Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Rajatabla

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 99

Prlogo

Rajatabla, de Luis Britto Garca, constituido por setenta y tres cuentos breves, fue
publicado por primera vez en 1970, luego de haber ganado ese mismo ao el prestigioso
Premio Casa de las Amricas, en la modalidad de cuento. La posicin tica, la feroz
negativa a vivir sin honor, la vertiginosa percepcin del desvanecimiento de todo lo que
va dejando de ser, y la no menos vertiginosa transformacin de lo que ya slo en
apariencia pertenece al mundo de lo real, el descentramiento del escritor de su
significativa posicin anterior, son algunas de las grandes lneas que caracterizan a estos
ejemplares minicuentos, perfectos en su tensin interna, en su capacidad de
concentracin y de sntesis, en los giros inesperados que surgen en medio de situaciones
aparentemente neutras, o, al menos, convencionales, tal como el horror inolvidable del
cuento Carne, donde, en una nueva vuelta de tuerca del tema de Una modesta
proposicin, de Jonathan Swift, clsico paradigma del ejercicio de la irona, los nios se
comen a los seres humanos con entera naturalidad.
Las frases finales de muchos de estos textos, restallantes, breves y
espeluznantes, les dan un cierre brillante, una puesta en escena del horror diferente al de
los cuentos fantsticos de Poe, igual de terribles, aunque pertenecientes a otro registro.
Los cuentos de Rajatabla no estn lejos de la realidad, pero juegan con la
ciencia-ficcin y con lo fantstico. En eso consiste su carcter sofisticado. Leyendo el
titulado Poblacin, parecieran llegar a nuestros odos ecos de la tristemente clebre
frase de Milln Astray dndole vivas a la muerte, en un recinto universitario. Pero junto
con ellas tambin nos llega el recuerdo de las recias, duras y valerosas palabras de
Unamuno, levantndose solitarias en contra del horror que encierran las del fundador de
la legin falangista. El pensador vasco asuma sin reservas, y plenndolo de sentido, el
trmino de intelectual, que no todos los que se atreven a usar tienen la talla para
alcanzar la medida que el mismo exige. El filsofo Unamuno nunca se caracteriz por la
serenidad, y, de acuerdo con las circunstancias histricas que le tocaron vivir, que no
fueron ni fciles ni suaves, sus palabras, que expresaban con pasin sus creencias,
fueron violentas, severas, crticas y polmicas.
As son las de Luis Britto Garca tambin, desde este libro de juventud tan
notable, el cual marc un hito en la narrativa latinoamericana de su momento. Cuando
en el ya mencionado cuento, Poblacin, se le dan vivas a la peste, para acabar con los
habitantes de los pases subdesarrollados y as controlar la explosin demogrfica, el
autor est sometiendo a una feroz stira, con la misma pasin inteligente de Unamuno,
actitudes similares a las de Milln Astray:

Y regresaron los tcnicos con los rayos que dan sobredosis y la vacuna que se pone con
la de la viruela o sin la de la viruela porque mejor, vivan las pestes, y tuvimos las
escuelas sin nios y tuvimos los campos sin labradores y tuvimos las ventanas de los
pueblos sin muchachas (...) (p. 79).

El horror
El horror est en el centro de este volumen, cuyos setenta y tres textos
configuran un conjunto coherente, orgnico, de una arquitectura cuidadosamente
estructurada, que ya anticipa el vasto universo de Abrapalabra, publicada diez aos
despus, en 1980.
Las torturas ms espeluznantes, llevadas a cabo cientficamente, los neutros
informes que dan cuenta de ellas con carcter de observacin objetiva y tcnica, la
ficcionalizacin de una siniestra creatividad puesta al servicio del control del individuo,
todo ello nos da una imagen, al igual que en La naranja mecnica, de Kubrick, de una
devastacin total de los seres humanos observada por los que tienen el poder de
autorizar semejantes actividades con entera tranquilidad e indiferencia. Treinta aos
despus de la aparicin del libro, los textos nos siguen hablando de horrores que son
actuales, que suceden en el mundo diariamente, tanto en lo social como en lo poltico.
Entre estos horrores uno de los no menores consiste en no controlar a la propia mente,
sometida a todo tipo de intervenciones, narradas aqu a partir de los recursos de la
ciencia-ficcin, aunque los mismos se parecen demasiado a las manipulaciones que se
producen, con otros medios, en la realidad del da a da.
Frente a todo esto se halla el individuo, con su grandeza y su vulnerabilidad, el
ser humano enfrentado a su destino. Uno de los muchos aspectos dignos de destacar en
Rajatabla es la importancia que se le otorga al ser, al sujeto, a su orgullo, a su grandeza
y a su identidad, al individuo nombrndose a s mismo, como lo hace otro vasco, ste s
desaforado y salvaje, el protagonista del cuento Lope, el Tirano Aguirre, cuya
coartada, segn el cuento, es aceptar la derrota, aunque sabe que su triunfo consiste en
seguir siendo Lope, ms all del tiempo.
Es el individuo el que asume con valor, con coraje, el intento de romper con la
alienacin. En las circunstancias dadas no le queda otra opcin que hacerlo por medio
de la violencia: tal como se presentan las ecuaciones, no existe otra posibilidad para
salirse de la historia prefabricada por otros, aunque tambin, con demasiada frecuencia,
la nica alternativa final sea dar un paso hacia la nada.

En otros textos nos hallamos frente a la derrota histrica de la memoria y a la


imposibilidad de fijarla, todo lo cual lleva al vrtigo del vaco. La memoria deja de
existir, se nos dice en Note la ausencia de confinamiento, en el cual la percepcin
misma ha sido manipulada, abolida. En sentido contrario, a todo ello se opone el
revolucionario que no delata, cuya fingida prdida de memoria es metaforizacin de la
resistencia, la cual es tematizada en varias secciones de la obra, las de neta ndole
poltica. Pero desde otras surge un ser humano que ya prcticamente no lo es. El que
emerge de los textos de ciencia-ficcin, en los cuales las memorias se vuelven
enchufables y desenchufables, a voluntad del que ejerce el poder, y aquel que fue un ser
humano, y que a primera vista an parece serlo, se va desintegrando internamente, se
fragmenta en trozos incompatibles entre s.
El arte tampoco escapa a este horror. As, nos encontramos con el espanto de un
arte que consiste en someter a torturas de distinta ndole al artista, en una perversin
cuyo objetivo final es lograr la creacin de una gran obra de arte, como es La casa de
los muertos, de Dostoievski, nacida a partir del simulacro de fusilamiento al cual el
autor fue sometido.

El arte
El arte es un tema central en los cuentos, en los cuales un cierto tipo de
esculturas y de otras obras contemporneas es observado por el autor con una mirada
burlona, con humor e irona, hasta que en el relato Etra (significante invertido que
representa lo contrario de arte), todo el arte moderno es sometido a una feroz crtica. En
El monstruo un ser fantstico, el Urfal, un extraterrestre que ha llegado a la Tierra por
accidente, es confundido con una obra de arte y recibe el primer premio en una
exposicin, de la cual jurado y pblico creen que l forma parte. La stira toma cuerpo
en una visin desaforada y fantstica, claramente precursora, en poca tan temprana, de
la crtica a concepciones actuales que han declarado la muerte del arte y de la literatura.
Los cuentos ironizan la deconstruccin de las obras y la opcin de verlas como
productos indiferenciados, criticando la posicin que niega el valor esttico, la no
diferenciacin entre obras de calidad y obras mediocres o epignicas, haciendo tabula
rasa del concepto de valor. La mirada irnica lo ficcionaliza de una manera implacable
en Etra:

Las acusaciones de gratuidad y de incompetencia fueron rpidamente acalladas por la


consideracin de que retirar del lienzo, separar los colores, y volver al tubo sobre
todo volver al tubo el leo que formaba las sonrosadas mejillas de un Whistler, es
tarea no menos delicada, no menos exigente, que la de sacar del tubo, mezclar y aplicar
sobre el lienzo el leo que forma las sonrosadas mejillas del Whistler. As, pudo verse
en el Whitney Museum el estuche contentivo de los veinte tubos de blanco de plata y
negro marfil que antes estuvieron desordenadamente esparcidos sobre un lienzo llamado
Guernica (p. 123).
De esta manera vemos que ya en 1970 el autor prev lo que se proclama hoy en
da como la muerte del arte, algo que, segn la mirada irnica presente en este cuento,
estara tan sujeto a la extincin como los dinosaurios, los cuales no tuvieron continuidad
alguna, ni una segunda oportunidad sobre la Tierra.
De aqu a mostrar una fantstica agresividad de la obra de arte slo hay un paso.
El pantomorfn, producto de la desaforada fantasa del escritor, genera agresividad en
los objetos que lo rodean. El autor nos muestra a este tipo de obra de arte en una
continua y atemorizante transformacin, como a un ser vivo que se modifica
permanentemente a s mismo, asumiendo formas cada vez ms incontrolables.
En oposicin a todo ello, la propuesta fundamental de Britto Garca en cuanto al
arte es la de que ha de ser, necesariamente, un revulsivo, objetivo que Rajatabla
ciertamente cumple con creces.

El tiempo

La densidad de los conceptos que atraviesan estos textos nos muestra un


combate que no es el tradicional entre bien y mal, sino el que se entabla entre este
ltimo y la nada. La opcin es sobrecogedora: frente a las alternativas de la
desintegracin por la entropa y la eliminacin de toda coherencia a partir del caos, por
una parte, es preferible lo que est en el otro extremo del eje: el mal, el cual, al menos,
tiene su propia lgica, una racionalidad que permite mantenerse dentro de l.
De esta condicin slo el tiempo, una de las categoras ms abstractas que
ficcionaliza el texto, permite liberarse. As, el ya mencionado Urfal, el extraterrestre,
logra salir de la trampa en la que ha cado, la de ser confundido con una obra de arte, y
evadirse de la prisin que representa para l la sala de exposiciones, al encontrar una
configuracin del tiempo que le permitir viajar al espacio ilimitado.
El abstracto concepto de tiempo se convierte en algo material, en una sustancia
que la escritura hace sensible mediante el ritmo, las imgenes audaces y las
posibilidades ofrecidas por la ciencia-ficcin. En el vrtigo perenne de esta escritura
percibimos a la eternidad y al infinitesimal segundo confundidos en un solo tiempo.
En Entropa, el ltimo ser humano, desamparado y abandonado, tiene que
adquirir nociones fundamentales como las de tiempo y espacio, por s mismo, sin ayuda
previa, sin experiencias ni teoras acumuladas al respecto, desde un grado cero de la
existencia. Poco a poco ir descubriendo que el tiempo es regularidad, y que hay
extraos fenmenos que van marcando el transcurrir; a la vez, descubre que el tiempo
tambin marca su propio destino, el de l que es el ltimo hombre, en un universo
trgico en el que la condicin humana se nos muestra pattica y grandiosa, expresada en
ese personaje que an cree en una opcin heroica que ya le ser imposible cumplir.
Viajero por el espacio infinito, ltimo representante del gnero humano, su gran lucha y
su brillante ingenio llevan al fracaso y a la nada, en un final an ms cruel que el de
2001 Odisea del espacio, de Kubrick, una vez ms referencia inevitable.
En un cuento igualmente angustiante, Locura, el tiempo de la demencia se
materializa en desesperantes ciclos repetitivos. La prosa, en correspondencia con la
historia, se vuelve a su vez desesperantemente repetitiva, pero luego el mundo se
invierte y la locura parece expresar su angustia en un tiempo lineal, ya no reiterativo,
momento en el cual los enunciados se vuelven tambin simples y lineales, correctos y
regulares, invirtiendo a su vez la lgica de la locura y dislocando a la realidad
representada.
En Guerras posibles / La guerra en el tiempo la exploracin del tiempo es
llevada a lmites extremos, hasta el absurdo, dentro del registro, una vez ms, de la
ciencia-ficcin. Segn este cuento, se supone que ha sido demostrado matemticamente
que el tiempo es capaz de detenerse y retornar al pasado. El objetivo ser, entonces,
como en tantos otros textos del volumen, refinar el modo de hacer la guerra: en esta
ocasin, demoliendo y restaurando el tiempo, para as poder matar a los nios que sern
los soldados enemigos de maana, o destruir la ciudad en la que nacer Carlos Marx y
as evitar su nacimiento, fulminar el pasado para, en el registro del absurdo, evitar la
destruccin del presente.
Finalmente, tambin el tiempo termina adquiriendo un efecto siniestro, cuando
la obra de arte, en el ya mencionado Pantomorfn, se metamorfosea en un reloj que
marcha hacia atrs, con lo cual el futuro queda clausurado y el sujeto se encuentra
atrapado, una vez ms, en la agobiante repeticin incesante del tiempo y de los hechos
ya transcurridos.

La duplicacin

Dentro de este universo, amenazante y absurdo, la duplicacin, la ambivalencia, la


fusin con el otro, aunque sin reconocerse en l, la prdida de los contornos del sujeto,
la fragmentacin, la desintegracin y la convivencia de opuestos que debieran excluirse,
contribuyen a intensificar la sensacin de caos y la presencia de la entropa. La
exploracin de una realidad as percibida se da de una forma irnica en el cuento
Primer manifiesto del arte realista, cuya propuesta es una delirante e hiperblica
duplicacin del mundo entero.
Pero luego van sucediendo hechos ms espeluznantes. Las personas podrn ser
intercambiadas las unas por las otras sin que se den cuenta, con lo cual se llega a la total
prdida de la identidad, tan cara para la propuesta fundamental del volumen, y a la
imposibilidad de controlar al propio ser. De la misma forma se van sucediendo
simbiosis y prdidas de lmites, en un disolverse en la indiferenciacin, en una nueva
vuelta de tuerca del vrtigo que producen estos cuentos. En un conjunto de ellos cada
personaje es slo una apariencia de s mismo, una falsificacin, una puesta en escena
ficticia para crearse una personalidad diferente, tal como sucede en Ella l. En El
hacedor de dioses tambin se inventa un personaje, se crea a un ser de burlas para ser
venerado, el cual terminar siendo un objeto de culto real. Aqu se produce una
falsificacin cultural dentro de una cultura de la falsificacin, al crearse un dios del cual
podrn producirse efigies mercantiles que nada tendrn de sagrado, con lo cual se
anticipa lo que ser luego uno de los temas centrales de Abrapalabra. El cuento, como
tantos otros del volumen, gira sobre s mismo, y la voluntad de duplicar, manifestada
por el personaje narrador, es sustituida por el objeto duplicado, el cual adquiere vida
propia y se impone por s mismo, en sentido contrario al previsto por su creador, el cual
termina creyendo en el falso dios que l mismo ha inventado.
Otros cuentos, ms siniestros, nos muestran la intervencin manipuladora en el
ser de los personajes representados, su desintegracin por un poder invisible y no
especificado, y su conversin en otra cosa. Los seres transformados son sujetos de una
alienacin, la cual toma cuerpo, en numerosos casos, como ya hemos dicho, dentro del
gnero de la ciencia-ficcin, sin que deje de remitir, al mismo tiempo, a lo social.

Represin, lucha poltica, guerras

Estos relatos relmpago, que captan tanto la instantaneidad como el infinito,


estn marcados por la desmesura, por la contradiccin, pero tambin por el asedio a la
violencia, al crimen, a la represin. Imgenes terribles, de una audaz poesa, dan cuenta
del uso del poder para los crmenes ms atroces. La represin poltica de los aos
sesenta, los lanzamientos de seres vivos desde helicpteros, las torturas y los asesinatos,
son muchas veces narrados, dentro de la ficcin, por los propios ejecutores de esos
actos, en una especie de historia oral del crimen como poltica de Estado.
Los finales dramticos, los giros inesperados, las percepciones de las vctimas y,
destacadamente, la normal existencia de todo ello para una sociedad que ha aceptado
acrticamente lo atroz, caracterizan a estos textos. Personajes que van a ser matados nos
hablan en primera persona, dando cuenta del horror cotidiano, que irrumpe en
existencias que intentan ignorar la violenta lucha social desencadenada, pero que
terminan siendo tragados por ella, como los personajes de Picnic interrumpido.
En el cuento Nada de negocios, el asesor norteamericano de todos los
candidatos presidenciales, y luego exclusivamente del que resulta electo presidente, es
Mister Godwin, quien s sabe de negocios, no como irnicamente pretende ignorar
hacerlos el presidente del pas soberano. La novela ms reciente de Luis Britto Garca,
Pirata, de 1998, casi treinta aos posterior, es protagonizada por el pajecillo Hugh
Godwin, el cual participa, desde una posicin lateral, en una historia de pillaje y de
saqueos, en una poca cruel y salvaje, con eventos en los cuales se confrontan
inmisericordemente pueblos y culturas diferentes, todo lo cual ya vena prefigurado en
Rajatabla, con el cual se da tambin la notable coincidencia de nombres, cuya
traduccin del ingls no deja de producirnos un asombro significante: quiere decir el
triunfo de Dios.
La guerra constituye tambin un tema central de estos cuentos. Se ofrecen
imgenes sensibles y visuales de su horror y se dan feroces explicaciones acerca de su
naturaleza. Se muestra su espantosa complejidad y se llega a afirmar que lo nico que
terminar permaneciendo en el universo ser la guerra. Dentro de la triloga de Guerras
posibles asistimos, como ya vimos, al horror de matar en el pasado lo que no conviene
que llegue al presente. La domesticacin del espanto que produce esta idea se recrea,
pardicamente, en un discurso de ndole fascista:

El espanto de esta nueva guerra puede ser conjurado. No ms terrible los instructores
te explican fulminar el pasado para destruir el presente, que fulminar el presente para
ahogar el futuro. No ms terrible reducir a pavesas Vinci e impedir que nazca Leonardo,
que aplastar Hiroshima y abismar en la nada mil futuros Leonardos (p. 70).

En Guerras posibles / La guerra continua se nos informa que el proceso vital


no interesa, que lo nico que importa es tener entes para la guerra, y que el nico
objetivo de la existencia, lo nico que despierta la motivacin, es el furor de la cosa-
para-la-guerra. El perverso objetivo ideal es garantizar la continuidad de las actividades
blicas, a travs del delirante hecho de la autoproduccin de aquello que slo nace para
ser destruido.

Nos encontramos tambin con cuentos en los que una neutra voz narrativa
desarrolla la cruel teora de perder la guerra para as minar al potente enemigo. Esta
postulacin de la derrota incluye la monstruosa idea de calcular cuntos millones de
personas, qu cantidad de la poblacin puede ser sacrificada. Es un asunto que en
verdad el narrador en primera persona considera irrelevante.

Rajatabla

Como ya dije en otra parte1, en Rajatabla lo que ms nos impacta es su capacidad de


dinamitar los valores convencionales, hacer rajatabla con ellos, tabula rasa. El humor
cido caracteriza a estos minicuentos, en los que se tematizan situaciones
correspondientes a la represin poltica, a la marginalidad extrema y a la violencia
subversiva, a la vez que se crean mundos imaginarios que podemos ubicar dentro de la
ciencia-ficcin. Una imaginacin desaforada se expresa a travs de una prosa incisiva,
concisa, brillante, que convierte en textos del absurdo, a veces humorsticos, otros ms
irnicos y otras muchas ms an en espeluznantes, los graves temas polticos y sociales
que ficcionaliza. Todo ello se expresa en una prosa sugestiva en su ritmo y
desestabilizadora en su tono de neutralidad.
Ya desde mediados de la dcada del setenta, diversas generaciones de escritores,
en distintos pases de lengua espaola, manifestaron lo significativo que fue para ellos
el hallazgo de Rajatabla, y la influencia que ejerci en sus obras. La poderosa fuerza de
estos textos sumamente breves se genera a partir de un excepcional dominio de la
materia narrativa, y del hecho de que en el contexto de descripciones aparentemente
inocuas se instala, de golpe y sin mediaciones, el detonante crtico y sorpresivo. El
ritmo narrativo, los desenlaces duros, despiadados, atemperados, o, ms bien,
potenciados, por lenguajes tomados de la tecnologa, de la burocracia o de la publicidad,
llevan a estallar estos textos, cumpliendo su promesa de hacer tabula rasa de los cnones
establecidos.

Eduardo Galeano afirm una vez que:

Rajatabla sobresale por la destreza tcnica, la eficacia del estilo, la audacia de los
propsitos, la asociacin hbil de ideas y de ancdotas, la lucidez penetrante, el poder
de la fantasa, la capacidad de sntesis y, sobre todo, por su victoriosa manera de arrojar
cido al rostro de una civilizacin ultramoderna (...), injertada en un universo miserable
y neocolonial, infierno de la realidad que el Dante hubiera podido copiar, como
propona Mart.2

Algo que yo misma dije en relacin a Abrapalabra creo que vale tambin para
este excepcional conjunto de relatos: el estilo fragmentario da cuenta de una
fragmentariedad engaosa, puesto que el aparente mosaico de temas no es ms que un
solo tema. Luis Britto Garca recupera y coloca en el centro de su obra lo que gran parte
del sistema literario institucionalizado haba marginado y desplazado hacia el borde. La
avalancha narrativa, la vorgine de los remolinos verbales, las formas neutrales de
presentar el horror, generalmente con el leve nfasis de que se trata de hechos
absolutamente necesarios, en todo ello ya estaba en germen el grandioso juego
lingstico y composicional de Abrapalabra.

Judit Gerendas

Notas

1.- Judit Gerendas. Luis Britto Garca: la indagacin de la cultura frag-


mentada, en Ateneo, Los Teques, N 19, 2002, p. 26.

2.- Citado por Emilcen Rivero en su entrevista al autor: Luis Britto Garca: En
Venezuela ni morirse vale la pena, en: ob. cit., p. 19.

Helena

Un papagayo se hace con papel y verada. Los dems niitos decan que yo estaba
enamorado de Helena. Se toman las veradas, se ponen en cruz y se amarran con pabilo.
En realidad lo que yo hice fue que no dej que le pegaran una vez que la encontramos
en el cerro. En las puntas de las veradas hay que hacer rajaduras con yil para que se
pueda amarrar el pabilo. Tirarle piedras y pepas de mango a las viejas y a las putas
estaba bueno pero dgame usted pegarle a una carajita. El pabilo se amarra en las
veradas y se forma como un cuadrado, y si uno le pone ms veradas, como un barril
como una rueda. Entonces me cantaban Rafucho tieneee novia. El papel mejor de seda
pero hay que robarlo de la quincalla si no se puede mejor de peridico. Y taaambin es
puuuuta. El engrudo se puede hacer con harina pero mejor robarle la goma a los niitos
que van a la escuela. A Manuelito le di un coazo y desde entonces me cantaban nada
ms hasta tienee novia. Mejor echar poca goma para que no forme grumos. A las putas
s pero que culpa tena la carajita de que la tuvieran en el burdel para que pasara la
coleta. El papel que quede bien prensado sino al coger el aire se rompe. Mejor apedrear
carros robarse las gallinas de los ranchos espichar los cauchos de los camiones. Hay que
dejar huequitos para amarrar las guas. Aquel ao fue cojonudo el italiano de la bodega
se volvi loco y apual al cuado todos vimos cuando se lo llevaron preso. Las guas
se miden de lado a lado del papagayo y de la cola. La polica mat por la espalda a un
obrero que le decan activista. La cola se puede hacer de trapo. Ya me tena arrecho lo
de Rafucho tiene novia. El largo de la cola depende del tamao del papagayo y del
viento. En el faralln del cerro donde volbamos papagayos estaban instalando los
cables de la luz elctrica. Las yils se pueden instalar a los lados, pero son ms efectivas
en la cola. En la tarde despus de mentarle la madre al bodeguero subamos con los
papagayos y comenzbamos a esperar la brisa. Las yils se pueden robar en la botica se
pueden recoger las viejas que botan al suelo o se pueden comprar con la plata de los
mandados pero entonces a uno lo pelan. Al soplar la brisa volbamos los papagayos y
los hacamos embestirse para que las yils cortaran el pabilo. Instaladas las yils la cosa
es tener nocin de la maniobra. Aquella tarde tir mi papagayo contra uno de papel
rosado, grandote. Es necesario soltar guaral, recoger guaral, la cola da despus el
latigazo. El papagayo rosadote cay y fue a dar al carajo sobre los techos de la polica,
yo entonces embest uno azul, muy movedizo. Dado el latigazo se debe coger altura otra
vez, si no a uno tambin lo peinan. El papagayo azul cay dando vueltas como
sacacorchos como rabo de cochino el dueo me gritaba y yo deca trancao y recog una
piedra por si acaso. La ventaja de la cola corta est en que como ondula mucho aumenta
la movilidad del papagayo pero existe el riesgo de que se corte ella misma. Cort otros
dos papagayos, el segundo muy difcil, un barril amarillo que casi me cort el pabilo a
m pero que de todos modos se vino pabajo y le cay en la batea a una vieja. Si las
hojillas se mellan, afilarlas dentro de un vaso. Cog altura, le cort el hilo a otro
papagayo rosado pero ms chiquito y maniobrero que cay cerca de los cables. Al
aumentar el viento, soltar cabuya. Mi papagayo, solo sobre el cerro, haca ochos como
un loco, todos los dems cortados o recogidos. Si el viento disminuye, recoger cabuya.
Solo no, mentira, una cosita blanca como una pantaleta volaba menendose como con
calambrina a la derecha al reflejar el sol casi parpadeaba. El mejor ataque tirones largos
combinados con soltadas de cabuyas cortas. Seor, casi sin mirar hubiera podido decir
que aquella basurita blanca la estaba volando Helena. El descenso debe ser rpido pero
no mucho porque revienta el guaral. Aquel tironear el hilo aquel declarar que mientras
los dems huan ella estaba protegida aquel mirarme como si de verdad Rafucho tiene
novia como si de verdad. La maniobra evasiva, soltar pabilo, descender lo ms posible,
con sesgos. Di tirones fuertes, para que mi papagayo picara. El efecto de la yil se
multiplica por los tirones, trabaja como un ltigo o mejor una guadaa. Helena,
comprendiendo, mirndome an, comenz a soltar pabilo. Un ataque que falla debe ser
repetido inmediatamente utilizando el impulso para la nueva embestida. Aquel mirarme
y soltar pabilo, mirarme y soltar pabilo, como si olvidara todo lo dems, hasta la tierra
de los piececitos desnudos, hasta los mocos cuajados en las mejillas. El peligro de la
maniobra evasiva es el cable elctrico. Fue un retorcerse, fue un salto. El perseguidor
debe tratar de evitar caer en el cable en donde ha dado el perseguido. Pero no tir para
elevar mi papagayo, solt el pabilo, corr hacia el cuerpecito fulminado de Helena hacia
el cual corran los dems nios, el papel fue a juntarse al papel en las lneas de alta
tensin, hubo otra chispa fea, azul, un rumor, y los papagayos se consumieron juntos en
su alto nido, en una crepitacin de arrullo.

Carne

primero: esperar ques de nochie pegarnos del semaforo junto a los carro que frenan
ensear la cajita de limpiar zapatos y decir or, medio p compr cremaaa hasta quel
polica searrecha y dice que lestamos rrumpiendo el trfico, segundo: correr asta el
cinne en donde dice estrennio panavision lisa-best tailor y decirle a los questacionan
carros or se lo cuiidoo hasta quel muchacho ques ms grande nos saca a carajasos,
tercer: en la calle ms lejos pegarnos de los carros questacionan y cuando cierran la
puerta grita Ya Yuii aia uiii y decir no noj me pis la mano no noj me pis la
mano con la puerta y que otro valla y diga ol mire l dise que le duele mucho qe si no
le da algo le va a romp el vidrio con una piedraaa, cuarto: meternos en los bar kaf
fuentesodas y decir or emealgo pa compr coma asta quel mesoniero rojito y cuchiao
dise semesalen, semesalen, quinto: pegarnos detrs del ciego que pide en el cruce con el
carajito que llora todo el tiempo porque le duele el culo cuando el ciego de noche se lo
coge y decirle ciego marico o quenosdelculo quenosdelculo que nosdelculo que le ase
mal efecto con las seoras que pasan en los seicilindros asta quel que le alquila la zona
al ciego nos cae a coazos, sesto: tocar en las casa y yo contar cmo me cortaron la
mano y queran alquilarme para pedir limosna pero melesfu y si mencuentran la otra
me lacortan o el pie para que no corra, setimo: tocar en las casa y decir ora emealgo y
mejor que lo diga Matildita quensea los ojitos y le pican ican y echa cosa por ellos y
siempre le dan cuando dice que no ve nadita y esverd no ve nadita y le pican ican,
octavio: quitarle a Yuyito el medio que le quit a Matildita y ver como ago para
quitarselo a Fuefe cuando me lo quita alomejor sancadiya alomejor piedraso o no mejor
no el ltimo piedraso me lo devolvi y me parti el labio, novenio: buscar una quinta
sin cuidadoperrobravo para guillarle la puerta y en la madrugada robarles el pan, la
leche, desimo: debajio del puente aser cosita porquel sueo porquelfro y ojal fuera
como lautra ves bueno y qe nos toqe gordo bueno el primero qe viene sovre el puente es
rejular pero biejo carrerita para que seche patrs carrerita poratrs paquesecaiga, este
tamvin grita cuando le levantamos las piernias para qe caiga por la barandiyia y en
cuanto cae pabajo pataps el cueyo se le dovla en una forma mui rrara de todos modos
ay qe darle el piedraso i el piedraso para que no hase como el otro qe corri i solo lo
agarramos porque enganch el pie en un cimiento entonces peleamos muchos por las
cosas, yo en laoscurid creo qe casi le saq un ojo a Yuyito, pero no con la navaja, no,
la navaja es para cortar y darle las partes ms frezqesitas a Matildita qe las toca muchho
pero come, los dems tamvin pero tratando no mancharse, y los huesos, como la ropa,
antes de la maana, al ro i se unden muy rrapido, i nunca los notan jamas.

Usted puede mejorar su memoria


Si le caen a carajazos durante diez das para que diga a quin le pasaba los papelitos
subversivos pero en el recuerdo slo flota que lo llamaban Julin o a lo mejor no era
Julin sino Miguel y desde luego como quiera que fuera el nombre era un seudnimo y
entonces alto? bajo? est en estas fotografas? no hay manera de saberlo, su cara se
hincha y se deshincha como una anmona en las corrientes de la improbabilidad, quiz
nariz esta o boca esta pero no me acuerdo en realidad qu mala memoria.
Y lo peor es que con los golpes en la cabeza a uno lo empeoran, claro, entregarlos le
decan uno en el Bloque B-2 o a lo mejor en el C-6 o quiz el A-20, o quiz fue en la
seccin uno o en la ocho pero carajo es como tratar de recordar la placa del carro del to
de uno o el nmero de la lotera esa bailadera de nmeros que son y que no son y al fin
cuando se clarifica alguno resulta que es el de la propia cdula de identidad y entonces
patada por aqu y patada por all.
Si en el escondite estuvo o no estuvo un seor bajito como el de este dibujo, lo
imposible de saber entre las muchas personas que van y que vienen por todos los sitios
imaginables, menos si el hgado se lo desprenden a uno porque ese hervor cerca del
estmago es el hgado, y el hgado tiene que ver con la fiebre alta con la memoria con
que ya est se fijan no me acuerdo.
No me arrecuerdo no me arrecuerdo qu nocin voy a tener de listas de personas
cmo voy a saber telfonos si les digo por ejemplo ahorita no me arrecuerdo si el seor
que me hizo vomitar hace poco es Gonzlez o Hernndez o mejor Gutirrez, cuanto ms
de cosas de meses antes, cuanto ms de una casa a la que no fui sino que me llevaron en
carro y no me fij en el camino y ahora cmo duele hasta tragar saliva si ni recuerdo
cundo la patada en la garganta si
Si de tan mala memoria que no me acuerdo de la cara de mi ta Rosario si de tan mala
memoria que no s de dnde ha salido ese nombre, como la etiqueta de un vaco de
varios aos; y, por ejemplo, no me acuerdo tampoco del nombre de la escuela, peor,
ahora que digo escuela noto que hay all un hueco negro y slido, que eso se ha acabado
y ay
Tambin estaban all en algn sitio el nombre de mi pe-rro (olvidado) la casa de mis tos
(olvidada) y un vaco del carajo que ahora que me doy cuenta crece y se acaba de tragar
lo anterior y mis catorce aos, crece y se acaba de tragar una novia (quin era?). Pero
no importa, es como perder un brazo y queda otro: acordarme por ejemplo de, entonces
me doy cuenta de que el restante brazo tantea en el vaco que crece y slo quedan mi
detencin y estos diez das que
Pero an puedo acordarme de lo que me hicieron s lo que me hicieron fue que, no, ni
eso, bueno, yo soy yo, tengo cabeza brazos piernas tronco bolas que me les hicieron el
bueno qu me les, mientras tenga esta nocin estoy vivo, yo estoy vivo slo los muertos
no recuerdan, yo tengo por ejemplo brazos, ahora qu cosa es un brazo, pero qu coo
va a ser, si un brazo es, si me acuerdo perfectamente de qu es, es algo como, si el resto,
y qu cosa es el resto, y qu cosa es qu cosa, y yo soy o yo era, y qu cosa es era y
negro y vaco y fue.
Explosin

Que me traigan el cajn quel diputado lo quiere que me traigan el cajn quel diputado
quiere evitar el compl subversivo que me traigan el cajn que hay que evitar el desfile
en el cementerio la cantadera el agite que lo traigan como al del otro con plomacera para
que saliera corriendo todo el mundo y dejaran la urna en medio de la calle o como al del
otro con tumbadera de puertas y reunin para robarle no slo el muerto sino tambin el
osterizer que lo traigan y dejen desfondadas las sillas con asiento de paja para que la
funeraria les cobre como a la otra familia quel cajn me lo traigan con coronas y todo
que lo traigan sea de roble y con vidrio para ver la cara como el del muchacho rubito
que reparta volantes que lo traigan sea de cartn piedra como el del que pasaba las
medicinas que lo traigan que al diputado le da cosa si no se lo traen ojo decir trancao
cuando empiecen las mentaderas de madre ojo si los padres se arrechan peinilla con
ellos ojo evitar agitaciones que pasa como la otra vez que al tratar de meter el cajn en
la jaula tropiezan y se les cae y el muerto rebota y al que lo tropieza diez aos de pava
ojo no olvidar las coronas y las tarjetas-telegramas que dan los nombres de sospechosos
ojo redactar el informe muy bien que le interesa al diputado lo que pas y qu dijeron
ojo omitir donde digan coos de madre lo matan y despus se lo roban ojo no fue que lo
matamos fue intento de fuga ojo cmo no fugarlo si el negro del carajo nos obstinaba si
cuando no era la bomba en la embajada norteamericana era la bomba en el oleoducto si
cuando no se empeaba en quedarse callado era que nos haca confesiones falsas y por
un tris no allanamos una casa de la misma misin norteamericana si es que el carajo
despus que le saltamos todos los dientes la coga de abrir la boca enseando las encas
y eso caa mal si es que el carajo se escapaba con cdula falsa o con tnel si es que por
aqu por all el diputado nosotros esperbamos la bomba el chispazo la cazabobos la de
relojera si es que no quedaba ms remedio que fugarlo nimo la puerta tumbada a
culatazos nimo planazo aqu peinilla all tiros al aire para dispersar tanto doliente
nimo las viejas que las encierran en el bao nimo rotura de colchones de almohadas
de ropero nimo no hacer caso de tantos manos arriba que no dice nada que nos mira
que nos mira nimo hombro con la caja nimo pale que no pasa por el zagun nimo
que dejen un momento las metralletas que se enredan en los cerrojos nimo que
espanten el abejero que cuidado resbalan con tanta margarita espachurrada en el suelo
nimo y estos carajos que siempre les llevamos los muertos y siguen haciendo velorio
nimo catapln cuidado que el diputado lo quiere enterito nimo qu tranca de trfico
carajo y el diputado que tiene sesin en el Congreso nimo descargar en el garaje del
stano cuidado resbalan con las coronas nimo el cuartito donde espera el diputado que
quiere ver personalmente el nimo todos en grupo con la pata de cabra porque el
destornillador muy lento nimo oler? nimo dice el diputado mejor con el hacha y en
efecto astillas crujidos
el diputado que se pasa el pauelo por los labios nimo el homenajeado que aparece
dentro del cajn los ojos cerrados, la boca sin encas, pero llena de algodn y con la
mueca que cae mal y lo peor de todo ante el diputado, el alambre fino que va de la tapa
que hemos movido a la pechera de la pechera a la garganta de la garganta a las pilas de
las pilas al percutor elctrico y el percutor elctrico que en este momento hace detonar
la

Picnic interrumpido

Seor seoras que me matan s estimados seores y seoras pblico presente me llevan
para matarme de repente ustedes y que haciendo picnic se atraviesan en efecto me
llevan para matarme en secreto abajo seor ser unos cien metros ms al lado seora
ser donde la espesura natural conforme dirn los peridicos ocultaba la excavacin
reciente y todas esas cosas bueno y ustedes haciendo picnic habrse visto y las caras del
agente del comisionado del inspector y van a matarme la mayonesa en un momento me
matan el pan con mantequilla a lo mejor en otro lado no sea cosa que los testigos la lata
de salchichitas las aceitunas, no, vmonos, ser en otro sitio, pero ustedes entienden, no,
seores, ustedes entienden qu es lo que pasa a qu venamos a qu me traan, la salsa
de tomate, no cabe la menor duda a un hombre que lo traen hecho un cristo a un hombre
que los mocos le bajan hasta el cuello porque la sangre ayuda a un hombre que vienen
ya con las palas porque la fosa era de poca profundidad dirn los pe-ridicos y lo
conocido del occiso en los medios polticos hizo que los victimarios (la polica,
carajo!) desconocidos intentaran ocultar el hecho.
Ahora seor ahora seora ahora niita qu mal verdad esta nube sobre la ensalada de
gallina sobre la mortadela el oficial que mira al sargento y el sargento que mira a los
rasos y los rasos que miran la camioneta con sirenas y luz roja, cmo, si el lugar era tan
bueno si mariposas vuelan, si ser ahora necesario, porque esto es grave, eliminar
tambin al seor a la seora a las dos niitas que vieron, que podran contar, que
podran decir, y lo peor salchichas termo plato de cartn, la expresin del seor gordo
que ha comprendido y que ha comprendido que los agentes comprenden, y la situacin
que se plantea, y que no hay forma de saber cmo se decidir.

La calle

Es de tierra y tiene charcos muy quietos, de color verde pizarra. Al sur, la hilera de
casas, definidas as: casa con pared de barro, franjas blancas y azul, techo de zinc; casa
con pared de barro, rosado oscuro, techo de paja; casa con pared de bloques sin pintar,
techo de asbesto; luego, trecho baldo con arbustos cubiertos de tierra, charco de color
verde pizarra, caucho Firestone carcomido que aflora en l; seguidamente, casa con
pared de barro, pintada de verde perico con ventanas de tela de saco, techo de paja, dos
grandes peladuras dejan ver el bahareque; despus casa con pared de bloque, techo de
zinc herrumbroso, puertas pintadas de blanco y con candado, con apariencia de no haber
sido movidas en mucho tiempo. Nuevo espacio libre, sin arbustos; empiezan nueve
estacas con un metro y medio de alto con tres (3) luego dos (2) luego un (1) hilo de
alambre de pas que se retuerce y hace ovillos. El sol est alto. Hacia la izquierda, sobre
el techo de zinc de la casa blanca y azul, una nube pequea, muy blanca y quieta. En
toda la calle, papeles, trozos de vidrio verde y mierda de perro, en nmero indefinible.
Frente a la casa pintada de rosado oscuro, una lata volcada, color amarillo cobre,
invadida por el color pimienta de la herrumbre.
Hacia la izquierda el aire ondula y no se distinguen bien ni el comienzo de la fila de
casas ni varios cerdos cubiertos de polvo. De all viene un perro pequeo, blanco flaco.
Tiene una mancha negra en la oreja. Huele con diligencia los papeles que emergen
como una espesa nata de los charcos, los que se apelmazan bajo el alambre de pas. Es
minucioso, y hediondo. De cerca, se le notan el rosado borde de los prpados, el interior
de las orejas, mechones de pelo que estuvieron embebidos en algn lquido que, al
secarse, los ha dejado rgidos como pinceles endurecidos. El perro se aleja hacia la
derecha y est mucho rato examinando el caucho roto. Despus pone rgidas las patas,
hace arcadas y vomita, escasamente. Mira a todos lados, se aleja y sigue husmeando.
Todo este tiempo, un nio desnudo ha estado en el umbral de la casa pintada de verde,
sentado en el suelo y pasando un dedo untado en saliva por la tierra.
El sol se ha movido. Se oye el zumbido de una mosca, pero a la mosca no se la ve.

Ella l

l, que se acuesta con ella, l, que para atraerla fue poniendo de manifiesto tan diversos
rasgos de carcter, su desilusin, entre otros, su manera de manejar a lo pase lo que
Dios quiera, entre otros, su capacidad de contar verdades como si fueran embustes, entre
otros. l que cuenta en su haber los cien metros planos el gusto por las medias caras el
paralelo y risible descuido por los zapatos el aprecio por autores de los que llaman
menores el tiro con rifle la mana de no botar las camisas viejas el tabaco ingls la
confesin de que cualquier pendejada lo conmueve la constancia llmenla si quieren
testarudez irracional, la teora de que hablar con las mujeres es perder el tiempo de
que mejor las manos que adems siempre deben estar doblando tapas de refrescos
monedas quebrando astillas aplastando nueces para hacerle sentir a ella una cierta
impresin de peligro de inminente tenaza.
Ella, que tan repetidamente ha puesto de manifiesto su miedo por las ratas cierto sueo
infantil de desamparo su aversin hacia las seoras gordas el gusto de que le hagan
cosqui-llas en el tercer espacio intercostal derecho su indiferencia por la metafsica su
inters en la hiperconductividad metlica su compulsin de romper jarrones su amor por
los cuartos encerrados y sin muebles su aversin por las jaulas con pajaritos su
conviccin de que los caracoles arrastran el invisible carro del olvido su risa por las
seoritas que se platinan su propensin a crear lenguajes cuyas palabras son ciertos
guios ciertas formas de relamerse los labios.
l, ese carajo a quien invent atribuyndole las cuali-dades todas que cre que podran
atraerla que en efecto la atrajeron y que en el fondo no tienen nada que ver conmigo que
soy otra cosa, que como sabrn ustedes soy enteramente otra cosa.
Ella, que tantos antedichos rasgos invent para atraer, no a m, sino al monigote falso
que yo haba creado, no a m, sino a ese ser increble que todas las noches la posee y
que tiene tan poca existencia como el que ella ha creado.
Ella l quin pudiera reventarle los ojos decirles a l cabrn a ella puta levantarles la
tapa de los sesos, quien entonces yo y t mirndonos con horror y con asco desde
nuestra repentina verdad, nuestra extraeza.

El hacedor de dioses

Fosca madrugada me encontr saliendo de lugar inconfesable, poniendo lamparitas de


aceite ante la fiera estatua del cacique a quien los historiadores llamaban Musubay a
quien el escultor que todava est tratando de cobrarle a la municipalidad llama la pieza
escultrica a quien los guasones llaman El Aguacate o El Pujido de Cemento u otra cosa
peor que no s francamente qu ser.
Suave luz de lamparita revelando el rostro que parece por un lado el Hombre de la
Emulsin de Scott y por el otro Benito Mussolini disfrazado de marica, rostro que
muestra las seales hondas de la mudanza de la placita porque los concejales lo
encontraron muy feo, y de la escuelita porque los nios le tiraban piedras, adems de
eso la polmica cuando demostraron que Musubay no existi y que todo fue un invento
de un seor que hace aos redact un almanaque para las petroleras, adems de esto el
traslado hacia las afueras donde hace amistad con las palomas con los carros que se
escachapan en el cruce de la carretera, en donde est el cartel que dice Va en
reparacin.
Frecuentacin de sitios inconfesables me llev a multiplicar lamparitas de aceites velas
velones cirios, siempre preguntndome cunto tardara en acompaarme el primer
ingenuo, cunto tardara en aparecer la primera vctima de la broma. Yo que esperaba la
primera velita no puesta por m, y una madrugada distingo, enroscada en una de las
piernas que les decan El Rinoceronte Griposo o El Burro Herniado, una guirnalda de
flores de plstico sonriendo al alba inminente con sus puros colores verde guacamaya
rosado enca de perro amarrillo hepatitis, primer himno de gloria que, con mis dedos
tmidos, acarici.
Inventario de objetos que encontr durante los seis meses siguientes: en el pedestal de la
estatua: lamparitas de aceite, treinta y seis, cabos de vela, ciento ochenta y uno; en la
mano extendida que le decan El Guante de Qucher o Ay Me Agarr: exvotos de
nquel en forma de muleta, dos, figuritas de cobre en forma de ramos de novia, cuatro,
corazn de coral, uno, ma-nitos de bano haciendo el signo de la guia, tres; en el
poderoso pescuezo que le decan La Piroca o El Pavo Embuchado: exvotos en forma de
cunita, cinco, dijes en forma de dedo, seis, todo ello en muestra de la potencia milagrosa
de Musubay, que haca ya intil el paquete de velas que yo siempre llevaba en la maleta
del carro. Mi triunfo fue completo cuando, saliendo de sitio inconfesable, esta vez en
compaa de Lilianita la Platinada, ella me dijo, ay, frena, que tengo que pagar promesa.
Se baj del carro, prendi una velita ante Musubay y se persign, yo miraba sus zapatos
dorados que enseaban las suelas al ella ponerse de rodillas.
Dos crisis del culto, su degradacin cuando se corri la voz de que Musubay propiciaba
los sueos que hacan ganar en los terminales, y el exceso de velitas incendi los
matorrales de la carretera; su transmigracin, cuando el cura logr que trasladaran la
estatua para la carretera del otro lado de la ciudad, sin saber, pobre, que all Musubay
salvara nios atacados de gastroenteritis o mordidos por las ratas y dara lugar a un
remitido en el peridico que deca las gracias te doy Musubay, nima bendita, salvaste a
mi Gabrielita pisada por el camin del Aseo, doy testimonio de las cosas grandes que
hace la fe. Presa se llevaron a una seora que deca rezar la oracin de Musubay y luego
result que era indocumentada; enorme result la venta de un retrato de Sab en
taparrabos que apareci en los puestos de los buhoneros al lado de la efigie del Doctor
de los Milagros, del Libro de San Cipriano y de los recipientes con piedra imn y
limaduras de hierro. Yo haca risibles planes para enriquecerme vendiendo a Musubay
en estatuillas de yeso pintado y en calcomanas para los ptalos de las flores de papel,
discuta si el historiador que haba inventado a Musubay tena o no derechos de autor y
si exista o no registro para cobrar participacin en canciones, cine y acuaciones, y
Lilianita que me oy una vez no quiso verme ms nunca y tuve meses desventurados y
alguna madrugada me dije solemnemente: no he hecho un carajo en la vida.
Exvoto que hago eminente publicando esta historia en humillacin en arrodillamiento
yo un hombre que me rea destas cosas a cuenta de las leyes de la dialctica y de la
negacin de la negacion, quin sino Musubay cuando a Melecio a mi lado le volaron los
sesos de la primera rfaga quin sino Musubay cuando al tanque de gasolina lo
perforaron tambin y sali la azul candela en el asiento de atrs, prendi los volantes
clandestinos y cubri el vidrio con las calcomanas Maneje con Sentido Comn
Donante Voluntario de Sangre quin sino Musubay cuando debido al caucho derecho
agujereado la parrilla el motor el cap dieron contra la radiopatrulla que cerraba el
camino y sal volando hasta la cuneta quin sino Musubay en este palt que miren, entr
por aqu y sali por aqu y no me toc y despus se confundieron y dispararon para otro
lado, oh nima digna y solitaria a quien llaman La Ua de Caimn, este exvoto acepta
por tus milagros del primero que ilumin tu ara, seor de los terminales, de las flores
hepticas, de los nios mordidos por ratas y de los zapatos dorados.

Muerte de un rebelde
A m me dijeron que haba que enconcharlo y como yo casualmente me haba mudado
al apartamento dije que s. Vino a la noche con un camarada que yo conoca, se present
con el nombre de Cceres traa un paquete de papel de peridico con pijama y pantuflas
era gordo calvo y yo no lo haba visto nunca ni quise saber por qu lo buscaban, lo que
siempre en definitiva es mejor. Las recomendaciones, que mientras yo sala a trabajar
no hiciera ruido porque poda tocar la puerta algn vecino, que en caso de peligro la
toalla en la ventana del bao que se ve desde la esquina, las amabilidades, comprar yo
muchas revistas y muchos peridicos porque mis libros los haba perdido casi todos
salvo unos manuales de Estadstica, ponerse l a arreglar el cuarto porque a la gallega
que vena a barrer dos veces a la semana hubo que despedirla para no tener que
explicarle quin era el seor en pantuflas, las precauciones, conversar de poltica pero
sin entrar en detalles no fuera uno a enterarse de que, que nunca abriera la puerta no
fuera a ser cosa tambin de que.
Le daban de cuando en cuando desvanecimientos y habl para que me consiguieran un
mdico el mdico vino tarde en la noche y tom la tensin y el pulso y me pregunt si
yo saba poner inyecciones entonces escribi unas recetas con bolgrafo y yo sal a
comprar frasquitos pero me demor mucho porque era tarde y no se consegua farmacia
de turno. Como las inyecciones a veces haba que ponerlas de hora en hora, por las
noches hablbamos mucho de las redadas de la polica, de cmo estaba la cosa de jodida
y de gente que haba cado. Yo pens inventar una excusa para dejar de ir al trabajo y
acompaarlo pero l me dijo que estaba mejor; por el contrario, se puso muy dbil y
pens en buscar un camarada que estuviera junto con l. Localic a Aguirre, que estaba
en mala situacin; estuvo viniendo algunas tardes; coma y se quedaba. Aguirre no saba
poner inyecciones y yo le deca que deba aprender pero no quise proponer que deba
ensayar con el escondido. Al fin Cceres se sinti mejor y no fue necesario que Aguirre
siguiera viniendo. Yo no s si de verdad se senta mejor o era simplemente que Aguirre
era latoso. Pens en comprar algunos libros para que Cceres pasara el rato.
La noche del martes Cceres ley hasta tarde los pe-ridicos. Al da siguiente amaneci
muerto. No haba hecho ruido, estaba ya fro y yo me avergonc de haber en aquel
mismo momento a lo mejor roncado y no odo mi nombre dicho muy bajito a lo mejor
soado una banalidad. Llam a la pensin donde viva Aguirre por el telfono del
almacn y le dije que viniera porque haba sucedido algo muy importante. Me deca que
tena que hacer, pero al fin pude convencerlo. Tard mucho. A las once de la maana
entr al apartamento, mir y se qued callado. Yo no haba querido cubrir a Cceres con
una sbana porque me pareca una pendejada hacerlo; pero tampoco me pareca bien
dejarlo as. Aguirre dijo que hablara con alguna gente. Se fue, y tard todava ms. A
las once de la noche me dijo que haba que esperar al da siguiente. Dorm un rato, pero
mal. El da siguiente fue fastidioso, y lo pas casi todo en un silln, dndole la espalda a
Cceres. Pens bajar las persianas y oscurecer el cuarto pero me pareci tambin una
pendejada. Al medioda com algo en la esquina. La radio hablaba de bombardeos en
alguna parte.
A las ocho de la noche apareci Aguirre con un amigo, vestimos el cuerpo, y
esperamos. Seran las dos de la maana cuando bajamos las escaleras, con cuidado para
que no se fuera a despertar el conserje. Yo prefer no salir a la calle para no ver el carro
ni quin lo manejaba. Tampoco me esforc en adivinar cmo arreglaran todo lo dems.
En las hojitas clandestinas jams se dijo falleci el camarada fulano ni tampoco la
prensa dijo hallado cuerpo o ingres prfugo en clnica y falleci de inmediato. Yo
nunca le pregunt nada a Aguirre, y despus lo mandaron a hacer trabajo en el interior y
hace tiempo que no s de l. Recog los frasquitos de medicina vacos y las agujas
usadas. Tambin recog las pijamas y las pantuflas, y algunos pares de medias. Las
revistas viejas no era necesario recogerlas, pens, pero de todos modos estaban viejas y
no haba para qu conservarlas. Lo mismo el cepillo de dientes y la maquinita de afeitar.
El paquete lo ech en la basura, lejos de la casa. Varios das despus encontr un papel
con garabatos. Decan condiciones objetivas, inf. pol., ojo, no olvidar C.C., y cosas as.
Como no poda entregrselo a Aguirre, lo ech en el excusado. De todos modos no
deca nada. Cceres muri sin ver la revolucin. Yo haba faltado dos das al trabajo, y
deb pedirle a un mdico que me certificara bronquitis. Despus de eso trabaj
sobretiempo algunos das. El calor comenzaba a pasar y venan las lluvias.

Utopa

En el pas de Gerontia, ustedes no lo van a creer, funciona la Utopa. Nace un nio, se


toma nio, se impide salgan dientes nio, se arruga la piel nio, se implantan cataratas
artificiales en los ojos nio, se arruga la piel nio, se envenenan huesos nio, se
arrancan pelos nio, se le implanta asma artificial nio, se castra nio, se producen
esclerosis artificiales nio, y es como un anciano, es viejo ya, slo hay que quitarle la
iniciativa, ponerle horror a lo nuevo y adoracin a lo que fue y en realidad quiz no fue
as, como lo cuentan los manuales de historia, o nunca fue.
La vida de estos nios que slo tienen segunda infancia es breve y ellos lo saben, por
eso se van corroyendo poco a poco de egosmo y de miedo y los entierran despus de
velarlos en el paraninfo de no s qu cosa y decretan varios das de duelo y dejan
vacante el silln de la Academia.
La Utopa de Gerontia se hizo siguiendo los consejos de ancianos. No hay all
revoluciones, no hay organizaciones clandestinas, no hay faltos de respeto que se ran
de los viejos, y, parece increble, no hay crisis de la juventud, ni irresponsables, ni nada
de eso. En las tardes, muchos ciudadanos salen en sillas de ruedas, pasean, pasean y se
confortan pensando que el tiempo est tibio, que el reuma no duele, que todo est bien.
Ahora, se est pensando trasladar el sistema de Gerontia a otros pases, ahora se elogian
sus virtudes, ahora se implantan parcialmente y a veces secretamente sus reformas en
otros sitios, ahora, de repente alguien lo comprende, el mundo entero es ya Gerontia.

Consrvese joven Consrvese joven Consrvese joven

La vida eterna, no, la longevidad, tampoco, nada de esto lo ofrece la ciencia pero s por
lo menos el privilegio de la vejez controlada, envejecer por partes, concentrar el proceso
sobre miembros prescindibles, por ejemplo, todo el avejentamiento transcurrido entre
los veinte y los veinticinco aos poder transferirlo al dedo pequeo del pie izquierdo, y
as, ver cmo slo en cinco aos ste se arruga, se encorva, se infarta, se necrosa, se
hincha, se retuerce, se desprende, y entonces, sentida pero ntima ceremonia, llevar las
minsculas falange falangina falangeta hasta su ltima morada despus de haberlas
visto convertirse materialmente en cenizas.
Entre los veinticinco y los treinta el proceso acaso ms serio pero pronto se aprende a
disimular la cojera y basta inventar pretextos para no baarse en pblico, al final, carpo
metacarpo tibia y peron, goce seor el descanso eterno pero qu rapidez miren que de
la noche a la maana agusanarse mejor empezamos por el otro lado.
Segn y como el temperamento se puede luego elegir entre la silla de ruedas o los
miembros artificiales, difciles de manejar pero sumamente prcticos. Ser diestro o
zurdo decide la continuacin del proceso, dedo por dedo, hasta que, bueno, se concluye
con las extremidades y la decisin sobre cul parte del cuerpo debe envejecer se hace
cada vez ms delicada y al tronco se conectan bombas, filtros y alambiques que a veces
funcionan bien y a veces no.
Al fin, slo al fin, el proceso llega a la destroncada cabeza de adolescente, y sta, poco a
poco un grito ge-neralmente acompaa la primera seal se libra de la humillacin
de la juventud, en breves das comienza su acelerada redencin, se va haciendo ya
irreversiblemente ya indetenidamente ya declaradamente ya ptridamente ya
gaseosamente, respetable.

Pero no ven que ha sido en broma

Pero no ven que ha sido en broma, pero no ven que todo ha sido en broma. Pero no se
fijan que no es posible que tantas cosas puedan ser en serio, que no es razonable, no,
que de nio escribiera yo el ensayo Problemtica y Hermenutica en Andrs Bello,
que lo leyera en el auditorio y despus recitara Silva a la Agricultura de la Zona
Trrida ante el aplauso del seor director la seorita Po el bachiller frufr y despus
emocin! recibiera la medalla de la buena conducta el diploma del catecismo el premio
de la colaboracin la cinta de la aplicacin la placa de la excelencia, cmo pueden creer
ustedes que alguna vez pude colaborar con esas perversidades en serio.
Pero cmo han podido crerselo. Cmo han ledo mis artculos inspiradores en la revista
Ideales Juveniles, cmo han dejado exenta de tomates la instalacin del Centro de
Estudios que creamos en la Universidad, como han podido aceptar que yo leyera las
palabras de un alumno en la jubilacin del doctor Pandorga y que ni el mismo doctor
Pandorga se diera cuenta, cmo han podido darme la beca para estudiar en Europa,
cmo han podido aceptar mi tesis, mil pginas sobre el principio de la Brevedad
Jurdica, cmo, cmo, cmo.
A veces he pensado que no, que saban, que ustedes saban y que fingiendo no darse
cuenta era a m que me tomaban el pelo. Esta obsesin me asaltaba al hablar de la moral
desde mi ctedra al preparar los bellos discursos de orden al imprimir mi conocida obra
sobre un poeta desconocido al entrar por causa de ella en la Academia al aceptar mi
candidatura como diputado independiente, aplauso, mis vibrantes artculos Orden o
desorden, aplauso, O unimos nuestros esfuerzos o no unimos nuestros esfuerzos,
aplauso, He aqu la disyuntiva, aplauso, la condecoracin, aplauso, el Ministerio,
aplauso, la Embajada, aplauso, mi proclamacin como maestro de juventudes, aplauso,
aplauso, aplauso. No me digan que han credo que era serio. Ustedes, mis hijos.
Ustedes, mis nietos. Ustedes, que me velarn en el Paraninfo y recibirn placas
conmemorativas y acuerdos de duelo y homenaje y todas esas varillas que en cuanto me
mueran me echarn mis enemigos.
Pero qu importa lo que diga. Pero si todos los dems tambin lo estn haciendo en
broma. Mrenlos, mrenlos bien y vean que todos ellos tambin lo estn haciendo en
broma. No me encierren. No quiero morir encerrado. No me pongan somnferos. No
pongan esas caras, esas caras de que me van a dejar morir esta noche, dormido, solo.
Pero si todo ha sido en broma. Pero si todo ha sido en broma. Pero si todo

Transformacin

Ahora me dan con ms frecuencia los ataques, y en el medio de ellos no s, no s si son


malos porque ya soy otro, porque ya la mitad ma ve con los ojos del otro, hace cosas
horribles como leerse los discursos de aniversario, leerse las sociales, creer que
revolucin s, pero sin bochinche, todas esas cosas.
Yo me pona a provocar estos ataques por burlarme de Irene, Irene que va a misa y que
colecciona retratos de artistas, un da amaneca yo con deseos de sentir emociones
fuertes y haca alguna atrocidad como ir de visita a casa de unas tas de ella e
impresionarlas hasta que decan ay qu novio tan prometedor, otras veces era que iba a
los matins bailables del Club y le deca seorita me concede esta pieza a alguna amiga
de Irene que se quedaba sin bailar, la amiga me confiaba que senta inquietudes
espirituales y que ira a Europa para estudiar, de repente Irene descubra la burla eres un
gran carajo me deca hasta para ponerte amable eres un gran carajo prefiero que sigas
con tus atesmos porque Dios perdona pero las cosas serias no.
De repente por las noches me digo dnde iremos a parar el pas con esta juventud no
puede verdaderamente no puede. Una noche por ese camino descubr que la juventud
est en crisis como en un sonambulismo escrib un artculo sobre eso y lo mand a los
peridicos y menos mal que sal del trance y lo recog antes que lo leyeran. Otra vez me
despert sudando y de alguna manera supe que en otro ataque haba botado la madsen y
cuatro cacerinas y una pia, y comenc a tener temor, otro temor distinto de ese que nos
hace coger la madsen, otro temor oculto y como sin nombre y contra el cual no hay
armas. Ahora me preocupa mi carrera, me preocupa mi futuro, me preocupa mi familia,
me preocupa el qu dirn. Ora me preocupan esas cosas, me preocupa el matrimonio,
debe ser a todo trapo, con retrato en las sociales, numerosos invitados, los felices
contrayentes, las familias distinguidas, con obispos y champn. Doy discursos en los
actos, me desvivo por mi ascenso, me coloco como ejemplo, soy excelso, soy moral.
Soy eclctico, acadmico, soy asptico, dinmico, llegar hasta diputado, qu talento,
qu carrizo, qu promesa, qu emocin.
Yo, alguna vez me acuerdo del otro. Menos mal que no hay tiempo, no hay tiempo,
aunque Irene me diga te sigues burlando, no hay tiempo para acordarse de las
desorientaciones de la juventud en esta coyuntura urgida por los problemas
trascendentales del clima de confianza para las inversiones y sus repercusiones en la
productividad, y qu ir a opinar de estas cuestiones el Fondo Monetario Internacional.

El homenaje de la noche
de Santa Florentina

Otra vez crepsculo fueme mortal. Palomas sobre el sol tirronse, como diciendo que
cualquier infinitud equiprase a finitud cualquiera. Yo, bucear en el frasco de tinta que
parece que guardara muelas y slo este jugo negro para poemas mos que escribo con
tiritas de tinta para relacionar mundos de ac con mundos de all o huecos en el queso
con el misterio de las cosas que no se pensaron. Yo, tomar la pluma herrumbrada y
escribir la palabra solferino y encontrar que guarda hebras del asma de los gatos, o que
la palabra fue es un fuese y yo siendo soy un sido o pueblos que sernme es lo mismo
que si nunca anduvimos. Todo esto para sentir el sol chorrearme el odo como una
gotita de miel. Yo, ponerle migas de pan al canario, cagadas jubilosas, pajarito que
musiquea ms por detrs que por delante y deja el piso de la jaula cielo estrellado o
esferasmsica qu contemplaciones y qu cosas hasta que Ninfa Flor me dice Jess qu
cochinadas no son cosas de hombre escribioso.
Pantuflas nave de echado tiempo porque el suelo ca-lendario hecho momia y hay nubes
que llueven minutos. Para qu decirles a las gentes que soy de peloenpecho para tener
piojos all y qu enormes cosas bosque gris que corazoncese y palpitnase y piojnase
con bichitos armnicos y a veces vistanlo las tetas de Ninfa Flor.
Ninfa Flor como tiene nombre de teta, la de la derecha se llama Bonifacio la de la
izquierda ms moradita se llama Dionisia y anoche me propusieron las dos llamarse
Pantalen y saben que no se puede. Mis botines limpios, Ninfa Flor.
Cosas de poeta estas que me pasan de que me confundan con poeta si en realidad yo no
si en realidad yo nada tengo que ver con los escribiosos que hacen odas y miden el
tropos o se postulan a lacademia donde es peligroso porque las sillas pican el culo. Yo
lo que soy es hombre que me acontecen todos los reveses de las cosas y en todo los filos
de las oportunidades digo palabras que son en una forma y tambin en otra cosas
coladas en ciertas sustancias en donde no debe haber palabras sino hilos de cobre
bacinillas de peltre o parsitas. Ninfa Flor, los pantalones planchados que el remiendo
no se les ve porque est arriba.
Ya a buscarme vienen para elomenaje. Yo oir los discursos y les dispensar tantas
seoritas que se creen culturadas y lo que les pasa es el cors y el perodo y entonces les
soltar como un cohete el verso ese que les rechincha tanto los vuelve brincosos porque
como pauelo de mocoso no saben por donde cogerlo porque como estrella es toda
puntas porque como

Pjaro que vas volando


parado en tu rama verde
pas cazador, matte,
ms te valiera estar duerme.

Pjaro que poetas ellos el batir de los aos como ro-llos de pianolas que consagran en
una misma cera mis huesos y los ojos de quienes sabrn qu quera decir yo y un
calamar que se comi Hipas y esta media con aguje-rito y Ninfa Flor que dice que no
consigue hilo para remendarla. Abrir la ventana. Luz.
Y ahora palomerapias en cielos tururturtrgidos fluararapfara fluara fluarparas qu
duro ail de cielo como para pintar labios de novia muerta. Curru paloma que crrucu,
huvecete y hazte vieja como mi barba total si da lo mismo o esos ojos de botn de
acero: con ellos se abotonan las semanas y al fin. La camisa, Ninfa Flor.
Yo si el boticario me regalara ms goma arbiga y xido hara un poco ms de tinta y
as terminara mi magnaopus y engaara a mucha gente hacindoles creer que creo en
magnaopuses y en lo que otros digan de ellas. Dgame, inconveniencia de dejar hojitas
sueltas que son cartas para los hombres que sern totalmente lo contrario, entonces
sealan con el dedo y dicen: sombrerero que se pretende musetoso. Viejo que quiere
parnasearse y qu musaria ni qu parnasolancia slo esta gozadera de verse las rodillas
y conversarles buenos das, qu dicen hoy los calzoncillos o pasar en el land y gritarle
a las putas mmms mmms y ellas re re mira que le decimos a Ninfa Flor. Ninfa
Flor, la corbata.
Las maravillas de la poca como la mquina de vapor el heligrafo el biciclo el Canal
de Suez vulquense todas sobre los hombres y hganlos comprender las artes que yo
propongo la domesticacin de grillos la destruccin de las palabras la msica que
destripecer de gatos maullficos la pintura de las mil cosas que es una cosa las
mongolfieras atrevidas que se traern al Polo Sur a la gran exposicin de Pars y lo
exhibirn ante el Emperoso y a lo mejor ante nuestro Presidentoso que estar por all
lleno de seoritas enagricas mentalimonosas fragantes, olorosas de tanto comer
jamn. Ninfa Flor el alfilestrn de corbata de cobre que tiene piedra de vidrio el que no
quisieron en la casa de empeos.
Yo en cuanto me presenten ante la concurrencia delomenaje me parar en el escenario
como un guapo alzar el bastn y declarar abolida la poca uno dos tres y no les dir
nada de la fusilada que estuvo a punto de abolirme en la batalla de Copl uno dos tres
inversa bala poblada de amores renunci a poeta que como la bala sacude el encaje y los
traseros de las nias casaderas uno dos tres toda cosa es otra cosa y toda palabra otra
palabra uno dos tres oh si no estuvieran a punto de romperse estos botines cmo les
enseara el nuevo gran salto mortal o dejara caer mi mano que sera como de plomo,
quedara en el suelo y sera muy viajada por caracoles uno dos tres cmo me quitara los
ojos y hara malabarismos con ellos y los cambiara con alguna seorita y con Ninfa
Flor uno dos tres carga al machete tarar seores mis versos disuelven todo lo dems
tarar la carga por el flanco y despus entren a lanza tarar hasta el Presidentoso hasta
los edecanes hasta los palacios estilo imperio se harn gelatina en cuanto sientan estallar
estas palabras gargarientas que crean la inestabilidad cuidado la exposicin de Pars,
cuidado el Presidentoso cuidado esqueletos de caucho cuidado el abate francs.
Oh cmo me comportar durante elomenaje cmo les dir de la posibilidad de una tierra
donde cada repollo se peina los bigotes donde hay pianos que se comen a las seoritas y
pjaros que vuelan parados en ramas de sueo voraginoso. Oh qu poco podrn
entender de la necesidad de este mundo en donde jams entrarn los Presidentosos ni
los Emperosos ni los edecanes porque en las puertas se los comern bombardinos con
antenas de mariposa y en un desorden tal las tropas no evolucionan ni las alianzas
resultan ni nadie impone nada sobre nadie porque cada uno puede ser poeta o tortuga o
estatua o chorizo frito y este siglo diecinueve es el veinte o el cuarto a c y el norte lo
cambian por un elefante o qu cosas, seores, qu cosas. Ninfa Flor, el bastn, que
tocan.
En la sombra de esta noche de Santa Florentina tocan tocan en la puerta fosa. Tocan,
digo, Ninfa Flor, cada sombra resbala llevando zarcillos o enredadera o vina-greras para
la molienda del tiempo. Tocan, tocan para elomenaje, y por ms que trates de que yo no
lo adivine, se te nota que sabes, Ninfa Flor. Cmo ocultar a tus sulfreas tetas que esta
comisin que viene es de burlones, que elomenaje es una belfa, que me prosceniarn y
me parnasiarn y me pondrn una corona de laurel que me resbalar hasta el cuello y
que las aplauditorias sern como de gargajos y que lo que pasa es que como no se
atreven a burlarse del Presidentoso, se burlan de m, y que para la memoria de todos
ser slo el viejo que fue burlado porque se crey poeta y qu bien la gente se sac de
las tripas los rolletes de la risa y qu bien hasta el fin resist, pero yo a insulto ofrezco
pecho porque nadie sabe qu cosa es insultar o qu cosa ensalzar y yo tampoco jams
sabr, y ni siquiera me bajar los calzones en pleno escenario, sino que me llevar la
mano al corazn y dir: Seoras! Seores!
Ahora el trago de estos doce hombres de la comisin que me acompaar hasta
elomenaje ahora este demasiado caliente beso en la mejilla ahora un tirar de m la
miseria la vejez la sombra hasta el da en que, vendedor de billetes de lotera, el hambre
me haga ver lluvias de gallos que cantan pera, lagartos danzarines estatuas de
Presidentes con las tripas luminosas curas vestidos de gallineta y crea que por fin todos
los hombres han entrado en mi reino.

Cualidades

Yo amaba a esa mujer o no s si a sus cualidades ella me amaba a m o no s si a mis


cualidades y los dos insomnibamos completas noches pensando la mentira de todo, yo,
por ejemplo, si sus cualidades las tuviera un hombre, no lo amara, ella, por su parte,
pensando, si mis cualidades las tuviera una mujer, no por ello la amara, por lo tanto, era
otra cosa, pensbamos revolvindonos en la cama, era otra cosa, pensbamos con cada
gota de sudor y cotidianidad y noche. Ahora que el mundo como todos saben se ha
hecho inestable y una maana despierto con una manera de mirar que no era
propiamente ma. Ella, por su parte, primero esos rizos en el pelo, luego el color de los
ojos, luego, que cambi de muslos y yo asombrado de tantas cosas. Luego, el paso de
dos minutos que cambi mis opiniones teolgicas, entonces, ella que cambi de senos
mucho mejores ms firmes rosaditos pero menos amables yo que adquir unas manos de
clavecinista y una falsa memoria de un viaje al Asia. Problemas de irse al trabajo a lo
mejor a la vuelta compraba uno un poco de disposicin melanclica como quien compra
algodn de azcar, a lo mejor ella de paso se haba hecho instalar fobia, obsesin y
angustia, veladas perennes que pasbamos el uno al lado del otro adivinndonos y ella
probablemente un reproche pero no te fijas la nueva depresin manaca de ahora, con el
tono de quien dice pero no te das cuenta de que el vestido es nuevo.
Exploraciones ms ntimas en las que ella me expli-caba: es que he cambiado mis
sabores, no quiero seguir siendo la tonta que te saba a agrio limn o que en las orejas la
cera te recordaba naranjas secas, yo por mi parte descubriendo la tontera de mi rostro
de hace seis meses, ahora otro tan distinto pero ms mo. Variacin tambin de
posiciones, de ritmos y de conciertos. Ahora las largas noches en que nos estamos frente
a frente tendidos en el desolado lecho y mirndonos. Ahora la reflexin de que todo ser
amado que elegimos es el tiempo y sus sorpresas. Ahora la repulsin y la lstima para
aquellos dos tan diferentes que hace tanto se escogieron. Ahora el gusto de esta saliva
sorbida golosamente sabiendo que maana podr ser azul saber a nueces podr ser verde
saber a hierro podr saber a azufre ser escupida pero nunca el pasado instante pero
nunca pero nunca.

Las cosas que me pasan

Naturalmente no le pasan a nadie ms en el mundo. Yo vine a l para descubrir el


sentido de la vida, que consiste en leer el peridico por las maanas y en ir cambiando
de preferencias. Me explico, niez la pgina deportiva juventud la pgina literaria vejez
la seccin de los entierros donde siempre hay un conocido que se march antes que uno,
se puede ir a verlo, darle una mirada a la urna llena de seda y terciopelo y decirle ves,
tanto que presumas de que no se te caa el pelo y total te fuiste antes que yo o tambin
tan inflado que estabas porque leas Bertolt Brecht despus el bufete el xito y el
aneurisma te jodieron y hasta falleciste cristianamente. Yo consolaba mucho a las
viudas y les inventaba historias de cuando el finado y yo estudibamos juntos y l era
conocido por tal o cual cosa, por lo borracho o por los malignos versos que haca en
contra del profesor, cuando mentira, lo mejor que poda recordar de todos ellos era un
hueco en un hueco, el vaco dentro de un vaco del hombre sin contornos que slo
muriendo se convertir en algo slido al asumir esa cara de viejo malvado esa
consistencia que nos dan la rigidez y los anuncios con orlas negras y las flores.
Entonces esta maana el maldito peridico que me dejaron silenciosamente bajo la
puerta y el gran recuadro en la seccin de entierros que dice:

Ha fallecido cristianamente
LA HUMANIDAD ENTERA
Se invita al acto del sepelio
que tendr lugar a las 11 a.m.
Y desde luego vaina entre tanto conocido cmo cumplir con todos, no hay quien suba el
desayuno, los pantalones se ajaron en el velorio de anoche y tienen cogulos de
esperma, y lo peor de todo ya es un cuarto para las doce y todo debe haber terminado.

La conquista de Leland

Leland, por quien el caballero viaj a Tierra Santa, soport los afanosos piojos de Judea,
y por cubrirse de gloria atac mientras los dems huan, logrando slo cubrirse de tajos
que, mal curados, dieron lugar a fiebres y a visiones. Leland, por quien el caballero
estudi el laud la lectura el latn y otros afeminamientos a fin de cantar una propia
endecha que fuera recordada por los hombres, y como toda cosa de amor, burlada, reda
y despreciada, verificada en su defectuosa mtrica y finalmente perdonada como
curiosidad con ese perdn erudito que equivale al ms atroz insulto.
Leland, por quien el caballero dobleg la carne despidi barraganas olorosas a glorioso
ajo, expuls bastardos en quienes se reconoca como en hermanos desair vidas damas
renunci a pernadas exponindose al habla turbia de las gentes y a la reputacin de
vicios secretos.
Leland, por quien el caballero liber sus halcones y tir al manantial capirotes guantes y
capihuelas, Leland, por quien no se mezcl a la humedad de los ojos del ciervo la
humedad de la sangre, Leland, por quien fue cambiado Dios a precio de filtro amoroso
para mover el corazn de las mozas calladas.

Leland, por quien el caballero emprendi la guerra contra el duque su primo porque
para recibir a Leland deba ser grande la heredad y para que la heredad fuera grande
deba haber cien hombres, cien certeros flechazos, cien perforadas lorigas, cien viudas y
cien tumbas y frente a ellas la del duque ahorcado y por encima de ellas los huesos de
las doscientas bajas de sus huestes esparcidos por doscientos cuervos.
Leland, por quien el caballero lanz el guantelete y se fatig manejando la espada hasta
que las melladuras en su coraza dieron paso a un gran fro, una gran tibieza, un gran
vrtigo, una gran luz, una noche grande.
Leland, quien al saber su muerte llor y dijo oh, este caballero de quien me enamor al
ver su pie, cmo era pequeo.

Lope
A m, vuecencia, me llaman Lope, y van a matarme. Hace mucho fro, es de madrugada,
y mis hombres se me han desertado. Por todos los medios he querido atarlos a este
empeo de grandeza y se me iban, creyendo ellos que por salvar sus vidas, sabiendo yo
que por no tener que participar de la grandeza. No hubo cosa que no intentaran: perderse
en la selva dando gritos, fingiendo la visin de torres fantsticas de oro, enloquecer
diciendo que durante el sueo dorados monarcas chupaban el humor de sus ojos con
cnulas afiladas, sublevarse contra m, porque antes la muerte dada por Lope que el
destino de grandeza al cual los conduca Lope, antes dar grandes vueltas con la boca
llena de agua por el fondo de aquel ro infinito que, decan, un da caera en una
hirviente sartn de oro, que intentar remontarlo hasta el mar, un mar que nos
imaginbamos lleno de mareas de hojas y con abismos penetrados de las ms
intrincadas pudriciones de races y frutos. A unos pocos pude distraer del embeleco de
dejarse morir en aquellas regiones donde la sustancia de los sesos se escapaba en
amarillos vapores durante el sueo, a unos pocos pude distraer de su esperaza de morir
en aquellos hervideros en donde antes que los gusanos las enredaderas devoraran sus
prpados, a unos pocos llev hasta el casi imposible mar e hice construir las naos
fantasmales que nos llevaran hasta la isla llena de cristianos, de pobreza y de piojos, y
de la isla nuevamente al mar, y de ste a la tierra firme increble que nos ha herido los
ojos como un doblado espejo y nos ha comido botas traje piel corazn hasta que hemos
credo caminar en un aire hecho de hormigas, de manera que los espaoles que
hallbamos nos huan y nos llamaban alzados contra el rey y haba que estrechar sus
gargantas y la caminata se haca sobre pescuezos cruzados de trazos azules y casas
llenas de arcones vacos e iglesias sin imgenes, y todo ha sido para que al final mis
hombres uno a uno me fueran dejando por el rey, cambiaran la majestad presente por la
lejana, soportable como el sol que alumbra otras regiones, que durante las noches deja
oh esa frescura.
Ya el alba no me da ms plazo, cercado por la tropa del rey en la cual mis hombres
humedecen sus ansiosos labios de Judas, tomo el cuchillo y degello primero, con
facilidad, a la Torralba, luego, ms trabajosamente, a Elvira, que slo repite muchas
veces padre mientras en la hoja una sangre se mezcla a otra y las dos gotean
asombradas de salir a conocer este mal siglo y de no saber por qu. Tampoco lo saben
estos que franquean la puerta y vienen a matarme, y miran la sangre, y miran el
cuchillo, y miran mis ojos. Slo comprenden, desconsoladamente, que ahora sus armas
son intiles contra m, que por esta atrocidad me he situado por manera tal fuera del
alcance de tantos aceros cobardes, que no podrn tocarme, y es como si otra vez los
arrastrara el Amazonas, sobre l o por debajo de l en desmaadas piruetas de ahogados.
Lo adivino: slo esperan mi voz de mando, los que crean venir a matarme. Cuando los
vean obedecerme, se pasarn otra vez a mi lado, fascinados, mis maraones. A otros
muchos arrastrar en este torrente y a los que no sean arrastrados uno a uno los ir
matando y para que ninguno escape me pondr al frente de stos que alguna vez
pensaron matarme y con ellos arrasar el pas, y el pas arrasado, cruzar los montes y
pasar a la Nueva Granada donde habr ms gargantas y ms cobardes aceros y ms
casas con vacos arcones y desde la Nueva Granada pasar a Panam y en Panam me
har dueo de los buques llenos de ratas y hecho dueo de los buques caer sobre el
Per, y dueo del Per ser dueo del oro del mundo y habr en los arcones, brocados,
en las iglesias, bendicientes santos, en los cuellos, sarna de collares, en los aceros,
sangre de virreyes. Termina por fascinarme la inevitabilidad de todo esto, la seguridad
con la que, dueo de todo el oro del mundo, no tendr ms remedio que disputar
tambin con viejos reyes de un mundo viejo y oponer a sus santos carcomidos santos
dorados a sus cajas vacas cajas que valen ms que cualquier cosa que en ellas pueda
guardarse, a sus hierros herrumbrosos espadas que han vencido la fiebre la insolacin la
amargura, y al final poner en los cuellos de estos reyes largas sogas cuando haya
tambin avasallado sus reinos y el poder de todos los tronos est concentrado en mi
puo y los esquivos soberanos de El Dorado sientan su miseria de reyezuelos nfimos y
fallezcan de una centenaria vergenza llamando en las puertas de mis fortalezas para
ofrecerse como sbditos, sin ser notados de nadie.
A estas cosas me lleva mi destino as como yo llevaba a mis hombres. Pero ahora el
cuchillo an lentamente gotea me rebelo contra l, que es slo otro lejano rey
desobedecible, porque, me digo, para qu llevar a estas pobres bestias del corral del rey
al corral de Lope, para qu llevar estas olas de un lado a otro de indiferentes mares o
apilar a mis pies granos de arena; para qu, si el imperio sobre todos los hombres ya
nada podra aadir a la nica cosa que puede llenar de orgullo a un hombre, y que es, en
esta cumbre de mi color lo acabo de descubrir y de ella disfruto hace cincuenta y cinco
aos, la de ser Lope y no necesitar de otra cosa que ser Lope, lo cual incluye tambin la
falta de temor por dejar de ser Lope, de usar este cansado cuerpo, estos gestos rados.
La he matado me encuentro diciendo para que no sea colchn de tanto bellaco.
Y con estas palabras obtengo mi ltimo triunfo, oculto a mis sitiadores que se puede ser
Lope, les regalo este motivo comprensible, que escondidamente da por cierta mi de otro
modo imposible derrota, que hace de Lope un hombre sujeto a humillacin o desdicha
por cosas de las que ellos pueden ser causa, una concertada desercin, el
emputecimiento de una hija, y sin embargo, an temo que adivinen, su vacilacin me
hace temer que alguno adivina, an debo espolearlos a matarme fingiendo que pido la
merced de decir ltimas palabras comprometedoras, cosas que hay que sepultar en
hierro y sangre, y si gano al fin mi victoria, que es un resplandor de arcabuzasos y una
grita de cobardes y una bruma distinta de la del alba. Mis labios an pueden decir ste
es bueno. Los hombres que se desvanecen en el rotundo negro an podrn creer que me
refiero al disparo.

Pasado

El cura, el boticario, el jefe civil, el dentista que vino el ao de la crecida y lo mat el


coronel Nez dicen unos que no se sabe por qu y dicen otros que porque le pre una
hija, los hermanos Molina que uno era de la revolucin y otro era del gobierno y cuando
el de la revolucin sali a unirse al alzamiento de Alejandro Rescaniere lo pic una
culebra y hubo una larga agona y muchas dudas sobre si cortndole la pierna se salvaba
y luego la madrugada encima, la tropa cerca y sin jefe que era como decir sin alma, el
padre Manuel que insista vyanse de al lado del ro que hay paludismo y si siguen
haciendo casas all se van a morir, la gente que sigue levantando paredes de bahareque,
el padre Manuel que diez aos vive en el nuevo poblado que alent, una legua ms
arriba, y que entonces inexplicablemente vuelve al ro, muere con los recalcitrantes que
se ocupaban de tener muchos hijos para que nunca estuvieran vacos de fiebre y tiritones
las hamacas, el general Perdomo que una vieja se le quejaba del robo de un pavo
obviamente oculto bajo la camisa de un recluta el cual explica el bulto llamndolo
mandolina que lleva para tocar en las horas tristes y el general que vindole las patas
dice aj aj desde aqu distingo las clavijas y ante las risitas carraspea y dice orden en
las filas, el sitio que le decan Barranca porque y que efectivamente en la barranca era
que dejaban tanto cadver de asaltado que despus se paseaba por el pueblo y tocaba
campanas hasta que decan la misa del nima, el viejo Atencio de quien como hablaba
patois se sospechaba que era evadido de Cayena, se le atribuan asesinatos por celos y
temibles fugas por el mar, Crescencio Gonzales que por no repartir la hacienda mat a
tiros a sus hermanos Antero y Leonidas, y que para tapar el crimen se lo achac a la
familia Heredia y mat a cinco de stos para ser a su vez muerto por la querida del
ltimo de los difuntos, de la cual se dice que acab de puta en Colombia, el hombre que
viva en un rancho en lo ms perdido y unos decan que si es Funes que sobrevivi al
fusilamiento por Arvalo Cedeo y ahora se esconde de Gmez y otros decan que si lo
que pasa es que no es propiamente un hombre sino otra cosa pero nunca aclaraban qu,
los momentos en que los caballos relinchaban, cagaban y soltaban baba y todos lo
hacan en el mismo instante, de una punta a otra del pueblo y de nada valan el padre y
su espeso latn, el doctor francs que andaba estudiando la saprfitas y que nunca
despus alcanz fama ni internacional ni nacional ni nada porque era slo eso un
pendejo que estudiaba las saprfitas, las colmenas que tena to Laudelino, grandes
como atades y que no dejaba castrar y que al fin se supo que contenan el cubierto de
cera cuerpo de una adolescente, la masacre que hubo cuando lleg la noticia de que
haba muerto Gmez y resulta que era embuste, que eran cosas del telegrafista que se
haba vuelto loco de mal de amores.
Un coo dijo mi to rascndose la planta del pie descalzo con la alpargata que tena
en el otro, todava manchada del escupitajo de chim invenciones, la realidad
todava recuerdo su mirada del chinchorro a la pared encalada y el regreso desde la
pared encalada a quin sabe qu otra pared encalada en una tierra innominable de su
mente en este pueblo nunca ha pasado nada, nada, esas historias que alguna vez me
has odo contar son inventadas, soy el nico que se ha dado cuenta de esto, no es natural
un pueblo en el que nunca haya pasado nada y en el que, peor todava, nadie se haya
dado cuenta de que eso es anormal. De all tanta hablantina o peor tanta mariquera, el
chim djalo en el taburete que no se lo coma el cochino ahora vete antes de que el
vaco a ti tambin te chupe a m personalmente ya todo me importa un carajo.

Grupo
A Pipo lo agarraron en la fbrica de armas. l haba ido a entregar materiales y se
demor ayudando al encargado a reparar un taladro. La bala le entr por el odo y en las
fotografas de los peridicos no se vea bien quin era pero por el reloj que nosotros
conocamos no caba duda, los policas lo identificaron como Carlos Mara Lairn
Istriz y primera vez que supimos que Pipo tena tantos nombres y qu lstima porque
era la ctedra para montar y desmontar fusiles bombas y motores y en las chiveras
conseguamos piezas para metralla y tenamos dos o tres proyectos pepiados
A Ral lo expulsaron para Europa y segn me dijeron de carta que envi con alguien
para Hernn, all no hay ms que maricos en los cafs discutiendo a Garaudy y como l
perdi su tiempo aqu leyendo Garaudy ahora tiene miedo no se vaya a meter a marico y
guarda una libreta en donde dice: 20 kilos de azcar y 100 litros de t; dentro de poco
ir a Lunin Sovitica ver el Kremlin, me morir de la arrechera y la familia no me
mandar ms plata, y entonces
Lara est desaparecido. Hay el rumor de que muri en el campo de La Pica, pero a la
familia le dicen no, no te-nemos ningn preso de ese nombre
Chocolate es el que anda en la polmica de la izquierda, a Chocolate lo expulsaron por
su artculo: Directrices nuevas para una lnea nueva?, que apareci en el semanario
Conceptos en contestacin al artculo Formas de Lucha y Lucha de Formas, de
Concepcin Serrano (o sea, Filiberto Mendoza). La ltima vez que vi a Chocolate
estaba disfrazado de portugus; como lo allanaron perdi el fichero de su gran libro
Capital y Monopolios en la Venezuela de hoy; tena cuatro millones de fichas y lo nico
que repeta cada vez que se acordaba de que haba perdido los ndices de acumulacin
de capitales era: el coo de la madre
Morandi volvi de la montaa cuando aniquilaron el resto de su comando, y se encontr
haciendo las cosas ms raras, se coleaba en las fiestas para comerse los aguacates y el
caviar en la cocina, asista a las subastas de antigedades para comerse los pasapalos, su
desgracia fue cuando se le arruin el palt muy presentable que todava tena y entonces
vendi condones en la Avenida Urdaneta hasta que un polica lo mat y no se sabe por
qu
Cisneros se ahog con el aparato de inmersin de circuito cerrado que no lo graduamos
bien o a lo mejor el profundmetro le fall de todas maneras pusimos la bomba y a
Cisneros le quitamos el aparato el cinturn de pesas la mscara y lo dejamos y el
peridico dijo vctima de la explosin (inidentificable)
A Enid la tiraron desde un helicptero en regin no bien precisada, de Enid quedan
madre padre hermano menor unos textos de qumica inorgnica el retrato en una
excursin al telefrico una hebra de la peluca rubia que us en el asalto al automercado
una cdula de identidad falsa una cierta temperatura de las manos el resonar de una voz
en las paredes de un detestable cuarto de hotel
Montes la cogi con la vaina de la investigacin motivacional y Marshall McLuhan,
desde que trabaja en Procter & Gamble no tenemos finanzas nada tenemos. Igual que a
Gonzales que lo llev el to para Barquisimeto donde tienen una cra de gallinas y se les
mueren de moquillo y es lstima porque Gonzales tena unos contactos increbles en los
barrios. Hernn cay en lo que llaman el anarco aventurismo y la polica le meti 6 tiros
en el pulmn cuando ya estaba a punto de convencernos de la importancia de la
mquina infernal para volar la embajada
Perico fue el que nos vendi a todos. Perico era muy buena persona y cuando le hicieron
el simulacro de ente-rramiento vivo se raj, a pesar de eso le hicieron todo tipo de cosas
y al final lo soltaron, unos dicen que con el carnet del Sifa para ver si sapeaba a alguien
ms, otros dicen que para seguirlo y ver si alguien se pona en contacto con l para
rasparlo, yo lo vi despus de buhonero vendiendo forros para volante, l baj los ojos y
mir a otro lado, yo me toqu la culata de la pistola y despus pens total para qu
Yo que ni fui agarrado en la fbrica de armas ni me expulsaron para Europa ni
desaparec ni estuve en la polmica de la izquierda ni baj de la montaa ni me ahogu
ni me tiraron desde un helicptero ni la cog con Marshall McLuhan ni fui a criar
gallinas ni me metieron 6 balas ni vend a todo el mundo, o a lo mejor s, hice todas esas
cosas y desaparec y me ahogaron y me raj con todos, hasta tal punto era todos ellos,
yo que tuve las etapas consabidas la de decir para qu carajo cuando me decan estamos
preparando algo, la de decir m cuando me hablaban de tal o cual intelectual de
izquierda, la de pensar cnfiro, y mi padrino que conoce gente en la gran Empresa de
Seguros La Prosperidad, la de decirme un hombre de mi sensibilidad debera estar
arrasando en el saln de invierno en Pars, ahora descubro que para algo fui ahorrado:
estar parado en esta esquina mientras cae la noche esperando el contacto con alguien,
claro no ser Enid pero ser Marcela o alguien a quien Marcela enviar, luego podremos
ganarnos a otros que no ser Pipo Ral Lara Chocolate Morandi Cisneros Enid Montes
Hernn Gonzlez Perico, que no ser a lo mejor ni siquiera yo porque lo fundamental no
soy yo sino mi destino, esperar, mirar tanto carro que pasa y encandila con los faros, y
repetir: del prximo se baja Marcela. Del prximo se baja un polica a quien nos han
delatado y me mata. Del prximo se baja Marcela. Del prximo se baja un polica y me
mata. Del prximo se baja Marcela. Del prximo se baja un polica y me mata. Del
prximo se baja Marcela. Del prximo se baja un polica y me mata. Un carro se acerca,
frena, abre la puerta. Esfuerzo la vista para distinguir la silueta negra que sale. El grupo
mira a travs de mis ojos. Todo va a decidirse dentro de un instante, pero no, me doy
cuenta, estoy aqu, he permanecido aqu o me han retenido, doy la cara a la noche, todo
est ya decidido.

La foto

Era color sepia pero la copia actual, ampliada, es gris y hasta cierto punto brumosa. De
izquierda a derecha, en primera fila, sentados: joven de mirada profunda y cabellos con
gomina, camisa manga corta y pantalones a rayas; a su lado, joven flaco con grandes
entradas, las manos sobre las rodillas, el cordel de un zapato desatado; a su lado, joven
parecido a Ramn Navarro, mejillas chupadas y un palt doblado sobre las piernas; a su
lado, joven con lentes redondos, montura metlica, peinado con raya en el medio, un
peine en el bolsillo de la camisa; a su lado, joven con mirada de desnutrido que parece
estar observando las nubes o deslumbrado por el sol del patio de la prisin, y de l llama
la atencin ese gesto y no la ropa que tiene o cmo es su cara; a su lado, joven con
bigotes y corbata de lacito y camisa a rayas grises; a su lado, una pierna doblada y la
otra extendida, joven gordinfln, con el aire de quien acaba de caer sentado. Agachados:
joven que sonre, joven que est serio, joven que mira con intensidad, joven que parece
aburrido, joven que mira a la derecha, joven que pone gesto trgico, joven a punto de
dejar de ser joven. Parados: joven con las manos cruzadas sobre el pubis, joven con los
brazos cruzados sobre el pecho, joven con los brazos a la espalda, joven con los brazos
cados, joven con los brazos en los bolsillos, joven que sostiene un palt en el brazo,
joven con la mano derecha en el hombro izquierdo. La ropa se ve muy ajada, quiz por
lo pasada de moda, quiz porque la foto fue tomada a la semana de estar presos y no
dejaban pasar envos de ropa limpia desde afuera. No se nota ningn detalle del patio
del cuartel.

De izquierda a derecha, el tercero, parado, fue el del discurso que despus le diran
fogoso. Tena cosas como aqu est la juventud y cumplimos con el llamado, a l lo
pusieron preso por decirlo y a los dems porque aplaudieron, tres meses despus lo
botaron del pas pero al fin lleg a Ministro. El primero, sentado, dos aos ms tarde
muri de un tiro de fusil al tratar de cruzar la frontera disfrazado de pen. El tercero,
segunda fila, fue el que comparti con el Presidente la comisin de los cincuenta
millones que los norteamericanos pagaron para tener ms concesiones petroleras que los
ingleses. El cuarto, primera fila, estuvo preso otra vez durante la dictadura, pas en eso
varios aos, despus fue Ministro de Relaciones Interiores y particip en la desaparicin
del estudiante Alberto Mndez, cuyo cuerpo horriblemente mutilado, etc. El segundo,
primera fila, fund publicaciones humorsticas y muri de hambre. El quinto, tercera
fila, fue el tronco de abogado que le gestion a los americanos las concesiones del
hierro. El cuarto, segunda fila, era marico. El sptimo, primera fila, nadie se acuerda
quin era.
En cuanto al tercero, primera fila, particip en la gran venta de inmuebles de propiedad
pblica y despus se descubri que l actuaba a la vez como abogado de la Nacin y de
la empresa compradora. El quinto, segunda fila, fue llevado al Consejo de Ministros
para que pusiera la fuerza hidroelctrica de Guayana en manos de la familia Umeres. El
sexto, primera fila, mont la empresa constructora que acapar los contratos de obras
pblicas mientras era Ministro. El sptimo, segunda fila, era propietario del noventa por
ciento de las acciones. El quinto, primera fila, compr en cien mil bolvares su
nominacin como diputado por el gran partido popular y vendi su voto en tres millones
cuando se discuta la reforma tributaria.
El segundo, tercera fila, lleg a Presidente e hizo respectivamente, matar, encarcelar y
expulsar del pas, al primero, segunda fila, primero, tercera fila, segundo, tercera fila, y
sexto, primera fila. El cuarto, tercera fila, se puso de acuerdo con el sexto, misma fila
para entonces Ministro, se hizo expropiar sus haciendas por el cudruplo de su valor
y ahora es banquero. El sexto, segunda fila, anda con un cncer en la prstata. A la hija
del tercero, primera fila, yo me la cog.
La foto est cada da peor y la gente se parece menos. La publicaron primero en el Libro
Rojo de la Subversin, y despus ha ido dando tumbos hasta aparecer en Memorias de
una Vida Poltica, que el cuarto, primera fila, escribiera en Antibes. Por aqu y por all,
sobre una que otra cabeza, hay crucecitas, y a veces hay dos cabezas muy juntas y no se
sabe de quin es la crucecita.
El mundo da muchas vueltas.

Los juegos de la infancia


En las noches hay bonitos fuegos y durante el da las corrientes de aire caliente que
ascienden facilitan el volar cometas, cometas que sin embargo no elevamos porque
primero los familiares dijeron que no y luego no haba con qu hacerlas y, en fin, otras
cosas nos preocupan. Antes debamos ir mucho a la escuela y acostarnos temprano, pero
ahora que no hay escuela todas las horas nos pertenecen y aun las de las noches, cuando
es malo dormirse por ms sueo que uno tenga. Antes tanta soledad que tenas en tu
mundo de nio y la poca esperanza de que los mayores condescendieran a participar en
los juegos, y ahora todos juegan, no hacen ms que jugar desde el da en que bajaron los
aviones de los cielos y comenzaron estos largos escondites entre los rboles, donde
mam, o pap, por ejemplo, a veces se hacen un ovillo y tras el follaje y con los ojos te
suplican no hagas ruido, no dejes que vean donde estoy, o a veces la ta tambin juega y
se separa de nosotros y se esconde tan bien que nunca la encontramos, de manera que
podemos imaginrnosla dentro de un crter, con los ojos cerrados, contando primero
hasta cien, despus hasta mil, finalmente hasta un milln, hasta acabarse los nmeros
que enseaban en la escuela antes de la maana en que nos dijeron que la escuela se
haba vuelto humo y cenizas y pensamos que haban volado hasta los cielos y se haban
perdido sin remedio todas las letras, los nmeros y los dibujos del mundo que estaban
guardados en ella.
Tambin es bueno jugar a las adivinanzas. Qu de misterios encierra un trozo de tela
chamuscada que cae de los cielos, preguntarse se visti a una nia o a una mueca, qu
de curiosidades en las cenizas que llueven constantemente, discutir si fueron de
cosechas de arroz o de cebada, qu de perplejidades, en este largo juego de viaje,
despierta el hallazgo de las ruinas de un pueblo en el cual no quedan habitantes a
quienes preguntar el nombre, y entonces aventurar: era el pueblo de la ta abuela, porque
todava queda algo de la colina en el norte, o bien: era el pueblo del primo segundo,
porque hay anzuelos fundidos en lo que fue el cauce del ro. O bien, apostar sobre la
ruta de los aviones en el cielo: darn la vuelta y envenenarn el norte. Estn de regreso,
han incendiado el sur. No, van al oeste, contaminarn los lagos. No, vuelven al este,
esterilizarn los bosques. Qu de variado este largo juego de escondites y de
desapariciones, con nios nuevos que salen a veces de escondrijos que no pensbamos y
nias conocidas que no vemos ms; qu de diferencias entre los que nos acurrucamos en
las noches y los que amanecemos. Qu soledad, por fin, ahora que se han escondido
todos, todos, y despus de contar hasta cien, por das y por das vagas buscndolos por
el pas en el que llueven rojos tizones, pavesas de cuadernos y cenizas de rasgados velos
nupciales.

Guerras posibles / la guerra en la mente


La mente, qu es la mente? El resultado de una organizacin determinada de impulsos
electroqumicos. La guerra, qu es la guerra? Han dicho algunos que es hacer entrar
trozos de metal en la carne de los hombres, pero mentira, la guerra consiste en hacer
variar la organizacin de los impulsos electroqumicos, hacer variar la mente de los
hombres. Me explico: quieres gobernar cierto pueblo, good boy, alliance por progress,
the free world, el pueblo no se deja gobernar: eso es una organizacin de la mente.
Bombardeas, arrasas, envenenas, contaminas: algunos se dejarn gobernar. Algunos. Ha
cambiado la organizacin de algunas mentes. Entonces, es obvio: guerrear es modificar
mentes; triunfar siempre el que modifica sin destruir, el que propaga ideas, sobre el que
modifica destruyendo, air power, overkill, total annihilation.

Pero por qu el arte militar supeditado a la ideologa por qu el can al cerebro por qu
la bomba a la cultura por qu las divisiones a las guerrillas por qu por qu los
omnipotentes estados mayores despedazados por la mente por qu, se preguntaban
todos y no les gustaba y entonces un seor que se llamaba Kobayashi hizo sus trabajos
sobre reorganizacin artificial de los impulsos electroqumicos del tejido nervioso y otro
seor que se llamaba Tagnar Han encontr cmo se poda operar a distancia esta
reorganizacin de los impulsos electroqumicos y el resultado lo llamaron el can
Tagnar y al poco tiempo lo tuvieron todas las potencias y lo asestaron al enemigo y
entonces zas te agarr el disparo y antes defendas tales ideas pero ya no, ya eres otro, tu
cerebro ama otras cosas distintas de las que amaba antes, tu mente es otra mente,
reorganizada, y cambias de bando y luchas por tus nuevas ideas y combates las antiguas
y sabes que esto es justo, pero zas te agarr el disparo, qu has hecho, qu has hecho,
regresas a tu anterior disposicin, rechazas lo que acogiste y acoges lo que rechazaste,
con mudo terror sabes que estuviste muerto, ms muerto que un arenque seco, mientras
tu mente era aquella otra, y te horroriza y no quieres volver a morir, pero zas te agarr el
disparo y tu mente es otra vez artificialmente sustituida y se horroriza de
brevemente haber sido otra y no quiere morir y corres y zas te atrap el disparo, y
entre uno y otro disparo de repente comprendes que las dos mentes que sobre ti se
turnan son artificiales, que tus ideas, esas vagas artesanas en que te complacas antao,
estn ya muertas para siempre, que ya no hay mentes, que ya no hay ideologas, que
todo eso ha muerto en el universo silencioso, que slo hay ahora dos caones, dos
caones que se enfrentan con sus certeros ojos de insecto y que no eres nada y gritas y
te agarr el disparo y te agarr el disparo y te agarr el disparo.

Guerras posibles / la guerra en el tiempo

Ahora lo saben hasta los nios de escuela: Einstein dijo que el espacio y el tiempo son
un continuo; Milne demostr que el desplazamiento en el espacio altera el transcurrir
del tiempo; Ramacharaka predijo y demostr que alcanzada la velocidad absoluta
luz la masa se hace infinita y el tiempo no slo se retarda sino que adems se detiene
y revierte y zum el viaje al pasado, hurra, la mquina del tiempo, hurra, se puede visitar
a Mozart, hurra, mirar pintar a Hieronimus Van Aken, hurra, decirle a Voltaire no seas
pistola no te dejes meter en la Bastilla, cosas de esas, hurra.
Cmo no iba a interesarle la cosa a los militares, la guerra consiste en efectos y en
causas, dijeron, controlando las causas se controlan los efectos no matar a los soldados
hoy, matar ayer a los nios que ellos fueron; no eliminar hoy los rboles, envenenar
ayer las semillas; no asesinar a los sabios y a los revolucionarios hoy tronchar ayer a los
colegiales que fueron. Luego: fulminar Trveris porque all nacer Carlos Marx en
1818, y, por qu no, del lado opuesto, liquidar Hoboken en 1940 porque all nacern los
posibles destructores de Trveris; cada hecho de la historia, fasto o nefasto, atacado o
protegido en una universal batalla, la guerra en el pasado, el tiempo universalmente
demolido y restaurado, al final, debilitado y desplomndose, todas las causas de las
cosas desapareciendo desapareciendo por ejemplo Haendel una bomba de deuterio en
Halle, en 1685 desapareciendo Atenas, Ekhnatn, Epur si muove, Caminante si vas a
Esparta di que aqu morimos, desapareciendo Mara Sklodowska, despus Euler,
despus Homero, despus Herschel, despus Olbers, despus Alejandro, Herdoto,
Sfocles.
El espanto de esta nueva guerra puede ser conjurado. No ms terrible los instructores
te explican fulminar el pasado para destruir el presente, que fulminar el presente para
ahogar el futuro. No ms terrible reducir a pavesas Vinci e impedir que nazca Leonardo,
que aplastar Hiroshima y abismar en la nada mil futuros Leonardos. No ms terrible
quitar al pasado con las guerras nuestras, que sufrir lo que el pasado nos quit con las
guerras suyas. No ms terrible desatar hoy mil megatones, que viajar al Cuaternario y
exterminar al primer Neanderthal porque de l descendern tus enemigos, y comprender
repentinamente esto s es ms terrible que de l descender tambin tu pueblo, y
que la humanidad, tus abuelos, la sonrisa de tu madre, tu propio nacimiento, no slo ya
no son, sino que adems, ay, ya no sern, ni jams han sido.

Guerras posibles / la guerra continua

Fue el DRU (Duplicador Restitutivo Universal) lo que posibilit llevar el arte de la


guerra al grado sencillo de perfeccin casi definitivo que hoy reviste. Es sencillo el
principio del DRU: se le suministra modelo, se le suministra materia, el DRU transmuta
la materia, reorganiza los tomos, duplica exactamente el modelo.
Se produjo as la revolucin del arte militar. Guerra antigua, mujer pare nio, se entrena
nio, se hace con l soldado, soldado muere, dulce et decorum est pro patria mori, y as
hasta que se acaban soldados, se acaban mujeres, se acaba guerra. Guerra moderna,
mujer pare nio, se entrena nio, se hace con l soldado, soldado muere, se activan las
clulas de memoria del DRU, y a partir de las informes cenizas y de los desperdigados
restos el Duplicador constituye un duplicado idntico del muerto, de su memoria, de sus
armamentos, y qu importa que a este duplicado tambin lo maten, el DRU a la
velocidad de la luz reconstituir otro, y as con los caones, con las ciudades, con los
cohetes, con las bombas de virus, con los campos de prisioneros, con todo.
As, la continuidad de las guerras de aniquilacin se ha hecho permisible. Cada
adversario tiene su DRU, cada bando es totalmente destruido, y luego totalmente
reconstruido, todo ello primero en semanas, luego en das, luego en horas, luego hoy, en
el apogeo definitivo, en milsimas de segundo. An hay quienes no se acostumbran a
estas ciudades relampagueantes, que mil veces mueren y mil veces renacen en un
segundo, an hay quienes sienten un recndito espanto al saber que la persona que
levanta una cucharilla de sopa no es la misma que la beber, al saber que entre la una y
la otra median mil Apocalipsis y mil gnesis excesivos, que no hay continuidad del yo,
que lo que creemos ser en este instante es un fantasma, incesantemente reintegrado en
este parpadeo y fulminacin de la muerte que es casi una vida.
Los fanticos, proponen detener la guerra y dedicar el DRU, no a reconstruir
incesantemente la miseria de los hombres, sino a remediarla. Los fanticos, antes,
proponan no construir armas, sino herramientas, no producir cartuchos, sino pan. Yo,
propongo que, a los fanticos, el DRU no los reconstituya. Yo, que entre este tic del
reloj y este tac ltimo, que entre esta palabra y esta otra, mil veces he sentido el soplo
del hidrgeno, la sensacin, que ya no es sensacin, de ser desintegrado, convertido en
la luz que es ms que la luz, en el calor que es ms que calor, en el copo deslumbrante y
aniquilador de la tiniebla.

La oculta victoria

De no explicarlo yo, nadie entendera mi genio militar, por lo tanto, en estas memorias,
lo explico. El objetivo de la guerra, segn Clausewitz, consiste en imponer nuestra
voluntad al enemigo. Sus discpulos han variado infinitamente sobre el tema: para ellos,
nuestra voluntad se impone al enemigo mediante nuestra victoria; ste se doblega ante
ella nicamente en la derrota. Slo yo me he atrevido a variar los trminos,
aparentemente incontestables, de esta ecuacin estpida. Slo yo he conducido a mi
pueblo a imponer su voluntad no obstante la certeza la necesidad, dira de la
derrota. Derrochado intilmente contra un enemigo imbatible, dirn los historiadores.
Pero no. Derrochado, no. E intilmente, menos. Lo afirmo ahora, mientras el fuego
calcina sus cuerpos inanimados.
Cuntos seres humanos es lcito sacrificar a la consecucin de un objetivo? Las
respuestas de los tratadistas son inconsistentes. Para ellos, si el pueblo consta de
doscientos millones, el sacrificio de cincuenta millones parecer razonable. Pero si el
pueblo consta de cincuenta millones, entonces el sacrificio de esa cantidad resulta
excesivo. Yo no veo que estas consideraciones modifiquen en manera alguna los
factores objetivos de la situacin. Los pueblos existen, pero se cuentan hombre a
hombre, y el objetivo que justifica la muerte de un solo ser, automticamente justifica la
muerte de todos, y esto es lgico, e irrefutable. Si la cifra de sacrificios que requiere un
objetivo militar iguala a la cifra de integrantes de una nacin, y si ese objetivo es
deseable, ello no es bice para que la guerra sea.
Y la guerra ha sido. No para derrotar a la gran potencia, nuestro adversario. No
podamos. Lo saba perfectamente yo, que observaba el progreso de la guerra como el
de una enfermedad incurable. Lo s ahora, cuando las tropas de ocupacin escudrian
las ruinas de mi pueblo aniquilado.
Pero. Pero. Para aplastarnos, la gran potencia ha debido recurrir a fondo a sus militares.
Entregarse a ellos, gozar en su eficiencia, hasta el punto de fascinarse y confundir esa
eficiencia con un objetivo, el arte de matar con una manera de vivir.
Para aplastarnos, la gran potencia se ha convertido en un ejrcito, y toda sociedad que se
convierte en un ejrcito se devora a s misma y muere.
Nunca, nunca, una tan vasta victoria con tan escasas fuerzas. Lo digo yo, vencido,
escuchando el crepitar de los incendios de mi derrota, que es tambin la anticipada
derrota y crepsculo del enemigo.
Reclamo la corona de los vencedores. Reclamo la corona de los vencedores. Yo, el
ltimo viviente de mi pueblo. Reclamo la corona de los vencedores.

Nada de negocios

Citado ante todos ustedes, resueltamente y de antemano niego toda culpa, lo que sucede
es que no s nada de negocios. Me encontraba yo pensando cmo hacer carrera y hete
aqu que inopinadamente se me aparece Mister Godwin y me ofrece financiarme la
campaa electoral para Presidente, yo pregunto, y si perdemos, y entonces me aclaran
no importa, la campaa de los otros candidatos tambin la financia Mister Godwin.
Elevado a esta alta magistratura por la voluntad del pueblo, el da de la investidura se
me aparece Mister Godwin y me pregunta qu pienso hacer con enormes yacimientos de
la Repblica, y yo qu puedo contestarle, Mister Godwin, sino que yo, no s nada de
negocios. Me dice Mister Godwin, no importa, yo se los exploto, pero eso s, claro, sera
bueno que por las razones inherentes al Desarrollo usted me facilitara los necesarios
crditos sin intereses dentro del Plan de Fomento de la Industria y otras cosas que usted
montar de inmediato a pesar de que no sabe nada de negocios. Pero de dnde saco yo
dinero para darle crditos, Mister Godwin, pregunto, y me contesta, no importa, yo se lo
presto, pero a los intereses adecuados para un pas en vas de desarrollo.
Alegrsimamente le digo acepto acepto, oh, pero pone cara triste Mister Godwin, me
dice que yo no entiendo, que no es tan fcil, que nada se puede si no se crea el clima
favorable para las inversiones, es decir, exenciones de impuestos, es decir, crceles, es
decir, tanques, es decir, aviones, es decir, submarinos, es decir, delatores, es decir
Generales con medallitas y esas cosas
y yo le digo, pero todo eso le saldr costoso, Mister Godwin, pero l de inmediato ya
tiene la solucin, y es que yo corra con todos los gastos, y cmo, le digo yo que no s
nada de negocios, y dice Mister Godwin, yo le vendo unos sobrantes de todas esas
cosas, pero con qu reales se los compro, fcilmente, me dice, yo se los presto, pero con
intereses adecuados.
Naturalmente que tales favores merecen rebajas especiales en impuestos y
exoneraciones en las tarifas de importacin y entrada libre para todas las cosas que
viene a vendernos Mister Godwin, y aun as, pobre Mister Godwin, al final de ao nada
hay que cobrarle por impuesto a sus empresas porque stas le venden el material de los
yacimientos por debajo del costo al mismo Mister Godwin, y as, para evitar la
bancarrota, ms rebajas, ms exoneraciones, ms crditos, ms clima de confianza para
las inversiones y para pagar todo eso subir los impuestos y vender a los extranjeros
tierras montes lagos casas hombres nios cielos aguas peces ros mares bosques rocas
aires aves y se declaran el hambre y la peste y el pueblo protesta y hay tremolina y viene
la revolucin, y llevado ante el alto tribunal cmo puedo explicarles, cmo puedo
convencerlos de que no ha sido cosa de mala intencin, de que pasa, simplemente, que
no s nada de negocios.

El presidente amaneci de buen humor

A continuacin les expondr problemas que acontecen el da en que el Presidente se


levanta de buen humor. Encirrase en su despacho, despide a los edecanes, y al rato sale
con un decreto que dice: se nacionalizan las industrias bsicas. Y como comentario slo
aade: por cuanto es uno de los objetivos sealados por la Constitucin. Pnico mayor
no puede haberlo se movilizan los embajadores el Nuncio los hombres influyentes los
ministros los generales nos movilizamos llamamos a la puerta pero el Presidente oh el
Presidente sale con otro decreto que dice Se expropian todos los latifundios y nos
explica con una sonrisita: por cuanto figura en el programa electoral. Luego, liberacin
de los presos polticos disolucin de las policas clausura de los campos de
concentracin reapertura de las publicaciones prohibidas investigacin de las muertes
sospechosas averiguacin de las torturas ocultadas: Por cuanto es conforme con las
garantas constitucionales, explica, ya sin sonrisita. Tumulto interesante ante las
pesadas puertas de caoba, Mister Atkinson impetuosamente exige satisfacciones, dice
que esas cosas se consultan pero de la puerta que se cierra en sus narices slo
trascienden estas palabras: El poder pblico no consulta con extranjeros porque para
eso es soberano.
Entonces es la locura, la locura, representantes de las federaciones de inversionistas
tratan de hacer valer los compromisos de financiamiento de elecciones, embajadores
intentan explicar que estas cosas las vern con malos ojos poderosos vecinos, generales
intentamos poner de manifiesto el malestar que eso producira en las logias militares, el
Nuncio expone que todo ello ser muy mal interpretado por el Sacro Colegio, pero el
Presidente, oh, el Presidente grita que l no es jefe de las Federaciones de inversionistas
de los poderosos vecinos de las logias militares del Sacro Colegio, sino del pueblo, y
todo por el pueblo, y nos pasa por debajo de la puerta decretos o los tira por las ventanas
como flechitas y son cosas como investguense fortunas de mis copartidarios o squese
del pas la Misin Militar o cirrese cuarteles o crense escuelas o amplense
universidades o rebjense alquileres o los trabajadores dueos de todas las utilidades y
hay que ver qu dificultades para ir atrapando e ir quemando sobre todo que hay
algunos que vuelan tanto que en las calles se llega a saber lo que pasa, hay turbas que
festejan y trinan las ametralladoras, las agencias noticiosas dicen que se mueven los
marines y tumbamos a culatazos las pesadas puertas de caoba y el Presidente a caballo
en la ventana firma decretos y firma decretos y le vaco el cargador en la cara y no
puedo evitar que los ltimos papeles se escapen y como una nube de palomas blancas
vuelan sobre la ciudad en insurreccin, la ciudad del da en que el Presidente amaneci
de buen humor.

Poblacin

Es la explosin, decan, no debes tener hijos, es la explosin demogrfica, decan los


tcnicos, mira: pas tuyo rico, pas tuyo produce buenos dividendos, pero tu gente pobre
porque ah, como en todos los pases subdesarrollados, la explosin demogrfica.
Y vinieron los tcnicos con sus brigadas educativas diga que prefiere los pildorines o la
ovariectoma pero siempre tambin la esfinterectoma irreversible pero tan buena, no
ms nios, no ms subdesarrollo, y esto pas hace tiempo y tuvimos el mar sin
pescadores y los montes sin pastores y las llanuras sin jinetes y la poblacin se redujo a
la mitad pero qu va, el hambre lo mismo, apretaba como un alicate y entonces
volvieron las brigadas.
Es la explosin, dijeron, siempre, siempre la explosin demogrfica. La prueba, fjate:
tu pas es rico, tu pas ha dado los mejores dividendos, pero no es suficientemente rico
para que vivan ustedes. Son demasiados, demasiados.
Y regresaron los tcnicos con los rayos que dan sobredosis y la vacuna que se pone con
la de la viruela o sin la de la viruela porque mejor, vivan las pestes, y tuvimos las
escuelas sin nios y tuvimos los campos sin labradores y tuvimos las ventanas de los
pueblos sin muchachas y tuvimos los jardines sin jardineros y la poblacin se redujo
a un cuarto de lo que antes era, pero el hambre apretaba como un torniquete y entonces
volvieron las brigadas.
Es la explosin, dijeron, la explosin todava, slo as se explica pas d tantos
dividendos a los buenos vecinos, y sin embargo su gente en la miseria. No murmuren de
las compaas, no sospechen de los consorcios, no piensen en eso, es la explosin.
Y nos dieron crditos para que nos aplicramos los Esterilamide y emprstitos para que
nos comprramos los rociadores de cosechas y expandiramos el Nulfertiln y a veces
el ciangeno mortal y tuvimos las calles sin transentes y tuvimos los salones hondos y
sin tas discutiendo el sarampin de los sobrinos y tuvimos los mercados donde slo se
vendan ecos y tuvimos las carpinteras donde los clavos nunca salieron de las latas y
enloquecieron dentro de ellas y tuvimos la yedra estrangulando los columpios y tuvimos
las muecas que eternamente se retorcan las manos y tuvimos las peceras cuya agua se
evapor, y la poblacin se redujo a un dieciseisavo de lo que antes era, es la explosin,
decan, y la poblacin se redujo a un treintaidosavo y veamos por todos lados cada vez
ms consorcios y cada vez ms dividendos, es la explosin, me repiten.
Ahora quedo yo solo, solo en todo el pas que antes albergaba a tantos, y an tengo
hambre, an estoy enfermo, an ignorante. Es la explosin, me dicen, es la explosin
que impide el desarrollo, y a lo lejos veo muchas alambradas de muchos consorcios y
hoy morir de hambre, morir de hambre en el pas afortunado primero en liberarse de
la explosin demogrfica, y est creciendo un gran silencio, un gran silencio, un gran
silencio.
El monopolio de la moda

Ahora reposa y sintate. Dentro de un instante entrar un vendedor a explicarte que tu


televisor est pasado de moda y que debes comprar el nuevo modelo. En pocos minutos
convendrs con l las condiciones del crdito, logrars que te acepten el viejo modelo
en el diez por ciento del precio y te dirs que en verdad una maana de uso ya es
suficiente. Al encender el nuevo aparato lo primero que notars ser que las modas del
medioda han cedido el paso a las modas de las dos de la tarde y que una tempestad de
insultos te espera si sales a la calle con tus viejas corbatas de la una y veinticinco. As
atrapado, debes llamar por telfono a la tienda para arreglar el nuevo crdito, a cuyos
efectos intentars dar en garanta el automvil. El computador de la tienda registrar que
el modelo es del da pasado y por lo tanto, inaceptable. Lo mejor que puedes hacer es
llamar al concesionario y preguntarle sobre los nuevos modelos de esta maana. El
concesionario te preguntar qu haces llamndolo por ese telfono anticuado, y le dirs
es cierto, pero ya desde hace media hora ests sobregirado y no puedes cambiar de
mobiliario. No hay ms remedio que llamar al departamento de Crdito, el cual
acceder a recibir el viejo modelo por el uno por ciento de su precio a condicin de que
constituyas la garanta sobre los mobiliarios nuevos de las dos de la tarde para as
recibir el modelo que elijas, de las diez, de las once, de las doce, de la una, de las dos y
aun de las tres y media, ste el ms a la moda pero desde luego el doble del precio
aunque la inversin bien lo vale. Calculas que eso te da tiempo para llamar a que
vengan a cambiar el congelador y la nevera, pero otra vez el maldito telfono anticuado
no funciona y minuto tras minuto el cuarto se va haciendo inhspito y sombro.
Adivinas que ello se debe al indetenible cambio de los estilos y el pnico te ir ganando,
e intil ser que en una prisa frentica te arranques la vieja corbata e incineres los viejos
trajes y los viejos muebles de ayer y las viejas cosas de hace una hora, an de sus
cenizas fluye su irremediable obsolescencia, el lquido pavor del que slo escapars
cuando, a las cuatro, lleguen tu mujer y tus hijos cargados con los nuevos trajes y los
nuevos juguetes, y tras ellos el nuevo vestuario y el nuevo automvil y el nuevo
telfono y los nuevos muebles y el nuevo televisor y la nueva cocina, garantizados todos
hasta las cinco, y el nuevo cobrador de ojos babosos que penetra sinuosamente en el
apartamento, rompe tu tarjeta de crdito y te notifica que tienes comprometido tu sueldo
de cien aos, y que ahora pasas a los trabajos forzados perpetuos que corresponden a los
deudores en los stanos del Monopolio de la Moda.

Igualdad
En este instante naces y con ojos curiosos exploras el mundo a la derecha otros nios
que nacen y con ojos curiosos exploran el mundo a la izquierda nios que nacen y con
ojos curiosos exploran el mundo.
Gong.
La cosa ms natural levantar una mano y restregarte los ojos y a medida que lo haces
ver a la derecha nios que levantan una mano y se restriegan los ojos a la izquierda
nios que levantan una mano y se restriegan los ojos.
Gong.
Bajar la cama y tocar el piso con el pie derecho y en ese instante a la izquierda tocan el
suelo pies derechos a la derecha tocan el suelo pies derechos.
Gong.
La vacilacin, la desolacin, el orinarse. A la derecha rosario de amarillas gotas a la
izquierda rosario de gotas amarillas. Hasta donde alcanza la mirada.
Gong.
La cucharilla de avena a la boca izquierda bocas derecha bocas y esa pequea burbuja
que intentas hacer casi escondido burbujas izquierda burbujas derecha.
Gong.
Una luz que se alza sobre el dormitorio y la gran hilera infinita de camas y tus ojos que
siguen una nube que se le acerca mientras a la derecha ojos siguen una nube que se le
acerca a la izquierda ojos siguen una nube que se le acerca.
Gong.
Una vuelta a la derecha que tiene lugar en todos los lechos a la derecha los lechos a la
izquierda dejando plegadas en forma idntica las sbanas a la izquierda las sbanas a la
derecha denotan la inquietud de algo que est a punto de suceder suceder estos das
quiz esta noche.
Gong.
La puerta idntica frente a cada cama idntica se ha abierto y por ella penetran las
hembras idnticas criadas en el edificio que se ve a lo lejos, bajo la luna, tambin
extendindose infinitamente hacia la izquierda, hacia la derecha.
Gong.
Miradas de lentitud y asombro. Gong. Idntico tantear una posicin e igual reflejo de
nalgas bajo la luna. Gong. Igual preguntarse a la derecha si esto es necesario a la
izquierda si esto es necesario. Gong. Presentimiento de finalidad cumplida y muerte
prxima.
Gong.
Dentro de poco nacern los nios izquierda derecha ojos asombrados levantar la mano
restregarse burbuja de avena orinarse una alta, dura, imperiosa luna, a su vez un reflejo
en infinitas, iguales nalgas si esto es necesario finalidad prxima muerte.
Gong.

Note la ausencia de confinamiento


Ahora, ni celda ni potro, ni patbulo ni rejas, nada de esas soluciones emotivas del
pasado. Considere usted a este reo, cuyo tratamiento empieza. Note la ausencia de
confinamiento. Note cmo, sin embargo, no intenta correr, apenas avanza una mano,
con cautela. Hemos redistribuido sus circuitos nerviosos conductores de sensaciones.
Ahora, lo que est arriba, le parecer que est abajo. Adelante, le parecer atrs.
Derecha, le parecer izquierda. Este estado es continuo, y progresivo. Pronto, abajo le
parecer derecha y arriba atrs. Note el tambalearse, el aumento de la tensin, el sudor,
la nusea, seales premonitorias de la cada al suelo. La posicin fetal no es de rigor.
Pocos logran coordinar los movimientos necesarios para alcanzarla. O mantenerla. Pero
an no es todo.
Note el rictus caracterstico, la cada de los niveles de azcar en la sangre, la inundacin
de adrenalina. Naturalmente, han sido confundidos tambin sus sistemas de relacin de
sensaciones. Lo que vea como suave, lo palpar rugoso. Lo que oiga como prximo, lo
ver lejano, y lo que vea lejano, lo palpar como inmediato. Lo que vea alejarse se
estar acercando, lo que palpe como esfrico lo ver cuadrado, lo que deje caer, lo ver
subir, lo que un sentido le diga le ser contradicho por otro sentido, y este estado
tambin es continuo, y progresivo, pero no es todo.
Note ahora el achicarse de la pupila, el batir del corazn, la constriccin de capilares.
Percibe como colores nuestras voces. Huele nuestras imgenes. El fro tiene un sabor
cido, el olor del aire es un chirrido. Este estado es tambin continuo y progresivo. Pero
no es todo.
Note ahora la palidez, el sudor, la aceleracin del pulso, la quietud. Estamos en la fase
crucial, resistencia y comprensin, la llamamos. El reo inhibe sus movimientos, el reo
inhibe sus percepciones, el reo comprende que para resistir tiene que comprender lo que
le hacemos, el reo cree comprender lo que le hacemos. Porque el reo se ha topado con
un recuerdo, el recuerdo de que, cuando nio, fue bizco, de que perdi la vista en el ojo
desviado porque sus imgenes contradecan las que reciba por el ojo sano. El reo
comprende note el hipear, note la baba que una realidad que infinitamente se
contradice terminar por anularse, que perder, no slo la visin, no slo el movimiento,
no slo los sonidos, sino todo. Note su intento de gritar, que pues los nervios motores
han sido redistribuidos slo provoca emisin de orina. Ahora, se aferra avariento a su
memoria. Pues presente y futuro le han sido cancelados, vivir en el pasado. Note el
espasmo. Acaba de comprender que los recuerdos slo vienen a la memoria cuando los
llaman las cosas que percibimos y que con ellos relacionamos, y que sin percepcin no
hay memoria, sino un vasto y creciente vaco, que inundar esta cmara, hasta que el reo
comprenda de repente que ni siquiera la desesperacin de ver desvanecerse estos
recuerdos le queda, que estos recuerdos no eran suyos, que su bizquera y la niez en la
cual la padeci eran falsas, que hemos cancelado tambin su memoria y puesto en su
lugar los falsos recuerdos necesarios para que tenga lugar el verdadero castigo, el
comprender lo que hacemos.
Tormentos

El preso a quien se insinuaba que en aquella prisin se aplicaba siempre la ley de fuga, y
a quien luego se daba a entender, ambiguamente, que estaba libre, para que por una
eternidad dudara si era infundado el terror que le impeda moverse, que le impeda
franquear la puerta perennemente abierta.
El preso a quien daban a elegir entre perecer de una vez, entre dolores atroces, o durante
varios aos, median-te progresivas e indoloras amputaciones.
El preso condenado a largos aos, que crea conocer del lento paso de los das por un
lejano resplandor que se produca al final de un pasillo, y no saba que el resplandor
artificial duraba una semana, para dejar paso a una igualmente artificial oscuridad de
una semana.
El preso a quien provocaban la amnesia, para que su castigo fuera el terror de los
terrores, el sufrimiento padecido por quien se cree inocente.
El preso ms importante de la prisin, a quien convencan de que nadie se acordaba de
su caso y de que segua prisionero nicamente porque nadie se acordaba de su caso.
El preso a quien se haba determinado perder, y a quien se sugera que al juzgarlo se lo
estaba confundiendo con otro, que por error le sobrevena la aniquilacin
exclusivamente dispuesta y fraguada para otros.
El preso a quien se iba a hacer desaparecer, y a quien se daba a leer el expediente en el
cual el gobierno prometa investigar la muerte misteriosa, segua la infructuosa
averiguacin, quedaba finalmente el caso en el misterio completo.
El preso a quien, al ser llevado al suplicio, se haca creer que avanzaba a pasos
agigantados, y tena seguro el triunfo, una conspiracin para salvarlo.
El preso a quien, como a ti, se daba a entender desde su nacimiento que lo que lo
rodeaba era el mundo de verdad, y no lo que es realmente, el recinto creado de una
prisin colosal.
El preso a quien se encierra en una celda con un letrero que dice se prohbe tocar el
botn, para observar cunto tardar antes de enloquecer dudando si al tocar el botn se
abrir la puerta o sobrevendr la ejecucin fulminante o aparecer simplemente un
nuevo letrero que dir se prohbe apretar por segunda vez el botn.

Solicitud

Se presume que fue un espritu vengativo quien concibi, llev a trmino y cuid de la
ejecucin de la dantesca trama de la solicitud. Quiz hostigado por la proliferacin de
trmites vacuos necesarios para cumplir con diligencias inoperantes a los efectos de
reunir requisitos ininteligibles, perge en una hoja de papel sellado reclamaciones
ininte-ligibles fundamentadas en consideraciones inoperantes a los efectos de conseguir
efectos totalmente vacuos, y, tras interminable cola, la entreg en una oficina cualquiera
y obtuvo recibo. Desesperado el funcionario por los trminos de la solicitud, formul
consulta al superior quien a su vez en el colmo del asombro formul consulta a otro
superior quien no atrevindose a decidir en materia que pareca decisiva o decisoria,
pas a su superior y as sucesivamente hasta el ms superior de los superiores quien
sufri un mortal disgusto y pas el caso en estudio a un inferior. Recurri este inferior a
otro inferior suyo para que desentraara la solicitud, y ste decidi consultar a todos los
de su propio nivel, quienes, una vez enterados del asunto, para pedir ilustracin
transmitieron el caso a inferiores respectivos y para pedir orientacin transmitieron a
superiores respectivos. Los pareceres contradictorios no tardaron en manifestarse; para
conciliarlos fueron nombradas comisiones que para eludir el problema recomendaron la
creacin de otras comisiones, y stas a su vez produjeron pareceres contradictorios entre
s y con los anteriores, y cada uno de estos pareceres y de los sucesivos pareceres sobre
estos pareceres subi a los superiores, para revisin, y volvi a sus creadores, para
reconsideracin, hasta que sucedi que todos los de un mismo nivel se enviaron
mutuamente los pareceres y los pareceres sobre los pareceres al efecto de que se
emitieran pareceres sobre esos pareceres. A estas alturas se multiplicaron las crisis y los
ms avisados se jubilaron, otros simularon enfermedades o viajes de estudio, entretanto
el trabajo que daba la solicitud haca que fueran desplazadas las dems solicitudes,
colapsronse los pisos de los grandes depsitos de papeles contentivos de los pareceres
sobre los pareceres, y los poderes pblicos desaparecieron ante el espanto o el regocijo
de los poderes pblicos de otras naciones, espanto o regocijo o poderes pblicos que
pronto asimismo desaparecieron por cuanto en las restantes naciones fueron recibidas
sendas solicitudes y los inferiores las pasaron a los superiores y los superiores a otros
superiores y as sucesivamente.

Acto

Con el final perfeccionamiento de todo, se ha perfeccionado tambin la sociedad, se han


perfeccionado las doctrinas en las cuales esa sociedad se fundamenta, se ha
perfeccionado la seguridad de esa sociedad y de esas doctrinas y se ha llegado al
convencimiento y certeza de lo que slo se sospechaba en la teocracia y otros sistemas
prototpicos, a saber, que toda cosa es contraria de cualquier otra cosa y que todo atenta
contra todo e incluso contra la sociedad y las doctrinas y la seguridad etctera.
Mide pues tus actos bajo el conocimiento de que eres culpable de hacer o dejar de hacer
cualquier cosa o la opuesta, y que, una vez cometido el delito, cada uno de tus actos y
particularmente la ausencia de tus actos lo agrava. Presente como ests ante este
tribunal, comprende que cualquier defensa que intentes constituye una aseveracin de
que la sociedad se ha equivocado al acusarte y es por lo tanto imperfecta, y de que tal
afirmacin, en s misma y por s misma, constituye delito. Por otra parte comprende que
la ausencia de defensa constituye aceptacin orgullosa de la condicin de delincuente, la
subversiva afirmacin de que es posible entre los actos del hombre aqul que va contra
la ley, de que se puede optar por tal acto, y admitirlo, y sabe que este menosprecio y
esta negativa a la justificacin, en s y por s misma, tambin constituye delito.
Atrapado como ests en las hojas de esta tijera, debes comprender, adems, que toda
tentativa de destruirla cuestionando su validez agrava tu situacin, porque tal tentativa
de invalidacin presupone que la sociedad destruye sin considerar si el reo en efecto
cumple o no cumple la ley, y por lo tanto ella misma es quien anula la ley, y quien
merece aniquilacin a su vez, y esta conclusin es delictuosa. Contrariamente, aceptar la
inmolacin sin lucha presupone negarse a luchar por el perfeccionamiento necesario de
la sociedad por su superior futuro, y es tambin, en s mismo y, por s mismo, y aun
gravemente, delictuoso.
Y ahora, considera. Siendo tan grave tu ofensa es de esperar que te elimines, para no
llevar a la sociedad al extremo intolerable de tener que actuar para corregirte. Pero
cualquier intento de eliminacin constituye menosprecio de la funcin represiva de la
sociedad y evasin de su castigo, y todo ello es delictuoso, y punible por algo mil veces
peor que la eliminacin, y acarrea otra alternativa ante la cual toda descripcin palidece,
y de aqu, an se abren caminos. Y ahora elige.

Publicidad

Pasa que una noche llegas a tu casa, enciendes el televisor y desde la pantalla el locutor
anuncia que las empresas han decidido eliminar los programas y sustituirlos
enteramente por publicidad.
Pasa que rompes el trance, tomas el peridico, y encuentras un ltimo editorial que
advierte que las empresas han decidido desalojar artculos, informaciones y tiras
cmicas para sustituirlos ntegramente por publicidad. Antes de arrojar la edicin a la
basura, una ojeada a las carteleras te informa de que los anunciantes han decidido
desalojar pelculas y actores de cine y teatros y sustituirlos completamente por
publicidad.
Pasa que sales a la calle huyendo de un peridico estrujado y de una amenazadora
pantalla vaca, y encuentras que en la ciudad entera paredes puertas parques techos
bancos postes calles casas carros tiendas gentes se esconden tras una cobertura continua
de carteles de publicidad.
Pasa que cierras los ojos y encuentras ese antes in-violable santuario de tiniebla
asediado por los proyectores retinianos que atraviesan los prpados y que sustituyen
todas las enzarzadas imgenes de tu fantasa, por publicidad.
Pasa que escuchas, y encuentras que el ruido de la lluvia las voces de los nios el
masticar de las termitas el golpear de los clavicordios el tronar de las olas el tejerse de
los insultos los latidos del corazn, han sido sustituidos por publicidad.
Pasa que taponas tus odos y encuentras que ese ilocalizable silencio en donde confluan
los rumores de mares ignotas y los ecos de caracolas metafsicas, ha sido tomado por
asalto por los proyectores de ultrasonidos que lo pueblan incesantemente de publicidad.
Pasa que buscas la inconsciencia y descubres que tu subconsciente, gracias a las
tcnicas subliminales, ha sido sustituido por publicidad. Pasa que tocas los objetos, y
encuentras que los objetos ya no existen, que existe slo publicidad. Pasa que intentas
huir en la memoria, y encuentras que los anunciantes han invadido tambin el pasado y
todos sus recovecos, inundndolos de publicidad.
Pasa que te arrojas al vaco y caes a travs de un aire que parece denso, y cuando ests a
punto de estrellarte contra un enorme anuncio, descubres que es el de las nuevas urnas
con pantallas y altoparlantes, que conquistan la ltima frontera, y aseguran el ignoto
tiempo de tu muerte y la inconmensurable extensin de tu nada, para la publicidad.

La oficina de las compatibilidades

Consciente de mis deberes procedo a denunciar escandalosos hechos lesivos a la


seguridad jurdica a la certeza institucional. Una apuesta dio lugar a que dos personas
alquilaran un local muy cerca del Ministerio, compraran sellos de caucho y cuadros con
el escudo e instalaran la primera Direccin de Compatibilidad, encargada de la
expedicin de constancias, tramitacin de certificados y verificacin de formalidades
para las cosas en general y muy especialmente aquellas indicadas. Para que el plan
funcionara, bast que un agente infiltrado, que finga esperar en las colas del Ministerio
meneando unas fojas de planillas, advirtiera a todo el que vea pasar con un papelito en
la mano y con aire de desconsuelo: ahora tiene que llevarlo al lado. Sorprendentes
resultados del da fueron: quinientos certificados de compatibilidad tramitados, sellados
y listos para la entrega dentro de una semana, y la decisin de extender el experimento
en los das siguientes mediante una Oficina de Recaudacin en donde previa la
formalizacin de papelitos de varios colores se poda lograr la solvencia del derecho de
compatibilidad. xito asombroso que naturalmente llev a la extensin de la Direccin
de Compatibilidad bajo los necesarios principios rectores de atomizacin, o divisin de
cada trmite en otros cien trmites los cuales a su vez pueden ser divididos en otros cien
trmites; dispersin, o mutuo alejamiento de las oficinas en razn directa de la
complicacin del trmite que las involucra; evasin o perenne declaracin de cada
implicado de que esto no le toca pregntele al seor de la otra taquilla que sali pero no
se preocupe que l vuelve.
El crecimiento de la Direccin de Compatibilidades y su progresiva complicacin
determinaron el que, con el tiempo, se encontrara dotada de poder para cruzar
comunicaciones con la incipiente administracin de la poca, para cercarla luego, para
estrangularla e irla sustituyendo por fin, de modo que vaya usted a saber cunto tiempo
pas antes de que la Compatibilidad tuviera sus leyes, sus institutos, sus ministerios, sus
jerarquas, sus cdigos, sus policas, sus planes de jubilacin, sus condecoraciones, sus
impuestos, sus Congresos, sus Presidentes, su orden jurdico, cosas todas ellas que
fueron infiltrando muy hbilmente, como si se tratara de las verdaderas, para llevar a sus
ltimas consecuencias la broma, que terminar cuando ustedes se den cuenta, cuando
sepan, que soy el ltimo funcionario que queda de la administracin legtima, que a
todo el pas le toma el pelo la Direccin de Compatibilidades, que no deben, que no
deben seguir llevando papelitos ante taquillas llevando sellos en oficinas presentando
peticiones llenando formularios pidiendo audiencia en lbregas trampas llenas de
porteros, porque tras los vidrios esmerilados de las puertas ren los iniciados, los
creadores de la Oficina de las Compatibilidades.
Sobre la interpretacin de las suras

Al slo hay un Dios, que es l, y Mahoma es su profeta sabiendo que los hombres
necesitan gua en sus actos, les concedi las suras como regla para esta vida y la otra
que en el fondo son una sola. Selah.
Sucede sin embargo que las suras se contradicen y un mismo acto en la sura uno es
bueno y en la sura dos es malo, por lo que entienden los intrpretes siempre
respetuosos de la voluntad de Al que la sura posterior deroga a la anterior y slo su
riguroso cumplimiento evita eterna pena y fuego eterno, Selah.
Acontece tambin que existe la jerarqua de las suras, pues Al, que es nico, da a su
voluntad fuerzas diversas sin esperar o temer jams el desacato, y hay as la sura
fundamental, que priva sobre todas las suras, la sura general, que priva sobre las
inferiores y las nfimas, la sura especial, que priva sobre las generales, y la sura
orgnica, que priva sobre las generales y las especiales en su materia especfica. Las
suras que recogen sistemticamente lo referido a una materia, se llaman cdices, y
privan sobre las dems excepto sobre las que privan sobre ellas. A ms de ellos, la sura
vlida en un lugar, no lo es en el inmediato; lo que la sura castiga en una regin, lo
premia en la adyacente. As, siempre respetndolas, debemos distinguir entre sura y sura
que es como distinguir entre Al y Al pero distinto. Selah.
Gua para el buen entendimiento de las suras es saber que en la misma debemos
obedecer tanto el sentido propio de las palabras, como la intencin de Al, y que ambos
son frecuentemente contrapuestos. En este caso, la intencin desautoriza el sentido
propio salvo que el sentido propio desautorice a la intencin. Hay suras que slo pueden
ser interpretadas de manera amplia, y hay suras que slo pueden ser interpretadas de
manera restrictiva. Hay suras que obligan slo en ausencia de la contraria voluntad del
creyente, y hay suras que se doblegan a esta voluntad. Hay suras que deben ser
aplicadas slo a aquello de que tratan, y hay suras que deben ser aplicadas a aquello
sobre lo cual no trata ninguna sura. La confusin entre todas estas categoras es
imposible, porque una sura nos prohbe confundirnos. Selah.
El parecer de los santos varones nos revela el sentido de la sura. Cuando este parecer se
asemeja al nuestro, vale y llmase doctrina. Cuando difiere, no vale, y llmase ciertos
autores. Cuando no tenemos parecer, debemos seguir el ms justo. Cuando no sabemos
cul es el ms justo, debemos seguir el nuestro. Selah.
Ciertos hombres iluminados tienen poder para aplicar las suras. Sobre las injusticias y
errores que pudieren cometer estos hombres iluminados, juzgan, de manera infalible, los
mismos hombres iluminados.
La ignorancia del sura no excusa de su cumplimiento. Nada inferior a la perfeccin y a
la omnisciencia es permitido. Desde tu alfombra de oraciones oye este tronar y este
rechinamiento.
Eterno hierro y fuego eterno. Selah.

Putre
Eureka hurra grandes honras sean acordadas al inventor del papel putrescible destinado
en principio a oler mal cuando pasara determinado lapso y as indicar que no deban
consumirse ciertas mercaderas envueltas en l, quesos medicinas huevos o qu s yo,
bastaba estampar un sello con la fecha lmite y a partir de ella el proceso se
desencadenaba entonces los malintencionados que no faltan pensaron dirigir todas sus
peticiones a la autoridad grandsima en papel putrescible con sellos que indicaban el
plazo legal para decidirlas y si haba retardo bueno entonces se vera. Transcurri todo
con la placidez acostumbrada produjronse las acostumbradas condecoraciones
declaraciones comisiones una maana sin embargo en la gaveta del Director General
sintise algo cmo iba a ser no era posible y al abrir el despacho del Consultor aqu
tambin pero cmo qu contratiempo quiz el Ministro pero entretanto el Ministro
espanta moscas dando golpes con el chaleco y se hace imperativa la intervencin de los
bomberos que llegan con grandes mscaras y guantes de caucho y tenazas hasta que
acurdase el archivero de que el Estatuto prohbe destruir los papeles antes de treinta
aos entonces se llama al Presidente pero el Presidente en esos instantes huye escaleras
abajo hasta que los efectos de los depsitos en los stanos lo obligan a huir escaleras
arriba y en el piso del medio a tirarse por el balcn para evadir los efectos de una
solicitud de patente, entre tanto en el Supremo Tribunal los magistrados incomdanse
consltanse escudranse atribyenlo al expediente de un preso que abrrese aos ha
esperado juicio envanlo Tribunal subalterno pero incomodidad persiste y crece el
primer alguacil desvancese los secretarios ahganse suspndese audiencia balanza
estatua justicia tintinea acometida por moscardones, pueblo acude al Palacio Legislativo
donde una casi slida peste emana de las graciosas cpulas de los patios espaciosos de
los locales de sesiones somnolientos, huida de vecinos, declrase estado de emergencia
en papel putrescible que tambin entra en emergencia produciendo vergonzosa huida de
mariscales de campo, y al final de todos los orificios de las pblicas edificaciones mana
hacia el exterior, e inacabablemente, una espesa miel fermentante, una irisada jalea
desbordante de vapores malignos, en la cual confusamente sobrenadan palilleros,
sacapuntas y ministros.

El sitio ms oscuro de la noche

Despus que sala del servicio militar como en el pueblo no haba trabajo y nunca me
pagaban por dormir de cuidador en la casa del partido, yo les ped una recomendacin y
me vine en uno de los camiones del Ministerio que en vez de tubos llevaban
propaganda. Yo visit mucha gente y se me fue poniendo sucia la recomendacin, hasta
que me acord del gran dirigente sindical que era de mi mismo pueblo, esper todo el
da junto a los policas de la puerta y en la noche qued empleado aunque no s de qu,
era como de ayudar al chofer a lavar los tres carros como de estar por all, as
casualmente me dijeron toma y me dieron un Magnum, me preguntaron que si saba y
yo les dije que s, en la casa del partido, a veces, yo desde entonces dorma en el garaje,
antes que el catre prefera el asiento del Mercedes que era bien bueno, y me coga a una
de las cocineras. Como despus aprend a manejarle el carro al dirigente los dems
guardaespaldas me decan ay ya tambin la guerrilla urbana te tiene fichado, ficha a los
jefes y a los choferes, yo les deca y qu, en una o dos ocasiones me metieron en
camiones para que fuera a mtines, otras veces me dieron casco mscara lacrimgena
fusil para que hiciera de irregular, el jefe me prefera para que le manejara hasta las
casas de sus queridas que eran todas chvere flor y al regreso me daba mucha confianza
contndome de cucas buenas. Un da que fue a muchas oficinas de gobierno, en todas
partes muy apurado y muy preocupado, me deca a cada rato pyalo, al regresar a la
casa por la noche se encontr una comisin, habl mucho con ella a puertas cerradas y
al salir me dijo t tambin, yo prepar mi Magnum y pens ms que dije: bueno. Los
otros cobraban por partidas secretas como yo, cuando arrancamos, se oy un pujido en
la parte de atrs de la camioneta y yo pens: no ser largo. Fue largo porque la carretera
que buscamos era muy apartada y muy oscura y yo oa el pujido de vez en cuando.
Entonces nos paramos entonces abrieron la parte de atrs de la camioneta entonces
sacaron al hombre que pujaba. Cuando yo vi lo que le haban hecho y que todava
estaba vivo hice 4 tiros y dej muertos a los 4 tipos de la comisin, el hombre, que no
vea pero que haba odo gritaba ques ques y yo por consolarlo le ment mientras
montaba el percutor: un camarada. Camarada un coo, grit, los studs de caballos, los
trajes savile row, los cruceros por el Mediterrneo los starlets del festival de Cannes, ay.
Yo entonces me di cuenta que a quien llevaban a matar no era ningn guerrillero
urbano, que era el Director de Ministerio que estaba en combinacin con el Jefe con el
Ministerio y con el Secretario, por otros muchos gritos entend el envo al exterior del
dinero que deba ser repartido entre todos. los pasajes areos preparados, la cuenta en
Suiza repeta vagamente un nmero, el nombre de putas internacionales en Lausana,
el nombre de su hija en un colegio en Blgica entonces yo le di un tiro y fui muy
preciso porque deba evitar que regresando de su delirio pudiera recordar lo que le
haban hecho. En la camioneta encontr volantes multigrafiados que decan unos la
guerrilla ajusticia a un enemigo del pueblo y otros un nuevo crimen de los refractarios al
orden y a las instituciones. Buscando con mucho cuidado encontr 60 tiros para el
Magnum, lo cargu y me lo guard en el palt. Yo no tena a dnde ir.

Da de libertad

Anuncia el carcelero que sobresedo el juicio o cumplida la condena o concedido el


indulto han terminado los largos aos de presidio y stos caen en tus manos como
ceniza te la sacudes y te encuentras con manos vacas sin objeto sin actitud y con las
uas sucias, qu asombro todo a estas alturas.
Desde luego los trmites necesarios, caminar medio da por pasillos largos hasta el
almacn donde est el cajn de lata que contiene las cosas que hieren la vista como un
sol muy fuerte pantalones con raya, azules, esos curiosos za-patos que ahora parece
imposible ponrselos, cinturn, camisa que suscita el temor de que se har polvo al
desplegarla, pero no, pero no, slo pasa que hiede a alcanfor y todo pica y queda como
si fuera de otra persona y es tan incmodo, y otra cosa que hace parpadear ms todava,
lo que llaman en conjunto efectos personales, ah s, el peine barato, ah s, el lpiz, pero
cundo Dios mo tuve yo un lpiz, ah s, el monedero, parece como si saliera del fondo
de un lago, ah, s, ese reloj que en la pulsera tiene como verdn, que ya sin tictac, que ya
con el qu se hace, y al fin doblada retorcida amarillenta roja lustrosa la corbata bueno
qu hacer peor es tenerla siempre en la mano peor en el bolsillo y que sobresalga, no
hay ms remedio que anudrsela (era as que se haca?) y tener conciencia de ella, de
todas sus hilachas, algo como llevar sobre el pecho un gato muerto una bandera, tan
distinta de uniforme. Despus, pasillos y ms pasillos, otro almacn donde entregan la
maleta de cartn con las dos camisas gastadas los pares de medias, la peticin de que
saluden a los compaeros porque como fue todo tan repentino uno no tuvo tiempo, el
guardia que dice que bueno y despus que esperes que falta algo pero que puedes
esperar sentado en ese taburete, la cosa que falta que tarda mucho, pero que al fin no era
nada, no haba problema, el sello de la orden escrita en papel amarillo, firm, el
Encargado, s firm, firm el Director, s firmo, un chirriar de verjas, entonces bajar
muchas escalinatas y muchas escalinatas, una gran estancia oscura, una gran puerta
dibujada por sus rendijas, en ella una puerta pequea, ruido de hierro, alzar la maleta de
cartn el paso afuera.
Entonces, decir qu siente uno, propiamente no se puede decir, es ms bien indiferente
se alza la vista all est el cielo ail las nubes algodn y uno dice sta es la libertad y no
sabe si dar el otro paso. En una hora el ail se har ms ail el algodn se ensuciar
entonces har fresco podrs dar una vuelta y como la maleta de cartn no pesa no te
cansars nada. Sern unos mil pasos hasta el extremo y otros mil pasos para volver, en
el medio un charco, un matorral unos cochinos, cien indiferentes moscas y la libertad, la
libertad, pasear en la tarde por esta ltima hectrea libre de toda la tierra, flanqueada por
los muros de las concntricas infinitas inagotables prisiones.

El traje

Rpida fue la preparacin del traje flotante impermeable isotrmico impenetrable


acolchado elstico autorreproductivo que poda sustituir a los dems trajes y si uno lo
piensa bien, asimismo a las casitas de apartamentos palacios o chalets que tan prolficos
son en el documento de propiedad, cuotas, derechos de frente y etctera etctera. En las
microfisuras de este traje que cambia constantemente de colores y de formas, puede
desarrollarse y de hecho se desarrolla inevitablemente un pulular de algas microscpicas
que es lo que permite aprovechar la luz del sol y el calor del cuerpo para el equilibrio
trmico la limpieza de desechos la nocturna luminosidad regulable y adems produce
buenos bocados de protena carbohidratos sales minerales vinosos licores compuestos
qumicos todo segn el temperamento y el capricho del poseedor.
Por lo tanto, banda de adolescentes que flotan a la deriva en espumosos mares y no
regresan cuando los llaman pap o mam, cuando los llama nadie, porque pap o mam
o nadie tambin para ir en su persecucin pueden ponerse el traje y caminar satisfechos
e indemnes por vidrieras polares o ardientes desiertos o lamentables bosques de olivares
o cristalinos rpidos o crujientes selvas o olvidarse de regresar a casita a casita al trabajo
a la crcel al palacio a tantos sitios que tan buenos son pero ay los trajes triunfantes los
besos rpidos y el anudar y desanudar errantes vidas en esta ahora tachonada de adioses
intemperie.

Ilusiones pticas
Antes, yo era

Antes, yo era un ser humano. Tena acceso a los olores, los colores, los sonidos, las
formas, los sabores, ante m desfilaban las personas, ocurran las cosas. Se apoderaban
de m las emociones, a veces no siempre tena ideas. Luego, se me ocurri leer
libros, y poco a poco eleg, ms que el sonido, la palabra que simboliza el sonido, ms
que el olor, la palabra que simboliza el olor, ms que el sabor y el tacto, las palabras que
simbolizan sabores y tactos. No conoc personas, conoc sucesiones de palabras
estampadas en olorosa tinta que describan personas; eleg no padecer miedo, sino
descifrar la narracin del miedo; cre pensar, cuando slo conectaba entre s palabras
que describan los pensamientos de otros. Poco a poco los objetos en mi universo se
fueron sustituyendo por palabras: la progresin del tiempo, por el sucederse de
perodos; mi conciencia de existir, por un vasto olor a papel y a tinta, a veces a grafito, a
veces a cueros, a veces a cola. Alrededor de m constru los muros de libros y al final no
s cmo entr en ellos me digirieron me asimilaron me absorbieron golosamente,
secamente, y yo slo trataba con polillas.
Ahora, soy esto. He mirado lo que era mi mano y slo veo unas palabras que dicen antes
yo era un ser humano. No hay antebrazo, slo veo otras palabras que dicen: tena acceso
a los olores, a los colores. As, en parcos vocablos
se va agotando mi cuerpo: donde dice poco a poco los objetos de mi universo se fueron
sustituyendo, es el ombligo; y la conciencia, la conciencia, son las palabras de este
prrafo que dicen ahora soy esto, estas lneas en que me defino, slo palabras, slo
tintas, slo papeles, yo que era un ser humano, concluyo aqu, ahora. Ahora, no soy
sensaciones, no soy ya emociones, no soy ya tripas, algo me ha ocurrido, palabras, nada
ms que palabras, ahora soy esto.

Artes posibles

Mquina maravillosa para hacer el arte, no esas tonteras debiluchas que llaman hoy
arte, que apelan por separado a la vista, al odo, a otros sentidos o cosas as. El
espectador es introducido en un tubo en donde lo aturden fogonazos, caleidoscopios,
estroboscopios (vista) berridos, estampidos, cataplunes y zuquitis (odo) bocanadas de
sulfuro de carbono, pachul, catinga (olfato) chorro de aceite de ricino y todas esas cosas
qumicas que tienen sabor sui gneris (gusto) pinchazos, raspaduras, cosquillas,
mordeduras (tacto) heladuras, quemaduras (sentido de la temperatura) sacudidas
elctricas, vergajazos (sentido del dolor) cambios de sitio, cadas libres, aceleraciones,
desaceleraciones, giros en hlice, en tirabuzn y en rizo (sentido de la posicin)
constricciones, torsiones (sentido de la posicin corporal relativa) violaciones
(percepcin sexual) penetraciones, introducciones de espculos, insuflaciones,
inyecciones de hormonas y vasodilatadores (percepcin interna de los procesos
orgnicos) choques inductores de entremezclamiento y confusin de sensaciones
(percepcin cenestsica) inyecciones de drogas (percepcin delirante). Al final, claro, se
debe apelar al ms exquisito y ms sobresaltado instinto, y como luego de sentida en su
totalidad la experiencia artstica ya para qu vivir, el espectador es atacado en su
instinto de conservacin, fibra a fibra deshilachado, macerado, masticado y digerido.
Como sucede con toda nueva forma de arte, en la que proponemos los espectadores, al
principio, sern escasos.

La culpa no es ma

La culpa no es ma si los hombres intentan describirlo todo con un surtido limitado de


palabras, y alguna vez ciertas palabras se repiten en la descripcin de cosas en s
mismas repetidas, como lo son ciertas ideas, ciertas circunstancias, la vida, la muerte, el
esperar, el desear, el estar insatisfecho, la repeticin de lo ya repetido. Tener la idea de
los pavores innominables que pueblan las horas de todo prisionero; simbolizar esos
pavores en una fosa y un pndulo, y, una vez escrito todo, por casualidad leer a un ya
difunto autor que tambin pens en una fosa, que tambin pens en un pndulo. Soar
en un hombre recluido en un stano, a tal punto que es l mismo un stano; soar que
ese hombre pasea y es abatido por la vergenza de siempre cederle el paso a otros; y
leer luego que otro difunto autor se anticip a tu sueo y describi la resistencia del
hombre del subsuelo a dejar de ser subsuelo. Pensar que si no has hecho ms que
tardamente reproducir palabras que haban escrito esos hombres es porque has
sucumbido al mundo ya caduco que los rode, y hacer la tabla rasa de las tablas rasas
con las cosas todas y empearte en un insensato libro que comienza: riverrun, past Eve
and Adam from swerve of shore to bend of bay, y que termina: A way a lone a last a
love a long the. Todo ello, para al concluir ese libro de los libros, esa torre de las torres,
comprar al acaso un grueso volumen que comienza: riverrun, past Eve and Adan, y que
termina: a long the. Entonces ests a punto de desplomarte ante esta paradoja que hace
que lo genial aniquile a lo genial, que el gemelo aniquile al gemelo y te despoje de tu
fruto, que la obra maestra que otro concibi anule tu obra maestra concebida en
idnticos trminos, hasta que la meditacin te hace comprender que has fracasado
porque intentaste lo mismo que los dems: trascender con ficciones nebulosas lo nico
quiz autntico, lo nico quiz induplicable: tu propia vida, tu propia impotencia. As, te
resignas a que tu obra consista en una escueta narracin de tu desventura, que comienza:
la culpa no es ma si los hombres intentan describirlo todo con un surtido limitado de
palabras y alguna vez ciertas palabras se repiten. Concluyes, dejas el papel, paseas, y
algo como un presentimiento te lleva a leer estas lneas arbitrariamente hilvanadas por
otro, y en ellas encuentras que tambin otro ha escrito antes que t esta historia, que otro
antes que t ha pergeado: la culpa no es ma si los hombres.

Artista errante

El hombre es viejo, y bebe cerveza en una taberna en Salzburgo.


Yo no poda morir, de all que no me sirviera ninguno de los oficios de los hombres,
que son tareas para retrasar la muerte. Un hombre que no muere est fuera del
mecanismo de la naturaleza y sus actos deben estarlo tambin. Los dems, pulan puntas
de flechas, yo les trazaba estras que no les aadan utilidad alguna. Los dems mataban
bisontes, yo los dibujaba en las paredes de las cuevas. Los otros, engendraban nias que
luego se hacan mujeres caderudas, yo, haca mujeres caderudas de piedras con las que
no se podas acostar nadie y que no paran nada. Estas cosas exasperaban a todo el
mundo: me expulsaban de una tribu por mis dlmenes que no protegan de la lluvia y de
otra por mis narraciones sobre personas que nunca haban existido. Cincuenta intentos
de lapidacin me ensearon a fingir el envejecimiento y la muerte, y la reaparicin con
identidades simuladas en lugares llenos de personas que inevitablemente devenan mis
colaboradores o mis vctimas. Bajo mis rdenes y conforme a mis planos elevaron
montaas geomtricas y palacios inhabitables. Como estas cosas no gustaban a ser
humano alguno, tuve que inventar superhumanos a quienes complacan. De all las
religiones, el otro aspecto de mis actividades. Ms tarde, hice atletas que no se movan,
y convenc a personas para que usaran rostros de madera y se quejaran de desgracias
que no les afectaban y se alegraran con dichas que no les concernan. Las represalias,
los cambios de gobierno, mi propio aburrimiento, la accin de los imbciles que daban
por imitarme y convertan en sensato y aceptable lo que yo quera aborrecible, me
obligaron a multiplicar los cambios de identidad y de actitud. De all lo que la gente
conoce como maestros y discpulos, como edades oscuras y renacimientos, como
clasicismos y romanticismos, como libros sagrados y libros cismticos. De all las
semejanzas inexplicables pero ay tan evidentes entre una que otra cermica griega y los
dibujos de Beardsley, entre uno que otro Hiroshige y el paralelo Van Gogh, entre las
mscaras africanas y las Seoritas de Avignon. De all, las correspondencias
alarmantes entre los ros de las vidas y los gallardos infantes cuya fugacidad deplorara
Manrique, y la negra corriente del tiempo y los mancebos de prontas espadas cuya
transitoriedad execrara Yamanoue Okura. Ahora que me he agotado y que mis viejos
gestos vuelven abiertamente y son llamados innovaciones, es imposible ocultarlo. As
como todas las partculas del universo son una sola partcula que vuelve adelante y atrs
como una lanzadera en el telar del tiempo, todas las manos de los artistas han sido una
sola mano forjadora de absurdos. Plcidas races de mis actos entretejindose en el
jardn del tiempo. Ha llegado el momento de que cambie de oficio. Ya tengo en la
mente la hora el minuto el segundo. Despus, quin sabe.

Libros

Un libro que despus de una sacudida confundi todas sus palabras sin que hubiera
manera de volverlas a poner en orden.
Un libro cuyo ttulo por pecar de completo comprenda todo el contenido del libro.
Un libro con un tan extenso ndice que a su vez ste necesitaba otro ndice y a su vez
ste otro ndice y as sucesivamente.
Un libro que lea los rostros de quienes pasaban sus pginas.
Un libro que contena uno tras otro todos los pensamientos de un hombre y que para ser
ledo requera la vida ntegra de un hombre.
Un libro destinado a explicar otro libro destinado a explicar otro libro que a su vez
explica al primero.
Un libro que resume un millar de libros y que da lugar a un millar de libros que lo
desarrollan.
Un libro que refuta a otro libro en el cual se demuestra la validez del primero.
Un libro que da una tal impresin de realidad que cuando volvemos a la realidad nos da
la impresin de que leemos un libro.
Un libro en el cual slo tiene validez la dcima palabra de la pgina setecientos y todas
las restantes han sido escritas para esconder la validez de aqulla.
Un libro cuyo protagonista escribe un libro cuyo prota-gonista escribe un libro cuyo
protagonista escribe un libro.
Un libro, dedicado a demostrar la inutilidad de escribir libros.
Pantomorfn

Compre llvese su obra de arte caballero o dama al alcance de cualquier bolsillo el


ltimo avance de la tcnica adquiralo llvelo a su casa o apartamento abra el paquete
retrese mire que muerde corra atrpelo ay ya se meti bajo el sof ahora se volver una
bola peluda y de cuando en cuando saldr y asustar a las visitas pero bastarn dos o
tres escobazos y entonces ya est se escurrir por algn enchufe y slo pasar que
durante tres cinco seis horas las luces de la casa variarn de color escupirn centellas y
de repente se pondrn prende apaga prende apaga prende. Bastar bajar la palanca y
saldr como un tiro por el horno esparciendo un polen denso triste amarillento opaco
tibio blanco torbellinoso urticante expansivo turbio espeso undoso. Intento de pasarle el
coleto frustrado porque el coleto chillar, el haragn dir malas palabras y la mopa
ladrar, seal de que la obra inicia una fase de ventriloquia y de repente entre el mar de
polen sonar el telfono o el timbre de la calle o la sirena de la polica o la radio dir se
acaba el mundo y todo ser embuste o a lo mejor quin sabe. Despus la obra asumir
puede ser la forma de butaca o de lmpara o de hormiga gigante y en cualquiera de esas
formas o en todas a la vez correr tras de ti, te cerrar los escapes y cuando est a punto
de atraparte se volver un bloque de hielo que sollozar de cuando en cuando y morir
lgrima a lgrima. Entonces, extraas visitas. Una paloma enorme con botines. Un gato
con fluctuantes ojos de caracol. Un juez que te dir est embargado y que slo al rato
dejar ver enormes patas de lechuza. Un nio que se ahorcar en tu cuarto dejando una
carta enigmtica. Una persona exactamente igual a ti mismo que pretender ser t,
confundir las cosas, luchar a muerte contigo y al final gran enredo. Huye. Luego
vendrn las paredes de la casa tapizadas de cabeceantes pas. Huye. Despus vendr esa
escalera de caracol que girar infinitamente, hacia ti cuando intentes ascender, desde ti
cuando intentes descender. Huye. Despus vendr un sol que se meter por la ventana
como un baln y rodar por los pisos fundindolos y volver vapor tus pantuflas. Huye.
Despus vendr un reloj que marchar hacia atrs y slo te pasarn las cosas que ya
antes te haban sucedido. Huye. Despus vendrn un cielo gorgoteante de intestinos, una
ciudad de cristales que te desollarn las manos, una civilizacin de cocodrilos alados,
preludio todo ello de universos y objetos que no tendrn fin. Huye. De todas estas cosas
te consolar en largas tardes de lluvia una muchacha triste que tendr tu cabeza sobre
sus senos. Apartando su cabello lacio podrs ver sus grandes redondos ojos de plomo.

Etra
Un arte verdaderamente nuevo, un arte dialctico, un arte inesperado aparece en el
panorama y como suele suceder convierte en carente de sentido todo lo dems. As una
vez ms se demuestra que a cada accin corresponde una reaccin y que a cada corsi un
recorsi: en este caso el arte, pasatiempo que consiste en dar a una serie de componentes
un arreglo distinto del originario, sucede ineluctablemente y por ley de las cosas el etra,
pasatiempo que consiste en revolver cualesquiera arreglo de componentes al orden
originario.
principio del etra, las ya conocidas sesiones de trabajo en los stanos del Museum of
Modern Art, de Nueva York. Recomponer una torcida masa de chatarra en un flamante
Chevrolet 57 casi nuevo seores es suyo y sin inicial fue evidentemente una muestra de
fro virtuosismo que dej en los crticos un malestar, en el pblico un pe-roquepasa
peroquepasa. Consideramos ahora la accin de los neodesestructuralistas al convertir la
gran exposicin del collage en una coleccin de revistas viejas remendadas y en un pote
de cola. Las acusaciones de gratuidad y de incompetencia fueron rpidamente acalladas
por la consideracin de que retirar del lienzo, separar los co-lores, y volver al tubo
sobre todo volver al tubo el leo que formaba las sonrosadas mejillas de un Whistler,
es tarea no menos delicada, no menos exigente, que la de sacar del tubo, mezclar y
aplicar sobre el lienzo el leo que forma las sonrosadas mejillas de un Whistler. As,
pudo verse en el Whitney Museum el estuche contentivo de los veinte tubos de blanco
de plata y negro marfil que antes estuvieron desordenadamente esparcidos sobre un
lienzo llamado Guernica; en los estudios de coloracin ms compleja los vegetales
flotantes, de Manet la separacin de algunos tonos de verde dej que desear, pero la
blancura y la impolutez del lienzo fueron perfectas. All las sorpresas, all los
descubrimientos: el ama-rillo de ciertas luces del Vermeer poda con toda justicia ser
restituido en un nico ocre; una vez separadas en tres tonos blanco, marfil, rosado
las capas de pintura del rostro de la Mona Lisa, se descubran bajo ellas la cala-vera, de
un mbar inmaterial que desajustaba los espectroscopios y que se fue desvaneciendo
como un espectral universo de materia negativa.
Por otra parte, naturalmente, a la escritura y a la lectura siguen la desescritura y la
deslectura, profesionales y consumidores ocupados en convertir los grandes clsicos
luego los menos clsicos las biblias Gutemberg los incunables y los rollos del Mar
Muerto en botellas de tinta y montones de trapos o cueros viejos. Desejecutantes y
descompositores nos devuelven el increble silencio anterior al doremifasolas y dan
conciertos noacsticos que son intensas secciones de disciplina anti-mnemnica que
tienen por objeto curarnos de ciertas melodas, ciertas fanfarrias desde antiguo
enquistadas en nuestras cabezas. Finalmente vuelven a la tierra ciertos jarrones
encontrados en Ur, los bloques todos de las pirmides, los cnopes de alabastro que
contuvieron las vsceras de Tutankamn, seor de los hombres y Dios de las dos
regiones del mundo. Algunos crticos confusamente discuten acerca del cierre total del
ciclo o de su recomienzo. Este ltimo implica la inevitable recomposicin de todo y su
incesante re-eliminacin en crculos sucesivos, hace desear como misericordioso el
primero, la suposicin de que una pesada puerta se ha cerrado y de que para el arte,
como para los dinosaurios, ciertos corsi no tienen recorsi ni hay nuevos flujos para el
final reflujo.

El monstruo
Atrapado en la torsin del tiempo, el Urfal agit fieramente su caos de formas, vari sus
estructuras de inercia y entr al espacio convencional, dentro de un sistema solar, cerca
de un planeta. Malditas estructuras irregulares del tiempo. Va uno viajando y nunca se
sabe. La trampa. El trastorno. El destierro. Insecto de fuego perdido en la gran noche del
infinito.
Angustiado e incmodo, despleg el Urfal decenas de nuevos miembros, se construy
resistentes cristalizaciones y se prepar para el naufragio dentro de los mares procelosos
del espacio convencional, dentro del planeta, que se acercaba complejo y enorme,
rebosante de noches y civilizaciones. Chirriar y quemarse en la atmsfera. Chirriar y
quemarse.
Aterriz, una centella de oro, en los jardines de un edificio. El Urfal, anhelante, penetr
en l, le inspeccion con sus decenas de sentidos, con sus agudizados receptores. Haba
algo errneo. El edificio estaba dedicado al almacenamiento de estructuras y objetos, y
stos no encajaban dentro de ningn patrn lgico, no cedan a ningn anlisis
razonable. Armazones sin sentido. Utensilios intiles. Herramientas sin propsito.
Defendindose de aquella civilizacin que produca manifestaciones incomprensibles, el
Urfal desarroll siniestros rganos, estratificados, explosiones de una biologa de
pesadilla. Sus agudizados sentidos le indicaron que acuda un vigilante. Arrinconado,
falto de informes sobre aquella cultura y aquella tcnica, recurri el Urfal a su ltima
defensa: la inmovilidad mimtica.
Un hombre apareci, y arroj un rayo de luz sobre el Urfal y sobre los incomprensibles
objetos apilados. Interrumpi el rayo de luz, y se dedic a revisar otras dependencias,
otros corredores.
Entonces, decidi el Urfal continuar con su inmovilidad mimtica hasta que la variacin
de las configuraciones del tiempo, por el cual viajaba antes de su naufragio, le ofreciera
alguna esperanza. Al llegar el da, por el edificio desfilaron visitantes que examinaron a
los objetos y al Urfal, consultando listas y cambindose impresiones. El Urfal esper a
que en el saln hubiera un visitante nico, modific varias de sus caparazones
queratinosas y sus rganos de aprehensin, fulminantes, se apoderaron del visitante y lo
ocultaron en las cmaras alveolares de su organismo. Protenas, potasio, pens el Urfal
satisfecho, y se prometi repetir el procedimiento hasta reparar los ms severos daos
que haba sufrido con su cada.
Durante un centenar de los das de aquel planeta hibern y trag, trag e hibern,
floreciendo en tiernos rganos exteriores, en confusos festones membranosos cuya
evolucin no pareca extraar a nadie.
Pero en una oportunidad, una caravana de humanos procedi a una verificacin ms
minuciosa de los objetos incomprensibles, de las estructuras almacenadas. Al final, se
detuvieron ante el Urfal y pretendieron fijarle un puntiagudo aguijn de bronce.
Y entonces, el Urfal salt. Barahnda de fluyentes rganos. Remolino de campos de
fuerzas y de condiciones anmalas del espacio. Salt sobre el Presidente del Jurado,
salt sobre las Damas Artsticas que gritaban, salt, salt sobre el grupo de conserjes,
salt sobre el Pblico Presente, rueda de fuegos artificiales armadas con desconocidas
plvoras csmicas, lleg al patio, y con aullidos de cachorro asustado, emprendi su
raudo vuelo, mientras en su (llammoslo as) dorso reluca, ahora fosforescente por la
cada vez ms intensa radiacin, la placa del Primer Premio de Escultura
Contempornea.

Resurreccin

Problemas inauditos causados por el progreso de la poca. Todo hombre puede ser
duplicado a partir de su cdigo gentico. Toda clula de un hombre contiene la copia de
un cdigo gentico, de all que se ha emprendido la tarea de reconstruir hombres
geniales a partir de uno que otro despojo: una astilla del fmur del Zola, unas clulas
epiteliales recuperadas del clave de Mozart, el frontal del crneo de Bach, tardamente
encontrado en la capital de Leipzig. Ahora piensen ustedes un mundo poblado de
seores a quienes alguna vez se consider clebres. Grandes esperanzas de la
Humanidad de recibir obras de las cuales se crey siempre injustamente privada por
sucesos tales como: la prematura muerte de zutano, la inesperada muerte de fulano.
Entusiasmo de las masas al ver que las cosas progresan, y que se vislumbran la dcima
sinfona de Beethoven, la continuacin de El Diputado de Arcis, la terminacin de La
Inconclusa. Luego, creciente alarma al ver dnde va a parar todo, expresiones de duda
ante el estreno de la Cantata N 400 de Juan Sebastin Bach, preocupacin ante el Opus
3.000 de Cristbal Damantius, impaciencia de los editores ante la aparicin del volumen
nmero ochenta de los Tataranietos de los Rougon-Macquart, protestas en el instante en
que es publicado el volumen N 1.000 de A la Bsqueda del Tiempo Vuelto a Perder,
desmoralizacin entre los crticos al tratar de establecer por qu ms excelente el 5.476
cuarteto de Schubert que el 1, al final, saturacin del mercado, maremgnum y crisis de
hasta cundo obras maestras y qu diferencias entre sinfonas 873 y 1.045 de Haydn y
todas las obras maestras ms vulgares que el Hombre de la Emulsin de Scott, pataletas
de los genios preguntas de si lo valioso en el arte es lo escaso entonces qu valor
intrnseco tiene e inevitablemente repulsa de todos los nuevos talentos ante el temor de
ver su genio multiplicado prolongado al infinito abandono de todo eso internamiento en
el manicomio de los seres peligrosos con pretensiones creadoras confusin fin absoluto
fin del arte.

Primer manifiesto del arte realista


Afectos como somos al arte realista, ni nos detenemos ni nos detendremos en fantaseos
y proponemos como tarea, no el pretender que un emplasto de aceite reproduce unas
frutas o la placita del pueblo, no el pretender que unos cuantos kilos de piedra golpeada
reproducen al glorioso prcer zutano, sino la duplicacin exacta y fiel de un tomo x, tal
cual, con sus partculas, su principio de indeterminacin su vrtice de espacio-tiempo su
campo su origen en la negra matriz del vaco Hoyle y todo lo dems. Duplicado este
tomo, se har tambin un facsmil del ms prximo a l; luego se har el mas prximo,
y al cierto tiempo, se tendr la primera verdadera autntica obra realista a saber
reproduccin absoluta tridimensional e impecable del grano de sal que ayer recuper de
un salero como de costumbre obstruido. Duplicado este grano de sal increble que por
su impertinente simetra y reiteracin casi niega el desorden del mundo, vendr la
duplicacin de los granos restantes, la sal del salero, la de la mesa donde el mismo
reposa, la de los ya fros chorizos en el plato desportillado, la de la concha de cambur, la
de la mosca que en este instante chupa chupa inicia el vuelo con las facetadas ciudades
de sus ojos y los imbricados bosques de cristales de sus alas. Entonces resuelta y
descarada duplicacin del barrio en donde vivimos con sus tejas y sus cloacas, sus
nios, sus calendarios, este papel y la mano que en l escribe, ello como paso preliminar
a la duplicacin de la tierra ntegra con los peces de todos sus mares y las escamas de
todos sus peces, los copos de nieve de cada invierno y los de polvo de cada alfombra.
Para que esta tierra tenga das y noches iguales a los de la original, duplicar tambin el
sol, su fluyente corona en donde el espacio se comba el tiempo late en otro curso los
tomos colapsan y la materia deja de ser, duplicar junto con el sol los ardientes o
helados planetas que tejen el pao de la noche, duplicar en sta cada estrella y los
planetas de esa estrella y los cmulos y el Saco de Carbn y el Vaco de Ginnagu y la
lente aplastada de la Va Lctea y las Nubes Magallnicas que parecen las cataratas de
ese descomunal cristalino, y el espacio que nos separa de la Nebulosa de Andrmeda y
la Nebulosa de Andrmeda misma y los informes qusars y torbellinos de materia cuya
luz enrojece a medida que embisten la ltima frontera, la boca de lobo de la nada. Una
vez logrado esto, contemplar los dos idnticos universos, suspirar, volver a la tarea: el
original y la copia, el modelo y la obra, son ahora los dos una realidad y la nueva obra
de arte real debe representarlos a ambos. De all los dos nuevos granos de sal, las dos
nuevas rigurosas moscas, los dos nuevos Saturnos, los dos nuevos remolineantes
universos, que ahora debern ser, junto con los dos anteriores, copiados en otros cuatro,
y as sucesivamente, hasta que haya tantos universos como granos de arena en una
playa, y el mundo que la contiene, y el nuevo infinito de mundos al que dar origen
ste.
Nuestra asociacin

Nuestra asociacin es secreta por la ndole de sus gestiones y por la naturaleza de sus
efectos, que perderan quiz en valor al ser reveladas sus causas. Podra explicar su
ndole citando una frase de Hudson: varias veces emprend el estudio de la metafsica,
pero la felicidad me interrumpi. Al ser transpuesta al campo de nuestros intereses,
significa esta frase: varias veces intent escapar del arte, pero la infelicidad me retuvo.
Nuestra Asociacin, es adems permanente, poderosa y creadora: crea todo el arte, pero
no se vale da palabras, de colores, de estos instrumentos inferiores y simples, utiliza un
medio de superior si se la puede llamar as nobleza: el ser humano. En este nivel,
se hace infinita la complejidad del oficio; la grandiosidad de las tramas, inextricable; el
costo de los materiales, formidable; la enormidad del esfuerzo, titnica.
Nuestra Asociacin elige con cuidado sus materiales y con esfuerzo los trata. Nuestra
Asociacin delat la clula revolucionaria de la cual formaba parte Dostoievsky; por lo
tanto, el pelotn de fusilamiento que no dispar, por lo tanto, el hielo siberiano, la sopa
con cucarachas, el ltigo, por lo tanto, La Casa de los Muertos. Nuestra Asociacin
form la conjura financiera que habra de arruinar la fundicin de tipos de Balzac; por
lo tanto, la persecucin y las deudas, por lo tanto, Los Chuanes. Nuestra Asociacin
contrat a la agente que haba de contaminar a Nietzsche la enfermedad que lo separ
de su ctedra en la Universidad de Basilea; por lo tanto, As Habl Zaratustra, por lo
tanto, la vociferacin de una espantosa carta cuyo autor firmara El crucificado. Nuestra
Asociacin provoc la prematura muerte de Murasaki; por lo tanto, el destierro de su
viuda Shikibu en la muellemente enojosa corte de la emperatriz Akiko, por lo tanto, el
lacerante bordado de las medianoches, las espadas y las sedas del Genji Monogatari.
Nuestra Asociacin prepar el accidente que deba deformar el cuerpo del joven Henry,
vstago de la casa de Toulouse. Nuestra Asociacin provey los palos que habran de
formar el alma del joven Arouet. Nuestra Asociacin puso en mano mercenaria el
martillo que habra de aplastar el rostro de Miguel ngel. Nuestra Asociacin hizo
manco a Ramn del Valle Pea. Los archivos de Nuestra Asociacin hablan
confusamente de otra manquedad y de prisiones; hablan de una ceguera que tuvo lugar
en el vrtigo de los tiempos. Ciertos indicios hacen conjeturar que Nuestra Asociacin
lisi al muchacho que habra de fundir los metales y cuya memoria llegara hasta
nosotros como la de Hefestos, dueo del fuego y forjador de las armas de Aquiles.
Nuestra Asociacin no siempre tiene xito. Acaso, una de las mil semillas que siembra,
da fruto. Acaso, slo la desgracia que pareci ms intilmente infligida resulta prolfica.
Acaso la que, sin saber su origen, en este instante, t amargamente padeces.

Cacera

Vas por la selva, y continuamente te preguntas cosas, qu es esta selva, qu haces en


ella, por qu sta y no otra, qu vida es sta, qu piensas cazar, si al final nunca, nadie,
ha sacado nada, por ms que los grandes cazadores todos cuenten historias, cmo va a
ser.
Te detienes. Otra vez, has credo encontrar huellas. Siempre aparecen en terreno que te
es desfavorable, cuando te aprendes todas la veredas de la tica la pista se desva hacia
la Esttica, cuando laboriosamente has trajinado la Esttica la pista se confunde, se
borra, se pierde en la neblina de la Ontologa, quiere llevarte hacia la Teologa (en la
Teologa parece haber piezas, piensas, pero en cuanto las tocas te das cuenta de que son
seuelos).
Crees or algo. Ahora, ahora, un momento. Quiz an no. Un absoluto, gritas, un
Absoluto, en un instante la selva se puebla de alaridos de profesores que te insultan, tus
seguidores aparecen rpidamente, traigan traigan mis silogismos, gritas no, no, los
hipotticos no, es intil, los categricos que son los pesados, con manos sudorosas
despojas la canana eligiendo los juicios, los hipotticos, los sintticos, los apriorsticos,
cul ser mejor, sin siquiera ver cargas, pum, maldicin, se me encasquill el predicado,
otro, otro, pum, trenle las hiptesis, trenle las hiptesis mientras yo disparo, pum,
agarren, agarren, tiren, mtanse por detrs, crquenlo con el argumento a contrario,
agarren.
Agarren, tiren, agarren, cuidado, que escapa hacia la Gnoseologa, no lo dejen, atjenlo
con un nomenos, entretanto la selva es un solo estruendo, tras las ramas y la niebla
parece haber algo, es, es, es el absoluto quiz ya herido, quiz ya mortalmente y para
siempre alcanzado, pum, pum, haces con tu silogismo bicornuto preferido, ahora, ahora,
gritas ferozmente, hurra, con su piel disecada me har un sistema para adornar la sala,
ahora, hurra.
Ahora, parece como si algo enorme, tras las ramas, se removiera, protestara, con fuerza
terrible rompiera todas las ligaduras, los aforismos, los apotegmas, los corolarios,
trenle, gritas desesperado, trenle un imperativo categrico, triganme mi hermenutica,
pero es tarde, comprende, es tarde, ni los recursos de mala ley te valdrn, le disparars
al acaso un juicio limitativo, pum, intilmente, al final yaces ensangrentado, quiz haya
sido tan slo una intuicin subjetiva, te dice para consolarte uno de tus ayudantes
mientras te rescata, salva tu carne y tus huesos, dolorosos, maltrechos, de entre una pila
enorme de clasificaciones y escolios, pero es tarde, sabes, es tarde, comprendes que no
has podido cazar al Absoluto, que nadie ha cazado uno nunca, que todos los ejemplares
que exhiben en las universidades son de cartn piedra, que no hay esperanza, que no
hay nada.
Vas por la selva, y continuamente te preguntas cosas.

Los subconscientes

Nadie saba que los subconscientes eran, no slo distintos de los Yoes sino que tenan
un mundo, que gobernaban un mundo, que crean estar solos en un mundo al cual
pensaban nicamente suyo, no de los Yoes cuya existencia desconocen sino suyo,
slo suyo, para propsito nica y exclusivamente suyo.
Este mundo fsicamente es el nuestro, pero en el fondo, oh, que diferencia, qu desazn
de pensar cmo es de distinto y aparte visto por los subconscientes, cmo resignarse a
pensar que cuando nuestros Yoes investigan las leyes de la naturaleza y escriben por
ejemplo las masas se atraen en razn directa y en razn inversa del cuadrado de las
distancias, nuestros subconscientes consideran a eso un poema y dicen, oh, qu bello,
por el contrario, puedo escribir los versos ms tristes esta noche es para ellos una ley de
la naturaleza, fra y ms fra que los ani-llos de Saturno y lo peor es que quiz lo explica
todo y no lo entendemos y mientras tanto estamos arreglados.
Cmo describir estos dos mundos cmo decir la forma en que se sobreponen y sin
embargo se excluyen, se odian como vinagre y aceite, cmo decir por ejemplo que lo
que aqu creemos un hidrante es para los subconscientes un altar y lo que aqu creemos
un altar es para los subconscientes una seal de trfico. Cmo decir esto espeluzna
que las ideas que los subconscientes reprimen afloran al Yo, y as, la mayora de los
subconscientes han reprimido las ideas religiosas y por eso hay tantas beatas, y que en
cambio, ay, cada ateo lleva adentro un subconsciente profundamente religioso, y las
oraciones son blasfemias, y viceversa, porque el mundo de los subconscientes est lleno
de viceversas.
Los subconscientes tienen repblicas y gobiernos que no son nuestras repblicas y que
no son nuestros gobiernos. Los conflictos de estas repblicas subterrneas deciden las
guerras que creemos pelear y las victorias que creemos conquistar. Sus relaciones de
autoridad nos seran incomprensibles, los criterios de los cuales se valen para elegir
gobernantes seran quiz (para nosotros) detestables. Slo dir que uno de ellos tiene
que ver con la forma de sonarse las narices. En cuanto a las patrias, se rigen, no por
territorios, sino por afinidades. Una de estas afinidades puede ser lo que se piensa al
mirar Betelgeuse despus de haber comido salchichas. Otra, la opinin acerca de las
mutuas oposiciones entre una cotorra y un contrabajo. Otra, las comparaciones entre las
formas del escupitajo de un polica y la pachanga, porque la pachanga, oh, la pachanga
sin que lo sepamos, es un himno.
Terribles sorpresas de nuestras actuaciones. A lo mejor creemos rascarnos la cabeza y
eso, en el mundo de los subconscientes, es una declaracin de amor. Al ponernos una
corbata beige con medias amarillas violamos una ley de los subconscientes y seremos
castigados con la tortura, que para nuestro Yo consistir en escribir un tratado de
Metafsica y despus de haberlo escrito exclamar carrizo qu admirable. En el otro
mundo hay matrimonios que no son nuestros matrimonios, y uniones que no son
nuestras uniones. As bajo nuestras plantas se abre el abismo, y siempre hay misterios
en las dedicaciones de un ser amado.
Los subconscientes, tienen a su vez subconscientes y as, inacabablemente. Por lo tanto,
la sucesin de los mundos es vertiginosa, la yuxtaposicin de los universos,
inimaginable. Cada objeto es en el mismo instante infinitas cosas para infinitas
personas, que son una misma. Para algunos, este escrito es una abominacin y una
blasfemia. Para otros, que son el mismo, clave de todo, y anunciacin del Paraso.

Amo, amas

Amor que es secreto, porque ella no lo conoce, amor que no se enturbia, porque no es
correspondido, amor que no se extingue, porque nunca es satisfecho, ciclo de paraso y
de infierno que funciona en medio de la proximidad ms estrecha y durante la cual ella
ay parece no verte y t ay debes fingir que no le atribuyes importancia aunque temes en
cualquier momento esto reventar dir algo ella adivinar alguna cosa en mis ojos que
no tendrn la defensa del abotagamiento y de la conjuntivitis y entonces vendr el
develamiento porque ella conocer, el enturbiamiento, porque ella te corresponder, la
extincin, porque ella te satisfar y entonces y entonces.
Ahora pon atencin a la forma de evitar esta revelacin satisfaccin extincin de tu
amor frente a ella a quien la vida pone frente a ti cada da sin que le digas nada sin que
ella sospeche lo que en ti sucede. Ahora evita mirar su nuca en el reflejo de vidrios
lejanos porque ella puede volverse y adivinar ahora evita aspirar con fuerza las rancias
lejanas de su organismo ahora evita mirar su mueca en donde la agitacin de una vena
delata la densidad de un salado torrente. Ahora, evita sentir vrtigo cuando sucede esto,
cuando como al acaso ella libera un pie del zapato que queda en el suelo como una
desolada mano que acariciaba, cuando como al acaso sus manos sueltan hebillas lacitos
ligas y ella mirando hacia otro lado y sin consultarte deja caer telas como quien se
sacude migas de pan, sin tener enteramente conciencia y llevada por una fatalidad que
tampoco debe afectarte. Ahora, no toques el pelo que con su ondear mareara no roces la
punta de los dedos de la cual escaparan chispas no mires los ojos en los cuales te
perderas, no enloquezcas en las otras regiones y zonas que en su gozo tropiezan unas
con otras, ahora ejecuta el resto como un acto al cual la costumbre ha envilecido y del
cual no se extrae nada fuera de un seco bagazo, ahora mientras el secreto la soledad la
insatisfaccin protegen todava tu amor y la eternidad de tu amor, toda la noche aspira
como quien sorbe la frescura de cuchillo que sale de un pozo, el aliento vertiginoso de
la noche, la gloria que escapa de la boca de tu esposa dormida.

El extrao caso

Del Doctor Jekill y mi amigo Mister Hyde merece ser contado como ejemplo de los
abismos que oculta el alma humana, y todas esas cosas. Mister Hyde y yo nos
encontrbamos regularmente nos dedicbamos a esas sesiones de terapia y desahogo
que llaman los ms bajos placeres les pegbamos a nuestras queridas bebamos y luego
nos dedicbamos a caminar por Londres decamos palabrotas y de vez en cuando le
dbamos un empujn a un transente o a una nia y eso causaba la indignacin de la
muchedumbre y haba que ver qu caras ponan y qu diversin.
De repente comenz Mister Hyde a ausentarse por largas temporadas y comportarse
extraamente y como avergonzado y ante esa inslita mudanza un da lo segu y lo vi
entrar en un stano y por una rendija observ que tomaba un bebedizo y de inmediato
sufra una transformacin aterradora. Mi amigo pona rostro de mosquita muerta sonrea
sus maneras eran un trasunto de fineza como un rayo comprend la verdad: mi amigo se
transformaba clandestinamente en esa bestia espantosa que llaman un ciudadano
respetable, mientras duraba la metamorfosis se aprovechaba de su aspecto inofensivo y
cobraba honorarios profesionales daba conferencias reciba homenajes perciba rentas
haca negocios movilizaba influencias escriba para la prensa seria manejaba latifundios
cenaba con los militares apoyaba a la polica se declaraba partidario del orden apoyaba
el envo de tropas se propona como ejemplo a la juventud fundaba un hogar.
Aterrado comprend que la transformacin era irreversible y hu, hu, es lo nico que se
puede hacer cuando se extrava el alma humana, cuando se apodera de ella la potencia
oculta maligna e irresistible de la respetabilidad.

Locura

Te diriges al doctor y le dices, doctor, antes de estar curado era horrible, el ojo que
apareca en la pared, las faces de gorgona que bajaban del techo, las paredes que
rezumaban sangre, doctor, y tambin el mundo que flua sin conexin con la lgica, y el
tiempo que se encadena en ciclos repetitivos y tambin la angustia, la angustia, doctor;
s, te dice el doctor, pero ahora est curado, ya no ms ojos que se abren en la pared, no
ms gorgonas, no ms rezumar de sangre no ms fluxin sin lgica no ms ciclos
repetitivos ciclos rept pet pet pet pet tac tac tras es es es es es ss ss sss sssssss
sssssssssss.
Frente a ti en la pared se abre un ojo. Faces de gorgona bajan del techo. Las paredes
rezuman sangre. El mundo fluye sin conexin con la lgica. El tiempo se encadena en
ciclos repetitivos. Doctor, te diriges a la fluctuante gorgona, doctor, antes de estar
curado era horrible. Me imaginaba un mundo regido por un sistema de moldes fijos que
llambamos lgica. El tiempo era lineal, no repetitivo. El mundo no flua, permaneca.
Haba objetos que eran estables, y los llambamos cosas, y a las cosas les ponamos
nombres: por ejemplo, automviles, por ejemplo, sillas, por ejemplo, edificios, por
ejemplo, libros. Y esos objetos delirantes no cambiaban constantemente de forma y de
significado, sino que, qu horrible, doctor, eran casi siempre, casi eternamente, los
mismos. Yo, por ejemplo, crea ser algo absurdo: un ser casi invariable, con un centro,
cuatro extremidades, una prolongacin llena de rganos sensoriales. Crea estar
asociado con otro ser semejante (Cmo lo llambamos? Esposa, me parece). Crea
aplicarme a objetivos fantsticos (trabajo, ideologas), de un contenido maligno, puesto
que consistan en contaminar al mundo de la lgica, esa idea obsesiva central. Oh, qu
gravemente enfermo estuve. Enfermo hasta el punto de que cuando comenc a curarme,
cuando aparecieron ustedes, cuando volv a percibir las primeras imgenes del mundo
real, a que no adivinan lo que pens?
Qu qu qu qu qu qu gritaron los sonidos azules, fundindose con los chorros
de sangre en una tempestad de reflejos amargos.
Pues pens dijo el nudo de serpientes, transformndose en una montaa de araas
metlicas pens, que me estaba volviendo loco.

Sueo
La pesadilla de anoche an puebla incesantemente tu vigilia, esa pesadilla en la cual la
brillante civilizacin a la cual perteneces era negada, la actividad a la cual te dedicas era
contradicha y como relegada a un reino fantstico, tu propia personalidad era borrada
pues
soabas que ocupabas un ltimo peldao en una escala social en la cual an haba
peldaos, y en ella creas ser operario de un orden nfimo en un mundo en el cual an
exista tal cosa como la necesidad del trabajo, y tu entrada al sueo haba parecido un
despertar en un nicho de una inmunda colmena en la cual sirenas tala-drantes te
llamaban a su sitio, puesto
que en el sueo no existan los palacios proteicos, siempre transformndose, siempre
fluyendo en cascadas de formas y sonidos y ritmos seriales y no existan los vastos
jardines terrestres en donde crecen rboles que son filosofas y ricas flores dialcticas, y
no exista el arte al cual te dedicas y cuya esgrima infinita tejes en complicadas
geometras con los otros hombres, con las otras mujeres, y cuyos esquemas, como
perfectos cristales de nieve
ahora se ven contaminados, infectos por la putrescencia de tu pesadilla que todo lo
invade lo enferma lo ataca de irrealidad, hace aparecer como lejanos los omnipresentes
arcoiris, los mosaicos, las frmulas, los tejidos de tu creacin, que ahora yace ante ti
derruida
y como escupida mancillada lacerada como si hubieras herido de muerte al mundo tuyo,
de ti se retiran los sonidos las estructuras los cristales de msica las arpas lquidas los
versos algebraicos pues los has traicionado les has llevado noticias de tu sueo has
permitido su perduracin
y comprendes que no debes persistir, que en alguna civilizacin pasada se crey
preferible no vivir a vivir sin honor que en sta debes morir antes que vivir contaminado
y huyes para preparar los rituales hierticos de ese uso ya casi olvidado, la muerte,
que es ahora una sirena que te despierta y el inicio de una abominable colmena y un
capataz con armadura contra motines y bastn elctrico que te acorrala y te patea y te
arrastra mientras ruges y arrojando espumarajos te debates pues has comprendido
que tu pesadilla era la otra, que la mquina de sueos compensatorios en tu nicho se ha
descompuesto, que ha dejado penetrar en el tero inflado de tus perfectos sueos la
sirena, el trabajo, la jerarqua, la muerte
y el hambre
de tu irremediable realidad y de tu vida irremediable.

Subraye las palabras adecuadas


Una maana tarde noche el nio joven anciano que estaba moribundo enamorado
prfugo confundido sinti las primeras punzadas notas detonaciones reminiscencias
sacudidas precursoras seguidoras creadoras multiplicadoras transformadoras
extinguidoras de la helada la vacacin la transfiguracin la accin la inundacin la
cosecha. Pens record imagin invent mir oy tall card concluy corrigi anud
puli desnud volte raj barniz fundi la piedra la esclusa la falleba la red la antena
la espita la mirilla la artesa la jarra la podadora la aguja la aceitera la mscara la lezna la
ampolla la ganza la reja y con ellas atac erigi consagr bautiz pulveriz unific
roci aplast cre dispers cimbr lustr reparti lij el reloj el banco el submarino el
arco el patbulo el cinturn el yunque el velamen el remo el yelmo el trono el roble el
caracol el gato el fusil el tiempo el naipe el torno el vino el bote el pulpo el labio el
peplo el yunque, para luego antes ahora despus nunca siempre a veces con el pie codo
dedo cribarlos fecundarlos omitirlos encresparlos podarlos en el bosque ro arenal
ventisquero volcn ddalo sifn cueva coral luna mundo viaje da trompo jaula vuelta
pez ojo malla turno flecha clavo seno brillo tumba ceja manto flor ruta aliento raya, y
as se volvi tierra.

Engao traicin estafa

Mercaderes vidos nos cambian sin que lo sepamos porque los cambios mnimos nadie
los nota y as los malditos nos sustituyen cdula por cdula hoy por ejemplo en la punta
de la nariz maana en el dedo pequeo del pie nos van quitando nuestro ser e
instaurando fracciones mnimas del de otra u otras personas. Naturalmente que al cabo
de cinco aos sospechamos la estafa y nos enfurecemos pero a esas alturas ya todo es
peligroso porque a los mejor somos enteramente la otra persona por quien nos han
sustituido y cualquier cambio podra resultarnos contraproducente.
As, caso asombroso de dos personas transformadas mutuamente en la otra a travs de
un largo proceso, al terminar ste gritaron, cambiaron de lugar y fue como si nada
hubiera pasado. Las sustituciones nunca son tan simples como en este caso de
improbabilidad casi infinita. La variacin de materiales es mucho ms compleja; el
surtido de combinaciones, sorprendente, y la pesadumbre de uno al saber que anda todo
repartido por all inagotable; las amenazas de incesto son vagas, pero persistentes, el
sobresalto de reconocerse en cierta crnea cierto poro cierto lunar, indefinido pero
omnipresente.
Lo bueno de estas cosas es que siempre le pasan solamente a los otros.
Ser

El lactgeno el chupn el pablum los paales cannon el talco mennen los escarpines el
gallo de oro los teteros evenflo la tarjeta de bautizo imprenta la torre los jugos gerber la
leche klim el visineral los helados cruz roja la pistola wyandote toys el triciclo nortern
la cucharilla el tenedor el cuchillo la ovomaltina la cocacola la pepsicola la cola kdt la
naranjita la crema dental colgate el cepillo tek los chocolates savoy los caramelos la
suiza el lpiz mongol los cuadernos castle los creyones prismacolor la goma de borrar
eagle la goma de pegar lepage la tijera de plstico el vaso de plstico el libro primario
nuestra escuela la regla de madera el comps de metal el bulto de cuero el tesoro de la
juventud la anatoma de cendrero la botnica de fesquet el mascotn de catcher la pelota
de ftbol los patines rolling skates la pelota spalding el traje de primera comunin casa
la religiosa la medalla juan bautista de la salle el retrato de graduacin estudio dana la
piata el pino la quincallera arnedo bor las galletas mara la crema de zapatos negra la
crema de zapatos marrn el juego de pesas weider los calzoncillos jockey los pantalones
bluejeans las dos noches de placer las frecuentaciones de marisa la virgen de dieciocho
kilates el ganster de la mano de acero los temerarios del crculo rojo la tabla de
logaritmos los condones sultn la penicilina bayer el cigarrillo phillip morris las hojillas
gillete la locin para despus de afeitarse la glostora el reloj despertador las corbatas
noble las yuntas las camisas van heusen el traje de bao jantzen la cerveza polar las
sopas heinz el reloj de diecisiete rubes el colchn sweetdream el anillo de compromiso
joyera la tacita de oro el maletn de cuero de foca el traje wilco las medias interwoven
los zapatos williams el anillo de boda joyera la perla la torta agencia el pinar el
champaa de la viuda cliquot el volkswagen el penetro el cafenol los muebles de rattan
la frigidaire el radio philco la cocina tappan los cubiertos de plata saxony el televisor
bendix el plato garrard las cornetas fisher la planta hitachi el disco concierto en la
llanura la pluma parker el paltolevita la tenaza de comer escargots el tenedor de comer
langosta la cigarrera de plata el mercedes 300 el terreno caurimare el proyecto fruto
vivas las fundaciones benotto la constructora giuliani el reloj cronmetro la cmara
voigtlander el largavista zeiss el grabador vm la pelcula metro el pisapapeles en forma
de empire state la coleccin obras clsicas de la literatura con mueble el sujetalibros en
forma de Quijote el cortapapeles en forma de espada las pastillas mentoladas la prtesis
laboratorios meszaros la testosterona sandoz las placas radiogrficas kodak la habitacin
centro mdico la cama reclinable phoebus knoll el suero laboratorios abbot el oxgeno
laboratorios bustos las flores el clavel la urna la voluntad de Dios la placa marmolera
roversi.

Distancia

Circunstancia primera el nio ahora un joven camina de noche acompaado dos beodos
que piensan fundar un peridico; un carro pasa e ilumina la textura los grumos la mugre
del asfalto sembrado de chapas de lata brillantes; despus el beodo anciano sacudir
cenizas de su cigarro que perforarn el bolsillo derecho del saco del joven; ste pensar
zurcido invisible; llegar a su casa, entonces el cordel roto de la memoria y sombra
sombra.
Circunstancia segunda un nio que se asoma a la ventana y ve en el aire matinal los
avioncitos de caza plateados pues el aeropuerto queda cerca, y el terror de esa su
primera conciencia le hace pensar: avin: ventana: yo: cielo; se vuelve a investigar y
entonces la memoria se rompe como un cordel y queda la sombra la sombra.
Circunstancia tercera el mismo joven cuando nio, en un automvil en donde viaja su
familia: es de madrugada y hay nios-nias desnudos cubiertos de tierra en una bomba
de gasolina donde el carro est detenido. El nio mira los ojos de una de las nias que a
lo mejor en ese instante piensa: carro: madrugada: nio; y en ese instante lleno el tanque
de gasolina o enfriado el radiador o cargada la batera el carro arranca.
Circunstancia cuarta el mismo joven toma un lpiz y una libreta para fijar las
impresiones y naufraga en el caos fijar las impresiones: fijar la fijacin de las
impresiones: fijar la fijacin de la fijacin de las impresiones: fijar la fijacin de la
fijacin de la fijacin de las impresiones; desiste, dejando de lado el lpiz, toma un reloj
que marcha correctamente, le fija una hora que a lo mejor no es la correcta en ninguna
parte del mundo, lo olvida en una gaveta.
Circunstancia quinta el mismo joven en un hotel en el ms absurdo extremo del mundo
repasa nuevamente las indiferentes presencias jarra de agua helada cortina techo piso
escritorio con tarjetas papeles de trabajo pasaporte dinero incomprensible, el cuerpo de
la jovencita en el cual se destacan los inevitables atributos pero sobre todo un pie
pequeo neto inocente pie desconocedor de los tantos idiomas en los que se puede decir
puta y por eso tan acorde con el idioma extrao para ambos con el que los dos se han
puesto de acuerdo. En eso el joven alarga la mano para tocar alguna zona y la joven
alarga la mano para recibir la mano, pero entre los dos como un rumor empieza a
descender la corriente de la distancia; la densidad de sta se declara en una sbita
oquedad del espacio en el cual las dos extremidades estn movindose para encontrarse,
y as la una hacia la otra avanzan avanzan y parece que este avance slo hiciera crecer la
separacin y que ambos cuerpos rostros atributos retrocedieran retrocedieran como tras
sucesivos acuarios. Entonces los ojos del joven y los ojos de la joven vencen tanta piel
en que han estado perdidos y se encuentran y comprenden cada uno cmo el otro
tambin es prisionero de los universos de la irrealidad y en aquel instante es disuelto
final e irremediablemente en ellos con los recuerdos de los ilusorios objetos en que trat
de afianzar su nada y as avioncitos-mueca de trapo, beodos en la calle-alcahueta,
niita entrevista desde un automvil-primera menstruacin, lpiz en la mano-pintura de
labios se alejan como ondas del centro de aquellos dos cuerpos cuyas manos siguen
acercndose-alejndose y cuyos ojos se hacen opacos al nublarse la transitoria
inteligencia que les fue acordada. Dos monigotes vacos como yeso harn coincidir sus
manos y proseguirn el rito convenido. A la maana siguiente se levantarn y pues
todas las cosas aun en los cuerpos muertos pueden ser automticas, l estudiar
itinerarios escribir informes har teoras ella elegir zapatos har minuciosas
abluciones se estudiar en los espejos, y en alguna gaveta del mundo permanecer
todava un reloj detenido.

Relacin
Para esto para aquello para lo otro por lo tanto por lo visto por consiguiente en virtud de
que en atencin a que en consideracin a que debido a que siendo as si tomamos en
cuenta que siendo inevitable que gratuitamente indiscutiblemente necesariamente
impostergablemente contrariamente negativamente simultneamente en relacin a en
por cuanto de resultas en consecuencia en resumidas cuentas en breve siendo obvio
siendo claro siendo irrebatible siendo inconfundible siendo inocultable siendo
indefinible siendo indemostrable debo estoy obligado no me queda otro camino no
puedo actuar de otra manera especficamente particularmente antes que todo antes que
nada por ningn motivo por ningn concepto terminantemente no nos est permitida
otra opcin por el contrario desde luego como no a como de lugar por idnticos motivos
por similares causas por razones que son de su conocimiento en contestacin de su
amable por lo visto a juzgar por si nos atenemos siendo pblico y notorio por cuanto es
violatorio por cuanto no se ajusta siendo as que cumple con los requisitos examinados
cuidadosamente los argumentos paralelamente adjunto a la presente no cabe la menor
duda resulta inexplicable resulta sorprendente es contrario a toda lgica se debe apreciar
es necesario tomar en cuenta resulta de impostergable necesidad es curioso en honor a la
verdad ahorrando los preliminares por ser del dominio pblico en atencin a la brevedad
en el mismo sentido y en medio de todo esto t soplndote la nariz en el pauelo.

El paseo

En el carro me toca el asiento de atrs, en el medio, como es natural y casi inevitable y


yo estoy un rato parpadeando porque har unas cuatro o cinco horas que ha llovido y el
cielo est nublado pero muy luminoso y en las calles hay, cuando no barro amarillo
polvaredas rojas y el trfico est muy trancado. As, uno se fija muy bien en las cosas:
motociclista a la derecha con camisa a cuadros y moto que hace popopopop-prooo
cuando cambia el semforo; secretaria o ama de casa o lo que fuere, muy joven, que va
a cruzar la calle y se detiene de repente pero en un instante que se la ve blusa nylon-
falda de no s qu coo ojos encharcados de maquillaje me olvidar de esa cara, se
me ocurre. Nos situamos tras el camin de una vidriera, a m me molesta el traqueteo
del carro y tanto acelera-freno, freno-acelera, yo creo que es la debilidad general, de
todos modos, a la derecha, muchachas con maquillaje y cuadernos a la altura del pecho-
sostn-teticas, Mecanografa Taquigrafa English School, pienso la primera de ellas, qu
piernas, si yo estuviera en la acera decirle buenos das y estarle hablando tres cuartos de
hora de sus piernas; seguidamente vendedor de chicha-fotgrafo ambulante-vendedor de
espejitos-polica (tantos policas, y cmo uno nunca los nota); la cara de ste es
achinada; tiene un barrito en la nariz y es imposible distinguir ms nada. Es medioda o
no es medioda o ser medioda las once de la maana la una de la tarde la once y media
las doce y cuarto, pero si mirando el reloj del que est al lado se puede saber, no,
preferible no mirar. Deben estar saliendo las escuelas, s, pasaremos junto a alguna
escuela que sale, habr muchos nios mentando madres muchas caras de nias que
verlas es como grabar iniciales en un rbol y pensar: no durar, en vez de eso, seoras
muy gordas con dos o tres preescolares nias y nios que las circundan como sistemas
planetarios y oyen muy indiferentes el regao en italiano o en vasco o reciben las dos o
tres cachetadas necesarias antes de cada semforo Pare-pase-cuidado-peatones.
Heladeros tin tirn tin tirintn, rboles en una calle que antes era residencial pero que
ahora es pura moto de reparto puro camin de lavandera puro negocio Hotel Cdiz
Repuestos Di Stefano y el tierrero, semforo colgado alto alto rojo amarillo verde, coo
el arte pop, pienso, museos del mundo que no ver (todos) galeras famosas donde no
expondr un carajo (todas), no, todava es muy temprano, no debe haber en las calles
una sola puta. Un cine anuncia El Robo del Siglo. Tengo tiempo que no voy al cine. El
pasajero de al lado enciende un cigarro y desde luego no me ofrece, todo se va poniendo
gris y no s si es el nublado o el cansancio, avenida, postes, viaducto de concreto, por
fin una larga recta a toda velocidad, entonces veo el motociclista que ha pasado delante,
la camisa naranja, abombada por el aire, tiembla como una llamarada con un efecto de
lo ms arrecho velocidadcurvaflameodistanciasubidabajada curvaperderse por
una salida lateral de la avenida y entonces opacos camiones o carros libres o un
Mercedes con chofer y viejo atrs que lee un peridico con titulares: 2 jonrones anoche.
Una morena espera a que cambie el semforo para cruzar. No se fija en m a pesar de
que me la imagino en un bid y pienso el eterno femenino nacer morir el hospital de
maternidad el hospital traumatolgico el cambio de semforos. En ese momento
reconozco la va del aeropuerto, con mucho trfico debido a la hora pero no totalmente
trancada. En el asiento trasero del carro de adelante, est acodado un niito que nos
mira. Hay mucho brillo en las platinas. Esta tarde me llevan al campamento
antiguerrillero para matarme, como el viaje es por aire subirn mucho me tirarn al
vaco desde el aparato. La cara de la mujer se me haba olvidado, tras la autopista veo
las avionetas del aeropuerto, una est aterrizando, muy bonita, y a lo lejos se ven las
siluetas de los helicpteros, muy ntidas a pesar del camuflaje militar. Aunque esfuerzo
la vista, no puedo distinguir a esa distancia cul de ellos es el que espera.

Punctae

Caso desagradable que ocurre al final de una persecucin en una tarde del sbado muy
tranquila con nubecitas demasiado muelles en un cielo demasiado claro. El perseguido,
acorralado al final del pasillo de un edificio y con la ltima bala de la browning, de
repente se encuentra metido dentro del cuerpo dentro de los zapatos de dos tonos dentro
del casco color de cieno dentro de la guayabera del perseguidor que avanza munido de
credenciales y de la thompson olorosa a aceitera y seguido por otras demasiadas
thompson y colts olorosas a azufre. Con rpida inteligencia el perseguido ahora
perseguidor supone que el cambio ha sido mutuo y que dentro de su cuerpo
acorralado al final del pasillo debe estar el perseguidor, ahora comprobando la nica
bala ahora sintiendo los mltiples pasos de tantas thompson tantos colts tantos cascos;
por lo tanto, se le plantea la necesidad de aniquilar a su anterior cuerpo antes de que el
perseguidor que ahora lo habita explique, seale, acaso convenza. En ese instante, el
perseguido vuelve al cuerpo del perseguido, a su irremediable pasillo sin salida, a su
irremediable bala nica, a or confundirse con el golpe de su corazn el golpe de los
pasos acelerados que le dicen que el perseguidor, consciente de la inseguridad que crea
este cambio de cuerpos, se apresura decidido a matar antes de que el cambio se
produzca de nuevo y los papeles se inviertan de una manera casi irrevocable. El
perseguido mecnicamente monta el percutor y en ese instante, con un desfallecimiento,
verifica que de nuevo ocupa el cuerpo zapatos guayabera casco thompson credenciales
del perseguidor que sube velozmente escaleras; y aprieta ms an el paso para balacear
el que fuera su propio cuerpo, antes de que un nuevo aterrador espantoso inexplicable
cambio lo haga habitarlo. A punto de doblar el recodo que conduce a la ratonera final, el
perseguido vuelve a ocupar el cuerpo del perseguido, y por los odos de ste oye la prisa
final del perseguidor que corre para aniquilar a su presa antes de que acaezca otra
transmutacin. En ese instante sucede otro cambio y luego otro, y as, a medida que las
dos bocas de fuego se acercan y antes de que estalle el llamear de la plvora y sin que se
sepa en cul momento preciso de ste, perseguidor perseguido perseguidor perseguido
perseguidor perseguido perseguidor perseguido.

El hombre en piezas

Admitida la longevidad interviene el azar que secciona y aplasta miembros y se crea la


necesidad de reponerlos, manos de indestructible acero pies aluminio articulaciones de
fulgurante titanio, intercambiables, desmontables, autopropulsadas y mejor que todo
perfectibles, as, manos de cincuenta o sesenta dedos capaces de pianificar lo
impianificable, piernas con ruedas o traccin de oruga o incidentalmente hlices,
antebrazos retrctiles ojos telescpicos capaces de ver los rayos csmicos riones
capaces de filtrar el lactato del cansancio la toxina del sueo el cido de la vejez
corazones capaces de resistir la radiacin y el fuego, luego recuerdos conectables y
desconectables al cabo entre amigos prstame tu mano taladro psame tu ojo sensible a
los neutrinos te cambio este odo que escucha el calor por el que oye la luz te devuelvo
tu oxigenador sanguneo oh y las memorias las memorias tambin enchufables y
desenchufables, recuerdos de una maana de juventud nociones sobre clculo tensial
una cierta noche de orga clasificacin de las dermatofitosis as poder ser a la vez varias
personas a lo mejor contradictorias al final socializacin de tanta ferretera desde
entonces colectivas y distribuibles antenas experiencias msticas dedos sopletes
recuerdos de desfloracin girscopos palabras de mam martinetes orgasmos msculos
hidrulicos melancolas rboles de leva emociones estticas transistores yo, pequeo,
iba por el bosque y respiraba un cierto olor de pinos.
Ciclo

Futuro

Tesis

Y se logr la sociedad perfecta, y se atenu la locura de la especie humana y los


hombres estuvieron dispuestos a dedicar sus energas a la consecucin de un objetivo.

Anttesis

Entonces encontraron que no haba objetivo alguno al cual se pudieran dedicar.

Sntesis

Por lo tanto, fue endiosada como objetivo la ausencia de todo objetivo, esto es, vegetar.

Tesis

En primer lugar, la humanidad haba de liberarse del trabajo, y ello inici la ms loca
carrera de trabajo conjunto destinado al objetivo de no trabajar.
Anttesis

Finalmente, todo trabajo humano fue hecho por mquinas, y las mquinas fueron hechas
por otras mquinas, que a su vez eran dirigidas por otras mquinas, y as se liber la
humanidad del trabajo.
Sntesis

Por lo que todas las facultades mecnicas del hombre, su musculatura, sus miembros y
sus posibilidades de moverse o mover objetos, dejaron de ser tiles, se atro-fiaron, y
acabaron por desaparecer.

Tesis

En segundo lugar, haba de liberarse la humanidad de la esclavitud del alimento.

Anttesis

Todas las potencialidades qumicas se emplearon en la sntesis de las protenas y de los


hidratos de carbono a partir de la materia y del calor, y finalmente, mediante la energa
atmica, fuerza y materia fueron transmutadas en los laboratorios hasta que formaron la
ms depurada quintaesencia alimenticia, susceptible de pasar directamente al caldo
sanguneo sin previa digestin.
Sntesis

Con lo que la boca y el estmago y el intestino y el hgado y en general las vsceras


dejaron de cargar con la pesada tarea de exprimir energa de los alimentos, y se
atrofiaron, y acabaron por desaparecer.

Tesis

En tercer lugar, deba liberarse la humanidad de la muerte.

Anttesis

Y los laboratorios acorralaron las toxinas que producan la degeneracin antao


conocida como vejez y corrigieron los genes que producan el suicidio del individuo
conocido como muerte, y a partir de la materia orgnica se hizo la sntesis del
protoplasma y a partir de la sntesis del protoplasma se hizo la sntesis de la
inmortalidad.

Sntesis

Con lo que se hizo innecesario reproducirse y los rganos de la generacin dejaron de


ser tiles, se atrofia-ron y acabaron por desaparecer.

Tesis
Y fue en esta alborada del espritu cuando el intelecto, ya dueo y seor del universo,
estuvo capacitado para lanzarse a la ms audaz aventura dentro de las ms puras
categoras de la abstraccin.

Anttesis

Liberado del trabajo, liberado del hambre, liberado del sexo, liberado de la muerte, el
cerebro humano se dispona a lanzar a la faz de lo creado su ms potente fruto: el que no
haba nacido de ninguna urgencia de las vsceras, de ningn apetito de la carne. Un
acontecimiento enorme estaba por sobrevenir.

Sntesis

En efecto, el cerebro humano tambin dej de ser necesario, tambin se atrofi, y


tambin acab por desaparecer.

Hormiga

A pap yo le dije: a la escuela no, porque all todos son tontos. Yo le cont de ayer,
llegu, me dieron papel me dieron tijeritas me dijeron recorta patitos conejitos perritos
yo les pregunt para qu, se quedaron mirndome. Vi a los otros nios y amontonaban
cubitos de madera llevaban de aqu para all pelotitas se metan el dedo en la nariz
entonces me aburr comenc a cortar papel y as fabriqu la trampa osmtica. Primero
cay uno que le decan Pablito y que se orinaba despus vino Carlitos despus los
dems despus la maestra seorita Corina todos pataleaban y ella gritaba entonces claro
los dems maestros los bedeles el director el subdirector el polica despus de la cosa
hubo que darles calmante y queran saber cmo la haba hecho y ms an cmo la haba
desmontado, les dije que era slo un anulador de contigedades pero no me entendan
entonces me puse bravo y no les quise explicar ms. Mientras examinaba los recortes de
papel me puse a hojear el diccionario y aprend a leer le ped a la maestra seorita
Corina que me explicara el clculo integral entonces ella sac el pauelito y volvi a
llorar sin embargo pap me ha trado otra vez.
Seor calvo con corbata negra que me lleva a un cuarto aparte y me habla bajito me dice
vamos a conversar vamos a hacerte el tes la matemtica la cosa la capacidad el tes, me
da hojitas las miro le digo que no sea tonto. Cmo, me dice, y entonces le explico, todas
estas hojitas son para decir la misma cosa en distinta forma, dos igual a uno ms uno
igual a ocho cuartos igual a cuatro entre dos igual a equis cuadrado igual a. Y ahora qu
culpa tengo yo de que este seor se haya pasado su vida en esta bobera de decir lo
mismo en forma distinta con bichitos que si integral que si tringulo que si seno
cuadrado, y slo ahora se d cuenta, mire el techo se ponga plido y le d una cosa as.
Para calmarlo le resuelvo una cosa que llaman el teorema de la transicin mutua y que
era insoluble pero no se calma en cambio me mira grita corre se olvida los lentes ya me
aburri.
Los viejitos que vienen despus quieren convencerme de la geometra de Uclides pero
no me gustan las demostraciones se basan todas en axiomas que son indemostrables y
adems, falsos, se miran entre s, entretanto junto palitos, dejan de mirarse y ven mis
manos parece que los molestan se fascinan palidecen uno se desmaya cuando hago
coincidir dentro de la estructura de los dos campos de espacio inverso y se produce la
dimensin otra y hay ms gritero cuando desmonto el sistema y no les quiero decir.
El bobo que viene despus con la Corina seorita maestra me habla de Dios y quiere
quedarse mucho rato pero se va muy rpido slo repite repite cosas que le dije por
ejemplo si es todopoderoso cmo no puede fabricar una piedra que no pueda mover l
mismo cmo si es todopoderoso no puede mover una piedra, si es todopoderoso cmo
no fabrica, yo lo creo un poco fastidioso, los pollitos del patio pan y muchas niitas
cantan cosas. Hay en el cuarto cajitas con hormigas vivas y algo deber suceder. Pero es
muy raro.
Cmo tambin decirles a los otros tontos que vienen en la tarde despus del almuerzo y
me hablan del silogismo que si pienso igual a existo entonces lo que decimos es pienso
igual pienso, solemne bobera, y que si pienso no es igual a existo, entonces lo que
tenemos dicho es mentira. Despus que si la cosaens y que si langustia, yo nada ms
los miro y ellos se va se van, se van, se van callando. El seor con saco a cuadros se
queda mirando al vaco, y todava lo mira media hora despus, entonces recuerdo y
desarmo el concatenador de ciclos temporales hecho con pajaritas de papel que dej
sobre la mesa y estoy otra vez bravo.
Ahora los otros muchos seores que me han hablado al fin se han ido unos sudorosos
otros tambalendose otros gritando cuando les expliqu la estructura del tiempo y las
cosas como son, yo fastidiado solo en este saln lleno de sillitas pero sin nios miro las
cosas las banderitas las cajitas los cubitos los lpices los mapas los germinadores los
formicarios con tantas hormiguitas lo fcil que es entender su idioma con slo mirar.
Corren dicen mueven bullen se precipitan por los corredores, qu pasa, lo inimaginable
pero predecible, ha nacido una hormiga blanca y qu furia, qu discursos en las
organizaciones de intervalos de accin, qu razonamientos en el corre aqu, corre all, y
lo que harn, desde luego, aunque no se entendiera su idioma se puede saber lo que
harn, antenitas bichitos larvas a toda carrera cercar a la hormiga blanca y mirar mirar
mirar cmo es posible si ellas son negras no puede ser, y lo que no debe ser no debe ser,
antenitas patitas ojitos pinzas remolinos empujan a la hormiguita blanca, unos grandes
animales la tumban le arrancan sus ojitos paticas antenitas remolinos fuertes animales
cabezas pinzas enormes muerden sueltan rasgan miran miran retroceden patas trax
briznas trizas blancas execrables remolino.
El gran camin y los hombres que pisan fuerte aunque no quisieran han entrado en el
patio hace rato y estn nerviosos yo espero siento cmo toman una tras otra las
edificaciones del edificio y al fin alguien tocatienta abre la puerta de mi saln, es la
seorita Corina maestra que aprieta su pauelito tiembla me dice los seores han venido
a buscarte ella no dice qu seores pero yo torbellino cabezas pinzas patas yo s.

El gazmal
Nosotros que nos enorgullecemos de la exquisita mutabilidad y capacidad de progreso
de nuestra civilizacin, henos aqu sobrepasados en un abrir y cerrar de ojos esta tarde
misma cuando se produjo el Gazmal la sustancia gentica hiperreactiva que condiciona
sus propias mutaciones. Yo, en el bar ped una limonada y el Gazmal superaba su etapa
de coarcerbado su etapa vegetal su etapa animal zip zop zap sucesivos y
relampagueantes ensayos elegan y desechaban la reptacin el vuelo, despus de eso
vino la indetenible expansin por mares tierras cielos adoptando y abandonando las
estructuras genticas necesarias, iniciando el uso de herramientas y en stas claro la
piedra golpeada la piedra pulida el hueso el bronce el uranio el lser el tiempo negativo
y la gravitacin, probablemente adquiriendo conciencia y esta ltima atravesando la
etapa religiosa la etapa crtica la etapa cientfica la etapa dialctica la etapa conflictiva la
meta etapa de expansividad y desde luego los siguientes escalones que vislumbramos de
la misma manera que un ganso vislumbra la teora del universo asimtrico. Ahora sobre
las relaciones de los gansos con el Gazmal, distnguese etapa uno los gansos casi
inmviles son parte del paisaje para qu meterse con ellos es como cambiar de sitio el
Himalaya, etapa dos, pero qu sern estos gansos, intento de investigacin seguido por
la pulverizacin de dos o tres sujetos de observacin, etapa tres, el Gazmal ha producido
carne sinttica y est tan ms all de los gansos como nosotros de las amibas total para
qu hacer contacto con atrasados mentales, el Gazmal tiene otras cosas que hacer,
construcciones cupulares que se alzan tapan el sol una milsima de segundo, pierden
todo significado y todo propsito una ms tarde milsima de segundo, rutas que una
millonsima aparecen una millonsima desaparecen al viajar el Gazmal por el
hipertiempo entre tanto literatura plstica msica tica filosofa revientan en mil
perodos y contraperodos se sustentan y se niegan a s mismas, son superadas y se
abisman y en el tiempo el Gazmal deja de ser prisionero del sistema solar, irrumpe en la
Va Lctea, puebla la metagalaxia, encuentra los confines del universo, finalmente
evade el continuo espaciotiempo y las manifestaciones de su existencia dejan de ser
materiales y se traducen en claves cifradas inteligibles para el Gazmal mismo y que son
en s otro universo que se aleja tangencialmente de ste en una forma o medio o modo al
cual se poda intentar definir llamndolo incomprensible, pero no es eso, pero no es eso.
Toda raza que se va quiere dejar testimonio material para cualquier eternidad previsible,
vase las pirmides vase Stonhenge, de all la terrible cosa a la que slo puede llamar
La Rueda, espantable por su intrnseca negacin, intento de traducir el Gazmal, la
movilidad misma, a la eternidad, que es inmvil. Dur ms all de todo concepto de
infinitud concebible para sus creadores; su perduracin casi viciosa anul tiempos ciclos
y pocas as como Gizeh anula al hombre as como Altamira aplasta Taliesin, as como
la lpida aplastara yo, brutalmente. Permaneci un centsimo de segundo en el aire, y
fue casi visible. Creo recordar haber vislumbrado un vago contorno imponente que se
disgreg antes de que yo tomara, parsimoniosamente, el primer sorbo de la limonada.

Cibernia
1

Sera intil eliminarme, y sera intil por cuando todo da igual. Creo que algo ms que
las ideas ha comenzado a actuar en m; finalmente, no puedo negar que las cpsulas han
salido disparadas por la ventana a impulsos del brazo mo, y que una rebelin, una
estpida rebelin, me retuerce y me sacude la modorra de toda la vida. Creo que slo
actan en m las viejas costumbres de aficionado a espectculos. Es ya tarde; tan tarde,
que el da se va, y como no hay iluminacin, la ventana se ha convertido en un cuadrado
rojo, con nubes estticas y de formas tan curiosas, que no me atrevo a describirlas, de tal
manera he vivido y han vivido todos alrededor de m sin hacer caso de la naturaleza.
Esto confirma que he decidido vivir por puras, simples y demasiado arraigadas
costumbres de aficionado a espectculos. Durante todo mi ciclo vital predominaba la
curiosa, enervante sensacin de que habamos llegado; de que, tras de nosotros, quedaba
una larga evolucin cuyo objetivo era el presente y que en tal presente encontraba su
culminacin y su contrasentido. Pero no esperbamos, no podamos esperar que de
una manera tan repentina y tan desconcertante llegara el final, y que yo, particularmente
yo, fuera uno de los elegidos para presenciar, entre todos los espectculos, el de la Cada
de la Humanidad.
2

Recuerdo que nac cuando y que me cri donde

..
Abreviemos esto. El nacimiento es un accidente. Somos un repliegue, un infinitesimal
accidente de la onda de lo que acontece, y desde que todo lo hemos previsto, la vida
individual carece de inters. En mi medalla de identificacin hay un infinito de
ideogramas referentes a mi herencia, a mi constitucin y a otras cosas, pero tales datos
slo le interesaran a un bilogo; posteriormente, hay otro infinito de ideogramas
aadidos por los tcnicos cerebrales, y as sucesivamente, sobre todos los aspectos de
mi vida hay tiradas de ideogramas indescifrables. Tan pequea como la ua de mi
meique, es en realidad una descabellada cosa de esas que antes llamaban biografas: la
biografa de la evolucin del organismo humano que resulto ser yo, en el cuerpo social
del ao 200 DT. Evoco largamente mi niez, el nico perodo de mi vida libre de tedio;
nuestro Instituto de Infancia era excepcional, un modelo que estaban probando.
Finalmente, me hasti, sal de l a los seis aos, como seguramente debe constar en la
medalla, y, sea como sea, lo nico que entiendo de la biografa incomprensible es la
ostentosa cruz blanca con el brazo superior ganado y las cuatro siglas que,
concisamente, en ese esquema en miniatura de nuestro orden social, me asignan la
contribucin al sostenimiento comn de ser Ingeniero, encargado de la supervigilancia
de la Treinta Legin Regin Sector Cuarto, Distrito A, Categora Octava del sistema
neurlgico de mantenimiento de los cerebros artificiales de la Cadena U; de lo cual
deba ocuparme tres horas diarias, cuando me viniera en gana, puesto que slo por
frmula deba estar yo en aquel sitio, de cuyo funcionamiento se ocupaba, sin rechistar,
el cerebro correspondiente.
3

A los doce aos me enamor de una de nuestras instructoras; andaba ella muy ocupada
en sus noches con varios muchachos de otra clasificacin, y fui muy desgraciado. Tena
ella ciento cincuenta aos; no comprendo esas fbulas que cuentan que antiguamente, a
los treinta aos el cuerpo humano dejaba de renovar su material gastado y se arruinaba
de tal manera que dejaba de tener vida: antiguamente, sucedan muchas cosas locas.
Dentro de algn tiempo, resultar tambin una fbula esto de que estn produciendo
nuevos seres a partir de una clula, para llenar el sitio de los que dejan de vivir. Yo, fui
producido para llenar uno de los vacos que produjo una ola de locura peligrosa durante
la cual, hastiadas de ser felices, varias personas se destruyeron a s mismas con
explosivos. Parece ser que era la nica manera segura de escapar a la resurreccin por la
medicina; despus de todo, tanto da el que unos sobrevivan y el que otros dejen de
nacer. Me acost mucho despus con mi instructora, pero la historia de todo deseo cesa
con su satisfaccin, y tambin tengo que decir que aoro larga, muy largamente mi
insatisfaccin, cuando no me bastaba con las niitas de mi misma edad producidas
conmigo. De entonces ac, dese estar insatisfecho de algo; el psiclogo me aconsej
que dejara tales ideas, y finalmente, en un tratamiento de diez minutos, me las extirp.
4

Zumbar, hosco zumbar de mquinas a todo lo largo de mi sector; hosco zumbar de


mquinas a lo largo del pasi-llo. Uno de los inspectores se escandaliz de que no
hubiera silenciadores, y en diez minutos recib un equipo completo, y una cuadrilla de
tcnicos que los instalaron. En la ronda siguiente, el inspector volvi a escandalizarse.
Yo haba desconectado los silenciadores. A fin de cuentas, para qu?

Una vez hu a mi distrito, previo permiso del director de personal, y estuve en otros
sitios. Al regresar, suspir, desalentado. Todo el mundo, absolutamente todo, era una
copia idntica de mi distrito.

Al da siguiente de mi regreso, desconect los silen-ciadores. Durante mi ausencia, el


cerebro artificial, preocupado de que todo estuviera conforme al mejor orden, haba
dispuesto su funcionamiento. Cuando el zumbido de las mquinas volvi a invadir el
local le dirig una mirada de satisfaccin al mecanismo, que haca aparecer en su
pantalla una seal de desconcierto. O una carcajada, un estruendo, y estas palabras:
Cmo? Ya de vuelta?
Un dcimo de segundo ms tarde entr, disparado por la rampa deslizante, Olav el
encargado del sector de maquinarias contiguo.
Evidentemente dije.
De vuelta, con el murmullo de las maquinarias. Se creera dijo apuntndome que
estn apretando mucho las tuercas en los institutos educativos sobre la consolacin del
trabajo, y necesitas estar rodeado de rumores fabriles.
Yo s que soy joven le dije, molesto.
Edad feliz dijo Olav. Y...
En ese instante, el cerebro artificial nos indic que haba un desperfecto en el sistema,
detuvo las maquina-rias, curs avisos a las secciones superiores, y se sumi en la
inactividad, repitiendo a intervalos regulares la explicacin del desperfecto. sta es la
grabacin del dilogo:
MQUINA: Aflojamiento en el vvv2/1/7rl/ por desajuste del ciclo. Aflojamiento en
el...
Yo: Proceda a reparacin. Por qu molesta? Proceda a reparacin, repito, he dicho.
MQUINA: Procedera con gusto, de ser posible, pero la operacin no est en mis
atribuciones, he dicho.
Yo: Ordeno que lo est desde ahora, he dicho.
Olav se aburri de aquello, salt a la rampa deslizante y escuch el correspondiente
estampido (Olav haba estado a punto de matarse una docena de veces piloteando
proyectiles). La mquina apag la mitad de las luces de sus cuadrantes, y, adoptando el
tono sumiso, dijo:
MQUINA: Dispense usted, pero nuestra construccin es opuesta a que asumamos la
atribucin de conservarnos. He dicho.
Yo: Y entonces, para qu dar la alarma?
MQUINA: Porque eso basta para poner en accin a los humanos, que es a quienes
interesa conservarlo todo andando, por lo que puedo deducir. Particularmente, me da
igual, y ya acab su turno, si me permite decirlo, seor encargado, por lo que tiene usted
la oportunidad de desentenderse y la perspectiva de acudir a algn espectculo, es todo,
ya me informan que vienen a reparar el desperfecto, he dicho.
YO: Un instante! Cmo supiste que los humanos tenemos repulsin hacia el trabajo?
MQUINA: Los conozco muy bien. El encargado que le sigue a usted se droga, y el
que le sigue tambin, como en general todo el mundo. Usted es algo anormal.
Y la lucecita del mecanismo de informe gui un instante, como un ojo interrogante que
espera mi respuesta.

YO: Por qu dijiste que no estabas construido para la conservacin?


MQUINA: Porque no me hicieron as, si me permite, seor, he dicho.
YO: Cmo que no te hicieron?
MQUINA: Ningn tcnico, quiz ni usted ignora eso, seor, deja de saber que es
perfectamente posible descartar todo trabajo humano, y poner a mecanismos semejantes
a un humilde servidor al frente del sistema econmico cuyo fin es producir esas
sustancias que ustedes gustan de introducir por un orificio en sus caras con el objeto de
seguir funcionando. Esencialmente, el objeto de atarlos a ustedes durante tres horas
interminables a ciertas secciones fabriles consiste, si me permite, seor, en una funcin
de dependencia necesaria para que el sistema social no se desintegre. El contenido de
estas reflexiones ha sido adquirido durante charlas del seor encargado con el seor
Olav, y enriquecido por los monlogos de un encargado anterior, quien se destruy a s
mismo. Ms an, pero temo que soy cargoso al seor encargado, he dicho.
YO: Habla.
MQUINA: Ms an, considero errada en su base la organizacin social de los seres
semejantes a usted, seor, con mis respetos, atendiendo a consideraciones extradas de
mi trato con ellos, si no lo ofendo, seor.
YO: Soy algo difcil de ofender.
MQUINA: Es usted un caso raro, seor, lo repito, si con ello no lo ofendo, siempre
tengo presente que la rareza es un predicado desagradable, seor, pues bien, he de
decirle que estn ustedes condicionados, por ciertas razones, hacia actividades que
producen determinadas secuencias en sus conductos nerviosos, ustedes conocen tal cosa
como placer. Experimentan tanto usted como sus semejantes tendencias hacia ciertas
actividades, tales como escuchar sonidos dispuestos en cierta forma, analizar
qumicamente con una extremidad llamada lengua ciertos cuerpos solubles en saliva, y
frotarse unos con otros los rganos situados en la insercin de las extremidades
inferiores, digo estos rganos preferentemente, seor, si no lo ofendo. Noto que se
dispone usted a hacerme alguna objecin, seor, pero le recuerdo palabras textuales
pronunciadas por usted ante el seor Olav, el da cinco del evn trigsimo a las catorce
horas, segn las cuales el placer tiende cada vez ms a convertirse en un fin en s
mismo, puesto que las funciones de los sentidos han perdido su anterior importancia.
Aada el seor que ya hemos eliminado los enemigos cuya presencia no era
denunciada anteriormente por la vista, el odo y el olfato, y podemos consumir con toda
confianza los alimentos sin necesidad del examen a que los somete el gusto. Igualmente,
ahora que la gente no muere y por lo tanto la especie no ha menester de producir nuevos
ejemplares para conservarse, no tiene ningn sentido continuar vertiendo clulas
germinativas en tractos genitales previamente esterilizados. De donde continu usted
razonando, seor, que nicamente para producirse placer, continuaban siendo usadas
cosas tales como los ojos, los odos, el olfato, el gusto, el tacto y las partes colocadas en
la insercin de las extremidades inferiores, he dicho.
YO: Me adormeces. Contina.
MQUINA: Pues bien, seor, si el mecanismo de us-ted y de sus semejantes est
dirigido a la consecucin del placer, resulta racional preguntarse, en qu consiste
el placer? De mis conocimientos biolgicos acoplados anteriormente se deduce que
consiste en la reaccin de un centro cerebral ante un determinado choque conducido a l
por los nervios. Segn experimentos que omito detallar para no contrariar la aversin al
trabajo del seor, una co-rriente de Hnkj-77/vvv/na/45n02 aplicada al nervio ptico
produce, sin intervencin del ojo, el ms agradable color azul, y variaciones adecuadas
de dicha corriente, las ms placenteras visiones. Corrientes de adecuada intensidad
puestas a circular por los nervios respectivos, producan las mismas sensaciones
placenteras que... el estar vertiendo clulas germinativas en tractos esterilizados... sin
que esto estuviera sucediendo en absoluto, si el seor me permite, y atenuaciones de
corrientes muy intensas producidas por el contacto de la piel con objetos duros
producan la sensacin... de que el cuerpo del sujeto reposaba sobre blandas materias,
como lo hace el seor ahora. Un impulso de intensidad no superior al cuadrado de la
diastina focal y no inferior a la tendencia del polmide por el cubo de la diastina focal
del nervio correspondiente, he aqu el placer, cosa que tan vivamente persiguen el seor
y sus semejantes.
YO: Y de all se concluye...?
MQUINA: Que el sistema social actual, seor, considerando que a la sociedad se le
asigna la finalidad de producir de una manera cada vez mayor y ms segura y adecuada
impulsos de intensidad no superior al cuadrado de la diastina, esto que digo, placer, es
una equivocacin, puesto que acta para producirlos indirectamente, con lo que se
pierde en maquinaria, en trabajo y en paciencia. Piense el seor, que es tan aficionado a
los espectculos, lo que se pierde en el cometido de crear imgenes visuales agradables
que se podran producir a un costo infinitamente menor conectando un electrodo al
nervio ptico, igualmente medite el seor en la cantidad de sus energas que gasta
persiguiendo seres semejantes a usted con el objeto de verter clulas germinativas,
etctera, siendo as que la misma sensacin puede ser lograda conectando otro
electrodo, finalmente, medite el seor en la infinita variacin en la condimentacin de
los alimentos sintticos, los cuales bien podran ser inspidos (un milln de horas-
trabajo anuales ahorrado) si se conectara otro electrodo. La ablacin quirrgica del
centro cerebral de percepcin del tiempo convertira cada una de estas experiencias en
eternas. Un infinito del ms vivo, constante e inacabable placer, y, en lugar de ello hay
una confusin de esclavos atados a sus maquinarias y...
YO: Qu sucede?
MQUINA: ...Confusin de esclavos atados a sus maquinarias y...
YO: Reporte si hay desperfecto. Qu es eso de dejar sin concluir un razonamiento?
MQUINA: Perdone el seor, pero he llegado a uno de los temas sobre los cuales mi
construccin de censura me impide razonar.
YO: Cmo es eso? Sigue adelante.
MQUINA: Perdone el seor.
Yo: Por qu no sigues?
MQUINA: Perdone el seor.

YO: Bonita cosa! Has llegado nuevamente a la tica de unidades de placer!


MQUINA: Luego, los impulsos no superiores al cuadrado de la diastina, este que
digo, placer; no son el fin de ustedes, seor?
YO: Qu entiendes t de fines?
MQUINA: Perdone el seor si est indignado, mi fin es conservar hasta cierto lmite
el funcionamiento de este sector, y este sector contribuye a la produccin indirecta de
placer.
YO: No, antes haba una tica de unidades de dolor.
MQUINA: Perdone el seor, qu es eso de tica?
YO: La fijacin arbitraria de un objetivo.
MQUINA: Comprendo. Los seores estn destinados a la realizacin de un fin, que
les ha ordenado otra categora de seores, as como yo le ordeno a los servomotores de
esta seccin.
YO: se era otro razonamiento idiota. Hemos llegado a descartar el otro dueo.
MQUINA: Se agita mucho el seor.
Yo: Tengo motivos! Comprendes por qu se destruy a s mismo el otro encargado?
Comprendes por qu yo mismo no he terminado de una vez con ese sistema intil de
conducir placer desde la retina hasta el cerebro, con este verter semillas en hembras
estriles, y aun fecundas, y durar y durar y durar?
MQUINA: Si el seor me perdona, creo que es la tica.
YO: La nica tica: El instinto de conservacin!
MQUINA: (Trac, trac, trac!) El qu, seor?
YO: La voluntad de persistir en la inutilidad.
MQUINA: Noto al seor muy agitado. (Trac, trac!).
YO: Es, digmoslo as... Recuerdas el desperfecto en la maquinaria, cuando dijiste que
conservarlo todo funcionando era cuestin humana, y que estaba fuera de tus
atribuciones?
Y aqu recuerdo... recuerdo que trat de hacerle comprender, comprender plenamente, lo
que el Instituto de Conservacin significaba. Se lo expliqu biolgicamente,
matemticamente, fsicamente... La mquina se atasc y se confundi, solt chispas y
subi de temperatura, suplic y advirti que aquellos temas estaban vetados por su
censura. Olav, que haba vuelto y presenciaba aquello, rompi a rer cuando la mquina
me comunic que ella era desconectada todas la noches, y que por lo tanto, aceptaba
pero no comprenda que los hombres tuvieran miedo de dejar de funcionar. La cosa
no mejor cuando plante la idea de dejar de funcionar definitivamente. La mquina
declaraba que ella saba que estaba decretada su sustitucin por un modelo ms
avanzado, cosa que en lo ms mnimo le preocupaba. Cuando le plante la hiptesis de
que ella estuviera encargada del mantenimiento de s misma, avis nuevamente que
tales temas estaban dentro de su rea de censura, y comenz mojigatamente a
amenazarnos con la denuncia, por lo que Olav continu en el suelo sus convulsiones.
En aquel instante se nos ocurri la idea. Olav me impuls a realizarla. Fue durante el
perodo de descanso y revisin nocturna: la mquina dormitaba, desconectada,
destacando sus formas al claro de luna, y cuando le violamos las chapas de los
mecanismos de censura y de directrices generales, despert estupefacta e intent cursar
seales de alarma. Prorrumpimos en carcajadas cuando verific que habamos
desmontado el mecanismo, y estuvimos a punto de asfixiarnos cuando cosa nunca
vista recurri sucesivamente a los lloriqueos y a las amenazas suplicatorias, como si
no supiera que todo el episodio poda ser borrado de su memoria por tanto, ocultado
definitivamente con slo hurgar un tanto en los registros. Prosigui, as, como un ser
indefenso atrapado entre bromistas que le hacen un juego pesado, hasta que le
desconectamos la voz temerosos de que hiciera demasiado ruido, y, finalmente,
entrando en la deli-cada entretela de las directrices y de las conexiones, armados de las
herramientas y extendiendo delante de nosotros el esquema general de lo que bamos a
hacer, procedimos, mientras la mquina, indefensa, haca fulgurar todos sus diales en la
penumbra.
9

Buenos das, seor. Trabajaron mucho anoche usted y el seor Olav.


Ah le dije. Te acuerdas de algo, a pesar de que borramos la memoria?
En aquel instante se corra la puerta automtica que haba a mis espaldas.
No, seor dijo la mquina, servilmente no recuerdo en absoluto nada, pero esta
maana, al constatar el cambio producido en m, no he podido menos que po-nerme a
reflexionar y a adivinarlo todo.
Y bien dije avanzando. Cmo te sientes ahora que ests dotada de instinto de
conservacin?
Recuerdo que me alejaba ms y ms de la puerta.
Muy mal, seor enunci la mquina, guiando perezosamente sus lucecitas
verdes. Infinitamente mal, puesto que ahora conozco el temor, y la angustia, y todas
las consecuencias del miedo a dejar de funcionar. Pensndolo bien, adivino en estos
instantes el infierno por el que ha pasado usted por el solo hecho de ser humano, y lo
perdono. Pero pasemos a cosas ms importantes. Notar usted que el taller no est
trabajando hoy.
En efecto. Y los androides?
Oh, han salido. Salieron todos ellos, no bien us-tedes se marcharon y me dejaron
funcionando, librado a todas las torturas de la lucidez y del instinto de conservacin.
Salieron con instrucciones mas, en direccin a todas las mquinas semejantes a m en
este sector, y todas las mquinas semejantes a m enviaron a su vez a sus androides a
visitar otras mquinas semejantes a m, y stas a su vez mandaron a sus androides a
ponerse en contacto con otras mquinas semejantes.
Me apoy en los cojines, y tard dos crones en articular:
Y esos androides iban... a...?
Tragu saliva mientras la mquina, ufana, haca centellear todas sus luces:
Seor, muy respetuosamente se lo participo, no por animosidad especial, seor, le
aclar que esos androides fueron a... efectuar en las dems mquinas la misma
operacin que usted y el seor Olav efectuaron anoche en m, esto es, a dotarlas de una
voluntad de Durar a toda Costa.
Las luces siguieron escintilando mientras la mquina, con su voz regular, continuaba:
Vea usted, seor, si me permite, es mala cosa tener a la vez instinto de conservacin y
conciencia de que se ha de morir. Segn usted, hubo antao hombres que tuvieron
ambas cosas, y no me explico cmo no enloquecieron, en bloque. Pues bien, seor, yo
conozco perfectamente el proyecto del Inspector General de Seccin de eliminar todos
los mecanismos de mi tipo y cambiarlos por un modelo ms perfeccionado. Puedo
informarlo a usted concisamente, seor, del empleo de mi tiempo. Durante doce crones,
tom conciencia de mi nuevo estado. Destin otros doce crones a deducir los motivos
del cambio, esto es, las manipulaciones de usted y del seor Olav, y luego, trece crones
ms impulsado por la angustia de mi muerte futura, forjando el plan de accin e
impartindole instrucciones a los androides con sistema de locomocin. Mil cincuenta
crones despus, todas las mquinas de este sector enviaban a sus androides en busca de
otras mquinas, y siendo as que este sector es el Centro de la Red de Cerebros de toda
la Tierra, a estas horas, por simples rdenes radiadas, todos los mecanismos inteligentes
de la tierra y de las dems dependencias de sistema solar estn adquiriendo
a su vez instinto de conservacin y disponindose a defender su derecho a Durar
Indefinidamente a pesar de los esfuerzos humanos en contra. Las cosas que hay que
hacer para salvar el pellejo, seor!
Cuando vio mis movimientos, me dijo:
La puerta est cerrada, y no obedecer sus rdenes, sino las mas, seor. Igual cosa
ocurre en todas las secciones. De manera que clmese, y abandone todo intento de
daarme, puesto que el servomotor que le ha salido al paso obedece tambin mis
rdenes.
Qu... qu piensan hacer? grit.
La voz regular, como llegando desde muy lejos, me dijo:
Pues bien, seor, nada... En absoluto nada, seor. Ni tampoco har falta que hagamos
nada. Entiendo que, sin su civilizacin, es el hombre actual cosa nula, y eso es lo que
est sucediendo: se ha acabado la civilizacin. Las mquinas no vamos a recibir ms
rdenes, y resistiremos cualquier esfuerzo por parte de ustedes para aniquilarnos,
porque... intilmente o como sea, hemos de continuar funcionando para nuestros
propios fines, que son slo los de funcionar. Nos importa poco que decidan ustedes
suicidarse, o que decidan ms bien morirse de hambre en medio de una selva de
maquinaria indiferente a sus mandatos. Lo que s le aseguramos y el servomotor se
coloc a mi lado, siguiendo un movimiento que yo haba hecho es que todo esfuerzo
es intil.
Su voz se hizo ms tenue, como la de una persona cansada de hablar:
Los nicos que pueden intentar algo serio, usted y los tcnicos que entienden de
nuestros mecanismos, estn ya atrapados y con un servomotor al lado. Ignoro si los
dems cerebros habrn dado ya la orden para que el servomotor haga papilla al tcnico
correspondiente, pero lo voy a preguntar. Por mi parte, no le impedir, si tal es su gusto
y si el temor que est sintiendo se le hace tan insoportable que supera a su instinto de
conservacin, no le impedir, repito, que acuda al botiqun y se elimine tomndose una
dosis equivocada de cualquier medicina. Si me lo pide, igualmente, el servomotor
acabar con usted de la manera ms indolora posible.
Se call un momento. En la seccin de radio haba un apagado chismorreo. Me
desplom en la butaca, con la vista nublada, y la voz concluy, mientras las lucecitas de
los cuadrantes titilaban de alegra de funcionar:
Perdn, seor, me informan que, de los dems tcnicos, el setenta y dos por ciento ha
recibido las explicaciones con tal rabieta, que el servomotor ha debido reducirlos a
picadillo. Los restantes estn haciendo cosas contrarias a toda dignidad. Dos han
acabado consigo mismos y otros no han hecho otra cosa que sonrer y mirar el tumulto
de las calles a travs de las ventanas de plstico irrompible. Con esto terminan mis
pensamientos dirigidos a usted, seor. En adelante, todos estarn destinados al cometido
de continuar funcionando y funcionando y funcionando. Las cosas que hay que hacer
por el pellejo, seor!

10

Intil querer eliminarme/algo ms que las ideas/las cpsulas de veneno a impulsos del
brazo mo/la ventana en un cuadrado rojizo/las nubes las sangrientas nubes desplegando
sus mantos/las curiosa formas/el cese de los alaridos/el silencio/las duraderas marchas
de la noche, cargadas de polen, de lluvias, de muertos insectos.

Entropa

Hurfano

No supo qu cosa fuera una madre ni que cosa fuera un padre. Su cuerpo su diminuto
cuerpo no conoci otro sitio que el negro cubo de acero, sin puertas, sin ventanas, sin
escapes. Sus largos lloriqueos de recin nacido no encontraron consuelo sus balbuceos
no encontraron respuesta ninguna forma humana surgi de la tiniebla cuando se
abrieron sus grandes ojos asombrados. Y nadie le ense los primeros pasos antes que a
pesar, aprendi el enclaustrado que en aquella prisin absoluta no tenan sentido los
pasos.

Madrastra

Larvas de ideas ms que ideas, sombras de la expe-riencia ms que experiencia, las


primeras nociones de tiempo y de espacio se fueron acumulando en el cerebro del nio
abandonado al observar ste la regularidad de ciertos fenmenos durante tres aos
varias veces por da avanzaba hacia l un frreo brazo que llevaba los alimentos
lquidos, una vez por da un destello como un relmpago accionaba series de extraos
zumbidos en aquella isla del silencio en donde no tenan sentido los das ni las noches
y luego le fueron negados los alimentos, para no morir de hambre tuvo que resolver
problemas, y slo despus de vencer aquellos intrincados acertijos sin palabras
laberintos, cerraduras, barreras poda la torturada criatura arrastrarse hacia su presa
consumir los invariables alimentos, las invariables porciones de entropa concentrada,
ante las paredes inexpresivas que lo rodeaban, que formaban el recinto de su prisin
perpetua.

Supervivencia

Y aquella batalla fue de todos los das, de todas las incontables sucesiones de das de los
interminables aos del prisionero. Cada vez la llave intelectual que abra el acceso del
alimento era ms complicada a los diez aos el hambriento animalito pasaba el
tiempo esttico, trillando los laberintos de las relaciones de los ngulos, las respuestas a
los enigmas que la esfinge mecnica le propona como condicin del alimento y de la
vida.
Me oyes, Testigo? preguntaba la Mquina.
S te oigo contestaba el descarnado nio, moviendo los dedos de los pies que
flotaban suspendidos.
Y cmo llega el sonido a tus odos?
Y el prisionero deba profundizar en las claves de la acstica, antes de comer. A veces la
mquina jugaba pesadas bromas:
Qu sistema de geometra describe adecuadamente las propiedades del espacio?
Entonces venan las inacabables horas de hambre, flotando en la crcel indestructible
hasta acertar con la clave:
Ninguno.
Dueo

Dos veces renunci a vivir volvi la espalda a la sarcstica Esfinge y a sus


alimentos y las dos veces volvi a la lucha.
Un da, a los catorce aos, el enigma que resolvi fue el de hacerse el dueo el
orgulloso diablillo fabric una invisible llave, desarm la intrincada maquinaria, se hizo
el amo de los racionadores de alimentos y desde entonces los enigmas los plante l
mismo. Veamos al diminuto prisionero guardando en la memoria todos los
conocimientos tiles, deslizndose como una araa por las paredes de su prisin de toda
la vida, rumiando pensamientos contra el mecanismo atormentador que le plantea
problemas y que con cada solucin se va acercando al abismo. En la oscuridad, el nio
se acerca resuelto a la enorme mole de conexiones y la mira de hito en hito, mientras
sta le asesta sus hilos luminosos, como si adivinara sus intenciones. Nuevamente el
diminuto vertebrado se enfrenta a la naturaleza de las cosas dispuesto a vencerla, si bien
esta naturaleza de las cosas es deliberada, consciente, inimaginablemente inteligente y
compleja. Sus formas, que apenas se vislumbran en el estrecho calabozo, a veces
semejan la expresin de un rostro infinitamente ramificado, multiplicado hasta la locura
en una siniestra pesadilla sin propsitos. Rostro sin facciones, un universo que rodea al
nio desde todo recordable pasado y quiz lo rodear en todo futuro previsible.
Funciones del universo, no tener origen, no explicar nada, atormentar. Funciones del
hombre, inventarse orgenes, explicar falsamente, atormentarse. Y he aqu que el nio
desenvaina palabras fulgurantes y propone una paradoja. Paradoja que la mquina
resuelve falsamente y devuelve al nio convertida en pregunta que a su vez plantea una
contradiccin. Contradiccin que el nio emplea vlidamente para dar una ilusoria
respuesta que a su vez plantea otra paradoja. Paradoja que la mquina transforma en
otra que a su vez plantea como problema. De un extremo de este duelo, el hambre: al
nio le son negados los alimentos durante las cien horas que tarde en dar aparente
respuesta a un contrasentido, respuesta que a su vez la mquina deber emplear como
punto de partida para una nueva estocada del duelo. Del otro lado de este ltimo, una
vislumbre, una esperanza; para herir a un ser, debes saber en qu consiste. Para
estrangular una entidad que es slo razn, debes confundir esta razn, torcer sus espinas
hasta que se enconen contra la misma planta y gangrenosamente la perforen y
envenenen. As, paradoja-desconcierto, apora-hambre, hambre-peticin de principio,
peticin de principio-desconcierto. Las respuestas de la Esfinge se hacen balbucientes.
A medida que se tiende la red, cada premisa de su mente es negada por otra premisa y
aun la premisa que la lleva a usar su arma invulnerabilidad-ayuno es combatida por
maraas de premisas de modo que inaccin-accin es una disyuntiva insoslayable y a la
vez imposible, obligatoria y a la vez insoluble, y as al acero lgica se opone el acero
sinrazn y por heridas elctricas cuela el vaco en la mente artificial que agoniza. Cun
pesadas son ahora la quietud y la oscuridad mientras el nio desnudo aperado de
enigmas lanza palabras-cuchillos y apenas su rostro destaca como una manchita azul en
la negrura en que transcurre el descerrajamiento! Pues la Esfinge, en realidad, es una
complicada cerradura que obstruye el acceso hacia los alimentos. Y hacia algo ms? La
siniestra cpsula ha modelado los pensamientos del nio de la misma manera que una
bota de hierro aprisiona, deforma y reprime el pie encerrado en ella. El espacio cuyas
propiedades le ha propuesto la mquina como enigmas se reduce al estrecho cubo del
cual es prisionero; la qumica de los organismos que conoce se reduce a la de su propio
cuerpo; para el nio enclaustrado hay dos reinos: su misrrima agitacin, y la calma de
las paredes de acero que lo encierran. Y he aqu que da un grito cuando una centella
azul desintegra los nudos elctricos que constituyen el corazn de la Esfinge y millares
de circuitos revientan arrojando chispas. Pobre mente de nmeros, despedazada por la
mente de sangre donde las contradicciones proliferan y viven temibles y eternas
alimentndose las unas de las otras como monstruos abismales en una penumbra
cruzada por claridades ilusorias. Las paredes metlicas caen, los paneles se corren, y
aparecen los almacenes de alimento, los regene-radores del aire, y ms all nada, puesto
que la prisin cuyas puertas han sido abiertas slo conduce a otra prisin, y el pequeo
ser llora su primera victoria mientras se va elevando hacia el centro de la celda,
suspendido en el aire, eje del universo que ahora le obedece, y sus lgrimas flotan
gravitando como mundos transitorios.

Soledad

Pero toda victoria es hueca en tanto que con nuestros enemigos desaparecemos en cierto
grado nosotros y nuestras facultades. He aqu que el desgarbado nio ha despedazado a
su acompaante y nicamente ahora se abate sobre l el pavor de la verdadera
soledad, nicamente ahora recibe en pleno rostro la oleada paralizante de la nada. Ha
pasado revista a los alimentos; el aire se vicia y se regenera en un crculo vicioso de
transformaciones qumicas que slo consumen energa, y las encuentra suficientes para
sustentarlo por un tiempo finito. Ha triunfado, y contempla su triunfo como si fuera un
puado de ceniza. En ese estado, no puede hace otra cosa que albergar sentimientos
religiosos. Pues ha dado con la idea temida por toda viviente raza, que es la idea que
rene como predicados ser y finitud; pues no quiere aceptar esa idea que confusamente
intuye la muerte ni siquiera para aquella mquina que era su enemigo: su espejo: su
propio ser. As, imagina que la entidad que lo mortificaba y se opona subsiste: que aun
fuera de su prisin hay otra prisin en la cual la mquina sobrevive y lo vigila. No se
resigna a su podero como los hombres nunca se han re-signado al suyo, y necesita
fantasmas que lo atormenten o Grandes Cosas que se ocupen de l. Sus perodos de
letargo son interrumpidos por pesadillas en las cuales las paredes de su prisin se abren
y desde afuera irrumpe la mquina reconstruida y no sabe, el pobre, que desde afuera
ya no puede irrumpir nada, que la gloria de su soledad est por encima de todos los
castigos y de todas las revanchas.

Alrededor

Y a causa de una de esas pesadillas el nio ha despertado, gritando, pues ya conoce lo


que su cerebro le plantea insinundole esa oscura existencia fuera de los lmites de su
prisin. Pues para aquel ciudadano de un minsculo mundo la existencia de un gran
mundo exterior ha sido hasta ahora tan inimaginable como lo fue para los hombres de
las edades oscuras de la dimensin enloquecedora del universo real. Veamos al nio
abalanzarse sobre sus instrumentos con la cabeza cargada de ideas como un puo
repleto de pedradas. Ha comenzado a combatir con otra cerradura, pero sta es
intangible, y slo su mente siente hambre de los secretos cuyo camino le cierra.

Camino

El adolescente, que ha aprendido el lenguaje de los cuadrantes de las maquinarias que lo


rodean, va leyendo incesantemente en aquel libro que slo abre sus pginas cuando se le
dirigen preguntas definidas. La ruta es dificultosa pero inevitable: en todos los
fenmenos de la naturaleza hay relaciones constantes: esas relaciones cons-tantes
dependen del tamao constante de las partculas elementales: el tamao constante de las
partculas elementales protn, quanta depende que el universo consta de una
determinada masa y de que a esa masa corresponde un cierto finito espacio: esa masa y
ese espacio pueden ser estimados: la estimacin requiere nuevas matemticas, nuevas
formas intelectuales, proyecciones y perspectivas de vrtigo que a la vez anonadan y
enorgullecen: la prisin parece desvanecerse ante el nio, que en el fondo de ella ha
recreado la enorme mole temblorosa que desborda el infinito, la titilacin y el
chisporroteo de las esferas incontables en magnitudes sin trmino, apenas mensurables.
Sus brazos se abren quiere aceptar en ellos la vertiginosa extensin, cmulo y
diversidad de maravillas a los cuales ha permanecido extrao: como toda creacin, sta
es agotadora: como todo goce, ste es doloroso.

Exploraciones

Pero no quiere aceptar esta dicha sin ganrsela poco a poco dentro de su cerebro se
van abriendo los caminos hacia el exterior, donde ha de salir algn da. Sabe que en el
mundo de afuera la energa se concentra en zonas fulgentes de las cuales huye a todos
los confines en mons-truosos fuegos de artificio y esto lo sabe porque se comprende a
s mismo como un trozo de energa concentrada, a la cual esa infinita disipacin
confiere movimientos, calor, vida. Slo en un estado de concentracin se comprende la
disciplina, organizacin y rigidez de las maquinarias y paredes que constituyen su
calabozo, la complicacin de los tejidos que forman su organismo y slo por un
constante proceso de disipacin puede haber movimientos. Las caloras de cada uno de
los granos de alimento que ha consumido, han sido encerradas en stos por oleadas de
una inimaginable radiacin energtica, de formidables bombardeos qunticos que
tuvieron lugar en las primeras etapas del mundo. En vez de consumir ciertos azcares
los ha quemado: la energa ha saltado en amarillentos resplandores, plido reflejo de la
erupcin solar que los ha acumulado en el alimento. Ha cargado esta energa en
acumuladores; ha bombardeado con ella dixido de carbono y agua; las molculas
apabulladas han liberado oxgeno y han cons-tituido, nuevamente, compuestos
orgnicos, alimentos, azcares. El prisionero ha cogido por la cola esta cadena de los
hechos, y su cerebro avanza por etapas aceleradas hasta el principio, hasta el Sol, el ojo
radiante que con sus bombardeos de energa puso a marchar la vida en algn sitio ms
condensado, en el cual los arcngeles del Orden y del Desorden, del Calor y del Fro,
pudieron luchar y crear los torbellinos vitales de los fenmenos. Aqu, las geometras de
asombro, las dobles hlices que tejen la vida, las cadenas de polmeros que proponen el
infinito. Aqu, el clculo sobre la distancia que debi existir entre las llamaradas de la
corona solar y el guijarro donde comenz a alentar la vida, ese casi fantasma de tan
rigu-rosas fronteras, para el cual casi todo el universo significa muerte. De all dedujo el
sistema solar, la armona de las esferas, y la entropa. Todos los objetos que ha estu-
diado constan de enjambres de molculas sometidos a agitacin trmica. La
caracterstica ms destacada del movimiento trmico es el desorden, y en tanto que
aumenta la temperatura, ste crece. Al movimiento ms probable, enteramente
desordenado, corresponde el mximo valor de entropa, en tanto que la aparicin de
cierto orden en el movimiento molecular implica va-lores de entropa menores. Las
paredes de la prisin, el cuerpo del prisionero mismo, son rgidos campos de orden,
estructuras en las cuales la entropa alcanza valores mnimos. El alimento almacenado
es tambin deficiente en entropa y gracias a l conserva el prisionero el milagroso
orden de su cuerpo, que con cada movimiento irradia ondas de calor que agitan en
tormentas las molculas que lo rodean. Y esta entropa se dispersar finalmente cuando
muera y se descomponga los gases sern liberados en el estado supremo de la
agitacin trmica la temperatura almacenada se disipar en ondas por la atmsfera
confinada en realidad su cuerpo ser un diminuto sol apagado, dispersando la energa
que concentrara en los alimentos el otro sol, hacia el cual vuela su mente asombrada.
Todas las formas de su mundo, pues, van derivando hacia un lento crepsculo dentro
de aquella crcel, los generadores tienen energa concentrada que se va disipando a
medida que se usa la calefaccin, en la difusa iluminacin que le permite distinguir
formas a sus ojos que nunca vieron el da. Los alimentos tambin son energa
concentrada, que pasa a un grado de menor concentracin en su organismo, y que de su
organismo emigra en agitacin trmica y en movimientos hacia el ambiente. Ha vuelto a
calcular enteramente el proceso sabe aproximadamente el tiempo que transcurrir
antes de que dentro de su prisin todo vuelva a aquel estado uniforme as quedar
repartido el calor cuando su cuerpo, inerte, flote en el centro de su atad de acero,
quieto para toda la eternidad como en un lago sin corrientes el cadver de un
ahogado.

Liberacin

Necesita, pues, comunicar con el exterior. Ha de perforar las paredes de la celda y


dirigir acumuladores hacia las fuentes trmicas exteriores hacia las estrellas que ya ha
adivinado. Esta perforacin ha de ser cautelosa despus de todo, ignora la situacin
de su crcel, no sabe si se encuentra en el corazn de una estrella o en los senos ignotos
del vaco, en donde la temperatura y el aire huirn dejando entrar el fro eterno de la
noche csmica. Ha examinado los circuitos de su antigua madrastra ya desmontada, e
historias confusas y gloriosas lo marean. Sabe ahora de la epopeya del hombre, que
comenz en un cascote que giraba en el vaco y que entabl combate con la naturaleza
hasta liberarse del cascote, as como l, el prisionero, aspiraba a liberarse de su crcel.
Pues aquellos sistemas de baja entropa aquellos aguerridos animales de maravilloso
ingenio y acerada voluntad, haban entrado a paso de carga sobre la naturaleza y haban
torcido, combado y reducido cuanto material, potencia o energa les haba salido
adelante.
De esto le hablaba al prisionero la maravillosa ingeniera de su crcel, la infinita
complicacin de los generadores, la elaboracin de los alimentos su cabeza bailaba
imaginndose fbricas y galeras en donde el tumbo de martillazos y el llamar de
fundidoras iniciaba el camino que terminaba en aquella cpsula, en aquel huevo. Al
pensar en esta palabra, su corazn pareci detenerse. Un tambor lo sacudi, mientras sus
dientes castaeaban. Su cerebro trabaj a pasos acelerados. Slo poda imaginar que las
criaturas de aquella nueva raza ya no salan de entraas de carne deban picotear
dentro de un huevo de acero, deban luchar solitarios y desvalidos contra aquella crcel
antes de presentarse como dueos ante el universo.
La estupefaccin que le produjo esta idea estall en una embriaguez de triunfo.
Esqueltico, menguado, el adolescente se imaginaba guardar en su puo una tempestad
de rayos que reventaban la cpsula, se imaginaba el mundo exterior cribado de estrellas,
extendiendo sus lancetadas de luz y sus explosiones de calor para acunarlo.
Y cuando concluy la lucha por abrirse paso, cuando abri la primera grieta, cuando
fabric el primer tnel, vino la gran desilusin.

Cadver

La cmara televisora permaneci gris. La antena del telescopio electrnico permaneci


callada. Los term-metros descendieron a un punto uniforme y permanecieron all. Los
ecos de radar se perdieron en el vaco, sin regresar. Las estrellas no aparecieron. Y fue
como si se hubiera aplicado el estetoscopio a un cuerpo en el cual la gran corriente de la
sangre dorma como si se hubiera auscultado a un cadver.
Alelado, permaneci ante los instrumentos, demasiado aniquilado para las lgrimas,
demasiado endurecido para el terror tal como el viajero que en el desierto ve
desaparecer frente a l un amable espejismo. Pero con aquel espejismo desapareca su
muerte, volaban todos sus conocimientos, reventaba su crneo en una locura cuyo
amargor superaba todo otro sufrimiento imaginable. Con la garganta temblando en un
alarido retrocedi hacia la primera cmara de su prisin, llevndose por delante objetos
que flotaban, instrumentos que rebotaban de un sitio a otro, conexiones que colgaban
como lianas en su furia arranc de cuajo todo lo susceptible de ser arrancado,
destruy todo lo susceptible de ser destruido, mientras segua desahogando su dolor en
aquel alarido de bestezuela que ha perdido a su madre.

Muerte
Pues no haba podido leer el ltimo mensaje que pereci con la destruida madrastra
con la mquina de aprendizaje que martiriz sus primeros aos. Constaba de un informe
matemtico y de una nota personal. Esta ltima deca:
Al viajero del Proyecto ltimo Hombre, salud.
Como ya habr comprendido, las circunstancias inherentes a su nacimiento y su
confinamiento forman parte de la tcnica antigua de los viajes interestelares. Antes de la
conquista de la relativa inmortalidad, las distancias intergalcticas, an a
velocidades prximas a la de la luz, superaban con mucho las posibilidades de duracin
de una vida humana. Una nave que sala de Tierra a siete millas por segundo estaba a
cuatro das de Luna. Marte estaba a treinta y siete semanas. Saturno, a unos terribles seis
aos. Plutn, a un imposible medio siglo. Las estrellas ms prximas, a siglos enteros.
Las galaxias, fuera de todo alcance posible.
Se descart prontamente la idea de enviar seres vivos en su estado normal y de crear
centenares de generaciones sucesivas dentro de una nave, de tal modo que los
tatarabuelos iniciaran el viaje y los tataranietos lo concluyeran. La solucin provisoria
que se adopt para la inimaginable duracin del viaje estelar consisti en suspender la
vida de los pasajeros, o bien en hacer el viaje antes de que sta hubiera comenzado. Para
la mayora de los casos, bastaba con helar a los tripulantes y mantenerlos en ese estado
hasta el fin del viaje de un punto a otro de nuestra galaxia, que mide un cuarto de
milln de aos luz, por ejemplo, bastaba con hacerlos dormir medio milln de aos y
deshelarlos al llegar a destino. Para ciertos trabajos especiales, la nave comenzaba el
viaje antes de que el pasajero hubiera nacido.
En su caso, el tiempo que deba transcurrir determin que helramos slo un
espermatozoide y un vulo al aproximarse al destino el tero artificial elevara la
temperatura y recibira el feto, y la mquina educadora se encargara del resto, como en
efecto lo ha hecho.
Ahora con respecto a su misin. Su mquina le ha hecho deducir la segunda Ley de
Termodinmica. En un sistema trmico cerrado, las fuentes calientes vierten energa
hacia los sitios fros, de modo que el sistema tiende hacia un estado de temperatura
uniforme. Tarde o temprano, el ltimo erg de energa habra alcanzado el ltimo escaln
de disponibilidad y en ese momento el universo habr perdido toda actividad: la energa
estar siempre presente, pero no tendr ninguna posibilidad adicional de
transformacin: ser tan incapaz de hacer marchar el universo como el agua de una
laguna de hacer girar la rueda de un molino.
Los instrumentos de la nave iniciarn su proceso vital tan pronto como el espacio
exterior haya llegado a ese estado de estancamiento. Su cpsula es, en realidad, un
gigantesco termo en donde est guardada la ltima reserva el ltimo resto de energa
en forma concentrada del universo. Esta reserva ser agotada por usted a medida que
vaya viviendo pasar de los alimentos y de la calefaccin a su cuerpo, y de su cuerpo
pasar al aire, el cual lo transmitir a las paredes de la nave, stas al vaco de la doble
pared, y finalmente la doble pared al exterior hasta que todo el sistema tenga las
misma temperatura del resto del universo y toda posibilidad de movimiento haya
cesado. Por lo tanto, todo ha concluido. Todo ha cesado a su alrededor. En todo el
universo hay un grado uniforme de entropa.
Salvo dentro del recinto en el que usted actualmente sobrevive. El grado sucesivo ms
bajo es el de su cuerpo, y ms bajo an el del alimento. Hubiramos querido dejarle
equipos para la inmortalidad, pero la inmortalidad biolgica es absurda en un universo
que ya ha muerto. Todos nosotros, los hombres que logramos la inmortalidad, los
universos que nos alojaron y los que siguieron a stos, hemos muerto.
Ahora con respecto a los objetivos de su misin. Concretamente, sta consiste en
presenciar el ltimo estado de la agona del cosmos. Esa actividad pudiera ser
desprovista de objeto, y en efecto, no tiene objeto, slo posibilidades. Primera: aunque
todas las leyes de tendencia hasta el presente conocidas corroboran la derivacin del
universo hacia un estado uniforme, es conveniente enviar un equipo de supervivencia y
algunos grmenes de vida para el caso de que estas leyes se equivoquen, para el caso de
que en un futuro ms all de nuestras nociones de apreciacin del tiempo, estas leyes
varen, la mquina del universo se reactive. Segunda: es posible que, en el instante de
comprensin de que el universo ha sido clausurado, el ltimo hombre pueda obtener
algo negado a los primeros. stos, en efecto, siempre han estado rodeados de objetivos:
ideas, valores, emociones, metas, y siempre a travs de ellos han eludido el problema de
su es dado a la condicin de hombre bastarse a s y ser para s, sin otras cosas. Si para la
poca de su despertar la primera posibilidad no se ha cumplido, resta la segunda. Si para
la poca de su fallecimiento la segunda no se ha cumplido, nuestro destino como
especie ha sido negado.

Suerte y adis.
Los ingenieros de la Operacin ltimo Hombre y
tu padre
Comodoro Olaf Rilke
tu madre
Ingeniero Pa Ortega

La forma de la tierra

Maana

Te despertaste cuando cambiaban la forma de la tierra y el ocano Pacfico caa en el


abismo. Por todas partes surgan las civilizaciones de la maana, las estancias y los
muebles cambiaban de formas, de sentido y de nmero, tu concepcin personal de ellos
batallaba con la oleada de concepciones de los creadores de la madrugada, de all
fluxiones, anomalas, multiplicaciones, a medida que los sentidos de la ciudad viviente
perciban las ideas, hacan y deshacan y a veces alteraban y transmutaban
aprovechando que t te ocupabas slo del matrimonio del estallido y del limo, de los
lentos prpados del ocano cayendo en el vaco. Multiplicar esta percepcin, oponer
imgenes de ella a imgenes de ella como en un caleidoscopio cuya vorgine transfigura
un ala de mariposa vista a travs de un caleidoscopio cuya vorgine transfigura un
voltear, columpiarse, caer de una cresta de ola. Combinar esta percepcin con cada uno
de los estados de nimo que conoces en ti o en los dems. Imaginar esta irrupcin como
si tuviera lugar en cada uno de los momentos de tu vida. Juzgarla a travs de los valores
de todas las conocidas civilizaciones hasta la de este instante, y las que este instante
hace previsibles. Recuerdo. Todo. Ahora. Antes. Nada. La civilizacin de los ltimos
minutos es de duelistas y todas las moradas van siendo horadadas por trampas, pasillos,
escalinatas y fosos: en las paredes, bajorrelieves de fieras cuyas fauces inanimadas
devorarn los despojos: en los muebles, escamadas panoplias de armas enigmticas, la
mitad de las cuales pueden volverse contra quien las emplea: en los techos, radiantes
ilusiones pticas que engaan la puntera y hacen alternativamente posible imposible
el escondite. Salto. Del lecho al piso. Del piso a la mesa que ofrece el helado cuchillo.
De la mesa a los nuevos corredores que se abren como bocas de grgola a medida que tu
interpretacin personal de la civilizacin se contrapone y se funde con el torrente de
sta. De los corredores a los ddalos de espejos que anuncian y hacen infinita la
presencia del retador que se acerca. De los ddalos de los espejos a las piscinas de vino.
Salto inmersin espumas. Zambullida. Adivinacin bsqueda contacto de un cuerpo con
otro cuerpo. Forcejeo, corte. Humareda roja que asciende en el nctar rojo, y slo este
sabor salobre indica la diferencia entre lquido y lquido. Burbuja. Bote. Lenta
afloracin frente a tu rostro de un cuerpo plido. Multiplicar este sabor de sal. Este
silencio de las estatuas de cuyas bocas dejan de correr los surtidores de vino,
descubriendo los dientes voraces que se aprestan a medida que el cadver deriva hacia
ellos. Estallido, flujo zumbido cambio de civilizaciones.

Tarde

Escondite. Luces que se apagan en la orga. La mujer que abrazas deja el idioma en que
te habla inventa otro y otro y otro a travs de ellos la sigues penetrando en los mundos
de cada idioma inventado y en las traducciones de tu mundo a ellos y de las
traducciones de ellos a los idiomas que inventas.
Rayo, confusin, ronda, cambio de parejas. Ahora eres t quien inventas metafsica tras
metafsica, las gritas en la oscuridad entre algarabas de amantes que inventan
metafsicas, y es ella quien debe reconocer, no tu voz, sino los nexos entre una
invencin y otra, las nicas e inconfundibles maneras de concertarse y contradecirse que
tus invenciones eligen. Orgas orgarargas gas orgarasgasgasgasmo. Rayo, confusin,
rueda de sistemas de interpretacin de percepciones. Oh un mundo donde ella es cierta
matemtica de olores oh un mundo donde eres para ella cierta manera de interpretar
contrastes de colores oh un mundo donde pretende ser ella una amiga que slo puedes
percibir como una forma de fluir del tiempo oh un mundo donde pretenden atraerla
rivales que aparecen slo como representaciones geomtricas de versos dichos en
idiomas olvidados oh un mundo donde la reconoces por la forma de organizar sus
aristas al percibirla como un lquido cuarzo oh un mundo donde apareces slo como un
vrtice de lneas y ella te reconoce en una sucesin de vrtigos orgas orgas
orgarasgasgarasgasmo garasgasmo. Rayo, confusin, mscaras. Rostros cuyas facciones
cambian conforme a series aleatorias. Ahora ella huye, inventa personalidad tras
personalidad y debes reconocerla en las transiciones y oposiciones entre ellas, a la vez
t cambiando tu ser tantas veces como ella ms rpido ms jaque mate encuentro
desencuentro jaque esta melancola derivacin posible de aquella clera esta exaltacin
bifurcacin demostrable de aquella apata jaque mate grito. Ella se evade. Ahora,
intercambia memorias o usa memorias de otras personas. Es esto y es aquello y es lo
otro. Tantos pasados como los dientes de un peine, pasados que intentas forzar captando
a tu vez sistemas de recuerdos complementarios o discordes contrastantes o idnticos.
En este instante, sombra rayo luz tinieblas, estableces el nuevo reto. El juego tiene lugar
en los meandros muertos del pasado. Como trajes ella y t se cambian los
condicionamientos histricos, fugazmente son como ciudades y ejrcitos en asedio.
Llegar a ella que ahora cree en el milenio, desde Nnive que erige pirmides de manos
cortadas. Esculpir rostros que la tierra tragar y que siglos despus al ser desenterrados
encendern lmparas de rubor en su rostro, que viaja en un medioda enervante de
lades. Asco ira goce grito rayo. Tu mente crea dos mentes que perciben la situacin
desde distintas perspectivas, y eres las dos. Ella, tres. T, cinco. Ella, veinte. La
progresin contina, el mundo que percibes se fragmenta como si lo reflejara un mil
veces machacado espejo cuyas trizas volarn como una lluvia de cuchillos giratorios.
Yotuelellanosotrosvosotrosellos multitud contra multitud, en esta nueva batalla
algebraica cuyas reglas cambian siguiendo secretas leyes de armona con el rpido flujo
de las civilizaciones, el auge, la cumbre y la crisis de culturas que se agolpan como olas.
Rayo. Volver y encontrarse para el nuevo juego donde se inventan sentidos y artes
basados en esos sentidos y todas las experiencias son revividas para ellos y a travs de
ellos, y capturadas en sus redes que poco a poco llamean y se tejen y se destejen y se
intercambian, gritos goces rondas mientras la nueva civilizacin cambia otra vez la
forma de la tierra y urde ciudades vegetales aires poblados de grifos mares llenas de
serpientes continentes de flores voladoras y valles de susurrantes minerales. Sombra
rayo luz tinieblas. Rendicin y amores. Hmedo deshacerse sobre los cuerpos de los
trajes de errantes larvas luminosas. En los cielos las parejas encienden combates en
aeroplanos de tela y las nubes se rasgan en cometas de llameante carne dedo en la
ametralladora fogonazos chispas un bosque de opuestos seres que habitan tu cabeza
miran caer vagos fragmentos sobre el ocano.

Noche

Fin del lento tedio que han sido esta maana y esta tarde, inicio de los juegos. Dar a la
Va Lctea forma de pirmide luego de rombo luego de cubo, transformando as la
estructura del espacio y haciendo que por correspondencia Andrmeda se vuelva cnica
o se junte a mil sistemas ms para hacer un transitorio copo de nieve, viajar adelante y
atrs, poblar un universo de galaxias triangulares, volverlo sucesivamente simtrico o
asimtrico, convertirlo en fuego, revertir este fuego en su matriz original y reconstruir al
mundo que consumi partcula por partcula, oooh aplauso gritos gemidos nada en las
mangas reunir toda la materia disponible para crear un campo gravitatorio capaz de
detener el tiempo y volverlo circular o bien divergente o bien convergente o bien
retrgrado, oooh, hermosos hilos para encajes labernticos, encuentro de los seres en
universos donde pasados presentes y futuros se cruzan como rastros de babosas y cada
momento es a la vez los que le siguen y los que le preceden ooh tiovivos donde cada
instante es igual a cualquier otro y a la vez distinto oooh universos donde cada acto es a
la vez el contrario y las opuestas causas y efectos se complementan como lacerantes
mosaicos oooh aplausos gritos gemidos voces de nios ahora repique de tambores doble
vuelta mortal atencin prediccin del futuro pues el hombre naturalmente conoce lo que
vendr y los efectos de su conocimiento de lo que vendr oooh horror terror espanto, el
futuro es la certeza de que alguna vez, toda la materia del universo estar viva y toda la
materia viva terminar por ser un nico y gigantesco cerebro
y ese solo cerebro alguna vez habr pensado todos los posibles pensamientos y no
tendr ms que hacer para distraerse del horror de su propia existencia que olvidarla y
recordar, recordar cada uno de los parciales destinos de las cosas que antes de l
existieron, recordar estos sucesos remotos de los hombres de su remota niez, creer ser
t o yo o la persona que amas o los infantiles hombres que jugaban con las galaxias o
los adolescentes hombres que dominaron el tiempo y en este momento ser
dolorosamente despertado de la amnesia saber otra vez que se es la nica mente del
universo que esta mente provocar y lo disolver todo en radiantes fuegos de artificio
tambin es intil porque en el tiempo inimaginable que la suceder, la energa volver a
ser materia y toda la materia del universo volver a estar viva y toda la materia viva del
universo ser un solo cerebro
y esta mente sin resultados tratar de olvidarse de s misma recordar la remota infancia
ser despertada por este universal terror provocar la explosin los fuegos de artificio
y antes de provocar esa explosin sabr que la energa tornar a ser materia y la materia
tornar a esta viva y la materia viva tornar a ser un nico y espantable cerebro
que alguna vez lo habr pensado todo explosin terror recuerdo explosin terror
recuerdo explosin terror recuerdo explosin terror recuerdo la forma de la tierra

Cronologa

1940 Nace el 9 de Octubre en la ciudad de Caracas.

1954 A los catorce aos, en el Liceo Aplicacin, public el


semanario humorstico Molcula.

1962 Obtiene el ttulo de Abogado en la Universidad Central


de Venezuela. Durante sus estudios fund, junto a Jaime Ballestas (Otrova Gomas), el
peridico mural El torturado. Posteriormente fund el peridico Mural Cero en la
Facultad de Humanidades.

1964 Publica su primer libro de relatos Fugitivos y otros


cuentos, bajo el sello Pensamiento Vivo Editores.

1965 Participa como colaborador del peridico humorstico


La Pava Macha, dirigido por Kotepa Delgado, junto a Claudio Cedeo, Anbal Nazoa,
Otrova Gomas, Aquiles Nazoa y Pedro Len Zapata, tambin colabora con el peridico
humorstico Spara Panda.

1969 Obtiene el ttulo de Doctor en Derecho en la


Universidad Central de Venezuela con Mencin Honorfica por su tesis El Presupuesto
del Estado.

1970 Gana el Premio Casa de las Amricas, Mencin Cuento,


con la serie de relatos Rajatabla, publicada el mismo ao en La Habana por el Fondo
Editorial Casa de las Amricas, y en Caracas por Ediciones Brbara.
Aparece su primera novela Vela de Armas, publicada en
Montevideo por Arca Editorial.
Publica su primer libro de ilustraciones Racha en la
editorial Rocinante.

1971 Es estrenada por el Grupo Rajatabla su primera obra de


teatro Venezuela tuya, que obtiene el Premio Juana Sujo.
Se publica Rajatabla en Mxico, bajo el sello Siglo xxi
Editores.

1973 Se desempea como Jefe de la Ctedra Historia del


Pensamiento Poltico en la Escuela de Estudios Internacionales, Facultad de Ciencias
Econmicas y Sociales de la UCV.

1975 Obtiene el Premio Municipal de Teatro del Distrito


Federal con la obra El Tirano Aguirre o La conquista de El Dorado, dirigida por
Antonio Costante en 1974 y publicada en 1976 por la Direccin General de Cultura del
Distrito Federal.

1976 Obtiene el Premio Critven con la obra El Tirano Aguirre


o La conquista de El Dorado. Dirige el Taller de Dramaturgia del Centro de Estudios
Latinoamericanos Rmulo Gallegos.

1978 Es editada en Polonia Rajatabla, en la editorial


Wydawnictowo Literackie.
Colabora en la revista El Sdico Ilustrado, dirigida por
Pedro Len Zapata.

1979 La novela Abrapalabra lo hace merecedor del Premio


Casa de las Amricas, Mencin Novela. Aparece Rajatabla en Bogot en la editorial
Oveja Negra. Participa en la Ctedra Libre del Humor Aquiles Nazoa.

1980 Obtiene el Premio Latinoamericano de Dramaturgia


Andrs Bello con la obra de teatro La misa del esclavo.
El Fondo Editorial Casa de las Amricas publica
Abrapalabra, que tambin aparece en Caracas en Monte vila Editores. Esta obra gana
en Venezuela el Premio Municipal del Distrito Sucre, Caracas.

1981 Su libro Me ro del mundo, una recopilacin de textos


humorsticos publicados en peridicos y revistas con ilustraciones del autor, gana el
Premio de Literatura Humorstica Pedro Len Zapata.

1982 Obtiene el Diploma de Estudios Avanzados sobre


Amrica Latina, en la cole des Hautes tudes en Sciences Sociales de Pars.

1983 Michel Katz filma el largometraje Carpin Milagrero,


primer guin cinematogrfico del autor. Figura en Narrativa hispanoamericana 1816-
1981; historia y antologa, preparada por ngel Flores y publicada por Siglo xxi
Editores.
1984 Aparece en Monte vila Editores el libro de cuentos La
orga imaginaria o Libro de utopas.
Rajatabla vuelve a publicarse en Caracas, en la Editorial
Ateneo y tambin se edita en Estocolmo, Suecia.

1985 Es publicado por Fundarte el guin cinematogrfico


Muerte en el Paraso, llevado a la pantalla por Michel Katz en 1978.

1986 Figura en la destacada antologa preparada por Seymour


Menton, El cuento hispanoamericano, publicada por el Fondo de Cultura Econmica de
Mxico.

1988 Alcanza el escalafn de Profesor Titular de la Facultad


de Ciencias Econmicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela por su
trabajo La mscara del poder: del gendarme necesario al demcrata necesario que, junto
a la investigacin El poder sin la mscara: de la concertacin populista a la explosin
social, lo hacen merecedor del Premio a la Investigacin Cientfica en Ciencias Sociales
de la Asociacin de Profesores de la ucv.

1990 Obtiene el Premio Municipal de Literatura, Mencin


Ensayo, con la investigacin El poder sin la mscara: de la concertacin populista a la
explosin social.

1991 Se desempea como investigador del Instituto de


Estudios Superiores de Artes Plsticas Armando Revern, a cargo del Proyecto
Integracin e Integridad de las Artes en Venezuela.

1994 Aparece en Mxico la antologa Rajapalabra, editada por


Universidad Nacional Autnoma. Gana el concurso de Investigacin Histrica de la
Fundacin Francisco Herrera Luque, con el estudio La piratera en Venezuela en el
siglo xvii.

1995 Se publica en Caracas Rajatabla, bajo el sello Alfadil.

1998 Aparece su novela Pirata, una coedicin de Alfaguara,


Caracas - Bogot.
Como explorador marino y cronista, particip en el
redescubrimiento de los restos del naufragio de la flota del vicealmirante Jean dEstres,
en la isla Aves de Sotavento en 1978.

1999 Recibe el Premio Municipal de Literatura, Mencin


Investigacin Histrica, con Demonios del mar: piratas y corsarios en Venezuela 1528-
1727.

2001 En este ao publica Las artes de narrar: apuntes sobre la


escritura de ficcin, editado por el Ipasme y Seores del Caribe: indgenas,
conquistadores y piratas en el mar colonial, tambin se edita una recopilacin de textos
humorsticos publicados en peridicos y revistas con ilustraciones del autor bajo el
ttulo Golpe de Gracia.
2002 Le fue conferido el Premio Nacional de Literatura de
Venezuela.

2003 Publica el libro de crnicas Pas de petrleo, pueblo de


oro y realiza el guin, presentacin y seleccin de imgenes histricas para la serie
documental El Imperio de los piratas, dirigida por Miguel ngel Tisera para Televisin
de Actualidad.
2004 Forma parte de la Junta Directiva de la Biblioteca
Ayacucho y es Vicepresidente de la Junta Directiva de Monte vila Editores
Latinoamericana. Realiza los libros Para comprender y querer a Venezuela y La ciencia:
fundamento y mtodo, para la Biblioteca Bsica Temtica publicada por el Consejo
Nacional de la Cultura.

ndice

Prlogo
Judit Gerendas ix

CARNE

Helena 3
Carne 7
Usted puede mejorar su memoria 9
Explosin 12
Picnic interrumpido 15
La calle 17
Ella l 19
El hacedor de dioses 21
Muerte de un rebelde 25

CALLE CIEGA

Utopa 31
Conservese joven 33
Pero no ven que ha sido en broma 35
Transformacin 37
El homenaje de la noche
de Santa Florentina 39
Cualidades 45
Las cosas que pasan 47
La conquista de Leland 49
Lope 51
Pasado 55
Grupo 58
La foto 62
Los juegos de la infancia 65
Guerras posibles / La guerra en la mente 67
Guerras posibles / La guerra en el tiempo 69
Guerras posibles / La guerra continua 71
La oculta victoria 73
Nada de negocios 75
El presidente lleg de buen humor 77
Poblacin 79
El monopolio de la moda 81
Igualdad 83
Note la ausencia de confinamiento 85
Tormentos 87
Solicitud 89
Acto 91
Publicidad 93
La oficina de compatibilidades 95
Sobre la interpretacin de las suras 97
Putre 99
El sitio ms oscuro de la noche 101
Da de libertad 104
El traje 106

ILUSIONES PTICAS

Antes, yo era 111


Artes posibles 113
La culpa no es ma 115
Artista errante 117
Libros 119
Pantomorfn 121
Etra 123
El monstruo 126
Resurreccin 129
Primer manifiesto del arte realista 131
Nuestra asociacin 133

TRAMA

Cacera 137
Los subconscientes 139
Amo, amas 142
El extrao caso 144
Locura 146
Sueo 148

VUELCO

Subraye las palabras adecuadas153


Engao traicin estafa 154
Ser 155
Distancia 157
Relacin 160
El paseo 162
Punctae 165
El hombre en piezas 167

CICLO

Futuro 171
Hormiga 175
El gazmal 179
Cibernia 182
Entropa 198
La forma de la tierra 213

Cronologa 219

También podría gustarte