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La vida cristiana,
una guerra espiritual?
A
nna Agbanvor, hija de un sacerdote vud, se enfrentaba a gra-
ves problemas con su embarazo. Ya haba pasado de los nueve
meses de gestacin; sin embargo, le resultaba imposible poder
llevar a cabo el parto. Su vida y la de su hijo corran un grave peligro.
Mientras se hallaba en esta condicin, conoci a un grupo de adventis-
tas que residan en una pequea aldea de Benn, un pas ubicado en la
costa oriental de frica. La visitaron y oraron por ella y por su beb. El
Seor escuch sus plegarias, manifest su misericordia y Anna pudo
dar a luz a su hijo. Luego, ella entreg su vida a Cristo y se uni a la
Iglesia Adventista.
Esta decisin suscit la ira de su familia; de modo que su propio pa-
dre lleg a amenazarla de muerte. En la cultura donde Anna se haba
criado, abandonar la religin vud conllevaba tambin ser repudiado y
separado del seno familiar; algo muy peligroso en un ambiente domi-
nado por la santera, la brujera y el espiritismo. Anna tena mucho
miedo. Conoca los malvados poderes del vud. Saba que los sacerdo-
tes hechizaban a las personas y las dominaban. Un da, despus de ha-
ber sido amenazada de muerte por miembros de su clan familiar, se
arrodill e implor la proteccin de Cristo. Mientras oraba, escuch el
sonido de potentes truenos. Su casa fue sacudida de un lado para otro
por las impetuosas rfagas de viento. La poderosa tormenta hizo que se
desplomara el techo de la casa. Las piernas de Anna fueron quemadas
por un rayo. Los vecinos, en lugar de socorrerla, huyeron despavori-
dos, atormentados por la idea de que los dioses estaban castigndola
por haberse convertido al cristianismo. Aquel da Anna no solo perdi
su casa, sino que adems su hijo mayor muri en otra aldea.
La victoria de Jess
Si bien es cierto que el diablo es un personaje muy poderoso, el
Nuevo Testamento registra mltiples evidencias de las derrotas que le
infligi Cristo. De hecho, el poder del Seor sobre las fuerzas espiritua-
les del maligno constituy una demostracin concreta de que el reino
de Dios haba comenzado a ser una realidad presente entre los seres
humanos. Tras rechazar tajantemente que la expulsin de los demonios
constitua una accin realizada por el maligno, Jess afirm: Y si yo
echo fuera los demonios por Beelzeb, por quin los echan vuestros
hijos? Por tanto, ellos sern vuestros jueces. Pero si yo por el Espritu
de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el
reino de Dios, pues cmo puede alguno entrar en la casa del hombre
fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata? Entonces podr sa-
quear su casa (Mateo 12:27-29). Jess no se est refiriendo a su reino
de gloria, el reino de Dios al que se est refiriendo aqu tiene que ver
con su seoro en el corazn de quienes lo aceptan como Mesas.
Hay algunos elementos del pasaje citado que merecen una breve ex-
plicacin. La expresin hombre fuerte, en el griego est precedida por
un artculo definido, que por el contexto resulta irrefutable que alude a
un personaje concreto: Satans. 6 El diablo haba credo que este mundo
era su casa (Mateo 4: 8, 9), y que los seres humanos eran su propiedad.
Recursos Escuela Sabtica
Por mucho tiempo nadie se haba atrevido a enfrentarse a este impla-
cable tirano. Incluso, segn Josefo, para los judos cuando murieron
los ltimos profetas, es decir Hageo, Zacaras y Mala- quas, el Espritu
Santo se extingui de Israel. 7 Pero ahora llega Jess, el ms podero-
so (Mateo 3:11), y pone fin a esa sequa espiritual que le haba permiti-
do a Satans expandir su dominio sobre la tierra. Al expulsar a los de-
monios de la vida de los seres humanos, Cristo saque los bienes del
enemigo. Este pasaje evoca la profeca de Isaas 49:24-26, donde Dios
promete rescatar al cautivo del valiente y arrebatarle el botn al ti-
rano.
Nuestro Seor rescat por medio de la liberacin, tanto fsica como
espiritual, a hombres y mujeres que haban sido sbditos del valien-
te, es decir, del diablo. Por esto la mujer que tena un espritu de en-
fermedad, en realidad, era una cautiva de Satans, a quien haba esta-
do atada durante dieciocho aos (Lucas 13:10-15). Pero con la llegada
de Jess el que era atador ahora es el atado. Entre los judos exista
una tradicin que anunciaba la venida de un sacerdote nuevo que ata-
r a Belial y dar poder a sus hijos para pisotear a los malos espritus
(Testamento de Lev 18:12). 8 Con Cristo esto dej de ser una simple tra-
dicin y se hizo realidad.
La versin de Lucas agrega detalles adicionales que no debemos pa-
sar por alto: Pero cuando viene otro ms fuerte que l y lo vence, le
quita todas las armas en que confiaba y reparte el botn (Lucas 11:22).
El hombre fuerte no solo ha sido derrotado por Jess, tambin ha
sido desarmado y sus despojos han sido repartidos. Para explicar esto,
Lucas usa una palabra griega muy conocida en su poca: panoplian; de
ella deriva el vocablo castizo, panoplia. La panoplia no era una parte de
la armadura, era la armadura completa. Satans haba confiado en sus
armas durante miles de aos, pero ahora el Seor echa por tierra todas
sus artimaas, le quita la armadura y desvela el carcter malvado y
diablico de nuestro letal enemigo. Las palabras de Lucas traen a nues-
tra mente este pasaje de Pablo: Y [Cristo] despoj a los principados y a
las autoridades y los exhibi pblicamente, triunfando sobre ellos en la
cruz (Colosenses 2:15). Literalmente, la expresin griega traducida
despoj, significa que el Seor le quit las ropas al diablo, lo dej
desnudo; le quit la armadura. 9 Por tanto, aunque el diablo sigue sien-
do un peligroso enemigo, este vocablo lo define como un adversario
derrotado, 10 puesto que Cristo lo venci de una forma total y comple-
ta. 11
Referencias
1 Anna Agbanvor, El dios del trueno, Misin (3/2007), pp. 9, 10. Si usted quiere conocer ms
sobre las deidades ancestrales en frica y su desafo para la Iglesia Adventista, consulte el valioso
libro publicado por el Instituto de Investigacin Bblica de la Asociacin General: Kwabena Don-
kor, ed. The Church, Culture and Spirits Adventism in Africa (Silver Spring, Maryland: Biblical Re-
search Institute, 2011), pp. 11-22; 69-90.
2 El famoso telogo Rudolf Bultmann releg las referencias neotestamentarias a los principados y
potestades como simples tradiciones cuyo origen se remonta a los relatos mitolgicos de la apoca-
lptica juda, New Testament and Mythology en Kerygma and Myth: A Theological Debate, vol. 1
(Londres: SPXK, 1964), p. 10. Para ms detalles ver a Clinton E. Arnold, Powers of Darkness. Princi-
palities & Powers in Paul's Letters (Downers Grove: Intervarsity, 1992), pp. 169-182.
3 Clinton E. Arnold, Power and Magic: The Concept of Power in Ephesians (Grand Rapids, Michigan:
Baker Publishing Group, 2000), pp. 65-68; Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la
Biblia: Nuevo Testamento (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 2006), p. 549.
4 Antonio Pieiro, El testamento de Salomn en A. Diez Macho, ed. Apcrifos del Antiguo Testa-
66.
6 D. A. Carson, Mateo (Miami, Florida: Editorial Vida, 2004), p. 326; William Hendriksen, El Evan-
gelio segn San Mateo (Grand Rapids, Michigan: Libros Desafos, 2007), p. 552.
7 Contra Apin 1: 41; citado por Robert H. Stein, Jess, el Mesas. Un estudio de la vida de Cristo (Te-
2006), p. 772.
11 W. E. Vine, Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento (Nashville, Tennessee: