Oda Al Aceite
Oda Al Aceite
Oda Al Aceite
PABLO NERUDA
el olivo
de volumen plateado,
severo en su linaje,
en su torcido
corazn terrestre;
las grciles
olivas
pulidas
por los dedos
que hicieron
la paloma
y el caracol
marino:
verdes,
innumerables,
pursimos
pezones
de la naturaleza,
y all
en
los secos
olivares
donde
tan slo
cielo azul con cigarras,
y tierra dura
existen,
all
el prodigio,
la cpsula
perfecta
de la oliva
llenando
con sus constelaciones el follaje:
ms tarde
las vasijas,
el milagro,
el aceite.
Yo amo
las patrias del aceite,
los olivares
de Chacabuco, en Chile,
en las maanas
las plumas de platino
forestales
contra las arrugadas
cordilleras
en Anacapri, arriba,
sobre la luz tirrena,
la desesperacin de los olivos,
en el mapa de Europa,
Espaa,
cesta negra de aceitunas
espolvoreada por los azahares
como una rfaga marina.
Aceite,
recndita y suprema
condicin de la olla,
pedestal de perdices,
llave celeste de la mayonesa,
suave y sabroso
sobre las lechugas
y sobrenatural en el infierno
de los arzobispales pejerreyes.
Aceite, en nuestra voz, en
nuestro coro,
con
ntima
suavidad poderosa
cantas;
eres idioma castellano:
hay slabas de aceite,
hay palabras
tiles y olorosas
como tu fragante materia.
No slo canta el vino,
tambin canta el aceite,
vive en nosotros con su luz madura
y entre los bienes de la tierra
aparto,
aceite,
tu inagotable paz, tu esencia verde,
tu colmado tesoro
que desciende
desde los manantiales del olivo.