Resumen Villoro
Resumen Villoro
Resumen Villoro
Villoro ofrece en el primer captulo de El poder y el valor una definicin de este ltimo
concepto como: las caractersticas por las que un objeto o situacin es trmino de
una actitud favorable (Villoro 1997, 13).
El trmino actitud es caracterizado por su carga afectiva hacia algo en particular.
Una actitud a su vez puede descomponerse en dos aspectos: la creencia y el afecto.
El primer aspecto, la creencia, es tener algo como un componente del mundo real.
El segundo aspecto, el afecto, es una apreciacin de caractersticas de un objeto.
El aspecto cognitivo de la actitud, la creencia, puede presentarse sin la carga
afectiva pero no viceversa. Dicho de otra manera, puede haber descripciones
acerca de la creencia de propiedades de algn objeto sin una valoracin pero no se
puede valorar el objeto sin creer en que posee esas propiedades.
Las actitudes pueden dirigirse hacia objetos o situaciones particulares o bien a
clases con los anteriores por elementos. Cuando una actitud se dirige hacia una
clase de objetos o situaciones, podemos referirnos a ello como inters. Valor,
podemos decir, es, para cada quien, lo que responde a su inters (Villoro 1997,
15).
El valor puede captarse tambin por medio de la carencia. Puede ser tanto en un
grado fisiolgico como proyectado en la imaginacin. Valor es, as, lo que aliviara
la falta.
Todas estas caractersticas de valor, es decir, que responda a un inters y que alivie
una falta pueden insertarse en lo que se refiere a un valor apreciado por s mismo,
denominado valor intrnseco. Un valor extrnseco a su vez, sera todo aquello que
produce, sirve o conduce a un valor intrnseco. Tambin se distinguen en cuanto a
su modo de realizarse en un bien, pues mientras que los intrnsecos se aprehenden
en la presencia del objeto valioso, los extrnsecos se conocen por su capacidad
para condicionar la consecucin de valores intrnsecos.
EXPERIENCIA DEL VALOR
Hasta este punto, Villoro ha hablado acerca de las propiedades objetivas de los
objetos y situaciones como partes del valor. En este apartado, siguiendo una lnea
husserliana, introduce tambin la dimensin subjetiva. Cierto: al igual que el mundo
fsico, el mundo del valor y el sentido slo puede darse en un marco conceptual e
imaginativo previo; ms an, presupone actitudes subjetivas. Pero las propiedades
valiosas no forman parte de esas actitudes sino de sus objetos intencionales
(Villoro 1997, 19). Tal es que las propiedades valiosas son parte, innegablemente,
del objeto, ms, la condicin de su aprehensin es la actitud del sujeto.
Esta condicin para aprehender los valores tiene, en primer lugar, una disposicin
favorable hacia la captacin de lo valioso. Pero adems requiere de una cierta
capacidad poco clara de discernimiento entre sensibilidad y uso de razn,
cuestiones poco claras que pueden apreciarse en conceptos como sensibilidad o
buen gusto. Esta es la principal dificultad para establecer con precisin las
comunidades valorativas. Es por ello que Villoro concluye de ello que la experiencia
de los valores no puede ser pilar de un conocimiento objetivo.
REALIDAD DEL VALOR
Para consolidar an ms esta concepcin objetiva del valor, Villoro se propone
tambin dar una definicin de lo que es la realidad. De entrada, rechaza una
concepcin metafsica como la existencia en s, independiente del sujeto
cognoscente.
En un sentido vivido, realidad no es una x que existiera fuera de m,
realidad es aquello que me resiste, se me opone, me hace frente, aquello
que no es construido, fraguado, puesto por m. Puedo pensar que el objeto
de percepcin no es meramente subjetivo en la medida en que conozca en
l un elemento dado, que se hace por s mismo presente [] La primera
nocin de una realidad vivida se refiere a aquello que hace resistencia a mi
deseo, aquello con lo que me encuentro, contradiciendo a menudo mis
expectativas, lo que se impone y resiste (Villoro 1997, 22).
Para sustentar su definicin presenta que no hay razones suficientes para negar tal
realidad. En primer lugar, es insuficiente razonar que nuestras capacidades
perceptivas estn alteradas puesto que perteneceran nicamente a la dimensin
subjetiva y no podran diferenciarse entre datos objetivos y aquellos forjados por
nuestra mente. En segundo lugar, como haba expuesto anteriormente, la
subjetividad no es por s misma productora de mundo ni en su dimensin cognitiva
ni afectiva. En tercer lugar, la realidad no est configurada en cuanto a creencias
injustificadas por ms que la experiencia parezca confirmarlas, se debe alcanzar un
punto crtico pues los prejuicios ideolgicos ms bien tienden a interferir con la
aceptacin de lo dado en cuanto tal. En cuarto lugar, cada creencia previa justificada
de manera objetiva no es auto-contradictoria y en caso de que apareciese una
experiencia que pusiese en tela de juicio las creencias base de ese sistema obliga
a una reformulacin del marco valorativo.
Esta prueba, es decir, la ausencia de razones para invalidar que las cualidades
valorativas se dan por s mismas son suficientes para inferir la existencia real de
valor en el objeto. Sin embargo, esto se basa en creencias razonables y no
objetivamente suficientes. Aunque si bien las creencias razonables permiten llegar
a puntos de acuerdo en un nivel intersubjetivo, no permiten alcanzar un grado de
universalidad. Sin embargo, son estas creencias razonables las conductoras de
nuestro actuar. A ello Villoro coloca dos advertencias en cuanto a extremos: el
dogmatismo y el escepticismo. Por lo que concierne al dogmatismo es la confusin
de un saber subjetivo con uno objetivo. En cuanto al escepticismo, inferir de lo
controvertible en los enunciados de valor una validez igual para cada uno de ellos
incluso siendo contrarios, es decir: todos son vlidos y al mismo tiempo ninguno lo
es.
ACCIN INTENCIONAL
Los valores no son enteramente objetivos sino que varios son introducidos por
nuestra subjetividad. Es por ello menester la revisin de lo que se desea
conscientemente y su correlato, la intencin de alcanzar un estado de cosas. Este
deseo no suscita necesariamente una representacin mental pero s una
susceptibilidad de ser descrito. Ahora bien, este estado de cosas que puede ser
descrito es proyectado por la imaginacin y no presente en la realidad. Esto obliga
a una distincin entre rdenes de valores: aquellos experimentados en objetos o
situaciones y las cualidades atribuidas a estados de cosas deseados traducidos en
proyecciones de valores posibles. Pero como se vio en la primera parte, la accin
intencional no es posible sin creer en la bondad del fin. El deseo de lograr este
estado de cosas es lo que Villoro llamar intencin. Sin embargo, tomado en un
sentido laxo pues a la intencin debe aadirse la decisin. Pasa pues a convertirse
en un querer.
La accin se compone por dos elementos: una actitud positiva para impulsar la
decisin voluntaria y un conjunto de creencias que incluye la existencia del objeto
de la actitud y valoraciones que le adscriben valores. Y esta distincin abre dos vas,
a saber, la relacin entre actitudes o deseos y razones de las creencias. Para la
consideracin de un sujeto racional Villoro ofrece lo siguiente: Diremos que un
sujeto es racional en su conducta si tiene un conocimiento personal, fundado en
razones, sobre los fines que guan su conducta y los medios necesarios para
lograrlos y adems decide realizarlos (Villoro 1997, 33). De acuerdo a este
apartado, si bien las razones pueden suscitar deseos no es el caso para toda
motivacin de lograr un estado de cosas deseado. Por otra parte, tampoco otorga
al aspecto del deseo una carga superflua. Esto es pues, el viejo problema filosfico
de la motivacin del comportamiento moral y que Villoro caracteriza entre Hume y
Kant. Para el caso de Hume, acepta que las razones no son suficientes para motivar
el acto, pues hay deseos iniciales y deseos posteriores a las razones en cuanto a lo
objetivamente deseable. Sin embargo, la accin moral debe poder explicarse por
principios racionales de los cuales pueda inferirse el valor objetivo de la accin. As
Villoro concluye su primer captulo con dos preguntas: cules razones pueden
admitir valores capaces de motivar deseos? Y cul es el gnero de deseos nos
permiten conducirnos por los valores objetivos en vez de los subjetivos?
Benemrita Universidad Autnoma de Puebla Facultad de Filosofa y Letras
Colegio de Filosofa tica y Poltica II
Imparte: Claudia Tame Domnguez Elabora: Adrin Larios Lpez