Lengle Madeleine - Camila PDF
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Madeleine L'Engle
TTULO ORIGINAL:
CAMILLA
1965 BY CROSSWICKS, LTD.
DE ESTA EDICIN:
EDICIONES
ALFAGUARA
1987, ALTEA, TAURUS, ALFAGUARA, S. A.
PRINCIPE DE VERGARA, 81 28006 MADRID
I.S.B.N.-. 84-204-4555-X
DEPSITO LEGAL: M. 22.973-1987
LA MAQUETA DE LA COLECCIN
Y EL DISEO DE LA CUBIERTA
ESTUVIERON A CARGO DE
ENRIC SATUE
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de entre nuestros compaeros, que por diversos motivos: econmicos, de situacin
geogrfica o discapacidades fsicas, no tienen acceso a la literatura, o a bibliotecas
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autor de diferentes soportes. Por ello, no consideramos que nuestro acto sea de
piratera, ni la apoyamos en ningn caso. Adems, realizamos la siguiente
RECOMENDACIN
y la siguiente
PETICIN
Nada ms llegar a casa el mircoles, supe que Jacques estaba all con mi
madre. Lo supe en cuanto entr en el vestbulo del edificio y el portero dijo:
Buenas tardes, seorita Camila, sonrindome con esa sonrisa burlona y
maliciosa que ya tema encontrarme cada vez que llegaba a casa. Cruc el
vestbulo e hice votos para que Jacques se fuera, ahora que llegaba yo a casa,
antes de que regresara mi padre. Me alegr de haber ido directamente a casa,
despus del colegio, en lugar de haberme ido a dar un paseo con Luisa.
Entr en el ascensor y el ascensorista dijo, como si estuviera saboreando
algo extico:
Buenas tardes, seorita Camila. Tienen ustedes visita.
S? dije.
S.
El ascensorista es bajito y gordo y, aunque peina canas y le faltan dos
dientes, por lo que exhibe dos huecos negros en la boca, todo el mundo se
refiere a l como el chico del ascensor; nunca como el hombre del ascensor. El
gesto malicioso con el que mueve los ojos cuando habla, hace que se parezca
ms a los hermanos de algunas de las chicas del colegio que a una persona
mayor. En aquel momento, sus ojos centelleaban con un regocijo ofensivo, como
si fuera a adelantar un pie y ponerme la zancadilla, para rerse luego a
carcajadas cuando me viera caer de bruces.
Ese seor Nissen est arriba dijo, sonriendo. Pregunt
especficamente si estaba usted y luego dijo que subira y la esperara.
S, no era difcil imaginarse cmo habra preguntado Jacques por m,
sonriendo y hablando con su voz aduladora, tan suave como la de un perro de
aguas. S, es por m por quien Jacques pregunta siempre. Yo soy como un juego
entre Jacques, el portero y el viejo chico del ascensor, una pelota que se arrojan
entre s, sonriendo siempre, como si todos ellos comprendieran que el juego no
tiene apenas importancia...
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As, pues, el chico del ascensor me mir con mirada burlona y detuvo el
ascensor en el piso catorce. En realidad es el piso trece, pero me haba dado
cuenta de que en la mayora de las casas de pisos omitan el trece y le ponan
catorce. Es una tontera. Se puede cambiar el nmero, pero no el piso.
Le dije adis al chico del ascensor, saqu mi llave del bolsillo del abrigo
azul marino y entr en el piso. O sus voces procedentes del saln1. Rogu para
que mi padre no la oyera nunca rerse as, pero no s a quin estaba rogando, si
a mi madre, a Jacques o a Dios.
Cruc el vestbulo en direccin a mi cuarto, colgu el abrigo y la boina roja
y dej los libros sobre mi escritorio. Luego, a diferencia de lo que sola hacer
habitualmente, no me sent a hacer mis deberes escolares, sino que volv al
saln, para que Jacques supiera que yo estaba en casa. Camin pesadamente,
taconeando con mis zapatos de colegial, para que lo supiera antes de que yo
entrara en el saln. Luego, llam a la puerta.
Adelante dijo mi madre. Ah, eres t, Camila! Qu tal te ha ido en el
colegio? Le estaba diciendo a Jacques lo bien que siempre..., el ltimo informe
fue realmente..., tu padre y yo estamos encantados de tus progresos.
Mi madre habla siempre a retazos, como si tuviera tanta prisa por decir
todo, que casi nunca tiene tiempo de terminar una frase. Su voz es como un
arroyo que baja una pendiente brincando y acaba dispersndose al chocar con
rocas de todas las formas y tamaos.
Me acerqu a besar a mi madre y luego le di la mano a Jacques.
Por Dios, Camila dijo mi madre, tienes la mejilla helada. Est
lloviendo o...? Crees que nevar esta noche, Jacques...? Es la poca... Claro que,
luego, no me gusta la nieve en la ciudad..., pero es precioso mientras cae
luego se ri. No s bien lo que significaba esa risa, pero creo que, simplemente,
se siente libre para rerse, porque piensa que soy tan joven que me encuentra
como un gatito que an no ha abierto los ojos. Pero cuando tienes quince aos,
ya has pasado esa etapa. Quince es una edad curiosa; para mi padre y mi madre
resulta muy conveniente que yo tenga quince aos, porque pueden aducir que
soy demasiado joven o demasiado mayor, cuando quieren decir que no a algo.
Luisa tiene diecisis y dice que a ella le pasa lo mismo; pierdes todas las
ventajas de ser una nia y no consigues ninguna por ser adulta.
Buenas tardes, Camila dijo Jacques con su estilo pulido. Mir a mi
madre. S, Rose, debe haber empezado a llover. No es as, Camila?
S libr mi mano de la suya. No la abri, sino que la mantuvo aferrada
a la ma, por lo que sent el roce de su palma al deslizar mis dedos para
sacarlos. Tienes las pestaas hmedas dijo Jacques y gotas de agua en el
pelo. Te he trado un regalo, Camila.
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que hay en la Quinta Avenida, cerca del Rockefeller Center, sa que sostiene en
alto el mundo y parece estar a punto de caerse del pedestal por su peso. Pero el
pie de mi padre no flaqueara.
Una bebida, Nissen? pregunt mi padre.
No, gracias murmur Jacques. Debo marcharme. Tengo una cita en
el centro.
No esper a que se despidiera, sino que sal del saln y volv a mi cuarto.
Apagu la luz. Al principio no pude ver nada; durante unos instantes fue como
estar ciega, pero luego vi, ms all de la ventana de mi cuarto, las ventanas
iluminadas de los pisos del otro lado del patio. Descorr las cortinas y mir
fuera. Cuando era mucho ms joven, sola pensar que vivir de cara a aquel patio
era, hasta cierto punto, como vivir en la conejera de Alicia en el pas de las
Maravillas. A veces, Luisa y yo permanecemos junto a la ventana, viendo
anochecer y contndonos cosas de la gente que vive en los otros pisos. O bien,
en noches despejadas de invierno, trato de ensearle las estrellas a Luisa. Hay
que asomarse bastante y mirar ms all de la conejera de edificios para verlas,
pero cuando hace fro y est despejado, puedo mostrarle Aldebarn y
Betelgeuse, Belatrix y Sirio, las Plyades y Perseo.
Tres de los lados del patio que forman la conejera lo ocupa la enorme casa
de pisos en que vivo. El cuarto lado es una casa de pisos, menor y ms baja, de
la que domino la cubierta, en la que hay un gran estanque con una escalerilla de
manos adosada a l, por la que, sin embargo, no he visto nunca subir a nadie.
Ms all de esa cubierta es donde puedo ver las estrellas. A veces, en verano,
suben a esa cubierta chicas en traje de bao, extienden unas toallas y se tumban
al sol; por la noche suben con chicos y contemplan la salida de la luna por
encima del contorno desigual de la ciudad y se besan de la misma forma que vi
besarse a Jacques y a mi madre. Las habitaciones de este edificio son diferentes
a las de nuestra casa. Estn ms desordenadas y la gente no se preocupa de
correr los visillos o bajar las persianas tan a menudo, y hay pocas criadas
encendiendo lmparas o prendiendo candelabros en mesas de caoba y
vindoselas atareadas en la cocina por la noche. Hay algo excitante en las
cocinas. Me gusta estar junto a la ventana de mi cuarto y contemplar cmo se
prepara la cena, imaginndome cosas de familias felices que tienen muchos
hijos.
Estaba all, junto a la ventana de mi cuarto, despus de dejar,
despidindose, a mi madre, mi padre y Jacques, y observ, a travs de la cortina
de agua que caa, una gran cocina de la casa pequea, donde toda una familia,
padre y madre y cuatro hijos, y, adems, una abuela, coman, sentados
alrededor de una gran mesa de cocina azul, huevos revueltos y tocino. Se abri
la puerta y o la voz de mi padre.
Camila.
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vestido que me haba comprado ella, entre verde y plateado, que cambia de
color al moverme. Es un vestido precioso y la nica prenda de vestir que tengo
que me guste, y con la que no me siento rara ni incmoda. Luisa se enfada
conmigo, pero slo me gustan las prendas bonitas si me van.
Cuando fui al cuarto de mi madre, estaba tumbada en su divn, con una
manta liviana sobre las piernas, pero se incorpor cuando entr y se qued
mirndome. Su rostro se entristeci repentinamente.
S dijo, ests muy... Oh, s, Camila, ests preciosa! alej la tristeza
del rostro y me gui sonriendo, como sola hacer cuando yo era pequea.
Ahora dijo vamos a ver... S, ponte esto, querida y me alarg un
peinador de plstico para cubrirme los hombros. Cogi luego su cepillo de la
tapa de cristal del tocador y comenz a cepillarme el pelo, hablndome
mientras tanto. Tu pelo es tan negro como el de Rafferty, Camila. Pareces un
diablillo, con esa cara puntiaguda tan solemne, el pelo negro y ese flequillo. Es
una pena que tengas la frente tan despejada, pero la tapa ese flequillo... Y esos
ojos verdes son muy interesantes. Te gusta la mueca que te ha trado Jacques?
Vino esta tarde slo para trartela. Claro que eres mayor para muecas, pero es
tan especial... Y tambin quera hablar conmigo, porque es enormemente
desgraciado. Esa mujer que tiene, las cosas que ella... Oh, no podra explicrtelo,
al menos hasta que seas mayor, pero la vida que lleva Jacques con... Y, adems,
es una mujer tan poco atractiva, tan angulosa y tan brusca... Y, ahora, con el
divorcio y todo eso..., claro, tengo que animarle. Esos zapatos no te van
demasiado bien con el vestido. Creo que no tienes ninguno que te vayan, no?
Yo tengo que... Te gustara llevar esta noche mis zapatos plateados? Lo curioso
es que Jacques cree que yo soy muy fuerte. Es curioso, no?... l no me conoce
como t y Raff, pero no deja de decirme: Rose, t eres fuerte. As que tengo que
aparentar que lo soy, como si l fuese un nio. Ya te imaginas.
Pens en los chicos y chicas del tejado en las noches de verano y en las de
invierno agradables, y pens en la forma en que mi madre haba abrazado a
Jacques aquella tarde. No dije nada.
Mi madre termin de cepillarme el pelo y eligi un pincel de un grupo que
haba en un vasito; lo restreg en un bote de crema roja y me pint la boca,
dibujando primero el contorno de mis labios y rellenndolos luego con rpidas
y cuidadosas pinceladas. Cogi una borla para polvos y me la puso sobre los
labios, y, finalmente, volvi a dibujar el contorno de mi boca con el pincel.
Si Rafferty te pregunta... comenz a decir, mientras se diriga a su
armario, de donde me trajo sus zapatos plateados, claro que no s por qu iba
a hacerlo dijo, y cogi su borla de piel de conejo, la pas por su lpiz labial y
me frot con ella las mejillas, los extremos superiores de las orejas y la
barbilla. Pero si lo hace dijo, s que t... cogi un collar de perlas y me
lo puso en el cuello, levantndome el pelo por detrs para cerrar el broche. S
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que puedo confiar en ti, querida, porque ya eres una chica mayor. Ya eres una
persona adulta. Pero si... en ese momento son el telfono. Ella corri
rpidamente a contestarlo, antes de que Carter descolgara la extensin del
vestbulo. Hola! grit ante el auricular. Ah, eres t! su rostro volvi a
adquirir el aspecto de una florecilla mustia y dijo: Es para ti, Camila. Es Luisa.
Pero no hables mucho, por Rafferty... No debes hacerle esperar.
Fui al telfono y dije:
Hola!
Hola! dijo Luisa. Haba un zumbido en la lnea y pareca como si
llamara por conferencia, en lugar de hacerlo desde la calle Novena. Bueno,
Greenwich Village2 es un mundo muy diferente al de Park Avenue, ms
excitante y un poco inquietante. La voz de Luisa llegaba distante a causa del
zumbido.
Supongo que no ests sola para poder hablarte.
No dije.
Oh, demonios! Oye, puedes bajar? Has cenado ya? Estn tus padres?
Los mos han salido y Frank y yo nos hemos peleado y l se ha comido toda mi
cena. Baja e iremos a algn sitio a tomarnos una hamburguesa y un batido.
No puedo dije. Tengo que... Voy a cenar fuera con mi padre.
Oh, demonios! repiti Luisa. Bueno, ests bien? Pareces rara.
Estoy bien.
Bueno, escucha. Vas a ir temprano maana a la escuela?
S dije, no tengo ms remedio. No creo que esta noche pueda trabajar
mucho en mis deberes.
De acuerdo dijo Luisa. Yo tambin ir temprano.
De acuerdo dije. Buenas noches.
Colgu y me volv y vi a mi padre, de pie junto al tocador de mi madre y a
sta mirndole, sentada en el taburete del tocador.
No tengas mucho tiempo fuera a Camila, Raff dijo. An es una nia.
Si es as, es una nia preciosa mi padre me sonri. Baj la vista en
direccin a mi madre. Ests mejor de la jaqueca? dijo.
Ella asinti con la cabeza, pero con cuidado, como si le doliera moverla
bruscamente.
Un poco. Pero vuelve pronto, Rafferty, no... cogi un frasco de
perfume, toc con la yema del dedo la boca de cristal y me unt una gota detrs
de cada una de las orejas y en las muecas. Vuelve pronto a casa, Raff
repiti, suplicante como un nio.
2 Barrio situado al sur de la ciudad y que, en cierto modo, es el centro de la vida bohemia de la
misma. (N. del T.)
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3 Frase latina que quiere decir en el vino est la verdad, es decir, que el vino suelta la
lengua. (N. del T.)
4 Cassis: licor francs de 15, elaborado a partir de grosella. (N. del T.)
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inmediatamente me dirig a toda prisa por entre las mesas a la habitacin que
tena el letrero de Seoras, y llegu con el tiempo justo de vomitar. Una
mujerona de uniforme blanco que estaba sentada en una butaca de raso
amarillo se levant y me sujet la cabeza, y cuando termin, cogi una toalla
limpia, la humedeci y me limpi la cara; luego me dio un lquido dentfrico
para que me enjuagase la boca y me refresc la frente con colonia. Tras eso, me
puso la cabeza contra su pecho, grande y firme como un cojn de aire a punto de
reventar, diciendo una y otra vez:
Pobrecilla, pobrecilla.
Era estupendo estar all, con la cara apretada contra el botn superior de su
uniforme blanco, mientras me frotaba la espalda con sus manazas. Me hubiera
encantado continuar as, pero dije:
Mi padre estar preocupado. Ya estoy bien. Muchas gracias por todo.
La mujer me solt y retir la cabeza de su impecable uniforme, levant la
vista y le di otra vez las gracias. Llevaba la cara empolvada y, bajo los polvos, se
adivinaba un rostro cuajado de pecas, como lo est la Va Lctea de estrellas.
Vaya idea la de darle de beber a una nia como t dijo. Es tu padre,
no? Debera pensarlo antes. Seguro que ya ests bien, pequea?
S, gracias le dije. Ha sido usted muy amable me hubiera gustado
preguntarle su nombre; realmente me hubiera agradado volverla a ver, porque
era reconfortante como una montaa, pero me limit a darle la mano y regres
al restaurante.
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5 Hueso de ave en forma de horquilla. Sujetada por cada extremo por una persona, la que
consigue el trozo mayor, al tirar ambas, ver cumplido un deseo. (N. del T.)
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Aguard un poco, pero lo nico que hizo fue quedarse all a mi lado,
apretndome la mano con tanta fuerza que sent crujir mis huesos. Por ltimo,
dije:
Est bien, padre. Todo est bien.
Lo est? pregunt.
S dije, procurando que mi voz sonara firme.
Mi padre me solt la mano y dijo:
Vamos a ver si tu madre est despierta.
Nos dirigimos sin hacer ruido al cuarto de mi madre. Es, tambin, el cuarto
de mi padre, puesto que duerme all, pero lo que llamamos su cuarto es su
despacho, donde a veces trabaja despus de regresar a casa de la oficina y
donde, normalmente, lee el peridico. La luz del cuarto de mi madre estaba
encendida y segua tumbada en el divn, profundamente dormida, con el pelo
extendido sobre la almohada y un brazo cado por un lado, casi tocando el
suelo; tena una expresin tan inocente y desvalida como la princesa de La bella
durmiente.
Voy a hacer un rato mis deberes y luego me ir a la cama susurr a mi
padre en el quicio de la puerta del cuarto donde mi madre yaca tan
plcidamente dormida. Buenas noches, padre.
Buenas noches, Camila susurr l, sin mirarme. Miraba a mi madre.
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Eso quiere decir que todo va mal dijo Luisa. De verdad me puedes
prestar cincuenta centavos, Camila?
Claro.
Pero ya sabes que no puedo devolvrtelos.
No te preocupes. Ya me los devolvers algn da, cuando las dos seamos
famosas mi asignacin es doble que la suya o, al menos, el doble de la que se
supone que tiene. Creo que a veces no le dan nada.
Yo voy a tomar un sandwich de jamn picado dijo Luisa. De qu
quieres el tuyo?
De lechuga, tomate y jamn una cosa curiosa es que a las dos nos gusta
desayunar un sandwich y por la noche, antes de irnos a la cama, cereales.
Supongo que ayer por la tarde ira Jacques Nissen dijo Luisa.
S lo gracioso del caso es que, antes de que yo le dijera a Luisa lo que
me pareca Jacques, cuando ste empez a venir a casa, ya saba exactamente lo
que senta y, adems, adivina cundo le encuentro all al volver del colegio.
Sabes una cosa? dijo Luisa, echndole azcar al caf. Has cambiado
una enormidad desde que nos conocemos.
S?
S. Has madurado. Me refiero respecto a ellos. Es gracioso, Camila.
Siempre he credo que no soportara que te pasara nada malo, pero me siento
mucho ms unida a ti, precisamente, por lo de tu madre y Jacques y por verte
desgraciada y todo eso.
Oh! exclam. Al camarero que estaba preparando nuestros sandwiches
le dije: Srvame tambin un batido de chocolate y me qued all sentada,
con los codos sobre el mostrador y record la primera vez que vi a Luisa, haca
un ao. Se incorpor al colegio con tres semanas de retraso. Sus padres estaban
pasando las vacaciones en la isla del Fuego y, simplemente, no se preocuparon
de regresar a Nueva York a tiempo para que Luisa comenzara las clases. La
primera semana no tuve muchas oportunidades de hablar con ella; no era nada
tmida y desde el primer momento le cay bien a todo el mundo y siempre
estaba con algn grupo. Pero una tarde en que haba ido al Museo
Metropolitano, me la encontr.
El ao pasado fue mi primer ao sin niera, el primer ao en que se me
permiti ir al colegio o adonde yo quisiese sola. A veces me llevaba los libros al
Museo y estudiaba all. Mi madre no conoca an a Jacques, as que no era por
eso. Era, sencillamente, porque era la primera oportunidad que se me
presentaba en mi vida de ser realmente yo misma. De todas formas, el Museo,
con sus enormes y retumbantes salas y sus grandes techos acristalados, ha sido
siempre uno de mis lugares preferidos. De pequea, cuando Binny, mi niera,
me llevaba al parque a jugar, la haca recorrer conmigo el Museo. Me gustaban,
de una forma especial, las tumbas egipcias y las momias, as como esos
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explicar el ambiente de ese piso. Cuando estoy all, tengo la sensacin de que la
vida es peligrosa y excitante, y que yo soy bastante lerda y estoy poco
preparada para ella. No me siento incmoda porque, en cierta forma, Luisa
forma parte de l y jams me encuentro incmoda con Luisa; pero, hasta este
ao, ese ambiente ha sido algo totalmente extrao a mi vida.
Camila, deja de cavilar dijo Luisa, dando fin a su sandwich y
chupndose los dedos. Hablaste ayer con Jacques?
S, me trajo una mueca.
Una mueca? A ti? Cuidado con los griegos que ofrecen regalos,
Camila! 6 Qu se creer que eres! Es un insulto! Supongo que se la tiraras a la
cara Luisa hablaba muy excitada y golpeaba el mostrador con el puo, con lo
que se le subi la manga de su jersey amarillo por encima de su estrecha
mueca y me dio la impresin repentina de que era ms joven que yo. Luisa es
un ao mayor que yo y, normalmente, parece mayor de lo que es, pero, de vez
en cuando, me siento tan vieja como una de esas montaas de la luna y Luisa es
como un pequeo cometa que cruza el cielo a toda velocidad.
Te he trado a ti la mueca dijo. La he dejado en el guardarropa del
colegio. Est dentro de una caja. Realmente es una mueca bonita..., como son
las muecas.
Para m! Luisa levant la vista al camarero y le sonri radiante. Oh,
Camila! De verdad? Eres un encanto. Crees que soy una boba porque an me
gustan las muecas? No se lo dirs nunca a ninguna de las chicas del colegio,
entendido? Vaya juerga armara Alma Potter! Gracias a Dios, est en una caja.
No se nota que es una mueca, no? La caja, quiero decir.
No le asegur.
Frank cree que soy boba dijo. Dios mo, me gustara que Frank
estuviese tambin interno este ao. Pero supongo que, aunque no le hubieran
echado el invierno pasado, Mona y Bill no le habran enviado de nuevo este
ao. T no lo comprendes, Camila, pero resulta imposible vivir con l. Es un
infierno vivir con l, un autntico infierno. No s por qu no me mandan Mona
y Bill tambin a la escuela pblica. Un necio sentido del orgullo, me imagino,
cuando la mitad del tiempo no tenemos bastante para comer. Escucha, Camila,
t no pensars que soy una boba, no?
Claro que no dije.
Luisa termin el caf y yo el batido, sorbiendo suavemente por las pajitas,
para no hacer demasiado ruido molesto.
Ven dijo Luisa. Vamos al colegio.
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Querida, Raff y yo vamos a cenar fuera esta noche y luego al teatro con
unos amigos. Quieres que tu amiga...? Quieres quedarte a cenar con Camila,
Luisa?
S, gracias dijo Luisa con voz muy tranquila. Me encantara.
Luisa estuvo tranquila el resto de la tarde. No dijo nada violento y, de
repente, dio la sensacin de sentirse tan feliz y cmoda como un gatito.
Al da siguiente de venir Luisa por primera vez a nuestra casa, estbamos
tomando leche y unas galletas durante el recreo, y me pregunt:
Camila, qu vas a ser?
Quieres decir cuando sea adulta?
Otra vez, Camila! dijo Luisa. Ahora ya eres adulta, a todos los
efectos. Me refiero a cuando seas lo bastante mayor para ser duea de tus actos,
para hacer lo que te d la gana.
Astrnomo dije. Lo dije como si le lanzara una piedra, porque tema
que se riera de m.
Y lo hizo.
Vamos, Camila! La gente ahora va a los psiquiatras, no a los astrnomos.
Los astrnomos estn pasados de moda. De todas formas, no valdras para leer
el futuro y esas cosas, porque t no conoces nada a la gente.
Ahora me toc a m el turno de rer. Era la primera vez que me rea de Luisa
en lugar de rerme con ella.
Ests pensando en un astrlogo le dije. Yo me refiero a un astrnomo
de verdad, a un cientfico, como los que hay en Palomar.
Oh! dijo Luisa. Empuj sus pajitas hasta que hubo terminado su
batido y luego pregunt, con autntico respeto en su voz por vez primera.
Por qu?
No lo s exactamente dije. Es algo que siempre he querido ser. Mi
abuela Wilding sola explicarme las estrellas. Saba una barbaridad de ellas.
Incluso lleg a conocer y a hablar con Mara Mitchell.
Quin es Mara Mitchell?
Una de las primeras mujeres astrnomos. Oh, Luisa, no te da escalofros
pensar que, cuando contemplas el cielo por la noche, la mitad de las estrellas
que ves ya no estn all? O que, sea como fuese, ya no existen y hace miles de
aos que no dan luz? Tarda tanto la luz en recorrer toda esa distancia, que las
estamos viendo como eran hace miles de aos. Escucha. Qu significa para ti el
nombre Schiaparelli? yo estaba presumiendo ahora, y lo saba, pero no me
import. Yo iba bien en el colegio, pero ella siempre pareca saberlo todo.
Schiaparelli? Un famoso diseador de modas, por supuesto. Eso lo sabe
cualquiera. Por qu?
Bueno dije, para m se trata de Giovanni Virginio Schiaparelli, un
astrnomo italiano. En realidad, vino de Miln en el siglo diecinueve.
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que sea misgina. Se dice as, o es misntropa? Sea como sea, no creo que me
case nunca, a menos que encuentre un mdico que sea misgino tambin. Y una
tiene que ocuparse de su carrera. Podrs tener muchos amores vehementes,
pero un matrimonio podra interferir en tu trabajo. Un cientfico tiene que ser
sencillo. En realidad, estoy de acuerdo con Mona y Bill cuando dicen que el
matrimonio est pasado de moda.
Bueno, a m me gustara... comenc a decir, pero ella ni siquiera me
escuch.
As que tenemos que seguir siendo ms amigas que nunca. Y si caes
enferma o tienes accidentes horribles o cualquier otra cosa, yo me ocupar de ti
y te salvar la vida. O, quiz, podra psicoanalizarte. Dios, Camila, sera
estupendo que te pudiera psicoanalizar ahora!
Afortunadamente, en ese momento son la campana anunciando el final de
recreo, devoramos el resto de las galletas y regresamos a clase.
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cariosa... Oh! Claro que no emplea esas palabras, sino que dice que soy ms
sensata, pero eso es lo que significa... Es como si me clavara un cuchillo en el...
Una vez, incluso, me felicit por ser ms fra... con l. Eso me hiri ms que...
Pero yo le quiero. Intent..., intent ser menos afectuosa..., pero no puedo
reprimir la necesidad de cario que hay en m.
Dej de hablar con un pequeo hipido y se tap la boca con la mano, con
un gesto rpido e infantil. Luego aadi en voz baja: Si al menos tuviera a
mam para hablar con ella..., porque tengo que hablar con alguien. No puedo
evitarlo, necesito hablar con alguien. Si una no tuviera que hacerse mayor,
Camila! Si una pudiera ser siempre una nia! Yo no soy lo bastante fuerte
para... Oh, Camila! Que Dios me ampare! Que Dios me ampare! Se ech a
llorar de nuevo y, entre sollozos, dijo: Me matara si alguna vez supiera... Me
matara. Rafferty es un hombre violento, Camila. No sabes lo violento que es!
Por qu iba a querer matarte, madre? pregunt, con voz
repentinamente fra y dura como una losa de mrmol.
Dej de llorar de repente, se incorpor y me aferr con ambas manos.
Oh, Dios mo! Qu te he hecho, Camila? Qu he dicho? Claro que l no
querra matarme..., es que estoy un poco histrica. Estoy a punto de coger la
gripe y no s lo que digo. Llama al mdico, Camila. Quiero ver al doctor
Wallace. Llmalo de mi parte.
Llam al mdico y dijo que vendra a ltima hora. Quera preguntarle a mi
madre: Significa todo eso que has estado diciendo que ahora quieres a
Jacques y no a pap? Y quera decirle: Cmo puedes querer a esa repugnante
babosa? Pero me limit a taparla de nuevo con la manta, tras lo cual sal de la
habitacin y cerr con cuidado la puerta detrs de m.
Fui a mi cuarto e hice los deberes. Dej en blanco mi mente y luego fui
llenando ese vaco con las cosas que tena que aprender o preparar para el da
siguiente en el colegio. Nunca haba hecho antes mis deberes tan rpidamente.
A continuacin fui a la cocina y le dije a la nueva cocinera que estaba invitada a
cenar con Luisa y que senta no habrselo avisado antes. Por la noche no me
dejan salir sola y Carter lo sabe, pero no dijo nada. Baj a la calle y fui andando
hasta la parada del autobs. No saba si Luisa habra vuelto ya del cine o no,
pero pens acercarme a la calle Novena para averiguarlo; en el peor de los
casos, podra meterme en un cine e ir luego a su casa.
Cuando llam al timbre situado debajo del buzn de los Rowan haba
alguien en casa, porque el cierre de la puerta roja de entrada se abri casi
inmediatamente. Empuj la puerta, entr y empec a subir las escaleras
enmoquetadas en color marrn, escuchando, provenientes de arriba, los
ladridos furiosos de Oscar Wilde, el bulldog ingls de Mona. Cuando ascenda
el ltimo tramo, se asom Mona a la barandilla de la escalera y pregunt:
Quin es?, mientras Oscar asomaba la cabeza por entre los barrotes,
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7 Arco que se alza en el centro de la plaza de Washington, en la parte sur de Nueva York. (N.
del T.)
8 Contigua a Washington Square. (N. del T.)
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sienta desdichada y encogida por dentro, aunque estoy decidida a seguir siendo
una estpida, si eso me hace serlo.
S! respond a Frank, como si hubiera alzado un ltigo sobre mi
cabeza.
Eso es reconfortante dijo Frank, muy reconfortante, desde luego.
Aunque te parezca raro, yo tambin.
Oh! dije.
Puede que slo sea una reaccin contra Mona y Luisa. Sin embargo, dudo
mucho que mi Dios sea el mismo Dios en el que t crees, Camila Dickinson.
Yo no creo en un anciano con una tnica y largas barbas blancas, si es eso
a lo que te refieres dije con tono bastante cortante.
Hblame de tu Dios respondi Frank. Cul es el Dios en el que
crees?
Pasebamos por el parque y no respond, porque estaba intentando
traducir en palabras el Dios en el que creo. No me haba parado antes a pensar
de esa forma en Dios hasta que conoc a Luisa. Era, sencillamente, algo que
estaba ah, como lo estaban mi madre y mi padre antes de que apareciera
Jacques. Y, cuando Luisa sacaba el tema de Dios, no me haca desear pensar en
l; simplemente, me encerraba inflexiblemente en m. Pero Frank me hizo
desear pensar en l.
Nos detuvimos un instante para contemplar a dos ancianos, cubiertos con
unos gorros de lana y que llevaban grandes bufandas de lana que, sentados en
un banco, con un tablero de ajedrez entre ellos, estaban inmviles como si
fuesen estatuas, casi como si el fro aire de noviembre les hubiera congelado.
Aguardamos hasta que uno de ellos alz una mano cubierta con un guante de
lana gris y efectu un movimiento y, a continuacin, Frank me llev a un banco,
me hizo sentarme en l y l hizo lo mismo, mientras caa una hoja seca del rbol
que haba detrs de nosotros, que se pos en el paseo.
Bien dije, finalmente. Yo no creo que Dios tenga la culpa de que la
gente haga algo mal. Tampoco creo que, cuando la gente es buena, l lo tenga
previsto. Pero s creo que, gracias a l, la gente puede ser mucho ms generosa
y ms buena de lo que es. Es decir, si la gente desea serlo. Lo que quiero decir es
que las personas tienen que hacer las cosas por s mismas. Dios no va a hacerlas
por ellas al tiempo que deca esto, pensaba para mis adentros: Pero por qu
permiti Dios que apareciera Jacques?
Me gusta eso, Camila dijo Frank. Me gusta lo que dices. Algn da
me gustara tener una buena charla contigo, siempre que pueda arrancarte de
Luisa.
De nuevo volvi a sentarme mal que hablara de Luisa y de m de esa forma,
y le dije:
Eso slo depende de m.
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gust la idea; me imagino que, quiz, en sus tiempos debi ser actriz. Estaba tan
contenta de vernos rer y de que le prestramos atencin, que no importaba que
estuviera borracha.
Frank le dijo:
Hildegarde, canta algo de Noel Coward para la seorita ella se ri
convulsivamente y dijo: Noel Coward. S, fue un hombre interesante,
queridos mos. Lo conoc en el Battery, cuando escriba los partes
meteorolgicos. No habis escuchado partes meteorolgicos como los que
escriba l. Mucho mejores que los anuncios comerciales nos echamos a rer y
ella se puso a cantar Almejas y mejillones, que pareca ser su cancin favorita.
Alargamos todo lo que pudimos el acabarnos las hamburguesas y los
batidos, mientras la mujer beba una naranjada tras otra, pero, finalmente,
Frank y yo tuvimos que marcharnos y la dejamos all, bebiendo aquel mejunje y
cantando Almejas y mejillones.
Frank fue conmigo hasta el metro y cre que me acompaara hasta casa,
pero dijo:
Siento no poder ir contigo, Camila, pero le promet a David que ira a
verle esta noche y ya se ha hecho tan tarde que temo que piense que me he
olvidado de l. David es un antiguo soldado. Perdi las dos piernas en la
guerra.
Est bien dije. Permanecimos unos instantes en la boca del metro, sin
hablar, y luego dijo: Gracias por la cena y por todo Frank me cogi la mano
y la sostuvo en la suya, y yo me volv y empec a descender las escaleras del
metro.
Durante el trayecto de regreso, pensaba en la forma como me haba
llamado guapa, la forma en que haba puesto sus manos en mis hombros y la
forma en que haba retenido mi mano al despedirnos; por primera vez encontr
delicioso hacerse mayor.
Luisa se siente impaciente por hacerse mayor y poder ir a la Facultad de
Medicina, pero yo siempre he mantenido el convencimiento de que, si no
estuviera hacindome mayor, todo ira bien con mi madre y mi padre, y nunca
habra pasado lo de Jacques.
Crees que Jacques es el primero? me pregunt Luisa una vez.
El primer qu?
Vamos, Camila, no pretendas ser ms tonta de lo que eres. Sabes
perfectamente lo que quiero decir.
As que respond con firmeza:
S.
Espero que ests en lo cierto, Camila dijo Luisa. Sinceramente lo
espero y movi la cabeza de una forma que me record a Mona. Pero yo
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estaba convencida de ello. Antes de que Jacques empezara a venir a casa, todo
era tranquilo y fcil; ahora todo es complicado y difcil.
Antes de Jacques. Despus de Jacques. Pareca como si hubiera que
etiquetar todo sobre esa base.
Haba, empero, una cosa graciosa: mientras iba sentada en el metro, camino
de casa, empec a preguntarme por primera vez si Jacques sera, realmente, la
nica razn de que todo pareciera haber cambiado, o si era slo, como dira
Luisa, el sntoma y no la enfermedad. En cierto sentido, las cosas parecan haber
empezado a ser diferentes antes an de que yo supiera nada de Jacques.
Sentada all en el metro y contemplando un anuncio de carne picada, tuve que
admitirlo.
Eran, precisamente, las cosas pequeas y sin importancia, como pasear sola
por la playa de Maine durante las largas noches de verano; los ts con mi
madre, en que fingamos ser dos seoras mayores que tomaban el t y
charlaban, y permanecer sentada y muy tranquila en el despacho de mi padre,
mientras l lea el peridico y tomaba un cctel, las que haban empezado a
perder su importancia, antes, an, de que hubiera odo hablar de Jacques. Haba
que tener tambin en cuenta esos molestos dolores de mis miembros, que mi
madre llamaba dolores del crecimiento, mientras me frotaba suavemente las
piernas..., as como el dolor en el corazn. Crece el corazn igual que los
miembros? Nadie puede frotarte el corazn para quitarte el dolor. Ese dolor no
tena nada que ver con Jacques. Slo que era muy fcil echarle la culpa de todo
a Jacques y aborrecerlo.
Preferira que Frank no me hubiera dejado en la boca del metro para ir a ver
a David, aunque comprenda que eso era egosta y malo por mi parte. En cierto
modo, no poda pensar en el rato tan ameno que haba pasado con Frank, sino
slo en el hecho de que no me agradaba estar camino de mi casa.
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que hable contigo unos minutos? Por el bien de tu padre, al igual que el de Rose
y el mo.
No puedo hablar ahora dije. No puedo aguc el odo para captar
cualquier sonido proveniente de la silenciosa habitacin de mi madre.
Maana, entonces dijo Jacques, con voz suplicante. Maana, cuando
salgas del colegio.
De acuerdo, maana dije, sin darme cuenta de que asenta, diciendo
algo por decir, slo para poder colgar el auricular y estar atenta a lo que suceda
en casa.
Quieres venir a mi casa? pregunt Jacques. All podremos hablar
con ms comodidad que en cualquier otro sitio. An eres demasiado joven para
bares, no, pequea? As, pues, te esperar en mi casa, inmediatamente despus
del colegio.
De acuerdo dije, de acuerdo y colgu.
O abrirse y cerrarse la puerta de la habitacin de mi madre y se me acerc
Carter, con su severo uniforme gris.
Su madre quiere saber quin llamaba por telfono, seorita Camila
dijo.
Luisa ment rpidamente y me sent desmayadamente. Si mi madre
quera saber quin haba llamado por telfono, no poda estar muerta. Carter se
volvi y desapareci y otra vez volv a or abrirse y cerrarse la puerta de la
habitacin de mi madre; segu sentada hasta que volvi a abrirse y sali la
seora Wilson, que se fue a la cocina, seguida poco despus por Carter y el
doctor Wallace, que se detuvieron en el vestbulo. Carter le sostuvo el abrigo y
le tendi el sombrero.
Buenas noches, Carter dijo el doctor Wallace. La seorita Camila me
acompaar Carter regres a la cocina. Yo saba que se quedara junto a la
puerta, tratando de escuchar, y confi en que la seora Wilson se pusiera a
hablar con ella y que no oyera nada.
Ponte el abrigo y el sombrero, Camila dijo el doctor Wallace.
Saldremos juntos a tomar un caf y luego podrs ver a tu madre.
Me puse el abrigo, con manos sbitamente tan fras y estremecidas que no
pude abotonrmelo; lo hizo el doctor Wallace y luego cogi mi boina y me la
puso.
As. Puede que se no sea el estilo ms de moda, pero te queda muy bien.
Me gusta tu boina roja y tu abrigo azul marino, Camila dijo, sonriendo
cariosamente. Saba que senta pena por m y yo quera, ms que nada en el
mundo, no tener motivos para que la sintiera; comprend lo terrible que es ser
compadecida.
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Cmo estn Mona y Bill? pregunt, porque saba que deseaba que se
lo preguntara.
Comedidos de nuevo. Honradamente, Camila. Bill es un necio completo.
Creo que sa es una de las razones por las que estoy tan encariada con l. La
verdad es que no s por qu se casaron l y Mona. l no tiene la ms ligera idea
de cmo es ella. Mona es una intelectual y Bill no es ms que un atleta
grandulln, que se cree un intelectual pero que, de hecho, es todo msculos y
nada de cerebro. Ya sabes, bceps y msculos, y nada ms.
Busc en su pupitre y sac un ejemplar de Silas Marner, que estbamos
dando en clase de ingls, y me dio un trozo de papel que tena entre las hojas.
Es de Frank dijo de mala gana.
Le la nota que deca: Hoy es viernes, as que maana no tienes clase y, por
tanto, no tienes que hacer tus deberes esta tarde. Sigamos la charla de ayer
tarde. Yo termino las clases despus que t, as que ven a casa con Luisa y yo te
recoger all.
Mientras lea la nota me acord, de pronto, de la conversacin telefnica
con Jacques de la noche anterior. No poda ver a Frank porque tena que ir a
casa de Jacques. Prefera ir a la de Frank y no quera ver a Jacques, pero
comprenda que tena que ir. Al pensar que tena que verle, el corazn me dio
un brinco. Tena que verle por mi madre, para decirle que no volviera a llamar
ni fuera a casa de nuevo y para explicarle que entre mi madre y mi padre las
cosas iban muy bien y que mi madre no se preocupara nunca ms de l.
Tan arraigada tena la costumbre de contarle todo a Luisa que, sin poderlo
evitar, le dije bruscamente:
No puedo ver a Frank, porque tengo que ir a ver a Jacques en seguida
dese haberme mordido la lengua. Saba que, fuera lo que fuese lo que me
preguntara, no deba contarle nada de lo de mi madre a Luisa, aunque estaba
segura de que si Mona intentara cortarse las venas de las muecas, Luisa me lo
contara. Ahora, Luisa me hara innumerables preguntas. Puede que hasta
quisiera ir conmigo y Luisa es la persona ms tozuda que conozco para intentar
eludirla con una excusa.
Sus ojos azules se oscurecieron como cuando estaba excitada y exclam:
Vas a ir a ver a Jacques...!
S dije y, en ese momento, son el timbre y entr la seorita Sargent.
Durante el recreo estuvimos con otras chicas y yo me re, habl y me
comport como una ms, slo para evitar que Luisa tuviera la menor
oportunidad de acosarme a preguntas. Hasta prest atencin a lo que contaba
Alma Potter, una chica que no era santa de mi devocin, presumiendo y
queriendo convencer a todo el mundo de lo mayor e ingeniosa que era.
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Respecto a Jacques, mi odio era como aquel chico espartano que llevaba
una raposa metida en la camisa y que trataba de morderle sin conseguirlo. Pero,
respecto a mi madre, era como una verdadera tormenta con truenos. Todo se
oscureci ante mi vista, como una gran nube que ocultara la luz del sol, slo
que la nube estaba dentro de mi cabeza y era mi mente, y no el da, la que se
haba oscurecido. Anduve ausente por la calle. Pas ante el Museo de Arte
Moderno y no me acord para nada de Luisa. Baj al metro, me dirig hacia el
sur y me baj en la calle Octava, aunque no pensaba en Frank ni en Luisa y, al
salir a la calle, no fui a la Novena, sino que me dirig en direccin oeste, donde
hay un cmulo de calles en curva.
Camin, torciendo indistintamente a la izquierda o a la derecha al llegar a
las esquinas y me encontraba tan llena de la nube negra de odio que me costaba
trabajo respirar y tuve que detenerme exhausta. Permanec en mitad de la acera,
mirando atentamente a mi alrededor, no para averiguar dnde estaba, sino para
tratar de averiguar quin era yo porque, en cierto sentido, yo haba dejado de
ser Camila Dickison. Todo lo que haba en m y a mi alrededor era un fragor de
palabras horribles que zumbaban como un avispero, con lo que la nube oscura
ya no era una nube de tormenta, sino un enjambre de insectos repugnantes.
Una rosa es una rosa, es una rosa. Esto no es ms que una cita, pero qu es
una rosa? Una rosa es una rosa, es una rosa, no quiere decir nada. Mi madre 9 es
una rosa, s, pero qu es mi madre?
Un perro flaco y sarnoso cruz corriendo la calle y un camin dio un
patinazo junto al bordillo, con un rechinar de frenos parecido al sonido de mi
odio. El perro alcanz la acera a salvo, el camin sigui su camino y yo me
despert, como si hubiera salido de repente de una pesadilla.
No es que hubiera dejado de odiar a mi madre, sino que ahora poda
decirme a m misma odio a mi madre. Poda expresarlo con palabras. Poda
9 Analoga entre rosa (rose en ingls) y el nombre de su madre. (N. del T.)
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Est bien dije, los llamar. Gracias, Luisa, por no decirles nada.
Todo eso est muy bien, pero qu ha pasado y dnde ests ahora?
pregunt Luisa.
Ya te lo contar en otro momento dije. Adis. Ser mejor que llame a
casa en seguida.
Bueno, pero cundo voy a verte? pregunt.
Maana, en el colegio.
Maana es sbado.
Est bien, maana en cualquier momento. Podemos ir a un cine si
bamos a un cine, no tendramos que hablar tanto.
No tengo ni siquiera veinticinco centavos para ir a uno de la calle
Cuarenta y Dos.
Te invito yo.
No dijo Luisa. Quiero hablar contigo. No puedes escurrirte de esta
forma, Camila. Ven a mi casa maana por la maana y sacaremos a Oscar a dar
un paseo. Necesita hacer ejercicio.
De acuerdo dije. Puede que vaya.
Camila dijo Luisa al otro extremo del hilo, no es bueno para ti que
intentes guardarte las cosas dentro, como ests haciendo. As es como se
producen las inhibiciones. Yo he tenido que imaginarme absolutamente todo lo
que hay entre tu madre y Jacques, porque t no me has contado nada.
Bueno, si t lo adivinabas, no necesitaba decrtelo dije.
Pero no puedo adivinar lo que ha pasado esta tarde y si te lo guardas
para ti, tendrs toda clase de traumas. Estoy absolutamente segura que fue una
experiencia traumtica y, si me lo cuentas, no te quedarn cicatrices. Me
gustara que me dejaras psicoanalizarte. S que eso te ayudara.
No dije.
Como quieras. A qu hora vendrs maana?
No lo s. En cuanto pueda.
Camila, crea que ramos amigas.
Y lo somos.
Entonces ven maana lo primero de todo.
De acuerdo lo promet porque no tena escapatoria.
Hasta maana, entonces.
De acuerdo. Adis dije y colgu. Abr la puerta de la cabina y le dije a
Frank: Tengo que llamar ahora a mi madre.
Asinti y me pregunt:
Le has dicho a Luisa que estabas conmigo?
No. No le dije dnde estaba.
Bien hecho dijo Frank.
Volv a cerrar la puerta de la cabina y llam a casa. Contest mi padre.
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Lo nico que pude hacer es quedarme con la vista baja, fija en mis zapatos
marrones del colegio.
No lo s dije.
Mi madre, con las muecas vendadas, se incorpor en la cama y me
pregunt lloriqueando:
Oh, cario! Ya no nos quieres?
No lo s fue todo lo que pude decir.
Mi padre me llev a su cuarto y se sent en el silln de cuero rojo de su
mesa de despacho; yo permaneca a su lado, como si fuera una alumna dscola y
l el maestro.
Camila, no me explico tu comportamiento dijo.
Lo siento dije.
Luego, como si le costara trabajo hablar, dijo:
Toda la culpa es ma. No deba haberte hecho aquellas preguntas cuando
te llev a cenar la otra noche. Yo... yo no estaba normal.
No dije. No ha sido eso.
Entonces, qu? pregunt.
No lo s dije.
Entonces intent explicrmelo a su manera, igual que haba hecho Jacques
esa misma tarde, y dijo:
Camila, tu madre es una mujer muy guapa.
S dije.
Y Nissen es un hombre muy inteligente. Comenz a halagar a tu madre y,
quiz, le trastorn la cabeza por algn tiempo. Sin embargo, no ha sido nada
importante y la culpa fue de Nissen y no de tu madre. De todas formas, entre tu
madre y Nissen ya no existe nada. Por pequeo que fuese lo que haba, ya se ha
acabado le mir y me pregunt si crea lo que estaba diciendo o si solamente
deca lo que l pensaba que yo deseaba o deba or; pero su rostro era rgido,
como los rasgos inamovibles de las estatuas de los senadores romanos del
Museo Metropolitano y sus ojos parecan tan ciegos y vacos como los de esas
estatuas.
El concepto de la verdad pareca estar cambiando. Siempre haba credo
que la verdad era sencilla y clara. Una cosa poda ser verdad o mentira. Pero
ahora, as como el tiempo pareca estar, simultneamente, detenido o
precipitndose hacia m con la velocidad sobrecogedora de un meteoro,
comprend que la verdad era tan complicada como el tiempo.
Camila dijo mi padre, s que ests en una edad en que las cosas
tienen una pronunciada influencia sobre ti, pero tienes que comprender que lo
que t haces tambin influye en otras personas. Despus de lo que... de lo que le
sucedi a tu madre anoche, no estuvo bien por tu parte, por decirlo de forma
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suave, que desaparecieras esta tarde. Quiero que vayas a verla ahora y que le
digas que lo sientes y que la quieres.
En este momento, le hice a mi padre una pregunta extraa, una pregunta
que sali de mis labios sin yo esperarlo y que me sorprendi a m tanto como a
mi padre.
Pap, fui yo un percance?
Mi padre se qued quieto durante un instante y luego dijo:
Qu quieres decir?
Querais tener un nio t y mam pregunt o sucedi,
simplemente?
Por supuesto que queramos un nio dijo mi padre. Yo quera
enormemente tener un nio lo dijo sin mirarme, con la vista baja, fija en el
secante de la mesa, en el que estaba trazando unos dibujos extraos con su
lpiz, y aadi: Creo que ves demasiado a Luisa Rowan. Desde que la
conoces tienes toda clase de ideas raras. Por qu no te ves ms con las otras
chicas del colegio?
Ya lo hago dije. Prefera no haber hecho la pregunta, porque ahora ya
conoca la respuesta.
Mi padre me mir y dijo:
Camila, no debes sentirte desgraciada. Todo va bien.
Me puso una mano en el hombro y yo sent deseos de abrazarle y decirle
cuantsimo le quera, para que no supiera nunca que la quinta vez haba
contestado el telfono ella misma, pero me qued quieta, bajo el peso de su
mano, hasta que dijo:
Ve a ver a tu madre.
Fui a la habitacin de mi madre.
Oh, Camila! dijo. Cmo has podido, cmo has podido?
Lo siento dije.
Dime que me quieres pidi.
Mam dije, vas a volver a ver a Jacques?
Claro que no, claro que no dijo, moviendo la cabeza de un lado a otro
en la almohada. Tena el rostro blanco y delicado y unas lgrimas en sus bellos
ojos. Camila, Camila querida! dijo, no pas nunca nada, nada que
justifique todo este horrible embrollo. Yo estaba slo... Oh, mi nia, dime que
me quieres!
Cmo puedo decirle que la quiero pens si no la quiero? Si cuando
miro su pequeo rostro blanco en la almohada todo lo que siento es fro, como
si un viento helado soplara en mi corazn? Ya no senta ni siquiera odio, sino
slo una fra paralizacin, como si me hubieran inyectado una dosis de
novocana que me hubiera paralizado todo el cuerpo. Me di la vuelta y sal de la
habitacin. Saba que era terrible lo que estaba haciendo, pero no pude hacer
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otra cosa. Fui a mi cuarto y me desnud, extenuada. Estaba tan cansada que no
tena fuerzas para darme un bao, ni siquiera cepillarme los dientes o lavarme
la cara y las manos. Me puse el pijama y me met en la cama, cerrando la puerta
que daba al vestbulo. Intent rezar. Dije Padre nuestro, pero no signific
nada para m.
Estaba casi dormida cuando se abri la puerta y entr mi madre. Abr los
ojos y la contempl a travs de la oscuridad del cuarto y la bruma del sueo,
apoyndose en el cabezal de la cama, como si le costara trabajo sostenerse en
pie.
No poda dejar que te fueras a dormir sin darte las buenas noches
susurr y se inclin para besarme. Cuando se fue, permaneci la fragancia de su
perfume. Era un perfume que llevaba por Jacques y, en cierto modo, segua an
muerta.
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Me pasa una cosa curiosa con Mona. Es una mujer guapa que, adems,
viste bien y, cuando me la he encontrado casualmente con otras personas
adultas, la he encontrado ingeniosa y animada. Sin embargo, cuando pienso en
ella, siempre se me representa en mi mente como una mujer con el rostro lleno
de cicatrices. Me pregunto si no ser porque, en cierto modo, sus cicatrices
internas reflejan las mas y, al visualizarlas, lo hago como cicatrices en la carne.
Esto suena como dicho por Luisa, pero es la nica forma como puedo
expresarlo.
Mona me dijo en tono brusco.
Sintate y habla conmigo. He mandado a Luisa a comprar caf. Sbado
por la maana y no hay caf en casa... Ven. Sintate.
Me sent en una butaca tapizada de color verde plido y Mona hizo lo
propio en un sof muy bajo y puso los pies sobre la desordenada tapa de cristal
de la mesa del caf. Cogi un vaso medio vaco del que tom un sorbo y me di
cuenta de que estaba bebida. No mucho, pero s lo bastante como para pedirme
que me sentara a hablar con ella, cosa que no haba hecho nunca. Luisa me
haba dicho que algunas veces, en fines de semana, su madre beba demasiado;
no la haba visto nunca as, ni siquiera haba visto beber demasiado a alguna
persona conocida, y eso me asust.
Bien, cmo ests esta maana, seorita iceberg? me pregunt Mona.
Feliz como una repugnante gaviota de ojos fros?
No dije nada. Miraba mis pies y deseaba que Luisa regresara en seguida
con el caf, o que aparecieran Frank o Bill, pero pareca que slo estbamos en
el piso Mona, Oscar Wilde y yo.
Mona se sirvi otra copa.
Sabes lo que me ha dicho esta maana Luisa, mi propia hija? me
pregunt. Lo sabes?
No dije.
Me ha dicho que le gustara morirse. Qu cosa para que una nia se la
diga a su madre! A ti te gustara morirte, Camila?
No dije, y era verdad. No tena los deseos de la noche anterior y senta
compasin por Luisa, a quien haba tratado tan mezquinamente.
No? pregunt Mona. Y por qu no, eh? A veces me pregunto
porqu la gente valora tanto la vida, porqu no me he matado y le he puesto fin
a revolcarme en la miseria como un cerdo en el fango. No es por mi
desinteresado amor por mis hijos. Frank y Luisa pueden desenvolverse muy
bien sin m. Probablemente, mejor que conmigo. De todos modos, vaya una
forma de criar los nios, en medio de una ciudad asquerosa. Los nios no
deberan criarse en la ciudad. Los nios que se cran en la ciudad no son nios.
Son... son como Frank y Luisa, que lo saben todo, o almejas pequeas y fras,
como t.
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cuando bebe. Y luego, cuando tiene que volver al trabajo el lunes, se siente
desdichada. Debo decir, en favor suyo, que nunca bebe entre semana. Siento
que lo hayas presenciado, Camila. Creo que si t fueras otra persona y la
hubieras visto as, deseara matarte.
Lo s dije, porque lo saba.
No s lo que te habr dicho prosigui Luisa pero no lo ha hecho
consciente. Cuando est bebida, le dice cosas horribles a la gente. Si te habl,
eso quiere decir que te aprecia de verdad. Cuando est bebida no le dirige la
palabra a la gente que no aprecia. Pero lo siento.
No tiene importancia dije desenfadadamente.
Luego aad: Luisa, si an quieres psicoanalizarme, estoy dispuesta.
Al decir esto, se ilumin el rostro de Luisa y me di cuenta de que era el
mejor regalo que poda hacerle.
De verdad? exclam.
De verdad.
Pero hace un siglo que te lo estoy pidiendo y nunca... Bueno, ven, vamos
a ello. A qu esperamos?
No lo s dije. Bueno, empieza ya no me apeteca ser
psicoanalizada y deseaba terminar con ello cuanto antes. No creo que todo este
asunto de escudriar a la gente sea bueno. Es slo una excusa para hablar de
uno mismo y a m no me gusta hablar de m.
Luisa se levant y cogi un cuaderno y un lpiz de su mesa.
Bien... dijo y comenz a darse golpecitos en los dientes con el lpiz,
mientras recapacitaba.
Aguard y, mientras tanto, ech un vistazo a la habitacin para no tener que
empezar a pensar en m misma o en problemas.
Me gusta la habitacin de Luisa. Est pintada de amarillo y en la pared,
junto a la litera inferior, haba compuesto un friso, con tarjetas postales
adquiridas en diversos museos. Bajo el friso, estaban colocadas sus muecas.
Usa como asiento la litera inferior y duerme en la superior.
Levntate, Camila, por favor dijo, y retir las muecas. He llegado a
una gran decisin.
Cul?
Estaba pensando que debas tumbarte aqu, como si fuera el divn de un
psiquiatra y entonces me pregunt qu hacer con las muecas. Y entonces me
decid. Tengo diecisis aos. Soy una mujer. Si an me gustan las muecas es
que debo ser una neurtica, as que voy a desprenderme de ellas y regalarlas al
hospital. Incluso la de Jacques que me diste. No te importa, no?
No dije, claro que no. Me encantar no tener que ver esa mueca.
Las amonton en un rincn y dijo:
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Bueno, vamos a empezar dijo con aire de ejecutivo, pero vi que estaba
excitada y encantada ante la perspectiva de psicoanalizarme. Te importa que
finja que soy una psiquiatra de verdad y que t seas una paciente de verdad?
Quiero decir, si te importa que simulemos que no nos conocemos.
De acuerdo dije. Lo que t digas.
Se sent en una mesa y comenz.
Cmo se llama, por favor?
Camila Dickinson.
Edad?
Quince.
Lugar de nacimiento?
Manhattan.
Le importa tumbarse en el divn, por favor? dijo Luisa, indicando la
litera inferior.
Me tumb y contempl los muelles de la litera superior y, a travs de ellos,
el colchn azul y, a los lados y a los pies de la litera, los bordes remetidos de las
sbanas y de las mantas.
Ahora, seorita Dickinson dijo Luisa vehementemente, cunteme
exactamente lo que sucedi entre usted y Jacques Nisssen ayer por la tarde.
No, eso no poda contarlo. Aun cuando haba visto bebida a Mona, no
poda contarle a Luisa que mi madre haba vuelto a hablar con Jacques despus
de todo lo que haba pasado. Me haba ofrecido a ser psicoanalizada, porque era
lo nico que poda ofrecerle por haber visto a Mona bebida, pero no poda, a
cambio, mostrarle a mi madre indefensa, como yo haba visto a Mona. En
cualquier caso, pensaba que su pregunta no era correcta y que se estaba
aprovechando del psicoanlisis, as que dije:
Si t eres el psiquiatra y yo el paciente y no nos hemos visto antes nunca,
no puedes saber nada de Jacques Nissen.
Los ojos de Luisa se oscurecieron, irritados.
Est bien. Qu hombre ha ejercido mayor influencia en su vida durante
los ltimos meses?
Esa pregunta tampoco era correcta.
No creo que un psiquiatra comience una entrevista as contempl una
de las tarjetas postales, una tal Marie Laurencin que me recordaba a mi madre y
mantuve los ojos apartados de Luisa, pero si tienes que conocer su nombre, se
llama Frank Rowan saba que estaba enfadando a Luisa y, lo peor de todo, es
que ahora lo estaba haciendo de forma deliberada. En realidad, no es que
quisiera enfadar a Luisa, puesto que me haba ofrecido, honesta y
desinteresadamente, a ser psicoanalizada, slo por darle gusto, pero pareca
como si tuviera un duendecillo dentro del odo que me susurrara las cosas
ruines que deba decir.
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Esos eran mis recuerdos ms antiguos y se los cont a Luisa. Ella estaba
sentada en su mesa, tomando nota de todo afanosamente.
Muy interesante, ciertamente muy interesante dijo. Ambos recuerdos
tienen que ver con su madre. Cul es el recuerdo ms antiguo que tiene de su
padre?
Intent recordar.
No puedo decir cul es el recuerdo ms antiguo que tengo de mi padre
dije al cabo. Cuando yo era pequea, l era para m, en cierto sentido, como
Dios. Oh, s! Ahora recuerdo una cosa agradable.
Qu es?
Fue una Navidad dije. No estoy segura de qu Navidad, pero debe
haber sido una de las primeras, porque yo estaba terriblemente nerviosa porque
iba a salir ya anochecido.
Eso no significa nada dijo Luisa. Te sigue pasando an. No he
conocido a nadie tan cuidada como t, Camila.
Como la mitad de las chicas del colegio, por lo menos.
No pretenda interrumpir dijo rpidamente Luisa. Siga con su padre.
Bien... recuerdo a Binny ponindome mi mejor abrigo y las polainas y...
Quin es Binny?
Era mi niera. Mi madre, mi padre y yo bajamos a la calle, tomamos un
taxi, que nos llev por todo Nueva York para contemplar los rboles de
Navidad.
Muy caro dijo Luisa.
Fue precioso. Yo iba sentada encima de mi padre y l me rodeaba con su
brazo, con lo que me senta completamente segura, a salvo de la oscuridad de la
noche. Vimos los rboles plantados en Park Avenue, el gran rbol de
Washington Square y el del Radio City y todos los que pudo encontrar el
taxista. Fuimos, incluso, a Brooklyn y al Bronx.
Luisa asinti y anot algunas cosas ms en su cuaderno. Escriba muy
rpidamente y me pregunt si sera capaz de entenderlo luego. Hasta cuando
escribe con cuidado, su escritura parece un garabato; la mitad de las veces no
puede descifrar las notas que toma sobre las tareas para casa y tiene que
llamarme para averiguar los deberes que tiene que hacer.
Levant entonces la vista y me espet:
Camila, qu sabe usted acerca del sexo?
No... no s dije. Me figuro que s de ello.
Bien, no le habl de ello su madre?
Por supuesto! Cuando yo tena diez aos mi madre me regal un libro
precioso que trataba de las flores, los animales y los nios, ilustrado con
fotografas muy bonitas de florecimiento de manzanas y una camada de
cerditos muy limpios y un gracioso beb con cara de viejo, con las rodillas
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Te da igual que tus hijos se pasen la mayor parte del tiempo en las
calles? pregunt Mona. Hubo un ruido, como si Bill le hubiera dado un
puntapi a un mueble, pero no dijo nada. Cmo puedes ser tan insensible?
dijo Mona, ahora en voz alta y estridente. No he conocido en mi vida a
nadie tan indiferente como t! No te importa nada? Nada en absoluto?
Bill segua sin decir nada, pero le omos trasladarse de un asiento a otro y el
ruido de un cenicero cayendo al suelo.
Todo lo que haces es fumar! grit Mona. No te preocupan ms que
esos condenados cigarrillos! Tendran que matarnos a los nios y a m para que
te preocuparas! Oscar ladraba nervioso. Lrgate de aqu, bestia
repugnante! le grit Mona.
Luisa inclin la cabeza sobre su cuaderno de psiquiatra y fingi estar
ocupada escribiendo. Pero yo la haba visto enrojecer cuando Mona empez a
gritar y, luego, palidecer. Ahora, mientras su lpiz se mova nerviosamente por
el cuaderno, su rostro estaba lvido y su pelo refulga, cado sobre las mejillas.
La mir y desvi la vista y contempl de nuevo la parte inferior de la litera
superior.
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Aunque no pueda explicarlo bien dijo Luisa con voz vacilante, s que
lo que has dicho es muy significativo. Puedes decirme algo ms? Recuerdas
alguna otra cosa?
Yo segua tumbada en la litera inferior, el dibujo de los muelles impreso en
mis ojos, y record. Record algo que haba apartado tan profundamente en los
ms oscuros recovecos de mi mente que, hasta ese momento, era como si lo
hubiera olvidado completamente. Es extrao que hubiera olvidado algo tan
enormemente importante y recordado, por el contrario, otras cosas. Mi
memoria debe haberlo rechazado deliberadamente, porque era algo que no
soportaba recordar; sera imposible vivir despreocupada y felizmente con ese
recuerdo.
Las palabras que Mona acababa de decir a Bill, removieron repentinamente
los nublados sedimentos de mi mente e hicieron aflorar a primer plano este mal
recuerdo. Cerr los ojos para evitar la mirada de Luisa intentando concentrarse
en su psicoanlisis, para no escuchar lo que Mona le estaba diciendo a Bill.
Sigui escuchndose la voz de Mona desde el saln, pero yo no oa ya sus
palabras, porque en mi mente slo tena cabida el recuerdo que acababa de
despertarse y se abata sobre m.
Sucedi en verano, cuando estbamos en Maine. Yo tendra cuatro o
cinco aos. Era a mediados de verano y recuerdo el ambiente lnguido, clido y
verde. Mi abuela Wilding iba a venir a pasar dos semanas con nosotros; mi to
Tod Wilding la traa en coche y los esperbamos para la hora de cenar. Me pas
todo el da preguntando: Cundo llega la abuela? Cundo llega la abuela?,
y mi madre o Binny me respondan: Llegar para la cena. Pero lleg la hora
de la cena y la abuela no apareci.
Binny me subi al piso superior, me desnud, me ba, me puso el pijama
y me dijo que bajara a darles las buenas noches a mam y pap. Baj y me
detuve en el quicio de la puerta que daba al porche y vi a mi padre sirviendo
dos ccteles, uno para l y otro para mi madre. Mi madre estaba sentada en una
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mecedora de color verde y se meca hacia adelante y hacia atrs, corrindole las
lgrimas por las mejillas; no me atrev a acercarme a ellos. En ese momento, mi
madre se inclin hacia adelante, se limpi las lgrimas con el dorso de la mano
y dijo con voz trmula y enfadada:
Cmo puedes ser tan insensible! Tod y mam deberan estar aqu hace
horas, tenan que estar ya a no ser que... y t ests ah, sentado, bebiendo un
cctel, como si no hubiera pasado nada.
Qu quieres que haga? pregunt mi padre, con el rostro ptreo de una
de las estatuas del Metropolitano.
Quiero que te preocupes! dijo mi madre, llorando. Quiero que te
des cuenta de que la preocupacin me est poniendo enferma! S que algo
horrible ha... y t te limitas a quedarte ah sentado con tu cctel, sin hacer nada.
Todo lo que te preocupa es tu cctel.
No puedo hacer nada, Rose dijo mi padre sosegadamente. He
llamado a casa de tu madre y no hay nadie, as que no hay duda de que han
salido. Si no han llegado a las diez, llamar a Marge y a Jen, pero no quiero
intranquilizarlas, a menos que sea absolutamente necesario esto suceda antes
de que se casara ta Jen, cuando an viva con to Tod y ta Marge.
Oh, Dios mo! exclam mi madre. Dios mo!
Te hara ms feliz que me pusiera a pasear nervioso arriba y abajo y que
torciera la cara con gesto de angustia? pregunt mi padre. Ahora no se
puede hacer nada, salvo esperar y confiar. No creo que demostrar ansiedad
pueda ser de ninguna ayuda.
No me preocupara tanto si de verdad te importara dijo mi madre, o
si procuraras estar tranquilo por consideracin hacia m. Pero a ti no te importa.
Te tiene sin cuidado que Tod y mam... no te importara nada que hubieran
tenido algn accidente.
No te ests poniendo un poco histrica, Rose? pregunt mi padre.
Han podido retrasarse por muchos motivos.
Pero mi madre neg con la cabeza.
No, no. T siempre has sido as. Nunca te preocupas por nada. Siempre
dices Oh, todo se arreglar. Cuando mam tuvo neumona no te preocup, no
te import.
Mi padre se sirvi cuidadosamente otro cctel y dijo lentamente:
Dices eso porque crees que no quiero a tu madre, que es cierto eso de
que los hombres no quieren a sus suegras? Pues te aseguro que ests
equivocada. Estoy ms unido a tu madre que lo estuve nunca con la ma.
No, no repiti mi madre, no se trata slo de mam. Es todo. El
invierno pasado, cuando Camila tuvo sarampin y la fiebre le subi a treinta y
nueve, no te preocup nada. Dijiste slo que estaba recibiendo el mejor cuidado
posible y que todos los nios lo pasan... Y, cuando naci, no te preocupaste
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nadie, as que supusimos que habais salido ya. sa fue la nica vez que usamos
el... Ests segura de haber llamado?
Tengo por costumbre decir que he hecho algo si no lo he hecho, Rose?
pregunt mi abuela.
Ya sabes que tenemos una lnea compartida dijo mi padre a mi
abuela. Probablemente, cuando habis llamado habra alguien hablando. La
gente de ah abajo usa el telfono horas y horas.
Pero si se trata de una conferencia... no crees que deban hacer algo
cuando se trata de una conferencia? dijo mi madre con voz an excitada.
To Tod le pas el brazo por los hombros y dijo:
Ya estamos todos aqu, sanos y salvos. No vas a decirnos que entremos
para cenar? No te preocupes por la comida, porque hemos trado un jamn
cocido y el maletero est lleno de cosas de la huerta y hasta hay un pavo;
adems, ya ves que Jen se ha trado casi todo el A & P 10.
Vamos dentro, vamos dentro grit mi madre, agitando los brazos
abiertos. Estoy encantada de veros a todos, queridos, y de que os quedis toda
una semana. Todos? Eso va a ser... y Camila lo pasar estupendamente con los
nios.
Dnde est Camila? Dnde est Camila? los nios estaban ya
cenando cuando pasaron dentro. Yo baj corriendo las escaleras, gritando,
seguida de Binny, que llevaba mis zapatillas.
Ta Marjorie me cogi y me abraz.
Con una noche tan templada como sta no necesitas zapatillas no,
diablillo? los nios saltaban de alegra y yo supliqu: Puedo quedarme a
comer con vosotros?
Qu te parece, Raff? dijo mi madre. Crees que est bien?
Eso depende de ti, Rose dijo mi padre. Si vas a preocuparte porque
est levantada hasta tan tarde, mndala inmediatamente arriba. Ya hemos
tenido bastantes preocupaciones para un da su voz era baja y fra y me di
cuenta de que an estaba enfadado con ella por las cosas que le haba dicho
antes.
Por todos los diablos, claro que puede quedarse! dijo to Tod. Es una
nia estupenda y sana. Es bueno que los nios se salgan de su rutina de vez en
cuando. Ten dos ms y no te preocupars por Camila tanto como ahora, Rose.
Podge, mi prima mayor, dijo:
Por favor, deja que se quede, ta Rose. Yo cuidar de ella.
Maana por la tarde puede dormir una buena siesta dijo ta Jen.
Subimos las maletas, el pavo se meti en el frigorfico y todo el mundo se
distribuy en las distintas habitaciones. La ma era muy grande, con dos camas,
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todo el mundo la quera, pero no vi nunca que nadie la mirara como miraban a
mi madre.
Luego sali mi madre al vestbulo y, tras un momento, sali mi padre, que
dijo con voz suave:
Bueno, qu quieres?
Mi madre dijo, con voz baja y temblorosa:
Todo lo que quiero es cario y afecto, y t no pareces ser capaz de
drmelos.
Mi padre an pareca ausente y enfadado cuando contest:
Ya te dije antes de casarnos que yo no era afectuoso.
Mi madre solt una risita sardnica.
No cre que nadie pudiera llevarlo a los extremos que lo haces t.
Bueno, as es dijo mi padre.
T has sido bastante afectuoso con Jen esta noche la voz de mi madre
era baja.
Jen no pide afecto dijo mi padre. Es mucho ms fcil darlo cuando
no se exige.
De todas formas, crees que es bueno para Jen? pregunt mi madre,
que es correcta la forma en que te has comportado con ella esta noche, dejando
a un lado si es correcta o no para conmigo?
Eso tengo que decidirlo yo mi padre inici un movimiento como para
regresar al saln, pero mi madre le detuvo.
Si piensas de esa forma, quiz fuera mejor que nos separsemos dijo mi
madre.
La voz de mi padre al contestarle son fra e indiferente:
Quiz deberamos hacerlo.
En los ojos de mi madre se reflej una mirada de inesperado terror, de
pnico salvaje. Respir fuertemente y dijo en voz baja:
Es mucho pedir un poco de amor?
Lo siento dijo mi padre.
Crees que podras amar a Jen? pregunt mi madre. Quiero decir, en
la forma en que yo quiero ser amada se notaba un espantoso temor en su voz.
No lo creo dijo mi padre con tono an fro y duro; le dio la espalda a
mi madre y regres al saln. Mi madre se apoy en la pared y se qued as un
rato, con su vestido blanco, hermosa como un ngel desesperado, apoyada en la
pared, pero sin llorar.
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No, por alguna razn no me asustaba la idea de conocer a David. Saba que
Frank no me llevara nunca a conocer a alguien con el fin de asustarme, como a
Luisa le habra pasado, posiblemente.
Est bien. Iremos a verle el prximo fin de semana. Vamos a dar un
paseo ahora.
Cuando pasebamos, no hablbamos. Caminamos en silencio hasta la plaza
y nos sentamos en un banco. Frank comenz a hablar como si, de repente, le
preocupara el silencio y tuviera que llenarlo con palabras. Antes me apeteca
ser pianista, pero tienes que ser ms joven de lo que soy para llegar a ser
alguien. A veces pienso que me gustara ser literato, porque me encantan los
hechos curiosos. Sabes cmo muri Esquilo? Un guila le dej caer una tortuga
encima de la cabeza. Y el nombre de la mula blanca con la que Mahoma subi al
cielo era Alborak. Pero ahora pienso que ser mejor que me haga mdico.
Como Luisa? pregunt.
No. No como Luisa. La verdad es que no s exactamente porqu quiere
ser mdico Luisa, pero habla de ello de una forma tan rara, que estoy seguro de
que no es por el mismo motivo que yo.
Cul es tu motivo?
Uno muy sencillo. Ser mdico es estar al lado de la vida. Yo estoy contra
la muerte. La odio. Quiero hacer todo lo que pueda contra ella a
continuacin, como si todo lo que haba dicho desde que salimos de su casa
hubiera sido slo un elaborado preliminar, dijo:
Camila, tengo... tengo que ir a ver a los Stephanowski Yo... yo estaba
intentando rehuirlo. No quera ir hoy, pe o tengo que ir.
Est bien dije.
Camila, una de las cosas por la que me gustas tanto es porque eres muy
diferente a Luisa. T esperas a que yo te diga las cosas y Luisa no hubiera
parado de hacer preguntas contempl una paloma que coma en el paseo las
migajas de una galleta.
Se trata de Johnny dijo; Johnny Stephanowski. Era mi mejor amigo.
No he hablado de l con nadie. Ni con Luisa, ni con Mona o Bill. Slo un poco
con David, pero no mucho, porqu l... bueno, no comprende muy bien lo que
me pasa con Johnny, aun cuando l lo comprende todo se detuvo un
momento; tena los dientes apretados y la mandbula tensa.
Los Stephanowski y yo no hemos llegado a conocernos de verdad hasta
hace muy poco, pero el tiempo no tiene nada que ver con esto se detuvo y su
silencio era ms sonoro que sus palabras. Luego prosigui: Johnny y yo
ramos amigos de verdad. No slo cosas de chicos. Verdaderos amigos. Le
conoca desde que ramos nios. Su madre y su padre son dueos de la tienda
donde Mona compra sus discos. Nunca llegu a conocer a sus padres muy bien.
Johnny y yo siempre tenamos demasiadas cosas que hacer para preocuparnos
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encanta!, dije para mis adentros. Tanta gente, tantas cosas! Msica y estrellas,
nieve y tempestad! Me gustara poder sentir siempre este amor clido, esta
excitacin, esta exaltacin de las infinitas posibilidades que ofrece la vida!
Mientras escuchaba la msica, supe que todo era posible.
Creo que, para empezar, ya est bien dijo Frank y volvimos a la tienda.
Mientras Frank colocaba los lbumes en las estanteras, la seora Stephanowski
se disculp con un cliente.
Frankie, quieres venir a cenar esta noche?
Claro dijo Frank. S, claro.
Y t, Camila? Podras venir? Para nosotros sera un placer que vinieras.
Puede que Frankie te haya hablado a Johnny, pero no le dejes... Esta noche no le
pedira a cualquiera que viniera, pero s me gustara que vinieras t.
Gracias dije. Me encantara, pero tendr que preguntrselo a mis
padres.
Me acerc el telfono y marqu el nmero de casa. Contest Carter y le dije
que le preguntara a mi madre si poda cenar fuera. Hubo un rato de silencio, al
cabo del cual me dijo que mi madre quera que fuese a casa.
Djeme hablar con mi madre dije.
Pero Carter me contest con esa voz que tiene, ms fra que un pez.
Su madre no se encuentra muy bien, seorita Camila, y no quiero
molestarla de nuevo. Ha dicho que venga usted a casa y creo que es lo mejor
que puede hacer. Es hora de que aprenda usted a tener alguna consideracin.
Djeme hablar con mi madre, por favor repet, pero colg el telfono.
La seora Stephanowski me puso la mano en el hombro.
Si tu madre quiere que vayas a casa, ve. Frankie te traer otro da. Me
encanta que te haya trado hoy. Eres una chica agradable y, adems, bonita.
Bien por l. Trela pronto, Frankie.
Lo har dijo Frank. Te acompaar a tu casa, Cam. Vendr dentro de
una hora, seora Stephanowski.
Cuando llegamos ante mi casa, dijo Frank:
Oye, esta noche puedes hacer tus deberes de fin de semana, no?
S.
Entonces, nos reuniremos maana por la maana a las diez en el
obelisco. De acuerdo?
De acuerdo dije.
Me dio un rpido apretn de mano y entr en el edificio. Ni el portero ni el
chico del ascensor dijeron nada, excepto Buenas tardes, seorita Camila, pero
me pareci, por la forma en que me miraron, que Jacques deba estar all y me
entraron ganas de salir corriendo tras de Frank.
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nivel. Es como t decas, Cam: el que seamos estpidos no es culpa de Dios. Por
eso es por lo que me echaron de la escuela.
Qu quieres decir?
Mira, cuando muri Johnny, el director de la escuela pronunci un
sermn en la capilla. Dijo que era voluntad de Dios el que Johnny se hubiera
ido y otras cosas por el estilo. Ya sabes a lo que me refiero.
Asent. Al proseguir, Frank elev el tono de voz, como le pasaba cuando
algo le preocupaba intensamente.
Si yo creyera que Dios hizo que se disparara aquella pistola o que Dios
deseaba que Johnny muriera, no creera en l y hara todo lo que estuviera en
mi mano para borrar Su nombre de la faz de la tierra. Pero yo no creo eso.
Me maldecira antes de creerlo. Y me refiero, absoluta y literalmente, a lo
que acabo de decir.
Asent de nuevo y sent deseos de gritar de alegra. S! S! Creemos en el
mismo Dios! El hecho de que Frank y yo creyramos en el mismo Dios pareci
despejar mi mente y que me sintiera ms fuerte y valerosa. Pero cmo iba a
gritar de alegra cuando Frank segua an atormentado por la muerte de
Johnny?
Me fui de la capilla antes de que terminara de hablar dijo Frank. Me
levant, cruc la nave a grandes zancadas y cerr la puerta de golpe a mis
espaldas. No supe lo que haca hasta que estuve arriba, en mi cuarto. No creo
que me expulsaran slo por eso. Dijeron que estaba demasiado trastornado para
saber lo que haca; me enviaron a pasar la noche a la enfermera y me dieron
algo para dormir, que me produjo un dolor terrible de cabeza la maana
siguiente.
Qu pas despus? pregunt.
El director me llam a su despacho al da siguiente e intent razonar
conmigo. Dijo que estaba tratando de animarme. Le dije que no tena porqu,
puesto que, sencillamente, no creamos en el mismo Dios. Me replic que slo
haba un Dios y que o se cree en l o no se cree. Yo dije que nadie saba qu
Dios era se y que lo que l intentaba es hacer a Dios a su imagen en lugar de
proceder al revs, como tena que ser. Entonces me dijo que yo era
insufriblemente soberbio. Puede que lo fuera, pero si yo tena que creer en su
Dios, en lugar del mo, prefera coger aquella pistola y matarme all mismo. l
sigui con su perorata y yo hice todo lo que pude para no escucharle; luego
dijo: Est bien, an ests demasiado excitado por lo de Johnny para saber lo
que piensas y lo que dices, as que olvidemos el tema durante unas semanas
para que te tranquilices y entonces volveremos a hablar. As, pues, esper unas
semanas, al cabo de las cuales volvimos a hablar y me dijo que una persona que
pensara como yo no poda ser feliz en su escuela y otras tonteras como, por
ejemplo, que haba querido demasiado a Johnny, as que sal de su despacho
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igual que sal de la capilla y tom el primer tren para casa. Todos los chicos
fueron a verme partir. Aquello levant una polvareda. Qu estpido era ese
chico! Los amigos no se portaron mal. No intentaron consolarme, sino que
estuvieron contando chistes, hacindome rer y jugando. Tambin el seor
Mitchell. Organiz varias excursiones y una vez que fui a la capilla durante el
tiempo de estudio, para escucharle tocar el rgano, se levant y dijo: Ven,
Rowan, y te ensear cmo funciona esto. Me dio una clase de rgano. Supongo
que toda la estpida culpa de que me echaran fue ma. Pero entonces no me
preocup lo ms mnimo. Ahora lo siento. Era una forma de estar lejos de aqu.
Mona me hizo la vida imposible, y tena razn. Probablemente Johnny me
habra dicho lo mismo. Deca que yo filosofaba demasiado sobre Dios. Puede
que s. Lo s, pero es lo nico en que puedo usar mi mente se detuvo y se
agarr a los barrotes del recinto del elefante. ste avanz pesadamente hacia un
balde de comidas, meti en l la trompa y se la llev a la boca y luego nos mir
con sus diminutos ojos de viejo y resopl.
Frank solt una carcajada. El elefante nos mir de nuevo, movi sus
arrugados prpados grises de forma coquetona, se dio la vuelta y nos dio la
espalda.
Yo tambin me re y seguimos all, agarrados a los barrotes, rindonos con
ganas. Cuando nos tranquilizamos, dije:
Te comportaste como Galileo.
Slo que Galileo se retract.
No debera haberlo hecho. Mucha gente no lo hace, como los mrtires.
Yo no quiero ser un mrtir dijo Frank. Lo nico que quiero es vivir
por siempre. No quieres t vivir por siempre, Camila?
S el elefante se alejaba de nosotros, regresando a su morada, con su
piel gris flccida y arrugada, que ms pareca una cubierta artificial que una
parte de un cuerpo vivo.
Oye, Frank dije, me alegro de que te expulsaran. Si no,
probablemente estaras all este ao en lugar de estar en Nueva York.
En lugar de estar en Central Park contigo Frank me cogi del brazo.
Yo tambin me alegro.
La semana que sigui fue una semana alegre. No vi demasiado a Frank. Era
como si tuviramos que darnos un tiempo entre nuestros encuentros, para
respirar. No vi demasiado a nadie, excepto a Luisa, porque pensaba que se lo
deba. Desayunaba todas las maanas con mi padre y me marchaba en seguida
al colegio. Al terminar las clases, o me iba con Luisa a la calle Novena a hacer
los deberes, o vena ella conmigo a casa. Mam y pap no salieron a cenar fuera
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esa semana, pero Luisa y yo fuimos un par de veces a una cafetera a tomarnos
un sandwich y un batido.
El martes por la tarde vi a Frank despus de clase y fuimos a casa de los
Stephanowski y escuchamos a Bach. Tena ganas de ir con Frank a la pera y al
Carnegie Hall. Mi madre y yo bamos a menudo al concierto los domingos por
la tarde, pero estaba segura de que la msica sonara distinta y ms grandiosa
escuchndola con Frank.
El mircoles vi a Frank en el metro, pero l no me vio a m. Yo iba camino
de casa de Luisa y en una de las estaciones entr un grupo de chicos. Iban
cargados de libros zarrapastrosos (por qu los libros de los chicos estn
siempre mucho ms estropeados que los de las chicas?) y hablaban y rean
como haba visto hacer a otros chicos antes cientos de veces y no les prest
atencin hasta el momento en que empezaron a cerrarse las puertas, en que se
apiaron en una de ellas sujetndola para que permaneciera abierta, gritndole
a un compaero, que no estaba a la vista, que se apresurara. En seguida lleg
un chico alto y delgado, jadeando y rindose. Era Frank.
El grupo, que lo formaban slo cuatro chicos pero que hacan tanto ruido
que parecan una banda mayor, trataban de hacerse notar. No prestaban
atencin a ninguna de las personas que estbamos en el vagn, aunque me di
cuenta de que eran plenamente conscientes del inters que despertaban; daban
la impresin de estar representando. Salieron delante de m en la estacin de la
calle Octava y casi me alegr de que Frank no me hubiera visto, tan distinto
pareca del Frank que yo conoca; un Frank millones de aos mayor que yo, otro
Frank que me hablaba de Dios y de la vida y la muerte, que me haba enseado
de msica mucho ms de lo que yo ya saba, de cmo poda individualizar y
diferenciar los distintos instrumentos de una orquesta y de cmo la msica
alimenta tu espritu cuando est hambriento, igual que la comida alimenta tu
cuerpo. Este Frank que haba visto en el metro era un chico como cualquier
otro.
Sub a casa de Luisa y me encontr con que Mona haba regresado
temprano del trabajo y haba enviado a Luisa a la farmacia por aspirina. Estaba
sentada en el sof, leyendo, y me dijo que me sentara a esperar a Luisa. Era
entre semana, as que no estaba bebida, aunque tena una copa frente a ella en la
mesa.
Te gusta leer? me pregunt, levantando la vista del libro y
observndome a travs de sus gafas de montura negra.
S.
Luisa y Frank leen demasiado. Me imagino que t leers cosas ms
apropiadas para una joven, no?
No lo s.
Has ledo a Sir Thomas Browne?
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No.
Frank me dej esto para que lo leyera. Escucha: El hombre es un animal
noble, grandioso en sus cenizas y ostentoso en la tumba, que celebra las
natividades y las muertes con igual esplendor, sin omitir escenas de bravura en
su ignominiosa naturaleza. La vida es una pura llama y vivimos llevando
dentro de nosotros un sol invisible. Qu te parece eso, eh?
Creo que es bonito dije.
Muchos de nosotros dejamos salir el sol que llevamos dentro Mona se
quit las gafas, me mir sin ellas y se las volvi a poner. La cosa ms
importante es tener inters. Mientras tengas inters, tu sol permanece dentro.
Aunque, a veces, te interesas tanto y deseas ms de lo que puedes alcanzar que
tu sol ardiente puede consumirte. Pienso, sin embargo, que se es el mejor
destino, porque da la casualidad de que sigo creyendo que el hombre es un
animal noble. Sabes de lo que estoy hablando? Debes saberlo, porque Luisa
dice que quieres ser astrnomo y cualquiera que desea algo tiene que saber de
lo que estoy hablando.
S dije. Creo que lo s.
En ese momento lleg Luisa y nos fuimos a su cuarto a hacer los deberes.
Esa noche me llam Frank por telfono y quedamos en encontrarnos el sbado
por la maana en su casa.
Durante esa semana mi madre estuvo muy tranquila, con cierto aire
cansado y tristn. Carter me dijo que los das que yo iba a casa de Luisa
despus del colegio mi madre sala por las tardes; pero los das que Luisa vena
a mi casa nos esperaba siempre con chocolate caliente y pastas, y Jacques no
apareci por all. Pero cuando estaba con ella, o pensaba en ella, mis
sentimientos seguan estando muertos. Mi padre se comportaba de una forma
muy cariosa con ella y le vi acercarse a ella y abrazarla un par de veces. Pobre
pap! Deseaba fervientemente que mi padre no supiera nunca que haba
hablado con Jacques por telfono.
Tiene gracia que cuando se produce un cambio importante en tu vida tus
emociones tardan ms en darse cuenta de ese cambio que tu intelecto. Esa
nueva y ofuscada forma de sentir respecto a mis padres fue el cambio ms
grande que me haba sucedido nunca, y no poda acostumbrarme a l. Toda esa
semana me despertaba por la maana con la sensacin de que algo iba mal, y
era mi mente la que tena que decirle a mi corazn que eso era as porque mi
madre haba hablado por telfono con Jacques y porque mis padres eran Rose y
Rafferty Dickinson en lugar de ser mi madre y mi padre. Mi corazn trataba de
ajustarse a la infelicidad que le embargaba, sin comprender an porqu era
infeliz e, instintivamente, buscaba el consuelo de mi madre; entonces mi mente
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le deca: No, no puedes hacer eso ms. Y, poco a poco, mi corazn empez a
entender lo que mi mente no dejaba de decirle todos los das: que todo haba
cambiado y que ya nada volvera a ser como antes.
Durante esa semana not que mi madre y mi padre me miraban a veces de
forma extraa, y lo senta, porque comprenda que estaban sufriendo. Un da,
durante la cena, intent explicarlo esgrimiendo algunas excusas, y lo nico que
hice fue decir todo lo contrario de lo que deba decir y empeorar las cosas.
Estbamos comiendo ensalada y mi madre me ofreci un trozo de lechuga de
su tenedor. Mi madre estaba preciosa a la luz del candelabro y, normalmente,
en circunstancias as me quedo mirndola, con ganas de rodear la mesa y
abrazarla. Pero esa noche me limit a mirarla y me di cuenta de lo guapa que
estaba, pero de una forma fra e impersonal. La mir y, aunque me gust, me
dio menos placer personal del que podra haberme dado un problema de
matemticas resuelto brillantemente. Me di cuenta de que me miraban los dos y
dije:
Supongo que me estoy haciendo mayor y, cuando los nios se hacen
mayores, no necesitan a sus padres igual que antes.
Mi madre se ech a llorar y dijo:
Camila, cmo puedes decir una cosa tan horrible?
Me acerqu a ella, porque realmente no quera disgustarla, e intent
explicrselo diciendo que era un proceso natural, con lo que lo empeor an
ms. La abrac y de nuevo fue como si ella fuera la nia y yo la madre, cosa que
me desagrad.
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urnas y otros objetos de arte. De pequea sola pensar que el Museo era un
enorme palacio y que yo era una princesa que viva en l. Las salas que ms me
gustaban eran las desiertas de gente, donde yo poda imaginarme mejor que
estaba en mi casa y los guardas eran mis esclavos, en lugar de mis enemigos. El
Museo es un lugar ideal para soar. En las salas con estatuas hay una blancura
en la luz parecida a la blancura que refleja la nieve recin cada, slo que, en
cierto sentido, es la nieve de un sueo y no la nieve que cae en la calle o en el
parque. Y las estatuas y los bustos son objetos surgidos como de un sueo, que
te miran sin pestaear con sus ojos ciegos y lechosos.
Luisa se detuvo delante de una estatua de estilo moderno, que representaba
a una mujer de rasgos angulosos.
Qu vas a hacer el sbado, Camila? pregunt.
Voy a salir con Frank.
Te lo ha pedido l?
Por supuesto.
Cundo?
Me llam por telfono.
Ah! dijo Luisa. Su rostro se nubl con gesto de enfado, pero todo lo
que dijo fue: Supongo que ests en tu derecho, si as lo quieres.
S dije. As es intent explicrselo de nuevo, mirando a un
bajorrelieve de un caballo griego. Luisa, si no te enfadaras cuando veo a
Frank... Piensa que el que yo vea a Frank no cambia nada entre nosotras. Nunca
te importa que yo pase la tarde con alguna otra chica del colegio, o que me
inviten a cenar...
No me importa que veas a Frank dijo.
Por qu te enfadas entonces?
Yo no me enfado dijo Luisa.
Me volv pensando que no haba nada ms que decir. Pero Luisa se acerc y
me toc ligeramente el hombro.
Camila...
Qu?
Te acuerdas, hace tiempo, poco despus de conocernos, que te dije que
no crea en Dios y t te escandalizaste?
S.
Y que me hiciste prometerte que rezara por la noche?
S.
Pues bien, an lo hago.
De verdad, Luisa? De verdad?
S. Lo que pasa es que no sirve para nada. Cuando la noche est
estrellada, miro las estrellas, como t me dijiste que hiciera, tratando de sentir a
Dios, pero nunca lo consigo.
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ser fea! Me gustara poder pensar que ese zoquete me bes porque yo era bonita
y no slo porque besa a todas las chicas con las que sale. No creo en el
matrimonio, al menos lo que conozco de l, y me gustara permanecer soltera,
no porque no tenga ms remedio, sino porque yo lo quiero as se sent en un
banco de una sala atestada de cuadros religiosos de primitivos italianos, todos
ellos rojos, azules y dorados.
Apuesto a que te casars antes que yo dije.
Luisa se pas los dedos rabiosamente por el pelo.
Es horrible ser fea, Camila dijo.
Sent pena y cario por ella.
Muchas de las ms famosas mujeres de la historia han sido pelirrojas
dije para consolarla y ninguna de ellas fue realmente famosa antes de los
treinta.
Puede que mejore con la madurez. Si me decido a ser cirujano no
importar mucho el aspecto que tenga. Al fin y al cabo, cuando operan llevan
todo tapado excepto los ojos. La vida tiene gracia, no, Camila? Me siento
enormemente feliz o me siento una desdichada, y me parece que la mayor parte
del tiempo me siento una desdichada. No me dejes nunca, Camila. Por favor, no
me dejes.
Claro que no voy a dejarte dije, sin decir nada nuevo, porque era algo
que ya haba decidido. Luisa era mi amiga pero, de pronto, se haba convertido
en responsabilidad ma en lugar de ser al revs. Y saba que esto era a causa de
Frank.
El sbado, pens. El sbado ver a Frank.
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David. No haba visto nunca a nadie con el cuerpo mutilado y tena miedo de
que mi aprensin me hiciera decir algo inconveniente, como le sucedi a Luisa.
David estaba sentado en un gran silln. Le faltaban las dos piernas casi
desde el principio y se cubra los muones con una manta que no le llegaba ms
que hasta el borde del asiento. Tena un libro en la mano y, al entrar nosotros, lo
dej en una mesita que tena al lado. En un rincn haba una silla de ruedas
plegable. Frank se acerc a l y le estrech la mano y yo me acerqu tambin.
David, te presento a Camila Dickinson dijo Frank. Es amiga ma y
quera que la conocieras. Camila, te presento a David Gauss.
David alarg la mano y se la estrech. Su mano era fuerte y segura y me
qued mirndole a la cara, mientras retena mi mano entre la suya.
Pareca mayor de veintisiete. A esa edad, evidentemente, se es adulto pero
no viejo, y David pareca viejo, no obstante la gran cantidad de pelo castao
oscuro que exhiba, que pareca necesitar un peinado. Su rostro era muy
delgado y los ojos muy hundidos en sus cuencas. Tena profundas arrugas a
ambos lados de la boca, como si tuviera que mantener frecuentemente los
dientes apretados para no gritar. Su nariz, fina y delgada, era curvada como el
pico de un guila.
As que eres amiga de Frank? me pregunt.
S.
Cmo te hiciste amiga de l?
Su hermana y yo vamos al mismo colegio.
No es razn suficiente para ser amigos, qu ms?
Hemos hablado.
Ese motivo es mejor. Luisa es tambin amiga tuya?
S. Es mi mejor amiga. Quiero decir...
Quieres decir que era tu mejor amiga? pregunt David y sonri de
forma extraa.
S, eso era exactamente lo que quera decir, aunque no haba cado en la
cuenta de que era verdad, hasta que le dije a David que Luisa era mi mejor
amiga.
S dije y mir fijamente a los ojos grises de David. Eran del color del
agua en una da de invierno sin sol, en el que las nubes son bajas y el viento
cortante, y el agua est helada, a punto de congelarse.
En otras palabras dijo David, que te gusta ms Frank que Luisa.
S.
Va a ser duro para Luisa, pero as es la vida; antes o despus Luisa
tendr que aceptar las cosas. Frank, ve y dile a Ma que nos traiga un poco de
caf.
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en las nubes toda la maana, sin nimos para nada y, por alguna razn, t me
has hecho volver del limbo.
En ese momento lleg Frank con una jarra de caf y unas tazas en una
bandeja.
Yo no hago el caf tan bien como la seora Gauss dijo, as que si no
est bueno, podis echarme la culpa a m. A Dave y a m nos gusta solo. Cmo
lo quieres t, Cam?
Lo tomar tambin solo jams haba tomado antes el caf solo. A mi
madre no le gusta que tome caf y siempre tomo cacao para desayunar o, a
veces, t; las pocas veces que haba tomado caf haba sido con mucho azcar y
crema, o al estilo francs, con la mitad de leche caliente. ste saba horrible.
Qu tal una pasta, Frank? propuso David.
De acuerdo Frank volvi a salir. Me di cuenta de lo largas que eran sus
piernas. Al no tenerlas David, parecan mayores. Eran unas piernas largas,
delgadas y desgarbadas cuando andaba. Yo soy alta para mi edad, pero Frank
es mucho ms alto que yo.
S, Camila dijo David, tan pronto como Frank hubo salido de la
habitacin. Eres, con mucho, la chica ms agradable que ha trado Frank para
que yo conociera.
Te ha trado otras chicas para conocerlas? pregunt. Quiero decir,
adems de Luisa.
David me mir y levant una de sus oscuras y picudas cejas.
Unas pocas. La mayora de ellas muy bonitas, pero ninguna de ellas vala
la pena. Me encanta que Frank te conociera a ti. Sera mejor que tuvieras diez
aos ms pero, nia o no, me alegra que seas amiga de Frank. No me gustaba
nada esa chica italiana con la que iba. Cmo se llamaba? S, Pompilia Riccioli.
No, t le convienes mucho ms a Frank que Pompilia, aunque seas tan
jovencita.
Me empezaba a cargar el nombre de Pompilia Riccioli. Riccioli de Bolonia le
puso nombre a la mayor parte de los crteres de la luna y me gustara poder
sepultar a Pompilia en uno de ellos.
Lleg Frank con las pastas y l y David se pusieron a hablar del pas y del
mundo. En cierto sentido, los sucesos de actualidad que nos explican en el
colegio no me interesan tanto como los hechos histricos. La Revolucin
Francesa me interesaba mucho ms de lo que pasaba aqu o en Europa.
Pero, mientras hablaban Frank y David, comenz a interesarme ms; no era
preciso estudiarlo ms en la escuela, era algo que tena que ver directamente
conmigo, Camila Dickinson. Era algo que poda tener una gran influencia sobre
mi vida futura.
Record entonces lo que Frank y yo habamos comentado en el parque, de
que ser feliz es estar lleno de vida. Lo record, porque en aquel momento me
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brazos. O no volver. Puede que sea demasiado optimista. Quiz no exista nada
adonde volver. Slo un inmenso agujero en el universo, como muestra de
donde viva, y se suicid, nuestra peculiar raza de locos. Te asusto, Camila?
Te preocupa lo que digo? No puedo evitarlo. Ya eres bastante mayor para
darte cuenta de estas cosas.
S dije.
Ningn hombre puede participar en un exterminio en masa y no perder
su conocimiento del valor de la vida humana. Porque tiene un valor, Camila.
Incluso una vida como la ma. La vida es el mayor regalo que pueda uno
imaginarse, pero antes de que naciera cualquiera de nosotros, ya la haban
desprovisto de la mitad de su valor. Una planta que pugna por aflorar a la
primavera, a travs de la dura tierra y que, de alguna forma, sabe en lo ms
profundo de sus races que ha de llegar la primavera, la luz y el calor del sol,
tiene ms valor y conoce mejor el valor de la vida que cualquier ser humano
que yo haya conocido. Toma como modelo esa planta, Camila. Ten el valor de
hacer que tu cabeza sobresalga de la oscuridad.
Le dije a Camila que su educacin haba sido deficiente dijo Frank
sonriendo, pero t la ests mejorando ms rpidamente an de lo que yo me
hubiera imaginado, Dave.
Demasiado para ti, Camila? pregunt David.
No dije, y era verdad. Estaba un poco asustada, pero era, al mismo
tiempo, un temor agradecido porque estuvieran hablndome de aquella forma
y porque se tomaran la molestia de mejorar mi educacin. David haba dicho
que las otras chicas que haban ido a verle con Frank no valan la pena.
Significaba aquello que l crea que yo s vala la pena?
Tras la ltima guerra sigui diciendo David, me refiero a la anterior
a la ma, qued una generacin frustrada. La diferencia era que, entonces, todo
el mundo era consciente de su frustracin. Queran ser unos seres frustrados,
perdidos. Disfrutaban con ello. En realidad no estaban asustados. An tenan
un futuro ante s. Somos nosotros los que estamos realmente perdidos. No me
refiero a m o a cualquiera al que la guerra haya destrozado personalmente, sino
a todos los chicos de hoy. T, Camila. Frank. Vosotros no queris ser unos seres
perdidos.
No dijo Frank.
David levant su taza vaca.
Srveme otra taza de caf mientras tomaba un sorbo del nuevo caf y
volva a dejar la taza en la mesa, dijo: Crees que Dios siente su creacin el
mundo y sus habitantes de la misma forma que un escritor siente su obra?
La misma alegra a la hora de la inspiracin y luego la tremenda depresin
cuando se desvirta la nobleza de su concepcin? No tendramos nada que
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Te ha gustado David?
S. Yo...
Qu?
Mira. Frank dije, es la primera vez que yo..., bueno, yo saba que
haba habido una guerra y todo lo que eso implica, y he visto escenas terribles
en los noticiarios de cine, pero... no saba nada. No me lo imaginaba. Frank, creo
que la mayora de la gente no se lo imagina.
Al principio de conocer a Luisa tena la sensacin de que ella me dejaba
vislumbrar mundos que desconoca, algo as como si me diera un telescopio
para observar con l las estrellas. Sin embargo, ahora me daba cuenta de que el
telescopio de Frank era mucho ms potente que el de Luisa; o puede que fuera
slo que era ms apropiado para mis ojos.
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un buen rato sin que yo oyese lo que estaba diciendo, porque la sensacin que
me produca el roce de su mano pareca llenar tambin mis odos.
Luego le o hablando an de David.
Sabes, Camila? Siempre me he sentido enormemente... orgulloso... de
que David quiera que yo vaya a verle. Quiero decir que l..., bueno, yo debo ser
slo un cro para l y, sin embargo, me habla como si yo fuera... se detuvo, me
mir y dijo: Eh, Camila, ests preciosa! El color de tu ropa... Me fij mientras
comamos. Hace juego con tus ojos. Oye! Dan una buena pelcula en la calle
Octava. Quieres que vayamos?
Nos sentamos juntos en la oscuridad del cine y, aunque era una buena
pelcula, no me pude concentrar en ella, porque senta demasiado cerca le
presencia de Frank. Al cabo de un rato me acord de que haba prometido
llamar a mi madre, por lo que fui a una cabina telefnica con intencin de
decirle que estaba bien, aunque durante un rato no me sent bien, pues la lnea
estaba ocupada y tem que estuviera hablando con Jacques. Pero cuando la lnea
se desocup y pude hablar con ella, su voz era normal y tranquila y volv con
Frank, olvidndome de ella. Es curioso cmo, a veces, aunque tu cuerpo est en
un sitio con otra gente, t no ests realmente all, sino con alguien que no est
en ese lugar. Porque yo estaba absolutamente con Frank, preguntndome si
alguna vez volvera a ser tan feliz como en aquel momento.
Luego paseamos tranquilamente, con las manos cogidas, mientras caa
sobre nosotros la primera nevada de verdad del ao, depositando suave y
tiernamente sus delicados copos blancos sobre la calle. Todos los ruidos de la
ciudad enmudecieron, amortiguados en su blancura. Se encendieron las farolas,
lanzando sus rayos como arcos dorados. Cuando nieva, la intimidad de las
calles se torna ms hermosa y vivificante. La nieve se arremolina en las
esquinas, cae silenciosamente entre las casas y se amontona en el encintado de
las aceras, con lo que la calle y las aceras se confunden. Saba que al da
siguiente las mquinas quitanieves habran limpiado las calles, las pisadas
habran ensuciado las aceras y la nieve que quedara estara negra y embarrada,
pero mientras paseaba al anochecer, cogida de la mano de Frank, la nieve era
limpia y pura y formaba parte de mi felicidad.
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Arreglado dije a Frank. Dice que est bien sent como si una
bandada de pjaros se hubiera introducido dentro de m y me llevara volando
hacia el sol.
Mi padre me atrajo hacia s.
Siento haber estado antiptico antes. Estoy intentando hacer un sinfn de
cosas en poco tiempo y eso hace que est irritable. Tengo que irme ahora me
dio una palmadita en el hombro y se volvi a mi madre: Lo siento, Rose. He
sido un estpido. Perdname.
Mi madre le ech los brazos al cuello y le abraz. Lo extrao fue que no la
haba visto hacerlo antes, pero ahora se abraz a l como a m me hubiera
gustado abrazar a Frank. Me alej hacia la ventana, porque pens que no deba
mirar.
Mi padre se qued unos instantes sujetando a mi madre.
Est bien, Rose. Sultame. Clmate dijo.
Me volv y vi el rostro de mi madre, lvido como si mi padre la hubiera
golpeado.
Oh, Raff...! dijo.
De acuerdo dijo mi padre, dilo. Dilo de una vez.
He intentado decrtelo muchas veces, pero nunca te ha interesado.
Not que mi padre trataba de ser paciente.
Qu es lo que has intentado decirme?
No puedo decirlo ahora. Quiero decirlo y no puedo. Te he abrazado...,
te..., te he besado porque te quiero mucho y el tiempo es muy corto; en el mejor
de los casos es muy corto el tiempo que tenemos para vivir y disfrutar y te he
abrazado porque quiero quererte mientras pueda y saber que te estoy
queriendo, slo que no sirve de nada porque t no tienes miedo.
Comprend que se haban olvidado de que yo estaba en la habitacin,
medio oscurecida por las cortinas de las ventanas y no quera moverme, porque
pensaba que lo que mi madre trataba de decirle a mi padre era tremendamente
importante y si haca el menor movimiento, algo que les recordara que yo
estaba all, podra estropearlo todo.
Jacques tiene miedo. Por eso es por lo que... dijo mi madre.
Por lo que qu? pregunt bruscamente mi padre.
Por lo que nos asimos uno al otro, porque los dos tenemos miedo y hay
muy poco tiempo para el amor y el solaz.
La voz de mi padre fue ahora ruda:
Dices eso casi en el mismo instante que me ests diciendo que me
quieres.
Mi madre dio un grito de desesperacin.
Lo ves? Lo ves? He intentado decrtelo otra vez y no lo entiendes!
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15 New York University: Universidad (estatal) de Nueva York. (N. del T.)
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par de meses que no salgo con Pompilia. Oye, por qu no tomamos ravioli esta
noche? O prefieres una pizza?
Prefiero ravioli dije, y aad: Luisa dijo el sbado pasado que ibas a
comer con Pompilia Riccioli nada ms decir esto me di cuenta de que haba
sido una estupidez, que molest a Frank.
Y qu? dijo. Eso no le importa a nadie, pero com con David.
No era mi intencin... comenc a decir, para terminar titubeante. Lo
siento, Frank.
Olvidado dijo Frank. Luisa slo... Oh, vamos, olvdalo! Hblame de
las estrellas. Me gusta orte hablar de las estrellas. Me gusta orte hablar de las
estrellas. Qu diferencia hay entre una estrella y un planeta? Cmo los
distingues?
La forma ms sencilla es por el titilar de las estrellas, cosa que no hacen
los planetas.
Sigue dijo Frank. Hblame de los planetas.
Bien... Mauricio es el que est ms cerca del Sol y le siguen Venus, la
Tierra, Marte, Jpiter, Saturno, Urano y Plutn. Kepler crea que deba haber un
planeta entre Marte y Jpiter, porque la distancia que hay entre ellos es
muchsimo mayor que la que hay entre otros planetas, y as fue como Piazzi,
cuando buscaba ese planeta, descubri el primer planeta menor.
Cuntame algo de Saturno dijo Frank. No es el que tiene un anillo?
S dije. Tiene un anillo que proyecta una gran sombra. Por eso se
puede ver tan fcilmente, pero en realidad es tan delgado como un papel. Otra
cosa interesante de Saturno es que, algunas veces, si ests en un lugar donde las
estrellas lucen resplandecientes, da una sombra que puede verse.
Nunca pens que las estrellas dieran sombras dijo Frank. Me
pregunto si alguien habr escrito algn poema o algo as sobre esto. La verdad
es que sabes mucho.
Negu con la cabeza.
No, no s mucho. No s nada en absoluto. Lo que yo s est al alcance de
cualquiera. Con eso no empiezo a convertirme en astrnomo. Tendr que
estudiar matemticas superiores. El lgebra y la geometra que estudiamos en el
colegio no son, en realidad, nada.
Este verano dijo Frank tenemos que ir al campo para contemplar las
estrellas.
Pens que si Frank haca planes para el verano, yo no poda ser slo otra
Pompilia ms.
Cuando terminamos de comer, Frank me acompa a la calle Perry.
Ahora tengo que ir a casa a estudiar un poco, Cam. Dame un telefonazo
cuando quieras irte a tu casa y vendr en seguida a buscarte. No tardar ms de
cinco minutos.
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De acuerdo dije.
Frank salud a la seora Gauss y se fue diciendo:
Ver a Dave cuando venga a recoger a Camila.
La seora Gauss me hizo pasar a la sala de estar. La luz rojiza que caa
sobre la mesa redonda era acogedora en el centro de la habitacin y luego se
perda en las esquinas, formando sombras misteriosas. El severo mobiliario
pareca repeler la luz y percib desde las sombras una sensacin de rechazo y
desaprobacin. Me detuve junto a la mesa y la seora Gauss permaneci a las
sombras, mirndome. No dijo nada; sigui mirndome, como si tratara de
descifrar algo de mi rostro. Finalmente, dijo:
Ser mejor que no est demasiado tiempo, seorita Dickinson. Ha pasado
muy mal da. Quise llamarla para decirle que no viniera, pero l insisti en
verla hubo otra pausa. Luego prosigui: No crea, por favor, que no aprecio
que venga. Le estoy muy agradecida por ello. l quiere ver a muy poca gente.
Yo me desespero, porque se limita a quedarse sentado, pensando, y se niega a
ver a sus antiguos amigos que quieren venir a animarle luego dijo: Yo tena
tres hijos. David es el nico que me queda me mir durante un buen rato,
como si me odiara. Luego aadi: Le est esperando. Vaya con l.
Me alej del centro de la luz hacia el borde de la sombra, en direccin al
vestbulo y a la habitacin de David.
Estaba acostado en la cama de hospital. Parte de la cabecera de la cama
estaba incorporada y l estaba recostado en unas almohadas. Le mir a la cara y
no al lugar donde terminaban sus piernas, en que se allanaban las mantas.
Extendi la mano.
Entra, Camila me sonri y su sonrisa fue como un golpe en el
estmago.
Me acerqu a la cama y le estrech la mano. Le mir y l tom mi mano
entre las suyas.
Esos ojos tuyos, Camila dijo. Serios. Penetrantes. Qu ves cuando
miras un cuerpo como el mo?
Vea slo que estaba terriblemente cansado, que an senta dolor.
Cualquiera poda notarlo. Pens que sus ojos eran capaces de taladrarme y
comprender cosas de m que ni yo misma comprenda.
Gracias por venir dijo. Seguro que no te importa?
Claro que no. Quera venir.
Por m o por ti?
Por m era verdad. Cuando le miraba a la cara, tena la sensacin de
que, tras las arrugas producidas por el dolor y el sufrimiento, se escondan las
respuestas a muchas cosas y que, probablemente, si hablaba con l lo suficiente
o, incluso, si lo miraba lo suficiente, podra transmitirme esas respuestas.
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Frank tiene razn. La vida es mucho ms valiosa que la muerte. Jung dice
que no hay nacimiento sin dolor. Eso es cierto, no, Camila?
S dije.
Te gustara volver, si pudieras, a tu antigua seguridad?
S dije.
Por qu?
Porque yo no... comenc a decir, balbuceante. Es demasiado... Creo
que no estoy preparada an para ser adulta.
Lo ests, Camila dijo David. Nadie cree nunca que lo est. La
mayora de la gente no piensa en ello de ninguna forma. El simple hecho de que
pienses en ello demuestra que ests preparada.
Sigo pensando que preferira la seguridad dije.
David se ri y me volvi a coger la mano.
En primer lugar dijo, no hablemos de seguridad. No existe. Slo la
sensacin de seguridad.
Entonces, me gustara tener esa sensacin.
No, Camila. Nada de eso. Si t estuvieras segura, las cosas no
cambiaran, no?
Pienso que no.
Sin cambio ni incertidumbre, con el temor que llevan aparejados,
nosotros no existiramos.
Qu quieres decir? Por qu no?
David apret con fuerza mi mano.
Para poder existir, tenemos que progresar. Tan pronto dejemos de
progresar, morimos. Y para progresar, tenemos que cambiar. Es parte del
desarrollo. Admito que para ti sea natural desear tu antigua seguridad infantil,
pero la nica seguridad completa es la muerte.
No!
S dijo David. S. Aunque creamos, como le pasa a Frank, que es la
inseguridad completa. Pero en alguna parte, en infinidad de puntos opuestos,
se juntan, eh? Considralo con los ojos bien despiertos, pero la vida es el
mayor de los argumentos de inseguridad. No crees, cario?
Qu diferente era la palabra cario dicha por David, que cuando la deca
mi madre o Jacques. Dicha por David resultaba clida y tierna, y, en cierta
forma, un poco intimidante.
Est bien dijo David. Vamos a jugar una partida de ajedrez. Coloca
el tablero, quieres?
Cuando empezamos a jugar, me di cuenta de que se me haba olvidado casi
todo, pero, a medida que progresbamos, fui recordndolo, aunque David me
gan rpidamente y sin contemplaciones.
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Por qu no?
Porque voy a irme fuera y, cuando me vaya, no voy a volver a verle
nunca ms. Yo no quiero a Jacques, al menos en la forma que quiero a Rafferty,
y l lo sabe... Me refiero a Rafferty.
Entonces, por qu ves a Jacques?
Si no lo veo. Quiero decir... Oh, no, cario! Me asusta verte ah sentada,
mirndome con esos ojos verdes acusadores. Pens..., cre que deba
despedirme de Jacques.
Es sta la primera vez que le ves desde..., desde la noche en que
intentaste suicidarte?
Oh, cario, no digas eso...! No creo que pensara de verdad... Esa noche
estaba fuera de mis casillas.
Pero es sta la primera vez que le ves desde entonces? pregunt.
No dijo mi madre. No..., no exactamente...; pero casi..., y despus...,
despus de la semana prxima no le volver a ver nunca ms.
Entonces, por qu le has visto esta noche?
Ya te lo he dicho, cario... Hay ciertas obligaciones... Pens que le deba,
por lo menos, una despedida; despus...
Pero, mam le pregunt, si sabas que no le queras, si sabas que a
quien quieres es a pap, por qu te empeaste en verle?
Mi madre pareca agotada. Se recost en el divn.
Oh, cario! dijo. Eres demasiado joven para saber nada del amor.
No es algo tan..., tan sencillo como t crees. Es la cosa ms..., ms horrible del
mundo.
Yo no creo que sea sencillo.
Pero t no lo sabes dijo mi madre. Tienes que enamorarte primero
para poder comprenderlo.
Lo estoy, me dije a m misma. Estoy enamorada.
De pronto comprend que eso era completa y absolutamente verdad. David
lo haba sabido desde el principio, pero yo no lo supe hasta entonces, mientras
miraba el rostro pequeo e infantil de mi madre, fruncido por la preocupacin,
recostada en el divn. Puede que fuera complicado el amor, en maysculas,
pero que yo estuviera enamorada de Frank me pareci, de repente, la cosa ms
sencilla e inevitable del mundo.
A veces pienso que el mundo marchara mucho mejor si no fuera por el
amor prosigui mi madre, pero sin el amor yo no podra vivir. Tu padre s
podra. Por eso..., por eso somos tan distintos. l tiene su trabajo, sus edificios.
No sabes, cario, lo celosa que me he sentido de esos edificios. He estado
muchsimo ms celosa de sus edificios que lo hubiera estado de una mujer. Al
menos hubiera entendido que un hombre despertara el amor de una mujer.
Pero pap te quiere dije categricamente.
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Bill y para que se d cuenta de que l no puede hacer frente a los gastos de sus
propios hijos. Luisa y yo podramos haber ido perfectamente a una escuela
pblica. Mona paga nuestra ropa y, por supuesto, las suyas, y cuando le compra
una camisa, una corbata o un pijama a Bill, ya se encarga ella de recordarle que,
si no fuera por ella, no tendra nada suyo. Encuentro repugnante poner a un
hombre en esa situacin, pero a Mona le vuelve loca hacerlo.
Frank hablaba con voz tranquila y desapasionada y, de nuevo, tuve la
impresin de estar aprendiendo algo de l; algo que yo debera intentar poner
en prctica respecto a mis padres, pensando en ellos con la misma objetividad
cariosa. Porque no caba la menor duda de que Frank quera a Mona y a Bill.
A veces creo que hay algo diablico en Mona que la obliga a hacer cosas
que slo consiguen agraviar ms a Bill dijo. Sea como sea, creo que debera
irse a Cincinnati y llevarse a Mona con l.
Y qu pasara contigo y con Luisa? pregunt.
Bueno, supongo que tendramos que irnos tambin. Yo no quiero, pero
creo que se lo debemos a Bill.
Yo tambin me voy fuera dije en voz baja, con la vista fija en la acera, y
tuve la impresin de que todo se haba acabado, de que en el momento en que
comenzaba a vivir todo lo que me interesaba estaba llegando a su fin.
T? Adnde? pregunt Frank, sobresaltado.
Segu mirando la acera.
Mi madre y mi padre se van a Italia durante el resto del invierno y a m
me mandan a un internado.
Cundo? pregunt Frank.
Pronto. Creo que la semana que viene.
Frank dijo lo que yo haba estado pensando.
El invierno acaba de empezar y ahora, de repente, casi se ha acabado. O
se ha detenido y tenemos que empezarlo de nuevo en algn otro sitio. A m me
gustaba cmo haba empezado aqu. Me gustara no tener que cambiar.
A m tambin murmur, porque estaba a punto de echarme a llorar.
Frank ech los hombros hacia atrs y se irgui.
Bueno, si tienes que irte la semana que viene, nos queda sta. Vamos a
hacer que sea una semana maravillosa, Cam. Nos veremos todos los das, de
acuerdo? Vamos a hacer que sea la semana de Camila y Frank.
S dije, sintindome de nuevo feliz. Tanto si Mona y Bill se llevaban a
Frank y a Luisa a Cincinnati, como si mis padres se iban a Italia y me enviaban
a m a un internado, Frank y yo tenamos una semana para estar juntos. Y no
slo tendramos una semana para nosotros, sino que haba sido idea de Frank.
Puede que se fuera de Nueva York para siempre, pero era conmigo con quien
quera pasar su ltima semana. Me senta tan feliz, que me entraron ganas de
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echar la cabeza hacia atrs y cantar a pleno pulmn, con la alegra de un gallo
saludando la maana.
Qu hacemos, Cam? pregunt Frank. No tengo mucho dinero, as
que no podr ser nada extraordinario, pero podamos coger el ferry de Staten
Island. Es una de las cosas tpicas.
S, vayamos dije.
Has ledo a Edna Saint Vincent Millay? pregunt. Deba haber
pensado que te gustara. Yo ya la he superado, pero hay una cosa de ella que
viene muy a propsito. ramos muy jvenes, nos sentamos muy felices y paseamos
toda la noche, de un lado a otro, en el ferry. Nosotros slo haremos un recorrido de
ida y vuelta y luego pensaremos otra cosa que hacer. Me gustara poderte
invitar a dar un paseo en uno de esos coches de pescante trasero de Central
Park, pero me temo que no puede ser.
De todas formas, prefiero pasear en el ferry dije, aunque me hubiera
encantado dar un paseo en uno de esos coches de caballos con Frank.
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padres. Fjate en los avances cientficos que se han producido desde... Oh, bien,
desde que naci Cristo, si quieres fijar una fecha. Mira cmo han cambiado los
transportes y las comunicaciones. El telgrafo, el telfono y la televisin. Son
cosas nuevas y hace unos pocos miles de aos no podramos, ni siquiera, haber
pensado en ellos, pero ahora no podemos pasarnos sin ellas. Y fjate en Dios.
Dios no ha cambiado nada desde que Jess le dio imagen, con una larga tnica
blanca y largas barbas. Cuando naci Jess, slo unos aos antes de que se
iniciara la era cristiana, era el momento justo para que alguien concibiera un
nuevo Dios y tener el valor de comunicar su descubrimiento al resto del
mundo. Y ahora, lo que necesitamos es un nuevo Dios. El que la mayora de la
gente venera en las iglesias y en los templos no ha variado desde los tiempos de
Cristo. Su imagen se ha deteriorado. Mira lo que le sucedi a la Iglesia en la
Edad Media. Tanta discusin para saber cuntos ngeles caban en la punta de
una aguja! Por fuera, terciopelo y oro, y por dentro, decadencia. Y luego los
Victorianos. Quisieron volver a representar a Dios con tnica blanca y barba.
Esa clase de Dios no es buena hoy. No puedes culpar a Mona por no creer en
Dios. Necesitamos un Dios apropiado a la era atmica.
Se detuvo un momento, mirando el agua a travs de la niebla y luego dijo:
Oye, puede que todo esto suene terriblemente pretencioso, pero no es
mo. La mayor parte es de David. Pero yo he pensado algo que creo que es
bueno, slo que no creo realmente en ello. Si creyera en ello, pienso que sera la
explicacin ms lgica de las cosas. A m me satisfara, pero justamente porque
yo lo he imaginado, no puedo confiar en ello. Sabes, Camila? Vivimos en un
bonito y pequeo planeta asqueroso, en una pequea constelacin de segunda
categora en la cola del universo.
S, lo s dije.
Y cuando piensas en los millones de estrellas que pueden ver los
astrnomos y en los millones que debe haber, ms all del alcance del telescopio
ms gigantesco que haya podido inventarse nunca, quines somos nosotros
para afirmar que no hay estrellas o planetas con vida e, incluso, con vida mucho
mejor que la nuestra? Por qu tiene que ser la tierra, que, como antes dije, es...,
bueno, ni siquiera de segunda categora, o aun menos que eso... Por qu tiene
que ser la tierra el nico planeta habitado, cuando ni te puedes imaginar la
cantidad de estrellas y constelaciones que se extienden en el infinito, sin un
lmite, eternamente? Lo que quiero decir es que, si te fijas, el espacio se
prolonga sin fin. Se acaba de la forma que dice Einstein? Y si se acaba, qu
hay ms all? Por eso, la teora que yo me imagin es sta: creo que nadie
consigue jams una oportunidad para terminar en la tierra su cielo. Y, an en el
supuesto de que exista el cielo, nadie es lo suficientemente bueno al final de su
vida en la tierra como para poder ir al cielo. En primer lugar, no hemos
adquirido suficientes conocimientos y no creo que sea justo por parte de Dios
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que la multitud iba decreciendo y llegamos a una calle tranquila en la que slo
haba un par de personas que andaban apresuradamente, con la cabeza baja
para resistir el embate del viento.
Caminaba junto a Frank y mi buen humor se haba esfumado; me entraron
ganas de decirle: Di algo animado, aunque no saba qu era lo que podra
decir. Frank y Luisa se iran a Cincinnati y yo a un internado y todo se habra
terminado. Todo, pensaba, por culpa de Jacques, olvidando en medio de mi
tribulacin que Jacques no tena nada que ver con Cincinnati; todo porque mi
padre no..., no saba a ciencia cierta qu era lo que l no haba hecho y debera
haber hecho, aunque saba que era algo; todo, porque mi madre, una tarde en
que estaba llorando y sollozando, haba intentado estpidamente cortarse las
venas. Y para qu?, porque yo saba que mi madre no deseaba morir.
Frank le pregunt. Qu pensaras de alguien que intentara
suicidarse? una violenta rfaga de aire casi ahog mis palabras en la
garganta, como si fuera mejor que no las hubiera pronunciado.
Frank me aferr con ambas manos.
Camila, no irs a...
No, no se trata de m dije. No estoy hablando de m.
Pero te refieres a alguien en concreto sentenci llanamente Frank.
Bueno..., no podemos hablar de nadie, no?
Frank segua sujetndome por los brazos. Me mir severamente a los ojos.
Creo que es un pecado imperdonable, Camila. Si Dios nos dio la vida, no
puede querer que dispongamos de ese regalo que nos ha dado. El suicidio es la
muerte.
Crees que nunca est justificado?
S dijo Frank, y luego aadi: Bueno, no lo s, Camila. Ests
hablando de David, no?
No.
Porque yo no creo que sea bueno para l, ni tampoco que lo haga.
No me refera a David dije. El viento pasaba a travs de mis ropas y el
fro me llegaba hasta los huesos. Por mis venas pareca correr el viento y no la
sangre.
La forma en que muri el hermano mayor de David..., supongo que, en
cierto modo, fue un suicidio. Muri por salvar al resto de su grupo. Mira,
Camila, todo lo que s es que no hay una sola respuesta para cada pregunta.
Por qu me has preguntado lo del suicidio?
No..., no lo s dije.
Cam, no quiero parecer un entrometido, pero..., pero me preocupas
cuando hablas de esas cosas.
Se trata de mi madre dije, finalmente, y el viento me hizo tiritar. Lo
intent... hace un par de semanas.
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Puede que David tenga la respuesta correcta dijo Frank. Una vez me
ley algo de Montaigne que no he podido olvidar nunca. Oh, hombre
insensato, que posiblemente no puede hacer un gusano y, sin embargo, hace
dioses por docenas! Pero fjate en Jess. No creo que Montaigne se refiriera a
Jess.
No dije. Volvimos a quedarnos en silencio. En una ocasin mir a
Frank y su rostro estaba muy serio y me pregunt si estara rezando. Yo, en
realidad, no rezaba. Le peda sin cesar a Dios que las cosas fueran siempre igual
que entonces para Frank y para m; que siempre nos conociramos el uno al
otro.
Nos levantamos para irnos y, al llegar a la puerta, entr una seora de pelo
canoso, que llevaba un costoso abrigo de piel, que dijo al verme:
Oh, querida! Has estado en la iglesia sin sombrero?
S dije, acordndome de mi boina roja, hundida en el puerto de Nueva
York.
Pero t debes saber que no se puede entrar en una iglesia sin llevar la
cabeza cubierta, querida dijo la seora. No te lo ha enseado tu madre?
S dije, notando que Frank se pona rgido.
Siento mucho dijo Frank con voz inicialmente alta, que luego baj
hasta alcanzar un tono grave que usted ponga reparos a que la seorita
Dickinson entre en una iglesia sin sombrero. Sin embargo, estoy seguro de que
Dios no pone reparo alguno y, al fin y al cabo, eso es lo que cuenta y me
arrastr fuera.
La ira de Frank, tan ridcula, tan ruda y tan justa, me pareci graciosa y
empec a rerme entre dientes. No quera mirarle, por miedo a que se enfadara
ms, pero mis risitas se fueron convirtiendo en carcajadas y al instante o a
Frank rindose tambin; as bajamos por la calle, rindonos a carcajadas, hasta
que se nos saltaron las lgrimas y empezamos a tambalearnos como si
estuviramos borrachos. Y entonces, en la calle vaca, Frank me rode con sus
brazos y se juntaron nuestras mejillas; se desvanecieron nuestras risas y
permanecimos fuertemente abrazados, como si tuviramos miedo de que
viniera alguien a separarnos. Sent la mejilla de Frank, fra y ligeramente spera,
contra la ma y pens que, si se separaba de m, me caera al pavimento y no
podra volver a levantarme hasta que l me incorporara.
Nos separamos lentamente y reanudamos el camino.
No hablamos durante varias manzanas y luego dijo con voz aterida:
Ahora tenemos que ir a comer y luego tendr que llevarte a tu casa,
porque si no, no nos dejarn que pasemos el resto de la semana juntos. Ir a
buscarte maana despus del colegio. Si nos vamos a ir a Cincinnati, no importa
que pierda ahora algunas clases. De todas formas, no me importa. Voy a decirle
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a Bill que me deje cinco pavos. Nunca le he pedido nada, pero ahora lo voy a
hacer.
Frank dije. Nunca me gasto mi asignacin y he ahorrado mucho. Por
favor, deja que te preste yo los cinco dlares. Preferira que me los pidieras
prestados a m, que no a Bill.
No dijo nada y tem que se hubiera enfadado de nuevo, pero, finalmente,
me cogi la mano.
Est bien, Cam. Gracias. Yo tambin prefiero que me los prestes t en
lugar de Bill. Pero es slo un prstamo, entindelo bien.
Lo entiendo, Frank dije.
Maana podramos ir al Planetario. Te gustara?
S dije. Quiero ir contigo al Planetario.
Yo quiero hacer todo contigo dijo Frank. Eres la nica persona en el
mundo por la que he sentido eso. Cam, jams he hablado con nadie como hablo
contigo. No me ha apetecido nunca. Cunto tiempo hemos desperdiciado! Nos
conocemos desde hace slo dos semanas. Por qu no nos hemos conocido
antes?
No lo s.
Ha sido Luisa dijo Frank. Por supuesto que ha sido Luisa. Es la
persona ms dominante que he conocido nunca. Es ms dominante an que
Mona. Fjate en sus muecas. La nica razn por la que no se desprende de
ellas es que constituyen algo que le pertenece en exclusiva y no soportara tener
que compartir algo que le pertenece. Por la forma en que hablaba siempre de ti,
parecera que ella te haba forjado. Y debo aadir que hizo que parecieras tonta.
Si lo hubiera sabido, habra hablado contigo para saber cmo eras de verdad.
Oh, Cam! Me gustara tener veintin aos. La verdad es que los padres pueden
estropear nuestras vidas, no? Si no fuera por los padres, ni yo tendra que irme
a Cincinnati, ni t a un internado. Cuando ellos se ven envueltos en algn
problema, no creo que piensen para nada en nosotros. Slo somos algo de lo
que pueden disponer, como sus muebles o sus ropas. Me figuro que Mona
cargar sus muebles en un camin, meter sus ropas en bales y a Luisa y a m
nos meter en un tren, y eso ser todo. A nadie le importa si Luisa y yo
queremos irnos de Nueva York y ver nuestras vidas hechas trizas. Si furamos
slo un poco mayores, dira que se fueran al diablo y nos casaramos, pero no
puede ser. Entremos aqu a comer y luego te llevar a tu casa.
Ninguno de los dos dijimos nada mientras comamos ni mientras
volvamos a casa. Ya en la puerta, Frank me cogi las manos y las apret con
fuerza.
Hasta maana, Cam dijo, y se fue.
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David cerr el libro que haba estado leyendo y lo dej en la mesita que
tena al lado.
Me quiere demasiado, eso es todo dijo. Quiere protegerme y no le
entra en la cabeza que lo ltimo que quiero es proteccin. Me encanta que hayas
venido esta noche, Camila. Me vendr bien. No me har caer en uno de esos
horribles estados de melancola. En cualquier caso, lo que me pas no fue culpa
tuya. Slo fui yo, yo mismo y nicamente yo, uno de los tros ms repugnantes
que he conocido me mir fijamente. Qu pasa? Te ha asustado mi madre?
No dije. No es eso.
Algo te ha disgustado, qu ha sido?
Es slo... comenc a decir, pero no poda decirlo. No poda decirle que
Frank se haba ido sin decir una sola palabra.
Entonces dijo David:
Ests disgustada por la marcha de Frank? Es malo, pero era inevitable.
No me refiero al tema de Cincinnati, sino a que Mona y Bill se hayan separado.
Frank vino unos minutos esta maana para despedirse. Todo ha sido muy
rpido, no?
S dije, aunque mi aspecto deba ser como si David me hubiera
golpeado, porque me pregunt solcitamente:
Camila, no se ha despedido Frank de ti?
No.
Me cogi la mano y me atrajo hacia l y me arrodill junto a su silla, porque
no me sostenan las piernas. Me acerc an ms a l de forma que mi cabeza
descansara en su duro pecho y dijo calmadamente:
Camila, no juzgues a Frank severamente. Todo el mundo se comporta
alguna vez de forma inexplicable, incluso para l mismo. Frank nunca te
hubiera hecho dao deliberadamente.
Saba que no me consolara nada de lo que dijera David. Me acord de
Pompilia Riccioli y las otras chicas italianas y de que Frank haba encontrado
tiempo para despedirse de David, pero no se haba molestado en decirme adis
a m.
David me roz el pelo con los labios, alz mi cara y me bes en la boca,
aunque esta vez no me recorri el cuerpo ningn calor y s slo un profundo
entontecimiento que pareca paralizar todo mi cuerpo.
David suspir.
No puedo ayudarte, verdad, Camila? No puedo ayudarte en nada.
Negu con la cabeza y me puse en pie.
Lo superars dijo David. Lo sabes, no, Camila?
No dije.
En este momento no quieres superarlo dijo. Pero, lo quieras o no, lo
logrars. Eso es lo curioso.
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ESTE LIBRO
SE TERMINO DE IMPRIMIR
EN LOS TALLERES GRFICOS
DE UNIGRAF, S. A.
MOSTOLES (MADRID)
EN EL MES DE AGOSTO DE 1987
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