Movimiento Moderno
Movimiento Moderno
Movimiento Moderno
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Crystal Palace, una estructura (diseño del constructor de invernaderos Joseph Paxton)
de 92,000 metros cuadrados, 33 metros de altura máxima y 564 metros de longitud,
construida por cinco mil operarios especializados (navvies en:navvy) para albergar la
Exposición Universal de Londres de 1851. Es el primer edificio de tales dimensiones
que utiliza los nuevos materiales que la Revolución industrial proporciona de una
manera eficaz: el acero (previamente utilizado en puentes y otras obras de ingeniería) y
el vidrio (que cubría una superficie de vanos de 84,000 m²).
La indiscutible centralidad de París como centro mundial del arte durante la llamada
belle époque, se ve emulada en el cambio de siglo (fin de siècle, noucentisme) con el
surgimiento de activos núcleos por toda Europa (Viena, Bruselas, Barcelona, Milán,
Riga,1 etc.) que son particularmente productivos en arquitectura.
Artículo principal: Modernismo (arte)
Podría decirse que buena parte de las bases de la Arquitectura Moderna nacen en el
último tercio del siglo XIX en Inglaterra, cuando William Morris, influenciado por John
Ruskin, impulsa el movimiento Arts and Crafts como reacción contra el mal gusto
imperante en los objetos producidos en masa por la industria, propugnando un retorno a
los oficios y al medievalismo gótico en la arquitectura.
Debemos conocer a fondo la arquitectura gótica, entender qué fue y qué supone: una
explicación magnífica del espíritu orgánico. Siguiendo esta tradición, se afirma un
principio estructural que hace evolucionar sus propias formas adhiriéndose a la más
estricta verdad, es decir, en función de las condiciones de uso, de los materiales y de las
técnicas de construcción.3
En paralelo, las teorías higienistas junto a los movimientos del socialismo utópico
sientan las bases del urbanismo moderno.
Al otro lado del Atlántico, desde mediados del siglo XIX se sucedían las innovaciones
en los campos de la construcción y el urbanismo que protagonizan la industrialización y
la ocupación del territorio bajo el empuje de un capitalismo sin concesiones. La
colonización del Far West, la expansión de la industria, así como la acogida masiva de
ingentes oleadas de inmigrantes, constituyeron la base de una tradición cultural propia
de los estados Unidos de América: un nuevo y revolucionario sistema de construcción,
la balloon frame, concebida para que cualquiera pudiera construirse su propia casa con
escasas herramientas, suministró la tecnología necesaria para colonizar el Oeste a los
pioneros.
El predominio ideológico de la espontaneidad de la libre iniciativa no fue obstáculo para
que operase también la planificación. Fue en la ciudad de Nueva York dónde el
urbanista Frederick Law Olmsted proyectó el Central Park en la isla de Manhattan,
rescatando de la especulación inmobiliaria una gran extensión de terreno. Olmsted
proyectó también el sistema de parques metropolitanos de la ciudad de Boston.
Con los edificios industriales que se alinean a lo largo del río Missouri o del lago
Michigan se inició el desarrollo de la construcción en altura con estructura de hierro y
obra de fábrica que culminará en los rascacielos de la Escuela de Chicago, surgidos de
la excepcional oportunidad que proporcionó el gran incendio de Chicago de 1871, y que
desarrollaron una nueva tipología de edificios de oficinas o comerciales.
Simultáneamente se desarrolla una arquitectura residencial para las clases medias
realizadas con madera y piedra, derivada de la balloon frame, y que influenció las
Prairie Houses (casas de la pradera) de Frank Lloyd Wright (Casa Darwin D. Martin,
1903-1905). En medio de esta serie de innovaciones, el arquitecto norteamericano Louis
Sullivan, con estudio en Chicago, donde se inició Wright, reflexionando sobre su propio
trabajo acuñó el famoso lema:
form follows function (la forma sigue a la función)
que se convertirá, a lo largo del siglo XX, en el grito de combate de la nueva
arquitectura.
El Movimiento Moderno como estilo dominante
Aunque los orígenes de este movimiento pueden buscarse ya a finales del siglo XIX,
con figuras como Peter Behrens, sus mejores ejemplos se construyeron a partir de la
década de 1920, de ideados por arquitectos como Walter Gropius, Mies van der Rohe y
Le Corbusier.
La llegada de Hitler al poder en 1933, provocó la salida del país de numerosos
arquitectos y creadores que habrían de extender los principios de este movimiento a
otros países.
En los años 20, las figuras más importantes de la arquitectura moderna ya tenían gran
reputación. Los más reconocidos fueron Le Corbusier en Francia, Mies van der Rohe y
Walter Gropius, estos últimos fueron directores de la Bauhaus en Alemania. La
Bauhaus fue una de las más importantes escuelas europeas, y su mayor preocupación
era la experimentación con las nuevas tecnologías industriales.
La carrera del arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright se desarrolló de forma
paralela a la de los 'arquitectos modernos' europeos; sin embargo, Wright se negó a ser
categorizado junto a ellos, desarrollando por su parte tanto la teoría como los preceptos
formales de una arquitectura orgánica.
En 1932 se celebró la Exhibición Internacional de Arquitectura Moderna, cuyo
comisario fue Philip Johnson; junto a su colaborador, el crítico Henry-Russell
Hitchcock, Johnson logró aglutinar corrientes y tendencias muy diversas, mostrando
que eran estilísticamente similares y compartían un propósito general, y las consolidó en
lo que vino a llamarse el Estilo Internacional. Fue un hito importante.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las principales figuras de la Bauhaus se
trasladaron a los Estados Unidos: a Chicago, a la escuela de diseño de Harvard y al
Black Mountain College. Este Estilo Internacional se convirtió en la única solución
estilística aceptable desde los años 1930 hasta los 60.
Los apartamentos Lake Shore Drive, del arquitecto Mies van der Rohe.
Los arquitectos que desarrollaron el Estilo Internacional querían romper con la tradición
arquitectónica, diseñando edificios funcionales y sin ornamentos. Comúnmente,
utilizaron vidrio para las fachadas, y acero y hormigón para las losas y soportes
estructurales. El estilo se volvió más evidente en el diseño de los rascacielos. Quizás sus
más notorios exponentes son: el edificio de la Organización de Naciones Unidas, el
Edificio Seagram y la Casa Lever, todos ellos en Nueva York.
Los detractores del Estilo Internacional critican su geometría rígida y rectangular por
ser "deshumanizante". Le Corbusier describía a los edificios como "máquinas para
habitar", pero la gente reaccionaba contra esta uniformidad y rigidez. Incluso el
arquitecto - y amigo personal de Mies van der Rohe - Philip Johnson admitió estar
"aburrido de las cajas". Desde principios de los 80, muchos arquitectos han buscado,
deliberadamente, alejarse de los diseños geométricos.
Aunque hay mucho debate en cuanto a la caída o muerte de la Arquitectura Moderna, la
crítica a la misma comenzó en los años 60 con los argumentos de que era universal,
estéril, elitista y carente de significado. El surgimiento de la postmodernidad se atribuye
al desencanto generalizado con la Arquitectura Moderna.
Características formales
Fundamentos teóricos
“El hombre propiamente dicho, dice, en el fondo no es más que una abstracción; lo
único real es la Humanidad, sobre todo en el orden intelectual y moral”. (Positivismo,
en Gran Larousse Universal). Esta reducción del ser humano a número, - a la
formulación matemática que es la base metodológica del positivismo de Comte –
encuentra su reflejo en la búsqueda del Existenzminimun, de la vivienda mínima.
Abstraer la vida humana en una red de funciones, relaciones, procesos, cuantificaciones:
“este sujeto no es otro que el hombre-tipo lecorbusierano, la familia tipo estadística, ese
constructo mental que permitió a los arquitectos ortodoxos objetivar su comportamiento
social y cuantificarlo en aquella experiencia casi delirante que fue el Existenzminimun”
(ABALOS, 2001: 72).
La arquitectura practicada en las últimas décadas, desde la segunda mitad del siglo XX,
puede ser entendida, desde las perspectivas denominadas postestructuralistas o
postmodernas, como una reacción a las propuestas del movimiento moderno: Unas
veces los arquitectos actuales releen los valores modernos y proponen nuevas
concepciones estéticas (lo que eventualmente se caracterizará como una actitud llamada
arquitectura neomoderna); otras proponen proyectos de mundo radicalmente nuevos,
presentados (ellos mismos o su interpretación, que, al igual que en las demás
manifestaciones del arte contemporáneo, ha pasado a ser tan importante como la propia
obra o incluso más trascendente que esta) como paradigmas antimodernos, o que
superan, critican o desprecian consciente o inconscientemente los dogmas de la
modernidad. Cuando no, se presentan como relecturas u homenajes a las formas
arquitectónicas tradicionales, incluyendo en ellas las de la propia modernidad.
En los años cincuenta aparecen arquitectos influidos por Le Corbusier que interpretan la
obra arquitectónica como un objeto escultórico: Pier Luigi Nervi y Gio Ponti (Torre
Pirelli, Milán, 1955-1959), Félix Candela, Jorn Utzon (Ópera de Sydney, 1957), Eero
Saarinen (Terminal aérea de TWA, Aeropuerto Kennedy, Nueva York), Kenzō Tange
(piscina olímpica de Tokio, 1964). Simultáneamente, el nuevo brutalismo (Peter
Smithson, Escuela de Hunstanton; Louis Kahn Palacio de la Asamblea de Dacca) desde
1954 exaltó la capacidad expresiva de los materiales, dejando a la vista acero, ladrillo y
tuberías, mientras que Alvar Aalto o Vittorio Gregotti realizan sus propias propuestas y
Lúcio Costa y Oscar Niemeyer desarrollan la nueva ciudad de Brasilia (1956-1960). Los
años sesenta vieron aparecer el metabolismo japonés (Kenzō Tange), y en España, la
obra de Sáenz de Oiza (Torres Blancas, 1965), César Manrique y Ricardo Bofill.4
Las primeras reacciones negativas a lo que percibían como excesiva dogmatización
propuesta por la arquitectura moderna de la primera mitad del siglo XX, surgieron, de
una forma sistémica y rigurosa, alrededor de la década de 1970, teniendo en nombres
como Aldo Rossi y Robert Venturi sus principales exponentes (aunque teóricos cómo
Jane Jacobs hayan promovido críticas intensas, aunque aisladas, a la visión de mundo
del Movimiento Moderno ya en los años 50, especialmente en el campo del urbanismo).
La crítica antimoderna, que en un primer momento se restringió a especulaciones
académicas de orden teórico, inmediatamente ganó experiencia práctica. Estos primeros
proyectos están conectados de forma general a la idea de la revitalización del "referente
histórico", colocando explícitamente en jaque los valores antihistoricistas del
Movimiento.
Museo Guggenheim de Bilbao, arquitectura de Frank Gehry.
Durante la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia su total
deconstrucción. A partir de estudios influidos especialmente por esa corrientes
filosófica, se definió el estilo arquitectónico conocido como deconstructivismo. A pesar
de ser muy criticada, esta línea de pensamiento estético se mantuvo en los estudios
teóricos y en la década de 1990, demostrando cierta capacidad de seducción del gran
público, que lo recibió como arquitectura de vanguardia. Nombres como Rem
Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid están conectados a este movimiento. El
norteamericano Frank Gehry, que a veces es clasificado como deconstructivista, ha sido
criticado por los propios miembros de ese movimiento. Otras propuestas de arquitectura
actual no suelen recibir esa etiqueta, como las de los españoles Rafael Moneo (Museo
Nacional de Arte Romano, Mérida, 1980-86) y Santiago Calatrava, o las del
norteamericano Richard Meier (caracterizadas por el uso del blanco y el
aprovechamiento de la luz). A pesar de las tentativas de clasificar las corrientes de la
producción arquitectónica más contemporánea, no hay de hecho aún una clasificación
universalmente compartida de "movimientos" o "escuelas" que agrupen
sistemáticamente a obras y arquitectos de todo el mundo.
Estilos