La Ciudad de Los Palabras
La Ciudad de Los Palabras
La Ciudad de Los Palabras
El libro plantea una reflexin sobre cmo la literatura puede dar respuesta a los problemas de la
sociedad actual, frente al fracaso del discurso poltico. A travs del mismo intenta dar respuesta a
preguntas tales: cmo determina, limita y ampla el lenguaje la forma y el fondo en que
imaginamos el mundo? Cmo nos ayudan los relatos a percibirnos a nosotros mismos y a los otros?
Pueden estos relatos proporcionar a toda una sociedad una identidad, sea verdadera o falsa? Es
posible que los relatos nos cambien y cambien el mundo en que vivimos?
El autor analiza el rol poltico de las narraciones y cmo estas contribuyen a entender la
sociedad; es decir la relacin entre literatura y sociedad. El libro rene cinco textos que escribi para
las conferencia Massey (2007) en Canad. En el prlogo plantea una de las dicotomas poltico-
sociales de ms actualidad la naturaleza y concepto de sociedad. Toda sociedad cuya existencia
concebimos, busca su definicin tanto en una visin mltiple de s misma, como en su oposicin a
otra. Segn avanzo en la lectura coincido con Manguel en que cada vez me siento ms perplejo y
voy descubriendo mi ignorancia respecto de muchas cosas, a medida que progreso en la misma,
aunque mis lecturas desordenadas han creado un conocimiento prestado donde encuentro mis
propios pensamientos expresados en palabras de otros. Participo del planteamiento del autor de
que las preguntas deben estimular el debate.
El segundo captulo, Las Tablillas de Gilgames es una reflexin sobre el papel del otro en nuestra
propia existencia. El poema comienza con una exhortacin al lector; la responsabilidad de descubrir
el relato. En palabras de Manguel, en las pginas de nuestros libros coexisten una infinidad de
personajes, que se oponen, se complementan, aprenden de su contrario y se pelean La epopeya
de Gilgames es la historia de un hombre y la historia de una ciudad, cuenta como un hombre lleg
a ser quien era, y cmo una ciudad llego a ser no slo magnifica, sino tambin justa. La relacin de
Gilgames con Enkidu es una relacin que forja un destino compartido, que se extiende a la vida
misma, vida que se ve enriquecida por la presencia del otro y, en consecuencia, empobrecida por
su ausencia. En ese sentido la historia de la literatura puede interpretarse como la historia de
vnculos de ese tipo; parejas de amantes, de amigos, de colegas, de enemigos, de amo y criado, de
maestro y discpulo. Siguiendo con esa argumentacin, en algunos casos el otro es el que lleva a
efecto tus pensamientos. Es por ello que Manguel indica transformamos al otro, a travs de cuya
presencia adquirimos conciencia de nuestro propio ser, en nuestro enemigo, y lo pagamos con
nuestra propia vida, ya que lo que le hacemos a l nos lo hacemos a nosotros La naturaleza del
doble es ambigua. El otro, el doble, es idntico a nosotros y, sin embargo, es distinto, tal como en
un espejo la derecha y la izquierda.
La idea del otro como un ser a la vez terrible y servicial qued muy pronto acuada en
nuestra historia. Dividir el mundo en territorios excluyentes est en abierta contradiccin con la
realidad del mundo moderno, en el que se mezclan diferentes pueblos. Convivencia implica solo
relaciones entre individuos, pero no puede haber convivencia duradera y estable sin que se
produzca el fenmeno social por excelencia; los usos. El carcter general del uso consiste en ser
una norma de comportamiento (intelectual, sentimental o fsico), que se impone a los individuos,
quieran estos o no. Qu nos mueve a estar juntos, seamos diferentes o semejantes? Simplemente
por el hecho de que l era l y yo era yo.
La utilizacin del lenguaje hace que las palabras moldeadas por y para el uso comn
adquieran el poder de moldear a su vez el pensamiento. Es por tanto que el estilo empleado es vital
para nuestra comprensin imaginativa de la realidad, ya que la forma en que representamos o
decimos algo encierra una carga comunitaria y a la vez convencional y prctica, un gran nmero de
connotaciones culturales impresas en nuestra capacidad gentica para comprender ciertos cdigos.
As conforme aumenta nuestra capacidad de atesorar experiencias, aumenta nuestra capacidad de
hallar formas ms penetrantes y profundas de leer las historias codificadas. Por ello debemos
prescindir de lo rpido y fcil y recuperar el valor positivo de cualidades casi perdidas; la
profundidad de la reflexin, la lentitud del avance, la dificultad de la empresa.
Los conflictos nacen de las percepciones que construimos acerca del otro, a travs de
dogmas que se definen a s mismos, por medio de crculos viciosos. Las construimos por miedo a la
disolucin, excluyendo para odiar mejor, olvidando que los que vemos como monstruos no siguen
siendo monstruos para siempre. Unas veces la sociedad debe recurrir a la exclusin; otras, la
inclusin puede ser la nica forma de poner fin al conflicto.
En resumen, quizs fuera posible, como indica el autor, que en lugar de reunir nuestras
diferentes caractersticas y nuestras diferentes hablas bajo el dominio de una lengua comn pero
restringida, quizs sea posible entretejer todas ellas y transformar la maldicin de Babel en un don
de muchas lenguas., transcendiendo la idea de exclusividad o propiedad
En el cuarto captulo, Los libros de D. Quijote, Manguel retoma esta ltima idea
argumentando que nadie puede ser dueo exclusivo del conocimiento y que aquellos que as lo
pretenden, usan la lengua como instrumento de divisin u odio entre los pueblos. Es la eterna lucha
entre la fuerza y la razn, entre las armas y las letras. En Espaa coexistieron, al mismo tiempo, la
cultura cristiana, la rabe y la juda, y, a pesar de las expulsiones de las personas pertenecientes a
las dos ltimas, no pudo despojarse de esas culturas que le proporcionaron gran parte de su
vocabulario, toponmicos, arquitectura, filosofa, poesa lrica, conocimientos mdicos y el juego del
ajedrez. Aunque se prohibi la presencia de rabes y judos, la sociedad espaola encontr caminos
secretos para conservar el espritu de esas identidades expulsadas.
La realidad, como bien sabe D. quijote y ha aprendido Sancho, no es lo que muestran las
apariencias, sino lo que percibe ese ojo ms penetrante y conocedor de la justicia. Y para que esto
ocurra son necesarias las letras.
En el quinto y ltimo captulo, La pantalla de Hall, hace una reflexin sobre temas que nos
preocupan como "el otro" en nuestra sociedad, "el uso de las lenguas", " la cosificacin", "el lenguaje
de la publicidad", o el uso de las emociones colectivas en las respuestas dadas a la crisis que nos
afecta desde el 2008.
As, para el autor, cuando decimos que deseamos un mundo mejor y ms feliz, casi
siempre queremos decir un mundo mejor y ms feliz para nosotros mismos. El otro hostil ha sido
durante mucho tiempo una solucin para explicar los males de nuestra sociedad. Es por ello que
para protegernos de l construimos mecanismos sociales cada vez ms perfectos que nos sirven de
instrumentos para excluir el peligro brbaro, y que, por lo general acaban excluyndonos a la
mayora de nosotros, exceptuando unos cuantos afortunados
Al abordar el uso de la lenguas el autor nos indica los siguiente: La lengua presta su voz
a los narradores, que tratan de decirnos quienes somos; la lengua construye con palabras nuestra
realidad y la de aquellos que la habitan, dentro y fuera de las murallas; la lengua nos ofrece historias
que mienten e historias que dicen la verdad. Las maquinarias econmicas que hemos construido
necesitan de la lengua para atraer a los consumidores, pero solo a un nivel prctico, dogmtico
evitando deliberadamente la constante indagacin que caracteriza a la literatura Para mantener el
funcionamiento de esas maquinarias se intentar limitar y/o controlar esa multiplicidad de lectura,
ya sea prohibiendo un libro o, de forma ms sutil, imponiendo un vocabulario restringido o
distorsionado, es decir embotando el lenguaje en terminologa de Gnter Grass.
La literatura es lo contrario del dogma. Un texto literario est abierto a otras lecturas, a
otras interpretaciones, ello es quiz porque la literatura, a diferencia de los dogmas, permite tanto
la libertad de pensamiento como la libertad de expresin. Esa libertad exige el uso de la lengua
literaria, la que nuestras maquinarias industriales quieren desterrar. El autor nos propone un
ejemplo insidioso de ese destierro en la manipulacin de las emociones colectivas en momentos de
crisis. El desmoronamiento econmico mundial como consecuencia de la especulacin financiera
ha dado lugar, a fines de 2008, a un pnico y una desazn generalizados que, a su vez, han sido
utilizados por los poderes financieros e industriales para tomar un sinnmero de medidas que en
otro momento hubiesen sido imposibles de adoptar, al menos sin una protesta universal. En este
clima de miedo se han tomado decisiones respecto de privilegios fiscales, despidos, desalojos,
traslados y cierres de fbricas , sin remediar la causa primera de la crisis, una suerte de desorden
moral y tico que afecta a la raz misma del sistema capitalista. En lugar de plantear la sustitucin
de un sistema caduco y corrupto, los dirigentes polticos y financieros se han propuesto restaurar y
fortalecer ese mismo sistema con medidas que, a la larga, sern sin duda estriles si no nefastas