Autopsia Del Socialismo Alberto Benegas
Autopsia Del Socialismo Alberto Benegas
Autopsia Del Socialismo Alberto Benegas
Autopsia del socialismo / Alberto Benegas Lynch (h) y Gustavo Daniel Perednik. - 1a ed. - Buenos Aires : Grupo Unin; Ciudad
Autnoma de Buenos Aires: Grito Sagrado Editorial de Fundacin de Diseo Estratgico, 2013.
200 p. ; 15x21 cm.
ISBN 978-987-27937-7-7
1. Ciencias Politicas. 2. Filosofia. 3. Economia.
CDD 320.5
Fecha de catalogacin: 27/03/2013
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Rosa Pelz
Rodolfo Distel
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Arghoost Toons [ Andrs Rodrguez ]
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recuperacin, sin permiso escrito de los editores.
ndice de contenido
1. El colapso socialista
La mana del igualitarismo - En busca del error fundamental
2 La inviabilidad del sistema
El problema epistemolgico - El mundo universitario hoy
3 El totalitarismo
Las religiones - El Islamismo
4 La prediccin de Von Mises
Socialismos de mercado Desempleo Irracionalidad
5 El caso chino
Las huelgas Los pronsticos - Deng Xiaoping
6 Maniatar al Leviatn
La cleptocracia - El principio Moynihan - El sometimiento a la ley
7 Chodorov y el nacimiento del Estado
La revolucin del ao 13 - El desempleo tecnolgico - La Guerra
de Iraq
8 De tiranas e intervenciones
Derrumbar a tiranos - Las instituciones absurdas - El "hombre
nuevo"
9 Gandhi, Roosevelt y Ayn Rand
Ficciones sobre el futuro - La kakistocracia - El recurso de las
armas
10 Estalinistas y trotskistas
Cundo se justifica una invasin - Marxismo moderado- Ron Paul
11 La banca central
Atropellos de los EEUU - El salvamento de los bancos - El
anarcocapitalismo
12 Las races del liberalismo
El problema de la banca central - Las races liberales - Chvez
13 La burguesa
Las clases sociales - La igualdad ante la ley - El Estado como empresa
14 El optimismo de Fukuyama
Las inexorabilidades - El producto bruto - Seis revoluciones de la
modernidad
15 Revolucin copernicana del valor
Las tres preguntas kantianas - La sublevacin - La educacin
socialista
16 La racionalidad en la economa
El objetivismo - Las drogas alucingenas - Idealismo y realismo
17 Refutacin del determinismo
El libre albedro - Dos conceptos de libertad - El Declogo
18 La cuestin de la fe
La Causa Primera - Los argumentos medievales - El gran designio
19 El nihilismo
Evolucionistas y creacionistas - Mejorar a pobres - Los vaticinios
marxistas
20 El antiamericanismo
La inmigracin ilegal - Los aranceles y tarifas aduaneras - Los
fenicios
21 El fanatismo
El gradualismo - El Tercer Mundo - El sentido comn
22 El galimatas de Keynes
Las polticas inflacionistas - El desprecio por la razn - La coraza
marxista
23 El materialismo dialctico
La falsa sabidura - Los burcratas de Washington - Dos tipos de
ciencias
24 El positivismo
La teleologa - La competencia perfecta - El liberalismo argentino
25 La fatal arrogancia
El peronismo - El terrorismo - La accin aberrante
26 La identidad entre los totalitarismos
El historicismo - Los contendientes en la civilizacin - Del neoltico a
la Revolucin Industrial
27 Dos concepciones de gobierno
La portacin de armas - El consecuencialismo - El uso de la fuerza
28 El uso de la fuerza
Las relaciones interindividuales - El mercado de drogas - El
conservadorismo
29 El puritanismo socialista
La homosexualidad y el aborto El caso cubano
30 El posmodernismo
La tradicin conservadora - El relativismo - Modelo kafkiano de
burocracia
31El derecho de propiedad
Empresarios prebendarios - Los bienes inexplorados - La democracia
totalitaria
32 El Mal del Siglo
La sociedad abierta - Socialismos en lo poltico - El fantasma del
comunismo
NDICE BIBLIOGRFICO
Libros referidos en el texto
1. El colapso socialista
La mana del igualitarismo - En busca del error fundamental
Benegas Lynch: Creo, Gustavo, que uno de los ejes centrales de los socialismos
estriba en la mana del igualitarismo, es decir, la guillotina horizontal aplicada por los
aparatos estatales. No se necesita ser muy perspicaz para comprobar que todos los
seres humanos somos diferentes desde el punto de vista anatmico, biolgico,
fisiolgico, bioqumico y, sobre todo, psicolgico. Naturalmente las diferencias se
traducen en diferentes resultados. En realidad es una suerte que seamos distintos porque
si furamos iguales el tedio sera inmenso ya que la misma conversacin se asimilara a
hablar con el espejo, adems de que se desmoronara la cooperacin social ya que la
divisin del trabajo se tornara sumamente pastosa.
Por otra parte, la referida guillotina horizontal contradice la asignacin de los
siempre escasos recursos que establece la gente con sus compras y abstenciones de
comprar. Robert Nozick destaca que le llama la atencin que las personas en el
supermercado distribuyen ingresos cuando eligen sus adquisiciones y luego los
polticos proponen re-distribuir, es decir, contradecir las previas elecciones: volver
a distribuir por la fuerza lo que libre y voluntariamente distribuy la gente.
El empleo de la violencia gubernamental para estos menesteres no slo afecta
derechos de propiedad sino que al dilapidar capital los salarios e ingresos en trminos
reales disminuyen puesto que las tasas de capitalizacin constituyen la nica causa de
salarios e ingresos. Adems, las nivelaciones hacen que los que se encuentran por
encima de la marca redistribucionista, si saben que sern expropiados por la diferencia,
tendern a no producir y los que se encuentran por debajo de la aludida lnea divisoria
esperarn infructuosamente ingresos que no les llegarn debido al primer efecto
sealado.
Pero hay algo ms de fondo y es la imposibilidad de llevar a cabo el igualitarismo de
modo riguroso. Esto es as debido a que -a partir de las jugosas elaboraciones del
decimonnico Carl Menger- resulta claro que las valorizaciones son subjetivas, y
aunque todos los sujetos participantes dijeran la verdad sobre sus valores, el galimatas
est garantizado ya que no resultan posibles las comparaciones intersubjetivas ni
pueden referirse a nmeros cardinales. Y si se dejara de lado estas objeciones de gran
calado alegando que se tomaran referencias objetivas de los precios, debe apuntarse
que esos indicadores estn adulterados precisamente debido a las intervenciones
igualizadoras. Por ltimo, la igualacin inexorablemente implica mantener el espritu
totalitario con carcter permanente, puesto que debe recurrirse a la fuerza en cada
instante, de lo contrario se pondran en evidencia desigualdades debido a usos distintos
de lo recibido en concepto de reparticin.
Anthony de Jasay ha explicado que es autodestructiva la metfora tomada del deporte
en cuanto a que todos tienen que partir sin herencias que otorgan ventajas en la carrera
por la vida, puesto que el que se esforz por llegar primero es nuevamente nivelado en
la prxima partida con lo que convierte en intil su esfuerzo.
Como habrs comprobado, son innumerables los escritos donde se critican las
diferencias de rentas y patrimonios, pero en la sociedad abierta (para recurrir a
lenguaje popperiano) esas diferencias resultan esenciales para el progreso al efecto de
asignar factores de produccin all donde es ms productivo a criterio de la gente que
premia con ganancias a quienes aciertan en sus demandas y castigan con prdidas a
quienes yerran. Por supuesto que las ventajas de las desigualdades patrimoniales no se
aplican all donde hay empresarios prebendarios que obtienen sus beneficios debido a
su amistad con el poder de turno que les otorga toda clase de privilegios.
Por eso es que en una sociedad libre indicadores de la dispersin del ingreso como el
Gini Ratio y equivalentes resultan irrelevantes en este contexto puesto que, como queda
dicho, el delta es consecuencia de las propias decisiones de las personas en el
mercado. El asunto estriba en que, tal como lo reitera la historia, en una sociedad libre
el promedio ponderado mejora pero no se trata de achatar las diferencias, poltica que,
precisamente, conspira contra aquel mejoramiento.
*
Perednik: Me parece didctico que hayas comenzado nuestra autopsia con la mana
del igualitarismo, ya que sta constituye la raz de la debacle socialista. Me gustara
detenerme brevemente en la naturaleza del colapso.
La iniciativa que nos convoca, Alberto, no merece menos que la denominacin de
autopsia, porque la evidencia es rotunda.
Ms de treinta pases, uno a uno, han rechazado el comunismo despus de padecerlo
por dcadas. Los pocos que siguen aferrados al decrpito esquema, como Cuba o Corea
del Norte, ya mostraron algunos sntomas del cambio hacia La gran idea, como titulara
Henry Hazlitt a su clarividente novela de 1951.
Los pimpollos de libertad son la reaccin ante la pobreza y el fracaso a los que los
arrastr el socialismo real. Entre ellos, me parece que el ejemplo que ms chirra es la
Repblica Socialista de Vietnam, proclamada el 2 de julio de 1976 despus de tres
lustros de una contienda en la que perdieron la vida ms de tres millones de personas.
Los enfrentamientos haban concluido con la disolucin de Vietnam del Sur y su
incorporacin forzada al sistema socialista. El objetivo era no dejar un palmo de tierra
vietnamita con propiedad privada.
Transcurri slo una dcada desde la guerra atroz y, en 1986, el Partido Comunista de
Vietnam implement el Doi-Moi (renovacin), que consiste en la gradual
introduccin del mercado libre, la propiedad privada de granjas y de compaas, la
desregulacin y la inversin extranjera. Su efecto fue crear una economa de rpido
crecimiento, con aumento en la produccin industrial y agrcola, en la construccin, la
vivienda y las exportaciones.
A la luz de ese proceso, la Guerra de Vietnam pareciera haber sido en vano. Y las
mltiples guerras que ella inspir, y la Guerra Fra, y las interminables purgas y
revoluciones, y tanta muerte por doquier.
Es que, casi al final del siglo XX, el mundo despert de la pesadilla: la solucin
marxista fue un espejismo. Ya sea porque existi simplemente en la mera e intil teora,
o bien porque, cuando intent llevarse a la prctica, produjo slo liberticidio y
estancamiento.
Salteemos desde el comienzo la distincin entre el diagnstico y la terapia social. Es
falaz la apologa de que el marxismo hace una descripcin correcta de la realidad,
pero en cuanto se lo aplica a la misma no produce los resultados esperados. Si una
vacuna, un descubrimiento o una idea, no produce los resultados deseados, es porque
lleva intrnsecamente un error en sus presupuestos tericos. Esos presupuestos deben
ser revisados hasta que revelen su esencial equvoco.
Para los comunistas, es arduo reconocer lo que ha ocurrido, ya que no puede
minimizarse la muerte de millones de personas por hambre y persecuciones bajo el
epteto de error. Para los no-comunistas de izquierda, se impone un replanteo de otra
ndole, considerando que tambin ellos fundamentaron su ideologa en los principios
que fracasaron.
Algunos siguen negando que los resultados que depar la realidad distaran de lo que
previ la doctrina, limitndose a que Aqu no ha pasado nada; otros descartan el
enorme colapso como si hubiera sido un simple desliz.
Pero la realidad es imperativa: no basta una autocrtica retrospectiva, porque el
enorme desliz dej a sus vctimas exanges. El fracaso del socialismo no se extendi
por apenas algunos meses, sino durante ochenta aos y en decenas de pases. Cabe por
ello una cabal autopsia, y sugiero que la comencemos guiados por dos preguntas:
BL: Tocas temas de gran inters, Gustavo. Mencionas a China, donde entiendo que
has estudiado de cerca el caso por lo que sera bueno que te explayaras al efecto de
conocer tus perspectivas. Por mi parte, no s, si debiera inclinarme por la tesis
representada por autores como Guy Sorman que en su libro China, el imperio de las
mentiras, sostiene que como estn dadas las cosas prevalecern las garras del aparato
comunista, que slo ofrece islotes de libertad parcial para que las burocracias puedan
enriquecerse a manos llenas o, por otro lado, la obra de Eugenio Bregolat titulada La
segunda revolucin china donde mantiene la visin optimista al concluir que el
otorgamiento de libertades parciales conducir indefectiblemente a otras hasta que se
barra con lo que quede de totalitarismo.
Muy atinadas y ciertas tus reflexiones sobre mbitos universitarios, especialmente tu
referencia a las ideologas, una expresin casi procaz que es la anttesis del espritu
liberal, no en la acepcin inocente del diccionario en cuanto a conjunto de ideas, ni
siquiera en el sentido marxista de falsa conciencia de clase sino en su sentido ms
difundido y aceptado como algo cerrado, terminado e inexpugnable. Como es sabido, el
conocimiento es un proceso evolutivo en permanente ebullicin. Tal como ha indicado
Popper, las corroboraciones son provisorias sujetas a refutacin. Los dogmas y
fundamentalismos no son propios de ambientes intelectuales.
Te refieres a las universidades pblicas. Personalmente me referira a educacin
estatal ya que la privada es tambin para el pblico. En verdad se oculta esa
denominacin porque suena desagradable como lo es el teatro estatal, el periodismo
estatal y equivalentes. Tambin es necesario puntualizar que muchas de las instituciones
educativas privadas estn privadas de toda independencia puesto que dependen de ese
adefesio denominado ministerio de educacin. Tambin es cierto que no pocos
educadores privados propugnan regmenes totalitarios, pero en el contexto de sistemas
abiertos y competitivos se obtiene lo mejor de la excelencia. Es necesario dar cabida a
enseanzas de tradiciones de pensamiento incompatibles con una sociedad abierta, pero
no coactivamente con los recursos detrados de los bolsillos de otros, y en otras
instituciones cuyos directivos creen en la libertad de la enseanza de corrientes de
opinin distintas, no necesita ser realizada por profesores que comparten el espritu
totalitario del mismo modo que en las escuelas de polica quienes imparten
instrucciones sobre la metodologa de los delincuentes no son delincuentes.
Al leer tus observaciones en relacin a Cuba, me viene a la memoria que, a pesar de
las inaceptables barrabasadas de Batista, debido a los esfuerzos de otros, antes de la
tirana castrista era la nacin de mayor ingreso per cpita de Latinoamrica, eran
sobresalientes en el mundo las industrias del azcar, refineras de petrleo, cerveceras,
plantas de minerales, destileras de alcohol, licores de prestigio internacional; tena
televisores, radios y refrigeradores en relacin a la poblacin igual que en Estados
Unidos, lneas frreas de gran confort y extensin, hospitales, universidades, teatros y
peridicos de gran nivel, asociaciones cientficas y culturales de renombre, fbricas de
acero, alimentos, turbinas, porcelanas y textiles. La revolucin comunista convirti la
isla en una crcel inhumana en la que se impone la miseria moral y material desde hace
54 aos con partido y prensa nica, alimentados primero por la Unin Sovitica y ahora
por el petrleo venezolano que Chvez ha manejado como propio.
Aludes al pasar al materialismo. Pienso que es un tema medular puesto que si los
humanos furamos slo kilos de protoplasma sin estados de conciencia o mente
independiente del cerebro, no habra tal cosa como libre albedro, ni la libertad, ni
ideas autogeneradas, ni la posibilidad de revisar nuestros propios juicios, ni moral, ni
responsabilidad individual, ni proposiciones verdaderas ni falsas, ni argumentacin ni
siquiera para defender el materialismo o determinismo fsico. Seramos loros
complejos pero loros al fin.
Terminas tus interesantes disquisiciones con una referencia al islamismo radical.
Creo entender a lo que te refieres, pero personalmente prefiero no involucrar a las
religiones cuando se trata de pura criminalidad ya que bastantes muertes, torturas y
amputaciones han habido en nombre de la bondad, la misericordia y Dios. Es similar a
referirse al catolicismo radical para aludir a la Espaa inquisitorial de los
Torquemada y compaa. Los musulmanes han realizado portentosas contribuciones a la
filosofa, la medicina, el derecho, la economa, la arquitectura, la geometra y la
msica. A travs de la historia en muchos de los lugares en los que han estado han dado
muestras de tolerancia con otros credos y en el Corn hay claras manifestaciones a
favor de la sociedad contractual y el respeto, tal como lo han destacado autores como
Gary Becker (lo cual no quita que igual que la Biblia, leda literalmente, contiene
prrafos inaceptables y no compartimos ideas sobre el sexo femenino). Para
preocupacin de numerosos musulmanes libres, los regmenes como los del actual Irn
constituyen un peligro manifiesto. En parte, estimo que es hacerles un favor a los
ayatols fanticos el aceptarles que son religiosos cuando son meros criminales
enmascarados. De todos modos, Gustavo, me declaro partidario de la doctrina de la
muralla establecida por Jefferson por la que el poder poltico debe estar
completamente separado de la religin.
*
GP: En efecto, es necesario que clarifiquemos nuestro lxico, especialmente porque
uno de los grandes logros del totalitarismo fue arremeter con un lenguaje equvoco que
puso a los liberales a la defensiva.
Resulta siniestro que las democracias Occidentales sean tildadas de fascistas
precisamente por quienes defienden regmenes similares al del fascismo. Al mercado
libre lo denominan los monopolios; a la oferta de trabajo explotacin, y a la
ganancia plusvala.
A esta ltima quisiera dedicar un captulo ms adelante, y concentrarme aqu en la
cuestin del vocabulario deliberadamente engaoso.
Los nazis llamaban evacuacin a la deportacin a los campos de la muerte,
tratamiento especial al asesinato, y solucin final al Holocausto. Los comunistas,
quienes hacia adentro promovan la lucha de clases, y hacia afuera exportaban la
revolucin y su imperio, lo hacan bajo el amparo de un supuesto Consejo Mundial por
la Paz creado en Varsovia en 1950.
Lo cierto es que, para ganar el tiempo y ponerse a la altura de la capacidad nuclear
norteamericana, los Soviets fingieron promover el desarme. Cuando en 1953 lo
consiguieron, e hicieron estallar su bomba de hidrgeno, ya no les hizo falta mentir con
la consigna de coexistencia pacfica, y procedieron a lanzar a sus protegidos a
diversas aventuras blicas desde Medio Oriente hasta Biafra.
Los timoratos de Occidente no podan oponerse a un Consejo por la paz, ni
tampoco a las democracias soviticas. La manipulacin del lenguaje, que denomina
solucin al genocidio y democracia a la concentracin del poder en manos de
autcratas, concluye por ponernos a la defensiva.
Les cabe perfectamente la voz neolengua, acuada en 1949 por George Orwell en su
clebre novela distpica. En ella el espa OBrien explica los lemas del partido: paz
es guerra e ignorancia es fuerza; y los diversos ministerios estatales portan nombres
en neolengua: el del Amor administra la tortura; el de la Paz genera la guerra
permanente; el de la Abundancia asegura que la gente viva siempre al borde de la
subsistencia, y el de la Verdad destruye la documentacin histrica.
Quien, en lugar de hurgar en la literatura, prefiera procurar una explicacin
sistemtica de cmo se anula la verdad en el totalitarismo, puede recurrir al clsico
Camino de servidumbre de Hayek, en cuyo captulo 11 muestra el funcionamiento del
sistema: no basta con forzar a todos a trabajar para los mismos fines, sino que adems
es indispensable que la gente considere esos fines como si fueran propios.
Los Gobiernos totalitarios imponen, por va del temor, del adormecimiento
intelectual, y del cada vez ms difcil aislamiento informativo, que una parte de la gente
en efecto piense exactamente como lo requiere el ingeniero social.
Se socava el sentido de la verdad y el respeto hacia ella, se corroe la moral social, y
la masa termina aceptando no slo los fines ltimos, sino tambin las justificaciones en
detalle de cada medida en particular.
Ahora bien, como quienes deciden a veces son guiados por un mero prejuicio o
aversin, estos caprichos van siendo racionalizados para permitir la construccin de
teoras a las que se someten los pueblos.
Por ello, casi siempre resulta inevitable una buena dosis de culto a la personalidad, y
no importa si la efigie es de Stalin, Mao, Mussolini o Castro. Todos deben ser
infalibles.
Son la parte esencial de un culto cuasi religioso que tiene sus profetas, dogmas y
libros sagrados. Y no trepido en incluir al islamismo como uno ms de los tres.
Ahora bien, en el contexto de la clarificacin semntica, vale resaltar la diferencia
entre el Islam que es la religin de Mahoma y el Corn- por un lado, y el islamismo
por el otro.
El islamismo naci, como los otros dos totalitarismos, en el primer tercio del siglo
XX. Podra ubicarse su gnesis en la Hermandad Musulmana, fundada en 1929 en
Egipto por Hassan al-Banat, y tiene por objeto explcito imponer al mundo entero la
cara ms tenebrosa del Islam.
Si el nazismo ve en el sustrato de la historia una lucha de razas; y la doctrina marxista
ve una lucha de clases; el islamismo, sostiene una constante lucha religiosa. A sus ojos,
las miserias y el atraso que padecen los pases musulmanes se deben precisamente a
que han abandonado la pureza del sendero cornico, incluida la guerra santa contra los
infieles. Pregonan que un Occidente malvolo arruin la otrora gloria del Islam y hoy,
ese Occidente caer putrefacto a los pies del Islam.
Esta no es una doctrina religiosa, Alberto, sino poltica. Y me parece que la
comparacin con cristianismo radical no cabe, porque no me refiero al grado de
adhesin de un individuo a su religin, sino al grado en que aspira a imponerla por la
fuerza al resto de la humanidad.
Supongo que hay rigidez entre los monjes de Monte Athos o entre los rabinos del
barrio ultraortodoxo de Mea Shearm de Jerusaln, pero ni unos ni otros empuan las
armas para convertir al mundo entero.
El islamismo como movimiento poltico es ms parecido al nazifascismo y al
comunismo, que a la religin del Islam.
Deca que los tres totalitarismos nacieron en la misma poca, y que los tres revisten
de aureola ideolgica su impulso dominador o destructor. Los tres tambin hacen uso
del recurso de la judeofobia, en diferentes dosis y estilos.
A tal punto son similares, que en personajes como Roger Garaudy, las apologas de
cada uno de los tres se suceden sin solucin de continuidad.
Coincidirs conmigo que en este libro, que intenta hacer una autopsia, cabe discurrir
sobre los dos que han sido vencidos, especialmente en el socialismo marxista.
El nazifascismo y el marxismo tienden a coincidir porque el primero exalta e idealiza
la violencia, y el segundo, al ponerse como meta un ideal incumplible como la
igualdad, termina tambin imponindose por la fuerza. Aun si no comienza buscando
ese camino, cae en l como resultado inevitable.
El comunismo es el socialismo apresurado; el nazifascismo es el socialismo cuando
se ha vuelto sdico.
Es notable que sdicos y delirantes trabajen mancomunados. As, lo que llev a la
Segunda Guerra Mundial fue el pacto firmado una semana antes de su estallido, entre
Stalin y Hitler.
Ni siquiera los separaba la pretendida cuestin nacionalista. Los socialistas fingen
ser internacionalistas, pero son sumamente nacionalistas. No slo en lo econmico,
como ensea Hayek, sino tambin en lo conceptual.
Son muy morales para su propia sociedad y absolutamente apticos para con la moral
del afuera. En nuestros lares pueden considerar como violacin de los derechos
humanos que no se admita el matrimonio entre homosexuales; para el afuera, estn
dispuestos a hacer la vista gorda aun cuando se castigue a aquellos con la decapitacin.
El proceso que se llev a cabo en la China de mediados del siglo pasado refleja
efectivamente el funcionamiento del socialismo, y quisiera detenerme en l en el
prximo captulo.
4 La prediccin de Von Mises
Socialismos de mercado Desempleo Irracionalidad
BL: A raz de lo que comentas de mi primer libro, Gustavo, hago presente que
enseguida lo ampli grandemente para transformarlo en mi Fundamentos de anlisis
econmico del que acaba de publicarse la doceava edicin en el Instituto de Estudio
para la Sociedad Abierta de Panam, trabajo para el que, a partir de la sexta edicin de
la Editorial de Universidad de Buenos Aires (EUDEBA), Hayek escribi el prlogo y
el ex Secretario del Tesoro del gobierno de los EEUU, William E. Simon, escribi el
prefacio.
Pero sobre todo, ya que aludes al Centro de Estudios sobre la Libertad de Buenos
Aires fundado por mi padre, quiero poner de manifiesto una vez ms que gracias a l y
a su infinita paciencia para mostrarme otros lados de la biblioteca, soy liberal. A juzgar
por mis condiscpulos en las dos carreras universitarias que complet, conjeturo que
sera socialista si me hubiera mantenido con lo que recib desde la ctedra. No slo mi
padre me dedic mucho espacio de su tiempo, sino que bec a muchos jvenes a
estudiar en universidades estadounidenses e invit a la tribuna del referido Centro a
numerosos profesores de gran vala (generalmente financiados con de su propio
peculio).
En fin, dejando de lado la nota autobiogrfica y antes de internarme en otro de los
aspectos del terreno laboral que estimo tan sensible e incomprendido, me gustara
conocer tu opinin sobre lo que te consult antes. Es decir, cul es tu visin en lo que
respecta al futuro de China continental. Comparto lo que dices sobre los sistemas
totalitarios, pero te pregunto cul sera la perspectiva ms ajustada: la de Sorman o la
de Bregolat a las que me refer en otra de mis entradas. Tal vez quieras considerar una
tercera posibilidad no mencionada.
Respecto al punto laboral, pienso que el tema de las huelgas est muy mal
comprendido. No siempre se trata de mala fe, ms an, creo que la mayor parte de los
planteos son hechos con la mejor de las intenciones, pero, como sabemos, en temas
econmicos las intenciones son irrelevantes, lo importante son los resultados.
En el caso que nos ocupa ahora, no debe confundirse el derecho a no trabajar que lo
deben tener todos (siempre cumpliendo con las estipulaciones acordadas) con la huelga
como se la entiende hoy en da. Esto ltimo significa que se pretende estar y no estar en
el puesto de trabajo: se decide no trabajar pero simultneamente no se permite que
nadie ocupe los lugares vacantes so pena de recurrir a la violencia. Estos son los
piquetes de huelgas que en no pocas ocasiones es suplido por el gobierno cuando
declara la huelga legal. Estos procedimientos intimidatorios perjudican a todos pero
muy especialmente a los trabajadores de menores ingresos.
Esta incomprensin no es en modo alguno patrimonio de obreros, est presente en
encumbrados empresarios que no entienden que los salarios dependen de las tasas de
capitalizacin y no de la fuerza. Veamos el asunto ms de cerca. Hay dos posibilidades:
que los empleadores estn pagando salarios de mercado o que se encuentren por debajo
de esa marca. Si es lo primero los huelguistas a su vez debern decidir si prefieren
quedar voluntariamente desempleados o, de lo contrario, debern aceptar los salarios
de mercado en su puesto habitual o en otro. Si, en cambio, se tratara de la segunda
posibilidad, el empleador deber cerrar su empresa o deber incrementar salarios para
ponerse a tono.
Las huelgas concebidas como se han descripto, adems no permiten que trabajen
quienes estn dispuestos a aceptar los salarios ofrecidos. Si la huelga fuera
generalizada en los trminos aludidos, tiene el mismo efecto que el salario mnimo, a
saber, produce desempleo, en otros trminos a un salario artificialmente alto no se
encuentra lugar de trabajo (para poner un ejemplo extremo que sirve de ilustracin, si
en un rapto de extrema sensibilidad social, el gobierno argentino decidiera imponer un
salario mnimo de cuarenta mil dlares mensuales para todos, el resultado inevitable es
el desempleo y la inanicin).
T has mencionado el punto de la plusvala y el materialismo o determinismo
marxista (tratado esto ltimo especialmente en La sagrada familia, el primer libro en
colaboracin con Engels, postura que ya la expres Marx en su tesis doctoral sobre
Demcrito), temas que se complementan y que apuntan a demoler los pilares de la
sociedad abierta. El asunto clave es detectar cmo es posible con todo el tiempo
transcurrido que no se haya producido un rechazo generalizado al socialismo incluso en
su versin no-marxista y en su captulo prctico en la aplicacin estalinista o hitleriana.
Tal vez, Gustavo, en parte, la explicacin estribe en algunos ensayos polticos
camuflados de liberalismo cuando en verdad se aplic su opuesto (de ah que haya
surgido el invento de neoliberalismo, una etiqueta con la que ningn intelectual serio
de nuestra poca se siente identificado).
*
GP: Sobre China, hay decenas de pronsticos. Algunos son bastante confiables y
especficos, como el de la OCDE que predice que dentro de dos aos el gigante
asitico ser la mayor economa del mundo, o el del Banco Mundial que supone que en
veinte aos la economa china duplicar la de los EEUU.
Otros presagios fueron ms generales, como el best-seller de Gordon Chang El
prximo colapso de China (2001), donde vaticina una hecatombe financiera que nunca
se produjo. Hoy en da Chang insiste en la inmanencia del colapso, aunque ahora se
cuida de no explicitar fechas.
Me recuerda a Jean Baudrillard, quien en 1990 vaticin que la Guerra del Golfo
nunca estallara. Cuando estall al poco tiempo, Baudrillard no revis su tesis, sino que
public un libro sofstico: La Guerra del Golfo no tuvo lugar (1991), en el que hace
malabarismos para demostrar que en realidad no hubo guerra porque Iraq no haba
utilizado su Fuerza Area. La prediccin qued a salvaguarda: los nicos aturdidos
habamos sido los lectores del socilogo clarividente.
Como se ve, soy algo escptico ante vaticinios, especialmente los que se refieren a un
pas de vastedad inabarcable. Y por dos motivos adicionales postergu mi respuesta
sobre el futuro chino. El primero es que prefiero ceirme a la autopsia que estamos
encarando, y el segundo es que, despus de disertar en muchas veces en varias ciudades
china, soy consciente de que mi sinofilia influye en mi optimismo.
Antes de viajar a Nanjing en 2001, llam mi atencin en una librera de viejo de la
Avenida Corrientes, un libro titulado, precisamente, China en el ao 2001. Escrito un
cuarto de siglo antes por Han Suyin, auguraba un sostenido crecimiento debido a una
supuesta inevitabilidad histrica. La autora (quien muri hace pocos meses; su
nombre original era Elizabeth Comber) fue afortunada: se produjo el crecimiento, pero
por motivos diametralmente opuestos.
El desarrollo y la modernizacin chinos fueron el resultado de una metamorfosis no
prevista por Han Suyin, quien escribi cuando China padeca su peor momento. Luego
se sucedieron tres aos transformadores: en 1976 muere Mao y se arresta a la Banda
de los Cuatro de Jiang Qing; al ao siguiente se condena la Revolucin Cultural y a
sus perpetradores; y en 1978 la Tercera Sesin del Partido anuncia la apertura del pas
y allana el camino del progreso. Al poco tiempo se rehabilit a las vctimas de las
purgas, y el broche de oro fue en 1993 bajo la mxima de Deng Xiaoping: ser rico es
glorioso.
Los nuevos lderes chinos entendieron que, en la poca de la ciberntica y los
satlites, en nuestra era de apabullante complejidad social, ha perdido vigencia el
dogma simplista y socialista de que la riqueza se acumula por explotacin de los
dbiles, o que son los ricos quienes crean la pobreza y, sobre todo, que los bienes de
una sociedad yacen pacientemente ah, esperando que los burcratas decidan cmo
distribuirlos justamente.
El desengao fue total. Haba sido un mito que el valor de las cosas responde al
trabajo proletario invertido en ellas, y que ergo hay una lite que se apropia de lo que
producen los obreros, de su plusvala. La lucha de clases, que era el centro de la
ideologa, y que tanta muerte gener, ya no protagoniza las plataformas de ningn
partido representativo. Se aspira a una sociedad policlasista, y con ello el corazn del
marxismo ha dejado de latir, desde que sus nicos frutos en la prctica fueron los
opuestos de los declamados. Por ello la importancia de la autopsia.
La biografa de Deng Xiaoping es nica. Reiteradamente encarcelado y reeducado,
fue el nico que pudo salvarse y regresar al poder. A los dems se les exigi
confesiones pblicas de su maldad, se les torturaba en plazas, se los paseaba por las
calles con capirotes. Todo esto de por s mostr la ndole moral del hombre nuevo
creado por la Revolucin.
Pero el gran liberador de China fue el protegido de Deng, Zhao Ziyang, impulsor de
las reformas econmicas: desmantel el sistema de las comunas, y restaur la
propiedad de lotes de tierra y los negocios rurales. Gracias a l, en tres aos en
Sichuan la produccin granjera creci un 25% y la industrial un 80%, y esa experiencia
devino en modelo para la nacin. Adems, Zhao quera extender las reformas al campo
poltico. Simpatiz con los estudiantes rebeldes de Tiananmn en 1989, y se acerc a
ellos pidindoles perdn con lgrimas en los ojos. Por ello fue expulsado del partido, y
vivi sus ltimos quince aos en arresto domiciliario.
Este repaso a vuelo de pjaro del socialismo chino, es un aporte a la autopsia. Las
medidas destructivas son inherentes al sistema; la planificacin global requiere de
dictadura, de supresin de ideas, de purgas constantes. Hasta las reliquias milenarias
de China fueron demolidas, con sus miles de monasterios y templos, y de hecho se
suprimi la educacin. Liquidaban tanto el pasado como el futuro, para que el presente
pudiera rendir culto al Gran Timonel, y movindose en la oscura arbitrariedad, puesto
que nunca se sabe a dnde apuntar para satisfacer al Gran Hermano.
En cuanto a la China de hoy, slo un 30% de la poblacin mundial es, en promedio,
ms rica que los chinos (en contraste, en 1980 poco ms del 1% de los seres humanos
era ms pobre). Desde entonces el crecimiento del ingreso nacional lleg a alrededor
del 10% anual y el PBI creci catorce veces. Nunca en la historia hubo una
modernizacin ms rpida: el pas campesino ha dado luz a una potencia industrial, y
no por Saltos Adelante, sino gracias a la gran idea de Hazlitt. Gracias a un sistema
que concita a la natural motivacin humana para prosperar y progresar.
Hoy los chinos creen, en general, que el principal escollo es la corrupcin. El
economista He Qinglian, en Las trampas de la modernizacin (1997) lo atribuye a los
vestigios de la Revolucin Cultural, que puso en manos del partido el control de cada
detalle de la vida privada de las personas.
No cabe duda de que China est preada de infinidad de factores impredecibles, y en
su marcha habr sin duda altibajos. Con todo, el rumbo general parece irreversible, y es
muy positivo.
6 Maniatar al Leviatn
La cleptocracia - El principio Moynihan - El sometimiento a la ley
BL: Sin duda, estimado Gustavo, que hay lugares peores que otros en cuando a las
restricciones a las libertades. Por supuesto que no es lo mismo Corea del Norte, Siria o
Cuba que Estados Unidos (respecto a tu comentario sobre el rgimen cubano y el miedo
es muy pertinente repasar la formidable documentacin compilada por Orlando Figes
en Los que susurran donde aparecen los diarios y anotaciones de gente aterrorizada
durante la era estalinista).
Pero desgraciadamente el problema del abuso del poder no se limita a esos pases (y
otros de claro perfil totalitario) sino que se filtra en lugares que otrora han sido
ejemplos de cordura. Estados Unidos es en ese sentido un caso especialmente delicado.
Viene en un lento plano inclinado desde la llamada revolucin del ao 13 en el que
Woodrow Wilson introdujo dos reformas constitucionales al efecto de imponer el
impuesto progresivo y la banca central.
Luego del interregno de Harding y Coolidge que intentaron revertir esa tendencia
socializante, apareci Hoover, y luego F. D. Roosevelt, que respectivamente
provocaron y alargaron la crisis de los aos treinta con regulaciones inauditas que
primero fueron objetadas por la Corte hasta que fue parcialmente invadida, perodo en
el que se incorporaron funcionarios radicalizados, se instauraron nuevas secretaras en
el contexto de un gasto pblico sideral, hasta que surgi el segundo Bush que elev la
relacin gasto/producto a los niveles ms altos de los ltimos ochenta aos.
Bush pidi cinco veces autorizacin al Congreso para elevar la deuda gubernamental,
que lleg al 73% del producto, gener un dficit fiscal que trep al 5% del producto.
Sus regulaciones llegaron a ocupar 75.000 pginas, con 39.000 funcionarios a nivel
federal para implementarlas; agrav notablemente los problemas financieros del
medicare y la mal llamada seguridad social (que para el 2017 no alcanzan todos los
impuestos nacionales a cubrir), se embarc en increbles guerras preventivas como la
patraa de Iraq que nada tena que ver con la masacre de las Torres Gemelas
(producida en parte porque una ley federal prohiba que la tripulacin estuviera
armada); provoc la burbuja inmobiliaria con polticas monetarias a todas luces
irresponsables, e incursion en lo que probablemente constituya la inmoralidad ms
grande de estos tiempos: los bailouts que financiaron a empresarios ineptos pero con
gran poder de lobby para arrancar recursos del fruto del trabajo de quienes no disponen
de esos aparatos ni contactos con el poder.
Obama agrav (y agrava) la situacin con nuevas y extendidas regulaciones elev el
gasto y la deuda (que ahora es del 105% del producto). Digo que esta situacin es
especialmente delicada porque buena parte del mundo libre se basa en Estados Unidos.
Lo que mencionas de la libertad de expresin es por cierto clave (personalmente lo
puede observar al responsable de la Comisin Federal de Comunicaciones de Obama,
Mark Lloyd, decir que era un admirador de Hugo Chvez por su valiente poltica con
los medios).
Lamentablemente, en muy diversas partes del mundo, los timoratos a los que te
referas antes, no son capaces de eliminar la peligrosa figura de las concesiones y
asignar derechos de propiedad al espectro electromagntico. En otros casos, vemos a
periodistas mendigar la cuota de publicidad del Leviatn en lugar de abogar por la
eliminacin de agencias oficiales de noticias impropias de una sociedad abierta, o
discuten sobre el articulado de una ley de medios cuando ese engendro es en su
totalidad el problema, y as sucesivamente. Parecera que se le pide al amo que alargue
la cadena, pero no cortarla.
Por eso digo que si no pensamos en procedimientos para restringir el poder como la
aplicacin de la idea de Montesquieu al Poder Ejecutivo, pronto estaremos escribiendo
un libro que se titule Autopsia de la democracia. Se menciona por doquier a los
derechos humanos, expresin que me resulta sumamente gelatinosa puesto que los
derechos no pueden ser sino humanos ya que no hay derechos vegetales, minerales o
animales.
Tu referencia a Sismondi y el desempleo tecnolgico me vuelve al tema laboral tan
incomprendido. La mquina libera trabajo para ser empleado en nuevas cosas que hasta
el momento eran inconcebibles precisamente porque el trabajo estaba esterilizado en
tareas que ahora puede encarar la mquina y la tecnologa en general. Ese fue el caso de
la locomotora a vapor luego de aparecido los motores diesel o el hombre de la barra de
hielo antes de la heladera. Si hoy se pudiera destrozar toda la maquinara existente no se
incrementar en nada el empleo, slo bajarn abruptamente los salarios.
Bien dices que la Constitucin es un instrumento vial para contener al poder. Esa fue
la idea desde los Fueros de Burgos y Len en el siglo XI y la Carta Magna de 1215,
pero hoy las constituciones se han transformado en una lista de aspiracin de deseos
como la anterior de Brasil en la que se estableca cul era la tasa de inters o la
propuesta de las huestes de Rafael Correa en la Asamblea Constituyente en Ecuador de
incluir el derecho al orgasmo de la mujer (mocin que afortunadamente no prosper,
no por las mujeres sino por la imbecilidad de ese pseudoderecho).
T vinculas con mucha razn a Borges con Herbert Spencer (en un aniversario Mara
Kodama me invit a pronunciar una conferencia en su Fundacin la que titul Spencer
y el poder: una preocupacin borgeana). En Otras inquisiciones, Borges escribe que
El ms urgente de los problemas de nuestra poca (ya denunciado con proftica
lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisin del Estado en los actos
del individuo.
*
GP: Quisiera reflexionar sobre dicha intromisin, pero permteme antes sealar mi
desacuerdo con respecto a la Guerra de Iraq de 2003. La de los Hussein fue una de las
tiranas ms atroces del siglo XXI. A esta altura, no hace falta demostrar su brutalidad y
su opresin del pueblo iraqu, que haba sido transformado, entre otras cosas, en un
enorme harem para uno de los hijos de la casta.
Entiendo que si se hubiera limitado a ser una cruel autocracia, podra objetarse la
intervencin militar extranjera. Pero adicionalmente el rgimen haca gala de sus
aspiraciones expansionistas y belicistas, y haba usado armas de destruccin masiva
contra su propia poblacin y contra sus vecinos. Durante el cuarto de siglo de gobierno
de Saddam, Iraq y sus vecinos casi no gozaron de un minuto de paz.
En un caso tan extremo, s corresponde un inicial apoyo extranjero para deponerlo, ya
que se trataba de una amenaza mundial. Pensemos en cunto se habra salvado si se
hubiera intervenido a tiempo contra Hitler.
Despus de esa intervencin inicial, los iraques pudieron continuar la batalla como
lo hicieron, y de hecho comenzaron a construir la primera democracia del mundo rabe.
Con todos sus problemas, hoy Iraq aspira a ser una sociedad pacfica, con instituciones
libres; su futuro es promisorio. Tambin sus vecinos se merecan ser liberados de la
amenaza de Saddam, y similar descripcin podra hacerse sobre Libia.
Creo que deberamos valorar que esos dos tiranos ya no estn. Obviarlo, y
minimizarlo ante la gravedad de los decretos que amplan el poder estatal en Occidente,
forma parte de ese sutil nacionalismo que mencion al comienzo, segn el cual las
crticas se descargan siempre contra los abusos en las democracias y eximen a los
peores enemigos de stas.
Con respecto a la intromisin del Estado en nuestras vidas, me gustara retrotraerme a
la cosmovisin bblica, que notablemente plantea al Estado como el resultado de la
debilidad humana, y no como un ideal. Al respecto, el libro de Samuel es un testimonio
nico. Constituye la narracin ms independiente de los libros histricos de la Biblia;
los otros son predominantemente religiosos; Samuel, por el contrario, es cabalmente
histrico, el mximo ejemplo de la epopeya en prosa, dedicado a la poca heroica del
nacimiento de la monarqua en Israel.
Danos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones. Y Samuel or al
Eterno, quien le respondi Escucha la voz del pueblo pues no te han
desechado a ti sino a M, para que no sea rey sobre ellos.
Estos celebrrimos versculos (I Samuel 8:7) narran el advenimiento de la monarqua
despus de un perodo semianrquico al que quisiera caracterizar. Cuando los antiguos
hebreos superaron su nomadismo, no necesitaron de un gobierno fuerte, y emergi un
sistema privativo del Israel antiguo: el de los llamados Jueces. stos eran lderes que
surgan con un cometido delimitado (la autodefensa) y cuya legitimidad para conducir
se desvaneca al cumplirse el objetivo.
Pero el pueblo reclam un rey, y esta urgencia es presentada como una afrenta a la
potestad divina. La monarqua surge como una transaccin y, en retrospectiva, el
sistema de los Jueces fue admirado por Martn Buber y Yejezkel Kaufmann, entre otros
pensadores.
Entre stos destaca el miniarquista Frank Chodorov, quien en 1959 reconoci en el
rol de Samuel y el cambio de gobierno como una pgina crucial de la historia humana
(en Nace un Estado, dcimo captulo de El ascenso y cada de la sociedad: ensayo
sobre las fuerzas econmicas que cimentan las instituciones sociales).
Chodorov abre con un elogio de los Jueces: En aquellos das no haba rey en Israel;
cada persona actuaba segn su propio criterio (17:6). Ser libre es actuar de acuerdo
con el criterio propio, a pesar de que hubiera controles sociales, y de que la vida en
grupo fuera ordenada por la tradicin y el liderazgo sin coercin.
Chodorov indica que este tipo de gobierno dur unos cuatro siglos, comparables a la
extensin de la repblica romana. Su emblemtico final se produjo, segn mencion,
cuando los ancianos de las tribus demandaron un rey.
Se pasaba del pastoreo a la agricultura, y la propiedad de la tierra haba cobrado una
importancia que haba faltado durante la gran migracin. Ya haban penetrado el
comercio, el capital y las transacciones financieras. La economa se haba
transformado.
El error de los antiguos israelitas al depositar la fe en el Estado, cre un yugo es
irreversible.
Samuel cedi ante la demanda popular: organiz la burocracia, la conscripcin en
lugar del voluntarismo; los funcionarios, una aristocracia estatal, y el gravamen; ungi a
Sal como rey. De inmediato comienzan las luchas palaciegas y la pugna por el poder.
En cierto modo, el profetismo que surgi un siglo despus fue una exhortacin a
regresar a los viejos principios originales.
8 De tiranas e intervenciones
Derrumbar a tiranos - Las instituciones absurdas - El "hombre
nuevo"
BL: S, por lo visto disentimos en este punto neurlgico, Gustavo, sobre lo que es la
verdadera defensa de la sociedad abierta a que se referan los Padres Fundadores y sus
continuadores del presente (por el momento, lamentablemente, en minora)
Reitero lo que escrib en otra oportunidad. Se presentan casos mltiples en los que
escritores de ficcin aciertan mucho ms respecto del futuro que los ampulosos comits
gubernamentales constituidos y financiados con los recursos de los contribuyentes al
efecto de pronosticar los sucesos por venir. Tales han sido los casos, por ejemplo, en
materia tecnolgica de Julio Verne o H. G. Wells en el pasado o de Asimov o Carl
Sagan ms contemporneamente y, en temas sociales, las novelas revestidas de un
impresionante realismo, por orden de aparicin: The New Utopia de Jerome K. Jerome,
We de Yevgeny Zamyatin, The Lonely Crowd de David Reisman y, posteriormente, las
clebres composiciones de Huxley y Orwell.
El caso de Taylor Caldwell hoy sobresale por su actualidad: presenta un peligro
enorme si su prognosis fuera correcta (como hasta ahora lamentablemente parece serlo
en Estados Unidos) en su novela que lleva el mismo ttulo de una de Morris West: The
Devil`s Advocate. El eje central de esta novela -escrita en 1952, repito y subrayo: en
1952- plantea la grave situacin estadounidense en que ese pas que en su ficcin
(ficcin?) se vuelve socialista y, entre muchas otras cosas, escribe que
Siempre haba una guerra. Siempre haba un enemigo en alguna parte del
mundo que haba que aplastar [] Denle guerra a un nacin y estar contenta
de renunciar al sentimiento de libertad [] En los das en que Amrica [del
Norte] era una nacin libre, sus padres deben haberles enseado la larga
tradicin de libertad y orgullo en su pas. Sus profesores tienen que haberles
enseado, y sus pastores, sus rabinos y sus sacerdotes. La bandera, en un
momento, debe haber significado algo para ellos. La Constitucin de los
Estados Unidos, la Declaracin de la Independencia: seguramente habra
entre ellos quienes recordarn. Por qu entonces permitieron que la
Constitucin se pusiera fuera de la ley? Por qu desviaron sus miradas
cuando sus artculos, uno por uno, fueron devorados por las ratas? No hubo
una sola hora en la que se sublevaron como hombres en sus corazones y
levantaran la voz en protesta? [] Todo empez tan casualmente, tan fcil y
tantas palabras grandilocuentes. Comenz con el uso odioso de la palabra
`seguridad ` [] Por qu han estado tan ansiosos de creer que cualquier
gobierno resolvera los problemas por ellos, los cuales haban sido resueltos
una y otra vez tan orgullosamente por sus padres?.
Esto me parece es ms cercano a la realidad que un cuadro idlico en el que hay
buenos que liquidan la maldad cuando en verdad estn exterminndose por dentro los
as llamados buenos, adems de los fiascos que producen en los lugares que invaden.
Estimo que en gran medida, en la actualidad, los gobernantes de Estados Unidos estn
equivocando el blanco. Lo ilustra, entre tantos ejemplos, Cass R. Sunstein, nada menos
que el mximo responsable de la Oficina de Informacin y Asuntos Regulatorios de la
Casa Blanca en su ltimo libro con el muy sugestivo ttulo de The Second Bill of
Rights: FDR`s Unfinished Revolution and Why We Need it More than Ever.
Como es sabido, es en la poca de ese Roosevelt en la que participaron en el gabinete
socialistas radicalizados, incluyendo el agente sovitico que actuaba como Secretario
de Estado: Alger Hiss (y esto ltimo para nada significa avalar reprobables cazas de
brujas: es simplemente que, igual que cuando en una empresa un funcionario se
compromete a no pasarle datos a la competencia, cuando un burcrata jura fidelidad a
una causa no desliza informacin secreta a la parte contraria. Es un tema de decencia).
*
GP: Es un tanto idlica la hiptesis de que, con la excusa de evitar caer en el
maniquesmo, habra que olvidarse de que el mal existe. O eludir nuestra obligacin de
defendernos de l. Con ese criterio, aun podramos objetar la invasin norteamericana a
Normanda en 1944, considerndola una intromisin en batallas ajenas. Ms todava:
vale evocar al respecto una segunda obra, menos conocida, de quien ya hemos
mencionado como creador de una de las mximas ficciones modernas acerca de las
lacras del totalitarismo: George Orwell.
En 1949 escribi un ensayo titulado Reflexiones acerca de Gan-dhi, en el que
sostiene que Gandhi nunca percibi la naturaleza brutal del totalitarismo, y por ende
supona toda lucha como una extrapolacin de su propia disputa contra el imperio
britnico. As escribe Orwell:
Con respecto a la ltima guerra, una pregunta que todo pacifista tena una
clara obligacin de responder era: Y qu de los judos? Est usted dispuesto
a que se los extermine? Si no lo est, cmo propone usted que se los salve sin
recurrir a la guerra?
Debo decir que nunca escuch una respuesta honesta a esta pregunta por
parte de un pacifista occidental; s escuch muchas evasivas. A Gandhi se le
pregunt algo similar en 1938 y su respuesta est incluida en Gandhi y Stalin
de Louis Fischer: Los judos alemanes deban cometer suicidio colectivo, lo
que habra levantado al mundo y al pueblo alemn en contra de la violencia de
Hitler.
Despus de la guerra, Gandhi se justific: los judos haban sido de todos
modos asesinados, as que podran haber muerto de modo significativo.
Hay momentos extremos en los que empuar las armas es la nica respuesta de un
hombre con los pies en la tierra. Lamentablemente, aun no hemos arribado a la poca de
la humanidad en la que siempre podamos prescindir de la fuerza para protegernos.
Confo en que esa poca llegar, pero soy consciente de la que nos ha tocado vivir.
La pregunta, a los efectos de nuestra autopsia, es si el totalitarismo genera
necesariamente que los peores se coloquen a la cabeza, o si es una cuestin de suerte, o
si acaso depende de la idiosincrasia de cada pas y poca. Nuestro comn amigo Jorge
Luis Garca Venturini sola llamar kakistocracia (el gobierno de los peores) a esa
tendencia de los colectivismos de encumbrar a la escoria de la sociedad.
Tambin en este asunto podemos volver a Hayek. El captulo dcimo de Camino de
servidumbre enumera los tres motivos de la kakistocracia que se apodera de los
diversos socialismos, a saber: Que para cumplir con la meta de homogeneizar la
sociedad, hay que descender a los niveles sociales ms bajos; que la gente ms atrada
por esta igualacin impuesta, no es la que tiene slidos principios; y que es ms fcil
ponerse de acuerdo en torno de un programa negativo que de uno creativo.
La novelstica de Ayn Rand recoge magistralmente esa idea. En trminos generales,
narra la lucha de un individuo que, apoyado en el amor de su mujer, consigue hacer
prevalecer la justicia en un medio hostil. Es una oda al triunfo del bien, logrado por el
espritu humano en libertad.
Quisiera mencionar tres novelas determinadas, a modo de recomendacin a nuestros
lectores. Vivir! (1938) muestra los efectos devastadores del colectivismo sobre el
espritu humano; el protagonista supera la apata de quienes no se atreven a pensar por
s mismos y se someten al ubicuo comandante.
El manantial (1943) exalta la creatividad: el protagonista Howard Roark es el
innovador que se niega a sacrificar su obra a los burcratas, mientras su rival Ellsworth
Toohey, encarna al oportunista inservible que no tolera el xito ajeno, y siempre
procura cosecharlo para s, en nombre del bien comn. El individualismo se yergue
frente al colectivismo, y hombre ideal es el independiente, ntegro y con autoestima.
La obra mxima de Rand, La rebelin de Atlas (1957) lleva el esquema de la anterior
al plano de la sociedad en su conjunto: los genios productivos se enfrentan a quienes
viven a costa de esa creatividad amparados en la masa y en la violencia. Estos ltimos
bregan por altos impuestos, sindicatos fuertes, propiedad pblica, gasto y planificacin
gubernamental, regulacin y redistribucin de ingresos.
Hay un motor de la civilizacin: el pensamiento independiente, que emerge en
sociedades que estimulan la curiosidad, las dudas, el estudio, la innovacin y el humor;
y que florece en mbitos en los que crecen hombres libres sin miedo de equivocarse ni
de expresarse.
10 Estalinistas y trotskistas
Cundo se justifica una invasin - Marxismo moderado- Ron Paul
BL: Precisamente, las facciones en pugna en Arabia Saudita e Iraq con Bin Laden y
sus secuaces es otra de las explicaciones por las que Hussein rechazaba Al-Qaeda en
su territorio por lo que, una vez ms, se revela que los miserables asesinatos
perpetrados en 11 de septiembre no estaban vinculados a Iraq y, por tanto, el motivo
alegado para la invasin preventiva careca de sustento.
Por otro lado, Gustavo, la incursin en Afganistn (y muchas otras), no fue realizada
segn los cnones republicanos de la declaracin de guerra por el Congreso y, por otro,
y ahora hablo en general respecto a casos similares, las operaciones comando contra
blancos especficos (siempre que se haya iniciado una accin agresiva concreta, lo cual
enmarca la respuesta en la defensa propia) ha demostrado ser ms efectiva que colocar
miles de soldados en lugares que producen infinidad de daos colaterales y bajas en
las tropas estadounidenses.
James Bovard en las casi quinientas pginas de su obra Terrorism and Tyranny
Trampling Freedom, Justice and Peace to Rid the World of Evil, pone de manifiesto
los inaceptables atropellos del Leviatn estadounidense en nombre de la seguridad.
Sigue la reflexin de Franklin en el sentido de que aquellos que renuncian a libertades
esenciales para obtener seguridad, no merecen ni la libertad ni la seguridad. A esto se
agrega la inaudita y catastrfica guerra contra las drogas que, como ha destacado en
repetidas ocasiones Milton Friedman, ha contribuido a liquidar libertades de inocentes
en un camino de fracasos estrepitosos e incremento exponencial del problema debido a
los mrgenes operativos colosales que la prohibicin engendra.
En otros trminos, sin perjuicio de condenar las horrendas tiranas del planeta, me
preocupa muy especialmente lo que viene ocurriendo en Estados Unidos porque si se
sigue desmoronando el corazn del American way of life el resto del mundo entrar en
un cono de sombra difcil de revertir. Por ello es de tanta trascendencia lo lamentable
que viene ocurriendo en materia educativa que mina los pilares de ese gran pas junto a
regulaciones crecientes y un gasto, una deuda y un dficit descontrolados en el contexto
de un sistema bancario endeble.
Esto ltimo es especialmente preocupante en estos momentos aunque que el mundo
viene navegando en este sistema de hace tiempo. Me refiero al sistema bancario de
reserva fraccional manipulado por la banca central. Ese sistema hace que el esquema
bancario y financiero opere en la cuerda floja: frente a cada cambio en la demanda de
dinero se pone al descubierto que se est en un estado de insolvencia permanente.
Como sabes, hay un debate que viene desde hace unos cincuenta aos y promete seguir
por otros cincuenta entre los partidarios de la reserva total y el free banking, pero
cualquiera de las dos posiciones es inmensamente mejor que el sistema actual. Despus
vienen los barquinazos y se le echa la culpa a un capitalismo inexistente.
*
GP: En efecto, el debate que sealas agita a las fuerzas liberales. Se agit
especialmente durante la crisis de 2008, en torno del salvamento de los bancos por
parte de la administracin Bush.
Los argumentos que esgrimieron los opositores era su pavloviano (y sano) rechazo a
cualquier intervencin estatal. Se oponan por los mismos motivos que se opondran al
socorro estatal a cualquier empresa.
Hubo, empero, quienes entendieron que el sistema bancario en su conjunto excede
cualitativamente el de una empresa, ya que afecta substancialmente a toda la economa y
no slo a sectores de ella.
Desde que naci el sistema financiero moderno, los bancos centrales cumplen la
funcin de asegurar la estabilidad monetaria en su conjunto. Por lo tanto, no haber
intervenido en una situacin tan crtica habra implicado traicionar su cometido
esencial.
Obviamente no todos los bancos centrales tienen xito, pero algunos s, como el
gobernador del Banco Central de Israel, Stanley Fischer, quien por casi una dcada
evit que la economa del pas tambaleara como las de Europa.
Con todo, se sabe que hay diversas iniciativas que pretenden cancelar la figura de la
banca central, ninguna de ellas de aplicacin fcil y rpida. La ms extrema de ellas es
posiblemente la de Murray Rothbard y la reserva total, cuyo sustrato es la ideologa
del anarcocapitalismo y no la del liberalismo clsico. Me permito agregar, Alberto, que
acaso parte de nuestras diferencias tenga que ver con esa lnea divisoria.
Los anarcocapitalistas ven en la banca libre una suerte de intervencionismo estatal.
Pero disienten con ello liberales de la talla de nada menos que Ludwig von Mises,
quien en su obra magna La accin humana (1949) la presentan como un instrumento
para dar seguridad a la economa de mercado en su conjunto contra posibles crisis y
depresiones. No como el anarcocapitalismo, que presupone un sistema econmico
idlico en el que nunca hay crisis. Un liberalismo realista defiende la banca libre
porque no elude la posibilidad de crisis en el sistema.
Debe intentarse que sean infrecuentes, pero teniendo en cuenta que la economa es
imperfecta como todo lo humano.
Lo inadmisible es que de las crisis se culpe al capitalismo, que sera como acusar al
cuerpo por las enfermedades. Quien siempre est dispuesto a las crticas felinas contra
la economa libre debera empezar por admitir los gigantescos logros que la misma ha
producido en el progreso de la humanidad. Es irrefutable que el capitalismo, en estos
casi tres siglos, ha permitido la expansin de la riqueza a un nivel indito en la historia
humana. Sus fenomenales xitos saltan a la vista.
Es triste que se lo perciba como el causante de los males de nuestro mundo, cuando en
rigor esos males lo preceden en mucho y, en general, el capitalismo los ha enmarcado
de un modo ms productivo. El capitalismo es tan importante que blanquear su nombre
es una tarea que debe llevarse a cabo de tanto en tanto.
En contra de la sensacin generalizada, el capitalismo no es el gobierno de los ricos
sino el gobierno del mercado o la competencia. Y puede sorprender, pero la
competencia es la gran enemiga de los ricos. Ella promueve la dispersin del poder,
empuja hacia una situacin en el que ningn factor tiene tanto poder como para fijar las
reglas de juego. El paraso de los poderosos es precisamente un mercado basado en la
planificacin y el intervencionismo no en la competencia. Es mucho ms fcil influir
sobre las reglas de juego, que jugar el juego en s.
Para peor, sostener ante l el marxismo, es aferrarse a una teora que jams se tradujo
en xitos reales. Del mismo modo en que uno puede insistir en que el espiritismo es
cierto, y que los OVNIS nos visitan. Lo que nunca podra argumentar que esas ideas son
racionales, y mucho menos cientficas.
12 Las races del liberalismo
El problema de la banca central - Las races liberales - Chvez
BL: Muy jugosa tu ltima entrada, Gustavo. En primer lugar, me parece de inters
sealar que desde mi perspectiva y, lo que es ms relevante, desde la perspectiva de
Hayek, Friedman y muchos otros economistas de gran calado, la banca central es el
problema no la solucin.
Hayek escribi todo un libro (La privatizacin del dinero) para explicar la
conveniencia de que las personas elijan los activos monetarios con que operarn y
termina diciendo que espera que no transcurran otros doscientos aos en reconocer la
importancia de separar al gobierno del dinero, tal como se demor en reconocer la
importancia de la separacin entre la religin y el aparato estatal.
Por su parte, Friedman -quien ha tenido varias posiciones en materia monetaria- en su
ltimo libro sobre temas monetarios (Money Mischief) escribe que el dinero es un
asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de banqueros centrales y antes, en
sus conferencias en Israel (publicadas en Moneda y desarrollo econmico), afirma:
Llego a la conclusin de que la nica manera de abstenerse de emplear la inflacin
como mtodo impositivo es no tener banco central. Una vez que se crea un banco
central, est lista la mquina para que empiece la inflacin.
Es que la banca central est siempre embretada entre tres caminos posibles: expandir,
contraer o dejar la masa monetaria congelada. Cualquiera de las tres decisiones que se
adopten inexorablemente alterar los precios relativos respecto de lo que hubieran sido
de no haber mediado la aludida intromisin. Y el distorsionar los nicos indicadores
con que cuenta el mercado conduce al despilfarro de los siempre escasos recursos, lo
cual necesariamente se traduce en empobrecimiento.
No hay salida posible con la banca central, ni siquiera tiene sentido que proceda
independientemente situacin que significa que sus directores no reciben instrucciones
de la secretara del ramo, del Parlamento o de la presidencia o del primer ministro: en
ese caso se equivocar independientemente puesto que, si tienen las facultades de una
banca central, sus ejecutivos se encuentran sin salida y frente a los tres caminos antes
sealados con las mismos consecuencias.
En cuanto al sistema de reservas bancarias, me detuve a analizar las ventajas del free
banking en varios de mis trabajos pero ltimamente, hace un par de aos, en el libro
publicado por la Universidad del Desarrollo en Chile que titul Jean Gustave
Courcelle-Seneuil. Dos debates para el mundo de hoy.
Entre otras cosas destaco que no hay fundamentos morales, jurdicos ni econmicos
para bloquear arreglos contractuales libres y voluntarios entre un banco y toda su
clientela al efecto de mantener un encaje parcial (y como contrapartida, por ejemplo, se
ofrece no cobrar comisiones por los depsitos a la vista). Desde luego que los
depsitos a plazo fijo siempre tienen encaje cero.
Por su parte Mises, si bien al comienzo de su carrera ha manifestado otras variantes,
en su ltimo escrito sobre el particular (en el agregado de 1954 a su The Theory of
Money and Credit) recomienda la reserva total cuando concluye que su propuesta de
reforma monetaria y bancaria significa un rgido 100 por ciento de reserva. Hayek, en
sus primeros escritos, ha propuesto lo mismo (en Monetary Nationalism and
International Stability) suscribiendo la posicin de Henry Simons.
Tanto Mises como Hayek y sus continuadores explicaron exhaustivamente la ahora tan
difundida (y no siempre bien comprendida) teora del ciclo econmico, que las crisis
slo ocurren como consecuencia de la intervencin gubernamental, especialmente
respecto a aquel precio tan delicado cual es la tasa de inters. Este precio muestra la
relacin consumo presente-consumo futuro en el mercado (si nos consumimos hoy todos
nuestros ahorros nos moriremos por inanicin maana y si ahorramos todo para el
futuro, nos moriremos hoy por inanicin). Al desfigurar la tasa de inters, por ejemplo a
la baja, se est pasando la seal que existe ms ahorro disponible del que en realidad
existe y se tornan artificialmente rentable inversiones que son en verdad
antieconmicas, lo cual provoca primero el boom y luego el crack. Por otro lado, las
fluctuaciones son inherentes al proceso de mercado, producidos por cambios en los
gustos y preferencias.
No puede denominarse capitalismo a un cuadro de situacin en el que los gobiernos
intervienen en prcticamente todos los terrenos afectando las autonomas individuales.
Bien dices que el capitalismo no es de ricos, es impersonal, no importa al color de la
piel, la religin, el patrimonio o la ubicacin geogrfica, el asunto clave es que en un
mercado libre los recursos se asignan segn sea la capacidad de cada cual para atender
las necesidades de su prjimo y, as, como una consecuencia no querida, se favorece a
todos pero muy especialmente a los ms necesitados debido al incremento en las tasas
de capitalizacin.
Por ltimo, sostengo que la expresin anarcocapitalismo encierra dos conceptos
mutuamente excluyentes puesto que la anarqua segn el primero en utilizar el trmino
(William Godwin) significa ausencia de normas lo cual es absolutamente imposible
para la cooperacin social. Por esto es que he sugerido la expresin autogobierno
para ofrecer un marco al frtil y sofisticado debate que se viene desarrollando sobre
asimetras y externalidades.
En todo caso, como he dicho antes en nuestro intercambio, si queremos sobrevivir a
los embates del momento es indispensable pensar en procedimientos adicionales para
sujetar al Leviatn puesto que ningn liberal de ninguna poca sostuvo que se ha
llegado a una meta final en el azaroso trayecto de prueba y error en el que estamos
embarcados los humanos, al efecto de reducir en algo nuestra ignorancia.
*
GP: Qu inspiradora tu definicin del azaroso trayecto humano de prueba y error
para sujetar al Leviatn. A veces intento imaginar cul es el momento en el que
comenz ese maravilloso sendero.
Las races de las ideas liberales se nutren de milenios de afirmar al individuo y su
autonoma, en contra de la horda y de la opresin. El Cro-Magnon viva bajo el imperio
del miedo, que persisti durante miles de aos. El proceso de distincin de los
individuos, y de sus potencialidades y derechos, fue parte del empinado ascenso
civilizador.
El jefe de la horda lo resista, porque quera conservar su poder. En buena medida,
hoy ha sido heredado por las cabezas de las sociedades totalitarias, cuyos miembros
siguen en buena medida sometidos al temor de la fuerza bruta.
El jefe de horda castiga las particularidades de la personalidad, y el individuo no
puede sino autodiluirse en la masa, que es un mecanismo de defensa para que su
creatividad no sea reconocida en la sociedad totalitaria y no despierte recelos. El
totalitario puja para que el hombre no abandone el cepo del miedo que despierta en l
la fuerza bruta.
En la modernidad, el comienzo de la decadencia social se da a partir de que
planificadores sociales intentan retrotraernos a un estado de igualdad artificial entre los
seres humanos, en el que en realidad un grupsculo se imponga a la tribu bajo su gida
y gua, justificndola con el criterio de una misma raza, clase social, religin o partido
poltico.
La igualdad bajo el jefe forma parte del imperio del miedo, y por ello una de las
contrafuerzas que ms persistentemente aminoran el progreso es la obsesin en regresar
a una situacin de igualdad con un lder a la cabeza, a modo tribal. En todos los casos
la cabeza se siente por encima del resto, iluminada para conocer sus intereses y
defenderlos.
Hay quienes retrotraen la lucha por la libertad humana al Renacimiento, y podramos
cifrarlo en quien compusiera una especie de himno a esa era gloriosa, Juan Pico della
Mirandola. Su apasionada Oracin de la dignidad humana (1486) comienza
preguntndose cul es el espectculo ms maravilloso del mundo, y responde ms o
menos:
no hay nada ms esplndido que el ser humano por la agudeza de los
sentidos, por el poder indagador de la razn y por la luz del intelecto, por
ser intrprete de la naturaleza, intermediario entre el tiempo y la
eternidad y, sobre todo, porque mientras la naturaleza de los otros seres
est constreida por leyes prescriptas, el hombre determinar su propia
naturaleza segn su propio arbitrio. Oh, suma y admirable la suerte del
hombre, al cual le ha sido concedida la libertad, para obtener lo que desee y
ser lo que quiera!
Podramos viajar a dos milenios antes an, a otra invocacin protoliberal: la elega
de Pericles, en la que, para honrar a los atenienses cados en batalla, elige exaltar la
igualdad ante la ley para que cada uno defienda sus intereses particulares Nuestra
norma es respetar la libertad, tanto en los asuntos pblicos como en las rivalidades
diarias de unos con otros.
O ms temprano, un milenio y medio antes, si aceptamos la caracterizacin que hace
Ben Hecht del patriarca Abraham como el padre de la democracia, porque est en el
desierto, a la vera de un camino nunca labrado afirmando el poder del individuo para
poder ulteriormente afirmar as el poder de todos los individuos Cuando los profetas
me dicen que es todo misterio e inconcebible, yo asiento: exactamente as es el
hombre.
Dichas ideas llegaron a su cspide en la segunda mitad del siglo XIII y lograron
legalizar los derechos humanos, la representatividad, el gobierno consensuado, el valor
del individuo, e incluso la moderacin en la defensa de las propias ideas.
Tal es la dinmica histrica, que en reaccin fueron gestndose las contrafuerzas que
pujan por retrotraer al hombre a su masificacin. El siglo XX engendr tres
totalitarismos cardinales para dar forma a esas fuerzas reaccionarias.
Enfatizo su identidad colectivista de todos ellos, porque en rigor no importa qu
doctrina se defiende, sino la confianza en que algn momento se lograra la fuerza
necesaria para imponerla.
El enemigo es el individuo y su libertad apenas lograda. Goebbels, Andropov y el
Mulah Omar, utilizaban los mecanismos de propaganda, no para persuadir, sino para
debilitar las defensas del individuo y someterlo a la elite que se arroga representar al
grupo.
Por eso fue tan reveladora (y conmovedora) la cada del Muro de Berln, que hace
poco vos y yo conmemoramos juntos en la ciudad de Rosario. Ese punto de inflexin en
la historia destap el basural de los crmenes cometidos durante un siglo, mientras ni un
sindicato, ni una huelga, ni una manifestacin, ni un diario opositor, ni nada, habra
podido objetar la realidad para mejorarla.
Los pueblos terminaron rechazando al comunismo en cuanto tuvieron la oportunidad, y
de ello no puede salvarse ni siquiera en Cuba, desde donde ms de ocho mil
ciudadanos dieron sus vidas tratando de escapar, y otros miles pidieron asilos
diplomticos en cuanto les dieron un amago de posibilidades. Somos testigos de
inminente colapso del rgimen tambin all.
El rostro trasnochado que se ha dado la reaccin de la horda en Latinoamrica es el
rostro de Hugo Chvez: la demagogia devastadora, el despilfarro, la bravata, la
ausencia de ideas suplida con una bufonesca alucinacin de liberar al mundo entero.
Cuando en 2007 el gran demagogo tuvo un entredicho con el rey de Espaa, amenaz
con que iba a poner un ojo sobre las empresas espaolas en su pas. La fanfarria me
pareci especialmente elocuente, porque revelaba dos verdades simultneamente: que
en una economa estatizante, las empresas ineficientes y evasoras pueden actuar
descontroladas en la medida en que adulen al gobernante; y que en los Estados
autodefinidos como socialistas, el mandatario es, en rigor, el gran dueo. Por eso puede
equiparar su sensibilidad ofendida con lesiones a los intereses de la nacin. Le parece
que la riqueza es esttica y puede secuestrarla a su antojo. Su problema es que cuando
atina a ponerle el ojo, se da cuenta de que ya no hay nada para ver.
13 La burguesa
BL: En tus interesantes comentarios hay cinco temas que me gustara explorar.
Primero, mencionas al pasar la idea de clase social. Entiendo tu espritu pero
quisiera precisar que si bien es cierto que es un concepto muy utilizado, creo que no es
conducente puesto que deriva de la construccin marxista en cuanto a que las clases
burguesas y proletarias tienen una estructura mental diferente. Nadie nunca explic en
qu se diferencian los silogismos de uno y de otro (y mucho menos como es la
estructura lgica del hijo de un proletario y una burguesa o que le sucede en la mente al
proletario que se gan la lotera).
Es un lugar comn el recurrir a la nocin de clase especialmente en socilogos y
encuestadores, pero en realidad no hay nada que diferencie las llamadas clases como
no sea sus ingresos y, por ende, es mejor aludir a esa clasificacin y no andarse con
rodeos, puesto que clase trasmite la idea equivocada de que se trata de personas de
naturaleza distinta tal como lo expuso Marx y luego lo tomaron los sicarios nazis:
despus de sus galimatas para clasificar a semitas y arios por rasgos fsicos
decidieron recurrir al polilogismo racial y concluir que la diferencia radica en una
cuestin mental, del mismo modo que lo haba hecho Marx y con las mismas
inconsistencias.
Adems, personalmente, me resulta repugnantemente ofensivo aludir a la clase baja,
muy estpido a la clase alta y anodino a la clase media. Ms bien todos tenemos
que comprender que provenimos de las cavernas y en una sociedad abierta cada uno
tendr el ingreso de acuerdo a su talento para satisfacer a los dems, lo cual para nada
niega que la persona ms valiosa puede ser la que se dedica a la contemplacin y a
tocar el arpa sin preocuparse por ganar dinero.
Segundo, al referirte a la obsesin por la igualdad me parece oportuno apuntar que
se ha recurrido al impuesto progresivo para lograr lo que denomin la guillotina
horizontal. Ese impuesto produce tres efectos centrales. A diferencia de un impuesto
proporcional, afecta las posiciones patrimoniales relativas ya que una vez pasado el
rastrillo fiscal las ubicaciones patrimoniales son diferentes a las que eran antes, lo cual
implica que el fisco contradijo lo establecido por la gente en el mercado.
Por otro lado, obstaculiza el ascenso y descenso en la pirmide patrimonial con lo
que se calca un sistema feudal en donde el que naca rico mora rico y el que naca
pobre mora en la misma condicin, en lugar de permitir la indispensable movilidad
social. En ltimo lugar, pero no por ello menos importante, el impuesto progresivo es
regresivo ya que las mayores alcuotas significan menores inversiones que, a su turno,
recaen negativamente sobre los salarios de los que estn en el margen.
Tercero, en el contexto del clebre discurso de Pericles relatado por Tucdides hablas
de la igualdad ante la ley. S muy bien la sana intencin que te mueve y del
significado que le atribuyes pero para el pblico en general es til conectarlo con el
concepto de Justicia segn la clebre definicin de Ulpiano en cuanto a dar a cada uno
lo suyo, esto es vincularlo al derecho de propiedad, de lo contrario puede
interpretarse, por ejemplo, que todos pueden robarle al vecino si hay una ley que lo
permite (lo cual no es del todo infrecuente). Es lo mismo que la idea de seguridad
jurdica que expresa previsibilidad y permanencia lo cual, por ms chocante que
parezca, ocurra con los judos en los campos de concentracin. Para completar esa
nocin debe vincularse la nocin con el afianzamiento de la justicia.
Cuarto, tu muy acertado rechazo al colectivismo me lleva a una de las manifestaciones
actuales ms contundentes de la tragedia de los comunes como la bautizara Garret
Hardin y es a travs de los movimientos ecologistas. Sealo brevemente dos ejemplos.
La extincin de especies animales se pretende contrarrestar con intervenciones
gubernamentales cuando la asignacin de derechos de propiedad resuelve el problema,
tal como fue puesto de manifiesto en frica al dar manadas en propiedad lo cual hizo
que se cuidaran y reprodujeran los elefantes en lugar de ametrallarlos para sacarles el
marfil. Lo mismo ocurri en Sud Amrica en la poca de la colonia con el ganado que
se mataba para sacarle el cuero o para comer un asado y estaba en vas de extincin
hasta que aparecieron las revoluciones tecnolgicas del momento: la marca y el
alambrado.
El otro ejemplo en un plano distinto es el llamado efecto invernadero por el que
burcratas se apresuran a sostener que hay que prohibir el uso de heladeras, aires
acondicionados y ciertos vehculos pesados, cuando adems de los envenenamientos y
los accidentes mortales producidos se demostr que donde hay perforacin del agujero
de ozono los rayos ultravioletas al tocar la superficie marina producen nubes de altura
lo cual se traduce en un enfriamiento.
Quinto, mencionas con toda justicia al strapa de Venezuela (y ahora, agrego que
Nicols Maduro, en una demostracin cabal de megalomana superlativa acaba de
decir, desde La Habana, que la revolucin socialista es para salvar al planeta tierra y
a la especie humana) pero el intelectual que ms influencia tiene en buena parte de la
regin latinoamericana es el trotskista lvaro Garca Linera, el vicepresidente de Evo
Morales, a quien le he seguido la correspondencia con argentinos, ecuatorianos,
nicaragenses y venezolanos.
*
GP: A su pesar, adems, Garca Linera es un ejemplo doble. Primero, de la
movilidad social que sealas, y segundo, de la paradoja que cit al comienzo: aunque el
marxismo sentencia que los seres humanos respondemos exclusivamente a intereses de
clase, quienes lideran a los proletarios son frecuentemente, como l, millonarios y
profesionales. Linera se cri entre stos, aunque no slo pregona la revolucin desde
joven sino que activ en su guerrilla.
Con todo, la inspiracin de la que abrev Chvez para la sistemtica destruccin de
su pas, no se agota en Linera sino que acusa un mentor previo: Norberto Ceresole,
quien fuera su asesor a partir de 1994, y muri diez aos despus.
Ceresole se haba formado en la Escuela Superior de Guerra sovitica y fue
guerrillero del ERP en la Argentina. Encarna el sustrato comn de los totalitarismos, ya
que termin asesorado al grupo de oficiales golpistas del coronel Aldo Rico.
Los libros de Ceresole fueron traducidos al rabe y al persa, y publicados en Espaa
por Al-Andalus. El de 1999: Caudillo, Ejrcito, Pueblo -el modelo venezolano o la
posdemocracia, propona para Venezuela la creacin de una Oficina de Inteligencia
(previsiblemente bajo la direccin de Ceresole) que analizara la estrategia de la
revolucin bolivariana.
El pueblo venezolano, explicaba Ceresole, haba delegado su poder en un caudillo
nacional-militar, y ste, en el sistema de posdemocracia pregonado, debera
concentrar todo el poder para una estrategia antisistema.
Ceresole fue portavoz del odio violento que ametralla en toda direccin; sus
camaradas lo denominaban el autntico revolucionario contra el Orden Mundial
yanquisionista, y sus textos son una amalgama desordenada de comunismo y nazismo,
islamismo y terrorismo. Un sincrtico remedo de su maestro Roger Garaudy.
Cuando me refiero a clases sociales no vengo a convalidar un concepto de grupos
estancos, sino que describo la doctrina que hace de aquellas su premisa. Va de suyo que
me es aceptable una voz alternativa que sugirieras para definir a un grupo social
proclive a ciertos intereses o hbitos similares.
Hablar de l no implicara suscribir a la destructiva lucha de clases fogueada por el
marxismo, del mismo modo en que sealar que los latinos son artsticos no presupone
que uno postule la tipificacin de razas, ni mucho menos la lucha entre ellas.
Con esta reserva en mente, puede verse que hay algunos sectores en la sociedad que
tienden a mayor movilidad que otros, y son en general los de ingresos medios, quienes
sienten ms cercanas sus posibilidades, tanto de triunfar como de sucumbir. Esa
cercana es un incentivo a la creatividad; y la mentada posibilidad de movilidad social
estimula el aprecio por una sociedad libre y abierta.
Por todo ello, es posible adherir al individualismo e identificarse al mismo tiempo
con un grupo social. Zeev Jabotinsky suscribi al liberalismo hace casi un siglo, en una
poca en la que el ideal distaba de ser una moda. Denunci al colectivismo que lleva
igualdad mecnica, a la subordinacin de la personalidad humana a leyes uniformes, y
que no representa sino una nueva esclavitud, reaccionaria y despreciable. Ni una
montaa de hormigas ni una colmena, por eficientemente organizadas que estn, pueden
constituir ideales para la sociedad humana.
Al mismo tiempo rechazaba a quienes artificialmente muestran al proletariado como
el gran ideal del futuro, y le profesan un torpe culto, casi esnob, como si se tratara del
principal motor del progreso y la nica esperanza de la humanidad.
No trepid en titular a un artculo de 1927 Nosotros los burgueses, en el que la clase
de ingresos medios es promotora de los ms nobles ideales que guiaron a la humanidad,
por lo que le reprocha una suerte de complejo de inferioridad al aceptar vilipendios:
En la burguesa reside el futuro... somos nosotros los enemigos del super-estado
polica, los idelogos del individualismo.
De cualquier modo, me adhiero entusiastamente a la movilidad social de la sociedad
libre, y entiendo que, del otro lado, los pases que ms generaron castas y lites
gobernantes son precisamente los comunistas. Es aleccionador recorrer en La Habana
el barrio de El Vedado y otros similares, que albergan las residencias de los ricos, es
decir el squito del Comandante.
En las enormes fallas de los marxistas pienso tambin al leer tu descalificacin de las
intervenciones estatales en el plano de la ecologa. En su extravo intelectual ellos
vislumbraron un Estado naturalmente bienhechor, poco menos que divino.
Habran podido superar esa ingenua visin si hubieran asumido la conducta del
Estado como el de una empresa ms, ya que en buena medida lo es.
Una empresa, en general ineficiente en grado sumo; una empresa que, para colmo,
pretende desalojar a todas las dems e imponer su monopolio.
Curiosamente, podemos detectar el tratamiento del Estado como empresa en quienes
hasta hace poco eran los portavoces ms conspicuos del intocable Leviatn.
Basta con entrar la pgina web del Gobierno de Corea del Norte, y constatar all que
incentivan la inversin extranjera por medio de presentarse descaradamente como la
mano de obra ms barata del Asia, y ofrecer un marco en el que ninguna huelga pone
en riesgo las ganancias. No poda haber mayor admisin de fracaso, despus de
millones de muertos por inanicin y represin.
O prstese atencin a las medidas de Ral Castro, quien en 2008 termin con la
igualdad salarial en Cuba, y en el Congreso del Partido Comunista de 2011 lleg a
decidir que las empresas estatales o cooperativas cubanas deficitarias podrn ser
privatizadas.
Parece que en el transcurso de 2013 no slo caer la familia Assad en Siria, sino que
tambin colapsarn las ltimas dictaduras comunistas, para siempre. Un ao propicio
para esta autopsia.
14 El optimismo de Fukuyama
Las inexorabilidades - El producto bruto - Seis revoluciones de la
modernidad
BL: Son muy instructivas para m tus referencias a Ceresole, sobre quien no tena
informacin. Por otro lado, me parece natural la adhesin a ciertos grupos sociales
sin aludir a la nocin de clase. Lo que te confieso desconfo es en tu prediccin sobre
el colapso de las dictaduras, para siempre porque desconfo de las inexorabilidades
a la Fukuyama (quien en esta materia cae en un marxismo al revs).
Todo depende de lo que cada uno sea capaz de hacer todos los das. Paul Johnson ha
escrito que Una de las lecciones de la historia que uno debe aprender, por ms
desagradable que sea, es que ninguna civilizacin puede darse por garantizada. Su
permanencia nunca puede asumirse; siempre habr una edad oscura esperando a la
vuelta de cada esquina.
T mencin de la burguesa me parece muy oportuna ya que proviene de los Burgos
de la Edad Media, las ciudades libres en donde se desarrollaron las actividades
mercantiles basados el la propiedad y los lazos y valores familiares. En de notar el
resabio marxista cuando a un persona descuidada se le dice que est aburguesada
tergiversando el sentido de la expresin de marras.
Los valores ticos de la sociedad burguesa para nada se circunscriben a lo
crematstico. Es de una enorme trascendencia lo que ha escrito Tocqueville en el
sentido de sealar que El hombre que le pide a la libertad ms que ella misma, ha
nacido para ser esclavo.
Nada se gana con que se pudiera garantizar que todos los seres humanos sean
multimillonarios si no pueden elegir los peridicos que quieren leer, si no pueden
elegir los colegios a los que enviarn a sus hijos a estudiar y con los programas que
consideren pertinentes, si no pueden llevar a cabo todos los arreglos contractuales que
consideren convenientes sin lesionar derechos de terceros, si no pueden asociarse o no
asociarse a las instituciones que prefieran, si no pueden comprar todos los productos
del exterior que necesiten sin ser molestados, si no pueden expresar libremente sus
pensamientos, si sus autonomas individuales no estn protegidas, etc. etc.
En este sentido es muy pertinente aclarar el significado del tan citado producto bruto
que si nos descuidamos termina siendo un producto para brutos. Veamos la trastienda de
este guarismo de cerca, sobre lo cual he escrito antes y ahora parcialmente repito. En
una obra en colaboracin escrita por Don Lavoie y Emily Chamlee-Wright se expresan
serias dudas sobre el significado de las mediciones de bienestar econmico en trminos
del producto bruto interno ya que consideran el progreso como algo enteramente
subjetivo (incluso ejemplifican con el caso de las alarmas y cerraduras que se
computan en las estadsticas del producto bruto pero pueden significar drsticas
reducciones en la calidad de vida debido a incrementos en la inseguridad).
En esta lnea argumental, personalmente agrego que aquellas estadsticas deben verse
con espritu crtico en varios planos.
Primero, es incorrecto decir que el producto bruto mide el bienestar puesto que
mucho de lo ms preciado no es susceptible de cuantificarse.
Segundo, si se sostiene que slo pretende medir el bienestar material debe hacerse la
importante salvedad de que no resulta de esa manera en la medida en que intervenga el
aparato estatal puesto que lo que decida producir el gobierno (excepto seguridad y
justicia en la versin convencional), necesariamente ser en un sentido distinto de lo
que hubiera decidido la gente si hubiera podido elegir: nada ganamos con aumentar la
produccin de pirmides cuando la gente prefiere leche.
Tercero, una vez eliminada la parte gubernamental el remanente se destinar a lo que
prefiera la gente con lo que cualquier resultado es ptimo aunque sin duda el estatismo
har retroceder las condiciones de vida debido a la injustificada succin de recursos y
la consiguiente alteracin de los precios relativos, lo cual conduce al desperdicio de
los siempre escasos bienes disponibles.
Cuarto, el manejo de agregados como los del producto y la renta nacional tiende a
desdibujar el proceso econmico en dos sentidos: hace aparecer como que produccin
y distribucin son fenmenos independientes uno del otro y trasmite el espejismo que
hay un bulto llamado produccin que el ente gubernamental debe distribuir por la
fuerza (o ms bien redistribuir ya que la distribucin original se realiz pacficamente
en el seno del mercado).
Quinto, las estadsticas del producto bruto tarde o temprano conducen a que se
construyan ratios con otras variables como, por ejemplo, el gasto pblico, con lo que
aparece la ficcin de que crecimientos en el producto justifican crecimientos en el gasto
pblico.
Y, por ltimo, en sexto lugar, la conclusin sobre el producto es que no es para nada
pertinente que los gobiernos lleven estas estadsticas ya que surge la tentacin de
planificarlas y proyectarlas como si se tratara de una empresa cuyo gerente es el
gobernante.
Esto no permite ver que cuando gobernantes estiman tasas de crecimiento del
producto no es que se opongan a que sean ms elevadas y si resultan menores es porque
as lo resolvi la gente. Si prevalece un clima de libertad y de respeto recproco los
resultados sern los que deban ser. En este sentido, James M. Buchanan ha puntualizado
que mientras los intercambios se mantengan abiertos y mientras no exista fuerza o
fraude, entonces los acuerdos logrados son, por definicin, aquellos que se clasifican
como eficientes.
Si por alguna razn el sector privado considera til compilar las estadsticas del
producto bruto proceder en consecuencia pero es impropio que esa tarea est a cargo
del gobierno. Cuando un gobernante actual se pavonea porque durante su gestin
mejoraron las estadsticas de la produccin de, por ejemplo, trigo es menester inquirir
que hizo en tal sentido y si la respuesta se dirige a puntualizar las medidas que
favorecieron al bien en cuestin debe destacarse que inexorablemente las llev a cabo
a expensas de otro u otros bienes.
*
GP: Tienes razn, Alberto, en que Fukuyama derram un exceso de optimismo y,
como bien matizas, nada humano es necesariamente inexorable.
Fukuyama era, despus de todo, el planificador poltico del Departamento de Estado,
y cuando sostuvo que la democracia liberal y la economa libre podan ser
consideradas el fin de la historia, quiso decir que en el nuevo estadio se corregira y
mejorara el camino andado, pero no habra ya ms saltos en busca de otros caminos
diametralmente diferentes.
Cuatro aos despus se public el otro best-seller, Choque de civilizaciones, en el
que, desde una perspectiva distinta, el politlogo de Harvard Samuel Huntington intenta
entender nuestra era a la luz de la perestroika y el desmoronamiento del gigante
comunista en 1989.
Huntington explica que la ltima fase de las guerras no ser ideolgica ni econmica,
sino cultural. Desde la paz de Westfalia de 1648 hasta la Revolucin Francesa, las
guerras fueron entre prncipes; despus fueron entre naciones, luego entre ideologas.
Las prximas, arguyen Huntington, sern entre civilizaciones.
El 11S parecera haber confirmado esa premisa, y quizs refutado la de Fukuyama,
pero ello es as slo si considerramos que estamos sumidos en una guerra entre
religiones, y no que la naturaleza de la guerra actual es tan poltica como otras, pero
hoy en da varios textos religiosos son a veces secuestrados por extremistas.
Con todas las reservas del caso, confieso que Fukuyama me parece ms convincente.
Es una visin optimista, s, pero el optimismo es, despus de todo, hijo dilecto de la
modernidad y el liberalismo.
No hay unanimidad de criterios para definir la modernidad, pero podemos identificar
sus caractersticas esenciales al contrastarlas con las del medioevo. Una sntesis
didctica podra agrupar las virtudes modernas en cinco, bajo el acrstico de Ruido:
raciocinio, unidad, investigacin, democracia y optimismo.
Las compuertas de la nueva cosmovisin se abrieron con el antropocentrismo
renacentista, que fue dando lugar a una vida signada por la libertad y por sus riesgos. A
partir de ese momento, seis revoluciones fueron forjando a un hombre nuevo: una
cultural en el siglo XV, una religiosa en el XVI, una cientfica en el XVII, una
econmica en el XVIII, una poltica en el XIX, y una ciberntica en el XX.
La revolucin cultural tuvo como disparador a la invencin de la imprenta, que
impidi que el aprendizaje renacido se circunscribiera a una pequea elite. La segunda
revolucin (la religiosa) sucedi a la denominada Batalla de los Libros, la
tormentosa polmica desatada en Alemania entre 1510 y 1520. Lo que empez a la
sazn como un enfrentamiento entre individuos (Johannes Pfefferkorn y Johannes
Reuchlin) se expandi ulteriormente para transformarse en un conflicto de mayores
dimensiones que abarcaba otras lides: franciscanos contra dominicos, Austria contra
Francia, y finalmente la mayora de los humanistas contra los eruditos reaccionarios,
para quienes se acu el apodo de oscurantistas.
La nueva cosmovisin iba agregando as, a la pasin por el libro, la idea de la
centralidad de la responsabilidad individual. El lema fue Sapere aude, atrvete a
saber (o a usar la razn), tal como lo proclamara Kant citando una carta de Horacio en
la que describa las andanzas de Ulises, y que bien puede rastrearse a los bblicos
proverbios hebreos Que tu alma sea sabia.
De la tercera revolucin, la cientfica, emergi una ciencia signada por la
experimentacin, ya que est fundamentada en que la naturaleza es regular y el universo
racional, en contraste con la antigua visin de un destino arbitrario.
La cuarta revolucin (la econmica), parti de la Revolucin Industrial: la era de una
concentracin de transformaciones sociales, acaso la mayor desde el perodo del
neoltico seis milenios antes.
El hombre reemplazaba la trilla de cereales con la venta de su faena y productos;
abandonaba el trabajo manual y facilitaba una economa basada en la industria, a partir
de la mecanizacin de la rama textil y del desarrollo de los procesos del hierro.
El derivado fue la expansin del comercio, favorecida por la mejora de las rutas de
transportes y el consecuente nacimiento del ferrocarril.
Todos estos cambios fueron generando un ser humano cada vez ms dueo de su
propio destino, circunstancia que se confirm con la revolucin poltica en el siglo
XIX, generadora de la democracia moderna tanto en Europa como en Amrica.
Los logros de la modernidad han sido complementados por la revolucin ciberntica
del siglo XX, que promueve una humanidad comunicada como jams en el pasado, y
ms consciente de s misma.
Hoy en da, el hombre moderno debe lidiar con dos fuerzas que lo asedian: de un lado
los premodernos que intentan retrotraer la humanidad al medioevo, y del otro los
postmodernos que desprecian los logros de la modernidad y su ruido.
Para defender esos logros, no hay como la voluntad humana, la creatividad, la
espontnea inventiva del hombre cuando le dan las condiciones para progresar. Y bien
sabemos cul es el sistema que da rienda suelta a esas maravillosas fuerzas humanas.
15 Revolucin copernicana del valor
BL: Tal cual lo que dices de Fukuyama, pero el optimismo a ultranza hay que
contrastarlo, por un lado, con lo que lamentablemente viene ocurriendo en muchos
centros educativos que son el microcosmos del futuro (a lo que me refiero ms abajo) y,
por otro, los errores del historicismo, lo cual es muy distinto de las visiones lgubres
del Club de Roma y los pronsticos maltusianos. Tambin suscribo plenamente lo que
dices en cuanto a los textos religiosos secuestrados por extremistas.
Es muy apropiado el dictum sapere aude que, como apuntas, fue alabado por Kant, a
pesar que este pensador me desconcierta enormemente. Por un lado, en Crtica de la
razn pura apunta a las tres preguntas filosficas de mayor calado: la libertad de la
voluntad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, su imperativo categrico
consiste en actuar como si tu mxima se convierta en la ley universal y ha contribuido
a clarificar algunos entuertos en torno a los juicios analticos y sintticos, complicar
otros planos como el idealismo y la percepcin de las cosas y su curioso paradigma
moral vinculado al deber.
En materia de los derechos individuales, sostiene que nadie debe ser tratado como
medio para los fines de otros puesto que cada uno es un fin en si mismo y, en la misma
lnea argumental, como cita Bertrand Russell en su History of Western Philosophy,
Kant afirma su conocida sentencia en el sentido de que no puede haber nada ms
horrendo que la accin de un hombre est sujeta al deseo de otro.
Pero aqu viene la sorpresa mayscula: cual hobbesiano radical, escribe Kant en sus
trabajos compilados bajo el ttulo de Teora y praxis que toda oposicin al poder
legislativo supremo, toda sublevacin que permita traducir en actos de descontento de
los sbditos, todo levantamiento que estalle en rebelin es, en una comunidad, el
crimen ms grave y condenable, pues arruina el fundamente mismo de la comunidad. Y
esta prohibicin es incondicionada, hasta tal punto que cuando incluso ese poder o su
agente, el jefe de Estado, han violado hasta el contrato originario y de ese modo se ha
desposedo, a los ojos de los sbditos, del derecho a ser legisladores, puesto que
autorizan al gobierno a proceder de manera absolutamente violenta (tirnica), sin
embargo, al sbdito no le est permitida resistencia alguna en tanto contraviolencia.
Y en lo que se ha publicado de Kant como Principios metafsicos de la doctrina del
derecho, en un sentido contrario a lo que vena sosteniendo en largas y sesudas
disquisiciones sobre la importancia de respetar el derecho de cada cual, hasta que en la
Seccin Primera de la Segunda Parte de la obra, sbitamente la emprende con
conceptos a contramano de lo que vena diciendo -en una demostracin de positivismo
superlativo- al mantener que el soberano no tiene hacia el sbdito ms que derechos
no deberes [] No hay pues contra el poder legislativo, soberano de la cuidad ninguna
resistencia legtima de parte del pueblo.
No me explico una contradiccin ms flagrante. En La paz perpetua Kant, dice que
entiende la poltica como aplicacin del derecho y la moral y critica la constitucin
no republicana en la que el jefe del Estado no es un conciudadano sino un amo y la
guerra no perturba en lo ms mnimo su vida regalada que transcurre en banquetes,
cazas y castillos placenteros. La guerra para l es una especie de diversin.
Resulta difcil de digerir tanta contradiccin en Kant pero de todas maneras el dictum
es muy aconsejable pero, salvo honrosas excepciones, la penetracin del socialismo en
colegios y universidades es notoria, tal como enfatizan autores como James Tooly, Gary
Larson, Arthur Shenfield, Jacques Barzun, Armen Alchain, E. G. West y tantos otros.
Las instituciones educativas estatales son un perjuicio para los relativamente ms
pobres. Esto es as debido a que siempre todos pagan impuestos, especialmente
aquellos que nunca vieron una planilla fiscal, quienes tributan por va de una reduccin
de sus salarios como consecuencia de los gravmenes que pagan los contribuyentes de
jure, lo cual reduce las tasas de capitalizacin.
Imaginemos entonces la lamentable situacin de quienes son tan pobres que ni
siquiera pueden afrontar el costo de oportunidad de enviar a sus hijos al colegio porque
pereceran por inanicin si no trabajan con los padres: pues ellos se ven obligados a
financiar los estudios de los ms pudientes (y los que con gran sacrificio apenas pueden
enviar a estudiar a la prole no pueden afrontar el pago doble, uno destinado a alimentar
las instituciones estatales va fiscal y otro para cubrir la matrcula y las cuotas de los
privados, ergo, se ven forzados a recurrir a las estatales).
El procedimiento de los vouchers estatales resulta til solamente para demostrar el
non sequitur, es decir, para poner en evidencia que del hecho de que se sostenga que se
debe financiar compulsivamente la educacin de otros no se sigue que deban existir
colegios y universidades estatales puesto que los receptores eligen la institucin de su
preferencia.
Tambin se esgrime la igualdad de oportunidades para imponer las entidades
estatales, pero esta figura es mutuamente excluyente con la igualdad ante la ley. Al ser
todos diferentes, naturalmente se tienen oportunidades tambin diferentes. En una
sociedad abierta de lo que se trata es que todos tengan mayores oportunidades pero
nunca iguales. Debe tenerse muy presente que la igualdad es ante la ley, no mediante
ella, puesto que en la media en que se sigue este ltimo camino indefectiblemente las
personas tendrn menores oportunidades.
La libertad en materia educativa resulta esencial al efecto de minimizar problemas y
maximizar las posibilidades de excelencia. De lo contrario no enfrentaremos una lucha
entre civilizaciones sino una lucha dentro de la misma civilizacin al minarla con la
penetracin gramsciana. Es indispensable sacar el uso de la fuerza de esos mbitos.
*
GP: En trminos generales, las contradicciones en las que a veces incurri Kant se
debieron a la oscuridad de su lenguaje o, en el caso de la tica, a la variedad de sus
fuentes intelectuales: el cristianismo y la Ilustracin.
La contradiccin que citas t, especficamente, resulta quizs de un malabarismo por
parte de Kant para eludir la censura prusiana.
No siempre le fue fcil: cuando escribi que no era necesaria una Iglesia establecida,
fue advertido por el rey que deba dejar de publicar sobre temas religiosos. Y en el
caso que sealas, se las ingeni para negar el derecho legal a rebelarse, pero no el
derecho moral.
De todos modos, lo ms importante de Kant no radica en la filosofa poltica sino en
la epistemologa. Al respecto, cabe aplicar su concepto central al tema de nuestro libro.
La revolucin copernicana fue el cambio conceptual que cimenta la hiptesis de 1543
de que la Tierra no es el centro del universo. Ese cambio de perspectiva fue punto de
partida para la Revolucin Cientfica, la tercera de las que enumer como parteras de
la modernidad.
Para comprender el universo, Coprnico coloc al Sol en el centro y a la Tierra en un
margen, y as cambi la relacin entre ellos. Kant, por su parte, procedi a un cambio
similar.
Hasta su Crtica de la razn pura (1781) suponamos que nuestro conocimiento debe
adaptarse a los objetos; a partir de entonces sabemos que los objetos se adaptan a
nuestro conocimiento. Por ello Kant aplic a su filosofa el feliz trmino de
revolucin copernicana. Se trastoc radicalmente la relacin entre el sujeto que
conoce y el objeto conocido.
La idea puede aplicarse tambin a la revelacin, en el campo de la teora econmica,
que fue mrito de la Escuela Austraca. sta mostr que los bienes no valen porque
cuesta conseguirlos, sino que cuesta conseguirlos porque valen. Al establecer que el
valor es anterior al costo, modific radicalmente el punto central del anlisis. Esta
verdad demuele la visin marxista de la sociedad, ya que con una correcta teora del
valor se hacen a un lado las premisas del marxismo.
En cuanto a tu atinada alusin al tema educativo, me parece que el adoctrinamiento
que reemplaz a la educacin en el socialismo, otra vez, no result de un abuso, sino
que fue consecuencia natural de un Estado poderoso.
Teniendo ste una maquinaria a su disposicin para encauzar a las nuevas
generaciones en una direccin determinada, tarde o temprano la usar. Por ello,
previsiblemente, la educacin en el mundo comunista fue monocromtica y presentaba
un medio idlico desconectado de la realidad, uno que no admita la ms mnima
autocrtica.
Como vean a la poltica como una ciencia exacta, los dueos de la verdad en materia
poltica no podan cometer errores.
En encandilador contraste, la democracia liberal es el sistema que, gracias a su
constante autocrtica, ms depura la irracionalidad atinente al comportamiento humano.
El efervescente debate de ideas, la bsqueda infatigable de las mejores opciones en
cada rea transforma al progreso en su caracterstica privativa.
Por ello, la educacin liberal es policromtica, plural, de constante ensayo y error. En
suma, el sistema pone la inteligencia y creatividad humanas en movimiento.
Despus de las revoluciones comunistas, pareca que tambin all se haban generado
algunas virtudes de la creatividad: altas tasas de alfabetismo y optimismo en los
resultados. El problema fue que el empelln revolucionario siempre dura unos pocos
aos, y los fracasos terminan siendo rpidos y demoledores.
Lo que haba sido una promesa de remedio para las insatisfacciones sociales, cuando
se puso en accin, se despe irremediablemente al totalitarismo infrtil que no
generaba sino estancamiento y mediocridad.
El socialismo pertenece al siglo XX. No han quedado en el siglo XXI propuestas
socialistas viables; y las que responden hoy en da a este nombre ya no procuran la
socializacin de los medios de produccin.
Su prctica fue totalitaria porque puso en una sola mano (la de la burocracia estatal)
la concentracin del poder econmico y poltico, creando una situacin de dependencia
para todos los individuos: una especie de actualizacin de la esclavitud.
Una vez que se tom al individuo como un medio para servir a los fines sociales, se
derivaron por necesidad la mayora de aquellos rasgos de los regmenes totalitarios.
La intolerancia y la brutal supresin del disentimiento, y el completo desprecio de la
vida individual y su felicidad, son consecuencias inevitables de aquella premisa bsica.
Efectos colaterales, como el culto a la personalidad y la corrupcin, no son abusos,
sino componentes esenciales del sistema.
16 La racionalidad en la economa
BL: Sealas con razn, Gustavo, que lo relevante de Kant no es su filosofa poltica
sino su epistemologa. Por otra parte, lo que dices respecto a lo consignado por ese
pensador en el primer campo mencionado que sera fruto de la censura, no es aceptado
por autores que han trabajado detenidamente sus conceptos en esa materia, como, por
ejemplo, Marcos A. Rougs en Descubriendo a Themis.
Y en cuanto a su epistemologa, dejando de lado sus aportes metodolgicos con los a
priori, ya que la has citado antes a Ayn Rand (hay muchos autores de peso que tratan el
tema) conviene repasar lo que ella dice al respecto. En su Introduction to Objetivist
Epistemology escribe que La totalidad del aparato del sistema de Kant, tal como un
hipoptamo embarcado en una danza de cintura, gira en torno a un slo punto: que el
conocimiento del hombre no es vlido porque como escribe en For the New
Intelectual, para la ptica kantiana el mundo no es real: la realidad percibida por la
mente es una distorsin (dicho sea al pasar, en la misma obra, tambin Rand critica lo
que denomina la versin moral de Kant al decir que consiste en una total y abyecta
ausencia del yo. Una accin es moral, dice Kant, solamente su uno no desea realizarla,
sino por un sentido del deber y no deriva ningn beneficio de ella de ningn tipo ni
material ni espiritual ya que un beneficio destruira el valor moral de la accin).
Mencionas en este contexto a los muy valiosos apartes de la Escuela Austraca y, en
el plano subjetivista, lo asimilas a la epistemologa de Kant. Pero entiendo, Gustavo,
que se trata de dos enfoques que se refieren a dos cosas bien distintas. Volviendo a Ayn
Rand, personalmente particip hace aos con la intencin de aclarar una disputa entre
objetivistas randianos y subjetivistas austracos que, como dije, estaban debatiendo
temas que respondan a planos distintos pero, equivocadamente, los estaban asimilando
al mismo terreno. Un asunto es sostener que las cosas con independientes de la opinin
que tenemos de ellas tal como ensea el realismo y otra muy diferente es mantener que
tenemos valorizaciones diversas sobre esas cosas, de modo que no hay en verdad
disputa. Son dos temas de naturaleza distinta y que son del todo compatibles.
No es que Kant no haya realizado contribuciones. Muy por el contrario, en mi turno
anterior destaqu algunas de las que llev a cabo incluso en materia de filosofa
poltica en su defensa de las autonomas individuales (que, entre otras cosas, sirvieron
de base para crticas al utilitarismo) y en su epistemologa que, adaptada, sirvi
parcialmente para formular la metodologa austraca y separarla de la de las ciencias
naturales. El tema son las contradicciones. Aparentemente los humanos, debido a
nuestras imperfecciones, no estamos a salvo de incoherencias. Cuando expongo en
clase casos de inconsistencias en grandes maestros, indefectiblemente mis alumnos me
preguntan cules son las mas, cuestin que no est en mis manos responder puesto que
cuando las detecto intento modificar mi posicin (por ejemplo, cuando algunos de mis
alumnos me hicieron ver mi error garrafal al defender la prohibicin de las drogas
alucingenas para usos no medicinales). En todo caso, en Kant llama la atencin las
caractersticas de las contradicciones anotadas.
*
GP: No solamente solemos caer contradicciones individualmente, sino que, en su
conjunto, los mximos pensadores no han resuelto las grandes cuestiones: ni las
antinomias de Kant; ni las muchas paradojas de la filosofa, bien sean clsicas como la
de Teseo o modernas como la de Newcomb. Tampoco magnas cuestiones como la
dicotoma mente-cuerpo o la posibilidad de los universales.
Ineludible entre los ubicuos debates filosficos es el del idealismo frente al realismo:
si los entes fsicos tienen una existencia independiente de quienes los perciben y
conocen. Una parte notable de la obra de nuestro admirado Borges gira en torno de la
medida en que el universo puede ser entendido como un inmenso pensamiento. En buena
medida, la rivalidad entre realismo e idealismo se plasm en el quiebre entre la
filosofa moderna y sus predecesoras.
Kant elev la dicotoma a su momento climcico, y se acerc bastante a resolverla.
Resulta simplista resumirlo en que para la ptica kantiana el mundo no es real o que
la realidad percibida es una distorsin. Precisamente, para disear su idealismo
trascendental, la Analtica de los Principios de Kant descart dos idealismos
incorrectos que lo precedieron: el que postula dudosa la existencia de las cosas del
espacio, fuera de nosotros (cartesiano o problemtico) y, peor an, el sostiene que
dicha existencia es enteramente falsa (berkeliano o dogmtico). Que nuestra mente
genere las condiciones de la cognoscibilidad, no significa que el mundo no sea real.
Es notable que en el mismo libro del Gnesis ya haya un paradigma del debate entre
el realismo y el idealismo. Cuando la Biblia resea la creacin del ser humano, sus dos
primeros captulos discrepan notablemente: mientras en el Gnesis 1 hay un plan
previo, imagen y semejanza y simultaneidad hombre/mujer; en Gnesis 2 hay polvo
de la tierra y hombre solitario. Asimismo, Adn 1 domina y Adn 2 nomina.
A estas diferencias se agrega otra fundamental: un Adn corona la Creacin, y el otro
es creado antes que todos los animales, es decir que a partir de su percepcin
humana van moldendose el resto de los seres.
No casualmente de entre todos los debates filosficos esenciales, ste es el que nos
ha motivado ahora. Al respecto, quisiera reafirmar la magnitud del sacudimiento
conceptual atribuible a Carl Menger y a sus discpulos de la Escuela Austraca.
No tiene que ver con el criticismo de Kant, sino con el hecho de que, al trasladar
enteramente el valor de las cosas desde el objeto al sujeto, produjo una revolucin
copernicana -no una revolucin kantiana.
Desde que se ha establecido la correcta teora del valor, entendemos (y reconocemos
en la realidad) que el planificador socialista intenta guiar a la economa con los ojos
vendados. No puede saber qu productos producir ni la manera ms apropiada para
producirlos con los recursos y el trabajo que estn bajo su control. Esto lleva a lo que
Ludwig von Mises llam el caos planificado.
Mises fue, precisamente, quien mucho antes que Ayn Rand y otros mencionados,
plante con rigor acadmico todas las facetas del socialismo, tambin su derrumbe.
Se dedic a demostrar por qu la idea marxista habra de marchitarse y, debido a su
fallecimiento en 1973, no pudo ver la cada final. Y si vuelvo a l, es porque creo que
el debate sobre el clculo econmico y el valor, es piedra angular de una correcta
autopsia.
Si tuviera que sintetizarlo, dira que el error bsico del socialismo fue desalojar la
racionalidad de la economa. Hubo un intento de socorro por parte del economista
polaco Oskar Lange, quien intent elucubrar un clculo econmico para las economas
socialistas, y construir un modelo distinto para la formacin de precios.
Su procedimiento era iterativo: ensayo y error por parte de una Oficina Central de
Planificacin, que ejerciera de hecho las mismas funciones que el mercado.
Pero la realidad es que la nica manera de comunicar informacin econmica es el
sistema de precios. En caso de escasez de un bien determinado, nadie tiene que dar una
orden. Gracias a los precios, decenas de miles de personas, cuya identidad no se podra
determinar ni en meses de investigacin, empiezan a usar el material escaso o sus
derivados con mayor cuidado. Los planificadores mismos terminaban dndose cuenta
de que arruinaban la economa de sus pases, pero no podan admitirlo. Y por ello, su
necesidad de acallar toda crtica. Haba que difundir la doctrina bajo el hlito de una
aorada igualdad, y con ella justificar purgas, censura, y represin.
El siglo XX fue el siglo del socialismo: testigo del comienzo, desarrollo y final de
este trgico experimento social de la historia, que result en prdidas humanas
innumerables y destruccin de vastas economas.
17 Refutacin del determinismo
BL: Mi posicin con respecto a Dios, estimado Gustavo, la ilustro con una
afirmacin de Carl Jung cuando le preguntaron sobre el particular. La respuesta fue No
creo en Dios, s que Dios existe.
En otros trminos, pienso que la Primera Causa no es una materia de fe sino de razn.
Si las causas que nos generaron a ti y a mi fueran para atrs ad infinitum querra decir
que nuestras causas nunca comenzaron, por tanto no podramos ahora estar dialogando.
Y esto no contradice conjeturas plausibles como el Big-Bang que tratan de lo
contingente, pero es inexorable lo necesario, es decir la Causa Incausada, que algunos
denominan Al, Yahveh, Dios o lo que fuere. La religatio es a mi modo de ver la
conexin con lo trascendente que se concreta en el esfuerzo por la autoperfeccin,
nunca lograda en los mortales pero lo relevante es el camino, es la distincin entre el
pantano y la huella. Me parece que el sentido religioso ha sido pervertido por no pocos
de los llamados representantes de esa Perfeccin a travs de declaraciones absurdas y
de dogmas inauditos.
En cuanto a tus referencias al Isaiah Berlin, antes que nada te comento que el epgrafe
con que abro mi ensayo sobre determinismo fsico que alud en mi participacin
anterior es de su autora (tomada precisamente de La inevitabilidad histrica en
Cuatro ensayos sobre la libertad) y dice as: Reducimos la historia a una especie de
fsica y condenamos a Gengis Khan o a Hitler de la misma manera que condenaramos a
la galaxia o a los rayos gamma.
Con toda mi admiracin a muchos de los trabajos de Berlin, discrepo con su invento
de la libertad positiva puesto que no se trata de libertad sino de oportunidad (t lo
mencionas al pasar y el mismo Berlin lo acepta sin percatarse de la confusin que
crea).
Como ha mostrado William A. Parent, puede disponerse de menores oportunidades de
hacer algo pero no por ello se es menos libre: alguien puede no tener la oportunidad de
escalar una montaa o de ganar los cien metros llanos pero por ello no se ha reducido
su libertad. Parent escribe en Some Recent Work on the Concept of Liberty, que los
trminos libertad y oportunidad tienen significados distintos, por ejemplo, alguien
puede no tener la oportunidad de adquirir una entrada a un concierto debido a
numerosas razones (e.g. est muy ocupado) y sin embargo por ello no deja de ser libre.
Como se ha sealado, la libertad es siempre negativa, es la ausencia de coaccin por
parte de otros hombres. Tampoco cabe aqu la extrapolacin de las ciencias biolgicas
y fsicas a las sociales: no tiene sentido decir que uno no es libre porque no puede
bajarse de un avin en pleno vuelo, o que se es esclavo del cigarrillo o que uno no
puede ingerir arsnico sin sufrir las consecuencias. La libertad es un concepto
vinculado a las relaciones sociales. Se tiene menos libertad o ms libertad segn otros
hombres la restrinjan o no. Se ha parodiado la libertad al hacer referencia a la libertad
de morirse de hambre, pero como ha escrito Thomas Sowell (en Knowledge and
Decisions) el hambre es una tragedia pero la libertad es otro concepto muy diferente (y
por otra parte, los climas de libertad disminuyen el hambre, lo cual no hace que las dos
ideas se identifiquen).
No son pocas las personas que no entienden en qu consiste la libertad. No es
suficiente hablar de ella para entenderla. En este sentido, lo has mencionado a Sartre,
que igual que Bertolt Brecht y Neruda cantaban loas a la libertad mientras alababan al
asesino serial de Stalin con inauditos poemas y suscriban el sistema colectivista que
ahoga y aplasta todo espacio para ser libre.
*
GP: De los tres argumentos medievales para demostrar la existencia de Dios,
recurres al teleolgico: el universo no podra ser autosuficiente. La existencia de Dios
se deriva de algn aspecto del universo, tal como el movimiento o la causalidad. El
primer argumento, el ontolgico, hace derivarla del razonamiento: la existencia divina
sigue necesariamente de su definicin. Y el tercero, el teleolgico, la deduce del orden
que existe, segn lo preanuncia el Salmo 19: los cielos proclaman la gloria de Dios.
La estructura ordenada de la naturaleza revelara a un Dador de Orden. Hay asimismo
argumentos de ndole no-filosfica.
Por encima de ellos, comparto contigo el apego por la huella y no por el pantano, por
el sentido y no por el caos. Pero soy consciente de que no todos los buenos seres
humanos son socios nuestros en esa opcin, y tambin me parece que, si bien dignifica
la vida, no es una condicin sine qua non para adherir a la oda a la libertad humana que
es el liberalismo. El Ser Perfecto, la Causa Primera o el Dador de Orden, no son
imposiciones ineludibles del razonamiento humano.
Tambin estamos juntos en nuestra preferencia por distanciarnos de los iluminados
que terminan pervirtiendo el mensaje religioso. Recordemos la histrica controversia
entre evolucionistas y creacionistas, en el ardor del caso Scopes de 1925. En
retrospectiva, resulta lamentable que los apasionados aplogos de la Biblia no la
hubieran ledo con cuidado, para notar que el Gnesis no excluye la posibilidad de que
la creacin de las especies fuera por medio de una evolucin.
Darwin mismo era un hombre de fe religiosa, y su coetneo el botanista Asa Gray, de
la Universidad de Harvard, sostuvo lo que dio en llamarse evolucin testa.
Estamos juntos, Alberto, en resistir la falta absoluta de designio. Si todo fuera fortuito
en el proceso evolutivo, entonces cualquier criatura podra haber confrontado los
desafos de la naturaleza para elevarse a regir el mundo. Si, por ejemplo, ningn
cometa hubiera destruido el dominio de los dinosaurios en la Tierra hace sesenta y
cinco millones de aos, pues este libro estara siendo escrito por las lagartijas Alberta
y Gustava, y ledo por reptiles estudiosos cuyas computadoras seran sin duda muy
distintas. Hasta aqu una posibilidad.
Pero la otra alternativa se me hace ms vlida, y opino que es ms racional, aunque
no tanto como para refutar a los descredos. Menos serio aun es ridiculizarlos, como
cuando Samuel Wilberforce cuestionaba al mximo darwinista Thomas Huxley
espetndole desciende usted del mono por parte de su madre o de su padre?
El debate en cuestin, no da para la sorna. Quines somos los humanos y cul es el
recndito misterio de nuestra naturaleza, merece nuestra seria reflexin, perseverante
investigacin, y comprometida emocin.
Acepto gustoso tu encuadre de la libertad exclusivamente vinculada a las ciencias
sociales. Todo lo que me atrevo a agregar al respecto es que quienes confundieron el
concepto de libertad, ms que Berlin mismo, fueron sus criticados.
Excelente tu eleccin de epgrafe, Alberto. Inevitabilidad histrica (1954) es el libro
que hace sustentar en la tica su enfoque de la historia. Lo mismo cabe decir del ensayo
previo de Berlin, El erizo y la zorra, sobre el libre albedro, el determinismo, y visin
de la historia de Len Tolstoi.
Sobre ste ltimo me toc participar en el coloquio de su centenario en la Biblioteca
Nacional de Buenos Aires, a fin de 2010, y mencion una escena conmovedora en la
tercera parte de La Guerra y la Paz (1869).
Despus de la batalla de Austerlitz, que cobrara casi veinte mil vidas, Napolon y
dos oficiales recorren el campo de Pratzen sembrado de muertos, y el prncipe Andrs
Bolkonski yace all, incapaz de moverse, concentrado en la infinitud de las estrellas.
Ante ellas, siente que Napolen y la historia son el zumbar de una mosca. Y creo que
la conciencia de nuestra infinitesimal existencia tambin estimula la adhesin a los
principios de la libertad creadora.
Aprovecho tu mencin de la trillada libertad de morirse de hambre para un
ejercicio de intencin pedaggica: ponerme en abogado de diablo y trasladarte una
pregunta con la que debemos lidiar frecuentemente:
Ustedes aducen que el valor de las cosas est definido por la valoracin que
la gente haga de ellas, y que ningn gobierno debera interferir en las
preferencias de la gente reflejada en el mercado.
Ahora bien, cuantos ms recursos tenga un individuo, su preferencia tendr
ms influencia en lo que debe producirse. En suma, la oferta responde a la
demanda de los ricos.
Por qu estara mal entonces, que alguien redistribuya un poco de ese poder
intrnseco a la gente pudiente, y se los traslade a los ms necesitados para que
las necesidades de stos tengan cierta mayor influencia en la oferta?
Si ustedes admitieran dicha redistribucin, pero tuvieran reparos en cuanto a
que no sea el Estado quien la efectuara, en ese caso pregunto: por qu est mal
que un grupo de individuos se constituyan en partido poltico, y pregunten a sus
conciudadanos (por va de elecciones generales) si aceptan su plataforma, es
decir si estn dispuestos a que parte de los recursos se destinen a los ms
necesitados, a fin de evitar situaciones de extrema pobreza, ergo que la vida sea
ms digna para todos?
Finalmente, con respecto a Sartre y todos ellos, es posible concluir con la mxima de
George Orwell inspirada en Cicern, que haca referencia a los pacifistas de la dcada
del treinta que cacareaban la necesidad del desarme frente a Hitler: Hay algunas ideas
tan estpidas que slo intelectuales pueden creer en ellas.
A m no me alcanza: no deja de abrumarme la hipnosis que el socialismo ha ejercido
sobre tantos, mentes brillantes incluidas.
19 El nihilismo
Evolucionistas y creacionistas - Mejorar a pobres - Los vaticinios
marxistas
BL: Muy oportuna tu referencia al terror blanco al que se estudia en detalle, por
ejemplo, Richard Ppes en Propiedad y libertad e importantsimo tu recordatorio de los
consejos de Sergei Nechaev.
Ahora me gustara ver nuestra autopsia desde otro costado para marcar nuevamente el
contraste entre logros intelectuales y la prctica poltica, entre la demostracin rigurosa
de los beneficios del intercambio abierto entre pases y, a pesar de ello, las
restricciones y trabas que se establecen por doquier.
Y no es que pretendamos eliminar los conflictos, como bien ha escrito Fred Kofman:
Ser humano implica tener conflictos [] Es imposible elegir si tener o no tener
conflictos, slo podemos elegir cmo responder a ellos (en el segundo tomo de
Metamanagement. La nueva con-ciencia de los negocios).
En este caso que en esta ocasin abordamos, es evidente el conflicto y el modo de
responder consiste en explicar de un mejor modo la solucin.
Me refiero a esa expresin antittica de la sociedad abierta cual es la inmigracin
ilegal. Lo conveniente es que cada uno pueda vivir donde lo considere mejor, slo
debe bloquearse a los delincuentes (que desde luego no son patrimonio de extranjeros
y, por otro lado, cuando se conjetura que los inmigrantes son malas personas se est
insultando a todos nuestros ancestros puesto que todos provenimos de otros lugares).
Antes, en otra de mis intervenciones me refer a la falacia del desempleo como si se
tratara de un asunto natural, en lugar de verlo como un problema provocado por la
intromisin de la violencia y la intimidacin en los respectivos arreglos contractuales.
Por otro lado, se suele echar la culpa a los inmigrantes de barquinazos fiscales cuando
reciben asistencia gratuita de hospitales, colegios y similares. Pero este es el
problema del mal llamado estado benefactor (no puede hacerse beneficencia por la
fuerza, la caridad significa dar voluntariamente con recursos propios), por lo que, sin
perjuicio de, en su momento, eliminar beneficios aparentes que en verdad son
perjuicios, el tema se resuelve no permitiendo a los inmigrantes a que accedan a esos
servicios pero tampoco se les debe descontar del fruto de su trabajo para
subvencionar esos menesteres, con lo que se convierten en seres libres del mismo modo
que a muchos de nosotros nos gustara ser.
Entre otros, Julian Simon documenta con extensas series estadsticas en The
Economic Consequences of Immigration cmo los inmigrantes aceptan trabajos que los
nativos no aceptan, tienen gran flexibilidad para la ubicacin y movilidad geogrfica
dentro de un pas, cuentan con gran capacidad de ahorro e inversin, muchos forman sus
propias empresas a veces unipersonales, muestran bajos ndices de criminalidad,
suelen tener pocos hijos y ellos ponen en evidencia buenos resultados acadmicos en
los colegios a los que asisten.
En realidad, las restricciones se basan en patrioterismos y nacionalismos siempre
xenfobos sin percatarse que una mayor fuerza laboral mejora la productividad y,
consecuentemente, mejora el nivel de vida, lo cual no quita que algunos inmigrantes
desplacen a nativos en ciertos trabajos y los liberan para realizar otras labores.
En la misma lnea argumental, se restringen las importaciones y se colocan comisarios
aduaneros increblemente para evitar que alguien ingrese algo mejor y ms barato que
lo que se fabrica localmente. No se comprende que las exportaciones son para poder
comprar, del mismo modo que cada cual vende bienes o servicios para poder adquirir
lo que necesita. Lo ideal sera comprar indefinidamente sin tener que vender nada pero
eso significara que el resto del mundo regalan esos bienes, entonces no tenemos ms
remedio que vender para poder comprar, las exportaciones constituyen el costo de las
importaciones.
Los aranceles y tarifas aduaneras junto con las manipulaciones cambiarias afectan
gravemente el comercio exterior. En un sistema libre, el balance de pagos no slo est
siempre equilibrado sino que se encuentra en el nivel ptimo debido a la consecuente
asignacin de recursos. Es por ello que Jacques Rueff en The Balance Of Payments
muestra preocupacin por la tentacin a intervenir que provocan las estadsticas del
sector externo por lo que escribe que El deber de los gobiernos es permanecer ciegos
frente a las estadsticas del comercio exterior [] si tuviera que decidirlo no dudara
en recomendar la eliminacin de las estadsticas del comercio exterior debido al dao
que han hecho en el pasado, el dao que siguen haciendo y, temo, que continuarn
haciendo en el futuro.
Tal vez nadie mejor que el decimonnico Frdric Bastiat ha demostrado con sus
ironas en Sofismas econmicos los tremendos errores del mal llamado
proteccionismo (mal llamado porque desprotege a los consumidores y les cubre las
espaldas a los empresarios ineficientes), as, por ejemplo, sugera tapiar todas las
ventanas para proteger la industria de las velas de la competencia desleal del sol.
Es prioritario esforzarse por explicar las ventajas de intercambios libres y
voluntarios, lo cual constituye el mejor antdoto frente a las guerras (Bastiat sostena
que all donde las fronteras no son cruzadas libremente por mercancas, las cruzarn
los ejrcitos). En este sentido, en la antigedad, los fenicios han sido uno de los
buenos ejemplos, que como escribe Edgar Sanderson en Historia de la civilizacin:
El rasgo caracterstico que distingue a los fenicios de todas las dems
naciones del mundo antiguo consiste en que eran colonizadores y no
conquistadores; mercaderes pacficos y no intrigantes belicosos, intrpidos
marinos y no soldados altivos y ambiciosos, trabajadores industriosos,
ingeniosos y creadores y no inquietos y volubles destructores de la labor de
otros hombres,
*
GP: Juiciosamente incluyes el tema de la inmigracin ilegal, en el que empiezo por
compartir contigo el principio de que debe respetarse la libertad de una persona de
vivir donde quiera. Nada ms cercano al liberalismo que el reconocimiento del hombre
autnomo como fin de nuestras preocupaciones.
Me sumo a tu rechazo de las invectivas xenofbicas en todos los pases, que imputan
al extranjero la criminalidad y la desocupacin. Aplaudo tu sensibilidad, al valorar el
rol del inmigrante en la prosperidad social.
Pero el ideal del intercambio libre de poblaciones est tan lejos de la realidad que
vivimos, que promoverlo a toda brida es una receta para la violencia y el caos.
Una cosa es no perder de vista la meta de una humanidad fraterna sin fronteras, y otra
es proponer que, por ejemplo, maana a la maana los mexicanos puedan cruzar
libremente a EEUU, los norafricanos a Espaa y los indonesios a Australia.
Prever que de ello resultara un caos, es quedarse muy corto. Sera casi la reversin
de tu cita de Frdric Bastiat: si se abrieran ntegramente las fronteras al cruce de
personas, los soldados sern el segundo grupo en cruzarlas.
El caso de los fenicios tambin es ilustrativo. Por un lado, comparto tu admiracin
por este pueblo antiguo aliado de los hebreos que, en sus travesas martimas hacia el
Oeste, ensearon a los griegos las 22 letras de su idioma hebraico-fenicio, moldes de
las de la lengua hebrea actual.
Los helenos trastocaron la grafa hebraica de lef, bet, guimel, dalet, para crear la
griega alfa, beta, gama, delta, y el resultante alfabeto griego pas ulteriormente al
latn; as el hebreo-fenicio fue padre de casi todos los idiomas europeos.
Por el otro lado, los fenicios y su misin civilizadora que mencionas, no pudieron
protegerse con esa misin para sobrevivir en un mundo de nimo conquistador, y fueron
sometidos por los persas y los helenos, vencidos por los primeros en Sidn, y ms
tarde destruidos por los romanos en Cartago.
Los temas de las migraciones actuales y de la prosperidad de los pueblos, me permite
retomar el que planteaste en su momento a partir de tu crtica a las polticas
norteamericanas.
Sin duda hay un sentimiento antiestadounidense en muchos pases y, si aunque la
crtica a las polticas exteriores de EEUU podra tener justificaciones especficas en
Latinoamrica, no es el caso de Europa. Aqu, cuando revisamos esas crticas notamos
un componente irracional que podra reconocerse en el antinorteamericanismo en
general.
En La obsesin anti-americana (2003) Jean-Franois Revel muestra el sustrato de
envidia que anima a dicho sentimiento europeo en general, y francs en particular.
Lo cierto es que la religin del antinorteamericanismo no se limita a los fanticos de
Al-Qaeda, a los nacionalistas de ultraderecha y a la izquierda radical tercermundista,
quienes suelen presentar a EEUU como el Gran Satn culpable de todos los males.
Injustificadamente, tambin los pases europeos son parte de la animadversin.
Los islamistas radicales odian de los EEUU las ideas de democracia, pluralidad
religiosa, libertad sexual, e igualdad de derechos de la mujer. Y cuando los pacifistas
queman la bandera estrellada, ms que condenar la guerra arremeten contra las
libertades individuales de las que goza el pas del Norte.
En buena dosis, puede rastrearse esta inquina instintiva a la teora marxista de la
explotacin, que achaca la prosperidad de un pas a la ruina de otro.
As, la pobreza de los pueblos se debera a que los norteamericanos son prsperos, y
por ello no habr ayuda externa estadounidense que pueda despertar gratitud. Esta
posicin los exime de revisar cmo sus gobernantes saquean el erario, oprimen a los
ciudadanos y prohben las libertades econmicas que los llevaran a la prosperidad.
El 21 de septiembre de 2001, fecha en la que corresponda solidarizarse con el
pueblo norteamericano despus de que hubiera sido objeto de la feroz agresin diez
das antes, el argentino Adolfo Prez Esquivel encabez una solicitada en la que
adverta que la respuesta a un ataque demencial no puede ser el terrorismo de Estado
contra los pueblos.
Es decir que si EEUU lanzaba su operacin contra Afganistn, en donde se refugiaba
Bin Laden, devendra ipso facto terrorista. En contraste, Bin Laden haba sido slo
demencial. El mismsimo adjetivo pareciera condonar el crimen. Habra que haber
exigido para Osama la internacin en un psiquitrico, pero a George Bush haba que
castigarlo por cmo se aprestaba a responder.
Este antiamericanismo es casi una religin, que esconde la hipocresa de quienes
viven cada minuto de sus vidas disfrutando de la ciencia y tecnologa provenientes del
pas al que insultan, y as creen parecer ms morales. Para agravarlo, defienden a los
brutales regmenes bajo los cuales nunca estaran dispuestos a vivir.
Opino que tambin el embate contra la globalizacin es fustigado por un resentimiento
ante los ideales americanos de mercado y economa libres.
21 El fanatismo
El gradualismo - El Tercer Mundo - El sentido comn
BL: No sigo tu silogismo, estimado Gustavo, en cuanto a que dices que aplaudes mis
consideraciones sobre inmigracin y librecambio (nada ms cercano al liberalismo
sostienes) y, simultneamente, concluyes que adoptar esas medidas liberalizadoras que
reconocen derechos es una receta para la violencia y el caos. Mantienes que eso es lo
que ocurrira si maana a la maana se produjera la liberalizacin. Aqu aparece el
tan discutido tema del gradualismo. Creo que si hay derechos que se conculcan debe
revertirse la situacin de inmediato, sin que puedan alegarse derechos adquiridos
puesto que no hay derecho contra el derecho. Te pongo un ejemplo extremo y crudo:
descuento que no aceptaras que se hubieran eliminado en forma gradual las cmaras de
gas para los judos despus de la poca de los asesinos nazis, ni que los
administradores de semejante holocausto alegaran que procedieron de acuerdo a la
legislacin vigente y que tienen derechos adquiridos.
Concuerdo contigo que el generalizado antinorteamericanismo no se refiere al punto
que hago junto a otras personas que estimo de gran vala y admiradoras como yo del
American way of life en cuanto a que se acepte que el gobierno de Estados Unidos
bombardee pases para construir naciones y equivalentes. Ms bien, aquellas furias
contra ese pas se deben a la envidia y al odio a los valores de la libertad y tambin hay
quienes siendo partidarios de las tradiciones estadounidenses se sienten agredidos en
sus pases, lo cual es compartido por otros que no viven en esos lugares.
Como he consignado en otras oportunidades, tiene razn Revel quien escribi el
prlogo para uno de mis libros (Las oligarquas reinantes. Discurso sobre el doble
discurso) en cuanto a que esos envidiosos y enojados por la tradicin de libertad en
Estados Unidos no son capaces de reconocer que se trata el pas en donde tiene lugar
las ms portentosas obras filantrpicas en relacin a su poblacin, la asistencia ms
numerosa a orquestas sinfnicas y a museos, la produccin ms suculenta y lectura ms
difundida de libros cientficos, departamentos de investigacin, universidades y centros
de estudios, las ms devotas y extendidas manifestaciones religiosas junto con la
tradicional economa pujante y una justicia basada en marcos civilizados.
Pero aqu viene un punto de gran trascendencia que t mencionas y es la llamada
ayuda externa del gobierno de Estados Unidos y de instituciones internacionales a las
que aporta ese gobierno. Tal como han sealado autores como Peter Bauer, Melvyn
Krauss, Karl Brunner, Harry Johnson, Doug Bandow y el antes citado James Bovard,
las mencionadas ayudas gubernamentales con la causa de la existencia de los
denominados pases del Tercer Mundo y similares.
Un pas del Tercer Mundo no lo es debido a geografas, ni etnias, ni debido a falta de
recursos naturales (recordemos que frica concentra los ms abundantes y que Japn es
un cascote del que slo el veinte por ciento es habitable).
Un pas del Tercer Mundo se caracteriza por polticas estatistas de todo tipo, lo cual
hace que se fuguen sus mejores cerebros en busca de otros horizontes y huyan sus
capitales que tambin buscan refugio en otros lados (lo cual incluye los patrimonios
mal habidos de sus gobernantes al efecto de salvarlos de las aberraciones que ellos
mismos imponen).
Cuando estn por hacer eclosin las polticas socialistas y socializantes del caso,
aparecen las nefastas instituciones como el Fondo Monetario Internacional que otorga
prstamos a tasas de inters ms bajas que las del mercado con perodos de gracia para
el reembolso (waivers incluidos) con lo que se fortalecen grandemente los gobernantes
locales y sus respectivas polticas en medio de corrupciones galopantes.
Incluso aparece el FMI interfiriendo como el sonado caso ruso al apoyar a las mafias
y eliminar las posibilidades que en su momento tuvieron liberales, tal como han
relatado autores como Yuri Y. Agaev del grupo de Vladimir Bukovsky.
La mejor manera de crear enemigos es entregar recursos coactivamente detrados de
los contribuyentes de otros pases (est visto que los receptores son los que ms
queman banderas norteamericanas) que, adems, crean subsidios cruzados como cuando
el agricultor estadounidense debe forzadamente financiar los negocios de banqueros
que prestan a los pases del Tercer Mundo y equivalentes, prstamos que nunca
hubieran realizado si no tuvieran cubierta sus espaldas por el FMI o el Banco Mundial.
Como sealan los autores mencionados, estas instituciones internacionales de crdito
debieran liquidarse. En esa situacin los pases antes receptores de esas polticas se
encontrarn frente a una de dos posibilidades: o cambian radicalmente sus polticas y
as repatriarn personas y capitales al tiempo que recibirn prstamos sobre bases
slidas o, de lo contrario, si decidieran seguir con sus polticas socializantes, debern
recurrir en busca de ayuda a Cuba, Corea del Norte o Venezuela pero no a Washington.
Y, de paso, dejaran de operar burcratas con enormes remuneraciones, que se
hospedan en lujosos hoteles, viajan todos en primera y pasan por las aduanas con
pasaportes diplomticos (y, a veces, alguna figura principal se ve envuelta en
escndalos sexuales).
*
GP: Sobre la asistencia estadounidense, no me refera necesariamente al aporte del
Gobierno norteamericano, y menos a que los recipiendarios fueran Gobiernos
extranjeros. Incluso la ayuda de fundaciones o individuos norteamericanos, no
disminuye el antiamericanismo. Si no se los critica por intervenir, pues se los critica
por aislarse.
Ahora bien, mi estimado Alberto, quizs no haya entendido del todo tu planteamiento,
pero me parece que un ejemplo tan extremo como el que das, al asimilar un genocidio
salvaje con una solicitud de documentacin fronteriza, puede corresponderse con una
opinin similarmente extrema en este terreno.
Si por derechos adquiridos te refieres a los derechos de todos los ciudadanos de un
pas de determinar las leyes que los gobiernen, y por legislacin vigente te refieres a
la mismsima existencia de los Estados, y si, a partir de ello, propones que los Estados
deberan proceder prestamente a esfumarse, y as veremos si se verifica nuestra teora,
bueno, me permito disentir.
La traduccin de ideas a la praxis puede llevar un tiempo, porque el mtodo de
ensayo y error necesita su espacio para verificar que los resultados sean los esperados.
Me parece que no se trata de gradualismo sino de sentido comn. Las ciencias
sociales no son matemticas puras, y si en algn caso cabe aplicar medidas
paulatinamente, ello tampoco significa adherir dogmticamente a una ideologa
gradualista.
Que cada caso y circunstancia deban ser analizados particularmente, permiti que en
1942 incluso Ludwig von Mises recomendara en Mxico que los ferrocarriles no fueran
privatizados abruptamente.
Aun una disciplina exacta como el ajedrez, como est en manos de humanos, debe
considerar en cada jugada la psicologa del adversario y sus tendencias, en vez de
suponer que la misma estrategia tiene validez eterna y universal.
Para extrapolar lo dicho a nuestra autopsia, recordemos que uno de los aspectos ms
desagradables del marxismo era precisamente presentarse como una ciencia. Sus
predicciones no se cumplan ni siquiera en la poca de Marx, como la famosa ley de la
miseria creciente, que sostena que mientras mayor fuera el capital invertido y ms
abundante la produccin, ms bajos seran los salarios.
En 1950, Nikita Kruschev anunci que antes de 1970 el nivel de vida comunista iba a
superar al de EEUU, y que antes del 2000 el capitalismo sera enterrado. Se haba
expedido el anlisis cientfico.
Estuvieron siempre tan convencidos de todo, que no permitan en ningn momento que
la realidad se atreviera a desviarlos. Y seguan autodenominndose cientficos.
No se dejaban disuadir por las colosales equivocaciones del Partido, ni tampoco por
la obviedad de que diversos marxistas llegaban a conclusiones opuestas despus de
usar los mismos mtodos de anlisis.
Ningn fracaso poda despertar su humildad, porque crean conocer mejor que nadie
las arcanas leyes de la historia que les permitan saberlo todo.
No todos ellos tropezaban en la misma medida, pero la letal fe marxista los impulsaba
a adaptar la ciencia a su propia metafsica, en lugar de permitir que la primera se
desarrollase autnomamente.
Al proclamarse ciencia, el marxismo permiti a sus devotos emitir veredictos sobre
los temas ms variados, como si fueran los grandes especialistas.
De ah el escndalo mayor en el terreno de la biologa protagonizado por el charlatn
de Trofim Lysenko, quien negaba la existencia de los genes.
Durante veinte aos hizo perseguir y encarcelar a los verdaderos bilogos de la ex
Unin Sovitica, acusados alternativamente de trotskistas o de reaccionarios porque no
saban promover la infalible ciencia fabricada por Lysenko, cuya autoridad provena de
ser un leal miembro del partido.
Quien se siente ejecutor de la historia termina considerando a todo el que disienta con
l como un hertico enemigo, con quien no hay que detenerse en escrpulos. Todos
podan ser sacrificados en aras de la construccin a largo plazo de una buena sociedad,
y lo cierto era que el futuro era hipottico y los sufrimientos muy reales y presentes.
El fanatismo es componente natural del totalitarismo. Cuando resulta imposible
exponer cabalmente las medidas de Estado, no cabe ms remedio que imponerlas
esgrimiendo la necesidad de obedecer a toda costa. El sistema no necesita persuadir a
nadie. Cualquier idea estrafalaria es posible, porque su viabilidad depende
exclusivamente de que se consigan las armas para imponerla por medio de la fuerza
bruta, sin negociacin ni debate.
Uno de los primeros en sealar dicha intrnseca irracionalidad del marxismo fue
Aleksandr Tsipko, quien durante la dcada del 80 haba sido asesor del Comit Central
del Partido Comunista sovitico, y filsofo del Instituto de Estudios Econmicos y
Polticos Internacionales de Mosc.
En 1990 admiti con crudeza que el marxismo era una idiotez, y que nadie en Rusia
crea sinceramente en l.
Tal como hoy en da ocurre en Cuba, donde es secreto a voces que casi nadie vive
dentro del sistema pregonado desde el poder.
22 El galimatas de Keynes
Las polticas inflacionistas - El desprecio por la razn - La coraza
marxista
BL: Es muy cierto lo que dices, Gustavo, sobre la distincin entre ayuda estatal y
filantropa (por definicin, siempre privada) y tambin es correcto que hay receptores
mal agradecidos que muerden la mano a quien le da de comer, pero convengamos que
hay infinidad de casos de financiaciones y ayudas en especie cuyos receptores son muy
agradecidos.
Ms an, a diferencia de las transferencias gubernamentales y afines, las privadas
generalmente hacen el seguimiento sobre la marcha de los proyectos que financian, y en
los casos de otorgamientos de becas a destinatarios muy alejados geogrficamente de
los donantes, la comunicacin se mantiene fluida y los becarios informan de sus
progresos y en muchas oportunidades siguen en contacto con sus benefactores a travs
de la vida.
En cuanto a las facultades adquiridas en base a mera legislacin, intento destacar la
prelacin del derecho compatible con mojones extramuros de la ley positiva (de all el
mencionado ttulo de los tres tomos de Hayek: Derecho, legislacin y libertad) a
contracorriente de lo dicho por Hobbes en El Leviatn respecto a que
a) nada puede considerarse injusto fuera de la ley b) el legislador tiene
el poder de hacer y deshacer las leyes segn le plazca c) slo el legislador
conoce las causas finales de la ley d) Los sbditos no pueden cambiar la
forma de gobierno [] Por otra parte, si intentan deponer al soberano y en
consecuencia se los mata o castiga son por ello autores de su propia muerte
o castigo e) Ningn hombre puede protestar contra la institucin del
soberano sin cometer una injusticia f) Los sbditos no pueden en justicia
acusar los actos del soberano g) Cualquier cosa que haga el soberano no
es punible por parte de los sbditos h) El poder y el honor de los sbditos
desaparecen con la presencia del soberano e i) en los casos donde el
soberano no prescribe ninguna norma, el sbdito tiene la libertad de hacer o
no hacer segn sea su decisin.
Afirmas que el error de los marxistas ha sido y el mantener que lo que dicen es
ciencia. El dislate consiste en el contenido de sus afirmaciones. Al fin y al cabo, la
ciencia econmica segn la Escuela Austraca (que Senior, Say y Cairnes haban
insinuado antes) es ms rigurosa que las llamada ciencias exactas debido a que la
metodologa de esta corriente de pensamiento se basa en los axiomas de la accin
humana y, por ende, sus derivados son necesariamente ciertos, no como ocurre en las
ciencias naturales que se basan en el mtodo hipottico deductivo.
Una ciencia es simplemente un conjunto de conocimientos sistematizados que se basan
en ciertos nexos causales que se denominan leyes cientficas. Por eso la economa no es
cualquier cosa en cualquier sentido y tampoco cambia con la situacin histrica tal
como le demostr Menger a Schmoller en su conocido y muy difundido debate.
En realidad se es liberal por motivos epistemolgicos y por motivos ontolgicos. En
el primer caso, porque el uso de la fuerza agresiva deja de lado el no s socrtico y se
arroga conocimiento que del que no dispone (el propio sujeto actuante puede conjeturar
que har en el futuro pero modificar sus prioridades cuando, llegado el momento,
cambian las circunstancias). En el segundo caso, se trata del debido respeto por las
autonomas individuales de nuestros semejantes.
En otros trminos, el liberal no disea nada en ningn sentido como no sea la
programacin de sus propios actos (y con todas las equivocaciones del caso), todo
queda abierto y slo recurre al uso de la fuerza cuando se lesionan derechos de
terceros.
Como hemos dicho al comienzo de nuestra conversacin por la va electrnica, los
socialismos en modo alguno se circunscriben a Marx. Keynes, por ejemplo, es un buen
exponente del ataque al liberalismo en su obra ms difundida -Teora general de la
ocupacin, el inters y el dinero- en la que se pronuncia enfticamente por un creciente
gasto estatal, dficit fiscal y la conveniencia de recurrir a polticas monetarias
inflacionistas para reactivar la economa y asegurar el pleno empleo ya que nos
dice en ese libro que La prudencia financiera est expuesta a disminuir la demanda
global y, por tanto, a perjudicar el bienestar.
Las terminologas y los neologismos ms atrabiliarios son de su factura. No quiero
cansar con las incoherencias y los galimatas de Keynes, pero veamos slo un caso, el
que bautiz como el multiplicador.
Sostiene que si el ingreso fuera de 100, el consumo de 80 y el ahorro 20, habr un
efecto multiplicador que aparece como resultado de dividir 100 por 20, lo cual da 5. Y
prstese atencin porque aqu viene la magia de la accin estatal: afirma que si el
Estado gasta 4 eso se convertir en 20, puesto que 5 por 4 es 20 (sic). Ni el keynesiano
ms entusiasta ha explicado jams como multiplica ese multiplicador.
En definitiva, Keynes apunta a la eutanasia del rentista y, por consiguiente, la
eutanasia del poder de opresin acumulativo de los capitalistas para explotar el valor
de escasez del capital. Resulta sumamente claro y especfico lo que escribi como
prlogo a la edicin alemana de la obra mencionada, en 1936, en plena poca nazi:
La teora de la produccin global, que es la meta del presente libro, puede
aplicarse mucho ms fcilmente a las condiciones de un Estado totalitario que
la produccin y distribucin de un determinado volumen de bienes obtenido en
condiciones de libre concurrencia y un grado considerable de laissez-faire.
*
GP: Me permito audazmente dos comentarios sobre tus doctas reflexiones acerca de
la ciencia econmica. El primero: sobre el grado del rigor de dicha ciencia no hay
unanimidad de criterios, ni siquiera desde la Escuela Austraca. Gabriel Zanotti ha
planteado dos posibles interpretaciones de Mises sobre este punto: Rothbard y
Machlup.
El segundo comentario es sobre Keynes. Aunque no llega a ser socialista (a menos
que cayramos en el exceso de denominar socialista a todo lo que no es liberal),
como bien dices encarna un ataque al liberalismo. Acaso cabe definirlo como
intervencionista e inflacionista.
De paso, agrego que comparti con Marx un profundo desprecio hacia los judos
(Marx en La cuestin juda de 1844: Cul es el dios del judo? El dinero. La
sociedad burguesa crea continuamente judos... y Keynes en Las diferencias entre el
Este y el Oeste de 1925: un pueblo oriental de arraigados instintos antagonistas y por
ende repulsivos a los europeos).
A la luz de los ejemplos que das, especialmente el del multiplicador, se ve que
Keynes tambin comparti la irracionalidad del marxismo, que quisiera redondear.
Me parece que desde el momento en que se circunscribe el valor de las cosas
exclusivamente al trabajo fsico, se desestima todo lo que no lo es: las ideas, la
creatividad, y la correcta organizacin. En esa limitacin subyace un desprecio por la
razn.
El marxismo fue muchas veces entendido como una forma del antirracionalismo, y
Mises lleg a denominarlo la ms radical de todas las reacciones contra el dominio de
la ciencia establecido por el racionalismo.
Para defender una doctrina irracional, hay que acorazarla. Los marxistas lo hicieron
triplemente. Primero, ensearon que el socialismo es fatalmente inevitable, y por lo
tanto quien no coincidiera con l iba a contramano de la historia (hoy se refleja en la
poco humilde autodefinicin de quienes se llaman progresistas, como si hubiera una
sola senda posible por la cual progresar).
Adems, impidieron que se debatiera cmo ha de organizarse la sociedad socialista,
limitndose exclusivamente a la crtica demoledora de la que no lo es. Y ello, en
trminos absolutos y nunca comparando alternativas.
En tercer lugar, como ya has sealado, con su polilogismo negaron a la lgica su
carcter obligatorio, vlido, y general para todos los hombres y todas las pocas. El
pensamiento era para ellos funcin de la clase social en que vive el pensador. Por lo
tanto, toda crtica a su doctrina no necesitaba ser refutada ya que era ipso facto
descalificada por burguesa.
Gracias a esa coraza que haca imposible el debate, la soberbia marxista anunciaba
igualdad desde su fatua cspide, mientras una oligarqua, que llegaba al 2% de la
poblacin, se haba impuesto en nombre del proletariado, al pueblo oprimido en su
conjunto.
Enarbolaban una ciencia que justificaba el exilio a Siberia de los bilogos y
artistas burgueses; las crceles psiquitricas para disidentes, la prohibicin de la
religin, la cruda judeofobia, y una aristocracia de aparichiki que desde la desigualdad
gobernaba con el ltigo a un pueblo silencioso y desconcertado.
Un aspecto metdico de su irracionalidad fue que, aunque el elemento central del
marxismo es el anlisis de la estructura econmica y de las clases sociales, Marx lleg
a esa perspectiva desde la direccin opuesta.
Como explica Robert Conquest en En qu se equivoc Marx (1970), Marx comenz
como filsofo, y slo despus se introdujo en el anlisis poltico y de clase. El anlisis
econmico del capitalismo lo comenz al final, y nunca lo concluy. Es decir que
construy de arriba para abajo. De haber sido coherente con sus propios postulados, l
mismo habra descalificado el procedimiento.
No casualmente Marx no escribi ningn libro con su filosofa; y para hurgar en ella
hay que acopiar ideas desde diversas pginas a lo largo de sus obras. El desprecio de
Marx por la tarea del pensador se lee en su famoso apotegma: los filsofos no han
hecho ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo. Un planteamiento de esa ndole casi anuncia la muerte de la filosofa.
23 El materialismo dialctico
La falsa sabidura - Los burcratas de Washington - Dos tipos de
ciencias
BL: Bien dices que no hay unanimidad sobre la metodologa austraca entre liberales
e incluso entre los que se ubican en esa tradicin de pensamiento. Ms an,
afortunadamente para el progreso de la ciencia, no hay unanimidad entre liberales ni
entre miembros de la Escuela Austraca en prcticamente nada, lo cual permite que
estemos en ebullicin y atentos a posibles refutaciones.
De todos maneras, respecto a tu mencin de Fritz Machlup es pertinente citarlo en
este contexto de su ensayo que lleva el muy apropiado ttulo de The Inferiority
Complex of the Social Sciences en el que concluye que este complejo de inferioridad
ocurre debido a que muchos economistas no se percatan que lo que en verdad
distingue las ciencias sociales de las naturales, es decir, el hecho de que el estudioso de
la accin humana es en s mismo un sujeto actuante y, por ende, posee una fuente de
conocimiento que no se encuentra disponible para el estudioso de las ciencias
naturales.
Concuerdo contigo que lo de lo fatalmente inevitable resulta fatal (para marxistas y
no marxistas). En el comentario sobre socialistas y socializantes en que estamos
embarcados, me parece el momento de reiterar parte de lo que escrib sobre Jerzy
Kosinski quien en su novela Being There (que como sabes fue llevada al cine, en el
mundo hispanoparlante bajo el ttulo Desde el jardn) que trata de la fascinacin que
produce el lenguaje sibilino.
Lo vemos en filosofa a travs de textos extenuantes de factura incomprensible
plagados de neologismos, frases tortuosas y razonamientos circulares. Lo comprobamos
en ensayos de economa que parecen fabricados para mofarse del lector inundados de
lenguaje crptico, contradicciones permanentes y modelos economtricos
inconducentes. Wilhelm Rpke consigna que cuando uno trata de leer un journal de
economa en estos das, frecuentemente uno se pregunta si uno no ha tomado
inadvertidamente un journal de qumica o hidrulica.
Kosinski fue permanentemente agredido por ramificaciones estalinistas en la
universidad de su Polonia natal donde despus de infinitos calvarios se doctor en
sociologa mientras trabajaba como instructor de esqu hasta que logr escaparse a
Estados Unidos donde trabaj como conductor de camiones de da y en horario
parcialmente nocturno de cuidador de un predio de estacionamiento. Al mismo tiempo,
estudiaba ingls hasta que pudo aplicar a una beca de la Ford Foundation que obtuvo
para estudiar en la Universidad de Columbia donde tambin se doctor en psicologa
social y escribi dos libros de gran xito editorial: No Third Path donde muestra la
inconsistencia de pretender una tercera va entre la libertad y el totalitarismo y The
Future is Ours, Comrade en el que invita al levantamiento de sus coterrneos contra las
botas comunistas. Fue profesor de prosa inglesa y crtica literaria en las universidades
de Yale y Princeton, recibi el premio de literatura de la American Academy y del
National Institute of Arts and Letters y presidi el captulo estadounidense del PEN
Club.
En la mencionada novela del jardinero alude a un analfabeto consciente de su
ignorancia en los temas que le preguntan y repreguntan audiencias fascinadas por lo que
consideran un lxico repleto de sabidura que estiman hace referencias metafricas al
cuidado de jardines. Muchos fueron los reputados personajes que se hipnotizaban con
lo que no entendan y afanosamente buscaban soluciones polticas a los enredos que
ellos mismos haban generado. El cuadro de este escrito de ficcin resulta que puede
fcilmente trasladarse a la no ficcin, esto es, a lo que se vive hoy en muchos ambientes
polticos en los que los figurones del caso presumen conocimientos que no tienen ni
pueden tener puesto que stos se encuentran dispersos y fraccionados entre millones de
personas. Las pretendidas directivas de gobernantes megalmanos, concentran
ignorancia al cerrarle las puertas a los procesos abiertos y competitivos compatibles
con la sociedad abierta.
Todo el clima de los burcratas instalados en Washington DC se traduce un una stira
a la poltica cuyo establishment en verdad ha perdido contacto con la realidad. Las
reflexiones de quien se ocupa de cultivar un jardn estn formuladas de modo literal
pero, como decimos, los receptores del mensaje, acostumbrados a complicar las cosas,
lo entienden como consideraciones alegricas.
Estos comportamientos tortuosos aplicados al campo poltico hacen mucho dao
desde el momento que apuntan a colocar a algunos iluminados en pedestales y, como t
dices, Gustavo, el resto de los mortales como sbditos obedientes que deben admirar y
aplaudir los tejes y manejes sobre las vidas y las haciendas ajenas, en lugar de abrir las
puertas y ventanas de par en par al efecto de que las relaciones libres y pacficas
administren lo que les concierne.
Como escribe Erich Fromm en El miedo a la libertad, los gobernantes requieren toda
la parafernalia que rodea a los poderosos al efecto de encubrir el vaco existencial y la
debilidad de quienes estn incrustados en el trono y que deben encadenarse a la
multitud dominada sin la cual se desploman.
En realidad, el trasfondo de la irona y la comicidad en la novela de Jerzy Kosinski
respecto a la poltica y los polticos se sustenta en la maleabilidad de las
muchedumbres y en su fanatismo. Gustav Le Bon lo subraya en su Psicologa de las
multitudes cuando apunta la incapacidad de juicio crtico y razonamiento en la
aglomeraciones humanas donde lo que se acumula no es el talento sino la estupidez
porque en el alma de las muchedumbres lo que siempre domina no es la necesidad de
libertad sino la de servidumbretal vez se necesiten ms voces fuertes como las de
los mile Zola para acusar a los impostores, de frente y sin tapujos ni doble discurso.
*
GP: El complejo de inferioridad de las Ciencias Sociales recuerda al de la filosofa,
disciplina que, despus de la muerte de Hegel en 1831, entr en depresin.
A costa de la esterilidad filosfica, en las universidades florecieron las ciencias
naturales, y su reflejo en el materialismo y el positivismo.
A fin de devolver a la filosofa su estatus cientfico surgi el neokantismo, a partir del
libro Kant y los epgonos (1865) de Otto Liebmann; perdur por medio siglo, y su
mentor fue Hermann Cohen desde la escuela de Marburgo.
En cuanto a la economa, tambin trataba de abrirse paso entre las ciencias sociales,
ante quienes la acusaban de inhumana, fra y calculadora. As, la joven ciencia vio en
Inglaterra y Alemania los polos de enfoques contrapuestos.
En Inglaterra se pona el nfasis en la consistencia lgica, con tendencia a anlisis
abstractos paralelos a los de las ciencias naturales y exactas. Por su parte, para los
economistas alemanes, la insuficiencia de la economa para explicar la realidad,
estimul los anlisis historicistas. Los primeros se esforzaron en sostener el mtodo
cientfico en la economa, y los historicistas se inspiraban en Marx.
En esta encrucijada, la formulacin de una teora correcta del valor en 1884 llev a la
refutacin general del marxismo lograda por Bhm-Bawerk en El cierre del sistema
marxista (1898).
Medio siglo despus de esa cima, nuestro ya comentado Isaiah Berlin insisti en la
diferencia fundamental entre los dos tipos de ciencias, y por ello rechaz la premisa
positivista de que las ciencias naturales sean el paradigma del conocimiento, ergo las
humanas deberan emular a las primeras.
Berlin insisti en separar los dos tipos, diferenciados por la relacin entre el
observador y el objeto de estudio.
Las ciencias naturales estudian el mundo fsico de la naturaleza, y lo hacen desde
afuera. Las ciencias humanas estudian, desde adentro, el mundo que los hombres
habitan y crean. En estas ltimas, los caminos del estudioso y cada faceta de su
experiencia, tambin son partes del objeto de estudio.
Berlin incluy entre ellas a la filosofa, especialmente por su utilidad social, ya que
su meta es que el hombre se entienda a s mismo y no acte en la oscuridad.
Para todas las ciencias, las respuestas empiezan siendo desconocidas, pero para las
preguntas filosficas, adems, incluso el camino para responder es una incgnita. En las
dems disciplinas no: el camino es conocido aunque la respuesta no lo sea.
En este sentido, Berlin ha se ha plantado contra las fuerzas descalificadoras de la
filosofa, que durante el siglo se haban concentrado en el positivismo.
En cuanto al lxico que muy bien denuncias, vaco de contenidos pero
presuntuosamente sibilino y sabihondo, tiene un buen ejemplo en el denominado
materialismo dialctico.
Como bien se sabe, Marx reivindica tres fuentes para su pensamiento: una alemana (la
filosofa de Hegel), una inglesa (la economa de David Ricardo y otros), y una francesa
(las teoras sociales de Saint-Simon).
De la primera, Marx proclam haber puesto a Hegel cabeza abajo al aplicar su
esquema evolutivo a la historia social. Sin embargo, en esa transferencia la
terminologa pierde sentido. Verbigracia la voz contradiccin, que en Hegel resulta
apropiada porque se refiere a ideas y argumentaciones, en Marx es engaosa porque no
puede verificarse su presencia, sino slo declamarse.
El marxismo sostiene que la contradiccin est objetivamente presente en las cosas y
en los procesos pero, aunque arguye ser materialista, no provee de ningn instrumento
objetivo de medicin que pueda detectar la fuerza de la contradiccin.
Por ello, amn del discurso vano, el materialismo dialctico fue marginal en el
marxismo. Sirvi como trasfondo silencioso para hacer creer que haba grandes teoras
detrs de las medidas propuestas, pero, como el jardinero de Kosinski que has
evocado, detrs del silencio no porta ms que ignorancia.
Los marxistas se dedicaron a tomar posiciones polticas y sociales, pero no a indagar
e investigar el materialismo dialctico, ni a verificar si adems de rimbombante era
verdadero.
La ficcin del materialismo dialctico fue un disfraz del marxismo para exhibirse
como cosmovisin abarcadora y completa y, particularmente, como un sistema de gran
escala que da soluciones universales.
Este segundo servicio que prest, permite aadir un motivo ms a los ya sealados
que explican por qu el marxismo hipnotiz a tanta gente, incluidos muchos
intelectuales, y muchsimos jvenes.
Los primeros, con frecuencia son proclives a desdear las soluciones simples a los
problemas concretos, y prefieren sistemas generales que solucionen todo.
En cuanto a los jvenes, encontraron en un sistema como ste un sustento para que su
rebelda adolescente se basara en leyes universales.
Bien sabemos que es ms fcil anhelar sociedades ideales, que intentar mejorar paso
a paso las existentes, imperfectas y frustrantes.
24 El positivismo
La teleologa - La competencia perfecta - El liberalismo argentino
BL: ramos amigos con Csar Gigena Lamas y, entre otras actividades, escribamos
en la revista El Burgus de Roberto Aizcorbe. Es muy cierta la decadencia notable de
la Argentina. El nacionalismo (necesariamente estatista) comenz a perfilarse con
intensidad en el treinta, perodo en el que se estableci el control de cambios, la banca
central, las juntas reguladoras y el impuesto progresivo. Luego con el advenimiento del
peronismo se acentu en grado sumo el espritu totalitario.
Antes de eso, desde el fin de la tirana rosista hasta los primeros pasos populistas de
Yrigoyen (el prfido traidor de mi sobrino como le deca el liberal Alem), la
Argentina era la admiracin del mundo. Los inmigrantes venan a hacerse la Amrica
debido a que los salarios e ingresos en trminos reales del pen rural y del obrero de la
incipiente industria eran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, Italia y Espaa.
Juan A. Gonzlez Caldern, en su obra No hay Justicia sin Libertad. Poder Judicial
y Poder Perjudicial consign que La tirana [peronista] haba abolido, como es de
pblico y completo conocimiento, todos los derechos individuales, todas las libertades
cvicas, toda manifestacin de cultura, toda posibilidad de emitir otra voz que no fuese
la del strapa instalado en la Casa de Gobierno con la suma del poder, coreada por sus
obsecuentes funcionarios y legisladores, por sus incondicionales jueces, por sus
domesticados sindicatos y por sus masas inconscientes.
El 21 de junio de 1957 Pern le escribe desde su dorado exilio a su compinche John
William Cooke aconsejando que Los que tomen una casa de oligarcas y detengan o
ejecuten a los dueos, se quedarn son ella. Los que toman una estancia en las mismas
condiciones se quedarn con todo, lo mismo que los que ocupen establecimientos de
gorilas y los enemigos del pueblo. Los suboficiales que maten a sus jefes y oficiales y
se hagan cargo de las unidades, tomarn el mando de ellas y sern los jefes del futuro
(en Correspondencia Pern-Cooke).
Pern alent las formaciones especiales (un eufemismo para enmascarar el
terrorismo) y felicit a los asesinos de Aramburu y de todas las tropelas de forajidos
que asaltaban, torturaban, secuestraban y mataban. Declar que Si la Unin Sovitica
hubiera estado en condiciones de apoyarnos en 1955, poda haberme convertido en el
primer Fidel Castro del continente (Montevideo, Marcha, febrero 27, 1970).
Al poco tiempo, en su tercer mandato, al percatarse que ciertos grupos terroristas
apuntaban a copar su espacio de poder los ech de la Plaza de Mayo durante un acto y
mont desde su ministerio de bienestar social (!!) otra estructura terrorista con la
intencin de deshacerse fsicamente del otro bando. En ese tercer mandato, reiter la
escalada de corrupcin y estatismo a travs de su ministro de economa retornando a
una inflacin galopante, controles de precios y reinstalando la agremiacin autoritaria
de empresarios y sindicatos.
Todos los pequeos ahorristas que invertan en terrenos y departamentos, fueron
esquilmados por Pern con las consabidas legislaciones de alquileres y desalojos,
rematados con inauditos planes quinquenales que hicieron que en el pas del trigo
escaseara el pan. Se estatizaron empresas con lo que comenzaron las situaciones de
angustia deficitaria e inflacin y se monopoliz el comercio exterior a travs del IAPI
que tambin constituy una monumental plataforma para el enriquecimiento de
funcionarios pblicos.
Ezequiel Martnez Estrada apunta que Pern organiz, reclut y reglament los
elementos retrgrados permanentes en nuestra historia [] El peronismo es una forma
soez del alma de arrabal [] Eran las mismas huestes de Rosas, ahora enroladas en la
bandera de Pern, que a su vez era el sucesor de aquel tirano (en Qu es esto?
Catilinaria).
Por su parte, Amrico Ghioldi escribe que Eva Duarte ocupar un lugar en la
historia de la fuerza y la tirana americana [] el Estado totalitario reuni en manos de
la esposa del Presidente todas las obras [] el Estado totalitario haba fabricado de la
nada el mito de la madrina [] en nombre de esta obra social la Fundacin despoj a
los obreros de parte se sus salarios (en El mito de Eva Pern).
Sebastin Soler, como Procurador General de la Nacin, dictamin que Antes de la
revolucin de septiembre de 1955 el pas se hallaba sometido a un gobierno desptico
y en un estado de caos y corrupcin administrativa [] Como es de pblica notoriedad,
se enriquecieron inmoralmente aprovechando los resortes del poder omnmodo de que
disfrutaba Juan Domingo Pern y del que haca partcipe a sus allegados.
Pares de Pern, constituidos en Tribunal de Honor del Ejrcito, concluyeron que En
mrito de los resultados de las votaciones que anteceden, el Tribunal Superior de
Honor aprecia, por unanimidad, que el seor general de Ejrcito Juan Domingo Pern
se ha hecho pasible, por las faltas cometidas, de lo dispuesto en el No. 58, apartado 4
del reglamento del los tribunales de honor: descalificacin por falta gravsima,
resultando incompatible con el honor de la institucin armada que el causante ostente el
ttulo del grado y el uso del uniforme; medida sta la ms grave que puede aconsejar el
tribunal (en Tribunal de Honor del Ejrcito, firmado por los tenientes generales
Carlos von de Becke, Juan Carlos Bassi, Vctor Jaime Maj, Juan Carlos Sanguinetti y
Basilio D. Pertin, octubre 27, 1955).
En un editorial de La Nacin de Buenos Aires (noviembre 2 de 1959) se lee que El
Partido Peronista no fue nunca, en efecto, un partido democrtico, sino la figuracin de
un organismo ulico, posesionado de todos los resortes del poder y hasta del
presupuesto nacional para el cumplimiento de menguados fines partidistas []
instalaba sus famosos unidades bsicas en bienes inmuebles del fisco, obtena fondos
del tesoro nacional o presionando a la industria, al comercio, a los sindicatos.
*
GP: En tu crtica al estatismo local te centras en el lder del peronismo y en los
perjuicios que acarre su poltica. De los autores que citas al respecto, pude conocer
bien la obra de Sebastin Soler, e inclu sus sagaces conclusiones en mi libro La
judeofobia. Me parece que hay un aspecto de las conclusiones de Soler que tambin
describe a los marxistas.
Soler analiza la mentalidad de quien odia, a partir de un ensayo de Jean-Paul Sartre
sobre el odio antijudo. La obra de Soler se titula Mecnica mental del antisemitismo,
y en ella define el espritu de abstraccin que activa al resentido: un sujeto que ha
construido los ms sumarios esquemas, pero resuelve que ese conocimiento es
suficiente para la accin, que no quiere saber ms.
Toda informacin adicional lo irritara porque ella podra cuestionar sus esquemas
establecidos. Quiere descansar en la limitada informacin que obra en su poder; no
necesita ms a fin de poder actuar violentamente en consecuencia. Ansa descargar esa
violencia, y le molesta que un nuevo dato pueda modificar el esquema en el que esa
violencia se sustenta.
Por eso, nada podr convencerlo de que no debe golpear. Sebastin Soler se refiere a
la peligrosidad de cuando ese conocimiento defectuoso, acompaado de la voluntad
de no saber ms, se proyecta sobre las relaciones humanas y sociales porque nuestras
acciones son desencadenadas a partir de una imagen, pero recaen sobre un ser real.
Y concluye que no es pensamiento especulativo; no est movido propiamente por una
voluntad de conocer, sino por una voluntad de actuar. En su esencia no es propiamente
pensamiento sino accin aberrante.
Me parece que hay una parte que puede aplicarse al marxismo, con la importante
salvedad de que al marxista no lo mueve el deseo de la violencia sino el de la
igualacin en supuesta defensa de los ms necesitados.
Con todo, tambin l est trabado para agregar informacin a lo que ya sabe, porque
siente que, por ser marxista, es el portador de una ciencia bsica y universal. l, por el
mero hecho de adherir a la doctrina de la sabidura, ya es plenamente docto y, en la
prctica, capaz de emitir juicios casi sobre cualquier tema sin demasiados esfuerzos.
Por ello es tan acertado el ttulo del ltimo libro de Hayek, La fatal arrogancia
(1998), en el que no slo muestra al socialismo como un gran error, sino que
desenmascara la arrogancia del ingeniero social.
ste presume poder disear y organizar reas del entramado de las interacciones
humanas. Acta como si tuviera toda la informacin sobre ellas cuando, no solamente
carece casi enteramente de ella, sino que tampoco admite que se le suministre ms, y
procede a imponer sus decisiones.
Aunque est ante un conocimiento disperso y un orden espontneo, la arrogancia del
planificador central lo convence de que sabe todo, y los resultados de su plan son
usualmente fatales para su sociedad.
Algo similar ocurre hoy en da con otros conceptos, aun con uno tan antittico de la
intolerancia como el de pluralismo. A pesar de que el pluralismo debera ser fuente
de mximo respeto a las ideas ajenas, algunos se arrogan la sabidura para definir los
parmetros del pluralismo, y sienten que, debido a que han llegado a sus conclusiones
desde ese pedestal, todo el mundo debera llegar a conclusiones similares salvo los que
caigan en el error no ser autnticamente pluralistas.
Arrogancia paralela abona la tesis post-modernista acerca del fin de las ideologas.
No cabe duda de que hay ideologas que se han desmoronado estrepitosamente, como el
marxismo, pero sorprende que precisamente los que hasta hace poco la sostenan
olmpicamente, compensan ahora su incapacidad de autocrtica con el escudo de que
todas las ideologas han muerto, ergo no hay nada que revisar.
Yo me equivoco, t te equivocas, todos nos equivocamos, aqu no ha pasado nada, y
un siglo de estulticia intelectual hipnotizada por el espejismo socialista, no merecera
ni siquiera una revisin (ni qu hablar de disculpas).
26 La identidad entre los totalitarismos
El historicismo - Los contendientes en la civilizacin - Del neoltico a la
Revolucin Industrial
BL: Aparentemente, Gustavo, suscribes la nocin que una poltica debe juzgarse ms
por sus resultados que por consideraciones morales, pero es que los resultados estn
ntimamente vinculados a lo moral.
No hay posibilidad de escisin. Si los resultados estn reidos con valores morales,
son inconvenientes y viceversa. Desde la perspectiva liberal el principio moral bsico
es el respeto recproco. Por eso la mejor definicin del liberalismo que fabriqu hace
aos es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros.
En este sentido, quiero ilustrar la idea con un punto que mencion de modo fugaz en
nuestras conversaciones cibernticas y que ahora desarrollo. Se trata de la llamada
guerra contra las drogas que invade el derecho de cada cual a hacer lo que le plazca
con su persona, ergo, es una cruzada inmoral que, como era de esperar conduce a
resultados calamitosos como es del pblico conocimiento.
Por el contrario, desde dos mil aos antes de Cristo hasta 1971 en que comenz la
guerra contra las drogas no hubo problemas con esas sustancias para usos no
medicinales, salvo la decimonnica Guerra del Opio debido precisamente a la
prohibicin en China.
Unos cuatro mil aos es una muestra suficiente. En su momento escrib un libro sobre
este tema titulado La tragedia de la drogadiccin. Una propuesta en el que sugera
liberar el mercado de drogas.
Hay aqu dos planos morales, uno se refiere a las relaciones interindividuales: no hay
derecho a recurrir a la fuerza para interferir en los espacios privados de cada uno. El
segundo plano es el de las decisiones que adopta una persona respecto a su vida. Este
segundo plano no nos concierne en la llamada guerra contra las drogas, en cambio
toma de lleno el primer aspecto.
La drogadependencia es una tragedia que afecta el cerebro del consumidor y
entristece observar seres que decimos humanos slo por algunos rasgos externos,
desalineados al extremo de la roa, con piernas y brazos que se asemejan a palos de
escoba, llenos de venas saltonas y agujereadas por todas partes, rostros desencajados,
ojos inyectados en sangre sin expresin, bocas babeantes con labios prpura resecos y
rajados, pieles de un amarillo mortecino, tabiques nasales perforados y generalmente
vestidos con colores fnebres, estampados con calaveras de diversas dimensiones. Esta
es la imagen viva de la tragedia, aunque debe puntualizarse claramente que una cosa es
el uso y otra el abuso, de mismo modo que no todos los que beben alcohol estn en
estado de delirium tremens (notemos de paso el correlato con la nefasta Ley Seca).
El poeta que se cree ms inspirado, o el operador de Wall Street que se cree ms
eficiente consumiendo drogas, no necesariamente estn incluidos en el cuadro que
acabamos de dibujar.
La prima por el riesgo de operar en ese mercado, hace que el precio de la droga se
eleve sustancialmente, generando abultados mrgenes de ganancias. Ese precio elevado
permite que irrumpan en el mercado las drogas sintticas, de efectos mucho ms
devastadores que las naturales. Tambin los altos precios permiten que aparezca la
figura del pusher quien obtiene miles de dlares semanales, y que se ubica
generalmente a la entrada de los colegios y otros lugares para atraer clientela,
especialmente de gente joven.
El comercio en el mercado negro no permite la contencin por parte de mdicos y de
los tribunales en caso de fraude en la venta, a los efectos de evitar castigos. El
comercio en el mercado negro obliga a los consumidores a entrar en el circuito
criminal, con todos los riesgos que de ello se deriva, lo cual, en algunas oportunidades
tambin dificulta la utilizacin de drogas para fines teraputicos. El comercio en el
mercado negro tie las actividades legtimas a travs del lavado de dinero, lo cual
oscurece las contabilidades y los registros de los negocios.
Las documentaciones correspondientes atestiguan la monumental corrupcin de
autoridades policiales, de jueces, gobernantes, militares y agencias encargadas de
controlar el mercado de drogas.
Debido a que se trata de una relacin contractual voluntaria, en el mercado de drogas
no hay vctima ni victimario, por tanto debe recurrirse a la figura del sopln que
necesariamente deriva en lesin de libertades, a travs del entremetimiento en el
secreto bancario, escuchas telefnicas, invasin de domicilio y detencin sin juicio
previo.
En muchas ocasiones se presenta una anomala estadstica por va de un error de
inclusin en cuanto a la relacin drogas-crimen. No es relevante tomar el universo de
crmenes y constatar que existe una alta proporcin de drogadictos. Lo relevante es
tomar el universo de drogadictos y constatar que hay una proporcin mnima de
personas que cometen crmenes.
Ms aun, en innumerables casos el nexo causal se invierte: el criminal se droga
debido a que habitualmente un crimen cometido bajo los efectos de las drogas
constituye un atenuante en lugar de un agravante.
En nuestra propuesta, el trato con menores sera de la misma forma en que hoy se trata
el tema de la pornografa, la licencia de conducir y el alcohol. Por las mismas razones
no se dara lugar a la publicidad de drogas y en los lugares pblicos se castigara a
quienes ponen de manifiesto la imposibilidad de controlarse a s mismos ya sea por
haber ingerido tranquilizantes, alcohol, drogas o lo que fuera, del mismo modo que
ocurre cuando un vehculo transita sin frenos o, de noche, sin luces. Nuestro anlisis
est dirigido a las relaciones entre adultos.
Debe subrayarse que cuando sugerimos liberar el mercado de drogas, no nos
limitamos al consumo como se ha hecho en algunos lugares, legislacin que parece
fabricada por los comerciantes de narcticos.
Milton Friedman, el precursor contemporneo de la liberacin de las drogas, escribe
que Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso convierte la
tragedia en un desastre para la sociedad, tanto para los que la usan como para los que
no la usan.
*
GP: Cuando hablo de juzgar las polticas por sus resultados, no me refiero a que
stos pudieren ser intrnsecamente inmorales, sino a que quienes deciden esas polticas
deben hacerlo con los pies en la tierra y no limitarse a la aplicacin de grandes
principios a veces desconectados de la realidad. A ello aluda con el sndrome
Namibia de mi anterior intervencin.
Confieso que sobre temas como las limitaciones a la portacin de armas y al consumo
de drogas, no tengo una opinin finalmente formada, y me intereso por posturas
diversas al respecto. Sobre todo, si tenemos en cuenta que casi no hay pases en donde
uno y otro sea completamente legal, ergo no es mucho lo que pueda deducirse de la
experiencia moderna y corresponde una doble cautela al legislar.
En ese sentido, es inspiradora la complementariedad que hoy en da tienen el
liberalismo y el conservadorismo. Obviamente ella no siempre existi, y en varias
pocas lo liberal y lo conservador se contradecan.
Actualmente, en mi opinin, las virtudes del excelso proyecto liberal se manifiestan
mejor cuando lo acompaa la actitud prudente que nos ensea el conservadorismo, con
su aprecio por la continuidad histrica de la sociedad y sus valores.
Es muy creador el matrimonio entre un conservadorismo que no deje al liberalismo
arriesgarse al caos, con un liberalismo que no permita a lo conservador trabar el
desarrollo de un orden espontneo.
La antpoda concreta de esa unin es el socialismo, y no solamente en lo que se
refiere a cul debera ser el volumen del Estado, sino tambin a la ndole del mismo.
Lo ejemplificaste muy grficamente al ironizar sobre el despropsito de tratar a un
funcionario pago por la comunidad como Excelentsimo seor; y ese tratamiento llega
a ser intolerable con su sometimiento al Comandante, Timonel, Querido Lder o
Duce.
Hayek se detiene en dichas antpodas al sealar dos caminos para interpretar la
sociedad: Kosmos o Taxis. El primero es el orden natural; el segundo es el orden
decretado. No hay tercer camino, sino intentos hbridos muchas veces malogrados.
Y conste que Hayek en ningn caso cuestiona las intenciones de los socialistas, sino
su error permanente: su soberbia contra la naturaleza de las cosas. Es un error al que
frecuentemente se precipitan ciertos intelectuales que se resisten a admitir que haya
leyes que no sean el resultado de un plan racional.
Otro que difundi ese benfico matrimonio de ideas fue George Gilder, quien en su
libro Riqueza y pobreza (1981), analiz las races del crecimiento econmico
asociadas a la moralidad. Por eso, tienes mucha razn cuando sealas al calado
espiritual del ser humano como un factor determinante en el xito del proyecto liberal,
al que Benedetto Croce definira como un proceso histrico de consumacin de la
libertad humana.
Sobre ese proceso histrico, un pensador se adelant al mencionado Fukuyama:
Daniel Bell, muerto hace un par de aos, quien en su ensayo El fin de la ideologa
(1960), supuso que tanto historia como la ideologa han pasado a ser irrelevantes
debido al triunfo de la democracia y el capitalismo.
En el siglo XXI la idea tiene mayor fundamento. Porque el XX, fue el siglo del
socialismo. Una poesa muy pobre se revisti de meloda convincente y su sonido y
logr hipnotizar a una buena parte de la humanidad. Sociedades enteras fueron
construidas sobre el error, arrastradas por la violencia hacia la miseria y la opresin.
La mayora de la gente todava no justiprecia el engao de aquella msica vana, y no
entiende las razones del fracaso del socialismo.
A veces llegan a suponer que el socialismo fracas porque la humanidad no fue digna
del noble ideal. Pero esto es poner el carro delante del caballo. Es el socialismo el que
no estuvo a la altura de las exigencias morales y prcticas de la humanidad.
No era una cuestin de buenas intenciones. Incluso con las mejores intenciones, no se
resolvera la cuestin de que el planificador no sabe cmo proceder.
Y en el siglo XXI el mundo despierta de la pesadilla, y al abrir los ojos descubre
estupefacto que la solucin marxista fue un espejismo. Todos haban sido engaados,
todo el tiempo.
29 El puritanismo socialista
La homosexualidad y el aborto El caso cubano
BL: Hay una tensin entre conservadores y liberales pero la experiencia es posterior
a la idea, de lo contrario no hubiramos pasado del garrote. Entre los debates de hoy
figuran los homosexuales y el aborto.
El primero puede dividirse en tres captulos. El primero se refiere a algo muy caro al
liberalismo clsico. Se trata de rechazar con toda la vehemencia posible que el aparato
estatal usurpe la facultad de casar y descasar. Es absolutamente impropio que el
monopolio de la fuerza -habitualmente llamado gobierno- celebre casamientos y decida
separaciones. El mismo debate sobre divorcio y no divorcio desaparecera si el
gobierno se aparta de estas funciones que para nada le competen en una sociedad libre.
Si las personas involucradas desean dejar constancia civil de su unin (transitoria o
permanente), ya sea por motivos patrimoniales, uso de apellidos, por los hijos o por lo
que estimen pertinente las partes, concurrirn ante notario y dejarn registrado lo que
les parezca y a los efectos de lo que consideren oportuno sin que los agentes
burocrticos tengan nada que ver en el asunto, como no sea que, por va de la justicia,
velen por el cumplimiento de lo acordado.
El segundo captulo, alude a una cuestin terminolgica. Seguramente, el antes
mencionado acuerdo no se registrar como un contrato de uso de corredor areo, de
locacin o de compra-venta. Segn el diccionario de la Real Academia un matrimonio
es una unin de por vida entre un hombre y una mujer, por tanto, no corresponde esa
denominacin para establecer uniones entre personas de un mismo sexo. Al perro no se
le dice gato, de lo contrario resultar muy difcil la comunicacin.
Por otra parte, etimolgicamente, la expresin matrimonio proviene de mater, esto es,
de la funcin de madre, la de parir, lo cual no puede ocurrir en las uniones
homosexuales (y esto sigue en pie, no como el caso de patrimonio que carece de
sentido que el macho -pater- se arrogue la exclusividad en el manejo de los bienes).
Salvando las distancias, si una persona decide ponerse de novio con una cabra, esto
debe ser respetado -en el sentido de no obstaculizado legalmente- pero, por las razones
apuntadas, no puede tomarse como un matrimonio. Tambin en el mismo sentido debe
ser respetada, por ejemplo, la unin entre dos mujeres y catorce hombres.
Por ltimo, el tema tan espinoso de la adopcin. Hay aqu otra trampa referida a la
politizacin de los procesos de seleccin de los destinatarios. Ya de por si suficiente
trauma es el ser entregado en adopcin. Por tanto, al efecto de dar con el mejor hogar y
las posibilidades del cuidado ms esmerado, las entidades privadas de bien pblico
han de ser las encargadas de aquellas tareas tan delicadas y no al aparato
gubernamental a travs de jueces que se arrogan el monopolio de la bondad y el buen
criterio. Si quienes quieren dar en adopcin deciden confiar la seleccin a terceros,
sta es la va que mayores garantas ofrece de llegar a buen puerto para bien de la
criatura.
En cualquier caso, si hay personas que entregan voluntariamente en adopcin y otras
que reciben, no sera admisible que se interponga la fuerza para impedirlo. De hecho,
muchos son los justificados lamentos debidos a innumerables situaciones por las que
atraviesan nios y adultos, pero eso no justifica que el aparato estatal arrebate el
derecho de las partes si no ha habido lesin al derecho .Y no se diga que afecta
derechos la conjetura sobre la infelicidad del nio porque si mezclamos el derecho con
la felicidad entramos en un terreno sumamente pastoso que abarca a casi toda la
humanidad.
Respecto al segundo tema, antiguamente no se estableca nexo causal entre el acto
sexual y la reproduccin, pero hoy en da la microbiologa muestra que desde el
instante de la fecundacin hay un ser humano en acto (en potencia de muchas cosas igual
que todos los mortales). En el momento en que uno de los millones de espermatozoides
fecunda un vulo da lugar al cigoto, una clula nica, distinta del padre y de la madre,
que contiene la totalidad de la informacin gentica (ADN o cido
desoxirribonucleico).
De Mendel a la fecha la gentica ha avanzado mucho. Louis F. Lejeune, el clebre
profesor de gentica en La Sorbonne, dice que Aceptar el hecho de que con la
fecundacin comienza la vida de un nuevo ser humano no es ya materia opinable. La
condicin humana de un nuevo ser desde su concepcin hasta el final de sus das no es
una afirmacin metafsica; es una sencilla evidencia experimental.
Se ha sostenido que la mujer es duea de su cuerpo, lo cual es cierto pero esto no
significa que sea duea del cuerpo de otro. Se ha dicho que en caso de violacin estara
justificado el aborto, sin embargo aquella accin repugnante y cobarde no justifica que
se cometa otro crimen aniquilando una persona inocente.
Se ha pretendido justificar el aborto manteniendo que el feto no es viable por sus
propios medios, pero esto tambin es cierto respecto del bebe, del anciano o del
invlido, de lo cual no se desprende que se los pueda exterminar. Un razonamiento
similar puede aplicarse a los casos de supuestas malformaciones, pero ste modo de
ver las cosas conducira a que se puedan matar ciegos, sordos y deficientes mentales.
Incluso se ha dicho que la despenalizacin del aborto permitira que, en algunos casos,
stos se lleven a cabo de modo higinico sin caer en manos de curanderas que operan
en las sombras, como si el problema radicara en la metodologa del crimen.
El caso extremo se plantea cuando el obstetra llega a la conclusin que la situacin
requiere una intervencin quirrgica de tales caractersticas que se debe elegir entre la
vida de la madre o la del hijo, de lo contrario ambos morirn. Frente a esta situacin
gravsima -nada frecuente en la medicina moderna- el cirujano acta para salvar a uno
de los dos. Es decir, salva a uno de los dos y como una consecuencia no querida muere
el otro, lo cual es sustancialmente distinto a matar una persona.
*
GP: Corroboro la proximidad del liberalismo y el conservadorismo en el hecho
estimulante de que nuestro dilogo nos revela presentando alternadamente una y otra
postura.
En tus ltimas y siempre fundadas reflexiones, aun cuando puedo coincidir con su
espritu, me parece que la cuestin terminolgica es menos relevante.
Las definiciones de la Real Academia Espaola pueden variar con el tiempo en base
del significado que la gente va imprimiendo a las palabras. Como cit del Gnesis: Lo
que el hombre nomin, se fue el nombre. No hace falta atascarse en definiciones
lexicogrficas para juzgar la propiedad de un derecho.
Tienes mucha razn en la importancia de definir el comienzo de la vida humana,
aunque opino que el aborto, indeseable y cuestionado como es, no es moralmente
equiparable al asesinato.
Ni siquiera lo es en la Biblia, fuente primigenia del Derecho en Occidente. En xodo
21:22 se establece la pena de muerte para quien golpee a una mujer embarazada en el
caso de que ella muriera, pero si el efecto de dicho golpe es un aborto, el culpable debe
ser multado. El crimen es de naturaleza distinta.
En cuanto a la cuestin de la homosexualidad, es oportuno citar la experiencia
socialista.
Dos aos despus de asumir el gobierno, Fidel Castro hizo cerrar la publicacin
Lunes de Revolucin, que lo haba apoyado, porque el verdadero revolucionario
deba ser heterosexual. Los escritores en cuestin fueron pblicamente condenados y
echados de sus trabajos.
Con la revolucin comunista comenz la emigracin de homosexuales, y Reinaldo
Arenas apunta que fue entonces cuando aparecieron las fuertes leyes discriminatorias,
por lo que no cabe achacarlas retrospectivamente al proverbial machismo cubano
sino al autoritarismo socialista.
Castro los insultaba pblicamente; detrs de su lema en el campo, no hay
homosexuales arremeta contra esta forma de decadencia burguesa y los maricones,
agentes del imperialismo.
En 1965 se establecieron las Unidades Militares de Ayuda a la Produccin que
recluyeron a cientos de homosexuales. Castro declaraba que nunca los aceptaremos;
los detenan en redadas y se los trasladaba a campos de trabajo. Se obligaba a los
chicos de gestos afeminados a someterse a la humillante terapia de aversin.
Casi medio siglo despus, en 2010, el Comandante se arrepinti pblicamente del
sufrimiento que haba infligido a decenas de miles. En una entrevista en el diario
mexicano La Jornada, reconoci la gran injusticia, y si bien aduca asumir la
responsabilidad de la misma, la atribuy desvergonzadamente a que l estaba ocupado
con problemas de vida o muerte la crisis de octubre, la guerra y la poltica.
Tal confesin revela de modo cristalino que lo que se hace o deja de hacer en Cuba
depende de que el todopoderoso jefe tenga tiempo para dedicarse a ello. Socialismo
puro.
Se ve que en 1971 Castro todava estaba muy ocupado, porque el Congreso
Educacional Cubano declar a la homosexualidad incompatible con la revolucin; se
los expuls del partido y de la universidad.
Hasta 1979 haba una ley que permita encarcelarlos, y un ao despus, durante el
escndalo del buque Mariel, cientos fueron despachados a Miami calificados de
escoria social. El Comandante segua absorto en menesteres ms importantes.
Aunque en 1994 se estableci una asociacin de homosexuales, tres aos despus fue
clausurada y sus miembros arrestados. Hasta 1997 el Cdigo Penal cubano los culpaba
de crimen contra el desarrollo normal de las relaciones sexuales y su artculo 359
penaba con prisin no slo a quien ofendiera el pudor o las buenas costumbres sino
tambin a quien hiciere pblica su condicin de homosexual.
Por decreto, la isla caribea se mimetizaba a la poltica sovitica siempre hostil a los
homosexuales, presentados como un producto de la perversin capitalista.
Es importante recordar todo esto, porque los izquierdistas de Occidente nunca
entendieron lo que realmente ocurra bajo los regmenes socialistas.
Un caso tpico de ceguera fue la Nueva Izquierda, que atrajo a miles de estudiantes y
jvenes, europeos y norteamericanos, desde la rebelin en Berkeley de 1964 hasta
despus del mayo francs de 1968 que llev a la cada de de Gaulle.
Su proverbial incoherencia mezclaba el maosmo con el anarquismo, el hippiesmo
con un obsesivo antisionismo, y una incomprensible simpata por los regmenes
comunistas.
Crean que ese apego era recproco, pero Castro era la anttesis de aquel
individualismo anrquico, de la libertad sexual y el desercionismo.
En mis recuerdos de la escuela secundaria, tengo presentes a los jvenes marxistas
reclamando que se les permitiera portar largas cabelleras, sin reparar en que el rgimen
que defendan fanticamente prohiba a los estudiantes el pelo largo o la barba (Fidel
no era estudiante).
Tambin salteaban el puritanismo sexual de los pases comunistas y sus agobiantes
exigencias en disciplina social. En los ltimos resabios de esos pases, an est
prohibido tomarse de las manos.
Fue risible la visita de solidaridad a Cuba, que hiciera Alan Ginsberg en 1965.
Incomod a los castristas neoyorquinos que el lder revolucionario fuera expeditamente
expulsado por piropear al Che Guevara.
Ginsberg y todos ellos tambin se oponan con uas y dientes al Shah de Irn, y
habran sido decapitados por el rgimen que vino despus, al cual la izquierda sigue
apoyando an hoy. No se quitan las anteojeras, y parece que Castro sigue muy ocupado.
Y bueno, ya se disculparn sus sucesores dentro de algunos aos.
30 El posmodernismo
La tradicin conservadora - El relativismo - Modelo kafkiano de
burocracia
BL: Tal vez un aspecto medular de la crtica al conservador es la que formula Hayek
en la obra citada cuando escribe que, en la arena poltica, esta tradicin es partidaria
de la tercera va sin tener metas propias, lo cual los lleva a pensar que la verdad debe
estar en algn lugar entre los extremos y, como resultado, han variado su postura segn
haya sido la fortaleza de los movimientos que ese ubican en las respectivas alas.
Como dijimos antes, la autopsia del socialismo muchas veces queda opacada por la
inaudita posicin que adoptan no pocos empresarios exitosos. Por ejemplo est el
sonado caso de George Soros. En la revista The Atlantic Monthly, el mencionado
personaje public un artculo titulado The Capitalist Threat en el que sostiene que en
ese sistema hay demasiada competencia y una injustificada creencia en la magia del
mercado con lo que demuestra su total ignorancia sobre el significado del capitalismo.
Como escrib recientemente, hace poco un grupo de cuarenta millonarios
estadounidenses (billonarios tiene ms sentido dada la depreciacin del dlar) firmaron
una declaracin pidiendo que el gobierno les incrementen los impuestos, petitorio que
se denomin Patriotic Millonaires for Fiscal Strength, un ttulo pattico de un grupo
mezcla de ignorantes y prebendarios que sacan partida de privilegios inauditos a los
que nadie prohbe entregar sus fortunas al fisco sin tanta alharaca. El ttulo del libro
reciente de Charles Gasparino lo dice: Bought and Paid For. The Unholy Allance
Between Barack Obama and Wall Street.
Algunos de estos empresarios hipcritas y descarriados argumentan que debe
gravarse con ms peso la tenencia de la tierra. En las truculentas lides fiscales,
desafortunadamente lo ms comn es la idea de lo que se ha dado en llamar el
impuesto a la renta potencial.
El concepto bsico en esta materia es que el gobierno debera establecer mnimos de
explotacin de la tierra ya que se estima que no es permisible que hayan propiedades
ociosas o de bajo rendimiento en un mundo donde existen tantas personas con hambre.
El gravamen en cuestin apunta a que los rezagados deban hacerse cargo de un tributo
penalizador, el cual no tendra efecto si las producciones superan la antedicha marca.
En verdad este pensamiento constituye una buena receta para aumentar el hambre y no
para mitigarlo. Si pudiramos contar con una fotografa en detalle de todo el planeta,
observaramos que hay muchos bienes inexplorados: recursos martimos, forestales,
mineros, agrcola-ganaderos y de muchos otros rdenes conocidos y desconocidos. La
razn por la que no se explota todo simultneamente es debido a que los recursos son
escasos. Ahora bien, la decisin clave respecto a que debe explotarse y que debe
dejarse de lado puede llevarse a cabo slo de dos modos distintos. El primero es a
travs de imposiciones de los aparatos estatales politizando el proceso econmico,
mientras que el segundo se realiza va los precios de mercado. En este ltimo caso el
cuadro de resultados va indicando los respectivos xitos y fracasos en la produccin.
Quien explota aquello que al momento resulta antieconmico es castigado con
quebrantos, del mismo modo que quien deja inexplorado aquello que requiere
explotacin. Slo salen airosos aquellos que asignan factores productivos a las reas
que se demandan con mayor urgencia.
Esta conclusin es del todo aplicable a la tan cacareada reforma agraria en cuanto a
las disposiciones gubernamentales que expropian y entregan parcelas de campo a
espaldas de los cambios de manos a que conducen arreglos contractuales entre las
partes en concordancia con los reclamos de la respectiva demanda de bienes finales.
En este tema de los impuestos a la tierra hay una tradicin de pensamiento que surge
de los escritos de Henry George por lo que se considera que los impuestos a la tierra se
justifican debido a que ese factor de produccin se torna ms escaso con el mero
transcurso del tiempo (slo puede ampliarse en grado infinitesimal) mientras que el
aumento de la poblacin y las estructuras de capital elevan su precio sin que el dueo
de la tierra tenga el mrito de tal situacin. Por ende, se contina diciendo, hay una
renta no ganada que debe ser apropiada por el gobierno para atender sus funciones.
Este razonamiento no toma en cuenta que todos los ingresos de todas las personas se
deben a la capitalizacin que generan otros y no por ello se considera que el ingreso
correspondiente no le pertenece al titular.
En alguna oportunidad se ha legislado para defenderse de la extranjerizacin de la
tierra en una manifestacin troglodita de xenofobia, como si los procesos abiertos y
competitivos en la asignacin de los siempre escasos factores productivos fueran
diferentes segn el lugar donde haya nacido el titular. Esta visin de superlativa
ceguera y de cultura alambrada es incapaz de percatarse que las fronteras y las
jurisdicciones territoriales son al slo efecto de evitar la concentracin de poder en
manos de un gobierno universal, y no porque los buenos seran los locales y los
malos los extranjeros.
Todos estos desbarranques se hacen debido al apoyo del aparato estatal. A pesar de
que son muchos los que consideran a Maquiavelo un perverso, en realidad describi en
qu consiste el poder, tal como lo destacaron autores como James Burnham, George
Sabine o Maurizio Vitroli en sus archiconocidos trabajos sobre la materia.
Las consideraciones maquiavlicas pueden resumirse en el pasaje donde concluye
que el gobernante debe parecer clemente, fiel, humano, religioso e ntegro; mas ha de
ser muy dueo de s para que pueda y sepa ser todo lo contrario [], los medios que
emplee para conseguirlo siempre parecern honrados y laudables, porque el vulgo
juzga siempre por las apariencias.
*
GP: Es que el derecho de propiedad es tan esencial, que lastimarlo significa iniciar
un ciclo destructivo que va extendindose. Primero se deteriora la habilidad y el
incentivo para comprar y vender. Cuando no hay compra y venta, no hay oferta y
demanda de los recursos o servicios. Sin ellas, no hay intercambios consumados ni
precios de mercado. Y as llegamos al punto crucial: sin precios que expresen el valor
relativo de esos recursos, no existe forma racional de calcular. Entonces nadie puede
saber cmo utilizarlos para satisfacer las necesidades y deseos del consumidor.
Comienza el despilfarro y la arbitrariedad, y con ellos el empobrecimiento y el atraso.
Atentar contra la propiedad privada es el comienzo del descalabro.
A partir de ese momento, si hay avances, slo pueden serlo en lapsos breves y
excepcionales.
Debera haberse asentado el temor de que se genere ese crculo destructivo. En lugar
de l, debido a la seductora astucia de los argumentos socialistas, el temor que se
difundido ms es al poder econmico.
En realidad, este poder, si est en manos de particulares, no es exclusivo ni completo;
nunca es poder sobre la vida entera de una persona.
Por el contrario, si est centralizado como un instrumento de poder poltico, entonces
s crea un temible estado de dependencia que no se distingue en mucho de la esclavitud.
El resto de las consecuencias devastadoras son casi efectos colaterales, como la
mentada corrupcin y el culto a la personalidad. No nos damos cuenta de que stos no
constituyen abusos, sino corolarios del sistema.
Bajo el totalitarismo, en algn momento habr necesidad de actos intrnsecamente
malos, ante los cuales mucha gente se resistir. Por ello, la predisposicin a realizar
actos inmorales va convirtindose en un camino para el ascenso y el poder. En un
sistema totalitario, son numerosos los puestos en los que se requiere practicar la
crueldad y el engao.
Junto a ello, la muerte de la crtica deriva en la muerte de la verdad. Prohibida de
hecho toda crtica social, la gente no se anima nunca a admitir (ni a ver) sus propios
errores. Siempre el otro tiene la culpa. Y el jefe decide quin es el otro, al que acusa
de causante de las insatisfacciones por l generada.
Sobre estas variantes, se ha escrito mucho en sociologa y en economa. Menos se las
ha tratado desde el punto de vista psicolgico. Acaso un aporte excepcional haya sido
el libro que has citado de Erich Fromm: El miedo a la libertad (1941).
Durante la transicin del feudalismo al capitalismo, el hombre se alien del suelo y la
comunidad, y aumentaron su miedo e inseguridad. La nueva vida, la riesgosa vida de la
libertad, comenz a perfilarse histricamente durante el Renacimiento, y el hombre fue
cada vez gobernndose ms a s mismo.
Luego, la Revolucin Industrial hizo que, en lugar de trillar cereales, el hombre
debiera vender su trabajo y productos. La conclusin frommiana es que la libertad no
slo es difcil de lograrse, sino que cuando se adquiere procuramos huir de ella. Una de
esas vas es el autoritarismo.
Frecuentemente nos visita la pregunta de si no es obvio el fracaso estrepitoso del
socialismo. Despus de la URSS y China, Cuba y Vietnam, Gadafi y Chvez, pueden
no darse cuenta?
La respuesta es que no se darn cuenta nunca, porque sus convicciones socialistas
no se nutren del raciocinio, sino del deseo.
Pese a su apariencia falaz, el socialismo no es natural en nuestra civilizacin. Al
respecto, debemos reemplazar el repetido principio de la justicia social, que esconde
un nimo de arbitrariedad distributiva, por el de solidaridad humana, que es el terreno
de las personas buenas y libres.
Cabe hacer una disquisicin adicional. Hemos mencionado los tres grandes modelos
de totalitarismo del siglo XX, pero no el elemento totalitario que puede encontrarse
tambin en la tradicin liberal.
Su fuente ha sido explicada por Hayek en el primer captulo de Individualismo y
orden econmico (1949), en el que marca el contraste entre dos escuelas denominadas
individualistas.
Una es de tradicin inglesa, representada por Adam Smith, que ve al hombre como
siempre falible, y cuyos errores individuales son corregidos en el curso de un proceso
social.
La segunda es de tradicin francesa, personificada en Descartes, en la que aparece la
concepcin de una Razn con R mayscula. Segn sta, el raciocinio que puede
alcanzarse es uno solo, por lo que se deduce que la verdad poltica es una, y uno es el
camino correcto, incluso en sus detalles.
El contraste entre las dos escuelas se desgrana asimismo en Los orgenes de la
democracia totalitaria (1955) de Jacob Talmn, que tambin rastrea hasta Francia el
espejismo de que la poltica pudiera ser concebida como una ciencia exacta.
Talmn mostr que las races del fascismo y del comunismo estn en la propia
Revolucin Francesa, que se asumi con arrogancia como la cristalizacin de la
racionalidad.
Las mejores ideas de la democracia distan mucho de la de Robespierre y su Comit
de Seguridad Pblica, que proclam el Reino del Terror como poltica gubernamental
contra sus propios ciudadanos. Esa verdad democrtica bregaba por imponerse
violentamente.
Para definir la escuela de la democracia totalitaria, Talmn acu el concepto de
mesianismo poltico.
El pensamiento liberal ms sublime supone, por el contrario, que la poltica es una
cuestin de ensayo y error, y de aprendizaje de la experiencia. Ve, en los regmenes
polticos, ajustes pragmticos para un momento determinado.
Elige la mejor alternativa de entre muchas, siempre repensndola y controlando cada
alteracin y vaivn, para que los resultados no se aparten demasiado de lo previsible.
El motor del progreso social no es un aquelarre de burcratas, sino las posibilidades
del hombre de perfeccionar lo que tiene a su alrededor criticndolo, y generando
naturalmente los anticuerpos necesarios para atenuar sus vicios, sus abusos, los
interminables defectos humanos.
32 El Mal del Siglo
La sociedad abierta - Socialismos en lo poltico - El fantasma del
comunismo