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Copyright - Pescetti y Maronna

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En un lugar de la Mancha, de cuyo

nombre no quiero acordarme,


frente al pelotn de fusilamiento
del coronel Aureliano Buenda haba
de recordar aquella tarde en que, al
despertar de un sueo agitado,
Gregorio Samsa se encontr en su
cama transformado en un horrible
insecto.
Lucas Modm de Bastos comienza
de esta manera su novela, y como
todo en su vida, lo hace por
casualidad. El encuentro en una
librera con la bella Michelle ser el
motor para que nuestro
protagonista se inicie en el difcil
arte de la novela. Pues la bella slo
ansa una cosa: enamorarse de un
hombre de letras, un novelista que
la seduzca con palabras escritas
Por cumplir ese deseo un ignorante
redomado como l escribir
Copyright, una novela que le llevar
tan lejos como jams haba
soado Mitad aprendiz de brujo,
mitad caradura perezoso,
descubrir que no es tan difcil
escribir teniendo cerca las grandes
obras de la literatura universal. Se
convertir de esta manera en el
plagiador ms conocido del mundo
editorial
Paralelamente, conoceremos las
esperpntica vida de Michelle y de
su marido Gnther, personaje
siniestro que mantiene relaciones
con el poder, ya sea con un
presidente corrupto aficionado a
orgas, con traficantes de armas
que presionan al mismsimo Papa o
con un cientfico obligado a realizar
una inslita manipulacin
gentica
Un hilarante delirio narrativo de dos
lcidos escritores que logran
hacernos rer y, a la vez, reflexionar
sobre el mundo en que vivimos.
Una historia inslita que no deja
ttere con cabeza. Una disparatada
e inteligente parodia sobre el poder
literario, econmico y poltico. Un
libro divertido e incisivo. Que lo
disfruten y, si quieren, que lo
plagien.
Jorge Maronna & Luis
Mara Pescetti

Copyright
Plagios literarios y poder
poltico al desnudo

ePub r1.0
Titivillus 04.09.15
Jorge Maronna & Luis Mara Pescetti,
2001

Editor digital: Titivillus


ePub base r1.2
1

En un lugar de la Mancha, de cuyo


nombre no quiero acordarme, frente al
pelotn de fusilamiento el coronel
Aureliano Buenda haba de recordar
aquella tarde en que, al despertar de un
sueo agitado, Gregorio Samsa se encontr
en su cama transformado en un horrible
insecto.

Lucas se pregunt si ese comienzo


tena el gancho suficiente. Haba ledo
que los novelistas daban especial
importancia al primer prrafo. Ella
deba quedar atrapada. Conocera sus
fuentes de inspiracin? Tal vez El
Quijote, pero las otras dos no le
parecan igualmente famosas. Ensay
una continuacin ms audaz:
En otro lugar de la Mancha, Samsa
escuch asombrado las palabras de Lady
Chatterley: Esprame en tu casa del
bosque. Ir con Justine, y llevar sogas y un
ltigo, como a ti te gusta. Mientras tanto,
el coronel Buenda haca morisquetas a los
integrantes del pelotn de fusilamiento.

Se detuvo agotado. Quiso fumar pero


no encontr cigarrillos. Encendi el
televisor. Comenzaba un noticiero.
Vertiginosas imgenes del mundo.
Corte a pareja de conductores que
comentan las declaraciones del
Presidente. Corte a ste, que declara:
Desmiento categricamente los
rumores de una posible candidatura ma
para una reeleccin; mi mximo deseo
es entregar la banda presidencial a quien
gane los prximos comicios.
Corte al ministro Falfaro que,
indignado, seala:
El Presidente no se presentar a
esta tercera reeleccin, pero est seguro
de que la va a ganar!
Corte al Presidente, con cara de
fastidio.
Corte a la pareja de conductores
que, cambiando el ngulo de la
informacin, comentan la extraa
desaparicin de la madre del clebre
doctor Anastassi, investigador en
biologa molecular, firme candidato al
Premio Nobel, lo cual
Lucas apag el televisor y se durmi
profundamente. So que su maestra de
la escuela primaria, la seorita Castro,
le gritaba indignada despus de leer sus
redacciones. Regresaban esos penosos
momentos de su infancia, aunque en la
pesadilla la maestra no le pegaba.
Cuando despert, un hilo de saliva
se desprenda de su boca y se derramaba
plcido sobre la hoja. Se asom a la
ventana: llova con intensidad. Su
instinto creador lo impulsaba a
aprovechar esta imagen de la naturaleza.
Tomando hojas sueltas de la pila de
fotocopias que le haba trado su vecina,
Amparo, busc Literatura y
naturaleza. Ley: gloga. Y si
escriba una gloga? Continu:
Composicin potica del gnero
buclico, que se caracteriza por una
visin idealizada del campo. Pens que
la visin idealizada del campo la tena,
ya que nunca haba pisado ninguno. Pero
le son mal eso del clico, y prob
otra continuacin:
Una maana, al despertar de un sueo
agitado, un horrible insecto se encontr en
su cueva transformado en Gregorio Samsa.
Le dio muchsimo asco.

Lucas se pregunt, con inesperada


profundidad: cmo saba el bicho que
l era Samsa? Tal vez viva en una
cueva en casa de Samsa, y lo vea a
menudo. Se sinti tentado con la
posibilidad de seguir por esta puerta que
abra un milln de posibilidades.
Samsa, o, mejor dicho, el bicho,
recuerda que, salvo en su apariencia
semihumana, sigue siendo un bicho, que
pertenece a una familia de bichos; su
naturaleza estaba dividida. No poda
traicionarlos, por ms bichos que fueran. Su
parte humana le peda pisar a esos bichos, y
su parte bicho los quera salvar. Termin
dndose un golpe en un ojo.
En ese momento apareci la madre del
bicho y, al verlo con la apariencia de Samsa,
sali corriendo mientras gritaba Socorro,
un hombre!. Samsa entendi
perfectamente el asco de su madre: ella
tambin le daba asco a l. Eran lo que se
dice una familia tipo. No debo sentir
vergenza de que mi madre/hijo sea un
bicho/humano pensaron los dos al
mismo tiempo. En ese momento, a
Samsa se le cruz una idea por la cabeza:
No tendra complejo de Edipo! No poda
tenerlo con un horrible bicho! Cargara con
la vergenza de ser el nico de su
generacin sin ese complejo. Aunque, por
ms que tuviera seis patas, ella era su
madre.
A la maana siguiente, Gregorio Samsa,
despus de un sueo agitado, despert
convertido en un horrible mueble para el
televisor.

Cuando acababa de poner el punto


final a esa frase oy que golpeaban la
puerta. Era Amparo.
Lucas, sala hacia la editorial y
me pregunt si no necesitaras algo.
Algo como qu?
No s, ms papel, conversacin,
un sndwich
Ofreci ella, mientras lo vea
rodeado por un nuevo halo de atraccin.
Su amor oculto encontraba una razn
ms para crecer: l era un creador.
Nunca lo haba visto leer un solo libro y,
de repente, le irrumpa esta pasin que
lo llevaba a encerrarse a escribir
durante horas. l no haba querido
contarle la razn de ese repentino ataque
creador. Lo que son las musas, pens. Se
sinti tentada de darle un beso, pero se
reprimi: qu pensara Lucas de una
mujer tan impulsiva? Slo atin a
despedirse sin molestarlo.
Bueno, me voy, te dejo mi
paraguas por si necesitas salir.
Cudate no, mejor cmprame
cigarrillos; quiero decir, s, cudate,
pero treme cigarrillos.

A treinta mil pies de altura, Gnther von


Bohlen and Reichenbach, furioso de
celos, se preguntaba si el nuevo amigo
de su mujer sera escritor, como los
anteriores. Levant la vista: Michelle
dorma plcidamente en su asiento,
ajena a sus preocupaciones, al viaje.
Pareca inocente. Fritz, el valet, le
alcanz un papel:
Nos lleg de frica, seor,
preparamos el pedido?
Gnther apenas lo mir e hizo un
breve gesto de asentimiento.

Treinta mil pies ms abajo, Lucas


retom la escritura:
Por qu no quiero acordarme de ese
lugar de la Mancha? Ya no me acuerdo.
Gregorio Samsa pens en que alguna vez
instalara en ese lugar una fbrica de
valijas, y la llamara Gregorite. No,
mejor usara su apellido: Samsonite.
Lucas levant la vista y vio a
Amparo esquivando charcos de agua,
mojndose. Mir el paraguas que ella le
haba dejado. Abri la ventana y le dijo:
No te olvides de los cigarrillos.
Sigui:
Gregorio Samsa crey que estaba
sufriendo una pesadilla, o al menos una
livianilla, algo producido por una comida.
No deba volver a ese basural. La basura
tiene eso: es deliciosa pero despus te hace
soar con coroneles frente a un pelotn de
fusilamiento.

Al rato golpearon la puerta. El


ltimo prrafo haba sido dificultoso y
temi que a ese paso no acabara nunca.
Qu le mostrara a Michelle? Abri
con cierto disgusto, era Amparo;
regresaba empapada, traa un paquete de
cigarrillos en sus manos.
Estn mojados seal Lucas.
Ya te dejo trabajar, pero me
contars por fin cmo empez toda esta
historia de la novela?
No poda negarse una vez ms.
Sinti una mezcla de peso y alivio sobre
sus hombros; las imgenes del presente
se empezaron a esfumar y volvi a verse
a s mismo caminando por una calle, en
otro da de intensas lluvias.
S, s te lo contar.
2

Yo iba sin rumbo fijo, tratando de no


mojarme; una rfaga inesperada me hizo
refugiar bajo el primer toldo que
encontr a mi paso. Result ser de una
librera. Como era la nica proteccin
de la cuadra, otras personas se
empezaron a juntar ah tambin,
empujndome poco a poco contra la
puerta y, cuando me quise dar cuenta, ya
estaba dentro. Comenc a recorrerla,
primero asombrado en medio de esas
pilas de libros, pero a los pocos
segundos ya estaba aburrido. Empec a
mirar los carteles de las secciones.
Filosofa. Psicologa. Sociologa.
Historia. Sexologa. Botnica.
Herboristera. Sexologa? Me fij si
alguien me miraba, abr uno de los
libros y ya la primera foto me impact.
Perdona la crudeza, Amparo, pero la
mujer pasaba sus antebrazos por entre
las nalgas de un camello, mientras el
hombre estaba flexionado mirando hacia
atrs, rodeado de frutas, con un antifaz
puesto. El camello tena algo en la boca,
que en la foto no se distingua bien, y
cuando me acerqu a un lugar con ms
luz, en el descuido, tumb una pila de
libros. Cerr el mo y me agach a
recogerlos. Cuando los estaba
ordenando escuch que una voz de mujer
me preguntaba:
Disculpa ya recibieron la
revisin crtica de Oxford Press de
Memorias de Adriano, en edicin
facsimilar?
Mi vista, que estaba dirigida hacia
el suelo, se levant recorrindola palmo
a palmo. Zapatos de tacn. Cadenita de
oro en el tobillo izquierdo, que le daba
un aire gitanesco y agregaba algo de
misterio a unas pantorrillas tal vez
demasiado perfectas. Piernas que suban
largas, bien torneadas. Cintura que la
rodeaba por completo; un hermoso busto
que pareca dos, tambin
maravillosamente torneado, igual que
las piernas, pero con otra forma. Su
cabellera caa rubia sobre sus hombros,
a los costados de un cuello fino que
sostena ms arriba un rostro bellsimo,
de una delicada sensualidad. Dos orejas
le salan a los costados de la cabeza, y
en ellas se sujetaban unos colgantes con
unas pequeas piedras engarzadas. Su
perfume era intenso, me despej la
nariz. Porte: actitud sexy, provocativa,
no desprovista de una campesina y sana
ingenuidad. Edad: menos de treinta,
probablemente veintisis. Estudios:
Doctorado en Letras con una tesis sobre
La mscara en la obra de Virginia
Woolf, espejos femeninos en la prosa de
Pessoa. Color de ojos: verdes?
Deportes: natacin y esgrima. Color
favorito: rojo de obsidiana. Piedras: el
mrmol de Carrara y el granito de
Cocina. Detesta: la pobreza y las
guerras.
Enseguida not que ella me haba
confundido con uno de los vendedores.
Me incorpor inmediatamente y mis
labios pasaron casi rozando los suyos,
porque el pasillo era muy estrecho. Era
ms alta de lo que me haba parecido. Y
ms hermosa. Un poco nervioso y
tratando de pensar con rapidez qu
actitud era ms conveniente, no me
atrev a decirle que ni era vendedor ni
saba de qu me estaba hablando.
Esprame un momento.
Le ped, y fui hasta la caja a
preguntar por su libro. Pero me di cuenta
de que no haba retenido muy bien el
ttulo que buscaba, y entonces pregunt
por lo que crea recordar:
Tiene los Recuerdos de
Adriana? eh, es una edicin fcil de
asimilar.
El empleado me mand a buscar en
Literatura Infantil. Pas frente a la chica
y le ped que me esperara un segundo,
que ya le conseguira el libro. En la
seccin infantil me encontr con una
vendedora, a la que reconoc por su
disfraz de jirafa. Entre los dos buscamos
sin hallar exactamente lo que necesitaba.
Decid volver con uno muy parecido,
que de todas maneras poda servirle:
Adrin, el ratoncito valiente. Ella lo
recibi primero con sorpresa y despus
con una franca risotada. Advert que me
haba equivocado pero decid fingir que
el cambio haba sido a propsito.
Me encanta la gente con sentido
del humor.
Dijo, mientras me miraba
profundamente a los ojos, con una
mirada que me atravesaba.
T no trabajas ac, verdad?
No, pero quise encontrar tu libro y
ponerme a ser tu vicio perdn:
ponerme a tu servicio.
Oh, latinos, siempre conquistando.
Cuando dijo eso, enseguida me di
cuenta de que ella no era de ac:
T no eres de ac, no es verdad?
No.
Ah. S eres?
No, no: es verdad, no soy de ac.
Eres de all?
S, cmo lo sabes?
Es que soy muy intuitivo ante una
mujer tan hermosa, enseguida me doy
cuenta.
De que soy de all?
No, de que eres muy hermosa.
Eso se lo dirs a todas.
No es cierto, trabajas o estudias?
All?
S.
Ninguna de las dos cosas y las
dos al mismo tiempo.
Caramba, un acertijo, y qu
haces?
Gozo.
Arte marcial japons?
Ella volvi a rer con una risa
abierta: all haba horas de espejo.
Estbamos a escasos centmetros de
distancia. Sus labios me rozaban al
hablar. Y me explic:
Gozo gozo estudiando
literatura, eso jams podra ser un
trabajo para m.
O sea que no cobras.
Rio nuevamente, rozando mi mejilla
con sus labios. No dejaba de mirarme,
casi dira que me estudiaba. Yo me
senta como un libro en blanco ante sus
ojos de experta.
La literatura y los escritores son
mi nica y gigantesca pasin.
Ese dato se clav en m; yo estaba
como un animal en celo, no saba cmo
seguir, cuando ella me hizo la pregunta
crucial, a raz de la cual empez todo
esto:
Y t a qu te dedicas?
No poda responderle la verdad.
Nada no es una buena palabra para
empezar una relacin. Y los trabajos que
haba tenido antes no me parecan
demasiado prestigiosos como para
contrselos. Se me cruzaron mil oficios
por la mente: bombero, maestra de
jardn de nios, el santo oficio. Pero
record lo que a ella le atraa y, sin
medir las consecuencias, contest:
Escribo.
Nunca una palabra tan breve meti a
nadie en un problema tan grande. Ella
sonri, en un gesto que no acert a
reconocer si era de sorpresa o de burla.
Segua midindome con la mirada. Entre
inquieta y con un dejo de irona me
pregunt:
Y qu escribes?
Gotas de sudor cayeron sobre mi
mente.
Palabras contest.
Te sigues riendo de m.
S, claro, es que los de ac somos
muy graciosos, no como los de all.
No seas modesto, dime qu
escribes.
Libros.
No sigas burlndote, por favor
me dijo, recostndose suavemente sobre
mi pecho, contstame.
S, me podras repetir la
pregunta?
Intentaba ganar tiempo de cualquier
manera. Transpiraba, apurado por la
situacin, y mi vista recorra febrilmente
la librera, buscando un punto de apoyo
que no fueran sus ojos inquisidores.
Qu escribes?
Como no se me ocurra nada, estaba
a punto de confesar mi mentira:
Bueno, en realidad, yo no
no
Cuando levant la mirada y vi que
justo encima de nosotros colgaba un
cartel que indicaba la seccin y
complet:
no no novela!
La sonrisa suspicaz que haba
mostrado hasta el momento se desarm
ni bien pronunci esa mgica palabra.
Slo atin a balbucear:
De veras?
Como no era de veras, opt por
seguir callado. Ella entorn sus ojos
hmedos de sensaciones y dej caer otra
frase:
Amo los libros y a los
novelistas, que se me figuran seres
maravillosos.
Casi agrego: Quieres que te haga
aparecer algo?, pero permanec en
silencio, en una postura que pareca
favorecerme. La actitud de su cuerpo
haba cambiado. La que antes me
pareca una diosa inalcanzable, ahora
era una felina dulce y llena de gracia.
Por favor, cuntame algo de tu
tarea como escritor, cmo son tus horas
de creacin.
Buenooo estemmm, son de
sesenta minutos es es muy difcil,
muy duro, como te imaginars.
No quiero imaginarme, sino que
me lo cuentes. Para ganar tiempo le
propuse que furamos a tomar algo.
No tengo mucho tiempo, me
espera mi marido.
Ese dato me sorprendi. Casada.
Haba que apurarse, ahora o nunca.
Aunque si son extranjeros sin duda
deben ser modernos, tal vez me acepten,
o me pidan que los acepte. Un mariage
trois. Pero cul sera mi rol?
Amante de ella y amigo de l? Amigo
de ella y amante de l? Amante de los
dos y quedarme sin amigos? Como sea,
a m me gustaba ella y no l. Adems
ellos viven en el extranjero; para m,
cambiar de pas, en este momento, es
todo un problema. No es que yo sea de
los aferrados a una idea, pero uno se
encaria con la tierra que lo vio nacer.
Qu hara yo en un pas lejano,
sufriendo en sus inviernos helados?
Quiz meses sin ver el sol y hablando un
idioma que no conozco. As es muy
difcil mantener una conversacin,
porque, aunque, entendiera a los dems,
tal vez no sabra lo que yo mismo estara
diciendo. Adems vivira en ese palacio
lujoso. Yo nunca fui de tantos lujos.
Tendra que adaptarme a eso tambin. Y
al jet-set. Codearme con tantos artistas y
nobles. Y modelos. Se me olvidaran los
nombres Y si me enamoro de una
modelo hermosa? Cmo lo tomaran
Michelle y su marido? Sern tan
modernos como pretenden, o son unos
hipcritas? Tal vez sean modernos para
ellos, pero para los dems sean
chapados a la antigua. Yo tendra que
ayudarlos a cambiar. Es mucha
responsabilidad. Montecarlo. El casino.
Vivirn lejos de Montecarlo? De todas
maneras no importa, me podran prestar
su chofer o su helicptero. O las dos
cosas. El chofer sabr manejar el
helicptero? Supongo que para casos de
apuro s. Ir al casino no es algo de
apuro, a menos que uno salga muy sobre
la hora. Sera cuestin de salir un rato
antes. Hacer saltar la banca. Invertir el
dinero. Hacer negocios sucios. Meterme
en problemas con la mafia. No, mejor
controlar la mafia, as me evito
problemas. Lavar el dinero de tantas
ganancias: Llevar una doble vida.
Hacerme la ciruga esttica pero a m
me gusta como soy. Podra operarme y
hacerme una cara que fuera igual a la
ma.
No voy dije, ante la presin de
tantos cambios vertiginosos.
Cmo? pregunt, extraada.
No voy.
Que no me invitas a tomar un
caf?
Ah, s, eso s.
Salimos a buscar un caf. Vimos uno
a pocas cuadras. Llegamos y nos
sentamos a la mesa. De pronto un trueno
ilumin la ciudad. Las luces de la calle
parpadearon unos segundos, quedamos
en plena oscuridad. Sent un abrazo de
alguien extrao; no un familiar, me
refiero. Una persona del sexo femenino,
seguramente; digo seguramente
porque no pude mirrselo, pero era
evidente por el tono de voz con el que
dijo:
Ay, qu miedo.
Un cuerpo hmedo y tibio, pegado a
mi cuerpo y respirando profundamente.
Cuando regres la luz confirm que era
ella. Me rodeaba el cuello con sus
brazos y todava tena la expresin de un
conejito asustado. Le acomod las
orejas y se tranquiliz. Paradjicamente,
toda esta cercana y tantas emociones
nuevas me recordaron que an no saba
su nombre.
Cmo te llamas?
Michelle.
Ma belle canturre en su odo.
Mabel no: Michelle.
Lucas Modm de Bastos, mucho
gusto.
Seores, su pedido.
No salamos de nuestros asombros.
El camarero haba interpretado nuestro
deseo. Sobre el mantel blanco estaban
dispuestos nuestros cafs humeantes
servidos en vajilla de porcelana, al lado
de un candelabro con velas encendidas y
un delicado florero con una rosa. Era un
momento verdaderamente mgico.
Frente a nuestros ojos pas una carroza
tirada por unos ratones. En el momento
en que la carroza se transformaba en una
calabaza, los ratones se convertan en
negros corceles y avanzaban ms rpido
que antes. Caan estrellas, pequeas; un
coro de lucirnagas danzaba en torno de
nosotros. Nos envolva una msica
celestial, algo que ya haba odo una vez
en un aeropuerto y tambin en el
ascensor de un shopping.
Pero ella deshizo la magia cuando
me pregunt:
Cuntame, entonces, qu ests
escribiendo ahora.
Mmmm eh estem no
saba cmo salir de ese problema y tuve
que decir la verdad nada.
Nada? con desilusin.
Bueno nada que pueda
mostrarte as, ahora apenas estoy
comenzando una novela adems, me
gusta mostrar las cosas ya terminadas
dame tiempo, quiz en dos o tres das.
Tres das para escribir una
novela!? exclam, con una sonrisa.
No, claro, lo que pasa es que ya
no me gusta escribir a los apurones
como antes.
Quieres decir que en dos das me
mostrars algo?
En dos das espero haberte
mostrado todo, je.
Oh, estos latinos, son todos
iguales. Me pregunto por qu sern as.
Debe ser la temperatura.
Pero en este pas hace bastante
fro.
Por eso, necesitamos entrar en
calor.
Me refiero a por qu siempre
estarn conquistando.
Debe ser porque no nos hacen
caso, sino ya hubiramos parado y
cambi de tema A qu se dedica tu
marido, qu edad tiene?
Oh, es muy aburrido.
Ah, y qu ms hace?
Tiene barcos, y es mayor.
Si tiene barcos ser capitn,
mayor es en el ejrcito.
No, l es mayor, mayor de edad.
Veintin aos?
No, sesenta. Es celoso, muy
celoso, me controla constantemente,
empiezo a sentirme ahogada.
Entonces salgamos afuera.
Ahora no, en general.
Curioso, si l tiene buenos barcos
no tendras por qu sentirte ahogada.
Sin hacer caso de mi humorada,
sigui contndome hasta qu punto su
vida estaba rodeada de espas sigilosos
y guardaespaldas.
Ha llegado a colocar micrfonos
en mi ropa interior.
Caramba y los coloca l? Puedo
colaborar?
Abrumada, sigui con su triste
recuento:
Graba todas mis conversaciones
telefnicas. Lee mi diario personal: me
di cuenta porque empec a encontrar
comentarios con tinta roja. Controla
todos mis movimientos.
Ah, es lo contrario del Mal de
Parkinson. Sera el Bien de
Parkinson.
Me persigue, no hay lugar al que
yo vaya en que no haya reemplazado a
algunos empleados por sus propios
esbirros.
Instintivamente mir hacia el
camarero, sera un espa? Un
guardaespaldas peligrossimo? En
cualquier caso pens que lo mejor era
dejar una buena propina. Ella record
que se deba ir. Dejamos la mesa y nos
retiramos, escoltados por el camarero,
que no cesaba de expresar su
agradecimiento. Nunca le haban dejado
cien dlares de propina, y por slo dos
cafs.
Al llegar a la esquina me pidi que
no siguiera acompandola. Yo insist
porque no quera dejarla, pero ella se
negaba, recordndome lo peligroso que
era, a pesar de lo cual segu insistiendo.
Permtaselo, Mademoiselle.
Le deca el camarero, apoyando mis
deseos. Caminamos en silencio por
calles oscuras. Yo trataba de contener
mi ansiedad porque no quera verme
demasiado precipitado, pero el hecho de
que todava no hubiramos arreglado un
futuro encuentro me tena inquieto.
Media cuadra antes de llegar al
Grand Hotel and Towers ella me rog
que nos despidiramos all.
Es muy peligroso, Lucas.
No creo, chiquita, qu me
podran hacer esos guardaespaldas que
fuera peor que perderme unos segundos
contigo?
Sacarte la lengua.
Y cmo me va a importar que me
saquen la lengua?
No, me refiero a que te la
arranquen, y desollarte vivo, sumergirte
en una olla de aceite hirviendo pero si
tu amor es ms fuerte y quieres
arriesgarte a acompaarme, hazlo.
mmm no, no quisiera
comprometerte
Ven, ven, acompame.
Insisti tanto que no tuve ms
remedio que acompaarla; de todas
maneras tom la precaucin de pedirle
que caminara adelante mientras yo iba
agarrado de sus hombros y ocultndome
tras sus espaldas; y el camarero opt por
regresar corriendo a su bar. En la
entrada del hotel estaba el tradicional
portero junto a un tipo que tena una
identificacin plastificada que deca:
IGNACIO ESCOBAR, N. 375, al lado
de su foto. Ambos saludaron a Michelle
con una inclinacin reverencial, lo que
permiti que, mientras ellos miraban el
suelo, yo pasara inadvertido hacia el
interior del hotel, que estaba ocupado
por unos pocos turistas, y el resto lleno
de esbirros. Era como una cueva infecta
de seres peligrosos que me miraban
amenazadores, a pesar de que les
ofreca mi sonrisa ms corts. Pero lo
corts no quita lo valiente. Y ellos eran
muy valientes. La vigilancia sobre
Michelle superaba lo que jams podra
haber imaginado. Ni bien entramos al
lobby fuimos rodeados por
guardaespaldas que cuidaron cada uno
de sus pasos. Nos acompaaron hasta el
ascensor. Eran tantos, que tuvimos que
esperar varios viajes ya que siempre
ellos llenaban el elevador. Cuando
finalmente se hizo espacio, nos toc
subir solos. Debo confesar que hasta
sent un poco de miedo al estar con ella
as, sin proteccin. Adems empez a
decir:
Ojal no te maten, ojal no te
maten. Cuando estbamos llegando a su
piso le pregunt:
Dime cundo nos veremos.
Salimos maana en la madrugada
con mi marido
Y a l no le importar que vaya?,
a qu hora salen?
No, quiero decir que ya no estar
aqu, lo acompao a comprar unos
barcos al interior del pas.
Claro, all son ms baratos, ya
que no tienen mar.
En una semana volvemos a pasar
por ac y seguiremos viaje hacia Miln.
Eres milanesa?
En parte: napolitana por el lado
materno.
Me gustara volverte a ver
insist.
S, pero slo con una condicin,
aceptas?
Nos bamos a ver, eso era lo que
ms me importaba, no iba a poner
reparos a un pedido amoroso, cuando
ella estaba cumpliendo mi deseo.
Por supuesto, dime, cualquiera
que sea la aceptar gustoso.
Nos podemos ver si ojal
quieras se acerc hacia m, nos
podemos ver si si se alej no,
temo que te niegues.
No, pdeme con confianza la
anim, pensando en que ella estaba a
punto de permitirse alguna fantasa
inconfesable.
Nos podemos ver si si me traes
la novela que ests escribiendo; nada me
pondra ms ardiente que la posibilidad
de tener una cita con un autor que me
trae un manuscrito; es una vieja fantasa
ertica.
Te parece?
S dud en continuar,
siempre imagin a un autor y a m,
desnudos en un cuarto alfombrado por
las hojas de un manuscrito suyo, y yo
arrastrndome por el piso, leyendo cada
una de esas pginas y entregndome a
sus ms osados deseos.
Claro mira lo que son las
cosas.
Cuando los esbirros comenzaron a
golpear las puertas del elevador,
preguntndole si se encontraba bien, me
pareci prudente oprimir el botn que
deca abrir y dejarla partir. Se
despidi, ofrecindome un beso que
roz mis labios. Las puertas terminaron
de cerrarse mientras yo le gritaba mi
nmero de telfono, y ella, entre
suspiros, me recordaba el da y el
compromiso.
Sal del hotel, feliz. Atraves el
parque cantando y dando saltos,
sintiendo una dicha infinita. Cuando
llegu al apartamento ca en la cuenta
del nico pero grave problema. Eres
incapaz de terminar una pgina
completa, me deca la Castro, mi
maestra de primaria. Y una novela tiene
muchsimas pginas completas. Haba
fracasado. Estas palabras retumbaron en
mi mente una y otra vez. Intil tejer
sueos que abrigaran esperanzas que
vistieran ilusiones. Deba renunciar a
Michelle. Adis, adis hermosa, aun
antes de que seas ma.
Sent el impulso de salir, buscar un
bar, y que la bebida me ayudara a
olvidarla. Pero el deseo de poseerla se
negaba a desaparecer. Botella tras
botella, slo se avivaba su recuerdo.
Comenc a golpearme con los envases
vacos, pero nada daba el resultado
esperado. Ella permaneca dentro de m,
como una llama que todo lo abrasa.
Sers ma, me dije. Y un seor que
estaba a mi lado en la barra, alej un
poco su silla. Regres a casa, pas por
una papelera, compr estas hojas en
blanco, cuadernos, toda suerte de
bolgrafos y lpices, cerveza como para
acabar la novela esa misma noche, y
regres. A la maana siguiente mi dolor
de cabeza y mis ganas de orinar eran
enormes, pero no haba escrito ni un
rengln. La seorita Castro tena razn.
Fue en ese momento cuando record que
trabajas en una editorial, y entonces te
ped ayuda.
3

Ahora entiendo por qu me


pediste esa coleccin Joyas de la
Literatura Universal, y Escriba su
propia novela en su propia casa Igual
me dio mucho placer fotocopiarte todo
eso coment Amparo, tratando de
disimular su molestia por esa mujer
casada que seduca a su Lucas.
Me hubieran sido ms cmodos
los originales
Pero slo me encargo de la
fotocopiadora y ahora tambin me
explico que lleves cuatro das encerrado
en tu apartamento pidindome que te
traiga sndwiches y bebidas.
Es que no quera molestarte.
No es molestia, t sabes cunto
te
Iba a decir te quiero, pero se
corrigi inmediatamente, pens en decir:
me simpatizas, pero tambin le pareci
que era revelarse demasiado; pens: te
aprecio, pero volvi a callar; todo se le
haca casi una confesin. Se le ocurri:
te respeto; no, tampoco: te tengo en
consideracin, me interesas, te tolero,
no, no, no y mil veces no, le daba pnico
la idea de ser rechazada por un paso en
falso, una palabra de ms, y termin:
te valoro tu esfuerzo cuenta
conmigo para lo que desees.
No quiero molestarte.
No ser ninguna molestia.
Bueno, me podras hacer unos
masajes en los pies?
Claro.
Dijo ella, mientras le quitaba los
zapatos y apoyaba sus pies, de l, sobre
sus muslos, de ella. l se fue relajando
hasta quedarse dormido. Amparo no
quera moverse por no despertarlo, y as
pasaron esa noche. l, durmiendo como
un nio y roncando como el abuelo del
nio, y ella tratando de tomar una revista
que haba cado al piso. Estir un pie
hasta lograr alcanzarla, la fue
arrastrando hasta que pudo tomarla con
las manos, y se pas el resto de la noche
leyendo, pensando en esa descarada
Michelle, y dormitando sentada. Salvo
en dos oportunidades en las que l le
pidi que le trajera agua.

Cuando Lucas despert, descubri que


Amparo le haba dejado el desayuno
preparado. Mientras lo tomaba, volvi a
su tarea.
Cola de cerdo y mariposas.
Lucas, recordando los manuales de
Amparo, se percat de que todava no
haba puesto ningn elemento esencial
del realismo mgico.
A Lady Chatterley le sali una flor de
cola de cerdo. Y a Justine la persegua una
constante nube de mariposas, que ella
espantaba con la soga que haba llevado para
otros fines.

Tard horas en escribir ese breve


prrafo, y as y todo no qued
satisfecho, no le pareci suficiente, le
faltaba riesgo, audacia.
A Lady Chatterley le sali un cerdo en
un muslo. Cuando el coronel Aureliano
Buenda se cruz con Justine, lo primero
que vio fue la nube de mariposas qu la
rodeaba. Ella vena avanzando a los tumbos,
dando golpes en el aire con la soga. Pero el
coronel observaba cmo esa rara especie
de mariposas asesinas pareca rerse de
esos intentos torpes. Se alejaban un poco y
volvan a besarla. La llenaban de besos y
libaban de su cuerpo. Le daban unos besitos
suaves. Pero, como eran miles, Justine
quedaba baboseada. Adnde va, hermosa
dama?, pregunt el coronel, aun cuando no
tena idea de si debajo de esa nube haba una
mujer.

Se detuvo un segundo para pensar la


siguiente frase, deba ser clara, corta,
contundente:
Voy a casa de mi abuelita a llevarle esta
canastita de comida, contest Justine. Ah,
qu bien, dijo el coronel, mientras por
dentro se relama pensando en que
devorara a la anciana abuela y a la bella
nia.

Te traje esta canasta de comida


dijo Amparo, que ya haba regresado de
la editorial, sobresaltando a Lucas,
mientras apartaba la pila de papeles y
pona sobre la mesa queso, embutidos,
pan, huevos duros y una botella de sidra
. Para que brindemos por tu novela.
A Lucas no le gust nada; no quera
beber, porque entonces se dormira,
pero Amparo ya estaba abriendo la
botella y sirviendo la sidra, mientras
gritaba entusiasmada:
Salud, chin-chin, skl, prost!
No, se dice Proust corrigi
l.
Aprovechando que Lucas iba al
bao, Amparo tom la novela y comenz
a leerla. En la primera y rpida lectura
no le gust nada, pero era porque no la
haba entendido; se dio cuenta de que
necesitaba una segunda lectura, como
toda novela compleja lo requiere. En la
segunda lectura le gust menos, y ahora
porque la haba entendido.
Cuando Lucas regres, Amparo junt
coraje y se anim a decir:
Lucas, piensa que tal vez ella no
regrese. O que no le guste lo que
escribes.
Amparo, debo seguir. Estoy
embarcado en esto y quiero terminar,
lo siento, debes irte. Ella sinti que su
corazn se arrugaba.
Y qu hars sin m?
Me quedar sin amparo.
Remat, dando muestras de su
inagotable ingenio.
Amparo parti, silenciosa, con los
ojos hmedos.
4

Noticiero de televisin: el candidato


del Fenad Frente Nacional
Democrtico, partido opositor al
gobierno, doctor Smrbekta, y su
seora esposa, visitan un colegio. l
declara que es lgico que el Presidente
no quiera competir en estas elecciones,
despus del natural desgaste de tantos
aos de gobierno. En la imagen, su
esposa recibe flores que le entregan las
nias, mientras Smrbekta observa la
escena con ternura paternal.
Corte al Presidente inaugurando unas
casetas de cobro de peaje; en segundo
plano se observa un grupo de
simpatizantes que piden por una nueva
reeleccin. Corte al Presidente que dice:
Y miren que les digo que no, pero
el pueblo es as Corte a una entrevista
al doctor Anastassi, angustiado por la
inexplicable desaparicin de su madre.

Cuando Lucas se qued solo, consult la


fotocopia del Diccionario de trminos
literarios que, solcita, le haba trado
Amparo. Ley:
Novela: obra literaria en prosa en la que
se narra una accin fingida, y cuyo fin es
causar placer esttico con la descripcin de
sucesos interesantes, de pasiones, de
costumbres y de caracteres.
Le falta el acento, pens Lucas:
caracteres. Y qu ser el placer
esttico? Ser eso lo que espera
Michelle? Oje entonces las copias del
manual Escriba su propia novela en su
propia casa.
Felicitaciones! Usted acaba de comprar
el manual ms completo para escribir
novelas. Sin conocimientos previos, sin
tediosos estudios de gramtica, sintaxis,
ortografa, retrica; con slo cinco
minutos por da lograr escribir la novela
que siempre so! Escoja su estilo
favorito: aventuras, policial, gtica, de
ciencia ficcin, histrica, por entregas,
rosa, negra, sentimental, de amor, de
caballera, de amor por la caballera,
picaresca.
Esta ltima no, pens Lucas: nada de
groseras, Michelle podra ofenderse,
mejor algo elevado. Lleg al captulo
Los escritores famosos y ricos nos
aconsejan, donde Robbe-Grillet deca:
Lo ms difcil es la primera pgina de
la novela; despus uno est impulsado
por una energa que reside en lo que ya
ha escrito. La primera pgina ya la
escrib se dijo Lucas, pero no se
me ocurre nada ms. Para Borges haba
que Narrar los hechos como si no se los
entendiera del todo. Voy por el buen
camino se dijo, no entiendo nada de
lo que escribo! Explicaba Sbato: La
novela es un tipo de creacin que no
intenta probar nada. Voy bien, yo no
trato de probar nada, slo de acostarme
con Michelle. En la novela actual no
hay tiempo astronmico sino tiempos
interiores. Esto es chino bsico. No
ser tiempo gastronmico? No ofrece
una lgica racionalista: irrumpen el
subconsciente y el inconsciente.
Inconsciente es el que escribi esto,
concluy Lucas, indignado.
Pero le dio curiosidad lo que deca
Carver: A riesgo de parecer tonto, un
escritor necesita a veces tan slo
presenciar con la boca abierta alguna
cosa un atardecer o un zapato viejo
en puro y absoluto asombro.
Dispuesto a aprender, Lucas abri la
boca, esper la llegada del atardecer, y
contempl un zapato viejo durante un
largo rato. Cuando el dolor de cabeza se
le hizo insoportable, abandon; en
efecto, Carver era un tonto.
Perseverante, continu con un
consejo de Gide: El gran secreto
consiste en escribir al instante: cuando
se vacila, se est perdido. Esto estimul
a Lucas, que de inmediato se abalanz
sobre los papeles, pero al instante
record a la seorita Castro, vacil y se
sinti perdido. Por ltimo, casi a punto
de abandonar, ley una frase de Carson
Mc Cullers que le interes: Los detalles
generan siempre muchas ms ideas que
las que cualquier generalidad puede
aportar. Recomenz entonces la novela,
ahora con nuevas esperanzas:
En un lugar de la Mancha, situado a 23.
de longitud oeste, de cuyo nombre no
quiero acordarme, aunque se llamaba
Torrejas de la Reina, frente al pelotn de
fusilamiento compuesto por ocho jvenes
carabineros vestidos con ropa de fajina
color caqui y sin experiencia previa en el
manejo de las armas de fuego, lo que pona
en peligro de muerte al condenado y
tambin al resto del pelotn, el coronel
retirado Aureliano J. Buenda haba de
recordar aquella fresca tarde en que, al
despertar de un sueo agitado provocado
por la excesiva ingestin de chucrut con
codillo de cerdo y cerveza de alpiste,
Gregorio Hctor Samsa se encontr en su
cama de sbanas a pintitas rosadas,
transformado en un horrible lepidptero.
5

Esa noche, en su apartamento,


Amparo se desesperaba pensando de
qu manera podra serle til a su amigo.
En un descuido de Lucas, ella haba
llevado una foto de l, y ahora la tena
en un portarretratos sobre la chimenea.
Era una foto del carnet del club, de
cuando Lucas tendra unos seis o siete
aos; pero no importaba, era l. La
misma boca, los mismos ojos, los
mismos pantaloncitos cortos. No se
vean en la foto; pero Amparo se lo
imaginaba de pantaloncitos cortos
porque ella lo vea as, como un nio
que necesita proteccin. Y como un
autor que necesita inspiracin, pens. Lo
que haba ledo de su novela le haba
parecido incoherente. Entonces se le
ocurri la idea: Ser la musa secreta de
mi Lucas. Tom el telfono decidida a
hacer una llamada annima. Marc el
nmero de Lucas. Tardaba en atender.
Claro, eran las tres de la maana los
movimientos son ms lentos a esa hora.
Pared de por medio, ya que eran
vecinos, pudo or cmo se caa una
mesita que ella conoca perfectamente.
Con un odo escuchaba el tono de
llamada y con el otro alcanzaba a
percibir sus insultos. Oy que Lucas
levantaba el tubo y con voz pastosa
preguntaba quin llamaba a esas horas.
Ella alter su voz, hacindola ms
grave, y dijo un seco:
El asesino es el mayordomo.
Cort inmediatamente. Se felicit
por encontrar esta manera discreta de
ayudarlo sin que l se sintiera invadido
o humillado ante ella.
A travs de la pared se alcanzaban a
percibir algunos gritos; era evidente que
l estaba festejando la idea que
annimamente le haba llegado.
Pasaron las horas y se le ocurri que
no deba olvidarse de la alimentacin.
Tendra hambre Lucas? Se asom a la
ventana de su apartamento, lo vio
echado en un silln. Imposible saber si
tena hambre, estaba dormido. Y si se
haba dormido por hambre? Pero cmo
pasarle comida sin despertarlo? Regres
a la cocina, cort finas rebanadas de
pan, luego queso y jamn. Fue hasta la
puerta de l, y comenz a pasarlas por
debajo, una a una; de esa discreta
manera cuidaba su hambre y su sueo al
mismo tiempo. Pero de pronto sinti que
todo su noble esfuerzo se derrumbaba
como un castillo de naipes y se borraba
como un castillo de arena lamido por el
mar y se esfumaba como un castillo de
nubes que el viento dispersa. Cmo no
lo haba pensado antes? Y si la idea
que recin le haba ofrecido entorpeca
todo su trabajo? Presa de la angustia
volvi a llamarlo. Nuevamente el tono
de llamada en su odo y, a travs de la
pared, otra vez el ruido de la mesita que
caa y la voz pastosa que insultaba,
ahora porque pareca haber pisado el
jamn y el queso. Pero no le import, su
nica preocupacin era retirar la idea de
antes, que podra estar daando el
avance de la historia:
En realidad, el mayordomo es un
buen hombre.
Dijo, impostando su voz, cuando
Lucas atendi, y cort aliviada. Sinti
cmo l tiraba algn objeto contra la
pared. Fue hasta la ventana, queriendo
descubrir a Lucas, pero vio en la calle
un coche estacionado, con tres personas
fumando. Qu harn ah esos matones?
se pregunt. Porque tienen todo el
aspecto de matones. Trajes oscuros,
cicatrices en las caras, gafas para sol
aunque ahora es de noche, revlveres
que asoman por entre sus ropas. Sern
los que mencion Lucas? Porque estn
mirando hacia su ventana. Esto no me
gusta. Debo avisarle ahora mismo. El
telfono son cuando l comenzaba a
dormirse nuevamente. Atendi y, sin dar
tiempo a que Amparo hablara, descarg
toda su indignacin en un breve discurso
acerca de los antepasados del que
realizaba llamados a esas horas. Cuando
cort, Amparo, pens que Lucas estaba
un poco nervioso en esos das. Un
muchacho tan fino diciendo esas cosas.
Volvi a mirar por la ventana. Los
matones continuaban vigilando. Sern
un grupo de turistas? Dud. Gentes con
otras costumbres? No sern estudiantes
de literatura? Qu raro, con tantas
cicatrices. Aunque podra ser, los
ambientes acadmicos son tan
competitivos.
6

El Concorde privado de Gnther y


Michelle sobrevolaba distintas
provincias, para que el viaje no fuera
demasiado breve y as darle tiempo a la
pareja para degustar la comida servida a
bordo: touraine de erizos alimentados
con vinagreta de zanahorias; huevas de
percebes del Cantbrico; ballotin de ave
del paraso con chutney de granadas;
filet de conejo amaestrado en su galera.
Mientras el avin aterrizaba en San
Garca, pequeo puerto de provincia,
los guardaespaldas, en la capital,
regresaban a la oscura cueva donde
vivan. En este caso eran las lujosas
habitaciones del Grand Hotel and
Towers. Dejaron el auto en manos de un
esbirro apenas ingresado, un esbirrito.
Fueron a encontrarse con el jefe de la
custodia del esposo de aquella por la
cual Lucas estaba escribiendo la novela
en esos precisos momentos en que los
esbirros llegaban hasta el jefe de la
custodia del esposo de Michelle.
Y bien? les pregunt.
No estamos seguros.
Ms les vale, o ya saben cmo les
va a ir con el seor Gunther.
Los esbirros se quedaban callados,
muertos de miedo y de vergenza. El
jefe se puso nervioso:
Es escritor o no?! grit,
haba papeles?
S, muchos.
Incluso la pared estaba
empapelada jef
Dijo uno, pero el jefe le cruz la
cara con un golpe de pistola.
S dijo otro, montones de
papeles y una mesa llena de libros.
Tpico de un escritor afirm el
jefe.
S, y de los abogados tamb
dijo el que no aprenda a quedarse
callado, y recibi otro golpe.
Los abogados son escritores?
pregunt otro de los esbirros.
No contest en seco el jefe.
Y por qu tienen libros?
pregunt otro.
A lo mejor era un abogado
agreg otro esbirro.
Un momento, un momento los
par el jefe. Los libros eran todos
igualitos, forrados en cuero?
No respondieron
simultneamente.
Entonces era un escritor,
imbciles! A la seora le gustan los
escritores. l ya nos lo advirti bien
clarito: es-cri-to-
-rios agreg el que tena la
cara cruzada de golpes. Y recibi otro.

A la maana siguiente, Lucas despert


angustiado, presa de la necesidad de
terminar su trabajo. Trat de
concentrarse en su obra, pero no saba
cmo continuar. Busc las fotocopias de
Escriba su propia novela en su propia
casa. All encontr un consejo muy
importante: A la hora de escribir, no se
separe del nio que usted sigue siendo.
No aclaran la hora, pens; pero igual se
le hizo bueno el consejo.
La vaca

(dud unos minutos. Cul era la mejor


alternativa? qu camino seguir?)
es un animal invertebrado que nos da
leche, cuero y pezuas con la que se hacen
peines, cuernos, estuches y puntas de patas
de vaca.

En ese momento record a la temible


seorita Castro, y sinti un escalofro.
Decidi entonces ir a lo seguro: tom
frases de las fotocopias que le haba
llevado Amparo y continu escribiendo:
El coronel Aureliano Buenda lleg a
Combray, un pueblo situado en un lugar de
la Mancha, para probar un famoso producto
tpico, las magdalenas. Le parecieron
asquerosas. Sinti que haba perdido el
tiempo. Busc entonces la casa de una tal
Emma Bovary, parienta lejana de los
Buenda, quien viva del lado de
Guermantes. All le informaron que Emma
ya haba fallecido, y le recomendaron
hablar con cierto mosquetero del Rey, un
tal Athos, que varios meses antes haba
partido hacia una isla donde estaba
enterrado el tesoro de un pirata. Pero el
capitn del barco estaba enfrascado en la
bsqueda de una gigantesca ballena. El
coronel supuso que la nica manera de
encontrar al mosquetero sera la de pedir
ayuda a su amigo el Dr. Watson,
colaborador de un detective que haba
resuelto el caso del robo de un cuadro de
un tal Dorian Gray. Pero Watson estaba en
Rusia, combatiendo como voluntario contra
los ejrcitos napolenicos. Qu triste es la
guerra. Guerra y Paz son dos apellidos. Me
estoy volviendo loco, pens el coronel,
deben ser esas magdalenas de mierda.
7

En el pequeo puerto de San Garca,


Gnther estudiaba la compra de tres
superpetroleros. Le costaba decidirse,
por los colores. Pero en ese tema
Michelle sola ayudarlo; las mujeres
saben qu colores combinan bien en los
petroleros. Como ella era muy perezosa,
Gnther pidi que los barcos pasaran
por el ro que bordeaba el hotel. Fue un
complicadsimo operativo, dado el
calado de los petroleros. Gnther y
Michelle los vean desfilar desde la
suite, a travs de las ventanas, mientras
tomaban el desayuno: champagne
francs, ostras, faisn, trufas blancas,
ptalos de orqudeas y mermelada de
cebollas rosadas. Desde las cubiertas de
los barcos, los obreros del astillero
podan ver a Michelle desvestida con un
minsculo baby-doll de seda
transparente. Tambin podan ver a
Gnther, ataviado con una imponente
robe de chambre de terciopelo rojo y
fumando un puro; pero no lo hacan,
porque preferan ver a Michelle. Unos
pocos esbirros de viaje, porttiles,
vigilaban la zona. Terminado el
engorroso desfile, y dado que Michelle
no se decida entre un verde patito y un
rojo marino, Gnther orden repetir la
exhibicin. Mientras los barcos pasaban
por segunda vez, l dijo:
Te noto rara, como distante.
Yo? Por qu? pregunt, desde
el otro extremo de la suite.
Tienes un nuevo escritor, no?
Qu ests diciendo? Otra vez
tus celos?
Mis celos? sonri,
amenazador. Veamos qu te dicen
estos datos y sac un papel: Lucas
Modm de Bastos. 35 aos. Soltero.
Domiciliado en Cardenal Fatigatti 89,
2. piso, apartamento heredado de un to.
Hasta el ao pasado viva en un pueblo
del interior del pas. Trabaj como
electricista, taxista y ayudante de cocina.
Actualmente desocupado.
Disimulando la decepcin que le
provocaban esos datos, ella replic:
Viste, querido, que es tu
imaginacin? No es escritor!
Espera a que termine: se
encuentra escribiendo una novela!
U-na no-ve-la?
S, eso mismo!
Y d-de qu tra-ta?
No s ni me importa! Juraste
corregirte!
Gnther, por Dios, que los
obreros nos miran.
Al cuerno con los obreros!
Sabes que odio a los escritores!
Querido, ya te dijo el doctor
Blumenthal que eso era un trauma por lo
que te pas de nio.
No me recuerdes eso. NUNCA
me lo recuerdes, o lo lamentars!
Entiendes?
No. Que no te recuerde qu
cosa?
Michelle puso los ojos un poco
bizcos y lade la cabeza. Cada vez que
l se pona violento, ella se bloqueaba
intelectualmente:
No entiendo, explcamelo de
nuevo.
T sabes que odio a los
escritores, s? retom Gnther,
conteniendo su impaciencia.
S.
Eso viene de un trauma que
sufr de nio, de acuerdo?
S.
Eso ya me lo explic el doctor
Blumenthal.
Blumenthal?
S.
Pero l no es
otorrinolaringlogo?
Y QU IMPORTA, POR MIL
DEMONIOS!? L FUE QUIEN ME LO
DIJO! comprendi que esos
arrebatos la ponan peor; se calm y
continu de acuerdo?
S.
Me ests siguiendo?
S.
Bien, y yo te estaba pidiendo que
eso no me lo recordaras nunca, s?
Ss s.
Qu pasa, Michelle!?
Ah es donde empiezo a
perderme.
Cmo a perderte? Es muy
sencillo.
S?
Vamos a empezar de nuevo, Fritz!
Paper! Pencil!
Quines son Paper y Pencil?
pregunt Michelle.
No, mi amor, estoy pidiendo papel
y lpiz a Fritz.
ste se los alcanz. Gnther dibuj
sobre un papel:
Mira, ste soy yo de acuerdo?
S.
ste es el doctor Blumenthal
s?
S.
Y ste es mi trauma.
No entiendo el dibujo.
Por eso, porque es un trauma.
Y yo dnde estoy?
T no ests.
Por qu?
Gnther suspir, impaciente:
Quieres que te dibuje?
Michelle asinti.
De acuerdo comenz a hacerlo.
Ms grande.
Cmo?
Quiero que me dibujes ms
grande.
Mientras tanto los superpetroleros
haban terminado de pasar. Se acerc el
jefe de los esbirros a preguntar a
Gnther qu deban hacer. l odiaba que
lo interrumpieran y le ech una mirada
fulminante. Michelle intervino:
Diles que queremos ver cmo
lucen con marineros en cubierta, que
distribuyan algunos con ropas de
distintos colores y que vuelvan a pasar.
Dicho esto se tom la cabeza con las
manos:
Gunther, es horrible no soy
capaz de recordar una palabra de lo que
estabas diciendo, aydame.
Estbamos hablando de mi trauma
infantil que no quiero recordar.
Cul?
El de cuando yo tena cuatro aos
y vi a mi madre con un escritor.
No recuerdo
Gnther suspir, resignado, y se
hundi pesadamente en sus recuerdos:
Yo regresaba de una tarde en el
Kampment Fr Nazionalistchen
Infantzgardenner y, al abrir la puerta de
casa, encontr a mi madre haciendo el
amor con un escritor, Michelle.
Ese relato la excitaba siempre de la
misma manera. Dejaba deslizar su baby-
doll por su hombro. Lo haca resbalar
quedamente.
Lo que es la fuerza de gravedad
musit Fritz.
Esta escena, del baby-doll
escurrindose con lascivia, excitaba a
Gnther. Y ni qu decir de los
marineros. Un superpetrolero apostado a
la altura de los ventanales se negaba a
avanzar, a pesar de los empellones del
barco que segua y reclamaba su turno; y
es que ya haba corrido la voz entre los
marineros.
Cuntamelo, Gnther.
Rogaba Michelle, mientras le
acariciaba la parte de atrs de las
orejas. Ajenos los dos a todo lo que los
rodeaba, a Fritz que trataba
infructuosamente de impedir que los
botones y empleados del hotel siguieran
empujndose para mirar, y al ruido del
choque de superpetroleros agolpndose
en el ro, a la entrada del hotel.
No me ocultes nada peda
Michelle; no olvides ningn detalle.
Esa tarde llegu a casa antes de lo
previsto pues senta nuseas
Ay, Gnther, no necesitas entrar en
detalles. toqu el timbre y nadie
respondi. La puerta estaba abierta y
entr
Sigue, mi vida.
aparentemente la casa estaba
vaca, pero me pareci escuchar ruidos
en la planta alta
S, Gnther.
sub en silencio las escaleras:
los ruidos venan del dormitorio
Ay, sigue, Gnther.
apoy mi cabeza contra la
puerta, escuch gritos, murmullos,
jadeos
S, Gunther, sigue por Dios.
abr la puerta con sigilo, y ante
mis ojos estaba ella, mi amada madre,
acostada boca abajo, completamente
desnuda
Gnther, no te detengas, por favor.
e inclinado sobre ella, un
seor con anteojos y una lapicera. Y la
escriba. A ella.
Ay, mi amor, s.
Mi querida mam estaba toda
escrita, llena de palabras en todo su
cuerpo
Mi vida, no pares, mi amor, cmo
te quiero.
escrita de pies a cabeza por
ese asqueroso enfermizo pervertido
escritor.
Ay, Gnther, qu bueno, s mi
vida, s.
Y a qu no sabes lo que estaba
escribiendo?
S digo no, mi amor; no te
detengas, oh as, mi cielo.
Inmundicias, porqueras: una
novela, Michelle, una novela!
Ah s te amo, mi amor, mi vida,
ay s, te quiero.
Sal corriendo, desesperado. Mi
corazn estaba a punto de reventar de
dolor, mi cabeza era un torbellino, las
lgrimas brotaban de mis ojos. Y en ese
momento jur venganza.
Ay, s, mi vida, te amo, s, ahora,
oh ahora ahora
En ese momento Gnther dej de
lado su trauma y se dio cuenta del
enardecimiento de Michelle. Ansioso, le
pregunt:
Acaso ahora?
Oh, tal vez, s, oh
Vamos, t puedes, Michelle!
Ella se interrumpi de repente y
pidi un cigarrillo. Intrigado, Gnther la
tom de los hombros y la mir a los ojos
mientras le preguntaba expectante:
Sucedi, por fin?
No respondi con sequedad.
l hizo una mueca de disgusto.
Llevaba aos esperando ese momento de
culminacin. Molesta, ella cambi de
tema:
Contina con tu relato, qu pas
despus?
Jur vengarme de los escritores.
Y t te enloqueces por!
Michelle mir al piso, avergonzada:
Oh no hablas del pasado
he cambiado mucho
Espero que as sea respondi
Gnther, furioso. Fritz, escoge t,
tres barcos y ya! Y que me los enven a
casa.
Michelle inquiri:
Gunther para qu compras
superpetroleros si no trabajas con
petrleo?
Va a aumentar la gasolina.
No, dime la verdad.
Insisti, con voz seductora,
apoyando su pmulo en el hombro de l;
mientras con una mano le acariciaba la
cintura, con las largas uas de la otra le
rozaba las piernas. Sus pies se
enroscaban dulcemente entre las piernas
de l, como si fuera un nio pidiendo un
caramelo. Sus labios lo besaban con
ternura en el cuello, mientras que, con
una mano entrelazada en las de Gnther,
acariciaba su propio pmulo, un
terciopelo de melocotn, y sus pies
descalzos suban mansamente por la
cintura, rodendolo en un abrazo
suplicante; sus dedos jugaban entre los
pelos del pecho de l, que segua
mirando lejos, como si no atendiera a
que le apoyaba los senos en la espalda,
y lo envolva con sus caricias mientras
le besaba las sienes. En ese momento se
oy un chirrido metlico: un
superpetrolero estaba frotndose con el
de delante.
Dime, dime para qu los compras.
Son negocios, no te interesara.
S me interesa insisti con una
voz de miel.
Mejor deja que haga mis cosas.
Eres malo, qu quieres? Que me
entere de lo que haces por la prensa?
Gnther se levant con la fuerza de
un oso, y ella se sobresalt. Los botones
del hotel se acercaron, pero Fritz los
detuvo con un gesto seco. Gnther
caminaba de un lado a otro como una
tromba:
No metas a la prensa en esto
djame en paz con mis asuntos y t
ocpate de gastar dinero.
8

Gnther se marchaba furioso, sala


del hotel pasando frente a los
superpetroleros. Fritz y los
guardaespaldas siguieron a su jefe a la
carrera.
En el astillero, el gerente le
agradeci la compra y le regal un
llavero de oro con forma de barco, que
Gnther recibi emocionado: por la
rgida educacin prusiana que le haban
impartido, de nio nunca haba recibido
regalos, ni siquiera para sus cumpleaos
o las navidades. Como siempre le
ocurra en estos casos, se le nubl la
vista y tuvo la desagradable sensacin
de que iba a emocionarse. Gnther von
Bohlen und Reichenbach und Fassbinder
sollozando como un mariquita delante de
tanta gente! Se incorpor con violencia,
contuvo sus ganas de pegarle al gerente,
y se retir, rodeado por sus esbirros.
Subi a uno de los barcos y descendi
por una escalera de metal hasta el fondo
de su gigantesca bodega. Con una
sonrisa mefistoflica pens en la carga
que disimulara bajo el petrleo, un
negocio de muchos millones. Barcos
enormes cargados de armas para frica.
Se matan entre ellos por un pedazo de
tierra seca. Salvajes, incivilizados,
andan en taparrabos, viven en la
prehistoria pero compran armas, muchas
armas. All ellos, que se maten. Por la
noche orden:
Fritz, la carga especial.
Las gras comenzaron a bajar cajas
de madera envueltas en plstico. De la
operacin se encargaba un grupo de
estibadores sordos, ciegos y mudos. Eso
aseguraba la confidencialidad aunque
generaba algunos problemas: casi todas
las cajas terminaban depositadas en la
cubierta del barco o fuera de l,
mientras la bodega comenzaba a llenarse
de objetos inslitos: bicicletas, rboles,
un buzn, gallinas, un banco de plaza, la
seora del gerente del astillero. Fritz se
vio obligado a participar activamente en
la operacin, hasta que logr poner en
orden las cajas y arrojar por la borda
los objetos extraos. Gunther, cuando
estuvo seguro de que nadie poda verlo,
abri una de las cajas. La pesada tapa
cay, y pudo comprobar que las armas
estaban en condiciones. Las cont, y
confirm que enviaba exactamente lo
que le haban pedido: arcos, flechas,
garrotes, lanzas, piedras. Cerr la tapa,
aliviado. Al menos ste sera el primer
uso de los petroleros. Luego haba otro
diferente; esto lo hizo acordarse del
doctor Anastassi, y le pregunt a Fritz si
estaba controlando ese proceso. l
contest que llamaba diariamente.
Abandon el barco y parti hacia el
aeropuerto, donde lo esperaba Michelle
en el Concorde. Regresaban. Durante el
vuelo Gnther llam al Presidente para
confirmar la cita en el Grand Hotel and
Towers.
Ah le ofreceremos un pequeo
gape, seor Presidente, para que se
distraiga de las pesadas tareas de
gobierno.
Dijo, y colg. En la Casa de
Gobierno, el ministro Falfaro le
acercaba al Presidente unas encuestas
con un estudio de imagen. El doctor
Smrbekta tena el 87 por ciento de
aprobacin, l un magro 3 por ciento.
Tir las hojas con disgusto.
Es que Smrbekta visita colegios,
saluda nios trat de justificar
Falfaro.
Hagamos lo mismo, imbcil!
Que traigan colegios a conocer la Casa
de Gobierno! rugi el Presidente.
9

Lucas se empeaba en mostrarle sus


avances literarios a Amparo.
En el cielo las estrellas, en el
campo las espinas y
Pero eso es poesa lo
interrumpi ella.
S afirm l excitado, aferrando
las hojas; s, me di cuenta de que
hasta ahora no tena poesa.
Caminaban rumbo al bar donde una
vez l haba estado con Michelle.
Cuntos recuerdos, pens el camarero ni
bien lo vio venir y se apresur a acortar
el camino de esas tres cuadras que les
faltaban para llegar.
Le llevo las hojas? Permtame su
cartera.
Lucas se convenci de que no era un
espa y en realidad haba sido
demasiado grande la propina aquella
vez. El camarero se deshaca en
atenciones mientras seguan acercndose
al bar; insista en llevar algo, lustrarles
los zapatos, ofrecerles conversacin.
Bienvenus, bienvenus.
Llegaron al bar.
Pero por qu poesa?
pregunt Amparo sorprendida, mientras
corra una silla para sentarse.
Qutense de ac, prepotentes!
Los dos quedaron sorprendidos ante
esa viejecita de aspecto venerable y
humor avinagrado:
Yo la vi primero! La juventud
slo mira sus intereses, a este pas le
hace falta una mano dura que ensee
modales!
Disculpe, seora balbuce
Lucas.
Adems tiene el atrevimiento de
pedir disculpas!? Grosero! Ven ac,
Pumpm.
Le dijo al perro que llevaba de una
elegante correa. Amparo hizo un gesto
con el mentn sealando otra mesa,
como diciendo que, disimuladamente, la
dejaran discutiendo sola. Se
acomodaron ah y Lucas continu, como
si nada hubiera interrumpido su pasin.
Cmo pude no darme cuenta de
la poesa antes?
Pero una novela con poesa?
Nunca vi; la novela es prosa.
S, la le, El nombre de la prosa.
Lleg el camarero, que les ley
incluso los mens de restaurantes
cercanos, ofrecindose con mucho gusto
para traerles lo que quisieran. Lucas
tom sus papeles.
Volvern las oscuras madreselvas,
en tu balcn sus ptalos a brotar.
Puedo escribir los versos ms tristes a las
cinco de la tarde.
Vivo sin vivir en m, qu descansada
vida!
Poesa eres t, moca tan fermoa.

Pero los interrumpi la venerable


anciana:
Hay que empezar de cero en este
pas! Hacer volver a todos a la escuela
primaria para que aprendan modales!
Amparo la observaba silenciosa,
con los ojos apuntando a media asta.
Est bien, seora, disculpe.
Fcil se les hace pedir disculpas!
farfull.
Sigue, Lucas dijo Amparo.
Y yo que te llev al ro, pensando que tu
marido era mozuela,
veo ahora que no nos une el amor sino el
espanto,
ser por eso que te odio tanto.
La cebolla es escarcha, amor, cerrada y
pobre,
Tun, Tun! Quin es? Una rosa y un
clavel,
Abre la muralla! tanto en julio como en
enero
para el amigo fiel y sincero;
porque cuando la suerte que es grela,
fallando y acertando

El camarero haca genuflexiones de


disculpas en la mesa de la viejecita que
lo regaaba a gritos por haberlos
atendido a ellos primero.
Mujer, si puedes t con Dios hablar,
sabrs que mi infancia son recuerdos
de de

Amparo lo vio pensar en voz alta,


estaba presenciando el momento mismo
de la creacin:
de djame que te cuente, limea,
menos tu vientre todo es oscuro.

Bastardos maleducados!
Insolentes! Pumpm, no te muevas de
ah! Zopencos ignorantes! Pumpm, no
comas esa mermelada! Lo que en este
pas hace falta es!
Y, en ese preciso instante en que
Lucas declamaba con entusiasmo:
Y al pasar por un cuartel se enamor
de un coronel:
Aureliano Buenda!
La cucaracha la cucaracha ya no
puede caminar,
porque es Gregorio Samsa!

A dos cuadras de all son un ruido


seco, un zc, que no se alcanz a or
desde el bar pero que hizo caer
fulminada a la anciana. Amparo y Lucas
quedaron sorprendidos porque no
entendan que ella quisiera esconderse
debajo de la mesa justamente cuando
estaba por decir lo que haca falta en
este pas. Oyeron chirriar unas ruedas y
vieron a un coche doblar la esquina a
toda velocidad.
Pobre mujer dijo Lucas, se
desmay de susto de ver cmo conduce
la gente.
No corrigi Amparo, se cay
antes.
Los del coche seran de un
servicio mdico de emergencias?
Pregunt Lucas, y, todava envuelto
por la poesa, continu recitando:
La centolla es escarcha, cerrada y triste

No vio cuando el camarero, con


disimulada sonrisa, cubra con una
servilleta el hilo de sangre que sala de
la cabeza de la viejecita.
Oh l l, excusez moi, Madame,
otro cafecito? Pum-pm aprovech
para lamer la mermelada, no es nada
deca el camarero, es una ligera
indisposicin, en un instante estar
mejor oh mon Dieu no se preocupen,
es ketchup Pumpm aprovechaba
para probar los canaps de caviar
mientras el camarero trataba de sentar al
flamante cadver, oui Madame, ya
tiene mejor cara, no quiere probar
nuestra tarteleta del da?, no Pumpm,
no te digo a ti, que chien tan intelligent,
slo le falta hablar, sal de encima de la
mesa, demonio, o te reviento.
Verde que te quiero fucsia

Alucinaba Lucas en un trance casi


mstico, ajeno a todo lo que ocurra.
Morir es partir un poco (se confunda).

El camarero, siempre disimulando,


prepar la cuenta de la anciana:
Son quince dlares, seora.
Madame paga con carte de crdit, o en
effectif? Merde! Oh, le chien, pauvre
Pumpm, maman est partie! Ecoute,
Pumpm, chri: son quince dlares.
Dentro del coche del que haba
salido la bala, era el caos. Varios
esbirros de Gunther recriminaban al que
haba disparado por accidente.
Nos ordenaron vigilarlo,
imbcil! A quin vamos a vigilar si lo
matas?!
Perdn, estornud mientras
limpiaba mi arma.
La prxima vez pgate un tiro
mientras te baas, intil!
Fritz haca una llamada:
Doctor Anastassi, recuerde que
tenemos a su madre con nosotros.
Que lo recuerde? Es en lo nico
que pienso! Canallas!
No, doctor, ms bien digamos
gente interesada en el progreso de la
ciencia.
Pero! Ustedes se dan cuenta
de lo que me estn pidiendo que haga!?
Por supuesto, doctor, por eso se lo
pedimos.
10

Cuando despeda a Lucas en la


puerta de su apartamento, Amparo era la
imagen misma del desnimo, porque
segua debatindose entre lo que le
indicaba su amor, ayudar a Lucas, y
saber que con esa ayuda lo alejaba de s
misma. Le dijo:
Ella no tendra que ser tan
exigente contigo, si te ama no puede
pedirte una prueba.
En el amor uno se convierte en
tirano o esclavo de la otra persona.
A Amparo le doli que esa frase
proviniera justamente de la boca de
Lucas. En realidad provena de un
calendario que estaba en la pared hacia
donde l estaba mirando.
No digas eso, el amor es el
sentimiento ms puro y sublime.
El amor, el amor la fren Lucas
apoyando su mano en un hombro de ella,
con gesto paternalista, qu puedes
saber t del amor, querida amiga?
Y se retir a su apartamento.
Amparo sinti que su corazn se parta.
Se encerr a llorar, desconsolada.
Sumida en una lnguida tristeza,
falt a su trabajo en la editorial, no
dorma, no coma. Cuando se cruzaba
con Lucas o le llevaba algo de comida
preparada, trataba de regresar a la
persona jovial y despreocupada de
siempre, al menos en apariencia, ya que
no quera que Lucas descubriera su
melancola ni se preocupara por su
estado. Sus amigas de la editorial fueron
a visitarla:
Amparo, ayer no viniste al
lanzamiento del premio de novela!
Telechea pregunt por m?
No, ya sabes cmo es l, se
babeaba atendiendo a Filgis y a los
crticos.
Filgis! Lo amo!
Exclam Amparo, evocando los
libros de su novelista favorito, y por un
instante se pregunt si no sera bueno
que Lucas tomara unas clases con l,
pero ese pensamiento acrecent su
angustia.
Pero, Amparo, qu te pasa, esto
no es normal.
Lo que menos preciso ahora es un
diagnstico.
Deca entre gemidos, y continuaba su
llanto. Otra amiga le prepar un t que
ella se empeaba en rechazar:
Ven, vamos a distraernos un poco,
vayamos al cine.
Tanto insistieron, y con tan buenos
sentimientos, que la convencieron.
Fueron a ver Crnica de un amor
imposible, pero fue para peor. Yo cre
que salir la iba a reanimar un poco,
deca la amiga que haba tenido la idea,
mientras entre todas iban sosteniendo y
sacaban de la sala a la pobre Amparo,
que lloraba en un solo grito mientras el
resto de los espectadores la chistaban.
Ya de regreso en el apartamento, la ms
decidida de sus compaeras, en un
impulso la tom de los hombros, la
sacudi y le dijo:
Basta, querida, esto no es justo!
Este hombre no te merece! Debes
conocer a otros! Lucas es un animal
insensible!
No le digas insensible!
Quiso defenderlo; pero ya todas se
sumaban al coro de splicas de que lo
olvidara e intentara, por ejemplo, con
Ismael, el asistente de la secretaria de
Telechea.
No estaba casado? pregunt
una.
S, pero ya se divorci.
Se divorci porque le pegaba a la
mujer agreg otra.
Bueno, entonces Ismael no.
Y Daniel?
Qu Daniel?
El de la moto.
Podras salir a pasear en moto
con l, mientras entrega algn mensaje!
Se oy un gemido que provena de
un rincn. Todas miraron hacia donde
estaba Paula, una de las compaeras.
Daniel no, por favor.
Suplic. Amparo la abraz:
Jams te hara eso, Paula, no te
preocupes.
Y Vicente? pregunt otra,
alguien est saliendo con Vicente?
S, Javier, ese rubio de
contadura.
Contest Amparo, y se puso a llorar
a moco tendido. Sus compaeras se
miraron y decidieron dejarla sola para
que se calmase. Amparo, aliviada por la
partida de sus bienintencionadas amigas,
hizo lo que ms deseaba: toc el timbre
del apartamento de Lucas, quien la
atendi con cara de que la novela no
avanzaba.
Cmo ests?
Estancado, debo haber hecho diez
pginas, como mucho.
Es tu primera novela, no puedes
ser tan exigente.
Por qu no le dije que escriba
coplas?!
Reljate, quieres que te prepare
algo de comer?
Se me antoja una pizza.
Yo la pido por telfono, as sigues
escribiendo.
Amparo fue hasta la mesita donde,
en medio del desorden descomunal,
estaba la agenda de Lucas. Cuando la
hojeaba buscando la P pas por la M.
Tuvo una idea. Michelle. Debe estar
aqu. S, all estaba. Fue fcil
encontrarla, sobre todo por los
corazoncitos dibujados al lado. Busc
su propio nombre en la A. No estaba.
Sinti celos y ms dolor. Regres a la
pgina de Michelle. Copi el nmero en
un papel que escondi en un bolsillo de
su blusa y llam a la pizzera:
Hola, pizzera Michelle, digo La
Mamma Offuscata?
Hizo el pedido, dej dinero sobre la
mesa y se despidi de Lucas. Lleg
volando a su apartamento, levant
temblorosa el tubo del telfono y se
qued paralizada. Hago bien? Qu
puedo decirle? Y si empeoro todo? No,
no puedo seguir as, nada puede ser peor
a esto. Sac el papelito y marc el
nmero. Escuch una voz masculina que
la tom por sorpresa y slo pudo decir:
Michelle?
Nein, Fritz, quin habla?
Es para Michelle.
La seora est ocupada, de parte
de quin?
De una periodista.
Su nombre.
Am Amalia!
Y por qu asunto es?
Un reportaje para una
revista
Cul?
Moda y Elegancia estamos
entrevistando a mujeres de
empresarios.
Espere un momento, seora.
Amparo se qued escuchando Para
Elisa en una versin electrnica que se
repeta cada diez segundos. Pasados los
quince minutos, y cuando ya estaba
mordiendo el cable telefnico, oy un
clic y tuvo la impresin que del
auricular sala un olor a perfume
francs:
Al, al, no hay nadie?
S seora, es para un reportaje.
Bien, la espero maana a las doce
en el Grand Hotel and Towers, hasta
maana.
Amparo cort la comunicacin y,
agotada por el esfuerzo, se derrumb en
el silln. Maana, maana. No pudo
dormir en toda la noche.
11

Al da siguiente tom un taxi. En el


camino se iba preguntando si la
encontrara en la parte de Hotel o en la
de Towers. O en la de Grand. Nunca
haba estado ah, deba ser un lugar muy
exclusivo, porque el taxista, que cuando
ella subi estaba desaliado, inclinado
sobre la puerta, con la camisa afuera del
pantaln y manejando con una mano, ni
bien oy la indicacin del lugar, Grand
Hotel and Towers, se incorpor, y de
repente estaba sentado con correccin,
manejando con las dos manos en el
volante, tratndola de Seora.
Buscaba su conversacin discretamente:
Con todo respeto, slo quera
preguntar si la seora lleva mucho
tiempo alojada en ese magnfico hotel.
No, voy a ver a una tal Michelle,
de quien Lucas, el hombre que amo, est
perdidamente enamorado; ment
diciendo que voy a hacer una entrevista
para obtener una cita.
El taxista sonri entre avergonzado y
cmplice:
Entiendo, entiendo, no me puede
decir que en realidad est all alojada,
claro Seora, ya estamos llegando.
La aclaracin del chofer era
innecesaria, porque un sutil y
embriagador perfume francs lo invada
todo. Cuando estaban a diez cuadras del
hotel, el perfume se hizo ms intenso y
penetrante. El taxista coment:
Qu maravilloso perfume,
verdad, seora?
Mientras disimuladamente cerraba
las ventanillas del auto. A las ocho
cuadras se encontraron con el primer
retn de esbirros. Los detuvieron,
solicitaron los papeles del coche, la
identificacin del conductor, incluso le
sugirieron que se peinara un poco.
Cuando Amparo dijo quin era ella, fue
un mar de personas manoteando sus
intercomunicadores:
Aqu est. Ya lleg.
Avisen a la seora.
Hicieron discretas seas de que
avanzaran, indicando que deban hacerlo
lentamente, con las luces intermitentes y
los faros encendidos. As lo hicieron.
Recorrieron las dos cuadras siguientes a
paso de hombre. Los vidrios cerrados.
Llegaron a otro retn. Les indicaron que
pasaran por un arco detector de metales
similar al que hay en los aeropuertos,
idntico, slo que mucho ms grande.
Cuando pasaron con el coche por el
detector, son. Les hicieron seas de
que bajaran las ventanillas.
Qu trae?, le preguntaron al
chofer.
Cmo?
Que qu trae de metal.
El chofer titube:
No s esto?
Y entreg una pluma fuente. Les
ordenaron que volvieran a pasar con el
coche. La alarma son nuevamente. Los
hicieron bajar y esperar. Uno de los
esbirros se subi al coche y lo pas una
vez ms.
Es el coche le dijo a su jefe.
Pueden pasar.
Continuaron.
Es ac.
Bien contest Amparo, y pag.
Haba llegado la hora de la verdad.
Una cosa la tranquiliz: Grand Hotel
and Towers era un solo edificio, no iba
a tener que estar buscando en uno u otro.
Mientras se acercaba a la puerta
principal pas al lado de una cadena de
guardaespaldas que anunciaban en sus
intercomunicadores:
Ahora pasa frente a m.
Ahora pasa frente a m.
Atraves la puerta giratoria con
decisin. Pero se dio cuenta de que
estaba nerviosa cuando se encontr otra
vez en la calle, enfrentando a los
esbirros, que la observaban
asombrados. Entr en el hotel, esta vez
por la puerta vaivn. En el mostrador
pregunt por Michelle. Le temblaban las
piernas. El conserje la mir desde muy
arriba, y con sadismo profesional
demor todo lo que pudo en contestarle:
Suite Real, piso 110.
Busc el ascensor. Un esbirro subi
con ella y la observ sin disimulo
durante todo el viaje. El ascensor se
detuvo, las puertas se abrieron, y
Amparo pas a un hall donde haba una
nica puerta. Toc el timbre. El olor a
perfume era an ms intenso. En la
mirilla de vidrio apareci un ojo
enorme, ampliado, que la observ
parpadeando mientras se escuchaban,
amortiguadas por la puerta blindada,
voces de algunos esbirros. Varias
cmaras de televisin asomaron desde
los lados de la puerta, a la altura de la
cabeza, pecho y piernas de Amparo, y,
zumbando, se movieron estudindola. Se
oy una voz impersonal que dijo
Adelante y la puerta se abri.
Del interior de la suite surgi
msica oriental, y Amparo vio que era
ejecutada por varias odaliscas que
yacan sobre blandos almohadones de
seda, rodeadas por bailarinas rabes
que danzaban al son de los lades y
tambores. Esclavos nubios se paseaban
con el torso desnudo, luciendo su piel
aceitada. Todos eran vigilados por
obesos eunucos vestidos con tnicas de
colores. A travs de las ventanas,
ornadas con cortinas de terciopelo de
Damasco, se divisaba lejana la ciudad,
empequeecida por la altura. Un avin
pasaba por debajo. Se poda ver
claramente el campo cercano, un poco
ms all el mar, y a lo lejos Europa y
Asia. El olor a sahumerio no alcanzaba
a disimular el de perfume francs. Se
abri una puerta y apareci Fritz.
Palme, y todos se retiraron
discretamente. Se present a Amparo y
le pidi sus credenciales:
Perdone usted seorita, es slo
una formalidad.
Oh, s no, no las traje, cambi
de cartera antes de venir.
Lo siento, seorita, entonces no
podr entrevistar a la seora.
Ay, no diga eso, en la revista no
les va a gustar.
Disclpeme, el protocolo de
seguridad es muy claro.
S, pero la nota es muy
importante, con foto en la tapa.
Tendr que retirarse, por favor.
De ninguna manera.
No me obligue a usar mtodos
antipticos.
Sulteme o grito!
Levntese, seorita!
Insolente, se aprovecha de una
mujer indefensa!
Ocurre algo, Fritz?
El olor a perfume aument an ms;
formaba una visible y espesa aureola
alrededor de Michelle.
Seora, esta periodista no tiene
credencial.
Est bien, djanos solas.
Pero seora.
Gracias, Fritz.
Con la mirada inyectada en sangre,
Fritz se retir.
Para qu revista es?
Moda y Elegancia, es una idea
nueva.
Bien, tome asiento. Podemos
comenzar.
S, bueno a nuestras lectoras les
interesara saber si a usted le gustan las
aventuras extramatrimoniales. Michelle
perdi su sonrisa.
Perdn, no comprendo.
S, digo: usted es casada, pero si
ve a un hombre que le gusta, trata de
seducirlo?
Seorita, nunca me han
preguntado nada parecido, qu
insolencia! se incorpor. Puede
retirarse. Amparo se vio perdida:
Ni aunque se trate de un escritor?
Michelle titube:
Es-cri-tor?
S insisti Amparo, ahora ms
segura, un escritor de novelas.
No-ve-las? Michelle
temblaba, con los ojos casi en blanco;
ahora se sentaba otra vez, sin fuerzas.
S, en especial las escritas por un
tal Lucas.
Cmo sabe usted de Lucas?
pregunt, desconfiada.
Investigacin periodstica, seora;
dgame qu piensa hacer con l una vez
que termine el libro.
La cara de Michelle expresaba
estupor, cuando se abri una puerta y
entr Gunther, vestido con una lujosa
robe y rodeado de odaliscas que
bailoteaban a su alrededor.
Oh, perdona, querida.
Amparo no poda creer lo que sus
ojos vean. Ah, junto a Gunther, tambin
en robe de chambre, rodeado de
odaliscas y eunucos que bailaban a su
alrededor, estaba el Presidente del pas.
Yo a usted lo vot.
Dijo Amparo para s misma, apenas
en un susurro, incapaz de superar el
estupor que le produca la escena.
Cmo era posible que el Presidente
estuviera ah con esa clase de personas?
Cmo era posible que estuviera en un
ambiente que poco recordaba a una
reunin de Estado, y s a una pelcula de
romanos? Por qu con una robe de
chambre rosada? En su interior se
desmoronaban las ilusiones
democrticas, como cartas de un castillo
precario. Miles de momentos se
agolpaban en su cabeza. Giraban en
torbellino las veces en que haba
cantado el himno. Saludar a la bandera.
Las estampas e imgenes que haba
pegado en sus cuadernos escolares.
Todo se derrumbaba. Nada es cierto,
entonces?, se deca, mientras se
recordaba acudiendo entusiasmada a sus
actos proselitistas, cuando este
espantajo moral que se ofreca a su
contemplacin todava era un candidato
de futuro incierto. Ella misma, en la
editorial, haba juntado dinero para su
campaa. No haba sido mucho, es
verdad, Vicente fue el nico que dio
algo. Pero aquella otra vez, cuando la
campaa para auxiliar a los
damnificados por el tornado, ah s, sus
mismas compaeras la haban ayudado.
El Presidente le haba entregado su
tarjeta personal esa vez, cuando ella
deposit la donacin. Tres bolsas de
arroz de medio kilo, y era del
instantneo. Cuatro kilos de leche en
polvo; una tableta de chocolate de taza;
un kilo de manzanas, que le devolvieron
porque eran perecederas. Qu destino
haban tenido esos vveres, entonces? En
un vrtigo de nusea se imaginaba que
en el bolsillo de la robe de chambre
rosada deba estar la tableta de
chocolate que jams habra llegado al
estmago de los damnificados, y s al de
alguna de las odaliscas, que no hacan
ms que contornear al Presidente con
ondulaciones lbricas. Se vea a s
misma festejando que este candidato
haba ganado las internas de su partido.
Se sinti estpida al acordarse de la
postal que ella le haba escrito: eran dos
gatitos apoyados en un almohadn, que
miraban a la cmara, y deca I love you
impreso en letras doradas; del otro lado
le haba puesto puntos suspensivos y
luego Presidente, en lo que le haba
parecido un buen juego de palabras:
juntando ambos lados de la tarjeta
quedaba I love you Presidente, o sea
Lo quiero Presidente, lo quiero para
Presidente. Cuando uno de los
traductores de la editorial le explic que
no se poda traducir literalmente,
escribi unas pocas lneas
disculpndose y aclarando el sentido de
lo que ella haba querido expresar.
Jams habra osado insinuarse a su
candidato, si en todas las fotos sala
abrazado a su mujer y rodeando con el
otro brazo a sus hijos.
Y ahora lo tena enfrente, imitando
grotescamente el contoneo de las
odaliscas y los eunucos. Sinti que le
faltaba el aire. Tambin record la
ilusin con que haba metido la boleta
en la urna. Cuando se enter de los
resultados crey que haba sido ella
misma quien haba provocado el triunfo.
Corri hacia la Casa del Partido, aunque
ninguno de los guardaespaldas la dej
pasar, incluso cuando ella exhibi esa
tarjeta que el candidato le haba dado.
Volva la sensacin de mareo. Lo
recordaba levantando nios y besando
ancianos, mientras vea cmo el ahora
Presidente, quien todava no haba
advertido su presencia, se serva
champagne en la babucha de una de las
odaliscas y luego lo beba. Bueno, a lo
mejor est relajndose un poco de la
tarea de gobierno que debe ser muy
extenuante, pens, intentando salvarlo
ante lo que sus propios ojos no podan
dejar de ver.
No conoca a tu nueva amiga, mi
amor seal Gnther.
No, la seorita es periodista
pero ya estbamos terminando.
La palabra periodista son como
un disparo en la cabeza del Presidente,
que vacilaba entre recobrar la
compostura y esconderse atrs de los
eunucos.
Fotos no dijo, muerto de
pnico, squenla de aqu.
Al contrario, amigo atacaba
Gnther, disfrutando de la situacin,
podramos aprovechar para que le haga
una entrevista muy educativa, no,
seorita?
Amparo.
Confes su nombre, por descuido, y
cay desmayada.
Voy por mis sales.
Ofreci Michelle, mientras las
odaliscas retomaban la danza y el
Presidente la babucha. Apenas sali de
la escena para correr hacia el telfono.
Lucas?
S. Michelle!!?? Desde
dnde me hablas??? (levant la
mirada) Es un cuarto rosa salmn,
tiene una ventana que da a otros
continentes
No, ciudad, Michelle, ciudad.
Estoy ac, Lucas, muy cerca.
Encontrmonos en el bar!
Lucas, es una emergencia.
En un hotel, entonces!
Quin es Amparo?
l qued congelado, su cabeza
herva en pensamientos que iban a la
velocidad de la luz; esa pregunta una
dos mundos que l crea separados,
cmo saba Michelle de Amparo? Qu
estara haciendo ella? Tena que medir
sus palabras, avanzar con cautela:
Amparo me suena
No disimules, Lucas, est en juego
su vida.
Que se subi dnde?
No bromees, Lucas. Es
investigadora privada?
Amparo? Es una vecina, hace
fotocopias en una editorial, no saba que
fuera investigadora.
Vino al hotel para una entrevista
pero empez a hacer preguntas
indiscretas.
No habr sido para buscar
conversacin?
Lucas, ahora debo cortar, pero
tratar de visitarte dentro de un rato.
Michelle, convencida de que
Amparo no era peligrosa, regres a la
sala, donde el ambiente de bacanal iba
creciendo. El Presidente besaba a uno
de los eunucos, mientras Fritz filmaba
todo cuidadosamente. Amparo pareca
estar volviendo en s.
No pensar publicar esto, no es
cierto? intervino el Presidente
mientras se sentaba a su lado. Usted
comprender, en este momento
preelectoral la gente no est preparada
para conocer ciertos secretos de Estado
que incumben a la seguridad interna de
nuestra Patria, siempre acosada por
grupsculos sediciosos, como el doctor
Smrbekta, sin ir ms lejos, que intenta
socavar las ms limpias tradiciones de
nuestro partido y manchar nuestra
honesta, desinteresada e impoluta
trayectoria al servicio de la grandeza de
nuestro pas!
Los eunucos aplaudieron con
entusiasmo. El Presidente continu, en
voz baja:
Tal vez tenga usted algn pequeo
capricho que nunca pudo satisfacer:
algn viaje soado, cambiar los muebles
de su casa, terminar de pagar un
crdito
Amparo, roja de ira, estaba a punto
de darle un golpe con su cartera, cuando
Michelle se le acerc y le dijo:
Yo la acompao a su casa.
Lucas no poda dar crdito a sus odos:
Tratar de visitarte dentro de un rato.
Se visti rpidamente y comenz a
poner orden en su apartamento, cuando
record, helado, que la novela no estaba
terminada. Tomando frases de las
fotocopias de Amparo, se puso a
escribir con desesperacin:
Lo esencial es invisible a los ojos, pero
amar es nunca tener que pedir perdn, dijo
el coronel Samsa, apodado El Corsario
Negro por el anciano Tom Sawyer,
cientfico loco que planeaba hacer un viaje
de la Tierra a la Luna partiendo del lado de
Guermantes. Pero cmo ganar amigos e
influir sobre las personas?, le pregunt
Gregorio Buenda a Molly Bloom, la
casera. Qu s yo, respondi sta, mejor
pregntele a Emma Bovary, la esposa del
Dr. Jekill; la pobrecita sufre porque su
marido hace monstruosos experimentos, y
de noche se transforma en una asquerosa
cucaracha llamada Gregorio.

Me gusta pens Lucas,


satisfecho. Me estoy convirtiendo en
un escritor.

Usted sabr qu le conviene hacer.


Dijo Fritz, y colg. El doctor
Anastassi se qued paralizado, telfono
en mano. No poda creer en la magnitud
del pedido. Estaba en su estudio y poda
ver la pared repleta de diplomas,
premios y fotos con personajes clebres.
Se qued horas cavilando. Si aceptaba,
cometa un delito de naturaleza
aberrante, traicionaba su juramento
hipocrtico y cada una de sus ms
ntimas convicciones; cmo sobrevivir
despus de aceptar semejante encargo?
Pero si se negaba, la vida de su madre
acabara. Mir su foto encima del
escritorio: sonrea, abrazada a l. Haba
sido en su ltimo cumpleaos.
Colg el tubo y sonri con amargura
ante lo paradjico de la situacin: esa
pequea foto familiar pesaba en l
mucho ms que su pared llena de
diplomas. Accedera.
12

Amparo estaba deslumbrada. Nunca


haba subido a una limusina. El interior
estaba decorado estilo rococ, con
mucho dorado y espejos que reflejaban
las luces de las velas de los
candelabros. En el centro haba una
mesa de comedor para unas veinte
personas, rodeada por lacayos de librea
y peluca empolvada. Michelle invit a
Amparo a ubicarse a un extremo de la
mesa, y se sent a la punta opuesta,
frente a ella. Estaba tan lejos que
Amparo la vea muy pequea. En el
piano blanco de cola, un msico con
frac verde ejecutaba mazurcas de
Chopin, y, cerca del fondo, una soprano
obesa cantaba arias acompandose con
un arpa, mientras en un pequeo
escenario cinco bailarinas clsicas
danzaban el Pas de Quatre de
Cascanueces, tocado por una pequea
orquesta ubicada en el foso.
Brindaron con champagne. Los
lacayos sirvieron faisn it la chauffeur
de limousine. Amparo not que el
vehculo tena vidrios polarizados
diferentes de los normales: el pasajero
poda ser visto desde afuera, pero no
poda mirar nada del exterior.
Es para no ver la fealdad urbana
explic Michelle. Y para que la
gente comn aprenda cmo se debe
vivir.
Cuando la limusina fren en una
esquina, Michelle dijo:
Estamos llegando. Bajar con
usted, por si necesita ayuda.

Lucas continuaba su tarea con obsesiva


meticulosidad, como un joyero de las
palabras, como si el papel y la tinta
fueran una delicada amatista por tallar.
Avanzando un rengln, tachando dos,
corrigiendo, avanzando otro rengln,
volviendo a empezar, tachando tres,
detenido ante la magia de una palabra:
Apodado es sin hache?
preguntndose en voz alta no,
porque es verbo volvi a mirar la
hoja entonces lo escrib mal.
Y corrigi:
dijo el coronel Samsa, ha podado El
Corsario Negro.

En ese momento, una picazn en su


aparato olfativo, provocada por un
famoso perfume francs, le hizo levantar
la cabeza: por la ventana que daba a la
calle se vea el mismo coche que los
haba atacado en el bar, cargado de
esbirros. Uno de ellos, sin disimulo,
estaba apuntando con una cmara
fotogrfica hacia su ventana. En el
preciso momento en que tom la foto, la
limusina se interpuso entre la cmara y
el edificio. La parte delantera de la
limusina hizo una breve inclinacin,
como si agachara su testuz. Haban
llegado, las ruedas delanteras se
detuvieron; unos instantes despus las
traseras tambin lo hicieron.
El coche de los esbirros parti,
haciendo sonar sus ruedas. Sus
ocupantes se recriminaban unos a otros
no slo por haber fallado, sino porque si
Michelle sospechaba que estaban
vigilando a su amigo o, peor an, que la
estaban vigilando a ella, podan darse
por perdidos. No deban dejar rastros, y
unas cuadras ms lejos se deshicieron
de la cmara arrojndola a un baldo,
donde la encontr un pordiosero que,
ms tarde, la vendera en una casa de
fotos cuyo dueo, al ver que traa un
rollo, decidi revelarlo y, como la foto
de la limusina le pareci esplndida, la
ampli y coloc en exhibicin en el
escaparate de su tienda, a pocas cuadras
del Grand Hotel and Towers, sin ms
consecuencias.
Michelle y Amparo descendieron y
caminaron por la alfombra roja que los
lacayos desenrollaban a su paso. Haban
calculado mal, sobraban metros y metros
de alfombra que, todava hechos un
rollo, interrumpan la entrada al
edificio. Lo corrieron. Michelle, sin
hacer el ms mnimo gesto, con slo
mantener el gesto altivo y elegante,
haba dado a entender que esa torpeza la
haba incomodado. Cuando ellas
entraron, el jefe de los lacayos mir
fijamente a los que haban desenrollado
la alfombra. Estaban despedidos, y
podan dar las gracias.
Lucas haba salido a abrirles la
puerta del edificio, sin poder creer en lo
que estaba pasando. Amparo, inquieta y
temerosa por la visita de Michelle, pero
fatigada por tantas emociones, pidi que
la llevaran a su casa. As lo hicieron, y
entonces quedaron solos Michelle y
Lucas en el apartamento de ste. Ella
observaba con curiosidad,
piadosamente; toda la vivienda era ms
pequea que el bao de la limusina.
Perdn por el desorden se
disculp Lucas, estaba escribiendo.
De verdad? pregunt ella,
encendida Dnde? Dime.
En ese cuarto.
Seal la habitacin en la que haba
una mesa llena de cuadernos con notas y
papeles que la cubran por completo,
caan en cascada y se prolongaban por
todo el suelo. Michelle miraba sin poder
articular palabra. Aun cuando su
posicin social y el poder de Gnther le
permitan satisfacer el ms caprichoso
de sus deseos, era en este mbito
intelectual de creacin donde toda su
autoridad y suficiencia claudicaban. Sus
largos aos pasados en Cambridge y La
Sorbona no haban logrado sino
aumentar este poder de sumisin que la
haca doblegarse ante los ms eminentes
catedrticos. Todos tenemos un taln de
Aquiles, sola explicar Michelle
sensualmente, y agregaba: pero no slo
lo tenemos, lo necesitamos; algo que nos
deje frgiles, nos subyugue.
Ahora iba entrando poco a poco en
la habitacin con una actitud casi
reverencial. Este desorden la retrotraa
a la oficina del titular de Filologa IV de
la Oxbridge Exclusive University. Ella
tena veintids aos, estaba terminando
su doctorado y lo iba a elegir como su
tutor de tesis. l tena la tpica imagen
del intelectual acadmico, camisa
blanca con corbata al tono, blanca;
suter tejido, color verde, con unas
coderas de pao; una de las botas de
gamuza permanentemente desabrochada.
Era ms grande que ella, unos treinta
centmetros quiz. La mente de Michelle
volaba adentrndose en la habitacin de
Lucas y, al mismo tiempo, en el recuerdo
de esa maana de un mircoles
lloviznoso en el que decidi pedirle al
profesor Jebs, como le decan
afectuosamente, que dirigiera su tesis.
Tmidamente golpe la puerta de su
oficina.
Soy Michelle, profesor.
Jebs abri la puerta.
Mich, Quo Vadis? dijo con aire
distrado. No te esperaba.
Usted me cit a las dos.
Eso es incorrecto, debe decirse
Nos cit a las dos. Y con la otra
chica qu ocurri?
Oh, profesor, es por mi tesis
Oh, s, estoy un poco confundido.
Adelante, por favor. Lasciate ogni
speranza, voi che entrate.
Agreg, mirando las piernas de
Michelle con disimulada lascivia. La
biblioteca, que revesta todas las
paredes de la oficina, estaba colmada
hasta el cielorraso. Pilas de libros
tapaban el escritorio y las sillas. El piso
tambin estaba cubierto por volmenes
apilados que slo dejaban transitable un
estrecho pasillo. ste conduca a un
rincn donde una reliquia, una mquina
de escribir elctrica, se apoyaba en otra
pila de libros. El profesor la usaba para
aparentar un aire romntico ante sus
visitantes.
Michelle, para iniciar la
conversacin, exclam:
Cuntos libros!
Qu libros? Oh, s, los libros.
Sintate, por favor.
Dnde, profesor?
Dime Jebs. All, sobre los
libros.
Seal otra pequea pila. Michelle
se sent. La llovizna se estaba
convirtiendo en una lluvia que
golpeteaba la ventana del estudio. El
profesor, mirando el agua caer, apoy
una mano sobre su corazn y recit:
Il pleure dans mon coeur comete
it pleut sur la ville.
A Michelle le encant la cita, que
supuso dedicada a ese momento
particular, cuando era algo que el
profesor declamaba repetidamente para
seducir a sus estudiantes. Jebs
carraspe.
Qu te trae por aqu, querida?
dijo con voz meliflua mientras se le
acercaba.
Profes Jebs, querra que usted
dirigiera mi tesis.
Ah, la tesis, y cul sera el tema?
Un estudio comparado sobre
textos medievales y el esperanto, porque
hall que
l rio.
Qu disparate, Michelle! El
esperanto, esa lengua creada por
Zamenhof en 1887 y abandonada por
todo el mundo en ese mismo ao!
La descalificacin intelectual era
otro remanido recurso del profesor,
infalible las ms de las veces.
Profesor, le ruego, permtame
explicarle
Michelle, no encuentro relevante
tu propuesta: cmo puedes decir esa
barbaridad? No puedes aspirar a un
doctorado!
Pero si yo acudo a usted
precisamente para que me gue, no deje
de hacerlo.
Quieres que te gue?
Por favor suplic Michelle, que
vea crecer el halo mgico de su
anhelado tutor tengo otra opcin
que es sobre Virginia Woolf y Pessoa
Quieres ponerte en mis manos?
Al advertir lo que ocurra, Michelle
sinti una leve turbacin, pero no poda
sustraerse a la intensidad del tiempo que
le dedicaba ese Zeus intelectual que,
simblicamente, la hara nacer de su
propia cabeza.
Bueno Tal vez podra
ayudarte pero t ahora la lluvia
caa ms fuerte t deberas
colaborar
S, prof, s, Jebs dijo
Michelle con voz sensual, dgame
dime cmo
La lluvia se haba convertido en un
diluvio. Era una tormenta tropical, muy
rara en esa poca, y en un lugar tan
alejado del trpico.
S, petite, te lo dir.
Exclam el profesor, mientras se
desabrochaba la camisa y los
pantalones, se abalanzaba sobre
Michelle, tropezaba en su camino con
una montaa de libros, y caa torpemente
al piso arrastrando otras pilas de
ejemplares.
Michelle, por lo que ms quieras
aullaba, golpame fuerte con el
lomo de la enciclopedia! Ahora, nena,
ahora!!
El agua, el granizo, los rayos y la
nieve caan como una catarata sobre el
campus.
No llueve.
Dijo Michelle, todava empapada en
su trance de recuerdos.
Cmo? titube Lucas.
Disculpa, me estaba acordando de
algo que pas hace tiempo.
De una lluvia?
Se qued en silencio,
arrobada por la humedad de entonces.
Quieres tomar algo?
S srveme un Moulin Bleu de
Saint Yrieix la Perche
cosecha 1934.
caramba, justamente esa
cosecha y no querras un tecito, por
ejemplo?
s lo que sea, prstame un
suter.
Pidi Michelle, abrazndose a s
misma, sintiendo el fro de aquella tarde
en la Oxbridge Exclusive University. No
cesaba de recorrer la habitacin con la
mirada mientras sus dedos acariciaban
las hojas que Lucas haba escrito. No
necesitaba leerlas, le bastaba esta
voluptuosa sensacin. Apenas dejaba
deslizar sus ojos, evitando leer. Ah
estaban los manuscritos de Lucas, y, en
las paredes, notas pegadas, recortes de
peridicos, un calendario con la foto de
una mujer desnuda que Michelle
recordaba haber visto en un taller
mecnico de provincias, una vez que la
haba sorprendido un desperfecto a
mitad de camino.
Lucas, mientras tanto, haba ido a
preparar el t. Estaba en la cocina
buscando desesperadamente algo donde
hervir el agua. Todos los recipientes
estaban sucios. El guiso de la semana
pasada. Los espaguetis de la semana
anterior. Su memoria gastronmica
repartida. Un pedazo de bistec de hgado
en el horno. Temi que a Michelle la
perturbara esta demora. Fue hasta la sala
a poner algo de msica. La vio en el
cuarto observando todo con
detenimiento. Se acord de llevarle un
abrigo. Toma, le dijo, mientras la
envolva en la toalla ms seca que haba
encontrado en el bao. El olor a
humedad de la toalla sumi a Michelle
an ms en los recuerdos de aquella
tarde de lluvias y libros.
Lucas fue hasta su equipo de msica.
Repas los casetes y discos de pasta que
haba dejado su to. Cul poner? Cul
sera el ms adecuado para no romper la
magia de este momento? Veamos:
Carmina Burana, una versin para 24
acordeones a piano. No. Trece xitos
calientes de la cumbia universal de
todos los tiempos. Tal vez. Pero no.
Seleccin de clsicos romnticos para
la pareja de hoy y de ayer. Podra ser,
pero resulta demasiado evidente. Entre
los discos de pasta sobresala uno, muy
viejo y con la cubierta bastante
maltratada. Lo sac. se era. El ideal.
Jazz.
Para una mujer como Michelle,
una noche en la pera y luego unas
copas con jazz se dijo, y como
pera no tengo
Encendi el equipo. Se oy un
crepitar de circuitos. Michelle se
sobresalt.
No te preocupes la calm.
Dio unos golpes en el equipo, que
dej de hacer ruidos. El plato comenz a
girar. Primero a una velocidad. Luego a
otra. Se estabiliz. Lucas coloc el
disco. Tom el brazo del aparato, pero
los nervios le jugaron una mala pasada,
y se oy claramente cmo la pa se
arrastraba por varios surcos antes de
aterrizar en el que corresponda.
Qu ests friendo? pregunt
ella desde el cuarto.
Oye, oye y vers contest,
seguro de la efectividad de la eleccin.
Comenz la msica. Lucas fue a la
cocina. La msica volvi a comenzar.
Hizo esto unas seis veces, porque al
parecer el primer surco conectaba raudo
consigo mismo. Regres a la sala, le dio
a la pa un pequeo empujn, que la
coloc inmediatamente en la mitad del
segundo tema. Como si el destino lo
hubiera elegido: Satin Doll. Con Miles
Davis al piano, Gene Krupa en el saxo,
Stan Getz en la batera y Ben Webster en
el contrabajo. Sonaba maravilloso.
Regres a la cocina. Lav dos tazas y un
pequeo recipiente de metal. Lo puso al
fuego y busc la caja del t. Estaba
vaca. Revolvi toda la alacena hasta
que apareci otra caja. Era de un t
diurtico. Sin fijarse en la etiqueta, puso
una bolsita en cada taza. Volvi al cuarto
donde estaba Michelle. La encontr
terminando de hablar en su telfono
celular.
A quin llamaste?
Orden que nos trajeran un
aperitivo.
Lucas pens que Michelle se haba
olvidado de la novela. Mejor as, no
estaba terminada, y adems podra no
gustarle. Ella ya est en casa, sola,
entregada pens. Basta de novelas,
ahora a gozar!
Apag algunas luces y dej el
apartamento en penumbras. En ese
momento termin de sonar Satin Doll y
comenz una versin jazzstica de O
sole mo. Ahora Miles Davis tocaba la
batera y Gene Krupa la trompeta. Se
escuch el timbre. Lucas abri la puerta
y se encontr con dos robustos lacayos
de librea que cargaban varios paquetes.
Dejen el servicio en el piso, que
haremos un picnic orden Michelle.
Los lacayos miraron con desagrado
el cuarto, que pareca no haber sido
barrido desde la construccin del
edificio. Se retiraron por unos instantes
para regresar con una aspiradora, con la
que limpiaron el apartamento. Pusieron
en el suelo varios panes de csped, con
los que formaron un piso vegetal; sobre
l extendieron un mantel de hilo, con
delicadeza colocaron fuentes y cubiertos
de oro, platos de porcelana china y
copas de cristal de Bohemia. Y
escarbadientes. Abrieron una canasta y,
con ceremonia, extrajeron los manjares
para el picnic: el delicioso vino francs,
aceitunas, y un paquete de papas fritas.
Colocaron sobre el ropero una jaula con
un canario, sacaron de un frasco
hormigas, grillos, abejas, mosquitos y
tbanos, los desparramaron en el pasto,
hicieron una reverencia y partieron.
Lucas, hasta ese momento
boquiabierto, reaccion:
Digo yo, no irn a picarnos esos
bichos?
Estn amaestrados, amor.
Ahora en el disco sonaba una furiosa
versin de La cucaracha, con Gregorio
Samsa y Gene Krupa al piano y los otros
tres tocando la batera. Era
decididamente desagradable, y Lucas se
apur a cambiarlo por Veinticuatro
melodas romnticas para tus
momentos de ensoacin y/o abulia. Al
escuchar los violines respir, aliviado.
Ahora el clima era sensual: luz tenue,
msica acariciante, el canto de los
grillos, los trinos del canario, el pesado
zumbido de las abejas y los tbanos.
Lucas estamos solos
S.
Haca mucho que esperaba este
instante.
Tambin yo.
Es el momento ideal para que
nos conozcamos un poco ms.
S, Michelle, es todo tan
romntico.
Quiero conocerte ms
Claro, preciosa, me vas a conocer
muchsimo dijo acercando sus labios
a los de ella.
quiero conocer lo que
escribiste. Tu novela, al fin puedo
verla! Mustramela.
Lucas se qued congelado.
Ahora? Y si esperas un poco?
No, no puedo ms. Ya esper
tanto! La quiero ahora.
Pero Michelle Est el picnic
el aperitivo qu tal si brindamos?
Ay s, qu tonta, lo haba
olvidado. Brindemos. Por tu novela,
alcnzame el t.
No vamos a brindar con vino?
Por supuesto, pero el Moulin Bleu
de Saint Yrieix la Perche que nos
trajeron exige unas papilas preparadas.
Preparadas como para qu?
Lucas llen la taza con t y se la
alcanz, luego espant un tbano.
Es que en la lengua hay una zona
que se llama zona de Halcklett
Ella quit una abeja de la azucarera
y sorbi un poco de t. l asinti
mientras quitaba una oruga que quera
pasar de una rebanada de pan a otra.
Michelle continu, luego de correr unas
moscas, con fina elegancia.
es la zona de mayor
concentracin de papilas gustativas para
los lquidos tibios sorbi ms t.
Lucas acompa con un distrado
ah, pues miraba el movimiento de esos
labios tan deseados; tom t, baj la
taza, corri la mano porque una araita
estaba por subrsele encima. Ella,
consciente de sus encantos, continu
explicando y tomando t con
naturalidad.
a lo largo del da, las papilas
se van llenando de todos los qumicos
de las comidas que ingerimos quit
nuevamente la abeja de la azucarera
por supuesto tom t,
espant unos moscos, volvi a mirar sus
labios.
y as las papilas quedan como
una mesa despus de que hubo una
comida alborotada.
Continu, mientras segua los
movimientos de la abeja, que se
acercaba otra vez. Lucas inclin su
cabeza para sorber lo poco que quedaba
en la taza, y ah sus ojos dieron con la
cumbre de los pechos de Michelle, la
delicada hondonada que lo atraa como
un abismo de dulce vrtigo.
Michelle ay! lo interrumpi
un mosquito, que aplast de un
manotazo.
El t funciona como un cumplido
criado que limpia esa mesa, cambia el
mantel vio cmo la abeja suba
trabajosamente por los costados de la
azucarera, y nos deja una mesa
limpia, nueva, para saborear como
corresponde a un vino del tipo del
Moulin Blu de Saint Yrieix la Perche
tom la botella, el sacacorchos, y se
los dio Lucas.
l se rascaba la picadura. La abeja
estaba alcanzando el borde de la
azucarera. Con una servilleta quit las
hormigas que prcticamente envolvan la
botella y se dispuso a descorcharla.
Michelle
Por Dios! molesta, nuevamente
quit la abeja de la azucarera y la
ahuyent lo ms lejos que pudo.
Michelle, t no crees? quit
la oruga que estaba montada en su
tenedor, comenz a hundir el destapador
en la botella, vio una araa atravesando
el pan cortado Michelle, volviendo
a lo que te iba a decir
S, sigue se humedecieron sus
ojos glaucos, pero sinti como un leve
cosquilleo en su vejiga no,
permteme un segundo.
Sali hacia el bao, y Lucas decidi
esperarla para descorchar el vino. Dej
correr la vista por su apartamento,
irreconocible bajo todo ese artificio
campestre. Vio una abeja que,
trabajosamente, suba por el mantel en
direccin de la azucarera; Michelle
regresaba:
Ya, brindemos.
Pero l tambin sinti algo y pidi
que lo excusara. Ella asinti, mientras
adverta la abeja. Lucas fue al bao.
Crey que no iba a llegar. Ah dentro
not que faltaban toallas. Claro, si l
haba llevado una para arropar a
Michelle, se acord mientras segua su
alivio torrencial, prolongado. Oy que
Michelle gritaba: Mierda de abeja! Y
sonaban unas tazas rotas. Se apur a
regresar.
Dime, Michelle.
No, nada, estoy muy bien feliz
de estar ac contigo y apart unos
fragmentos de tazas.
Qu suerte espant el tbano.
Por favor, Lucas, mustrame tu
novela.
No bamos a brindar primero?
Espant el tbano de un manotazo y
sinti algo en la vejiga, le extra.
Oh, s! Perdn, vas a pensar que
soy una ansiosa.
Michelle vio que la abeja tropezaba
nuevamente entre los pliegues del
mantel; sonri a Lucas, mientras se
sacaba un zapato con disimulo. l iba a
abrir la botella, se quit la araa de su
rodilla, cambi de idea, se inclin hacia
ella entreabriendo sus labios; pero
nuevamente esa sensacin en el
abdomen.
Michelle
Ella tambin separ sus labios y se
inclin hacia adelante:
Lucas esprame un segundo,
por favor.
Y regres al bao. Lucas se quit el
tbano de enfrente, vio cmo la abeja se
acercaba a la azucarera; sinti una
horrible presin en la vejiga, no poda
esperar, fue hasta el bao, golpe la
puerta:
Michelle?
Voy, un instante, por favor.
(Cruz sus piernas, trat de pensar en
otra cosa, no poda, dio otros golpes en
la puerta) Michelle?
Te dije que ya salgo, Lucas!
Slo quera saber si estabas bien.
Cruz con ms fuerza sus piernas, se
mordi los labios. Sali ella, entr l.
Sonriente. Veloz. Michelle se acomod
el pelo, sac el lpiz de color de su
cartera, se repas los labios. Se sent en
el mantel y lo estir, sin advertir que
con eso allanaba el camino de la abeja.
Regres Lucas.
Brindemos de una vez! pidi
ella, forzando una sonrisa.
Claro!
Vio la abeja que llegaba a la
azucarera Pero!!!
Qu pasa!?
Lucas se detuvo, vio la abeja, y todo
ocurri en un segundo: Michelle dio un
grito, porque la pic un mosquito; Lucas,
por reflejo, le peg un botellazo a la
abeja en la azucarera. Y salt el vino
regndose por toda la habitacin, que se
llen de astillas de vidrio.
La botella tena mucha presin.
Me parece que ese vino estaba
fermentado. Demasiado viejo.
No te preocupes respondi
Michelle, sacndose de encima varios
trozos de vidrio y el corcho, que haba
cado sobre su cabello, ahora s
podemos ir por tu libro.
Oh, s, mi libro. Pero an no
hemos comido nada.
Ya no quiero.
Lucas se le acerc. Apoy la escoba
y el trapo contra la pared. sta era su
oportunidad.
No sabes cunto me alegra que
hayas venido desde que te vi en la
librera esper este momento pas un
brazo sobre los hombros de Michelle
yo no saba si llegara alguna vez
acerc sus labios a los de ella. Y
ahora estoy feliz porque ha llegado,
porque si no sus labios casi se
tocaban, yo y la bes con ardor
mejor vayamos al cuarto, esto est
lleno de bichos!
Pasaron al dormitorio. Lucas cerr
rpido la puerta para impedir el paso de
las alimaas. Ella se recost sobre la
cama boca abajo. l pas su mano por
debajo de la blusa de Michelle y
acarici suavemente la piel de su
espalda, hasta que ella, recordando
excitada la narracin de Gnther de su
experiencia infantil, lo interrumpi.
Por favor escrbeme!
Lucas se sorprendi.
Pero si no voy a viajar!
No, en la espalda escrbeme en
la espalda.
Qu?
No viste The pillow book?
No, es algo que dejaste ac?
Escrito en el cuerpo, es una
pelcula de Green no importa,
escrbeme, s, hazlo ya mismo ahora,
por favor.
Lucas no entenda. Ella insisti.
Vamos, trae tinta china y un
pincel. En lo posible, de pelo de marta.
No conozco a ninguna Marta.
Lo que tengas para escribir.
Ahora.
Lucas no quera dejar pasar el
estado propicio en que se hallaba
Michelle. Quera que le escribiese?: le
escribira. Pero dnde estaba ese
lpiz? Busc en el cajn de la mesita de
noche. Encontr de todo, menos un lpiz.
Esprame un minuto.
Adnde vas?
Voy por el lpiz, no me demoro.
Abri la puerta y la cerr
velozmente a sus espaldas. Los efluvios
de excitacin haban llegado hasta la
sala. Los insectos haban enloquecido.
La abeja estaba zambullida
orgisticamente en un reguero de azcar
que haba por el suelo. Las moscas se
apareaban. Los grillos las imitaban. Los
tbanos giraban alocadamente en un
vrtigo incestuoso. El canario estaba
aferrado a los barrotes de la jaula,
clamando por salir.
Lucas fue a la habitacin donde
escriba. Adnde haban ido a parar los
bolgrafos? En ese momento se acord
de la limpieza que haban hecho los
lacayos. Quin sabe dnde los habran
dejado. Tal vez los tiraron. Imbciles.
Qu poda hacer? Oy un ruido en el
apartamento vecino. Amparo! Por
supuesto. Camin sobre los panes de
csped hasta la puerta. Toc en el
apartamento de su vecina, que lo atendi
con la ilusin de que l precisara ms de
ella que de la misma Michelle; la
fantasa de que Lucas necesitaba huir de
esos brazos para arrojarse a los suyos.
Lucas?
Necesito pedirte un favor.
s, claro, lo que digas.
No tendrs tinta china y un pincel
de pelo de Marta que no ests usando?
Cmo?
Es largo de explicar, Amparo
Es para la novela?
(Dud) s, est relacionado.
Pasa, entra, a ver qu
encontramos.
Amparo ocult sus celos tras su
decepcin, a la que tap con una actitud
solcita, que tampoco dejaba ver la
tristeza que, ms a la derecha, la
embargaba, debajo de esa sonrisa que
pareca decirlo todo. Buscaron entre los
dos. Lucas tom un par de lpices y un
bolgrafo azul con la propaganda de un
banco.
Ests intentando alguna tcnica
nueva? pregunt Amparo mientras le
ofreca unas acuarelas que tena para
cuando la visitaban sus sobrinos.
La verdad, s.
Respondi desde el bao, tomando
pinceles para el maquillaje. Agradeci y
se despidi. Entr en su apartamento,
que continuaba en plena primavera. La
abeja estaba rodeada por las patas de
uno de los tbanos; los dos envueltos en
azcar. El otro tbano estaba
revolcndose junto con los grillos. El
canario golpeaba frenticamente su pico
contra la jaula, como un pjaro
carpintero.
Lucas abri la puerta de su cuarto y
cerr rpidamente.
Ya llegu!
Dijo, con entusiasmo; pero Michelle,
tendida sobre la cama tal como l la
haba dejado, slo le devolvi un
resoplido que se acercaba a un
ronquido. La despert. Ella no saba ni
dnde se haba quedado dormida. Lucas
tuvo que recordarle todo.
Bueno, ya consegu las cosas Y
ahora qu hago?
Por toda respuesta, Michelle se dio
vuelta y se fue quitando la blusa con
lentitud. Lucas iba de asombro en
asombro. Esa piel. Era an ms suave
que la seda de la blusa. Se acord de
una tarde de primavera, tendido sobre el
csped de una plaza, viendo pasar las
algodonosas nubes, mientras su madre lo
amamantaba. Trat de regresar a la
mujer que ahora tena sentada en su
cama. Aquel recuerdo no colaboraba en
este momento. Se concentr.
Te ayudo? pregunt.
Asinti con la cabeza.
Lucas dirigi una mano al broche del
sostn. Encontr una leve resistencia.
Prob ayudarse con la otra mano. No.
Era una extraa combinacin que
pareca deshacerse entre los dedos pero
que, sin embargo, se volva a enredar en
algo y no se terminaba de desenganchar.
Intent con los dientes.
Quieres que lo haga yo?
No mientras tomaba el
cortaplumas que haba trado para
sacarle punta a los lpices y, sin que ella
se diera cuenta, cortaba el sostn
no hace falta, ya est.
Se dej caer dulcemente
sobre la cama.
Hizo un leve gesto tratando
de darle la vuelta.
No, ahora escribe sobre mi
espalda.
Que escriba qu cosa?
Algo tuyo susurr ella.
l se qued pensando, chupando la
punta del lpiz, mirando hacia arriba.
No se le ocurra nada.
Vamos, seor escritor, escrbame
lo azuzaba Michelle.
Al fin se decidi y trat de dibujar
una E sobre la tersa piel. Iba a
escribir Elefante, que era lo primero
que se le ocurri. Michelle peg un
grito.
Ay, me raspa!
Est desafilado, no? Pens que
no te molestara. Deja que pruebo con
esto empez a escribir con el
bolgrafo.
Ay, duele! Qu pasa?
Se acab la tinta prob raspar
la espalda de Michelle con la punta del
bolgrafo, haciendo un zigzag, tratando
de forzarlo a que escribiera.
Me lastima un poco, amor, no
tienes otra cosa?
Lo haba llamado amor. Lucas no
se demor un segundo, tom la pluma
fuente.
Hace mucho que no uso de stas
y mientras deca esto sacuda la
pluma, logrando que gruesas gotas de
tinta cayeran sobre la espalda de
Michelle.
Perdona ya te limpio.
No, no, sigue, me gusta
ronroneaba ella.
Lucas apoy la pluma en la tersura
dorada de su espalda y continu
lefante. Se alej a contemplar su
trabajo; pero Michelle lo urgi
sensualmente.
Sigue, sigue, no te detengas
l sacudi otro poco la pluma,
pens con qu palabras seguir.
Ms, ms suplicaba ella.
Lucas continu: Dos elefantes. Se
detuvo nuevamente. Esperaba ver algo
ms que su espalda.
Michelle, ahora se me acab la
pgina. Date vuelta, necesito escribir de
los dos lados.
En lugar de girar, ella se incorpor,
tomando su blusa.
Leamos.
S, yo tambin le amo.
Trat de besarla nuevamente. Ella lo
apart con delicadeza.
Ensame tu libro. Recuerda lo
pactado. No ser tuya antes de verlo.
l sinti que su alma descenda
hasta el ltimo subsuelo. Mientras iba a
buscar su manuscrito se pregunt por
qu Michelle actuaba as. Hasta ese
momento le haba parecido una hermosa
danza de seduccin por parte de ella; se
entregaba, se alejaba. Pero esto lo
confunda; estaban en la cama, solos.
Por qu no continuar? Acaso jugaba?
Se estaba burlando de l? Sera una
pervertida? En qu revista haba ledo
algo sobre esto? Record un artculo
que haba llamado su atencin en la sala
de espera de su dentista, sobre personas
que en la cama se comportaban de
maneras extraas. Sera Michelle una
de ellas? Sera brgida, como crea
recordar que deca la revista? Sera
virgen, tal vez? Eso, era virgen, y por
eso actuaba as, tan pdica. Pero estaba
casada, cmo poda ser virgen? S, el
alemn era mayor que ella, tal vez
demasiado, y O sera tmida, nada
ms? Bueno, ella vino a su apartamento,
a su dormitorio, a su cama. Acaso no
estaba a punto de lograrlo? Vamos,
Lucas se deca, ya casi la tenemos.
Tenemos? se responda Cmo
tenemos? Quin habla? La voz se
call, intimidada. Tal vez s, Michelle
deba ser virgen. El alemn no la debe
haber desflorado. Mucho barco pero
poca regadera. Sonri al pensar eso, se
le haca ingeniosa la frase. Quiso releer
la nota de la revista. Recordaba que, en
lo del dentista, discretamente haba
arrancado la pgina y se la haba
quedado; pero ahora, quin sabe dnde
estara guardada. En medio de todo este
lo de papeles, imposible de hallar. Se
acordaba de que estaba bien el artculo,
muy cientfico, pero al mismo tiempo
traa una serie de consejos de aplicacin
inmediata. Una lstima no tenerlo a
mano; porque, tal vez, dndole una
rpida hojeada, podra discernir si
Michelle era virgen o enferma de algo
peor. Y si realmente era virgen? Le
tocaba a l ser el primer hombre de su
vida. O el primer creyente, porque esa
posibilidad tambin estaba. S. Qu
compromiso, tena en sus manos el
futuro de una parte del santoral. Si la
abordaba como hombre, tendra a esa
hermosa mujer para s, pero habra una
santa menos. Quin sabe qu viejecita
no se quedara sin algn milagro, una
cosa que tal vez precisara mucho:
curarse de algo, el regreso de un hijo,
salir de una penuria econmica. Si se
acercaba a ella como un creyente, la
viejita tendra a su santa pero l se
quedaba sin esa mujer que enloqueca
sus sentidos; tambin l necesitaba
curarse de algo, aunque curarse no
fuera la palabra ms cercana; puestos a
comparar, s pasaba dificultades
econmicas y, si bien no esperaba el
regreso de un hijo, no por eso la
viejecita tena ms derecho a un milagro
que l a una noche de amor, a un
momento de sueo eso si se dorma
enseguida, cosa que odian las mujeres,
debera poner un despertador?; pero
haba otra posibilidad: abordarla como
hombre y ayudar a la viejita a encontrar
al hijo, prestarle unos pesos. Sigui
buscando. Caramba, me da rabia ser tan
desordenado, y as, cuando uno precisa
algo, resulta que no lo encuentra y se
pierde un montn de tiempo, pensaba,
furioso consigo mismo. Yo me acuerdo
que vine de lo del dentista derecho a
casa, porque haba un partido en la
televisin. Me acuerdo de eso. Qu
partido era? El Miln contra Los
Petroleros de Idaho. S, seor. Entonces
recuerdo que me acomod en el silln,
prepar un poco de queso, vino. O sea
que el artculo tendra que estar ah,
porque cuando me sent sent el papel
doblado en el bolsillo de atrs y lo
saqu. Y lo iba a llevar encima de esa
mesa la seal; pero me acuerdo
que justo en ese momento Los Petroleros
de Idaho le metieron el primer gol al
Miln y me sent para no perderme la
repeticin. O sea que el papel debera
estar cerca del televisor, porque no me
mov ms de all. Voy a buscar cerca de
la tele. Qu lstima, esta Michelle, una
mujer tan hermosa, si llega a ocurrir que
tiene un problema psquico o algo as,
ser una gran prdida para el sexo en
Occidente. Y para el de Oriente tambin.
Lucas dio vueltas al silln, mirando con
detenimiento. No haba nada. Encima
del televisor tampoco. Qu picarda si
lo tir, justo ahora me vendra como
anillo al dedo. Orden una pila de
revistas. Junt unas latas de refrescos y
de cerveza que haba en el suelo y, al
agacharse a recoger una bolsa vaca, vio
que algo asomaba por debajo del
almohadn. Lo levant y ah estaba. Lo
tpico, a uno se le caen cosas dentro del
silln y despus se vuelve loco
buscndolas. Ah estaba el famoso
artculo, haba otras cosas adems. Un
reloj, media manzana reseca, un
destapador, dos bolgrafos, un billete de
veinte dlares, albricias, aqu estaba!
Y la raqueta de tenis!, si la habr
buscado. Sac todo, volvi a acomodar
el almohadn, abri el artculo y lo ley
detenidamente. Es su novia una
seductora? A ver. Sigui leyendo y lo
encontr, en un pequeo recuadro:
Est con una histrica?. sa era la
palabra que no se acordaba, histrica.
Segua una lista de preguntas. La ley.
S. S. S. S. S. S. S. S. Dobl
nuevamente el artculo. Se qued
pensando un segundo. O sea que no es
virgen. Si es histrica no es virgen. Se
podr ser virgen e histrica al mismo
tiempo? Se incorpor, muy serio.
Record que haba ido a buscar el
manuscrito. Lo recogi, sacudi algunas
miguitas que tena encima. Es
contagiosa la histeria? Angustiado,
volvi a buscar el artculo. Deca
psquica, o sea que no es contagiosa.
Pero se avergonz por esa actitud
cobarde. Si l la amaba no tena que
fijarse tanto en si era histrica o virgen.
Si ella tena un problema lo enfrentaran
juntos. Abri la puerta decidido.
Michelle?
Nada.
Michelle?
Silencio.
Micheln? Firestone?
brome.
Michelle ya no estaba ah.
13

Unos minutos antes, Gnther se


haba enterado de que Michelle estaba
con Lucas.
Ach, scheisse! Inaudito,
incalificable, inconcebible, increble,
infame, insultante, in, in!
No encontraba otra palabra, a pesar
de que, por su admirable memoria, haba
aprendido espaol con la nica ayuda de
un diccionario. Aunque no manejaba el
castellano tan slidamente como su
patrn, Fritz quiso colaborar:
In-presionante?
Gnther lo mir con desprecio y
llam al celular de Michelle:
S dnde ests. Ven ahora
mismo!
Ella conoca muy bien ese tono de
Gnther y saba que no era momento
para contradecirlo. Adems estaba
aburrida, pasada ya media hora desde
que Lucas haba partido en busca de su
manuscrito. Se levant de la cama y,
semidesnuda, baj refunfuando hasta la
limusina, donde termin de vestirse con
pereza felina. Cuando lleg al Grand
Hotel and Towers encontr a Gnther
con mala cara.
Mi amor dijo ella con voz
sensual, mientras con un dedo le rizaba
un mechn. Recuerdas a esa
periodista que estuvo aqu? Ella vive
con el escritor minti un poco y me
invit a continuar la entrevista en su
casa. Eso es todo.
Gnther la miraba de reojo,
desconfiado, herido por la desvergenza
de su esposa. Sinti que la amaba a
pesar de su debilidad por los escritores,
seres peligrosos que vivan inventando
mentiras que daaban a las gentes ilusas,
que degradaban a la juventud con ideas
sucias, demenciales; entes pervertidos,
como aquel asqueroso cerdo que
escriba a su mam. Nein: encima de
su mam.
No soporto tus engaos. La
primera vez fue con ese escritorzuelo de
cuentos infantiles
Michelle baj la mirada,
avergonzada.
y luego, el ensayista y
agreg, irnico: ensayara contigo sus
fantasas.
Ella enrojeci.
Despus, el de los libros de
autoayuda.
El pobre necesitaba ayuda!
Gunther la mir indignado, y
continu:
Ms tarde, ese poetastro. Y luego
el insoportable de los aforismos
recit, burln: Lo esencial es
inspido al gusto e inodoro al olfato
Gnther, t confundes
Es. que fueron demasiados!
No, quiero decir que t te
confundes por favor no te alteres, me
das miedo.
Y el de los cuentos
pornogrficos!
Gnther levantaba el tono de voz, y
Michelle, al verlo violento, comenz a
bloquearse:
Porno qu?
Ach! No empieces con eso!
Michelle lade la cabeza.
Nein! Gnther respir hondo y
se contuvo, porque saba que cuanto ms
se enojara, peor sera el escritor de
los cuentos erticos, te acuerdas?
No.
l saba que era intil insistir. Mejor
esperaba que a Michelle se le pasara el
bloqueo intelectual o l tendra que
dibujar cada cosa, como siempre. Sali
a los balcones de la suite. La sensacin
del viento en la cara lo relaj. Ms
sereno, regres. Ote desde la puerta.
Michelle estaba fumando, repuesta. Al
verla bella, distante, regres su enojo:
Podemos seguir hablando, ahora?
Michelle intent cambiar de tema:
Gnther, mi vida, olvidemos todo
esto!
Me pides que olvide!?
Haba una duda que quemaba a
Gunther y que se haba prometido
mantener oculta, pero la violenta
ansiedad que le produca pudo ms:
Y con ellos has?
Michelle se dio cuenta de que
Gunther mora por saber si con ellos
haba llegado al xtasis. Estuvo a punto
de decirle la verdad: no, tampoco.
Nunca haba llegado, pero este juego de
incertidumbre dejaba el poder de su
lado. Fingi un mohn de disgusto:
Sabes que no debes preguntar esas
cosas.
De acuerdo, no las preguntar!
Pero contstame! S o no!?
Gunther
Qu!? Contesta!
la respuesta slo te traera ms
dolor.
l se incorpor, enojado, y dio un
golpe contra la pared. Ella se acerc,
duea de la situacin, y le propuso,
susurrante:
Ests nervioso, mi amor, por eso
nos pasan estas cosas; apartmonos de
todo esto, hagamos un viaje, vayamos a
alguna playa lejana donde podamos
estar solos y tranquilos, como antes!
Michelle, has olvidado que
tenemos que ir a Roma. Mariana se
inaugura la muestra retrospectiva de
Dal. La playa debe esperar.
14

El Presidente estaba asustado. Haba


recibido un sobre annimo con el rtulo
de Altamente confidencial. Cuando lo
abri, encontr un casete de vdeo. Con
curiosidad lo puso en su reproductor y
vio, divertido, imgenes de una
desenfrenada bacanal: bailarinas
disfrazadas de odaliscas, que danzaban
semidesnudas dentro de una piscina; tres
eunucos disfrazados de stiros, que
jugueteaban en el agua con una pelota;
graciosos efebos que se perseguan
arrojndose serpentinas y papel picado.
Pero cuando, detrs de la lluvia de
papel de colores, descubri su propia
imagen, su inconfundible figura, vestido
tan slo con una nariz de payaso y un
ridculo bonete de cartn, mientras
abrazaba a una bailarina y a dos
eunucos, no le gust nada. Detuvo la
cinta sintiendo taquicardia. La
investidura presidencial despojada de
sus vestiduras. El escndalo, la
bancarrota. Y todo por confiar en
Gnther.
Al fin la curiosidad pudo ms.
Continu mirando el vdeo, pero ahora
con un solo ojo entrecerrado y casi
cubierto por sus manos. Se vio bebiendo
champagne de la babucha de la odalisca
de los pechos enormes; se horroriz al
verse retozando desparramado de
espaldas, flotando sobre los gigantescos
pechos, mientras besaba a un eunuco. Si
esto se haca pblico!, pens, aterrado,
qu no querrn inventar!
Ahora apareca bailando un cancn,
desnudo. Maldicin se dijo, en
plena poca electoral! Si el vdeo
llegaba a manos de Smrbekta sera un
desastre. No iba a permitirlo, el casete
no deba llegar al Frente Nacional
Democrtico, son capaces de urdir un
escndalo sexual. No seor, un vdeo no
era prueba de nada. No, no lo
acorralaran. Se qued preguntndose
qu estara por pedirle Von Bohlen und
Reichenbach.
Vamos, doctor? No se van a escapar
las semillas.
Brome uno de sus colaboradores,
pero Anastassi, descorazonado, neg
con un gesto de la mano. Su ayudante
entendi que quera estar solo y se
march. El laboratorio ofreca una
extraa imagen, con el moderno equipo
por un lado, y esas bolsas de cereales
con las que los investigadores chocaban
a cada paso.
La obtencin del plsmido haba
sido un xito, pues haban logrado que el
gen codificara correctamente y la clula
sintetizara la enzima deseada. Pero hasta
ah llegaban porque, despus de decenas
de intentos, la clula no se dejaba
transfectar.
Anastassi mir la foto de su madre.
Su misma sangre, sus mismos genes; l
era una semilla de esa generosa espiga.
Suspir angustiado y arroj con odio el
puado de trigo que tena en la mano.

Gnther y Michelle volaron a Roma esa


misma noche, en otro de sus Concordes.
Cenaron foie-gras y Sauternes bien
helado, y se encerraron en su lujosa
suite. Michelle, luego de su frustrado
encuentro con Lucas, haba quedado
encendida. Gnther la vio tan entregada
que imagin que esta vez s llegara al
tan ansiado xtasis; pero, al cabo de tres
horas de pasin, se desplom agotado.
Aos con esta mujer que lo enloqueca
de deseo, pero cuyo deseo no tena
cima. Decenas de especialistas
consultados. Los ms renombrados
orgasmlogos. Intil. Y su propio deseo
segua fijo en ella, en lograr que
respondiera a su pasin, en encenderla
hasta hacerla olvidarse de s misma. Ese
era el ms profundo secreto de su
desvelo. Michelle nunca se haba
rendido de placer. Como una fortaleza
sin puertas lo dejaba afuera, insatisfecha
ella; como un conquistador sin victoria,
l. Se durmi al instante.
Llegaron por la maana. Una
limusina los condujo directamente al
museo donde se exhibira la muestra que
deban inaugurar. All se encontraban
importantes personalidades de la
cultura, la poltica, la industria y el
clero. Gnther pronunci un discurso en
un perfecto italiano de diccionario,
sealando los importantes vnculos entre
las artes, los mecenas y la prosperidad
de las naciones. Fue muy aplaudido.
Enseguida pasaron a visitar la
muestra retrospectiva de Dal. Como su
nombre lo anunciaba, eran todas
fotografas del culo del famoso pintor:
con o sin ropas, de pie, sentado,
acostado, en cuclillas, en cuatro patas.
El pblico estaba desconcertado, los
obispos y cardenales se miraban
escandalizados, pero todos aplaudan.
Mansos. Obsecuentes. No dejaban de
sonrer.
Gnther mir su reloj, apart con un
gesto seco a los que venan a besarle la
mano: banqueros poderosos, clebres
concertistas de piano y violn,
cardenales. Todos le deban un favor o
teman deberle uno y preferan guardar
un cauteloso respeto. Calcul la
diferencia de horas y le hizo un gesto
imperceptible a Fritz, que se acerc con
un celular diminuto y una llamada ya
marcada. El Presidente esperaba del
otro lado de la lnea.
Un minuto, el seor Von Bohlen
und Reichenbach le va a hablar le
dijo Fritz, y pas el celular.
Mi querido y dilecto amigo
salud Gnther, cordialmente.
Estimado Gnther esperaba su
llamada dijo, expectante, desde
dnde me habla, que se oye tanto
bullicio?
Desde lejos, mi querido
Presidente, siempre lejos y velando por
intereses que nos son caros.
Claro, claro, aumentaron
brome, intentando ver hacia dnde se
orientaba Gnther.
Bueno, estimado amigo, lo
imagino a usted atendiendo mil asuntos,
as que no quisiera demorarlo, el punto
es la agricultura. Ese amado pas que
usted preside est un poco demorado
por esa nueva ley que el congreso est
estudiando, tal vez con excesiva
minuciosidad.
s, entiendo.
Hace falta ayudarlos a captar lo
imprescindible que es esa ley, pero sin
que se extienda mucho ms su
tratamiento, y usted tiene el liderazgo
necesario para eso.
Claro, claro gracias, Gnther
y hasta pronto.
El Presidente colg. Completamente
derrotado. No hubo una referencia al
vdeo. No era necesario. Tampoco era el
estilo de Gnther. Dej su escritorio y
se dirigi hasta un gigantesco mueble de
preciosa encina amarilla, completamente
labrada, con engarces de plata en las
molduras. Abri una puerta lateral, tom
un vaso, hielo, la botella de whisky. De
rara malta escocesa, edicin limitada a
cien botellas; pero muchas se nos
rompieron rezaba la etiqueta. Regalo
de Gnther, tambin. Se sirvi una
cantidad generosa. Fue hasta los sillones
que estaban frente a su escritorio, y se
dej caer sobre uno. Tom un aparato de
control remoto y se puso a jugar con un
autito a pilas. Era su pasatiempo en los
momentos de honda depresin. Fueron
pasando las horas, y fue descargando la
copa. Lleg la oscuridad sin que l
atinara a encender una sola lmpara ni
respondiera a las llamadas de la puerta
o los telfonos. Ese nimo lo converta
en un ausente para el mundo. Cmo
podra apurar al Congreso?
Mientras tanto, en Roma, Gnther
brindaba con el ministro del Acero de
Italia, Giancarlo Sampietro, y se unan a
su festiva conversacin tres diputados
del partido ecologista holands. Luego
se acercaba el secretario de la Alta
Cmara de Lores Azules, de Inglaterra, y
su seora esposa, no tan afeminada
como l. Gunther, sin abandonar la
pltica, que saltaba del ingls al francs,
al alemn, al italiano, y regresaba al
francs para salir disparada hacia el
griego, dar un pequeo giro por el
hngaro y volver al italiano, segn
conviniera a los temas y a la ms
adecuada expresin que los reflejara,
segua con el rabillo del ojo a Michelle,
que comparta una contradanza para la
cual la haba venido a solicitar un
estreido capitn de la Marina de
Austria. Vea perfectamente cmo ese
capitn, que jams se atrevera a nada,
porque su sentido del honor no se lo
permitira, pero menos an su sentido de
la supervivencia, mora de
embelesamiento por esa belleza que
sostena entre sus brazos. Michelle.
Capaz de hacer arder incluso el amianto.
Incapaz de consumirse ella misma. A su
mente regresaron imgenes de sus torpes
esfuerzos amorosos en el vuelo que los
haba trado a Roma.
15

Diga, seor.
Que venga el ministro Falfaro
requiri el Presidente con voz
aguardentosa.
Seor, est recibiendo al seor
Flammar
Que vengan los dos, estpida!
O no me entiende!?
Bram, desencajado, y colg
haciendo caer el telfono al suelo. Fue
hasta el mueble de encina y se sirvi
otra copa que dobl la medida anterior.
Jules Flammarie, director del Fondo
Mundial de Regulacin de Movimientos
Financieros, supuestamente haba
viajado para realizar una auditora antes
de aprobar una lnea de crdito para el
pas, pero en realidad el verdadero
propsito era concertar una serie de
medidas relacionadas con el secreto
bancario y los flujos de dinero. Entr
acompaado del ministro Falfaro, y
encontraron al Presidente con la corbata
suelta, los ojos acuosos de quien ya ha
bebido de ms. Vieron el telfono tirado
en el piso.
T, cara de mono, debes conocer
a Gnther, no?
Jules Flammarie dio un leve
respingo y trat de disimular su
incomodidad. Por supuesto que conoca
a Von Bohlen und Reichenbach; el punto
era, hasta dnde sabra este Presidente?
El ministro Falfaro fue al mueble de
encina y le sirvi una copa para
distender la situacin.

En el saln romano, Gunther segua con


la mirada la suave danza de Michelle,
que cada tanto asenta aburrida ante el
inspido parloteo del capitn austraco,
con la cabeza lejos de ah y de esa
charla tan patosa como el interlocutor;
su mente recorra, delicuescente, el
apartamento de Lucas. Cunto le hubiera
gustado quedarse all. Por qu se haba
demorado Lucas? Dnde se haba ido?
Por qu era tan esquivo para mostrarle
su manuscrito? No confiaba en su juicio
crtico? Nunca nadie le haba negado
tanto en realidad, nunca nadie le haba
negado nada.

Lucas, sin saber con qu oculto e ntimo


apetito lo evocaba Michelle, y quiz
gracias a no saberlo, escriba sin pausa.
Llenaba hojas frenticamente, como una
fiera. Como una bestia, ms bien. Ni
siquiera se interrumpa para ir al bao;
slo para consultar alguna palabra que
se le escapaba. Rayuela con ye o con
elle? S, Ralluela!
Porque el da anterior, al regresar a
su dormitorio con el manuscrito, haba
descubierto que Michelle ya no estaba
all. Luego de buscarla infructuosamente
por todo el apartamento, se visti
deprisa y baj las escaleras corriendo.
Lleg a la calle: ni rastros de la
limusina. Subi cabizbajo las escaleras.
En su apartamento, despus de espantar
a los insectos, testimonios vivientes de
la embriagadora presencia de Michelle
en su hogar, desconsolado, Lucas repas
el artculo Es su novia una seductora
histrica?. Una de las preguntas del test
era: Tiene conductas esquivas de
aproximacin y alejamiento?
Palideci: una vez ms la respuesta era
afirmativa.
Tembloroso, llam al Grand Hotel
and Towers, donde lo atendi un esbirro
con una voz que delataba una educacin
ms bien deficiente. Pregunt por
Michelle, tartamudeando. El esbirro lo
someti a un pesado interrogatorio,
cercano a la tortura psicolgica. Lucas
cort y se deprimi an ms: Michelle
estaba en Italia, y si l llamaba
nuevamente terminara con zapatos de
cemento en el fondo del ro.
Al borde del desfallecimiento, en un
vano intento por seguir en torno a
Michelle, consult otra vez el artculo:
Un tpico rasgo de histeria femenina
consiste en pretender vivir situaciones
de aura romntica, y enseguida huir
S, pens Lucas, es as. Qu significar
aura? O ser Laura? Sigui leyendo:
para luego regresar, y continuar el
juego de seduccin. Se sinti revivir.
Michelle regresara! Continu la
lectura: La nica manera de cortar con
ese eterno juego de seduccin consiste
en que el hombre no acepte ya rodeos,
excusas o dilaciones de su amada.
Una intensa corriente de energa
pas por su sistema nervioso. Hara un
esfuerzo y terminara su novela. Cuando
Michelle reapareciera l no aceptara ya
ningn rodeo, excusa o dilacin. Qu
sera una dilacin? No se tratara ms
bien de una dilatacin? No importaba,
l ya no aceptara ninguna dilatacin:
terminara su novela y Michelle no
tendra escapatoria.
Tom al azar otras fotocopias de
Amparo, las hoje y se sent a escribir.
Gatsby y el capitn Nemo conversaban
alegremente. En su juventud, ste haba sido
marinero en un pesquero en el mar Caspio
que haba sido atacado por un gigantesco
esturin, que embesta furioso a la nave
mientras disparaba enormes granos de
caviar. En cambio Gatsby, tambin llamado
Harry, haba sido un nio hurfano,
estudiante de magia, hasta que una maana
despert convertido en ese horrible
monstruo.
El queso rallado, por favor pidi
Geppetto.
Pinocchio lo miraba con aire
desangelado, se senta un insecto.
Iremos desde los Apeninos hasta los
Andes explic el anciano. Ahora hay
turs realmente econmicos.
No insista, Demin dijo Lolita
mientras retiraba la mano del joven y
paladeaba una golosina con aire pcaro.
Para esas cosas prefiero a Samsa o a
Martn.
Martn Fierro estaba a su lado, afilando
el facn contra una de las patas de la mesa.
Su compadre Pedro Pramo silbaba por lo
bajo una conocida tonada del sudoeste de
Guadalajara mientras el Sombrerero Loco
continuaba vociferando incoherencias tales
como: Platero es pequeo, peludo, suave;
y Los Plateros son un grupo musical; no
son pequeos ni suaves, pero s peludos.
Robinson mir a Viernes con
compasin. Pensaba que si lo hubiera
encontrado slo dos das despus se habra
podido llamar Domingo, un nombre
mucho ms normal.
Raskolnikov se paseaba nervioso entre
las mesas. Nan serva cerveza bien helada a
doa Flor, casada ahora con un famoso
futbolista argentino.
La voz del doctor Watson son
enrgica:
Elemental, Sherlock: la vctima,
como las cucarachas, siempre regresa al
lugar del crimen.
Sac un revlver de entre sus ropas y
dispar a quemarropa al clebre detective.
Segundos despus, Holmes yaca en el piso
envuelto en un charco de sangre; no haba
nada mejor para envolverlo.
16

Michelle, Gunther y su grupo de


guardaespaldas se retiraban
discretamente de la fiesta. Pretendan
hacerlo sin ser advertidos, pero eran
tantos que, como en el saln haba
quedado slo la mitad de invitados,
enseguida se not la cola de trescientos
esbirros que se form frente al
guardarropas. Los banqueros, los
concertistas, los cardenales, fueron
invadidos por un hondo pesar; la fiesta
ya no tena sentido. El estreido capitn
austraco qued solo, en mitad de la
pista de baile. Ella se haba ido, para
qu seguir bailando? y menos todava
algo para parejas. Solicit a la orquesta
algn nmero que fuera para un solo
bailarn; pero el director se neg, los
msicos guardaban sus instrumentos.
Los camareros ya se estaban llevando
canaps y botellas a sus casas, el
personal de limpieza barra el saln, y
el palacio haba sido puesto a la venta.

Jules Flammarie tom la copa que le


ofreci el ministro Falfaro, se afloj el
nudo de la corbata y, tratando de
sondear cunto saba el Presidente, le
pregunt:
Y ahora qu es lo que pide Von
Bohlen und Reichenbach?
No lo s, y eso me preocupa
ltimamente estuvo hablndome mucho
sobre agricultura, cereales
Se estar dedicando al comercio
de granos?
Se habr vuelto trigo limpio.
Interrumpi Falfaro, tratando de
meter un bocadillo, pero el Presidente lo
fulmin con la mirada:
No creo
Querr introducir droga en
Europa?
Coment Flammarie, para tantear al
Presidente, que sonri con sarcasmo:
Flammarie, me sorprende su
ingenuidad.
Le parece? contest ste con
ingenuidad.
Oiga, Francia tiene una base en
Oceana en la que cargan combustible
unas lanchas piratas que recogen la
droga que traen unos barcos europeos y
la pasan a los barcos que la introducen
en Asia
Cmo? De Europa va droga a
Asia? Eso es ridculo, es al revs
disimul Flammarie.
Escuche y deje de creer en
cuentos de hadas. La droga que entra en
Europa es una pantalla para los medios,
y no representa ni el uno por ciento de la
que Europa coloca y distribuye en
Asia
Per
lo mismo que hace Estados
Unidos en Latinoamrica
Estados Unidos mete droga en
Latinoamrica?!
Por supuesto, Flammarie, y se es
el verdadero negocio, o dnde cree
usted que estn las grandes plantaciones
de droga?
no s, dnde?
Pars, Londres, Nueva York,
Roma.
Como las grandes tiendas acot
nuevamente Falfaro. Flammarie
simulaba no creer lo que oa, pero
evidentemente el Presidente estaba bien
informado.
Pero dnde? en las ciudades?
Falfaro, hazme otro trago ha
visto la costumbre anglosajona de
adornar los balcones con hermosas
plantas?
S.
Bueno, escondidas entre esas
hermosas plantas est la ms extensa red
de plantaciones del mundo millones
de macetas con droga en los respetuosos
hogares de Berln, de Washington,
Estocolmo, Montreal
pero eso es absurdo, y
cmo hacen para procesarla?
Muy fcil, con los pick-up men,
los recolectores por cada dealer de
droga hay cientos de pick-up men
recogiendo la droga casa por casa.
Pero y cul es la funcin de los
dealers, entonces?
Confundir a la opinin pblica,
que la gente crea que su nacin est
siendo invadida por droga que viene del
tercer mundo, y de esa manera darle
herramientas al Senado para que
intervenga militarmente en esos pases.
entonces los dealers
Son soldados, topos, como los
quiera llamar son los que
proporcionan la gran excusa para
intervenir militarmente; los verdaderos
traficantes callejeros de droga son los
pick-up men, que van de maceta en
maceta, de casa en casa, estimulando
a que siembren ms, pagando.
Pagando?!
Flammarie, cmo se explica
usted el bienestar de las ciudades del
primer mundo?

Por los logros de la industria
pesada?

Por su tecnologa punta, eh?

Por los servicios de la deuda
externa de nuestros pases?

NO! POR LO QUE GANAN
VENDIENDO LA DROGA QUE SE
SIEMBRA EN CADA HOGAR!
Flammarie se convenci de la
perspicacia y de las buenas fuentes de
informacin de este presidente de
provincias, como lo haba llamado l.
Y CMO SE EXPLICA USTED
LA POBREZA DE LOS PASES
LATINOAMERICANOS!? EH!?
sigui el Presidente.
nn no s
POR LO QUE GASTAN
COMPRANDO DROGA!!!
Continu Falfaro:
Uno de los problemas se genera
en la masa de dinero que se produce en
esas ciudades y que debe pasar a
bancos, capaces de disimularla.
Flammarie se sorprendi de que este
ministro tambin tuviera buena
informacin, y sigui averiguando hasta
dnde saban.
Como por ejemplo?
Las cajas de pensiones para la
vejez y las cajas de la seguridad social
de los docentes de distintos pases
increble
pero como aun as es
demasiado grande, se hacen operaciones
de blanqueo comprando armas; esas
armas se canjean a distintas guerrillas
de todo el mundo, que las cambian
por droga que antes haban comprado a
los pases ricos con la droga sobrante
se hacen distintas operaciones, a veces
se la tira.
Se la tira!?
Flammarie dijo el Presidente
como si estuviera hablando con un nio
al que le dicen que Santa Claus no existe
, usted de veras cree que las ballenas
se suicidan?
No se suicidan?
Falfaro neg con la cabeza.
Son cargamentos que se tiraron al
mar, y ellas comieron Pero otras
veces se utiliza la droga para liberar
rehenes, como un caso reciente.
Sigui el Presidente:
Un comando de dos hombres de la
CIA, uno de la KGB y uno de la Royal
Force, haba ido a entregar un maletn
con material nuclear clandestino
destinado a una central cercana a
Pars
A Pars?
ah, haba sido producido en
Burkina Faso entraron en Francia por
Nimes. Por un error, el de aduana del
aeropuerto no fue avisado a tiempo, y al
notar que dos de los agentes despedan
un tenue brillo verde, decidi revisar el
maletn
Continu Falfaro:
desgraciadamente ese da
llegaban los Rolling Stones a la ciudad,
y el aeropuerto estaba atestado de fans y
periodistas el jefe de Aduanas abri
el maletn y en menos de cinco minutos
se convirti en una especie de bola
humana
por la retencin de lquidos
aclar el Presidente.
exacto, y empez a despedir un
aura verde la gente crey que eran los
Rollings, que ya haban llegado, y
empezaron a estallar en gritos
histricos el pobre infeliz avanzaba a
los tumbos buscando un bao
para sacar todo el lquido que
estaba reteniendo explic el
Presidente
exacto, pero la gente no lo
dejaba avanzar, se le tir encima
y le pedan autgrafos
Exacto. Y todo eso fue registrado
por la prensa.
Y ah es donde entra Von Bohlen
und Reichenbach?
Ah hay un nexo, algn dato que se
me escapa, pero s, sin duda, y es lo que
me preocupa.
17

Mientras Michelle paseaba por la


Via Veneto, Gnther y su comitiva
dejaron atrs las Termas de Caracalla,
pasaron velozmente a un costado del
Coliseo, cruzaron el Tber y se
detuvieron con estrpito en la plaza San
Pedro. Aturdido por el taido de las
campanas, Gnther fue escoltado por sus
esbirros hasta la Baslica, repleta ya de
turistas. A fuerza de empellones, los
guardaespaldas atravesaron la masa
humana y trasladaron a su patrn hasta el
asiento ms cercano al altar. Por medio
de amenazas desalojaron al pblico que
ocupaba ese banco, y se sentaron en el
momento en que comenzaba la misa.
Mientras los indignados feligreses se
reacomodaban, Gnther se levant, se
dirigi hacia los confesionarios y se
arrodill ante uno de los experimentados
confesores del Vaticano. A medida que
Von Bohlen hablaba, el cura comenz a
sentir escalofros, sufri un mareo, su
vista se nubl y cay con estrpito al
piso. Gnther se puso en la fila para
recibir la Comunin. Se senta ms
bueno.
Parti antes del final de la misa para
poder llegar al Palacio Pontifical a la
hora prevista. Saba que no lo esperaba
una tarea sencilla. En el palacio, un
secretario de ceremonial lo guio a travs
de las suntuosas dependencias. Llegaron
a la sala Ducal, donde sera recibido
por el Sumo Pontfice. La audiencia
privada le haba sido facilitada por el
cardenal Poletti, que mantena
excelentes relaciones con la mafia
siciliana.
Los soldados de la Guardia Suiza,
en su uniforme de gala (jubn y calzones
en terciopelo compose de rayas
verticales negras y amarillas, casco con
simptico penacho rojo, botitas al tono),
flanqueaban la puerta por la que hara su
aparicin el Santo Padre, mientras
miraban de reojo a los esbirros de
Gnther. La puerta se abri, apareci el
Papa rodeado de su squito y,
majestuoso, se acerc atravesando la
alfombra roja. De pronto, uno de los
esbirros se adelant y comenz a
cachearlo; el Papa, sorprendido, levant
los brazos para facilitar la operacin.
Los cardenales se persignaron. Los
guardias se abalanzaron sobre el
guardaespaldas, que, a una sea de
Gnther, regres a su sitio. Gnther se
disculp ante el Santo Padre; ste sonri
y lo invit a pasar a su estudio. Los
esbirros quedaron afuera, controlando a
los guardias suizos.
El Papa invit a Gnther a sentarse
frente a l. En un extremo de la sala dos
monjas ordenaban documentos. Despus
de las primeras formalidades de la
conversacin, Gnther comenz:
Su Santidad, me trae aqu un
asunto muy delicado. Sabr el Beatsimo
Padre que el trfico de armas responde a
necesidades concretas de la sociedad
El Papa frunci el entrecejo.
Gnther continu:
los traficantes actan movidos
por un espritu altruista, ya que, en el
fondo, prestan un servicio a sus
semejantes ms necesitados
El Pontfice se revolvi en su
asiento y carraspe. Sin darle tiempo a
responder, Gnther mir de reojo a las
monjas y continu, en un susurro:
Pero las leyes son rigurosas y los
controles cada vez mayores, Santo
Padre. Lo mismo ocurre con las drogas.
No alcanzamos a brindar a la gente lo
que necesita: poder armarse en legtima
defensa, evadirse de sus
preocupaciones.
Gnther continuaba hablando con
aplomo, a pesar de que el Sumo
Pontfice pareca Sumamente fastidiado.
Estamos convencidos de que esa
incmoda persecucin debe cesar, Su
Santidad. Para eso necesitamos de Su
ayuda. Una pequea seal, un mnimo
gesto de buena voluntad del Vaticano
aliviara la difcil situacin del
traficante honesto. Si el Santo Padre
tuviera la enorme amabilidad de
publicar una pequea encclica al
respecto, tal vez podra incluir los
siguientes puntos
Le alarg un papel, que el Papa ley
con los ojos abiertos por el asombro,
mientras Gnther explicaba:
Se trata de recomendar un poco de
tolerancia hacia los traficantes de armas
y drogas. Si Su Santidad no le encuentra
un ttulo mejor, creemos que se la podra
titular Mundus Beligerandii,
Populorum Drogarum.
Est usted loco? explot el
Pontfice, ponindose de pie enrojecido
y haciendo sobresaltar a las monjas, que
arrojaron al piso sus papeles y lo
miraron boquiabiertas. Usted delira!
Satans habla por su boca! mir
hacia arriba. Seor, perdnalo! y
agreg, serio, contenindose con visible
esfuerzo. Rezar por usted.
Palme. Se abrieron las puertas e
ingresaron los guardias, que
acompaaron a Gnther hasta la salida,
mientras el Vicario meneaba la cabeza,
presa de una santa indignacin.
Cuando su limusina se puso en
marcha, Gnther sonrea. La reaccin
del Pontfice era previsible. Un giro as
no sera fcil para el Vaticano: ellos
tenan muchos siglos de tradicin y
mucho pblico al que satisfacer. Se
podran meter en negocios turbios, por
supuesto, pero siempre lo haran con
discrecin. Sera necesario pasar a la
segunda fase del proyecto.
Esa misma noche, el Papa revisaba
su correspondencia cuando Sor
Guglielmina, su secretaria, le alcanz un
vdeo que haba recibido; tena las
palabras Terriblemente confidencial
escritas en grandes caracteres. Ms
abajo deca Su Santidad, podemos
llamarlo SuSan?. El Papa, con
desconfianza, coloc la cinta en el
reproductor. Ante las primeras imgenes
palideci, pidi a las religiosas que se
retiraran y se derrumb en un silln.
Cmo habran filmado eso, ocurrido
tantos aos atrs, cuando todava era
obispo? Ese vdeo no deba conocerse.
Se arrodill y rez largamente. Luego se
dirigi a su escritorio y levant el tubo
del telfono.
Gnther se senta pleno. La
Operacin San Pedro, como l la
denominaba, consolidara su prestigio.
Cuando recibi la llamada de un
secretario del Vaticano, en un primer
momento crey estar entrando en el
paraso; sin embargo su semblante fue
cambiando cuando esa voz pausada le
fue enumerando una lista de horribles
muertes. Es un men del destino, le
dijo con irona, el Seor decide, no
todos pueden elegir su final.
Al da siguiente, un atemorizado
Gnther depositaba en el Banco
Vaticano una millonaria suma de dlares
para obras de caridad y, junto a
Michelle, abandonaba presuroso Roma.

Lucas se despert con ese tpico sopor


que deja una siesta a deshoras. Haba
dormido ms de un da. Tal era el
agotamiento creador. Fue a darse un
bao refrescante, se visti y sali a
desayunar a un caf cercano.
Lo de siempre orden al
camarero, usted es nuevo aqu?
Llevo veinte aos.
Lucas se dio cuenta de que su
agotada musa lo haba confundido de
sitio.
De acuerdo corrigi,
trigame un caf con leche con
croissants, y un vodka tonic.
No vendemos bebidas
alcohlicas.
Suspenda el caf con leche.
No, eso s hay.
Suspenda los croissants.
Tambin tenemos.
Entonces un vodka tonic con
croissants.
Seor, caf con leche es lo que
tenemos.
De acuerdo, un vodka tonic con
croissants y agrguele el caf con leche.
Seor suspir el mesero.
Quiere dejar de preguntarme
cosas!? lo interrumpi Lucas,
traiga lo que quiera y ya!
El mesero se retir, discreto. Lucas
tom un peridico que alguien haba
abandonado sobre la silla. Lo abri, y
sin querer fue a dar a las pginas
culturales; su vista se clav en un
anuncio que pareca dirigido a l:
Talleres de creacin literaria.
Organizados por la Alcalda Municipal.
Inscripcin gratuita. Eso es lo que yo
necesito, he ah mi salvacin pens
, mientras el mesero se acercaba con
una bandeja cargada de tenedores, pan
viejo, dos gaseosas, una lata de atn,
tres botellas de yogur, mermelada, frutas
tropicales, un destapador, dos ceniceros
llenos, masas vienesas, jamn cortado
grueso y mantequilla.
18

En el saln de la Casa de Gobierno,


Jules Flammarie se recost en el asiento
y le dijo al Presidente:
Bueno, ahora deje que le revele la
otra parte.
Qu otra parte?
Queramos ocultarlo pero, para mi
sorpresa, usted lo sabe casi todo.
Flammarie le hizo una sea al
ministro y le pidi una copa. Este se la
acerc. Con fastidio, Flammarie le pidi
que primero la llenara con whisky y se
la diera nuevamente. Falfaro obedeci.
Flammarie tom la copa en sus manos,
la hizo girar observando el lquido rubio
deslizarse entre los cristales del hielo,
tom un trago y empez su relato.
No se supone que les contara esto,
pero evidentemente las cosas han
llegado a un estado
Se refiere a nuestro pas?
Estamos orgullosos de tenerlo entre
nosotros interrumpi Falfaro.
No, un estado en el sentido de
situacin.
El Presidente meda estas palabras
con cuidado.
Me temo que tendremos que tomar
algunas decisiones inmediatamente,
seores continu Flammarie.
Dnde hay una computadora con
conexin a Internet?
Ah seal el Presidente.
Vamos a ella mientras les explico.
Se incorporaron los tres y fueron
hasta la mquina. Flammarie tom otro
trago y prosigui.
La masa de dinero que se genera
por el trfico de estupefacientes es del
orden de los quinientos billones
anuales
Cunto? pregunt Falfaro.
Quinientos billones repiti el
Presidente un cinco con diecisiete
ceros.
No, once ceros corrigi
Flammarie.
Un billn es un uno con veinte
ceros apunt, didctico, Falfaro.
Seores, por favor se
impacient Flammarie.
Alguien tiene un lpiz?
Pregunt el Presidente. Falfaro se lo
alcanz, solcito.
Un uno con tres ceros es mil
explicaba el Presidente, de acuerdo?
Mil repiti Falfaro, obediente.
Un uno con seis ceros es
un milln
Con los ceros a la derecha,
claro apunt Falfaro, intentando
introducir una gracia.
Un trilln continu el
Presidente es un uno con diecinueve
ceros
Flammarie se restregaba los ojos,
fatigado.
No, a ver, espere tom el lpiz
Falfaro seis ceros son un milln,
no?
S deca el Presidente,
concentrado.
Bueno, diecisis ceros son un
milln de millones.
Exacto, un billn de trillones,
no? pregunt el Presidente a
Flammarie.
No un silln intent bromear
Falfaro.
Seores, no importa, lo que queda
claro es que es una enorme, gigantesca,
masa de dinero, difcil de imaginar
Un cinco con 26 ceros!
Interrumpi el Presidente, que se
haba quedado haciendo cuentas.
Flammarie lo mir con aire cansado, y
resignado asinti con la cabeza.
Ya ves? le dijo el Presidente,
orgulloso, a Falfaro.
Es un estadista, seor!
coment ste.
Contino la explicacin o
festejamos? pregunt irnico
Flammarie.
Festejemos! propuso Falfaro.
Luego, ministro, luego dijo el
Presidente, ahora avancemos en la
dilucidacin de estos acontecimientos
Qu bien se expresa, pens Falfaro,
orgulloso de su mandatario.
Flammarie se sent frente a la
computadora, comenz su relato:
Entre el 50 y el 60 por ciento de
esa masa de dinero es en efectivo, como
ustedes decan antes el primer
problema es convertir ese dinero en una
forma ms manejable y segura la
computadora terminaba de abrir sus
programas Hace unos cinco aos,
Von Bohlen und Reichenbach compr
una pequea pennsula en el Caribe;
estaba habitada por una sola familia, a
la que no le cost convencer de que
pidiera ante la ONU su estatus de nacin
independiente; milagrosamente,
vdeos mediante, ni el pas en cuestin,
ni la ONU, encontraron objeciones en
aprobar su separacin y reconocerlo
como Estado independiente en
cuestin de das. Incluso lo invitaron a
formar parte del Consejo de Seguridad,
pero a Von Bohlen no le interesaba eso,
prefera un perfil mucho ms bajo. El
pas se llamaba Repblica
Independiente de Chelle, un nombre que
jugaba con el de su esposa, Michelle.
Inmediatamente estableci un Banco
Central, cuyas oficinas no radicaban
realmente en la pennsula ni en
ninguna parte. El domicilio coincida
exactamente con la nica palmera que
haba en la pennsula el Banco
Central estaba operado por una oficina
consultora cuyos socios fundadores eran
unos viejos de un asilo de ancianos que
patrocinaba una fundacin de Von
Bohlen und Reichenbach; sus accionistas
eran los guardias de un zoolgico
tambin patrocinado por otra fundacin
que, intermediarios mediante, era
beneficiada por Von Bohlen und
Reichenbach y, finalmente, la cara
visible de toda esta estructura era un
matrimonio de inmigrantes ilegales, que
eran los encargados de la limpieza de un
edificio ruinoso de las afueras de Nueva
York propiedad de un testaferro de
Von Bohlen und Reichenbach.
Qu irresponsabilidad!
Exclam Falfaro, intentando
sobresalir con algn bocadillo. El
Presidente lo fulmin con su mirada.
Flammarie continu:
En menos de un mes, el Banco
Central de Chelle haba autorizado la
creacin de ms de 600 instituciones
bancarias, y 1567 casas de cambio
Casas de cambio? pregunt
extraado el Presidente.
Haban creado su propia moneda,
el plmer, irnica referencia a la
palmera que era el domicilio oficial del
Banco Central lo cierto es que el
plmer fue aceptado en las casas de
cambio de todo el mundo aunque
nunca existiera, fsicamente, como
moneda real; nunca pas de ser dinero
electrnico que se usaba en
transacciones hechas desde oficinas en
el exterior. A los dos meses de
constituida la Repblica Independiente,
en esa pequea pennsula de Chelle
haba ms de 64 000 empresas y
corporaciones y ni una sola de ellas
tena presencia real en la pennsula, slo
su domicilio fiscal; absolutamente todas
eran ghost companies, compaas
fantasmas, con directorios secretos,
capitales secretos, completamente
amparadas en la legislacin de la
Repblica, cuya constitucin favoreca
el ms absoluto secreto bancario y
financiero la computadora comenz
a acceder a Internet; Flammarie
continuaba hablando, con la vista
clavada en los destellos de la pantalla
ste fue el paraso offshore por
excelencia; esas empresas operaban
entre s, una le compraba acciones a la
otra, que las subvaluaba; otra venda
productos inexistentes a otra, que a su
vez los comercializaba a otra, que
tampoco exista, y que inverta sus
ganancias en la compra de la cartera
crediticia de uno de los seiscientos
bancos, que a su vez haca fabulosos
prstamos a otro banco que operaba
junto con una casa de cambio que
converta cualquier moneda en plmers,
que luego se cambiaban por otras
monedas en fin, transferencias
electrnicas que recorran todo el
mundo, para regresar sonri a la
misma palmera, el vegetal ms prspero
en la historia de la creacin era
absolutamente imposible darle
seguimiento a esas transacciones, los
giros, cambios y las operaciones se
perdan en un mar de prstamos,
inversiones, ventas, compras, cambios
de moneda, vuelta a invertir en una
maraa de bancos y empresas
absolutamente bablica De hecho hay
un grupo de investigadores que est
siguiendo las pistas de una sola de esas
operaciones desde hace tres aos.
Slo los apuntes de los pasos que sigui
ese dinero suman dieciocho volmenes
de quinientas pginas. El primer equipo
de investigadores desapareci en un
misterioso accidente, el segundo equipo
abandon al ao, y el tercer equipo, que
es el que contina la investigacin, est
viviendo prsperamente y aumenta la
fortuna personal de sus integrantes
cuanto con ms lentitud avanza su
bsqueda.
Pero cmo integran,
finalmente, todo ese dinero al circuito
legal? pregunt el Presidente, que
haba tomado nota de estos recursos.
Seor Presidente puntualiz
Flammarie, sonriendo, todo,
absolutamente todo, lo que le dije es
legal.
Maravill perdn, qu horror.
Pero, ahora que me hace esa
pregunta, me hace acordar una de las
tantas tretas legales. Una de estas
compaas fantasmas, la Luxury Inc., era
una importadora de artculos
domsticos. Hace tres aos compr a
otra de estas shell companies, la Stick
Clothes International, un cargamento de
15 000 toneladas de broches de la ropa.
Un quince con tres ceros
susurr Falfaro, para demostrar que
segua atento a la conversacin.
Este cargamento,
supuestamente, nunca lleg a destino,
porque Bella Donna, el barco, que
nunca existi, se hundi en un accidente
que, por supuesto, tampoco ocurri La
Traveller Insurance Company, compaa
aseguradora del barco y de la carga,
tambin tena su sede en la pennsula de
Chelle, y debi pagar una fortuna para
resarcir a las empresas que intervenan.
Como el cargamento no lleg, ordenaron
otra carga; la empresa productora de
broches de ropa pidi un prstamo a uno
de los bancos de la palmera, para poder
afrontar la inversin que significaba ese
cargamento que tampoco lleg a
destino y esto lo repitieron unas cinco
veces, qu me dice?
Eh, qu lstima que no
probaron por otra ruta, no? coment
Falfaro.
Y esa pennsula todava existe?
pregunt el Presidente.
No. Por razones no muy claras,
Von Bohlen und Reichenbach no quiso
ceder a algn chantaje o algo por el
estilo son cosas que mejor ni
preguntar, lo cierto es que un pas hizo
una prueba nuclear en la pennsula
Pero eso no es peligroso?
pregunt Falfaro.
Flammarie lo mir con paciencia.
Y s, un poco afect a la
palmera.
Pero claro asinti contento
Falfaro, creyendo que le haba dado la
razn.
Von Bohlen aprendi de esa
experiencia y repiti todo el ciclo, slo
que en una isla! Desde ah realiz
operaciones tan escandalosas que la
OTAN le declar, secretamente, la
guerra a este nuevo pas inventado, y
sabe con qu se encontraron?
No.
Flammarie tecle algo en la
computadora.
Von Bohlen se burl de todos
Miren seal la pantalla sta es una
foto satelital de la Tierra, de este
preciso instante; la ampliamos tecle
un poco ms Ven estos puntos?
Falfaro y el Presidente asintieron.
Es la flota de la OTAN
La FLOTAN! exclam
Falfaro, triunfal.
Pero! Eso est sucediendo
ahora? pregunt el Presidente,
asombrado.
S, seores, hace tres das que la
flota lleg a donde se supona que
estara la isla y no encontraron ms que
ocano; aparece en sus mapas, en sus
radares, en cuanta foto pase por alguna
forma de digitalizacin ah est la
isla; pero frente a sus propios ojos, no
La maldita isla no existe! Gunther alter
archivos geogrficos digitales de todo el
mundo para introducir una isla que
nunca, nunca, jams existi! Entienden
ante qu problema est el Fondo que
represento?
El Presidente inclin la
cabeza, con gravedad, pero porque
recordaba con temor su vdeo.
No contest Falfaro.
19

Lucas reley el anuncio del


peridico: Mejore su libro. Taller
literario. Absoluta discrecin. No es
necesario saber leer. Quera terminar
su novela para entregrsela a Michelle,
para que ella, a su vez, se le entregase.
Llam al telfono del aviso y fue
invitado a participar en una primera
sesin de prueba.
A la maana siguiente lleg a la
direccin que le haban dado. Fue
recibido por un hombre de cabello
canoso, el seor Fonseca, autor
premiado en pocas mejores, y actual
coordinador del taller, que lo introdujo
en un saln donde haba varias personas
sentadas alrededor de una mesa. Salud,
nervioso, y se ubic entre una joven con
anteojos y un seor de aspecto muy
formal. El grupo se completaba con una
anciana, un adolescente con la cara
repleta de granos y una elegante mujer
de edad mediana. Fonseca tom la
palabra:
Empezaremos esta primera
reunin hablando del miedo que paraliza
a quienes comienzan a escribir: el
clsico temor a la pgina en blanco
Lo interrumpi la mujer elegante:
Vea, a m la pgina en blanco no
me da ningn temor; por el contrario, me
tranquiliza.
S, a m tambin agreg el
adolescente con granos: me da
seguridad, confianza.
Me ocurre algo parecido dijo el
seor formal; en realidad, muchsimo
ms temor me da la pgina escrita.
Desconcertado, el coordinador
carraspe.
Bien, pasaremos entonces a otro
tema. Por lo general, quienes acuden a
un taller escriben palabras de ms:
adjetivos sobrantes, parfrasis
desordenadas, descripciones
innecesarias deca, mirndolos por
turno.
Todos bajaron la vista,
avergonzados. Lucas se sinti tentado de
preguntar qu significaba parfrasis,
pero no se anim. Fonseca continu:
Entonces, una primera
recomendacin: no escriban de una
forma que podramos calificar de
literarizante, propia de presuntuosos
escritores bisoos, aquello que podra
brindarse a la comprensin del prjimo
con mayor facilidad y brevedad, de
manera carente de cualquier tipo de
ostentacin, artificio, amaneramiento,
pompa ampulosa o grandilocuencia
vana.
Se hizo un silencio incmodo.
No entend dijo el adolescente
granulado.
Yo tampoco agreg la joven de
anteojos, mientras los dems meneaban
la cabeza.
El coordinador pareca fastidiado,
pero al fin resumi:
Escriban frases concisas!
Frases con qu? pregunt la
anciana, que no oa bien desde que, aos
atrs, un petardo lanzado por un nio
haba estallado en su peluca.
Fonseca estaba nervioso: un tic le
sacuda la oreja izquierda, y todos lo
observaban fascinados. Eso lo puso an
ms incmodo, y cambi de tema
rpidamente.
No conviene abusar de los
sinnimos, ni de los equivalentes, ni
parecidos o semejantes.
Y de los similares? pregunt
el seor formal, inocentemente. Fonseca
lo mir con odio, y continu:
Usar no olviden el hiprbaton: es
cambiar el normal de las palabras orden
de acuerdo con la sintaxis.
Sin taxis? lo interrumpi la
septuagenaria. Otra vez hay paro? Y
cmo me vuelvo a casa?
La oreja del coordinador vibraba
intermitente, y ahora la acompaaba un
prpado. Tomando fuerzas, Fonseca
prosigui:
Traten de escribir con riqueza
idiomtica: no usen muletillas ni frases
hechas, porque de alguna manera, en mi
modesta opinin personal, quedan ms
mal que bien, a pesar de que, como
suele decirse, es mejor malo conocido
que bueno por conocer, okey? Y no
olviden explorar la prosopopeya y la
hipotiposis.
Ah, una sobrina ma sufra de
hipotiposis, al hgado, pobrecita!
volvi a interrumpirlo la anciana. Por
suerte no le agarr tambin esa Procto-
Popeye que usted dice.
Mirndola altivo, Fonseca aclar:
Prosopopeya, seora. Es
presentar a seres irracionales
comportndose como personas.
Y cuando las personas se
comportan como seres irracionales, qu
nombre lleva? Inquiri el
adolescente.
El coordinador se sec la frente. Al
cabo, con esfuerzo, continu:
Tambin hay que tener en cuenta
el ritmo narrativo.
Tango, vals o chachach
narrativo?
Pregunt con ingenuidad el seor
formal. Fonseca levant los ojos al cielo
y suspir.
Mejor terminemos con la teora
Ahora, como ejercicio de creacin
colectiva, escribiremos tiara forma de
poema que crearon los surrealistas:
haremos entre todos un Cadver
Exquisito.
A m el pollo al horno me sale
delicioso! acot la anciana con
entusiasmo. Le pongo laurel, dulce de
guindas y pan rallado
Creo que ser mejor ir finalizando
dijo con un hilo de voz el
coordinador, que tena un aspecto muy
cansado; pero de pronto entrecerr los
ojos y agreg, con tono maligno: No,
antes quiero conocerlos un poco ms:
leer algo de lo que han escrito ahora
los miraba desafiante. A ver,
alcncenme lo que trajeron.
Obedecieron con temor. Hubo un
incmodo silencio mientras Fonseca
hojeaba las pginas que haba llevado el
seor formal. Al fin lo mir y le
pregunt:
Seor, es usted notario?
Cmo lo sabe?
Trate de no comenzar cada cuento
con En la ciudad de, a tantos das
del mes de etc. y le devolvi las
mojas con un gesto de desprecio. A
ver, Mercedes, qu ha trado.
Un poema dijo con orgullo la
mujer elegante.
Veamos S, la idea no est mal:
Oda a la Oda. Comienza bien:
Oda/ya no ests de moda. Pero
trate de buscar rimas ms poticas que
soda o beoda. Por ejemplo,
visigoda, ostrogoda, tienen ms
distincin.
La mujer, un poco desencantada,
recogi su poema. Lucas se senta
nervioso, la espera le resultaba
insoportable; pero todava no era su
turno: el coordinador se dirigi a la
joven de anteojos:
Ahora t, Paula, veamos tu
cuento: Sexo en el altar mayor.
Todos se revolvieron en sus asientos
y se oyeron algunas toses incmodas. La
anciana se persign. Fonseca lea frases
sueltas con una voz soplada que quera
ser sensual:
la joven abadesa senta latir
su sangre el jardinero sordomudo,
rudo y sudoroso tantos aos de
abstinencia l nunca haba tenido
novia
Se escuch un fuerte ruido: la
anciana haba cado al piso, desmayada.
Mientras la ayudaban a incorporarse, el
coordinador coment:
ste no est mal, Paula, pero
hay mucho para pulir en tu texto,
necesitaras hacer un trabajo ms
intenso sera mejor que lo viramos
en unas clases particulares.
Puedo venir? pregunt el
adolescente, entusiasmado.
No, querido porque ya dejaran
de ser particulares mir a la anciana,
que pareca recuperada. Y lo suyo,
seora?
Juliana. Juliana de Zucchini. Mire,
como a m me gusta mucho cocinar,
escribo recetas y le extendi una pila
de hojas engrasadas.
Cerdo a la menta, ravioles
rellenos de espagueti qu interesante,
no? deca Fonseca con un rictus de
desagrado. Aqu lo que siempre
resulta previsible es el final: Srvase
bien caliente, Srvase en cazuelas
individuales, Srvase con crema.
Trabaje eso, Juliana y se dirigi al
adolescente. A ver lo tuyo, Martn
mir las pginas y sentenci, con tono
patriarcal: se nota la influencia del
cmic; hay un exceso de
onomatopeyas bang, baroom, doiing,
tic-tac, crash
Burp! eruct con violencia el
joven.
Fonseca tena el rostro desencajado.
Lucas pens que ya era momento de
retirarse, cuando oy las temibles
palabras del coordinador:
Bien, falta usted, veamos qu ha
trado mir la primera hoja, abri
los ojos y ley en voz alta: En un
lugar de la Mancha, de cuyo nombre no
quiero acordarme larg una
carcajada nerviosa. Es una broma,
no?
Fonseca rea, desencajado. Varios
tics sacudan su rostro.
Esto es ms de lo que puedo
soportar! Un asqueroso plagio! Infame!
Sacrlego! Iconoclasta!
Igual que en las pocas en que la
seorita Castro lo retaba, Lucas se
senta morir. Nunca haba sospechado
que alguien podra reconocer todas sus
fuentes de inspiracin. Aprovechando la
distraccin general, se puso de pie y
recogi avergonzado su novela, con
tanta prisa que se llev tambin varias
hojas de sus compaeros: recetas, oda,
cuento obsceno, actas y onomatopeyas;
se despidi tartamudeando y corri a su
apartamento.
20

El Presidente, Flammarie y Falf aro


no quitaban sus ojos de la pantalla, en la
que unos puntos que representaban
barcos de guerra daban vueltas
desconcertados hasta que comenzaban a
dispersarse, para regresar cada uno a las
bases de la OTAN en los distintos
pases.
En casa tenemos una computadora
como sta coment Falfaro.
Cmo sta? pregunt el
Presidente, asombrado, dado que era de
las ms avanzadas.
Bueno, as con teclado y una
pantalla y ranuritas, no? Mi hijo menor
se pasa horas y horas manejndola. A
veces me quedo vindolo, asombrado,
no?, pensando, yo a su edad ni habra
sabido encenderla.
S, los nios vienen con un chip
incorporado concord Flammarie,
cuntos aos tiene el menor suyo?
Treinta y nueve.
Treinta y nueve?
S, despus tenemos uno de
cuarenta, los gemelos de cuarenta y tres,
y la mayor de cuarenta y cinco le
decimos as porque tiene cuarenta y seis.
Sus interlocutores se miraron con
resignacin. Son un telfono. Con
idntico reflejo, los tres sacaron sus
celulares. El que sonaba era el de
Flammarie.
S? ah, Mr. Toby hizo una
pausa por supuesto, de acuerdo
colg y se dirigi a los otros dos,
caballeros, debo retirarme.
Qu pasa? inquiri el
Presidente, intrigado.
Hola? hola? segua diciendo
Falfaro a su celular.
Lo que pasa es este bochorno
dijo Flammarie sealando la pantalla:
hay reunin de ministros de la
Comunidad Europea la operacin se
filtr a la prensa y ahora tenemos un
escndalo doble la flota de la OTAN
queriendo aniquilar una pequea isla:
millones de ecologistas pedirn nuestras
cabezas, y la maldita isla no existe
todos querrn ver rodar cabezas, de
cualquier manera. Le ruego que me tenga
al tanto de los movimientos que Von
Bohlen pretenda hacer ac.
S, claro asinti el Presidente,
recordando nuevamente el vdeo,
ustedes tambin.
Adis dijo, lacnico, y se
retir.
Este celular de porquera ya
van varias veces que me hace lo
mismo oigo que suena y no hay nadie,
ser la batera?
Se quej el ministro, el Presidente lo
mir con aire abatido. Son uno de los
telfonos de su escritorio.
Seor Presidente, ya lleg la
visita de la Escuela de Nias del Divino
Sacrificio.
Ahora no colg.
Volvi a timbrar, pertinaz.
Qu pasa!?
Era Doursey, el asesor de campaa
estadounidense, que el Presidente haba
contratado por sugerencia de su asesor
espaol:
Mister Pruesident, tenga a un
grupo de veinte nias y a un continente
de periodistos debemos recibirlas.
Pero
Es vital para su imagen, estamos
en plena campaa, Mister Pruesident, no
hace falta que se lo recuerdas, no?
Puede darme media hora?
No. Se pinabas, pour favor.
Apenas colg cuando Falfaro ya
abra la puerta del suntuoso despacho
presidencial, dejando entrar a una nube
de periodistas que cortaron con sus
flashes el ambiente brumoso que haban
dejado horas de reunin. El Presidente,
encandilado, se cubra la cara con sus
manos, pero Doursey se las bajaba,
mientras mandaba abrir las ventanas y
correr las cortinas.
Querumos que sea elegidos por
esta pas, no por Transilvania, no es
verdad? mascull Doursey.
El Presidente, enceguecido por los
flashes que disparaban sobre l y por la
repentina claridad que entr por las
ventanas, se restregaba los ojos.
Mi colirio, mi colirio!
No es momentou de boleros
dijo Doursey, que no entenda bien
espaol.
Consigan un tro! orden
Falfaro.
Finalmente los ojos del Presidente
se fueron acostumbrando a la luz y
empez a distinguir las formas que
invadan su despacho. Colores.
Fotgrafos que se abalanzaban
apoyndose unos sobre otros. Cuerpos
de mujeres. Jvenes, delicadas,
hermosas. A l le haban mencionado el
colegio de nias, y entendi que sera
una aburrida escuela primaria, pero eran
alumnas del ltimo ao de Secundaria
Preparatoria. Ninfas de diecisis,
diecisiete aos. Pecados precoces.
Frutas que anticipan la estacin. El
relmpago de delicada belleza de su
presencia despej la vista del
Presidente. Ya vea bien y sonrea
encantado. Levant la mano invitndolas
a acercarse, con un gesto entre paternal
y delincuente. Las muchachas
disimulaban mal su excitacin por
hallarse en el despacho presidencial.
Festejaron cada frase del mandatario.
Estallaron alborozadas al ver que las
invitaba a acercarse y posar junto a l
para los periodistas. Saban que esas
fotos estaran en las tapas de todos los
peridicos del pas y quiz del
extranjero. Tengo una prima que est en
Alemania, coment una, ojal salga la
foto all, no? Se acercaron
sorprendidas de que el Presidente, una
persona que deba estar muy ocupada en
asuntos de Estado, tuviera tan buena
disposicin para atenderlas. Sonrean
cuando les preguntaba sus nombres,
mientras las luces de las portadas de los
peridicos les baaban el rostro. Una
por una. Marta. Laura. Ana. Julia.
Alcira. Se apretaron las manos,
nerviosas y felices. Plenas de dicha al
ser abrazadas para las ltimas fotos.
Sorprendidas al notar que la mano se
apoyaba con un grado de casi
imperceptible intensidad, y descenda un
milmetro ms, debajo de la escuela
secundaria hasta casi el borde del
momento de salida de clases, donde el
atardecer las encontraba con sus novios.
Pero, exultantes de todas maneras,
porque l se ofreca a acompaarlas en
un recorrido por la casa de gobierno. Se
demoraron horas por los pasillos,
envueltos en cmaras y festejando el
espritu ingenioso y chispeante del
Presidente, que haba ordenado que
prepararan un aperitivo para cuando
regresaran a su despacho. Al volver al
punto de partida, ste despidi
hbilmente a los periodistas. Con un
gesto natural, discreto, invit a las nias
a probar las vituallas que los esperaban.
Un periodista del News pour Vous,
peridico controlado por la oposicin,
no se resisti a aprovechar la
oportunidad:
Presidente, por qu insiste en
presentarse en campaa si las encuestas
le dan un favor tan bajo?
Mire, yo no acostumbro molestar
a los dems pidiendo favores, y menos
para una campaa que trata de responder
a un pueblo que espera que sigamos
profundizando el cambio Y ahora, si
me disculpan, debo atender a estas
representantes del sistema educativo
nacional.
Y a nosotros nos echa,
Presidente? brome un fotgrafo
joven.
Con sus flashes no voy a saber
qu bocadillo me meto en la boca; les
prepararemos una mesa igual en la sala
de prensa, y ah se toman fotos entre
ustedes.
Estall una carcajada general y
Doursey bati sus palmas para provocar
un aplauso. La caterva de periodistas se
retir, exultante por la cantidad de
material que haba recogido y la
perspectiva de los sndwiches y la
bebida gratis. Desaparecieron rumbo a
la sala de prensa.
Al rato, la puerta del despacho
presidencial se abri, dejando salir a
los camareros, desconcertados ante el
hecho de que el mismo Presidente, el
ministro y el asesor extranjero quisieran
atenderse a s mismos. Adentro sonaban
voces de alegra que iban in crescendo.
Doursey contemplaba el curso del
festejo con un rictus desencajado. Sali
para cerciorarse de que los periodistas
siguieran en la sala de prensa y no
hubiera algn fisgn a la caza de esas
imgenes. Orden ms vino para ellos.
Regres al despacho. Al abrir la puerta
lo recibi una msica atronadora.
Falfaro estaba encargado del equipo de
msica, mientras el Presidente, con una
corbata escolar atada como vincha en la
frente, suplicaba de rodillas a una de las
adolescentes que le entregara su zapato
para tomar champagne en l. Todas las
dems haban formado una ronda que
llevaba el ritmo con las palmas, e
incitaban a su compaera a que cediera
al pedido. Ella quera huir y sumarse al
corro, pero volvan a empujarla al
centro de la bulliciosa rueda. El
Presidente se incorpor y empez a
simular una danza de strip-tease. El
grupo estall en gritos divertidos, y dos
de las adolescentes ms audaces fueron
con l, acompandolo en ese baile.
Desabrocharon sus botones con
encendida morosidad. La msica
aument de volumen.
Un instante despus, la puerta del
despacho expulsaba a un Falfaro
ofuscado porque lo echaban de la fiesta
y a un Doursey furioso porque la
situacin haba escapado de su control.
21

Suiza. En un laboratorio prximo a


Fraunfeld, a orillas del Lac de
Neuchatel, de cara al nacimiento del
Danubio, un grupo de cientficos miraba
expectante la pantalla de una
computadora. Aguardaban el resultado
de un clculo, como si el hilo de sus
vidas pendiera de esos nmeros que
tardaban en revelarse. La pantalla hizo
un breve parpadeo.
Ahora! grit el que estaba
sentado frente al teclado.
Uno de los cientficos tom la mano
de una colega, haciendo una cadena que
los ayudaba a enfrentarse al resultado.
Otro mir el techo del laboratorio y
suspir:
Que sea, por favor, que sea.
Pero el programa entreg un extenso
listado de cifras y un mensaje final:
Invalid secuence of 564 proteins.
Nadie exclam nada. El silencio fue la
muestra ms elocuente del desnimo
imperante. Corregir una cadena de 564
protenas poda significar aos de
trabajo. La cantidad de variables era
monstruosa.
Anastassi levant un telfono, marc
un nmero largo. Esper. Apareci su
nmero en la pantalla del celular al que
llamaba. Lo atendieron.
Doctor Anastassi?
S.
El celular pas a otras manos. Son
la voz de Fritz:
S.
Mire, ya logramos la transfeccin,
el problema ahora es que cuando la
clula se expresa
Se expresa?
Bueno, en este caso quiere decir
que cuando la clula empieza a sintetizar
la enzima, se muere, el proceso resulta
letal.
O sea?
El trigo no est. Lo siento
resumi el investigador.
Cunto tiempo ms?
Imposible saberlo.
Ms vale que lo sepa.
Pseme con mi madre, por favor!
El telfono cambi de manos.
Hijo?
Madre! Cmo ests!?
Necesito decirte algo!
Pero inmediatamente se oy un
movimiento brusco y que cortaban la
llamada.
Madre? ! MADRE!

Amparo, en la editorial, pas frente a


una oficina en la que estaban
desenchufando una vieja computadora.
Y eso? le pregunt al
empleado.
La estamos cambiando.
Por qu?
Matusaln pidi que se la
devolviramos.
Amparo sonri. El empleado
explicaba:
Una 286, con 500 K de RAM y 20
megas de disco duro, puedes creer que
todava estuvieran trabajando con esto?
No s, no tengo ni idea.
No existe, te lo juro.
Y qu van a hacer?
Pagar para que se la lleven,
supongo contest el tcnico mientras
segua quitando cables.
Qu increble bueno, adis
salud Amparo y continu por el
pasillo, hasta que una idea la detuvo, y
regres. Oye, de verdad la van a
tirar, o es broma?
Esto no vale ni como plstico.
Sirve para escribir? pregunt
ella, afinando la idea que acababa de
tener.
El empleado se encogi de hombros:
Bueh, con paciencia, s.
No la tires, dmela.
Ests loca, quieres vengarte de
alguien?
No me dices que sirve para
escribir?
S, pero slo un libro ms
contest el muchacho, divertido.
Perfecto, con eso es suficiente.
En la Casa de Gobierno, el ltimo de los
fotgrafos haba retrasado su partida
intencionadamente. Simul que se
marchaba y regres a la vaca sala de
prensa. Se asegur de que nadie lo
viera, tom una de las tantas botellas de
vino y la guard en su mochila. An
caba otra. La meti tambin. Y unos
sndwiches. Sali furtivamente hacia el
pasillo fingiendo no tener prisa, cuando
vio que se abra la puerta del despacho
presidencial. Se asust de que alguien
descubriera su robo domstico, casi
infantil e, instintivamente, para
disimular su retraso, levant la cmara
como si estuviera buscando una foto ms
del Presidente. Comenz a disparar
antes de ver quin sala. Para su
sorpresa, de la puerta brot el grupo de
adolescentes, corriendo asustadas.
Algunas a medio vestir. Otras con sus
zapatos en las manos. Escapaban con la
cara lvida por la impresin. Y sas
fueron las imgenes que capt. Doursey,
que regresaba, vio la escena y se lanz
sobre l; pero el joven fotgrafo se
escabull. Alcanz una puerta lateral y
gan la calle.
22

Michelle y Gnther llegaron a Pars


y se alojaron en la lujosa suite Al
Capone del Hotel Louis XIX. Gnther,
permanentemente mortificado por la
dificultad de Michelle en alcanzar el
xtasis amoroso, haba decidido
consultar a un afamado sexlogo, el
doctor Charles Prin, autor de los
bestsellers Orgasmo fcil para todos,
Tenga usted su propio orgasmo, El
orgasmo light y El orgasmo femenino, o
La orgasma. Mientras Fritz acomodaba
la ropa, y los guardaespaldas revisaban
la suite en busca de cmaras y
micrfonos ocultos e, incluso, para
darles mantenimiento a algunos que
ellos mismos haban dejado en otros
viajes, la pareja parti rumbo al
consultorio.
Prin, un hombre distinguido, de
barba caprina, nariz aquilina y mirada
bovina, enterado de las dificultades de
la pareja, inquiri:
Con qu frecuencia tienen
ustedes relaciones sexuales?
Doctor, sas son intimidades que
preferira no ventilar respondi
Michelle con pudor.
Puede estar tranquila, seora: el
juramento hipocrtico nos obliga a
guardar absoluta discrecin sobre los
problemas de nuestros pacientes. Nadie
ms conocer sus secretos. Excepcin
hecha, claro est, de mis familiares
cercanos, que lo publicarn en Internet
brome. Veamos: est usted
fatigada ltimamente?
Para nada, descanso mucho.
Dedican ustedes tiempo
suficiente al juego ertico previo?
Oh, s dijo Michelle, horas
enteras.
Gnther asenta, con gesto
resignado. El mdico hizo una pausa.
A veces hay recelos entre los
integrantes de la pareja, y eso puede
perturbar el normal desenvolvimiento de
la relacin. Cmo es el grado de
confianza mutua entre ustedes?
Excelente, doctor respondi
ella, ocultando sus infidelidades.
Enorme, casi dira absoluta
agreg Gunther, soslayando sus celos.
Y, ms all de lo sexual, qu
cosas estn sucediendo en la vida de la
pareja? indag Prin.
Maravillas, doctor dijo ella,
nuestra vida en comn es rica, variada,
intensa. Estoy profundamente enamorada
de Gunther.
Y yo tambin agreg Gunther,
para corregir enseguida: de Michelle,
claro est. El profesor continu:
Entonces habr que buscar otras
causas. Para ello les explicar cmo es
el proceso de una relacin sexual
normal dijo, mientras sealaba un
diagrama en un pizarrn. Partimos del
punto de reposo, representado en este
cuadro con la letra A, para continuar
luego con la fase de seduccin
denominada B y pasar al momento de
excitacin C que lleva a la
intensificacin D que por fin desemboca
en el clmax E; pero a veces ocurre que
E no puede alcanzarse, por lo que la
mujer slo llega a D y en ocasiones
apenas se aproxima a C, aunque a veces
tampoco llega a B y, en algunos casos
extremos, ni siquiera a A!
Ah! exclam la pareja.
En otras palabras: primero est la
fase de excitacin, que ocurre cuando el
hombre y la mujer salen juntos,
comprenden ustedes, van a bailar, toman
unas copas, y luego bien retorci
los dedos de las manos, se dan un
beso se sonroj levemente y continu
con voz entrecortada, se acarician,
comienzan a quitarse las ropas iba
enronqueciendo y el hombre le besa
los pechos trag saliva: eso es
tambin llamado calentamiento, je!
Han odo hablar del efecto
invernadero? Eso s es caliente, mulata,
caliente! se puso de pie. Luego el
chico le quita la ropa interior, acaricia a
la chica con lascivia y entonces
enrojeci la penetra con ardor!
ahora tartamudeaba. La circulacin de
la sangre aumenta, la piel se calienta, las
glndulas segregan hormonas que van al
torrente sanguneo, la excitacin se
vuelve incontrolable, la mujer arquea el
cuerpo, tensa sus msculos, grita, mueve
su cadera, tiene contracciones en el rea
genital y s, s! sobreviene el
orgasmo! Oh, orgasmo! casi en
trance, se desplazaba por el consultorio
, cspide de placer, o sensacin
difusa, o serie de fases placenteras!
cay al piso entre estertores, mientras su
cuerpo se retorca convulsivamente. De
pronto se detuvo, y los mir con el
rostro desencajado. Perdonen, debo
retirarme ruborizado, se incorpor y
se fue.
Michelle y Gnther se miraron con
desconcierto. El profesor regres
arreglndose la ropa.
Bien, esa explicacin fue muy
tcnica, no? Pero no estamos tratando
con glidos esquemas sino con seres
humanos. Para que la seora disfrute con
plenitud, ustedes deben olvidar toda
tcnica y relajarse, gozar, rer, y sobre
todo ser romnticos. Seor Von Bohlen,
se considera usted una persona tierna?
Frreamente tierna! Fui educado
en la vieja escuela prusiana: aprend que
es una obligacin que el hombre d
placer a la mujer. Por eso, cuando no
logro remontar a mi esposa hasta la
cspide, me siento frustrado. Tal vez, en
el fondo, se trate de un deseo egosta: en
mi vida lo tengo todo, pero no puedo
lograr algo que cualquier persona
consigue. Y le aseguro que en esto
pongo todo mi empeo y disciplina
baj la mirada, apesadumbrado.
El profesor sonri y mene la
cabeza.
Como sexlogo, pero tambin
como ciudadano francs, le recomendar
una terapia muy simple: el
romanticismo, oui? En el plano de la
respuesta sexual, un paseo relajado con
su seora, una cena elegante y unas
copas en un cabaret logran verdaderas
maravillas.
Michelle y Gnther se miraron,
sonrientes.
Y para usted, seora, otra sencilla
recomendacin: sea espontnea, djese
llevar.
Oh, s, es muy fcil, doctor.
Pero debo ser claro: si mis
recomendaciones no lograran el efecto
deseado, pocas esperanzas quedaran ya.
Posiblemente la ciencia no tenga nada
ms para ofrecerles. Recuerde, seor
Von Bohlen: romanticismo, sa es la
palabra mgica que le abrir a su pareja
las puertas del paraso! Recuerde,
seora: naturalidad. Nada ms. Au
revoir, et bonne chance!
Al salir del consultorio, Gnther se
alej un instante de Michelle y, con aire
alegre, hizo un breve llamado a un
conocido en el Palazzo Grassi, frente al
Canal Grande, Venecia.
Miraron en derredor, conmovidos.
Pars, en primavera: el verde de los
pjaros, los coloridos puestos de
rboles, el canto de las flores. Al pasar
frente a la place de la Concorde Gnther
exclam:
Mira, querida, este hermoso lugar
lleno de historia: aqu decapitaron a
Mara Antonieta!
Michelle hizo una expresin
de desagrado.
Oh, perdona, qu torpe soy.
Cambiemos de tema y agreg,
seductor: Michelle, vamos a dar un
paseo por el Sena.
Momentos despus lleg la gndola
que haba hecho transportar desde
Venecia en otro de sus aviones. El
gondolero, todava impresionado por
ese traslado vertiginoso que no le haba
permitido despedirse de su familia en
plena degustacin de vermicelli,
maniobraba para evitar los choques con
las lanchas repletas de turistas que
atravesaban el ro. La pareja disfrutaba
del paseo hacindose arrumacos.
Cuando pasaron al lado de Notre Dame,
Gnther record los consejos de Prin
y le dio a su mujer un apasionado beso.
Al pasar por la Conciergerie, otro, y
otro ms bajo el Pont des Arts. Michelle
estaba encantada.
Fueron a Versailles. Maravillado,
Gnther pregunt si el palacio estaba en
venta, pero record las palabras del
mdico, desech la idea de la compra, y
le dio otro beso a Michelle, que sonri
satisfecha.
Ya oscureca cuando regresaron al
hotel para vestirse de gala. Una velada
en la Opera: Gnther haba contratado el
teatro en exclusividad. Los
guardaespaldas, vestidos de etiqueta,
colmaron la platea rodeando a la pareja.
Gnther quiso besar nuevamente a
Michelle, pero ella estaba incmoda, se
senta observada. El Lago de los Cisnes
les result aburrido, y se retiraron a los
quince minutos de haber comenzado la
funcin. Los esbirros los acompaaron
con desgano, porque esperaban ver la
muerte del cisne.
Por la noche fueron a cenar al
encumbrado restaurante La Tour dOr.
Yo quiero Feuillantine de queues
de langoustines aux graines de ssame,
sauce au curry orden Michelle.
Luego, Pigeon confit a lail doux,
ragot de fevettes la sarriette.
Despus, Turbot rti et poch au lait
fum, confiture doignons rouges et
cleri rave. Como postre, Truffe glace
la fleur de thym frais, ganache
fondue et violettes cristalises.
Para m lo mismo dijo Gunther
, pero sin curry. Y una botella de
Chteau Latour del 64 1864, claro
precis.
Horas despus salieron del
restaurante, caminando por la rue des
Marrons, riendo, entonados. Fueron al
Crazy Horse. Bebieron exticos coctails
mientras presenciaban el elegante show
ertico. Cuando vio que las mejillas de
Michelle estaban arreboladas, Gnther
decidi partir. Este es mi momento, se
dijo, y orden al chofer de la limusina
dar un paseo por la ciudad.
Magnficamente iluminados, los
monumentos y avenidas de Pars
inducan un clima de romanticismo
irresistible. Arrellanados en el asiento,
se besaron apasionadamente. El chofer
enfil hacia el Hotel Louis XIX.
En la suite, Michelle se desvisti, y
l se puso la lujosa bata que le haba
regalado un jefe de la mafia china, hecha
con seda negra de Sei-Chun, producida
por gusanos alimentados con tinta de
calamar, y nica por su suavidad, color
y sabor. Llenaron la baera con finsimo
champagne, pero ella cambi de idea,
enseguida la desagot y se dieron una
ducha. Michelle estaba encendida,
radiante. Gnther se le acerc y se quit
la bata. Pens:
sta es nuestra noche. La noche!
Despleg toda su sabidura de
hombre experimentado, conocedor de la
literatura tcnica y filosfica sobre el
amor (Kama Sutra, Ananga Ranga, Tao
del Sexo, Playboy), virtudes por las que
haba sido elegido El Amador del ao
en la feria de Hannover en 1974. Fueron
cuatro horas ininterrumpidas de pasin.
Gnther se empeaba en lograr el
clmax de Michelle. Ella continuaba
impvida, mirando hacia el techo; por
momentos alentndolo, como si l
estuviera ante un desafo que la dejaba
ajena; a ratos, indiferente a los esfuerzos
sobrehumanos que realizaba su
obstinado marido. ste le deca con
vehemencia:
Michelle, recuerda lo que dijo el
doctor: comprtate naturalmente, s
espontnea. Es una orden del mdico!
Esas palabras terminaron por
desconcentrar a Michelle. De pronto se
qued profundamente dormida, mientras
Gnther todava continuaba sus
gimnsticos movimientos. Cuando l se
dio cuenta de que todo era intil,
abandon la faena. Se senta agotado,
frustrado. Record las palabras de
Prin: Si eso fracasa, pocas
esperanzas quedarn ya.
Esa noche tuvo pesadillas: so que
Moiss escriba las Tablas de la Ley
sobre las espaldas de su madre.
23

El profesor Anastassi nunca haba


trabajado de ese modo. Sus
investigaciones le haban valido el
reconocimiento y la admiracin de la
comunidad cientfica internacional, y
ahora estaba abocado a encontrar lo que
un mafioso necesitaba. Para peor, el
trigo se resista a sus manipulaciones.
Ya haban logrado que la clula no
codificara una enzima letal a s misma,
pero ahora haban descubierto que este
trigo slo se daba en condiciones de
laboratorio, en el campo no resistira a
las plagas. Si no conseguan
solucionarlo, su madre sera asesinada.
Quinientas sesenta y cuatro
protenas. Ni una ms, ni una menos
mascull.
Con menos es suficiente, profesor.
Ese tipo no las va a contar una por una
dijo Rubn Succhi, su asistente
argentino. Y si en lugar de trigo
ponemos otra cosa?
No quiero pensar en lo que
ocurrira replic Anastassi con
amargura. La vida de mi madre es lo
nico que importa ahora. Debe resistir
a las plagas! digo, la planta.

Cuando el director del News por Vous,


el diario donde trabajaba el fotgrafo
que haba sorprendido a las
adolescentes saliendo del despacho
presidencial, vio la foto, grit
entusiasmado. Faltaba poco tiempo para
las elecciones, y esa novedad era un
regalo inesperado. Al da siguiente la
foto fue publicada en la primera plana
del peridico, con un titular en tamao
catstrofe:
CORRUPCIN DE MENORES EN LA
CASA DE GOBIERNO!

La edicin se agot en pocas horas.


Falfaro, interceptado por un grupo de
ansiosos periodistas, improvis:
Esto es una vil patraa! Puedo
asegurarles, sin lugar a dudas, que las
chicas no eran menores! se dio cuenta
de que lo desmentiran. S, eran
menores, pero casi mayores! Es que son
bajitas! Adems no fue corrupcin!
Bueno, tal vez lo fue, pero poco! Slo
estupro! Ellas consintieron! Adems,
el que est libre de culpa que arroje la
primera piedra! Quin no cometi
alguna vez estupro?
Ms tarde, el Presidente apareci
ante los periodistas, sereno y relajado:
Se trata de una desleal campaa
de desprestigio digitada desde la
oposicin, con fines netamente
electorales: intentan enlodar la impoluta
investidura presidencial con
acusaciones demenciales e infundadas.
Pero el peso de la justicia caer con
todo rigor sobre los responsables de
este acto irracional que avergenza a
nuestro pueblo, el que, contrariamente a
lo que este grupsculo perturbador
supone, jams estar indefenso ante el
accionar solapado de las fuerzas
espurias!
Todo el mundo hablaba del tema.
Las jvenes aparecieron, llorosas, en
diversos noticiarios televisivos.
De qu color eran los
calzoncillos del Presidente, chicas?
les preguntaron con picarda.
Blancos a pintitas rojas
respondieron a coro.
Es un stiro, un pervertido!
dijo una.
Se aprovech de nosotras!
Y pensar que lo admirbamos!
y rompieron en llanto.
Indignados, los padres de las
adolescentes presentaron en un juzgado
una demanda contra el Presidente. Uno
de ellos declar al periodismo:
No la sacar barata. Queremos la
cabeza de este hombre.
Falfaro fue enviado con urgencia por
el Presidente para intentar convencer a
los padres de que para todos sera
conveniente un arreglo privado. El
dinero que ofreca era mucho, pero ellos
pertenecan a familias acomodadas,
entre las que haba furibundos
opositores al rgimen, y no aceptaron.
Falfaro insista:
Y si agregamos viajes a Orlando
para todas las chicas? Los padres lo
miraron indignados.
Incluso con un descuento para el
familiar que las acompae agreg
Falfaro, que no captaba la gravedad de
la situacin.
Los padres casi se abalanzan sobre
l.
Doursey advirti que si no
intervena de inmediato, la circunstancia
se agravara hasta hacerse incontrolable.
Hizo una llamada a Estados Unidos.
24

Todava agitado, Lucas decidi


terminar de inmediato con su pesadilla,
esa carga que soportaba desde el primer
encuentro con Michelle. Acabara el
libro, aunque fuera iconoclasta, como
haba dicho Fonseca. Encendi un
cigarrillo y se sent a escribir:
El coronel estaba contento. Lo haba
conseguido. Tantos aos de carrera y por
fin su sueo se hara realidad: el esperado
ascenso. General Aureliano Buenda. El
nuevo uniforme. El sueldo de General. Y la
posibilidad de ser algn da Presidente.
Mientras tanto, Gregorio Samsa
aceptaba plenamente su nueva condicin de
cucaracha. Pens:
Antes juzgaba a los insectos con una
mentalidad humana, pero desde el punto de
vista del invertebrado todo es diferente. Se
vive bien, la vida es ms natural, no hay
alienacin.
En ese momento, Aureliano Buenda
acert a pasar al lado de la cueva de
Gregorio, que estaba meditando en la
entrada. Aureliano lo vio y se qued
sorprendido: ese insecto le recordaba a
Gregorio Samsa, a quien haba conocido en
una fiesta muchos aos atrs. Lo salud con
cordialidad:
Buenas tardes, Samsa!
Buenas tardes, Buenda! respondi
Gregorio con un zumbido alegre.
Entre ambos comenz un dilogo muy
interesante que no vamos a reproducir aqu
por razones de espacio.
Genial pens Lucas, y apag el
cigarrillo. Muy original, hacer hablar
a un general con un insecto. Y que
Michelle se imagine lo que hablaron.
Ahora, un final feliz:
Entonces Aureliano Buenda le propuso
matrimonio al insecto Gregorio Samsa, y
ste acept complacido.

Demasiado atrevido pens, se


tratara de zoofilia gay, Michelle podra
escandalizarse. Encendi otro cigarrillo
y continu:
Y cuando Buenda se acerc al insecto
para darle un besito, ste se convirti en
una hermosa vedette de teatro de revistas,
con plumas y todo, llamada Michelle.
S, eso es!, se dijo, y apag el
cigarrillo.
Y cuando la vedette le dio un beso al
viejo Aureliano, ste se convirti en un
bello prncipe de nombre Lucas. Y fueron
felices y comieron perdices, y colorn
colorado, esta novela se ha terminado.

Para reforzar la sensacin de final,


agreg THE END, como hacan en las
pelculas. Encendi un cigarrillo ms.
Estaba feliz. Haba finalizado, y con
altsimo vuelo creativo.
Ahora slo faltaba el ttulo. Su
mirada se pos sobre los libros
fotocopiados que haba en su mesa.
Obras completas? Parecera un poco
pretencioso. Antologa del cuento
sadomasoquista? No, la suya era una
novela. Volumen dos? Sonaba
demasiado fro. Y si lo titulaba El
Biblio? No, Michelle podra ofenderse.
Hoje libros para provocar a la
inspiracin, hasta que encontr la
palabra que buscaba, la que
acompaaba a tantas obras maestras.
S, se era el ttulo! Entusiasmado,
tom una hoja en blanco, la coloc
sobre la primera pgina, y all escribi
en grandes caracteres COPYRIGHT.
Abajo agreg novela de Lucas Modm
de Bastos. Apag el cigarrillo, y
entonces descans.
Exhausto tras el enorme esfuerzo
creativo, se desplom como el soldadito
del cuento recopilado por los hermanos
Andersen. Con sigilo, alguien entr en el
apartamento, aprovechando que la
puerta haba quedado entreabierta. Era
la inefable Amparo que, caminando de
puntillas, traa un termo de caf y un
sndwich. Dej el termo, y la curiosidad
la llev a tomar las hojas que Lucas
acababa de escribir. El termo haba
quedado mal apoyado, lo levant. No
poda sostener todo con las manos, dej
el sndwich y pas las hojas a la mano
derecha. Apoy el termo. Tom el
sndwich con la mano izquierda, hoje
lo que Lucas haba escrito, levant el
termo, apoy las hojas con la otra mano,
revis si haba caf. Apoy el termo,
levant las hojas, el sndwich amag
caerse; apoy las hojas y acomod el
sndwich. Esto hay que fotocopiarlo
mientras no llegue la computadora se
dijo, sera un pecado que se perdiera
esta obra; levant las hojas y apoy el
sndwich, pas el termo a la mano
derecha, fue a otra hoja, sostuvo el
sndwich y acomod el termo. Cuando
sali al pasillo se dio cuenta de que lo
que llevaba en las manos era el
sndwich y el termo. Regres, acomod
el termo, dej el sndwich y, ahora s, se
llev las hojas.
Al poco rato, en la editorial, abra la
tapa de la fotocopiadora y posaba la
primera pgina. La adrenalina la
recorra por todo el cuerpo, como un ro
torrencial de chorros elctricos y
prohibidos. Por una parte haba tomado
los originales sin que Lucas lo
advirtiera, por otra parte estaba
utilizando la fotocopiadora de la
empresa sin que nadie se percatara.

Amparo estaba en la fotocopiadora


cuando, por la radio que haba
encendido como siempre haca cuando
trabajaba, oy la noticia. Walter
Smrbekta, candidato del Fenad,
ofreca su propio bufete de abogados
para apoyar la demanda que los padres,
agraviados en el honor de sus hijas,
llevaran adelante. El analista poltico
se preguntaba si esto no acabara con
quince aos de sucesivas reelecciones
presidenciales. Es la hora del cambio?
fue la frase maliciosa con que cerr la
nota. La emisora, tambin perteneciente
al grupo financiero del cual dependan
el diario opositor, tres canales de
televisin y toda una red de pequeos
canales de cable del interior del pas, no
dudara en hincarle el diente a esta
jugosa oportunidad.
Amparo apret el botn y volvi a
producirse el centelleo verde de la
mquina. Faltaba poco. Tena el
inconveniente de que la tapa de la
fotocopiadora no poda ser bajada,
entonces ella colocaba las hojas sobre
el vidrio, apretaba el botn, volteaba la
cabeza y cerraba los ojos, porque el
flash inevitablemente le daba en la cara.
Despus de horas y horas de fotocopias
vea todo verde. Mientras cuidaba si la
hoja estaba bien colocada, si la anterior
haba salido correcta, si todava haba
papel, si el indicador de tner no pasaba
a reserva, apretaba el botn,
automticamente, y el flash verde no
siempre le daba tiempo a cerrar los
ojos. Ya no saba dnde posar la mirada.
Cuando sac la ltima hoja, respir con
alivio y se restreg los prpados, pero
la presin en los globos oculares slo
consigui que la luminosidad verde que
permaneca enceguecindola se
convirtiera en una nube rojiza, para
luego regresar paulatinamente al verde.
No poda quedarse ah sentada hasta
recuperar la visin y arriesgarse a que
llegara el personal de la maana.
Imposible, deba irse. Pero no vea
nada. Slo la mancha acuosa, verde, y
unas pequeas araas que no cesaban de
bajar.
Tanteando con las manos recogi la
voluminosa pila de fotocopias, la
sostuvo con un brazo mientras con la
otra mano buscaba el montn de
originales. Ya sobre la mitad de la tarea
haba dejado de verificar si el orden de
las pginas era el correcto. No poda
revisarlo ahora, no tena tiempo ni
visin. Ya lo hara en la casa. Ubic el
segundo montn, acomod las copias al
lado. Estir las manos buscando su
cartera. No estaba. Dio vueltas, sin
dejar de apoyar una mano en las dos
montaas de papeles. Sus dedos
recorran sillas, mesas, tumbaban
ceniceros. Nada. Se alej un poco, hasta
que la textura del cuero le indic que
haba dado con ella. Quiso regresar a la
mesa de las copias pero no fue fcil.
Despus de tantos giros buscando su
cartera, mareada, haba perdido la
orientacin. En cul de todas las mesas
estaban las dos pilas de hojas? Se
golpe una pierna contra una silla, hizo
caer una lmpara. El choque la
desesper. Ya quera irse, no soportaba
un segundo ms encerrada en esa nube
verde. Aunque la nube la seguira, fuera
donde fuese. Por fin lleg a una mesa.
Hizo un movimiento brusco, oy el ruido
de unos papeles que se desparramaban
por el suelo, y al mismo tiempo una
puerta se abra en el pasillo. Se le hizo
un nudo en el estmago. La
descubriran! Ira presa! Perdera el
trabajo! Confiscaran la novela de
Lucas! Respiraba con agitacin, sus
manos encontraron slo un montn de
hojas. Seguramente el ruido haba sido
la otra pila que ella misma haba hecho
caer. Seran los originales o las
copias? Los pasos se acercaban, era
algn empleado, se oa que silbaba
despreocupado, y que cada tanto
tarareaba Eh, nena eh, nena.
Amparo, presa de la desesperacin,
rog que la pila intacta fuera la de los
originales. No haba tiempo para
quedarse a recoger la otra,
arriesgndolo todo. La apret contra su
pecho y se lanz hacia donde calculaba
encontrar la puerta. Dio con su frente en
el marco, no pudo evitar un ahogado
grito de dolor.
Quin anda ah?
Pregunt el empleado que, puesto en
guardia, haba suspendido su canturreo.
Estaba todo perdido.
Quin hay!? repiti,
levantando la voz.
Exhausta, dolorida, sin recuperar la
visin, Amparo se dej vencer por el
desnimo y entreg su nombre.
Amparo.
Mi diosa! Preciosa! Qu haces
trabajando a estas horas?
No poda creer su suerte. Era el
empleado que das atrs le haba dicho
que le dejara llevar la computadora
vieja.
Amparo! Qu te pasa!? Tienes
los ojos mirando en distintas
direcciones!
Oh, no hagas caso, es que
estuve terminando un trabajo fueron
muchas copias, pero ya est me
podras ayudar a recoger unas hojas que
se me cayeron?
En ese momento se oy que se abra
otra puerta. Ya llegaban ms empleados.
Amparo quiso apurar la accin; pero
cuando reconoci la voz de Telechea, el
director, dio por perdida esa pila y, con
ella, todo el trabajo de una noche.
Tendra que regresar ms tarde a
hacerlo, pero ahora no poda arriesgarse
a quedar encerrada con la novela de
Lucas. Todava ciega en su verdor, le
pidi al empleado que la acompaara a
un taxi. ste, que haba escuchado el
pedido de Amparo, entr en la oficina
de copiado, vio dos montones, tom uno.
Ya est, calm a Amparo, ya las tengo,
te estuviste haciendo una que otra
copia, Amparito?, brome, y le dio un
codazo cmplice. Amparo daba gracias
por su buena estrella. Llegaron a la
vereda; el empleado par un taxi y le
pidi que esperara un momento. Te tengo
una sorpresa. Un minuto despus,
regres y deposit un equipo en el
asiento. Amparo palp, era una
computadora.
Y esto? pregunt sorprendida.
No me la pediste el otro da? Te
la tena preparada la di de baja en el
inventario, puse que la tiramos.
Por Dios! Eres un ngel!
No, Amparito, no te hagas tantas
ilusiones, cuando la veas funcionar
Ni lo digas! Muchas gracias!
Oste? Muchas, muchas gracias!
Se saludaron y el taxi se march por
las calles de la madrugada. De los ojos
de Amparo caan suaves y delicadas
lgrimas de emocin. Y de irritacin
ocular. No slo haba salvado todo, sino
que le llevaba una computadora a Lucas.
El aire fresco y hmedo le daba en la
cara. En medio de la mancha verde, que
empezaba a ceder, buscaba de dnde
vena la luz del sol. Ah estaba. El
taxista se puso un poco incmodo
porque esa mujer lo miraba fijamente
por el espejo.
Llegaron. El hombre la ayud a
bajar la mquina, a encontrar las llaves,
le abri la puerta de su departamento y
se march. Amparo se recost en un
silln; poco a poco desapareca el
verde, y comenzaba a reconocer sus
objetos cotidianos. Una pared con un
empapelado de hojas verdes.
Pared por medio, Lucas se
desperezaba. Fue hasta su cocina, no
encontr qu prepararse, se cruz al
departamento de Amparo para desayunar
con ella, que le abri radiante, haba
recuperado la visin. Lucas! Mira la
sorpresa que te tengo!, dijo ella
sealando la computadora, an
desarmada, y dos montones de hojas.
Entonces, la sonrisa de Amparo se
congel. Una de las pilas era claramente
menor que la otra. Se lanz sobre ellas.
La ms grande eran los originales. Deca
claramente COPYRIGHT, novela de
Lucas Modm de Bastos, Bendito cielo!
Pero y la otra? DOLOROSA
INTRANSPARENCIA.
Dolorosa intransparencia? se
repiti Amparo, mientras segua
leyendo, novela de Jorge Filgis. Con
una etiqueta que indicaba: para
entregar al jurado. El empleado haba
equivocado el montn de hojas. Las
copias hechas por Amparo haban
quedado en la oficina de copiado de la
editorial, y ella haba trado los
originales, por suerte, pero tambin la
novela del prestigioso escritor Jorge
Filgis, gloria de las letras nacionales.
Qu haca eso en la oficina de
copiado? Amparo record el Premio
Nacional de Novela que haba lanzado
la editorial. No era extrao que hubiera
libros en la oficina de copiado. Toda la
editorial estaba llena de originales. Los
pasillos, las oficinas, desbordantes de
originales a la espera de ser
descubiertos, autores noveles esperando
una oportunidad; pero Jorge Filgis?
Qu necesidad poda tener un escritor
ya laureado de presentarse a un
concurso de novela? Y por qu sta en
especial haba que drsela al jurado? Si
las leen todas, se dijo.
25

Se dispusieron a conectar la
computadora. Encendieron la radio.
Noticias de la maana. Nuevos detalles
del caso de las jvenes del Presidente;
en todas hablaban de lo mismo. Ya
sonaba el caf en la cocina.
Qu pas con la madre del
doctor Anastassi?
Pregunt el conductor del noticiero a
su compaera que, rpida, le contest.
No s si apareci, las apariciones
no son noticia, y hoy sin duda el tema
caliente es el de estas adolescentes
vejadas.
O acaso nuestro presidente cay
en una trampa tendida por la oposicin?
Cerr el conductor, con aire
suspicaz.
Los diarios del da, los noticieros,
dedicaban editoriales completos al
escndalo de las jvenes. No falt el
clsico documental del tipo
Conozcamos a nuestras nias porque
la oposicin las adopt y pas a
presentarlas como hijas del pas, ahora
eran: nuestras nias. Esta es una foto
de Alcira recin nacida. Ac estn los
padres de Laura cargndola en brazos.
Una pelcula familiar en la que Ana
camina llorando hacia su madre, que
sostiene la cmara y retrocede para
prolongar la toma pues la nia se haba
mojado en su primer da sin paales. En
los diarios, la radio y la televisin estas
notas terminaban siempre con la misma
frase irnica: 2 Ellas, culpables?
El golpe propagandstico fue fatal;
incluso en las encuestas oficiales, el
porcentaje de adhesin al Presidente se
desbarrancaba. Por la tarde las
encuestas marcaban un pico histrico,
slo el 2 por ciento de la poblacin en
edad de votar Falfaro y su extensa red
familiar, y aquellos cuyos cargos
estaban atornillados a esta
administracin lo hara por el
Presidente.
En aquella llamada oportuna,
Doursey haba convocado a un grupo de
estadounidenses expertos en campaas
polticas, incluida aquella en la que
consiguieron un escao de senador para
un candidato cuyo lema era Micrfonos
off: su rcord era que no concedi una
sola entrevista, ni apareci en debates
de televisin, y de todos modos gan
con un 11 por ciento de ventaja sobre su
contrincante. Luego ellos mismos
revelaron que esa persona jams haba
existido: todo haba sido una campaa
para testear mtodos.
La oficina del Presidente se
transform en un bnquer al que
entraban pizzas y del que slo salan
rdenes. Disearon una estrategia.
Al da siguiente apareci en La
nica Verdad, el diario oficialista, la
contraofensiva. Bajo el ttulo de
Infamia! se public una entrevista al
Presidente, en la que dejaba traslucir
que eran las nias las que lo haban
acosado a l; que las haba reprendido
como un padre severo pero carioso,
les haba aconsejado cordura y que se
comportaran con el debido respeto hacia
la investidura presidencial; que, a pesar
de este mal ejemplo aislado, saba que
la juventud del pas era sana y estudiosa
y l tena confianza en las nuevas
generaciones. Ilustraban la nota varias
fotos trucadas donde se vea a las chicas
acosando al Presidente, que se escapaba
de ellas con un gesto de asco. En otra
pgina, una enrgica desmentida de la
Casa de Gobierno, en la que se
aseguraba: El Presidente jams us
ropa interior blanca a pintitas rojas.
En el Congreso, despus de una
reunin a puertas cerradas de la bancada
oficialista, un desconocido senador del
partido del Presidente anunci el inicio
de una querella criminal contra las
chicas, por la figura de injurias, falso
testimonio, seduccin adolescente y
acoso sexual al Presidente de la Nacin.
El revuelo fue enorme. Entrevistado;
el Presidente manifest:
No estoy de acuerdo con ese tipo
de procedimientos contra unas pobres
jvenes desviadas, pero no puedo
entorpecer el curso de la justicia,
siempre independiente del Poder
Ejecutivo. Dar rdenes a los jueces de
la causa para que obren como padres
comprensivos y den la oportunidad de
que estas nias olviden todo esto.
Son unas Jdases agreg
Falfaro.
La edicin vespertina de La nica
Verdad acentu la maniobra: una foto
antigua ocupaba la plana completa de la
primera pgina. Casi fuera de foco, en
sepia, se vea a un hombre sosteniendo
en brazos a un beb. El beb era Hitler,
y el epgrafe retrucaba, punzante:
(l, culpable? S, por supuesto! De
ah a considerar al grupo de nias como
una incipiente estructura nazi fascista,
haba un solo paso. Fuera nazis del
pas!
La poblacin que, en un primer
momento, se haba conmovido por la
inocencia de las nias, experiment un
cambi paulatino en sus simpatas. En
los mercados, en la calle, se perciba el
rpido viraje conseguido por la
campaa oficial, hasta que algunos
grupos furiosos empezaron a marchar
hacia el barrio donde vivan las
adolescentes.
En una rpida maniobra, opositores
al gobierno lograron rescatarlas, junto a
sus familias, y las pusieron a resguardo
en su colegio secundario. En pocas
horas una multitud airada rode el
edificio, gritando consignas y exigiendo
la entrega de las muchachas. O
romperan todo. O quemaran todo.

Rodeado por sus colaboradores, el


profesor Anastassi, al borde del
agotamiento, miraba fijamente la
pantalla de su computadora mientras
murmuraba frases inconexas:
Quinientas sesenta y cuatro
protenas a cada uno no le hacen mal a
ninguno. Ama a tu protena como a ti
mismo. Protena, cuntas atrocidades se
cometen en tu nombre!
Sus asistentes se miraron con
preocupacin. Rubn Succhi, el
argentino, bromeaba:
Temo que el profesor est
sufriendo un ataque de surmenage en
grado tres: el terrible surmenage
trois.
Todos lo observaron con
reprobacin, menos el profesor, que
continuaba con su delirio:
La vaca nos da la leche y tambin
la protena. Protena versus antitena.
Los colaboradores meneaban la
cabeza, abatidos. Nunca haban visto al
sabio de ese modo.
De pronto, cuando ya nadie abrigaba
esperanzas de xito, surgi de los
altavoces de la computadora una msica
triunfal de juego electrnico. Y un
mensaje apareci en la pantalla: 564
PROTEINS! TILT BONUS! Un grito de
felicidad brot de las gargantas: el trigo
resistira prcticamente a cualquier
plaga, ya poda ser sembrado. Anastassi
se puso de pie, eufrico, y lo segundo
que hizo fue desmayarse. Sus asistentes
lo reanimaron, mientras destapaban una
botella de champagne sinttico que
haban producido en el laboratorio; su
sabor era desagradable, pero tena el
toque carioso de lo casero. Todos rean
y se abrazaban, por la emocin y la mala
bebida. El profesor, exultante, bail una
danza del pueblo de sus antepasados. Lo
acompaaron formando una ronda y
batiendo palmas a ritmo. En cierto
momento la doctora Schmoller pregunt:
Profesor, ahora podr contestar a
mi pregunta: qu sentido tiene
modificar esa molcula de trigo para
que produzca?
Anastassi interrumpi, muy alterado:
Fue un encargo de alguien que no
puedo nombrar. Soy inocente, su
seora!
La doctora estaba sorprendida.
Anastassi, de rodillas, prosigui:
Fui obligado; yo no saba que esto
podra traer graves consecuencias en el
mundo entero; lo juro por mi querida
madre!
Todos lo escuchaban
desconcertados. Crean que el profesor
deliraba otra vez, posiblemente por
sobredosis de champagne. En ese
momento son el telfono. El profesor
atendi:
Al, seor Von Bohlen, s, lo
hemos logrado! Por favor, libere a mi
madre!
Comprendo su inquietud, doctor.
Yo s muy bien lo que es sufrir por una
madre dijo, recordando su trauma
infantil. Enveme todo y ella quedar
libre. Adis.
26

Gnther, en su suite del Hotel Louis


XIX, cort, encendi un puro y le dijo a
Michelle:
Debemos viajar; tengo que visitar
al Presidente y a ese pintoresco fantoche
de Falfaro. Har preparar el equipaje.
Fritz, maleten!
Mientras Fritz guardaba las ropas en
sus bales, Michelle fue al cuarto de
bao, descolg con sigilo el telfono y
marc el nmero de Lucas, que en ese
instante segua intentando armar la
computadora. El telfono sonaba y l
continuaba abstrado. Michelle estaba a
punto de cortar cuando al fin atendi.
Hola, Lucas susurr, felina,
Michelle, logrando erizar a su
interlocutor.
Michelle, cunto tiempo sin saber
de ti, dnde ests?
En Pars.
Oh l l! respondi l, que
haba escuchado esas slabas en un
aviso televisivo. Es cierto que los
bebs vienen de Pars? dijo,
intentando ser gracioso. Sigue
estando la torre Eiffel? Y la de Pisa?
No estabas en Italia? Por qu
desapareciste de ese modo?
Con ansiedad, ella pregunt:
Cmo va tu novela?
Oh, ya est terminada, empezar a
pasarla en limpio.
Ya estoy partiendo hacia all,
quiero verla, s, quiero tener esa novela,
tu novela, Lucas, nuestra novela, llena
de pginas, ay, Lucas, qu excitante.
Lucas abri los odos con sorpresa.
Se la escuchaba alterada. Era su libro
lo que le generaba tanta pasin? Se
sinti orgulloso, un macho semental
latino capaz de seducir con unas pginas
a la bellsima mujer de un magnate
internacional.
Adis, Lucas, ya parto, esprame
con tu novela terminada. Ser tuya sin
tapujos!
Escucha
Michelle haba cortado la
comunicacin, pero l estaba feliz.
Pasara en limpio la novela y ella sera
suya. Qu seran los tapujos?
Ambos ignoraban que Fritz, con las
mandbulas apretadas, haba escuchado
la conversacin desde otro telfono.

Lucas trataba de enchufar los cables en


sus lugares, pero como Amparo, que
haba ido a trabajar, no le haba dejado
instrucciones, la tarea no le resultaba
fcil. Varias horas despus termin y
presion el botn que deca ON. Se
escuch un sonido de campanitas
sintetizadas y la pantalla se ilumin. La
cara de Lucas tambin. Primero
apareci el logotipo de la editorial de
Amparo y luego un men de opciones
que Lucas no comprendi; decidi
apretar varias teclas al azar, y as lleg
a encontrar una lista de proveedores de
la editorial, juegos para nios, fotos de
modelos en ropa interior y varios virus
informticos, mientras no paraba de
sonar una msica horrible que
recomenzaba una y otra vez. Por fin
pudo detenerla con un golpe, y encontrar
lo que buscaba, un procesador de texto.
Trabaj como un enajenado.
Escriba por segunda vez su libro,
tecleaba, pona puntos, comas, tildes,
maysculas, minsculas. Y la novela
empeoraba notablemente, se llenaba de
errores que se sumaban a los que ya
haba. Escriba febrilmente con un dedo
de cada mano, en un teclado que no tena
ees, y en el que los parntesis, los
acentos y los signos de admiracin no
coincidan con sus teclas. Fue una tarea
de cclopes. Horas despus se dio
cuenta de que tena un calambre en el
ndice derecho, que se extenda por todo
el brazo, llegaba al hombro, suba por el
cuello, alcanzaba la coronilla,
atravesaba su cabeza, bajaba por su
frente, cruzando sobre la nariz
continuaba por la mejilla, agarrotaba su
boca, regresaba al cuello pero esta vez
anquilosaba su hombro izquierdo,
descenda por su espalda, giraba
alrededor de su cintura, la contraa,
suba unos centmetros hasta los riones
y los converta en dura piedra. Adems,
a raz del calambre, el dedo de Lucas se
quedaba trabado en algunas teclas, y as
en algunas partes qued escrito:
qqqqqqqqffffffffftttttttttttzzzzzzzzzzzzzz.

A pesar de esos detalles, a Lucas le


gustaba cmo iba quedando su novela.
Estaba a punto de imprimirla cuando
record que Amparo le haba
aconsejado hacer una revisin de la
ortografa. Se trataba de apretar unas
teclas y la mquina hara todo el trabajo,
no era que l tuviera que revisar todo,
palabra por palabra. Apret el mando de
Revisar ortografa. La computadora
no daba abasto. Empez con un cartel:
Intente con otro idioma, y, pasando
por Ay ay ay!, termin luego
implorando Nio, llama a tus
padres!.
Le falta el prlogo, se dijo Lucas
cuando la mquina, recalentada por tanto
esfuerzo, terminaba agotada su revisin.
Casi todos los libros que vi tenan
prlogo. Hay que hacerlo. Pero los
prlogos suelen ser de otra persona,
record. Da lustre que lo escriba un
autor conocido. Comenz:
He tenido un gran placer en la lectura de
COPYRIGHT. Me ha parecido estupenda. Es
una novela, cmo decirlo, de novela! Todo
en ella es tan maravilloso, que uno disfruta
muchsimo leyndola, y disfruta an ms
cuando no la lee; quiero decir, despus de
que ya la ha ledo, recordando tal o cual
momento.
Lo importante en esta novela es algo
que est ms all de las palabras, porque las
palabras siempre nos traicionan, son slo
palabras al viento, y qu es el viento, sino
aire en movimiento?
Alcemos nuestras copas por esta novela
ejemplar, y vaya nuestro deseo de que venda
muchos ejemplares. Reserve ya el suyo. Se
agota!

Miguel de Cervantes Saavedra

Lucas, satisfecho, quiso imprimir.


Dio la orden de PRINT, y de la
impresora brotaron zumbidos, crujidos,
algn grito ahogado, y al fin la primera
hoja de papel apareci, deslumbrante en
su blancura de nieve lctea y alba. La
impresora no tena tinta. Llam a
Amparo, desesperado.
27

La multitud que rodeaba el edificio


donde se haban refugiado las colegialas
creca. Haban comenzado una marcha
que daba vueltas alrededor del colegio,
todos con antorchas en las manos.
Falfaro encabezaba la columna, junto a
su secretario Fernndez, aunque, como
iban en crculos, no entendan dnde
estaban.
Oiga, sta es la cabecera de la
marcha?
Preguntaban al de delante.
No s, yo voy ltimo.
Entonces, vamos detrs del
ltimo o delante de todos?
Su preocupacin no era pequea.
Qu dira el Presidente si los vea ir a
la retaguardia en defensa de su honor?
Y la prensa, si desde las filas del
propio gobierno se mostraban
vacilantes? La nica solucin, pens
Falfaro, era ser los primeros en dar
media vuelta. Al encabezar el giro
quedaran al frente. La primera vez que
lo hicieron, la propia inercia de la
multitud lo llev unos pasos caminando
de espaldas.
Es hacia el otro lado, Fernndez!
Hacia el otro lado!
Gritaba Falfaro a voz de cuello;
pero Fernndez se alejaba. Dos veces se
dieron vuelta hasta que, poco a poco,
torcieron el sentido de la procesin,
que, volviendo sobre sus propios pasos,
decidi obedecer a los gritos fanticos
del ministro. Pero, al rato, Falfaro
nuevamente dudaba sobre su posicin en
la marcha, ya no era evidente que, en esa
ronda, ellos estuvieran primeros o
ltimos o en la mitad, y utilizaba el
mismo recurso. A la tercera vez, los
manifestantes comenzaron a mirarlo con
marcado fastidio y se detuvieron en
seco. Ya no caminaban en una direccin
ni en la otra. La presin iba en aumento;
de repente, una de las colegialas asom
a la ventana y grit:
Soy pura!
Falfaro no demor la respuesta:
Da igual cmo te llames!
Sufrirn las consecuencias!
Fernndez quiso apoyarlo y grit a
la multitud:
Que le hagan anlisis!
Anlisis!? De qu? pregunt
Falfaro, sorprendido.
De sida.
Decida usted, Fernndez, que fue
el de la ocurrencia! La masa adopt la
idea y bram:
Eso! Hay que analizarlas! Que
las analicen!
Falfaro no quiso quedar atrs:
Que les hagan anlisis de
estupro!
Lucas recibi a Amparo:
Trajiste el cartucho para la
impresora?
Por supuesto, ac est, y la
computadora?
La apagu para que no se caliente.
Cambiaron el cartucho y
encendieron la computadora. La pantalla
parpadeaba y volva a quedar negra. Era
lenta, les dio tiempo de preparar una
cena ligera. Cuando finalmente apareci
el procesador, Lucas exclam:
Uy! Y la novela?
Ya la habas copiado?
Entera pero no est.
Y dnde la cargaste?
Ac dijo Lucas sealando la
pantalla, con un dedo todava
entumecido.
No, ya s; pero en qu archivo.
Archivo?
No creaste un archivo para ir
grabndola?
Grabndola?
La novela, Lucas.
Lucas?
Compenetrado con su nueva PC,
Modm de Bastos se haba tildado, se le
haba cado el sistema. Haba que
resetearlo.
Amparo lo recost en un silln, se
sent frente a la pantalla, y enfrent la
dura novedad. Lucas haba trabajado
horas sin crear un archivo; al apagar la
computadora, todo ese trabajo se haba
borrado.
Comenz a copiar nuevamente,
grabando, ahora s, en el disco duro.
Cuando Lucas se repuso, ella continu al
teclado y l le dictaba.
Lolita, luz de mi vida, Samsa
encontrara a la Maga? Porque cuando
despert, el dinosaurio todava segua all,
en la esquina rosada. Y Aureliano Buenda
tambin segua ah, y el pelotn de
fusilamiento tambin. Ser por eso que la
quiere tanto, dijo Tristam Shandy. Sancho
mir al Cid y murmur: Si te quiero es
porque sos mi amor mi cmplice y todo.
Al coronel Buenda su Seora no le
cayeron bien esas palabras que lo dejaban
como un caballero inexistente. Ya no es
mgico el mundo, te han dejado, Aureliano,
lo consol Gregorio Samsa. No nos queda
ms que esperar a Godot, para emprender
nuestro viaje a taca. Me encantan los
viajes!, exclam entusiasmado el Barn de
Mnchhausen. Partimos ni bien encuentre
el zapatito de cristal que acabo de perder en
un baile! Permtame que le pruebe ste,
sugiri atento un bello Prncipe Valiente,
mientras se inclinaba a sus pies. Y como el
zapatito calzara como un guante, el Prncipe
exclam Eres t! Y se lanz a besarlo, pero
ste se convirti en un sapo. Que le corten
la cabeza!, gritaba la Reina de Diamantes. Y
la Cndida Erndira trataba de disimular ese
exabrupto: Disclpenla, as es mi abuela.

Amparo se detuvo. Pregunt, entre


tmida y cuidadosa.
Lucas, de dnde ser que esto me
produce un aire conocido?
Si te da aire puedo cerrar dijo
l, yendo hacia la ventana. As est
mejor?
El texto, me hace acordar a un
libro que le hace tiempo.
A un libro? Imposible; debe ser
que trabaj mucho la prosa, como los
grandes poetas. Sigamos
Y dict:
Mi infancia son recuerdos de un
patio deshebilla
Lucas dud, mir la pantalla, apart
a su colaboradora y corrigi: patio
D.C. Villa.
La polica haba alejado a los
manifestantes que rodeaban la Escuela
de Nias del Divino Sacrificio. Un
oficial lleg hasta la puerta y toc el
timbre. Cuando el oficial vocifer que
tena orden de detener a las nias por
estupro presidencial, una monja le
respondi con orgullo: La justicia est
de nuestro lado, y cerr la mirilla.
Desde la terraza de la escuela, las nias,
entre risas, ahuyentaron al polica con
una lluvia de tomates del huerto del
colegio, con los que se preparaba la
Mermelada del Divino Sacrificio.
La polica pidi refuerzos. La
situacin era tensa. Cuando el oficial
regres a la escuela y anunci:
Tengo rdenes de atacar si no
evacuan el edificio en treinta minutos.
La anciana Madre Superiora,
preocupada, pregunt:
Tenemos que evacuar durante
treinta minutos?
Cay otra lluvia de tomates, pero
esta vez el polica se cubri con su
paraguas de combate y huy hacia sus
filas.
El pas entero segua el desarrollo
del sitio. Cierta radio sensacionalista
emiti una alarmante noticia: Ante la
injustificada agresin de las alumnas,
aviones de la Fuerza Area
sobrevolaron las posiciones de las
monjas. stas replicaron con armas de
fuego y averiaron un helicptero. Ms
tarde, grupos especiales de marines
penetraron en el edificio, pero fueron
repelidos.
En realidad, nada de eso haba
ocurrido: nias y monjas vean con
temor cmo era rodeada la escuela. El
oficial regres por tercera vez para
dialogar con la Madre Superiora, quien
lo sermone con nobles ideas de amor
universal. El oficial volvi a ser corrido
a tomatazos.
Cumplido el plazo, los policas se
prepararon. Las ocupantes de la escuela
rezaban, el pas se estremeca. Pero
cuando el ataque estaba a punto de
comenzar, se oy un grito:
Alto! No hagan fuego! era el
Presidente, que llegaba en un jeep
militar, rodeado de camargrafos.
Otorguemos cristiano perdn a quienes
han seguido un camino equivocado!
Primero hubo desconcierto, luego
comenzaron los aplausos. El Presidente
arrebat un altavoz y habl hacia la
escuela:
Seoritas, reflexionen. Si se
entregan, sern juzgadas con todas las
garantas constitucionales. O casi todas!
Sus seguidores se emocionaron. A la
diestra del Presidente, Falfaro,
orgulloso, se enardeca:
Gran Estadista, Emperador,
Csar, Faran! Supremo Hacedor!!
De una ventana de la escuela surgi
una bandera blanca. Se hizo silencio. La
puerta se abri y fueron saliendo las
nias, en fila india. La multitud las
abuche. Cabizbajas y esquivando las
piedras que les arrojaban, subieron a un
camin celular.
Estuprosas!
Gritaba Falfaro. El Presidente fue
alzado en andas. Una gigantesca
manifestacin en su apoyo se organiz
en la plaza central de la ciudad. La
escuela fue incendiada.
28

Recin llegado al Grand Hotel and


Towers, Gnther pidi a Fritz la muestra
de trigo transgnico que haba enviado
Anastassi. En un instante apareci un
esbirro con la bolsa.
brala dijo Gnther secamente.
El hombre obedeci. Sus pocas
neuronas estaban condicionadas para
obedecer ciega, sorda y mudamente a su
amo.
Qu ve all? inquiri Gnther.
Cereal, seor.
Muy bien y orden, imperativo
. Ahora, mulalo!
Que lo mtelo?
Pregunt el esbirro. Fritz lo apart.
El valet decidi realizar la operacin l
mismo. Al rato, los granos se haban
convertido en blanca harina. Gnther
tom un puado:
Vamos a ver cuntas ganas de
investigarme y buscar a Chelle les
quedar despus de esto
Fritz lo mir con asombro.
Dime, Fritz, qu es.
Harina de trigo, seor.
Acerca tu nariz.
Fritz se inclin sobre el recipiente.
Ahora aspira.
El valet inhal una pequea cantidad
del polvo. Se qued congelado un
instante, y de repente su rostro se
desencaj, abri los ojos, el cuerpo se
le sacudi en un escalofro, grit
Wunderwar! y comenz a desplazarse
rpidamente por toda la habitacin.
Movindose de un lado a otro con
sideral velocidad quit pelusas de los
almohadones, planch arrugas de las
cortinas, limpi las alfombras, y en
pocos instantes dej el cuarto
perfectamente pulcro. Como remate
camin por las paredes de la suite,
mientras cantaba marchas alemanas y
daba gritos de euforia.
Gnther mir el puado, sonri,
complacido, y sabore su puro.
Lucas continuaba dictando a Amparo:
To be or not to be dijo Hamlet.
Desdmona fij su mirada en un punto
lejano, dud y replic:
Me repite la pregunta?
En ese preciso instante son la voz de
Sherlock Holmes.
Alto ah o disparo! Est detenido!
orden, mientras apuntaba al doctor
Frankenstein con su revlver
Encontramos a la vctima, y tenemos
pruebas de que fue usted quien le dio vida!
No, seor! Eso no es cierto!
respondi el doctor Frankenstein con
vehemencia. Cuando yo llegu, la
vctima ya estaba viva!
Eso tendr que demostrarlo ante la
justicia!

Genial, es como teatro ledo!


dijo Lucas Y ahora contina un
fragmento musical, Amparo, msica
dentro de un libro! Escribe:
La-la-la Laaaaa!
La-la-la Laaaaa!

Es la Quinta de Beethoven,
Amparo! No te parece un hallazgo?
Ella tecleaba, feliz de colaborar con
un autntico creador.
Y as como la msica es para el
odo aclar Lucas, se me ocurri
incluir tambin algo para el sentido de
la vista.
Una seora antigua que sonre a la
cmara
Se trata de La Gioconda, pero
descrita en la novela! No es genial?
explic a Amparo, que lo observaba
arrobada. Y luego agregu esto:
Olor a flores, olor a bosque sabor a
menta, sabor a chocolate.

Todos los sentidos en unos pocos


renglones, Amparo!
Son el telfono. Modm atendi,
nervioso.
Lucas, soy Michelle.
Hola, tu novela est terminada,
digo mi novela, quiero verte ahora, ya!
Amparo lo mir asustada, an
faltaba mucho por copiar. Y no le
gustaba la idea de que Lucas se
encontrara con ella.
Ir por la tarde, Lucas disculpa,
hay ruidos en la lnea, debo cortar.
En efecto, Fritz escuchaba la
conversacin, esta vez bajo los
poderosos efectos del polvo blanco, y
no poda parar de moverse y hacer
ruido. Cuando Michelle cort, el valet
se dijo:
Por la tarde ese hombre
desaparecer esta misma tarde. Esta vez
no fallar.
Dando un eufrico salto, golpe su
cabeza contra una pared y perdi el
conocimiento.
29

Lucas, puedes aprovechar para


descansar un poco. No me demorar
nada.
Amparo regres a la editorial,
quera devolver el original que se haba
llevado por error, y recuperar el de
Lucas. Cuando lleg a las oficinas, dej
sobre un escritorio el libro de Jorge
Filgis y busc el manuscrito de Lucas.
Le result imposible encontrarlo entre
tantos originales que participaban en el
concurso. Escuch pasos. Asustada, se
escondi tras una mampara. Escuch que
alguien entraba en la habitacin.
Reconoci la voz del director de la
editorial:
Aqu debera estar, seor Filgis.
Sinti una fuerte emocin: Jorge
Filgis, de quien haba ledo tantos
hermosos libros, estaba all, a pocos
pasos. No pudo contener su curiosidad y
se asom con cuidado. All estaba el
venerable escritor, gloria de la literatura
nacional.
Telechea levant el manuscrito de
Filgis, que Amparo haba devuelto
momentos antes.
Mire, estaba aqu, a la vista;
pareca perdido y ya estbamos a punto
de solicitarle otra copia. Le pido
disculpas. Como imaginar, para
nosotros es un honor que un prcer de
las letras haya aceptado nuestra
invitacin a participar en el concurso.
Es usted muy amable, Telechea.
Como es de esperar, su novela
ser un rcord de ventas.
Amparo se sorprendi. A qu
ventas se refera? Estaba ya decidido
que Filgis ganara?
Telechea inquiri:
Permtame una pregunta, por qu
el ttulo de Dolorosa Intransparencia?
Bien, mi novela habla de la
condicin dolorosa de todo ser humano,
pero tambin de la no transparencia de
los sentimientos; es decir, que trata de lo
no transparente que resulta doloroso,
como un vidrio opaco que deja pasar la
luz pero impide ver a travs de l y as
genera dolor, dolor del hombre que
quiere ver a travs pero no puede, y le
duele la visin, le duele, por as decirlo,
el ojo
Telechea lo interrumpi, impaciente.
Si usted no lo toma a mal, nuestra
oficina de marketing querra sugerirle,
con todo el respeto, un pequeo retoque
al ttulo. Si usted no se molesta, claro
est.
Por favor, siempre estamos
dispuestos a escuchar sugerencias
replic el autor, condescendiente.
Le proponemos Pasiones
prohibidas. Nos parece ms actual, ms
claro. En fin, pinselo. El jurado se
expide la semana prxima; ya le
avisaremos para que venga a recoger el
premio. O se lo llevamos a su casa!
Se retiraron, satisfechos. Amparo
estaba roja de rabia. El famoso premio
ya estaba otorgado. Entonces para qu
hacan un concurso? Y los prestigiosos
miembros del jurado? Era posible que
se prestaran para una trampa tan baja?
Por qu aceptaban enlodar su prestigio,
su buen nombre, con un truco tan
innoble? Y los dems participantes?
Sinti indignacin creciendo en su
pecho. Sali de la oficina dando un
portazo.
Filgis. Filgis, no puedo creerlo, se
repeta Amparo. Filgis, Filgis, no puedo
creerlo. Se sinti mareada, un mundo de
valores se desbarrancaba. Haba
encontrado a su amado Presidente, por
quien haba pasado noches en vela para
apoyarlo en esa merecida cuarta
reeleccin, en una situacin por dems
confusa, o por dems clara, besando a
eunucos de piel bronceada. Aunque si su
piel hubiera sido menos bronceada, o
incluso blanca, la situacin habra sido
igual de comprometedora. l era el
Presidente del pas, qu haca besando
a un eunuco? No eran sopranos los
eunucos? Castratis. Suena a un apellido
griego. Tal vez entre los griegos sea una
costumbre normal que un Presidente
bese en la boca a un bailarn
semidesnudo. No lo saba. Una vez
haba visto el documental de una tribu
africana que construa sus chozas con
estircol, y un noticiero donde una
familia norteamericana llevaba veinte
aos comiendo slo hamburguesas. El
mundo es muy raro y hay gente con
costumbres muy diferentes; se deca
Amparo, tratando de rescatar en su
interior a su Presidente y a Filgis, su
escritor, y a los del jurado, todos
literatos muy prestigiosos. Su mundo
tambaleaba si tantas cosas resultaban
falsas. No poda ser, seguramente era
que ella haba viajado muy poco, y por
eso se sobresaltaba ante hechos que en
otras culturas eran de lo ms normales.
Tal vez en otros pases primero se elige
el ganador y despus se organiza el
concurso. S, deba ser eso. De alguna
manera es lo ms lgico. De ese modo
se incentiva la produccin de literatura y
al mismo tiempo se asegura que siga por
buen camino, y no que de repente surja
un escritor que nadie ley nunca y no se
sabe si es bueno. Debo viajar ms, se
deca tratando de convencerse, o por lo
menos ver pelculas, porque si no el
mundo avanza y yo me quedo en la edad
de piedra El mareo iba cediendo, a
medida que Amparo recuperaba la fe en
los contornos de su pequeo universo.
Debo decirle a Lucas que se prepare
para muchos cambios, tal vez un da lo
invitan a ser jurado y l va sin preguntar
quin tiene que ganar qu vergenza,
pobre Lucas.
30

Gnther encendi su televisor. Las


imgenes mostraban a las colegialas
entrando en un cuartel. Walter Smrbekta
era entrevistado en su sede partidaria y
opinaba indignado sobre una espantosa
manipulacin de los hechos, y se
relajaba cuando afirmaba que el pueblo
es sabio y no se dejara engaar. Corte a
palabras del Presidente.
Para que no haya sospechas sobre
la legalidad del proceso, hemos
decidido hacerlo en la justicia militar;
ellos estn acostumbrados a juzgar a
desertores, a hacer fusilamientos, cmo
no van a estar mejor capacitados para
ponderar el caso de unas nias
inocentes?
Seor Presidente, el hecho de que
el principal candidato de la oposicin
est denunciando estos acontecimientos
como una burda maniobra, no deja la
campaa electoral en franco descrdito?
pregunt el periodista.
Todo lo contrario!
Pero es que cuesta entender la
necesidad de sacar el proceso de las
manos de la justicia civil; el bufete de
abogados del doctor Smrbekta
denuncia que usted lleva los hechos a un
terreno que lo favorece.
Al contrario, le abro la
oportunidad de que comunique su
mensaje proselitista a los militares.
Pero si ellos no votan.
Su comentario responde a una
mentalidad muy antigua y sectaria, tpica
de grupsculos facciosos que pretenden
privar nada menos que a las Fuerzas
Armadas, pilares de la nacin, de un
mensaje valioso como el del doctor
Smrbekta.
Corte a Smrbekta entrando en un
reducido calabozo para apoyar a las
adolescentes. Corte a un analista
poltico con unas grficas de fondo en
las que una lnea azul, inicialmente casi
pegada a la horizontal, daba un salto
brusco hacia arriba. El analista sealaba
ese punto de inflexin y deca:
Aqu comenz el escndalo de las
adolescentes la campaa del
Presidente era un fracaso hasta que fue
vctima del intento de estupro.
Corte a un miembro de la Real
Academia de la Lengua. Un periodista le
pregunta:
Me podra dar la definicin
exacta de estupro?
Bueno, el trmino deriva del latn
stuprus, deformacin del nhuatl
xtprotl, derivado del griego ,
que proviene del arameo arcaico
y lvJx es un delito que consiste
Corte al analista poltico.
Estas consistentes delincuentes,
como las define con precisin esta
eminencia de la lengua, volcaron una
opinin pblica reacia a brindar su
apoyo a otra reeleccin, y hoy nos
encontramos con que las encuestas dan
un 83 por ciento a favor del Presidente.
Cabra que preguntarse si consistentes
delincuentes no es igual a conscientes
delincuentes.
Corte a la opinin de la calle.
Seora que sale del mercado. Lo que
pasa es que la juventud est hecha una
porquera, mire sin ir ms lejos la
hija de una vecina Corte a un joven
saliendo de un banco. Estaban buenas
las chicas, no? Corte a una mujer
joven. A m Smrbekta nunca me
pareci sincero. Corte al acadmico de
la lengua es un delito consiste.
Corte a la seora que sala del mercado.
Ahora, esta chica est mal lo que hizo,
porque si el novio ya no le gustaba, por
ms que se estuvieran por casar. Corte
al acadmico de la lengua. delito
delito delito.
Gnther apag el televisor. Ese
brusco cambio en los acontecimientos lo
favoreca. Si las encuestas eran veraces,
el Presidente no slo sera re-reelegido,
sino que tendra mayora en ambas
cmaras del Congreso. Obtener la
aprobacin de la ley de agricultura sera
cuestin de minutos. Se le ocurran
algunas ideas. Las iba a dictar:
Fritz ven
Pero no apareci.
Fritz! Dnde ests?!
Lleg un lacayo explicando que el
seor Fritz se haba ido a hacer un
chequeo mdico y no tardara en
regresar.
31

Fritz estaba con decenas de esbirros,


rodeando el edificio de Lucas. Todos
vestidos para combate. La vida de
Modm de Bastos se contaba por
segundos. Y peligraba por terceros.
Uy! Un desfile militar exclam
Amparo.
Qu raro, no? No es fecha patria.
Nunca los haba visto de tan
cerca.
Harn desfiles a domicilio?
Porque los militares, con tal de ganarse
el afecto de los civiles, son capaces de
cualquier cosa.
No nos distraigamos, Lucas, que
falta esta sola pgina.
Zeus vena por el jardn de los senderos
que se bifurcan y casi pisa una cucaracha. El
insecto, que traa una canastita colgando del
brazo, iba en direccin de lo de su abuelita,
que viva en una casa de chocolate en medio
del bosque, en la Mancha. Qu le llevas?
pregunt Aureliano. El anillo de los
Nibelungos, a ella le gusta mucho la
bijouterie. Quieren jugar conmigo a la
Rayuela? A m me gusta el Juego de
Abalorios, propuso Zeus, Pero vamos
afuera del bosque porque ac hay un lobo
estepario. Que lo prio!

Ellos terminaban de copiar esa


pgina y los esbirros terminaban de
tomar posiciones. Armas infrarrojas.
Fusiles, revlveres, lanzamisiles
porttiles. Fritz se senta exultante,
siempre lo emocionaba esta clase de
accin. Volver a los buenos viejos
tiempos. Yo no tendra que alejarme de
la guerra, me hace mal a la presin.
Podran haber disparado ya, y la
eliminacin estara concluida; pero la
operacin no era sencilla, el poder de
fuego era tan alto y concentrado que los
clculos deban evitar una masacre en
sus propias filas. Llegaba un camin con
un caballo, estas acciones le gustaba
dirigirlas montado. Desde que haba
visto Apocalypse Now se haba vuelto
un enamorado de la tradicin.
Amparo y Lucas teclearon las
ltimas palabras cuando observaron una
extraa luz escarlata.
Mira, lleg uno de caballera!
Y esta luz rojiza?, ya atardece?
observ Lucas.
En realidad era la concentracin de
miras infrarrojas y proyectiles guiados
por lser, que tambin produca un
aumento del calor. Todos los disparos ya
estaban guiados al blanco. Fritz dara la
orden de fuego; hizo levantar a su
caballo sobre sus patas traseras, puls
la tecla PLAY y en su walkman comenz
a rodar el casete con La cabalgata de
los Nibelungos, de Sankt Plten, en la
famosa versin para tres orquestas
sinfnicas, con arreglo para caones
solistas. Saboreaba cada instante previo
a esa destruccin que no iba a dejar
rastros, cada gota de adrenalina. El
calor de tantos rayos infrarrojos
descascaraba la pintura del edificio, el
efecto de los disparos sera devastador.
Esto habra que filmarlo para ponerlo en
una pgina en Internet, es una lstima
que se pierda, se deca Fritz, pero ya no
quiso demorar ese punto de placer.
Preparen!
Grit, a punto de orgasmo blico, y
se escuch un murmullo de seguros que
se corran, cdigos de destrabe, caones
haciendo foco.
Mira, Lucas, van a hacer una
demostracin de algo coment
Amparo.
Apunten!
Bram Fritz, y cuando estaba por dar
la orden, cuando las glndulas salivales
de su instinto asesino estaban babeando
a pleno, por una de las esquinas asom
la punta de una de las limusinas de
Gunther.
Alten!
Grit Fritz a tiempo, aunque
mezclando los idiomas. La limusina
comenzaba a llegar y en este momento se
interpona en la lnea de tiro. Rodeando
el vehculo, los guardias motociclistas
miraban hacia los costados, como lobos
en acecho. El detector de infrarrojos de
uno de ellos capt la gua lser de las
armas que apuntaban en direccin a la
limusina y dio la voz de alerta:
Aaaaaaaaaahhhhhhhh!!! Alerta!
Cuidado! Atencin! Preparados!
Stop! Ojo al piojo!
Los esbirros que acompaaban a
Fritz abrieron fuego, por reflejo. El
motociclista qued convertido en una
montaita de cenizas. Inmediatamente
varios de sus compaeros rodearon la
limusina, para defenderla, aun cuando
sta no haba acabado de llegar. Otros
abrieron fuego hacia el lugar de donde
haba provenido el ataque. Podra
decirse que todo fue una conjura del
entrenamiento y de los reflejos. No
advirtieron que eran esbirros del mismo
bando, y se desat una masacre.
Afortunadamente, la parte de la limusina
en la que iba Michelle no haba llegado
todava a esa zona donde comenzaba una
batalla con un poder de fuego pocas
veces visto.
Qu realismo! Qu hermoso, no?
coment Amparo.
Ya no saben qu hacer para
estimular a que la juventud se reclute.
No estarn filmando una
pelcula?
Supongo que s son buensimos
los efectos.
Mira cmo vuela ese grupo de los
de all.
Impresionante mira el de la
bazuca que corre.
Ay! No lleg pobre, lo mataron
cuando faltaba tan poco.
Es slo una pelcula, Amparo.
Ay! Yo siempre me engancho
igual, despus me enojo. Y eso que est
pasando enfrente? Es un tren?
No, debe ser una limus y ah
cay en la cuenta. Una limusina!
Michelle! Amparo, debo imprimir la
novela ahora mismo!

Se abalanzaron sobre la computadora y


dieron la orden de PRINT. La mquina
comenz a procesar el comando como si
para resolverse a ejecutarlo necesitara
una asamblea, una reunin de
copropietarios. Por fortuna su
exasperante lentitud se vea compensada
con que, en la calle, por momentos la
lucha se resolva a favor de un bando o
del otro. Fritz ya se haba dado cuenta
del error y cabalgaba dando rdenes de
alto el fuego en ambas direcciones; pero
eso slo haca que los de un bando, para
detener a los de su propio lado,
dispararan contra ellos, con lo que
aumentaba el caos. Las bajas eran altas.
Finalmente la limusina termin de
llegar, bajaron algunos lacayos y, ajenos
a la batalla, extendieron la alfombra
roja. Lucas observaba y saba que en
esta oportunidad Michelle vena
decidida a todo.
La mquina empez a imprimir.
Lucas le pidi a Amparo que por favor
se fuera, porque l quera ver el
nacimiento de su obra en soledad.
Amparo simul creerle, pero bast que
cerrara la puerta de su apartamento para
romper en un llanto amargo. Saba
perfectamente qu iba a ocurrir ah al
lado. En realidad lo saba desde el
momento en que empez a ayudarlo a
pasar en limpio la novela, y desde antes,
y desde siempre; pero no poda evitarlo,
quera estar cerca de l, a toda costa.
Demasiado tarde le quedaba claro el
precio de esta evidencia. El llanto fue
creciendo con hipos y suaves lamentos.
Olvidada de los ruidos de la batalla que
segua afuera del edificio, no quera que
Lucas la oyera llorar. Por orgullo? Por
no entorpecer su encuentro amoroso?
Hasta ese punto llegaba su sacrificio?
Quin poda saberlo. Y a quin le
importaba, en todo caso. A quin le
importaba nada. Encendi el televisor
para tapar su llanto.
32

Las imgenes mostraban al


Presidente en un acto poltico.
Repartiendo promesas electorales.
Yo les agradezco su confianza que
nos permitir arreglar el desquicio de
gobiernos anteriores
Falfaro se acerc veloz y le record
que l mismo llevaba cuatro mandatos
en el poder. El Presidente corrigi con
rapidez:
el desquicio de gobiernos muy
muy anteriores.
La multitud lo aclamaba.
Vamos a invertir en obras
pblicas que darn fuentes de trabajo. El
Nuevo Palacio Presidencial, sin ir ms
lejos, ocupar veinte mil obreros
Vamos a construir carreteras
subterrneas y ms aeropuertos. Un
aeropuerto para cada barrio! Para evitar
los congestionamientos de trnsito que
provoca la gente cuando va toda al
mismo aeropuerto.
La gente aplauda, y l, hbil, dejaba
que todos oyeran sus propios aplausos y
luego segua:
Vamos a dejar la corrupcin en
lmites imperceptibles Vamos a
acabar con quienes nos tachan de
corruptos! Vamos a tacharlos!
La masa, que tambin lo vea en unas
pantallas gigantes instaladas a los
costados del balcn, comenz a
ovacionarlo. Falfaro lloraba de orgullo,
por trabajar junto a esa usina poltica,
autntica fuente de la historia. El
Presidente, alentado por la ovacin
popular, no dud en adelantar un
elaborado plan de gobierno que iba
improvisando y maduraba pi calor de
los aplausos.
Vamos a aumentar el presupuesto
educativo en un mil por ciento!
La reaccin inmediata le confirm
que su discurso se encaminaba
correctamente.
Y el de los gastos de defensa,
tambin en un mil por ciento! Y los de
la justicia, tambin en un mil por ciento!
Vivas y aplausos.
Y vamos a incentivar a la
pequea y mediana empresa!
Bravos, aplausos.
Y a la empresa gigantesca,
tambin! Con un mil por ciento ms en
crditos de tasas blandas!
La ovacin se estaba
gestando.
Y vamos a aumentar el
presupuesto de salud en un mil por
ciento!
Comenzaba la ovacin.
Y vamos a bajar los gastos del
Estado tambin en un mil por ciento! Y
vamos a reformar la Constitucin todo
lo que haga falta para que haya pleno
empleo!
Vamos a privatizar todas las
propiedades del elefante blanco que es
el Estado, para que la iniciativa privada
mejore los servicios!
Gritos de aprobacin.
Y vamos a hacer que el Estado
compre empresas nuevas! Recin
hechas! Terrenos! Red ferroviaria!
Gritos in crescendo.
Correos! Empresas elctricas,
de telecomunicaciones! Para que el
Estado sea grande y prdigo!
Ovacin popular.
Y vamos a aumentar los sueldos
en un tres mil por ciento!
Gran ovacin especial.
No! Mejor en un cuatro mil por
ciento!
La multitud estall
enloquecida.
Mejor en en en un diez mil
por ciento!!!
Las cmaras de los noticieros
temblaban por el bramido popular,
algunas madres alzaban a sus bebs para
que vieran al Presidente.
Mejor, en un treinta mil por
ciento!!!
Las madres comenzaron a tirar a sus
bebs al balcn presidencial, para que
l los besara. No todos llegaban, y
algunas criaturas rebotaban contra el
balcn, otras caan antes de llegar, o se
pasaban de largo y daban sordos golpes
contra el piso del saln rojo. Se
estrellaban contra armarios y vitrinas.
Falfaro rogaba, desesperado: Seoras,
no tiren a su hijos porque estn
rompiendo toda la cristalera! Pero
ellas no hacan caso y aquello era un ir y
venir de bebs volando en un sentido y
regresando, ya besados, a la multitud. A
la multitud, y no siempre a sus madres
originales, lo que llevaba el arrebato
popular a lmites enajenantes: Con
slo besarlo me lo hizo rubio! Al
mo lo agrand varios aos! Es un
santo! Un santo!
El Presidente, exaltado, continuaba:
Vamos a aumentar los sueldos
en un milln por ciento porque este
pueblo maravilloso se lo merece!!!
Y la gente, que ya haba superado el
lmite de su xtasis, gritaba: Basta!
Basta, por favor! As ya est bien!
VAMOS A DECRETAR
ALCANZAR LA VIDA ETERNA POR
MEDIOS CIENTFICOS!!!
33

En ese momento, Michelle


atravesaba la roja alfombra con paso
principesco, mientras sus lacayos
empelucados y de librea iban apartando
algunos cadveres que entorpecan la
llegada a la puerta. Ajena a todo,
caminaba como una modelo por la
pasarela. Acompaada por los lacayos,
entr en el edificio. Los dos ltimos
esbirros de Gunther, que an
continuaban enfrentndose, terminaron
por matarse. Fritz mascull un insulto en
alemn, respir hondo y se prepar para
realizar l mismo la operacin. Montado
en su caballo, disimul su figura al
pasar al lado de Michelle, transpuso la
entrada del edificio, y cabalgando se
dirigi hasta el apartamento de Lucas,
operacin que descubri muy
complicada en las estrechas curvas del
pasillo. Cuando el caballo qued
atrancado en un recodo y no pudo
avanzar ni retroceder, Fritz se ape y
regres, abatido, al Grand Hotel and
Towers.
Un lacayo que acompaaba a
Michelle golpe la puerta de Lucas.
Cuando ste iba a atender encontr en el
piso una olvidada hoja manuscrita.
Es la pgina 453 entonces va en
la mitad del libro Si no la agrego
ahora no se va a entender la trama.
Fue a la computadora y copi:
En el principio Dios cre los cielos y la
tierra en un lugar de la Mancha. Un rato ms
tarde, una serpiente se acerc a Eva y le
dijo Sola, preciosa?. Eva respondi A
todas les dir lo mismo. En realidad, la
serpiente era Gregorio Samsa, que en su
condicin de cucaracha se haba despertado
transformado esta vez en un horrible ofidio.
Viendo esto, Dios expuls de ese lugar de
la Mancha al coronel Aureliano Buenda.

El lacayo llamaba a la puerta con


insistencia.

VAMOS A DECRETAR LA VIDA


ETERNA!!!
Por cunto tiempo? pregunt
Falfaro, confundido.
El pueblo, mientras tanto, agitaba
banderas, haca rugir bombos, matracas
y bocinas, y repeta, hipnotizado:
V-dae-trna! V-dae-trna! El
Presidente continu:
Los enfermos sanarn! Los
ancianos recuperarn su juventud y
volvern a tener dieciocho aos!
Una trmula ovacin senil acogi
sus palabras. De inmediato, centenares
de invlidos, ancianos en sillas de
ruedas, leprosos y cojos se encaminaron
raudos hacia el balcn para agradecer el
inesperado regalo.
Y para todos los seres queridos
que ya no estn con nosotros,
decretaremos la resurreccin
obligatoria!
Esta vez, todos se quedaron
boquiabiertos. Falfaro miraba al
Presidente con ojos desorbitados. En la
plaza se escuch la dbil voz de una
anciana:
S, podr ver otra vez a mi
madre!
Y yo a mi esposa! agreg un
seor calvo. Dios lo bendiga,
Presidente!
Superado el estupor, la gente saltaba
de alegra, la plaza era una fiesta. Las
cmaras enfocaron a Falfaro, que
preguntaba en voz baja:
Disculpe la intromisin,
Presidente. Y si resucita, por ejemplo,
Hitler?
El mandatario lo mir extraado,
pens un instante y luego dijo al
micrfono:
Inciso primero: resucitan todos,
menos Hitler!
M-ns Hitler! M-ns Hitler!
respondi el pueblo, hipnotizado.
Entusiasmado, el Presidente
concluy:
Los malos sern castigados; en
cambio, los buenos estarn sentados a
mi diestra! Adems, antes pasar un
camello por el ojo de una cerradura
que!
No recordaba bien cmo continuaba
la frase y se trab. La multitud se acall
porque entendi que seguira una
mxima histrica.
Antes pasar un camello por el
ojo de una cerradura si!
Volvi a intentarlo, pero nuevamente
su voz qued en un tono alto, al no hallar
la continuacin de la sentencia. La turba
se sumi en un silencio expectante. Y el
Presidente arremeti en tono de cierre:
ANTES PASAR UN
CAMELLO POR EL OJO DE UNA
CERRADURA!
Finaliz la oracin, ahora s, de
manera conclusiva. Los espectadores
cayeron en arrebato mstico ante esa
metfora simple y hermtica al mismo
tiempo; se quedaron esperando que
apareciera el camello que hara la
proeza, mientras vivaban al Presidente,
que bendeca desde lo alto. Un poderoso
rgano atronaba con msica triunfal,
fuegos de artificio iluminaban el cielo
con formas y colores. En las pantallas
gigantes se proyectaban distintos planos
del Presidente.
Amparo, asqueada, cambi de canal.
Otra vez volva a su mente el recuerdo
del mandatario besando a un eunuco.
34

El lacayo continuaba golpeando,


impaciente, pero Lucas haba encontrado
sobre su mesa ms papeles olvidados.
Eran los trabajos de los alumnos del
taller literario: la Oda a la oda, los
cuentos del notario, Sexo en el altar
mayor, recetas de cocina, el cuento con
onomatopeyas. Pens que sera prudente
incluirlos tambin, Michelle deba
quedar deslumbrada; los sum a la pila
de papeles y abri la puerta, nervioso.
Oh, Michelle, t por aqu, qu
sorpresa fue lo nico que se le
ocurri decir.
Ella le dio un rpido beso en la
mejilla y pas a su lado; iban a entrar
tambin los lacayos, pero ella cerr la
puerta con un gesto seco y los dej
afuera.
Y la novela, Lucas? pregunt
Michelle con voz ansiosa.
Aqu est, por fin! y levant
con esfuerzo el volumen de 800 pginas
. Esto es. Me llev mucho trabajo, no
sabes cunto
Michelle lo interrumpi:
Dmelo, dame el libro, por favor.
Lucas, temeroso de que se
desencantara, demoraba en entregrselo:
Sabes, quiero explicarte mi
experiencia: el escritor, en la bsqueda
de sus personajes, se encuentra consigo
mismo: Flaubert deca Madame Bovary
soy yo. Y ahora puedo decir orgulloso
El horrible insecto soy yo o El lugar
de la Mancha soy yo.
Michelle lo miraba impaciente. l
prosigui:
La gente tiene una visin
romntica del oficio de escribir,
Michelle, pero esto slo se trata de un
20 por ciento de inspiracin y un 90 por
ciento de transpiracin. Ser escritor es
riesgoso, sabes, muchos se han vueltos
locos; mira a Poe, que era compaero
mo en el colegio secundario
El libro, Lucas, el libro, no
puedo esperar ms! dijo Michelle,
mientras le arrebataba la pila de hojas y
la abrazaba con deleite.
No te fijes en la caligrafa, por
favor, es una impresora vieja le
avisaba Lucas, prudente.
Ella comenz a deslizar con lentitud
sus manos sobre el montn de hojas
mientras se contoneaba, sensual. La
recorran escalofros de placer. Con
delectacin separ en dos la pila de
papeles, se mene con lujuria y puso los
ojos en blanco para repetir con voz
ronca:
Ma-nus-cri-to Hojas
Pginas Lomo Fascculos! Ah!
Lucas la observaba desorbitado. Sus
hormonas empezaban a correr
enloquecidas por las venas, pero a la
vez la conducta de Michelle lo enfriaba.
Ensimismada, Michelle se mojaba
los labios con la lengua, tomaba hojas
sueltas y las frotaba contra el cuerpo.
Sus msculos se tensaban, su pelvis se
balanceaba en una lbrica danza; gotas
de transpiracin aparecieron sobre su
piel tersa; gema, felina, mientras
estrujaba las hojas y las arrojaba al
piso.
Al ver eso, un pequeo rincn de la
mente de Lucas que todava era capaz de
razonar, se dio cuenta de que todo ese
pesado trabajo de escritura haba sido
intil. Se sinti estafado. Para qu
haba invertido tantas horas en
seleccionar, copiar y teclear, si ahora
Michelle no lea nada? Qu importa el
trabajo, le respondi el resto de su
cerebro, lo nico que cuenta es,
acostarme con Michelle y ella est aqu
en casa, entregada, y estamos solos, y el
momento lleg, y eso es todo lo que yo
esperaba, y all vamos! Se desabroch
la camisa.
Incmoda por los ruidos que
escuchaba desde su apartamento,
Amparo subi el volumen del televisor.
El juez militar sentenciaba, grave:
Seores, hemos venido aqu para
condenar, digo, para juzgar a estas
perversas.
Smrbekta, en la sede del partido,
dio un salto. No poda creer que
llevaran las cosas hasta ese punto. En el
tribunal, el abogado defensor, de
aspecto torvo, Cruz al Mrito por
heridas de combate que le haban
llevado ambos hombros y una ceja, tom
la palabra:
Seor juez, solicito la pena
mxima para mis defendidas!
Un murmullo corri por la sala. Las
nias se largaron a llorar. Rpidamente
el juez sentenci:
Las alumnas procesadas, en vista
de su edad y condicin irracional, son
condenadas a slo un ao de trabajos
forzados en la crcel de Reading.
Las nias lloraban desconsoladas.
Un escalofro recorri la espina dorsal
de Amparo. Indignada, record al
Presidente bebiendo champagne de la
babucha y se levant veloz de su
asiento, sali a la calle, tom un taxi y
se dirigi al tribunal.

Lucas le arranc la blusa de seda,


forceje con el cierre de la falda
mientras ella le quitaba el cinturn y lo
arrojaba lejos; la falda cay, dejando a
la vista sus bellsimas, interminables
piernas; ahora descenda el pantaln de
Lucas y l se sacaba los zapatos y lo
mismo ella, que bajaba el calzoncillo de
Lucas cuando l, descontrolado, quitaba
la ropa interior de Michelle, dejndola
desnuda, deslumbrante. Lucas qued
enceguecido ante tanta belleza. Nunca
haba visto nada igual. Se acerc, ella
tambin, se tocaron, se besaron, se
mordieron, cayeron sobre las hojas
sueltas de la novela que formaban una
alfombra blanca llena de signos pero
Michelle, boca abajo, sorpresivamente
lea en voz alta oraciones, prrafos.
Lucas se desconcentraba por la
inesperada compaa de Gregorio
Samsa y el coronel Aureliano Buenda
en ese momento de lujuria, pasin,
voracidad, mpetu, desenfreno y
glotonera. Michelle recitaba y gritaba.
En el pasillo, los lacayos se miraron,
inquietos. Ella lea y aullaba con ms
conviccin. Los sirvientes,
preocupados, golpearon la puerta. Entre
golpes y gritos el apartamento vibraba y
los lacayos seguan golpeando la puerta
desesperados.
35

El tribunal no estaba lejos, y


Amparo lleg antes de que el juicio
terminara. Caminando apurada por el
pasillo, grit:
Seor juez, esto es una injusticia,
se est condenando a inocentes, yo
misma vi al Presidente de la nacin en
una orga!
Se hizo silencio. Las cmaras de
televisin y los presentes enfocaron a la
intrusa mientras se acercaba al estrado
del juez. ste respondi:
Sepa, seorita, que puede ser
acusada de difamacin y falso
testimonio!
Fue durante una fiesta en el
Grand Hotel and Towers, Suite Real,
piso 110!
Un murmullo recorri el tribunal. En
sus hogares, los televidentes se
acercaron a sus aparatos. Gunther, que
segua la escena desde la suite, sonri y
dijo:
Creo que lleg la hora. Fritz!
ste acababa de regresar, deprimido
por su fracaso blico. Pero antes de
poder contar a Gnther lo ocurrido,
tena ya una nueva tarea.
Instantes despus, una locutora
anunciaba por televisin:
Hemos recibido el llamado de una
persona annima que dijo tener una
pelcula de la fiesta en cuestin, y acaba
de enviarla al tribunal.
En ese momento apareci Fritz en el
juzgado, llevando un vdeo. Un ohhhh
recorri la sala. El juez, desconcertado,
y ante la insistencia de Amparo, orden
proyectarlo. Se apagaron las luces. Otro
murmullo, ms intenso, se escuch
cuando apareci en la pantalla la imagen
de una lujosa suite. El corazn de
Amparo lata fuerte. Se vio a varias
odaliscas que ejecutaban msica
oriental recostadas sobre blandos
almohadones de seda y rodeadas por
bailarinas rabes que danzaban al son de
lades y tambores; esclavos nubios se
paseaban con el torso desnudo,
exhibiendo su piel aceitada; un grupo de
obesos eunucos vestidos con tnicas de
colores rean a carcajadas. Cuando en
una toma se vio a Amparo observando
todo con expresin atnita, otro Ohhhh
cruz la sala. Amparo mir al juez,
desafiante. En otra toma apareci Fritz.
Se vio que hablaba con Amparo, y luego
un forcejeo entre los dos. En otra toma,
varias bailarinas danzaban
semidesnudas dentro de una piscina; tres
eunucos jugueteaban en el agua con una
pelota; algunos efebos se perseguan
arrojndose serpentinas y papel picado.
De repente, a lo lejos, se vio a un
hombre vestido con una robe de
chambre, rodeado de odaliscas y
eunucos que bailaban a su alrededor.
Ah est! Es l! grit Amparo,
nerviosa.
Todava lejos, se vea al hombre
bebiendo champagne en la babucha de
una de las odaliscas. De repente, detrs
de una lluvia de papel picado, se vio la
imagen del hombre vestido tan slo con
una nariz de payaso y un ridculo bonete
de cartn mientras abrazaba a una
bailarina y dos eunucos. En la sala, las
monjas obligaron a las nias a taparse
los ojos. La anciana madre superiora
coment: Qu lindo, un cumpleaos,
no?
La cmara se acerc lentamente a
ese rostro y, cuando se lo pudo divisar,
un grito de sorpresa brot de las
gargantas del pblico y de la misma
Amparo.

Unos segundos antes, Falfaro, que se


haba distrado viendo en los monitores
qu programas haba en otros canales, se
encontr con la transmisin en directo
del juicio de Smrbekta y las
adolescentes. Le avis solcito al
Presidente, que vio la oportunidad de no
tener que seguir explayndose ms sobre
la frase de los camellos. Encarg
proyectar la escena en las pantallas
gigantes en el preciso momento en que el
juez ordenaba ver el vdeo que haba
llevado Fritz. Cuando aparecieron las
odaliscas, la muchedumbre viv
enardecida y comenz a bailar tambin,
creyendo que el Presidente les mostraba
el futuro del pas: ya haba comenzado
la transformacin nacional.
El Presidente, en cambio, ni siquiera
pudo ordenar que suspendieran la seal,
se haba quedado primero blanco, luego
lvido. Paralizado ante lo que vea en la
pantalla, a medida que la escena
avanzaba cuadro a cuadro, y sabiendo lo
poco que faltaba para su propia
aparicin, no consegua articular
palabra, hechizado por esas imgenes
que significaban pura y llanamente el
final de toda su carrera poltica, el
inevitable exilio.
La multitud, ajena a su angustia
presidencial, disfrutaba el frenes del
baile. El murmullo aument cuando
apareci la imagen de la robe de
chambre y el hombre tomaba
champagne de la babucha de la
odalisca. Esto provoc una silbatina
burlona. El Presidente se sinti otra vez
traicionado por Gnther. Cmo le haca
esto? Por qu necesitaba destruirlo de
esta manera? Al ver la nariz de payaso y
el bonete, la muchedumbre rompi en
risas y gritos cada vez ms sarcsticos,
hasta los francamente ofensivos: Idiota!
Imbcil!
Pero cuando la cmara se acerc y
fue posible identificar al sujeto de ese
baile ridculo, una exclamacin de
estupor brot en toda la plaza.

En los tribunales, nadie sala de su


asombro. El hombre del vdeo, el stiro
pervertido no era el Presidente. Era
Smrbekta, el cuerpo era igual al del
Presidente, pero la cabeza era de su
opositor. Ahora el vdeo mostraba a
Smrbekta vacilando entre recobrar la
compostura y esconderse atrs de los
eunucos.
Fotos no!
Deca, muerto de pnico mientras se
cubra el rostro y otras partes que no
eran el rostro. Smrbekta, que en ese
momento haba llegado al juzgado,
apenas consegua articular palabra para
gritar su inocencia. Amparo, hirviendo
de indignacin, lo defenda:
Es un truco! No era Smrbekta!
Est modificado, era el Presidente, yo
lo vi!
Ya nadie la escuchaba, la sala era un
gritero, todos discutan de pie, el juez
golpeaba con su martillo:
Desalojen la sala o me ver
obligado a hacer silencio!!
La gente se call, desconcertada por
las palabras del juez, que pudo
continuar:
El doctor Smrbekta, evidente
autor intelectual del estupro cometido
por estas jvenes, y culpable del delito
de danza procaz con bailarn
emasculado, es condenado a cinco aos
de prisin en suspenso, e inhabilitacin
poltica de por vida.

La multitud que rebasaba la plaza y se


extenda por calles aledaas contuvo la
respiracin cuando la cmara mostr
que el sujeto del baile tan ridculo era
Smrbekta; en toda la plaza se pr6dujo
un instante no de silencio, sino como si a
todos los sonidos se los hubiera tragado
la impresin de ver a ese candidato, que
siempre los haba acribillado de
consignas morales y fotos con su
familia, en plena orga. Esa impavidez
masiva apenas fue como una rasgadura
entre dos emociones: la primera entre
ertica y burlona, y sta que era un grito
salvaje que creca en toda la plaza y
alcanzaba los lmites de la ciudad.
Queran la cabeza de Smrbekta, queran
lincharlo en esa misma plaza.
El Presidente, aliviado, capt
inmediatamente lo que haba sucedido,
capitaliz el enojo popular y lo lider:
se no es el candidato de la
oposicin! SINO EL DE LA DI-SO-LU-
CIN!
Vtores.
Ya no hay moral en los polticos!
Ya no es como en mi poca!
Ovacin.
Pero vamos a volver a los buenos
viejos tiempos! Y no vamos a
demoramos!
La gente lo vivaba entusiasmada. El
Presidente les hizo un rpido gesto a
Falfaro y a Doursey, que se asomaron al
balcn extendiendo los brazos y
pidiendo silencio para que el Presidente
pudiera continuar. Los gritos se fueron
acallando.
Pueblo de mi pas! Quiero
hacerles un anuncio!
El silencio se hizo total.
En este mismo momento disuelvo
el Parlamento! Presento mi renuncia!
La multitud se vio recorrida por un
suspiro contenido. Por qu va a hacer
eso?! No es justo. Qu culpa tiene l?
Ahora que empezbamos a estar mejor!
Y adelanto la convocatoria a
elecciones nacionales
El suspiro se convirti en un ah
de alivio.
para hoy a las cinco de la
tarde!
Le respondi un rugido de
entusiasmo, y l continu:
Vayan a sus hogares y preprense
para votar ahora mismo! Iremos dando
las instrucciones por radio y televisin.
En pocos minutos se dispersaron los
dos millones de manifestantes y
comenz la maquinaria electoral a un
ritmo vertiginoso. Se convoc al
ejrcito, a la marina, a la aviacin, que
comenz a arrojar fajos de papeletas
electorales por todo el pas.
Aprovecharon unas que ya estaban
impresas, que haban sobrado de
anteriores elecciones del mismo
Presidente. La gente se abalanzaba sobre
ellas ni bien tocaban tierra,
arrebatndoselas de las manos, para
votar ms de una vez. El ejrcito y la
polica repartan urnas para depositar
los votos. En el apuro logstico no se
detenan a dejarlas en escuelas o
juzgados, ni siquiera a apoyarlas en el
suelo. Los camiones seguan su marcha
mientras los soldados las arrojaban. No
importaba cmo caan:
espontneamente, hombres y mujeres se
encargaban de recogerlas y llevarlas
corriendo hasta su propia casa. Queran
que su hogar fuera el nacimiento de esta
nueva patria. Vamos a fundar la
esperanza!, haba dicho el Presidente. Y
todos queran brindar su casa para
fundarla. Mira, mi amor le deca un
ciudadano a su esposa vamos a poner
una placa de bronce que diga: Aqu
naci la patria. Pero ya un vecino se le
haba adelantado y estaba atornillando
una placa recordatoria que deca:
Aqu tambin!
36

El fervor patritico lleg al lujoso


hotel donde la editorial de Telechea iba
a anunciar el fallo del jurado. La sbita
convocatoria a elecciones los obligaba a
acelerar el acto: ms all de la
disposicin oficial, no queran aparecer
como una empresa que celebraba su
premio al margen de los acontecimientos
del pas.
El saln Ambassador estaba lleno de
gente del ambiente literario, autores
premiados otros aos, crticos, prensa,
gente del mundo del espectculo, artistas
conocidos, artistas que queran darse a
conocer, acadmicos e intelectuales que
tambin queran darse a conocer, gente
de teatro, actores de cine, modelos.
Todos comentaban los acontecimientos
polticos.
Perdida entre ese tumulto de
personalidades, escapando a las
cmaras y los flashes, estaba Amparo,
que haba logrado huir del juzgado
aprovechando la confusin que se haba
creado en la sala. Varios compaeros la
haban visto por televisin y la
felicitaban por su valenta. Estaba a
metros de Filgis que, deslumbrante en su
saco blanco, con una modelo de cada
brazo, y anticipndose al dictamen del
jurado, vaticinaba ante los periodistas el
futuro de la literatura nacional y el de
las lenguas extranjeras tambin.
Las vanguardias han muerto de
vejez y falta de pblico declaraba
, debemos ir a buscar a nuestros
lectores, debemos plantearnos una
retaguardia ilustrada.
Agregaba que l mismo se haba
atrevido a presentarse a concurso
porque se senta un principiante,
conservo el fuego del primer da en
ese momento apret a sus acompaantes
y, adems, siempre estamos
empezando de nuevo, somos nios en
paales, en manos del verbo. Y
del sustantivo no?, pregunt una de las
modelos, candorosamente. Filgis hizo
una mueca. Amparo logr vencer su
disgusto por el arreglo del premio y el
exagerado respeto que senta por su
autor favorito, y se aproxim
humildemente en un momento en que la
prensa le dio un respiro.
Seor Filgis, yo leo sus libros.
S, lo s dijo l fuera de cmara
y se rio junto con las modelos y un grupo
de amigos todos los crticos, todo
el pas lee mis libros termin de decir
con una sonrisa autosuficiente y
desafiante.
No, pero yo no soy crtica
Ah no? Y entonces qu
precisa? Un autgrafo?
Slo quera saludarlo gracias
y disculpe. Y felicitaciones por el
premio agreg, con sorna.
Amparo se retir avergonzada.
Cmo se haba atrevido a acercarse?
Slo porque le gustaba como escriba?
Qu ilusa! Si fuera por eso, todo el pas
querra acercarse a Filgis. Regres al
lugar reservado para los empleados de
la editorial, donde, por orden de
Telechea, no pasaban los camareros. Se
senta una Cenicienta cuya carroza no
estaba destinada a dejar de ser calabaza.
Qu da horrible: primero Lucas le
haba pedido que se retirara, para
encontrarse a solas con esa mujer. Se
acord de la vez que la fue a entrevistar
al Grand Hotel and Towers, cmo pudo
pensar que poda competir con ella?
Michelle era una diosa encarnada, y
ella slo Amparo, la de las
fotocopias. Luego, el ridculo en el
juzgado, qu se haba figurado? Que
ella poda acusar al Presidente del pas?
Por ms que lo hubiera visto, por ms
que la prueba hubiera estado en sus
manos. Qu se pens? Y ahora
acercarse a Filgis. Para qu? Para que
la repudiara como lo hizo? Bueno, eso
ya lo haba conseguido. Por qu no se
iba? Si Telechea se enojaba, que se
enojara, que la echara. Mejor todava.
Mir a sus compaeros de trabajo,
pens en despedirse de ellos; pero no,
estaban pendientes de que Telechea los
viera interesados en el anuncio del
premio. Descart entonces comentarles
que todo estaba arreglado. Se abra una
puerta al fondo del estrado, por ah
saldra el jurado. Amparo dio media
vuelta y se alej con paso lento.
El jurado comenz a aparecer, la
mitad de las cmaras los enfocaban
cuando entraban, la otra mitad, estaba
sobre Filgis, que sonrea abrazado a las
modelos. En el estrado aparecieron y se
acomodaron frente a sus respectivos
carteles un conocido novelista venido de
Espaa, una escritora radicada en
Estados Unidos, una crtica francesa de
primera lnea, aunque muy anciana, y la
joya de ese jurado: un autor a quien un
director de Hollywood acababa de
comprarle los derechos de su ltima
novela. Luca un bronceado de Los
ngeles. Telechea dio un suave golpe en
un micrfono, para comprobar si el
sonido ya estaba listo; luego alcanz el
micrfono al mimado de la editorial, el
solicitado por Hollywood.
Amparo, que estaba a punto de
abandonar el saln, se dio vuelta, por
reflejo. Luego seguira su rumbo hacia
ninguna parte.
El de Hollywood, presidente del
jurado, salud a los presentes, mostr un
sobre y pronunci:
La novela ganadora, por voto
unnime
Los dedos de los fotgrafos se
pusieron alertas sobre los disparadores,
se encendieron las grabadoras. La
mayora de las cmaras apuntaba a
Filgis.
es rompi el sobre.
Filgis sonrea pletrico mientras una
de las modelos inclinaba su cabeza
sobre su hombro. Telechea lo abraz.
COPYRIGHT!
No! La ma no se llama as!
Exclam Filgis, sin advertir que se
supona que l no poda saber el
resultado. Amparo se qued helada,
haba odo bien? Telechea se abalanz
sobre el presidente del jurado, que
termin de anunciar:
de Lucas Modm de Bastos.
Y levant la vista para observar si
ste se encontraba entre los asistentes al
acto. Telechea arrebat la hoja de las
manos del presidente del jurado y
confirm lo que acaba de escuchar; slo
atin a decir:
Pero cmo Copyright?
La prensa estaba grabando y sacando
fotos, la televisin transmita en vivo, o
sea que todo esto Filgis lo haca
mordindose la lengua, entre dientes,
con una apretada sonrisa. Eso le costaba
mucho, porque se senta estafado:
Esto es un abuso! Nunca ms les
voy a dar una novela para un premio!
Primero me van a tener que asegurar
que gane, y despus ver si se la
escribo!
Pero ya quedaba poca prensa, y
menos modelos, a su alrededor; todos
llamaban a las redacciones de los
peridicos, a las agencias de noticias.
Quin era ese desconocido Modm de
Bastos? Por qu no estaba ah? Haba
que ubicarlo ya. Telechea segua en la
puja con los del jurado:
Pero Quin es ese autor?!
Cmo no lo sabe usted!?
Nosotros votamos por la novela que nos
enviaron de la editorial dijo la autora
radicada en Estados Unidos.
Nos lleg una fotocopia en un
sobre dijo el autor espaol, ayer
apenas la hojeamos, ni alcanzamos a
leerla
Haba que leerla, tambin? se
quej la veterana crtica francesa.
Merde!
Telechea se lanz, furioso, sobre su
secretaria privada:
De dnde sali esa maldita
fotocopia!? Qu le dio al jurado!?
Lo que usted me orden, seor,
tom la nica pila de copias que estaba
en la sala de copiado, la met en un
sobre y la llev.
Amparo, ajena a lo que haba
provocado, estaba tan feliz por el xito
de Lucas que comenz a buscar un
telfono para avisarle. El triunfo de su
amado borr cualquier pensamiento
egosta. Hoy no haba lugar para
tristezas ni despedidas, era el momento
de celebrar con Lucas. Si l quera a
otra mujer, ella deba aceptarlo.
Filgis segua gritando en medio del
saln pero pocos atendan su berrinche.
En el estrado, Telechea, impotente ante
lo avanzado de la situacin, dudaba
entre golpear a los del jurado o posar
para una foto junto a ellos. Amparo
buscaba un telfono con desesperacin,
quera ser la primera en darle la noticia;
pero no encontraba ninguno. Hasta que
se dio cuenta: cmo ninguno? Si los
periodistas estaban llamando por sus
celulares, tratando de dar con ese autor
esquivo y desconocido. Amparo grit:
Yo lo conozco! Yo lo conozco!
Todas las miradas, incluso la de
Telechea, se clavaron suspendiendo el
silencio sobre ella.
Alguien me puede prestar el
telfono? Es que quiero ser la primera
en darle la noticia.
Los periodistas se peleaban
ofrecindole sus celulares para que la
llamada del anuncio saliera al aire por
su radio y no por un programa de la
competencia. Amparo tom uno al azar y
marc.
Yo la vi por televisin. Usted es
su agente literaria? pregunt un
cronista.
Ella no tuvo tiempo de aclarar que
no, porque en ese momento Lucas, que
todava estaba en medio de su
extenuante compromiso sexual, atendi
la llamada:
S?
Lucas, soy Amparo.
Pero los gritos de Michelle eran
fuertes:
Lucas, oh, ah, no te detengas
Michelle, espera un minuto, por
favor, me est entrando una llamada
s?
Amparo insista:
Lucas, soy yo.
Michelle continuaba gritando, l no
escuchaba bien:
No, Lucas soy yo, quin habla?
Amparo!
No, ste no es su nmero y ella
no est en este momento! Quiere
dejarle algn mensaje? Los angustiados
lacayos continuaban golpeando la
puerta.
No, Lucas! Soy Amparo!
yeme! Acabas de ganar el premio de
novela!
Cmo!?
Michelle segua en su xtasis
inacabable y ensordecedor:
No te detengas! As! Ms!
Que tu libro gan el premio de
novela!
Sigue as, Lucas! Sigue!
Grita en voz baja, Michelle
pidi, temeroso de distraerla y que se
demorara ms an, es que me avisan
que parece que gan un premio con la
novela.
Y esas palabras, tan breves, tan
simples e inesperadas, fueron como una
varita mgica que roz el punto de
mayor deseo de Michelle. Algo que ni
en su mejor fantasa se haba imaginado:
estar amando a un autor en el momento
exacto en el que le anuncian un premio
literario. Era ms de lo que jams haba
pedido. Superaba a cualquier sueo,
porque ni siquiera haba sido soado. Y
como si eso fuera poco, premiado por un
manuscrito que ella acababa de tener en
sus manos. Tanta dicha la desbord. As,
por primera vez en su vida, lleg. Sus
ojos se pusieron tiernamente bizcos,
exhal sus tres ltimos: oh, oh, oh y
pidi un cigarrillo.
Es cierto lo que me dices,
Amparo? aliviado de que cesaran los
gritos de Michelle, que yaca con los
ojos en blanco y una sonrisa plcida.
Te lo juro, Lucas mi am y se
acord mi amigo, estoy en el saln
Ambassador del hotel, el jurado lo
acaba de anunciar. Preprate que voy
con todos los periodistas.
Amparo cort la comunicacin.
Dichosa por haber podido darle la
noticia. Sin advertir la cantidad de fotos
que le haban tomado.
37

Amparo fue con toda la prensa al


encuentro de Lucas. Camino al edificio,
y para fastidio de Amparo, los
periodistas se detuvieron a votar varias
veces, porque el ardor popular haba
instalado urnas a casi cada media
cuadra. La gente tomaba como un acto
de alta traicin a la Patria si no se
votaba en la que estaba en su casa.
El Tribunal Nacional Electoral daba
un solemne anuncio por televisin:
En vista de que el fervor del
pueblo no decrece, y prestando odos
sensibles a lo que la gente misma
reclama, declaramos que esta votacin
se prolongar toda la noche, y si es
necesario lo haremos un da ms. Nadie
puede quedarse sin ejercer su derecho
inalienable a la democracia, todas las
veces que quiera.
La gente sali a festejar a las calles.
Se abrazaban. Y volvan a votar.

Mientras, el profesor Anastassi, ajeno a


esta convulsin de dicha, gozaba la suya
propia, se funda en un emocionado
abrazo con su madre.
Madre! Cuntas horas de
angustia he pasado!
Deca llorando sobre su hombro, y
ella le responda emocionada:
Ay, querido! Todo lo que he
pensado en este cautiverio! Cunto he
reflexionado acerca de nuestra familia!
Nunca ms debemos separarnos
por otro secuestro!
yeme, he resuelto
No te imaginas lo que he hecho
por recuperarte! He traicionado mi
juramento profesional! He alterado las
leyes de la vida con tal que esos
sanguinarios te devolvieran sana y
salva!
confesarte algo que nunca antes
me atrev: eres adoptado.

En el momento en que la limusina que


llevaba a la radiante Michelle se
aprestaba a partir, Amparo lleg a su
casa, acompaada por los periodistas.
Los enviados de las radios narraban
los acontecimientos:
Ya estamos llegando a la casa del
escritor es un edificio modesto
vemos a una limusina abandonando el
lugar posiblemente sea Modm, que
trata de huir de la prensa. All vamos!
Varios periodistas corrieron tras el
coche; Michelle los miraba sorprendida:
por supuesto que haba sido un momento
nico, pero al fin ntimo, o esto ser
siempre parte de un orgasmo normal?
se pregunt. Los periodistas, burlados
por la velocidad de la limusina,
regresaron justo a tiempo para
acompaar a Amparo, que tocaba el
timbre del apartamento de su amigo.
Lucas, abre, soy Amparo!
Se escuch el ruido del picaporte.
Lentamente, la puerta se entreabri y
asom la cara distendida y embelesada
de Lucas, que se encontraba en ese
estado no tanto por el xtasis del amor,
sino porque al fin todo haba terminado.
Amparo, desbordante de orgullo, lo
abraz y bes con efusin. Los flashes
resplandecieron, enceguecindola igual
que su fotocopiadora. Un reportero
felicit a Lucas, quien, todava
confundido, supuso que se refera a su
hazaa con Michelle:
Bueno, no es para tanto, fue un
momento apasionado, s, pero eso no le
importa a nadie ms que a nosotros; creo
que no es noticia
Amparo lo interrumpi:
Lucas, eres admirable! Con lo
primero que escribes logras ese premio!
Lucas asenta sonriente, pensando en
el encuentro con Michelle:
S, gracias, pero fue demasiado
trabajoso
Un reportero:
ste es el primero, pero cul
ser el prximo?
No, la verdad no quedan ganas de
repetir la experiencia.
La insistencia de los periodistas lo
sac de su ensueo:
Qu siente al haberle ganado a
Filgis?
Sorprendido, respondi:
Filgis? No conozco a ningn
Filgis. Y ella tampoco, creo.
Todos rieron, sin saber que Lucas
responda con autntica ignorancia.
Cules son sus autores favoritos?
Lucas no demor en responder:
Lennon y Mc Cartney.
Todos rieron otra vez.
Qu piensa de la literatura
actual?
Nada respondi, encogindose
de hombros.
Prefiere a los clsicos?
No, la msica clsica me aburre.
Los periodistas estaban encantados
con las frescas y desenfadadas
respuestas de Lucas. Amparo se senta
feliz. Haba confiado plenamente en la
capacidad creadora de su amigo, lo
haba ayudado con las fotocopias, lo
haba alimentado durante sus duras
jornadas de creacin, y senta que el
premio era tambin, en alguna medida,
fruto de sus desvelos. Por otra parte, le
resultaba una curiosa coincidencia que
la misma editorial donde trabajaba
hubiera galardonado a su amigo Lucas.
Pens que, a veces, la vida premiaba
con esas sorprendentes casualidades.
38

Al otro da, las noticias en las tapas


de todos los diarios anunciaban el
aplastante triunfo del Presidente, con un
contundente 114,5 por ciento. La noticia
que la segua en importancia era el
sorprendente anuncio del Premio de
Novela, ilustrado con una foto de
Amparo hablando por un celular, y el
epgrafe que aclaraba: Su agente
literaria dndole la noticia del premio.
En pginas interiores se informaba que
el Presidente hara un importante
anuncio en horas de la tarde, y que el
vdeo con Smrbekta bailando en la
fiesta se lanzara a la venta comercial.
En un recuadro pequeo se destacaba
que su esposa notificaba la solicitud de
divorcio y la negativa a compartir la
custodia de sus hijos con ese depravado
social, traidor a la Patria y a los valores
familiares.
En las secciones culturales
aparecan fragmentos del libro y
entrevistas a Fonseca:
El seor Modm de Bastos, en sus
inicios, asisti a mi taller literario
durante muchos aos. l es el verdadero
autor de su propia gloria y uno no puede
atribuirse ms que la alegra, pero sera
egosta si no reconociera que yo lo
ayud a nacer. Cuando comenz pude
adivinar que tena enormes condiciones.
Me maravill su actitud iconoclasta.
En otro diario, un indignado Filgis
proclamaba:
Retiro mis obras de la editorial
que ha sido mi casa durante tanto
tiempo, en seal de firme protesta ante
manejos antiticos que daan
profundamente a nuestra cultura. Los
creadores no podemos depender de
espurias razones comerciales
En la misma pgina haba un aviso
que Telechea se haba apresurado a
colocar:
Del escritor que le gan a Filgis:
COPYRIGHT, la novela del escndalo!
Sexo, pasiones, recetas de cocina y
consejos espirituales, en un texto que lo
atrapar!

El libro se imprimi enseguida, y se


distribuy por todas las libreras del
pas. Lucas fue invitado a firmar
ejemplares en una de ellas.
Cuando lleg, vio con sorpresa que
era la misma en la que, tiempo atrs,
haba conocido a Michelle. Mientras la
gente que haca cola frente a su mesa lo
aplauda con entusiasmo, el recuerdo lo
estremeci. Le cost recuperarse de esa
ola de imgenes. En esa mesa de libros
haba comenzado todo, ah estaba la
seccin infantil, y la empleada con el
disfraz de jirafa, que lo ayud entonces,
que ahora lo saludaba con una sonrisa al
final de su largo cuello.
La solicitud de los lectores lo sent
a la mesa, que ya estaba dispuesta, con
pilas de sus libros. Firm y dedic,
laboriosamente, muchos ejemplares:
Perdone: Esteban, con hache?
Garca o Garza?
Dedic una frase especial para cada
uno:
Para la familia Jurez, con
afecto.
Con afecto para Susana.
Eduardo para afecto con.
Con Erchudeguy afecto para.
Afecto con para Pepe.

Enfrascado en las tremendas


dificultades de las dedicatorias, se
estremeci al percibir un perfume
familiar en el momento en que una
delicada mano le alcanzaba un ejemplar
abierto:
Michelle la reconoci, mientras
se incorporaba. Un vals de ensueo los
envolvi. Era la msica funcional de la
librera, que Telechea haba ordenado
poner.
Recuerdas, Lucas? Fue en este
mismo saln Lucas dio vuelta a la
mesa para saludarla, y al hacerlo volc
una pila de sus novelas. Se agach para
recogerlas y recorri el maravilloso
cuerpo de Michelle al levantarse. Igual
que la primera vez. Se oyeron truenos.
Comenzaba a llover. Afuera, algunos
transentes se acercaban a guarecerse
bajo el toldo de la librera. Uno entr.
Mira, un futuro novelista
brome Michelle.
Se dieron un beso, casto, a causa del
pblico que los observaba. Pero la
gente, que es muy intuitiva, y ms an
que las novelas adora las telenovelas,
aplaudi emocionada.
Michelle, si no hubiera sido por
nuestro anterior encuentro aqu mismo,
ahora no te estara firmando un ejemplar
aqu mismo balbuce Lucas, todava
confundido, y con cierto temor de que
ella propusiera otra cita.
Sin embargo Michelle se disculp:
Debo partir, Gnther me espera
no te enfades.
Por favor en fin
No es que no te desee
No, pero igual yo entiendo,
ustedes tienen tantos compromisos
Frmame, que la gente se est
impacientando.
Lucas se sent y pens
cuidadosamente la dedicatoria. No era
fcil sintetizar en pocas palabras todo lo
que senta por ella. Por fin escribi:
A Michelle, sin cuya importante
colaboracin este libro jams habra sido
realizado.
Michelle lleg al Grand Hotel and
Towers con el libro escondido en su
cartera. Gnther le dijo:
En estos ltimos das te noto rara,
como distrada; te ocurre algo?
Nada, nada
As que Modm gan un premio.
Al escuchar esa ltima palabra, que
tanto la haba elevado en su cita con
Lucas, ella se estremeci.
Ah, s? dijo, queriendo fingir
indiferencia, y agreg, como si
recordara ah, s, algo le.
Gnther la mir, inquisitivo, y acot
con irona:
Deberas informarte mejor.
Mientras Gunther fue a tomar su
habitual bao de sales, Michelle se
acomod sobre el lecho y extrajo con
sigilo el libro. Comenz a acariciar sus
tapas, a recorrer el lomo con los dedos;
juguete con las pginas y ley algunos
renglones al azar, pero no consigui
avanzar mucho: comenz a sentir la
cosquilla del deseo, primero leve, luego
como una ola imperiosa. Movida por la
poderosa fuerza de la excitacin, que
aumentaba a medida que lea letras,
palabras, frases sueltas, se incorpor,
fue hasta el bao donde estaba Gnther,
se meti vestida en la baera mientras
sostena el libro en una mano, y bes a
su marido con pasin. Gratamente
sorprendido, Gnther la fue desvistiendo
mientras ella lea en voz alta fragmentos,
prrafos enteros que acrecentaban cada
vez ms su fogosidad. El libro se
empapaba.
Oh, sigue as, Gnther, s, el
coronel Aureliano Buenda ah, s,
s
Gnther estaba asombrado. Michelle
pareca transformada.
S, por favor, Gregorio Samsa, oh,
s, la Mancha, Depsito Legal!, Fe de
Erratas!
Michelle, fuera de s, no pudo
sostener ms el libro, que cay al piso
mostrando la faja promocional que lo
rodeaba. Eso fue el empujn final, el
intenso estmulo que otra vez llegaba en
el momento preciso:
P pre mio de No
ve la! S, s!!
Gnther no poda creer que estaba
por fin ocurriendo lo que haba anhelado
durante aos con todas sus fuerzas. Ah
la tena frente a s, con sus ojos,
tiernamente bizcos de placer, y en
blanco.
Michelle, amor, lo conseguiste!
Lo lograste, qu maravilla! Soy feliz!
La abraz emocionado y, con viriles
lgrimas que caan por sus mejillas,
dijo:
No s cmo ocurri, pero ese
libro te ha inspirado, nos ayud. Y yo
que detestaba a los escritores! Lo que
la literatura me haba robado, me lo ha
devuelto con creces! Llamar al doctor
Blumenthal para contarle. Oh, soy feliz!
Quiero agradecer a ese joven, se
merece un premio!
Se sec y fue corriendo hasta su caja
fuerte, de la que sac varios vdeos.
Fritz llam, hay una tarea
para ti: viajas ahora mismo y entregas
estas cintas.

La novela era un xito editorial. Cuando


Filgis, deprimido, se dio cuenta de que
sus declaraciones contra Lucas
ayudaban a ste a vender ms
ejemplares, pas a hablar maravillas de
la novela. Eso logr aumentar an ms
las ventas. Y la depresin de Filgis.
Salieron comentarios en diarios y
revistas. Un crtico, que siempre reciba
buenas atenciones de Telechea, deca:
Modm de Bastos conoce en
profundidad la literatura. Cita con
soltura a una plyade de escritores y los
combina sabiamente con cuentos
infantiles, canciones populares,
versculos bblicos, composiciones
escolares, actas notariales, recetas de
cocina. En esta original creacin, el arte
imita al arte.

Otro, calificaba a Lucas como El


mulo de Pierre Menard:
Podramos afirmar que cuando
Borges concibi a Pierre Menard como
autor de El Quijote, estaba cometiendo un
plagio de Modm de Bastos. Copyright es
el verdadero aleph que tan
infructuosamente anhelara el vate ciego.

Uno hablaba de:


un eclecticismo meritorio, un uso
deliberado del anacronismo como
incongruencia. Modm de Bastos fagocita
toda nuestra cultura y nos la devuelve
intacta, en concentrada asimilacin.

Otro, que intentaba ser algo ms


sincero, sealaba:
un lenguaje tosco, primitivo, rudo,
torpe, ms bien feo. Pero al fin vigoroso,
y unido a una notable erudicin. Un
soplo de renovacin para nuestras letras.
Otro, ms acadmico:
Copyright es una crtica abierta,
fundamental. Casi una invitacin a
quemar nuestras ahtas bibliotecas. Una
denuncia que contrapone el saber de/en
lo literario en tanto premisa, paradigma y
proyecto sistemtico de vaciamiento que
se propone recuperar nuestra capacidad
de recepcin ya harta, agotada por un
campo verbal saturado de marcos
interpretativos. Y lo logra con esta obra
fundacional.

Y otro:
Novela desconcertante, de lectura de
engaosa transparencia. Ms
inabordable que el Ulises de Joyce. Pero
toda obra revolucionaria suele ser
incomprendida en su poca. Antes de
enfrentarla, el lector debe decidir si l
mismo pertenece al pasado o al futuro.

Otro desafiaba:
A ver qu dice Umberto Eco, ahora!

El nico que se atrevi a ser veraz


fue el temido crtico Daniel Tafur,
conocido por su cruda imparcialidad:
Plagio, robo descarado. Todo el libro
est copiado, y de la manera ms burda.
El libro es una mera yuxtaposicin de
fragmentos inconexos, desprovistos de
sentido. La historia misma no tiene
sentido, no hay historia. Es un collage, un
absurdo rompecabezas. Su nivel es el de
un psimo trabajo escolar. Slo se lo
puede calificar, y con generosidad, de
mamarracho.
Aunque luego agregaba:
Mamarracho, s, pero esas mismas
carencias y fallas graves son las que le
otorgan a esta novela su carcter
innovador, de profunda renovacin
conceptual. Aqu, el autor no existe ms
como tal. Esta novela confirma la
definitiva muerte del autor.

En el aeropuerto, a punto de embarcar


para cumplir la orden que Gnther le
haba dado, Fritz encontr en el diario la
foto de Lucas. Sinti rabia al recordar la
fracasada misin que concluy en el
exterminio de los esbirros. Bajo la foto
encontr la crtica de Tafur. La oje sin
comprenderla, pero al llegar a la parte
que anunciaba la muerte del autor
profiri un grito de entusiasmo. La
misin estaba cumplida, posiblemente a
causa de una bala perdida!
En esos das las revistas literarias
publicaron varios estudios sobre la
novela de Lucas: Modm: la nueva
literatura; El mosaico cultural de
Copyright; El uso de los artculos en
Modm de Bastos
Inclusive apareci una novela que lo
plagiaba, en la que aparecan copiados y
entremezclados varios fragmentos de su
libro.
EPLOGO

En el discurso de toma de posesin,


flanqueado por un Doursey con aire
triunfador, el Presidente anunci sus
primeros decretos: comenz con la
Indulgencia Presidencial para el grupo
de adolescentes, que oportunamente
haban sido liberadas para que
alcanzaran a presenciar el final del
discurso, abrazadas en el reencuentro
con sus familias. Todo bajo el minucioso
seguimiento de las cmaras, como en ese
momento en que l extendi la mano y
las nias y sus padres le besaron el
anillo, llorando, agradecidos por
otorgarles el final de esta pesadilla. Por
razones humanitarias se mostr
indulgente con Smrbekta, a quien le
conmut la pena de inhabilitacin
poltica. Continu con una serie de
medidas tales como el restablecimiento
del secreto bancario, que incluira la
liberacin del lmite del monto de
transacciones que deban ser
informadas. Se podra girar o recibir
cualquier suma de dinero, sin lmite de
cantidad, sin que el banco tuviera
derecho a investigar o permitir ningn
seguimiento de esas operaciones. A sa
le sum la libertad de asociacin para
formar compaas, con resguardo de la
identidad de sus integrantes y exencin
fiscal completa. Estas medidas, explic,
eran las que estaban haciendo falta para
fomentar la creacin de empresas que
tanto podran operar en el pas como en
el extranjero y de esa manera reactivar
la economa nacional, augurando una
prosperidad como nunca antes se haba
conocido.
Jules Flammarie y un Gunther
relajado y feliz, invitados de honor a la
ceremonia, seguan las palabras del
Presidente, que ahora anunciaba una
medida de promocin a la agricultura.
Se decretaba Trigo Nacional a una
variedad a la que se denominara
Reichenbach. El trigo Reichenbach, una
prodigiosa variante transgnica,
produca tres veces ms harina que el
trigo normal y sera destinado casi
ntegramente a la exportacin. Gnther
sonri, y Flammarie, al intuir que se
era el cumplimiento del pedido secreto
de Gnther al Presidente, se puso tenso
y sali a hacer una llamada urgente a las
oficinas del Fondo Mundial de
Regulacin de Movimientos
Financieros.
Su angustia tard meses en
confirmarse, pero estaba en lo cierto. La
manipulacin gentica practicada sobre
el cereal haca que el clebre trigo
Reichenbach no slo rindiera tres veces
ms: al molerlo lo que se produca no
era harina comn y corriente, sino
cocana de alta pureza.
Cuando descubrieron esto, cientos
de cargamentos transportados en
superpetroleros, que por su naturaleza
lograron burlar todos los controles
fitosanitarios, ya haban inundado el
mercado. El efecto fue inmediato: las
panaderas se hicieron muy populares.
La cocana obtenida con los
procedimientos tradicionales baj
vertiginosamente de precio en cuanto
comenzaron a circular los primeros
rumores. Cuando se verificaron, ya
nadie la compraba: era una porquera
comparada con la calidad de esta nueva,
que adems se poda probar en forma de
croissant. En las iglesias se producan
aglomeraciones frente a los
confesionarios, porque nuevos y viejos
feligreses queran probar las hostias
producidas con la nueva harina.
Al enterarse de esto, el doctor
Anastassi, fuertemente deprimido, se
intern para siempre en un orfanato.
Hubo convocatorias urgentes a
reuniones de Concejos de Ministros de
los principales pases; el temor no era
infundado: del circuito financiero
internacional desapareceran los
quinientos mil millones de dlares
anuales provenientes del narcotrfico.
El famoso Crack del 29 iba a quedar
como una gripe ligera al lado de la
volatilizacin de esa gigantesca masa
fluctuante. Decidieron pactar.
Gnther fue citado a una reunin con
la excusa de que lo invitaban a una
ronda de consultas sobre Recursos
Naturales. De ese misterioso encuentro
no se supo nada, salvo que Gnther sali
sonriendo y poco tiempo despus dio
una conferencia magistral en la ONU.
All habl sobre la necesidad de
establecer mecanismos internacionales
de control del flujo financiero, y cosas
de ese tenor. Los representantes de los
pases, en su obsecuencia, y con tal de
apaciguar a quien era capaz de jugadas
tan temibles, llegaron a tomar apuntes
del discurso y luego pedir la palabra
para ofrecer condecoraciones; pero
Gnther ya se haba retirado y no oy
nada de eso.
Cesaba la bsqueda y el bloqueo
financiero a la isla de Chelle, y se hara
un discreto borrado de archivos de
inteligencia de quien ahora se poda
llamar, con todas las letras, Ciudadano
del Mundo. La revista Timeless lo eligi
Hombre del Ao.
Pero l ya estaba concentrado en
nuevas ideas; basta de pesados
cargamentos, quera trabajar con lo
intangible: la informacin. Una red que
fuera capaz de monitorear miles de
millones de faxes, llamadas telefnicas,
correos electrnicos al mismo tiempo.
Quinientas mil palabras clave, en cien
idiomas diferentes. Hora a hora, todo lo
que se hablara o escribiera en el mundo.
Lucas y Amparo, ya oficialmente su
agente literaria, se mudaron a otro
barrio, para evitar el agobiante acoso de
la prensa. Compraron casas contiguas, y
nuevamente fue ella la que, por
casualidad, estaba oyendo la radio
cuando se informaba acerca de los
galardonados con el Premio Nobel de
ese ao: Lucas Modm de Bastos era el
nuevo Nobel de Literatura, pese a no
haber figurado entre los candidatos,
como sentenciaba el secretario de la
Academia sueca con tono grave, y
todava con unas imgenes frescas en su
memoria; ms precisamente, las de unos
vdeos que Fritz les haba hecho llegar a
todos los integrantes del prestigioso
organismo. Visiblemente incmodo, el
secretario improvisaba una explicacin:
Por primera vez, la Academia
entrega el premio Nobel a un autor novel
que escribi una sola novela. Es que en
esta obra est condensada la literatura
toda y record avergonzado que
Kafka, Proust, Joyce, Tolstoi, Ibsen,
Pessoa y Borges, que nunca haban
recibido el premio, regresaban
usufructuados por Lucas; es la
quintaesencia de la novela, obra maestra
insuperable, total, culminante; cspide y
summum de la literatura. Merece ser
calificada de perfecta. Habr un antes y
un despus de esta novela; jams un
durante.
Y se retir, ruborizado.
Gran revuelo internacional, era la
primera vez que suceda algo as. La
prensa de todo el mundo se lanz a
buscar quin era este prodigio que, de la
noche a la maana, pasaba del ms
oscuro anonimato a la cspide de las
letras, y con una sola obra. Copyright se
tradujo a ms de doscientos idiomas y
dialectos, y siempre las ediciones se
agotaban en horas. Amparo era asediada
por los enviados de las editoriales ms
importantes, que le pedan nuevos libros
de Lucas. ste slo conservaba sus
cuadernos de la escuela primaria, con
abundantes tachaduras en rojo de la
seorita Castro, que se publicaron de
inmediato bajo el ttulo de Los
cuadernos de Modm de Bastos y
tambin fueron bestsellers. Un programa
cultural de la televisin lleg a proponer
un emotivo reencuentro entre la anciana
seorita Castro y Lucas, pero ste se
neg.

En la ceremonia de entrega de los


premios, en la Konserthuset de
Estocolmo, estaba Telechea, ahora
dueo de la editorial a la que, gracias a
las ganancias de Copyright, haba
sumado cadenas de televisin, radios y
peridicos. En primera fila, al lado de
Sus Majestades, se sentaba Amparo, de
elegante sencillez, enamorada como
siempre.
Lucas, de elegante frac, recibi el
premio de manos del Rey.
Subi al podio, levant la vista antes
de comenzar su discurso y, al verla ah
sentada, sinti una emocin que tal vez
no fuera una pasin abrasadora, pero
que tena algo de un fuego eterno. De
pronto, miraba bien, o por primera vez,
y descubra que Amparo era ms
hermosa de lo que jams haba
advertido. Sinti deseos de bajar y
besarla. Los presentes se inquietaron
ante la ligera perturbacin del
galardonado, pero l carraspe
ligeramente y comenz con sus palabras.
La escena era captada por la televisin.
Gnther y Michelle, en uno de sus
barcos, vean la transmisin y llegaban a
su propio cenit, otra vez gracias a Lucas.
Pre mio No bel! S!
En Estocolmo, Lucas lea:
Sus Altezas Reales, honorables
miembros de la Academia, seores,
seoras, seoritas, nios Amparo:
Como decamos ayer, desde estas
pirmides treinta siglos nos contemplan
sangre, sudor y lgrimas. Dadme un
punto de apoyo y sin embargo se mueve.
Porque venceris y no convenceris. Si
la suerte est echada doy mi reino por un
caballo; despus de m el diluvio
JORGE MARONNA naci en Baha
Blanca (Argentina) en 1948. En 1967
fund, junto con otros estudiantes, el
conjunto de instrumentos informales Les
Luthiers, que con el tiempo se ha
convertido en un fenmeno internacional
del humor. En el grupo es compositor,
escritor de letras, actor e intrprete,
especialmente de cuerdas. Maronna
tambin ha hecho carrera en la msica
seria. Guitarrista y autor de msica de
cmara, piezas para coro o instrumentos
solistas, ste es su primer libro de
humor.

LUIS MARA PESCETTI (1958 San


Jorge, Santa Fe, Argentina). Es escritor,
actor y msico. Conduce programas
radiales y acta en espectculos para
nios. Ha realizado discos con
canciones infantiles humorsticas: El
vampiro negro, Cassette pirata y
Antologa de Luis Pescetti.
Entre los premios internacionales que ha
recibido por sus obras, mencionamos
The White Ravens, que lo obtuvo en dos
oportunidades, los destacados de
ALIJA, el premio Casa de las Amricas
y el premio Fantasa.
Su amplia produccin de libros para
nios es reconocida en Latinoamrica y
Espaa. Sus ttulos ms exitosos son:
Caperucita Roja (tal como se lo
contaron a Jorge), Natacha, El pulpo
est crudo, Frin y Buensimo Natacha!

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