Lit Alemana
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Lit Alemana
DEL BARROCO.
ENTRE LA TRADICION CORTESANA
Y LA TRADICION BURGUESA*
Norbert Elias
* Merkur, nm. 6, vol. 41, 1987. Traduccin del alemn de Christine Lffler y Fco. Javier
Noya Miranda.
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de las sociedades que se formaron all. Ya que la poesa de los siglos XVII y XVIII
como, en general, todas las artes cuyas pautas viniesen dadas por la Corte
est unida de manera mucho ms directa y estrecha a la vida social de las per-
sonas de la corte de lo que ocurre hoy da, especialmente con la lrica. Actual-
mente, sta se muestra en modo extremo como producto altamente individua-
lizado de sujetos particulares. Los poemas as parece ser frecuentemente
son algo que resuena desde la torre de marfil del individuo, como si procediera
de una crcel, hacia un pblico alejado y desconocido. El que alguien los escu-
che y quin los escuche es algo que no parece interesar a los poetas de nuestros
das. Esta imagen de la relacin extremadamente indirecta y muy laxa entre el
poeta y su pblico se suele deslizar espontneamente tambin en la percepcin
y la valoracin de la poesa de los siglos pasados. Se cometen de esta manera
grandes falacias e incomprensiones, que podran ser evitadas fcilmente si nos
esforzsemos por comprender y explicar la literatura, y la poesa especialmente,
como comunicacin humana, como algo escrito por unos hombres para otros
hombres en una situacin social determinada, y si intentsemos, adems,
ponernos en el lugar de esos hombres. Abogo, por lo tanto, por una aproxima-
cin sociolgica a las cuestiones de la literatura; una aproximacin sociolgi-
ca no por el sendero de un sistema de abstracciones descaminadas, cuya rela-
cin con la realidad ya no se puede determinar claramente, sino en el sentido
de un estudio que analiza y hace comprender la convivencia de las personas
ayer, hoy y maana tal como la podemos observar naturalmente.
Lo dicho respecto a la relacin de la sociedad con la poesa puede valer
como ejemplo. En las sociedades aristocrtico-cortesanas de los siglos XVII y
XVIII se entenda que la poesa era algo que poda producir todo gentleman,
toda persona perteneciente a la corte, con slo esforzarse un poco. En algunos
crculos sociales el hacer versos perteneca a los atributos normales de una per-
sona socializada en la corte, al igual que bailar, hacer esgrima y, a ser posible,
tocar tambin un instrumento musical. Los poemas formaban parte integrante
de la diversin habitual en la vida social de la sociedad cortesana. Era frecuente
que, en ocasiones especiales, se hiciesen circular manuscritos de poemas pro-
pios entre amigos y conocidos. No estamos, por lo tanto, ante la comunicacin
de un individuo con un pblico desconocido, sino ante la comunicacin den-
tro de un crculo de personas ms o menos conocidas. Naturalmente, aparte de
eso, la lrica cumpla tambin otras funciones. El gran poema pico de Milton
Paradise Lost (El paraso perdido) tena una funcin pedaggica y edificante, y
lo mismo sucede con los TrostGedichte In Widerwertigkeit dess Krieges (Poemas
de consuelo ante el infortunio de la guerra) de Opitz. Pero, como ya dije ante-
riormente, una gran parte de la poesa barroca se escribi como producto
inmediato de una determinada forma de sociabilidad de la sociedad. Andrew
Marvell, uno de los ms famosos poetas barrocos, no public ni uno de sus
poemas. En los grupos aristocrtico-cortesanos la capacidad de hacer versos
serva slo al esparcimiento del propio crculo. En una sociedad que, en com-
paracin, dispona de mucho tiempo libre y que, en todo caso, dependa en
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mucha mayor medida que nosotros de ella misma para procurarse los medios de
distraccin, los poemas formaban parte de las formas habituales de pasatiempo
agradable. Por consiguiente, la sensibilidad, el gusto para distinguir la calidad
de un poema estaba fuertemente desarrollado. Pero, entindase bien, hablamos
de un aprecio no de lo extraordinario, de lo hermtico, de lo altamente indivi-
dualizado de un poema, sino de la melodiosa poesa de sociedad.
Naturalmente, los versos servan tambin de manera inmediata a la expre-
sin de sensaciones personales en una determinada situacin. El hacer versos
poda tener la funcin de un juego de sociedad, pero esto no significa necesa-
riamente que las emociones expresadas tuviesen que ser clichs sociales aun-
que, ciertamente, tambin podan serlo. Un ejemplo puede ayudar a enten-
der a qu me refiero.
Como es de sobra conocido, en el ao 1757 Federico el Grande se encon-
traba en una situacin trgica. Estaba amenazado por todas partes: por los
rusos, por los austracos y por los franceses. En junio de 1757 sufri una gran
derrota cerca de Kollin; desesperada, su hermana se dirigi a Voltaire para ver
si era posible sobornar a Madame Pompadour, ya que ella podra influir en el
Rey y conseguir que ste diese un respiro a Prusia. En este trance, Federico II
escribi a su hermana que se suicidara antes que sobrevivir a la derrota, y fina-
liz la carta con dos versos: Ainsi mon seul asile et mon unique port / se trou-
ve, chre sur, dans les bras de la mort (As pues, mi nico refugio y mi
nico puerto / est, querida hermana, en los brazos de la muerte) (carta a
Sofa-Guillermina, el 15 de septiembre de 1757). Asimismo escribi a Voltaire:
Pour moi, menac du naufrage, / Je dois, en affrontant lorage. / Penser, vivre
et mourir en roi (En cuanto a m, amenazado por el naufragio / al encarar la
tormenta, debo / pensar, vivir y morir como un rey) (17 de septiembre de
1757). El pathos trgico de Corneille, que a las generaciones posteriores se les
antoja a veces algo teatral, serva aqu a un rey real de modelo para expresar
con gran reserva su agitado estado de nimo en una situacin muy real, nada
teatral. No se vea afectacin en el hecho de que una persona civilizada en la
Corte por qu no?: tambin un rey de una cultura e inteligencia tan altas
que se permita el trato con los filsofos, los lderes intelectuales de su poca
, en la situacin quizs ms desesperada de su vida, expresara sus emociones en
forma de poema, prorrumpiese en versos como decimos con cierta
sorna. El senta lo que deca. Su hermana ya le haba escrito que el destino
de l sera el suyo, que no podra sobrevivir a su desdicha y la de su casa, y l le
responda: juntos vamos a poner fin a nuestro infortunio.
A los hombres del siglo XX nos pueden parecer algo curiosas las tragedias
y, a veces, tambin los libretos de las peras del absolutismo cortesano,
porque los protagonistas son en su mayora reyes y reinas, pero slo hace falta
un poco de imaginacin para entender que hay una relacin entre el gusto de
una poca y las relaciones reales de poder en la sociedad del momento. La
omnipotencia de los prncipes en los Estados absolutistas a diferencia de
Inglaterra, donde estaba limitada por las oportunidades de poder de las clases
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incluida Italia. Eran muy pocos los soberanos lo suficientemente ricos como
para poder mantener a largo plazo la pompa y el boato de una corte, que ven-
an impuestas por la competencia de status incesante entre los prncipes alema-
nes. Aun as, nos legaron unos conjuntos arquitectnicos en muchos casos
impresionantes, y lo mismo rige para la herencia musical del barroco alemn.
En cierta manera, se puede decir que la poesa, no obstante, se distingue
fundamentalmente de los dems campos artsticos, y este hecho diferencial es
de especial relevancia para la sociologa. En los siglos XVII y XVIII era frecuente
que los productores de las dems artes, es decir, los msicos, los pintores, los
escultores y tambin los arquitectos, proviniesen de una clase social ms baja
que la de los poetas. Aun estando intelectualmente muy dotados, en la mayora
de los casos provenan del artesanado, y en la jerarqua de la corte slo podan
aspirar a una posicin relativamente baja. Rubens y Velzquez fueron ms bien
excepciones. A Bach, su mecenas ms generoso le meti en la crcel por hacer
odos sordos a una prohibicin. Las desavenencias entre Mozart y el arzobispo
de Salzburgo, su mecenas y soberano, que llevaron finalmente a la ruptura
entre ambos, fueron tambin inevitables porque el arzobispo consideraba nor-
mal que entre las obligaciones del msico de la corte se encontrase la labor
ocasional de ayudante de cmara. El joven Mozart, tan convencido como esta-
ba de la vala de su arte y de su xito, no estaba dispuesto a prestar tales servi-
cios.
La posicin social de los poetas en la sociedad cortesana se distingua de la
de los pintores y los msicos. Y el eco de esta diferencia sigue resonando hasta
el presente. Los pintores, los msicos y los escultores, por muchas que sean sus
dotes personales, necesitan de una formacin profesional. Antiguamente poda
que tuviesen, quizs, la formacin que les pudiese dar un artesano, aprendan
su oficio de un maestro mayor de su profesin; hoy cursan estudios en una
academia de msica o de pintura. Pero los poetas los poetas, s, tanto
entonces como hoy da, tienen que aprender su oficio ellos mismos. En la
sociedad cortesano-aristocrtica la poesa no era un arte para la gente del pue-
blo lo que quiere decir en este caso: para los servidores pblicos de la corte y
de la ciudad, que reciban sus sueldos de sus superiores, del prncipe o tambin
de los patricios, sino ms bien un arte para los gentlemen o, si se prefiere as,
para diletantes. Como ya dije, en la sociedad cortesana se esperaba de los seo-
res que por lo menos pudiesen escribir versos para solaz del prncipe y la corte.
Podan ser versos edificantes, versos divertidos o stiras mordaces. Se recuerda
que Federico II se enoj sobremanera con Voltaire porque ste se march de
improviso de viaje llevndose consigo un tomo de manuscritos de poesa del
Rey. Federico estaba furioso y envi sus maldiciones y sus esbirros en pos del
fugitivo Voltaire. Las alguaciles le dieron por fin alcance en Frankfurt y le obli-
garon a darles el tomo. Por lo visto, el Rey, que haca gala de una mordacidad
muy aguda, tema enemistarse intilmente con alguna gente si se supiese de las
malicias que haba escrito sobre otros miembros de la sociedad cortesana de
Europa.
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inhumano y a todo lo relacionado con ello; por lo tanto, tambin, una diatriba
contra la poesa alemana de la corte. No se puede comprender el verdadero
alcance de la ruptura en la evolucin de la poesa alemana de la que hablamos
antes si no se insiste en el hecho de que la literatura y la filosofa alemana
clsica fue creada y apoyada por los representantes de una vanguardia burguesa
en una poca en la que la burguesa alemana careca todava por completo de
poder poltico; slo poda expresar los valores e ideales propios de su clase en
productos culturales como la literatura y la filosofa. Eran valores e ideales que
contenan un fuerte rechazo y un ataque activo, aunque oculto, contra las acti-
tudes vitales y los ideales aristocrticos de la corte, y por ello, tambin, contra
la literatura barroca que se nutra de ellos.
Seguramente, tambin en otros pases existan conflictos abiertos u ocultos
entre la literatura del absolutismo de la buena conciencia, el absolutismo evi-
dente de suyo, y la literatura de la Ilustracin burguesa, que inclua, por lo
menos implcitamente, una crtica del absolutismo no ilustrado. Pero en casi
ningn otro pas el conflicto de clase entre los representantes ascendentes de
una burguesa no-cortesana y los grupos aristocrticos de la corte se limit y
concentr en la cultura tanto como en la Alemania de la segunda mitad del
siglo XVIII . El conflicto se limit a y encontr en la literatura el principal
campo de batalla. La cesura tan pronunciada entre la poesa clsica y la poesa
cortesana que le preceda se corresponda perfectamente con el encono de este
conflicto social y, como veremos ms adelante, tendra consecuencias muy gra-
ves sobre el desarrollo de la lrica alemana hasta hoy da. Quizs hoy no tene-
mos lo suficientemente presente esta situacin de conflicto, en primer lugar
porque, en la medida de lo posible, se intenta desterrar por completo la idea de
los conflictos de clases sociales y, en segundo lugar, porque el enfrentamiento
permanente entre la nobleza y la burguesa en Alemania tuvo de hecho fre-
cuentemente un carcter bastante peculiar.
En el siglo XVIII esta peculiaridad radicaba en buena parte en el hecho de
que, con muy pocas excepciones, los crculos aristocrticos de la corte hacan
odos sordos a los esfuerzos de los crculos burgueses por el logro de su auto-
presentacin y la expresin abierta de sus valores e ideales en la literatura y la
filosofa. Creo que hoy da no podemos llegar a formarnos una idea siquiera
aproximada de la distancia social que mediaba entre el crculo aristocrtico-
cortesano, de habla y cultura francesas, y el crculo de los representantes del
movimiento literario alemn. Apenas existan posibilidades de comunicacin
entre los valores, las visiones del mundo y el gusto esttico de los primeros, de
aquellos crculos a los que perteneca, por ejemplo, Federico el Grande, y de
los segundos, que se interesaban por obras como Die Ruber (Los ladrones), de
Schiller, o Gtz von Berlichingen (Gtz de Berlichingen), de Goethe. Hice
algunas catas para ver en qu medida los productos del movimiento literario de
la clase media alemana penetraron en los crculos de la corte. Y, por ejemplo,
en la correspondencia entre Mozart y su padre que estuvieron, por lo menos
durante algn tiempo, en el centro del mundo musical de los crculos cortesa-
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(Von Sonne krank und ganz von Regen zerfressen / Geraubten Lorbeer im
zerrauften Haar / Hat er seine ganze Jugend, nur nicht ihre Trume vergessen.)
(Schlendernd durch Hllen und gepeitscht durch Paradiese / Still und grin-
send, vergehenden Gesichts / Trumt er gelegentlich von einer kleinen Wiese /
Mit blauem Himmel drber und sonst nichts.)
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las mujeres, y, por lo tanto, tambin, las tensiones serias y frvolas entre los
sexos que resultan de su convivencia.
Comparados con las personas de la corte, los burgueses de la literatura ale-
mana clsica dejan entrever un grado ms alto de lo que Freud podra haber
llamado represin (Verdrngung). Queran liberarse del peso del absolutismo
de la corte. Sin embargo, al igual que en muchas clases que ascienden social-
mente, este afn de los hombres burgueses por lograr la libertad y la igualdad
respecto a los hombres del estamento ms alto iba unido a un enconamiento
en la desigualdad de la relacin hombre-mujer y a una restriccin sexual muy
fuerte. Son patentes las dosis considerables de mojigatera que prodigaban los
representantes de la literatura clsica al valorar la literatura cortesana. No pod-
an soportar que en los poemas se incluyesen de forma relativamente abierta los
momentos sexuales de la vida humana ya se hiciese en broma, en serio y en
cantidades no exageradas. Pero precisamente en esto radicaba un rasgo
comn a toda la literatura barroca. El gran Donne, que se convertira poste-
riormente en un alto clrigo anglicano, en sus poemas tempranos cant algu-
nos aspectos del acto sexual con gran gusto y gran arte. Hasta dnde se poda
ir con este tema lo muestra la obra potica del duque de Rochester, que a
pblico alemn podra parecerle simplemente pornografa, aunque una serie de
poemas podran resistir la valoracin de tales (de hecho, como tal cosa son esti-
mados en Inglaterra). Pero sea cual sea esta diferencia entre la anterior liber-
tad relativa en el tratamiento de las cuestiones sexuales y su posterior expulsin
sin paliativos de la literatura, es todo un sntoma de las reales y autnticas
diferencias en la estructura de la personalidad del hombre burgus-cortesano y
del hombre burgus ajeno a la corte.
Para terminar, tendr que contentarme con ilustrar estas diferencias que
comprenden todo el habitus con otro poema de Hofmannswaldau. Habra
que hacer muchas observaciones al respecto, porque en los siguientes versos se
nos revela un hombre de un carcter para el que faltaran ejemplos en la litera-
tura alemana moderna. Hofmannswaldau proceda, para mayor exactitud, de
una familia de patricios de Breslau. Por su clase social perteneca a la misma
categora que Goethe. Era un hombre de mundo, viaj mucho, conoca bien la
sociedad cortesana, pero permaneci durante toda su vida al servicio de la ciu-
dad de Breslau.
El poema que cito lleva el ttulo de El uso del mundo. Nos muestra un
hombre tranquilo, seguro de s mismo, que ve y toma el mundo tal como es
sin enmascaramientos y que lo hace suyo as, tal como es. Lo mira un
poco como si lo estuviese tanteando y albergando, naturalmente, ciertas reser-
vas. Hofmannswaldau ha expresado esto bellsimamente con las palabras a
medias manos (o manos medio llenas). A los burgueses de pocas ms tardas
el uso de un lenguaje tan altamente imaginativo les puede haber parecido
oscuro, pero de hecho se incorpora sin ser forzado a la sencilla musicalidad ele-
gida por el poeta. Este es un autorretrato que no debiera caer en el olvido:
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El que a ver con claridad aspira Wer nun allhier gantz sicher sehen will
la bola redonda, de incierto resultado la partida, Den runden Ball, das ungewisse Spiel,
que sea generoso en su esfuerzo y se empee Der sey vorhin bemhet und befliessen,
en fundirse razonablemente en el Espritu. Sich in den Geist vernnfftig einzuschliessen.
Deber dominar las ligeras apetencias, Er muss ein Herr der leichten Sinnen seyn,
discernir la esencia de las apariencias, Das Wesen nicht vermischen durch den Schein,
todo esto con medias manos experimentar, Und alles diss mit halben Hnden fhlen,
y apartar de la mente a lo que el ingenio burdo Was uns der Witz will aus der Stirne spielen.
nos apremie. Das Auge muss hier mssig offen stehn,
Tendr que estar el ojo alerta con inteligencia, Und ohne Raub durch diese Blumen gehn,
y pasearse por estas flores sin ninguna apetencia, Das Ohre muss die Laden wohl verstopffen.
el odo que cerrarse bien tiene Er soll sich nicht vergaffen in der Pracht,
a eso con lo que el mundo llenarnos el corazn Die ohne Grund den Frnis scheinbar macht,
pretende. Soll Ehre, Gut und Schnheit so geniessen,
No debe encapricharse del esplendor Als einen Strohm der leichtlich kan verfliessen.
que desprenda el brillante barniz sin ms razn.
Del honor, del bien y de la belleza deber dis-
frutar,
como si una corriente fuese que fcilmente puede
pasar.
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BIBLIOGRAFIA