Guía Ii
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GRADO
2 PARTE | PLAN DE TRABAJO Y ORIENTACIONES PARA SU DESARROLLO
2016-2017
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIN A DISTANCIA
TTULO DE LA ASIGNATURA
Adems del estudio terico de los temas expuestos, el alumno ha de realizar una
serie de lecturas literarias:
1) Lectura de los textos literarios recogidos en el Texto bsico al final de los temas
2, 3, 4 y 5.
2) Lectura de la antologa de Luis Alberto de Cuenca, Poesa 1979-1996, ed. Juan
Jos Lanz, Madrid, Ctedra, 2006. ISBN: 84-376-2342-3.
3) Lectura de la novela de Clara Snchez, Cuando llega la luz, Barcelona,
Destino, 2016. ISBN: 978-84-233-5137-4.
4) Lectura de la obra teatral de Jos Luis Alonso de Santos, Los conserjes de San
Felipe (Cdiz 1812), ed. Francisco Gutirrez Carbajo, Madrid, Ctedra.
1. Contexto
poltico y
-Analizar los rasgos
cultural.
polticos ms
10 horas 15 horas
-Dcada de los significativos de las
aos 40, 50 y 60 dcadas de los aos
del siglo XX. 40, 50 y 60 del
-Dcada de los siglo XX.
aos 70 y 80 del - Sealar algunos
siglo XX. Tema 1 del libro de las obras
-Dcada de los bsico, Literatura literarias ms
aos 90 del siglo Espaola desde importantes de
XX y primera 1939 hasta la estas dcadas y
dcada del siglo actualidad de las
XXI. siguientes.
-Mediacin, - Comentar la
recepcin y importancia de
recreacin. la mediacin,
recepcin y
recreacin de
las obras
literarias,
ilustrndolo
con algunos
ejemplos.
- Estudio de la
novela Dos das
-La novela de finales de setiembre
del siglo XX y -Analizar el relato de
incluida en el texto
principios del siglo Jos Mara Merino
bsico.
XXI. incluido en el texto,
- Estudio de sealando la
Cuando llega la caracterizacin de los
-El relato breve. luz de Clara personajes y el
Snchez. tratamiento del espacio
y del tiempo.
-Contextualizar el
asunto abordado en de
Cuando llega la luz de
Clara Snchez.
-Verificar el desarrollo
de los personajes de la
novela.
- Concretar el tiempo y
el espacio narrativos.
- Literatura y prensa.
Artculos
- Literatura, radio y
literarios en
televisin.
prensa (1975- Sealar artculos de
2005) incluidos autores literarios
publicados en la
televisin.
prensa (1975- Sealar artculos de
2005) incluidos autores literarios
en la bibliografa publicados en la
complementaria. prensa.
Las relaciones
-Literatura, vdeo y entre literatura,
nuevas tecnologas. radio, televisin y
nuevas
tecnologas, Analizar la versin
atendiendo a la televisiva de una obra
bibliografa inserta literaria.
al final del tema 5.
Literatura y cine y
Teatro y cine. Sintetizar el estudio
-Las adaptaciones o Teoras y sobre la reescritura
recreaciones flmicas. propuestas flmica inserto en el
incluidos en la texto bsico.
bibliografa
complementaria
Comentar la recreacin
cinematogrfica de un
texto literario.
Total: 50 horas de estudio ms 75 de actividades. De todos modos, esta distribucin horaria es solo
orientadora.
Los contenidos de la asignatura se articulan en cinco bloques temticos: el primero est dedicado
a presentar el contexto poltico y cultural en el que se desarrollan los distintos gneros literarios en las
dcadas comprendidas entre 1939 y la actualidad. Los bloques segundo, tercero y cuarto estn dedicados
a la novela, la poesa y el teatro respectivamente. El quinto aborda las relaciones entre la literatura y los
diversos medios en los que se nos presenta el hecho literario en la actualidad.
La mediacin
Daro Villanueva seala el papel mediador del propio Estado con la creacin en 1977 de
un ministerio que ha ejercido como uno de los ms importantes agentes dinamizadores de la
cultura. Durante la etapa de UCD este ministerio fue dirigido por Po Cabanillas, Manuel
Clavero Arvalo, Ricardo de la Cierva, igo Cavero, Soledad Becerril y en las legislaturas
del PSOE por Javier Solana, Jorge Semprn, Jordi Sol Tura y Carmen Alborch. Desde
1996 a 2004, durante los gobiernos del Partido Popular, fue suprimido y convertido en una
Secretara de Estado del Ministerio de Educacin. Con el retorno del PSOE al poder en el
ao 2004 adquiri de nuevo la categora de Ministerio y ha sido dirigido por Carmen Calvo,
Csar Antonio Molina y ngeles Gonzlez Sinde. Con el pretexto de la crisis y de
disminuir los gastos, todos los grupos parlamentarios, excepto el PSOE, expresaron el 16 de
junio de 2009 en el Congreso de los Diputados su respaldo a una mocin de Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC) que reclamaba al Gobierno, entre otras medidas, la
supresin del Ministerio de Cultura, junto con el de Igualdad y Vivienda, y que sus
funciones se traspasasen a los de Educacin, Fomento y Sanidad y Asuntos Sociales
respectivamente. Afortunadamente la mocin no prosper, aunque ms tarde seran
suprimidos los Ministerios de Vivienda e Igualdad. Con el nuevo gobierno de Partido
Popular, el Ministerio de Cultura se ha convertido en una Secretara de Estado, integrada en
el Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte.
La funcin mediadora de este Ministerio, por lo que respecta a nuestro asunto, canaliza
su labor a travs de la Direccin General de Poltica e Industrias Culturales y del Libro, la
Direccin General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, y de los
organismos dependientes del Ministerio como la Biblioteca Nacional, el Instituto Nacional
de Artes Escnicas y la Msica (INAEM) y el Instituto de la Cinematografa y de las Artes
Audiovisuales (ICAA).
En el mbito de la empresa privada constituyen importantes aparatos de mediacin los
Premios Literarios, como el Nadal, el Planeta, el Alfaguara, el Premio Primavera, etc., que
consiguen que sus textos galardonados alcancen en la mayora de los casos los puestos ms
altos en la relacin de libros expendidos en los mercados.
La Direccin General del Libro, Archivos y Bibliotecas concede anualmente los
Premios Nacionales en las diversas especialidades, como reconocimiento a aquellos autores
que a juicio de los jurados han sobresalido en cada uno de sus gneros. Contribuyen
igualmente a la difusin y a la lectura el Premio de la Crtica, el Cervantes y el de las Letras
Espaolas.
Las universidades, adems de las enseanzas regladas, organizan actividades de
extensin universitaria y cursos de verano en los que son invitados novelistas, poetas,
dramaturgos, ensayistas, etc., junto a profesores universitarios, investigadores y crticos, y
abordan temas monogrficos no estudiados en las aulas o desarrollados slo parcialmente.
Una labor semejante llevan a cabo los centros de enseanza no universitaria, las
Universidades Populares, los centros de Adultos, las Universidades de Mayores, que
abordan temas monogrficos no estudiados en las aulas o desarrollados slo parcialmente.
Una labor semejante llevan a cabo los centros de enseanza no universitaria, las
Universidades Populares, los centros de Adultos, las Universidades de Mayores, que
frecuentemente invitan a creadores para que lean sus textos o expliquen las claves de su
trabajo en el aula.
En este contexto se han de incardinar las diversas instituciones pertenecientes a las
Consejeras de Cultura o de Educacin de las Comunidades Autnomas, los Institutos del
Libro de las Comunidades y las Fundaciones. Algunas de estas instituciones dependen de
entidades financieras, guiadas no slo por su afn de difusin de la cultura sino tambin
estimuladas por las desgravaciones fiscales.
Las mismas universidades cuentan con sus propias fundaciones que desempean en
muchos casos la labor de abrir canales de mediacin.
Algunas de las fundaciones son especialmente activas, como la Fundacin Caballero
Bonald, entre cuyos objetivos se seala el apoyo a la creacin literaria y artstica,
canalizado por medio de actividades como congresos, conferencias, encuentros, lecturas,
recitales y publicaciones de diversa ndole. Ha realizado, as, trece congresos
internacionales en los que se ha analizado la relacin de la literatura con el cine, con la
poltica, con el medio ambiente, con los medios de comunicacin, etc., y, en consonancia
con su afn de difusin de la cultura, ha publicado las correspondientes actas.
Los centenarios o aniversarios de obras y de autores de reconocido prestigio constituyen
fechas elegidas por las instituciones pblicas y privadas para la organizacin de congresos,
seminarios, conferencias y para editar las correspondientes actas. En el perodo que estudia
este libro han destacado los eventos celebrados con motivo del quinto centenario del
descubrimiento de Amrica, los centenarios de los escritores de la generacin del 98 y del
grupo del 27 y el quinto centenario de la publicacin del Quijote de 1605.
A difusin del libro han contribuido poderosamente los medios de comunicacin y las
nuevas tecnologas. Casi todos los diarios de difusin estatal, autonmica o provincial
cuentan con suplementos culturales que se venden juntamente con los peridicos un da
determinado de la semana y contina la presencia de revistas culturales, aunque con menor
incidencia que en dcadas pasadas. La base de datos Rebeca del Ministerio de Cultura,
que contiene registros bibliogrficos en formato Ibermarc (para Bibliotecas Pblicas
espaolas), nos proporciona la siguiente relacin de revistas, actualizada con fecha de 1 de
diciembre de 2010: baco, Ade Teatro, Album, Anthropos, Arbor, Archipilago, Archivo
Espaol de Arte, Arquitectura Viva, Clarn Claves de Razn Prctica, CLIJ, Cuadernos de
Jazz, Cuadernos de Pedagoga, Cuadernos Hispanoamericanos, Delibros, Dirigido, El
Croquis, Goldberg, Goya: Revista de Arte, Hispania, Historia y Vida, Investigacin y
Ciencia, Lpiz, Leer, Letra Internacional, Luces de cultura, Msica y Educacin, Nueva
Revista de Poltica, Cultura y Arte, Primer Acto, Qazris, Quimera, Reales Sitios, Revista de
Arqueologa, Revista de Folklore, Revista de Occidente, Scherzo, Sistema, Temas para el
debate, Turia, Viajar.
Como puede comprobarse, adems de las revistas dedicadas a la crtica y difusin de
libros, como Cuadernos Hispanoamericanos, Delibros, Leer, Letra Internacional, Quimera,
etc., y las consagradas a la actividad escnica y crtica de obras de teatro, como Ade Teatro
o Primer Acto o al cine, como Dirigido, se recogen las especializadas en filosofa, arte,
msica, etc. Si se incluye la revista de la Asociacin de Directores de Escena, Ade Teatro,
no sucede lo mismo con la de la Asociacin Colegial de Escritores de Espaa, Repblica
de las Letras, ni con Acotaciones, ni con Mercurio, etc.
Por lo que se refiere a la mediacin de la radio o la televisin se echa de menos la labor
realizada en dcadas pasadas, en la que si no proliferaban al menos tenan una destacada
presencia los programas dedicados a la crtica y difusin de libros, al teatro filmado o a la
adaptacin televisiva o radiofnica de obras literarias. La adaptacin para Televisin del
Quijote, de Caas y barro o La Barraca de Vicente Blasco Ibez, de Los gozos y las
sombras, de Gonzalo Torrente Ballester o de Vsperas de Manuel Andujar reavivaron la
memoria de los que ya estaban al tanto de esos textos, animaron a leerlos a los que no los
conocan y en todos los casos se increment la industria editorial.
Como nuevos sistemas de mediacin pueden considerarse las prcticas de vdeos
promocionales, conocida como book trailers, que cuenta con una serie de modalidades
desde aquellas en las que el autor se limita a presentar el libro hasta las que lleva a cabo un
autntico espectculo teatral. Al igual que las lecturas pblicas en las que los escritores
presentan sus obras con el acompaamiento de imgenes y de msica prctica vinculada a
los poetry slams de finales de la dcada de 1980, y utilizadas actualmente por algunos
autores de la ltimas generaciones- los book trailers poseen un carecer subsidiario en
presentan sus obras con el acompaamiento de imgenes y de msica prctica vinculada a
los poetry slams de finales de la dcada de 1980, y utilizadas actualmente por algunos
autores de la ltimas generaciones- los book trailers poseen un carecer subsidiario en
relacin con el libro, a cuya difusin sin duda contribuyen.
La recepcin
En cuanto a la recepcin siempre se ha tenido de alguna forma en cuenta este proceso
en el quehacer literario y, desde diferentes posturas y con distintos conceptos de su propia
obra, ya don Juan Manuel o el Arcipreste de Hita hacan referencia explcita a sus posibles
receptores. Tambin se preocupaban por el publico Lope de Vega y otros dramaturgos de
los siglos de Oro y de pocas posteriores.
En esta lnea, la esttica de la recepcin propugnada por Hans Robert Jauss a finales de
los aos sesenta (Jauss, 1992) juntamente con Wolfgang Iser y Harald Weinrich, coloc en
el lugar que mereca al destinatario de la obra literaria. Esta escuela se relaciona con la
teora del "lector modelo" de Umberto Eco y con la concepcin literaria inglesa del
"reader's response criticism. Se trata del refrendo crtico y universitario al papel
determinante del pblico que, como se ha sealado, nunca ha estado ausente de la mente del
creador.
Se ha repetido la afirmacin de Maurice Blanchot de que slo existen los libros que son
ledos o de que un libro que no se lee es un libro que no se ha escrito.
En este proceso de recepcin ha descendido el nivel de lectura a finales de la primera
dcada del siglo XXI. Segn el Barmetro de Hbitos de Lectura y Compra de Libros que
present el 30 de enero de 2009 la Federacin del Gremio de Editores de Espaa, el ndice
de lectura se sita en el 54,6 por ciento, es decir, 2,2 puntos por debajo de los resultados
obtenidos en 2007.
Mientras un 40,4 por ciento de los lectores declara leer casi a diario, un 45,4 por ciento
de la poblacin asegura no hacerlo prcticamente nunca. Sin embargo, parece que aumenta
la media de libros ledos al ao, en especial entre los lectores frecuentes. Estos ltimos le
dedicaran al libro seis horas a la semana, es decir, unos 50 minutos al da. El 10,5 por
ciento de la poblacin admite leer o descargarse literatura a travs de Internet, y un 9 por
ciento participa en blogs, foros y espacios literarios.
En cuanto a las materias ms apreciadas, la creacin literaria se sita a la cabeza,
seguida a bastante distancia por las humanidades y las ciencias sociales. Los temas
preferidos son la novela histrica, la de misterio y el relato de aventuras, mientras que
decaen la novela romntica, la de terror y la de ciencia-ficcin.
En cuanto a la compra de libros, los establecimientos preferidos continan siendo las
libreras, tras las que sitan las cadenas comerciales, los grandes almacenes, el club del
libro y los hipermercados.
Madrid es la comunidad autnoma con mayor ndice de lectura, seguida por Navarra,
Catalua, Aragn, La Rioja, Cantabria, Pas Vasco y Asturias. Los ltimos puestos los
ocupan Andaluca, Castilla la Mancha y Extremadura.
Por lo que se refiere al teatro, la importancia del espectador se resalta tanto en las
formulaciones tericas, como en los estudios empricos sobre el pblico y la recepcin de
los espectculos (Vilches de Frutos, 2001 y 2002).
Ramn Prez de Ayala en Ms all del teatro y del cine (1914) insiste en que el
pblico prefiere el cine al teatro, porque el arte escnico, a partir de las ltimas dcadas del
siglo XIX, singularmente en Espaa, se haba instalado en una imitacin realista que sera
muy pronto superada por el sptimo arte. A la importancia del pblico receptor del teatro se
refirieron otros autores en las primeras dcadas del siglo XX, como Antonio Espina, Ramn
Gmez de la Serna, Fernando Vela, etc., insistiendo en que la enciclopedia del receptor es la
que completa el espectculo dramtico.
La profesora Vilches de Frutos (2001: 383-401) constata con una serie de cifras el
escaso inters de los espaoles por el teatro en la ltima dcada del siglo XX. En Madrid
ms del 74% de la poblacin no asista a ningn espectculo teatral y solo el 1,4% se
acercaba a sus recintos por encima de seis veces. En Catalua se comprobaba tambin un
descenso. Este panorama contrasta con el del cine, que en los mismos aos y en los mismos
lugares ha logrado alzarse con una cota de asistencia del 50%. En coherencia con lo
anterior, el arte escnico ha percibido el potencial del cine como un eficaz instrumento para
descenso. Este panorama contrasta con el del cine, que en los mismos aos y en los mismos
lugares ha logrado alzarse con una cota de asistencia del 50%. En coherencia con lo
anterior, el arte escnico ha percibido el potencial del cine como un eficaz instrumento para
la incorporacin de nuevos pblicos (Vilches de Frutos, 2001: 384).
En los ltimos aos, sin embargo, con el anlisis exhaustivo de datos, Vilches de Frutos
nos lleva a comprobar en un rea tan significativa como Madrid un aumento considerable
del nmero de espectadores de teatro, aunque en una buena parte sea debido a la
programacin de obras del gnero musical. Por lo que respecta al cine, la reconversin
durante la dcada de los noventa del pasado siglo de las grandes salas en multicines y la
construccin en los municipios del extrarradio de las grandes ciudades de centros dedicados
a exhibir pelculas ha generado una amplia demanda entre la poblacin joven, un reto que el
teatro debe todava afrontar (Vilches, 1996 y 2002: 206). La investigadora demuestra con
informes precisos que en los ltimos aos el teatro ha comenzado a percibir el potencial del
cine y de la televisin como eficaces instrumentos para la incorporacin de nuevos
pblicos. Aprecia, as, un notable incremento de las conexiones entre dichas artes en
mltiples direcciones. Este maridaje que est influyendo en la captacin de espectadores lo
verifica atendiendo a la creacin textual, a las puestas en escena, a las adaptaciones
teatrales de xitos cinematogrficos y a la presencia del teatro en la pequea pantalla. La
profesora Vilches concluye, as, que la escena espaola actual ha encontrado en el cine y
en la televisin dos excelentes aliados para ampliar su nmero de seguidores entre los
segmentos poblacionales ms jvenes. Tanto en sus creaciones textuales, como en sus
puestas en escena, los autores y directores espaoles han recurrido a tcnicas y a rostros
procedentes de estos dos medios de comunicacin. Tambin lo han hecho as los
programadores y productores teatrales que han apostado por las adaptaciones teatrales de
xitos cinematogrficos (Vilches de Frutos, 2002: 219).
La recreacin
Estos fenmenos nos llevan a abordar el asunto de la recreacin de textos literarios, que
no ha de ser entendida exclusivamente desde el denominado proceso de adaptacin,
reescritura o transduccin, como se ver al abordar la relacin de la literatura y de los
medios de comunicacin.
Walter Benjamin en La obra de arte en la poca de su reproductibilidad tcnica (1936)
se refiri al papel del cine en el proceso de desaparicin del aura de la obra artstica. En
otro lugar hemos expuesto la revisin que llevan a cabo de esta obra Gianni Vattimo y Jean-
Franois Lyotard (Gutirrez Carbajo, 1993: 5-6). Vattimo en La societ trasparente propone
una relectura de Benjamin afirmando que el estudio de esa obra es fundamental si se quiere
analizar el problema del arte en una sociedad de la "comunicacin generalizada". Compara
este trabajo de Benjamin con El origen de la obra de arte, de Heidegger, aparecido el
mismo ao 1936, con el que presenta bastantes analogas (Vattimo, 1989: 6)
Silvestra Mariniello revisa las tesis de Vattimo, y argumenta que este -desconociendo
las relaciones que Benjamin ha establecido entre el cine y la era actual- asume que hay una
poca de la reproduccin mecnica por un lado, y, por el otro, artes que la expresan, siendo
el cine el ms tpico. Pero Benjamin -escribe Mariniello- nos habla del cine como del
"agente ms poderoso" de los dos procesos en que consiste la tcnica de la reproduccin: el
de la separacin de la cosa reproducida de la tradicin, y el de la serializacin () Lo que
est en juego en el ensayo de Benjamin no es, pues, la definicin de la esencia del arte en la
sociedad neocapitalista, sino el anlisis del proceso de produccin del arte y de la sociedad,
el anlisis de la accin y de los discursos en que consisten el arte y la sociedad
(Mariniello, 1992: 14-15).
Jean-Franois Lyotard comenta ese mismo texto de Benjamin y concluye que el cine
constituye un verdadero desafo para la literatura narrativa y que esta debe cuestionar las
reglas recibidas de sus predecesores: El clasicismo parece prohibido en un mundo donde la
realidad est tan desestabilizada que no ofrece materia para la experiencia, sino para el
sondeo y la experimentacin. Este tema parece familiar a los lectores de Walter Benjamin.
An debemos entender su alcance exacto. La fotografa no ha sido un desafo lanzado a la
pintura desde el exterior, como tampoco lo ha sido el cine en relacin con la literatura
narrativa (...) El desafo residi principalmente en que los procedimientos foto y cine
pueden asumir mejor, ms rpido y con una difusin cien mil veces ms importante de lo
que habran podido hacerlo el realismo pictrico y el narrativo, la tarea que el
academicismo asignaba a este ltimo: preservar de duda a las consciencias. Cuando se trata
de estabilizar el referente, fotografa y cine industrial tienen que aventajar a la pintura y a la
novela (...) Si no quieren convertirse a su vez en sostenedores, segundones o habitantes de
lo que existe, el pintor y el novelista deben rehusar estos usos teraputicos. Les hace falta
novela (...) Si no quieren convertirse a su vez en sostenedores, segundones o habitantes de
lo que existe, el pintor y el novelista deben rehusar estos usos teraputicos. Les hace falta
cuestionar las reglas del arte de pintar o de contar que han aprendido de sus predecesores
(Lyotard, 1982: 360). En los ltimos trabajos sobre su obra, como los que recopila
Alejandra Uslenghi (2010), se destaca la figura de Benjamin como filsofo de la imagen y
su importancia para la comprensin del papel de lo visual en la contemporaneidad.
En la tesis de Benjamin no se hace referencia slo al anlisis del proceso de produccin
del arte sino tambin al de su reproduccin y recreacin.
Si ya el Arcipreste de Hita consideraba su obra no como algo cerrado e inmutable y en
la poca contempornea Eco consagr el concepto de obra abierta, con la llegada del cine,
la televisin y las nuevas tecnologas se ha asistido a un asedio a los textos literarios para
recrearlos y difundirlos. La obra original no pierde su urea singular ni se liquida con estas
recreaciones, sino que gracias a las mismas puede llegar a ser conocida por un pblico ms
amplio. Es lo que sucede con las adaptaciones, transducciones o recreaciones flmicas o
televisivas de textos literarios.
Las recreaciones de textos literarios gracias a estos procesos han experimentado un
incremento en los ltimos tiempos. En el prlogo a El arte de la adaptacin de Linda Seger
se afirma que entre un 30% y un 40% de las pelculas espaolas que se producen cada ao
en Espaa estn basadas en obras literarias (Mndiz, 2000: 9).
El proceso inverso tampoco es infrecuente y nos encontramos, as, con que algunas
pelculas se han convertido ms tarde en textos teatrales literarios. As ha sucedido con
filmes de Edgard Neville, Jos Mara Forqu, Luis Garca Berlanga, Fernando Len de
Aranoa o David Trueba.
Emilio de Miguel Martnez (2008: 35-56) nos proporciona una relacin bastante
extensa de obras teatrales espaolas convertidas en pelculas as como de pelculas
espaolas y extranjeras trasvasadas al teatro entre los aos 2000 y 2007, y nosotros mismos
hemos analizado en esa misma franja de aos ms de veinte obras teatrales espaolas
adaptadas al cine (Gutirrez Carbajo, 2008: 57-78).
En el ltimo tema desarrollaremos un poco ms este proceso de recreacin de la obra
literaria.
Referencias bibliogrficas
En el campo de narrativa, algunos de los que contaban con una importante produccin antes
de la guerra, como Benjamn Jarns, Ramn J. Sender, Francisco Ayala, Csar Arconada, Rosa
Chacel empezaron formar parte de esa Espaa peregrina de la que habla Jos Bergamn
(1972). En el exilio publicaron tambin sus novelas Max Aub, Arturo Barea, Rosa Chacel,
Manuel Andujar, Paulino Massip, etc.
En el interior, tras la guerra civil espaola y en plena segunda conflagracin mundial la
narrativa se erige en testimonio explcito o implcito de estos horrores. En relacin con ello, la
filosofa existencialista explora en aquellos estratos ms problemticos de lo que constituye la
condicin humana. Estas y otras razones son las que deben de conducir a que los historiadores
de la literatura apliquen a la novela de estos aos el calificativo de existencial (Sobejano,
1975: 87 y ss). Ha desaparecido la tradicin de la novela realista de preguerra y habr que
esperar algn tiempo para que se incorporen los grandes descubrimientos que aos atrs
haban realizado narradores como Henry James, Proust, Faulkner o John Dos Passos en otras
latitudes.
A pesar de los problemas de censura, la novela no puede dejar de expresar la situacin de
miseria, orfandad y frustracin en la que se desenvuelve la sociedad de estos aos que ha
vivido una guerra civil y sufre los daos colaterales de la segunda guerra mundial.
En la narrativa espaola, tres grandes obras destacan en la aportacin del testimonio directo
o indirecto de algunos de estos asuntos. Son La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo
Jos Cela (1916-2002), Nada (1945) de Carmen Laforet (1921-2004) y La sombra del ciprs
es alargada (1947) de Miguel Delibes (1920-2010). En 1943 se publica Javier Mario de
Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999), con una vertiente ms simblica que existencial.
En la dcada de los aos cincuenta y principios de los sesenta la modalidad narrativa ms
importante vendra representada por la novela realista con su doble vertiente del realismo
objetivista y del realismo crtico o realismo social. En el realismo objetivista sobresalen Los
bravos (1954) de Jess Ferndez Santos (1926-1988), El Jarama (1956), de Rafael Snchez
Ferlosio (1927) y Entre visillos (1958) de Carmen Martn Gaite (1925-2000).
De gran importancia result el realismo crtico o el realismo social, que se constituy en un
redoble de conciencia de la sociedad e introdujo ya algunas de las innovaciones que se
desarrollaran en dcadas posteriores. As sucede, por ejemplo, con Dos das de setiembre
(1962) de Jos Manuel Caballero Bonald o Tiempo de silencio (1962) de Luis Martn Santos,
que combina con gran tino la mirada crtica de la realidad y la indagacin en nuevos modelos
narrativos.
A raz de la publicacin de estas obras los historiadores de la novela espaola de posguerra
suelen hablar de una etapa experimental, estructural o barroca. A esta prctica narrativa no
son ajenos los procedimientos expresivos de los escritores que consolidaron la novela
moderna, como Marcel Proust, Henry James, James Joyce, William Faulkner, John Dos
Passos, etc., cuyos logros empiezan en esos aos a ser valorados en su verdadera dimensin.
Resulta tambin fundamental para el cambio de rumbo de la narrativa espaola el fenmeno
denominado boom latinoamericano, a raz de algunas novelas de Juan Rulfo, Garca Mrquez,
Vargas Llosa, Cortzar, Carlos Fuentes
Con estos referentes, la narrativa espaola, que incluso en su etapa del social realismo nunca
haba abandonado el compromiso con el lenguaje, se embarca en un nuevo proceso de
innovacin o experimentacin, que afecta no slo a los procedimientos gramaticales, sino a
todas las instancias enunciativas de la narracin, como el punto de vista o la focalizacin, la
haba abandonado el compromiso con el lenguaje, se embarca en un nuevo proceso de
innovacin o experimentacin, que afecta no slo a los procedimientos gramaticales, sino a
todas las instancias enunciativas de la narracin, como el punto de vista o la focalizacin, la
secuenciacin temporal, la especial consideracin del espacio y el nuevo estatuto concedido al
lector. Junto a la primera y a la tercera persona narrativas, se introduce tambin el uso de la
segunda, ensayado magistralmente por Michel Butor y Carlos Fuentes entre otros. Frente a la
presentacin tradicional del tiempo, el narrador acude a procedimientos que rompen esa
linealidad temporal, con retrospecciones o flash-back, anticipaciones o prolepsis, o narraciones
simultneas de hechos pertenecientes a esferas temporales distintas. La voz del autor
omnisciente es sustituida por una polifona de voces, por una variedad de testimonios y
testigos de una realidad no singular, unidimensional y esttica sino plural, multiforme y
dialctica. Al lado de los estilos directo e indirecto, se les confiere un especial protagonismo al
estilo indirecto libre y al monlogo interior, que aprovecha todas las virtualidades expresivas
de ese subterrneo hablar de la conciencia ya sealado por Clarn a propsito de La
desheredada de Galds- y que elevaron a su mxima virtualidad expresiva autores como
Henry James, Proust o Joyce. Por otra parte, las apelaciones al lector ya no estn encaminadas
a una finalidad de adoctrinamiento sino de invitacin a colaborar en el propio proceso de la
ficcin. En muchos casos se trata de obras abiertas, con intencionados huecos y espacios
vacos, que han de ser rellenados por la competencia y la enciclopedia cultural del lector.
Participan en este proceso de renovacin Alfonso Grosso, Juan Goytisolo, Juan Benet, Juan
Garca Hortelano, Juan Mars, Caballero Bonald, y autores con una importante obra ya en las
etapas anteriores, y que en sus nuevas producciones incorporan importantes novedades
tcnicas. Tal es el caso de Cela con San Camilo 36 (1969) y Oficio de tinieblas (1973),
Miguel Delibes con Cinco horas con Mario (1966), Torrente Ballester con La saga/fuga de
J.B. (1970) y el de otros autores.
En la ltima dcada del siglo XX y en la primera del siglo XXI continan cultivndose las
modalidades de novela histrica, policaca, experimental, metaliteraria, fantstica, existencial,
etc., y siguen su rica evolucin Juan y Luis Goytisolo, Juan Mars, lvaro Pombo, Francisco
Umbral, Javier Tomeo, Manuel Vicent, Eduardo Mendoza, Luis Mateo Dez, Jos Mara
Merino, Juan Pedro Aparicio, Manuel Longares, Manuel Rico Juan Jos Millas, Antonio
Muoz Molina, Andrs Trapiello, y narradoras como Rosa Chacel, Ana Mara Matute,
Carmen Martn Gaite, Josefina Aldecoa, Rosa Regs, Alicia Gimnez Bartlett, Soledad
Purtolas, Rosa Montero, Clara Snchez, Almudena Grandes, Espido Freire, etc. Analizamos
las obras ms significativas publicadas por los autores citados en estos ltimos aos con una
especial atencin a la literatura escrita por mujeres, de las que destacamos igualmente sus
obras ms representativas.
Con el fin de adquirir una visin completa de la narrativa producida en todo el Estado,
adems de las editadas en espaol, consideramos que hay que estudiar las manifestaciones ms
importantes publicadas en cataln, gallego y vasco.
Despus de 1939, gran parte de la literatura catalana se desarrolla en el exilio, y empieza a
recuperarse en el interior a partir de 1959, con la labor auspiciada desde el Monasterio de
Montserrat, desde revistas como Serra dor y desde otras escasas plataformas culturales. Se
instituyen premios como el Joanot Martorell de novela o el Vctor Catal de cuentos, y
editores como Aym y Santiago Albert realizan una labor encomiable. En los aos posteriores
se desarrolla el realismo social o el realismo crtico, en cuya consolidacin desempaarn un
papel decisivo Castellet y Molas, y llevan a cabo una importante actividad narrativa Merc
Rodoreda y Lloren Villalonga. Merecen destacarse tambin Maria Aurlia Capmany, Manuel
de Pedrolo, as como las narraciones de Salvador Espriu y las de Maurici Serrahima, Joan
Perucho, Jordi Sarsaneda, Joan Sales, Pere Calders, Riera Llorca, L. Ferrn de Pol, Artis-
Gener En la Comunidad Valenciana conviene resaltar, dentro de la narrativa, Els Horts
(1959) de Mart Domnguez, Lambici dAleix (1960) de Enric Valor y Ramona Rosbif (1976)
del desaparecido Isa Trlec, pseudnimo de Joan Baptista Mengual Lull, etc. En la narrativa
en cataln de las ltimas dcadas encontramos las mismas modalidades que en otros lugares de
la Pennsula: la novela histrica, la policaca, la culturalista. Pueden citarse, por ejemplo la
novela histrica Crim de Germania (1979) del valenciano Josep Lozano, la prosa
comprometida de Montserrat Roig, la conmemorativa de Terenci Moix, El dia que va morir
Marilyn, las novelas del mallorqun Baltasar Porcel, Difunts sota els ametllers en flor (Premio
Pla, 1970), Cavalls cap a la fosca, las policacas No emprenyeu el comissari y Un negre amb
un saxo, de Ferran Torrent, y De mica en mica somple la pica de Jaume Fuster, etc. En la
actualidad continan su actividad creadora, entre otros importantes creadores, Quim Monz,
con Uf, va dir ell o El perqu de tot plegat; Carme Riera, con Te deix, amor, la mar com a
penyora y otros libros, y el muy premiado Melcior Comes, con Laire i el mn, Lestupor que
us espera, El llibre dels plaers inmensos y La batalla de Walter Stamm, ganadora del Premio
con Uf, va dir ell o El perqu de tot plegat; Carme Riera, con Te deix, amor, la mar com a
penyora y otros libros, y el muy premiado Melcior Comes, con Laire i el mn, Lestupor que
us espera, El llibre dels plaers inmensos y La batalla de Walter Stamm, ganadora del Premio
Pla 2008, etc.
En Galicia, en el exilio escriben algunas de sus novelas Xos Neira Vilas y Blanco Amor.
Con la narracin histrica Xente da Barreira (1950) de Carballo Calero basada en la
invasin napolenica- asistimos a la aparicin de la primera novela publicada en Galicia tras la
guerra civil. Escriben igualmente una importante obra lvaro Cunqueiro y Anxel Fole. En los
ltimos aos de la dcada de los cincuenta y durante la del sesenta del siglo XX desarrolla la
Nova Narrativa un grupo de autores nacidos entre 1930 y 1940, y que, al igual que sucede con
una vertiente de la narrativa en castellano de la dcada de los sesenta, reproducen las tcnicas
de autores como Joyce, Faulkner, el nouveau roman francs, etc. En esta vertiente de
renovacin formal pueden incluirse varias novelas de Xos Luis Mndez Ferrn, Carlos
Casares y de otros escritores, que siguen con una valiossima produccin en dcadas
posteriores. A los citados pueden aadirse los nombres de Alfredo Conde y Vctor Fernndez
Freixanes, cuya novela O tringulo inscrito na circunferencia (1981) alcanz uno de los
mayores xitos de la narrativa gallega contempornea. En la dcada de los noventa y en los
primeros aos del dos mil, la narrativa gallega se enriquece con una pluralidad de voces y de
asuntos. Continan su produccin Neiras Vilas, Carlos Casares, con Deus sentado nun silln
azul (1996), Mndez Ferrn, con No ventre do silencio (1999), Alfredo Conde, Freixanes,
Alfonso lvarez Cccamo, etc., La variedad policaca la encontramos en algunas novelas de
Carlos G. Reigosa y la modalidad histrica en narraciones de Daro Xohn Cabana y Mara
Gndara. Se incorporan voces nuevas como Suso de Toro y Manuel Rivas, algunos de cuyos
relatos han sido adaptados al cine.
En el Pas Vasco la guerra civil produce consecuencias aun ms dramticas para la narrativa
en euskara que para la escrita en castellano. Al igual que en la literatura espaola, gallega y
catalana, gran parte de las novelas escritas en los aos de la posguerra aparece en el exilio. En
el caso vasco, Juanixio (1946) de J. A. Irazusta puede considerarse la inauguradora de la
novela del exilio. En el exilio public tambin sus novelas, algunas de ellas sobre la guerra
civil, Martn Ugalde. Tras su regreso a Euskadi en 1969, la produccin en euskera supera a la
de castellano en la bibliografa del autor (Olaciregui, 2000: 520). Las novelas de Ugalde se
alejan del costumbrismo para transmitirnos una visin testimonial. Tambin obvia el
costumbrismo la narrativa de Jon Etxaide (1920-1998), que tradujo alguna obra de Baroja. El
final de la dcada de los cincuenta, segn M Jos Olaciregui (2000: 523), fue crucial para la
modernizacin de la novela vasca. Con Leturiaren egunkari ezkutua (El diario secreto de
Leturia, 1957) de J.L. lvarez Enparantza Txillardegi se inicia, segn los crticos, la novela
vasca moderna. Los veinte aos que transcurren desde la publicacin de esta novela de
Txillardegi hasta 1976 cubren un panorama muy complejo, en el que, adems de las
narraciones de corte existencialista de este autor, se publican las de carcter igualmente
existencialista pero con una vertiente ms costumbrista de Eusebio Erkiaga y la narrativa
existencial autobiogrfica de Sebastin Salaberra. De la generacin de Txillardegi es Jon
Mirande, autor de una nica novela, Haur besoetakoa (La ahijada) con antecedentes en alguna
narracin de Baroja, y de gran repercusin social. La cuestin social, al igual que sucede en el
resto de las literaturas peninsulares, es muy determinante en una serie de novelas vascas,
escritas, entre otros autores, por Txomin Peillen, Xabier Amuriza, Mikel Zrate, Anjel
Lertxundi Con Ajea du Urturik (La preocupacin de Urturi, 1971) de Lertxundi se inicia
una de las trayectorias ms brillantes de la novela vasca actual, en la que tambin se da cabida
a lo simblico. A estas modalidades de novela existencial, social, simblica se le aadira la
vertiente experimental o formalista, que tiene en Ramon Saizarbitoria a uno de sus mejores
representantes y que cultivar tambien Patricio Urquizu. En su introduccin a la Antologa de
la narrativa vasca actual (1986), J.M. Lasagabaster apuntaba la preeminencia de lo lrico y de
los mundos interiores en algunas novelas de los setenta y comienzos de los ochenta del siglo
XX. Esta lnea lrica que se inicia con Txillardegi, se contina con Joxe Austin Arrieta, Mario
Onaidinda, Arantxa Urretabizkaia, Felipe Juaristi, Juan Luis Zabala, etc. Con esta corriente
conviven la realista, la de la memoria, la policaca, la histrica, etc. Continan en plena
produccin Lertxundi, Ramon Saizarbitoria, Bernardo Atxaga, junto a otros como Patricio
Urquizu, Koldo Izaguirre, escritor, traductor y guionista, Edorta Jimnez, tambin escritor y
guionista y Paco Aristi, colaborador habitual en publicaciones peridicas, adems de escritores
navarros, como Patxi Zabaleta.
Una atencin especial merece el cuento o el relato breve que, aunque cultivado en todas las
pocas de la historia literaria, ha adquirido una especial dimensin en calidad y en cantidad en
Una atencin especial merece el cuento o el relato breve que, aunque cultivado en todas las
pocas de la historia literaria, ha adquirido una especial dimensin en calidad y en cantidad en
las ltimas dcadas, tanto el escrito en espaol como en cataln, gallego o vasco. En el texto
bsico insertamos textos narrativos breves de algunos de los mejores narradores de la
actualidad, como Jos Mara Merino y Luis Mateo Dez. Si de esta forma, los ejemplos
contribuyen a enriquecer la parte terica, esa misma finalidad persigue el estudio de la novela
Dos das de setiembre de Jos Manuel Caballero Bonald, que reproducimos en el texto bsico.
En esta misma lnea se indica como lectura obligatoria de este tema la novela Cuando llega la
luz de Clara Snchez, merecedora de los premios Alfaguara, Nadal y Planeta, que ha recibido
una amplsima recepcin nacional e internacional con traducciones a diversas lenguas.
Como complemento de todo lo expuesto, insertamos los materiales bibliogrficos.
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ema 3. LA POESA ESPAOLA DESDE 1939 HASTA
T LA
ACTUALIDAD
3.1. La poesa espaola de posguerra.
3. 2. La poesa social. El grupo potico del 50.
3. 3. Los novsimos y los grupos poticos posteriores.
3. 4. La poesa en cataln, gallego y vasco.
3. 5. Estudio de una obra potica actual: Tiempo, silencio y verdad de Alfonso Vallejo.
3. 6. Comentario de El prncipe rojo, de Almudena Guzmn.
3. 7. Ejemplos de textos poticos.
3. 8. Referencias bibliogrficas.
En este tema abordamos el estudio de la poesa espaola desde el ao 1939 hasta nuestros
das detenindonos en las principales etapas y corrientes de estos aos. Analizamos, as, la
produccin potica del exilio y la aparecida en el interior en la inmediata posguerra, la poesa
social, los novsimos y los grupos poticos posteriores, presentando tambin las principales
antologas de estos ltimos aos que constituyen autnticas plataformas para los jvenes
creadores.
Un componente importante de la poesa espaola escrita durante la guerra civil aparece,
una vez concluida la contienda, en el exilio. Tal es el caso del romancero que publicara
creadores.
Un componente importante de la poesa espaola escrita durante la guerra civil aparece,
una vez concluida la contienda, en el exilio. Tal es el caso del romancero que publicara
Alberti en 1948 en Buenos Aires.
Al exilio marcharon Antonio Machado, Juan Ramn Jimnez, Moreno Villa, Len Felipe,
Domenchina, y todos los integrantes del grupo potico del 27, excepto Lorca asesinado al
comienzo del conflicto- y Dmaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego, que
permanecieron en Espaa. Los que emigran publican en el exilio importantes revistas y
continan su labor creadora. Algunos no tienen la oportunidad de volver y otros regresan
cuando se normaliza la situacin poltica.
En el interior del pas, y a pesar de las circunstancias, se desarroll una actividad potica,
para cuyo estudio suele recurrirse en ciertos casos a los conceptos de generaciones o de
grupos ligados con frecuencia a las revistas literarias.
La primera es la generacin de 1936. Ricardo Gulln (1969: 162-164), Guillermo Carnero
(1978: 79-80) y Garca de la Concha (1973: 15- 28), entre otros, han revisado la historia de
esta generacin, cuya nmina queda reducida en los estudios actuales a los siguientes
nombres: Miguel Hernndez (1910-1942), Luis Rosales (1910-992), Leopoldo Panero (1909-
1962), Dionisio Ridruejo (1912-1975) y Luis Felipe Vivanco (1907-1975).
Ildefonso Manuel Gil seala las caractersticas siguientes de la generacin de 1936: 1.La
generacin est constituida por los poetas a los que la guerra marc, de un modo o de otro,
dolorosamente. 2. Su destino como escritores consisti en expresar aquella realidad (tarea
slo en parte realizada). 3. Para expresarla hubieron de reaccionar contra el esteticismo de la
generacin anterior. Que la existencia de la generacin del 36 se ha ido consolidando en las
historias literarias lo ponen de manifiesto las antologas publicadas sobre la misma (Jimnez
Martos, 1972; Prez Gutirrez, 1976), y la consideracin de que en torno a algunos de estos
nombres surgieron las revistas poticas ms importantes de la dcada de los cuarenta, como
Escorial y Garcilaso.
Por otra parte surge la coleccin Adonais cauce de la poesa rehumanizadora y
neorromntica- y aparece en Len la revista Espadaa, impulsada por Antonio G. de Lama,
Eugenio de Nora y Victoriano Crmer. En ella colaboran tambin Josefina Rodrguez
Aldecoa, Pilar Vzquez Cuesta, Blas de Otero, Jos Mara Valverde, Carlos Bousoo, Jos
Luis Hidalgo, Jos Hierro, Gabriel Celaya, y en sus pginas aparecern las Nanas de la
cebolla, de Miguel Hernndez.
En contraste con la actitud existencial y, a veces angustiada, de los poetas de Espadaa,
surgen por estos aos otros movimientos literarios con un sentido ms ldico del arte y de la
vida, como el Postismo y el grupo Cntico de Crdoba.
Entre las caractersticas del Postismo pueden sealarse las siguientes: 1) Dependencia
con el movimiento surrealista, declarada ya en el Primer Manifiesto del Postismo (1945), y
en consecuencia defensa del irracionalismo, aunque no practicasen la escritura automtica. 2)
Recurso al humor y al exhibicionismo, que contrasta con las posturas de los garcilasistas y
los espadaistas. 3) Prolongacin tarda de los primeros movimientos vanguardistas.
Por lo que respecta al grupo Cntico de Crdoba se han sealado como rasgos
caracterizadores: 1) Un intimismo culturalista heredado del movimiento modernista 2) Un
refinamiento formal y una riqueza lxica neobarroca. 3) Un tratamiento vitalista del tema
amoroso en clara continuidad con el 27 (Carnero, 1978: 80).
En cuanto a la poesa social Gabriel Celaya la define como un instrumento para
transformar el mundo en la Antologa consultada de Francisco Ribes (1952), donde se
incluyen, adems, los poemas y las opiniones de Carlos Bousoo, Victoriano Crmer, Vicente
Gaos, Jos Hierro, Rafael Morales, Eugenio G. de Nora, Blas de Otero y Jos Mara
Valverde. La concepcin de Celaya, que sigue literalmente uno de los postulados de las Tesis
sobre Feuerbach, de Carlos Marx, constituye la formulacin ms clara de la poesa social, al
considerar su valor instrumental. Lechner (1968), uno de los crticos ms autorizados de este
movimiento potico, seala los rasgos siguientes: 1) Recuerdo de los horrores y de la
violencia de la guerra. 2) Compromiso consciente y explcitamente asumido con la sociedad
espaola no vencedora que padeci la posguerra. 3) Recuerdo de la Espaa vencida y ausente
(por la muerte, como Garca Lorca y Hernndez, o por el exilio). 4) El tema del paisaje de
Espaa visto de modo realista y simblico. 5) El tema de la ciudad como lugar natural de las
injusticias. 6) Las figuras proletarias (campesino, obrero, servidor). Lechner distingue, a su
vez, cuatro modalidades de poesa social: 1) la verdaderamente imprecatoria, que por razones
de censura se publica fuera del pas; 2), la elegaca; 3) la satrica; 4) la aparentemente
objetiva que revela su compromiso en la seleccin de los temas (Carnero, 1978: 86). Los tres
poetas ms representativos de la poesa social son Gabriel Celaya, Blas de Otero y Jos
Hierro, aunque en las antologas se incluyen nombres, como ngel Gonzlez, que tambin se
objetiva que revela su compromiso en la seleccin de los temas (Carnero, 1978: 86). Los tres
poetas ms representativos de la poesa social son Gabriel Celaya, Blas de Otero y Jos
Hierro, aunque en las antologas se incluyen nombres, como ngel Gonzlez, que tambin se
adscriben a grupos poticos posteriores, como el del 50.
Siguiendo la historia literaria, la consideracin de los autores del 50 como grupo
potico qued consolidada con la publicacin en 1978 de dos antologas: la de Juan Garca
Hortelano, denominada El grupo potico de los aos 50 y la de Antonio Hernndez titulada
Una promocin desheredada. La potica del 50. Sin embargo las referencias a este grupo,
generacin o promocin potica son bastante anteriores.
Ya en 1960 Jos Mara Castellet en su antologa Veinte aos de poesa espaola se refiere
a una nueva generacin o grupo generacional, que se senta unido y en marcha al
conmemorar el veinte aniversario de la muerte de Machado. En los primeros aos de esta
dcada de los sesenta la mencin a la generacin o grupo del 50 empieza a utilizarse en
antologas y estudios crticos, sin que en esa fecha exista un acontecimiento poltico o
literario tan destacado como en el 1898 o en el 1927. En 1959 se celebra el homenaje en
Collioure a Antonio Machado, acontecimiento, entre otros, estimado como elemento
cohesionador del grupo (Castellet, 1962: 100). Atendiendo al citado homenaje, algn crtico,
como Eugenio Padorno, ha denominado a este grupo potico generacin de Collioure
(Riera, 1988: 32). Jos Luis Cano (1964:9) seala que hacia 1950 surge una nueva
generacin de poetas que intensifican la tendencia antiesteticista iniciada en 1944.
El citado Jos Mara Castellet publica en el ao 1970 la antologa Nueve novsimos poetas
espaoles en la que incluye a los siguientes poetas nacidos entre 1939 y 1948: Vzquez
Montalbn, Martnez Sarrin, Jos Mara lvarez, Flix de Aza, Pere Gimferrer, Vicente
Molina-Foix, Guillermo Carnero, Ana Mara Moix y Leopoldo Mara Panero. A los tres
primeros los denomina los seniors, y los seis siguientes son incluidos en la coqueluche. Flix
Grande, ante la polmica suscitada por este libro, exclama: Un fantasma recorre la poesa
espaola, aunque reconoce en todo el grupo la esencial preocupacin por la elaboracin de
un lenguaje tan rico y abarcador como sea posible.
Castellet (1970: 40-43) seala los siguientes rasgos comunes: 1) Despreocupacin hacia
las formas tradicionales, con la excepcin del ritmo versal basado en la tradicin mtrica
castellana, empleado por Gimferrer, especialmente, y por Carnero, 2) Escritura automtica,
tcnicas elpticas, de sincopacin y de collage, 3) Introduccin de elementos exticos,
artificiosidad., 4) Tensiones internas del grupo.
No aparecen incluidos en la generacin de los novsimos algunos poetas que comparten
con ellos anlogas preocupaciones temticas y formales, como Jorge Urrutia, Jenaro Talens,
Luis Alberto de Cuencia, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, Andrs Snchez Robayna,
Francisco Daz de Castro, Eloy Snchez Rosillo, etc. Las obras ms significativas de estos
autores y de otros posteriores han de ser consideradas igualmente en este tema.
En los ltimos aos se han publicado ensayos y antologas que han completado la nmina
expuesta y se han realizado estudios de los postnovsimos y de las generaciones que les han
sucedido (Villena, 1986, 1997, 2000, 2003, 2010). Garca Martn (1992: 112-118), despus de
la generacin de los ochenta, distingue los siguientes movimientos o tendencias
generacionales: la recuperacin del realismo, la escuela de Trieste, la nueva pica, el
neosurrealismo, el minimalismo y conceptualismo, el tradicionalismo y la poesa femenina.
ngel Luis Prieto de Paula y Mar Langa Pizarro sealan los nuevos caminos poticos de las
dcadas de los aos ochenta y noventa del siglo pasado, en los que destacan la recuperacin
del yo, el compromiso humano en un amplio sentido del trmino, la apelacin al realismo,
con la derivacin en algn caso hacia el realismo sucio, como en el campo de la novela, los
elementos culturalistas conviviendo con los componentes biogrficos, la recuperacin de la
tradicin espaola inmediata, produciendose, en suma, una convergencia de tendencias
estticas diferentes: junto a los poetas de los ochenta, incorporados tras los
sesentayochistas, caminan autores del 68 alejados de la vertiente novsima (Miguel dOrs,
Juan Luis Panero), o de publicacin algo ms tarda (Jon Juaristi, Fernando Ortiz, Javier
Salvago, Rosa Romojaro) o incluso aquellos que protagonizaron varios modos de evolucin a
partir de su ostentoso culturalismo inicial (Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena)
(Prieto de Paula Langa Pizarro, 2007: 94). En este captulo los citados historiadores
incluyen tambin las poticas en la potica de la experiencia (Langbaum, 1996) y las
siguientes corrientes: neosurrealismo, elega, salmodia y poesa coral, poesa metafsica.
Una concepcin muy interesante del quehacer potico nos la proporciona la otra
sentimentalidad o la nueva sentimentalidad, que surge en Granada en el ao 1983
propugnada por los poetas Luis Garca Montero, Javier Egea y lvaro Salvador.
Hay que considerar igualmente, como se ha sealado, el papel de las antologas, entre las
que podemos destacar las de Luis Antonio de Villena, Antonio Ortega, Jos Luis Garca
Hay que considerar igualmente, como se ha sealado, el papel de las antologas, entre las
que podemos destacar las de Luis Antonio de Villena, Antonio Ortega, Jos Luis Garca
Martn, Antonio Garrido Moraga, Isla Correyero, Domingo Snchez Mesa, Basilio Rodrguez
Caada, etc.
En la poesa gallega de esta poca, tambin algunas de las primeras muestras aparecieron en
el exilio, como las de Luis Seoane y Lorenzo Varela, a las que hay que aadir aportaciones de
poetas ya conocidos en la preguerra, como lvaro Cunqueiro con Dona do corpo delgado
(1950) y Carballo Calero con Anxo de terra (1950). En los aos cincuenta y sesenta aparecen
libros fundamentales de la generacin de 1936, integrada por Jos Mara Daz Castro,
Aquilino Iglesia Alvario y Celso Emilio Ferreiro, uno de los directores de la coleccin
potica Benito Solo. La poesa social gallega de los sesenta acusa la influencia de Longa noite
de pedra de Celso Emilio Ferreiro, tendencia dominante en la antologa de comienzos de los
setenta Os novsimos da poesia galega. En el ao 1976 se publican Con plvora e magnolias
de Mndez Ferrn, Mesteres de Arcadio Lpez Casanova y Seraogna de Alfonso Pexegueiro,
que originan una renovacin de la poesa gallega.
La dcada de los ochenta es calificada por algunos de dorada y en ella la Real Academia
Gallega y el Instituto da Lengua Galega publican Normas ortogrficas y morfolgicas
(1982), que son recogidas por el Parlamento gallego en La ley de Normalizacin Lingstica
(1983). Esta riqueza potica se incrementa en los noventa y en los primeros aos del siglo
XXI con las nuevas voces de Ana Roman, Mara Xesus Pato, Arturo Villar, Yolanda
Castao, etc. (Rodrguez Alonso, 2004: 423-464).
En la poesa catalana llegan igualmente desde el exilio las primeras producciones de
posguerra, entre las que destacan Nab (1941) de Josep Carner y las Elegies de Bierville
(1942) de Carles Riba. Se publican varias antologas de poesa y en el ao 1960 ven la luz
Vacances pagades de Pere Quart y La pell de brau de Salvador Espriu (1913-1985) de gran
trascendencia dentro y fuera de Catalua. Conviene aadir los nombres de Joan Brossa,
Gabriel Ferrater, etc., y para la literatura en Valencia fue fundamental la obra de Joan Fuster,
Nosaltres els valencians (1962), que propici un movimiento de renovacin cultural y
poltica. Fuster fue tambin un excelente poeta, con libros como Ales o mans, Escrit per al
silenci, etc. Como a uno de los ms destacados viene sealndose a Vicent Andrs Estells,
con ttulos como Llibre de Meravelles, Horacianes, La clau que obri tots el panys,
Recomane tenebres y Mural del Pas Valenci. En la actualidad la poesa catalana goza del
prestigio de sus mejores pocas gracias a J.M. Nadal, X. Roig, Miquel de Palol, Orpinell, Br
de Sala y otros nombres.
En el Pas Vasco el impulso renovador de la poesa de posguerra viene representado por
nombres como Salbatore Mitxelena, Jon Mirande y Gabriel Aresti. A estos nombres hay que
aadir los de Jos Azurmendi, Mikel Lasa, Arantxa Urretabizkaia tambin novelista-
Bitoriano Gandiaga, Juan Mari Lekuona, Koldo Izagirre, Joseba Sarrionandia y Felipe
Juaristi. En las ltimas dcadas de la poesa vasca han desempeado una notable labor
revistas como Ustela, Pott, Oh Euzkadi y Susa. Esta ltima ha dado nombre a un grupo en el
que se incluyen Iigo Aranbarri y Xavier Montoia, entre otros. Se trata de autores herederos
de una tradicin de ruptura y de una concepcin artstica y vital del poema en la lnea de
Etiopia de Atxaga e Itsaso ahantzia (El olvidado mar) de Koldo Izagirre. En esta lnea se
sitan Juan Olasagarre, Xavier Aldai, mientras que Teresa Irastorza defiende una visin ms
intimista, y M. Jose Kerejeta y Jon Iriberri (Gerardo Markuleta) cultivan una escritura
anloga a lo que en el mbito de la poesa en castellano se ha denominado poesa de la
experiencia. Como algunas de las voces ms originales de los ltimos aos se han
considerado la de Ricardo Arregi Daz de Heredia, con influencia de Pessoa y Kavafis; la de
Felipe Juaristi, Itxarro Borda, Amaia Iturbide, Paco Aristi, etc (Aldekoa, 2000: 503).
Como complemento de este tema incluimos en el texto bsico el anlisis de dos libros
poticos, varios poemas pertenecientes a las distintas generaciones de estos aos, desde
Dmaso Alonso y Vicente Aleixandre, pasando por otros representativos de la poesa social
como Blas de Otero, del grupo potico del 50 como Gil de Biedma y ngel Gonzlez, de la
generacin de los novsimos como Pere Gimferrer, hasta llegar a las composiciones de
Adolfo Garca Ortega y Beatriz Hernanz.
Como lectura obligatoria de este tema se indica la la antologa de Luis Alberto de Cuenca,
Poesa 1979-1996.
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Tema 4. El TEATRO ESPAOL DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD
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En una sociedad en la que ms del ochenta por ciento de los mensajes nos llegan a travs
de los medios audiovisuales resulta absolutamente necesario estudiar la literatura en relacin
con esos medios, as como con la prensa y con el cine. Quiz el fenmeno ms significativo
de los comienzos de estos nuevos tiempos sea la presencia de los medios de comunicacin de
masas en todas las esferas de la vida. Hoy, cualquier acontecimiento, nada ms producirse,
puede ser conocido en todo el mundo y se ha perdido la privacidad en los lugares ms
retirados y recnditos de la aldea global. Cualquier movimiento literario o artstico no
puede entenderse en su totalidad obviando su vertiente meditica. Una poca caracterizada,
entre otros rasgos, por el mestizaje y por la hibridacin de los discursos propicia de forma
puede entenderse en su totalidad obviando su vertiente meditica. Una poca caracterizada,
entre otros rasgos, por el mestizaje y por la hibridacin de los discursos propicia de forma
especial la relacin entre lo literario y lo periodstico, como favorece otros tipos de
interconexiones culturales y artsticas. Sin embargo esta relacin no es nueva sino que arranca
desde el mismo momento de la aparicin del periodismo. Los historiadores de la informacin
vienen considerando al autor literario Andrs de Almansa y Mendoza como uno de los
principales fundadores del periodismo en pleno Siglo de Oro (Gutirrez Carbajo, 2002: 16).
Esta es la postura del marqus de Fuensanta, que en La historia del periodismo poltico
compara la empresa de Almansa con la de Butter en Inglaterra en 1662 y la de Renaudot en
Francia en 1631. La relacin entre literatura y periodismo, por tanto, cuenta con ejemplos, en
nuestros Siglos de Oro y algo parecido sucede en otros pases. Por lo que respecta a la
literatura inglesa, Lennard Davies considera que la novela de los siglos XVI y XVII tiene los
mismos orgenes que el periodismo (Davies, 1983). En Espaa, el citado Almansa y
Mendoza, amigo de Quevedo y uno de los difusores y defensores de las Soledades de
Gngora, realiza una labor trascendental en lo que podra denominarse industrias de la
informacin en los primeros aos del reinado de Felipe IV. Su obra periodstica se reparte en
las dos modalidades de impresos noticieros de su tiempo: la gaceta o noticia corta, con
estructura epistolar, y la relacin, dedicada a relatar un suceso (Almanza y Mendoza, 2001).
Las informaciones del relacionero o gacetillero Almansa se caracterizan por la presentacin
concisa, sinttica y precisa. Su prctica periodstica anuncia ya los rasgos de estilo, que dos
siglos ms tarde atribuira Larra al periodismo. Mariano Jos de Larra (1809-1837) fund
publicaciones peridicas, colabor en importantes revistas literarias y public en ellas sus
artculos, que vienen siendo considerados piezas capitales de la literatura. La simbiosis, por
tanto, de literatura y periodismo no es un fenmeno de nuestros das. Por los mismos aos en
los que lleva a cabo Larra esta actividad, Jos de Espronceda (1808- 1842) y otros escritores
insertan en peridicos y revistas sus creaciones literarias, y encuentran en dichos medios el
espacio ms adecuado para la exposicin de sus reflexiones sobre poltica, literatura y
sociedad. Al igual que Espronceda y Larra, contribuyen al esplendor del periodismo otros
autores literarios de los siglos XIX y XX y de los aos transcurridos del siglo XXI (Gutirrez
Carbajo, 1999 y 2007b: 13-86). La simbiosis entre periodismo y literatura la logr ya Truman
Capote en In Cold Blood (A sangre fra) y, junto a este ejemplo, la obra The Electric Kool-
Aid Acid Test (1968) de Tom Wolfe (1930) supuso, como ha explicado Mara Garca Lorenzo
(2004), una nueva orientacin tanto para el periodismo de la poca como para la literatura.
Narra la historia del novelista Ken Kesey (autor de One Flew Over the Cuckoos Nest, 1962) y
su grupo de consumidores de LSD, los Merry Pranksters. Tom Wolfe, aparte de sus novelas
La hoguera de las vanidades (1987), elegido libro del ao por el New York Times Books
Review, y Todo un hombre (1998), ha publicado, entre otros ttulos, El nuevo periodismo
(1973), Elegidos para la gloria (1979), Las dcadas prpuras (1982) y El periodismo canalla
y otros artculos (2001). Algunas de estas obras han motivado que se lo considere como uno
de los principales tericos del nuevo periodismo. Esta simbiosis entre periodismo y
literatura aparece tambin en algunos textos de los americanos Norman Mailer, Joan Didion y
Michael Herr. Si el nuevo periodismo americano quiere ser una fusin de prensa y de
literatura, el mismo propsito es el que gua a Juan Jos Mills en sus Articuentos (2002). En
nuestros das, como comenta Carles Geli (2011), la siempre tenue y polmica y prolfica-
frontera entre periodismo y literatura vuelve con fuerza al sector editorial. Desde los dos
ngulos y desde dos de los grandes grupos editoriales. Cita en primer lugar a Randon House
Mondadori que, a travs de Debate ha estrenado la coleccin Crnicas subtitulada la
ficcin real, lanzando tres ttulos de autnticos monstruos del periodismo literario, como el
polaco Wojciech Jagielski (Torres de piedra); el estadounidense Gay Talese (La mujer de tu
prjimo) y la mexicana Alma Guillermoprieto (Desde el Pas de Nunca Jams). Esta misma
tarea se han impuesto otras editoriales como Alfaguara, Tusquets, Anagrama, Global Rhythm,
Libros del Asteroide, etc (Geli, 2011). De estas relaciones con el periodismo tambin
participa la literatura dramtica, como han observado algunos crticos y dramaturgos en
relacin con la adaptacin teatral de la serie televisiva Amar en tiempos revueltos, de la que
han afirmado que casi parece una crnica periodstica (Amestoy, 2011: 16).
Por lo que respecta a las relaciones entre la literatura y la radio nos interesan
especialmente las recreaciones radiofnicas de textos literarios. Ello nos lleva a etapas casi
fundacionales de este medio, aunque uno de los ejemplos ms significativos sera la
adaptacin de All That Fall, de Samuel Beckett, realizada en 1956 y radiada en 1957, y que
constituy el primer radiodrama en el que se utiliz con xito un nuevo sonido mitad musical,
mitad efecto sonoro convencional. Balsebre seala experiencias posteriores como la
adaptacin de la obra dramtica The Disagreeable Oyster, de Giles Cooper y la de otros
mitad efecto sonoro convencional. Balsebre seala experiencias posteriores como la
adaptacin de la obra dramtica The Disagreeable Oyster, de Giles Cooper y la de otros
textos literarios. Entramos, as en el estudio de la evolucin de las adaptaciones literarias en
la radio. Estas adaptaciones han sido objeto de diversos estudios como los de Pedro Barea
(1988, 1994, 2000), Balsebre (2001 y 2002), Virginia Guarinos (2002), Gutirrez Carbajo
(2004), etc.
En cuanto a la televisin, en Espaa desde fecha bastante temprana se dedican trabajos
a este medio en el marco de las publicaciones sobre cine, como las revistas Film Ideal,
Primer Plano y Fotogramas. El semanario Triunfo edit en octubre de 1963 un suplemento
sobre TVE, en el que colaboraron, entre, otros, Ignacio Agust, Jos Ramn Marra Lpez,
Jess Garca de Dueas y Santos Fontenla. En los aos sesenta la televisin merece, entre
otras publicaciones, las de Roman Gubern, La televisin (1965), Jos Mara Baget,
Televisin un arte nuevo (1965) y Miguel Prez Caldern, La televisin (1965). En el texto
bsico se analizan algunos de estos trabajos y se exponen numerosos ejemplos de textos
literarios adaptados a este medio. Prestamos atencin igualmente a las relaciones del hecho
literario con el vdeo, los multimedia y las nuevas tecnologas. Estas interconexiones de la
literatura con las nuevas tecnologas ya fueron analizadas por nosotros en la temprana fecha
de 1996 en el VI Seminario Internacional del Instituto de Semitica Literaria, Teatral y
Nuevas Tecnologas en la sede de Cuenca de la Universidad Internacional Menndez Pelayo.
En las Actas que recogen las sesiones plenarias y las comunicaciones expuestas en dicho
seminario se aborda por primera vez en Espaa el estudio de las relaciones entre el arte
verbal por excelencia con las nuevas tecnologas, estudiando las incidencias de las mismas en
la creacin, difusin, estudio y enseanza de la literatura (Romera Castillo, Gutirrez
Carbajo, Garca-Page, 1997). En el primero de los trabajos, Romera Castillo, despus de unos
apuntes sobre la Inteligencia Artificial y la realidad virtual, se refiere, como hace Jos B.
Terceiro (1996), al paso del homo sapiens al homo digitalis, y estudia a continuacin, entre
los multimedia, el ordenador, el CD-ROM, las autopistas de la informacin, para abordar en
un extenso y detallado apartado las relaciones entre las humanidades, las artes, la literatura y
las nuevas tecnologas. En el primero de estos apartados seala como pionero el libro de
Marcos Marn (1994), Literatura y multimedia, y respecto a las artes menciona diversos
seminarios, simposios y exposiciones sobre el arte electrnico al final del milenio (Romera
Castillo, 1997: 30-31). Analiza el papel del libro impreso frente a las nuevas tecnologas y
otros soportes, como el audiolibro, el CD-ROM, el Internet, etc., sin obviar la funcin de
estos instrumentos en la enseanza y en la didctica de la Literatura. Los aspectos positivos y
negativos del maridaje entre la Literatura y el Internet son abordados en los trabajos de Enric
Bou (1997) y Germn Ruiprez (1997). En esta lnea ha de insertarse el libro Teatro, prensa
y nuevas tecnologas (1990-2003), editado por Jos Romera Castillo (2004) en colaboracin
con Francisco Gutirrez Carbajo, en el que se incluyen los trabajos de Andrs Amors
Guardiola, Jess Campos Garca, Antoni Tordera Sez, Patricia Trapero Llovera, Jos Mara
Paz Gago, Felipe B. Pedraza Jimnez, y otros investigadores, incluidos los propios editores
del volumen. En nuestro trabajo Teatro, radio y nuevas tecnologas (Adaptaciones teatrales y
premios de Teatro Ojo Crtico de 1990 a 2003) analizamos las investigaciones de Martin
Albrow, que en Edad Global (1996) pone en relacin la radio y los dems medios de
comunicacin con el desarrollo de la modernidad, y los de otros investigadores, y
presentamos despus varios ejemplos (Gutirrez Carbajo, 2004: 47-57). Entre los ltimos
trabajos dedicados a las relaciones de las nuevas tecnologas con la literatura, concretamente
con el teatro, puede citarse el monogrfico coordinado por Dolores Romero en el nmero 17
de la revista Signa, Sobre el teatro y las nuevas tecnologas (Romero Lpez, 2008: 11-150)
en el que se insertan los trabajos de Jos Romera Castillo (2008a: 17-28), Haca un estado
de la cuestin sobre teatro y nuevas tecnologas en Espaa; de Anxo Abun Gonzlez
(2008:29-56), Teatro y nuevas tecnologas: conceptos bsicos; de Asuncin Lpez-Varela
Azcrate (2008: 57-84), El gusto del pblico: la magia digital; de Jos Manuel Luca
Mejas (2008: 85-130), Enredando con el teatro espaol de los Siglos de Oro en el web: de
los materiales actuales a las plataformas de edicin, y de Monique Martinez Thomas y
Matthieu Pouget (2008: 131-150), DRAMA: la utopa de la notacin escnica.
La relaciones entre literatura y cine, como se expone en el texto bsico fueron
abordadas ya por los primeros cineastas y ms tarde por los formalistas, los estructuralistas,
la semiologa y la pragmtica. En estas interconexiones y trasvases sobresale como uno de los
fenmenos no slo ms controvertido sino tambin ms fructfero el de las adaptaciones o
recreaciones flmicas de obras literarias. No conviene olvidar que, atendiendo a trabajos
recientes, podemos constatar que entre un 30% y un 40% de las pelculas que se producen
cada ao en Espaa estn basadas en textos literarios.
recientes, podemos constatar que entre un 30% y un 40% de las pelculas que se producen
cada ao en Espaa estn basadas en textos literarios.
Otro fenmeno igualmente interesante es el de la presencia de procedimientos flmicos
en obras literarias, que, adems de las teoras del precinema, fue ya analizado en nuestro pas
por Joaqun de Entrambasaguas, Zamora Vicente y en pocas recientes por Manuel Alvar y
nosotros mismos (Gutirrez Carbajo, 1993).
Como una ilustracin o reescritura flmica se incluye en el texto bsico la recreacin
cinematogrfica del cmic Perspolis.
Algunas de las cuestiones de este ltimo tema pueden ser completadas con el libro
Literatura y cine de Francisco Gutirrez Carbajo, incluido en las lecturas complementarias,
as como con otros trabajos del mismo autor y de eminentes investigadores sealados en las
referencias bibliogrficas.
Referencias bibliogrficas
En esta asignatura de 5 crditos ETCS se programa una sola actividad evaluable, aunque
articulada en cinco preguntas, una por cada uno de los bloques temticos de la materia.
Para la realizacin de estas actividades los medios indispensables son el Texto bsico y las
lecturas obligatorias programadas en el apartado 1. Ser tambin necesaria en algunos casos la consulta
de la bibliografa complementaria.
4. ACTIVIDADES PROGRAMADAS
Lo que deseaban
se deca en el gesto moroso, casi lquido,
que la mujer emprendi al pasar sus dedos
por la boca del hombre,
ms desesperados los dos por saber
que la vigilia, la guardia mantenida,
la frrea fortaleza de la razn
iba a ceder el paso a ese cuarto de hora
de locura, fecundo,
en que se deja de sentir el miedo
de haberlo perdido todo.
5. EVALUACIN
5. EVALUACIN
Las actividades sealadas las ir realizando el alumno a lo largo de las semanas del
curso, debiendo tener terminanadas las cinco preguntas en los primeros das del mes de mayo, con
el fin de enviarlas antes del da 5 de mayo al Profesor-Tutor, que deber evaluarlas y calificarlas. La
calificacin podr repercutir en la nota final hasta un veinte por ciento, siempre que la prueba
presencial se haya superado con una nota de 5 o ms de 5.
La evaluacin final consistir en una prueba presencial, realizada por escrito, que tendr
una duracin mxima de dos horas y que ser calificada de 0 a 8 puntos.
Esta prueba final constar de dos partes:
1) Una parte terica sobre los bloques temticos.
2) Un comentario de textos de una de las obras de lectura obligatoria o de los textos
incluidos en el libro base. En este comentario debern seguirse los siguientes pasos: a) Localizacin
y contextualizacin del texto; b) Anlisis de los principales ncleos temticos y de los recursos
formales ms significativos; c) Interpretacin personal.
En la prueba se valorarn tanto los conocimientos alcanzados, como las destrezas y
habilidades (adquisicin de datos precisos referentes al temario de la asignatura, capacidad de
hacerse cargo de los asuntos tratados en ella, as como de relacionarlos comprensivamente de una
manera creativa), que habrn ido adquiriendo los alumnos a lo largo del curso, a partir de los
objetivos de aprendizaje marcados.
La suma de la PED y de la prueba presencial final podr alcanzar una puntuacin de 10.
6- GLOSARIO
En el Texto bsico, elaborado por el equipo docente, se recogen los trminos relevantes
empleados en la exposicin de los temas. En la exposicin de los contenidos se ha procurado
evitar el tecnicismo innecesario. Los trminos empleados son de uso comn de un estudiante
universitario de este nivel y del vocabulario que domina una persona culta.