02 Orozco Díaz Baja
02 Orozco Díaz Baja
02 Orozco Díaz Baja
El Teatro
y la teatralidad del Barroco
(ENSAYO DE INTRODUCCIN AL TEMA)
l. Introduccin 9
11. El T e a t r o y e l Barroco 23
El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro.
EL TEATRO Y E l BARROCO
EL TEATRO Y LA VIDA: LA NUEVA
ESTTICA DRAMATICA
21. Sobre este aspecto en general, vas nuestro ensayo Sobre e! punto
de vta en el Ba1'1'oco. En rev. Escoria!. Suplemento de Arte. Madrid, 1943.
Incluido en Tema, del Bcz1'1'oco. Cranada, 1947. Hacemos nuevas consideracio
nes en el trabajo La Literatura reliaiosa 11 el Ba1'1'oco. (En torno al estilo de
nuettt's escritores asc ticos 11 mlsticos), especialmente en el captulo El sen-
tido df. c,;m.tinuidad espada! en el Barroco; !a e.rpresi6n desbOTdante 11 co-
El Teatro y la teatrillidad del Barroco 41
24. Para esto y lo que sigue, vanse nuestros trabajos citados en la n. 21.
44 Emilio Orozco Diez
48. Cit. por VDIER en ob. cit.. p. cit. Aadamos, por otra parte que.
aunque el primer recurso citado se lo pudo sugerir el nli.smu modelo de Plau-
to, ste re:;ponde a \llla poca preclsica y el autor trancs lo desarroll con
pleno sentido barroco.
SOBRE LO BARROCO DEL TEATRO FRANCS
53. Ob.-as lricas 11 cmicas, divinas, 11 humanas ... Madrid, 1728. pg. 157
y sig.
54. Cit. por R. GOLDRON, Splendeu.- de la musique ba.-oque. Lausana,
1966, p. 76.
El Teatro y la teatralidad del Barroco '15
L A TEATRALIDAD EN L A V I D A
Dormitorio rlA Luis XIV, en e/ palti de Verialles.
foto Arborlo Mello
St1fa Catilda,
por Zurbor11.
Coleccin
Plondiuro,
foto Archivo Mol
Doma vestida de Diana.
Retrato on6nimo de es
cuelo lronceso. Museo del
Prado.
Foto Archivo Mas.
2. HENRY LEMONNIER, L'af't /1'an ais SOU$ Lous XIV. Pars. 1911, p. 226.
El Teatro y la teatralidad del Barroco 91
9. d. idem.
10. Ob. cit., p. 184.
11. Ob. cit., p. 3.
El Teatro y la teatralldad del Barroco 97
sin del estilo en las actit'Udes, era algo que haba invad.ido to-
talmente las formas de vida de la sociedad espaoJa de esa poca.
A nuestro juicio, junto a ese general formalismo que afecta
a la conducta, esto es, al comportarse de acuerdo con una forma
establecida que concibe como ideal -como el artista manierista
representa su figura conforme al modelo o idea arquetipo-, hay
al mismo tiempo una conciencia aguda y deliberada de actuar
en la vida con sentido teatral y dramtico: es sentirse personaje
que ha de ser contemplado por el pblico como en un teatro. Si
don Manuel de Meneses se viste y hace vestirse a sus soldados
con las mejores galas, no es slo para recibir a la muerte en el
heroico cumplimiento de su deber, sino tambin pensando en
que ha de quedar con el atuendo que le corresponde como almi-
rnte o como soldado, para ser visto por las gentes y recogido
para recibir las honras y sepultura que le corresponde. est
sintiendo personaje para que, cuando muerto, sea visto y admi-
rado como ,protagonista de un drama. Diramos que paradjica-
mente estaba pensando en que, muerto, vivira como personaje
importante ep. el teatro de la vida.
En el caso de don Rodrigo Caldern es la real actuacin como
.actor ante la muchedumbre; la misma muchedumbre hecha a
admirar los gestos y movimientos de los actores en los corrales
de las comedias. Como un formalismo de ms puro sentido tea-
tral barroco en cuanto a su comportamiento en pblico, en acto
.aparatoso solemne, queremos recordar un hecho del conde de
Villamediana, el gra1;1 entusiasta de la pintura, las piedras pre-
ciosas y los caballos. El hecho lo recuerda su amigo Gngora en
una carta, que demuestra con ello cmo su sensibilidad afn per-
ciba lo extraordinario del gesto. El poeta cordobs, entre otros
sucesos de la corte relata a su administrador Cristbal de Here-
dia la entrada solemne del -cortejo real en la ciudad, en la que
figuraba su amigo. Entr Su Magestad - d i e - aquel da por
-el parque a las tres de la tarde, con treinta y seis caballos ga-
El Teatro y la teatralidad del Barroco 11S
r,.-: . L---
' ...: t,'"
- I \
Noli me fongere, por Antonio Ro99i. lgle-
slo de Santo Domingo y San Sixto, Romo.
foto Arborlo Mello.
El Teatro y la teatralidad del Barroc:o 128
11. HENRY LEMONNIER, L'art fran;ais sous Louis XIV. Pars, 1911, p. 237
Y SS.
LA EMOCiN DESBORDANTE COMUNICATIVA DE LAS
ARTES EN EL BARROCO; LA ORATORIA SAGRADA
Y SUS RECURSOS PLASTICO-TEA'fRALES
habr que contemplar y vivir en este teatro del mundo con esa
conciencia de que vivimos un omedia en la que, aunque todo
sea sensible, es tan inconsistente como la que vemos en el teatro.
Consciente e inconscientemente la poca se apasion y exalt la
fiesta teatral, como si descubriera que en ella estaba el verda-
dero sentido de la vida.
El sentido de ostentacin y aparatosidad teatral con que se
ofrecen las artes en el ambiente de la corte responda, adems
-como en el caso de la Iglesia-, a unas razones cuyos funda-
mentos arrancan de la esencia de la idea poltica predominante
en la poca, esto es, de los principios del absolutismo. Ya Weis-
basch seal cmo, lo mismo que la Contrarreforma, el absolutis-
mo fue otro determinante, material y espiritual, de la creacin
y desarrollo del arte barroco. ste se muestra llamado a crear
medios de expresin para las nuevas y esenciales l)tnias de
aquel entonces: 21 L a Iglesia, seores y prncipes van a sealarle
al arte sus principales objetivos y a imprimirle el sello de su
carcter.
El culto ha de adqu1rir un pleno sentido triunfal con la ms
suntuosa liturgia, esto es, con medos expresivos de brillante
representacin dramtica. Al mismo tiempo, los reyes y prnci-
pes son representados en los monumentos con vestiduras y ges-
tos de emperadores romanos o de hroes de la antigedad, y
asimismo, como comentamos antes, actan en los ballets y fies-
tas de Corte con los disfraces de figuras mticas y caballerescas.
Tambin los santos se representan preferentemente no en la vi-
sin real de su vida cotidiana sino en la actitud, gesto y ambiente
de visin apotesica de glorificacin en el mundo sobrenatural.
Tapi, en sus estudios sobre el Barroco como expresin de
lo histrico y social; ha insistido en la necesidad sentida por la
poca de buscar en su expresin la material traduccin en ritos
21. WERNER WEISBACH, Aft Bift'Co en ltalia, Francia, Alemania II Es-
paa. (Trad. R. IGLESIAS.) Barcelona, 1934, p. 15.
El Teatro y la teatralidad del Barroco 153'
Y pues lo caduco no
puede comprender lo eterno,
y es necesario que, para
venir en conocimiento
suyo, haya un medio visible
que en el corto caudal nuestro
del concepto imaginado
pase al prctico concepto,
hagamos representable
a los teatros del tiempo.
32. tdem, d.
El Teatro y la teatralidad del Barroco 1G$
LA TEATRALIDAD EN EL TEATRO
EL TEATRO DE LA VIDA Y EL TEATRO EN EL TEATRO
12
ALGUNO S EJEMPLO S D E l'EATRO E N EL TEATRO
11. Las versiones espaolas del tema que fueron ya recordadas por ME-
NND'EZ PELAYO - o b . cit.- son El mejor representante, San Gins, obra hecha
en colaboracin por JERNIMO DE CANCER, D. PEDRO ROSETE NJ!fo y D. ANTONIO
MARTn<EZ -publicada en Parte veintinueve de comedias varias. Madrid,
1968-, y otra de un oscuro poetastro del siitlo XVIII, D. FAMICJSCO ANTONIO DE
RIPOLL y FERNNDEZ DE UREA, titulada Ingenio 11 Representante San Gins
11 San Claudio, representada el 20 de mayo de 1741 en el Coliseo de la Cruz
e impresa ese .mismo o. RoussET cita junto a la obra de Ror11ou el Ilu.stre
comediante de DESFONTAINES y relacionado con el tema el Fi!em6n de J. BI-
DE.lMANN.
El Teatro y la teatralidad del Barroco 181
El i m i t ar es ser representante;
pero como el poet4 no es posible
que escriba con afecto y con blandura
sentimiento de amor, si no le tiene,
y entonces se descubren en sus versos,
cuando el amor le ensea los qu.e escriben,
as el representante, si no siente
las pasiones de a111.or,es i,nposible
que pueda, gran seor, representarlas.
Una ausencia, unos celos, un agravio,
un desdn riguroso y otras cosas
que son de amor tiernsimos efectos,
harlos, si los siente, tiernamente,
mas no Los sabr hacer si no los siente.
Represent mi figura:
Csar de Roma, Rey era,
Acab$e Za tragedia.
La muerte me desnud,
sospecho que me dur
toda mi -vida hora y media.
Poned aquestos vestidos
de un representante Rey
(pues es tan comn la ley
a cuantos fueron nacidos),
a donde 1ni sucesor
Zos vuelva a tomar,
porque ha de representar
Quiera el ilo que mejr!
No le imitars en vano,
Gins, que te has de salvar.
Yo represent en el mundo
sus fbulas miserables
todo el tiempo de mi vida,
sus vicios y sus maldades.
Yo fui figura gentil
adorando diosas tales.
Ces la humana comedia
yue eru locla clisparates,
hice la que veis divina,
voy al cielo a que me pag n.
16. L'poque d'Henri IV et de Louis XIII. Pars, 1948, pp. 502 a 504.
1)
194 Emilio Orozco Daz
gocijo de todos los asistentes, que creen haber asistido a una far-
sa, y que reconocen demasiado tarde que han sido engaados. Co-
mo muy bien comenta Alewyn, estos ltimos han tomado por un
juego lo que era la realidad, el guardia ha tomado por ,.ealidad
lo que era un juego. 11 Los ladrones se vieron obligados a trans-
formar en apariencia de juego la situacin real creada cuando
actuaban como comediantes. L a confusin de }os dos planos,
pues, no puede ser ms compleja, y, con ello, el efecto cmico
del engao. Pero el verdadero espectador de la obra de Midle-
ton, que contempla a la vez la doble accin y ve simultneamente
.a los burladores y a los burlados, experimenta una gran satis-
faccin en este engao ; guarda - d i c e el citado crt ico- la
ntima conciencia de que inluso aquellos que l ve engaados
no son ms engaadores, y que l es el nico en sufrir el ver-
dadero hechizo del teatro. En el fondo todo ello venia a creat
en el subconsciente de los espectadores de este teatro, que tiene
como tema el teatro mismo, la sensacin de vivir en el mundo
en esa misma confusin de no saber lo que hay en l de rea-
lidad y de ficcin, y, en consecuencia, el afianzar inconsciente-
mente la idea de que la vida es teatro.
Aunque parezca extrao es forzoso incluir en esta breve ano-
tacin de piezas dramticas, en las que se da el recurso de in-
troducir el teatro en el teatro, la referencia a una obra no de
un poeta, sino de un artista ; el ms genial de los artistas del
Barroco. Nos referimos a Juan Lorenzo Bernini, en cuya perso-
nalidad se realiza la sntesis de las artes, el ideal de la esttica
barroca, pues, como ya anotamos antes, adems de escultor, ar-
quitecto, ui1banista y pintor, fue hombre de teatro en el ms
pleno sentido de la palabra. Con ello atenda no slo a la socie-
dad que le rodeaba - Y concretamente a sus protectores los Bar
berini, entusiastas del arte t eat ral- , sino que, en cierto modo,
realizaba una ntima aspiracin que lat - s e g n hemos ya co-
17. L'UniveTse du Baroque, pp. 92 y ss.
El Teatro y la te;itraUdad del Barroco 203
... no os espante
sabiendo quin soy, el verme
tan pobre y tan miserable;
que representar tragedia-S
as la fortuna sabe.
Y en el teatro del mundo
todos son representantes.
El Teatro y la teatralidad del Barroco 205
... ver
en fantsticos efectos
a la breve edad de un di
reducido hoy el entero
crculo de un ao, en que
representados sucesos,
antes de verse, te digan
todos los acaecimientos
que en el ao vieras.
... Cietos!
S i ser esto lo fingido,
y lo otro Lo verdadero?
O si habr al contrario sido
esto lo cierto, y lo otro
'O incierto .? ...
' .
. . .Mas, que averiguo.?
Vaya yo donde me vea
de reales pompas vestido,
en palacios alojado,
de varias gentes servido,
y sea cierto, o no sea cierto;
pues en los faustos del siglo
lo que se goza, se goza,
dure o no dure ...
Y si el Rey me ofendiera
de suerte que en la honra me tocara,
viniera a este retrato y me quejara,
entonces le dijera:
que tan cristianos reyes
no han de romper el lm.ite a las leyes;
que mirase que tiene sus estados
quizs por mis mayores conservados,
corL su sangre adquiridos,
tan bien ganados, como defendidos.
CONCLUSIN
Hay que rec-0nocer que el esplendor del teatro en la poca
del Barroco, as com<> la extremosidad deslumbrante de sus efec-
tos y su desbordamiento sobre las dems artes y an sobre la
vida de las gentes, es un hecho que obedece a razones profun-
das y complejas. En primer lugar, pensemos que el extraordi-
nario desarrollo de la actividad teatral - c o n gran nmero de
autores y abundancia de produccin de obras-, no puede expli-
carse en manera alguna por la tradicin .literaria culta de la
dramtica renacentista. La literatura de los doctos explica muy
poco de este fl.oredmiento. Algo ms cuenta la tradicin del
teatro religioso y las formas populares, as como la commedia
deU'arte italiana; pero, en general, ello slo o.frece unos ele-
mentos que .influyen junto con otros en las creaciones que van
a producirse. Lo decisivo est en el fenmeno social de que
surja el teatro como espectculo, en que aparez-can y se multi-
pliquen los locales a ello destinados;. lo que ocurre, tanto en
los palacios de reyes y nobles, como en las grandes ciudades;
incluso en iglesias y conventos, a pesar de moralistas y detrac-
tores. Esos teatros pblicos que co,ngregan a toda clase de gen-
tes son el exponente de ese desarrollo en que cuenta, simult-
neamente, la demanda del pblico y el ansia de crear y satisfa-
cer aqulla que se _produce en el autor. Los teatros de la corte
se erigirn en gua y estmulo de la tcnica escenogrfica, y en
el desarrollo de gneros como la pera. Fue, pues, la general
conjuncin de pblico y autores la que determin ese gran de-
238 EIRllo Orozco Da
frente
o lo pdg.