lengua que por mucho que Esther quiso
entender, no lo logr, pero s oy como Maca le contestaba, las cortinas le impedan ver su gesto, pero si
cerraba los ojos poda imaginarlo en su mente, y al saber que estaba ah era como si una ventana se hubiera
abierto y le llegara un aire fresco que lograba tranquilizarla.
M_ Hola le salud.
E_ Hola le correspondi.
M_ Cmo sigue este pequeo?
E_ Muy tranquilo sonri mirndolo y tras un suspiro le dijo. Crees que lograremos salvarlo?
M_ Esther nadie se salva del bola su tono trataba de ser definitivo no quera que sufriera despus.
E_ Pero es muy pequeo igual trataba de encontrar alguna pequea esperanza.
M_ No, no te hagas ilusiones de nada, la madre me acaba de pedir que la deje estar con su hija, que no
quiere que muera sola, la gente lo sabe, sabe que van a morir, es as Esther
E_ Dios fue un murmullo repleto de lastima.
M_ Ahora est tranquilo
E_ Y Vilches?
M_ Se va a hablar con Dvila y bueno con Teresa.
E_ Crees que le dirn algo?
M_ No, a Vilches no creo. De todos modos, fui bastante estpida.
E_ No fuiste leal a ti misma al sentarse se quejo.
M_ Oh es cierto ya no me acordaba! se sent frente a ella.
E_ Qu sucede?
M_ Tengo que revisarte el culito le sonri quitndose la mascarilla.
E_ No no si no es nada, solo es el golpe deca algo cortada.
M_ Ven le dijo muy seria quitndose los guantes.
E_ De verdad que no es nada
M_ No seas pesada quiero quedarme tranquila que no llevas herida ven le deca tratando de mostrarse
seria aunque no poda evitar sonrer ante su gesto.
E_ Uf! Cansina eh? le deca quitndose la bata y desabrochndose el pantaln.
398
M_ Uy pues llevas sangre en la braga, a ver acrcate un poco ms que no te voy a dar un bocado por
mucho que me apetezca Esther cerr los ojos algo nerviosa y dio un paso para atrs. Tienes herida si.
V_ Creo que coo! se gir porque al entrar Maca tena sus dos manos puestas en la parte derecha del
trasero de Esther. Pero se puede saber que hacis?
M_ Le estoy curando el golpe, lleva sangre.
V_ Sin guantes? le ri.
M_ Vamos Vilches, es Esther le dijo con una sonrisa mientras Esther trataba de apartarse de Maca pero
sta no la dejaba porque la tena enganchada de las bragas. No te muevas quieres!
E_ No es nada de verdad segua querindose zafar de ella pero Maca segua estirando.
V_ Maca ponte los guantes de inmediato deca sin girarse mientras las dos mujeres enfermas observaban
la escena a travs de las cortinas.
E_ Suelta le deca bajito medio girada.
M_ Est bien la solt de improviso y con la fuerza que haba estado haciendo Esther se fue hacia
delante, enganchndose con la cortina que separaba las habitaciones y arrancndola de golpe. Pero mira
que eres patosa!
E_ Au!
V_ Pero! se gir y la vio con la cortina en la mano y medio tumbada con el culo en pompa sobre una
de las camas, la madre rea abiertamente ante la situacin pintoresca, la hija tambin aunque con algn
golpe de tos y finalmente acabaron todos riendo. Lo que no te pase a ti!
E_ Au que dao! se quejaba de su rodilla.
M_ Ahora tendr que mirarte la rodilla tambin se puso en jarras pensando y te vas a quitar los
pantalones
E_ De eso nada le dijo como si adivinara sus pensamientos, ante la carcajada de Maca.
V_ Me voy no puedo trabajar con dos mujeres que estn como cabras me voy
M_ Anda ven le deca ponindole morritos.
E_ No.
M_ No seas mala.
E_ No.
M_ Qutate los pantalones le deca con voz y gesto travieso.
E_ No sonrea.
M_ Se te ha ocurrido algo mejor, eh? le deca abriendo sus ojos y con los labios unidos formando una
sonrisa.
E_ Anda djame que me pones nerviosa sonrea divertida.
M_ Ya lo s, peque.
Finalmente, hicieron un trato, primero Esther se duchaba y despus la curaba, le hizo caso, se ducho,
se cambi la ropa y la tenda, despus de lavarla en el ro, mientras Maca se quedaba al cuidado de los tres,
volva a ponerse la mascarilla y los guantes, madre e hija le pedan que salvara al pequeo, y ella prometa
hacer todo cuanto estuviera en sus manos. Cuando Esther regres, Maca consigui curarle la herida que
tena en su trasero, despus de un momento distendido donde le haban conseguido alegrar a la madre e
hija que se haban redo con ellas.
Sin embargo la enfermedad segua haciendo su camino, la debilidad de ambas mujeres era mayor de
lo que en un primer momento podan imaginar, fue Maca quien descubri a las tres horas de ingresarlas all
que ambas con las manos enlazadas haban fallecido, las tap mientras Esther haba ido a la otra cabaa
para las curas tanto de Mina la pequea nia, como de Kimpa la mujer que haba dado a luz. Al volver vio
como cuatro militares salan con dos camillas y dos cuerpos tapados, el corazn le dio un vuelco, tras ellos,
Maca con gesto serio.
M_ Ya dijo determinante.
399
E_ Y el nio? pregunt con sus ojos baados por lagrimas.
M_ Vive.
E_ Qu van a hacer?
M_ Quemar los cuerpos, es la manera ms eficaz y ms segura de que se detenga la transmisin, ya sabes
la cadena alimenticia de los animales
E_ Y el nio Maca?
M_ Esther no podemos hacer ms, vale? la mir con pena. Voy a desinfectar todo.
Y as entre ambas, en silencio quemaron las sbanas, la ropa, y todo cuanto poda transmitir la
enfermedad, despus con un desinfectante lavaron el suelo de lona, y al acabar ambas manteniendo el
silencio compartieron sus miedos por el pequeo que descansaba con algo de dificultad al respirar.
Cuando Vilches lleg a la base, sali Gustavo a su encuentro, habl con el extra oficialmente como
amigo, Vilches le escuchaba atentamente muy serio, y tras ponerle al corriente de todo cuanto el hombre
quera, se march a la sala donde una radio le iba a comunicar con Dvila. Datos, quejas, miedos,
suposiciones, todo cuanto l presenta y haba vivido le estaba transmitiendo a su jefe, Dvila escucha serio
y preocupado las cifras, Vilches hablaba con seriedad y su misma preocupacin.
D_ Vilches quiero que todas las medidas que sean necesarias las tomis, si os quedis sin mascarillas, sin
guantes o sin batas, no quiero que trabajis, de acuerdo?
V_ Eso es fcil decirlo a ochocientos kilmetros de distancia, no oyes las suplicas de esa pobre gente
deca abatido.
D_ Lo s, yo tambin he estado en esa situacin Vilches no lo olvides pero antes estis vosotros.
V_ No me jodas Dvila no me jodas deca nervioso.
D_ Ahora no es momento pero ya me ha llegado la queja sobre las chicas.
V_ Pues rmpela le dijo con rabia.
D_ Sabes que Maca es reincidente.
V_ Yo tambin.
D_ Ya te he dicho que de eso hablaremos con calma cuando estis en la aldea.
V_ Sabes cundo terminamos?
D_ Iban a ser cuatro das hasta que llegara el otro refuerzo, pero les han surgido problemas en el camino,
les atac la guerrilla.
V_ De puta madre susurr.
D_ Una semana Vilches, una semana.
V_ De acuerdo pero esto indica que tendremos que hacer cuarentena nosotros tambin, lo has pensado.
D_ Lo s
V_ Y Teresa?, no puede estar una semana sola, mucho menos cuarenta das.
D_ Va a estarlo no hay ms remedio.
V_ Mierda se quej.
D_ Lo siento Vilches
Tras tratar de recomponerse de aquel golpe duro que Dvila le acababa de dar, logr comunicarse
con Teresa, la mujer ansiosa de noticias y con todos tras ella esperando lo que contaba el Ziku comenzaron
a intercambiarse saludos y besos y dems.
V_ A ver Teresa no puedo estar mandado besos a todos!, escchame, las cosas se han complicado tenemos
tres casos, as que eso quiere decir que estamos cogiditos por los cojones.
T_ Cuarentena? le pregunt seria y preocupada.
V_ S, es decir pasamos al plan B.
400
T_ Ya.
V_ Lo siento Teresa, lo siento por ti y lo sabes
T_ Por m no te preocupes he estado otras veces sola, haremos lo que podamosmi preocupacin sois
vosotros.
V_ No te preocupes hemos tomado todas las precauciones todo bajo control.
T_ Las chicas?
V_ Tan locas como siempre.
T_ Eso es bueno sonri con lagrimas en los ojos. Os estaremos esperando.
V_ Lo s
Ma_ Ziku tranquilo todo bajo control.
V_ Gracias Massamba, espero que todo vaya bien y esto quede en una pesadilla ms.
T_ Quieres qu le diga algo a Cruz?, me iba a llamar.
V_ Dile que suspir. Dile que la quiero mucho.
T_ Suerte. Adis al notar la seal de la perdida de la lnea, Teresa sinti su corazn palpitar fuertemente,
las lagrimas resbalaron por su rostro y susurr. Dios los proteja.
Lu_ Yo rezar yo rezar le dijo abrazando a la mujer que se sinti reconfortada por todas las mujeres.
T_ Dios nos escuche.
Cuando Vilches regres al campamento eran las tres de la madrugada, al escuchar el ruido del coche,
ambas salieron a su encuentro, los tres rostros estaban por un estilo, en los tres las ojeras eran patentes, la
tristeza tambin.
V_ Qu ha pasado?
M_ Las dos mujeres han fallecido.
V_ Joder el nio?
M_ Est estable, no paro de ponerle antibitico, suero, calmantes, de momento no tiene hemorragia, eso es
un alivio.
V_ Nada es un alivio protest.
E_ Creo que nos ha dado un bajo con esto, pero deberamos tener algo de esperanza, no?
V_ No Esther todo aquel que tiene el virus, muere, mtetelo en la cabeza por favor.
E_ Es un nio.
M_ Esther te lo he dicho, nios, mujeres, hombres, ancianos, todos no tenemos vacuna, no hay nada!
V_ Bueno quiz si tiene algo de razn Esther, estamos nerviosos. Habis cenado? ambas negaron con
sus cabezas y cierto gesto preocupado. Pues vamos a tomar algo necesitamos estar fuertes porque
adems, la gente que nos iba a sustituir les han atacado la guerrilla.
M_ Joder
E_ Hay alguna buena noticia?
V_ Mira la pija ha salido positiva dijo de lado. Y tu trasero?
E_ Va puso gesto de dolor. No creo que ser positiva con mi pobre culo.
M_ Creo que deberas acostarte t esas ocho horas que hoy no vamos a poder disfrutar le dijo a Esther.
E_ No, t, que tienes mala cara y debes descansar.
M_ Creo que
V_ No empezaris a discutir, no? les pregunt molesto.
M_ Yo descanso. Qu hay nuevo Vilches?
V_ UNICEF se ha enterado de lo que sucede, ha mandado desde Espaa dos aviones, los de la
Organizacin Mundial de la Salud van a mandar a un epidemilogo, y como siempre todo son buenas
voluntades. En ese avin vienen los materiales desechables que nosotros ya disponemos de ellos, pero que
a buen seguro van a necesitar los que nos sigan, si las cuentas de Dvila son ciertas, en esta semana
401
podemos ver a ms de ocho mil personas dijo despacio. Son muchas personas y muchas las
posibilidades de encontrar nuevos casos.
M_ Han aparecido alguno ms?
V_ S a parte de los nuestros, cinco ms, una familia entera.
E_ Y no piensan ponerse a trabajar sobre la vacuna?
M_ No eso no deja dinero Esther mtete en la cabeza que se movilizan en todo aquello que les reporte
beneficios, la vacuna del bola no es un beneficio para nadie.
E_ Me dan una patada esos fundamentos!
M_ Pero son reales.
E_ Aqu me gustara verles, peleando y luchando por salvar vidas desde su silln es muy bonito verlo.
V_ Me ha cado buena dos revolucionarias si es que ya me lo deca mi madre, dos mujeres juntas
nunca trat de suavizar algo el ambiente y la tensin que los tres tenan. Bueno va os contare ms
cosas.
E_ No s como podis estar tan tranquilos les dijo de pronto.
V_ Porque estamos curtidos en mil batallas Esther a todo llega a acostumbrarse uno
desgraciadamente.
M_ No mires con el corazn, o te quedaras sin l.
E_ Como t le dijo sin medir demasiado sus palabras, ante el gesto de Maca rpidamente agreg. Lo
siento perdona
M_ No te preocupes, las cosas segn de quien vengan hacen efecto no era as? le enarc su ceja
derecha.
V_ Os cuento de Teresa o prefers seguir con vuestra dinmica de discusiones? ambas se callaron pero
sus rostros mostraban en una pena por lo dicho, en la otra pena por que no esperaba algo as. Os manda
recuerdos, que os cuidis, nada de curarle el culo sin guantes, que comis, nada de saltarse comidas, y
Mona me ha mandado pedorretas varias para las dos.
E_ Los echo de menos.
V_ Ellos tambin.
M_ Bueno me voy a la cama si ocurre algo me llamis.
V_ De acuerdo, pero Esther ahora mismo tambin se va a la cama, yo hago las primeras cuatro horas al
lado de ese pequeajo.
E_ Seguro?
V_ S, ve a dormir ya si quieres.
E_ No, no tengo sueo.
M_ Hasta maana se retir.
V_ Le has dado donde le duele.
E_ No era mi intencin. Te han dicho algo de lo que ha pasado?
V_ Oficialmente no, extraoficialmente puedo decirte que tenas razn, ha sido una trampa.
E_ Para Maca?
V_ No directamente para David aunque de un disparo han salido con dos pjaros menos.
E_ Bueno Vilches voy a la cama al menos me estiro y a ver si puedo relajarme un poco.
V_ Ests haciendo un buen trabajo, lo del disparo estuvo de diez, y por lo que me he enterado, en la ayuda
a Maca estuviste mejor.
E_ Hubiera sido estupendo salvar al pequeo tambin.
V_ No siempre se logra Esther no siempre le dijo contrayendo su barbilla.
E_ Buenas noches.
Se fue a paso lento, saba que se haba pasado con Maca, antes de irse a dormir, pas por las dos
cabaas, se puso los guantes y la mascarilla, entr a ver al pequeo que segua dormido, lo miraba con
pena, le dej una caricia en su cabecita de pelo rizado y tras quitarse todo sali a ver las dems pacientes,
402
todo bajo control. Conforme iba caminando hacia su cabaa, el estmago le iba haciendo cosquillas, an
senta en sus labios el beso de Maca, un beso y unas palabras que le haban dejado pensativa, pero sin duda
la sucesin de problemas le haba obligado a pasar pgina de aquel momento que haban compartido. Al
entrar, la vio en su cama, de lado justo dndole la espalda, suspir, se cambi y cuando se fue a acostar se
acerc con sigilo, estaba dormida, la tap pues se haba destapado al mover sus piernas, se agach, subi la
sbana y durante un momento estuvo observndola, despus le dej un beso en la sien y le dijo:
E_ Perdname Maca, te juro que no quera decirte eso me gusta estar contigo, me gusta que me beses, y
me gustara poder vivir esto que de repente ha surgido en nuestras vidas s que tienes miedo, yo
tambin, no es fcil pero me gustara intentarlo, y me gustara encontrar las fuerzas para decrtelo
despierta le deca pasando un dedo tembloroso por su pelo y sus ojos repletos de emocin.
Una mano toc lentamente su pierna, al abrir los ojos, Esther vio a Vilches all que le haca una seal
en silencio, Esther asinti y se levant con cuidado para no despertar a Maca. Al salir de la cabaa se
encontr con un amanecer nico, hermoso, que le dej boquiabierta, el cielo rojo pareca un mar, con
ciertos motes blancos en forma de olas, era el primer amanecer que vea tan apasionante, se lament de no
tener su cmara, la vida le daba por un lado, lo que le iba quitando por otro. Tras un bostezo mir el reloj,
siete y cinco, haba dormido menos de cuatro horas, pero Vilches necesitaba descansar alguna antes de
ponerse a trabajar. Pas revista como era su costumbre, para despus ponerse la bata, los guantes, y la
mascarilla, al llegar a la altura del pequeo vio un gesto preocupado en el rostro de Vilches.
E_ Qu pasa?
V_ Le ha subido la fiebre est muy inquieto.
E_ Voy a cogerlo a ver si se calma, debe echar de menos a su madre, puedes acercarme la silla? Vilches
lo hizo. Es ms deberamos prepararle algo de leche, no crees?
V_ S, voy a ello.
M_ No, deja ya lo hago yo apareci Maca sin arreglarse prcticamente con el pelo an revuelto.
V_ Qu haces de pie?
M_ Me he despertado, estoy bien tranquilo ve a descansar.
V_ De acuerdo. Nada de tonteras vale?
M_ Vale le respondi con cierto tono cansino.
E_ Tiene fiebre Maca le coment preocupada.
M_ Es normal, es el proceso.
E_ Ya asenta cerrando los ojos, Maca se dio la vuelta y le dijo. Maca, siento lo de anoche, no quera
decirte aquello, de verdad.
M_ No te preocupes, no me afecta tampoco dijiste nada del otro mundo, ahora bastante tenemos con esto
como para discutir.
E_ Tienes razn, lo siento yo yo es que vers le costaba decirle.
M_ Me vas a contar algo o vas a seguir atascndote? sonri levemente viendo como se pona colorada.
E_ No que seguro te burlas se defendi agachando la mirada hasta el nio.
M_ Prueba, igual te sorprendo.
E_ Nada que djalo.
M_ Est bien, lo dejo, pero me quiero enterar parece interesante lo que tengas que decirme ya vuelvo.
E_ Pequeo no sabemos ni tu nombre el nio abri sus ojos cristalinos por la fiebre. Hola
pequeo me llamo Esther y vamos a salvarte, estoy segura.
Durante dos horas estuvieron tranquilas, el nio tom su leche, y se aferr a la mano de Esther,
Maca le deca que tena buena mano para los nios y Esther sonrea.
403
M_ No has pensado tener hijos?
E_ La verdad que hubo una poca que pensaba que un hijo sera mi solucin, pero cuando piensas as algo
no funciona.
M_ Eso es cierto la miraba con ternura.
E_ T no piensas tener ninguno? le pregunt con algo de temor por lo delicado del tema.
M_ A veces lo pienso pero desde luego lo tendra yo de todos modos no creo que esto sea vida para un
nio.
E_ Eso es cierto.
M_ Si
Maca sali a paso ligero, necesitaba huir de all, cmo explicarle que como ella se senta tocada por
aquel pequeo, pero no poda hacer otra cosa que asegurarse de que sufriera lo menos posible. Sali
recibiendo toda la crudeza del sol en su rostro, se puso la mano en forma de parasol, entrecerr los ojos
todo alrededor pareca en calma, los militares dos dentro de un jeep durmiendo y dos paseando de manera
que controlaban la posible llegada de mas refugiados. Era el tercer da, y comprenda que aquellas muertes
les complicaban su propia sobre vivencia, ahora deberan estar preparando el Plan B, y sin duda no le haca
ninguna gracia, ya lo haba pasado una vez y crey volverse loca. Pero entonces detuvo sus pensamientos,
sus ojos se movieron despacio de un lado a otro como tratando de buscar algo que hall y se detuvo. Sonri
ligeramente, cuarenta das junto a Esther, eran otra cosa.
Dentro de la habitacin de aquel improvisado hospital, Esther volvi a coger al pequeo en brazos,
el nio haba guardado silencio y refugiado en su pecho, al pobre la bata le molestaba en su cara, era
rasposa y Esther se daba cuenta de ello. Decidi arreglar aquello de manera que el nio estuviera bien sin
correr ella peligro, sin duda se estaba dando cuenta que aquel virus era letal, y ella lo tena demasiado
cerca, pero qu poda hacer?, el pequeo necesitaba unos brazos que lo acunaran, y los de su madre ya no
los poda tener.
Nuevamente el mismo trabajo, las mismas personas pero con una diferencia, nada ms Vilches y
Maca reconocan a los que iban pasando, de vez en cuando, Esther si el nio estaba tranquilo, sala y les
echaba una mano, llevaban contados veinte en una hora, a las tres horas de reconocimiento llegaron a los
sesenta y cinco.
Maca se quedo con los brazos en las caderas, sin duda l la conoca demasiado bien, y poco a poco
sin darse cuenta se estaba emocionando con eso de dar una oportunidad, cada vez que le daba un beso,
Esther no se los rechazaba, incluso le pareca que le gustaban, por lo tanto algo haba. Se enfrasc en los
informes, nmeros de personas, cifras de personas, desaliento de personas en definitiva. Cuando vio dos
pies parados ante ella.
E_ Hola.
M_ Vaya sorpresa.
E_ Te has salido con la tuya, eh?
M_ Ya ves siempre que quiero algo lo consigo la mir intensamente.
E_ Es un aviso?
M_ Puede quiso apoyarse en el rbol y como estaba tan pendiente de Esther, acab cayndose de lado
ante la carcajada de ella. Si es que todo se apega joder
E_ Ay seor no puede ser la Doctora sexo por tierra, qu gracia!
M_ Si es que me contagias lo de patosa por cierto tengo que revisarte el culo.
E_ Ms quisieras con lo de ayer ya est curado volva a rerse. Si es que perdona eh? la
mirada de Maca mientras pona bien la mochila que le haca de cojn, le hizo callarse. Me lo has
preparado t?
M_ No yo no preparo comida a traidoras que se burlan de m.
E_ Gracias est muy rico.
M_ Te he dicho que no lo he preparado y djame concentrarme.
E_ Si, si le deca mientras trabajaba con los papeles Maca y ella coma.
El gesto de Maca de concentracin atraa a Esther que por un momento aparc la pena por el nio y
se concentr en ella, la mdica que por mucho que trataba de concentrarse le era imposible, termin por
levantar la mirada y mirarla.
E_ No he dicho nada.
M_ Ya s que soy irresistible, pero te importara no mirarme as, me pones nerviosa.
E_ As te pongo nerviosa?
M_ S asinti con una sonrisa bastante incitante.
E_ Vaya interesante sonrea con cierta victoria mientras daba un trago a su botella de agua.
M_ Si muy interesante. Por cierto ya recuerdas eso que me tratabas de decir antes o mejor dicho, ya
has encontrado la manera sin atascarte de decrmelo?
E_ Eres mala muy mala pero me encanta se levant y esta vez fue ella quien le dio un beso que la
dej helada. En el ro me puedo baar?
M_ S.
Lo dijo como si estuviera an algo hipnotizada tras el beso y las palabras, el juego que se llevaban
era de una tontera total, nunca haba recibido una respuesta como la que le daba Esther, pero sin duda, ella
en ese momento jugaba sobre ventaja, sus palabras le daban una ligera superioridad sobre ella, saba lo que
406
senta, saba lo que le gustara. Sonriente sigui con los nmeros pero entonces una voz dentro de su
conciencia comenz a recordarle algo.
M_ Est en el ro se estar baando desnuda? uf Maca olvida eso! no estamos aqu para
joder si igual no lo contamos porque no vamos a poder disfrutar no mejor comprtate que no te
vea como la loca que solo quiere acostarse con ella, vamos, s buena chica como debe ser. He dicho
poder disfrutar murmur con las cejas alzadas y detenindose en su escritura.
Mientras los nimos en la aldea no eran los mejores, ni siquiera Mona ni Valiente lograban con sus
piruetas alegrar un poco la tristeza que todos tenan.
El sol golpeaba con todo su apogeo en esas horas, el agua del ro era cristalina y all estaba calmada,
rodeada de montaa, fresca y se agradeca, y es que la razn, no pudo con el calentamiento generalizado
que Maca haba sufrido al pensar en Esther desnuda nadando por el ro, lo intent, pero no quiso engaarse
ms, quera estar all vindola, sin hacerle nada, deba comportarse se lo haba propuesto y deba hacerlo.
Se acerc con cuidado, hacia la zona donde normalmente se lavaban la ropa, se coloc tras unos arbustos
pero no la vio, afino ms la vista, no consegua localizarla, y estaba extraada si le haba dicho que se iba a
baar, lgicamente y a pesar de ser un poco cabeza loca, no se habra ido hacia la zona donde los militares
estaban. Se elev un poco ms quedndose medio de cuclillas, con el culo un poco hacia fuera y sus manos
apoyadas sobre los muslos para equilibrar su cuerpo, la mirada bien perdida al frente y los sentidos bien
afinados para escuchar cualquier silbido que poda estar emitiendo, algn chapoteo, pero nada escuchaba.
E_ Buscas algo? le pregunt dndole un susto que por poco le cuesta la vida, su cara de espanto le hizo
casi llorar de la risa, mientras Maca se iba encendiendo un poco ms cada segundo. Joder lo que has
tardado en venir ya estaba aburrida mira que eres de lo peor escondida ah queras espiarme
entrecerraba los ojos con las manos en la cintura rindose todava.
407
M_ Solo he venido porque no me fo de ti, eres capaz de ponernos en peligro y hace mucho que no te
escucha gritar, ests perdiendo esa esencia de Mwasi Esther, alias la pija se gir marchndose hacia el
agua algo enfadada por la pillada mientras soplaba hacia arriba el lado del flequillo que haba cado sobre
su cara.
E_ No puedes vivir sin m, es un hecho.
M_ Lo que no puedo es vivir con tus gritos.
E_ Pero si t misma lo has dicho, ya no grito le deca ponindose en jarras con una actitud algo
provocativa.
M_ Por eso porque esperaba que gritaras porque los militares no son muy de fiar.
E_ Celosa? sonri sin despegar los labios formando un gesto simptico.
M_ Voy a darme yo un bao, paso de ti.
E_ Estoy segura que no le susurr tan cerca que sin poderlo evitar se tension de tal modo que Esther
not su movimiento y le gust. no quieres que nos baemos juntas?
M_ Yo voy a baarme t haz lo que quieras.
E_ Cuando quieres eres dura pero yo s como quitarte esa tontera de encima, nena.
Sin ms se enganch a sus labios de manera brutal, Maca que no lo esperaba termin dando un
traspis y cayendo dentro del ro vestida, Esther la miraba sonriente y le dijo con una mirada lasciva y sus
palpitaciones a toda marcha.
No le dio tiempo a contestarle tampoco, Esther sin dudarlo se ech sobre ella divertida, la bes con
pasin, pas su mano por el cuello de la Pediatra para que no acabara bajo del agua, y sta sac sus manos
completamente mojadas para abrazar el cuerpo de Esther, besos y gemidos de repente salieron de sus
gargantas, caricias de sus manos, y pasin de su corazn, pero no estaban solas, el mundo estaba all a
pesar de todo, alguien las vigilaba, alguien estaba siendo testigo de aquella pasin incontrolada que se les
escap del control.
Una nueva llamada de refugiados hizo que los tres olvidaran lo que haba pasado, Esther por orden
de Vilches los ayud, haba sedado al nio para que sufriera lo menos posible y la gente sala nuevamente a
borbotones, pareca que llegaban como una marea insistente repetitivos, todos de igual manera golpeando
una y otra vez el dique, que no eran ms que ellos tres. Los gritos de los nios, sus lloros, los murmullos
les ponan en una situacin de nervios y tensin que iba afectando poco a poco a sus msculos, al paso de
las horas. Haban logrado calmar algo a los nios gracias a los vasos de pioln que quedaban y jugando con
ellos y Esther, les facilitaba el reconocimiento; las mujeres exhaustas algunas embarazadas, las mas
mayores a penas podan sujetarse y una vez pasaban y llegaban a los brazos de Maca o Esther, caan
agotadas por el esfuerzo, entonces se alargaba ms el reconocimiento, a dos de ellas las haban llevado con
la ayuda de los militares hasta el hospital, haban logrado recuperarlas y una vez recuperadas los dos
camiones que dispusieron para el traslado, se las llevaban. Por su parte, los hombres llegaban marcados por
el miedo, el dolor, en su rostro y as, uno tras otro fueron pasando, el calor insistente, agobiante, no
ayudaba a facilitar el trabajo, a ambas la ropa humedecida tras el revolcn en el agua les dur un suspiro,
sudaban, les incomodaba toda la seguridad que deban llevar, necesaria para la proteccin pero que les
haca un verdadero calvario el tiempo de trabajo.
M_ Vilches es imposible que los podamos atender a todos se limpiaba con el antebrazo el sudor.
E_ De material no vamos bien Vilches, no vamos a abarcar a todos deca angustiada.
V_ Lo s, lo s no podemos hacer ms!, si no hay no podemos revisar.
M_ Y vamos a dejarlos fuera? le pregunt elevando la voz porque el murmullo de la gente les impeda
orse.
V_ Eso se lo preguntas a Dvila!, yo cumplo rdenes.
M_ No me jodas Vilches no me jodas.
V_ A qu me recuerda eso? se pregunt frunciendo la frente. Ah si lo dije yo.
Tras unas horas intensas de trabajo, por fin pareca que el nmero de refugiados aminoraba.
Exhaustos, ojerosos, casi deshidratados pues no les quedaba tiempo para ellos mismos ni para poder beber.
Al terminar y cerrar de nuevo la alambrada, un profundo suspiro envolvi a los tres, se fueron quitando las
cosas y dejndolas en el bidn donde les esperaba el fuego para destruir cualquier posible virus. Se
despojaron de todo en silencio, pensativos y por parte de Esther algo sonrojada cada vez que recordaba el
incidente con Vilches, pero tambin era verdad que lo hacan ms tranquilos al ver que ningn otro caso
haba aparecido.
Pareca que a los tres les incomodaba la situacin de quedarse juntos, as que cada cual se fue a su
lugar. Con el rostro serio y el cuerpo molido, tal y como haba dicho Esther, sin apenas notarse los pies.
409
Mientras ellos sufran para poder llevar como podan la situacin, Teresa haba recibido la llamada
de una preocupada Cruz, que trataba de seguir como poda las pocas noticias que daban en televisin.
C_ Me oyes Teresa?
T_ Si hija si, como si te tuviera aqu sonri.
C_ Qu tal ests?
T_ Bien, bueno ya sabes. Y t?
C_ Algo desesperada pero bueno la verdad es que es vergonzoso, apenas han pasado por encima en el
Telediario, son incapaces de decir que quien est ahora mismo metidos en ese infierno entre otros, son tres
espaoles.
T_ Bueno ya sabes que desgraciadamente el bola no crea mucho inters.
C_ Estoy que muerdo, he hablado con Dvila, me ha dicho los problemas que tienen, adems se tienen que
quedar ms das trabajando solos, es inaudito!
T_ As es Cruz, adems hemos tenido que pasar al Plan B. Massamba y Zul irn a dejarles ropa, comida
que les estoy preparando.
C_ Si.
T_ Tambin les dejaremos la radio para que puedan comunicarse con nosotros, pero yo quiero decirle a
Vilches que vengan, los hombres estn pensado en construir dos cabaas pequeas pero confortables con
ramas para que puedan estar aislados, pero no solos.
C_ Sera una buena idea, si deca con sus manos entrecruzadas apoyadas en la barbilla.
T_ A ver no quiero pasar cuarenta das sin ellos, sin saber como evolucionan ms que por la radio.
C_ Uf Teresa resopl ponindose la mano en la frente. Malditos hijos de puta, no hay nadie que
busque una solucin a esto, bueno maana volver a llamarte y a ver si tienes algo nuevo que contarme
le dijo tratando de tranquilizar sus desbaratados nervios.
T_ De acuerdo.
C_ Ah se me olvidaba con el cabreo que llevo!
T_ Dime.
C_ A qu no sabes a quin me encontr ayer cuando fui al despacho del Dr. Gutirrez?
T_ Por tu tono a alguien que no te cae bien trat de sonrer aunque no le quedaban demasiadas ganas
para hacerlo.
C_ A Julia.
T_ Julia?, y qu haca all! esta vez quien se mostr desbaratada por la noticia fue ella.
C_ Sabes una cosa Teresa?, no s porque me da la sensacin de que quiere que Maca vuelva.
T_ Qu me ests contando que casi me caigo de la silla, por Dios!
C_ Es una simple suposicin, a ver, Dvila me ha contado lo que pas con David y las dos chicas que por
cierto ya me cont Vilches que es un hueso duro de roer nuestra enfermera.
T_ Bueno creo que para Maca es la idnea Cruz, sta s.
C_ Tambin la ha convertido? pregunt algo sorprendida y ella misma se respondi. No s de que me
extrao.
T_ No Cruz, yo creo que Esther hua de algo que ella no sabe ponerle nombre, y Maca se lo ha dejado
claro, me gusta mucho para ella.
C_ Bien eso me alegra.
T_ Dime lo de esa vbora, dime aunque me suba la acidez.
C_ Solo es suposicin ma, pero t sabes que Carolina es muy amiga suya, ntimas y que sigo pensando
que a travs de ella sabe como est Maca.
T_ Puede, Carolina siempre me ha parecido muy falsa. Y siempre muy cerquita de Maca. Pero no entiendo
lo de Julia.
C_ Hace unos das me dijeron que su marido se haba marchado a la India, un ao iba estar all.
T_ Voy entendiendo.
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C_ Maca se ha metido en un lo, justo por hacer algo que Carolina le pidi, la van a expedientar y parece
ser que podran remitirla a Espaa.
T_ Se ha cansado del marido y ahora le apetece reencontrarse con ella.
C_ Sabe que Maca no la ha olvidado, digamos que con la excusa del nio entiendes?, no me extraara
que quisiera reencontrarse con ella, ya sabes, nos demostr que montando numeritos es la mejor.
T_ Es muy capaz, pero bueno no creo que Maca vuelva con ella dijo convincente.
C_ No estoy tan segura, Maca la quiere, creo que la sigue queriendo.
T_ No te olvides que est Esther, y te digo que yo creo va a hacerle olvidar a esa vbora, por mucho que se
empee ahora en buscarla.
C_ Ojal pero Teresa, veo que est manejando hilos y eso siempre es peligroso.
T_ Estar al tanto.
C_ Sabes lo que me repatea, que la hija de puta mueva hilos para conseguir a su antojo poner aqu o all a
sus amantes, y no sea capaz tanto que se llena la boca en las Ruedas de Prensa, de decir las necesidades
que sufrs ah, y sobre todo ahora en este momento que pase desapercibido vuestro trabajo Teresa.
T_ Bueno pero t sabes que Julia es hija de pap, as que no te sulfures por eso tambin, yo tratar de
hablar con Maca.
C_ Teresa
T_ Tranquila, todo va a ir bien, por cierto, sabes lo qu me dijo el duro de tu marido?
C_ Qu?
T_ Que te quiere mucho.
C_ Gracias no le pudo decir ms sus ojos se llenaron de lagrimas y sinti que la respiracin se le
entrecortaba, ella saba lo que estaban sufriendo, y se senta impotente de no poder ayudar. Pas las manos
por la cabeza, y resopl. Que todo vaya bien solo pido eso.
Alrededor de las ocho de la noche, Maca termin con los informes, Vilches rellenaba los suyos, y
Esther haca compaa al pequeo que dorma gracias a la sedacin de Vilches. All en silencio cada uno
haca su trabajo hasta que al final Vilches habl.
A penas una docena de personas, toda una familia que no tenan ms sntomas que el cansancio.
411
Ca_ Hemos conseguido algunas cajas con instrumento mdico para las revisiones. Hola Maca cario le
sonri con dulzura.
M_ Hola le devolvi la sonrisa.
Gu_ Chicos podis descargarlo les dijo a los militares que comenzaron a bajar las cajas. Dnde lo
vais a colocar?
E_ Yo les indico.
V_ Gracias Esther. Estbamos preocupados la escasez ya era importante. Ms de los esperados en tres das,
s. Tengo todo preparado, maana pensaba mandrtelo con el cambio de guardia.
G_ Muy bien, vamos?
V_ Claro mir a Maca con la intensidad de pedirle calma, ella asinti.
Ca_ Cmo ests?, te veo un poco demacrada.
M_ Es lo que tiene trabajar sin horario, sin lista de pacientes la anarqua.
Ca_ Ests enfadada?, percibo cierta irona en ti.
M_ Irona?, no se gir cerrando los ojos.
Ca_ Imagino que la enfermerita te habr tratado de convencer de sus ridculas ideas dijo con cierto
desprecio colocndose a su altura.
M_ No, no me dijo nada le contest muy serena.
Ca_ Ya se qued un poco cortada sin saber muy bien que decir.
M_ Pero dime t, a quin te queras cargar?, a l o a m?, o las dos? la mir fijamente.
Ca_ Yo no me quera cargar a nadie, y mucho menos a ti, no saba nada.
M_ No s porque no te creo Carolina la mir fijamente.
Ca_ As que por lo que veo tiene ms influencia sobre ti de lo que pensaba, pues sabes una cosa Maca
no me gusta para ti.
M_ Mientras me guste a m no hay problema sonri mirndola a los ojos. Y te aseguro que me gusta
mucho.
G_ Carolina nos vamos hay una urgencia en el campamento. Vilches lo repaso pero dejarme que os felicite,
y siento el retraso, y siento no poder mandaros a nadie estamos justos.
V_ Tranquilo ya estamos acostumbrados somos capaces de atender como hoy a doscientas cincuenta
personas.
G_ Enhorabuena le sonri sinceramente.
V_ Qu le has dicho a Carolina?
M_ Nada por?
V_ Menuda carita.
M_ Bueno vamos a ver como nos repartimos esta noche, yo propongo que Esther duerma ocho horas, qu
te parece?
V_ De acuerdo me gusta que te preocupes por ella si seora sonri.
M_ Que pesadito con el tema.
Se march en busca de una Esther que estaba trabajando con la ayuda de aquel militar que le sonrea
amigablemente, al entrar Maca no le gust demasiado verlo all con ella, se acerc y l le hizo una leve
inclinacin con su cabeza. Al darse cuenta de ese gesto, Esther se gir y la vio.
E_ Ya se han ido?
M_ S menos mal que nos han dejado ms material con esta proporcin de gente no s como nos vamos
a arreglar.
E_ Viene de UNICEF no quiso nombrar a Carolina.
M_ Si, mandan bastante ayuda se gir mirando al nio. Est tranquilo.
E_ Yo creo que Vilches le ha puesto algo, porque estaba muy inquieto, pero mira de momento est
aguantando ms que su madre, eso es buena seal.
412
M_ Vilches nos est haciendo la cena, bueno puso un gesto gracioso se mora de ganas de abrazarla
por detrs tal y como se encontraba. Nada especial, calentar unos botes, podras decirle al militar
sonrisitas que se marche?
E_ Por qu?, me ayuda es ms majo le dijo sonrindole a l y se mostraba orgulloso de que aquella
mwasi mondele le sonriera.
M_ Majo? se pregunt enarcando ambas cejas. Despus neg con la cabeza. Ay que pija por Dios!,
venga deja eso y a cenar.
E_ Voy ahora voy
M_ Me ests dando esquinazo?, prefieres al sonrisitas que a m?
E_ Quieres que te conteste? la mir fijamente con esa mirada desafiante en ella que tanta gracia le haca
a Maca.
M_ Est bien me voy no entres al cuarto del nio sin proteccin Esther.
E_ Ya lo s le respondi un tanto cansada de sus insistentes indicaciones.
M_ No hay besito? Esther la mir hacindole un gesto de susto hacia el muchacho que volvi a sonrer
. Vale vale as que no quieres besito no ser para no romperle el corazn, no?
E_ Puedes dejar de decir tonteras? se puso en jarras.
M_ Tengo que revisarte el culito.
E_ Maca!
M_ Me pones cuando me llamas as le contestaba de manera rpida mordindose el labio inferior.
E_ Por favor.
M_ Qu le voy a hacer? elevaba los hombros sonriente.
E_ Te puedes marchar?
M_ As tambin me pones no te doy penita?
E_ De verdad, eh! protestaba.
M_ Est bien est bien pero me lo debes le gui el ojo y cuando se iba se gir con gesto simptico
dicindole. Y an me falta saber que es eso que me tienes que decir que te produce tanto nervio me
tienes intrigada.
E_ Est loca susurr al verla salir, mientras la observaba sin perder detalle de su andar y sus gestos a
Vilches. Pero de pronto percibi el sonido del pequeo. Lo mir con gesto de miedo y sali hasta l, el
militar iba a seguirla cuando le dijo. No entres, no entres llama a Vilches por favor avisa
Gesticulaba nerviosa, pues el pequeo se estaba convulsionando, se estaba poniendo los guantes
pero no poda soportar verlo as, en ese estado, sin pensarlo, le cogi la cabecita para que no pudiera
morderse la lengua.
V_ Mierda convulsiones
M_ Esther los guantes! le ri.
E_ No puedo daros prisa deca con la tensin y el miedo reflejados en su rostro.
V_ Ya lo tengo sultalo.
M_ La bata, la mascarilla, joder lo ests tocando sin nada segua rindole.
E_ Ya voy Vilches est ardiendo.
M_ Le inyecto paracetamol? lo mir a los ojos mientras el nio convulsionaba.
V_ No lo siento pero no
E_ Vas a dejarlo morir? le pregunt casi fuera de s.
V_ No puedo hacer ms inyctale para sedarlo, poco a poco.
M_ Yo lo hago su voz reflej una tristeza aplastante.
E_ Vilches
V_ Esther ya vale?, o te meto en un camin y te mando a Espaa, vale!
413
Esther se dio la vuelta y sali despavorida de all, senta que el estmago le suba a la garganta,
senta que el dolor de ver al nio en aquellas condiciones y su ms que posible muerte, le estaban
perforando el estmago. Se quit las lagrimas del rostro, se apoy en el rbol ms cercano tratando de
recobrar el aliento, ech la cabeza para atrs se encontr con la oscuridad de la noche, con un dolor
indomable en su alma, entonces not una mano sobre su hombro.
Junto a Vilches la cena fue lo menos triste posible, l le cont la cara de Carolina, ese gesto era
notable de una buena respuesta de Maca, trat de distraerla sabiendo que en el fondo ella estaba lejos de l,
estaba ms cerca del nio. Neg con la cabeza cuando la vio marchar, cerr los ojos y suspir, iba a ser un
momento amargo.
Cuando entr ya con todo puesto, vio que Maca miraba al pequeo con los ojos apagados, de la
Maca coqueta de momentos antes cuando flirteaba con ella delante del militar, no quedaba nada, all haba
una mujer con una mueca repleta de tristeza, de pena, una mujer diferente que la miraba con los ojos
acuosos, demostrando que su corazn senta el estado de aquel pequeo.
E_ Me ha dicho Vilches que vayas, que cenes yo me quedo las primeras cuatro horas.
M_ Pero
E_ Por favor, no voy a poder dormir, al menos necesito cansarme y cuando me acueste casi desmayarme
sonri con pena.
414
M_ De acuerdo le cogi la mano y Esther agradeci aquel gesto. A cualquier novedad por pequea
que sea, me llamas. Vale?
E_ Claro.
M_ Est tranquilo
All estaba la criatura, y Esther que escuchaba perfectamente las palabras de Vilches en su cabeza,
senta como la pena la inundaba por dentro, se sent en la silla, Vilches le haba quitado los goteros, en su
piel unas pequeas manchas rojas iban apareciendo, su respiracin lenta y pausada daba la sensacin de
que poco a poco su vida se iba apagando. Esther lo tom en brazos, el pequeo suspiro, ella imaginaba a
los ngeles a su alrededor, deban estar all acunndolo con sus alas, dndole un amor que en ese momento
ella senta por aquel nio, el pequeo se acomod y ella sonri.
Fuera la noche comenzaba a refrescar, las nubes haban tapado la luna, sin duda estaba a punto de
llover, dos militares hacan ronda, vigilaban que nadie pudiera entrar a la fuerza, Maca pensativa se tomaba
las ltimas cucharadas de aquel bote. Vilches se haba estirado en el suelo, miraba el cielo buscando
estrellas, se haba puesto una chaqueta de manga larga, y en silencio compartan la noche como otras tantas
que haban compartido en iguales condiciones. Llevaban as algo ms de una hora, cuando Esther apareci,
sus ojos les dieron la noticia, sus lagrimas se desbordaron a su pesar, Vilches se levant llamando a un
militar, entraron hasta la cama donde yaca ya el cuerpo del pequeo sin vida, mientras fuera una suave
lluvia comenzaba a caer, Esther sinti un fro que los brazos de Maca en un abrazo tan clido como
necesitado le entreg, all se fundieron entre lagrimas llorando por aquel pequeo, que alguna vez les haba
sonredo, y que, aquellos ojos cristalinos mirando a Esther eran los que al cerrar los suyos se le aparecan
en su mente.
M_ Esther me gustara poder sofocar este dolor pero lo debes sentir y superar la haba apartado de
su cuerpo y la miraba fijamente.
E_ Lo s deca entre hipos.
M_ De acuerdo ve a la cabaa.
E_ No, quiero estar delante al menos habr que rezarle una oracin, no?
M_ Pues no saba que decirle.
E_ Pobrecillo pobrecillo.
El momento ms desagradable para cualquier persona era el del adis, para ellos como personal
sanitario, ante la perdida de una persona, era como una derrota, sus gestos serios y sombros, acompaaron
al beb envuelto en una sbana hasta su final, all, Esther pronunci una oracin por su alma, y antes de
que empezaran con su duro final, se gir y se march, Maca cruz una mirada preocupada con Vilches y
ste trag saliva, aquel nudo de la desesperacin, poda con l, sentirse atado de pies y manos al despedir al
pequeo, le provoca unas inmensas ganas de llorar. Hasta el gesto de los militares era duro y penoso, todos,
afectados por aquella muerte, una vez acabado el ritual para evitar cualquier propagacin del virus, se
retiraron sin palabras a sus cabaas.
Con un gesto serio y unas marcadas ojeras, Maca lleg hasta la suya, tom aire y entr, all en su
catre Esther estaba acostada, notaba que haba llorado bastante, as se lo deca su respiracin entrecortada.
Prefiri no decirle nada, se cambi, apag la luz y se dirigi hasta ella.
M_ Hazme un sitio Esther ella obedeci, se hizo a un lado dejando que Maca ocupara el vaco. La
estrech entre sus brazos dejndole un beso en la sien. Descansa.
E_ Gracias.
M_ No me las des
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Durante unos minutos el silencio entre ellas dej paso al ruido del agua golpear la cabaa, Esther
respiraba a golpes, las lagrimas caan por su rostro a pesar de no quererlo ella, la pena de su corazn era tan
grande que agradeca la compaa de Maca a su lado. Llevaban as un rato cuando la voz de Maca suave,
susurrante repleta de ternura le dijo al odo.
M_ A m tambin me gustara intentarlo, y tambin me gusta que me beses, y s que no es fcil y si, tengo
miedo a tener algo ms contigo que una simple atraccin Esther de repente se qued muda, quieta como
una estatua. Pero me gustara intentarlo.
Hubieron largos segundos de silencio, largos para Esther, eternos para una Maca que saba no
dorma y lo peor es que no obtena respuesta, hasta que Esther se gir, la mir con los ojos emocionados y
busc en la oscuridad sus labios, se besaron suavemente y su cabeza busc el refugio en el pecho de una
Maca que temblaba tanto o ms como Esther.
La noche se les pas en un duermevela conjunto, a veces Maca abra sus ojos para ser consciente
que quien la acariciaba, la abrazaba era Esther, que aquel cuerpo que a veces saltaba sin poder evitar alguna
pesadilla, era el suyo, y en ese momento, las caricias lentas y un pequeo susurro como si acunara a una
nia, salan del corazn de Maca por un pequeo agujero que se haba formado en su gran Muralla China.
Y cuando a la mente de Esther llegaba el cuerpo inerte de aquel pequeo nio entre sus brazos, cuando
not como exhalaba su ltimo suspiro en la vida, abra los ojos sintiendo un miedo desbocado, un miedo
atroz que tan solo se tranquilizaba al notar como los brazos de Maca rodeaban su cuerpo, tan fuertemente
suave que le daba la tranquilidad que buscaba, sin ella, aquella noche se hubiera convertido en un infierno,
all, recibiendo su calor cada vez que abra los ojos se senta capaz de seguir adelante, mientras tap el
cuerpo del pequeo, pens que se haba quedado sin fuerzas, que no podra seguir que no era lo
suficientemente fuerte como para aguantar aquel mundo de locos, aquella vivencia superaba todo en ella,
pero all estaba Maca, para darle la fuerza y la seguridad que tanto anhelaba.
El sol an no haba salido del todo, se mostraba coqueto, juguetn entre las nubes, pareca perezoso
a dejarse ver con todo su esplendor. Eso pensaba un Vilches algo melanclico, los ltimos acontecimientos
y la falta de escuchar la voz de Cruz, le haban dejado ese da bastante por los suelos.
En la cama Esther haba notado el vaco, su compaera haba desaparecido pero se senta tan
cansada, tan desbordadamente cansada que pens en estar un ratito ms all, cerr los ojos sin dormir, solo
necesitaba calmarse, las palabras de Maca una vez despierta haban aparecido en su mente como si fuera un
torrente de agua fresca. Una a una las repasaba, se daba cuenta que haba jugado con ella, sonrea mientras
alzaba las cejas en seal de no tiene remedio, pero entonces un miedo corra por sus venas, aquello que
quera intentar qu era realmente?, llevar una relacin seria, o amigas con derecho a ms roce del
acordado en un principio. Le gustaban sus besos, le gustaba su compaa, y?. No pudo seguir con sus
preguntas porque oy como la puerta de la cabaa que haca un ruido ensordecedor por mucho cuidado que
llevara Maca se abra, cerr los ojos, ella tambin saba jugar.
Al abrir la puerta Maca reneg para sus adentros La madre que la pari, tendr que echarle aceite,
uf an nos quedan como mnimo cuatro das de locura me gustara poder conseguir que esos cuatro das
esta cabaa se convirtiera en un bello palacio para mi Reina. Joder Maca que cursi ests!, que peligro
que peligro si es que fjate que carita ay Maca cuidado no te pierdas demasiado!, t ya sabes
poco a poco y con cautelas, nada de enamorarte!, eso est prohibido!. Se acerc con paso muy sigiloso,
sonriendo al verla all dormida, dej sobre el suelo la bandeja ponindose de rodillas, la mir sonriendo
le encantaba aquella mujer, le acarici con cuidado la mejilla y le retir el flequillo. Esther abri los ojos.
M_ Buenos das.
E_ Mmmm, buenos das se hizo la remolona movindose un poco en aquel catre.
M_ Qu tal has descansado?
E_ A tu lado bien y t? le pregunt sonriendo.
M_ Lo mismo not como se pona colorada y aquello era nuevo para ella. Esto que te he trado el
desayuno.
E_ Vaya eso es todo un detalle por tu parte! sonrea sentndose mientras Maca se giraba a por la
bandeja, al volver a su sitio coincidi con el movimiento de Esther que por un breve segundo mostr sus
pechos. Ey que se te cae! ests tontita eh?
M_ Qu? le pregunt algo turbada sin entender realmente que le estaba pasando.
E_ Gracias le acarici la cara con suavidad.
M_ Un placer le sonri ante ese gesto. Lo de patosa se contagia eh? Esther sonri.
E_ Y t?
M_ Ya me he tomado la ma, tena mucha hambre.
E_ Cmo vamos de comida?
M_ Para ti mal al final voy a temer que se hagan realidad las palabras de Teresa Esther la mir
mientras masticaba con ansias aquellos bollitos. Como se nos acaben las provisiones igual me comes a
ti.
E_ Mmm dijo tratando de hablar con la boca llena.
M_ Tranquila tranquila le deca sonriendo de lado mientras quien se la coma era ella con los ojos.
E_ No que te quera decir que, con o sin provisiones pienso comerte igual le dijo mirndola
intensamente a los ojos con un gracioso juego de cejas.
M_ Ah si? le pregunt boquiabierta enarcando su ceja derecha.
E_ Aja susurr con la comida en la boca.
M_ Interesante dijo sintiendo como su sangre se revolucionaba de inmediato, despus de contraer la
barbilla y asentir varias veces.
E_ Te lo parece?
M_ Mucho s digamos que es una buena opcin no se me haba ocurrido, es ms, ahora que recuerdo,
no he desayunado nada ms que un triste vaso de leche deca poniendo gesto de pena, mientras se iba
incorporando ante la sonrisa de Esther.
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E_ Pues yo tengo mucha hambre y no pienso darte mi bollito se medio giro para ocultarlo.
M_ Quin habla de ese bollito?, eh? le apart el bollito y fue tumbndose sobre ella hasta estar encima
. Yo hablo de este precioso bollito.
Dicho esto bes su cuello, Esther cerr los ojos suspirando sus manos pasaron por la cintura de
Maca, quien iba subiendo poco a poco por el cuello, tom entre sus labios el lbulo de la oreja, mientras
las manos de Esther iban subiendo por su espalda tan levemente que a su pas senta como la piel de Maca
se erizaba, ambas suspiraron. Maca se separ y la mir, sus ojos se quedaron por segundos atrapados,
lentamente iba a besar aquellos labios que se mostraban sonrojados, entreabiertos dispuestos a recibirla
clidamente. Cuando estaban a un milmetro de encontrarse el silbato son.
Entonces se miraron los tres, y comenzaron a rer de buena gana, liberaban una tensin que llevaban
clavada en el alma, pronto las sonrisas se fueron volviendo carcajadas, y acabaron siendo lagrimas.
Cuando Esther termin de ducharse, lleg a la cabaa dispuesta a recoger sus cosas y unirse a sus
compaeros, al abrir, vio sobre su cama una flor, extraa, de un color violeta intenso y en las puntas
rosceo, era como si con esa visin de aquel regalo de Maca, alguien hubiera destapado una lata, y en el
interior un cmulo de emociones y sentimientos salieran como necesitados de expandirse, expansionarse
alrededor, la cogi entre sus manos mientras unas lagrimas le caan por sus mejillas, la oli, desprenda un
perfume suave pero intenso, cerr los ojos y escuch tras ella mientras unas manos rodeaban su cintura.
M_ Me recuerda a ti, t eres como ella, es especial, casi nica, tiene un olor maravilloso, y es hermosa le
deca mientras la balanceaba con suavidad Y si la miras mucho acabas como tontita, y ni te cuento si la
acercas a tu piel es suave como t.
E_ Vaya le dijo emocionada.
M_ Eh peque por qu lloras? la gir y le puso su mano en la barbilla.
E_ Maca, lo siento es que nadie haba hecho esto por m antes, quiero decir se suba los mocos como
poda y mientras la miraba le dijo. Nadie me haba dicho algo as pero bueno mira debo estar
horrible.
M_ Ests preciosa le sonri.
E_ No quiero volver a ver un nio morir en mis brazos Maca crees que estoy preparada para estar
aqu?, tengo miedo le dijo con una necesidad brutal.
M_ No digas eso, el primer nio, la primera persona, siempre te lleva a pensar que no lo vas a soportar.
E_ Es que si no hubiera sido por ti, si no hubieras estado a mi lado y si no estoy preparada como dijo
Vilches? la mir con el miedo en sus ojos.
M_ Claro que lo ests le dijo con pleno convencimiento mirndola con el ceo fruncido. Solo que
llevamos tres das aqu, intensos, no descansamos, solo hemos tenido tres casos pero uno ha sido un nio,
es lo ms duro de trabajar en frica te lo aseguro.
E_ Maca escondi su cabeza en el pecho de la mdico.
M_ Venga Esther le provocaba tanta ternura hasta ese momento no haba sido consciente de aquel
sentimiento que naca en ella cada vez ms fuertemente. Escchame, no quiero que vuelvas a dudar de si
vales para estar aqu, vales y mucho, entendido?
E_ Vas a pensar que soy tonta.
M_ No, pienso que eres maravillosamente sensible a pesar de lo que vas a sufrir aqu, me gustara que
esa parte de ti no cambiara.
E_ Uf es preciosa! dijo como escape ya que no poda decir nada ms.
M_ Como t.
Entonces volvi a sonar el silbato, varias veces, se miraron alzando las cejas con ganas de poderse
entregar un beso tranquilo y entregado, pero lejos de ello, Esther deposit la flor donde la haba encontrado
y con una sonrisa de Maca que le transmita todo el apoyo que poda, pas por delante sin tiempo que
perder.
La cola que se form era grandiosa, hombres con media casa en carretas, mujeres con colchones en
su cabeza, otras con ropa en un fardo, nios llorando hambrientos, sedientos. Todos llegaban con el mismo
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gesto de abandono, con el mismo gesto de tristeza, all Esther los vea llegar, casi pelearse por pasar
primero, ante el desorden que surgi, rpidamente llegaron los refuerzos militares, la gente al verlos, se
detena, se callaba y todo eso pasaba por los ojos de Esther que se haba quedado paralizada ante la
aglomeracin de gente all.
El trabajo fue duro, el sol ya haba decidido justamente en ese momento que ellos comenzaban a
trabajar, a aparecer en su mximo esplendor, apretaba con fuerza, radiaba con una intensidad que el sudor
molestaba, hasta casi producir mareo. Los militares finalmente consiguieron una especie de tela y con
ingenio pudieron apaarla all para que actuara de parasol. Mientras los mismos militares decidieron
encargarse del agua, para aligerar un poco la cola que se estaba formando. Aun as, el panorama era
desolador. Llevaban ya siete personas atendidas, cuando se oyeron unos gritos de un hombre, todos
miraron hacia el lugar, los militares apuntaron con los fusiles, el hombre haca aspavientos sin parar.
V_ Qu le pasa?
M_ No lo s est sealando algo, voy a ver respondi dejando su puesto.
V_ Ni se te ocurra.
M_ Vilches es una mujer dijo saliendo abrindose paso entre la fila.
V_ Mierda! reneg pues Maca se haba metido entre la gente que empujaba por entrar.
E_ Voy con ella.
V_ T no te mueves de aqu se mostraba nervioso con su frente fruncida.
E_ Vamos protegidas Vilches.
V_ De la rabia de la gente?. T militar!, por favor protege a mi mdico! le dijo a un militar que sali
con el fusil en su mano y la gente le fue haciendo un pasillo.
M_ Vilches est a punto de parir, necesito a Esther!
V_ Traerla Maca por favor! entra aqu ests loca! le recriminaba sin verla solo la oa.
E_ Vilches djame ir le deca con los ojos repletos de miedo y un nerviosismo exasperado.
V_ No.
M_ Vilches preparar la sala de parto, que el nio viene ya y la madre tiene problemas.
V_ Cerrar la alambrada dijo pesaroso saba que aquello an enfurecera ms a la gente y deba esperar a
que al menos Maca estuviera dentro. Cuando entre ella.
E_ Voy preparando las cosas se march de all a preparar la mesa donde ya haban trado al mundo al
hijo de Kima.
V_ Dejen paso paso deca haciendo aspavientos mientras vea como Maca acompaada del hombre
y el militar traan a la mujer. Maca la mascarilla!
M_ Lo siento me la han arrancado.
V_ Joder de esta no nos libra nadie.
M_ Vilches tiene el pulso muy dbil. Dnde est Esther?
V_ Lo est preparando todo, cerrar la alambrada hostias! grit enfadado consigo mismo y con el resto
del mundo.
M_ No podemos parar Vilches, vienen muchos ms.
V_ Y qu pretendes qu haga, eh? estaba realmente molesto.
E_ Aqu, ya est todo preparado.
M_ Sigue t sigue t y en cuanto acabe voy
V_ Joder reneg con rabia. Ponte una mascarilla.
E_ Maca est sangrando abundantemente.
M_ Lo s lo s se oan desde all los gritos de la gente pidiendo ayuda.
E_ Es una pesadilla susurr.
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M_ Olvdate de todo y aydame.
E_ De acuerdo
All se quedaron con la mujer que no tuvo mayores complicaciones para parir que luchar contra su
propio cansancio, el hombre a su lado sin separarse de ella, sonrea mostrando sus dientes como perlas. El
gotero, secarle el sudor, Esther era una estupendo ayudante para esos casos, una vez naci el nio lo cogi
sabiendo cual era el ritual, se dio prisa para dejarlo limpio, y envuelto en una toalla se lo entreg a la
madre, sin poder evitar sentir ese pellizco de rabia en la vida, por lo que la noche anterior haban tenido
que perder.
Al salir, una vez pasado la tensin con la mujer, se llev al marido para que Vilches lo revisara, las
cosas parecan estar al borde del caos, la gente segua pidiendo por clemencia agua, alimento, y ellos de
manos atadas sin poder hacer otra cosa que lo que hacan.
Siguieron trabajando, llevaban algo ms de cuatro horas intensas all, sus rostros, sus msculos, todo
comenzaba a resentirse justo cuando oyeron un camin llegar. Se dieron la vuelta y agradecieron ver a dos
mdicos ms, y una enfermera todos, con el chaleco de la Cruz Roja.
V_ Menos mal no podemos con todo le dijo al primer hombre que lleg para presentarse.
Pi_ Mi nombre Pietro.
V_ Bienvenido Pietro trais ms instrumental?
Pi_ S, te presento a Luca, doctor y Liliana enfermera.
V_ Maca y Esther, yo soy Vilches.
Pi_ Vamos all.
Una vez finalizadas las presentaciones, comenzaron a trabajar los otros tres tambin, abrieron un
trozo ms de alambrada y los pobres seres humanos que casi desfallecan por el calor y el sol que les daba
de pleno sin nada donde poder refugiarse, agradecieron aquel gesto. Tambin haban trado agua y con
decisin Luca, el doctor le dijo algo a su compaero.
La gente reciba el agua como si con ello les dieran ms vida, el trabajo era continuado pero al
menos ya no escuchaban voces. Cuando el cansancio empez a hacer mella en los tres cooperantes de
Mdicos sin Fronteras, Vilches habl con Maca para que ella y Esther y uno de los dos mdicos
descansaran con ellas. As determinaron que fuera como ellas Luca que tras luchar con los que estaban al
otro lado de la alambrada volvi exhausto. Juntos se fueron hasta la sombra del rbol, el chico ms o
menos sobre unos cuarenta aos, moreno, de facciones bien marcadas y barba de dos das, sac una
mochila y se acerc a ellas que trataban de encontrar una variedad entre las latas que les quedaban.
L_ Permiso bambinas Maca se gir insofacto, aquel tono no le gust demasiado, Esther lo mir algo
aptica, y muy cansada. Aqu trajimos algo de pasta para nuestros compaeros.
E_ Gracias la verdad que estoy un poco harta de las latas sonri.
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L_ Imagino le devolvi una hermosa sonrisa que reflejaba amabilidad.
E_ Mmmm que buena pinta tiene esto deca sentndose junto al hombre.
L_ Me alegro bella bambina que te guste.
E_ A estas alturas me va a gustar un macarrn puesto sobre una piedra l sonri. Maca t quieres?
M_ No, yo me quedo con mi lata su gesto era bastante tranquilo aunque su voz son algo acerada.
L_ De qu parte de Espaa eres, Esther? le pregunt como si dudara de su nombre.
E_ S Esther le sonri.
L_ Oh, mi bella madonna como se agradece una sonrisa como la tuya en un lugar as sonrea con su
mano en el pecho.
E_ Gracias lo mir algo sonrojada. Soy de Madrid. Y t?
L_ Miln.
E_ El ao pasado estuve en Miln, preciosa ciudad trataba de mantener una conversacin que por un
momento le dejara tener su mente en blanco, demasiados problemas juntos, demasiadas emociones.
L_ Para m, la mas bella di mondo.
E_ Si oye Maca no quieres probarlos estn de muerte le dijo ante su pesado silencio.
M_ No, gracias no s me da muy bien la pasta.
L_ Oh eso es un pecado.
M_ Ms pecado es querer ser gracioso y no tener gracia le dijo sonriendo algo cnica.
E_ Esto hace mucho que ests aqu?, en frica trat de intermediar.
L_ Certo, dos aos duros aos
E_ Ya.
L_ T?
E_ Pues ha perdido la cuenta dijo volviendo a sonrer y haciendo que l sonriera. Creo que veinte das
o por ah.
L_ Vaya te toc esto, ya!
E_ Si asinti algo cortada mirando hacia Maca. Pero tengo muy buenos compaeros, me lo hacen ms
sencillo.
L_ Entiendo asinti l tambin mir a Maca. Maca?
M_ As me llaman, s le respondi con cierto tono cido.
L_ T mucho tiempo?
M_ Oh si mucho exager.
E_ Qu es eso? le pregunt pues le estaba haciendo sentirse incmoda con su estado borde.
L_ Un rico postre de dikongo y caa de azcar.
E_ Puedo probar? sonrea al pensar en que poda comer pltano y eso le dara ms fuerzas.
L_ Es postre para una bella dama.
E_ Gracias le dijo turbada.
M_ Oye t! no te cansas de hacer el payaso? le espet de golpe al hombre que la mir con gesto
ofendido Si hombre, no te cansas nunca de decir tanta tontera?
E_ Maca.
L_ Acaso decir a Esther que es hermosa, es una tontera?
V_ Maca, Esther!
M_ Ya vamos no, tienes razn, Esther es hermosa, t eres la tontera le apunt con el dedo ndice.
L_ Si fueras un hombre
M_ Qu?, me partiras la cara? lo mir desafiante enarcando su ceja derecha.
E_ Maca ya est bien por favor
M_ Claro Esther claro que est bien se levant y se fue.
L_ Gilipollas susurr.
E_ Tampoco te pases le dijo enfadada comindose el postre a toda prisa.
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Hasta el puesto donde guardaban la ropa de proteccin lleg Esther, su gesto era de cierto
desconcierto, la reaccin de Maca no era para ella esperada, era cierto que aquel pelma se haba pasado con
tanta insistencia con ella. Un momento!, pens, igual se ha sentido desplazada, ella es la devora
mujeres se habr molestado por eso?, qu infantil soy!, lo mejor es no darle ninguna importancia.
Esther miraba a su alrededor, era extrao que Maca no estuviera, as que fue hasta el hospital, al
pasar por delante de la puerta del lavabo que ellas usaban, oy su esfuerzo y se qued perpleja. La voz de
Maca lleg a ella ntidamente:
M_ el bola se manifiesta de muchas maneras ms que nada son sangrados, pero suele comenzar con
vmitos, dolores de cabeza
Todo su cuerpo tirit de miedo, a Maca el da anterior le dola la cabeza, ahora vomitaba, tena muy
mal aspecto, bueno ella misma lo tena, su miedo era atroz pero no quiso mostrarlo cuando vio como Maca
sala con los ojos an llorosos del sobre esfuerzo que se notaba haba hecho. Al verla all la mir con algo
de malestar que indujo rpidamente a Esther a disculparse.
E_ Te estaba buscando Maca se acerc hasta ella quitndose el guante y tocndole la frente. Ests
sudando has vomitado?
M_ S un poco hizo un gesto de malestar.
E_ Ve acustate un rato descansa.
M_ No, no se me pasara, me ha debido sentar mal la comida.
E_ Eso ha sido el italiano ms pelma le dijo sonriente aunque por dentro tena una necesidad de gritar
que le empujaba a apretar sus puos para no hacerlo.
M_ Pues t parecas encantada.
E_ Mujer!, como no iba a estarlo, si te tiene a ti delante que eres tan guapa, y me piropea a m, eso
francamente es como para estarlo, no!
M_ Muy graciosa.
E_ Molesta? sonri.
M_ Un poco la mir de reojo.
E_ Qu puedo hacer para compensar ese malestar? sonrea.
M_ Luego hablamos.
E_ Vale, luego de que te acuestes un rato y descanses, ahora somos ms y podemos llevarlo mejor.
M_ No, no debe ser un poco de italianitis aguda, porque en mi territorio no se mete nadie, y t eres ma.
Entendido, peque? le toc la nariz.
E_ Ah, soy parte de tu territorio!, adems de altiva posesiva menuda pieza me ha tocado en suerte!
M_ Lo vas a pagar caro le dijo entre cerrando los ojos.
E_ Me encanta pero cuando la vio andar delante suyo sinti un pinchazo agudo en su alma. No puede
ser no nos puede pasar a nosotros ests muy susceptible Esther.
Siguieron por tres horas ms, ningn caso todo satisfactorio, a parte de alguna infeccin que ms
tarde en el campo les trataran, heridas superficiales, sntomas de hambruna por los das caminando,
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deshidrataciones, nada ms. Al terminar, todos echaron sus batas, sus guantes, mascarillas a la hoguera de
la purificacin como le haba llamado Pietro.
V_ Os vais ya?, iba a sacar un poco de whisky y as brindamos dijo con irona.
Pi_ Si nos vamos s creo que debemos descansar, all se nos acumula el trabajo.
V_ Con gusto iramos a ayudaros pero elev los hombros en seal de lastima.
L_ Pues yo espero que si vengas a visitarnos bella dama le dijo bajito en el odo a Esther, nadie ms que
ella lo escuch.
E_ Lo siento pero no creo que pueda, aqu estamos desbordados entonces sinti la mirada de Maca.
L_ Puedo visitarte yo?, me encanta esa sonrisa me gustara saber ms de ti.
E_ No hay mucho que saber, te agradezco tu amabilidad pero
L_ Preparo unas cenas sorpresas que te aseguro te quedaras con la boca abierta.
E_ Yo tambin tengo sorpresas que te dejaran con la boca abierta le dijo sonriendo notando como Maca
se cabreaba ms.
L_ Ah si? me gustan las mujeres como t.
E_ Compartimos algo, ves a mi doctora?
L_ La engreda esa, s.
E_ Pues a mi me gustan las mujeres como ella le musit muy cerca del odo haciendo que Maca se
encendiera y fuera hacia ellos.
L_ Porca miseria susurr.
E_ Ya ves hola Maca le sonri ampliamente.
L_ Me voy, ciao.
E_ Cmo ests?
M_ Qu le ha pasado?, ha huido? sonrea incrdula.
E_ S me gusta ms mi militar sonrisitas que este pesao. Y ahora a descansar le coga del brazo para
marcharse hasta la cabaa.
M_ Qu le has dicho? la detuvo en seco.
E_ Nada bueno, vale le he dicho que yo soy de tu propiedad privada, que no te gusta que nadie invada
tu territorio y que la ltima vez que alguien lo invadi, result chas!, capado.
M_ Ests loca la miraba con una sonrisa en sus labios, entre incrdula y adorada.
E_ Aunque deberas explicarme realmente que somos.
M_ Cmo qu que somos? la miraba negando con la cabeza.
E_ Exacto, si hay algo que no soporto es que nadie se crea que me puede mandar, no soporto a la gente que
es posesiva, y t, segn me aseguraste no lo eras, no?, o me engaaste?
M_ Bueno estamos a la paz t tampoco lo eras no?
E_ Y?, yo cundo he dicho o hecho algo que demuestre lo contrario?
M_ A Carolina si hubieras podido, la hubieras traspasado con tu mirada yo no soy celosa dijiste!
E_ Yo nunca he dicho eso se defendi.
M_ Yo tampoco lo he dicho, todo son imaginaciones tuyas. Ahora bien, nadie toca lo que es mo, y t, eres
ma le dijo sonriente mirndola a los labios, entonces mir a un lado donde los militares estaban y
enarc una ceja. Vamos a la cabaa?
E_ Tengo cosas que hacer le dijo seria rascndose la cabeza.
M_ Qu cosas?
E_ Echar piedras al ro se miraron y dieron una carcajada tan fuerte que todos las miraron y al hacerlo
vieron a dos mujeres blancas abrazarse con fuerza. Vale, soy celosa, mucho t has despertado los celos
que nunca tuve.
M_ Me alegro t has despertado en m el derecho a la propiedad.
E_ Pero sers! le golpe en el brazo graciosamente.
M_ Au!
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V_ Eh vosotras!, dnde creis que vais? les dijo ponindose en jarras.
M_ Vamos a descansar.
V_ Yo voy a descansar?, he dicho algo de descansar? miraba atnito a ambas. Pues a trabajar.
E_ Vale yo te ayudo, Maca que descanse.
M_ Qu pasa no puedo ayudar?
E_ No, t a descansar.
M_ Est bien, celosa, marimandona, menuda pieza me ha tocado en suerte! se fue renegando.
E_ Vilches podemos hablar?
V_ Claro sentmonos que no me noto los pies. Qu te pasa?, yo no soy Teresa para dar consejos de
seorita Pepins.
E_ No es eso sonri nerviosa. Es Maca
V_ Qu te ha hecho esa poca cabeza?
E_ Ayer le dola la cabeza, y ahora acaba de vomitar la mirada de Vilches la aterr ms an. No te ha
dicho nada dice que le ha sentado mal la comida pero
V_ Joder cerr los ojos asustado. No me jodas Esther no me jodas
Maca se haba acostado en el catre de bamb, suspirando profundamente se senta agotada, sin
fuerzas, la situacin se haba complicado bastante, cuando salieron de su aldea pensaban que iba a ser duro,
pero no como lo estaba siendo. Ante Esther quera mostrarse fuerte, no quera que la viera afectada por la
muerte de aquel pequeo, no quera que adivinara que estaba muerta de miedo, que tres casos eran ms de
los que haba vivido, y que estaba segura llegaran ms. No quera demostrarle que se mora de miedo por
el paso que haba dado con ella, que lo haba hecho a ciegas, echndose del avin sin paracadas, que no
quera fallarle y que cuando le pregunt qu somos?, con esa voz maravillosa, con esa sonrisa mgica, con
esa ternura que desprenda, no se atrevi a decirle no lo s, no s que somos, solo s que quiero estar as, a
tu lado. El miedo le iba venciendo terreno en su alma, en su corazn, y en ese momento, ms que nunca
echaba de menos a Teresa, la necesitaba, para decirle las palabras justas, que Esther no tena nada que le
hiciera parecerse a Julia, y que deba intentarlo, al menos eso se lo trataba de repetir en su cabeza.
La voz de Vilches la hizo sobresaltarse, sin duda no iba a descansar, deban haber llegado ms
refugiados, y ella, no tena fuerzas ni para levantarse. Abri la puerta tras una exhalacin profunda y all se
los encontr a los dos, con rostros serios.
M_ Qu pasa?
V_ Pasa que no me has dicho nada de vmitos le dijo enfadado.
M_ Vilches se medio quejo mirando a Esther con algo de enfado.
V_ Pasa que ayer te dola la cabeza, pasa que voy a reconocerte.
M_ Por favor estoy con la regla, es todo normal.
V_ Te tocaba? le pregunt con el gesto serio.
M_ Se me ha adelantado dijo con cautela al ver su gesto se quej abriendo los brazos. Vamos
Vilches!
V_ Al hospital te doy dos minutos para que llegues.
M_ Por qu le has dicho nada, eh? le ri sin querer.
E_ Maca es mi deber decirlo estoy segura que no ser nada.
M_ Pues si ests segura que no es nada, haberte callado la boca!
E_ Deja de ser egosta, quieres!
M_ Egosta? la mir sin entender.
E_ S, deja de pensar en ti nada ms ya es hora que dejes que los dems nos preocupemos de ti.
M_ No lo necesito, gracias!
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Hecha una furia lleg hasta el hospital, all un Vilches con gesto realmente preocupado la esperaba.
Verlo as le impact, tras ella se detuvo Esther.
V_ Voy a reconocerte.
M_ Pero Vilches por el amor de Dios. No he hecho nada que no entrar dentro del protocolo, no he
tocado a nadie sin guantes, llevamos cuatro das aqu no es tiempo suficiente para desarrollar el virus, no te
dejes guiar por la paranoia de Esther le deca al punto de la histeria.
V_ Maca voy a reconocerte y punto.
M_ Joder pero no te das cuenta! las venas de la garganta se marcaron.
V_ Me doy cuenta que ests mal.
M_ Ah y t no?, os habis mirado en un espejo, coo? deca fuera de s. Vale te vas a quedar ms
tranquilo, ale reconceme.
E_ Yo no estoy paranoica, solo me preocupo por ti.
M_ Perdona he vomitado una vez, y la culpa la tienes t.
E_ Yo? le pregunt atnita.
M_ S, t o ya no te acuerdas del? ahhh ahhhhhh no pudo acabar la frase porque Vilches le meti un
palo en la boca para revisarla pero ella trataba de seguir hablando ofuscada y porque no decirlo, muerta de
miedo sus sntomas podan llevar a confusin, hasta a ella misma. Ahhah aggggg.
V_ Cllate haz el favor, no hay manera de reconocerte.
E_ Desde luego encima que me preocupo por ti me llamas paranoica le dijo realmente enfadada.
M_ Ahahaha mova el dedo hacia Esther. Mmm ahhh.
V_ Te quieres callar que no veo!, pareces Mona, leche!
M_ Joder protest nerviosa. Estis locos!, ambos pero qu os pasa?
V_ A ver resopl. Vale igual nos estamos pasando dijo finalmente.
M_ Creo que estamos cansados y deberamos pensar con un poco ms de cordura
E_ Lo siento dijo al ver el gesto de calma de Vilches.
V_ Djame que te siga reconociendo.
M_ Vilches no tiene lgica por favor cmo voy a tener el bola?, piensa un momento.
V_ Si tienes razn se frotaba la frente.
M_ Vale estamos cansados eso es todo les dijo mirndolos a los dos alternativamente.
E_ Lo siento pens que lo siento sali de all con gesto apenado.
V_ No tiene la culpa de haber sentido miedo Maca.
M_ Lo s Vilches por favor descansa, has perdido los papeles.
V_ No quiero volver a pasar por lo mismo.
M_ Yo tampoco pero as lo nico que nos va a pasar es que al final vamos a perder la concentracin en
lo que debemos tener claro, nosotros, si estamos mal es ms fcil cometer un error.
V_ Hoy ha sido un da duro.
M_ Por eso necesitamos descansar, deja los informes para maana, no va a pasar nada, no creo que sean
los ltimos que hagamos, no crees?
V_ Est bien ests segura que has vomitado por la regla? le pregunt alzando una ceja.
M_ S Vilches me estoy tomando calmantes, imagino que debo estar floja y eso es todo.
V_ Est bien asenta algo nervioso, sin duda se haba dejado arrastrar por el miedo. No seas dura con
ella.
M_ Para nada.
V_ Se ha preocupado por ti.
M_ Lo que pasa es que no quiere perderme sin probarme bien le gui un ojo y le entreg una sonrisa
que le ayud ms que darse cuenta que estaba limpia del virus. Yo me quedo vigilando, descansa.
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As lo hizo, Vilches se march y la dej sola, se apoy en la camilla resoplando con fuerza, el miedo
es libre sin duda, y ella lo reconoca en si misma, cmo no iba a estar asustada Esther?
La busc y la encontr en el ro echando piedras, con fuerza, la observaba con una sonrisa tmida,
esas sonrisas que no quieren demostrar que pueden ser amplias porque as se sienten, sino, quieren tener
algo que esconden bajo control, y en el caso de Maca, ese control, no le era fcil desempearlo. Esther no
haba escuchado sus pasos aunque supona que iba a llegar.
M_ Es una buena descarga de adrenalina, pero te deja el hombro destrozado se acercaba a ella dejando
una distancia prudencial.
E_ An sigues pensando qu estoy preparada para estar aqu? ech una piedra con toda su fuerza, que
rebot varias veces sobre el agua para perderse finalmente en el fondo.
M_ Nunca he conseguido que rebote tanto! deca realmente sorprendida.
E_ No te burles.
M_ No me burlo.
E_ Ya se gir para marcharse pasando junto a Maca pero su mano sujetando el brazo de la enfermera la
detuvo.
M_ Oye.
E_ Qu?, he metido la pata, lo siento!; me asuste, tienes mala cara y vale reconozco que no deb
decirle a Vilches deb
M_ Esther, has hecho bien si es lo que t pensabas que era lo mejor, vale?. Siento lo de antes creo que
hemos perdido los nervios todos. Y no lo sientas ms, ven aqu la llev de su mano hasta una piedra que
haba cerca del ro y la oblig a sentarse a su lado. Venga, sintate.
E_ Me siento estpida le dijo de repente.
M_ Ests cansada como lo estamos todos, es normal, vers hace cuatro aos salimos a un misin como
esta, no fue tan aparatosa pero era el bola, igual. En aquel momento en nuestro grupo haba una
voluntaria holandesa, era mdica y se estaba especializando en el rea de epidemiologa, no es normal que
una voluntaria nos acompae en estas misiones porque son realmente peligrosas ya lo ves, pero insisti y
tras recibir un permiso especial, se vino suspir y los ojos se le nublaron mientras miraba el suelo.
Estuvimos tres das y tan solo un caso de bola, no hicimos cuarentena porque habamos tomado todas las
precauciones, pero cuando volvamos era en el Norte tardamos cuatro das en volver, comenz a sentirse
mal, y desarroll el virus, Vilches, yo y la enfermera que estaba en ese momento, no podamos dar
crdito a aquella situacin, lo pasamos realmente mal, se nos muri sin poder hacer nada prcticamente,
fue un golpe muy duro para todos, por eso soy tan meticulosa contigo, porque viva la experiencia de
perder a una amiga, sin poder hacer nada entonces la mir sus ojos estaban completamente anegados por
la tristeza Entiendo tu preocupacin, entiende t ahora la reaccin de Vilches, cuando salimos dijo
aquello, de abandonarnos si nos pasaba algo, es muy duro Esther, y yo no soportara volver a pasar aquello.
E_ Lo siento, debi ser muy fuerte, lo imagino neg con la cabeza.
M_ Mucho. Pero sabes qu?
E_ Qu?
M_ Me alegro que te preocupes por m, si asinti contrayendo la barbilla. Eso es un tanto a tu favor.
E_ Idiota murmuro sonriendo.
M_ Eres buena Esther, muy buena en esto, aprendes muy rpido y no quiero que dudes en nada, todos nos
equivocamos vale peque?
E_ Vale. Pobre Vilches.
M_ Si es que en el fondo no podis vivir sin m, ya lo s.
E_ Ayyyy eres repelente.
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M_ Cmo los repele mosquitos?, pues te advierto que me encantara ahora mismo chupar la sangre de tu
cuello Esther se mordi el labio sonriendo. Vamos?
E_ Adnde?
M_ A la cabaa de momento luego veremos que se nos ocurre hacer le musitaba con esa voz que la
derreta.
E_ Pero si ests muerta!
M_ An as, sigo estando divina e irresistible.
E_ Anda tira que cruz!
Entraron a la cabaa y decidieron acostarse cada una en su catre de bamb, los nervios y el
cansancio eran necesarios aplacarlos descansando bien, se durmieron mirndose con una ligera sonrisa en
los labios. Otra vez todo bajo control, otra vez todo descontrolado, maravillosamente descontrolado para
ambas en lo que se refera a su interior.
Un sonido fuerte las despert, tras ese sonido nuevamente el silbato, se levantaron a la vez, miraron
por la ventana y despus se quedaron mirndose con temor.
M_ Es de da?
E_ Joder Maca nos hemos dormido dijo mirando la hora.
M_ Mierda!
Salieron corriendo y all las esperaba Vilches, las mir a las dos.
Era cierto, la gente comenz a llegar, pero contrariamente al grupo anterior, no alzaban la voz, no
gritaban, no pedan agua, ni ayuda. Algo extrao porque se supona que venan por el mismo camino, y
deban llevar los mismos das de cansancio. Todo transcurra normal, los nios, las mujeres, todos se
dejaban revisar sin problema, Esther reparta sonrisas, al mismo tiempo que material a uno y otro, Vilches
y Maca, trabajaban con toda la concentracin que podan, que el calor les dejaba.
Vilches terminaba de reconocer a un hombre, se esper all ya que la mujer y sus dos hijos venan
detrs, Maca iba a reconocer a la mujer cuando algo en su brazo le llam la atencin, su gesto fue captado
por Esther, Maca apart a los nios de la mujer, el hombre se puso tens observando lo que aquella blanca
estaba haciendo, Vilches vio el movimiento. Y Maca confirm.
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M_ Uno Vilches, tengo uno Esther cerr los ojos, los militares se levantaron las mascarillas, y la gente se
separ murmurando al ver a la blanca como no dejaba pasar a la mujer.
V_ De acuerdo, Esther.
E_ Si vamos le dijo a la mujer.
Entonces todo se precipit, nadie supo como, el hombre que vio como Esther tomaba con precaucin
a su mujer y los dos nios eran apartados por Maca, se precipit hacia ellas, apart de un golpe a Esther, y
comenz a pegar a su propia mujer.
Con la ayuda de los militares reestablecieron el orden mientras Esther se sujetaba la nariz con una
gasa que le haba dejado Maca tratando de taponar la hemorragia. A su vez, Vilches mientras se acordaba
de la madre y toda la parentela del hombre, se dejaba ayudar por los dos militares que lo tumbaban en la
cama, a todo esto Maca iba de un lado a otro mascullando su rabia.
Aquel comentario de Esther le lleg como si le hubieran inyectado por vena un combinado de
vitaminas reforzadas, a pesar del momento delicado que estaban viviendo, a pesar del susto que haba
pasado al ver como golpeaban a Vilches, era como si anduviera entre un mundo de color, como si alrededor
nada ocurriera, como si no existiera el maldito bola, su mundo se haba centrado en esa frase, en esa
persona, en esa mujer que sin duda le haba sacudido todo su interior, de las piedras alzadas no quedaban
muchas en pie, de la muralla menos. Sin embargo no poda dejarse llevar por esa sensacin de bienestar, de
sentirse querida como a ella le gustaba y necesitaba, ansiaba que alguien de verdad rellenara esa carencia
que senta en su vida, algunas mujeres haban llamado su atencin pero jams haban provocado en ella esa
sensacin de querer dar un paso ms, Esther era sin duda diferente a todas, incluso diferente a Julia. Se
sinti por un instante con los nervios en la boca del estmago, la posibilidad de volver a dar una
oportunidad al amor le haca sentirse tan bien como nerviosa, tan contenta como asustada.
430
A los dos minutos la pareja revisaba con toda la minuciosidad posible a las dos criaturas, la madre la
haban aislado y los militares haban tratado de aislar al marido, ante la resistencia que opuso, tuvieron que
esposarlo para que las dos mwasis pudieran hacer una revisin mucho ms exhausta.
M_ Bueno puede que la mujer se haya infectado pero desde luego los nios no tienen sntomas estn
fuertes.
E_ Pueden desarrollarlo ms tarde?
M_ S es una posibilidad. Y ahora ven antes de salir a continuar con el trabajo quiero revisarte ese golpe.
E_ Estoy bien le dijo sonriendo. A quien tendremos que revisar es a Vilches.
M_ Es un grun, lo ms probable es que cuando salgamos est all le dijo quitndose la ropa y
echndola a un cubo para despus quemarla.
E_ Esto es normal?, quiero decir esos golpes a su mujer a m o a Vilches.
M_ Desgraciadamente s, a veces pasa, cuando un miembro de la familia viene con el virus, sobre todo si
es mujer, debemos tener cuidado porque los hombres se niegan a compartir el aislamiento si se encuentran
sanos, yo me he llevado algn mamporro tambin. A ver sube aqu le seal una de las camillas libres.
E_ Yo me los llevo todos hasta los tuyos sonri.
M_ Si me acuerdo me acuerdo, aquello te paso por que ya estabas atrapada en mi encanto le sonrea
y apareca para Esther la mujer irresistible que tanto deca ser, Esther se perda en sus ojos. Maca comenz
a reconocer aquella nariz que se haba abultado un poco. Te duele?
E_ Un poco
M_ Vale.
E_ Qu tienes aqu? le seal en el labio inferior.
M_ Qu tengo? frunci su frente.
E_ A ver se acerc con suavidad y le bes separndose con una sonrisa clida.
M_ Creo que an sigue ah le dijo poniendo sus manos en las caderas de Esther y acercndose con sigilo.
E_ Yo tambin lo creo musit mientras se volvan a besar con ms pasin, Maca dio un paso adelante y
Esther abri sus piernas para recibirla, se besaron con fogosidad, con necesidad pero con tanto amor que al
separarse ambas en los ojos de la otra vieron ese sentimiento que les hizo temblar, y para poder sentirse
unidas en ese sentimiento que para ambas era nuevo, se abrazaron con una dependencia total. Maca
M_ Ya tenemos que trabajar se separ mirndola mientras se mojaba los labios.
E_ No protestes, tenemos cuarenta das y cuarenta noches para nosotras sonri mientras le daba un
ligero golpe en su trasero.
M_ Pero si te fastidiaba quedarte conmigo la ayud a bajar mientras su comentario sonaba como si en
realidad le resultaba fastidiado.
E_ Gracias. Pero ahora ya le veo el puntito
M_ Puntazo peque estar conmigo cuarenta das y cuarenta noches es un puntazo.
E_ Presumida la ta dijo sonriendo mientras se separaban para salir del hospital.
Durante un par de horas, pasaron revisin ellas solas, hasta que Vilches apareci, el dolor se
soportaba con calmante, pero no poda soportar escuchar los gritos de ayuda, de la gente ante la lentitud
con que se mova la cola de espera. Descansaron durante media hora para comer, era necesario, a los tres
les pasaba factura le estancia all, haban decidido parar, si seguan en ese ritmo, volveran a perder la
tranquilidad y sin duda, era lo peor que haba pasado. An les quedaba cinco largos das all. Volvieron a
trabajar por la tarde, lo hicieron hasta entrada la noche, hasta que el cansancio pudo con ellos. Y se
retiraron, las chicas en su cabaa trataban de reponerse de un da terriblemente agotador, Esther tena llagas
en los pies con un recipiente del hospital puso agua del ro y se los puso un rato a remojo con los ojos
cerrados al notar el frescor del agua y gran alivio. Maca la observaba estirada en su catre.
Maca le hizo caso con una ligera sonrisa, al tiempo que se iba la luz, les pareci mucho ms
romntico, una vela que funcionaba por las noches para que en caso de necesidad pudieran salir corriendo
sin golpearse con nada, hizo de anfitriona. Esther abri las piernas de Maca que cerr los ojos con la
respiracin algo agitada y los pezones bien marcados sobre su camiseta. Primero cogi un pie y masaje
entre los jadeos y gemidos de una Maca que pareca iba a tener un orgasmo solo con aquel tacto tan
maravilloso. Esther la miraba sonriente, Maca segua con los ojos cerrados suspirando, dejndose llevar
con aquella maravillosa sensacin de que alguien la estaba mimando. Esther mantena una sonrisa en su
rostro, estaba terminando cuando se quito la camiseta, dej los dos pies sobre la cama y cuando fue a subir
por su cuerpo, Maca solt un profundo ronquido.
Se pasaron dos das ms de la misma manera, revisando nueva gente que llegaba con los mismos
rostros que todos los que haban pasado con anterioridad, la mujer con bola estaba agonizando mientras
sus hijos no daban muestras de la enfermedad y haban pasado a ser los acogidos tanto de Maca y Esther,
jugaban con ellos, los llevaban al ro donde se les escuchaba sus risas, les daban la comida, y se hacan
cargo de acostarlos. Cuando llegaba la hora de dormir, lo seguan haciendo agotadas, besos, caricias, pero
no se pasaba de ah, casi siempre una u otra se quedaba dormida, as que decidieron posponer todo a la
cuarentena que les pareca maravillosa, tanto para conocerse como para ir ms all de mantener una
relacin sexual.
Estaban en medio de un da caluroso, infernal donde los huidos iban llegando a cuenta gotas y eso
les alargaba ms todava el momento de estar bajo el sol, ningn caso ms, todo pareca ir sobre ruedas.
Estaba todo bajo control, hasta el cansancio lo llevaban de la mejor manera posible y las chicas se haban
hecho inseparables, bromeaban cuando podan, cuando no sufran por la mujer que mora sola en aquella
habitacin mientras el hombre empezaba a dar sntomas de que poda estar contagiado, cuando podan se
iban al ro y participaban en una batalla de piedras lanzadas al ro, siempre ganaba Maca, y eso enfadada
sobremanera a una Esther que estaba descubriendo esa Maca, que Teresa le haba confesado. Estaban
dando de comer a los dos pequeos cuando vieron que Vilches volva del campamento. Se acerc hasta
ellas con un andar un tanto lento por el dolor que segua teniendo por las numerosas contusiones que haba
sufrido.
Juntas recogieron lo preciso, lo dems por orden de Vilches lo quemaron todo, Esther vea
consumirse en su bidn de la depuracin su camiseta de Dolce y Gabana, con gesto triste que arrancaba la
sonrisa de una Maca que tal como ella se senta triste por tener que dejar a esos nios que iban a quedarse
hurfanos si nadie lo remediaba.
Una vez todo estuvo preparado, cargaron sus mochilas, se despidieron escuetamente de los militares
que tan poco los haban ayudado, mientras aquel militar sonrisa le ofreca a Esther una flor como recuerdo,
y ella una sonrisa fresca que al joven le pareci, el mejor regalo que haba recibido.
433
M_ Lo tienes coladito.
E_ Tonta como a ti.
M_ Y quin es ahora la altiva, engreda?
E_ Me dan pena los nios Maca dijo triste.
M_ A m tambin, pero estoy segura que los cuidaran tan bien como nosotras, no temas por eso. Y ahora,
bebe bien, mjate de vez en cuando la cabeza que el camino es largo, y el calor aprieta. Ah y si te vas a
caer, procura no maltratarme ms ese culo por favor!
E_ Graciosa.
M_ Aunque pensndolo bien voy a tener mucho tiempo para masajearlo se pas la punta de la
lengua por los labios viendo como los ojos de Esther quedaban atrapados en ellos y se quedaba con la boca
abierta como hipnotizada por aquel movimiento sugestivo de su lengua. Entonces se acerc a su odo y le
musit haciendo que su aliento al rozar su piel la erizara de deseo. De hecho voy a tener mucho tiempo
para disfrutar de ti, peque.
V_ Vais a seguir ah como dos animales en celo, o pensis moveros?
Les pregunt Vilches, haciendo que ambas dieran una carcajada divertida, y con la ilusin de que
estaban ms cerca de casa, comenzaron a recorrer el largo camino hacia el ro.
Llevaban algo ms de dos horas andadas, se tuvieron que detener porque Vilches no estaba
demasiado fuerte para soportar en silencio lo que estaba soportando, por su parte Esther senta como el
calor aplastante poda con ella y el dolor de sus llagados pies a cada paso se volva una tortura. Y tampoco
estaba mejor Maca, se haba ocupado de cerrar el grupo, de vigilar calladamente a Vilches, proponer dos
veces dos paradas que no se dieron, y vigilar a la patosa de Esther que se haba tropezado unas cuantas
veces, as como de poder seguir andando ya que a pesar de la hora el calor all dentro de la Selva se haca
irrespirable.
V_ Descansemos.
M_ Amn.
V_ No me toques los cojones.
M_ Te lo vengo diciendo desde hace rato, llevamos dos horas y cuarto andadas, nos quedan dos horas ms,
pretendes hacerlas del tirn tal y como ests?
V_ Y cmo estoy?
M_ Molido a golpes.
E_ Djalo Maca no le rias se sent soplando agotada.
M_ Y t no salgas en su defensa se puso en jarras mirndola seria.
V_ Joder me est matando este puto calor.
E_ Ni que lo digas
M_ Voy a sacar algo y comemos, creo que sera bueno comer ahora te parece bien Vilches? le pregunt
con burla.
V_ Si no fuera por lo que es ya te hubiera dicho algo muy gordo dijo con su seriedad habitual.
M_ Reconcelo soy tu debilidad le gui un ojo sonriente.
E_ Ya nos sali la petarda.
M_ T cuidadito con lo que dices le sac la lengua Esther y Maca gir un poco la cabeza entrecerrando
los ojos.
V_ Tengo unas ganas de llegar.
E_ Y qu vamos a hacer cundo lleguemos?
M_ T por eso no te preocupes.
V_ Esther no s si te matar el bola, pero igual lo hace la Calentorra de la Selva le dijo muy pero que
muy serio.
M_ Vilches sers cabrn!
434
E_ Siiiiiii deca muerta de risa.
M_ Encima rele la gracia.
V_ Ya me dirs si es una gracia Esther encima no le has explicado nada tienes un valor Calentorra.
M_ No te pases le acus con el dedo graciosamente, mientras sacaba las cosas sentndose sobre una
piedra frente a Esther. A ver vamos hacia un lugar donde tenemos dos cabaas, bueno vale
Vilches dos casuchas corrigi al ver el gesto de Vilches.
V_ No esperes un palacete Esther.
E_ Bien no lo esperar le sonri reposando su espalda cansada.
M_ Pues es un lugar que est a dos horas ms de aqu, junto al ro, hay una zona donde decidimos armar un
pequeo campamento, ahora mismo me imagino que los chicos nos habrn llevado ropa limpia, comida, y
la radio para hablar con la aldea y Dvila debemos seguir instrucciones y estar comunicados por si pasa
algo.
E_ Por fin podr hablar con Teresa!
V_ Yo no s que tiene, que cuando no est con nosotros estamos todos enganchados a ella.
E_ Tiene que es un cielo dijo con un gesto repleto de cario.
M_ Mrala ella que bien se expresa.
E_ Maca, estudie en un colegio privado.
M_ Es cierto pija!
E_ A mucha honora, antes pija que sencilla deca sonriente.
M_ Bien. All nos distribuiremos en dos cabaas, t y yo en una, Vilches en otra le sonri.
E_ Pens que estaramos los tres separados dijo pinchndola.
M_ Cmo separados?
V_ Es buena idea, Maca que duerma fuera.
M_ Sois muy idiotas eh? deca seria.
V_ Mira Esther, nosotros tenemos las mismas posibilidades de tener que de no tener el virus, pero por mi
experiencia, creo que hemos trabajado bien, algn fallo pero no creo que sea para asustarse. Por lo tanto
digamos que esto es ms una prevencin para el resto que realmente otra cosa.
E_ Y Teresa va a estar sola?
M_ A ver durante unos das s, porque nosotros no hacemos cuarentena entonces Esther la mir
enfadada. Lo siento es que no lo pude evitar dio una carcajada.
E_ Joder y yo que pensaba que hara en cuarenta das estaba toda yo agobiada.
V_ Te entiendo, no somos la mejor compaa.
E_ No es eso Vilches es que ante la mirada de los dos se sinti algo cuestionada.
V_ Djalo no trates de arreglarlo, nuestra enfermera Maca, nos odia.
M_ Jejeje la miraba embobada.
V_ Que malo est esto, me muero por llegar y ver que nos ha preparado Teresa.
M_ Sigo, pues eso, en el caso hipottico que hayamos desarrollado el virus, ste lo hace entre cuatro y
veinte das aproximadamente, as que, nosotros al da veintiuno, nos vamos.
V_ Si, ya ves no somos nada obedientes.
E_ Me alegro de pertenecer a este grupo de verdad.
M_ Yo ms la mir de manera muy insinuante.
V_ No trates de arreglarlo, ya me ha llegado al alma tu anterior comentario.
Siguieron hablando un rato ms, tambin de lo que haban pasado, la preocupacin por la gente que
se quedaba, por los compaeros que iban a sustituirlos y que deban luchar tal y como ellos lo haban hecho
por ayudar al mximo a todas y cada una de las personas que llegaban desesperadas con el mnimo material
y las mnimas condiciones humanas.
El camino se les estaba haciendo largo y tortuoso, el calor cada vez apretaba ms, el nimo haba
decado un poco en ellos, llevaban acumulado mucho cansancio y en parte agradecan esos das de
descanso que iban a tener para poder recuperarse.
Y as hicieron, fueron repasando palabras, descubriendo alguna nueva, Vilches tambin ayudaba,
para tratar de no notar la fatiga que sentan, el dolor de pies y el esfuerzo mental que llevaban para no
dejarse llevar por el agotamiento. Pero tambin haban cosas buenas, deban andar por borde del ro, aquel
ro que les llev al infierno, Esther recordaba sus pensamientos, y lo poco que esperaba que se diera la
situacin que despus se dio, esa confesin suya a una Maca que pensaba dorma, las palabras de Maca
admitiendo que a ella tambin le pasaba algo parecido, la ilusin que haba nacido en ella por esa mujer
entre tanto desespero, entre tanto dolor, entre una angustia por la necesidad de las personas, con ese
pensamiento miraba el cielo cobrizo, el ruido de las aves y dems animales, a veces gritos que le hacan
sobresaltarse, a veces cantos que le hacan enternecerse, y el sonido del ro, el agua furiosa golpeando
contra troncos que ocupaban un lugar en medio del agua, rocas repletas de musgo que daban un aspecto
inusual, nico, un ambiente que a pesar de ser caluroso, tan solo por observar el maravilloso mundo que les
rodeaba, daba por bueno el largo paseo, el cansancio y hasta algn que otro extrao estremecimiento de su
cuerpo. Su respiracin cansada, era la misma que Maca tena, se haban cogido de la mano para que Esther
no tuviera tantos problemas especialmente por sus pies, saba que deba ir pensando en lo mucho que le
haba cambiado la vida, ella misma la primera vez que hizo un recorrido parecido, lo hizo con el corazn
bombeando de una manera alocada, su vida haba cambiado, sus prioridades ya no eran las mismas, all
estaba en un mundo abandonado al que ella quera pertenecer, colaborar, ayudar, y esa sensacin de la
primera vez, era la misma que senta aos despus en ese lugar de la Selva donde deban esperar algo que
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le asustaba ya no por ella, sino, porque tema que alguno de ellos se hubiera infectado, aquel pensamiento
le hizo apretar inconscientemente la mano de Esther que la mir con una sonrisa que logr tranquilizarla.
Mientras en la aldea, Teresa haba acogido con jbilo la noticia de que ya se disponan a ir al refugio,
all lo tenan todo preparado hasta el ltimo detalle, pero sobre todo lo que ms nerviosa la tena era que
por fin podra hablar con ellos saber de primera mano como estaban las chicas, escuchar su voz. Haba
dejado en la radio a un Zambi que se mostraba nervioso tambin, todos echaban de menos a aquellos tres
blancos que se hacan de querer.
T_ Ya?
Za_ No mami.
T_ Bueno nada ms aparezcan, ya sabes
Za_ Si mami sonrea mostrando sus dientes blancos y perfectamente alineados al ver los nervios de la
mujer.
T_ Me va a dar algo hijo algo levantaba los brazos hacia el cielo provocando una gran sonrisa en l.
Ns_ Mami tranquila les deje todo bien.
T_ Ya ya Nsona pero no puedo evitar estos nervios.
Ns_ Todo bien.
Lu_ Mami le dijo sonriendo. Todo bien.
T_ Ay hija ma! la abraz con cario.
Los tres haban llegado con el tiempo justo, el atardecer les estaba ganando la partida, el camino
haba sido ms lento de lo que pensaban, primero por el cansancio acumulado, segundo porque Vilches se
estaba encontrando mal, y tercero porque a Esther el estremecimiento que le haba dado a mitad camino,
insista, sintiendo algo que no era normal, un fro se apoderaba de ella, y los pies no le dejaban caminar
deprisa, se tom a burla el comentario de Maca de llevarla a caballito, pero sin duda lo dijo muy seria, la
vea sufrir al caminar. Cuando llegaron al lugar, Esther entendi lo que Vilches le dijo, aquellas dos
cabaas, no tenan nada que ver con las del campamento, ni siquiera con las que haban estado
compartiendo los das atrs. Eran una especie de chabola, construida con ramas de palmera, y algunas otras
que Esther no acert a averiguar, el espacio era sumamente reducido, por lo que pens que iba a ser una
autentica prueba de resistencia, lo bueno era que el ro estaba cerca. Su gesto lo deca todo.
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M_ Queeeeeeeeeeeee le dijo algo cansada de sus interrupciones mientras lo miraba reflejando su
malestar.
V_ Voy a poner unas normas, la primera, nada de besos ni de caricias ni de cosas de esas en mi presencia
Esther agach la cabeza. Segundo nada de gemir en medio de la noche o corremos peligro de que
algn animal venga y nos devore Maca lo mir entrecerrando los ojos.
M_ Lo mismo digo.
V_ Y tercero, haz una hoguera para ahuyentar posibles depredadores nocturnos.
M_ Tienes t la radio?
V_ S, voy a sacarla aqu, hablis vosotras yo estoy muerto.
M_ De acuerdo sonri. Te preparo algo de tomar y te tomas el calmante.
E_ Que vergenza murmur cuando Vilches se fue.
M_ El qu?
E_ Que nos diga eso.
M_ Ni caso le hizo un gesto restndole importancia a sus palabras.
E_ Voy a sentarme Maca me duelen mucho los pies.
M_ Si vamos a ver que tenemos dentro.
E_ Vale hizo un esfuerzo pues al quedarse parada los pies le hervan.
M_ Ahora los ponemos a remojo vale?
E_ S sonrea por como se mostraba con ella.
M_ Mira deca feliz. No me lo puedo creer ropa mi camiseta para dormir!
E_ Dios me pondra a llorar deca al ver su ropa bien puesta, y un quinqu para la luz. Mis libros.
M_ Y los mos sabe que se hace largo.
E_ Comida! exclam casi con lagrimas en los ojos.
M_ Eh peque la abraz por detrs.
E_ Lo siento se puso a llorar.
M_ Eh eh la gir con ternura. Es normal tienes un pequeo bajn.
E_ Es que soy tonta lloro por nada.
M_ Eso no es cierto, lloras porque la esencia de Teresa est aqu y la echas de menos.
E_ Si asinti dejndose abrazar.
M_ Venga ahora ya no nos queda nada prometo que estos das se te van a pasar volando sonrea.
E_ Maca siento que vengo de un infierno
M_ Hemos estado en un infierno Esther, nadie lo sabe hasta que lo pasa.
E_ Estoy no s me encuentro rara.
M_ Es cansancio, prometo esta noche dejarte descansar.
E_ Lo mismo digo deca limpindose las lagrimas entonces ante el comentario de ambas dieron una
carcajada.
V_ Aqu os dejo la radio habl Vilches desde fuera.
M_ Ya vamos! exclam feliz. Mira vamos a hacer una cosa, hablamos con Teresa, y nos damos un
remojn en el ro.
E_ De noche?
M_ S, no pasa nada a estas horas los cocodrilos duermen, las piraas tambin.
E_ Que mala eres de verdad eh se limpiaba la nariz.
M_ Venga, hablar con Teresa te animar le pellizco suavemente la nariz.
V_ La fogata Maca, primero la fogata oy que le deca Vilches entrando en su chabola.
M_ Si, es cierto, t no te muevas de aqu, voy a ver si encuentro lea.
E_ Te acompao dijo al dar un paso pero su gesto de dolor le dej claro a Maca que no poda caminar.
M_ No mira, t habla con Teresa yo busco para hacer la fogata.
E_ Vale le sonri.
M_ Esther puedo pedirte una cosa? la miraba embobada con los ojos brillantes.
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E_ Claro le devolvi la misma mirada.
M_ Pase lo que pase nunca dejes de mostrarme esa maravillosa sonrisa.
E_ Solo si t haces lo mismo la mir emocionada y sin ms palabras se abrazaron dejndose un beso
suave en los labios. Voy a hablar con Teresa.
M_ Y yo voy a la miraba atontada, a
E_ Por lea.
M_ Eso sonri carraspe y se gir para buscarla entonces pens para si mientras se morda el labio me
tiene tonta.
E_ Maca no me has dicho como va esto le dijo al ver que se marchaba.
M_ Es verdad espera a ver le das aqu al hacerlo roz su brazo y ambas se miraron sonrientes. Lo
siento.
E_ No importa sonri divertida.
M_ Y con este walki esperas que te d seal y hablas, despus sueltas el botn para escuchar.
E_ Vale entendido mientras lo explicaba apoyaba la cabeza en su hombro.
M_ Voy a por la lea le dej un beso en la frente.
E_ Vale Esther hizo lo que le haba dicho Maca y esper.
Za_ Ziku escuch como llegaba su voz hasta all.
E_ Zambi! exclam alegre. Mbote, soy Mwasi mondele Esther.
M_ Que graciosa es susurr al escucharla. Joder y yo que tonta, Massamaba nos lo ha dejado todo
preparado si es que cntrate Maca haz el favor de dejar un poco la tontera!
E_ Bonso beno kele na bwala? (Cmo estis todos en la aldea?).
Za_ Beto kele bien mami Teresa venir mwasi.
E_ Gracias Zambi le agradeci sinceramente aquel esfuerzo porque le entendiera.
M_ Ya tengo la lea! le dijo orgullosa.
E_ Joder que rpida eres.
M_ La que vale, vale comenz a prepararla cerca de las dos chozas que aunque estaban separadas entre
s, con una sola fogata era suficiente para alumbrar y protegerse.
E_ Me ha contestado Zambi le dijo con una sonrisa emocionada.
M_ Ya he visto que manejas mejor el kikongo deca con gesto serio mientras trataba de poner la lea.
E_ Uf como me duelen los pies! se quitaba las zapatillas.
T_ Vilches!, Esther! Maca! apareca la voz entusiasmada de Teresa al otro lado.
M_ Muy bonito yo la ltima protest sonriendo ya que al escuchar la voz de Teresa le haba servido
como un blsamo a sus nervios.
T_ Maca cario
E_ Hola Teresa dijo feliz.
T_ Cmo va todo?, cmo estis?, supongo que cansados os he preparado mezclas de comida con
mucha vitamina, para que os recuperis.
E_ Gracias la verdad que tenemos hambre sonri.
M_ Ella tiene hambre Teresa, un poco ms y se cumplen tus previsiones, casi me come.
T_ Ya ser menos exagerada. Y Vilches, dnde est?
E_ Pues Maca le hizo un gesto de que no le dijera nada. Se ha tumbado ya Teresa, estamos agotados.
T_ Imagino su tono de voz era decado pero en seguida se recuper, no quera preocuparlas con sus
propios miedos. Y vosotras como estis?
E_ Pues ciertamente como l, agotadas Teresa, pero muy bien dijo mirando a Maca fijamente mientras
ella preparaba el fuego de cuclillas.
T_ Uy que voz de tonta! exclam sonriente como Lula, Nsona y Sissou que estaban all.
M_ Es que la tengo tontita Teresa.
T_ Ya veo ya
E_ Un poco de respeto por favor que me voy a poner colorada.
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Mo_ Uhhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhh uh UHHHHHHHHHH UHHHH AHHHHHHHHH.
E_ Monaaaaaaaaaaaaaaaaaa le grit contenta antes los gritos eufricos del animal.
Mo_ AH AH AH AH AUUUUUUUU UHUHUHUHUHUHUHUH segua gritando.
E_ Si cario yo tambin te echo de menos. Y Valiente? pregunt.
T_ Espera que est aqu sentadito, ven a ver dile algo a la mami.
M_ Mami? se parta de risa.
Va_ Uh uhdijo con timidez.
E_ Valiente cario cmo est?
T_ Bien, no se separa de Mona y Mona no se separa de tu cabaa.
Mo_ UHHHHHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHH y a continuacin pedorretas varias.
T_ Ya Mona ya como ves te echa de menos.
M_ Oye Teresa, Valiente an lleva el camisn de Esther.
T_ No
M_ Pues gurdalo bien, eh? que lo va a necesitar Esther abri los ojos mucho en seal de recriminacin
que hizo que Maca sonriera como loca. Bueno cmo estn todos?
T_ Muy bien aqu estamos todas escuchando.
E_ Besos para todas dijo contenta Esther.
Ns_ Mwasi me alegro escuchar.
E_ Y yo Nsona, Lula cario ests por ah!
Lu_ Mwasi aqu estar.
E_ Un besazo, y mi aprendiz de enfermera como va?
T_ Espera Teresa le tradujo la frase a Sissou que sonri ponindose colorada.
Si_ Mwsi Esther kwisa maki, mono mekika nge (Mwasi Esther venir pronto yo te extrao).
M_ Ti mono, Sissou? (Y a m Sissou?) pregunt sonriente guindole un ojo a Esther.
Si_ Talo Mwasi Maca.
E_ Cmo est Yildas? miraba como Maca se haba puesto con una posicin muy sugerente con el culo
muy cerca de Esther, sta carraspe.
T_ Con los cuidados de Sissou mejorando. Todos bien.
E_ Nmala, Massamba los dems.
T_ Todos bien, no os preocupis por nosotros todo bien sonrea algo emocionada porque anhelaba poder
abrazarlas.
M_ Pues Teresa nos vamos a despedir, tengo que preparar la cena.
T_ Qu chistosa! sonri. ah, decirle a Vilches que Cruz ha llamado y est al tanto de todo!, muy
histrica porque en Espaa han obviado que tres espaoles han estado ah.
M_ Que raro sonri mirando a Esther que segua mirando su culo.
T_ Cuidaros, maana hablamos besos.
Mo_ UHhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh gritaba como loca Mona.
T_ Mona cario dile adis Esther.
E_ Mona ya queda menos cario le dijo sonriente.
T_ Hasta maana chicas.
M_ Hasta maana.
E_ Pareca mentira que podramos comunicarnos eh?
M_ Bueno venga voy a traerte un poco de agua el ro y pones los pies a remojo.
E_ Gracias sinti un nuevo escalofro mientras se quitaba los calcetines esperando que el agua fresca
aliviara algo su dolor. Pero al ver sus pies, un gesto de miedo envolvi su cara.
M_ Ya estoy aqu qu te pasa?
E_ Mira Maca le enseo las pupas que haban y la sangre seca.
M_ Son llagas Esther.
E_ Seguro? le pregunt con temor.
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M_ S, pon los pies que te los limpie.
E_ No, no me toques.
M_ Vamos Esther no me digas tonteras, son llagas normales de caminar.
E_ Y si no lo son?
M_ Djame limpiarte.
V_ Ponte guantes Maca apareci con gesto serio Vilches.
M_ Est bien! protest.
V_ Menudos pies llevas Esther.
E_ No ser?
V_ Claro que no no tienes sntomas de nada le toc la frente haciendo un esfuerzo. No tienes
fiebre ni vmitos, tranquila.
M_ Ya estoy aqu. Toma te he trado la comida, y el calmante.
V_ Gracias doctora.
M_ A ver Maca se sent frente a Esther, que haba metido los dos pies en el recipiente al notar el agua
fra dio un respingo. Muy bien ya vers como notas alivio y esas zapatillas a la basura.
V_ Habl la voz de la experiencia.
M_ Bien?
E_ S deca con los ojos repletos de lagrimas.
M_ Tranquila entonces meti sus manos con los guantes y con una ternura que todava desconoca
Esther que Maca posea, comenz a acariciarlos, con una gasa con todo el cuidado del mundo. Muy
bien eso es voy a cambiar el agua.
E_ Dios susurr con alivio.
V_ Cuando quiere es un cielo lo reconozco le dijo comiendo.
E_ Para m lo es siempre Vilches la mir y sonri.
M_ Ya estoy aqu volvieron a hacer el mismo procedimiento. Mejor?
E_ S me escuece mucho trataba de no llorar.
M_ Es normal.
E_ Todo me pasa a m joder! se quej.
M_ Eres la novata.
V_ Si recuerdo cuando yo fui novato, lo primero que hice fue caerme encima de una mierda de
hipoptamo.
E_ Qu fuerte!
M_ Lo fuerte era tratar de levantarlo deca sonriendo sin parar.
V_ Cada vez que trataba de levantarme, me volva a caer.
M_ A Zul le dio tal ataque de risa que casi se nos queda sin aire.
V_ Y eso no es todo, cuando fue a ayudarme a levantar camos los dos.
E_ Y yo me quejo! deca riendo.
M_ Debiste verlos correr en calzoncillos al agua, y menos mal que estaba cerca porque de lo contrario no
hubiramos podido seguir.
E_ Menudo estreno Vilches. Y t?, qu te pas a ti?
V_ Cuenta cuenta sonrea.
M_ Nada, no me pas nada en especial ante la mirada de Esther agreg sonriendo. Vale, lo admito, la
primera expedicin que salimos, tuvimos que dormir en un poblado que no conocamos, iba con Cruz, una
enfermera alemana que era como un armario Esther supuso que se habra acostado con ella. Y como
siempre Massamba y Zul que eran quieren cuidaban de nosotras, tras un encuentro con el jefe, un tipo
muy raro con unas pintas como para salir corriendo, nos invito a cenar. Cenamos algo que Cruz me dijo no
preguntes y come.
E_ No s a que me recuerda eso sonri de lado mientras aquellas manos seguan con cuidado lavando
y acariciando sus pies.
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M_ Total que com, Cruz se fue a la cabaa a descansar, y la alemana que se llamaba Gunther se qued
conmigo, entonces vino una mujer muy simptica y nos ofreci una vasija de barro con algo para beber, la
alemana dijo que no, yo por no hacer el feo beb. A la media hora comenc con unos sudores, como si
estuviera volando por el cielo.
E_ Que fuerte.
M_ Lo fuerte viene ahora, la alemana se fue a la cabaa y me dej sola, yo llevaba un pedo que no saba ni
como me llamaba, as que entr a una cabaa pensando que era la ma, me acost, pero estaba muy perdida,
a los cinco minutos de estar acostada se oy un grito como los tuyos, todos salieron, Cruz la pobre
desencajada y se encontr con el jefe que me llevaba cargada al hombro como si fuera un saco de patatas,
me dej en la cabaa de Cruz estuve dos das durmiendo Esther comenz a rer sin parar. Cuando
me despert no poda ni andar, ni mover la cabeza y solo haca que llamar a Cruz desesperadamente.
E_ Y?
M_ Se haban marchado y me dejaron all sola sin compasin dijo poniendo gesto serio.
E_ Qu fuerte! sonrea.
V_ Si, si, ya ves lo suyo no es pasar desapercibida.
E_ Que va ay! la mir frunciendo el ceo.
M_ Lo siento.
V_ Bueno chicas despus de rer un poco que falta nos hace me voy a la cama.
M_ Ests mejor?
V_ Lo estar si descanso una cosa no pongas el despertador.
M_ Tranquilo sonri divertida.
E_ Buenas noches Vilches.
V_ Descansar que habr tiempo para todo.
M_ Bueno a ver saca el pie y ponlo sobre mi pierna le tom el pie y lo apoy sobre su muslo Esther
cerr los ojos al notar dolor. Madre ma Esther no vas a poder andar maana.
E_ Ya lo s se quej.
M_ Mira ya tenemos una excusa le gui el ojo mientras la embadurnaba con una crema.
E_ Jeje no se le ocurri decir nada.
M_ Esto debe doler lo suyo.
E_ Son llagas?
M_ Claro qu quieres que sean?
E_ No s, nada dijo negando con la cabeza. Oye vas a tener que llevarme al brazo hasta la cama.
M_ Es verdad, con esto no puedes andar.
E_ Y qu hacemos?
M_ Ya te digo enarc una ceja estirando de sus brazos y cargndola al hombro con una facilidad que
provoc un gritito en Esther que hizo sonrer a Maca. No queras que te llevara!
E_ Maca Maca por favor deca riendo sin parar.
M_ Aqu estamos! entr con una sonrisa de oreja a oreja. Ahora seorita a la cama.
E_ Maca! dijo riendo sin parar mientras la dejaba con suavidad sobre el catre pero al hacerlo como si
cayera se tumb sobre ella. Ay!
M_ Lo siento me he cado deca mordindose el labio.
E_ Ya ya.
M_ Estas cansada eh?
E_ S le contest acariciando su rostro.
M_ Voy a proponerte algo.
E_ Mmmmm me encantan tus propuestas sobre todo si son indecentes pas sus manos por el cuello y las
hizo descender por su espalda.
M_ Vamos a descansar, lo necesitamos pero maana dejaremos al grun de Vilches perdido por ah, y
t y yo, nos dedicaremos a intercambiar se call.
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E_ Intercambiar qu? le pregunt levantando un poco su cabeza acercando lo justo sus labios a los de
Maca que la bes.
M_ Mmmm qu te parece? besos le dej uno en los labios, caricias le acarici el brazo que
rodeaba su cuello, y cosas ms ntimas le susurr en el odo mientras con la punta de la lengua
recorra su oreja introducindose en ella provocando un estremecimiento total en ambas. Esther
E_ Uf no me hagas esto que no respondo Maca le susurr tambin en el odo mientras meta sus
manos en la camiseta y tocaba su piel.
M_ De acuerdo creo que ser mejor que cenes, y yo tambin bueno no s si meterme en el ro.
E_ Cuando has contado lo de antes la ancdota.
M_ Mmm dijo golpeando graciosamente su nariz con la de Esther.
E_ Pens que ibas a contar que te habas acostado con ella.
M_ No con ella no sonri al recordar a aquella alemana que era de armas tomar. Cualquiera lo
intentaba.
E_ Ya cerr los ojos mareada pero no le dijo nada.
M_ Celosa? la mir sonriente.
E_ Nunca he sido celosa.
M_ Es verdad sonri para jugar durante un rato en su boca, besos cortos y suaves, pero igualmente
excitantes. Me voy a meter al ro
E_ Ests loca le musit graciosamente. Pero me encantas.
M_ Lo s, ahora te traigo tu cena.
Y as fue, Maca le prepar una cena que les pareci a ambas la mejor cena de sus vidas, se sentaron
juntas sobre el colchn, compartieron ese momento de una manera ntima y muy reconfortante para ambas,
hablaron de la Selva, Maca le contaba historias y Esther entenda porque estaba atrapada all, a Maca le
pasaba lo mismo, como un da Teresa le dijo, sois iguales. Tras la cena, ech ms lea al fuego para recibir
el calor, mir al cielo como esperando que no lloviera, para poder aguantar el fuego. Antes de acostarse, se
acerc hasta donde Vilches dorma, lo oa roncar y se qued ms tranquila. Volvi a mirar el cielo estaba
bastante estrellado y sonri, por fin pareca que podan respirar tranquilos. Dentro Esther haba tratado de
esperarla despierta, pero le fue imposible, haban juntado los dos pobres colchones para formar una sola
cama, les haba gustado la idea, al verla dormir sonri, suspir y se acost a su lado, le dej un beso en la
frente, otro en los labios y apag la luz del quinqu.
E_ Abrzame Maca.
M_ Si dame la mano.
Entrelazaron sus dedos y juntaron sus cuerpos, un rpido sueo lleg hasta ellas y as unidas,
dejaron a sus mentes volar en libertad y a sus corazones galopar entusiasmados, repitiendo el mismo
comps de una balada de amor.
La noche pas para los tres con la tranquilidad del descanso, si bien, cada uno a su modo, pas
algunos instantes difciles, a Vilches comenz a dolerle el vientre, trat de dormir a pesar del dolor, pero
hubo un momento que tuvo que levantarse de la cama. A Esther la sensacin de malestar no se le
marchaba, los pies le daban ligeros pinchazos y se senta molesta, tan solo los brazos de Maca le hacan
sentirse mejor, ms tranquila, la nica que realmente haba pasado la noche con calma, haba sido Maca.
Cuando el sol comenz nuevamente a amenazar en el cielo, Maca abri poco a poco los ojos, le
haba parecido escuchar que la llamaban, levant al cabeza de la almohada, con gesto algo desconcertado,
estara soando?, mir a Esther y la vio dormir con la postura de un cuatro bien acoplada a su cuerpo,
aquella visin le hizo sonrer. Pero algo a la vez le hizo borrar su sonrisa, estaba baada en un sudor
demasiado fro, le toc la frente y su gesto se volvi serio, pero entonces la voz le lleg ntida.
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V_ Maca puedes salir un momento? le llam Vilches.
M_ S le dijo levantndose.
E_ Maca la llam.
M_ Qu te pasa Esther?
E_ Me encuentro mal tengo mucho fro.
M_ Espera me est llamando Vilches voy a ver que quiere y vuelvo le dijo con tono preocupado.
E_ Qu le pasa? levant la cabeza y sinti un mareo profundo.
M_ No lo s, djame ver, s? sali con un dolor en el centro de su pecho, no quera asustarse ni
precipitarse, pero al ver la cara de Vilches el mundo se desmoron. Qu te pasa?
V_ Maca creo que debis marcharos.
M_ Por qu? lo miraba atnita al tiempo que sala una Esther con ojeras y gesto de dolor.
V_ He vomitado sangre dijo tratando de mostrarse sereno.
M_ Qu!
E_ No puede ser Vilches le dijo acercndose.
V_ Y a ti qu te pasa?
E_ Me encuentro mal, tengo fiebre, me duele todo deca casi a punto de llorar.
M_ A ver no vamos a precipitarnos, vale? trat de ponerse lo ms ecunime posible. Djame que te
reconozca, eso es de los golpes.
V_ A los tres das? llama a Massamba y vete creo que Esther se debe quedar.
M_ Crees que os voy a dejar aqu? Esther se sent con lagrimas en los ojos.
V_ Fue el trato, lo siento Maca llama a Massamba y que te recoja, t no tienes sntomas.
M_ Los tendr dijo finalmente con seguridad.
V_ No me vengas con esas, nos conocemos su aspecto era bastante malo.
M_ Vilches, me he acostado con Esther, hemos hecho el amor, as que si ella lo tiene, yo tambin.
V_ Eso te pasa por caliente susurr dbil.
M_ Bien a ver Esther vete a la cama ahora voy contigo, Vilches djame reconocerte, lo ms seguro es
que de los golpes tengas algo interno. Tienes algn sntoma ms?
V_ He vomitado sangre, me duele el estmago me dan calambres en el vientre algo ms?, no, creo
que cunto me puede quedar?
M_ Djame ver.
V_ Ponte guantes y mascarilla o no me tocas, ni a m ni a Esther.
M_ Te he dicho que
V_ Ponte los guantes y una vez los tengas aydame a ir hasta la cama, y me dejas all.
Maca le hizo caso, se puso los guantes y lo ayud a llegar a la cama, se tumb con gesto evidentes
de dolor, la palpacin de Maca le daba a entender que si no era el bola, era algo muy parecido, su gesto
era serio y por ms que quiso mostrarse relajada le era imposible.
Mientras en su colchn Esther temblaba intensamente, se haba tapado con una ligera colcha que
Teresa les haba llevado para las noches, sus dientes castaeaban, su cabeza le martilleaba, y el estmago
pareca que se haba vuelto loco, no cesaba de subir y bajar, a todo esto haba que sumarle el miedo que por
unos segundos pas con aquel comentario de Vilches, en tan solo un segundo vio su corazn destruido,
poda tener el bola, pero sin duda lo que le haba hecho temblar no era la fiebre, era el gesto de Maca al
mentir, y sin poderlo evitar las lagrimas llegaron a sus ojos.
M_ Esther! apareci Maca con gesto muy preocupado al ver sus condiciones.
E_ No te acerques Maca
M_ No digas tonteras t tambin, a ver le toc la frente, Esther la miraba con los ojos cristalinos y algo
desenfocados. Ests ardiendo.
E_ Si y an no me has hecho nada sonri de lado.
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M_ Ya sonri tambin aunque le dola el alma y se senta perdida.
E_ Cmo est Vilches?
M_ Bueno ah est oye te importa que lo ponga aqu me ser ms fcil cuidar de vosotros, separo el
colchn y cada uno en un lado, vale? le hablaba con una preocupacin que le sala por los poros de su
piel.
E_ Vete Maca ella no le contest, sac su saco de dormir y se lo puso encima para que sudara. Esther
agreg mirndola fijamente. Le has mentido.
M_ No le he mentido.
E_ T y yo hicimos el amor al llegar, le has mentido es imposible que te haya contagiado.
M_ No pienso irme, no pienso dejaros.
E_ Mira Maca ests haciendo una tontera, si nos hemos contagiado y t no das signos de ello, mrchate,
Teresa te necesita, frica te necesita le hablaba con una sinceridad aplastante.
M_ Vosotros me necesitis ahora y no pienso moverme le contest mientras le daba una pastilla de
paracetamol.
E_ No Maca t misma me dijiste lo de vuestra compaera no queras volver a vivirlo.
M_ Vale ya Esther ahorra fuerzas, voy a por agua y te pondr paos le dijo con decisin de cortar
aquella conversacin que le dola tan solo de pensar que poda pasarle algo.
E_ Maca la llam al ver que se giraba para marcharse.
M_ Dime.
E_ Te quiero.
M_ Descansa sonri.
Al salir se encontr con otro da caluroso, y deba hacerlo pero ella no lo notaba, ni vea el sol, y los
animales deban estar con su sinfona de canciones variadas, pero no las escuchaba, y seguramente el ro
deba estar en el sitio que el da anterior lo dej, pero ella no lo hallaba en su camino, en sus pasos lentos
que recorran un suelo que deba existir porque sino, de otra manera no habra llegado hasta el agua, qu
le haba dejado as de todo lo vivido?, la situacin de sus compaeros, el pnico a que todo lo que les
pasaba fuera realmente que se haban contagiado, por qu ella no?, no tena sntoma alguno, nada que le
hiciera pensar que ella estaba infectada, lo sntomas eran claros pero ella no lo poda aceptar, se fustig
pensando en aquel pensamiento, aunque cuando por fin oy a los pjaros, vio el agua y sinti el calor,
recapacit y dejo salir aquello que haba tratado de omitir, una voz, dos palabras, un sentimiento.
E_ Te Quiero.
Y se lo haba dicho as, con toda una calidez que le haba provocado unas ganas enormes de llorar,
de meterse en la cama a su lado, abrazarla y rogarle que la abrazara y se lo repitiera, miles de veces,
millones de veces, gritarle no te lo puedo decir, no me sale pero yo creo que tambin la pesadilla
volva a ella, por qu lo haba dicho?, por qu le haba gritado con aquel susurro tan suave y repleto de
ternura ese te quiero? por qu? por qu?
M_ Esther voy a poner sobre tu frente un pao de agua fra le avis mientras su voz temblaba por sus
pensamientos.
E_ Ve a traer a Vilches que no est solo.
M_ Tranquila dime tienes algn dolor.
E_ Me duele la cabeza, y el estmago, tengo ganas de vomitar.
M_ Est bien te voy a dar para eso
E_ Maca por favor vete.
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M_ No voy a irme y no lo vuelvas a repetir le dijo muy seria mientras buscaba una pastilla para darle.
Esto es nada ms una reaccin de la caminata que nos hemos dado, a Vilches se le ha agudizado el dolor, y
a ti se te ha agudizado la flojedad, no hay ms.
E_ Me encanta cuando quieres demostrar que no tienes miedo ahora mismo si no fuera porque no me
puedo mover, te dara un buen morreo para quitarte el miedo le sonri.
M_ Pero yo si me puedo mover eh? se acerc hasta sus labios besndola. Aunque no tengo miedo.
E_ Maca creo que voy a vomitar.
M_ Tranquila
Fue a por un recipiente para que pudiera vomitar, tema que lo que pudiera salir de su estmago
fuera sangre, si era sangre, no habra nada que hacer, sus manos temblaban sujetando una su cabeza y la
otra el recipiente.
M_ Tranquila cario tranquila le musit antes de que Esther pudiera vomitar por fin.
En la aldea, el desayuno haba sido mucho ms tranquilo, mucho ms relajado, las mujeres hablaban
de lo que podran hacer aquellas dos locas que se gustaban y que se haban pasado los pocos das que
llevaban juntas discutiendo por no dar el brazo a torcer.
T_ Yo creo que dentro de todo lo malo, esta experiencia puede ir bien para ambas, sobre todo para Maca.
Ns_ Es hora mami, es hora.
T_ Pues si pero cuando tienes un dolor de alma como tiene Maca, nunca la abandona por mucho que
pueda avanzar con Esther, un solo recuerdo de ese dolor y volver a caer, por eso antes de nada debe
depurar su alma. Esther creo que tambin ha llegado con su alma enrarecida, es como si dos almas perdidas
se hubieran encontrado en un lugar tan mgico como peligroso, tal y como es frica.
Lu_ Na Mianda kele na ban puntualiz Lula.
Za_ Teresa ser mawasi Cruz!
T_ Voy dijo contenta saliendo hacia la radio a su encuentro acudi una Mona que desde el da que se
haba marchado Esther, se haba puesto una camiseta suya, blanca con un dibujo del Pato Donals. No
Mona, no, no es Esther Cruz!
C_ Teresa soy yo! deca contenta. Qu sabes de Vilches?, de las chicas? Estoy ansiosa.
T_ Calma, calma todo bien, llegaron muertos de cansancio, no les dio la gana llevarlos, ya sabes, Vilches
defendi a Maca de lo que haba pasado y les hicieron marcharse caminando.
C_ Ya oye confirmadas mis sospechas.
T_ Julia?
C_ Eso es, Julia.
T_ Y qu hacemos Cruz?, debiste escuchar a las chicas yo creo que esta desgracia les ha unido mucho
ms.
C_ Ya quiero asegurarme bien y si es cierto, desde luego as como la otra vez no intervine, esta vez, se
las ver conmigo.
T_ Cruzyo creo que se lo voy a avisar debe estar al tanto. Y si tal y como me temo, Esther ha
conseguido derribar su muralla, ahora tiene una fuerza a su lado para no caer.
C_ Ojala pero lo que se dice por aqu no me gusta. Se cargaron a David, y no me extraara que lo
intentaran con ella.
T_ Si, es que adems ella no le importa y se mete en cada lo, esta vez arrastr a Esther deca subiendo
un labio hacia arriba.
C_ Ya.
Mo_ Uhhhhhhhhhhh.
C_ Qu es eso Teresa? pregunt algo inquieta.
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T_ Ay es Mona!, ya sabes Brbara nos dej al animalito y aqu va con la ropa de Esther y se piensa que t
eres ella y te saluda.
C_ Tengo muchas ganas de conocer a esa Esther sonri.
T_ Si, la verdad que yo la aprecio mucho, se hace de querer es buena, y a Maca le ha cautivado su
naturalidad y su carcter. Solo espero que salga bien.
C_ Y mi hombre?
T_ Tu hombre anoche no quiso hablar conmigo, deja que lo vea que le voy a decir poquito y bueno.
C_ Cundo podr hablar con l? sonri, Teresa era para ella como una madre, y saba que para su
marido tambin.
T_ No lo s Cruz, yo estoy esperando que me llamen, no les quiero molestar.
C_ Tengo unas ganas de hablar con l.
T_ Por lo que s al final fueron 4 casos.
C_ Yaaqu estn hablando de alrededor de treinta mil desplazados y unos cien casos.
T_ Bueno ya queda menos para que vuelvan al menos me queda el consuelo que tienen comida, dentro
de cinco das irn los chicos a dejar ms.
C_ Gracias por cuidar siempre tan bien de todos Teresa.
T_ Es mi deber.
C_ No, no lo es, deberan darte un premio al mrito y al trabajo.
T_ Anda calla, calla que me pongo colorada.
Mientras en aquel improvisado hospital, Esther haba terminado de vomitar, el esfuerzo le haba
dejado casi sin fuerzas, Maca la ayud a acostarse, le limpi la boca y con miedo vio como perda el
conocimiento. Durante un rato estuvo a su lado ponindole paos, tanto en la frente como en las muecas,
pero la fiebre no bajaba, su respiracin era algo dificultosa, y el gesto de Maca era de un total abatimiento.
M_ Esther me oyes?
E_ S mi ngel le susurr.
M_ Voy a traer a Vilches, vale? no puedo evitar una sonrisa triste al escucharla.
E_ Vale no tardes.
M_ No le acarici la frente y le dej un beso. Enseguida estoy aqu.
En la cabaa de al lado, Vilches se quejaba de dolor, cuando Maca lo vio se precipit hasta l.
M_ Qu te pasa Vilches?
V_ Me duele el costado.
M_ Ves es una costilla seguro que al forzar en el camino te ha perforado y si es as, deberamos irnos al
campamento.
V_ Cmo est Esther?
M_ Creo que es una insolacin, ha vomitado pero ni una gota de sangre dijo algo ms tranquila. No le
baja la fiebre y, est hecha polvo joder!
V_ Te das cuenta que has diagnosticado dos cosas diferentes de lo que realmente podemos tener?
M_ No Vilches, me niego a que ninguno de los dos haya cogido el bola!, vale Esther toc al nio sin
guantes, lo admito.
V_ Joder susurr cerrando los ojos.
M_ T no hiciste nada!, nada incorrecto.
V_ En la pelea del agua perd la mascarilla.
M_ Nadie tena le enfermedad, hicimos todo correctamente.
V_ Esther no.
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M_ Pero Esther no tiene el virus! sus ojos se clavaron en el hombre inyectados por el miedo, la rabia.
Voy a llevarte con ella, as os puedo controlar a los dos.
V_ Vamos a hacer una cosa tragaba saliva como poda. Busca cerca de vuestra puerta una sombra
pon el colchn me ahogo aqu dentro.
M_ Pero
V_ Haz lo que te digo por favor, no quiero estar encerrado.
M_ De acuerdo tengo que llamar a Teresa, quedamos en eso.
V_ No le digas nada.
M_ Ya lo s no pensaba decirlo lo mir como si aquel comentario le hubiera hecho dao. Voy a
prepararte todo.
V_ Maca gracias.
M_ No puede pasar Vilches no puede pasar.
Con rapidez lo prepar todo, tal y como Vilches haba pedido justo al lado de la puerta, el enorme
rbol que haba lograba dar una sombra lo suficientemente fuerte como para que pudiera estar all
tumbado. Despus Maca le puso un vendaje compresivo por si realmente era la costilla, si no lo era, no le
hara ningn mal.
Tras nuevamente volver a vomitar, se qued extasiada, con la ayuda de Maca, se lav la boca, para
quedarse nuevamente dormida. Sali y Vilches no es que tuviera mejor rostro pero, al menos estaba
tranquilo.
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V_ Si, yo no lo veo porque estoy aqu, me queda el consuelo de hablar con ella por la maldita radio, pero t
la mir con gesto severo.
M_ Djalo Vilches se sent cerrando los ojos abatida.
V_ T no lo ves por culpa de la hija de puta de la madre, pero sabes una cosa Maca?, ah dentro tienes una
mujer que vale la pena, una mujer que seras muy imbcil si no le dieras una oportunidad de verdad, te
conozco y s, que en el momento Esther te acorrale saldrs corriendo, mrame Maca lo mir con los ojos
repletos de pnico. S valiente por una vez Maca.
M_ Antes me ha dicho que me quiere le musit mientras agachaba nuevamente la mirada jugando con
un palo sobre la tierra, tras un suspiro y levantar la cabeza, la apoy sobre el rbol y continu tras tragar
fuertemente el nudo que se le haba quedado en la garganta. Me ha hecho temblar, me ha dado miedo y
ganas de decirle que me ayude.
V_ Dile la verdad que eres una gallina para el amor.
M_ Es una mujer maravillosa verdad? sonri orgullosa.
V_ Lo es y con un par.
M_ Si.
V_ Justamente lo que necesita para controlarte.
M_ Es tan dulce y tiene una sonrisa tan
V_ Si salimos de esta Maca no la dejes escapar por la tontera de que no tienes corazn, si no tuvieras
corazn, no te habras inventado lo que te has inventado para quedarte.
M_ Me est doliendo mucho Vilches.
V_ Es amor si salimos la mir fijamente y Maca le aguant esa mirada con una mueca de terror.
Lucharas por ser feliz, verdad?
Tras la charla, Vilches se durmi en cuanto las pastillas hicieron efecto, Maca entr junto a Esther
que segua desfallecida, y se encontr ms sola que nunca, un miedo brutal apareci ante ella, no recordaba
esa sensacin excepto cuando descubri toda la verdad sobres Julia y su pequeo. Sin embargo, aquel
miedo que senta era peor, aunque no quera ver los que pasaba, cada vez se encontraba con menos fuerzas,
Esther cada vez estaba peor, los vmitos si bien, en ninguno haba sangre, eran un sntoma junto a la fiebre
y esos dolores en el vientre de los que se quejaba para asustarse, y eso le provocaba un terror desmedido.
All estaba sentada a su lado cambindole paos de agua mientras no poda evitar que de sus ojos cayeran
lagrimas, se limpiaba con el dorso de la mano, y en ese momento se senta idiota, idiota por querer
mantener una barrera que Esther haba logrado tumbar, idiota porque el juego se le haba ido de las manos
pero an as, era incapaz de dejarse llevar por completo, idiota porque no poda tener tanta mala suerte, no
poda haberse enamorado y que la vida le quitara a la mujer que amaba as de golpe. La soledad, le estaba
pasando factura, suspir y fue a por ms agua al ro, sin pensarlo meti su cabeza bajo del agua fra, dejo
unos segundos que la sensacin de aquel silencio ruidoso la envolviera, dej que su mente sintiera el azote
del agua una y otra vez, necesitaba que se llevar sus malos pensamientos.
Tras un buen rato a su lado, record que deba hablar con Teresa, no saba muy bien como evitar que
notara su temblor de voz por el susto, no saba muy bien como controlar sus emociones, ms que nunca
necesitaba los consejos y el abrazo de Teresa, ms que nunca necesitaba el calor de madre que ella le daba.
Exhal un profundsimo respiro tratando que sus nervios quedaran aplastados en sus pulmones, que le
dejara hablar con tranquilidad, pens bien que le iba a decir, que excusa iba a ponerle, lo deba hacer muy
bien, Teresa la conoca perfectamente y lo ms seguro era que si captaba su destemplanza le hiciera
preguntas y acabara ponindola a ella tambin, mal.
Mirando la radio se haba quedado una pensativa Teresa, la conoca demasiado bien como para no
darse cuenta que le ocultaba algo, se le haca muy raro que Vilches no hubiese hablado, dos veces y no lo
450
haba odo, poda ser cierto que Esther estuviera durmiendo, pero el timbre en su voz era extrao, la
conoca demasiado bien. Cuando se fue a levantar una nueva llamada le sorprenda.
T_ Si?
D_ Teresa! le llam alegre.
T_ Hola Dvila trat de disimular las dudas en que le haba dejado Maca.
D_ Oye qu sabes de los chicos?, he tratado de comunicarme con ellos pero no hay manera.
T_ Estn muy cansados Dvila, que dicho sea de paso, t para qu ests? le dijo enrgica
acompandole un gesto de enfado verdadero.
D_ No te entiendo Teresa.
T_ Muy fcil, despus de dar la cara all con el calvario que han pasado, les hacen volverse andando y
t que haces?
D_ Teresa no me hables as.
T_ No Dvila, no, ellos pertenecen a tu custodia y t debes dar la cara por ellos.
D_ Sabes que Maca cre problemas y as no la puedo defender se defendi.
T_ Por el Amor de Dios!, qu problemas?, ayudar a dos mujeres a que sus vidas fueran menos difciles
dime!
D_ Las cosas no son as tenemos normas y hay que cumplirlas.
T_ Dvila la conoces, conoces a los tres, los han mandado a un infierno y nadie les ha echado una mano,
bueno si!, al cuello, sabes que Julia est detrs de todo esto.
D_ Teresa no empieces con esas teoras tuyas de conspiracin.
T_ Mira te lo advierto Dvila, si Maca resulta afectada por todo esto porque as lo consideran me
parecer fatal, porque ella da la cara siempre, y t la escondes por ella, ahora bien, si Maca resulta afectada
por un capricho de la cabrona esa te juro Dvila que no s como, pero de esto se entera todo el mundo.
D_ Teresa trata de tranquilizarte por Dios que hasta tacos me dices ya deca impresionado no por la
defensa a ultranza de Maca, que la conoca, y saba que era por casi un amor maternal, sino, por su modo
de hablar. Mira yo he dado la cara muchas veces y lo sabes, pero ahora mismo estoy atado de pies y
manos, no es mi intencin que a Maca le pase nada, ni por una ni por otra forma, as que si te vas a quedar
ms tranquila tratar de averiguar, pero no confabules!
T_ Dvila! le alz la voz enfadada. T sabes tan bien como yo de lo que es capaz esa mujer, as que
te lo advierto da la cara por tu gente Dvila, que al fin y al cabo, t ests sentado en un despacho y ellos se
estn dejando la vida, al menos eso hazlo bien!
Enfadada con el mundo indeseable que rodeaba a Julia, sali del cuarto, agradeciendo encontrarse de
frente con Massamba, que era su apoyo, quien mejor la entenda.
All se quedaron valorando las posibilidades que le estaba exponiendo aquel hombre que recibi al
hijo de Lula como propio y le estaba acunando en ese momento en que los ojos de la muchacha buscaron
los ojos del hombre, ante la sonrisa de una Teresa que segua creyendo a pesar de todo en el amor.
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Trataba de recuperarse del intenso sofoco que haba sufrido, se prohibi volver a llorar otra vez, en
ese instante deba ser fuerte, no se iba a fustigar tan pronto, si tenan el virus deban desarrollarlo en horas,
entonces sera el momento de asustarse, mientras tanto, seguira luchando y creyendo que era cualquier
cosa menos el maldito bola.
Se acerc hasta Vilches que segua dormido, toc su frente y not que tambin l tena algo de
fiebre, suspir. Entr a la chabola y all, estaba Esther con los ojos abiertos, y la mirada perdida en el
techo.
M_ Ya estoy aqu cmo est mi bombn? sac una sonrisa de su alma mientras se agachaba.
E_ Derritindose contest sonriendo tmidamente.
M_ A ver le toc la frente. Bueno esto ya est bajando ves, como no es ms que una insolacin.
E_ Eso espero.
M_ Claro que s, anda hazme un sitio.
E_ Para qu?, voy sin arreglar cario ahora no podra ni aguantarte un combate.
M_ Ests t muy ingeniosa eh? le deca sonriendo mientras se acostaba.
E_ Abrzame por favor.
M_ Claro, a ver para que te crees que me pongo as a tu ladito sino para abrazarte fuerte, y tenerte as
cerquita.
E_ Ay con lo loba que quieres ser, y eres todo un corderito!
M_ Corderita a todo caso y no te creas eh? le bes en la sien.
E_ Maca estoy sudada.
M_ Si, hueles fatal le deca mientras la estrechaba y notaba el calor de su cuerpo.
E_ Gracias.
M_ Pero no importa.
E_ Muchas gracias es toda una consideracin por tu parte, lo tendr en cuenta.
M_ Mmmm eso suena muy bien le dej un beso en el cuello.
E_ Y Vilches?
M_ Tranquilo, le he inyectado un calmante duerme.
E_ Qu te ha dicho Teresa?
M_ Estabas despierta?
E_ S suspir profundamente.
M_ Pues no le he dicho la verdad
E_ Ya, pero lo habr notado, t mientes muy mal.
M_ Ah si? le acariciaba lentamente el vientre.
E_ S.
M_ Y qu ms hago mal?
E_ Para m nada le dijo poniendo su mano sobre la de ella.
M_ Descansa.
E_ Maca si me pasa algo me gustara
M_ No va a pasarte nada la interrumpi con cierto tono molesto.
E_ Ya pero si me pasa, antes de perder el conocimiento quisiera.
M_ Esther!, no es nada lo que tienes.
E_ No seas cabezota y djame hablar! jolines! sac de su poca fuerza algo de genio.
M_ Est bien habla pija, pero no te aseguro escucharte le dijo suspirando.
E_ Ya veremos se volvi lentamente sintiendo como su cuerpo pesaba, como le dolan todas las
articulaciones, y se mareaba, fue esa sensacin la que hizo que sus manos apretaran fuertemente los brazos
de Maca que la sujetaban. Ay.
M_ Qu te pasa?
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E_ Me he mareado, uf resopl.
M_ Quieres estarte quieta, no hablar, no perder fuerzas.
E_ No pierdo fuerzas, Maca si me llega la hora Maca cerr los ojos Esther sonri. No s cuanto
tiempo llevo, mes y medio?, he vivido tanto en ese tiempo, ha sido todo tan intenso hablaba con cierta
dificultad. Jams pens vivir tantas cosas cuando quise venir, hu de Esther Garca, al menos la Esther
Garca que no me gustaba, y t me has hecho encontrarme de otra manera, que me gusta Maca sonri
mirndola a los ojos con cierta emocin. Nadie me ha querido, ni me ha demostrado tantas cosas como
t, a pesar de ser insoportable, altiva, borde deca sonriendo mientras Maca no saba si rer o llorar.
Pues me has hecho inmensamente feliz, me has enseado a valorarme, a defenderme de tus continuos
ataques, me has enseado a ser una enfermera valiente, defensora de lo que creo es justo manteniendo
mis valores y todo eso lo has hecho t.
M_ Tanto? la mir con los ojos brillantes.
E_ S, Maca, nadie haba hecho nada por m, t lo has hecho todo
M_ Esther no he hecho nada que no te merezcas te lo aseguro, bueno vale, cuando me pona borde es que
me gustaba sonrea y Esther cerraba los ojos, no es que te lo merecieras, pero lo dems lo has
conseguido t. Creo que no te valorabas lo suficiente, eso nos pasa a todos, y ese defecto frica lo corrige
pronto la miraba a los ojos con total sinceridad con una mano sobre la cintura y el otro brazo lo haba
pasado por el cuello.
E_ Ya.
M_ Descansa.
E_ Maca murmur.
M_ Dime.
E_ Si me muero quiero que sepas que eres lo mejor que me ha pasado en mi vida y que me has hecho
muy feliz, y que, si sigues adelante no cierres la puerta a nadie, eres una persona por la que merece la pena
luchar contra viento y marea, y lo que te dije es cierto, te quiero.
M_ Lo s mi amor, lo s le bes en la frente estrechndola contra si sin poder encontrar ms palabras,
sin poder decirle nada ms, era como si la emocin se hubiera quedado atravesada en la garganta y no le
dejara hablar.
E_ Estoy contenta de haber venido, de haber conocido a todos
M_ Esther por favor le musit, mordindose los labios.
E_ Pero sobre todo, estoy contenta de haberte conocido a ti.
M_ Venga descansa cario entonces su mano toc algo en su piel que le llam la atencin. Djame
ver.
E_ Y quiero que le digas a Monaque es simptica y no me enfado a pesar que me robe la ropa Maca la
gir. Y que cuide de Valiente
M_ Esther calla un momento.
Sus ojos se abrieron como platos y todo su mundo se vino abajo, Esther comenzaba a tener unos
granitos rojos en toda su espalda, mir pecho, brazos, piernas y all estaba comenzando a invadir la piel
que ella haba devorado.
Le fue a quitar la ropa, pero se le ocurri algo mejor, se haba vuelto a desmayar nuevamente por la
fiebre que nuevamente era alta. Sali en busca de ayuda con Vilches pero dormitaba, le toc y se dio cuenta
que no era por el calmante, lo haca porque tambin tena la fiebre alta, se pas las manos por la cara
llegando casi a la desesperacin, pero no poda caer en ella, no poda dejarse llevar por la situacin que
realmente le sobrepasaba. Cogi un recipiente, Esther segua igual en la misma postura que la haba
dejado, sudando, y con esas pupas que no le gustaban, que le hacan sentir que estaba en una continua cada
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libre. Fue al ro llen el recipiente de agua, y entr, en su afn por saber, cay en un agujero que casi le
cubra, nad un poco hacia abajo, y prob, despus encontr lo que buscaba, y es que sus nervios le hacan
fallar cuando la solucin la tena delante. Empapada, lleg hasta Vilches, sac otro trapo que haba hecho
al romper una sbana, la empap bien en el agua y lo puso sobre su frente, el hombre abri los ojos de par
en par.
Lleg hasta ella, su angustia era tremenda, notaba como los latidos de su corazn iban aumentando
una terrible angustia se apoderaba de ella por momentos, aquellas pupas iban ocupando por momentos la
piel inmaculada de su mujer?, pens, s mi mujer.
Maca sonriendo entr en el agua fra, al hacerlo Esther comenz a tiritar, entonces se sent justo
donde un gran tronco de rbol haba encallado contra la tierra, apoy su espalda en l abri las piernas y
con suavidad dej que Esther se acoplara entre ellas. La abraz fuertemente una mano sobre su vientre, la
otra cruzando su pecho, apoyndola en el hombro contrario, su cabeza reposaba sobre el hombro de Maca,
el agua golpeaba el cuerpo de Esther suavemente, as como el de Maca, que no la acariciaba, la sujetaba
para que no desfalleciera.
Pero Esther no contest, la fiebre en el agua haba remitido, pero aquellos puntos se haban
extendido ms, aguant all una hora, cuando comenz a tiritar la llev nuevamente a la cama, la sec con
delicadeza, le puso una crema en todo el cuerpo para contrarrestar aquellas pupas, la meti entre las
sbanas, la tap bien, le dio suero, pero nada consegua retener en el estmago, lo mismo que Vilches que
haba comenzado con los vmitos, y Maca all entre los dos, realmente sintindose intil.
La noche cay y la descubri sin ganas de comer, con un cansancio que le llenaba hasta el alma.
Haba ayudado a Vilches, mientras Esther dorma, y cuando por fin pudo quedarse tranquilo, la llam.
M_ Qu te pasa Vilches?
V_ Las pupas de Esther son como ests? le seal su mano.
M_ Joder cerr los ojos.
V_ Vete de aqu.
M_ No, ya es tarde no os voy a dejar, lo siento.
V_ Ests agotada tienes muy mala cara.
M_ Solo es hoy, maana estar mejor.
V_ Y nosotros peor.
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M_ Me da igual, yo estar aqu.
V_ Nos vas a enterrar? la mir desafiante.
M_ No hables as.
V_ S coherente.
M_ No me queda coherencia.
V_ Quiero hablar con Cruz, maana hablar con ella quiero despedirme y t maana te vas.
M_ Bien, maana hablars con Cruz, pero no me ir le dijo rotunda aunque sin fuerzas.
V_ Y ahora acustate, trata de descansar.
M_ Ests hirviendo.
V_ Lo s tpame y olvdate de nosotros, ve a mi choza mtete all y descansa, no duermas con Esther.
M_ No voy a dejarla sola, voy a estar a su lado hasta el final, aunque s que ese final no va a ser el que
piensas, esto no es bola.
V_ Bien no tengo fuerzas para discutir.
M_ Descansa. Si me necesitas me llamas.
En la aldea, Teresa haba trazado un plan, saba que algo pasaba y quera averiguarlo, era consciente
de la relacin entre Nsona y Maca, saba que muchas veces cuando la mdica se encontraba mal, Nsona
consegua ayudarla ms que la propia Teresa, de ese modo Zul y Massamba estaban all junto a las dos
mujeres mientras Lula y Sissou se encargaban de acostar a los nios junto a Nmala.
Zu_ Ya?
T_ S.
Maca estaba respirando un poco de aire, fue a las mochilas donde tenan los botes de comida todava
que les haban llevado del campamento de refugiados, y mientras abra la lata pensaba en cuanto tiempo les
iba a quedar all, deba ser realista, si era el virus quedara ella la ltima, aquel pensamiento le hizo sentir
un terrorfico estremecimiento. Iba a cenar cuando oy el ruido en la radio, y tras el ruido, la voz de Zul,
le extra.
Tras estar un rato con Vilches, pues haba vomitado nuevamente, despus de darle un calmante para
los dolores y comprobar que la fiebre se haba detenido en treinta y ocho de temperatura, se retir a
descansar un rato con la promesa por parte del hombre de que si empeoraba, la llamara. Con el rostro
serio, cansada hasta no poder casi ni parpadear, se cambio y antes de acostarse le volvi a poner crema por
todo el cuerpo, pareca que las pupas no iban a ms aunque las tena por todo el cuerpo, despus se acost
junto a una Esther que por momentos se haba vuelto a cargar de fiebre.
Esther se abraz a ella quejndose, Maca necesit encontrar el tacto de aquella mujer, necesit que
le cuidara, que le diera el calor que desprenda su cuerpo, precisamente para calmar el miedo, ese miedo
que se haba instalado en su alma, y aplacar as el temblor que ella misma estaba sintiendo.
Quera cerrar los ojos y despertar con el sol del nuevo da, con Esther a su lado radiante, besndola,
amndola, burlndose de ella, con Vilches cascarrabias rindolas por sus besos a escondidas, quera
necesitaba dormir, y que todo quedara en una pesadilla cuando abriera sus ojos. Bes a Esther y esper que
al abrir los ojos todo cuanto haba a su alrededor y le llenaba de miedo, desapareciera.
La noche era bastante intranquila, Esther no se haba movido casi, sin embargo Maca senta un
profundo dolor de cabeza, y por ms que quera abrir los ojos el cansancio era tal que para lo nico que
tena fuerzas era para abrazarse a su enfermera, estaba tan agotada, las piernas le pesaban, la boca se le
secaba, no haba cenado, finalmente tras hablar con Nsona no haba tenido fuerzas para nada, se haba
acostado y deseando que todo pasara se haba obligado a dormir.
Un ruido la despert ligeramente, algo que no era un ruido cotidiano, si bien llevaba dos das en
aquel lugar, no era diferente a otros en los que haba estado, los ruidos de la Selva, aunque distintos eran
todos iguales. Con un esfuerzo muy grande, abri sus ojos poco a poco, el da estaba amaneciendo
lentamente, las luces comenzaban a iluminar el cielo, pero lo que entraba por la puerta y las estaba
iluminando era el reflejo de las llamas del fuego que antes de acostarse haba avivado para espantar
posibles animales. All segua, luchando por levantarse, luchando porque tena que averiguar que era aquel
sonido extrao que llegaba desde fuera, al girarse, vio a Esther, sonri levemente la fiebre haba
desaparecido, al menos no estaba ardiendo como cuando se acost, sin embargo, algo le llam la atencin
en su rostro, con el ceo fruncido la mir, se fue acercando poco a poco, y aquel ceo fruncido que
formaba en su rostro una mueca de cierta incertidumbre, se fue convirtiendo cada segundo que se acercaba
a ella, en un pnico desmedido.
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M_ Esther Esther! retir la sbana de un solo golpe, la mir, la toc, con su boca medio abierta, con
los ojos anegados por las lagrimas. No por favor Esther Esther! por favor contesta! le
deca cogindola entre sus brazos, la mova pero Esther no contestaba, la llamaba pero no obtena respuesta
alguna, a Maca las lagrimas le rodaban por las mejillas, sintiendo que la vida como a Esther se le iba.
No no no por favor! Esther cario no te puedes morir Esther
Se levant como alma que lleva el diablo, sera Vilches?, al salir el hombre segua durmiendo, se
abalanz hasta l con temor, segua sudando por la fiebre, entonces le lleg ms claro de donde proceda el
ruido, vio como tras un rbol algo se mova, sinti pnico hasta que vio que eso que se mova era
Massamba, y en ese momento se vino a bajo, la pesadilla unido a la situacin que estaba viviendo, le hizo
volverse lquida, notaba como sus huesos se iban rompiendo, como sus msculos dejaban esa tensin que
haba mantenido desde que llegaran, y en su estado lquido, comenzaron a derramarse lagrimas de tantas
emociones juntas que Massamba se asust. Cuando se fue a acercar a ella, con su mano en alto lo detuvo.
Dicho esto, Maca se abraz a l terminando de explotar en un llanto que al duro hombre le hizo
suspirar, desde que la conoca, nunca la haba visto as exceptuando su problema personal nunca la haba
visto as de abatida, de entregada rpidamente supo que mwasi Esther haba roto su coraza, y se haba
encontrado de golpe con una realidad que le haba dejado el alma y su esencia de ser desprotegida.
No perdieron ms tiempo, necesitaba huir de all que le ayudaran a curar a Esther, con una
mascarilla y guantes que le oblig a ponerse Vilches y tras una buena discusin, los montaron en la
barcaza, recogieron todo y salieron rumbo a la aldea, Maca llevaba apoyada en sus piernas a Esther, le
acariciaba la cabeza, iba totalmente dormida, no le perda detalle, aquella pesadilla segua tan viva en ella
que pensaba que si retiraba los ojos de su persona, poda encontrarse con que se converta en realidad. Por
su parte Vilches iba en un calvario demasiado cruel, si el movimiento de la barca era fuerte y se mova de
golpe, senta un dolor agudo que le haca estremecerse. Haban decidido ir al alba precisamente para no
tener que transportarlos a plena luz del sol ni soportar el calor. Al llegar a tierra firme, Maca vio el camin
con aquel enorme rotulo de MSF para que fueran respetados por las guerrillas, fue como si ella hubiera
venido de esa guerra que saba exista, y lo hubiera hecho con una herida honda en su alma, mir a Esther y
le susurr mientras los dos hombres llevaban en camilla a Vilches hasta el camin.
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M_ Ya estamos mi vida aguanta ya estamos no voy a dejarte sola.
Hicieron la misma maniobra que con Vilches, al llegar al camin, dejaron a Esther en la parte
trasera, Maca subi con ellos, se puso en medio sentada mientras tomaba la mano de Esther.
V_ Ms le vale a Zul no dar muchos bandazos, le he avisado, o no vuelve a dejar preada a Nsona dijo
enfadado. Despus mir a Esther. Cmo est?
M_ Igual solo que me he dado cuenta que las pupas no van a ms.
V_ Eso es buena seal. Me has visto a m?
M_ S, deja que te ponga crema la misma que le he puesto a ella, es Aloe Vera pura de la que usa Lula.
V_ Maca lo mir negando con la cabeza.
M_ Eh si a Esther le ha funcionado a ti
E_ Mmmm susurr con un timbre que daba a entender que algo le dola.
M_ Esther!
V_ Ya me quedo sin crema, esta claro dijo fastidiado pero aliviado al ver a Esther que reaccionaba.
E_ Maca susurr despacio.
M_ Si cario vamos a la aldea, han construido un refugio para nosotros, vamos a ver a Teresa nos est
esperando.
E_ Teresa sonri de lado. Cmo ests t?
M_ Bien bien estoy bien no te preocupes por m.
E_ Cmo no me voy a preocupar?, tienes muy mala cara.
V_ Hola Vilches qu tal ests t?, qu va, aqu solo tienes ojos para Maca!
M_ En el fondo eres un celoso compulsivo.
V_ Sabes que si.
E_ Hola Vilches cmo ests?
V_ Como t, jodido.
E_ Me duele el estmago mucho.
V_ A m tambin.
M_ Ambos tenis fiebre y habis vomitado deca acariciando la mejilla de Esther. Ests an un poco
caliente.
E_ Claro con esa camiseta que llevas le musit pues se haba puesto de lado cara a ella.
V_ Ejem ejem carraspe graciosamente entonces Zul no pudo evitar un bache y Vilches se quej
amargamente. Ay!, Zul poco quieres a tus pelotas!
Zu_ Ziku lo siento.
E_ Falta mucho?
M_ No tranquila todo va a ir bien le deca con su mirada repleta de calor.
E_ Si t ests a mi lado seguro.
No dijeron nada ms, el camino a Maca se le hizo interminable, segua teniendo agarrada la mano de
Esther, y de vez en cuando le cambiaba el pauelo a Vilches, sintiendo como que si se relajaba ante la
visin de Teresa, caera redonda al suelo.
Cuando el camin llegaba a la aldea, hizo sonar dos veces la afnica bocina tal y como haban
quedado, la puerta se abri empujada por Laoubi, el camin entr con lentitud, dio la vuelta y acerc la
parte trasera hacia donde estaba en huerto, a la derecha los hombres haban construido una especie de
hospital de campaa, con tres habitaciones. Por fin se detuvo el camin, se abri la lona para que
Massamba entregara la mano a Maca y pudiera bajar, al hacerlo se encontr con Teresa, con mascarilla,
guantes y bata, sus ojos abiertos, una mueca de tensin al ver el rostro enfermizo de Maca, una palidez que
le asust y una delgadez, que le daba muestras del calvario que haban pasado y que aunque ella conoca
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demasiado bien, le haba impactado. Al dejar los pies en la tierra, Teresa sin dudar se dirigi hasta ella
abrazndola, gesto que sirvi a Maca para romper en un llanto desgarrador.
Maca le hizo caso, se encamin hacia el hospital y all una Lula con los ojos abatidos la esperaba, la
ayud a lavarse, a ponerse un pijama y una vez se acost la arrop, dndole sus manos como sola hacer a
todos los que se encontraban mal.
Lu_ Na Mianda kele na ban le susurr cerca de su odo como si fuera un suave piar de pjaro Maca la
mir y cerr los ojos esperando que aquellas palabras se hicieran realidad.
Cuando Massamaba y Zul bajaron a Esther, el rostro de Teresa cambi, si le haba impactado el
rostro demacrado de Maca, nada tena que ver ya no solo el rostro, sino, todo el cuerpo de Esther, al verla
su estmago sinti un pinchazo al igual que su corazn, se acerc hasta ella precipitadamente.
Metieron a los tres separados por unas cortinas, cuando Esther lleg a la suya, Maca se levant y la
bes, despus se fue a la cama por orden de Lula, hasta que lleg Teresa, y como buena enfermera
comenz con los cuidados a los tres. Pronto Maca cay rendida, el beso de Teresa, la mirada confiada y la
caricia de madre, le ayudaron a dormirse con esa tranquilidad que tanto le haba faltado. A Esther
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nuevamente los vmitos y nuevamente la fiebre, haba llegado a ella, lo mismo que a Vilches. Teresa los
atendi, hasta que los tres quedaron dormidos. Los miraba, con el ceo fruncido, era demasiado raro que
Vilches y Esther estuvieran tan mal y Maca no. Lo de Maca pareca claro que era cansancio, por lo tanto,
algo se le escapaba de las manos, porque estaba segura que entre Maca y Esther habran habido ciertos
acercamientos, y la saliva era suficiente para traspasar el virus.
Tras unas horas all con ellos, sali del hospital, fuera la esperaban Massamba, Zul, Yildas y las
mujeres, los nios tenan prohibido llegar a esa zona, y por supuesto haban evitado que Mona y Valiente
pudieran verlas llegar.
Junto al hombre estuvo repasando todo lo que ellos haban trado, y cuando anocheca tras casi diez
horas de sueo, Maca abri los ojos, aturdida sin saber muy bien donde estaba, hasta que vio a su lado a
alguien leyendo, acurruc los ojos y la vio.
M_ Teresa.
T_ Dime hija.
M_ Tengo sed
.T_ Normal le sonri.
M_ He dormido mucho?
T_ Unas diez horas de un tirn, hija le dio el agua y Maca mir a su derecha, all estaba Esther con un
gotero al igual que Vilches. Despus mir a Teresa y sta sonri. A veces el cansancio el abatimiento, el
miedo no nos deja ver.
M_ Por qu ests sin bata, sin guantes?
T_ Tienes miedo a perder a Esther, verdad?
M_ Mucho agach la mirada triste.
T_ Sabes qu tienen Esther y Vilches?
M_ Qu? pregunt con el miedo reflejado en sus pupilas.
T_ Algo tan sencillo como una infeccin estomacal porque los botes de comida estaban en mal estado,
verdad que t no comiste?
M_ Me ests diciendo que no he sabido ver que era algo as? deca perpleja boquiabierta con pocas
fuerzas.
T_ S hija, los sntomas son parecidos imagino que cuando Vilches te dijo que haba vomitado algo de
sangre vuestra falta de descanso os afect sin remedio le tocaba la frente y la cara como si realmente
fuera una madre protectora que estuviera velando por su pequea. Ahora tienes que comer, descansar y
en nada ests otra vez fuerte, ellos les costara algo ms pero
M_ Pens que me volva loca no quera ver a Esther pasando por eso no poda soportar la idea de
perderla deca mirndola dormir.
T_ Antes me ha estado contando cosillas dijo con gracia.
M_ Ya sonri algo avergonzada.
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T_ Esto va a ir en serio Maca?
M_ Me gustara t crees que sabr?
T_ Claro, la quieres desde el momento en que la viste, me di cuenta.
M_ Ya, t y tus corazonadas dijo con cierto orgullo.
T_ Maca Esther tambin est asustada, esto es nuevo para ella le deca con cautela.
M_ Lo s coment con seriedad.
T_ Creo que es una oportunidad que deberais aprovechar las dos, vivir aqu sabes que es duro, pero si
tienes alguien a tu lado que te da lo que necesitas, se hace menos duro, no crees que ya es hora de superar
ciertas cosas?
M_ Esther es tan sensible que me provoca ganas de protegerla, abrazarla hablaba entre susurros. Pero
a la vez es tan fuerte que me dan ganas de que sea ella la que me proteja.
T_ Djate proteger le dijo con cario ante el silencio de la Pediatra.
M_ Debiste verla cuando perdimos al nio, nunca haba visto en unos ojos tanto desconsuelo, tanto dolor,
esas cosas que slo ella expresa y que a m me hacen temblar el corazn la volva a mirar. Es algo tan
fuerte que me da miedo, me da miedo equivocarme, me da miedo hacerle dao.
T_ Mi madre deca, si no lo intentas siempre sers perdedora, porque cuando idealizas algo ese ideal
siempre se ve como lo bueno, lo mejor, pero si lo intentas puede salir bien o mal, pero no podrs negar que
al menos habrs luchado por conseguirlo. Y creo que es lo que debes hacer t. Esther es una mujer
maravillosa creo que tu complemento ideal, es la nica que he visto te ha hecho dudar, te ha puesto en
vereda, solo por eso yo lo intentara porque creo que es quien te puede ayudar a vivir mejor.
M_ Pero ella espera ser feliz a mi lado, y s que eso es una utopa.
T_ No cario, la felicidad existe, yo cuando os he visto aqu me he sentido feliz, todas las maanas cuando
salgo de mi cabaa y veo alrededor a la gente haciendo cada una su labor, me siento feliz, cuando abro los
ojos y veo a Ramn a mis pies mirndome, siento la felicidad, por qu t no puedes hacer que la felicidad
de Esther, sea nicamente lo que t puedes entregarle?, una sonrisa, una caricia, un despertar, un buen
desayuno la felicidad solo es una utopa para aqullos que se ponen metas imposibles de alcanzar, pero
dime cario la mir con una sonrisa tierna. Con tu sonrisa, con tu amor, con tu pasin, con tu mal
genio pero tu maravillosa forma de ser crees que no la vas a hacer feliz?
M_ Dicho por ti parece imposible que no lo consiga sonri ampliamente buscando el contacto en el
pecho de la buena de Teresa que la abraz. Slo tengo que perder el miedo, verdad?
T_ Exacto cario la bes en el pelo. Ella te ayudar recuerda, debes entender y aprender a pensar en
dos, mantener tu esencia cmo un solo individuo, pero pensar que sois dos, respetaros y amaros.
M_ Por qu mi madre nunca me ha dicho algo as? la mir con los ojos repletos de pena.
T_ Porque tu madre como muchos ms, no han vivido esto, no saben que el infierno existe, y que qu
ms da a quien ames, si lo amas de verdad!, vas a perder el tiempo y la posibilidad de ser feliz por qu a
alguien le parece que est mal?. A m tambin me parecen funestas las guerras, y a muchos como yo!, las
borran?, las cambian? no, por qu vas a borrar o cambiar t un sentimiento de amor aunque sea a otra
mujer? le bes en la frente.
M_ Te voy a decir algo pero no te lo creas demasiado le dijo muy seria mirndola fijamente. Te
quiero.
T_ Lo s yo a ti tambin a pesar de todo se miraron y sonrieron.
V_ Ya habis acabado? joder ni la casa de la Pradera! protest desde el fondo del hospital.
T_ Vilches tienes un trauma con esa serie eh? le deca rindose.
M_ Cmo ests?
V_ Bien menos mal que Teresa nos ha librado de una Doctora sugestiva con el bola, de lo contrario nos
quema vivos con un simple empacho.
M_ Ya ya y quin dijo de los guantes?, bata y dems? le dijo como si le hubiera ofendido aquel
comentario.
T_ Bueno bueno callaros que Esther duerme.
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V_ Pero si no se entera, es una osa invernando.
T_ Le ha bajado la fiebre, pero creo que tiene tanto cansancio que en dos o tres das no se despierta.
M_ Pobrecita ma
V_ Lo que yo diga si te viera el Michael Landon te contrataba para La Casa la Pradera segunda parte.
Despus de rer de buena gana, Vilches se durmi se senta como si la paliza se la acabaran de dar,
Teresa dej descansar a una Esther que con el gotero, pareca dormir tranquila, ya no vomitaba, y la fiebre
iba bajando poco a poco, Maca se gir en la cama que haca un ruido soberano, puso su brazo izquierdo
bajo la cabeza, y con el derecho se coga las manos, as observaba como Esther dorma plcidamente, ya no
tena aquel gesto de dolor ni desesperacin, con la crema y las pastillas que Vilches haba mandado tomar,
la fuerte erupcin que sufra iba bajando y con ella los picores, tambin porque no iba a reconocer Maca, la
magia de Lula haba ayudado bastante y entonces llegaba a su cabeza su frase, la frase que susurr nada
ms llegar los dioses estn con vosotras, sera verdad qu estaban con ellas?, sin duda haban estado
muy cerca de morir a manos de los salvajes que las retuvieron, y trabajando con algo tan peligroso como el
virus del bola, haban sobrevivido, sin duda, Lula deba llevar razn. Un suspiro prolongado sali de ella
mientras la miraba con una dulce y tierna sonrisa.
Notaba que su cuerpo ya no le dola, que poda respirar mejor, que el estmago se haba asentado tal
y como Teresa le advirti que pasara. Abri los ojos y se sinti reconfortada, saba que estaba en casa,
trato de tragar saliva para remojar su seca garganta, trat de moverse pero entonces not como sus huesos
se resentan, y es que desde nia su tata siempre le deca que sus fiebres le atacaban a los huesos sin
remedio. Sonri al recordarla, era la nica persona que le haba dado calor. Entonces con sus ojos cansados
busc a su derecha y all estaba una Maca que pareca dormir tranquila, sonri. All estaba la otra persona
que le haba tratado como una reina. Suspir. Sonri.
T_ Qu tal vas? le pregunt con voz dulce Teresa que estaba a su lado.
E_ Mejor Teresa voy mejor. Cmo est ella?
T_ Bien, maana ya la saco de ah y la mando a su cabaa.
E_ A su cabaa?
T_ S, no quiero correr riesgos innecesarios. Tenis que estar quince das en aislamiento
E_ Separadas? le pregunt al ver el gesto de Teresa agreg. Quiero decir cada una en una cabaa.
T_ S asinti sonriente al ver su gesto serio.
E_ Vaya me he acostumbrado a estar con ella que no s como lo voy a llevar deca realmente seria.
T_ Tienes todo el tiempo del mundo para estar con ella.
E_ Ya pero joder protest.
T_ An sigues teniendo miedo? le acarici la cara como momentos antes lo haba hecho con Maca.
E_ S, pero pienso arriesgarme, despus de venir hasta aqu, puedo con cualquier cosa, no crees?
T_ Eso es verdad.
E_ S que est herida pero creo que puedo curar su herida, para algo soy enfermera sonri
ampliamente mientras coga la mano que Teresa le haba estrechado.
T_ Estoy convencida que si.
E_ Esa Julia le hizo mucho dao.
T_ Y desgraciadamente parece que lo va a volver intentar.
E_ Cmo? le pregunt mirndola con gesto de intranquilidad.
T_ Parece ser que lo del otro da con David, lo provoc Carolina.
E_ Eso lo s tiene cara de mala sonri de lado con un gesto caracterstico de sentir cierta rabia en su
interior.
T_ Julia est detrs.
E_ Quiere volver a hacer dao a Maca?
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T_ No, te lo digo porque no quiero engaarte, se lo voy a decir a Maca de igual modo, pero quiero que t
lo sepas.
E_ Qu pasa? le pregunt algo asustada.
T_ Julia quiere volver a recuperarla, se ha cansado de su marido y ahora quiere buscar nuevamente a Maca.
El fantasma ha decidido convertirse en realidad otra vez.
El silencio se hizo en el hospital, Teresa haba hecho caso a Nmaba, ella le haba aconsejado que le
dijera a Esther, y despus a Maca, si Maca quera rehacer su vida y hacerlo bien con la enfermera, se lo
dira, era una prueba que a Teresa no convenca mucho pero la vieja Nmaba le haba dicho que era la nica
manera de saber si Maca tena limpio su corazn o an esperaba ese reencuentro, sera bueno para no hacer
que Esther sufriera. Nuevamente Julia, eso significaba nuevamente problemas y sufrimiento.
La noche haba cado irremediablemente, en el pequeo hospital Vilches roncaba de lo lindo, y Maca
no poda dormir, si lo haca Esther aunque la noticia de que Julia volva a la vida de quien se haba
enamorado no le haba hecho mucha gracia y le haba provocado durante un momento un miedo indomable
que ocupaba su corazn. Algo en su frente le hizo abrir los ojos poco a poco.
La noche era bastante estrellada, llova levemente, lo justo para formar ese sonido agradable que
proporcionaba la lluvia golpeando el suelo, y el techo de lona. Todos dorman, hasta los animales de la
aldea. Hasta que de pronto
E_ AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
T_ Dios cunto tiempo sin estos sustos! reneg Teresa mientras de un salto se pona en pie y con los
rulos en la cabeza sala corriendo.
En la tienda el grito haba sido como si lanzaran una bomba, Vilches se sent en la cama de un
salto, de otro se puso en pie y de otro sali buscando de donde provena el aullido, al hacerlo se choc de
bruces con Teresa que iba a entrar, la tuvo que coger con fuerza para que la pobre no cayera al suelo, eso si,
lo que no pudo evitar es que algn rulo saliera despedido por el aire.
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Dentro Maca se mora de risa, Esther tal y como su amante que no novia, le haba solicitado se haba
abierto de piernas y as estaba acoplada totalmente a ella con el gotero colgando y rindose de igual
manera. Ya que la cama haba cedido y se haban ido las dos y la cama al suelo en pleno ataque de pasin.
Al entrar de esa guisa se las encontraron un atnito Vilches con la boca abierta mirndolas casi fuera
de si, y una Teresa con gesto muy pero que muy serio, puesta en jarras que reflejaba que no le haca
ninguna gracia lo que vea.
T_ Maca! le grit haciendo que la mdico se callara al igual que Esther que se le fue la sonrisa de los
labios en un segundo y pasaron sus mejillas al color rojo de la vergenza.
Ma_ Mami
T_ Tranquilo Massamba no hay nada.
Ma_ Kulunga se retir el hombre haciendo seales a Zul que llegaba.
V_ Vosotras no estis enfermeras del bola, no, ni siquiera de un puto virus estomacal estis enfermas de
otra cosa que por tener una dama delante no dir! les deca realmente molesto.
T_ Maca Maca la ri con dos golpes de voz fuertes al nombrarla.
M_ Qu?, por qu me ries a m? le deca a modo de defensa sin soltar a una Esther que no saba
donde mirar.
T_ Es ms que evidente no? enarc una ceja con sus dos grandes ojos abiertos.
E_ Maca por favor le susurr con vergenza.
M_ Pues no veo la evidencia! la dej separarse de su cuerpo como poda haciendo verdaderos
equilibrios.
T_ Ests en la cama de Esther.
E_ Lo siento no quise asustaros pero
T_ No importa cario
M_ Esto no puede ser!, a ella no importa, y a m me ries venga hombre! reneg mientras hacia lo
mismo que Esther, tratar de ponerse en pie sobre el colchn.
E_ Calla Maca le susurr como si no quisiera que discutieran, o ms bien, como si quisiera que todo
aquello pasara rpido y todo volviera a su sitio, ms que nada, porque sus mejillas estaban a punto de
reventar.
Teresa se iba a acercar para ayudarlas que no Vilches que tan solo las miraba con los brazos
cruzados sobre el pecho, Esther haba logrado ponerse de rodillas como Maca, la cama haba cado
rotundamente al suelo pero se haba quedado ms alta de la cabecera que de los pies, entonces cuando
Teresa ya estaba a un paso de ellas de repente oyeron un sonido llegado de fuera y otro grito clavadito al de
Esther.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
T_ No Mona no deca con sus manos extendidas y las palmas abiertas tratando de frenar el mpetu del
animal.
Va_ Uhhhhhhhhhh repeta Valiente con su media voz.
E_ Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy no le dio tiempo a reaccionar porque cuando se dio cuenta Mona
estaba sobre ella gritando de felicidad abrazndola con fuerza.
Va_ Uhhh e hizo lo mismo que Mona solo que se le ech a los brazos de Maca que volvi a caer de culo.
M_ Pero bueno! sonrea abiertamente los cuatro all revueltos en la cama.
E_ Mona Mona cario Maca deja de tocarme la teta!
M_ Yo no soy joder ya me gustara verdad Valiente?
T_ Maca! la ri por el comentario y aunque no quera no poda controlar la risita por debajo del
bigotillo.
E_ Mona Mona.
467
Mo_ Uh Uh uh Ah aha ha prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr pedorretas saliva a doquier y en todas direcciones
por la felicidad que senta de ver a Esther.
V_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr trataba de imitar a Mona pero solo le sala un ligero silbido.
M_ Pero que pronto aprende mi nioooooooo! deca feliz.
T_ Mona ahora mismo baja de ah.
V_ Esto solo me puede pasar a m todas locas todas hasta las monas!
M_ Te estoy oyendo Vilches.
T_ El gotero Esther el gotero el gotero le gritaba nerviosa al ver como ante el movimiento de Mona
el gotero iba por el suelo a modo de serpiente.
E_ Mona cario espera.
T_ Djame ver que ayyyyyyyyyyyyyyy! grit pues el cario de Mona fue tal que le estir de los
divertidos rulos hacindola caer sobre Esther y Maca.
V_ Toma ya.!, no he visto nada igual desde la ltima vez que el Atltico gano la liga y la copa, todas
ah Teresa que no ests en edad deca al ver a la mujer patas para arriba movindolas sin parar.
M_ Teresa Teresa que te vas a mear le deca muerta de risa porque Mona le estaba dando lametazos
sin parar en el cuello.
T_ Jajajajajajaajajajajajajaajajaaja era lo nico que poda hacer con las piernas en alto.
Ra_ Guau guau guau guau apareci Ramn enfadado al ver a Teresa en aquellas condiciones.
V_ El que faltaba.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrr pedorretas para el bueno de Ramn.
T_ Vilches aydame aydame le deca a gritos.
V_ Deja dejaque no saba yo que usaras bragas rojas.
T_ Vilchessssssssssssssssssssssssssss le dio un grito.
M_ Bragas rojas? pregunt muerta de risa.
E_ Maca quieres dejar de rerte y ayudarla yo no puedo se me va a salir el gotero! deca nerviosa con
Valiente sentado en su regazo.
M_ A ver Mona ya vale djame que rescate a mami Teresa que le va a dar un colapso, mira
aprovechara y te hara el boca a boca.
T_ Cuando me levante. jijijijijiji. te dir yo jijijijijijiji quien te da el jajajajajajaja boca a boca.
Monaaaaaa paraaaaaaaaa deca sin poder parar de rer.
Mo_ Uhhhhhhhh se mostraba feliz comenzando a saltar en el colchn al ver a todas a su alrededor.
M_ Ven aqu sonrea sin parar levantndola.
T_ No me ro hala los rulos a hacer puetas! trataba de recuperarse mientras se quejaba haciendo que
Esther se escondiera tras Valiente para no rerse pero Maca comenzara a carcajearse como Vilches sin parar
. Y solo t tienes la culpa de esto!, t y tus calentones.
V_ Por algo su novia la llam la Calentorra de la Selva, Teresa.
E_ No es mi novia dijo de repente Esther aadiendo lea al gesto serio de Maca que tanto le gustaba.
M_ Vilches dice que no es mi novia creo que se est haciendo la interesante joder que dolor de
barriga, uf!, uf! se sujetaba el vientre.
E_ Teresa ests bien?
T_ S hija y t a ver si le pones el freno a sta o de lo contrario me vas a matar a sustos con tus gritos!
le deca seria tratando de ponerse el rulo que se le caa en la frente y le haca quedar muy chistosa.
M_ No sabes t lo que va a gritar lo que le queda por gritar susurr cerca del odo de Esther mientras
la levantaba.
E_ Djame anda djame le insista sonriendo.
M_ Pero si te encanta.
T_ Vale ya. T fuera.
M_ Vale Mona fuera le dio como si no entendiera de que iba el comentario de Teresa.
T_ No, he dicho t de t.
468
M_ Yo?, estoy convaleciente tengo que estar aqu.
T_ Y un jamn con chorreras convaleciente t, la que lo est es Esther, t al aislamiento.
M_ Me niego, Vilches.
V_ Ante mi ausencia como doctor en este manicomio que se ha convertido la aldea, es ella la que manda.
E_ Pero Teresa si no estbamos haciendo nada.
V_ Si, si, quieres qu te cuente Teresa? le preguntaba serio con gesto interesante.
E_ Pero si estabas roncando Vilches le gui un ojo, Esther se sonroj mucho ms.
M_ No pienso irme.
T_ Me da igual, te digo fuera y es fuera a tu cabaa. Ya!
M_ Me parece muy fuerte, muy fuerte.
T_ Ms fuerte me parece a m que no sepas comportarte, fuera.
V_ Ea ea ea la Maca se cabrea canturreaba bajito Vilches.
Mo_ Uh uh uh uh pareca hacerle la msica Mona.
E_ Pero negaba con la cabeza y entonces dijo firme. Si ella se va, yo tambin sorprendiendo a
todos, incluyendo a Maca.
V_ Ea ea ea la Esther se cabrea canturreaba nuevamente divertido.
T_ T te quedas ni que fuerais dos cras pequeas os tengo que tratar cmo si lo fuerais?
M_ Eres una marimandona es mi novia!
T_ Cllate inconsciente le dio una colleja en la cabeza.
M_ Au.
E_ No soy tu novia, t no me has pedido que lo sea.
M_ Pero pero mir a Vilches.
V_ Yo no s nada.
T_ Os dais cuenta que esto es ridculo, estamos aqu discutiendo un sin sentido.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhh!
T_ Hasta Mona me da la razn. T a tu cabaa, y t, a la cama con el gotero. Y t a callar y dejar de
canturrear le dijo a Vilches blandiendo su dedo.
M_ Esto es el colmo macho!
V_ Ese macho es de mi propiedad y no le pega a toda una seorita.
M_ A ver si me pega esto no me toques los cojones Vilches! dio la vuelta y se fue.
T_ Vamos haberse visto algo as! pero bueno! deca protestando. Mona, Valiente a dormir.
Mo_ Uhhhhh sealaba a Esther.
T_ No, a dormir a vuestro rincn los monos le hicieron caso y tras un abrazo sentido a una Esther seria
se marcharon contentos por ver a Esther. Y t, ven aqu que te vea ese brazo.
E_ Lo siento, no te enfades Teresa.
T_ No me enfado, pero no sois dos cras para jugar, no estamos aqu por gusto.
E_ No la voy a ver?
T_ En doce das no no podrs aguantar? el silencio de Esther le hizo decir. Jess, Mara y Jos.
V_ Amn.
La noche acab bastante bien, Maca divertida con su falso enfado en su cabaa, riendo cada vez que
recordaba el momento entre las tres y los dos monos, suspiraba porque le pareca que Esther quera que
volviera a repetir la peticin de novia, sonrea sin parar como tonta, y es que Esther la tena as, no lo poda
remediar. Por su parte, Esther tras soportar las burlas continuas de Vilches sobre lo ocurrido, finalmente se
durmi tratando de trenzar planes para poder estar con Maca, la echaba de menos y tan solo hacia minutos
que se haba marchado de all. Y qu decir de Teresa!, tras buscar sus rulos por el suelo y recuperarlos,
volvi a colocarlos en su sitio pero con unas risas divertidas al recordar lo ocurrido. Sin duda, prefera
pensar que la pareja, iba a poder soportar juntas la presencia de el fantasma de Julia, el momento de decirlo
se acercaba, y eso s le quitaba el sueo.
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Los cantos de las mujeres en la aldea, despertaron a Esther, se rasc la frente y vio que estaba sola
en el hospital, ni Vilches ni por supuesto Maca estaban all. Suspir con un fuerte anhelo ante la ausencia
de la mujer que le haba hecho creer en si misma, y le haba ayudado a mostrarse vlida para el resto, hasta
para lo que pensaba no lo era, en el amor.
T_ Muy buenos das entr sonriente con una taza en sus manos.
E_ Buenos das Teresa uf!, creo que he dormido como haca siglos no lo haca.
T_ No me extraa.
E_ Y Vilches?
T_ Tras un examen lo he mandado a su cabaa.
E_ Has visto a Maca? le pregunt con algo de temor.
T_ S, la he visto.
E _ Cmo est? le pregunt sonriendo.
T_ Quisquillosa, quejosa y muy pesada.
E_ Me encanta sonri ampliamente.
T_ T sabes donde vas a meterte con sa? la mir seria aunque encantada de aquella situacin.
E_ S, sabes qu tienes razn? la mir.
T_ El gotero ya te lo voy a retirar, yo creo que ests prcticamente bien, la fiebre ha bajado, no has vuelto a
tener vmitos y la urticaria va bajando su intensidad le explicaba mientras le haca su reconocimiento.
Al acabar le pregunt mirndola fijamente. En qu tena razn?
E_ En que es una mujer maravillosa, digna de ir descubriendo poco a poco.
T_ As es.
E_ Le has dicho algo?
T_ De Julia? la mir frunciendo su ceo.
E_ S.
T_ No, an, no.
E_ Crees que Maca va va a hacer algo por verla? le pregunt mirndola con temor.
T_ No lo s Esther, siempre es algo que me he preguntado, Maca estaba muy herida pero tambin muy
enamorada, han sido dos aos muy duros para ella, aunque si esto hubiera llegado a suceder antes de venir
t, lo tendra claro, Maca abandonara todo por ella, ahora creo que tengo ms claro que no lo har.
E_ Despus del dao volvera con ella? la miraba con desconcierto no lo poda disimular.
T_ Cuando amas tanto, no alcanzas a darte cuenta que ese amor te ha envenenado, te ha dejado intil de
por vida, Maca caera s, te lo puedo asegurar, pero ahora te tiene a ti y cada vez estoy ms de acuerdo
con lo que dice Lula.
E_ Qu dice?
T_ Que los espritus estn con vosotras, os han unido y nada os separara.
E_ Pues ojal porque yo tambin he descubierto que tengo mucho amor que dar sonri con esa
sonrisa que tan solo da la ilusin de creer en el amor.
T_ Me alegro cario
E_ Puedo decirte algo ms?
T_ Claro sonri.
E_ Me muero de hambre.
Ambas se quedaron sonriendo, sin duda, Esther estaba mucho ms recuperada, Teresa siguiendo las
pautas de Vilches le dijo que la controlara, si no haba fiebre, ella tambin se ira a su cabaa. Tan solo la
mujer tendra contacto con los tres, aunque los tres saban que no llevaban el virus, queran proteger al
resto. Cada vez que acababa de visitarlos, haca una profunda limpieza, en sus manos, si no haban
sntomas no era preciso disfrazarse tal y como ella deca. A todo esto, los nios del lugar se ponan delante
470
de la ventana de Maca, le cantaban, la saludaban, y le contaban cosas de los das que no haban estado,
tambin, las mujeres llegaban hasta la ventana y le hablaban, en esos momentos se senta feliz al menos no
estaba del todo sola, pero sin duda cuando llegaba la hora de quedarse all encerrada, su corazn golpeaba
con fuerza, ella era un ave en libertad que odiaba los espacios cerrados, pero saba que deba estar all, por
el bien de todos y aquello era lo que la retena.
Por su parte, Esther haba pasado toda la maana dando vueltas en la cama, no era suficiente castigo
no tener a su lado a Maca como para, hacerle acostar en su cama, penetrando en sus poros, en sus fosas
nasales su olor. Estaba realmente desesperada, se encontraba mejor y le pasaba como cuando era nia, no
soportaba estar all metida sin hacer nada. Adems aquella soledad le daba para pensar en lo ocurrido con
la tal Julia, saba que el dolor de Maca era demasiado grande por algo se comportaba como lo haca, una
especie de vlvula de escape hacia tanto sufrimiento como fue para ella el engao y sobre todo
conocindola un poco ms como la conoca, perder al que para ella era su hijo. Y unido a todo ello, haba
que recordar el hambre que tena, la taza de caldo haba cado estupendamente a su estmago, y casi
babeaba al oler el rico aroma que llegaba de la cocina, as que entre aromas se iba volviendo un poco ms
loca. Maca ola de muerte, pero lo que estaban cocinando las chicas, mucho ms.
A media tarde, con ese calor que aplastaba a todos, pareca que la aldea estaba muy tranquila, todos
en sus respectivas cabaas, excepto Esther que segua en el hospital la mar de aburrida. Y ante tanto
silencio se oan los pasos de alguien por fuera, Esther tena un excelente odo, y no pudo evitar ponerse en
tensin, al escuchar como algo o alguien se acercaba. Se sent en la cama mirando con los ojos muy
abiertos hacia fuera, y all apareci una sonriente Mona que le hizo gesto de silencio, Esther sonri. El
animal de un salto se subi a la cama y aunque detrs Valiente llegaba y quiso hacer lo mismo, no lleg a
coger suficiente altura cayendo de bruces. Esther le ayud a subir.
E_ Anda Valiente no s a quien me recuerdas. Oye Mona esa camiseta es ma eh? les hablaba entre
susurros con un gesto divertido.
Mo_ Uhhhhh abra mucho los ojos y juntaba sus morritos graciosamente.
E_ Qu? le pregunt al ver su gesto.
Mo_ uh uh entonces sac de debajo de la camiseta un papel.
E_ Y eso? le pregunt sonriente mientras lo coga.
Va_ Ahhhh ahhh dijo Valiente como si l tambin quisiera ser protagonista del momento.
E_ A ver desdobl el papel leyendo en voz alta ante la atenta mirada de los dos monos. Hoy
intenta que te lleven a la cabaa, cuando caiga la noche pasar a verte. Pero sonri feliz elevando
los hombros.
Mo_ Ohh ohhhhhh deca entre susurros.
E_ Mierda no le puedo contestar.
Mo_ Ahhhh ahhhh volvi a sacar algo de debajo de la camiseta, un lpiz y se lo entrego haciendo
pedorretas tumbndose sobre su espalda y jugando con el lpiz con sus pies.
E_ Anda no seas mala dame, antes de que llegue mami Teresa.
Mo_ Uh uh uh uhhhhhhhhh mova la mano exageradamente para despus darse un golpe en la frente.
Va_ Uhhhhhhhhhhhh repeta el gesto de Mona.
E_ Si, nos rie fijo a vosotros os deja sin pltanos y a m sin caldo seguro! escribi la nota y se la
entreg a la mona que sali corriendo con Valiente detrs. Uf! espero que el fantasma se qued donde
est y no aparezca de nuevo en tu vida porque eso significara que aparecer en la ma susurr con
tristeza.
En su cabaa esperaba ansiosa Maca la llegada de Mona, saba que Esther le contestara y sin duda
se mora de ganas por ver que le haba dicho, la vio llegar dando saltos con la camiseta de Esther, no poda
parar de rer porque pareca su clon. Un clon de una mujer maravillosa. El animal lleg, Maca abri y
pasaron.
471
M_ Y bien? se puso en jarras.
Mo_ Uhhhhhh le dio el papel.
M_ Muy bien. Tendrs que ensearme la patita o de lo contrario no voy a dejar entrar a una amante!.
Que cabrona es susurr Ya vers escribi mientras Mona daba volteretas y Valiente se pegaba
golpes al intentarlo. Mona toma, corre antes que se despierte Teresa que le quedan diez minutos corre
le haca aspavientos con las manos. Esther Esther ufffffffff! susurr echndose a la cama de
espaldas.
Ansiosa esperaba respuesta Esther, Mona volvi a hacer todo el parip al igual que Valiente y al final
le entreg la nota.
E_ A ver musit con una gran sonrisa. Yo te enseo la patita y todo lo que t quieras, pero t, te
pones ese camisn de encaje negro. Ayyyyyy suspir cerrando los ojos. Maca Maca
Otra vez Mona de vuelta, otra vez lo mismo solo que una vez cogi el papel la mand fuera, se
asegur de que nadie estuviera por all, y a los pocos segundos vio como Teresa sala con su pauelo atado
a la cabeza y Ramn tras ella moviendo la cola. Se apart divertidamente de la ventana, y estrujo el papel
sin querer.
M_ Mierda a ver abri y sonri leyendo. Qu te vas a poner t?, me muero de ganas pero creo
que Teresa duerme conmigo se le borr la sonrisa. Joder eso no se me haba pasado por la cabeza.
Teresita, Teresita
Tras revisar a Esther Teresa no le dijo nada, tan solo le llevo otra taza de caldo.
La acompa hasta su cabaa y al entrar agradeci encontrarse con su hogar, porque para ella era su
hogar, sin duda ya no recordaba la gran cama de su casa, ni las sbanas de seda, ni las cortinas, ni su
televisin de alta definicin, para ella su hogar era ese. Aquellos dos muebles y una cama. Sonri pero en
ese momento tena una prioridad, avisar a Maca que realmente Teresa se iba acostar con ella, o a lo mejor
Teresa haba contado a Maca que se quedaba a dormir y no pasaba. Se morda nerviosa una ua, deba
contactar con Mona pero cmo?
472
La noche lleg y Esther se mostraba nerviosa, trat intilmente de avisar a Maca, sus ventanas no
daban lateralmente de esa manera no haba forma de verse, tampoco haba visto a Mona, y sin embargo, si
a los nios que les cantaban a las dos, les bailaban danzas tpicas para aliviarles el encierro, pero hablar con
los nios era todava ms imposible. Ni loca quera tener contacto con ellos y que despus pasara algo, se
morira del remordimiento.
Maca esperaba la llegada de Teresa para llevarse la bandeja, as que averiguara si tal y como le
haba dicho Esther, dormira con ella o tan solo era un farol que se haba dado Esther para inquietarla.
M_ Estaba buensimo.
T_ Le ha salido muy bueno a Nsona, si.
M_ Y Esther?, ya ha comido esto?
T_ No, esta a base de caldos y creo que va a terminar comindose lo primero que pille.
M_ Es una glotona.
T_ Venga descansa.
M_ An sigue en el hospital?
T_ No ya la he pasado a la cabaa, espero que descanse bien sonri.
M_ Te ha preguntado por m?
T_ No ella no.
M_ Vaya protest.
T_ Bueno duerme, descansa y maana ser otro da menos que te quedar para ver a tu novia?
M_ Teresa te juro que le ped que lo fuera, pero no se acuerda, dice enarc sus cejas graciosamente.
T_ Maana te ducharas t primero, luego ella.
M_ Bien tengo unas ganas enormes.
T_ Si, desinfectaremos bien y asunto arreglado.
M_ Vas a dormir ya? le pregunt con cautela mientras se meta en la cama.
T_ Eso voy a tratar, s, por?
M_ No por nada, quieres acostarte conmigo? le pregunt con una medio sonrisa algo cautivadora.
T_ Quita quita con lo bien que se duerme en mi cama!
M_ Descansa mi nia
Y as hicieron Maca se durmi oliendo aquella piel que pareca estar hecha a su medida, el deseo que
haba sentido durante la tarde pensando en que se veran, haba dejado paso a una extrema ternura que era
lo que despertaba en ella de manera irracional.
Al rato de estar en la cama, el contacto con Maca le haca sentir que estaba protegida, que era feliz,
sonri al notar su mano en el vientre, la acarici y se apeg todo lo que pudo al otro cuerpo, se que se
haba dado cuenta necesitaba, se que era igual a ella pero no por eso menos importante, o en ese
momento, el cuerpo que ms calor, pasin y cario le haba dado hasta ese preciso instante. Entonces con
una sonrisa record lo que haba pasado momentos antes.
Las luces del alba marcaron el alegre cantar de los gallos, sus cantos, iban despertando a algunos
miembros de la aldea, para cuando la luz ya estaba en su mayor apogeo, Teresa estaba en el huerto
recogiendo algunas manzanas para las chicas, y ayudada en la cocina por Nsona preparaban los desayunos
alegres, entre canciones y risas, tenerlos all a los tres les haba devuelto la alegra.
En su cabaa Maca segua sin dormir, antes que amaneciera le haba dejado un beso a Esther y haba
salido como entr sin hacer ruido, desde que haba vuelto a su cama no haba podido dormir, daba vueltas
mientras pensaba en que iba a pasar con su vida, si bien era cierto, que nunca pensaba en el futuro desde
que Julia le haba traicionado, con Esther todo era diferente, totalmente diferente. Y esa diferencia le haca
sentirse como si estuviera sobre tierras movedizas, Esther era importante y no la poda dejar escapar por el
miedo a ser feliz.
La puerta se abri, tras ella Teresa, y Maca carraspe, antes de irse haba dejado la cama arreglada
de tal manera que no supiera que haba estado compartindola con Esther, porque estaba segura que Teresa
pondra el grito en el cielo por desobedecerla.
T_ Buenos das.
M_ Buenos das Teresa, qu tal ests?
T_ Bien y t? sonri de lado mirndola fijamente.
M_ Pues bien estoy bien
T_ Has descansado bien?
M_ S, mucho sonri. Has visto a Esther?
T_ Vengo de all.
475
M_ Me ha parecido orla le dijo acercndose a su altura.
T_ Es una quejita!, vamos como si no hubiera comido nunca se rea.
M_ Si le mostr una sonrisa amplia y muy entregada.
T_ Uy qu cara de tonta!
M_ Si, se nota mucho?
T_ Bastante.
M_ Ay Teresa!
T_ Oye t sabes que Esther es muy pero que muy glotona.
M_ Si, ha tardado en descubrirse pero si, bastante.
T_ Pues le he dicho que le daba a elegir, entre tomarse tu desayuno y el suyo Maca sonri, Teresa guard
silencio.
M_ Y?
T_ Y que t pases est noche con ella Maca abri los ojos y no vio su desayuno.
M_ Entonces?
T_ Mucho debe de quererte si, porque para tener la bandeja delante de sus morritos y elegir que vayas esta
noche a su cama me la imagino con unas babas colgando de su boca deca muerta de risa. Los
ojos casi fuera de su sitio y todo para que te deje pasar la noche con ella.
M_ Te ha dicho eso? la miraba con gesto embobado.
T_ Tengo cara de mentir? la mir seria.
M_ Y me vas a dejar?
T_ S, se me ha ocurrido una cosa, esto es como aquel concurso que nos deca Cruz cmo era?, ese que
estaban todos en una misma casa.
M_ No s.
T_ Pues vosotras vais a estar encerradas los once das que quedan, nadie entrara, cuando os dejemos la
comida o cena, se golpeara la puerta, solo saldris a ducharos bajo mi supervisin.
M_ Juntas dijo ilusionada ante la idea notaba como se estaba excitando solo de pensarlo.
T_ No, escndalos pblicos no deca seria paseando de un lado a otro de la habitacin bajo la atenta
mirada de Maca. Si superis esta prueba, entonces lo habris superado todo.
M_ Bien, me parece justo si.
T_ Te parece justo? le preguntaba con cierta sorna asintiendo con la cabeza.
M_ Ya te digo
T_ Y yo te digo, Esther est baja de defensas la apunt con su dedo blandiendo al aire.
M_ Teresa que s cuidarla que es mi nia le deca poniendo cara de nia buena.
T_ Tu nia ay tu nia!, ven aqu la estrechaba con fuerza contra s. Me alegro Maca, me alegro
mucho.
M_ Lo s solo espero que salga bien.
T_ Antes de que pases con ella, quiero hablar contigo, as que ahora vas a desayunar o la voy a encontrar
enloquecida frente a la bandeja, luego hablamos con calma.
M_ No me puedo ir ya? la miraba atnita.
T_ An no, deja que este medio da le voy a dar de comer algo ms slido, a ver como le sienta y
entonces podrs pasar, o pasa ella?
M_ Voy yo, voy yo le dijo deprisa.
T_ Est bien.
M_ Teresa la mujer se gir mirndola con una sonrisa en los labios. Gracias.
T_ No hay de que pero te lo advierto nada de tonteras Esther es una gran mujer.
M_ Lo s respondi emocionada y al quedarse sola, se abraz ella misma sonriendo al tiempo que
cerraba los ojos y murmuraba. Esther para que negarlo me tienes loca.
476
Cuando Teresa entr a la cabaa de Esther, la vio sentadita como una buena chica formal ante la
bandeja, con cara de estar pasando un momento muy malo, Teresa no pudo ms que sonrer.
T_ Ests graciossima.
E_ Y Maca? la mir con cara de tonta sin remedio.
T_ Hasta la noche no vendr.
E_ T me quieres matar.
T_ Jaja dio una carcajada. No, necesito hablar con ella.
E_ De Julia? Teresa asinti, Esther agreg con una mueca de cierto miedo. Justamente hoy?
T_ S, no quiero falsas esperanzas entre vosotras, Maca debe saber la verdad, y una vez sepa la verdad
tendr que elegir.
E_ No saba que se te daba tan bien eso de las disyuntivas le dijo con cierto aire de desesperacin.
T_ Es lo mejor le acarici la cara con ternura sonriendo como si entendiera su postura.
E_ Ya, perdona.
T_ Tranquila, todo ir bien.
E_ Oye lo mo no ha llegado?
T_ No, ni tampoco me dijo nada Dvila.
E_ No s espero que mi madre no me falle se rascaba la frente de manera graciosa.
T_ Cmo te ha sentado esto?
E_ Me ha hecho cosquillas, me muero de hambre.
T_ Dentro de un par de horas te traigo algo ms, un poco de arroz vale?, veremos que tal te sienta.
E_ Si le pusieras un poquito de pollo estoy segura que de muerte.
T_ Un poquito de pollo sonrea.
E_ Qu te ha dicho Maca?
T_ Est muy formalita, demasiado dira yo frunca el ceo y le deca bajando la voz. sa algo quiere.
Terminaban la conversacin con una gran carcajada de las dos y Esther le daba un abrazo carioso a
la mujer que senta que las cosas iban mejorando poco a poco.
A media maana los hombres dieron los golpes oportunos para avisar que partan de caza, Yildas que
ya estaba recuperado pero no lo suficiente como para ir de caza, se quedaba en la aldea como vigilante
junto a Louabi. La danza de la caza, fue seguida tanto por Maca y Esther que sonrean al ver como Mona
trataba de seguir el ritmo de los hombres, y como Valiente terminaba en el suelo tras algunas vueltas. El
ambiente relajado y feliz, ayudaba a que todo fuera algo ms fcil.
Hasta que a la hora de la siesta, Teresa se sent frente a Maca. Teresa en la silla y Maca sentada a los
pies de su cama, el rostro de la mujer era ciertamente tranquilo pero en l, Maca denot algo que no le
gustaba por esa razn le dijo muy seria:
M_ No me digas que ahora me vas a negar irme con Esther porque ya lo tengo todo preparado.
T_ Todo preparado?, y puedo saber que vas a necesitar? le pregunt sonriendo como si le hubiera
dicho una barbaridad.
M_ Pero que mala eres musit sonriendo, mientras continuaba dicindole con gesto de ternura. No
voy a poder pasarme con ella Teresa est malita, primero le dar tiempo para que se recupere, luego se
mordi el labio y movi dbilmente la cabeza.
T_ Si, eso es cierto est malita. Bueno a lo que vena.
M_ Eso. S breve por favor le dijo mientras suba sus piernas sobre la cama. Me estn esperando.
T_ Julia ha vuelto a tu vida sin permiso Maca empalideci nada ms escuchar aquel nombre le fue
suficiente para bajar las piernas de la cama, mirar desconcertada a Teresa y cambiar su gesto por una
mueca de incredulidad e inquietud total, le haba pedido brevedad y Teresa entendi que era mejor arrojarlo
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sin rodeos. Lo ocurrido en el campo de refugiados no fue una casualidad, su mano que aunque sea
blanca parece negra, est detrs.
M_ Por favor Teresa ri manteniendo el gesto de perplejidad en su rostro. No hagas como Esther.
T_ Puedes tomarlo como t quieras, por lo que s, ha debido cansarse del marido, lo han destinado un ao
entero a la India, debe estar aburrida y quien mejor que t para quitarle el aburrimiento Maca se levant
de la cama con el ceo fruncido, con el gesto de no poder creer que la mujer que haba destruido su vida
poda volver a ella sin ms. Cruz me puso en aviso.
M_ No se lo habrs comentado a nadie? la mir fijamente.
T_ A Esther.
El silencio asust a Teresa, sin duda esperaba de todo excepto ese silencio, Maca se haba apoyado
en la pared mirando por la ventana, fuera el mundo continuaba, las luces de las cabaas demostraban que
los nios an no se haban dormido, Nmala y su perro, llegaban a su cabaa la mujer saba deba estar
nerviosa, su nieto iba como jefe del grupo para la caza, poda adivinar como su cansado corazn palpitaba
tanto de alegra como de miedo, y por delante pas Lula con su pequeo en la espalda, sus ojos se
encontraron, la joven no pudo evitar una mirada triste al entender el miedo reflejado en los ojos de la
Doctora. Y Nsona sentada esperando que su marido volviera de la caza, con la esperanza de vida en su
vientre, con la ilusin en su mirada, tratando de dormir al pequeo Mbe, tan inquieto como siempre. Todo
fuera segua funcionando, dentro no funcionaba nada, ni siquiera su corazn.
En su cabaa Esther esperaba ansiosa, haba estado imaginando que poda pasar por la cabeza de
Maca al saber lo que ocurra, de repente haba sufrido un miedo atroz al pensar en la sola posibilidad de
perderla, saba que Maca estaba muy herida, pero la herida de un corazn se mide por el amor que ha dado,
y su corazn haba amado mucho a Julia, qu hara si decida darle una oportunidad nuevamente?,
entonces el agobio que senta era tal que necesitaba levantarse de la cama y resoplar, notaba un nudo en su
estmago, y no era hambre precisamente. Llevaba controlado el rato que llevaban hablando, demasiado
para su gusto, ella pensaba sera mucho ms rpido, decirle Teresa la noticia, y Maca contestarle no me
interesa, al menos ese haba sido su pensamiento su sueo. Se morda una ua, se asomaba a la ventana
esperando algo, y pas un buen rato hasta que Teresa sali de la cabaa de Maca dirigindose hacia el
hospital. Iba cabizbaja y de repente el miedo que se haba asomado en su persona, termin por apoderarse
totalmente de ella.
La ausencia de noticias, dej a Esther muy tocada, imaginaba que Teresa le dira algo y al no hacerlo
se temi lo peor. Y si la ausencia de noticias la tenan desconcertada, la ausencia de Maca la tena asustada,
realmente asustada.
La tarde ya haba dibujado hermoso colores en el cielo, Maca lo miraba aunque no vea aquella
variedad donde el sentido de la vista deba hacer llegar a su mente un cuadro extraordinario trazado para
ser admirado, Maca no miraba, no vea ms que una lluvia que en ese momento no caa fuera de su cabaa,
pero s lo hacia en el interior de su cabeza, la lluvia de recuerdos, la lluvia de sus ojos ante tales recuerdos.
La noche la descubri en soledad como le haba pedido a Teresa, la noche le lleg sin darse cuenta mirando
por la ventana sin ver que la oscuridad no solo haba envuelto fuera de su cabaa su presencia, sino, en su
interior como persona.
Y la tarde hasta la noche pas de manera brutalmente lenta para Esther, Nsona le haba llevado el
arroz que debi llevar Teresa, no hizo preguntas, ya no le quedaban, tan solo esper recibir una respuesta o
una confirmacin a sus miedos.
Y la noche lleg para Vilches, se le hizo tan oscuro como el cielo que no tena estrellas ni luna, las
palabras de Teresa iban llegando a l y llevndolo a la oscuridad, Maca estaba perdida y as lo reconocieron
los dos.
V_ Lo sabe Esther?
T_ Claro
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V_ La vida es complicada y sin duda, a Maca se le va a complicar en el momento menos adecuado.
T_ Nunca es el momento para que te destrocen la vida, pero estoy de acuerdo contigo.
V_ Y cmo lo ha tomado nuestra pija?
T_ Nerviosa.
V_ Normal y eso que ella no creo que llegue a imaginarse lo que Julia fue para Maca.
T_ Ya si te digo que me duele el estmago me creeras?
V_ S dijo desanimado.
Para Esther esas hambres locas que tena se le haban marchado, desde el momento en que Maca no
haba pasado a la habitacin, caminaba de un lado a otro meditabunda, se acostaba dando vueltas, haba
conectado el ordenador el que haba descubierto se haba quedado inexplicablemente sin batera, se
contentaba con ver las fotografas que haba sacado con su cmara. Admirarla calladamente sola. De
repente dos golpes en la puerta desataron su sonrisa, se olvid de todos los malos momentos que haba
pasado pensando en que decisin habra tomado Maca, saba que era ella estaba all como deseaba.
E_ Adelante pero no entr. Vamos no seas mala, quieres que abra yo? silencio como respuesta.
Maca!
Mo_ Uh uh uhhhhhh oy la voz de Mona.
Va_ Uhhhhh reson como eco la voz de Valiente.
E_ Mona?, Valiente? se pregunt sorprendida y nuevamente decada. Abri la puerta y los vio all
formalitos cada uno con una camiseta suya, cuando la vieron ambos sonrieron mostrando sus dientes.
Hola chicos pasar aunque trat de sonrer no lo logr. Qu os pasa?
Mo_ Uh uh uhhhhhhhhhh sac una flor de su espalda y se la entreg.
E_ Vaya y esto? muchas gracias Mona sus ojos se llenaron de lagrimas una flor que no entenda
que haca en la espalda del animal, ni porque se la haba dado a ella. Gracias cario.
Mo_ Uhhhhhhhhhhh le dijo golpeando en la cabeza a Valiente.
V_ Uh uh uh deca tapndose los ojos.
Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhh.
V_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Mo_ Ah.
V_ Uh.
E_ Ya habis acabado de discutir? no s a quien me recordis deca sonriendo mientras ola la flor.
V_ Uhhhhh sac un papel de debajo de la camiseta de Esther que le vena a pesar de su pequea talla
grande y se lo entreg con los ojitos repletos de cario.
E_ Gracias Valiente le regal una sonrisa cariosa.
Mo_ Uh le gru a Valiente como dando por buena su actuacin.
Va_ Uhhhh susurr abrazndose a Mona mientras miraban a Esther y Valiente se sacaba un moco.
E_ A ver sonrea imaginando lo que era y comprendiendo entonces de quien venia la flor. Ley la nota y
dijo con cara de susto. Joder dnde tengo el camisn?
Dej la nota, la flor encima de la cama y fue hasta el armario, los dos animales la miraban,
mirndose entre ellos elevando los hombros, Esther sonrea, lloraba, no saba muy bien como tomar
aquello pero sin duda Maca iba a pasar a su lado, y eso era significativo y sobre todo, lo que quera que
ocurriera.
Maca no le contest, tan solo se mordi el labio de manera tan cautivadora que tuvo que suspirar
para no ahogarse con su propia felicidad. La vio perderse tras aquella dbil puerta, cerr los ojos, abri un
poco la boca, suspir.
Mientras, Esther notaba como su piel se haba erizado, la flor, la nota, su presencia, Maca estaba
fuera esperndola, no quera preguntarle ms, solo quera que la abrazara y que musitara que era su nia, ni
siquiera peda que le dijera que la quera, solo quera sentirla, saber que estaba all le haca sentirse como si
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se estuviera dejando llevar en la bajada de la ms grande de las Montaas Rusas. Se mir al pequeo
espejo, notaba como sus mejillas se haban alterado de la palidez que se vio la ltima vez a ese rojo pasin
que tena en ese momento, notaba como su cuerpo necesitaba ahogar la sed que senta de ser bebida por los
labios de Maca, con una media sonrisa abri la frgil puerta y decidida a todo sali.
La habitacin pareca diferente de cmo la haba dejado, las cortinas echadas, el mosquitero medio
abierto, una pequea vela sobre la mesita encendida, no haba ms luz, ni siquiera estaba Maca solo estaba
ella con los pies descalzos, el camisn que le llegaba hasta medio muslo y el encaje que dejaba ver y no ver
su piel como si jugara a un escondite para su duea, dio dos pasos hacia delante y not como los brazos de
Maca por detrs se adueaban de su vientre, trag saliva sintiendo desesperadamente la necesidad de
tocarla, se gir con anhelo con apremio y los ojos de ambas se encontraron, en ellos marcado en sus
pupilas el ms visceral y tierno deseo, no necesitaron palabras, Maca atrap los labios de Esther metiendo
sus manos directamente por debajo de la escueta falda del camisn, posndolas en su trasero, acto seguido
fue Esther quien apart aquella camisa con la que le haba sorprendido Maca, blanca y medio transparente
que al igual que ella le llegaba por la mitad del muslo y estaba abotonada de manera que dejaba al aire su
lunar. De repente las respiraciones de ambas comenzaron a dispararse sin control, las manos llenaban la
piel ajena, las bocas se destrozaban besndose, las lenguas calmaban la fiereza de los labios, pasos rpidos
hasta la cama, Maca dej caer a una Esther que no estaba dispuesta a dejarse vencer rpidamente, y arrastr
a Maca sobre ella, rodaron por la cama con desespero, las bocas buscaban la piel, y por encima del encaje,
la boca hambrienta, sedienta de la Doctora atrap el pezn erecto de una enfermera que uni sus labios
perfilndose sus venas en la garganta y un leve gemido sali como si fuera un grito ensordecedor de su
interior. Maca senta su propia humedad, senta que mora de ganas por aquella mujer, apart con rapidez el
camisn con tanta rapidez que Esther se vio desnuda de golpe y lo mismo hizo segundos despus con la
camisa de Maca, desnudas volvieron a rodar por la cama, Esther abri sus piernas y subi a horcajadas
sobre Maca, roz con su sexo suavemente henchido de deseo el bello ajeno y cerr los ojos notando como
miles de rayos caan del cielo para atravesar su espalda, esta vez el gemido y las venas de la garganta se
reflejaron en el cuello expuesto al lanzar la cabeza hacia detrs de Maca, quien apretaba desesperadamente
los muslos de Esther con sus dedos hasta casi dejarla sin circulacin en la zona donde sus yemas ansiosas
de caricias descansaban.
Pero Maca hizo algo mejor que mirarla, de un impulso se sent, acoplndola sobre su cuerpo entre
sus piernas uniendo sus sexos, mientras se miraban, Maca apret los dientes, lade su melena hacia el lado
derecho y con fiereza hizo suyo el cuello desprotegido y entregado a ella, lo lami, lo bes, lo atrap entre
sus dientes mientras Esther la apretaba con sus manos, con sus brazos, como si fueran una cadena para
encadenarse a su cuerpo y no dejar que nada la separara de ella, tras lamer su cuello y ayudarla a moverse
contra ella, separ sus labios de la otra piel echando la cabeza hacia detrs, y eso dej camino para que
Esther hiciera lo mismo, con la punta de su lengua repas todo el cuello de Maca quien volvi a gemir,
recorri el camino tan lentamente que notaba a su paso como se iba erizando la piel amada, como la
respiracin de Maca que se morda los labios se incrementaba irremediablemente, como sus brazos
estrechaban su cintura como la ayudaba a moverse ms y ms rpido, entonces Esther necesit aferrar su
mano en el pecho de la mujer que gozaba con los ojos cerrados con la boca entre abierta, con la lengua
proveyendo a sus labios de humedad, con gemidos, con un goce que nunca haba provocado en nadie, ni
siquiera ella misma haba gozado as con su novio, lo que estaba sintiendo en ese momento era nico,
como si Maca se hubiera decidido a abrir el techo de la cabaa y entregarle un viaje al Universo.
Senta como las manos de la Pediatra recorran lentamente con las palmas bien abiertas su espalda,
notaba como sus sexos humedecidos se llenaban, como si fueran la marea que se desborda por los rayos de
la luna, all mordindose, besndose desesperadamente, Maca ayudaba a moverse ms rpido a Esther,
ambas geman ahogndose los gritos en las bocas, el ritmo se incrementaba ms y ms, los ojos cerrados,
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los dedos presionando la otra piel, las gargantas exigiendo paso para que el aire desfilara como si fuera un
tifn.
E_ Maca notaba como su voz era entre cortada vida del placer que estaba sintiendo.
M_ No pares Esther Esther se ahogaba nombrndola quera adorarla, quera llevarla de la mano a un
lugar privado para ambas.
E_ Ya Maca Maca
M_ Si, si, ya mmmmmmmmmm gimi apoyando su frente en el hombro de Esther.
E_ Mmmmmmmm igualmente desfalleci con la respiracin entrecortada entre los brazos de Maca.
Trataban de recuperarse, abran la boca como si no pudieran respirar, como si el placer las estuviera
ahogando en la felicidad, se miraron sonrientes, y comenzaron a besarse con ternura, con una ternura
apasionantemente abrumadora.
Poco a poco fueron calmando sus respiraciones, recuperndose por el maravilloso cansancio que
tenan, se miraban sonrientes entre besos y caricias, intercambiando ese momento de intimidad, juntaron
sus frentes, Maca se pas la lengua por los labios a lo que Esther le dijo:
No hubieron ms palabras, nuevamente la pasin rod en la cama, Maca la apoy y se subi sobre
ella, las manos de Esther recorran la espalda de su adorada amante, lo haca con suavidad de igual modo
que los labios de la mdico recorran su piel, con delicadeza mientras con una mano se apartaba el pelo,
con la otra recorra su cuerpo, y besaba sus pechos, Esther senta el placer de golpe otra vez nacer en ella,
senta la sangre acumulndose al igual que la humedad en su sexo, nunca haba sentido aquella necesidad
visceral de que la siguieran amando, nunca recordaba haba sentido algo parecido, y sin embargo con Maca
todo era distinto.
E_ Ms Maca quiero ms
M_ Ests convaleciente mi nia le dijo sonriendo mientras apoyaba su barbilla sobre sus costillas.
E_ Pero t eres mdico y sabes el remedio que necesito para ponerme bien.
M_ Para ponerte? la mir enarcando su ceja derecha y un leve movimiento de cabeza.
E_ T sabes como me pones le musit con la voz cargada de erotismo.
M_ A ver.
Entonces abri sus piernas y subi sobre Esther, comenzaron a besarse con lentitud, para acabar en
pocos segundos de pasar a un fuego ardiente, cuando la lengua de Maca tuvo suficiente placer con la
exploracin que hizo en su boca, se encarg de rodar por la piel de su amada, pas lentamente por los
pechos, por su vientre dibujando suaves crculos, jug en su ombligo mientras la enfermera le obligaba a
bajar con apremio, y pas por su sexo, Esther haba abierto las piernas invitndola con total libertad, quera
darse a ella, quera que la volviera loca, sus ojos cerrados, aquello le daba tanta incertidumbre, no notar
donde estaba, no saber donde iba a recibir la caricia, le creaba un xtasis casi al lmite de la vida y la
muerte.
E_ Maca Maca
M_ Qu te pasa mi nia?, mi reina mi princesa guapa.
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E_ Te deseo tanto nunca he deseado a nadie as.
M_ Esther susurr.
E_ Ah resopl sintiendo el deseo sobre su piel.
M_ As, quiero que me desees, as susurraba sin tocarla solo contemplndola.
E_ Ahh mmmm Maca.
M_ Quiero tu deseo, quiero que seas ma.
E_ Si, si Maca por favor.
Y accedi a aquella suplica, sus labios atraparon el sexo de Esther que no pudo evitar soltar un
aullido leve, not como su lengua sin ayuda de sus manos jugueteaba por sus labios, como lentamente se
abra paso provocando en Esther un alud de placer, segua cerrando los ojos, apretando sus manos sobre la
cabeza de Maca que quera llenarla de todo el placer que necesitaba dar, en ella en su interior una batalla se
haba erigido como una tortura para ella, se obligaba a pensar en Esther, en ese lugar en el paraso que
quera regalarle, y entonces senta su propio deseo crecer con furia, su cabeza alejarse, volver, marcharse,
eludir pensamientos, mientras su boca ofreca caricias que se obligaban a que fueran lentas para alargar
ms el momento de una Esther que ajena a la lucha interna que Maca llevaba, disfrutaba de cada recorrido
que senta en su sexo, de cada vez que Maca con su lengua abra, cerraba, penetraba en su sexo, de cada
roce, cada caricia eran suyas, y sus piernas temblaban, su piel se erizaba, sus manos apretaban a una Maca
que de repente se volvi ms fiera en sus caricias, se apoyo de rodillas sobre el fino colchn, sus dedos
abrieron aquellos labios henchidos y rojos para ir en busca del tesoro de Esther, lo encontr con rapidez,
lama con toda la fuerza que poda como si as fuera borrando cualquier otro pensamiento, y all mirando
como los pechos de Esther ascendan y descendan cada vez con mayor intensidad y rapidez, observando
como su respiracin se agitaba, como su piel se erizaba, como sus caderas no podan dejar de moverse en
la boca de Maca, como mova su cabeza de lado a lado, notando en su boca como se tensionaba, notando
como su propio sexo peda ser calmado, sintiendo que su corazn explotara, entre toda una marea de
sensaciones, Esther se dobleg, ahog como pudo aquel grito de un orgasmo que haba llegado a ella como
un remolino que en su corazn barri todo lo que por aos haba sentido, miedo, dudas, insatisfaccin,
Maca acababa de borrar todo eso dejndole la sensacin de poder ser feliz, de poder luchar contra lo que
hiciera falta por ser feliz, le acaba de dejar desnuda de alma para ella.
Pero no obtuvo respuesta, Maca estaba doblegada como si sufriera un dolor insoportable en su
interior, cuando abri los ojos, se encontr con su figura all, y vio sus lagrimas, al levantarse not su
temblor, no le dijo nada, an con la respiracin jadeante, la abraz, la estrech entre sus brazos, dejndole
un beso en la sien, cerr los ojos y la oblig a acostarse.
M_ Aydame
E_ Claro susurr algo perpleja de su estado.
M_ Abrzame por favor.
E_ Si la tap con la fina sbana y la estrech entre sus brazos, not el suspir entre cortado de Maca,
y le dijo con voz algo quebrada. Solo quiero que me digas una cosa.
M_ Esther yo cerr los ojos con temor.
E_ Me lo has hecho a m o a ella?
Maca sinti aquella pregunta como si le hubieran traspasado con una espada el centro de su espalda,
era consciente que aquel mismo sentimiento o peor, haba sentido Esther, por esa razn no poda dejar las
cosas as, por un lado le hubiera gustado echar a correr, huir de la situacin tan tensa y desagradable que
haba vivido y le haba hecho vivir, no poda engaarla, no poda ser ms cruel de lo que ya haba sido, por
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eso, se gir despacio quera mirarla a los ojos, necesitaba mirarla a los ojos, los suyos volvan a estar con la
sombra que Esther los conoci, y que durante algn tiempo en el Refugio, cuando la estuvo cuidando,
haba desaparecido totalmente pero en ese momento en que se giraba y la miraba, volvan sus bellos ojos a
mostrarse apagados y tristes. Por instinto de defensa, Esther apret su mano sin percatarse si quiera contra
la cadera de Maca que era donde reposaba, aquel acto reflejo dej claro a la mdica que estaba realmente
asustada tal y como a ella tambin le gritaban sus ojos.
Trag saliva, le acarici lentamente la cara y con la voz tan apagada como sus ojos le susurr como
si al alzarla pudiera romperla en mil pedazos.
Ninguna dijo nada ms, ambas temblaban y no era precisamente de placer como momentos antes,
ambas sentan ese temblor repleto de miedo entre las luces y sombras que la vela iba dibujando en la pared,
sobre ellas mismas, luces y sombras como haban vivido ellas, se miraban como si fuera la manera de
encontrar una paz, como si as pudieran juntas ir hacia la luz, pero irremediablemente, el miedo las
acercaba cada vez ms haca las sombras. Los prpados cubrieron ese sentimiento que haca dispararse las
palpitaciones de sus corazones, lo escondieron, para no seguir torturndose por ms tiempo y trataron de
dormir, Maca se haba dado la vuelta obligando de alguna manera que Esther la abrazara, as lo hizo, pero
ninguna poda dormir, ninguna poda respirar con tranquilidad, a la enfermera tras el gran placer que haba
sentido lo nico que le quedaba era una congoja tan fuerte que le dola el estmago y se le haba quedado
un nudo en su garganta que le produca dolor. A Maca por su parte, tras esa lucha titnica que haba librado
con su interior por sentir que era a Esther a quien quera volver loca, para ahogar en el pozo de su dolor el
recuerdo de la otra se senta sin fuerzas, abatida sin animo ni siquiera de decirle algo que pudiera calmar su
desidia porque no encontraba la palabra que pudiera mostrar lo que realmente en su interior no haba, y era
calma y paz.
Haba pasado una hora desde que se haban dedicado las ltimas palabras, Maca se levant de la
cama, mir a Esther que no dorma, tan solo pareca hacerlo, recogi su ropa, se visti y como si su alma
pesara toneladas se march de la cabaa, al escuchar como se cerraba la puerta, Esther abri sus ojos
baados en lagrimas, no esperaba la reaccin de Maca, la conoca y saba que era terriblemente cerrada que
no iba a conseguir sacarle lo que realmente senta, dio una vuelta en la cama, quizs era el momento de
retirarse de dejarla, saba que no poda ser superficial con ella, aquello que le haba dicho una noche bajo la
luna no era cierto, no poda acostarse con ella sin amarla. No poda ser como ella. Y cmo era ella?, sin
duda, era como esa Maca que haba llegado apoyada en la puerta, la que le haba besado con ternura, la que
le haba acariciado y susurrado tantas veces su nombre, la que a pesar de estar mal por dentro haba dado lo
mejor de si para hacerle por un instante la reina del Universo del placer. Se sent en la cama, era la primera
vez que se senta perdida en aquel lugar, desangelada y sola.
Haban pasado cerca de tres horas desde que haba abandonado la cabaa de Esther, no se haba
acostado, estaba a oscuras con una dbil luz que entraba por la ventana, haba abierto el cajn donde bajo
algunos libros estaba oculta la fotografa de ella y su hijo. No le haca falta luz para ver el rostro de aquella
mujer, lo saba perfectamente, lo haba mirado tanto durante tanto tiempo que no necesitaba luz para
enfocar la imagen que en ella guardaba, una imagen de la que crey su familia, el pequeo en brazos de
una madre feliz y sonriente. Su nica fotografa porque las que tena ella con el pequeo se quedaron en la
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cmara, sa se la entreg ella misma antes de marcharse para su viaje a frica y as que supiera que la
amaban y la esperaban, al menos esas haban sido sus palabras. Suspir. Sin querer haba hecho dao a
Esther, y ahora qu?, se preguntaba sin saber muy bien que deba hacer, que deba decirle, hasta al
marcharse not como enredaba algo ms su relacin con ella, cuando se despertara y no la viera qu
pensara?. Suspir, se pas las manos por la cara, por el pelo, frunci los labios notando an en ellos el
sabor de Esther, cerr los ojos y se aferr al recuerdo de sus caricias, de sus gemidos, de su piel erizada, de
sus dedos jugando con su pelo. Subi un pie descalzo sobre la silla, apoy su brazo sobre la rodilla y su
barbilla se deposit en el brazo, cerr los ojos y quiso pensar que iba a hacer con su vida, que poda hacer
por escapar del pasado y entregarse al presente que viva, o por el contrario, escapar de ese presente y
volver a vivir el pasado que vivi con su familia.
Lentamente la puerta de su cabaa se abri, la luz que dej pasar ilumin levemente la figura de
Maca sentada en la silla.
Le seal la cama con dos palmaditas sobre el colchn, Maca obedeci porque se mora de ganas
que la abrazara, porque necesitaba sentirla, perderse en ella en el tacto de su piel y aunque no quera hablar
de su dolor, al menos la necesitaba para que lo calmara. Se sent con esa mirada triste que tan poco gustaba
a Esther, la observ sentarse notando su abatimiento, suspir con fuerza mientras agachaba algo su cabeza
y la melena cubra su rostro, las manos se haban puesto sobre los muslos la enfermera se percat de su
ligero temblor, toda ella sin duda deba ser un temblor porque le haban removido los cimientos.
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E_ No voy a dejarte para bien o para mal, en esto estamos juntas y si ests dispuesta a luchar, yo tambin
y si me quieres a tu lado, te aseguro que a tu lado estar le hablaba con una tremenda dulzura tanta como
su imagen desamparada le provocaba en su corazn.
M_ Por favor, abrzame.
Esther as lo hizo, no lo dud un instante la estrech entre sus brazos notando como Maca no haba
dejado de temblar, notaba como sus manos rodaban por su cintura abrazndola tambin hasta estrecharla
contra ella de una manera total mientras soltaba poco a poco aire por la boca, senta como se refugiaba en
su pecho imaginando tratando de sobreponerse a los recuerdos, le dej un beso sobre la frente estaba
dispuesta a ayudarla, aunque como bien le haba dicho para bien o para mal, estaban juntas y seguramente
al final, sufriran sin remedio juntas o separadas, pero ya haba un lazo tan fuerte entre ellas, que pasara lo
que pasara, el sufrimiento era una posibilidad, pero Esther se quera aferrar de igual manera que Maca se
aferraba a su cintura, a su cuerpo, a su compaa, a la posibilidad de cambiar ese sufrimiento por amor y
felicidad.
Los golpes en la puerta les provocaron separarse de inmediato, Maca se levant y se puso de
espaldas mientras se limpiaba alguna lagrima rebelde que resbalaba por su mejilla.
La vida a Teresa le haba enseado a ser directa y observar los comportamientos de los dems, lo
haba aprendido de los animales, y en la Selva, observar ayudaba mucho su madre siempre se lo deca,
observa y aprenders. El modo de comportarse extrao en ella le haca entender que estaba asustada, el
miedo la tena casi histrica y no haba nada mejor como desahogar las dudas de aquella manera. Suspir al
escucharla llorar, durante parte de la noche haba pensado como iban a actuar ambas, record la
conversacin con Maca su gesto de pavor cuando le dijo que Julia estaba tratando de volver a las andadas.
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Teresa sacudi la cabeza, aquella conversacin le haba dejado muy preocupada, y al ver a Maca en
las condiciones que la vio al entrar a la cabaa, todava ms, pero sin duda, el escuchar el llanto de Esther
la preocupacin se volvi en dolor, saba que deba dejarla llorar, no saba que haba pasado entre ellas,
pero sin duda, el fantasma de Julia haba hecho presencia en el peor momento. Y quiz lo peor estaba por
llegar.
Al salir de la ducha, Teresa la mir con una mueca triste pero una sonrisa afectuosa, no hicieron falta
palabras, el abrazo fue dado y recibido con toda la necesidad y por igual.
T_ Esther
E_ No se que tengo que hacer Teresa, la veo as y resopl sin saber muy bien que decir, cerrando los
ojos y pasndose una mano por la cara.
T_ Slo puedes hacer lo que dicte tu corazn, est mal y sabes por qu?, porque te quiere y esto le ha
cado como un cubo de agua fra.
E_ Y qu hago Teresa?
T_ Maca tiene una herida de amor, lo que tienes que hacer est claro, para curar esa herida necesita ms
amor, ella dio mucho y recibi poco. Yo no quiero veros sufrir, quiero veros rer y felices, s que esto ha
sido algo que no esperbamos nadie, adems ella tiene una carta guardada que es el pequeo, solo puede
contrarrestar esa carta, tu amor, siempre y cuando ests dispuesta a arriesgar. S que es mucho lo que te
pido, es arriesgar tu corazn guard silencio mirndola y encontrando su mirada nerviosa, para decirle
con pena y cierta incertidumbre. Lo hars Esther?
Era el turno de Maca para ducharse esperaba all que llegara Esther, lo haca leyendo un libro, quera
mantener su cabeza ocupada hasta que fuera su turno. Cuando entr Esther a la cabaa para avisarle, dej
el libro a un lado y pas por su lado, su enfermera le sonri guindole un ojo, Maca sali para reunirse
con Teresa, llevaba su ropa en la mano y su mirada perdida en el suelo. Al ver que no estaba all pero si la
vasija preparada, se empez a desnudar, lo hizo con un escalofro que no era porque la maana estuviera
fresca, sino, porque ella estaba helada por dentro y su propia frialdad, le produca ese temblor.
T_ Venga que ya estoy aqu deca llevando un cubo de agua que haba sacado del pozo para echarla en la
vasija.
M_ Pero qu haces?, anda djame a m iba con sujetador y bragas, no dud en cogerle el cubo.
T_ Me ests llamando vieja? la mir con cierta molestia pero agradecida por su gesto, como siempre,
pensando en los dems antes que en ella misma.
M_ No, pero estando yo no veo porque lo tienes que hacer t ech el cubo en la vasija y meti su ropa.
T_ Qu tal ests?
M_ Estoy se meti desnuda en la ducha.
T_ Nsona lleva muy bien el embarazo.
M_ Imagino es el cuarto contest sin ms.
T_ Vilches est de un reniego Maca no contest. No para de protestar.
M_ Entra dentro de la lgica.
T_ Y los chicos no han vuelto de cazar Maca tampoco contest.
Teresa entendi que Maca no era como Esther, no necesitaba hablar para no pensar, al contrario,
Maca necesitaba pensar, y ah radicaba el problema, si la dejaba pensar mucho tiempo, acabara viendo lo
que indudablemente no era, y se dejara influir por Julia. A todo esto, no haba tenido ms noticias de Cruz,
y saba que estaba tratando de sacar informacin, Cruz era una mdica muy respetada dentro de Mdicos
Sin Fronteras, tena contactos no como Julia pero importantes que podan decirle alguna cosa para saber en
que andaba la enemiga nmero uno en ese momento de Maca.
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Sali tras una ducha sin abrir la boca, al ver a Teresa suspir con fuerza, pero no le dijo nada, lleg a
su cabaa, y all sentada estaba Esther, al verla sonri, la enfermera al encontrar su sonrisa sinti algo de
calma en sus desbaratados nervios.
Durante un buen rato, Maca estuvo sentada en el suelo entre las piernas abiertas de Esther que se
haba sentado en la cama, le secaba el pelo con tal delicadeza que para la Pediatra le pareca estar soando,
se dejaba hacer y senta sus manos primero con la toalla despus con sus propios dedos acariciar la cabeza,
estaba notando tal liberacin de todo que por mucho que trat de evitarlo, unas lagrimas comenzaron a
inundar su cara, quiso evitarlo pero no pudo, Esther la estaba llevando a sacar todo su dolor de una manera
silenciosa. Tras un suspiro las manos se detuvieron, se sent a su lado y la mir con sus lagrimas an
marcadas en las mejillas, y entonces le sonri con un gesto de animo que le provoc a Maca apoyar su
cabeza en silencio en el hombro de Esther, mientras sta la acariciaba con ternura su mano, resguardada
entre las de la enfermera.
Mientras en Espaa, en Madrid, Cruz haba averiguado lo que esperaba e imaginaba, la tranquilidad
de saber que estaban todos fuera de peligro pero al mismo tiempo la excusa perfecta para poder pasarse por
los despachos, le haban dejado averiguar ciertas cosas. Sin dudarlo demasiado, se dirigi por un pasillo
hasta llegar a un despacho donde haba un cartel que pona Julia Martins. Llam y tras la orden de que
pasara se adentr.
C_ Hola Julia, puedo pasar? el rostro tranquilo y sonriente de Cruz sorprendi a Julia que no saba muy
bien que haca all.
Ju_ Claro pasa por favor.
C_ He venido por aqu y quera saludarte not la impresin que le haba causado verla en su despacho.
Ju_ Muy bien, qu tal todo?, ya me he enterado que nada ms fue un susto, no?
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C_ El qu? la miraba dubitativa.
Ju_ Bueno el problema de tu grupo, pareca que se haban infectado por el bola, no?
C_ Ah eso, si, si, todo est bien sonrea. Y t qu tal ests?
Ju_ Con mucho trabajo.
C_ Imagino, no voy a robarte mucho tiempo.
Ju_ T dirs.
C_ Sabes que nunca he andado con rodeos, t y yo tuvimos un enfrentamiento muy duro por lo que pas,
pero hoy no me voy a enfrentar a ti, hoy vengo a decirte tan solo que dejes a Maca en paz, supongo que tus
topos te habrn informado de que est con una chica.
Ju_ Bueno eso
C_ No, djame acabar le interrumpi con mirada asesina y gesto muy serio con su voz contundente,
difcil de eludirla. Djala en paz, ya la destruiste una vez como persona, como mujer y como madre, no
vas a conseguir nada de ella ahora es feliz, bscate otra u otro que calme tus caprichos, pero no mezcles el
trabajo con tu desfogue.
Ju_ De qu me ests acusando?
C_ T lo sabes perfectamente, djala en paz Julia, esta vez tiene a su lado a una mujer de verdad, a una
mujer que no va a permitir que t le hagas dao, espero te quede claro. Ah! y ni se te ocurra utilizar a tu
hijo para esto si te queda tan solo un poco de dignidad.
Dio media vuelta y se march, en su despacho una Julia enfurecida se sent en su silln, era cierto,
era un capricho suyo y qu?, si Maca quera volver a su lado quin lo iba a impedir?, aquella Esther
aquella enfermera de poca monta que estaba a su lado, aquella mujer no le llegaba ni a la planta del pie, se
lo haba dicho Carolina, por lo tanto, quin iba a impedir que Maca volviera a su lado!. Resopl molesta
con Cruz, siempre le haba acusado sin tapujos, era peligrosa porque era una amiga leal, y estaba segura
que se lo dira enseguida a su otra amiga leal
Frente a la radio, una Teresa fuera de s escuchaba como Cruz le contaba lo ocurrido.
C_ Eso ha sido mi encuentro con ella, pero lo fuerte viene ahora, Julia ha conseguido que de igual manera
que a David, Maca sea culpada de desobediencia, me han dicho que la van a citar en Brazzaville, lo ms
probable es que la remitan a Madrid.
T_ Pero eso no puede ser cmo va a salirse siempre con la suya! gesticulaba nerviosa.
C_ No lo s Teresa, pero si es as, nadie vamos a poder evitar que esto ocurra.
T_ Djame que hable con Dvila, djame que haga todo lo posible para frenar esta locura, porque est loca.
C_ Deberas ver su despacho, lleno de fotografas con su marido y el pequeo.
T_ Para morirse reneg.
C_ Cmo lo lleva Maca?
T_ Pues qu quieres que te diga!, la veo mal, no pensaba que dudara esta vez, porque yo creo que
sinceramente est enamorada de Esther, locamente enamorada, pero el miedo le frena y encima, la
posibilidad de poder recuperar a su hijo, ms.
C_ Ya, sabes tan bien como yo que a Maca la tiene pillada por ah, el pequeo no tiene culpa de nada y sin
embargo va a ser el culpable de que Maca vuelva a caer.
T_ Si, aunque yo creo que Esther est dispuesta a ayudarla, sino, no estara con ella.
C_ No la conozco pero ya la admiro.
T_ Si, es pequeita pero matona sonrea.
C_ Hablando de matones, mi hombre?
T_ Tu hombre me tiene harta, es como tener a un len enjaulado deberas verlo
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C_ Imagino, dile de mi parte que haga una cura de sueo, que se relaje que por lo que me han contado,
todo el mundo habla maravillas del trabajo del equipo.
T_ Y an as crees que puedan buscarle las cosquillas a Maca?
C_ Es que Maca no escarmienta y esta vez le puede salir caro.
T_ Claro, encima la Julita lo sabe, sabe que Maca le puede el corazn.
C_ As es bueno espero que aunque no sirva de nada mi presencia, le haya parado un poco los pies.
T_ Yo tambin lo espero Cruz. Y ahora voy a darles la comida que no s que estarn haciendo toda la
maana, no he querido molestarlas.
C_ Me vas a decir que no estarn haciendo lo que supongo?
T_ No Cruz, Maca est muy afectada y yo s que es por Esther, si Esther no existiera estara bien, le dara
igual que Julia moviera hilos o no, pero ella en cierta manera sabe que si Julia aparece no va a ser
contundente con ella porque espera la oportunidad de ver al nio, y entonces sabe que le har dao a
Esther, eso la tiene mal.
C_ Joder! protest. Vamos a ver que pasa mira a lo mejor nos preocupamos y no es para tanto,
Maca en dos das sola con Esther se da cuenta que no necesita para nada a Julia, ni para tener a su hijo otra
vez.
T_ Ya pero si Maca tiene que ir a Madrid, no va a acompaarla Esther.
C_ Bueno no nos adelantemos a acontecimientos, igual, cuando declare nos dan una sorpresa y no se lo
toman en cuenta.
T_ Dios lo quiera. Voy a llevarles la comida.
Se despidieron hablando un rato ms de las nias, para que le contara a Vilches, despus sali hasta
la cocina, los hombres no haban regresado y vea los rostros preocupados de Nmaba y Nsona, les haba
tratado de tranquilizar porque incluso Lula se mostraba algo alejada y Teresa saba que Massamaba haba
causado en ella algn sentimiento y lo esperaba ansiosa como las dems. Le ayudaron entre charlas que
trataban de animarse con los hombres y la caza, todo ira bien, y esta vez con la compaa de Sissou
llevaron las dos bandejas de la comida.
Le contaba el contenido, y Maca la miraba fijamente, durante largo rato, la haba abrazado en
silencio, le haba acariciado sin prisas, le haba dejado el silencio para que ella pensara todo cuanto
necesitara, le haba entregado algn beso en la cabeza o en la frente para que supiera que no estaba sola y
mientras ella estuviera a su lado, sin pedirle nada a cambio, contara con su apoyo para estar junto a ella o
no, pero estara all. As, mientras miraba como le hablaba sin escucharla se deca.
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M_ Es adorable, creo que en toda mi vida nadie me haba tratado como lo est haciendo ella, nadie me
ha dado tanto en tan poco tiempo, me asusta, me da pnico porque no puedo fallarle, quizs espera tanto
de m pero al mismo tiempo es la nica posibilidad que tengo de recuperar a mi nio aunque
alguna vez fue mi hijo?, para m s as lo siento, pero joder es tan maravillosa que no s ni siquiera
como puedo dudar, como puedo pensar en, en la persona que ms dao me hizo y ella en tan solo unas
horas me ha dado todo el amor, su comprensin, su ternura, me ha demostrado que merece la pena
intentarlo pero mi hijo mi pequeo.
La puerta se abri dejando paso a una Teresa un tanto asombrada por el pedido de Esther, pero como
iban a estar all encerradas y con el nuevo giro que haba dado aquel encierro, quiz lo mejor era distraerse
con algo.
T_ Aqu lo tienes, oye te aviso que no s como Mona lo abri, y all estaba frente a tus fotografas cada vez
que salas era un aullido que nos llenaba el alma de desespero a nosotros tambin.
E_ Que guapa es Mona sonri feliz por el comentario.
M_ Por lo visto no tengo exclusividad, me voy a empezar a mosquear que lo sepas le deca levantndose
y dirigindose hacia la bandeja una vez acabados sus pensamientos. Oye Teresa aqu tenemos para un
regimiento entero, mmmm esto est de muerte.
T_ Tenis que recuperaros bien, Dvila me ha comentado de nuevos ataques de la guerrilla, nuevos xodos.
M_ Joder protest.
E_ Nunca van a parar dudas?.
T_ Evidentemente no. A parte de eso quera comentaros que maana me voy.
M_ Te vas? la mir seria.
E_ Dnde?
T_ Es que he quedado con un ligue, ms guapo alto y moreno!, qu pensis que sois las nicas?, as que
ale, maana os portis bien que quedar Sissou a vuestro cuidado, le he dicho que dos golpes y lo deja en
el suelo.
E_ No hay problema.
T_ Hasta la noche.
E_ Y la merienda? pregunt con el ceo algo fruncido y la sonrisa de Maca.
T_ T acabas con las reservas, y como hagas mucho ejercicio, me veo a los pobres hombres convirtindose
en cazadores diarios dijo muy seria marchndose.
E_ Qu fuerte! susurr al ver como se iba.
M_ No mujer, si tiene razn eres una tragona sin remedio.
E_ No, no lo digo por eso lo digo por lo del ligue.
M_ Ah ni caso, nos ha vacilado.
T_ Te he escuchado nena entr de repente asustando a las dos.
E_ Teresa! Que casi derramo dos gotas de caldo.
TyM_ Jajajajajaajajajajajaja.
T_ No tienes arreglo se partan de risa. Bueno a lo que vena que la fruta es la merienda.
M_ Ya, muy bien espero te aproveche la cita con tu ligue.
T_ No entrar en detalles pero hizo un movimiento ligero de hombros muy gracioso que provoc en
Esther que el caldo que estaba bebiendo saliera despedido tipo pedorreta de Mona. Dios mo eres igual
que Mona con razn te ve como su madre.
EyM_ Jajajajajajajajajaa.
M_ Dios que bueno.
E_ Joder que me meo sali corriendo hacia el lavabo mientras las otras dos no paraban de rerse. Os
estoy escuchando.
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T_ Pero si an no hemos dicho nada mir con cario a Maca, se acerc dejndole un beso en la frente
pues estaba sentada y se fue.
M_ Gracias Teresa le musit antes de que cerrar la puerta.
E_ Se ha ido? se asom secndose las manos.
M_ S su gesto era algo melanclico Esther se percat.
E_ No te lo comas todo eh?, deja algo para merendar o te comer a ti le susurr al odo al llegar a su
altura, entonces Maca le cogi suavemente de la mueca y la oblig a sentarse al hacerlo Esther sonri
mientras se quejaba sobre sus rodillas. Ay!
M_ A m no se me amenaza meti su mano por debajo de la camiseta ante la sonrisa juguetona de la
enfermera que sinti un escalofro al sentir su piel. A m, se me come directamente.
E_ Es bueno saberlo musit al ver como lentamente demasiado lentamente Maca acercaba sus labios a
los suyos.
M_ Pues ya lo sabes, peque su voz volva a estar cargada de deseo y su mirada fija en los ojos de Esther,
con una mueca de avidez en su rostro que en su conjunto ms la caricia lenta de su mano en el vientre de la
enfermera hizo que ambas sintieran una necesidad visceral de besarse.
E_ Te te trag saliva. Tengo hambre pero de comida aclar nerviosa.
M_ Yo tambin sonri ante los nervios de Esther.
E_ Comemos?
M_ S.
No dejaba de sorprenderla, igual era un torbellino de fuerza y pasin, que igual como en ese
momento se mostraba quebrantable y casi pareca indefensa, era capaz de desmontarla tantas veces con una
sonrisa, con una mirada, con una caricia poda conseguir despertar su lado ms sexual y otras veces el
instinto maternal de la proteccin, nunca nadie haba provocado en ella tantas sensaciones y emociones,
notaba que se estaba esforzando por morderse la lengua, por no pedirle explicaciones ms que las que saba
por Teresa. Y segua sorprendindola su ternura, su dulzura a la hora de cuidarla, de mirarla hasta de
mimarla.
E_ Me oyes?
M_ Perdona estaba pensando.
E_ No pasa nada asinti sonriendo restndole importancia.
M_ Qu me has dicho? la miraba con ternura.
E_ Te comentaba que si te apetece ver fotos no s para pasar un rato agradable notaba su mirada y
senta como su corazn arda de calma.
M_ Fotos de quin? sonri de lado mirndola intensamente.
E_ Bueno vers tengo un amigo que es fotgrafo, Daniel, me quera mucho.
M_ Novio? le pregunt enarcando su ceja derecha que tan bien manejaba.
E_ Noooooo exager mucho la contestacin entonces sin poderlo evitar se puso roja y carraspe. Si te
oye su marido es probable que te diera una buena reprimenda, no he visto hombre ms celoso que l sper
sper celoso.
M_ Vale, amigo entonces sonri mientras lama lentamente la cuchara.
E_ Ejem carraspe ante el gesto notando como se excitaba irremediablemente. Pues nos queramos
mucho era el nico que me apoy cuando le dije esta aventura, lo que pasa que el tiempo nos separ, antes
de marcharse con su marido a Mlaga me hizo un regalo, y quiero que lo veas.
M_ Deduzco que son fotografas tuyas.
E_ Si sonri algo tmida.
M_ Me encanta cuando te pones as de tontita.
E_ Yo?
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M_ S t, cuando te sonrojas ests para mmmmmm cerraba los ojos y juntaba sus labios en seal de
degustacin.
E_ Eres muy mala lo sabas? le deca mientras Maca sonrea.Entonces qu dices?
M_ Qu, que digo? que por verte a ti hara lo que fuera sonri.
E_ Uf resopl sonriente sintiendo como todo se alteraba en su interior.
Terminaron de comer entre bromas, se lavaron los dientes, se asearon un poco porque el calor era
intenso y aunque Maca pareca estar ms relajada, la ansiedad que se haba instaurado en sus ojos, segua
all intacta por mucho que Esther le hablara o le hiciera alguna carantoa. En el fondo de no saba si su
alma si su corazn o su razn, segua una losa que pesaba mucho, una losa llamada Julia que arrastraba lo
que para Maca haba sido en su vida lo ms importante, su hijo.
El fichero se abri, y justo en ese momento a Maca le entr una especie de revuelo en su estmago,
sin poderlo evitar pens que quiz vera alguna fotografa de su novio, o con algn otro chico algn beso,
alguna caricia, carraspe con delicadeza, aquello era una seal de que Esther le importaba ms de lo que
ella misma quiz pensaba, entrelaz sus dedos sobre el vientre de Esther, sta comenz a comentarle las
fotografas.
As fueron pasando las fotografas, rean en la mayora, en otras Maca lleg hasta a silbar, y cuando
ya fueron llegando a la actualidad el nerviosismo que trataba la Pediatra de disimular, le llenaba las venas
recorriendo su sangre, mezclndose en ella para llegar a su corazn provocando casi una taquicardia.
Aquella Esther le encantaba, tenerla as, y no quera ver una sola fotografa con su ex o con ningn otro.
E_ Y esta fue un da muy especial para m, me di cuenta que la vida era otra cosa, en este yate me dije,
Esther esto no es lo tuyo deca con voz triunfante.
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M_ Menudo yate.
E_ Si, t no tenas?
M_ No, yate no an lo tienes? la estrech nuevamente entre sus brazos.
E_ Mi padre s.
M_ Me llevars un da en yate?
E_ Me ests tomando el pelo? la mir de reojo girando un poco su cara hacia la derecha, aprovechando
Maca y dejndole un beso en la nariz. No has subido nunca a un yate?
M_ S, pero yo quiero subir al yate contigo y llegar a alta mar contigo y meti su mano dentro de la
camiseta nuevamente de Esther mientras le dedicaba un sonido juntando sus dientes de goce mientras
Esther responda con un gemido gutural ante la caricia. Y al atardecer hacerte el amor en cubierta.
E_ Mmmmm Dios musit cogiendo su mano y sacndola de debajo de la camiseta. No sigas Maca por
favor.
M_ Por qu? le pregunt divertida.
E_ Porque me pones le dijo abiertamente y su respuesta volvi a dejar a Maca fuera de juego, antes un
comentario suyo le haba provocado sonrojarse, ahora era ella la que sin tapujos con su frase le haca
sonrojarse. Y estamos viendo las fotos.
M_ Vale acept sin mucho convencimiento.
E_ Mira esta es mi preferida deca sonriendo.
M_ Las Pirmides de Egipto susurr boquiabierta por la fotografa, un atardecer rabiosamente bello, con
Esther y una nia en sus brazos. Estas guapsima.
E_ T crees?
M_ S, como dira Brbara, para mojar pan.
E_ Esa nia era hija de nuestro gua, siempre iba a mi lado, cuando me march y vi su carita me pregunt
como poda ayudarla.
M_ Esther desgraciadamente no puedes ayudar a todos los que necesitan esa ayuda, no est en tus manos.
E_ Lo s pero los nios son mi debilidad.
M_ Te gustara tener? le dej un suave beso en la mejilla.
E_ S, era mi sueo.
M_ Bueno los puedes tener igual le acarici la mano con ternura.
E_ No, no puedo, tuve un aborto a los diecisis aos y me quede estril su voz son lenta y repleta de
tristeza.
M_ Lo siento Esther no saba su caricia fue ms intensa.
E_ Mi sueo era tener cuatro o cinco, me encantan.
M_ Lo noto cuando ests con los pequeos, es inevitable.
E_ Como a ti, verdad?
M_ S, siempre quise tener cuatro
E_ Te das cuenta cuntas cosas tenemos en comn? le pregunt dejando pasar un poco el silencio que
Maca haba impuesto en la habitacin, y quiso desviar el tema.
M_ S, es verdad sonri. Y como es que fuiste tan precoz?, no es que me importe pero bueno
E_ Pues fue una tontera, ya sabes que si la primera fiesta que si bebes la primera vez, que si el chico que
te gusta te toca, te besa, en fin yo ni siquiera recordaba nada hasta que no me baj la regla.
M_ Y qu hiciste?
E_ Qu iba a hacer?, yo nunca haba sido una nia conflictiva, pero aquello me transform en una
degenerada a los diecisis aos para mis padres.
M_ Que fuerte dijo boquiabierta.
E_ Si, sper fuerte entonces se miraron y dieron una carcajada en otro momento se hubiera girado, se
hubiera subido sobre ella y la habra besado sin ms, en ese instante, se detuvo. Vale, lo reconozco soy
pija.
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M_ Mucho rea divertida pensando en girarla y besarla con pasin, de no ser porque de hacerlo quiz
pensara que era otro arrebato para olvidar a detuvo su risa y lo arregl diciendo. Tu vida no ha sido
fcil tampoco.
E_ No, ya te lo dije, mi vida ha empezado a valer al llegar aqu.
M_ Me incluye a m?
E_ No te incluye, digamos que eres la mayor parte de mi mejora.
M_ Gracias oye y por qu no hay fotos de tu ex? no pudo aguantar ms la pregunta.
E_ Es una buena pregunta sonri alegremente. Es que a Daniel le caa fatal, siempre me deca
cario la persona que te haga feliz no ha llegado todava pero llegar y entonces la incluir en el
lbum. As que ni una solo foto suya tengo aqu.
M_ Tu amigo Daniel tena buen ojo.
E_ Claro.
M_ Saba que entendas le dijo con total convencimiento.
E_ Entender?
M_ S que eras lesbiana.
E_ Anda ya! la mir como si se estuviera burlando de ella.
M_ Que si mujer que lo notaba
E_ A m?
M_ S a ti y me apuesto lo que quieras a que cuando se lo digas no lo vas a sorprender, te dir siempre lo
supe Esther la miraba fijamente. De verdad.
E_ Te ests quedando conmigo?
M_ Jajajajajaa volvi a dar una carcajada acompaada por una sonrisa incrdula de Esther. Para nada.
E_ Mira ahora mismo agradecera a todos los Dioses que un halcn mismamente nos aguantara un
repetidor de Internet.
M_ Un halcn? volvi a partirse de risa. Joder ests como una cabra.
E_ En serio rea sin parar con ella entonces si se gir ponindose sobre ella jugueteando las dos
tocndose por aqu por all para hacerse cosquillas. No te burles de m eres muy mala Maca pero
mucho.
M_ Esther que me haces cosquillas le deca riendo.
E_ Si es que eres lo peor sonrea tambin.
M_ Ah si? la pudo detener y en su lucha se quedaron con las respiraciones agitadas mirndose a los
ojos, intercambiando aquella mirada a los labios, entonces Maca levant un poco el cuello y Esther se
acerc para besarla. Esther
E_ Me encantara que Daniel te conociera seguro le ibas a gustar.
M_ T crees?
E_ S, porque l vera que me haces inmensamente feliz.
M_ Esther la abraz sin decir ni hacer ms.
Durante un buen rato estuvieron abrazadas, se quedaron dormidas, primero se despert Maca, pas
nuevamente visin a las fotografas, en todas haba un denominador comn y era la sonrisa, sin duda,
Daniel saba captar lo mejor de Esther, aunque lo que ms le llam la atencin fue el brillo de sus ojos en
su foto favorita, cuando decidi embarcarse en la aventura de frica, entonces sonri con ternura, la mir y
dej un beso en la frente.
Antes de retirarse a dormir, Teresa pas para despedirse de ellas, ambas quisieron son sacarle cosas
de aquel ligue que Maca insista no exista y Esther quera pensar que si. Sin embargo como los hombres
no haban regresado, tuvo que posponer su cita a menos que durante la noche o a primera hora llegaran los
cazadores para que Zul la llevar a su destino. Una vez se despidieron, se acostaron, cada una a un lado de
la cama, se dieron un beso suave de despedida, y Esther abraz el cuerpo de Maca. La noche cay
inevitablemente, los sueos comenzaron a hacer aparicin en cada una de ellas, mientras una se agitaba, la
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otra soaba en una felicidad que no saba si existira, tal fue as, que a mitad noche a Esther la despert una
Maca sobresaltada:
Maca estaba acodada sobre el almohadn, la miraba fijamente con sus ojos ansiosos, su mano
derecha que era la que le quedaba libre de total movimiento, comenz a acariciar suavemente el vientre de
Esther, sta entendi su mirada repleta de deseo a pesar de la oscuridad de la noche, sus ojos resplandecan
como los de un gato en mitad de la oscuridad, tenan ese brillo que le gustaba ver, ese brillo que la
iluminaba a ella y le gritaba enloquecidamente en silencio que la necesitaba.
Llegaron juntas repletas de su propia humedad mezclada con la ajena, sus muslos humedecidos, sus
bocas secas buscando besos suaves para poder recuperar aliento, sus latidos alborotados en el silencio de la
noche, armando un jaleo de amor como si fuera la danza del placer sonando nica y exclusivamente para
ellas. Maca bes con delicadeza la frente, los ojos, la nariz y los labios de Esther que le devolvi uno a uno
los besos, despus se miraron a los ojos sonriendo, cansadas, exhaustas pero inmensamente felices, la
abraz como si pudiera perderla para siempre, mirndola repleta de amor, Maca vio el amor y sonri.
Esther vio la calma y sonri.
E_ Nunca haba tenido un orgasmo como los que tengo contigo. Qu barbaridad! musitaba an
extasiada con una sonrisa de felicidad bien marcada en sus labios.
M_ Mi vida contest de igual manera. Espero que siga siendo as y si quieres que te diga la verdad
le bes la punta de la nariz y le dijo mirndola fijamente. Nadie me ha excitado nunca, como lo haces
t.
No se dijeron nada ms, tan solo se abrazaron, buscaron una posicin ms cmoda para poder
descansar, sudorosas, cansadas pero maravillosamente entregadas la una a la otra, entrelazaron sus dedos,
cruzaron sus piernas, acoplaron sus cuerpos, suspiraron como si pudieran robarle a la noche el ltimo
suspiro de placer. La luna les dej un rayo de luz como si quisiera que ambas pudieran tener presente sus
dedos entrelazados, como si aquel momento fuera detenido a travs del tiempo para siempre.
Sin embargo, cuando las primeras luces del alba amanecieron, Maca despert sobresaltada, Esther
no estaba a su lado, algo comenz a llenarla de miedo, al sentarse en la cama para llamarla la vio apoyada
en la ventana mirando, y la calma inund todo su interior llenndole el corazn.
Los hombres haban llegado, Esther miraba a travs de la ventana como entraban exhibiendo su
cacera, vea con una sonrisa como Nmaba le daba a su nieto la bienvenida de una manera especial con el
respeto que el jefe cazador se mereca, Nsona besaba a su marido contenta de tenerlo de vuelta sano y
salvo, y Lula sonrea dbilmente a un Massamba a quien a pesar de la distancia poda ver como le brillaban
los ojos. Suspir. Entonces escuch sus pasos y volvi a suspirar.
M_ Me has asustado le susurr mientras al mismo tiempo pasaba sus manos por el vientre y le dejaba un
beso en la sien.
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E_ Y eso? sonri ante el tacto de sus labios en su piel.
M_ Pens que me habas abandonado.
E_ Jams hara eso entonces se gir y la mir a los ojos para que se diera cuenta que le deca la verdad
. Buenos das.
M_ Buenos das unieron sus labios con dulzura y las manos de Esther pasaron por el cuello de Maca
atrayndola irremediablemente hacia ella, tras un beso largo y profundo, al separarse se besaron lentamente
con besos cortos y divertidos mientras sonrean. Qu mirabas?
E_ Ya han vuelto de la caza, es increble cmo se recibe a los cazadores deca orgullosa de pertenecer a
aquel clan.
M_ A ver se asomaron las dos con sus brazos por detrs de la espalda y sus manos bien cogidas a la piel
ajena que no por eso era menos reconocida. Joder menudo festn te vas a dar.
E_ Pero qu mala eres! le hizo cosquillas.
M_ No le apunt con el dedo para que se estuviera quieta.
E_ Cmo qu no? le sonri ampliamente.
M_ Me puedes con esa sonrisa y lo sabes
E_ Ah si?, no me haba dado cuenta pona gesto interesante mientras sus manos la rozaban, estaba
desnuda y senta necesidad de tocarla.
M_ Trolera sonri. Vamos a la cama no me gusta dormir sola.
E_ Dormir?, es hora de desayunar.
M_ Desayunar? le cogi de la mano y se la llev hasta la cama echndola con gracia y subindose
sobre ella mientras le besaba el cuello. Qu te apetece tomar?
E_ Mmmm pues ahora mismo me tomara un par de huevos fritos, con un buen trozo de bacon Maca
dej de besarla mirndola con la boca abierta y el codo apoyado sobre la almohada y su mano sobre la
frente, un zumito de naranja, unas tostadas con mermelada y me tomara un danone de fresa, ah y por
supuesto un caf con leche.
M_ Joder susurr. Has roto en el encanto, cuando te estoy besando no es muy romntico que me
hables de comida.
E_ Qu tenas otros planes? trataba de no rerse.
M_ T que crees?
E_ No s comntamelos a ver sonrisa pcara, caricia casi superficial pero electrizante, y mirada muy
viva.
M_ Pues no s si tiene caso ya se haca la ofendida.
E_ Vaaaaaaaaaaaaaaaaaa le dijo un poco oa.
M_ Pero qu tontita eres! Esther sonri mientras pasaba su dedo ndice por la espalda lentamente
provocando un leve suspiro en Maca. Pues haba pensado primero comerme esto se dirigi hasta su
cuello besndola, con besos muy pequeos, despus beberme esto mientras una mano apretaba un
pecho, su lengua lama el pezn de su otro pecho que la invitaba a continuar. Y si te apeteca podra
seguir por aqu con la punta de la lengua recorri su piel desde el pecho hasta el vientre y se detuvo a
juguetear en su ombligo.
E_ Y qu ms? rompi el silencio la voz excitada de Esther mientras cerraba los ojos.
M_ Pues no s no tendr bastante? sonre al ver como se excitaba.
E_ No, te aseguro que lo mejor an no lo has probado, y sera una lastima le puso su mano en el pelo y
marc su rostro un sonrisa rebelde. Que no siguieras descendiendo.
M_ Mmmmm, quiz tengas razn.
Abrazadas, desnudas, y con un sueo dulce tras recibir y dar amor, escucharon dos golpes en la
puerta, Maca abri un ojo, mir a Esther que no se haba si quiera inmutado ante la llamada. Nuevamente
los golpes aquello significaba que no solo les dejaban el desayuno, as que busc su ropa pero no la
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encontr, finalmente se enroll una sbana a su cuerpo y con el pelo despeinado, los ojos encerrados y un
prolongado bostezo se dirigi hasta la puerta, la abri asomando su cabeza, el sol le hizo cerrar un ojo.
T_ Hola yo al ver su estado la mir fijamente con los ojos abiertos como platos.
M_ Brevedad Teresa no me aguantan las piernas.
T_ Bueno! hizo un gesto de negatividad. Me voy con Massamba y Zul, volver maana.
M_ Bien bostez de nuevo.
T_ Madre de Dios susurr.
M_ Madre de Dios, qu?
T_ Diez das as acabis con todas las reservas de comida.
M_ Teresa te juro que cuando salgamos de aqu Vilches tendr que hacer algo le deca con una sonrisa.
T_ Vilches?, de que hablas? la miraba sin entender.
M_ Ven le indic con el dedo y cuando Teresa se acerc hasta ella le susurr. Nos vamos a volver
adictas al sexo.
T_ Ay Maca! se quej ante la carcajada de la Pediatra. Mira me voy.
M_ Cuidado con tu ligue le dijo sonriendo.
Entr la bandeja tras hacer innumerables equilibrios para que no le cayera ni la bandeja, ni la sbana,
entr. Esther segua durmiendo, se haba encogido porque al quitarle Maca la sbana pareca haba notado
el fresco, pero no por eso se haba despertado. Maca sonri.
M_ Esther Esher
E_ Mmmmmm se quej.
M_ Venga despierta dormilona.
E_ Tengo sueo reneg.
M_ Ah si?, pues que lastima porque la pinta que tiene el desayuno es para no parar de comer.
E_ Desayuno? le dijo abriendo un ojo.
M_ Eso he dicho, pero t tranqui, que si no quieres me lo como yo.
E_ Tus ganas ta! le dijo sentndose mientras le daba un escalofro.
M_ Espera vamos a hacer algo mejor, yo me acuesto a tu lado nos tapamos para estar algo ms refugiadas
y desayunamos qu te parece?
E_ Joder que pinta tiene esto susurr sujetando la bandeja.
M_ Ni caso, lo tuyo es grave tienes algn secreto ms? la miraba fijamente enarcando una ceja.
E_ Qu dices?
M_ Al principio tenamos casi, que obligarte a comer y ahora
E_ Qu va!, yo siempre he sido una tragona lo que pasa que al principio tena los nervios en el estmago,
solo dejo de comer cuando me preocupa algo, por eso siempre estaba en el gimnasio para perder lo que
ganaba comiendo.
M_ Ibas a un gimnasio? la mir fijamente.
E_ S, por qu me lo dices as?
M_ No s no pareces la tpica pija de gimnasio, bueno aunque se detuvo mientras coga su vaso de
caf.
E_ A ver que vas a decir! le advirti mirndola fijamente.
M_ Si tienes pinta si, joder el primer da que llegaste te faltaba una cmara de televisin detrs, ms bien
pareca que ibas a desfilar por la Sabana como si fueras una Diosa deca rindose.
E_ Muy graciosa, lo que pasa es que una tiene clase dej definitivamente la bandeja sobre la cama y
cogi el pan que Teresa les preparaba.
M_ Qu ms secretos guarda mi bella compaera de cama?
E_ Cmo quedamos, no era tu novia?
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M_ No, segn t no, as que ahora eres compaera de cama, eso s, no una compaera cualquiera no le
deca bajito jugando con su nariz en la mejilla de Esther que sonrea. La ms pija de todas, y la ms
E_ Qu? le sonri al ver como se morda el labio inferior juguetona.
M_ La ms caliente de todas le musit y vio como Esther se sonrojaba. Me encanta que te sonrojes
as.
En el camin, Zul iba al volante, en medio Teresa y a la derecha Massamba con su fusil en mano,
los tres iban hablando en kikongo, hablaban sobre la cacera y le contaban como se haba comportado el
joven Ngouabi, a mitad camino, donde ellos creyeron era seguro, bajaron y sacaron la reserva de comida
que entre Nsona y Lula les haban preparado, se sentaron y distendidamente mantuvieron una charla esta
vez sobre Yildas y la joven Sissou que parecan gustarse.
Cuando lleg el momento, siguieron su camino, la cita de Teresa estaba a cinco horas en coche,
deban pasado al estado de Cuvette, donde alguien les esperaba en Lobako.
Caa la noche cuando Nsona volvi a golpear la puerta de la cabaa, desde fuera oy la carcajada de
Esther y sonri, sin duda, aquella Mwasi era la idnea para Maca, una Maca que abri la puerta. Nsona
mir de reojo y vio como sacaba su brazo desnudo y despus el pie cerraba la puerta.
Otra puerta se cerraba, en ese instante un hombre se sentaba frente a Teresa, tras ms de dos horas de
charla, la mujer sali, y se reuni con sus dos acompaantes que luchaban para no dormirse.
Ma_ Mami.
T_ Ay Massamba! suspir ladeando la cabeza. No s no s
La noche en la aldea se descubri lluviosa, intensamente lluviosa, pero las chicas no parecan
escuchar ms que sus latidos como sonido nico, representando la balada de amor que tanto les gustaba.
Era cerca ya del amanecer cuando Maca llam a Esther.
E_ No puedo ms cario no tengo fuerzas no puedo deca tras una tarde noche intensa de amor.
M_ Venga sonri ante su comentario. Vamos, levanta quiero ensearte una cosa.
E_ Qu? deca aturdida con los ojos casi cerrados.
M_ Ven, levanta dame la mano.
E_ Qu hora es? le preguntaba mientras le daba la mano.
502
M_ Voy a llevarte al paraso mi amor.
E_ Otra vez, si creo que no he dejado de estar all deca con voz somnolienta mientras bostezaba y Maca
sonrea.
M_ Ya lo veras, espera fue a coger la manta mientras Esther se apoyaba en el marco de la puerta y
cerraba los ojos. Pero mi nia tan cansadita ests?
E_ S pona un puchero.
M_ Venga que esto merece la pena y ms despus de una noche lloviendo.
E_ Vale acept con una pequea sonrisa.
Maca baj una especie de escalera de madera, subi la primera y despus le indic a Esther que
hiciera lo mismo, lo hizo pero cuando estaba por el segundo escaln se tropez y se qued colgando de la
escalera con los pies al aire.
M_ Pero Esther!
E_ Auuuuuuuuuuuu se quejaba.
M_ Mira que eres eh! no poda evitar la carcajada. Venga va
E_ Ay que dao se quejaba pero al subir a un pequeo cuadrado una especie de terraza que daba a la
parte trasera de la aldea se quedo con la boca abierta. Joder
M_ Es maravilloso eh? se sent, y le hizo una seal para que se sentara tambin, ms que nada porque
no caban de otra manera. Ven y disfruta.
E_ Uf resopl mientras se refugiaba entre sus brazos y Maca extenda la manta sobre ellas la tapaba bien
apoyando su espalda en la pared de madera en un almohadn que tena all preparado. Este es tu lugar?
M_ S, ahora es nuestro lugar le bes en la sien.
E_ Es impresionante murmur mientras entrelazaba sus dedos a los de Maca. Realmente
impresionante.
Y as era, las luces y sombras de la noche, luchaban con el sol que quera salir dejando en aquella
batalla una visin impresionante del lugar, el cielo se dibujaba de una variedad nica de colores, mientras
el olor a tierra, hierba mojada les daba un toque extico realmente envidiable. Esther no recordaba en su
vida haber vivido algo parecido. Y a eso, se le unan las voces finas de algunas aves que con su himno
daban la bienvenida a ese sol poderoso que luchaba con las nubes por mostrar toda su majestuosidad, y
aquel da, el sol quera mostrarse a dos mujeres que miraban con los ojos repletos de ilusin por compartir
algo tan hermoso. El silencio entre ellas ante el espectculo fue alterado por la voz de Maca.
Maca not como el cuerpo entero de Esther se tensaba entre sus brazos, por mucho que tratara de no
mostrar impresin, aquella frase era la que menos esperaba, la que menos poda entender y su cuerpo no
pudo evitar mostrar la sacudida causada, as como sinti un mazazo inesperado en su corazn. Y como
Esther estaba de espaldas, no pudo ser testigo de una lucha que se haba desatado en sus ojos que perdan
por un momento el espectculo que frente a ellas se les estaba brindando, la misma batalla que tena el sol
en ese momento con la oscuridad, era la que ella tena con sus lagrimas para retenerlas, sin duda haba sido
un golpe inesperado y doloroso, tremendamente doloroso, pero si estuvo all en sus silencios deba seguir
estndolo, deba dejarla hablar como hasta ese momento haba respetado su silencio, as que lo nico que
fue capaz de hacer fue rozar con sus dedos los de Maca, una caricia suave que estaba repleta a su vez de
una extrema dulzura que fue como esperada por la Pediatra para seguir, a pesar que Esther estaba muestra
de miedo de lo que pudiera seguir a aquella maldita frase que le haba dejado helada y casi provoca que su
corazn se detuviera.
503
M_ Lo bueno y lo malo que hay en m es Julia, porque desde que la conoc solo viv para ella, le entregu
mi vida y todo mi amor, estaba ciega por ese amor si alguien me deca cualquier cosa sobre ella, yo no
haca caso, si yo vea cualquier cosa extraa en su comportamiento siempre encontraba una disculpa
Esther trag saliva no saba si deba o no hablar, realmente no saba que hacer, as que exhal un profundo
suspiro que pareci ayudar al sol a apartar algunas zonas oscuras y teir as el cielo de un color sonrojado.
Maca por su parte notaba los latidos de Esther apresurados sobre su antebrazo que rodeaba el cuerpo de la
enfermera, saba que le estaba provocando temor pero era necesario ser franca con ella. Confund amor
por estupidez, era de las que pensaba que el amor exista realmente, que dos personas podan entregarse a
ese sentimiento, por supuesto no era estpida total, saba que era complicado mantener una relacin en esas
condiciones siempre distanciadas, por eso me plantee dejar Mdicos Sin Fronteras para poder estar a su
lado, vivir a su lado, y te juro que todo lo que haca era por amor, por un inmenso amor. Ella me hizo lo
que soy, no haba tenido otra mujer ms que ella, aprend a amar, a desear, a querer, a despertarme
anhelando besos, caricias, a dormirme abrazada a otro cuerpo, sentirme segura, despus ya sabes lo que
vino su voz se quebr pas su lengua por sus labios se haban secado como siempre que hablaba de
Julia.
E_ Maca musit al escuchar su silencio.
M_ Djame hablar creo que te debo una explicacin, no es justo que guarde silencio frente a esto, no es
justo para ti ni para m desde luego es un problema que tengo y que por extensin te ha afectado a ti.
E_ Te escucho le inst como si as pudiera darle tranquilidad para seguir hablando.
M_ Julia ha vuelto a aparecer como me tema, ni un solo da puedo dejar de pensar en ella, a pesar de todo
lo que significaba en m que era mucho dolor ella segua aqu, puedes llamarme gilipollas
E_ Nunca hara eso, creo que es comprensible la interrumpi rpidamente, y aunque su voz trataba de
ser fuerte la debilidad se haba apoderado de ella. Volvi a entregarle un silencio como si de esa manera le
diera la seal de que la escuchaba, de que por mucho que quisiera huir, no poda, estaba encadenada a ella
. Antes de venir aqu no lo hubiera entendido, ahora lo entiendo perfectamente tu actitud.
M_ Gracias sonri agradeciendo sus palabras con un beso sobre el pelo. Siempre saba que un da
hara algo por volver, es as, es una mujer superflua que a travs del tiempo y la distancia he sabido
analizar, ella jugaba una partida donde ni su marido al que odie injustamente, ni yo, ramos sabedores de
ese juego tan solo ignorantes participantes, nosotros no sabamos que ella se haba enamorado de dos
personas a la vez, eso puede ser?, creo que s, solo que ella lo quera todo y jugo con los dos, yo sal
perjudicada como es normal, ella no iba a dejarlo a l le daba lo que quera un hijo y un respeto ante la
sociedad, pero no por eso me iba a dejar de lado, saba que un da volvera a intentarlo y me daba miedo,
porque es como si tuviera un poder extrao sobre m.
E_ Me he dado cuenta sonri ampliamente herida.
M_ Lo siento le bes nuevamente, esta vez la frente. S que mi reaccin fue la peor y ms en ese
momento ntimo de las dos, pero no era fcil para m, quiz saber que preguntaba por m removi muchas
cosas son esos misterios insondables que habitan en el corazn los cuales no puedes manejar a tu antojo, te
manejan ellos a ti.
Hubo un silencio corto, Maca volvi a humedecer sus labios y entonces estrech ms fuerte el
cuerpo de Esther contra el suyo, ella se dej hacer volviendo a suspirar, mirando la magia que ocurra
delante de sus ojos, entonces como si se dejara llevar por los colores y los primeros rayos de sol, se llen
de calma, no era posible que Maca le diera ese amanecer para decirle que no quera estar con ella, la
conoca Maca no era as. Se relaj de repente y busc colocarse en mejor postura contra su pecho, entonces
le solt los dedos que tena entrelazados, para agarrarse fuerte a sus dos manos para darle la confianza que
saba Esther le estaba pidiendo con ese silencio para continuar. La fuerza que ella poda entre ver en sus
lneas que le quera decir le daba.
504
E_ Imagino que si a m me hubiera pasado como a ti, estara igual, pens en un primer momento que ella te
interesaba y no te voy a mentir, me doli.
M_ Lo s Esther, por eso necesito hablar, cuando te he dicho que ella es todo en m, era el punto y final a lo
que ella ha supuesto para m, yo pensaba que nunca sera capaz de olvidarla, que siempre estara en m, que
siempre andara como enganchada a mi corazn y de hecho as era, por ms mujeres que pudiera conocer
ninguna me ayudaba a sacarla, era como si con cada una de ellas todava me castigara ms suspir con
actitud triste como si as reconociera que lo que haca no era lo que quera, su ceo se frunci, su garganta
se haba vuelto a secar y volvi a tragar aquel nudo que tena all en forma de Julia y al que quera derrotar
definitivamente. Esta maana he entendido lo que necesito de Julia, porque la sigo teniendo ah presente,
porque he esperado una palabra suya, sigo pensando que ella es la madre de mi hijo, ella tiene el poder
sobre el sentimiento que me une a l, a un hijo que no tengo, que no sabe de m, un hijo que ante la
sociedad tiene un padre, ante mi corazn tiene en m una madre, ella me conoce, Teresa tiene razn, es
capaz de utilizarlo para volver a intentar estar conmigo, y pongo la mano en el fuego que lo lograra, que
yo caera en su juego, volvera a hundirme en el fango por mi hijo hizo una corta pausa y su voz se torno
nuevamente tierna y pausada, relajada y delirante para Esther. Pero esta maana cuando me he
despertado y t no estabas a mi lado, me he dado cuenta que en mi corazn no queda ni rastro de ella, por
un momento he pensado que te poda perder y me he dado cuenta que, ests ah que te has colado en l, has
borrado todo lo que siempre quise borrar y sola no pude, y ahora en este momento puedo decirte que Julia
lo fue todo, en pasado, un pasado que necesitaba gritar, porque mi presente y futuro eres t. T que has
entrado a mi vida como un cicln y no quiero que nada me impida ser feliz a tu lado, no quiero que una
duda entre nosotras pueda hacernos dao, quiero que sepas lo que Julia signific para m, un gran amor no
correspondido, lo s, pero fue mi gran amor, pero al mismo tiempo quiero que sepas que t eres lo que me
importa ahora, que t eres la mujer que quiero a mi lado, que siento como parte de m hizo otra pausa
para tomar aire y poder decirle con total rotundidad. Esther sabes que me cuesta decir te quiero, que me
cuesta entregar mi corazn y creer nuevamente en el amor que me haba prometido no hacerlo nunca
ms, pero t eres el amor personificado, eres la ternura y la pasin, eres la comprensin, me escuchas, me
ries, me haces mejor si estas a mi lado, me has enseado que son los celos, y ah me asust, porque yo
solo quera tu cuerpo y de repente cuando te vi con Carlos, lo quera todo, tu cuerpo, tu sonrisa para m, tus
besos solo mos, no soy celosa ni posesiva, ni siquiera con ella, pero t me muestras un lado diferente de
m, y como antes dije lo de Julia, ahora digo, quiero todo de ti Esther lo dijo como un susurr tan tmido
que inund brutalmente el espacio, al mismo tiempo que el sol iluminaba el cielo de la misma manera que
el corazn de Esther se haba iluminado con las palabras de Maca. Lo quiero porque te quiero a ti,
porque hoy me he dado cuenta que eres todo en m.
E_ Maca s que fue importante para ti, no puedo reprocharte nada, creo que es normal el proceso que
has pasado le hablaba con voz arrolladoramente tierna, suave, envolvindola en ese amor que le
mostraba da a da. Yo solo puedo decirte que te quiero, esta maana cuando miraba por la ventana a
Nsona abrazar a Zul, vea un brillo en sus ojos especial, ese brillo yo jams lo tuve Maca senta que el
nudo en la garganta se haba desecho, por fin, se senta liberada de Julia, y abraz con fuerza a esa mujer
toda dulzura que tena entre sus brazos. Eso es lo que t me provocas Maca, amor, ni siquiera saba que
tena tanto para dar, ni siquiera imaginaba que poda pasar toda una noche envuelta en el ms puro deseo,
para m era algo inimaginable, y sin embargo, contigo todo es fcil, contigo es vivir la vida al da, casi al
lmite, y eso lo vi esta maana, estaba en tus manos, si me hubieras dicho que queras volver con ella, creo
que la tristeza me hubiera matado, pero es tu decisin cario, no puedo obligarte a amarme si no es as.
M_ Eres maravillosa le oblig a darse la vuelta, Maca lloraba con esas pequeas y finas lagrimas de la
alegra y emocin. Realmente maravillosa
E_ T tambin le limpiaba las lagrimas con cario.
M_ No s a quien debo agradecer que ests aqu, pero te juro que lo hago todas las noches.
E_ Mi amor uni sus labios con suavidad, con cario, Maca respondi de igual manera al beso.
505
M_ Cario apoy su frente sobre la de Esther. Nunca pens que pudiera sentir esto creo que t me
ests enseando a amar de otra manera, y me siento muy feliz deca emocionada. Me siento
correspondida y eso, te juro que es la primera vez que me ocurre.
E_ Pues anda que t dio una carcajada divertida mientras ambas lloraban emocionadas de poder
reencontrarse, tras volverse a besar, a mirarse, a encontrarse, Esther le pregunt. Qu esperas de m
Maca?
M_ Espero que sigas siendo as, que me sonras todas las maanas, que sigas a mi lado, que seas t, t
misma no quiero que cambies nada por m, quiero que te muestres como eres Esther sonri entonces con
su voz sedosa le musit abriendo de par en par las puertas del corazn de la enfermera que la miraba
fijamente a los ojos. Quiero esa sonrisa todos los das de mi vida.
E_ Cario la abraz sintiendo como Maca la estrechaba fuerte entre sus brazos y le dejaba un beso en el
hombro.
M_ Qu esperas t de m? la separ mirndola a los ojos.
E_ Espero que seas as, sincera hasta en lo ms difcil que es abrir un corazn herido, dejarme entrar en tu
vida, espero que todos los das me llenes con esa sonrisa tuya que me derrite, y espero, que un da podamos
juntas llegar a Madrid, y si lo quieres y necesitas, luchemos por tu hijo, si lo decides, me tendrs a tu lado.
Aquellas palabras de Esther, lograron que Maca sintiera lo que era la felicidad, se volvieron a
abrazar a besar con lentitud, con esmero, con cario infinito y abrazadas, dejaron que el amanecer les
inundara para ser testigo de su felicidad.
Tras contemplar el final del amanecer, bajaron nuevamente a la cabaa, nuevamente se entregaron a
la pasin pero en aquel momento, quiz por la seguridad, por el amor que se haban confesado fue mucho
ms intenso, los besos, alcanzaban lugares que raramente quedaban sin explorar, los labios se reconocan y
jugaban con la intensidad, con el roce suave e intenso de sus lenguas que se anhelaban por igual, las
caricias se mostraban lentas, tiernas y apasionantes, abarcaban tanta piel como deseaban, caricias que
cuando tocaban los pechos se tornaban fieras, caricias que cuando llegaban al vientre volvan a ser suaves,
caricias que buscaban el centro del otro ser para inundarlo de placer. Y as, rendidas quedaron fundidas en
un abrazo durmiendo, olvidndose del mundo, olvidndose de todo excepto ese amor que les bombeaba en
el corazn.
E_ Maca el desayuno.
M_ Mmmm.
E_ Ve musitaba.
M_ Yo fui ayer, te toca a ti se acomod ms en la cama metindose en la sbana.
E_ Voy voy y mi ropa? pregunt rascndose la cabeza mientras bostezaba y se mostraba cansada.
M_ Ehhhh qu haces? le pregunt al notar que le quitaba la sbana.
E_ Voy que insisten y no s donde me dejaste la ropa deca musitando para que quien estuviera fuera no
pudiera escuchar su conversacin.
M_ Joder no tardes
E_ Shhh la mand callar. Se enroll la sbana al cuerpo desnudo y abri, al ver quien haba all
esperando sonri. Hola!
T_ Jess, Mara y Jos dijo a modo de sorpresa al ver su cara.
E_ Cundo has llegado?
T_ Esta maana cmo lo vas a coger? le seal la bandeja.
E_ Puedes pasarla t?, es que pona gesto de circunstancias.
T_ Ya ya me hago cargo.
E_ No mires, Maca est desnuda le susurr bajito.
506
T_ Bueno! hizo de su gesto un verdadero escndalo.
E_ Cmo te ha ido? le pregunt bajito porque Maca que dorma de lado sin que se viera nada de su
cuerpo desnudo no la despertara.
T_ No del todo bien, pero ya se ver.
E_ Ah! pareci no entender sus palabras.
T_ Os doy una hora para desayunar y os vais a la ducha que hizo una seal en su nariz como de que la
cabaa ola.
E_ Vale se puso colorada sin poderlo remediar.
T_ Y te voy a decir una cosa Esther, tienes muy mala cara.
E_ No he dormido mucho se defendi.
T_ Esther el sexo adelgaza te lo advierto le dijo una vez fuera de la cabaa apuntndola con su dedo
ndice.
E_ Me quiero quedar en los huesos si es as Teresa, nunca haba vivido algo tan tan tan ay!
suspir y cerr la puerta con cara de enamorada total.
T_ Por los Clavos de Cristo! susurr impactada por la declaracin.
Dentro, despus de dar un buen trago de zumo y un bocado a un pedazo de coco, se acerc mirando
a una Maca que dorma rendida, nunca la haba visto as, era consciente que se haba quitado un buen peso
de encima, apoy una pierna sobre la cama y le acarici el brazo con ternura.
M_ Te echo de menos.
E_ Y yo mi vida.
M_ Ven un poco ms se gir abriendo los brazos y fue como una invitacin irresistible a la que no quiso
resistirse. Se refugi entre ellos, sobre el pecho que se haba enfriado de Maca. Te echaba de menos
E_ Creo que voy a tener que hacer algo te has quedado helada le acariciaba el pecho derecho.
M_ Si es que no tienes conciencia en abandonarme le acariciaba a su vez la espalda.
E_ Soy mala.
M_ Mucho.
E_ Me perdonas?
M_ Te lo vas a tener que ganar.
E_ Teresa me ha dicho que el sexo adelgaza.
M_ Ya ha vuelto? le pregunt abriendo los ojos.
E_ S.
M_ Que extrao dnde habr ido? pregunt con cierto misterio.
E_ Con el novio, no tena cara desde luego.
M_ Ya te dije se quedo con nosotras.
E_ Y dnde crees que habr ido?
M_ Ni idea, bueno viene Navidad, igual ha ido a tratar de conseguir algo de tela para las fiestas.
E_ T crees?, no nos sirven los liputas que tenemos? apoy su barbilla sobre su pecho.
M_ Uf, si te lo pones, te aseguro que me da algo si no te tengo antes, me debes dejar muy saciada para no
echarme a tu cuello Esther dio una carcajada, Maca la mir y acarici lentamente su cara. Me encanta
verte rer.
E_ T me haces rer, creo que ms que en toda mi vida la bes con suavidad.
M_ Me alegro.
E_ Te quiero la bes como si supiera que a Maca le costaba decirlo y de esa manera se lo pona ms
fcil.
M_ Esther la abraz fuertemente.
507
En la cabaa de Vilches, Teresa caminaba de lado a lado un tanto nerviosa mientras se frotaba las
manos, hablaba sin parar mientras l coma sin abrir la boca ms que para masticar las masas que hacan
las mujeres en forma de bollo. Cuando termin de hablar, Vilches termin de comer, entonces la mir con
gesto serio, muy serio.
V_ Y qu esperabas?
T_ Otra cosa, algo de entendimiento.
V_ No lo vas a lograr.
T_ Y qu vamos a hacer?
V_ Esperar elev los hombros.
T_ Ahora, justo ahora!
V_ Teresa me duele la cabeza no has parado de hablar desde que has entrado, ests histrica con este
tema, has hecho ms de lo que debas, y yo har igual, punto, as que reljate no me alteres mi retiro
forzoso que ya me tiene hasta los mismsimos.
T_ De momento no habis desarrollado nada, creo que podramos rebajar los das no?
V_ Creo que s, porque me voy a volver loco.
T_ Bueno clmate que hoy te va a llamar Cruz.
V_ Por eso Teresa porque si estoy trabajando no pienso en otra cosa, pero si la oigo, hablo con ella y me
vengo aqu me pongo muy mal.
T_ No tenis remedio.
V_ Y eso? la mir enarcando una ceja.
T_ Pues eso porque las otras dos estn igual, van a quedarse en los huesos.
V_ Sers mal pensada le respondi ofendido entrecerrando los ojos.
T_ Piensa mal y acertars.
Haban terminado el desayuno, Esther le haba contado como Teresa les haba dejado avisado que en
una hora estara por ellas, as que tuvieron que frenar la pasin y comenzaron a conocerse algo mejor, a la
pregunta de una la otra contestaba.
Aquel comentario ms el baile de Mona, fue una buena excusa para rerse muy a gusto las tres,
empezando por Teresa que se tuvo que juntar las piernas en seal que de lo contrario se hacia pipi. La
primera en ducharse fue Esther, hicieron el mismo ritual de la ropa, se meti en la ducha y comenz a
cantar.
Y as siguieron hasta que Esther dio por finalizada la ducha, Mona los coros, y Teresa el martirio.
Esther sali en su nube particular, cogi de la mano a Mona y se fue a la cabaa, Teresa se qued all de
piedra al ver el estado en el que se marchaba, y tras el espectculo vivido, no lograba reponerse del todo.
Entonces entr Maca, se desnud sin decirle palabra y sin ms se meti en la ducha.
509
M_ Ve que no me voy a escapar te lo aseguro le deca gritando. Nsona, bonso nge kele? (Nsona como
ests).
Ns_ Mwasi Maca, kele mbote. Ti nge? (Maca, estoy bien.Y t?) le dijo con una sonrisa amplia y feliz.
M_ Mono kele na monikaka (Estoy en la luna) le deca demostrando su felicidad, frase que dedicaban
cuando alguien era feliz, realmente feliz.
Ns_ Me alegro dijo sin esconder su alegra sincera.
M_ Melesi Nsona.
Ns_ Esther kele Mwasi sambu na (Esther es la mujer para ti). Mbata Mwasi.
M_ Mbata le dijo mientras pensaba aquellas palabras de Nsona, sonri y susurr. Si, Esther es la
mujer que necesitaba, si.
Cuando Teresa llam a la puerta de la cabaa, Maca ya estaba all contndole la conversacin que
haba mantenido con Nsona, Esther sonrea feliz de ver que a todos les pareca tan bien su relacin.
Asombrada por un lado por la facilidad con que todos admitan aquello, se supona que en el tercer mundo,
que para ella en ese aspecto superaba al supuesto primer mundo y sus prejuicios.
M_ Pasa Teresa.
T_ Esther ven, es tu madre.
E_ Mi madre?
T_ Eso ha dicho, toma, ponte la mascarilla.
M_ Vamos Teresa!
T_ No quiero riesgos.
E_ Ahora vuelvo mi amor.
M_ No tardes le lanz un besito.
T_ Mi amor no tardes madre ma cuanta tontera! deca burlndose pero encantada de ser testigo de
aquel amor.
M_ Teresa podrs venir un momento mientras Esther habla?
T_ Claro cario le sonri.
M_ Gracias. Ay! suspiro hondo muy hondo, hondsimo de amor.
La acompa hasta la radio, para Esther ir caminando por la aldea sin poder acercarse a nadie era un
palo, salud a los nios con su amplia sonrisa, Nmaba salud porque su perro le toc con la pata y saba
que alguien haba, su nieto le dijo que era Esther.
All la dej y sali a paso ligero hacia la cabaa, sonri al ver como los nios jugaban con su rota
pelota, gritaban y hacan los bailes que haban visto a las dos mwasis, Maca rea abiertamente tras la
ventana, reconoca aquel movimiento en Esther y record aquel partido de ftbol que tanto le haba
gustado. Suspir algo asustada.
Al rato lleg Esther con gesto tranquilo, la charla con su madre haba sido muy amena, al llegar a la
cabaa se qued un rato Teresa hablando con ellas, contndoles cosas de la aldea, como Massamba haba
dicho que Ngouabi estaba preparado para salir de all, para ser un hombre, como Zul le haba aconsejado
al muchacho que al igual que Massamba le dijo, esperara un poco ms de tiempo y que a poder ser, fuera
llevado por algn camin de Mdicos Sin Fronteras. Sobre Lula y sus pasos hacia Massamba, pareca que
la muchacha iba perdiendo el miedo y repulsin que le haba quedado por los hombres despus de su
experiencia, como Yildas y Sissou tambin se acercaban poco a poco, como los nios preguntaban por las
mwasis y pedan jugar al ftbol con ellas, como Zambi, Dib y Laobi, queran darle una sorpresa a Zul por
ser nuevamente padre, y como ella y Nmaba, hablaban de aquellas dos mujeres que tanto se queran.
Ambas sonrean ante el enorme cario y dulzura que exista en la aldea, en lo mucho que las respetaban y
las queran.
E_ Y Vilches?
T_ Ni me lo nombres, me tiene contenta.
M_ Paciencia Teresa ya sabes que l es como un len, enjaulado se vuelve insoportable.
T_ Me lo dirs a m. Bueno pues me retiro a descansar y a preparar la cena.
M_ Vale.
E_ Nos vas a traer algo rico? la mir sonriente.
T_ No s me lo pensar. Hasta luego.
M_ Bueno ya empezaba a plantearme la idea de echarla se acerc a ella abrazndola por detrs
mientras la meca suavemente y Esther se dejaba mecer.
E_ Pobrecilla.
M_ Todo bien con tu madre?
E_ Bueno, en su lnea distante, pero bien. Le he hablado de ti sonri.
M_ De m?
E_ S, bueno no le he dicho la verdad creo que le dara un pasmo.
M_ Vaya Esther se gir entonces mirndola. Lo siento.
511
E_ Yo no, el da que se lo diga, lo har con la cabeza muy alta, si quiere bien, si no, pues peor para ella
porque se queda sin conocer a una nuera espectacular.
M_ En eso tienes toda la razn la bes en la frente. No va a tener una nuera mejor que yo.
E_ Por supuesto. Creda por favor! dijo finalmente explotando en una carcajada ante el gesto y el guio
de Maca.
M_ Ya sabes que si. Bueno y a ver que le apetece a hacer a mi peque? le besaba con suavidad.
E_ Descansar, tengo agujetas cario le rea. Y podramos aprovechar para aprender algo de kikongo.
M_ De acuerdo. Luego nge ti mono kuyongana.
E_ Espera espera eso me lo dijiste una vez.
M_ Inga kuanwa (si cario).
E_ Eso no vale eso no vale
M_ Nswalu mono kele yanwu le susurr al odo.
E_ Dios dios dime el significado ya?, no seas bruja no seas mala Maca ella se mora de risa.
M_ No seora lo tienes que aprender.
As pasaron un buen rato, Maca impresionada por la hoja de clculo de Esther, le encantaba su
pulcritud para el trabajo, y no solo como enfermera, se daba cuenta que para todo era tan recta como para
su trabajo. Finalmente descifr la frase de Maca que se rea abiertamente.
En la hora de la cena, Esther not que Maca estaba algo nerviosa, le haba hecho vestirse con la poca
ropa que pas, y ella misma se haba puesto un conjunto pantaln y casaca negro que le quedaba de
muerte. Cuando sonaron los golpes caractersticos, Maca le hizo sentarse en la silla.
M_ No te muevas.
E_ Vale sonri algo nerviosa de verla a ella.
M_ Pasa.
T_ Buenas noches entraron Teresa y Sissou que se quedo fuera dejndole la bandeja a Maca que le gui
un ojo. Aqu est vuestra cena.
E_ Dios!, y esto? le pregunt ponindose en pie y ayudndole.
T_ Maca dijo cena especial aqu est cena especial.
E_ Ah si? la miraba con una sonrisa divertida mientras Maca dejaba la otra bandeja sobre la mesa.
M_ Estooooo si sonri feliz.
E_ Te quedas Teresa?
T_ Pues no lo s elev los hombros divertida mirando a Maca.
M_ No, no se queda.
512
E_ No entiendo nada y me ests poniendo nerviosa le sonri.
T_ Puedo decir algo? levant el dedo Maca asinti. A m tambin.
M_ Me encanta poner nerviosa a las dos mujeres que ms quiero.
T_ Mira que bien.
E_ Es un bicho sin remedio Teresa.
M_ Bueno a ver a lo que iba, ven Esther le tom la mano y se planto delante de Teresa. Suspir
profundamente mientras las velas jugueteaban con la luces en la cabaa haciendo un entorno repleto de
romanticismo. Quera que Teresa estuviera presente, porque como veo que andas floja de memoria
Esther sonri cogindole la mano nerviosa mientras Maca sacaba de uno de sus anchos bolsillos una flor
igual a la que le dej sobre la cama, se la puso en la oreja apartando el pelo, le daba una luminosidad a
Esther que Teresa admir de igual manera que lo estaba haciendo Maca. Eres la persona ms importante
de mi vida, te lo dije no s a quien debo dar gracias por tenerte a mi lado, por aparecer con esa arrebatadora
sonrisa que me ha conquistado desde el primer da, s que no va a ser fcil porque en lugar donde estamos
no lo es, pero quiero que lo seas todo para m, por eso Esther Garca hizo una pequea reverencia, Teresa
las miraba con emocin. Aqu delante de Teresa como testigo de mi gran amor por ti, te digo, quieres
casarte conmigo?
Hubo silencio, tanto que se escucharon los golpeteos de los tres corazones, el de Teresa emocionado
al ver a Maca recuperada siendo la misma de siempre, el de Maca ansioso por la respuesta y el de Esther
sorprendido, halagado y enormemente, feliz.
E_ Puedes repetirlo?
M_ Quieres casarte con esta mujer que te adora? le deca con sus dedos entrelazados y una sonrisa
maravillosa en su cara.
E_ S quiero, claro que quiero, claro qu quiero!
Se fundieron en un abrazo, un beso de pasin, unas lagrimas emocionadas rodando por las mejillas
de ambas, y una mirada repleta de felicidad por parte de Teresa, una mirada que al mismo tiempo, trataba
de esconder el miedo que senta en ese momento.
Al separarse, Esther la mir un poco sorprendida, Maca lo haca divertida, Teresa carraspe como
queriendo participar de aquella buena noticia que la llenaba de satisfaccin por ambas.
E_ Espera un momento le dijo de pronto a Maca frunciendo el ceo, gesto que borr la risa de Teresa.
T_ Ya vers t, al final no se me casa pensaba con una mano puesta en la cadera.
M_ Qu pasa? la miraba divertida sin poder dejar de sonrer.
E_ Cmo me voy a casar contigo sin antes haber sido tu novia? la miraba muy seria. Se van a pensar
que estoy embarazada.
T_ Mira que eres burra! dijo sin poder callarse apartando a Maca y abrazndola con cario, durante el
abrazo, le susurr. Gracias.
M_ No te pases Teresa que ests tocando mucho.
T_ No s cuando yo digo que sois tal para cual, es que lo sois bes a Maca sonriendo. Que emocin
madre!, menuda boda vamos a hacer. Por fin puedo colocarte!
M_ Pero como puedes decir eso con lo mona que soy? le deca entrecerrando los ojos como si se
ofendiera ante su comentario recibiendo la mueca de burla por parte de Teresa.
E_ Puedo preguntar algo?
M_ Claro mi amor, puedes preguntar todo lo que quieras meti su dedito juguetn en el escote de Esther
que la apart sonriente, llevndose Maca el codazo de Teresa ante su accin delante suya. Au!
T_ Las manos quietas en mi presencia.
513
E_ A ver, yo he visto bodas por rituales rarsimos, espero que no sea ese ritual de ir con una faldita nada
ms enarcaba las cejas.
T_ Crees que sta te dejara ir as? le pregunt con sarcasmo.
M_ Un respeto eh Teresa?
T_ No Esther, de hecho es la segunda boda que vamos a hacer.
M_ Es cierto, la primera fue Zul y Nsona sonri al recordarlo.
T_ Y nos lo pasamos muy bien.
M_ Es cierto, menudo pedo pill sonri recordando que Zambi y ella se pasaron con la bebida y
acabaron metidos en el bebedero para los animales que tenan por aquel entonces.
T_ No me lo recuerdes.
E_ Pero me lo vais a contar? preguntaba divertida de verlas como si fueran Tip y Coll debatiendo.
Vaya pareja!
T_ Yo hago la boda.
E_ T?
T_ Anda claro, para algo me ha de servir ser la ms vieja del lugar no?
M_ Tenemos que preparar los vestidos.
T_ Sobraron telas, no hay problema.
M_ Me niego a que Esther se haga un modelito como el liputa, o, os aseguro que no respondo le deca
muy seria.
T_ Calla, calla deca hacindose la escandalizada.
E_ Tanto discutir en Espaa la ley de matrimonios homosexuales, y llego a la Selva y en un santiamn me
casan.
M_ Pero antes tengo que aclararte algo la cogi de la cintura omitiendo el carraspeo de Teresa.
Aqu no hay divorcio.
E_ No? no poda evitar esa sonrisa juguetona, divertida y alegre que le provocaba Maca cuando se
pona en ese plan divertido.
M_ No.
T_ Nada, lo que yo diga, como dos cencerros. As que os dejo con vuestros preparativos, dos padrinos por
cada una.
E_ Puede ser Mona?, s que le hara mucho ilusin le pregunt sacando la cabeza un poco por fuera de
la figura de Maca.
T_ Me lo tema se march mascullando sin cesar.
M_ La vamos a volver loca rea.
E_ Maca la miraba fijamente con sus ojos repletos de amor, un amor verdadero y nico.
M_ Dime cario la miraba con su misma devocin.
E_ Si esto es un sueo no me dejes despertar.
M_ No lo es te lo aseguro, es ms te lo voy a demostrar.
Sus manos se colaron por debajo de su blusa rozando suavemente su piel, mientras Maca se morda
el labio inferior mirndola fijamente, cuando vio que Esther cerraba los ojos y haca lo mismo con sus
manos buscando la piel de la Pediatra, le musit.
M_ Sueas?
E_ No
M_ Me alegro se inclin lentamente atrapando sus labios. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida,
Esther.
E_ T tambin, te lo aseguro se abrazaron y al hacerlo vio la cena sobre la mesa. Esto esto que
digo yo que
M_ Tienes hambre confirm.
514
E_ Si sonri tan feliz que arrastr la misma sonrisa en los labios de Maca.
Mientras ellas cenaban, Teresa volva a reunirse con Vilches, el hombre la miraba serio, si momentos
antes haba sido una fiera enjaulada caminando de lado a lado, nerviosa y con cara de susto, en ese
momento hacia lo mismo pero con una felicidad que a Vilches le asustaba.
T_ Imagnate!, nuestra Maca casada no me lo puedo creer, todo ha sido tan rpido.
V_ No estar embarazada, verdad? le dijo muy serio.
T_ Ay Vilches! protest de mala gana. No hagas bromas.
V_ Debo reconocer que cuando quiere es inteligente y rpida.
T_ Est enamorada de verdad, no haba visto yo esos ojos as ni con Julia.
V_ Es que mi Esther es mucha Esther.
T_ Si, la verdad que es un cielo de chica y espero que todo les vaya muy bien.
V_ Tranquila, lo intentaremos.
T_ No s como va a tomar lo que le viene.
V_ Pues como siempre, con tranquilidad.
T_ Ya pero ahora no es lo mismo, ahora si la mandan a Madrid, sera en el peor momento deca con la
intranquilidad manifiesta en su rostro, con las manos apretadas y el andar nervioso.
V_ Bueno, no nos vamos a poner histricos, ni perder el norte, que bastante lo hemos perdido ya.
T_ Qu guapas van a estar!; les pienso hacer el mejor vestido de toda la Selva.
V_ Teresa eso no tiene ningn mrito! reneg con gesto amargo.
T_ Mira Vilches!, bah no te digo nada para qu?
V_ Joder pues llevas una hora que no has parado, me ests maltratando psicolgicamente.
T_ Tendrs queja! abri mucho los ojos. Bueno a ti te voy a hacer un traje que con la cmara de fotos
de Esther vamos a alucinar a Cruz.
V_ A m me dejas tranquilo, ya sabes que esas cosas no me gustan.
T_ Eres un desaborio.
La noche lleg como tantas otras envuelta en lluvia, tras darse el festn de la cena, donde las
carcajadas y susurros combinaron la velada, con caricias lentas en sus manos, entre sus dedos. Una vez
finalizaron decidieron subirse a su refugio con la manta bien abrigadas y bajo una pequea repisa de
madera que Zul le haba hecho para refugiarse de la lluvia, a disfrutar de la noche, estaban abrazadas
medio dormidas saboreando ese olor caracterstico de la lluvia y la hierba mojada.
En aquel momento ambas se entregaban bajo la luz de la luna, recibiendo el agua de la lluvia sobre
sus cuerpos, era una sensacin nueva para ambas, aadido al deseo, se encontraban con la belleza del
entorno, con sus suspiros mezclados por los cantos de los animales, con el sonido de la lluvia como
compaera en la danza del placer, y es que para ellas amarse era lo principal, el motivo que a las dos les
haba ayudado a superar sentimientos y miedos anclados en su interior.
Una vez secadas, y relajadas en la cama, Esther abrazaba el cuerpo de Maca, si algo tenan era que
las dos necesitaban abrazar y se abrazadas por igual, lo saban y desde la primera noche siguieron siendo
una, no importaba quien abrazara pero siempre una y despus la otra dando y recibiendo por igual. Esther
dormitaba relajada como siempre que acababan de amarse, Maca aferrada a la mano de su futura mujer, no
poda evitar una lagrima recorriendo su rostro.
516
E_ No te parece una perdida estpida de tiempo, Maca no te parece que perdemos el tiempo nuestro
tiempo?, un tiempo que no volver Maca la miraba seria. Dime, no te parece que esta manera de
llevar lo que sentimos es una verdadera lastima perderla?, sin luchar
M_ Creo que es tarde ya Esther me voy a la cama.
E_ Siempre huyes cuando debes afrontar algo, te da miedo.
M_ Esther.
E_ Maca tienes miedo a ser feliz, no te das cuenta?, por eso no luchar por poder ver a quien es tu hijo, por
eso prefieres no verlo, pierdes el tiempo en lamentaciones pero no afrontas la vida, tienes miedo Maca,
miedo a ser feliz.
Durante la noche, en aquella cabaa, se escap alguna caricia, algn beso tierno, buscar ese otro
cuerpo, abrazarse ms, an dormidas buscarse y encontrarse les daba la misma paz que cuando lo hacan
despiertas. Soaban sueos parecidos, y lo que en un principio fue un encierro, se haba vuelto en un
maravilloso encierro entre las paredes del amor, entre las luces y sombras de las velas, o en la oscuridad
que antes transformaba pesadillas, y miedos haban aprendido a que ya forman una sola, que las manos si
buscaban encontraban, que si las bocas necesitaban tenan, que si el miedo las alcanzaba, al lado tenan la
calma. Y aquella noche no fue diferente a las anteriores, fue una ms, una noche ms dedicada al amor.
Suspiros, susurros repletos de pasin, susurros repletos de ternura, caricias lentas, caricias abrasadoras,
sudor, gemidos, besos tiernos y frenticos, amor infinito amor.
Los rayos del sol luchaban con las cortinas para poder entrar a alumbrarlas en su despertar, para
poder participar en aquella cabaa de igual modo que lo hacan los rayos de la luna, y es que, pareca que
ambos astros se haban aliado con ellas y las envolvan de luz para que nunca ms ninguna tuviera la
oscuridad en sus vidas. Y cuando aquel rayo gan la partida a la cortina, lleg hasta el rostro de Maca,
desnuda abrazaba el cuerpo de Esther que dorma boca abajo con las manos escondidas debajo de su
almohada, la sbana las tapaba de forma anrquica y cuando abri el ojo con esfuerzo se encontr con la
visin maravillosa de aquella mujer que tantas emociones le estaba provocando. Era imposible no
acariciarla, no poda aguantarse las ganas de abrazarla, besarla, pareca que nunca tena suficiente, era un
deseo enfermizo que le gustaba sentir, que tena una respuesta como nunca antes nadie le dio, se senta
querida por Esther, respetada, la saciaba de amor, y eso provocaba en ella esa sensacin de haber superado
tantas cosas de un solo golpe, sentimientos y miedos que pens nunca superara, sin embargo, ah estaba la
mujer que haba logrado derrumbar todas y cada una de sus razones para no volver a creer en el amor, en
ese momento no solo crea en l, sino, notaba lo mucho que lo necesitaba, con esa sonrisa que le provocaba
verla, tenerla, adorarla comenz a pasear su dedo por el medio de la espalda desnuda de su compaera
provocando un gemido placentero pero lejano, muy lejano que le haca entender que estaba por los mundos
de los sueos, mientras, se preguntaba si en ese mundo ella tambin sera protagonista como lo era la
enfermera en los suyos, y lo era desde haca ms tiempo del que quiz hasta la propia Esther poda
imaginar, comenz a soar con ella al poco de estar all, y fue as como fue luchando contra su interior, en
los sueos fue desbancando a la otra, a la que le haba matado el amor. Se levant un poco para
acomodarse sobre ella y comenzar a besar el cuerpo desnudo que pareca invitarla a ello, pero cuando
empez, unas voces la detuvieron.
517
M_ Cuando abras tus ojos, y la luz del sol te ilumine, vers a tu lado el motivo para seguir viva, cuando
llegue la luna y vayas a dormir, invocaras a los dioses para agradecer que siga ah, la vida os llevar de la
mano por caminos sinuosos, pero la paz de vuestro corazn, har que viva siempre el amor
E_ Uf! resopl emocionada. Que bonito.
M_ Si la mir con sus ojos repletos de ternura y cario. Como t.
E_ Maca la abraz fuertemente mientras las voces de las mujeres les llegaban desde fuera.
M_ Vstete corre, ya veras le sonrea.
Se vistieron con la misma ropa que la noche anterior, sonrean felices y Maca que saba lo que iba a
encontrarse, la miraba repleta de ilusin y emocin, quera que Esther fuera feliz por encima de todo, y
aquello conocindola saba que la iba a hacer inmensamente feliz.
Salieron y al abrir la puerta, vieron como los escalones de la cabaa estaban repletos de flores y
hierba rabiosamente verde, mientras las mujeres dejaban unas vasijas con un lquido, como les sonrean y
segn la tradicin les dejaban races y dos collares hechos de madera de rbol. Ambas miraban los
presentes realmente sorprendidas, no esperaban algo as, mientras la cancin segua sonando en las voces
de las mujeres encabezadas por Nmaba.
E_ Que fuerte.
M_ Si, es la tradicin nos dejan flores para ambientar nuestras almas, as como aloe vera sacado
directamente de la planta para rociar nuestro cuerpo y que ahuyente los malos espritus, races de fruta para
que tengamos hijos sanos sonri. Y esos dos collares tallados de madera, significan que nuestro amor
perdurar como lo hacen los rboles en el tiempo.
E_ Estoy asombrada te lo juro, no s ni que decir sonrea a las mujeres.
M_ Con tu sonrisa se lo has dicho todo.
E_ Melesi les dijo emocionada mientras las mujeres seguan bajando la voz y cantando junto a una
Teresa que las miraba orgullosa de aquel matrimonio, de aquella pareja que iba a ser especial para ellas,
dos hijas, si, dos hijas. Achus!
M_ No me digas que te has constipado! la mir sonriendo.
E_ No creo ser alergia.
M_ Melesi mwasis les dio sonriendo.
Muj_ Yayi ikele beto ebo sambu na beno kudivuluta (Aqu est nuestra ofrenda para vuestra felicidad).
T_ A partir de ahora, guardis compromiso la una con la otra, el primer da cuando nazca el sol despus de
vuestro retiro, cada una estar en su cabaa, con ltimos rayos del sol, se har oficialmente vuestra boda.
Nde na Ngulusi ya beno tendila tuka bubu, na nki ntangu ti na monikaka, (que el seor os proteja desde
hoy, con el sol y la luna)
Muj_ Nde na Ngulusi ya beno.
MyE_ Melesi dijeron a la vez cogidas de la mano.
E_ Achus.
Las mujeres se marcharon sonrientes, mientras Maca miraba fijamente a Esther, que graciosamente
elev los hombros preguntndole la frase de Teresa que quera decir, Maca comenz a traducirle y decirle
lo que pasara el da de la boda, Esther escuchaba atenta, maravillada de aquel mundo, que dentro de la
desgracia sacaba fuerzas para crear en la tenebrosidad del vivir da a da, una alegra que inundaba todo y
lo llenaba de luz.
518
M_ Jajajajaja dio una carcajada que reson en toda la cabaa y sorprendiendo a Esther la empuj hasta
la cama, sta cay abriendo sus piernas dejndole el hueco necesario para que Maca se acomodar. Creo
que este encierro te est haciendo peor que yo.
E_ Eso es imposible le dijo sonriendo mientras buscaba sus labios y Maca los retiraba.
M_ No, en ti ha sido muy posible fue a besarla pero Esther tambin saba jugar y le retir la boca.
Con que esas tenemos, eh!
E_ Aprendo rpido.
M_ Desde luego, pero yo soy la mejor no lo olvides entonces le cogi por sorpresa de los brazos
echndolos hacia tras y as llegando a su boca con total libertad, una vez besada, indagada en su interior, la
mir con ojos seductores y le musit tocando con su nariz la suya. Lo ves.
T_ Vamos vamos. vamos entraba Teresa haciendo que ambas de un salto se pusieran en pie.
M_ Joder Teresa no sabes llamar!
E_ A qu me recuerda eso? puso su mano en la barbilla llevndose la mirada de ria de Maca.
T_ Hoy tengo muchas cosas que hacer, as que aligerar.
E_ Oye Teresa se levant corriendo a por su desayuno dejando a Maca en la cama sentada mientras
cerraba los ojos y negaba con la cabeza. Que sepas que me ha encantado lo que habis hecho.
T_ Esto no es nada, te aseguro que te queda mucho por sorprenderte.
M_ A m eso de separarnos otra vez no me gusta nada le deca con el ceo fruncido mientras llegaba
hasta la mesa.
T_ T a callar le dijo sin contemplaciones. Y a la ducha que no tengo todo el da.
M_ Yo?
T_ S, t, Esther est comiendo y tiene que recuperarse.
E_ Achs!
T_ Jess hija jess.
M_ Eso te pasa por dormir con el culo al aire le dijo muy seria mientras se daba la vuelta.
E_ Maca! la ri pero con esa sonrisa tan maravillosa que la descolocaba.
T_ Seor seor! repeta saliendo de la cabaa.
M_ La tienes escandalizada Esther, y eso que no sabe como me pones le susurr en el odo mientras le
acariciaba con la punta de su lengua el lbulo.
E_ Ahhhhhhhhhhh suspiraba guturalmente mientras morda su masa de pan.
M_ Vuelvo en seguida le gui el ojo. Au.
E_ Eso por ponerme y dejarme le dijo tras pegarle una palmada en el culo.
M_ Mala.
Al salir, Teresa la esperaba con los brazos cruzados, ella le sonri, siguieron con el ritual de siempre,
ropa desinfectada, mientras Maca se aseaba, una vez sali, cuando Teresa iba a salir de all, Maca la llam.
Cuando le lleg el turno a Esther, Maca entr y le dijo con su sonrisa boba de verla, que Teresa la
esperaba, antes de salir, Esther se colg de su cuello y comenz a besarla, pequeos besos continuados en
los labios mientras le deca con voz entregada, agudizada por el deseo.
520
M_ Eres muy mala, ahora te vas y me dejas con este fuego musit con su voz embriagada por ese deseo,
con sus ojos abrasando los de la enfermera que sonrea feliz, mientras Esther posaba sus manos en el
trasero, apretando fuerte, muy fuerte acompaando al gesto de sus manos una mueca de pasin. Esther
E_ Pues mantenlo, por tu bien le gui un ojo graciosamente mientras la segua besando sin cesar.
Mantenlo.
T_ Esther! la llam desde la esquina.
E_ Ya voy es que Maca no me deja salir dijo con una amplia sonrisa y antes de irse le sac la
lengua divertida.
M_ Sers bicho le dijo atnita mientras la vea salir corriendo hacia la ducha, cerr la puerta y suspir
con el amor latiendo en su pecho. Esther
E_ Lo siento, lo siento deca como una nia pequea al llegar juntando sus manos sobre el pecho.
T_ Les dije a las chicas que nada de loe, pero ellas dijeron que es la tradicin as que usar tapones le
deca mientras la vea como con una sonrisa traviesa se quitaba las zapatillas.
E_ Qu quieres decir? se desnudaba echando la ropa en el desinfectante.
T_ Nada nada
E_ Oye Teresa le dijo desde dentro de la ducha. Mi madre dice que lo mand, no debe de tardar en
llegar, as que si llega antes de la boda lo guardas todo para Noche Buena.
T_ No te preocupes.
E_ Tengo unas ganas se mostraba ilusionada.
T_ Ya lo s oye Esther, creo que no te lo he dicho, gracias por devolver a Maca la ilusin de amar, creo
que nunca nadie la ha tratado como t y eso a m me llena de alegra y satisfaccin, creo que Maca mereca
alguien como t.
E_ Cmo yo? sac la cabeza abriendo un poco la puerta. He descubierto muchas cosas Teresa, hemos
cambiado mucho las dos.
T_ Cierto le sonri.
E_ Quiero pensar como ella me ha enseado, pensar en el da, sin mirar maana, pero en toda mi vida
Teresa, en toda te lo aseguro movi su cabeza lentamente cerrando los ojos para hacer ms fuertes y
ciertas sus palabras, me haba sentido as, ella es especial, me hace sentir especial, s que Julia sigue ah
agazapada, pero sabes qu?, no me importa Teresa la mir entre admirndola y al mismo
tiempo desconcertndola por su actitud hacia Julia. S Teresa, no me importa, amo a Maca y el tiempo
dir si consigo que solo piense en m, si habr conseguido eso que t dices, devolverle la ilusin de ser
amada.
T_ No puedo saber cual es su interior Esther, pero creo que la conozco lo suficiente como para tener muy
clara su eleccin y decisin que ha tomado.
E_ En la distancia Teresa le dijo entrando nuevamente en la ducha.
El silencio se hizo entre ambas, los pjaros llenaron con sonidos suaves el momento en que Esther
abri el grifo y se enjuag, Teresa remova la ropa en la vasija, sus ojos se haban centrado en el remolino
que el agua haca. Quera descifrar las palabras de Esther, sin duda, haba sido sincera. Al verla salir y
secarse la mir como esperando que continuara sin realmente ser consciente de la verdad que les esperaba.
E_ Tiene que llegar el da en que Julia de una u otra manera aparezca en la vida de Maca nuevamente,
entonces sabr si realmente es lo que parece, que esta enamorada de m, hasta hoy te puedo asegurar que
creo firmemente que s, de igual manera que yo lo estoy de ella, creo que es innegable que nos gustamos,
estamos bien juntas, nos gusta trabajar juntas, nos saltamos las reglas juntas le dijo con una sonrisa y
Teresa sinti ese pellizco en su corazn que lo demostr con una mueca en su barbilla. S que el
fantasma de Julia no puede desaparecer hasta que Maca la enfrente, yo solo puedo hacer lo que hago, darle
todo mi amor, porque nunca me haba enamorado de nadie como lo he hecho de ella nadie me haba
hecho tan feliz y me haba hecho sentirme tan importante como lo hace ella. Cuando salgamos de este
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encierro, el da a da, los problemas, entonces ser cuando de verdad ambas podamos darnos cuenta del
amor que sentimos.
T_ En eso tienes razn.
E_ S que sentimos mucho amor Teresa, lo s.
T_ Maca es una mujer increble, a veces un poco ermitaa pero siempre con la verdad por delante, ella se
ha abierto a ti en el corazn.
E_ Lo s.
T_ Y eso no lo haba vuelto a hacer con nadie, y lo ms importante! Esther la mir con el gesto relajado
de sentirse feliz y querida. Ha pensado en ti para formar una familia, esto de la boda que puede parecer
algo bueno hasta cierto punto divertido para ella s que es importante, lo hace aqu en frica porque
frica es parte de su corazn, y con ello te est diciendo que te quiere.
E_ Gracias Teresa.
T_ No tengas dudas, eres una mujer inteligente que ha sabido ir quitando la armadura de su corazn, hasta
que te lo ha entregado, ahora slo tienes que alimentar ese amor, como una planta, regarla todos los das,
cortar las hojas que pueden daarla, esas hojas pueden llamarse Julia, pero te aseguro Esther, que Maca se
ha dado a ti, est en tus manos, y yo me alegro que est en tus manos, porque solo t puedes hacerla
renacer como la flor que un da fue.
E_ La quiero Teresa la mir fijamente a los ojos. La adoro, la amo es lo ms importante que tengo
en la vida.
T_ Rezo para que esa vida conjunta sea larga y duradera.
E_ Gracias por cuidarla.
T_ Ahora es tiempo que la cuides t se abrazaron con fuerza, esa fuerza que da el cario mutuo. Maca
va a ser tu mujer
E_ Y qu mujer! exclam sonriendo.
T_ Bueno t no te quedas atrs le hizo una seal para que se acercara hasta tenerla cerca y susurrarle
. Me he enterado que eres un volcn.
E_ Qu! exclam ponindose colorada sin remedio ante la carcajada de Teresa que por fin pareca feliz
al saber lo que ambas sentan que no era otra cosa que amor sincero. Eso te ha dicho?
T_ Si asinti con un juego divertido de cejas, y una sonrisa maliciosa. Y ella?
E_ Ella pero sers cotilla? sonri.
T_ Lo que yo diga, esta noche tapones.
E_ Cuntame eso, va!
T_ Que te lo cuente ella eso no por decirme nada.
E_ Pero si te escandalizas
Mo_ Ahhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhh ahhhhhh, uhhhhh uhhhhhhh uhhhhhhh apareci como loca Mona
con ese modelito de suter pantaln al ver a Esther.
T_ Mona no grit pero fue tarde, se lanz al cuello de una Esther que trastabill un poco pero
finalmente no cay al suelo, as empez a darle vueltas a Mona gritando divertida. No s quien esta peor,
si la mona o la otra mona.
E_ Y Valiente?, an sigue castigado?
T_ Valiente se puso la mano en la frente. Dios mo esta noche voy a vendarle las orejas.
E_ Pero bueno! me quieres contar
T_ No, cotilla le dijo cerrando un ojo divertida. Venga a la cabaa.
E_ Oye Mona, quieres ser mi madrina cario?, me voy a casar con Maca.
Mo_ Uh uh la miraba fijamente.
E_ Si, con Maca, nos casamos y necesito una madrina, quieres serlo t?
Mo_ Ah ah ah aha hahahah uhuh uh uh uh deca sin parar como loca moviendo las manos en el aire
haciendo gestos exagerados.
E_ Yo tambin estoy contenta se abraz a ella feliz.
522
T_ Mi consejo es que te vuelvas a la ducha, te quites el olor a Mona o hoy pasas la mano por la pared.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr pedorreta para Teresa.
T_ A m no se me hace eso eh?
Mo_ PRRRRRRRRRRRRRRRRRR se abraz ms a Esther que se mora de la risa.
T_ Venga Mona, va, va djala que tiene que ir a la cabaa.
E_ Oye Teresa t no crees que esto es un poco absurdo, Mona puede contagiarse porque ha estado con
nosotras varias veces
T_ Y?
E_ Esto del aislamiento pues
T_ Te podrs quejar t, de esto que me he inventado, mira tengo a Vilches calladito en su cabaa, no me da
mala vida, os tenia a vosotras para ver si de una vez por todas erais capaces de arreglar lo vuestro, te
puedes quejar?
E_ Eres la leche Teresa! la abraz sonriendo ampliamente.
T_ Venga a la cabaa.
E_ Si.
T_ Vale, Esther ella la mir. Desde que llegaste supe que ibas a ser especial, pero no me imagin
que lo seras tanto. Te quiero.
Esther se fue tras abrazarse a Teresa con esa sensacin de sentirse importante, con esa sensacin de
amar y ser amada, de querer a los de alrededor y ser querida por los de alrededor, con su sonrisa brillante y
cristalina, lleg a la cabaa, al abrir la puerta vio a Maca en la cama de lado durmiendo, estaba tan
maravillosa, se sent a su lado mirndola, contemplndola le acarici la frente y le dej un beso,
acomodndose a su cuerpo, estrechndola, sintindose en ese instante en la intimidad de las dos, la mujer
ms feliz del mundo.
Comieron divertidas, tras pasar gran parte de la maana abrazadas, entre susurros cariosos, palabras
tiernas y suspiros. Mientras coman Maca le contaba algo ms de la vida de Teresa, de cmo haba sido
para ellos importante, de cmo una vez, haba logrado que a ella y a Cruz las soltaran libremente despus
de secuestrarlas, de cmo ayudaba a todas las personas que haban en la aldea, las que haban pasado, las
que llegarn, y las que a buen seguro seguiran pasando.
M_ Para m ha sido como mi madre cuando volv de Madrid despus de lo de Julia, creo que si no
hubiera sido por ella y Cruz, me hubiera dejado morir deca mirando el plato, suspir. Pero Teresa ah
donde la ves, es una gran mujer cuando las cosas se ponen feas, siempre da la cara por todos. E imagino
que ese viaje que ha hecho fue por m.
E_ Yo tambin pero no pensemos en eso ahora!, y dime lo de esa vasija que sigue fuera y no s porque
no puedo entrar.
M_ Me parto pensando en Teresa callndose esto.
E_ Pues si, si, todo por no decirle como eras en la cama Maca lade un poco la cabeza enarcando su ceja
. Yo soy un volcn?
M_ S, cuando te lo propones eres un volcn bien caliente, explosivo, una fiera vamos.
E_ Maca! la ri lanzndole la servilleta.
M_ Ehhhhhhh se quej rindose sin parar.
E_ Pues que sepas que eso mismo tena pensado yo de ti rea divertida.
M_ Si es que en el fondo somos adorables.
E_ Venga cuenta cuenta
M_ Jajaja volva a rerse de buena gana.
E_ Mrala si es que se parte a mi costa.
M_ No en serio lo siento a ver carraspe. En frica las costumbres, van por etnias, vale?, cada una
tiene una manera de celebrar ceremonias, has visto la danza de los cazadores, aqu es diferente a la el
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pueblo ms cercano, eso es as, los dioses son diferentes, por lo tanto para las ceremonias es lo mismo. En
esta aldea como los primeros en llegar fueron Massamba, Yildas, Zul y Nsona, se hizo uniendo los
diferentes rituales de cada etnia Esther la miraba atentamente, le encantaba cuando le explicaba las cosas
de frica, le encanta cuando le explicaba cualquier cosa, bueno!, le encantaba cuando hablaba aunque
fuera del tiempo. Total que unos das antes de la ceremonia, te hacen esa entrega que tenemos fuera, esa
vasija contiene puro loe Vera, por si solo, puede ser gratificante para darte un masaje relajante, pero se
mordi el labio inferior divertida.
E_ Qu? se levant ante aquel gesto de frenes de Maca que separ la silla para que Esther se acoplara
sobre ella. Sigue.
M_ Y esto?
E_ Es que desde all estoy muy lejos y no oigo bien se rea.
M_ Ah entonces meti sus manos por la camiseta tocando sus pecho mirndola con la boca abierta y sus
ojos extasiados. As mejor?
E_ Mucho mejor, s su voz sali entre cortada por la caricia. Sigue con eso me est dando cierto
respeto, que lo sepas.
M_ Ms te va a dar cuando lo sepas le dej un beso cndido en sus labios.
E_ Uf Maca su voz repleta de excitacin mientras pasaba sus manos por la nuca de la Pediatra.
M_ Sigo pues en esa vasija se mezcla el loe con cierto brebaje especial, se une, se mueve y se deja
durante un da para que la luz del sol y de la luna impregnen el lquido, entonces, la pareja que se va a
casar, pasan la noche juntas, l en esta caso ella sonri pcaramente mientras se pasaba la lengua por los
labios. Ella pone ese brebaje sobre el cuerpo de la otra, y lo mismo hace la otra, se pone por la espalda,
por el pecho, por las piernas
E_ Joder que sepas que me ests poniendo muyyyyyyy nerviosa sonrea.
M_ Entonces como es la primera vez, bueno nosotras no pero es as una embadurna el sexo de la
otra con el brebaje Esther abri los ojos como platos sintiendo un pequeo pellizco all mismo. Se
hace porque esta mezcla es muy excitante y favorece que el hombre penetre por primera vez a la mujer.
E_ Uf suspir graciosamente.
M_ Recuerdas aquel masaje que me diste con aceite de palmera?
E_ Cmo olvidarlo! dio una carcajada.
M_ Es cierto uffffff como me dejaste de mal.
E_ Y yo qu?, eh!, casi me muero sac sus manos de sus pechos que los masajeaban dulcemente y
entrelaz sus dedos. Sigue.
M_ Aquel brebaje es parecido a este, bueno no en su totalidad, aquel brebaje es para excitar ya sabes
yo not tu humedad sobre m y casi me volv loca.
E_ Que mala fuiste, sabas eso y me usaste, menos mal que fui dura e implacable.
M_ De lo que te ha servido sali su vena orgullosa sin poderlo evitar.
E_ Eres de un credo, vamos vamos que das asquito.
M_ Ah si? mira que an no nos hemos casado se acerc a su boca lentamente.
E_ Y?
M_ Me puedo arrepentir por ser mala conmigo.
E _ Una vez me dijiste que aprendiera que aqu no haban leyes, que haba que imponerlas, recuerdas?
M_ S sonri rozando su nariz.
E_ Si no te casas conmigo, te aseguro que mi ley fatal caer sobre ti.
M_ Y qu me hars? pregunt.
E_ Caminare delante de ti desnuda, me acercar pero no me podrs tocar, buscaras mis labios y no te
besar
M_ Para para eso es un castigo solo de pensarlo deca riendo.
E_ Pues ya lo sabes. Sigue por favor. Porque eso del brebaje por todo el cuerpo me gusta, y ya ni te cuento
si me lo vas a poner delicadamente por
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M_ Si, y tiene un sabor se besaron gimiendo boca sobre boca. A ver a parte de excitar tiene otra
propiedad, esta noche todos deben saber que estas haciendo el amor, es decir, tus grititos tienen que
aduearse de la noche.
E_ Anda ya me tomas el pelo!
M_ Bueno aunque lo quieras evitar no podrs, es as como la futura esposa demuestra al futuro marido que
est siendo mujer, y el marido gime porque la est haciendo mujer.
E_ Ya pero t y yo deca sonriendo.
M_ T y yo igual, hasta los nios saben que esta noche de esta cabaa van a salir los espritus del amor.
E_ Espritus del amor me ests tomando el pelo! le grit sonriendo de oreja a oreja.
M_ Para nada, pero ya veras por mucho que quieras sellar tus labios no podrs.
E_ Que me da vergenza dijo ponindose colorada.
M_ Me encanta cuando te pones colorada me encanta
Se besaron con delicadeza, Maca acariciaba la espalda de Esther, mientras sta acariciaba su cuello,
su nuca. De repente se separ.
Descansaron abrazadas, sus respiraciones tranquilas, pausadas daban a entender que haban
conseguido reestablecer la calma en sus agitados corazones, tanto fue as que cuando Teresa entr ninguna
se inmuto, sonri al verlas abrazadas, sin duda, aquella pareja sera definitiva, si, se amaban y juntas
superaran las malas formas e ideas de Julia.
525
T_ Buenas tardes, tenis cinco minutos para levantaros!, vais a ducharos y aqu os dejo a cada una su
tnica, no quiero atrasos, la cena est lista.
M_ Hola mi amor le dijo una vez se quedaron solas.
E_ Hola se desperez para terminar de colocarse entre sus pechos otra vez.
M_ Cmo ests?
E_ Uf en la gloria si estoy contigo.
M_ Tenemos cinco minutos cario.
E_ Si se me ha aparecido Teresa en mi sueo vestida de cura
M_ Jajajaja, ha venido si, pero no vestida de cura, te lo aseguro.
T_ An estis ah! les dio una voz que les hizo sobresaltarse de nuevo.
M_ Joder Teresa como sigas as no llegamos a la boda.
T_ Vamos vamos las dos fuera.
M_ Las dos? enarc su ceja derecha.
T_ Eso he dicho qu pasa tanta pasin te ha dejado tontita?
M_ No, me ha dejado con agujetas que mi nia es mucha nia.
TyE_ Maca! la rieron a la vez.
M_ Ay perdn se me ha olvidado que sois dos pudorosas!
T_ Anda tira a la ducha y t tambin.
E_ Juntitas que bien? susurr encantada.
M_ Ahora no le dices nada a ella?
Y as entre bromas, risas y diversin se fueron hasta la ducha, primero se ducho Esther, fuera Maca
esperaba a una distancia considerable, Teresa como siempre desinfectando la ropa, y Esther desde dentro
silbando, aquel silbido le llegaba a Maca en pleno odo y le llegaba al cerebro machacadamente.
T_ Dnde vas?
M_ Es como el flautista de Ameln Teresa, tiene un poder sobre m buena voluntad deca encaminndose
hacia la ducha.
T_ Quieta o tu buena voluntad se llevara un mamporro! le ense la pala con la que mova la ropa.
M_ Eres dura e intransigente.
E_ Te estoy escuchando Maca.
M_ Y? le pregunt abriendo los ojos.
E_ Que te ests pasando con la pobre Teresa.
T_ Ves!
Cuando sali Esther, se cruz con Maca que entraba para ducharse, iba con su albornoz toda limpia,
pelo, cuerpo, y casi alma, se cruzaron una mirada totalmente apasionada, y una sonrisa enamorada, porque
a pesar de la pasin, lo que ms seguan compartiendo era la ternura.
Esther vea moverse los pies desnudos de Maca en el plato de la ducha, su mente poda imaginar
perfectamente el resto de su cuerpo en ese momento el agua estara resbalando por su cuerpo, solo pensarlo
le hizo rascarse la nuca y carraspear.
Una vez fuera, bien secas, Teresa acompa a Esther a su cabaa y le dio una tnica de seda pura de
color rojo, despus fue a Maca y se la llev all mismo dndole otra tnica del mismo color. Despus las
reuni en la puerta de la cabaa y all todos, hombre, mujeres y nios, murmuraban una cancin, mientras
batan sus palmas y sonrean ampliamente hacia las dos mwasis que los miraban encantadas, tambin
Vilches desde la puerta de su aislamiento las miraba sonriente, esa sonrisa que Maca saba perfectamente lo
que quera decirle, los dos perros, Mona, Valiente, todos estaban all observando aquel momento, entonces
Maca le dio la mano a Esther, y sta la mir sonriente, esa sonrisa que tan solo Esther era capaz de
entregarle y hacerla feliz.
Ambas siguiendo las instrucciones de Teresa, se inclinaron un poco hacia los testigos de que iban a
perder la pureza, Esther y Maca no pudieron evitar mirarse de reojo a hurtadillas. Despus Teresa les dijo.
T_ El color de la pasin espero que os vaya bien deposit una flor en la oreja de Esther, de igual
modo lo hizo en la oreja de Maca para despus seguir hablando. Hoy os desposis aunque ya tenis
prctica, claro susurr arrancando la sonrisa de las dos. Que los Dioses os ayuden a encontrar vuestra
alma.
Teresa abri la puerta de la cabaa y se apart, dejando que las dos pasaran, estaban radiantes con
las tnicas, con las flores destacando en su cabello, con una ligera pintura que Teresa les haba dejado
ponerse, labios y ojos, nada ms, lo dems deba ser puro y limpio para entregarse a los dioses. Cuando
ellas entraron en la cabaa sus ojos se abrieron y demostraron una emocin verdadera que les abrig el
corazn.
Ante ellas la cabaa apareca repleta de velas, colocadas estratgicamente, haciendo que la estancia
tuviera un colorido especial, casi pareca como un lugar de culto, un hermoso culto al que estaban
destinadas las dos a realizar aquella noche. Las sbanas las haban cambiado, blancas y relucientes de hilo,
listas para ser protagonistas en su encuentro sobre ellas, en la mesa una cena suculenta, y por la ventana los
rayos de la luna justo impregnando aquella vasija que a Esther le estaba dando ya respeto. Apret la mano
de Maca quien le devolvi el gesto, todo era impresionante, no faltaba nada ms que se cerrara la puerta y
ellas quedaran dentro. A sus espaldas la aldea cantaba, bajaban la voz dejando que fuera casi un arrullo, un
hermoso arrullo.
Con estas palabras Teresa hacia oficial la entrega de aquellas dos mujeres, ambas dieron dos pasos
sin poder variar en sus rostros esos gestos de felicidad, esos gestos de alegra y emocin, todos ellos
reflejados en sus ojos por la luz de las velas. Oyeron como se cerraba la puerta y como lo cantos cesaban,
entonces un grito cruzaba la noche, era la voz de Nsona, la mujer casada de la aldea y la encargada de
prestar las sbanas a las recin comprometidas. Tras el grito, silencio.
Se acercaron besndose entregadas la una a la otra, despus de un beso con cierta dosis de pasin,
detuvieron la pasin parar poder cenar y continuar con el rito, eso si, ni un segundo pudieron para de rer.
Mientras ellas cenaban, Teresa le retiraba a Vilches la bandeja, su mal humor haba menguado un
poco tras hablar con Cruz, y poder estar escuchando los balbuceos de su pequea Mara, para un hombre de
hielo como l se defina, era muy importante que lo dejaran solo en la radio porque tras escuchar a su hija,
siempre terminaba con lagrimas en los ojos. Pero esa vez al terminar respirando hondo pensando que tres
meses ms y volvera a Madrid para poder abrazar a su hija, y a su mujer.
T_ Bien pues ya est todo, maana te traigo el desayuno un poco ms tarde, no?
V_ Cmo lo sabes!, mala noche se nos presenta a los solitarios.
T_ No lo dirs por m?
V_ No que va Teresa, lo digo por Mona, no te jode! pareca protestar pero al contrario en el fondo le
gustaban esos tira y afloja con Teresa.
T_ Yo tengo el problema solucionado.
V_ Ya crees que con lo que grita Esther, unos tapones van a solucionarte el problema?, no seas
ingenua!, te haca ms lista!
T_ Mralo por otro lado, los gritos de Esther no son lo que ms me preocupan, sino, los de Maca que ella
siempre ha sido muy silenciosa le deca con gesto preocupado. La verdad, eso si me va a descentrar
por eso los tapones.
V_ Yo me tomara una buena dosis de relajantes.
T_ Y qu te lo impide?
V_ Porque en el fondo, ese morbo de dos mujeres me gusta pona gesto cnico que ante la mirada de
Teresa sonri sonoramente. Venga Teresa que es broma.
T_ Broma broma no s eh?, que los hombres para esas cosas mova la cabeza.
V_ Sabes lo qu me maravilla?, anda sintate le dijo con calma. Teresa acept el ofrecimiento que
deseaba le hiciera. La facilidad de esta gente para admitir y aceptar ver a dos mujeres como si realmente
fueran una pareja mas, sigue maravillndome esta gente, sigue sorprendindome su capacidad de
tolerancia.
T_ Mira Vilches, desde pequea he vivido en diferentes lugares de frica, lo sabes hace aos que me
asent aqu, en el Congo, y da a da durante estos cincuenta y tantos pocos pasados
V_ Muchos ms Teresa le dijo serio interrumpindola.
T_ Sers tonto!, bueno!, sigo, pues durante todo este tiempo la gente me sigue sorprendiendo, tienen una
habilidad para amoldarse a las nuevas gentes impresionantes, ellos no juzgan, si exceptuamos la guerrilla, y
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los del poder, la gente de a pie, la que diramos en Espaa, el pueblo, tan solo vive y deja vivir. Hace
algunos siglos
V_ Me vas a soltar un rollo?, no me hagas que se me baje la libido mujer que esta noche hay fuegos
artificiales!
T_ Mira que te pones en plan plasta insoportable eh? lo miraba seria mientras el daba otra carcajada.
Desde luego no s para que te cuento nada.
V_ Va va no te enfades que esto es todo broma para ayudarte a pasar la solitaria noche que te vas a
pasar escuchando gemidos como loca.
T_ Cmo te deca! insisti con fuerza. Hubo pocas y tribus que tenan la figura de dos mujeres para
vivir juntas en matrimonio, una de ellas siempre era viuda, la otra era la joven, la joven era entregada a un
hombre que la viuda elega para que la dejara en cinta, y ese hijo pasaba a formar parte de la pareja, y as
sucesivamente t sabes que los hijos son el futuro de las familias, as que es una tradicin que aunque ha
venido a menos, hoy en da an sigue patente, por lo tanto, que Maca y Esther estn juntas no les
sorprende, adems los hombres de est aldea respetan a ambas, y eso, se lo han ganado ellas.
V_ Eso es cierto, y son los hombres quienes deberan poner el grito en el cielo pero no estoy orgulloso
de esta aldea, de este mi pueblo y de mi gente.
T_ Yo tambin Vilches dentro de lo malo, tenemos algo bueno, amistad y respeto.
V_ Que bien hablas.
T_ Y ahora me voy a mi cabaa, voy a ver como tranquiliz a Valiente porque ste desde que ha conocido
para lo que sirve lo que tiene entre piernas me lleva loca.
V_ Pobre esta noche celibato Teresa, celibato le deca sonriendo.
T_ Buenas noches.
V_ Sabes una cosa ms Teresa? ella lo mir con gesto tranquilo. Estoy orgulloso de tenerte a mi lado,
de haberte conocido.
T_ Gracias, lo mismo digo sus ojos se llenaron de emocin, no era muy comn en Vilches decir tales
cosas, pero pensaba que hablar con su mujer lo dejaba definitivamente sensible porque era un hombre
sensible. Valiente vamos cario a ver que hago contigo.
Las dos mujeres haban decidido tomarlo con calma, haban degustado la cena despacio sin prisa y
se haban confesado partes de sus vidas. Asombradas vean que tenan ms en comn de lo que podan
imaginar, sonrean cada vez que descubran algo que les haca aproximarse en actitudes, as Maca
descubri que Esther era menos pija de lo que pensaba y Esther justo lo contrario, Maca era ms pija de lo
que imaginaba. Despus pasaron a besarse, un buen rato, Esther estaba expectante, a la vez que intrigada
por lo que deban hacer. La noche era silenciosa, era de esas repletas de sonidos pero todos por momentos
haban decidido callar, la luna ofreca su mximo esplendor, y las estrellas se haban repartido
estratgicamente por el cielo para formar un espectculo nico y maravilloso. Aquel silencio fue roto por
otro sonido que ambas conocan pero que a Esther le sorprendi, los golpes del tamtam.
E_ Y eso?
M_ Nos estn dando el permiso.
E_ El permiso? la miraba realmente descolocada ante todo lo que estaba sucediendo.
M_ S, te traduzco, la noche lleg ya, la luna est en lo alto y vuestros corazones esperan respuestas.
E_ Eso dice el tamtam?
M_ Ms o menos, es lo que ellos nos dicen, se supone que es el canto de los Dioses, ellos nos estn
diciendo, os damos permiso.
E_ Ah pues yo no siento nada eh? elev un hombro graciosamente.
M_ Tranquila acabamos de empezar no? la mir lascivamente.
E_ Voy sintiendo, voy sintiendo con esa mirada, voy sintiendo.
529
M_ Entonces vamos bien se levant dirigindose a la ventana cogiendo la vasija de barro con el lquido
que se haba espesado un poco.
E_ A ver sonri. Yo uso loe Vera y nunca me ha dado por excitarme hablaba sin dejar de sonrer.
M_ Ya, y?
E_ No s es que daba una carcajada. Me da vergenza no s es como
M_ Sentir que todos estn esperando tu orgasmo, perdona peque, pero es que todos lo estn esperando,
ah!, y no te olvides, el mo, tambin le gui un ojo.
E_ Esto me hace rer sin parar deca francamente sonrojada con una mano en el pecho.
M_ Sonrer es lo mejor adems t tienes una sonrisa maravillosa, lo sabes mi vida sonrea tambin.
E_ Que fuerte! murmuraba mientras Maca se acercaba a ella y la besaba, en medio del beso Esther se
puso a rer como loca. Lo siento lo siento
M_ No pasa nada sonrea igual que ella.
E_ Uf que calor! mova su mano delante de su cara.
M_ A ver se supone que aqu la que sabe como funciona esto soy yo pero no tengo ni idea de que
hacer la miraba puesta en jarras.
E_ Pues a m se me ocurren varias cosas, esa flor en tu pelo me pone al decirlo sonri.
M_ Ah, te pone? lade la cabeza y Esther con una sonrisa asinti. Pero te pone mucho?
E_ Mucho, as que espera se acerc a ella. No te muevas eh?
M_ Qu me vas a hacer?
E_ No confas en m?
M_ Puedo elegir para la respuesta un comodn ante esa pregunta?
E_ Sers mala! le dio una buena palmada en el culo que le supo a gloria a Maca.
M_ Ohhh dijo sin poderlo evitar suspirando.
E_ Te gusta?
M_ No pero me has dejado ko. Creo que vas a tener que estar debajo todo el rato.
E_ Pues no me importa le dijo suavemente al odo haciendo que toda la piel de Maca se estremeciera al
rozar su clido aliento la piel.
M_ Esther susurr.
E_ Esto me sobra desabroch el vestido dejndola de un solo movimiento desnuda, entonces por detrs
la abraz poniendo sus manos en los pechos de una Maca que cerraba los ojos en pleno xtasis. As
mucho mejor.
M_ Si pero yo tambin quiero tocar le susurr haciendo que esta vez quien se estremeciera fuera
Esther.
E_ Pues toca, cario musit haciendo que Maca se girara y la mirara con fuerte deseo. Maca
M_ Dime la bes en el cuello.
E_ Qu calor!
M_ En todo tu cuerpo? pas su lengua por el cuello de una Esther que pens se mora all mismo
mientras estiraba suavemente su pelo obligndola a exhibir su cuello.
E_ S, pero en una parte en especial.
M_ Ven la llev hasta los pies de la cama. Ahora tenemos que ponernos este aceite.
E_ Cario nos vamos a resbalar no vamos a poder hacerlo deca mirando como el aceite se escurra entre
los dedos.
M_ Absorbe rpido penetra en los poros y despierta el deseo.
E_ Pues yo lo tengo despierto hace rato, as que suspir.
M_ Ahora te parece que me quedo contigo?
E_ No Maca oh! gimi al notar como las manos de Maca comenzaban a frotar su cuello. Se ha
hecho ms espeso.
M_ Influjo de la luna.
E_ Mi amor ests tan guapa, tan deseable le deca mirndola con una mezcla de pasin y ternura.
530
M_ Y t y eso no es influjo de la luna te lo aseguro sonri mientras sus manos recorran sus pechos.
Te gusta?
E_ S, y a ti? mientras ella hacia lo mismo.
M_ Me encanta.
Poco a poco fueron mojando sus manos en la vasija, ms lentamente comenzaron a distribuirla por
sus cuerpos, conforme pasaban las manos la piel pareca admitir la cantidad que ponan sobre ella, pareca
abrirse y dejar que inundara todo su interior provocando un autentico fuego en ellas. Esther segua los
movimientos de Maca, el vientre, las piernas, los brazos, ella haca lo que Maca, no se besaban no podan
besarse, tan solo tocarse, y cada vez lo deseaban ms, hasta que por fin, Maca con su mano derecha
deposit el aceite en el sexo de Esther, sta sinti un escalofro recorrer su cuerpo de pies a cabeza, y de
igual modo hizo como haba hecho con ella, provocando el mismo estremecimiento en Maca.
En su cabaa, Teresa trataba de dormir con sus tapones, sus rulos y su insomnio, justamente aquella
noche deba aparecer de tal manera, era injusto, pero que le iba a hacer!, se mova en la cama, saba que el
embrujo deba haber empezado, recordaba la vez de Nsona y Zul, no haba sufrido tanto como estaba
sufriendo aquella noche con las dos mujeres, le palpitaba el corazn sin saber muy bien porque tan
acelerado, quiz porque en el fondo para ella Maca, era como una hija, sa que no pudo tener y como
cualquier madre pensar en el momento de su paso a mujer le provocaba esos nervios, cuando se dio cuenta
de la tontera que estaba pensando, no pudo ms que comenzar a rer, Ramn la miraba fijamente con sus
orejas bien altas, Mona se levant del suelo donde roncaba mirndola con los ojos muy abiertos, y Valiente
que se haba quedado impresionado con sus rulos desde la primera vez que los vio, vea como aquellas
piececitas se movan ante el movimiento por las risas de la mujer, todo un espectculo, que Ramn decidi
perderse tras un bostezo, y volvi a dormir, Mona copi al perro, y estir de un Valiente que segua el
movimiento de los rulos con una expresin cejijunta. Al final tanta risa, le provoc la perdida de uno de los
tapones, y mientras lo buscaba le lleg un sonido, limpio, fresco, feliz.
M_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
T_ Joder murmur impresionada.
M_ Ahhhhhh ahhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
E_ AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.
T_ Joder repiti al borde del escndalo.
M_ Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm ahhhhhhhhhhhhhh.
E_ Mmmmmmmmmmmmmmmmmmm, AHHHHHHHHHHHHHH.
T_ Uf uf uf que calor!
Teresa ya no saba como ponerse, se haba despejado y es que su cabaa estaba la ms prxima a ese
volcn que se escuchaba bullir con demasiado auge, se haba puesto a pasear, pareca que la calma haba
llegado.
T_ Por fin deben estar agotadas Dios mo no haba tenido esto tanta fuerza en todo el tiempo que yo
recuerdo! ya menos mal directamente desmayadas se sent en la cama mientras Ramn daba la
vuelta y la miraba con un bostezo, ella le haca seal con el dedo para que volviera a dormir. Se tap con la
sbana y cerr los ojos.
M_ Si, si, si, ayyyyyyyyyy ahhhhh ayyyyyyyyy ahhhhhhhhhhh.
T_ No puede ser! grit exasperada perdiendo esta vez un rulo de su cabeza. No puede ser no puede
ser cuntos llevan ya? nunca haba escuchado a Maca! pero est nia es una fiera a qu tengo
531
que ir a poner orden!; no si ya lo deca mi padre, las mujeres no tienen fin y qu razn! volva a
caminar por la cabaa.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr pedorreta al canto.
T_ Qu pasa te molesto?, no puedes dormir? pues te aguantas!, no haberme robado el tapn!, vamos a
ver si es que una no puede caminar qu esto no puede ser bueno!, que tenemos que empezar con los
vestidos que me las veo venir, dormiditas en la boda, no si a los gritos de Esther estamos acostumbrados,
o no? le pregunt a Mona.
Mo_ UH uH respondi elevando los hombros y moviendo la cabeza
T_ Pero a Maca! jams!
M_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
T_ Me la ha matao la Esther me la mata! se habr pasado en la mezcla Lula?, con razn sonrea
tanto eso es!, me la ha matao! ahora vendr el grito de Esther si no viene es que me la ha matao
deca nerviosa con la manos apretadas.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
T_ Mira Mona, a que te vas fuera le apunt con el dedo. Cmo me voy a quedar tan tranquila con lo
que hay?, vamos mujer! que no que no es normal. Mira ya se han vuelto a callar, he pedido hasta la
cuenta! por favor a ver si es verdad un poco de calma por favor se call y mir expectante. Si,
silencio absoluto silencio, si a dormir.
En la cabaa, Maca yaca sobre Esther medio de lado, la melena sobre su propia cara y con la boca
abierta, tratando de no morir ahogada, con los ojos cerrados con el corazn palpitante, con una sensacin
de estar flotando de felicidad.
E_ Joder susurr.
M_ Esther nunca haba sentido esto tragaba pues su garganta se haba quedado seca de tanto gemir.
E_ Ni yo! le acarici la cara haciendo que se moviera un poco.
M_ No puedo moverme le dijo sonriendo.
E_ Me gusta cuando te pones colorada, me gusta cuando aprietas los dientes y cierras los ojos, me encanta
ver como tiemblas.
M_ Si es que ya te digo nunca haba sentido esto.
E_ Joder con el loe Vera!, y yo usndolo y no enterndome de nada.
M_ Ahora me crees?
E_ S ahora s deca sonriendo ampliamente. Menos mal que maana no salimos de la cabaa o de
lo contrario me iba a morir de vergenza.
M_ Es que sale del alma eh?
E_ S, tenemos mucho amor en el alma cario la miraba con una infinita ternura.
M_ Y mucha suerte de que con lo grande que es frica, te mandarn a mis brazos tan fcilmente.
E_ A tus brazos?, pero sers presuntuosa!, si eres t la que has cado rendida a mis pies.
M_ Que gracia, deja que me ra! haca como si diera carcajadas.
E_ La suerte que tienes es que no me puedo casi ya ni mover de lo contrario.
M_ De lo contrario, qu? la desafo como a ella le gustaba con la mirada.
E_ Odie esa mirada tuya de cautivadora, de mujer fatal, pero ahora que s es ma, me encanta porque esa
mirada me hace arder.
M_ Y como es que eso no lo saba yo? le bes en los labios.
E_ Son secretos de guerra le devolvi el beso.
M_ De guerra?
E_ Claro, t y yo hemos mantenido una guerra digna del mejor estratega.
M_ Eso es verdad y sabes quin ha ganado? sonri.
E_ No, no me lo puedo imaginar le deca imitando sus gestos.
532
M_ Las dos, hemos ganado las dos porque estoy segura que hoy me has mostrado la felicidad, y no digo
por el sexo, por estos orgasmos maravillosos, sino, porque me has mostrado tu corazn, en tu mirada
mientras hacamos el amor.
E_ Y qu has visto?
M_ He visto a una mujer maravillosa, que me ama.
E_ Qu casualidad, yo he visto lo mismo!
M_ Por lo tanto hemos ganado las dos.
E_ Si mi amor hemos ganado las dos, ha triunfado el amor.
M_ Exacto si es que mi pija tiene una boquita
E_ Gracias.
M_ Que me vuelve loca con esa boquita cuando habla y cuando acta elevaba las cejas graciosamente.
E_ No me digas eso que me pongo colorada.
M_ Pero si es la verdad! deca subindose a horcajadas sobre ella. Me vuelves loca cuando me
acaricias le coga la mano y sobre ella le haca que acariciara su pecho. As, lo ves y cuando me
besas le hablaba con su voz sensual despertando nuevamente el deseo en Esther, acariciando los labios
de la enfermera que a parte de apretar su pecho le acariciaba lentamente la espalda. Y si no recuerdo
mal, queda an aceite en la vasija le musit en el odo.
E_ Somos malas, la tradicin dice que debe usarse todo.
M_ Pero qu lista es mi nia! sonri alcanzando nuevamente el aceite. Te quiero.
E_ Te quiero.
En su cabaa, Teresa agradeca la tranquilidad, estaba cogiendo el sueo, al igual que los dos monos
y su adorado Ramn. Balbuceaba medio dormida, cosas ininteligibles cuando de repente algo le hizo
sentarse en la cama, perdiendo nuevamente algn rulo.
Por fin, el silencio lleg tarde pero lleg, todos dorman plcidamente, el sol comenz a colarse por
las ventanas de todas las cabaas excepto en la de las chicas desposadas que tenan una doble tela puesta
por Nsona y Lula para evitar que las despertara la luz del sol.
De repente las risas de todos, que ya haban empezado a trabajar, se silenciaron, un sonido les lleg
ntido desde fuera de la aldea y seguidamente la campana daba aviso.
V_ Mierda refugiados!
Fueron segundos, los que los ojos de todos tardaron en girarse y ver como la gente se agrupaba y
entraban por la puerta.
Mientras ajenas al revuelo Maca y Esther desnudas sobre la cama, dorman placidamente, Maca
tena una pierna sobre Esther y su mano rodeando la cintura de la enfermera que apoyaba su mano
izquierda sobre el pecho izquierdo de la Pediatra, tal y como era su preferencia. Un sonido lejano le hizo
abrir un poco los ojos, no saba muy bien que pasaba, su boca seca, y una pesadez en todo el cuerpo le hizo
prestar atencin a aquel ruido que vena desde fuera de la cabaa. No le hizo falta mucho tiempo para darse
cuenta de lo que estaba ocurriendo.
M_ Esther Esther
E_ No puedo uno ms y me muero musit destrozada, cansada pero inmensamente feliz.
M_ Cario levanta, han llegado refugiados.
E_ Qu! al levantarse se quej. Ay que agujetas!
M_ Ni que lo digas.
T_ Chiiiiiiiiiiiiiiiiicas!, lo siento, lo siento dijo al verlas desnudas all vistindose.
M_ Ya vamos.
E_ Si
T_ Tomar esto os lo tenis que poner les dio las mascarillas rpidamente.
M_ Por qu?
T_ Estis aisladas, y no sabemos de donde vienen.
M_ De acuerdo, guantes Esther, todo con guantes le deca mientras rpidamente se haca la coleta en el
pelo.
E_ Si descuida haca ella lo mismo.
Fuera, Teresa se haba puesto guantes, su gesto duro y su mirada repleta de nervios demostraba la
magnitud del problema, al igual que Maca y Esther que una vez salieron de la cabaa se quedaron quietas
inmviles mientras una mujer arrastras se acercaba a ellas rogando con la mueca de angustia en su rostro.
Muj_ Masa masa madya sambu na sika ( Agua comida por favor).
M_ Nsona trae agua por favor. Malembe una vez mir que la mujer tan solo tena aparentemente
sed y cansancio, ambas salieron corriendo hasta Vilches. Ya estamos aqu.
V_ Bien, ya sabis como funciona, no?, pues ale a trabajar.
M_ Algn herido?
534
V_ Solo uno, he mirado a cuatro personas, cuntas calculas que hay?, quiz cien? elev una ceja con
sus ojos crispados.
E_ Vamos Maca le dijo al ver el gesto de disgusto de la Pediatra que de mala gana cogi su maletn y se
dirigi a revisar acompaada por Esther. Joder
M_ Qu pasa?
E_ Nada que creo haba olvidado el olor a sangre y el sentimiento de dolor.
M_ No pienses en eso venga! le sonri tratando de dar animo.
Como siempre estuvieron distribuyendo a las personas, Massamba, Ngouabi que iba a su lado para
aprender, Zul, y Yildas, haban ayudado con los pocos hombres que llegaban. Nsona por orden de Teresa
no se acerc a nadie, tan solo preparaba el agua, y reparta en una fuente trozos de fruta, mandioca, y algo
de carne de la que estaba preparada para las dos agasajadas. Nmaba con su perro fiel distribua el agua,
Mona y Valiente se haban sentado en un rincn, mientras contemplaban a la gente se despiojaban uno a
otro, mientras Ramn pareca revisar a todos, por si algo ocurra y deba avisar. Sissou acompaaba a
Vilches, y Teresa se encargaba un poco de todo. Lo primero que hizo fue hablar con una de las mujeres
mayores. Cuando supo que lo haba se acerc a Vilches que estaba junto a Maca y Esther con una seora
reconocindola.
Susurr mientras coga el maletn sujetando su Fonendo para que no se le cayera ante su
movimiento, y esquivaba a grandes pasos la gente que segua en el suelo, recibiendo agua y comida. Esther
la sigui, Teresa tambin, los hombres en la distancia aguardaban una seal de alguna de ellas para actuar.
Maca se acerc a la mujer, se agach y pudo oler la sangre, tanto era as, que una arcada lleg a ella, pero
la retuvo, mientras los ojos de Esther se abran de par en par. La mujer medio desmayada, se haba apoyado
en otra joven que mantena el mismo gesto de terror que ella.
M_ Mbote, mono kele ziku Maca. Kwenda kunata nge na nkiki mono, kulunga?. Ve kobanga na nkati
(hola, soy la doctora Maca, voy a llevarte conmigo, de acuerdo?, no tengas miedo) su voz dulce, su tacto
535
suave con la mujer, consigui que esta desviara su mirada prdida, Esther y Teresa, la miraban con gesto
totalmente compungido. Massamba kusodisa nge, malembe (Massamba te ayuda, tranquila) los ojos
de la mujer se cerraron, Maca toc su pulso. Rpido Massamba!. Esther prepara quirfano, ya!
Al llegar Massamba y Ngouabi para ayudarla, la chica que haba al lado huyo despavorida gritando
ante la proximidad de los hombres, la mujer desmayada cay al suelo ante la falta de apoyo. Ngouabi
cuando fue a ayudar a Massamba, se detuvo en seco, mir a la mujer y un fro estremecedor se hizo con l,
Zul lo apart suavemente y ayud.
M_ Vilches te necesito ya le dijo apuntndole con su dedo mientras pasaba a toda prisa.
V_ Sissou vandaka, todo esfuerza ser poco cuando vio a la mujer susurr. Joder.
E_ Ya est Maca, tengo preparado gotero.
T_ Dejarme que le quite la ropa.
M_ Joder cmo ha podido llegar viva hasta aqu? se pregunt mientras se pona la bata.
V_ Maca creo que no vamos a poder hacer nada.
M_ Si crees que no vamos a poder hacer nada, te vas.
V_ Vale, vale levant las manos.
E_ Tiene el pulso muy dbil dijo apurada con los nervios ya a flor de piel.
Pero el silencio se hizo en el quirfano cuando Teresa retir la ropa de la mujer, los ojos de todos,
captaron una bestialidad tan avasalladora, que les falt a todos el aire mientras escuchaban con Sissou
rompa a llorar.
Los rostros, eran tan serios, tan duros, expresiones glidas, deban trabajar y no pensar, pero a veces
era tan complicado no involucrarse en aquello, que Esther deba hacer esfuerzos, no poda entender como
la noche anterior todo haba sido felicidad, alegra y ternura, y en ese momento todo se haba vuelto
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tristeza, desgracia y dolor. Llevaban algo ms de una hora cuando salieron del quirfano, Teresa haba
acostado a dos mujeres ms, los rostros de los tres le dieron a entender la verdad.
V_ Alguien es familiar?
T_ S, su hija tambin fue violada, y a su marido le obligaron a mirar, le dijeron que si cerraba los ojos lo
mataran, finalmente lo mataron su voz se rompi.
V_ Odio esto lo odio me dan nuseas. Maca las revisas t?
M_ S dijo con un hilo en su voz.
V_ Ahora mando a los hombres que la saquen hay ms mujeres?
T_ S, pero ninguna lo quiere decir la vergenza, ya sabes, imagino que luego irn viniendo.
V_ De acuerdo. Voy a hablar con Dvila Me da vergenza ser hombre hoy y mirar a esas mujeres a la cara
sus ojos se llenaron de lagrimas.
M_ Vamos voy a reconocerla le dijo a Vilches igual de afectada.
Al terminar, fuera, no se oa absolutamente nada ese silencio tan potente que se les clavaba en el
alma, a todos, Nsona reparti comida, Teresa cur heridas superficiales junto a una ms que afectada
Sissou. Nmaba rezaba por el alma de aquella mujer que haban enterrado sin nombre, otra cruz ms de
madera de viejo roble. Y en el pequeo hospital, Esther terminaba de desinfectar el instrumento usado en
vano para salvar la vida al deshecho de la mujer que lleg. Lo haca con las lagrimas corriendo por su
rostro, con el corazn apretujado, y el desanimo clavado en sus venas, en sus msculos, en su corazn. De
pronto la sinti, ese abrazo que le dio por la espalda, metiendo su cabeza en la melena suelta otra vez de
Esther, un suspiro tan profundo, tan herido como el de ella, Esther se gir, la mir, se miraron con los ojos
rasgados por las lagrimas y se abrazaron con fuerza, una fuerza absoluta, en medio del dolor, la ira, la
rebelda, la injusticia, estaban las dos, compartindolo, repartiendo las lagrimas del dolor, como la noche
anterior haban repartido las caricias, del amor.
Era media tarde cuando por fin, haban conseguido estabilizar las hemorragias de las dos mujeres
que haban solicitado ayuda. El silencio fuera del hospital haba llegado cubriendo todos los rincones, la
gente exhausta dorman unos apilados contra otros, los pocos nios que haban, tras un reconocimiento
exhaustivo por parte tanto de Maca como de Vilches, se haban integrado con el resto de nios de la aldea,
y jugaban ajenos como tantos otros nios que haban pasado por all a la desgracia que haban vivido,
algunos hurfanos, que haban sido adoptados en el drama del momento.
Aquel panorama desolador lo estaban captando los ojos de Esther, se haba sentado con una taza de
Alu en su mano, con la barbilla apoyada sobre las rodillas y un nudo en su corazn. Oy sus pasos
acercarse y sonri, tan solo sentirla cerca le daba animo, y fuerza.
M_ Hola cario.
E_ Hola le sonri ms cuando se sent junto a ella mirndola con esa ternura que los ojos de Maca le
regalaban. Has tomado algo?
M_ No, no me pasa nada.
E_ Yo necesitaba beber, estoy demasiado seca por dentro.
M_ Claro. Cmo ests? le pas una mano por los hombros acercndola hasta su hombro.
E_ Impresionada.
M_ Lo s.
E_ Cierro los ojos y veo la brutalidad en esa mujer y
M_ Es bueno hablarlo Esther, no te quedes callada.
E_ Y la hija?, el marido negaba con la cabeza.
M_ S, son animales salvajes, hienas, porque ni los animales hacen algo as, pero debes entender Esther
que esto es parte de este loco mundo, que nosotras, bueno, nosotros todos, solo podemos darles el auxilio
que les damos, un poco de paz, pero nada ms desgraciadamente ahora lo denunciaremos, pero siempre
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prometen esto va a cambiar, cmo cambias a los salvajes que viven como ratas?, no hay cambio, tan solo
podemos hacer que su dolor y su humillacin, no sea mortal. Mira Sissou, mira Lula ellas poco a poco
con ayuda lo han superado, que no olvidado le hablaba con un amor infinito, con delicadeza. Es lo
nico que podemos hacer Esther, a veces me siento intil, pero cuando miro a Lula y recuerdo lo que
luchamos por ella es la nica satisfaccin que me queda.
E_ Maca cario la mir con pena y le dej un suave beso en la comisura de los labios.
Mo_ Uh Uh Uh se hizo espacio entre ellas y se sent abrazndose a Esther.
M_ Pero bueno qu quiere decir esto!
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr pedorreta para Maca sin ninguna contemplacin.
M_ Mona! se quej ante la sonrisa de Esther. Oye guapa que te enteres que Esther es ma, a ver que
solo me falta esto, eh!
E_ No te quejes pobrecita que hace mucho tiempo que no le doy mimos.
Mo_ Uh uh uh deca despacito a modo de respuesta.
E_ Ves unos cuantos mimos la ayud a subir a sus brazos. Jo como pesas eh?
Mo_ Uh, ahhhhhhhhhhh asenta sacando todos sus dientes a relucir.
T_ Hola chicas puedo? las miraba con cierto corte despus de todo lo que haba escuchado la noche
anterior que a ellas prcticamente se les haba olvidado. Qu tal vais?
M_ Bien Teresa, esperando a ver si se decide alguien ms a pedir ayuda.
E_ No lo entiendo.
M_ Ya lo dijo Vilches, costumbres, para ellas es una humillacin lo que les ha ocurrido, as que tratan de
no mostrarlo.
T_ Hay que estar atentas cuando van al lavabo, normalmente la mancha de sangre es la seal, pero an as,
es complicado que nos dejen actuar.
E_ Canallas susurr.
Ma_ Mwasi Maca.
M_ Si Massamba.
Ma_ Creo que una mujer necesita ayuda como siempre Massamba como buen cazador, y hombre
solitario, se haba acostumbrado a observar.
M_ Vamos.
E_ Mona qudate aqu.
M_ No Esther, ve al hospital, me voy a acercar yo sola a ver si as la convenzo.
E_ Vale lo preparo todo.
T_ All est Vilches voy a decirle a Nsona que caliente agua.
Y as fue, aquella mujer joven que Massamba haba observado, se dej ayudar por la Mwasi blanca
que se acerc, y por las otras dos Mwasis blancas que estaban dentro de aquel recinto, ella tan solo fue
capaz de llorar. A cambio recibi calor, cario, una mano suave la de Teresa que le daba calma, unos ojos
los de Maca y Esther, que le daban fuerza y apoyo, y unas palabras de Sissou que le daban su ejemplo y su
comprensin.
Cuando terminaron, Vilches las requiri a las dos en su despacho, las hizo sentarse, su gesto era
serio. Suspir y mir a ambas a los ojos.
Al salir se encontr con ella poniendo en el armario algunas vendas, se les haban terminado y saba
que en cualquier momento volveran a necesitarlas, Maca sinti un nudo en su corazn, tal que le entraron
unas ganas terribles de llorar, se apoy contra la pared que justo haba junto al armario y se cruz de
brazos.
M_ Esther ella no la mir entonces descruz los brazos y una mano acarici su barbilla para que la
mirara, estaba llorando. Cario todo va a ir bien vale?
E_ No te puedes ir.
M_ Solo me han citado para hablar, ya est, vale? insisti.
E_ Si te vas me voy contigo le dijo segura.
Maca se quedo tan impactada, por las forma de decirlo Esther, no pensaba que nadie pudiera mostrar
tal amor por ella, tanto, que la abraz fuertemente suspirando.
M_ Esther
E_ Te quiero mi vida te quiero y no quiero separarme de ti nunca se haba separado mirndola con tal
devocin que Maca neg con la cabeza formando un puchero en su barbilla. Nunca mi amor nunca
M_ Yo tampoco Esther yo tampoco.
El da se les pas tan rpidamente que cuando se dieron cuenta seguan curando a los refugiados con
la luz del motor porque la noche haba cado. Desde ese abrazo donde sintieron el amor profundo entre
ellas, poco tiempo disfrutaron juntas.
En el hospital, Esther estaba reponiendo y recontando todo el material que les quedaba con la ayuda
de una atenta Sissou que aprenda como deba reponer, tal y como lo hacia ella, con la exactitud y el orden
que tanto le gustaba. Estaban en ello cuando entr Vilches.
V_ Cmo vais?
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E_ Van a traer repuestos? pregunt seria.
V_ No creo.
E_ Entonces vamos bastante justos.
V_ Y cundo no! protest. Luego mir a Sissou y le hizo un gesto para que se quedaran a solas l y
Esther. Cuando la chica se sali, Esther sigui anotando en el papel sin prestarle atencin a la presencia de
Vilches. A m tampoco me gusta la idea, pero no se puede hacer nada!, entiendes?
En el hospital los ojos rojos, enfurecidos y acusadores de Esther se haban clavado en un Vilches que
entenda el enfado pero poco o nada poda hacer.
E_ No, no lo entiendo Vilches, no entiendo que por salvar la vida de una mujer le quieran quitar del medio,
no entiendo que yo no pueda ir a testificar y a decir lo que pas, no entiendo que t no me dejes ir, no
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entiendo, cmo te quedas tan tranquilo aqu cruzado de brazos mientras Maca se tiene que enfrentar sola a
algo tan injusto como eso y por ltimo no entiendo! alz la voz y el dedo para cortar a un Vilches que
iba a contestarle. No entiendo este mundo de mierda!
V_ Vale Esther ests nerviosa, y no voy a tomar en cuenta segn que
E_ Pues deberas tomarlo! le desafi con la mirada sin alzar la voz pero lo suficientemente enrgica
como para hacerse fuerte.
V_ A m me gusta tan poco como a ti, pero yo no puedo hacer nada, ella actu indebidamente, tenemos
protocolos que seguir, tenemos normas y un da puede que le salga muy caro sobrepasarlas, para hacer el
bien?, claro, lo s, yo tambin lo hago, pero soy ms prudente que ella.
E_ Pues entonces, si t tambin te saltas reglas, vers que esto es una encerrona, y que la nica que la
puede aclarar soy yo.
V_ No puedo quedarme sin enfermera.
E_ Te quedas sin mdica! segua fuerte y desafiante.
V_ Esther resopl tratando de no perder los nervios. Escchame si es por la boda.
E_ A la mierda la boda, esto es mucho ms importante que la boda dijo fuera de si cerrando los ojos.
No te das cuenta Vilches!, no quieren que Maca est aqu!, y es injusto el motivo por el cual no quieren.
V_ Pero ella no fue lo suficientemente lista Esther.
E_ No pienso dejarla sola le dijo con contundencia.
V_ Si te vas con ella estars desobedeciendo e infringiendo las normas se puso las manos en las caderas
con actitud algo inquietante mientras pensaba en las posibles reacciones que aquello poda conllevar.
E_ Te dejo con Sissou, con Teresa, y si me quieres denunciar hazlo!
V_ Yo no ser quien lo haga, pero si te plantas all sern ellos quien os echen, y entonces me quedar sin
una mdica y una enfermera que formaban un gran equipo y que pueden ayudar a mucha gente entonces
tu egosmo por Maca empujar a mucha gente a perderse, te dije cuando bajaste del avin, nada de lazos, y
no has tardado demasiado. Quieres ir?, vas.
Teresa haba ayudado a Maca a levantarse del suelo, haban llegado hasta el escaln y se haban
sentado desanimadas. Teresa le haba ofrecido un pauelo para poder controlar su lagrimas, y se haba
quedado ella otro porque su abatimiento estaba segura le iba a hacer llorar.
T_ Te comprendo cario.
M_ La he encontrado Teresa, es es simplemente maravillosa y ahora no puedo perderla es el amor de
mi vida.
T_ Lo s dijo con gesto de pena. Las cosas siempre vienen cuando no tocan, pero mira, vamos a tener
la esperanza de que puedas aclararlo.
M_ Si Julia esta detrs de esto no voy a poderlo aclarar.
T_ Quiz s, quiz haya una manera.
M_ Crees que no lo he pensado?, llevo toda la tarde dndole vueltas a la cabeza.
T_ Sabes que es peligroso.
M_ Pero por Esther hara lo que fuera.
T_ Te conozco y eso sera muy duro para ti.
M_ Lo s, pero te lo repito, por Esther hara lo que fuera.
T_ Est bien preparar litros y litros de tila que Lula rece, y mira quien sabe, obramos un milagro!
M_ Pero para eso no puede venir Esther la mir trasladando en sus ojos una suplica de ser ayudada.
T_ Ya y quiere ir.
M_ Debiste ver como se puso con Vilches, tiene un carcter mi nia sonri orgullosa.
T_ Ya ya sonrea. Y otras cosas vamos digo yo se limpi la nariz.
M_ Jajajaja solt una carcajada repleta de lagrimas. Tanto se oy?
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T_ Corchos!, lo preguntas de verdad? abri sus ojos como platos mirndola con un gesto repleto de
seriedad e incredulidad.
M_ Es tan pasional me hace perder el sentido Teresa te lo juro deca sonriente como recordando por
primera la fabulosa noche vivida.
T_ Bueno ese tema vamos a dejarlo que por poco me cuesta una enfermedad Maca dio una carcajada.
Y vamos a ver si podemos preparar algo para esta pobre gente que les pueda aplacar el hambre.
M_ Lo malo es aplacar el miedo y eso no lo vamos a conseguir.
Vilches se haba ido a su despacho, enfadado no con Esther sino con el mundo entero, saba que en
ese momento no era bueno para que llamaran a Maca, lo haba intentado por activa y pasiva, haba
intentado retrasar la llamada, pero no lo haba logrado, en parte, se senta frustrado. Y en parte comprenda
y admiraba la postura de Esther.
Cuando las dej solas, ambas suspiraron sin poderlo evitar, mirndose a los ojos descubriendo ese
sentimiento que tanto les gustaba encontrar en los ojos ajenos. Se acercaron con tranquilidad, con lentitud
mirndose a los labios, rozndolos suavemente, con ese pequeo roce, despertaron en ellas miles de
emociones, miles de amaneceres, se separaron volvindose a mirar y terminaron en un abrazo fuerte y
dependiente la una de la otra.
Llegaron al comedor y las caras de todos les dio a entender que algo pasaba, miraron a Vilches y ste
con la barbilla algo tensa les confirm la noticia.
V_ Maana debes ir a Brazzaville, vendrn a llevarse a los refugiados y de paso te irs t con ellos.
El silencio tras las palabras de Vilches se adue de todo, las caras y los gestos tensos, se hicieron
dueos de la calma y las sonrisas.
M_ Mejor cuanto antes mejor mir a Esther y vio que se giraba entrando a la cocina, entonces con
la rabia que no quera demostrar delante suya susurr. Mierda
V_ Te han pillado Maca.
M_ Lo s.
V_ Si te vas ella no lo va a soportar.
M_ Y yo tampoco.
V_ Has pensando algo?
M_ S.
V_ Yo he hablado pero ya sabes qu has pensado? Maca le explic a grandes rasgos cual era su idea
y l le dijo. Joder si lo haces los ovarios los tienes muy bien puestos, creo que ser bueno para ti.
M_ Lo s.
T_ Toma cario.
E_ No quiere que vaya.
T_ Es mejor djala que ella lo trate de solucionar.
E_ Si se va
T_ Esperemos que no.
E_ No lo podr soportar y ella
T_ Ella te lo digo seguro, tampoco.
E_ Qu podemos hacer?
T_ Yo ya hice lo que estaba en mi mano, slo espero que sirva de algo Esther, no le digas nada a Maca, no
quiero que se cree falsas esperanzas.
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E_ Mierda susurr abatida.
T_ Venga anmate, que no te vea as.
E_ Cmo es la vida, no!, de la noche a la maana todo cambia, lo que es risa se vuelve llanto, y lo que es
tranquilidad se vuelve infierno.
T_ Eso es la vida cario por eso hay que vivirla al da, el presente es lo que vale, el pasado son recuerdos
el futuro desconcierto, as que vive esta vida que tenemos, el hoy Esther, el hoy.
E_ Maca tiene razn en eso bueno prcticamente en todo.
T_ Si, venga a cenar que hay que alimentarse para seguir luchando.
Durante la cena, hablaron un poco de todo, sobre todo de finalizar el aislamiento pues llegados al
punto de no desarrollar ningn tipo de sntoma, era para todos mejor salir de las cabaas, ya que tenan
trabajo que hacer. Los hombres llegaron con las cestas llenas de pescado, se les haba dado bien la pesca.
Al volver las mujeres apartaban de ellos sus miradas. Nmaba, con su perro fiel, haba acudido a ellas y les
hablaba, su propia vivencia transmita un calor para que ellas superaran el trago que les estaba tocando
vivir sin remedio alguno. Las mujeres la escuchaban, algunas no podan detener las lagrimas y rodaban sin
ms hasta golpear la arena, los ojos tristes de las mujeres, llenaban de miradas repletas de dolor sus gestos,
y aquellos gestos eran seguidas con atencin por Esther con Mona en su brazo, Maca y Teresa con Valiente
en el suyo, se haban sentado como hacan siempre un ratito en el porche para observar la luna, las estrellas
y respirar aire, pero aquella noche el aire era amargo, nuevamente veran marchar un camin repleto de
almas perdidas, sin saber donde iban a ir a parar, aquella situacin que a cualquier persona del mundo
civilizado le causara pavor, a ellas, lo nico que les provocaba era esa desidia acumulada con los aos y
los movimientos de una tierra a otra, siendo nunca dueos de algo, sino reyes en el mundo de la nada.
M_ Cario creo que ser mejor que nos acostemos. Vilches ha hecho la ronda, si pasa algo nos llama.
T_ Si descansar, yo me encargo de vigilar tambin venga sonrea.
E_ No tengo sueo.
T_ Pero descansas.
E_ Y estoy al lado de mi amor, venga vamos!
M_ Muy buena idea si hasta maana Teresa.
E_ Venga Mona cario baja Mona vestida con unos pantalones cortos de Esther baj. Mrala ella que
fashion con mi ropa
M_ Pija!, es la primera mona pija de la Selva! rea abiertamente.
Mo_ Uh uh uh uh uh mova los brazos al aire.
E_ Y Valiente qu?, t que? sonrea al ver los gestos de Mona.
Va_ Ah ah se acomodaba ms en el brazo de Teresa.
R_ Guau guau guauuuuuuuuuu.
T_ Venga Ramn venga si t eres mi ojito derecho.
M_ Tenemos conflicto sentimental eh?
E_ Si sonri ampliamente. Vamos venga.
M_ Buenas noches a todos se pusieron a andar y Mona lo hizo tras ellas, al darse cuenta Maca, se gir se
puso en jarras ante la sonrisa de Esther y dijo. Dnde crees que vas?
Mo_ Ah ah ah se acerc a ella agarrndose a sus piernas y acaricindola.
M_ Zalamera eres
E_ Total, pero es tan mona mrala como le vamos a decir que no
M_ Pues muy sencillo Esther, dicindoselo que es una mona.
Mo_ Ahhhhhhhhhhh deca suavemente.
M_ Joder pero sin subir a la cama ni hacer ruidos ni echarte pedos! dijo con mucho nfasis.
E_ Maca! rea con ganas.
M_ Hostias no has sufrido uno de ellos?
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E_ S, pero mrala la has puesto en evidencia Mona se haba sentado en el suelo mirndose los pies, y
metiendo sus uas entre los dedos. Pobrecita. Venga vamos
M_ Ay que joderse! susurr mientras Mona pasaba de largo de ellas abriendo la puerta y echndose
dando volteretas por el suelo. Es increble
E_ Pues si no tan increble como t pero bueno
M_ Oye Esther la detuvo cuando iban a entrar.
E_ Dime le contest tambin con la misma sensualidad que ella le haba preguntado.
M_ Vas a ponerte el camisn de encaje, negro? le preguntaba mientras le acariciaba el pelo.
E_ Maca los refugiados nos estn mirando.
M_ Pero si o no! sonrea con esa picarda en ella tan de Macarena Wilson.
E_ Si me lo dices as, cmo resistirse!
M_ Pues a qu esperamos!
La noche aguant sin lluvia, algo que agradecieron los refugiados, Teresa antes de irse a dormir, hizo
un repaso a todos con la compaa de una Sissou que se haba visto terriblemente implicada en ello, le
gustaba y charlaba con Teresa, aquella joven era inteligente, y escucharla a Teresa tambin le ayudaba, a
pesar de todo, seguir creyendo en que Dios, exista.
Ng_ Malembe malembe, shhhhhhhhhh te kobanga na nkanti, mono kele bampangi, malembe
(tranquila tranquila no tengas miedo, yo soy hermano).
La excusa del camisn negro de encaje les facilit ese momento de relax, de juego de seduccin, de
besos y caricias lentas de pie, de besos y caricias lentas en la cama, dos cuerpos desnudos buscndose y
encontrndose, labios, piel, aromas, en definitiva volver a su mundo, a se reservado que tan solo haban
fabricado ellas, un mundo donde en ese momento al acabar silenciosamente, queran huir, refugiarse solas,
mantenerse en ese impas donde nadie pudiera acceder, donde fuera un mundo diseado por ellas y para
ellas, libre, repleto de amor. Al finalizar, unas sonrisas traviesas, ese roce de nariz contra nariz repleto de
dulzura y cario, esos besos finos, cortos pero tan importantes, tan sabrosos como los que momentos antes
haban repartido repletos de pasin.
M_ Te quiero
E_ Y yo cario te quiero muchsimo le musitaba sobre su pecho. Maana te voy a extraar.
M_ Lo s, yo tambin te das cuenta?, desde que llegaste es la primera vez que nos vamos a separar.
E_ Si sonri con una inmensa tristeza.
M_ Ser todo el da, imagino que despus podr volver.
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E_ Y cmo volvers?
M_ No lo s pero volver sonri besando su sien.
Durante un rato estuvieron en silencio cada una valorando la situacin y las palabras que podan
decir y podan poner ms o menos tristes a las otras, por eso prefirieron el silencio el brutal silencio entre
ellas a las palabras que podan doler ms. Hasta que en un momento Esther como captando a travs de los
latidos del corazn lo que le ocurra a Maca, se separ de su pecho y le susurr.
E_ Quiero abrazarte.
M_ Claro lo estaba necesitando.
E_ Ven le hizo un hueco y se abrazaron con fuerza. Todo ir bien mi amor todo ir bien.
M_ Ahora va mejor sonri con un profundo gesto de pena.
E_ Cario no s que pasar maana, pero ten por seguro que pase lo que pase, no nos van a separar.
M_ Lo s dijo sin mucho convencimiento.
E_ Te lo digo yo, y lo que yo digo es le peg una palmada en el culo.
M_ Joder se me haba olvidado que eres una marimandona en toda regla!
E_ Pues ya lo sabes.
Ni una ni otra durmi, pero al menos el abrazo fue reconfortante para ambas, con los primeros rayos
del sol, con los cantos de las gallinas, comenzaron a moverse para levantarse.
Sin embargo dos golpes en la puerta hicieron que ambas y los animales guardaran silencio. Maca se
levant y se asom, all con gesto serio estaba Teresa, no le hicieron falta las palabras para saber que deba
marcharse. Maca asinti con gesto serio y cuando cerr la puerta se gir dicindole a una Esther que se
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haba quedado como si fuera una estatua de sal, pendiente de un solo soplido para deshacerse de manera
total.
Al salir vieron como uno a uno iban subiendo a los refugiados al camin, como aquellos hombres y
mujeres se dejaban llevar como si fueran almas en pena, de aqu all, sin nada ms que la vida en su poder.
Tambin vieron a Vilches y Massamba discutir con uno de los encargados que haban llegado para
llevrselos. No entendan que pasaba, pero sin duda algo grave era por el rostro de Vilches. En la ducha,
Maca pudo soltar alguna lagrima pero tan efmera como el agua resbalando por su piel, no poda hacer
esperar, deba hacer todo cuanto ellos tenan pensado para ella, para no crearse ms problemas, por eso su
ducha y sus lagrimas fueron rpidas, llegaron y se marcharon en un suspiro.
Tras darle un beso, las mujeres de la aldea la despidieron, los nios se subieron a su cuello, Nmaba
le hizo la seal de persignacin sobre su cuerpo y finalmente se separaron para dejarla con Esther.
Los nios, salieron tras el coche, las mujeres gritaban como en ellas era costumbre, y Esther cuando
vio como perda de vista el coche, sinti como su mundo de desmoronaba.
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Parte 4
Los nios, salieron tras el coche, las mujeres gritaban como en ellas era costumbre, y Esther cuando
vio como perda de vista el coche, sinti como su mundo de desmoronaba.
En la cafetera, en el asiento trasero Maca vea pasar los rboles, la espesa vegetacin ante sus ojos,
pero aquella imagen de un hermoso cielo animando su paso, no le llegaba a la mente, en ella, tan solo
estaba la mirada, la sonrisa y el amor de Esther.
El trayecto era largo, agradeca que Massamba y Zul hubieran decidido acompaarla, su silencio
era reconfortante porque se senta acompaada, se senta respaldada y profundamente segura, no era fcil
atravesar la Selva y llegar hasta Brazzaville, lo ms seguro era que deban hacer noche en la ciudad, y sin
embargo a ellos no les importaba estar siete horas de viaje para acompaarla, para como ella misma senta,
protegerla. Esa parte de la gente de frica era lo que le haca estar all, lo que le daba ese calor especial, los
miraba y saba que a pesar de ese rictus que pareca infranqueable y glido se esconda el mismo gesto de
rabia que las mujeres le haban entregado al verla marchar, en ese instante, le hubiera gustado dar marcha
atrs en el tiempo y haberse negado por primera vez en su vida a hacer algo que vena haciendo desde que
estaba all, ayudar a la gente a sufrir menos. Suspiraba constantemente perdida en sus pensamientos, saba
que lo que iba a hacer era arriesgado para su carrera pero tambin para su corazn, pero no se le ocurra
nada mejor, esperara hasta el ltimo momento y lo hara, pero entonces pas por su mente un flash que le
hizo estremecerse y an sentir ms rabia.
M_ No creo que se le haya ocurrido venir! si est tan desesperada no sera la primera vez que lo
intenta
Entonces record como la haba manejado a su antojo, como le haba echo ir y venir sin ella darse
cuenta cegada por ese amor que senta por ella, un amor que le haba anulado la vista, y el conocimiento,
un amor que le hizo sentir a parte de pareja, madre, y fue ella, la nica que en esa relacin con Julia, dio, a
penas recibi, y durante el tiempo que haba pasado, nunca haba podido superar su traicin, fue tan solo la
presencia a su lado de una mujer maravillosa la que le ayud a salir de un pozo de angustia, y odio contra
si misma del que pensaba nunca podra hacerlo, pero todo en la distancia, ahora, en ese instante en que el
cielo se haba dibujado para ella en ese azul celestial, la Selva cantaba y luca hermosa para ella, sinti que
lo que tanto haba temido y era un reencuentro para enfrentarse a ella, quiz haba llegado, lo que haba
temido ese da para mirarla a los ojos podra llegar pero en ese momento suspiraba segura porque quera
demostrarse a ella primero y demostrarle a Julia despus, que esa luz que siempre la hipnotiz y manejo, ya
no le afectaba, que estaba apagada ante sus ojos y ahora era diferente, ms fuerte, porque en ese momento
s tena algo por lo que verdaderamente luchar, alguien que vala la pena, alguien que le haba conquistado
poco a poco, por muchas cosas, sus miradas repletas de amor, sus miradas repletas de furia, su maravillosa
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sonrisa, su gracioso andar, su genio, , su inmenso corazn, aquella manera suya de demostrarle a corazn
abierto el amor que senta por ella y hacerle sentir tan querida, tan amada como compaera, tan respetada
como mdico, era sin duda lo mejor que haba pasado en su vida, una vida que le haba destrozado la
persona que estaba segura se encontraba detrs de todo aquello. Nuevo suspiro y los ojos de Massamba se
cruzaron con los suyos por el espejo retrovisor, no hacan falta palabras, saba que le estaba mostrando su
apoyo incondicional.
En la aldea sin los refugiados, y sin Maca, todo pareca triste, era la primera vez que se marchaba
sola, y aquello les tena a todos preocupados, Vilches haba hablado nuevamente con Dvila, y vea desde
su despacho como Esther trabajaba sin descanso junto a Sissou, le explicaba por seas y con un kikongo
algo primitivo las cosas que deba aprender o hacer, en otros momentos aquellas palabras suyas tan mal
pronunciadas habran provocado carcajadas por doquier, pero en aquel momento lo nico que hacan era
que todos se percataran que no quera pensar. Y tras acabar de arreglarlo todo y las clases que le haba dado
sobre maneras de curar, se fue al huerto a ayudar a Lula. La muchacha la miraba con tristeza, vea en su
rostro la marca de la preocupacin, entonces se acerc a ella que estaba haciendo un hoyo en la tierra, y
puso su mano sobre el hombro, Esther agradeci aquel contacto, se levant y la abraz rompiendo a llorar.
Lu_ Malembe
El llanto era tan de su corazn, que por primera vez en la vida sinti que alguien era para ella
necesario, hasta llegar a frica no haba dado con nadie en su vida que le importara tanto que su ausencia
le hiciera sentirse desdichada, aquella despedida le haba partido el corazn, quera pensar que todo iba a
salir bien, pero algo le haca dudar, en ese momento en que Lula con su calor le acunaba, segua pensando
en que dentro de su tristeza por un futuro incierto, era afortunada, no solo Lula, todos los hombres y
mujeres de la aldea le haban estado dando nimos, hasta los nios le haban pedido jugar al ftbol, y tanto
Mona, Valiente como Ramn no la dejaban sola ni un solo instante.
El camino se le hizo largo y pesado, se detuvieron en un par de ocasiones donde tuvo que revisar a
una mujer, Massamba le ayud con Zul y algunos de los hombres que llevaban las camionetas, uno de
ellos era enfermero y el otro mdico, pero la mujer no se dejaba tocar por ellos, ante sus gritos fue Maca la
que se ofreci a ayudarla.
Y all fue, entre medio de esa gente que la miraba con sus ojos perdidos, con sus ojos tristes, ellos
pensaban y sufran por sus vidas, todos saban lo que les esperaba en el campo de refugiados, al menos
saban de su triste futuro, ella, no saba si volvera a su aldea, y eso la tena medio loca. Por esa razn
agradeci que a pocas horas de llegar a la capital, donde ya en las carreteras se haca menos peligroso
detenerse, la mujer rompiera aguas, a la seal de Maca, Massamba orden tal y como haban quedado
detener la camioneta donde viajaban, las mujeres ayudaron a Maca, no fue un parto fcil y su rostro as lo
indicaba, el mdico y enfermero le dieron los utensilios que podra necesitar en caso de complicacin, pero
su ya experiencia en ese tipo de casos, le ayud a que lo complicado al final, quedara en nada. Las mujeres
le dieron la enhorabuena, el nio con sus berridos inform a todos que estaba bien, pero la madre al verle la
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cara lo rechaz. Maca cerr los ojos y ante la negativa de las mujeres, tom el beb en brazos y se lo llev
con ella a la cafetera.
Ma_ Qu hacer?
M_ Lo llevamos con nosotros, no me fo, no vayan a echarlo a la carretera.
Z_ Es nio?
M_ S Zul, nio.
Z_ Mejor vida Mwasi.
M_ Pues s, mejor vida que si fuera nia pero sin madre, no s que decirte.
El nio haba sido producto de una violacin, la madre como tantas otras mujeres lo haba
rechazado, aquellos nios hijos de las violaciones, segn en que tribus no eran bien recibidos por las
madres, los rechazaban y si en la tribu haban mujeres viudas eran entregados a ellas, o simplemente los
dejaban de lado hasta que moran. Eran parte de la historia que no sera recordada, tantos perdidos que era
mejor no imaginarlo. Ella haba asistido a mujeres que al ver al nio haban sufrido ataques de ansiedad, de
locura, les recordaban tanto al momento vivido que no podan ni mirarlos, haba visto abuelas hacerse
cargo porque saban que con los das, el sentimiento de odio de las mujeres iba menguando, y acababan
crindolos, haba visto nios a los que ellos mismos haban llevado a los lugares donde gente con gran
corazn y pocos recursos, haban levantado pequeos orfanatos, donde no solo haban nios, tambin
muchachas que haban sido expulsadas por sus tribus, al ser violadas. Todos aquellos recuerdos le nublaban
la vista, y all entre sus brazos aquel pequeo que le haba ayudado a llegar a un mundo donde no era
reconocido. El corazn le dola, pero su situacin no era la mejor para pedir que se lo entregaran, quizs en
otro momento, y con la compaa de Esther, podra haber solicitado su adopcin.
Al llegar al campo de refugiados que quedaba a la entrada de la ciudad les estaba esperando Dvila,
su gesto le haca ver a Maca que las cosas no iban a ser sencillas, que su seriedad iba a ser nada ms el
principio de su propia pesadilla. Baj con el beb en brazos, acunndolo porque tena hambre, le haba
dado un poco de leche que Zul llevaba y lo haban logrado calmar, pero no lo suficiente.
D_ Y esto?
M_ No es mo si es lo que ests pensando le dijo con su lado y porte borde.
D_ No ests en disposicin de hacer muchas bromas Maca.
M_ Lo ha parido una mujer que fue violada, no lo quiere a su lado y ninguna de las mujeres que van con
ella quiere hacerse responsable.
D_ Joder pues estamos buenos llegas tarde y no podemos entretenernos.
Ma_ Yo entregar mwasi.
M_ Gracias Massamba, te lo agradezco le dio al nio dejando un beso en la frente de pequeo, entonces
se dio cuenta que su camisa estaba manchada de sangre.
D_ Ests preparada?
M_ S, claro dijo convencida. Deja que me cambie por lo menos la camisa.
D_ De acuerdo.
Maca cogi su mochila, sac su camisa y entonces vio algo que le llam la atencin, lo reconoci al
segundo, era el amuleto que siempre llevaba Lula con ella, al verlo sus ojos se llenaron de lagrimas,
seguan sorprendindola, deba hacer todo lo posible para que no la sacaran de all, suspir con fuerza entr
en una de las cabaas y se cambi. Sali con sus vaqueros, sus botas y la camisa blanca.
M_ Ya estoy.
D_ Bien, no va a ser fcil, he estado valorando las posibilidades un poco con ellos, de los tres responsables
que van a hablar contigo solo hay uno que te va a echar una mano, y se lo debes a Teresa.
550
M_ A Teresa?
D_ S, fue hasta Longo para hablar con el doctor Mwemba, le explic todo como haba sucedido as que,
creo a poco expliques las cosas con suavidad, l no va a ser quien se oponga a que sigas aqu.
M_ Teresa susurr sonriendo.
D_ Pero no te hagas ilusiones, sabes que ests expedientada varias veces, y en esta has puesto a la
enfermera Garca en peligro.
M_ Eso no es verdad.
D_ Pues eso tendrs que demostrar. Ernest Farroud es homfobo te lo aviso.
M_ Qu bien!, lo han dispuesto todo no?
D_ Lamentablemente s.
M_ Y quin es el tercero?
D_ El doctor Lamboard le dijo despacio.
M_ Joder con las ganitas que me tiene.
D_ Pues ya sabes.
M_ O sea, negro, negro.
D_ Exacto. Puedo sugerirte?
M_ Sabes que s.
D_ Admite que fue tu error que sers buena chica y no volvers a hacerlo, que quisiste afn de
protagonismo, pero que tu superior te ha hecho entrar en razn.
M_ Ests de coa? se detuvo en su carrera y lo mir seria.
D_ Quieres estar junto a Esther?
M_ S admiti con rapidez.
D_ Pues t misma Maca, t misma.
Mientras en la aldea, Esther se haba tranquilizado un poco, Lula le haba hecho algunas confesiones
que le haban arrancado carcajadas entre lagrimas, y le haba prometido superar aquel momento difcil con
serenidad y fortaleza, el reloj era una constante en su mirar, desde que haba llegado a frica, era una pieza
que le sobraba, en ese da, era su mayor enemigo. Estaba en la cocina ayudando a las mujeres con la
comida, cuando Teresa se acerc a ella la vea pensativa.
T_ Qu tal vas?
E_ A esta hora debera haber entrado, no?
T_ Yo creo que s, pero recuerda que no haban llegado puntuales.
E_ Joder
T_ No desesperes o ser peor.
E_ Crees que est ella?
T_ Espero que no, pero si est no me preocupara por nada, creo que a Maca le vendra muy bien
enfrentarla.
E_ T crees? enarc una ceja preocupada.
T_ Completamente, creo que cuando vea que no tiene nada que hacer, la dejar en paz.
E_ Si es tal y como t me has contado y la propia Maca me ha contado, no creo que nunca la deje en paz,
es ms, si Maca es dura con ella, la veo en Madrid de por vida, no parara hasta que lo consiga.
T_ Vale lo reconozco, yo tambin lo he pensado pero no quiero reconocerlo dijo abatida.
E_ Si se va me marchar yo tambin Teresa le dijo mirndola a los ojos, unos ojos tristes de la mujer.
T_ Si os vais mi corazn va a sufrir un duro golpe, pero reconozco que ser lo mejor para las dos, os
amis y no podis estar separadas le sonri con tristeza.
E_ Siempre podremos volver de incgnito no? trat de sonrer aunque sus ojos se haban llenado de
pena.
T_ Claro se abrazaron ante la mirada triste de todas. Claro que s.
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En el despacho de uno de los principales edificios a donde haban llegado Dvila y Maca para la
entrevista, era uno de esos edificios importantes donde pareca no estar en frica, seorial, y con algn que
otro lujo. Subieron hasta el segundo piso, pasaron por algunos despachos con las puertas de madera
blancas, y se detuvieron ante unas puertas dobles, all una mujer les esperaba, les hizo sentarse para avisar
que ya haban llegado. Maca paseaba de un lado a otro, hasta que se apoy en el marco de la ventana y se
qued mirando aquella ciudad, que pareca imposible fuera capital de un pas con tanta pobreza, miseria y
drama. Estaba pensativa mirando, con una sonrisa en sus labios ya que haba por un momento imaginado a
Esther en sus calles, descubriendo sus Iglesias, y no pudo ms que sonrer, pero la sonrisa se le borr
cuando oy una voz justo detrs suyo de mujer.
_ Hola Maca
Agach un poco la cabeza, cerr los ojos y con lentitud se fue girando
Dvila puso su mano en mitad de la espalda de Maca y la acompa hasta dentro de una sala, donde
haba una mesa alargada y tres hombres esperando su entrada, frente a ellos, una mesa ms pequea con
dos sillas, los rostros de los hombres, dos hombres blancos y uno de color, eran serios, sin duda, le
esperaba un momento complicado. Dvila esper a que ella se sentara, y despus lo hizo l.
Se levant y sali de all a paso ligero, se march en busca del pasillo que se acordaba era el
correcto, abri la puerta sin escuchar como Dvila la llamaba, entr, cerr y desafiante mirndola a los ojos
se apoy con las dos palmas de las manos en la mesa mirndola desafiante. Trag saliva y con voz glida le
dijo.
M_ Llmala.
Ca_ Qu?, no s que quieres
M_ Sabes perfectamente lo que te estoy diciendo llmala y no me hagas perder ms tiempo.
Ca_ De acuerdo marc un nmero de telfono esper, la seal, aguard hasta que otra voz le contest y
tuvo que cortarla. No Julia, espera, no soy yo quien quiere hablar contigo es Maca.
M_ Gracias tap el auricular mir a Carolina y le dijo con gesto duro e implacable. Djame sola.
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Durante unos segundos pas por su mente que iba a ser la primera vez que hablara con ella desde
que se despidieron tras la traicin, durante unos segundos pens que deba ser contundente, su corazn
temblaba, sus manos tambin, pero exhal un profundo suspiro cuando vio que estaba sola, destap el
auricular y volvi a suspirar
V_ Maca?
D_ No Vilches soy yo.
V_ Qu ha pasado?
D_ Mira ahora entiendo lo que Teresa me deca, no lo poda creer pero ahora si.
V_ Dvila no me vengas con rodeos, habla claro joder!
D_ Esto es todo una artimaa de Julia, estoy seguro, le acusan de haberte dejado solo en la misin, de
haberse llevado a Esther engaada para seducirla.
V_ Anda ya!, seducirla?, en una operacin?, pero esto que es, un mundo de locos!
D_ Vilches Maca perdi los papeles o bueno no los perdi, sino, reivindic sus derechos como
mdica, les dijo que si queran expulsarla que lo hicieran pero no se iba de frica.
V_ Con dos cojones.
D_ He hablado con Mwemba, a l le parece que es injusto, que se le podra poner una falta grave, sin
retirarla, est convencido que es una mdica como pocas, pero los otros dos
V_ Cabrones, son dos contra uno dijo pensativo.
D_ As es, si le quitan la licencia, de aqu se va a Madrid Vilches.
V_ Cmo?
D_ Ya sabes como funciona la burocracia, si lo deciden tendr que volver a Espaa, desde el momento en
que tomen la decisin.
V_ Y dnde est ella? se pasaba las manos por la cara nervioso.
D_ No lo s, sali despavorida y no s donde fue.
V_ Imagino y qu le digo yo a Esther?
D_ La verdad.
V_ Pues ya puedes ir preparando la incorporacin de una enfermera, si Maca se va, Esther lo har detrs.
D_ Sabes lo que me fastidia de todo esto Vilches?, el poder, como siempre el poder, el poder de una sola
persona para entorpecer un trabajo digno. Me consta que Maca puede hacer locuras quin no las ha hecho!
Si estamos rodeados de sufrimiento, pero esto no es justo, y lo peor, es que no podemos hacer nada.
V_ Voy a hablar con Cruz, ella debe saber algo ms, me dijo que una vez finalizar que nos pusiramos en
contacto con ella debe poder hacer algo desde Madrid.
D_ A Maca le ha perdido su pasado, Julia y todo lo que vino despus.
V_ Justamente ahora que tiene una oportunidad en fin suspir con rabia. Voy a hablar con Cruz, y
despus tendr que hacerlo con Esther, es capaz de coger el camin y plantarse all.
D_ Que no haga tonteras, voy a ver si puedo conseguir algo, hablar yo tambin con mi superior.
V_ De acuerdo. Contrlala Dvila, Maca enfuruada es un peligro.
D_ Lo s.
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V_ Adis.
T_ Qu? le pregunt con cierto temor y nerviosismo Teresa con la presencia de Esther.
V_ Mal no os voy a engaar les dijo con gesto triste. Van a por ella, han mezclado todo y como
resultado lo ms seguro es la expulsin.
T_ Pero no lo entiendo susurr mirando a una Esther que se le llenaban los ojos de lagrimas.
V_ Es muy fcil, ha ido a por ella, Julia y su poder, la reclaman y Maca ha cado, es as de simple.
Y_ Ziku, nswalu na mwasi kunata na kamwana mbefo (doctor rpido una mujer trae un nio enfermo)
deca nervioso asomndose a la puerta.
V_ Vamos! se levant y las dos mujeres fueron tras l.
Fuera del hospital una mujer haba llegado con un burro y un carro, con dos nios ms y su marido,
el aspecto de los nios era enfermizo, al igual que el suyo, el hombre mir a Vilches y le rog.
H_ Luzolo ziku, luzolo mono mwana kufwa nge (piedad doctor, piedad, mi hijo se muere).
En ese momento, los problemas de todos se disiparon en el aire, Esther con rapidez tom la pequea
criatura de los brazos de una madre que caa al suelo tras entregar a su hijo.
La tensin volva nuevamente a la aldea, mientras Vilches y Esther se haban marchado directamente
al quirfano junto al padre que responda las preguntas de Vilches, Sissou y Teresa, disponan todo para la
madre desmayada y los nios, ayudadas por los hombres, como siempre que ocurra algo, todo fue ms
rpido, Lula trajo agua, y la reparti entre los nios.
555
En mucho menos de lo que le haba pedido Vilches, Dib entraba acompaando a Sissou con una
vasija de barro. Esther asinti mientras le preparaba el gotero de antibitico y le inyectaba para bajarle la
fiebre.
D_ Sissou decir que los nios fuera tambin fiebre le dijo Dib a Esther.
E_ Bien, a ver Sissou, manos, muecas, frente entiendes? le deca por seas mientras. Dib le traduca
. Gracias Dib. Voy a ver a los dems. Vilches?
V_ Inyecta a los pequeos, tiene fiebre tambin.
E_ De acuerdo. La madre? su gesto era preocupado pero tambin lo marcaba una profunda tristeza por
su propia situacin, llevaba una lucha interna no quera ser egosta pero, no poda dejar de pensar en Maca.
V_ La madre es puro cansancio, lleva dos das andando con su hijo cargado al brazo, se le han muerto
cuatro y este, como no responda ser el que haga cinco.
E_ Joder susurr rota por el dolor de ver aquella familia destruida.
T_ Yo me encargo de la madre Esther le dijo Teresa.
V_ Encima Maca no est joder! dijo con toda la rabia del mundo reflejada en su rostro.
En la capital, Massamba y Zul esperaban ver salir a Maca, en cambio con quien se encontraron fue
con Dvila, se acercaron a l y cuando les explic lo que haba ocurrido, ambos hombres no pudieron
evitar una mueca de estupor.
Los dos hombres comenzaron a quejarse ante la situacin, el cario por aquella mwasi mondele, no
haca falta mostrarlo, ella lo saba sin necesidad de nada ms que ese apoyo que ambos le haban querido
transmitir, con tristeza se sentaron en la puerta esperando que saliera para acompaarla.
En la aldea, se haban calmado un poco, Vilches pareca que tena controlada la situacin, a los nios
les estaba bajando la fiebre, y la diarrea pareca que se haba cortado, la madre se haba despertado y se
mostraba pesarosa pero agradecida, a su lado Nmaba que haba con su perro, tomado los mandos de la
situacin, haciendo salir del hospital a toda la juventud frtil, ella y Teresa, estaban all, mientras Esther no
se separaba del pequeo que apenas tendra unos meses, le pona y quitaba los paos, le sonrea y
acariciaba.
E_ Si Maca estuviera aqu, seguro estara dicindote cosas el pequeo tena abiertos los ojos pero
pareca ausente. Ella tiene mucha mano con los nios sabes?, es una mdica maravillosa, y muy guapa,
seguro que con su sonrisa te hubiera cautivado pequeo, espero que cuando venga ests mejor y puedas
sonrer para ella sin poderlo evitar el miedo se haba adueado de toda ella una vez pasado la tensin de
aquel momento, y como resultado a aquel miedo, las lagrimas afloraron en sus mejillas mientras susurraba
. No puede ser as de injusta la vida no puede hacerme esto justo ahora no negaba con la cabeza
con aire sombro, entonces el nio comenz a llorar a pleno pulmn. Shhhh, no llores qu derecho
tengo yo a quejarme, verdad pequeo?
En la capital, Maca estaba saliendo por la puerta cuando Massamba y Zul se aproximaron a ella,
con sus gestos lo decan todo, as como el suyo propio mostraba la incertidumbre del momento, una
556
seriedad extrema le haba dejado la conversacin mantenida, un sabor demasiado amargo en su boca, un
dolor en su pecho que trataba de controlar para no romper a llorar all mismo.
Subieron a la cafetera y se trasladaron entre la gente cargada con brtulos en la cabeza, animales que
paseaban, nios que bailaban, y todo aquello pasaba por los ojos de una Maca que segua sin poder
controlar todas las emociones que haba sentido y que haba sufrido. Al llegar, Dvila la mir con una
profunda rabia por no poder ayudarla.
D_ La cena est casi lista Maca, si quieres darte una ducha y relajarte, te da tiempo.
M_ No tengo hambre, gracias puedo hablar con Esther?
D_ S, claro vamos le indic con su mano el camino hacia el despacho.
M_ Gracias.
D_ Massamba, Zul, poneros cmodos no hay mucho sitio pero podris descansar.
M_ Cundo van a decirme algo? le pregunt encaminndose hacia el despacho con los brazos cruzados
sobre el pecho.
D_ Maana nos han citado a las diez.
M_ Bien.
D_ Pasa, antes que hables con ellos, quiero decirte que he sentido vergenza all dentro, sin embargo me
siento muy orgulloso de ti, no s que va a pasar pero me siento orgulloso de ti Maca.
M_ Gracias dijo con su gesto apesadumbrado. Espero que se den cuenta que no tienen razn.
D_ Venga te paso la llamada y te dejo sola.
M_ Bien.
D_ A ver trat de comunicarse con Vilches, pero por ms que lo intent la lnea no le permita recibir
seal. No s que pasa a ver djame intentarlo de nuevo.
M_ Si quieres ve a cenar, ya lo intento yo.
D_ No, tranquila, tengo trabajo no creo que tenga mucho tiempo.
M_ Siento si te he entorpecido tu
D_ Vamos Maca! despus de ver como les has pateado el culo, y les has demostrado lo que es sentir de
verdad lo que hacemos, no me digas eso, slo espero que maana nos digan que todo queda en un toque de
atencin.
M_ Pues si, yo tambin lo espero sonri con tristeza.
D_ Pero sabes que es complicado, verdad?
M_ S. No puedes? le pregunt algo desesperada al ver que la lnea segua sin dar seal.
D_ No. A estas horas es ms complicado, venga cena y despus con las lneas menos sobrecargadas hablas
con ella.
Maca subi a su habitacin, era pequea y en la cama casi no caba, tena que acurrucar sus piernas
para que quedaran dentro del colchn, pero, poco le importaba donde dejara caer su cuerpo, miraba el
techo mientras una lagrima caa por su rostro, cerr los ojos suspirando, recreando su memoria nuevamente
la escena que haba vivido en aquel despacho.
Cuando Carolina sali, volvi a suspirar antes de hablarle, estaba all al otro lado de la lnea, por
primera vez en dos largos aos volvera a escuchar su voz. Con actitud firme, voz spera y tono
contundente habl.
557
M_ Solo quiero decirte que ni se te ocurra llevar esto adelante, t tienes poder aqu, yo lo tengo en
Madrid, te recuerdo que soy una Wilson, una Wilson que puede disponer de dinero, abogados y jueces, una
Wilson que t pateaste, y la que te tiene muchas ganas, hasta hoy, me he callado, no he querido saber
nada de ti pero t has provocado esto, as que ahora vas a tener que afrontar las consecuencias, no me
hables! No quiero ni escuchar tu asquerosa voz le cort gritando al escuchar que iba a nombrarla con
esa voz dulce con la que tiempo atrs consegua todos sus propsitos. Solo quiero que escuches, si haces
que esto siga adelante, si haces que me hagan volver a Espaa, te juro que luchar por lo que es mo, y
mo tambin es el pequeo, te denunciar por haberme utilizado, porque yo soy la madre de David
tambin, y sabes que lo hago!, y si no lo imaginas, te lo digo, mi dinero compra cualquier cosa, tengo
personas dispuestas a declarar a mi favor con tu asquerosa artimaa, as todo el mundo sabr de lo que
eres capaz, y solicitar mis derechos como madre, los tengo y lo sabes, sabes que si quiero, compartimos
la custodia, no quiero saber de ti, pero s del pequeo, si tienes cojones sigue adelante con esto, y te juro
que descubrirs mi lado ms desagradable ese que no conoces, no me interesas como mujer, eres
detestable, y te digo ms, nunca volver a tu lado, ni a mirarte, ni a escucharte porque me das asco y
pena, mucha ms pena de lo que puedes imaginar, quieres retarme?, hazlo, sigue con tu sucio juego, y
entonces descubrirs el mo. Quieres que todo el mundo se entere como te revolcabas conmigo?, todos
saben que soy lesbiana, a m no me importara explicar lo bien que nos lo pasbamos, quieres que sepan
como jugaste conmigo y con tu supuesto marido?, quieres que descubra todo el mundo tu cara de zorra?,
sigue con esto y te juro que no tendr piedad, y te juro, que te quitar al pequeo que no te merece como
madre guard silencio por un momento pens que hablaba sola, era tal el odio que sala de ella que no
haba parado a escuchar si estaba all, pero claro que estaba, oa su respiracin nerviosa. Quieres que
juguemos Julia?, lo haremos las dos, te lo aseguro
Los golpes de los nudillos de Dvila en la puerta la despertaron de esa pesadilla que haba sido su
monlogo, no haba dejado hablar a Julia, tan solo vomit todo lo que durante tiempo se haba callado, que
durante tiempo haba pensado pero no haba encontrado el coraje necesario para gritarlo. Se levant como
si su cuerpo pesara toneladas, la vida se le haba burlado en esa curva del camino, pero no estaba dispuesta
a perder.
M_ Hola.
D_ Vamos a cenar Maca, o Teresa luego me har la vida imposible si no te cuido le dijo con una tmida
sonrisa.
M_ De acuerdo, has conseguido hablar?
D_ No, ahora cuando cenes lo intentamos de nuevo.
M_ Gracias al bajar se encontr con Massamba y Zul all de pie mirndola con cierta mezcla de sincera
admiracin y cierta inquietud. Ey! chicos que an no me he ido, no quiero ver esas caras eh? les dijo
sonriendo.
D_ Venga vamos a cenar y lo veremos todo de mejor color.
Cenaron tratando de ver algo positivo dentro de lo mal que estaba la situacin, hablaron de lo que
realmente haba supuesto aquel entramado y como haba cado en la trampa que Julia desde la distancia le
haba tendido.
En la aldea, Teresa haba casi obligado a Esther a cenar, al terminar se sali hasta su cabaa y se
volvi a sentar all con la mirada perdida, Mona que no se haba separado de ella, se sent en sus rodillas
abrazada a su cuello, Valiente se haba tumbado en el suelo apoyando la espalda en los pies de Esther
porque Mona no le haba dejado subir a sus piernas. All con los ojos mirando hacia la puerta, an sabiendo
que no se iba abrir, no se separaban imaginando el momento de la vuelta de Maca, su sonrisa le quitara
558
todos esos momentos amargos que llevaba vividos desde su marcha. En ese pensamiento estaba cuando vio
como Vilches la llamaba por seas, al levantarse, Mona se fue tras ella y Valiente cay rodando mientras
protestaba el movimiento brusco de una Esther que sali a toda prisa caminando.
V_ Es Maca pero una cosa Esther, trata de que no te note muy mal, creo que est tocada.
E_ Lo s, gracias Vilches le sonri y entr en el cuarto. Maca?
M_ Hola mi amor sonri iluminndosele la cara, mientras sus ojos se llenaban de tristeza. Qu tal
ests?
E_ Echndote de menos, pero bien, y t?
M_ Igual pensando que esta maana te he dado un beso y ahora aqu estamos en la distancia.
E_ Bueno pero maana nos volvemos a ver y me dars todos los que me debes de hoy, ya s que soy
irresistible pero no puedes pasar una noche sin m? trataba de sonrer mientras sus ojos se llenaban
de lagrimas.
M_ Pero que presuntuosa es mi nia! sonri esforzndose. Oye y t a m?
E_ T qu crees? de pronto guardaron silencio, un silencio extrao entre ellas, tras suspirar, Esther le
pregunt. Qu tal ha ido?
M_ Como esperaba, pero vamos ya les he dicho que a m no me mueven de aqu, si no me quieren en este
proyecto ser en otro, pero no te voy a dejar.
E_ Bueno, si no te quieren en este proyecto, iremos a uno que nos quieran contest con total seguridad.
M_ Te quiero susurr con la voz quebrada por la emocin ante sus palabras.
E_ Yo tambin te quiero, mucho mi vida y te aseguro que aqu todos te quieren y te extraan, si es que
eres tan pesada que no ests y se nota! dio una carcajada al tiempo que le caan ante el movimiento
algunas lagrimas.
M_ Eso me lo tendrs que decir a la cara!
E_ Maana mismo en cuanto entres por la puerta.
M_ Oye Esther suspir para tranquilizar los nervios que tena en su interior. No quiero que te hagas
ilusiones de que va a salir bien.
E_ Estoy convencida que si, y si no sale bien, no importa, iremos juntas donde sea apretaba sus manos,
sudaban ante los nervios que estaba pasando por controlar sus lagrimas aquella posibilidad no quera ni
escucharla.
M_ Puede que me hagan ir a Madrid, quiero que ests tranquila, si tuviera que irme sus palabras salieron
lentas como si pesaran toneladas en su garganta.
E_ No vas a irte.
M_ Esther no quiero que sufras vale? no pudo ya retener sus lagrimas.
E_ Y yo no quiero que sufras t, ni que te vayas musit intranquila.
M_ No es fcil te lo aseguro, vienen a por m nuevo silencio entre ambas. Esther no s que va a
pasar, pero quiero que sepas que aunque tenga que irme o me echen, nadie va a separarnos.
E_ Lo s si te vas ser para mucho tiempo? su rostro se mostraba tenso, una mueca de pnico se
reflej en l.
M_ S musit casi sin fuerzas.
E_ Pero vendrs maana? Al menos a despedirnos.
M_ No lo s Esther volvi a cerrar los ojos con pesar.
E_ Maca te quiero le dijo ya sin retener las lagrimas. Debiste dejar que fuera, yo
M_ No quiero meterte en esto Esther, no puedo fui yo quien por imbecil est aqu.
E_ No Maca, fuiste porque eres as, no entiendo como pueden decidir apartarte si lo nico que has estado
haciendo es salvar gente.
M_ Pero hay un protocolo cario
E_ Protocolo repiti con rabia.
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M_ Mi amor escchame su gesto era de un miedo incontrolado, cerr los ojos y trat de decirlo sin
titubear, acariciando al mismo tiempo la radio como si aquel aparato fuera el rostro de Esther. Necesito
saber que ests bien, y necesito que t sepas que si voy a Madrid volver, y que si no me dejan ir a verte,
har lo que sea para ir, Massamba y Zul han preparado una buena excusa para llevarme aunque sea a
despedirme de ti, pero necesito saber que crees en m, y que, si me voy, nadie va a conseguir que me quede
all, porque te quiero, porque quiero estar a tu lado y hacerte feliz, lo sabes?
E_ Maca no tienes que decrmelo, claro que lo s de igual modo que lo sabes t. Te quiero mucho, no
poda imaginar cuanto, y estoy segura que despus nos vamos a rer de esta oera que nos ha entrado
oy como Maca sonrea y lo hizo ella tambin. Con la voz entre cortada aadi. Nadie nos va a separar
cario
M_ Te quiero Esther.
E_ Has cenado bien?
M_ S, dile a Teresa que Dvila me ha cuidado muy bien.
E_ Estaba preocupada se quitaba las lagrimas de la mejilla. Tras unos segundos en silencio, finalmente le
dijo con cierto titubeo de emocin en su voz. Nmaba me dijo que la gente de buen corazn, siempre
consigue superar los obstculos, y que t lo tenas, as que no me preocupara.
M_ Dale un beso de mi parte, a ella y a todos su nariz se haba enrojecido por la emocin y el llanto
contenido.
E_ Claro que si, los nios no paran de preguntar por ti, si es que es ms famosa mi reina! exclam
orgullosa.
M_ Aunque te pese, si, lo soy sonri. Bueno Esther tengo que colgar cario.
E_ Mira la luna esta noche, la compartiremos.
M_ Vale sonri. Maana hablamos, y tranquila que si todo sale bien no voy a separarme de ti ni un
segundo.
E_ Ms te vale, te lo advierto. Buenas noches mi amor.
M_ Buenas noches cario descansa.
E_ Y t cuando oy el pitido que pona fin a la conversacin, se derrumb, llor con tantas ansias, que
en aquel cuarto su voz quebrada le asust a ella misma, entonces not una mano en su hombro, se gir para
abrazarse a Teresa, pero quien estaba era Mona que con un suave aullido la acun entre sus brazos, y
Esther llor en el hombro del animal que le abrazaba con fuerza. No la puedo perder Mona no la
puedo perder
Maca no estaba mucho mejor, all sola lloraba amargamente, odiaba con todas sus fuerzas a Julia,
antes la haba odiado por su mentira, por su juego, por su humillacin, en ese instante la odiaba por
separarla de la mujer ms importante en su vida. Cuando se calm un poco, sali hasta un patio interior que
haba en la casa de Dvila, se sent a contemplar la luna como estaba segura estara haciendo Esther, y all
segua sin poder retener sus lagrimas, oy unos pasos y supo al instante quien estaba sentndose a su lado,
lo mir y vio en sus fros ojos, un calor tan tremendo que escondi su cabeza en el pecho de Massamba,
que la abraz con el ceo fruncido.
Ma_ Querer huir Maca?, Zul y yo llevar, lejos, hasta que pase y volver con nosotros a nuestro hogar.
M_ Gracias Massamba trataba de contener el llanto.
Ma_ La luna nos mira ella nos proteger de malos espritus.
M_ Ojal porque si me tengo que marchar, no creo que lo pueda soportar.
Ma_ Mwasi Esther tampoco le dijo con el rostro de expresin grave.
M_ Lo s.
Ma_ Querer huir? insisti.
M_ No Massamba, me queda una oportunidad y espero poder lograrlo, sino, lo haremos huir. Gracias por
cuidarme le sonri y l la mir con unos ojos brillantes repletos de amor. Gracias.
560
Ma_ Mwasi merecer, nada que agradecer.
Se retir a su cuarto, Dvila estaba algo liado con sus problemas y la salud desde la puerta de su
despacho, al llegar a la habitacin no encendi la luz, dej que los rayos de luna que entraban por la
ventana la alumbraran como si estuviera en la cabaa, cerr los ojos como si pudiera visualizar a su lado
derecho a Esther, estara en la cabaa, en la cama, quiz como ella dando vueltas sin parar, inquieta,
nerviosa hasta lmites insospechados. Y es que su monlogo con Julia le haba dejado un sabor agridulce,
agrio por tener que enfrentarse a ella aunque tan solo haba escuchado su voz en un murmullo, dulce
porque despus de hacer lo que hizo sinti como la losa que llevaba cargada en su espalda se haba
desprendido, como su corazn que an guardaba una pequea herida, haba cicatrizado y como ms segura
que nunca, se daba cuenta que gracias al amor de Esther, la vida le daba otra oportunidad para amar, y esta
vez sin duda, ser amada y ser amada de una manera tan especial como lo haca Esther que aquel amor le
haba llegado en el peor momento, en ese maldito tribunal, que si bien era cierto haba hecho algo que no
deba, jams pens que la intromisin de Julia, pudiera causarle tanto desespero en su alma, apartarse de
Esther lo vea como una pesadilla, y si lo pensaba su corazn comenzaba una carrera fuerte y violenta,
apoderndose de ella una total desazn. Vueltas y ms vueltas, sin poder cerrar los ojos. Llorando en
silencio, suplicando a ese Dios al que Teresa se haba aferrado en tantas ocasiones, y al que ltimamente le
haba dado un poco la espalda, que la ayudar, que le echar un cable en su injusta situacin. Finalmente el
cansancio la ayud a dormir.
La que no dorma era Esther, segua sentada en los escalones de su cabaa contemplando la luna
junto a Mona y un Valiente que apoyado en su brazo se haba quedado dormido. Estaba sola, pero, saba
que en presencia, porque todos le haban estado dando apoyo y calor. Sonri a pesar del dolor que senta.
T_ Puedo acompaarte?, yo tampoco puedo dormir apareci Teresa con sus rulos.
E_ Claro que puedes sonri al verla.
Mo_ Uhhhhhhhhhh la sealaba con su dedo despertando a Valiente que se asom a ver que pasaba.
Ahhhhhhh.
E_ Mona que la gente duerme.
Va_ Ah ah ah uhhhhhhh se levant yendo a quitarle un rulo.
T_ Valiente! lo ri al ver que se le acercaba a por un rulo.
E_ Valiente no le deca sonriendo Esther.
T_ Pero bueno lo miraba muy seria y el animal pona gesto de comportarse. As me gusta, malo es.
E_ Le llama la atencin tu cabeza.
T_ Si, pero es que si no maana me levanto con unos pelos deca sonriendo entonces vio salir a
Ngouabi de la cocina con algo en sus manos. Y eso?
E_ Debe tener hambre.
T_ Ngouabi kwisa kudya ata? (Ngouabi vas a comer ahora?) le pregunt con el cejo fruncido.
Ng_ Inga mami (s mami) respondi el muchacho con cara de circunstancias.
T_ Mono kusadisila nge mnati yanwu? (te preparo algo caliente?).
Ng_ Ve, ve, melesi mami, na nki bayayi, kele mingi, melesi (no no, gracias mami con esto es mucho,
gracias). Mpimpa na.
T_ Mpimpa na. Que raro l nunca suele llevarse comida dijo para si.
E_ Esta noche tiene hambre.
T_ Ya no le perda detalle porque la actitud del muchacho le pareca extraa. Bueno qu tal Maca?
E_ Asustada.
T_ Imagino. Yo trat de hablar con el doctor Mwemba, es un hombre muy cabal pero me avis que lo que
Maca haba hecho era para expedientarla, y ya tiene abierto expediente hablaba un tanto desanimada.
Aunque a m nadie me quita de la cabeza que esto viene de la mano de Julia.
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E_ He estado pensando en eso Teresa, en ella Teresa la mir fijamente, su voz le mostraba que algo
estaba pasando por su cabeza, algo que no le iba a gustar. He llegado a la conclusin de que mucho la
tiene que querer Julia para hacer algo as, y si me he entrometido entre ellas?
T_ Pero que tontera es esa!, pero qu ests diciendo!, Maca odia a Julia, Julia le destroz la vida deca
absorta al ver las dudas reflejadas en sus pupilas, con gestos exagerados, con rostro plido.
E_ Pero todo lo que hace es por recuperarla.
T_ Para usarla y cuando se aburra darle la patada!
E_ No puedo creer eso Teresa, nadie hace algo as por simple entretenimiento.
T_ Julia s, Esther hay personas que son as, cmo puedes pensar eso despus de lo que le hizo con el
nio?, y no vuelvas a decir tontera como esa, eh! le deca fuera de s ante la mirada atenta de Mona y
Valiente que nunca haban visto esos ojos tan abiertos, y ellos los intentaban abrir de igual modo. Maca
te quiere a ti, punto.
E_ Eso lo s.
T_ Entonces! le ri fuertemente.
E_ Lo siento, lo s no s Teresa, estoy muerta de miedo rompi a llorar y Teresa la abraz. Si se
va qu voy a hacer yo?
T_ Debemos tener esperanza
E_ Maca no la tiene, cmo voy a tenerla yo? preguntaba con gran pesar.
T_ Porque es una injusticia lo que quieren hacer, y finalmente el sentido comn se impondr.
E_ La quiero, no he querido a nadie as Teresa, la quiero tanto que me duele el corazn.
T_ Esther cario la abraz fuerte, despus la separ haciendo que la mirara, Mona se haba colgado en
su espalda y Valiente haba apoyado su cabeza sobre sus piernas. Mrame, nada es sencillo, en la vida
hay que luchar constantemente y aqu lo ves, si a Maca finalmente la incapacitan como mdica, cosa que
dudo, y djame explicarte el motivo de mis dudas, s que ella har todo lo posible para demostrar que no
ha hecho nada ilegal, tan solo ayudar y entonces si habr que llevar testigos para contrastar informaciones,
ella no va a dejar que entre vosotras la distancia os pueda, al igual que t, ambas lucharis y la lucha
merecer la pena, todo en el caso de que la incapaciten.
E_ Y mientras tanto?, Maca en Madrid, yo aqu no lo soportar.
T_ Claro que lo soportars, el amor te ayudar.
E_ No quiero que se vaya, si se va pedir mi derecho a rescindir mi contrato, me entiendes, verdad?
la miraba con cierto temor.
T_ S te entiendo, aunque eso signifique perderos a las dos, lo entiendo y te apoyar, pero estoy segura que
eso no va a pasar, y ahora a la cama!, no querrs que maana cuando venga Maca te encuentre ojerosa
aunque creo que le da igual, le gustas de todos modos se miraron y rompieron en una carcajada mientras
Esther se retiraba las lagrimas de sus mejillas. Eso est mejor, la muerte es lo nico que no tiene
solucin Esther, lo dems, nos doler ms, nos doler menos pero sobrevivimos, mira Maca, jams pens
iba a tener una mujer a la que amar, y que la amara, que ese ejemplo suyo te sirva para mantener la Fe.
E_ Gracias Teresa, te quiero mucho en este poco tiempo que llevamos juntas, te has portado conmigo
como una madre.
T_ Es que soy una madre frustrada cario como Vilches dice, soy la gran Madre de todas las madres
sonri dbilmente. Yo tambin te quiero mucho, venga a dormir!
Se marcharon a la cabaa, y Teresa una vez se meti en la cama la tap, le dej un suave beso en la
frente y acompaada tanto por Mona como por Valiente con el sonido de la lluvia termin durmindose.
La maana para Maca apareci con un sol que le cegaba, no poda abrir los ojos cuando escuch la
voz de Dvila avisndole para que se levantara sinti que su cuerpo se resenta de una noche psima. Se
levant con cuidado mirando a su lado derecho, all no estaba Esther, cunto la haba echado de menos!,
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pensaba para si. Sali y se encontr con Dvila all esperndola con gesto tenso, Massamba y Zul la
esperaban fuera.
D_ Preparada?
M_ Qu remedio! elev los hombros.
D_ Pues vamos espero que salgas de esta Maca, de verdad.
M_ Gracias, yo tambin.
D_ Todo va a ir bien.
M_ Estoy cagada Dvila su rostro as lo demostraba.
D_ Lo s. Venga.
Tras un suspiro casi compartido, ambos entraron en el mismo despacho con la misma disposicin de
mesas, con los tres mismos hombres, con las tres mismas caras y expresiones. Dvila separ la silla de
Maca para que se sentara, as lo hizo, lo agradeci para escuchar el veredicto deba sentarse antes de
desmayarse porque esa era la sensacin que tena, se iba a desmayar por la tensin acumulada.
Dr. F_ Buenos das doctora Fernndez, hemos estado valorando los hechos, creo que todo ha quedado
bastante claro para nosotros, hemos comentado su situacin con la Central, y desde all han comunicado
que debe usted personarse en Madrid para anular su unin con nosotros.
M_ Qu! se levant hecha una furia entrecerrando los ojos dejando su boca semiabierta por la
impresin.
D_ A ver realmente los motivos por los que la acusan no me parecen los justos para expulsarla trat
de mediar Dvila al ver el rostro desencajado de Maca.
D. F_ Doctor Dvila, se ha evaluado la situacin, son tres factores, desacato de orden, abandono de sus
deberes y poner la vida en peligro de su enfermera con fines
M_ Hijo de puta eso es lo que t crees, lo que tu mente de mierda cree grit yendo hacia l.
D_ Maca por favor si tienes una oportunidad estas no son formas le deca nervioso tomndola del brazo
tratando de convencerla.
D. L_ Doctora Fernndez, creo que inconscientemente usted puso en peligro a la enfermera, deberamos
expedientarla pero hemos hablado con ella y nos ha asegurado que usted no le inform de los hechos.
563
M_ Eso no lo ha dicho Esther! deca incrdula con los ojos rojos de indignacin y furia.
D. L_ Tenemos una declaracin bajo juramento de la enfermera, quiere ver su firma?
M_ S, quiero ver su firma les dijo desafiante, se levant y mir el papel, su gesto fue de impresin,
efectivamente Esther haba firmado aquel papel donde reconoca que no haba sido informada de la misin
que iban a hacer. Esto no puede ser han falsificado la firma para ir en mi contra!
D. F_ Nos est llamando corruptos? se levant mirndola fijamente.
M_ S grit casi trastornada no poda creer lo que sus ojos vean.
D_ Maca! trat de frenar su desespero, l mismo estaba sintiendo el acoso hacia ella de tal modo que se
senta desconcertado.
M_ Nada de esto es cierto, Esther nunca dijo nada de esto.
D. F_ Est usted segura? su tono y su mirada fueron tan hirientes que provocaron que los otros dos
hombres y Dvila lo miraran fijamente.
M_ Que le den por culo Doctor Farroud, Esther nunca firmara una cosa como est.
D. F_ Vaya ser por algo especial?
M_ Cretino. Les aseguro que esto no va a quedar as se dio la vuelta para salir de all.
D.F_ Dnde cree que va?
M_ Me voy a contrastar esta informacin.
D.F_ Tiene un avin esperndola Doctora Fernndez.
D_ Un momento, esto no puede ser cmo se la van a llevar as?, tiene sus cosas en la aldea y no
sala de su asombro mirando intercaladamente a unos y otros.
M_ No pueden hacer eso, los denunciar se senta perdida en un laberinto.
D.M_ Lo sentimos pero era un vuelo que sala hoy y han aprovechado las circunstancias por eso se le
cit ayer. Sus cosas le llegaran a Madrid.
M_ Me niego a abandonar el pas.
D.F_ Si no lo hace ser una indocumentada y ya sabe lo que hacen con las indocumentadas.
M_ Hijo de puta, hijo de puta repiti con toda su rabia encaminndose hasta l. Cunto os ha
pagado?, cunto!
D_ Maca por favor calla.
M_ Estis bajo sus ordenes, pero esto no va a quedar as, voy a mover cielo y tierra hasta acabar con
vosotros os lo juro.
D.F_ Nos est amenazando se da cuenta?
M_ Si, les estoy amenazando porque me echan con pruebas falsas! No hice nada malo para que me echen.
D.F_ Aqu no hay ms pruebas que lo que usted hizo por ser gallita, est pagando la prepotencia, soberbia
y orgullo con el que trabaja, para ser ms que nadie, pues aqu tiene el resultado! las puertas se abrieron
y dos hombres altos y fuertes aparecieron tras ella. Llvensela el avin no espera.
D_ Un momento esto no se puede hacer as! dijo Dvila enfurecido ante el trato que le estaban dando
. Este trato es vejatorio.
D. L_ Disculpe Doctor Dvila, no hay ninguna clase de vejacin, se le llam precisamente para aprovechar
este vuelo, la Doctora Fernndez reconoci haber actuado mal, no hay nada ms que discutir, el avin est
esperndola, una vez arregle sus asuntos en Madrid tiene las puertas de este pas abiertas, pero su actuacin
como Mdica deja mucho que desear.
D_ Estn cometiendo un grave error, si dejan que la Doctora Fernndez deje de trabajar con nosotros, se lo
advierto se gir y sali siguiendo a una Maca que caminaba con su rostro marcado por un profundo
dolor. Maca tranquila por favor.
M_ Cmo voy a estar tranquila?, dime!, lo tenan todo bien planeado joder! las lagrimas corran por el
rostro de una destrozada Maca.
D_ Esto no va a terminar as, haremos lo que sea, hablaremos con quien sea presentaremos pruebas,
testigos
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M_ Estoy segura que Esther no firm ese papel no puede ser aunque en ese momento estaba celosa
por Carolina lo hara?, no como va a hacer algo as!
D_ Lo averiguaremos.
M_ Necesito hablar con ella, necesito hablar con ella no puedo irme as deca desesperada.
D_ Pueden darnos unos minutos? ante la negativa de los hombres les dijo. Por favor tan solo unos
minutos.
M_ Joder musit destrozada al escuchar que no poda ser que se la llevaban ya que el avin esperaba.
Dile que dile que
Ma_ Mwasi mwasi.
M_ Massamaba, Zul me llevan los miraba con un miedo afincado en sus ojos terrible.
Z_ No! exclam desencajado.
M_ Decirle a Esther que la quiero, que que la quiero rompi a llorar.
Ma_ Mwasi su rostro demostr la pena que en ese instante senta su corazn.
D_ Maca tranquila todo ir bien te ayudaremos tranquila deca mientras vea como suba en la
furgoneta, de repente sinti miedo por lo que pudiera pasar, estaban en frica, no haban leyes. Voy con
ustedes.
En la furgoneta, ninguno habl, ambos iban pensativos en el corto recorrido que les llevaba
efectivamente hasta el aeropuerto. Maca ni siquiera lloraba, le pareca estar viviendo una pesadilla, pero
all estaba Dvila con el gesto serio, duro, preocupado por ella, saba que se haba equivocado muchas
veces, pero siempre lo haba hecho con la mejor intencin para ayudar a los dems, en ese momento, en su
peor momento no estaba sola, al girarse cuando parti la furgoneta, vio como tanto Massamba como Zul
se quedaban como estatuas all observando como se marchaba, en ese instante donde se estaba despidiendo
de lo que haba sido su vida los ltimos cinco aos, tampoco estaba sola, all a su lado Dvila dndole con
el silencio apoyo, pensando mil maneras de solucionar el problema que se le vena encima. Lo agradeci.
Cuando vio el avin, sinti unas ganas terribles de salir corriendo en contra direccin, correr y no parar
hasta encontrarse con Esther, pero al detener la furgoneta, le dio el tiempo justo para despedirse de un
Dvila muy afligido, sin casi darse cuenta sus pies subieron las escalinatas, y sin percatarse todava de la
realidad estaba sentada en un asiento, en su pensamiento, una y otra vez Esther, no poda asumir que no la
iba a ver, no poda soportar la idea de perderla, apoy su cabeza en el asiento desplazando sus pupilas sin
moverse hacia la ventanilla, vio la extensa Selva, pensar que Esther estaba all y ella tan lejos, le quebr el
corazn, escuch el sonido perfectamente del dolor de perderla, qu iba a pasar ahora?, cmo iba a
sobrevivir sin ella?, que iba hacer sin Esther?, sus preguntas no tenan ms respuestas que lagrimas
inundando su rostro.
Cuando el sol penetraba por la ventana de Esther, sus ojos ya estaban abiertos de par en par, no
poda dormir pensando en el resultado de aquel tribunal, su corazn temblaba de una manera que poda
notarlo, su mano inconscientemente acariciaba la parte vaca de la cama, donde los das anteriores Maca
haba ocupado el espacio, donde se haban besado hasta quedarse sin fuerzas, donde se haban entregado en
cuerpo y alma, se levant porque no poda soportar aquel hueco, se duch tratando de ser positiva, tratando
de encontrar energa para esperar la resolucin, una vez se haba vestido, sali hasta el hospital, all los
nios descansaban, cuidados por su padre y Nmaba que era llevada por el perro de un lado a otro. Al ver la
escena, la ternura se apoder de ella.
565
Todos le contestaron y durante un rato estuvo con los nios asegurndose que la fiebre hubiera
bajado, y despus se fue a la sala donde haban dejado al pequeo, all segua con su gotero y su madre
contemplndolo al lado, sus ojos repletos de temor cuando mir a Esther. La enfermera se acerc con
cuidado y le tom la temperatura, le sonri a la madre y sta le dijo:
Mad_ Na mianda ve kumatia kunata ban este mwana tambin, ve kumatia (Los espritus no pueden
llevarse a este hijo tambin, no pueden).
E_ Malembe nge mwana ve kufwa (tranquila tu hijo no morir) le respondi con dificultad pensando
muy bien las palabras.
Mad_ Melesi, melesi le cogi la mano para besarla.
E_ No, no se apresur a no dejar que le besar la mano, entonces la mir con ternura y la abraz, la
mujer termin llorando abrazada a ella que rompi en un llanto amargo como estaba su interior.
V_ Y esto? pregunt Vilches desde la puerta con las manos reposando sobre sus caderas.
Mad_ Ziku mono mwana vivir.
V_ Eso se lo has dicho t? Esther asinti con la cabeza limpindose la nariz. Ven a mi despacho un
momento por favor.
E_ Si al pasar junto a la mujer le dedic una sonrisa triste pero sonrisa de apoyo. Entr al despacho
suspirando. Qu he hecho mal?
V_ Primero no quiero verte llorar, segundo no puedes darle esperanzas a esa madre cuando yo no s si voy
a poder salvar a su hijo.
E_ Es una diarrea Vilches.
V_ Una diarrea que no significa nada en nuestro mundo, y que en este, significa la muerte de muchos
nios, demasiados.
E_ Lo siento.
V_ Mira s que ests nerviosa yo mismo lo estoy, no sabemos nada de Maca y eso nos crea problemas,
pero no puedes nunca dar esperanzas de vida a nadie, aqu no se pueden dar esperanzas Esther de
acuerdo? le deca con el tono amable, casi carioso y es que su cara le preocupaba a Vilches. No has
dormido mucho, quieres qu se encargue Sissou?
E_ No, no, prefiero hacerlo yo, prometo no abrir la boca neg con la cabeza.
V_ Tampoco es eso sonri. Venga vamos a ver que podemos hacer por ese pequeo gritn.
E_ Pobrecillo sonri con tristeza porque el nio se haba pasado buena parte de la noche llorando.
La Selva desde el cielo se vea tan imponente, all en su asiento segua llorando sin que nadie se
atreviera a decirle nada, ya llevaba diez minutos de vuelo, diez minutos lejos de Esther, demasiado lejos,
cerr los ojos y al darse cuenta que volaba hacia Espaa, lejos de la mujer que amaba, a la que no crea
capaz de semejante engao comenz a notar que los recuerdos se le haban quedado clavados en los
pulmones, no poda respirar, se ahogaba, no poda ni llorar ni respirar, cerraba los ojos y vea la sonrisa de
Esther, y entonces an senta mayor el ahogo.
Junto a Teresa, Esther estaba preparando el desayuno para los nios, a los pequeos de Nsona y
Nmaba les haban dado unas pastillas para evitar que se contagiaran, y los tenan apartados del hospital. En
la cocina todo era silencio, no haban cantos, ni risas, ni susurros, todas esperaban la llamaba de Dvila, y
ver entrar a Maca por la puerta.
Mientras Esther haba seguido con la mirada a Ngouabi que llevaba en sus manos comida, le llam
la atencin su actitud, tal y como la noche anterior le haba pasado a Teresa. Se fue tras l, viendo que
entraba a la granja donde no haban animales, abri la puerta con cuidado y oy su voz, se acerc hacia el
lado desde donde provena la voz, y vio atnita como all haba una de las chicas que deban estar en el
camin camino al campo de refugiados. Al verla, la chica grito, Ngouabi se gir asustado.
Mientras en el avin, el ahogo persista, una azafata se haba acercado a Maca, al mirarla vio que era
el rostro de Esther, en otro cuerpo. La cogi de los brazos fuertemente mientras lloraba, se ahogaba y
quera hablar sin atender a las explicaciones de la azafata que le peda justo lo contrario, que guardara
silencio.
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M_ Esther Esther no no. su respiracin era tan agitada, un dolor punzante en su pecho, el
corazn al borde de estallar en mil pedazos, un sudor fro apoderndose de su cuerpo y sus pupilas
volviendo a mirar por la ventanilla, despidindose de Esther, despidindose de la Selva.
En el despacho, alrededor de la radio, todos esperaban ansiosos las palabras de Dvila, Esther se
haba sentado en la silla ajena al sufrimiento de Maca, Teresa caminaba de lado a lado tratando de
tranquilizar sus pulsaciones, Vilches manejaba la radio porque la frecuencia se haba perdido.
T_ Y ahora qu pasa?
V_ Esto no funciona mierda!
E_ No puede ser
V_ Y tanto que puede ser Dvila me oyes!, Dvila!, nada se ha cortado tendremos que esperar a que
vuelva a llamar.
E_ Mierda Mierda reneg con lagrimas en los ojos y un sufrimiento total cerrando los ojos y al
hacerlo las lagrimas comenzaron a recorrer su rostro.
V_ Venga Esther todo ir bien la abraz emocionado tambin.
T_ La prxima vez, no le dars t la patada, cmo hay Dios que se la doy yo! murmur casi histrica.
La agona de Maca no tena fin, se senta morir y nadie hacia nada tan solo la miraban extraados
por su comportamiento, su corazn lata con demasiada fuerza, su ahogo estaba llegando a limites
insospechados y entonces, un grito se apoder de todo su mundo y su interior.
M_ No Esther no!. Mierda! se sent en la cama con la respiracin agitada, sudorosa, agotada,
abatida, pasando su lengua por los labios tratando de tranquilizarse. Ha sido una pesadilla Maca, una
pesadilla.
D_ Maca! ests bien?
M_ S, s
D_ Te espero en cinco minutos, vamos a hacer tarde.
M_ Joder es verdad se levant a toda prisa se dio una ducha y apoy su frente en la puerta antes de
salir. Que no se cumpla por favor que no se cumpla.
Sali y se encontr con Dvila all esperndola con gesto tenso, Massamba y Zul la esperaban
fuera.
D_ Preparada?
M_ Qu remedio! elev los hombros.
D_ Pues vamos espero que salgas de esta Maca, de verdad.
M_ Gracias, yo tambin la pesadilla se repeta aquello lo haba vivido ya.
D_ Todo va a ir bien.
M_ Estoy cagada Dvila joder lo he vivido ya pens para si.
D_ Lo s. Venga.
Tras un suspiro casi compartido, ambos entraron en el mismo despacho con la misma disposicin de
mesas, con los tres mismos hombres, con las tres mismas caras y expresiones. Dvila separ la silla de
Maca para que se sentara, as lo hizo, lo agradeci para escuchar el veredicto deba sentarse antes de
desmayarse porque esa era la sensacin que tena, se iba a desmaya por la tensin acumulada.
Dr. F_ Buenos das doctora Fernndez, hemos estado valorando los hechos
Maca haba cerrado los ojos, saba lo que vena despus, lo haba vivido demasiado recientemente,
lo saba su pensamiento estaba con Esther, cmo lo tomara ella?, qu hara?, podra denunciarlos por
falsificar pruebas, a eso se aferraba pero para eso tena que implicar a Esther y jugar con la posibilidad de
manchar su carrera esplndida como enfermera, Julia lo tena todo muy bien atado, seguro que Carolina le
haba informado hasta del ltimo detalle. De pronto la mano apretando su brazo de Dvila la volvi con
gesto apesadumbrado a la sala al mirar aquellos tres hombres que le haban tratado de humillar.
Estaba radiante de felicidad, tanta que al salir vio all a Massamba y Zul en silencio apoyados en la
cafetera esperndola, no les hizo falta saber nada, su sonrisa la delat, despus se fundi en un abrazo con
ambos ante la sonrisa de Dvila.
Mientras los nervios en la aldea seguan disparados, Teresa haba visto a Esther pasear de un lado a
otro, tras ella siempre Mona y Valiente, unos pasos ms atrs Ramn. Era un espectculo ver a los cuatro
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aldea arriba, aldea abajo, de pronto Vilches interrumpi aquel paseo, ella acudi frente a la radio
nuevamente con los nervios destrozados, con una ansiedad que nunca antes haba descubierto en ella.
Teresa acudi con ella pasndole la mano por los hombros, Vilches se sent y esper escuchar la voz de
Dvila.
D_ Estis ah?
V_ S, y Maca?
D_ Pues Maca ha salido a hacer algunas cosas aqu, y despus va para all.
E_ Eso quiere decir que? no pudo seguir sus ojos se haban anegado de lagrimas y su voz se quebr.
D_ Eso quiere decir que ha salido airosa de esto y os aseguro que no pensaba que pudiera hacerlo.
V_ Ufffffff! su resoplido inund la sala se pas las manos por la cara como quitndose un verdadero
peso de encima.
T_ Gracias Seor susurr Teresa abrazndose a una Esther que lloraba de felicidad.
E_ Maca
Cuando la noticia lleg a las mujeres, alzaron la voz y los hombres que quedaban en la aldea
comenzaron a cantar, otra vez, nuevamente para ellos, la familia estaba completa. Dib, Yildas y Ngouabi,
decidieron salir de caza para ofrecerle a Maca a su vuelta, la mejor pieza como regalo. Los nios
comenzaron a jugar, Mona y Valiente sin dudarlo ante el jolgorio que se haba formado entre todos,
abrazando a una Esther tan emocionada como risuea, se incorporaron de manera activa a aquellos cantos
alegres que inundaban el corazn de Esther sintiendo el calor hacia ella, y como no, el calor y cario hacia
Maca.
Mientras en Brazzaville, Maca haba ido a una tienda donde la duea era muy amiga de Teresa,
haba entrado junto a los dos hombres, se senta radiante y feliz, por tantas cosas que senta la necesidad de
llegar, abrazar y besar hasta quedarse sin fuerzas a Esther, pero antes de partir las siete horas que la
separaban de ella y del resto de su gente, quiso llevarles un buen regalo, en la tienda, ella seleccionaba telas
y colores muy llamativos, quera una celebracin de su boda por todo lo alto y sobre todo, feliz y repleto de
color y alegra, la amiga de Teresa le sac las telas ms impresionantes que tena reservadas por si alguna
novia llegaba sin dinero, era un alma caritativa que ayudaba a la gente pobre, como muchas veces le dijo
Teresa, una Robin Hood de frica les sacaba dinero a las poderosas que llegaban a la ciudad en busca de
las mejores telas para sus fiestas, y se aprovechaba para despus, repartir con las pobres. No pregunt nada
ms pero al saber que en la aldea iba a ver una boda, les ofreci aquellas telas con alegra, los dos hombres
observaban como el rostro de su mwasi mondele haba cambiado su expresin totalmente, del rostro
apagado que haba tenido durante el tribunal haba pasado a ese rostro reluciente y feliz que mostraba la
tranquilidad interior que haba en ella. Las risas de Zul sobre todo eran ms que continuadas, porque
Maca coga una tela y les iba poniendo dueas, incluido para Mona, Valiente y los perros, las risas fueron
totales cuando una tela roja dijo que iba a ser para Vilches.
En la aldea, Esther haba estado recogiendo algo de fruta, tambin algunos pocos tomates, y los puso
en un plato, se haba asegurado que nadie la viera, pero sin saber muy bien de donde apareci Teresa
asustndola.
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os reencontris va a ser de esos trridos reencuentros ay que una no est ya en edad de escuchar segn
que! deca con gesto de mrtir.
E_ No seas mala Teresa tengo tantas ganas de poderla estrechar en mis brazos. Qu habr pasado?
T_ Lo sabremos cuando nos lo cuente porque yo lo vea muy negro.
E_ Lo s yo estaba preparndome mentalmente para estar un tiempo separadas, pero uf! resopl
fuertemente ponindose la mano en la frente. La quiero con locura Teresa.
T_ Y no sabes t la alegra que eso produce en m, pens que el fantasma de Julia nunca la dejara ser feliz,
pens que su vida nunca sera completa, pero tenindote a su lado, creo que si la felicidad completa no
existe, al menos, se sentir querida, amada y a Maca, ah donde la ves, tan fiera, tan segura de si misma, tan
fuerte, en el fondo, en ese fondo que quiere enmascarar bajo todas esas posturas suyas, lo que necesita es
un amor de verdad, como t, tuvistis educacin en grandes escuelas, ropa por doquier, coches, caballos en
su caso, pero os falto el cario y el amor, creo que por eso el destino os uni, porque dos caminos que iban
perdidos se encontraron y formaron esa carretera llamada Amor, Amor con maysculas le acarici la
cara pues una lagrima caa por sus mejillas mientras la miraba repleta de ilusin. Y no era justo que la
maniobra de una manipuladora pudiera con ese amor.
E_ Puedo confesarte una cosa?
T_ Claro.
E_ Si Maca se hubiera marchado a Madrid, me hubiera ido yo, y si hubiese tenido que enfrentarme a Julia
lo hubiera hecho, tus palabras me hicieron pensar mucho, una mujer que ha engaado a Maca de esa
manera, con el pequeo, y jugando con lo que Maca pensaba era amor de verdad, tena que saber que ella
no estaba sola, que me tiene a m, y que, defender y luchar nuestro amor por encima de todo lo que sea
necesario. De igual manera que si Maca decide luchar por su hijo, me tendr a su lado. Crees que querr?
T_ No lo s, ese tema siempre fue tab, cuando la vea caminar perdida por la aldea saba que pensaba en
su hijo, pero no sola hablar del tema, contigo todo es diferente, claro! hizo un chasquido con los labios
sonoro y divertido.
E_ Jajajaja no pudo aguantar la carcajada y con los ojos entrecerrados susurr. Pero que mala eres
T_ S, s, y lo que te rondar morena! sonri. Venga ahora a la cama
E_ Puedo preguntarte algo?
T_ Claro se detuvieron antes de salir del huerto.
E_ Cmo supiste lo de la chica?
T_ Vi a Ngouabi hablar con Lula, tuve miedo que en la ausencia de Massamba pudiera ocurrir algo que no
deseamos nadie Esther la miraba fijamente con atencin, aquel pueblo era su pueblo, y aquellos
habitantes, eran su familia. Recuerdas que lo vimos por la noche tambin? Esther asinti. Pues
aquello fue lo que me hizo sospechar, as que estuve pendiente de que ocurra entre ellos y vi como Lula, le
daba comida, el resto lo supuse.
E_ Y qu pasara con ella?
T_ En teora aqu no podemos ser ms, solo nos queda la cabaa de Lula, pero en cuanto el nio sea ms
grande, quiz vuelva porque ya no necesitar la proteccin de Massamba.
E_ Se ir de su lado? la mir con los ojos abiertos.
T_ No estn casados, y aunque l se hago cargo del pequeo, si Lula no tiene relaciones con l, pues son
sus leyes, l se encarga de ella, ella se encarga de que no le falte comida, aseo y eso lo harn por separado.
E_ Yo creo que Massamba la quiere.
T_ Yo tambin, pero Lula no supera su miedo a los hombres, su silencio interior es tan poderoso, que no
puede superarlo.
E_ Es genial si supieras lo que hizo! sonri abiertamente.
T_ Cuenta, cuenta!, que no hay muchos chismes
En aquel escaln que haba transcurrido la conversacin, Teresa supo algo que le dejo boquiabierta,
y que por varias veces le hizo abrir los ojos como platos, casi de manera desorbitada.
572
Una vez Esther le dio de comer a la chica, y aunque trato de comunicarse con ella le fue imposible,
se march hasta la cabaa de Maca, tras ella como siempre Mona y Valiente. Esther se acost como haba
hecho la noche anterior abrazada a la almohada de Maca, all estaba su aroma, un aroma que la
transportaba hasta sus manos, sus brazos, su piel, sus caricias, y un aroma que le llevaba a su sangre a
bombear fuertemente su corazn y as los ojos se le fueron cerrando, el cansancio y sobre todo la
tranquilidad de saberla de vuelta, le dejaron dormir por unas horas.
El viaje de vuelta se le estaba haciendo terriblemente largo, Dvila les haba preparado una comida
ligera y entre Massamba y Zul, se turnaron para no detenerse nada ms que lo justo y necesario. Maca iba
retumbada en el asiento, sus ojos visualizaban aquel da en el que Esther y su goma del pelo lograron hacer
funcionar la cafetera, y su risa se dibujaba levemente en sus labios, y aquel recuerdo fue como una ficha de
domino que al caer fue echando las dems en forma de recuerdos, fue un torrente, su primer beso, su
primera caricia, su manera de caer, de anda, su genio, su carcter, cerraba los ojos para poderla ver mejor, y
pensaba que si haca un esfuerzo poda abrazarla, y sentirla a su lado. Pero entonces un frenazo casi la ech
al suelo del coche, cuando se reincorpor los vio, tres guerrilleros, con tres fusiles apuntndoles.
M_ Mierda susurr.
Ma_ No se mueva mwasi
M_ Tener cuidado por favor pareca que todo se haba puesto en su contra para encontrarse con Esther, y
volvi a sentir pnico. Por favor por favor que nos dejen marchar.
All iban Massamba y Zul cada uno con las manos en alto para que vieran que no portaban armas,
uno de ellos vio a Maca, los otros dos se acercaron a los dos hombres que les preguntaban que queran, ella
desde dentro segua atenta los movimientos, sudaba de miedo saba y haba visto infinidad de veces
matarse entre ellos, y en ese momento senta el miedo por sus hombres, por aquellos dos amigos leales que
le haban estado ayudando, de pronto vio como uno de los guerrilleros le pona a Massamba el fsil sobre
el pecho, sin dudarlo, sali.
M_ No dispares dijo desesperada bajando y llamando la atencin de los hombres pero entonces se oy
un disparo
Se agach por intuicin, vio como uno de ellos iba hacia ella empuando el fsil, y escuch otro
disparo, toc con su mano la tierra mientras respiraba a golpes por la boca con su pelo echado sobre la
cara, para su suerte estaban en el camino ms pedregoso y pudo localizar palpando el terreno una piedra,
pero tambin saban para su mala suerte que era el camino ms peligroso para ellos y que la bandera blanca
que era un signo para la paz, en aquellos caminos de la Selva, no tena ningn significado para los lobos
hambrientos que eran los guerrilleros.
Susurr asustada cerrando los ojos, aquel disparo seguro haba dado a su amigo, su respiracin se
agit, gir su cabeza hacia la izquierda un segundo para tratar de averiguar que suceda, las gotas de sudor
resbalaron por su mejilla, el calor era aplastante, pero no le dio tiempo a nada, el guerrillero la apunt con
el fsil pero no para matarla, tan solo para herirla, saba que despus podra disfrutar de ella an en
caliente, cuando con una sonrisa cnica fue a disparar el gatillo, Maca con toda su fuerza le ech la piedra a
la cara, dndole en pleno rostro mientras con agilidad rodaba por el suelo alejndose del destino del disparo
que tras el golpe al tipo haba salido hacia otro lado, el hombre cay al suelo y ella le quit el fsil
golpendole seguidamente la cabeza. Oy otro disparo y se volvi a agachar, cuando sali de su escondite,
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vio a Zul sobre el cuerpo de Massamba y a un guerrillero con el fusil nuevamente apuntndole a ella que
se qued quieta sin moverse del sitio con la mirada aterrada ms por sus amigos que realmente por el
hombre que la apuntaba a ella.
En la aldea, Teresa entr a la cabaa de Maca, all Esther dorma placidamente le gust verle aquel
rostro relajado y tranquilo, se acercaba la hora del reencuentro y sin duda iba a ser para ellas especial, le
haba llevado un zumo para que lo tomara y siguiera durmiendo, pero una vez all, verla en ese estado al
igual que Mona y Valiente que dorman enredados entre ellos, sonri ante tal estampa y el pensar que Maca
volva nuevamente junto a ellos, le llen esa misma sensacin de paz con la que dorma Esther. Le dej el
zumo y no la despert, sali, y al hacerlo Mona fue hasta la mesita de noche cogi el vaso y se bebi el
zumo de cacao, al terminar un fuerte eructo sali de su garganta.
Mientras Vilches y Teresa estaban cambiando los paos humedecidos con la raz de la caa de
Azcar, al pequeo que haba superado los primeros momentos tan crticos, su madre que lo acompaaba
los mir asustada.
Y all se quedaron hablando, mientras el hombre la mira con el ceo fruncido, y conforme iba
escuchando, sus cejas se iban relajando hasta el punto de enarcarlas totalmente.
V_ Me tomas el pelo?
T_ Para nada salieron del cuarto y se fueron al despacho. En serio.
V_ Joder susurr afectado.
T_ Sin duda eso hicieron, Jess, Mara y Jos! Ya no s ni lo que me digo dijo asustada por sus propias
palabras.
E_ Me he dormido! entr arreglndose el pelo.
V_ Por eso el grito? la mir fijamente.
E_ No, el grito fue por otra cosa.
T_ Qu le has hecho a Mona?
E_ Darle un beso dijo mirando al suelo como si nada.
V_ Un beso?, tan desesperada ests?
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E_ Joder Vilches
V_ Te habrs lavado la boca, no?
T_ Vilches t tambin que cosas tienes le dijo ante la mirada de Esther.
V_ Has confundido a Mona con Maca?, esto no tiene precio.
E_ Lo que no tiene es gracia le dijo seria tratando de no rerse.
V_ Pero qu dices!, nada ms cruce la puerta la Calentorra de la Selva, se lo canto.
E_ Vilches! le ri. No tardan mucho?, desde que Dvila nos dijo que se haban marchado ahora
mismo anochece.
V_ No mujer, an queda una hora deben estar ya llegando, saben que a estas horas ya no pueden ir por ah.
T_ Deban haber venido escoltados.
V_ Ah, y yo cuando fui a por la pija, qu?, no seas exagerada Teresa! se acomodaba en su silln
mirndola con gesto muy serio.
T_ Vilches que t fuiste detrs de los militares.
E_ Ah si?, t dndotelas de valiente y vas tras los militares vaya vaya lo miraba sonriente,
estaba tan feliz que no poda ocultarlo.
V_ Perdona, vinimos solos, y con una novata como t, eso solo lo hacen los valientes.
T_ Anda dejarlo, que ni ellos vienen, ni la caza tampoco.
V_ Maca es una enchufada.
E_ Ests celoso porque mi Maca es la preferida de todos le dijo sonriendo orgullosa.
V_ Perdona tu Maca lo que es, es una tocahuevos.
T_ Vilches!
V _ Mira llega hoy, y maana tenemos que ir ya a vacunar al poblado que est a unos cien kilmetros,
encima, vendr y esta noche imagino que habr fiesta por todo lo alto, o me equivoco?
T_ Vilches! volvi a reirle muy seria. Eres
V_ Soy sincero Teresa, no te asustes, esta noche las vuelves a escuchar.
E_ Djalo Teresa, lo que le pasa son todo celos, celos porque l no puede pero te contestar no no te
equivocas le gui el ojo. Voy a prepararme.
V_ Ay que joderse, si son tal para cual!
T_ Es que t tambin, voy a preparar la cena iremos adelantando el trabajo.
Entre tanto, el guerrillero miraba a Maca sonriente, le faltaban la mayora de los dientes, sus ojos
saltones y enrojecidos seguramente de la droga, la bebida y todo cuanto estaban acostumbrados a tener, se
encaminaba hacia ella bajndose la bragueta de su roto y gastado pantaln, Maca lo esperaba, lo miraba
fijamente, sus ojos variaban del dedo de su gatillo a la mirada de loco de aquel tipo, saba que cualquier
movimiento suyo sera fatal. As que esper tenerlo cerca, no le quedaba ms remedio. El tipo se acercaba
sonriendo, balbuceando palabras ininteligibles para ella pero necesitaba que se acercara rpido, necesitaba
valorar a los dos hombres. El hombre lleg le puso el fsil entre las piernas de Maca quien trag saliva
apretando sus labios, el tipo se acerc tocndose su sexo lentamente a su boca y cuando la fue a besar se
oy un disparo.
Z_ Mwasi!
En la aldea, las mujeres todas incluidas Esther se haban puesto a cortar la enorme pieza con la que
aquellos hombres orgullosos que haban decidido no bailar la danza hasta que su jefe Massamba estuviera
all a salvo, haban cazado, le contaron a Teresa que tardaron porque pesaba tanto, que notaban mucho la
ausencia de su jefe, la mujer como recompensa al esfuerzo les dio un baign a cada uno que recibieron
gustosos mientras contaban a los ms pequeos las hazaas vividas.
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Una vez finaliz la ayuda de Esther con las dems, aprovech para marcharse a la cabaa, Esther
rea con una Mona que desde que le haba besado le hua, estaba sentada en la cama dejndole un modelito
suyo de Prada, mientras Valiente daba volteretas sin parar de un lado a otro.
E_ Vamos Mona djame que te vista, mira que modelito no te quejars guapa!
Mo_ Uh uh uh mova sus manos exageradamente.
E_ Va no seas tonta nada ms ha sido un besito!
Mo_ Uhhhhhhhh se tapaba los ojos y sealaba a su lado.
E_ No, a Maca no le va a importar que te bese se mora de risa. Sabis?, estoy deseando que llegue,
estoy deseando abrazarla y decirle lo mucho que la amo, quiero que sepa que soy muy feliz con ella, y no
he querido a nadie como la quiero a ella.
Va_ Uh uh deca moviendo la cabeza.
E_ A vosotros os quiero Valiente por cierto, tengo una camiseta y un pataloncito que te va a sentar de
muerte.
Va_ Uhhhhhhhhhhhhhhh se fue corriendo tras Mona.
Mo_ Prrrrrrrrrr le lanz una pedorreta a Esther y salieron corriendo.
E_ Volved aqu cobardes deca feliz pero entonces vio como Nsona sala del hospital, su rostro le
preocup. Qu le pasa?
Se acerc sin decir nada, y escuch como Teresa y Vilches hablaban not el tono preocupado de
ambos, y se aproxim con cuidado para que no la escucharan.
V_ No lo entiendo.
T_ Vilches mira la hora que es no poda evitar reflejar el nerviosismo que senta.
V_ No me contestan, no hay respuesta
T_ Y qu hacemos?
V_ Salir a su encuentro no me queda ms remedio.
E_ Qu est pasando? entr y la mirada que ambos cruzaron le hizo temer lo peor. Insisti. Son
ellos?, qu les pasa?
V_ No contestan Esther llevan la radio pero no puedo contactar con ellos le dijo con tono realmente
preocupado.
E_ No no me digas eso nuevamente el miedo se apoder de ella.
V_ No voy a engaarte, el tiempo se les ha echado encima, hace un par de horas deberan haber llegado,
habl con Zul me dijo que todo iba bien, es decir, la radio funciona.
E_ No volvi a repetir.
T_ No vamos a ponernos en el peor de los casos Esther no puede pasar nada
E_ Teresa la mir fijamente. Vamos, vamos a buscarlos.
V_ No Esther, t no vas.
E_ Yo voy vamos no podemos perder tiempo.
V_ He dicho que
E_ S lo que has dicho! alz la voz. No perdamos tiempo discutiendo, solo hay un camino de
regreso por favor Vilches!, seguro que estn en apuros.
V_ Coge tu botiqun
T_ No llevis radio cmo nos vamos a localizar? preguntaba preocupada.
V_ El equipo de urgencia Teresa, lo tengo en mi botiqun, sabes que no funciona segn zonas, pero si
conseguimos saber algo, te aviso de acuerdo?
T_ S deca desconcertada.
V_ No perdamos tiempo.
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T_ Todo por culpa de la maldita Julia! dijo con tanta rabia que sinti como su corazn se resenta. No
puede haberles pasado nada no puede ser! volvi a insistir. Maca por favor me escuchas?,
Zul? Massamba?, me escuchis?
Detuvo el camin los hombres bajaron primero con sus fsiles en mano, escuchaban quejidos
amargos, no saban que pasaba porque la cafetera les impeda ver nada, Esther se lanz del camin con su
botiqun en la mano, tropez varias veces pero lleg al mismo tiempo que Vilches, all dos hombres
amordazados y con sendos golpes que se quejaban sin cesar, otro muerto, pero ni rastro de los tres.
Ngouabi les habl, les pregunt y como respuesta recibi un escupitajo y una palabra que les paraliz a
todos.
Al llegar vieron a Massamba desmayado, Maca haba taponado la herida, limpiado y con lo poco
que llevaba en la cafetera haba logrado taponar la hemorragia. All arrodillado ante l, Vilches segua con
el trabajo.
V_ Y esto? dijo al retirarle una tela roja con la que haban taponado la herida.
M_ Iba a ser para ti.
V_ Menos mal, Massamba te debo una le dijo musitando.
Ng_ Yandi kudivulusa? (se salvar) pregunt con el rostro angustiado.
V_ Es Massamba, el viejo Massamba con ms heridas de guerra que he visto en un cuerpo, venga lo
complicado viene ahora! les dijo a los hombres. Hay que llevarlo hasta el camin, Esther ponle una
va y rapidito que la noche se nos viene encima y creo que ya hemos sufrido bastante.
M_ Espera Vilches, Zul tambin tiene un golpe no le dejes ayudar.
Z_ Yo estar bien.
M_ No Zul.
Z_ Mwasi tambin tener golpe y besar mwasi Esther, yo ayudar le deca con una sonrisa amable a pesar
de su ria.
V_ Bueno dejaros de quien est bien o mal.
E_ Ya la tengo Vilches.
V_ De acuerdo, antibitico y al camin a la de tres. Una, dos y tres!, joder lo que pesas to! deca
tratando de aparentar calma aunque tal y como le dijo Maca, la bala tena mala pinta por el lugar.
M_ Despacio
E_ Yo llevo el gotero.
V_ Bien
M_ Qu hacemos con los cabrones que quedan?
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V_ Les dejaremos ataditos a un rbol y daremos parte a los militares, te parece bien? o prefieres algo
ms bestia?
M_ No me des a elegir dijo con el rostro ms calmado pero an as se notaba la tensin.
E_ Venga arriba.
V_ Sube t Esther, Maca sujeta el gotero.
M_ De acuerdo.
V_ Vamos chicos volvieron a repetir la actuacin hasta que pudieron colocarlo en el camin. Conduce
t Maca, crees que puedes?
M_ S.
V_ Dib vete con ella, Zul tambin.
Z_ Si, ziku.
V_ Vamos Ngouabi, vamos muchacho Massamba es fuerte le golpe dos veces fuerte con afecto la
espalda. Avisar a Teresa, Maca.
M_ Si.
V_ Esther a cualquier novedad, das un golpe y paramos.
E_ Vale, el vendaje est de momento sin mancha.
V_ Pero va a sangrar, tapona, de acuerdo?
E_ Claro entonces mir hacia fuera y al ver a Maca subir a la cafetera suspir tan fuerte que pens que
podra despertar a Massamba, sonri y le musit desde all. Te quiero.
En la cafetera, Zul haba descolgado la radio, mientras se ponan en marcha de manera cuidadosa
por el estado del compaero. Al otro lado una fuera de s Teresa contestaba.
T_ Maca!
Z_ No ser Maca mami ser Zul dijo feliz de escucharla.
T_ Zul hijo mo! exclam feliz.
Z_ Estar bien Teresa, Maca estar aqu.
M_ Teresa cmo ests?
T_ Desquiciada hija desquiciadita qu ha pasado?
M_ Prepara el quirfano, llevamos a Massamba, hay que operarlo.
T_ Est mal? su tono fue serio, su rostro marc un gesto contrito.
M_ Tiene un balazo en el pecho.
T_ Dios mo se tap la boca.
M_ Bueno vamos para all estaremos a unos quince minutos, quiz veinte, pero Vilches va muy
despacio quiz tardemos algo ms de media hora.
T_ De acuerdo tranquila lo preparamos todo al colgar, sus ojos se haban nublado por las
lagrimas no poda creer lo que haba sucedido a Massamba.
Ns_ Mami?
T_ Tranquila Nsona Zul est bien entonces lleg Lula con el beb en brazos. Lula, Massamba kele
mbefo ke (Massamaba est herido) la joven cerr los ojos sintiendo como toda ella tiritaba, quiz por ello,
el nio comenz a llorar. Lula
Lu_ Massamba ve kumatia kwenda mami (Massamba no puedo marcharse mami) musit con la voz
apagada mientras abrazaba al pequeo contra su cuerpo.
T_ Ve ve kusadisila (no no lo har) la abraz con un nudo en la garganta mientras Nsona hacia lo
mismo ante la mirada triste de la madre que no se haba separado en el hospital de sus tres pequeos.
Vamos a prepararlo todo. Sissou.
Y all se quedaron con todo preparado, esperando la llegada del camin los nios dentro de casa de
Nmaba escuchando historias contadas por la mujer que a veces le temblaba el tono, cuando pensaba en el
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bueno de Massamba. Mona y Valiente subidos al manzano comiendo manzanas, aprovechando el descuido
de Teresa ms pendiente del portn que de otra cosa, Nsona se haba hecho cargo del pequeo nio de Lula
y sta dispuesta a utilizar su magia esperaba con su tnica puesta y su pauelo, mientras tena en su cabaa,
los utensilios preparados, en su corazn una pena instalada. Zambi y Yildas esperaban fuera de la puerta,
Laobi vigilaba desde lo alto de su casa, los tres con el mismo rostro, serio, tenso, preocupado por su
compaero, cuando a lo lejos divisaron el camin, abrieron la gran puerta de par en par, Nsona se apart
con el nio, Lula y Teresa esperaban ansiosas a que descargaran al hombre. El camin pas despacio y en
un segundo, all estaban Zambi, Yildas, Ngouabi y Dib preparados para coger la camilla, Esther baj de un
salto, Vilches parti hacia el quirfano para prepararse, Teresa acogi en sus brazos a Lula mientras sus
ojos alcanzaban a Maca, que bajaba de la cafetera ayudando a Zul. Los hombres tardaron menos de lo que
esperaban a entrar a Massamba, tanto fue as que Esther tuvo que aligerar el paso, ellos acostumbrados a la
caza, estaban muy sincronizados, lo dejaron con suavidad sobre la mesa mientras se marchaban.
Mientras fuera, Nsona se diriga a su marido abrazndolo con muestras de dolor al verlo andar
medio doblado. Pero con rapidez sus compaeros llegaron hasta l para cogerlo.
Todos esperaban fuera del hospital, los nios se haban dormido aquella noche de fiesta porque se
dorman los seis juntos en la cabaa y que agradecan felices por compartir las historias de Nmaba, fuera
del pequeo hospital reinaba el silencio, una vez Maca vend las costillas que poda tener fracturadas el
bueno de Zul, se uni a la operacin.
Cuando vieron salir a Vilches con el gesto serio, todos sintieron el miedo en sus venas, Lula, sinti
amor, un amor que no saba de donde naca, un amor desconocido para ella, un amor que no saba si era
reciente o que acababa de nacer entre su tormentoso interior, un amor por un hombre bueno que le haba
cuidado y dado la oportunidad que el terror que hicieron con ella los guerrilleros le haba impedido ser, un
amor que peda a gritos eliminar todo el dolor y el miedo que senta, Vilches la mir, se acerc a ella
mientras Nsona y Nmaba presentan lo peor. Teresa abrazaba a Lula contra su alterado pecho.
V_ Lula muchachos esa vieja roca tiene ganas de vivir as que creo que de esta tambin va a salir
vivo.
T_ Gracias a Dios se abraz con ella sonriendo y llorando a la vez.
Mientras en la habitacin donde iba a estar Massamba, Sissou y Esther con sumo cuidado tapaban al
hombre que segua dormido por la sedacin, tan grande, tan fuerte, y all en aquella cama pareca tan
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indefenso, tan vulnerable que cuando entr Lula no pudo ms que llorar apoyndose en su pecho, aquel
gesto de la muchacha provoc en Teresa dos grandes lagrimones que saba eran inevitables al ver su
reaccin que le haca pensar, que por una vez, la dureza de dos vidas paralelas en el camino de la injusticia
podan converger y convertirse en un camino de la ilusin y el respeto. Maca la miraba con los ojos
repletos de lagrimas, y ante el contacto de otra piel, gir levemente su cuello y se encontr con dos ojos
repletos de amor, ella a cambio le entreg un suspiro y la misma mirada, Esther respir el mismo aire que
solt Maca, y se encontr que su interior se llenaba de algo maravilloso, algo tan maravilloso como el
amor.
En el comedor, una vez pasado el susto y una vez Nsona hizo que su marido se fuera a descansar,
tras ponerse cabezota Vilches, se quedaron Maca, Esther, Teresa y Vilches, los dems, sentados ante el
hospital rezando y cantando canciones a los Espritus para que ayudaran a superar el mal momento de
Massamba, y dieran luz al tnel oscuro donde se encontraba.
Y como no, Teresa oficiando de esa gran madre que Vilches le haba apodado acertadamente,
sentada frente a Maca le deca:
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V_ Ni t, a ver si te decides y vas a por Dvila que las telaraas deben estar ya a punto de rozarte los
talones.
T_ Pero sers bruto!
MyE_ Jajajajajaajajajaja.
T_ Y vosotras qu?, no le veo la gracia! volvi a reirlas mientras las vea muertas de risa sobre la
mesa.
M_ Perdona Teresa, pero ay que risa suspiraba.
E_ A m me gusta Dvila para ti.
V_ Ya pero a ella parece que no.
M_ Es una lastima
V_ T crees? la mir con dudas.
T_ Bueno ya est bien!, hombre!, haberse visto cosa igual!
V_ Te quejars encima que estamos tratando de desempolvarte la miraba muy serio.
T_ Pues anda que t!, cuando veas a Cruz va a tener que llevar unas tijeras de podar el jardn para
encontrarte.
MyE_ Jajajajajajajajajajaja no pudieron soportar las carcajadas, ya no por el comentario de Teresa sino,
por la cara de Vilches.
V_ No tiene gracia qu pasa que vosotras cmo no paris podis reros de las dems almas en pena que
pasan la mano por la pared mejor dicho por la Selva!
T_ Eso
E_ Ay Dios mo que me meo esperarme! sali corriendo del comedor con la mirada tierna de Maca.
No cuentes nada!
M_ No, venga te esperamos.
T_ Qu risa!, ya era hora llevamos muchos disgustos seguidos.
V_ Es que estamos donde estamos y para lo que estamos.
T_ Ya pero eso no quita que de vez en cuando, podamos sonrer. Maca ahora que no est Esther, vas a
contar lo de Julia?
M_ S Teresa, no quiero tener secretos con ella, aunque espero que lo tome bien.
V_ Menuda paliza nos ha dado, debiste verla, era un fantasma, ella, Mona, Valiente y Ramn detrs
hacia gestos con cada nombre como si en el aire le pudiera dibujar a Maca el retrato de lo que l haba visto
. Pareca un alma en pena.
T_ A m me dijo que se iba si t te ibas, y que si tena que sacarle los ojos a Julia, se los sacaba.
V_ Y es capaz!, la pija?, vamos y tanto que s!
M_ Creo que tenis razn he tenido mucha suerte sonri emocionada.
T_ Y ella tambin cario le toc la mano con mucha ternura.
E_ Ya estoy aqu!
M_ Pues sigo le pas la mano por la espalda y le sonri. Cuando acab con la vista que fue de lo ms
incrdula, fui a buscar a Carolina, as que le hice llamar a Julia.
E_ Joder pens mientras se tensaba sin poderlo evitar, su corazn comenz a caminar rpido, veloz,
tan solo escuchar aquel nombre en la boca de su amada, le produjo un extrao efecto, celos?, podran
ser pero tambin miedo.
M_ Le dije que saba que ella estaba detrs de todo, que me haba tejido una trampa en la cual ca, y que
estaba dispuesta a si me haca ir a Madrid, a decir en todos lados que haba sido mi amante, como me haba
mentido y luchara por quitarle a su hijo Esther sinti un escalofro, Teresa asenta con los ojos abiertos,
Vilches la miraba impactado. No la deje hablar, no me interesaba nada de lo que pudiera decirme.
T_ Muy bien!
V_ Con un par, claro que si!, Cruz habl con ella tambin, ya te contar.
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M_ Gracias Vilches le sonri, durante su exposicin no haba mirado a Esther, pero en ese momento si lo
hizo, le cogi la mano y le dijo. No quera marcharme y dejarte, saba que a ella le aterra que alguien
pueda saber lo que pas entre nosotras, tiene una fachada respetable.
T_ Es una indeseable, eso es lo que es! exclam con rabia.
M_ Pues si, pero mira la jugada sali perfecta.
V_ Y no sabes lo que me alegro que le dieras donde ms le dola, que es salir t victoriosa, eso s, ahora
tendrs que estar muy quietecita porque sabes que debe estar encendida, verdad?
M_ S, lo s.
T_ No vamos a darle el gusto Vilches, no se lo vamos a dar deca convencida de sus palabras.
M_ Desde luego ya s que tengo la soga bien prieta en mi cuello, slo espero ser lo suficientemente
inteligente para no equivocarme. Y gracias Teresa, gracias por lo que hiciste por m.
T_ No fue nada, sabes que hara todo lo que est en mis manos, sabes que por ti hara lo que fuera, adems
solo dije la verdad.
V_ Qu dijiste?
T_ Que Maca es una gran doctora y no se merece una cochinada como esa, es la mejor sin duda.
V_ Uf a ver quien la aguanta ahora!, pobre Esther te compadezco.
E_ Pues si dijo algo nerviosa Maca la miraba con dudas.
T_ Bueno ahora a la cama, a descansar les dijo con el dedo blandiendo al aire.
V_ Si, no os preocupis de nada voy a ver a Massamba.
T_ Me quedo cuidndole, Lula ha debido hacer algo porque la he visto salir con su vasija de barro y unas
hierbas.
V_ Bien eso siempre ayuda. Buenas noches chicas tener piedad.
M_ No creo Vilches no creo sonri con una sonrisa traviesa y ese porte borde que tanto le gustaba a
Esther.
V_ Pobre Teresa! Eso s, recordar que maana tenemos que ir a vacunar as que os quiero frescas
suspir yndose del comedor.
T_ Ni caso eh?
M_ Teresa he comprado unas cosas maana lo miramos.
T_ De acuerdo porque con todo este lo, no hemos empezado con nada de la boda, y como mucho tres das
eh?
M_ Perfecto.
T_ Descansar les dej un beso a cada una en la frente y se fue. Buenas noches.
All se quedaron en silencio las dos, Maca miraba algo confusa a Esther, no entenda porque haba
cambiado su actitud, sin duda, lo haba hecho al mencionar a Julia, en parte la entenda, pero en parte no
poda comprender su mutismo. Se gir un poco en el banco de madera donde estaban sentadas y la mir de
frente, su perfil le daba a entender por su gesto ceudo, por la tensin en sus labios, que algo pasaba por su
cabeza que no le gustaba, la mano de Maca se pos en su barbilla, la ayud a alzarla con suavidad para que
la mirara, entonces con sus ojos repletos de ternura y una sonrisa en sus labios que mostraba un eterno e
infinito amor, se acerc posando en los labios de la enfermera un beso tan tierno que abri todos sus poros,
para dejar que el deseo por ella la inundara como la lluvia fina estaba inundando la aldea, de manera fresca
y continuada. Al separarse, Esther la mir con los ojos repletos de lagrimas y su gesto tan delicado que
provoc en Maca un estremecimiento.
M_ Qu te pasa cario?
E_ Maca yo trag saliva nerviosa.
M_ Qu te pasa? la mir algo asustada.
E_ Maca te das cuenta que con lo que has hecho, has podido perder la oportunidad de recuperar a tu
hijo? la miraba con un gesto de profunda pena.
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M_ Esther la mir un tanto desconcertada por aquella pregunta y el miedo que vea en aquellos ojos
repletos de tristeza.
E_ Tu hijo es lo ms importante para ti y
M_ No Esther lo ms importante para m, eres t, t, mi nia.
Sus ojos gritaban aquel sentimiento, sus labios algo temblorosos mostraron una ligera emocin al
confesarle lo que su corazn gritaba, toda ella la miraba como si fuera la primera vez que lo haca con ese
amor tan entregado, con esa ternura tan visceral naciendo en su alma, Esther pareci entenderlo y tras un
suspiro que le hizo temblar de arriba a bajo, la abraz, ambas se haban reencontrado y sin duda, en ese
instante en el que sus manos, con las palmas bien abiertas captando una caricia lenta que recorra toda su
espalda, con las respiraciones golpeando a borbotones sus hombros, con la sensacin de volver a casa,
sintieron que haban puesto los cimientos en su relacin, se separaron mirndose a los ojos, unos ojos
repletos de ese amor, que ambas sentan y terminaron fundindose en un beso, primero suave y cuando fue
a subir la intensidad, tuvieron una visita inesperada.
Ng_ Yo siento.
E_ Anda Ngouabi!, con todo se me ha olvidado decirle a Vilches exclam ponindose la mano en la
frente.
Ng_ Ya mbasi, malembe (maana, tranquila).
M_ Qu pasa? los miraba a uno y a otra.
E_ Vers es que trataba de respirar profundamente para evitar que se notara su excitacin y su anhelo por
esa pasin que senta hacia su mujer. Cuando os marchasteis, al parecer una de las chicas se neg a
marcharse y Ngouabi la tiene aqu, sin que Vilches lo sepa.
M_ Ngouabi eso no se hace! le dijo con una sonrisa amplia que el muchacho devolvi. Kulunga,
mbasi ngatu banzanduna kutuba na nki ziku (De acuerdo, maana sin duda hay que hablar con el doctor) le
deca sin dejar de sonrer.
Ng_ Melesi Mwasi.
M_ Yandi kele mpenz? (es guapa).
E_ Lo he entendido! le ri ante la sonrisa de Ngouabi mirndola con sus ojos echando fuego.
M_ Vamos Esther sonrea ella tambin.
Ng_ Inga sonri tan ampliamente que por primera vez pudieron ambas verle todos sus radiantes dientes
blancos.
M_ Tela mono (cuntame).
E_ Qu le has dicho? la mir fijamente.
M_ Que me cuente.
E_ Anda anda Ngouabi he guardado una fuente que Teresa me ha dejado, ella tambin lo sabe.
Ng_ Mami kele na nene Mwasi (Mami es una gran mujer) volvi a sonrer.
M_ Inga, anda ve! le sonri ella tambin.
Ng_ Melesi.
M_ Por dnde bamos? miraba a Esther a los ojos con total intensidad.
E_ Eres muy mala ante m preguntar si es guapa pero que muy mala le deca bebindose aquella
mirada.
M_ Es lo que tiene Esther a una le gusta la belleza eso no est reido contigo, porque t eres la ms bella
de todas las mujeres.
E_ Si, ahora hazme la pelota sonri de lado encantada por aquella frase hecha que saba que la deca con
total sinceridad.
M_ Lo que quiero hacerte es otra cosa le susurr en su oreja provocando un temblor sin ms en su
cuerpo.
584
E_ Ah si?, pues te lo vas a tener que trabajar le dijo sonriendo esta vez ella con mucha dosis de
provocacin.
M_ Me gusta trabajarme las cosas que tienen que ver contigo le iba diciendo mientras le besaba
suavemente el rostro y sus manos se apoyaban y deslizaban por sus muslos.
E_ Y a m que las trabajes.
L_ Kolol (perdn) apareci Lula que al verlas agach la cabeza y se fue directa a la cocina.
M_ Espera Lula la muchacha se detuvo. Cmo est Massamba?
L_ Tranquilo asinti con la cabeza con un gesto de agradecimiento.
E_ Estupendo tranquila eh? se levant y la abraz con cario sincero. Todo va a ir muy bien es
muy fuerte.
M_ A parte que nos salv la vida, le debo una.
L_ Massamba ser gran hombre dijo con tono afable.
E_ Si, si necesitas algo nos lo dices.
L_ Melesi les sonri, pasando a la cocina.
M_ Creo que ser mejor que nos vayamos a la cabaa se haba puesto a su altura y se lo dijo entre
susurros.
E_ Ser mejor, si sonri ante su gesto totalmente seductor.
M_ No s si llegue.
Entonces la cogi de la mano y tir de ella, salieron riendo como dos jovencitas alocadas
empapndose bajo la lluvia, y fue entonces para variar cuando Esther resbal y se cay.
E_ Auuuuuuuuuuuu se quej.
M_ Dios como me encantan tus golpes! le dijo con los ojos encendidos mordindose el labio inferior,
desendola como si fuera la primera vez.
E_ No voy a poder levantarme.
M_ Claro que s le deca con una sonrisa entonces fue a levantarla pero resbal y termin en el suelo.
Joder!
E_ No vamos a poder me he destrozado el culo deca muerta de risa mientras la lluvia las empapaba y
se ponan perdidas de barro.
M_ Y yo las rodillas, esta noche tendremos que intercambiar las posiciones le deca sobre ella frotndose
las piernas aunque no poda parar de rer.
E_ Qu asco! susurr divertida.
M_ Uy mi pija que no le gusta el barro! se burlaba.
E_ Maca levanta que me estoy poniendo perdidita.
M_ Y ms que te vas a poner se tumb sobre ella y comenz a dar vueltas sobre el barro.
E_ Maca Maca! repeta tratando de que frenara, pero le resultaba imposible.
M_ Me encanta escuchar en tu boca mi nombre susurraba con voz ardiente.
E_ Para por favor que estamos perdidas de barro trataba de reirle pero era imposible le daba la risa
tonta de ver lo que estaban haciendo.
Mo_ Ahhhhhhhhhhhhh las sealaba muerta de risa desde la puerta de la cabaa.
V_ Uh, uh, uh se pona las manos en los ojos.
T_ Pero se puede saber que estis haciendo! sali Teresa del hospital con gesto serio mirndolas con
dureza.
M_ Nada Teresa, que Esther se ha cado, para variar, claro.
E_ Me ha rebozado en el barro Teresa se quejaba como una nia pequea, sealndola.
T_ Sabis que la gente duerme? les ri. Parecis dos nias y mira o os callis o ante vuestro
comportamiento tendr que atizaros al culo como a las nias malas les deca con gesto muy seria puesta
en jarras.
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M_ Dios que es capaz le susurr.
E_ Y tanto te lo mereces, y si no te las da ella, te las dar yo le deca muy seria mirndola fijamente.
M_ Mi nia si es que me haces perder la cordura.
E_ Ya levanta.
M_ Tengo una idea mejor.
E_ Me dan miedo tus ideas le dijo con el ceo fruncido.
M_ De verdad? su mirada repleta de fuego, su gesto cautivador y su sonrisa algo borde marcaron su
rostro volvindola una mujer totalmente conquistadora.
E_ Tanto miedo como gusto su rostro tambin mostr ese punto de atraccin por ella.
M_ Vienes?
E_ Voy le dijo sin dudarlo.
Maca la llev hasta la ducha, empapadas entre el barro y el agua de la lluvia persistente entraron en
aquel pequeo cuadriculo, se miraron a los ojos, tuvieron que acomodar la vista dejando pasar unos
segundos, para encontrarse en la oscuridad al hacerlo se descubrieron nuevamente, y es que el brillo del
amor en sus ojos reflejaba toda la cabina, dejando que aquella tenue pero potente luz les envolviera con
suavidad. De pronto las manos de Maca se posaron en las caderas de Esther, sin dejar de mirarla a los ojos,
ambas mantenan una sonrisa en sus labios tan dulce como insinuante, entonces sin pensarlo Esther le dio
al agua que las empap arrastrando el barro, y Maca comenz a desnudarla, poco a poco sintiendo el agua
fra sobre su piel, y las manos de Esther haciendo como ella, desnudndola sin dudas. Cuando por fin la
ropa cay al suelo y el barro fue arrastrndose por ambas pieles, cuando con las manos se ayudaron a
quedarse limpias, Maca cerr el grifo, las respiraciones haban comenzado a dispararse, los ojos coman
labios, coman deseos de la otra, los labios definitivamente comenzaron con un suave chasquido al roce,
para convertirse en un apasionado estallido de besos apasionados, entregados, que buscaban y encontraban
todo lo que necesitaban. Descubriendo la lengua ajena, atrapando un labio entre los dientes, descubriendo
la fuerza de esos labios humedecidos y rojos de la pasin que era como un torbellino traducida en infinitos
besos. No supo como Esther, Maca le dio la vuelta, estaba tan embriagada por el calor de sus labios, de su
lengua en su boca, que se dej hacer, Maca la estrech contra su cuerpo, sus manos taparon por completo
los pechos de la enfermera que ante tal contacto sin ninguna clase de contemplaciones se apoderaron de
ambos provocando en ella un suave gemido, apretndolos como apretaba su vientre con el culo magullado
pero en ese instante abrigado por el otro cuerpo, los movimientos comenzaron a hacerse ms intensos,
Maca dej una mano en el pecho izquierdo, con la otra estir suavemente de su pelo haciendo que mostrara
su cuello fino, y apetitoso para que sus labios, sus dientes, su lengua, lo hicieran suyo. Mientras, las manos
de Esther se apoyaron en la pared, el fuego de su interior, la abrasaba, la volva loca, senta como su propia
humedad se mezclaba con el agua que recorra su cuerpo, le encantaba aquella postura nueva que estaba
descubriendo, le trastornaba la respiracin de Maca en su odo, sentir su vello rozando su trasero, sentir su
pecho una y otra vez sobre su espalda, el roce de aquellos pezones erectos, definitivamente le estaba
volviendo loca, tanto fue as que no pudo esperar.
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M_ Oh fue un gemido tan tremendo, que sinti como sus poros se abran y dejaban paso al tacto, a la
sensacin que le provocaba de apoteosis el tocar su sexo. Esther
E_ Maca tan solo fue un susurro con la voz quebrada por su pasin desmesurada.
M_ Me encanta tenerte as volva a susurrarle mientras su dedo haca crculos tan maravillosos en el
cltoris de Esther que ella misma senta su placer en su propio cuerpo.
E_ Sigue sigue sigue musitaba mordindose el labio inferior mientras su cuerpo se contorsionaba
arrastrando el de Maca. Ah. ah
M_ Esther Esther meti su cabeza en el pelo de la enfermera que se mordi los labios para sellar un
grito desgarrador que le llegaba del alma mientras Maca continuaba incansablemente apretando su pecho,
tocndola nuevamente. Ms cario ms quiero darte ms amor
E_ Lo siento Maca por favor no me quedan fuerzas, me voy a caer.
M_ Eso nunca la gir y la estrech entre sus brazos fuertemente. A m lado nunca caers.
E_ Te quiero tanto, te deseo tanto sus ojos gritaban ese deseo tan lascivo en sus ojos y as apoy a Maca
esta vez contra la pared quedando cara a cara mientras su mano llegaba con rapidez a su sexo, apartaba los
labios y se mezclaba en aquel maravilloso mundo hmedo como si fuera el lago, la cascada de aquellas
gotas de agua y sudor que se haban mezclado en el cuerpo de la mdico que comenzaba a temblar, con los
ojos cerrados apoyando la cabeza en la pared, con la boca abierta con un gesto total de entrega. As, me
gusta tanto verte as.
M_ Esther cario no pares.
E_ Jams parara dicho esto sus labios atraparon el pezn que le quedaba ms cercano y lo chupo, lo
meci como si fuera una mecedora que le estuviera acunando hasta dejarlo extasiado y dormido.
M_ Ah ah
E_ Mi amor mi vida entonces dej su pecho para llegar a sus labios y hacerlos suyos, Maca emiti
un gemido gutural que le dio a entender que estaba llegando. Mrame cario
M_ Esther mi vida ya ya oh oh gema controladamente.
E_ As mi amor te amo.
Se fundieron en un abrazo mientras sus cuerpos todava temblando se apoyaban el uno contra el
otro, ambas con los ojos cerrados, con la respiracin entrecortada, pero esa maravillosa sensacin de haber
hecho feliz a la persona que ms amaban. Y pasaron a besarse delicadamente, suavemente, como si sus
labios fueran de cristal a punto de romperse, se mimaron, se encontraron en el paraso llamado, Amor y
Pasin. Juntas de la mano lo descubrieron, juntas de la mano, lo disfrutaron mirndose sonrientes, en paz,
totalmente enamoradas y seguras del amor, agotadas por la pasin, pero con la ilusin de que nada podra
arrebatar esa emocin que sentan tras ver el amor reflejado en los ojos de la otra.
E_ Te quiero mi amor.
M_ Y yo.
Volvieron a besarse, Maca apoy a Esther en la pared y volvi a nacer en ella la ms ardiente de las
excitaciones, aquella mujer la volva loca hasta lmites insospechados, las caricias de Esther lentas pero
firmes en su espalda le provocaban que su sangre revoloteara de manera fluyente hasta su corazn,
provocando en l los latidos tan fuertes que la propia Esther los notaba sobre su pecho.
Esther abri la puerta de golpe, con su gran sonrisa reflejada en su rostro, tan solo haba una vela
iluminando la habitacin, pero con ella le fue suficiente para admirarla, estaba en la cama tapada
estratgicamente con la sbana, dejando ver sus largas piernas, sus brazos, y esos hombros que a Esther le
hacan perderse en ellos, saborearlos y disfrutarlos, la contemplaba a travs del mosquitero echado, se le
antojaba como una Diosa, su propia Diosa, y aquella sonrisa que Maca le entregaba tan suya, tan canalla, y
aquellos ojazos que se clavaban en los suyos que ya hacan chirivitas nada ms en pensar que la estaba
provocando, que la estaba mirando a ella, senta una necesidad de no apartarse ni un solo segundo de su
lado. Se acerc despacio, sonriente, dej caer la camisa que Mona le haba llevado, cay al suelo, se acerc
cuidadosa, con sus pasos descalzos, con sus ojos sin apartarlos de los de una Maca que suspir al verla
acercarse. Apart suavemente el mosquitero mostrando su desnudez completa, una sonrisa ardiente en sus
labios y esos ojos resplandecientes del fuego de la pasin.
E_ Hola.
588
M_ Hola.
E_ Esto me parece que sobra no crees? le pregunt con voz suave mientras retiraba la sbana.
M_ Creo que s sonri.
E_ Bien retir la sbana mientras Maca la miraba lascivamente mordindose el labio inferior, segua sus
movimientos con cara de felicidad, segua sus pasos mostrando su cuerpo totalmente desnudo ante ella.
Esto est mucho mejor.
M_ Yo tambin lo creo susurr.
Esther subi su rodilla a la cama, se acerc sutilmente hasta el cuerpo de Maca, la miraba con
desafo y pasin, la miraba con anhelo de compartir y sobre todo, regalarle todo su amor, con cuidado pas
su rodilla derecha sobre el cuerpo de Maca, sta la observaba en silencio, aunque con cada movimiento de
la enfermera, notaba como su excitacin y respiracin iban en aumento, lentamente primero poco a poco ir
aumentando. Esther se haba acercado hasta su boca, se haba detenido a menos de un centmetro,
observando como los ojos de Maca se posaban en aquellos enrojecidos labios que parecan llamarle
frenticamente, sin embargo, lejos de acariciarlos se separ con lentitud haciendo que la boca de Maca por
instinto se abriera acercndose ante su abandono.
E_ No nada de besos.
M_ Cmo que no? pregunt entre decepcionada y divertida.
E_ Ahora mando yo, y te digo que nada de besos.
M_ Vale asinti con su tono de voz entregado.
E_ Confas en m?
M_ Plenamente.
E_ Bien entonces como por arte de magia sac un pauelo de sede de debajo de la almohada, Maca
sonri. Primer paso, vas a sentir, solo sentir.
M_ Me gusta sentirte voz melosa y acaramelada.
E_ Voy a volverte loca, al menos intentarlo.
M_ Ya me vuelves loca susurr acariciando su melena lentamente.
E_ Pues va a ser mucho ms muchsimo ms le musit rozando con sus labios la oreja de Maca quien
cerr los ojos. Tmbate.
Maca obedeci gustosa, tras un suspiro largo y continuado, se dej vendar los ojos. La mir antes de
dejarse atrapar totalmente y lo que vio le gust tanto que sinti lo que era la felicidad.
M_ Quiero un beso.
E_ No hay beso le contest con voz traviesa. De momento solo amor.
M_ Esther susurr con voz delirante.
Y as fue, Maca se prepar para recibir amor, Esther comenz a besar su centro suavemente como
respuesta un gemido de la doctora que trat de controlar, su vientre se movi ascendiendo un poco, sus
plantas de los pies hicieron fuerza contra el colchn para acercar ms su sexo a la boca de una Esther que
sonrea, al ver como su espalda se encorvaba mostrando el placer que aquel contacto efmero de sus labios
le haba provocado. Tras unos segundos quieta, viendo como el rostro de Maca se tensaba por el deseo, por
las ganas de ser amada, mientras mova la cabeza hacia atrs dejando entre abierta su boca, la lengua de
Esther recorri lentamente aquel trozo largo de piel, not su exhalacin de aire, not como abra ms las
piernas, como la invitaba a disfrutar de su cuerpo, a compartir eso que en ese instante estaban sintiendo las
dos, una necesidad de sentirse, de fundirse en una, de beber ese xtasis embriagador que ambas sentan.
Maca gimi mientras sus manos apretaban las sbanas la derecha fuertemente, la izquierda ms suave
porque necesitaba acariciar la piel de la mujer que le estaba dando con total entrega una visin de la vida
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diferente, un protagonismo que le estaba haciendo sentir segundo tras segundo que era importante para
Esther, y aquello an le volva ms loca.
M_ Esther Esther musitaba como el sediento necesita agua para no morir, ella necesitaba besos para
resistir.
E_ Nunca hecho esto lo estoy haciendo bien, mi amor? le susurr en la oreja mientras la yema del
dedo ndice paseaba por su piel con tanta suavidad que haca que Maca se convulsionara.
M_ Increblemente bien cario son su voz como lo que estaba, terriblemente extasiada de felicidad.
E_ Mi vida porque eres mi vida el gran amor de mi vida le deca mientras besaba centmetro a
centmetro la piel de su rostro.
M_ Quiero dibujar tu sonrisa le dijo sin poder evitar que sus caderas buscaran un ligero roce que Esther
le evitaba, mientras levantaba su mano al aire.
E_ Te quiero le susurr mientras los dedos de Maca recorran lentamente los labios en los que se
reflejaba una maravillosa sonrisa por parte de Esther.
M_ Mi amor sonri ella como si fuera aquel contacto una brisa fresca del mar, llegando a su corazn.
E_ Maca besaba los dedos que se haban dedicado a recorrer sus labios.
M_ Eres maravillosa cario.
E_ Quiero ms musit.
M_ Yo tambin.
E_ Quiero llevarte a ese reino de la felicidad que dicen existe, ese reino donde t me llevas.
M_ Claro que existe y humedecindose los labios le dijo. Llvame donde t quieras, no tengo
remedio, soy tuya
E_ Para siempre
M_ Hasta la muerte.
Una frase trgica que contrastaba con todo lo bello que estaban viviendo, pero haba algo ms
impactante que esa frase?, hasta la muerte quera ser suya, le estaba diciendo lo que no haba dicho a nadie,
lo que no haba sentido a nadie, y el pauelo de seda que envolva sus ojos, recogi una lagrima que escap
porque realmente la frase sali de un corazn que haba dejado en manos de quien justo en ese momento
paseaba por su cuerpo, lama con la punta de la lengua, sus pechos, mientras una de sus manos se haba
entrelazado a la de una Maca que deba tratar de centrarse en la respiracin, en continuar respirando a pesar
de la dificultad, Esther, la besaba con tanto respeto de apasionado amor, con tanta debilidad de su infinita
ternura, con tanta necesidad de ser una, que la estaba trastornando y an no haba pasado de su torso.
All tena su piel para ella, nunca antes haba sentido esa necesidad y es que su alma, al sentir que
perda a Maca, a esa mujer soberbia, orgullosa, algo chula, a veces insoportable del principio pero tan
maravillosamente maravillosa de ese final, se estaba transformando en ese momento en una entrega de
corazn a corazn, senta necesidad, una necesidad tan extensa de llevarla a aquel rincn del mundo
exterior, de ese que se eleva, no existe ante la mirada, parece que iba a caer de golpe, pero nunca tocaba
suelo, porque siempre haban unos brazos para sujetar, unas manos para acariciar, y una boca para besar,
nombrar, susurrar y esos ojos, para exponer en el silencio del regreso del viaje lo que era la palabra amor. Y
eso era lo que Esther trataba una y otra vez con sus caricias de mostrar, no quera que Maca pudiera verla,
tan solo quera que sintiera ese gran amor, y esa gran pasin por ella, sin tapujos, entregndole el alma en
cada caricia suave que viajaba con lentitud por su cuerpo, por ese cuerpo que se mostraba con la piel de
gallina, con los pezones erectos, con la tensin del placer y deseo recibido, ese cuerpo que trataba de
encontrarla, ese cuerpo que batallaba con la oscuridad de los ojos para imaginar el rostro sediento de
Esther, la mirada vida y los labios encarnecidos buscando rincones donde encontrar gemidos.
M_ Esther me vas a matar dijo finalmente mientras su estmago se contraa mientras las venas de la
garganta se mostraban a un paso de estallar por la inflamacin del aire que da el placer, mientras sus odos
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palpitaban una y otra vez a punto de estallar toda ella en miles de pedazos. Mientras jadeaba una y otra vez
. Esther Esther
E_ Me gusta tanto hacerte el amor respir fuertemente sobre su sexo.
M_ Ahhh se tuvo que fruncir sus humedecidos labios para ahogar el grito que se escapaba de su
garganta.
E_ Eres la reina de mi vida la luz que me ilumina hablaba mientras sus labios rozaban los del sexo de
Maca.
M_ Por favor! suplic casi sin voz.
E_ Te quiero.
Y as lo sinti Maca mientras senta como su sangre se volva loca, como corra y corra por sus
venas, como llamaba urgentemente a su corazn para poder bombear, notaba como su sexo peda
clemencia pero al mismo tiempo rogaba continuidad, notaba como su pecho se agitaba, como su cuerpo se
tensaba, como su piel se erizaba, notaba y notaba todos aquellos sntomas del placer, del deseo, de un
orgasmo monumental que aquella pequea mujer le estaba provocando, y por qu?, porque con los ojos
vendados entendi en el aire, en sus caricias, en sus silencios, que le estaba haciendo la duea de su vida,
entregndole un amor imperturbable seguramente al tiempo, le estaba regalando lo mejor de la vida, pleno
amor. Absoluto, mgico, necesario, sensible, visceral, tierno amor, solo un inmenso amor, por eso no
necesit quitarse el pauelo, porque la percepcin fue tan brutal, que agradeci aquel regalo maravilloso
que Esther le estaba haciendo.
E_ Te quiero susurr extasiada por todo cuanto haban vivido en aquel momento.
M_ Esther entonces se apart ella misma el pauelo, respiraba con dificultad quiso buscar una postura
ms relajada para ella, se puso de lado mientras Esther la abrazaba. Nunca, nadie me haba hecho sentir
as nadie me haba hecho feliz como t.
E_ Me alegro cario pero tan solo te devuelvo lo que t me das.
M_ Tanto?, imposible sonri de lado con los ojos cerrados dejndose abrazar por Esther.
E_ No lo dudes mi reina le acariciaba la mejilla.
M_ Cmo ests t?
E_ Bien relajada, feliz, contenta muy bien as que duerme que ests cansada.
M_ No estoy cansada, estoy feliz abri los ojos y se encontr con los de Esther, entonces sonri
levemente, cerrando los ojos al tiempo que suspiraba. Te quiero.
E_ Descansa le acarici nuevamente con delicadeza, se levant para coger la sbana y taparla, Maca
ya dorma. Te quiero mi amor te quiero mucho.
Poco a poco sus prpados se fueron entregando al sueo, con la maravillosa imagen de Maca entre
sus brazos, vindola respirar tranquila, con un gesto complacido poda pensar en el suyo propio y reflejara
lo mismo, respir con una calma que nunca en su vida haba encontrado, y aquel suspiro, le record al agua
de la cascada, aquella tranquila agua que esperaba de manera serena la unin con aquella otra que caa
bruscamente necesitando encontrar un refugio, un abrazo, para fundirse en esa calma hermosa, ella sinti
en ese momento que eso formaban Maca y ella, Maca el agua nerviosa de la cascada que traa que
arrastraba bruscamente consigo la rabia, el dolor, el desengao sentimientos que le daban la fuerza al caer
volvindose espuma, mientras ella, se vea como la persona que con amor y ternura le haba refugiado en
sus brazos calmados, en su agua tranquila, y as ambas, se daban lo que a la otra le faltaba y de esa manera
reflejaban el manantial de la felicidad.
E_ Mi vida quiero que te pertenezca quiero ser para ti la paz y de igual manera, que lo seas t para
m estoy segura que lo podremos conseguir
M_ Yo tambin susurr medio dormida y sus labios formaron o al menos lo intentaron una sonrisa feliz.
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La maana haba amanecido nublada y con unas gotas de fina lluvia dejndose ver, algo extrao
pens Esther mirando el gris cielo mientras se encaminaba hacia la cocina con paso liviano y alegre.
Conforme se iba acercando, iba escuchando como Teresa discuta aireadamente con un Vilches que tena
cara de profundo cabreo.
Cuando lleg a la cabaa, se vio en el problema de cmo abrir la puerta, sus manos en la bandeja,
Mona a su lado que si dejaba la bandeja para abrir, lo ms seguro era que el animal se llevara todo lo de la
bandeja, as que dud por unos instantes no quera despertar a Maca hasta que no estuviera dentro.
Esther al ver su gesto, sonri, dej la bandeja en el suelo y subi despacio a la cama, Maca estaba
tan hermosa, desnuda con la espalda al aire, con aquella piel que tanto la llamaba, con mimo le dej un
beso justo en la base del cuello donde el pelo se haba esparcido como invitndola a besar ese trozo de piel.
Entre carcajadas Maca se march a la ducha y Esther se qued all echada sobre la cama sonriendo
como una enamorada. Tras un suspiro profundo y feliz se levant para arreglar la cama, y llevar a la cocina
la bandeja. Al entrar no vio a nadie, entonces cay en la cuenta.
E_ Joder Massamba susurr saliendo a toda prisa para ver como segua. Hola.
V_ Vaya ya habis parado!; os vais a desgastar le deca mirando un papel.
E_ Cmo sigue Massamba?
V_ Pues ese toro de Miura acaba de despertarse, pretenda levantarse dice que no puede estar en la cama,
tiene que cazar
E_ Voy a verlo.
V_ Mejor no, ahora le he puesto un dardo como se le pone a los elefantes para que descanse. Lo tienes
todo preparado?
E_ S, me falta ducharme.
V_ Y a qu esperas?
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E_ A que termine Maca sonri.
V_ Me gustabas ms cuando eras resistente al virus Macarena Wilson.
E_ Vilches estoy enamorada! se le ech al cuello del hombre que no supo como reaccionar ante aquel
gesto totalmente inesperado. Soy muy feliz
V_ Pues deja la felicidad a un lado y vuelve a la realidad!
E_ Jo al final voy a darle la razn a Teresa cuando me dice que eres un desaborio.
V_ Tira que luego cuando venga la hora de la verdad a ver quien es el desaborio!
E_ Qu humor!
La cafetera estaba preparada, Maca se haba pasado para ver a Massamba y Lula, l segua
durmiendo con el dardo de Vilches, mientras los muchachos haban decidido salir ellos a cazar nuevamente
para la fiesta y por el regreso del camino de los Dioses de Massamba. Vilches esperaba ansioso en el coche
la llegada de las dos mujeres, el viaje era relativamente corto y haban decidido que tan solo Yildas llevara
el camin, as una vez repartidas las tareas todo sera ms sencillo. Teresa haba dejado a las mujeres,
incluida la nueva adquisicin que fue bien recibida por todas Siya y que asombrosamente se mostr como
una costurera que les iba a ayudar muchsimo con las ropas de la boda.
Todo estaba preparado para partir, eran las nueve de la maana y eso les permitira volver nada ms
comieran. Teresa los estaba despidiendo con gesto algo enfadado con Esther por arrancarle una flor de su
pequeo jardn, entonces Maca la miraba sonriente y embobada tan bien, subieron al coche donde les
esperaba un desconsolado Vilches.
El camin sali con la fina lluvia golpeando el cristal, tras l lo hizo la cafetera y su inestimable
sonido a vieja. En el interior, Maca iba sentada junto a Vilches, con los ojos bien abiertos controlando a
uno y otro lado, Esther haca lo mismo, saban que una vez fuera de la aldea, deban tener mucho esmero
en lo que pudiera pasarles porque all en la Selva se volvan completamente vulnerables.
Mientras ellos se alejaban, Teresa en la aldea, se haba quedado con Loabi tan solo como vigilante, y
Zul que an andaba algo renqueante por los golpes a quien no le haba hecho demasiada gracia que se
fueran a cazar y dejaran la aldea despoblada por si hiciera falta la defensa.
T_ Venga, tranquilo Zul le deca tratando de mostrarse ella tambin tranquila aunque no dejaba nunca
de lado esa intranquilidad por lo que pudiera pasar pero se haba acostumbrado a ella.
Z_ No mami, no, Ngouabi querer impresionar a chica nueva, Yildas ser inconsciente, y Zambi mucho ms,
aqu yo medio tonto, Massamba en los sueos de los dioses y Laobi sin poder hacer nada con una pierna
Ns_ T descansar, nada pasar le dijo con gesto amable Nsona.
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T_ Tu mujer tiene razn, venga, deja de pensar en que algo puede suceder adems ellos cuando
comience a caer la tarde vendrn si todo va bien, y Ngouabi me ha dicho que estarn fuera tres horas, si no
cazan volvern, en tres horas no va a pasar nada.
Ns_ Cierto, y t tener que probar vestido boda mwasis.
Z_ Ah no
Ns_ Ah si.
Nm_ Muntu! (Hombres!) Se quej Nmaba sonriendo mientras negaba con la cabeza.
T_ Si porque adems, deberas poder ver los colores Nmaba, el arco iris, Maca quiere un boda vistosa y
alegre y la vamos a tener deca divertida.
Nm_ Jajajajaa rea abiertamente mostrando la falta de sus dientes. Maca kele nene (Maca es grande).
Ns_ Mwana kwisa na kudya (Nios vamos a comer) les llam desde la puerta. Ellos disfrutar de la
lluvia.
Z_ No gustar lluvia
T_ Ay hijo Zul que negativo ests hoy!, anda voy a prepararte un makayabu a ver si te animas le
deca mirndolo con gesto algo cansino.
Z_ Mami tu si saber animar le ofreci por primera vez su sonrisa amplia y grande con sus dientes como
luna, y su gesto de bonanza. Si seora mami grande.
Ns_ Mami grande cmo decir mami? la miraba sonriendo mientras gesticulaba con sus manos para
hacerse entender, entre tanto los nios se suban por encima de Zul, que se mostraba feliz de tenerlos all
hasta a los nietos de Nmaba que los senta como propios.
T_ Pelota.
Ns_ Eso Zul pelota.
Z_ Pelota pero simptico.
Ante aquel comentario las mujeres no pudieron ms que rendirse a su frase y romper a rer. Tras
desayunar todas volvieron a sus quehaceres, Lula aprovechando el sueo de Massamba, volvi a las tierras,
se le daban bien y estaba tratando bajo la lluvia de sacar adelante las patatas que parecan darles la espalda,
arrodillada en el suelo, con sus manos removiendo la tierra y cortando lo que ella pensaba estaba muerto.
Nsona y Sissou, haban ido a dar de comer a las pocas gallinas que sobrevivan y a la pobre vaca que ya
estaba en sus ltimos aos y ni siquiera poda dar leche, pero que la tenan como un animal de compaa al
que todos le acariciaban y mimaban, especialmente los nios. Mientras Nmaba y Siya preparaban la ropa,
Siya disfrutaba de ver a la que poda convertirse en su abuela, porque reconoca se haba enamorado de
aquel muchachote que tena de nieto, aprenda de la mujer que an sin ver era capaz contando a base de sus
manos, de cortar la tela como deba, y aquello segua maravillando a todos. Teresa por su parte, haba
estado haciendo recuento de la comida que les quedaba, la llegada de los refugiados les haba recortado lo
bsico, como el maz, las legumbres, el arroz, hasta el caf que lo haban tenido que ir poniendo con ms
agua de lo recomendable. Haba puesto la patilla de su gafa en la boca pensando como arreglar la situacin
y pensando que debera hablar con Dvila de todo aquello, cuando la campana de alerta son.
En la cafetera, se respiraba un amor profundo, de vez en cuando Maca se giraba para observar a
Esther, se miraban con tanto cario que pareca que la luz del sol que no exista se les iluminaba en sus
ojos, en sus miradas repletas de amor. Vilches relinchaba cual caballo viejo, y es que, como l mismo deca
para si era ms divertido cuando se peleaban.
Ante el frenazo de Vilches ambas cayeron hacia delante, propinando que se golpearan las frentes, se
frotaban con cierto dolor pero mirndose divertidas, cuando se recompusieron, Maca le dijo:
Salieron ante la mirada casi asesina de un Vilches que no cesaba de jurar en arameo mientras Dib
sonrea sin cesar canturreando. Cada una cogi sus maletines y se dispusieron junto a Vilches a revisar y
vacunar a los nios. Al llegar, todos los nios no demasiados, corran hacia ellos, saltaban, gritaban y es
que eran muchas las veces que haban pasado por ese poblado. Las mujeres saludaban con grandes sonrisas
a las dos mwasis mondeles que haban llegado con el ziku.
V_ Preparadas?
E_ S, cuando quieras empezamos le dijo volviendo a ser la enfermera eficiente que era siempre.
M_ Venga Vilches espabila que es para hoy le chinch como sola hacer siempre Maca.
V_ Bueno al menos parece que en el terreno laboral nada ha cambiado
Como siempre comenz a crearse la cola con los nios y nias asustados, el reconocimiento corra a
cargo de Maca y las inyecciones a cargo de Esther, estaban juntas y a veces cuando se rozaban sin querer,
se miraban sonrientes, cuando alguno de los pequeos rompa en llanto, ambas trataban de tranquilizarlo.
Las miradas a lo largo de la jornada demostraban el amor que se profesaban, y ese amor era captado por un
Vilches que sonrea sin ser visto, porque su lado duro no era lo suficientemente duro como para no
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alegrarse y ser feliz de ver nuevamente la verdadera sonrisa en Maca, incluso, se atreva a pensar que la
sonrisa era totalmente entregada y como sa nunca antes la haba visto.
Terminaron hacia la hora de comer, como era costumbre en las tribus, les invitaban a comer con
ellos, por el esfuerzo realizado para llegar y ayudarles. Les hicieron sentarse en el suelo.
Al rato una ms que feliz Esther volvi de donde haba ido con Dib, con total naturalidad a la gente
de poblado comenz a ensearles las fotografas que haba hecho a una manada de cebras, la gente sonrea
ms por su sonrisa que realmente por lo que vea en aquella cosa, pues ellos lo vean a tamao natural
todos los das, de ah que sonrieran ante la efusividad de explicacin que tena Esther. A quien Maca
continuaba mirando embobada, con una sonrisa dulce en sus labios, con esa mirada repleta de calor en sus
ojos. Un codazo de Vilches la devolvi a la realidad de su mundo exterior dejando aparcado por momentos
el interior.
V_ Hola, te llamas Macarena Wilson y tu honor como Calentorrra y devora mujeres est cayendo
progresivamente le deca con tono burln.
M_ Cay totalmente el da que apareci Esther en mi vida.
V_ Dios Macarena Wilson hablando en serio!, me resultas cursi.
M_ Me encanta la pija mrala lo feliz que es y lo feliz que hace al resto.
V_ Ya hemos tenido suerte que les ha llamado salvajes a estos, se lo llama a otros y nos hacen en pedacitos
deca muy serio.
E_ Car Maca mira se detuvo a tiempo. Es impresionante.
V_ Te lo dije, pero eres impaciente, pedazo golpe te has dado para terminar aqu con cientos alrededor.
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E_ Es impresionante.
V_ Ya veo ya, te han dejado impresionada, si.
M_ Ten cuidado, te advierto que est muy pero que muy borde le dijo bajito acercndose a ella.
E_ Ah si? lo mir con sorpresa.
V_ Desde que aqu a la moza, no s que le haces que la has dejado tan blanda, alguien tiene que sujetar la
bandera del ente borde, no?
La comida, que para su gran alivio fue carne asada con mandioca, transcurri de una manera muy
tranquila, los nios jugaban y de vez en cuando se acercaban a ellas, les decan cosas y salan corriendo, se
les hizo un rato ameno. Una vez finalizaron con la excusa de lavarse las manos y arreglarse, fueron al ro,
all mientras se lavaban, vieron reflejado en el agua sus rostros, se miraron y sonrieron.
Se despidieron de todos los de la aldea, y con ganas de llegar a sus cabaas y descansar del da algo
duro y muy provechoso, partieron hacia la aldea. En el camin, Vilches llam a Teresa para informarle que
ya volvan, pero no contest, mientras en la cafetera, Esther haba apoyado su cabeza en el hombro de
Maca encogindose como si fuera un ovillo, y dejndose acariciar de vez en cuando por ella, quien le iba
dejando besos desperdigados por su frente, como las gotas de lluvia que salpicaban el cristal del coche, los
limpia parabrisas del coche, hacan un ruido casi infernal, pero que a Esther le sirvi como si fuera una
cancin de cuna susurrada que le llev a dormir profundamente hasta que la cafetera fren de golpe ante la
puerta de la aldea.
E_ Qu pasa?
M_ No s, Vilches ha bajado. Qu pasa Vilches? le pregunt seria al ver el gesto de preocupacin del
hombre.
V_ Qu coo hace esta vaca aqu en la puerta! dijo ponindose en jarras con gesto totalmente perplejo.
E_ Una vaca?
V_ Laobi!, Nsona! grit.
M_ No se oye nada deca con gesto de pavor.
E_ No has hablado con Teresa en todo el camino?
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V_ No entonces la puerta se abri.
Ng_ Hola Ziku!, mwasis deca contento. Oh vaca! Entrar entrar
T_ Vilches hijo! pasar pasar deca contenta mientras los tres se miraban sin entender nada.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhhhh llegaba gritando y agitando los brazos al aire mientras
se suba al brazo de una Esther que estaba tan abrumada como los tres.
M_ Estis bien? acert a preguntar.
T_ Estupendamente pasar y os cuento
Al entrar se encontraron con dos mujeres que no las conocan, mientras Zul sacaba agua del pozo
con una gran sonrisa. Las mujeres los miraron con temor pero en seguida Teresa les calm.
Tras l sali Maca y Esther ante la seal de sta, Teresa tras quitar importancia ante las mujeres por
la reaccin del ziku blanco y Zul como jefe ms antiguo al no estar presente Massamba. Mientras Mona y
Valiente se haban subido sobre la vaca que reciba los mimos de los nios y Ngouabi le daba de comer con
la compaa de Siya quien miraba al muchacho con ojos enamorados. Lula, Sissou y Nsona hablaban entre
ellas acercndose a las dos mujeres nuevas que se haban acomodado en el poblado.
En el despacho, Vilches haba tratado de calmarse, haba dejado de caminar ante la mirada atenta de
Teresa y Zul, ya que Esther y Maca no podan dejar de mirarse, guiarse un ojo, sonrerse, todo lo que las
enamoradas hacen, olvidndose un poco del cabreo monumental de Vilches.
V_ Me lo puedes explicar?
T_ Hay qu explicar?, las dos van a ser parte de nuestro poblado y punto dijo seria ante la mirada
atnita de Esther.
V_ Est embarazada, te has dado cuenta?
T_ Claro tuve que hacerle una cura, sufra una perdida.
V_ Una perdida!
T_ Si.
V_ Ya se rasc la barbilla con gesto pensativo.
T_ Pues ya est
V_ Ni te muevas!, son dos mujeres ms
T_ Mira no entiendo tu mana con eso, no hay nada de malo, los hombres de esta aldea todos protegen y
respetan a las mujeres, las nuestras y las que vienen con los refugiados, t haces un problema donde no lo
hay.
V_ Ah no?, dnde van a dormir?
M_ En la cabaa de Lula duerme Siya, en la de Esther pueden dormir las dos explic Maca ante la
sonrisa de Zul que vea como acorralaban al hombre.
T_ Asunto arreglado, el marido muri y los hombres de su poblado no podan hacerse cargo de las tres, son
nmadas y no hay suficientes hombres para la caza solteros, por eso, a cambio de dejarnos la vaca, nos
quedamos con las dos mujeres, es decir, tenemos leche asegurada, a cambio de dos mujeres que necesitan
ayuda.
M_ Pues no se hable ms dijo de modo concluyente Maca.
600
V_ Muy bien, Maca, t hablas con Dvila, y t doa arrglalo todo, le dices que negociaste t, yo no
quiero saber nada!. Zul te pregunto o te han absorbido el cerebro, muchacho?
Z_ Ziku no problema los hombres decir que quedar, nosotros ser suficientes dice Massamba.
V_ Qu ganas tengo de perderos de vista macho!
T_ Bien, asunto arreglado.
M_ Teresa sabes que no podemos quedarnos a nadie ms eh?
T_ Lo s Maca, pero qu iba a hacer?, la chica era un problema para ellos acabaran abandonndola y aqu
Zul ha tenido una idea fantstica.
E_ Qu idea Zul? le dijo apoyndose sobre Maca que se haba reposado el culo en la mesa de madera.
Z_ Echar la pared del huerto, para hacer mayor explicaba con las manos ilusionado por la idea.
E_ Eso es estupendo sonri acompaando su gesto.
M_ Un momento Zul, sera estupendo si tuviramos cosas que plantar.
E_ Bueno eso se puede conseguir verdad Teresa?
T_ S, s deca muy segura.
M_ Cmo el caf?, Cmo el chocolate?, vamos Esther que estamos en plena selva!
E_ Y qu! la miraba sonriente. A m me parece una idea estupenda es ms la apoyo.
M_ La apoyo dice esto lo vas a tener que hablar con Ziku dijo para evitar responsabilidades. Yo
estoy expedientada.
T_ Mrala ella que mona pues vas a exponerle t la idea.
M_ Yo? la miraba con una sonrisa incrdula.
T_ S, t, los chicos piensan que en unos tres o cuatro das podramos coger ms espacio y comenzar a
plantar.
M_ Espera porque si hacemos eso, nos aproximamos al ro, no Zul?
Z_ S, pero an hay distancia.
E_ No vendrn los cocodrilos? pregunt pensativa.
T_ A ti lo que te ir es una cocodrilo.
E_ Ah bueno!, eso me encanta sonri ampliamente con alto gesto de bobita al igual que Maca.
Verdad?
M_ Verdad.
E_ Pues ale, a hablar con Vilches, yo voy a ver que tal Sissou reponiendo, le voy a dejar a ella por primera
vez que lo haga sola.
T_ Eso me parece muy bien, yo voy a ver si Nmaba ya ha terminando con el maz.
Z_ Y yo ir a a se rasc la cabeza y dijo sonriente. A ver vaca!
M_ Pero tendrn morro!
La lluvia insista de manera muy fina, casi imperceptible, los nios jugaban al ftbol mientras Mona,
Valiente, Ramn y el perro de Nmaba dormitaban a los pies de la nueva y vieja vaca, mientras Maca haba
hablado tanto con Dvila que protest poco ya que la noticia vena dada por Teresa, y Vilches que le
pareci bien la idea de los hombres en expandir las tierras. Cuando termin sus negociaciones fue a ver a
Massamba que segua diciendo que quera ir a su cabaa, y dejar el hospital que tanto le recordaba al
horror vivido con su familia, mientras tanto Lula le sonrea y le llevaba al pequeo para que cuidara de l,
en el momento en que entr Maca, ella sali corriendo porque iba a probarse la ropa para la boda.
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M_ S, t sufriste mucho al igual que yo, recuerdas cuando me decas que las estrellas nos vigilaban para
que no llorramos ni t ni yo?, creo que sin tu ayuda no hubiera soportado tanto dolor, sin tus sabios
consejos, sin tus rias cuando me liaba con cualquier mujer.
Ma_ Yo no reir.
M_ T no, tus ojos s sonri contenta. Hemos soportado ese dolor Massamba ahora
Ma_ S mwasi, se soporta pero queda el miedo, miedo a volver a sufrir cuando el dolor es una raz.
M_ Cuesta sacarla.
Ma_ Mwasi Esther es muy buena.
M_ Siiiii sonrisa enorme y boba. Es muy especial, como Lula.
Ma_ Siii pero yo ser viejo Maca ella una nia la mir con tristeza.
M_ No es tan nia ni t tan viejo, no te hace ilusin?
Ma_ Mucho le pregunto a los Dioses por qu?
M_ Sabes que te responden?, porque eres un hombre estupendo, que ojala en frica hubieran muchos
como t, estoy segura que las cosas seran diferentes.
Ma_ Mwasi sonri agradecido.
M_ Y ese pequeo tiene suerte
Ma_ No, suerte tener yo rompi la seriedad de imperturbable rostro, una sonrisa clida que le regal.
M_ Me alegro por ti, mucho le bes en la frente haciendo que Massamba sintiera el cario que siempre
Maca le haba demostrado. Y ahora me voy a ver a mi nia, que ha desaparecido media tarde.
Ma_ Lula querer vestir de naranja como atardecer, y mi nio tambin.
M_ Si va a ser una boda espectacular en colorido deca sonriente y feliz.
Ma_ Yo feliz Maca, por mwasi Esther y por ti.
M_ Lo s, gracias voy a ver si veo donde se me ha metido Esther.
Sali de all con el gesto sereno, ver a Massamba recuperado le daba alegra, y verlo con aquel
pequen cierta envidia. Al salir, se encontr con Sissou que estaba muy sonriente.
M_ Hola.
Si_ Mbote.
M_ Cmo te ha ido la recomposicin?
Si_ Bien sonrea contenta.
M_ Oye Sissou, podemos hacer un trato? la muchacha sonri.
En la cabaa de Teresa todas las mujeres estaban rodeando a una Esther que ya se senta algo
mareada, sube el brazo, baja el brazo, no respires que va una aguja, respira, la has enviado a Madrid!,
todas las broncas de una atacada Teresa, ahora bien, quien se lo estaba pasando bomba era Nmaba, que no
vea lo que suceda pero notaba por los timbres de voz el estado nervioso y divertido de todas.
La puerta de la cabaa se abri, y sali una enfurecida Teresa, entonces Maca se alej de ella, saba
que cuando se enfadaba era peligrosa, all se haba bajado hasta mitad de la arena.
Mientras Vilches junto a Zul revisaba a Massamba, el nio lo tena en brazos el buen amigo del
hombre que le haca carantoas sin ningn pudor, esa parte de aquel amigo, a Massamba siempre le
enterneci, verlo como sin tapujos demostraba lo que senta por sus hijos, por los nios en general.
Lo mir con el gesto muy serio mientras Zul sonrea asintiendo y con rapidez cambiando de tono,
comenzaba a cantarle al pequeo que tena entre brazos, mientras el nio mova sus manos al aire como si
realmente entendiera esa msica y bailara.
Fuera, el resto de los hombres rean al ver la escena, Teresa se mostraba realmente enfadada cara a
Maca con sus manos dobladas hacia el interior y apoyadas sobre las caderas, Maca con una sonrisa trataba
de arreglarse el pelo, mientras Mona se haba colocado justo tras las piernas de la Pediatra escondida al ver
a la buena de Teresa.
Sealaba la cama de Teresa repleta de telas vistosas todos los colores alegres del arco iris estaban
all, rojo, diferentes verdes claros, rosas, azul cielo, turquesa, anaranjados suaves, fuertes, as que cuando
las mujeres vieron que la mami tena razn, rompieron a rer haciendo bromas sobre la fiesta.
Despus de un rato divertido, Esther se march camino hacia la cabaa donde saba que Maca la
esperaba, sonrea al pensar como haba tratado de observarla, y ella misma haba pensado que lo hara
tambin al da siguiente cuando fuera el turno de su amor probarse el vestido.
Una vez lleg a la cabaa, abri la puerta y la encontr sentada en la cama leyendo, pareca tranquila
aunque un ligero ruido captado por Esther le dio a entender que estaba esperndola. Esther entr, se apoy
contra la puerta y suspir, la miraba fijamente y cuando Maca alz la mirada se encontr con sus ojos
encendidos, reconoca perfectamente lo que significaba la mirada, y sonri de lado.
La gir sobre la cama y comenz a hacerle cosquillas mientras Esther se meta con ella sin parar,
despus de las risas, las falsas luchas lleg el momento de la pasin, de sus rituales, de dormir abrazadas y
agotadas una vez haban tocado el firmamento.
Les quedaba tan solo un da, para la boda aquella noche soaron los mismos sueos repletos de
colores y alegras, dorman con la msica de fondo que aquella noche era algo ms insistente de lo
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habitual, estaban tan saciadas que no escuchaban el alboroto de los animales fuera en la Selva, tan solo
vean reflejadas en sus sueos los latidos de los corazones entregados al amor.
Abri la puerta despacio, Esther suspiro mirando el techo, no saba que pasaba menos que haca con
dos pltanos en la mano, algo que descubri muy pronto. La tom con la mano que le quedaba libre y
pasaron por delante de la guardia de Laobi sigilosamente, cuando Mona fue a abrir la boca, Maca le
estamp el pltano dentro, haciendo que el animal abriera los ojos como Teresa mientras Valiente se
revolcaba en el suelo de la risa, y Esther se tapaba la boca para no hacer ruido, estaba segura que aquello
fuera lo que fuera, y estaba segura de lo que poda ser, les iba a crear problemas. Cuando pasaron por
delante de la vaca que deambulaba a su gusto por la aldea, las mir mientras masticaba hierba.
Contest mientras salan corriendo del poblado bajo una fina y delicada lluvia, la tierra era un
barrizal y la idea de Maca de ponerse botas haba sido estupenda pensaba Esther. Corrieron un poco hasta
adentrarse por el camino que tan bien conoca, saba perfectamente adonde la llevaba y a pesar de su miedo
a encontrarse con la guerrilla o cualquier imprevisto, estaba encantada de correr tras la mujer de su vida.
Hasta que de pronto.
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
En el poblado, Teresa tal como era su costumbre, se levant an no estando el sol despierto, como
ellos decan, una vez arreglada, fuera sus rulos, vestida con su habitual falda y blusa siempre de diferentes
colores, sali hacia la cocina, en ese momento se interpuso en su camino una exaltada Mona.
Mientras en el camino Maca se mora de risa ante la situacin vivida, y es que, mientras ella corra y
tiraba de la mano de Esther, sta haba tropezado con una enorme raz de rbol y se haba cado de bruces
sobre un charco de barro.
Comenzaron a caminar mientras la lluvia segua cayendo de forma dbil pero persistente, el cielo
segua oscuro, otros das a esas horas ya estaba la luz comenzando a luchar con las nubes, entonces Esther
le dijo a Maca mientras caminaba mirando con toda su atencin el suelo para no volver a caer.
Mientras en la cocina de la aldea, Teresa cocinaba pensativa, por un lado quera estar tranquila
pensando que haban ido a la cascada y que el grito de Esther sin duda se deba a algn golpe que se haba
pegado, pero no por ello, poda quedarse tranquila, y si les haba pasado algo?, estaba en una disyuntiva
en la que no saba muy bien que hacer, si le deca a Vilches, se iba a enfadar muchsimo con Maca, y con
razn, si no le deca y pasaba algo, sin duda la ria iba a ser para ella.
Cuando lo vio entrar, trag saliva, pero entonces se dio cuenta que Mona iba hacia l, sin duda a
contarle todo lo acontecido, el animal estaba a punto de hablar.
Ajenas a todo y caminando a veces casi a gatas para subir, iban Maca y Esther, de vez en cuando le
daba a beber de una botella de agua que haba cogido, no quera evitar sorpresas bebiendo en el riachuelo,
los tiempos no estaban para eso. Tras casi una hora de caminata, llegaron al final del camino, dejando
nuevamente la cascada a la derecha, frente a ellas la Sabana, y el amanecer.
Maca suspir de igual manera que Esther, miraron al frente y fue Esther quien apoy su cabeza en el
hombro de la Pediatra, que sonrea sin poderlo evitar, sintindose feliz. Rabiosamente feliz. Un amanecer y
la mujer de su vida. Mientras Esther senta como su corazn perda miedos que an quedaban, esos a no
saber estar a la altura que Maca quizs esperaba, pero aquella ltima frase le hizo ver que haba vencido
todas y cada una de las barreras que su futura mujer, haba puesto en su vida y que con su amor le haba ido
quitando poco a poco, le haba ido suavizando hasta conseguir que en ese instante en que sus cabezas
reposaban tranquilas, sentirse unidas, enlazadas y fuertes.
Lo que ante ellas comenz a suceder fue algo tan maravilloso que ambas lo observaban con total
atencin, mientras entrelazaban una de sus manos, necesitaban a travs de los poros de su piel, transmitir la
felicidad que sentan de compartir aquella maravilla, reservada quiz en ese momento tan solo para ellas.
La lucha del sol por abrirse paso ante el cielo gris, era una hermosa batalla que los ojos de ambas
vislumbraban dejndose envolver por el momento. Los rboles solitarios aparecan tras una suave neblina
as como las sombras de los animales, que poco a poco conforme la luz iba baando todo iban
descubrindolos. Asombrada nuevamente Esther como aquel otro da iba descubriendo jirafas, leones con
sus cras a las que les hizo distintas fotos con su zoom avanzado, antlopes, ciervos, Maca la miraba y
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sonrea encantada, haba descubierto ese lado dulce de Esther lanzando fotos, con un gesto de admiracin
total por lo que iba descubriendo. Suspir con fuerza, sin duda para ella estaba segura que haba
encontrado a la mujer de su vida.
El sol venci la batalla que ellas en su momento haban vencido con el amor, sali e ilumin el cielo
anaranjado, fueron segundos, a lo sumo algn minuto hasta que el sol iluminaba el cielo, a pesar de la
lluvia insistente y que les haba calado, pero no tanto como la sensacin de hermosura y felicidad ante lo
vivido.
Y all como testigo el amanecer las vio besarse con pasin, Esther subi sobre Maca que segua
apoyada en la roca, tras el beso, una mirada repleta de amor y un abrazo tierno y efusivo puso el fin al
maravilloso amanecer.
Como una autntica fiera haba llegado Vilches a la cocina, Nsona se haba apresurado a retirarse,
mientras todas esperaban fuera donde escuchaban ntidamente las voces de Vilches, en la aldea todos le
teman cuando se enfadaba, de igual manera que lo admiraban cuando se trataba de trabajar. Quien estaba
muy pendiente de la discusin era Mona mientras Valiente jugaba con los nios a echarse por el suelo y
rodar mientras gritaban y rean por igual. Cuando por fin los gritos de Vilches cesaron, lo vieron salir
haciendo aspavientos y con el paso ligero, los nios se detuvieron revueltos en barro como Valiente que
hizo lo mismo, mirndolo sin ms.
Las chicas ajenas al movimiento del poblado, haban llegado hasta la cascada cogidas de la mano.
Esther miraba a Maca como se iba desnudando y le deca rindose sin creer muy bien lo que iba a hacer.
En la aldea, Teresa se mostraba nerviosa, saba que lo que Maca haba hecho no estaba bien, pero
Vilches siempre la haba dejado ir, incluso l, se haba escapado para nadar y descansar cuando estaba muy
agobiado. Los hombres haban cogido rifles y Mona haba entrado a la cabaa de Maca, ponindose una
gorra de Esther con el logotipo de Carolina Herrera, una camiseta de Lacoste y un pantaloncito corto de
Coronel Tapioca. Al salir pareca realmente una exploradora, o como todos decan riendo, una versin de
Esther en mona.
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Entonces la saludaron todos como si fuera la herona de un cuento donde la princesa est en peligro
y una enamorada del pueblo llano fuera a luchar por salvarla, as pareca Mona, dispuesta a salvar a Maca y
Esther.
T_ Viches ya sabes lo que deben estar haciendo le dijo en voz baja estirando de su manga.
V_ Y?, me voy a asustar?
T_ Necesitan algo de intimidad insisti.
V_ Mira si se las comen los guerrilleros, o se caen a una trampa donde despus las cogern para violarlas y
cortarlas en trocitos, entonces, van a tener intimidad.
T_ A ver te estas poniendo tremendista.
V_ Joder Teresa que maana es su boda! acabo diciendo.
T_ Lo s s que lo haces por su bien pero por favor deja que vaya Mona.
V_ Esto es de locos, de locos yo cada da estoy peor voy a tener que decir a Carlos que me trate, o mejor
Claudia.
T_ Mira Vilches haz una cosa por favor, vamos a esperar una hora, si en una hora no vienen vas.
V_ Una hora en la Selva puede ser mucho tiempo.
T_ Es cierto lo s pero algo me dice que estn bien, que no necesitan nada, slo esa paz que han ido a
buscar. Por favor Vilches.
V_ Joder Teresa si me pones esa cara de estreimiento puedes conmigo macho!
T_ Venga si s que lo haces por su bien pero le haca morritos que no pasaban desapercibidos para
las mujeres que se tapaban la boca para que Vilches no las viera sonrer. Venga
V_ Est bien!
T_ Me alegro. Gracias.
V_ Si es que eres de un endeble to esta mujer te tiene pillado por las pelotas solo espero que no se
equivoque!
Ng_ Ziku se acerc el muchacho. Quiero hablar puedo?
V_ Vamos a mi despacho. Dib, dejar las armas esperaremos
Respiraban agitadas tras pasar la cortina de agua que se formaba bajo la cascada, era una sensacin
impresionante, el ruido fuerte y la fuerza de esa agua al cruzarla era algo que no se poda explicar con
palabras pero al salir del agua aquella sensacin se traduca en dos amplias sonrisas. Respiraban con fuerza
y el ruido era apotesico en aquel lugar.
M_ Ven le grit y se dispuso a nadar hacia un lado mientras el agua les salpicaba.
E_ Si contest de igual modo.
M_ An recuerdo el pedazo hostia que me metiste aqu sonrea mirndola con devocin mientras
llegaban a la roca.
E_ Jo menudo rato me hiciste pasar.
M_ Pero si estabas encantada le deca mientras vea como Esther al notar que hacia pie, se dispuso a
suspirar y relajarse tras el esfuerzo. O me lo vas a negar?
E_ No, estaba muerta de miedo porque no quera que t te salieras con la tuya que no era otra cosa que
hacerlo aqu.
M_ Si puso cara de nia buena mientras se acercaba a ella.
E_ Dnde vas? le pregunt sonriente.
M_ Pues ests muy lejos de m.
E_ Ya acorta distancia acorta! le hablaba mirndola fijamente con su boca entre abierta como si as le
estuviera tendiendo un reto.
M_ Sabes que eso me pone y lo haces a propsito.
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E_ Igual que t haces otras cosas entonces por bajo del agua meti su mano y la atrajo hasta su cuerpo
. As mejor.
M_ Esther le dijo suspirando mientras le apartaba un mechn de pelo que se haba soltado de su coleta.
E_ Y ahora vamos a descubrir lo que tanto decas aprovechando que su peso en el agua era menor, se
gir apoyando a Maca sobre la roca mientras se besaban. Me gustas tanto.
M_ Mi amor dijo tras un suspiro al notar como sus manos comenzaban a acariciarla.
E_ Me gusta perderme cario, as besaba su cuello, mientras sus manos apretaban sus pechos.
M_ Espera espera le deca comenzando a jadear.
E_ Qu? la mir aturdida.
M_ Te me ests adelantando y me vas a hacer perder el sentido mi nia le deca apretndola ms y
ms contra ella, rozando sus cuerpos, casi sin poder parar. Pero entonces con la poca calma que le quedaba,
le dijo. Espera Esther.
E_ No puedo
M_ Espera mi nia, espera sonrea de manera alegre a ver el gesto de Esther repleto de deseo y ansias
por hacerla suya.
E_ Uffff vale asumi separndose de ella.
M_ Anda ven suspir tambin y dndole la mano la llev.
Salieron del agua, acompaadas por el piqueteo continuo del agua entregndose precipitadamente a
aquel agua en calma, que la aguardaba para fundirse en una. De tal manera Maca llev de su mano a Esther
hasta un lugar nico, nunca haba visto nada igual, una especie de mordisco en la roca, donde
inexplicablemente la hierba creca lo suficiente como para formar una capa tan uniforme que pareca una
manta a disposicin de las dos amantes. Sin ms dilacin, comenzaron a besarse de pie, acercando sus
cuerpos, sus manos llenado la piel ajena que no desconocida. Las respiraciones fueron subiendo de
intensidad, las yemas de los dedos pasaban de la fiereza a la calma y viceversa, los labios batallaban
hermosamente, las lenguas jugaban a buscarse y esconderse, los corazones latan y latan sin remedio.
M_ Esther Esther
E_ Cario mi vida se haban abrazado con dependencia porque ya no entendan la vida de otra
manera.
M_ Te quiero le dijo con tal necesidad, con tal verdad en sus ojos que eran el espejo de su alma, que
Esther tirit de pies a cabeza.
E_ Yo tambin te quiero
M_ Antes dijiste que hablaba con la respiracin entrecortada por el deseo pero tambin necesitaba
detener la pasin para con ternura llevarla de la mano, explicarle lo que su corazn quera gritarle
que
E_ Shhh no digas nada la bes.
M_ Djame decirlo, por favor Esther la miraba con esa misma ternura infinita con la que Maca la
miraba. Antes dijiste que traje a mis ligues, te aseguro, que a nadie, traje a este rincn, porque cuando lo
descubr pens que quiz un da sera el lugar donde quisiera ofrecer mi verdadero amor y hoy por fin
lo puedo hacer la miraba intensamente emocionada.
E_ Cario me enamoras con tu cuerpo, con tus palabras, con tus silencios no podra vivir sin ti, sin
estas maravillosas maneras que tienes de sorprenderme.
M_ T provocas todo esto, te quiero.
E_ Te quiero.
M_ Aqu nadie nos va a impedir gritar.
E_ Ohhh Maca! suspir mientras se acostaban en aquella maravillosa manta de hierba.
M_ Quiero ser tuya cario solo tuya
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La cortina de agua que se precipitaba por la cascada, era semejante a la cortina de placer y amor que
descenda por sus cuerpos, por sus almas, por sus corazones, era un amor intenso como el agua, fresco,
hermoso que llevaban grabado en cada poro de su piel, gemidos, palabras suaves, suplicas, ruegos, amor en
definitiva pasin.
Fuera el len se haba acostado esperando la salida de ambas mujeres, dorma placenteramente sobre
la ropa de Esther, pas su enorme lengua dos veces por su boca, saboreando en sueos aquellas dos
mujeres blancas que iban a ser su comida del da. Hasta que en un momento dado una sonora explosin
llegada desde detrs del agua que caa, le hizo levantar sus orejas y sus cabezas, bostez, hasta que
Durante un rato estuvieron tratando de recuperar el aliento, las fuerzas, y para ayudarse a
encontrarlo, se besaban suavemente, se acariciaban lentamente y se miraban con total ardor a los ojos,
repletos de ya un conocido amor.
Mientras en la aldea, los nervios se haban ido desatando en Teresa, no cesaba de caminar y mirar el
reloj, controlando de una manera casi irracional las manecillas. Se asomaba a la ventana de la cocina donde
preparaba la comida, iba a Siya y la recin llegada Bendi se haba en agradecimiento por cuidar de su nieta,
involucrado con los trajes de los ms pequeos que posaban encantados y entre bromas con las dos
mujeres. Nsona y Lula, junto a la nerviosa Teresa, haban probado los de los hombres que estaban en la
aldea, dejando el de Massamba el ltimo.
Dicho esto, dejo a Nmaba triturando los cereales en el mortero, los nios ms pequeos, saban que
su funcin era ir echndole en el mortero lo que ella les iba pidiendo, y as, todos desde bien pequeos se
acostumbraban a colaborar. Si estaban limpios de corazn desde nios, tal como deca Nmaba, de mayores
seran responsables, no sanguijuelas como los guerrilleros. Y all contndoles historias, los nios y los
perros, junto a Valiente que se coma lo que poda, entre las risas de lo ms pequeos, seguan trabajando.
Cruzaron la cascada con la misma habilidad con la que haban entrado a aquel rincn que haba sido
para ellas como lo iban a bautizar, el rincn del amor, de su gran amor. Al salir, soplaron y trataron de
acompasar las respiraciones.
E_ Uf Uf respiraba.
M_ Me recuerdas a la cafetera se rea de ella sin parar.
E_ No te burles que me ahogo deca rindose. Se ha ido el len?
M_ S, no est, ya te lo he dicho yo deca mientras nadaban y bajaban la voz al salir de la cascada.
Mujer de poca Fe, con lo lista que soy.
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E_ Ya, por una vez ms nos vale que seas lista. No me fo yo del bicho ese.
M_ Que mona bicho dice susurr mientras nadaba.
Llegaron a la orilla, desnudas, Maca repas atentamente todo el lugar, mir por los sitios que poda
estar escondido un len, pero nada daba muestras de ello.
M_ Adelante se ha largado.
E_ Eso es normal?
M_ Imagino que nuestros gritos lo habrn espantado, debi pensar que ramos dos fieras, demasiado
peligrosas para l.
E_ Jeje sonrea con algo de timidez.
M_ Me encanta cuando te pones roja se acerc a besarla mientras se vesta. Y luego, a la hora de la
verdad te conviertes en esa fiera la bes con pasin.
E_ Maca que nos pueden ver.
M_ El len? sonrea divertida.
E_ Venga para le deca sonriendo mientras terminaba de vestirse.
M_ Ser mejor s, estoy muerta.
E_ Menos mal que no te has probado el vestido.
M_ Por?
E_ Porque yo creo que hemos adelgazado le deca picadamente mientras le tocaba con todo el descaro
del mundo el culo. Ya sabes lo que dicen el sexo adelgaza.
M_ Mmmm sonrea. Lo malo es que t ya te has probado ese vestido azul turquesa no?
E_ Es cierto tendr que volvrmelo a probar sonrea divertida.
M_ Venga vamos le cogi la mano, se puso la mochila mientras Esther coga divertida la cmara de fotos
y le haca una. Tan cerca no
E_ Pero si t sales bien de todas las fotos y ms si te las hago yo.
De pronto
_ Aggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggg.
El len sala de la parte ms espesa de la zona, corra como loco haca ellas mientras ambas se
quedaban quietas sin saber que hacer, instintivamente Esther apret el botn de la cmara y el flash sali
justo dndole al len en los ojos afloj un poco la carrera, sin embargo se repuso enseguida y continu
hasta que de pronto cuando estaba a unos pasos algo se interpuso en su camino
El len impresionado ms por la vestimenta con esa gorra con la visera hacia detrs, y esas pintas de
exploradora de Mona, que por sus continuos escupitajos y el movimiento de su lengua, fren en seco, y
sali espantado.
Salieron corriendo, Mona en los brazos de Maca reclamando que se le haba cado su gorra, Esther
corriendo y mirando hacia tras de tanto en tanto, bajando a una velocidad vertiginosa, Maca con el pelo
mojado sobre la cara, con la respiracin jadeante, Esther de igual manera una tras otra, pisando como
podan corriendo mientras rogaban no caer y que por detrs apareciera el temido len.
M,MoyE_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Mientras en la aldea, seguan los preparativos de la boda, los hombres haban preparado con lea una
gran hoguera para purificar el ambiente, a pesar de que la lluvia segua insistentemente jugando con todos
ellos, los nios ya tenan sus liputas preparados con unos sombreros del mismo color de las telas
confeccionados por Nmaba, la mujer segua dejando boquiabiertas a las nuevas integrantes del poblado.
Teresa no poda parar de andar de un lado a otro con los nervios a flor de piel. En ello estaba cuando oy su
nombre con fuerza.
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T_ Ay dios mo, vaya da me espera! susurr acercndose hasta el despacho de Vilches en el hospital.
Qu pasa Vilches?
V_ An no han regresado?
T_ No, an no.
V_ Joder no saba que los polvos de las tas pudieran durar tanto y eso que he escuchado unos cuantos
aunque ninguna era tan escandalosa como Esther deca de carrerilla porque saba que Teresa le
interrumpira en cualquier momento.
T_ Vilches no seas desagradable, por favor.
V_ Est bien, ser agradable. Acaba de llamarme Brbara.
T_ Qu tal est?
V_ Bien, eso si, se ha acordao de todos mis muertos por no avisarle de la boda de Maca.
T_ Tiene razn eh? dijo sentndose finalmente.
V_ Si hay boda, claro deca mientras firmaba unos documentos.
T_ Ay hijo no seas aguafiestas!, y venga vamos.
V_ Adnde? le pregunt alzando la cabeza con gesto un tanto impertinente.
T_ Adnde vamos a ir?, a probarte tu liputa, Maca tiene un gusto, menudas telas!, si vieras los nios si
vieras el de Esther solo falta el suyo
V_ Ni loco me hago yo nada.
T_ Vilches!, es la boda de nuestras chicas! alz la voz con rostro muy serio recordando a la vieja
seorita rotermeller.
V_ Y qu culpa tengo yo?
T_ Ninguna.
V_ Entonces respondi totalmente decidido mientras se levantaba ya que haba terminado con sus
papeles.
T_ Pues Vilches que no vas a ser t el que d la nota quitando la emocin que sentimos todos.
V_ Pero yo no me caso!
T_ Vilches! lo ri con el gesto muy serio entonces dijo. Ahora Nsona!
Entraron las mujeres muertas de risas con aquella tela roja que l pensaba se haba librado gracias a
la herida de Massamba, Teresa se haba cruzado de brazos con una medio sonrisa que se hubiera
transformado en completa si estuviera segura que las chicas estaban bien. Los ojos de Vilches en cambio
miraban de una manera inquisitoria a la mujer que segua mirando el reloj.
V_ Nsona, para mi gusto he visto pasar el alfiler demasiado cerca de mi piel su gesto hacia rer a las
mujeres.
Ns_ No preocupar no preocupar deca divertida.
V_ Menuda humillacin, esta me la paga Maca!
Ns_ Quitar el pantaln, nosotras girar, jijijiji Lula, Nsona y Sissou se giraron divertidas tapndose las
bocas ante la sonrisa de tener al Ziku en calzoncillos. Ya ziku?
V_ Ya pero esto me lo pienso cobrar
Ns_ Mami tambin el gorro.
T_ Por supuesto.
V_ Teresa! resoplaba como un jabal.
Ns_ No mover Vilches no mover
En la cama rea sin cesar Massamba, poda imaginarse la escena de aquel hombre de hierro rodeado
de mujeres y en paos menores, en sus brazos como no aquel pequeo que haba llegado a ellos para darles
la oportunidad de rehacer sus vidas tratando de enterrar un pasado repleto de dolor. Adems al nio, le
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encantaba estar en el gran pecho de su padre, cuando lloraba en la espalda de Lula era drselo a l y el
llanto cesaba. All estaba cantndole una vieja nana a su hijo cuando vio como asomaba la cabeza una
temerosa Teresa.
T_ Puedo pasar?
Ma_ Mami no pedir permiso
T_ Que ricura como duerme le deca mientras se sentaba con una sonrisa orgullosa de ver semejante
estampa.
Ma_ Mami tener cara de preocupacin, mwasi no volver an?
T_ Todava no, s que no debo preocuparme que todo va a ir bien pero
Ma_ Maca ser responsable.
T_ No s Massamba, no s deca preocupada.
Ma_ Ella ir sola saber peligros.
T_ Sabes una cosa Massamba?
Ma_ Son como tus hijas Maca no es tu sangre pero la sientes, tuya.
T_ Exacto sonri emocionada.
Ma_ Y verla feliz es para ti esa emocin de madre la mujer sac un pauelo de su bolsillo y sec unas
lagrimas. T hacer correcto ellas volar libre hoy.
T_ Lo s Massamba pero no me perdonara que les pasara algo.
Ma_ Si as fuera t no tener culpa Mami, t ser gran madre ellas quererte, mi gente quererte, ser como
nuestro alma t ser la gran mami.
T_ No me digas eso deca con los ojos emocionados hasta su mximo apogeo. Mira como estoy si
es que no s que me pasa no lo s.
Ma_ Yo decir tu ser feliz y tener miedo a que Maca ser feliz.
T_ La quiero como a una hija, s lo que ha sufrido y se merece lo que tiene a Esther, quiz verla feliz me
tiene un poco tonta es como si mi hija se me fuera a casar realmente.
Ma_ Es as Mami Maca siempre considerar a Mami, como suya.
T_ Lo s esto es tontera!, es morria que deca mi madre! sonrea subindose los mocos.
Ma_ Todo ir bien Maca y Esther ser felices todo ir bien su gran mano cogi con calor la de una
Teresa que no poda parar de llorar.
T_ Gracias Massamba, eres un gran apoyo para m ahora qu es eso? pregunt al escuchar
alboroto fuera, algo as como unos gritos que no saba identificar.
Ma_ Gritar dijo preocupado.
T_ No te muevas, voy a cerrarte la puerta. Vilches qu pasa?
V_ No lo s deca abrochndose la camisa pues estaba acabando de vestirse.
Salieron los dos, y entonces vieron como Ngouabi y Yildas llevaban a Mona a hombros, gritando
como si fuera una herona, el animal sonrea y haca poses porque Esther le disparaba con su cmara
fotografas sin parar mientras una gran sonrisa tan dulce como la que mostraba Maca marcaba su rostro.
V_ Esto es pa mear y no echar gota deca con el rostro realmente impactado Vilches ante lo que estaba
ocurriendo, los nios gritaban, saltaban, besaban a las mwasis que sonrean sin cesar.
T_ La mato
M_ Holaaaaaaa sonrisa amplia y feliz al llegar a su altura.
T_ T quieres acabar conmigo verdad? le pregunt con cierto rostro serio, precipitndose hasta ella y
sacando un poco el susto que llevaba metido en el cuerpo.
M_ Te quiero la abraz con tanta fuerza, que a Teresa se le pas todo en ese mismo instante.
E_ Teresaaaaaaaaaaaa apareci radiante de felicidad mientras los hombres hacan que Mona volara por
el aire. Qu tal?
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T_ T cmo crees que estoy?
E_ Yo te veo divina le dijo sonriente mientras la abrazaba con la mirada cmplice y embobada de Maca.
V_ Maca te quiero ver en mi despacho, ya! su voz son tan grave como se mostr su gesto enfadado.
M_ Voy. Teresa una racin doble de pltanos para Mona nos ha salvado la vida sonrea. Mi amor un
beso, que voy con el ogro, cuntale
E_ Te acompao mi vida?
M_ No, podr manejarlo sola.
E_ Est bien se dieron un besito corto y fino respetando la presencia de los dems.
T_ Esther esto no lo volvis a hacer por favor Esther miraba como Maca se marchaba para dentro,
Teresa que vea su gesto le dijo. Buah!, ni caso Esther!
E_ Teresa no me asustes! sonrea embobada.
Mo_ Uhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhh agggggggggggggggggg abra su boca hacindose ver a Teresa.
T_ Dios mo Mona pero qu haces? la miraba totalmente impresionada ante una especie de rugido
flojito y algo desafinado.
E_ Te est representando al len.
T_ Qu len? pregunt poniendo su mano sobre el pecho.
E_ Nos atac un len a Maca y a m, pero sta herona nos salv la vida Teresa, y tengo tanto que
agradecrselo, porque tengo una vida tan tan tan deca juntando sus manos sobre la barbilla en
gesto totalmente radiante despus de darle un achuchn a Mona que sonrea feliz.
T_ No lo puedo creer!
E_ Como te lo digo menuda boca le hice una foto si vieras
T_ Pero t no ests nada, pero nada bien, eh! le deca pasmada mirndola fijamente mientras la
enfermera rea sin parar.
Va_ Uhhh uhh uhh le deca a Mona con los ojos muy abiertos.
Mo_ Aggggggggggggg le hizo.
Va_ Uhhhhhhhhh se escondi asustado tras las piernas de una divertida Esther.
As sonriendo fueron a contarle las hazaas vividas a una Nmaba que rea abiertamente, con las
explicaciones en kikongo de una divertida Esther y una Mona que imitaba sin parar el sonido del len
consiguiendo que Valiente al final la imitara y ambos rieran divertidos como el resto.
No haban pasado ni cinco minutos cuando Esther se percat que Maca sala del hospital algo
cabizbaja y pareca que bastante afectada. Esther se disculp ante todas y sali con paso algo ligero hacia
la cabaa, con el gesto preocupado entr, la vio de espaldas y por su suspiro pens que estaba llorando, se
acerc abrazndola con fuerza por detrs, Maca cerr los ojos agradeciendo aquel calor de su mujer que
tanto le ayudaba, que tanta calma le provocaba en su interior.
E_ Ha sido muy duro? le bes el hombro desnudo porque la camiseta se haba roto y le haba
desaparecido la manga.
M_ No.
E_ Y por qu ests as? la meci suavemente mientras la estrechaba sobre ella con delicadeza, pero tan
fuerte que un escalofro electrizante le cruz la espalda a la Pediatra.
M_ Vilches me ha dicho que se alegra que me case contigo.
E_ Y por qu ests as? seguan abrazadas de la misma manera mientras su voz reflejaba un cario y
una dulzura que bulla directamente de su corazn.
M_ Porque pues porque no estoy acostumbrada a que me diga cosas tan
E_ No ests acostumbrada a su lado sensible, mi amor le dijo sonriendo. Venga grate mrame
Maca la obedeci pasando sus manos por la cintura de una Esther a quien los ojos le brillaban con una
fuerza inusual. No s lo que te haya dicho, pero sin duda estoy de acuerdo con l.
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M_ Eres mala sonri mientras una lagrima caa por sus mejillas. Estoy acostumbrada al Vilches duro,
al cabreado, al to que no se acojona por nada y verlo con los ojillos emocionados y se mordi el
labio.
E_ Y saber que t eres la responsable verdad? Maca asinti con un puchero marcado en su barbilla.
Si es que eres adorable, si es que te coma aqu mismo, si es que me tienes loquita deca mientras le
haca cosquillas sin parar.
M_ Esther Esther por favor Esther
De repente la puerta se abri. Justo en el momento en que ellas caan sobre la cama muertas de risa.
Cuando se qued sola sonri, cerr los ojos abrazndose a ella misma, y se dej caer a la cama
susurrando.
E_ Soy la mujer ms feliz del mundo, por favor si es un sueo no quiero despertar.
En la cabaa de Teresa, la expectacin era mxima, Maca aguantaba las risas de las mujeres al
descubrir un bocado en su clavcula, otro bocadito en su culo y el de mxima admiracin fue uno que
encontraron en su muslo.
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Ns_ Ohhhhhh dijo al verlo poniendo su mano en la boca.
Si_ Jijijijiji.
Lu_ Uh.
Ns_ Mwasi Esther kele bonso a yanga (Mwasi Esther es como una leona) le susurr a Maca ante las
risas cmplices de las dems.
M_ Kobanga mingi likama (tiene mucho peligro) deca con cara totalmente boba mientras las mujeres
rean y soltaban grititos.
T_ De qu ests hablando que se escandalizan tanto? le dijo Teresa entrando con un poco de Alu para
Maca. Toma retoma fuerzas o maana no das la talla.
M_ Perdona, yo siempre doy la talla sali su lado borde y chulo.
T_ Y eso? seal el bocado abriendo como platos sus ojos.
Ns_ A Yanga (una leona).
T_ Jess, Mara y Jos susurr algo impactada.
Las risas generalizadas de todas las mujeres hicieron que hasta Teresa acabara en una carcajada de la
que no poda parar.
Mientras Esther pasaba por delante y al escuchar las risas, se sinti tentada de entrar.
Esther entr en el hospital ante la mirada divertida de Vilches, quien suspir, acababa de hablar con
Dvila, haban anunciado una de esas tormentas que en el desierto se convertan en diluvios, y en la Selva
donde ellos estaban, se volva en desbordes del ro poniendo siempre en riesgo la aldea. Desde que estaba
all haban pasado dos, una derribo la puerta de la entrada, la otra, les destroz todo el huerto. Con cautela
habl con los hombres posponiendo la remodelacin de la zona del huerto. Los hombres escuchaban serios
sus explicaciones, y miraban el cielo.
Una vez Maca tuvo todo listo, las mujeres la miraban asombradas, sus ojos demostraban que aquella
confeccin guiada magistralmente por Siya, la converta en prcticamente una Diosa.
La tarde fue muy amena, durante la comida, que decidieron compartirla todos juntos, excepto
Massamba y la joven Monwe que estaba de reposo una vez Maca la haba reconocido y seguan en el
hospital, durante el rato que compartieron todos, las jvenes contaban su aventura con el len y como
Mona haba salvado de tan segura muerte, omitieron el desmayo y por supuesto los temblores del animal
una vez superado el susto, tambin omitieron sus gritos al encontrarse con Ngouabi y Dib, que haban
mandado primero a Mona por si las mwasis estaban en paos menores, los hombres contaban sus caras por
el len, pero no contaron que apunto estuvieron con una piedra Esther de arrearles uno de sus mamporros.
La que no cesaba ni un momento de rer era Nmaba, lloraba de felicidad, por fin, un da tranquilo a pesar
de los nervios por la ausencia de las mwasis, por fin un da en familia como a todos les gustaba compartir.
Tras la comida, a media tarde las mujeres volvieron a sus faenas, Maca y Esther con permiso de Mona que
las vigilaba subieron a su mirador favorito para poder contemplar el ltimo atardecer como solteras,
abrazadas, en silencio, compartiendo caricias lentas y tiernas.
Al llegar la noche, la cena, volvi a ser distendida, los hombres callaron la posibilidad de la
tormenta, aunque s Lula haba desaparecido a mitad tarde en su cabaa y saban que haba cumplido con el
mandato de Zul. Tambin le haban ocultado a Massamba lo que poda ocurrir, porque conocindolo
saban que se levantara poniendo en riesgo su herida que Esther haba curado y haba estado departiendo
con l un buen rato sobre Maca. Uno a uno fueron despidindose hasta quedar Vilches, Teresa, las dos
mujeres, y los tres animales.
Las chicas llegaron a la cabaa pero se fueron a la parte trasera, si una cosa tenan clara era que no
queran de ninguna manera faltar el respeto a nadie de la aldea, Maca siempre lo haba hecho y era algo
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que tena muy claro, porque adems Esther la secundaba en sus pensamientos. Al llegar, Esther se apoy
contra la pared provocando un gesto de incitacin a Maca.
Volvieron a dar una carcajada tremenda, se volvieron a abrazar, y cuando se miraron a los ojos, algo
les quedo claro, ese amor que reflejaban sera eterno, no saban si tenan maana, pero saban, que su
tesoro ms valioso era cada da del que disfrutaban, mirarse, hablarse, el silencio entre ellas, besarse,
refugiarse, todo aquello que haban estado haciendo sin prcticamente darse cuenta, era lo que tenan, el
amor entre ellas.
Se sonrieron con una sonrisa feliz, mientras Esther iba a entrar a la cabaa se detuvo al entrar para
ver a Maca como se quedaba como ella ante la puerta, se miraron y se lanzaron un beso al aire, despus
ambas entraron a sus cabaas. Una vez en la cama, Maca le dese las buenas noches a una Teresa que
roncaba como uno de esos osos invernando con sus rulos en la cabeza, Maca la miraba y sonrea, se daba
cuenta de lo importante que era Teresa para ella, ms que su madre, ms que cualquier otra persona en la
vida, lo mucho que le haba ayudado, y entonces le dej un beso en la frente.
En la cama que las haba visto regalarse tanta pasin, tanto cario, tanto amor, se encontraba sola
Esther, haba buscado mil maneras pero no encontraba la posicin en ninguna de ellas. Mona y Valiente
que se haban acostado a los pies de la cama, decidieron tras alguna que otra patada y una cada de la
misma de Valiente echarse en el suelo. Mientras, Esther continuaba dando vueltas.
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Mo_ Uh, uh uh se subi a la cama y se puso cara a cara con ella mirndole intensamente mientras le
deca. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
E_ Me callo, vale, vale no digo nada ms.
Mo_ Uh.
E_ Buenas noches.
Y as durmieron finalmente cuando el cansancio pudo con ellas, cada una pensando en la otra y en lo
afortunada que se sentan, en que por fin haban encontrado en su vida lo que tanto haban soado, que los
sueos de vez en cuando, s se hacan realidad. Y as sus rostros lo confirmaron, su calma y su sonrisa en
los labios dieron muestras que ambas, tanto en los sueos como en la realidad, se tenan al lado. Pasara lo
que pasara tenan el calor de la otra al lado.
Un suave canto como si se tratasen de los propios ngeles despert a Esther, esas voces de mujeres
que susurrando sin elevar la voz, eran capaces de provocar en ella un manantial de emociones tal que sus
ojos se llenaban de lagrimas mientras una sonrisa leve pero intensa iluminaba su rostro. Se despert
totalmente, tras estirar totalmente su cuerpo con un leve gemido gutural, su sonrisa marc el rostro cuando
la puerta se abri.
Cuando sali Teresa, se dio cuenta que algo de cierto haban en las palabras de Teresa, aquello era
frica y el peligro siempre rondaba a todos los que all habitaban, pero lo nico que saba era que su vida
estara por siempre ligada a la de Maca y a eso se quera aferrar.
La puerta de la cabaa de Teresa se abri, all en la cama segua dormida con el mismo gesto de
tonta Maca, sonri al ver su felicidad pero no dispuesta a reconocerlo a las primeras de cambio se sent y
le dio un beso en la frente.
M_ Mmmm Esther cario, me muero de ganas cuando abri los ojos vio a Teresa con una sonrisa muy
divertida. Coo Teresa!
T_ Vaya de cario pasas a eso espero que con Esther no te den esos cambios de humor.
M_ Pero que mala eres la cogi echndola sobre la cama.
T_ Ayyyyyyyyyyyyy gritaba como loca.
M_ Si es que me pones Teresa joder.
T_ Suelta loca suelta deca roja como un tomate mientras Maca se sentaba sobre ella.
M_ T eres la mujer de mi vida, lo que pasa es que no lo has aprovechao le dijo en una susurr amoroso.
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T_ O me sueltas o de la colleja que te meto, vas a estar diciendo si quiero un ao como mnimo pero con la
cabeza.
M_ Jajajaa dio una carcajada que reson por toda la cabaa apartndose de una escandalizada Teresa.
Que buena eres y que buena ests a tu edad.
T_ Maca! le ri muy seria aunque al final no pudo ms que explotar en una risa enorme. Ests loca
hija ma.
M_ Mira nunca habas dicho una verdad tan grande! la miraba intensamente.
T_ Qu ests loca?, ya lo s se sentaba en la cama arreglndose el pelo.
M_ No, que soy tu hija la mir emocionada y Teresa frunci los labios para reprimir un llanto
desbordado. Me siento tu hija eres para m como mi propia madre.
T_ Ay Maca se fundieron en un abrazo. Para m es que te siento cmo tal, una hija un tanto
rebelde, pero con un gran corazn.
M_ Si sonri acurrucando graciosamente la nariz.
T_ Y por fin puedo ver a mi hija casarse con la mujer que la va a hacer feliz le sonri ampliamente
mientras con su pulgar e ndice le apretaba cariosamente la barbilla.
M_ Muy feliz Teresa estoy segura de ello
T_ Venga desayuna o no paramos de llorar! se levant arreglndose definitivamente la ropa.
M_ Aunque porque t no quisiste eh? le gui el ojo ante el gesto irritado de Teresa.
T_ Ay que ver como eres, eh! le deca moviendo la cabeza.
M_ Llueve Teresa?
T_ S, llueve.
M_ Mierda yo quera una boda reluciente para Esther y mira se haba levantado hasta la ventana.
T_ No te preocupes, seguro que es una boda inolvidable para Esther y para ti le sonri antes de marchase
se gir para decirle. Estoy segura que vas a ser muy feliz, y espero que hagas muy feliz a Esther, es una
gran chica, como t.
M_ Lo s Teresa lo s
Teresa sali de la cabaa con una sonrisa de oreja a oreja, observ un momento como todo el mundo
en la aldea se implicaba en los preparativos, hasta Vilches estaba bajo las ordenes de un Massamba que
haba insistido en que lo sentaran cerca, para guiarles en como poner una tela por si el agua no cesaba, que
la pareja al menos no se mojara. Y all estaban todos, otra vez, la amistad entre ellos se haca patente, las
risas, los cantos, los bailes, el codo a codo, y otra vez ms se senta orgullosa de ser la Gran Mami, de
aquella aldea.
Conforme avanzaba la maana las nubes iban pasando con rapidez y justo cuando entraron en ambas
cabaas para preparar los baos de las novias, el agua dejo de caer sobre la aldea.
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E_ Esto es maravilloso susurr mientras se quitaba la ropa y al entrar a aquella vasija not
sorprendentemente el calor del agua. Mmmm que calentita.
Ns_ Ya estar?
E_ S su tono era radiante y repleto de alegra mientras chapoteaba en aquella agua que tena un tono
azulado.
Ns_ Mwasi cerrar ojos y dejar de sentir.
E_ Y eso cmo se hace? la mir con el ceo fruncido.
Ns_ Dejar de pensar en Mwasi Maca sonri.
E_ Imposible deca muerta de risa como las dos mujeres.
Mientras en la otra cabaa, suceda algo parecido, Zul y Dib, haban llevado otra vasija ms grande
para Maca mientras Teresa y la joven Sissou que segua las instrucciones de la mami, hacan los mismos
preparativos.
El ambiente distendido en las dos cabaas contrastaba con una reunin casi secreta entre los
hombres una vez finalizadas sus faenas para ayudar a tener preparado todo lo a ellos les corresponda en la
boda.
Y as lo hicieron, cuando Vilches llam a la cabaa de Teresa, sta sali con el gesto alegre, sus ojos
brillaban de emocin, pero conforme iban dando la noticia se iba entristeciendo, preocupando, marcando
en su frente, al entrar a la cabaa su rostro la delat y Maca le exigi la verdad.
Al salir de la cabaa se encontr con Esther que sin dudarlo haba hecho lo mismo, y all se
encontraron.
Codo con codo, mientras Nsona con las dos mujeres Nmaba y Bendi repartan agua, todos los
hombres hacan la fuerza, mientras las mujeres sobre todo Esther que demostr ser la ms hbil, ponan la
maa.
Se miraron intensamente mientras Maca pona gesto repelente elevando su labio superior moviendo
la cabeza graciosamente para el final rerse los dos.
As continuaron hasta que Massamba dio el visto bueno a aquella especie de refugio con techo a
base de troncos, que las mujeres con rapidez comenzaron a preparar, cortinas, alguna manta que nunca
usaban del hospital, comida, agua, todo por si la lluvia llegaba cuando menos esperaban. Los hombres las
miraban sonrientes pero mientras estaban todas tan entretenidas en ello, sobre todo Teresa no se percat de
lo que ocurra justo detrs de donde estaban todos.
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M_ No, no, no perdamos tiempo no puedo pasar sin tus besos ven aqu la tom de la cintura con
suavidad pero decisin.
Nsona, Lula, Zul, Vilches, Valiente y el resto estaban subiendo cosas al refugio, cuando de pronto
Mona lleg hasta ellos, en el momento en que Teresa llegaba con algo de ropa.
Mientras los dems se moran de risa ante los ataques repentinos de ambos animales, Teresa se
apresur a ir donde Mona sealaba y si, efectivamente, all estaban ellas besndose con pasin. La colleja
de Teresa a Maca, son.
Risas por doquier, excepto Mona que segua con sus pedorretas asomada al pozo lavndose los
morros, miraba a Esther y volva con la pedorreta. El pobre Valiente se haba sentado todo confundido en
un rincn.
Comieron entre risas y preocupacin, miraban al cielo porque pareca que les haba dado una tregua,
y eso precisamente era lo que a Massamba ms miedo le daba, tambin a Teresa que haba pasado unas
cuantas, y saba que si llegaba fuerte, el ro saldra y todos estaran en peligro.
Llego la hora de vestirse, tal y como quedaron, todos iban ayudndose unos a otros, los ltimos en
vestir fueron los nios, saban que no durara mucho su involuta ropa. Nerviosas cada una en su cabaa,
dentro de todo Esther era quien ms tranquila estaba, recibiendo consejos de Nsona que le hacan entender
lo mucho que aquella mujer quera a Zul, tambin Lula escuchaba porque de repente senta esa necesidad
de saber como tratar de manera diferente a la persona que tienes junto a ti. Sin embargo lo que era todo
tranquilidad con Esther, era locura con Maca.
T_ Pero vamos a ver te quieres estar quieta! le rea una y otra vez ante las carcajadas de Nmaba y
Bendi que ya vestan sus liputas coloridos.
M_ Teresa que no puedo que no puedo qu me estoy meando!
T_ Otra vez! la miraba nerviosa.
Nm_ Mwasi kele kufwa ya na nkati (Mwasi est muerta de miedo) rea sin parar.
Be_ Kubulumuka ngatu (se va a desmayar) rea tambin al ver sus nervios.
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T_ Quien se va a kubulumuka soy yo dijo seria. Mira que sudores no ser yo quien te vista en
Espaa el da de tu boda.
M_ Quin te ha dicho que me voy a casar en Espaa? sala en tanga y sujetador al ver el tanga Bendi se
mora de risa y se lo contaba en voz baja a una Nmaba que lloraba de la risa. Bendi malongisa nge
(Bendi te he escuchado).
T_ Es que mira que llevar el culo al aire le deca seria.
Si_ Yo querer le dijo sonriente.
M_ Te pasar alguno le gui el ojo.
T_ Maca! volvi a reirle.
En la cabaa, Esther ya estaba vestida y preparada, Nsona y Lula la miraban orgullosas, sonrientes, y
Esther tuvo la necesidad de suspirar.
E_ Llueve?
Ns_ No. Mwasi Esther, estar muy guapa.
E_ Gracias Nsona le dijo emocionada.
Lu_ Mwasi Maca, caer solt de pronto Lula.
E_ Espero que no creo que la que va a caer soy yo cuando la vea tiene que estar guapsima.
Ns_ Suerte Esther le sujeto la mueca con su mano como seal de suerte.
E_ Melesi Nsona.
Lu_ Suerte.
E_ Melesi Lula, os quiero les dijo feliz y emocionada.
En la otra cabaa
T_ Ya est!, por fin!, ni que fueras la Naomi esa alta y que hay que coser por todos lados de lo flacucha
que est.
M_ Dime que estoy bien le deca con gesto asustado.
T_ Ests ms que bien.
M_ Estoy muerta de miedo.
Nm_ Nmaba saber se acerc hasta ella y le dio la mano tal y como Nsona y Lula haban hecho con
Esther. Nmaba decir, todo ir bien t, gran corazn Esther, gran corazn amor feliz.
M_ Gracias Nmaba, te quiero le dijo emocionada.
Nm_ Nmaba saber.
T_ Bueno voy a vestirme yo que si no me voy a poner a llorar.
Si_ Mwasi Maca guapa t.
M_ Gracias sonri. Seguro que Esther est mucho ms guapa que yo me muero de ganas me
muero de ganas de verla.
Nm_ Toda la vida verla esperar merecer la pena.
Fuera de ambas cabaas, los hombres impecablemente vestidos esperaban la orden de Teresa. El
tamtam comenz a sonar suavemente.
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La primera en salir fue Maca, al hacerlo vio como desde su cabaa hasta el lugar donde haban
preparado el altar estaba repleto de hojas verdes, caminaba descalza tal y como era la costumbre, Vilches y
Zul la esperaban para acompaarla hasta donde Teresa esperaba, al sonido del tamtam.
El tamtam efectu al siguiente llamada, y la puerta de la cabaa se abri, Maca no poda verla
porque llegaba por detrs as que cerr los ojos y suspir apretando entre sus manos unas flores que Lula
haba preparado, las llamadas Flores de la Novia.
Cuando Esther se tropez con todo el pasillo repleto de aquellas impresionantes hojas verdes, su
rostro demostr ya no sorpresa, sino, emocin, el roce en sus pies le daba una tranquilidad y una serenidad
en su alma, tanta que una sonrisa apacible era la protagonista en su rostro.
V_ Muy guapa, si por una vez alguien supera en belleza a la Doctora Sexo.
E_ Vilches lo ri emocionada.
Z_ Mwasi ohhhhh dijo sonriente.
E_ Zul sonri graciosamente hasta que lleg al pasillo donde una Mona con un liputa naranja, y sus
gafas de sol de CH, la esperaba con los morritos juntitos. Hola Mona, ests muy guapa.
Era su voz la que llegaba, era la voz la que en aquel atardecer le estaba provocando una arritmia
incontrolada, respiraba para tranquilizarse, nunca se haba sentido as y no saba muy bien que razn la
llevaba a ese desespero. Hasta que la vio, y cuando la vio, todo se detuvo, las emociones, los latidos, los
miedos, aquellos ojos y aquella mirada le fue suficiente para calmar todo su mundo. Entonces la mir de
arriba a bajo y le dijo.
M_ Mentirosa.
E_ Lo mismo digo.
Y era cierto, Maca llevaba un liputa rosa plido con un hombro destapado, en su cabeza una especie
de turbante hecho de la misma tela que el vestido, que le daba un aire tan sensual con su melena apartada
un poco de la cara, un aire tan hermoso que Esther se haba perdido en ella, la pintura suave en su rostro le
daba un aire impresionante, hermosa, casi divina. Y de igual manera que Maca haba mentido sobre su
vestido, lo mismo hizo Esther que haba elegido un amarillo plido, y al igual que Maca su hombro
quedaba al descubierto, el color que haba cogido su piel en la Selva le favoreca con ese tono, y el turbante
lo haban acoplado a un recogido que ella misma se haba hecho con arte. Maca la miraba sin poder decir
ni una palabra.
T_ Ejem carraspe Teresa que llevaba una tnica blanca en seal de mximo poder.
Ba_ No empezar sin miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii se oy la voz desesperada de Brbara llegando a la aldea.
T_ Y eso?
M_ Brbara sonri de lado.
Ba_ Oh oh oh fue incapaz de articular palabra cuando las vio. Bellas sioras oh morir de
impresin wonderful, beatiful
V_ Vale no te pases Brbara que hay que empezar.
Ba_ Rojo pasin Vilches interesante lo miraba atentamente.
V_ No me toques los cojones le dijo sonriendo.
635
Ba_ Bartolo ven.
Mo_ Uh? la mir seria Mona.
Ba_ Bartolo, aqu ser Mona.
Bar_ Uh.
Mo_ Uh contest apartndose las gafas de sol retirndose un poco el turbante que llevaba en la cabeza
mientras dejaba caer graciosamente las pestaas.
Va_ Uhhhhhhhh protest Valiente que llevaba un liputa corto porque le gustaba como el camisn de
Esther.
Mo_ Uh uh le mando callar.
Bar_ Oh oh los miraba sacando pecho.
V_ Creo que ya han acabado de presentarse dijo con sorna Vilches.
Todos rieron sus palabras, todos excepto las dos que seguan devorndose con los ojos, en los otros
vean amor, pasin y felicidad, todo lo que necesitaban encontrar. Fue la voz de Teresa las que les hizo
mirarla. Mientras un divertido Zul lanzaba fotos.
T_ Con el poder que me dan los espritus, invoco a todos a la ceremonia de casamiento de nuestras dos
mwasis. Con la presencia de Lula por parte de Esther y de Nsona por parte de Maca, yo os pregunto.
Mwasi mondele Esther, aceptas el encargo de los dioses que mientras tengas vida te ocuparas de la
felicidad de la Mwasi mondele Maca?
E_ S, me encargo de su felicidad dijo sonriendo mientras la miraba.
T_ Mwasi mondele Maca aceptas el encargo de los dioses que mientras tengas vida te ocuparas de la
felicidad de la Mwasi mondele Esther?
M_ S, me encargo de su felicidad contest sonriendo.
En ese momento el cielo se sum a la fiesta entregndoles un hermoso y nico atardecer, el cielo
pareca fuego, el sol se iba despidiendo de ellas, con un guio de luz para hacer que todo en sus vidas en
unin, fuera tan bello como aquel cielo.
T_ Mwasi Esther toma cmo esposa a Maca Lula le entreg una especie de collar con bolas de madera
pintadas con los colores del arco iris.
E_ La tomo le puso el collar con una sonrisa divertida.
T_ Mwasi Maca toma cmo esposa a Esther Nsona le entreg su collar.
M_ La tomo le devolvi la sonrisa y la mirada repleta de cario y ternura.
T_ Con el poder que se me ha otorgado por los dioses os pido que os cuidis en vuestros das. Lo haris?
MyE_ Lo haremos dijeron a la vez emocionadas.
V_ Y no armis tanto escndalo en vuestras noches susurr a Brbara que rompi en un carcajada al
igual que Maca y Esther.
T_ Ejem lo mir poco menos que crucificndolo ante la sonrisa de todos. Pues como deca, os encargo
la vida de la otra para acompaarla, guiarla y amarla. Os declaro bajo los ojos de Mami Wata, como
matrimonio. Os podis besar entonces baj la voz y susurr. Corto.
M_ Te quiero le dijo emocionada.
E_ Te quiero contest de igual manera.
Ba_ Las bodas me dan llorera le cogi un trozo de tela a Vilches y se sec las lagrimas cuando se iba a
secar los mocos le arrebat el trozo. Vilches
V_ Pero qu haces!
T_ Qu empiece la fiesta! grit feliz abandonando su pose seria, quitndose de golpe aquel liputa y
dejando ver el que se haba confeccionado, uno verde con un generoso escote. Vivan las novias!
636
El tamtam comenz a sonar, las mujeres comenzaron a intercambiar besos con las recin casadas.
Los hombre comenzaron a elevar sus gritos como era costumbre y Brbara estrech con fuerza a Esther.
Los nios jugaban y bailaban, las mujeres comenzaron a servir la cena, todos se mostraban felices
ante la ceremonia, Maca y Esther una vez casadas se desprendieron de los turbantes que eran el signo de su
pureza para casarse, cosa que cuando se la explic Maca, a Esther le hizo escupir el trago de Otin Funfun
que se haba tomado. Pronto empezaron a bailar, pronto empezaron esas danzas que a Esther la dejaba
boquiabierta, y all sentada junto a su ya mujer, entrelazadas las manos disfrutaba entre risas de los
movimientos de los nios, de las mujeres, de Teresa que mova su trasero con una agilidad pasmosa.
M_ Eres feliz?
E_ En este momento s, mucho Maca agach levemente la cabeza y sonri. Y t?
M_ Tambin, como nunca en mi vida lo fui.
E_ Te quiero tanto Maca me parece tan no s tan increble
Z_ Mwasis les llam divertido para lanzarles una foto. Ohhhhh. Esto ser divertido.
E_ Va a gastar la tarjeta rea divertida y al mirarse vio como Maca la miraba con los ojos emocionados.
Esther suspir. Ha sido mgico.
M_ Si, el atardecer que te merecas.
E_ El atardecer que nos merecamos. Acostmbrate que en lo bueno t tambin vas incluida conmigo,
vale?
M_ Tengo que acostumbrarme, si. Gracias.
E_ Estas hermossima.
M_ Lo s dijo sonriendo.
E_ No cambies nunca cario nunca pase lo que pase no cambies.
M_ Jams ni t, no me borres nunca esa sonrisa que me da motivos para vivir.
E_ Claro mi amor suspir profundamente con los ojos emocionados. Creo que nos estamos
poniendo un poco tontas no crees?
M_ S sonri feliz. Bailamos?
E_ Al menos lo intento, vamos a tu lado, soy capaz de todo.
M_ Me alegro, vamos all patosa ma!
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Y durante ms de dos horas los bailes se alargaron, todos danzaron alrededor del fuego, incluido el
ziku al que obligaron entre Maca y Esther, hasta Massamba ayudado por Ngouabi y Zul dio una vuelta al
fuego como era la costumbre para ayudar a la felicidad de la pareja. Cuando ya tocaba el final de la fiesta,
con los nios ya acostados, Maca y Esther bailaban a su propio ritmo abrazadas, Maca apoyaba su barbilla
en la frente de su mujer, susurrando la msica de un bolero y en un momento dado, se miraron con ternura
para besarse con suavidad, el fuego iba apagndose, y la aldea estaba iluminada por los rayos de la luna, en
ese entorno se quedaron solas, hasta que el cansancio les hizo marcharse a su cabaa, donde otra vez tenan
todo el decorado dispuesto para amarse con la mayor de las entregas, con todo dispuesto para ese gran
amor que sentan. Al finalizar, exhaustas, cansadas, agotas pero nuevamente felices se murmuraron:
M_ Te quiero Esther.
E_ Y yo Maca.
El resto de habitantes se asomaron a sus ventanas, unas luces especiales les haban llamado la
atencin, y es que, desde las ventanas y la puerta de la cabaa de las chicas, salan luces repletas de color,
luces repletas de prosperidad, de amor, de paz, de ternura, de locura, y esas luces alcanzaban el cielo y
formaron un manto de estrellas que siguieron iluminando a la pareja, haciendo que aquella cabaa fuera
una verdadera luz de amor. Un lugar sagrado para dos mujeres entregadas a sus corazones, fuertes,
valientes, dos mujeres sin miedo al siguiente da, dos mujeres dispuestas a vivir ese amor hasta el lmite de
sus posibilidades, dos mujeres al fin, enamoradas sintiendo lo que era el verdadero amor en el corazn.
Durante la noche, varias veces se despertaron y miraron encontrndose con esa mujer que tenan
entre sus brazos, la mujer que sin esperar una y otra, haba cambiado totalmente la vida, varias veces se
besaron con calma cmo si con eso slo, les bastara para ser felices.
El cielo volvi a mostrar un gris que no era el acostumbrado en aquel maravilloso lugar, la lluvia
aunque era fina segua con su insistencia bandolo todo. La gente empezaba a despertarse algo ms tarde
de lo habitual porque la fiesta haba durado hasta altas horas de la madrugada y el cansancio del baile
unido a aquel refugio que haba quedado de lo mejor, se haba adueado de los componentes de la aldea.
Conforme se iban encontrando por la maana en el comedor, hablaban de lo maravilloso que haba sido
todo, las chicas estaban hermosas, el atardecer a su justa medida, la comida espectacular y la felicidad de
las chicas haba sido como ese cielo el cual les entreg una visin nica.
Estaban las mujeres departiendo cuando entro Brbara como siempre con su fuerza y carcter alegre.
Las risas fueron generalizadas, Teresa rea abiertamente y tan radiante que Brbara no puedo evitar
darle un pellizco en el culo cuando fue a por su desayuno, que fue contestado con una colleja de la gran
mami, y las carcajadas todava fueron mayores.
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La felicidad de todos estaba patente, y el tema en comn no era otro que esas dos mujeres que
haban pasado de sus discusiones y su rabia, a un amor profundamente hermoso, tanto que les haban
preparado un gran desayuno pero las recin casadas no se haban levantado.
Volvieron las risas, los comentarios distendidos, las indirectas de Brbara a Teresa, que senta que
aquella mujer hablaba muy en serio cada vez que le echaba un piropo, al fin y al cabo, continuaba la calma
en la que los ltimos das se haban visto envueltos a no ser por la lluvia que no dejaba a los nios jugar a
la pelota y eso les haca estar ms inquietos que de costumbre.
Mientras en la cabaa dos mujeres desnudas, tapadas anrquicamente los cuerpos con la sbana,
Esther durmiendo con los brazos metidos bajo la almohada, boca abajo y con su pierna izquierda metida
entre las dos de Maca, que dorma boca arriba con su brazo derecho sujetando la cintura de su mujer. As
las hizo despertar poco a poco unos golpes en la puerta y una voz que conoca Maca de sobras, le dio el
tiempo justo para tapar a Esther y sentarse en la cama.
Teresa no par de hablar en la siguiente media hora, donde Maca se morda los labios con los brazos
cruzados sobre el pecho y Esther se quedaba dormida sobre su hombro. Hasta que en un momento dado,
fue la Pediatra la que le dijo:
M_ Teresa podras dejarnos solas?, mi mujer se est durmiendo y tenemos que descansar.
T_ Me ests echando?
M_ De manera fina, s.
T_ Ya veo est bien pero est me la cobrar.
M_ Si Teresa si, pero ale aire mova sus manos hacia la puerta.
T_ Bueno! protest con cierta rabia. Visto lo visto me voy.
M_ Te quiero Teresa.
T_ Me quieres lejos canalla.
M_ Comprndelo, tenemos fiesta en nuestro trabajo y me acabo de casar
T_ Pero si mrala, esta frita.
M_ Pero eso lo arreglo yo en seguida le sonri.
T_ Vais a acabar enfermando te lo digo yo.
Y si, Maca lo arregl, la despert entre risas, cosquillas, caricias, besos, miradas de amantes,
mirandas de amor, caricias lentas de pareja enamorada, murmullos de olas en los odos, y latidos fuertes
como el tamtam de pasin.
Al llegar el turno de la comida, ambas aparecieron relucientes, sonrientes, cogidas de la mano ante
los gritos de jubilo de todos los presentes. Comieron pendientes del cielo.
E_ Y Mona, Valiente? le pregunt al animal que se haba sentado a su lado apoyando su cabecita en el
hombro de Esther.
Va_ Prrrrrrr, uh uh sacaba su lengua igual que lo haca Mona y sealaba hacia un lado de la aldea,
golpendose el pecho y luego subiendo los brazos en alto.
M_ Creo que Mona y Bartolo estn teniendo un encuentro.
E_ Ya y este pobre nio est celoso.
Va_ Uhhhhhhh pona gesto terriblemente triste que provoc en Esther una profunda lastima.
E_ Pobrecito mare.
Ab_ Mwasi Mwasi sealaba la pantalla.
E_ Si Abeza ahora mismo empieza el espectculo rea con Valiente en los brazos.
M_ Oye recuerdas si hay alguna foto comprometida? le pregunt en voz baja.
E_ Pues ahora que lo dices
M_ Tu culo?
E_ Y algo ms esto un momento! le dio a una tecla deteniendo la reproduccin del ordenador.
Li_ Oh ir kufwa? (muerto?) Pregunt haciendo referencia a la pantalla.
E_ Si, eso kufwa pero entonces el dedo de Valiente hizo el trabajo restante y comenzaron a salir las
fotos. Esther mir a Maca, Maca mir a Esther elevando los hombros. Madre ma.
Las fotos comenzaron a pasar, a los nios el amanecer en la Sabana, los animales que gracias a la
modernidad de la mquina haba conseguido Esther sacar muy cercanos, les provocaban continuas
exclamaciones de sorpresa donde Maca les explicaba cosas, y Esther la miraba embobaita. Hasta que lleg
una de ellas donde la Mwasi Esther mostraba el culo graciosamente, las risas fueron totales, tantas que
hasta las mujeres que estaban con los morteros triturando cereales miraron hacia donde estaban.
Otra foto donde Maca pona la mano en el objetivo, movida, otra donde sala la hierba del suelo,
gracias a la mala puntera o beso en ese instante entre ambas, con las continuas burlas de la Pediatra hacia
Esther, y entonces, el grito de miedo de los nios.
Mu_ A yango a yango (un len, un len) gritaba Mutamba impactado por la fotografa como los
dems.
M_ Inga yango Mwasi Esther kele mingi kima na nki cmara (Si len, Mwasi Esther es muy buena con
la cmara) les deca orgullosa mientras le sonrea y dejaba un beso en la sien.
E_ Mirar qu dientes! haban detenido la reproduccin y Esther haba acercado la boca del animal
que segua impresionando a todos, incluido Valiente que se haba tapado los ojos.
Durante bastante rato donde no dejo de llover, los nios disfrutaron de las fotos, sobre todo las risas
llegaron en las que ellos estaban pero sus cabezas no, ah hasta Valiente rea como los dems, porque el
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ataque de risa de los nios hizo llegar a las mujeres que tambin disfrutaron de las maravillosas tomas que
Zul haca a casi todos dejando la cabezas fuera.
Cuando lleg la hora de cenar, el comentario era la crecida del ro, pero pareca que la lluvia haba
dado una tregua y eso, era un buen sntoma para todos. Tambin hablaron, rieron y se metieron con Zul
sobre las fotografas, y cuando ya iban a empezar el postre, vieron a aparecer a Mona y tras ella Bartolo,
Valiente al verlos, se march corriendo al lado de Esther sin mirarlos, haciendo dibujitos con sus dedos en
la tierra del suelo.
V_ Si esto para, tendremos que hablar con Dvila hay vacunaciones por hacer.
M_ De acuerdo, cmo sigue Massamba?, antes cuando he ido estaba dormido.
V_ Bien un poco pesadito con eso de que se tiene que levantar
E_ No me puedo creer la tranquilidad que tenemos dijo con total relajacin.
V_ Las has cagao pija le solt ponindose en pie. La has cagao.
M_ Vilches le ri Maca poniendo gesto un tanto de comprensin.
V_ Est claro que no me hiciste ni caso cuando bajaste del avin y te dije las cosas que no debas hacer.
E_ Yo Vilches? lo miraba seria.
V_ Te dije no te dejes embaucar por la Doctora Calentorra de la Selva y mira
M_ Eso le dijiste! exclam totalmente sorprendida.
V_ No entonces eras la Doctora Sexo pero ella te puso ese mote que me gusto bien.
T_ De qu hablis?
V_ T oyes sexo y apareces eso es significativo.
T_ Ay hijo de verdad eh de verdad! protestaba con las manos en la cadera.
V_ Sigo, te dije nada de encariarte con nadie y menuda pillaste con el nio del bola, y te dije, nunca
digas que hay tranquilidad. Y la sueltas!
M_ Ya est bien Vilches!
E_ Pues lo siento mira en la primera parte me alegro mucho no haberte hecho caso.
M_ Gracias mi amor.
E_ Lo otro, no lo discuto.
V_ Me voy dijo negando con la cabeza varias veces.
T_ Ni caso ni caso
M_ Nos vamos a la cama cario? la miraba con esa sonrisa traviesa marcada en sus labios.
E_ S, claro joder hoy no hay ni luna.
T_ Con la que va a caer no creo, me duele la rodilla.
E_ Y eso es sinnimo de lluvia? la miraba divertida.
T_ A mi edad es sinnimo de muchas cosas cario la bes.
M_ Y yo?
T_ T no que esta maana me has echado de la habitacin.
E_ La has echado?
M_ Anda vamos y no digas nada que si no la llego a echar quien te hubiera hecho a ti las cositas que te
hice, eh?
T_ Espero que con un poco de suerte, las enven a Espaa musit al quedarse sola vindolas salir
abrazadas corriendo.
Ns_ T querer mami?
T_ No, pero aqu hay demasiado peligro para dos mujeres enamoradas.
Ns_ Ellas ser felices, mucho.
T_ Por eso Nsona.
La lluvia increment un poco ms la intensidad, pero Maca antes de acostarse tranquiliz a Esther, el
suelo estaba mojado pero aun convertido en un autntico barrizal poda caminarse con tranquilidad.
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E_ Que ganas de pillar la cama.
M_ Si sonrisa nuevamente enorme.
E_ Y t?
M_ Tambin mi vida tambin.
E_ Te han gustado las fotos? le dijo comenzando a besarse.
M_ Mucho, sobre todo la del culito, quiero una en grande para ponerla detrs de la puerta del lavabo.
E_ No s como.
M_ Se la dar a Brbara sonri mientras besaba su cuello.
E_ No sers capaz! la mir separndose de ella.
M_ Por ese culo soy capaz de todo entonces su mano fue directamente a l apretndolo con fuerza.
Oye menos mal que el Alo ayer no funcion demasiado.
E_ Jajaja, es verdad te lo tena que contar sabes que no fue el Alo?
M_ Ah, no?
E_ No, Lula nos prepar un buen brebaje de esos de races y tal que sus antepasados utilizaban para los
novios que tenan que estar una semana encerrados en su tribu.
M_ Joder dijo abriendo los ojos. Y a nosotras nos dio la misma cantidad para una sola noche as
vamos
E_ Tonta nosotras no necesitamos brebaje rea mientras se besaban. Aunque ya le he dicho que nos
prepare una botellita.
M_ Esa es mi nia le dijo metiendo la mano por debajo de la camiseta atrapando su pecho.
E_ Mmmmm murmur en los labios de Maca.
T_ Maca, Esther! llam Teresa desde fuera.
M_ Espera me ha parecido escuchar a Teresa. Teresa? pregunt sentndose las dos en la cama.
T_ Puedes salir?
M_ Qu pasa? pregunt un tanto preocupada al ver su rostro llegando Esther a su altura.
T_ Problemas.
M_ Qu ha pasado? le preguntaba mientras Esther apareca para escuchar tambin lo que deba contar.
T_ Monwe, ha vuelto a manchar, y sabes que no quiere que Vilches la reconozca.
M_ Vamos.
E_ Si.
T_ Digo yo que tendris que vestiros, no! las mir a las dos an con la preocupacin que se notaba en
su rostro, con una mueca divertida.
E_ Uy tienes razn! se mir y el conjunto negro de encaje no estaba colocado correctamente en su sitio
y sali corriendo a cambiarse.
M_ Sangra mucho? le pregunt mientras ella tambin se pona una camiseta y un pantaln.
T_ Pues ella no haba dicho nada, ha sido Bendi quien se ha dado cuenta que haba manchado la cama.
M_ Joder
T_ Est asustada le habl con gesto de pena.
E_ Como para no estarlo.
T_ Mataron a su marido, la abuela me ha contado que fue un matrimonio acordado pero que el chico era un
encanto, que se haban enamorado de verdad, dice que cuando ve a Zul le recuerda a l.
M_ Joder.
T_ Estaban felices con el nio, te recuerdo que est de cinco meses pero
E_ Por qu siempre pasa igual?
M_ Joder dijo cayndose a la cama de culo al ponerse el pantaln.
T_ Pero qu te pasa con tanto taco?
M_ Que estoy nerviosa dijo finalmente.
E_ Y eso mi vida? se acerc a ella y le dej un beso en el pelo.
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M_ No lo s pero estoy algo inquieta. Vamos trae t el botiqun y yo la reviso.
E_ De acuerdo, anda ven aqu le dio un beso suave en los labios. Tranquila mi amor.
M_ Gracias le sonri.
T_ Va Maca que ests un poco atontada!
M_ Uf Teresa reconozco que nunca he estado as resopl con fuerza.
Llegaron a la cabaa, el gesto de la abuela mostraba pnico, tena a su nieta cogida de la mano y sus
ojos buscaron a Maca con una splica que eriz su piel, la chica sudaba y tiritaba a pesar de estar tapada
con una manta, Maca a simple vista intuy los problemas que deban ir ms all de una simple perdida de
sangre.
M_ Mobte Monwe, peso mono nde kumonikisa nge (Hola Monwe, dime que te ocurre).
Be_ Kuanwa (cario) le dijo la abuela con gesto preocupado porque su nieta se neg a hablar, negando
con la cabeza.
E_ Ya estoy aqu qu tal va?
M_ Vamos a tener que llevarla al quirfano Teresa.
E_ Bien voy preparando las cosas.
M_ Si. Bendi vandaka na hospital, kugamo yandi kusodisa (Bendi, vamos al hospital, necesito su ayuda) la
miraba con gesto de pena pero necesitando transmitirle la importancia de llevarla.
Be_ Sambu na sika kudivulusa mono fibana (por favor salve a mi nia).
Mo_ Ve ve, ve zola kwneda mono kamwana (no, no, no quiero ir mi nio pequeo) lloraba
desconsolada entre temblores y dolores que le hacan doblegarse sobre si misma.
E_ Qu pasa Maca?
M_ No quiere, lo siento pero tendr que llamar a Vilches necesitamos ayuda para llevarla.
Be_ Ve ziku ve
M_ De acuerdo. Kwisa na nki beto sambu na sika (Ven con nosotras por favor) le dijo mirndola con ese
gesto de preocupacin que hizo que la chica reaccionara ante las suplicas de su abuela que estaba llorando
desencajada.
E_ Maca le advirti al ver que la sangre era mucho mayor de lo que en un principio deca.
M_ Tiene fiebre Teresa que te diga todo, si ha vomitado, y que ha vomitado, si ha podido comer, y llama
a Vilches por favor. Vamos eso es Monwe
E_ Esto pinta mal Maca.
M_ Creo que lo que t ests pensando
Llegaron al hospital y al ver Massamba como entraban a la chica medio desmayada, el hombre se
levant y la agarr en brazos para llevarla cuanto antes al quirfano con el gesto desencajado del hombre al
verla, justo en el momento en que llegaba Vilches.
Se pusieron las batas, los guantes, las mascarillas y los gorros, trataron de no perder demasiado
tiempo, sus gestos mostraba la responsabilidad ante la magnitud de la operacin que tenan, ms la
preocupacin por el estado de Massamba. Comenzaron a trabajar.
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V_ Ya pero para eso eres la mejor no? volvi la luz. Si eres capaz de operar sin luz, no va a ver
quien te tosa.
M_ Vilches joder que esto lo has hecho t muchas veces.
V_ Pero no con tanto pblico.
E_ Bajan las pulsaciones otra vez miraba sin apartar sus ojos a Maca.
M_ Aqu est joder esta nia deba tener unos dolores impresionantes!
Ns_ No querer perder el beb Mwasi.
M_ Pues ya veremos si no pierde la vida por esto
Ns_ Comprender Mwasi.
M_ Si la comprendo sabes que la comprendo echa ms suero.
E_ Si.
T_ Vilches el nio
V_ Zambi lo ha enterrado. Joder no para de llover
E_ Maca remonta le sonri.
Si_ Sudor dijo limpiando ante la sonrisa de Maca su frente.
M_ Gracias prepararme el hilo, creo que va a poder tener ms hijos
T_ La has limpiado mucho no te preocupes Maca deca mirando el vientre de la muchacha.
M_ Eso he tratado Teresa
E_ Hilo
M_ De acuerdo uf! resoplaba porque los nervios que haba pasado siempre salan a ella cuando iba a
terminar.
E_ Quieres que cosa yo?
M_ S por favor voy a hablar con la abuela.
T_ Ve.
V_ Venga ve ya me encargo yo de supervisar el trabajo de esta cmo dijiste? novata que no sabe ni
coser?, pues eso le dijo con gesto serio pero un tono borde divertido.
E_ Es cierto, lo dijiste no lo mires as le deca graciosamente.
M_ Bueno es que tena o no razn?
T_ Evidentemente no, pero como eres as vas sobrada qu le vamos a hacer!
V_ Ah le has dao Teresa di que si.
M_ Bien creo que me voy a hablar con la abuela. Gracias a todas por vuestra ayuda les dijo sonriendo.
Ns_ Mwasi ser la mejor.
E_ Por favor Nsona que luego no la voy a poder soportar.
M_ Me voy, lo dicho.
V_ Es buena, eh? le dijo mirndola serio.
E_ Mucho.
V_ Esto de operar as con linternas deberamos grabarlo y colgarlo en internet.
E_ Crees que servira de algo?
V_ No pero a lo mejor encontramos un rico que quiere salir en la tele y nos manda dinero para poner un
aparatito de luz.
T_ Y yo me har la ciruga esttica, no te digo!, vaya cosas tienes!
V_ Eso Teresa, t positiva.
T_ Voy a preparar algo caliente para tomar nos ir bien.
E_ Ya est Vilches. Lo repasas por favor?
V_ Como no.
Si_ Yo querer hacer eso, un da le mir sonriendo ampliamente a Esther.
E_ Lo hars guapa lo hars le toco la cabeza con una sonrisa de tranquilidad tras lo ocurrido.
Massamaba, Vilches?
V_ Quiero que le revises la herida, me da que algo ha hecho que no deba.
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E_ Uf slo nos falta que le pase algo a Massamba.
V_ T vuelve a decir lo de la tranquilidad y de la patada en el culo que te meto llegas a Madrid.
Pasaron a la chica a la habitacin, con los goteros y un control severo, su abuela, llor la perdida del
nio, saba que cuando volviera en s, le iba a costar un gran disgusto, la mujer lloraba pero tambin
respiraba tranquila, all su nieta luchaba por recuperarse y aquel grupo de gente, le haban salvado su vida y
les estaba terriblemente agradecidas. Si al principio cuando Nmaba le habl de las dos mujeres blancas, no
le gust la idea, poco a poco conocindolas se le fue marchando cualquier duda, de que, eran buena gente,
y aquella noche salvando a su nieta le haban devuelto a su corazn las ganas de seguir bombeando.
Teresa reparti un poco de leche de esa Lucero que junto a las dos mujeres haban formado parte de
la nueva aldea, y que en ese momento de tensin agradeca poder ordearla y poder tener leche fresca que
en esos momentos beban como lo nico reconfortante ante la lluvia y los nervios sufridos.
E_ Y Maca? pregunt saliendo del hospital ya con las manos limpias junto a Vilches.
T_ Ha ido a ducharse
E_ Voy a ver me temo que debe estar afectada por lo sucedido.
T_ Gracias le sonri agradecindole que la conociera ya tan bien en otros tiempos, hubiera ido ella y eso
pareci entender Vilches que la miraba con los brazos cruzados sobre el pecho. Qu?
V_ Nada tu hija se ha hecho mayor y ya tiene quien la cuide.
T_ Y yo que me alegro, y por tonto te quedas sin leche.
Las risas de Nsona y Sissou junto a los hombres que estaban all les acompaaron por la cara de
Vilches que era todo un poema.
Llova intensamente.
Al salir se encontraron con aquel diluvio del que tanto haban hablado, el agua caa como si fuera
una cortina, se escuchaba de manera atronadora como la del ro bajaba con una fuerza impresionante. Se
encontraron en el medio de la aldea bajo las fras gotas a los hombres que disponan como distribuirse para
poder controlar la situacin.
V_ Lo primero hay que llevar al refugio a los nios, Massamba y sobre todo a Monwe, tendremos que
pasarla con mucho cuidado.
Zu_ Vamos les dijo a todos.
M_ Vilches hay que sacar todo lo que podamos del hospital.
V_ Lo s
T_ Nsona vamos rpido rpido deca acompaando a la mujer embarazada y los nios hasta el
refugio.
Ng_ Ziku poner sacos en huerto entrar entrar mova sus brazos asustado por la fuerza del agua.
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V_ Ngouabi hijo va a entrar por todos los sitio me temo, as que tranquilo haremos todo cuanto podamos
pero por prioridades, de acuerdo?
Ng_ Si ziku le dijo serio.
E_ Qu hacemos Maca? le pregunt asustada por todo cuanto vea y escuchaba.
M_ Creo que sera bueno hacer una cadena, habr que ir sacando todo lo que tenemos, las reservas no las
podemos perder deca con el agua ya por los tobillos mirando a uno y otro lado.
V_ Despacio despacio deca mientras sacaban a la joven en la camilla del camin y dos hombres con
una tela trataban de que no se mojara.
M_ Vilches como la vamos a subir? lo mir con gesto preocupado y el pelo totalmente pegado a la cara
aunque se lo haba recogido en una coleta, pero era tal la fuerza del agua que todos estaban a su merced, ya
no solo los pelos, tambin las ropas, los zapatos. Vilches
V_ Como podamos.
E_ Esperar Esther dej a Valiente en el suelo que al notar el agua comenz a reclamar los brazos. Yo
llevo el gotero.
M_ Sissou ven conmigo, Siya Lula las mujeres fueron tras la ziku con la misma tensin reflejada en
sus rostros.
T_ Ay Dios mo que el agua se escucha con demasiada fuerza! deca una Teresa casi fuera de s con
Valiente en sus brazos yendo detrs de los hombres.
V_ Cuidado hay que subirla con cuidado.
Yi_ Parar no poder elev las manos Yildas al ver que la situacin no iba a ser fcil.
Z_ La camilla no entrar ziku Yildas ver.
E_ Habr que subirla en brazos Vilches.
Ns_ Preparar la cama ya esta deca Nsona asomndose mientras los nios lloraban por el estruendo
del agua.
Nm_ Malembe kamwana ve kobanga na nkati na nunumi Nmaba kele yayi (tranquilos nios, no tengis
miedo la vieja Nmaba est aqu) el perro se haba arremolinado en sus piernas temblando as como
Ramn que lo haba hecho al otro lado de la vieja mujer.
Ns_ Nmaba su voz le transmiti a la mujer el miedo que senta.
Nm_ Malembe Nsona (tranquila Nsona) los aos ciega, le haban hecho percibir las sensaciones y
emociones de los dems, y comprenda el miedo de Nsona, porque ella misma lo senta de igual manera.
Por los cuatro troncos que haban puesto a modo de escalera entre Yildas, Zul, Vilches y Esther
sujetando el gotero suban para dejar a una todava adormilada Monwe que no despertaba de la anestesia.
Cada paso que daban era un desafo pues Vilches haba ordenado ir con todo el cuidado posible por con
sumo cuidado llegaron hasta el rincn donde Nsona haba preparado sobre mantas y sacos una especie de
cama para dejar a la joven. Esther una vez acostada repasaba que los dos goteros que le haban puesto
funcionaran correctamente, cuando los hombres bajaron revis tambin que el sangrado no hubiera sufrido
variacin por el movimiento. La abuela sentada en el suelo a su lado, observaba con detenimiento todos y
cada uno de los pasos que iba dando Esther. Los nios se abrazaron a la mwasi mondele quien les hizo
sentarse con Nmaba distribuyendo el espacio en el pequeo refugio donde Nsona se apuraba a secar el
agua con las toallas arrodillada en el suelo.
E_ Deja Nsona ya lo hago yo se puso a su altura cogindole las toallas mientras la miraba con algo de
preocupacin.
Ns_ No, yo poder.
E_ Por favor ests embarazada no quiero ms sustos. Venga cuida de los nios que tienen miedo deca
mientras secaba el suelo.
T_ Esther! la llam desde abajo.
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E_ Dime Teresa elev la voz pues el ruido del agua golpeando la madera y la fuerza con la que se
escuchaba el ro, haca que tuvieran que hablar a gritos.
T_ Todo bien?
E_ S, ya bajo.
Ns_ Mwasi yo querer ayudar por favor, pequeos con Nmaba faltan manos.
E_ De acuerdo. Voy bajando Nsona despacio si?
Ns_ Melesi mwasi le sonri agradeciendo su preocupacin.
M_ Esther bajas!
E_ Voy ya estoy ahhhhhhhhhhhhhhhhhh! grit tras escucharse un golpe.
M_ Joder se precipit hasta ella.
V_ Y ahora que le pasa! exclam nervioso.
T_ Esther cario! fue hasta ella tambin.
Ns_ Mwasi, mwasi deca preocupada bajando tras ella.
M_ Ests bien cario?
E_ S, s me he resbalado.
M_ Si es que solo a ti se te ocurre ir con manoletinas venga arriba
E_ Ay mi culo.
T_ Tu culo hija est hecho a prueba de golpes toma Nsona, guarda las mantas arriba, y las linternas estn
todas ya verdad?
V_ Pensis venir? les dijo con el agua golpeando su rostro mientras la luz del poblado volva a fallar.
M_ Hay que distribuirse deca con el terror de lo que estaban viviendo reflejado en la mirada.
V_ Vaya no me digas! la mir serio.
E_ Au que dolor de culo susurr despacio mientras se frotaba.
M_ Luego te froto cario
V_ Eso delante de todos.
M_ Quieres dejar de entrometerme en las conversaciones con mi mujer! lo mir seria.
V_ Usted perdone.
Z_ Ziku rpido el ro viene fuerte deca jadeante tras salir de la aldea con una linterna de las potentes
acompaado por Ngouabi.
V_ Mierda.
M_ Nosotras nos encargamos de hacer cadena y sacar todo lo que se pueda del hospital Vilches.
V_ De acuerdo nosotros vamos a reforzar la puerta, y todo lo que podamos.
E_ Las vacas! dijo de repente Esther.
V_ Joder las vacas murmur.
Ng_ No hay tiempo que perder ziku.
M_ Venga el agua est entrando venga chicas poneros en lnea tenemos que actuar rpido.
T_ Venga venga
Con rapidez y los nervios desbaratados hicieron la cadena soportando la intensa lluvia que caa en
esos momentos, como Laobi no poda ayudar a los hombres se haba subido l al refugio y era el encargado
de recoger lo que ms pesaba, lo distribua como poda mientras Massamba sentado en el suelo con el nio
en brazos ayudaba con su mano libre. Las mujeres se colocaron rpidamente, uno a uno fueron sacando lo
que les quedaba en el hospital, vendas, sueros, tijeras, algodn, todo lo bsico, as como los instrumentales
que por ningn motivo podan perder. Y eso lo estaban sacando Maca y Esther, todo lo que pensaban era
necesario, iban hacindolo llegar a esa cadena que bajo la intensa lluvia no paraba de salvar todo aquello
que las dos mujeres sacaban del hospital. En un momento determinado la poca luz que resista gracias al
mecanismo que Zul haba hecho para salvar el agua, se march dejando todo a oscuras.
Una gran tromba de agua entr de forma inesperada, con un ensordecedor ruido arrastrando todo a
su paso, el golpe de agua les hizo caer, Esther que estaba cerca de una de las camas le dio tiempo a
sujetarse, cuando la fuerza del agua se estabiliz, y una especie de silencio denso se adue del lugar, se
apresur a buscar a Maca.
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E_ Ya Ngouabi!, Lucero libre vamos deca contenta mientras andaba en pata coja por el dolor en
su pie.
V_ No s seguro quiere subirla al refugio como si la viera.
Yi_ Ziku rpido subir subir hacia aspavientos mientras llegaba como poda hasta ellos.
V_ Dejarlo todo arriba arriba deca gritando como loco.
M_ Por favor no te caigas Esther le sugiri mientras salan corriendo.
V_ Vamos vamos
Z_ Se oye llegar en ese momento los truenos, los relmpagos, el agua todo en su conjunto creo un
ambiente de impresin. Dios
V_ Vamos Zul
Subieron lo ms rpido que sus piernas les daban, entonces un estruendo les dio a entender que el
agua haba echado a bajo la puerta, un grito por parte de las mujeres ante el ruido y un ligero movimiento
en el refugio.
All dentro se respiraba el aire del miedo, de la inseguridad, del desconcierto, los nios sentados
junto a Nmaba y los perros, tapndose los odos y sintiendo el miedo de los mayores en el silencio que
reinaba el lugar. Maca y Esther se haban sentado junto a Monwe para vigilar los goteros, la linterna
enfocaba tambin su rostro, y Maca senta la pena que iba a sentir al despertarse. Esther que entenda su
mirada le tena cogida la mano fuerte, se miraron con esa mirada que la pobre luz que reinaba en el refugio
les dejaba, una mirada de apoyo de fuerza. Mientras pensaba en Mona. Los hombres se haban sentado
junto a las mujeres, no estaban tampoco alejados de ese sentimiento de miedo ante la virulencia del agua.
Teresa que con los aos que llevaba viviendo en aquel lugar nunca haba visto nada igual, rezaba para que
pronto terminara aquella inundacin que entre otras cosas habra aniquilado el huerto tantos y tantos aos
de trabajo. El poco alimento que obtenan de all, les habra sido arrancado por las aguas y su presencia se
notaba por los suspiros que lanzaba al aire continuados. Vilches guardaba silencio sentado junto a
Massamba quien apretaba a su hijo contra su pecho fuerte como si as pudiera salvarle de cualquier
acontecimiento, la otra mano la tena cogida Lula, y aquel gesto tierno lo tena al borde del llanto.
Haba pasado una media hora donde todos seguan guardando silencio, en la oscuridad, Mbe se
levant de dormir, llamndole la atencin el sonido del agua, se acerc hasta el hueco que haca la funcin
de puerta y cuando se fue a asomar se resbal, Teresa que estaba cerca, lleg a tiempo para detenerlo, pero
su grito alert al resto que se precipitaron hacia el hueco por donde Teresa por salvar al nio haba cado.
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E_ Dios mo susurr aterrada porque Teresa no contestaba, y adems Ngouabi sin ningn tipo de dudas
se haba lanzado a salvarla. Al mirar vio que no haba cesado de llover y como a todas el miedo por la gran
mami le haba dejado paralizada.
V_ Hay que bajar dijo nervioso.
Nm_ Mono mwana mwana mami mami (mi hijo mi hijo) deca desesperada Nmaba.
Ns_ Malembe Nmaba
Ma_ Ngouabi saber nadar dijo alzando la voz finalmente Massamba que no se haba movido del lugar
entre otras cosas porque se senta pesado, cansado y abatido.
V_ Teresa!
E_ Maca se acerc hasta ella con el miedo reflejado en el rostro.
M_ Joder Teresa
E_ Sabe nadar?
M_ S, pero el golpe que no le pase nada deca con un hilo de voz mientras sus ojos ansiosos por ver
en medio de la oscuridad miraban sin encontrar lo que buscaban.
V_ Hay que bajar!
Sin embargo no era fcil bajar porque el agua haba subido bastante, la aldea estaba totalmente
anegada, y se poda escuchar perfectamente como el ro segua bajando con violencia, no era seguro que no
volviera a entrar otro golpe como el que haba causado aquel desastre. Pero Teresa no responda y algo
haba que hacer, no podan dejarla ni a ella ni al joven Ngouabi que no haba dudado en echarse en su
busca. Vilches miraba alrededor pero no tenan cuerdas, tan solo unas sbanas que no iban a ser seguras
para nadie. Los nios lloraban sobre todo Mbe, que se haba sentado en los brazos de una Nsona que en
silencio lloraba por Teresa, mientras Lula comenzaba a rezar en silencio para que nada le hubiera pasado a
la que ella consideraba como su madre.
M_ Teresa Teresa! gritaba mientras los hombres pensaban como bajar sin resultar un peligro ms
aadido.
E_ No se ve nada espera acerc una de las linternas. Ves algo?
M_ No joder dnde est?
E_ Maca dijo que se haba cado la pared del huerto.
M_ Mierda suspir con fuerza y miedo. Esto se ha convertido en un ro ms y el agua lleva tanta
fuerza que
Ng_ Mwasi mwasi! se escuchaba la voz de Ngouabi saliendo de la oscuridad, su voz llegaba desde la
parte izquierda, y hacia all iluminaron las dos linternas de Maca y Esther.
M_ Vilches Ngouabi le llam mientras trabajaban para unir sbanas y cortinas para bajar atados.
V_ Ngouabi me oyes?
Ng_ Si ziku gritaba agitado.
M_ La tienes Ngouabi? tienes contigo a mami?
Ng_ S, s deca.
V_ Y cmo est?
Ng_ No muy bien
V_ Me cago en la hostia qu le pasa? est consciente?
Ng_ S mami decir que viene el cocodrilo mam que viene para comerme mam
En el refugio los rostros que haban sido tensos, asustados, fueron dejando escapar esos msculos
agarrotados para suavizar las expresiones, sin duda, aunque pensaban que el golpe poda haberle
ocasionado una conmocin, aquella manera de Ngouabi de contar lo que suceda y el saber que Teresa
estaba bien, hizo que primero Esther que cuando se pona nerviosa le entraba esa risa floja incontrolada y
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despus uno a uno se fueron uniendo a las risas y algunas lagrimas, hasta que todos acabaron por rer a
carcajadas. Excepto Vilches que pregunt an con el susto metido en el cuerpo:
Mientras Ngouabi se haba podido sujetar a un palo del granero, en el trayecto se haba golpeado
varias veces con troncos que entraban y viajaban por la aldea, la lluvia no daba tregua y all entre el palo y
su cuerpo reposaba una Teresa que no cesaba de hablar.
Con la ayuda de los hombres fueron recortando la distancia que les separaba, hubo un momento
donde la lluvia cedi una tregua, Dib y Zul ayudaron a subir a Teresa mientras Vilches iba en busca de
Ngouabi para recogerlo con las sbanas y cortinas atadas a su cintura, mientras los hombres arriba
sujetaban con fuerza.
Cuando Teresa lleg tanto las mujeres como Ramn que no haba parado de ladrar desde que la viera
caer se abalanzaron hasta ella, la ayudaron hasta tumbarla en un lado para que Maca y Esther pudieran
revisarla, Lula con los ojos emocionados sujetaba una linterna y Nsona le daba la mano.
Los ojos del muchacho repletos de orgullo y calor, hicieron a Maca que su corazn temblara de la
misma manera que lo haba hecho al ver a Teresa. Vilches subi y estrech la mano a Ngouabi que se sinti
orgulloso cuando los ojos de Massamba le ofrecieron el calor de padre que tanto le haba faltado en la vida,
Ngouabi asinti y sonri, al mismo tiempo que Esther llegaba para con la ayuda de Vilches y la linterna
revisarle el golpe.
T_ Ngouabi.
Ng_ Si mami.
T_ Melesi le sonri dndole la mano.
Ng_ Ngouabi kele kudivuluta na nge (Ngouabi es feliz por ti) entonces inclin un poco la cabeza y con
respeto le dijo. Mami.
T_ Ayyyyy! Que pedazo hostia.
Y as entre risas de las mujeres ms tranquilas, la cambiaron, los hombres se volvieron todos de
espaldas, para dar intimidad, entre Maca y Esther le quitaron la ropa, Nsona le puso la tela y Siya le anud
en la parte del hombro un nudo seguro para que no se le cayera entre tanto ella solo saba balbucear
palabras tales como:
El tiempo pareci dar una ligera tregua, entonces Vilches quien se haba sentado junto a Massamba,
escuch las palabras del hombre.
La noche pas entre los delirios de Teresa, a la que Vilches volvi a reconocer para quedarse
tranquilo y las revisiones a Monwe que empez a despertarse y ante sus quejidos, Esther le inyect un
calmante. Los nios dorman ms tranquilos porque haba cesado el ruido del agua, y las mujeres haban
quedado medio adormiladas despus de la tensin vivida. Entre ellas una Siya que haba estado sonriendo a
un Ngouabi que a pesar de estar un poco dolorido, se senta feliz y ms con esa sonrisa cmplice.
Las que a penas pudieron cerrar los ojos fueron Maca y Esther, al principio Esther estaba apoyada en
el hombro de Maca, se acariciaban lentamente en la oscuridad como tratando de mostrarse apoyo, Maca
tena la cabeza apoyada en los troncos nada cmodos para reposar, pero su mirada se diriga hacia fuera,
qu quedara?, su obsesin era el hospital, pero tambin reconoca que le preocupaba no saber nada de
Mona, ni escuchar algn aullido por su parte para dar seales de que estaba bien, si le haba pasado algo,
para Esther sera un golpe muy duro, entonces bes su cabeza instintivamente, arrancando un suspiro
tranquilo a la enfermera que estaba pensando lo mismo que Maca. En sus brazos un Valiente que no dorma
y se mostraba triste, apagado y sin duda ambas entendan que la ausencia de Mona, a l, era a quien ms
haba afectado. Pasadas una hora, cambiaron su postura, Maca dej que Esther se refugiara entre sus
brazos, aprovechando la oscuridad, ya que dos de las tres linternas estaban apagadas y tan solo la que
quedaba encendida iluminaba el gotero de Monwe.
Cuando los primeros rayos de una luz que no saban de donde venan les hizo abrir los ojos, vieron
como los hombres no estaban en el refugio, ni siquiera Massamba, Teresa dorma, as como las mujeres, el
gotero de Monwe estaba en perfecto estado. Maca separ a Esther y en el movimiento se despert, sin
hacer ruido salieron juntas cogidas de la mano a la puerta y dijeron:
M_ Joder
E_ Dios mo
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Lo que vieron ante sus ojos les pareci desolador, el barro se haba adueado de todo, los hombres
trabajaban, seguramente desde el amanecer, desde que el agua tal como haba entrado se haba esfumado,
pero el panorama que tenan que afrontar era tan descorazonador que ambas fueron bajando los escalones
con la impresin de estar en otro lugar, en no reconocer nada de lo que vean, una miraba hacia la derecha
la otra hacia la izquierda encontrando la misma desolacin, para cuando se giraron sus ojos mostraban las
mismas lagrimas, el mismo dolor, fue un impulso el de abrazarse, asustarse, morirse de miedo de igual
manera, ambos cuerpos tiritaban, ambas mantenan los ojos cerrados el corazn desilusionado.
E_ Maca
M_ Esto es desolador joder protest mientras se separaban.
E_ No lo vamos a poder arreglar esto es
M_ Es un desastre miraban a los hombres con tan solo pantaln sus pechos descubiertos repletos de
sudor tratando de arreglar los destrozos de la puerta. Nunca haba vivido nada igual.
E_ Bueno mira as no vamos a solucionar nada con esta actitud pesimista habr que ponerse manos
a la obra cario deca apartndose las lagrimas del rostro.
M_ Sabes qu tienes razn! la mir haciendo lo mismo con una sonrisa repleta de esperanza.
E_ Venga vamos con Vilches.
Acompaada por su perro, guindola como siempre apareci Nmaba, con sus pies descalzos poda
percibir el barro del suelo, poda oler aquel exceso a tierra mojada, poda sentir a pesar del sol, el fro del
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desastre. Entonces se detuvo cuando el perro la hizo parar, mir al cielo sin ver, pero sabiendo en su
memoria el color que tendra, y despus habl.
Nm_ Ntangu me basikaka, na nzadi na kulula malembe, ata, beto ntima basikaka na bwala na nki mianda ti
salaka. Kumala kukame na kusalu (El sol se ha levantado, el ro ya duerme tranquilo, ahora, nuestros
corazones levantaran la aldea, con fe y trabajo. Juntos volveremos a nacer).
Si los ojos de Nmaba le hubieran permitido ver, se hubiera encontrando con todos los habitantes
excepto Teresa, a su alrededor, escuchando sus palabras boquiabiertos, los hombres con los rostros tensos,
las mujeres con los ojos emocionados, Maca y Esther quietas como si sus pies hubieran echado races en
esa tierra que para ellas era la suya, la tierra que significaba la vida que tenan, los sueos cumplidos, el
regalo ms hermoso de esa misma vida. Y si Nmaba hubiera podido ver, se hubiera encontrado con la
admiracin de todos, pero Nmaba no vea, tan solo senta, y lo que senta en aquel hermoso momento no
era otra cosa que el respeto, el cario y la fuerza de quien un da uniendo a personas de aldeas, de tribus o
pases diferentes, se convirtieron en su familia, en su gente.
M_ Ya lo ha dicho Nmaba!, a trabajar, vamos dijo con la voz algo emocionada pero el animo suficiente
como para dejar la aldea mejor de lo que estaba.
V_ Las mujeres os dejamos elegir lo que queris hacer, nosotros seguiremos con la puerta.
E_ Y Lucero, Ngouabi? pregunt ansiosa por saber.
Ng_ Lucero y vaca, bien, subidas a la cocina sonrea.
E_ Menos mal Y las dos gallinas?
Ng_ Ngouabi las puso a salvo.
E_ Eres todo un hroe lo sabas? le sonri dulcemente.
T_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh se oy su grito.
M_ Vaya tienes competidora a los gritos todas las mujeres se giraron viendo a Teresa cogindose la
cortina en forma de vestido. Hola Teresa que mona vas.
T_ Menos rollos, qu es esto?, seor!, ay dios!, y esto?, pero qu es esto? pero qu nos han
hecho? ay ay que me da ay que me da deca con la mano en el pecho y los ojos grandes. Ay
que me est dando algo.
E_ A ver Teresa no lo recuerdas?, ayer fuiste Esther Williams, hiciste una exhibicin nadando por la
aldea.
T_ Ayer?, aldea? las mujeres la miraba algo preocupadas. Esther Williams? ay qu me da!
pero que es esto?
M_ S Teresa, a ver estabas muy mal tras el golpe y quiz no lo recuerdes, pero mal eh? porque para
preguntar por Brbara no es por nada pero le dijo con cierto rintintin.
E_ Maca! la ri rindose y las mujeres sonrieron.
V_ Os vais a pasar mucho rato ah!, digo tenemos trabajo oye Teresa se acerc a ella y le dijo
bajito. Creo que deberas abrir ms tus piernas, no tienes prctica y me has desrionao macho.
T_ Pero qu dices! lo miraba ofendida.
Ng_ Hola mami
T_ Mi hroe ahora lo recuerdo todo deca abrazndose al muchacho que sonrea mientras Teresa lo
besaba sin parar ante la sonrisa de Nmaba. Mi hroe mareeeee.
M_ Ejem ejem carraspe mientras Esther la miraba sonriendo. Querida Teresa deja al
muchacho que lo vas a ahogar.
T_ Si no se ahogo ayer deca sonriendo emocionada.
M_ Ya Teresa pero t has visto como vas?
T_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh sali corriendo con las manos en alto hacia su cabaa, all todo lleno de
barro, pero el espejo haba quedado intacto
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M_ Creo que an falta otro.
E_ Es una copiona.
V_ Dios todo lo malo enseguida se contagia dijo pasando con un tronco en la mano.
M_ Tres, dos descontaba mirando con una sonrisa a Esther.
E_ Uno.
T_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Las mujeres y los hombres sonrieron, Maca mir a Esther, Esther mir a Maca, a pesar de todo lo
que haban perdido, se tenan la una a la otra y esa mirada, esos ojos repletos de amor demostraban que
tenan amor y con ese amor comenzaron a trabajar, se distribuyeron, hasta los nios ayudaban a las mujeres
como una forma de juego, el hospital era para todos lo primero, haba que controlar a Monwe y era vital
que se pudiera montar de alguna manera una cama, as los hombres una vez las mujeres haban limpiado
las dos habitaciones a fondo, crearon una cama con hojas de palmera, y otras clases que hicieron un
mullido colchn hasta que el sol consiguiera salvar lo que el agua haba destrozado.
M_ No ha quedado mucho pero lo vital que son los antibiticos podemos usarlos.
E_ Si oye cario has visto lo bien que trabajamos juntas? le sonri.
M_ S en todo lo hacemos muy bien juntas.
E_ Si la miraba embobada.
M_ Si la miraba de igual modo.
T_ No lo puedo creer
M_ Ya nos rompi la magia protest cerrando los ojos.
T_ Tenemos un drama y vosotras tonteando.
M_ Oye tampoco te pases, tenemos mucho trabajo que hacer y lo sacaremos adelante, hay tiempo para
todo.
T_ Cario baja de la nube de Esther toca tierra o mejor dicho toca barro paseaba con el culo un
poco para fuera, tal que Esther mir a Maca y Maca mir a Esther elevando los hombros. No tenemos
nada para comer el agua se lo ha llevado todo, el huerto est totalmente destruido, tan solo se ha librado lo
que tena en lo ms alto de la despensa que es maz, cereales y algo de leche de coco, alubias y arroz.
M_ Con eso podemos alimentarnos un par de das no Teresa?
T_ Pinta mal.
M_ Tambin est Lucero, yo con leche me apao.
E_ Yo har un esfuerzo y tambin sonri mirando a Maca.
T_ Es un desastre pero estamos todos bien y codo con codo saldremos de esta. Como siempre sale la
gente que cae y se levanta deca con voz triunfante.
M_ El hospital est prcticamente inservible
E_ Y las cabaas?
T_ Llenas de barro esta noche habr que dormir a la intemperie.
M_ Teresa estoy segura que vamos a salir de esta situacin no te preocupes le deca con voz amable
mientras le frotaba el brazo.
T_ No, no me preocupo, y yo tambin s que saldremos a delante pero no tenamos bastantes
dificultades ya!
E_ Pues s pero de esto como ha dicho Nmaba uno aprende para ser mejor, y creo que estamos
trabajando para ello.
M_ Oye Teresa por qu andas as? la miraba fijamente.
T_ A ti te lo voy a decir se march con el culo un poco hacia fuera.
E_ Y eso?
M_ Ni idea bueno sigamos
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Y siguieron trabajando codo con codo, una vez colocada la puerta trataron el modo de poder levantar
la pared del huerto, no podan enfrentarse a la noche y la peligrosidad de la misma sin una proteccin, tras
mucho pensar y debatir, finalmente lograron unirse para poder derribar el granero y con lo que iban
sacando formar una valla lo ms segura posible, al menos por una noche. Mientras todo esto suceda
Louabi trataba de salvar la radio que sera su medio de comunicacin para pedir ayuda, llevaba algo ms de
cuatro horas con un trabajo labrado pero nada haba conseguido, demasiada humedad. Todos haban parado
para acondicionar al menos una habitacin en el hospital, lo haban conseguido, Monwe descansaba en ella
sedada, de vez en cuando entraba Esther, Maca o Vilches, los nios jugaban a sacar las cosas que en las
cabaas estaban repletas de agua, barro y alguna que otra raz, las mujeres lavaban con el agua que se
turnaban a sacar del pozo. Nmaba era la encargada de meter las cosas que podan salvarse en la vasija de
barro repleta de agua, su perro y Ramn la ayudaban cuando algo caa fuera, en volverlo a su lugar.
Valiente perdido en su orfandad no se mova de los escalones de la cabaa de Maca. Y las gallinas haban
decidido quedarse alojadas al lomo de ambas vacas que an con el miedo en el cuerpo no se movan de un
lado de la aldea.
Cuando por fin haban terminado con el hospital, con trasladar ladrillos para formar un muro, donde
los hombres se las ingeniaban para mantenerlo en pie, Maca y Esther se acercaron a su cabaa, era ya
media tarde cuando cansadas, desaliadas, agotadas sin dormir, al entrar la desolacin volvi a ellas, se
quedaron mirando aquel nido de amor y sufrieron el mismo dolor.
M_ Joder
E_ Maca el ordenador!, las fotos de la boda! oh no por primera vez ambas haban cado en lo
que no tenan ellas, en sus propias perdidas, ya que hasta ese momento se haban preocupado del resto.
M_ El ordenador joder todo Esther no nos queda nada.
E_ Uf pero oye no est.
M_ Cmo que no esta?
E_ No yo la ltima vez que lo us lo deje sobre tu escritorio.
M_ Que raro bueno igual aparece ro abajo dijo desanimada.
E_ Bueno y la cmara tampoco est resopl pasndose las manos por el pelo. Creo que mejor
ponernos a trabajar sin nada ms cario
M_ Si, ser lo mejor pero antes necesito algo.
E_ El qu?
M_ Un buen beso reconfortante.
E_ Yo tambin sonri. Te das cuenta que dentro de la desgracia somos afortunadas?
M_ S, no paro de repetrmelo, has visto como trabaja todo el mundo?, es algo que logra
enorgullecerme cada vez ms de este lugar.
E_ Si se abrazaron, Maca pas las manos por la cintura, y Esther por su cuello. Te quiero muchsimo
Maca nunca me haba sentido as tan bien, segura de mi misma, querida, dispuesta a luchar sin
esconderme bajo la cama, y eso lo has logrado t.
M_ Mi amor suspir cogindole las manos, mirndole dentro de los ojos, para terminar besndose
necesitadas de encontrarte en su mundo de amor. Vamos a continuar, nos queda mucho por hacer.
E_ Si.
Esther sali hasta el pozo para llevar agua y comenzar a limpiar, Maca sacaba todo, le haba llevado
el mosquitero a Nsona quien lo meta en una vasija ms grande y lavaban como haban hecho con todas las
sbanas, algunas directamente las haban echado a la basura inservibles. Despus entre Siya y Sissou
haban encontrado el hilo donde Teresa tenda y all al sol haban ido secndose las primeras sbanas para
Monwe, y despus iran guardndolas para poder si podan recuperar los colchones disponer de ellas. En
cada viaje que Esther haca al pozo, su mirada se perda por la aldea, haban buscado a Mona y Bartolo
pero no haban dado con ellos, le pesaba aquella ausencia que estaba segura estara ayudndoles, y en uno
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de esos viajes que hizo al volver vio a Maca con algo arrugado en la mano, supuso lo que era, y una pena
se instal en su alma, el nico recuerdo de su hijo y haba terminado destruido. Saba que Maca en ese
momento necesitaba tranquilidad, pero tambin apoyo, no necesitaba una palabra de animo sino, un roce de
ternura y fue lo que hizo, le pas su mano por la espalda que se irgui al contacto como en pose defensiva,
pero su caricia le hizo saber que estaba all a su lado en silencio comprendiendo el dolor que senta al
perder su nico recuerdo. Maca agradeci el apoyo y el silencio, se gir mirndola a los ojos y contrayendo
la barbilla, suspir dejndose abrazar, sintindose protegida en ese momento de desamparo.
Los hombres haban tratado de arreglar la cocina pero haba tanta agua que era imposible hacerla
funcionar, tard una eternidad pero al final Dib consigui hacer fuego, y con ese fuego consiguieron hacer
una comida bsica especialmente para los nios. Descansaron todos a la vez, el da de trabajo haba sido
duro, en las cabaas no haban nada, todo tendido, ni siquiera los pocos muebles que tenan, los haban
utilizado para hacer lea. En el ambiente el cansancio era patente, pero tambin la tristeza por lo ocurrido,
a Esther la falta de Mona le tena muy preocupada y en sus brazos un apenado Valiente ni siquiera haba
querido comer.
Mientras, Vilches y Maca haban estado vigilando a la chica que haba comenzado a despertarse, la
herida estaba en perfecto estado y las linternas aquella noche iban a ser sus compaeras junto a unas
cuantas velas que haban podido salvar. Justo cuando pasaban por delante del despacho de Vilches donde
tan solo quedaba la radio sobre la mesa, vieron a Teresa sentada en una silla, se detuvieron los dos en seco,
y volvieron sobre sus pasos. All la buena mujer abanico en mano daba aire a la radio, con la mirada
perdida y las piernas algo abiertas. Los mdicos se miraron dudando de que estuviera bien.
Las risas de los tres fueron un grandioso estruendo en la noche triste, algo que no pudieron controlar,
quiz la tensin acumulada y silenciada muchas veces les hizo rer de aquella manera ante la explicacin
de una Teresa que acabo sonriendo tambin.
Cansados, rendidos de tanta batalla para poder limpiar sus cabaas, cansados de tratar de poner a
salvo a su gente, llegaron a la noche, la oscuridad haca todo ms tenebroso, ms triste, pero aquella noche
el cielo les haba dado una tregua, las estrellas salpicaban una enorme alfombra negra que les guiaba en la
oscuridad, la luna grande reflejando con sus rayos todo cuanto alcanzaban, y la gente, los nios durmiendo
en el refugio que les haba gustado para ellos, con ellos aquella noche durmi Siya quien se haba en tan
solo unos das, convertido en una especie de madre para los hermanos de Ngouabi, y Nmaba con su
experiencia y sabidura, vea el inters de la chica, y sobre todo la alegra en el tono de voz de su nieto. Ella
y su inseparable perro durmieron en el nico colchn que haban podido salvar, como era lgico todos le
cedieron a ella la oportunidad de descansar sobre l. Los dems se fueron retirando deban dormir en el
suelo de sus cabaas o en la tierra an humedecida. Una hoguera en el centro iluminaba lo suficiente como
para vigilar por Louabi todo cuanto poda ocurrir y acercarse a ellos. Junto a la hoguera, Teresa, Maca y
Esther seguan en silencio mirando el fuego.
All muertas de la risa se quedaron Maca y Esther sin poder parar de rer. Despus, durante un rato
ms se quedaron abrazadas frente al fuego mirando el cielo.
Maca le quit el camisn, ante la sonrisa pcara de Esther la dej desnuda, Maca se pinzaba el labio
inferior mientras suspiraba delicadamente, Esther sonri girndose para que le diera ese masaje en la
espalda, Maca no lo dudo, comenz a recorrer su columna con la lengua ante el estremecimiento de la
enfermera, despus comenz a besar despacio, hasta llegar a la base del cuello sintiendo su propia
excitacin, para despus comenzar a masajearla, la respiracin de Maca conforme tocaba la piel de Esther
iba en aumento la necesitaba a pesar de todo aquella noche necesitaba sentir ms que nunca el amor.
Dej sus manos para continuar besndola cuando de pronto.
E_ gggggggghhhh.
M_ Esther? Esther te has dormido? le preguntaba de rodillas acercndose a su rostro.
E_ Mmmmmmm.
M_ Joder no y qu hago yo ahora con todo este fuego mi nia? le pregunt sonriendo para meterse
en el saco con ella y abrazarla. Te quiero pequea.
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El rojo del amanecer, comenzaba a dar la seal de que otro nuevo da comenzaba, pero era tal el
cansancio en todos, que hasta Teresa dorma, a lo largo de la noche, una vez Vilches, y otra Maca fueron a
revisar los goteros de Monwe, pero lo dems todo segua tranquilo, las gallinas con el susto pasado se
haban quedado sin poder cantar, as todo tranquilo sin alteraciones, sin sobresaltos hasta que:
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
M_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Todos salieron de sus cabaas, Teresa desquiciada con la escoba en sus manos, Vilches desencajado
ante el nuevo grito de Esther, acompaado esta vez por Maca que era lo que realmente le preocupaba,
Ngouabi y los dems se haban quedado a las puertas de la cabaa y al abrir Vilches vio algo
impresionante.
Salieron corriendo justo en el momento en que el jeep de Brbara entraba a toda velocidad con
Bartolo encima, la cmara y el ordenador de Esther, la bocina ruga de igual modo que los nios cantaban,
las mujeres gritaban con sus voces para dar la bienvenida, Teresa dejaba la escoba y sus manos se tapaban
la cara, emocionada sin duda de ver que tras el jeep de Brbara llegaba un camin y en l, suponan que
ayuda. Maca y Esther cuando vieron aquella estampa no pudieron ms que cogerse de la mano,
entrelazando sus dedos con fuerza, cuando Esther vio como Mona se acercaba a Bartolo y sacaba aullando
el ordenador. Sinti como sus lagrimas rodaban por las mejillas, sintiendo la mano de Maca acercndola
hasta su cuerpo.
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B_ Hola mi ladys! levantaba las manos aquella rubia con pantaln corto, trenzas y su gesto de bonanza.
T_ No me lo puedo creer y esto!
B_ Esto es para mi gente, Mona vino y me avis, no podamos llegar porque no se poda cruzar el ro as
que aqu estamos sonri.
T_ Gracias la mir emocionada.
B_ Pero esto no es por nada.
M_ Muchas gracias Brbara
B_ No, no a cambio quiero algo.
T_ Cmo que a cambio? la mir con sus ojos grandes.
B_ Quiero un favorcito de mi bella damisella le dijo cogindola la mano con dulzura y gesto repleto de
amor.
M_ Hostia susurr sin poderlo evitar.
T_ Qu favorcito?, una comida? le pregunt soltando su mano.
B_ No se acercaba a ella mirndola fijamente.
T_ Un Otin funfun? elevaba una ceja.
B_ No.
T_ No? la mir con gesto vaciln.
B_ No, Brbara querer un dikapo de su mademoiselle le dijo poniendo morritos.
T_ Dikapo! grit como loca abriendo los ojos.
M_ Jajajajaa sonri pero ante la mirada fulminante de Teresa carraspe. Ejem ejem.
T_ Ni loca!
B_ Muntus! kukanga! (hombres parar) dijo elevando la voz y los hombres pararon.
E_ Esto creo que vamos a ver si funciona la cmara Maca.
M_ Esto no me lo quiero perder le ha pedido un beso y si no se lo da no bajan nada del camin.
E_ Crees qu se atrever?
M_ Brbara?, s, claro.
T_ Brbara Brbara la miraba negando con la cabeza puesta en jarras.
B_ Muntus kulanda! (hombres seguir).
Los hombres que no entendan aquel juego de Brbara cuando les dio la orden de seguir, continuaron
con la descarga mientras Maca y Esther se fueron a ayudar a Vilches tal y como les reclam. Entonces un
aullido de Teresa les hizo ver como Brbara estiraba de la mano de la gran mami que pareca toda
escandalizada.
No las tena todas consigo Esther, miraba hacia la cabaa de Teresa como esperando un grito pero
nada se escuchaba, no hubo grito, no hubo absolutamente nada, lo que si hubo en manos de los dems fue
comenzar a descargar comida, ropa, sbanas y paja para hacer confortables colchones. Los hombres
bajaron del camin un aparato con mucho cuidado.
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V_ Y eso?
Lo_ Ziku es una radio se mostr feliz.
V_ Pero!
Z_ Ziku venir conmigo uno de los hombres decir poder arreglar luz.
V_ Joder voy a empezar a creer en Santa Brbara y me voy a poner a llorar a moco tendido macho!
Ng_ Ziku traer eso hacia seas con las manos.
V_ Ladrillos?
Ng_ Inga Ziku sonrea.
V_ Joder
Los hombres se acercaron hasta Vilches, reconoci a uno de ellos era Mugamba un hombre que le
haba atacado un len y l y Maca, haban salvado su vida cuando nada pareca que iba a ser as. El hombre
le sonri con amabilidad enseando orgulloso su gran bocado del len, Vilches asinti y el hombre
finalmente lo abraz, lo abraz con fuerza mientras le deca.
Mu_ Beto me kumama bampangi, kwisa sambu na kusodisa (somos hermanos, venimos para ayudar).
V_ Melesi bampangi (gracias hermano) le dijo con los ojos emocionados, la ayuda de aquellos hombres
sin duda les iba a salvar de pasar ms fatigas de las que estaban acostumbrados.
En la cocina, las mujeres cuchicheaban sobre Teresa, no llegaba y Brbara era muy peligrosa,
sonrean, mientras Maca era una de las que ms cizaa meta en contra de Teresa. Esther de vez en cuando
miraba por la ventana, deban an de limpiar parte de la cocina para poder meter la comida que traan y en
esas estaban.
Y as empez a cantar mientras las mujeres se sumaban a sus cantos, hombro con hombro siguieron
limpiando la cocina, el comedor, para poder entrar todo aquello que les iba a dar la oportunidad de seguir
en pie.
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A mitad maana la cocina estaba como si realmente no hubiera pasado nada, haban hecho una
cadena mujeres, hombres y haban limpiado gracias a lo que Brbara haba trado, trapos, y primitivos
utensilios de limpieza, en dos horas la cocina volvi a ser la que era, y con ilusin guardaron la comida con
la que se podran abastecer como mnimo y segn las cuentas de Teresa, siempre y cuando no pasara nada,
una semana. En esa semana se podra recibir ms ayudas de la central.
Se dijeron una de las veces que entraron y salieron con cajas. Sonrean a pesar de todo, eran felices
entre bromas y risas las mujeres comenzaron a preparar algo para poder invitar a los amigos que haban
llegado y estaban ayudando a levantar una valla en condiciones, con aquellos ladrillos viejos pero que se
podan utilizar.
Z_ Mwasis, venir.
M_ Qu pasa?
Z_ Venir. Mami mami venir venir todas les deca ilusionado. Esto ser regalo de hombres a
mujeres, para mami, esposas nuestras y mwasis.
M_ Joder
E_ Pero
T_ Oh oh
Los ojos de todas se abrieron como platos, no podan entender como en cuestin de horas, lo que era
un patatal destruido por el agua, y el barro, con la ayuda de aquellos 6 hermanos ms, se haba convertido
en un huerto mayor, haban conseguido levantar la valla tal y como Dib y Yildas haban ido diciendo,
Massamba entenda que eran ms personas en el aldea y era el momento de expansionarse, porque aquel
era su nuevo hogar. Y con el trabajo de todos, todo fue mucho ms fcil, una Teresa emocionada miraba sin
poder creer lo que vea, si horas antes haba llorado por su huerto destruido, en ese momento lloraba por su
huerto nuevo reconstruido, y fue Maca quien comprendiendo sus emociones la abraz, fue Maca esa hija
que haba encontrado en ese frica que volva a darle la leccin de que con muy poco se poda hacer
mucho si le ponan fe y voluntad, se aferr al abrazo a la felicidad, a la esperanza.
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En la cocina todas ayudaban a preparar algo para comer con la carne que haban trado, Teresa
preparaba el plato favorito de Brbara Baign, y sta se mostraba feliz por ello.
Y aunque sonri al nio, su mente se qued preocupada por Maca, saba que si la reaccin de la
chica era mala, le iba a afectar, y eso le preocupaba porque llevaban dos das muy intensos con demasiados
altibajos, y aunque realmente todo eran alegras, en el fondo saba que aquello traera complicaciones y
deban estar fuertes para soportarlas. De ah su estado de animo deba recuperarse cuanto antes y si sufra
otro revs, volvera a mostrarse triste y eso a ella le oprima el corazn.
Tras un buen rato la vio salir del hospital, pensativa, mordindose una ua, se acerc con su sonrisa
de siempre cuando se encontraban y la abraz.
E_ Qu tal mi vida?
M_ Bueno si contamos que me odia no muy bien, pero si miro a su abuela y me sonre por salvarla de la
muerte segura, mejor.
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E_ Se le pasara Maca, ya lo vers.
M_ Si Lula al principio le hizo lo mismo a Vilches, si no eres curandera o bruja, y eres mdico te miran
con malos ojos, ella piensa que yo mate al beb.
E_ Dmosle tiempo cario.
M_ Claro venga que hay que preparar la cama le dijo tras un suspiro.
E_ La cama?
M_ Claro t no veas Heidi cuando eras pequea?
E_ Me encantaba.
M_ Como buena pija seguro que soabas con una casa como la de Clara le deca en tono burln.
E_ No tonta le golpe el brazo graciosamente. Soaba con tener una amiga como Clara, y un perro
como Niebla.
M_ No me digas? le pregunt seria.
E_ S.
M_ Yo soaba lo mismo.
E_ Si es que estamos hechas la una para la otra sonri.
M_ Anda pasa que te voy a ensear yo a ti para lo que estamos hechas.
E_ Jijijiji sonri contenta entrando dando un saltito.
M_ Adems me tengo que cobrar el susto de esta maana, joder pensaba que estbamos al borde de la
muerte!
E_ No me lo recuerdes que susto me ha dado Mona t sabes lo que impresionan sus dientes de cerca y
su hocico negro, y esos ojos?
Y as continuaron con su ropa, lavaron lo que creyeron que podan salvar, la mayora de botas y
zapatos los tuvieron que limpiar dedicndole mucho tiempo, hasta que las llamaron para comer, dos besos,
y volvieron con el resto de la gente.
La hora de la comida lleg, todos dejaron de hacer lo que estaban reconstruyendo y se dedicaron a
compartir ancdotas y proyectos durante la comida que de esa manera se hizo muy amena, los hombres
seguan dando vueltas en sus cabezas a la forma de conseguir ayuda para poder levantar otro hospital en el
hueco grande que haban dejado en el huerto. Las mujeres hablaban animadas de todo lo que podran
plantar en el huerto. Y Mona mimaba a Valiente que despus de todas las explicaciones pertinentes,
entendi que Bartolo iba a ser su nuevo padre, y que no iban a dejarlo nunca solo.
No perdieron mucho tiempo tras la comida, las mujeres fregaron los cacharros mientras una parte de
hombres trataban de recomponer las tuberas para el agua y poderla utilizar, otros trataban sin xito de
lograr la electricidad y Louabi junto a otro de los hombres recompona la radio de la manera que poda.
Lo_ Ziku, ziku! sonrea y en sus ojos el brillo demostraba la felicidad por primera vez desde que lo
conocan. Ir ir radio.
V_ De verdad?
Lo_ S sonri.
V_ Gracias muchacho no s si eres consciente que nos has salvado la vida lo abraz con fuerza.
Z_ Ir radio mami! gritaba Zul a Teresa que estaba hablando muy relajada con Brbara.
T_ Qu?
Z_ Ir radio poder pedir ayuda
T_ Gracias a Dios, ay que alegra madre!, ven aqu peazo rubia le dijo a Brbara mientras se dejaba
abrazar encantada y le daba una buena palmada en el culo. Eh!, las manos quietas.
B_ Mi bella siora ser una tentacin y ahora ms despus de probar.
E_ Maca que lo ha probao le deca abriendo los ojos mucho mientras Maca sonrea con Nsona.
M_ Y?, t tambin cario.
E_ Pero joder es es Teresa le dijo escandalizada.
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Ns_ Mami ser mami es verdad pero mami no ser tonta
M_ Ves hasta Nsona lo entiende!
E_ No pero es que yo no es que no lo entienda a ver es otra cosa.
M_ No has visto que se le han arreglado las piernas?
Ns_ Jajajajaja.
E_ Joder Maca que es Teresa, que es como si mi madre uf djalo!
M_ Eso djalo no vayas a comenzar a pensar demasiado y tenga que acudir de urgencia a ti, mi nia.
E_ No si encima te burlas.
MyNs_ Jajajajajaja.
A mitad tarde aquel contingente de ayuda encabezado por Brbara sala de la aldea dejando luz y
agua, preparados para en el momento fuera necesario poderlo utilizar. La despedida fue de las grandes,
todos se abrazaron agradeciendo en todo momento el esfuerzo de aquellos hermanos, y sobre todo la ayuda
de Brbara que no haba dudado ni un instante en ir al rescate de sus amigos.
Haban decidido cambiar el horario, se acostaran al atardecer para no gastar luz hasta que estuviera
totalmente reorganizado el motor elctrico y se levantaran al amanecer para aprovechar las horas del sol y
seguir trabajando.
En las cabaas tan solo Nmaba y Nsona que estaba embarazada tenan colchones, de los que se
haban secado, los dems se haban hecho con paja una especie de colchn tapndolo con sbanas para que
no les llegara a picar, Maca y Esther tras estar un rato con Teresa y Vilches que no haba podido localizar a
Dvila, se marcharon dejndolos solos ante la fogata.
T_ Es increble verdad?
V_ S cualquiera lo hubiera dicho.
T_ Oye Vilches porque queris hacer el hospital en el hueco del huerto, yo creo que ah deberamos hacer
otra cabaa ms, y ahora que tenemos ladrillos podramos abrir el hospital por la parte que se ha
estropeado y levantarlo con esos ladrillos nuevos, podramos alargarlo lo suficiente como para tener un
hospital digno, y en el lugar nuevo podramos hacer otro quirfano, eso si, habr que pedir instrumental,
pero vamos que creo podramos alzar otra cabaa, y con el huerto que nos queda seramos una aldea
interesante.
V_ Qu te ha hecho Brbara?, te ha dejado la mente fresca, porque eso no se nos ha ocurrido a nadie.
T_ Es que se rea divertida.
V_ Eres la mejor Teresa la mejor la bes en los labios cogindole de las mejillas. La mejor.
T_ Mira oye no todos los das le pasa esto a una, un morreo con tocamientos en toda regla y vaya
tocamientos! rea bajito divertida. Y un beso de Vilches bien hoy Teresita te lo has ganao. A la
cama Ramn.
Tras la puerta de la cabaa, estaba apoyada Maca recibiendo de los labios de Esther toda la dulzor
que tena, y senta por ella, los labios se buscaban, los chasquidos dibujaban una banda sonora de amor y
pasin, algn suspiro, algn susurr.
M_ Cario
E_ Qu? se separ mientras bajaba sus manos hasta el culo apretndolo con ansias.
M_ No hacen falta palabras no crees? le pregunt mirndola intensamente a los ojos mientras los suyos
no escondan un ligero temblor de emocin y paz.
E_ Es cierto tan solo hace falta amor la mir de igual manera.
Y no hubo ms que decir, lentamente aunque con varios tropezones que les hizo sonrer fueron hasta
aquella nueva cama, sin dejar de besarse se fueron desnudando lentamente, queran que el momento fuera
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eterno, conocan el camino que deban recorrer y disfrutaban alargando el momento, Maca empuj
suavemente a Esther sobre la cama, y Esther ya desnuda gimi.
E_ Nunca lo haba hecho en una cama as y t? ante la media sonrisa de Maca agreg. Djalo no
me contestes
M_ Mi Heidi le musit en la oreja mientras se dejaba caer sobre ella, rozando cuerpo contra cuerpo.
E_ Ohhhh gimi mientras sus manos recorran despacio y suavemente la espalda de Maca tras la
intromisin de la lengua de Maca en su oreja.
M_ Ahhhh devolvi la intensidad del gemido al notar la caricia y rozar ambos sexos.
E_ Maca susurr mordindose el labio mientras abra sus piernas para que Maca se acoplara mejor.
M_ As mi amor as
Y Esther exhibi su cuerpo ante los ojos de una Maca deseosa de recorrer los caminos que aquella
piel le marcaba, esos caminos que la llevaran a la suprema felicidad, al lugar donde tan solo eran Maca y
Esther, y comenz acariciando con sus yemas lentamente desde sus labios hasta su ombligo, mientras
Esther repasaba sus brazos con total suavidad, se miraban sonrientes, no haba prisa para llegar a la
eternidad. Tras la sonrisa los labios de Maca comenzaron a recorrer los senderos, su cuello, sus pechos,
mientras Esther mova con lentitud su cuerpo, buscando una y otra vez el de su mujer, a veces lo
encontraba y a veces lo perda, entonces sus manos posadas como si fueran dos seales en las caderas de la
mdica, le dirigan al lugar que esperaba, pero Maca segua buscando caminos, su lengua dibuj crculos
en los pezones que como dos amapolas que esperaban la llegada de la abeja se mostraban listos para ser
lamidos, para ser engullidos con lentitud, con delicadeza, entre los gemidos de la enfermera que no abra la
boca, que necesitaba apretar sus mandbulas.
Sus odos se haban abandonado como si estuviera en la cascada, escuchando en su interior una
ligera marea insistente su sangre, recordndole el placer que su cuerpo estaba recibiendo en altas dosis de
pasin y ternura.
Y Maca segua buscando el recorrido como aquel camino que en otoo est repleto de hojas, y que al
pisar se escucha su inconfundible sonido quebrado, de igual modo, Maca escuchaba a cada paso que sus
labios daban, los gemidos de Esther que apretaba los ojos porque segua escuchando la cascada de placer
que rebosaba ya en su corazn. Y entonces Maca subi, y encontr unos labios como fresca fuente en su
recorrido, para recuperarse, para refrescarse, y as lo hicieron los labios y la lengua de Esther, la recibi, la
llen de una humedad clida mientras sus brazos estrechaban su cuerpo, mientras rodeaban su cuello,
mientras Maca golpeaba suavemente su sexo humedecido contra el de Esther que igualmente buscaba, se
encontraban con movimientos leves, mientras sus bocas iban tornndose fieras, mientras sus lenguas ms y
ms buscaban, ms y ms encontraban y los gemidos comenzaron a llenar de sonidos su cabaa, y los
suspiros llenaron de musicalidad la estancia, encontrando lo que tanto se ansiaba, el amor.
Con suavidad giraron en la cama, y fue Esther quien an notando su propia y ajena humedad y
deseo, recorri los mismos senderos dibujados en el magnifico prado que para ella le entregaba una Maca
extasiada, que entre abra la boca, que cerraba que buscaba en las races de su memoria y no hallaba esa
sensacin de sentirse tan amada, tan intensamente amada. Y aquellas caricias repartidas a igual por los
labios y manos de Esther, le hicieron poco a poco sentir ms y ms locura, termin por levantarse con los
ojos encendidos en deseo, en ardor, en una lascividad tan profunda que Esther sonri, abriendo sus piernas
y acoplndose a sus caderas mientras la mano de Maca tomaba vida. Una vida que era la que Esther
necesitaba en esos momentos en los que su mano busc el mismo sendero, juntas caminando entre un
rabioso prado, intenso en colorido, en variedad de flores, en un maravilloso cielo y bebieron de sus labios
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como si se asomaran a un ro que llegaba y desembocaba de forma afluente en sus sexos. Y geman, y
rugan, y besaban, hasta que Maca le dijo entre jadeos, entre suspiros.
Y tuvieron que abrazarse como si el mundo se acabara, haban llegado al final del camino, divisando
un hermoso panorama nico y exclusivo para ellas, el panorama de la felicidad, del xtasis, del lmite entre
la vida y la muerte. Se recostaron an con el ritmo del corazn alocado, se abrazaron con la necesidad del
amor, la necesidad de ser una.
Maca ya no pudo responder, el sueo se haba apoderado de ella y Esther de sus sueos. Unos
sueos que una vez ms compartieron, porque despiertas o dormidas compartan lo mismo.
Las gallinas parecan haber superado el susto, porque volvieron a cantar, la aldea comenz a trabajar
tal y como haban quedado. Poco a poco se fueron incorporando, poco a poco fue tomando vida, los nios
iban a desayunar, las mujeres a preparar el alimento y Vilches a la radio para pedir ayuda.
M_ Esther Esther la llamaba con una sonrisa, le encantaba ese lado osa del que tanto disfrutaba.
E_ Mmmm.
M_ Venga mi amor hay que levantarse.
E_ No nos acabamos de acostar? pregunt algo protestona.
M_ No mi nia le apart el pelo y le bes en el cuello.
E_ Ayyyyyyyyyyyy suspir de forma extasiada.
M_ Me encanta cuando duermes pero ahora, arriba! le estir los brazos sonriendo.
E_ Uf no puedo con mi cuerpo.
M_ Excesos cario excesos.
E_ Pero me gustan tanto los excesos por cierto tengo que probar el ordenador, ayer no tuve tiempo.
M_ Si, pero ms adelante hay muchas cosas que hacer an.
E_ Si.
M_ Voy a ver a Monwe, a ver que tal lleva el odio dijo con un deje de profunda tristeza.
E_ Paciencia mi vida, que cuando descubra lo maravillosa que eres vers.
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M_ As que soy maravillosa?, eh! se moj los labios.
E_ Esto es pasteleo y lo dems cuentos chinos.
M_ Jajaja, venga luego te veo en el desayuno.
E_ Te quiero.
M_ Y yo. Vamos nimo.
Cuando Maca pas por el despacho de Vilches, lo vio hablar por la radio, le salud pero sigui hacia
su reconocimiento, suspir antes de entrar, lo hizo con la mejor de sus sonrisas y como la abuela de Monwe
le haba dicho que hablaban el dialecto Lingala tambin, mezcl las palabras para hacerse entender
directamente por la joven. Sin embargo al acercarse para reconocerla le gir la cara y aquel gesto a Maca le
doli lo suficiente como para apretar los labios y reconocerla sin cruzar ms palabra con ella.
Al salir, Vilches segua hablando y por su gesto no deba estar muy contento con la conversacin.
Decidida fue a desayunar junto a Esther, y despus, mientras la enfermera curaba a Massamba, ella fue a
ayudar al huerto, con la azada haca los socavones para plantar de las semillas de patatas que a Teresa le
quedaban, junto a Lula y Sissou.
Cuando se quedaron solas removiendo la tierra, Maca se acerc a Teresa.
M_ Lastima que no tengamos buena siembra, con la tierra as se limpiaba el sudor con la palma de su
mano, apoyndose sobre la azada.
T_ Si, tienes razn respir con profundidad.
M_ Ya. Oye qu te hizo Brbara? la mir con algo de sorna.
T_ Otra vez con eso?, ests pesadita eh?
M_ Venga cuenta que estamos solas y yo no lo voy a decir dej la azada y se fue tras ella que haba ido a
dejar.
T_ Ya y nada ms te cuente iras corriendo a Esther, que nos conocemos Maca.
M_ As que hay algo para contar, eh? le pregunt sonriendo.
T_ No te lo pienso contar eh?, vamos pero para nada por mucho que insistas le deca andando de un
lado a otro.
M_ A ver Teresa que hay de malo, dime! la segua con gesto de insistencia sonriendo.
T_ No si no es por lo malo es porque te conozco.
M_ Teresa le dijo ya impaciente.
T_ De acuerdo, te lo cuento pero ya sabes se pas los dedos por los labios en seal de silencio. Maca
asinti. Me dijo que tena una inflamacin clitorica que a las monas les sucede a veces al estar en los
rboles.
M_ Una qu? la mir seria sin entender nada.
T_ Ay hija te lo tengo que explicar todo una inflamacin ah mismo seal discretamente la zona en
el cuerpo de Maca.
M_ Inflamacin clitorica ya sac un poco la barbilla asintiendo con la cabeza totalmente impresionada
. Y te ayud a desinflamarla?
T_ Y tanto le dijo seria acercndose a su odo. Dice que era algo as como un efecto al desuso, claro,
evidente.
M_ Evidente, claro deca mirndola.
T_ Unido a mi postura para salvar la vida suspir. En fin eso pues nada me enseo como
desinflamarla.
M_ Ella?, ella te ense? la miraba ms atnita todava.
T_ S, vamos como si fuera una tocloga.
M_ No, no, tocloga desde luego bien que toc segua seria.
T_ Pues oye me funcion de miedo, dos veces.
M_ Dos veces? la mir seria.
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T_ Dos, la primera un poco mal por el dolor y eso pero la segunda mano de santa.
M_ Teresa por casualidad, me ests vacilando?
T_ Quin yo?, para nada vamos anda encima que te lo cuento se hizo la ofendida.
M_ Pero eso imagino que te habr dado un tratamiento no sala de su asombro, su gesto era todo un
poema.
T_ S tengo que desinflamarla dos veces al da, maana y noche.
M_ Ya oye Teresa no te das cuenta que Brbara te ha tomado el pelo?
T_ Y eso?
M_ Mujer se ha aprovechado de la situacin para bueno ya sabes para se mostraba un poco
enfadada por la situacin con Brbara. Vamos Teresa que es ms que evidente.
T_ Mas que evidente es que has picado!, tomaaaaaaaaaaaaaaaa y se march venga a la carcajada.
Yujuuuuuuuuuuu.
M_ La madre que la pari.
Se fue tras ella para decirle lo que pensaba, y es que por momentos haba credo la historia y a
Brbara capaz de ello. Sin embargo al llegar fuera vio a Vilches hablando con Esther, su cara no era muy
buena y eso preocup a Maca que tanto ella como Teresa se acercaron a ver que pasaba.
La cara de Maca comenz a coger un color rojo de ira que asust a Esther.
Mientras Esther haba visto como Maca se haba ido a la parte de atrs de la cabaa, estaba
recogiendo la ropa, con las mandbulas apretadas.
Se fue hasta la cabaa y all Maca estaba arreglando las cosas, su gesto todava continuaba siendo
serio y con rapidez guardaba la ropa en el armario. Esther saba que con palabras no le iba a convencer, as
que se acerc abrazndola por detrs, Maca gir un poco su cabeza hacia la derecha para verla de reojo, se
mordi el labio inferior pero las caricias de Esther en su vientre le estaban dejando sin fuerza para
mantenerse firme.
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A Esther aquella confesin le hizo temblar de pies a cabeza, sonri con tristeza acercndose a ella, la
oblig a girarse, la mir con unos ojos agradecidos y emocionados, Maca cerr los suyos formando un
puchero en su barbilla, neg un par de veces y termin tras morderse el labio inferior abrazndose a Esther,
hundiendo su cabeza en su pelo, oliendo su fragancia.
E_ Sabes una cosa?, eres la primera persona que se preocupa por m le dijo emocionada, la separ
pasando su lengua por los labios que de repente se haban secado por la impresin y mirndola tiernamente
le dijo. Te quiero, y no voy a permitir que me pase nada cario
M_ No lo soportara me morira
E_ Venga mi amor no va a pasar nada ya lo vers dos das pasan rpido y estoy segura que cuando nos
demos cuenta estar de vuelta.
M_ Ya si lo s pero volva a cerrar los ojos.
E_ Eres maravillosa, cada da que te descubro me pareces ms maravillosa an, cuando pienso ya lo sabes
todo de tu mujer siempre me descubres algo ms que me hace tiritar de pies a cabeza mientras le
hablaba le acariciaba los brazos con ternura. Y lo nico que te puedo decir cario es que te adoro, te
amo te quiero.
Sonrieron con sus gestos tristes, pero a pesar de ello se abrazaron con fuerza, sintiendo que cada
palabra era cierta, ese sentimiento de una que realmente era de dos. Maca poda no decirle todas aquella
bellas palabras, pero le haba demostrado con su miedo cuanto la amaba, y a Esther aquello le pareca algo
tan sensible, tan maravilloso que sinti deseos de no separarse de su lado, sinti deseos de gritar a todos
que aquella mujer era su mujer y mereca la pena todo por ella.
Tras un buen rato donde se prodigaron los besos lentos, las caricias pero tambin las palabras
bonitas, terminaron por salir a seguir ayudando. Maca volvi a insistir con la chica que volvi a negarle ni
si quiera la mirada, su abuela haba hablado con ella pero nada haba conseguido. Esther por su parte estaba
siguiendo las indicaciones de Vilches.
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V_ Bueno eso es todo, es simple. Vas a llegar all con la Clnica mvil, vers que nada tiene que ver la que
ellos utilizan con las nuestras, en esta zona se estuvo revisando a unas ochocientas personas, de ellas
detectaron treinta y cinco casos de Tripanosomiasis ms conocido como la Enfermedad del sueo.
E_ Si, le algo es por picadura de la mosca tsetse verdad?
V_ S, aunque en estos casos ms bien se debe a la carne bovina que comen en estos lugares por ah viene
el contagio. La Organizacin Mundial para la Salud, lleva mucho tiempo implicndose en estas terapias. Si
todo va bien, llegaris y controlaris a la poblacin que en su da fue afectada. Una vez al ao se suele
revisar a esta gente, aqu en el Congo son casos muy especiales, no hay mucho riesgo de esta enfermedad.
Tampoco lo hay para ti, tan solo tendrs que poner vacunas, alguna puncin lumbar, pero ni siquiera os
ocuparis de otros casos, porque all esta la Clnica del doctor Mondela, y l es el encargado de todo.
E_ Ah vale yo me llevo mi botiqun no?
V_ No, llevars el de la enfermera enferma no podemos gastar nuestras reservas, cada quien lleva las
suyas. Eso si, lleva locin de repelente as como camisas de manga larga de esos modelos tuyos tan
variopintos preferentemente colores claros, aunque ya te he dicho que esta zona es por consumo de carne,
siempre est bien protegerse cuando vas a una aldea rural. Si te dieran a comer carne, si la ves cruda le
dices a Carlos, l mediara para que la hagan ms.
E_ De acuerdo. Y sabes cundo me voy?
V_ Maana lo ms seguro.
E_ Bien.
V_ Y la doctora celos cmo lo lleva? la mir con gesto burln.
E_ No seas malo.
Sali del despacho de Vilches y se encontr a Maca esperando apoyada en una de las paredes con los
brazos cruzados. Al verla sonri.
E_ Qu tal hoy?
M_ Igual.
E_ No desesperes, deja que mire tus ojos le dio un beso rpido.
M_ No s como, si es verme y girarme la cara.
E_ Dale tiempo.
M_ Ya te ha dicho nuestro querido jefe lo que tienes que hacer?
E_ S, aunque me da un poco de miedo.
M_ Y eso?
E_ Pues porque si me pica la mosca tsetse y me quedo dormida mucho tiempo me perder muchas
cosas entre ellas los excesos que tanto nos gustan le deca en voz baja mientras Maca la miraba
entrecerrando los ojos. No?
T_ Pero qu cansinas sois! les dijo pasando por delante suya mientras ambas sonrean y salan cogidas
de la mano. Puedo pasar Vilches?
V_ Claro
T_ Ests seguro que no puedes hacer nada para que no vaya Esther?, mira si quieres voy yo.
V_ No Teresa, Dvila me ha pedido que sea Esther.
T_ Y si hablo con Dvila?
V_ Lo que t quieras pero creo que no es un viaje para que hagas t.
T_ Me ests llamando vieja? lo mir intensamente con sus ojos grandes bien abiertos.
V_ Dios me libre Teresita, Dios me libre.
Fuera del hospital, el ritmo de trabajo haba descendido un poco, faltaban cosas por arreglar pero lo
hacan poco a poco, el sol ese da apretaba con fuerza y los hombres llevaba acumulado cierto cansancio.
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Bajo uno de los rboles que haban resistido al embiste del agua, se encontraba una Mona con gesto
serio. Esther la vio.
M_ Qu le pasa?
E_ Hemos discutido.
M_ Esther es un animal le deca mirndola fijamente mientras su mano sealaba a la mona que segua
con una paja metida en la boca y con un pie movindolo en el barro que an quedaba.
E_ Y? no me mires as t no hablas con ella?
M_ Mujer
E_ Voy a ver si me perdona
M_ De acuerdo voy con los nios que estn desolados sin su baln. A ver de donde podemos sacar uno.
E_ Dios proveer.
M_ Entonces tenemos que esperar sentados, porque parece que Dios se ha olvidado de este rincn en el
mundo.
Esther la mir con tristeza, saba que en el fondo tena razn, pero tambin saba que ella, tambin la
tena. Cuando Mona la vio llegar, se gir, estaba realmente ofendida, Esther sonri pareca mentira aquel
animal lo inteligente que era. Se sent a su lado y al instante lo hizo Valiente, mientras Bartolo estaba
subido al rbol durmiendo. Excesos. Pens Esther.
E_ Hola guapa, s que ests enfadada conmigo, lo siento, t solo me has estado salvando la vida y yo, no
he estado a tu altura. De verdad que no quera ofenderte, Mona venga no seas rencorosa cario le
deca con voz dulce mientras le tocaba el hombro. Venga Mona cario
Mo_ Uh dijo triste.
E_ Lo s lo s tienes razn, me he portado fatal no lo volver a hacer vale?
Mo_ Uh uh segua con susurros.
E_ Venga cario que sabes que te quiero mucho le sonri.
Mo_ Uhhhhhh se gir abrazndola.
Comieron entre bromas, descansaron despus de comer, que en el caso de las chicas volvi a ser
imposible, y es que, a pesar de que Teresa les deca que estaban en celo, cmo se poda resistir?, estar tan
juntita en la cama con la persona que tanto deseaban. Realmente imposible. Y es que comenzaban con
besos suaves, caricias lentas, que si por aqu que si por all, que si mira que subo que subas, que si esto
sobra, lo tuyo tambin realmente imposible. Si. Despertaron tras los golpes de Teresa para que se
levantaran, haba que trabajar, recomponer una a una las cabaas con lo poco que haban salvado.
E_ Joder ser muy cmoda la cama pero me estaba clavando algo mira le ense la espalda.
M_ Que poco Heidi eres en el fondo eres tan pija que no sabes ni dormir en una cama como est le
deca burlona.
E_ Pero s hacer otras cositas no? le lami la oreja.
M_ No me tientes.
E_ Para que me vuelvas a llamar pija se levant corriendo al lavabo.
M_ Eres una pija adorable le sonri mientras se vesta. Joder el caso es que yo tambin me he clavado
algo en el trasero.
E_ Qu dices?
682
M_ Que te des prisa y muevas el trasero. Si me oye se burla jijijiji sonri sin poderlo evitar al pensar en
Esther burlndose de ella.
E_ Ya
Entonces son la campana de alarma, Maca y Esther se miraron, sera ya Carlos?, tendra que irse
Esther?, nuevos refugiados? los ojos de ambas, reflejaron lo mismo. Miedo.
Salieron corriendo como casi siempre Maca primero sus grandes zancadas daban para ello, despus
Esther que la segua con gesto de temor. Al salir, vieron que entraba un gran camin con una bandera
blanca. De l comenzaron a bajar seis soldados con armas, Esther no saba muy bien si eran o no de los
buenos y le pregunt a Maca bajito en el odo.
Llegaron a la altura del camin donde todos miraba atentos como los militares haban abierto la
puerta trasera, haban bajado una rampa y por ella una enorme caja de dimensiones grandiosas, tanto, que
los nios que seguan atentamente el transcurso de la maniobra, salieron corriendo ante el ruido al golpear
en el suelo a refugiarse con sus madres.
Entonces uno de los militares se adelant hasta Vilches a quien salud con el clsico saludo militar.
V_ Pues t dirs.
Mi_ Ser para y le dio un papel a Vilches.
V_ Hostia dijo sorprendido.
T_ Qu, qu?
V_ Esther Garca.
E_ Por fin!, ya era hora! saltaba de alegra mirando la caja. Si, si, si.
V_ No entiendo nada
T_ Qu bueno! sonri al ver la reaccin de Esther como una nia feliz.
E_ Vilches aydame Zul venir ayudarme.
Z_ Si Mwasi.
E_ Dios ya era hora! no cesaba de repetir lo mismo.
M_ Y esto? le pregunt totalmente boquiabierta.
E_ Ahora veras vamos vamos
683
La cara de Esther era de autntico entusiasmo, mientras los militares se marchaban y Dib cerraba la
puerta, todos miraban con gesto de sorpresa aquella enorme caja que se haba quedado justo en medio de la
aldea. Al abrirla Zul le dijo.
Las mujeres sonrean sin cesar ante la pareja y el gesto embobado con aquello que ellos no haban
probado nunca y no saban a que vena aquel gesto tan divertido.
Gesto que sirvi para que todos rompieran en carcajadas mientras le explicaban como deba ponerse
aquel artilugio, algunos les venan grandes pero caminaban de un lado a otro probando aquellas cosas
verdes con unas grandes sonrisas, mientras, Vilches apoyado en la puerta de la cocina segua todo
comiendo jamn.
E_ Tambin he pedido libros Teresa, libretas, bolgrafos, para poder ensearles a estos pequeos.
T_ Si hija no poda ocultar su sonrisa.
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E_ Nmaba Nmaba ven.
La mujer fue guiada con su perro, a cada una de ellas, les compr aquello que con Teresa una tarde
hbilmente averigu que les haca ilusin, unos simples pendientes a Nmaba, que recibi con lloros y risas
por igual, un collar para Lula de perlas que haba visto a una de las mdicas que haban acudido un da a la
aldea y se enamor de l, a Nsona le regal toda una gama de maquillajes, pinta labios, y esmaltes para las
uas, algo que admiraba de las blancas que haban llegado a conocer, tambin haba un costurero enorme,
sbanas, cortinas, toallas, jabn, colonia, todo aquello que se poda necesitar, as como ms comida
espaola que una Teresa emocionada iba llevando a la cocina donde Vilches segua picoteando sin parar.
Tambin Mona tuvo su regalo, y como pidi varios, pudo darle unas gafas de sol a Bartolo, una gorra a
Valiente y a ella una minifalda rosita con volantes que se puso in sofacto.
Y all, en un lado para no estorbar con su mirada entregada, totalmente enamorada segua cada paso
que su mujer daba, en un momento haba llevado toda la felicidad que das atrs haban perdido y les
pareca imposible restablecer. Su sonrisa bien marcada en los labios, un gesto totalmente enamorado
marcaban su rostro mientras sus brazos se cruzaban sobre su pecho.
T_ Si sigues as vas a empezar a babear por bajo tambin le dijo bajito ante la mirada de Maca, Teresa
sonri. Es estupenda eh?
M_ S lo es no tengo ninguna duda.
T_ Le ha debido costar un pastn todo esto.
M_ Si
T_ A Vilches le van a entrar cagarrelas, jamn, chorizo, salchichn, longaniza seca, morcillas, nuestros
estmagos ya no estn preparados para esto
M_ Si
T_ Y ni te cuento el huerto que vamos a hacer hasta cebollas y judas! deca totalmente feliz.
M_ Si
T_ Bueno est visto que te ha dejado sin habla y has visto a las chicas?, todo lo que soaban lo
tienen, y los nios, y los hombres con sus chirucas dispuestos a ir a cazar hoy mismo para la Mwasi
mondele Esther entonces Maca dej con la palabra en la boca a Teresa. Pero bueno
La mujer sonri al ver que lleg hasta Esther, la mir fijamente entre admiracin y ternura, entre
amor y pasin, y sin dudarlo la estrech por la cintura apoderndose de su boca con toda su pasin,
mientras apoyaba su mano en la mejilla de Esther ante las sonrisas y aplausos de todos por el gesto de
complicidad de ambas mujeres.
T_ Valevalevale! les gritaba Teresa algo apurada por los dems pero las mujeres alzaron sus gritos
al aire como dando por bueno el gesto. Ay Jess que la ahoga!
E_ Uf resopl cuando Maca se apart.
M_ Te quiero le dijo mirndola fijamente a los ojos, entrando en ellos, unindose a ellos, compartiendo
lo que vea en su interior queriendo quedarse all por siempre, para siempre.
E_ Y yo le sonri feliz, la abraz y ambas en ese abrazo sintieron como sus cuerpos tiritaban pero no
por el ardor o deseo, sino, por lo que realmente se llamaba felicidad. Cuando se separaron, Esther le dijo.
Y no has visto lo mejor!
M_ Hay algo mejor que todo esto?
E_ S, para mi reina lo mejor, pero antes mira, Ngouabi puedes ayudarme por favor?
Ng_ S Mwasi.
E_ Pesa un poco dijo rascndose la frente.
Ng_ Ngouabi solo puede sac dos grandes cajas.
M_ Y esto?
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E_ Son dos tiendas de campaa mi amor, para que cuando vayamos por la Selva tengamos un poco de
intimidad dijo bajando la voz.
M_ Eso suena bien se asom a la caja y silb. Madre ma que pedazo sorpresa
E_ Si, adems el ltimo modelo eh? deca orgullosa.
M_ Como debe ser, no esperaba menos de ti mi vida.
E_ S, mira he conseguido que mi madre me mande que ya es difcil algunas cositas para ti que estn
aqu y que solo puedes ver en la cabaa.
M_ En la cabaa? la mir insistentemente ante el gesto sonrojado de Esther quiso ir ms all, se acerc
y le dijo. Has mandado a tu madre a un sex shop?
E_ Pero qu tonta eres, eh! le golpe el brazo ante la carcajada de Maca. No, algo mejor. Bueno y
esto a ver si esto lo puedes abrir aqu mismo.
M_ Vale me muero de la curiosidad por lo otro le seal con las cejas.
E_ No, eso hasta que estemos solas no.
M_ Sabes que eres un poco bicho!
E_ Si sonri nuevamente sonrojndose.
M_ Y sabes que me encanta le susurr con ese tono suyo como la fina seda al desagarrarse.
E_ Ay suspir largo porque esos susurros la encendan a tope de un solo golpe.
M_ Ay, ay suspir ella tambin.
E_ Venga joder que lenta eres! le deca enfadada.
M_ Ay mi seora impaciente al abrirlo se qued perpleja, luego levant la vista y la mir fijamente a los
ojos, con una sonrisa, algo desconcertada continuo. Y y esto?
E_ Chocolate puro cario, y caf de tu marca favorita eh?, y all una cafetera mira crees que saldr
bueno el caf? le mostr la cafetera.
M_ No s ni que decir sonrea con gesto total de sorpresa.
E_ Que me quieres.
M_ Te quiero Dios esta noche vamos a disfrutar de una sesin de chocolate y sexo que se preparen los
ltimos monos de la Selva!
Grit como loca levantando a Esther entre sus brazos, ante la sonrisas de los dems que seguan
encantados con sus regalos. Entre mimos y risas despus de dejar el ltimo regalo para Maca en la cabaa
se fueron a la cocina, lo que all vieron les dej boquiabiertas.
Las risas volvieron a llenar los vacos que haban en la aldea, las maderas de las cajas sirvieron para
reforzar las puertas, los hombres trabajan con sus nuevos zapatos, y los guantes que tambin haba pedido,
las mujeres comenzaron a pintarse primero la cara y despus las uas, Ramn y el perro de Nmaba
degustaban comida para perros con una cara de satisfaccin, que no daban abasto, y la nueva familia mona,
haca lo propio con los cacahuetes. Los nios jugaban sin cesar con los balones y vestidos como
futbolistas, ante las sonrisas de Vilches porque Esther no haba dado una comprando los equipajes, o ms
bien, su madre haba sido incapaz de saber que equipos eran los preferidos, as que todos llevaban la
camiseta de la seleccin espaola, y en el escaln de su cabaa, Maca y Esther observaban como jugaban
los nios.
Jugaron se pegaron, se estiraron de la ropa, discutieron por un gol que no era, discutieron por un
penalti que si era, los nios se rean y negaban con sus cabezas, cuando Esther golpeaba la pelota y su
zapatilla sala despedida por el aire, Maca le daba pellizcos en el culo, cuando estaba cerca, pero al fin y al
cabo disfrutaron como dos nias ms.
M_ Uf estoy muerta.
E_ Y yo no puedo con mi alma.
T_ Normal si no hicierais tanto ejercicio remarc con nfasis.
M_ Y si t lo hicieras estaras menos resabra con nosotras guapa que ni haces ni dejas hacer.
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T_ Dios me libre dios me libre pas de largo hacia el refugio.
E_ Oye Maca cmo celebris aqu la Navidad?
M_ La verdad que no hay una manera nica y exclusiva, desde que estn con nosotros los espaoles, la
Noche Buena hacemos tortillas de patatas, es sagrado, aunque este ao creo que no vamos a llegar con la
siembra dijo algo preocupada. Aunque claro tenemos otras variantes sonri y Esther tambin.
Despus a los nios se les canta canciones tpicas del pas, el da de Navidad es sagrado una buena Kuku
Paka de carne, luku y pastel de mandioca.
E_ Diferente sonri.
M_ Si, pero nico, anochece tarde y siempre hay un atardecer espectacular, Teresa dice que esa noche Dios
nos regala esa visin por con nada, bendecir nuestras mesas.
E_ Y debe ser as, mami siempre tiene razn.
M_ Mami es muy mala, voy a contarte lo que me hizo conforme iba contndole los ojos de Esther iban
transformndose ms y ms, el gesto atnito pas a impresionado y al final cuando le dijo la verdad, una
carcajada fue la explosin de jubilo. No te ras ta que yo me lo tragu.
E_ La hubiramos escuchado y yo estaba pendiente eh?
M_ Ya es que yo a Brbara la veo capaz.
Lo_ Puerta puerta!
Los ojos de ambas se giraron hacia la puerta y entonces sus corazones volvieron a la realidad, al
ver el camin de Mdicos sin Fronteras. El camin entr despacio, aireando una bandera blanca y otra con
el smbolo de la organizacin humanitaria, detrs otro camin se quedaba esperando fuera. Ambas se
quedaron en silencio, no esperaban que llegara tan rpido y mucho menos despus de aquella lluvia de
regalos y buenos momentos que haban pasado.
Del primer camin baj Carlos, con su ropa caqui, con su sombrero y una barba de dos das, tras l
bajo el mdico que iba a llevar a cabo el reconocimiento y el conductor, todos fueron recibidos por un serio
y cariacontecido Vilches. Teresa que haba salido limpindose las manos con el delantal busc algo
diferente a lo que se haba presentado, tan solo mir a la pareja que segua sin moverse sentada en los
escalones como si las hubieran paralizado y no formaran parte de la escena. Vilches hablaba con los tres
hombres mientras de reojo buscaba a Esther, pensaba que se iba a acercar hasta ellos sin necesidad de ser
requerida. Fue Carlos quien le advirti que no haba mucho tiempo y tenan que marcharse.
En un aparte, Carlos se cruzaba de brazos esperando lo que Maca quera contarle. La miraba como
era su costumbre con cierto resquemor, nunca le haba gustado su forma de ser, y aunque no la juzgaba por
su condicin sexual, si lo haca porque saba que a Claudia le haba costado ms de una noche en vuelta en
llanto.
Se fue dejndola all con una rabia contenida que se tradujo en sus puos y mandbulas apretadas, en
su mirada enfurecida y en un mal sabor de boca que le indujo a cerrar los ojos y maldecir aquella
enfermera que justamente se haba puesto enferma. Dio un giro y a pasos agigantados con sus botas
clavndose en la tierra, se fue hasta la cabaa donde una pesarosa Esther recoga algo de ropa. Maca entr
y le iba a decir algo pero se qued sin saber que decir, suspir abrazndola por detrs fuertemente
atrayndola como si as pudiera con sus brazos protegerla, evitar su marcha. Durante un rato estuvieron as,
en silencio hasta que Esther susurr.
Los nios como era habitual agitaban sus manos al aire, Teresa la despeda con lagrimas en los ojos,
su Esther se iba y tambin era consciente de lo que aquello representaba, miraba de reojo a Maca quien no
se mova ni un pice, tan solo sus ojos entrecerrados fijos en el camin, tenan como destino aquellos otros
ojos que de igual manera la observaban. Y fue entonces cuando la vio, un profundo respiro en forma de
alivio sali de su alma.
En el camin, Esther escuchaba atenta las indicaciones del mdico que trataba de ponerle al da lo
ms rpido posible sobre el tema, ella lo miraba, trataba de escucharlo y comprender lo que le pareca, pero
poda jurar por lo que fuera necesario, que no se poda concentrar, aquella mirada de Maca se le haba
quedado clavada en el corazn, desde que haba llegado era la primera vez que se separaban, y justo en el
mejor momento que estaban pasando. Carlos de vez en cuando la miraba y sonrea, una vez finaliz las
explicaciones el mdico, le dej libre para volar en sus pensamiento, libre para volver a dibujar en su
mente los instantes pasados junto a Maca, sus sonrisas, sus miradas, sus caricias, repasar cuando fue el
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instante en que comprendi que era una mujer golpeada por la vida, y debajo de aquel disfraz se hallaba un
ser maravilloso que a poco cuidara, resultara una compaa de por vida a la que jams abandonar. Y sonri
al recordar momentos vividos con ella, aquella discusin con la cafetera y su goma de pelo, aquellos
momentos de tensin cuando las tomaron los guerrilleros, la primera vez en la cascada, su pinzamiento del
labio inferior, sus provocaciones y llegado a ese punto se tuvo que mover un poco en el asiento, suspir, en
aquel lugar remoto de la tierra donde aquel camin la mandaba atravesando una Selva tan espesa como
maravillosa se senta feliz y desdichada, anhelaba a su gente y soaba con el da de vuelta imaginando la
fiesta que le iban a preparar. Aferrndose a la sonrisa de Maca y su abrazo para recibirla de nuevo.
Por su parte, Maca se haba encerrado en la cabaa soando con un poco de soledad, tumbada en la
cama mirando el techo con las manos bajo la cabeza, mientras una lagrima hacia un recorrido, sala del
rabillo de su ojo, lentamente, como queriendo dilatar el momento de protagonismo, iba descendiendo hasta
la oreja, marcando su camino en la piel de Maca, y una vez llegaba a ella se precipitaba sobre la almohada
justo donde horas antes la cara de Esther haba ocupado el lugar, quizs, as, fundindose lagrimas y
esencia en uno, para que de alguna manera sintiera aquella leve caricia a travs de la distancia, a travs de
la soledad y el miedo. Y tras aquella lagrima, lleg alguna ms, alguna que trat de no dejar hurfana a la
primera.
Haban pasado algo ms de tres horas de un viaje intenso, el cansancio acumulado a Esther le haba
pasado factura, al notar que el camin se detena abri los ojos y vio que haban llegado a algn poblado.
Se frot un par de veces los ojos y abri la puerta como haban hecho los dems. A su encuentro llegaron
unos hombres con unas telas de colores muy vivos, cinturones, y collares de plata. En sus cabezas unos
gorros extraos que no saba muy bien como catalogarlos.
Caminaron por un camino angosto por la extensa fauna, Esther lo haca entre Carlos y el doctor
portugus, cuando el estrecho camino dej paso a la amplia aldea, Esther se qued boquiabierta, no haba
visto nada igual.
Era un poblado extenso, las casas llamaron su atencin, estaban hechas de ramas de rboles puestas
horizontalmente y dos ramas grandes en posicin vertical, el techo de igual manera y entre las ramas
puestas de manera magistral grandes hojas de palmera secas muy unidas, muy pegadas para que el agua de
la lluvia no se colara, sin duda, una laboriosa y sorprendente manera de vida y manera de vivir. Se fij en
los techos, con las mismas hojas de palmera secas pero en mayor cantidad y troncos ms gruesos puestos
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sobre ellas indistintamente. Aproximadamente habran como unas cien casas, mucha gente, todos vestidos
con telas hasta la rodilla, hombres y mujeres, excepto los nios que llevaban una especie de saco metido
por la cabeza. Algunos de los hombres, se percat que sobre la tela llevaban una especie de chal del mismo
color, atado a un costado de su cuerpo.
Dos golpecitos caractersticos de Teresa hicieron reaccionar a Maca, la mujer asom la cabeza y la
Pediatra se incorpor en la cama.
T_ Vamos a cenar y no me digas que no tienes hambre porque tienes que tomar algo. Vamos.
M_ Han llamado?
T_ No.
M_ Habr llegado bien?
T_ Estoy segura que s.
Se fueron hasta el comedor donde todos trataron de animar a la Mwasi mondele kubaka (triste), por
la ausencia de la Mwasi mondele Esther. Maca sonrea, hablaba pero todos saban que estaba muy lejos de
all. Al finalizar la cena se march junto a la radio.
Una vez levantaron la Clnica, sin tiempo que perder se pusieron a trabajar, Esther admiraba todo
aquello, mientras ellos tenan una Clnica risoria, ellos tenan una Clnica impresionante, no por el tamao
sino por la distribucin y la facilidad con la que podan trabajar.
Ca_ Hace algn tiempo que distintas fundaciones quisieron investigar sobre esto, as que facilitan el
trabajo.
E_ Ya y los dems que hacemos nuestro trabajo en lugares inhspitos, nadie se interesa de eso?
Ca_ No, nadie la mir fijamente.
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E_ Qu?
Ca_ Se nota con quien ests
E_ A qu te refieres? le pregunt seria.
Ca_ No te pongas a la defensiva, slo lo digo porque reivindicas lo mismo que ellos, pero ah no podemos
hacer otra cosa que no sea trabajar.
E_ Ya.
Ca_ Bueno voy a eso precisamente a trabajar.
E_ No estars aqu?
Ca_ No, yo vengo por otro motivo, ms tarde te contar.
E_ Vale. Una cosa Carlos hay alguna manera de poder contactar con Vilches para avisarle que hemos
llegado bien?
Ca_ No, nosotros no, pero he avisado a Dvila que imagino avisar.
E_ Gracias.
Y as fue, Dvila llam justo cuando Teresa le entraba a Vilches un t de los que haba trado el
camin esperanza de Esther.
D_ Buenas noches.
V_ Buenas noches.
T_ Sern para ti le solt sin miramientos.
V_ Creo que habrs notado el cabreo en la respuesta no? le dijo haciendo un mohn a Teresa divertido
que la mujer acept ladeando su boca.
D_ Que remedio eso quiere decir que me quedo sin natillas verdad?
T_ Sin natillas ni fideos.
D_ Teresa comprndelo por favor.
T_ Poda haber ido yo.
D_ Ya pero Esther es la enfermera del grupo, cmo lo hubiera justificado?
T_ Ese es tu problema Dvila, que todo lo tienes que justificar todo!
D_ Teresa mi lugar no es fcil.
T_ Ya tu lugar no ser fcil para tu trasero, pero por lo dems es muy fcil le dijo ante el gesto de
sorpresa de un Vilches que a poco estuvo de atragantarse.
D_ Vale Teresa, lo acepto, y djame hablar que no tengo buenas comunicaciones con lo de la lluvia, por
cierto, os ha llegado la comida?
T_ S, en botes eh! le recrimin.
D_ Est visto que hoy todo son broncas.
T_ Pues ya sabes bonito no hables mucho.
V_ Bueno dejar de pelear, han llegado o que? pregunt impaciente.
D_ S, todo bien, el viaje tranquilo y ya estn trabajando, quieren adelantar para cuando lleguen con el
doctor Mondela.
V_ Bien eso quiere decir dos das.
D_ Dije dos das y sern dos das, no s porque tanto drama.
T_ No sabes por qu tanto drama?, te lo cuento Dvila?
Maca sonri levemente, entr en la cocina y se sirvi un vaso de leche fresca que Nsona le haba
preparado como saba que le gustaba, desde que la vaca dejara de dar una leche de calidad, no se haba
podido dar el gustazo de esos sorbos grandes y tras los cuales le gustaba suspirar.
Era la primera noche donde la luz volva a funcionar, si bien no de manera muy fiable, al menos
podan tener iluminacin suficiente. Maca decidi abrir el ordenador, si bien lo haban tenido que casi
desmontar por piezas, un Laobi que para aquellas cosas era un manitas y que le hizo aquel trabajo a la
mwasi Esther que con una de sus sonrisas lo haba vencido. Tras un ruido extrao que le recordaba a la
cafetera, se puso en marcha, tuvo que esperar un rato hasta que por fin arranc, y cuando lo hizo, una foto
suya tras la sabana detrs le hizo sonrer, busc con aquella flechita la carpeta donde Esther guardaba las
fotos, y all estaba, la primera con Mona sonriente, divertida, la segunda en el suelo para variar, algo que
caus en Maca una medio carcajada, hasta que la luz decidi irse y con ella, la sonrisa de su mujer. Como
un mal presentimiento, su gesto cambio a seriedad.
En su cabaa Teresa estaba sentada en la cama, tapada hasta la cintura con Ramn a sus pies, al
elevar el animal una oreja supo que ya no iba a estar sola, de hecho, tras un golpe la puerta se abri y tras la
puerta la cabeza de Maca apareci.
M_ Puedo pasar?
T_ Tengo otra alternativa?
M_ Creo que no dijo entrando.
T_ Pues adelante. Ramn hijo animo t a dormir tpate las orejitas y a dormir.
M_ Eres lo peor Teresa le dijo sonriendo.
Tambin para los mdicos en la aldea rural haba llegado la noche, haban reconocido a doce de las
personas con pulsera, todo estaba correcto y tan solo les quedaba analizar las punciones lumbares que
haban estado efectuando. A base de nmeros iban comprobando el estado general de los pacientes, y tras
las pruebas, dejaban las pulseras como seal para el siguiente reconocimiento. Ninguna complicacin y eso
para ellos era un alivio y una gran satisfaccin como le contaban a Esther quien coma muy a gusto unas
verduras y nada de carne tal y como le haba avisado Maca. Al finalizar la cena, se qued un rato frente al
fuego, entonces Carlos se sent a su lado.
Ca_ Molesto?
E_ No estaba observando a aquel chico le seal con las cejas hacia donde estaba un nio sentado
solo.
Ca_ Se llama Nwasi, es un nio soldado.
E_ Soldado?, pero si es muy joven.
Ca_ Catorce aos, hace como siete meses que estoy tratndolo, Claudia y yo, nos turnamos en ayudarle. Es
una historia de esas que la guerra ha dejado marcado a fuego en muchos nios. Sus padres lo vendieron al
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comandante de la guerrilla, a los siete aos aprendi a torturar, a los ocho ayud a violar, aprendi a
disparar en la cabeza de campesinos, a los diez, acab con una aldea matando a nios de su edad como
juego, su jefe le llamaba el diamante, tena ese instinto asesino que le hizo ser dueo de todo con once
aos, le dejaban a las nias para que las violara y despus las matara, se divertan, y cuando termin la
guerra, y su comandante le quito las armas, se dio cuenta que nadie lo respetaba, no le daban de comer, ni
siquiera de beber, no impona miedo a nadie, tan solo tena once aos y tras mucho caminar, lleg
nuevamente a su aldea, cuando lo hizo, se encontr con que unos guerrilleros haban asesinado a sus
padres, sus hermanos, toda su familia, y hoy los horrores que cometi no le dejan dormir, no habla, no
sonre, tan solo llora en silencio.
E_ Dios mo susurr impactada.
Ca_ Era como el mismo se llama, una bestia salvaje a la que le han quitado la vida. Esta fue su aldea, los
hombres dudaron en admitirlo, pero las mujeres en memoria de sus padres lo hicieron, vive solo en una
chabola apartado del resto en silencio ayuda no cesa de trabajar, es su manera de agradecer que nadie le
diga nada hasta quedar exhausto para no soar deca mirndolo con tristeza.
E_ Y no podis llevarlo a algn lugar que est ms cuidado? que la ayuda sea ms intensa.
Ca_ No quiere, es como su propio castigo vivir para sufrir los horrores que cometi.
E_ Cmo podemos convertirnos en algo as?
Ca_ Esa pregunta me la hago yo todos los das y an no he hallado la respuesta dijo desanimado.
E_ Cada historia que me cuentan, me provoca mayor horror deca mirando al joven que segua en
silencio mirando al suelo lejos de aquel lugar.
Ca_ As es. Pero bueno ahora no vamos a poder solucionar nada, creo que ser mejor que nos vayamos a la
cama, bueno al saco sonri.
E_ Buenas noches.
Se dirigi a la tienda de campaa pequea que le haban montado, haban decidido montar el
campamento alrededor de la Clnica, de ese modo, Esther le haba tocado dormir un poco apartada del resto
para darle mayor intimidad. Cerr la cremallera, y se meti all, suspir cmo la echaba de menos!, como
su corazn la llamaba, se repeta que quedaba menos para verla, para volver a sentir aquel abrazo que tanto
deseaba, y as tratando de controlarse se meti en saco. Suspir, se movi a la derecha, a la izquierda, y en
uno de esos movimientos le pareci observar algo justo delante de su tienda.
El poblado ya descansaba, dorman todos con paz y sosiego, un nuevo da haba terminado y la gente
trataba de recomponer sus fuerzas, el ganado dorma de igual manera, o pastaba, pero en silencio, la noche
era oscura, sin luna, pero tambin sin lluvia. La luz del fuego era quien iluminaba las tiendas, quien les
alumbraba el sueo, y fue entonces cuando se oy.
E_ Ahhhhahhhahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
En la cabaa de Teresa, en la cama Maca no cesaba de suspirar, se mova de un lado a otro aunque
trataba de no hacer ruido para dejar que Teresa descansara. Pero en uno de sus giros y tras un pequeo
aullido de Ramn que protestaba, Teresa se sent en la cama.
T_ Mira guapa, como no vamos a poder dormir, prefiero que me hables a que me pongas histrica est
claro? le miraba seria.
M_ Lo siento es que no puedo dormir.
T_ Me lo dices o me lo cuentas la miraba muy fijamente.
M_ Lo siento pero estoy acostumbrada a que me abrace o abrazarla.
T_ Ya lo entiendo pero es lo que hay.
M_ Parece que se haya marchado hace una eternidad.
T_ Pues si, pero es menos eh?, te lo aseguro le deca bostezando y tapndose la boca.
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M_ Venga duerme que ests muerta de sueo.
T_ Y t de cachondeo. Cmo vamos a dormir mi Ramn y yo si nuestra husped no para de moverse y
suspirar!; que me vas a llenar la cabaa de un aire huracanado que pa qu.
M_ Que mala eres sonrea.
T_ Pues si.
Entonces hubo un pequeo silencio entre ambas, silencio que aprovech Ramn para volver a tratar
de dormir. Pero no le fue fcil entre otras cosas porque Maca comenz a hablar, justo tambin cuando
Teresa daba una cabezada.
M_ Esto es lo malo de darte en el amor, todo est bien cuando va bien, pero si surgen problemas es un sin
vivir, aunque yo estoy muy contenta del paso que he dado, creo que Esther es lo mejor que me ha pasado
en la vida, y ya no hablo como amante, que es la mejor que he tenido de todas Teresa que estaba a punto
de dar su segunda cabezada, se irgui ante el comentario abriendo los ojos como platos. Maca sigui.
Hablo como todo, cuando estoy mal sabe como ayudarme, cuando estamos en peligro siempre est ah para
apoyarme, cuando se me ocurre alguna idea descabellada, es ella quien me detiene, por ejemplo con
Monwe, es ella quien me dice paciencia Maca, y sabes?, el otro da me solt que era maravillosa, pero no
maravillosa de guapa y dems que sabes que lo soy
T_ Bueno dijo graciosamente.
M_ Sino, maravillosa como persona, y eso se haba encargado Julia de arrebatrmelo, me senta una
mierda, y no valoraba nada de lo que haca, ahora Esther me hace plantearme muchas cosas, cosas
interesantes, por ejemplo
T_ Oye la disertacin va a durar mucho?
R_ Guaugr. pareca apoyar a su ama.
M_ Joder Teresa que poca consideracin me tienes.
T_ No si, consideracin la tengo, te estoy aguantando hija que eso tiene un gran valor aunque t no lo
comprendas. Pero me hace gracia qu quieres qu te diga!
M_ Y eso?
T_ Porque has luchado contra ti misma hasta lmites insospechados por enterrar la Maca que lleg aqu,
cuntos aos de lucha encarnizada?, dos aos?
M_ Dos aos y medio.
T_ Y llega Esther, y en tres meses?
M_ Tres meses y medio.
T_ Jo, lo tuyo es el medio. Bueno pues eso, en tres meses ha conseguido volverte del revs, hasta el punto
de estar dndome la vara a m Ramn ladr. Vale y a Ramn. Porque te ha desestabilizado y te ha
devuelto los miedos que conlleva el amor, y uno de esos miedos es que pase algo que te pueda hacer que
pierdas ese sentimiento tan fuerte que sientes ahora.
M_ Y si te digo una cosa prometes no burlarte de m? le pregunt con cierta timidez.
T_ Qu estas celosa a rabiar?
M_ S siento en mi interior algo que no senta, que de hecho no haba sentido nunca.
T_ Porque nunca habas amado de verdad.
M_ Eso tambin me aterra.
T_ Pero el amor es as. Apuestas por alguien hasta las ltimas consecuencias, luego el tiempo se encarga de
que la apuesta salga bien o no, pero en ese momento, en el que ambas estis, merece la pena apostar.
M_ Tienes razn, apostara todo cuanto tengo por Esther.
T_ Puedo darte un consejo?
M_ Claro.
T_ Llvate a Esther a Espaa, iros all podris ser felices, mi experiencia te dice que te vayas, a m me
doler el alma, pero s que la felicidad no est aqu jugndote la vida a cada momento.
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M_ Es una posibilidad que he pensado y aunque me da cierta lastima porque para m, mi casa es esta aldea,
quiz termine hacindolo.
T_ Pero el amor tendr sus momentos buenos y malos de igual modo no vayas a creer que no eh?, ests
aqu en Rusia, Marte o donde ests.
M_ Eso lo s, es la vida.
T_ T lo has dicho es la vida, con sus cosas buenas y sus cosas menos buenas, pero es lo que tenemos y lo
que hay que exprimir al mximo.
M_ De verdad Brbara no te hizo nada? la mir extraada.
T_ Y dale!
M_ Es que no s te veo cambiada.
T_ Lo que me ves es fundida por no poder dormir.
M_ Pero es por una buena causa.
T_ Si, si, ya te darn ya
M_ Joder es que la echo tanto de menos!, qu estar haciendo ahora?
T_ Mira no lo s, pero yo solo pido que no d uno de sus grititos.
M_ Es tan mona dijo embobada.
T_ A veces dicen que el amor es ciego y qu razn tienen!
M_ Si pero sigue siendo tan mona insisti sonriendo.
En la aldea rural el grito de Esther haba despertado hasta las vacas que comenzaron a gritar, cuando
Carlos lleg hasta ella, Esther haba sacado la cabeza por la cremallera con algo de timidez.
Ca_ Qu ha pasado?
E_ Lo siento he tenido una pesadilla, he gritado verdad?
Ca_ Ms que gritar le deca con gesto preocupado.
E_ Lo siento, lo siento de verdad.
Ca_ Mejor as se gir avisando al resto que todo estaba bien. Venga descansa.
E_ Si, gracias le entreg una sonrisa, baj la cremallera con rapidez y se gir asustada. Mona
despierta Mona lo siento cario ay qu me la he cargao! qu de esta s que si! Mona
Mo_ Uhhhhh gimi con los ojos tipo Marujita Daz dndole vueltas.
E_ Mona por favor lo siento joder qu haces aqu!, t sabes lo que ha sido bajar la cremallera y ver
tus dientes y tus ojos pens que venan a matarme pero no eras t, t mi Mona querida la abraz
con fuerza.
Mo_ Uhhhhh trataba de recuperarse del susto.
E_ Lo siento es que lo ltimo que esperaba era encontrarte.
Mo_ Ahh. Ahhh deca moviendo las manos.
E_ Y qu haces aqu?
Mo_ Ahhhh, uhhhh ahhhh haca poses que le recordaban a Maca, sobre todo, haca como si se
arreglara la melena.
E_ Te ha enviado Maca dijo sonriente.
Mo_ Uh uh se pona las manos en los ojos y mova el culo.
E_ Jajajaa dio una carcajada y luego se tap con la mano para no levantar sospechas. A ver la
traduccin sera, para que me vigiles el culo?
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhh, prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr asenta haciendo divertidas pedorretas.
E_ Gracias por venir, as me siento menos sola. Sabes?, la echo mucho de menos.
Mo_ Ohhhhhhh le acarici la cara.
E_ La quiero tanto Mona.
Mo_ Uh uh uh se pegaba golpes en el pecho.
E_ T a Bartolo tambin eh?
697
Mo_ Uhhhh asinti como vergonzosa.
E_ Me encanta me encanta el amor que respiramos en la aldea me encanta y soy tan feliz deca con
una sonrisa amplia y su rostro completo de felicidad.
Mo_ Uhhhh dijo bostezando.
E_ Si, ser mejor dormir se acost y Mona lo hizo al lado suyo mirndola fijamente. Tranquila no te
voy a abrazar, ni a gritar.
Mo_ Uh uh asinti.
E_ Hasta maana, que descanses Mona no dijo nada. Hasta maana Maca mi amor.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhh susurr con tono cansado.
Las primeras luces del alba fueron entrando a travs de la tienda de campaa, Esther se movi algo
inquieta, no saba muy bien porque. Finalmente abri los ojos y vio que Mona no estaba con ella, quiz
porque haba decidido seguir en secreto, aquel pensamiento le provoc una sonrisa.
Esther cogi las cosas y se fue hasta el ro, al llegar el agua estaba tan cristalina que daban ganas de
meterse dentro, pero no quera desnudarse, as que se sent en el borde y se comenz a lavar. Entonces a su
lado cay algo en el agua proveniente de arriba, mir y all estaba Mona sonriendo.
Entre los arbustos se movi algo que la buena de Mona acert a sentir, y sin dudarlo esas ramas
hicieron un agujero pequeo por donde se vea a Esther en sujetador, quien all haba, observaba
atentamente a la enfermera hasta que de pronto sinti como algo le golpeaba en la cabeza, algo pequeo,
mir a un lado, mir a otro pero no vio nada, Esther segua hablando con Mona, el hombre segua
mirndola, hasta que tras dos golpes seguidos not como le caa en la cabeza una fruta de rbol bien gorda
y se quejaba amargamente, haciendo que Esther se cubriera con la camiseta y se pusiera en pie.
E_ Quin hay ah? de repente vio como el doctor Gnter sala de los arbustos como mareado. Pero
bueno!
Ca_ Qu ha pasado? vio al compaero cogindose de la cabeza.
E_ Estaba ah mirando deca ofendida.
G_ Ella hablando sola otra vez yo pensaba que le pasaba algo.
Ca_ Vale vale
E_ Qu pasa que una no puede elevar sus pensamientos al aire? los miraba con cierto malestar.
G_ Lo siento solo quera ayudar lo juro deca algo cortado tocndose la cabeza entre quejidos.
Ca_ Vaya chichn pero qu te ha cado? fue a mirar arriba.
698
E_ Algo de un rbol seguro, a m tambin al pasar por ah haba escuchado la risa de Mona
perfectamente.
Ca_ Pues nada ven que te ponga un poco de algo ah menudo golpe!
G_ Me duele se quejaba.
Ca_ Vamos vamos
Esther mir al rbol donde estaba Mona comiendo algo, y cuando vio como pasaba el hombre por
debajo suya, le sac la lengua mientras Esther no poda para de sonrer.
C_ Vamos Esther?
E_ S voy.
Mientras su otra mitad haba abandonado pronto la cama, al hacerlo Ramn levant un poco la
cabeza pero ante su gesto de silencio el animal volvi a dormir acompaando con sus ronquidos los de
Teresa. Maca haba subido a su cabaa y se haba sentado a ver el amanecer, con la manta que se haban
tapado dos cuerpos desnudos para observar otro despertar de la Selva, con ella se abrig y cal en su nariz
el aroma de Esther. Tras una honda exhalacin apoy su cabeza sobre la madera con el ceo fruncido
mirando al horizonte, mientras lo haca su corazn lata tan lentamente que pareca iba a detenerse en
cualquier momento. La aoranza lo haca volverse lento, la nostalgia que se haba implantado en ella desde
que el camin donde Esther march cruzara la puerta, la tena totalmente descolocada. Pensativa miraba el
cielo que le iba mostrando como si fueran diferentes diapositivas el despertar, entre la oscuridad fue
abrindose paso la luz, luchando una batalla aquella luz anaranjada, entre nubes, unos rayos de sol se
colaban, y cuando la oscuridad se rindi y gan la luz, el cielo se mostr pletrico y Maca no pudo ms
que rendirse ante tanta belleza, ante lo que para ella haba sido la llegada de Esther, entre sus sombras se
haba colado, y le haba mostrado la ms hermosa luz, una luz que en ese instante de soledad le provoc
cerrar los ojos y la imagen de la sonrisa de su mujer le lleg tan ntida que provoc en ella la misma
sonrisa, suspir con fuerza, la echaba tanto de menos que solo as era capaz de medir la cantidad de amor
que senta por ella, un amor infinito que a travs del tiempo estaba segura perdurara.
Y ese mismo amanecer en silencio, lo estaba compartiendo Esther, antes de ponerse a trabajar, haba
tomado su vaso de leche sentada nuevamente en el ro bajo la supervisin de Mona, miraba el horizonte
pensando que en la lejana compartan lo mismo, suspir con fuerza, cerr los ojos pensando que haba
logrado lo que en toda su vida pens no tendra, un amor de verdad, un amor que provocaba en ella tantas
cosas que no poda explicar, porque pensaba que ese sentimiento que inundaba todo su ser desde su esencia
hasta los poros de su piel, no tena explicacin alguna ms que dejarse llevar por ese calor que recorra su
cuerpo, por esa calidez que le haca sentirse amada y respetada, por esa otra persona que quiz en ese
instante lejos de ella pensaba lo mismo, visualiz en su mente a Maca, su sonrisa, su intensa mirada y
volvi a suspirar, elev la cabeza mirando el cielo y por primera vez sinti una angustia terrible, separarse
de Maca le estaba demostrando que no estaba preparada para ello, la quera tanto que no poda vivir tan
lejos de su respirar, de su piel, la quera tanto que un miedo desbocado recorri sus venas, miedo a perder
lo que en ese momento de su vida haba ganado, a su mujer, y estaba segura que a travs del tiempo ese
amor perdurara.
La maana a Esther se le pas en un suspir y lo agradeci, acabaron pronto con las revisiones, as
mientras recogan la Clnica, ella se sent observando como las mujeres tejan con los hilos de algunos
rboles, sonrea ante sus trabajos y aunque trataba de comunicarse las mujeres rean cuando deca palabras
sueltas, as de aquella manera ms o menos divertida, se le fue pasando el tiempo pensando como no en
Maca, mientras los hombres trabajaban con el ganado paseando por las zonas menos pobladas de
vegetacin. Hubo un momento donde sus ojos se perdieron con aquel nio amargado, que ella dira sin
saber su historia que era un nio adorable y tranquilo, cuando realmente lo haban vuelto un monstruo que
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era imposible evitar mirarlo con cierta mezcla de temor y lastima. Con tan pocos aos cuntas personas
habra matado!, aquella sola idea le torturaba en el pensamiento a una Esther que una de las veces que lo
miraba, recibi de aquellos ojos tristes, hundidos y hasta perdidos, un golpe en su corazn, sin saber
porque le sonri, el chico aguant su mirada nada ms que unos segundos y posteriormente continu con
su trabajo sin hablar, sin relacionarse con nadie ms que con su yo interno del que estaba segura deba
querer huir.
La mal llevada soledad de la Pediatra, era respetada por los dems habitantes de la aldea excepto los
nios quienes con su naturalidad habitual la interrumpan, le hacan sonrer y la llenaban en esas horas
tristes ante la ausencia de Esther.
Desde la cocina Vilches y Teresa la vigilaban, trataban de respetar su espacio, pero no por eso la
dejaban sola, siempre que podan estaban junto a ella el mayor tiempo posible.
Entonces la vieron levantarse y marcharse hasta el hospital, lo haca cabizbaja, pensativa. Se asom
a la habitacin donde Monwe descansaba sola, su abuela estaba lavando la ropa y le haba dejado en aquel
momento dormir, Maca entr y se sent a su lado, la observaba descansar con ese gesto de intranquilidad
que senta un dolor agudo en su alma por todo lo que haba ocurrido. Entonces le llegaba la voz de Esther
tan clara dicindole que tuviera paciencia con la chica, que con un profundo suspir repos la cabeza en la
pared guardando silencio por un rato hasta que vio como Monwe abra lentamente sus ojos como
presintiendo su compaa. Al mirarla Maca le sonri, sus labios dibujaron una sonrisa triste pero con el
suficiente afecto como para que la muchacha aguantara su mirada.
M_ Bonso nge kele? (Cmo ests?) la muchacha no le contest. Ngala kitio (tienes dolor?)
la chica asinti. De acuerdo respir aliviada al menos le daba la oportunidad de hablar. Malembe
Monwe bantu kele kima (tranquila todo est bien) le dijo con un susurro en su voz mientras le inyectaba
un calmante.
Mo_ Santu kele kima (nada est bien) por primera vez escuch su voz repleta de pena, de dolor, y sin
poderlo evitar provoc en su corazn un profundo dolor. La muchacha repiti. Santu kele kima.
M_ Monwe, mono keke nde nge mwana ke kele mingi lomle, kansi nge ngala knanga ti kumatia kandi
bawu mwana (Monwe yo s que tu hijo era muy importante, pero tu tienes vida y podrs tener ms hijos)
no poda evitar hablarle con un nudo en la garganta y los ojos repletos de lagrimas no se atreva a tocarla
tan solo a mirarla intensamente. Mono ntima peso nge kolol, kansi, mono ngala nde kudivulusa (mi
corazn te pide perdn, pero, yo tena que salvarte)
Mo_ Ve zola knanga (no quiero vivir)
M_ Kuanwa, nge ngala nde kele ngolo buba santu nge kusadisa kansi mbasi ke kukimona na ntangua ti na
nki yayi, na zwa ya kuswana, nge kele mosi ngala mingi sambu ke knanga ti pesaka yina gana nde
kutondana, ke kele, mingi kima mam, kuzaba? mono kutungalalu ata mono mwana, ti, ata kuzonzisa
ve kumonikisa, ve zola santu, kansi buba ngala mono nkento ti na nki yayi, kumatia ngala eti mwana, ti
pesaka yayi na gana nde ve kumatia na eti. Mono kele, nge ntima kele ngolo, ke kele kudivuluta.(Cario, t
tienes que ser fuerte, hoy nada te ayuda, pero maana veras el sol y con l, las ganas de luchar, eres joven
tienes mucho por vivir y dar ese amor que s sientes, sers una muy buena madre, sabes? yo perd
tambin mi hijo, y tambin pens no vale nada, no quiero nada, pero hoy tengo mi mujer y con ella podr
tener otro hijo, y darle el amor que no pude al otro. Tu corazn es fuerte, sers feliz)
La joven la mir a los ojos por primera vez, durante segundos no parpade y tras un suspiro como si
las palabras de Maca hubieran ido penetrando en su interior hasta llegar a su alma, se dej abrazar por la
mdico que le haba salvado la vida, y que quiz tena razn y un da podra abrazar a un hijo nacido de
aquel vientre que no pudo acunar al perdido, quiz un da saldra como a su mdica el sol y una nueva vida
mejor. Maca le dej un beso en la frente mientras una lagrima resbalaba por su rostro, y entonces pens en
Esther y en lo contenta que estara por lo sucedido.
Se despidieron de aquella aldea rural llevndose Esther como recuerdo el sombrero de las melenas
de len, subieron al camin pero antes, Gnter se haba excusado con Esther contndole la historia durante
el trayecto de su enfermera y como haba perdido la razn, una de esas historias que seguan dejando el
701
alma de Esther fra. Para cuando call, cosa que agradecieron de manera sincera el corazn y la cabeza de
Esther, sta volvi a entregarse en sueos a Maca, volvi a sentir como la abrazaba la acunaba y una
sonrisa se marc en sus labios, si haba algn peligro no lo quera ver, tan solo quera soar con ella, y
sentirla cerca, y cmo no hacerlo!, si su corazn estaba repleto de emociones y sentimientos hacia Maca.
Llegaron a un nuevo pueblo, Esther despert ante los gritos y jaleo que formaron los nios, fue
abriendo poco a poco los ojos y fue observando que aquello si era un pueblo, casas y calles bien definidas,
lugares donde vendan bebidas, gente en la calle con diverso coloridos de ropa, mujeres con cargas en sus
cabezas, perros.
Finalmente llegaron sobre las seis de la tarde a la Clnica del doctor Mondela, al bajar del camin,
Esther con total discrecin estir un poco su cuerpo tratando de recuperar el movimiento completo de todos
sus msculos. Al hacerlo sinti un pequeo pinchazo en su espalda debido seguramente a la postura. Mir
algo preocupada hacia el camin porque no saba donde estaba Mona, ni rastro de ella, le haba gustado eso
de ir de incgnito y sin duda lo estaba haciendo muy bien. Entraron y las instalaciones, a pesar de que las
paredes no tenan pintura, y que haba una gran sala con camas unas frente a otras, las instalaciones le
parecieron a Esther una maravilla, se dio cuenta que la mayora de enfermos eran nios y mujeres, aquello
le hizo formar en su rostro una mueca de incomprensin, entonces junto a ella son una voz suave pero
cargada de fuerza.
Mo_ Son los dbiles de la sociedad, contra los que el hambre y la guerrilla acta sin piedad alguna
cuando Esther lo mir se encontr con un hombre bajito como ella, regordete, con gafas redondas, ojos
triste, pero una sonrisa repleta de amabilidad. Soy el doctor Mondela, Esther.
E_ Mucho gusto sonri mirndolo fijamente mientras se estrechaban la mano.
Mo_ Bienvenida a esta mi casa, una casa que trata de ser un lugar de paz para ellas, para los nios, para
todo aquel que viene a morir.
E_ La verdad que comparado donde yo trabajo esto es un paraso, entindame se apresur a aclarar.
Mo_ Lo entiendo.
Ca_ Vaya veo que ya os conocis.
Mo_ Si Carlos, s he visto en la mirada de esta mujer la preocupacin y he querido explicarle lo que vea
le volvi a sonrer.
Ca_ Bueno pues vamos a empezar con las revisiones.
Mo_ As sin descansar, sin tomar ni un refresco para dar la bienvenida.
702
Ca_ Es que aqu la seorita quiere volver maana y no queremos demorar mucho la vuelta para que no
se nos haga de noche.
Mo_ Ya veo que le va la marcha eh Esther? volvi a sonrer. Cmo est el loco de Vilches y la
insensata de Maca?, siguen haciendo locuras?
E_ Pues no saba muy bien que decir y el hombre dio una carcajada.
Mo_ Ya veo que si, no tienen remedio, mdicos como ellos son los que necesitamos valientes,
luchadores incansables y mejores profesionales se notaba el aprecio que les tena a ambos logrando as
que Esther se relajara un poco.
E_ Si, eso si que es verdad dijo orgullosa.
Mo_ De acuerdo. Carlos comenzar a trabajar voy a decirle a Rebeca que acompae a Esther a su cuarto.
E_ Cuarto?
Mo_ Claro es nuestra invitada adems creo que nos vamos a llevar bien le gui un ojo.
Esther sonri recordando las palabras de Vilches sobre ese hombre, era bueno y le iba a gustar. As
lleg hasta ella Rebeca, una mujer mayor blanca, con el pelo recogido en un moo, y unos andares seguros
y fuertes a pesar de su edad. Le sonri y con la sonrisa de Esther, supo que era una de esas enfermeras que
haban nacido para estar all, simple conexin le llamaba a ese sentimiento Rebeca. Hablaron un poco del
viaje aunque Esther poco poda decir.
Se duch con rapidez, en diez minutos estaba en su puesto de trabajo, nuevamente personas con las
pulseras identificativas, nuevamente el trabajo incansable hasta ltimas horas de la noche. Despus una
cena en la casa que el Doctor tena justo al lado del hospital, era pequea pero intensamente confortable, al
menos esa era la sensacin que le daba a Esther, hablaron de los proyectos de aquel hombre que acoga a
las barbaries cometidas por los hombres a las mujeres, despus las mandaban a unas casas de acogida
donde trataban de darles una vida mejor a lo que haban tenido. Podan criar los nios lejos de la
prostitucin, y evitar as que a cambio de dinero los nios acabaran en las guerrillas. Esther escuchaba
atentamente sus palabras, se haba implicado totalmente en la conversacin y muchas veces haba salido a
relucir Maca.
703
Se acercaba la hora de descansar en la aldea, todos se haban retirado excepto Vilches y Maca que
estaban hablando sobre Monwe sentados en los escalones porque las mecedoras se las haba llevado el
agua.
En el cuarto, Maca se sent corriendo frente a la radio, en sus ojos la ilusin de escuchar a quien
tanto echaba de menos.
M_ Esther!
E_ Maca cario me oyes bien?
M_ Como si estuvieras aqu, vamos a mi lado deca emocionada.
E_ Ojala estuviera Maca
M_ Pues s. Cmo ha ido el viaje?
E_ Muy bien tranquila.
M_ Se han portado bien?
E_ T qu crees?, con la espa que tengo sonrea.
M_ Jeje sonri con total anhelo por ella.
E_ Cmo estis ah?
M_ Echndote todos de menos, mucho, bueno yo muchsimo pero no te lo creas demasiado eh?
E_ No habrs abierto el regalo?
M_ No cario no.
E_ Deb drselo a Teresa le deca sonriendo.
M_ Crees que no puedo esperar?, total maana estars aqu.
E_ Oye Maca sabes que el doctor Mondela es fascinante?
M_ S, lo es, s.
E_ Me acaba de hacer una oferta.
M_ Una oferta? se irgui en el silln viejo y destartalado que an goteaba.
E_ S, me ha dicho si quiero trabajar con l.
M_ Y? not como su corazn haba dejado de latir por un segundo.
E_ Y qu?, crees que te dejara a un lado?, crees que hara las cosas sin ti?, no cario, pero me ha
llamado la atencin su oferta, le he dicho que no la poda aceptar porque en la aldea yo me senta muy
identificada y adems me una algo all muy importante le deca orgullosa con una sonrisa amplia.
M_ Y qu te ha dicho?
E_ Pues por su sonrisa dira que ha adivinado que hay una cierta seorita, muy maja ella que me tiene
loquita le deca en susurros.
M_ Ah si?, una seorita maja? le respondi de igual manera.
E_ Uf Maca como se me ha subido la sangre le dijo tal y como lo senta.
M_ Jajaja, quieres que lo hagamos por aqu?
704
E_ Ests loca! le dijo notando como se pona roja sin remedio.
M_ Si, por ti hara lo que fuera, lo que fuera mi vida.
E_ Te quiero mucho cario.
M_ Y yo.
E_ Maana estar ah ya para que podamos discutir esto cerquita eh?
M_ Si es que me provocas y ni te cuento como me voy a quedar caliente caliente
E_ Maca! la ri mirando alrededor por si alguien poda escucharla.
M_ Qu no te gusta qu te lo diga? le provoc. Acaso t no?
E_ Jeje jeje sonri sin decir nada ms.
M_ Pues ya est lo hacemos?
E_ Mira me voy a despedir de ti porque no quiero hacer locuras y que me pillen, me morira de vergenza!
M_ Jaja jaja me encanta.
E_ Ya lo s ya bueno hasta maana mi amor.
M_ Hasta maana cario te quiero eh?, no lo olvides.
E_ No lo olvido, no, lo recuerdas t?
M_ S sonrisa amplia y babosa.
V_ Con el trabajo que le ha costado arreglar la radio a Laobi como para que tus babas lo estropeen ahora
le dijo Vilches oyendo la risa de Esther. Todo bien, Esther?
E_ Vilches guapo!
V_ Vaya ser cuestin que ests fuera para admirar mis cualidades y no solo las de otras! sonrea.
E_ Que malo oye os voy a dejar eh?, darle besitos a todos de mi parte y decirles que les echo mucho de
menos.
M_ Tranquila lo dir.
E_ Buenas noches mi amor.
M_ Buenas noches
E_ Que suees conmigo.
M_ No lo dudes.
V_ Que pegajosas por favor protest ante la sonrisa de fondo de Esther.
En su cabaa Teresa trataba de dormir, Ramn a sus pies, llevaban ya un buen rato en la cama
cuando Ramn comenz a gruir, se sent y al ver que la puerta se abra comenz a ladrar.
Por su parte Esther, tras despedirse del doctor Mondela, se fue a su habitacin, al entrar no vio a
Mona, la ventana segua abierta, pero ella no estaba.
705
Mientras ella hablaba con Mona, en la puerta un preocupado Gnter segua su charla, cuando vio
como Carlos pasaba por el pasillo hacia su habitacin, se apresur a ir hasta l.
Dentro no se oa nada, Carlos alz una ceja pero al instante le lleg la voz clara de Esther.
E_ Y es que yo lo tengo claro eh? t qu crees?, s verdad es inteligente, guapa, un poco borde si
es que lo tiene todo ah bueno si eso tambin tienes razn, mal genio, si pero ese puntito ideal eh?
En la cama, Maca soaba con encontrarse al da siguiente con Esther, haba decidido callar porque
Ramn le haba enseado sus colmillos de manera intimidatoria en un momento que fue a hablar. Pero all
entregada a sus sueos, a su realidad, senta los nervios de que el tiempo pasaba muy lentamente
demasiado lentamente para reencontrarse con ella y saba, que deban viajar ms de doce horas para llegar,
y ese tiempo era mucho, demasiado para que pudieran ocurrir miles de cosas, los nervios en su estmago le
jugaron una mala pasada, se gir y sin ms abraz a Teresa.
T_ Mmmmm as, as, ms pegadita susurr haciendo que Maca la mirara asombrada. Mmmmm.
Cuando la maana lleg al poblado de Sangha, Esther ya haca rato que estaba mirando por la
ventana, se visti y baj a la calle a dar un corto paseo, aquel mundo era totalmente diferente tan solo a 300
706
kilmetros de distancia de su aldea, all la gente tena una vida totalmente distinta, trabajaban la artesana,
vendan productos para comer, calzado, sus caras eran diferentes, todo era demasiado diferente para la poca
distancia que exista entre un poblado y su aldea. Mona la vigilaba desde el rbol, con su gorra puesta y sus
gafas de sol, tumbada sobre una rama, con un trozo de palo en su boca a modo de palillo.
Tras una seal de Rebeca, Esther se acerc hasta ella en el hospital, aquella maana an deban
revisar unas cuantas personas ms, y Esther rogaba que fuera cuanto antes para terminar y marcharse.
R_ Buenos das.
E_ Buenos das le entreg su amplia sonrisa.
R_ Has descansado bien?
E_ Estupendamente la verdad se mostraba contenta.
R_ Bien el doctor Mondela te est esperando para almorzar juntos.
E_ Perfecto voy para all.
R_ Te acompao. Te he preparado unas telas para que se las lleves a mami Teresa, y le dices que estoy muy
enfadada con ella, que no viene a ver a esta vieja. Sigue igual con Dvila?
E_ S sonri divertida. No hay manera
R_ Ese hombre es cegato Teresa se merece algo mejor.
E_ Si y pens si supieras, porque yo la veo muy cambiada desde la visita de Brbara, si al final Maca
va a tener razn ya vers menudo bombazo
R_ Tuvo suerte que a su marido se lo comi el cocodrilo, era realmente un cretino, como le dije, hazle un
monumento a ese animal que debe estar con indigestin.
E_ Era un cretino? la miraba sonriente mientras llegaban al comedor.
R_ Totalmente, no s porque se cas con l, en fin la vida que a veces nos hace dar los pasos
equivocados.
E_ Y a veces los pasos certeros, verdad? volvi a sonrer ante la mirada divertida de la mujer.
Buenos das doctor Mondela.
Mon_ Buenos das, te levantas muy temprano!
E_ Si, la verdad que he descansado muy bien y me gusta contemplar este maravilloso cielo.
Mon_ Sigues querindote marchar?
E_ Si doctor Mondela le dio una tostada, que le hizo abrir los ojos como platos. Gracias. Me parece
que hace usted un trabajo muy interesante pero tengo muchas cosas que me atan a mi aldea, y me gusta el
trabajo en plena Selva.
Mon_ Una de esas cosas es la Doctora Fernndez, claro ante la mirada de Esther agreg. Eres el tipo
de mujer que si yo fuera ella no dejara escapar sonri algo sonrojada. Comprendo. Creo que Vilches y
Maca hacen un equipo estupendo, no haban tenido demasiada suerte con las enfermeras, pero me da la
impresin que ahora mismo formis uno de esos equipos que hay por los continentes luchando de verdad
por la gente, sin miedo a cara descubierta, y eso como africano, te lo agradezco a ti y a ellos.
E_ La verdad que no es fcil, ya me gustara tener un hospital como est, a pesar de sus condiciones, claro.
Mon_ Lo s, yo me siento terriblemente afortunado he luchado mucho para conseguir esta Clnica, no es
fcil a pesar de todas las ayudas, por eso siempre alabo tanto vuestro trabajo, vuestras condiciones son
duras, mucho, lo s porque yo lo viv cuando an tena fuerzas para luchar contra el mundo, ahora lucho de
otra manera.
E_ Pues a m me parece que tanto su trabajo como el nuestro es lo nico que podemos ofrecer, cada da que
pasa y conozco ms historias, estoy ms feliz de estar aqu y de poder buenamente ayudar o simplemente
apoyar.
Mon_ A veces, una mano en el hombro, una voz o un susurro es suficiente para estas personas, porque a
veces nos olvidamos que son personas.
E_ Tiene usted mucha razn le dijo admirando su capacidad para a pesar de todo seguir luchando por
gente que saba que no tena curacin.
707
Mon_ Tengo que ir a hacer una visita al viejo cascarrabias de Vilches y a la bella doctora, claro.
E_ Si su sonrisa de enamorada hizo que el hombre diera una fuerte carcajada, algo que sonroj todava
ms a Esther. Uy perdn
Mon_ Nada nada el amor es salud
El ritmo en la aldea ya se haba despertado sin descanso los hombres ilusionados con poder mejorar
las dependencias del hospital, comenzaron bajo las ordenes de Massamba a trabajar, no cesaban en sus
cantos dando muestras de la alegra que sentan, mientras las mujeres trabajaban aquel huerto ms amplio y
con mejores semillas para poder sacar fruto. Teresa ordeaba a Lucero que result ser una vaca maravillosa
y rica en leche, para suerte de los nios quienes saboreaban el vaso que Nsona les haba llevado a aquel
refugio que para ellos era un juego. Entre tanto Maca segua la evolucin de una Monwe mucho ms
tranquila que ya se haba incorporado en la cama y estaba tomando su primer caldo que con todo el amor le
haba hecho su abuela. Estaba terminando con ella cuando escuch la radio. Se acerc hasta all y le dio al
botn.
M_ Si?
D_ Maca soy Dvila qu tal ests?
M_ Esperando que llegue Esther le dijo a modo de reproche.
D_ Acepto el dardo envenenado dijo con resignacin. Es su madre, quiere hablar le he dicho que no
est pero me ha insistido.
M_ Su madre? vale pues a ver que quiere.
D_ Te paso la comunicacin animo que en nada la tienes ah.
M_ Menos cachondeo Dvila y psame la llamada el hombre ya no le contest acepto su ria y pas la
llamada. Con algo de incertidumbre contest. Hola.
En_ Hola, soy la madre de Esther quin eres?
M_ Maca su compaera hizo una mueca porque casi se le escapa decir lo que realmente se senta
que era suyo.
En_ Esa inconsciente que tengo de hija, ha recibido lo que me pidi, porqu vamos me poda haber
avisado, digo yo! se le notaba enfadada. Con el dinero que se ha gastado creo que debera haberme
avisado nada ms recibirlo.
M_ No le dio tiempo a avisarle, pero estese tranquila que s, ha llegado le dijo con cierto malestar.
En_ Es el colmo, vamos! segua protestando. Cuando llegue le dice que si puede ser que se ponga en
contacto conmigo, vamos si no va a ser mucho trabajo.
M_ No le interesa saber dnde est su hija? le pregunt ya sin poderlo evitar su alta dosis de enfado.
Le interesa un paquete y no le interesa saber porque motivo no est aqu su hija pues mire respire
tranquila su dinero est bien invertido ya le dir que la llame cuando venga y colg. Ser posible!
V_ Vaya trato tienes con tu suegra.
M_ Es como mi madre ser posible! reneg.
V_ Te ests poniendo roja pero as vas mal porque ahora no te har cociditos, ni sers su nuera preferida
eh! a m no me gustan los los
M_ Eres un cabrn maravilloso lo abraz.
V_ No si la abstinencia es muy mala dijo de lado.
M_ Que te lo pregunten a ti verdad?
Tras una despedida emotiva, el lugar y las gentes haban calado en ella de manera intensa, Esther se
subi en el camin con la promesa de poder volver con Maca o Vilches para visitar al doctor Mondela.
Durante el trayecto, el doctor Gnter prefiri conducir l, quera evitar as ir vigilando a la enfermera que
desde luego podra hablar mucho sola, pero, sin ninguna duda era una gran profesional. Carlos se sent a
su lado, comenzaron a hablar del paisaje y Esther lo agradeci porque no quera volverse a dormir, pero
708
conforme hablaba Carlos, le iba entrando ese sueo dulce mientras pensaba que cansino es el to. As
hasta dormirse por completo. Le despertaron unos gritos y el camin parado.
Los hombres que iban en el otro camin, se unieron para lograr algo con lo que sacar la rueda del
barro, lo hicieron de varias formas, empujaban Esther incluida pensar que poda quedarse all sin
encontrarse con Maca le provocaba una angustia terrible de controlar. Tal fue as, que cuando desistieron,
las lagrimas llenaron sus ojos.
Maca se meti en la cabaa tratando de controlar la rabia que senta dentro, todo era intil, exhal un
profundo suspiro y trat de ver las cosas con calma, pero entonces vio el paquete que tena all esperando el
regreso de Esther, y sin poder hacer otra cosa se dej llevar por un llanto amargo que no poda controlar.
En un trozo pequeo de claro entre los matorrales y espeso follaje, tras revisarlo con cautela
decidieron montar el campamento, era un espacio pequeo pero cuanto ms juntos mejor, extendieron los
sacos para tratar de descansar, y montaron una pequea tienda para que Esther tuviera ms intimidad, fue
ella quien se encarg de repartir lo poco que haba de comida, los hombres que les ayudaban se ofrecieron
para vigilar, montaron guardia una vez terminaron de cenar y los dems trataron de acostarse bajo la
intensa lluvia que no cesaba. Esther se meti en la pequea tienda, al hacerlo vio como el agua que haba
cado se haba ido acumulando en el techo cuadrado y al final haba roto la frgil tela provocando un
agujero por donde se filtraba el agua, con lo que daba igual dormir dentro que fuera.
E_ Dios aydame, joder como voy a echarte de menos Maca susurr pensativa, sentndose dentro de la
tienda. Que pase pronto la noche por favor que pase pronto.
Pero la noche fue larga y pesada, los continuos sonidos que ella no saba distinguir en la oscuridad le
hacan saltar dentro de la hmeda tienda, se senta ms sola que nunca, y para no desesperarse se haba
propuesto volver a rememorar todos los momentos desde que llegar con sus maletas repletas de ropa y sus
botas impecables a la aldea, as entre sobresaltos, algn temblor porque iba calada hasta los huesos, y
alguna que otra cabezada fue pasando la noche.
Para la otra parte de la pareja, la noche se avecinaba de igual modo, desesperante, tambin comenz
a llover ms intensamente cuando la luna hizo aparicin, pero con ella y con una gran sorpresa, llegaron un
pequeo grupo de desplazados, llevaban un nio enfermo, una diarrea que volva a poner en peligro la vida
de un pequeo, as se les pas la noche, ayudando a la familia preparndoles comida y repartiendo agua ya
que segn les contaron llevaban cerca de tres das buscando ayuda.
711
T_ Ya est amaneciendo Maca le dijo despertndola porque se haba quedado dormida en el silln de
Vilches.
M_ Voy a intentarlo otra vez mostr un cierto temblor en su voz.
T_ Todo estar bien cario ya lo veras.
M_ No la vuelvo a dejar sola nunca ms, eso te lo aseguro! trat de sincronizar la radio pero nada le
responda. Entonces peg con ambas manos sobre la madera. Mierda!
T_ Vamos no desesperes.
M_ Es que no puede ser joder no puede ser se tapaba la cara con esa exasperacin que no la dejaba
de lado.
T_ Vamos a intentar tranquilizarnos entonces son la radio y se precipit como loca hasta ella. Si!
D_ Soy yo, bueno he hablado con los militares estn a algo ms de una hora de ellos, he hablado con
Carlos todo est bien. Han pasado mala noche pero bien.
M_ Esther est bien?
D_ S, s, como todos cansada pero me ha dicho que ests tranquila que todo est bien.
M_ Vale dio un respingo sintiendo un gran alivio en su interior.
T_ Gracias a Dios.
D_ En cuanto sepa algo ms os aviso.
M_ Dvila espera, tenemos a una familia con el nio enfermo, es una diarrea pero creo que sera bueno
que lo trasladaran a la Clnica de Longo.
D_ De acuerdo, cuando llegue Carlos que los recoja y los lleve all.
M_ Gracias.
D_ Estaros tranquilas que Esther est bien.
T_ Lo ves Maca lo ves la abraz sintiendo como se quitaba un gran peso de encima.
Los hombres esperaban la llegada de los militares, Esther segua dentro de lo que quedaba de tienda,
haba logrado dormirse, justo cuando todos se pusieron en marcha para tratar de sacar el camin. Desde el
rbol de arriba la observaba Mona, quien de pronto vio algo que la hizo precipitarse hasta el lado de Esther
que al notar el golpe del salto del animal despert, al hacerlo, aterrada, atnita, perpleja vio como una
serpiente de gran tamao se estaba levantando justo delante suya, la respiracin comenz a agitarse, vea la
lengua del reptil, y tuvo que tragar saliva costndole lo suyo. De repente no supo como ni que pas, tan
solo escuch el sonido del animal y vio su movimiento brusco.
MoyE_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
En la aldea la noticia que Mwasi Esther estaba en buenas condiciones fue acogida por todos con
alegra, las mujeres comenzaron a cantar y preparar junto a Nmaba con el mortero mandioca, los hombres
decidieron ir a pescar mientras se quedaban en la aldea Massamba y Dib junto a los nios que estaban
recibiendo por parte de Maca quien as tambin se distraa, sus clases, dibujaban lo que ella les peda, les
ayudaba a leer, y a escribir as como a sumar, restar, multiplicar y dividir, dentro de sus nervios poda
distraerse con las continuas risas de los nios, y as fue como se le ocurri una idea.
Los nios se mostraban felices con la idea de Maca, as que dispuestos a ofrecerle una sorpresa a la
mwasi Esther comenzaron a seguir sus instrucciones, y es que a pesar de estar dicindoles lo que deban
hacer su cabeza no poda apartarse de la llegada de su amor, tena tantas cosas en mente, que sin quererlo
su deseo inundaba cada poro de su piel haciendo que sintiera un alud de emociones que con Mbe en brazos,
712
le marcaban una sonrisa bobalicona en su rostro y un gesto tierno que traduca al resto de mujeres su amor
por Esther.
En la aldea los hombres haban ido a pescar, queran ofrecer un bueno condimento de pescado a
Esther que saban era su comida preferida, iban Ngouabi, Zul y Zambi con sus artilugios camino del ro
en silencio como siempre solan hacer para tener bien preparados los odos y as detectar cualquier sonido
extrao de la naturaleza cuando Zul se detuvo. Mir hacia su derecha, sus ojos se abrieron como platos
all los vio, hizo retroceder a sus compaeros y despacio aunque las botas que les haba regalado Esther
crujan al pisar el suelo, fueron hasta una distancia considerable, una vez lo crey oportuno comenzaron a
correr hacia la aldea. Louabi los escuch con claridad, se puso en pie y dio el toque a los dems que
trabajaban en el hospital, los nios detuvieron sus risas y las mujeres guardaron silencio.
Cuando se daban aquellos casos que podan advertir de la presencia de guerrilleros, Maca se
encargaba de refugiar a los nios, las mujeres y los animales en el granero, all en un altillo bien
escondidos y en silencio esperaban pasaran de largo o si entraban se llevaran lo que queran y les dejaran
tranquilos. En el momento en que ayudaba a subir a Monwe se percat que si entraban y localizaban todo
lo que Esther se haba preocupado de llevar, iba a ser para ella doloroso entonces en cierta medida y
mientras ayudaba a Nmaba la vieja y ciega Nmaba a subir la escalera hasta el altillo de paja, se alegr de
que no estuviera Esther. Una vez todos acomodados, los nios guardando silencio, las mujeres con rostros
serios, tras un suspiro comenz a pensar en Esther.
Los hombres preparados, Yildas y Dib con armas escondidos, Louabi escondido bajo el pequeo
muro que le permita observar sin ser observado, Massamba junto a Vilches, Zul y Zambi detrs, Ngouabi
tras la puerta esperando algn movimiento desde fuera.
Mientras la tensin se viva en la aldea, Carlos y Gnter llegaban a la tienda de campaa, all vieron
asombrados como Esther tena entre sus brazos un mono, y lloraba sobre ella.
Sin darle si quiera una opcin para responder, se gir y fue corriendo hasta el animal que yaca
tumbado de lado, al verla llegar abri los ojos emitiendo un pequeo gemido que fue aplacado por un
besazo de Esther en la cara a lo que Mona respondi:
Mientras Esther luchaba con aquella herida que Mona tenia en su hombro, los hombres sacaron con
relativa facilidad la rueda del camin con una madera, tras tres intentos. A ella se acerc el mdico Gnter
y la ayud a cargar al animal a la parte trasera del camin donde subi con rapidez para seguir con la cura
superficial, Carlos pas delante del camin con lo que las posibilidades de inyectarle el antdoto eran
remotas, su corazn sinti una profunda tristeza al ver como Mona se quejaba y ella poco ms poda hacer.
La puerta de la aldea sufri dos golpes reconocidos por todos dados con la culeta de un fusil,
Massamba tom posicin dentro del Hospital, un enfermo ms mientras el sonido lleg ntidamente hasta
el granero donde las mujeres y los nios se abrazaron guardando silencio y comenzaron a rezar. Maca
haba tomado posicin en una de las ventanas, sin duda, el ser descubiertos antes de llegar les haba dado
opcin a esconderse y distribuirse para defenderse de un posible ataque.
Vilches orden con la cabeza que abrieran, Ngouabi abri y Teresa tal como estaba previsto sala a la
puerta de la cocina con su delantal, eran seis hombres que llegaban con los rostros sucios, las ropas repletas
de sangre supuestamente ni una sola gota de ellos, los pies blancos repletos de polvo, y en las manos los
fusiles.
Entonces son el talki que por casualidad llevaba en su bolsillo y comenz a escucharse la voz
histrica de Esther, los guerrilleros miraron extraados el bolsillo que hablaba del mdico y Maca no pudo
evitar abrir la puerta en un acto reflejo al escucharla gritar, los guerrilleros desconcertados ante lo que
ocurra miraron hacia la puerta que se abra, los dos que estaban bebiendo agua sonrieron al ver a la mujer
blanca. Los otros cuatro miraron a su alrededor y se vieron rodeados por hombres con fusiles mientras
Ngouabi le retiraba los dos a los que beban. En medio de caos apareci nuevamente la voz de Esther.
E_ Vilches, Vilches, Maca!, joder con el puto aparato no va!, la hostia! me cago en todo joder
Maca!, Vilches!
M_ Dame le cogi el talki ante la mirada atnita de los guerrilleros que vean como les quitaban sus
fusiles y como entre todos los inutilizaban, mientras Maca gritaba como loca poseda. Esther!
T_ Ay Dios mo Esther!
V_ Zul atarlos bien y dejarlos en el pozo.
Z_ Si Ziku.
Los hombres a penas se resistieron, tres de ellos no pasaban los veinte aos pero el cansancio y la
sed, les hizo rendirse con facilidad, mientras los otros tres no tuvieron tiempo ms que a coger el fusil en
sus manos, y ante uno que se resisti, Yildas le golpe con la culata dejndolo en el suelo, aquello
atemoriz lo suficiente a aquellas bestias que sin armas no eran nadie.
M_ Esther?
715
E_ Me cago en todo hostia qu mierda de cosa! por favor Mona
M_ Esther me oyes? me oyes? el sonido se cort. Pasa algo.
V_ Voy a avisar a Dvila, pero mira la pija por una vez nos ha salvado el pellejo.
T_ Qu pasar? la mir preocupada.
M_ No lo s, pero para que suelte esa ristra de tacos algo grave sin duda
En el camin, Esther luchaba con los bruscos movimientos, en uno de ellos el talki se cay al suelo.
Mona se quejaba, sin abrir los ojos.
E_ Mierda ahora el talki este joder dio dos golpes al cristal que la separaba de la cabina, Carlos
abri mirndola con preocupacin por su estado, totalmente fuera de lugar ante una mona. Necesito
agua, necesito algo para mojar su frente.
Ca_ Gnter? el hombre le dio la botella que llevaba. Toma.
E_ Mona ya esta cario, mira voy a pasarte esto y
De repente cuando Esther le puso el pao sobre la herida, Mona con gesto de trastornada, los
colmillos amenazantes y como si no fuera ella se lanz contra Esther arrinconndola mientras su mano
apretaba su cuello y le enseaba los colmillos ante el gesto de pavor de Esther.
Su grito era de dolor, desesperacin sali de lo ms profundo de su alma, llenando todo el espacio y
haciendo que el resto de animales guardara silencio.
En la aldea los nervios ante los gritos desesperados de Esther por el talki, pusieron a todos en
tensin. Rpidamente Maca y Teresa junto a Massamba se reunieron con Vilches que no se despegaba de la
radio. Los nervios haban hecho que todos se quedaran preocupados y ansiosos por saber a que se deban.
Mientras ellos dentro luchaban con la radio esperando noticias, fuera, Ngouabi estaba vigilando a los
guerrilleros que estaban sentados con los pies y las manos atadas, cerca del pozo. Los miraba con gesto
serio, uno de ellos el ms joven lloraba sin cesar pidiendo perdn por todo lo que haba hecho, mientras los
dems guardaban silencio. El jefe le dio un cabezazo con lo que el muchacho call. Despus el mismo
hombre comenz a meterse con Ngouabi, explicndole como seguramente habran matado a su madre,
contando todo lujo de detalles, el muchacho saba que estaba provocndolo, y sus puos se apretaban en
sus palmas con una rabia descontrolada. Sin poder evitarlo se puso en pie, y justo en ese momento la mano
de Yildas se puso en su hombro.
Yi_ kwenda. Mono kele yayi (Vete. Yo estoy aqu) sus ojos rabiosos encontraron la paz en los de Yildas
quien asinti.
Ng_ Melesi.
El hombre volvi a insistir con Ngouabi mientras se marchaba, el muchacho se fue con la cabeza
alta aunque un dolor profundo en su corazn. Una vez se quedo con Yildas, ste comenz con el mismo
juego, el guerrero lo miraba fijamente desafiando su mirada, el guerrillero sigui con su provocacin
verbal, hasta que de repente not como algo golpeaba duramente su cabeza, aull de dolor ante la carcajada
de Yildas. Entonces el guerrillero an con el dolor del pozal de hierro contra su cabeza mir y all estaba
Sissou sonriendo.
717
Dentro del despacho de Vilches, el talki comenz a sonar, Maca lo estrech entre sus manos dndole
al botn desesperada, al otro lado tan solo oan
_ Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
M_ Qu es eso? pregunt asustada.
_ Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu ahhhhhhhhhh grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
T_ Es Mona.
M_ Y Esther?. Esther Esther me oyes! Esther! silencio al otro lado.
V_ Eso es Mona? pregunt tambin asombrado por los sonidos que escuchaban.
T_ Debe estar sufriendo el sndrome serpiente.
V_ El Sndrome serpiente?
T_ S, Brbara me lo cont. Trata de comunicarte con Brbara Vilches, urgente
Mo_ Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
E_ Mona por favor sultame cario sultame me ests haciendo dao le deca con tono
desesperado.
M_ Esther! su gesto reflejo el pnico que sus palabras le hicieron sentir.
V_ Le est atacando? su rostro mostr una mueca de preocupacin dejando a un lado la broma.
Ca_ Esther voy a dispararle se oy la voz de un nervioso Carlos que llevaba una pequea pistola en la
mano.
E_ Ni se te ocurra cabrn
M_ Esther Esther! deca angustiada.
E_ Mona cario Mona tranquila tranquila soy yo soy yo.
M_ Esther por favor me oyes Esther!
V_ Brbara?
Ba_ Mi darling como ests, ziku guapo.
V_ No tengo tiempo de coas, tenemos a Mona que le ha picado una serpiente atacando a Esther.
Ba_ Qu dices? una serpiente! exclam casi fuera de s.
V_ Si, lo has entendido bien, si.
Ba_ Necesito hablar con Esther.
Ca_ Esther no te muevas se escuch nuevamente el talki.
E_ Como le dispares te corto los cojones su voz son medio ahogada pero fuerte.
M_ Joder! susurr impactada mientras Teresa abra los ojos como platos y Massamba contraa el rostro.
V_ Carlos quiere dispararle.
B_ Oh Carlos dile quedarte sin huevos.
V_ Se lo acaba de decir Esther puso gesto divertido contrayendo la barbilla.
T_ Brbara no podemos comunicarnos, no sabemos que hacer le dijo desesperada.
B_ Oh Teresa mi bella siora le habl con dulzura para volver a hablar con tono duro. Dnde carajos
estn?
V_ Vienen de camino.
E_ Carlos no dispares est aflojando se oa hablar con dificultad.
T_ Ah! grit desesperada asustando a todos. La tiene cogida por el cuello Brbara!
B_ Ohhhh my good.
M_ Esther Esther! gritaba como loca.
E_ Eso es cario muy bien tranquila estoy aqu contigo mi vida estoy aqu.
Mo_ Uhh dijo casi sin fuerzas dejndose abrazar por una sudorosa Esther que respiraba con dificultad
mientras miraba el talki.
E_ Ya est
Ba_ Necesito hablar con Esther, como sea.
V_ Y yo necesito mi moto de 250 caballos, as que t y yo chungo lo tenemos.
718
E_ Me os? son su voz de repente.
M_ S mi amor dijo gritando desesperada. Cmo ests?
E_ Yo bien, es Mona.
M_ Esther cario voy a pasarte con Brbara espero que puedas escucharla.
E_ Maca?
Ca_ Esther debemos bajarla del camin no podemos dejarla aqu puede hacerte dao y a m tambin
le deca tratando de ser razonable a su lado.
Mo_ Prr le quiso sacar la lengua pero no tuvo mucha fuerza y la baba cay sobre el brazo de Esther que
se haba estirado.
E_ No la voy a dejar entonces el camin cogi un fuerte bache, Esther le puso la zancadilla a Carlos
quien cay sin remedio golpendose la cabeza. Joder.
Gu_ Esther todo bien! se asom preocupado.
E_ Si todo bien haba vuelto a perder el talki.
Gu_ Carlos?
E_ No te preocupes est bien, voy a verlo Carlos yaca en el suelo algo conmocionado mientras Esther
no saba que el talki funcionaba. Mona cario has visto que placaje ale dnde tienes el antdoto
cabronazo?
M_ Dios mo mi Esther es una Mcgiver, lo ha dejado ko murmuraba atnita.
B_ Qu pasa?
T_ No puede ponerle el antdoto dijo de repente Teresa. Va a ponerle el antdoto.
Ba_ Noooooooooooooooooooooo grit como loca.
V_ Joder me vais a matar a sustos se quej Vilches mientras Massamba no poda evitar mostrar una
pequea sonrisa en sus labios a pesar de la tensin.
M_ Esther Esther gritaba.
E_ Ya lo tengo cario ahora te voy a quitar esa mierda veneno.
Gu_ Esther el antdoto no le dijo enfurecido.
E_ Cllate! con rapidez carg la jeringuilla.
M_ Esther no Esther no!
T_ Esther por favor ay que estress!, a m me da un para atrs, es que me va a dar un para atrs!
V_ Ni que lo digas dame el talki Maca con gesto de pavor se lo entreg. Esther Esther!
Ba_ Si la inyecta la mata, mi cago en la puttana (me cago en la puta) dijo furiosa.
Gu_ Esther si le inyectas la matars le avis Gnter.
E_ Piensas que me lo voy a tragar?
V_ Por qu cojones es tan cabezota? deca enfurecindose cada vez ms. Esther!
Gu_ Es para personas no para animales Esther.
E_ No voy a permitir que se
V_ Esther!
E_ Vilches? Vilches!, tengo el antdoto deca contenta como si hubiera logrado ser campeona en
lucha libre.
V_ Por lo que ms quieras no inyectes a Mona joder sudaba como si estuviera l en el camin luchando
con Carlos, Mona y el antdoto.
B_ No Esther no deca angustiada al mximo con la mano puesta en la frente.
E_ Pero
V_ A ver vas a hablar con Brbara, me oyes bien?
E_ S, s joder Mona deca nerviosa con la mano temblorosa.
V_ Habla Brbara acerc el talki al altavoz.
Ba_ Me oyes?
E_ S Brbara Mona est muy mal.
Ba_ Tranquila Esther the important is controlar veneno.
719
E_ Le he puesto dos torniquetes le ha mordido entre el codo y el hombro.
Ba_ Ok ragazza.
E_ Tiembla, y le ha dado como un ataque se ha vuelto algo violenta, ha echado babas por la boca y
Ba_ Dilo por su nombre, muy violenta y fea.
E_ S sonri pero sus ojos se llenaban de lagrimas.
Ba_ Tienes botiqun?
Ca_ Qu ha pasado? se frotaba la frente Carlos.
E_ Calla!
M_ El que faltaba.
E_ Maca cario!
M_ Esther mi amor.
Ba_ Dejar de tontear Mona necesita ayuda les cort sin contemplaciones.
E_ Si, perdn.
Ba_ Limpia su piel con gasa y suero.
E_ Ya lo he hecho.
Ba_ Bien. eres buena! Se ve bocado?
E_ S, no es muy profundo.
Ba_ Eso es bueno.
Ca_ Qu pasa?
E_ Joder que te calles Carlos! le ri.
M_ Esa es mi nia sonri orgullosa y Teresa suspir.
Ba_ Dile a Carlos of my part, si quiere mantener sus pelotas silence.
E_ Ya lo has odo. Mona cario tranquila
Ba_ Tienes algn antibitico?
E_ S.
Ba_ Cul?
E_ Amoxicilina.
Ba_ Tienes un calmante?
E_ S, tambin.
Ba_ Que el tarado de Carlos pique el calmante.
E_ Carlos por favor machaca la pastilla ante su mirada le dijo. Por favor.
Ca_ Esto lo vas a tener que reponer.
E_ No te preocupes por favor aydame le deca mirndolo fijamente algo ms tranquila al sentirse
respaldada por Brbara para salvar a Mona.
Ba_ Necesitas un pao hmedo.
E_ Lo tengo.
Ba_ Psalo con cuidado por la herida, calma a Mona primero.
E_ Vale. Mona cario voy a ponerte esto eh?, mrame cario, mrame le deca con dulzura y una
sonrisa leve, que a cientos de kilmetros provocaba una sacudida en la piel de Maca que poda imaginar su
cara por su tono de voz. Eso es muy bien.
M_ Es que mi pija calma muy bien verdad? sonrisa amplia y muy pero que muy tonta mientras lo
susurraba a Vilches.
V_ Ests enchochada que se dice en mi pueblo le deca bajito.
Ca_ Esto ya est.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr le sac la lengua mostrando sus colmillos a Carlos.
Ba_ Mona! malembe uh uh, ve kobanga na nkati ah ah uh, ah, uh, uh (tranquila no tengas miedo).
M_ Que bien maneja la lengua eh Teresa? le dijo al odo guindole un ojo.
T_ Bicho le respondi mirndola fijamente.
V_ Ese idioma de monos es genial.
720
M_ Mira ya sabes como hablarle a Cruz.
V_ Perdona Cruz no es una Mona.
M_ Pero t te ests aproximando a ser un mono, digo, porque no tienes apareamientos ni nada por el estilo
sonri algo ms tranquila al escuchar a Esther.
V_ Tu humor cido me vuelve loco Maca.
Ba_ Esther ya? no hubo contestacin. Esther!
V_ Coo se ha ido la radio.
Ba_ Fuck, mi cago en la puttana, shit, affanculo (Joder, me cago en la puta, mierda, joder).
M_ Y ahora qu pasa? pregunt al ver que Vilches manipulaba aquel pequeo cacharro que estaba
haciendo a todos perder los nervios.
V_ No va si es que todo lo barato ya se sabe protestaba. Esther!
T_ Esto es peor que un parto voy a por un trozo de chorizo.
Ba_ Mi darling, chorizo?, eso va al culito eh?
M_ T y yo vamos a hablar muy seriamente le dijo a Teresa entrecerrando los ojos mientras la apuntaba
con el dedo ndice.
Ba_ Vilches, ya?
Va_ Uhhhh uhhhh apareci Valiente con gesto triste.
M_ Ven aqu, no pasa nada tranquilo.
E_ Vilches!
V_ Ahora espera Brbara ya.
Ba_ Rpido, tienes todo preparado?, lo mezclaste?
E_ Si
Ba_ Ahora debes inyectarle no le va a gustar te aviso.
E_ Vale. Aydame Carlos por favor.
M_ Me jode ese Carlos mogolln.
T_ Maca la ri con un trozo de chorizo en la mano.
M_ Qu?
T_ Deja de pensar en ti.
M_ No pienso en m, pienso en que mi reina est junto a Carlos.
Ba_ Hello.
V_ Esther?
E_ . pippip.
M_ Esther? pregunt algo nerviosa.
E_ Si, si deca jadeante.
Ca_ Ohhhh.
Mo_ Ahh.
V_ Qu ha pasado?
Ca_ La madre que la pari se quejaba amargamente.
V_ Qu coo ha pasado? ya los nervios flaqueaban en todos.
E_ Mona le ha dado un puetazo en el ojo a Carlos, a ver, djame que vea yo ese derechazo se notaba
como trataba de no rerse.
V_ Esta mona es la leche.
Ba_ Esther deja a Carlos. Atiende a Mona.
Ca_ Pero bueno!, es antes la bicha est que yo joder como duele.
E_ Qu hago ahora?
721
Ba_ Oblgala a que se siente, nada de tumbarse, puede que vomite, no te asustes.
E_ Vomitar?, a ver ven Mona cario ven aqu
Mo_ Agggggggggggg.
M_ Creo que ha vomitado dijo atenta escuchando de pronto la maravillosa carcajada de Esther.
T_ Y ahora?, desde luego esto es un autntico calvario deca fuera de s.
M_ Ni que lo digas Esther?
E_ Si, que Mo le ha.. v at a los
V_ Encima se entrecorta.
B_ Puede alguien decirme que cojones pasa! apareca enfurecida Brbara.
M_ Vaya carcter eh Teresita! le haca juegos con las cejas, subiendo y bajndolas graciosamente.
T_ Bueno! le dijo jocosa.
V_ Hemos perdido la seal dijo despus de escuchar con atencin tras los cambios.
M_ Joder Brbara tena que hacerle algo ms?
Ba_ No con eso de momento es suficiente, cunto va a tardar en llegar?
V_ Suponemos que unas cuatro o cinco horas.
Ba_ Menudo viajito les va a dar, hay que avisarle que es normal, eh? Y que no la deje dormir.
V_ De acuerdo, si empeora te llamamos.
Ba_ Voy para all.
M_ Mira viene para aqu Teresita le deca golpendole con el codo.
T_ Mira Maca, ya est bien, eh!
Ba_ Mi bella lady hasta pronto.
M_ Dios Teresa te ests poniendo colorada.
T_ Maca!, ya est bien! le ri. Desde luego lo que una tiene que aguantar deca marchndose
como si realmente lo hiciera ofendida.
V_ Nada esto es para contarlo tpico de una pelcula de Berlanga.
M_ Mira procura que cuando venga no se me ponga delante Carlos o de esta te juro que el derechazo de
Mona no ser nada comparado con lo mo deca furiosa.
V_ Pobre Carlos en el fondo me da pena subi los pies sobre la mesa y puso gesto pensativo. Se lleva
una patada de Esther que ni el mejor defensa de la liga espaola, despus un puetazo de Mona, qu
pretendes hacerle t?, pobre chico me da pena, mucha pena
M_ Mira Vilches t por si acaso no me lo pongas delante.
E_ Ma ca me o
M_ Cario se entrecorta, t me escuchas?
E_ Si yo te eso
M_ Vale, Mona va a vomitar mas, pero es normal, tienes que tratar que est sentada que no se mueva, y si
puede ser que no se duerma, Brbara viene de camino, sabes a cunto tiempo estis de aqu?
E_ Tras
M_ Joder con la mierda del talki este, esto no llega ni a walkitalki.
V_ Ya te lo he dicho, es de todo a cien! qu esperas!
M_ Joder Esther?
E_ Jajaj.jajajaja se escuchaba su carcajada.
M_ Se parte deca abriendo la boca. Despus no pudo evitar decirle en voz bajita necesitada de
escucharlo. Dime si, me quieres?
V_ Ay que joderse! se pas las manos por la cara, baj los pies de la mesa y se sali.
M_ Esther?
V_ Lo has estropeado del todo con tanta cursilera le reproch desde la puerta.
M_ No me ha contestado se mordi el labio.
V_ Mira igual es que se ha casado contigo por tu dinero igual lo descubres ahora!
E_ Maca? me escuchas?
722
M_ S, s cario.
E_ Maca? nada joder mierda no s si ests pero que ms o menos nos faltan tres horas para llegar,
si el bueno de Gnter no vuelve a meter la rueda en ningn barrizal, espero por tu bien que no hayas tocado
la sorpresa.
Ca_ Sorpresa?
M_ Anda y al to este que le importa! protest.
E_ Perdona, no estoy hablando contigo.
M_ As me gusta si es que es un encanto.
V_ Tiene una sorpresa?
M_ A ti te lo voy a contar tres horas Vilches. Tres horas y la tengo aqu! exclam feliz.
V_ Lo que decan las viejas de mi pueblo, enchochada pero hasta las cejas.
En el camin, Esther sujetaba con un cario a Mona que Carlos segua sorprendido, entonces le
cont toda la historia de aquel animal, cuando le relat como les haba salvado del len, Mona an tuvo
fuerzas para juntar sus dientes y mostrarlos a un Carlos que por primera vez sonri, y entendi que Esther
no hablaba sola, sino, con aquel animal que pareca entenderla.
Mientras en la aldea, todos seguan con sus quehaceres habituales, excepto Yildas que continuaba
controlando a los guerrilleros, Maca trataba de hablar con Teresa pero sta le rehua, aquello sorprenda y
diverta a la mdico que se lo estaba pasando pipa mientras no pensaba en los peligros que podan
encontrar en el regreso, as prefera pensar en cuando Esther entrara por la puerta y la viera con su
maravillosa sonrisa.
Pero quien lleg antes que nadie fue Brbara, se oy la bocina desde un poco antes de llegar a la
aldea, escoltada por dos coches ms, lleg como era su costumbre haciendo sonar el claxon ante el alboroto
de los nios, y las sonrisas de las mujeres con sus telas de colores, formando una aldea en ese momento
alegre y vistosa. Quien sali tras arreglarse el pelo y el delantal limpio fue Teresa.
M_ Ya la tienes aqu le dijo sorprendindola mientras Teresa daba un respingo, y Maca sonrea en plan
vaciln.
T_ Mira te voy a decir algo que no te he dicho nunca!, pero qu borde eres!
M_ Jajaja, si si ser borde pero bien que te has arreglado, a ver mrame.
T_ Djame.
M_ Que me mires.
T_ Que no se giraba.
M_ Te has pintado! le deca sonriendo.
T_ No digas tonteras
723
Ba_ Mi bella lady Teresa!, dama de mi corazn cmo ests? le hizo una pequea reverencia
acercndose a ellas.
T_ Muy bien le sali la voz un poco dbil y tuvo que carraspear. Bien, bien.
Ba_ Cada da ms ragazza.
M_ Ejem ejem
Ba_ Hola Maca sonri cambiando el tono de voz.
M_ Una cosa es que la quieras piropear, otra muy distinta que le tomes el pelo.
Ba_ Maquita tu boca bella, sensual e incitante, mejor callada.
M_ Ya sonrea.
Ba_ Qu sabemos de Mona?
M_ Imposible, ese aparato no va, y el corto de Carlos no dirs t que nos llama por radio va Dvila.
Ba_ Es un hombre!, qu esperas, que piense?
T_ No deben de tardar Brbara le sonrea bajo la mirada de Maca atenta y conspiradora.
Ba_ Bien entonces mi bella lady y moi, nos vamos a ver que tal lleva el tratamiento.
T_ Esto yo mir algo inquieta a Maca.
Ba_ Lets go my love pas su mano por la cintura estrechndola mientras Maca la miraba boquiabierta
. Dos veces al da?, maana, noche?
T_ S, s deca sonriendo algo nerviosa.
Ba_ Mejor?
T_ Muuuuuuuuuuuuuuuuuucho mejor.
Ba_ Va vene my lady, va vene dio una carcajada.
M_ No me lo puedo creer era verdad! su expresin a un paso del sncope.
V_ El qu era verdad?
M_ Nada nada se va a quedar? pregunt al ver que los dos jeep se marchaban.
V_ Brbara? Maca asinti. S.
M_ Joder se puso la mano en la frente.
V_ Algn problema?
M_ No no
Maca esper a que Vilches entrara en el Hospital, con sigilo se fue hasta la cabaa de Teresa, Ramn
al verla le ladr, moviendo el rabo.
Peg la oreja a la pared por la parte de detrs medio escondida entre la ropa que Teresa tena tendida,
trat de escuchar atentamente.
724
M_ Pero se puso de pie y al hacerlo se peg un golpe con una maceta al girarse por el dolor se enganch
con la ropa tendida y termin cayendo al suelo de morros con las sbanas liadas. Ohhhhh joder todo
se pega Esther que hostia
Ns_ Mwasi Esther mwasi Esther deca mientras abran la puerta.
M_ Esther mi amor se levant como poda al tiempo que Teresa se arreglaba la camisa ante la mirada
fulminante de ambas y la posterior carcajada al verla. Ya hablaremos luego t y yo le desafo con el
dedo.
T_ Maca la llam muerta de risa.
M_ Qu! se gir furiosa.
T_ Nada que llevas mi braga de algodn blanca en la cabeza jajajaja.
Ba_ Jajajajajajaaaajaja.
M_ No le veo la gracia deca realmente enfadada.
Ba_ Mona Mona mi Mona sali corriendo entre risas, acompaada por Teresa.
M_ Joder las bragas! se las quit de la cabeza y al igual que ellas, sali corriendo hacia el camin que
entraba en ese momento en la aldea.
Ba_ Preparar una cama en hospital! orden.
Si_ Mono, mono.
Va_ Uh uh uh deca asustado buscando los brazos de alguien que lo sujetara.
Bar_ Uhhh aull con voz grave haciendo que el pequeo mono subiera a su espalda para tranquilizarse
. Ahhh uh.
T_ Rpido dejar paso!
M_ Dnde est Esther? preguntaba perdiendo los papeles totalmente.
V_ Maca por favor calma que pareces una histrica! le dijo enfadado.
Ca_ Hola bajo con su ojo morado pero todos pasaron de l.
Ba_ Mona uh uh ahhhh uh ahhhhhh le deca al animal apartando a un Carlos que vio llegar a todas
mientras Mona pasaba de los brazos de Esther a los de Brbara que sala corriendo hacia el hospital
acompaada por Teresa.
M_ Esther!
Ca_ Te ayudo.
M_ Aprtate le clav la mirada.
V_ Carlos ven que te mire ese ojo! le cogi por los hombros apartndolo de all.
E_ Maca!
M _ Esther! se fundieron en un abrazo como si hiciera siglos que no se vean.
E_ Mi amor deca emocionada mirndola a los ojos.
M_ Cre que no llegabas nunca la miraba con una pasin y cario desmedidos.
E_ Ni yo se me ha hecho eterno.
M_ Vamos a la cabaa.
E_ Espera Maca, no podemos.
M_ Te necesito.
E_ Pero no podemos tenemos que
M_ Que se caiga el mundo, pero yo te necesito le dijo con rotundidad.
E_ Maca por favor la mir y al ver que todos las miraban atentos y sonrientes le dijo. Vamos.
Salieron corriendo cogidas de la mano, ambas sonriendo divertidas como si fueran a hacer una
travesura, abrieron de golpe la puerta de la cabaa, besndose sin parar, los chasquidos de los labios
desesperados por atrapar la boca de la otra parecan tronar en toda la aldea, los gemidos, las manos
buscando el cuerpo ajeno, las respiraciones entrecortadas, cabeza a un lado, cabeza a otro, suspiro, palma
de la mano recorriendo la otra piel, la otra mano buscando algo para apoyarse y no caer, besos, y besos, y
besos hasta que finalmente.
725
M_ Au.
E_ Ohhh que golpe se quejaban en el suelo.
M_ Joder es el segundo que me llevo en nada deca jadeando mientras buscaba a Esther que en la cada
se haba separado de ella. Ven aqu ven
E_ Oh Maca no puedo vivir sin ti la besaba como loca.
M_ Mi amor besaba su cuello mientras se acoplaba en su cuerpo. Menuda herida llevas cario.
E_ Espera Maca espera le deca tratando de ser razonable.
M_ No puedo no puedo no puedorrrrrrrrrrrrr.
E_ Deja de hacer de chiquito de la calzada le deca muerta de risa. Y para.
M_ Estoy muy malita, pero muy malita. Quieres comprobarlo?, s, si, eh? le tom la mano
desabrochndose el pantaln con rapidez.
E_ No, para le solt la mano obligndola a sentarse, a las dos los pechos se movan con rapidez, el deseo
haba sido brutal nada ms verse, nada ms rozarse. Mira me ha vomitado Mona, he sudado, me he cado
al barro, no pienso desnudarme en estas condiciones.
M_ No me importa, estoy malita, mucho le deca poniendo cara de nia buena haciendo pucheritos y
acercndose ms a ella.
E_ Me ha babeado Mona le dijo con cara de asco.
M_ Hostia eso es ms grave!
E_ Bien, ahora me voy a dar una ducha, y prometo que no me voy a enfriar y si me enfro t me calentaras,
verdad?
M_ Con el fuego que siento ni lo dudes mi amor
Esther le dio un beso rpido, cogi algo de ropa y sali corriendo a la ducha, Maca se levant y
busc la sorpresa de Esther para abrirla y saber que era, se haba desabrochado los pantalones se los estaba
bajando con su culo en pompa con el tanga cuando la puerta se abri.
T_ Descarada!
M_ Teresa! se subi el pantaln corriendo.
T_ Ya ests saliendo.
M_ No puedo estoy esperando a Esther.
T_ Ya lo s ya poca vergenza sali de la habitacin.
M_ Joder mira quien fue a hablar cuando fue hacia la puerta para salir la vio all parada con algo en
sus manos, algo que le ech de golpe, el agua ms fra que nunca haba probado. Joder!
T_ Espero que se te pase el calentn!, y ahora, ayuda a Brbara te necesita, Mona te est llamando y no
quiero ser agonas pero no vaya a ser que se quiera despedir de ti, ya ests tardando!
M_ Mona?, como sea una desagradable broma Teresa me la pienso cobrar y muy cara deca
sacudiendo el agua como poda echando a correr.
T_ Te la piensas cobrar jeje si seguro sonrea traviesa mientras iba al hospital.
Maca lleg asustada a la sala donde Brbara estaba revisando a una Mona con los ojos cerrados que
emita pequeos sonidos de queja. Se qued paralizada, all en la cama siendo calmada por unos sonidos
casi susurros por parte de su duea, que poco a poco la iban tranquilizando. Suspir, entr sin dejar de
mirar como trabajaba Brbara con una gasa y un bistur. Y entonces se quedo quieta, all a los pies de la
cama, sentado y apoyando su cabeza en los hierros se encontraba un alicado Valiente, con una de sus
manos se rascaba la cabeza, mientras su mirada estaba fija en el suelo, al ver como Maca entraba, sus ojitos
tristes le provocaron a Maca un estremecimiento tal que sin pensarlo se agach y le dio un abrazo que el
animal agradeci.
726
M_ Me ha dicho Teresa que me necesitabas.
Ba_ Si, Vilches no est y necesito ayuda.
M_ Qu hago?, Mona cario le acarici la cara al ver como el animal abra los ojos y la miraba.
Tranquila no pasa nada, te vamos a poner bien.
Ba_ T Esther a parte de ser una fuera de serie como amante es una extraordinaria enfermera le dijo
mirndola con una sonrisa.
M_ Si, es maravillosa en todo.
Ba_ La baba please. Vamos a limpiarle un poco la herida, Esther tena razn es superficial, pero suficiente
para que algo de veneno llegara a su sangre, de ah su locura.
M_ Pero no hay peligro, verdad? la miraba con temor.
Ba_ No, no lo hay, la mezcla que le pusieron en el camin, fue suficiente.
M_ Bien. Dime que hago.
Ba_ Puedes utilizar el bistur para levantar un poco esa parte de piel le deca observando delicadamente
la herida de Mona.
Mo_ Uh.
Ba_ Uhh ah ah ah le deca con gestos (tranquila no pasa nada).
Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Ba_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?, qu es eso? le pregunt a Mona.
M_ Creo que pregunta por Esther respondi divertida.
Mo_ Uh, uh entonces le cogi la mano a Maca hacindole gestos negativos, luego se tocaba su corazn y
el corazn de la Pediatra que sonrea, despus sac la lengua y una pedorreta mientras con su mano elevada
por encima de la cabeza la mova sin parar. Uhhh.
M_ Ya s que Esther me quiere Mona, lo s, y a ti tambin te quiere, gracias por cuidarla, y si, Carlos es un
cretino.
Ba_ Por la concha de tu madre!, entiendes a Mona! deca exaltada.
M_ T y yo vamos a tener que hablar de una concha, si, pero no la de mi madre precisamente le deca
seria.
Mientras esto ocurra en el hospital, Esther se haba duchado con toda prisa, se haba quitado la peste
que llevaba encima de todo lo sucedido con Mona y se dirigi a toda prisa a la cabaa, abri con su ms
sexy sonrisa pero al entrar se qued parada en la puerta.
Tras un abrazo con ambos, el camin parti rumbo a su destino con un dolorido Carlos tratando de
con el pao que Teresa le haba dado humedecido rebajar el dolor en su ojo. Cuando se cerr la puerta
Esther respir tranquila, y una sonrisa ilumin su rostro.
En la habitacin, Mona no se dejaba hacer nada, cuando asom la cabeza Esther el animal puso
ojitos, varias veces sus prpados cayeron de manera continuada, Maca se parta de risa con las reacciones
de la mona con su mujer, Brbara alucinaba.
La curacin a Mona fue bastante rpida, las chicas no quisieron retrasarla para poder quedarse solas,
Brbara que saba sus intenciones, una vez finalizaron y Maca se quitaba los guantes dijo:
No les dio tiempo a verse a solas porque la comida estaba preparada, se sentaron todos juntos
mientras Monwe por primera vez formaba parte del grupo, un poco ms recuperada. Durante la comida,
Esther les estuvo contando todas y cada una de las ancdotas que haban pasado, como la haban tomado
por loca cada vez que hablaba con Mona, pero sin duda lo que ms risas desat fue cuando narr el
escandaloso pedo que se tiro el animal en presencia de Carlos y el doctor Gnter. Despus pasaron a
contarle a ella como haba sido la caza y captura de los guerrilleros, as como haban pasado los das
aguantando la pesada de su mujer. Maca y Esther se sonrieron cmplices buscaron algn pequeo roce que
fue preferiblemente declinado porque los colores suban rpidamente a sus mejillas siendo la burla de ms
de uno, sobre todo las cmplices Teresa y Brbara.
Despus de comer y cuando se disponan a retirarse a su cabaa para hacer su merecida siesta,
tuvieron que detenerse porque Vilches les haba plantado una reunin, al salir de all Maca le dijo.
M_ No puedo ms Esther
E_ Lo malo es que yo tampoco.
M_ Esto es un complot.
E_ Ni que lo digas, uf resopl.
730
Por ms de una hora, Vilches las tuvo all, Dvila le haba confirmado tres salidas a repartir vacunas,
las tres salidas deban de pasar noche en la Selva, por ese motivo haba que prepararlas bien, con sus
carpetas y sus anotaciones, estuvieron para ellas demasiado tiempo, y al salir, se quedaron un rato con
Mona que tena a su lado sentadito en la cama a Valiente. Un rato ms con ellos compartiendo mimos,
hasta que Teresa entr nuevamente.
T_ Ah ests aqu!
M_ No, nos vamos a la cabaa le dijo tajante y enarcando su ceja derecha a modo de advertencia.
T_ Vete a la cabaa hija, no te necesito.
M_ Ya, es que a Esther tampoco la necesitas termin diciendo de manera mucho ms concluyente.
T_ A ella si.
M_ Vamos Teresa como broma ya est bien no?
T_ No entiendo como puedes ser as, vas a enfermar eh?, solo piensas en eso solo
M_ Yo? abri sus ojos.
T_ S t, vamos Esther.
Y as tuvo que acompaarla hasta la despensa, all con su visto bueno iba organizando todo lo que su
madre haba mandado, lo iban poniendo en diferentes estantes para tener listo todo para Navidad. Esther
sonrea con las ocurrencias de la buena de Teresa, hasta que hablaron del tema de su madre.
E_ Crees que Maca le caer alguna vez bien a mi madre? pregunt mientras sujetaba la caja de
chorizos.
T_ Maca?, no, creo que Maca no ha de ser buena nuera ni para tu madre ni para nadie eso es el ltimo
choricito bien oye est todo de muerte.
E_ Lo has probado?, anda y t riendo a Vilches! sonrea jocosa.
T_ A ver es lo que toca. Si es que con lo de la radio hija, me daba un no se que eh?
E_ Pues anda que a m cuando vi la serpiente en prcticamente mi cara.
T_ Si hija, yo una vez pase por ese trance si.
E_ Debiste ver a Mona, no s como lo hizo pero la serpiente sali disparada por los aires.
T_ Es que los monos le tienen mucha tirria, a ver las morcillas!, pero bueno faltan dos deca con
gesto de sorpresa.
E_ Seguro que ha sido Vilches rea abiertamente.
T_ Este Vilches. Bueno pero por lo de tu madre no te preocupes eh?, eso de que se tiene que llevar bien
nuera y suegra, nada de nada.
E_ Es que mi madre es de armas tomar.
T_ Pues permteme que te diga que tu suegra igual.
E_ Nos hemos juntado dos buenas vaya madres! se quej. Pero menos mal que te tenemos a ti.
T_ Ay que zalamera es mi chica, madre! le dijo apretndole las mejillas graciosamente mientras lo deca
con los dientes juntos.
E_ Oye dime una cosa Teresa qu hay con Brbara?
T_ Pues que ha venido a por Mona deca distrada arreglando los estantes.
E_ Ya eso lo s, pero contigo?
T_ Conmigo?
E_ S, contigo insisti.
T_ Qu va a pasar!, nada.
E_ Y los gemidos se le acerc.
T_ Qu gemidos? dio dos pasos ms a la derecha.
E_ Los suspiros se le volvi a acercar.
731
T_ No s de que me ests hablando se separaba.
E_ Ya y yo me chupo el dedo. A ti te pone Brbara.
T_ Cmo que me pone? la mir totalmente perpleja.
E_ S, lo acabo de descubrir rea divertida.
T_ Mira tira tira no me vaya yo a poner pero de mal humor y veras lo que es bueno.
E_ Me encanta Brbara para ti le dio un beso y sali corriendo. Es tu pareja ideal.
T_ Mi pareja ideal musit negando con la cabeza para terminar sonriendo un poco tonta con el trozo
largo de fuet en la mano, al verlo lo dejo en el estante susurrando. Jess.
Esther caminaba hacia la cabaa cuando de repente una mano tir de ella arrastrndola hasta detrs
del muro que separaba el huerto de casa de Teresa, sus ojos se encontraron y no necesitaron nada ms. Sus
bocas se buscaron, jugaron y sus lenguas invitadas de lujo quisieron formar parte del juego, siendo
protagonistas de caricias calientes y suaves.
M_ Te necesito mi vida.
E_ Y yo no puedo ms cario deca jadeante.
M_ Vale vamos a hacer un plan.
E_ Un plan?
M_ S, lo llamaremos plan para chuscar.
E_ Chuscar? la miraba entrecerrando sus ojos atnita.
M_ Eso lo deca una chica que bueno una que se rascaba la cabeza dndose cuenta que haba
metido la pata.
E_ Uno de tus ligues vamos dijo lo ms tranquila que pudo.
M_ S, era rusa y solo se aclaraba con esa palabra cuando le deca de hacer el amor, porque chuscar le
recordaba a algo ruso.
E_ Que loca ests le dijo sonriendo.
M_ Bien. Veamos, como no nos van a dejar vamos a hacer lo siguiente
E_ Plan para chuscar bien! anda que a nuestra edad y con estas tonteras.
M_ Si, me conozco a Teresa y despus de lo de esta maana me va a querer hacer alguna putada.
E_ Es que t tambin mira que ponerte a escuchar.
M_ Debas escucharla a ella
E_ Pues normal que quieres?, una puesta a punto es una puesta a punto guapa, o como me quedo yo, eh?
le cogi del culo atrayndola hasta ella mirndole los labios. Eh, cmo me dejas t?
M_ Uf no me lo recuerdes o no doy que me pongo en seguida muy malita Esther, te lo digo de verdad
deca como si fuera a llorar.
E_ Me encanta ver como te enciendes, tu mirada me lo dice le susurr sobre sus labios.
M_ Que mala eres se besaron con pasin y un gemido sali de sus gargantas. Pero me encanta que
seas as de mala.
Maca sonri por la reaccin de Esther y juntas crearon un plan para poder por fin disfrutar del regalo
de Esther, y de un poco de intimidad.
Brbara se haba sentado junto a Teresa en la puerta de la cocina, hablaban distendidamente entre
sonrisas divertidas, cuando ante ellas apareci Esther bostezando.
Juntas entraron hasta la cama del provisional hospital donde se encontraba Mona tendida, al llegar
ambas cogidas de la mano, se quedaron mirando el panorama con una ternura que la propia escena
retransmita. Mona acostada con los ojos cerrados, sus labios se movan porque los ronquidos hacan como
si soplara un globo, a un costado apoyado en su pecho dorma Valiente con su mano apoyada en la mano de
Mona, y sobre la mesita baja que quedaba de noche, Bartolo contemplando a la pareja como si estuviera
cuidando de ellos.
Teresa y Brbara seguan con su dilema si dejar o no a la pareja tranquila, ante ellas pas Esther
bostezando de nuevo, les sonri, les salud con la mano y tras acariciar a Ramn que sali a su encuentro,
se march hacia la cabaa.
734
Como buena cotilla, Teresa no dud en averiguar si le estaban tomando el pelo, despacio abri la
puerta de la cabaa, asom la cabeza y s, all estaba Esther dormidita, le pareci raro, pero tras asegurarse,
de puntillas lleg hasta el huerto sin hacer prcticamente ruido, y all estaba Maca muy metida en su
trabajo, hizo un gesto con la barbilla un tanto desconcertada, pero no le dio mucho tiempo a nada ms,
porque la mano de Brbara la arrastr hasta dentro de su cabaa.
En la cama Esther senta como sus pulsaciones suban poco a poco, el perfume de Maca le llegaba
tan directo a su pituitaria que estaba alterando de manera brusca su control. Le pareca que el plan creado
por Maca no iba a funcionar, no llegaba y eso que Teresa tan y como su mujer haba dicho se asom a
comprobar si estaban cada una en un sitio.
La sigui con la vista y vio como se meta en la ducha, sonri y sali con rapidez hasta all, vio
como se quitaba la ropa y la escuchaba hablar sola, bajito, no acertaba a saber que deca pero s estaba
segura que se haba enfadado. Tras asegurar la puerta para que no pudieran entrar con el palo que haba
para tener algo de intimidad, se fue desnudando hasta llegar a la puerta de la ducha, y la escuchaba con una
sonrisa.
735
M_ Ser posible!, despus de todo encima se parte en mi cara, joder! si es que
E_ Si es que, qu? abri de golpe la puerta.
M_ Ya has terminado de descojonarte? le deca seria.
E_ Por qu te enfadas? la miraba sin separar los ojos de los otros sin entender muy bien a que se deba
su actitud.
M_ Porque me parece muy fuerte por tu parte, lo que has hecho.
E_ Vale reconozco que me he pasado, vale lo siento pero es que me hace gracia.
M_ Pues ale ya te has divertido, me alegro. Cierra la puerta que me voy a duchar.
E_ Otra vez?
M_ Las que hagan falta Esther su voz continuaba siendo dura y su mirada muy lejos de reflejar ternura.
E_ Mira Maca haz el favor de dejarte de tonteras.
M_ Tonteras?, te parece que hago tonteras?, perdona yo no soy la que me parto de risa cuando voy a
hacer el amor con alguien que deseo, y quiero.
E_ Te ests pasando.
M_ Ah si?, pues que sepas que me puedo pasar mucho ms, cierra la puerta! le dio un ligero empujn
y cerr.
Esther miraba la puerta algo enfadada, segua sin entender su actitud, as que se dio media vuelta, se
visti y se fue. En la ducha, Maca senta una rabia total, nadie le haba hecho lo que Esther, nadie se haba
comportado as, no le gust y sin duda no estaba dispuesta a que volviera a repetirse la situacin.
Lleg la hora de preparar la cena, las mujeres iban reunindose en la cocina, cada una saba lo que
deba hacer y sin ms comenzaban a prepara las cosas. Teresa estaba con su delantal pelando pltanos para
frer, cuando vio aparecer con gesto muy serio a Maca, le llam la atencin la conoca y saba que estaba
furiosa.
La alarma de Laobi comenz a sonar, las mujeres salieron preocupadas, Esther se detuvo a mitad
camino girndose hacia la puerta mientras Vilches sala de su cabaa desperezndose y bostezando. La
puerta se abri y all llegaba un camin, se detuvo y bajaron dos hombres y una mujer que Esther
reconoci, la vio bajar, pasar por su lado corriendo y al girar su cabeza vio, como dicha mujer se lanzaba a
los brazos de Maca besndola sin dudarlo.
La cara de Esther reflej tal sorpresa como enfado, sus mejillas se volvieron rojas, sus ojos se
entrecerraron ante la visin de aquella rubia besando a su mujer, y su mujer, sin apartarse. Se gir con tal
736
virulencia, que Ramn que estaba a su lado tuvo que dar un salto con toda su energa para no ser pisado por
la enfermera que se meti en la cabaa dando un sonoro portazo.
Cuando pudo reaccionar, Maca apart a Sam con decisin mirndola con el ceo fruncido, la mujer
no entendi porque aquel gesto y mucho menos que no respondiera a su beso. Vilches que haba estado a
su lado se inclin un poco y le dijo en voz baja a Maca.
A Maca le faltaron piernas para ir hasta la cabaa, mientras Vilches le contaba a aquella ingeniera de
pozos que la situacin haba cambiado, que Maca tena duea, y que la duea se haba pillado un mosqueo
tal, que muy posiblemente se escucharan sus gritos fuera, la invit a quedarse.
T_ Vilches!, haz el favor que haga lo que tenga que hacer y largo! ella tambin se haba enfadado.
V_ Encima me ries a m.
T_ Esto es la Guerra
Ns_ Mami mwasi Esther enfadada.
T_ Si hija si, ya veremos que pasa.
Ba_ Estas no salen de ah, te lo aseguro, eso les va a venir bien para unirse, ya veras.
Pero entonces vieron salir a Esther con todo su genio, dar nuevamente un portazo y enfilar la puerta
saliendo de la aldea, tras ella sali Maca que consigui dar un soplido que ni el mejor y ms potente
huracn haba logrado alcanzar tanta fuerza. Mir a Teresa y neg con la cabeza de manera desesperante.
Vilches logr detener a Esther en la misma puerta, con los ojos llenos de lagrimas se par poniendo
sus manos sobre las caderas, sin mediar palabra dio una patada a una piedra que haba delante de sus pies
con el consiguiente dolor.
E_ Auuuuu.
V_ Pero qu bruta eres! le dijo negando con la cabeza.
E_ Djame Vilches.
V_ Aqu?, qu quieres suicidarte?, para eso ves al ro te lanzas y un cocodrilo acaba contigo, pero no voy
a dejarte aqu con el riesgo que conlleva para todos.
E_ Por favor quiero estar sola deca cayndole las lagrimas mientras se frotaba el dedo del pie.
V_ Ven se la llev por un camino que ella desconoca pero que le vino bien alejarse de la cabaa.
E_ Gracias caminaba con dificultad por el insistente dolor del dedo del pie.
Mientras en la cabaa Maca andaba como animal enjaulado, de lado a lado, su gesto era tan serio
que a Teresa cuando entr y la mir la asust.
Vilches se haba detenido en una especie de roca, se sent y Esther lo hizo junto a l, miraba el ro
que pasaba por aquel lugar con toda la fuerza del mundo, y as senta ella su rabia, como ese agua
empeada en correr, escapar, luchar. El sonido del agua le recordaba al sonido que sus odos escuchaban de
su interior. La compaa en silencio de Vilches le relajaba y el sonido del agua le haca sentirse a salvo de
si misma. Llevaban un rato cuando le dijo a su compaero de silencios.
Volvieron a la aldea, nadie dijo nada, lleg hasta la cocina como si nada hubiera pasado, all no
estaba Maca, bebi un vaso de agua ante la mirada comprensiva de Teresa y fue hasta el hospital. All al
verla Mona abri sus brazos.
Mo_ Uh uh uh uhhhhhh.
E_ Mona cario la abraz con ternura. Mi Mona guapa.
Va_ Uhhh le susurr mirndola triste.
E_ Y mi Valiente guapo.
Mientras ella hablaba con los animales, Sissou por orden de Teresa haba ido corriendo hasta la
cabaa de Maca para avisarle. Sali hacia el hospital viendo que la visita de cortesa de Sam haba sido
terminada con rapidez seguramente por Teresa.
As estuvieron hasta la hora de la cena, Esther evitando a Maca, Maca pensando como disculparse,
desesperada ante la actitud de Esther yendo tras ella consiguiendo una y otra vez la misma contestacin por
su parte, total omisin. Quien estaba encantado era Vilches que de vez en cuando le guiaba el ojo a la
enfermera dndole nimos ante la situacin que estaba provocando, encantado de ver que le haca caso, y
la desesperacin de Maca estaba siendo de lo ms divertida para Teresa y Brbara que nunca la haban
visto as.
Durante la cena nadie hizo mencin a Maca, Esther sonrea sin parar con Vilches, lo que lograba
encender a Teresa que la miraba con dureza y determinacin, algo que no lograba frenar las risas de la
enfermera. Brbara era la nica que disfrutaba de la velada sin ms, la cena que Teresa le haba preparado
le supo a gloria.
741
Entr en la cabaa tras despedirse de Mona y recibir sus consejos sobre Maca con una encantadora
sonrisa, al llegar, vio que la parte superior estaba abierta, all deba estar, sonri, hizo lo que deba hacer y
se meti en la cama. Atenta segua todos los ruidos que podan indicarle que Maca bajaba, o que Maca no
bajaba, su impaciencia le estaba poniendo a prueba hasta que oy por fin los pasos de su mujer, volvi a
sonrer. Al bajar y verla en la cama durmiendo, Maca suspir, entonces se dio cuenta que su regalo estaba
sobre la cama, sin duda cuando subi a pensar, no lo poda jurar pero le pareca que no estaba en el mismo
lugar. Sonri, lo cogi y se meti en el lavabo, an haba luz y pudo ver lo que era, una sonrisa amplia y un
fuerte deseo se mezclaron en su interior. Se puso la pieza y se mir en el pequeo espejo, una sonrisa
traviesa ilumin un apagado rostro que de pronto haba recobrado la luz del amor.
Maca se haba apoyado en la puerta, mirndola con una calma que le sala de su alma con tal fuerza,
que aunque se acababa de marchar la luz, pudo iluminar toda la habitacin, un camisn negro de encaje,
que le llegaba justo por el final de la espalda, los pechos se trasparentaban, y cuando Esther la vio como
tanto la haba imaginado en sueos, sinti como el deseo inundaba su cuerpo. Ella estaba sentada tapada
con la sbana, manteniendo una sorpresa a Maca.
E_ No piensas venir?
M_ No debera.
E_ Ah no?, vaya entonces se quit la sbana y los ojos de Maca descubrieron un camisn parecido al
suyo de un color rosita muy pero que muy pijo. Que lastima.
M_ No poda ser de otra manera susurr con su sonrisa irresistiblemente encantadora. Bien pijo.
E_ Claro devolvi el susurro y aquello pareci hacer que Maca reaccionara y se acercara hasta la
cama, Esther la miraba con esa mirada fogosa y ardiente que tanto le gustaba entregarle a su mujer.
Tengo buen ojo eh?
M_ Mucho.
E_ Ests divina.
M_ Se te ha pasado el enfado?
E_ Has recapacitado?
M_ Vale, lo admito, me he pasado.
E_ Entonces s, pero que no se vuelva a repetir dio unos golpecitos en la cama para que se acostara.
M_ Por qu no te levantas? le volvi a susurrar.
E_ Porque aqu estamos ms cmodas no te parece?
M_ Quiz anda ven le tendi la mano y Esther le hizo caso con una sonrisa encantadora, mientras
Maca la miraba de arriba a bajo. Mi suegra creo que no saba el fin de esto de haber sido as, el mo no
lo manda.
E_ Tu suegra no se va a enterar, y yo lo voy a disfrutar le susurraba tan cerca de los labios que se
rozaron sutilmente con ternura. Verdad?
M_ Ests para comerte ahora mismo le susurr mientras sus manos recorran sus brazos con lentitud,
con una caricia casi sagrada.
E_ Pues cmeme no? pasaba sus manos por la espalda de Maca quien cerr los ojos sintiendo el
escalofro en su propia piel.
M_ Esther te quiero mucho no me importa nadie que no seas t.
E_ Lo s.
M_ Lo sabes? enarc su ceja derecha.
E_ Solo te estaba haciendo un poco la pueta no me gust nada lo que pas con lo de chuscar le
dijo bajito sonriendo.
M_ Ah si!; me estabas castigando.
742
E_ Como una nia pequea, s le acarici los labios con la yema de su dedo ndice mientras Maca sacaba
la lengua y lo lama provocando que Esther cerrara los ojos. Mmmm.
M_ Pues que sepas que he aprendido la leccin, pero ahora, hay que hacer la paces.
E_ Creo que si.
M_ Ven la llev junto a la pared, la apoy y comenz a besarla lentamente, Esther devolva besos y
caricias. Reljate cario.
E_ Lo estoy siempre lo consigues.
M_ Mucho ms ahora sonri besndole mientras sus labios iban descendiendo, mientras sus rodillas
se apoyaban en el suelo y Esther tan solo de pensar lo que vena despus gimi. Esther me vuelves
loca cario.
Le iba diciendo mientras levantaba el fino camisn rosita, y acariciaba sus muslos con las manos,
Esther instintivamente abra sus piernas, notando como su sexo comenzaba a latir, a cobrar vida ante la
boca de una Maca que reparta besos suaves alrededor.
Esther apoy la cabeza en la pared, notaba como sus piernas temblaban, sus ojos fuertemente
cerrados, sus manos en la cabeza de su amor que se mova lentamente, sus pechos suban y bajaban al
principio lentamente, su mente en blanco, su boca entre abierta soltado un poco de aire, a veces, la lengua
tena que humedecer sus labios, la garganta se iba secando y necesitaba tragar haciendo esfuerzos por
controlar toda aquella intensidad que senta, y que Maca estaba provocando en ella, sus pechos se movan
con mayor continuidad conforme las caricias de la Pediatra iban aumentando la presin y ritmo, su cabeza
de vez en cuando se agitaba hacia delante, mientras trataba de sellar sus labios, mientras que su garganta
dejaba escapar algn gemido entrecortado imposible de controlar, sus dedos se haban entremezclado con
el pelo de Maca, jugaba con l, su vientre se mova agitadamente, sus piernas temblaban ms y ms,
pensaba que se iba a caer, unas gotas de sudor recorrieron su frente, abri sus ojos necesitando ver a Maca,
y all estaba, s, era ella la que se haba convertido en su Diosa particular, la que le estaba haciendo recorrer
esos caminos por donde tan bien la llevaba y guiaba, su nombre sala de su boca una y otra vez, con la voz
quebrada por el deseo, por el placer, por el maravilloso momento en el que estaba guindola hacia un
orgasmo tan bestial que sinti que caa, que se mora, y fue Maca quien la recogi en sus brazos quien la
estrech mientras Esther se acoplaba como poda sobre ella, necesitando como quien necesita del aire para
respirar y vivir, juntar las piernas y respirar como pez fuera del agua.
M_ Mi nia mi amor.
E_ Maca mi vida me voy a morir dijo con una exhalacin profunda.
M_ Ni se te ocurra le besaba suavemente el rostro, el cuello mientras vea su piel de erizada. Te
gusta?
E_ Maca para por favor Maca la mir extraada. Me muero dame unos segundos por
favor. Maca sonri. Creo que nunca haba sentido esto.
M_ Te ha gustado, eh? su tono narcisista y seductor lleg a sus odos con total claridad, y Esther
refugi su cabeza en su cuello. A m tambin te lo aseguro.
E_ Ya
Entonces comenz a besarla, primero poco a poco con lentitud, maravillosa lentitud para ella,
tortuosa lentitud para Maca; tras mirarla a los ojos y ver el deseo que asomaba en ellos, tras ver la boca
entre abierta de Maca fue la seal esperada por Esther para buscar sus pechos por encima del camisn de
seda, el contacto de su lengua humedecida en los pezones ya erectos le oblig a Maca a echar su cabeza
para atrs arqueando su espalda, abriendo sus piernas sintiendo el cuerpo de Esther sobre ella, la mirada y
sonrisa de su mujer la encendi de tal manera que sinti como arda su centro, como arda su sangre y
como necesitaba urgentemente que Esther hiciera algo ms que aquellos besos que estaba dejando
repartidos en ambos pechos, mientras sus manos navegaban, buceaban por los muslos tensos de una Maca
743
que frunci los labios, que susurr algo que Esther entendi y le hizo sonrer dando por buenas sus caricias,
notando como su propio corazn lata de una manera tan intensa que Maca poda notar los latidos sobre su
vientre que se mova agitado. Mientras, ella deba jadear porque necesitaba dejar escapar tanto placer que
exista en su interior, aquel aire que sobraba, aquella sangre alterada que con sus caricias Esther estaba
provocando un alud en su corazn, sus caderas se movan al notar los pechos de la enfermera en su centro,
y sin ms demora, Maca pos las manos en los hombros de Esther empujndola suavemente mientras
cerraba los ojos y se dispona a recibir todo aquel mundo de pasin en que su mujer la estaba llevando, all
donde sus muslos se tensaban, sus caderas buscaban, su sexo humedecido se abra para ser adorado,
saboreado, agasajado con tal suavidad que ella cerraba los puos, se puso un brazo sobre los ojos, sac la
lengua pasando la punta por los sedientos labios, gimi, apart su brazo de la cara y hundi sus dedos en la
melena algo rizada de Esther, apret los dedos suavemente empujando ms su cabeza contra su sexo, sinti
el gemido ahogado de su mujer en l, mientras el propio comenzaba a hacerse dueo de todo, pidiendo,
clamando libertad, una libertad que en ese momento la propia Maca senta, y no lo dud, no lo ahog lo
dej volar libre tan libre como en ese momento se senta ella, libre por un Universo nico, en un limbo
donde solo estaba ella y Esther, Esther y ella y as explot su gemido disfrutando la libertad.
M_ Esther susurr como si al decir su nombre pudiera reafirmar que solo estaban las dos.
E_ Si, mi vida respondi con un maravilloso cansancio apoyada su cabeza sobre el vientre de la
Pediatra.
M_ Ven necesito sentirte aqu hablaba extenuada con su pecho an tratando de recobrar la respiracin
adecuada.
E_ Mi reina le bes notando an Maca su propio sabor en la boca de la enfermera.
M_ Vamos a la cama
E_ Claro se levant y la estir de la mano, les cost levantarse del suelo, el cuerpo comenzaba a
resentirse y lo hicieron entre risas.
M_ Joder como me has dejado.
E_ Si? se acost mientras Maca se dejaba caer a su lado y se estrechaba a ella pasando la pierna por
encima de sus muslos volviendo a convertirse en una. De verdad?
M_ De verdad Esther, eres especial lo sabas? sus brazos se unieron a la piel de Esther como si de
aquella manera estuvieran encadenadas la una con la otra.
E_ No me digas eso escondi su cabeza en el cuello de Maca sonrojndose sin poderlo evitar.
M_ Es la verdad.
E_ Sabes? suspir mientras su mano pasaba por el pecho de Maca. Nunca pens que hacer el amor
con una mujer fuera tan excitante, tan apasionante bueno alguna vez haba imaginado como sera.
M_ Si? sonri algo sorprendida.
E_ S, ya te coment que me senta muy rara, extraa con mi novio sin embargo, contigo todo fue tan fcil.
M_ Perdona es que yo deca sonriendo pero con los ojos cerrados. Yo soy yo
E_ Ya ya sonri divertida. Pero nunca imagin que tocar unos pechos como estos fuera algo tan
singular.
M_ Espero que no toques otros, ms te vale! le dijo muy seria.
E_ Eres un poco machista no?, bueno esa no s si sera la palabra pero
M_ No quiero que nadie te toque, ni te mire, ni te roce, trato de borrar de mi mente que alguien antes que
yo te ha tocado, porque te quiero para m, solo para m como yo ser para ti, si quieres llamarme machista,
aunque odie ese significado lo soy, pero solo quiero que seas para m.
E_ Pues no te cuento yo cada vez que pienso en como t
M_ Esther no era yo te lo juro yo solo soaba con una mujer a la que querer y que me quisiera de
igual manera, por mucho que me propuse ser superficial y vanidosa, en cuanto llegaste t con tu
maravillosa forma de ser me di cuenta que quizs eras t esa persona que esperaba me rescatara de lo que
tan estpidamente me haba convertido.
744
E_ Soy como Robin Hood de la Selva dijo graciosamente. Pero en mujer y por una buena causa,
recuperar a una mujer.
M_ Si en mi caso s sonri abiertamente como ella mientras la abrazaba y Esther se suba a horcajadas
sobre ella. Me encanta este camisn pero me gustas mucho ms sin l.
E_ Pues fuera se lo quit de golpe.
M_ Eso es se sent en la cama acoplndose con Esther. As mucho mejor.
E_ Lastima del tuyo pero tir de l mientras ambas rean divertidas. Tienes razn mucho mejor as.
M_ Que sepas que me ha encantado esta sorpresa, y que nunca antes me haba puesto uno.
E_ Ah no?
M_ No, pero si esa era la forma de pedirte perdn la bes con suavidad. Lo acepto encantada.
E_ Ests perdonada.
La danza de la pasin sigui, se amaron todas y cada una de las veces que ambas creyeron oportuno,
hicieron con sus cuerpos contorsiones de amor, se hallaron bocas, manos, pieles, pechos, sexos, muslos,
todo lo que se quiso encontrar se encontr, todo lo que se necesit se localiz, se disfrut. Bocas sedientas,
lenguas juguetonas y hambrientas ansiosas por recorrer poco a poco la otra piel. As hasta que el cansancio
lleg de manera fulminante, dejndolas sin fuerzas para nada, abrazadas volviendo a recobrar la respiracin
poco a poco. Con un susurr repleto de su voz aterciopelada Maca le quiso regalar un trozo de lo que su
corazn senta.
M_ T sabes que cuando estoy a tu lado el mundo no existe?, que me haces sentir rea y diosa de toda la
existencia suspir jugando con su cuello, su pelo, mientras Esther le apretaba el muslo que tena cruzado
sobre ella. Sin ti me siento tan poca cosa, contigo todo es diferente Esther te quiero
No hubo respuesta no porque no tuviera fuerzas, sino, porque la emocin se clav en el centro de la
garganta de Esther a la que las palabras no le salieron, y sus ojos emocionados le dieron a Maca la
respuesta que esperaba, que ella tambin la quera de igual modo.
El Sol haba vuelto tan majestuoso como siempre a iluminarlo todo, la actividad en la aldea iba
como el da comenzando poco a poco a ir desarrollndose. Los hombres haban desayunado juntos ante la
extraeza de que mami Teresa no se haba levantado, Vilches fue el siguiente en llegar al comedor y ante la
explicacin de Nsona enarc una ceja y mir instintivamente hacia tras donde se encontraba la cabaa de
Teresa, silencio. Sonri y se sent a desayunar, al poco rato una ms que ojerosa Esther llegaba a la cocina,
entraba como si fuera en una nube, flotando sin ver a un Vilches que la observaba divertido. La vio como
canturreaba por lo bajo, as como bostezaba y se coga los riones como si realmente estuviera sola y
pudiera dar muestras del cansancio que su cuerpo sufra.
La mirada escrutadora de Vilches le haca sonrer, verla en ese estado le provocaba una mezcla de
satisfaccin por la pareja y cierto temor por lo que el futuro pudiera reservarles. Ese futuro en el que l
muchas noches pensaba y tan solo lo reconoca en su mxima soledad, tambin le asustaba, la posibilidad
de no ver a Cruz ni a la nia ms, era algo que le provocaba pnico, y tambin le provocaba pnico lo que
pudiera pasar a aquellas dos mujeres que l sin tapujos tambin reconoca las apreciaba y era cuando poda
ver el brillo de la felicidad en los ojos y Esther deslumbraba todo con aquel brillo. Al salir con la bandeja
lo vio all sentado observndola.
En la cama medio tapada medio desnuda con el pelo sobre la cara yaca agotada Maca, sin duda, la
noche haba sido intensa, y ambas sentan el cansancio en forma de agujetas en segn que partes de sus
cuerpos.
E_ Joder nunca haba tenido agujetas ah susurr tocndose los muslos en la parte posterior, entonces
sonri al pensar en cual de todas las posturas le haba podido dejar ese dolor, volvi a sonrer. Es
maravillosa Maca Maca
M_ Mmmmm protest.
E_ Venga cario que tenemos que desayunar y trabajar.
M_ No
E_ Vamos gandula venga sonrea viendo como se haca la remolona.
M_ Un poco ms Esther no seas mala musitaba con los ojos cerrados cambiando de lado la postura de
la cabeza.
E_ Desde luego, y soy yo la marmota! venga! se subi sobre ella hacindole cosquillas mientras
sonrea sin parar.
M_ Esther para no para joder deca muerta de risa luchando con ella hasta que pudo girarse y
echarla sobre la cama ponindose sobre ella. Eres una flojita.
E_ Ah si?, pues anoche no me dijiste lo mismo le acariciaba la cara, con una mano y con la otra Maca
la tena retenida.
M_ Es que anoche mova su cabeza un poco de lado a lado graciosamente.
E_ Ya no hacan falta ms palabras, se besaron con suavidad. Te quiero.
M_ Y yo mi vida le devolva los besos por la cara, por los labios. Te quiero mucho pero tengo un
hambre no cen.
E_ Por cabezota no cenaste.
M_ No me lo recuerdes sonrea mordindose el labio inferior.
E_ Como saba que me ibas a cambiar rpidamente por el desayuno me he esmerado.
M_ Mmmm que pinta tiene cogi el vaso de leche fresca tal y como le gustaba y dio un sorbo. Te
ha ayudado Teresa.
E_ No, lo he hecho yo porque Teresa ha pasado una noche orgsmica y nos ha dejado a nosotras en ridculo
Maca que haba vuelto a dar otro trago de leche lo escupi como si fuera un aspersor llevndose la ria
de Esther. Maca!
M_ Lo siento deca limpindose la barbilla. Pero eso no puede ser!, ests segura?
E_ Me lo ha dicho Vilches.
M_ Ah bueno! exclam como quitando importancia si vena de parte de Vilches.
E_ Maca que son casi las nueve y media y Teresa no est en la cocina, est en la habitacin.
M_ Qu! aquella noticia le afect mucho ms, dej a un lado la bandeja buscando sus pantalones y
camiseta.
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E_ Se puede saber que haces? la miraba entre divertida y perpleja.
M_ Esther y si le ha pasado algo?, eh? preguntaba preocupada metiendo sus largas piernas en el
pantaln.
E_ Vilches no estara tan tranquilo.
M_ Vilches es un tranquilo se enfund la camiseta. Y si le ha dado algo?
E_ Lo que le ha dado ha debido ser un gusto de muerte.
M_ Esther joder que Teresa no est en edad de emociones fuertes!
E_ Y eso quin lo dice? la miraba totalmente perpleja.
M_ Lo digo yo que la conozco!
E_ Espera espera la cogi del brazo fuertemente con una sonrisa en sus labios. Pero dnde vas?
M_ Cmo qu dnde voy?, a ver si le ha pasado algo.
E_ Maca!
M_ Esther la mir interrogante y ante su gesto tierno agreg. Vale
E_ Eso es
M_ No soportara que a Teresa le pasara algo entonces se qued pensativa ante la mirada divertida de
Esther. Algo malo, claro.
E_ Ya lo s cario, pero lo que le ha pasado es algo bueno muy bueno buensimo.
M_ Joder siempre a Brbara le hizo mucha gracia Teresa pero no imagin que tanta.
E_ Teresa es una mujer especial Maca, yo creo que atrae, a ti no te atrajo? le pregunt un poco con
sorna.
M_ Siempre le he dicho que porque ella no quiso respondi seria.
E_ De verdad? le pregunt abriendo la boca.
M_ S, de verdad arrug la nariz y se le qued mirando, le encant el gesto de Esther y entonces dio una
carcajada que Esther entendi que era de burla y le golpe el brazo. Ay lo siento pero es que me
encanta tu carita cuando me quedo contigo
E_ Sers mala
M_ Si, y me encanta serlo as contigo susurr con voz sedosa.
E_ Uf Maca que nos est esperando Vilches y si empiezas no puedo parar le deca mientras Maca iba
en su busca hasta que tropez con la pared. Le hablaba con una sonrisa en sus labios que an la encenda
ms, y ese ardor se mostraba en los ojos de la Pediatra.
M_ Que espere.
E_ Maca le advirti notando como sus manos se colaban por debajo de la camiseta, cerr los ojos ante la
mirada penetrante en deseo de Maca. Que demonios qu espere! dijo con sbita urgencia, haciendo
que los labios echaran chispas.
Cuando salieron de la cabaa, lo hicieron juntas, sonrientes y relucientes, llegaron hasta el hospital a
ver a Mona, por el camino le dieron dos patadas al nuevo baln de los nios que jugaban con sus camisetas
puestas, y el jolgorio pareca escucharse en toda la Selva. Miraron a hurtadillas hacia la cocina pero no se
alcanzaba a ver nada, as que entraron al hospital, all una Mona echada en la cama con las patas cruzadas
de manera muy fina, con la gorra de Esther miraba fijamente el techo, al ver a las dos mwasis, aull de
felicidad.
En el despacho con gesto serio estaba Vilches, cuando lo vio, imagin que haban problemas, no
quiso interrumpirlo en sus pensamientos, tan solo se sent delante suya y lo observaba.
Su pregunta y exclamacin sonaron al aire, una plegaria no hubiera llegado ms alto, ni ms lejos, su
queja se convirti en torbellino cargado de dolor, de tristeza, las expectativas en aquel viaje se presentaban
muy tenebrosas y aunque les haba advertido a las dos, saba que nada poda hacer ante lo que intua iban a
descubrir.
En su cabaa, Maca y Esther charlaban de todo un poco mientras cogan las pertenencias que iban a
llevarse, cada una en su foro interno presentan que el viaje no iba a ser fcil ninguna lo dijo pero ambas ya
tenan la suficiente experiencia como para entender que cada salida era un horror diferente, y ya llevaban
unos cuantos vividos, lo natural era enfrentarse a alguna barbarie pensaba Maca, y sobre eso estuvo
hablando preparando a Esther que la escuchaba atentamente.
Y as salieron de la cabaa, ante ellas una nerviosa Teresa caminaba de lado a lado, se notaban sus
ojeras, y ambas se miraron asombradas. Al verlas llegar juntas se frot las manos, carraspe y les dijo.
Y como siempre que se marchaban, primero lo hizo el camin manejado por Zul y junto a l Yildas,
tras ellos la cafetera y sus mil sonidos nicos y maravillosos para los odos de Vilches, los nios entre
gritos y saludos corriendo junto a ellos, cuando Maca y Esther se giraron vieron a una ms que preocupada
Teresa mirar su partida junto a Brbara que le pas la mano por la cintura. Maca mir a Esther, y Esther le
sonri con una mueca comprensiva, la Pediatra suspir y se acomod en el asiento.
Al ver como se cerraba la puerta, los hombres continuaron con su trabajo bajo la supervisin de un
renqueante todava Massamba, mientras Teresa formaba en su barbilla un cierto puchero.
T_ Siempre igual, cuando los veo partir un dolor en mi corazn y una angustia se apodera de m.
Ba_ El peligro siempre est ah, pero nada va a pasar, adems no ests ms calmada con lo que te hice?
T_ Brbara, Brbara! le dijo sonriendo.
Ba_ Ay mi bella damisela!
El camin y la cafetera iban haciendo su camino con el silencio de sus ocupantes, les acompaaba
un intenso sol, que les haca ir con las ventanillas bajadas, pensativos, con los ojos bien abiertos sin dejar
ninguno la concentracin en cuanto les rodeaba. Llevaban algo ms de dos horas de camino cuando Esther
vio como el camin se detena. No dijo nada no quera molestar la concentracin de Vilches, pero vio como
Maca abra la puerta y sala, ella hizo lo mismo, si haba aprendido algo era hacer todo cuanto vea en ella
sin preguntar, sin decir, y fijndose mucho en lo que pisaba.
El camino a Esther se le hizo demasiado largo, una angustia en su estmago se haba adueado de
ella, segua los pasos de Vilches, mientras notaba el aliento y las pisadas de Maca tras suyo. Pronto
llegaron a su destino, all una pequea aldea donde Vilches tena censados a los habitantes, no ms de
cincuenta y segn el jefe con las muertes y nacimientos en aquel momento lo formaban sesenta personas, la
mayora nios. Mientras Zul, Yildas y Vilches montaban la pequea clnica mvil, las chicas no pararon
de jugar con los nios que se acercaban a ellas al principio con reticencias para terminar jugando y
rindose con ambas.
M_ Sers una estupenda madre, una madraza le deca con esa mirada entremezclada de admiracin y
amor.
E_ T crees?
M_ Estoy segura.
E_ Se nota que te gustan los nios Maca.
M_ Bueno estudi para ello, ya lo sabes.
E_ Te quiero le dijo de golpe.
M_ Y yo sonri ante la confesin mirndola encandilada.
V_ Ya estamos? les pregunt cruzando sus brazos sobre el pecho.
M_ Vamos para all jefe.
Como siempre que trabajaban lo hacan de una manera totalmente profesional, cada uno en su
terreno, Esther en medio de los dos prestando principalmente el instrumental y si algn nio rompa a llorar
era junto a Maca quien trataba de tranquilizarlo ante siempre la sonrisa de la madre. Durante tres horas
trabajaron sin descanso, una vez todos estaban vacunados, se sentaron como era costumbre bajo un rbol
mientras Zul y Yildas volvan a desmontar la Clnica.
V_ Qu tenemos?
M_ En los nios todo bajo control, tan solo hay un par que bueno sus madres me han dicho que comen
poco, estara bien darles alguna vitamina. Por cierto Esther nos quedan?
E_ S, hay tres cajas de lo ltimo que nos mando Dvila.
M_ Vale pues intentaremos hacerles entender que deben tomarlas.
V_ Eso es ms complicado se rasc la perilla.
M_ Por lo dems bien. Estn fuertes, y creo que con un nivel bueno de alimentacin, no he visto lesiones
ms que los habituales golpes y poco ms.
V_ Los mayores he visto cuatro casos de artrosis bestial, el brujo se encarga de ello, es increble como
solucionan todo con magia.
E_ Si, es increble susurr pensativa.
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V_ Y a ti qu te pasa?
E_ Nada nada solo que me he acordado del pequeo que muri no pudo ocultar su tristeza.
V_ Ya mir a Maca enarcando sus cejas.
M_ Bueno si lo tienes claro Vilches creo que sera bueno volver a cruzar el ro.
V_ Si. Solo tenemos que dejar las vitaminas y procurar que lo consigan entender.
M_ Mira si no lo entienden mejor no las dejamos eh?, quizs en otro sitio si lo necesitan ms.
V_ De acuerdo. Zul! se march con l para hablar con los jefes de la aldea.
M_ Ests bien, cario? le acarici con ternura el brazo.
E_ S, solo ha sido un golpe inesperado de aoranza.
M_ Bueno es normal, a m tambin me suele pasar. Vamos.
Finalmente el brujo se neg a dar a los nios aquellas pastillas endemoniadas que lo ms seguro iban
a causar ms daos que otra cosa a sus nios. Tras las gracias y un saludo, los hombres que los haban
acompaado les volvieron a llevar hasta la Bwatu. Volvieron a bajar ro abajo con la corriente del mar,
decidieron tomar algo mientras llegaban al siguiente destino.
E_ Qu bueno!
V_ Dios parece mentira en plena Selva, en el ro ms grande que existe y nosotros con unos sper modelos
de fiambreras de colores inaudito! deca mientras Yildas y Zul rean de buena gana.
E_ No te quejes le respondi seria tratando de no rerle la gracia.
V_ No pija no, no me quejo solo me sorprendo.
M_ A ti an te ha tocado un color llevadero, pero este violeta mo es infame.
E_ Encima te quejas!, si es que no s para que hago nada sois un par de carcamales.
M_ Pero qu dices! le lanz un trozo de carne dejndola en el pelo colgando de Esther.
Z_ Mwasi a m gustar.
E_ Gracias Zul, y a ti Yildas?
Yi_ Gustar, s le sonri el callado guerrero.
E_ Veis, sois igual de carcamales y no me eches nada so guarra! le dijo rindose.
Despus de comer entre risas y algn que otro susurro de Zul a modo de cancin, llegaron a su
nuevo destino, mientras la bwatu se deslizada por el ro suavemente, Maca le iba explicando a Esther cosas
sobre el entorno, como tiempo atrs viajaron, Esther se apoyaba en el pecho de Maca, y sta la coga por la
cintura mientras Vilches descansaba con su sombrero de paja puesto en la cara. A pesar de todo, del
peligro, del desconocimiento de lo que poda ocurrir, de la soledad en aquella inmensidad de ro, ambas se
sentan felices de poder compartir aquella nueva aventura, aquella visin privilegiada de la extensin
maravillosa de la Selva, del poder y magnetismo de aquel color espeso que les rodeaba, de un cielo azul, de
los sonidos de los pjaros, en los cantos de algunas aves, compartir aquel viaje para ambas, significaba
estar juntas, unidas y la vida les haba regalado aquel momento en el que a pesar de la zozobra a su manera,
eran felices.
Nuevamente el mismo procedimiento, solo que en lugar de dos hombres esperndolos, haban
cuatro, parecan nerviosos, y nada ms verlos salieron a su encuentro. Zul como siempre hablaba con
ellos.
Z_ Dicen que una mujer est dando a luz pero no sale el nio.
V_ Venga vamos
Primer problema, y llegar as no era demasiado bueno, si el brujo se pona en su contra, las cosas se
hacan ms difciles y les costaba ms hacer su trabajo, segn las notas de Vilches en aquella aldea haban
treinta personas.
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Llegaron con prisas, con esas prisas, Esther se resbal al pasar un riachuelo dndose un buen golpe
pero esta vez fue a caer de frente, Maca la levant.
No haba tiempo para nada ms, llegaron cuando las mujeres se apartaban de la puerta de la pequea
cabaa, rpidamente Maca tom posicin, al lado de la mujer Vilches que la miraba, y al otro Esther que
comprobaba sus constantes vitales.
M_ Se ha encajado Vilches.
E_ Tiene muy bajas las constantes.
M_ Ponle una va y gotero.
V_ Maca esta mujer estaba pariendo sola no vamos a poder sacar al nio.
M_ Voy a intentarlo.
E_ Est muy dbil.
V_ Nos arriesgamos Maca?
M_ No hay tiempo, el nio esta asfixindose deca con el ceo fruncido.
V_ De acuerdo, suerte.
El mdico sali y a los familiares y dems aldeanos les explic que era muy complicado poder sacar
con vida al nio y salvar a la madre, los hombres fruncieron sus labios y las mujeres comenzaron a llorar
rezando a los espritus. Como era habitual en esos casos, los hombres comenzaron a preparar una hoguera
para en el caso de que no sobreviviera, incinerar el cuerpo con ramas de palmera, Vilches miraba
preocupado hacia la cabaa, Zul y Yildas montaron la clnica mvil y se sentaron junto a l.
As siguieron trabajando, con los continuos gestos de Esther mientras miraba a Maca y la vea tan
tranquila trabajar, cuando terminaron, era casi la hora de cenar, las mujeres haban preparado comida y les
hicieron sentarse en el suelo junto a ellos.
M_ Ests mejor?
E_ Maca era puro fuego.
M_ Exagerada es una mezcla de races de planta un poco alucingena te aviso.
E_ Estoy muerta de calor.
M_ No ser por otra cosa.
E_ Maca le dijo entre diente mientras abra sus ojos.
M_ Jeje sonri.
E_ Vamos a dormir en alguna cabaa? la miraba suspirando.
M_ Me temo que no, son hospitalarios pero no como para salir de sus hogares, nos han preparado una
buena hoguera para calentarnos y gracias a tus tiendas de campaa de ltimo grito pijo, vamos a poder
tener algo de intimidad.
E_ No empieces Maca! de repente comenz a rerse como loca sin poder parar.
V_ Todo bien?
E_ Siiiiiiiiiiiiii volva a rer a carcajadas.
M_ Creo que ser mejor que andemos un poco.
E_ Estoy estupenda, pero es que ay no puedo parar de rerme solo de pensar en la tienda de campaa
deca tapndose la boca.
M_ Vamos a hacer una cosa, voy a ver a la madre y el nio, y despus caminamos un poco y nos acostamos
te parece bien? la miraba divertida.
E_ Vale te acompao?
M_ No, ahora vuelvo. Vilches.
V_ Si, la vigilo, creo que ha dado un trago ms grande de lo recomendable.
E_ Uf qu calor! se daba aire con la mano.
V_ Joder ya veras t ya serenata pasional.
E_ Qu dices Vilches? le pregunt al escucharlo hablar en voz baja.
V_ Que menuda has pillado.
E_ Uf qu calor!
Cuando Maca termin de revisar a la mujer, sali recibiendo la sonrisa del marido y los besos de sus
hijos, les dio las gracias con una sonrisa y fue a por Esther, all estaba hablando con Vilches
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tranquilamente, pareca que el efecto le haba pasado. El reflejo de la fogata alumbraba su rostro, y sinti
como el corazn le golpeaba fuerte el pecho, sin duda, aquello era amor.
M_ Nos vamos?
V_ He quedado con Zul que en cuanto amanezca nos ponemos en marcha.
M_ De acuerdo, nos avisas.
V_ Si, a ver si tenemos cabeza, eh? les advirti.
E_ Uf qu calor repeta sin cesar.
M_ Venga cario vamos a dar un paseito y a estirar un poco las piernas.
E_ Vale aydame le dio las manos.
M_ Arriba campeona le aup y de un salto se puso en pie.
E_ Yujuuuuuu dijo al llegar a su cuerpo.
V_ Menuda ha pillado si es que
M_ Hasta maana.
V_ No quiero escuchar ni un suspiro Maca, mira que estamos en medio de la selva, y esta gente no es
como en la aldea.
M_ Tranquilo Vilches, s lo que hago.
V_ De acuerdo, eso espero. Vaya cogorza mrala deca sealando a Esther que pareca bailar ballet.
M_ Me la llevo, vamos Esther no poda contener la risa de verla en aquellas circunstancias.
E_ Si mi vida, mi cielo, mi conquistadora, mi tierno trocito de pastel de chocolate, la reina de mi vida, la
duea de mi corazn, la que alienta mi alma, una perita en dulce para m y una loba en la cama dicho
esto se tap la boca y sonri como quien comete con su comentario una travesura.
M_ Todo eso soy?
E_ Y ms mucho ms le dio una palmada en el culo.
M_ Creo que te har bien un poco de aire.
E_ Si no hace.
M_ Caminar cario caminar.
E_ Maca tengo mucho calor le dijo haciendo la accin de quitarse la camisa.
M_ Qu haces? la detuvo.
E_ Tengo calor.
M_ Ser mejor que nos acostemos.
E_ Vale sonri.
M_ Pero nada de nada eh?
E_ Nop negaba con la cabeza de lado a lado divertida.
M_ Ay que me pierdo Maca control.
E_ Cmo era esa de Ol Ol?, s ya me acuerdo se puso delante de ella pasando sus manos por la
cintura de Maca mientras Esther bailaba graciosamente y muy descompensadamente. No controles mi
forma de bailar porque es total, y a todos les excita, no controles mi forma de mirar porque es total y a
todas enamoro.
M_ Esther por favor deca sin para de rer al ver como se mova.
E_ Te excito, o no?
M_ Mucho lo sabes.
E_ Bien daba un salto con una gran exclamacin.
M_ Venga vamos a dormir.
E_ Si es que soy irresistible has cado a mis pies seora conquistadora, la seora conquistadora ha sido
conquistada deca triunfal.
M_ As es, pero cuando ests en tu juicio no lo reconocer no poda dejar de sonrer.
E_ Me estoy meando Maca.
M_ Eso, t pierde el lado pijo.
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E_ Me meooooooo.
M_ Venga vamos la llevaba tras un rbol.
E_ Uffffffffffffff que alivio.
M_ Te falta mucho?, Esther te falta mucho?
E_ Nop.
M_ Que divertida sonrea sin poderlo evitar.
E_ Ayyyyyyyyyyyyyy.
M_ Ya me pareca a m! susurr yendo a por ella se la encontr con los pantalones bajados y sentada en
el suelo. No entiendo como te ha dado tan fuerte.
E_ Ay mi culo Maca me he pinchao algo.
M_ Joder te has cado sobre la planta de los pinchos
E_ Ayyyy mi pobre culito.
M_ A ver vamos le subi los pantalones y la llev hasta la tienda de campaa.
V_ Ha pasado algo relevante para tal grito de la pija gritona? le preguntaba mientras los otros dos
hombres las miraban.
M_ Nada Vilches que se ha cado sobre una plantita con pinchos te lo puedes imaginar?
V_ Necesitas ayuda?
M_ Creo que no hay pinzas en el botiqun, verdad?
V_ S.
E_ Ay Vilches que no me voy a poder sentar!
V_ Tranquila yo he pasado por ello y solo duran unos das.
E_ Todo me da vueltas, no ser mortal, verdad? preguntaba medio llorosa.
M_ No Esther, no, es una planta de lo ms normalita venga
V_ Suerte sonri.
Z_ Pobre Mwasi Esther.
V_ Si es que a patosa no le gana nadie.
Maca se cambi deprisa metindose en el saco junto a Esther, le dio un escalofro notar la desnudez
de su mujer, pero trat de ser cauta, le dej un beso en la frente tras sacar el quinqu, tras suspirar y
colocarse bien, Esther rpidamente se abraz a ella.
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El silencio se hizo dueo de la tienda, la luna grande y hermosa, iluminaba todo, por la ranura que
dejaba la cremallera entraban unos cuantos rayos, se mezclaban en el pelo de Esther, as como si la
estuviera hechizando, y uno de esos reflejos descubrieron sus ojos abiertos de par en par, mirando a Maca.
Maca estaba encontrndose con la dulzor del sueo cuando not algo recorrer suavemente su vientre, trag
instintivamente saliva, y aquello que notaba segua descendiendo ms y ms, hasta con un movimiento
ligero y hbil, como si fuera un ladrn abriendo la caja fuerte que esconda el tesoro ms importante del
mundo, se introdujo en l.
E_ Recuerda no puedes gritar le musit al odo haciendo que Maca se sintiera desbordada por los
sentimientos.
El silencio de la noche se hizo poderoso, Maca con los ojos cerrados sintiendo las caricias de Esther
quien tan solo la observaba, haciendo de aquella forma que el momento fuera diferente y especial para
ambas, al abrir los ojos empujada por el placer, vio que en el interior de la tienda, haban entrado las
estrellas del cielo, la luz de la luna y nuevamente Esther le haba regalado un momento nico en su vida, al
girar su cabeza para mirarla, vio en sus ojos el brillo ms importante que la vida le poda dar, el brillo del
amor por ella que siempre busc y por fin, haba encontrado.
M_ Te quiero
El sol empezaba su diaria lucha con la oscuridad para entregar en el cielo de frica un nuevo
amanecer. Los animales al ir descubriendo los primeros rayos comenzaban sus habituales cnticos, los
pjaros alzaban sus vuelos en libertad, los monos comenzaban a aullar, y algn que otro sonido sala de la
espesura de la Selva. Mientras, en la tienda de campaa ltimo modelo de las chicas, dos cuerpos seguan
entrelazados, abrazadas como era su costumbre, de la misma manera que el sol iluminaba ya el da, ellas se
despertaban abrazadas, las piernas entrelazadas, los brazos mezclados entre los cuerpos, las respiraciones
pausadas.
Ligeras protestas por la llamada, pequeos movimientos que lo que hacan era unirse ms ambas
pieles, ambos cuerpos, las manos cobraban vida y tocaban, acariciaban y disfrutaban del despertar lento,
maravillosamente compartido cuando los labios como las manos cobraban vida y comenzaban a buscar la
otra piel, los otros labios, besos suaves, movimientos pausados repletos de calma y mucho amor.
Tras una carcajada se vistieron sin poder lavarse, lo haran ms adelante a lo largo del da en el ro,
al salir vieron que la nica tienda que faltaba por recoger era la suya, tras saludar a los hombres que las
miraban sonrientes y preguntarle a mwasi Esther por su trasero con respeto, aunque alguna sonrisa
divertida se les haba escapado haciendo que Esther rompiera en una carcajada. Ellas mismas desmontaron
la tienda y despus pasaron a ver a la chica, todo estaba en perfecto estado, y con la gratitud de la madre y
de todos los aldeanos, se marcharon por el camino que les haba llevado hasta ellos. Subieron a la bwatu
para emprender el viaje y al sentarse Esther llegaron sus problemas.
Y as entre bromas, risas y unas manos entrelazadas, fueron haciendo el viaje, Viches finalmente se
meti en sus notas, la siguiente aldea tena un total de cuarenta y tres habitantes, les esperaban en la senda
del ro y segn sus previsiones, acabaran con tiempo de sobra para volver a la aldea todava de da.
Al llegar, al lugar indicado vieron que no haba nadie esperando, aquello molest a Vilches lo
suficiente como para prestar atencin, Yildas con el fusil baj el primero, despus lo hizo Zul, Vilches y
ambas chicas. El silencio era espectacular, no haba nada ms sobrecogedor que el silencio en la Selva,
despacio caminaron por el camino, machete en mano Zul iba abriendo paso, hasta llegar a una especie de
senda por donde se adentraron, el corazn de todos ellos lata fuertemente esperando encontrarse con
cualquier barbarie, ante el gesto de Vilches de mximo silencio y atencin fueron llegando hasta el lugar
donde se encontraba la aldea, se escondieron tras una zona de alto follaje, observaron temindose lo peor,
entonces alguien toc el hombro de Esther que estaba la ltima, al girarse vio a un hombre pequeo y se
voz contrariamente a lo que era habitual no sali de su garganta, tan solo estir con fuerza del brazo de
Maca. Al girarse, vio al hombre sonrer.
Al ponerse de pie se dieron cuenta de que el hombre no meda ms de un metro cincuenta, a Esther
le llegaba justo por el pecho, mientras quedaba de manera casi ridcula con Vilches, no entenda nada pero
justo entonces record lo que haba estado estudiando en el avin. Pigmeos.
Al llegar a la aldea Esther qued boquiabierta, aquellos mongulu de los que hablaba Maca eran tan
pequeos, y se encontraban dentro de la ms espesa Selva, el suelo repleto de las hojas de los rboles que
caan, fogatas dentro de los mongulu, decan que para ahuyentar los mosquitos y dems insectos, le llam
la atencin tambin las mujeres, vestidas con ropas que cambiaban en los poblados por comida que ellas
mismas recolectaban, eran un pueblo singular, simptico y muy acogedor.
Mientras ellas revisaban a los nios, Vilches y los dos hombres intercambiaban cosas con los
hombres de la aldea, eran perfectos negociadores y tanto Zul como Yildas acostumbrados a tratar en sus
antiguas aldeas con ellos, se divertan junto a Vilches sentados en la hoguera escuchando sus historias de
caza.
Al finalizar como era costumbre en ellos, les preparaban una taza de jugo de coco, Esther mir a
Maca quien le dio la seal de que poda beber tranquilamente, tras los saludos y dejarles vitaminas para los
nios, se marcharon esta vez s, acompaados por cuatro pigmeos quienes les abran paso. Al llegar al ro,
se despidieron con un sentido abrazo, a las mwasis les ofrecieron dos collares con los caparazones de
caracoles, algo que asombr a una atnita Esther, y con el aviso de una nueva revisin a los seis cambios
de luna, se marcharon ro arriba.
Nuevamente Esther tumbada, al salir de la espesa Selva se dieron de bruces con el sol y nuevamente
el calor.
Y as hicieron parte del camino, Esther medio adormilada, Maca pensativa dndole vueltas al
pensamiento que Teresa le haba dicho sobre llevarse a Esther a Madrid, aunque ella no barajaba esa
posibilidad, sentirse a salvo y poder vivir la vida con tranquilidad, con un trabajo y unas horas, sin exponer
su vida al peligro de la Selva, le estaba rondando por su cabeza, no quera exponer a Esther a peligros,
porque la sola idea de pensar que algo poda pasarle, le haca sentir un vrtigo y un dolor de estmago que
no acertaba a controlar. Cuando llevaban la mitad del camino hecho, Vilches decidi parar para comer algo,
y hacer sus necesidades que ya llevaban cuatro horas metidos en la bwatu.
Volvieron a la bwatu, se volvieron a proteger del sol, con gorras, crema y camisas de manga larga,
Esther segua tumbada de lado, junto a ella Maca, hicieron el recorrido ms o menos tranquilo y en
silencio. Sin duda, lo que teman iba a ser un camino repleto de sobresaltos, se haba saldado hasta ese
momento, con una tranquilidad extrema, y un nacimiento.
Llegaron con la tarde a la cafetera, sacaron todas las ramas de encima, se montaron en los coches,
Esther tras unos cuantos movimientos raros, para poder tumbarse de lado ante la burla de Maca, y
comenzaron a hacer las tres horas y media de viaje de vuelta. Llevaban ya la mitad del camino cuando
Esther habl.
De pronto
763
Parte 5
Al llegar se detuvieron en seco, ante ellos el horror humano que pensaban haban sido afortunados
de no encontrar, Esther estaba plida con sus ojos abiertos como platos, observando como en el suelo
yacan cuerpos de hombres, mujeres de todas las edades, nios, nadie se atreva a dar un solo paso ante la
barbarie que haban encontrado. Fue Yildas, el primero en pasar, el primero en mirar con sus ojos rasgados,
con la rabia marcada en sus mandbulas, con el fusil apretado en su mano, despus Vilches quien con pasos
temerosos se acerc hasta l, mientras Maca acunaba a una Esther que haba roto a llorar sobre su pecho.
V_ Miremos a ver si hay supervivientes esa voz queda, no pareca la suya, ese gesto de horror marcaba
en su rostro arrugas nuevas.
Z_ Estn muy fros ziku Zul se agach para tocar al hombre que yaca envuelto en sangre.
V_ Imposible que haya sobrevivido nadie miraba desolado alrededor.
M_ Vamos a estar seguros Vilches, venga Esther qudate aqu le dijo con la voz suave tratando de
acunarla con ella.
E_ No, voy con vosotros se secaba los ojos, suba sus mocos.
V_ Deben estar muertos ms de veinticuatro horas.
M_ De todos modos asegurmonos.
V_ Voy a dar el aviso segua teniendo ese tono de voz totalmente roto.
Z_ Mwasi no hay vivos le dijo mientras Yildas segua con la exploracin.
M_ Han hecho bien el trabajo miraba alrededor encontrando en cada cuerpo una seal de extrema
violencia.
Y_ Nadie.
E_ Dios mo los nios Maca su gesto volvi a teirse en tenebroso.
M_ Lo s cario, lo s dijo tan abatida como ella.
Z_ Mwasis marchar, nosotros arreglar no ver ms les dijo Zul mientras junto a Yildas se marchaban al
camin, all siempre llevaban utensilios que les facilitaban la labor. Ahora volver.
M_ Est bien vamos Esther.
E_ No lo entiendo murmur con su gesto todava repleto de perplejidad, rabia y descorazonamiento.
M_ Venga vamos no hacemos nada aqu cario estir suavemente de su brazo para llevrsela.
E_ Al menos, recemos por sus almas Maca.
M_ Esther vamos la mir entristecida entendiendo su dolor.
E_ Espera la detuvo en seco. Has odo eso?
M_ El qu?, no oigo nada la miraba con el ceo fruncido.
E_ He escuchado algo por all seal hacia un lado donde haban varios cuerpos.
M_ No escucho nada, venga eso es la sugestin cario le dijo con dulzura mientras pona atencin. No
se oye nada.
E_ Estoy segura Maca que he escuchado algo por ah sin ms se dirigi hasta donde crea haber
escuchado algo.
Mientras sobre el cap de la cafetera, Vilches trataba de situarse para dar las coordenadas exactas a
Dvila, deban formalizar la denuncia de una nueva masacre, de una nueva aberracin contra la humanidad.
Estaba en ello cuando vio como Zul y Yildas llegaban con gesto serio profundamente afectados por lo que
haban tenido que soportar.
V_ Y Maca?
764
Z_ Se qued.
V_ Hay algn superviviente? lo mir con el ceo fruncido.
Z_ No ziku.
V_ De acuerdo. No quiero quedarme mucho tiempo aqu, no s si estn cerca celebrando an la matanza.
Y_ Nosotros quedar.
V_ No, nos vamos todos, voy a avisar a Dvila, desgraciadamente no podemos hacer nada.
Mientras los hombres bajaban los utensilios del camin, y Vilches trataba de ponerse en contacto
con Dvila, Esther haba salido corriendo sin saber muy bien si lo que haba escuchado era real o no. Maca
lo hizo tras ella, miraban a su alrededor buscando algo que ninguna saba que era, trataban de no mirar las
caras del horror, las heridas abiertas, la sangre, las barbaridades ms atroces nunca vistas para Esther y ya
alguna que otra vez vividas por Maca.
El camino se les hizo largo, cuando tan solo les separaban veinte minutos de la aldea, al ver que se
asomaba con su vieja y destartalada muralla de proteccin, Vilches respir tranquilo. En el interior todo
estaba preparado para recibirlos, y sobre todo la rapidez con la que Maca, sali del coche mientras Esther
llevaba el gotero y entraban con la pequea a la cabaa, hizo que las mujeres expresaran a la vez un oh
de emocin.
M_ Aydanos Teresa.
T_ Si que criaturita ms mona que pequeita deca emocionada.
M_ Si, Esther dame el fonendo por favor, quiero asegurarme de que va mejorando.
E_ Toma la miraba con una expresin enternecida.
T_ No haba nadie ms vivo? les pregunt mirndolas alternativamente.
M_ No, una barbarie ms de esos hijos de perra.
E_ Se nota el calor dijo sudando mientras se quitaba la camisa quedndose con la interior blanca que
llevaba de tirantes.
M_ Le har bien eso es pequea a ver
E_ Lleva sangre.
M_ Si pero es de la madre ya la haba visto antes no tiene herida alguna la haban dejado desnuda
revisando todo su cuerpo.
T_ Nsona cario trae agua caliente para lavarla, eso le ayudar.
M_ Creo que la hemos estabilizado, va subiendo su temperatura.
T_ Claro estaba helada, voy a por el agua y a ver si podemos darle un poquito de leche.
E_ Pobrecita mira tiembla, necesita el calor humano, cario por qu no la abrazas?
M_ Si igual s no?
E_ Claro la miraba sonriente entendiendo su respeto. Le har bien.
M_ Espera voy a quitarme esto, me doy una ducha rpida y vengo. No la pierdas de vista.
766
Fuera esperaba un desquiciado Vilches, al ver salir a Teresa corriendo se fue tras ella hasta la cocina
donde estaba Brbara preparando cosas para la nia.
Mientras en la ducha Maca, se daba toda la prisa que poda, no quera recordar bajo el grifo las
imgenes, quera quedarse con la nia aferrada a ella, quera pensar que le iban a salvar la vida y que iba a
ser una nia dichosa y feliz. Volvi rpidamente all estaba Esther, mirando a la pequea tratando de calmar
su llanto.
M_ Qu le pasa?
E_ Creo que est reaccionando y tiene hambre sonrea.
M_ Es pronto an.
E_ Anda sintate en la cama.
M_ No quieres t?
E_ No Maca, no puedo sentarme y necesita calor de una madre.
M_ Bueno yo le puedo dar calor, de Pediatra pona gesto algo nervioso.
T_ Ya estoy aqu, a ver el bibe de Nsona, esta preparado, Lula me ha dado esto para poner en el agua cerca
de la nia, y los hombres van a hacer la danza de la vida esta noche para fortalecer a los espritus para que
protejan a la pequea.
E_ Estupendo as con todo esta pequea saldr adelante.
M_ Uf tirita la abrazaba contra su pecho mirndola con un gesto tan tierno que los rostros de Teresa y
Esther se volvieron de lo ms sentimentales. Mira como nos miran parecen tontas.
T_ Perdona eh! pero la que parece tonta eres t acerc uno de los recipientes que haban puesto agua
caliente y dej caer las gotas del brebaje de Lula. Ya est.
E_ Voy a ducharme yo. y esta ropa Teresa la voy a echar a quemar creo que llevo impregnado en ella
el olor a muerte hablaba con el ceo fruncido y con su tono de voz cargado de dolor.
T_ Muy bien, voy a ver si necesitan algo, os dejo solas. Ahora en cuanto est la cena vais a cenar o, mejor,
os traigo aqu algo para que estis tranquilitas, vale?
M_ De acuerdo sonri con gesto dulce.
T_ Hasta luego.
E_ Bueno mi vida voy a ducharme se acerc y le dej un beso en la frente. No os vayis, eh!
767
M_ Aqu te esperamos, verdad? venga date prisa que te echamos ya de menos, ah y frtate bien el
colador aguant su risa.
E_ Qu colador? la mir sin entender.
M_ Tu culito mi vida tu culito se rea abiertamente.
E_ Desde luego como te gusta burlarte de m se haba puesto en jarras y aunque trataba de no sonrer, no
pudo evitarlo. Voy a ver a Mona.
M_ Si, pero no tardes
Esther se gir para salir, pero justo cuando lleg a la puerta volvi la cabeza de lado, y se encontr
con una estampa que le hizo temblar de felicidad el corazn, all Maca le haba dado su dedo a la pequea
que se aferraba a l, mientras bostezaba, y agitaba sus piernecitas, fue entonces cuando Maca sinti la
presencia de Esther todava all y se miraron, sus ojos mostraron el mismo sentimiento de felicidad, quizs
el mismo pensamiento, quiz la misma esperanza, pero claramente encontraron el amor recproco. Y ambas
sonrieron con la misma ternura.
Bajo la ducha Esther pens tantas y tantas cosas, sinti tantas y tantas otras, que deseaba salir de all
para llevarlas a cabo, frot bien todo su cuerpo, al pasar su mano por su trasero se quejo sin poderlo evitar,
pero de igual manera una sonrisa marc su rostro al recordar aquel colador que le haba dicho Maca. Se
secaba con ansas y se vesta toda de Coronel Tapioca, de arriba a bajo, hasta las sandalias toda ella oliendo
a fresco, a colonia que dejaba rastro en su piel del perfume carsimo como le haba dicho Teresa, y si bien
cuando entr lo hizo como si fuera una pordiosera, al salir, lo haca como si fuera la Pija Mayor del Reino
de la Selva, tal y como un da le bautiz Maca. Estaba recogiendo la ropa cuando apareci ante ella Teresa,
por su cara, no deban ser muy buenas noticias las que le iba a dar al menos, algo que le preocupaba.
Refunfuando porque conoca de sobra a su madre, se fue hasta el hospital, cuando la vio Mona un
grito como tantos suyos llen la aldea arrancando risas y carcajadas entre todos, eran dos gotas de agua
finalmente lo admitieron. Vilches que estaba en el despacho le hizo una seal que se sala para dejarle
intimidad pero Esther no le dej, con un ademn negativo se sent frente a la radio, un suspiro
profundsimo a las profundidades de su alma para tratar de encontrar calma para hablar. Cuando pens que
la tena habl.
E_ Hola mam.
En_ Vaya dichosos los odos que te escuchan!; estaba por ir a la Embajada y pedir socorro por ti.
E_ Mam estoy muy liada, qu quieres? le dijo cortante mientras pasaba sus manos por el rostro ante la
mirada furtiva de Vilches.
En_ Qu voy a querer! saber de mi hija te parece poco!, que me tienes con el alma en vilo, con el corazn
en puo.
E_ Mam por favor no seas dramtica todo est bien su tono cansino su mirada perdida en el techo.
En_ Qu manera es esa de contestarme?, a m, a tu madre.
E_ Tengo mucho lo no puedo estar aqu todo el rato, estoy bien y ya est.
En_ Ya s ya esos modales te los ha debido ensear la maleducada esa con la que hable el otro da.
768
E_ Mam! la rio mientras Vilches se rascaba la barbilla como si pudiera presagiar tormenta, no solo
por el tono de voz de Esther que cambi sino, por como se irgui en el asiento. No te permito que hables
as de Maca.
En_ Vas a defenderla a ella?
E_ S, mam, as que mejor dejemos ese tema. Mira todo lleg bien y te lo agradezco.
En_ Menuda tipeja, y esa quin es?
E_ Quin es? le pregunt con el gesto muy serio.
En_ S, la insensata sa, la maleducada, aljate de sus modales que son vergonzosos.
E_ Quieres saber quin es? Vilches carraspe tratando de frenar el mpetu que not en su voz. A
partir de este momento si tienes que volverme a llamar, procura no volver a nombrar a Maca de esa
manera, porque la insensata, maleducada y tipeja sa, es mi mujer te ha quedado claro! silencio al otro
lado. Me has escuchado?, me he casado con ella y es mi mujer, as que si vas a llamar
para insultarla no me llames, me oyes? silencio muy pero que muy espeso al otro lado. Mam?
V_ Te la has cargao, si es que eres una bruta le dijo Vilches con tono borde.
E_ Mam ests ah? insisti.
En_ Esa boda esa boda no valdr aqu, verdad?
E_ Dios! se golpe la frente.
En_ Qu van a pensar mis amistades?, te ha picado un mosquito de esos raros?, qu ha hecho contigo?,
t no eras as no ha debido haber algn tipo de cruce en la lnea Esther miraba incrdula a un
Vilches que permaneca con el gesto muy serio pero sin poder evitar una mueca de sonrisa. Hija
Esther hija que alguien a metido algo en la lnea dime
E_ Mam nadie ha metido nada.
V_ Mujer algo digo yo habrn metido.
E_ Vilches! lo ri, trat en un segundo de poder recomponer su calma para hablar con su madre.
Maca y yo somos pareja, me siento feliz, soy feliz, no me ha picado nada para que te quedes tranquila,
simplemente me he enamorado.
En_Angustiaaaaaaaaaaaaaaasssss!, llama al Samur que me da, que me daaaaaaaaaaaaaaa.
V_ Vaya ya s de donde te vienen los grititos, cosas de mam se burlaba graciosamente tratando de no
morir de un ataque de risa contenido.
E_ Mam por favor! mam joder! deca ante los continuos gritos.
En_ Acabas de matarme hija t eso!, acabas de matarme.
E_ No seas exagerada por favor haz el favor de escucharme.
En_ Yo no tengo el porque escucharte no para eso espero que no vuelvas a dirigirme la palabra qu
van a pensar mis amistades?, los socios de tu padre?, no no
E_ Mam.
En_ No vuelvas eh?, si vas a ser eso, no vuelvas. Angustiaaaaaaaaaaaasssssss!
E_ No te importa que sea feliz? le pregunt ofendida.
En_ No puede ser Angustias falta la pastilla, no la roja no es la azul, no si me va a dar y sta estpida de
la sirvienta que debe ser daltnica ni se entera.
E_ Adis mam. Ser posible! dijo tras colgar.
V_ Eso iba de verdad?
E_ El ataque?
V_ No, s que no, qu no vuelvas?
E_ Supongo que s no s deca decepcionada.
V_ Por qu se lo has dicho?
E_ Porque no soporto que lo nico que he ganado en mi vida, que lo nico que me haga feliz, ella lo
estropee, Maca es todo para m Vilches.
V_ Menuda madre tienes y encima una criada daltnica! deca en chunga como si fuera una
barbaridad.
769
E_ Si sonrea abiertamente, y entonces su risa par, lo mir seria y le dijo. Podemos hablar un
momento en serio?
V_ Uy, me asustas, t nunca hablas tan en serio. Venga dime.
Mientras en la cabaa, Maca miraba a la nia con cara totalmente entregada a ella, le miraba las
manitas, los deditos perfectos, aquella pequea nariz, los grandes ojos que haba abierto un par de veces, la
perfeccin de la vida y sin poderlo evitar sus ojos se llenaron de lagrimas, una perfeccin de la vida que no
pudo disfrutar, si bien desde que Esther estaba a su lado el dolor y la rabia por lo que haba perdido, haba
menguado bastante, en ese momento en el que aquella nia se aferraba a la vida entre sus brazos sinti que
su alma sala reconfortada, que tena una vida que no le perteneca y que seguramente en el momento
estuviera ms fuerte, se encargaran de llevar a cualquier orfanato para buscarle una familia, pero en aquel
segundo que sus ojos emocionados soltaron una lagrima, sinti la felicidad de tenerla en sus brazos. Le
bes la frente, mientras le susurraba.
La puerta se abri y entraron Teresa y Brbara con la cena, ambas demasiado sonrientes, Maca
sospech de ellas, tras ellas una Esther con el gesto algo ms seria, y por fin Vilches con la mirada dirigida
a la nia. Maca segua sentada en la cama sobre los almohadones y con la pequea en sus brazos.
Todos rieron ms por el gesto de Maca que por la frase en s, Maca sigui comiendo sin parar,
mientras Esther se encargaba de ponerla guapa ante la visita de los nios que sentan curiosidad por ver a la
nia que haba llegado, y todos, pasaron por la cabaa de las mwasis para ver el encanto de nia que haba
llegado a la aldea, las exclamaciones, las sonrisas, los gestos de aceptacin de todos, fueron bien recibidos
por las dos mujeres blancas que se sentan como si realmente alguna de ellas hubiera trado a la pequea al
mundo. Tras la visita, los hombres sacaron el tamtam, todos se pusieron alrededor de la hoguera, mientras
Maca y Esther observaban a la pequea en la cama y los movimientos que hacan fuera, con las voces de
las mujeres pidiendo a los espritus la proteccin para Maes. Finalmente cuando la danza se detuvo,
Massamba se acerc hasta la cabaa, Maca que saba como segua el rito, abrig a la nia con otra manta
trmica que tenan en el botiqun y se la entreg, despus ambas salieron abrazadas por la cintura
admirando y disfrutando el momento, Massamba cogi a la pequea en sus grandes manos, la elev a la
luna y Lula solt un grito que cruz el cielo, y como si el cielo diera el visto bueno, una estrella fugaz
cruz justo por delante de Maes.
En la cabaa, Maca esperaba inquieta a Esther, no entenda lo que trataba de hacer con la pequea,
ansiosa y con los latidos de su corazn disparados esperaba que saliera del lavabo, Maes dorma justo en
medio de la cama rodeada por los almohadones. Maca, caminaba de un lado a otro nerviosa, comindose su
ua del dedo pulgar, de vez en cuando se separaba el pelo de la cara, hasta que decidi recogrselo en una
coleta. Maes se haba movido, ella sonri al recordar como se haba aferrado al bibern, como haba
eructado en el hombro de Esther y como todos les haban felicitado por ser mams.
E_ Mi amor! pens que estaras en la cama ya con Maes le dijo sonriente y feliz acercndose a ella.
M_ No Esther perdona eh?, pero hay algo que no entiendo me parece muy bonito lo que ha
pasado me parece estupendo eso que ha dicho Massamba pero
E_ Pero qu? la miraba algo aturdida ms por sus aparente nervios que realmente por lo que le estaba
diciendo.
M_ A ver Esther nosotras no podemos quedarnos con la nia su tono fue definitivo.
E_ No quieres quedarte con la nia? le pregunt asombrada.
M_ No te estoy diciendo eso trat de decirlo con calma dejando a un lado sus nervios para poder hablar
con tranquilidad de la situacin.
771
E_ Entonces qu me dices? segua mirndola con perplejidad, no entenda su postura.
M_ Joder Esther que hay unas normas que seguir!, que hay unos papeles que no se puede hacer lo que se
quiera hablaba nerviosa.
E_ No entiendo a que viene esto Maca, la verdad.
M_ Viene a que no podemos adoptarla por gracia de Dios, los espritus o una estrella fugaz Esther, y no
quiero que pienses que puedes encariarte con ella como si realmente fuera nuestra hija no lo es lo
que han hecho est muy bien pero
E_ A ver Maca cario ven aqu a veces me parece que de lo fuerte, segura y ecunime que eres, te pasas
y te vuelves un poco lela.
M_ Esther! la ri con el ceo fruncido.
E_ Esther no, ven le deca extendiendo su mano para estrechar la suya y abrazarla contra su pecho. Tras
el abrazo, le dijo mirndola a los ojos. S o adivino lo que quieres decirme, no podemos quedarnos con
una nia, encariarnos, darle todo nuestro amor y que despus vengan y nos la quiten. Verdad?, no quieres
pasar por otro sufrimiento como el que pasaste, y como te conozco, s que tratas de evitar que yo pase por
eso, t quieres que tengamos un hijo juntas, pero un hijo que podamos criar, que podamos disfrutar como
nuestro, con papeles y con todo lo dems, no?
M_ S respondi como si sobrara su respuesta mirando la calma profunda en sus ojos.
E_ S que sabes que esto no se puede hacer, pero, he hablado con Vilches, Vilches ha hablado con Dvila,
los militares van a demostrar que la nia la hemos encontrado en plena Selva rodeada de muerte. Y que,
nosotras vamos a quedarnos con ella, cuando Dvila tenga los papeles, nos los entregar.
M_ Vilches siempre ha denegado esas posibilidades, no podemos atar lazos con esta gente Esther, es parte
de nuestro compromiso.
E_ Y nosotras nos vamos a comprometer en darle a Maes lo mejor que podamos, porque no pensamos
volver a Madrid, nuestra vida est aqu no?
M_ Aqu puede estar nuestra muerte Esther y lo sabes su tono fue desgarrador y su mirada se mostr por
primera vez desde que se conocan trmula.
E_ Quieres volver a Madrid? esta vez volvi a salir su desconcierto ante el razonamiento de Maca, que
entenda pero no esperaba.
M_ Quiero que no te pase nada, quiero tenerte a mi lado le acarici con ternura la cara mirndola a los
ojos mostrando su infinito amor.
E_ Y volviendo a Madrid puedes asegurar que eso no vaya a pasar? la miraba fijamente. Mira,
siempre he sido una cobarde, me vine aqu buscndome y t me has ayudado a encontrarme, adoro esta
Selva, adoro sus gentes, adoro sus costumbres como t me has enseado a adorarlo. Aqu tengo lo que
quiero, a mi familia, y ahora tengo una nia a la que puedo criar contigo, no necesito ms mi amor, t
necesitas algo ms?
M_ S.
E_ Qu?
M_ A ti, aqu o donde sea, pero a ti te necesito para vivir, y si te pasara algo apoy su frente en la de
Esther.
E_ Si pudieras asegurarme que voy a vivir noventa aos y nos moriremos juntas abrazadas en la cama
despus de hacer intensamente el amor, me voy maana mismo a donde quieras. Me lo puedes asegurar?
M_ Te he dicho que eres mi pija preferida? le cogi de la solapa de la camisa y tir de ella para besarla
. Te lo he dicho?
E_ No.
M_ Esther t eres lo que quiero y si me aseguras que Maes puede quedarse con nosotras, no necesito
nada ms.
E_ Pues ya est todo dicho se besaron despacio, con calma y cuando Maca profundiz un poco ms
Esther le dijo. Cario que ahora somos tres.
M_ Es verdad uf resopl. Venga que te ponga crema que te debe doler.
772
E_ Un poco, s eh?, pero vamos que si no puedes voy a Brbara y
M_ Y qu! le medio ri estrechndola con sus brazos apretndola contra ella.
E_ Uy nada nada sonrea ante su gesto serio.
M_ Ah!, crea le contest con su gesto algo provocativo. Vamos a poner cremita.
Una vez terminaron, se acostaron, la nia en medio y cada una a un lado, Esther descansaba de lado
porque no poda apoyar el culo en la cama, algo que sac algunas risas por parte de Maca, y algunos
graciosos quejidos por parte de Esther quien a parte de todo, no poda dejar de pensar con la conversacin
de su madre. La luz de la luna que entraba a Maca le iluminaba suficiente el rostro y Esther poda vigilar su
tranquilo gesto, admiraba su belleza as como admiraba la manera que tena sin querer reconocerlo de
protegerla, de a su manera, defenderla de la vida.
Maes a penas Esther se haba dormido, comenz a llorar, ambas se despertaron sobresaltadas, la falta
de costumbre sin duda les hizo saltar en la cama.
E_ Au quejido al sentarse.
M_ Hostia que susto susurr frotndose la frente.
E_ Maes cario creo que tiene hambre la cogi acunndola para calmar sus fuertes pulmones.
M_ Si voy a ordear a Lucero se apresur a levantarse.
E_ Vale yo voy a ver si se calma caminaba con ella en brazos por la habitacin.
M_ Vuelvo en seguida. Uf! no estaba preparada mentalmente para ser madre, pero joder qu suerte
que Esther apareciera as en mi vida arrasando todo el miedo y dolor!, si, he tenido suerte sonrea
mientras caminaba hacia Lucero.
E_ Vamos pequea, mami ha ido a por lechecita si, sabes?, hemos tenido t y yo mucha suerte, va a ser
una madre estupenda, ya lo veras cario ya lo vers.
Juntas le dieron el bibern, sonriendo al ver como se aferraba a la tetina, rpidamente la comparativa
fue sencilla, es una glotona como t le sonrea Maca mientras miraba embobada como le daba el bibern
de pie, la crema poda suavizar el dolor pero era imposible poder sentarse. Una vez finaliz la tarea, le hizo
eructar Maca mientras Esther limpiaba bien el bibern en la cocina, y a su vuelta las vio acostadas ya
esperndola.
No haban pasado ni tres horas cuando la pequea Maes volvi a llorar, ambas volvieron a levantarse
con el pelo revuelto y caras de sueo. La mano de Esther en el pecho derecho de Maca, y una vez se
despegaron, se miraron con los ojos pegados, con bostezos largos y grandes, y con paso casi a ojos
cerrados Maca se march hasta la cocina para coger el bibern y sacar su leche a Lucero.
Esther trataba de calmar a la nia que en sus brazos, dio unos cuantos bostezos, se ech un par de
peditos ante la sonrisa bobalicona de Esther y tras coger su dedo con fuerza volvi a dormirse. La dej en
la cama, y la nia ni se movi, pens que Maca tardaba demasiado en volver con la leche y tras asegurarse
que la nia no se iba a poder caer, cmo hacerlo si tan solo tena das y era imposible que cruzara toda la
cama y se echase al suelo!, sonri ante tal pensamiento, y sali en busca de la mujer de su vida. Al llegar al
establo, Lucero la mir y Esther como si comprendiera aquella mirada no puedo ms que sonrer, fue hasta
la cabaa, rescat la cmara de fotos y lanz un par de ellas. Su sonrisa se volvi casi en carcajada cuando
toc el hombro de Maca que dorma con la frente sobre el lomo de la vaca.
M_ Ehhhh mmmmm
E_ Maca cario que te has dormido le dijo sonriendo.
M_ No me he dormido dijo con voz totalmente adormilada.
E_ Venga vamos a la cama
774
M_ Y la leche?
E_ Tranquila, Maes solo tena aires, mira me rima!
M_ Ay seor bostez. Oye t crees que pasara algo si nos llevamos a Lucero a la cabaa?
E_ Crees qu cabr?
M_ Yo la meto como sea sus ojos seguan pegados, sus bostezos eran continuados.
E_ Anda vamos mi amor vamos
Esther la ayud a meterse en la cama, la tap y sonri, mir la cmara de fotos, funcionaba gracias al
buen hacer de Mona, la dej en el armario sin duda, sus dos fotos valan su peso en oro. Se meti en la
cama, estrech el cuerpo de su mujer, y le susurr delicadamente algo que senta en su corazn vibrar.
E_ Te quiero Maca.
Con la aparicin del sol, una Maca ojerosa apareci tambin en la aldea, todos que ya estaban
puestos en marcha, sonrieron al ver a la ziku bostezar, con esa melena tan cuidada por ella totalmente
despeinada y hacer un par de estiramientos, nunca sola levantarse tan temprano, pero sin duda su nueva
labor de madre le llevaba a ello.
Mientras Maca y Brbara rean divertidas, Esther tena a la pequea en brazos, era tan pequea, la
miraba con cara de adoracin y as la descubri Teresa.
Mientras en el comedor, todas las mujeres al igual que Teresa babeaban con la nia, hasta que entr
Vilches buscando a Teresa.
V_ Madre ma cuanta baba todas sonrieron la gracia del hombre que las miraba con los brazos cruzados
. Se puede saber dnde estn las madres?
T_ En la cabaa.
V_ Solas?
T_ S Vilches.
V_ No respetan que tienen una hija
T_ No seas malo.
V_ Pues vas a tener que interrumpir porque tenemos a la Sra de Wilson en la radio.
T_ No me digas le dijo con gesto de asombro.
V_ Si.
T_ Voy a avisarla no tengamos follones, que con una de las madres de la novia ya tenemos suficiente.
V_ Cierra los ojos no vayas a aprender demasiado.
T_ De verdad, eh!, me tenis con el temita calentita!
V_ Nosotros?, no ser otra!
T_ Mira me voy.
Sali despavorida saba que hacer esperar a la madre de Maca implicaba hacerle cabrear
innecesariamente, por el camino pensaba como haba cambiado todo, el da siguiente sera la primera
Noche Buena del poblado con tanta gente y eso la emocionaba. Lleg a la cabaa dispuesta a golpear la
puerta pero un gemidito de Esther le detuvo los nudillos en alto.
Al llegar a la cocina se encontraron con Vilches y la nia en sus brazos, aquel gesto era tan tierno,
como cuando vieron a Massamba con su nio, ambas se miraron y sonrieron.
Una vez en la cabaa, Esther cambiaba la nia y le pona una especie de Liputa muy pequeo que
Siya le haba preparado en cuestin de horas con las telas que tenan de la boda de sus madres, orgullosa
por el calor y el cario de toda la gente del poblado, la cambiaba mientras la besaba y le deca mil cosas
bonitas que tan solo una madre embobada con su retoo es capaz de decir. Estaba en ello cuando la puerta
se abri.
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Salieron juntas las tres hablando mientras Maca llevaba a la nia en brazos, justo al pasar por la
puerta de Teresa escucharon algo que les hizo pararse en seco.
Las dos se miraron con un gesto total de asombro Teresa gritando por el punto que haba sido
encontrado y unos suspiros y gemidos que en la vida la haba escuchado. Esther sonri y al ver el amago
que hizo Maca la detuvo.
E_ Ni lo intentes, te gustara que en pleno acto te interrumpieran? la cara de Maca le hizo sonrer.
Pues ya sabes. Vamos a la presentacin oficial de Mona y nuestra Maes, mira que a gustito est en brazos
de su mami sonrea mirndolas.
M_ Oye creo que sera mejor que nos llamara por nuestros nombres, no te parece?
E_ As tan fra? la miraba mientras andaban. Vamos cario que es nuestra hija, cmo nos va a
llamar por nuestros nombres? le preguntaba como si hubiera dicho una solemne tontera.
M_ No s Esther, es que a ver mami y mam.
E_ Pues claro, a veces me asombras, las cosas complicadas las resuelves con maestra y lo ms simple, le
das mil vueltas.
M_ Es que los genios ya sabes
E_ Joln le dio una palmada en el culo con una sonrisa traviesa.
M_ Ay Esther!, tener a la nia te devuelve tu vena pija le iba diciendo sin quitar ojo a su culo.
E_ Monaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Mo_ Uhhhh uhhhh uhhh uhhhhhhhhhhh saltaba en la cama alegre junto a Valiente pero al ver entrar
detrs de ella a Maca con la nia ambos se pararon en seco.
E_ Hola cario, venimos a presentaros a Maes, nuestra hija.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhh abri muchos sus ojos.
M_ Es clavadita a Teresa cuando hace ese gesto, por cierto, habr llegado ya.
E_ Qu bruta eres! sonrea negando con la cabeza pero de manera divertida. Qu te parece Mona,
cario?
Mo_ Uhhhhh se acercaba con cuidado a verla olindola mientras bajaba de manera tierna los prpados.
M_ Verdad que es preciosa, eh? Mona enseaba todos sus dientes. Y Valiente que dice? el animal
quera verla y se aupaba. Se llama Maes.
Va_ Uhhhh.
Mo_ Uhhhh pareca confirmar que en su lengua Valiente haba dicho es guapa
V_ Sabis dnde tiene Teresa la fregona?, estis poniendo el suelo perdido las observaba con los brazos
cruzados desde el quicio de la puerta.
E_ Ayyyy Vilches sonrisa feliz.
780
V_ Bueno se quej. Creo que voy a tener una charla con vosotras eh?
M_ Cuando quieras.
V_ Va a venir Dvila pero no quiere que le diga nada a Teresa, es una sorpresa.
M_ La sorpresa se la va a llevar l, menudos gemidos tiene Teresa
V_ Yo ya estoy desubicado con ella, se le ve tan bien contrajo su barbilla demostrando su desconcierto.
E_ Est fenomenal, sper bien, vamos.
M_ Ays mi pija cuanto tiempo sin el sper.
E_ Tontita eeehhhh! le dijo con mirada de cordero degollado.
M_ Ya sabes
V_ Va para mucho la sesin tontera?, de todos modos deciros que s, que el to como no se d aire al final
se la va a llevar Brbara que no pierde el tiempo eh?
M_ Yo es que no lo veo.
E_ Yo tampoco la verdad.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr les dedic una pedorreta mientras mova el culo graciosamente de
lado a lado.
M_ Bueno por lo que veo aqu s que hay alguien que se cree lo que aparenta pero estoy segura no es le
dijo mirndola mientras entrecerraba los ojos.
Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Ma_ Buahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh rompi en un llanto nervioso.
Mo_ Uuuuuhhhhh.
Va_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhh.
V_ Hala la filarmnica!
M_ Qu te pasa cario?, si es Mona meca a la nia entre sus brazos.
E_ Igual es que va mojada.
M_ Si.
E_ Hay que cambiarla.
Ns_ Pulmones fuertes eh? les deca sonriendo al verlas salir del hospital.
E_ Ni que lo digas Nsona.
Volvieron a pasar por la puerta de la cabaa de Teresa la nia justamente se haba callado cuando
escucharon.
Entre arrumacos por aqu, arrumacos por all estuvieron cambiando a la nia que una vez tumbada
en la cama, guard silencio quedndose dormida, entre bromas y risas le cambiaron un nuevo liputa que
Nmaba haba tejido para la pequea, y con ella en brazos fueron a presentarla a la mujer que emocionada la
cogi en brazos mientras los nios la observaban con atencin. A lo lejos un cariacontecido Massamba
contemplaba la escena. Maca aprovechando que Teresa radiante y feliz tras sus suspiros comenz con sus
habituales artes de mandar a repartir trabajo con todas las mujeres, se qued con el hombre, sentndose a
su lado.
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M_ La quieres coger?
Ma_ Ser un orgullo mwasi.
M_ Para m tambin lo es que la tengas t le sonri dulcemente.
Ma_ Es preciosa.
M_ Si, lo es, si.
Ma_ Y con suerte.
M_ Esperemos que si Massamba, recuerda una de nuestras conversaciones donde te deca que tena miedo
de dar el paso con Esther?, y que t me dijiste que lo diera? el hombre asinti sonriente mientras la
pequea buscaba su pecho para acomodarse. Pues es lo mejor que he podido hacer en la vida, gracias por
tu consejo.
Ma_ Massamba no hacer nada, el corazn ser sabio. Me alegro por las dos.
M_ La verdad que me asusta esto de estar tan bien.
Ma_ La vida no siempre es mala, pero lo malo pesa ms que lo bueno.
M_ Si, eso es cierto. El dolor de Julia pesaba ms que la ilusin por conseguir que Esther fuera la mujer
que esperaba.
Ma_ Merecer la pena y ahora, esta pequea tiene que kele kubotikila (ser bautizada).
M_ Si sonri ampliamente pero vio en el hombre la sombra de la tristeza. Qu te pasa Massamba?,
por qu tu tristeza?
Ma_ Massamba kele nunumi (Massamba est viejo).
M_ Pero qu dices! lo medio ri. No eres viejo Massamba, solo que nos salvaste la vida y tu herida
hay que cuidarla.
Ma_ Ser viejo, antes curar rpido, ahora lento.
M_ No me gusta verte triste la herida cicatriz y ahora poco a poco puedes ir haciendo algn esfuerzo
pero suave, era una zona muy complicada tienes que tener paciencia.
Ma_ Yo no voy a poder cuidar de Lula y nio, creo que mejor buscar hombre para ella.
M_ Vamos Massamba! No puedo creer lo que ests diciendo. T no eres viejo para Lula, ni para nada, que
no puedas ir a cazar no significa que no puedas encargarte de Lula, sabes que aqu somos una familia y
tantas veces has cazado t por los dems, que nadie va a dudar en cazar por ti si fuera el caso Massamba
mir a la nia y sonri con tanta ternura que provoc en Maca ese sentimiento de protegerlo y por primera
vez fue ella quien sin dudarlo, rompiendo todas las tradiciones ancestrales de la historia de las tribus, una
mujer blanca, abrazaba al gran jefe acunndolo con amor. Eres el mejor Massamba, porque tienes esa
mezcla de fuerza y sensibilidad, un gran corazn que te hace nico, y Lula poco a poco ha ido viendo eso
en ti, te va perdiendo el miedo que t sabes queda.
Ma_ Massamba no querer nada.
M_ Lo s, lo s, pero es parte de la vida y s que ella est feliz a tu lado y un da te lo demostrar y ese da
no te sentirs viejo, ni enfermo, ese da te sentirs feliz y lleno de vida porque no hay nada ms bello que
sentir que alguien nos ama, nada Massamba te lo digo yo le sonri separndose de l.
Ma_ Melesi mwasi, nge ntima kele ngolo ntu kesa ti gana lekun, ke kele kudivulusa, na nki nge nekento ti
mwana (t corazn es fuerte, tu cabeza inteligente y tu amor eterno, sers feliz con tu mujer y tu hija),
mono gana mowa na lombela (mi corazn as lo invoca).
M_ Melesi Massamba, no s si mi corazn sea fuerte o soy inteligente, pero te juro que s, mi amor por
Esther es eterno le sonri feliz.
V_ Maca ven!
M_ Voy. Te quedas con Maes?
Ma_ Massamba cuidar.
M_ Melesi le dej un beso en la cabeza calva del hombre que le hizo sonrer. T dirs jefe.
V_ Podemos hablar?, hay problemas su cara as lo mostraba.
M_ Ya me pareca a m! reneg con rabia.
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Hablaron en el despacho, el rostro de ambos demostraba cierta preocupacin cuando acab de
exponer lo que suceda le dijo.
Entr al comedor y all estaban todas las mujeres excepto la suya, mir a Brbara quien le sonrea de
manera pcara, sonrisa que a Maca le pareca algo burlona y le sac la lengua con un gesto de pegarle en el
culo moviendo su mano. Despus se fue hasta la cabaa pero all no estaba Esther, las mujeres felices por
la proximidad de las fiestas de Navidad, fiestas que haban hecho casi sagradas los blancos, cantaban
divertidas. Tras llamarla y obtener su respuesta desde la parte de detrs, sali en su busca, y all la vio
pasando alguna dificultad para colgar la ropa que estaba tendiendo, le encant verla en ese papel de madre
aplicada.
M_ Dificultades para llegar? Esther la mir seria. Si es que ya te lo digo yo que eres muy pequea,
anda dame.
E_ Y t muy borde, podas bajar el hilo le dijo con gesto de cierto cansancio por el esfuerzo.
M_ Sus deseos ya sabe la mir embobada con una sonrisa romanticona mientras haca una pequea
reverencia, para mirarla intensamente.
E_ No me mires as se dio la vuelta para coger otro paal de la pequea de tela reutilizables pero
entonces Maca la estrech por la cintura pegando su cuerpo al suyo. Maca.
M_ Me llaman le susurr en el odo con su voz aterciopelada.
E_ Por favor respondi en un susurro.
M_ Qu?, no te gusta? le deca mientras sus manos viajaban por el cuerpo de la enfermera poco a
poco.
E_ Me vuelves loca apoy su cabeza en el hombro.
M_ Te necesito tanto, cuntas horas llevamos en paro?
E_ Y las que nos quedan.
M_ Me niego te necesito ahora mismo.
E_ Maca que me ests haciendo subir el calor.
M_ Es lo que quiero.
E_ Pero no podemos y el parn es terrible.
M_ Cmo qu no?, para qu est la ducha? le dio la vuelta y comenz a besarla.
E_ Dios Dios susurraba mientras Maca la besaba.
T_ Maca!, Maca dnde ests? la llamaba desesperada en la cabaa.
M_ La madre que la pari, yo no puedo interrumpirla, y ella a m si deca con gesto exasperado.
E_ No seas mala exhal un profundo suspiro. Anda ve.
M_ Recurdame que la prxima vez que escuche un gemidito suyo, eche su puerta abajo.
E_ Mira que te gusta ser mala sonrea.
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T_ Ah estis aqu!, ven Maca que necesito que me ayudes en el huerto.
M_ No est Brbara?
T_ No, est curando a Mona, ven.
M_ Joder
T_ Protestas?
M_ No.
T_ Mira que tus paros sexuales son insoportables eh? le deca quejndose.
M_ Oye un poco de respeto por favor.
T_ Anda tira
E_ Que fuerte es Teresa susurr sonriendo mientras trataba de colgar la ropa. Joder con el hilo. Uf
suspira que te has encendido como una antorcha que digo antorcha, ms bien volcn.
Comieron y decidieron comenzar con el jamn, las mujeres lo devoraban graciosamente, mientras
los nios al principio lo olan y miraban contra la luz del sol aquellas finas hojas que tenan un sabor
extrao, pero finalmente eran quienes ms pedan repetir, las chicas encantadas de ver la reaccin de los
muchachos, y de un Laobi que desde su torre de vigilancia les haca seas de que estaba terriblemente
bueno. As entre risas y dems decidieron acostarse para evitar las horas de mayor calor. Maca y Esther
estaban por la labor de unos cuantos besos y caricias, pero Maes estaba despierta y aunque no lloraba les
robaba la atencin.
Maca fue hasta la cocina, calent la leche que Teresa le haba guardado para la siguiente toma,
prepar el bibern sonriendo al recordar sus palabras con Esther, era cierto, nadie la haba amado as y se
senta terriblemente afortunada. Felizmente afortunada. De vuelta a su cabaa, pas por la de Teresa y una
carcajada de Brbara le hizo pararse y escuchar.
Entonces la puerta se abri, en el umbral Maca con el bibern en la mano, con los ojos abiertos
como platos, en la cama Teresa tapada con una fina sbana, Maca se percat que estaba desnuda, a su lado
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Brbara con una de sus camisas largas que Maca saba perfectamente cuando las usaba. El rostro de la
Pediatra palideci, Teresa se tap con la sbana la cara y Brbara sonri.
Cuando Maca lleg a la cabaa, su gesto era demasiado serio y la sonrisa que marcaba del rostro de
Esther que la esperaba se le borr al instante, como estaba de pie paseando con la pequea Maes que no
cesaba de bostezar y buscar el pecho de la enfermera, se acerc hasta ella mirndola con dudas.
Dos golpes en la puerta le hicieron girarse, seguro que era ella, no la podra mirar a la cara, cmo
hacerlo?, si haba parecido una pelea de gallos la situacin entre Brbara y ella.
Salieron hasta fuera de la aldea, el camino hasta la piedra de filosfica como le llamaban desde que
Vilches la encontr porque all iban a pensar. Ella fue testigo de un encuentro entre dos mujeres que haban
sido amantes, que haban sido amigas y que en ese momento se encontraban tensas mirando el horizonte
esperando quien de las dos rompa el hielo.
Como no se haba quedado tranquila, Esther, decidi ir a la cabaa de Teresa, toc a la puerta y la
mujer le dio paso, su gesto eras entre tmido y serio, tan solo una sonrisa al ver a la pequea con su liputa
amarillo.
Entre tanto en la piedra filosfica, Maca y Brbara guardaban silencio, como sopesndose la una a la
otra, hasta que finalmente Brbara habl.
En la cabaa, Teresa le haba comentado a Esther lo que realmente ocurra, Brbara estaba dando
unos masajes que le estaban quitando dolores, ya no era una jovencita y desde la riada que haban sufrido
con sus golpes, se haba resentido de todo su cuerpo. Esther sinti un poco de culpabilidad al saber que
todos pensaban que Teresa siempre estaba ah pero que, como todos necesitaba ese abrazo que el ser
humano necesita aunque lo niegue. Y la abrazo, la estrech fuertemente dejando un beso en la frente
mientras Teresa suspiraba pesarosa por lo que Maca pudiera pensar de ella.
La campana de Laobi son, anunciaba la visita de alguien y all estaba un camin con el logo de
MSF. Los nios corran como siempre hacan y poco a poco iban saliendo las mujeres, Massamba y Teresa
junto a Esther y la pequea Maes. Del camin un Dvila con un traje caqui, y un sombrero, la sonrisa en el
rostro y detrs suyo descendi Claudia que al verla Esther no le hizo ninguna gracia su presencia all.
Detrs del camin volvan Maca y Brbara sonrientes, al ver Maca a Claudia esboz una gran sonrisa
dndole un fuerte abrazo, al igual que hizo con Brbara. Esther desde la distancia trat de verlo como algo
normal y deja de lado esa punzada de celos que haba sentido.
V_ Bienvenido Dvila.
D_ Bien hallado, Vilches. Dnde est Teresa?
V_ Vaya ya vienes con hambre.
C_ Hola Vilches.
V_ Claudia que alegra verte, verdad?
M_ Esther cario ven la llam acercndose a ella. Espera Teresa.
T_ Si.
Ba_ Hola my lady le gui un ojo.
M_ Que siento lo de antes vale?, que no tengo derecho a meterme en tu vida, y que me parece estupendo.
T_ Ah si?
E_ Ves como no es tan complicado, Teresa.
Ba_ Teresa, quieres casarte conmigo?, tengo el permiso de tu hija le gui el ojo ante el gesto asustado
de la mujer.
T_ Desde luego vosotras juntas sois un peligro de los grandes!, no hagas ms broma con eso, que por
querer hacerle yo una a Maca mira lo que me ha costado deca con el ceo fruncido.
M_ Bien tonta sers si no aceptas la oferta sonrea.
E_ Entonces nada?
M_ Nada cario.
E_ Oh.
Ba_ Ves mami, pero bueno siempre sers mi bella dama.
T_ Ay! suspir.
M_ Te quiero Teresa la abraz con fuerza mientras la besaba ante la sorpresa de la mujer. Te quiero
mucho.
T_ Y yo venga vamos a saludar a nuestros invitados dijo feliz cogindose de Maca y Brbara.
E_ Eso y yo qu? protest divertida.
D_ Mis chicas favoritas a ver que venimos todo el viaje deseando conocer a la nia.
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C_ Hola Esther le sonri dndole un beso.
E_ Hola Claudia, qu tal?
C_ No tan bien como t pero no me puedo quejar.
E_ Me alegro que hayas venido.
C_ Gracias.
M_ Gracias mi vida le dijo bajito al odo.
E_ De nada la mir con esos ojos suyos ardientes como fuego.
D_ Bueno bueno pues os traigo algo para que la fiesta sea redonda.
V_ No me digas? qu has trado para sorprendernos?, un ballet de danza clsica?, viejo carcamal.
D_ No bocazas, no, te he trado algo mejor. Cruz!, puedes bajar.
Todos se quedaron boquiabiertos, pero quien se quedo sin palabras fue Vilches, all petrificado
viendo como los militares ayudaban a bajar del camin a una Cruz tan sonriente como emocionada, cuando
por fin Vilches se dio cuenta que no era uno de sus ms repetidos sueos, ech a correr abrazndose a su
mujer con total dependencia de ella, hundiendo su cara en el cuello de su mujer.
Poso los labios en los de su marido que mantena un gesto todava descolocado por la situacin, y al
notar el beso, al notar sus labios y darse cuenta que no era un sueo, la estrech por la cintura atrayndola a
l mientras todo el poblado rompa en aplausos, y vtores, Teresa emocionada reciba un pauelo de Dvila,
Teresa silbaba como loca, y Esther con la nia en brazos, sonrea emocionada.
Tras el beso y los aplausos, los gritos y dems, lleg el momento de las presentaciones cuando le
lleg el turno de Esther, la abraz con cario sincero y una sonrisa en sus labios que contagi a la
enfermera.
Maca y Esther la miraron y no pudieron aguantar la risa, estaba claro que no le caa nada bien. Los
camiones volvieron a partir, tan solo dejaron uno en el qu Cruz haba podido preparar dos cajas grandes
con toda clase de medicinas, de vendas, de apsitos, hasta haba logrado que le preparan anestesia. Lo
destaparon todo y con la ayuda de Brbara mientras Nmaba tena a la nia y los nios jugaban con las
ltimas luces del atardecer, Vilches y Cruz seguan ponindose al da, mientras Dvila con una linterna
alumbraba la alacena donde Teresa tena guardadas las reservas.
En la cabaa, Maca estaba cambiando a la pequea, no paraba de hablarle, de hacerle cosas, de rer
con ella, a pesar de seguir sintiendo esa tristeza que no poda evitar al pensar en su hijo.
Maca se quedo paralizada, no saba que hacer, la mir como si aquella pregunta la hubiera estado
esperando tanto tiempo que en el momento en que le daba la opcin de mostrarlo, su corazn se haba
acongojado de tal manera que no saba que hacer.
Cr_ No quiero crearte problemas, ni aoranzas, pero s que siempre quisiste tener su foto, vero como
creca.
M_ Lo has visto? le pregunt con la voz temblorosa.
Cr_ S.
M_ Y?
Cr_ Afortunadamente no se parece al padre, y me atrevera a decir que a su madre poco.
M_ Y entonces? le pregunt sonriente.
Cr_ Es solo una opinin, claro.
M_ No, no lo quiero ver.
Cr_ Vale si cambias de opinin, ya sabes.
M_ No, no, no necesito verlo, ahora solo me importa mi presente y futuro Cruz.
E_ Hola sonrisa amplia y Cruz instintivamente mir las piernas de Maca quien sonri. Cmo estn
mis soles?
M_ Aqu esperando a la madre que se ha escaqueado de la cagadita de la tarde.
E_ No empieces, estaba ayudando a las chicas y hemos quedado en repartirnos los cambios de paal le
dio un beso y un golpecito en el culo. Oye Cruz, muchas gracias por el cargamento, ahora si vamos a
poder trabajar en condiciones! se mostr ilusionada. Tengo a Sissou all con un quebradero de cabeza,
no haba visto tantas cosas juntas.
Cr_ No me extraa sonri como ellas.
M_ De todos modos, esperemos que trabajemos poco.
Cr_ Me temo que eso no va a ser posible Maca.
E_ Bueno vamos a cenar, porque adems tenemos a Vilches de un humor, gracias por eso tambin le dijo
en voz bajita a Cruz.
M_ Es lista eh? le sonri.
Cr_ Vaya par, lo que me voy a divertir.
La cena fue divertida, los hombres no haban regresado de la caza y eso daba muestras que no
haban tenido suerte y se quedaban en la Selva, era una circunstancia que a Vilches no le gustaba pero en
ese apartado l no tena mucho que decir, pues era el jefe de la aldea ante la ausencia de Massamba, Zul,
quien lo habra decidido. Durante el largo rato que dedicaron a cenar, se contaron las ancdotas ms
divertidas, pusieron al da a Cruz sobre el caos de la riada y la magistral demostracin de Teresa a nado.
792
T_ Calla, calla que as estoy.
E_ Voy a sacar un poco de fruto seco vale?
M_ Te ayudo!
E_ Bien.
V_ No tardes o sospechare le dijo en voz baja a Esther.
E_ Jeje sonri graciosamente.
M_ Menos mal cario le dijo una vez entraron en la cocina lanzndose a sus labios.
E_ Maca Maca para.
M_ No puedo cario suspiraba.
E_ Venga, va por favor para Maca le deca tratando de zafarse de sus brazos que la retenan por la
cintura mientras la besaba.
M_ Qu te pasa? la miraba aturdida al ver que se separaba.
E_ Maca que estn fuera, que nos pueden ver le deca apurada mientras pona las nueces en un
recipiente.
M_ Joder Esther que me muero por hacerlo rapidito va le deca volviendo a estrecharla por la cintura.
E_ Que no Maca, que me morira de vergenza.
M_ Pero si estn hablando le besaba el cuello ante eso Esther ech las nueces por el suelo y Maca
sonri.
E_ Maca por favor.
T_ Os ayudo?
E_ S Teresa, toma Maca saca esto Maca la mir entrecerrando los ojos mientras Esther resoplaba
graciosamente.
T_ Esther puedo hacerte una pregunta?
E_ Si era lo que pareca?, s Teresa, s aceptaba como si realmente estuviera tan necesitada como Maca
y su cordura en detenerla le estuviera pasando factura.
T_ No te iba a preguntar eso le dijo mirndola seria.
E_ Ah!, lo siento le dijo cerrando sus ojos de golpe.
T_ Lo que ha dicho Maca era por quedar bien?
E_ El qu?
T_ Lo de Brbara quiero decir carraspe bajando la voz. Qu vera bien lo de Brbara conmigo?
E_ Imagino que s Teresa, te lo ha dicho de verdad ella ha entendido que lo que quiere es verte feliz le
pona unos higos. Sea con quien sea.
T_ Es que uy Dios cunto tiempo sin probar esto! morda el higo poniendo ojos de xtasis. No
saba que era tan importante para ella, la verdad.
M_ Qu ms tengo que sacar cosa guapa? se lanz como quien no quiere la cosa sobre la espalda de
Esther abrazndola fuerte y besndola sin parar en el cuello.
T_ Oye oye que estoy aqu guapa.
M_ Peor fue lo mo eh? la miraba seria.
T_ Anda deja a Esther y lleva los higos.
M_ Por qu no los llevas t?
T_ Porque te digo que los lleves t y los llevas. Ale, arreando que es gerundio.
M_ Desde luego como me explotis.
E_ Esto ya est sonrea. Ay mi pobre nia! le dio un golpe suave con su codo en el brazo.
M_ Ays porque llevo las manos ocupadas que sino.
E_ No, que an me duele.
T_ Madre ma si es que vosotras sois un incendio constante
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Entre risas llegaron a la mesa, la tertulia se hizo larga, Maca desesperada porque Maes no haba
llorado ni una vez, cuando no estaba en los brazos de uno estaba en los de otro, y agradeci que fuera la
hora de darle el bibern.
Una vez cambiada la pequea, Maca se qued durmindola y Claudia junto a Esther se reunieron
con los dems, la noche ya haba cado, el fresco se hacia ms intenso. Los habitantes de la noche no
cesaban con sus cantos, y paseando por la aldea mientras le explicaba todo como haba ido cambiando, se
encontraba Vilches que llevaba de la mano a una enamorada Cruz que haba apoyado su cabeza en su
hombro.
Poco a poco fueron retirndose a dormir, la visita de Cruz haba sido para todos un acontecimiento,
las mujeres haban estado juntas hablando de los nios, del embarazo de Nsona, del pequeo de Lula, haba
sido una de esas noches nicas que con calma alrededor del fuego haban charlado sobre tantas y tantas
cosas. Al final se quedaron como siempre Dvila y Teresa, pero junto a ellos una Brbara que le contaba
las evoluciones de sus parques, la lucha encarnizada contra las guerrillas que asesinaban sus gorilas, todo
era calma, demasiada calma.
D_ Me retiro a dormir.
T_ Buenas noches Dvila.
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Ba_ Buenas noches gordo.
D_ Brbara t no cambies nunca eh?
Ba_ No.
Se march y Teresa se qued mirando al cielo estrellado, Brbara se sent a su lado y la abraz,
saba lo que estaba sintiendo, pero all estaba para apoyarla.
Mirando las estrellas se qued, all sola escuchando el crepitar del fuego, los animales, algn
ronquido y algn gemido medio ahogado. Sonri al pensar en Vilches, sin duda se mereca aquella mujer
maravillosa que era Cruz, era un ser especial. En esas estaba cuando el ruido de unas pisadas le hicieron
abrir los ojos, a su lado Maca.
T_ No duermes?
M_ No puedo necesito calmarme un poco, adems Esther est tratando que se duerma Maes.
T_ Qu te pasa?
M_ Estoy un poco nerviosa.
T_ Y eso?, anda sintate conmigo! le sonri hacindole sitio.
M_ Cruz ha trado una foto de Nacho se sent suspirando.
T_ De Nacho? pregunt abriendo los ojos de par en par.
M_ As es afirm con la cabeza mientras la apoyaba sobre sus rodillas.
T_ Y cmo est?
M_ No lo s, no la he visto.
T_ No te entiendo.
M_ Pues es muy fcil, no creo que deba ver como est.
T_ Perdona Maca, es tu hijo.
M_ No, no lo es Teresa, no lo ser nunca dijo contrayendo la barbilla.
T_ Bueno bien mirado, es cierto.
M_ No creo que a Esther le haga mucha gracia que tenga una foto suya.
T_ Lo haces por ella? la mir con pena.
M_ No quiero que se enfade, no quiero que piense que sigo pensando en l o en ya sabes.
T_ Pero es que ella siempre te ha dicho que cuando vuelvas lo busques, siempre te ha apoyado en eso, no
tiene sentido lo que dices.
M_ No la quiero perder la mir con sus ojos brillantes de miedo.
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T_ No la vas a perder porque tengas la foto de tu hijo, porque le pese a quien le pese fue concebido como
tu hijo, y aunque no lo pariste t, lo sentiste nueve meses tuyo, lo adoraste y ese sentimiento es muy
complicado de borrar, as que no digas ms tonteras y al menos, mira como est.
M_ Para qu?
T_ Maca t ests tonta le dijo definitivamente. Esther no se va a enfadar, ni molestar o no la
conoces? le sonri. Esther es tu mujer y lo comprende.
M_ Uf no soportara perderla!
T_ Lo s cario lo s pero no creo que la pierdas, vamos t recuerdas los pjaros aquellos de
colores, los agapornis? Maca sonri. S esos que no pueden estar solos que necesitas ser dos, pues
vosotras igual, os necesitis la una a la otra es as de sencillo.
M_ Bueno yo aqu dndote lata, y vena para decirte tan solo una cosa.
T_ Qu? la mir sonriente.
M_ Que te quiero, que eres muy importante para m y que no nos vamos a marchar de aqu, no voy a
dejarte, ni Esther tampoco.
T_ Me emociona que me digas eso, pero sabes qu quiero yo?
M_ Dime sonri.
T_ Que os vayis sus ojos se llenaron de lagrimas y su voz se quebr en el ltimo momento. No
quiero sufrir por vosotras, quiero saber que estis bien, viviendo una vida que os merecis, no quiero que te
quedes Maca por favor si me quieres de verdad que lo s, hazme ese favor, iros iros y vivir lejos de
esta pesadilla. Por favor Maca iros
El gesto de Maca cuando entr en la cabaa era serio, pero al ver a Esther durmiendo, con la nia
sobre su pecho todo le cambi, una luz ilumin sus ojos, una sonrisa su rostro, y el corazn lati de tal
manera que sinti que todo lo que le importaba en la vida estaba all, en aquella cabaa, en aquel poblado,
en aquellas gentes. Sonri al pensar que aquella noche tampoco sera posible un acercamiento con su
Esther, se cambi recordando como le haba dicho que no se entretuviera mucho con Teresa porque tena
sueo, al llegar a la cama, apag la vela de un suave soplido y se acurruc en el pequeo hueco que le
quedaba junto a Esther, pas su mano por su cintura y acarici con ternura la piernecita de su hija, all
estaba su familia, all estaba su felicidad.
Efectivamente durmieron dos horas abrazadas sin moverse hasta que Maes comenz a pedir su
bibern, ambas se despertaron, Esther acun a la pequea mientras bostezando sala Maca hasta Lucero, le
gustaba a pesar del sueo que pasaba sacar aquella leche para su nia, entonces record que Cruz tena la
fotografa de su hijo, suspir, an le dola.
M_ Ya estoy aqu.
E_ Menos mal, yo creo que esta nia va a terminar con la leche de la pobre Lucero deca con cara de
sueo.
M_ Que carita, anda acustate que yo se lo doy.
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E_ No cario, acustate t. Qu te ha dicho Teresa?
M_ Que nos vayamos.
E_ Qu nos vayamos? la mir con el ceo fruncido.
M_ S, parece que va en serio.
E_ Y los dems?
M_ Mira como duerme mami Maes, puedes con ella me la tienes fundidita la bes, vamos a la cama,
seguro que si te acuestas sobre mi y notas a tu mami linda, te duermes, pero nada de llorar eh? vale
eso es mi amor te quiero pequeaja y a tu mami la quiero mucho, mucho, vamos a ser una familia
feliz cario, somos afortunadas de tenernos claro que si.
El sol comenz a entrar por la ventana, Maca senta un peso en su parte izquierda, su pecho
izquierdo, y adormilado el brazo derecho, fue abriendo poco a poco los ojos, y all estaba la mano de
Esther aferrada como siempre a su pecho, sonri, su pierna metida entremedio de las suyas y sobre su parte
derecha la nia, no notaba nada de su cuerpo pero era feliz.
798
Al salir, vio como ya las mujeres comenzaban su trabajo, la ausencia de los hombres haca que la
aldea pareciera distinta, a esas horas ya estaban trabajando en el hospital, su rostro al ser golpeado por el
sol mostr una mueca de aoranza por ellos. A la que vio fue a Cruz, la salud y se reunieron a mitad
camino.
En la cabaa junto a Maca estaba Teresa que llevaba a la nia en brazos, sin parar de decirle que la
llamara abu, a lo que Maca contestaba de manera borde y Teresa se enfadada de forma cmica, en esa
lucha estaban cuando la puerta se abri y entr una sonriente Cruz a pesar de negarse a sonrer con el
bibern en la mano, y tras ella una Esther mojada de cabeza hasta los pies.
An con la sonrisa en los labios Maca lleg a la ducha, Esther estaba ya fuera secndose, al ver que
se abra la puerta se tap.
799
M_ Soy yo cario.
E_ Ya veo que te lo has pasado muy bien, hasta aqu han llegado las risas le dijo enfadada.
M_ Mi amor no te enfades.
E_ No, si no me enfado.
M_ Venga mi nia le pona morritos graciosos.
E_ Djame que tengo hambre.
M_ Es tu primera experiencia cario luego ser ms fcil.
E_ Luego?, mira a la Lucero despus que la salve de morir ahogada la hija de puta menuda me ha liado.
M_ Cario no te pongas as la miraba sonriente. Cuando dices tacos ests monsima pierdes todo el
glamour.
E_ Jo si es que la miraba haciendo pucheros.
M_ Si es qu, que?
E_ Que soy un desastre eso pasa, un desastre que no s ni como te has fijado en m.
M_ Eh, eh, eh, eso si que no se acerc a ella que se haba puesto una especie de casca que le llegaba a
media muslo. Eres un desastre maravilloso, repleto de cosas buenas que me tiene muy tontita por cierto
esto te sienta de muerte le dedicaba una mirada lasciva.
E_ Maca no estoy para eso ahora, en fin cambiemos de tema.
M_ No me cambies de tema con este vestidito que me pierdo la estrechaba entre sus brazos mordindose
el labio.
E_ Macaaaaa se quejaba.
M_ Queeee le deca al igual que ella con ese canto de cierto pijero.
E_ Jo si es que no puede ser a m esto no me hace bien le deca mientras la besaba el cuello.
M_ Cmo que no? le preguntaba mirndola sonriente.
E_ No mira ahora me haces esto se me altera la sangre, paramos, t sabes lo qu me cuesta bajarla?,
eh?
M_ Claro que lo s, pero mira si no estuvieras perdiendo el tiempo con todo esto, algo podramos haber
hecho.
E_ Joder Maca
M_ Joder qu?
E_ Pues eso que nada de nada tenemos que irnos, venga la vida no es solo sexo hay infinitas cosas
mas.
M_ Ya lo s, pero es una parte muy importante cario pero mucho eh? la miraba intensamente.
E_ Tambin tienes razn si se besaron con pasin. Que buena ests.
M_ Lo mismo digo, vamos.
Mientras con cara de sueo y dolor de riones, apareca Vilches que tras dar un vistazo y comprobar
que todo estaba bajo control, al cruzar su mirada con Massamba, se meti en la cocina donde ya lo
esperaba Dvila que hablaba con Nsona sobre su embarazo y la reaccin de Zul.
800
s y que no debera tratar el tema pero es vital, no es broma y creo que por primera vez estamos ante un
grave problema militar.
V_ Lo s
All se quedaron hablando, mientras las mujeres iban acudiendo, y por orden de Esther se llevaron
una vez cambiada a Maes dejndola sola con su mujer.
Maca la llevaba por los hombros mientras Esther le haba pasado la mano por la cintura, rean y
hablaban hasta llegar al comedor donde todos las esperaban.
Siguieron por un rato ms hablando hasta que finalmente Dvila decidi que era el momento de
hablar del tema ms importante.
D_ A ver chicos, he venido a parte de para pasar la Navidad con vosotros que sois mi grupo preferido.
V_ Menos monos le interrumpi burln.
M_ Muy bien dicho Vilches, di que somos los ms pringaos.
T_ De verdad mrtires no te digo yo! les deca con los ojos bien abiertos.
D_ Como deca, mi motivo por el cual he venido es otro, Claudia y yo, hemos sido mandados para
alertaros del peligro que esta aldea puede afrontar, otras veces hemos tenido aviso y no ha pasado nada
pero desgraciadamente por el norte la guerrilla est ganando terreno, y los militares van a hacer lo que
puedan.
V_ Es decir, nada.
D_ Ya lo sabemos, hacen con sus medios lo que pueden.
M_ Vale, qu propones que hagamos?
D_ Hemos decidido que de momento Claudia se queda aqu con Vilches y Teresa, ella tiene nociones de
enfermera.
M_ Un momento lo mir algo enfadada incorporndose en la silla.
D_ Hemos pensado que vosotras debis marcharos con la nia. Esto es demasiado peligroso.
T_ Maca, Esther por favor es lo mejor.
V_ Cundo se van? pregunt Vilches.
E_ Nosotras no hemos hablado todava dijo Esther, todos las miraron.
M_ Nosotras no nos vamos a mover de aqu, si salimos de la aldea ser con todos, pero no vamos a
abandonar, de ninguna manera.
E_ No nos vamos a ir, que quede claro, adems por qu nos tenemos que ir nosotras y vosotros no?
miraba a Teresa y Vilches que estaban sentado juntos.
M_ Eso es.
Hubo unos segundos de silencio, se escuch el bufido de Vilches, Claudia miraba a un Dvila que
prefera no ser l quien lo dijera, Teresa hizo un pequeo puchero en su barbilla, y fue Cruz quien mir con
insistencia a su marido.
802
M_ Vale le respondi con los ojos emocionados tragando saliva mientras pasaba su lengua por los labios
tratando de poder hablar con calma. Pero repito, si no nos vamos todos, nosotras tampoco, aunque te
agradezco tu preocupacin.
V_ Muy bien, pues si esto es lo que opinan, habr que trazar un plan.
T_ Ay Dios mo! susurr abatida.
E_ Todo va a ir bien y si va mal, estaremos juntos para superarlo, porque si nos vamos, crees Teresa de
verdad que podramos estar tranquilas all y nuestra gente aqu?
T_ Ya lo s Esther, pero
E_ Yo os comprendo, pero Maca y yo estamos juntas en esto y seguiremos juntas en esto con vosotros.
D_ Pues nada lo dicho haremos un plan de emergencia mientras las mujeres nos preparan la cena para
recibir a Nol.
E_ A pap Noel?
M_ No cario rieron todos. Se le llama as con la e muy cerrada a Jess, hoy se hace la cena por l, se
brinda por l, en algunas partes de frica, y siempre es la fecha idnea y escogida por la Guerrilla para
armarla ms gorda son la alarma de Laobi y todos se pusieron rpidamente en pie.
T_ Los nios!
V_ Son los chicos de Brbara dijo rpidamente pues fue el primero en salir.
Ba_ Bueno pues nada ya me voy a preparar. Esther puedes ayudarme con Mona, quiero revisar y dejarte
a ti su enfermera.
E_ Claro.
Fueron a saludar a los hombres que les traan noticias frescas sobre el estado de la guerrilla y los
militares, mientras Maca con la nia en brazos se haba sentado en la recuperada mecedora y Cruz lo haca
en el suelo a su lado.
Mientras en el hospital, Mona reciba con sonoros besos a Esther y Valiente saltaba para que le
dieran sus mimos tambin, lo primero fue mirar la herida y comprobar que no supurara, lo segundo
explicarle como deba curarla y por ltimo:
Fuera todos trataban de tranquilizarse un poco, las noticias eran malas, pero con perder la
compostura y los nervios no se solucionaba el problema. Al salir Brbara se fue despidiendo de todos, un
abrazo, una sonrisa, hasta que llego a Teresa sus ojos se encontraron, Teresa sonri puso sus dos manos en
las mejillas de la rubia que se haba puesto de momento muy colorada y sin pensarlo junto sus labios con
los de la veterinaria quien abri los ojos como platos, y sinti como un calor abordaba su piel de arriba
abajo.
El camin junto al jeep se march, desde la puerta del hospital Mona saludaba con su brazo en alto
reposando su cabeza en el hombro de Bartolo que la miraba serio, y Valiente que se haba cogido la gorra
de Carolina Herrera y no haba manera que la soltara, se abrazaba ala barriga de su mami, como le haba
explicado Brbara, eran una familia, su nueva familia que lo queran y que lo iban a cuidar siempre. Todos
se fueron retirando y quedaron Maca junto a una Teresa que se haba quedado con la mirada perdida tras el
portn de madera que no permita ver la marcha de Brbara.
T_ Ay seor!
M_ Venga vamos Teresa no te pongas as.
T_ Pero cmo no quieres que me ponga as? la miraba seria. Yo que no quera que Brbara ser fuera,
se va, y yo que quiero que os vayis vosotras, no os vais si es que todo al revs se quejaba negando
con la cabeza y juntando sus manos.
M_ Venga va que los hombres estarn a punto de llegar y no van a tener preparadas las cosas entonces
vio como Esther le haca un gesto mientras se meta en la cabaa. Voy a coger una cosa a la cabaa.
T_ Si, si ay seor ay
M_ Deja de suspirar Teresa! le ri medio sonriendo.
T_ Si es que ayyyyy.
M_ Menudo morreo le has dado a Brbara le has sacado hasta los colores, suspiras por eso?
T_ No, suspiro porque la vida es injusta solo eso elev los hombros marchndose.
M_ Si, a veces puede serlo y mucho murmur apenada cerrando los ojos al recordar que Esther estaba
esperndola fue a la cabaa con paso tranquilo para no levantar sospechas. Abri y all estaba Esther
esperndola sonriente. Hola.
E_ Hola.
M_ Y Maes?
E_ Con Claudia, nos ha echado un cable.
M_ No me digas? se encaminaba hacia ella.
E_ S puso gesto serio.
M_ Eso es estupendo sonrea pcaramente.
804
E_ Pues si le devolva la sonrisa.
M_ Ay Esther! la acarici lentamente mientras pasaba por su cintura la mano.
E_ Au se quej.
M_ Te he hecho dao? pregunt alertada.
E_ No es que justo ah me lleg la patada de Lucero.
M_ Si es que ya te dije yo pobrecita ma cuando pille a Lucero vers
E_ Ella no tuvo culpa le dijo con gesto de pena.
M_ Ah no?, y quin tuvo la culpa?
E_ Yo.
M_ Y eso mi nia? la miraba con la mano puesta en la barbilla a los ojos sonriendo levemente.
E_ Pues porque vers promteme que no te vas a rer.
M_ Prometido le dijo con la sonrisa por debajo del bigotillo.
E_ Si ya te ests riendo le deca de manera pija.
M_ Ays mi princesa va cuenta le sonrea mirndola fijamente.
E_ Pues que esto de no de no tener sexo cuando me sent all y comenc a tocarle las tetas a la
vaca, pues mira no s que me pas pero me acord de las tuyas y uf de verdad que mal rato
pase porque claro venga a tocar y a tocar, y yo cerraba los ojos y joer Maca es que eran las tuyas Maca
la miraba fijamente y se estaba poniendo colorada, asustando a Esther. Ests bien?, Maca?
M_ JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
E_ Joder te he dicho que no te ras le deca con gesto enfadado mientras Maca se haba enganchado con
la risa. Nada mrala, te vas a mear!
M_ Ay ay ay
E_ No s
M_ De verdad trataba de calmarse limpiando sus lagrimas pero al mirarla y verla tan seria no pudo ms
que comenzar a rerse como loca nuevamente. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ay
ay que me da algo
E_ Desde luego es la ltima vez que te cuento nada.
M_ No seas as mujer que adems debera estar yo enfadada porque comparar mi bonito pecho con las
tetas cadas de una vaca le dijo con cierto tono amenazador.
E_ Es que uf
M_ Lo malo volva a rerse. Va a ser ms risas, cuando me toque ordear a m y me acuerde de
esto, vais a tener que buscarme arriba de un rbol jajajajaja.
E_ Si seguro jajajajajajaja.
M_ Jajajajajajajajajaa.
E_ Jejejejejejejee.
Y por fin el ataque de risa fue conjunto, lloraban y rean sin poder parar, mientras se abrazaban y se
miraban hasta que Maca trat de suspirar repetidas veces para controlar el ataque y Esther trat de hacer lo
mismo.
M_ Bueno uf otra vez se nos est pasando el tiempo y nada de nada deca entre suspiros.
E_ Es cierto se pona la mano en el pecho. Que risa por favor.
M_ Uf no me extraa que te diera una patada sonrea.
E_ Pues no se porque, con lo que te gusta a ti que yo te toque le dijo bajito mientras le dejaba un beso en
la mejilla.
M_ Eso si que es verdad pero es que yo te quiero mi vida, la vaca no.
E_ Pues debera, que le salv la vida segua besando su mejilla y la comisura de sus labios.
M_ Es una desagradecida musit sin poder abrir los ojos.
805
E_ Totalmente bes con suavidad sus labios mientras las yemas de sus dedos recorran en silencio los
brazos de Maca tan suavemente que un escalofro se adueo de ella.
M_ Esther abri los ojos y se la encontr all a un solo paso suyo.
E_ Qu? respondi con un hilo de voz.
M_ Te quiero le acarici la cara con delicadeza y total ternura en su mirada.
E_ Yo tambin mi vida comenzaron a besarse con suavidad, mirndose a los ojos. Mucho.
M_ Pero no tanto como a Lucero
E_ No sonrieron nuevamente.
M_ Eres muy mala voy a tener que vigilarte.
E_ Lo que tienes que hacer, es se pellizco el labio mientras las manos de Maca recorran la espalda
buscando el cierre del sujetador.
M_ Qu?
E_ Hacerme el amor.
M_ Eso me gusta ms susurr mientras sus dientes atrapaban suavemente el labio inferior de una Esther
totalmente excitada.
E_ Y a m
Sus labios se encontraron en ese baile que ellas tan bien y en tantas ocasiones haban ensayado, los
pasos eran metdicos pero siempre diferentes, nuevos y excitantes, unir sus cuerpos, sus bocas y sus
lenguas, un paso y la unin perfecta en la ms bella danza de amor.
M_ Mi amor jadeaba.
E_ Si susurraba extasiada mientras su mano audaz desabrochaba el botn del pantaln.
M_ Oh
E_ Maca
Los hombres llegaban con una pieza nica de antlope, las mujeres aullaban y aplaudan, el mejor
regalo para Nol sin duda, y con un grito de Zul, la pieza fue dejada sobre la tierra, ante Massamba quien
sali de su cabaa donde no cesaba de hacer ruido, y todos se preguntaban que estara haciendo. Los ojos
de todos miraban al hombre que con un asentimiento de cabeza dio por buena la caza, y as empez la
danza, los gritos, los golpes de sus lanzas contra el suelo, el polvo que levantaban sus pies al golpearlo,
aquel baile que ofrecan a los espritus para agradecer que todos volvan sanos. Aquella danza calm a las
dos mujeres un poco el ardor, Claudia las miraba y sonrea, y es que, aquellos movimientos y gestos
adustos en sus caras era un espectculo nico que hasta los perros y la familia Mona, se detenan para
observarlos.
Una vez finalizaron ya no pudieron volver a la cabaa, fueron requeridas por Teresa y los ojos de
Claudia se cruzaron con los de Esther, que los cerr negando con la cabeza mientras se morda con cierta
desesperacin el labio.
E_ No hay manera
Cl_ Se nota no quiso rerse pero no lo pudo evitar.
T_ Bueno vamos a tener trabajo para cortar la carne.
806
E_ Yo no quiero verlo, qu hago yo?
T_ Prepara el fiambre entonces se detuvo en su camino hacia fuera y murmur. No me puedo creer
que haya dicho semejante palabra en medio de la Selva! deca pensativa.
Cl_ Si, es increble por eso he venido eh? le gui divertida el ojo.
T_ Mira que cara! le dijo seria.
Cl_ No Tere, una que es lista sonri.
M_ Voy a explotar, un calentn ms detenido y exploto entr diciendo de manera graciosa. Teresa no
tenemos intimidad, y estoy preocupada mi mujer confunde mis tetas con las de Lucero.
T_ Esther? la mir muy seria.
E_ Joder Maca un poco ms y lo cantas por la radio.
M_ No es mala idea, eso me ha dolido eh? le deca seria.
E_ Era el tacto mujer la abstinencia en fin elev los hombros.
M_ Ya me ests comparando mis precisos pechos con unas tetas descolgadas de una vaca, cario. Teresa
dile algo por favor deca seria pero por dentro muerta de risa.
T_ No no esto ya es lo ltimo pareca no poder entender lo que le deca.
M_ Por convulsin masiva empezando por la entrepierna Tere, que me quemo que no doy ms de m si
no chusco.
E_ Maca! la ri.
T_ Voy a cortar carne o terminar cortando cabezas las tetas de Lucero por las tetas de Maca no
si al final oye un momento!, has dicho las tetas de Lucero?
M_ S mami le dijo seria.
T_ Madre del Amor Hermoso esta noche me quedo a la nia yo no hay ms que hablar!
M_ Gracias Teresa, en el fondo eres casi una santa si no fuera por el morreo que le has dado a quien ya t
sabes. Arreglado cario.
E_ Desde luego la miraba con los ojos entrecerrados cruzando los brazos sobre el pecho. Eres
M_ La mejor?
Cl_ Anda deja de darte el lote de que eres la mejor y ayuda a las chicas, yo me quedo con Esther no vaya
haber una eclosin de calentamiento mundial empezando en la Selva ve andave.
M_ No s si podr aguantar hasta luego le dej un beso en el cuello.
E_ No seas payasa que no estamos solas le dijo bajito.
M_ Y?
E_ Que sabes que me da corte susurraba sonrojada.
M_ Me encanta cuando te pones as, coloradita.
E_ Maca!
M_ Vaaaaaaaaaaaaale, me voy uf resopl ante la mirada divertida de Claudia.
E_ Bueno menos mal que te has quedado t para coger lo de la parte de arriba deca mientras sacaba
los paquetes envasados al vaco.
Cl_ Claro mujer no hay problema. Oye
E_ Dime?
Cl_ Os habis pensado bien la propuesta de Vilches? iba sacando los platos de plstico que haban
llegado en el gran pedido de Esther.
E_ S, no vamos a dejarles o todos o ninguno deca segura.
Cl_ Ese es el espritu de la gente que trabajamos en esto, verdad? le sonri ampliamente.
E_ S gracias por querer quedarte t
Cl_ Estoy con Vilches, Maca ha encontrado la felicidad y yo quiero mucho a Maca como para no hacer
algo as.
E_ Ya le contest algo cortada. Bueno la verdad que me siento un poco incomoda hablando de esto
contigo.
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Cl_ Lo s, lo siento no es mi intencin, mira Esther, cuando ests en la Selva a veces la soledad te hace
extraa, haces cosas que quizs en tu pas ni te planteas desde comer ojos de cocodrilo en una sopa, hasta
en mi caso, liarme con Maca. Pero te aseguro que ella lo que necesitaba era alguien como t, que le parara
los pies y le demostrara que en la vida no se puede ser tajante en algo tan hermoso como el amor Esther
la escuchaba la consideraba alguien extraa, ni llegaba a ser rival, ni tampoco amiga. Julia le hizo mucho
dao, y ella viva bien con esa excusa saba como volver loca a cualquier mujer, pero no era ella, ella es
quien est hoy ah fuera metindose sin parar con Teresa porque sabe que est mal por Brbara, ella es la
que ahora mismo te est mirando, la que sonre, y esa Maca la has devuelto t, como su amiga que me
considero y alguien a quien adoro, me hubiera gustado que os fuerais a intentar vivir vuestro amor lejos de
aqu, pero s, que sois carne de esta Selva y aqu o donde estis, seris felices.
E_ Gracias la verdad que siempre te tuve cierta mana, pero s el aprecio que le tienes a Maca y, eso
me hace considerarte amiga.
Cl_ Me alegro sonri. Pues amiga vamos a cortar el fiambre o Teresa nos cortar a nosotras.
E_ Pues si dijo an algo nerviosa pero tratando de serenarse con la mirada puesta en una Maca que no
paraba de sonrer.
Cl_ Una pregunta?, qu hace Massamba con tanto ruido?
E_ Ni idea, es ms debera no hacer nada, la herida no le cicatriz bien y estoy un poco preocupada.
Cl_ Vaya
E_ Claudia que viene Teresa! le dijo al ver que la mujer estaba a punto de entrar y ellas no haban hecho
nada, conocindola saban que se iban a llevar una buena bronca.
Cl_ Joder dame algo.
E_ Ay madre!, toma
Cl_ Un vaso?, joder Esther que est aqu.
E_ Ya y
T_ Pero bueno!, vosotras qu de chachara!, pues vamos bien a este paso me toca hacerlo todo a m, qu
pasa?, que hablar mucho pero trabajar poco bah, si es que no s ni como os dejo solas al cargo de esto!,
mala la una peor la otra ellas se miraban de reojo mientras abran el envase de salami. Si es que bla
bla bla, pero de trabajar nada si ya lo deca mi madre uy dnde he puesto la fuente grande!
E_ La tengo yo dijo dbilmente.
T_ Acabramos! la mir muy seria con sus ojos muy abiertos.
Sali de all mascullando con gracia, y ambas se miraron sonrientes al ver sus nervios porque todo
saliera bien.
El resto de mujeres comenzaron a llenar la cocina, mientras fuera Cruz disfrutaba con la mano del
mortero junto a Nmaba triturando cereales, los nios que tan bien conocan a la Mwasi mondele, le contaba
sus adelantos en los estudios, la mujer se mostraba feliz mientras su marido junto a Dvila, valoraban la
tensa situacin en la que se encontraban.
En un momento dado, Maca tuvo que ir a cambiar a la pequea Maes, la dej dormidita en la cama y
fue a tender los paales, era su turno, estaba en ello con los brazos arriba cuando not como unas manos
apretaban sus pechos y una sonrisa traviesa estallaba.
E_ Te pille.
M_ Esther pero se rea ya no solo por el susto sino, por su gesto.
E_ Me muero por besarte, me he escapado de mami que menuda pieza es en la cocina, me ha dicho en mi
propia cara Maca la miraba divertida por sus gesticulaciones y su gesto ofendido. Que se nota que
tena una sirvienta, que no s poner el jamn con delicadeza.
M_ Es que es verdad cario, que eso se nota segua mirndola divertida.
E_ Pero oye lo que cuenta es la intencin.
M_ Ah, si?, es cierto, y qu intenciones tienes viniendo aqu a despertar mi revoltosa libido?
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E_ Ninguna solo vena a darte un beso pona gesto de no haber roto un plato.
M_ Ya
E_ Si sonrea mientras daba pasos hacia tras.
M_ Te vas a caer que si andando hacia delante te caes, ni te cuento hacia detrs.
E_ Eres mala.
M_ Pero estoy buensima.
E_ Eres de verdad una engreda que te cagas.
M_ Pero qu modales son esos! le deca con una amplia sonrisa por sus palabras.
E_ Ya ves todo lo malo se contagia.
M_ Y lo bueno la cogi de la cintura. Ven aqu.
E_ Me he dejado eh?
M_ Ya, qu tiene mi nia aqu?
E_ Adnde?
M_ Aqu le dijo abriendo su boca y atrapando sus labios en un beso intenso y profundo que hizo que
Esther ahogara un gemido entre sus labios.
T_ Maca!
M_ Joder reneg apoyando la frente contra Esther. Ya voy Teresa.
E_ Esta noche cario esta noche haremos la fiesta del siglo t y yo, en nuestra cabaa, recurdalo le
dijo saliendo corriendo de all.
M_ Joder como me pone susurr con cara de tonta y una gran sonrisa.
En medio de la aldea, Mona que haba salido ya de su ingreso hospitalario estaba despiojando a
Valiente y Bartolo, los dems nios esperaban sonriendo su turno. Mientras, Vilches sala de su despacho
junto a Dvila, su gesto era serio pero tranquilo, al ver a Cruz con la mano del mortero, sonri, sin duda
siempre se haba implicado con aquel pueblo al que ella adoraba.
T_ A comer! vamos
Y all todos, acudieron a la llamada de la gran mami, Lula apareci sonriente tras Massamba, y
juntos con el nio en el saco que ella llevaba en su espalda se reunieron con el resto, una gran mesa, donde
todos se sentaban y hablaban, donde las sonrisas eran las protagonistas, y donde Teresa en pie, miraba a
todos y cada uno de ellos, Vilches hablando con Cruz, sta sonriendo, Maca y Esther con su tontera
particular, las manos por debajo de la mesa, la bronca de Vilches pidiendo las manos a la vista, Claudia que
sonrea divertida con Dvila sobre las chicas, Massamba hablaba con Ngouabi quien le contaba todas las
vicisitudes para cazar el antlope, Zul sentando a sus hijos mientras Nsona con su vientre ya avanzado lo
miraba con el amor en sus ojos, Nmaba rindose junto a Siya que pareca contar con el favor de la mujer
para estar junto a su nieto, Monwe recibiendo las sonrisas de Zambi quien haba puesto sus ojos en la joven
que poco a poco con la ayuda de todas iba superando la muerte de su beb. Sissou contando a Yildas todo
aquello que haba trado la mondele que se estaba volviendo loca para colocarlo, hasta Laobi haba dejado
de vigilar y se haba unido a todos ellos, y no paraba de sonrer con las locuras de Dib. All estaba su
familia, su gente, su aldea, su mundo, nadie vio como se giraba con los ojos acuosos, nadie la vio llorar en
la cocina, pensaba en Brbara, pensaba en ellos, en la fragilidad en la que vivan y su corazn que haba
sufrido ya tantos golpes, pareca avisarle otro?
La cena fue de lo ms divertida, aquellos fiambres que para los hombres y mujeres de la aldea eran
imposibles, hicieron las delicias de todos, el vino, despus el champn, y los frutos secos mezclado con
comida clsica de frica realmente hizo que la noche que era bastante estrellada y con una luna hermosa
809
sin lluvia, fuera especial. Las miradas furtivas entre Maca y Esther se sucedieron durante la cena, Maes fue
de brazo en brazo, en ese momento en que todos se disponan a cantar a Nol la tena Nmaba con su amplia
y feliz sonrisa. Esther escuchaba las canciones, Teresa las cantaba con una expresividad y un dominio del
kikongo que era la admiracin de todas, cuando terminaron de sus canciones de repente Esther habl.
Las risas siguieron al final de la cancin, los hombres rean y aplaudan al ver al Ziku cantar como
loco, mientras las mondeles recin casadas no paraban de rerse mientras cantaban, de mirarse a los ojos,
de demostrarse abiertamente tantsimo amor.
T_ Venga vamos a recoger todo y a bailar que es Navidad deca feliz an con aoranza.
Cl_ Vamos Teresa venga chicas dejar un poco de tontear que dais un poco de asquito.
V_ Eso, eso imagnate lo que tenemos que soportar un monumento nos merecemos.
M_ Eres un desaborio te lo digo siempre con lo bonito que es el amor sonrea burlona Verdad
Cruz?
T_ Pero lo vuestro cansa hija! les deca seria.
Lu_ Tiernas?, as Esther pregunt ante la sorpresa de todos.
E_ S cario, somos tiernas pero nadie nos comprende le dijo abrazndola con todo el cario que senta
por ella.
Ns_ Oh Mwasi, Nsona comprender.
M_ Menos mal les dijo sonriendo.
Entre bromas y risas fueron retirando las cosas de la mesa, los hombres mientras se fumaban los
puros que Dvila haba trado para ellos, y preparaban los tamtam para bailar, hablaban sobre la Selva, las
mujeres canturreban, y no paraban de hablar, una de las veces Maca estaba cogiendo un vaso y Esther se
puso al lado dicindole bajito:
Maca la miraba con la boca abierta, no saba como lo haca era insultante que fuera tan fcil dejarla
boquiabierta y atontada sintiendo como toda su sangre se revoloteaba sin remedio, y Esther se alejaba
sonriendo.
Ambas rieron y siguieron con las risas y felicidad del momento. Una vez todo estaba preparado, el
tamtam son, y todos comenzaron a bailar, en parejas, por libre con los nios, cantaban, se divertan en el
otro lado del mundo, donde el horror era diario, tambin podan sacar esa parte de alegra por vivir, por
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estar juntos, por compartir, y as lo hicieron hasta que lleg el momento de felicitar a Nol segn las
costumbres de la Selva y se hizo con total solemnidad
Massamba se puso de pie tras l todos los dems, los nios arrodillados delate suya, las mujeres
detrs, Mona, Valiente y Bartolo junto a los perros como uno ms de la familia escuchaban de la voz de
Massamba agradecer que estuvieran juntos, sanos y salvos, para despus pedir que siguieran protegiendo
sus vidas. Cada uno de ellos alz su plegara en silencio, cada uno cerr sus ojos pidiendo casi en comn lo
mismo, y aquellas plegarias parecieron caer juntas, unidas al fuego y en un gran destello se alzaron hasta el
cielo, cubriendo con sus luces las estrellas formando parte del firmamento, de ese Universo que para todos
ellos era esa aldea, esa amistad, ese amor.
Un golpe seco del tamtam dio por finalizada la fiesta hacia Nol, y all juntos sintieron esa magia
especial de la que les habl Nmaba, cuando las cosas salen del corazn llegan al espritu del cielo, l nos
comprende y nos da valor, l nos da la fuerza para aplacar tanto miedo, para creer en el amor y superar el
dolor, y que nadie dude, que despus de la muerte y del sufrimiento llegar la paz. Su voz inund cada
recodo de los presentes, y Maca instintivamente entrelaz sus dedos a los de su mujer, y se miraron, una
mirada meliflua repleta de ternura les hizo ver en el brillo de sus ojos el amor, y la emocin.
Eran cerca de las dos de la maana, todos hablaban sobre aquella Navidad diferente, para cada uno
significaba algo distinto, quien sorprendi fue Claudia que cont como el da de Navidad, su novio y el que
iba a ser marido en escasas semanas, le dijo que se haba enamorado de otra y se iba para siempre de su
lado, desde ese da todas las Navidades le dolan, sin embargo, compartirla all rodeada con algo tan simple
como necesario que era amistad y amor, le haba dejado por primera vez un buen sabor de boca. La calma
era total, el crepitar del fuego era la msica que les acompaaba cuando llegaba el silencio. La mente de
Teresa vol hasta Brbara, aquella mujer tan especial, aquella loca que le haca constantemente rer, que le
haca sentirse bien, rezaba para que no le pasara nada, la echaba de menos. Mientras Vilches y Cruz
contaban como fue su primera Navidad juntos, las risas se fueron sucediendo, all sentados todos, Zul
transmita a las mujeres que haban llegado las palabras de los mondeles, y stas sonrean ante las
diferentes costumbres que ellos tenan, les parecan curiosas y tambin algo sosas. Eso de comer tanto y
nada ms, no lo llegaban a entender. Cuando lleg el turno de Esther, cont las grandes fiestas en su casa,
todo tan fro, tan vaco, tan triste que le haba emocionado poderlo compartir con su nueva familia, ya no
solo Maca y su hija, sino, con todos los que para ella eran su familia, llegado a ese punto Mona con un
vestido Lacoste verde de Esther se subi en sus brazos ante la sonrisa tierna de todas. Las mujeres que
haban cogido por la mondele bajita mucho cario, sonrean y Nmaba le dijo que ellos sentan lo mismo,
una ms, la sentan como una ms. Maca cont poco, no porque no tuviera que contar sino, porque no
quera que se dieran cuenta la emocin que recorra su cuerpo al tener a Esther junto a ella.
Poco a poco se fueron retirando, al da siguiente habra que despedirse y toda despedida conllevaba
un sufrimiento necesario que pasar, Vilches y Cruz se quedaron fuera de su cabaa mirando el cielo
estrellado, aquella hermosa luna abrazados tapados con una manta fina. Teresa se llev a Maes, la pequea
aquella noche precisamente se haba portado de lo ms bien, y era motivo de comentario para todos y
nuevas risas, nueva felicidad.
M_ Bueno Teresa, si necesitas algo nos llamas, eso si, llama antes de entrar a la puerta, no ests para
emociones fuertes.
T_ Deja deja mira que eres burra! le ri. Adems no es el primer nio que cuido eh?
M_ Lo s Teresa, lo s.
E_ Gracias Teresa le sonri por las caras que le pona Maca.
T_ Venga a ver si es posible que no se despierte toda la Selva.
E_ Tranquila contest algo sonrojada.
M_ Bueno, buenas noches Maes le dio un besito en la frente.
E_ Buenas noches cario le dio otro.
811
T_ Venga a descansar, bueno a lo que sea bueno me voy.
Se quedaron solas, mirndose con una sonrisa y Maca de pronto estir de su mano para llevarla a la
cabaa en la puerta Esther la detuvo.
E_ Para para
M_ No me hagas parar, ni se te ocurra le advirti mirndola con gesto serio.
E_ Pues vas a parar, porque vamos a disfrutar de nuestra primera Navidad juntas.
M_ Ah, y me lo dices ahora despus de ponerme caliente como una loca con tu frase en la mesa.
E_ Se siente, ese era tu juego, no?, al principio me lo hacas pasar as de mal a m, as que yo tambin s
ser cautivadora, y ardiente le musit cogindola de la blusa y atrayndola hacia ella. Oh no?
M_ Demasiado.
E_ Pues mi mujer preciosa se va a esperar aqu le deca con su eterna sonrisa.
M_ Como tardes mucho entro le haca un gesto de total seguridad sin contemplaciones alguna.
E_ Vale, promteme que vas a ser buena le bes.
M_ No puedo.
E_ Vaaaaaaa le deca sacando su lado pijote.
M_ Lo prometo.
E_ Eso es se mordi el labio inferior suspirando fuertemente. Porque como t has dicho vamos a vivir
emociones fuertes se meti en la cabaa.
M_ Jooooooooder susurr resoplando ante la sugerente frase de su mujer.
All fuera, vea a Vilches y Cruz hablar y sonrer, que pareja aquella, siempre les haba tenido
envidia, siempre haba soado con algo as, y justo detrs de la puerta estaba su sueo hecho realidad.
Paseaba de lado a lado inquieta, sintiendo el cosquilleo de miles de mariposas en su estmago y su entre
pierna, resoplaba con asiduidad, juntaba sus manos, las entrelazaba, sonrea, se detena, volva a andar,
hasta que de pronto escuch algo que la dej quieta con gesto de total asombro.
Antes de que se abriera la puerta lentamente, oy un au! Tras un golpe, algo habitual en Esther, que
primero le hizo sonrer y despus asombrarse, porque tras la puerta poda ver la luz de velas de colores, sin
duda, una sorpresa ms que le tena guardada su mujer, pas hambrienta de verla, y al entrar la puerta se
cerr tras ella, al girarse all la vio en una pose muy sensual, con aquel picardas que a Maca tanto le
gustaba, con su sonrisa encantadora y saliendo de no saba muy bien donde una msica que recordaba
perfectamente, un bolero Amanec en tus brazos, con la desgarradora voz de Chavela Vargas.
E_ Quieres bailar?
M_ Contigo lo quiero todo le dijo dulcemente como hechizada, como entregada a ella para toda la vida,
dejndose llevar.
Juntaron primero los dedos de su mano, deslizndose suavemente la mano derecha de Maca con la
mano izquierda de Esther, unos ojos echando chispas de pasin los de Maca, encontrndose con los otros
de Esther que respondan de igual manera; la mano de Esther se aferr a su cintura de tal manera que hizo
que la piel de su mujer se erizara al fino contacto, de igual modo cuando el brazo de la Pediatra recorri el
hombro de Esther para detener su mano en el cuello, recibi la misma respuesta, un escalofro una entrega
total. La msica que ya haba empezado a sonar, las rode para que al unir sus cuerpos la magia fuera total,
entrelazaron sus piernas, la mano de Maca fue descendiendo lentamente por la espalda desnuda que dejaba
el picardas, tan lentamente como sus pies se movan, como sus cuerpos parecan desplazarse tan solo
milsimas, tan lentamente como la msica sonaba o como las velas destellaban con una luminosidad por
toda la estancia, que hacia del momento, nico.
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Amanec otra vez, entre tus brazos
Y despert llorando de alegra.
Las mejillas se rozaron, los pasos lentos, como cada letra que regalaba la cancin a sus odos, las
yemas de los dedos rozando la piel deseada, las manos que se haban entrelazado, apretando como si
dependieran del roce para seguir vivas.
Las manos se deslazaron, Maca pos la suya en la cintura de Esther mientras la otra ascenda por la
espalda hasta el cuello, las manos de Esther bajaron hasta las caderas de su mujer, se metieron por la fina
camisa de lino que llevaba y dibujaron un cuadro abstracto de caricias. Un suspiro llen la msica. Antes
que cantara nuevamente haciendo que fuera como un redoble de tambor.
Los ojos cerrados dejndose llevar por los latidos ardientes de sus corazones, por las caricias, por el
tacto, por el roce de ambas mejillas que se movieron lentamente buscando, encontrando el anhelo de sus
labios.
Por fin se encontraron, las bocas, los labios, suavemente Esther sus manos en la cintura de Maca
subiendo por la espalda, Maca las manos en el cuello acariciando su pelo, y los labios ay los labios!, que
juego, que placer, que ternura, besos y ms besos, lentos como si as pudieran saborearse ms, como si as
el xtasis llegara poco a poco, como se saborean las mejores cosas de la vida.
La pausa en la voz de Chavela Vargas, la llen el sonido del chasquido de los labios buscndose ya
s con ansia, sus manos ya no buscaban caricias lentas, sino viajar a travs de su espalda, con las palmas
bien abiertas, rozando, acariciando, aprisionando por la pasin, por el calor que las iba ya s, inundando.
La ropa ya sobraba, las respiraciones se volvieron jadeantes, los ojos miraban con premura, las
manos liberaban los cuerpos, las bocas, las piernas hasta que hubo una pequea tregua donde Maca
acarici lentamente su cara como si quisiera detener el tiempo en ese segundo en el que aquellos ojos
transmitan todo el amor que senta su corazn. Ambas sonrieron, y se besaron desnudas, dibujando sus
labios con la lengua, y entraron en sus bocas, resbalando, saboreando, notando como todo su cuerpo herva
en una sbita urgencia, que no detena el baile, lento, pegado y sensual.
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Yo me volv a meter entre tus brazos
T me queras decir, no s que cosa.
Despacio con suavidad, Maca se dej caer en la cama, sobre ella Esther y los ojos decan tantas
cosas que no hacan falta palabras, la energa entre ellas explicaba millones de cosas, de sentimientos
desbordados, mientras las manos volaban, los cuerpos se entrelazaban, las melenas se enredaban, los dedos
encontraron la libertad de movimientos para esa pasin desmesurada que sentan, que vivan. Se entregaron
al amor con total dependencia, sus movimientos agitados, sus bocas, sus manos, sus sexos, Esther
acoplndose sobre su mujer perfectamente como si Dios las hubiera creado por separado para unirlas en la
perfeccin ms absoluta del amor, y all jadeaban, se movan, se contorsionaban, apretaban las mandbulas,
cerraban los ojos, sudaban, y se devoraban con la avidez del torbellino de la pasin ms perfecta. Hasta
llegar al final, con una explosin silenciada de miles de partculas en el aire llamadas, amor.
Y as pasaron los minutos, entre besos suaves, caricias lentas, miradas enamoradas, y as con esos
besos no hizo falta ms que dar y recibir, sentir y sonrer. Para volver a amarse de mil maneras diferentes,
sabiendo que lo ms importante era que en el lugar ms recndito de su corazn, ambas sentan lo mismo,
amor.
Hasta que el sueo y cansancio les venci, hasta que la respiracin volvi a apaciguarse, Esther mir
a Maca, con una delicada sonrisa en sus labios mientras se aferraba a su cuerpo.
E_ Alguien dijo una vez que cuando se ama de verdad hasta despus de encontrar la muerte, se sigue
amando le susurr con sus pocas fuerzas. Yo creo, que si hoy me muriera, seguira amndote toda la
eternidad.
M_ Lo s porque a m me pasa igual la eternidad ser para nosotras lo que el amor es hoy para poder
vivir ya no pudo decir ms, as abrazando a su mujer se durmi.
Y seguan durmiendo abrazadas suavemente, tan solo algn movimiento de una haca que la otra
volviera a buscar el cuerpo de su compaera en la cama, para dejar el menor espacio entre ellas. Maca en
una de esas vueltas, oy algo, le pareci un sonido extrao, no se quedo tranquila y se separ de Esther con
cuidado de no despertarla, se cubri con el camisn que haba junto a la cama en silencio y con la
oscuridad de la noche.
Maca sali primero, la oscuridad an era patente, su cuerpo cansado por el esfuerzo de tanto amor, le
hizo desplazarse con lentitud, mientras Esther se vesta y se pona de pie. Mir alrededor pero no vio nada,
habra soado?, estaba segura que poda reconocer lo que haba escuchado por el helor de su piel an
estando dormida poda apostar que no estaba equivocada, desgraciadamente pens.
Y as fue, justo detrs suyo, volvi a escuchar el sonido repugnante de una o dos balas, ya no le
quedaba la ms mnima duda, eran disparos. Al girarse con horror lo vio, all plantado delante suya no
quera imaginar donde haban ido a parar las balas que tan tremendo estruendo haban hecho a su lado, no
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saba porque nadie deca nada, su mente fue rpida y cuando fue a moverse para ir hasta Esther, volvi a
escuchar el arma, pero no solo escuch sino, tambin sinti como algo atravesaba su pecho, algo que al
entrar le produca un calor extrao, un calor de infierno, y vio la risa, la carcajada de aquel tipo que tras
disparar se march comiendo algo que llevaba en su mano. Maca cay de rodillas, el golpe fue seco,
notaba el lquido viscoso y caliente de su sangre como estaba inundando su pecho.
M_ Esther
Su voz fina y casi inaudible sali de su garganta, era una pesadilla, estaba viviendo una pesadilla de
la cual se despertara y respirara al ver que todo era mentira, quiso gritar y no pudo, su voz se ahog, sinti
como se quedaba sin fuerzas, como caa al suelo y segua sin escuchar a nadie. Como pudo se arrastr cual
serpiente en la tierra, segua notando el calor de su propia sangre, le entraban arcadas, estaba perdida si no
reciba ayuda, y su Esther?, por qu no sala?, al llegar a la puerta tras dejar su rastro de sangre la vio, de
lado con la mirada perdida hacia ella, al verla parpade levemente, movi su brazo lentamente estirndolo,
ofreciendo su mano como momentos antes le ofreca su risa, su cuerpo, su alma, su vida, en ese instante le
ofreca su muerte y Maca lo intent con las pocas fuerzas que le quedaban, estir su mano y se
encontraron, volvieron a entrelazar sus dedos, volvieron a mirarse a los ojos, Esther trat de decirlo pero su
voz se quebr a mitad camino y tan solo sus labios dibujaron lo que su garganta no pudo hacerle llegar a su
amada.
E_ Te quiero.
M_ Esther no Esther Esther es una pesadilla Esther Esther
Ya no quera que la salvaran, ya no quera pedir socorro, Esther haba apretado su mano y cerrado
sus ojos, ya no quera seguir viendo el cuerpo sin vida de su mujer y una lagrima recorriendo su rostro ante
la despedida, ya no poda soportar sus propias lagrimas, ni su sangre, aunque entonces le lleg una voz
lejana, muy lejana, ya era tarde, no quera que la tocaran quera irse con su mujer, quera mirarla pero sus
ojos ya no podan soportar ms aquella visin, hizo un ltimo esfuerzo que le cost la poca vida que le
quedaba, aferrndose al cuerpo inerte pero an caliente de Esther, se abraz para ir juntas a aquella
eternidad que buscaban vivas. Murmur su nombre y con el amor que haba sentido en vida se dej llevar
por la muerte.
Y fue una luz potente y blanca, la que le hizo ver que all estaba Esther, ya no llevaba su ropa de
marca, llevaba una tnica blanca radiante y potentemente blanca, con Maes en los brazos sonrindole
esperndola como haba dicho para seguirse amando, y ella misma sinti como volaba, como llegaba hasta
el final de aquel tnel sintiendo una paz interior, tan maravillosa, que olvid que era el dolor, y se acerc
con la sonrisa en los labios, sin importarle nada ms que aquel abrazo, aquel beso y aquel lugar donde
segua estando con quien tanto amo, con quien le devolvi la vida y su hija.
E_ Te quiero.
M_ Te quiero.
El avin con los cuatro cuerpos de las heronas llegaban a Barajas, all viendo como descenda entre
una ligera lluvia todos los principales responsables del pas, de MSF, y un grupo de militares, a pesar de
que las familias haban solicitado total intimidad, las televisiones, prensa y radio, necesitaban carnaza para
vender la muerte de aquellas pobres mujeres que haban ido a un pas para ayudar y haban encontrado
injustamente la muerte a manos de unos canallas que iban a pagar caro su osada.
Paso a paso los corazones de quienes realmente sentan la perdida, fueron cobrando mayor latido,
mayor pena, conforme el momento del reencuentro se aproximaba, las primeras lagrimas comenzaban a
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caer por los rostros desencajados, los suspiros entrecortados, los quejidos de las madres, los silencios de los
padres.
Abrieron una de las puertas laterales del avin poniendo una escalera de hierro por donde
descendieron una pareja que por su estado y su dificultad para moverse, reconocieron que eran los
compaeros, los que haban salvado la vida entre tanta muerte. Los ms altos mandatarios fueron hasta un
Vilches destrozado y cojo por la bala que le haba atravesado una de sus piernas para tenderle la mano y
mostrar sus condolencias, la mirada ojerosa del hombre destrozado que hizo un terrible esfuerzo por poder
estar all y despedir a sus colegas, les hizo agachar la cabeza, mientras Cruz herida en su brazo izquierdo,
agradeca sin palabras tan solo con una sonrisa triste el afecto por quien hasta ese momento nada les haba
importado.
Tras el primer avin llegaba otro que aterrizaba lejos de ste con dos heridos graves, y una tercera
persona destrozada de dolor, al segundo de tocar tierra dos ambulancias recogan a cada uno de los heridos
partiendo con las sirenas silenciadas porque en ese momento en que sacaban el primer fretro sonaba una
partitura interpretadas por las trompetas de la banda del ejrcito la famosa cancin de Silencio.
Vilches y Cruz se pusieron en la primera fila junto a los padres cogidos, inseparables, el primer
atad que descendieron con total celebridad y solemnidad fue Claudia, sus padres destrozados entre
sollozos recibieron a su hija. Segundos despus fue el fretro de Maca quien fue recibida por el gesto serio
de su padre, las lagrimas de su madre y sus hermanos, y entre la gente, en una esquina las de una Julia que
sollozaba en silencio. Despus fue Esther y Encarna se derrumb sobre su fretro, estaba helado, tan solo
pudo llorar abrazada a aquella frialdad inhumana en la que se haba vuelto su hija. Por ltimo un pequeo
atad blanco, donde la hija de ambas y en el que las dos abuelas no pudieron resistir rozar entre sollozos.
La emocin fue tan dura, que a ms de uno de esos altos jefes de despacho, a salvo de cualquier barbarie,
se les form un pequeo puchero en sus barbillas perfectas, sus caras repletas de lociones.
Los cuatro atades y sus familiares comenzaron a desfilar, con el sonido de la msica como
acompaante y el repique del agua de la lluvia contra la madera de los cuatro fretros, tras ellos Cruz y
Vilches rotos, ausentes, con el corazn compungido lo hicieron por ltima vez tras las que eran sus
compaeras, sus amigas.
Mientras esto ocurra en Barajas, la primera ambulancia llegaba al hospital, el primero en entrar a la
UCI fue Dvila, su estado era crtico varias balas haban encontrado lugar en su cuerpo, lo haban operado
en Brazzaville ya que la repatriacin de los cuerpos les haba llevado cinco das, la segunda en descender
de la ambulancia fue Teresa, inconsciente y con oxgeno, tras ella una Brbara destrozada por la prdida
irreparable de sus amigas, y por el estado preocupante de la mujer que tanto le haba enseado, y
reconoca, haba amado en silencio tras sonrisas y piropos.
Se hizo un funeral de estado, todo preparado al milmetro, todo precioso, flores, msica, rezos del
Arzobispo, buenas palabras, halagos, en el primer banco Vilches aguantaba las ganas de gritar, de cmo
estaba haciendo en ese momento internamente cagarse con el mundo entero, ese que giraba la espalda a la
verdad porque estaba lejos. Y que era tan hipcrita de hacer un Funeral de aquellas caractersticas para que
vieran que se preocupaban por sus muertos en el extranjero. Cruz suspiraba mirando los cuatro fretros,
pareca increble que estuvieran all.
Tras el funeral la condecoracin a cada una de ellas sobre la bandera espaola, los militares tras un
bonito paso ensayado sacarlas a hombros hasta los coches, el adis por el pasillo de la Catedral y la
despedida de los altos cargos porque tal y como haban solicitado las familias, decidieron enterrar a las tres
mujeres juntas en el panten familiar de los Wilson que haba en Madrid en la Almudena, mientras Claudia
era llevada al de San Isidro y queran hacerlo entre la gente que las apreciaba de verdad. Los coches, la
gente todos de negro riguroso, y el comentario ms sonado, dieron su vida fueron valientes. Y Vilches
apretando los dientes, y Cruz ahogando las lagrimas. Y Julia marchndose sin ms.
Cuando Teresa abri sus ojos se encontr con un techo blanco que le record lo que haba visto por
ltima vez, lagrimas cayeron de ellos, mientras la mano de Brbara le acariciaba el rostro an temblorosa
con ojeras y sin poder pronunciar una palabra, tan solo estaba all, a su lado apoyando su dolor y el propio.
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Haba tratado de salvar con su cuerpo a la nia, pero una bala caprichosa que entro por su espalda y sali
justamente por el cuerpo de la pequea, lo impidi. Trag saliva quiso hablar pero el oxgeno que llevaba
no le dej y la voz de Brbara la arrop.
Ba_ Tranquila my lady tranquila no voy a dejarte pasaremos esto juntas descansa.
En el panten, las lagrimas de las madres se sucedan, las de Cruz y Vilches, las de Julia, las de
compaeras de Maca, y amigas de Esther, no haba juicio de que fueran una pareja, estaban muertas, ya no
preocupaba que fueran lesbianas, en ese momento el dolor lo perdonaba todo. La oracin que cada madre
quiso que se dijera, se dijo, la emocin de ver como ponan los tres fretros juntos los sollozos que en ese
momento cubrieron el silencio que exista en el cementerio, todo haba acabado para aquellas mujeres que
haban tratado de superar tantas cosas en la vida, que haban salvado tantas vidas, que haban sorteado
tantos y tantos obstculos, y que, en ese momento en el que se cerraba la puerta, el dolor ms profundo se
reparti a partes iguales entre las dos familias.
Cuando todo termin, Cruz y Vilches se metieron en un coche para llegar al hospital, all dentro el
silencio era casi tan sepulcral como el panten, Vilches miraba al cielo por su ventanilla, Cruz lo hacia por
la suya.
V_ Creo que si han visto esto Maca se ha debido descojonar dijo serio.
C_ Yo tambin lo creo.
V_ Y no les gustara vernos mal, as que volveremos a levantar aquello a pesar de que todo se haya
perdido, a pesar de que los muchachos no estn, de que cada centmetro de aquella aldea nos recuerde el
horror vivido pero seguiremos luchando como ellas lo hubieran hecho en nuestro lugar.
C_ As es.
De un golpe se sent en la cama, la respiracin agitada, mientras un sudor fro recorra su rostro, su
espalda, la garganta se haba quedado seca, con rapidez gir su cabeza hacia la derecha dando un respingo,
all estaba Esther dorma placenteramente, tranquila, pero el sonido seco de aquella bala segua en su
cerebro, se visti a toda prisa, su respiracin segua jadeando, hiper ventilando, sus ojos se haban vuelto
como los del gato audaces para ver en la oscuridad, sin pensarlo mucho, abri la puerta de la cabaa, como
si al hacerlo sus peores presagios pudieran hacerse realidad, all no haba hombre, el nico que haba era el
perro de Nmaba que se acerc hasta ella para recibir mimos, pero Maca no estaba para ello, lo apart con
una excusa, sus pasos pesados casi arrastras llegaron hasta la cabaa de Teresa, abri la puerta deprisa
como si quisiera poner punto y final a su angustia, Ramn la mir sin entender mucho, levant la cabeza, la
lade mientras su oreja se pona en alto, ella le hizo un gesto de silencio, en la cama Teresa con sus rulos
dorma y a su lado Maes, pareca estar encantada de dormir con su abuela, poco a poco la respiracin fue
descendiendo en rapidez, en intensidad. Se agach cogiendo a su hija entre los brazos.
T_ Mmmm.
M_ Teresa me llevo a Maes, descansa tranquila le dijo susurrando.
T_ Vale se ha tomado el bibern.
M_ Bien, te quiero Teresa le bes la frente con tanta necesidad de sentirla que sus labios estuvieron
pegados a su frente unos segundos.
T_ Y yo cario y yo
M_ Vamos mi vida todo ha sido una pesadilla
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Respir tranquila aunque su corazn segua palpitando tan fuerte que pareca iba de un momento a
otro a detenerse al igual, que aquel proyectil que haba sentido cruzar perfectamente su pecho lo haba
detenido. Lleg a la cabaa, bebi un poco de agua para aplacar el miedo, y sus ojos se llenaron de
lagrimas, all estaba con su mujer y su hija, y al da siguiente?, seguira estando? Todava con el nudo en
el corazn se acost, trato de exhalar aire para tranquilizarse, mientras abrazaba y besaba a Esther,
mientras Maes se acomodaba sobre su agitado pecho que comenz a relajarse al estar all las tres, tratando
de sacar de su mente la visin de los cuatro fretros, la visin de su madre llorando, trag saliva quiz
tambin era momento para aclarar con ella todos los malos entendidos, quizs incluso hasta para Esther
haba llegado ese momento.
E_ Cario susurr.
M_ Dime.
E_ Tengo fro
M_ Acrcate a m.
Y as abrazadas se durmi Maca, tratando de alejar lejos muy lejos las imgenes pero tenerlas
presentes para ser ms sensata con todo y con todos.
En la cocina de la aldea, Teresa y Cruz charlaban animadamente a pesar de que ese da era la
despedida. Reconocan que la situacin era ciertamente complicada pero queran creer como tantas otras
veces que nada iba a pasar.
En la cabaa donde se colaba juguetn un rayo de sol, Maes se haba despertado, pero en lugar de
llorar, se haba aferrando con su cuerpecito al de Maca que dorma con la boca abierta y Esther a su lado
observando la tierna escena. Recordaba la msica que afortunadamente gracias a Mona se haba salvado de
la riada, recordaba los besos, los labios y caricias de Maca en su cuerpo, y los suyos en el cuerpo de su
mujer. Sonrea al ver como la nia bostezaba y con sus manitas se aferraba al pelo de Maca, sonrea
sabiendo lo que en ese momento saba. Era feliz.
Maca sonri ampliamente al ver sus dificultades para hablar del tema, y sin embargo era un volcn
metidas en situacin, pero su amplia y fresca sonrisa se borr en cuanto como un fogonazo le hubiera
reflejado en su mente el sueo. Suspir con fuerza y fue al lavabo, se lavo la cara, los dientes y se visti
para hablar con Dvila.
Al salir los nios jugando con la pelota, los hombres trabajando en la construccin del hospital,
todos saludndola con sus sonrisas le dio la vida que la noche anterior le haban quitado, an le temblaban
las piernas y con decisin tras saludar a todos se fue directamente a la cocina para hablar seriamente con
Vilches y Dvila. Cuando se asom a la puerta de la cocina, no vio a ninguno de los dos, pero se llevo la
sorpresa de Esther dndole el bibern a Maes ante la mirada embelesada de Teresa.
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M_ Que lastima que no tenga la cmara de fotos, estis para una.
T_ Oye bonita pues ya podras, eh! Que yo quiero tener fotos con esta preciosidad.
E_ Di que si, lo que pasa es que ella como quiere ser la prota si no sale no hay foto.
T_ Tienes razn en eso mucha razn.
E_ No si ya ella y su belleza que eclipsa a los dems exageraba con su mano las palabras.
M_ Oye os estis pasando eh?, es que vosotras no sabis reconocer la evidencia y os lo tengo que recordar
yo les dijo sonriendo, y entonces las dos mujeres dieron una carcajada de felicidad. Dnde est
Dvila?, quiero hablar con l.
T_ Anda pues no hace que se han ido ya.
M_ Cmo?
T_ S, se fueron.
M_ Y Vilches?
T_ En el despacho desde que se fueron.
M_ Joder
T_ Qu pasa? le pregunt al ver su gesto que pareca realmente angustiado.
M_ Nada voy a hablar con l, me preparas un rico caf del que a mandado a su adorada nuera, mi
suegra?
T_ Ay tu suegra!
E_ Es su suegra Teresa ahora otra cosa es que la adore, como ella se cree.
M_ Perdona cario se le acerc graciosamente mientras la mira suspirando. A m me adoran todas.
T_ Las suegras?
M_ No las mujeres sonri dndole un beso a Esther en el pelo. Ya vuelvo.
E_ Es maravillosa es que adems tiene razn eh?
T_ Si pero no se lo digas.
E_ Oye Teresa quera decirte que ha sido mi mejor da de Navidad de verdad.
T_ Bueno t has contribuido a ello de manera muy activa.
E_ Me siento tan bien aqu, mi abuela estara feliz.
T_ Seguro que si, porque tiene una nieta muy especial la miraba con sus ojos infinitos de ternura.
E_ Solo espero que todo esto de la guerrilla, los militares y la guerra quede en nada.
T_ Yo tambin lo espero.
E_ Sabes algo de Brbara?
T_ No, no creo que tenga sencillo avisarnos suspir.
E_ Y Vilches cmo se ha quedado?
T_ Imagnate echo polvo hasta le he visto caer una lagrima cuando ya Cruz se haba ido.
E_ Por qu no nos han avisado? se puso a la nia al hombro para ayudarla a expulsar los aires.
T_ Porque se han ido muy pronto y han comprendido que mejor que descansis.
E_ Vale.
Ma_ Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
E_ Vaya eructo mi amor! sonri.
T_ Madre ma
En el despacho realmente abatido estaba un Vilches pensativo y jugando con un bolgrafo, al verlo,
Maca record su cara en el funeral y sonri, era cierto saba que la apreciaba y se lo haba demostrado
infinitas veces.
M_ Puedo pasar?
V_ Claro
M_ No te voy a preguntar como ests porque s que ests jodido.
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V_ Gracias por evitar recordrmelo dijo fastidiado ponindose bien la gorra.
M_ Quera hablar con Dvila.
V_ Para? la mir fijamente.
M_ Uf Vilches he tenido un sueo terrible y quera decirle que nos tendramos que ir.
V_ Esther y t?, pues un poco tarde porque Claudia se ha ido.
M_ No, todos Vilches deberamos irnos todos, he soado que nos mataban solo quedabais t y Cruz.
V_ Y yo he soado que me tocaba la lotera y an lo estoy esperando.
M_ Vilches, sabes que si nos quedamos
V_ Maca, te dieron a elegir y dijiste que te quedabas, ahora no me toques las pelotas.
M_ Vale muy bien no s puede hablar contigo cuando podamos hablar me lo dices.
Sali de all no muy enfadada porque saba que en parte su abatimiento no solo era por Cruz sino,
tambin por el peligro que entraaba quedarse y si eran solicitados para alguna misin. Se meti la mano
en el bolsillo y entonces se reencontr con algo que deba ensear a Esther.
Ante la mirada tierna de Lula, Esther baaba a la pequea que pareca encantada ante el contacto del
agua, a su derecha Mona observaba los pasos de la enfermera, una vez acab, enroll a la nia y se la dej
en los brazos a su amiga Lula que le haba pedido hablar con ella.
Al abrir la puerta de la cabaa all sentada apoyada con la espalda en la columna de madera mirando
el horizonte, al ver salir a Lula se puso en pie y sta se abraz a ella con fuerza y cario. Sali disparada
hacia la cabaa donde Massamaba estaba haciendo algo.
M_ Yo no s que tienes que all donde estas repartes alegra, me temo que cuando est en Espaa contigo,
voy a descubrir que son los celos.
E_ No seas tontapero no entiendo tenemos que ir a Espaa? la mir confundida.
M_ Esta noche Esther he soado que nos mataban a las tres su voz se haba vuelto triste de golpe y en
sus ojos una sombra que los cubra sin remedio. An siento la angustia de verte muerta a mi lado sin
poder hacer nada.
E_ Maca le acarici la cara.
M_ Tengo miedo que se haga realidad la miraba intensamente.
E_ Cario por favor la abraz con fuerza.
M_ Igual nos hemos equivocado Esther, y ahora no s la miraba mojndose los labios con la lengua
mientras negaba con la cabeza nerviosa.
E_ Maca, creo que esa pesadilla es fruto de los nervios de la situacin, pero sabes pase lo que pase siempre
estaremos juntas.
M_ Pero yo no quiero sufrir Esther, y esta noche he sufrido mucho la miraba a los ojos asustada.
E_ Eso no podemos decidirlo nosotras mi amor nos hemos quedado y ahora no vamos a abandonar a
los dems.
M_ No es abandonar a nadie, es irnos todos.
E_ Pero eso es imposible y lo sabes, podemos ir todos juntos a un lugar, pero despus ellos irn a los
campos de refugiados, me lo dijo Claudia, y a nosotros nos destinaran en otro sitio donde quiz dentro de
un mes vuelva a explotar todo. Es o quedarnos aqu o irnos para siempre de aqu, qu quieres Maca?, har
lo que t quieras.
M_ Marcharnos de aqu Esther marcharnos de aqu para siempre.
E_ Cario le sonri con tanta ternura que Maca no pudo ms que abrazarse a ella con fuerza cerrando los
ojos no quera verla sufrir, ni sufrir ella, no poda, no quera. Esther le habl con su dulzura mirndola a los
ojos fijamente. Creo que ests ahora mismo influenciada por el sueo, vamos a esperar unos das y si
sigues pensando igual, nos iremos siempre y cuando podamos.
M_ He hablado con Vilches pero hoy est que no se le puede decir nada y
E_ Maca reljate mi amor, mira ya s que vamos a hacer la mir devorando sus ojos con avidez. Ya
s que vamos a hacer t y yo
M_ Qu? le pregunt sonriendo olvidndose de sus miedos, su pesadilla, perdindose en aquella
mirada.
E_ Pues vamos a le susurraba bajito. Vamos a
Va_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
E_ Joder ese es Valiente.
M_ Clavadito a ti, espero que Maes no se parezca en eso o me vais a matar.
Hablaban mientras haban salido corriendo hacia la parte trasera de donde provena el grito, al llegar
a la vez que Teresa y una Nsona preocupada, vieron a Valiente dentro de una vasija repleta de agua y a
Mona con la gorra de Esther verde bandolo tal y como haba visto hacer a la enfermera con Maes. La
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cara del pobre Valiente no tena precio, un puchero y sus brazos cruzados en el pecho resignado a su suerte
y la risa de Mona feliz tal y como Esther la haba mantenido mientras baaba a su hija. Las mujeres lo
nico que pudieron hacer fue romper en una carcajada que fue seguida por Mona y Bartolo que a un lado
vea la escena como un padre orgulloso de su familia.
Maca sali corriendo hacia el hospital, y la risa de Esther fue sonora. Neg con la cabeza pero algo
en ella la inund de repente de pena. Se gir agachando pensativa la cabeza y rescat al pobre Valiente que
temblaba en el agua.
E_ Ven aqu guapo, mira Mona hay que hacerlo as ves le frotaba y Valiente asustado abra mucho sus
ojos. No pasa nada cario
Va_ Mmmmm.
E_ Ah, vale eso es que le gusta Mona, ves as sonrea al ver como Valiente cerraba los ojos.
Mo_ Ahhh ahhh ahhh.
E_ Si la miraba divertida y entonces otra vez la pena apareci en ella. Joder pensar que si me voy te
echar tanto de menos Mona.
Mo_ Uhhhhh la mir triste.
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E_ Pero bueno no vamos a ponernos mal eh? an no es seguro.
Mo_ Ohhh de repente Mona la abraz fuerte como si pudiera entender lo que le haba dicho, tras ella
Bartolo que tambin abraz a la mujer blanca, mientras el pobre Valiente se senta ahogado, entre sus
padres, la toalla y los pechos de Esther.
Va_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
E_ Uy dios pobre que lo estamos a apretujando no pudo evitar que le cayeran lagrimas ante el gesto
del animal que para ella haba sido mucho ms que un mono cualquiera, le haba salvado la vida dos veces
y entonces la mir dejndole un beso que Mona recibi con una lagrimita. Eh Mona!, que no me voy a
ir.
En el hospital, los hombres seguan trabajando pareca mentira que con tan pocos utensilios fueran
capaces de hacer tanto, Massamba estaba concentrado en como se estaba llevando a cabo el trabajo, de vez
en cuando vea pasar a Lula quien le sonrea de manera muy especial, el hombre senta temblar todo su
cuerpo de pies a cabeza ante la sonrisa de la chica que le haba robado el corazn. Sin embargo todos
andaban un poco preocupados por la ausencia de Vilches, saban que la marcha de la gran Mwasi Cruz le
haba dejado tocado, entre ellos haba cierto miedo, ciertas dudas, por eso en un momento en que buscaron
la sombra, Zul, Yildas, Dib y Massamba se sentaron en un apartado hablando.
Ma_ Bantu kele ezali kikama, kansi, mono kuzaka nde ya beto mpangi ve kumatia kulamba yayi (Todos
estamos en peligro, pero s que nuestros amigos no pueden quedarse aqu).
Z_ Mono Zuzonzisa nde beto me ngala nseka bau kwenda (Creo que tendramos que facilitarles la
marcha).
Dib_ Beto, ngatu, ve kumatia kwenda kansi, ban inga (Nosotros, sin duda, no podemos irnos pero,
ellos si).
Ma_ Na bazombi kwisa, ve ngala luzolo na kni kebaka (Si la guerrilla llega, no tendrn piedad con nadie).
Z_ Fwete kusadisila nde kwenda, kele a bampangi kansi (Debemos hacer que se vayan, somos una
familia pero).
Ma_ Kutuba (Hablemos).
Z_ Kulunga (Estoy de acuerdo).
Dib_ Talo (y yo).
Ma_ Yildas?
Yi_ We fwete kwenda bantu, beto ata (Deberamos irnos todos, nosotros tambin) dijo con firmeza en su
voz y gesto muy preocupado.
Ma_ Kulunga susurr ensombrecindose su rostro al pensar en su aldea y nuevamente la aventura de
huir, el peligro de perder lo nico que tena en sus manos, la vida de los suyos.
Mientras en el hospital, Maca haba revisado primero a la joven Monwe que pareca muy
recuperada, ya no solo fsicamente sino tambin, emocionalmente. Hablaron y Maca suspiraba con
tranquilidad el odio que le tena haba ido apagndose y quiz su abuela, le haba hecho comprender que
era una necesidad lo ocurrido y que ella solo y gracias a Dios le haba salvado la vida. Despus le toc el
turno a Nsona, le gustaba como trabajaba Sissou pero le gustaba mucho ms tener a su lado a Esther.
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M_ Bueno te comprendo ahora con Maes tambin pienso mucho en esto pero no podemos vivir as
Nsona, tener hijos es una maravilla que debemos disfrutar.
Ns_ Si
M_ Intenta no hacer muchos esfuerzos, s que t sabes como llevar mejor que yo un embarazo pero ten
cuidado si?
Ns_ Melesi amplia sonrisa.
M_ Qu tal Sissou, cmo lo llevas?
Si_ Necesitar a Esther le dijo apurada.
M_ Vale sonri. Ahora se lo digo creo que Cruz se ha pasado un poco le toc la cabeza con
gracia y al salir vio como los hombres entraban por la puerta. Qu pasa Massamaba?
Ma_ Massamba como jefe aldea tener hablar con Zikus.
M_ Vale le dijo aturdida. Sissou por favor llama a Esther.
Si_ Si
Entraron al despacho donde Vilches estudiaba algo en el mapa y apuntaba en un papel. Al girarse los
vio all a todos y supuso a lo que iban. Les mir quitndose la gorra, y esperando que Massamba hablar.
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V_ Me dicen que pueden tener un avin militar preparado en Impfondo para vosotras pero no me aseguran
que sea posible.
M_ Pero Vilches Impfondo est al Norte.
V_ Lo s, pero de momento es lo que hay, si por una de aquellas nos llaman, vosotras y la nia os irais
porque solo aterrizan aviones militares en el Norte para traer ms militares, hay uno preparado de MSF que
traer a ms compaeros, me lo coment Dvila. Era el plan B para vuestra cabezonera, vosotras y Teresa
fuera.
E_ A ver un momento, habr que entre toda esta nube de datos a cual de todo ms cruel, pensar con
sensatez. Dnde pueden irse todos para que estn a salvo, digo nuestra gente?
Z_ Campos de refugiados Mwasi, y yo no querer eso para mis hijos.
M_ Si te vas a la Selva, nadie podr ayudarte.
Z_ Si me voy a un campo, nadie me ayudar le dijo con la expresin tan triste y abatida que se hizo un
silencio descomunal.
V_ Vale Massamba ha hablado como jefe de la aldea, yo como director de este pequeo grupito de
revolucionarios lo agradezco, agradezco vuestra preocupacin por nosotros, pero, os propongo algo.
Esperar, no podemos hacer otra cosa, si vemos que la situacin se pone fea, ms de lo que est, iremos a
Mossaka all nos acogern durante el tiempo que esto dure, todos juntos. Os parece bien?
M_ S.
V_ T no digas s, porque vosotras en cuanto la situacin mejore, os iris a Madrid.
Ma_ Melesi ziku.
V_ Melesi a ti por pensar en nosotros, estoy muy orgulloso de este lugar Massamba, de vosotros, hasta de
estas dos que forman el mejor equipo que he tenido, soy afortunado y creme que nunca os pondra en
peligro.
Comieron sin tener noticias de nadie, todo estaba bastante tranquilo hasta pareca que el calor haba
dado una tregua, las mujeres prefirieron trabajar a descansar aprovechando el buen tiempo, ayudaron a
Esther y Sissou a clasificar las vendas, las gasas todo para tenerlo cerca en caso de necesidad. Pero nadie
hablaba del tema, todos lo haban pasado y ninguno quera recordarlo ni revivirlo nuevamente, hablaron de
lo guapa que estaba la gran Mwasi Cruz, de lo enamorado que se vea a Vilches, y escucharon a Nmaba
contar cientos de ancdotas divertidas de las vividas con Cruz, Esther trataba de seguir la narracin pero
Maca notando que se perda le iba traduciendo sonriente.
A mitad tarde, Maca se acerc hasta el pozo para sacar agua y baar a la pequea Maes, estaba en
ello cuando se qued mirando el horizonte, el cielo inmensamente grande y azul, era como si nunca se
fuera a terminar, mirara donde mirara siempre estaba all majestuoso, y as sinti su amor por Esther,
infinito y majestuoso.
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E_ Maca, viven al da y son felices, sonren como t tambin hacas. Tenemos que seguir mi amor y no
exponer a Vilches o a los dems en un viaje que por muchos militares que llevemos alrededor, ser
peligroso.
M_ Est bien quiz me he precipitado pero tengo tanto miedo que si pudiera, meta a toda esta gente
en un avin y me los llevaba a Madrid.
E_ Ojal sonri. Pero no se puede Maca, te entiendo pero no podemos fallarles ahora.
M_ Gracias por entenderme musit despacio.
E_ Creme que te entiendo perfectamente y yo tambin estoy muerta de miedo la bes con suavidad y
ternura. Pero estamos juntas mi vida y mientras lo estemos, estamos vivas y te aseguro que lo
seguiremos estando toda la vida.
M_ Si, lo seguiremos estando susurr sonriendo, entonces la mir seria y le dijo. Pero ni loca digas
toda la eternidad.
E_ Tontita ests la bes mordindose el labio ante las quejas de Maes que reclamaba atencin.
A mitad tarde cuando el sol estaba ya descendiendo y sus rayos alumbraban pero sin tanta fuerza, los
hombres de la aldea decidieron hacer algo especial, sin duda haba que matar el tiempo como fuera para
que las mentes y los corazones no sintieran el miedo desbordado que sentan.
Massamba se puso entre Vilches y Maca que iban a hacer la eleccin de los jugadores, mientras
Mona se haba puesto en medio como si fuera la animadora, mova su trasero, daba vueltas, elevaba sus
brazos, echaba la gorra CH arriba, hasta que el final del nmero se tumbaba en el suelo y con los pies
capturaba la gorra. El aplauso fue atronador, mientras su marido e hijo aullaban por el espectculo
realizado por la nmero uno en el mundo simio. Nsona se lo contaba a una ms que divertida Nmaba que
con su boca sin dientes bien abierta daba carcajadas sin parar acompaada por Bendi y su nieta Monwe an
en proceso de recuperacin, quien se haban sentado hacindose cargo del hijo de Lula y de Maca y Esther.
El partido empez, los nios le ponan toda su ilusin y ganas, los mayores su diversin, mientras en
la portera una ms que molesta Esther observaba el juego, a su lado Mona que le pas la gorra.
Las risas eran por todos lados, Teresa bailando dando vueltas y moviendo su culo como los cros,
que la abrazaban y besaban, Nmaba gritaba de jbilo y Mona fue a abrazarse con Teresa mientras Ramn
ladraba como loco, como queriendo decir al perro de Nmaba que dorma.
Pero haba alguien que no sonrea, era Esther que cuando haba visto llegar a Vilches se haba tapado
la cara, y por eso Teresa haba marcado gol. Maca se morda el labio pero no quiso decirle nada mientras
Zul muerto de risa se acercaba a ella.
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El partido sigui con algn que otro golpe que Massamba cortaba, eso si, a veces no poda seguir el
juego porque Lula lo miraba sonriente, o coga la pelota levantndose la falda y dejaba ver sus bonitas
piernas.
El partido sigui, goles por aqu, goles por all, risas, rias, pero hubo un momento en que el equipo
de Vilches atacaba, Esther se iba moviendo conforme el baln al tiempo de rezar un madre ma madre
ma.
Ns_ El baln lo lleva Ngouabi le deca a Nmaba. Oh Siya ha hechizado a Ngouabi y quitar baln.
Nm_ Jajajajajajajaja. Nia lista bati palmas.
Mo_ Vandaka Zambi (Vamos Zambi) grit de pronto Monwe ante la sorpresa de todos y despus sonri
algo avergonzada. Kolol (Perdn).
Nm_ Ve peso kolol. Nge ntima kutuba nge ntima kele laneni. Knanga na gana! (No pidas perdn. Tu
corazn habla t corazn es libre. Viva el amor!) deca feliz al notar como poco a poco su gente iban
encontrando lo que ella un da tuvo y disfrut, un corazn repleto de amor y eso, le haca feliz.
Ns_ Mami tiene baln.
Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh grit como si quisiera decirle algo a Esther.
E_ No chutes fuerte Teresa le grit como poseda mientras suba una pierna haca arriba y pona gesto de
miedo.
T_ Cmo que no?
M_ Ya eres ma Maca le quit la pelota. Gracias Esther.
T_ T eres una tramposa le deca mirndola con el ceo fruncido y repleta la camiseta de sudor.
E_ Todo se pega le gui el ojo graciosamente.
T_ Lo malo desde luego.
E_ Jejeje mrala Teresa!, mira que buena est has visto que culo?
T_ Ay seor! cmo no van a meterte goles?
E_ Es mi perdicin sonri divertida.
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Volva a atacar el equipo de Vilches, Maca se haba puesto justo delante de Esther, y sta no lo poda
evitar, sus ojos se olvidaban del baln y buscaban el culo de su mujer que pareca gritarle, mrame!.
Entonces Lula cogi el baln y chut casi sin fuerzas arremangndose la falda, el baln poco a poco fue
hacia Esther que segua absorta mirando el cuerpo de su mujer, hasta que el baln entr y todos cantaron
gol. Mientras Lula abrazaba a un sorprendido Massamba que al notar su piel tuvo que carraspear.
Nuevamente las risas, la cercana entre todos, la amistad, incluso el amor cmplice entre miradas de
unos y otras, sonrisas pcaras como la de Maca a Esther cuando se pona delante, cosquillas mal
intencionadas de Teresa a Esther para que se despistara algo que no haca mucha falta porque lo haca con
facilidad, carcajadas de Vilches que pareca relajarse, la felicidad de los nios al poder jugar y olvidarse de
todo. El ambiente, era fantstico.
En una de esas, el equipo de Vilches atacaba era ya casi el final de partido, iban empate a seis, y fue
Ngouabi quien tras hacer una demostracin para su Siya, fue a chutar desde lejos, Esther que segua en su
mundo particular tan solo acert a escuchar como todos la llamaban, y al alzar la vista lo vio, el baln
llegaba justo a su cara, sin poder hacer mas que recibir el golpe y caer de culo con uno de sus quejidos
clsicos.
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
La gorra sali despedida, su cuerpo qued tirado en el suelo, y el silencio se hizo en medio de la
aldea, Mona se tap los ojos, y aull, Ramn dio dos vueltas y a la tercera con su pata se tap los ojos, el
perro de Nmaba abri los suyos despus de tanto escndalo le despert el silencio, y todos, con gestos de
susto fueron corriendo hacia una Esther que segua en el suelo con sus piernas abiertas, los brazos estirados
y los ojos abiertos fijos mirando el cielo.
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M_ Esther Esther ests bien cario? le levant un poco la cabeza mientras Vilches traa un poco de
agua.
E_ Pa que luego me digas que soy mala portera la hostia!
V_ Si, la hostia, pero la que te han dao.
Haban pasado un par de horas desde el fin del partido, Esther estaba sentada en la cocina an con
cierto mareo, se haba duchado ayudada por una divertida Maca y sta se haba encargado del siguiente
bibern de su pequea, mientras se lo daba, pensaba como era posible adorar a una nia as, sentirla suya
en tan pocos das y sobre todo, sentirse madre con Esther. Su sonrisa demostr su felicidad y orgullo por
ese maravilloso sentimiento.
Sin duda el partido haba sido un motivo para no pensar, para no sentir el miedo atenazado en sus
gargantas, las cosquillas en sus estmagos, el rato que haban pasado gritando, sonriendo, sacando energa
que les sobraba provocada por el miedo a la situacin que presentan les iba a llegar, les haba hecho bien.
Salieron las dos acompaadas por Vilches y Teresa, la mujer cogi a la nia y la pareja se miraron
algo sorprendidas, entonces Lula les seal su propia cabaa donde estaba las mujeres y los hombres fuera.
Justo cuando estaban llegando, Massamba sala de dejar algo, las mir les sonri y les dijo con su habitual
tono solemne.
Ma_ Maes necesita cuna, mi aldea os regala para que sus sueos sean siempre dulces.
E_ Gracias Massamba se lanz a su cuello emocionada mientras el hombre no saba que hacer con sus
manos.
M_ Muchas gracias a todos, de verdad les dijo sonriendo y sin poder evitar que sus ojos se llenaran de
brillo por la emocin.
E_ Que cuna ms bonita que preciosidad.
M_ Ahora ya s que hacas Massamba le abraz dejndole un beso en la mejilla.
Ma_ Massamba hacer lo que hombres deben hacer. Mujeres hacer el resto.
E_ Mira Maca mira esto deca emocionada al ver las sabanitas de la cuna con el nombre de la pequea
bordado.
M_ Uf que pasada.
E_ Ay que bonito volvi a decir mientras se abrazaba a Maca.
T_ Bueno vamos a probarla, no Maes!, que tus madres se han quedado boquiabiertas.
Lu_ As mwasis poder tener ternura sonrisa amplia y cmplice.
M_ Di que si Lula di que si desde cundo sabes t de eso tanto, eh? la abraz mientras la joven
se rea feliz, por primera vez desde que llegara a la aldea tremendamente feliz. Ya lo s, desde que te
juntas con Esther. Pero aprovecha Lula s feliz le dijo mirndola intensamente a los ojos.
Lu_ Melesi.
La cuna era posiblemente la mayor obra de arte que haba visto Esther, la miraba con la pequea
dentro disfrutando de su cama mientras se mova, por su parte la enfermera miraba el detalle de cada
madera modelada, de cada rincn perfectamente terminado. Massamba era un artista y no pudo evitar el
comentario de esto valdra una pasta, y l lo hace de corazn. Maca la mir, s, era cierto, el corazn era
lo que mova a todos, y a pesar de su egosmo por salvar a su familia, reconoca que nunca encontrara a
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gente como la que le rodeaba, y entonces an sinti mayor rabia e ira, unos pocos iban a conseguir
apartarla de algo tan maravilloso como era su gente.
Cenaron y despus se sentaron alrededor del fuego, tanta tranquilidad a todos les pareca el presagio
de algo horrible, pero era un pensamiento silenciado en sus mentes y sufrido en sus corazones. Tan solo se
escuchaba el crepitar del fuego, el silencio aplastante de todos, y entre ese silencio bajo el manto del cielo
ms hermoso que nunca haban visto, las miradas entre Maca y Esther fueron tan tiernas, tan cariosas, que
sentan bombardear su corazn de emociones, recorrer su sangre y llegar nuevamente hasta el corazn
sintiendo ms amor del que podan imaginar.
Fue Zul quien se levant primero, agarrando a su mujer suavemente del brazo, a su lado quedaba
Massamba que pareca aquella noche no tener demasiado claro ir a dormir. Su gesto haba llamado la
atencin de todos, y la ausencia de Lula tambin.
Z_ Massamba a dormir.
Ma_ Si dijo sin apartar la mirada del fuego.
Z_ El viejo tiene miedo susurr en su oreja la mirada dura del hombre le hizo sonrer. El corazn
siente, y es quien manda tu decir a m cuando Nsona, ser valiente cuando sentir amor, hoy t ser ms
valiente que nadie el espritu de arriba, dibuj una noche hermosa para Massamba y Lula
Ns_ Y esa noche hermosa dibujar en el corazn, el sentimiento del amor encontrado le hablaban bajito
como ellos solan hacer cuando hablaban de cosas importantes casi como si recitaran un poema de amor.
Z_ El viejo Massamba morir, y estar hoy el Massamba de siempre.
Ns_ Bueno y grande tierno y sincero Lula esperar.
Z_ Mpimpa na, bampangi (Buenas noches, hermano).
Ma_ Mpimpa na, bampangi respondi orgulloso.
El hombre y mujer blancos, no dijeron nada, pero sus miradas le decan lo mismo que las palabras de
sus hermanos, y tras exhalar un profundo suspiro mirando la Luna como esperando sus rayos y la fuerza
necesaria, se levant dio las buenas noches y se perdi hasta su cabaa. Ante el gesto simptico del resto.
V_ Yo tambin me voy a m no me espera ni Dios, pero me voy dijo ponindose en pie mientras
Esther que tena apoyada su cabeza en el hombro de Maca le sonri con cario. Buenas noches.
T_ Buenas noches
V_ Ya se te ha pasado el enfado?
T_ Yo no me enfado porque no pienso hacerte ni caso.
V_ Ya mami ya
T_ Ramn cario nos vamos el perro lleg dando brincos y moviendo la cola. Buenas noches
chicas.
M_ Buenas noches.
E_ Hasta maana mami. Nos vamos?, le toca el bibe a Maes.
M_ Si, ya voy yo a ordear a Lucero no vaya a ser que te d otro golpecito que hoy tus hormonas estn
muy revolucionadas tras mi trasero le dej un beso divertido y se fue.
E_ No lo sabes t bien.
Mo_ Uh uh uh apareci Mona.
E_ Mona cario tras ella Valiente que se subi a los brazos de Esther.
Mo_ Uhhhhhhh.
E_ Estoy bien, os vais a dormir?
Mo_ Uh uh ahhhh mova su cabeza y despus le dio un abrazo como si quisiera as darle las buenas
noches.
E_ Que lista eres, venga descansar Valiente le daba un abrazo al animal.
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Va_ Uh uh la miraba acercando su rostro al de ella.
E_ Jajaja sonrea al ver su gesto divertido. A dormir que es tarde.
Se qued sola esperando ver acercarse a Maca con la leche, sinti un escalofro porque como todas
las noches, el aire cambiaba y se haca fresco, se abraz a si misma mirando las estrellas, suspirando y
sintiendo tantas cosas, que termin por levantarse con los ojos emocionados.
Le dieron el bibern, Maca tras lavar el paal de la pequea Maes, se march a la parte de atrs para
tenderlo, el silencio de la noche le haca estremecerse, mir el poblado que estaba tranquilo, puso atencin
pero no se oan gemidos, ni otros ruidos, sonri al pensar que por fin Lula le daba una oportunidad a un
hombre, cuando siempre pens que jams lo hara. La vida tena sus recompensas y estaba segura que no
solo ella con la aparicin de Esther en su vida, la haba tenido, quizs en ese momento Lula, tambin.
Abri la puerta y al cruzar el quicio, vio a Esther de pie mirndola.
M_ Qu te pasa?
No hubieron respuestas de palabra, Esther se lanz apresuradamente hacia ella, la deseaba tanto, que
no pens en otra cosa que no fuera hacerle el amor, la agarr y empuj contra la puerta ya cerrada,
apretndose contra ella, abriendo sus labios con su propia lengua, Maca suspir dentro de su boca al notar
la caricia fiera de su lengua en su boca, sus manos buscaron con rapidez la piel clida de Esther, quien la
oblig a abrir sus piernas, al notar como la acariciaba la espalda con la misma fiereza que su lengua segua
batallando en su boca, se separ un segundo el justo para mirarla con total avidez, el rostro de Maca
mostraba cierto azoramiento, recordando aquella primera vez donde Esther la volvi loca cuando menos lo
imagin. Pero estaba claro que la enfermera no le iba a dejar tiempo para pensar, con una pasin
descomedida busc nuevamente sus labios, mientras sus manos se chocaron al tratar de buscar los botones
de la otra de su pantaln, pero Maca sigui sintindose desbordada por su mujer quien le musit:
E_ No ahora t.
Maca se dej hacer pas su lengua humedeciendo sus labios enrojecidos por la pasin de Esther,
not como sin ningn cuidado Esther meta su mano en el pantaln, sinti su propia necesidad porque la
tocara. Cerr los ojos su piel comenzaba a abrasarse por el ardor del momento, Esther la miraba mientras
su mano apartaba con salero la braga de algodn, y se introduca all a aquel mar que la reciba rebosante.
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Entonces detuvo su mano con una mnima queja de Maca, que rpidamente entendi lo que
pretenda hacer, se apoy mejor contra la pared mientras abra sus piernas mientras Esther recorra con la
punta de su lengua el vientre de la Pediatra que haba apoyado sus manos en los hombros de su mujer
urgiendo su recorrido.
Esther tuvo compasin de ella, jug con la punta de su lengua en aquel abultado y sabroso sexo,
despus de un gemido y una convulsin de Maca al notar su suave caricia, recorri el camino trazado por
las olas, el sabor salado la saciaba, aquel mar que la haba recibido en calma, se estaba convirtiendo en una
marea agitada en la que se sumergi y dej arrasar, provocando que la marea se transformara en una
estruendosa ola rompiendo sobre su boca, en un gemido ahogado y arrollador en la boca abierta jadeante de
Maca, que notaba como sus piernas se volvan dbiles, como haba llegado a la profundidad del mar, haba
divisado todo el hermoso mundo secreto en el que Esther la condujo, y all tratando de sosegar la
respiracin mientras Esther besaba sus muslos, besos delicados, tiernos, pero que provocaban en Maca un
cosquilleo intenso, con sus ojos cerrados, apretando los puos abriendo las manos impacientes por tocar a
quien tanto placer le haba entregado, haciendo que subiera hasta su boca, haciendo que ambas lenguas
volvieran a reencontrarse y saborearse, haciendo que sus manos la tocaran con locura.
Fue la palabra mgica, no necesitaron ms, la ropa fue cayendo al suelo como si fueran semillas que
eran repartidas en la tierra frtil del amor y la pasin. Aquella noche, pareca que la pasin las desbordaba
a las dos.
Maca empuj a Esther desnuda suavemente sobre la cama, se tumb sobre ella con su sexo todava
humedecido, sintiendo el propio calor de Esther quien abri las piernas para recibirla, rode con ellas sus
caderas, Maca chupaba sus pezones que se haban vuelto como dos provocaciones para ella, los lama con
cuidado, con ternura, con desesperacin mientras acoplaba su sexo contra el de una Esther que no poda
evitar sentirse totalmente encendida. Sus labios chocaron, sus lenguas batieron batallas, mientras las manos
de Maca cada una puestas a los lados de los hombros de Esther la ayudaban se marcaban sus msculos ante
la fuerza de que sus caderas se retorcan contra el pubis de Esther, sus gemidos se mezclaron al tiempo que
Maca introduca su lengua en el odo de Esther que clav sin reparo sus uas en la espalda humedecida por
el sudor de su mujer, el xtasis pareca llegar, Esther lo notaba, Maca tambin, fueron incrementando el
ritmo, la fuerza mientras un gemido se escapaba desde el fondo de su garganta. Una acometida, otra y la
ltima que logr arrancar en ambas un estallido de miles de luces a su alrededor, y que provocaron que
Maca se derrumbara sobre Esther. Las respiraciones seguan siendo jadeantes, Esther abraz con total
dependencia a Maca.
E_ Te quiero.
M_ Mi vida y yo.
Y como si el amor las hubiera trastornado, Esther tumb a Maca que no pensaba podra responderle,
se haba dejado sus ltimas energas, pero la lengua de Esther recorriendo su cuerpo, y sus manos
llenndola de caricias suaves, tiernas y ardientes, le hicieron desearla de nuevo, la mano de Esther dibuj el
camino que tanto le gustaba, roz con suavidad su sexo consiguiendo un suspir por parte de Maca quien
se aferr a la almohada, Esther sonri le encantaba verla as, totalmente entregada a ella , fue entonces
cuando devor con ansas su cuello, saborendolo mezclndose entre su aroma y el sabor salado de la
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transpiracin, mientras su mano acariciaba ntimamente a una Maca que con los talones apretando contra la
cama se dejaba llevar con la boca abierta, suspirando, gimiendo mientras murmuraba su nombre, y aquella
voz sedosa enardeca an ms el deseo de colmarla de xtasis a Esther, quien comenz a aumentar el ritmo
de su mano, de sus besos, y Maca tuvo que aferrarse a la piel desnuda y humedecida de su mujer, notaba
que no poda soportarlo que iba a morir all mismo de placer, pero lo aguant, aguant no uno sino hasta
dos sacudidas tan fuertes que enarc su espalda apret los ojos viendo todas las estrellas del firmamento,
esas que Esther haba bajado para ella.
De un salto se puso sobre una Esther que rea divertida, aunque sus ojos mostraban todo el brillo del
deseo, y Maca al verse reflejada en sus pupilas que le entregaban amor sonri dulcemente.
M_ Date la vuelta le musit con tanta sensualidad que sus ojos parecan dos brasas ardientes en su punto
lgido.
E_ Oh Maca se dej hacer, meti su cara entre los dos almohadones y extendi sus brazos cada uno al
lado de su cuerpo cogindose a la sbana. Al notar como le apartaba el pelo y su aliento le rozaba el cuello
suspiro. Maca
M_ Qu mi vida?
E_ Por favor suplic apremiante.
M_ No tenemos prisa mi vida
E_ Yo si.
M_ T si? sonri maliciosamente y le musito despacio en su odo provocando que toda su piel se
erizara. Me encanta que tengas prisa
Su lengua pase por la base del cuello de Esther provocando un estremecimiento total y un gemido
ahogado, mientras sus manos volaban por el dorso, le oblig a despegar un poco su cuerpo del colchn
para que su mano derecha ocupara el pecho derecho, mientras que la izquierda sigui un camino
descendente muy suave tocando levemente su piel, entre tanto Maca apoyaba sus rodillas elevndose un
poco sobre su trasero. Los gemidos comenzaron en cuanto Maca descendi por la cadera de Esther quien
instintivamente abri sus muslos para facilitar su camino, le dej una caricia excitante en la parte trasera de
los muslos algo que provoc en Esther un leve gemido hasta que su mano lleg y cubri toda la humedad
de la enfermera quien volvi a gemir.
E_ Maca.
M_ Levanta un poco, djame entrar.
E_ Hmmm volvi a gemir al notar el pubis de Maca sobre su piel al apoyar sus rodillas levemente sobre
el colchn para facilitar que su mano penetrara en su entre pierna.
M_ Cario
E_ Ah! no pares
M_ No mi vida
E_ No pares repeta frenticamente mientras notaba como Maca la empujaba con sus caderas y como su
cuerpo la llamaba sin cesar. Sigue
838
M_ Esther la llamaba con su voz repleta de ardor, gruesa por el deseo.
E_ Ah!
M_ Aguanta.
E_ Maca.
El ritmo haba subido, los corazones acompasados al mismo latido, pareca que llegaban juntas al
xtasis, al mayor xtasis nunca vivido, Esther ahog un grito sobre la almohada, Maca sobre su pelo
escondi su boca para gemir, para gritar sin despertar a Maes, cayeron a la cama, cada una a un lado,
Esther boca abajo, Maca de lado, ambas mirndose con las respiraciones a punto de explotar, sus ojos
hablaban, sus labios rojos de saciarse en caricias en la piel deseada, y de pronto una carcajada las inund
como antes el deseo y pasin.
M_ No vuelvas a decir que no sabes si eres buena le acarici la cara acercndose a ella pasando su
pierna por le medio de las de Esther. Eres increble cario me haces tan feliz.
E_ T a m tambin te quiero te quiero como nunca he querido a nadie.
M_ Y yo.
E_ Quieres ms?
M_ Ests de coa? enarc su ceja derecha desafindola. Uno ms y te quedas viuda.
E_ No me lo creo se acod a su lado paseando su dedo por la piel de Maca.
M_ Esther cerr los ojos con una sonrisa divertida.
E_ Mi Calentorra de la Selva no puede rendirse as tan fcilmente.
M_ Tan fcilmente? Dios mo y Maes justo esta noche no llora ni pide nada.
E_ Quieres librarte? se haba puesto sobre ella.
M_ No me fo que desde que eres tan amiga de Lula a saber que te has tomado.
E_ Sabes lo que me he tomado?
M_ Qu? le pregunt sonriendo mientras acariciaba sus muslos con delicadeza.
E_ Una racin triple del culo de mi mujer.
M_ Eres ms mala le dio la vuelta subiendo sobre ella ante el pequeo grito de Esther. Pero me
encanta que lo seas.
E_ Y a m que lo seas t le acariciaba la frente mirndola con ojos tremendamente enamorados.
M_ Te quiero.
E_ Y yo.
M_ No oyes eso?
E_ El qu?
M_ Me est llamando.
E_ Quin? mir a la nia pensando que Maes se haba movido.
M_ Mi tesoro.
E_ Maca! la ri sonriendo mientras Maca cubra su sexo con la boca ante el ataque de risa de Esther.
M_ Eres ma le dijo volviendo a su lugar preferido.
Y volvieron a amarse, y volvieron a tocar la luna que las vigilaba y las iluminaba en aquella noche
pasional donde el amor se convirti en alianza perenne, en donde dos cuerpos descubrieron lo que era
temblar juntos, estremecerse al mismo tiempo, y siempre y cuando la vida se lo permitiera, seguiran
unidas as.
El sol volva a salir anunciando un da nuevo, y Maca entraba con la leche para Maes con los ojos
casi cerrados, y una Esther tan agotada como ella, mantena a la pequea entre sus brazos con gesto de
sueo.
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M_ Aqu est le dijo tumbndose a su lado tratando de contemplar a su mujer e hija.
E_ Gracias cario tendr que hablar bostezo enorme mientras una lagrima recorra su mejilla con
Lucero no podemos seguir as, no puedes encargarte t siempre.
M_ A m me ve y espera a ver que pasa debe pensar uy que viene la otra!
E_ Que mala eres sonri graciosamente mientras la vea luchar contra sus prpados. Con una sonrisa
encantadora le susurr. Anda duerme un rato.
M_ Me has dejado inservible acarici primero la frente de su mujer y despus dej un beso en la de su
hija.
E_ Y t a m.
M_ Vaya par estamos hechas.
E_ Si vaya maravilloso par le bes la frente. Descansa.
El da se estaba desarrollando demasiado tranquilo, el calor era importante y eso haca que los nios
estuvieran sentados en la sombra en compaa de Mona y dems, Valiente se haba puesto a jugar con ellos
imitando sus volteretas, mientras Ramn cuidaba de que Mbe que era el ms pequeo no se hiciera dao.
Los mayores haban estado haciendo las labores que normalmente llevaban a cabo entre la tensa espera de
que algo sucediera.
Al llegar al huerto, las vio, a Teresa con Maes en el brazo sonriente, a Esther hablando divertida con
Lula y a Maca con la azada haciendo un socavn en la tierra. Sonri aquella estampa era para grabarla y
mandrsela a Julia, con un remite mira como se hace a una mujer feliz.
M_ Cario podras echarme un poco de agua?, digo si no interrumpo tu charla no vayas a herniarte eh?
E_ Ay que mona eres mrala como trabaja Vilches! lo salud al verlo parado vindolas.
V_ Vaya por lo que veo te llevan muy pero que muy firme Maquita.
M_ Ya ves si en el fondo es que soy una blandengue.
V_ Venga pues blandengue tenemos reunin, Teresa t tambin.
T_ Si. Lula le entreg a Maes.
Lu_ Si.
V_ Has visto a Massamba Teresa?, est como si lo hubiera dejado tonto
T_ Eres un trasto y un mal pensado.
M_ Eso siempre qu me pregunten a m todo lo que he tenido que soportar!
V_ Espera contigo siempre he acertado y no sigo porque est tu mujer delante.
E_ Por m puedes seguir Ziku le dijo sonriendo. Al final muchas mujeres pero mira comiendo de mi
mano le gui el ojo a Vilches que sonri.
M_ Pero t que te has credo nia pija! le reproch seria aunque en el fondo no poda estar ms de
acuerdo con ella.
E_ La verdad no te engaes cario le dej un beso sorpresa que le hizo cerrar los ojos y poner su
mano en el corazn.
M_ Dios me puede esta mujer me puede.
E_ Payasa.
T_ Ay cuanta tontera por favor susurr.
M_ Si si pues no somos las nicas que tiene tontera eh?, y no me hagas hablar.
V_ Bueno a ver ahora nos dejamos las cuestiones sentimentales a un lado y hablamos de lo que interesa.
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Ma_ Estamos aqu.
V_ Bien Massamba, a ver quiero que me prestis total atencin. Ya hemos recibido el toque esperado, el
camin que sali hacia Brazaville con Dvila y los dems, ha sido el ltimo que ha podido pasar hacia el
sur, es decir, de momento las fronteras entre estados del sur estn cerradas.
M_ Que bien, nos abandonan a nuestra suerte. Sabemos el nmero de desplazados del que hablamos?
V_ No Maca, la gente esta escapando en masas es un nmero incontrolado de refugiados, ya sabis!, la
gente huye hacia el sur y el oeste del pas y muy posiblemente vamos a tener trabajo.
Z_ Abrir puertas? pregunt preocupado.
V_ Ya Zul, es peligroso pero no podemos hacer otra cosa, se mantendr cerrada hasta que Louabi nos d
seal de posibles movimientos, quiero que Sissou y Esther tengis preparado todo lo que Cruz trajo,
posiblemente lo vayamos a terminar.
E_ Vale no te preocupes por eso Sissou mir a Esther con una sonrisa que le quera demostrar seguridad.
V_ Est bien ayudaremos con agua y curas, algo de comida tambin hasta que acaben de pasar o se nos
acaben las provisiones. Me han asegurado que una vez a la semana nos traer comida en latas los militares.
M_ Y yo va y me lo creo.
V_ Sigo la mir serio. Vamos a crear el plan de evasin. Cada vez que entre un grupo de refugiados,
no quiero ni a uno solo de vuestros hijos por el medio.
Z_ No problema.
Ma_ Subir al refugio.
V_ Bien. Tendremos que apaarnos con la comida que haya, no vais a salir a cazar.
T_ Tenemos para un mes como mnimo para nosotros, ahora si llegan refugiados elev los hombros con
preocupacin.
M_ Deberamos preparar el hospital Vilches, de eso me encargo yo con Siya y Ngouabi, sacar del de
campaa las camillas y si podemos recuperar algn colchn de los de la riada, los acoplamos como
podamos.
V_ Estupendo.
M_ Cuando vengan los refugiados, las chicas deberan subir con los nios al refugio le advirti algo
preocupada por ellas.
V_ Si, no sabemos si entre la gente puede haber algn loco.
E_ Y una vez nosotros les ayudemos, que harn?
V_ Seguir huyendo porque nosotros llegar un momento en que tambin tendremos que huir si los
militares no detienen la ofensiva, no quiero correr riesgos. Y nada de que vosotros os vais a la Selva
mir a los hombres que lo escuchaban atento. Ahora mismo nadie nos podemos mover de aqu, ni
siquiera vosotras.
M_ No hay problema por eso le dijo no muy convencida.
V_ Claro que hay problema. Bueno Monwe, t te encargas de los ms pequeos, Lula t de tu hijo y los
mayores. Bendi y Nmaba no os quiero ver por el medio, no quiero correr el ms mnimo riesgo de nada van
a venir desesperados y sin nada que perder. Teresa, voy a necesitarte como enfermera en el caso que se
confirmen los peores augurios.
T_ Est bien.
V_ No tendrs ms vasos de piolin, verdad? mir a Esther enarcando una ceja.
E_ Si tengo si, pero no son de piolin, lo siento.
V_ Con que nos vas a conmover?
E_ Ya lo veras.
V_ Pues ya sabis manos a la obra. Los hombres y yo, vamos a meter caa al hospital creo que
podramos levantar un trozo ms. Qu os parece?
Ma_ Sin problemas su rostro era preocupado.
V_ Massamba podemos hablar t y yo?
Ma_ Claro.
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V_ Ven a mi despacho. El resto a trabajar.
M_ Oye cario de qu son los vasos? se le acerc a la oreja divertida.
E_ No pienso decrtelo, es sorpresa.
T_ Y se puede saber porque te traas vasos?, Qu pensabas que aqu no haban?
E_ Bueno Teresa sonri algo sonrojada. Pensaba si un da tengo que ir a la Selva, me darn a beber de
donde beban los dems y bueno no me gustan las cantimploras porque el agua se vuelve caliente.
T_ Pues para no gustarte
E_ Qu? le pregunt sonriente mientras Maca la miraba embobada mordindose el labio.
T_ Pues que ests al lado de una que vamos poquito asco te debe dar beber de su cantimplora habis
visto como llevis los morros! ay seor!
M_ Pues porque no puedes ver como llevamos otras cosas, guapa! le susurr saliendo de prisa hacia el
hospital ante la risa de Esther.
T_ Mira mira no le ras esas gracias que a m no me hacen ninguna.
Nuevamente la tensin se palpaba en el ambiente, pero nuevamente cada uno trataba de hacerlo ms
llevadero. Ante las rdenes de Vilches cada uno se puso a trabajar en lo que el ziku haba mandado, y
mientras en su despacho un cariacontecido Massamba esperaba que hablara.
V_ Massamba, an tenis tiempo, a m me va a parecer bien lo digis porque comprendo que la situacin
para vosotros es todava peor que para nosotros. An hay una esperanza de huir, sin prisa hay nios y no
me gustara que os pasara nada.
Ma_ Nosotros quedar con mondeles, sois nuestra familia y si salir, salir todos.
T_ Esas palabras las agradezco y son muy bonitas pero la realidad nos supera Massamba, sabemos los dos
que es muy dura.
Ma_ Hablar y quedar.
V_ De acuerdo tena que volverlo a intentar.
Ma_ Melesi ziku.
V_ Para m tambin sois muy importantes, de verdad lo abraz sinceramente preocupado por el futuro
de todos.
La gente acostumbrada a trabajar en los peores momentos con la mejor de las sonrisas, ayudaron
entre todos a que el trabajo fuera menos duro, esta vez quien era el centro de las risas era Lula y su cara de
uf lo que me haba estado perdiendo, tal y como le haba traducido Maca muerta de risa.
M_ Teresa me voy a duchar os ayudo en algo? le gui el ojo a Esther que estaba en la cocina
separando algo de comida para poderla repartir.
T_ No tranquila lo tenemos controlado.
Maca se march y al poco rato lo hizo Teresa para consultar con Vilches algunas cosas, esos
momentos a pesar de ser quien ms veces los haba vivido, quiz por eso, era la que perda los nervios y
con ellos el control del entorno.
En la ducha estaba una seria Maca, an no haba podido sacar de su cabeza las imgenes de la
pesadilla, an senta un escalofro al recordarlo, en esos pensamientos estaba cuando la puerta de la ducha
se abri de golpe.
M_ Ahhhhhhhhh.
E_ Copiona le dijo entrecerrando los ojos medio desnuda mientras se quitaba la ropa interior. No
grites que me he escapado de Teresa.
M_ Pero qu haces aqu? la miraba atnita y divertida.
E_ He pensado le besqu seguramente le bes con un poco ms de pasinnecesites ayuda
para algunas partes de este impresionante cuerpazo literalmente se meti en su boca.
M_ Hmmmmm.
E_ Hmmmmm.
Mientras Vilches sala con Teresa tratando de calmar sus nervios ante lo que se avecinaba, verla as
trastornaban al hombre que resoplaba divertido. Se detuvieron ante el hospital viendo como trabajaban los
hombres y lo adelantado que llevaban cerrar esa parte con un poco de esfuerzo, esa misma noche podran
conseguir ms espacio para al menos tres camas ms tal y como Maca le haba comentado a Vilches.
De pronto les lleg un claro gemido y Mona se tap la boca, Vilches neg con la cabeza sonriendo
mientras Teresa murmuraba:
Tras el grito de placer de Maca, sali Esther como si nada extraordinario hubiera pasado, aunque en
su cuello un ligero mordisco la delataba, no haba nadie y sonri, se senta tan bien cuando haca el amor
con Maca, era una emocin sentirla en su piel, una ilusin poderla llenar de placer y verse correspondida
en ese amor, en ese maravilloso amor, loco a veces, que por momentos las trasladaban a un rincn en el
843
mundo donde eran nicas y dueas la una de la otra, donde podan disfrutar del amor en maysculas y era
entonces cuando Esther agradeca estar en aquel lugar que tanto le haba dado, amistad, cario pero sobre
todo una mujer maravillosa a la que adorar y una hija a la que criar en comn.
La oscuridad de la noche la contrastaron con una buena fogata porque el motor de la luz haba
fallado, la cena haba sido ms silenciosa de lo habitual, y desde esa noche decidieron que los nios
durmieran con Siya y Ngouabi en el refugio por si a lo largo de la noche ocurra algo. Mientras los dems
poco a poco se fueron acostando.
Las ltimas en quedarse fueron Maca y Esther con la nia y Teresa en la cocina. Sentada en la
mecedora Maca le estaba dando a Maes el bibern con la leche que por fin Esther haba podido sacar de
Lucero sin ningn contratiempo; Esther observaba sentada en el suelo junto a ellas como el reflejo de la
fogata les iluminaba de una manera tan bella que se quedaba embelesada mirndolas. Vilches se haba
retirado momentos antes porque su cabeza no cesaba de trazar planes de salida, una y otra vez pensaba en
posibles soluciones y lo nico que se le ocurra era que los militares pudieran detener la ofensiva de la
guerrilla, todo lo dems sera realmente complicado.
Ante ellas apareci una Teresa cariacontecida con algo en su mano y un anda apesadumbrado.
M_ Qu bebes Teresa?
T_ Un otin funfun.
M_ Quieres emborracharte? la miraba asombrada y tambin preocupada.
T_ Bueno hace mucho que no lo hago elev los hombros mientras se sentaba en el suelo.
E_ Teresa qu te pasa, cario? le pas el brazo por los hombros dejndole un beso en la sien.
T_ Qu me va a pasar? dio un trago. Que todo es una mierda tanto trabajo para que lleguen estos
desgraciados y nos lo quiten todo.
E_ Venga no van a llegar, tranquila le sonri con ternura mientras Mona se sentaba al otro lado de
Teresa y Valiente lo haca junto a Ramn mirndola fijamente.
T_ Lo que ms me molesta es la parsimonia de todo el mundo como si la gente que vive en este pas no
tuviera derechos como si fuera normal que esos hijos de puta vengan y arrasen con la vida de cuantos se
les pase por el forro, eso me molesta dijo con rabia.
M_ Cario Maes ha terminado le hizo un gesto como que ella se ocupaba de Teresa.
E_ Vale, la llevo a su cuna, buenas noches Teresa le hizo un gesto admitiendo su disimulada orden.
T_ Buenas noches dio un trago largo.
E_ Venga dale un beso a Maes.
T_ Que Dios te proteja pequea le susurr mientras la besaba.
E_ Te espero le dijo mirndola con gesto apenado pero hacindose cargo de la situacin.
M_ Si, tranquila le gui un ojo. Dame un segundo que voy a servirme yo tambin.
T_ No hace falta que te emborraches, a m al menos nadie va a ver mis mocos, pero t te pones horrible.
M_ Eso es imposible.
T_ Recuerdas tus borracheras?
M_ S sonri con tristeza. Claro que las recuerdo, y recuerdo que siempre estabas t a mi lado.
T_ Me alegro tanto de cmo te ha cambiado la vida la mir con los ojos rojizos y cierto color en sus
mejillas mientras le acariciaba con cario la barbilla.
M_ Lo s la verdad que todas las maanas cuando me despierto y la veo a mi lado, me siento afortunada,
y ahora con Maes ni te digo.
T_ Ay si suspir fuertemente.
M_ Qu te pasa Teresa?, a m no me engaas no es solo por la situacin, sabes que puede no darse.
T_ Claro por eso t has querido ser por primera vez desde que te conozco egosta y largarte, porque sabes
que puede no darse esas matanzas y esas carniceras.
M_ Teresa le dijo contrariada por lo que pareca un reproche.
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T_ No te lo reprocho, es ms fui la primera que te rog que os fuerais.
M_ Ests as por Brbara, lo s.
T_ Si dijo rompiendo a llorar como una nia pequea, haciendo pucheros sin parar, tanto que a Maca la
sorprendi de manera que la mir abriendo sus ojos, para finalmente estrecharla contra su hombro. No s
nada de ella, no s si ha llegado o no bien no s no s que me pasa
M_ Teresa ests teniendo un pequeo ataque de histeria.
T_ Y qu?, acaso no puedo? dio otro sorbo y cuando Maca fue a quitarle el vaso, ella se lo impidi.
No hoy quiero emborracharme hasta perder el control.
M_ Est bien no ser yo quien te lo impida le dijo recogindose el pelo en una coleta.
Mo_ Uhhhh le acarici la barbilla.
T_ Monaaaaaaaaaaaaaa se ech a los brazos del animal que puso gesto de sorpresa ante la risa de Maca.
Va_ Uh uh uh se lanz tambin en ese abrazo con la mujer.
Ra_ Guau guau ladraba como avisando que aquella mujer era suya y que no se pasaran ni un pelo.
M_ Anda Teresa que mira como los tienes a todos, hasta el mundo animal no puede verte llorar deca
sonriendo con cario.
T_ Si es que qu me pasa Maca?
M_ A ver, hace mucho tiempo que nadie te da amor y Brbara sabe darlo.
T_ No me he acostado con ella su rimel resbalaba por sus mejillas mientras el que le haba cado a Mona
lo chupaba sacando la lengua.
Mo_ Prrrrrrrrrrrr resultado despus de saborearlo con la risa de Valiente y el coscorrn de su madre.
Va_ Auuuu.
M_ Lo s. Y qu? la miraba seria pero con una mueca de sonrisa en sus labios.
T_ Cmo y qu?, a ti qu te parece? la miraba como si no la entendiera.
M_ No hace falta tener sexo para sentirse bien para sentirse querida y creo que es lo que te pasa.
T_ Es algo extrao, me gusta estar con ella, la primera noche que me abraz, casi ni respiraba.
M_ Pero que bruta eres! dio una carcajada.
T_ Tengo mis principios Maca.
M_ De qu valen Teresa?, si los sigues eres ms feliz?
T_ Pues no mucho lade un poco la cabeza.
M_ A ti te gusta que te d un buen masaje?
T_ S sonri mientras formaba un puchero.
M_ Te gusta que te abrace a qu si? agach la cabeza y asinti. Y qu hay de malo Teresa?
T_ No lo s
M_ Eres increble mira Teresa eres la mejor ta que he conocido en mi vida, tienes todo para ser una
mujer excepcional, y me jode que por principios estipulados no puedas darte una alegra en la vida.
Recuerdas al que se comi el cocodrilo?, siempre dijiste que te hizo un favor, sentiras lo mismo si le
pasara a Brbara?
T_ Nooooooooooooooooooo rompi a llorar.
M_ Pues ya est Teresa, ya est. T me enseaste a vivir al da, ni mirando el pasado ni el futuro.
T_ Nunca me hiciste ni puto caso as que no me vengas con esa copla le dijo subindose los mocos.
M_ Me encanta cuando bebs por la facilidad que tienes de soltar tacos. Ese yo que tienes reprimido y no
dejas salir nunca me fascina.
T_ Es que claro t lo ves como lo ms fcil porque lo eres y cada noche hay que ver lo bien que te lo pasas
con la Esthercita que pareca modosita y ha resultado una fiera.
M_ Una leona Teresa, una leona le dio dos golpes suaves en el brazo como sola hacer ella.
T_ Calla, calla por Dios! deca cerrando los ojos.
M_ Vale me callo sonrea divertida. Pero no por callarme es que no tenga razn.
T_ Dnde estar?
845
M_ Seguro que en el parque senta su desazn, ella misma se haba hecho esa pregunta con temor a la
respuesta.
T_ Si estuviera en el parque habra llamado.
M_ Recuerda que las comunicaciones desde el Norte no deben funcionar.
T_ Y encima vosotras con la nia aqu negaba preocupada.
M_ Eso ya lo hemos discutido, cuando se pueda nos iremos.
T_ Cundo haya pasado todo!, claro mientras aqu corriendo un riesgo innecesario joder! pedazo
cabezotas sois, hostias!
M_ Olvdate de nosotras, olvdate de todos, y por favor piensa en ti Teresa. Te quiero y a Brbara tambin,
s que ella es un poco loca pero estoy segura que te hara feliz.
T_ Y yo a ella?, mrame redios, soy vieja, arrugada, tengo las tetas cadas, el culo ni te cuento adems
soy nueva en esto, no tengo ni idea en como funciona el tema las carcajadas de Maca resonaron en toda
la aldea. No te ras.
M_ A ver mira si quieres, hablo con Esther y te sientas ah mientras lo hacemos y aprendes ya sabes
de voyeur, tomas notas y
T_ Menos mal que maana no me acordar de esto rea abiertamente tambin.
M_ Yo lo te lo recordar.
T_ Dios por qu!
M_ Venga no dramatices, y vamos a la cama que si esta noche tenemos refugiados t ests como para
ayudar.
T_ Ay que malita me estoy poniendo, mam.
M_ Anda va yo te llevo y te digo que mantengo la oferta en pie sonrea por bajo.
T_ So guarra, seras capaz.
Maca no poda aguantarse era superior a ella las risas, aquella Teresa borracha, con sus mejillas
negras del rimel, con sus dudas pero sabiendo en parte lo que quera, con sus miedos, con sus maravillosos
sentimientos hacia los dems con esos tacos que nunca deca. Le cost lo suyo acostarla, ms que nada
porque tuvo que ponerle los rulos, una vez sobre la cama Ramn la abrig con la sbana acostndose a su
lado. Maca le dej un beso con la mirada algo ensombrecida, aquella mujer haba sido para ella como una
madre, si le pasara algo se mordi el labio inferior y sali de la habitacin.
An sali con la sonrisa en los labios tras aquel ruego, neg varias veces con la cabeza mientras se
morda el labio inferior, all en el suelo durmiendo sobre las toallas que Teresa les haba preparado estaba la
familia Mona, desde el refugio le llegaban unas sonrisas en voz baja, y unos susurros que le hicieron
sonrer, suspir con fuerza mirando al cielo, algunas nubes que comenzaron a dejar caer gotas finas de
lluvia, hacia das que no llova, y eso no le gustaba, estaba acostumbrada a ese repiqueteo de la lluvia en
los tejados, a esa musicalidad tan ntima del agua, volvi a suspirar. Mir alrededor y todo estaba en orden,
una carcajada que reconoci como la de Lula le hizo volver a sonrer, pero al mismo tiempo a sentir cierta
zozobra que tan solo se march cuando entr en su cabaa. All en la cama su dulcinea la esperaba o al
menos lo haba intentado porque ya dorma placidamente. En la cuna su nia, esa nia que despus de
salvarla y estabilizarla, dorma como deba y se mostraba muy mejorada, un da tendra que contarle como
la encontraron, y se le encogi el corazn. Se acerc lentamente a la cama, se desnud y busc el cuerpo de
su mujer, bes lentamente su brazo, pas sus clidos labios por el hombro, hasta posarlos en el cuello,
Esther llevaba una coleta y eso le encantaba, porque significaba que estaba preparada para hacer el amor.
E_ Mmmmm.
M_ Mi amor mi vida mi dulce leoncilla.
846
E_ Hmmmm Maca
M_ Si cario la misma que te va a comer.
Pas un rato desde que Maca la haba acostado, Teresa se movi algo en la cama, uno de sus rulos
cay de su cabeza, hizo varios ruidos con la boca y la lengua, Ramn la mir desconcertado no la
reconoca, y entonces se oy un gemido de considerable potencia.
T_ No, no y no!, no puede ser! pero qu tienen! Ramn t no escuches es injusto unas tanto y
otras tan poco!
Pasaron dos das con relativa calma, las noticias insistan en que la guerrilla haba avanzado hacia el
Sur, que los militares no haban hecho frente y alguna retirada les haba dejado avanzar ms rpido de lo
esperado.
Mientras tanto en la aldea, los hombres haban terminado el hospital, se mostraban orgullosos del
trabajo realizado, aunque la espera les estaba haciendo ponerse algo nerviosos, los hombres no podan salir
a cazar y eso les haca sentirse algo intiles, haban ayudado en el huerto y discutan con las mujeres
porque aquella era su faena, siempre apareca la gran mami Teresa para apaciguar los nimos. Una Teresa
que tras la borrachera se mostraba taciturna que tan solo reaccionaba cuando Maca le recordaba cierta
conversacin. Vilches andaba todo el da cabizbajo, tampoco haba recibido noticia alguna ni de acudir a
ningn poblado ni de una posible salida del lugar. Las chicas, un tanto ajenas voluntariamente a lo que
suceda se pasaban el rato que podan amndose, divirtindose, sonriendo sin parar a sus nuevas locuras,
porque adems Maes se haba vuelto una nia muy tranquila y lo agradecan con total dedicacin a sus
menesteres. Aunque como Teresa ambas compartan el miedo a las no noticias de Brbara en silencio.
Ese da que haba amanecido intenso en calor, Esther se haba levantado con un pequeo dolor de
cabeza, Maca le haba estado cuidando por la noche, con paos fros y muchos y suaves besos, estaban en
la cocina preparando el desayuno mientras hablaban entre las mujeres.
T_ Como no les deje ir pronto a cazar, os digo yo que hacen un rascacielos de hospital.
Ns_ Estn imposibles, mami se quejo sonriendo Nsona.
Lu_ Oh, no todo bien sonrea.
M_ No si t lo has descubierto tarde pero
T_ Mira pues quien fue a hablar.
M_ Cario no tomes caf.
T_ Y eso? la mir porque Esther estaba algo ojerosa.
E_ Me duele la cabeza Teresa, estoy toda la noche con un dolor pona gesto de dao.
T_ Vaya.
Lu_ Lula sacar.
E_ Si por favor.
V_ Buenos das apareci serio ante todas. Dentro de diez horas sale vuestro avin hacia Espaa
tenis media hora para prepararos.
Las caras de todas que en ese momento se estaban riendo, fueron de autntico impacto, se miraron
unas a otras sintiendo que la hora haba llegado, justo cuando se haban olvidado del tema, justo cuando
todo pareca estar tranquilo y bien. Era una difcil decisin qu hacer justo en ese momento?
T_ Venga yo os ayudo dijo con cierto nudo en la garganta como tratando de hacerlas reaccionar.
M_ Pero no ser peligroso? mir a Esther nerviosa.
V_ No lo s Maca no s a lo que os vais a enfrentar deca serio, tras un suspiro continu explicando lo
que iban a hacer. Os estarn esperando dos camiones militares, nos tienen que abastecer de gasoil, no
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tenemos suficiente por si hay que huir, y Dvila me ha asegurado que el camino hasta Epna esta libre,
iris ro arriba, all os esperan los militares que os acompaaran hasta Impfondo.
M_ Cmo lo ves?
V_ Francamente? las mir alternativamente. Ir al Norte es una locura, pero es ms locura quedarse y
que las oleadas nos traigan problemas serios.
E_ Pero puede no ser as se resista a marcharse.
V_ Esther me importa un huevo si es o no es as, os quiero fuera de aqu a las tres.
T_ T no vas Vilches? apareci su voz casi inaudible provocado por el momento que iban a pasar en la
despedida, desde detrs del hombre.
V_ Si voy y llegan refugiados, no los vamos a poder atender lo siento pero tendris que ir con los
hombres.
M_ De acuerdo voy a preparar algo para llevarnos.
V_ Nada Maca, no vais a llevar nada a lo sumo una mochila con lo ms preciso.
M_ Vale.
V_ Lo justo para el viaje, para la pequea y poco ms.
M_ De acuerdo mir a Esther quien tena los ojos cargados de lagrimas. Vamos cario.
T_ Os ayudo.
La tristeza se haba instalado en todos, rpidamente mientras las dos mujeres se ponan a preparar
los biberones para la nia el resto de mujeres las esperaban cerca del camin que las trasladara hasta el
aeropuerto. Sus caras eran serias, Nmaba mantena un gesto de rabia posiblemente no volvera a verlas, ella
se senta mayor y esos golpes de la vida le hacan flaquear a pesar de saber que deba seguir luchando por
sus nietos, quienes eran los que hasta ese momento le haban dado vida aunque con la llegada de Siya a la
vida de su nieto, le haca estar ms tranquila con ese tema. Los nios que vean los gestos de sus mayores,
sin saber porque, se sentan atemorizados, Mona que captaba el pesimismo, haba llegado hasta la puerta de
la cabaa donde dentro una Maca terriblemente afectada y una Esther llorosa, protegan a Maes del calor,
del sol y de todo cuanto pudiera ocurrir. Y all sin saber muy bien que hacer, Teresa con el corazn
compungido, con el dolor de ver como se las llevaban pero con la calma de saber que iban a estar bien, y
que si Dios las ayudaba, pronto volveran, quera mentalizarse de ese modo, no quera pensar que tardara
en reencontrarlas o, que ya no las volvera a ver.
T_ Lo llevis todo?
M_ S.
E_ Teresa dejo la cmara y el ordenador deca con la voz temblorosa.
T_ De acuerdo se frotaba las manos nerviosa.
M_ Yo llevo a Maes, lleva t la mochila.
E_ Si y la leche?, no podemos llevarla Maca.
T_ Si, en el termo Esther, adems acaba ahora de tomar, en Impfondo os espera Claudia y all no tendris
problemas para encontrar.
M_ No saba que Claudia haba ido al norte, pens que se haba ido con ellos.
T_ Parece ser que sali esta oportunidad, me alegro que sea ella quien os acompae sonri.
M_ Bueno ya est todo.
E_ Si.
T_ Esperar, no quiero despedirme fuera les dijo mordindose el labio con un ligero temblor. Cuidaros
mucho, y que no os falte el amor que sents, a veces cuando uno sale de este mundo y llega al civilizado
pierde algunas nociones, tratar de mantener este amor vale? las miraba emocionada.
E_ Claro Teresa se abraz a ella con fuerza, haban sido cerca de siete meses, intensos y siempre
emotivos a su lado. Te voy a extraar.
T_ Y yo, venga vamos os estn esperando
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M_ Cudate Teresa, y por favor promteme que si la cosa empeora os iris.
T_ Claro, ya sabes que Vilches no va a permitir que pase nada su barbilla era un temblor constante a
pesar de querer evitarlo. Por favor Maca no vayas a perder lo que has conseguido aqu.
M_ Tranquila crees que sera capaz!
T_ T sabes a lo que me refiero la mir seria. En Madrid, te estn esperando y no se detendr.
M_ No pienso dejarla.
T_ Est bien no quiero que os vaya a crear ningn problema ya de sus ojos caan las primeras
lagrimas. Te quiero.
M_ Y yo Teresa te quiero mucho se abraz con Maes en su brazo izquierdo el gesto de ambas mujeres
estaba repleto de cario y ternura, como de pena por el adis. Nos veremos pronto Teresa.
T_ Buena suerte bes a su pequea nieta quedndose en la cabaa sin salir.
Fuera la estampa era estremecedora, Mona subida a los brazos de Esther con su gorra puesta,
Valiente enganchado a sus piernas y las miradas de todas las mujeres repletas de lastima. Tuvo que tragar el
nudo que se haba instalado en su garganta, mirando alrededor por ltima vez, esperando reencontrarse en
el tiempo con todo aquello. Los abrazos, los besos, el silencio se haca pesado en la despedida, ambas
tuvieron que subir ayudadas por Massamba al camin que las llevara al ro y de all hasta el punto donde
las esperaban para trasladarlas hasta Impfondo. El momento decan que era el adecuado, pero en ese viaje
los cinco hombres que las escoltaban, iban armados. Hasta Louabi haba bajado de su torre de control para
despedirse con gesto muy serio, y con un hasta pronto, volvi a su lugar con un nudo en su garganta.
V_ Preparadas?
E_ S, Vilches.
V_ Ir con cuidado y en cuanto estis en Madrid poneros en contacto con nosotros.
M_ De acuerdo.
Ma_ Mwasi llam a Esther. Hay que ir.
E_ Si mir a todas con un suspiro y se dio la vuelta para no hacer ms amargo el adis.
Ma_ La nia le dijo a Maca para que pudiera subir ella.
M_ Toma.
Ma_ Vamos Mwasi le dijo con tanta ternura que a punto estuvo Maca de no subir. Nosotros volver
ziku.
V_ De acuerdo ir con mucho cuidado eh? Y t procura portarte bien.
M_ Vilches yo
V_ Venga si estuviera en tu misma situacin hara igual.
M_ Gracias sus ojos se llenaron de lagrimas.
V_ Dale un beso a mi nia.
M_ Si ves que hay peligro volver.
V_ Si tranquila ahora me preocupis ms vosotras.
M_ Gracias por todo Vilches, sobre todo gracias por estar siempre que te he necesitado.
V_ Eres una medica maravillosa, pero mejor persona as que espero cuando vaya a Madrid me invites
a una buena cena de chuletn a la brasa.
M_ Dalo por hecho se abrazaron con fuerza mientras dentro Esther senta un dolor agudo en su corazn
. Adis.
Se gir para subir al camin, una vez arriba mir a todos cuantos las despedan con tremendo cario,
a Mona la haba tenido que coger en brazos Siya porque quera subir al camin, all abrazada al cuello de la
chica lloraba porque su pija se iba. El camin arranc con un sonoro ruido, y las caras de todos, mostraron
la pena de ver como aquellas dos mwasis que tanto haban hecho por ellos se marchaban, los corazones de
todos quedaron tocados, Teresa apoyada en el quicio de la cabaa de ambas, senta como le desgarraban un
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trozo de sus propias entraas, y sinti ms rabia que pena, ms ira que dolor, se gir mirando la cuna y
rompi en un llanto necesario para no ahogarse.
Dentro del camin, Maca y Esther entrelazaron sus dedos, a su lado con un fusil Massamba y Dib, la
nia dorma mientras sus madres lloraban en silencio, se iban hacia un camino incierto, quiz se
precipitaban, o quiz simplemente acertaban en la huda. Pero era tanto el dolor que se haca irrespirable,
insoportable.
Un cabreado Vilches venido abajo, se meti en el despacho, abri la radio buscando encontrar a
Cruz tal y como haban quedado. Cruz no tard en aparecer al otro lado, su voz era un poema.
Al salir del hospital respir tranquilo, era un grupo pequeo de hombres, mujeres y nios, Sissou se
apresur con el botiqun de Esther hacia ellos, se puso junto a Vilches esperando sus ordenes pero, al mirar
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el botiqun la imagen de Esther sonriendo y ensendole le hizo que sus ojos se llenaran de lagrimas, se
acababa de marchar y ya la echaba de menos.
V_ Sissou aqu esta mujer rpido acostarla les dijo a ella y Zambi que se haba quedado para
ayudar.
Tal y como Vilches haba ordenado, en cuanto la campana de alerta son, todos hicieron lo que l
haba mandado. Aunque todos haban pensado que algo les haba sucedido en el camino a las mwasis y que
regresaban, suspiraron al mismo tiempo que sintieron un pellizco al ver que no eran ellos, que no volvan
que seguan su marcha. Teresa suspir y con el delantal que llevaba se quit las lagrimas para ayudar a la
gente que en su mayora llegaban exhaustos por el intenso calor al que llevaban expuestos.
Entre tanto, el camin iba haciendo su camino hasta el ro, unidas con las manos entrelazadas y en
silencio como esperando escuchar de un momento a otro disparos o alguna voz de alarma, iban
concentradas en cada movimiento del camin. Pero de pronto, Maca record algo que llevaba en el bolsillo
de la mochila que haban cogido. Sonri pero pens que en el avin podra mostrarla con ms tranquilidad.
Las chicas se pusieron la gorra, Massamba y Yildas haban hecho una especie de refugio para el
calor con un toldo que usaban a veces cuando tenan que hacer trayectos largos, seguan an en el momento
de la huda sorprendindolas gratamente pensando en ellas a todas horas. Maca les gui un ojo y ellos
sonrieron con tristeza porque saban que las iban a echar mucho de menos pero, tenan el encargo de
dejarlas sanas e ilesas y en eso se haban concentrado.
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Al llegar al camin, Massamba lo haca con gesto serio algo llam su atencin por el camino y mir
con cierto temor, escondido entre el espeso follaje que era el lugar donde escondan el camin, pudo
observar como el camino se converta en un goteo de gente que hua, saba que huan por sus rostros, por
sus expresiones rotas, cansadas, tristes. Aquello le dio mala espina, si ya llegaban gente es que la situacin
era complicada y eso, no le gustaba para el viaje que ellos iban a hacer. Subi al camin y conect la radio,
tard en ser escuchado pero finalmente all estaba Teresa.
Salt del camin repasando que nada se hubiera quedado all, sobre todo las armas, por el ro era
complicado encontrarse con los guerrilleros, pero si tenan que defenderse, quera estar seguro de que las
armas y las balas estaban listas.
Ma_ Ir.
M_ Qu ha dicho? asom la cabeza entre la tela.
Ma_ Todo bien. Mwasis bien?
M_ S, s, muy bien solo que me puedes por favor mojar este trapo, a Esther le vuelve a doler la cabeza.
Ma_ Claro.
M_ Te duele mucho cario?
E_ S, la verdad que s, creo que son los nervios.
M_ Tranquila mi vida todo va a ir bien le sonri dejndole un beso en los labios mientras Maes estaba
tranquilita sobre una fina tela de seda que le daba frescor. Reljate, tenemos unas cinco horas de camino.
E_ Cmo ests t cario? la mir con un gesto de pena.
Ma_ Mwasi le entregaba la toalla que haba cogido.
M_ Gracias Massamba. Bien yendo contigo estoy bien le sonri mientras le pona la toalla sobre la
frente. Ya vers como pasa pronto.
E_ Hacia mucho tiempo que no me coga este dolor Maca.
M_ Tranquila es el cmulo de nervios que llevamos la miraba tratando de mostrar una sonrisa.
E_ Has visto cmo se han quedado?
M_ S trag saliva subiendo la cabeza y cerrando los ojos. Ha sido lo ms duro que he hecho en los
ltimos aos no s no pensaba que me iba costar tanto irme.
E_ Es normal, si yo que llevo relativamente poco tiempo, y me duele el pecho le deca con voz dbil, y
un intenso dolor de cabeza. Hasta Mona y Valiente
M_ Volveremos cuando todo pase, igual con un poco de suerte podemos hacerlo pronto, de paso,
aprovechamos nos casamos y arreglamos todos los papeles.
E_ No s si me casar contigo en Espaa.
M_ Y eso? le pregunt enarcando su ceja derecha.
E_ Pues porque no me lo has pedido
M_ Ah vale pues ya te lo pedir no? le bes sonriendo.
E_ Eso espero.
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M_ Venga descansa cario descansa.
Le acarici la cara mientras le pona el pao bien presionado con su propia mano, Esther cerr los
ojos mientras Maca vea por la abertura que tena la lona pasar aquel verde frondoso que haba sido su
casa, por el que haba vivido aventuras de todo tipo, por donde haba redo, llorado, pasado miedo y
disfrutado, recordaba la primera noche de Esther en la Selva, sonri mirndola, y se dio cuenta que todo lo
vivido anteriormente a su aparicin, era como si no fuera realmente importante. Y all estaba por su familia
huyendo del lugar que ms emociones le haba hecho vivir intensamente, el lugar de donde siempre pens
nadie la movera, porque no tena a nadie por quien abandonarlo, pero all estaba quien le haba hecho
tomar la decisin ms difcil de su vida, dejar a un lado a quien para ella era su familia, dejar a un lado su
hogar, su fuerza, y enfrentarse a ese da a da en la ciudad, quiz trabajando en el Hospital, quiz yendo a
casa y al llegar notar que le faltara el aire, no poder compartir esas noches con sus estrellas con la hermosa
luna, suspir mordindose el labio, estaba preparada para aquello?, no lo saba hasta que llegara el
momento, haba pasado muchos aos perdida en la Selva, y al volver, tambin volvera irremediablemente
a encontrarse con quien no quera. Le cambi el pao de agua fra a Esther que estaba sumida en un dulce
sueo, viendo como llegaba a Madrid, y al bajar las escaleras del avin la esperaba su abuela, su abuela?,
pero si su abuela estaba muerta, aquella visin le hizo fruncir el ceo y Maca que la vio, le dej un beso
que le borr de golpe aquella mueca mientras le daba a Massamba nuevamente la toalla.
En la aldea no haba cesado la calma desde que se haban marchado, el pozo era un constante dar
agua para la gente sedienta, llegaban familias que tan solo pretendan algo de sombra, agua y algo de
comida para poder seguir en su camino. En uno de esos paros, Vilches se sent a tomar algo mientras
Teresa le preparaba la mesa.
Una hora antes a aquella llamada, en el ro la batwu haba llegado a su destino, Esther segua con su
insistente dolor de cabeza, mientras Maca la cuidaba con todo su amor y mimo, al llegar, Massamba y Zul
se lanzaron a las fras aguas del ro para acercarla hasta la orilla y antes que nada asegurarse que todo
estaba bajo control.
Al llegar vieron que efectivamente haban dos camiones militares, ambos encarados hacia el camino
que deban llevar a las mwasis hasta la carretera que les unira con el aeropuerto. Los hombres tras unos
silbidos captaron la atencin de dos de los militares. Estos apuntndolos con los fusiles se acercaron hasta
ello, al ver la batwu, Massamba se dio a conocer les saludaron con una sonrisa y le dijeron al hombre que
sala del agua secundado por Zul.
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Mi_ Nswalu ka kele beto ezali likama (Rpido estamos en peligro).
Ma_ Kulunga, na mwasis kele in batwu (De acuerdo, las mujeres estn en la barca).
Mi_ Yayi kele beno mpange (Aqu est vuestro encargo) seal cuatro bidones con el gasoil.
Z_ Yildas lo llam para que los cargara en la batwu.
Yi_ Ve, banzandu bawu? (No hay ms?) Pregunt preocupado.
Z_ Ve (No) agit su cabeza negativamente mientras miraba alrededor.
Ma_ Mwasi Maca Esther las llam mintiendo su gesto preocupado.
M_ S, vamos Esther cario puedes?
E_ S, s se levant y al salir de aquel refugio que los hombres haban hecho para ellas tuvo que
entrecerrar los ojos con fuerza por el golpe del sol.
M_ Ests bien? la mir preocupada con Maes en el brazo.
E_ S, un poco mareada.
M_ Vale, espera aqu.
Ma_ Mwasi hay que ir rpido estamos en peligro esto no es seguro la miraba con algo de miedo.
M_ Lo s aydala por favor Massamba est mareada.
Ma_ Claro.
E_ La mochila Maca espera se gir y fue hasta la batwu.
Ma_ No poder esperar Mwasi Maca la mir hacindole una seal para que caminara.
Mi_ Mbote la salud el militar con el fusil en la mano mirando a la nia. Bonita nia
M_ Melesi le sonri agradecida a aquel joven muchacho que sonrea con alegra.
Mi_ Vamos
Massamba estaba esperando a que Esther cogiera la mochila, Yildas se la haba entregado con una
mirada de pena, Esther lo abraz sonriendo y ante la prisa de Massamba lo abraz, sus latidos en la cabeza
eran martilleantes y se detuvo un momento cerrando los ojos, despus Zul se puso a su lado para
acompaarla hasta el camin donde Maca estaba por llegar, haba entregado a la nia a uno de los militares
que esperaban dentro del camin, haba puesto ya sus pies en los escalones y estaba por subir ayudada por
otro militar que la salud como el primero con una sonrisa, en un momento dado se gir mirando hacia tras
esperando a Esther, su cara denotaba ese dolor de cabeza, no haba duda. De repente los oy, no saba de
donde tan solo oy disparos, quejidos graves y la figura de Esther se diluy en la oscuridad, en su
oscuridad.
Haban pasado cerca de tres largas e interminables horas, donde no tenan noticias de nadie, la falta
de ellas era el peor presagio que podan esperar, algo haba salido mal, Dvila tena que saber a esas alturas
que haban recogido a las chicas y estaban ya aproximndose al aeropuerto la comunicacin de los
militares le deba haber llegado a l.
Ese pesado y duro silencio les estaba creando a todos una sensacin de pnico desmedido un pnico
que no podan controlar, cada uno lo llevaba de la mejor manera posible eran sus hombres adems de sus
dos mujeres y la nia, demasiada gente para perder. Teresa caminaba de un lado a otro sin hacer nada, tan
solo moverse para no morirse de desespero, las mujeres rezaban por sus maridos, Nmaba por su nieto, a
esas alturas ya todos saban que algo haba salido mal. Vilches desesperado haba tratado de comunicarse
con todo el mundo, llevaba dos horas prcticamente encerrado en su despacho con la radio, nadie saba
nada, Dvila lo haba llamado hacia apenas diez minutos, y seguan sin noticias. Con las manos en la
cabeza, suspirando como si estuviera a punto de quedarse sin aire ah segua, en silencio y soledad
temiendo haber cometido un grave y quiz definitivo error.
T_ Nada?
V_ Nada.
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T_ Algo ha pasado Vilches su voz se iba quebrando a pesar de no querer que sucediera mientras sus
manos se frotaban cada vez ms nerviosas.
V_ Lo s pero no hay manera de comunicarse con nadie. No hay ni rastro de ellos, lo ltimo que
sabemos es Massamba asegurndonos que estaban en el ro ya.
T_ Cmo puede ser? Dvila debe saber si ha salido o no el avin!
V_ Las comunicaciones son una mierda Teresa, ha tenido que ir a la embajada est de camino.
T_ Si es que ya lo saba yo deban haberse ido antes comenz a pasear por el despacho ms
nerviosa todava.
V_ Ahora no nos sirve Teresa su tono era totalmente abatido, derrotado.
T_ No quiero no quiero pensar, Vilches!
V_ Ni yo la mir con los ojos rotos, el gesto adusto y los labios fruncidos.
El silencio nuevamente se hizo dueo entre ellos, entre todos, los refugiados que llegaban a cuenta
gotas, haban cesado al caer la tarde, estaba oscuro y saba que Massamba si todo haba salido bien debera
haber llamado por la hora y con la corriente a favor ya deban haber llegado al camin y deba haberse
puesto en contacto con ellos por la radio. Pero todo estaba en silencio, demasiado silencio, tanto mutismo
alrededor, en la propia aldea, hasta los animales, Mona estaba sentada en la cama de las chicas, aferrada a
un pantaln de Esther, se haba vuelto a vestir de ella, de su ropa, nuevamente apareca como la Esther
mona y pija, pero su corazn estaba tan triste que ni Valiente consegua que le hiciera caso, Bartolo, se lo
haba llevado a un rbol para que la dejara en su tristeza. Y tanto fue as, que en el momento en que Teresa
y Vilches haban terminado de hablar se oy un aullido suyo, tan fuerte, que a todos les encogi el corazn.
Haba pasado una media hora ms, lenta, pesada, justiciera, vengativa Vilches estaba frente a la taza
de caf, sus ojos vean el humo como sala y pareca una burla, sonrea recordando alguna que otra
ancdota con las chicas, su primera salida, el encuentro con la guerrilla la primera vez, el valor de Esther al
salvar al nio, el valor de Maca al salvar al nio y a Esther, los gritos de la pija estaba en ello cuando la
radio hizo un ruido extrao, le llam la atencin, la mir finalmente reconoci la voz de Massamba.
Fuera, Teresa estaba sentada junto a Nmaba y Bendi, junto a una Nsona preocupada, una Lula que
haba rezado, haba tratado de ver por los espritus si todo estaba bien, pero su corazn estaba tan
preocupado y triste, que no poda llegar a ver nada, Siya, se haba sentado en el refugio, all donde en la
oscuridad haba robado sus primeros besos con Ngouabi, caricias y sonrisas. Los nios sentados todos
junto a Zambi el nico hombre que quedaba y que haba dado muestras de su preocupacin ni siquiera la
compaa de Monwe le haba ayudado a alejar la inquietud de su cabeza y la pena de su corazn.
De repente, ante el silencio sepulcral que se escuchaba una y otra vez en la aldea aparecieron los
gritos desesperados de Vilches, haciendo que todos se pusieran en pie en tensin.
V_ Zambi abre la puerta, rpido!, Sissou prepara el quirfano, Teresa cagando leches ten preparado el
laboratorio para analizar la sangre vamos a necesitar Siya ayuda a Sissou me importa nada que no
sepas, Lula deja al nio con Nmaba te quiero dentro.
Todos sin preguntar hicieron lo que les haba pedido, porque saban que fuera lo que fuera estaba
relacionado con su gente, cuando se disponan a ponerse a hacer lo que el ziku les deca, se quedaron todos
parados porque mientras Zambi abra la puerta pudieron escuchar el viejo sonido de aquel camin que
llegaba a toda prisa conducido por Ngouabi, con un gesto roto, mientras Massamba abra la puerta y se
lanzaba de un salto a tierra, Zambi buscaba la camilla pero no le daba tiempo, all en los brazos de Yildas,
una desmayada y con manchas en su ropa de sangre Esther, al verla todos ahogaron un grito, el grito que s
sali cuando Ngouabi, Massamba, Dib subieron en la camilla el cuerpo ensangrentado de Zul.
Ns_ Zul! exclam tapndose la boca desesperada al verlo mientras los nios rompan a llorar.
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Be_ Vandaka vandaka kmawana (vamos vamos nios) los llamaba mientras los cros lloraban
ante el espectculo visto y los gritos y llantos de los dems.
Nm_ Nde kele? (Qu es?) le preguntaba con un nudo en la garganta aferrndose a su bastn de
madera.
Be_ Zul y Mwasi Esther kele mbefo (Zul y Esther estn heridos).
Nm_ Mbefo? (Heridos?) pregunt con terror reflejado en su cansado y arrugado rostro.
Be_ Inga vandaka vandaka kuanwa (Si vamos vamos cario) los abrazaba a todos mientras
segua con la mirada como todos entraban corriendo al hospital Ve kele santu ban kele kima (no es
nada, ellos estn bien) les deca mientras se los llevaba de all con los lloros.
Nm_ Bendi la llam desesperada.
Be_ Nde?
Nm_ Ti Maca ti Maes? (Y Maca y la nia?).
B_ Ve mono kuzaka (No lo s).
Aquella contestacin dej helada a Nmaba, a tientas con la ayuda de su perro lleg hasta la puerta
del hospital, dentro escuchaba el llanto de Teresa, el de Nsona, y a los hombres hablar desesperados, fue
Lula quien la vio y quien la hizo pasar. Una vez dentro sin saber an nada lo nico que pudo hacer fue
romper a llorar abrazada a su nieto quien le llam con un tono de voz que le hizo temblar ms que el dolor
que poda sentir por lo ocurrido, sin duda, su nieto se senta defraudado por lo que haba pasado y se abraz
a ella necesitado del apoyo maternal.
Ng_ Mam
Mientras en ese momento en el que el dolor era palpable en esa habitacin del hospital, donde las
lagrimas caan sucedidas y repletas de pena, un avin tomaba el cielo de frica para cruzarlo, un gesto,
terrible, asustado de Claudia en sus brazos una nia llorando y en una camilla repleta de cables. Maca.
En el quirfano del hospital luchaban entre la vida y la muerte por Zul, Teresa se haba ocupado de
Esther, tena un rasguo de bala en el brazo por suerte era superficial con unos puntos quedara en una
cicatriz, aunque le haba sangrado bastante pero aquella inconsciencia no le gustaba. Cuando hubo
terminado con ella se uni al equipo para seguir luchando por la vida de Zul, tras dos horas largas y
pesadas, Vilches sali con su bata an ensangrentada mientras Nsona lo miraba aterrada.
Fuera los hombres en silencio, abatidos por lo sucedido, se sentaron alrededor de Vilches y
Massamba, Teresa de pie escuchaba las palabras mientras Mona pasaba directa al hospital, para sentarse
junto a Esther mirndola con gesto de pena.
V_ Qu pas?
Y como si fuera el relato de una pelcula, Massamba comenz a narrar con la voz linealmente triste
todo cuanto ocurri.
M_ Mwasi Maca llegar al camin, pero mwasi Esther se haba dejado la mochila en bwatu y volver, le
dola la cabeza y marear, eso hizo que se separara de mwasi Maca y quedar junto a Zul como cincuenta
pies, al momento de caminar para llegar al camin, yo mirar a mwasi Maca ella empezar a subir, no s de
donde comenzaron a caer balas, mataron al militar delante de mwasi Maca, nosotros al suelo y lo ltimo
que vi fueron sus pies salir por el camin que huy, disparaban y aprovechar Ngouabi mientras Yildas
cubrir, recoger a mwasi del suelo y Zul, nosotros huir los guerrilleros, seguir camin militar y dejar
marchar a nosotros. Lo peor ver a mwasi Maca herida, una bala seguro alcanzar, ella casi caer ver sangre y
gracias al militar poder subir pero ella no mover. Para suerte nuestra, la nia estar en el camin arriba.
Nosotros no saber que hacer, no tener nada para seguir a camin, y Zul estar mal, lo siento ziku, yo saber
que mwasi Esther odiar cuando despierte, pero no saber que hacer querer salvar a los dos lo siento no
poder llegar con las dos mwasis al camin
Un nudo en la garganta de Teresa, una exhalacin rota de Vilches un dolor compartido por todos,
Maca estaba herida seguro, la nia supuestamente bien, y Esther all, a ms de cincuenta mil kilmetros de
ellas, cuando se despertara sera horrible para ella, y para ellos decirle fuera cual fuera la verdad sobre
Maca.
V_ Habis hecho lo que os corresponda Massamba les dijo con el corazn oprimido ante los gestos
de los hombres serios y afectados.
Ma_ No nosotros no cumplir.
T_ Massamba, habis cumplido mucho ms de lo que podas o debais, os doy las gracias porque era lo que
debais hacer le deca con los ojos rasgados de lagrimas.
V_ Necesito saber algo algo de Maca necesito que Dvila nos diga algo
T_ No entiendo porque no nos ha llamado si Maca est herida no creo que pueda afrontar un vuelo de 13
horas.
V_ Depende deca pensativo mientras se rascaba la barbilla.
T_ Y si est en el aeropuerto?
V_ No creo recuerda que el avin es medicalizado all la podan atender mejor seguramente que en el
hospital.
T_ Dios mo Vilches y ahora qu?
V_ No lo s Teresa, francamente no s como va a responder Esther cuando se despierte, no s como lo va a
afrontar porque no sabemos el estado de Maca como para tranquilizarla.
T_ Dios mo
V_ Vamos a llamar a ver si ya de una puta vez Dvila ha conseguido encontrar algo con que informarnos.
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T_ Si voy mientras a ver si Esther se ha movido o algo no saba ni siquiera que decir al entrar vio con
ternura como era Mona quien le pona el pao de agua en su frente. Hola.
Si_ Solo llamar a Maca en susurros.
T_ Imagino le dijo formando un puchero en su barbilla. Sissou vamos al despacho de Vilches si ella o
Zul necesitan algo nos llamas en seguida.
Si_ Si.
Fuera mientras los hombres se sentan mal por haber fallado, las mujeres rezaban por Zul, pero en
un apartado, Massamba reciba el abrazo de Lula quien lo confes el miedo que haba pasado. El hombre
cerr los ojos sintiendo un gran alivio por primera vez en mucho tiempo, sinti que aquel abrazo calmaba
su dolor y su rabia contenida.
En la radio Vilches desesperado trataba de localizar a alguien, no haba manera, los hombres y
mujeres finalmente no pudieron tampoco aguantar las ganas de saber por la mwasi Maca y en silencio
esperaron noticias dentro del despacho todos de pie.
Cuando el tren de aterrizaje del avin, toc tierra, la ambulancia del Central llegaba con el horario
previsto, a pie de pista Cruz junto a Ral y Mnica, saban quien era la mdica que llegaba y se haban
ofrecido acompaarla an fuera de su horario de servicio. Estaban pendientes de que el aparato se
detuviera del todo cuando vieron atnitos como una nube de fotgrafos y cmaras sala no saban muy bien
de donde y aparecan como aves de rapia a la rampa trasera por donde haban dejado caer la pesada
bajada.
C_ Donde coo est seguridad! les grit a los responsables del aeropuerto que elevaron los hombros.
Ay que joderse!, vamos Ral.
Los mdicos bajaron primero a los nios, los flashes y las cmaras comenzaron a disparar y grabar
los pequeos se pusieron a llorar mientras los responsables de MSF acudan para acompaarlos hasta el
hospital, Cruz intercambi una mirada con una nerviosa Claudia quien les hizo una seal para que subieran
con rapidez.
Los militares hicieron un pasillo para que la ambulancia quedara a escasos centmetros de la rampa,
una vez lo tuvieron todo preparado llevaron con cuidado la camilla bajo la lluvia nuevamente de flashes y
voces que gritaban para sacar una buena instantnea de la doctora herida, la espaola herida en la Selva
Africana, los titulares estaban preparados, a esas horas en las redacciones buscaban la foto ms dramtica
para causar el efecto deseado.
A ms de cincuenta mil kilmetros de distancia Esther continuaba inconsciente, Vilches le haca toda
clase de pruebas sin ningn resultado, haba descartado cualquier enfermedad infecciosa, no haba fiebre
que as lo indicara, aunque tambin era consciente que en algunos casos la fiebre apareca muchas horas
despus, le haban limpiado la herida que estaba en perfecto estado, y tan solo le segua preocupando aquel
dolor de cabeza.
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V_ Voy a despertarla!, voy a tratar de hacerle reaccionar.
T_ Crees que estamos preparados? lo mir algo incierta.
V_ No lo vamos a estar, porque digamos lo que digamos, Esther no lo va a creer y adems, no puede hablar
con Maca, con lo cual va a sufrir un ataque de ansiedad, o de shock y no podemos hacer otra cosa ms que
estar atentos y apoyarla.
T_ Massamba y los chicos estn preocupados por su reaccin.
V_ Lo s si al menos supiera que esos dolores de cabeza en ella son habituales.
T_ Son demasiadas horas as.
V_ Si revis sus ojos. Hay actividad
La ambulancia haba llegado al Central, mientras Cruz se preparaba en la zona sptica a Maca le
hacan radiografas para localizar como estaba aquel muslo en su interior, y cuales eran las partes que poda
haber dejado afectadas, mientras se lavaba las manos no poda dejar de pensar en los momentos buenos
compartidos con ella en la Selva, as como aquella vez que haban llegado a un poblado repleto de muerte,
y al estar all les apareci la guerrilla, poda notar como an le producan un revuelo en su bilis, y como
Massamba les salv la vida a las dos, y como Maca, con valenta arrastr de ella lejos y sus risas
incontroladas al verse libres, y el miedo en los ojos. Y las palabras de quien en esos momentos se
encontraba en la camilla llegaron hasta ella fulminantes.
M_ Cuando vienes piensas que todo es una pelcula, que no puede ser tan brutal, cuando sientes las
balas correr tan cerca, sabes que es la puta realidad. Pero sabes?, quiero seguir creyendo que habr un
da en el que podremos trabajar en frica sin este miedo
C_ Maca susurr apenada.
Cl_ Cruz puedo pasar?
C_ Claro, te espero dentro.
Cl_ Vale.
La operacin termin con xito, duro algo ms de lo esperado por la meticulosidad de Cruz, la
pasaron a una habitacin de la UCI y la dejaron all mientras Cruz atenda la llamada de Rosario, la madre
de Maca quien se haba enterado por los altos jefes de la Organizacin que su valiente hija estaba en estado
grave.
Un quejido de Zul oblig a Teresa y Vilches a ir con l, le volvieron a poner otro gotero calmante,
la noche se estaba presentando dura para ambos, quienes agradecieron la ayuda de Sissou cuidando a
Esther. Estaban preparando algunas cosas para despertarla cuando pudieron escuchar su voz.
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T_ La vida es sencilla Vilches, nada ms hay que vivirla pero la complicamos los humanos, la
complicamos con nuestros aires de grandeza o de miseria, no busques explicaciones, cuando llegaron y
arrasaron con la vida de toda la que fue mi gente incluida mi madre y yo me pasaba las noches buscando
explicacin, haba una mujer mayor que me acunaba y deca, el reino de los hombres es el reino animal, un
hombre y un animal son lo mismo, tan solo les diferencia la inteligencia, y creme desgraciadamente para
nosotros, hay animales ms inteligentes que hombres. No le des ms vueltas Vilches, descansa hijo poco a
poco, paso a paso iremos solucionando esto.
V_ Parece que Maca est destinada a sufrir siempre.
T_ Ha sido muy feliz en estos meses, pero nos gusta ver la parte negativa se lo dijo con una sonrisa
tierna.
V_ Como siempre tienes razn le dej un beso en la frente. Y aunque no me lo digas s que sufres por
todo esto y por Brbara, y me da miedo pensar de cuanto podemos llegar a soportar.
T_ Que Dios nunca nos d a probar cuanto somos de resistibles al dolor. Venga descansa.
Haban pasado tres horas, Sissou se haba marchado a dormir por orden de Teresa, a los pies de la
cama Mona, Valiente y Ramn, hacan compaa a Teresa y Esther, quien segua dormida, tan solo de vez
en cuando un gesto y un leve movimiento de cabeza que eran calmados por la voz suave de Teresa.
En Madrid, junto a la cama de Maca se encontraba Cruz, esa amiga que a pesar de todo y de la
distancia segua sintiendo cercana, se haba movido levemente y haba emitido por debajo de la mascarilla
algn quejido y algn nombre que la cirujana saba perfectamente a quien haca referencia.
Levemente abri sus ojos, sus prpados pesaban demasiado para poder abrirlos a la primera. Cuando
los tuvo completamente abiertos y con la visin borrosa fue acertando a averiguar que era lo que haba en
su entorno, la boca la tena seca y una sensacin de que flotaba la embargaba. Fij la vista en el techo
durante unos segundos.
En la cama de aquel hospital reformado en la aldea, levemente Esther luchaba por abrir sus ojos, los
prpados parecan negarse a trabajar, pesaban tanto, notaba un pulso en sus sienes, los labios y la garganta
seca. Cuando por fin pudo abrirlos y an con la visin borrosa acert el lugar donde se encontraba, su
mente rpidamente lo descifr. Fij la vista en el techo durante unos segundos.
Aquel ruido de la mquina que Maca tena a su lado, termin de despertarla entonces lo comprendi
todo, cerr nuevamente los ojos y a pesar de que no se oy su voz, grit al vaco como si se estuviera
cayendo por un precipicio.
M_ Esther.
Un ronquido de Teresa, termin de despertarla comprendindolo todo, abatida cerr los ojos
dejndose llevar por el dolor, y a pesar de que no se oy en la aldea emiti un grito silencioso como si
estuviera en lo alto de una montaa.
E_ Maca.
En Madrid estaba amaneciendo, el fro de Diciembre comenzaba a dejarse notar en una intensa
nevada, Cruz miraba a travs del impvido cristal como la poca gente que caminaba por la calle trataba de
resguardarse, mientras su mente dibujaba el miedo a que en frica pudiera terminar sucediendo algo grave
para la gente de la aldea, necesitaba que alguien detuviera aquello, necesitaba que alguien pusiera freno a
tanta locura. Por el reflejo del cristal vio como Maca se mova, se gir rpidamente y se puso a su lado.
Antes de hablarle exhal un profundo suspiro saba que no iba a ser fcil controlar tantas emociones.
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C_ Hola cario, no hables todo est bien limpiamos bien la zona y la bala se quedo en un sitio donde
gracias a Dios no afecto movilidad los ojos cansados y cristalinos de Maca miraron alrededor. Te
hemos puesto sangre porque perdiste bastante en el trayecto hasta llegar al avin, prefiero que no hables ni
te canses Maca. S lo que me vas a preguntar, Esther est bien, tan solo sufri un rasguo en el brazo, le
han puesto unos puntos y todo en orden, a Zul lo tuvieron que operar porque salv la vida de tu mujer
sonri pero poda ver por su gesto lo mucho que estaba sufriendo con sus palabras, y un suspir
entrecortado se lo demostr. Maes est perfecta la he dejado en observacin porque quiero hacerle
pruebas, para quedarme tranquila.
Entonces los ojos de Maca derramaron sendas lagrimas por sus mejillas pasaron por la goma de la
mscara de oxgeno y se precipitaron hasta la almohada, como lo hace el agua de una cascada de manera
natural sin detenerse marcando bien el camino del dolor que senta en ese momento, de la tristeza, de la
soledad. Cruz sinti un dolor en su corazn, cmo podra evitar ese desespero que saba senta?
C_ Todo ir bien cario todo ira bien le bes en la frente ante la mirada asustada de Maca.
Y si Cruz afrontaba ese momento complicado, Teresa estaba a punto de afrontar el suyo, fue Mona
quien le advirti de que Esther estaba despertando, suspir tratando de encontrar la calma para poder
consolarla para encontrar las palabras adecuadas para hacerle comprender la inesperada situacin, ese giro
en sus vidas. Estaba amaneciendo tan lentamente como a Esther, se le estaban pasando por la cabeza las
imgenes de todo lo ocurrido justo el momento antes de perder la conciencia.
E_ Maca musit.
T_ Tranquila cario todo est bien tranquila.
La voz hizo que reaccionara, aquella voz no era la de Maca, ni la que le estaba poniendo paos en la
frente era ella, all estaba Teresa, y como si estuviera dejndose arrastrar por las imgenes en las que vio
como Maca resultaba herida justo antes de que todo se hiciera oscuro comenz a llorar.
T_ Cario tranquila por favor no te pongas as mi vida Maca y Maes estn bien mi vida mi vida
la abraz mientras la vea llorar desconsoladamente. Esther todo va a solucionarse cario, ya lo vers.
E_ Maca dnde est? mir a su lado donde la cama vaca le provoc un terremoto en su interior de
pnico desmedido.
T_ Lo siento est en Madrid, tuvieron que llevrsela.
E_ No no puede ser lloraba amargamente. No puedo estar sin ella Maca
T_ Ser por poco tiempo ya lo vers.
E_ Por qu Teresa?, por qu se fue?, por qu no me llevaron con ella? preguntaba herida y
desesperada.
T_ Clmate y te lo cuento todo pero tienes que calmarte no puedes perder los nervios Esther, tienes que
ser fuerte.
E_ No puedo no quiero Maca Maca
Mo_ Uhhh uhhh haba subido a la cama mirndola fijamente.
E_ Maca. insista.
Si_ Mami? la mir asustada al ver el ataque que tena mientras Mona la miraba con gesto triste y se
bajaba a apenada de verla en ese estado.
T_ Llama a Vilches por favor ya cario ya Maca est bien.
E_ Me mientes vi como la heran, estaba herida me mientes gimi con la cara ya repleta de
lagrimas mientras su brazo segua pegado al cuerpo con el vendaje.
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T_ No te miento Esther y por favor tranquilzate no puedes mover el brazo.
E_ Quiero que venga! volvi a gritar sentndose justo cuando entraba Vilches, al verlo lo llam
desesperada levantando su brazo. Vilches!, Vilches aydame t.
V_ Vale Esther tranquila voy a inyectarte.
E_ No quiero que me inyectes!, no quiero!, quiero ir con Maca!, por qu me separaron de ella, por que!
gritaba y lloraba al mismo tiempo.
V_ Dame diazepan.
E_ Maca no quiero quiero que me lleves con ella por favor Vilches.
V_ Esther escchame, quiero que te relajes vale?
E_ Maca Maes
V_ Todo est bien.
E_ Nada est bien.
V_ Quiero que ests tranquila a Maca la ha operado Cruz, me oyes?
E_ MACA! grit sin poderlo soportar echndose en la cama y dando vueltas.
T_ Aqu lo tienes, Esther hija ma.
E_ Tena que estar con ellas! gritaba cada vez ms fuerte despertando a Zul de su sueo.
V_ Ya est bien Esther, haz el favor de tranquilizarte.
E_ Quiero irme, me tengo que ir! hizo amago de levantarse ella.
V_ Estate quieta Esther tienes puntos en el brazo la oblig a acostarse.
E_ No sultame sultame deca histrica.
T_ Vale ya Esther me oyes!
Durante unos minutos dur el forcejeo, hasta que finalmente el sedante comenz a hacer efecto y fue
poco a poco entregndose al sueo ante el agotamiento de los dos que haban luchado por evitar que se
levantara de la cama. Se dejo vencer an con la respiracin alterada, con el rostro colorado del sofoco y
con una mueca marcada de rabia en su rostro deseando que fuera una pesadilla y al despertar, Maca y Maes
estuvieran junto a ella.
Ante un desayuno viendo atentamente la televisin, se encontraba una mujer, sus ojos se cerraron al
ver la noticia que la presentadora daba con total indiferencia, mientras las imgenes de la llegada de la
mdica herida pasaban por la pantalla, Cruz luchando con los fotgrafos, Ral empujando a uno de ellos
que se haba casi metido en la ambulancia:
El avin lleg anoche trasladando a los dos nios que tenan previstos y tambin, a una de nuestras
Mdicas que trabajan en aquel pas, sta lleg en estado grave tras ser abatida por la guerrilla en plena
Selva mientras haca su trabajo. Su nombre Macarena Wilson Fernndez, la hija de los famosos
bodegueros Wilson. Su estado a estas horas es grave temiendo los mdicos por su vida.
Se quedo el desayuno sobre la mesa, se dirigi a su habitacin cogiendo el bolso, el abrigo y sali de
su casa con el miedo en el cuerpo y las ansias de verla.
En un despacho Cruz mantena una acalorada discusin con el director de urgencias, a su lado
Claudia la observaba y entenda porque Vilches estaba tan enamorado a ella, porque la amaba tanto, era
justo lo que l necesitaba una mujer de carcter, valiente, decidida a todo y con las ideas muy claras.
C_ Mira me es indiferente lo que me digas, he dicho que no se van a dar noticias en ningn parte mdico y
no se van a dar.
Di_ Mira Cruz, es un tema que a todo el mundo interesa, es una mdica herida en el Congo que ha sido
abatida haciendo su trabajo, es la versin oficial y ni t ni yo vamos a cambiarla. Por si fuera poco es la
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hija de los Wilson, y todo el mundo est pendiente de la noticia, as que lo siento pero saldr a esa rueda de
prensa y dir lo que tenga que decir si no lo haces t que eres su mdico responsable.
C_ Que pronto te bajas los pantalones como si no conocieras a Maca, sabes que ella no estar de acuerdo
con eso, siempre se ha pedido su respeto a la intimidad, y no somos nadie para joderlo.
Di_ Cruz, lo siento, psame el informe.
C_ Es lo que quieren, es lo que a ti te interesa vender el morbo de la situacin, pero antes nadie quiere
saber nada, no quieren saber lo que hace all, solo la carnaza que va a vender una espaola herida en la
Selva le deca muy seria con tono duro.
Di_ No es mi problema.
C_ No, no es tu problema, pero esto es tu responsabilidad y nada ms te digo que te atengas a las
consecuencias que esto va a conllevar si lo haces, sabes como es Maca y sabes lo que ella quiere y no
quiere. Eso si, haz lo que te d la gana sin contar conmigo para ese circo que quede claro.
Di_ Cruz Cruz se march mientras Claudia segua all. T qu haras?
Cl_ Yo no participara en el circo que dice Cruz, ya es bastante que tenemos que hablar de los nios, deja a
Maca tranquila.
Di_ Joder los de la prensa me estn acribillando, los de Mdicos sin Fronteras tambin.
Cl_ Pues t no tienes autorizacin para hablar, Cruz tiene razn.
Di_ Bueno trabajemos con los nios que van a venir la representacin para protocolizar los pasos con ellos.
Por los pasillos Cruz apareca con gesto muy serio, sin duda era la parte que odiaba tanto, el dichoso
protocolo de noticias interesantes, antes de pasar por la habitacin de Maca, lo hizo por la de la pequea
Maes que ajena a todo, dorma placidamente aunque la enfermera le aseguro que no haba parado de llorar
que la haban tenido que coger en brazos, pero que era tal la desesperacin con la que lloraba que se haba
quedado encanada dndoles un buen susto.
C_ Tendr que llevarla con Maca, pero no est an para tener a la nia joder todo se complica!
reneg.
Ja_ Cruz puedo hablar un momento contigo?
C_ Claro Javier dime.
Ja_ Mnica me ha contado y quera saber que tal Maca.
C_ Bien, quiero que ests conmigo en la cura y siguiendo su caso, anoche no estabas de guardia y te ech
de menos.
Ja_ Debiste llamarme.
C_ No haba tiempo Javier.
Ja_ Vale lo que necesites lo sabes verdad?
C_ Gracias.
Ja_ Los dems bien?
C_ Esther, su mujer herida, y uno de los muchachos herido tambin pero vamos se rasc la frente
con problemas ya sabes.
Ja_ Tranquila, estoy segura que pronto pasara todo
C_ Gracias.
Agradeca que todo el mundo le diera ese apoyo pero ella haba estado all y saba lo que haba, ellos
tan solo lo seguan desde la lejana, suspir con cierta rabia por lo ocurrido, saba que a Maca no le iba a
hacer ninguna gracia pero ya todo cuanto poda hacer en cuanto a ese tema se refiere, lo haba hecho.
El da comenz para los habitantes de la aldea en frica con el ambiente enrarecido, la tristeza por la
marcha de Maca, se haba incrementado con el estado de Zul y los gritos desesperados de dolor de Esther,
los hombres sentan una profunda rabia por lo que haba pasado y a pesar que los mondeles no les haban
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reprochado aquello, ellos sentan que haban fallado, en un apartado Ngouabi lo hablaba con su maestro
Massamba, bajo la atenta mirada de Vilches.
Si_ Ziku radio le avis Sissou que vigilaba a Esther sin moverse de su lado.
V_ Melesi bingaka mami (llama a mami) le dijo mientras despus de ver como Esther dorma fue a su
despacho. Si?, hay alguien?
C_ Vilches soy Cruz.
V_ Cruz susurr su nombre con tanta necesidad que las ondas le hicieron llegar a la mujer un
sentimiento de terror en su voz.
C_ Cmo ests?
V_ Podra estar mejor pero y Maca?
C_ Bien, ha despertado, le he levantado un poco la sedacin la herida est bien y sus constantes todas
recuperadas, pero lleg mal Vilches creo que si tarda un poco ms no la cuenta.
V_ Pero ella es as, las cuenta todas sonri orgulloso.
T_ Cmo est mi nia? pregunt con los ojos enrojecidos por el llanto.
C_ Bien Teresa est estable y la operacin sali bien.
T_ Y su corazn?
C_ Bueno no lo lleva nada bien como es natural.
T_ Y Maes?
C_ Llora mucho yo creo que echa de menos estar con sus madres.
T_ Imagino pobrecilla neg con la cabeza.
C_ Venga nimo chicos. Esther? pregunt mientras se apartaba el pelo de la cara y dejaba reposadas sus
manos en las sienes.
V_ Pues Esther tiene un ataque de ansiedad de la hostia, le he tenido que dormir siempre he pensado que
de las dos ella era la fuerte, la que haba logrado enderezar a Maca a base de fuerza, pero veo que me he
equivocado la ha enderezado a base de amor y ahora me doy cuenta que lo va a pasar muy mal.
C_ Maca no ha hablado an, pero su mirada me lo dice todo.
T_ Va a ser duro, muy duro.
V_ Y las expectativas son malas Cruz hubo silencio. Cruz?
T_ Se ha cortado.
V_ Joder si es que vaya mierda!
T_ Bueno al menos sabemos que Maca est bien la campana de Louabi son. Empezamos el da
Vilches.
V_ Si dijo como si no tuviera fuerzas para ello. Sissou vente conmigo, quiero que se quede con Esther
Lula, Nsona no te muevas de aqu de acuerdo?
Ns_ Si Ziku.
V_ En cuanto termine vengo a revisar a Zul.
Z_ Zul estar bien habl con voz cansada an por el efecto de la anestesia mientras buscaba la mano de
su mujer.
V_ Gracias Zul le sonri marchndose de all.
Z_ Bonso kele na mwasis? (Cmo estn las mujeres?) su voz sonaba quebrada por el dolor y la tristeza.
Ns_ Mwasi Maca kele sika Madrid, ti mwasi Esther kubaka ti mvula ke dila (Mwasi Maca est en Madrid,
y mwasi Esther triste y est llorando).
Z_ Mono vandaka tendila, kansi yandi ve na kuwa (yo la proteg, pero, ella no lo va a entender) deca
apenado cerrando los ojos.
Ns_ Malembe yandi ata kele kubula, kansi, na nki ya beto kusodisa, ata kwonwa (tranquilo, ella ahora
esta mal, pero, con nuestra ayuda volver con ella).
Z_ Na Mianda ata zola (los espritus lo quieran) musit mientras Nsona le besaba la frente.
Ns_ Mono zola nge (te quiero).
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Z_ Mono ata (yo tambin) y sintiendo el abrazo de su mujer rompi a llorar.
Ns_ Zul susurr llorando.
Haberle fallado a la gente que confiaba en ellos, a la gente que tanto haca por sus hijos, por sus
mujeres, por ellos mismos, era una de las peores sensaciones que les quedaban, tanto era as, que se sentan
culpables por la separacin de las dos mujeres y en su foro interno, sentan que deban ser castigados por
ellas por aquel fallo cometido. Sin embargo aquellos pensamientos el convivir con Teresa, les haba ido
convenciendo que en la vida no se puede ser tan exigente con uno mismo, porque no dependan de ellos,
los consejos sabios de aquella mujer blanca, haban ido cambiando sus costumbres, ninguno pegaba a su
mujer, ninguno recurra a la violencia con sus hijos, aquella mujer sabia junto a Nmaba les haba hecho
reflexionar y fue Massamba quien primero lo entendi, despus de ver como violaban y mataban a su
mujer, de cmo le golpeaban una y otra vez, el que primero alz la voz entre ellos, pero an as, aquella
necesidad de hacer bien lo que los blancos les pedan y confiaban, y mucho ms en ese caso de Maca y
Esther, les haba afectado a todos, mucho ms al escuchar los gritos desesperados de Esther.
Haban pasado un par de horas desde que Cruz haba hablado con Maca, se haba duchado y aunque
era su da libre haba llamado a su suegra primero para tranquilizarla con respecto a Vilches y tambin para
pedirle que se quedara con la nia. Ante la puerta de la habitacin de Maca dud en como afrontar su
conversacin, saba que deba estar destrozada, porque ahora iba a comprender su miedo y sus mil
quebraderos de cabeza al tener a Vilches all solo. No saba si estaba preparada para ayudarla.
Entr con gesto sereno, la mir y pudo ver que mantena los ojos cerrados, pero al acercarse saba
que no dorma, quiz tan solo soaba con lo que no tena.
C_ Maca cario, cmo ests? Maca abri los ojos y la mir. Acabo de hablar con Vilches, Esther est
bien.
M_ No lo est susurr y a Cruz le cost entenderla por su garganta seca y sus labios tirantes.
C_ Voy a hacerte una analtica completa, y te cambiar el oxgeno, vas a tener que llevarlo un par de das
Maca asinti en el mismo momento en que entraba la enfermera. Alicia quiero que le hagas una
analtica completa y la pides urgente.
Al_ Voy a ponerle el calmante.
C_ Si, si. Ahora miraremos la herida, no tienes fiebre mir las notas que le pasaba Alicia de la maana
. Bien vas a comenzar por un poco de caldo quiero que te alimentes. Cmbiale el oxgeno Alicia,
ponle las cnulas nasales as estars ms tranquila Maca cerr los ojos y asinti.
Al_ Si has salido por la tele esta maana le dijo sonriente pero la mirada fulminante de Maca le hizo
mirar desconcertada a Cruz.
C_ Vale Alicia gracias. Es muy buena pero no sabe cerrar su boca a tiempo.
M_ Esther?
C_ Fsicamente est bien pero le han tenido que sedar Maca cerr los ojos y una lagrima cay, Cruz se
acerc a ella y le pas una gasa por las mejillas, despus otra por el labio. Vilches dice que bueno lo
que imaginas.
M_ Necesito hablar con ella.
C_ Lo siento pero las comunicaciones van fatal, adems, hasta que no te levantes de la cama no vas a poder
y eso, si no le pones ganas no va a ser pronto la miraba sonrindole.
M_ No quiero que piense que me ha pasado algo hablaba con dificultad y marc un gesto de dolor.
C_ Te duele mucho?
M_ El corazn s sonri de lado.
C_ Ah no tengo manera de llegar para mermarlo.
M_ Y Maes? pregunt algo aturdida.
C_ Llorando trata de pensar ahora en ti y en ella, necesita el calor de su madre.
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M_ No puedo dejar de pensar que he dejado a Esther en medio de una guerra trag saliva con dificultad,
se humedeci los labios con la lengua. Puedes dejar de pensarlo t?
C_ No, no puedo Maca pero trato de vivir por mis hijas, por m y eso vas a tener que hacer t. Espera voy a
mojarte un poco la boca y bebers agua vale?
Al_ Puedo hacerle el anlisis?
M_ Si no vas a hablar s le contest de mal genio.
Al_ Perdn.
Los ojos pesaban tanto como el cuerpo, era una sensacin extraa la cabeza le daba vueltas, le
mostraba imgenes que no poda entender, ella entrando a la soledad de la cabaa donde tantas emociones
haba compartido, con la cuna vaca, con el lado ausente de Maca, sintiendo un dolor penetrante en su
alma, notaba como sudaba, y como tiritaba a la vez, pero de pronto una mano apoyada en su frente hizo
que todas aquellas imgenes se volatilizaran y la calma se apoder de ella. Abri sus ojos tristes, abatidos,
apagados, y all estaba Lula mirndola con el entrecejo fruncido, con los labios apretados, Esther llor sin
poderlo evitar, no dijo nada se puso de lado, el brazo que tena bien le sirvi de apoyo, Lula entendi su
dolor y le habl.
Aquellas palabras fueron la excusa perfecta para romper a llorar, para dejarse llevar por el llanto
ahogado en su pecho, por sentir ese dolor que senta ante esa ausencia cmo iba ella a aguantar sin verla?,
cunto tiempo deba esperar?, esa pregunta era la que creaba una indmita desesperacin. Acunada por la
joven fue poco a poco ahogando su llanto para dejarlo en un sollozo repleto de soledad.
La nueva oleada de refugiados dio como resultado dos nios con heridas superficiales y veinte
personas deshidratadas, bajo el sol de justicia iban trabajando y como Massamba haba pensado se mont
el hospital de campaa que Esther haba comprado para que todo fuera ms cmodo menos duro. De vez
en cuando las mujeres entraban a ver a Zul que segua con Nsona y a ver a Esther, ninguno de los
hombres entr a verla, preferan que estuviera ms calmada para hacerlo. En esas estaban cuando la radio
son.
Si_ Ziku ziku radio cada dos horas iban turnndose para estar pendientes de la radio y esta vez le
toc a Siya.
V_ Melesi. Teresa ocpate de esta mujer por favor!, tiene una herida en el taln no va a poder andar
T_ Ve, ojal sean noticias de Maca.
V_ Eso espero pas y vio como Esther segua de lado sin decir nada con la mirada perdida mientras
Mona se haba tumbado a su lado. Si?
D_ Vilches, eres t?
V_ Hombre Dvila vives, no poda dormir pensndolo!
D_ Vilches no me toques los cojones que esto se est complicando.
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V_ No me digas? sonri irnico con un fuerte enfado.
D_ No voy a poder ayudaros Vilches lo siento no podemos llegar la situacin est en manos de los
militares.
V_ Ya, y los militares en lugar de defender a mi gente, lo que hacen es que huyen y an tengo que dar
gracias que no echaron a Maca del camin no?
D_ Hacen lo que pueden Vilches lo siento, pero no podis moveros, se han suspendido todas las salidas,
no hay aeropuertos, la carreteras se han convertido en una trampa mortal, las comunicaciones no funcionan
llevo dos horas tratndote de hablar, se han unido varios grupos de guerrilleros parece que les pagan bien.
V_ Y qu sugieres que haga?
D_ Huir hacia el sur, llegar a Liranga como sea.
V_ Dnde est la guerrilla?
D_ Por lo que intuyen estn por entrar en Sangha, aunque tienen blindada la entrada hacia la capital, lo que
se me ocurre es que podrais intentar llegar al ro y cruzar a la otra parte.
V_ Sabes los que somos Dvila? le pregunt tras pasarse las manos por la cara desesperado.
D_ S, lo s admiti nervioso.
C_ Dvila dime la verdad, crees que pueden llegar? Esther con las pocas fuerzas que tena se haba
levantado y se haba quedado escuchando en la puerta.
D_ S, parece que est vez estn muy bien dirigidos, as que me gustara que abandonarais la aldea hizo
una pausa incmoda, reconozco que la nica salida es pasar al estado de Cuvette, hacia Ntouku.
V_ All podra sacar a Esther a Espaa de alguna manera?
D_ Vilches, no s lo digas si no lo crees oportuno, pero dudo mucho que pueda salir de aqu en algn
tiempo, tan solo funciona el aeropuerto de la capital, ya sabes son ms de seis das por carretera porque los
otros aeropuertos estn cerrados y eso es una autentica locura mucho trayecto muchas posibilidades de
encontraros con problemas, estamos en conflicto y
Para Esther la conversacin ya no tena sentido alguno, ya no era importante su corazn se haba
detenido con la sola idea de pensar que no podra salir cunto tiempo?, no podra soportarlo necesitaba
saber de Maca, hablar con ella, decirle que la quera, que la echaba de menos, que no poda vivir sin ella, la
angustia fue creciendo notaba que se ahogaba, que se mora de tristeza poco a poco.
En el hospital, Maca segua entre el sueo de los sedantes, si bien Cruz haba retirado un poco la
cantidad, le haba dejado la suficiente como para que estuviera lo ms tranquila dentro de la intranquilidad
que saba senta, Claudia haba entrado pero al verla dormir, se haba marchado a tomarse algo, saba que
su madre haba estado junto a su hija, Rosario haba llegado de Jerez, no haban hablado casi tan solo le
haba besado y Maca haba susurrado cosas volvindose a dormir. Fue Cruz quien se la llev al despacho
para hablarle y tranquilizarla.
La puerta de su habitacin se abri lentamente como si dudaran a entrar, tras unos segundos por fin
se cerr, Maca mantena los ojos cerrados y pensaba con Esther, era inevitable por mucho que tratara de
tranquilizar su alocado corazn. Presinti que no estaba sola, los sonidos de unos tacones que pretendan
pasar desapercibidos pero que al no lograrlos la pusieron en alerta, abri despacio los ojos, tena unas
profundas ojeras, lade la cabeza lentamente an estaba algo mareada y se encontr con ella, all quieta a
su lado mirndola.
Hola.
M_ Hola musit sin poder evitar un gesto de profunda confusin.
Las palabras que haban volado por el aire una vez salidas de la radio, le llegaron directamente a su
corazn haciendo diana, puntuacin mxima para Dvila, doblegada Esther. Aquella diana toc una
campana, encendi la luz de emergencia en su interior y not como las fuerzas le fallaban como iba
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cayendo sobre sus piernas que se iban doblegando, poco le importaba en ese momento su mente le
empujaba a desaparecer realmente, que ms daba todo si las palabras de Dvila la estaban mandando al
infierno, desaparecer, dormir, hundirse en la ms pura oscuridad de donde resurgiera la imagen de su
mujer, pero ya ni eso le serva, necesitaba su tacto, su calor, su amor. Fue cayendo poco a poco de
igual manera que caan sus lagrimas, que caa en el vaco de su propio corazn, pero antes de tocar el suelo
unos brazos fuertes la sujetaron, la levantaron y le dieron el calor suficiente como para que abriera los ojos,
al hacerlo se encontr con una mirada tan triste, tan culpable, tan dolida que lo nico que pudo hacer y
quiso hacer fue abrazarse a aquel hombre que tanto le haba ayudado y que la miraba con un gesto repleto
de culpabilidad.
E_ Massamba
Ma_ Tranquila mwasi, tranquila la cogi en brazos dejndola sobre la cama.
E_ No voy a verla repeta con desespero.
Ma_ Massamba pedir perdn lo dijo con severidad, la que da ese sentimiento de haber defraudado a la
gente.
E_ Oh Massamba qu voy a hacer?
Ma_ Tratar de llevarla mwasi Massamba si debe dejar la vida, la deja pero reunir con mwasi Maca.
No fueron las palabras, ni siquiera el contenido en que unidas daban como resultado lo que tanto
deseaba, fue la mirada, fue la decisin, fue el sentimiento fue la amistad y lealtad lo que le hizo suspirar
profundamente an con su rostro rojo por los lloros, humedecido por las lagrimas, rgido por el dolor, y fue
tras el suspiro cuando volvi a abrazarse a aquel hombre que le ofreca su vida por reencontrarse con su
amor, tena derecho a hacerle sentir mal?, tena derecho a seguir dicindole lo mal que estaba?, las manos
grandes y fuertes de Massamba se volvieron suaves y tiernas para abrazarla, para transmitirle su pena por
lo acontecido para demostrarle que estaba ah que nunca estara sola.
Mientras Esther lloraba por su distancia, en la habitacin del hospital aquellos ojos clavados en los
suyos hicieron a Maca tragar un nudo en su garganta, no la esperaba all ni siquiera pensaba que poda
querer de ella, pero, los segundos que guardaron silencio, se les volvieron eternos.
Encarna dio media vuelta y se march con el corazn en un puo, al cerrar la puerta se encontr con
una mujer a la que reconoci al segundo de alguna fiesta compartida, lo mismo que la otra la reconoci a
ella, la mir algo extraada de ver que sala de la habitacin de su hija.
Se sentaron un tanto desconcertadas aquellas dos damas de la alta sociedad espaola, aquellas dos
madres que desconocan que el destino las haba unido. Se sentaron en las sillas de plstico, y durante unos
breves segundos guardaron silencio. Fue Rosario que segua sin entender como la Sra Garca sala con tan
mala cara de la habitacin de su hija.
Cuando entr en la habitacin se encontr con Maca envuelta en un llanto, se haba quitado el
oxgeno y respiraba con dificultad, llamando una y otra vez a Esther. A Rosario le dieron ganas de buscar a
Encarna y hacerle ver aquella escena, pero lo nico que fue capaz de hacer fue abrazar a su hija como muy
pocas veces haba hecho, sintiendo como le dola aquella separacin, para su suerte entr Cruz, quien le
oblig a ponerse nuevamente el oxgeno y tras tranquilizarse un poco le dijo:
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C_ Si sigues as te voy a sedar, y quiero que ests bien, porque tu hija te necesita te queda claro? Maca
asinti. No quiero que me digas que s y hagas lo que te d la gana.
M_ Tiene sus ojos sonri mordindose el labio mientras hacia un puchero. Cruz no entendi a lo que se
refera.
Ro_ Ha venido la madre de Esther apunt Rosario y Cruz hizo un gesto de negacin.
M_ Pero no le brillan como a mi nia
Su nia se haba vuelto a abandonar en la cama, con la mirada perdida con un escozor en el brazo, y
un profundo dolor en el corazn. As la vio Vilches que al salir del despacho y encontrarse con Mona
sentada a su lado acaricindole la frente, sinti como estaban ante un grave problema, y entonces sali,
solo par una vez haba salido de all, fuera el aspecto no era mejor, los refugiados seguan llegando, las
mujeres seguan ayudando, agua, comida y sombra, pero l senta que no poda ayudar a Esther, y entonces
se dijo para m mirando el horizonte.
V_ Mucho decirle que no se implicara con nadie, y mrate!, si pudiera ponerme a llorar lo hara muy a
gusto, qu hago, cmo ayudo a dos mujeres tan increbles como ellas?, reconcelo joder las quieres y
te duele ver lo que ha ocurrido tan injustamente hizo un gesto de rabia y llam a Teresa que se acerc a
l secndose las manos con el delantal. Por favor entra y habla con Esther, t sabrs que decirle, yo no.
T_ Tranquilo Vilches, hay que darle un poco de tiempo.
V_ No s cuanto tiempo disponemos Teresa no lo s
T_ El que sea, lo haremos lo mejor posible, ve descansa un rato, Sissou est trabajando muy bien. Voy a
hablar con Esther.
Al entrar la estampa segua siendo enternecedora y triste, contrajo la barbilla ladeando un poco la
cabeza, senta que iba a costar mucho hacerla reaccionar, as que suspir con fuerza y sigui el consejo que
momentos antes le haba dicho Nmaba. Se acerc a ella, cogi una silla y se puso al lado de la cama, Mona
la mir con tristeza su mami estaba demasiado triste, ella le acarici la cabeza y el animal mir
nuevamente a Esther.
T_ Hola Esther voy a revisarte la herida, hay que estar seguros que no se te infecta. Te duele?
E_ No musit con voz inaudible.
T_ Mejor empez a trabajar con su brazo mientras Mona se sentaba a los pies de Esther. Sabes una
cosa cario?, tienes dos posibilidades, una estar as como ests decada, hundida y sintiendo ese profundo y
comprensible dolor ante la ausencia de Maca y Maes, notando como pasan lentos los minutos, como las
horas se hacen interminables, pensando y pensando nada ms en Maca y dejando que tu corazn da a da
se vaya destruyendo por la apata a ese transcurrir de tu vida aqu la mir, Esther lloraba en silencio.
O. Puedes luchar como siempre has hecho desde que llegaste, da a da para conseguir estar lo mejor
posible, preparada para cuando puedas reunirte con ellas hacerlo de la mejor manera, involucrarte como
hasta ahora en todo para que el tiempo pase antes, porque cuando puedas hablar con Maca, no voy a
permitir que lo hagas en un estado lamentable como en el que ests, como en el que entiendo debes estar
porque ha sido un golpe muy duro Esther exhal un profundo suspiro, mientras seguan cayndole
lagrimas. Pero hagas lo que hagas, tomes la decisin que tomes, sabes que nos tienes a todos a tu lado,
eso si, los hombres tienen miedo a mirarte a los ojos, ellos se sienten culpables de esta situacin, las
mujeres les duele verte as, y los nios echan de menos a Maca pero tambin saben que ests y quieren
estar a tu lado termin de curarla, le acarici la cara y Esther se estrech a su pecho con fuerza
rompiendo a llorar. Llora todo lo que sea necesario, scalo de tu interior pero recuerda que Maca est
bien, la nia est bien y esto tan solo es temporal, y sabes que los hombres se sienten en deuda contigo y
harn lo imposible por ayudarte.
872
Haba entre ellas una hora de diferencia horaria y cincuenta mil kilmetros de distancia, pero tenan
dos cosas que las unan a pesar de todo, su amor y la Luna. Maca haba ladeado la cabeza hacia la ventana,
la vea y saba que Esther estara observndola de igual modo, y era cierto, Esther contemplaba la Luna y
suspiraba, las palabras de Teresa, las visitas de las mujeres llevndole comida, o simplemente una sonrisa,
la compaa de Mona, la de Nmaba que no hablaba tan solo le haca saber que estaba all que a pesar de su
soledad no lo estaba tanto, le haca sentirse mejor, estaba en frica y seguro que si la que estuviera en
aquella cama fuera Maca, tendra la fuerza de luchar da a da y tena un consuelo demasiado importante
como para dejarse arrastrar por la pena, saber que estaban vivas y pronto estara con ellas, se deba ser su
motor para levantarse y superar el dolor.
Aquella Luna le mostraba a Maca una luz que en otros momentos le pareca maravillosa, aquella
Luna le daba fuerza en las noches y ternura cuando la comparta con su mujer, pero justo en ese instante lo
nico que le daba era un profundo sentimiento de tener que aprender a pasar los das sola, lejos de Esther.
Y como todas las noches antes de que el sueo les venciera hubo un susurro.
M_ Te quiero Esther.
E_ Te quiero Maca.
Haban pasado dos lentos das, en el hospital la prensa haba esperado en la puerta para ver si alguno
de esos jefazos entraban o salan, si alguna amistad de las grandes llegaban a hacer visita a la Wilson, si
entraban o no ramos, cajas de bombones o ositos de peluche, pero como todo, cuando el peligro de muerte
pas, la noticia dej de ser noticia macabramente importante, y los periodistas se fueron como lo hicieron
las profundas preocupaciones de los altos cargos, funcionarios y estado, que de un da para otro olvidaron
que Macarena Wilson estaba en un Hospital herida de bala por un guerrillero en la Selva del Congo,
localizado en frica.
Estaba con su nia en los brazos sentada en un silln, las horas pasaban tan lentas, que se
desesperaba con una facilidad que hasta la asustaba a ella misma, haba discutido con su madre, no haca
falta que estuviera all vestida con la ropa del mejor modisto y temiendo que alguna de esas sillas le
dejaran la tela inservible, haba discutido con Cruz porque no le haba retirado el gotero, y finalmente su
mal humor fue a menos en cuanto tuvo a su pequea en los brazos, entonces, las lagrimas llegaron a
borbotones.
Aquellos dos das lentos y pesados, los haba pasado Esther en el hospital, no se haba levantado de
la cama, aunque s haba empezado a comer, Vilches le haba informado de cmo segua la situacin en la
frontera y si todo segua calmndose pronto abriran los aeropuertos. Pero ni an as haba logrado el efecto
deseado.
La maana llevaba buena parte ya transcurrida cuando la campana de Louabi comenz a sonar, los
nios al refugio, Nmaba y Bendi con ellos, Siya que se haba vuelto una experta en curar heridas, y Monwe
que trabajaba como la dems habindose incorporado como una ms de esa gran familia, les ayudaban.
Teresa sala del hospital cuando vio entrar la avalancha de gente.
T_ Dios mo susurr.
V_ Yildas Yildas cierra la puerta cierra la puerta gritaba como loco.
Yi_ Ngouabi vandaka nswalu (Ngouabi vamos rpido).
V_ Sissou te necesito aqu Teresa
T_ Vilches son demasiados.
La gente que entraba sedienta y hambrienta les estiraba de las ropas mientras gritaban:
_ Masa masa madya madya sambu Nzambi luzolo luzolo (Agua agua comida
comida por Dios piedad piedad).
D_ Ziku ziku gritaba.
V_ Qu pasa Dib?
D_ Nio nio
V_ Joder me cago en la puta hay que llevarlo al hospital rpido
874
Entraron a quirfano con el pequeo que no poda casi respirar, en su piel manchas de sangre, y
pareca desmayado.
Fuera del hospital el caos era terrible, las voces se confundan, un olor penetrante llenaba todos los
rincones de la aldea, la gente se haba amontonado algunos desmayados, otros sollozando, las mujeres
incluida Nsona no daban abasto para repartir agua, la gente agradeca aquel gesto, besaba sus manos,
lloraba al contacto con el caldo que en una gran cacerola Teresa haba preparado. Mona iba de un lado a
otro y cuando vea algo que no le pareca normal, aullaba, Teresa acuda y casi siempre tena razn.
T_ Brbara te ha enseado bien eh?, si es que es un cielo le dijo dndole dos golpecitos en la cabeza.
Mo_ Uhhhhhh abra los ojos como dndole la razn.
T_ Dnde estar esa cabra loca que no se comunica conmigo?
Mo_ Uhh, ahhhh, ahhh ahhh pareca enfadada. Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
T_ Vale oye solo ha sido un comentario, es una adorable cabra loca contenta!
Mo_ Uh se puso las gafas de sol nuevamente cruzndose de brazos.
Si_ Estar aqu.
T_ Vale Sissou, esta chica que Dios est de parto!
Si_ No dijo asustada.
T_ Llama a Vilches ay que me toca hacer de partera! que lo veo venir Massamba ven ven
Ma_ Mami la mir nervioso ante sus gestos.
T_ Pasa a la chica aqu Nsona toallas Lula aydame qu viene! qu viene!
V_ Quin viene? le pregunt Vilches mientras vea como Teresa se arrodillaba.
T_ Un nio una criaturita.
V_ Ests t, no?, voy con el nio Teresa no puedo dejar sola a Esther.
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T_ Pero Vilches hace aos que no asisto a un parto.
V_ No lo digas mujer, pobre chica, mira se ha desmayado del susto de una primeriza ayudndole a parir.
T_ Ay mi madre ay mi madre
Lu_ Malembe mami le sonrea.
T_ Si Malembe ya est! ya lo veo por mi madre como sale.
Lu_ Jeje rea ante los gestos exagerados de la mami.
Ns_ Ohhh beb deca sonriendo con lagrimas en los ojos.
Za_ Ay dao se quej el hombre al ver como la chica gritaba y dndose la vuelta y encontrndose con
Monwe que le sonri.
T_ Vamos el ltimo empujn pequea!, vamos venga Dios mo que cosa ms bonita si es un
nio
Ma_ Bravo mami bravo le dijo sonrindole mientras Teresa lloraba a moco tendido. Traer.
T_ Si
V_ Ya estoy aqu cmo ha ido matrona? le pregunt sonriendo.
T_ Bien lloraba sin parar.
V_ Anda anda sbete los mocos que estas quedando un poco mal.
Lu_ Mami ser la mejor.
V_ Eso hale sbele el ego.
Mientras todos seguan trabajando, Esther hizo un esfuerzo por enfrentarse a la realidad que viva no
a esos recuerdos repletos de amor, caricias, besos que ahora tanto le faltaban, era la hora de la verdad, no
poda dejar pasar el tiempo en un lugar como ese no se poda ser egosta, estaba para ayudar y eso era lo
que deba hacer, adems porque no poda dejar que el resto se sintieran ms culpables al verla, nadie tena
la culpa, le haban salvado la vida y eso era lo que quera agradecer, las palabras de Massamba dando su
vida a cambio de llevarla junto a su mujer, saba eran ciertas, y tampoco poda permitir aquello, as que tras
una exhalacin fuerte, apretando con su brazo bueno el maletn, sali junto a Vilches para seguir las
revisiones. Los hombres al verla aparecer soltaron un respingo, las mujeres una sonrisa y Mona fue hasta
ella aullando detrs Valiente quienes la abrazaron y la vigilaban sin descanso.
Apoyada la cabeza contra el respaldo del silln, dejaba caer los minutos, haba puesto la televisin y
la haba quitado con rabia, cuntas tonteras decan!, cuntas opiniones absurdas desde una silla daban!,
segn las noticias ya no exista tanta crudeza en el Congo, las cosas se haban suavizado bastante, y eso
ella no lo entenda qu era para ellos suavizarse?, que en lugar de matar a mil mataban a quinientos, s,
seguro que s. Hizo el esfuerzo con la muleta de levantarse, necesitaba ir al lavabo, agradeca que Cruz le
hubiera dejado ponerse un camisn diferente, no le gustaba ir enseando el culo a quien entraba, y al
recordarlo, sonri recordando cuando Esther le morda, o cuando Esther lo acariciaba, lo apretaba o
pellizcaba, suspir con fuerza, al terminar se lav las manos y volvi al silln, a recordar.
En la aldea haban sido siete horas intensas, como no haba comido mucho a Esther le pas factura el
ajetreo, y tuvo que ser Vilches quien le mandara descansar, ante el desbarajuste que tenan alrededor, lleno
de personas que no podan continuar el viaje hacia ninguna parte, Vilches esperaba las averiguaciones de
los hombres para saber realmente a que atenerse. En la cocina Esther coma pensativa.
Sali con la esperanza de poder escucharla, entonces vio que los hombres estaban todos en el pozo,
y que al verla, agachaban la mirada. Sonri de lado y se acerc a ellos mientras iba pensando en Julia.
E_ Hola les sonri, ellos la miraron serios. Quera deciros que gracias por salvarme, la verdad que no
s que hara sin vosotros si he estado mal no es porque piense que tenis culpa de nada, al contrario,
cuando me vaya para reunirme con Maca, os voy a estar eternamente agradecida, y no me gusta veros mal
por lo que ha sucedido, sois todos muy importante para m, y para Maca tambin, estoy segura que si
pudiera os dara las gracias. De acuerdo?
Ma_ Melesi mwasi.
E_ Melesi a vosotros, os quiero mucho de verdad.
Les entreg una sonrisa sincera que para esos momentos que estaba viviendo, a los hombres les hizo
sentirse aliviados en su propio reproche por la separacin de ambas mujeres. El problema fue cuando abri
la puerta de la cabaa, entonces toda la fuerza que haba mantenido mientras ayudaba fuera, se le vino a
bajo, notaba como la sangre flua con rapidez por sus venas y como le latan las sienes, cerr la puerta y se
apoy sobre sta. No poda mantener los ojos abiertos notaba como las venas se enrojecan preparando un
llanto que la estremeca, pero si los cerraba poda alcanzar el perfume de Maca llegando innato a ella,
como se meta por las fosas nasales, llegando a su cerebro, poda imaginar su recorrido para formar la
imagen de su mujer, poda escuchar sus carcajadas, y eso provocaba que se le erizara la piel. Abri los ojos
mareada, se acerc hasta la cama para sentarse, la roz como si al hacerlo pudiera romper el encanto, sus
ojos estaban repletos de lgrimas, y peor fue al encontrarse con la cuna, su hija, su pequea que tanto amor
le haba hecho desarrollar con un instinto materno que haba aprendido a compartir con Maca. Ambas
estaban bien, deba respirar tranquila, lejos de que les pudiera ocurrir cualquier desgracia, lejos de aquella
locura pero estaba tan sola que no poda alegrarse por nada, tan solo sentir la intensa pena en su alma, la
intensa soledad en su espritu en su esencia.
Entonces vio la mochila, la maldita mochila que le hizo volver y su maldito dolor de cabeza que le
priv de disfrutar aquel viaje con Maca, si no hubiera vuelto estara con ellas o quiz, estara muerta,
sacudi su cabeza no deba volver a pensar aquella circunstancia ya haba pasado y era intil hondar en
ella. Entonces record que Maca le haba dicho que llevaba algo en la mochila que en el avin le enseara,
suspir abrindola, all estaban las toallitas para Maes sonri, un bibern vaco, pero no vio nada ms, tan
solo trataba mientras revisaba aquello controlar el llanto. Haba una cremallera dentro que no haba abierto,
al hacerlo se encontr con una fotografa, aquella imagen supuso de quien era, el que para Maca a pesar de
todo senta como su hijo, lo mir y un nudo se apoder de su estmago, tena que volver y cuanto antes
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mejor un desespero comenz a apoderarse de ella, justo cuando se abri la puerta y Mona entr saltando y
abrazndola.
La otra parte de la pareja estaba ms o menos como ella, a duras penas poda masticar lo que le
haban llevado de cena, justo cuando entr una Cruz con gesto tan apenado como el suyo.
C_ Cmo ests?
M_ Cruz por favor djame que me vaya a casa.
C_ Si no comes cmo pretendes irte?
M_ No quiero estar aqu
C_ Maana te har unas pruebas si la herida y los tejidos estn bien te irs. Pero vas a necesitar que
alguien te cuide.
M_ Cmo puedes soportarlo Cruz?, me estoy volviendo loca no puedo dejar de pensar en que estn all
solos y
C_ Al principio es duro Maca, pero desgraciadamente a todo te vas acostumbrando, s que para Vilches
estar all es muy importante, a la vez que duro porque nos echa de menos, pero no puedo negarle que
est all la miraba con pena.
M_ No voy a soportarlo en las noticias dicen que ha mejorado la situacin pero no les creo.
C_ No ha mejorado mucho, no.
M_ Y a qu esperan para irse?
C_ Maca ahora ests bien y no te voy a engaar han cerrado las fronteras y los aeropuertos, es muy
posible que no se reestablezca el orden en algunos meses.
M_ No! susurr.
C_ Lo siento pero son las noticias que llegan.
M_ Y qu piensan hacer?
C_ Dvila les ha aconsejado que de momento esperen, si se sabe que la guerrilla avanza se les informar
con tiempo para que se vayan hacia el sur.
M_ Y se queden en la frontera? le pregunt casi fuera de si.
C_ S su voz tan solo fue un susurr cerrando los ojos y formando un gesto en su cara que demostraba el
mismo temor que Maca.
M_ Sabes que eso es un infierno?
C_ No hay otra opcin Maca as que quiero que lo tomes con calma, serenidad y sobre todo que no nos
pongamos nerviosas, ni histricas vale? se le llenaron los ojos de lagrimas.
M_ Joder
Le cost dormirse, pero lo hizo con la ayuda de un sedante, ya no tena goteros y poda ponerse de
lado para dormir, estaba luchando con una pesadilla, no poda controlar su miedo interior que por las
noches sala y se converta en protagonista de sus sueos. Vea mil veces la escena, Esther corra y ella le
gritaba pero de pronto desapareca, las lagrimas fluan por sus mejillas y el miedo se apoderaba de ella, en
la penumbra de la habitacin, unos ojos la vigilaban y murmuraban un tranquila que surga efecto. Maca se
abandonaba a abrazar a Esther aunque fuera en esas pesadillas.
En la cabaa de Teresa, la esperaba una Esther que haba tenido un ataque de histeria por la tarde y
Vilches le haba tenido que dar uno de los ltimos sedantes que quedaban. No poda dormir pero al menos
estaba tranquila, Ramn la vigilaba y cuando vio que entraba la mujer suspir.
E_ No puedo dormir.
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T_ Tranquila ya estoy aqu.
E_ No puedo estar sola all la cuna Maca
T_ Es un proceso vale?, no te exijas estar en perfecto estado, adems as no dormimos solas.
E_ No lo has conseguido, verdad? le pregunt decada.
T_ Cuesta un poco por las malas comunicaciones pero no nos vamos a rendir.
E_ Ya
T_ Gracias por hablar con los chicos, no sabes lo que te lo agradecen creo que les has quitado de un solo
golpe toda su rabia.
E_ Me alegro, la verdad es que es lo que siento deca abatida.
T_ Lo s. Bueno espero no pensar que eres Brbara no me vaya a pasar dijo abriendo sus ojos, Esther
la mir y sonri. Eso est mejor.
E_ Te gusta?
T_ Yo no tengo edad para estas cosas Esther.
E_ Nunca es tarde.
T_ Si, para todo hay un esta vez se me hizo tarde Brbara es una mujer excepcional, pero yo ya no soy
una jovencita.
E_ Quiz por eso le gustas.
T_ T crees? la mir de reojo.
E_ Si te ha visto con esos rulos y no ha salido corriendo tienes mucho ganado.
T_ Eres un poco borde no? le dijo seria con un punto gracioso.
E_ Lo siento sonri nuevamente.
T_ Mira lo que ahora me preocupa es como van a seguir las cosas no puedo pensar en m.
E_ Pues aunque te preocupe eso, puedes pensar en ti te mereces ser feliz.
T_ Lo soy.
E_ De otra manera yo nunca pens que podra llegar a serlo tanto.
T_ T lo dices por vuestros gemidos?
E_ No y s. No porque creo que Maca me ha llenado la vida de cosas, desde miradas, sonrisas, ese lado
suyo borde e insoportable, me ha enseado a confiar, a amar, a rer, a no tener miedo, el sexo ha sido
fabuloso, increble.
T_ Lo he entendido a la primera se acomod en la cama mientras Ramn tras un bostezo se enroscaba a
sus pies.
E_ Pero lo que me ha enamorado de Maca ha sido su interior, su forma de ser conmigo y con todos no
s quiz por eso me cuesta tanto pensar que voy a estar sin ella, sin sus abrazos, sin sus besos, o
simplemente sin sus locuras.
T_ Ser temporal.
E_ Y si no lo es? su voz reflej el temor.
T_ Claro que lo ser.
E_ Y si Julia aparece en su vida nuevamente?
T_ Te ha dado fuerte con Julia, eh?
E_ Lo intent estando aqu Maca, no s nunca he sido celosa pero si pierdo a Maca me muero y ya lo
intent Teresa.
T_ Y lo logr? Esther guard silencio. Pues lo mismo si se le ocurriera aparecer Maca est
enamorada de ti hasta las trancas Brbara lo dice as, no? pues olvida a la tipeja esa y haz el favor de
callar y dormir.
E_ Cuando una mujer se lo propone
T_ No lo consigue cuando el amor es verdadero y el vuestro lo es, pase el tiempo que pase
entendido?
E_ S.
T_ Pues duerme y nada de abrazos eh?
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E_ Lo mismo digo.
Ra_ Guau pareci l tambin despedirse.
Bajo la aparatosa mquina de radiologa, Maca esperaba que las imgenes reflejarn que su lesin
estuviera lo mejor posible para que la dejaran marcharse a casa, lo necesitaba, necesitaba la tranquilidad y
paz de su casa, estar con Maes y esperar a Esther. Pero cunto?, aquella pregunta le desesperaba no poda
hacer absolutamente nada, y aquella impotencia saba que la iba a volver loca.
Una vez los celadores la dejaron en la habitacin, se acomod cerrando los ojos y apartndose el
pelo de la cara, la puerta se abri y tras ella apareci su madre.
R_ Hola hija.
M_ Hola.
C_ Buenos das entr sonriendo con las radiografas en la mano. Buenos das Sra. Wilson.
R_ Buenos das Cruz, qu tal, cmo han salido las pruebas? le preguntaba con sincera preocupacin
sorprendiendo a Maca que la miraba incrdula.
C_ Mira Maca, la herida por dentro est bastante bien le mostraba la radiografa que Maca tambin
estudiaba atentamente. Bueno yo creo que una vez te curen y veamos como estn los puntos podras irte
a casa, no tienes fiebre, y la analtica ha salido bastante recuperada, la transfusin ha resultado positiva, eso
s, an ests floja y no puedes hacer demasiados excesos.
M_ Vale a qu hora me voy?
R_ Por qu tienes tanta prisa hija? la mir algo extraada.
M_ Porque me quiero marchar de aqu.
R_ Bueno has pensado qu vas a hacer?
M_ Cmo que, qu voy a hacer?
R_ S, t sola con la preciosidad de nia no puedes hacer mucho no crees? enarc una ceja de igual
manera que lo haca su hija. No has escuchado a Cruz?
C_ Ah tu madre tiene razn la mir haciendo un gesto de interrogativa. Si quieres puedes venirte a
casa Maca, hasta que ests recuperada creo que no deberas estar sola debes guardar reposo.
R_ Te agradezco el ofrecimiento Cruz, pero soy su madre y creo que me corresponde a m cuidar de mi
hija.
M_ Mam no pienso moverme de mi casa.
R_ Te lo he pedido a caso? la mir seria. Puedes por un vez en tu vida a callar la bocaza y dejarte
cuidar, ya no solo fsicamente, tambin estas emocionalmente mal y no voy a dejarte sola te queda claro?
le dijo enrgica.
M_ Clarsimo
R_ Pues ya est!
M_ Pues ya est! replic.
C_ Bueno pues entonces todo arreglado voy a hablar con Alicia si me disculpis para que te cure
esa herida y veamos si no hay inflamacin y esas cosas que t ya sabes
M_ Gracias.
R_ Dnde est la nia Cruz?
C_ Est en Pediatra le estn dando el bibern como Maca estaba en rayos.
R_ Puedo ir a verla?
C_ Por supuesto Sra. Wilson.
R_ Por favor llmame Rosario. Ahora vuelvo.
M_ Vale no entenda a su madre, y aquel cambio, ya le pareci extrao cuando le dijo que quera
conocer a Esther, al nombrarla su cabeza volvi a traicionarle. Joder qu estars haciendo ahora?
Cl_ Buenos das puedo pasar?
M_ Claro adelante.
880
Cl_ Cmo ests?
M_ Esperando si Cruz ve bien la herida me voy a casa.
Cl_ Estupendo.
M_ Si.
Cl_ Oye Maca has pensado que vas a hacer una vez te recuperes?
M_ Pues no por qu?
Cl_ Van a venir a hablar contigo los jefazos, estaban esperando que estuvieras mejor, te explico, ahora
mismo vas a estar un tiempo de baja y una vez saquen a todos los que estn all van a suspender toda
ayuda.
M_ Qu quieres decir?, no vamos a poder volver? la miraba intensamente.
Cl_ Al Congo por lo que parece no en bastante tiempo.
M_ T sabes cmo estn?, no me ha mentido Cruz, verdad?
Cl_ No te ha mentido pero la situacin es complicada, cuando yo me iba con Cruz, nos avisaron y an pude
salir con el camin militar, cuando me dijeron que venais vosotras pens que era una locura, por cierto
menudo viajito me diste!
M_ Yo? la mir sorprendida.
Cl_ Desde luego ya puede estar contenta Esther, ya nada ms que la llamabas no tenas otra obsesin
que ella.
M_ La sigo teniendo.
Cl_ Es perfectamente comprensible, no te castigues yo s que hasta que no la oigas no vas a estar tranquila.
M_ No Claudia, hasta que no la tenga aqu a mi lado no lo estar.
Cl_ Es verdad sonri con un halo de tristeza. Bueno a lo que iba, una vez te recuperes tendrs que
ponerte a trabajar lo has pensado?
M_ No no tengo pensado nada.
Cl_ Mira nos van a recolocar en el Central al menos hasta que el peligro haya pasado.
M_ A Esther tambin?
Cl_ Eso no lo s, s que a ti, a Vilches, a Carlos y a m, s.
M_ Joder y Esther?, y Teresa?, y los dems? su gesto era de una zozobra total.
Cl_ A Esther imagino que le ofrecern una plaza no s como estn de enfermeras, Teresa no es
responsabilidad de la organizacin.
M_ Mierda se quej. No puedo dejar de ver a Teresa ni a los dems son mi gente.
R_ Ya estamos aqu!, hola mami la nia guapa ya est bien alimentadita.
Cl_ Vaya modelazo.
R_ Dile me lo ha comprado mi abuela. Y a ti qu te pasa? le pregunt a su hija con ese tono que
Claudia poda reconocer en Maca.
M_ No nos van a dejar volver.
R_ Y qu esperabas?, volver ya Maca ahora tienes una hija y una hija de verdad de la que tienes que
preocuparte y cuidar, no te parece que es algo irracional volver?
Guardaron silencio, durante un rato estuvo con su hija en brazos hablndole de Esther, Rosario la
miraba y escuchaba y entenda que sin duda aquella mujer llamada Esther cuya madre no quera saber nada
de ellas dos, era especial, muy especial para su hija. Suspir y cuando entr la enfermera sali con la nia
al pasillo a pasear y dejarla dormir.
Al_ Hola.
M_ Hola.
Al_ Vengo a curarte.
M_ No me digas? no poda evitar su lado borde con Alicia.
Al_ Pues eso me ha dicho Cruz.
881
M_ Ya.
Al_ Te quito el vendaje vale?
M_ S a Maca la cabeza pareca que le iba a explotar solo pensaba en todo Esther all, si volva no le
iban a dar trabajo en el Central, tendran que trabajar separadas, turnos diferentes, lugares diferentes, todo
diferente, sera diferente tambin su relacin en Madrid?. La voz lejana de Alicia la rescat. Qu?
Al_ Que voy a echarte salino.
M_ Me lo vas a retransmitir todo?
Al_ Hija es que a ti no se como hablarte me das cada bufido.
M_ Oye no te pases.
Al_ No, si si yo no digo nada.
M_ Te llamas Alicia, no?
Al_ S dijo con cara de temor como si le fuera a caer una buena bronca.
M_ Alicia.
Al_ Qu? segua su mismo rostro.
M_ Hay plazas vacantes de enfermeras?
Al_ Aqu?
M_ S.
Al_ Estamos todas, aunque bueno nos vendra muy bien alguna extra, pero como estn en ese punto de
ahorrar la jefa de enfermeras est harta porque todo es pedir alguna ms y nada.
M_ Y t qu piensas?
Al_ Yo?
M_ S, t la miraba fijamente le gustaba aquella enfermera, imaginaba perfectamente a Esther
hacindose su protegida, y sonri al recordar la voz de Esther cuando enseaba a Sissou.
Al_ A m me encantara que pusieran a ms, as trabajara menos pero no lo digo por trabajar menos, lo
digo por el estrs, estamos muy estresadas.
M_ Ah.
C_ Qu tal tenemos la herida Alicia?
Al_ Pues yo la veo bien ahora la cicatriz se te queda fijo eh?, vas a tener ah un trozo un poco chungo.
C_ Vale Alicia.
M_ La de tiempo que haca que no escuchaba esa palabra.
Al_ Chungo?
M_ S, chungo sonri de lado.
C_ Tengo todos los resultados y visto lo visto le deca mientras examinaba la cicatriz. Creo que voy a
darte el alta despus de comer.
M_ Despus de comer?, no puede ser ahora?
C_ Tienes algo que hacer? la mir fijamente.
M_ No la verdad que no salvo esperar.
Al_ Esperar el qu?
C_ Alicia la medio ri.
Al_ Bueno bueno me voy
C_ La herida de fuera est bien, la de dentro?
M_ Sangrante, hemorrgica en estado de coma
Cruz neg con la cabeza, saba en parte porque se quera ir a casa, conoca ese estado en Maca ese
sufrir ella sola sin que los dems la vieran, y le estremeca la sola posibilidad de que a Esther le sucediera
algo, sera un golpe demasiado duro para ella, y eso la tena preocupada de verdad, tanto como que Vilches
estaba all, su otro yo eso la tena en una situacin extraa, sintiendo miedo por su marido, pena por su
amiga, tristeza por Teresa, pnico por todos. Esas razones eran las mismas por las que Maca quera
recluirse en su casa, pero la presencia de su madre le iba a trastocar su idea de auto flagelarse diariamente.
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Cansados, ojerosos, casi mugrientos, por el sudor, el polvo que se levantaba por las carreras de un
lado a otro, la sangre que algn de los refugiados traa, enterrar y quemar algunos que fallecan a pocos
metros de llegar, la desolacin ante lo que vean, la tristeza y el cansancio les tena abatidos.
Hubo un pequeo respiro donde tan solo haban una veintena de personas, fue el momento en que
Vilches aprovech para poder hablar con Massamba a solas bajo la sombra ambos echados en el suelo con
la espalda apoyada en la pared, y un refresco en la mano.
V_ Qu han dicho?
Ma_ Ayer y hoy decir lo mismo, estar mal y cerca.
V_ Deberamos irnos?
Ma_ Massamba no saber es peligroso todo pero si poder ir hoy, mejor que maana.
V_ Lo s miraba alrededor. Estamos incomunicados, y dejados de la mano del hombre.
Ma_ Como el nio sin familia.
V_ Otro problema ms Massamba, somos demasiado y adems un nio, y adems
T_ Vilches Vilches! apareca gritando como loca haciendo que Esther que sala de la ducha
acompaada por su inseparable Mona, la mirara con temor.
V_ Qu pasa? pregunt mientras los dos hombres se ponan en pie.
T_ Nsona Nsona ha roto aguas sus ojos mostraban angustia.
V_ Pero an no le toca!
T_ No.
E_ Qu pasa? lleg a ellos al ver el rostro de todos.
T_ Nsona.
Salieron corriendo hasta la habitacin donde entre Teresa y Sissou la haban llevado, Zul estaba
desesperado tratando de levantarse al escuchar los quejidos que por muy ahogados que pretenda Nsona no
salieran de su interior, era irremediable.
En el quirfano, los nervios se haban disparado, demasiada gente para poder trabajar en un parto
adelantado.
V_ Solo quiero aqu a Esther las dems fuera ponle un gotero Esther.
E_ De acuerdo, ya tengo la va.
V_ Tranquila Nsona se ve que esta muchachita tiene prisa por llegar al mundo.
Ns_ Oh ziku se quej.
V_ Duele lo s ahora vas a notar alivio tranquila.
T_ Vamos Sissou, dejmosles trabajar.
E_ Tranquila Nsona estamos aqu contigo y nada va a pasarte le sonri dejndole un beso en la
humedecida frente.
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Ns_ Melesi sonri an con gesto de dolor y tambin incertidumbre ante lo que le haba pasado. Pero
no llegar an.
V_ No pasa nada Nsona t tranquila. Bien Esther, esto viene complicadito as que preprame todo el
instrumental
E_ Claro.
Ns_ Ahhhhhhhhhhh.
V_ Bien grita todo lo necesario Nsona, no te cortes un pelo eh?
E_ Venga respira le pasaba un trapo por la frente.
V_ Bien vamos all se sent en el taburete mientras Nsona se coga al hierro de la mesa.
V_ Esther psame la esptula.
E_ Toma entonces la puerta se abri y apareci un dbil Zul. Zul qu haces aqu?
V_ Djalo Esther no podemos perder tiempo en discusiones
Z_ Nsona Nsona la llamaba mientras le daba la mano con gesto de dolor por sus heridas.
Ns_ Zul lo mir con los ojos vidriosos emocionada por tenerlo ah, en sus anteriores partos, no tuvo
ms que el fro del dolor.
Z_ Todo ir bien verdad ziku? pregunt emocionado haciendo que a Esther se le pusiera un nudo en la
garganta.
V_ De puta madre Nsona sigue mis instrucciones de acuerdo?
Ns_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh grit de dolor haciendo que Zul sintiera en su piel su propio dolor.
V_ No empujes ahora vale?
E_ Venga Nsona respira y aguanta aguanta
V_ Esther tijera.
E_ Si.
V_ Dale va libre al gotero.
E_ De acuerdo ya.
V_ Nsona empuja.
Ns_ Mmmmmmmmmmm apretaba la mano de Zul, apretaba los dientes, sus venas en la garganta
demostraban su fuerza para ayudar al mdico.
V_ Para vale muy bien Esther.
E_ Si.
V_ Prepara oxgeno.
E_ Vale lo mir preocupada.
V_ Empuja Nsona empuja.
Ns_ AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.
V_ Ya ya llega Zul otro ms y la tengosudaba nervioso la nia llegaba con ms dificultades de las
previstas.
E_ Vamos Nsona ya est casi venga sonrea.
Z_ Cario respiraba fatigado como si l estuviera haciendo la fuerza.
V_ La ltima Nsona la ltima vamos.
E_ Eso es muy bien Nsona.
Ns_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh pareca que iba a desfallecer tras incorporarse un poco volvi a caer
sobre la camilla respirando trabajosamente.
V_ Ya aqu est la nia pronto rompi a llorar. Esther
E_ Es una nia preciosa deca sonriente mientras Zul lloraba al ver como se la ponan sobre el pecho.
V_ Tengo que coser, lo siento Nsona pero la tortura no ha terminado.
Ns_ Nsona ya no notar deca llorando mientras Zul le besaba la frente y miraban a la nia an con los
restos del parto.
E_ Dejarme que la lave y os la doy. Hace falta oxgeno?
V_ No est nia es fuerteaunque la vamos a tener que vigilar.
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E_ Si.
V_ Bueno ya sabis como le vais a poner? les pregunt mientras Esther esperaba que se la dieran.
Ns_ Si ziku.
V_ Rodolfa? pregunt divertido.
E_ Vaya tela Vilches pobrecilla.
Ns_ Poner Maca dijo mirando a la nia y despus a Esther mientras le daba la mano. Maca.
E_ Gracias le dijo apretando la mano mientras lloraba. Le va a encantar.
Tras arreglar a la nueva pequea, fue presentada en sociedad, Maquita como la bautiz Teresa fue la
atraccin por algunas horas, hasta que el pequeo nio despert con llantos enfurecidos y tuvieron que
ocuparse de l tratando de calmarle, tratando de que los dolores fueran menguando, y mientras lo trataban
all de pronto se puso Monwe Esther mir a Vilches, Vilches mir a Esther, y Teresa mir a los dos.
Nuevamente comer, nuevamente la lucha para que aquella inspida comida pudiera ser terminada por
Maca, protestas, mal humor, rabia, ira, todo se haba mezclado tras la visita de los ms altos cargos de su
organizacin dicindole lo orgullosos que estaban de ella, y ella que les plant cara exigindoles que
movieran el culo y sacaran a la gente de all, que miraran un poco ms por los suyos y dejaran tanta
hipocresa. Rosario sonrea porque su hija tena una fuerza y un coraje increbles, pero tambin saba que
estaba muerta de miedo ella mejor que esos dos tipos trajeados saba que poda estar ocurriendo all y sin
duda, el pnico se reflejaba en su cara cada vez que hablaba de ello.
A Maca se le aceler el pulso, le empezaron a temblar las manos, los ojos se llenaron de lagrimas y
su boca se entreabri pareca que iba a morir de un momento a otro, todo su mundo se haba desvanecido,
era Esther, la voz de su Esther all susurrndole no la poda ni ver ni tocar, pero era ella. Esther.
A Esther quien estaba con el ordenador encendido una vez finalizaron con los problemas del nio, y
dejaron tranquila a Nsona para que pudiera descansar, una vez haba pasado el susto y la aceleracin la
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adrenalina pura, como siempre le daba el bajn el momento de ver de darse cuenta que estaba sola, que iba
a la cabaa y all no estaba Maca para darle un masaje, o para decirle que lo haba hecho bien, o
simplemente para abrazarla y relajarla. Ni tampoco estaba Maes para tomarla en sus brazos y compartir los
momentos con Maca. Con las lagrimas saliendo de sus ojos con total libranza miraba las fotos, a su lado
Mona comiendo un pltano y al otro lado, Valiente con el camisn de Esther de encaje negro. Cada vez que
apareca Maca, ambos animales aullaban despacito, lo mismo que aullaba su corazn llamndola, y era as
como sin ms pasaba la yema de su dedo por la pantalla sobre la cara de Maca, sobre su boca tan sensual,
sobre su nariz larga pero perfecta, sobre su cuerpo que haba devorado veloz y lentamente, estaba all en la
pantalla, pero no estaba a su lado para acunarla.
T_ Esther rpido!
E_ Qu pasa ahora? en su rostro se mezclaba la tristeza con el cansancio, dej a un lado el ordenador y
se levantaron los tres de la cama.
T_ Acompame sus ojos la delataron.
E_ Maca?
T_ S sonri ampliamente. Pero nada de llorar, ni nada de mostrarte mal por favor Cruz dice que
est muy triste.
E_ Vale vale corra.
T_ Esprame le deca corriendo tras ella con dificultad.
V_ Si Cruz, de acuerdo ya se pone ella. Va a buscarla pero escchame est bastante mal de animo as que
trata de cmo sea hacerle ver que ests bien y que la extraas pero no le cuentes la cara que tienes, ni tus
ataques de histeria, vale?
E_ S, claro deca nerviosa.
V_ Te dejamos intimidad.
T_ Pero fue a protestar.
V_ Teresa
T_ Dale un beso de mi parte y dile que la quiero
Y as se haba quedado all sintiendo un fro extrao, era la primera vez que iba a hablar con ella sin
tenerla delante, senta que su corazn trotaba desquiciado, que le sudaban las manos y se le secaba la boca.
No quera llorar pero las lagrimas las tena al borde de los lagrimales, estaba a punto de ponerse a gritar,
pero deba contenerse.
Cuando oy la voz de Cruz que tras apretar el botn puso en marcha el sistema del ordenador, su
cuerpo se eriz de pies a cabeza, se tens como la cuerda de un violn, sus ojos parpadearon
insistentemente esperando escuchar la voz, esa voz que la volva loca.
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E_ Maca Maca mi vida te echo de menos no pudo evitar decirlo mientras la congoja le suba del
estmago hasta su garganta.
M_ Yo tambin pero debemos ser fuertes cario seguro que estamos juntas pronto.
E_ Si, seguro que si los chicos lo estn intentando quieren llevarme donde sea.
M_ Esther cario, prefiero que te quedes si es ms seguro, que no te arriesgues no me lo perdonara nunca.
E_ Maca le susurr totalmente dependiente a ella. Te quiero tanto.
M_ Y yo, no lo olvides, s que va a ser ms duro para ti ah pero piensa que hagas lo que hagas, yo estoy
a tu lado vale? le dijo con los ojos repletos de lagrimas.
E_ S frunci los labios, se le form una arruga en la frente por el dolor que senta en ese momento por
querer controlar y no poder el llanto. Y t igual mi vida, por la noche cuando me acuesto murmur un te
quiero como solamos hacer.
M_ Yo tambin se mordi el labio inferior tratando de controlar un ligero temblor que se haba
apoderado de l.
E_ Lo siento en mi corazn a pesar de la distancia y estoy segura que pronto estar contigo trat de
mostrarse serena a pesar de sentir como volaba su corazn a mil por hora.
M_ Cmo estn los dems? pregunt dndose una tregua entre tanta efusividad.
E_ Tengo algo que contarte se movi un poco en la silla retirando con sus manos las lagrimas que tena
en los ojos. Nsona ha tenido la nia.
M_ Ya? hizo el mismo gesto con sus manos que anteriormente lo haba hecho Esther, limpiar sus
lagrimas y preocupada agreg, pero si no le tocaba an.
E_ No, pero la nia ha nacido fuerte, quiz nos equivocamos un mes y es ocho mesina.
M_ Y cmo es?
E_ Muy guapa y sabes cmo se llama? sonri imaginando la emocin que iba a causar en ella.
M_ Cmo?
E_ Maca se llama Maca.
Su rostro no pudo evitar una mueca repleta de emocin, sin duda aquella gente era especial, y por
eso le daba ms rabia haber escuchado de los jefazos sus palabras, no se puede ayudar en esas condiciones,
dejando al amparo de los guerrilleros lo que pudiera ocurrir.
E_ Ests ah Maca?
M_ S sonri emocionada.
E_ Quiero que ests tranquila, que lo tenemos todo bajo control, no va a pasar nada vale? le deca no
muy convencida aunque trat de reflejar total seguridad. Quiero que te recuperes bien cario.
M_ Me muero de ganas por verte.
E_ Y yo sonri triste. Y Maes, me echa de menos?
M_ Muchsimo llora y las enfermeras no saben que hacerle no saben que le falta la nana desafinada de
su mami sonri.
E_ Que mala eres sonri tambin mezclndose su sonrisa con las lagrimas. Teresa me ha dicho que te
diga que te quiere mucho.
M_ Dale un beso fuerte de mi parte.
E_ Vale
C_ Chicas lo siento pero os queda un minuto dijo algo consternada por tener que mediar entre ellas.
E_ Maca promteme que te vas a animar y a recuperar bien.
M_ Y t promteme que te vas a cuidar mucho, sabes por qu?, porque te necesito mi vida, la vida sin ti
no vale nada lloraba sin esconder su dolor. Te necesito y te quiero como jams he querido a nadie.
E_ Yo tambin, quiero que no lo olvides nunca, que no olvides lo mucho que te quiero, pase lo que pase no
lo olvides.
M_ Volveremos a hablar pronto y seguro que entonces ya sabemos cuando vienes.
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E_ Seguro que s, por favor cuidaros mucho Cruz cudamela
C_ Tranquila Esther
M_ Te quiero Esther te quiero mucho.
E_ Y yo Maca todas las noches hasta que estemos juntas de nuevo, piensa que te quiero por favor.
M_ Lo mismo digo.
E_ Vale ya joder que menudo drama estamos teniendo.
M_ Si sonri con pesar. Es cierto.
E_ Nos libramos que no est aqu Vilches sonri.
C_ Oye Esther cudamelo t eh?
E_ Descuida as lo har.
M_ Te quiero mi vida se empez a escuchar un pitido que daba por finalizada la conversacin.
C_ Venga Maca.
M_ Joder joder! exclam repleta de rabia.
No pudo decir ms, se aferr al cuello de su amiga a llorar, le haba encantado hablar con Esther
pero de la misma manera le haba hecho recordar todava ms intensamente su dolor, mientras lloraba la
llamaba, y Cruz no poda evitar en su gesto la pena.
Por su parte, Esther se haba quedado con los brazos sobre la mesa cruzados, y sin poder hacer ms,
se entreg al mismo llanto que Maca tena, a ella fue Teresa quien la trat de consolar, pero sin palabras
porque no las haba, tan solo con un abrazo con el tacto, con el cario de amiga, de madre.
Dos das ms haban pasado para una y otra, ambas parecan dos fantasmas, tan solo Esther
reaccionaba cuando haba que trabajar, y desgraciadamente el trabajo se les estaba multiplicando por das.
Las comunicaciones seguan del mismo modo, a penas podan hablar con Dvila y mucho menos haban
podido volver a comunicarse con Maca ni Cruz.
Aquella noche frente a la fogata, Vilches y Esther se haban quedado solos, a ambos la incertidumbre
del da a da los estaba volviendo ms vulnerables que al resto, porque no vean salida a pesar de no
reconocerlo, era tal como lo sentan y ambos tenan su vida en Espaa.
E_ Otro da ms sin poder hablar rompi el sonido del crepitar del fuego con su voz apesadumbrada.
V_ Si
E_ Cmo conociste a Cruz? le pregunt tras dar un trago a ese otin funfun del que no soportaba el sabor
pero le ayudaba a olvidar aunque tan solo fuera unas horas.
V_ La conoc en quirfano, sus ojos me perdieron me dio una bronca porque llegue tarde a pesar de ser
yo el director sonri de lado moviendo en el vaso su bebida.
E_ Se le ve una gran mujer, Maca habla muy bien de ella siempre.
V_ Si, ellas se llevan muy bien dio tambin un trago de la misma bebida. No te emborraches
demasiado, solo lo suficiente.
E_ Vale, lo tendr en cuenta resopl fuertemente.
V_ Saldremos de aqu, tranquila
E_ Sabes lo que pienso Vilches?, que la vida me est demostrando con hechos todo lo que yo no crea.
V_ Cmo qu?
E_ Quieres saberlo? lo mir divertida. Te voy a aburrir.
V_ No me interesa estoy por estudiar psicologa femenina, sois un portento los hombres no pensamos
tanto y las mujeres llegis a conclusiones muy interesantes.
E_ Pues yo pensaba que el amor verdadero ese que te hace sentir en una nube, que a pesar de que pase el
tiempo perdura, que puedes sentir que te mueres si te falta esa persona a la que amas.
V_ Que sientes como quema el corazn.
E_ Si, y notas como la sangre se hace ms lquida y lo golpea una y otra vez.
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V_ Haciendo que sientas que duele.
E_ A pesar de que digan que no duele el corazn le dijo enarcando las cejas y poniendo gesto muy serio
. Pues en todo eso yo no crea, cuando tuve novio pens que la vida era eso que l me ofreca, pero yo
que soy una soadora irremediable, no poda soportar esa vida, cuando lo perda de vista me alegraba, me
tranquilizaba.
V_ Y ahora sientes morir.
E_ Exacto, ahora lo nico que quiero es marcharme de aqu, poder abrazar a Maca, tan solo pido eso
Vilches, abrazarla deca llenndose sus ojos de lagrimas.
V_ Te entiendo yo he tenido otra mujer con la que me cas, despus nos divorciamos y me le con otra,
pero nunca sent lo que siento por Cruz, jams me he sentido tan vaco como cuando no est a mi lado y si
no fuera que amo tanto esta tierra y esta gente te aseguro me volvera loco.
E_ Yo creo que s se puede uno volver loco de amor se limpi la cara con el dorso de la mano.
V_ Completamente de acuerdo.
E_ Yo no puedo dormir, cierro los ojos y me duele todo porque no est a mi lado.
V_ Es que Maca es mucha Maca.
E_ Maca lo es todo, significa todo para m. Maca es el centro de mi Universo y sabes?, quiero que lo sea
toda mi vida no s lo que me queda de ella, pero la quiero ah justo ah en el centro siendo ella la
protagonista deca con rabia, con contundencia y mucho dolor.
V_ Yo siempre pens que Maca era un caso perdido ya, pero t has conseguido lo que nadie, y te aseguro
que si t sientes esto, ella siente lo mismo por ti.
E_ Lo siento si, ella me lo hace sentir a pesar de la distancia dio otro largo sorbo.
V_ Damos pena Esther.
E_ Si totalmente de acuerdo Vilches apoy su cabeza en el hombro de su compaero de penas.
Dime la verdad crees que podremos salir de aqu?
V_ Como maana no nos vamos a acordar te lo dir, no.
E_ Yo tampoco, pero me conformo si puedo hablar con Maca.
V_ Yo tambin.
E_ Pero lo estamos haciendo bien, no?
V_ S Esther muy bien.
E_ A Monwe ese pequeo le est devolviendo la sonrisa.
V_ Si, pero en el caso que tengamos que salir cagando leches, somos demasiadas personas para hacerlo
con un camin y una cafetera.
E_ Ay la cafetera que lindos recuerdos me trae Dios cmo me re despus, claro! acentu levantando
el dedo al aire. Con la goma en el tubo aquel, debiste ver la carita de mi nia era para comrsela pero
entonces a m no me gustaba.
V_ As es la vida porque ahora te gusta demasiado.
E_ T lo has dicho.
V_ Brindemos por las dos mujeres ms maravillosas que pudieron tocarnos en la vida.
E_ Por ellas alzaron sus vasos y dieron el ltimo trago. Por ellas.
V_ Por ellas.
Se quedaron un buen rato ms all mirando las estrellas y aguantando una fina lluvia tan suave que
les gustaba el roce en su piel, total irse a la cama para dar vueltas aorando su pareja daba lo mismo, al
menos all podan contemplar la maravillosa noche que les estaba regalando quien contrariamente tanto les
estaba haciendo sufrir. frica.
Una semana despus de aquel brindis, mientras ellos se preparaban a afrontar su da, en Madrid, en
el cuarto de curas una Maca cabreada con el mundo entero esperaba a que Alicia junto a Cruz terminaran
de curarla:
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C_ Mira Maca as no ganas nada, no podemos hablar con ellos y mientras sigan as no vamos a poder.
M_ Claro y tengo que quedarme tan tranquila, no?
C_ Pues as no adelantas nada, no s como tu madre te aguanta.
M_ Perdona, no s como la aguanto yo a ella, deberas ver como me ha puesto la casa de juguetes, de ropa
y de muecos, Maes no necesita nada de eso, necesita a su madre Alicia la escuchaba atentamente.
C_ Pero su madre est en frica y con tu mal genio no ayudas Maca, no ayudas.
Al_ Ya est Cruz.
C_ Bien esto est perfecto, una semanita ms y te quito los otros, deberas empezar con la rehabilitacin.
M_ En casa hago.
C_ Pero en casa no se hace igual que aqu la mir un poco harta de ella.
M_ No puedo ms Cruz est angustia me va a matar.
C_ Lo que necesitas es trabajar.
M_ Lo que necesito es a Esther.
C_ Pesada Dios!
Alicia las miraba a una y a otra sin entender pero sacando sus propias conclusiones, as que cuando
salieron fuera de la sala de curas esperando que volvieran para sacarle sangre, Alicia le pregunt con algo
de temor.
Al_ Es lesbiana?
C_ Y esa pregunta?
Al_ Es que si no te la hago reviento, solo habla de Esther.
C_ Vaya te has dado cuenta! protest algo alterada y Alicia se tap un poco con su carpeta. Perdona
es que me tiene atacada como si solo ella tuviera all a alguien, joder, no s que va a pasar si les ocurre
algo.
Al_ Esta maana no han dicho nada Cruz.
C_ Que no lo digan en el telediario no quiere decir nada le deca tajante.
Al_ Solo era por animar le dijo a modo de disculpa.
C_ Gracias es que Maca me saca de quicio.
Al_ A m tambin sonri. Pero no se lo digas.
Nuevamente la campana, nuevamente los gritos, as se despert Esther con un tremendo dolor de
cabeza otra borrachera no era lo que ella quera, pero era lo que le ayudaba a pasar las horas, se acostaba
con Teresa y la mujer preocupada por ella ya no saba que hacer, as que siguiendo las instrucciones de
Vilches la dejaron perderse por las noches. Trataba de encontrarse al despertar, aquel maldito sonido,
aquella maldita campana que le deca ms barbarie, ms peligro, ms dolor. Se levant y al salir se
encontr nuevamente con la aldea llena, sangre, gritos, lloros, suplicas, dolor sinti que su estmago
como todas las maanas que se deba enfrentar a aquello le avisaba que estaba al borde del ocaso, deba
salir corriendo y vomitar, se lavaba lo ms rpido posible y con maletn en mano, ojeras profundas y casi
siempre gesto de rabia pero concentrado ayudaba a Vilches, curaba por si misma, mandaba a Sissou,
renegaba e insultaba a diestro y siniestro.
Los nios fueron cambiando sus llantos por gesto de asombro ante unos vasos blancos con un
elefante y unas orejas que ellos no haban visto jams, lo miraban tan extraados como aquella mwasi
mondele que los llevaba con una sonrisa enorme, y que les hablaba de forma muy rara, tan rara como la
mona que la persegua, y como el mono que daba volteretas con su vestido de encaje. As entre los
animales, los vasos y Esther, consiguieron calmar los llantos, mientras Nmaba ayudaba a morir a aquel
anciano que haba luchado por llegar pero se haba quedado sin vida a mitad camino.
C_ Adelante.
Ca_ Se puede? asom la cabeza un sonriente Carlos.
M_ T qu haces aqu! le espet con rabia ponindose en pie y haciendo un gesto de dolor al andar sin
muleta.
C_ Maca por favor sintate le dijo cerrando los ojos.
Ca_ Vaya bienvenida parece que estamos destinados a encontrarnos eh Maca?
C_ Carlos cmo has llegado?
Ca_ Pues sal desde Brazaville, la verdad que all no hay problemas.
C_ Claro pero el problema es llegar.
Ca_ Siguen en la aldea? su gesto mostr una sincera preocupacin.
M_ S, porque los pringaos son los que lo pasan mal.
Ca_ Qu quieres decir Maca?
C_ No quiere decir nada la mir seria.
Cl_ Anda vamos Carlos, y me cuentas.
C_ Quiero ver a los nios tengo muchas ganas.
Cl_ Si. Hasta luego chicas.
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C_ Adis.
M_ Cabrn
C_ Vaya cario le tienes.
M_ Debas ver como le echa los tejos a Esther el muy cabrn.
C_ Bueeeeeeeeeno! se quej.
M_ Me voy a casa, necesito estar con mi hija, hoy tampoco parece que podamos, hace una semana Cruz,
una semana que habl con ella, llevo catorce das sin verla sabes lo que es eso?
C_ Quieres que te diga cunto tiempo llevo yo sin ver a Vilches?
M_ Lo siento a veces se me olvida.
C_ Maca te dije que si pierdes el norte, ests derrotada por el paso de los das, no puedes estar as
entiendes?
M_ S, pero cmo hago?
C_ Pues como yo asumiendo que estn all y que todo va a ir bien confiando que as sea, de lo contrario
nos volveremos locas y no podemos Maca
M_ Ya
C_ Oye hace das te quera comentar sabes algo de la madre de Esther?
M_ Nada desde el da que vino no se nada debe estar muy ofendida.
C_ Dale tiempo.
M_ Poda interesarse por ella no?, digo yo porque si no quiere hablar conmigo podra hacerlo contigo.
C_ Bueno vamos a darle la oportunidad de que lo vaya digiriendo.
M_ Me duele que ni siquiera le importe su nieta.
C_ Ay Maca la vida ya sabes que no es fcil t lo sabes bien. Se ha encontrado de golpe que a su hija
de repente le gusta una histrica como t le dijo en tono de burla mientras Maca la miraba entrecerrando
los ojos, y que a dems es abuela de una nia.
M_ Pues no veo donde est el problema.
C_ Voy a preguntarte algo, si quieres me contestas sino, no.
M_ Es sobre Julia, a ti tambin te parece extrao que no haya aparecido a darme la lata.
C_ Si, me he asegurado que no estaba aqu su marido, bueno ya sabes se separ pero pensaba que quiz si
estaba l le costara ms pero no est y no ha aparecido.
M_ Aparecer dijo con tranquilidad.
C_ Maca
M_ Tranquila no pasa nada lo que menos me preocupa ahora es ella te lo aseguro.
C_ Vale pero no dejes que te haga dao.
M_ No joder Carlos aqu y Vilches con Esther y los dems all!
La tarde haba cado, volvan a estar solos en la aldea, haban enterrado a tres personas ms, los
nios se haban marchado contentos con sus vasos aprovecharan la noche para caminar hasta la prxima
aldea, llegaran y pediran ayuda, as, hasta estar seguros que haban huido lo suficiente cunto era lo
suficiente?, una pregunta que nadie saba responder.
Cuando Maca lleg a su casa, lo hizo con un nudo en el estmago, ver a Carlos all le haba
provocado acidez, l haba tenido suerte y haba podido huir su zona an no era conflictiva. Subi en el
ascensor recordando como haca siempre la sonrisa de Esther, su sonrisa su brillo en los ojos. Abri la
puerta y al entrar vio a Encarna sentada all, la mir sorprendida precisamente estaba all cuando haba
hablado con Cruz de ella. Exhal un profundo suspiro y le pregunt:
Se levant y seguida por Rosario se march, Maca suspir no haba forma de que aquella mujer le
diera una sola oportunidad, al verla, Rosario le dijo tocndole la cara con cario.
R_ Dale tiempo.
M_ Ha visto a la nia?
R_ S, la ha visto.
M_ Y?
R_ Son demasiadas cosas para entender Maca no podemos juzgarla.
M_ Por qu has cambiado tanto? la mir con el cejo fruncido.
R_ Porque rectificar es de sabios, y llevo mucho tiempo sufrido desde que te fuiste, he aprendido a verte de
otra manera, eres mi hija lo dems no me importa Macarena.
M_ Mam no puedo soportarlo no puedo deca abrazndose a ella.
R_ Todo va a ir bien.
M_ Tengo un mal presentimiento.
893
R_ Hija acustate, no puedes hacer esfuerzos y mientras, te preparo algo para tomar.
M_ No tengo apetito.
R_ Aunque sea un filete de pechuga venga
M_ Estoy con Maes.
R_ Vale.
Entr a la habitacin con esa sensacin de miedo, la nia jugaba con el sonajero que su abuela
Rosario le haba comprado para la cuna. All divertida ajena a los presentimientos de Maca, ajena a los
problemas en la aldea pero sintindose fuera de lugar en los atascos de la ciudad, en las prisas de la gente,
en las malas maneras, en la soledad de aquella habitacin.
M_ Cario la cogi en brazos mirndola con enorme cario y la bes acostndose con ella en la cama
como solan hacer en la cabaa, la nia se acomod a su pecho y gorgoteo. Verdad qu no le va a pasar
nada a mami?, verdad?, verdad que est angustia que tengo tan solo es mi propia sugestin? Maes
cario todo va a ir bien y pronto estar en casa ya lo vers
En el hospital las palabras de Brbara haban dejado a todos de piedra como si hubieran echado
races, ninguno se mova. Hasta que el primero en reaccionar fue Vilches.
V_ Tenemos que irnos, si han llegado a ellos, aqu pueden plantarse en tres horas vamos!
Ma_ Ziku camin preparar le dijo perdiendo su habitual tranquilidad.
V_ Rpido no hay tiempo que perder.
E_ Pero qu vamos a hacer? los miraba aterrada.
V_ Escapar.
T_ Brbara susurr con los ojos repletos de lagrimas.
E_ Vamos Teresa no podemos perder tiempo vamos seguro que sale de all le deca angustiada
mientras se abrazaban fuertemente.
Zu_ Ziku, Nsona y mi nia su rostro reflejaba el miedo a perder, a perder lo querido.
V_ Tranquilo lo vamos a hacer bien eh?, tranquilo Dib rpido llenar el depsito del camin y la cafetera
les gritaba mientras la tensin iba subiendo, se pas la mano desesperado por la cabeza. Teresa, carga
capazos con comida
E_ Teresa reacciona! Teresa! le grit mientras la zarandeaba al ver que estaba en shock y no haca
nada.
T_ Voyvoy ay Seor!
V_ Sissou pon en dos maletines lo ms preciso vamos una vez lo tengas lo pones en el maletero de la
cafetera sali hacia fuera para ayudar a los hombres.
E_ Los animales susurr.
V_ No podemos hacer nada se comern la vaca al menos estarn distrados y sacamos tiempo.
E_ Pobre Lucero musit con dolor viendo el animal tranquilo mientras coma.
Mo_ Ziku ziku
V_ Monwe t llevas al nio.
Mo_ Melesi le dijo agradecida con los ojos repletos de lagrimas.
V_ Nmaba, el perro y Bendi las primeras
E_ Tendr que subir Zul y Nsona tendr que ir en el suelo, recuerda que sigue de reposo.
Ma_ Ziku sacar todo del camin poner lugar para todos.
T_ La comida el agua hay que llevar agua para los nios.
Yi_ Yo sacar del pozo mami se prest Yildas tan nervioso como el resto.
Lu_ Dnde llevar? los mir con terror en sus ojos, el terror de lo vivido.
V_ Hay unas vasijas de barro, te han quedado vasos?
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E_ S.
V_ Massamba piensa qu hacemos?
E_ Vilches nos llevamos las tiendas campaa?
V_ No Esther no podemos cargar ms que lo necesario.
T_ Toma aqu hay comida pero no tenemos reservas casi apareca Teresa con un capazo con lo ms
imprescindible.
Si_ Yo llevar se mostraba como el resto alterada y con gesto muy serio.
E_ Esto es una puta mierda. Los nios
Ma_ Primero subir nios, Nmaba, Bendi, nios y Nsona con Zul.
V_ No hay sitio Massamba.
E_ T y yo en la cafetera.
V_ An as.
T_ No importa iremos como podamos apuntaba con su tono repleto de angustia Teresa.
V_ Venga venga venga gritaba como loco.
E_ Mona Valiente dnde est Bartolo?
Mo_ Ahhhhhhhhhhhh deca agitando los brazos tan histrica como el resto de gente.
V_ Esther no podemos llevarlos le dijo con gesto duro.
E_ Ellos se vienen arriba de la cafetera, as nos avisan si los ven.
Ma_ No hay tiempo no hay tiempo les deca apremiando el momento.
V_ Habis subido a los nios?
Ma_ Todos y mami? preguntaba nervioso con el gesto adusto, con la mirada ensombrecida por el
miedo.
E_ Est en la cocina mi ordenador, la cmara, las fotos.
V_ No Esther nada su gesto de estrs, de miedo asust a Esther. Teresa vamos!
E_ Mierda las fotos de Maca, la nia
Yi_ Armas ziku.
V_ Dame no sabemos nada ni cuantos son no podemos perder tiempo su gesto era turbado y repleto
de preocupacin.
Ma_ Ir ziku ir.
T_ Ya est esto es lo ltimo traa con la ayuda de Siya y Ngouabi dos cestos ms con toda la comida que
tenan.
Ma_ Ziku hay problema no cabemos apareci un Massamba con gesto atormentado.
V_ Lo saba joder lo saba Esther donde coo estas?
E_ Voy grit desde la cabaa donde nerviosa sacaba las tarjetas y antes de marcharse se gir dndose la
vuelta y observando la cabaa que haba sido su paraso de amor. Maca aydame a encontrarnos cario.
Ng_ Yo ir con Louabi detrs no importar como.
Ma_ Es demasiada gente lo miraba preocupado.
Ng_ No importar todos aguantar trata de animar algo a su maestro que segua mostrando su pnico
ante la situacin. Todo bien Massamba no preocupar.
V_ Vosotros iris primero nosotros detrs Massamba, comprobar la radio, Esther mira a ver, asegrate
que funcione. Me cago en la puta que los pari! grit con toda su rabia al cielo mientras el camin se
pona en marcha.
Maca dorma junto a ella Maes que tambin lo hacia tranquilita, de pronto a Maca una pesadilla la
inund y de un salto se sent en la cama temblando, sudando, casi llorando.
M_ Esther
895
Tras tratar de distribuirse de la mejor manera posible partieron en busca de hacer lo que haban
hecho todos los que haban pasado por su aldea, huir con tal de salvarse, de poner a salvo su vida, la vida
de todos los que huan a cambio de la incertidumbre del camino y de lo que ocurrira a partir de ese
momento.
En la parte trasera del camin, las mujeres, los nios, y Louabi que con el fusil sealando hacia el
exterior vigilaba junto a Ngouabi con gesto concentrado y serio el camino que iban dejando a pesar de la
oscuridad. El silencio dentro era aplastante, las mujeres preferan mirar el suelo para no asustar a los nios
que iban algunos dormidos, ninguna hablaba, optaban por mantener ese silencio para estar atentos a
cualquier cosa que pudiera ocurrir fuera, cualquier sonido extrao o cualquier voz de alerta.
En la cafetera, Vilches la manejaba como poda, la luz era tan pobre que a penas poda ver por donde
pasaban, a veces se daban un buen coscorrn pero ninguno deca nada, ninguno era capaz de decir palabra
que pudiera tranquilizarles, pensaban en Brbara, en lo que poda haber sucedido, afortunadamente para
ellos su aviso les haba dado ventaja sobre los perseguidores. Arriba, Mona, Bartolo y Valiente agarrado a
la vaca de la cafetera que protestaba a cada salto que daban, vigilaban cruzando sus miradas con las de
Ngouabi y Louabi para tranquilizarles sobre la ausencia de los guerrilleros, tras ellos tan solo una insistente
oscuridad.
Los segundos, los minutos cada vez se hacan ms angustiosos, ms pesados, esa sensacin de sentir
tras ellos la presencia de los guerrilleros les provocaba un estado casi de locura. La noche era tan oscura,
tan cerrada, tan intensamente negra que todava provocaba una mayor sensacin de miedo en todos. La
luna de repente haba desaparecido ante unas intensas nubes, y sin ms empez a llover, haciendo si caba,
mayor el sufrimiento para todos entre los barrizales que se iban a convertir las escabrosas carreteras. De
repente el camin se detuvo, la cafetera tambin.
Vio como Ngouabi se bajaba del camin y le haca una seal para que se acercara. Esther se acerc y
Mona con Bartolo tras ellos mientras Valiente se meta en la cafetera y se acostaba muerto de sueo en el
asiento trasero.
V_ Me cago en la puta reneg nervioso Vilches al ver un tronco en medio de la carretera. No podemos
perder tiempo venga les grit.
E_ Os ayudo.
T_ Dios mo murmur al ver que no podan continuar la marcha girndose instintivamente hacia detrs.
Lo_ Yo vigilar se subi a pesar de la falta de una pierna con agilidad al techo del camin para vigilar
desde all mejor si vea acercarse luces.
Nm_ Nde kumonikisa? (Qu pasa?) pregunt nerviosa la mujer.
Ns_ Malembe Nmaba kukwanga (Tranquila Nmaba un rbol cado).
Lu_ Lula lombela Mianda malembe (Lula va a rezar a los espritus, tranquila) le deca frotando un
brazo de la mujer asustada por los suyos.
Mientras fuera todos incluidos Mona, Bartolo y Teresa, ayudaban para tratar de retirar el tronco que
haba cado sobre la carretera deteniendo su paso y retrasando as su huida con los consiguientes nervios de
todos.
Tras un esfuerzo por parte de todos el tronco se movi mnimamente, bajo una lluvia que comenz a
golpearles intensamente.
V_ Otra vez.
897
Ma_ Ziku esperar le dijo antes de volver a hacer fuerza.
V_ Qu pasa?
Mientras en el despertador de Maca marcaba las cuatro de la maana, las tres en la aldea, qu
estaran haciendo?, no poda soportar no saberlo, imaginaba a Esther durmiendo en la cabaa tranquila,
relajada abrazada a la almohada imaginando que era ella, sonri. Maes dorma tranquila en una cuna que
no tena nada que ver con la que Massamba le haba hecho con tanto cario, con tanto amor y que no poda
disfrutar. Se levant nerviosa sin hacer ruido para que su madre no apareciera, agradeca su presencia pero
en ese momento que sala a la terraza para contemplar en la fra noche de Madrid la luna, aquella que
Esther debera haber contemplado horas antes, necesitaba estar sola con sus recuerdos. Y en ellos apareca
Esther cansada por el arduo trabajo, con su gesto concentrado, con alguna sonrisa para los nios, con
alguna sonrisa provocada por Mona, pensativa seguro que recordndolas a ellas, al igual que en ese preciso
instante hacia en su terraza, seguro que Esther lo haba hecho frente al fuego en la aldea, pensar en lo que
haban vivido, sus besos, sus broncas del principio, sus burlas, sus locuras pero entonces sinti como el
corazn le daba un fuerte pellizco. Cerr los ojos mientras murmuraba abatida.
Se durmi cerca de las seis de la maana, y eran las ocho cuando su madre la despert algo alterada,
lo supo en seguida, no le hizo falta que nadie le dijera nada, lo haba presentido.
El gesto de su madre era significativo de problemas. Se levant sin muleta, andando un poco coja,
pero con el miedo clavado en su rostro, al ver a Cruz parada en medio del comedor con la ua entre sus
dientes, se detuvo exhal un profundo suspiro mirndola con temor. Cruz agach la mirada sus ojos
repletos de lagrimas y sin ms se fundieron en un abrazo mientras Rosario desde la puerta las observaba
con gesto compungido, no conoca a Esther, pero, reconoca a su hija y sin duda era gracias a ella.
El sol de un nuevo da brillaba en lo alto, el cielo azul con algunas nubes en forma de pecas
simpticas, les acompaaba en el tenso viaje, la cafetera iba dando tumbos de un lado a otro, dentro los
quejidos de Valiente les daba alguna que otra tregua ante tanto miedo, el silencio se les haca pesado por el
estruendoso ruido que les acompaaba.
899
V_ Somos carnaza Esther, con nosotros como rehenes podran tener ms fuerza, ms popularidad en la
televisin, ya sabes esas cosas
E_ Habrn hecho lo mismo con Brbara?
V_ Ella no es importante, para ellos los que estn aqu en la Selva tratando de salvar a los monos y gorilas,
no tienen ningn valor, son locos poco ms. Nosotros los que salvamos vidas humanas, somos los que
damos penita a los de fuera, a esos que sentados en sus casas miran la tele mientras se comen un buen
chuletn o una fabada y dicen, antes de acostarme rezar un Padre Nuestro por esos pobres inocentes.
E_ Tienes razn sonrea con tristeza. Eso nos vuelve carnaza de telediarios.
V_ Exacto, estoy seguro que a Maca la habrn sacado en todo canal de informacin.
E_ Mi nia sonri nuevamente cerrando los ojos. Crees que le habrn hecho algo a Brbara? era
incapaz de preguntar ni siquiera si poda estar muerta tan solo de pensarlo le dola el corazn.
V_ Espero que no, no quiero pensar en eso ahora, necesito guardar energas.
E_ Vamos a parar?
V_ A poder ser no.
El da lluvioso, gris y tremendamente cubierto con una capa de niebla en Madrid hacia todo mucho
ms ttrico, la espera se volva desesperacin, las tilas que Rosario haba preparado, no servan para
mucho, a Maca no le pasaba nada y a Cruz tres cuartos de lo mismo. Cuando el timbre son Maca mir a
su amiga algo inquieta, saba quien era y aquella mujer le creaba una desestabilizacin tremenda.
C_ Ya est aqu.
M_ Si dijo con pena.
C_ Vamos ponte en su lugar.
M_ No quiero llevarme mal con ella, al contrario, me gustara allanar el camino para cuando vuelva Esther.
C_ Pues hazlo.
M_ Ya pero creo que ella no comparte mi intencin elev sus hombros y tras una profunda exhalacin se
quejo al viento. Y nadie llama, joder nadie llama.
C_ Es Claudia! exclam de repente al ver como su mvil comenzaba a sonar.
M_ A ver.
Mientras tanto Encarna saludaba a Rosario, por sus ojeras entenda que aquella madre lo estaba
pasando peor de lo que quera demostrar, y la entenda.
Al llegar al comedor, vieron a Cruz hablando por telfono y a Maca escuchando atentamente su
conversacin. Entraron en silencio pensando que era algo importante, despus Rosario le hizo una seal a
Encarna para que tomara asiento, y sta lo hizo, pero lejos de Maca. Una vez colgado el telfono Cruz se
gir y la salud amablemente.
C_ Buenos das.
En_ Qu pasa? las mir a las dos.
C_ Se lo cuentas t Maca trat de mediar algo aquella tirantez.
900
M_ Nos han avisado que han atacado una aldea prxima a donde estbamos nosotros, los militares que han
llegado para auxiliarles han ido a buscar a nuestra gente, al llegar han descubierto que no haba nadie.
En_ Y eso qu quiere decir? la miraba seria, clavadito el gesto al de Esther y aquello provocaba en
Maca un dolor agudo en su corazn.
C_ Quiere decir que no sabemos nada de ellos, supuestamente y segn me ha dicho Claudia por sus
fuentes, han debido de huir o bien Selva a dentro cosa que no creo, o bien hacia el Sur en busca de la
frontera con Cuvette.
M_ Y los militares?
C_ Segn cuenta siguieron el rastro de unas ruedas pero no vieron nada y no se adentraron ms.
M_ Ya como siempre se quej.
En_ Y qu vamos a hacer ahora?
C_ Poco se puede hacer.
En_ Nadie me ha avisado, mi hija est all deca con profunda angustia.
C_ Supongo que lo harn una vez confirmen que no hay rastro de ellos.
M_ Seguro se han marchado hacia el Sur, ese era el plan, los chicos queran irse a la Selva pero Vilches les
quit la idea, el plan era el Sur deca con la mirada perdida mientras era inevitable trazar el camino hacia
el Sur y sus tremendas dificultades.
C_ Deberan asegurarnos que les van a ayudar.
M_ Y me lo van a asegurar.
R_ Hija
M_ La necesito Encarna para llevar a cabo el plan que he trazado, mire, s que no le caigo bien, s que me
odia por lo que ha pasado, pero necesito su ayuda para poder tener informacin sobre Esther y los dems, y
quien sabe si con un poco de suerte, la ayuda que necesitamos para que vuelvan.
En_ Qu quieres que haga?
Se lo pregunt con distancia pero con una imperiosa necesidad de saber algo de su hija.
Bajo los penetrantes rayos de sol, Vilches junto a Esther se dirigieron hacia el camin desde donde
Teresa les haca seales y ayudada por Ngouabi y sus musculosos brazos, baj hasta ellos.
V_ Qu pasa?
T_ Tenemos que parar, llevamos ms de doce horas de camino los nios y nosotras necesitamos hacer
algunas cosas su rostro marcaba la tensin del momento y algo ms.
V_ Teresa.
T_ Mira Vilches pon la excusa que quieras, baja a todos del camin y revisa a Nsona, est sangrando
demasiado.
E_ Vilches, Teresa tiene razn hay que comer algo sobre todo deberamos dejar que los nios salgan a
hacer sus necesidades. Que el camin descanse y la cafetera tambin, solo nos falta un calentn que no
podamos seguir lo miraba fijamente como tratando de hacerle entender que haba necesidad de
detenerse.
T_ Vilches le meti prisa al ver como se rascaba nervioso la barbilla.
V_ Est bien. Massamba, Yildas, Dib vamos ayudar a bajar a todos, aqu hay un poco de sombra.
Ma_ Ziku es la ltima sombra, a partir de aqu, no haber nada.
V_ Lo s, lo s
E_ Deberas descansar Vilches le dijo en voz baja.
V_ Si, no ms de una hora de acuerdo?
E_ Vale.
V_ Dib por favor carga nuevamente la gasolina para el camin y la cafetera.
Z_ Ziku ziku le llamaba angustiado.
901
V_ Tranquilo Zul, no pasa nada.
Z_ Nsona.
V_ Tranquilo todo est controlado vale? lo mir con firmeza tratando de demostrar algo que no era
cierto.
E_ Sissou ven, quiero que nos ayudes. Siya.
Si_ Mwasi apareci con el mismo gesto que todos, un profundo miedo.
E_ Sambu na sika, pesaka na kudya na bantu, beto kele na nki Nsona (Por favor, da de comer a todos,
nosotros estamos con Nsona).
Si_ Inga mwasi (S, mujer).
V_ Ay qu joderse, ahora que te vas hablas bien el kikongo!
E_ Ya ves respondi a modo de queja.
V_ Aqu estamos Nsona.
Ns_ Ziku algo mal
V_ Tranquila tienes una hemorragia pero vamos a estar tranquilos de acuerdo?
Ns_ Ziku yo molestar no querer poner en peligro a la gente.
E_ Nsona calla no pones a nadie en peligro vale? la mir intensamente demostrndole que aquel
pensamiento aunque se lo agradeca por pensar en los dems, no le gustaba escucharlo por su parte, un
poco ms calmada le dijo con una sonrisa triste. Venga tranquila que todo va a ir bien y necesitamos
todos descansar un poco.
Ns_ Macarena?
E_ Con Teresa, t no te preocupes por nada.
Z_ Ziku se asom abriendo la tela que tapaba la parte trasera del camin.
V_ Pero qu to ms pesao! le dijo ante la sonrisa de Nsona.
Trabajaron dentro del camin con un calor asfixiante, hasta que pudieron controlar el sangrado, con
cuidado y ayuda de los hombres que se ofrecieron para llevar a Nsona hasta la sombra, siguieron
ponindole un gotero y mediante l lo nico que podan para tratar de detener la hemorragia, pero, las
condiciones eran las peores, y el nerviosismo iba creciendo entre Vilches y Esther que cruzaban miradas de
preocupacin. Mientras sobre el camin Louabi vigilaba acompaado por Dib, los nios se distraan
jugando con la pelota que Mutaba consigui llevarse entre las prisas y las mujeres trataban de tranquilizar a
las ms jvenes quienes vean como nuevamente las pesadillas vividas volvan a su presente.
E_ Puedo?
Ma_ S mwasi.
E_ Qu es? miraba con atencin sin saber muy bien que eran aquellos garabatos.
Ma_ Nuestro futuro.
E_ No te entiendo.
Ma_ Ser camino hasta la ayuda difcil pero ser mejor llegar.
E_ Eso es Bodzendzo? seal un montn de tierra que haba acumulado Massamba.
Ma_ S.
E_ A partir de aqu es el camino sin sombras.
Ma_ Si.
E_ Y cmo va la gente que hemos dejado atrs? le pregunt arrugando la frente por el intenso sol que le
golpeaba la cara.
Ma_ Ro abajo, como pueden Mwasi, por aqu solo ir con auto.
E_ Y si tenemos algn problema? lo mir aterrada.
Ma_ Mejor no tenerlo le respondi con voz ruda.
Volvieron al camino con la vigilancia extrema de Teresa sobre Nsona y de Lula quien segua
ayudando a la mujer, los nios no entendan lo que suceda con su madre y fue Monwe quien se encarg de
entretenerlos con canciones para ellos, en la cafetera el silencio era casi sepulcral, tan solo el sonoro motor,
o los golpes de las piedras lo rompan. Ante Esther apareci una explanada de tierra sin nada verde, sin
agua, tan solo tierra resquebrajada por los rayos de sol, en una carretera psima y que le hizo sentir un
miedo atroz. Llegaran?
Mientras ellos luchaban contra todas las inclemencias que el terreno, el sol, los problemas de salud
de Nsona y la guerrilla les iban poniendo, en Madrid el plan se haba trazado meticulosamente. A Maca la
herida no le dola porque el dolor de su corazn lo llenaba todo, a Encarna el silencio le haca bien, porque
tras escuchar por encima la historia contada por su nuera, prefera no volver a hablarle. Cuando llegaron al
edificio grande de lujosas oficinas, Encarna dio un respingo, Maca un soplido enfermizo, cuando le dijeron
al portero a quien iban a ver y les dio paso, a Encarna le dio igual, a Maca se le estremeci toda su piel. Y
en el ascensor el silencio era tremendista, tan solo el ruido de la muleta cuando comenzaron a andar rompi
tal volumen de no ruido. Por el pasillo detuvieron a Maca tras besarle varias mujeres que se sorprendan
ante su visita, Encarna no poda dejar de pensar que se haba liado con todas ellas y que su hija tan solo
deba ser otra ms en su larga lista. Al llegar al despacho de J. Viv, a Maca se le hizo un nudo el
estmago, toc y al escuchar la voz ese nudo se apret mucho ms.
903
J_ No? pregunt Julia extraada, Maca neg con la cabeza y Julia no pudo evitar una leve sonrisa.
Sintese, encantada.
En_ Le agradecera que quedara claro que mi hija no tiene nada que ver con ella lo dijo con tanta rabia
que le dio una credibilidad absoluta.
J_ De acuerdo not su malestar. En qu puedo ayudaros?
M_ Vers sabemos que se han marchado de la aldea pero no tenemos ms noticias.
En_ Quiero que me confirme ese dato, no me fo de sta.
M_ Por favor le dijo sin mirar a ningn otro sitio nada ms que a ella, a quien el tiempo haba cuidado
mucho, quiz las cremas o alguna ciruga, pero que contrariamente a lo que siempre imagin, tenerla
delante no le caus ningn desconcierto. Yo quera saber por Brbara sabemos que la hirieron y quera
saber como est.
J_ Djame que mire a ver si os puedo ayudar le sonri con amabilidad.
M_ Gracias Julia le devolvi una leve sonrisa.
J_ Vuelvo en seguida y extraada, sorprendida y con el corazn lanzado al vaco de las pulsaciones, sali
del despacho.
En la cafetera, Vilches miraba sin cesar por el espejo retrovisor, tena la sensacin de que alguien les
segua, sin embargo el silencio de Mona, hacia que Esther fuera ms o menos tranquila, incluso sin
quererlo pero a la vez sin poderlo evitar, se haba quedado dormida. La voz de Vilches la despert, el
portazo en el coche la sobresalt. Al abrir los ojos lo vio jurando en hebreo, a los hombres mirando
alrededor con gesto repleto de espanto y ante ella, una especie de pueblo abandonado, casas sin nadie,
animales sueltos, gallinas, alguna vaca. Baj con la mirada perdida tratando de entender.
E_ Qu es esto Vilches?
V_ Esto es Badzendzo o lo que era el pueblo que nos iba a ayudar.
E_ No hay nadie.
V_ No
Ma_ Ziku nadie le confirm Massamba.
V_ Es decir estn cerca, lo saban y han huido
Ma_ Si lo mir con temor y ambos buscaron en el horizonte alguna seal de polvo que pudiera alertarles
de la presencia de sus camiones. Venir a por nosotros, a por ziku y Esther por eso Brbara ayudar.
V_ Si
Ng_ Hay vaca poder sacar leche para nios.
V_ Te doy cinco minutos, lo que me cueste reconocer a Nsona.
Ma_ Lula encargar estar mejor apunt mostrando algo ms de tranquilidad por ese tema.
V_ Lo s.
E_ Sissou ve t con Vilches yo voy a sacar leche necesitamos con el problema de Nsona.
Dib_ Yo ayudar mwasi.
E_ Gracias Dib le sonri porque en el peor de los momentos todava pareca que aquel nexo que les una,
lo haca con mayor fuerza.
Dentro del camin pudieron contrastar que Nsona estaba mejor, al menos entre la medicacin que
Vilches le haba inyectado y la magia de Lula pareca haber frenado su hemorragia. Zul tambin fue
revisado por l, pero sin duda aquellos hombres estaban preparados para todo, sus lesiones haban
mejorado muchsimo, por ltimo el nio que Monwe le haba puesto por nombre de Ntima (corazn)
porque se lo haba devuelto, tambin mejoraba.
Mientras Julia haca algunas averiguaciones en el despacho la tensin entre Maca y Encarna era ms
que evidente, la madre de Esther se haba apartado hasta la ventana lateral mirando el horizonte como si de
alguna manera posible pudiera localizar as a su hija. Maca trataba de negarse a mirar el cuadro que saba
haba una fotografa, su respiracin aunque tranquila se haba alterado un poco, sin darse cuenta mantena
apretadas las mandbulas en seal de tensin. De pronto la voz glida de Encarna la sac de sus propios
pensamientos.
Volvi el silencio y la espera, el tic tac de un reloj que haba en la estancia se clavaba en sus sienes,
Encarna no se haba vuelto a sentar junto a Maca, y as fue como las encontr una todava desconcertada
Julia.
M_ Cmo est Brbara? se mordi la lengua para no gritar la pregunta que tanto deseaba hacer
Cmo est Esther?, dnde est?
J_ La han operado pero est fuera de peligro, me dicen que en cuanto descienda los escarceos continuos
que hay la mandaran hacia Espaa.
En_ Mi hija? qu sabe de mi hija? se aproxim hasta la mesa apresuradamente.
905
J_ Lo que me han contado es que parece que efectivamente huyeron, no sabemos ms, porque Dvila ha
tratado de comunicarse por su radio pero no ha sido posible.
M_ Si van en el camin es otra frecuencia.
J_ Si, eso me ha dicho que espera en unas horas poderlos localizar porque han recuperado algunas lneas,
pero no sabemos nada ms mir a una descompuesta Encarna.
En_ De acuerdo sac algo de su bolso y le entreg la tarjeta. Aqu est mi nmero de telfono cuando
sepan algo me llaman a m le ha quedado claro?
M_ Joder ya s a quien se parece en genio mi nia pens mirndola de reojo.
J_ Si, claro.
En_ Quiero que me mantengan informada, y si usted no lo hace me manda llamar a quien sea, si tengo que
hablar con el ms alto cargo lo har, y si tengo que mandar un avin privado para recogerla, tenga por
seguro que lo mando.
M_ Clavadita, si seor!
J_ No se preocupe que nosotros estamos haciendo todo lo que podemos, si efectivamente han salido al Sur,
no van a tener problemas para entrar a Cuvette van a tener ayuda.
En_ Eso espero buenos das.
J_ Buenos das le dio al ver que se marchaba y dejaba all a Maca.
M_ No sabes cundo regresara Brbara? le pregunt ponindose en pie.
J_ No, los militares han reducido bastante a la milicia, pero todava quedan algunos grupos insurgentes.
Cmo ests?
M_ Mejor se apoy en la muleta. Y ahora te dejo seguir trabajando.
J_ Espera se aproxim a ella detenindose delante. Quera decirte que bueno no creas que no fui
a verte al hospital, lo que pasa es que saba que era mejor no forzar nada, y que t me dieras la oportunidad
de hablar, fui una noche y estabas durmiendo.
M_ Me tengo que ir.
J_ Si, si, a pesar de todo sigues tan guapa como siempre le pas la mano por su mejilla haciendo que
las fosas nasales de Maca se abrieran para controlar un rabioso suspiro que pretenda gritarle. Podr
llamarte?
M_ Claro sonri de lado. Recuerda que estar esperando informacin de Vilches, s que t puedes
sacar algunas cosas extra confidenciales.
J_ Descuida te llamar.
M_ Bien me voy.
J_ Adis Maca nos llamamos.
M_ Adis Julia.
Al entrar en el ascensor vio marcado en el espejo su gesto de rabia contrada, saba que lo que estaba
haciendo no era legal, no pretenda vengarse de nada, pero Julia no tena reglas para vivir la vida, y en ese
momento, ella por recuperar a Esther, tampoco las iba a tener.
Ya en su casa mientras le explicaba a Cruz y a su madre como estaban las cosas, no pudo evitar
hacer un comentario sobre el comportamiento de Encarna que no haba vuelto a su casa. En sus brazos la
nia que sonrea y agitaba las manos, aquello le provocaba una sonrisa eterna que le haca pensar
rpidamente en Esther.
Aquella noche cuando se acost sin poder dormir trataba de imaginar como sera el camino, ella lo
haba hecho una vez cuando huan tambin de otra revuelta mucho menor a la que en esos instantes se
estaba consumiendo, y poda sentir en su propia piel la tensin, recordaba como si hubiera sido ayer, las
veces que su cuello se gir para atrs, cuantas veces mir en busca de encontrar seal enemiga, y entonces
suspir, si lo haban conseguido una vez, porque no iban a conseguirlo otra. La nia dorma pero le
provocaba tanta ternura que de un plumazo consegua calmarla y darle algo de serenidad, entonces
comenz a cantar.
906
M_ Tu corazn esta lleno de vida y tu vida llena de libertad y en mis brazos podrs tranquila dormir y as
saber lo mucho que te quiero mi nia pequea mi nia pequea.
A mas de cincuenta mil kilmetros, en medio de la noche sin ver absolutamente nada, con la frente
apoyada en la ventanilla, Esther canturreaba:
E_ Nge ntima kele bwinma nde knanga, ti nge knanga bwinma na laneni, ti nde mono mafufu ata kumatia
malembe kulala ti ata kuzaba na mingi nde mono zola nge mono kamwana mono kamwana
V_ Bonita nana.
E_ Se la cantaba Maca a Maes quiero pensar que a travs del viento o de las nubes o la luna, a mi hija le
llega mi voz junto a la de su madre para cantarle su nana.
V_ Vamos a llegar.
E_ Lo s sonri.
V_ De una u otra manera te prometo que vamos a llegar.
Un sonido extrao comenz a intervenir en el sueo de Maca, no saba muy bien al principio de
donde llegaba, esforzndose por localizarlo de un salto se sent en la cama, era su mvil y en la pantalla un
nmero de telfono y un nombre.
Julia.
Antes de contestar, tom aire y trat de parecer lo ms tranquila posible a pesar de que su corazn
lata con fuerza.
M_ Si?
J_ Maca te he despertado? le pregunt con delicadeza y tono muy cercano.
M_ No, dime.
J_ Tengo a Dvila en comunicacin, te lo voy a pasar vale?, luego no cuelgues y hablo contigo.
M_ Si, si gracias deca aturdida, Dvila estaba all y sin duda con noticias. Dvila!
D_ Maca ests ah?
M_ Dvila por fin dime qu sabes? le deca atropelladamente.
D_ Maca tranquila lo primero vale? no tengo mucho tiempo, he podido hablar con Teresa, van camino a
Loukolla, en la frontera ya saben que tienen que abrirles y que van a llegar en un par de das.
M_ An dos das? se frot la frente con desconcierto, entonces sacudi su cabeza como tratando de
sacudirse la pesadez que se le haba instalado en ella, con desesperacin le pregunt hambrienta de
respuestas. Cmo estn?
D_ Cansados, no hemos podido hablar mucho no quera gastar batera por si le surge algn problema y
necesitan conectarse pero tranquila que estn bien.
M_ Pero no les siguen?
D_ No hay indicios de ello, as que dentro de cuarenta y ocho horas llegaran a la frontera y podrs hablar
con Esther
M_ De verdad Dvila?
D_ Mujer si no fuera as no te lo dira, adems, les va la radio, tienen agua suficiente, comida, leche, van
bien equipados Maca.
M_ Pero el camino mostraba sus dudas.
D_ El camino es duro pero estn en ello. En cuanto lleguen a Loukolla, les estarn esperando, tengo orden
de que abandonen el pas todos los mdicos y personal de ayuda humanitaria, si todo fuera bien, los
mandara por el aeropuerto mismo de la ciudad sin llegar hasta aqu camino de Espaa.
M_ Gracias Dvila cerr los ojos reprimiendo lagrimas de emocin.
D_ Avisas a Cruz?
907
M_ Por supuesto gracias le dijo emocionada.
D_ Nos vemos pronto.
M_ Si sonri y colg, no lo pens dos veces y marc el nmero de una Cruz que contest asustada con
rapidez quiso quitarle cualquier temor sobre su llamada. No pasa nada tranquila.
C_ Joder que susto deca con el pelo revuelto y cara del cansancio.
M_ Me ha llamado Dvila, ha podido hablar con ellos estn de camino, dice que todo bien de momento, les
estn esperando en la frontera incluso si las cosas en estos dos das siguen igual de calmadas, podran salir
en un vuelo nada ms llegar.
C_ Menos mal gracias Maca.
M_ De nada, solo quera que bueno sonrea emocionada. Que los vamos a tener de vuelta Cruz.
C_ Si sanos y salvos.
M_ As es estoy segura que esto nos va a quedar como una pesadilla en nuestra memoria pero todo
saldr bien.
C_ Seguro que si.
M_ Descansa, dentro de unas horas hablamos le sonri.
C_ Tienes que venir al hospital te acuerdas?
M_ Si.
C_ Maana te ofrecen que te incorpores ya lo has pensado?
M_ No s Cruz, me siento como pez fuera del agua espero que cuando tenga a Esther a mi lado, se me
pase esta sensacin de crcel.
C_ Tranquila es normal, de la libertad de la aldea, al encierro de tu casa, es normal pero vamos que Esther
lo soluciona pronto, estoy ms que segura.
M_ Si sonri ampliamente.
C_ Oye y Julia?, no hemos podido hablar mucho.
M_ Pues mira si te soy sincera nunca pens que tenerla delante me iba a resultar tan indiferente mira
tena sobre la mesa un retrato supongo que del pequeo, y no sent necesidad de otra cosa que no fuera
seguir mi teatro sabes?, tan solo senta ganas de cerrar los ojos y mirarme por dentro, estoy curada porque
Esther me ha sacado toda la amargura que ella me dejo.
C_ Me alegro muchsimo de verdad. Y Encarna?
M_ Pues la verdad que lo hizo todo tan natural que realmente creo que Julia se crey que he terminado con
Esther, tampoco hizo falta que mintiera mucho sonri de lado y con tristeza. Su comportamiento la
descoloc totalmente.
C_ Bueno la verdad que Encarna te tiene algo de mana.
M_ Algo?
C_ Pero sabes que, me recuerda mucho a tu madre, seoras de la alta sociedad con todo el dinero del
mundo, las joyas y todo el poder que muchas de nosotras soaramos, pero esa circunstancia les hace
perder un poco la realidad de las emociones, y esas emociones que les provocan los hijos cuando todo va
bien siguen igual de lejanas y superficiales, pero necesitan a veces un gran golpe emocional para darse
cuenta que la vida no es tan sencilla. Tu madre lo ha entendido quin te dice que Encarna no?
M_ La verdad? sonri de lado. Mi madre me ha sorprendido, siempre pens que no quera saber nada
de m y ahora
C_ Pues lo mismo Encarna, el dolor o la decepcin para ellas tambin pasa si os ven felices, porque a pesar
de todo yo soy de las que piensa que una madre no puede ir contra lo que ha llevado en su vientre, es
imposible.
M_ Ya s de quien ha sacado su mal genio mi nia sonri ms ampliamente. A Julia la ha
acojonado eh?
C_ Eso es bueno.
M_ Si en nada estn aqu Cruz.
C_ Si.
908
M_ Venga que maana trabajas y llevamos un buen rato hablando ya.
C_ Se me ha ido el sueo.
M_ Voy a avisar a Encarna, crees que es buena idea? le pregunt algo dubitativa mientras se morda el
labio.
C_ Creo que s, ser una buena manera de limar asperezas.
M_ Gracias Cruz.
C_ Oye que te quiero mucho eh?
M_ Yo tambin lo sabes, verdad?
C_ S sonri.
M_ Buenas noches sonri y al colgar, suspir, busc el nmero de telfono de Encarna y lo marc,
esper que la seal le dijera que estaba conectado y tras un solo timbrazo contest. Hola Encarna no
pasa nada. La he despertado?
En_ No tranquila qu ha pasado?
M_ Me ha llamado Julia porque han podido localizarles, estn de camino hacia la frontera y all les estn
esperando por parte de Encarna silencio, Maca pas su lengua por los labios tratando de mostrarse
serena. Me ha escuchado?
En_ S, parece que esa mujer est muy interesada en ti no? le dijo con tono hiriente. Espero que sea
verdad y tenga pronto aqu a mi hija. Buenas noches.
M_ Encarna yo oy como el pitido le deca que se haba terminado la comunicacin. Exhal un
profundo suspiro negando con la cabeza y mirando a su hija le susurr. Pronto estar aqu mami Maes,
pronto.
Pasaron los dos da lentamente, a Maca le parecieron una eternidad, a Cruz ms de lo mismo, a
quien le haba parecido una pequea traicin tras haberle conectado con Dvila, fue a Julia el silencio de la
Pediatra que segua provocando en ella las mismas ansias de poseerla le haba hecho de alguna manera
dao. Encarna y Rosario se haban hecho ms amigas de lo que pudieron llegar a imaginar y era un
consuelo poder hablar con alguien que realmente pudiera entender el desespero, la decepcin y el dolor de
madre.
A Maca le haban ofrecido incorporarse una vez terminada la baja en el Hospital, sin duda tardaran
mucho en restablecer el orden en el Congo como para que volviera, su puesto de Pediatra estaba asegurado
y ella prefiri pedir unos das para pensarlo, y as llevarse la bronca de Claudia y Cruz que eran su mximo
apoyo. Estaban en cafetera hablando las tres cuando en las noticias dieron un especial.
La locutora habl:
Las negociaciones entre miembros de la guerrilla del Chad y el Congo con los enviados de la
OTAN, se han visto truncadas nuevamente, las imgenes que nos llegan desde ese pas demuestran que se
ha vuelto a recrudecer la situacin, y ya se cuentan por miles los muertos, nuevas fuerzas van a acudir
procedentes de la ONU. Est situacin ha vuelto a provocar el cierre de aeropuertos, con el riesgo que
conlleva para los mdicos y personal humanitario espaol que todava quedan, a pesar que por las noticias
que tenemos se encuentran en perfecto estado
En los ojos de Maca y Cruz las venas se haban enrojecido, segn lo previsto ese mismo da deban
llegar a la frontera, y ambas haban decidido estar juntas para recibir la llamada y confirmacin de que todo
estaba bien, Claudia las mir preocupada, sin duda esa noticia no era esperada y cre en ambas un miedo
atroz que se reflej en los ojos, en los gestos, en un ligero temblor de manos.
En ese mismo momento Julia entraba por la puerta de cafetera, cuando la vio Claudia su gesto
cambi por una profunda aversin, ella haba sido testigo de la crudeza del dolor de Maca, y siempre pens
909
que verla as le hizo convertirse en su apoyo y de un apoyo de amiga, pas a verse en vuelta en una
relacin algo tormentosa de amantes.
J_ Hola.
Cl_ Bueno tengo que seguir con los nios.
C_ Hasta luego. Hola Julia.
J_ Hola Cruz. Imagino que habris escuchado las noticias les dijo sentndose mientras miraba a Maca.
M_ Si qu sabes? la mir fijamente.
J_ Por quin quieres saber? le devolvi la mirada.
C_ Queremos saber por mi marido y los dems.
J_ Por tu mujer?
M_ Si estuviera aqu Encarna te daba una hostia si te oye que la llamas mi mujer, es de armas tomar.
J_ Dime insisti clavndole la mirada mientras Cruz se morda la lengua.
M_ Principalmente por Teresa pero me lo vas a decir o tengo que esperar que me ofrezcas algo a
cambio?
J_ No Maca, no soy as.
M_ No es verdad no eres as le dijo convencida, tratando de retenerse.
C_ Puedes decirme de una puta vez si sabes algo explot finalmente.
J_ Vena para tranquilizaros, Dvila ha hablado con ellos, estn a tres horas de la frontera.
C_ Uf resopl tapndose la cara demostrando as los nervios que estaba sufriendo.
J_ Podemos hablar t y yo? le pregunt a Maca.
M_ Claro dime.
J_ A solas.
M_ Claro Cruz puedo ir a tu despacho?
C_ S, s est abierto.
La pierna le dola menos, aparentemente Maca era una mujer fuerte que se recuperaba bien de sus
heridas, siempre asombraba a Vilches en la Selva de cmo se recuperaba, mientras andaba por los pasillos
le llegaba su voz dicindole como eres tan orgullosa, tus heridas tienden a serlo tambin. Una sonrisa
leve dibuj su rostro. Al entrar al despacho la hizo pasar.
M_ T dirs.
J_ Vengo a proponerte algo.
M_ Te escucho se quedaron de pie una frente a la otra.
J_ Quiero que trabajes conmigo, t sabes como funciona aquello, necesito una persona que me ayude a
crear estrategias para mejorar nuestros servicios en el Congo y que sea una persona de mi total confianza.
M_ Trabajar juntas? la mir con sorpresa dejndose querer.
J_ S sonri con encanto. Me apetece mucho volver a estar a tu lado, creo que sera bueno para ti.
M_ El trabajo? hizo una mueca, no s
J_ Estar junto a m se acerc a ella con una sonrisa que Maca reconoca perfectamente.
M_ Ya sonri de manera divertida siguiendo el juego.
J_ Te he echado muchsimo de menos.
M_ Imagino le dijo con su porte chulesco, su mirada orgullosa y la sensacin de no sentir nada que le
pareca maravillosa, reconocindose tal y como Esther le haba bautizado cuando la vio de chula
insoportable.
J_ No te hara ilusin empezar de nuevo a mi lado?
M_ Muchsima si, no te parece?
J_ Yo creo que s.
910
Entonces son su telfono.
Julia se march contenta, sonriente, cerr la puerta con una sonrisa que iluminaba su rostro.
Mientras Maca dentro soltaba aire mientras tecleaba el nmero de Encarna.
M_ Que hija de putaan viene a ser posible! Maca recibi la misma respuesta por parte de
Encarna, le colg. Joder menudo carcter! cmo podra hacer que me deje hablar con ella? si
Esther vuelve pronto no me gustara que nos viera enfrentadas Esther Esther deca mientras
cerraba los ojos y poda sentir sobre su piel las caricias de su mujer.
Ajenos a todo cuanto pasaba en Espaa, el camin y la cafetera seguan su camino bajo un sol de
justicia, en el camin las mujeres cantaban con tono bajo, trataban de hacer ms tranquilo el viaje, sobre
todo para los nios. Los hombres seguan con sus ojos bien pendientes de cualquier movimiento que
pudiera surgir, pero llevaban dos das sin cruzarse con nadie, tan solo una manada de antlopes perdidos en
la espesura de la tierra. A Esther tambin le dolan los ojos, le escocan de dormir poco y mal, haban
911
parado lo justo para no sobrecargar ambos coches, y para bajar a hacer las necesidades. En la cafetera, tan
solo iban ellos dos, Mona, Valiente y Bartolo se haban metido tambin en el camn, as el silencio ya era
un acompaante ms entre ellos.
V_ Segn mis clculos estamos a menos de media hora de encontrarnos con nuestro refugio.
E_ Y qu pasar entonces?
V_ No lo s, Dvila ha dicho que no nos preocupemos, as que si superamos esto estaremos a salvo.
E_ Es la experiencia ms dura de mi vida Vilches le dijo con voz y gesto cansado.
V_ Te entiendo, yo con esta, ya van dos.
E_ Y Maca?
V_ Ella vena en una.
E_ Seguro que se port de manera excepcional lo dijo con total orgullo.
V_ T tampoco lo ests haciendo nada mal le sonri con el gesto cansado, la barba de los tres das que
llevaban perdidos y la mirada triste.
E_ Gracias, estar a tu lado me ayuda mucho.
V_ Y ahora por qu paran? se pregunt mirando nuevamente encenderse las luces rojas del freno del
camin.
En su casa Encarna estaba con unas amigas cuando su sirvienta hizo aparicin con gesto algo
impactado. Se acerc hasta ella y al odo le dijo. Que fuera estaba Maca, sa.
Encarna suspir agradeciendo que su marido no estuviera en casa, l estaba ajeno a todo cuanto
suceda entre Maca y su hija, al entrar al despacho la vio all sin muleta, pens que era una mujer o muy
fuerte o muy orgullosa.
En_ Hola.
M_ Lo siento no he podido contestarle.
En_ Ya estabas con Julia.
M_ Si le contest algo aturdida por su frase directa y su mirada juiciosa.
En_ Ya me he enterado que va a mandar un avin a por mi hija. Cundo vuelva, qu le vas a decir?
M_ Mire Encarna, he venido porque yo soy muy orgullosa, muy cabezota vale?
En_ No me importa como eres, para m no tienes nada que ver con mi vida.
M_ Pero eso no es as, Esther es mi mujer le guste ms o menos, y pienso casarme con ella aqu.
En_ Y Julia?, algo habrs hecho para conseguir que inmediatamente se ponga en marcha?
M_ Har lo que sea por conseguir que Esther vuelva a mi lado lo antes posible le deca segura mirndola
fijamente a los ojos. Mire, entiendo que le caigo como patada en el hgado, lo entiendo y respeto, pero
me gustara que cuando viniera Esther usted y yo pudiramos hablar al menos sin rencor.
En_ No tengo nada que hablar contigo, y solo espero que mi hija vuelva para hablar con ella, ella decide, o
est a mi lado como una mujer decente, o est al tuyo como ya imagino entiendes que.
M_ A usted eso le parece normal? no pudo evitar mirarla con chulera.
En_ Lo anormal es lo que hace contigo.
M_ Usted nunca ha estado enamorada, se ve clarsimo.
En_ Si ya has terminado te agradecera que te marcharas.
912
M_ Claro que me voy, pero que sepa que Esther y yo nos amamos por encima de muchas cosas, yo nunca
pondra en una disyuntiva tan cruel como la que usted le quiere poner a ella a mi hija. Esther es una mujer
excepcional, no s si sabe la clase de hija que tiene.
En_ No te permito que
M_ No me venga con tono de pelcula, la realidad aqu es que nos amamos, que su hija es la madre de mi
hija, que nos vamos a casar, y que si quiere poner en esa disyuntiva tan estpida a Esther, la va a perder, y
si la pierde, que sepa que pierde a una mujer nica, a la que quizs usted no ha sabido valorar como hija,
persona y mujer.
No dijo nada ms, se gir y con la cojera que an quedaba en ella se fue, con el gesto de rabia
marcado en su rostro, pero la tranquilidad de haberlo intentado por Esther.
El camin se detuvo, Vilches baj junto a Esther que tena una rozadura en su zapato derecho y le
sangraba la herida, por su parte, Massamba baj del camin el sol era de justicia, y dentro se escuchaba el
llanto de la pequea Macarena.
V_ Qu pasa?
Ma_ El camin calentar Ziku.
V_ Joder se removi inquieto.
Yi_ Masa.
V_ Si, estamos muy cerca podemos utilizar el agua que queda.
E_ Voy a ver a Nsona.
V_ Si
Ma_ Ziku Massamba tener angustia.
V_ No me jodas Massamba que tus angustias me tocan los cojones siempre.
Ma_ Quedar poco sonri.
V_ Eso espero, voy a ver como van los nios y Nsona.
Durante un rato estuvieron all esperando que el agua hiciera su trabajo con el agotado camin,
mientras Mona y Valiente jugaban en lo alto, con la gorra y las gafas de sol, Loaubi baj un momento para
poder hacer sus necesidades, los hombres saban que el camino empezaba nuevamente algo de Selva,
quedaba una curva a la derecha y podran ver ya la ciudad. Aquello les haca estar ms distendidos, lo peor
haba pasado.
E_ Estoy muerta le dijo a Teresa que haba bajado tambin y estaba abanicndose con la gorra.
T_ Ya prcticamente estamos, me muero por una buena ducha.
E_ Cmo estar Maca?
T_ Vaya lo que dio de si la ducha no? la mir divertida.
E_ S mucho Teresa, mucho sonrea.
T_ Bueno ahora llegaremos y en seguida podremos recomponernos.
E_ Qu va a pasar con ellos?
T_ Nos quedaremos un tiempo.
E_ T te vas a quedar?
T_ S Esther, yo no s vivir en Espaa, y ellos son mi familia, no los quiero abandonar.
E_ Y Brbara?, y Maca?, y yo?
T_ Venga venga si en cuanto estis all unos meses ya me estaris dando la lata de que os volvis. Y
bueno, Brbara est en el hospital de Impfondo, imagino que cuando se calme todo podr ir a verla.
E_ La cuidaras? le pregunt sonriente.
T_ Mira que eres tonta!
913
E_ Si, si, yo te lo recomiendo, vamos nada que ver.
T_ Nada que ver que?
E_ Un hombre y una mujer no no me quedo con Maca.
T_ Es que Maca es mucha Maca.
E_ Y Esther es mucha Esther sonri con sorna.
V_ Bueno parece que esto ya est as que damas nos vamos?
T_ S por Dios que tengo un calor que me muero y unas ganas de una buena ducha.
E_ Y yo, vamos que Maca me ve as ahora y huye de m.
T_ Ay Maca Maca!
V_ Nos vamos!
Todos volvieron a subir camino a Loukolla donde por fin estaba la tranquilidad, y donde sin saberlo
ellos, se haba negociado desde Madrid un avin que les estara esperando para esa misma noche salir
rumbo a casa, por fin.
En casa haba llegado Maca con los nervios de la espera, tena en sus brazos a Maes que era lo nico
que le daba cierta tranquilidad, jugaba con ella, le cantaba canciones y sobre todo la observaba en silencio,
porque al hacerlo la voz de Esther llegaba con total claridad a su mente.
R_ Ya est de camino la comida, es que no me ha dado tiempo, he llevado a pasear a la nia y hacer
algunas presentaciones oficiales deca orgullosa ante la mirada atenta de Maca mientras pona la mesa.
M_ A tus amistades?
R_ S hija, a algunas y he ido a ver a la Ta Mara se ha quedado prendada de ella.
M_ Y no les ha sorprendido que la nia no es blanca?
R_ Ay hija!, de verdad que mana tienes de juzgar a todas mis amistades.
M_ Mujer de m opinan pestes porque soy lesbiana.
R_ Eso es otra cosa, pero pasando tu padre viene esta tarde, otro que babea.
M_ Aqu?
R_ S, claro.
M_ Mam, es posible que maana ya est aqu Esther.
R_ Bueno pues nada, la conoceremos, nos iremos y le dar las gracias.
M_ Las gracias? la mir enarcando su ceja derecha.
R_ S, por hacer que mi hija vuelva a sentir ganas de vivir le sonri mientras sonaba el timbre. La
comida!
M_ Joder pues si que ha cambiado tu abuela Maes entonces son su mvil. Joder la madre que
la pari. Dime?
J_ Hola Maca me preguntaba si estabas haciendo algo.
M_ Pues ahora mismo iba a comer trataba de poner buen tono.
J_ Pens que te gustara comer conmigo.
M_ Lo siento pero mi madre ha hecho un cocido y no puedo dejarla con todo por medio, ya sabes como
son las madres.
J_ Siclaro y esta noche?
M_ Pues esta noche ya sabemos algo no?
J_ Podemos celebrar que vienen de camino no te parece?
M_ Claro porque no
J_ Pones t la hora y yo el lugar.
M_ De acuerdo a las nueve?
914
J_ S me han confirmado que llegaran sobre el medio da de maana podran estar aqu Maca cerr los
ojos. Siempre y cuando ellos estn preparados Maca, ten en cuenta que han hecho un esfuerzo y quiz
quieran descansar.
M_ Ya si pero imagino que Vilches estar como loco por llegar y mi nia tambin debe estar
sufriendo y debe de tener unas ganas tremendas por volver a ver a Maes y claro a m tambin uf que
calor de repente!
J_ me ests escuchando?
M_ No perdona mi madre me estaba diciendo que se enfra el arroz Rosario la mir levantando una ceja
. De acuerdo a las nueve de todos modos igual ya hemos podido hablar con ellos a esa hora no crees?
insisti.
J_ Claro guapa.
M_ As lo celebramos.
J_ De acuerdo te esperar en la puerta del Ritz.
M_ Tentadora oferta pero te recuerdo que no puedo cometer excesos.
J_ Tranquila recordaremos viejos tiempo con calma. Hasta la noche.
M_ Hasta la noche.
R_ Julia?
M_ S dijo suspirando.
R_ Ten cuidado, Encarna est muy ofendida con ese tema.
M_ Ah si!, es cierto se piensa que he conseguido el avin tirndomela.
R_ No hables de esa manera hija! le ri ante la sonrisa de Maca. No me hace ninguna gracia.
M_ A m si.
R_ Se nota que ests feliz.
M_ Estamos a unas horas de reencontrarnos mam es que Esther es tan especial en todo, es tierna,
siempre con una sonrisa que te deja boba, atenta, cariosa tiene su genio no vayas a creer!, pero es
apasionada para todo, tan dulce y a la vez tan inocente cuando se dio cuenta de que su madre la
miraba fijamente con una sonrisa elev las cejas y contrajo graciosamente el mentn. Vaya se me hace
raro contarte ests cosas perdona.
R_ Me gusta escucharte hablar as, creo que por fin has sentado cabeza y mira, no conozco a Esther ms
que de una vez que coincidimos en una fiesta, entonces iba con un chico.
M_ No me lo recuerdes, aunque gracias a l, lleg a frica musit con algo de celos.
R_ Me cae bien y tengo muchas ganas de conocerla
M_ En unas horas la conocers.
R_ Pues nada vamos a comernos el cocido era? sonri sealando la bandeja que haban subido del
Restaurante de la esquina ante la sonrisa de Maca.
En frica la vida se vea de otro modo, por fin tocaba despedirse de ese desierto, llegaban los
primeros brotes de Selva, nuevamente rboles, grandes zonas de intenso follaje, aves sobrevolando la
cafetera de diversos colores.
Aquello pareca nuevamente que volvan a la vida, Esther mir a Vilches pareca ms viejo le
pasara a ella igual? Cerraba los ojos y vea a Maca, y con esa imagen el resto que pareca tan poco y a ella
se le estaba haciendo tan largo, pretenda que al menos, fuera ameno.
Esther gir la cabeza hacia detrs porque Mona saltaba y agitaba los brazos, entonces su gesto se
transform en pnico, mir a Vilches sin poder decir nada y los ojos del mdico se encontraron con los dos
camiones a travs del espejo retrovisor.
V_ Mierda!
E_ Massamba Massamba gritaba como loca por la radio.
Di_ Mwasi ver ver
V_ Massamba dale toda la fuerza al camin.
E_ Vilches se estn acercando.
V_ Massamba voy a entretenerlos trata de darle toda la potencia ya debemos estar llegando gritaba
como loco.
E_ Qu vas a hacer? lo miraba asustada por su rostro desencajado.
V_ Tenemos que tratar que no se acerquen a ellos deca levantando el pie del acelerador. Joder lo
siento Esther.
E_ Haz lo que tengas que hacer deca tragando saliva muerta de miedo. Por mi madre que esto salga
bien los nios Vilches.
T_ Vilches! qu vas a hacer? le gritaba fuera de s Teresa.
V_ Seguir y pedir ayuda voy a tratar de detenerlos creo que nos quieren vivos a Esther y a m.
T_ Vilches ests loco deca al ver que la cafetera haba aminorado la marcha y los camiones se
acercaban a ellos a toda prisa.
V_ Cierra la radio Esther le pidi respirando agitadamente.
E_ Si se pasaba la lengua por los labios, la garganta se haba secado.
V_ Sabes rezar?
E_ No.
V_ Joder vamos bien
La cafetera casi estaba parndose, por el retrovisor poda ver que eran unos cuantos, poda reconocer
a la distancia que estaban hambrientos de furia, de maldad, notaba como sudaba, como su corazn lata
fuerte, a su vez controlaba como el camin iba tomando cada vez ms distancia estaba prcticamente
916
seguro que llegaran y si su plan sala bien, ellos tendran una oportunidad para escapar, pero era tan
complicado que sinti ganas de llorar. Dentro de la cafetera tan solo se escuchaba el sonido de ambas
respiraciones y la tensin poda cortarse con una pequea navaja.
Tal como dijo, la cafetera quedo en medio de la carretera, Esther sali corriendo sintiendo la
presencia del camin sobre sus pasos, no se gir como le dijo Vilches, corri al igual que lo hizo l los ojos
de los dos vieron perfectamente el camin con su gente, lo haban logrado, ambos corran, ambos notaban
sus latidos desenfrenados, ambos sentan la vida en la otra parte del alambrada, hasta que ambos
escucharon una detonacin, y tras ella a ambos les lleg la oscuridad.
A Maca la siesta con su hija se le hizo corta, abrazada a ella, soando que Esther bajaba de ese avin
con una amplia sonrisa en sus labios, una sonrisa que le llenaba los ojos de emocin. Pero la voz de su
madre finalmente la hizo despertar.
Antes de cerrar sus ojos, Esther lleg ver el gesto de horror de Teresa, todo le pareci como si ella
fuera a cmara lenta, como si todo cuanto pasara por delante de sus ojos fuera una pelcula, Maca, su hija,
su madre, su novio, finalmente su abuela, una abuela que la miraba sonriente, con esa misma sonrisa suya,
con esa sonrisa con la que un da se fue.
Desde el otro lado de la alambrada, segundos antes a la explosin, Teresa tocaba con sus pies el
suelo que les daba la tranquilidad de estar protegidos, nerviosa levant la cabeza y busc la cafetera, aquel
coche donde sus dos amigos llegaban para como ella salvarse de la locura que haban dejado atrs y volver
a casa junto a sus familias. Su gesto marc sorpresa al ver llegar el coche a toda velocidad y de repente
derrapar, no pudo evitar ponerse la mano en la boca para sofocar un grito ahogado, su tensin fue
insoportable cuando vio como se abran las puertas y ambos salan corriendo, pero nada comparado a la
angustia, el dolor y el pnico cuando vio como uno de los hombres con un lanza granadas disparaba
haciendo explotar la cafetera, viendo como los dos volaban despedidos del suelo cayendo a metros de
distancia del lugar, el sonido de los soldados de la frontera disparando hacia los guerrilleros Teresa no lo
escuch, tan solo sinti la frialdad de unas lagrimas que recorran sus mejillas, y un dolor tan hondo en el
corazn que por un segundo, sinti con gesto desgarrado que le haban atravesado a ella alguna de las
balas.
El paso del tiempo cuando esperas una noticia tan importante como la que Maca esperaba, pareca
que lo haca con lentitud burlndose de ella, y el mismo fro que notaba a travs de la ranura de la ventana
donde se haba sentado en el sof, lo senta en su alma, quedaba poco pero lo poco que quedaba le estaba
pasando tan lentamente que no saba ya en que matar ese lento morir de los minutos. Si hubiera estado ms
tranquila la reaccin de su padre con la nia le hubiera llegado a emocionar, incluso escuchar hablar a su
madre de Esther con tanto cario an sin conocerla, pero estaba tan sumida en el paso pesado y lento de los
minutos que ni siquiera haba podido demostrar alegra, ms bien todo lo contrario una profunda tristeza
hacia su entorno incluso, agradeci que se llevaran a la nia para quedarse sola y pensar, algo en ella le
deca que quizs estaban en problemas. Se levant para ducharse con el mvil tras ella, su cabeza no se
detena, no poda hacerlo era imposible estar tranquila.
Despus de la explosin y las balas perdidas, sin dudarlo Massamba, Ngouabi, Yildas, Dib as como
algunos soldados se acercaron a la pareja, cada una a un lado, boca abajo Vilches, de lado Esther. Los
gestos de los hombres eran de pnico, mientras las mujeres lloraban tratando que los nios no vieran lo
ocurrido. Teresa tard en reaccionar pero cuando lo hizo comenz a gritar como loca la presencia de
mdicos, un par de jeeps ranchera que hacan las funciones de ambulancias llegaron hasta el lugar de los
hechos. Massamba llevaba la sangre de Vilches en su ropa, Yildas con gesto paralizado llevaba la sangre de
Esther, y Teresa al llegar y ver el estado de ambos, solo pudo susurrar.
T_ Dios mo no
Eran las ocho de la tarde, junto a Maca una Cruz algo desesperada se haba sentado en el sof en
silencio pensando cada una en miles de posibilidades, que cuando a una le parecan lgicas las elevaba en
918
voz alta para tratar de tranquilizar a la otra, aunque nada poda engaar el corazn al menos podan
apaciguar los nervios.
M_ No entiendo porque no llaman, son las ocho y cuarto y deben haber llegado ya.
C_ Si pero te dijeron que el avin sala a media noche la mir tratando de calmar sus propios nervios.
Qu vas a hacer cundo est aqu Esther? Maca la mir sonriente. A parte de
M_ Yo no he dicho nada eh? dieron una carcajada. Pues no lo s Cruz, tendr que volver a trabajar en
el Hospital, y esperar a que podamos volver.
C_ Con la nia?
M_ S.
C_ Te lo has pensando bien?
M_ S, claro
C_ Esther piensa igual? le pregunt tras dar un sorbo a su tnica.
M_ S, estuvimos hablando diversas posibilidades yo no soy de ciudad Cruz.
C_ Pero ahora ya no es igual hay una nia y despus de esta experiencia no s.
M_ Bueno, en el caso que Esther no quisiera ir pues tendra que aguantarme y quedarme aqu.
C_ Hblalo bien, no vayis a tener problemas, recuerda que yo tuve que dejar las cosas claras con Vilches.
M_ Si, lo recuerdo aquellas crisis en la distancia rea.
C_ En el fondo tena razn, aquella zona no es para mujeres y nuestra hija necesitaba de una madre, ahora
no s que pasar cuando venga porque mi hija, necesita de padre tambin.
M_ Si son su telfono y ambas saltaron hacia delante.
C_ Quin es? le pregunt al ver su gesto.
M_ Julia resopl tratando de controlar la modulacin de su voz. Hola Julia. Si. Hemos quedado a las
nueve verdad?, ya?, me estoy arreglando no estoy con Cruz tratando de ver si nos llaman y nos dicen
algo, de verdad?, te lo agradecera mir hacia el techo con actitud cansada. Claro hasta ahora.
Joder
C_ Est pesada.
M_ Est salida que no es lo mismo le dijo mordindose el labio. Reconozco ese tono de voz a mil
leguas.
C_ Te ests metiendo en una trampa t misma Maca.
M_ Si, no te digo que no, pero mira tenemos el avin esperando.
C_ A cambio de?
Maca guard silencio, ni siquiera hizo el ms mnimo movimiento para arreglarse, se morda la ua
del dedo gordo pensando que era cierto, en un primer momento haba pensado no ir a la cena, dejarla
plantada, pero sin embargo la hora de salida del avin le dejaba poco margen para hacer algo as, no quera
ir a cenar pero saba que su actitud estaba gustando a Julia que realmente le importaba bien poco si
llegaban o no, tan solo le importaba hacer que Maca despus de todo se mostrara igual de interesada en ella
como si nada hubiera cambiado.
M_ Voy a vestirme.
C_ Y si no vas?
M_ El avin sale a las doce y sta es capaz de hacer cualquier cosa con tal de joderme, y lo que quiero es
que estn aqu.
C_ De verdad crees que se ha credo lo de Esther?
M_ No lo s, creo que la actitud de Encarna juega a nuestro favor.
Horas antes
919
Las dos camillas con los dos cuerpos, entraban en el hospital de la ciudad, ensangrentados, Teresa
subida sobre Vilches haciendo un masaje cardaco que le estaba costando casi la vida, no pensaba en otra
cosa que en reanimar el corazn, no saba como iba Esther, tan solo haba visto quemaduras en la espalda,
y sangre por todo su cuerpo. Al llegar los mdicos consiguieron con la ayuda de Teresa seguir con el
masaje cardaco, al apartarse sus piernas comenzaron a temblar y fueron los brazos de Massamba que la
haba acompaado junto a los dems quien la sujet.
Ma_ Todo ir bien Mami le dijo mientras le ca una lagrima por su rostro.
En su casa desesperada Encarna trataba de calmar sus nervios, su marido le haba dado de lado en
aquella espera, ella se fue sabiendo lo que haca no?, pues ahora que acarree con las consecuencias , tras
aquella frase se dio cuenta de la diferencia que haba entre un padre y una madre, las entraas donde haba
dado vida a su hija podan ms que cualquier otra cosa, peda y rogaba que volviera, le daba lo mismo que
junto a esa mujer, tan solo rogaba con el rosario en sus manos que su hija pudiera llegar sana y salva.
Dentro de su desesperacin, hizo una llamada.
Maca sala de su habitacin con unos vaqueros, botas y una camiseta ceida, se notaba su delgadez,
y el tono moreno en su piel, francamente se le vea hermosa pero no lo poda disimular, la mirada opaca
demostraba la tristeza que senta en su interior.
En el hospital, lejos muy lejos de aquellas dos mujeres que haban sido engaadas, que pensaban que
todo estaba correcto, los mdicos luchaban contra reloj por ellos, Teresa esperaba fuera desquiciada pasillo
arriba, pasillo abajo, separndose moscas de la cara con su mano, resoplando sintiendo la pesadez de los
tres das en sus piernas, desesperada ante la falta de noticias, decidi hacer algo.
T_ Massamba acompame por favor, necesito poner al da a Dvila, debe saber esto.
Ma_ Si mami.
Con la ayuda de la secretaria de aquel hospital, pudieron localizar la embajada, y con ella a Dvila.
El hombre haba recibido la llamada de Julia y le contest contento.
Se haban marchado juntas de casa de Maca, a Cruz le haba dejado el taxi en la puerta de su casa,
Maca continuaba rumbo hacia su cita, por su cabeza miles de imgenes, miles de ideas, y de pronto, una
solucin.
Eran las nueve y media, Julia mova los dedos nerviosa sobre la mesa, su gesto poco a poco fue
cambiando cada vez que la puerta se abra pensaba en verla entrar, con esa melena al viento que la volva
loca, estaba maravillosa y tena tantas ganas de estar con ella que haba tenido que prepararse para cenar en
un restaurante y no ir a por el postre directamente en la habitacin. Aquel retraso en ella no era lo habitual,
nunca llegaba ni un minuto tarde, y en esa ocasin lo haca media hora, llam al mvil sin querer aparentar
desesperacin carraspe para dar la impresin de tranquilidad, tan solo le hara ver preocupacin por ella.
Diez minutos despus su mvil sonaba, en la pantalla vea el nombre de Maca, sonri, hacia efecto
sus llamadas, volva ver como sus influjos sobre ella esa sonrisa hasta cierto punto maquiavlica le ilumin
el rostro.
Tras colgar la sonrisa de Maca fue tremenda, apoy el telfono sobre la barbilla y sigui mirando
por la ventanilla la luna hermosa a pesar de taparla alguna nube oscura y querer menguar su magia, para
ella tan solo pensar que al da siguiente podra compartirla con Esther le daba la sensacin de bienestar, de
profundo alivio.
El taxi par y Maca baj con los nervios habituales cada vez que se detena ante las puertas de
aquella casa, toc el timbre y una compungida sirvienta le abri la puerta.
M_ Hola espero que no sea muy tarde puedo hablar con Encarna?
An_ Pues no lo s le dijo con dudas.
M_ Podras preguntarle? la mir con cierto malestar.
A_ Espere aqu.
Al verla en ese estado no pudo reprimir un cierto malestar en la boca del estmago sin saber muy
bien a que era debido. La sigui tras una mirada juiciosa, Maca se qued esperando en el pequeo
922
despacho, all haba una fotografa que al verla le dola el alma sus ojos se entrecerraron un poco, all con
su sonrisa a pesar de algo triste, estaba Esther con un chico, la tena abrazada por la cintura, odio al chico,
odio aquellas manos que la tenan sujeta, le hubiera gustado arrancar aquel maldito retrato y echarlo a la
basura. Sin embargo el sonido de la puerta le hizo girarse. Encarna la mir iba vestida que se notaba vena
de alguna cita importante, y eso le provoc un grave pellizco en su corazn. Se miraban desafiantes. El
silencio se instaur entre ellas. Maca trag saliva sintindose muy incmoda pero quera probar por ltima
vez antes de que llegara Esther, quera solucionar sus problemas con su suegra.
M_ Hola.
En_ Qu quieres?
M_ Vena a hablar con usted, he estado hablando con Julia.
En_ Imagino le dijo mirndola de arriba a bajo.
M_ Mire Encarna por favor Esther va a llegar y no me gustara que se encontrara con esta situacin.
En_ Puedo decirte una cosa Maca.
M_ Claro sonri con cierto temor por su gesto, entonces vio lagrimas y en sus ojos y su sensacin fue
peor. Dgame.
En_ Te ruego que despus de esto, no te acerques a mi hija que te quedes con Julia o con quien te d la
gana, pero te agradecera que dejes a mi Esther tranquila.
M_ He venido para tratar de hablar con calma, creo que est sacado unas conclusiones precipitadas y
equivocadas.
En_ Ya veo lo que te importa mi hija.
M_ Mucho, ms de lo que usted puede imaginar.
En_ Me gustara que por favor te marcharas de mi casa.
M_ Encarna maana cuando venga Esther no me gustara que pasara un mal momento por usted, y por
m la miraba fijamente quera terminar con aquella estpida para ella postura en su contra. No quiero
que Esther llegue y vea que estamos mal.
En_ Esther no lo va a ver le dijo con tanto dolor, con tanta rabia que Maca sinti como si ante de que
hablara le quitaran el alma con un araazo. Est muy grave y no s si llegar con vida aqu.
M_ Qu! la mir incrdula y con tono de sorpresa le pregunt con una media sonrisa irnica.
Pretende que me crea eso?
En_ Lo nico que pretendo es que te vayas de mi casa, y que te vayas ya!
Las prisas en el hospital de Likolela, de un lado a otro, la mezcla de goteros, moscas, inyecciones,
prisas, y una profunda angustia por parte de Teresa, de los dems que haban conseguido llegar para
acompaar a los blancos en su agona. Y para que un doctor pudiera revisar a Nsona.
Ma_ Mami.
T_ Dime Massamba sus ojos estaban hinchados de llorar, unas profundas ojeras de cansancio se
marcaban en su rostro.
Ma_ Decirme que Dvila estar al telfono.
T_ Vamos
Corrieron por los pasillos, a pesar del cansancio acumulado, a pesar de seguir con su ropa mugrienta
por el sudor, la sangre y la penetrante olor a cloroformo sus piernas se mostraron giles para cruzar pasillos
y llegar desesperada hasta el telfono.
Mientras, en casa de su suegra con gesto de perplejidad, gesto de no entender absolutamente nada, se
encontraba Maca, la mirada de su suegra, el odio reflejado en sus ojos hacia ella, la fotografa justo detrs,
Esther la respiracin se volvi pesada, su corazn sin embargo se volvi gil en latidos seguidos y el
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golpe de aquella noticia fue como si el puo de un boxeador le golpeara la boca del estmago y la dejara
sin aire.
Con sus manos apretando el telfono Teresa escuchaba atentamente lo que Dvila le deca, de vez en
cuando abra sus ojos pero no hablaba. Al colgar, suspir, se mostr nerviosa, pensativa y finalmente le dio
una orden a Massamba para que reuniera a todos en el hospital.
Cuando llegaron, las mujeres se les notaba la tristeza, Nmaba con su viejo perro que trataba de cazar
las moscas perdidas, las dems con el temor a lo que mami pudiera decirles. Todos afectados porque saban
que de una manera u otra estaban a punto de despedirse de ellos.
T_ La verdad que esto es una de las cosas ms duras que voy a hacer, pero s que entenderis que lo
haga, y no quera irme sin deciros que sois mi familia y que voy a viajar con ellos hasta Madrid, tenemos
en una hora un avin preparado para estos casos, pero os prometo que volver porque no quiero vivir sin
vuestra compaa trataba de aguantar las lagrimas pero la emocin la embargaba.
Ma_ Mami nosotros esperar.
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T_ Os voy a echar de menos dijo ya llorando. Muchsimo.
Despus de decir las palabras las lagrimas inundaron su rostro, uno a uno fueron abrazando a la gran
mami, a esa mujer que les haba enseado a hablar otro idioma, a mostrar una sonrisa a pesar del mal
tiempo, a cuidar de sus mujeres, a contar historias de amor, esa mujer que haba pasado noches curando a
sus mujeres, cuidando de sus hijos o simplemente tratando de explicar a los hombres porque en otros pases
se viva mejor. Esa mujer que haba conseguido a travs de los seis aos que compartan la aldea, ganarse
primero el respeto pero sobre todo el inmenso cario que en cada abrazo que daba a su despedida notaba en
esas gentes. Fue tremendo cuando se abraz a Lula, la muchacha lloraba sin cesar, no poda evitar sentir
tanto miedo, para ella Teresa haba significado todo, era como una madre, y aunque estar junto a
Massamba era lo mejor que haba descubierto, Teresa era quien le daba la paz, el equilibrio.
Mientras Maca segua en casa de Esther, le pareca tan injusta la actitud de Encarna que se haba
negado a marcharse, le haba gritado poco le importaba, le haba exigido saber, hasta que la desesperacin
era tal que la cogi de los brazos, la plant delante suya y le exigi con furia que le dijera la verdad, a lo
que Encarna contest con voz helada.
Los ojos inyectados de locura de Maca a pesar de tratar por todos sus medios de tranquilizarse, se
clavaron en los temblorosos de Encarna, Maca la estaba poniendo en la cuerda floja, su coraje le estaba
haciendo flaquear. Tras suspirar como quien al hacerlo encuentra las fuerzas suficientes como para seguir
viviendo, le habl sin a penas mirarla.
En_ Gracias a tu amante haba una pista para esta noche a las doce de all, por mediacin de un amigo de
la embajada de Espaa en Sudan los traern, el estado de ambos es grave, les explot una granada en el
coche y llevaban gasolina, les alcanz y vienen mal.
M_ No cerr los ojos con dolor notando como el pecho le daba un fuerte calambrazo.
En_ Y ahora por favor vete de mi casa, no quiero volverte a ver.
M_ S que no le importa, pero a m s, necesito a Esther as que ni se le ocurra hacer algo que trate de
alejarla de m. Esto no va a quedar as.
Abandon la casa temblando no por el fro que haca en la helada noche de Madrid, sino por el
miedo, las lagrimas se congelaban en sus mejillas y los pies le pesaban como si hubieran metido en sus
botas toneladas de peso. No saba que hacer, estaba perdida en la calle, necesitaba un abrazo, ese abrazo
que si estuviera a su lado sabra como drselo Esther, su sonrisa se form en el fro vaho que sala de su
boca entre abierta por el dolor, por la pena, no poda pensar en otra cosa que fuera Esther, y su Esther no
925
saba que le pasaba, en que estado se encontraba, que heridas poda tener. Pens en Cruz, detuvo un taxi y
se fue hasta su casa. Al llegar la cirujana abri con un nudo en su garganta, con los ojos repletos de
lagrimas y sin decir nada se abrazaron las dos rompiendo a llorar.
M_ Cruz.
C_ Lo s.
M_ No puede ser.
C_ Dios mo Maca
A las doce de la noche, un avin tomaba pista, una vez cumplidos todos los requisitos, suban a
Vilches y Esther, tras ellos una Teresa completamente destrozada por lo que dejaba atrs, y aturdida por lo
que sucedera en las prximas horas. Los mdicos tomaron todas las precauciones, se sentaron mientras el
avin tomaba altura, y una vez en el aire siguieron trabajando.
T_ Vamos aguantar volvemos a casa chicos volvemos a casa les dijo a Vilches y Esther con un leve
puchero en su barbilla.
Haba pasado media hora desde que Maca se haba marchado de su casa, Encarna no haba podido
acostarse, su marido tampoco, desde que se haba enterado por casualidad al escuchar a Encarna con su
mejor amiga contarle lo de Esther y Maca, haba trazado una lnea donde no haba cabida para su hija, pero
una cosa era aquella lnea, otra que Esther la hija risuea y aparentemente feliz iba en una avin
debatindose en estado grave entre la vida y la muerte. Cada uno en una sala, cada uno en un lugar de la
casa Antonio con una copa de Coac, Encarna con un pauelo, y es que desde su marcha la casa se haba
quedado ms en silencio que nunca.
Son el timbre de la puerta, ambos salieron de sus lugares diferentes para ver quien era, la hora les
haca pensar que poda ser alguien que les llevaba noticias sobre el estado de Esther o el avin. Angustias
pas y tras ella Rosario con gesto compungido, se dirigi hasta Encarna y la abraz, la mujer necesitaba
aquel abrazo.
Ro_ Tenemos que hablar Encarna los tres tenemos que hablar.
Los nervios, los paseos de un lado a otro en la casa de Cruz, las llamadas, las informaciones
contradictorias, los llantos, ambas perdiendo el control. Pero no estaban solas hasta su casa se haba
desplazado Claudia, por su cuenta tambin trataba de averiguar pero sobre todo trataba de tranquilizar,
mantener la cabeza fra y ver las mejores soluciones ante los problemas que se venan encima.
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Cl_ Maca est en su derecho al menos hasta que Esther vuelva en s y diga lo que quiere, que sin duda ser
estar a tu lado le deca tratando de tranquilizarla.
M_ Joder dijo con rabia apretando los dientes mientras volva a pasear de un lado a otro nerviosa,
entonces se detuvo se gir y les pregunt. Y si no vuelve en si?
C_ Por qu no me contestan?
Cl_ En la embajada deben estar ya durmiendo todos ninguna supo que contestarle.
M_ La madre que los pari.
C_ Dvila, eres t! puedes decirme que hostias ha pasado!, por qu no nos han dicho nada? espero
que tengas una buena excusa cabrn! le espetaba fuera de control.
M_ Cruz le llam la atencin.
C_ Dnde estn?, cmo estn?, en que estado vienen?
M_ Cruz vale ya! le dijo alterndose un poco.
Cl_ A ver djame que yo hable con l. Dvila?
C_ Voy a volverme loca dijo resoplando.
M_ Cruz qu va a pasar?
C_ No lo s si es una granada imagino que junto a la explosin si les ha pillado separados del coche no
tendrn quemaduras, no lo s no puedo pensar.
M_ Tengo que hacer algo Cruz, no puedo dejar que Encarna me separe de Esther.
C_ Ah no vamos a poder hacer nada la mir con tristeza haciendo un puchero en su barbilla y tras un
gesto de tristeza ambas volvieron a abrazarse.
Cl_ Chicas no son buenas noticias, lo siento las miraba a una y a otra con temor.
Una vez saban el estado de ambos, y que Teresa vena con ellos saban que no podan hacer otra
cosa que esperar, esperar las trece horas de viaje, Maca desesperada sin saber que hacer, si volver a casa de
Encarna o al aeropuerto y secuestrar la ambulancia.
Estaban desayunando algo, un caf y unas tostadas que haba preparado Claudia tras una ducha y
tratar de tranquilizarse.
Cl_ Nos tenemos que preparar, Cruz si quieres operar a Vilches no voy a dejar que lo hagas en un estado
as.
C_ No tengo apetito Claudia.
Cl_ Me da igual. Y t qu ests tramando que pones ese gesto? le dijo a Maca.
M_ Secuestrar la ambulancia cuando suban a Esther.
Cl_ Dios! susurr negando con la cabeza.
M_ En serio y luego ya dirn, pero no voy a dejar que me separen de ella.
C_ Madre ma murmur mirndola con temor.
Cl_ Deberamos tranquilizarnos, Maes est bien?
M_ Echando de menos a Esther, y qu le voy a decir ahora? la mir con los ojos repletos de lagrimas
. Cmo le digo que Esther viene mal y quiz no la vuelva a ver?, cmo le digo que su madre puede
quedarse ciega? se mordi el labio a punto de llorar.
C_ Maca de la misma manera que yo voy a decirle a la ma que su padre se puede quedar paraltico.
Cl_ Bueno vamos a esperar de acuerdo?, no vamos a adelantar acontecimientos, los diagnsticos de all
no van a ser los mismos que aqu principalmente porque aqu tenemos los aparatos que realmente nos dirn
lo que tienen.
C_ Eso es lo que me asusta, que si con lo que ellos han explorado y visto me dicen esos dos diagnsticos,
lo que podemos encontrar aqu sea mucho peor.
M_ Solo pido que viva, me da igual como pero quiero a Esther a mi lado
Cl_ Bien sabemos que el avin ya lleva nueve horas de vuelo, si os parece bien, os arreglis y nos vamos
al Hospital.
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M_ Yo no lo s porque igual joder cerr los ojos con una rabia incontrolada. Yo ir al aeropuerto.
C_ Maca por favor lo ltimo que necesitamos ahora son problemas, trata de ser sensata.
M_ Lo de la sensatez tendrs que decrselo a ella, solo falt que me arrodillara y ni por esas entr en razn.
Cl_ Bueno a ver yo creo que Encarna entrara en razn, de todos modos lo mejor es estar en el Central.
Desde all podemos saber hacia donde va la ambulancia que lleve a Esther vale?
C_ Por m bien dijo abatida mirando al vaco.
M_ Por m tambin, mierda! reneg con toda la rabia del mundo.
El avin cruzaba los cielos, las nubes de diferentes pases, llegaba al mar y los ojos de Teresa no se
separaban de los monitores de ambos, de los cuerpos de ambos, de su propia pena, atrs quedaban tantas
cosas su gente, Brbara, su perro, pero no poda dejar que aquellos dos cuerpos fueran solos, si alguno
despertaba necesitaba escuchar la voz amiga, aunque era prcticamente imposible porque iban intubados y
le haban asegurado que el estado era grave, para que seguir mintindose, precisamente eso le haba hecho
volar con ellos, si moran quera estar a su lado, al lado de dos mujeres que eran para ella como sus hijas
para darles el apoyo que estaba segura necesitaran, pero ella que era mujer optimista por naturaleza, tan
solo pensaba en que algn da volvera y podra reencontrarse con su gente, volvera a abrazarse, sonrer, o
sufrir, pero volvera. Suspir cerrando los ojos con terrible gesto de pena.
Llegaron al Hospital donde Sam la Recepcionista de pelo canoso, con acento argentino y gafas
subidas a su frente, al verlas sali para abrazarlas, ya todo el mundo lo saba, todos estaban esperndolas
con cierto temor por como estaban de animo. Para la recepcionista su ojo derecho de siempre a pesar de
coincidir poco en el Hospital, era Maca, a ella la estrech con ms fuerza.
S_ Maquita mi dulce
M_ Sam sabes algo ms? la mir con esa necesidad hambrienta de saber.
S_ No que llegan mal heridos le hablaba con su tono de voz bajo, suave y tan envolvente.
C_ Sam estaremos en mi despacho por favor si te enteras de algo nos avisas.
M_ Confiamos en tus dotes, sobre todo se acerc y le dijo en voz baja. Si te enteras que a Esther la
remiten a otro hospital me avisas porque tendr que impedirlo.
C_ Vale ya con eso Maca la ri Cruz.
M_ Si tengo que secuestrar la ambulancia y traerla, lo har lo dijo seria y convencida.
S_ Cont comigo Maquita la mir con gesto fuerte como demostrndole como siempre que estaba a su
lado.
M_ Gracias le sonri con ternura.
C_ Vamos estoy segura que Sam va a mover cielo y tierra para encontrar algo tuviste suerte que cuando
estabas herida ella estaba de vacaciones, sino, te hubiera llenado la habitacin de flores.
M_ Le va a encantar Esther sonri de lado.
C_ Lo s.
Cl_ Animo chicas todo va a estar bien les dio al ver sus gestos, y mientras Cruz reciba muestras de
apoyo Claudia le dijo. Oye Maca qu vas a hacer con Maes?
M_ Les llamar para saber como est, en cuanto Esther est aqu y la pueda tener en una habitacin, har
que la nia est con nosotras, quiero que estemos juntas.
Cl_ Ya no puedo evitar acariciar su cabeza, era la primera vez que la vea tan entregada a una mujer,
estaba segura que aquella era la mujer de su vida.
Ja_ Maca!
M_ Hola Javier.
Ja_ Oye cuenta conmigo para lo que necesites, vale?
M_ Gracias.
C_ Javier, trata de que Aimee est con nosotros, vamos a necesitar lo mejor para cuando lleguen.
928
Ja_ Est en sus das libres pero seguro viene si le aviso.
He_ Cruz, Maca! apareci Hctor. Recin me enter.
C_ Si.
He_ Sabs que pods contar conmigo eh? le toc la barbilla a la cirujano que sonri cansada y triste.
C_ Gracias. En cuanto sepa cual es el estado real, haremos una reunin.
He_ Maca deberan descansar eh?
Al_ Maca Maca! apareci Alicia corriendo. Lo siento me he enterado de lo de tu novia bueno tu
mujer bueno tu pareja deca mordindose el labio inferior algo nerviosa.
M_ Si, est viajando.
Al_ Si necesitas algo
M_ Gracias le haba llamado la atencin su ofrecimiento.
C_ Vamos Maca. Es buena chica eh? le sonri. Hara buen equipo con Esther.
Entonces sus ojos sin remedio se llenaron de lagrimas, podra Esther volver a trabajar?, podra
recuperar lo que haba perdido?, una angustia llen su interior y fue Cruz quien la hizo entrar y sentarse,
mientras pareca que se iba a ahogar, con la ayuda de Cruz y Claudia, pudo superar su ataque de ansiedad.
La hora siguiente pas con lentitud, seguan esperando noticias, Cruz como Directora de urgencias
del Central, haba preparado todo para atenderlos, tan solo saban por encima su estado, y lo que saban era
descorazonador teniendo en cuenta que deban llegar vivos en avin, enfrentar 13 horas de vuelo todava
complicaba todo. La puerta se abri y apareci Sam, con su gesto de bonanza y unos cuantos cafs, las
conoca eran mdicos y no necesitaban tilas, sino caf.
C_ Gracias Sam.
S_ Trat de hablar con la cpula de MSF, me dijeron que fue Julia la que consigui el avin.
C_ Ya.
M_ Eso no es cierto, el avin lo consigui Encarna, ella solo la pista.
Cl_ Tampoco seas tan tiquis miquis Maca le dijo un tanto cansada de sus objeciones y pensamientos, se
notaba que estaba fuera de si.
S_ Parece ser que vienen hacia ac.
M_ Quin? la mir seria.
S_ Ya sabs, esos buenos para nada que no sea figurar en la tele.
C_ Era lgico Maca, as que paciencia llamaron a la puerta. Adelante.
R_ Hola Macarena, Cruz, Claudia, Sam.
Entr Rosario acompaada de su marido, tras l, una Encarna con ojeras pronunciadas, con
semblante serio y por primera vez Maca conoci al padre de Esther, a se hombre del que su hija hablaba
ms bien nada. Los mir con dolor.
S_ Bueno luego nos vemos la mujer sali pensando Meu Deus se puede cortar la tensin mi
Maquita va a estallar, si fuera creyente rezara
R_ Macarena hija la abraz.
M_ Y Maes?
R_ He llamado a la ta Maria, la he dejado con ella he credo que aqu hacamos ms falta. Cruz te presento
a Encarna y Antonio, los padres de Esther.
C_ Encantada.
M_ Qu hace aqu? se acerc a Encarna.
R_ Macarena le advirti su madre.
M_ No s a que cojones viene, pero solo le digo una cosa con su clsica postura desafiante, con las
piernas algo abiertas, su ceo fruncido, sus ojos algo entrecerrados y con la voz tranquila pero fuerte,
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segura de todo cuanto le iba a decir, prosigui. Haga lo que haga Esther va a estar a mi lado, nada ni
nadie lo va a impedir. Aqu estn los mejores mdicos, y para Esther quiero lo mejor.
R_ Macarena trat de frenarla.
Claudia sali tras ella, negando con la cabeza, la detuvo en el pasillo justo cuando vieron como
llegaba Sam corriendo hacia ellas.
M_ Qu pasa?
S_ Maquita!, mi dulce, la puerta est llena de periodistas.
M_ Joder
S_ Y tengo una noticia para ti sonri.
M_ Qu?
S_ No tens que secuestrar la ambulancia, tu Esthercita viene ac, tu mam me lo confirm.
M_ Cmo? la mir algo aturdida.
Cl_ Anda vamos vamos a la terraza necesitas aire. Gracias Sam.
En el hall, nerviosos, todo preparado, los quirfanos, los compaeros, los de seguridad avisados para
que alejaran a los periodistas, Rosario, Pedro, Encarna y Antonio, con la representacin de MSF esperando
en el pequeo hall de la UCI, todo bajo control y todo descontrolado para Cruz y Maca. Sam luchando con
las llamadas de las cadenas de televisin, de radio, paseos arriba, paseos abajo, las enfermeras esperando
ansiosas porque Vilches era uno de esos mdicos que para ellas no olvidan, y saber en el estado en que
llegaba a todas les produca cierta preocupacin, y las ganas enormes de que todo saliera bien.
La primera ambulancia lleg, saban que era Vilches, Ral apart de un golpe a un periodista que
trat de sacar un fotografa, con precaucin pero a toda velocidad la camilla de Vilches repleto de cables,
intubado, y con un monitor sobre sus pies pas volando recepcin, dentro ya le esperaba Cruz, que al verlo
sinti el impacto brutal del terror.
La segunda ambulancia llegaba, los periodistas queran sacar cualquier instantnea, Ral ayud a
Ricardo para apartar algunos y poder abrir la puerta, a Maca se le haba secado la boca, notaba como su
garganta suplicaba agua, como sus piernas temblaban y como la necesidad de ver y besar a Esther no la
dejaban moverse de su sitio, junto a ella Claudia que haba sido su mayor apoyo.
Su rostro quedo tan impactado como el de Cruz, Esther llegaba igual que Vilches solo que ella
adems llevaba los ojos vendados, y heridas en la cara, Maca no se pudo mover hasta que la camilla haba
pasado, el impacto fue tan brutal como lo haba sido segundos antes para Cruz.
Entr en el box, se puso junto a Aimee, Claudia tambin, y mientras Aimee peda pruebas sin cesar
y la haban pasado a la camilla, Maca se precipit hasta el cuerpo de su mujer abrazndose a ella,
rompiendo a llorar mientras la llamaba.
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Al salir, se apoy contra la pared la frente, los cortes en su cara, la venda en sus ojos, el pelo
recortado torpemente, las heridas en sus brazos, no pudo evitar sentir que el mundo se le vena encima,
pero una voz pareca llegar para rescatarla.
T_ Maca
No hicieron falta palabras, tan solo un abrazo y un llanto descontrolado por ambas partes, una
imagen desgarradora de dos mujeres por Esther, que lleg al corazn de Encarna que vea la escena rota
por su propio dolor y sufrimiento.
Las pruebas dieron los peores presagios, a Esther una vez reconocida decidieron que haba que
operarla de su tobillo izquierdo el cual tena los ligamentos rotos, las heridas haban sido bien limpias sin
embargo se llevaron a un aparte a Maca y sus padres para explicar bien la lesin que ms les preocupaba.
Ai_ Bueno Maca, la situacin es complicada, el tobillo no me preocupa pero es cierto que tiene una lesin
ocular Encarna cerr los ojos preocupada, Maca apret las mandbulas. Ahora mismo la hemorragia
interior no nos deja llegar a la profundidad del ojo.
En_ Quiere decir que va a peder la vista? lo dijo como si le hubieran arrancado el alma.
Ai_ Su hija ahora mismo debido al impacto sufre una ceguera que slo con el paso de los das sabremos si
es temporal o no.
En_ No. susurr mientras su marido la abrazaba.
Ai_ Maca, sabes que hay riesgo de que la lesin sea grave verdad? le pregunt al ver que pareca muy
lejos de all.
M_ Perdona Aimee qu?, qu decas?
Ai_ Tienes que ser fuerte porque cuando Esther despierte va a necesitar que todos a su alrededor estn
fuertes, vamos a mantenerla en el coma inducido, las heridas que tiene y algunas quemaduras le haran
tener un dolor insoportable.
M_ Si, si Teresa se puso a su altura pasando su brazo por la cintura. Y el tobillo?
Ai_ Hemos hablado Javier y yo, creemos que es mejor que pasen unos das para operarla, no la voy a
despertar hay que ponerle sangre perdi mucha.
M_ De acuerdo respiraba con dificultad.
Ai_ De momento es todo lo que puedo decirles se dirigi a sus padres.
En_ Gracias doctor, puedo pasar a verla?
Ai_ En cuanto terminen con las pruebas le contest asintiendo.
M_ Y Vilches? lo mir con temor.
Ai_ Vilches tiene una lesin demasiado cerca de la mdula, es una ciruga de alto riesgo, ahora mismo
estn estudiando su caso.
M_ Gracias.
Ai_ Necesitas algo? Maca neg con la cabeza. Est bien voy con Cruz.
T_ Maca cario ya has escuchado a Aimee, tienes que ser fuerte si?
M_ Esther es la fuerte Teresa yo no susurr abatida abrazndose a ella.
T_ Vamos pequea todo ir bien.
La abraz con el pensamiento en Vilches, y en el problema tan grave que se le haba presentado a
Esther, y una vez se despertara lo mucho que iba a necesitar el apoyo de Maca. En esos pensamientos
estaba cuando lleg Sam.
S_ Teresita te consegu algo de ropa para que te acomodes le entreg su maravillosa sonrisa.
T_ Gracias Sam.
S_ A vos te importa que hablemos?
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T_ No. Maca ahora vuelvo.
Una vez Esther en la UCI les dejaron que pasaran a verla, Maca mir a Encarna y con ms o menos
gracia le hizo una seal para que pasara. Rosario se haba quedado con ella y haban decidido acercarse a
ver si Claudia les informaba sobre la operacin de Vilches. Maca se asom al quirfano para hacerle una
seal y que saliera.
M_ Cmo va?
Cl_ La lesin es grave pero Cruz est convencida que la van a reducir.
M_ Ya seguro que lo logra dijo con desgana ante la mirada de pena de su madre.
Cl_ Oye Maca, por qu no descansas un poco?, Esther est fuera de peligro y va a estar vigilada.
R_ Eso le he dicho yo pero no hay manera hija, no me hace caso.
M_ No voy a separarme de Esther, no ahora.
Cl_ Precisamente ahora es cuando puedes Maca, la nia tambin te necesita.
M_ No Claudia. Cuando termine la ciruga por favor decirme algo su gesto era ms apenado que
cansado, pero se le notaba tan afligida que levantaba la preocupacin en todos.
Cl_ Va para rato Maca.
M_ Menuda mierda!, no s porque cojones me tuve que venir!
R_ Vamos hija de nada sirve eso ahora, es una manera tonta de castigarte, lo que tienes que hacer es tratar
de estar lo ms relajada posible, vale?
M_ Ya y eso cmo se hace? la mir desesperada.
R_ Estando al lado de tu mujer, apoyndola y demostrando que la amas de verdad, pero tambin
descansado, lo necesitas.
M_ Por qu no se la llev? le pregunt al entender que hablaba de Encarna.
R_ Digamos que tuvimos una charla intensa.
M_ Gracias le sonri.
R_ De nada hija, es lo menos que puedo hacer.
M_ Ahora tiene heridas en la cara y con esa venda no se aprecia pero es tan guapa, es tan maravillosa
mam.
R_ Lo veo en tus ojos sonri. Vamos.
Cuando Maca lleg Encarna an estaba dentro, al no ver a Teresa decidi irse hasta la cafetera,
necesitaba un caf bien cargado y un rato de soledad para asumir todos los cambios que iban a darse en su
vida, desde ese preciso instante.
Mientras, la operacin de Vilches segua, Cruz, Javier y Hctor, trataban de remediar una lesin
irreversible, iban por buen camino pero esa clase de cirugas nunca se poda mostrar seguridad.
Al llegar Teresa, busc con la mirada a Maca pero no estaba, s lo hacia una Encarna ojerosa,
llorosa, bien instruida por Sam lleg hasta su lado, le sonri como solo Teresa saba sonrer.
T_ Puedo?
En_ Claro.
T_ No nos han presentado pero soy Teresa, he estado con su hija desde que lleg.
En_ Si, lo s, ella me habl de usted.
T_ Por favor tutemonos no te parece?, al fin y al cabo compartimos algo hermoso y es el inmenso cario
que siento por Esther.
En_ Est bien.
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T_ Quieres un caf?, una tila, algo? la miraba con distancia.
En_ No gracias, no me pasa nada.
Hubo silencio intenso, donde tan solo se escuchaban los sonidos de pisadas que iban y venan a
travs del pasillo donde esperaban.
En_ Supongo que me vas a vender a Maca como la mujer de la vida de mi hija.
T_ No, yo no tengo que vender nada, a todo caso lo nico que puedo hacer es hablarte de la felicidad de
Esther en la Selva, nada ms le dijo convencida.
En_ Las ideas estpidas de mi madre dijo con rabia. Ella siempre dicindole tienes un corazn tan
grande que seras una estupenda enfermera.
T_ Pues tu madre dijo una gran verdad, la conoca bien.
En_ Qu quieres decir? la mir con el cejo fruncido.
T_ Mi madre muri cuando yo era muy joven, tuve el ejemplo de las madres africanas toda mi vida, la
libertad en el pensamiento es algo impresionante, aunque si bien es cierto las leyes machistas cortan esas
alas, al fin y al cabo tratan de que sean libres. Cuando conoc a la madre de Maca, Rosario, con todos sus
prejuicios por la vida de su hija, me alert, porque como deca una vieja mami africana, los llevamos en
nuestras entraas, los parimos, los educamos, pero su vida es Suya recalc la palabra. Y hagan lo que
hagan las madres estaremos a su lado porque han estado en nuestras entraas y eso no hay nada ms que la
mala fe lo que puede separar a una madre de su hijo. Viene a decir que Esther ha sido muy feliz junto a
Maca, lo puedo asegurar, la he visto rer, llorar, disfrutar, todo junto a Maca, Maca no era una mujer fcil,
es de armas tomar, pero Esther ha sabido domarla, y yo creo que t eres inteligente, todo cuanto hagas para
separarla de Maca, ir en tu contra porque cuando el corazn est entregado no le importa derribar los
muros que a su paso levanten, y yo s que la quieres y mucho, me lo dicen tus lagrimas.
En_ Y si se queda ciega, crees que ella no huir?
T_ Bueno esa pregunta si conocieras a Maca sobrara. De todos modos, yo no voy a venderte a Maca. Un
caf? le sonri.
Con el abatimiento que se le clavaba en el alma da tras da desde que se haba separado de Esther,
Maca deambulaba por la terraza del Central, era su sitio favorito cuando deba pensar. Y all estaba viendo
el atardecer con un caf en su mano y la mirada perdida en el horizonte.
Una voz le sorprendi, y se gir.
Cuando Cruz sali de quirfano, lo haca con el gesto cansado, pero al mismo tiempo ms sereno
que cuando entr, tras siete horas haban intentado reducir al mximo los daos que podan quedarle a
Vilches tras el ataque. Al salir se encontr que la esperaba sentada Maca, su cara no era mucho mejor saba
que apreciaba mucho a su marido y que sin duda lo que estaba mostrando era una preocupacin sincera y
emotiva dentro de la poca expresividad que sola demostrar Maca.
M_ Qu tal ha ido? le pregunt entregndole una taza de caf que haba preparado para ella.
C_ Uf! resopl al sentarse. Gracias. Creo que bien hemos descomprimido las vrtebras lumbares con
lo que el dao en la mdula lo hemos podido evitar, pero ya sabes hasta que no baje toda la inflamacin
neg cerrando los ojos con cierto abatimiento.
M_ Por qu no te vas a casa?
C_ No podra. Por qu no te vas t? le pregunt con sonrisa triste.
M_ Tampoco podra, necesito ver a Esther, tocarla, sentirla he pasado mucho miedo Cruz, nunca me haba
sentido as.
C_ Lo s sonri.
M_ Ya vers como todo va a salir bien y un da nos reiremos de esto.
C_ Y las lesiones de Esther?, Aimee me coment algo pero
M_ Tiene fracturado el tobillo, y los ligamentos, eso no me preocupa, lo preocupante es la lesin en los
ojos.
C_ Si, bueno vamos a ser ambas optimistas dependemos del tiempo ahora es nuestro aliado.
M_ O enemigo.
C_ Prefiero que sea aliado ambas sonrieron con tristeza. Qu tal con Encarna?
M_ No me mira, me omite, y ni te cuento el padre de Esther, me fulmina con la mirada en cuanto aparezco.
C_ Pues si qu estamos bien!
M_ Mi madre fue quien la convenci de que la dejara aqu dio un corto sorbo a su taza de caf
contrayendo la barbilla.
C_ Tu madre ha cambiado mucho, no? le pregunt frunciendo el ceo.
M_ Ya te digo. Ah!, y acabo de tener un drama con Julia, la idiota pretenda volver conmigo, cmo pude
estar tan mal por su culpa?
C_ Creas estar enamorada, te deca que un burro volaba y lo creas.
M_ Si, pero no lo estaba, ahora s lo estoy sonri.
T_ Cruz! lleg la mujer con gesto de pena.
C_ Teresa se levant y se fundi en un abrazo que a Maca le emocion.
934
T_ Qu tal ha ido?
C_ Bien le contest sin poder evitar algunas lagrimas con ella, Maca se puso en pie acariciando su
espalda.
T_ Nos salvaron la vida, no dudaron en poner su vida en riesgo por nosotros las miraba emocionada y
orgullosa. Slo por eso estoy convencida que todo va a salir bien, no os preocupis.
Como estaba en medio de ambas, no dud en dar lo que en ese momento tan solo puedes dar, un
abrazo de apoyo a ambas, de presencia, de tremendo cario que senta no solo por ellas que en ese instante
lo necesitaban, sino, por quin para ella haban sido dos compaeros, dos amigos, casi dos hijos.
Haban pasado cerca de cuarenta minutos desde que Maca dejara a Cruz que se duchara, tumbar un
rato, ella se haba quedado sola en la puerta de la UCI, no saba donde estaba su suegra, ni tampoco tena
muchas ganas de preguntar. A Teresa se la haban llevado Rosario y un Pedro que deba volver a Jerez, sin
poderlo aplazar. De esa manera, ambas mujeres se haban quedado solas en casa con Maes, Teresa pudo
disfrutar de la nia, sus sonrisas, sus lloros, y as todava senta ms aoranza por lo que haba quedado
atrs.
R_ S que me he comportado bastante mal con mi hija mucho tiempo, y s que cuando deb estar a su lado
no lo estuve, tambin s que t fuiste quien la ayud y quera darte las gracias por eso le dijo de pronto
Rosario como si callarse le hiciera sentirse mal.
T_ Maca es una persona excepcional, quiz no deberas darme a mi las gracias de que est as tan centrada,
deberas agradecerlo a la mujer que tiene a su lado, a Cruz quien la levant cuando peor estaba, a todos y
cada uno de los componentes de la familia que ramos en la aldea. Ella solo recibi lo que se gan, un
inmenso cario por parte de todos.
R_ Tienes razn, estaba ciega por la situacin que sin querer me haba impuesto Maca con su vida, no
poda entender que a mi hija le gustaran las mujeres y me ha costado un tiempo adaptarme a eso, pero te
aseguro Teresa que he aprendido la leccin, veo a Encarna y me veo a mi misma, no es fcil.
T_ Con Encarna Maca va a tener que desplegar todos sus encantos y an as, veremos.
R_ Yo la entiendo, y s que necesita tiempo.
T_ Si, en cuanto veis lo enamoradas que estn sonri. Todo ser distinto, ya lo veras.
R_ Espero que Esther se recupere.
T_ Yo tambin, porque tal y como es ella, si no recupera la vista no s que va a pasar.
R_ Qu quieres decir?
T_ Esther es muy responsable, sabe que para Maca frica es su vida, y si no puede acompaarla se
call pensativa Rosario puso un gesto de cierta preocupacin. No s prefiero esperar.
R_ Maca no se ir sin ella.
T_ Pero no s como reaccionara Esther.
Por fin cuando sali una enfermera de ponerle un nuevo gotero a Esther, Maca entr, lo hizo con un
nudo en la garganta, con una sensacin de miedo que la desbordaba, all en la cama con el rostro
desfigurado, con los ojos vendados, intubada, repleta de goteros, con aquel sonido necesario de vida que
cada segundo penetraba ms y ms el alma de Maca, del corazn de su mujer, se encontraba una
desfigurada Esther. La haba podido besar al verla en el box, pero en ese instante que se acercaba a la cama
senta deseos de quitar todos los tubos, los goteros, arrancarla de aquella mquina y llevrsela lejos, volver
a crear juntas el espacio que la cabaa les haba dado, compartir los amaneceres y atardeceres, la pasin, la
ternura, la compaa, ahora que la tena all y que le rozaba con suma ternura su mano, en ese momento se
daba cuenta de lo que echaba de menos su compaa, su voz, su sonrisa.
Termin por sentarse en el taburete que tena junto a la cama, mirndola fijamente, tratando de
reconocer en aquel rostro con heridas y desfigurado a su Esther. Tras una exhalacin profunda que le dio
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muestras de lo mucho que le dola el alma se levant un poco del taburete para besar el trozo de frente que
quedaba libre del vendaje, le haban cortado el pelo y sonri al pensarlo. Estaba segura que su pija se iba a
enfadar. Se volvi a sentar tomando con cuidado su mano por los goteros.
M_ Hola mi vida, ha sido insoportable todo este tiempo sin ti, no verte, no poder disfrutar tu sonrisa hizo
una pausa para poder seguir hablando sin lagrimas. Maes est ansiosa por estar contigo, en cuanto ests
despierta la traer aqu, se lo he comentado a Cruz. Ah Vilches est fuera de peligro mi amor, ya me cont
Teresa que sois dos hroes y me voy a poner celosa eh?, que mi patosa preferida haya hecho esto es para
sentirte muy orgullosa vida ma, y lo estoy, pero al mismo tiempo me siento tan culpable, lo siento, no deb
dejarte sola, no deb dejarte volvi a hacer una pausa un poco ms larga que la anterior porque las
lagrimas estaban empeadas en salir y ella no quera. Te quiero tanto mi vida necesito que te pongas
pronto bien, te necesito Esther, Maes y yo no sabemos vivir sin ti. Ah y t tranquila que ya te dije que no
habra problemas con tu madre, lo ha pasado muy mal, as que cuando despiertes imagino que lo hars con
ms tranquilidad de saber que est a tu lado nueva pausa, nueva exhalacin, y las lagrimas recorriendo
su rostro. No lloro cario, es que tengo tanta alegra de poder tocarte, mi nia mi amor no vamos a
volvernos a separar, siempre juntas cario, ahora voy a cuidar de ti y en cuanto te pongas bien, iremos a
algn lugar t y yo solas a descansar, a recuperar el tiempo que nos han robado de estar juntas. Te quiero
Esther lo sabes verdad mi amor?, te quiero con locura como no he querido a nadie.
Entonces apoy su mejilla sobre la mano de Esther cerrando los ojos sintiendo como todo su interior
se resquebrajaba entre el dolor de saber lo que ocurra, y la felicidad de tenerla a su lado, entre el miedo a
lo que iban a tener que enfrentarse y la calma de poder llenarse de ella, entre el pnico a perderla y el valor
por luchar por ella. Suspiraba entre sollozos que no quera que pudiera Esther escuchar, y sin darse cuenta
una figura sala entre la penumbra de la habitacin, Encarna haba pasado desapercibida para Maca, la
mujer se haba apoyado en la ventana y en silencio haba visto toda la escena, toda la ternura con la que le
acarici, con la que la miraba luchando por no llorar, como la bes, como cuantas veces hizo falta cerr sus
ojos y suspir para no fallar, haba sido testigo en silencio de una declaracin de amor. Y all en la
habitacin tan solo se escuchaba el sollozo ahogado de Maca llamndola junto al pitido de la mquina,
junto a sus propios latidos acelerados. Tan solo fue capaz de pasar por detrs de Maca sin decirle nada,
abandonando la habitacin con un nudo en la garganta.
Durante la noche, Maca se pase por los pasillos, se encontr con Cruz que estaba junto a Vilches en
la habitacin siguiente, estuvieron juntas, viendo posibilidades para uno y para otra, hablando para tratar de
soportar mejor el dolor, estuvieron un rato con Vilches, otro con Esther, recordaron ancdotas, sonrieron y
lloraron juntas. Era una manera de compartir el dolor que ambas estaban sufriendo.
A los dos das, Aimee entr a la habitacin all a un lado Maca, al otro Teresa, les sonri y se dirigi
hasta Esther, la reconoci y una vez mirado su historial habl con Maca.
Ai_ Creo que vamos a proceder a despertarla Maca, quiero saber como reacciona.
M_ Vale.
Ai_ Ests preparada?
M_ S, claro.
Ai_ Va a ser duro.
M_ Lo s.
Ai_ Tendras que hablar con su madre, esta maana ha venido desesperada a m, creo que no asimila lo que
le ha pasado.
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M_ Tratar de hablarle, si deca como si pensara en otra cosa.
Ai_ Ests bien? ella asinti. De acuerdo, vamos a proceder.
T_ Maca cario explota ahora no vaya a ser que cuando se despierte te pase factura el estar tan entera.
M_ No puedo Teresa, se me ha puesto algo en el pecho y no puedo.
T_ Se te ha parado el dolor ah, tienes que sacarlo.
M_ Podras hablarle a su madre?, a m no me quiere ni escuchar.
T_ Claro no hay problema le sonri con tristeza.
M_ Sabes algo de Brbara?
T_ Dvila llega maana y dice que me traer noticias suyas le tengo unas ganas.
M_ A Dvila o a Brbara? la mir sonriente.
T_ No seas mala.
M_ Crees que se van a quedar en el campo de refugiados?, todos juntos.
T_ No lo s Maca, la situacin no era nada propicia para hacer otra cosa, y Massamba creo que es bastante
consciente de que la situacin es as.
M_ Cmo lo podremos saber?
T_ Ahora mismo de ninguna manera, toda la ayuda humanitaria ha sido mandada fuera del Congo, hasta
que no nos den cobertura nuevamente no lo sabremos.
M_ Vaya mierda susurr sin apartar sus ojos de Esther. Solo pido que salgamos de esta Teresa.
T_ Saldremos le dijo con rotundidad.
M_ Hablaras con Encarna la mir con una mirada triste y algo suplicante.
T_ Creo que sera bueno que lo hicieras t. Si Esther vuelve en s, no le va a gustar estas diferencias.
M_ Dselo a ella, no a m, he tratado por todos los medios que podamos hablar.
T_ Pues lo vuelves a intentar.
En ese momento Encarna entraba en la habitacin, llegaba con Rosario y sus caras les llamaron la
atencin, Maca explic a groso modo a ambas lo que iba a ocurrir, y que haba llegado el momento de
afrontar la realidad con Esther. No hubo ms palabras, Rosario se march y Teresa se fue con Vilches que
segua sin despertar, en estado comatoso.
Encarna y Maca, Maca y Encarna guardando silencio, la mquina pitando, Esther inamovible, y el
silencio. Maca mir a Encarna, Encarna mir a Maca, y ms silencio. Hasta que el ruido de la mquina
hizo reaccionar a Maca.
M_ Esther cario no te preocupes voy a quitarte el tubo, tranquila, cuando yo te diga eh?, todo est bien
mi vida Maca not como Esther la tocaba. Ya sabes lo que hay que hacer Esther una dos ya!
Esther tosi, Maca le sujet la cabeza, no eran buenos los movimientos bruscos y sus manos la
tocaron con delicadeza, la miraba con total adoracin y un ligero temblor en su barbilla.
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Dijo alterada ante el gesto de pena de Encarna y el desesperado de Maca, el temido momento
acababa de llegar, Encarna y Maca se miraron, silencio, Maca y Encarna fruncieron el ceo pero en
silencio mientras la voz temblorosa, reseca y repleta de pnico lleno la estancia.
E_ Maca? no veo!
M_ Mi amor tranquila, tranquila le cogi la mano le volvi a dejar un beso en la frente y con toda la
ternura y calma de la que fue capaz, le habl. El impacto te ha provocado una hemorragia interna cario,
sabes perfectamente que puede ser temporal, ahora no podemos valorarla bien porque an no ha bajado,
pero estoy segura que en cuanto baje esa hemorragia mi vida, volver todo a la normalidad.
E_ Maca le dijo a punto de llorar.
M_ No llores Esther, sobre todo tienes que estar tranquila mi amor, estamos contigo, no vas a estar sola ni
un momento te lo prometo.
E_ Maca no voy a ver deca negando con la cabeza apretando su mano.
En_ Maca tiene razn cario, no debes preocuparte de nada, el doctor este que es muy guapo, no recuerdo
su nombre, est convencido que todo es temporal, es de la deflagracin y en cuanto esa hemorragia
disminuya, todo volver a ser como antes tuvo que intervenir porque vio como Maca comenzaba a llorar,
como se morda el labio inferior como sufra al ver a Esther as.
E_ Y si no lo es? no no repeta con dolor.
M_ Cario lo va a ser, no te preocupes llam al timbre.
Lleg una enfermera quien avis a Aime para que acudiera a la habitacin donde haban vivido la
reaccin de Esther una reaccin normal pero que a Maca le haba dejado bastante afectada. Le pusieron un
sedante para que volviera a dormir, los nervios se haban desatado en ella, y tras hacerle un par de pruebas,
le dejaron descansar.
Maca se haba apoyado en el quicio de la ventana, miraba el horizonte ese atardecer de varios
colores, con una lluvia intermitente, tal y como de sus ojos caan lagrimas, lo hacan del cielo eran
tambin por su Esther?
En_ Crees que volver a ver? la sorprendi de repente la voz de Encarna que estaba sentada junto a su
hija.
M_ No lo s neg con la cabeza muerta de miedo. Las pruebas han confirmado la lesin, an hay
demasiada sangre para saber hasta donde ha afectado.
En_ Qu piensas hacer?
M_ Cmo? se gir mirndola con el ceo fruncido.
En_ Si se queda as, qu vas a hacer?
M_ No entiendo esa pregunta.
En_ La vas a dejar?
M_ Cree que lo hara? la mir desafiante.
En_ No lo s, por eso te lo pregunto.
M_ No la dejar recupere o no la vista, Esther es lo que ms quiero en la vida. Le queda claro?
En_ S. Gracias.
No entendi aquella gratitud pero tampoco quiso hondar en ella, volvi a girar su cabeza hacia la
ventana cerrando por unos segundos los ojos y viendo como su corazn lata lento, como su alma lloraba,
nunca haba sentido aquella sensacin, ni siquiera cuando sufra como condenada a muerte tras el cruel
engao de Julia, porque entonces el sufrimiento era diferente, en ese instante el sufrimiento por ver a
Esther en aquellas condiciones, era lo peor que haba podido ocurrirle en su vida, y se dio cuenta mientras
las gotas salpicaban el cristal, que hasta ese sonido en la ciudad era diferente, todo haba cambiado de
forma salvaje, lo nico que segua imperturbable era su profundo sentimiento de amor por ella.
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En la otra habitacin justo de al lado, Vilches segua en ese estado de coma que tena preocupada a
Cruz, sus compaeros haban estado muy pendientes de todo y lo agradeca, pero sus ojeras demostraban
esa preocupacin, ese desespero.
M_ Puedo pasar?
C_ S, claro le sonri.
M_ Sigue igual? se sent mirando a Vilches que a diferencia de Esther en su rostro no tena marcas.
C_ S, no hay novedad alguna. Me ha dicho Hctor que Esther se ha despertado.
M_ Si, si suspir se mir las manos y tras hacer un gesto de cierta rabia con sus ojos repletos de lagrimas
mientras se mova en la silla con actitud nerviosa sigui. No he sabido que decirle, como tranquilizarla.
C_ Es normal Maca ellos han sido afectados en sus cuerpos, nosotras en el alma.
M_ Si es as lloraba y no saba que decirle.
C_ Creo que es una prueba muy dura de la cual, no s como vamos a salir.
M_ Su madre me ha preguntado si la voy a dejar.
C_ Es normal Maca, no te conoce.
M_ Me da miedo Esther cuando despierte Cruz, no se lo he dicho a nadie pero la conozco y s lo que va a
pasar y me da miedo.
Cruz la mir con lastima, saba a lo que se refera, la entenda perfectamente porque era lo mismo
que ella senta, cuando ambos despertaran, qu pasara si los peores pronsticos se confirmaban?
La noche haba llegado con su oscuridad brbara, con su pesadez y su miedo, la lluvia haba
intensificado su fuerza y Maca segua sentada en el taburete junto a su mujer, segua all como haba estado
gran parte de la tarde tan solo haba bajado a cafetera obligada por Teresa acompaada por Claudia.
Llamaron a la puerta y se gir un poco.
El silencio era demasiado cruel para ella, pareca que se burlaba constantemente, mientras ella lo
nico que poda hacer era ser un eco triste en la noche resoplido tras resoplido.
Volvi el silencio entre las dos, Maca no saba si dorma o pensaba, tan solo senta distancia, una
distancia que dola tanto como el silencio.
El da lleg tan triste como el anterior, Maca segua en la habitacin apoyada en la ventana, la puerta
se abri un par de veces, primero Sam quien le llev a su Maquita Dulce, unos churros que le hicieron
sonrer y recordar los viejos tiempos en el Hospital, con grandes carcajadas por las locuras maravillosas de
aquella gran mujer. Ms tarde Alicia para despedirse de ella.
A mitad maana llegaron Rosario y Teresa, primero fueron a ver que tal estaba la situacin con
Vilches, despus pasaron a ver a Esther. Al entrar vieron que Maca segua sentada a su lado mirndola con
ese mismo gesto de miedo que tena desde que haban dado su diagnstico.
Otra vez silencio, silencio con demasiada gente alrededor, silencio con demasiado dolor.
Mientras operaban a Esther, Maca les contaba hazaas de ambas al grupo de mdicos, todos trataban
a pesar de estar concentrados en el trabajo, hacer algo ms fcil a Esther esos momentos. Fuera, Teresa
junto a Rosario y Encarna esperaban las noticias de que al menos esa operacin haba salido bien.
T_ Y bueno qu os voy a contar!, all estaban las dos volviendo con Mona como si fuera la herona de la
peli, todos preocupados por ellas, y ellas felices a pesar de que un len les haba atacado.
R_ Qu pareja! sonri.
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T_ Si, pero buenas trabajando eh?, con el bola fue mortal dursimo pero all estuvieron les hablaba
mirando ms a Encarna que guardaba silencio que a Rosario que participaba en la charla. Y bueno
que
_ Teresa!
T_ Uy se sobresalt en la silla, aquella voz
_ Mi bella lady.
Al girarse vio a all plantada a Brbara con un brazo an en cabestrillo mirndola con los ojos
brillantes de emocin, justo al lado de Dvila quien segua la escena sonriente. Teresa se levant sin poder
decir palabra y se abrazaron emocionadas por el reencuentro.
Al salir del quirfano, la alegra del reencuentro con Maca fue importante tanto que se le escaparon
unas pocas lagrimas en el abrazo, despus les explic que la operacin haba ido muy bien, pero el
desanimo de su mujer la tena realmente preocupada. Despus fue el turno de Brbara quien explic como
se haba salvado gracias a una mesa de madera donde haba cado tras el primer impacto pero se mostr
afectada por todo lo que haba perdido, sin duda, sus monos y su propia gente aquello la tena tan triste
como a ellas haber dejado solos a quienes eran su familia.
La tarde pas tranquila porque decidieron volver a sedar a Esther ya que sin poderlo evitar le haba
dado un pequeo ataque de ansiedad y no queran que sufriera ningn desnivel que pudiera afectar sus
ojos. En un momento Maca fue a visitar a Vilches y all, con Cruz volvieron a compartir el pitido de la
mquina y el silencio.
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C_ Oye as que t crees que Teresa se ha pillado por Brbara? le preguntaba con una sonrisa repleta
de pena, ojeras profundas y gesto cansado.
M_ Yo creo que s, debiste ver la borrachera que se pill.
C_ Madre ma.
M_ Esther se mora de risa con la situacin, y me chinchaba en cuanto poda con el tema deca con brillo
en sus ojos recordando sus burlas.
C_ Vilches me coment algo de
De pronto la mquina hizo un sonido, que a ambas las alert, Vilches estaba despertando. Fue Maca
quien se encarg de retirarle el tubo, y de llamar a la enfermera para que acudiera mientras Cruz lo
reconoca.
C_ Rodolfo cario tranquilo tranquilo trata de respirar poco a poco, eso es ests en el hospital mi vida,
todo ha terminado ya.
V_ Mmmm balbuce.
C_ No te esfuerces todo est bien.
M_ Vilches tranquilo, respira hazlo despacio eso te va a ayudar.
C_ Muy bien as la mir con una pequea sonrisa.
M_ Creo que vais a necesitar un poco de intimidad sonri.
C_ Gracias le gui un ojo. Vilches
Mientras ellas hablaban, Cruz lo abrazaba y besaba, Maca se qued fuera en el pasillo, le daba
miedo entrar a la habitacin y encontrarse nuevamente con esa Esther desquiciada, miedo porque no saba
como apoyarla, en esos pensamientos estaba cuando apareci Claudia saliendo del ascensor por el pasillo
le vino bien su presencia.
Cl_ Iba a veros, ya ves, una se reincorpora y en nada ya me ponen guardias de noche.
M_ Es lo que tiene sonri de lado.
Cl_ Preprate porque a ti te van a hacer lo mismo.
M_ Lo s.
Cl_ Y cmo ests?
M_ No lo s, estoy un poco como con subidas y bajadas sabes?, esa sensacin de no saber muy bien si
voy o vengo.
Cl_ Lgico, eso se llama desconcierto ante la situacin inesperada que de pronto ha surgido en vuestra
vida.
M_ No puedo verla as, no soy capaz de decirle nada, me siento una intil.
Cl_ Sabes qu le ayudara?, tener a la nia cerca.
M_ Lo he pensado pero me da miedo que al no verla, todava le cree ms trauma.
Cl_ Bueno es una posibilidad pero al menos tendr la cabeza ms ocupada con la nia por aqu, ya s
que es un hospital y
M_ Maana la cambian a una habitacin.
Cl_ Bien. A ver Maca, lo que te est pasando es lgico y normal, te hara muy bien salir del hospital, irte a
casa, ducharte, comer algo caliente, dormir bastantes horas y volver renovada, eso tambin te ayudar a
desbloquearte.
M_ Solo me ayudar ver a Esther bien.
Cl_ Pero sabes que hay una posibilidad de que no sea as, y tienes que estar fuerte.
M_ Si, eso tambin es verdad aunque an no lo quiera admitir.
Cl_ Cuanto antes admitas las cosas, mejor. Quieres que hable con ella, o te mando a Carlos?
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M_ Cabrona le susurr entrecerrando los ojos mientras rean divertidas abrazndose con total cario.
Gracias.
Cl_ Sabes que te quiero mucho, verdad?
M_ S.
En_ Buenas noches les dijo con gesto serio y totalmente juiciosos.
M_ Hola Encarna no hubieron ms palabras, Encarna se meti en la habitacin y Maca mir a Claudia
con gesto contrariado. Es un encanto.
Cl_ Lo siento.
M_ No te preocupes, haga lo que haga ya me tiene fichada, lo bueno es que por lo menos delante de Esther
se comporta.
Cl_ Venga pasa
M_ Oye se me olvidaba, Vilches ha despertado.
Cl_ Uf la fiera ha vuelto.
M_ Espero que todo vaya bien porque sino, lo mo no es nada comparado a lo que le queda por pasar a
Cruz.
Cl_ T lo has dicho, pero el amor cuando es verdadero puede con todo.
M_ Es una gran verdad.
Cl_ Tomo nota.
M_ Tu te lo mereces
Cl_ Deja deja que as estoy muy bien.
M_ Bueno voy a entrar.
Cl_ Suerte.
M_ Gracias.
Maca no le contest le pareci que mejor callarse sin ms y sentarse, pasaron la noche sin hablarse,
tan solo cuando Encarna se levantaba a estirar las piernas, Maca aprovechaba para acercarse a Esther,
besarla, y acariciarla. Cuando Maca sala a por caf, era Encarna la que miraba a su hija con el ceo
fruncido y cara de dolor.
La maana apareci con luces que se llevaron los tonos grises de los das pasados, las nubes pareca
que haban hecho una tregua con el sol y haban permitido que hiciera acto de presencia en el cielo. La
lluvia se haba detenido pero las calles aparecan mojadas, y un cierto fro que molestaba a Teresa que
llegaba con churros y chocolate.
T_ Buenos das.
En_ Buenos das.
T_ He trado churritos y chocolate est despierta?
E_ S Teresa le dijo con su voz apagada.
T_ Buenos das cielo, luego vas a tener una sorpresa por mi parte le dejaba muchos besos seguidos y
sonoros.
E_ Gracias.
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M_ Nos van a cambiar a una habitacin Teresa, le he dicho a mi madre que prepare a Maes, podras
ayudarla?
T_ Claro.
E_ Maca vete a casa a descansar.
T_ En eso tiene razn, si vieras la cara que tiene al decirlo se dio cuenta y puso gesto de espanto.
M_ Estoy bien, solo necesito una ducha y vuelvo. Mi amor hasta ahora le dej un beso en los labios que
la vista de Encarna no soporto ver. Te quiero guapa.
E_ Te espero pareca volver a ella la irona.
En la ducha del vestuario de mdicos Maca dej que las lagrimas se mezclaran con el agua, no haba
nada mejor que llorar en la ducha, a ella le sentaba de muerte. Se recompuso lo mejor que pudo y volvi a
la habitacin. Pero en el pasillo se encontr con Teresa.
M_ Qu pasa?
T_ Nada no te asustes hija, ests un poco nerviosa, no!
M_ Joder Teresa cmo quieres que est? la miraba cerrando los ojos tratando de tranquilizarse.
T_ Siento lo de antes.
M_ Es que es inevitable Teresa no podemos hacer otra cosa y lo peor no s qu coo hacer!
T_ Lo que ests haciendo, dale tiempo, no es fcil hay que asimilar lo ocurrido y una vez lo asimile todo
ser ms llevadero.
M_ Lo s Teresa, pero
T_ Tranquila Maca, no te exijas demasiado vale?, poco a poco ella tambin ir sacando esa rabia y se ir
encontrando mejor.
Los celadores llegaron en compaa de Aimee para trasladarla a la habitacin, Maca aprovech el
momento para salir a la calle despus de cinco das intensos, al hacerlo se dio cuenta que tena fro ni
siquiera llevaba su chaqueta, chasqueando un poco sus dientes, se dirigi hasta la floristera, le compr un
ramo de flores y subi ilusionada hasta la nueva habitacin tras el visto bueno de Sam.
Esther guard silencio, cuando lleg Teresa se haban calmado ambas, hicieron fiesta con las flores,
cuando lleg Brbara hubieron algunas risas, pero la emocin lleg a todas cuando Rosario subi con la
pequea Maes, la nia fue el centro de todas las miradas, todas las sonrisas, Maca le puso a le pequea en
la cama un rato, despus le dieron un caldo para comenzar a comer y fue entonces cuando lleg Encarna.
Hubo uno poco de tensin, pero Teresa en seguida consigui rebajarla. Al igual que consiguieron que Maca
se fuera a casa con su madre, y que Teresa cenara con Brbara para quedarse por la noche junto a Esther.
En la habitacin se haban quedado madre e hija solas, Esther aprovech el momento para hablar
con ella.
Cuando Maca volvi de descansar para estar un rato ms con Esther, se encontr a Esther dormida
junto a Maes, la escena le hizo sonrer con ternura, se haba duchado, se haba cambiado de ropa, llevaba
una coleta con la que al verla Sam directamente babeo lo suficiente como para arrancarle una carcajada, y
tras pasar por Vilches con el que no pudo hablar porque estaba tan afectado y bloqueado como Esther, fue a
ver a su nia. Dej la mochila en el armario tras saludar a Encarna se dispuso a sentarse junto a su mujer
cuando en voz baja Encarna le dijo:
En_ Esther me he pedido que me la lleve, que en cuanto le den el alta me la lleve a casa conmigo.
Maca la mir fijamente temiendo su respuesta, por un segundo vari su vista y la pas por la cama,
fijndose en Esther, despus volvi a mirar a Encarna con gesto de pavor.
En_ Le he dicho que la quieres de verdad, que no la vas a abandonar y que confo en ti espero no
equivocarme por el bien de mi hija.
A la maana siguiente cuando Maca lleg a la habitacin, se haban llevado a Esther a rayos, Teresa
le cont como haba pasado la noche tranquila, que no haba hablado y que se haba tomado un caf con
leche sentndole bien. Maca cogi a la nia y estuvo con ella jugando ante sus sonrisas mientras esperaba
la vuelta de Esther.
Despus de darles los informes sobre la operacin, y ms o menos el tiempo que tendra de
recuperacin, entre seis y siete meses, las dej solas llevndose a Teresa a desayunar. Maca le hablaba a
Esther sobre lo que haran para recuperar el movimiento normal de ese tobillo, no solo rehabilitacin, sino
tambin iran al mar a pasear por la orilla, eso los fines de semana o cuando tuviera libre con la pequea
Maes como una familia cualquiera, en principio tendra que usar la silla de ruedas sera ms cmodo, algo
que hizo sonrer de lado a Esther exasperando un poco la calma de Maca.
Alicia se mordi el labio inferior, no saba muy bien que decirle a eso, as que decidi marcharse con
un hasta luego mientras la auxiliar la aseaba.
En urgencias, Vilches segua con su gesto serio, sus cejas enfuruadas, sus labios pegados, Cruz
haba ido a casa a descansar por orden de Dvila, y al entrar Maca lo vio solo y pensativo. Pas de largo
sentndose a su lado apoyando su pie en los hierros de la cama. No dijo nada, tan solo estuvo all durante
un largo rato en silencio.
Durante todo el da la habitacin de Esther fue un ir y venir de visitas, algunas amigas que se haban
enterado por la televisin fueron a ver como estaba, todas boquiabiertas al conocer a Maca quien se auto
presentaba como su mujer para evitar una posible llegada de su ex novio, porque no estaba dispuesta a
soportarlo. Esther pareca continuar con sus pensamientos, seria, callada, casi ausente, Cruz la haba
visitado para que Maca y Encarna se fueran a comer, cada una lo hizo yndose a un lugar, y mientras
estaba con ella, haba tenido las mismas palabras que Maca le haba dicho a su marido.
Cuando por fin las dejaron solas con Maes, Maca respir aliviada estaba realmente cansada de tanto
pijero.
M_ Ya se ha dormido Esther le dijo pues haban incorporado a la enfermera en la cama y sentada tena a
Maes sobre su pecho.
E_ Si mejor que la dejemos dormir.
M_ Vamos a ver si no se despierta.
E_ Ya no llora eh? sonri.
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M_ No, ya est hecha toda una mujer dej a la nia en la cuna.
E_ Dnde ests? le pregunt al ver que no se pona a su lado.
M_ Aqu guardando el bibern.
E_ Puedes venir? le pregunt con algo de dudas.
M_ Claro mi amor se sent en la cama frente a ella con ciertas dudas, lo ltimo que quera era que
volviera a decirle que quera irse con su madre. Dime.
E_ Dnde estn las flores?
M_ En la mesita.
E_ Puedes drmelas?
M_ Si, claro le deca desconcertada. Toma el jarrn pesa lo suyo eh?
E_ Uf es cierto
M_ Sam que me dijo no podas tener un jarroncito de la china, tena que ser el mejor.
E_ Agradceselo de mi parte.
M_ Claro la miraba intensamente sin saber muy bien que estaba pasando.
E_ A ver carraspe. S que estas no son las mejores condiciones, y que igual, hasta puede sonar
aprovechado pero es lo que quiero y quiero que lo sepas.
M_ Pues t dirs le dijo con ciertas dudas.
E_ Ay a ver por donde empiezo? se pregunt a si misma graciosamente porque se mostraba
nerviosa. S que bueno s que me he comportado como una estpida, egosta e insoportable, que
M_ Est
E_ Djame que lo diga todo de una cario su voz volvi a sonar dulce y tierna.
M_ Vale desde que haba llegado era la primera vez que le deca alguna palabra cariosa y eso le llen
de calma, la miraba sonriente porque notaba sus nervios y volva a ver como se sonrojaba algo que le
encantaba.
E_ S que no tengo derecho a decidir por ti, que esto es terrible para m pero tambin lo es para ti, porque
s que me quieres y me lo has demostrado tantas veces que no tengo una sola duda, s que esto nos va a
cambiar todo, no verte es lo peor que me poda pasar, al menos Vilches, puede disfrutar de los colores, la
visin de su hija, de Cruz, yo ahora, tengo que aprender a disfrutar de otras cosas, aunque en mi memoria
ests como eres a Maca se le llenaron los ojos de lagrimas mientras se morda el labio. S que no
tengo derecho a estar amargada porque estis todos a mi lado, aunque yo solo deseo estar al tuyo. Y quera
pedirte algo carraspe. Puedo?
M_ Claro mi amor claro que puedes le sonrea emocionada aunque no saba muy bien que le iba a
pedir, se haba tranquilizado con la explicacin.
E_ Macarena Wilson Fernndez, alias la Calentorra de la Selva, que pronto pasara a ser la Calentorra de la
Ciudad sonrea y Maca tambin. Aceptas casarte con Esther Garca? le acerc el ramo.
M_ S, acepto le dijo con una sonrisa emocionada, amplia y cristalina mientras sus ojos se llenaban de
brillo coga el ramo y se abrazaba a Esther con toda su fuerza. Acepto, acepto
E_ Te quiero Maca la estrech con fuerza enredndose el cable del gotero con el brazo de Maca.
Joder
M_ Lo siento lo siento rea.
E_ Qu dao! rea tambin.
M_ Lo siento es que tienes una herida en la cara, lo siento la emocin y uf haba dejado el ramo.
E_ Me va a quedar cicatriz? le pregunt aterrada.
M_ No, y si te queda, est en un sitio muy interesante.
E_ Joder Maca que hijos de puta.
M_ Pues s mi vida, pero esto se merece una celebracin.
E_ Si entonces Esther puso su mano sobre la mejilla de Maca, la Pediatra cerr los ojos y Esther fue
deslizando suavemente su mano por la mejilla, por el cuello, suspir cerrando la boca que la tena abierta,
hasta llegar a su escote.
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M_ Esther para o me convertir en la Calentorra del Hospital.
E_ Jijijiji sonrea divertida mientras segua acaricindola. Cuanto tiempo sin tocarte.
M_ Mi amor vamos a poder con todo cario ya lo vers sonri acercndose a ella para besarse.
Te quiero.
E_ Necesito orlo para vivir mi vida le susurr emocionada mientras segua acaricindola y Maca segua
cerrando los ojos.
V_ Bueno pero esto qu es!, hasta en el hospital!, manda huevos! entr con la silla de ruedas dando
voces.
T_ Desvergonzadas! ya estn Vilches! ya estn! Mucho estaban tardando.
M_ Pero qu pesados! les sonrea.
E_ Vilches! Vilches dnde dnde ests? mova sus manos hacia donde haba escuchado su voz.
V_ Aqu pija, estoy aqu le cogi las manos sonriente y emocionado.
C_ Pero bueno! rea al ver como se abrazaban ante la emocin de Maca y Teresa.
E_ Pedazo de cabrn! les sorprendi a todas. Mira que dejar la gasolina en la cafetera!
V_ Joder tienes razn, eso solo nos pasa a ti y a m deca sonriente.
E_ Pero lo conseguiste.
V_ No, lo conseguimos dijo sonriendo.
E_ Somos los mejores pero claro, esto como no lo ha hecho la sper Maca
V_ Es cierto es cierto no le dan importancia.
M_ Por supuesto es que Maca es mucha Maca.
E_ Tengo que deciros una cosa pareca ms tranquila a pesar de que su voz segua sonando cargada de
tristeza. Le he pedido matrimonio a Maca.
V_ Ya la hemos cagao pija!, es que no te tengo enseada eh?
E_ Maca ests ah Cruz?
C_ S, estoy aqu.
E_ Debisteis ver las borracheras que nos pillbamos Vilches y yo.
M_ Cmo? la miraba atnita.
E_ S, en mi vida me haba pillado unas cogorzas as.
V_ Era vital estbamos cagados de miedo.
E_ Si sonri divertida por primera vez desde su vuelta.
M_ No me lo creo, pero si mi Esther no bebe.
T_ Mira bonita, tu Esther se pillaba cada una que vamos el pobre Massamba siempre vigilante, le
recordaba a ti en tus tiempos mozos en la aldea.
M_ De verdad Esther? le pregunt al ver como sonrea.
E_ Es que tu ausencia era insoportable.
M_ Ay mi nia!
V_ Vmonos Cruz, que ya sobramos.
La noche hacia aparicin, con una Esther ms tranquila aunque a veces por mucho que lo tratara de
evitar la tristeza se apoderaba de ella y Maca se daba cuenta, pero guardaban silencio. Una vez finalizado
el resopon y las dejaron tranquilas, Maca dej la luz ms floja para poder descansar.
Se quedaron dormidas, abrazadas y con gesto sereno, una vez se le termin el gotero del calmante,
Maca lo cerr y se entregaron al sueo, tan solo las despert como siempre el sonido del llanto de Maes,
tras darle el bibern volvi a la cama junto a su mujer y su hija.
Para Encarna el da haba empezado pronto, tena que acudir a una fiesta con su marido y haba
decidido visitar antes a su hija, al entrar se encontr con una Sam que le salud y mando besos para su hija,
Encarna lo agradeci y sonriendo subi hasta la habitacin, abri y al entrar se qued inmvil, en la cama
Maca dormida tena en su pecho a Esther y entre las dos se encontraba la pequea, fue una imagen que le
sacudi los cimientos desde sus entraas hasta su piel, not un escalofro y como una emocin embargaba
sus ojos, se puso la mano en la boca con gesto emocionado y lentamente se march.
E_ Maca?
T_ No, soy yo Teresa pero no quera perderme esta foto maravillosa de madre e hija.
952
E_ Me has asustado.
T_ Lo siento cario se agach bes primero a Esther y luego a la nia. Y la loca de Maca?
E_ En el lavabo se esta lavando la cara, no poda despertarse, me ha costado un pelin.
T_ Cmo ests?
E_ Mejor, un poco ms animada.
T_ Muy bien.
M_ Hola Teresa!, contigo estaba yo pensando precisamente.
T_ Qu miedo!
M_ Ya te has acostado con Brbara?, eh?, o an esperas a que caigan los prejuicios del cielo?
T_ Pero qu cosas tienes eh! le dijo enfadada ante la sonrisa de Esther.
M_ No esperes mucho no se vaya a enamorar de otra.
E_ Es cierto Teresa, deberas aprovechar aqu es distinto agreg sonriente.
T_ Y por qu va a ser aqu distinto? la mir sin entender.
E_ Pues no s aqu hay ms intimidad.
T_ Anda esta y para qu quiero yo la intimidad?, no, no, no me vais a liar.
M_ Tengo que recordarte tu cogorza.
T_ Fue un bajn de moral se disculp levantando las manos.
E_ Teresa le sonri.
T_ Que yo vena para veros y vosotras me queris liar.
M_ Si, te voy a liar. Cario dame a Maes.
E_ Le toca el bibern?
M_ No, es que se va a ir con su ta Teresa, que ahora te van a lavar y ellas dan una vueltecita por ah le
gui el ojo a Teresa que no lo entendi muy bien.
E_ Qu vergenza! dijo fastidiada. Odio que me laven.
T_ No decas que aqu haba ms intimidad anda que dame a la pequea.
M_ Escchame la acompa hasta la puerta. No quiero que en una hora aparezca nadie por aqu.
T_ Una hora?, qu pasa Maca? la miraba asustada.
M_ Necesito intimidad le dijo mordindose el labio inferior y alzando las cejas.
T_ Pero pero!, aqu? la miraba totalmente perpleja.
M_ Teresa que la necesidad apremia, va, ve ve.
T_ Pero y y si abren la puerta? Maca sac del bolsillo una llave pequea, Teresa dio un pequeo
respingo y se tap la boca con la mano que tena libre. No me lo puedo creer.
M_ Va.
T_ Con lo que grita Esther, me veo aqu hasta el Samur, el vigilante la polica deca fuera de s.
M_ Ya sabes eh? la amenaz con el dedo blandiendo sobre su cara.
T_ Jess, Mara y Jos!
M_ Esther ya van a lavarte le dijo desde la puerta.
E_ Vale Maca mientras pensaba Joder odio esto, si al menos me lavara Maca, no, eso sera peor
porque me pondra y no estoy para ponerme, aunque la verdad es que ni eso, no me habr afectado?, ay
dios! A ver si ahora me quedo inservible tambin y ya es lo ltimo que me faltaba unas manos
comenzaron a subirle el camisn tras retirarle la sbana. Tendr que avisar a Cruz para que mire a ver si
tengo afectado el el ay!
Mientras Esther pensaba, Maca con cuidado y una sonrisa traviesa comenzaba a subirle el camisn,
le abra el lazo e iba dejando su cuerpo con las bragas, cuando justo iba a quitarle el camisn, la mano de
Esther la detuvo.
Se abrazaron muertas de risa, no pudieron hacer el amor, pero lo hicieron de otra manera, se llenaron
de besos, de caricias lentas, de susurros enamorados, se llenaron la una a la otra como les gustaba hacer,
como les gustaba sentir. Con ese amor que fueron descubriendo poco a poco, con ese amor que sobreviva
por encima de la pasin, del dolor, con el amor que para ambas se haba convertido en el motor de sus
vidas.
A mitad tarde, volvi Encarna, al entrar vio a Maca junto a Esther y Maes, les estaba contando algo,
el gesto de Esther a pesar de su vendaje era de calma, y al escuchar la puerta, gir su cabeza un poco hacia
el lugar desde donde provena el ruido.
Las amigas llegaron, besos por doquier, risas, abrazos, como Maca haba dicho Teresa se quedo
junto a Encarna y una Esther que no dejaba a Maes en ningn momento, las dos mujeres hablaban sobre las
pruebas, los nervios pero sobre todo, de la curacin y animo hacia una Esther que les agradeca las palabras
y aunque les entregara una sonrisa saba que no iba a ser tan fcil como todos le aseguraban, pero deba
intentar superar lo que en esos momentos cuando se quedaba sola o escuchaba la respiracin tranquila de
Maca que le deca que dorma, pasaba por su cabeza, un miedo atroz, tanto que las pulsaciones suban, que
a veces notaba como el pecho le dola cmo iba a cambiar todo?, no podra trabajar, no podra acompaar
a Teresa y Maca de vuelta a frica, no podra jugar con su hija, todo se le haca un mundo, aunque por otro
lado, en ese mundo se encontraba Maca y saba que era lo mejor que le poda ocurrir para seguir luchando.
En casa de Maca, Claudia y ella movan muebles, Brbara se haba puesto una venda en los ojos y
caminaba por donde Maca le deca, quitaron un silln, apartaron la mesa del centro del saln, retiraron dos
plantas para colocarlas en la terraza, desde la entrada al comedor en el pequeo pasillo, no dejaron nada
donde pudiera tropezar, la habitacin la acomodaron de tal modo que tras muchos golpecitos de Brbara les
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qued claro que el camino de la cama al lavabo estaba libre de posibles tropiezos. Sudorosas, cansadas de
mover muebles se sentaron a darse un respiro mientras se tomaban un caf.
Y all ambas esperaban sonrientes que Brbara acabara con la ristra de insultos sin tapujos hacia
Julia y cuando vieron como finalmente colgaba, sta se gir y las tres mujeres rompieron en una carcajada
ante su actuacin y la perplejidad de la otra que trataba intilmente de hablar.
Cuando Maca volvi al hospital, Esther estaba tratando de cenar, la nia estaba en los brazos de su
abuela Encarna mientras Rosario ayudaba con el tenedor a su mujer, si el da anterior su propia escena
haba servido a Encarna para darse cuenta de muchas cosas, aquella estampa tan familiar le sirvi a ella
para darse cuenta que por fin tena lo que tanto haba deseado, una familia de verdad.
Al da siguiente la pill Aime aun sin peinar, los pelos revueltos sentada dndole el bibern a la
pequea mientras Esther disfrutaba en el silencio del sonido de su hija y los mismos de una medio dormida
Maca.
Arranc la sonrisa de todos ms que por su comentario por sus gesticulaciones y la cara ciertamente
de trastornada que traa Teresa.
Maca se arregl con rapidez y sali junto la camilla, por el pasillo se cruzaron con la camilla de
Vilches que iba a hacerse unas pruebas y Cruz, se saludaron y cada cual parti hacia su verdad, ambos con
la sensacin de que el mundo podra comenzar a andar de nuevo o, por el contrario acabara detenindose
dejndolos a ellos fuera.
957
Ai_ No quiero que te preocupes si los resultados no son buenos Esther, es muy pronto pero necesito ver
como va la hemorragia.
E_ De acuerdo.
Ai_ Sabes que no duele, Alicia por favor retira el vendaje.
Al_ Si, tranquila Esther.
E_ Gracias entonces not como Maca una vez finalizada la retirada del vendaje por parte de Alicia le
coga la mano con ternura y si hubiera visto su gesto preocupado y concentrado le hubiera provocado un
dolor intenso en su corazn. Estoy preparada cario.
M_ Bien mir a Aime como rogndole que empezara o de lo contrario no soportara el ritmo de su
corazn.
Los ojos de Esther se mostraban morados, el impacto haba dejado alguna huella en las cejas y los
prpados que se mostraban hinchados, al verlos Maca apret inconscientemente la mano de su mujer y sus
ojos se llenaron de rabia, rabia contra el mundo, rabia contra la suerte de su chica. Aime comenz a
preparar la prueba, Esther segua sus instrucciones, parpadear, mover el ojo a un lado, no parpadear, y a
ella no le haca falta que le dijera como estaba yendo la prueba, la mano de Maca sin percatarse de ello se
lo estaba transmitiendo.
Haba atajado bien el golpe de que todo segua igual, trataba de pensar que an faltaba que bajara la
inflamacin y con ella la posibilidad de afrontar ya definitivamente el resultado, la verdad llegara. La
prueba le haba al menos servido para que Aime le quitara el vendaje y le dejara dos gasas puestas en cada
ojo, Alicia con mucho mimo se las coloc mientras Maca sala al pasillo y apoyaba la frente contra el fro
ladrillo verde sintiendo como la rabia suba de su estmago hasta su garganta y le hubiera encantado soltar
todo en un grito.
Despus de la prueba de los ojos, lleg la del tobillo, al menos su tobillo estaba reaccionando bien a
la operacin y Javier se mostraba satisfecho por ello. Acordaron sentarla con el pie en alto porque sus
quemaduras en la espalda se estaban alterando de tener tanta cama, Esther a penas se quejaba de ellas, pero
Maca saba que deban dolerle. Sin embargo tambin saba que no tanto como el alma. Llegaron dos
celadores y la sentaron en el silln, Maca aprovech para peinarla, ponerle colonia, crema en las manos, en
los brazos, una vez terminaron de curarla trataban de hablar como si realmente no ocurriera nada, pero
ambas sentan el mismo nudo en el pecho. Despus lleg la hora de arreglar a Maes y cuando termin con
la llegada de su madre, Maca con una excusa sali a la calle.
El fro le hizo bien, se sent en uno de los bancos con las manos en los bolsillos de su chaqueta, con
el vaho saliendo de su boca y su mente pensado miles de soluciones que no vea. Llevaba un rato cuando se
sent a su lado Cruz, con su bata y sobre ella el abrigo.
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La llegada de Esther a casa se convirti en una fiesta, Maca empujaba la silla de ruedas, Teresa
emocionada llevaba a la nia, Claudia, Brbara y Encarna suban por la escalera ya que la finca situada en
la parte vieja de Madrid era un tercer piso cmodo de subir. Al salir del ascensor, se encontraron todas en
el rellano, pasaron primero Teresa con la nia y Maca con la silla, detrs las dems.
M_ Bueno cario ya estamos en casa, estamos en la entrada y ahora mismo estamos pasando por el pasillo
que lleva al comedor, no hay nada con lo que puedas tropezar.
Ba_ Ac la conejillo de Indias lo puede asegurar dijo graciosamente Brbara.
M_ Ni caso cario, bien ahora estamos en el comedor, es amplio la silla puede ir por todo l sin golpearte
lo hemos distribuido en dos partes pero que no te molestan para moverte puedes desplazarte con
tranquilidad, lo irs aprendiendo poco a poco.
Ba_ Tras cien golpes Esthercita que tu mujer es muy cabezona logramos la distribucin como a la seora le
gust.
Cl_ Alguno ms aqu eh Brbara?, aqu fuiste de puto culo.
Ba_ Si Claudia, si.
M_ Ni caso a stas dos que son dos quejicas, cario sonrea.
E_ Que bien huele
M_ Si son unas flores que te ha mandado una desconocida y me voy a poner celosa te lo advierto! Bien
centrmonos, ahora si tocas con tu mano derecha le cogi la mano. Esto es la pared que lleva a la
cocina, aqu puedes tambin sin problemas ir por ella, no hay nada con lo que puedas tropezar.
Ba_ Claro despus de Brbara tropezar por ti.
E_ Eso me lo tienes que contar Brbara, que s de lo que es capaz Maca.
Ba_ Si my darling, yo a puro golpe.
T_ Desde luego exageradas vosotras eh?, voy a dejar a la nia en la cuna.
Cl_ De eso nada Esther, crennos que tengo agujetas todava de tanto cambio.
M_ Seguimos cario le dijo contenta sonriendo mientras omita como las dems se metan con ella.
E_ Te dije que no tocaras nada Maca.
Cl_ Pero nosotras lo hemos hecho muy a gusto guapa, por ti lo que sea verdad Brbara?
Ba_ Of course, doscientos golpes merecen la pena Esthercita le sonrea.
M_ De verdad que pareja bueno cario salimos de la cocina ahora y nos vamos a la derecha donde esta
el pasillo que lleva a la otra parte de la casa, pasa las manos por la pared y as podrs aprender a tocar y
aprender la distribucin.
E_ Si.
M_ A tu izquierda hay una puerta Esther toc.
Ba_ Esa mejor no abrir nunca peligro de muerte Esther sonri divertida.
Cl_ Mucho peligro esto sera como los dibujos animados verdad Brbara?, o el camarote de los hermanos
Marx.
M_ Pero qu pesadas sois, eh! si lo llego a saber no os pido ayuda.
E_ Anda no te enfades cario venga
M_ Mira a tu derecha hay otro cuarto que es mi despacho y ahora si seguimos un poquito ms recto
llegamos a nuestra habitacin.
T_ Qu expectacin chicas! dijo contenta.
Ba_ Ni el museo del Prado Esthercita.
CL_ Di que si.
M_ Ya estamos dentro, ahora a la izquierda est el lavabo.
Cl_ Sin puerta.
M_ Eso, sin puerta nos la tienen que colocar.
E_ Y dnde est la puerta?
Ba_ En la basura aqu la sister de la Claudia meu deus qu woman!
960
T_ Ejem ejem carraspe.
Ba_ Nada que envidiar a moi mademoiselle.
M_ Sigo si me dejis!, claro las mir a las dos que hicieron gesto de silencio. Bien, la cuna la he
puesto a mi lado cario, as t puedes levantarte y llegar al lavabo en he contado con tus piececitos unos
doce pasos.
Cl_ Deberas haber visto como contaba deca muerta de risa.
E_ Me lo imagino.
Ba_ Dejar contar a Brbara?
M_ No. Encarna por favor pase, pase, no se quede fuera.
Ba_ Brbara contar o morir.
E_ Cuenta, cuenta! le deca sonriendo.
Mientras Brbara contaba toda su odisea sobre las pruebas que Maca le hizo hacer con un pauelo
vendndole los ojos, Encarna no haba perdido detalle de nada cuanto haba ocurrido, ni lo que estaba
ocurriendo, vea como Maca haba transformado su casa en algo tan sencillo que le haba emocionado,
estaba totalmente diseada para que Esther pudiera ir con la silla el tiempo que hiciera falta con total
comodidad, escuchaba a Brbara contar todas las peripecias vividas, vea a su hija sonrer y la mirada de
Maca tomndole la mano mientras le dejaba un beso, y senta la emocin de ver a su hija querida, tantas
veces lo haba rogado que verla as le daba esa sensacin de liberar su parte materna, esa parte de la que
Rosario tanto le haba hablado, y que en ese momento gracias tambin a todo cuanto Teresa le haba
contado de aquella pareja le estaba ocupando gran parte de su reticencia hacia la relacin que mantenan.
Prepararon la mesa, y una vez todo estuvo listo se dispusieron alrededor, la pareja tard un poco en
salir, si bien en el cuarto de bao no haba puerta, en la habitacin s y estaba cerrada, aquello levant las
sospechas divertidas de Brbara y Claudia que fueron rpidamente silenciadas por una Teresa que les
amenazaba con el cuchillo, Encarna ayud a Rosario se haban puesto un delantal y cuando Maca sali
hasta el comedor, en sus labios se notaba que algo haba sucedido y el codazo de Brbara a Teresa fue
bastante elocuente, la mirada de Teresa a Maca tambin, y la sonrisa de sta acompaada por el guio
mucho ms.
961
Son el timbre y fue Rosario quien de un salto se puso en pie para ir a abrir la puerta, ya estaban
todas sentadas y esperando que les sirvieran tal y como haban dicho Rosario y Teresa que junto a Claudia
se estaban encargando de las cosas.
La cena transcurri divertida, amena y entre miradas cmplices entre unos y otros al ver a Esther
tranquila, a Vilches dicharachero a su modo, a Cruz sonriente y a Maca pendiente de Esther de su cena, del
vaso, del cubierto, de un beso robado, de mirarla repleta de amor, de una caricia
Despus del silencio que se hizo y de las miradas de Vilches hacia Encarna se cre una expectacin
que fue rota por una estruendosa carcajada de Encarna que sorprendi a todos que siguieron su risa algo
confundidos.
En_ Pero hijo, t crees que se le puede decir eso a una madre de esa forma!
V_ Ya le dije yo que era muy bruta.
En_ Mucho, no me dio un infarto gracias a que mi sirvienta daltnica, por eso de no ver los colores como
eran, me dio la pastilla acertada justo a un paso del infarto deca rindose ante la mirada incrdula de
Maca. Mira te voy a contar un secreto.
M_ Ser el vino? joder.
E_ Ha debido tomar vino, seguro pens algo nerviosa mientras le deca a su desconocida madre.
Mam a ver que vas a contar.
En_ Nada hija, nada que no sepan. Porque digo yo, t tienes una hija que es una patosa empedernida como
la ma y
962
M_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrr ech todo el vino de su boca a modo de fuente. Perdn.
T_ Por un momento me has hecho pensar que Mona estaba aqu, clavaita! dobl la boca graciosamente.
E_ Jajajajajajaa se rea sin parar.
Cl_ Igualita vamos rea y rea con las lagrimas en los ojos.
M_ Joder lo siento se limpiaba con la servilleta.
V_ Siga, siga que esto me parece interesante.
E_ Mam
En_ Pues eso, mi hija con una raya de lpiz tropieza, eso o se cae de culo.
M_ Cof cof cof cof se atragant con un trozo de pastel que estaba comiendo.
E_ Mam me vas a matar a Maca.
M_ Joder es que cof cof es verdad beba mientras sonrea.
E_ Eso va ponerme a caldo.
En_ Pues yo pensaba, nada te quedas sin hija, se la come un cocodrilo, la muerde una vbora o finalmente
en uno de sus golpes se me cae por un barranco.
M_ Todo eso Encarna, todo eso le pas, bueno no se la comi un cocodrilo le dijo con voz tierna
mientras le acariciaba la mano a una boquiabierta Esther.
T_ Pero se la comi una cocodrila le dijo en voz baja a Encarna que estaba a su lado.
E_ Si, una cocodrila maravillosa, verdad mi amor? le extendi la mano para que la cogiera.
M_ Si cario le dej un besito tierno mientras Brbara hacia ojitos y Claudia rea sin parar.
V_ Atencin seoras que ya empieza la tontera.
C_ Oye pues bien mirado a ver cuando la empiezas t le dijo con gesto de enfado pero sonriendo.
M_ Eso, eso que t mucho hablar pero la carita de Cruz lo dice todo eh?. Pues si Encarna, Esther es una
patosa, se ha cado yo no s las veces, vamos de marca de record, casi se nos come un len
E_ Es cierto, casi nos mata una guerrilla.
M_ Tambin.
V_ Me at el motor de la cafetera con una goma de pelo.
T_ Nos mat a todos de ms de un susto, porque tu hija tiene una facilidad para gritar.
En_ En eso ha salido a la madre, y en lo de patosa, tambin dio otra carcajada.
Y luego fue el turno de Rosario, las risas iban en aumento, la cercana se fue tejiendo en la mesa
poco a poco, con gestos, con miradas, con sonrisas, Claudia se sinti unida a aquella familia, Brbara no
apartaba sus ojos de Teresa que pareca feliz aunque una mirada sombra cubra sus ojos, se habl de
Mona, Valiente, Nsona, Zul, todos eran conocidos para Rosario y Encarna, notaban el cario, el calor en
las palabras que se decan. All se teji sin apenas nadie darse cuenta, el calor de un hogar.
Una vez se quedaron solas, Esther fue ayudada por Maca y Teresa que se quedaba con ellas a
meterse en la cama, tras apagar todas las luces, se sent unos minutos junto a Teresa, all apoy su cabeza
en el hombro de la mujer sin palabras porque no se necesitaban.
E_ Maca?
M_ S, ya estoy aqu.
E_ Maes se ha quejado.
M_ A ver se asom a la cuna. Est bien, habr tenido una pesadilla.
E_ Me siento tan intil.
M_ Bueno en cuanto tengas el tobillo bien podrs moverte mejor adems, te digo una cosa, en un mes o
dos yo creo que puedes tener solucionado el problema de la vista se meti en la cama acercndose a ella.
E_ Cuidado con el hierro.
M_ Lo tengo controlado cario. Ests muy cansadita? sonri pasando su mano por el rostro de su
mujer.
963
E_ Estoy asombrada la mano de Maca pas por su cintura. Mi madre no pareca ella, al no ver sabes
qu me pasa?
M_ Qu cario?
E_ Siento otras cosas, por el timbre de voz, las risas no s percibo otras cosas.
M_ Y que sientes en mi voz?
E_ En tu voz movi su mano para acariciar el brazo lentamente. En tu maravillosa voz siento el amor,
en tu risa la felicidad y en tu silencio la tristeza.
M_ Joder
E_ Eres transparente no me hacen falta ver tus gestos cario, aunque me muero de ganas por verlos.
M_ Sin prisas Esther, todo a su tiempo le bes la mano.
E_ Sabes una cosa? le dijo con voz mimosa.
M_ T dirs princesa sonri acodndose sobre la almohada.
E_ Me he dado cuenta que todos hacis un esfuerzo terrible por quitar del vocabulario que usamos el
verbo, ver.
M_ En serio? le pregunt divertida.
E_ S, hasta para eso sois fantsticos, ahora, lo de Brbara ha estado para morirse.
M_ Debiste verla sonrea.
E_ Si es que solo a ti se te ocurre.
M_ Pues si.
E_ Por eso te quiero tanto.
M_ Slo por eso?
E_ Bueno, vale, y porque ests muy buena.
M_ Ah! la bes.
E_ Y porque eres un cielo.
M_ Si la bes nuevamente.
E_ Y porque tienes ese punto que me vuelve loca.
M_ Qu punto?
E_ Tu punto ertico mi amor ese que me hace perder la compostura.
M_ Cario no me digas eso pas su pierna entre las dos de Esther.
E_ El hierro Maca.
M_ Lo tengo controlado.
E_ Yo estaba asustada porque no senta nada y pensaba jodermal lo tengo Maca le estaba besando el
cuello.
M_ Claro que sientes mi vida y mucho.
E_ Lo que t me haces sentir.
M_ Ay! El puto hierro se quej amargamente.
E_ Jajajajajajajajaa.
M_ Jajajajajajaja rea divertida.
T_ A dormir qu est convaleciente! les grit desde el despacho donde se haba acomodado en el sof
cama.
M_ Joder
E_ No haba otra habitacin ms lejos? le pregunt bajito.
M_ No.
T_ A callarse! les volvi a gritar.
M_ Buenas noches mi amor.
E_ Buenas noches cario, te quiero.
M_ Cuanto deseaba escucharlo le bes suavemente.
E_ Venga duerme que ya vas a tener que empezar a trabajar.
M_ Eso me jode mucho.
964
E_ Bueno cario tendremos que vivir de algo, me vas a tener que mantener.
M_ Ya pero no quiero dejarte sola.
E_ No voy a estar sola adems, tendr que aprender mi amor
M_ Buenas noches.
E_ Cundo podremos Maca?
M_ Bueno Teresa tiene razn esperaremos un poco.
E_ Bien joder no creo que pueda esperar mucho, uf me ha encendido como una antorcha!.
M_ Hasta maana no puedo no puedo esto va a ser peor que un calvario tenerla y no poder hacer
nada, si solo con esa vocecita y un roce ya me ha encendido como una antorcha! oy la sonrisa de
Esther. De qu te res?
E_ Pienso que estamos a punto de incendiarnos.
M_ Jajajajajajaja se uni a las risas de su mujer abrazndola con cuidado. Au.
E_ El puto hierro.
Y as se durmieron despus de estar un mes separadas, preocupadas la una por la otra, sufriendo, por
fin estaban juntas, por fin estaban para apoyarse, quererse, y abrazarse, as se durmieron, sabiendo que por
encima de todo exista el amor, y amndose todo sera ms sencillo de superar.
Haba pasado una semana, y con ella haban llegado los cambios de humor de Esther, que a pesar de
haberse acostumbrado a manejar la silla, pocas veces porque Maca siempre la llevaba, haba das que
cuando no poda ayudarla con Maes cuando lloraba, o con la casa, se senta como ella deca una buena para
nada. Maca trataba de llevarlo lo mejor posible pero esos cambios de humor en Esther tambin le
afectaban, sobre todo le afectaba tener que volver a trabajar y dejarla sola, eso le tena muy preocupada. La
noche antes una conversacin con Teresa le haba dejado algo ms tranquila.
T_ Tienes que mentalizarte Maca, las cosas no son fciles para nadie y es lo que hay, t tienes que empezar
a trabajar ella tiene que empezar a soltarse de ti, sois como un apndice la una de la otra, y eso lo que le
crea es dependencia, y a larga es un problema para ti cario pero ms para ella.
M_ Es que no s que hacer Teresa, puedo montar una consulta y que ella me ayude, as podemos salir hacia
delante hasta que todo vuelva a la normalidad.
T_ Pero es que quizs esa normalidad ya no exista, no puedes dejar el trabajo pensando en que el da de
maana todo ser normal porque puede que no lo sea.
M_ Lo s acept cerrando los ojos y tapndose la cara.
T_ Pues ya sabes a trabajar.
La despedida estaba siendo algo complicada, Esther no quiso que se sintiera mal y trataba de
sonrerle, Teresa sali de la cocina algo enfadada al verla an all.
Finalmente Maca se march, lo hizo con sabor amargo porque a pesar de todo entenda todo lo que
Teresa le haba dicho era cierto, deba dejarle un poco de espacio para que ella tambin fuera haciendo
pasos importantes y as ir recuperando algo su moral.
En el hospital a Maca le haban asignado para el primer da a Alicia que encantada haba asumido el
reto de volver a educarla como mdico en el Central, tal y como Cruz le haba dicho. A mitad maana Cruz
la encontr en el cuarto de mdicos con un caf en la mano sentada en el silln y con gesto totalmente
concentrado, con la vista fija en el mueble que haba enfrente.
C_ Te gusta?
M_ Qu? le pregunt sin entender.
C_ El mueble?
M_ Ah! sonri de lado dando un sorbo a su taza. Esto es una mierda Cruz.
C_ Ya lo entiendo.
M_ Yo no estoy hecha para trabajar aqu no puedo voy a volverme loca.
C_ Es el principio Maca, debes tenerte paciencia la miraba seria.
M_ Paciencia?, no puedo ms Cruz estoy como si me hubieran dado una paliza y an no me hubiera
recuperado.
C_ Si pero si perdemos la paciencia entonces estamos perdidas.
M_ Perdona a veces me siento muy egosta como si t no estuvieras pasando por lo mismo le dijo a
modo de disculpa al comprende que ella tambin estaba sufriendo.
C_ Qu tal con Alicia? le pregunt sonriendo.
M_ No es Esther pero elev los hombros.
C_ Mujer!
M_ Y Vilches?
C_ Pues ha empezado con la rehabilitacin pasiva, pero es tan cabezota! De verdad eh?, a veces me
supera.
M_ Paciencia Cruz la mir y sonri. Esther es muy cabezota tambin, creo que por eso se llevan tan
bien.
C_ Si. Y qu ya has desfogado? le pregunt sonriendo para beber de su taza.
M_ No, me da miedo, lo hemos intentado pero entre los hierros que mira no es broma eh? se subi el
pantaln del pijama y se bajo el calcetn para ensearle los araazos, Cruz se rea sin parar. Pues eso, y
luego que no s donde tocarle porque an est molesta uf!, es peor casi intentarlo.
C_ Si.
M_ Y vosotros?
C_ Nada Maca, no puedo acercarme a l, dice que no va a funcionar y no quiere deprimirse ms est de
un plan de no me beses, no me toques, que vamos me pone nerviossima.
M_ Ya entiendo.
C_ Tengo ganas de hacerle la prueba que en una semana ya podr.
M_ Yo tengo pnico que se le hagan a Esther, Cruz.
Ambas se miraron con gesto de miedo, saban que el despus podra ser un infierno y no saban si
ambos estaban preparados para vivirlo.
966
Cuando regres a casa despus del primer duro da, se encontr en el sof a Esther con la nia en sus
brazos. Al verla sonri ampliamente se acerc y por el movimiento de cabeza de Esther se percat que ya
la haba escuchado llegar.
E_ Te he odo sonri.
M_ Lo s, iba a decirte que estaba por lanzarme al sof con vosotras pero estoy muy escarmentada con
esos hierros y me acercar poquito a poco.
E_ Mira que eres payasa tienes una mami cario muy payasa le deca a la nia que pareca encantada
en sus brazos.
M_ Esta mami estaba como loca por llegar a casa se sent a su lado suspirando mientras la besaba. Y
encontrarse con las dos mujeres que ms quiere en este mundo.
E_ Mmmmm que ganitas.
M_ Verdad?, si tena ganitas mi nia? le pregunt con voz melosa.
Ambas se fundieron en un beso que poco a poco se fue volviendo ms intenso, Encarna que sala
con el plato de sopa se qued como si fuera una estatua de cera, no era lo mismo aceptar que ver lo que
estaba viendo, las sonrisas entre ellas, los besos, la caricia de Maca por el escote de Esther, mientras sta le
deca algo en el odo que haca poner a la Pediatra cara de placer.
Los das fueron pasando demasiado despacio para Esther, cuando estaba sola que desde que Maca
trabajaba eran algunos pequeos ratos, en ellos sola llorar, era su manera de sacar todo el dolor que senta,
toda la impotencia ante esa nueva vida.
El da que deba ir al hospital a volver a sus malditas pruebas, todo eran nervios, la noche fue agitada
sin poder dormir ninguna de las dos, abrazadas dndose nimos mutuos, esperanzas cuando a la otra le
faltaban.
La maana haba salido nublada y con una lluvia fina, Maca baj ayudada de Teresa a Esther hasta el
garaje, la mujer segua seria y con la preocupacin de los resultados.
T_ Nada ms sepas algo me llamas le dijo una vez metieron a Esther en el coche.
M_ No te preocupes.
T_ Encarna acuda all.
M_ Si, lo s.
T_ Venga animo hija animo.
M_ Gracias le sonri nerviosa entrando al coche. Nos vamos!
E_ Si sonri levemente.
Durante el trayecto hablaron del sonido del agua golpeando el coche, Maca en el semforo cerr sus
ojos para percibir todo aquello que Esther le contaba, era cierto, se aproximaba al sonido de la Selva, pero
no era igual.
E_ Qu estarn haciendo?
M_ Ni idea.
967
E_ Y Mona, Valiente?
M_ Imagino que si ellos estn en el campo de refugiados habrn vuelto a la Selva, no son bien recibidos
all deca con el gesto preocupado.
E_ Los echo muchsimo de menos.
M_ Y yo. Ya hemos llegado.
Bajar a Esther del coche le fue un poco complicado se rieron lo suyo con los dichosos hierros,
fueron soltando as algo de la adrenalina que llevaban y les provocaba aquel miedo incontrolado. Con la
silla de ruedas que Maca solicit llegaron hasta la entrada de urgencias.
Lo dijo sin darse cuenta mientras esperaban el ascensor pero para Esther el comentario no pas
desapercibido. Subieron a la consulta de un Javier que las esperaba ansioso.
As entre comentarios sobre su rehabilitacin y dems, se fueron a rayos para hacerle las radiografas
oportunas. Una vez todo preparado en la consulta otra vez, se dispuso a quitarle la escayola.
Ja_ Esto tiene muy buena pinta. No te lleves los hierros Sara, creo que la Doctora Fernndez los quiere
como arma de guerra.
M_ Que borde eres le deca sonriendo.
Ja_ Bien Esther, voy a ponerte otra escayola, hay que tener cuidado porque los golpes con la escayola
tambin son peligrosos.
E_ Est bien sonri girando la cabeza hacia donde estaba Maca imaginando su sonrisa.
Ja_ La herida est perfecta, las radiografas me dejan ver que como la rotura fue limpia est todo
cicatrizando bastante bien.
M_ Empezamos ya con la rehabilitacin? lo mir preocupada.
Ja_ No mueves los dedos como te dije?
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E_ S.
Ja_ A ver hazlo ahora por favor quiero ver como se mueve esto Esther movi los dedos mientras Maca la
miraba con el ceo fruncido. Bien est bien este ejercicio quiero que lo hagas varias veces al da, te
volver a ver en quince das.
E_ Quince das! le dijo algo decepcionada.
Ja_ Si, lo siento pero son dos semanas ms y segn como siga la radiografa te podr poner una bota con
fijacin angular y con ella ya podrs ir defendindote para andar.
M_ Cario es mejor recuperarlo bien eh?, si son quince das pues quince.
Ja_ Eso es.
E_ Ya claro se notaba que no le haba sentado nada bien. Quince das ms con silla de ruedas
dependiendo de todo el mundo.
M_ Mi amor tranquila le susurr cogindole la mano.
Ja_ Tmalo como unas vacaciones Esther, aprovchate de todos luego vas a quedar como nueva, hasta
tacones vas a poder lucir.
M_ Gracias Javier se mostr realmente agradecida.
Una vez finalizaron su consulta con Javier, se prepararon para la revisin de ocular, y si con Javier
haba perdido la calma, Maca se preguntaba que pasara con Aim.
M_ Cario quiero que ests tranquila vale?, lo ms que puedas, s que es difcil y que las cosas van un
poco para largo, pero no importa el tiempo lo que importa mi vida es que te pongas bien.
E_ Ya Maca pero t no ests en un silla de rueda y sin ver el silencio de Maca le hizo ver que se haba
pasado con su comentario. Lo siento Maca, tienes razn lo siento.
M_ Vale pues vamos con Aim.
E_ Maca no te enfades.
M_ No me enfado Esther.
E_ Si te enfadas y lo siento le volvi a decir moviendo su mano para que Maca la cogiera.
Perdname es que pens que al menos poda ya dejar la silla.
M_ Venga vamos que ya llegamos tarde le dio un beso.
Al llegar a la sala de mdicos encontraron a Aim hablando con Claudia muy entretenidos, al entrar
los ojos de Maca buscaron a su amiga que entendi que haban problemas.
Siguieron a Aim que iba hablando con Esther animadamente, cuando lleg a la sala hizo una seal
a Alicia quien se acerc rpidamente.
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Al_ Esther hola!
E_ Hola Alicia la salud con una leve sonrisa.
Al_ Acabo de entrar Aim quieres que te ayude?
Ai_ S por favor. Entris chicas?
M_ S, vamos Claudia creo que va a necesitar tu ayuda, cuando Javier le ha dicho que dos semanas ms sin
apoyar el pie se ha venido abajo, imagino que con esto si no sale bien.
Cl_ Tranquila estar a su lado aunque insisto, no es mejor Carlos? la mirada asesina de Maca le hizo
responde a ella misma la pregunta. No, no es mejor.
En_ Maca Maca la llamaba algo nerviosa Encarna acercndose por el pasillo.
M_ Encarna pas por favor vamos a retirarle las gasas le har bien que est a su lado.
En_ Y el tobillo?
M_ An tiene que ir en la silla, dos semanas ms.
En_ Y cmo lo ha tomado?
M_ No muy bien.
En_ Entiendo su gesto mostr desanimo y al mismo tiempo resignacin. Dios nos ayude. Hija estoy
aqu la salud dejando un beso en su frente.
E_ Hola mam.
Ai_ Bueno pues Alicia por favor.
Una vez todos estuvieron dentro de la sala, Alicia le retiro las gasas de los ojos, las heridas seguan
su curso tena los ojos morados, y algunos cortes alrededor de las cejas, en la frente.
Le hizo la prueba ante la atenta mirada de todas, el gesto de Aim era serio al estudiarlo, Maca que
algo entenda se mostraba ms seria an que l, y Encarna tratando de no poner nerviosa a su hija frunca
sus labios para no hablar.
Ai_ Bien, Esther trag saliva antes de seguir hablando. Vamos a hacer la prueba la hemorragia ha
remitido y no quiero que tenga la ms mnima oportunidad de volver.
E_ Y eso qu quiere decir?
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Ai_ Quiere decir que es un proceso para limpiar y ver realmente hasta donde llega la lesin. De momento
s que, tienes una lesin en ambas crneas, el golpe te lo llevaste de pleno en los ojos.
E_ Y qu quieres decir?, voy a quedarme ciega, no?
M_ Esther se pinz el labio inferior.
Ai_ Quiero decir que esto va a ser un poco largo, ahora te har lo que te dije, habr que dejar pasar dos
semanas ms, volver a ver la evolucin de ambos ojos, si todo va bien, y t nos das permiso, podramos
esperar un trasplante.
E_ Qu?
Ai_ Es de la nica manera que tengo de devolverte la vista.
En_ Un trasplante? pregunt impactada.
Ai_ S, no es una operacin de alto riesgo pero tiene un postoperatorio y un plazo largo de ir
recuperando poco a poco la vista, es algo as como te quitamos tu cornea lesionada reemplazndola por la
del donante.
E_ Hasta ah lo s, soy enfermera le dijo con tono seco, Maca cerr los ojos en seal de temor.
Ai_ Vale, cosemos la crnea trasplantada digamos que al botn que queda en tu ojo para ocupar el lugar de
la tuya, se cose al borde de ese botn, en ese punto debemos tener cuidado para no dejarte un astigmatismo
como regalo para el resto de tus das, una vez superado el trasplante el tiempo en el que puedes recuperar la
vista es largo y dependiendo de cmo se acomoden las suturas a tu ojo. Esas suturas no las podemos tocar
hasta pasados cuatro meses.
E_ Dnde no voy a ver! le dijo alterada.
Ai_ No en ese tiempo no, y pasar quiz un ao hasta que vuelvas a recuperar la vista.
E_ Es seguro?
Ai_ En medicina nada es seguro hay un par de riesgos que pueden ocurrir y si se dan no volveras a
recuperar la vista, pero acentu. No tiene porque pasar.
E_ Pero puede pasar, de hecho ha pasado dijo segura.
Ai_ Si admiti mientras Encarna se limpiaba silenciosamente los ojos.
E_ Que fuerte reneg sonriendo incrdula.
M_ Cario es un tiempo pero
E_ No me voy a operar.
M_ Cmo que no? la mir sentndose a su lado. Tienes que operarte.
E_ No me van a solucionar el problema.
M_ Claro que si, por qu tiene que salir mal?
E_ Maca no soy idiota, he tenido una hemorragia muy fuerte, y podra volver a tenerla con la operacin
sera no volver a ver nunca ms deca a punto de llorar.
M_ Mi amor as tal como ests tampoco vas a ver nunca ms por favor.
Ai_ Bueno chicas lo mejor ahora es ingresar a Esther, hacerle la pequea operacin con lser y que se lo
piense Maca, no hay prisa y tiene que estar muy segura de lo que va a hacer le deca con gesto de calma.
M_ De acuerdo.
En_ Puedo quedarme?
Ai_ S, s.
M_ Voy a quirfano con vosotros.
E_ Prefiero que no Maca.
M_ Est bien, no voy a quirfano con vosotros.
Cl_ Tranquila voy a tratar de hablarle sin presin, vale? la mir frotndole el brazo con cario.
M_ Vale resopl con fuerza mientras Encarna la miraba seria. Lo peor que puede pasar es esto, que se
venga abajo.
En_ Dale un poco de tiempo
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Ambas se quedaron mirando y aunque ambas necesitaban ese abrazo que parecan pedir, ninguna dio
el pas para ello.
Cuando le dijeron la noticia a Teresa, estaba all una Brbara con el brazo todava en cabestrillo en
silencio ambas sentadas esperando que el mvil sonara, al hacerlo Teresa se precipit hasta l y por su cara,
Brbara entendi que no eran buenas noticias. Al colgar se enjuago las lagrimas.
Fue Brbara la encargada de llevarle el neceser al hospital a Esther, la operacin haba terminado
con xito y estaban en la habitacin, Maca y Encarna junto a la cama y un Aime que contaba como haba
ido.
Ai_ Siento si te he vendado los ojos otra vez, tan solo van a ser un par de das, una vez vuelvas te volver a
poner gasas y despus ya no har falta nada.
E_ Claro volvi de pronto su machacona irona.
Ai_ Recuerda que no puedes mover la cabeza, vale?
E_ S, lo recuerdo.
Ai_ Maana por la maana podris iros a casa, con que guarde reposo un par de das es suficiente le dijo
a Maca.
M_ Gracias Aim.
En_ Muchas gracias Doctor le dijo profundamente agradecida.
Ai_ Es mi trabajo, aunque tambin son mis colegas y me gustara mucho que pudiramos salir del tnel.
En_ Gracias.
No hubieron ms palabras, Maca se sent junto a Esther y Encarna lo hizo en la silla, cada una
pensativa entregada al miedo de lo que iba a suceder, el miedo es libre, y cada una lo dejaba volar en esa
libertad a medias, ms bien era como una cometa que volaba pero anclado en el corazn, donde las tres
tenan la pena de lo que realmente pudiera suceder y el hilo tiraba cada vez ms fuerte, dejando exhaustas
las pocas fuerzas que les iban quedando para luchar contra el viento de la derrota.
A mitad tarde lleg Rosario al hospital acompa a Encarna tomar algo a la cafetera y de paso
hablar con ella de una idea que se le haba ocurrido pero que necesitaba su ayuda para llevarla acabo.
Mientras eso ocurra en el piso de abajo, en el de arriba se haban quedado las dos solas en silencio en la
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habitacin, Maca no quera forzar una conversacin que acabara en llanto, porque en esos momentos era lo
nico que senta poda pasar.
E_ Ests ah Maca?
M_ S cario, no muevas la cabeza eh?
E_ No te vayas.
M_ No mi amor estoy aqu le cogi la mano. Apoyo el otro brazo sobre la cama y la bes para
quedarse all observndola. No voy a moverme de aqu, tranquila.
Y as pasaron los das, las semanas como si siempre fueran cogidas de la mano, Esther fue al
hospital nuevamente, le quitaron la venda le pusieron las gasas, despus volvi y le quitaron las gasas la
dejaron sin nada, las marcas que haban quedado como cicatrices eran lo de menos, lo importante era esa
espera a que hubiera un donante para el transplante, las noches donde Maca no haba hecho ninguna
guardia, las pasaban cogidas de las manos, abrazadas con mejor movilidad para Esther con la escayola, no
haban ganas de hacer el amor, ninguna quera porque ambas estaban demasiado metidas en el problema,
ninguna lo nombraba pero el miedo segua sobrevolando sus cabezas en forma de cometa.
Las cosas para los dems haban cambiado pero tampoco demasiado, Vilches se haba sometido a las
primeras sesiones de rehabilitacin, su mal genio, sus constantes ironas llevaban por la calle de la
amargura a Cruz, y las guardias compartidas por ella y Maca, se haban convertido en un constante
confesionario donde ambas iban y venan con sus penas. Aquella tarde Maca haba tenido un accidente
donde el nio que haba operado finalmente no haba sobrevivido, Cruz la encontr en la sala de mdicos
con el gesto serio.
Se miraron con las lagrimas cayendo por su rostro y una sonrisa en sus labios, terminaron
nuevamente por abrazarse, nuevamente por intentar apoyarse la una en la otra, la amistad entre aquellas
dos mujeres no tena lmites, haban hecho un lazo cuando ambas estuvieron a punto de morir y ese lazo
persista en la distancia, en el paso del tiempo, y pasara lo que pasara se tenan la una a la otra, y la una a la
otra se animaron para tratar de convencer a sus respectivas parejas, a afrontar definitivamente ese golpe
que la vida les haba dado dejando libres las cometas del miedo.
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Cuando lleg a su casa, Maca se encontr con Brbara que ya llevaba el brazo como ella misma
deca en su sitio esperando que Teresa se decidiera, aquella noche le haba dicho a Teresa de salir a cenar y
casi Maca con el cuchillo jamonero le haba amenazado para que finalmente lo hiciera con el guio de la
veterinaria al conseguirlo. Le pareca que Teresa deba salir y distraerse y tambin porque quera quedarse
a solas con Esther quera afrontar ese momento que haba ido posponiendo, pero que no tena ya ningn
sentido seguir callando. Esther estaba sentada en el comedor escuchando msica de jazz, Maca se estaba
preparando la cena, en los ltimos das la tensin entre ellas haba subido sin saber muy bien porque.
Maca guard silencio para que Esther dijera algo pero lejos de decir nada, ella tambin guard
silencio.
M_ Esther la vida es muy jodida para todo el mundo, ni ese nio ni ese padre van a tener una puta
oportunidad en su vida para nada, su madre su mujer, no va a volverles a ver a pesar de tener los ojos en
perfecto estado no haba alzado la voz, pero si era algo dura y exigente como los ltimos das haban
tenido en ms de una parecida discusin.
E_ Maca si me vas a venir con una monserga de las tuyas, mejor djalo, no pienso operarme es mi decisin
y punto.
M_ Puedes dejar de pensar un segundo en ti, hostia! le reproch elevando duramente la voz. Al ver que
Esther mova su silla se precipit hasta ella preguntndole. Dnde vas?
E_ A la cama.
M_ Esther estoy hablando contigo, por favor creo que tenemos que hablar le deca sujetando la silla con
tono algo ms calmado.
E_ No me interesa lo que me tienes que decir, lo siento por ese chaval y su padre, pero no me compares lo
mo es otra forma de morir.
M_ No permito que digas eso!
E_ Me da igual que me lo permitas o no dio marcha atrs con la silla y al ir a pasar por la mesa ech la
bandeja y toda la cena de Maca al suelo. Joder!
M_ No pasa nada no pasa nada ahora lo recojo.
E_ Lo ves lo ves no sirvo para nada que no sea estropearlo todo.
M_ Esther haz el favor de no decir ms tonteras le dijo deteniendo la silla y agachndose, mientras la
miraba expectante y temerosa.
E_ No quiero operarme, no voy a recuperar la vista, as que creo que es mejor que tomemos alguna que
otra decisin no te parece?
M_ Qu quieres decir?
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E_ T misma lo dijiste, te agobia trabajar en el Central, no ests hecha para esto y conmigo a tu lado es lo
que vas a tener.
M_ No si t luchas.
E_ Es que no quiero luchar.
M_ Me importa una mierda que quieras o no le grit. Debes luchar.
E_ No me grites.
M_ Esther tienes una oportunidad no seas cabezota, la tienes hazlo por ti, por Maes, por m, pero no
porque me quiera ir cosa que dices t, sino porque te quiero y quiero verte bien y sonrer, ests un poco
depre y es normal yo tambin lo estara.
E_ Deja que me vaya a la cama.
M_ Esther por favor
E_ Deja que me vaya! lo dijo entre dientes con un tono totalmente irritado.
M_ Esther.
E_ Maca!
M_ Haz lo que quieras se apart y dej que se marchara. Mierda!
Dej que se fuera pero escuchando como se iba dando golpes aqu y all, a pesar de que llevaba
bastante bien el manejo de la silla porque haba aprendido muy rpido gracias a la sencilla distribucin de
la casa, moverse por ella, pero an as, con los nervios y el enfado se le poda escuchar perfectamente la
ristra de tacos que iba soltando a cada golpe que se daba. Maca se gir furiosa por lo que haba provocado,
pero no poda seguir as, dejando que Esther se resignara a llevar la vida que tena en ese momento,
entenda su depresin y aunque Claudia lo haba intentado no haba logrado que le hiciera caso, ni siquiera
la opcin de que la tratara Carlos cuando una desesperada Maca se lo dijo.
Maca mir el plato en el suelo con la ensalada, y el otro plato a medio caer, su rabia se vio
recompensada cogiendo el plato y echndolo al suelo, despus se sent en el sof tapndose la cara con las
manos.
Mientras ajenas a la batalla que se estaba viviendo en casa de las chicas, en un lujoso y encantador
restaurante Brbara estaba cenando con una Teresa encantada. Iban por el postre cuando de repente
Brbara le dijo a bocajarro a Teresa.
Mientras en casa de Cruz, la situacin no era mucho mejor el malhumor inaguantable de Vilches
haba hecho que la cirujana se fuera a dormir al saln, llevaba all un buen rato buscando la posicin
cuando volvi a la habitacin.
Cruz se subi sobre l y comenz a besarlo, Vilches la miraba con total amor, mientras le devolva
los besos pidindole perdn.
En la cama Esther no poda dormir, daba vueltas y vueltas, haba escuchado a Maca llorar y aunque
quera ir a su lado prefiri guardar la distancia, a pesar de sentirse destrozada y que sin querer le haba
hecho dao a su mujer. Las lagrimas resbalaban por su rostro, mientras su mano apretaba la sbana entre
sus dedos.
Fuera Maca lloraba sin saber que hacer, era cierto que se ahogaba en la ciudad, pero no era egosta
no le peda que se operara por ella, se haba abrazado a un almohadn y haba tratado de que Esther no la
oyera.
M_ Joder
Al mismo tiempo que lloraban, en el portal Brbara dejaba a una Teresa que desde que haba salido
del restaurante no haba hablado mucho, ninguna haba hablado, tan solo haban paseado por la ciudad con
su intenso fro de finales de enero. Al llegar, Teresa sac las llaves del bolso.
Brbara sali con una sonrisa de oreja a oreja, le encantaba aquella mujer, la volva loca, y sin duda,
estaba dispuesta a todo para conseguir que finalmente le dejara estar a su lado. Subi el ascensor como en
trance, pas por el comedor sin darse cuenta ni que Maca estaba all, entr a su habitacin cerrando la
puerta y sin cambiarse se dej caer sobre la cama con sus ojos repletos de lagrimas, su corazn de pnico y
su cuerpo de temblor.
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Maca estaba con los ojos cerrados con la cabeza que empezaba a dolerle apoyada en el respaldo del
sof, as escuch como se acercaba la silla de ruedas, gir su cabeza lentamente no haca falta encender la
luz, ella tambin se haba acostumbrado a la oscuridad, y la vio llegar con un gesto triste.
E_ Maca?
M_ Estoy aqu le contest algo distante.
E_ Perdname por favor.
M_ No tengo nada de que perdonarte
E_ Ven no puedo llegar ah.
M_ Anda vete a la cama, es tarde su voz sonaba grave por el gran sofoco que tena.
E_ Vale se puso en pie y a la pata coja dio dos pasos.
M_ Pero qu haces? se levant yendo a por ella y cogindola.
E_ Te quiero, pero no puedo evitar sentir este pnico a que no salga bien y sea definitivo.
M_ Te entiendo Esther, si es que yo te entiendo le dijo con su misma pena mientras la ayudaba a sentarse
en el sof.
E_ Crees que saldr bien? le pregunt con temor.
M_ Claro que s sonri emocionada. Estar a tu lado cario todo ir bien y ya no har falta borrar el
verbo ver, ya lo vers.
E_ Maca
M_ Pero si no saliera bien, seguir estando a tu lado porque eres lo ms importante en mi vida lo
entiendes cabezota?
E_ S le dijo tras un profundo suspiro. Maca te quiero tanto como no he querido a nadie y no quiero
perderte por nada te quiero mi amor.
Se abrazaron sintiendo la necesidad de que saliera bien, de que mereca la pena, estaban juntas y a
pesar de todo, podran superarlo una al lado de la otra con lo ms importante, su amor.
La maana siguiente, Maca se levant con nuevas ilusiones, durante la noche haba abrazado a
Esther sintindola a veces temblar, poda imaginar su miedo pero no quera que aquello las paralizara a las
dos. Le prepar el desayuno mientras pensaba en todo cuanto deba hacer, le llev la bandeja hasta la cama
y all la esperaba Esther mientras Maes terminaba su bibern.
M_ Estoy aqu.
E_ Si te siento llegar. Y Teresa?
M_ Anoche subi muy extraa no s que pasara, ni se enter que estaba yo en el comedor.
E_ Y an est en la cama?
M_ S, me extraa dej la bandeja sobre el edredn mientras retiraba a la pequea de los brazos de su
madre. Ven aqu.
E_ Se porta muchsimo mejor eh?
M_ Est hecha una mujercita ya, ahora podremos tener ms intimidad verdad pequea?
E_ Tengo unas ganas que me quiten la escayola.
M_ Oye que la escayola tambin tiene su punto se sent a su lado besndola y jugueteando con su nariz
. No te parece?
E_ T crees? meti su mano por el pijama tocando esa piel que deseaba tanto.
M_ Lo deberamos
T_ No puedo ms!, toda la noche sin dormir, esto a mi edad no es sano no seor! deca paseando de un
lado a otro de la habitacin en los pies de la cama omitiendo que ambas se haban casi cado al separarse
por verla entrar, la miraban y se miraban sin entender nada. Es que vamos solo a ella se le ocurre
menuda!, ja, ja y ja, se cree que me chupo el dedo!, esto es inadmisible.
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M_ Ejem ejem carraspe.
T_ Ah no y lo mejor es, Teresa te doy dos semanas, ultimtum a m!, a Teresa! Un ultimtum las mir
mientras les explicaba las cosas, ninguna entenda nada pero ambas tenan una ligera sonrisa en la boca.
De que os res!, no tiene ninguna gracia.
M_ Vamos a ver, por favor Teresa, puedes parar y explicarnos ese ataque que tienes a que es debido
E_ Mejor dicho cario a quien le corrigi con rintintin.
M_ Mi mujer tiene razn a quin! puntualiz, es debido.
T_ Brbara anoche me beso!, y no quiero coas! les apunt a las dos con el dedo.
M_ Qu te qu?, te beso?
E_ Pero si ya te haba besado Tere le rest importancia mientras tanteaba a cogerse del brazo de Maca.
T_ No como anoche, me me ejem se pas la mano por el cuello en actitud nerviosa.
M_ Con lengua? le pregunt a punto de estallar en una carcajada.
E_ Ay Dios! trataba de aguantarse como Maca.
T_ Eso mismo dijo bajito casi de manera inaudible.
M_ Acabramos!; vaya cosas que hace Brbara.
T_ Y no solo eso!
M_ Hay ms? la mir seria.
T_ Me ha pedido relaciones dijo con gesto a punto de llorar.
M_ Relaciones?, has odo eso cario.
E_ S, le ha pedido relaciones.
M_ Y dnde est el problema para que te pongas as?
T_ Maca mrame.
M_ Ya te veo.
T_ Mrame bien, qu ves?
M_ Ahora mismo una mujer aterrada porque otra mujer est enamorada de ella y le ha pedido relaciones.
T_ No te burles.
E_ Te dir lo que veo yo, claro, que lo veo a mi modo porque lo que se dice ver sonri por primera vez
hizo una broma de su ceguera y eso a Maca le pareci maravilloso, era el paso que necesitaba, que Esther
asumiera lo que ocurra y lo afrontara. Veo una mujer maravillosa con una sensibilidad apabullante, un
corazn enorme y una predisposicin por ayudar a todo el mundo que admiro, veo una mujer que cuando
se le necesita est, una mujer sencilla pero maravillosa, una mujer que se merece ser feliz sea con quien
sea, eso es lo que veo yo!
T_ Estoy vieja Esther le dijo llorando mientras se sentaba a su lado haciendo sin parar pucheros.
E_ Brbara te mira con los ojos del corazn y no hay nada mejor que eso, te mira con sus propios ojos
porque lo que ve en conjunto es algo que sabe no quiere dejar escapar, te ve con la ilusin de poder darte
todo lo que quiere, y lo que quiere es amarte Teresa, dnde est el problema?
M_ Que bien habla mi nia la miraba embobada.
T_ No si razn tienes eh? se secaba las lagrimas asintiendo como si le hubiera convencido.
M_ Luego me dices a m que soy una narcisista.
T_ No pinches eh? la mir seria.
M_ Perdn.
T_ Vale pues esta mujer con todas esas cualidades que me has descrito tan bien, te dice algo, yo tengo
relaciones con Brbara si t te operas.
Entonces Maca y Esther se miraron no pudieron evitar la carcajada y cuando Esther le dio la
respuesta a Teresa, sta se abraz a ella emocionada llorando de felicidad por todas, lo malo estaba a punto
de pasar estaba segura, tan solo reaccion al final diciendo:
T_ Oh!
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M_ Se siente Teresa, debes tener relaciones con Brbara qu dura es la vida, verdad!
Salieron a pasear una vez terminaron de desayunar, era la primera vez que Esther dejaba que Maca
la llevara, haban salido con la nia, Esther la llevaba en brazos y Maca empujaba la silla, cuando estaban
en el ascensor, le llam Cruz, dicindoles que las esperaba para comer, que ella an no haba invitado a
nadie y ese era el da. Maca acept sonriendo y como la casa de Cruz no quedaba muy lejos de la suya, se
fueron caminando.
Mientras ellas iban camino de casa de Cruz, Encarna y Rosario entraban en su casa, se sentaron
junto a Teresa y una taza de caf, la mujer escuchaba atentamente lo que una y otra deca, las miraba
absorta, tanto que se haba olvidado completamente de su situacin personal.
T_ Dios mo es que no s ni que decir las miraba atnita justo en el momento en que son el timbre de
la puerta. Disculpad por favor voy a ver quien es les dijo an impresionada, al abrir un enorme ramo
de rosas la esperaba. Hola.
Re_ Hola es para la Mademoiselle Teresa.
T_ Ah! dijo impresionada ponindose la mano en la boca. Soy yo soy yo
Re_ Le han gustado eh?
T_ Gracias le cerr la puerta en los morros al pobre repartidor al entrar an con una expresin totalmente
impresionada.
Ro_ Vaya ramo qu barbaridad!
T_ Ni que lo digas Brbara! musit emocionada.
En_ Brbara? mir a Rosario quien elev los hombros divertida. Jess!
Ro_ Ests en disposicin de continuar Teresa?
T_ Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii dijo feliz.
En casa de Vilches, se encontraba Aim y Claudia muy juntitos hablando en la terraza cubierta que
tenan cuando entraron Maca con Esther y la nia. Saludos, risas, besos, un codazo de Maca a Claudia que
le hizo ojitos hacia Aim, y la confesin final por su parte de que aquel hombre le encantaba. Cuando a
mitad comida Maca se lo comunic a Esther, sta le dijo que lo haba notado por la voz, como siempre
termin por darle un beso y un me tienes loca.
En la cocina, Maca y Cruz se haban abrazado con esa necesidad de ver que poco a poco se les iba
solucionando los problemas que la vida les habia impuesto.
Aquella noche cuando volvieron a casa lo hicieron acompaadas por un Aim que trataba de
tranquilizar los nervios de Esther ante las pruebas para la operacin, y una Claudia que lo escuchaba con
tanta atencin que tropez dos veces ante la sonrisa y burla de una Maca a quien sus ojos volvan a brillar.
M_ Y este ramo?
T_ Hola chicas! sali de la cocina mostrndose feliz.
E_ No te lo vas a creer Teresa Vilches ya va recuperando la sensibilidad de las piernas.
T_ No me digas! junt sus manos en seal de alegra sobre su barbilla.
M_ Te he hecho una pregunta Teresa.
T_ As que ya tenemos recuperndose a Vilches, gracias Seor.
E_ Si.
M_ Teresa? la mir doblando un poco la cabeza mientras enarcaba su ceja.
981
T_ Solo faltas t Esther.
E_ Hemos estado hablando con Aim y bueno espero que todo salga bien.
M_ Brbara?
T_ Seguro que sale bien, y ahora, a dormir.
E_ Maana tenemos que ir a hacerme todas las pruebas sonrea por la insistencia de Maca y la facilidad
de pasar de ella de Teresa.
M_ Ni puto caso se cruz de brazos.
T_ Pues nada a descansar que maana es un da importante. Buenas noches.
M_ Cmo que buenas noches?, y me dejas as?
T_ Maca cario siempre dijiste que no te gustaban los cotilleos as que te aguantas! le sac la
lengua y se march.
E_ Jajajajajaja.
M_ Oye no te ras eh?, me ha sacado la lengua deca mientras la llevaba hasta la habitacin.
E_ De quin van a ser Maca?, pues de Brbara, adems no le notas la felicidad en la voz.
M_ Joder no Esther, no yo no tengo esa facilidad que tienes t.
E_ Ahora mismo puedo decirte ya estamos en la habitacin?
M_ S.
E_ Cierra la puerta.
M_ Ya marimandona le dijo sonriente llevndola hasta el lavabo y dejando a una dormidita Maes en la
cuna. Ahora te cambio, voy a ayudar a mami a arreglarse y luego t. Bueno a ver que me ibas a decir.
E_ Ven, aqu delante Maca sonri y se puso delante de ella quien pos sus manos en los muslos y fue
subiendo hasta su entrepierna bajando la cremallera mientras Maca suspiraba con los ojos cerrados. Pues
ahora mismo puedo decirte que ests a punto de caramelo, y que, sabes que me encanta tu caramelo.
M_ Dios!
El da siguiente y los que siguieron fueron tremendos, una vez hechas las pruebas, nada ms quedaba
esperar la llamada de que ya haba crneas para trasplantar, mientras, Vilches poco a poco y con mucho
esfuerzo fue recuperando cada da un poco ms, a veces se desesperaba, a veces se motivaba tanto que
Cruz deba detener sus ansias por ponerse en pie. Lo mismo empez a vivir Esther que comparta las horas
en el gimnasio del hospital con Vilches, para recuperar aquel tobillo que segn Javier haba quedado
perfecto.
Sola ir a rehabilitar cuando Maca tena turno as aprovechaban y se iban juntas, uno de esos das
Teresa acudi acompaada por una Brbara que se mostraba tan feliz como si anduviera todo el da sobre
una nube, Teresa y ella se haban visto secretamente, la primera vez para la buena de Teresa fue todo un ay,
divertida y pasional, tierna y repleta de miedos, pero finalmente feliz y dispuesta a aprender todo cuanto
Brbara le iba enseando que era mucho y variado haciendo las delicias de la mujer.
T_ Ya estamos aqu.
M_ Vaya la parejita feliz
Ba_ Maca.
E_ Sabis por qu nos ha llamado Cruz?
V_ Ni idea. Por cierto, cundo te vas Brbara?
Ba_ La semana que viene.
V_ He escuchado que seguimos igual, eh? le advirti algo preocupado.
Ba_ S pero Brbara debe volver.
C_ Hola bueno Dvila aqu los tienes formaditos y todo eh?, te quejars!
D_ Para nada Cruz. Buenos das chicos, debo deciros que despus de mucho trabajo y tiempo, he
conseguido localizar a alguien en el campo de refugiados.
T_ Y? pregunt ansiosa.
982
D_ He localizado al doctor Mondela, l est all tambin en Loukolla as que va a tratar de buscar a
alguno de los muchachos.
E_ Ojal estn all!
M_ Cundo lo vamos a saber? pregunt ansiosa.
D_ Ahora, por eso os he reunido no quera decroslo y haceros pasar unos das neviosillos porque no s si
daremos o no con ellos. As que faltan cinco minutos para que llame.
V_ Se sabe cundo podremos volver?
D_ No Vilches, de momento no.
C_ Digo yo que harn algo no?, porque la situacin ya era psima me puedo imaginar ahora como
estar.
D_ Pues si, desgraciadamente cuando podamos volver a entrar ser peor todava, Brbara ser nuestros
ojos all.
M_ Ser otra vez volver a empezar.
D_ Sin duda si. Mira se han adelantado.
Todos expectantes esperaban alrededor de la mesa, Teresa haba cruzado sus manos tras una
profunda exhalacin tratando de controlar sus nervios, los rostros de los dems incluida Claudia que
acababa de llegar, se mostraban tensos. Al escuchar al doctor Mondela los corazones y las ansias por saber
se dispararon.
Mon_ Lo siento, ellos no estn aqu somos muchos pero he censado a todos y no estn.
Fue un golpe duro que atajar, otro ms, sin duda para ellos eran parte de esa familia que haban
creado en frica y que, les haba dado tantas y tantas alegras. Se marcharon con la tristeza de saber que si
no estaban all era prcticamente imposible saber de ellos, la noticia les cay como una losa. Cuando se
iban a marchar con la pena de no saber nada de ellos, Aim entr alterado al despacho.
Ai_ Menos mal que os encuentro. Han llegado las corneas Esther!, nos vamos a quirfano.
Una noticia compensaba la otra, aunque la pena segua en ellos al menos haba una posibilidad de
que Esther pudiera recuperar la vista y con ello, la posibilidad de volver a frica se hacia ms factible.
E_ Has llamado a mi madre? le preguntaba nerviosa mientras se pona el camisn para quirfano.
M_ S cario contestaba igual de nerviosa. No s porque te empeas en que no entre a quirfano.
E_ Porque s que te pones muy nerviosa Maca, y de verdad no quiero que lo ests.
M_ No lo estoy cario.
E_ Ya por eso me has abrochado y desabrochado el camisoncito con esta tres veces le sonri
acaricindole suavemente la cara.
M_ De verdad?
E_ S, de verdad sonri.
M_ Lo siento es que s que esto es muy importante para ti y le cogi las manos y las bes con
tanta ternura que sintieron ambas un escalofro.
E_ Maca, tranquila vale?, estoy en manos de Aim y lo que tenga que ser ser, no decas eso?
M_ S, s, claro se frotaba las manos nerviosa. Oye Esther que yo no te quiero agobiar pero
tengo que dar la fecha en el juzgado.
E_ Yo quera casarme vindote cario viendo lo guapa que vas a estar.
M_ Mira si quieres no nos casamos pero debemos adoptar a Maes aqu y eso necesita los papeles de
matrimonio.
E_ Est bien, lo antes posible una vez Aim nos d permiso.
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M_ De acuerdo. Te quiero mi amor la abraz con fuerza.
E_ Y yo qu lastima!
M_ El qu?
E_ Esta noche te tocaba vendarte los ojos dio un pequeo gemido.
M_ Siiiii sonri besndola con pasin. T crees que nos dara tiempo aqu uno rapidito?
T_ Qu viene Encarna! entr gritndoles, al verlas se puso en jarras y les dijo. No si ya saba yo
que deba avisar.
EyM_ Jajajajajaja.
En_ Hola hija que bien verdad! Estoy tan nerviosa.
E_ No te preocupes mam que todo est controlado.
En_ Lo s lo s Maca te importa dejarnos solas un momento?
M_ No por supuesto sala mientras Teresa se quedaba. Teresa.
T_ Ha dicho Maca ante su mirada insistente le dijo. Vale
En la habitacin, madre e hija se haban quedado solas, Encarna le cogi la mano y le sonri algo
nerviosa, tras dar un trago para aclarar su voz pues estaba segura le saldra algo quebrada habl a una
Esther que la escuchaba expectante.
En_ Mira cario s que t sabes que no he estado muy a la altura de las circunstancias con respecto a
Maca, me cuesta muchsimo no te lo niego pero, creo que en su mirada me dice que te quiere con locura,
yo pensaba que iba a dejarte pero
E_ Maca no es as, aunque mira que he estado inaguantable y me lo mereca.
En_ Si te digo que me gusta para ti y que a pesar de ser una mujer la que comparta tu vida, me crees?
E_ S mam, claro que te creo Maca es as, simplemente maravillosa.
En_ Aunque me cueste veros como os besis.
E_ Te acostumbraras.
En_ Vaya
E_ Qu?
En_ Pensaba que me ibas a decir que no lo harais delante ma.
E_ Eso es imposible, porque no podra cumplirlo sonri feliz.
En_ Ay seor si ya lo deca tu abuela, es diferente al resto del mundo! deca sonriendo mientras la
abrazaba. Yo era como t hija, pero bueno en mis tiempos haban cosas que no se podan hacer.
E_ Eres lesbiana?
En_ No seas burra! le ri, era como t en el sentido de querer vivir la vida y ayudar a los dems,
pero tu padre que es un desaborio, me quit toda la ilusin.
E_ Jejejeje sonri acompaada por su madre.
En_ Todo va a ir bien, ya lo veras la abraz con tanto amor que a Esther le extra aquel abrazo. Te
quiero hija.
E_ Y yo mam.
En_ Y adems, tengo una nieta preciosa.
Pasillo arriba, pasillo abajo, caf va, caf viene, as se pas Maca la hora y cuarto que dur la
operacin, su madre y Encarna la observaban atentamente, haban decidido mejor no hablarle, Claudia
tambin estaba nerviosa pero haba decidido sentarse y esperar, Teresa se haba marchado a casa con la
pequea y Brbara, all todava eran mayor los nervios, los pensamientos negativos, las dudas.
Haban pasado dos meses desde la operacin, Esther segua sin ver pero ya poda andar sin ayuda de
las dos muletas, eso le daba nimo suficiente para defenderse sola por la casa y no sentirse tan dependiente
de una Maca que no la dejaba sola ni a sol ni a sombra. Por su parte Vilches ya se mantena de pie aunque
s necesitaba las muletas, pero haba avanzado mucho, tanto que hasta Cruz se haba impresionado por su
recuperacin. Mientras todo esto ocurra casi sin darse cuenta la primavera haba llegado con todo su auge,
haban aguantado ese tiempo para la boda que no se hizo en ningn juzgado, se hizo en casa de Encarna,
con tan solo los invitados que las dos decidieron, y con un jardn nada exagerado para una boda sencilla
entre dos mujeres que en esos dos meses haban intensificado sus noches, sus tardes, sus maanas, sus
horas en una relacin que cada da iba mejorando, se haca ms fuerte y ni siquiera la aparicin de Julia en
un Restaurante mientras coman haba hecho la menor mella en ninguna de las dos. As llegaron a la boda,
Esther en su casa, Maca en la suya, los mismos nervios de la Selva, pero diferente preparacin.
Mientras en su casa, una atacada Esther hablaba con su madre y Cruz que haba ido a ayudarle.
La boda fue sencilla pero para las novias intensa, durante toda la ceremonia no dejaron de darse la
mano, de esa manera Maca quera transmitirle todo cuanto estaba sintiendo, tampoco pararon de sonrerse
y sentir como la felicidad inundaba sus corazones. Con el s, las madres se emocionaron, los padres sacaron
pecho para no demostrar esas lagrimitas rebeldes, las madrinas, Cruz por parte de Esther y Claudia por
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parte de Maca, se mostraban orgullosas del enlace, y Teresa irremediablemente se haba entregado al llanto
de ver como por fin la vida, les daba una tregua. Aunque la verdadera protagonista de la ceremonia no fue
otra que Maes, con sus continuos balbuceos hacia sus madres y sus manos tratando de que la llevaran con
ellas.
As ya convertidas en pareja oficial sin luna de miel porque el trabajo de Maca no se lo permita,
seguan pasando los das, esos das donde pareca que nunca iba a llegar el momento que tanto ambas
deseaban. Todas las maanas Maca cuando abra los ojos esperaba que Esther le dijera que haba
recuperado la vista, que vea algo pero haban pasado seis meses desde la operacin, y nunca le deca nada,
y ella ya no le preguntaba porque saba que era una manera de presionarle sin querer, y Claudia quien
estaba comenzando una historia bonita de amor con Aim, se lo tena prohibido.
Entraron por urgencias con el abrazo de Sam que fue a quien primero se encontraron, Maca tena
que trabajar pero haba aprovechado un hueco para acompaar a su mujer, fuera los clsicos nervios, y
dentro mucho ms.
Una semana despus Esther segua ocultndole a Maca que las sombras haban dejado paso a un
poco de luz, al principio distorsionada, pero conforme pasaban los das iba viendo un poco ms, no poda
captar todava el rostro de las personas pero vea un conjunto y eso le iba dando las energas necesarias
para da a da ir luchando para mejorar del todo.
Aquella maana, Esther se haba despertado antes que Maca y le haba despertado dndole infinitos
besos, que eran recibidos con una sonrisa en los labios que marcaba su felicidad, su serenidad, lo peor
haba pasado y aunque segua sin poder adaptarse a la ciudad, por Esther mereca la pena y con la ayuda de
Cruz y Claudia iba mejorando su adaptacin, a pesar de sus enfados y sus problemas con algn que otro
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mdico que iba de listillo. Pero despertar as le borraba todos los malos momentos que pasaba, tener a su
lado a su mujer y su hija, le compensaba todo lo dems, compartir todo cuando hacan las tres juntas era
una manera maravillosa de vivir.
Les gritaba como loca mientras del susto se haban sentado ambas en la cama con expresiones
diferentes, Maca con la expresin de querer acabar con Teresa, Esther con el miedo de lo que significaban
sus palabras.
T_ Y ahora salir, que tenemos una sorpresa maravillosa para vosotras voy a volver a mi casa! gritaba
repleta de felicidad.
Cuando salieron lo hicieron cogidas de la mano, Maca al ver a su madre y a Encarna cada una ante
una taza de caf hablar rindose, se sorprendi, nunca imagin que su madre y su suegra se llevaran tan
bien.
Para ambas la sorpresa fue tal que ni siquiera saban que decir, por un lado no entendan de lo que
realmente hablaban, por otro la sola idea de volver a la aldea les provocaba un xtasis difcil de controlar, y
all sus madres haban logrado aparentemente saber como podan volver.
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T_ Buenas tardes, venga pues yo ya que te dejo con Claudia voy al despacho de Dvila a ver si la gente
que ha ido a la aldea nos dicen algo.
E_ Vale Teresa, gracias y nada ms lo sepas ya sabes.
T_ Os aviso si se march dispuesta a averiguar.
E_ Qu pasa Claudia?
Ai_ Nada Esther, anda vamos.
Cl_ No Manuel, creo que debera saberlo, Esther, Maca est enfadada con Manuel a parte de estar muy
nerviosa porque piensa que no ves y que algo ha hecho mal.
E_ Ya lo siento Aim.
Ai_ No te preocupes venga vamos
Volvi a pasar las pruebas, segua con problemas para ver pero de cerca ya poda dar forma a las
letras, eso era un grandsimo adelanto y segn Aim le haba dicho de dos a tres semanas recuperara
completamente la vista. Con esa idea fue hasta el despacho de Maca acompaada por l mismo.
T_ Qu ser de ellos?
M_ Teresa, quiz cuando estemos all les llega la noticia de que hay un nuevo hospital y regresan.
E_ Claro Teresa se acerc a ella y la abraz tratando de tranquilizarla aunque ella misma se senta fatal.
T_ Si, claro pero
E_ Venga guapa.
T_ Confo que as ser trataba de admitirlo.
E_ Me encantan esos pendientes.
T_ Verdad?, son un regalo de
Se detuvo en el instante en que recapacit y se dio cuenta que Esther haba visto sus pendientes, se
abraz con ella, salt haciendo saltar a la enfermera bajo los cuidados continuos de Maca que de pronto se
vio abrazada por Teresa de forma fulminante, la pena de los chicos de la aldea segua en sus corazones,
pero la felicidad por la recuperacin de la vista de Esther, era lo que en esos momentos les desataba la
felicidad.
Aquella noche lo celebraron con todos para seguir con sus charlas entre plato y plato sobre
seguridades, material quirrgico, antibiticos y dems. Como ya haca buen tiempo se celebr en el jardn
de la casa de Encarna con una gran parrillada donde Hctor demostr sus dones argentinos para llevarla
acabo, la carne la puso Maca, Cruz y Vilches las bebidas, los pasteles Claudia y Aim, los vinos el padre de
Maca que haba hecho muy buenas migas con el padre de Esther para futuros negocios, mientras, dejaban
que sus mujeres siguieran entusiasmadas el proyecto de aquella Fundacin Maes.
La ovacin y el que hablen las dos mujeres se hizo tan insistente que finalmente aceptaron hablar.
Ro_ Bueno yo
M_ No, no as no mam, de pie venga que no se diga! le anim guasona.
Ro_ Hija reneg su idea ante la sonrisa de todos. Yo lo nico que puedo decir es que os admiro, y
espero que esto que est empezando a labrarse aqu, una vez estis all sea un xito rotundo. Por vosotros!
V_ Eso est bien, muy bien! comenz a aplaudir mientras Claudia silbaba como loca.
E_ Mam tu turno la mir sonriente.
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En_ Pues como mi consuegra ya lo ha dicho todo, yo voy a decir otra cosa.
E_ Ay murmur ante la mirada divertida de Maca.
En_ Quiero decir ante todos que brindo por Maca aquellas palabras hicieron que la Pediatra se quedara
inmvil mirndola fijamente ante la sonrisa esta vez de Esther. Brindo por ti, por querer as a mi hija,
por demostrarme que poda confiar en ti como una vez te dije brindo por vuestra felicidad que despus
de todo lo visto, es la felicidad de mucha gente que os quiere. Por vosotras!
Todos_ Por las pijas!
E_ Gracias mam la abraz y su padre hizo lo mismo. Gracias pap
M_ Te dije que en cuanto me conociera me adorara le musit bajito.
E_ Lo s, es difcil no hacerlo.
M_ Te quiero pija.
E_ Te quiero Calentorra se lo dijo entre dientes con el fuego clavado en sus ojos.
Lleg por fin el da en que el avin estaba preparado para volver, en l, Vilches, Maca y Esther junto
a Maes y Teresa, y por ltimo un Dvila que volva con la ilusin renovada a pesar de sus aos y el
cansancio. En el aeropuerto la despedida fue intensa, abrazos y ms abrazos, sonrisas nerviosas, lagrimas
todo lo lgico en una despedida un ao despus de que en ese mismo aeropuerto aterrizara el mismo avin
con Maca herida. Un ao donde haban pasado muchas cosas que en ese avin entre las nubes, dieron por
buenas. Las miradas entre Maca y Esther eran contundentemente tiernas, Vilches se haba dispuesto a
dormir ya que el avin le daba pavor, Teresa se mostraba nerviosa porque en el aeropuerto de Louklela le
estaba esperando Brbara, y desde all partiran con tres camiones y gente para remodelar lo que en planos
llevaban y les esperaba en frica.
El vuelo fue tranquilo, y el aterrizaje sin problema. Iban descendiendo del avin con tranquilidad
excepto una desquiciada Teresa cuyos ojos se mostraban ansiosos por reencontrarse meses despus con
quien le haba enseado a amar de manera distinta.
992
Hicieron el mismo trayecto que cuando huyeron, pareca que nada haba cambiado y no haba
pasado un ao, la gente segua caminando por las carreteras de la misma manera, el calor segua siendo tan
intenso como siempre, la misma sensacin de bienestar y al mismo tiempo desconcierto, los ojos trataban
de encontrar en aquellos rostros que pasaban junto a los camiones alguno conocido, ese rostro esperado
para bajar y abrazarse a l. Pero en todo el camino nadie apareci.
M_ Ya hemos llegado cario le dijo a Esther que finalmente se haba dormido sobre su hombro.
E_ Dios mo susurr al ver el estado en el que se encontraba la parte de fuera.
D_ Van a entrar los hombres con el camin, no bajis hasta que estemos dentro.
Y as fue, los camiones entraron ya cada la tarde, cuando bajaron sus ojos expresaron el ms puro
dolor que se poda sentir ante algo tan cruel, la aldea haba sido prcticamente destruida, tan solo quedaba
en pie la cocina, el refugio y las dos cabaas de Maca y Vilches, ni siquiera la parte del hospital que haban
levantando los hombres.
Sin ellos percibirlo, un rifle apunt a Maca. Todos afligidos, Brbara sujetando a Teresa, Maca y
Esther con las manos unidas, Dvila ordenando a sus hombres que dejaran las armas y comenzaran a
trabajar, y Vilches desolado mirando lo que un da fue su hogar, cuando de pronto se oy:
_ AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
D_ No dispares! le dijo a uno de los soldados que haba apuntado hacia la direccin donde provena el
grito ensordecedor.
E_ Mona! abri sus ojos emocionados, all estaba Mona vestida con sus mejores galas, un suter de
Carolina Herrena y un pantaln de Coronel Tapioca, tras ella, Valiente con el camisn de encaje ya roto
porque haba crecido y otra pequea criatura tras l. Mona Dios mo.
M_ Mona.
T_ Ay que es Mona! deca emocionada juntando sus manos dirigindose hacia ellas.
V_ Joder Mona
E_ Cario se abraz a ella que se notaba como lloraba de emocin, mientras Valiente se abrazaba a Maca
y la pequea se quedaba a los pies de su madre y Esther. Mona
M_ Y este quin es?
Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhhh, ahahaha uh uh uh uh uhhhhhhhhh mova sus manos alteradamente.
E_ Tu hija?
Mo_ Ahhhhhhh ahhhhhhhhhh ahhhhhhh asenta ante la mirada emocionada de todos.
Ra_ Guau guau guau sali corriendo Ramn como si se hubiera vuelto loco hasta Teresa.
T_ Ramn mi Ramn! deca llorando a lagrima viva al ver como de un salto el animal se suba y
lama su cara con un cierto lloriqueo.
Ma_ Bienvenidos a vuestro hogar.
Sali de entre las ruinas Massamba, con los ojos anegados de lagrimas, con un ligero temblor en su
barbilla de emocin al reencontrarse con quienes ya pensaba no volvera a ver, tras l, con una sonrisa
enorme Zul con Maquita en los brazos, sali Nsona, sali una emocionada Lula que no pudo evitar salir
corriendo a abrazarse con Teresa, sali Ngouabi con Siya embarazada, y Zambi llevando de la mano a
Monwe con el pequeo que haban logrado salvar, y Yildas con una llorosa Sissou que aparentemente
993
tambin estaba embarazada, y Loabi con su muleta apareci tras un fusil, y los nios corrieron para
abrazarse a un Vilches que no poda evitar esas lagrimas que baaban el rostro de todos, lagrimas de
emocin que rompieron en un llanto de felicidad al abrazarse con Massamba.
Vilches, Maca y Esther acompaaron a Ngouabi hasta el refugio, all rodeada de velas y alguna
hierba en el suelo sobre un fino colchn se encontraba Nmaba. A sus pies su fiel perro que al verlos entrar
levant la cabeza, la lade y emiti un pequeo aullido como pidiendo ayuda para su ama. Al escuchar los
pasos tras el alboroto volvi un poco la cabeza.
Ng_ Madre
Nm_ Mondeles mwasis, ziku Nmaba estar esperando.
V_ Nmaba tranquila voy a revisarte vale?
Nm_ Sin beso no.
V_ De acuerdo le dio un beso sonriendo.
M_ Nmaba qu tal ests?, dinos se acerc a ella dejndole un beso.
Nm_ Mwasi Esther.
E_ Estoy aqu le dijo con un nudo en la garganta.
Nm_ El amor gan todos ganamos
V_ Nmaba voy a inyectarte vale?
Nm_ Nmaba ser vieja.
M_ Ya, pero nosotros ser cabezotas adems por lo que he visto te van a hacer abuela sonri mientras
asenta la indicacin de Vilches. Ponle salino Esther.
E_ Si Nmaba no te voy a hacer dao vale?
Nm_ Y mami?
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T_ Estoy aqu le dijo con un nudo en la garganta y las lagrimas en los ojos.
Nm_ Vieja Nmaba echar de menos, decir as?
T_ S yo tambin sonri acariciando su frente y dejndole un beso mientras la miraba con un puchero
en su barbilla.
Nm_ Nmaba morir.
V_ De eso nada, Nmaba va a vivir porque Nmaba lo que tiene es una neumona, y de eso Vilches no va a
dejar que se muera.
E_ Traigo la careta y el oxgeno, Vilches?
V_ S.
M_ Nmaba tranquila que todo va a ir bien le sonri.
Nm_ Mi nia fibana mondele (mi niita blanca).
M_ Nge fibana mondele zola nge mingi (tu niita blanca te quiere mucho) le acarici la frente.
Nm_ Mono kuzaka (lo s) le sonri. Mono peso nde ntima (me lo dice el corazn).
E_ Aqu est el oxgeno.
V_ Bien Nmaba de esta no te mueres, te lo digo yo.
Nm_ Mi hijo?
Ng_ Aqu ngudi (madre).
Nm_ Melesi.
Ng_ Nosotros hacer un sacrificio de un len a cambio de vosotros venir Nmaba lo pidi, Lula lo hizo.
T_ Y nosotros estamos aqu para no irnos nunca ms dijo segura y feliz del reencuentro ms tranquila
al ver a Vilches hacer un gesto de tranquilidad.
Nm_ Dios existe, mis oraciones llegar.
E_ Ves os lo dije
Todos se miraron con una emotividad grande, esa era su aldea, mgica, sensible, tierna esa era su
gente su familia.
Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Grit cuando vio nuevamente a Esther, y por largo rato estuvieron juntas, hablando todas las
mujeres, rpidamente sin dejar tiempo a una negativa entre Maca y Esther revisaron a las dos embarazadas
que se mostraban tranquilas al verlas all y saber que estaban en buenas manos, Maquita hacia las delicias
de Maca, y los dems nios cantaban y jugaban alrededor de ellos felices por el reencuentro y sobre todo
por la sorpresa.
Con la ayuda de los militares en pocas horas la aldea fue tomando otro color, el de la felicidad que
haba arrasado con las tenebrosas noches que haban tenido que vivir, sin luz, sin fuego, para no ser
descubiertos. En tres das con el esfuerzo infatigable de todos, las casas estaban servibles nuevamente, y
con Massamba estudiando planos, orgulloso de que aquello se fuera a transformar en un hospital para
nios, y siendo consciente que era algo que implicaba un alto y gran esfuerzo para que todo saliera bien.
Los hombres dispuestos a trabajar duro, las mujeres dispuestas a ayudar en lo que ellas podan y como no,
Maca y Esther felices por volver a su lugar preferido, de ver como Maes poda dormir en aquella cuna que
haba sobrevivido como si la estuviera esperando, y all tenan las estrellas, la fina lluvia, los amaneceres y
atardeceres, all tenan su hogar.
Entraron mezclndose sus bocas, los labios se buscaban ansiosos como las manos acariciaban
lentamente la otra piel tan deseada, el sonido de esa lucha de bocas, inundaba toda la habitacin, sus
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respiraciones agitadas, sus ms viscerales deseos iban saliendo e iban dejando paso a la pasin
descontrolada, las ropas volaron con la facilidad de costumbre las sonrisas resonaban entre los jadeos,
Maca cubri el cuello de Esther con un hilo de saliva que le hizo estremecerse meter sus dedos en la
melena de su mujer y gemir al notar aquella lengua hmeda y caliente recorrer su piel. Tras ese recorrido,
se volvieron a mirar viendo la una en los ojos de la otra no solo la pasin, sino, un amor tan eterno que les
pareca que todo a su alrededor haba desaparecido y las haba dejado en cueros con ese amor de testigo
dispuesto a ganar una nueva batalla. Esther dej que Maca desnuda se acostara y abriera sus piernas
dispuesta a recibirla, ella termin de quitarse el tanga, y fue en busca de aquel cuerpo que la llamaba, que
notaba como temblaba por el deseo, volvan sus labios a encontrarse sus lenguas a mezclarse y recorrerse,
primero los labios, despus luchando una batalla de flores lengua contra lengua, los dientes y finalmente
terminaron por separarse mirndose, notando la humedad de una y otra en sus muslos, una sonrisa una
mano de Maca pasando por la nuca de Esther acaricindola con sumo cuidado, atrayndola nuevamente a
su boca, nuevos besos, y una vuelta para que Esther quedara debajo, y sus manos recorriendo la espalda de
Maca que se mova sobre ella con cuidado pero encendindose como si la excitacin de su cuerpo estuviera
en ese momento disparando un castillo de fuegos artificiales nicamente para su mujer, y las yemas de
Esther recorriendo ambas nalgas de Maca, jugueteando en ellas y de pronto, una palmada que le hizo soltar
un gemido de placer, y que volviera a recorrer su cuello, a lamer, a morder hasta llegar a sus pechos que se
mostraban duros, erectos los pezones como si fueran quienes con sus seas dirigen al avin sobre la pista,
sobre esa pista aterriz y disfrut la lengua de Maca de aquel bello lugar donde se perda su sentido, y
entonces fue Esther quien la ayud a dar otra vuelta y subir sobre ella, colocndose a horcajadas sobre el
escueto vello de su pubis, y as hizo saber a Maca cuanto la haba excitado, entonces cerraba los ojos y se
mova con suavidad mientras las venas de la garganta mostraban como si fueran un chivato, el placer que
estaba sintiendo en aquel preciso instante donde Maca dejaba salir de su boca una respiracin entrecortada,
mientras sus manos se apoderaban de aquellos pechos que se haban mostrado tan para ella, que no pudo
ms que levantarse abrazando a Esther por la cintura, acoplndola en su sexo, movindose las dos cada vez
con mayor frenetismo, con mayor ardor, mirndose a los ojos esos ojos que brillaban por la pasin del
momento, por la necesidad de volver a amarse con esa msica celestial que era el golpeteo del agua en el
techo de la cabaa, y conforme iba creciendo la fuerza de la lluvia iba creciendo en ellas el ritmo del
placer, y se mezclaban los sonidos como si fueran una perfecta orquesta.
Fuera de la cabaa, la noche cubra la aldea que poco a poco iba tomando su nueva forma, aunque
todava estaba muy lejos de lo que pretenda ser. Lucero paseaba bajo la lluvia, mientras Mona y Bartolo
dorman en le granero abrazados y sus dos hijos, lo hacan igualmente, en un momento, Mona mir a su
mono, y le hizo ojitos, Bartolo aull mnimamente y Mona le devolvi el sonido, que Brbara hubiera
traducido por un te quiero, pero que en ese momento no poda traducir porque estaba llevando a una
Teresa cada vez ms entregada a esas pasiones de las que haba disfrutado poco en Madrid, desde que haba
llegado las tres noches haban sido pasionales y hasta como ella deca, su cutis lo agradeca, pero sobre
todo su corazn que se senta querido, y ella amada.
T_ Nunca me haba sentido as, nunca haba sido tan feliz le deca totalmente entregada a los brazos de
Brbara.
Ba_ Sabes mi lady? le bes. Yo tampoco trajiste el libro?
T_ Si aqu est! deca divertida separndose y sacndolo de la mesilla de noche.
Ba_ Por donde nos quedamos, mi lady recuerda?
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T_ Y tanto que recuerdo!
En su cama Vilches pensaba en todo cuanto haba que hacer, en que pronto estara all Cruz con su
hija, en que gracias a las dos madres iban a tener un lugar ms seguro donde poder seguir ejerciendo su
profesin y su ilusin, sonri al pensar en que no saba si gracias a la magia o a Dios, se haban vuelto a
reencontrar todos. Mir al techo y susurr.
Y la noche sigui y como no poda ser de otra manera en medio de ella, con la luna ya presente se
oy.
E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
M_ Esther! susurr entre dientes muerta casi de placer.
Y sin fuerzas, abrazadas cuerpo contra cuerpo, mientras Maca se dejaba estrechar entre los brazos de
Esther mirando a su pequea dormir, se oyeron sus voces extasiadas decir:
M_ Te quiero mi nia.
E_ Y yo a ti mi amor.
FIN
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