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Aquel que acompaa

sale al encuentro
y regala preguntas de Vida
para andar el camino
Lola Arrieta. CCV. Equipo Ruaj
Simposio CCEE. Barcelona. Marzo 2017
Aquel que acompaa sale al encuentro y regala preguntas de Vida para andar el
camino (apuntes provisionales).
Ponencia en el Simposio CCEE. Barcelona. Marzo 2017

Lola Arrieta. CCV. Equipo Ruaj. Salamanca (Espaa)

Puedes acceder a la ponencia completa, en youtube, aqu:


https://www.youtube.com/watch?v=_yI5dSu7X6c

NDICE
3 Introduccin

4 I. Enmarcando mi aportacin

11 II) Nuestro modo de entender el Acompaamiento.


2.1. Y nosotros Qu decimos cuando decimos
acompaamiento? Cmo lo entendemos?
2.2.Qu acompaante para este modo de entender el
acompaamiento?

23 III) Cmo podemos mantenernos abiertos en el acompaamiento,


respetando la libertad humana?
3.1.Lo que entendemos por libertad cristiana
3.2.Qu conlleva liberar la libertad en la prctica del
acompaamiento?

30 IV) De nuevo la palabra a los jvenes: qu valoran cuando descubren el


acompaamiento?

32 Conclusiones

36 Notas bibliogrficas
Aquel que acompaa sale al encuentro y
regala preguntas de Vida para andar el camino
[Aquel que acompaa. Qu es necesario para un buen acompaamiento? Cmo podemos
acompaar a los jvenes respetando la libertad humana?]

Necesitamos hermanos y hermanas expertos en los caminos de Dios, para poder hacer lo
que hizo Jess con los discpulos de Emas: acompaarlos en el camino de la vida y en el
momento de la desorientacin y encender de nuevo en ellos la fe y la esperanza mediante
la Palabra y la Eucarista (cf. Lucas 24,13-35). Esta es la delicada y comprometida ta-
rea de un acompaante (Papa Francisco. Plenaria de los Institutos de Vida Religiosa.
28.01.2017)

Quiero comenzar expresando mi agradecimiento a los miembros de la organizacin por la


invitacin a compartir en este foro nuestra reflexin sobre Acompaamiento Espiritual hoy,
con la mirada puesta especialmente en los jvenes.

Es motivo de alegra la celebracin de este simposio y la actitud proactiva de nuestro Papa


Francisco hacia el Acompaamiento. l mismo nos anima a iniciarnos en este arte: La Igle-
sia tendr que iniciar a sus hermanos sacerdotes, religiosos y laicos en este arte del
acompaamiento, para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra
sagrada del otro (cf. Ex 3,5). (EG,169,2). Por nuestra parte queremos secundar su deseo.

En el cotidiano de nuestra vida valoramos el acompaamiento como mediacin privilegiada


para crecer en totalidad de vida y fe hasta llegar a la plenitud de Cristo, muchos testimonios
lo evidencian en la historia y en la actualidad. Todo lo que ofrecemos es fruto del estudio y
reflexin compartida en nuestro Equipo Ruaj, como prctica bastante habitual entre noso-
trosI.

Esto es lo que pretendemos con nuestra reflexin de hoy: mostrar cmo el acompaamiento
est llamado a ser mediacin para liberar la libertad de cada persona y alcanzar la vida plena
en Cristo. Que lo sea o no depende, en parte, de la disposicin y habilidad del acompaan-
te: a) su decisin y capacidad para salir al encuentro, no interferir a la accin del Espritu y
acertar a ocupar el lugar que le corresponde; b) su disposicin a respetar libertad e iniciativa
del acompaado. Para escuchar y profundizar con l todas aquellas situaciones que vive y
expresa, hasta poder procesarlas conectado con lo profundo del corazn (en sentido bblico);
c) su saber ser testigo fraterno, respetuoso y lcido, al mismo tiempo, para captar y discernir
los movimientos que acontecen all donde el Espritu deja sus seales.

En el desarrollo hemos seguido las preguntas que se nos han ofrecido desde la organizacin
del Simposio teniendo en cuenta el instrumento de reflexin: Qu creemos es necesario para
un buen Acompaamiento? Cmo podemos mantenernos abiertos en el acompaamiento, respe-
tando la libertad humana?

Respondemos a la pregunta segn nuestro modo de entender y practicar el Acompaamiento


desde nuestro Equipo Ruaj focalizando especialmente a aquel que acompaa, all nos lleg la
demanda por parte de la organizacin.

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1) Enmarcando mi aportacin

Cuando leo la pregunta, me brota decirme para mis adentros, hay tantos y tan buenos
Acompaamientos en la tradicin cristiana En la prctica misma del acompaamiento
subyace una conviccin creyente: Creemos en un Dios que habla y escucha, porque en s
mismo, nuestro Dios es Trinidad, Dios comunin, que alienta prcticas de dilogo y de reci-
procidad en el amor, de acogida y potenciacin de la diversidad como riqueza; de interaccin
emptica y de despliegue en el amor, alcanzando a todos y a todo; de reconocimiento del
papel mediador que los distintos miembros de la comunidad tienen a la hora de escuchar qu
quiere Dios de cada uno y de la comunidad eclesialII

En Jess, Dios mismo encarna constantemente este dilogo en la historia de las relaciones
humanas. Jess mismo se hace cercano y compaero para comunicarse como Vida y Luz. Las
historias de la Biblia son relatos de Acompaamiento de nuestro Dios a lo largo del tiempo.

En la frontera de los dos testamentos, Juan el Bautista surge como el primer acompaante
espiritual de los Evangelios. El acompaante Juan el Bautista pudo dar testimonio de Jess y
desarrollar su proyecto vocacional de ser mediador y preparar el camino porque Dios le haba
hablado al coraznIII. La forja fundamental de un acompaante espiritual es la experiencia
fundante de haberse encontrado con l.

Inmediatamente hago memoria de algunas de las grandes tradiciones de Acompaamien-


to Espiritual en la historia. El modo de acompaar de Juan como re-velador, como partero
o como compaero, tal y como lo presenta el cuarto evangelio se ha plasmado de diversas
formas a lo largo de la historia de la espiritualidad, todas ellas ligadas a la cultura y la sen-
sibilidad de un tiempo, as como a la manera de ser de los grandes fundadores.

Recordamos algunas de las grandes tradicionesIV de Acompaamiento Espiritual

El acompaamiento espiritual aparece como tal con el Monaquismo de Oriente. Entre los
Padres y las Madres del desierto surgen grandes maestros y maestras que guiaban a quienes
acudan a ellos buscando luz para vivir el evangelio de forma radical. La dinmica de la rela-
cin entre acompaante y acompaado es de maestro discpulo. El discpulo slo obedece,
al maestro se le reconoce el don del discernimiento.

En el Monacato de Occidente, los grandes fundadores instauran en cada monasterio la direc-


cin espiritual. As escribe San Benito en la regla: Nadie puede ser monje sin tener un padre
que le comunique la vida monstica. Nadie puede eximir al aspirante a monje de buscarse
uno, de conservarlo, de obedecerlo, de respetarlo, de amarlo. El monje se forma lentamente.
Y lo forman la enseanza, el ejemplo de un anciano, de un abad, a quien debe abrir su cora-
zn, descubrir sus pensamientos, sus tentaciones. Y l mismo, en su forma de concebir esta
direccin tiene ya en cuenta la psicologa y manera de ser de cada persona: el abad deber
adaptarse a los temperamentos de muchos, y a uno precisamente con halagos, a otro con
reprensiones, a otro con la persuasin y segn la condicin e inteligencia de cada cual, de tal
manera que sea conforme y se adapte a todos (San Benito, Regla, captulo II, 31-32).

Francisco de Ass ha vivido la libertad del evangelio e invita continuamente a sus hermanos a
vivir con la creatividad del Espritu, asumiendo la responsabilidad del propio discernimiento

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en clave de obediencia. Nombra a los superiores como guardianes de la comunidad; actual-
mente esta expresin se asocia con el trmino del cuidado de los hermanos. Un cuidado que
pasa por el dilogo frecuente entre ellos para amonestarles y animarles espiritualmente,
invitndoles en todo momento a vivir con actitud de discernimiento. En la Regla y las Cons-
tituciones repite incansablemente la necesidad de recurrir al discernimiento contrastado con
otros, para las decisiones importantes.

En la tradicin de la Compaa de Jess la conversacin espiritual privada aparece como el


carisma por excelencia concedido a Ignacio de Loyola. Cuentan que, en julio del 1527, los
dominicos de San Esteban de Salamanca pusieron en duda su ortodoxia y le preguntaron:
Qu es lo que predicis?, y ste les contest: nosotros no predicamos, sino que con al-
gunos familiarmente hablamos cosas de Dios, como despus de comer con algunas personas
que nos llamanv.

El mismo Ignacio de Loyola establece en la Compaa la figura de los maestros espirituales


para: Atender a consolar y ayudar a los tentados y prevenir con remedios oportunos y asi-
mismo avisar de cualquier defecto espiritual al rector, e instruir y dar remedios para aprove-
charse espiritualmente y crecer en las virtudes (Obras completas). La larga tradicin de la
Compaa en su carisma de conversaciones espirituales llega hasta nuestros das. Y entre
los mismos jesuitas conviven hoy enfoques muy diversos.

De Teresa de Jess hablamos a continuacin. Lo que aqu resaltamos es cmo en los siglos
siguientes, muchos testigos de la fe y fundadores de instituciones resaltan la importancia
de contar con personas experimentadas para la ayuda espiritual, y sealan para ello distin-
tas modalidades de acompaamiento: personal, grupal, en tiempos intensivos, en tiempos
ordinarios, etc. La mayora de los que estamos aqu sabemos de la importancia decisiva que
ha podido tener en su da un dilogo de acompaamiento para clarificar la propia vocacin y
adentrarnos en el camino del seguimiento de Jess.

En la segunda mitad del siglo XX, y por los abusos de poder cometidos, por el riesgo de la
alienacin de conciencias y otras causas, la direccin espiritual se fue deteriorando, porque
lleg a vivirse como una obligacin no comprendida ni asumida. Fue el Vaticano IIVI quien
nos anim a reavivar su prctica y discernir los signos de los tiempos. Tardamos en entender
y asumir la propuesta del Concilio, pero poco a poco, con el paso de las dcadas, parece que
va prendiendo esto que hoy llamamos acompaamiento espiritual.

Hoy en da, siguen conviviendo muy diversos enfoques, de entre todos ellos resaltamos en
Europa: la aportada por Jean LaplaceVII en una lnea ms esencial, de centrarse especfi-
camente en lo espiritual. El afirma que, a pesar del significado ordinario de la palabra, la
direccin consista ms en seguir que en dirigir, aunque sostiene que la relacin prxima a
la direccin sera semejante a la paternidad. Tambin reconoca que director poda ser
cualquiera que tuviera el carisma de la direccin, pero l prefera al sacerdote como director.
La escuela francesa de la direccin espiritual se fundamentaba en la patrstica y en la tradi-
cin.

Frente a ella hemos presenciado la emergencia de la escuela anglosajona, que incluye ya ms


abiertamente la psicologa y aboga por una lnea clara de dilogo entre semejantes. La obra
ms representativa es el libro de W. Barry y J. ConnollyVIII.

Al acompaante, aqu se le pide una relacin muy cercana a la de la vida diaria, pero con
mucha calidad de escucha emptica y de discernimiento.

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Y en medio de todo esto, nuestro mundo cambia y muchos de nuestros jvenes y adultos
crecen lejos de estas discusiones tericas sin interesarse por el Acompaamiento. Otros s se
interesan, y lo valoran, pero como hijos de la post-modernidad que son, recelan de todo tipo
de relacin en la que la autonoma, la libertad y la dignidad quede amenazada. Y es que en
el Acompaamiento queda amenazada, acaso?

Adems, cmo es posible imaginar conversaciones espirituales al margen de la vida, al


margen del seguimiento de Jess? Dnde queda espacio para los que viven la exclusin, para
aquellos que nunca se interesarn por un acompaamiento espiritual formal y sin embargo
tienen necesidad perentoria de casa, cama y caricia? Cmo salir al encuentro desde nuestras
comunidades eclesiales, desde las parroquias y movimientos, cmo hacernos Iglesia en sali-
da, tal y como nos pide hoy el Papa Francisco?

Ah est el reto para acompaar hoy

Teresa de Jess nos inspira especialmente

Nos unimos a todos aquellos que encuentran en el icono de Emas un paradigma para el
acompaamiento hoy, puesto que en el proceso de la pareja que camina se refleja la expe-
riencia de fe de todos nosotros. Pero de ellos hablaremos al final de nuestra exposicin.

De entre las grandes tradiciones cristianas de acompaamiento la persona de Teresa de Jess


nos inspira especialmente como acompaante.

Percibimos a Teresa como una acompaante testigo. Tambin a ella la incluimos en mu-
chos de nuestros cursos para aprender de su estilo y olfato de discernimiento. A Teresa se
le nota la influencia del Acompaante Misterioso que sale al encuentro de los suyos en el
camino de Emas! Por qu Teresa?

Porque ella misma, cuando comunica su experiencia lo hace ponindose en el lugar del acom-
paado, no como la maestra que ensea; en todo lo que escribe reconoce al Espritu como al
verdadero acompaante. Ella, acompaante de sus hermanas, siempre busc para s misma
el acompaamiento. Habla desde la experiencia, pero no trata de imponer dicha experiencia
a los dems, ella comunica de forma discreta (cuando habla de su experiencia siempre lo
pone en la boca de una tercera persona), comparte, sugiere

Con la distancia en el tiempo que nos separa es asombrosa la actualidad con la que resuenan
hoy sus reflexiones y lo tiles que nos resultan, teniendo en cuenta su contexto y el nuestro.
Santa Teresa de Jess no reconoce a cualquiera como buen acompaante, no. Y al tiempo,
lamenta muchsimo la desorientacin de tantas personas por falta de acompaamiento. De
ah la importancia que le da al perfil.

Dice as: Es muy necesario el maestro (acompaante) si es experimentado; que, si no, mu-
cho puede errar y traer un alma sin entenderla, ni dejarla a s misma entender Y yo he
topado con almas acorraladas y afligidas por no tener experiencia quien las enseaba, que
me hacan lstima y alguna no saba ya que hacer de s, porque no entendiendo el espritu,
afligen alma y cuerpo y estorban el aprovechamiento

Y desciende ms an, sealando ella misma las caractersticas que desea de un buen acom-
paante: as que importa mucho ser el maestro (acompaante) avisado, digo de buen en-

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tendimiento, y que tenga experiencia; si con esto tiene letras es grandsimo negocio. Ms si
no se pueden hallar estas tres cosas juntas, las dos primeras importan ms IX

Me gusta mucho la lucidez de esta mujer al describir el perfil del acompaante, sabiendo
que le preocupaba, sobre todo, la gente que se inicia, es decir los jvenes. E insiste en que el
acompaamiento no es aconsejable exclusivamente para momentos puntuales de la vida o
para los que estn en periodos de especial formacin, sino que lo recomienda a lo largo de
todo el itinerario vital. Ella misma as lo vivi y as nos anima a hacerlo a nosotros mismos
como acompaantes. Todo ello avisando a sus monjas de los tiempos recios que les tocaba
vivir y la necesidad de hacerse amigos fuertes de Dios para afrontar estos tiempos, es de-
cir, ya contaba con los contextos. Por ah encontramos muchas intuiciones importantes en
nuestro Equipo para plantearnos el Acompaamiento.

Escuchar a los jvenes cercanos en sus contextos

Escuchar es el punto de partida de todo acompaamiento. Escuchar lo que pasa en los con-
textos, escuchar a los jvenes con los que tratamos, escuchar. A ello me puse como punto de
partida de mi reflexin.

Es as como ped colaboracin a algunas de mis compaeras y compaeros que bregan da a


da en distintos puntos de nuestro pas, saliendo al encuentro de los jvenes en las diversas
plataformas: escuelas, colegios mayores, universidades, parroquias, movimientos cristia-
nos, agentes de pastoral con jvenes en bsqueda y discernimiento vocacional, jvenes en
proyectos de voluntariado, jvenes en situacin de exclusin, migrantes o nativos. Les pre-
gunt: Para qu demandan acompaamiento los jvenes con los que t tratas, si es que lo
demandan? Recogemos aqu tres mensajes, de la riqueza expresada por todos ellosX.

Con ello no pretendo generalizar sobre los jvenes, bien sabemos que hoy en da los procesos
de crecimiento no son lineales ni generalizables, sino plurales, complejos y diversos. Lo que
quiero con ello es realizar el ineludible ejercicio, que a cada uno nos toca, de conocimiento
nico e intransferible de la realidad que pisamos cada da.

Por aqu van algunas de sus respuestas.

a) NO LO DEMANDAN, PERO SI TE ACERCAS

Los jvenes con los que tratamos, en general no demandan acompaamiento. Se acercan
movidos por la necesidad cuando tienen: dudas, aprietos, los, conflictos, tensiones, su-
frimientos, decisiones que tomar, necesidad de servicios o papeles que la parroquia ofrece,
etc. Respecto a la fe, llama la atencin que, sobre todo, plantean dudas sobre lo aprendido y
vivido con antelacin respecto de Dios porque ste no responde a las expectativas creadas,
por situaciones de sufrimiento o prdidas. Muchas veces expresan rechazo a lo religioso
mezclado con sentimiento de culpa, tambin confusin porque alguna materia estudiada en
la universidad est cuestionando sus principios y ya no saben qu creer.

Casi todos los acompaantes insisten en la idea siguiente: se acercan si t mismo haces
algn gesto de acercamiento, si te interesas por ellos, si sales a su encuentro, si te perciben
accesible (esto se nota mucho comentando con los compaeros). Y otra idea importante:
a veces, estas conversaciones fortuitas, pueden ser la puerta de entrada para el acompaa-
miento, slo decir: La sorpresa es que, si se hacen estos gestos, los jvenes se abren a fondo
para compartir.

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b) DEMANDAN UN ENCUENTRO PUNTUAL, PERO NO ENTRAR EN UN PROCESO CONTI-
NUADO

Utilizan el recurso, algunos de aquellos a quienes se les ofrece desde las diversas plata-
formas y se les motiva previamente: el por qu, qu y para qu del acompaamiento (llama
la atencin cmo crece el aprecio por el acompaamiento en algunos colegios cristianos de
enseanzas medias). Jvenes de colegios mayores, parroquias, servicios de pastoral univer-
sitaria, movimientos varios, pastoral de jvenes, etc.

Los acompaantes aaden: Piden acompaamiento algunos de aquellos que ya estn inte-
grados en grupos o movimientos cristianos, pero no buscan un proceso continuado, al menos
al principio. Se animan a ello por el testimonio de algn compaero que le ha ido bien. Algu-
nos acuden con la intencin de poner orden a su vida: sufrimientos vividos con familia, ami-
gos, estudios, trabajo, algunas adicciones, dificultad para organizarse su tiempo, etc. Otros
se plantean la necesidad de descubrir qu hacer con su vida, en sentido vocacional, ms all
de la profesin. Los jvenes que padecen ms exclusin presentan problemas concretos de
necesidades bsicas no cubiertas. Hay quien, despus de una experiencia fuerte (EE, retiro,
camino de Santiago, etc.) acuden buscando profundizar en la experiencia de fe vivida. Y to-
dos, todos, anhelan y buscan sentido para su vida, este sera el denominador comn, porque
en general se encuentran bastante perdidos de cara al futuro y sienten ansiedad.

Destacar tambin el ncleo de lo afectivo-sexual-relacional-amoroso, como el detonante


que anima a dar el paso y buscar acompaamiento. Sobre todo, preocupan: rupturas de pa-
rejas, dificultad para hacer relaciones, conflictos con la familia, la situacin de reconocerse
homosexual y querer vivir la fe. Se plantean cmo ser parte de la Iglesia de forma activa,
implicndose, sintindose a su vez firmes en su deseo de poder vivir la bsqueda de pareja
de una forma honesta, sin mentiras, sin renunciar a la fe y a la pertenencia a la Iglesia.

c) DEMANDAN ACOMPAAMIENTO PROCESUAL LOS QUE LO CONOCEN Y VALORAN

Lo conocen y lo quieren. Nos referimos sobre todo a jvenes ya ms mayores: con expe-
riencias fuertes ya vividas en otras etapas, con opciones vocacionales ya hechas, viviendo
procesos de formacin en seminarios, instituciones religiosas, movimientos laicales e in-
cluso otros que ya han hecho sus compromisos. A veces esta demanda surge a partes de
experiencias intensas de Ejercicios, retiros, voluntariados entre excluidos. Aquellos que son
ms jvenes les surge el deseo de adentrarse en el camino de la oracin personal y del en-
cuentro con Jess. Llegan abiertos y receptivos. Sin prejuicios. Se dejan acompaar. Los ms
mayores sienten necesidad reformular su situacin y orientar su vida. Algunos llegan con un
cansancio vital muy fuerte. Con una vida muy cargada de trabajo, tareas, responsabilidades,
xitos o fracasos Se han ido apagando, se sienten des-fondados, des-orientados, des-pa-
rramados. Vienen buscando descanso, con sed de conectarse, con miedo de hacerlo, con la
esperanza de un reencuentro con Algo/Alguien que en otro momento de su vida le atrajo,
le sedujo y le dio sentido.

A partir de esas experiencias intensas, es ahora precisamente, cuando anhelan vivir a fondo
su vida y su fe e incluso afrontar temas oscuros que hasta el presente no se haban atrevido
con ellos por miedo, culpa, vergenza, o muchos otros sentimientos.

Y me pregunto: qu gritos subyacen en todo esto que expresan?

Sin apenas pronunciarlo de manera explcita, en sus reacciones es como si escuchara: No

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nos abandonis! no decs los adultos que crecer es fruto de una cadena de solidaridades
que se crece por la relacin y en relacin? Estad cerca, sin asfixiarnos, mientras hacemos
el camino hacia la construccin de nuestra identidad. No pretendis decirnos como hay
que hacer las cosas, no pretendis hacernos como vosotros No nos juzguis! No nos
etiquetis!, estad ah, a nuestro lado mientras aprendemos a construir nuestra casa, a ha-
bitarla y a descubrir nuestro lugar en el mundo. Para captar este grito, cuntas habilidades
se nos invita a desaprender a nosotros, los adultos. As se expresa uno de los acompaantes
al respecto:

Nos piden escucha en la bsqueda de su identidad, lo cual supone una dinmica in-
cmoda para nosotros, los adultos que les esperamos desde nuestras dinmicas ya
estructuradas, pidindoles que estn pero que no las desestabilicen ms de la cuenta...
Vivimos la contradiccin entre la exaltacin de lo joven y el rechazo a los jvenes. Los
buscamos para los voluntariados, pero no toleramos que cuestionen las normas o que las
rompan, nos quejamos de su no participacin en misa o en ms actividades eclesiales.
Hemos de reconocer que fuera de la iglesia tienen muchsimas ms ofertas que encajan
con sus lenguajes, formas de hacer o necesidades ms inmediatas.

En estos ltimos aos he aprendido que los jvenes son, -no deben ser- lo que proyecta-
mos en ellos. Es decir, slo a ellos les corresponde decidir cmo vivir y configurar su vida.
Los dems somos mediacin en su proceso, nada ms y nada menos. Para complejizar un
poco ms su situacin, los jvenes asisten a una falta de identidad de la propia sociedad.
Desde el proyecto de persona que les ofrecemos desde la Iglesia, o desde los movimientos
cristianos, somos conscientes de que la construccin de la identidad personal es compleja
y dinmica y de que es menos objetivable y evidente que hace unas dcadasXI.

Tan fuerte o ms que el primero, escucho en muchos de ellos el grito estrangulado de su


anhelo de Dios; anhelan, sin saber balbucearlo, la brisa suave del Horeb, las verdes praderas
en las que descansar, el hambre de apertura a la trascendencia. No deja de sorprendernos su
expresin. En ellos convive el rechazo a muchas de nuestras instituciones de Iglesia, con sed
de espiritualidad, sed de experiencias, sed de sentido, sed de lo esencial, sed de Dios: la sed
implica un vaco a llenar, un echar de menos algo, un interrogante abierto, lleva adems la
avidez por eso que falta para sentirse satisfecho. Nos pone en referencia a algo que no esta-
mos seguros de alcanzar, pero que sentimos que necesitamos saciarXII.

Y es que, tambin en estas generaciones de jvenes, percibimos en el fondo la herida que


clama en el sentimiento de la ausencia, como dice San Juan de la Cruz:

Adnde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? Y me dejaste con gemido...,


pues, aunque todas las cosas posea, es de notar que la ausencia del Amado causa conti-
nuo gemir en el amante, porque como fuera de l nada ama, en nada descansa ni recibe
alivio Y el gemido es anejo a la esperanza, como deca el Apstol (Rom 8,23) Nosotros
mismos que tenemos las primicias del Espritu, dentro de nosotros mismos gemimos es-
perando la adopcin de hijos de Dios. Este gemido, pues, tiene aqu el alma dentro de s
en el corazn enamorado; porque donde hiere el amor, all est el gemido de la herida
clamando siempre en el sentimiento de la ausencia, mayormente cuando habiendo ella
gustado alguna dulce y sabrosa comunicacin del Esposo, ausentndose, se qued sola y
seca de repenteXIII.

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En suma, la sed de una vida digna y plena, la sed de agua viva sigue ah, en lo profundo; esa
sed llega a nosotras y nosotros en el grito de los jvenes y tambin de los excluidos.

En esta situacin, la mediacin de Acompaamiento, esos dilogos de vida de corazn a co-


razn, como le gustaba decir al Papa Benedicto XVI, puede ser alimento vivificador, buena
palanca para mover las piedras que obstruyen el camino hacia la Fuente. Acompaar como
un modo de ser en la relacin capaz de abrir espacio a la comunicacin personal, persona-
lizadora y profunda. Un tipo de comunicacin que conecta con lo que se piensa y se siente,
con lo que le afectan los hechos que vive, que le conduce al silencio de la profundidad donde
todo tiene otro significado a la luz del Espritu de DiosXIV.

Eso es lo que pretendemos con el Acompaamiento en nuestro grupo Ruaj: salir al encuen-
tro, regalar preguntas, escuchar, profundizar las situaciones, releer lo vivido a la luz de su
Palabra, todo esto que acontece mientas vamos de camino, como aprendemos incesante-
mente del buen Acompaante en el camino de Emas (Lc 24,13-35), con el tiempo pasarn
muchas ms cosas, lo que anhelamos es permanecer pacientemente en el proceso.

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2) Nuestro modo de entender el Acompaamiento

2.1. Y nosotros Qu decimos cuando decimos acompaamiento? Cmo lo


entendemos?

El acompaamiento nos gusta definirlo, ante todo, como modo de ser en relacin. Un modo
de relacin inclusiva, solidaria, humana y humanizadora. Una conversacin cara a cara. Me
gusta lo que la norteamericana Sherry Turkle escribe al respecto:

Reconocemos abiertamente que nos resulta ms sencillo enviar un WhatsApp que lla-
mar por telfono. Esta nueva vida indirecta de comunicacin nos est acarreando pro-
blemas. La conversacin cara a cara es el acto ms humano, y ms humanizador, que po-
demos realizar. Cuando estamos plenamente presentes al otro, aprendemos a escuchar.
Es as como desarrollamos la capacidad de sentir empata (). Adems, la conversacin
impulsa la introspeccin, esa conversacin con nosotros mismos que constituye la piedra
angular de nuestro desarrollo temprano y que contina durante toda la vida XV.

Este modo de relacin genera frutos porque contribuye a dar cualidad de existencia a la re-
lacin, a cada persona y en todos los nieles y dimensiones que nos constituyen. Tiene con-
secuencias en la vida de los acompaados.

La definicin: El Acompaamiento es un modo de dilogo permanente entre compa-


eros/as para Acoger la Vida, acompaando la vida

As lo definimos, segn los derroteros por los que nos va llevando la vida: encuentro de
mediacin entre compaeros/as para acoger la Vida acompaando la vida, tratar de descubrir
la voluntad de Dios para cada uno (vocacin), para asentir a ella en el compromiso y vivirla
en la comunidad e Iglesia de Jess participando de su Misin en favor del Reino. Glosamos
un poquito esta definicin.

El encuentro constituye una oportunidad de relacin verdaderamente humana y humaniza-


dora, no utilitarista. Relacin yo-t, como dicen los antroplogosXVI, relacin que posibilita
descubrir nuevos aspectos de s mismo, de los otros y de la vida. Relacin que abre a la alte-
ridad y a la capacidad de trascenderse.

En el encuentro somos tres. Es encuentro de mediacin porque reconocemos al Espritu como


verdadero Acompaante, nosotros trabajamos en equipo con l y con cada persona acom-
paada. Mediacin tambin porque el encuentro de Acompaamiento encierra la sorpresa
del hallazgo, el encuentro con lo profundo de cada uno, el Espritu habitando nuestro propio
corazn. Razn tena Moiss cuando deca a su Dios: No nos dejes avanzar si T no marchas
delante de nosotros (Dt 31,8), Acompanos!

Entendemos que este encuentro se da entre compaeros/as. Es decir, un modo de relacin


en clave de equiparabilidad por muchas diferencias que existan entre acompaante y acom-
paado. Es Jess, compartiendo con nosotros su pan y su vida, el que nos hace compaeros,

Documento Preparatorio snodo 2018 11


nos invita a beber a todos de la misma copa, nos hace familia, discpulos, hijos del Padre por
su mediacin, hermanas y hermanos entre nosotros.

Compaeros/as tambin, porque la dignidad humana es la esencia comn a todas las perso-
nas que nos hace merecedoras de respeto y sujetos con capacidad para los mismos derechos.
La dignidad humana se define tambin como la inviolabilidad de cada persona. O el recono-
cimiento de que no puede ser utilizada por los dems como un mero instrumentoXVII.

Pero por decirlo no nos libramos de actuar como no queremos. Saber estar como compae-
ros/as tiene consecuencias prcticas en cada encuentro: cada uno aporta lo que le es propio,
el acompaado lo que quiere profundizar, el acompaante la escucha atenta con lucidez
de discernimiento. No con relaciones verticales arriba- abajo, no con relaciones de domi-
nio-dependencia; si con el modo de relacin propia de discpulos-compaeros, sabindolos
cada uno en un tramo de la vida, en una situacin diferente, pero ambos, en el camino de
Jess y necesitados de Acompaamiento igualmente (aunque de forma diversa).

Como acompaantes compaeros se nos pide ser testigos y anunciadores de la accin del
Espritu en el acompaado, como Juan hizo con su compaero Pedro en el Lago Es el Seor
(Jn21,7) pero con mucho respeto y con mucha discrecin, colocarnos al lado no delante,
ni de frente, acertando a ocupar nuestro lugar y reconocer al acompaado el suyo. Y se nos
invita a recordar, igualmente, que slo hay un Padre, el del cielo, y un Maestro, Jess, ellos
nos dan el Espritu

para acoger la Vida. Esta es la finalidad ltima del Acompaamiento, sean cuales sean
nuestras coordenadas de situacin en el camino. Buscar a Dios hasta encontrarlo o, mejor di-
cho, descubrir la manifestacin de Dios en lo que vivimos hasta sorprendernos encontrados
por l. Con este modo de acompaar secundamos la misin de Jess: He venido para que
tengan vida y vida en abundancia (Jn 10,10).

La experiencia de acoger la Vida que es Jess el Cristo, es la experiencia misma de la sal-


vacin. La iniciativa es de Dios, la responsabilidad y libertad de la acogida es nuestra. El
Acompaamiento prepara el camino para hacernos conscientes de cmo se va entretejiendo
este encuentro de libertad y gracia entre Dios mismo y cada uno de nosotros. Lo nuestro es
buscar hasta encontrar, y cuando Dios mismo se revela por su Espritu, como pas con Je-
ss, asentir y consentir a ello. Eso es lo apasionante del camino!, as se teje la vocacin, el
hacerse discpulo.

acompaando la vida. Este es el campo de accin en el que se da el Acompaamiento . Si


por la fe confesamos que todo lo que existe es epifana de Dios, aunque a Dios nadie lo ha
visto nunca (Jn 1, 18), sabemos que todo lo que acontece est preado de seales de su pre-
sencia. Por eso en el acompaamiento hacemos materia de conversacin todo lo que pasa y
todo lo que nos pasa, lo humano y lo divino. Eso, y no otra cosa, es lo que hace el Acompa-
ante en el camino de Emas: se interesa por lo que les ha acontecido qu es lo que te ocupa
y preocupa en el camino? No una pregunta de curiosidad, tampoco inquisidora, es pregunta
abierta, amplia, respetuosa y libre. En este modo de preguntar est el secreto para dirigirse
al fondo de la existencia y no quedarse en la ancdota. Porque las preguntas as formuladas
parten de fuera y empujan hacia dentro, ayudan a conectarse, unificarse, nacer de nuevo.

12 Documento Preparatorio snodo 2018


El fundamento teolgico lo encontramos en el principio de Creacin y Revelacin de
nuestra fe cristiana

Dios nos crea por amor. Dios es dando la vida, hacindola posible. Todo cuanto existe hunde
sus races en Dios, como dira Zubiri. El libro de la sabidura lo expresa con mucha belleza:
T, Seor, amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho. Y cmo sub-
sistiran las cosas si t no lo hubieses querido? Cmo conservaran su existencia si t no lo
hubieses llamado? Pero a todos perdonas porque son tuyos, Seor, amigo de la vida (Sab 11,
24-26)

Sin embargo, la creacin no es un acto de magia de un Dios manipulador. Hasta poder vivir-
nos arraigados en la Fuente que nos da de ser hay un largo camino de crecimiento y decisin
en libertad responsable. Crecemos separndonos, dice la psicolog a; de este proceso de so-
cializacin/personalizacin del que nos habla Berger, y que dura toda la vida, llegamos a ser
lo que estamos llamados a ser, en el lento proceso de la reconciliacin y reunificacin con
nosotras y nosotros mismos, con los otros, con Dios.

El dinamismo creador nos lleva a re-conocernos como imagen suya y a entender que la rea-
lizacin plena slo puede darse en la alteridad; es decir, prolongando ese dinamismo creador
hacia los dems y hacia todo lo que existe.

Revelacin. La palabra revelacin remite a des-cubrir, quitar un velo para manifestar algo
oculto o revelar un secreto. La afirmacin del creyente es que Dios no slo est dndonos
de ser, sino que Dios est habitando todo lo que existe, todo est habitado por l. Por el Dios
Trinidad

el Dios comunin. La iniciativa de amor de Dios siempre nos precede. San Pablo alude
tambin a esta inhabitacin de Dios, pero para l la expresin ms correcta no es que Dios
est en las cosas, sino que todas las cosas estn en l, porque en l vivimos, nos movemos
y existimos (Hec 17,28). Nos resulta muy sugerente el comentario de R. Panikkar a estas
palabras: el cristiano no tiene esperanza del futuro, sino de lo invisible, es decir, todo nos
ha sido ya dado desde el principio. Slo tenemos que reconocerlo.

Todo eso lo descubrimos en Jess. Despus de hablar Dios muchas veces y de diversos
modos en estos das ltimos nos ha hablado por el Hijo (Heb 1,1). l nos lo muestra en su
relacin con el Padre y se verifica en su misin con los discpulos y con todas las gentes.

Por eso, tambin a nosotros, que estamos rodeados de tal nube de testigos, corramos con
constancia la carrera que se abre ante nosotros, fijos los ojos en Jess, el que inicia y consu-
ma la fe (Heb 12, 1-2) y ojal que nos animemos, como El, a embarcarnos en la apasionante
tarea del acompaamiento espiritual para despertar ms y ms ese deseo de Dios, en quien
podemos alcanzar la verdadera libertad y alentar la aventura de peregrinacin con Cristo
hacia el Padre (cf. EG, 170).

Este crecer humano y espiritual que quiere posibilitar el acompaamiento espiritual, es lo


que Dios est queriendo de la persona, es lo que le est revelando, lo que trabaja en ella. A
travs del Acompaamiento se busca que la persona, superando los obstculos que se lo im-
piden, pueda caer en la cuenta de lo que Dios le habla en su interior y a travs de la reali-
dad exteriorXVIII. En este sentido el acompaamiento integral - espiritual, es una mediacin
mayutica que busca propiciar que la persona acompaada pueda dar a luz su ser ms
verdadero: ese que la fuerza creadora de Dios est buscando y trabajando en ella.

Documento Preparatorio snodo 2018 13


Cultivamos un enfoque integral, es decir, aquel que apunta a lo esencial de nuestra
vida, la bsqueda y el querer de Dios, teniendo en cuenta los contextos y las culturas

A decir de BaumanXIX, una de las lneas emergentes en culturas como las nuestras es vivir
sin referencias y siempre en movimiento, como consecuencia en parte de la diversidad y la
pluralidad existente. En esta situacin los virus de la incertidumbre, el miedo y el malestar
flotan en el aire y nos afectan a todos an sin darnos cuenta tomando posturas reactivas -
incluso en el acompaamiento- que nunca llegamos a explicarnos del todo. Todo eso como
influencia del contexto. Consideramos indispensable contar con l.

El contexto es todo lo que alude a la realidad de la vida y a las culturas, la historia y el mundo.
Y aunque creemos que los contextos no determinan absolutamente reconocemos lo mucho
que condicionan. Los contextos empaan, dificultan o facilitan los procesos de crecimiento y
el reconocimiento de la presencia del Espritu en ellos; los contextos singularizan cada situa-
cin: el estilo de vida cotidiano, la calidad con la que vivimos, el carcter dramtico o gozoso
de lo que acontece, todo influye.

Acompaar la vida es interesarse por todo lo que acontece en ella, sabiendo que esto no
se da en las nubes sino inscrito en coordenadas de: espacios en los que nos respiramos y
aprendemos los significados de las cosas (contextos, culturas, mbitos concretos), los tiem-
pos (edad cronolgica, momento histrico, coyuntura social), la tendencia al continuo mo-
vimiento. Como acompaantes nunca podemos escuchar los relatos desconectados de esa
realidad, cules son las referencias desde las que se comunican o la ausencia de ellas. Las
creencias que subyacen en esos continuos movimientos y vaivenes tan presente en nuestro
mundo globalizado.

La imagen de ser humano que subyace en nuestro enfoque nos lleva a concebirnos
uno unidad en la tridimensionalidad que nos constituye

Cules son los rasgos bsicos de lo humano que hacen viable la relacin de la persona con
Dios? Esta es nuestra afirmacin antropolgica de partida: Somos unidad en la tridimen-
sionalidad que nos constituye: somos cuerpo, psiquismo (alma) y corazn (espritu). Este
enfoque subyace en la Biblia y en la patrstica. La carta a Tesalonicenses lo expresa con mu-
cha claridad: Que l, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el
espritu, el alma y el cuerpo se conserven sin mancha hasta la venida de nuestro Seor Jesu-
cristo (1 Tes 5,23) Tambin la carta a los Hebreos lo expresa: La Palabra de Dios es viva
y eficaz y ms cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el
alma y el espritu, hasta las junturas y mdulas; y escruta los sentimientos y pensamientos
del corazn (Heb 4,12)

a) El cuerpo. Los biblistas nos ensean la procedencia de este trmino: basar (en hebreo) y
soma en griego. La experiencia originaria del ser humano es la de un yo encarnado, so-
mos cuerpo, somos en el cuerpo, podramos decir. El Verbo se hizo carne (Jn 1, 14) con
la encarnacin de Jess el Hijo, podemos recuperar el cuerpo, darle carta de ciudadana
y con l, superar dualismos, fragmentaciones, sesgosXX. Reconociendo al cuerpo como el
primer contexto que nos contiene, recuperamos -con l- las coordenadas que nos per-
miten comprendernos como humanos: el tiempo, el espacio, y por ello, el mundo y la
historia. El mundo es nuestra casa, el viaje de la vida slo podemos vivirlo insercin en
nuestro mundo. El cuerpo nos liga a la tierra, al mundo y a la historia. Cmo plantearnos
desde ah ningn tipo de acompaamiento que subraye exclusivamente espiritualidades

14 Documento Preparatorio snodo 2018


desencarnadas? Tambin es verdad que el cuerpo tiene que ir desarrollando una serie de
tareas para recibir el espritu. A ello le ayuda el psiquismo.

b) El psiquismo o el alma, dicho con la expresin bblica, nefesh, en hebreo y psyqu en grie-
go. Al reconocer la existencia del alma estamos afirmando que el ser humano vale ms
que cualquier otra realidad humana. El alma nos permite la consciencia y el contacto, y
por ello, establecer dilogo con nosotros mismos, con los dems, con Dios. El alma ex-
presa la capacidad de referencia del ser humano a la verdad, al amor eterno (Benedicto
XVI). Es imprescindible contar con la existencia del alma. No podemos vivir como se-
res des-almados, tampoco como seres des-cerebrados, eso niega nuestra condicin
humana. En este enfoque tripartito el alma asume todas las funciones que tienen que ver
con la inteligencia, la afectividad, la voluntad, la imaginacin, todas nuestras facultades
y relaciones, pero deja al espritu las cuestiones ms relacionadas con DiosXXI. Nosotros
preferimos referirnos a esta dimensin como psiquismoXXII. En l se generan todo tipo de
explicaciones y significaciones de lo ocurrido. Es decir, desde el psiquismo se concibe,
compone, forma y configura la identidad y la motivacin; el psiquismo revela sentido en
los nuevos significados que emergen y facilita que el yo personal asuma las riendas de la
vida de manera reconciliada, integrada y unificada XXIII. La tarea del psiquismo (alma) no
es slo animar al cuerpo material y darle vida, sino sobre todo organizarlo, unificarlo y
prepararlo para recibir el espritu.

c) El corazn o el espritu humano (en sentido bblico), ruah (en hebreo), pneuma (en grie-
go). El espritu es la facultad ms noble que tenemos como humanos. Desde ella todo
puede unificarse. El espritu humano entra en comunin con el Espritu Santo (Rom 8,16)
y transforma el resto de la persona. Desde el espritu podemos coordinar todas las otras
dimensiones que nos constituyen. Es aqu donde se da la relacin con Dios, el contacto
con l y se hace posible la unin. Por eso nos gusta mucho hablar del corazn en el sen-
tido bblico, para referirnos a este nivel de hondura. El corazn se convierte en la sede
del espritu. Desde el corazn podemos pensar en totalidad, contactar con la propia con-
ciencia, decidirnos con alegra, voluntad y libertad a seguir la llamada de Dios, el proyecto
de amor para cada uno, descubierto como vocacin personal. Todo ello se siente en los
movimientos sentidos por la accin misma del Espritu de Dios. Es decir, en el encuentro
con Dios se integra y convoca a todas las otras dimensiones de la persona. De ah la im-
portancia de vivir conectados con el corazn. Acoger la Vida es semejante a decidir llegar
al lugar del corazn, habitar la casa que se nos da como don.

En esta comprensin antropolgica, lo humano es corporal, psquico y espiritual al mismo


tiempoXXIV. Cuerpo, psiquismo y corazn no los consideramos niveles yuxtapuestos entre s.
Entre estos niveles (diferenciados cada uno) no hay divisin ni fronteras infranqueables. to-
dos estn relacionados entre s formando una unidad, a nuestros ojos pueden aparecer mo-
vindose en espiral. Cada uno pide ser tenido en consideracin en su justa medida y a todos
ellos el Espritu aspira a iluminarlos, habitarlos, transformarlos.

Varias imgenes sirven para presentar este enfoque, Santa Teresa de Jess habla del castillo
interior, la zona noble de la casa donde habita el Seor. Tambin ella misma nos regala otras
imgenes como son el palmito, un vegetal que es el tallo de las ramas de las palmeras. Otras
imgenes alimenticias tambin son muy sugerentes: la cebolla, esa verdura tan comn en la
cocina. Hoy nos gusta fijarnos en la almendra, formada por varias capas: la piel exterior, la
cscara, la semilla. Entre ellas existe un vnculo profundo, pero tambin se distingue clara-
mente cada una. En el proceso de maduracin de la semilla, todas las capas van cambiando,
as ocurre en nuestro proceso de crecimiento hasta la plenitud en Cristo.

Documento Preparatorio snodo 2018 15


Desde todos y cada uno de estos niveles que nos componentes podemos relacionarnos con las
situaciones que la vida cotidiana nos presenta en los diversos contextos.

La tarea principal del acompaante es alentar el viaje hacia lo profundo del corazn. Y en esta
tarea es indispensable el discernimiento. De l hablaremos en otro punto.

Todo esto con una pedagoga de procesos

La idea de proceso tiene mucha fuerza en la tradicin espiritual cristiana: itinerario, camino,
carrera, peregrinacin, crecimiento, progreso, escalas, estadios etapas, subidas, moradas,
etc. Mltiples imgenes para expresar una realidad comn: la vida cristiana se vive de modo
progresivo, en distintos grados de profundidad o de plenitud y est permanentemente abier-
ta a un crecimiento siempre mayor.XXV El proceso siempre aspira al crecimiento pleno que
es la configuracin en Cristo Rom 8,29.

Nos gusta de manera especial la imagen de los Sabios de Oriente (Mt,2) como icono de reve-
lacin, bsqueda, movimiento. Nos alienta muchsimo la conviccin experienciada de Agus-
tn de Hipona, de entre los muchos testimonios de la tradicin espiritual. Viene a decir,
estamos preparados para la itinerancia por esa ansia de plenitud existente en cada uno de
nosotros que continuamente nos impulsa al movimiento, a trascendernos, a ir ms all de
nosotros mismos. A todos nos resuena de memoria su grito: Nos hiciste Seor para ti y
nuestro corazn est inquieto hasta que descanse en ti (confesiones 1,1).

Los procesos no pueden forzarse, ni desde dentro ni desde fuera. No se desencadena un


proceso por una decisin voluntarista. Tampoco el acompaante puede abrogarse el dere-
cho de intentar desencadenar un proceso, eso s que sera no respetar la libertad humana,
al contrario, interferirla. Sospechemos de toda actitud moralista, perfeccionista, atada a la
norma que pueda darse en el acompaamiento o la propuesta de imitaciones externas que
conducen a un ideal.

Lo que cuenta en los procesos es la actitud de buscar. La fuente de todo proceso se encuentra
en el corazn de la experiencia de cada persona y realidad: Como los zahores, tenemos que
estar atentos a esta evolucin, lejana o prxima, de la fuente viva. Atento al pozo secreto que
cada uno lleva en lo ms profundo de s mismoXXVI.

Al acompaante le toca atender a lo que se mueve por dentro, a partir de las miles de si-
tuaciones de la vida cotidiana y de la relacin misma con Dios. Esto no ocurre de repente,
aunque en un determinado momento se caiga en la cuenta de ello; se intuye poco a poco, se
vislumbra entre imgenes ntidas y deformadas, se va haciendo actitud configurada y confi-
guradora de un peculiar estilo de vida.

Una clave para explicar el proceso nos la ofrece el dicho de E. Schillebeeckx, todo empez
en un encuentro, referida a la vida nueva que comienza para los discpulos al encontrarse
con Jess. Todo proceso espiritual comienza con un encuentro de amor que nos da el ser,
que nos sostiene y alienta hasta que lleguemos a la plenitud, la unin completa con quien es
nuestro origen y destinoXXVII.

Para que un proceso espiritual se haga proceso vital hace falta tomar conciencia de dicho
proceso y hacerse cargo de l. El Espritu es quien lo desencadena en cada uno. Decidirse a
vivirlo supone asentir en libertad. Crecer en conciencia de proceso lleva a adoptar una actitud
de itinerancia y bsqueda; tratar de vivir cada da y en cada circunstancia intentando hacer

16 Documento Preparatorio snodo 2018


experiencia cristiana de Dios. Desde esta experiencia se desencadena proceso porque genera
en quien la vive un modo singular de existencia cristiana, en la que hay una decisin a con-
sentir a ella desde la libertad. Lo escribe con mucha belleza Gonzlez de Cardedal:

Lo esencial de una existencia cristiana es esto: he despertado por una palabra voca-
tivo, he sido llevado por una mano amorosa, he sido sostenido con una fuerza con la que
yo no contaba y que contaba conmigo, he marchado hacia una meta que yo no haba
avistado y que me esperaba. El da en que lo descubr me dirig agradecido y suplicante
al SeorXXVIII

Esta dinmica de proceso en el Acompaamiento requiere una pedagoga peculiar: activa,


implicativa, experiencial. Tambin motivadora y exigente. Motivadora, porque no se trata de
imponer nada, se trata de despertar la confianza en uno mismo y en Dios. Exigente, porque
es capaz de valorar el trecho de camino andado, pero nunca se queda ah, continuamente se
abre continuamente al cuestionamiento y a la superacin.

Este tipo de pedagoga de procesos, pide unas prcticasXXIX especficas en aquel que acompa-
a. En los encuentros de acompaamiento:

a) Son ms importantes las preguntas que las respuestas. La pregunta genera siempre un
movimiento concientizador y personalizante que lleva directamente al fondo. Adn:
Dnde ests? Qu quieres que haga contigo?. Quin decs que soy? De qu ha-
blis mientras vais de camino?

b) Tiene prioridad el dilogo sobre los discursos. En un momento marcado por la intercul-
turalidad el dilogo parte del reconocimiento de la pluralidad, que nada tiene que ver con
el relativismo. En el dilogo siempre nos abrimos a expresar nuestros puntos de vista y
nuestras convicciones, pero igualmente nos abrimos para acoger los de los otros, cami-
nando juntos hacia la construccin de convergencias.

c) Es ms importante la creatividad que la mera repeticin. En cada itinerario vital perso-


nal y comunitario, hay momentos de conformidad con lo recibido, momentos de crtica y
momentos de bsqueda de alternativas. Para poder buscar incansablemente las prcticas
alternativas en conformidad con el Evangelio de Jess hay que pensar, actuar, vivir nuevas
experiencias, relacionar lo nuevo con lo dado, articular creativamente lo intuido y discer-
nir.

d) Se hace ms necesario el xodo que el sedentarismo. Se trata de hacer el camino de la


libertad liberada para ponernos en la onda de Aquel que es capaz de llevarnos a la plena
realizacin. La apertura permite no guardarse la vida, salir hacia nuevas latitudes, arries-
gar y romper con la seguridad de lo conocido.

e) Tambin es imprescindible no pactar con el autoengao, ni con ninguna clase de disimu-


lo posible. Admitir con valenta la propia vulnerabilidad y contar con la existencia de la
tentacin, del mal, de la ambigedad. Contar con ello s, pero pactar con ello no. Se trata
de admitirlo para plantarle cara sin ingenuidades. Que ocurra de todo es una cosa, que
pactemos con ello justificndolo es otra muy distinta. Una vez ms volvemos a evidenciar
la importancia radical del discernimiento.

f) Y por ltimo la prctica del agradecimiento. Cuando se escucha, se dialoga, se reflexio-


na y se hace silencio para dejar que surja desde ah la comprensin de lo vivido; cuando

Documento Preparatorio snodo 2018 17


echamos a andar y cuando paramos del fondo del corazn brota el agradecimiento. Y esta
capacidad de dar gracias, nos da alas para continuar el camino.

Hasta aqu nuestro modo de entender el acompaamiento. Cada acompaante podemos de-
ducir todas las consecuencias que se derivan de ello. Ahora focalizamos ms an la persona
del acompaante, buscando un posible esbozo de perfil. Nos preguntamos:

3.2 .Qu acompaante para este modo de entender el acompaamiento?

Lo expresamos con tres rasgos o tres dinamismos, tomados como un todo. Pretendemos, con
ello, sugerir algunos caminos de integracin para andar por la vida con confianza y respeto.
Confianza porque la madurez nos regala el poder afrontarla con una cierta serenidad. Respe-
to por su carcter de misterio, no sabemos el futuro, la vida en cualquier momento nos sita
en los lmites de la vulnerabilidad.

Con los pies en la tierra y habitando su casa

Nos identificamos con Ruiz de la Pea cuando dice define a la persona que llega a la madurez
y libertad como aquella que dispone de s para hacerse disponible XXX. Nos gusta tambin
la imagen de habitar la casa que la misma Teresa de Jess utiliza en las segundas Moradas
de su Castillo interior, para animar a cada buscador de Dios a no andar por casas ajenas, sino
llegar a vivir arraigados en los cimientos del amor de Dios y avanzar en el proceso de cono-
cimiento, estima, reconciliacin y unificacin de s. Esto hace posible habitar la propia casa,
es decir, vivir con seguridad y confianza bsica; desarrollar sentido de autonoma e interde-
pendencia suficiente como para salir al encuentro de los otros sin manipularlos ni tratar de
dominarlos. estando ya mi casa sosegada escribe Juan de la Cruz en el comienzo de su
poema Noche Oscura del alma

El camino de crecimiento es continuo y dinmico. Nunca llegamos a conocernos y reconci-


liarnos del todo. Siempre anhelamos hacer ms plena la unidad que nos configura y que se
nos ha dado con la vida, de manera germinal. Est en nuestras manos, elegir esa vida que
se nos ha dado y asumir libremente la responsabilidad de desarrollarla. El camino hacia la
reconciliacin y el despliegue de esa unidad que somos es permanente; no puede cesar. Es
verdad que en cada edad y en cada poca tiene distinta expansin de onda.

Cmo percibimos que el crecimiento se va dando? Cuando percibimos cambios en nuestra


forma de relacin hacia dentro, hacia fuera y hacia lo profundo de nosotros mismos, es que
estamos creciendo hasta la integracin plena. Hay algunos indicadores que nos ayudan a
re-conocer este crecimiento e incluso a aplicarnos en practicar las habilidades que nos lleve
a ello? Valoramos especialmente cuatro indicadores que nos ofrece la antropologa, los con-
sideramos verdaderos criterios para el discernimiento por las muchas luces que nos ofrecen
a nosotras y nosotros mismos y a otros:

a) Crecer en Implicacin personal

Capacidad de involucrarse en la vida, los acontecimientos, las realidades y en la relacin con


las personas. La vida me importa! lo que pasa en las fronteras me importa! Lo que viven
los otros me importa! Heme aqu!

18 Documento Preparatorio snodo 2018


b) Crecer en la capacidad de explicarnos lo que ocurre y de ampliar la perspectiva (sus causas
y consecuencias)

Capacidad de aplicar pensamiento a la vida, de poner en orden nuestras acciones mentales y


dar explicaciones plausibles a lo que acontece. Capaces de explicarnos lo que ocurre y caer en
la cuenta de los significados que les damos a las cosas, donde los hemos aprendido, cules
son las pertenencias y creencias que nos ayudan a mirar y comprender. Capacidad de abrir-
nos al contraste y a dar nuevas significaciones a lo vivido.

c) Crecer en capacidad de relacionar y tener visin de conjunto

Esto permite tomar postura con ms seguridad y responsabilidad teniendo en cuenta la rea-
lidad y la limitacin humana. La importancia de esta capacidad radica en que no nos queda-
mos en la periferia de lo que ocurre, al contrario, se nos capacita para adentrarnos a profun-
dizar y descubrir

qu pasa en todo esto que pasa? cules son los mensajes de fondo de un fragmento de
cosas? Se trata de pasar del mensaje al meta-mensaje de los relatos, como dicen algunos
tericos de la comunicacin.

La habilidad de relacionar lo que ocurre es pasar del fragmento a la integracin, descubrir un


todo que es mucho ms que la suma de las partes. La visin de conjunto permite conexin
con nosotros mismos, crecer hacia la unidad, formular lo que nos mueve en lo que hacemos,
etc.

d) Crecer en el cultivo y conexin con la Dimensin de profundidad que nos caracteriza

En el acompaamiento y en la vida en general, los acontecimientos, las realidades, las ex-


periencias, las relaciones, etc., las profundizamos hasta llegar a descubrir los mensajes de
sentido y los movimientos del Espritu que se generan a partir de ellas.

Este modo de entender el crecimiento explica cmo a lo largo de la historia, muchos hom-
bres y mujeres nos hayan transmitido el mensaje de Jess por el testimonio de su estar, su
decir-bien, su escuchar-bien, su hacer-bien sern los acompaantes experimentados
que dice Teresa de Jess? Este era su secreto: posean el fuego del Espritu. Es El y, -El en
todas las cosas-, el que libera, enraza la madurez humana en la fe cristiana.

Lo nuestro no es buscar la madurez por la madurez misma, sino responder a la llamada de la


libertad. Y esta llamada a la libertad se enraza en el Espritu: Donde est el Espritu, est la
libertad (II Cor 3,17). El inspira, anima, acompaa.

Cmo es posible sentir eso? Por la fe. Puro don, fuente real de todo acompaamiento. Fe
que se siente, cuando en el correr de los aos, al tiempo que se experimenta ms pobreza
humana, acompaa la sorpresa de la sabidura, entendimiento, fortaleza, .... amor de Dios.
Cunto ayuda a todo ello suplicar los dones del Espritu! Y vamos con el segundo dinamismo
del perfil:

Con una disposicin permanente para vivir al aire del Espritu

Si el verdadero acompaante es el Espritu, qu le queda al mediador? Me viene a la mente


la imagen del notario presentada por Wajdi MouawadlaXXXI en la obra Incendios. Hermile

Documento Preparatorio snodo 2018 19


Lebel es el notario, mediador-acompaante de dos hermanos gemelos. Este hombre articu-
la de manera magistral el escrupuloso respeto a la libertad de los hermanos, que dudan de
asumir o no las ltimas voluntades de la madre, por el desconcierto que les provocan - y la
capacidad de estar a su lado, alentar, instar a abrirse a ella.

Les motiva diciendo: Yo quera a su madre, se lo digo sin tapujos. Ella me habl a menudo
de ustedes Y ante las resistencias de Simn, uno de los gemelos, el notario, con toda liber-
tad y respeto, le confronta as a Simn:

Calma Simn, calma. Quiz esto no me concierne, pero reconozca que Ud. plantea tambin
las cosas a su conveniencia no s, esto no me concierne, tiene Ud. razn, pero y si lo
que les pide su madre no es fruto de un acto de locura sino un regalo que ellas les haca?
() Por supuesto ustedes tienen la libertad de hacer lo que quieran, tienen la libertad de
no responder a las voluntades de su madre! No estn obligados a nada. Pero no pueden exi-
gir lo mismo de los dems. De m, de su hermana. Los hechos estn ah: su madre pide una
cosa a cada uno de nosotros tres, son sus voluntades, y cada uno hace lo que quiere. Hasta
los condenados a muerte tienen derecho a la ltima voluntad. Por qu no su madre? Y as se
comienza una impresionante historia de amor.

A lo largo de toda la historia, la presencia del acompaante notario es discreta pero incisiva.

Qu le permite actuar as? La integridad con la que se le percibe, la libertad para actuar
segn sus hondas convicciones, aun cuando este modo de actuar tiene consecuencias en su
carrera profesional. No s por qu, al escribir sobre este punto me ha venido la imagen del
notario, pero ah est. Si, sus convicciones y la experiencia de querer a esta mujer, lo lleva a
actuar con tanta libertad y tacto, qu no ser posible para aquellos que tratamos de vivir tras
las huellas del Resucitado y al aire del Espritu en su Iglesia?

En los encuentros de acompaamiento escuchamos historias de todo, relatos impactantes,


relatos montonos, relatos en los que nosotros mismos nos proyectamos, historias que nos
provocan muchas interferencias, otras que nos pueden fascinar. Qu puede ayudarnos para
ejercer de mediadores sin quedarnos en lecturas planas o sesgadas de lo que ocurre?

Qu nos ayudara a no suplantar al mismo Espritu? Slo una cosa, vivir conectados con lo
profundo del corazn Vivir a su aire! Vivir -tambin nosotros mismos- este proceso de
crecimiento en la fe que pretendemos acompaar a otros.

La vida en el Espritu es la misma vida teologal, creo que en esto estaremos todos de acuerdo,
no consiste en prcticas y doctrinas sino en:

Una nueva forma de ser desde Dios, de acogida y consentimiento a su Presencia que lle-
va a reorientar la mirada, a convertir el corazn, a rehabilitar el deseo, a transparentar
en la propia vida la Vida de Dios. Por eso, la vida en el Espritu es tambin cultivar una
atencin alerta a la gente y a los acontecimientos de cada da, que revelan as lo sagrado
presente en ellos. Significa escuchar y no impedir que el Misterio que late en nuestra
existencia como Uno y Englobante, como Abismo que origina y fin que polariza (Martn
Velasco) se manifieste y lo haga en la profundidad de nuestro ser y en la vida cotidiana,
en el rostro de los hermanos, en quien su Rostro brilla de manera ms perfecta.XXXII

Esta viva teologal va generando en el acompaante diversas actitudes que le ayudan a l mis-
mo, a liberar su libertad, y a vivir con libertad de discernimiento la relacin con los dems,

20 Documento Preparatorio snodo 2018


muy especficamente con los acompaados. Recogemos algunas actitudes enumeradas por
la autora:

a) Acoger y reconocer con agradecimiento todo lo recibido de Dios, cmo su amor nos consti-
tuye y nos hace crecer, de reconocer confesando cunto nos ha dado Dios en Cristo, y de
reconocer adorando su presencia en el interior de la historia y en la propia vida.

b) Ir configurndose con Cristo, es decir, caminando en identificacin con l. Este configu-


rarse con l, pasa por amar como l hasta dar la vida. Se expresa de manera real y con-
creta en una transformacin de nuestra sensibilidad: ver, sentir, escuchar, gustar la
realidad como lo hara Jess mismo.

c) Entrar en un proceso de rehabilitacin, restauracin y recreacin de la propia vida hasta


su plenitud, que lleva adelante el Espritu que es fuerza, amor, aliento. El camino de la
vida en el Espritu pasa por ese ir habitundose (Ireneo de Lyon, Avd. Haer. III,17,1-2)
al modo de Dios, por dejar que todo nuestro ser sea recreado por l hasta que lo humano
sea perfeccionado porque henchido de Dios. Este proceso slo puede darse en el contexto
de una relacin interpersonal marcada por el amor.

d) Compromiso que se verifica en la vida cotidiana, energas que se unifican y centran todas
ellas en torno al proyecto salvador y liberador de Dios. Slo quien cree en otro no slo
en teora, sino tambin en las decisiones prcticas- y conforme a l orienta su vida, logra
rebasarse a s mismo, de suerte que ya no gire nicamente en torno a su propio ingenio,
para acabar no comprendindose ni a s mismo (Karl Rahner, meditaciones sobre los
EE de san Ignacio, 227)

Cuando cultivamos esta disposicin permanente para vivir al aire del Espritu, se nos da la
certeza humilde de saber que, ms all de nosotras y nosotros mismos, de nuestras torpezas
y balbuceos, siempre est el verdadero Acompaante. Pablo de Tarso saba bien de esta expe-
riencia. A nosotros nos toca acoger y consentir a su accin, pero es el Espritu de la libertad
el que, escudriando todo, intercede por nosotros ante Dios, mientras nos acompaamos en
el camino (cf. Rom 8,26-27).XXXIII

Encarnado en la realidad que estn viviendo y sabindose caminando con otros herma-
nos y hermanas en la fe

Un acompaante no puede ser un francotirador solitario. El acompaamiento en s, es una


mediacin tanto ms efectiva, cuando aparece y se ofrece, inserto el mismo acompaante en
el concierto de otras mediaciones:

Encarnado en la realidad. El que acompaa tiene que vrsele a l mismo contextualizado:


inserto en la comunidad ciudadana, con mirada de viga, atento e implicado con todo lo que
ocurre en el exterior. siempre abierto a los gritos de sus contextos para acercarse con mirada
contemplativa a cada periferia.

Me llega mucho algo que he ledo preparaba esta lo que he ledo uno de estos das: El hecho
mismo de contemplar las esperanzas de nuestro mundo ya lo est haciendo diferente, inclu-
so para transformarlo, de ah que resulte clave el hecho mismo de la forma de mirarXXXIV.

Documento Preparatorio snodo 2018 21


Abrir el corazn a lo que real y verdaderamente est ah es fruto de la contemplacin y de
la vida espiritual. Las cosas ms interesantes de la vida, ya lo dijeron los Padres del desierto,
solo son perceptibles a los ojos del corazn. Viviendo distrados pueden pasarnos inadverti-
das. De ah la importancia de la segunda mediacin

Caminando con otros hermanos y hermanas. Cada acompaante necesita de la medicin


de la comunidad eclesial; compartiendo y celebrando su fe en el da a da con la comunidad
local; abierto al continuo intercambio con otras comunidades; cultivando de manera asidua
su relacin con Dios; viviendo la vida como misin entregando lo mejor de s en lo que le
corresponde cada da.

Caminando con los hermanos compartimos los nutrientes necesarios en el seguimiento de


Jess: beber de la Palabra de Dios, celebrar Eucarista y participar de la comunidad (parro-
quia, comunidad, movimiento apostlico, etc.) La vida personal de un acompaante tiene
que expresarse tambin eclesialmente y agradecer ser parte recibiendo, de esas comuni-
dades de pertenencia y referencia: apoyo, contraste, discernimiento y aliento mutuo.

Abierto a las diferentes culturas y contextos. Nadie puede vivir al margen de sus contextos,
al margen de los otros. La insercin en la realidad pide un dilogo constante con ella, di-
logo de ida y vuelta puesto que la realidad misma, es decir, los contextos y las culturas nos
modelan y somos modelados continuamente por ellos. Atencin a los contextos de los jve-
nes, atencin a nuestros propios contextos. Esa es la Misin eclesial ms apremiante en este
momento.

Termino este punto. El fundamento teolgico de todo esto que decimos lo encontramos en
la comunidad misma de Jess: La comunidad de Jess se constituye con aquellas y aquellos
que, convocados por el Dios de la Vida, han acogido su misericordia entraable derramada
en Jess y se han sentido provocados a vivir la fraternidad, y a ser fermento y sal en medio
de las realidades histricas. La imagen por excelencia para hablar de la Iglesia es la de ser
familia donde nos reconocemos en una experiencia comn de filiacin que se transforma
en fraternidad. Los primeros seguidores y seguidoras de Jess se sintieron, en primer lugar,
hijos en el Hijo y, por ello, comenzaron a tantear las sendas que conducen al sentirse her-
manos en el HermanoXXXV.

22 Documento Preparatorio snodo 2018


3. Cmo podemos mantenernos abiertos en el
acompaamiento, respetando la libertad humana?
Es verdad que a lo largo de la reflexin ya hemos ofrecido muchas pinceladas sobre la liber-
tad, pero la organizacin del Simposio ha insistido en esta pregunta como requisito impor-
tante a profundizar por parte de aquel que acompaa. Vamos, pues a adentrarnos en ella,
an a riesgo de repetir algunas ideas. Primero ahondamos en lo que entendemos por libertad
cristiana y segundo nos adentramos en lo que conlleva en la prctica del acompaamiento el
respeto a esta libertad.

3.1. Lo que entendemos por libertad cristiana

Qu entendemos por libertad desde el punto de vista cristiano? Cmo podemos no respe-
tarla si es Dios mismo quien nos ha hecho libres? Juan Luis Ruiz de la Pea, repeta apasio-
nadamente en sus clases: ser persona es ser libre y ser libre es ser persona si negamos
la libertad individual de una u otra forma, negamos igualmente las libertades sociales y las
consecuencias seran imprevisibles. Nuestra fe cristiana no reconoce el mundo como un es-
cenario en el que Dios mueve a su gusto los hilos de la trama, hace l slo su monlogo y
dicta a su antojo su voluntad sobre nosotros. La fe cristiana concibe la relacin con nosotros
como el dilogo entre dos libertades, la suya y la nuestra. El anuncio de la buena noticia, la
llamada a la conversin, la llamada vocacional de Jess a sus discpulos es, en s misma, una
llamada en libertad que espera una respuesta, tambin en libertad. Una respuesta en la que
est en juego los derroteros que seguir la vida. Por eso, dicen los antroplogos, que creer y
hacer la experiencia de la libertad son una misma cosa.

La libertad se vive con distintos grados de cualidad , en eso tambin vamos creciendo. Ayuda
mucho en la prctica concreta del acompaamiento saber dnde est cada uno para salirle
ah a su encuentro. En un nivel perifrico, la libertad podemos reducirla a tomar una decisin
ante varias alternativas posibles (aunque no es poca tarea sta para algunos de nuestros j-
venes). En un nivel ms reflexivo, la libertad hace posible dar una orientacin a la vida segn
determinados valores. En el nivel del corazn la libertad lleva a poder descubrir la vocacin
personal y vivir la vida como misin, cmo se realiza este proceso desde la libertad? No en-
tendiendo esta voluntad de Dios como un mandato externo, arbitrario o providencialista, que
alguien aconseja o impone desde fuera. S descubriendo que captar y acoger la voluntad
de Dios es el camino que lleva a la plena realizacin de nuestra identidad; dicho con otras
palabras, somos libres para llegar a ser lo que se nos ha dado ser, imagen de Dios en Jess.
Pablo y Juan oponen esclavitud a filiacin, no a libertad, po rque la libertad humana alcanza
su ms alta forma de realizacin en la filiacin adoptiva (Rom 8,15.21; Gal 4,3-7; Jn 8,32ss)
Y porque todos somos hijos de un mismo padre, las decisiones son tanto ms libres cuanto
ms construyan la sociedad fraterna soada por Dios.

Crecer en libertad es esencial para actuar con conciencia recta y verdadera en la vida . Lo
expres muy bien el Vaticano II. La autntica libertad es una esplndida seal de la divina
imagen en el hombre, ya que Dios quiso dejar al hombre en manos de su propia decisin, de
modo que sepa buscar espontneamente a su Creador y llegar libremente a la plena y feliz
perfeccin, por la adhesin a l (GS 17). Llegar a ser imagen de Dios y responder a su volun-
tad pide de cada uno, segn esto, obrar en libertad y autonoma, vinculndose plenamente
a Dios, porque es l quien con su accin creadora y sostenedora de todo cuanto existe, es el

Documento Preparatorio snodo 2018 23


fundamento de posibilidad de la libertad humana y de su accin en la historiaXXXVI. Y comenta
Elisa Estvez al respecto:

En esta formulacin del Concilio hay una autntica paradoja, porque la autonoma hu-
mana se afirma a la vez conjugando la libertad y la gracia divina, y supone articular
la razn y la voluntad humana con la sabidura y la providencia de Dios (Veritatis
Splendor, 41). Esa dinmica paradjica la expresa muy bien el apstol Pablo cuando afir-
ma que todo lo puedo en aquel que me conforta (Flp 4,13), y supone haber comprendi-
do que la dependencia radical de Dios no crece en proporcin inversa, sino directa, con
la verdadera autonoma ante l (K. Rahner)XXXVII.

La libertad es sobre todo la capacidad y posibilidad que Dios concede a todo ser humano de
abrirse a l como origen y meta de su ser, y crecer en el amor o de rechazarle, y no es, por
consiguiente, indiferencia, ni independencia, ni mirar la vida desde s y para s, ni hacerse
dueos de las cosas y de los otros. Y esto implica crecer en libertad interior, en capacidad de
autotrascenderse, y en confianza en un Dios comunin que nos invita a crecer en todo hacia
l por medio de Cristo, viviendo con autenticidad el amor (cf. Ef 4,15).

Pero, adems, Dios nos ha hecho libres con una libertad que implica la capacidad de respon-
sabilizarse de todo hombre y de toda mujer, de toda realidad humanaXXXVIII.

La libertad as entendida es inseparable de la comunin. La concepcin cristiana de la liber-


tad hace sinergia con algunas concepciones antropolgicas actuales, la libertad es insepara-
ble de la comunin. Como afirma Garca Roca, En la mesa compartida, todos forman parte
de la libertad de los otros y se viven para los otros.XXXIX Por eso la libertad y la comunin
apuestan por la cooperacin y la interdependencia. Es una libertad con y para, que se
encamina en la direccin de ampliar siempre el nosotros y en la bsqueda responsable y
participativa del bien comn. La verdadera autonoma es entonces optar por la pro-existen-
cia en vida entregando la vida por completo como Cristo mismo en favor de la humanidad, y
poniendo al servicio comn las capacidades y dones de una manera responsable y solidaria.
No puede ser de otra manera.

3.2.Qu conlleva liberar la libertad en la prctica del acompaamiento?

Volvemos a escuchar al Papa Francisco: Aunque suene obvio, el acompaamiento espiritual


debe llevar ms y ms a Dios, en quien podemos alcanzar la verdadera libertad. Algunos se
creen libres cuando caminan al margen de Dios, sin advertir que se quedan existencialmente
hurfanos, desamparados, sin un hogar donde retornar siempre. Dejan de ser peregrinos y se
convierten en errantes, que giran siempre en torno a s mismos sin llegar a ninguna parte
(EG,170).

Crear condiciones de posibilidad

Qu podemos hacer en la prctica del acompaamiento para tamaa tarea? La vida nos va
enseando que lo nuestro es: crear condiciones de posibilidad para que puedan surgir expe-
riencias de crecimiento y liberacin en los acompaados. Es condicin sin la cual reconocer
la iniciativa al acompaado y al Espritu que trabaja en l. Acertar a ocupar nuestro lugar y

24 Documento Preparatorio snodo 2018


descalzarse para la escucha. A partir de ah, en los dilogos de acompaamiento, qu expe-
riencias constatamos que se suscitan y en que actitudes se puede crecer?:

a) Crecer en capacidad de prestar atencin y comunicarse cada vez con ms autenticidad

Tomar conciencia de todo eso que pasa es el primer paso para hacernos cargo de la vida y
asumir la autora de lo que hacemos. Poner nombre ayuda mucho solemos escuchar. Y
nosotros apostillamos, poner nombre ayuda mucho, pero lo que importa es ponerle nombres
autnticos a las cosas y eso no se hace cuando el acompaante no deja hablar al acompaado,
se anticipa y corta con frecuencia su expresin diciendo: lo que te pasa a ti es.

Crecer en consciencia es caer en la cuenta uno mismo de lo que pasa, prestar atencin. Esta
es la primera condicin de posibilidad para liberar la libertad. aprender a ser nosotros mis-
mos ante el otro; esto ayuda muchsimo a expresarse en verdad y comprometerse cada vez
ms con la comunicacin. Tomas Merton invita a los acompaados a cultivar este tipo de
atencin:

Debemos ser muy abiertos y claros, sin prejuicios y sin teoras artificiales acerca de noso-
tros mismos. Hemos de aprender a hablar en conformidad con la verdad que llevamos den-
tro, tanto como la podamos percibir. Hemos de decir lo que realmente sentimos en el fondo
de nuestra alma, y no lo que pensemos que otros quieren que digamos, o lo que cualquier
otro acaba de decir. Hemos de estar preparados a tomar total responsabilidad de nuestros
deseos y aceptar todas las consecuenciasxl.

Como acompaantes creamos condiciones para aumentar la consciencia con la escucha


atenta. La escucha de calidad requiere caractersticas concretas. Es la habilidad para captar
y entender aquello que la persona pretende comunicar. Habilidad tambin para comprender
cmo vivencia cada uno lo que est expresando. Y habilidad, por fin para devolverle a quien
se comunica el reflejo- sntesis de lo escuchado.

En la escucha, el acompaante acta como testigo - eco de lo escuchado. Consciente de que


lo que escucha pertenece a lo ms ntimo, personal e inviolable de cada uno. cmo no qui-
tarse las sandalias ante esta tierra sagrada del otro, como expresin de humildad y postura
correcta para escuchar? Cmo disfrutamos al escuchar hablar al Papa Francisco enfatizar la
importancia de la escucha!, lo dice de forma tan expresiva:

Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es ms que or. Lo primero, en la co-


municacin con el otro, es la capacidad del corazn que hace posible la proximidad, sin la
cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto
y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condicin de espectadores. Slo a
partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un ge-
nuino crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente
al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida
(EG,171).

b) Crecer en capacidad de interiorizar

Interiorizar nos libra de quedarnos en la periferia de la vida. No queremos confundir inte-


riorizar con dar vueltas a las cosas, ni curvarse sobre s mismo. Hay quien recela de lo
exterior de s porque lo vive como opuesto a la interioridad.

Documento Preparatorio snodo 2018 25


Interiorizar nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos y comenzar a vivir desde el nivel
de la persona que somos. Interiorizar, como facultad humana en la que se ponen en juego
todas las acciones mentales, y la interioridad cristiana, no tiene nada que ver con el ensimis-
mamiento o con el sentirse bien, sin ms.

Con la prctica de interiorizar aprendemos a escucharnos a nosotros mismos para entender


qu vivimos en todo lo que nos pasa y pasa a nuestro alrededor. Descubrimos los signi-
ficados que cada cosa tiene y podemos, as, personalizar lo que vivimos. En la prctica de
interiorizar se dan cita lo objetivo y lo subjetivo, lo exterior y lo interior, lo humano y lo es-
piritual, lo propio y lo ajeno. Al interiorizar nos ahondamos a nosotros mismos, contactamos
con esos fondos personales que quiz no frecuentamos demasiado, sentimos cmo los frag-
mentos van engarzndose, unificndose. Por esta prctica, llegamos fcilmente al umbral
del corazn.

Como acompaantes ayudamos a crecer en interiorizar cuando regalando preguntas de vida


para profundizar lo que est pasando. Las preguntas no hay que inventrselas, surgen del
interior de los acompaados cuando escuchamos con hondura: qu buscas con esto? cmo
te explicas lo que vives? qu significado das a lo que te ocurre? qu dudas te surgen? qu
preguntas te brotan?, y as un largo etc., segn cada persona, situacin, momento, contexto.
Preguntas de vida, no inquisidoras, no interrogadoras: Dnde estoy? Qu busco? A dnde
quiero ir?:

Las preguntas pueden surgir por una situacin concreta que despierte entusiasmo o te-
mor- o por la acumulacin de un malestar sordo pero persistente que se hace inaguantable.
Esta situacin puede suponer la irrupcin de una gracia que nos viene a colocar de nuevo en
nuestro autntico lugar: la interioridadxli.

c) Crecer en actitud de discernimiento

Es discernimiento es fruto exquisito surgido de cultivar la semilla de la consciencia, de la


interioridad. Es la capacidad de profundizar lo que nos pasa, en soledad y en compaa, de
manera personal y comunitaria. Es una actitud, no slo un mtodo. La capacidad de discer-
nimiento se genera, sobre todo, en contacto con lo profundo del corazn.

La actitud de discernimiento pone de manifiesto que se nos ha dado la experiencia de en-


cuentro con Jess y con el Dios de Jess. Desde ese momento comienza a brotar una convic-
cin honda: nuestro Dios no est callado, no est quiero, est a activo en la vida, en mi vida
y en la de todas las personas. Trabaja continuamente para hacer posible la vida abundante
para todos. Intenta mostrrnoslo y solicita nuestra colaboracin. nuestro Dios trabaja para
nosotros Nos lo dice Jess en el Evangelio: Mi Padre trabaja siempre y yo tambin trabajo
(Jn 5,17) cmo no vamos a responder a ese Amor con amor?

Mientras acompaamos ayudamos a crecer en actitud de discernimiento cuando invitamos


una y otra vez a vivir todo lo que vivamos, con Jess y desde Jess e iniciamos para ello en la
relacin personal con l. De nuevo las preguntas pueden ayudar, aunque ahora son las pre-
guntas propias del corazn: Dios aqu qu? Jess en esto cmo?; o las preguntas propias
del discernimiento: qu sientes? Hacia dnde te mueve el Espritu?

26 Documento Preparatorio snodo 2018


No es fcil distinguir con claridad la voz del Espritu en el interior del corazn, es frecuente
engaarnos, tanto acompandonos o acompaando. Para no engaarnos nos puede ayudar
una mirada asidua a la brjula y atencin a las referencias del camino: La brjula apunta a
fijar los ojos en Jess, la relacin asidua con Dios, gustar su Palabra. Las referencias del ca-
mino es la capacidad de atender a la realidad y la calidad de la vida cotidiana.

Cuando escuchamos al Espritu, omos un sonido ms profundo, una pulsacin distinta. El


gran avance de la vida espiritual es pasar de una vida sorda, que no oye nada, a una vida de
escucha. De una vida en la que nos sentimos apartados, aislados y solitarios, a una vida en la
que omos la voz sanadora y orientadora de Dios que est con nosotros y nunca nos abando-
nar () Cuando escuchamos de verdad, sabemos que Dios nos habla, nos seala el camino,
nos muestra la direccin a tomar. El discernimiento es una vida que consiste en escuchar y
en marchar a un ritmo distinto, una vida en la que nos volvemos todo odosxlii

Y nos sentimos movidos a sumarnos al Proyecto de Misin evangelizadora de la Iglesia de


Jess.

d) Acompaar con un modo de hacer performativo

Performativo es aquello que al enunciarse realiza la accin que significa Los verbos per-
formativos son aquellos que, por el mero hecho de enunciarse producen un efecto en el
mundo, es decir, que no se quedan en meras palabras, sino que tienen consecuencias reales.

En el compartir de los dilogos lo que los acompaados expresan pertenece a lo ms ntimo


e inviolable de sus personas. Cmo no descalzarse?

Quien desempea la tarea de acompaante slo puede hacerlo desde la absoluta modestia
de sentir que se le permite la entrada; desde la humildad de quien sabe que se le invita a
participar, y slo como acompaante, en el camino del Espritu que recorre la persona acom-
paada.

Y como se trata de participar en la obra del Espritu, ha de avanzar con profundo respeto,
como de puntillas. Ser, sobre todo testigo de la accin de Dios y ayuda a distinguirla de la
que slo es aparienciaxliii.

Y al testigo, se le pide testimonio. En este caso se concreta en la propuesta de actuar en la


relacin los mensajes y actitudes que se quieren transmitir. Hacia dnde apunta el modo de
actuar de los acompaantes?

Mostrar un modo de acogida que vincula sin crear dependencias, sin intencin de poseer
ni dominar. Un modo de acogida respetuoso que abre espacio para el encuentro porque el
acompaado recibe aceptacin de quien escucha.

Mostrar un modo de escucha que transmite confianza y seguridad al acompaado. Escucha


objetiva, emptica, profunda. Generadora en el acompaado de experiencias que le llevan
a decir: soy capaz de contactar consigo mismo, comunicarse, entenderse, explicarse, caer
en la cuenta de mis anhelos y deseos, abrirse, tambin yo l mismo- a la escucha de Dios
para desarrollar lo mejor que l ha sembrado en m y responder a su amor

Mostrar un modo de profundizar que ayuda a personalizar e interiorizar lo vivido, nos


acerca a Jess y nos pone directamente en conexin con el Espritu. Huyamos de los dis-

Documento Preparatorio snodo 2018 27


cursos huecos, vayamos al corazn de la experiencia. Al profundizar personalizando: y t
ante esto, qu?, el acompaado puede tomar las riendas de su vida, formulas las creencias
y convicciones que vive, objetivar lo que se plantea, abrirse a nuevas formas de profundi-
zacin. Descubrir el sentido que emerge, adentrarse en acoger sentido y contactar con lo
profundo de su corazn para captar como le mueve el Espritu

Mostrar empata al estilo de Jess para saber compartir alegras y sufrimientos de los acom-
paados sin juicios ni reproches. Con ello haremos camino de libertad ambos, el acompa-
ado descubrir que no hay ningn tipo de fingimiento en el acompaante y se har ms
posible adentrarnos en los caminos del discernimiento.

Este modo de estar al lado del acompaado evangeliza al propio acompaante. Se le concede,
poco a poco, como dice el Papa Francisco, la capacidad del propio corazn que hace posible
la proximidad, sin la cual no existe el verdadero encuentro espiritual.

Con este modo de hacer, actualizamos en cada encuentro, el objetivo hondo del acompaa-
miento espiritual, alentar es ese proceso de peregrinacin hacia el Padre, con el desarrollo
pleno de nuestra vida, siguiendo a Jess e identificndonos con l. Es decir cultivar el anhelo
permanente para que nada haya ms importante en nuestra vida y en la vida de los que
acompaamos, que secundar su sueo de amor con todo lo que somos y hacemos- sobre
nosotros y sobre el mundo (JA Garca)

e) Actuar como mistagogos y/o pneumatforas

Despus de todo lo dicho, cmo no vamos a priorizar la imagen de mistagogo, para expresar
la actividad principal que se espera del acompaante? Lo ms importante del acompaa-
miento, como dijimos al principio aludiendo a Juan el Bautista, es preparar el camino para el
encuentro con Jess y alentar el proceso de vivir con alegra en su seguimiento.

Mistagogo es aquel que ayuda a conducir a cada uno desde lo que todava no es hasta lo que
est llamado a ser. Cultivar la mirada del corazn para ver a Dios incubndose en el corazn
de cada personaXLIV.

Como dijimos en el comienzo, en los siglos IV y V, existieron las Amms del desierto. A es-
tas mujeres se les denominaba parteras de la sabidura, verdaderas madres espirituales, no
menos pneumatforas (portadoras del Espritu) que sus homlogos, los varones, mujeres
capaces de escuchar los corazones de quienes las rodeaban, de modo que el Espritu daba
a luz a Cristo en el corazn y la vida de estas personas. Y as, como parteras, respaldaron
la experiencia de una dimensin -que, a medida que se desenvolva, se tornaba ms y ms
plena- del Cristo que habitaba en el corazn de las mujeres y los varones a quienes servan
y escuchabanxlv

Se nos invita a ser acompaantes mistagogos, todas y todos acompaando, sabiendo que
lo mistaggico se despliega a partir de la irrupcin del Misterio de Dios. Esto se percibe en
cambios concretos en la vida, en el dinamismo espiritual que se genera: la transformacin
de su horizonte vital y la reorientacin de su existencia. Benedicto XVI nos lo record en una
de sus encclicas: no se comienza a ser cristiano por una decisin tica o una gran idea, sino
por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la
vida y, con ello, una orientacin decisiva (DCE,1)

28 Documento Preparatorio snodo 2018


Vivir la fe de manera confesante nos impacta, segn hayan sido los contextos y la historia de
cada uno nos hemos visto desarrollando una fe ms sociolgica que experiencial, ms pega-
da a la norma y a la moral que al evangelio de Jess. A cada uno se nos pide dialogar con los
contextos para ver cmo nos han influido y hacer el camino de purificar y recomponer la fe
en Jess, el Cristo, cada da.

Para esto necesitamos una Mistagoga, como dijo Rahner. Una iniciacin a la experiencia que
nos ayude a descubrir y acoger nuestra vida y existencia referida al Misterio que llamamos
Dios. No es tarea fcil por la situacin actual que vivimos, en medio de la indiferencia y des-
afeccin de muchos ante las mediaciones religiosas. Pero no se agota ah el anlisis. Tambin
percibimos en otros el retorno a lo sagrado, un creciente inters por lo espiritualxlvi.

La situacin actual es todo un reto para nosotras y nosotros. Una oportunidad para la re-
composicin de la fe autntica en Dios. En dilogo con la realidad de nuestro mundo, con
las generaciones ms jvenes, hacen falta nuevas formas para la transmisin y propuesta
de la fe, entre esas nuevas mediaciones el acompaamiento espiritual resulta especialmente
valioso.xlvii.

Cuenta un relato de los Padres del Desierto que haba un anciano con el don de la cardiog-
nosis y que tena un discpulo ansioso de este mismo don para poder ayudarlo. Al anciano le
pareca que el joven discpulo no estaba an preparado, pero tanto insisti el discpulo que el
Anciano rez por l y le fue concedido el don. Pocos das despus, un hombre se acerc a la
ermita para recibir la bendicin del venerable Anciano. El joven discpulo lo recibi y qued
escandalizado de los pecados que vio en su interior. Entonces, indignado con aquel hombre,
lo ech del recinto, recriminndole que se hubiese atrevido a presentarse en aquel estado
moral deplorable. Advertido por los gritos, el Anciano sali de su celda y al punto lo com-
prendi todo. Llam al joven novicio y le dijo: te das cuenta de que no estabas preparado
para ver? Este hombre ha venido a nosotros en busca de misericordia y de ti slo ha salido
juicio. Parece que el mismo discpulo le pidi que lo liberase de aquella carga que no estaba
preparado para llevar.

El Acompaante mistagogo, pneumatfora- , es aquel que sabe mirar como Dios nos mira,
es decir, desde lo que estamos llamados a ser y llegaremos a ser. Y poner ese don al ser-
vicio del acompaamiento, sin por ello pretender ponernos por encima o guiar las concien-
cias de los acompaados. Esto sera contradecir de manera performativa, tambin, el don.
Los contextos y la sensibilidad actual nos piden un ejercicio de la mistagoga acorde con los
tiempos que vivimos, sin desvirtuar el discernimiento.

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3. De nuevo la palabra a los jvenes: Qu valoran
del Acompaamiento, cuando lo descubren?
Quiero acabar como comenc, escuchando a los jvenes. Ante la pregunta qu valoran espe-
cialmente del acompaamiento, cuando lo descubren, los jvenes con los que t tratas? Me
sorprende la coincidencia de valoraciones, en situaciones y edades tan diversas. Estos son
los mensajes ms significativos que recojo, elaborados por mi misma, como ponindolos en
su boca:

Impacto. Se han interesado por mi, me han escuchado, me han tomado en serio en lo que
deca, no me he sentido etiquetado. Los adultos me han respetado, me he sentido tratado
con mucha dignidad en mi edad y situacin. Nunca haba imaginado que haya adultos que
me entiendan, que se pongan en mi piel, que no se escandalicen de lo que me pasa.

Sorpresa: Nunca hubiera imaginado que me ayudara tanto hablar con alguien as, profun-
dizando, interiorizando. Estoy sorprendido/as de cuantas cosas descubro de m mismo/a.
Agradezco que no se me den recetas, que me acompaen para buscar mi vida, Pero prefiero
bucear en mi interior en compaa, slo me da miedo.

Deseo. Quiero ms. Vena buscando luz para una decisin puntual que tena que tomar y he
encontrado un horizonte para andar tras l. Vena con una pregunta pequeita y ahora se
me ampliado muchsimo, tiene mucho ms valor del que yo me haba imaginado., esto me
anima y me hace sentirme mejor, mucho ms yo y ms dispuesto a andar por este camino
de conocerme, responsabilizarme, vivir con un proyecto.

Gracias. Muchsimas gracias por ofrecerme el acompaamiento, a m no se me hubiera


ocurrido, cuanto ayuda, me hace ms persona, ms creyente, ms hermano.

Si no llega a ser por un amigo, que me ha dicho lo bueno que puede ser el acompaamiento,
no me hubiera animado.

Me he dado cuenta: Para vivir de fe y seguir a Jess, quiero el acompaamiento, necesito


de la comunidad, no quiero mirar a otro lado ante la suerte de los ms dbiles, pero cmo
hacer para que Jess sea el centro de mi vida?

Ahora entiendo. Una cosa es tener experiencia de Dios y otra saber que se haba tenido ex-
periencia de Dios. Sin el acompaamiento.me lo hubiera perdido! Gracias.

Esto es ms de lo que yo imaginaba. Valoran valoran contar con el espacio, ponerse a


ello, buscar a Dios as, aprender a conectar con el corazn. Recibir luces del propio in-
terior, poder distinguirlas, poder tomar decisiones

Que sorpresa poder hablar con alguien que siento tan distinto/a mi. Yo no soy
creyente, t s. Yo creo que tengo unos valores distintos que los tuyos y e interesas por lo
mio. Esto de compartir este proyecto de voluntariado me ha hecho un regalo impresionante
contigo.

Me siento buscador de Dios. Que el acompaamiento me sirva para buscar a Dios, para

30 Documento Preparatorio snodo 2018


discernir mi vocacin. impresionante! Qu hubiera sido de mi sin esta mediacin?

Me siento reconfortado. Yo que estaba a punto de abandonarlo todo, y estos ejercicios, este
acompaamiento me ha hecho recuperar la energa, conectarme de nuevo, conectar con
Dios, retomar el camino. Gracias!

Se me ha cambiado totalmente la imagen del acompaamiento. Antes cre que era, pues
eso, resolver problemas , recibir consejos, y la verdad, ahora me doy cuenta que es como
tener una buena compaa para madurar mi fe, mi compromiso, mi relacin con Jess.
Gracias

Y lo mejor de todo es que no es solo personal, tambin comunitario. Desde que he descu-
bierto el acompaamiento noto que me tomo con ms inters escuchar yo mismo en los
grupos, aportar, yo que viva la comunidad casi como un deber ahora he descubierto que
es otro modo tambin de acompaamiento.

Eso del discernimiento Que bueno! Me alucina un poco. Yo tena una idea mgica de la
voluntad de Dios, me doy cuenta ahora, con el discernimiento se puede llegar muy lejos.

El acompaamiento es como una luz larga para el camino. Cmo plantearme mi vida como
proceso sin ello? Cmo mantenerme en el seguimiento de Jess, vivir el compromiso sin
esta ayuda?

Y un largo etc. Ante todo esto que escuchamos se nos suscitan preguntas: Si no ofrece-
mos este servicio de acompaamiento en las diferentes plataformas educativas y pastorales
Dnde estamos los adultos? Si no estamos acompaando la vida de nuestras generaciones
ms jvenes, quin lo har? Quin se ocupar de ellos? Cmo harn esta transicin a la
vida adulta si no tienen adultos que sean referencia en su vida? Es primordial hoy estar y
ofrecer estos espacios a jvenes si no queremos ser responsables de generaciones perdidas
acompaadas exclusivamente la virtualidad de las redes, sin que se me interprete con ello
que estoy desestimando lo valiosos que pueden resultar las redes y medios de comunicacin
utilizamos al servicio de la vidaXLVIII

Documento Preparatorio snodo 2018 31


Conclusiones
Decamos al comenzar nuestra exposicin que el dilogo de acompaamiento es una me-
diacin para liberar la libertad y alcanzar la vida plena. El Acompaamiento se nos aparece
como mediacin y dilogo para incluir y no abandonar a las generaciones ms jvenes. Me-
diacin para anunciar a Jess y sanar. Que tambin ellos puedan vivir la vida de comunin en
la que Jess est presente en la actividad misionera, en los sacramentos, en la fraternidad,
en el trabajo por la Justicia, la Paz, la integridad de la Creacin.

Me pregunto:

Qu podemos ofrecer como Iglesia a estos jvenes que tienen estas demandas y valoran
estas propuestas?

1) Los itinerarios de los jvenes hoy son tan diversos que la prctica del Acompaamiento
personal es modo de Evangelizacin privilegiada.
Por el Acompaamiento podemos pasar de vivir fragmentados a una situacin de existencia
ordenada y unificada. Por el Acompaamiento podemos conectar con el corazn y abrirnos
a la manifestacin del Dios que clama por mostrarnos su amor. La prctica del acompaa-
miento es una forma de creer en el poder de la Palabra y de las palabras como mediacin,
puesto que no slo de pan vivimos (cf.Mt 4,4). Nuestro Dios cristiano es el Dios de la Pa-
labra, a travs de ella nos da nombre, vocacin. Nos fortalece con su Espritu para decidir la
inclusin en la comunidad eclesial y recibir misin. En cada persona la vocacin es singular.
Acompaar y discernir el proceso de cada cual para aportar la riqueza de cada uno en la co-
munidad e Iglesia.

2) Otras formas de Acompaamiento que tambin expresan el mensaje del evangelio: todas
aquellas que surgen en experiencias de voluntariado, insercin entre los pobres, trabajo
por la vida y la dignidad de las personas, etc.
Muchos de estos jvenes no se hacen preguntas sobre Dios, ni siquiera se interesan por l,
pero s se hacen preguntas desde los acompaantes testigos. Por qu? para qu? qu
buscas?

Aqu se suscitan tambin muchas preguntas de sentido, conectan con sus fondos personales,
aquellos que son poco o nada visitados y siempre anhelados. Tambin Dios puede emerger
de otro modo en el cultivo de las hoy llamadas espiritualidades sin Dios, que aglutinan a
muchos jvenes con un profundo sentido del compromiso con las grandes causas de nuestro
tiempo y en el ejercicio de la ciudadana activa.

3) Otros acompaamientos en las periferias existenciales: jvenes, mujeres, migrantes,


etc.
Acompaar para incluir acercndonos a las periferias existenciales. Salir al encuentro,
abrir espacios para la escucha gratuita, espacios para estar. Atrevernos a conversar con el
diferente, hacernos amigos de los pobres, los preferidos de Jess, como forma primera y pri-
mordial de nuestro acompaar.

Como dicen nuestros Obispos espaoles en la Instruccin pastoral del 2015: Si realmente los
pobres ocupan ese lugar privilegiado en la misin de la Iglesia, nuestra programacin pas-
toral no podr hacerse nunca al margen de ellos; han de ser no slo destinatarios de nuestro
servicio, sino motivo de nuestro compromiso, configuradores de nuestro ser y de nuestro
hacer (Iglesia servidora de los pobres)

32 Documento Preparatorio snodo 2018


Acompaar es consolar hasta sorprenderse por el arder del corazn del prximo, percibido,
quiz hasta ese momento como lejano, distinto y distante. Cuidar el corazn en un mundo
descorazonado, eso creo que es, acompaar para incluir.

Final

Me conforta y alienta mucho como Acompaante lo dicho por el Papa Francisco:

El Acompaamiento Espiritual se lleva adelante en el mbito de una vida entendida como


vocacin y misin. El autntico acompaamiento espiritual siempre se inicia y se lleva ade-
lante en el mbito del servicio a la misin evangelizadora ().

El Acompaamiento vivido como misin se distingue claramente de todo tipo de acompa-


amiento intimista, de autorrealizacin aislada. Los discpulos misioneros acompaan a los
discpulos misioneros. (EG,173)

El paradigma de Emas emerge como icono en creciente fertilidad para aprender de nue-
vo- de Aquel que acompaa: cmo salir al encuentro, cmo regalar preguntas de Vida, cmo
acompasar el ritmo, cmo hacer el camino al corazn para descubrirlo ardiendo.

La manera de hacer performativa de Aquel que acompaa en el camino de Emas es un re-


vulsivo para todos nosotros hoy:

Abre espacios seguros desde donde poder plantearnos la sanacin y reconciliacin de nues-
tras sospechas, sufrimientos y desesperanzas Las plataformas que tenemos son espacios
seguros?

Ofrece nuevas significaciones para la esperanza. Qu mensajes y culturas ofrecemos en


nuestras comunidades?

Nos provoca para elegirlo, de nuevo a l, cuando, tambin en esta situacin de los jvenes,
podemos reconocerlo. Mueve nuestro testimonio suscita preguntas?

Nos sentimos consolados por su Palabra y por compartir su mesa. nos ofrecemos consuelo
mutuo en la comunidad eclesial?

Nos sentimos fortalecidos para incluir, solidarizarnos, compartir comunin si?

El encuentro con el Seor Resucitado y el compartir el pan, nos impulsa y mueve para
acompaarnos mutuamente y vincularnos a la misin de la Iglesia. es as?

El acompaante de Emas nos invita sin descanso a ponernos en camino como Iglesia en
salida para acompaar en el mbito del servicio de la misin evangelizadora.

Jess sali al encuentro de los discpulos de Emas en el camino. La itinerancia es un modo


de vivirse y hacerse presente. Es tambin la marca del acompaante que se mueve tras las
huellas del Resucitado, al moverse de un lugar a otro, Jess se pone en condiciones de recibir
al otro, y quedar afectado por su realidad, dejando que su libertad quede cuestionada, y res-
pondiendo con respuestas adecuadas a las necesidades de las personas. Su itinerancia le hace
experto en humanidad y le posibilita recrear la historia en clave de Reino, desde abajo, desde
los ltimos. Su itinerancia, adems, es un signo claro de contraculturalidad.

Documento Preparatorio snodo 2018 33


El acompaante sale al encuentro en el camino de la vida desde la experiencia de saberse re-
galado y recreado por el amor de Dios en Cristo, como les pas a los discpulos de Emas. Vi-
viendo de ese amor, consintiendo a ese amor cada da, agradecindolo y expresndolo como
comunin fraterna en el acompaamiento, originada, nutrida y vivificada por el Espritu.

Hoy los jvenes, como nosotros mismos, lo hemos dicho anteriormente, vivimos en contex-
tos plurales. Pero especialmente para los jvenes el paradigma de la pluralidad es el marco
en que sus vidas se desenvuelven cotidianamente, se identifican como buscadores que pue-
den emprender varios caminos, que estn preparados para estar siempre en movimiento
aunque no tengan claro hacia dnde o cmo.

La Iglesia puede ofrecer acompaamiento en esas bsquedas que les hacen moverse en dis-
tintos contextos, en los viajes diferentes que emprenden, abrindose a experiencias variadas
y no siempre articuladas ni, por supuesto, estables.

Los jvenes son buscadores que en el fondo de s mismos, estn o no bautizados, desean y
se preguntan por el sentido de sus vidas, que bucean entre distintas experiencias, buscando
algo que les llegue, que colme su sed, como veamos al principio.

Todo esto supone que quienes acompaan a los jvenes recreen la prctica del acompaa-
miento saliendo a los caminos como Dios sigue saliendo a su encuentro.

Y esto les pide salir al encuentro de las bsquedas, dialogando con ellas, estando dispuestos
para abrirse y prepararse para entrar en dilogo con los otros diferentes.

Lola Arrieta. CCV. Equipo Ruaj. Salamanca


Direccin de correo: ruajsala@arrakis.es
Barcelona. 29 de Marzo 2017

34 Documento Preparatorio snodo 2018


Notas bibliogrficas
I
Al comienzo de mi exposicin quiero reconocer a mi compaera Marisa Moresco por la ges-
tacin compartida de muchas de estas ideas. Tambin a Elisa Estvez por el dilogo sos-
tenido en busca de los fundamentos teolgicos de nuestro modo de acompaar y prcticas
de acompaamiento en toda la Biblia. Y quiero hacer especial mencin al foro Acompa-
antes en el camino como espacio de reflexin y bsqueda permanente

II
Elisa Estvez (2011) Hgase en mi segn tu palabra. Fundamentacin carismtica de la
relacin obediencia, discernimiento, autoridad. Documento interno para la IT. Gentileza
de la autora. P.1

III
Cf. Jean Barnier (2005) Acceder al Misterio de Jess a travs del Evangelio de Juan. Edit.
Sal Terrae. Santander.

IV
Cf: Marisa Moresco y Lola Arrieta (2010) Sentido y actualidad del acompaamiento espiri-
tual en la vida cotidiana. Materiales Ruaj. Salamanca. En dicho texto aparece toda la bi-
bliografa de referencia utilizada. Sealamos: Diccionario teolgico de la Vida Consagrada
(1989). Voz: Direccin espiritual. Edic. Claretianas. Madrid; Garca Colombas (1969), La
espiritualidad del monacato primitivo en: Historia de la espiritualidad I.

V
Piet Van Breemen (1996) Acompaamiento Espiritual hoy. Revista Manresa. Vol. 68. P.
363.

VI
Algunas aportaciones del Vaticano II al Acompaamiento: decreto Optatam totius (OT, 3 y
19) habla de la direccin espiritual para la formacin sacerdotal. Presbyterorum ordinis,
11 y tambin el 18. Pero en realidad, los aportes del Vaticano II al tema del acompaa-
miento vendran ms en la lnea del subrayado que el concilio hace a la accin del Espritu
Santo, que habla en la Iglesia y en los corazones de los creyentes como en un templo
(LG 4); el desarrollo de la dimensin carismtica de la Iglesia y los subrayados a la digni-
dad del ser humano, especialmente aquellos que aparecen en los nmeros 15 (Dignidad de
la inteligencia, verdad y sabidura), 16 (Dignidad de la conciencia moral) y 17 (Grandeza
de la libertad), que encontramos en esos nmeros de la constitucin pastoral Gaudium et
Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual. El Vaticano II abri tambin el camino hacia el
uso de otras ciencias humanas, como la psicologa de cara al acompaamiento: Gaudium
et Spes,36 y en Apostlicam actuositatem, 32

VII
Jean Laplace (1967) La direccin de conciencia: el dilogo espiritual. Edit. Hechos y di-
chos. Zaragoza.

VIII
William Barry y William Connolly (1982) La prctica de la direccin espiritual. Edit. Sal
Terrae. Santander. Traducido al espaol en 2011.

IX
Santa Teresa de Jess Libro de la Vida. Captulo 13, 8. En: Obras completas. Edit. Apos-
tolado de la Prensa. 196. 9 edicin. Madrid. P. 94 y 95

x Quiero hacer constar mi agradecimiento a todos los compaeros y compaeras que han
aportado su reflexin sobre las demandas y valoraciones que los jvenes con los que
tratan hacen sobre el acompaamiento: Maria Rita Martn Artacho (Servicio de Pastoral.

Documento Preparatorio snodo 2018 35


Universidad catlica), Gemma Muoz (Escuela catlica y grupos de jvenes universita-
rios), Mayte Ballaz (escuela catlica, grupos de pastoral de jvenes), Guenther Boelhoff
(Jvenes universitarios y Acompaamiento migrantes, redes sociales), Pepe Ruiz Crdoba
(Parroquia, movimiento eclesial, seminarios), Inma Eibe (Colegio Mayor y Centro de Pas-
toral de Jvenes), Laura Uriarte (Pastoral de jvenes y pastoral universitaria, pastoral de
inclusin), Jos Luis Sainz de Rozas (Pastoral de Parroquia, movimiento eclesial), Emilio
Prez (Parroquia, adultos y jvenes), Pili Liso (Pastoral vocacional de jvenes y adultos),
Sylvia Cano (Universidad), Leopoldo Antoln (Parroquia, escuela catlica, vocaciones),
Elosa Montero (Universidad y movimiento eclesial jvenes) Daniel Gutirrez (Parroquia),
Pili Liso (Centro Espiritualidad, vocaciones), Pakea Murua (Colegio mayor, pastoral de
jvenes, proyecto espiritualidad).

XI
Jos Luis Sainz de Rozas. Laico. Acompaamiento en Parroquia. Adsis. 2017

XII
Mara Jos Cancelo (2008) La sed de Dios en.: Slo Dios basta. Revista Sal Terrae.
Santander. N 1.124. P. 447.

XIII
San Juan de la Cruz. Cntico espiritual B 1,14:

XIV
Dolores Aleixandre y JA Garca (2000) Seis imperativos, un aviso y un deseo. Cuadernos
CONFER. Madrid. N 17.

XV
Sherry Turkle (2017) En defensa de la conversacin. Edit. tico de los Libros. Barcelona.
P. 16-17. Agradezco a mi compaero Guenther Boelhoff, por el que he conocido este libro.

XVI
Cf. Martn Buber (1966) Yo y t. Edit. Nueva Visin. Buenos Aires.

XVII
Jonan Fernndez (2008) Vivir y convivir Cuatro aprendizajes vitales. Una bsqueda de
lo humano para encontrarnos en lo universal. Alianza Editorial. Madrid. P. 146

XVIII
Pilar Wirtz (2013) La fe en la revelacin hoy. Apuntes Seminario sobre Acompaa-
miento en clave de mujer y en dilogo con la espiritualidad ignaciana. Materiales Ruaj.
Salamanca

XIX
Cf. Zigmunt Bauman (2006) Vida lquida. Edit. Paids. Madrid

XX
Cf. Juan Luis Ruiz de la Pea (1993) Creacin, gracia, salvacin. Edit. Sal Terrae. San-
tander.

XXI
Cf. Fernando Rivas (2008) Terapia de las enfermedades espirituales en los Padres de la
Iglesia. Edic. Paulinas. Madrid

XXII
Cf. Vctor Frankl Logoterapia y anlisis existencial. Edit. Herder. Madrid. 2011 ao de
esta edicin

XXIII
Tener en cuenta el nivel del psiquismo es indispensable en un enfoque integral de acom-
paamiento. No se trata de jugar a psicoterapeutas, se trata, si, de tener unas ideas claras
y respetuosas del ser humano que nos permiten maniobrar adecuadamente. En esa lnea
nos interesa saber que todo lo que configura nuestro psiquismo, es decir, las acciones
mentales, lo que sentimos, pensamos, deseamos, necesitamos, percibimos, desempean
un papel esencial en el funcionamiento adaptativo de cada uno de nosotros, y, por ende,

36 Documento Preparatorio snodo 2018


facilitan un desarrollo mental ms elevado. El que nuestras acciones mentales nos vayan
a guiar adaptativamente o no en funcin de nuestros objetivos y proyecto de vida, depen-
der en gran parte de nuestra capacidad de percibirlas correctamente, de hacerlas nues-
tras (personalizarlas) y de otorgarlas el lugar que les corresponde en la realidad. Cf.:
Onno van der Hart (2011) El Yo atormentado. La disociacin estructural y el tratamiento
de la traumatizacin crnica.

XXIV
Cf. Jean Claude Lachet (1991). Thrapeutique des maladies spirituelles. Una intro-
ductin asctique de lglise orthodoxe. Edit. Del Ancre. Pars.

XXV
Stefano de Fiores (2004) Itinerario espiritual Voz en.: Nuevo Diccionario de Espiritua-
lidad. Ediciones Paulinas. Madrid. P. 755

XXVI
Obispos del Quebec (2000) Proponer hoy la fe a los jvenes en: www.gazteok .org

XXVII
Elisa Estvez (2011) La dinmica de proceso en el Acompaamiento Espiritual Semi-
nario de Acompaamiento. Salamanca. Trabajo personal. Alude a Schillebeeckx, E (1982)
Cristo y los cristianos. Gracia y liberacin. Ediciones Sgueme. Madrid. P. 13.

XXVIII
Olegario Gonzlez de Cardedal (1996) Experiencia cristiana y experiencia religiosa,
en.: Revista Communio III IV. P. 214

XXIX
En este punto retomo lo que ya hemos escrito en otro lugar: Lola Arrieta (2007) Itinera-
rios en la formacin. Edit. Frontera -Heguian. Vitoria -Gasteiz. En la reflexin nos ins-
piramos en: VVAA (1992) Ejercicios y antropologa: Implicaciones mutuas. En.: Ejer-
cicios Espirituales y mundo de hoy. Edit. Mensajero-Sal Terrae. Bilbao. Santander. Pps.
311- 322

XXX
Juan Luis Ruiz de la Pea (1988) Imagen de Dios. Antropologa teolgica fundamental.
Edit. Presencia Teolgica. Sal Terrae.

XXXI
Wajdi Mouawad (2011) Incendios, Edit. KRK. Oviedo

XXXII
Elisa Estvez (2015) Teologa. Comunidad. Espritu. Apuntes Programa Monte Car-
melo. Formacin en acompaamiento para agentes de Pastoral. Materiales Ruaj. Sala-
manca. En este mismo texto la autora alude a Juan Martn Velasco (1999) El fenmeno
mstico. Estudio comparado. Edit. Trotta, Madrid 475. Tambin alude a P. Imhof
H. Biallowons (eds.) (1989) La fe en tiempo de invierno. Dilogos con K. Rahner en los
ltimos aos de su vida, DDB, Bilbao

XXXII
El rostro de Dios vuelto hacia los hombres exige de quien lo busca con sinceridad, como
condicin indispensable para encontrarlo, dirigir la mirada hacia los hermanos como
aquellos en quienes se refleja de la forma ms perfecta. JUAN MARTN VELASCO, El fe-
nmeno mstico. Estudio comparado, Trotta, Madrid 1999, 462.

XXXIII
Cf: Karl Rahner (2004) De la necesidad y el don de la oracin. Edit. Mensajero, Bilbao.
P. 37-38. Nosotros no sabemos pedir convenientemente, el Espritu lo sabe, y esto bas-
ta. El grito de nuestro corazn puede parecernos que se ahoga sin ser odo en el silencio
mortal del Dios que calla; el Espritu, en cambio, clama seguro y perceptible por encima
de los abismos de la nada que nos separan del Eterno y esto basta. Si el nico escudriador
de las ltimas profundidades escudria nuestros corazones y penetra con su mirada hasta

Documento Preparatorio snodo 2018 37


lo ms ntimo, no temamos. No encontrar all, en el ltimo fondo, nuestro propio vaco,
ni los intranquilizadores genios de los profundos, ni, en fin, los mil disfraces con que de
continuo nos engaamos a nosotros mismos, hasta el punto de no saber ya lo que somos.
Encontrar all a su Santo Espritu. No oir, el auscultar del latido de nuestro corazn, la
infinita palabrera vana que se derrocha en el mercado de nuestro corazn, ni los desazo-
nantes crujidos de titanes encadenados en los profundos calabozos. Oir los inenarrables
gemidos de su propio Espritu, que intercede ante Dios por sus Santos. Y lo oir como si
fuera nuestro gemido, como acento que se desprende de las caticas disonancias de nues-
tra vida, en polifnica sinfona a honra del Altsimo.

XXXIV
Jos Luis Segovia y Luis A. Aranguren (2017) No te olvides de los pobres. Notas para
apuntalar el giro social de la Iglesia. Edit. Sal Terrae. Presencia Teolgica. P. 103

XXXV
Elisa Estvez (2015) convocados a vivir tras las huellas del Resucitado. Programa Mon-
te Carmelo. Apuntes provisionales. Materiales Ruaj. Salamanca

XXXVI
Olegario Gonzlez de Cardedal (2004) Dios. P. 287 36

XXXVII
Karl Rahner (1961) Estudios de Teologa, I Madrid. P.183

XXXVIII
Elisa Estvez (2011) Fundamentacin teolgica y carismtica de la relacin obedien-
cia-discernimiento- autoridad. Documento interno para la Institucin Teresiana. Apun-
tes. Gentileza de la autora.

XXXIX
Joaqun Garca Roca (2004) Llevarse las races consigo. Ecosistema humano y espiri-
tualidad. POLIS. Revista Latinoamericana. p. 17

XL
Merton, T (2005) Direccin espiritual y meditacin. Edit. DDB. Bilbao. 2 Edicin. P. 38.

XLI
Kaufmann, C (2004) Interioridad y mstica cristiana en.: La interioridad: un paradig-
ma emergente. Edit. PPC. Madrid. P. 54.

XLII
Henri Nouwen y otros (2014) El discernimiento. Cmo leer los signos de la vida diaria.
Edit. Sal Terrae. Santander. P.40

XLIII
JM Rambla (1997) No anticiparse al Espritu. Variaciones sobre el acompaamiento
espiritual. Sal Terrae.

XLIV
Juan Martn Velasco (2015) Mstica y Pastoral Juvenil. La Mistagoga. Revista de Pas-
toral Juvenil.

XLV
Mary Forman OSB (2007) Orar con las madres del desierto. Edit. Mensajero. Madrid. P.
26

XLVI
Ros Garca, S (2007) La experiencia de Dios en.: La experiencia de Dios en mitad de la
vida. Edit. De Espiritualidad. Madrid. Pginas 21 69

XLVII
Marisa Moresco y Lola Arrieta (2015) Acompaar para anunciar a Jess. Programa de
Formacin de Pastoralistas en el Acompaamiento. Materiales Ruaj. Salamanca

38 Documento Preparatorio snodo 2018


Gemma Muoz. Ruaj. Laica. Profesora de religin en colegio cristiano y acompaante de
XLVIII

grupos de jvenes universitarios.

Documento Preparatorio snodo 2018 39


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