D E P L I N I O
EN CASTELLANO,
PRONUNCIADO EN EL SENADO
T R A J A N O AUGUSTO,
SU FILOSA PjOLTICA MORA
Y ECONMICA:
TRADUCIDO D E L LATN
CON L I C E N C I A .
V v
V I D A*
LINAGE , Y ESCRITOS
\ D LINIO E L MENOR. -
si .-,. - . ^i
LEO
. LECTOR.
ER-
ERRATAS* -
TA-
T A B L A
DISCURSOS
SOBRE E L P A N E G R I C O .
Ek
E L PANEGRICO
P LINIO
AL EMPERADOR TRAJANCv
aposento , si no en el T e m p l o ; no delante
;
del regalado lecho y sino delante del trono
de Jpiter n > que al fin , no nuestra Ser-
vidumbre, sino nueistra- libertad , salud y se-
guridad se fundaba-.. D e aqu e s , que se lle-
varon los Dioses toda la ' g l o r i a s u y a ;
fu
la o b r a ' s u y o - - e l ' Imper-io. Nerva solamen-
te ;fe ministr.-El-uno- y el otro obede*
:
no hubiera agradado.
Mas, j justos Dioses! c o n qu m o -
destia templaste 'tu' poder y fortuna ! E m -
;
Mas
$4 ' t R i A s a
Mas hermoso es este que todos los triunfos;
porque nunca , si no es por menosprecio de
.nuestro Imperio , hemos tenido ocasin de
Dicelo vencer, Pero si algn Rey Brbaro Mega-
poi-Deceba- j.^ tai f u r o r , tal insolencia , que me-
l , Rey de " . . \
Dacia con- rezca tu ira , t.u indignacin ; en .-vano: se de*
*iaqmenpe- fi jenc e c o n e j m r enmedio , inmensos ri-
leo despus, , . . . . .
segn Dion o s - , o con precipitantes monjes ; porque
C a s w
' echar de ver , que todo esto es tan humil-
de, tan obediente tu v a l o r , que parez-
ca que se le han humillado los montes , seca-
do los ros , quitado de enmedio el mar,
y que le persiguen no solo nuestras arma-
das , sino tambin las mismas tierras Ya
me parece que yeo un triunfo, cargado, no
de los despojos de las Provincias , no del
oro defraudado los compaeros, sino de
las armas enemigas y de las cadenas de ios
Reyes cautivos. Y a me parece que voy re-
legraba el conociendo los grandes renombres de los Ca-
niunfo. pitanes , y los cuerpos iguales los renom-
bres. Y a me parece que miro los triunfales
carros cargados de Brbaros despojos, y
cada uno entregado al castigo de sus atre-
vimientos , atadas las manos. Luego t le-
vantado , apresurando el paso las dems
gentes. Delante del carro los escudos que
hu-3
A V G U S T O. 2$
hubieres destrozado. Tampoco te faltarn
despojos de valor, si se atreviere algn Rey
venir las manos. Y no solo el arrojar
de tus lanzas , mas el de tus ojos y ame-
nazas estremezer todo el campo contrario.
Mereciste con.la templanza pasada , que to-
das las veces que l dignidad del Imperio
te forzare guerra, defensa, se eche
de ver que no venciste por triunfar , sino que
triunfaste porque venciste. Polica mi-
D e unas cosas me ocurren otras. Qu litar de Tra-
jatio.
gallarda fue reformar la disciplina de los
Reales ya despreciada y decada! Quitan-
do el dao de los tiempos pasados , la
floxedad , rebelda y tibieza en obedecer;
segura cosa es grangear reverencia , segura
merecer amor. Ningn Capitn teme el No teman
odio amor de los soldados ; y as l o d l
' P or
1
que no se
igualmente seguros de ofensa favor, daba Trata-
apresuranse en sus obras, asisten los " * . f a I s a s
r
. " acusaciones;
exercicios militares, acomodan armas , mu- o temian
rallas, varones; porque no es el Prncipe qu^no^os
tal , que tema que se amenaza y pie- apellidaran
. p o r Prnci-
viene contra e l , lo que contra los enem- p e s t e n i n-e
dia
A t G TJ S T O. $1
da fiabas tu lado de todos; porque no Hnmani-
. , , dady Uane-
bas cercado con la guardia , sino rodeado za delPrn-
de una v otra parte , ya con la-flor-del Se- c l
P e eil
e l
. 1 s
, acompana-
nado , ya con la orden de los caballeros; miento,
segn los unos y los otros eran mas. Seguas
tu guardia , que iba con silencio y quietud;
porque los soldados no se diferenciaban de
la plebe en hbito, en tranquilidad y en mo-
destia. Mas luego que empezaste subir al
Capitolio ; j qu alegre fue todos la me-
moria de tu adopcin ! qu particular el
gozo de los que primero te. haban saluda-
do por Emperador en aquel mismo lugar!
Y aun c r e q u e el misma Dios tom en-
tonces gozo particular de su obra ; y lue-r
go que pisaste las mismas huellas que tu p- ;
F2 la
la esterilidad. Este'4 tnoc$ex'li^&q-i>FCSXO
aneRos; reparte.)bienes: de fertilidad^: ste ^ con
coatiiiiias navegaciones: hl sz&>ids Oriente - y
Occidente y de jramr^5Yq$&fdv^a*>
t o : nace en todas -partes !
y quanto- -apet*
cen t o d o s , se.icomupica rJk>s- unos los
otros y.echan td v e E ^ : qantoiiras ut
es, 'los subditos;: t e n e r . h a . ^ quin, sirvan^
que libertad discorde-:?:!porqu entre los. que-
viven apartados ,. los/niales propios no s4
lem >de; cada ouno -j-/:^ro;e1*fcrerJofc .$u- vives*
Uidos, y) tompanados ,< los:! males partcula-
res , ninguno-, los .bienes de:todos, perteti
necen toios.. Mate: si tienen alguna' Dey-?
dad- las? 'cierrasi^: (ky.& aigim Genio; los. r05
aquella-', tierra ;y aquel rio ruego que con-
tento con esta benignidad del Prncipe, es-
conda las- simientes en su blando regazo-, muil-
tpdkad'as.:- tas TestityawNo "pedimos logro.;?
pero con todo, e s o , piense t que le ha de^
1
^ J
o 7
cipe es, cas-
quando como vctimas del cuidado pblico- ligarlos qae
sobre la sangre de ios facinerosos T muertos" l o m e r e c e n
*
en la arena ,* los llevaban los perezosos
castigos y mas graves penas. Pusironlos en
navios arrebatadamente buscados, para que
cmo dedicados las tempestades;, se fue-,
ran y i huyeran las tierras destruidas con
sus calumnias; y si algunos reservasen las on-
das para los peascos , viviera en desnudas
peas , y- en ribera no habitable ; tuviera
<lura y ansiada v i d a ; entristecirase dexando
atrs la seguridad de todo el gnero huma-
no. E r a de ver la armada de los denun-
cia-
4$ I R A J A .N. Q
la
54 T R A J A N O
que
56 T R A J A N O
pe-
6jf\ I I AJAN O A
geran lo que no le parecen. Y tanto gra-L
do llegamos con la continuacin de la obe-*r
diencia, que casi todos los.hombres vivimos;
con las costumbres de uno que no est tan
firmemente establecido,, que los que pode-;
tinos imitar al mal Prncipe , no podamos,
imitar al bueno. Prosigue , C e s a r , y ten-
drn fuerza y efecto de censura tu prop-
sito, tus obras ; porque la vida del Prnci-
pe , censura e s , y perpetua. A esta nos en-
derezamos j esta nos volvemos. Ji tene-
mos tanta necesidad de Imperio, cpmo de
exemplo^ que el miedo es infiel maestro;
de lo justo i mejor se ensean los hombres
con exemplos, que tienen gstp bueno so-
bre todo , que prueban que se puede hacer
lo que mandan, Qu terror pudiera haber:
hecho lo que hizo ti* respeto? Alcan-
z alguno del pueblo Romano que pas-
. f - ra, porque se quitasen los espectculos
de los representantes., pero n o . q u e gustase
. de ello ; rogronte t con la obediencia
que otro forzaba ; y empez ser merced
Y -Y lp que habia sido necesidad. Ni. alcanzaron
Dlos oay-
les lascivos de t con menos concordia el quitar Jos re-
presentantes, que de tu padre el volverlos
introducir. Uno y otro justamente , por-
que
A TJ G ir S T o. 65
qu convena restituir lo que habla quita
d o un mal Prncipe, y quitar ios ya resti-
tuidas i porque en las cosas que aciertan los
-malos, este orden se ha de guardar, que
parezca que &\ autor desagrad, no la obra.
Aquel pueblo, pues, que algn tiempo mi-
raba y aplauda al entretenido Emperador; ^j^*
ahora tambin en los representantes aborre-
ce f condena las afeminadas artes y cuida-
dos indignos de tal siglo. D e donde se echa
de ver , que aun el vulgo toma las cos-
tumbres del Prncipe ; pues si el Prncipe
hace lina cosa severa y g r a v e , la hacen t o -
dos. Blasona , C e s a r , con este trofeo de
tu gravedad , pues has alcanzado que las
que antes se llamaban fuerzas Imperios,
se llamen hoy costumbres. Dieron castigo
sus vicios los mismos que le merecan, y
corrigironse los mismos que haban de ser
corregidos; as que nadie se queja de tu se-
veridad , y pueden quejarse sin miedo. Y
aunque es as , que de ningn Prncipe se
quejan los hombres menos que de aquel de
quien pueden con libertad quejarse ; con to-
do eso en nuestro siglo no hay cosa que
no d gozo y alegra todo gnero de gen-
tes ; los buenos se adelantan ; los malos ni
I te-
66 T J A J A N O
que
70 T.R A 3 ANO.
que pones; platos los que convidas, co->
mo que los arrojas no tocando ellos? O
llevando mal este soberbio .modo de parecer
que,comes, vuelves : la escondida y retirada-
destemplanza .1 No admiramos el oro , platas
nL exquisitos aparatos de- tus cenas, sino tu ;
r
- que ensena-
Emperadores con fiestas y banquetes, se bay- baelroiedcuj
faban , se repartan todo juego , y con
v o c e s , modos y acciones afeminadas se pro-
fanaban ; y lo que peor e r a , que en un
mismo tiempo los alababan el representante
y el Cnsul,, en la comedia y en el Sena-
do. T apartaste de tu culto las artes risi-
bles ; y as t e veneran cnerdos versos y y
honor eterno de los Anales ; . no aquella bre-
:
^ de los Con-
tal manera eran siempre Cnsules, que eran sules.
Prncipes siempre 5 aunque tanto parece en-
vidia y mala intencin , poseer todos los
aos , y luego no dexar aquella lustrosa hon-
ra de la prpura , sino es gastada y des-
lucida. No s que admire primero , tu mag-
na-
86 T R A J A N O
nanimiiad , tu modestia , tu mansedum-
bre ? Magnanimidad fue negarte honor
siempre deseado; modestia , dexarte vencer;
mansedumbre , que lo gozasen otros por t .
Mas ya es tiempo de darte el Consulado,
para que recibindole y administrndole , le
hagas mayor ; porque rehusarle muchas ve-
ces , tiene interpretacin dudosa ; y mas
parece que lo haces por tenerte por des-
igual ; y t por grande lo rehusaste ; pe-
r o eso no lo creer nadie, sino es que al-
gn dia no le vuelvas rehusar , quando
nos ruegas que excusemos arcos , trofeos
y estatuas; perdn merece tu modestia ; por-
que todo aquello se te consagra t ; pe-
ro no quando te pedimos que ensees
los futuros Prncipes , dar de mano la
-floxedad , dexar poco poco los regalos,
y vestir la ropa que ocupan, pudiendo dar-
la como despiertos por algn tanto de aquel
sueo de la felicidad ; andar en la silla que
embarazan ; y finalmente ser lo que desea-
ron , y no querer ser Cnsules , solamente
por haberlo sido. Otro Consulado adminis-
traste , ya lo s ; pero ese , le puedes po-
ner en cuenta los exrcitos ; ese las
Provincias ; pero no nosotros. Omos, que
ha-
A TJ G "IT S T . 87
habas cumplido, el oficio de Cnsul ; pe- Admins-
ro lo omos. Dicen que fuiste muy justo, euerra!" ^
miy humano , muy sufrido; pero lo dicen;
razn ser , que alguna vez creamos nues-
tro juicio y nuestros ojos , no siempre a
la fama y rumores. Hasta quando nos he-
mos de alegrar ausentes de un ausente ? E x p e -
rimentemos , si te caus alguna soberbia
aquel segundo Consulado. De gran fuerza
es el tiempo de entre Consulado y Consu-
lado , para mudar las costumbres de los
hombres , y mas para las de los Prncipes.
Bien sabemos , que quien tiene una virtud
las tiene todas ; pero queremos experimen-
tar , si ahora tambin es una misma cosa,
buen Cnsul , que buen Prncipe ; porque
aunque por s es dificultoso tomar juntos
dos cargos y tan grandes, fuera de eso tie-
nen entre s alguna diferencia ; porque el
Prncipe ha de ser muy diverso del Cnsul,
Bien veo , que la principal razn porque
no le aceptaste el ao pasado , fue porque
no le podas servir , estando ausente ; pe-
ro habiendo ya vuelto la Ciudad y
los deseos pblicos; con qu puedes pro-
bar mejor , qual y quan grande es lo que de-
sebamos? Poco es venir al Senado , si no lla-
mas
88 TRAJANO
Todo esto m a s para el Senado; ni estar en el Senado,
era cuidado . . . . ~ .
del Cnsul. s l n o
presides en e l ; ni or los votos , si
no se los preguntas. Quieres restituir
su grandeza aquel (algn tiempo) mages-
tuoso trono de los Cnsules? Sube e l;
^quieres que est en pie la reverencia de los
Magistrados , la autoridad de las leyes, la
modestia de los litigantes r Llega. D e la m a -
nera que si estuvieses en los tiempos de la
antigua Repblica, no solo te desearan por
Cnsul ( aunque es la suma alteza ) sino tam-
bin por Senador, porque la aprovecharas
mas con tus sentencias ; as ahora , aunque
seas Prncipe ( q u e no hay mas que s e r )
quieren que Cnsul tengas autoridad en el
Senado ; de que nos resulta tanta provi-
dencia. P o r tantas y tan fuertes razones,
aunque batall mucho la modestia de nues-
t r o Prncipe , finalmente fue vencida ; . y
de qu manera ? No ' para hacerse igual
los particulares, sino para hacer los par-
ticulares iguales s ; porque recibi el
tercer Consulado para darle. Conoca la
templanza de los hombres; conoca la ver-
genza ; que no haban de permitir ser
tres veces Cnsules, sino es con quien tres
veces lo habia sido. Este Consulado se da-
ba
A U G U S T O . 89
' . consultas y
nadie tienden lazos mas que quien las pareceresse-
oye. Con mas razn se cree todos , que p " ^ ^ I o s
7
' ' que se celc-
j.uramentos que nunca supo Prncipe , sino braba el
Consulado.
es
$6 R A J ASO
es tomndolos otros. Ves si import no
rehusar el Consulado ? no pudiramos imagi-
nar que habas de hacer esto , si le rehusa-
ras. Asombrme; no creo bien mis ojos
ni mis odos ; y una vez y otra me pre-
gunto , si lo vi , si lo o. E l Emperador
p u e s , Cesar , y A u g u s t o , el Pontfice M -
ximo estuvo en pie delante de un Cnsul?
Qu se estuvo sentado el Cnsul, estando
en su presencia el Prncipe en pie? Qu se
estuvo sentado sin turbacin ni terror, c o -
mo si se hubiera usado otra vez ? Y que
dems de eso , sentado le tom juramento,
y l jur , pronunci , declar palabras, en
que si sabindolo las engaase , consagraba
la ira de los Dioses su cabeza y su casa?
Grandiosa es, Cesar , igual tu gloria; h-
ganlo no lo hagan los futuros Prncipes.
Hay alabanza bastantemente igual, que hi-
ciese lo mismo al tercer Consulado, que
al primero! Lo mismo siendo Prncipe,
que siendo subdito! Lo mismo Empera-
dor , que particular! L o mismo Empera-
dor , que sujeto Emperador ! No s ya,
no s si fue mas maravilloso y digno de
atencin , que jurases no habiendo jura-
do otro primero ; jurar mandndotelo
otro
A "IT G tr S T . 97
otro Cnsul. Tambin en el Senado , con
igual religin te sujetaste las leyes; las
leyes, Cesar, que nadie escribi los Prn-
cipes. Pero t no quieres que te sea lcito
mas que nosotros ; de donde es que te
queremos mas. Qu oigo de nuevo ? qu
aprendo de nuevo? No tiene el Prncipe po-
der sobre las leyes, sino las leyes sobre el~Prn-
cipe. L o mismo se le niega un Cesar Cnsul,
que los dems; jura conforme las leyes,
estando atentos los Dioses; Que quien
lo han de estar mas que al Cesar ? Jura,
dando exemplo los que han de jurar lo
mismo. Sabiendo bien , que fuera de eso,
nadie ha de guardar el juramento mas re-
ligiosamente que aquel quien mas que
todos importa no perjurarse. Y as, quan-
do te despediste del Gonsulado, juraste que
no habas hecho cosa contra las leyes. Gran-
deza fue prometerlo , mas fue cumplirlo;
vuelve ya otras tantas veces al Senado; fie
qenta aquel lugar inaccesible para la so-
berbia de los otros Prncipes ; recibe aqui,
y dexa Magistrados. Quanto mas digno,
y qun diferente eres de aquellos , que re-
nunciaban por cartas el Consulado , admi-
nistrado pocos dias, por mejor decir, no
N ad-
9$, T R A J A S o\
administrado !. Y esto ,erj .ve. del jrmen-j
tp y junta del Senado ,
: porque viniese .el i
fin con el principio; y porque se echase de [
ver, que haban sido Cnsules,, solo. en. qu.
otros no lo haban .sidp. ,< ; : ;
i No he contemplado atropelladamente el
Consulado de nuestro Prncipe 5 mas he que-
rido poner en un lugar, todo lo que haba,
qijte decir acerca del juramento,' Que, no era 5
Pomiciano , J
#
" * . , vestido de
Qu firmeza en la v o z ! Qu segundad- 'en oos,
f , N 2 el
100 .T Ti A J A H O
el semblante! Qu fe en los ojos, en el
rostro, y finalmente en todo el cuerpo!
Cumplir pues siempre quanto prometiere;
y sabr, que quando usremos de la libeiv
tad que nos: dio , le obedecemos. Y no hay
que recelarnos de. que nos tenga por poco
prevenidos, si usamos constantemente de a
fidelidad de nuestros tiempos; si sabe que
vivamos diferentemente en tiempo de otros
Prncipes.
Solamos hacer sacrificios por la eterni
Sacrificios . t *
porTrajano. dad del Imperio, y por la. salud de los
ciudadanos; y mas por la de los Prncipes,
por su causa;, y por la perpetuidad del Impe-
rio. Los que se hacan por nuestro Imperio, es
de notar que eran, por estas palabras: Sigober*
nares la Repblica., bien > y en provecho de todos.
Ohvotos,dignos de hacerse siempre,y de cum-
plirse siempre! T r a t , siendo t A u t o r , con
los Dioses la Repblica que te aventajaran
seguro y libre, si tu aventajases los dems;
pero si n o , que ellos tambin apartaran los
ojos de la guarda de tu cuerpo y te des-
amparasen , atentos los votos que menos
pblicamente se hiciesen. Los dems desea-
ban, y hacan por vivir mas que la Rep-
blica; t aborreces tu salud, sino se mez-
cla
A TJ G U S T O. IOI
ca con la de la Repblica. No sufres que
te deseen nada, sino es en favor de los que
te lo desean, y todos los aos juntas con.
i se jo los Dioses, y los pides que revoquen
la sentencia, si no eres tal como te eligieron;
pero con gran conocimiento de t mismo
haces este concierto con los Dioses; por-
que sabes, si mereces que nadie te conoz-
c a , como los Dioses. Y no lo: echis de
ver Vosotros, P. C. que no piensa en otra
cosa de dia y de noche? * Yo'por cierto, si * Armando
importara la utilidad pblica, armara al Pre- da^eeremo-
fecbo contra m; pero no pido la ira descuir " ia u n
^~ re
1 1 , T\' t feCt
da n
'*
do de los Dioses; antes les ruego y hago je* dol desnu-
ces, que nunca ofrezca por m votos contra su * | f x
C y
: * tensores,
guenza de los pretensores; de manera, que
no turbara el . gozo del uno , la tristeza
del otro. Unos.fueron con alegra, y otros
con esperanza. Hubo muchos quien dar'
parabienes; nadie quien consolar. Y no
por eso mas floxamente animaste la juven-
tud Romana, que rodeara el Senado, y le
suplicara. Y que no esperase cargos del Prn-'
c i p e , sino es pidindolos al Senado; don-i
de aadiste , que si alguno tenia necesidad
de exemplo, que te imitase. Dificultoso
xefnplo, Csar, y que no puede imitarle 1
O2 y
I8 T R A J ANO
y se oa el voto del Senado de la boca
del Prncipe ; y lo que nos alegraba, que
era oir como se refera al Prncipe quales
eran los benemritos; ahora lo omos referir
al mismo Prncipe. Quando los dabas el
renombre de buenos, tambin los hacas
buenos; y no solo aprobabas su v i d a , sino
tambin el voto del Senado. Y alegrbase de
que era gloria suya aquella, como lo era
de los elegidos que alababas. Y lo que
rogaste los Dioses, que el voto que o r -
denaba el que presidia en dar oficios aquel
ao, Que aquella misma junta sucediese siem-
pre bien y felizmente nosotros, y la Re-
pblica y ti; no es t a l , que nos obliga,
mudar este orden de los ruegos, y rogar
los Dioses, que quanto haces hicieres, suceda
j)t'speramente para t, para la Repblica, y
para nosotros; para hacer mas- breve el
v o t o , P A R A T I SOLO ? En quin estamos
nosotros, y la Repblica ? Hubo tiempo
(y no fue breve ) en que el Prncipe ha-
cia sacrificios por la ruina^ del Senado , y
el Senado por la muerte del Prncipe. A h o -
ra pedimos que se mezcle nuestra fortuna
con la tuya, alegre desdeosa; que ni
podemos ser dichosos, sin t 9 ni t sin no-
so-
A TJ G TJ S T 109
Oi
stros. Si pudieras, aadieras al fin de los
ruegos, que no viniesen en ellos los Dio- EI amor del
ses , si no perseverases en merecer nuestra P p r i n c j e
. . susCiudada-
voluntad j tan cierto es que no estimas co- sos.
s a , como el amor de los ciudadanos; que
primero deseas nuestro a m o r , y en segun-
do lugar el de los Dioses, y ste, con
condicin que te amemos nosotros. Y es
c i e r t o , que el fin de los primeros Prncipes
ense, qu aun los Dioses no amaban, si-,
no es quien amasen los hombres. Dificil
era igualar estos votos con tus alabanzas;
pero f que los igualamos; qu incendio
de amor 1 qu estmulos! qu hachas encen-
didas nos pusieron
;
tus aclamaciones! N a
fueron aquellas voces hijas de nuestro in-
genio , sino d tus virtudes y mritos;
que no las invent tales jams, adulacin
alguna - no las pronunci tales, ningn ter-
7
ge-
IIO T AJ ANO
genio tiene el cuidado, que la seguridad
diferente invencin es la de los tristes, que
-la d l o s alegres; no se puede fingir lo uno
ni lo otro. Tienen sus palabras los desdicha-
d o s , y las suyas ios dichosos. Y aunque
los unos digan las de los otros , las dicen
diferentemente.. T mismo eres, testigo de
la alegra que mostraban todos en los sem?
blahtes; nadie tenia el vestido ni el hbito
. , , que poco antes habia sacado. Resonaban
Alegras del 71 r
Laverdade-
digno de ella. Entre las cosas que aquel dia ra felicidad,
se dixeron sabia y elegantemente, esta fue .
grande; Fia de nosotros, fia de t'u Con gran
confianza nuestra; pero con mayor seguri-
dad t u y a , lo diximos. Uno bien puede ser
que engae otro ; pero s mismo nadie
se engaa; meta la mano en su pecho; de-
senvuelva su. vida, y pregntese, que me-
rece ? Por eso acreditaba nuestras voces con
el Prncipe, lo mismo que solia desacredi-
tar-
I l I S A J A J O
tari as con o t r o s ; que aunque solamos ha-
cer lo que los que quieren 'bien; ellos no
fiaban de s , que los queramos bien. Dems
de eso rogamos, Que as te amasen los Dio-
ses , como t nosotros* Quin- dixera esto
de s , , Prncipe que amara moderada-
mente? Por nosotros mismos fue aquel el
mayor v o t o , Que as nos amaran, los Dioses.,
como t nos; amas. .. .Fue verdad., que enton-
ces clamamos : ' 0 dichosos-:nosotros \ -Quin.-es
mas feliz que nosotros ? Que ya no tene-
mos que desear que nos ame el Prncipe;-
sino que los Dioses, como eL Prncipe, L a
ciudad consagrada la Religin , y que
siempre mereci piadosamente los halagos de
los Dioses , no piensa que puede haber
, cosa que aumente su felicidad , como que
los Dioses imiten al Cesar.
Mas para que sigo y cio particula-
En los ridades? Como si pudiera enlazar con mi
^fbfa^^las o r a c
^ o n
' alcanzar con m i ; memoria las
obras de los-que vosotros; porque no hurtara alguna el
r^T^ Justo olvido, mandasteis escribirlas entre los hechos
Lipsio", sup... pblicos, y grabar en bronce. Antes sola-
f. Annal. c
. .
Taciti. Eran-mente las oraciones de los Principes se so-
j
m a l d
lian eternizar con este modo de monumen-
c l o n e s
que formaba
el dolor. tos ; pero nuestras aclamaciones se queda-
ban
ATJGffSTO. 113
ban entre las paredes del S e n a d o ; porque
haba algunas de que no poda gloriarse el
Prncipe ni el Senado.; pero estas prove-
cho pblico fue , dignidad fue pblica qu
saliesen al*vulgo , y durasen para los veni-
deros. L o primero , porque todo el orbe
supiese , y fuese testigo de nuestra piedad.
L o segundo , porque se echase de ver que
nos atrevamos hablar de los buenos y
malos Prncipes, no solo despus de ellos.
Finalmente , porque se conociese por ex-
periencia que los tiempos- atrs no he*-
mos sido desagradecidos, sino desgraciados];
que no hemos tenido antes ocasin de mos-
trarnos agradecidos. Mas con qu contien.
da, con qu insistencia , con qu voces
te pedimos: Que n-o-permitieses -que. se obs-
cureciesen con. t tiempo nuestros' afectos , y
tus. merecimientos y y que mirases por los ve-
nideros , dndoles este exemplol Aprendan los
Prncipes conocer las aclamaciones falsas
y las verdaderas ; y este don tengan tuyo,
que n o puedan ser engaados. No han de J^ ^^
6
^ dad
A 17 G TJ S T O. 117
dad que es justo que aventaje tanto los
dems Cnsules , quien los hace.; porque
no siendo as , la misma fortuna le pa-
reciera caso injusto que diera cargos v e
l
que . no los poda tener. Ensee el que ha D e I ^
de hacer Cnsules , y persuada los que ^ Consula-
ban de aceptar tan alta honra, que sabe n ^ e T
^ " 1
co de Con- _ .
sul. tado tercer Consulado , mientras no te
vieren Cnsul; porque no puede dexar de
parecer demasa en los particulares, lo que
es moderado en el Prncipe. T , Cesar, que
sueles ayudar nuestras oraciones con las fru-
yas , aydalas a h o r a ; ahora que te pedi-
mos lo que est en tu mano. Concdenos
lo que pedimos , no los Dioses, sino
t, y que pende de t. Acaso te parece
que te basta el tercer Consulado ; pero
para nosotros tanto menos basta. E l nos
ense y aconsej que te desesemos por
Cnsul, una vez , y otra. Mas remisamen-
t e lo solicitramos, si an no supiramos qual
habas de ser ; mas tolerable fue negarnos
tu experiencia, que el uso de ella. Podre-
mos ver otra vez aquel Cnsul ? oir?
responder las palabras que poco antes?
da ranos quant alegra l tomare?- presi- 1
nesto del . .
Prncipe. demasiados negocios r e a s por alivio va-
riar
A U G U S T O , 121
castidad, por v
'
mas decoro.de elegir muger, n o eligiera s t a , su
tes. Sm I>10
"-semejante ? pero dnde la hallar ? j con
qu
J
AUGUSTO. 125
qu prudencia no toma para s, rilas qu
el gozo ! c o n qu constancia^ reverencia^
no tu p o d e r , sino tu persona ! L o ; mis*
mo sois entre los d o s , que antes fuisteis;
Nada os aadi la felicidad , sino slo obediencia 1
* * mugeres.
dadero honor , no en el resplandor de los
ttulos sino en los juicios de los hombres?-
y hacerse merecedoras de grandes nombres,
aun quando los desprecian?
Ya se haba olvidado en los nimos de
los particulares la amistad/antigu bien de
los mortales ; y en su lugar se haban ave-
cindado las lisonjas, los halagos, y la peor
que el odio, disimulacin. Solo el nombre
de la amistad desnudo andaba en los pa-
lacios de los Prncipes, despreciado y ocio-
so j qu amistad puede haber entre aque- La ams-
llos , de los quales unos se tenan por due- * quiere.
a d
igualdad.. ,
os , y otros por esclavos ? t la restitus-
te quando andaba desterrada y vagando. Tie-
nes amigos; porque eres amigo. Que no se Quiere cor-
fuerza el amor como las dems cosas los 1
'f P s o n d e n
-
cia.
subditos ; ni hay afecto tan levantado y li- Libertad,
_ . r del amor. ,
b r e , ni que menos suira imperios, ni mas
T
cor. c. 8. P >
a
* aborrecimiento. L o mas agra-
e s i n o e
iypsio, que r s 1
, . . . El ocio lo
tuviste -:quando se parta i y; le seguas l ;se-,, mas agrada-
:
- ; uno
A v G xr.s T o. - 131
uno que sabe amar r no tiene culpa si ama
menos otros. Pero,, .. [ quin, le ha de
r ;
; 1
Tuv'o' rzbn e l ' S e n a i b y pueblo' lfomano 5
!>;
-.. ' > ren-
AUGUSTO. I33
rendamos aquel padre de los dioses y
de los hombres ; llamndole bueno en pri-
mer lugar, y. despus , grande. Por dpnde
iviene ser mas excelente tu alabanza ; pues
se echa de ver que no eres menos bueno,
que grande. Un renombre has alcanzado que
no puede pasar otro , sino es que se eche
de ver , en el buen Prncipe que es age-
n o ; en el m a l o , que es falso. Y aunque
despus lo usen todos , siempre se conocer
por tuyo. Que de la. manera que con el p e n s a
,;
sules tuyos ? Pensemos y entendamos en obras
dignas de Cnsules ; de tal manera gober-
nemos la Repblica, que pensemos, que la
hay. No retiremos nuestros socorros, y nues- - ;
por la ma- r
* , .
yor dign mismos ruegos;--que l quiere.que oremos,
fl^que^te" t e
n i e
S :
SI'-gobernare la Repblica bien -y y
nia mas al- en provecho de todos., lo primero que le guar-
en* tu^affi ^ e s
P a r a
nuestrosnietos y viznietos..Luego
ion. que .en calgun ,tiempo,ile des : succesor .que 1
.. .: l
AUGUSTO. 141
l engendrar y criare- semejante s ; y
si le niega sto el hado , que asistas su
consejo quando. le. elija , y le muestres al-
guno que convenga adoptar, en el. Capito-
lio. : L o que os de yo vosotros , Padres
'Conscriptos r escrito est; tambin en los
Anales pblicos ; vosotros hallasteis abonos
de mi quietud en el oficio de Tribuno ; de
mi modestia en el de Pretor ; di muestra^
de mi amor en el oficio de Abogado con
que me honrasteis para defender nuestros
compaeros ; vosotros aprobasteis la elec-
cin de mi Consulado con tales aclamacio-
nes , que pienso abrazar este vuestro con-
sentimiento , y aumentarle cada dia ; por-
que no se puede echar de ver si uno me-
rece no el oficio , quando le acepta. Fa- ^gnid"^/
voreced mi intento ahora , y fiad de m; hace meri-
. , , , , cion el mis-
Si levantado apresuradamente por la mano m o pu n 0
DIS
343
DISCURSOS
SOBRE E L PANEGRICO
DE P L IN 10.
DISCURSO PRIMERO.
pies
AL PANEGRICO. I49
pies la leche que mam de una cierva, de for-
ma que corria como la mas veloz. Si se par-
t e , pues, el oficio de madre, y se fia cuidado
menos amoroso la parte mas difcil de la
formacin de los hijos ; ,j qu maravilla que
no salgan perfeccionados ? qu razn hay,
dice G e l i o , para que quien aliment en su
vientre con tanto embarazo quien no c o -
noca ; de quien dudaba si saldria mons-
truo , muerto ; no le crie despus que
que le conoce ; despus que los dolores la
encomendaron la estimacin?
No es de menos consideracin la alti-
vez humildad de las cosas que se tratan
en la oracin ; porque como dice Quinti-
liano , las cosas levantadas levantan el es-
pritu , y las humildes le derriban. Que es
imposible que sea elegante y culta la ora-
cin , si no lo es la cosa de que t r a t a ; y
si acaso hubiese ingenio tan gallardo que
amplificara ilustrara el asunto humilde , has-
ta hacerle excelso ; pecara en los fueros de
la eloqencia.. Alababan Agesilao , Rey
de Macedonia , un Orador que engrandeca
cosas muy pequeas ; y dixo : no tuviera
yo por buen zapatero al que me hiciera
el calzado mayor que el pie ; dando en-
ten
150 DISCURSOS s
w
tender que la oracin se haba de cortar
medida de la materia. Llevbannos, pues,
esta ventaja los Oradores antiguos; tuvieron
esta felicidad; tuvieron vaco en que exten-
der Las alas. Que no ganaron tanta honra
las Oraciones -de C i c e r n , y Demstenes
que defendan casos pequeos, c o m o las
que casos grandes* Un A n t o n i o i r a Catili-
na , un ~ Yerres,, un Archas , dieron gloria
y alabanza Xulio; y la dieran otro
menos prevenido de afectos y elocuciones.
Los casos de nuestro siglo no son tan gra-
ves , l menos no se tratan con la
magestad de aquel estilo antiguo. Ahora el
Orador jaaas nervioso piensa que cumple con
lo que debe , .alegando largo exrcito de
escritores que prueben lo que l dice ; an-
tes era de poco decoro socorrerse de auto-
ridad agena. Y aun es precepto que no las
debemos mas obediencia que las razones
en que se fundan ; de forma que si esas lo
merecen , nos rendirn esas ; mas no el nom-
bre del escritor. Fuera de eso los casos de
grande cuerpo no desean preceptos; la mis-
ma necesidad los ensea. Bruto concit el
pueblo Romano contra Tarquino , sin haber
visto la escuela de los Griegos. Marco Va-
le-
\0 A L P A N E G R I C O . 151
DISCURSO I L .
. Modestia en las Motivas y dignidades,'
DISCURSO III.
Noticia d los cargos y dignidades de
ios Romanos, de que se hace mencin
en el panegrico.
PIS-
Al H S E G U I C O . I73
D I S C U R S O IV.
Ocio y entretenimiento honzsto.
DIS-
192 ... D I S C V RS O S
DISCURSO V.
Justicia y demencia.
Bb v
194 DISCURSO s
y fixas , de tanta consonancia y armona,
de tanta hermosura, solo para inmortalizar-
se engendrando animales y plantas ; va con-
tra sus desvelos quien siendo hijo suyo es
su. parricida; ensangrentndose en pedazos su-
y o * , , en obras suyas , en quien ella misma
est viviendo por no desampararlas. Dems
de esto , descans su vigilancia encomendando
la guarda de las cosas v asi animadas como
desiertas de alma , sus semejantes ; de aqui
nacieron las'grandes maravillas de la simpata,
que pone Alberto Magno por primera basa
de la Magia natural; tan escandalosas, tan
fuera de todo pensamiento , que muchos doc-
tos las han defraudado ef crdito. Crece la
palma con portentosa eminencia la vista
de su semejante ; parece-que se envan almas,
la una la otra* L a yedra abrazando/ el la-
mo en quien halla cercanas de suv natural,"
osa competir con Pirmides de Cipreses.
Fuerza es de la semejanza,, quien dex el cui-
dado la naturaleza para la duracin y emi-
nencia de sus obras.. En los anmales se veri
portentos- mayores 5 este es notable, aunque
pierde la admiracin por conocido : que nun-
ca ios animales de un gnero , emplean su
ferocidad en los de su mismo gnero; por-
que
AL PANEGRICO. 195
que los hace amigos entre; s el. tener una.
misma naturaleza, una misma f o r m a , unas
mismas calidades. Solo el hombre es enemi-
go de s mismo; solos los hombres toman
.armas entre s , y se procuran destrozos. Y
siendo as que debiera estar en ellos la natu-
raleza menos dormida , con e l . despertador
de la razn y con las luces - del entendi-
miento ; est mas torpe ., menos ingeniosa
en su conservacin ; y en los brutos donde
tiene mas embarazos , logra mejor sus deseos,
mira por sus. eternidades., no sufre estragos ni
derramamientos de sangre. Dientes son de la
misma hambre los denuedos del lobo; qul
se ha visto: tan hambriento que divirtiese las .
uas en o t r o l o b o r Smbolo es>del poder
soberbio , el lon\ qul vibr imperios sobre,
el cuello de otros leones ? Las serpientes ve-
nenosas si se descuidaron con el enojo y y le
dieron licencia para que usase sus fuerzas en-
t r e ellas mismas ,'.no se matan con, el veneno-;
vuelve el paso atrs la muerte que iba en
l escondida, en reconociendo sangre su seme-
jante. Solo la soberbia del hombre , animal
sin yugo , pudo atreverse desmentir la mis-
ma naturaleza , luchar con ella , y apos-
tar esfuerzos deshaciendo sus hechuras, arrui-
Bb 2, nan-
I9*> D I S'C TI U S O S '
nando sus maravillas. No es otra cosa aque-
lla guerra de los gigantes que quisieron dar
asalto al cielo., y quitar el Imperio las estre
lias ; no sufren superioridades ,-al mismo cie.
lo se atreven, la misma naturaleza con-
tradicen con arrojado enojo. Preciptase, di-
ce Horacio , la humana gente por los imposi-
bles; emplase en las resistencias; entrgase
las dificultades; esto llaman grandeza ; esto
llam/deidad la lisonja antigua. Entreg la
furia de los leones Lismaco aquel Rey que
tuvo nombre de Magno ; y n le pareci que
s
Gc nan
202 DISCURSOS
nan la regin transparente, humllanse sus
obscuros nidos, tiraniza el dia el t e m o r , hr-
tale horas la noche , todo es asombro , t o -
do es tristeza ; as la serenidad y agrado del
Prncipe , cielo cuyo movimiento obede-
cen todos , serena los corazones de todos^
algralos , ufnalos , gallardean todas las c o -
sas ' no hay vida que parezca larga , no hay
y
DK-
206 D I SC R SOS J
DISCURSO VI.
Liberalidad de Trajano..
Ee DIS-
3.lt DI S CU R S OS
DISCURSO VIL
Susta eleccin que hizo Nerva en
Tr ajano , y Trajano en sus ,
Ministros.
di-
224 D I S C U R S O S
Ff mi-
22,6 -DISCURSOS
miedo , no la ambicin pueden dar saco Fal-
t Augusto,, en, el Senado, otro dia , cpnjn-,
ustria y; deseo de\que disuadiese el Senado
Labeon la -temeridad de su voto , y le re-
prehendiese cek aire y i miento. Emprendilo
as; dixole qan ppca; 'prudencia era; npm-,
Brar para aquella, dignidad Lpido tan
riesgo de la suya , que Augusto se la qui-
tara enojado si perseveraba en aquella p o r n
ley
23O D I S C TJ R S OS
ley aun lo que es en .vosotros necesidad y;
no eleccin. Mirad que; enseis injusticia,-
quien piensa que aprende justicia , porque
la usis vosotros; y que es dao tanto m.4
nos remediable , quanto mas escondido. To-?
dos saben que vive desterrado Lpido , por,
que fue justo ; si no tenis libertad, no seis
Senadores.; que no podis , serlo. Pudo tanta
esta oracin , que anim. al Senado v y con-
tra el voto de Augusto dio el suyo, L a -
pido. Defendise tambin este, Prncipe pa-
ra ser justo , con la templanza en todos
los afectos : en la codicia pues no venda
sus sentencias. No tienes otro .precio, por tus
sentencias (le. dice Plinio) qu haber juzgado
lien. Valise tambin de la templanza en
facilidades licenciosas.: Tan natural era ert l
la castidad que no le parece que merece
alabanza. No pondr ( d i c e ) entre tus alabanzas
que no atemoriz tu venida .ningn padre,
ningn marido. Afectan otros castidad,mas
en t es natural. No. le embaraz ra soberbia*
le miremos Prncipe, juez ; ni pudiera
ser justo, si fuera soberbio. Gomo pudiera
hacer justicia , si no oyera despacio quieri
se la pedia r Si desesperara al dolor con el
desagrado, si dificultando las audiencias
oye-
AL PANEGRICO. 231
oyera en vano y tarde ?> Vivia en un Pala-
cio en cuya portada , en vez de blasones,
trofeos insignias le ilustraba esta letra: PA-
LACIO PUBLICO ; como blasonando mas
de- facilitarse . los ojos de todos , que de
ser Emperador Augusto , vencedor y triun-
fador ; porque gobernar y domar muchas
naciones puede ser con tirana 5 mas gober-
narlas en un Palacio pblico oyendo t o -
dos , imperio es l e g t i m o , y digno de es-
culturas de bronce y blasones de oro. Qu
tribunales (dice hablando de este Palacio) , qu
templos estn tan abiertos ?; no el. Capitolio , no
aquel lugar mismo de tu adopcin es mas pr
blico , mas de todos ; no hay estorbos, no hay
injurias la entrada,. no aquellos embarazos ter-
ribles ( del tiempo de Domiciano y Nern)
que solan hallarse
1
y despus de haber ganado
milpuertasi Repar Nerva tambin en su po-
ca ambicin , y dice nuestro Orador , que
la. mejor y mas clara seal que tenia de jus-
t o Gobernador , era rehusar ser Gobernador.
Su clemencia , su a g r a d o , piden otro lugar.
Vamos lo segundo c m o se ha de c o -
nocer el\ buen Ministro ? Dos preceptos da
Plinio con el exemplo de Trajano. Es el pri-
mero , que no se guie el Prncipe de uno
otro
2,32 DISCURSOS
otro parecer s e c r e t o , sino es de persona
que tenga pesados los mritos de los preten-
dientes , con entera noticia. No repares en los
pareceres secretos ( d i c e ) ni en las murmuracio-
nes ; que nadie tienden lazos. mas que quien
las oye ; con mas razn se cree todos. que
uno otro ; que estos pueden engaar y en-
gaarse j pero nadie enga todos ; nadie
engaaron todos. Este primer precepto mira
dar noticia segura al Prncipe de los m .
ritos de los Ministros. E l segundo mira
drsela los Consejeros que los han de pro-
poner al Prncipe :. Nada aprovecha (dice) tan-
to aun Ministro para los siguientes oficios, co-
mo los pasados bien administrados. Con un Ma-
gistrado se pide otro ; con una honra , otra. De-
seo yo que el que gobern la Provincia , no
alegue solamente cartas de amigos, ni ruegos sa-
cados por lisonja de algunos de la Ciudad; si-
no decretos de los pueblos, y testimonios de las
Ciudades; porque no se d el gobierno de las
Ciudades, pueblos y gentes, solo por el voto
de los Cnsules ; d mas eficaz modo de favor
para el Ministro , es, que la Provincia donde
lo ha sido , d gracias al Senado porque le.
eligi.
DIS-
AL PANEGRICO. 33
DISCURSO VIIL
Premio de las Letras,
DIS-
A L P A H E G I R I C O. 249
DISCURSO IX.
Invectiva a las Comedias que, pro-*
hibi Trajano , y Apologa por
... , as nuestras....
men-
2-54 DISCURSOS
mientos 5 mas no dur, mucho. Fue a s , que
en cierta peste que se derramaba por Ro?-
ma sin perdonar vida alguna , acudi dar
satisfaccin la ira .de sus Dioses ; y en?
tre otros > juegos .con que quiso adularlos,
aerado mucho; el de los Pantomimos His-
trlones, as nombrados porque vinieron de
Histria Etruria. Hacan estos lengua todo
-el cuerpo) con lascivos. meneos, para: reme-
dar las acciones que. les captaban al son- de
dulces instrumentos ; parecile buena la tra-
za la comedia para volver emplear el
mal uso que la haba enseado la libertad^
puso su ponzoa en aquellas canciones 5 di-
las lugar entre un acto y otro , como ahora
los bayles. Esta daosa cercana conci-
t el enojo de la prudencia antigua contra
las comedia"' Y as cuenta Tcito que las
echaron . ios muros Tiberio , N e r n , y
Domiciano. Contra stas levanta la voz Tu-
lio ; : contra, stas el piadoso L a c r a n d o , lla-
mndolas lascivas; contra stas Tertuliano,
San Cipriano , San Gernimo , San Agustn,
San Gregorio Nacancno, San Juan Chri-
sstomo , y otra sagrada esquadra de San-
tos D o c t o r e s , que dieron nervios Paulo
Comitolo, enojado enemigo de las comedias.
- No
A L P A S E S R-I C O. :
2.$$
;:N es con ellas la pendencia* con los T
y
, A L' A N E G I R I C O. 26$
,..:.i sie*
2?6 ; D I S C TT R S OS -i i
siea que me dixeran estos Poetas por qu
razn los antiguos sealaban sus sepulcros con.
esta inscripcin epitafio ? Son muy doctos,
y dirn que antiguamente no se enterraban los
cuerpos difuntos de los nombres como aho-
ra, sino que se quemaban y guardaban las
cenizas en unas piras, que los. mas podero-
sos levantaban p i r m i d e s c o m o hicieron los
Egipcios con asombro del mundo ; que otros
levantaban estatuas, y otros columnas ; que
estos sepulcros pobres opulentos, eran
en el c a m p o , y que por eso tenan los epita-
fios aquel boato de mrmoles y bronces; y
hablaban con el caminante , porque estaban
al paso. Otra pregunta: y si entonces no se
usara eso; s i n o se quemaran los cuerpos^
si no se sepultaran en el campo , hicieran as
esa inscripcin ? claro est, que dirn que no;
pues por qu causa hoy que se entierran
y no se queman los cuerpos , en la Igle-
sia , no en el campo f en tierra, no en pi-
ras , si no es algn poderoso ; y debaxo de
losas, no de pirmides; hemos de hablar
con el caminante, y decirle que en aquellas ur-
nas piras descansan las cenizas de un muer-
to ? E s imitacin de los antiguos. No es
en ninguna forma;: que los antiguos descri-
ban
A I I A S E 6 I R C O. 287
bian esto como era entre ellos; y para imU
tarlos nosotros," hemos de describirlo como
es entre, nosotros. Si les imitramos tambin
las obras, era justo imitarlos las palabras; mas
no las imitamos : luego no debemos este cui-
dado. Fltanos la verdad sobre que se fun-
da el epitafio. Ellos tuvieron por verdade-
ra toda aquella pompa; nosotros no la te-
nemos : luego no los imitamos. Qu pa-
ciencia sufrir la que llaman imitacin de
un Epitalamio ? Invocan Hymeno dios de
las bodas : pdenle alegria y paz para los ca-
sados ; y no hacen mucho ; que se lo man-
da Escalgero muy de veras. Y si pregun-
tsemos su soberbio ingenio , por qu
da este preceptor* Responder que por imi-
tar la antigedad , que siempre nos est
advirtiendo respeto y cuidado de sus huellas.
Dime docto varn : los antiguos por qu
le invocaban ? porque entendan que era una
deydad de cuya mano se desenlazaba la paz,
el g o z o , el gusto de las bodas, la conso-
nancia de las voluntades, el yugo del ma-
trimonio ; de manera, que si no lo enten-
dieran as no le invocaran ? claro est. Pues
hagamos lo que hicieran , si fueran lo que
somos j pues sabemos que no hay tal dios;
si
2.88 , DISCURSOS .
si no esperarnos tales dones de sus manos;'
para qu le hemos de llamar en, nuestros
Epitalamios? d e qu sirve acordarnos d
l , y hacer lo que ellos no hicieran si fue-
ran lo que somos? Finalmente no aciertan
en la imitacin de las tragedias los que tra-
tan al pueblo como nio , representndole
espantos; martirizando al teatro con tramo-
y a s , y todo para los ojos sin que haya mas;
que la corteza. S a c a n , pues, al teatro la
diosa Venus, Juno , y Palas , por tener oca-
sin de engalanarle con muchas flores. Di-
ce aili Venus el imperio que tiene sobre nues-
tros corazones ; Juno el que tiene sbrelos
mismos Imperios ; y Palas sobre las batallas,
que es el fin de esta representacin. A qu
efecto salen con este razonamiento en un
teatro cuerdo ? Dicen que imitan los an-;
tguos; estn tan lexos de imitarlos , que an-
tes van contra su estilo , contra su intento.
E i de los antiguos siempre fue ensear ; s-
te es el principal oficio de la poesa, como
hemos dicho. Bien es verdad que inventaron
modos de mucho g u s t o , grandes Saynetes,
agudas novedades; mas sto fue para ves-
tir el fin principal, que es la doctrina. Y
de la manera que yendo yo buscar un amk
go,
A L J A S E G I R I C O. 289
g , y no hallndole en casa fuera necia
respuesta decirme: Fulano quien buscis,
no est en casa, pero aqui est un sombrero
suyo ; as es necia la poesa que en vez de
mostrarnos el c o n c e p t o , la alteza, el. alma
que buscamos en ella , no nos muestra, si-
no el vestido y adorno; y no el mas ga-
ln , sino el mas ordinario y de menos cos-
ta de ingenio. No muestra , pues , mas que
galas esa imitacin falsa. Mas : en el espect-
culo dicho los antiguos creyendo que aque-
llas eran diosas , queran persuadir al pue-
blo su veneracin representndole su poder.
Tan lexos estn como d i g o , de imitarlos;,
qu los contradicen. Aquellos, ensean bue-
nas costumbres; estos malas. Aquellos tratan
de aprovechar ; estos solo de deleytar; y
no haba razonamiento de los antiguos , en
ste exemplo , tan descuidado que no pu-
diera ser ayo de las costumbres ; mas hoy
f qu aprender el pueblo de ver y de or
esto ? 1 aprender idolatrar Venus, J u -
no , y Palas? No aprender, porque es Chris-
t i a n o ; pero no podr aprender otra cosa,
si trata de aprender. L desdicha es que aun no
deleytan , empendose en eso solo ; porque
como no admira ni agrada la pintura * que
Oo no
290 DISCURSOS
no es fiel quien retrata ; as no lo son
estos espectculos. Pecan en la . impropiedad.
Pobreza es de ingenio vestir galas agenas,
estilos genos , trages de diferente nacin,
edad , y gnero. Otra imitacin han empren-
dido , con que defienden sacar personas di-
vinas al teatro. Fndanse en que lo hicie-
ron los antiguos. Esta es verdadera imitacin;
yo lo confieso ; pero no todas las acciones
son dignas de imitacin ; y mas las que ha-
llamos reprobadas por los mas sabios, quan-
do no bastara la razn. Platn en su Rep-
blica castiga estas introducciones ; pecan es-
tos contra toda piadosa religin , bien que
introducen personas divinas, como son vidas
de Santos, y. algunas historias de la escri-
tura sacra; pecan en el decoro ; porque c o -
mo pueden colores humanos, sin grande agra-
vio , retratar luces divinas? yerran en la pro!*
piedad; porque no habiendo afectos en aque*
los sugetos sacrosantos, sino purezas y tran-
quilidades ; los representan con afectos ya
de enojo ya de temor. Que si bien es ver-
dad , que es forzoso ; no por eso dexa de
ser poca veneracin. Tropiezan estos Poetas
en la lisonja. Saben que ha de agradar la
ignorancia del vulgo, que como bruto se con-
ten-
AL PANEGRICO. 291
teta con las cortezas:; y sguenle el gusto,
porque saben que solo en l podrn hallar
aplausos. No aciertan, pues , ninguno de es-
tos imitadores. Caen como hemos dicho: en
dos faltas bien escandalosas : de obscuridad
y de impropiedad. Era entonces la Teolo-
ga de los gentiles, noticia de las fbulas
de sus falsos dioses; su Biblia , el libro de
Hesiodo en la Theogonia ; crean aquello uw
dubitable y firmemente; y los de mas alto
y bien limado estilo , se dexaban entender
de todos usando de sus,frases y alusiones
sus fbulas; porque todos lo saban como
artculos de su falsa religin , como vidas
de santos , nosotros. No fuera desalumbra-
miento traer por los cabellos , palabras nue-
vas y y raras veces conocidas, los que so-
lo trataban de declarar sus conceptos , y
ensear con entendida luz ? No eran , pues,
palabras nuevas aquellas , ni aun para el vul-
go , como lo son h o y , no sin martirio de
algunos ingenios; no eran sino muy usadas
y comunes ; y por eso se ayudaban de ellas.
Esta es la causa , porque en nuestra edad
no todos entienden la poesa ; debiendo ser
clara para imitar los antiguos , quienes
piensan imitan, hacindola obscura; la falta es-
O02, t
292 D I S C TJR S O S .'
t en los Poetas , que llevados de la ambi
cion de dar entender que saben , dar
entender que no saben imitar; y no se dan
entender. Quieren hablar como Gentiles
entre Christianos , como Latinos entre E s -
paoles , cmo los han de entender ? No
se acuerdan que la razn por qu llamaron
Apolo al Sol , Autor de la poesa , es
por su esplndida luz y derramada claridad.
Mientras la poesia no fuere clara como el
Sol , no es poesia 5 enigma e s ; ni se alabe
de que tiene su ascendencia en el Sol , si-
no en alguna esfinge. Queda, pues, mi pa-
recer , bastantemente defendida nuestra cor-
tesa , en no hacerla los antiguos, ni obe-
decerles n; las comedias , no bastando el
arte de Aristteles , ni los exemplos de los
cmicos; no la imitacin, porque no la acier-
tan. Bien s que peligra mi crdito , por-
que escribo cosa que nadie hasta hoy ha pen-
sado ; bien s que ha de parecer novedad
quitar piedra en que tantos han tropezado
sin reparar en ella ; mas no basta eso para
acobardarme , teniendo de mi parte las ra-
zones que he dicho. Vergenza es que tenga
tanto imperio la imitacin , que no hemos
de mudar el pie sin que nos den la mano.
Qul
^ Qul ser , pues, el arte de las comedias,
que parece qu hemos destruido los que po-
dan serlo.? Un precepto, solo basta , que los
cie todos rSabt qu todo peia es imi-
tacin. A q u e l , pues , ser perfecto sin mas
l e y e s , que imitare la accin que retratare
con puntual propiedad} esto ha hecho Es-
pana excelentemente: luego guarda el arte.
XiO uno y lo otro queda bien defendido
DIS-
294 BIS CV R s OS
DISCURSO X.
Cortesa y grado.
re-
302, DI SCURSOS '
recible es la soberbia; de ai te nace t hu-
manidad , t mansedumbre y modestia. Quie-
re la divina Providencia poner el amparo
de Egipto en un hombre ; - y le forma an-
tes de trabajos y miedos. Hace esclavo J o -
seph ; mtele en una prisin:cruelmente obs-
cura ; no fuera mejor darle el cargo quan-
do estaba mas adornado de magestad con
las galas que le habia puesto i su padre , tan
costa de la envidia de sus hermanos? P-
:
rece que no ; porque entonces la buena for-
tuna le tenia soberbio; sobase {estrella , y
adorado. Fue necesario' que< s .desnudase d
aquella felicidad y que < en- las desdichas
aprendiese ser humano, viendo quan abor-
recibles eran del pueblo los Prncipes se-
veros. De la crcel sale para l/gobierno
d Egipto , como si le sacaran de la escue-
la d Atenas ; all se aprende tenazmente
;
Q<3 Ma-
306 DIS CURSOS
Mat Dion Dionisio el segundo , dice js^
t i n o , por su soberbia y desprecio ; pronos-
ticlo Aristteles en su Poltica. Dos cosas,
dice , descubren la tirana y derriban los ti-
ranos : el aborrecimiento y el desprecio. Bien
s que importa la magestad en las personas
poderosas para fundar respetos. Herodoto
d i c e , que los Prncipes de Persia jams sa-
lian en pblico , por aumentar el decoro*
La antigua lisonja en las Repblicas mas
justas, los consagraba vctimas. Los Indios
del Japn tienen dos R e y e s , como escribe
Juan Mtelo: el uno para las honras , y
el otro para los juicios. L a Magestad del
primero es t a n t a , que le adoran como
Dios ; no ha de tocar el pie- en la tierra, 1
apa-
AL PANEGRICO. 307
apacibilidad y blandura , clar est que es
muestra de serenidad y quietud de nimo.
Preguntmoslo al cielo y al mar : el cielo
quando est sin los afectos de tempestades,
de vientos y aguas , sereno se muestra y
apacible ; espira alegras el Sol todas par-
tes ; aun no basta la obscuridad de la no-
che entristecer al cielo *, desenlzanse agra-
dos de las estrellas; diciendo estn con len-
guas de oro , la quietud que gozan. El mar
mientras no le ensoberbece la hinchazn de
los vientos , ni levanta montes de espuma
ni brama ; quieto est y mudo ; halganse
las aguas , forman las ondas blanda risa. In-
dicio es de humildad , no de grandeza de
nimo , mostrar semblante severo y grave.
Poca tranquilidad hay quando embarazan eno-
josas nubes los ojos de los cielos ; quando
descomponen bramidos temerosos la quietud
del mar. Esta es la mayor magestad , no
ostentarla. Esta es la mayor grandeza , des-
preciar grandezas. Los aos de Nerva habian
encorbado su magestad con su cuerpo ; atre-
visele el pueblo; peligr cadas. Qu gran-
deza , qu magestad , qu decoro bastar
enfrenar un pueblo ya desenfrenado ? Bast
la de Trajano sin mas riesgo, sin mas ar-
Qq 2 mas
30,8 D s c v u s -s
ms que la presencia de su semblante. s* :
F I N,