Miseria de La Sociología - La Teoría de La Ideología
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Miseria de la Sociología
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domingo, 15 de abril de 2012
LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA Seguidores
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Nada nuevo bajo el sol. Este texto es la versión reducida y corregida de un artículo más
extenso publicado en este blog: La teoría de la ideología y los problemas
epistemológicos de las ciencias sociales
1. Introducción.
En la actualidad, el uso de la palabra “ideología” se ha difundido tanto que es empleado
con la misma despreocupada facilidad por políticos y periodistas, animadores de
televisión y funcionarios eclesiásticos, científicos sociales y señoras que ofician de
“animadoras” en almuerzos televisados. Su omnipresencia es tal que podríamos decir,
parafraseando al viejo Manifiesto comunista, que “un fantasma recorre el mundo: el
fantasma de la ideología”[1]. Seguir
En principio, no hay nada malo en la utilización masiva de un término surgido en el
Datos personales
ámbito de la teoría social. En una sociedad democrática el conocimiento no debe ser
patrimonio de una minoría, sino que tiene que ser considerado un bien social. El Ariel Mayo (1970)
problema radica en que la inmensa mayoría de los usuarios de la palabra en cuestión
Estudió en Mataderos, donde
ignoran tanto su significado original como sus desarrollos posteriores. En pocas palabras, aprendió la mayoría de las cosas
reducen un cuerpo teórico complejo y multifacético a una caricatura que sirve para todo que considera importantes. Cursó
servicio menos para arrojar luz sobre el funcionamiento de la sociedad. estudios secundarios en el Colegio
Nacional Nº 9 "Justo José de
El uso actual del término “ideología” se caracteriza por el sentido peyorativo que se le Urquiza". Luego, ingresó a la UBA y
otorga a la expresión. Cuando se quiere refutar una opinión sobre cualquier tema sin completó la Licenciatura en
Sociología. Es profesor en la
tomarse el trabajo de analizarla en profundidad, se le cuelga inmediatamente el rótulo de
Universidad Nacional de San Martín
“ideológica” y asunto terminado. Para entender este proceder hay que tener presente que
y en el Instituto Superior del
el ámbito cultural de las últimas décadas se ha caracterizado por la hegemonía de dos Profesorado Dr. J. V. González.
corrientes de pensamiento convergentes y cuyos efectos se refuerzan entre sí: de un
Ver todo mi perfil
lado, la convicción de que existen ciertas certezas indiscutibles sobre el funcionamiento
de la sociedad (generalmente proporcionadas por la economía académica), y que sólo
ellas merecen ser calificadas como “ciencia”; por otro lado, la tendencia a suscribir la Archivo del blog
convicción de que todo debate sobre cuestiones sociales conduce a disputas
► 2017 (4)
interminables y estériles. En este contexto, la “ideología” resulta un recurso cómodo para
clausurar toda discusión, con el agregado de que “el resto no es silencio”, como escribió ► 2016 (40)
el viejo William, sino “ruido comunicacional”. ► 2015 (34)
► 2014 (44)
Ahora bien, hacer ciencia supone ir más allá de lo aceptado convencionalmente, sacando
► 2013 (48)
a la luz todo aquello que está oscurecido por las apariencias. Es por esto que en este
artículo abordamos algunos momentos de la historia de la teoría de la ideología, para ▼ 2012 (51)
demostrar que el modo y el sentido en que se emplea actualmente el término representan ► diciembre (4)
un empobrecimiento fenomenal de una de las áreas más fructíferas de la teoría social. El ► noviembre (1)
autor aclara desde ya que el objetivo principal de este trabajo no es hacer una historia del
► octubre (1)
concepto de ideología. Las referencias históricas sirven aquí de apoyo a una tarea que
consideramos más importante, esto es, el dar cuenta de la relevancia de la teoría de la ► septiembre (6)
ideología para la comprensión de algunos de los problemas fundamentales de las ► agosto (1)
ciencias sociales. ► julio (6)
► junio (6)
Uno de los principales obstáculos que enfrenta la teoría social consiste en la evidencia
misma de lo social, en el hecho de que somos parte de la sociedad, de que nuestra vida ► mayo (2)
se desenvuelve íntegramente en su interior y que nosotros mismos formulamos ▼ abril (7)
constantemente explicaciones acerca de nuestras actividades en ella[2]. De este modo, DOCUMENTOS PARA LA
lo social se naturaliza, convirtiéndose en un obstáculo epistemológico[3] para el HISTORIA DEL
conocimiento científico de la sociedad. La teoría de la ideología, al indagar en torno a las MOVIMIENTO OBRERO ...
condiciones y a los mecanismos que posibilitan el surgimiento de nuestras creencias e ZONCERAS ARGENTINAS: LA
ideas sobre la sociedad, puede jugar un papel significativo en la desnaturalización de EXPROPIACIÓN DE YPF (II)
aquello que damos por evidente. En este sentido, y más allá de todo lo que dice ZONCERAS ARGENTINAS: LA
positivamente sobre la naturaleza de lo social, la teoría de la ideología desempeña un EXPROPIACIÓN DE YPF (I)
papel análogo al de la duda sistemática en la filosofía cartesiana. Así, al preguntar por el 52 min to Spreed
LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
origen de todas nuestras ideas y creencias, la teoría de la ideología se convierte (o EL PENSAMIENTO
puede convertirse) en un formidable instrumento desmitificador, lo cual no es poca cosa SOCIALISTA: EL
MARXISMO. UNA INTROD...
en estos tiempos que corren, en los que defensores de los intereses privados más
egoístas se presentan a sí mismos como los defensores más desinteresados del interés ESTADO, BURGUESÍA
general. NACIONAL E YPF:
COMENTARIOS A UN...
Es por lo expuesto en el párrafo anterior que pensamos que la teoría de la ideología
permite comprender mejor los obstáculos con que se encuentra el conocimiento en el MALVINAS: ¿DE QUÉ
HABLAMOS CUÁNDO
ámbito de las ciencias sociales. Su estudio constituye, por tanto, una obligación para la HABLAMOS DE SOBE...
epistemología de las ciencias sociales, independientemente de que, por cierto, la teoría
de la ideología aborda un campo de problemas que abarca tanto cuestiones de índole ► marzo (6)
epistemológica como áreas estrictamente “sociológicas”. Hecha esta observación, hay ► febrero (5)
que aclarar que vamos a concentrarnos, en especial, en las implicaciones
► enero (6)
epistemológicas de la teoría de la ideología. Todas las referencias al campo de la teoría
sociológica son a título ilustrativo y no tienen pretensiones de exhaustividad ni de ► 2011 (80)
profundidad. ► 2010 (51)
► 2009 (6)
Antes de proseguir, hay que hacer una aclaración importante. En los párrafos
precedentes se ha hablado de “teoría de la ideología” y no de “ideología”. La distinción es ► 2008 (1)
relevante. Si se afirma que la “ideología” es sólo un concepto que describe un fenómeno
dado, se pierde de vista que la misma es un cuerpo teórico que intenta dar cuenta tanto
Etiquetas
del origen de las ideas como del papel que juegan éstas en la sociedad, lo cual lleva a
perder de vista el todo social. En cambio, la ideología como teoría remite a una ´Filosofía de la ciencia (1)
concepción holista de la sociedad, que lleva inevitablemente a enfrentar el problema de la ABSTENCIONISMO POLÍTICO (1)
totalidad social[4]. Como quiera que sea, corresponde indicar que, al utilizar el término Acción comunicativa (1)
“teoría de la ideología” en singular, de ningún modo se ha pretendido afirmar que existe Alienación (4)
una teoría homogénea de la ideología, capaz de encerrar en su seno a todas las teorías
Althusser (8)
que se han formulado acerca de ella. Como en los demás ámbitos de las ciencias
Anarquismo (3)
sociales, la multiplicidad de posturas teóricas no implica solamente el reconocimiento de
ANARQUISMO EN RUSIA. (1)
la necesidad de abordar el estudio de los fenómenos sociales recurriendo a una batería
de herramientas conceptuales, dada la esencial riqueza de la vida social. A esta altura Anguita Eduardo (1)
del desarrollo de las ciencias sociales, resulta obvio que los abordajes monocausales ARRUGA LUCIANO (1)
terminan por generar análisis insípidos de lo social, que carecen de utilidad teórica y Bachelard Gaston (2)
práctica. Sin embargo, no es aquí adonde se apunta. La referencia simultánea a la teoría Bauer Bruno (2)
de las ideas como si se tratara de un todo constituido plenamente y a la variedad de Beder Herrera Luis (1)
teorías formuladas en torno de la ideología intenta destacar, sobre todo, la riqueza del BENDIX REINHARD (1)
campo de estudio, que de ninguna manera se halla cerrado ni cristalizado. Esto no
BENJAMIN TESIS SOBRE
implica afirmar que todas las teorías sobre la ideología tengan el mismo valor, y el autor FILOSOFÍA DE LA HISTORIA (1)
piensa que esto último ha sido mostrado con creces en el texto. BENJAMIN WALTER (1)
Bergoglio (1)
La teoría de la ideología es un punto de encuentro no sólo de múltiples perspectivas
Berni Sergio (1)
teóricas, sino de algunos de los problemas fundamentales de la epistemología de las
Binner Hermes (1)
ciencias sociales. Así, los debates que se dan en el campo de los estudios de la
ideología se refieren a la relación entre objetividad científica y práctica política, a la Blalock Hubert M. (1)
cuestión de la autonomía de las ideas y a la importancia de la práctica para precisar la Blanc Louis (1)
certeza de las concepciones teóricas, a la posibilidad misma de un conocimiento Blanqui Auguste (1)
absoluto y al peligro del relativismo a ultranza. De esto se deriva la importancia que tiene Bobbio Norberto (1)
la teoría de la ideología en las ciencias sociales, y permite explicar en parte la inflación BONALD (1)
de estudios sobre cuestiones ideológicas que se ha verificado en las últimas décadas. Borón Atilio (6)
Bourdieu Pierre (2)
Para orientarnos entre la maraña de concepciones sobre la ideología es preciso tener en
Bray John Francis (1)
cuenta algunas cuestiones significativas. Muchas de ellas presentan dos características
Brienza Hernán (9)
comunes: a) la tendencia a sobrevalorar el papel de las ideas (o, en términos más
generales, de lo simbólico) tanto en la construcción como en la cohesión de la sociedad, Burguesía nacional (2)
a punto tal que puede decirse que para algunos autores hay sociedad en la medida en BURKE PETER (1)
que hay ideología; b) la propensión a sobreestimar el papel de los intelectuales, de la BUROCRACIA SINDICAL (1)
cultura escrita, de la escuela, de los medios de comunicación, en la conformación de la Cabet Etienne (1)
ideología, desarrollando así una concepción puramente idealista de la ideología, que deja Capitalismo (10)
de lado el papel de los demás aspectos de la vida cotidiana, marcados sobre todo por la Carta Abierta (2)
participación diferencial de los individuos en el proceso de trabajo, en la generación de
Cartismo (2)
distintas ideologías acerca de la sociedad. Justamente, si se quiere discutir la tesis que
CENSURA A LA PRENSA (1)
hace de la ideología “una falsa conciencia”, es preciso relativizar (y precisar) el rol que
Chalmers Alan (1)
desempeñan los intelectuales en el desarrollo de los sistemas ideológicos. Max
Horkheimer (18951973) señaló que uno de los efectos fundamentales de la teoría de la Chile (1)
ideología en las ciencias sociales fue la refutación de las tesis que defendían la Ciencia (3)
independencia de las ideas respecto a la vida material[5]. Dicha crítica es todavía más CIENCIA CRÍTICAS A (1)
importante en la actualidad, puesto que la expansión cuantitativa y cualitativa de los CIENCIA POLÍTICA (8)
medios de comunicación ha creado una serie de formidables herramientas para la CIENCIAS SOCIALES (2)
difusión de ideas de todo tipo y pelaje. En este contexto, la vieja concepción de la CIENCIAS SOCIALES CRÍTICAS
ideología como “falsa conciencia” adopta cada vez más la forma de creencia en la (2)
manipulación ideológica que llevarían a cabo los medios masivos de comunicación CIENCIAS SOCIALES E
social, complementada con todo un rosario de teorías conspirativas de la historia. HISTORIA (1)
CIENTIFICISMO (1)
Por último, y para terminar estas breves reflexiones sobre la importancia de la teoría de CIRCULACIÓN MERCANTIL (1)
los fenómenos ideológicos, hay que decir que la misma pone en debate el concepto de Círculo de Viena (1)
objetividad en ciencias sociales, permitiendo tomar recaudos contra la solapada
CIUDADANÍA (2) 52 min to Spreed
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
utilización política de las teorías científicas. Asimismo, precisa los términos y los límites Clarín (3)
de la discusión sobre el relativismo y los valores absolutos en ciencias sociales. CLASE OBRERA MISIÓN
HISTÓRICA (3)
Este trabajo tiene la siguiente estructura: en el segundo apartado se hace una Clases Medias (1)
presentación de momentos significativos de la historia de la teoría de la ideología, Clases sociales (2)
procurando conectar el desarrollo de la teoría con algunos de los problemas centrales de CMOI (1)
la teoría social. En el tercer apartado se discute el papel de la ideología como elemento
Coerción económica (2)
de cohesión social. En el cuarto apartado se examina la posición que ocupa la teoría de
Cole G. H. D (34)
la ideología en el longevo debate acerca de la objetividad de las ciencias sociales,
COMENTARIOS DE TEXTOS DE
dedicando especial atención a la cuestión del relativismo. Finalmente, en las
MARX (9)
conclusiones se intenta fijar la posición de la teoría de la ideología en el complejo
Comisiones internas (1)
panorama de las ciencias sociales actuales.
Comprensivismo (1)
2. La historia de la teoría de la ideología[6]. Comte Auguste (2)
Comuna de París (3)
Como se dijo más arriba, este trabajo no tiene el propósito de realizar una historia CONCEPCIÓN JURÍDICA DEL
exhaustiva de la teoría de la ideología. Es por esto que el criterio adoptado ha sido el de MUNDO (1)
seleccionar aquellos aportes que, a nuestro juicio, muestran de manera acabada la CONCIENCIA DE CLASE (1)
relevancia de dicha teoría para las ciencias sociales en general, y para la epistemología CONFORMISMO EN LA
de las ciencias sociales en particular. El lector atento podrá observar que en este IZQUIERDA (1)
recorrido se han dejado de lado aportes importantes, como los de Max Weber (1864 Conocimiento científico. (1)
1920), Michel Foucault (19261984) y Pierre Bourdieu (19302002). También se han Contractualismo (2)
dejado de lado corrientes tales como la sociología del conocimiento y apenas se han Cooke John William (3)
tratado autores fundamentales como Georg Lukács (18851971 y Antonio Gramsci (1891 Cooperativismo (5)
1937). El criterio de selección adoptado ha consistido en tomar aquellos autores que CORPORACIONES (1)
permiten explicar mejor la relación entre la ideología y las temáticas de la epistemología
CORRUPCIÓN EN ARGENTINA
de las ciencias sociales elegidas aquí. (1)
CORRUPCIÓN Y CAPITALISMO
2.1. Destutt de Tracy, los “ideólogos” y el origen de la “ideología”. (1)
CRISIS DE HEGEMONÍA (1)
La historia moderna de la teoría de la ideología tiene su origen en el grupo de CRISIS DEL ESTADO (1)
intelectuales que recibió la denominación de “ideólogos”, cuya figura más importante fue
CRISIS POLÍTICA (2)
el filósofo francés AntoineLouisClaude Destutt de Tracy (17541836)[7]. Destutt formó
Crítica de la razón pura (1)
parte del pensamiento de la Ilustración y participó en la Revolución Francesa. Los
Crítica del Programa de Gotha (3)
comienzos de la reflexión sobre la ideología se entroncan, pues, con la corriente
filosófica que sirvió de base teórica a los revolucionarios franceses. Si bien se carece CUBA (2)
aquí de espacio suficiente para desarrollar, aunque sea esquemáticamente, las líneas Curriculum oculto (1)
principales de la filosofía iluminista, es preciso hacer unas pocas indicaciones para la Democracia (7)
mejor comprensión del surgimiento del proyecto de los “ideólogos”. DEMOCRACIA TEORÍA (4)
Derechos Humanos en Argentina
Los filósofos de la Ilustración pensaban que la organización social existente (el llamado (3)
Ancient Régime) no respondía a los criterios de la razón y, por este motivo, sometía a DEUDA EXTERNA (1)
los seres humanos a la esclavitud y a la ignorancia. Dado que se trataba de una DEUDA EXTERNA. (1)
sociedad irracional, dicha forma social tenía que ser reemplazada por otra que estuviera Dialéctica (2)
acorde con los dictados de la razón; si las instituciones sociales se volvían racionales,
DIALÉCTICA MARXISTA (1)
entonces, las personas podrían desarrollarse plenamente y en libertad. Para lograr este
Dictadura del proletariado (1)
propósito, los filósofos iluministas confiaban en la capacidad de la razón humana para
Dictadura militar 1976 (4)
transformar la sociedad. La razón era concebida como la herramienta privilegiada de la
transformación social y política. Rousseau (17121778), en su obra Del contrato social DOCUMENTOS (5)
(1762), escribió: DOCUMENTOS PARA LA
HISTORIA DEL MOVIMIENTO
OBRERO ARGENTINO (1)
“El hombre ha nacido libre, y por doquiera está encadenado. Hay quien se cree
dominación política (1)
amo de los demás, cuando no deja de ser más esclavo que ellos. ¿Cómo se ha
Durkheim (19)
producido este cambio? Lo ignoro. ¿Qué es lo que puede hacerlo legítimo? Creo
poder resolver esta cuestión. DURKHEIM DIVISIÒN TRABAJO
SOCIAL (2)
Si no considerara más que la fuerza y el efecto que de ella deriva, yo diría:
DURKHEIM LECCIONES DE
mientras un pueblo esté obligado a obedecer y obedezca, hace bien; tan pronto
SOCIOLOGÍA (5)
como pueda sacudir el yugo y lo sacuda, hace aún mejor; porque al recobrar su
DURKHEIM REGLAS MÉTODO
libertad por el mismo derecho que se la arrebató, o tiene razón al recuperarla, o SOCIOLÓGICO (3)
no la tenían al quitársela. Más el orden social es un derecho sagrado, que sirve
Economía neoclásica (1)
de base a todos los demás. Sin embargo, tal derecho no viene de la naturaleza:
Educación (2)
está, pues, basado en las convenciones. Se trata de saber cuáles son esas
El Capital (6)
convenciones.” (Rousseau, 2000: 26).
EL CAPITAL I (1)
El grupo de los “ideólogos” retomó el pensamiento ilustrado y lo aplicó al campo particular EL CAPITAL III (3)
del estudio de las ideas. Su propósito declarado era elaborar una “ciencia de las ideas”, Elecciones 2011 (2)
que fuera capaz de reconstruir los mecanismos por medio de los cuales éstas surgían, y Elecciones 2015 en Argentina (3)
que estuviera en condiciones de formular planes precisos para la reforma de las ideas. Elster Jon (1)
Puesto que para los filósofos ilustrados la razón era el centro organizador de toda la vida Empirismo (1)
social, era coherente la actitud adoptada por los “ideólogos”, que se proponían crear una
Empirismo lógico (2)
reflexión de carácter científico sobre la cuestión que permitía entender las instituciones
Empresarios argentinos (1)
adoptadas por una sociedad particular. Sólo a través del conocimiento de las ideas podía
Empresas multinacionales (2)
ponerse en marcha un proceso de transformación de la sociedad sobre bases seguras,
sin caer en los “excesos” cometidos por los jacobinos durante el Terror de 17931794. La Engels (8)
teoría de la ideología tuvo su origen en un propósito directamente político, y se imbricó ENSAYOS MARXISMO (2)
Epistemología (2) 52 min to Spreed
con el vasto proyecto de cambio social que llevó adelante la Revolución Francesa.
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Epistemología. (1)
Llegados a este punto, corresponde hacer una aclaración importante para entender mejor Espert José Luis (1)
el carácter y el contenido de la teoría de los “ideólogos”. Como muchos intelectuales que Estadística (1)
hicieron carrera luego de la caída de Robespierre (17581794) y los jacobinos, Destutt y
Estado (15)
su grupo aborrecían el Terror como herramienta política. Los “ideólogos” deseaban la
ESTADO ARGENTINO (1)
instauración de un régimen político estable, que conjugara el crecimiento económico (en
ESTADO CAPITALISTA (5)
el marco de la defensa de la propiedad privada y la libertad de comercio), con las
libertades civiles y políticas proclamadas en la Declaración de los Derechos del Hombre ÉSTADO EN AMÉRICA LATINA
(1)
y del Ciudadano (1789). En tanto fieles discípulos del Iluminismo, pensaban que las
ESTADO NACIONAL (1)
falencias de la sociedad eran ocasionadas por la puesta en práctica de concepciones
erróneas (“irracionales”) acerca de la naturaleza de la sociedad y los seres humanos; en ESTADO NACIONAL. (1)
otras palabras, el “mal” de la sociedad se hallaba en las ideas que servían de ESTADO TEORÍA (6)
fundamentos a las instituciones. De esto derivaban, como se dijo más arriba, la Estado. (2)
necesidad de una “ciencia de las ideas”, que proporcionaría las reglas de gobierno para ESTATIDAD (1)
evitar caer otra vez tanto en la barbarie del Ancient Régime como en la irracionalidad del ESTATISMO CRÍTICAS (1)
Terror jacobino: Estudiantes Secundarios (1)
Fábrica y política (1)
“Para que hombres y mujeres se gobernasen verdaderamente a sí mismos,
Fernández Cristina (9)
primero había que examinar pacientemente las leyes de la naturaleza (…) Dado
Ferrocarriles en Argentina (4)
que toda ciencia se basa en ideas, la ideología debía sustituir a la teología como
la reina suprema, garantizando su unidad. Reconstruiría la política, la economía Fetichismo de la mercancía (2)
y la ética desde la raíz, pasando desde los más simples procesos de la FETICHISMO JURÍDICO (1)
sensación hasta las más altas regiones del espíritu. Por ejemplo, la propiedad FEUERBACH (2)
privada se basa en una distinción entre «tuyo» y «mío» que a su vez puede FICHAS (29)
remontarse a una oposición perceptiva fundamental entre «tú» y «yo».” FICHAS. (1)
(Eagleton, 1997: 97). FILOSOFÍA (1)
Filosofía de la ciencia (3)
Destutt y los “ideólogos” no se quedaron en el plano de las investigaciones científicas.
FILOSOFÍA DE LA HISTORIA (1)
Por el contrario, pugnaron por ocupar posiciones de poder en el nuevo sistema educativo
Filosofía política (7)
francés, surgido de la Revolución, para influir en la elaboración de los planes de estudios
de las nuevas escuelas[8]. Equipados con la flamante “ciencia de las ideas”, los FILOSOFÍA. (1)
“ideólogos” creían poder impulsar una reforma cultural que estabilizara el régimen social y FIT (1)
político derivado de la Revolución Francesa. Forster Ricardo (2)
Foucault (3)
En un primer momento, los “ideólogos” contaron con el apoyo de Napoleón Bonaparte Fourier (2)
(17691821), cuya carrera política se hallaba en ascenso en la última mitad de la década Francisco papa (3)
de 1790. En esta época, Destutt acuñó el término “ideología”[9]. Sin embargo, el proyecto
FUNCIONALISMO (1)
de los “ideólogos” naufragó ni bien Napoleón llegó a la cima del poder. Paradójicamente,
FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO
así como las razones que llevaron a la construcción de la “ciencia de las ideas” fueron de (3)
carácter político, también las causas de su eclipse momentáneo tuvieron esta índole.
Galasso norberto (5)
Ganancias impuesto a las (2)
Napoleón, en tanto político práctico, comprendió rápidamente que la “ciencia de las
Giddens Anthony (2)
ideas” era una herramienta de doble filo, pues al poner en cuestión todas las ideas y
remontarse hasta su origen, tendía a eliminar el carácter “sagrado” de la jerarquía social. Giroux Henry (2)
Napoleón expuso así sus reparos contra la tarea de los “ideólogos”: Globalización (1)
Gramsci Antonio (3)
“Todos los infortunios de Francia deben ser atribuidos a la ideología, a esa Grosso Leo (1)
tenebrosa metafísica que, buscando con sutileza las causas primeras, quiere GRUPOS SOCIALES
fundar sobre esas bases la legislación de los pueblos, en lugar de adecuar las SECUNDARIOS (1)
leyes al conocimiento del corazón humano y a las lecciones de la historia. Habermas (1)
¿Quién ha proclamado el principio de insurrección como un deber? ¿Quién ha HECHOS SOCIALES (1)
adulado al pueblo proclamando para él una soberanía que era incapaz de ejercer? Hegel (1)
¿Quién ha destruido la santidad y el respeto de las leyes, haciéndolas depender
HELD DAVID (2)
no de principios sagrados de la justicia, de la naturaleza de las cosas y de la
Hermenéutica (1)
justicia civil, sino solamente de la voluntad de una asamblea compuesta por
Hess Moses (1)
hombres ajenos al conocimiento de las leyes civiles, criminales, administrativas,
políticas y militares? Cuando nos vemos llamados a regenerar un Estado, lo que Historia de América Latina (2)
hay que seguir son los principios constantemente opuestos.” (Napoleón citado en Historicismo (1)
Capdevila, 2006: 32). HOBBES (2)
HOBBES LEVIATÁN (1)
Más allá de las exageraciones (los “ideólogos” tenían tanto interés como Napoleón en el Holloway (1)
mantenimiento del orden existente), el argumento napoleónico es interesante, porque HUME (1)
marca los límites que van a tener las ciencias sociales en su análisis de la sociedad
Ideología (15)
capitalista que estaba surgiendo de los movimientos convergentes de la Revolución
IEU (1)
Industrial y la Revolución Francesa. Con precisión, Napoleón plantea que la tarea de los
Iglesia Católica (3)
que se dedican al estudio de la sociedad tiene que consistir en desarrollar una técnica
para gobernar, la cual debe respetar las creencias en la jerarquía y en el orden Igualdad (1)
establecido. Si los “ideólogos” se preguntaban por el origen de las ideas que dan IGUALDAD CRÍTICAS (1)
estabilidad y coherencia al orden establecido, se corre el riesgo de poner al descubierto IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA (1)
los mecanismos de dominación, y lo último que tienen que hacer las ciencias sociales en Imperialismo (1)
la sociedad moderna es mostrar que “el príncipe está desnudo” y que los derechos y Indice Historia del Movimiento
libertades conviven con una realidad marcada por la explotación en el nivel de las Socialista (1)
relaciones económicas. Actuando desde un punto de vista práctico, Napoleón llegó a Inductivismo (1)
percibir el gran inconveniente que presenta la teoría de la ideología para los sectores que Industrialización (1)
tienen el poder en la sociedad. De manera que Napoleón decidió cortar por lo sano y en Ingenieros José (1)
52 min to Spreed
1802 cerró la división de Ciencias Morales y Políticas del Instituto, disgregando a los
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
“ideólogos”. Destutt prosiguió su tarea (en 1801 apareció el primer volumen de su Projet Intelectuales en Argentina (3)
d’éléments d’idéologie), pero la “ciencia de la ideología”, perdido el apoyo oficial, cayó ÍPOLA EMILIO DE (1)
rápidamente en desuso. Kant (1)
KICILLOF AXEL (1)
La condena napoleónica generó una valoración negativa de la “ciencia de las ideas”, que
kirchner (1)
pasó a ser concebida como una teoría “metafísica”, que tendía a reemplazar el estudio
Kirchner Néstor (2)
de los hechos empíricos por “realidades” que se encontraban más allá de los sentidos de
los mortales. En pocas palabras, la “ideología” fue equiparada a un conocimiento inútil y Kirchnerismo (37)
abstracto, que carecía de entidad práctica. Esta concepción negativa (peyorativa) de la Kirchnerismo. (1)
ideología tuvo tanta difusión que, en 184546, Karl Marx (18181883) y Friedrich Engels Korn Francis (1)
(18201895), dedicados a la tarea de criticar las posiciones filosóficas de los Jóvenes LA NACIÓN. (1)
Hegelianos[10], le endilgaron a éstas el calificativo de “ideología alemana”. Ahora bien, la Labriola Antonio (1)
fuerza y la difusión de la concepción negativa de la “ciencia de las ideas”, ocultaron los Laclau Ernesto (3)
aspectos positivos de la misma. La “ideología”, tal como la pensaban los “ideólogos”, era
Lafargue (2)
una disciplina científica cuyo objeto consistía en establecer el origen y desarrollo de las
Lamennais (1)
ideas, sin partir de ninguna tesis “metafísica” y sin aludir a ningún fundamento
LE BON (1)
trascendente de las mismas. En este sentido, la “ciencia de las ideas” representaba un
golpe mortal a la creencia en la autonomía absoluta de las ideas, al idealismo filosófico y LENIN (1)
a la naturalización de lo existente. Esto ubicaba a la “ideología” en los límites mismos de Liberalismo (1)
las ciencias sociales modernas, que fueron construidas en el marco de la expansión de LIBERTAD DE EXPRESIÓN (1)
las relaciones sociales capitalistas en los siglos XVIII y XIX. Libia (1)
Locke John (2)
2.2. Marx y la teoría de la ideología como “falsa conciencia”. LÓPEZ ARTEMIO (1)
Löwy Michael (1)
Como hemos visto al referirnos a la teoría de la ideología elaborada por Destutt y los
LUCHADORES CLASISTAS. (1)
“ideólogos”, la “ciencia de las ideas” surgió como consecuencia de los problemas del
LUXEMBURGO ROSA (1)
ámbito político. De ningún modo se trató de un desarrollo teórico motivado por un mero
interés académico, ni de un cuerpo de ideas alejado de los problemas concretos de la Macri (5)
sociedad. MACRISMO (3)
Malvinas (2)
Luego de los ataques de Napoleón, la teoría de la ideología sólo volvió a “reaparecer” en Manifiesto Comunista (6)
las obras de Marx y Engels de mediados de la década de 1840, conservando por cierto la MANN MICHAEL (1)
línea de una relación estrecha entre la formulación de la teoría y la política. Hay que decir MAQUIAVELO (1)
que hablar de “reaparición” no significa sostener que Marx y Engels retomaron la teoría
Marcuse (4)
de la ideología tal como la habían formulado los “ideólogos”, sino que volvieron a
Mariano Ferreyra (4)
plantear, sobre bases filosóficas muy distintas a las de Destutt, la cuestión del origen de
MARIANO FERREYTA (1)
las ideas y su papel en la sociedad.
MARSHALL T. H. (1)
Para los fines de este trabajo vamos a concentrarnos en la teoría de las ideas tal como Marx (45)
aparece en La ideología alemana[11]. Antes que nada, hay que comenzar diciendo que MARX ENSAYOS (3)
se trata de la primera obra en que Marx y Engels presentan los grandes lineamientos de MARX GLOSAS MARGINALES
su concepción de la sociedad (conocida habitualmente como materialismo histórico o (1)
concepción materialista de la historia). Marx y Engels discuten con los Jóvenes MARX GRUNDRISSE (1)
Hegelianos a lo largo del texto; para estos discípulos de izquierda de Hegel (17701831) MARX INTRODUCCIÓN CRÍTICA
las ideas constituían el motor del desarrollo social. La crítica de Marx y Engels iba FILOSOFÍA DEL DERECHO DE
HEGEL (3)
dirigida, por tanto, contra el idealismo subyacente en esta concepción; corresponde
acotar que la teoría de la ideología y las tesis sobre la centralidad del proceso de trabajo Marx Miseria de la Filosofía (1)
constituyen las armas principales esgrimidas por Marx y Engels. A continuación MARX SOBRE LA CUESTIÓN
JUDÍA (1)
desarrollaremos qué tipo de uso hacen de los mismos.
MARX TESIS SOBRE
FEUERBACH (1)
En el momento de redactar La ideología alemana, Marx y Engels se hallaban en la etapa
Marx Trabajo asalariado y capital
final de un proceso de transición que los llevó desde el liberalismo y la filosofía
(1)
hegeliana, hacia el socialismo. La impotencia política del liberalismo alemán (al cual
MARX Y EDUCACIÓN (1)
adherían los Jóvenes Hegelianos) los había conducido, por caminos diferentes pero
MARX. INTRODUCCIÓN
convergentes, a buscar nuevos senderos teóricos. La crítica de la filosofía hegeliana y
CONTRIBUCIÓN CRITICA
del liberalismo había llevado a Marx hacia el terreno de la economía política, y la lectura FILOSOFÍA HEGELIANA DEL
de los clásicos de esta disciplina (Smith, Ricardo, etc.) lo había convencido de que el DERECHO (1)
proceso de producción ocupaba un lugar prominente en la sociedad. Ubicarse en el nivel Marxismo (34)
de la producción llevó a Marx a considerar los problemas filosóficos desde otra Marxismo analítico (1)
perspectiva, rechazando el idealismo hegeliano: si los seres humanos éramos lo que Marxismo y Sociología (1)
hacíamos (y cómo lo hacíamos), y sólo de manera secundaria éramos lo que
Marxismo. (3)
pensábamos, estaba claro el porqué Marx se sintió obligado a revisar sus concepciones
Masacre de José León Suárez
sobre el origen de las ideas. En este punto, el problema gnoseológico era un problema 2011 (1)
político. Aquí aparece la teoría de la ideología en el materialismo histórico.
Medios de comunicación (3)
Merton Robert (1)
METODOLOGÍA (3)
Si se admite la preeminencia de la producción material en la conformación del carácter
de los seres humanos y de la sociedad, se sigue de ello que dicha producción tiene que Militancia política (1)
ejercer una fuerte influencia sobre las ideas producidas por las personas (que pueden ser MILLS CHARLES WRIGHT (2)
pensadas, en el límite, como un reflejo de lo que sucede en el mundo). Ahora bien, en La Minería en Argentina (2)
ideología alemana, Marx y Engels utilizan la tesis del reflejo para describir el surgimiento Mineros (1)
de la ideología, con el agregado de que lo específico de la ideología consiste en invertir Modelo Agroexportador (1)
la relación “normal” entre el sujeto que conoce y el objeto conocido. En otros términos, la MORAL CIENCIA (1)
ideología invierte la relación existente entre los hombres y sus representaciones. En un
MORAL CÍVICA (1)
pasaje muy conocido, Marx y Engels utilizan la metáfora de la cámara oscura para
Moro Tomás (1) 52 min to Spreed
mostrar cómo funciona la ideología:
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
Movimiento Evita (1)
“Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., MOVIMIENTO OBRERO ALEMÁN
pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un (1)
determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él movimiento obrero argentino (21)
corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no movimiento obrero argentino. (1)
puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su movimiento obrero inglés (2)
proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones
Moyano Hugo (2)
aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a un
MUGICA CARLOS (1)
proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre
Myriam Ford (3)
la retina responde a un proceso de vida directamente físico.” (Marx y Engels,
1985: 26). Nagel Ernst (1)
Naturaleza Humana (2)
La ideología es, por tanto, el reflejo deformado de las relaciones sociales existentes. La Navidad 2010 (1)
deformación consiste en invertir el orden existente en la realidad, presentando a las Neoliberalismo (2)
personas en una posición de subordinación frente a las representaciones de los NISBET ROBERT (1)
fenómenos sociales, que son las que parecen dominar todo el proceso de constitución de NISMAN (2)
las ideas sobre el mundo natural y social. La ideología, que es una creación de los seres
Noche de los Lápices 2010 (1)
humanos en condiciones históricas y sociales determinadas, se transforma en el
NORMAL LO (1)
elemento central y determinante del proceso social. Desde esta perspectiva, son las
O'DONNELL GUILLERMO (1)
ideas las que hacen la historia, y no los hombres que producen su propia existencia y la
de las ideas, como argumentan Marx y Engels: Obstáculo epistemológico (1)
ORDEN Y PROGRESO (1)
“Esta concepción de la historia [la defendida por Marx y Engels] consiste, pues, Organizaciones populares (1)
en exponer el proceso real de producción, partiendo para ello de la producción OSZLAK OSCAR (1)
material de la vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio Owen Robert (2)
correspondiente a este modo de producción y engendrada por él, es decir, la Palma Héctor (1)
sociedad civil en sus diferentes fases, como el fundamento de toda la historia,
Partido Laborista argentino (5)
presentándola en su acción en cuanto Estado, y explicando en base a ella todos
Partido Obrero (2)
los diversos productos teóricos y formas de la conciencia, la religión, la filosofía,
Pecqueur Constantin (1)
la moral, etc., así como estudiando a partir de esas premisas su proceso de
nacimiento, lo que, naturalmente, permitirá exponer las cosas en su totalidad (y Pedraza José (1)
también, por ello mismo, la acción recíproca entre estos diversos aspectos).” Pensamiento crítico (1)
(Marx y Engels, 1985: 40). Pereza (2)
PERÓN (3)
Por su simplicidad, esta tesis del reflejo deformado recuerda los planteos del viejo peronismo (17)
empirismo, adoptado posteriormente por los filósofos de la Ilustración. Como dijimos, la PEZ LÓPEZ (1)
ideología refleja de modo deformado las relaciones reales de los individuos. Esta
Piquetes (1)
deformación hace que las personas tengan una “falsa conciencia” (conciencia deformada)
Plataforma 2012 (1)
de la sociedad y de la posición que ocupan en ella. La teoría de la ideología como
Poder (1)
conciencia deformada presenta puntos de contacto con la concepción negativa de la
ideología, que fuera formulada por Napoleón en ocasión de su crítica a los ideólogos. Si POLITICA (9)
se sigue al pie de la letra la tesis del reflejo, es muy difícil explicar tanto la persistencia POLÍTICA (38)
misma de las representaciones ideológicas (pues parecería que la simple enunciación de POLÍTICA CONCEPTO (1)
la verdad sobre las relaciones sociales bastaría para tornar innecesaria a la ideología), Política en el trabajo (1)
como el surgimiento de la ciencia en tanto actividad cuyo objetivo es la búsqueda de la Política mediática (1)
verdad y no la elaboración de una “falsa conciencia” acerca de la realidad. Política socialista (1)
POLÍTICA. (1)
Por su simplicidad, esta tesis recuerda los planteos del viejo empirismo, adoptados
Popper (1)
posteriormente por los filósofos de la Ilustración. Pero hay una diferencia significativa. La
POPULISMO (1)
ideología refleja de modo deformado las relaciones reales de los individuos. Esta
deformación tiene su origen en las características mismas de la vida social y hace que PORTANTIERO (1)
las personas tengan una “falsa conciencia” (conciencia deformada) de la sociedad y de la Positivismo (2)
posición que ocupan en ella. La teoría de la ideología como reflejo deformado presenta PRIMERA INTERNACIONAL (1)
puntos de contacto con la ya mencionada concepción negativa de la ideología, que PRIMERA INTERNACIONAL. (2)
Napoleón endosó a los “ideólogos”. Si se sigue al pie de la letra la tesis del reflejo, es PROCESO DE TRABAJO (1)
muy difícil explicar tanto la persistencia misma del fenómeno ideológico (parecería que la Progresismo (3)
simple enunciación de la verdad sobre las relaciones sociales bastaría para tornarla
Progresismo argentino (2)
innecesaria), como el surgimiento de la ciencia en tanto actividad cuyo objetivo es la
PROGRESISMO
búsqueda de la verdad y no la elaboración de una “falsa conciencia” acerca de la LATINOAMERICANO (1)
realidad.
PROGRESO TECNOLÓGICO (1)
PRÓLOGO DE 1859 (1)
Ahora bien, la tesis de la ideología como reflejo se complementa con la famosa tesis de
Propiedad privada (2)
la ideología dominante:
Proudhon (4)
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, PRTERP (1)
dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la RAMAL MARCELO (1)
sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene RAZÓN CONCEPTO (1)
a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al REFORMA O REVOLUCIÓN (1)
mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le REFORMISMO (1)
sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de
Relativismo (1)
los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no
REPRESENTACIONES
son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las COLECTIVAS (1)
mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las
RESEÑAS (7)
relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también
RESEÑAS. (1)
las que confieren el papel dominante a sus ideas.” (Marx, 1985: 5051)[12].
52 min to Spreed
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
En el pasaje citado, Marx sostiene que la base efectiva de la ideología se encuentra en REVISTA PROPUESTA
la organización de la sociedad, más concretamente, en la manera en que se encuentra MARXISTA (1)
distribuido el poder social. Si bien esta posición se encuentra dentro de los marcos de la REVISTA PROPUESTA
tesis del reflejo, hay que decir que constituye un desarrollo fructífero pues, por un lado, al MARXISTA. (1)
reconocer que en la sociedad capitalista existe una ideología dominante (que es la de la Revolución Burguesa Teoría de la
(1)
clase capitalista), afirma implícitamente que existen otras ideologías, que son las de las
clases explotadas. Este punto es fundamental para pensar teóricamente la posibilidad REVOLUCIÓN CUBANA (1)
misma de una contrahegemonía que se oponga a las relaciones capitalistas. Por otro REVOLUCIÓN CUBANA. (1)
lado, Marx enfatiza en el pasaje citado la relación existente entre la ideología y los Revolución Iraní (2)
medios de producción intelectual; en otras palabras, la ideología en tanto conjunto de Revolución Rusa (3)
ideas, no es meramente un producto de intelectuales, sino que requiere de ciertas Ricardianos de izquierda (1)
condiciones materiales para su producción y reproducción. Esto prefigura la problemática Ricoeur Paul (1)
de los medios de comunicación de masas, y permite comprender que la teoría de la
Rosanvallon Pierre (1)
ideología excede largamente el ámbito de las disciplinas científicas y de los
Rousseau (1)
intelectuales. La ideología es, entonces, un problema político no sólo por el contenido de
Rusia (3)
las ideas mismas, sino por la disputa en torno a la propiedad y/o el control de los medios
para producir ideas y para comunicarlas. SADER EMIR (3)
SaintSimon (2)
Marx también advierte sobre la existencia de una división del trabajo en el interior de la Salarios en Argentina (1)
clase dominante en lo que hace a la cuestión de la ideología: SARTORI GIOVANNI (1)
Sautu (1)
“La división del trabajo (…) se manifiesta también en el seno de la clase Schütz Alfred (1)
dominante como división del trabajo físico e intelectual, de tal modo que una
SERVICIOS DE INTELIGENCIA
parte de esta clase se revela como la que da sus pensadores (los ideólogos (3)
conceptivos activos de dicha clase, que hacen del crear la ilusión de esta clase Sindicalismo en Argentina (5)
acerca de sí misma su rama de alimentación fundamental), mientras que los
Sismondi (1)
demás adoptan ante estas ideas e ilusiones una actitud más bien pasiva y
Smith Adam (2)
receptiva, ya que son en realidad los miembros activos de esta clase y disponen
SOBERANÍA TEORÍA DE LA (1)
de poco tiempo para formarse ilusiones e ideas acerca de sí mimos.” (Marx,
1985: 51). SOCIALDEMOCRACIA
ALEMANA (2)
Socialismo (33)
En el pasaje que acabamos de citar vuelve a manifestarse con claridad la tesis de la
ideología como “falsa conciencia”. Los intelectuales de la clase dominante no están Socialismo II Internacional (1)
interesados en describir objetivamente la sociedad capitalista, sino en crear “ilusiones” Socialismo nacional (5)
para el consumo de la clase dominante y de las clases subordinadas. Si se adopta al pie Socialismo utópico (4)
de la letra esta posición, las ciencias sociales que se desarrollaron en el seno del Socialismo Verdadero (1)
capitalismo no serían otra cosa que mistificaciones de las relaciones capitalistas, Sociedad definición (1)
producidas con el único objetivo de facilitar la dominación de la burguesía. Como se verá SOCIOLOGIA (9)
en el siguiente apartado de este trabajo, Marx modificó esta concepción en el Libro
Sociología (19)
Primero de El capital, pasando a aceptar que, en ciertas condiciones, la economía
SOCIOLOGÍA CLÁSICA (1)
política era efectivamente una ciencia, en tanto descripción objetiva de las relaciones
Sociología de la ciencia (1)
económicas capitalistas.
Sociologia de la educación (3)
Con independencia de las críticas que puedan hacerse tanto a la tesis del reflejo como a Sociología de la Educación (2)
la tesis de la ideología dominante, corresponde decir que ambas contribuyen a plantear Sociología en Argentina (1)
que las ideas no existen con independencia de la vida material. En este sentido, la teoría SOCIOLOGÍA HISTÓRICA DEL
de la ideología de Marx y Engels en 1845, con todas sus deficiencias, marca una ruptura CONOCIMIENTO (1)
decisiva con el horizonte intelectual del idealismo alemán, pero, y esto no es menos SOCIOLOGÍA Y POLÍTICA (1)
importante, representa también el punto de partida para la construcción de una teoría SOCIOLOGÍA. PRENOCIONES
social liberada de la metafísica y de la naturalización de las relaciones sociales. En la (1)
Ideología alemana, la concepción complementa entonces a la afirmación de la Soldati (2)
centralidad del proceso de producción. Subconsumo Teoría del (1)
Taller de lectura sobre Marx (1)
La teoría de la ideología expuesta en manuscrito de 18451846 tuvo su continuación en la Talleres Textiles en Argentina (1)
concepción de las vínculos entre las relaciones de producción y la superestructura
Tecnología (1)
ideológica expresada en la célebre metáfora edilicia, que se encuentra en el prólogo a la
TEORÍA (10)
a la Contribución a la crítica de la economía política (1859). Marx sostiene allí que todas
teoría del poder (2)
las formas ideológicas (filosofía, religión, derecho, etc.) están determinadas por el nivel
de desarrollo de las fuerzas productivas. De este modo, los cambios en las fuerzas TEORÍA SOCIAL (44)
productivas obligan a la modificación de las relaciones de producción y de la TEORÍA SOCIAL. (6)
superestructura ideológica[13]. En 1859, la persistencia de la teoría del reflejo se TERRORISMO (1)
manifiesta en una concepción de la relación entre fuerzas productivas, relaciones de Tesis sobre Feuerbach (1)
producción e ideología. No es este el lugar para exponer los inconvenientes de la Tomada Carlos (2)
metáfora edilicia adoptada por Marx en 1859. Basta con indicar que las interpretaciones Torre Juan Carlos (1)
mecanicistas y/o deterministas economicistas de la teoría de Marx tienen en ella su
Tortura en Argentina (1)
principal punto de apoyo, y que esto se deriva de la utilización de la concepción de la
Trabajadores (8)
ideología como reflejo de las condiciones económicas[14].
Trabajadores tercerizados (3)
2. 3. Marx: el fetichismo de la mercancía. Trabajo (3)
Trabajo alienado (2)
La concepción marxista de la ideología se vuelve más compleja en el Libro Primero de El Trabajo asalariado y capital (1)
capital (1867). La tesis de la ideología como reflejó había demostrado ser una solución Triaca (1)
muy problemática. De hecho, traducida a términos políticos (y la tarea científica de Marx, TRIACA MINISTRO DE TRABAJO
no puede separarse de su participación en el desarrollo del movimiento obrero y el (1)
socialismo), conducía a adoptar una actitud fatalista ante la realidad. En otras palabras, Tristán Flora (1)
52 min to Spreed
la acción política no podía transformar la sociedad, y tenía que limitarse a esperar y a Universidad en Argentina (1)
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
sancionar los cambios ocurridos en el nivel de las fuerzas productivas[15]. Pero, además Utopía (1)
de esta cuestión, la concepción expuesta La ideología alemana se compaginaba mal con Van der Kooy Eduardo (1)
el énfasis puesto por Marx en la necesidad de estudiar a la sociedad como una totalidad. Varsavsky Oscar (2)
Tratar a la ideología como un mero reflejo suponía relegarla a un lugar secundario, muy
Vivienda (2)
lejos del nivel de las fuerzas productivas. El modelo resultante era el de una falsa
VOTO EN BLANCO (1)
totalidad, en el que sólo una instancia desempeñaba el papel verdaderamente activo[16].
Wacquant LoÏc (1)
Así las cosas, las investigaciones realizadas por Marx en el terreno de la economía lo WALLERSTEIN IMMANUEL (3)
llevaron a modificar su teoría de la ideología. El texto en que se encuentra esta nueva Walsh Rodolfo (1)
concepción es el apartado titulado “fetichismo de la mercancía”, y forma parte del Libro WEBER (2)
Primero de El capital[17]. Dada su riqueza conceptual, nos limitaremos a formular una YPF (6)
síntesis esquemática de su contenido, sobre todo en lo hace a la teoría de la ideología. Zaiat Alfredo (2)
Cabe decir, antes de comenzar, que Marx no emplea el término “ideología” en dicho Zanatta Loris (1)
apartado.
En El capital, Marx no dice que la ideología (para ser más precisos, la forma en que Blogs sugeridos
nosotros pensamos los fenómenos económicos) sea un reflejo deformado de la realidad.
IEU Escuela de Ciencia y
Si esto fuera así, para disipar la “falsa conciencia” bastaría con difundir el conocimiento
Tecnología UNSAM
de cómo son las cosas en verdad; asumir esta posición supone admitir la existencia de EXAMEN DE ADMISIÓN JUNIO
una realidad que es en sí “transparente” a nuestro conocimiento, y que puede ser 2017: RESULTADOS
conocida ni bien se disipan las ilusiones que nos hemos forjado sobre ella. En El capital, Hace 16 horas
Marx sale de la problemática de la ideología tal como había sido pensada hasta
Volar Libremente Cultura y
entonces. En pocas palabras, puede decirse que Marx efectúa el pasaje de una Sociedad
concepción filosófica (epistemológica) a una concepción sociológica de la ideología. STAR TREK VOYAGER: Vea la
Serie Online
Hace 1 día
El fetichismo de la mercancía es el nombre que a la forma específica que asumen las
relaciones sociales en el capitalismo. Así, mientras que en el movimiento real son las Rolando Astarita [Blog]
personas las que llevan las mercancías al mercado, en la percepción de los individuos La ecuación Black Scholes y un
son las mercancías las que determinan dicho movimiento social. En otras palabras, las análisis crítico (2)
Hace 2 días
relaciones sociales aparecen cosificadas en la mente de las personas, que creen
verdaderamente que es el mercado y las mercancías (las cosas) las que rigen el Contra el método
funcionamiento de la sociedad. Marx emplea el término “fetichismo”, pues las creaciones El docente como protagonista del
de los individuos (las mercancías) se separan del control de éstos, los someten a una cambio: ¿Cómo pensar y llevar a
la práctica un proyecto
lógica propia (la lógica de la mercancía) y termina por ser “adorados” (como si fueran transformador?
fetiches) por sus propios creadores[18]. El pasaje en el que Marx desarrolla su Hace 3 días
concepción del fetichismo es el siguiente:
Ñángara Marx
Karl Korsch & Karl Marx: oggi la
“Lo misterioso de la forma mercantil consiste sencillamente, pues, en que la sinistra rinasce se si riparte dalle
misma refleja ante los hombres el carácter social de su propio trabajo como origini
caracteres objetivos inherentes a los productos del trabajo, como propiedades Hace 3 días
sociales naturales de dichas cosas, y por ende, en que también refleja la relación
Revista Propuesta Marxista |
social que media entre los productores y el trabajo global, como una relación “No se puede pinchar con
social entre los objetos existente al margen de los productores. Es por medio de alfileres lo que debería
este quid pro quo como los productos del trabajo se convierten en mercancías, destruirse a mazazos.” Karl
en cosas sensorialmente suprasensibles o sociales. De modo análogo, la Marx
impresión luminosa de una cosa sobre el nervio óptico no se presenta como El orden reina en la Docta
Hace 4 días
excitación subjetiva de ese nervio, sino como forma objetiva de una cosa situada
fuera del ojo. Pero en el acto de ver se proyecta efectivamente luz desde una elviolentooficio de la crítica
cosa, el objeto exterior en otra, el ojo. Es una relación física entre cosas físicas. Presentación de
Por el contrario, la forma de mercancía y la relación de valor entre los productos "El marxismo de
Gramsci"
del trabajo en que dicha cosa se representa no tiene absolutamente nada que ver
con la naturaleza física de los mismos ni con las relaciones, propias de las
cosas, que se derivan de tal naturaleza. Lo que aquí adopta, para los hombres,
la forma fantasmagórica de una relación entre cosas, es sólo la relación social Hace 1 mes
determinada existente entre aquéllos. De ahí que para hallar una analogía
Divulgación Marxista
pertinente debamos buscar amparo en las neblinosas comarcas del mundo Debate de los dos Cambridge:
religioso. En éste los productos de la mente humana parecen figuras autónomas, primer golpe
dotadas de vida propia, en relación unas con otras y con los hombres. Otro tanto Hace 6 meses
ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana. A Lobo Suelto!
esto llamo el fetichismo que se adhiere a los productos del trabajo no bien se los Los derechos
produce como mercancías, y que es inseparable de la producción mercantil. son de plástico //
Este carácter fetichista del mundo de las mercancías se origina, como el análisis Verónica Gago
precedente lo ha demostrado, en la peculiar índole social del trabajo que produce
las mercancías.” (Marx, 1996: 8889).
Hace 10 meses
Ahora bien, el fetichismo no es simplemente “falsa conciencia”. No expresa meramente
A perder la razón
una representación de la realidad social favorable a los intereses de las clases
Hace 1 año
dominantes. Como se indicó antes, si la ideología fuera sólo una “falsa conciencia”, su
eficacia se vería mellada por la difusión de la “verdad”. Pero, además, en el planteo Blog de la Asamblea de
marxista de la ideología de la década de 1840, está el problema de la cuestión (no intelectuales, docentes y
resuelta en La ideología alemana), de cuáles son los mecanismos que producen la artistas en apoyo al Frente de
Izquierda y de los
ideología. En este punto, y a pesar de que la concepción marxista de la “falsa
Trabajadores
conciencia” incorpora elementos que van más allá del marco epistemológico (por
Declaración: VOTEMOS POR EL
ejemplo, la tesis de la ideología dominante), Marx y Engels todavía no habían superado FRENTE DE IZQUIERDA Y DE
los límites del planteo de los “ideólogos”. La ideología seguía siendo un “engaño”, una LOS TRABAJADORES
Hace 3 años 52 min to Spreed
mistificación, hecha adrede, de las condiciones sociales existentes; de ahí que,
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
siguiendo esta interpretación de la cuestión de la ideología, bastaba con dejar de lado los El Saltimbanqui
prejuicios de clase y abordar directamente la realidad, que develaría de ese modo todos
sus secretos. Antiguas Civilizaciones
eltrendefinlandia
En el fetichismo de la mercancía, Marx expone una concepción radicalmente diferente a
la de los “ideólogos”. Las relaciones sociales aparecen cosificadas no porque la clase
dominante elabore una mistificación adrede; en todos los caso, si hay creación de
“mentiras” para justificar la jerarquía social, éstas no juegan un papel relevante. Las
representaciones sociales asumen la forma de la cosificación porque ellas mismas están
“cosificadas”. Esto es una consecuencia de la forma que asume el trabajo en la
producción capitalista:
“Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente
a que son productos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos
de los otros. El complejo de estos trabajos privados es lo que constituye el
trabajo social global. Como los productores no entran en contacto social hasta
que intercambian los productos de su trabajo, los atributos específicamente
sociales de estos trabajos privados no se manifiestan sino en el marco de dicho
intercambio. O, en otras palabras: de hecho, los trabajos privados no alcanzan
realidad como partes del trabajo social en su conjunto, sino por medio de las
relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a
través de los mismos, entre los productores. A éstos, por ende, las relaciones
sociales entre sus productos privados se les ponen de manifiesto como lo que
son, vale decir, no como relaciones directamente sociales trabadas entre las
personas mismas, en sus trabajos, sino por el contrario como relaciones
sociales propias de cosas entre las personas y relaciones sociales entre las
cosas.” (Marx, 1996: 89).
La producción capitalista está regulada por la ley del valor, esto es, tanto las cosas como
las personas “existen” socialmente en la medida en que pueda asignárseles un valor de
cambio. De allí la centralidad de la mercancía para el estudio de esta forma de sociedad.
[19]. Todo aquello que carece de valor de cambio pierde entidad y parece desvanecerse
en el aire. Como quiera que sea, las personas no controlan la asignación de este valor a
las mercancías individuales (hay que decir que, en el capitalismo, los individuos también
son mercancías). Al contrario, su capacidad para organizar concientemente el proceso
productivo se ve cada vez más reducida, en buena medida porque la extensión de la
división del trabajo acentúa la fragmentación del proceso productivo y reduce a cada
individuo a desempeñar un papel insignificante en el mismo, y porque la transformación
de todos los medios de producción en propiedad privada elimina las bases que permiten
la existencia de las comunidades en tanto formas de vida social que privilegian lo
colectivo.
En la sociedad capitalista, las “cosas” gobiernan a las personas, y tanto el capital como
el mercado parecen tener vida propia[20]. Pero esto no obedece a ninguna maldición ni al
carácter intrínsecamente perverso de los capitalistas, sino al hecho de que las relaciones
sociales capitalistas están cosificadas en la realidad. Es por esto que puede decirse que
la ideología no es “falsa conciencia”; constituye, más bien, el producto necesario de
dichas relaciones sociales. En otros términos, la ideología expresa la forma en que está
organizada la vida social en el capitalismo. De modo paradójico, la ideología pasa a ser
la “verdadera conciencia” de la sociedad capitalista, en tanto es la manifestación del
carácter que asumen las relaciones sociales en esta sociedad. Es por ello que Marx
puede afirmar que la ciencia económica no es una simple mistificación de las
condiciones sociales existentes bajo el capitalismo, sino que expresa verdaderamente “lo
que ocurre” en la sociedad capitalista:
En otras palabras, los economistas “burgueses” no efectúan un análisis tendencioso de
la realidad de la economía capitalista (esto independientemente de que haya
economistas que puedan venderse al mejor postor). La ciencia económica desarrollada
en los marcos del modo de producción capitalista es ciencia en tanto análisis objetivo de
la realidad capitalista, pero el problema radica en que esa realidad misma está
cosificada. En todo caso, los economistas fallan no por no ser objetivos, sino por ceñirse
a su objeto de estudio. En el pasaje precedente Marx indica que sólo cuando se
comparan las relaciones económicas capitalistas con las propias de otras formas de
producción es posible comprender el carácter cosificado de las relaciones sociales
capitalistas.
52 min to Spreed
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2017620 Miseria de la Sociología: LA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
Como ilustración de este punto de vista puede traerse a colación lo escrito por Marx en el
epílogo a la 2º edición alemana de El capital (1873). Allí, refiriéndose a la historia de la
economía política en Alemania e Inglaterra, dice lo siguiente:
“A partir de 1848 la producción capitalista se desarrolló rápidamente en
Alemania, y hoy en día ha llegado ya a su habitual floración de fraudes y
estafas. Pero la suerte sigue siendo esquiva a nuestros especialistas [los
economistas alemanes]. Mientras pudieron cultivar desprejuiciadamente la
economía política, faltaban en la realidad alemana las modernas relaciones
económicas. Y no bien surgieron dichas relaciones, ello ocurrió en circunstancias
que ya no permitían su estudio sin prejuicios dentro de los confines del horizonte
intelectual burgués. En la medida en que es burguesa, esto es, en la medida en
que se considera el orden capitalista no como fase de desarrollo históricamente
transitoria, sino, a la inversa, como figura absoluta y definitiva de la producción
social, la economía política sólo puede seguir siendo una ciencia mientras la
lucha de clases se mantenga latente o se manifieste tan sólo episódicamente.
Veamos el caso de Inglaterra. Su economía política clásica coincide con el
período en que la lucha de clases no se había desarrollado. Su último gran
representante, Ricardo, convierte por fin, conscientemente, la antitesis entre los
intereses de clase, entre el salario y la ganancia, entre la ganancia y la renta de
la tierra, en punto de partida de sus investigaciones, concibiendo ingenuamente
esa antitesis como la ley natural de la sociedad. Pero con ello la ciencia
burguesa de la economía había alcanzado sus propios e infranqueables límites.”
(Marx, 1996: 13).
Marx no afirma que la economía política sea solamente una “falsa conciencia” de las
relaciones económicas en el capitalismo, desarrolla por los economistas interesados en
el mantenimiento de dichas relaciones. Por el contrario, reconoce que en algunas etapas
de su desarrollo la economía política “burguesa” es efectivamente “ciencia”, en el sentido
de una investigación dirigida a desentrañar el contenido de las relaciones sociales
capitalistas. El carácter científico de la economía política se deriva, en este texto, del
período histórico en que se encuentran el capitalismo; es, a diferencia del argumento
expuesto en el fetichismo de la mercancía, un planteo más historicista que sociológico,
en el que la posibilidad de una economía científica está en relación directa con el nivel de
desarrollo de la lucha de clases. Para Marx, el carácter capitalista de la economía
política está dado por su imposibilidad para considerar al capitalismo como una etapa
histórica de las relaciones de producción; en otras palabras, la historia constituye el
obstáculo epistemológico que no puede ser franqueado por los economistas
“burgueses”[21]. Pero, y como demostramos al analizar el apartado del fetichismo de la
mercancía, esta imposibilidad no es el resultado de la “falsa conciencia” sino de la forma
asumida por las relaciones sociales capitalistas. El planteo historicista se apoya en una
concepción sociológica de la ideología, en tanto la organización misma de la sociedad
pone límites a la manera en que dicha organización puede ser concebida
conceptualmente.
“La posición de Marx en el capítulo sobre «el fetichismo de la mercancía» parece
conservar dos rasgos dudosos de esta versión anterior de ideología: su
empirismo y su negativismo. En El capital parece afirmar que nuestra percepción
(o concepción errónea) de la realidad ya está de algún modo inmanente en la
propia realidad; y esta creencia, que lo real ya contiene el conocimiento o
conocimiento erróneo de sí mismo, puede considerarse una doctrina empirista.
Lo que suprime es precisamente la labor de lo que hacen los agentes humanos,
de manera variada y conflictiva, de estos mecanismos materiales – de la manera
en que los construyen discursivamente y lo interpretan de acuerdo con intereses
y creencias particulares . Aquí, los objetos humanos figuran como meros
receptores pasivos de ciertos fenómenos objetivos, las víctimas de una
estructura social dada espontáneamente a su conciencia. (…) Si esta última
teoría también reproduce el negativismo de La ideología alemana, es porque la
ideología parecería no tener de nuevo otra finalidad que la de ocultar la verdad de
la sociedad de clases. Es menos una fuerza activa en la constitución de la
subjetividad humana que una máscara o pantalla que impide a un sujeto ya
constituido captar lo que tiene delante. Y esto, aun cuando pueda contener
alguna verdad parcial, sin duda no explica el poder real y la complejidad de las
formaciones ideológicas.”(Eagleton, 1997:122123).
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El comentario de Eagleton es atinado, en tanto demuestra las problemas que implica
pensar un proyecto contrahegemónico a partir de una situación en la que, si se admite la
tesis desarrollada en el fetichismo de la mercancía, las relaciones sociales capitalistas
generan por sí mismas una ideología funcional a ellas mismas. Como se carece aquí del
espacio suficiente para elaborar una respuesta adecuada a la cuestión, sólo cabe decir
que la tesis del fetichismo de la mercancía tiene que complementarse con la expuesta en
el capítulo 5 del Libro Primero de El Capital, en donde se afirma que el trabajo humano
tiene la particularidad de que se trata de un proceso que no es meramente repetitivo, sino
que plasma en la materia las potencialidades que se encuentran latentes en el ser
humano. En otras palabras, el proceso de trabajo implica necesariamente un espacio de
creación (aún en sus variantes más mecanizadas y tecnificadas), que abre un espacio
de posibilidad a la modificación de las relaciones sociales existentes. Además, hay que
tener presente la tesis con la que se abre el Manifiesto del Partido Comunista, que
sostiene que “la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es
la historia de las luchas de clases” (Marx, 1986: 34).
La concepción de la ideología esbozada por Marx en el fetichismo de la mercancía dio
origen a importantes desarrollos de la teoría de la ideología. Aquí puede mencionarse el
importante artículo de Georg Lukács, “La cosificación y la consciencia del proletariado”,
incluido en su obra clásica Historia y consciencia de clase (1923). Lukács retoma la tesis
del carácter cosificado de las relaciones sociales capitalistas y afirma que sólo el
proletariado, por ser la clase cuya misión histórica es enfrentar al capital, está en
condiciones de oponer a la consciencia cosificada una teoría científica de la sociedad.
Una oposición similar entre ideología y ciencia fue defendida por Louis Althusser (1918
1990), quien sostuvo que ciencia e ideología eran dos terrenos absolutamente
incompatibles (en el plano de las ciencias sociales defendió la concepción de que el
marxismo era la verdadera ciencia)[22]. Esta postura hizo que Althusser terminara por
construir una teoría general de la ideología que, como se verá más adelante, está muy
alejada del marxismo y que se afirma en el reconocimiento del carácter omnipotente de la
ideología. Con una postura muy diferente a las dos anteriores, se encuentra Antonio
Gramsci, quien defendió, más allá de los condicionamientos propios de las relaciones
económicas capitalistas, el papel central de los intelectuales en la organización política
tanto de los opresores como de los oprimidos en la sociedad capitalista[23].
2.4. Durkheim: la teoría de las prenociones.
Emile Durkheim (18581917) es considerado uno de los Padres Fundadores de la
sociología moderna (también, por cierto se lo define como el representante más
destacado de la escuela sociológica francesa). Su célebre afirmación acerca de que los
sociólogos tienen que “tratar los hechos sociales como a cosas” (Durkheim, 1976: 12)
parece ubicarlo en el campo de la sociología más ortodoxamente positivista[24]. Sin
embargo, es el autor de una concepción de la ideología que trasciende largamente los
límites de la ortodoxia positivista.
En Las reglas del método sociológico (1895), Durkheim afirma que todo nuestro
conocimiento de lo social está mediado por las prenociones. Según su argumento, los
sentidos nos aportan la totalidad de la información que tenemos acerca del mundo que
nos rodea, pero la misma no nos llega directamente, sino que es tamizada y filtrada por
las prenociones, que:
“…son como un velo que se interpone entre las cosas y nosotros, y que las
enmascara con tanta mayor eficacia cuanto más acentuada la transparencia que
se le atribuye.” (Durkheim, 1976: 41).
Las prenociones no representan una creación artificial y tampoco son pensadas al estilo
empirista como un derivado de la experiencia. Por el contrario, las prenociones
acompañan a toda experiencia, proporcionando sentido a la misma. Durkheim describe
así el proceso:
“Cuando un nuevo tipo de fenómenos se convierte en objeto científico, aparece
ya representado en el espíritu, no sólo por imágenes sensibles, sino por tipos de
conceptos formados groseramente. (…) Ocurre que, en efecto, la reflexión es
anterior a la ciencia, que a lo sumo se sirve de ella con más método. El hombre
no puede vivir en medio de las cosas sin forjarse ideas acerca de las mismas,
regulando su conducta con arreglo a estas últimas. Sólo que, como estas ideas
están más próximas a nosotros y a nuestro alcance que las realidades a las
cuales corresponden, tendemos naturalmente a ponerlas en lugar de estas
últimas, y a convertirlas en la sustancia misma de nuestra especulación.”
(Durkheim, 1976: 40).
De modo que las prenociones son, en términos muy generales, las ideas que poseemos
acerca de todo lo que nos rodea. Cada individuo las va adquiriendo desde el nacimiento,
a través de la interacción constante con otros individuos (familia, escuela, amigos,
trabajo, medios de comunicación, etc.). Durkheim se da cuenta de que nuestra
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experiencia directa de las cosas es limitada, y afirma que las prenociones suplen esta
falla de la experiencia:
“…como el detalle de la vida social desborda por todos lados a la conciencia, no
tiene de aquélla una percepción suficientemente perfilada para sentir su realidad.
Como no hay en nosotros vínculos bastante sólidos ni suficientemente próximos,
todo esto suscita con bastante facilidad el efecto de que no estamos afirmados
en nada y que flotamos en el vacío, sustancia a medias irreal e indefinidamente
plástica. (…) Pero si se nos escapa el detalle y las formas concretas y
particulares, por lo menos nos representamos los aspectos más generales de la
existencia colectiva de manera aproximada, y precisamente estas
representaciones esquemáticas constituyen las prenociones que empleamos
para los usos corrientes de la vida. Por consiguiente, no podemos dudar de su
existencia, pues la percibimos al mismo tiempo que la nuestra. No sólo están en
nosotros sino que, como son un producto de experiencias repetidas, extraen de
la repetición y del hábito que resulta de esta última, una suerte de ascendiente y
autoridad. Sentimos en nosotros mismos su resistencia cuando intentamos
liberarnos de ellas.” (Durkheim, 1976: 4344).
En la concepción durkheimiana de la ideología (es decir, en la teoría de las prenociones),
la “ciencia de las ideas” pasa a formar parte de la teoría sociológica general, y permite
explicar tanto los problemas que tiene que afrontar la sociología en su objetivo de
estudiar la sociedad (desarrollados sobre todo en Las reglas del método sociológico),
como la manera peculiar en que las sociedades se encuentran cohesionadas (enfoque
planteado especialmente en la obra La división del trabajo social). De manera
esquemática, puede afirmarse que existen dos funciones de la teoría de la ideología en la
sociología de Durkheim:
1) La ideología (teoría de las prenociones) da cuenta del carácter opaco de la realidad
social y de las dificultades que implica el conocimiento de los hechos sociales. La
posición durkheimiana significa un avance respecto a la concepción negativa (la “falsa
conciencia”), derivada de la filosofía de la Ilustración. Durkheim demuestra que las
prenociones surgen de la propia vida social, y que su existencia es imprescindible para
poder conocer la sociedad y, todavía más importante, para poder sobrevivir en ella. En
otras palabras, las prenociones juegan un rol positivo, pues proporcionan a las personas
un marco conceptual inicial para emprender la tarea de estudiar los fenómenos sociales.
Además, Durkheim concibe a las prenociones como verdaderos elementos de la
sociedad, es decir, como entidades que poseen las mismas características que los
demás hechos sociales. Esto resulta especialmente importante, pues de este modo se
deja de ver a la ideología como un cuerpo que se encuentra separado, por sus propias
características constitutivas (ser ideas y no cosas o personas), del conjunto de la
totalidad social.
Un corolario de lo expuesto en el párrafo anterior es que la teoría de las prenociones
elimina la posibilidad misma de la independencia absoluta de las ideas respecto a los
demás niveles en que puede dividirse el funcionamiento social. Las prenociones no
nacen de las ideas mismas, sino que son el resultado de los procesos sociales. En las
prenociones, la teoría del conocimiento está en relación directa con la vida cotidiana. Por
un camino más sofisticado que el de los “ideólogos”, Durkheim muestra que los
conceptos, las opiniones, las creencias sociales, están condicionados por el resto de la
vida social. Las prenociones son hechos sociales y requieren el mismo tratamiento que
los demás fenómenos encuadrados en esta categoría. No se trata, pues, de un orden
privilegiado de objetos sociales.
En relación con el punto tratado en el párrafo anterior es conveniente tener presente la
crítica de Durkheim al apriorismo kantiano, formulada en el prólogo a Las formas
elementales de la vida religiosa. Como es sabido, Kant (17241804) afirmaba que nuestro
conocimiento del mundo era posible gracias a que nuestro aparato cognitivo estaba
dorado de categorías a priori, que operaban proporcionando un marco y organizando a la
masa de percepciones que nos llegaban a través de los sentidos[25]. Estas categorías
eran innatas, esto es, existían más allá de la experiencia del sujeto que las poseía.
Durkheim niega la existencia de categorías a priori, sosteniendo que el marco conceptual
con el que organizamos la experiencia es producto, también, de la misma experiencia.
Este marco conceptual al que hace referencia Durkheim surge a partir de la experiencia
colectiva; así, pues, las categorías lógicas son el producto de la forma específica que
asume la experiencia de una sociedad determinada:
“La proposición fundamental del apriorismo es que el conocimiento está formado
por dos clases de elementos, irreductibles entre sí como dos capas distintas y
superpuestas. Nuestra hipótesis mantiene íntegramente este principio. En
efecto, los conocimientos que se denominan empíricos, los únicos que los
téoricos del empirismo han utilizado siempre para construir la razón, son aquellos
que la acción directa de las cosas suscita en nuestros espíritus. Éstas son,
pues, estados individuales, que se explican enteramente por la naturaleza
psíquica del individuo. Por el contrario, si, como pensamos, las categorías son
representaciones esencialmente colectivas, traducen ante todo estados de la
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colectividad: dependen de la forma en que ésta esté constituida y organizada, de
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su morfología, de sus instituciones religiosas, morales, económicas, etc. Entre
estas dos especies de representaciones hay, pues, toda la distancia que separa
lo individual de lo social, y derivar las segundas de las primeras es tan imposible
como deducir la sociedad del individuo, el todo de la parte, lo complejo de lo
simple. La sociedad es una realidad sui generis; tiene características propias que
no vuelven a encontrarse, o que no se encuentran bajo la misma forma, en el
resto del universo. Las representaciones que lo expresan tienen, pues, un
contenido muy distinto al de las representaciones puramente individuales, y se
puede asegurar de antemano que las primeras añaden algo a las segundas.”
(Durkheim, 2008: 4778).
En la base de la respuesta durkheimiana al apriorismo kantiano se encuentra el rechazo
al individualismo metodológico. Las categorías no son innatas a cada individuo, son
creaciones sociales, y es por este mismo carácter social que se nos aparecen como algo
preexistente, como una cualidad que parece “nacer” con el mismo individuo.
Finalmente, y como se indicó arriba, cabe decir que la comprensión del papel positivo
que juegan las prenociones en nuestra integración a la vida social le permite a Durkheim
tener una mejor percepción de los problemas epistemológicos de la sociología. La
ubicuidad de las prenociones constituye la principal dificultad que encuentra la sociología
para avanzar en el conocimiento de los hechos sociales. Su calidad de obstáculo
epistemológico reside en el hecho de que:
“…tienen por función reconciliar a todo precio la conciencia común consigo
misma, proponiendo explicaciones, aun contradictorias, de un mismo hecho [por
ello], las opiniones primeras sobre los hechos sociales se presentan como una
colección falsamente sistematizada de juicios de uso alternativo. Estas
prenociones, «representaciones esquemáticas y sumarias» que se «forman por
la práctica y para ella».como lo observa Durkheim, reciben su evidencia y
«autoridad» de las funciones sociales que cumplen.” (Bourdieu, Chamboredon y
Passeron, 2001: 28).
2) La ideología cumple también el papel de elemento que otorga cohesión a lo social. Hay
que tener presente que en la sociología de Durkheim las representaciones colectivas
juegan un papel fundamental en la vida de la sociedad. Así, y desde las primeras formas
de las mismas, encarnadas en las creencias religiosas, hasta las formas más
sofisticadas como el derecho codificado, las representaciones colectivas expresan la
voluntad del conjunto social, y sirven para que cada individuo sepa qué función le
compete en la sociedad. Dado el poco espacio disponible en este trabajo, sólo se puede
esbozar brevemente la cuestión. Durkheim adopta como punto de partida la concepción
de que las ideas, las representaciones sociales, tienen la misma fuerza que los hechos
materiales en la vida social. De hecho, y esta fue una de las tesis más discutidas de Las
reglas del método sociológico, Durkheim afirma que la sociedad es diferente a la simple
suma agregada de los individuos que la componen (enfrentando, dicho sea de paso, a la
posición del individualismo metodológico). En otras palabras, “fenómenos sociales son
exteriores a los individuos” (Durkheim, 1976: 16). Como quiera que sea, esta exterioridad
de los fenómenos sociales se manifiesta en la coerción que ejercen sobre los individuos,
la cual se expresa tanto en las normas que regulan la actividad de los mismos como en
las que penan las transgresiones a los comportamientos normales. Para el sociólogo
francés, la normalidad social se identifica, en primer lugar, con las conductas realizadas
por el mayor número de individuos (criterio estadístico). Dicha normalidad expresa la
conciencia social, que tiene un sustrato diferente a la conciencia de los individuos que
forman la sociedad, y se expresa concretamente en las regulaciones del derecho (ya sea
éste escrito o consuetudinario):
“Fuera de los actos individuales que suscitan, los actos individuales que
suscitan, los hábitos colectivos se expresan en forma definida en reglas jurídicas
e individuales, en dichos populares, en hechos de la estructura social, etc. Como
estas formas tienen existencia permanente y no cambian con las diferentes
aplicaciones que se realizan en ellas, constituyen un objeto fijo, un patrón
constante que está siempre al alcance del observador, y que no deja lugar a las
impresiones subjetivas y a las observaciones personales. Una regla de derecho
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es lo que es, y no hay dos modos de percibirla.” (Durkheim, 1976: 66).
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Para terminar, las normas no expresan solamente la cohesión social, como podría
inferirse del pasaje anterior, sino que constituyen una de las fuentes principales de ésta
En el apartado siguiente se desarrollará esta última afirmación.
3. Ideología y cohesión social.
En el apartado anterior se ha esbozado el papel de elemento de cohesión social que,
según Durkheim, desempeña la ideología. En este punto haremos algunas observaciones
para tratar de mostrar tanto las limitaciones como también los elementos positivos de la
adopción de este enfoque.
Ante todo, una aclaración. Durkheim no sostiene que la ideología sea el único “cemento”
que da cohesión a la vida social. En La división del trabajo social, Durkheim se preocupa
por aclarar que la misma división del trabajo genera solidaridad entre los miembros de la
sociedad[26]. De hecho, las dos formas de solidaridad social que trata en dicha obra (la
solidaridad mecánica y la solidaridad social) son consecuencia de las diferencias en la
división del trabajo y no de formas diferentes de pensar las relaciones entre los miembros
de la sociedad.
Para entender lo anterior hay que empezar haciendo una pequeña excursión por el terreno
de la teoría de la ideología. Como se dijo aquí repetidas veces, y desde sus orígenes
mismos, la “ciencia de las ideas” se preocupó por demostrar que las ideas no son
autónomas de las demás esferas de la sociedad. En palabras del mismo Durkheim, “sin
duda es una verdad evidente que no existe nada que no esté en las conciencias
individuales; sólo que casi todo lo que se encuentra en estas últimas proviene de la
sociedad” (Durkheim, 2008: 392). Ahora bien, no se trata sólo de aceptar el carácter
social del origen de la ideología, sino de reconocer que la ideología no puede separarse
de una forma determinada de praxis social. En otras términos, la ideología es en sí una
fuerza práctica que forma parte del desarrollo social. Mejor dicho, toda forma de actividad
supone ideas sobre el contenido y el carácter de la misma, y estas ideas no pueden ser
separadas de las actividades de que forman parte so pena de generar un híbrido teórico
que tiende a confundir las causas y el desenvolvimiento de los procesos de los que esas
mismas ideas forman parte. Cuando se escinde la praxis, separando de un lado la
práctica despojada de ideas y concepciones teóricas, y de otro lado las ideas sobre la
acción, se tienen concepciones unilaterales sobre la vida social, que terminan derivando
en formas mecanicistas y deterministas de pensar los procesos sociales. Una
consecuencia de esta escisión consiste en pensar que las ideas constituyen, por sí
mismas, el factor activo de los procesos sociales, capaz tanto de estabilizar a una
formación social como de lograr el reemplazo de la misma por otra. Lo importante aquí es
retener que la base para esta inflación del papel de las ideas en la sociedad radica en la
separación, más o menos sutil, más o menos burda, de la ideología respecto al proceso
social en su conjunto.
El caso de Althusser es particularmente significativo, pues la ideología es concebida
como parte del proceso general de reproducción de las relaciones sociales capitalistas, y
es sólo uno de los mecanismos que permiten la reproducción de éstas[27]. Sin embargo,
en ambos autores hay una tendencia a autonomizar a la ideología del resto de la vida
social, atribuyéndole la propiedad de ser el elemento central y fundamental para el logro
de la cohesión de la misma.
Establecido lo anterior, podemos pasar a examinar brevemente la manera en que
Durkheim y Althusser tienden a independizar a la ideología del resto de la totalidad social
y a sobrevalorar su capacidad para cohesionar (y controlar) a la misma.
Como se puntualizó en el apartado anterior, Durkheim considera que las normas son las
que permiten discriminar entre fenómenos normales y anormales en una sociedad. Más
allá de que Durkheim reconoce que la división del trabajo genera sus propias
reglamentaciones, sostiene la convicción de que el sistema de normas de una sociedad
expresa la voluntad de la misma en su conjunto (y no de una de sus partes, v.gr., la
clase dominante) y es dicho sistema el que permite la integración de los individuos en la
sociedad. En este punto, cobro importancia el concepto de anomia, en la medida en que
permite comprender, por la negativa, qué función cumplen las normas en la sociedad.
Durkheim desarrolla este concepto en La división del trabajo social. Allí define a la
anomia como el estado que se produce “si la división del trabajo no produce la solidaridad
[y en el que] las relaciones de los órganos no están reglamentadas” (Durkheim, 2008:
406). Se trata, pues, de un estado social caracterizado por la ausencia de normas, en el
que la falta de éstas hace imposible el desarrollo de las relaciones sociales normales.
Las normas que reglamentan las distintas funciones del organismo social son, entonces,
las que mantienen el funcionamiento del mismo. Con esto no se está afirmando que
Durkheim proponga una versión determinista del papel jugado por las normas (no se
quiere hacerle defender a Durkheim una especie de inversión del determinismo
económico). Al contrario, tiene una concepción bastante desarrollada de la complejidad
de las relaciones entre normas y funciones, tal como puede deducirse del siguiente
párrafo:
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“…en el estado normal, estas reglas se desprenden por sí mismas de la división
del trabajo; son como su prolongación. Seguramente, sin no aproximara más que
individuos que se unieran por algunos instantes para intercambiar servicios
personales, no podría originar ninguna acción reguladora. Pero lo que pone en
presencia son funciones, es decir, maneras definidas de actuar, que se repiten,
idénticas a sí mismas, en circunstancias dadas, puesto que dependen de
condiciones generales y constantes de la vida social. Los vínculos que se
entablan entre estas funciones no pueden, pues, dejar de alcanzar el mismo
grado de fijeza y de regularidad. (…) El pasado predetermina el porvenir. Dicho
de otro modo, hay cierta distribución de los derechos y de los deberes que el uso
establece y que termina por volverse obligatoria. La regla no crea, pues, el
estado de dependencia mutua en el que se encuentran los órganos solidarios,
sino que no hace más que expresarlo de manera sensible y definida, en función
de una situación dada.” (Durkheim, 2008: 404):
Ahora bien, la argumentación de Durkheim tiende a mostrar que la ausencia de normas
impide el normal funcionamiento de una sociedad en la que impera la solidaridad
orgánica. Más allá de su afirmación de que las normas responden a necesidades que
surgen de las diferentes funciones que regulan el organismo social, necesidades que se
derivan de dichas funciones y no de las normas mismas, Durkheim se encamina a
demostrar que son las normas las que dan efectivamente cohesión al conjunto social. Es
más, para él, la libertad moderna es producto de la reglamentación, y es justamente a
través de las normas que los seres humanos han podido construir un mundo social libre
del azar y de las compulsiones de la naturaleza[28].
En el caso de Althusser, la preeminencia de la ideología se manifiesta a través del
carácter cuasi omnipotente que atribuye a los aparatos ideológicos del Estado. Como es
sabido, define a éstos como un vasto entramado de instituciones públicas y privadas
(entre las que se encuentran organizaciones tan disímiles como la familia, los medios de
comunicación de masas y la escuela) cuya función primordial es operar como canales de
transmisión de la ideología de la clase dominante. A diferencia de los aparatos represivos
del Estado, los aparatos ideológicos actúan principalmente por medio de la difusión de
ideología. Para Althusser, los aparatos ideológicos son lugares en los que se verifica la
lucha de clases; sin embargo, en todos los análisis que hace de los mismos (y hay que
decir que Althusser suele moverse en un nivel muy elevado de abstracción), la eficacia
de los aparatos ideológicos reduce a la impotencia a los intentos de cuestionar el orden
existente. Así, refiriéndose al aparato ideológico escolar,
“Pido perdón a los maestros que, en condiciones espantosas, tratan de volver
contra la ideología, contra el sistema y contra las prácticas en las cuales están
inmersos, las pocas armas que pueden hallar en la historia y en el saber que
«enseñan». Son verdaderos héroes. Pero son pocos, y como la mayoría ni
siquiera sospecha del «trabajo» que el sistema (que los supera y los aplasta) les
obliga a hacer, ponen todo su entusiasmo e ingenio en el esfuerzo por cumplirlo
con toda conciencia (¡los famosos métodos nuevos!). Recelan tan poco que
contribuyen efectivamente – con su misma dedicación – a mantener y desarrollar
una representación ideológica de la escuela que la convierte en algo tan
«natural», útil e indispensable – e incluso benéfica en opinión de nuestros
contemporáneos – como pareció indispensable y generosa la iglesia a nuestros
antepasados hace unos cuantos siglos.” (Althusser, 1988: 119).
En el ejemplo que se acaba de transcribir, la ideología dominante aparece como una
aplanadora que arrasa los intentos de generar un pensamiento contrahegemónico. En
verdad, en la teoría de Althusser es muy difícil pensar la construcción de un espacio
contrahegemónico. Esto se ve especialmente en claro si se toma en cuenta la teoría
general de la ideología que formula al final de “Ideología y aparatos ideológicos del
Estado”[29]. En ella la ideología aparece como una característica de la condición humana
misma, y, por ende, los seres humanos están condenados a vivir sus relaciones sociales
en forma ideológica. Althusser sostiene que la ideología tiene que ser entendida como
“una «representación» de la relación imaginaria entre los individuos y sus condiciones
reales de existencia.” (Althusser, 2008: 123). Como quiera que sea, esta forma en que
los individuos viven su relación con sus condiciones de existencia tiene un carácter
suprahistórico, en el sentido de que trasciende las condiciones sociales específicas de
una sociedad determinada (por ejemplo, la sociedad capitalista). Althusser puede afirmar
así que:
“…la ideología en general no tiene historia, y esto no en un sentido negativo (su
historia acontece fuera de ella) sino en uno completamente positivo.
Este sentido es positivo si es verdad que lo propio de la ideología es el estar
dotada de una estructura y de un funcionamiento tales que la convierten en
realidad no histórica; es decir, omnihistórica en el sentido de que esta estructura
y este funcionamiento están, bajo una misma forma inalterable, presentes en lo
que se llama la historia entera tal como la define el Manifiesto (como historia de
la lucha de clases, es decir, historia de las sociedades de clases).” (Althusser,
1988: 122).
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La ideología trasciende por tanto el horizonte de la sociedad capitalista y se extiende, en
principio, a todas las formas de sociedad de clases. Pero, más adelante, Althusser
extiende todavía más la validez de la ideología y termina por atribuirle un papel
fundamental en la constitución del sujeto:
“…la categoría de sujeto es constitutiva de toda ideología, pero al mismo tiempo
y de inmediato agregamos que la categoría de sujeto no es constitutiva de toda
ideología sino sólo en tanto toda ideología tiene la función (que la define) de
«constituir» en sujetos a los individuos concretos. En este juego de doble
constitución existe el funcionamiento de toda ideología y ésta no es más que su
funcionamiento en las formas materiales de la existencia de este
funcionamiento.” (Althusser, 1988: 130).
Ahora bien, si la función primordial de la ideología es la de interpelar a los sujetos para
constituirlos como tales, no es posible siquiera pensar una forma de sociedad que esté
libre de ideología. Además, y más allá de las consecuencias políticas de dicha manera
de pensar la ideología, está la cuestión de que la ideología se convierte en un elemento
fundamental para lograr la cohesión social, al permitir la efectiva integración de los
individuos en ella.
Para concluir este apartado, cabe decir que las teorías de Durkheim y de Althusser
acerca del papel de la ideología en el logro de la cohesión y la integración sociales tienen
un origen común, más allá de las diferencias de fondo entre ambos autores. Para los dos
autores analizados aquí, la ideología es un fenómeno que se presenta separado de las
relaciones de producción, como si correspondiera a un ámbito que está más allá de la
actividad práctica, dotado de la propiedad de regular la misma. Esta situación es todavía
más paradójica en Althusser, pues él comienza su análisis por las relaciones de
producción, y termina planteando una teoría general de la ideología que poco y nada tiene
que ver con el momento de la producción. En este sentido, Durkheim muestra una
percepción más fina del carácter de la ideología, pues las normas que examina se hallan
en todo momento en contacto con la esfera de la práctica social.
4. La teoría de la ideología y el problema de la objetividad en las ciencias sociales.
Las ciencias sociales, que en su conjunto constituyen la forma específica que adoptó la
teoría social a partir del siglo XIX, tuvieron como modelo a las ciencias naturales. No es
este el lugar para explicar las razones de la elección de dicho modelo. Basta con tomar
nota de ello, y con indicar que la preferencia por las herramientas teóricas de las ciencias
naturales tuvo entre sus consecuencias elevación de la problemática de la objetividad a
una posición privilegiada en los debates epistemológicos de las flamantes disciplinas
científicas. Así, los Padres Fundadores de las nuevas disciplinas pensaban que estaban
construyendo ciencias del mismo tipo que las naturales y, por ende, la objetividad
ocupaba una posición clave en sus planteos.
Establecido lo anterior, corresponde abordar la respuesta a la pregunta de qué se
entiende por objetividad. Ante todo, hay que decir que se le da este carácter al
conocimiento que se encuentra libre de toda parcialidad, de ideología (como quiera que
sea que se la defina), que es neutral en términos de valores. En otras palabras, se trata
de un conocimiento que está más allá de los intereses individuales o de grupo, y que se
ciñe únicamente a las reglas de la “verdad científica”. La ciencia, en tanto encarnación de
la Verdad Objetiva, se halla libre de lo mezquino; por tanto, los científicos tienen el
derecho a formular la última palabra en todos los problemas de la vida social, pues son
los únicos capaces de llegar a formular verdades objetivas. Los demás mortales estamos
condenados, en cambio, a chapotear en un pantano de opiniones, intereses personales e
ideología.
La descripción esquemática del párrafo anterior intenta reproducir, palabra más, palabra
menos, la versión estándar del culto a la objetividad en las ciencias sociales. A lo largo
del siglo XX se fue agregando otro elemento a dicha versión, pues al lado de la figura del
científico se ubicó la del técnico (generalmente encarnado en el economista práctico),
conocedor de las políticas correctas (objetivas en tanto científicas) a ser aplicadas frente
a un problema social dado.
Tal como ha sido definida hasta aquí, la cuestión de la objetividad en las ciencias
sociales está directamente relacionada con el rol político de las mismas. En este punto,
la discusión epistemológica se funde con el debate político, y la teoría de la ideología
constituye el mejor punto de partida para comprender mejor la naturaleza y los alcances
de dicho rol. En el desarrollo que sigue a continuación nos concentraremos en exponer la
función desmitificadora que puede desempeñar el concepto de ideología.
En la concepción habitual, la objetividad científica es incompatible con la ideología. Es
cierto que muchos de los cultores de la objetividad en las ciencias sociales reconocen
que los valores de la ideología no están ausentes por completo de las mismas. Por
ejemplo, Max Weber afirma que los temas de investigación elegidos por el investigador
tienen su origen en los intereses y los valores del científico social. Sin embargo, la
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subjetividad (ese término a la vez sofisticado y vergonzante para denominar a la
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ideología) tiene que ser eliminada si el investigador quiere hacer efectivamente ciencia
social. De modo que ciencia e ideología son concebidas como campos que deben estar
separados a los fines de lograr un conocimiento objetivo (científico) de la sociedad.
Desde esta óptica, las leyes, teorías y modelos de las ciencias sociales son creaciones
asépticas, cuya única finalidad es la búsqueda de la verdad, y en pos de la prosecución
de ese objetivo tiene que ser sacrificada la ideología de los investigadores.
Frente a este panorama, ¿cuál es la importancia de la teoría de la ideología? En primer
lugar, sirve para ponernos en guardia ante el hecho de que las ciencias, en tanto
creaciones humanas, son también construcciones ideológicas. Esto significa que las
ciencias sociales, además de intentar realizar una descripción objetiva de la realidad,
trabajan con materiales que son también ideológicos, y producen teorías que contienen
componentes ideológicos. La teoría de la ideología muestra que las ideas de las
personas se originan a partir de su interrelación con otras personas; en otros términos, no
existe un campo de ideas que surja al margen de la sociedad y que esté libre de todo
condicionamiento de parte de ésta. Si efectivamente existiera dicho campo, la teoría del
mercado podría haber surgido en la Grecia Clásica y no en la Inglaterra de fines del siglo
XVIII. De modo que la sociedad condiciona el carácter que adoptan las ideas de los
individuos acerca de esa misma sociedad. No se puede pensar cualquier cosa en
cualquier lugar y en cualquier época. Esto coloca un freno importante a la concepción de
la objetividad entendida como absoluta separación entre la ciencia y los intereses de los
individuos y las clases sociales. Según la teoría de la ideología, nuestras ideas se
encuentran socialmente condicionadas, y las ciencias sociales no representan una
excepción a esta regla.
En segundo lugar, y esto resulta todavía más significativo que lo expuesto en el punto
anterior, la ideología sirve para demostrar que las teorías de las ciencias sociales juegan,
en sí mismas, una función ideológica. Para entender mejor este planteo conviene retornar
al análisis que hace Marx de la economía política. Como hemos visto, en El Capital
afirma que las categorías de la economía elaboradas por los economistas para describir
el movimiento de la producción capitalista son científicas, en la medida en que efectúan
una descripción objetiva de las relaciones económicas imperantes en el capitalismo. De
ningún modo Marx pretende que los economistas lleven a cabo una mistificación
deliberada de esas relaciones económicas. Sin embargo, los economistas están
acostumbrados a pensar como “naturales” a las formas capitalistas de las relaciones de
producción, calificando de “irracionales” a las otras maneras de llevar adelante el proceso
productivo. Tal como se dijo anteriormente, las ideas de los individuos no son autónomas
respecto al tipo de vida que llevan los individuos. En el capitalismo, las relaciones
sociales se encuentran cosificadas. Esa cosificación es la forma visible que adoptan
dichas relaciones, y sobre esta base trabajan los economistas. Es por ello que al
describir “objetivamente” a la sociedad capitalista, están formulando teorías que son, a la
vez, ideológicas, en tanto presentan como “natural” y “racional” aquello que es el
producto de determinadas condiciones históricas y sociales. La ideología consiste aquí
en confundir lo que es una de las tantas formas que asume la realidad social (en este
caso la sociedad capitalista), con toda realidad social. Al hacer esto, los economistas
terminan por justificar a las relaciones de poder existentes, independientemente de sus
propias intenciones. La objetividad, y no hay motivo para dudar que los economistas
procedan objetivamente, encierra en sí misma a la ideología.
En tercer lugar, la teoría de la ideología demuestra que las ideas no son fines en sí
mismos, sino que cumplen determinadas funciones sociales. Dado que las ideas no
constituyen una entidad aparte, separada de la sociedad, forman parte de la misma y
contribuyen a la reproducción de ésta. Durkheim y Althusser, entre otros, comprendieron
este punto, a pesar de pertenecer a corrientes teóricas antagónicas. Sin entrar a discutir
si las formas ideológicas representan al conjunto de la sociedad o a una clase social
determinada, puede decirse que las ideas de las personas juegan un papel en la
conservación y/o modificación del orden existente. Como se demostró arriba, las ideas
están socialmente condicionadas. No nacen en el vacío, sino que constituyen respuestas
a determinadas relaciones sociales (y actúan, a su vez, sobre las mismas). Por ejemplo,
la noción de igualdad nace en un contexto marcado por el desarrollo de la producción
mercantil, en el que las mercancías se igualan unas a otras en el cambio. La idea de que
los seres humanos son iguales contribuye al funcionamiento del mercado de trabajo en
particular (los seres humanos son seres iguales que pueden participar libremente en el
mercado laboral comprando y/o vendiendo fuerza de trabajo), y del mercado en general.
En este sentido, la concepción de la igualdad no está operando ni como “reflejo” ni como
“falsa conciencia”, sino que expresa una característica de las relaciones sociales del
capitalismo, y lo hace de manera activa (no pasiva como en el caso del “reflejo”),
reforzando esas mismas relaciones (esto más allá de las intenciones o de la conciencia
de los actores sociales). La ideología es, por tanto, una forma de práctica social y no una
mera reflexión teórica sobre lo que hacen las personas. En tanto práctica, incide sobre
las demás prácticas sociales, permitiendo su reproducción u obrando en dirección a su
transformación. Las ciencias sociales, al reivindicar su supuesta “objetividad”, no hacen
otra cosa que crear las condiciones para proceder a cumplir una de las funciones
sociales que le competen, esto es, la legitimación de las relaciones sociales capitalistas
vía naturalización de las mismas. Una vez más nos consideramos obligados a aclarar
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que este proceso ocurre, por lo general, con independencia de los deseos y de la
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conciencia de los actores involucrados. La ideología no se encuentra en las apariencias
de las cosas, sino que subyace en la forma de límites no pensados de nuestras
concepciones de la realidad.
En cuarto lugar, las representaciones ideológicas hacen su aparición acompañando a
cada una de las formas de práctica social. Esto significa que todas nuestras prácticas
son ideológicas y que, por tanto, también los instrumentos que nos sirven para analizar la
sociedad están “contaminados” por la ideología. Al respecto, una de las contribuciones
más significativas de la teoría de la ideología consiste en haber indagado en los
mecanismos por los que surgen las representaciones ideológicas. La ideología está tan
inextricablemente unida a nuestras acciones y pensamientos, que no puede ser
escindida cuando las personas se dedican a hacer ciencia.
Los argumentos expuestos hasta aquí muestran que la pretensión de construir una
ciencia social que sea puramente objetiva es utópica. De hecho, y esto lo dijimos al
comienzo de este apartado, la pretensión de objetividad suele ocultar la percepción de
las funciones sociales de la ciencia, en especial el papel que cumple justificando el statu
quo. Ahora bien, para concluir este apartado, se examinará una última cuestión, a saber,
la de la relación entre objetividad y relativismo.
Desde el punto de vista epistemológico, la creencia en la existencia una objetividad libre
de toda “contaminación” ideológica equivale a defender la tesis del conocimiento
absoluto, que se encuentra fuera de todo condicionamiento social e histórico. Hay que
hacer una aclaración. Esta creencia en el conocimiento absoluto no es una reaparición,
ahora en ropaje científico, de la teología. En una sociedad capitalista no hay lugar para la
contemplación del “saber absoluto”. Se trata, por el contrario, de una versión mucho
menos metafísica y más pragmática de la idea del carácter absoluto del conocimiento.
La tesis de la objetividad escinde a la ideología de la ciencia, con el objetivo de
garantizar el desarrollo de un conocimiento funcional a la lógica mercantil del sistema. El
objetivo no es la contemplación, sino la transformación, pero una transformación que
excluya la posibilidad misma de pensar otros caminos de desarrollo social. En otras
palabras, el conocimiento es absoluto respecto a la política, sobre todo a la política que
intenta modificar sustancialmente las relaciones de poder existentes.
Como quiera que sea, a la concepción de la objetividad del conocimiento científico suele
contraponérsele la tesis que afirma el carácter relativista de ese mismo conocimiento. A
continuación esbozamos una versión esquemática de dicha concepción. Como los
conocimientos científicos no son absolutos, todas las afirmaciones de los científicos son
esencialmente relativas. Si esto es así, en el límite de la posición relativista todas las
teorías valen lo mismo y ninguna puede fundamentar sus pretensiones de superioridad
sobre las demás. Esto último abre la posibilidad para concebir a las teorías como
discursos, y a la ciencia como una variante de la retórica. Reducida a una especie de
literatura de segunda mano (porque, en definitiva, la ciencia no es literatura), la ciencia
pierde toda conexión con la búsqueda de la verdad y asume, en todo caso, una función
absolutamente pragmática. Se practica la ciencia en la medida en que es útil, y es
improcedente decir cualquier otra cosa sobre ella[30].
Ambas tesis, la de la objetividad de la ciencia y la del carácter relativista de la misma,
tienen dos características en común. En primer lugar, las dos adhieren a la concepción
pragmatista, que considera que el valor del conocimiento científico no se encuentra en la
ciencia misma, sino fuera de ella. Para los objetivistas y relativistas, la ciencia sirve para
transformar el mundo exterior, pero de ningún modo puede modificar ni la distribución del
poder social ni la manera en que las personas pensamos y vivimos dicho poder. Las
ciencias son pensadas más como tecnología que como ciencia, esto es, como
instrumentos para transformar el mundo material de acuerdo con una lógica de dominio,
basada en la expansión del capital[31]. En segundo lugar, las tesis mencionadas se
apoyan en la afirmación del carácter central de las ideas en la vida social. En palabras de
Horkheimer:
“…ambas concepciones [las dos tesis que tratamos aquí] están emparentadas:
contienen el supuesto de que debería asegurarse el sentido de la vida humana
mediante formas conceptuales firmes, los llamados «valores» o más bien los
bienes culturales . Cuando se hace patente que éstos no están sustraídos al
proceso histórico, cuando se descubre – apoyándose en el progreso de la ciencia
– su dependencia general fisiológica y psicológica, o bien surge el intento de
anclarlos filosóficamente (…) la doctrina absoluta del valor es solamente la otra
cara de la visión relativista, que se esfuerza por convertir el condicionamiento
ideológico del espíritu en principio filosófico decisivo. Ambas doctrinas se exigen
mutuamente, y ambas son un fenómeno característico de nuestro período”
(Horkheimer, 2002b: 4950).
Las dos tesis caracterizadas arriba pueden ser desarmadas por la teoría de la ideología,
pues ésta exige tratar a las ciencias sociales como un campo más del pensamiento
social (es obvio que se trata de un campo particularmente específico, con perdón de la
redundancia), y no como un espacio dotado de una independencia metafísica con
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respecto a las “bajezas” humanas. En otras palabras, la teoría de la ideología convierte a
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las ciencias sociales en objetos mismos de la investigación científica. Al hacer esto, la
disputa entre el carácter absoluto y el carácter relativista del conocimiento queda
superada mediante el reconocimiento de que las ciencias sociales forman parte
inseparable de una praxis social:
“La cuestión acerca de cómo es posible escapara a la pésima contradicción o.
mejor, a la pésima identidad de estas dos filosofías del punto de vista no puede
resolverse suficientemente erigiendo otro sistema. Si el aportar y el modificar en
la vida privada o en la social – y a esto se llama actuar responsablemente –
requieren justificarse mediante esencias supuestamente inmutables o si, por el
otro lado, se considera que el condicionamiento histórico de una finalidad
constituye una objeción filosófica contra su obligatoriedad y su necesidad
interna, entonces la fuerza y la fe se han desvanecido ya de la acción. La
relación entre teoría y práctica es muy otra de cómo se la pinta, tanto de acuerdo
con el relativismo como con la doctrina de los valores absolutos: la praxis exige
permanentemente orientarse por una teoría avanzada, y la teoría pertinente
reside en el análisis más penetrante y crítico posible de la realidad histórica, no
es algo así como un esquema de valores abstractos del que uno se asegure que
está fundamentado concreta y antológicamente. La representación y el análisis
crítico de la realidad – que animan en cada caso la praxis – están determinados
a su vez, antes bien, por impulsos y afanes prácticos. Del mismo modo que el
desarrollo y estructura de la ciencia natural han de explicarse a partir de las
necesidades sociales de dominio de la naturaleza, en la formación de las
llamadas ciencias del espíritu y sociales se exteriorizan las necesidades y los
intereses de los individuos y los grupos. No existen ni un mundo de
representaciones libre de tendencias prácticas, ni siquiera una percepción
aislada, libre de praxis y de teoría: la metafísica de los hechos no aventaja en
nada a la del espíritu absoluto.” (Horkheimer, 2002b: 5152).
La teoría de la ideología permite superar la “pésima contradicción” a la que alude
Horkheimer porque indaga en las bases mismas de la escisión entre teoría y práctica. Al
tomar a las ideas como objeto de investigación científica, se ve obligada tanto a criticar
las ilusiones que las personas se forjan sobre las mismas como a establecer las
condiciones sociales que permiten su surgimiento y cristalización. En este sentido, la
teoría de la ideología coloca a las ciencias sociales en particular, y a las ideas en
general, en el marco de la praxis social, dejando de lado cualquier pretensión de
autonomía absoluta de las mismas.
5. Conclusiones.
En este trabajo han sido expuestas algunas de las razones por las que reflexión sobre la
ideología ocupa un lugar fundamental en la teoría social. Se ha señalado que, junto a la
concepción de la centralidad del proceso de trabajo en la comprensión de la vida social,
la ideología es uno de los pilares de la teoría social moderna. En el texto se han
desarrollado algunas de las razones que justifican esta afirmación, teniendo en cuenta
que, en el panorama intelectual presente, la proliferación de menciones a la ideología
corre paralela con su desconexión del conjunto de la problemática social. La teoría de la
ideología es fructífera en la medida en que liga el terreno de las ideas con los procesos
mismos de constitución de la vida social. Para entender esto hay que tener presente que
toda forma de praxis social va de la mano con una ideología que le es propia (se da, por
decirlo así, su propia ideología). La ideología no surge ni pertenece a un compartimento
estanco, separado del resto de lo social por múltiples compuertas. Penetra todo lo social
y es indisoluble de la forma en que vivimos nuestra experiencia vital. De allí que los
variado intentos por escindirla de la totalidad social hayan conducido a verdaderos
callejos sin salida teóricos[32].
Antes de concluir, es preciso decir algunas palabras respecto a la forma en que se ha
considerado en este trabajo tanto al concepto mismo como a la teoría de la ideología. A
lo largo del texto se ha omitido deliberadamente la formulación de una definición precisa
del término. Dos razones nos han movido a ello. En primer lugar, el propósito de este
trabajo es mostrar los alcances del concepto y su riqueza para el ámbito de las ciencias
sociales. Es por ello que dar una definición hubiera supuesto recortar de antemano dicha
riqueza teórica. En segundo lugar, las definiciones rigurosas, si bien son útiles cuando se
está investigando un problema concreto, tienen el defecto de cristalizar las múltiples
determinaciones que presenta cualquier fenómeno social, concentrando la atención en
algunos pocos aspectos del mismo. Está claro que el autor no rechaza dicho enfoque
metodológico, que se encuentra en la posibilidad misma de construir ciencia social. Pero,
y dada la ya mencionada importancia de la teoría de la ideología, se ha querido
multiplicar las posibilidades de abordaje del mismo restringiendo la formulación de una
definición canónica del mismo. La exposición de algunas de las formas en que se pensó
la teoría de la ideología en los siglos XIX y XX va en esa dirección. El lector atento ya
habrá notado en qué lado están las preferencias teóricas del autor, así que no me veo
obligado a decir más al respecto.
6. Bibliografía:
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[1] Para una enumeración somera y no exhaustiva de la “multiplicidad desconcertante de
las teorías eruditas” de la ideología, consultar Capdevila (2006: 56).
[2] “…la familiaridad con el universo social constituye el obstáculo epistemológico por
excelencia para el sociólogo, porque produce continuamente concepciones o
sistematizaciones ficticias, al mismo tiempo que sus condiciones de credibilidad. El
sociólogo no ha saldado cuentas con la sociología espontánea y debe imponerse una
polémica ininterrumpida con las enceguecedoras evidencias que presentan, a bajo precio,
las ilusiones del saber inmediato y su riqueza insuperable.” (Bourdieu, Chamboredon y
Passeron (2001: 27).
[3] “Cuando se investigan las condiciones psicológicas del progreso de la ciencia, se
llega muy pronto a la convicción de que hay que plantear el problema del conocimiento
científico en términos de obstáculos. No se trata de considerar los obstáculos externos,
como la complejidad o la fugacidad de los fenómenos, ni de incriminar a la debilidad de
los sentidos o del espíritu humano: es en el acto mismo de conocer, íntimamente, donde
aparecen, por una especie de necesidad funcional, los entorpecimientos y las
confusiones. Es ahí donde mostraremos causas de estancamiento y hasta de retroceso,
es ahí donde discerniremos causas de inercia que llamaremos obstáculos
epistemológicos. El conocimiento de lo real es una luz que siempre proyecta alguna
sombra. Jamás es inmediata y plena. (…) se conoce en contra de un conocimiento
anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el
espíritu mismo, obstaculiza a la espiritualización.” (Bachelard, 1995: 15).
[4] Debido a que la teoría de la ideología remite obligadamente a los condicionantes
sociales de las ideas, resulta complejo poder hacerla concordar, cualquiera sea la versión
que se adopte de ella, con un modelo individualista metodológico de la sociedad.
[5] “…pese a que la palabra ideología se emplea actualmente en un sentido difuminado y
universal, sigue conteniendo un elemento que se mantiene opuesto a las pretensiones
del intelecto o espíritu de que, de acuerdo con su modo de ser o su contenido, se le
considere incondicionado. Así, pues, el concepto de ideología contradice, incluso en su
forma achatada, la perspectiva idealista: como ideología, el espíritu no es absoluto.”
(Horkheimer, 2002:45).
[6] Para los temas tratados en esta sección el texto fundamental es Eagleton (1997), en
especial los capítulos 36.
[7] Para Destutt ver Eagleton (1997: 96100). Entre los principales “ideólogos” se
encuentran Georges Cabanis (17571808), Dominique Joseph Garat (17491833), Henri 52 min to Spreed
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Grégoire (17501831) y Volney (17571820).
[8] Destutt fue miembro destacado del Institut Nationale, la élite de científicos y filósofos
que tuvo a su cargo los planes teóricos para la reconstrucción social de Francia luego de
la Revolución. Destutt trabajó en la división de Ciencias Morales y Política del citado
Instituto, en la Sección de Análisis de Sensaciones e Ideas. Puso gran empeño en la
creación de un programa de educación nacional basado en la “ciencia de las ideas” para
las écoles centrales del servicio civil. (Eagleton, 1997: 97). Eagleton, resumiendo la
actuación de Destutt, dice lo siguiente: “Así pues, la aparición del concepto de ideología
no es un mero capítulo de la historia de las ideas. Por el contrario, tiene una íntima
relación con la lucha revolucionaria, y figura desde el principio como un arma teórica de
la lucha de clases. Entra en escena inseparablemente unida a las prácticas materiales de
los aparatos ideológicos de Estado, y es en sí misma, en cuanto noción, un escenario
de intereses ideológicos contrapuestos.” (Eagleton, 1997: 100).
[9] Raymond William sitúa el origen del término “ideología” en 1796, cuando Destutt lo
empleó para designar a la “la ciencia de las ideas, a fin de distinguirla de la antigua
metafísica” (Williams, 2000: 170). Arturo Capdevila ubica en 1798 el origen de la palabra:
“Destutt de Tracy y sus amigos han vacilado acerca del nombre de esta nueva ciencia.
A primera vista, la ideología habría podido recibir otro nombre. El proyecto ideológico de
estudiar el origen de las ideas a partir de la sensación prolonga una tradición filosófica
que los ideologistas hacen remontar a Locke e incluso a Bacon. En este sentido, la
Ideología no es una nueva ciencia que justifica la invención de un nuevo nombre. Hecha
esta aclaración, la referencia a esta tradición no resuelve el problema, pues los
ideologistas, después de D’Alembert, tienen la sensación de que se ha producido una
ruptura en la historia de la filosofía. Su elogio de Locke en el Discours préliminaire de
l’Encyclopédie muestra toda su ambigüedad. «Puede afirmarse que creó la metafísica
más o menos como Newton había creado la física […]. Redujo la metafísica a lo que
debe ser, en efecto, la física experimental del alma.». Pero si la verdadera metafísica
que reemplaza a la falsa está pensada como una física, ¿sigue siendo una metafísica?
La misma dificultad va a encontrarse en los ideologistas. Ya que el análisis de las ideas
a partir de las sensaciones es la base de todo nuestro saber, se la podría designar
mediante el término «metafísica». Pero como el uso habitual de esta palabra designa de
hecho «una falsa ciencia», se puede llegar a «confundir la luz con la neblina que ha
disipado». Como la luz es «el análisis del entendimiento», «psicología» parece ser el
término más apropiado. Desafortunadamente, también él está demasiado marcado por la
metafísica: «Por su etimología, se remonta la idea del alma más que a la idea de las
operaciones de la mente humana». La invención de la palabra «ideología» por Destutt de
Tracy en 1798 es la solución del problema. El objeto de la ideología está rigurosamente
expresado por la etimología de la palabra: la ciencia de las ideas, tomadas en el sentido
general de percepción.” (Capdevila, 2006: 2627).
[10] Bajo esta denominación se agrupa al grupo de discípulos y seguidores de la filosofía
de Hegel (17701831), que sostenían posiciones liberales y que se oponían al
absolutismo político imperante en Alemania.
[11] Manuscrito redactado por Marx y Engels en 18451846. Tenía por objeto la crítica de
los Jóvenes Hegelianos. Fue publicado recién en 1932.
[12] “Hay que hacer tres puntualizaciones preliminares en torno a este pasaje familiar.
Primero, al hablar de los medios de producción intelectual, Marx y Engels centran su
análisis en lo que llamaremos el aparato de transmisión de la ideología. La clase
dominante influye en la vida intelectual de una sociedad porque controla este aparato.
Segundo, Marx y Engels hablan de una clase dominante que produce las ideas
dominantes. La imagen es, en gran parte, la de una clase que hace algo a otra; los
miembros de la clase dominante también dominan como pensadores. Podríamos llamar a
esta tesis, descripción teórica de clase de la forma en que funciona la ideología
dominante. Tercero, es posible formular dos interpretaciones de este pasaje, una más
radical que la otra. En la versión más moderada, se podría interpretar que Marx y Engels
dicen que la vida intelectual de una sociedad está dominada por la clase dominante, de
modo que un observador necesariamente sólo percibirá las ideas dominantes y no podrá
captar la cultura de las clases dominadas, por la simple razón de que esa cultura no tiene
instituciones que le den expresión pública. De forma más radical se puede sostener que
el mando ejercido por la clase dominante sobre el aparato de producción intelectual
significa que no puede haber una cultura subordinada, puesto que todas las clases están
integradas dentro del mismo universo intelectual que es el de la clase dominante. De
este modo, según la primera interpretación existe una variedad de culturas presentes en
la sociedad, pero sólo una es públicamente visible, mientras que de acuerdo con la otra
versión sólo existe una cultura dominante compartida por todas las clases.”
(Abercrombie, Hill y Turner, 1987: 910).
[13] “En la producción general de su existencia, los hombres establecen determinadas
relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que
corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales.
La totalidad de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la
sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la cual
corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la
vida material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No
es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su
existencia social lo que determina su conciencia. En un estadio determinado de su
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con
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las relaciones de producción existentes (…). Esas relaciones se transforman de formas
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de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Se inicia entonces
una época de revolución social. (…) Al considerar esta clase de trastocamientos,
siempre es menester distinguir entre e trastocamiento material de las condiciones
económicas de producción, fielmente comprobables desde el punto de vista de las
ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en
suma ideológicas, dentro de las cuales los hombres cobran conciencia de este conflicto
y lo dirimen.” (Marx, 2000: 45).
[14] Eagleton sugiere matizar la crítica al uso de la metáfora edilicia: “La doctrina de la
basesuperestructura ha sido ampliamente criticada por su carácter estático, jerárquico,
dualista y mecanicista, incluso en sus formulaciones más sofisticadas, en las que la
superestructura reacciona de manera dialéctica a la condición de la base material. Por
ello podría ser oportuno, aunque no esté de moda, decir algo en su defensa. En primer
lugar permítasenos dejar claro qué es lo que no afirma. No quiere decir que las cárceles y
la democracia parlamentaria, las aulas escolares y las fantasías sexuales sean menos
reales que las acerías o la libra esterlina. Las iglesias y los cines son tan materiales
como las minas de carbón; lo único que pasa, según esto, es que no pueden ser el
último catalizador del cambio social revolucionario. La clave de la doctrina de la base
superestructura radica en la cuestión de las determinaciones – de qué «nivel» de la vida
social condiciona de manera más poderosa y decisiva a los demás, y por ello de qué
ámbito de actividad sería más relevante para conseguir una transformación social total.
Elegir la producción material como este determinante crucial es en cierto sentido
únicamente constatar lo obvio. Pues se trata sin duda de aquel ámbito en el que la gran
mayoría de los hombres y mujeres han dedicado su tiempo a lo largo de la historia. (…)
la producción material es «primaria» en el sentido de que forma la narrativa principal de la
historia hasta la fecha; pero también es primaria en el sentido de que sin esta narrativa
particular, ningún otro relato levantaría el vuelo. Esta producción es la condición previa
de todo nuestro pensamiento. (…) «Superestructura» es un término relaciona. Designa la
manera en que ciertas instituciones sociales actúan de «sustento» de las relaciones
sociales dominantes. Nos invita a contextualizar estas instituciones de cierto modo – a
considerarlas en sus relaciones funcionales con un poder social dominante . Lo erróneo,
al menos en mi opinión, es pasar de este sentido «adjetivo» del término a un sentido
sustantivo – a un «ámbito» fijo y dado de instituciones que forman la «superestructura» y
que incluye, por ejemplo, el cine.” (Eagleton, 1997: 115116).
[15] De hecho, esta fue la actitud adoptada por los dirigentes socialista de la Segunda
Internacional (18891914).
[16] Ya en la introducción a los Grundrisse (manuscrito redactado en 1857 y 1858, que
constituye la primera versión de El Capital), Marx dejó de lado la metáfora edilicia y apeló
a otra imagen para describir las relaciones entre los distintos momentos de la totalidad
social: “En todas las formas de sociedad existe una determinada producción que asigna
a todas las otras su correspondiente rango [e] influencia, y cuyas relaciones por lo tanto
asignan a todas las otras el rango y la influencia. Es una iluminación general en la que se
bañan todos los colores y [que] modifica las particularidades de éstos. Es como un éter
particular que determina el peso específico de todas las formas de existencia que allí
toman relieve.” (Marx, 1997: 2728).
[17] Ver Marx (1996: 87102).
[18] Marx retoma aquí, sin nombrarla, la teoría de la alienación, que había expuesto en
los Manuscritos de 1844, sobre todo en la sección titulada “El trabajo alienado” (Marx,
2004: 104121). Eagleton afirma: “Aquí se amplía el anterior tema de la alienación: los
hombres y las mujeres crean productos que a continuación escapan a su control y
determinan las condiciones de su vida. (…) Está pues claro que el motivo de la inversión
pasa de los primeros comentarios de Marx sobre la ideología a su obra «madura». Sin
embargo, varias cosas se han modificado decisivamente en el camino. Para empezar,
esta inversión curiosa entre los seres humanos y sus condiciones de existencia es ahora
inherente a la propia producción social. (…) La ideología es ahora menos una cuestión de
que se invierta la realidad en la mente que del reflejo mental de una inversión real. De
hecho ya no es principalmente una cuestión de conciencia en modo alguno, sino que
está anclada en la dinámica económica cotidiana del sistema capitalista. Y si esto es
así, la ideología se ha transferido, por así decirlo, de la superestructura a la base, o al
menos revela una relación especialmente estrecha entre ambas.” (Eagleton, 1997: 119).
[19] Lukács, quien llevó a cabo un desarrollo importante de la teoría de la cosificación de
las relaciones sociales, sostiene que “no es en modo alguno casual que las dos grandes
obras maduras de Marx dedicadas a exponer la totalidad de la sociedad y su carácter
básico empiecen con el análisis de la mercancía. Pues no hay ningún problema de este
estadio evolutivo de la humanidad que remita en última instancia a dicha cuestión, y
cuya solución no haya de buscarse en el enigma de la estructura de la mercancía. (…)[la
mercancía] es el problema estructural central de la sociedad capitalista en todas sus
manifestaciones vitales. Pues sólo en este caso puede descubrirse en la estructura de la
relación mercantil el prototipo de todas las formas de objetividad y de todas las
correspondientes formas de subjetividad que se dan en la sociedad burguesa.” (Lukács,
1985, II: 9).
[20] “Si ya incluso el objeto aislado que inmediatamente aparece al hombre como
productor o como consumidor queda desfigurado en su objetividad por su carácter de
mercancía, el proceso, como es natural, se intensificará aún más cuando más mediadas
sean las relaciones que el hombre establece en su actividad con las cosas como objetos
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del proceso vital. (…) el desarrollo del capitalismo moderno no sólo transforma a tenor de
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sus necesidades las relaciones de producción, sino que, además, incluye en su sistema
las formas de capitalismo primitivo que tenían en las sociedades precapitalistas una
existencia aislada, separada de la producción, y hace de ellas miembros del proceso de
penetración capitalista unitaria de toda la sociedad. (…) Estas formas del capital están,
sin duda, objetivamente subordinadas al proceso vital propiamente dicho del capital, a la
apropiación de plusvalía en la producción misma, y, por lo tanto, sólo pueden entenderse
adecuadamente partiendo de la consciencia de los hombres de la sociedad burguesa
como las formas puras, propias, sin falsear del capital. Precisamente porque en ellas se
desdibujan hasta hacerse plenamente imperceptibles e irreconocibles las relaciones entre
los hombres y de ellos con los objetos reales de la satisfacción de las necesidades,
relaciones ocultas en la relación mercantil inmediata, precisamente por eso se convierten
necesariamente esas formas, para la consciencia cosificada, en verdaderas
representantes de la vida social. El carácter mercantil de la mercancía, la forma
abstracta y cuantitativa de la calculabilidad, aparece en ellas del modo más puro; y por
eso se convierte necesariamente para la consciencia cosificada, en la forma de
manifestación de su inmediatez propia, por encima de la cual, precisamente porque es
una consciencia cosificada, no intenta siquiera remontarse, sino que tiende más bien a
eternizarla mediante una «profundización científica» de las leyes perceptibles en este
campo. Del mismo modo que el sistema capitalista se produce y se reproduce
constantemente en lo económico a niveles cada vez más altos, así también penetra en
el curso del desarrollo del capitalismo la estructura cosificadora, cada vez más
profundamente, fatal y constitutivamente, en la consciencia de los hombres.” (Lukács.,
1985, II: 1920).
[21] Esta tendencia de los economistas capitalistas a dejar de lado la historia y a
naturalizar las relaciones económicas ya había señalada por Marx en un texto anterior en
veinte años a El capital. Así, en Miseria de la filosofía (1847) dice lo siguiente: “Los
economistas razonan de singular manera. Para ellos, no hay más que dos clases de
instituciones: las unas, artificiales, y las otras, naturales. Las instituciones del
feudalismo son artificiales, y las de la burguesía, son naturales. En esto, los
economistas se parecen a los teólogos, que a su vez establecen dos clases de
religiones. Toda religión extraña es pura invención humana, mientras que su propia
religión es una emanación de Dios. Al decir que las actuales relaciones – las de la
producción burguesa – son naturales, los economistas dan a entender que se trata
precisamente de unas relaciones bajo las cuales se la crea riqueza y se desarrollan las
fuerzas productivas de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Por consiguiente, estas
relaciones son en sí leyes naturales, independientes de la influencia del tiempo. Son
leyes eternas que deben regir siempre la sociedad. De modo que hasta ahora ha habido
historia, pero ahora ya no la hay.” (Marx, 1981: 98).
[22] Sin embargo, hay una diferencia importante entre Lukács y Althusser. Mientras que
el primero reconoce que existe un sujeto histórico capaz de transformar la sociedad
capitalista, que es el proletariado, el segundo tiende a plantear que no existe un sujeto en
la historia, privilegiando el rol de las estructuras. De ahí que Althusser termina por
concebir una ciencia sin sujeto, más allá de sus declamaciones formales acerca del
papel de la clase obrera.
[23] “El modo de ser del nuevo intelectual ya no puede consistir en la elocuencia, sino en
su participación activa en la vida práctica, como constructor, organizador, «persuasivo
permanentemente» no como simple orador, y sin embargo superior al espíritu matemático
abstracto; a partir de la técnicatrabajo llega a la técnicaciencia y a la concepción
humanista histórica, sin la cual se es «especialista» y no se llega a ser «dirigente»
(especialista + político).” (Gramsci, 2006: 14).
[24] No es este el lugar para discutir la caracterización de Durkheim como positivista (ni
tampoco para demostrar la falsedad de la idea de que el positivismo constituye un cuerpo
homogéneo). No obstante esto, corresponde decir que Durkheim desarrolló una teoría
sociológica en la que los elementos más positivistas, ligados a la influencia de las
ciencias naturales, se encuentran amalgamados con desarrollos netamente
“sociológicos”, en el sentido de privilegiar la especificidad de lo social. Así, pues,
Durkheim afirmaba que “los fenómenos sociales son exteriores a los individuos (…) Los
hechos sociales no difieren de los hechos psíquicos sólo por la calidad; tienen otro
substrato, no evolucionan en el mismo medio, no dependen de las mismas condiciones.”
(Durkheim, 1976: 1617). La teoría de las prenociones constituye otra muestra de su
alejamiento de las posiciones más crudamente positivistas.
[25] “Las impresiones son la ocasión, el estímulo, para que la facultad de conocer se
ponga en actividad; pero ésta no se limita a recibir las impresiones, sino que aporta un
conjunto de formas a priori con las que el sujeto «moldea» el objeto. Por tanto, el
conocimiento no se origina en su totalidad de la experiencia, sino que ésta proporciona
solamente la «materia»; las «formas», en cambio, provienen del sujeto. Y si esto es así
(…), nuestro análisis tendrá que aplicarse a distinguir dos componentes de la
experiencia: el elemento a posteriori, la «materia» como mera multiplicidad de datos
empíricos; y el elemento a priori, la «forma», o, mejor, las formas, como condiciones de
la posibilidad de la experiencia.” (Carpio, 2003: 235).
[26] “…la división del trabajo [es] una fuente de cohesión social. No sólo vuelve a los
individuos solidarios, como hasta aquí hemos dicho, porque limita la actividad de cada
uno, sino también porque la aumenta. Hace crecer la unidad del organismo por el solo
hecho de aumentar la vida; al menos, en el estado normal, no produce estos efectos sin
el otro.” (Durkheim, 2008: 428).
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[27] La teoría general de la ideología que propone Althusser en la segunda parte de su
artículo “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”, va más allá y plantea que la
ideología es ubicua y omnipotente. En este punto, Althusser se separa claramente de la
concepción de la ideología como parte de la reproducción social y se desplaza hacia el
terreno de la metafísica.
[28] “Pero, aparte de que es falso que toda reglamentación sea producto de la coacción,
ocurre que la libertad misma es producto de una reglamentación. Lejos de ser una suerte
de antagonista de la acción social, resulta de ella. Lejos de ser una propiedad inherente
al estado de naturaleza, es, por el contrario, una conquista de la sociedad sobre la
naturaleza.” (Durkheim, 2008: 421).
[29] Althusser anuncia allí que se va a “proponer un primer esquema” del “proyecto de
una teoría de la ideología en general y no de una teoría de las ideologías particulares,
ideologías que siempre expresan – sea cual fuere su forma (religiosa, moral, jurídica,
política) – posiciones de clase.” (Althusser, 1988: 121).
[30] Un análisis pormenorizado del nuevo carácter asumido por la vieja idea del carácter
absoluto del conocimiento exigiría analizar detenidamente el clima cultural de las
décadas del ’80 y del ’90, conocido popularmente como posmodernidad. Aquí carecemos
de espacio para realizar esta tarea, así que nos limitamos a transcribir lo escrito por
Perry Anderson: “El triunfo universal del capital significa algo más que una simple derrota
de todas las fuerzas que antaño se le opusieron, aunque sea también eso. Su sentido
más profundo reside en la cancelación de las alternativas políticas. La modernidad toca a
su fin (…) cuando pierde todo antónimo. La posibilidad de otros órdenes sociales era un
horizonte esencial de la modernidad. Una vez que se desvanece esa posibilidad, surge
algo así como la posmodernidad. (…) ¿Cómo debe resumirse, pues, la coyuntura de lo
posmoderno? Una comparación concisa con la modernidad podría ser la siguiente: la
posmodernidad surgió de la constelación de un orden dominante desclasado, una
tecnología mediatizada y una política monocroma.” (Anderson, 2000: 126).
[31] Max Horkheimer, analizando críticamente el papel de la razón en el siglo XX,
escribió lo siguiente: “Al abandonar su autonomía, la razón se ha convertido en
instrumento. En el aspecto formalista de la razón subjetiva, tal como lo destaca el
positivismo, se ve acentuada su falta de relación con un contenido objetivo; en su
aspecto instrumental, tal como lo destaca el pragmatismo, se ve acentuada su
capitulación ante contenidos heterónomos. La razón aparece totalmente sujeta al proceso
social. Su valor operativo, el papel que desempeña en el dominio sobre los hombres y la
naturaleza, ha sido convertido en criterio exclusivo. (…) Es como si el pensar mismo se
hubiese reducido al nivel de los procesos industriales sometiéndose a un plan exacto;
dicho brevemente, como si se hubiese convertido en un componente fijo de la
producción.” (Horkheimer, 2002a: 26).
[32] Podemos dar dos ejemplos de estos callejones, tomados de corrientes antagónicas
del pensamiento social. De un lado, las tesis idealistas acerca de que las ideas son el
motor del desarrollo social. De otro lado, las posiciones tipo Althusser que pretender
separar rígidamente ciencia e ideología.
Publicado por Ariel Mayo (1970) en 19:44
Etiquetas: Ideología, TEORÍA SOCIAL
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