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Autopsia Del Socialismo Alberto Benegas

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Benegas Lynch (h), Alberto - Perednik, Gustavo Daniel

Autopsia del socialismo / Alberto Benegas Lynch (h) y Gustavo Daniel Perednik. - 1a ed. - Buenos Aires : Grupo Unin; Ciudad
Autnoma de Buenos Aires: Grito Sagrado Editorial de Fundacin de Diseo Estratgico, 2013.
200 p. ; 15x21 cm.
ISBN 978-987-27937-7-7
1. Ciencias Politicas. 2. Filosofia. 3. Economia.
CDD 320.5
Fecha de catalogacin: 27/03/2013

DIRECCIN EDITORIAL
Rosa Pelz
Rodolfo Distel
ILUSTRACION Y DISEO DE LA PORTADA
Arghoost Toons [ Andrs Rodrguez ]
GRUPO UNION SRL
Tel.: +54 11 4827 3744
Correo: union@lugardelibros.com
www.lugardelibros.com
GRITO SAGRADO EDITORIAL
Tel.: +54 11 4777 6765
Correo: ventas@gritosagrado.com
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Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra est protegido por las leyes, que establecen penas de prisin
y multas, adems de las correspondientes indemnizaciones por daos y perjuicios, para quienes reprodujeran total o
parcialmente el contenido de este libro por cualquier procedimiento electrnico o mecnico, incluso fotocopia,
grabacin magntica, ptica o informtica, o cualquier sistema de almacenamiento de informacin o sistema de
recuperacin, sin permiso escrito de los editores.
ndice de contenido
1. El colapso socialista
La mana del igualitarismo - En busca del error fundamental
2 La inviabilidad del sistema
El problema epistemolgico - El mundo universitario hoy
3 El totalitarismo
Las religiones - El Islamismo
4 La prediccin de Von Mises
Socialismos de mercado Desempleo Irracionalidad
5 El caso chino
Las huelgas Los pronsticos - Deng Xiaoping
6 Maniatar al Leviatn
La cleptocracia - El principio Moynihan - El sometimiento a la ley
7 Chodorov y el nacimiento del Estado
La revolucin del ao 13 - El desempleo tecnolgico - La Guerra
de Iraq
8 De tiranas e intervenciones
Derrumbar a tiranos - Las instituciones absurdas - El "hombre
nuevo"
9 Gandhi, Roosevelt y Ayn Rand
Ficciones sobre el futuro - La kakistocracia - El recurso de las
armas
10 Estalinistas y trotskistas
Cundo se justifica una invasin - Marxismo moderado- Ron Paul
11 La banca central
Atropellos de los EEUU - El salvamento de los bancos - El
anarcocapitalismo
12 Las races del liberalismo
El problema de la banca central - Las races liberales - Chvez
13 La burguesa
Las clases sociales - La igualdad ante la ley - El Estado como empresa
14 El optimismo de Fukuyama
Las inexorabilidades - El producto bruto - Seis revoluciones de la
modernidad
15 Revolucin copernicana del valor
Las tres preguntas kantianas - La sublevacin - La educacin
socialista
16 La racionalidad en la economa
El objetivismo - Las drogas alucingenas - Idealismo y realismo
17 Refutacin del determinismo
El libre albedro - Dos conceptos de libertad - El Declogo
18 La cuestin de la fe
La Causa Primera - Los argumentos medievales - El gran designio
19 El nihilismo
Evolucionistas y creacionistas - Mejorar a pobres - Los vaticinios
marxistas
20 El antiamericanismo
La inmigracin ilegal - Los aranceles y tarifas aduaneras - Los
fenicios
21 El fanatismo
El gradualismo - El Tercer Mundo - El sentido comn
22 El galimatas de Keynes
Las polticas inflacionistas - El desprecio por la razn - La coraza
marxista
23 El materialismo dialctico
La falsa sabidura - Los burcratas de Washington - Dos tipos de
ciencias
24 El positivismo
La teleologa - La competencia perfecta - El liberalismo argentino
25 La fatal arrogancia
El peronismo - El terrorismo - La accin aberrante
26 La identidad entre los totalitarismos
El historicismo - Los contendientes en la civilizacin - Del neoltico a
la Revolucin Industrial
27 Dos concepciones de gobierno
La portacin de armas - El consecuencialismo - El uso de la fuerza
28 El uso de la fuerza
Las relaciones interindividuales - El mercado de drogas - El
conservadorismo
29 El puritanismo socialista
La homosexualidad y el aborto El caso cubano
30 El posmodernismo
La tradicin conservadora - El relativismo - Modelo kafkiano de
burocracia
31El derecho de propiedad
Empresarios prebendarios - Los bienes inexplorados - La democracia
totalitaria
32 El Mal del Siglo
La sociedad abierta - Socialismos en lo poltico - El fantasma del
comunismo
NDICE BIBLIOGRFICO
Libros referidos en el texto
1. El colapso socialista
La mana del igualitarismo - En busca del error fundamental

Benegas Lynch: Creo, Gustavo, que uno de los ejes centrales de los socialismos
estriba en la mana del igualitarismo, es decir, la guillotina horizontal aplicada por los
aparatos estatales. No se necesita ser muy perspicaz para comprobar que todos los
seres humanos somos diferentes desde el punto de vista anatmico, biolgico,
fisiolgico, bioqumico y, sobre todo, psicolgico. Naturalmente las diferencias se
traducen en diferentes resultados. En realidad es una suerte que seamos distintos porque
si furamos iguales el tedio sera inmenso ya que la misma conversacin se asimilara a
hablar con el espejo, adems de que se desmoronara la cooperacin social ya que la
divisin del trabajo se tornara sumamente pastosa.
Por otra parte, la referida guillotina horizontal contradice la asignacin de los
siempre escasos recursos que establece la gente con sus compras y abstenciones de
comprar. Robert Nozick destaca que le llama la atencin que las personas en el
supermercado distribuyen ingresos cuando eligen sus adquisiciones y luego los
polticos proponen re-distribuir, es decir, contradecir las previas elecciones: volver
a distribuir por la fuerza lo que libre y voluntariamente distribuy la gente.
El empleo de la violencia gubernamental para estos menesteres no slo afecta
derechos de propiedad sino que al dilapidar capital los salarios e ingresos en trminos
reales disminuyen puesto que las tasas de capitalizacin constituyen la nica causa de
salarios e ingresos. Adems, las nivelaciones hacen que los que se encuentran por
encima de la marca redistribucionista, si saben que sern expropiados por la diferencia,
tendern a no producir y los que se encuentran por debajo de la aludida lnea divisoria
esperarn infructuosamente ingresos que no les llegarn debido al primer efecto
sealado.
Pero hay algo ms de fondo y es la imposibilidad de llevar a cabo el igualitarismo de
modo riguroso. Esto es as debido a que -a partir de las jugosas elaboraciones del
decimonnico Carl Menger- resulta claro que las valorizaciones son subjetivas, y
aunque todos los sujetos participantes dijeran la verdad sobre sus valores, el galimatas
est garantizado ya que no resultan posibles las comparaciones intersubjetivas ni
pueden referirse a nmeros cardinales. Y si se dejara de lado estas objeciones de gran
calado alegando que se tomaran referencias objetivas de los precios, debe apuntarse
que esos indicadores estn adulterados precisamente debido a las intervenciones
igualizadoras. Por ltimo, la igualacin inexorablemente implica mantener el espritu
totalitario con carcter permanente, puesto que debe recurrirse a la fuerza en cada
instante, de lo contrario se pondran en evidencia desigualdades debido a usos distintos
de lo recibido en concepto de reparticin.
Anthony de Jasay ha explicado que es autodestructiva la metfora tomada del deporte
en cuanto a que todos tienen que partir sin herencias que otorgan ventajas en la carrera
por la vida, puesto que el que se esforz por llegar primero es nuevamente nivelado en
la prxima partida con lo que convierte en intil su esfuerzo.
Como habrs comprobado, son innumerables los escritos donde se critican las
diferencias de rentas y patrimonios, pero en la sociedad abierta (para recurrir a
lenguaje popperiano) esas diferencias resultan esenciales para el progreso al efecto de
asignar factores de produccin all donde es ms productivo a criterio de la gente que
premia con ganancias a quienes aciertan en sus demandas y castigan con prdidas a
quienes yerran. Por supuesto que las ventajas de las desigualdades patrimoniales no se
aplican all donde hay empresarios prebendarios que obtienen sus beneficios debido a
su amistad con el poder de turno que les otorga toda clase de privilegios.
Por eso es que en una sociedad libre indicadores de la dispersin del ingreso como el
Gini Ratio y equivalentes resultan irrelevantes en este contexto puesto que, como queda
dicho, el delta es consecuencia de las propias decisiones de las personas en el
mercado. El asunto estriba en que, tal como lo reitera la historia, en una sociedad libre
el promedio ponderado mejora pero no se trata de achatar las diferencias, poltica que,
precisamente, conspira contra aquel mejoramiento.
*
Perednik: Me parece didctico que hayas comenzado nuestra autopsia con la mana
del igualitarismo, ya que sta constituye la raz de la debacle socialista. Me gustara
detenerme brevemente en la naturaleza del colapso.
La iniciativa que nos convoca, Alberto, no merece menos que la denominacin de
autopsia, porque la evidencia es rotunda.
Ms de treinta pases, uno a uno, han rechazado el comunismo despus de padecerlo
por dcadas. Los pocos que siguen aferrados al decrpito esquema, como Cuba o Corea
del Norte, ya mostraron algunos sntomas del cambio hacia La gran idea, como titulara
Henry Hazlitt a su clarividente novela de 1951.
Los pimpollos de libertad son la reaccin ante la pobreza y el fracaso a los que los
arrastr el socialismo real. Entre ellos, me parece que el ejemplo que ms chirra es la
Repblica Socialista de Vietnam, proclamada el 2 de julio de 1976 despus de tres
lustros de una contienda en la que perdieron la vida ms de tres millones de personas.
Los enfrentamientos haban concluido con la disolucin de Vietnam del Sur y su
incorporacin forzada al sistema socialista. El objetivo era no dejar un palmo de tierra
vietnamita con propiedad privada.
Transcurri slo una dcada desde la guerra atroz y, en 1986, el Partido Comunista de
Vietnam implement el Doi-Moi (renovacin), que consiste en la gradual
introduccin del mercado libre, la propiedad privada de granjas y de compaas, la
desregulacin y la inversin extranjera. Su efecto fue crear una economa de rpido
crecimiento, con aumento en la produccin industrial y agrcola, en la construccin, la
vivienda y las exportaciones.
A la luz de ese proceso, la Guerra de Vietnam pareciera haber sido en vano. Y las
mltiples guerras que ella inspir, y la Guerra Fra, y las interminables purgas y
revoluciones, y tanta muerte por doquier.
Es que, casi al final del siglo XX, el mundo despert de la pesadilla: la solucin
marxista fue un espejismo. Ya sea porque existi simplemente en la mera e intil teora,
o bien porque, cuando intent llevarse a la prctica, produjo slo liberticidio y
estancamiento.
Salteemos desde el comienzo la distincin entre el diagnstico y la terapia social. Es
falaz la apologa de que el marxismo hace una descripcin correcta de la realidad,
pero en cuanto se lo aplica a la misma no produce los resultados esperados. Si una
vacuna, un descubrimiento o una idea, no produce los resultados deseados, es porque
lleva intrnsecamente un error en sus presupuestos tericos. Esos presupuestos deben
ser revisados hasta que revelen su esencial equvoco.
Para los comunistas, es arduo reconocer lo que ha ocurrido, ya que no puede
minimizarse la muerte de millones de personas por hambre y persecuciones bajo el
epteto de error. Para los no-comunistas de izquierda, se impone un replanteo de otra
ndole, considerando que tambin ellos fundamentaron su ideologa en los principios
que fracasaron.
Algunos siguen negando que los resultados que depar la realidad distaran de lo que
previ la doctrina, limitndose a que Aqu no ha pasado nada; otros descartan el
enorme colapso como si hubiera sido un simple desliz.
Pero la realidad es imperativa: no basta una autocrtica retrospectiva, porque el
enorme desliz dej a sus vctimas exanges. El fracaso del socialismo no se extendi
por apenas algunos meses, sino durante ochenta aos y en decenas de pases. Cabe por
ello una cabal autopsia, y sugiero que la comencemos guiados por dos preguntas:

Cul fue el error fundamental del marxismo, que desvel su insuficiencia


inherente para explicar cmo funciona la sociedad?
Por qu el error pudo engaar a tantos, incluso a mentes brillantes,
durante un siglo?

Es cierto que una minora de intelectuales, como Jean-Franois Revel y Emanuel


Todd en la Francia de los aos setenta, denunci el fiasco del marxismo, pero me
parece que lo hicieron concentrndose ms en los indicadores sociales que llevaron a
la cada final, y menos en el esquema terico del que se desprenda la falacia. Se
ocuparon, acaso con razn, de cmo la Unin Sovitica tambaleaba, pero no de cmo el
Manifiesto Comunista engaaba.
Por ello prefiero enfatizar en nuestro dilogo la elucubracin terica; de sta se
deriva naturalmente toda crtica a la praxis.
Porque para demostrar el fracaso global no alcanzan los elocuentes indicadores: debe
hurgarse adicionalmente el fundamento terico del cual derivan inevitablemente.
Cabe la pregunta de si acaso puede reducirse ese fundamento fracasado a un principio
fundamental.
2 La inviabilidad del sistema
El problema epistemolgico - El mundo universitario hoy

BL: Me parece muy pertinente tu planteo y muy necesario. Efectivamente, el fiasco,


por un lado, y el entusiasmo en reincidir, por otro, debe verse en el plano terico al
efecto de detectar los motivos por los que no se abandonan los socialismos por
inoperantes e inconvenientes. Es oportuna tu mencin de Jean-Franois Revel porque es
uno de los autores que, por ejemplo, en La gran mascarada, entre otras cosas,
puntualiza la estrecha vinculacin y hermandad intelectual entre el comunismo y el
nacionalsocialismo y la raz comn de los socialismos marxistas y no-marxistas: su
odio al liberalismo, a la institucin de la propiedad privada y a todo vestigio de
respeto recproco.
Confo en que en el transcurso del trabajo que ahora emprendemos seamos capaces de
contestar preguntas clave como las que ahora formulas, Gustavo, pero
independientemente de la concepcin esttica de riqueza que se basa en la nocin de la
suma cero en el contexto de mi anterior referencia al redistribucionismo, antes de cerrar
mi turno, hago breve alusin al ttulo de nuestro libro.
Por cierto se trata de un ttulo optimista y bastante paradjico puesto que si bien el
socialismo est quebrado intelectualmente, como decimos, se adopta en diversos
lugares con creciente entusiasmo. Entre otras cosas, est quebrado debido a
contribuciones como la formidable de Ludwig von Mises en cuanto a que el socialismo
es imposible ya que al abolir la propiedad, no hay precios y, por ende, no hay
posibilidad de evaluacin de proyectos, de contabilidad o de clculo econmico en
general. No se sabe si es ms econmico construir caminos con asfalto o con oro (y
carece de sentido sostener que se debe hacer con lo que sea tcnicamente mejor
puesto que esa afirmacin no puede separarse de los costos).
Dejando del lado la importantsima objecin de la masiva y repugnante destruccin
humana, el derrumbe del Muro de la Vergenza en Berln se debi a que el socialismo
no es un sistema viable. Por las razones apuntadas, no hay tal cosa como la economa
socialista. Si en lugar de abolir la propiedad se restringe, en esa medida, los nicos
indicadores que tiene el mercado para operar -los precios- se desdibujan y dejan de
expresar las valorizaciones de la gente y, consecuentemente, en esa misma medida, se
pierde el rumbo y se consume capital con lo que inexorablemente la gente se empobrece
debido a que obtiene menores salarios.
Ahora bien, uno puede preguntarse el porqu de esa paradoja y creo que la respuesta -
en gran medida- debe situarse en la ineptitud de nosotros los liberales para explicar lo
devastador que significa el socialismo para todos, especialmente para los relativamente
ms pobres. Como tendemos a ser ms benvolos con nosotros mismos que con
terceros, esta conclusin calma los nervios y nos obliga a hacer mejor los deberes.
En realidad hay aqu un problema epistemolgico: por su naturaleza el conocimiento
est siempre disperso y fraccionado entre millones de personas. La pretensin de
dirigir la economa revela una gran dosis de soberbia, de arrogancia y de petulancia
puesto que concentra ignorancia en lugar de sacar partida de la referida dispersin del
conocimiento. Por esto es que cuando se declama que no puede dejarse la economa a
la anarqua del mercado y se procede en consecuencia, comienzan los faltantes y los
severos desajustes. Por eso es que en las gndolas de los supermercados canadienses
se encuentra el producto que buscamos sin haber avisado antes lo que requerimos,
mientras que no hay productos, ni gndolas ni supermercados en Cuba.
Por ltimo, con eso de las autopsias hay que tener cierto cuidado puesto que sabemos
que la historia est plagada de muertes y resurrecciones. El sentido de autopsia en
este libro se circunscribe al campo intelectual ya que, como han apuntado autores de la
talla de Hayek, la concepcin socialista se basa en una presuncin del conocimiento.
*
GP: El problema es que uno de los generadores de la disonancia cognitiva es
curiosamente el mundo universitario. Sola suponerse que las universidades son centros
destinados al debate de ideas y la libre investigacin, una especie de oasis de
racionalidad que se eleva por sobre el furor circundante, y un marco en el que la
diversidad de opiniones permite fortalecer la sensatez de los argumentos.
Desafortunadamente no es as, y numerosas universidades pblicas se han
metamorfoseado en santuarios religiosos que imponen un dogma y acallan todo desvo
de la lnea oficial, tenido por hereja.
No s si a ti tambin te ha ocurrido, al disertar en universidades en diversos pases,
tener que enfrentar a fanticos, quienes no pocas veces son los mismsimos profesores o
incluso los decanos, a los que se considera referentes en salvaguarda del debate
equilibrado. Pareciera que seguir denominando ciencias a las sociales agrega a la
confusin general.
Una buena parte de sus acadmicos, especialmente politlogos y socilogos, son
meros idelogos que no consienten que la realidad los desve de su credo, y revisten
con un aura de raciocinio universitario lo que no es ms que una militancia poltica
trasnochada. Los sacerdotes del marxismo simplemente eluden Vietnam, China, y la
perestroika. No se dan por aludidos y hacen caso omiso de que su religin mostr ser
un brbaro espejismo. O peor que eso: una mera e intil teora que rebota en la
realidad. Prosiguen apticos ante un mundo que desmienten sus premisas, y stas son
artificialmente elevadas a verdades acadmicas a las que est prohibido cuestionar.
De este modo se apaga en los estudiantes la luz de la crtica y se vuelven religiosos.
La paradoja es que una teora que se ufana de ser profundamente materialista, se
encierra en anlisis puramente hipotticos. Cuando se equivoca, lejos de volver a
sopesar la teora, se parapeta en visiones apocalpticas. Sostiene el materialismo
cientfico pero rechaza el cientfico mtodo de revisar cada paso para criticar sus
resultados.
Cuando en 1933 Isaac Deutscher public El peligro del barbarismo sobre Europa,
los comunistas lo expulsaron del partido por exagerar el peligro del nazismo y
difundir el pnico. Nunca se desdijeron, porque reservan la autocrtica en
exclusividad para sus contradictores.
Ludwig von Mises mostraba hace casi un siglo que el mtodo del marxismo consiste
en jams permitir que se debatan sus postulados, y en siempre circunscribir su discurso
a cun malos somos los que estamos fuera del redil.
Un discpulo me refiri un triste ejemplo en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires a fin de 2011, cuando el dogma del marxismo volvi a
imponerse con sus libros infalibles, sus profetas iluminados, y sus preguntas
prohibidas. Se llev a cabo un panel titulado Cuba y el socialismo hoy, en el que
todos los panelistas previsiblemente coincidan.
No te aburrir desgranando las ideas que se expusieron, y que habrs adivinado:
que hoy en da el socialismo es exitoso, y que la prueba de ello est en Cuba; que el
mundo se hunde en la crisis final del capitalismo y que slo Cuba resiste floreciente;
que el bloqueo norteamericano es la causa de las pocas pequeas falencias que
quizs pudieren hallarse en alguna grieta de la sociedad cubana; que el enemigo es la
burguesa y que la receta es la colectivizacin.
Todas estas improvisaciones de barricada poltica eran recibidas obsequiosamente
por una audiencia que ya saba qu iban a decirle y slo aspiraba a responder amn. A
algunos estudiantes libres se les ocurri hacer algunas preguntas, sin reparar en que el
disenso es acientfico. No fue leda la pregunta acerca de los escritores Cabrera
Infante y Reinaldo Arenas, y s leyeron la pregunta de cmo hace la heroica Cuba
para resistir el bloqueo.
Tambin en este aspecto, coinciden el comunismo y el nacionalsocialismo. Entre otros
lo ha sealado la obra cumbre de Hannah Arendt, Los orgenes del totalitarismo
(1951), que explora cmo las tiranas del siglo daaron no slo la civilizacin
Occidental, sino la esencia misma del ser humano. Stalin y Hitler representaban una
novedad sin precedentes: encarnaban totalitarismos basados en la ficcin poltica y en
el terror. Como su hiptesis era falsa, deba imponerse por la violencia: las pretendidas
leyes de la historia o de la naturaleza, el triunfo ineludible de una clase social, o la
inevitable victoria de la raza supuestamente superior.
Compartieron el uso de la ideologa para modificar, por medio de la fuerza y de la
intolerancia, la estructura de la sociedad, y de este modo homogeneizarla y controlarla
en todos sus aspectos.
Me parece que lo que llev a la necesidad de ideologas maniqueas e infalibles
fue la imprevista enormidad de la tragedia durante la Primera Guerra Mundial, que
gener en las sociedades beligerantes, la necesidad de identificar con precisin al
enemigo y augurar un futuro sin incertidumbres ni zigzagueos. Dicha necesidad fue el
campo frtil de los tres totalitarismos que nacieron en el primer tercio del siglo XX: el
comunismo, el nazifascismo, y el islamismo radical.
3 El totalitarismo
Las religiones - El Islamismo

BL: Tocas temas de gran inters, Gustavo. Mencionas a China, donde entiendo que
has estudiado de cerca el caso por lo que sera bueno que te explayaras al efecto de
conocer tus perspectivas. Por mi parte, no s, si debiera inclinarme por la tesis
representada por autores como Guy Sorman que en su libro China, el imperio de las
mentiras, sostiene que como estn dadas las cosas prevalecern las garras del aparato
comunista, que slo ofrece islotes de libertad parcial para que las burocracias puedan
enriquecerse a manos llenas o, por otro lado, la obra de Eugenio Bregolat titulada La
segunda revolucin china donde mantiene la visin optimista al concluir que el
otorgamiento de libertades parciales conducir indefectiblemente a otras hasta que se
barra con lo que quede de totalitarismo.
Muy atinadas y ciertas tus reflexiones sobre mbitos universitarios, especialmente tu
referencia a las ideologas, una expresin casi procaz que es la anttesis del espritu
liberal, no en la acepcin inocente del diccionario en cuanto a conjunto de ideas, ni
siquiera en el sentido marxista de falsa conciencia de clase sino en su sentido ms
difundido y aceptado como algo cerrado, terminado e inexpugnable. Como es sabido, el
conocimiento es un proceso evolutivo en permanente ebullicin. Tal como ha indicado
Popper, las corroboraciones son provisorias sujetas a refutacin. Los dogmas y
fundamentalismos no son propios de ambientes intelectuales.
Te refieres a las universidades pblicas. Personalmente me referira a educacin
estatal ya que la privada es tambin para el pblico. En verdad se oculta esa
denominacin porque suena desagradable como lo es el teatro estatal, el periodismo
estatal y equivalentes. Tambin es necesario puntualizar que muchas de las instituciones
educativas privadas estn privadas de toda independencia puesto que dependen de ese
adefesio denominado ministerio de educacin. Tambin es cierto que no pocos
educadores privados propugnan regmenes totalitarios, pero en el contexto de sistemas
abiertos y competitivos se obtiene lo mejor de la excelencia. Es necesario dar cabida a
enseanzas de tradiciones de pensamiento incompatibles con una sociedad abierta, pero
no coactivamente con los recursos detrados de los bolsillos de otros, y en otras
instituciones cuyos directivos creen en la libertad de la enseanza de corrientes de
opinin distintas, no necesita ser realizada por profesores que comparten el espritu
totalitario del mismo modo que en las escuelas de polica quienes imparten
instrucciones sobre la metodologa de los delincuentes no son delincuentes.
Al leer tus observaciones en relacin a Cuba, me viene a la memoria que, a pesar de
las inaceptables barrabasadas de Batista, debido a los esfuerzos de otros, antes de la
tirana castrista era la nacin de mayor ingreso per cpita de Latinoamrica, eran
sobresalientes en el mundo las industrias del azcar, refineras de petrleo, cerveceras,
plantas de minerales, destileras de alcohol, licores de prestigio internacional; tena
televisores, radios y refrigeradores en relacin a la poblacin igual que en Estados
Unidos, lneas frreas de gran confort y extensin, hospitales, universidades, teatros y
peridicos de gran nivel, asociaciones cientficas y culturales de renombre, fbricas de
acero, alimentos, turbinas, porcelanas y textiles. La revolucin comunista convirti la
isla en una crcel inhumana en la que se impone la miseria moral y material desde hace
54 aos con partido y prensa nica, alimentados primero por la Unin Sovitica y ahora
por el petrleo venezolano que Chvez ha manejado como propio.
Aludes al pasar al materialismo. Pienso que es un tema medular puesto que si los
humanos furamos slo kilos de protoplasma sin estados de conciencia o mente
independiente del cerebro, no habra tal cosa como libre albedro, ni la libertad, ni
ideas autogeneradas, ni la posibilidad de revisar nuestros propios juicios, ni moral, ni
responsabilidad individual, ni proposiciones verdaderas ni falsas, ni argumentacin ni
siquiera para defender el materialismo o determinismo fsico. Seramos loros
complejos pero loros al fin.
Terminas tus interesantes disquisiciones con una referencia al islamismo radical.
Creo entender a lo que te refieres, pero personalmente prefiero no involucrar a las
religiones cuando se trata de pura criminalidad ya que bastantes muertes, torturas y
amputaciones han habido en nombre de la bondad, la misericordia y Dios. Es similar a
referirse al catolicismo radical para aludir a la Espaa inquisitorial de los
Torquemada y compaa. Los musulmanes han realizado portentosas contribuciones a la
filosofa, la medicina, el derecho, la economa, la arquitectura, la geometra y la
msica. A travs de la historia en muchos de los lugares en los que han estado han dado
muestras de tolerancia con otros credos y en el Corn hay claras manifestaciones a
favor de la sociedad contractual y el respeto, tal como lo han destacado autores como
Gary Becker (lo cual no quita que igual que la Biblia, leda literalmente, contiene
prrafos inaceptables y no compartimos ideas sobre el sexo femenino). Para
preocupacin de numerosos musulmanes libres, los regmenes como los del actual Irn
constituyen un peligro manifiesto. En parte, estimo que es hacerles un favor a los
ayatols fanticos el aceptarles que son religiosos cuando son meros criminales
enmascarados. De todos modos, Gustavo, me declaro partidario de la doctrina de la
muralla establecida por Jefferson por la que el poder poltico debe estar
completamente separado de la religin.
*
GP: En efecto, es necesario que clarifiquemos nuestro lxico, especialmente porque
uno de los grandes logros del totalitarismo fue arremeter con un lenguaje equvoco que
puso a los liberales a la defensiva.
Resulta siniestro que las democracias Occidentales sean tildadas de fascistas
precisamente por quienes defienden regmenes similares al del fascismo. Al mercado
libre lo denominan los monopolios; a la oferta de trabajo explotacin, y a la
ganancia plusvala.
A esta ltima quisiera dedicar un captulo ms adelante, y concentrarme aqu en la
cuestin del vocabulario deliberadamente engaoso.
Los nazis llamaban evacuacin a la deportacin a los campos de la muerte,
tratamiento especial al asesinato, y solucin final al Holocausto. Los comunistas,
quienes hacia adentro promovan la lucha de clases, y hacia afuera exportaban la
revolucin y su imperio, lo hacan bajo el amparo de un supuesto Consejo Mundial por
la Paz creado en Varsovia en 1950.
Lo cierto es que, para ganar el tiempo y ponerse a la altura de la capacidad nuclear
norteamericana, los Soviets fingieron promover el desarme. Cuando en 1953 lo
consiguieron, e hicieron estallar su bomba de hidrgeno, ya no les hizo falta mentir con
la consigna de coexistencia pacfica, y procedieron a lanzar a sus protegidos a
diversas aventuras blicas desde Medio Oriente hasta Biafra.
Los timoratos de Occidente no podan oponerse a un Consejo por la paz, ni
tampoco a las democracias soviticas. La manipulacin del lenguaje, que denomina
solucin al genocidio y democracia a la concentracin del poder en manos de
autcratas, concluye por ponernos a la defensiva.
Les cabe perfectamente la voz neolengua, acuada en 1949 por George Orwell en su
clebre novela distpica. En ella el espa OBrien explica los lemas del partido: paz
es guerra e ignorancia es fuerza; y los diversos ministerios estatales portan nombres
en neolengua: el del Amor administra la tortura; el de la Paz genera la guerra
permanente; el de la Abundancia asegura que la gente viva siempre al borde de la
subsistencia, y el de la Verdad destruye la documentacin histrica.
Quien, en lugar de hurgar en la literatura, prefiera procurar una explicacin
sistemtica de cmo se anula la verdad en el totalitarismo, puede recurrir al clsico
Camino de servidumbre de Hayek, en cuyo captulo 11 muestra el funcionamiento del
sistema: no basta con forzar a todos a trabajar para los mismos fines, sino que adems
es indispensable que la gente considere esos fines como si fueran propios.
Los Gobiernos totalitarios imponen, por va del temor, del adormecimiento
intelectual, y del cada vez ms difcil aislamiento informativo, que una parte de la gente
en efecto piense exactamente como lo requiere el ingeniero social.
Se socava el sentido de la verdad y el respeto hacia ella, se corroe la moral social, y
la masa termina aceptando no slo los fines ltimos, sino tambin las justificaciones en
detalle de cada medida en particular.
Ahora bien, como quienes deciden a veces son guiados por un mero prejuicio o
aversin, estos caprichos van siendo racionalizados para permitir la construccin de
teoras a las que se someten los pueblos.
Por ello, casi siempre resulta inevitable una buena dosis de culto a la personalidad, y
no importa si la efigie es de Stalin, Mao, Mussolini o Castro. Todos deben ser
infalibles.
Son la parte esencial de un culto cuasi religioso que tiene sus profetas, dogmas y
libros sagrados. Y no trepido en incluir al islamismo como uno ms de los tres.
Ahora bien, en el contexto de la clarificacin semntica, vale resaltar la diferencia
entre el Islam que es la religin de Mahoma y el Corn- por un lado, y el islamismo
por el otro.
El islamismo naci, como los otros dos totalitarismos, en el primer tercio del siglo
XX. Podra ubicarse su gnesis en la Hermandad Musulmana, fundada en 1929 en
Egipto por Hassan al-Banat, y tiene por objeto explcito imponer al mundo entero la
cara ms tenebrosa del Islam.
Si el nazismo ve en el sustrato de la historia una lucha de razas; y la doctrina marxista
ve una lucha de clases; el islamismo, sostiene una constante lucha religiosa. A sus ojos,
las miserias y el atraso que padecen los pases musulmanes se deben precisamente a
que han abandonado la pureza del sendero cornico, incluida la guerra santa contra los
infieles. Pregonan que un Occidente malvolo arruin la otrora gloria del Islam y hoy,
ese Occidente caer putrefacto a los pies del Islam.
Esta no es una doctrina religiosa, Alberto, sino poltica. Y me parece que la
comparacin con cristianismo radical no cabe, porque no me refiero al grado de
adhesin de un individuo a su religin, sino al grado en que aspira a imponerla por la
fuerza al resto de la humanidad.
Supongo que hay rigidez entre los monjes de Monte Athos o entre los rabinos del
barrio ultraortodoxo de Mea Shearm de Jerusaln, pero ni unos ni otros empuan las
armas para convertir al mundo entero.
El islamismo como movimiento poltico es ms parecido al nazifascismo y al
comunismo, que a la religin del Islam.
Deca que los tres totalitarismos nacieron en la misma poca, y que los tres revisten
de aureola ideolgica su impulso dominador o destructor. Los tres tambin hacen uso
del recurso de la judeofobia, en diferentes dosis y estilos.
A tal punto son similares, que en personajes como Roger Garaudy, las apologas de
cada uno de los tres se suceden sin solucin de continuidad.
Coincidirs conmigo que en este libro, que intenta hacer una autopsia, cabe discurrir
sobre los dos que han sido vencidos, especialmente en el socialismo marxista.
El nazifascismo y el marxismo tienden a coincidir porque el primero exalta e idealiza
la violencia, y el segundo, al ponerse como meta un ideal incumplible como la
igualdad, termina tambin imponindose por la fuerza. Aun si no comienza buscando
ese camino, cae en l como resultado inevitable.
El comunismo es el socialismo apresurado; el nazifascismo es el socialismo cuando
se ha vuelto sdico.
Es notable que sdicos y delirantes trabajen mancomunados. As, lo que llev a la
Segunda Guerra Mundial fue el pacto firmado una semana antes de su estallido, entre
Stalin y Hitler.
Ni siquiera los separaba la pretendida cuestin nacionalista. Los socialistas fingen
ser internacionalistas, pero son sumamente nacionalistas. No slo en lo econmico,
como ensea Hayek, sino tambin en lo conceptual.
Son muy morales para su propia sociedad y absolutamente apticos para con la moral
del afuera. En nuestros lares pueden considerar como violacin de los derechos
humanos que no se admita el matrimonio entre homosexuales; para el afuera, estn
dispuestos a hacer la vista gorda aun cuando se castigue a aquellos con la decapitacin.
El proceso que se llev a cabo en la China de mediados del siglo pasado refleja
efectivamente el funcionamiento del socialismo, y quisiera detenerme en l en el
prximo captulo.
4 La prediccin de Von Mises
Socialismos de mercado Desempleo Irracionalidad

BL: Efectivamente, uno de los canales ms efectivos en los debates de valores y


principios a los que asistimos en nuestro mundo consiste en la degradacin del lenguaje
a los efectos de lograr la incomunicacin. En este sentido hay infinidad de ejemplos
cuyos mojones en nuestros tiempos fueron plantados por la saludable tradicin
orwelliana.
En este contexto, no me parece afortunada la extendida utilizacin de islamismo que
si bien es una extrapolacin al plano poltico, deriva de Islam que, como es sabido, a su
vez proviene del verbo rabe aslama que significa paz y sumisin ante Dios. Es ms
preciso recurrir a la expresin bandoleros y equivalentes cuando se alude a personas
que pretenden destruir derechos de otros. Por eso te mencionaba lo impropio de aludir
al catolicismo radical o a la criminalidad del cristianismo cuando, armas en mano,
algunos arremetan en una as denominada guerra santa, por ejemplo, en la conquista
de Amrica, a lo cual no le caben las mencionadas denominaciones puesto que se
trataba de anti-cristianismo. Ubicar estos desmanes y otros en un terreno emparentado
con las religiones les hace un favor a los fanticos que necesitan de verdades
reveladas y absolutas en ambos bandos para hacer arder con ms fuerza sus incendios.
Tienes razn al colocar el fascismo en el mismo nivel del comunismo. Slo los
diferencia una cuestin de estrategia: en el primer sistema se permite registrar la
propiedad a nombre de particulares mientras la usa y disponen los gobiernos. Es el
sistema que ms xito tiene en el llamado mundo libre, desde los taxis que se dicen
privados pero que la tarifa, el horario de trabajo e incluso el color con que estn
pintados son impuestos por los aparatos estatales, hasta temas tan delicados como la
educacin y la economa. El comunismo es en eso ms sincero: no permite el registro
de la propiedad y la usa a su antojo el gobernante de turno.
Pero hay mltiples variantes de socialismo que se dicen no-fascistas ni marxistas
como el llamado socialismo de mercado sobre el que me ocup en detalle en la tesis
de mi segundo doctorado (esa vez en economa) aprobada en la Universidad Catlica
Argentina con el ttulo de Influencia del socialismo de mercado en el mundo
contemporneo: una revisin crtica de sus ejes centrales. Tambin surge el
ecologismo que, va las figuras de los derechos difusos y la subjetividad plural,
dan por tierra con la propiedad privada.
Es muy cierto aquello de los timoratos de Occidente (tan bien descripto por autores
como el clebre disidente sovitico Vladimir Bukovsky) que dejan espacios a los
estragos de la ingeniera social. Y pienso, Gustavo, que el aspecto medular de ese
diseo pretendido por los megalmanos de diversas corrientes socialistas reside en la
incomprensin mayscula en el campo laboral. Incluso se observan escritores que
puntualizan con claridad varios temas que hacen a la libertad pero cuando abordan la
cuestin social adhieren al marxismo como es el caso, por ejemplo, de Erich Fromm.
Me parece que resulta crucial, en primer trmino, consignar que all donde hay
acuerdos libres y voluntarios nunca, bajo ningn concepto, no importa el grado de
pobreza extrema o de riqueza exuberante, aparece tal cosa como desempleo, es decir,
nunca sobra aquel factor de produccin vital sin el cual no resulta posible producir
ningn bien ni prestar ningn servicio. La economa tiene sentido porque los recursos
son escasos frente la las necesidades ilimitadas.
Si un grupo de nufragos nos encontrramos en una isla desierta no diramos que
podemos descansar ya que no hay fuentes de trabajo. No nos alcanzaran las horas del
da ni de la noche por todo lo que habra por hacer. Es correcto que en un lugar pobre
las retribuciones sern bajas y altas en donde hay riqueza, pero es crucial comprender
que los salarios e ingresos en trminos reales no se deben a voluntarismo, ni a
compasin de gobernantes ni empresarios ni de luchas sindicales, sino sola y
exclusivamente debido a las tasas de capitalizacin que se traducen en inversiones en
conocimiento, maquinarias y equipos que hacen de apoyo logstico al trabajo para
aumentar su rendimiento (no es lo mismo arar con un tractor que con las uas). Esto
muchas veces es incomprendido por los propios empresarios quienes son duchos en
detectar costos subvaluados en trminos de los precios finales para as sacar partida de
un arbitraje, pero no necesariamente conocen los rudimentos de la economa (por eso,
paradjicamente, a veces un experto en marketing no sabe en qu consiste el proceso de
mercado y un banquero no sabe en qu consiste el dinero). Si todo fuera una cuestin de
voluntarismo con slo firmar un decreto se podra hacer millonarios a todos.
*
GP: El voluntarismo que sealas es la consecuencia inevitable de cerrar los grifos de
la economa libre. Al vaciar a la economa de racionalidad, el planificador no tiene
ms salida que postular su voluntad (lase: su capricho). Primero, se apodera de los
resortes del poder, incluidos los medios de produccin; despus, se da cuenta de que no
tiene la menor idea de qu debe hacer. Esta verdad prstina es el taln de Aquiles del
socialismo.
Por ello, cualquier paso que d, por ser arbitrario, debe imponerse por la fuerza. No
se permite la crtica porque casi toda crtica sera acertada, ya que el planificador no
sabe cmo justificar racionalmente sus opciones: por qu producir acero y no arroz; por
qu en tales cantidades; por qu con estos precios.
Me causa cierto pudor que, en el contexto de nuestro dilogo, sea yo quien mencione
estas verdades. Comenc aprendindolas en mi adolescencia, cuando le extasiado tu
primer libro: Ensayo acerca de la superioridad del sistema liberal (1972). Luego me
acerqu al Centro de Estudios sobre la Libertad y me sumerg en Ludwig von Mises y
en Friedrich Hayek. En retrospectiva, su visin de cmo habra de colapsar el
socialismo se cumpli al pie de la letra. Mises lo escribi en 1920.
Cuando la experiencia sovitica tena slo tres aos de edad, Mises inici su obra
publicando Clculo econmico en la comunidad socialista. Con sus menos de 50
pginas, entiendo que es uno de los ms importantes trabajos en la historia de la
economa.
Su argumento es que la planificacin central destruye la herramienta con la que se la
gente toma decisiones econmicas racionales: los precios. Estos dejan de formarse: se
dictaminan. El socialismo provoca un corto-circuito letal en el proceso del clculo
econmico y, en el marco de la economa moderna, ningn planificador puede organizar
y prever eficazmente en medio de tecnologas sofisticadas y una vastsima variedad en
de equipamiento de capital. El conocimiento es tan variado, disperso y abundante, que
resulta inasequible para el planificador, quien termina hachando la realidad con
decisiones arbitrarias.
El gobierno sovitico fijaba 22 millones de precios, 460.000 tipos de salarios, 90
millones de cargos gubernamentales. Todo, en base de caprichos de burcratas. El
resultado fue el caos y la escasez y, en el proceso, se perdieron la tica del trabajo, las
oportunidades empresariales, y la iniciativa privada. Destruida la economa, las
consecuencias son el desabastecimiento, la corrupcin, la represin, y las purgas.
El caso chino es especialmente elocuente. En octubre de 1949 Mao Tsedong se hizo
cargo del pas ms populoso del globo. Procedi a la reforma agraria, distribuyendo las
parcelas de tierra entre los campesinos ms pobres. Su seguidor Liu Shaoqi peda que
los cambios fueran paulatinos: que previamente se industrializara el pas a fin de que
los campesinos obtuvieran la maquinaria adecuada para sus granjas.
Pero Mao no quera esperar, y se apoder de la agricultura de todos, por medio de
crear comunas de campesinos controladas por el Partido. Cuando una hambruna feroz
estall en 1956, las voces ms moderadas del partido pidieron revertir la
colectivizacin. Nikita Kruschev lleg desde Rusia para informar que en su pas la
colectivizacin agrcola haba sido un estrepitoso fracaso.
Y aqu viene el quid: las purgas y el liberticidio respondieron a una necesidad, no a
un plan. Para aventar toda crtica ante el inevitable fracaso, se hizo indispensable un
enorme aparato de represin.
Primero se llevaron a cabo las campaas antiderechistas dentro del Partido, pero
en 1957, con la conclusin del primer plan quinquenal en un fiasco de mayores
proporciones, Mao tom el toro por las astas y se propuso erradicar las crticas por
varias dcadas. Su plan se denomin la Campaa de las Cien Flores. El ardid
consisti en promover las crticas, y despus de un tiempo purgar a los decenas de
miles de crticos que ingenuamente se haban dado a conocer.
Mientras tanto, el segundo plan quinquenal comenzaba an ms monstruosamente. Lo
llamaron el Gran Salto Hacia Adelante, un plan para industrializar china. Cuando Mao
lo revel, en enero de 1958 en Nanning, vaticin que en pocos aos la produccin china
de acero superara a la de Gran Bretaa. En abril comenz: los campesinos fueron
obligados a fundir todas sus herramientas para conseguir acero. El metal resultante fue
de psima calidad, no hubo industrias, y en un lustro decenas de millones murieron de
inanicin. Para no revelar que la teora fallaba, a los campesinos no se les permiti
siquiera acercarse a los caminos para pedir limosna. Deban morir en silencio en sus
aldeas para no desprestigiar al socialismo. En 1962 China sufri un crecimiento
econmico negativo de ms de 20%.
Si todo pareca salir mal, era porque no se llegaba a entender el genio de Mao. Haba
que confiar ciegamente, y el culto a la personalidad fue un efecto natural del proceso.
Por ello, Liu Shaoqi propuso una curiosa teora: todo comunista deba reconocer la
infalibilidad del Gran Timonel. Hoy en da pueden verse en Youtube pelculas de
propaganda de aquella poca, en la que Mao nada en el ro Yangtz escoltado por
centenares que loan al semidis cuyas ideas los redimiran. Unos treinta millones de
campesinos murieron de hambre silenciados por el infalible.
Mao arremeti con ms fuerza. No alcanzaba con la revolucin agrcola y la
tecnolgica; la revolucin permanente requera ahora que se erradicaran los modos
de pensar, creer y sentir de la gente: lo llamaron Revolucin Cultural, y comenz el
16 de mayo de 1966 cuando Mao apel a luchar contra los restauradores del
capitalismo. Dur una dcada; decapit a la nacin de sus intelectuales; se cerraron
las universidades; se purg al 60% de los cuadros del Partido, tambin a Liu Shaoqi,
que muri por malos tratos en la crcel. Se persigui a cientos de miles, y 35.000
personas fueron ejecutadas.
No fue que los lderes chinos se volvieran crueles espontneamente. Ms bien, que un
sistema en el que se desaloja la racionalidad y se monopoliza el poder, es una fbrica
de crueldad.
5 El caso chino
Las huelgas Los pronsticos - Deng Xiaoping

BL: A raz de lo que comentas de mi primer libro, Gustavo, hago presente que
enseguida lo ampli grandemente para transformarlo en mi Fundamentos de anlisis
econmico del que acaba de publicarse la doceava edicin en el Instituto de Estudio
para la Sociedad Abierta de Panam, trabajo para el que, a partir de la sexta edicin de
la Editorial de Universidad de Buenos Aires (EUDEBA), Hayek escribi el prlogo y
el ex Secretario del Tesoro del gobierno de los EEUU, William E. Simon, escribi el
prefacio.
Pero sobre todo, ya que aludes al Centro de Estudios sobre la Libertad de Buenos
Aires fundado por mi padre, quiero poner de manifiesto una vez ms que gracias a l y
a su infinita paciencia para mostrarme otros lados de la biblioteca, soy liberal. A juzgar
por mis condiscpulos en las dos carreras universitarias que complet, conjeturo que
sera socialista si me hubiera mantenido con lo que recib desde la ctedra. No slo mi
padre me dedic mucho espacio de su tiempo, sino que bec a muchos jvenes a
estudiar en universidades estadounidenses e invit a la tribuna del referido Centro a
numerosos profesores de gran vala (generalmente financiados con de su propio
peculio).
En fin, dejando de lado la nota autobiogrfica y antes de internarme en otro de los
aspectos del terreno laboral que estimo tan sensible e incomprendido, me gustara
conocer tu opinin sobre lo que te consult antes. Es decir, cul es tu visin en lo que
respecta al futuro de China continental. Comparto lo que dices sobre los sistemas
totalitarios, pero te pregunto cul sera la perspectiva ms ajustada: la de Sorman o la
de Bregolat a las que me refer en otra de mis entradas. Tal vez quieras considerar una
tercera posibilidad no mencionada.
Respecto al punto laboral, pienso que el tema de las huelgas est muy mal
comprendido. No siempre se trata de mala fe, ms an, creo que la mayor parte de los
planteos son hechos con la mejor de las intenciones, pero, como sabemos, en temas
econmicos las intenciones son irrelevantes, lo importante son los resultados.
En el caso que nos ocupa ahora, no debe confundirse el derecho a no trabajar que lo
deben tener todos (siempre cumpliendo con las estipulaciones acordadas) con la huelga
como se la entiende hoy en da. Esto ltimo significa que se pretende estar y no estar en
el puesto de trabajo: se decide no trabajar pero simultneamente no se permite que
nadie ocupe los lugares vacantes so pena de recurrir a la violencia. Estos son los
piquetes de huelgas que en no pocas ocasiones es suplido por el gobierno cuando
declara la huelga legal. Estos procedimientos intimidatorios perjudican a todos pero
muy especialmente a los trabajadores de menores ingresos.
Esta incomprensin no es en modo alguno patrimonio de obreros, est presente en
encumbrados empresarios que no entienden que los salarios dependen de las tasas de
capitalizacin y no de la fuerza. Veamos el asunto ms de cerca. Hay dos posibilidades:
que los empleadores estn pagando salarios de mercado o que se encuentren por debajo
de esa marca. Si es lo primero los huelguistas a su vez debern decidir si prefieren
quedar voluntariamente desempleados o, de lo contrario, debern aceptar los salarios
de mercado en su puesto habitual o en otro. Si, en cambio, se tratara de la segunda
posibilidad, el empleador deber cerrar su empresa o deber incrementar salarios para
ponerse a tono.
Las huelgas concebidas como se han descripto, adems no permiten que trabajen
quienes estn dispuestos a aceptar los salarios ofrecidos. Si la huelga fuera
generalizada en los trminos aludidos, tiene el mismo efecto que el salario mnimo, a
saber, produce desempleo, en otros trminos a un salario artificialmente alto no se
encuentra lugar de trabajo (para poner un ejemplo extremo que sirve de ilustracin, si
en un rapto de extrema sensibilidad social, el gobierno argentino decidiera imponer un
salario mnimo de cuarenta mil dlares mensuales para todos, el resultado inevitable es
el desempleo y la inanicin).
T has mencionado el punto de la plusvala y el materialismo o determinismo
marxista (tratado esto ltimo especialmente en La sagrada familia, el primer libro en
colaboracin con Engels, postura que ya la expres Marx en su tesis doctoral sobre
Demcrito), temas que se complementan y que apuntan a demoler los pilares de la
sociedad abierta. El asunto clave es detectar cmo es posible con todo el tiempo
transcurrido que no se haya producido un rechazo generalizado al socialismo incluso en
su versin no-marxista y en su captulo prctico en la aplicacin estalinista o hitleriana.
Tal vez, Gustavo, en parte, la explicacin estribe en algunos ensayos polticos
camuflados de liberalismo cuando en verdad se aplic su opuesto (de ah que haya
surgido el invento de neoliberalismo, una etiqueta con la que ningn intelectual serio
de nuestra poca se siente identificado).
*
GP: Sobre China, hay decenas de pronsticos. Algunos son bastante confiables y
especficos, como el de la OCDE que predice que dentro de dos aos el gigante
asitico ser la mayor economa del mundo, o el del Banco Mundial que supone que en
veinte aos la economa china duplicar la de los EEUU.
Otros presagios fueron ms generales, como el best-seller de Gordon Chang El
prximo colapso de China (2001), donde vaticina una hecatombe financiera que nunca
se produjo. Hoy en da Chang insiste en la inmanencia del colapso, aunque ahora se
cuida de no explicitar fechas.
Me recuerda a Jean Baudrillard, quien en 1990 vaticin que la Guerra del Golfo
nunca estallara. Cuando estall al poco tiempo, Baudrillard no revis su tesis, sino que
public un libro sofstico: La Guerra del Golfo no tuvo lugar (1991), en el que hace
malabarismos para demostrar que en realidad no hubo guerra porque Iraq no haba
utilizado su Fuerza Area. La prediccin qued a salvaguarda: los nicos aturdidos
habamos sido los lectores del socilogo clarividente.
Como se ve, soy algo escptico ante vaticinios, especialmente los que se refieren a un
pas de vastedad inabarcable. Y por dos motivos adicionales postergu mi respuesta
sobre el futuro chino. El primero es que prefiero ceirme a la autopsia que estamos
encarando, y el segundo es que, despus de disertar en muchas veces en varias ciudades
china, soy consciente de que mi sinofilia influye en mi optimismo.
Antes de viajar a Nanjing en 2001, llam mi atencin en una librera de viejo de la
Avenida Corrientes, un libro titulado, precisamente, China en el ao 2001. Escrito un
cuarto de siglo antes por Han Suyin, auguraba un sostenido crecimiento debido a una
supuesta inevitabilidad histrica. La autora (quien muri hace pocos meses; su
nombre original era Elizabeth Comber) fue afortunada: se produjo el crecimiento, pero
por motivos diametralmente opuestos.
El desarrollo y la modernizacin chinos fueron el resultado de una metamorfosis no
prevista por Han Suyin, quien escribi cuando China padeca su peor momento. Luego
se sucedieron tres aos transformadores: en 1976 muere Mao y se arresta a la Banda
de los Cuatro de Jiang Qing; al ao siguiente se condena la Revolucin Cultural y a
sus perpetradores; y en 1978 la Tercera Sesin del Partido anuncia la apertura del pas
y allana el camino del progreso. Al poco tiempo se rehabilit a las vctimas de las
purgas, y el broche de oro fue en 1993 bajo la mxima de Deng Xiaoping: ser rico es
glorioso.
Los nuevos lderes chinos entendieron que, en la poca de la ciberntica y los
satlites, en nuestra era de apabullante complejidad social, ha perdido vigencia el
dogma simplista y socialista de que la riqueza se acumula por explotacin de los
dbiles, o que son los ricos quienes crean la pobreza y, sobre todo, que los bienes de
una sociedad yacen pacientemente ah, esperando que los burcratas decidan cmo
distribuirlos justamente.
El desengao fue total. Haba sido un mito que el valor de las cosas responde al
trabajo proletario invertido en ellas, y que ergo hay una lite que se apropia de lo que
producen los obreros, de su plusvala. La lucha de clases, que era el centro de la
ideologa, y que tanta muerte gener, ya no protagoniza las plataformas de ningn
partido representativo. Se aspira a una sociedad policlasista, y con ello el corazn del
marxismo ha dejado de latir, desde que sus nicos frutos en la prctica fueron los
opuestos de los declamados. Por ello la importancia de la autopsia.
La biografa de Deng Xiaoping es nica. Reiteradamente encarcelado y reeducado,
fue el nico que pudo salvarse y regresar al poder. A los dems se les exigi
confesiones pblicas de su maldad, se les torturaba en plazas, se los paseaba por las
calles con capirotes. Todo esto de por s mostr la ndole moral del hombre nuevo
creado por la Revolucin.
Pero el gran liberador de China fue el protegido de Deng, Zhao Ziyang, impulsor de
las reformas econmicas: desmantel el sistema de las comunas, y restaur la
propiedad de lotes de tierra y los negocios rurales. Gracias a l, en tres aos en
Sichuan la produccin granjera creci un 25% y la industrial un 80%, y esa experiencia
devino en modelo para la nacin. Adems, Zhao quera extender las reformas al campo
poltico. Simpatiz con los estudiantes rebeldes de Tiananmn en 1989, y se acerc a
ellos pidindoles perdn con lgrimas en los ojos. Por ello fue expulsado del partido, y
vivi sus ltimos quince aos en arresto domiciliario.
Este repaso a vuelo de pjaro del socialismo chino, es un aporte a la autopsia. Las
medidas destructivas son inherentes al sistema; la planificacin global requiere de
dictadura, de supresin de ideas, de purgas constantes. Hasta las reliquias milenarias
de China fueron demolidas, con sus miles de monasterios y templos, y de hecho se
suprimi la educacin. Liquidaban tanto el pasado como el futuro, para que el presente
pudiera rendir culto al Gran Timonel, y movindose en la oscura arbitrariedad, puesto
que nunca se sabe a dnde apuntar para satisfacer al Gran Hermano.
En cuanto a la China de hoy, slo un 30% de la poblacin mundial es, en promedio,
ms rica que los chinos (en contraste, en 1980 poco ms del 1% de los seres humanos
era ms pobre). Desde entonces el crecimiento del ingreso nacional lleg a alrededor
del 10% anual y el PBI creci catorce veces. Nunca en la historia hubo una
modernizacin ms rpida: el pas campesino ha dado luz a una potencia industrial, y
no por Saltos Adelante, sino gracias a la gran idea de Hazlitt. Gracias a un sistema
que concita a la natural motivacin humana para prosperar y progresar.
Hoy los chinos creen, en general, que el principal escollo es la corrupcin. El
economista He Qinglian, en Las trampas de la modernizacin (1997) lo atribuye a los
vestigios de la Revolucin Cultural, que puso en manos del partido el control de cada
detalle de la vida privada de las personas.
No cabe duda de que China est preada de infinidad de factores impredecibles, y en
su marcha habr sin duda altibajos. Con todo, el rumbo general parece irreversible, y es
muy positivo.
6 Maniatar al Leviatn
La cleptocracia - El principio Moynihan - El sometimiento a la ley

BL: En la autopsia en que estamos ahora embarcados, mientras se da tiempo a la


profundizacin del estudio y el debate de temas como el dilema del prisionero, las
externalidades, los bienes pblicos y los consiguientes free-riders, debemos trabajar
las neuronas para ponerle coto a esta cleptocracia reinante disfrazada de democracia.
Como sabemos, los Giovanni Sartori contemporneos han insistido en que el aspecto
medular de la democracia consiste en el respeto por los derechos de las minoras. Juan
Gonzlez Caldern ha escrito que los demcratas de los nmeros, ni de nmeros
entienden puesto que se basan en dos ecuaciones falsas: 50% ms 1% = 100% y 50%
menos 1% = 0%. Para retornar a Hayek, es oportuno citar su pensamiento en esta
materia consignado en el tercer volumen de su Derecho, legislacin y libertad: Debo
sin reservas admitir que si por democracia se entiende dar va libre a la ilimitada
voluntad de la mayora, en modo alguno estoy dispuesto a llamarme demcrata.
As las cosas, y en vista de la degradacin de la democracia y su mutacin en
cleptocracia (el gobierno de ladrones, de libertades, de propiedades y de sueos de
vida), que no slo ocurre en lugares como Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia,
sino que aparecen sntomas en Europa y en el propio baluarte del mundo libre: Estados
Unidos, al traicionar los principios rectores establecidos por los Padres Fundadores
que produjeron la revolucin ms exitosa a favor de la libertad en lo que va de la
historia de la humanidad. As las cosas, decimos, se hace necesario proponer nuevos
modos de maniatar al Leviatn.
Hayek sugiere un procedimiento para el Poder Legislativo en el mismo tercer tomo de
la obra referida, Bruno Leoni lo hace para el Poder Judicial en su extraordinario libro
La libertad y la ley, pero en esta oportunidad quisiera recordar lo propuesto por
Montesquieu en Del espritu de las leyes. En el segundo captulo del Segundo Libro
consigna que El sufragio por sorteo est en la ndole de la democracia. Como nos han
enseado Ronald Coase, Harold Demsetz y Douglas North, los incentivos resultan
determinantes. Pues en este caso, como cualquiera podra ser gobernante, la gente
dejara de relatarse ancdotas irrelevantes sobre las personas de los candidatos y sus
entornos, para centrar su atencin en resguardar sus vidas y haciendas, ergo, limitar el
poder que es precisamente lo que se necesita puesto que el tema no es de hombres sino
de instituciones. Como nos ha enseado Popper en La sociedad abierta y sus enemigos
la pregunta de Platn sobre quin debe gobernar est mal formulada, la cuestin estriba
en implantar mecanismos para que el gobierno haga el menor dao posible.
Si esta propuesta de Montesquieu no satisface debe sugerirse otra pero no quedarse
anestesiado esperando un milagro, puesto que como ha dicho Einstein no es posible
lograr resultados distintos adoptando las mismas recetas. Entre los humanos nunca
habr un punto final al que llegamos en nuestros esfuerzos. Estamos inmersos en un
proceso evolutivo, estamos en ebullicin. Por eso me atrae tanto el lema de la Royal
Society de Londres: nullius in verba, es decir, no hay palabras finales segn un verso
de Horacio. Ernst Cassirer ha escrito que los politlogos del futuro mirarn nuestro
sistema poltico como mira hoy un qumico moderno a los alquimistas de la antigedad.
No hemos llegado a un desidertum ni llegaremos nunca en esta tierra, se trata de
minimizar costos sin pretender la perfeccin. Es necesario renovar los esfuerzos para
limitar el poder.
*
GP: Sugiero que al elucubrar mtodos para limitar el poder, no perdamos de vista las
prioridades. La denuncia debe ser ms severa con los regmenes en donde la
concentracin del poder es la norma, que con aquellos en los que hay dispersin del
poder, con todas sus imperfecciones.
Si no, caeremos en el principio del socilogo Daniel P. Moynihan, quien sostena que
la cantidad de violaciones de derechos humanos en un pas, es inversamente
proporcional a la cantidad de quejas sobre derechos humanos que se oyen en ese pas.
No es una ley inmutable, pero la ocurrente definicin refleja un aspecto destacable:
los Estados que ms violan los derechos humanos tambin ahogan la libertad de
expresin, y por ello las quejas provendrn habitualmente desde las zonas en donde es
posible protestar. Cuantas ms quejas haya en algn lugar, ms protegidos parecen estar
all los derechos humanos.
Lo menciono, porque usualmente pervierten su tarea los grupos supuestamente
defensores de los Derechos Humanos, como Amnista Internacional, que tienden a
criminalizar ms a las democracias que a las dictaduras.
Ahora bien: sin duda las democracias deben ser constitucionales, y las constituciones
deberan preservar los derechos de todos sus ciudadanos, justamente para que las
mayoras nunca los avasallen. El sistema es muy perfectible, pero puede corregirse
dentro de su propio marco. Y sigue vigente la mxima kantiana de que el hombre es
libre si slo tiene que obedecer a las leyes y no a las personas. Creo que este valor fue
un gran aporte del hebrasmo a Occidente.
Cuando vivimos bajo una ley para todos, y no sometidos a caprichos de gobernantes,
la condicin humana se enaltece.
Por el contrario, cuando se parte de la premisa de que el individuo es slo un medio
para servir a los fines sociales que seala el lder, siguen, tarde o temprano, la
intolerancia y la supresin del disentimiento. No se trata de un abuso del totalitarismo,
sino de su efecto inevitable.
Lo que lo distingue es la arbitrariedad, gran enemiga del progreso y del bienestar.
Charles Fourier proclamaba que la edad del retiro del trabajo deba ser los 28 aos;
Platn, que un Estado ideal deba tener 5040 establecimientos econmicos; Pol Pot, que
los camboyanos deban vivir en el campo; Ahmadinejad, que no hay homosexuales;
Castro, que el comercio es perverso.
As, Jean Charles Sismondi sostuvo, en Nuevos principios de economa poltica
(1819), que para evitar el desempleo haba que detener la introduccin de maquinaria
por medio de limitar la invencin. Inglaterra acababa de vencer, en los legendarios
bosques de Nottingham, a los ludditas, obreros textiles que, a fin de conservar sus
puestos de trabajo, destrozaban las mquinas telares de vapor.
Para evitar la arbitrariedad de las mayoras, la constitucin puede ser considerada
una distribucin del poder en el plano temporal. Las dictaduras, por el contrario, al
concentrar el poder en un autcrata, terminan haciendo que ste no deba rendir cuentas,
no solamente durante el perodo de su gobierno, sino nunca jams.
Para asegurarlo, se aseguran de que sus familias se perpeten en el trono, como los
Kim en Corea, los Castro en Cuba, o los Assad en Siria. Y necesitan echar mano al
mentado culto a la personalidad. Un caso notable fue Saparmurat Niyazov, dictador de
Turkmenistn por tres lustros, y cuyo libro era parte de los exmenes para obtener
licencia de conductor. Sus estatuas en oro engalanaban la capital.
Dira que son la antesala de la teocracia moderna. Como el Estado todopoderoso no
satisface las necesidades de sus ciudadanos, la nica manera de justificar su existencia
es atribuirle dones sobrenaturales. As es hoy el caso de Corea del Norte.
Cuando me toc disertar en Cuba, pude ver en la Universidad de La Habana los
mensajes de Castro colgados en las paredes, para recordar a todo estudiante que el
Gran Hermano es omnipresente.
Y en una reunin con profesores me permit hacer un chiste poltico con ojo
psicolgico, a fin de evaluar la reaccin de los presentes. Fue notable que necesitaran
unos segundos de silencio mirndose unos a otros, hasta que el primer audaz se
permiti rerse, y con ello legitim la sonrisa de la masa.
En pblico, la gente vacila porque nunca sabe qu se espera de ellos, y los errores se
pagan caros.
Todo ello es la consecuencia del exceso de Gobierno. Borges aspiraba, como Herbert
Spencer, a un Estado mnimo, que casi no se notara.
7 Chodorov y el nacimiento del Estado
La revolucin del ao 13 - El desempleo tecnolgico - La Guerra
de Iraq

BL: Sin duda, estimado Gustavo, que hay lugares peores que otros en cuando a las
restricciones a las libertades. Por supuesto que no es lo mismo Corea del Norte, Siria o
Cuba que Estados Unidos (respecto a tu comentario sobre el rgimen cubano y el miedo
es muy pertinente repasar la formidable documentacin compilada por Orlando Figes
en Los que susurran donde aparecen los diarios y anotaciones de gente aterrorizada
durante la era estalinista).
Pero desgraciadamente el problema del abuso del poder no se limita a esos pases (y
otros de claro perfil totalitario) sino que se filtra en lugares que otrora han sido
ejemplos de cordura. Estados Unidos es en ese sentido un caso especialmente delicado.
Viene en un lento plano inclinado desde la llamada revolucin del ao 13 en el que
Woodrow Wilson introdujo dos reformas constitucionales al efecto de imponer el
impuesto progresivo y la banca central.
Luego del interregno de Harding y Coolidge que intentaron revertir esa tendencia
socializante, apareci Hoover, y luego F. D. Roosevelt, que respectivamente
provocaron y alargaron la crisis de los aos treinta con regulaciones inauditas que
primero fueron objetadas por la Corte hasta que fue parcialmente invadida, perodo en
el que se incorporaron funcionarios radicalizados, se instauraron nuevas secretaras en
el contexto de un gasto pblico sideral, hasta que surgi el segundo Bush que elev la
relacin gasto/producto a los niveles ms altos de los ltimos ochenta aos.
Bush pidi cinco veces autorizacin al Congreso para elevar la deuda gubernamental,
que lleg al 73% del producto, gener un dficit fiscal que trep al 5% del producto.
Sus regulaciones llegaron a ocupar 75.000 pginas, con 39.000 funcionarios a nivel
federal para implementarlas; agrav notablemente los problemas financieros del
medicare y la mal llamada seguridad social (que para el 2017 no alcanzan todos los
impuestos nacionales a cubrir), se embarc en increbles guerras preventivas como la
patraa de Iraq que nada tena que ver con la masacre de las Torres Gemelas
(producida en parte porque una ley federal prohiba que la tripulacin estuviera
armada); provoc la burbuja inmobiliaria con polticas monetarias a todas luces
irresponsables, e incursion en lo que probablemente constituya la inmoralidad ms
grande de estos tiempos: los bailouts que financiaron a empresarios ineptos pero con
gran poder de lobby para arrancar recursos del fruto del trabajo de quienes no disponen
de esos aparatos ni contactos con el poder.
Obama agrav (y agrava) la situacin con nuevas y extendidas regulaciones elev el
gasto y la deuda (que ahora es del 105% del producto). Digo que esta situacin es
especialmente delicada porque buena parte del mundo libre se basa en Estados Unidos.
Lo que mencionas de la libertad de expresin es por cierto clave (personalmente lo
puede observar al responsable de la Comisin Federal de Comunicaciones de Obama,
Mark Lloyd, decir que era un admirador de Hugo Chvez por su valiente poltica con
los medios).
Lamentablemente, en muy diversas partes del mundo, los timoratos a los que te
referas antes, no son capaces de eliminar la peligrosa figura de las concesiones y
asignar derechos de propiedad al espectro electromagntico. En otros casos, vemos a
periodistas mendigar la cuota de publicidad del Leviatn en lugar de abogar por la
eliminacin de agencias oficiales de noticias impropias de una sociedad abierta, o
discuten sobre el articulado de una ley de medios cuando ese engendro es en su
totalidad el problema, y as sucesivamente. Parecera que se le pide al amo que alargue
la cadena, pero no cortarla.
Por eso digo que si no pensamos en procedimientos para restringir el poder como la
aplicacin de la idea de Montesquieu al Poder Ejecutivo, pronto estaremos escribiendo
un libro que se titule Autopsia de la democracia. Se menciona por doquier a los
derechos humanos, expresin que me resulta sumamente gelatinosa puesto que los
derechos no pueden ser sino humanos ya que no hay derechos vegetales, minerales o
animales.
Tu referencia a Sismondi y el desempleo tecnolgico me vuelve al tema laboral tan
incomprendido. La mquina libera trabajo para ser empleado en nuevas cosas que hasta
el momento eran inconcebibles precisamente porque el trabajo estaba esterilizado en
tareas que ahora puede encarar la mquina y la tecnologa en general. Ese fue el caso de
la locomotora a vapor luego de aparecido los motores diesel o el hombre de la barra de
hielo antes de la heladera. Si hoy se pudiera destrozar toda la maquinara existente no se
incrementar en nada el empleo, slo bajarn abruptamente los salarios.
Bien dices que la Constitucin es un instrumento vial para contener al poder. Esa fue
la idea desde los Fueros de Burgos y Len en el siglo XI y la Carta Magna de 1215,
pero hoy las constituciones se han transformado en una lista de aspiracin de deseos
como la anterior de Brasil en la que se estableca cul era la tasa de inters o la
propuesta de las huestes de Rafael Correa en la Asamblea Constituyente en Ecuador de
incluir el derecho al orgasmo de la mujer (mocin que afortunadamente no prosper,
no por las mujeres sino por la imbecilidad de ese pseudoderecho).
T vinculas con mucha razn a Borges con Herbert Spencer (en un aniversario Mara
Kodama me invit a pronunciar una conferencia en su Fundacin la que titul Spencer
y el poder: una preocupacin borgeana). En Otras inquisiciones, Borges escribe que
El ms urgente de los problemas de nuestra poca (ya denunciado con proftica
lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisin del Estado en los actos
del individuo.
*
GP: Quisiera reflexionar sobre dicha intromisin, pero permteme antes sealar mi
desacuerdo con respecto a la Guerra de Iraq de 2003. La de los Hussein fue una de las
tiranas ms atroces del siglo XXI. A esta altura, no hace falta demostrar su brutalidad y
su opresin del pueblo iraqu, que haba sido transformado, entre otras cosas, en un
enorme harem para uno de los hijos de la casta.
Entiendo que si se hubiera limitado a ser una cruel autocracia, podra objetarse la
intervencin militar extranjera. Pero adicionalmente el rgimen haca gala de sus
aspiraciones expansionistas y belicistas, y haba usado armas de destruccin masiva
contra su propia poblacin y contra sus vecinos. Durante el cuarto de siglo de gobierno
de Saddam, Iraq y sus vecinos casi no gozaron de un minuto de paz.
En un caso tan extremo, s corresponde un inicial apoyo extranjero para deponerlo, ya
que se trataba de una amenaza mundial. Pensemos en cunto se habra salvado si se
hubiera intervenido a tiempo contra Hitler.
Despus de esa intervencin inicial, los iraques pudieron continuar la batalla como
lo hicieron, y de hecho comenzaron a construir la primera democracia del mundo rabe.
Con todos sus problemas, hoy Iraq aspira a ser una sociedad pacfica, con instituciones
libres; su futuro es promisorio. Tambin sus vecinos se merecan ser liberados de la
amenaza de Saddam, y similar descripcin podra hacerse sobre Libia.
Creo que deberamos valorar que esos dos tiranos ya no estn. Obviarlo, y
minimizarlo ante la gravedad de los decretos que amplan el poder estatal en Occidente,
forma parte de ese sutil nacionalismo que mencion al comienzo, segn el cual las
crticas se descargan siempre contra los abusos en las democracias y eximen a los
peores enemigos de stas.
Con respecto a la intromisin del Estado en nuestras vidas, me gustara retrotraerme a
la cosmovisin bblica, que notablemente plantea al Estado como el resultado de la
debilidad humana, y no como un ideal. Al respecto, el libro de Samuel es un testimonio
nico. Constituye la narracin ms independiente de los libros histricos de la Biblia;
los otros son predominantemente religiosos; Samuel, por el contrario, es cabalmente
histrico, el mximo ejemplo de la epopeya en prosa, dedicado a la poca heroica del
nacimiento de la monarqua en Israel.
Danos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones. Y Samuel or al
Eterno, quien le respondi Escucha la voz del pueblo pues no te han
desechado a ti sino a M, para que no sea rey sobre ellos.
Estos celebrrimos versculos (I Samuel 8:7) narran el advenimiento de la monarqua
despus de un perodo semianrquico al que quisiera caracterizar. Cuando los antiguos
hebreos superaron su nomadismo, no necesitaron de un gobierno fuerte, y emergi un
sistema privativo del Israel antiguo: el de los llamados Jueces. stos eran lderes que
surgan con un cometido delimitado (la autodefensa) y cuya legitimidad para conducir
se desvaneca al cumplirse el objetivo.
Pero el pueblo reclam un rey, y esta urgencia es presentada como una afrenta a la
potestad divina. La monarqua surge como una transaccin y, en retrospectiva, el
sistema de los Jueces fue admirado por Martn Buber y Yejezkel Kaufmann, entre otros
pensadores.
Entre stos destaca el miniarquista Frank Chodorov, quien en 1959 reconoci en el
rol de Samuel y el cambio de gobierno como una pgina crucial de la historia humana
(en Nace un Estado, dcimo captulo de El ascenso y cada de la sociedad: ensayo
sobre las fuerzas econmicas que cimentan las instituciones sociales).
Chodorov abre con un elogio de los Jueces: En aquellos das no haba rey en Israel;
cada persona actuaba segn su propio criterio (17:6). Ser libre es actuar de acuerdo
con el criterio propio, a pesar de que hubiera controles sociales, y de que la vida en
grupo fuera ordenada por la tradicin y el liderazgo sin coercin.
Chodorov indica que este tipo de gobierno dur unos cuatro siglos, comparables a la
extensin de la repblica romana. Su emblemtico final se produjo, segn mencion,
cuando los ancianos de las tribus demandaron un rey.
Se pasaba del pastoreo a la agricultura, y la propiedad de la tierra haba cobrado una
importancia que haba faltado durante la gran migracin. Ya haban penetrado el
comercio, el capital y las transacciones financieras. La economa se haba
transformado.
El error de los antiguos israelitas al depositar la fe en el Estado, cre un yugo es
irreversible.
Samuel cedi ante la demanda popular: organiz la burocracia, la conscripcin en
lugar del voluntarismo; los funcionarios, una aristocracia estatal, y el gravamen; ungi a
Sal como rey. De inmediato comienzan las luchas palaciegas y la pugna por el poder.
En cierto modo, el profetismo que surgi un siglo despus fue una exhortacin a
regresar a los viejos principios originales.
8 De tiranas e intervenciones
Derrumbar a tiranos - Las instituciones absurdas - El "hombre
nuevo"

BL: Creo que el caso de Iraq debe ubicarse en el contexto de la tradicin


estadounidense de una Repblica y no de un imperio. Los Padres Fundadores incluso
desconfiaban de los ejrcitos permanentes y especficamente el general George
Washington insista en mantener a los Estados Unidos fuera de toda conexin poltica
con otros pases lo cual contemporneamente advirti el General Eisenhower en su
discurso de despedida como presidente sobre el peligro para la democracia y las
libertades del complejo industrial-militar (seguramente desengaado por como
termin la Segunda Guerra Mundial al entregarle las tres cuartas partes de Europa a
Stalin).
Tal como resumi John Quincy Adams Amrica [del Norte] no va al extranjero en
busca de monstruos para destruir. Desea la libertad y la independencia para todos. Es el
campen solamente de las suyas. Recomienda esa causa general por el contenido de su
voz y por la simpata benigna de su ejemplo de lo contrario podr ser la directriz del
mundo pero no ser ms la directriz de su propio espritu. Y en el caso de Iraq nada de
lo que se aleg al vincular al tirano Hussein a la masacre del 11 de septiembre y
colaterales fue cierto, tal como lo puso de manifiesto en detalle Richard Clarke, asesor
presidencial para temas de seguridad de Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo, en su
libro Against All Enemies. Inside American`s War on Terror.
Si se tratara de derrumbar a dspotas habra que bombardear medio planeta, pero los
fiascos que comenzaron con Vietnam y siguientes como el de Hait que sera digno de
una produccin cinematogrfica de Woody Allen si no fuera dramtica (incluso
primaveras rabes que se convierten en crudos inviernos) muestra que hay que ser
ms prudentes, y si se piensa que hay que salvar a un pas, la mejor receta es put your
money where your mouth is, en este caso reclutar ejrcitos mercenarios para proceder
en consecuencia pero no comprometer principios republicanos en un contexto de graves
violaciones a las libertades individuales (como, por ejemplo, con la llamada Patriot
Act y equivalentes). La hipocresa tampoco es un buen camino como cuando el gobierno
estadounidense financi y arm a Saddam Hussein en la guerra Iraq-Irn o la
financiacin a Bin Laden en la guerra rusa (ambos finalmente ejecutados por reducidas
operaciones comando).
Deben computarse los horrores de la guerra: hoy la agencia AP, en base a
documentacin del Pentgono, revela que durante el ao 2012 hubo en Afganistn 349
suicidios de soldados en servicio activo, ms que todos los muertos en combate durante
el mismo perodo en el mismo lugar. En todo caso, observo con enorme tristeza y
preocupacin que el entonces baluarte del mundo libre est siendo carcomido en sus
bases esenciales tal como lo refer telegrficamente en otra de mis entradas, para lo
cual ha contribuido la hemorragia de recursos humanos y materiales provocados por
fiascos guerreros que han incrementado sideralmente el gasto y la deuda que hoy
convierten a ese otrora gigante de la libertad en un pas semi-quebrado como muestran
exhaustivamente autores de la talla de Peter Schiff y John A. Allison.
Creo que para nuestra autopsia del socialismo resulta necesario considerar el avance
a pasos agigantados de una educacin lamentable en Estados Unidos en su territorio y
en el extranjero a travs de canales diplomticos y de absurdas instituciones como el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en cuanto al abandono de los
valores bsicos de la sociedad abierta tal como seala muy documentadamente Thomas
Sowell en Inside American Education. Esa es el arma ms contundente y no la fuerza
bruta que slo debiera utilizarse como directa defensa propia sin pretender la
construccin y reconstruccin de naciones segn la arrogante y poco feliz declaracin
de Condoleezza Rice ante el Congreso de su pas siendo Secretaria de Estado.
Es que como ha escrito Leonard Read, ha sido un error denominar gobierno al
monopolista de la fuerza durante la revolucin estadounidense del mismo modo que al
guardin de una fbrica no se lo denomina gerente general.
Es pertinente en este contexto repetir lo que he dicho en otras ocasiones sobre la
tortura en relacin a la lucha contra los asesinos terroristas. Cesare Beccaria, el
pionero del derecho penal, afirmaba que Un hombre no puede ser llamado reo antes de
la sentencia del juez [...] Qu derecho sino el de la fuerza ser el que de potestad al
juez para imponer pena a un ciudadano mientras se duda si es reo o inocente? No es
nuevo este dilema: o el delito es cierto o es incierto; si es cierto, no le conviene otra
pena que la establecida por las leyes y son intiles los tormentos porque es intil la
confesin del reo
Michael Ignatieff escribe que La democracia liberal se opone a la tortura porque se
opone a cualquier uso ilimitado de la autoridad pblica contra seres humanos y la
tortura es la ms ilimitada, la forma ms desenfrenada de poder que una persona puede
ejercer contra otra. Explica que la tortura no slo ofende al torturado sino que degrada
al torturador.
Tambin en la actualidad se recurre a las figuras de testigo material y de enemigo
combatiente para obviar las disposiciones de las Convenciones de Ginebra. Segn el
juez estadounidense Andrew Napolitano el primer caso se traduce en una vil tctica
gubernamental para encarcelar a personas a quienes no se les ha probado nada pero que
son detenidas segn el criterio de algn funcionario del poder ejecutivo y, en el
segundo caso, nos explica que al efecto de despojar a personas de sus derechos
constitucionales se recurre a un subterfugio tambin ilegal que elude de manera burda
las expresas resoluciones de las antedichas normas internacionales que se aplican tanto
para los prisioneros de ejrcitos regulares como combatientes que no pertenecen a una
nacin. Estas consideraciones hacen a un aspecto crucial de los antdotos contra el
socialismo.
*
GP: Amigo Alberto, en este punto disentimos, pero no quisiera detenerme porque
creo que dej bastante claro que no se trata de deponer a dspotas sino de poner
freno a algunos pocos de entre esos dspotas: los enloquecidos que amenazan al mundo
entero.
Afortunadamente, stos distan de ser medio planeta. El siglo XXI tuvo un slo caso
en Saddam Hussein, quizs dos si le agregamos a Gadafi. Y la leccin de su derrumbe
disuadir a los tiranos que perviven (que no son tantos) de lanzarse a aventuras
genocidas.
Adems, me parece sensato que un liberal tenga claro de qu lado debe estar ante una
guerra en la que combate una democracia frente a un tirano genocida que oprime a su
pueblo y masacra a los dems. Entre democracias, no hay guerras. Esto es as porque
cuando se nos permite a los hombres decidir nuestro destino, preferimos no matar ni
morir, a menos que sintamos que debemos repeler la agresin de los tiranos.
Si ello no nos queda claro, podemos caer en las entelequias en las que caa el
marxismo cuando frecuentemente se divorciaba de la realidad. Blandan el dogma, aun
en contra de la realidad concreta. Uno de sus delirios fue, precisamente, su antojo de
que el gobierno revolucionario cambiara por decreto la naturaleza humana.
El marxismo vea en la transferencia de los medios de produccin al Estado una
especie de redencin cuando, en rigor, se trata meramente de una medida burocrtica.
Cuando ella se produjera, argan, paulatinamente se acabaran la explotacin, la
plusvala, la alienacin, la desigualdad. Nacera un hombre nuevo. El Estado terminara
esfumndose y no habra ms conflictos. S que lo he simplificado mucho, pero se es
el mensaje sucinto. El mismo mensaje que escuchaba una y otra vez en mis aos de
bachillerato en el Carlos Pellegrini, cuando lo agitaban extasiados los militantes de
todas las agrupaciones estudiantiles.
Lo concreto es que, en vsperas de la perestroika, en los aos 80, con toda la
propiedad en manos del Estado durante siete dcadas, no slo no haban germinado
hombres nuevos ni se haba logrado el nirvana social, sino que haba serios indicios
de que los hombres de las sociedades socialistas eran mucho ms viejos que sus
hermanos de las sociedades capitalistas y que, adems de estar insatisfechos, vivan en
sociedades estancadas que no funcionaban bien.
Los indicadores son parecidos a los que pueden verificarse hoy en el nico pas que
sigue aferrado al dogma, Corea del Norte, o en aqullos que lo remedan. Para citar lo
ms ostensible: desabastecimiento energtico; estancamiento de la produccin
siderrgica; constantes averas y apagones en las plantas de generacin; un crecimiento
econmico per cpita nulo o negativo; la esperanza de vida en disminucin; dos tercios
del equipo agrcola inservibles; y una ineficiencia que causaba hambre.
Incluso las pocas veces en las que los abastecimientos eran precisos, y de pura suerte
se cumplan los resultados previstos en los clculos de produccin, igualmente se
generaba una letal escasez debida a los retrasos en la entrega, que causaban colas,
acaparamiento de productos y racionamientos ocasionales.
Es decir que las cosechas siempre resultaban ms pequeas de lo planeadas pero,
peor an, cuando el cereal, las papas, el azcar, la remolacha y las frutas finalmente se
obtenan, se echaban a perder antes de llegar a las tiendas.
Concretamente, el hombre nuevo signific, en la ya mencionada China, la muerte
por hambre de decenas de millones de personas; y en la Unin Sovitica, que en 1990
ms de cien mil aldeas carecieran de lnea telefnica. No haba fotocopiadoras,
computadoras, instrumentos indispensables para la logstica de una economa moderna.
Este desastre de las telecomunicaciones no era slo el resultado de la ineficiencia.
Por si sta no hubiera sido suficiente, la estructura de poder sovitica impeda el
intercambio rpido de informacin porque requera la censura previa del partido.
La cada final era previsible porque la asignacin de recursos en las sociedades
socialistas era psima, y eventualmente sus economas terminaban destruidas. Por
ejemplo, los bonos e incentivos concedidos a las empresas se determinaban por el
nmero de trabajadores empleados, lo que condujo a la contratacin de grandes
cantidades de obreros innecesarios. El sobreempleo era, en efecto, un aspecto del
despilfarro.
El otro aspecto era que las cuotas de produccin se fijaban nicamente en trminos
cuantitativos, lo que daba lugar a la produccin de artculos de muy baja calidad, y al
engao constante acerca de lo producido. Las empresas ms subsidiadas eran siempre
las peores, las que ms dilapidaban recursos. Ello generaba una creciente corrupcin,
en la que todo empleado esconda algo debajo del mostrador, para sus amigos o
parientes, o para soborno.
En mayo de 1988, cuando aparecieron en Rusia los primeros pimpollos de
autocrtica, el diario Pravda public un artculo que resuma as la condicin de la
economa socialista: Ni uno slo de los 170 sectores esenciales de la economa ha
cumplido ni una sola vez con los objetivos de los planes trazados durante los ltimos
20 aos... esto trajo una reaccin en cadena de desequilibrio que ha llevado a una
anarqua planificada...
9 Gandhi, Roosevelt y Ayn Rand
Ficciones sobre el futuro - La kakistocracia - El recurso de las
armas

BL: S, por lo visto disentimos en este punto neurlgico, Gustavo, sobre lo que es la
verdadera defensa de la sociedad abierta a que se referan los Padres Fundadores y sus
continuadores del presente (por el momento, lamentablemente, en minora)
Reitero lo que escrib en otra oportunidad. Se presentan casos mltiples en los que
escritores de ficcin aciertan mucho ms respecto del futuro que los ampulosos comits
gubernamentales constituidos y financiados con los recursos de los contribuyentes al
efecto de pronosticar los sucesos por venir. Tales han sido los casos, por ejemplo, en
materia tecnolgica de Julio Verne o H. G. Wells en el pasado o de Asimov o Carl
Sagan ms contemporneamente y, en temas sociales, las novelas revestidas de un
impresionante realismo, por orden de aparicin: The New Utopia de Jerome K. Jerome,
We de Yevgeny Zamyatin, The Lonely Crowd de David Reisman y, posteriormente, las
clebres composiciones de Huxley y Orwell.
El caso de Taylor Caldwell hoy sobresale por su actualidad: presenta un peligro
enorme si su prognosis fuera correcta (como hasta ahora lamentablemente parece serlo
en Estados Unidos) en su novela que lleva el mismo ttulo de una de Morris West: The
Devil`s Advocate. El eje central de esta novela -escrita en 1952, repito y subrayo: en
1952- plantea la grave situacin estadounidense en que ese pas que en su ficcin
(ficcin?) se vuelve socialista y, entre muchas otras cosas, escribe que
Siempre haba una guerra. Siempre haba un enemigo en alguna parte del
mundo que haba que aplastar [] Denle guerra a un nacin y estar contenta
de renunciar al sentimiento de libertad [] En los das en que Amrica [del
Norte] era una nacin libre, sus padres deben haberles enseado la larga
tradicin de libertad y orgullo en su pas. Sus profesores tienen que haberles
enseado, y sus pastores, sus rabinos y sus sacerdotes. La bandera, en un
momento, debe haber significado algo para ellos. La Constitucin de los
Estados Unidos, la Declaracin de la Independencia: seguramente habra
entre ellos quienes recordarn. Por qu entonces permitieron que la
Constitucin se pusiera fuera de la ley? Por qu desviaron sus miradas
cuando sus artculos, uno por uno, fueron devorados por las ratas? No hubo
una sola hora en la que se sublevaron como hombres en sus corazones y
levantaran la voz en protesta? [] Todo empez tan casualmente, tan fcil y
tantas palabras grandilocuentes. Comenz con el uso odioso de la palabra
`seguridad ` [] Por qu han estado tan ansiosos de creer que cualquier
gobierno resolvera los problemas por ellos, los cuales haban sido resueltos
una y otra vez tan orgullosamente por sus padres?.
Esto me parece es ms cercano a la realidad que un cuadro idlico en el que hay
buenos que liquidan la maldad cuando en verdad estn exterminndose por dentro los
as llamados buenos, adems de los fiascos que producen en los lugares que invaden.
Estimo que en gran medida, en la actualidad, los gobernantes de Estados Unidos estn
equivocando el blanco. Lo ilustra, entre tantos ejemplos, Cass R. Sunstein, nada menos
que el mximo responsable de la Oficina de Informacin y Asuntos Regulatorios de la
Casa Blanca en su ltimo libro con el muy sugestivo ttulo de The Second Bill of
Rights: FDR`s Unfinished Revolution and Why We Need it More than Ever.
Como es sabido, es en la poca de ese Roosevelt en la que participaron en el gabinete
socialistas radicalizados, incluyendo el agente sovitico que actuaba como Secretario
de Estado: Alger Hiss (y esto ltimo para nada significa avalar reprobables cazas de
brujas: es simplemente que, igual que cuando en una empresa un funcionario se
compromete a no pasarle datos a la competencia, cuando un burcrata jura fidelidad a
una causa no desliza informacin secreta a la parte contraria. Es un tema de decencia).
*
GP: Es un tanto idlica la hiptesis de que, con la excusa de evitar caer en el
maniquesmo, habra que olvidarse de que el mal existe. O eludir nuestra obligacin de
defendernos de l. Con ese criterio, aun podramos objetar la invasin norteamericana a
Normanda en 1944, considerndola una intromisin en batallas ajenas. Ms todava:
vale evocar al respecto una segunda obra, menos conocida, de quien ya hemos
mencionado como creador de una de las mximas ficciones modernas acerca de las
lacras del totalitarismo: George Orwell.
En 1949 escribi un ensayo titulado Reflexiones acerca de Gan-dhi, en el que
sostiene que Gandhi nunca percibi la naturaleza brutal del totalitarismo, y por ende
supona toda lucha como una extrapolacin de su propia disputa contra el imperio
britnico. As escribe Orwell:
Con respecto a la ltima guerra, una pregunta que todo pacifista tena una
clara obligacin de responder era: Y qu de los judos? Est usted dispuesto
a que se los extermine? Si no lo est, cmo propone usted que se los salve sin
recurrir a la guerra?
Debo decir que nunca escuch una respuesta honesta a esta pregunta por
parte de un pacifista occidental; s escuch muchas evasivas. A Gandhi se le
pregunt algo similar en 1938 y su respuesta est incluida en Gandhi y Stalin
de Louis Fischer: Los judos alemanes deban cometer suicidio colectivo, lo
que habra levantado al mundo y al pueblo alemn en contra de la violencia de
Hitler.
Despus de la guerra, Gandhi se justific: los judos haban sido de todos
modos asesinados, as que podran haber muerto de modo significativo.
Hay momentos extremos en los que empuar las armas es la nica respuesta de un
hombre con los pies en la tierra. Lamentablemente, aun no hemos arribado a la poca de
la humanidad en la que siempre podamos prescindir de la fuerza para protegernos.
Confo en que esa poca llegar, pero soy consciente de la que nos ha tocado vivir.
La pregunta, a los efectos de nuestra autopsia, es si el totalitarismo genera
necesariamente que los peores se coloquen a la cabeza, o si es una cuestin de suerte, o
si acaso depende de la idiosincrasia de cada pas y poca. Nuestro comn amigo Jorge
Luis Garca Venturini sola llamar kakistocracia (el gobierno de los peores) a esa
tendencia de los colectivismos de encumbrar a la escoria de la sociedad.
Tambin en este asunto podemos volver a Hayek. El captulo dcimo de Camino de
servidumbre enumera los tres motivos de la kakistocracia que se apodera de los
diversos socialismos, a saber: Que para cumplir con la meta de homogeneizar la
sociedad, hay que descender a los niveles sociales ms bajos; que la gente ms atrada
por esta igualacin impuesta, no es la que tiene slidos principios; y que es ms fcil
ponerse de acuerdo en torno de un programa negativo que de uno creativo.
La novelstica de Ayn Rand recoge magistralmente esa idea. En trminos generales,
narra la lucha de un individuo que, apoyado en el amor de su mujer, consigue hacer
prevalecer la justicia en un medio hostil. Es una oda al triunfo del bien, logrado por el
espritu humano en libertad.
Quisiera mencionar tres novelas determinadas, a modo de recomendacin a nuestros
lectores. Vivir! (1938) muestra los efectos devastadores del colectivismo sobre el
espritu humano; el protagonista supera la apata de quienes no se atreven a pensar por
s mismos y se someten al ubicuo comandante.
El manantial (1943) exalta la creatividad: el protagonista Howard Roark es el
innovador que se niega a sacrificar su obra a los burcratas, mientras su rival Ellsworth
Toohey, encarna al oportunista inservible que no tolera el xito ajeno, y siempre
procura cosecharlo para s, en nombre del bien comn. El individualismo se yergue
frente al colectivismo, y hombre ideal es el independiente, ntegro y con autoestima.
La obra mxima de Rand, La rebelin de Atlas (1957) lleva el esquema de la anterior
al plano de la sociedad en su conjunto: los genios productivos se enfrentan a quienes
viven a costa de esa creatividad amparados en la masa y en la violencia. Estos ltimos
bregan por altos impuestos, sindicatos fuertes, propiedad pblica, gasto y planificacin
gubernamental, regulacin y redistribucin de ingresos.
Hay un motor de la civilizacin: el pensamiento independiente, que emerge en
sociedades que estimulan la curiosidad, las dudas, el estudio, la innovacin y el humor;
y que florece en mbitos en los que crecen hombres libres sin miedo de equivocarse ni
de expresarse.
10 Estalinistas y trotskistas
Cundo se justifica una invasin - Marxismo moderado- Ron Paul

BL: Descuento que cuando escribes no te refieres a mi hiptesis en cuanto a


olvidarse del mal. Tal vez sea superfluo decir que mi ocupacin y preocupacin es el
enorme mal -dao- que se autoinflige el pas que al que admiro sus tradiciones, en el
que tengo tantos amigos y en el que estudi en el colegio y en estudios de posgrado.
Gandhi era un xenfobo que fue claramente contradicho por Tagore y tuvo la suerte de
enfrentarse con los ingleses y no con nazis y soviticos situacin que hubiera terminado
con su pacifismo (y con l). De todos modos, en lneas generales, no es del todo
descartable para todos los efectos su reflexin en cuanto a que si todos aplicamos el
ojo por ojo nos quedaremos ciegos. Sin embargo, el derecho a la defensa propia es
esencial por ello he escrito tanto sobre la importancia de la tenencia y portacin de
armas inscriptas en la Segunda Enmienda de la Constitucin estadounidense (que ahora
est en entredicho).
Una cosa es la defensa propia y otra bien distinta es la invasin a otros pases para
construir naciones mientras se desangra la propia. Cuando viva en Guatemala,
particip activamente junto con Manuel Ayau, el fundador de la Universidad Francisco
Marroqun, en varias acciones para denunciar pblica y enrgicamente la poltica
devastadora del gobierno de Estados Unidos en Centroamrica, lo cual consigno
detalladamente en mi libro Estados Unidos contra Estados Unidos editado por el
Fondo de Cultura Econmica. Basta consignar aqu para ilustrar en cpsula mi punto
que la referida casa de estudios, establecida para contrarrestar la influencia socialista
de otras universidades de la regin, fue fulminada por destacados personeros del
Departamento de Estado siendo embajadora de EEUU en Guatemala Prudence Bushnell,
lo cual relat Mary OGrady en el Wall Street Journal del 3 de agosto de 2001 bajo el
ttulo de A Guatemalan Free-Market Reformer Is Under Fire From US, mientras el
embajador de EEUU ante El Salvador, Robert E. White, declaraba el mismo da en que
fuera confirmado por el Senado de su pas que en su gestin apoyara a los que con
pasin son de izquierda y James Cheek, a quien conoc como embajador
estadounidense en Argentina, siendo Secretario de Estado para Asuntos de Amrica
Central le escribi a la autora y periodista Virginia Prewett que la poltica correcta
para Amrica Central es imponer un marxismo moderado.
Por situaciones como las referidas es que estimo indispensable introducir
limitaciones al poder adicionales a las hasta las ahora imaginadas al efecto de
preservar la democracia, especialmente en pases como los Estados Unidos, de lo
contrario las coaliciones y alianzas terminarn por imponer un rgimen contrario a la
libertad y a los sueos y desvelos de los Padres Fundadores.
Puede con todo rigor considerarse un continuador de las mejores tradiciones
estadounidense el ex candidato presidencial en estas ltimos elecciones
norteamericanas Ron Paul que suscribe todo lo que he puesto de manifiesto en este
intercambio epistolar en materia militar y conexos. Paul es el que cont con el mayor
apoyo electoral de militares en retiro y en actividad en relacin a todos los otros
candidatos juntos. Es de gran inters leer su ltimo libro titulado Liberty Defined,
dicho sea al pasar dedicado a mis maestros Mises, Hayek, Rothbard y Sennholz.
*
GP: El lmite entre la defensa propia y la invasin a otros pases no siempre es
categrico. Para sumar un ejemplo ms actual al que propuse de la Segunda Guerra
Mundial, recordemos que despus del 11S el Gobierno talibn de Afganistn segua
cobijando a los perpetradores de los atentados en Nueva York. Sera muy tendencioso
presentar la consecuente invasin a Afganistn como el resultado de un mero impulso
agresivo por parte del presidente Bush.
Permite que amplie la cuestin al dilema de cundo se justifica una invasin.
En mi opinin, no corresponde si su objetivo se reduce a deponer un rgimen
dictatorial. Verbigracia, Arabia Saudita est gobernada por una estructura tribal
premedieval. All no hay elecciones, ni reales ni simuladas. No hay derechos humanos
sino concesiones de la casa real a sus sbditos. No hay libertades mnimas, y la nica
religiosidad legal es la islmica. Dore Gold, en El reino del odio (2003), rastrea los
orgenes y expansin del wahhbismo saud, que considera infieles a los cristianos,
judos, paganos, ateos, y a un noventa por ciento de los propios musulmanes.
Exportan imanes y financian colegios en cien pases a fin de reclutar jvenes que se
adhirieran a la versin ms extrema del credo en las naciones ms diversas. Miles de
mezquitas se han construido durante la ltima dcada por todo el mundo, desde Buenos
Aires a Andaluca, con el dinero ilimitado que la familia saud obtiene de la venta del
petrleo.
Con la subida de los precios petroleros en 1973, la fastuosa acumulacin de dinero
canaliz la radicalizacin del Islam que se ha hecho sentir en los ltimos cuarenta aos.
Ha generado una generacin de islamistas menos motivados por la fe islmica que por
la destruccin de los logros de Occidente contra los que no pueden competir.
Por todo ello, deb rechinar los dientes cuando en 2009 vi al actual presidente
norteamericano reclinarse ante el rey saud. Era casi ofensivo que la cabeza de la
mayor democracia rindiera pleitesa al autcrata de un Estado opresor y misgino.
Reflejaba la tpica poltica exterior de izquierda, de flirtear con la ultraderecha.
Aunque esta terminologa no termina de convencerme, en esto es clara: les cabe a los
regmenes que se imponen por la fuerza con un mensaje casi mstico (religioso o
racial), y estn dispuesto a exportarlo violentamente.
En 1939 la izquierda se asoci al rgimen monstruoso, y la izquierda de 2013 remeda
aquella infamia. Condonan a la ultraderecha porque, ms que nada, detestan las
libertades individuales.
Sin embargo, aun habiendo dicho esto, sera un abuso invadir la pennsula arbiga
para liberar al pueblo saud de sus tiranos. El caso en el que la invasin tendra sentido
sera si la casta de los Sad acumulara armas de destruccin masiva para invadir otros
pases. Si as fuera, sera ingenuo o malicioso dejar al mundo a merced de la furia
agresora escudados en un prurito aislacionista.
Esta opcin es relevante hoy en da con respecto al Irn de los ayatols. Que el
rgimen decapite y flagele no es causa suficiente de que se les invada el pas. Pero no
lo es el hecho de que aspire a tener armas atmicas, mientras proclama abiertamente
sus intentos de borrar a un Estado del globo? Me parece que esta pregunta es similar a
la que formularon a Mahatma Gandhi.
En este contexto, amigo Alberto, tu mencin de Ron Paul es ilustrativa de cierta
diferencia en nuestras posiciones. He seguido con atencin las elecciones primarias del
Partido Republicano de los EEUU. De los siete candidatos que debatieron a fines de
2011 (Michele Bachmann, Herman Cain, Newt Gingrich, Ron Paul, Rick Perry, Mitt
Romney y Rick Santorum) todos me resultaron convincentes menos Ron Paul.
Su poltica exterior se asemeja ms a la de la izquierda del Partido Demcrata. Ron
Paul desestima los verdaderos y reales peligros que acechan a nuestra civilizacin, con
la excusa de que no caigamos en una inexistente islamofobia. Como si no desear que la
shara rija nuestras vidas fuera en algn sentido una expresin de odio hacia los
musulmanes.
Curiosamente, me recuerda a los trotskistas en el campo de la izquierda. Los conoc
de cerca en mis aos secundarios y universitarios, incluso le a varios de sus idelogos,
como Nahuel Moreno.
Debo confesar que, con lo desagradables que me resultaban los estalinistas (muy
desagradables), tenan la ventaja de que daban ejemplos concretos de dnde, segn
ellos, las cosas marchaban bien: en Europa Oriental, Corea del Norte y Cuba. Haba
que ser vil o porfiado para seguir defendiendo lo indefendible, pero el caso estaba all
para ser analizado.
En contraste, los trotskistas no atinaban a ejemplificar sus postulados ni con un slo
milmetro cuadrado de este planeta en el que se cumplieran. Haba que resignarse
debatir con entelequias y delirios.
Por ello me sent ms cercano a los otros seis candidatos, liberales con los pies en la
tierra, que pueden reivindicar sin complejos a Margaret Thatcher y a Ronald Reagan, y
a partir de una base real dedicarse a mejorar nuestra especie.
11 La banca central
Atropellos de los EEUU - El salvamento de los bancos - El
anarcocapitalismo

BL: Precisamente, las facciones en pugna en Arabia Saudita e Iraq con Bin Laden y
sus secuaces es otra de las explicaciones por las que Hussein rechazaba Al-Qaeda en
su territorio por lo que, una vez ms, se revela que los miserables asesinatos
perpetrados en 11 de septiembre no estaban vinculados a Iraq y, por tanto, el motivo
alegado para la invasin preventiva careca de sustento.
Por otro lado, Gustavo, la incursin en Afganistn (y muchas otras), no fue realizada
segn los cnones republicanos de la declaracin de guerra por el Congreso y, por otro,
y ahora hablo en general respecto a casos similares, las operaciones comando contra
blancos especficos (siempre que se haya iniciado una accin agresiva concreta, lo cual
enmarca la respuesta en la defensa propia) ha demostrado ser ms efectiva que colocar
miles de soldados en lugares que producen infinidad de daos colaterales y bajas en
las tropas estadounidenses.
James Bovard en las casi quinientas pginas de su obra Terrorism and Tyranny
Trampling Freedom, Justice and Peace to Rid the World of Evil, pone de manifiesto
los inaceptables atropellos del Leviatn estadounidense en nombre de la seguridad.
Sigue la reflexin de Franklin en el sentido de que aquellos que renuncian a libertades
esenciales para obtener seguridad, no merecen ni la libertad ni la seguridad. A esto se
agrega la inaudita y catastrfica guerra contra las drogas que, como ha destacado en
repetidas ocasiones Milton Friedman, ha contribuido a liquidar libertades de inocentes
en un camino de fracasos estrepitosos e incremento exponencial del problema debido a
los mrgenes operativos colosales que la prohibicin engendra.
En otros trminos, sin perjuicio de condenar las horrendas tiranas del planeta, me
preocupa muy especialmente lo que viene ocurriendo en Estados Unidos porque si se
sigue desmoronando el corazn del American way of life el resto del mundo entrar en
un cono de sombra difcil de revertir. Por ello es de tanta trascendencia lo lamentable
que viene ocurriendo en materia educativa que mina los pilares de ese gran pas junto a
regulaciones crecientes y un gasto, una deuda y un dficit descontrolados en el contexto
de un sistema bancario endeble.
Esto ltimo es especialmente preocupante en estos momentos aunque que el mundo
viene navegando en este sistema de hace tiempo. Me refiero al sistema bancario de
reserva fraccional manipulado por la banca central. Ese sistema hace que el esquema
bancario y financiero opere en la cuerda floja: frente a cada cambio en la demanda de
dinero se pone al descubierto que se est en un estado de insolvencia permanente.
Como sabes, hay un debate que viene desde hace unos cincuenta aos y promete seguir
por otros cincuenta entre los partidarios de la reserva total y el free banking, pero
cualquiera de las dos posiciones es inmensamente mejor que el sistema actual. Despus
vienen los barquinazos y se le echa la culpa a un capitalismo inexistente.
*
GP: En efecto, el debate que sealas agita a las fuerzas liberales. Se agit
especialmente durante la crisis de 2008, en torno del salvamento de los bancos por
parte de la administracin Bush.
Los argumentos que esgrimieron los opositores era su pavloviano (y sano) rechazo a
cualquier intervencin estatal. Se oponan por los mismos motivos que se opondran al
socorro estatal a cualquier empresa.
Hubo, empero, quienes entendieron que el sistema bancario en su conjunto excede
cualitativamente el de una empresa, ya que afecta substancialmente a toda la economa y
no slo a sectores de ella.
Desde que naci el sistema financiero moderno, los bancos centrales cumplen la
funcin de asegurar la estabilidad monetaria en su conjunto. Por lo tanto, no haber
intervenido en una situacin tan crtica habra implicado traicionar su cometido
esencial.
Obviamente no todos los bancos centrales tienen xito, pero algunos s, como el
gobernador del Banco Central de Israel, Stanley Fischer, quien por casi una dcada
evit que la economa del pas tambaleara como las de Europa.
Con todo, se sabe que hay diversas iniciativas que pretenden cancelar la figura de la
banca central, ninguna de ellas de aplicacin fcil y rpida. La ms extrema de ellas es
posiblemente la de Murray Rothbard y la reserva total, cuyo sustrato es la ideologa
del anarcocapitalismo y no la del liberalismo clsico. Me permito agregar, Alberto, que
acaso parte de nuestras diferencias tenga que ver con esa lnea divisoria.
Los anarcocapitalistas ven en la banca libre una suerte de intervencionismo estatal.
Pero disienten con ello liberales de la talla de nada menos que Ludwig von Mises,
quien en su obra magna La accin humana (1949) la presentan como un instrumento
para dar seguridad a la economa de mercado en su conjunto contra posibles crisis y
depresiones. No como el anarcocapitalismo, que presupone un sistema econmico
idlico en el que nunca hay crisis. Un liberalismo realista defiende la banca libre
porque no elude la posibilidad de crisis en el sistema.
Debe intentarse que sean infrecuentes, pero teniendo en cuenta que la economa es
imperfecta como todo lo humano.
Lo inadmisible es que de las crisis se culpe al capitalismo, que sera como acusar al
cuerpo por las enfermedades. Quien siempre est dispuesto a las crticas felinas contra
la economa libre debera empezar por admitir los gigantescos logros que la misma ha
producido en el progreso de la humanidad. Es irrefutable que el capitalismo, en estos
casi tres siglos, ha permitido la expansin de la riqueza a un nivel indito en la historia
humana. Sus fenomenales xitos saltan a la vista.
Es triste que se lo perciba como el causante de los males de nuestro mundo, cuando en
rigor esos males lo preceden en mucho y, en general, el capitalismo los ha enmarcado
de un modo ms productivo. El capitalismo es tan importante que blanquear su nombre
es una tarea que debe llevarse a cabo de tanto en tanto.
En contra de la sensacin generalizada, el capitalismo no es el gobierno de los ricos
sino el gobierno del mercado o la competencia. Y puede sorprender, pero la
competencia es la gran enemiga de los ricos. Ella promueve la dispersin del poder,
empuja hacia una situacin en el que ningn factor tiene tanto poder como para fijar las
reglas de juego. El paraso de los poderosos es precisamente un mercado basado en la
planificacin y el intervencionismo no en la competencia. Es mucho ms fcil influir
sobre las reglas de juego, que jugar el juego en s.
Para peor, sostener ante l el marxismo, es aferrarse a una teora que jams se tradujo
en xitos reales. Del mismo modo en que uno puede insistir en que el espiritismo es
cierto, y que los OVNIS nos visitan. Lo que nunca podra argumentar que esas ideas son
racionales, y mucho menos cientficas.
12 Las races del liberalismo
El problema de la banca central - Las races liberales - Chvez

BL: Muy jugosa tu ltima entrada, Gustavo. En primer lugar, me parece de inters
sealar que desde mi perspectiva y, lo que es ms relevante, desde la perspectiva de
Hayek, Friedman y muchos otros economistas de gran calado, la banca central es el
problema no la solucin.
Hayek escribi todo un libro (La privatizacin del dinero) para explicar la
conveniencia de que las personas elijan los activos monetarios con que operarn y
termina diciendo que espera que no transcurran otros doscientos aos en reconocer la
importancia de separar al gobierno del dinero, tal como se demor en reconocer la
importancia de la separacin entre la religin y el aparato estatal.
Por su parte, Friedman -quien ha tenido varias posiciones en materia monetaria- en su
ltimo libro sobre temas monetarios (Money Mischief) escribe que el dinero es un
asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de banqueros centrales y antes, en
sus conferencias en Israel (publicadas en Moneda y desarrollo econmico), afirma:
Llego a la conclusin de que la nica manera de abstenerse de emplear la inflacin
como mtodo impositivo es no tener banco central. Una vez que se crea un banco
central, est lista la mquina para que empiece la inflacin.
Es que la banca central est siempre embretada entre tres caminos posibles: expandir,
contraer o dejar la masa monetaria congelada. Cualquiera de las tres decisiones que se
adopten inexorablemente alterar los precios relativos respecto de lo que hubieran sido
de no haber mediado la aludida intromisin. Y el distorsionar los nicos indicadores
con que cuenta el mercado conduce al despilfarro de los siempre escasos recursos, lo
cual necesariamente se traduce en empobrecimiento.
No hay salida posible con la banca central, ni siquiera tiene sentido que proceda
independientemente situacin que significa que sus directores no reciben instrucciones
de la secretara del ramo, del Parlamento o de la presidencia o del primer ministro: en
ese caso se equivocar independientemente puesto que, si tienen las facultades de una
banca central, sus ejecutivos se encuentran sin salida y frente a los tres caminos antes
sealados con las mismos consecuencias.
En cuanto al sistema de reservas bancarias, me detuve a analizar las ventajas del free
banking en varios de mis trabajos pero ltimamente, hace un par de aos, en el libro
publicado por la Universidad del Desarrollo en Chile que titul Jean Gustave
Courcelle-Seneuil. Dos debates para el mundo de hoy.
Entre otras cosas destaco que no hay fundamentos morales, jurdicos ni econmicos
para bloquear arreglos contractuales libres y voluntarios entre un banco y toda su
clientela al efecto de mantener un encaje parcial (y como contrapartida, por ejemplo, se
ofrece no cobrar comisiones por los depsitos a la vista). Desde luego que los
depsitos a plazo fijo siempre tienen encaje cero.
Por su parte Mises, si bien al comienzo de su carrera ha manifestado otras variantes,
en su ltimo escrito sobre el particular (en el agregado de 1954 a su The Theory of
Money and Credit) recomienda la reserva total cuando concluye que su propuesta de
reforma monetaria y bancaria significa un rgido 100 por ciento de reserva. Hayek, en
sus primeros escritos, ha propuesto lo mismo (en Monetary Nationalism and
International Stability) suscribiendo la posicin de Henry Simons.
Tanto Mises como Hayek y sus continuadores explicaron exhaustivamente la ahora tan
difundida (y no siempre bien comprendida) teora del ciclo econmico, que las crisis
slo ocurren como consecuencia de la intervencin gubernamental, especialmente
respecto a aquel precio tan delicado cual es la tasa de inters. Este precio muestra la
relacin consumo presente-consumo futuro en el mercado (si nos consumimos hoy todos
nuestros ahorros nos moriremos por inanicin maana y si ahorramos todo para el
futuro, nos moriremos hoy por inanicin). Al desfigurar la tasa de inters, por ejemplo a
la baja, se est pasando la seal que existe ms ahorro disponible del que en realidad
existe y se tornan artificialmente rentable inversiones que son en verdad
antieconmicas, lo cual provoca primero el boom y luego el crack. Por otro lado, las
fluctuaciones son inherentes al proceso de mercado, producidos por cambios en los
gustos y preferencias.
No puede denominarse capitalismo a un cuadro de situacin en el que los gobiernos
intervienen en prcticamente todos los terrenos afectando las autonomas individuales.
Bien dices que el capitalismo no es de ricos, es impersonal, no importa al color de la
piel, la religin, el patrimonio o la ubicacin geogrfica, el asunto clave es que en un
mercado libre los recursos se asignan segn sea la capacidad de cada cual para atender
las necesidades de su prjimo y, as, como una consecuencia no querida, se favorece a
todos pero muy especialmente a los ms necesitados debido al incremento en las tasas
de capitalizacin.
Por ltimo, sostengo que la expresin anarcocapitalismo encierra dos conceptos
mutuamente excluyentes puesto que la anarqua segn el primero en utilizar el trmino
(William Godwin) significa ausencia de normas lo cual es absolutamente imposible
para la cooperacin social. Por esto es que he sugerido la expresin autogobierno
para ofrecer un marco al frtil y sofisticado debate que se viene desarrollando sobre
asimetras y externalidades.
En todo caso, como he dicho antes en nuestro intercambio, si queremos sobrevivir a
los embates del momento es indispensable pensar en procedimientos adicionales para
sujetar al Leviatn puesto que ningn liberal de ninguna poca sostuvo que se ha
llegado a una meta final en el azaroso trayecto de prueba y error en el que estamos
embarcados los humanos, al efecto de reducir en algo nuestra ignorancia.
*
GP: Qu inspiradora tu definicin del azaroso trayecto humano de prueba y error
para sujetar al Leviatn. A veces intento imaginar cul es el momento en el que
comenz ese maravilloso sendero.
Las races de las ideas liberales se nutren de milenios de afirmar al individuo y su
autonoma, en contra de la horda y de la opresin. El Cro-Magnon viva bajo el imperio
del miedo, que persisti durante miles de aos. El proceso de distincin de los
individuos, y de sus potencialidades y derechos, fue parte del empinado ascenso
civilizador.
El jefe de la horda lo resista, porque quera conservar su poder. En buena medida,
hoy ha sido heredado por las cabezas de las sociedades totalitarias, cuyos miembros
siguen en buena medida sometidos al temor de la fuerza bruta.
El jefe de horda castiga las particularidades de la personalidad, y el individuo no
puede sino autodiluirse en la masa, que es un mecanismo de defensa para que su
creatividad no sea reconocida en la sociedad totalitaria y no despierte recelos. El
totalitario puja para que el hombre no abandone el cepo del miedo que despierta en l
la fuerza bruta.
En la modernidad, el comienzo de la decadencia social se da a partir de que
planificadores sociales intentan retrotraernos a un estado de igualdad artificial entre los
seres humanos, en el que en realidad un grupsculo se imponga a la tribu bajo su gida
y gua, justificndola con el criterio de una misma raza, clase social, religin o partido
poltico.
La igualdad bajo el jefe forma parte del imperio del miedo, y por ello una de las
contrafuerzas que ms persistentemente aminoran el progreso es la obsesin en regresar
a una situacin de igualdad con un lder a la cabeza, a modo tribal. En todos los casos
la cabeza se siente por encima del resto, iluminada para conocer sus intereses y
defenderlos.
Hay quienes retrotraen la lucha por la libertad humana al Renacimiento, y podramos
cifrarlo en quien compusiera una especie de himno a esa era gloriosa, Juan Pico della
Mirandola. Su apasionada Oracin de la dignidad humana (1486) comienza
preguntndose cul es el espectculo ms maravilloso del mundo, y responde ms o
menos:
no hay nada ms esplndido que el ser humano por la agudeza de los
sentidos, por el poder indagador de la razn y por la luz del intelecto, por
ser intrprete de la naturaleza, intermediario entre el tiempo y la
eternidad y, sobre todo, porque mientras la naturaleza de los otros seres
est constreida por leyes prescriptas, el hombre determinar su propia
naturaleza segn su propio arbitrio. Oh, suma y admirable la suerte del
hombre, al cual le ha sido concedida la libertad, para obtener lo que desee y
ser lo que quiera!
Podramos viajar a dos milenios antes an, a otra invocacin protoliberal: la elega
de Pericles, en la que, para honrar a los atenienses cados en batalla, elige exaltar la
igualdad ante la ley para que cada uno defienda sus intereses particulares Nuestra
norma es respetar la libertad, tanto en los asuntos pblicos como en las rivalidades
diarias de unos con otros.
O ms temprano, un milenio y medio antes, si aceptamos la caracterizacin que hace
Ben Hecht del patriarca Abraham como el padre de la democracia, porque est en el
desierto, a la vera de un camino nunca labrado afirmando el poder del individuo para
poder ulteriormente afirmar as el poder de todos los individuos Cuando los profetas
me dicen que es todo misterio e inconcebible, yo asiento: exactamente as es el
hombre.
Dichas ideas llegaron a su cspide en la segunda mitad del siglo XIII y lograron
legalizar los derechos humanos, la representatividad, el gobierno consensuado, el valor
del individuo, e incluso la moderacin en la defensa de las propias ideas.
Tal es la dinmica histrica, que en reaccin fueron gestndose las contrafuerzas que
pujan por retrotraer al hombre a su masificacin. El siglo XX engendr tres
totalitarismos cardinales para dar forma a esas fuerzas reaccionarias.
Enfatizo su identidad colectivista de todos ellos, porque en rigor no importa qu
doctrina se defiende, sino la confianza en que algn momento se lograra la fuerza
necesaria para imponerla.
El enemigo es el individuo y su libertad apenas lograda. Goebbels, Andropov y el
Mulah Omar, utilizaban los mecanismos de propaganda, no para persuadir, sino para
debilitar las defensas del individuo y someterlo a la elite que se arroga representar al
grupo.
Por eso fue tan reveladora (y conmovedora) la cada del Muro de Berln, que hace
poco vos y yo conmemoramos juntos en la ciudad de Rosario. Ese punto de inflexin en
la historia destap el basural de los crmenes cometidos durante un siglo, mientras ni un
sindicato, ni una huelga, ni una manifestacin, ni un diario opositor, ni nada, habra
podido objetar la realidad para mejorarla.
Los pueblos terminaron rechazando al comunismo en cuanto tuvieron la oportunidad, y
de ello no puede salvarse ni siquiera en Cuba, desde donde ms de ocho mil
ciudadanos dieron sus vidas tratando de escapar, y otros miles pidieron asilos
diplomticos en cuanto les dieron un amago de posibilidades. Somos testigos de
inminente colapso del rgimen tambin all.
El rostro trasnochado que se ha dado la reaccin de la horda en Latinoamrica es el
rostro de Hugo Chvez: la demagogia devastadora, el despilfarro, la bravata, la
ausencia de ideas suplida con una bufonesca alucinacin de liberar al mundo entero.
Cuando en 2007 el gran demagogo tuvo un entredicho con el rey de Espaa, amenaz
con que iba a poner un ojo sobre las empresas espaolas en su pas. La fanfarria me
pareci especialmente elocuente, porque revelaba dos verdades simultneamente: que
en una economa estatizante, las empresas ineficientes y evasoras pueden actuar
descontroladas en la medida en que adulen al gobernante; y que en los Estados
autodefinidos como socialistas, el mandatario es, en rigor, el gran dueo. Por eso puede
equiparar su sensibilidad ofendida con lesiones a los intereses de la nacin. Le parece
que la riqueza es esttica y puede secuestrarla a su antojo. Su problema es que cuando
atina a ponerle el ojo, se da cuenta de que ya no hay nada para ver.
13 La burguesa

Las clases sociales - La igualdad ante la ley - El Estado como empresa

BL: En tus interesantes comentarios hay cinco temas que me gustara explorar.
Primero, mencionas al pasar la idea de clase social. Entiendo tu espritu pero
quisiera precisar que si bien es cierto que es un concepto muy utilizado, creo que no es
conducente puesto que deriva de la construccin marxista en cuanto a que las clases
burguesas y proletarias tienen una estructura mental diferente. Nadie nunca explic en
qu se diferencian los silogismos de uno y de otro (y mucho menos como es la
estructura lgica del hijo de un proletario y una burguesa o que le sucede en la mente al
proletario que se gan la lotera).
Es un lugar comn el recurrir a la nocin de clase especialmente en socilogos y
encuestadores, pero en realidad no hay nada que diferencie las llamadas clases como
no sea sus ingresos y, por ende, es mejor aludir a esa clasificacin y no andarse con
rodeos, puesto que clase trasmite la idea equivocada de que se trata de personas de
naturaleza distinta tal como lo expuso Marx y luego lo tomaron los sicarios nazis:
despus de sus galimatas para clasificar a semitas y arios por rasgos fsicos
decidieron recurrir al polilogismo racial y concluir que la diferencia radica en una
cuestin mental, del mismo modo que lo haba hecho Marx y con las mismas
inconsistencias.
Adems, personalmente, me resulta repugnantemente ofensivo aludir a la clase baja,
muy estpido a la clase alta y anodino a la clase media. Ms bien todos tenemos
que comprender que provenimos de las cavernas y en una sociedad abierta cada uno
tendr el ingreso de acuerdo a su talento para satisfacer a los dems, lo cual para nada
niega que la persona ms valiosa puede ser la que se dedica a la contemplacin y a
tocar el arpa sin preocuparse por ganar dinero.
Segundo, al referirte a la obsesin por la igualdad me parece oportuno apuntar que
se ha recurrido al impuesto progresivo para lograr lo que denomin la guillotina
horizontal. Ese impuesto produce tres efectos centrales. A diferencia de un impuesto
proporcional, afecta las posiciones patrimoniales relativas ya que una vez pasado el
rastrillo fiscal las ubicaciones patrimoniales son diferentes a las que eran antes, lo cual
implica que el fisco contradijo lo establecido por la gente en el mercado.
Por otro lado, obstaculiza el ascenso y descenso en la pirmide patrimonial con lo
que se calca un sistema feudal en donde el que naca rico mora rico y el que naca
pobre mora en la misma condicin, en lugar de permitir la indispensable movilidad
social. En ltimo lugar, pero no por ello menos importante, el impuesto progresivo es
regresivo ya que las mayores alcuotas significan menores inversiones que, a su turno,
recaen negativamente sobre los salarios de los que estn en el margen.
Tercero, en el contexto del clebre discurso de Pericles relatado por Tucdides hablas
de la igualdad ante la ley. S muy bien la sana intencin que te mueve y del
significado que le atribuyes pero para el pblico en general es til conectarlo con el
concepto de Justicia segn la clebre definicin de Ulpiano en cuanto a dar a cada uno
lo suyo, esto es vincularlo al derecho de propiedad, de lo contrario puede
interpretarse, por ejemplo, que todos pueden robarle al vecino si hay una ley que lo
permite (lo cual no es del todo infrecuente). Es lo mismo que la idea de seguridad
jurdica que expresa previsibilidad y permanencia lo cual, por ms chocante que
parezca, ocurra con los judos en los campos de concentracin. Para completar esa
nocin debe vincularse la nocin con el afianzamiento de la justicia.
Cuarto, tu muy acertado rechazo al colectivismo me lleva a una de las manifestaciones
actuales ms contundentes de la tragedia de los comunes como la bautizara Garret
Hardin y es a travs de los movimientos ecologistas. Sealo brevemente dos ejemplos.
La extincin de especies animales se pretende contrarrestar con intervenciones
gubernamentales cuando la asignacin de derechos de propiedad resuelve el problema,
tal como fue puesto de manifiesto en frica al dar manadas en propiedad lo cual hizo
que se cuidaran y reprodujeran los elefantes en lugar de ametrallarlos para sacarles el
marfil. Lo mismo ocurri en Sud Amrica en la poca de la colonia con el ganado que
se mataba para sacarle el cuero o para comer un asado y estaba en vas de extincin
hasta que aparecieron las revoluciones tecnolgicas del momento: la marca y el
alambrado.
El otro ejemplo en un plano distinto es el llamado efecto invernadero por el que
burcratas se apresuran a sostener que hay que prohibir el uso de heladeras, aires
acondicionados y ciertos vehculos pesados, cuando adems de los envenenamientos y
los accidentes mortales producidos se demostr que donde hay perforacin del agujero
de ozono los rayos ultravioletas al tocar la superficie marina producen nubes de altura
lo cual se traduce en un enfriamiento.
Quinto, mencionas con toda justicia al strapa de Venezuela (y ahora, agrego que
Nicols Maduro, en una demostracin cabal de megalomana superlativa acaba de
decir, desde La Habana, que la revolucin socialista es para salvar al planeta tierra y
a la especie humana) pero el intelectual que ms influencia tiene en buena parte de la
regin latinoamericana es el trotskista lvaro Garca Linera, el vicepresidente de Evo
Morales, a quien le he seguido la correspondencia con argentinos, ecuatorianos,
nicaragenses y venezolanos.
*
GP: A su pesar, adems, Garca Linera es un ejemplo doble. Primero, de la
movilidad social que sealas, y segundo, de la paradoja que cit al comienzo: aunque el
marxismo sentencia que los seres humanos respondemos exclusivamente a intereses de
clase, quienes lideran a los proletarios son frecuentemente, como l, millonarios y
profesionales. Linera se cri entre stos, aunque no slo pregona la revolucin desde
joven sino que activ en su guerrilla.
Con todo, la inspiracin de la que abrev Chvez para la sistemtica destruccin de
su pas, no se agota en Linera sino que acusa un mentor previo: Norberto Ceresole,
quien fuera su asesor a partir de 1994, y muri diez aos despus.
Ceresole se haba formado en la Escuela Superior de Guerra sovitica y fue
guerrillero del ERP en la Argentina. Encarna el sustrato comn de los totalitarismos, ya
que termin asesorado al grupo de oficiales golpistas del coronel Aldo Rico.
Los libros de Ceresole fueron traducidos al rabe y al persa, y publicados en Espaa
por Al-Andalus. El de 1999: Caudillo, Ejrcito, Pueblo -el modelo venezolano o la
posdemocracia, propona para Venezuela la creacin de una Oficina de Inteligencia
(previsiblemente bajo la direccin de Ceresole) que analizara la estrategia de la
revolucin bolivariana.
El pueblo venezolano, explicaba Ceresole, haba delegado su poder en un caudillo
nacional-militar, y ste, en el sistema de posdemocracia pregonado, debera
concentrar todo el poder para una estrategia antisistema.
Ceresole fue portavoz del odio violento que ametralla en toda direccin; sus
camaradas lo denominaban el autntico revolucionario contra el Orden Mundial
yanquisionista, y sus textos son una amalgama desordenada de comunismo y nazismo,
islamismo y terrorismo. Un sincrtico remedo de su maestro Roger Garaudy.
Cuando me refiero a clases sociales no vengo a convalidar un concepto de grupos
estancos, sino que describo la doctrina que hace de aquellas su premisa. Va de suyo que
me es aceptable una voz alternativa que sugirieras para definir a un grupo social
proclive a ciertos intereses o hbitos similares.
Hablar de l no implicara suscribir a la destructiva lucha de clases fogueada por el
marxismo, del mismo modo en que sealar que los latinos son artsticos no presupone
que uno postule la tipificacin de razas, ni mucho menos la lucha entre ellas.
Con esta reserva en mente, puede verse que hay algunos sectores en la sociedad que
tienden a mayor movilidad que otros, y son en general los de ingresos medios, quienes
sienten ms cercanas sus posibilidades, tanto de triunfar como de sucumbir. Esa
cercana es un incentivo a la creatividad; y la mentada posibilidad de movilidad social
estimula el aprecio por una sociedad libre y abierta.
Por todo ello, es posible adherir al individualismo e identificarse al mismo tiempo
con un grupo social. Zeev Jabotinsky suscribi al liberalismo hace casi un siglo, en una
poca en la que el ideal distaba de ser una moda. Denunci al colectivismo que lleva
igualdad mecnica, a la subordinacin de la personalidad humana a leyes uniformes, y
que no representa sino una nueva esclavitud, reaccionaria y despreciable. Ni una
montaa de hormigas ni una colmena, por eficientemente organizadas que estn, pueden
constituir ideales para la sociedad humana.
Al mismo tiempo rechazaba a quienes artificialmente muestran al proletariado como
el gran ideal del futuro, y le profesan un torpe culto, casi esnob, como si se tratara del
principal motor del progreso y la nica esperanza de la humanidad.
No trepid en titular a un artculo de 1927 Nosotros los burgueses, en el que la clase
de ingresos medios es promotora de los ms nobles ideales que guiaron a la humanidad,
por lo que le reprocha una suerte de complejo de inferioridad al aceptar vilipendios:
En la burguesa reside el futuro... somos nosotros los enemigos del super-estado
polica, los idelogos del individualismo.
De cualquier modo, me adhiero entusiastamente a la movilidad social de la sociedad
libre, y entiendo que, del otro lado, los pases que ms generaron castas y lites
gobernantes son precisamente los comunistas. Es aleccionador recorrer en La Habana
el barrio de El Vedado y otros similares, que albergan las residencias de los ricos, es
decir el squito del Comandante.
En las enormes fallas de los marxistas pienso tambin al leer tu descalificacin de las
intervenciones estatales en el plano de la ecologa. En su extravo intelectual ellos
vislumbraron un Estado naturalmente bienhechor, poco menos que divino.
Habran podido superar esa ingenua visin si hubieran asumido la conducta del
Estado como el de una empresa ms, ya que en buena medida lo es.
Una empresa, en general ineficiente en grado sumo; una empresa que, para colmo,
pretende desalojar a todas las dems e imponer su monopolio.
Curiosamente, podemos detectar el tratamiento del Estado como empresa en quienes
hasta hace poco eran los portavoces ms conspicuos del intocable Leviatn.
Basta con entrar la pgina web del Gobierno de Corea del Norte, y constatar all que
incentivan la inversin extranjera por medio de presentarse descaradamente como la
mano de obra ms barata del Asia, y ofrecer un marco en el que ninguna huelga pone
en riesgo las ganancias. No poda haber mayor admisin de fracaso, despus de
millones de muertos por inanicin y represin.
O prstese atencin a las medidas de Ral Castro, quien en 2008 termin con la
igualdad salarial en Cuba, y en el Congreso del Partido Comunista de 2011 lleg a
decidir que las empresas estatales o cooperativas cubanas deficitarias podrn ser
privatizadas.
Parece que en el transcurso de 2013 no slo caer la familia Assad en Siria, sino que
tambin colapsarn las ltimas dictaduras comunistas, para siempre. Un ao propicio
para esta autopsia.
14 El optimismo de Fukuyama
Las inexorabilidades - El producto bruto - Seis revoluciones de la
modernidad

BL: Son muy instructivas para m tus referencias a Ceresole, sobre quien no tena
informacin. Por otro lado, me parece natural la adhesin a ciertos grupos sociales
sin aludir a la nocin de clase. Lo que te confieso desconfo es en tu prediccin sobre
el colapso de las dictaduras, para siempre porque desconfo de las inexorabilidades
a la Fukuyama (quien en esta materia cae en un marxismo al revs).
Todo depende de lo que cada uno sea capaz de hacer todos los das. Paul Johnson ha
escrito que Una de las lecciones de la historia que uno debe aprender, por ms
desagradable que sea, es que ninguna civilizacin puede darse por garantizada. Su
permanencia nunca puede asumirse; siempre habr una edad oscura esperando a la
vuelta de cada esquina.
T mencin de la burguesa me parece muy oportuna ya que proviene de los Burgos
de la Edad Media, las ciudades libres en donde se desarrollaron las actividades
mercantiles basados el la propiedad y los lazos y valores familiares. En de notar el
resabio marxista cuando a un persona descuidada se le dice que est aburguesada
tergiversando el sentido de la expresin de marras.
Los valores ticos de la sociedad burguesa para nada se circunscriben a lo
crematstico. Es de una enorme trascendencia lo que ha escrito Tocqueville en el
sentido de sealar que El hombre que le pide a la libertad ms que ella misma, ha
nacido para ser esclavo.
Nada se gana con que se pudiera garantizar que todos los seres humanos sean
multimillonarios si no pueden elegir los peridicos que quieren leer, si no pueden
elegir los colegios a los que enviarn a sus hijos a estudiar y con los programas que
consideren pertinentes, si no pueden llevar a cabo todos los arreglos contractuales que
consideren convenientes sin lesionar derechos de terceros, si no pueden asociarse o no
asociarse a las instituciones que prefieran, si no pueden comprar todos los productos
del exterior que necesiten sin ser molestados, si no pueden expresar libremente sus
pensamientos, si sus autonomas individuales no estn protegidas, etc. etc.
En este sentido es muy pertinente aclarar el significado del tan citado producto bruto
que si nos descuidamos termina siendo un producto para brutos. Veamos la trastienda de
este guarismo de cerca, sobre lo cual he escrito antes y ahora parcialmente repito. En
una obra en colaboracin escrita por Don Lavoie y Emily Chamlee-Wright se expresan
serias dudas sobre el significado de las mediciones de bienestar econmico en trminos
del producto bruto interno ya que consideran el progreso como algo enteramente
subjetivo (incluso ejemplifican con el caso de las alarmas y cerraduras que se
computan en las estadsticas del producto bruto pero pueden significar drsticas
reducciones en la calidad de vida debido a incrementos en la inseguridad).
En esta lnea argumental, personalmente agrego que aquellas estadsticas deben verse
con espritu crtico en varios planos.
Primero, es incorrecto decir que el producto bruto mide el bienestar puesto que
mucho de lo ms preciado no es susceptible de cuantificarse.
Segundo, si se sostiene que slo pretende medir el bienestar material debe hacerse la
importante salvedad de que no resulta de esa manera en la medida en que intervenga el
aparato estatal puesto que lo que decida producir el gobierno (excepto seguridad y
justicia en la versin convencional), necesariamente ser en un sentido distinto de lo
que hubiera decidido la gente si hubiera podido elegir: nada ganamos con aumentar la
produccin de pirmides cuando la gente prefiere leche.
Tercero, una vez eliminada la parte gubernamental el remanente se destinar a lo que
prefiera la gente con lo que cualquier resultado es ptimo aunque sin duda el estatismo
har retroceder las condiciones de vida debido a la injustificada succin de recursos y
la consiguiente alteracin de los precios relativos, lo cual conduce al desperdicio de
los siempre escasos bienes disponibles.
Cuarto, el manejo de agregados como los del producto y la renta nacional tiende a
desdibujar el proceso econmico en dos sentidos: hace aparecer como que produccin
y distribucin son fenmenos independientes uno del otro y trasmite el espejismo que
hay un bulto llamado produccin que el ente gubernamental debe distribuir por la
fuerza (o ms bien redistribuir ya que la distribucin original se realiz pacficamente
en el seno del mercado).
Quinto, las estadsticas del producto bruto tarde o temprano conducen a que se
construyan ratios con otras variables como, por ejemplo, el gasto pblico, con lo que
aparece la ficcin de que crecimientos en el producto justifican crecimientos en el gasto
pblico.
Y, por ltimo, en sexto lugar, la conclusin sobre el producto es que no es para nada
pertinente que los gobiernos lleven estas estadsticas ya que surge la tentacin de
planificarlas y proyectarlas como si se tratara de una empresa cuyo gerente es el
gobernante.
Esto no permite ver que cuando gobernantes estiman tasas de crecimiento del
producto no es que se opongan a que sean ms elevadas y si resultan menores es porque
as lo resolvi la gente. Si prevalece un clima de libertad y de respeto recproco los
resultados sern los que deban ser. En este sentido, James M. Buchanan ha puntualizado
que mientras los intercambios se mantengan abiertos y mientras no exista fuerza o
fraude, entonces los acuerdos logrados son, por definicin, aquellos que se clasifican
como eficientes.
Si por alguna razn el sector privado considera til compilar las estadsticas del
producto bruto proceder en consecuencia pero es impropio que esa tarea est a cargo
del gobierno. Cuando un gobernante actual se pavonea porque durante su gestin
mejoraron las estadsticas de la produccin de, por ejemplo, trigo es menester inquirir
que hizo en tal sentido y si la respuesta se dirige a puntualizar las medidas que
favorecieron al bien en cuestin debe destacarse que inexorablemente las llev a cabo
a expensas de otro u otros bienes.
*
GP: Tienes razn, Alberto, en que Fukuyama derram un exceso de optimismo y,
como bien matizas, nada humano es necesariamente inexorable.
Fukuyama era, despus de todo, el planificador poltico del Departamento de Estado,
y cuando sostuvo que la democracia liberal y la economa libre podan ser
consideradas el fin de la historia, quiso decir que en el nuevo estadio se corregira y
mejorara el camino andado, pero no habra ya ms saltos en busca de otros caminos
diametralmente diferentes.
Cuatro aos despus se public el otro best-seller, Choque de civilizaciones, en el
que, desde una perspectiva distinta, el politlogo de Harvard Samuel Huntington intenta
entender nuestra era a la luz de la perestroika y el desmoronamiento del gigante
comunista en 1989.
Huntington explica que la ltima fase de las guerras no ser ideolgica ni econmica,
sino cultural. Desde la paz de Westfalia de 1648 hasta la Revolucin Francesa, las
guerras fueron entre prncipes; despus fueron entre naciones, luego entre ideologas.
Las prximas, arguyen Huntington, sern entre civilizaciones.
El 11S parecera haber confirmado esa premisa, y quizs refutado la de Fukuyama,
pero ello es as slo si considerramos que estamos sumidos en una guerra entre
religiones, y no que la naturaleza de la guerra actual es tan poltica como otras, pero
hoy en da varios textos religiosos son a veces secuestrados por extremistas.
Con todas las reservas del caso, confieso que Fukuyama me parece ms convincente.
Es una visin optimista, s, pero el optimismo es, despus de todo, hijo dilecto de la
modernidad y el liberalismo.
No hay unanimidad de criterios para definir la modernidad, pero podemos identificar
sus caractersticas esenciales al contrastarlas con las del medioevo. Una sntesis
didctica podra agrupar las virtudes modernas en cinco, bajo el acrstico de Ruido:
raciocinio, unidad, investigacin, democracia y optimismo.
Las compuertas de la nueva cosmovisin se abrieron con el antropocentrismo
renacentista, que fue dando lugar a una vida signada por la libertad y por sus riesgos. A
partir de ese momento, seis revoluciones fueron forjando a un hombre nuevo: una
cultural en el siglo XV, una religiosa en el XVI, una cientfica en el XVII, una
econmica en el XVIII, una poltica en el XIX, y una ciberntica en el XX.
La revolucin cultural tuvo como disparador a la invencin de la imprenta, que
impidi que el aprendizaje renacido se circunscribiera a una pequea elite. La segunda
revolucin (la religiosa) sucedi a la denominada Batalla de los Libros, la
tormentosa polmica desatada en Alemania entre 1510 y 1520. Lo que empez a la
sazn como un enfrentamiento entre individuos (Johannes Pfefferkorn y Johannes
Reuchlin) se expandi ulteriormente para transformarse en un conflicto de mayores
dimensiones que abarcaba otras lides: franciscanos contra dominicos, Austria contra
Francia, y finalmente la mayora de los humanistas contra los eruditos reaccionarios,
para quienes se acu el apodo de oscurantistas.
La nueva cosmovisin iba agregando as, a la pasin por el libro, la idea de la
centralidad de la responsabilidad individual. El lema fue Sapere aude, atrvete a
saber (o a usar la razn), tal como lo proclamara Kant citando una carta de Horacio en
la que describa las andanzas de Ulises, y que bien puede rastrearse a los bblicos
proverbios hebreos Que tu alma sea sabia.
De la tercera revolucin, la cientfica, emergi una ciencia signada por la
experimentacin, ya que est fundamentada en que la naturaleza es regular y el universo
racional, en contraste con la antigua visin de un destino arbitrario.
La cuarta revolucin (la econmica), parti de la Revolucin Industrial: la era de una
concentracin de transformaciones sociales, acaso la mayor desde el perodo del
neoltico seis milenios antes.
El hombre reemplazaba la trilla de cereales con la venta de su faena y productos;
abandonaba el trabajo manual y facilitaba una economa basada en la industria, a partir
de la mecanizacin de la rama textil y del desarrollo de los procesos del hierro.
El derivado fue la expansin del comercio, favorecida por la mejora de las rutas de
transportes y el consecuente nacimiento del ferrocarril.
Todos estos cambios fueron generando un ser humano cada vez ms dueo de su
propio destino, circunstancia que se confirm con la revolucin poltica en el siglo
XIX, generadora de la democracia moderna tanto en Europa como en Amrica.
Los logros de la modernidad han sido complementados por la revolucin ciberntica
del siglo XX, que promueve una humanidad comunicada como jams en el pasado, y
ms consciente de s misma.
Hoy en da, el hombre moderno debe lidiar con dos fuerzas que lo asedian: de un lado
los premodernos que intentan retrotraer la humanidad al medioevo, y del otro los
postmodernos que desprecian los logros de la modernidad y su ruido.
Para defender esos logros, no hay como la voluntad humana, la creatividad, la
espontnea inventiva del hombre cuando le dan las condiciones para progresar. Y bien
sabemos cul es el sistema que da rienda suelta a esas maravillosas fuerzas humanas.
15 Revolucin copernicana del valor

Las tres preguntas kantianas - La sublevacin - La educacin


socialista

BL: Tal cual lo que dices de Fukuyama, pero el optimismo a ultranza hay que
contrastarlo, por un lado, con lo que lamentablemente viene ocurriendo en muchos
centros educativos que son el microcosmos del futuro (a lo que me refiero ms abajo) y,
por otro, los errores del historicismo, lo cual es muy distinto de las visiones lgubres
del Club de Roma y los pronsticos maltusianos. Tambin suscribo plenamente lo que
dices en cuanto a los textos religiosos secuestrados por extremistas.
Es muy apropiado el dictum sapere aude que, como apuntas, fue alabado por Kant, a
pesar que este pensador me desconcierta enormemente. Por un lado, en Crtica de la
razn pura apunta a las tres preguntas filosficas de mayor calado: la libertad de la
voluntad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, su imperativo categrico
consiste en actuar como si tu mxima se convierta en la ley universal y ha contribuido
a clarificar algunos entuertos en torno a los juicios analticos y sintticos, complicar
otros planos como el idealismo y la percepcin de las cosas y su curioso paradigma
moral vinculado al deber.
En materia de los derechos individuales, sostiene que nadie debe ser tratado como
medio para los fines de otros puesto que cada uno es un fin en si mismo y, en la misma
lnea argumental, como cita Bertrand Russell en su History of Western Philosophy,
Kant afirma su conocida sentencia en el sentido de que no puede haber nada ms
horrendo que la accin de un hombre est sujeta al deseo de otro.
Pero aqu viene la sorpresa mayscula: cual hobbesiano radical, escribe Kant en sus
trabajos compilados bajo el ttulo de Teora y praxis que toda oposicin al poder
legislativo supremo, toda sublevacin que permita traducir en actos de descontento de
los sbditos, todo levantamiento que estalle en rebelin es, en una comunidad, el
crimen ms grave y condenable, pues arruina el fundamente mismo de la comunidad. Y
esta prohibicin es incondicionada, hasta tal punto que cuando incluso ese poder o su
agente, el jefe de Estado, han violado hasta el contrato originario y de ese modo se ha
desposedo, a los ojos de los sbditos, del derecho a ser legisladores, puesto que
autorizan al gobierno a proceder de manera absolutamente violenta (tirnica), sin
embargo, al sbdito no le est permitida resistencia alguna en tanto contraviolencia.
Y en lo que se ha publicado de Kant como Principios metafsicos de la doctrina del
derecho, en un sentido contrario a lo que vena sosteniendo en largas y sesudas
disquisiciones sobre la importancia de respetar el derecho de cada cual, hasta que en la
Seccin Primera de la Segunda Parte de la obra, sbitamente la emprende con
conceptos a contramano de lo que vena diciendo -en una demostracin de positivismo
superlativo- al mantener que el soberano no tiene hacia el sbdito ms que derechos
no deberes [] No hay pues contra el poder legislativo, soberano de la cuidad ninguna
resistencia legtima de parte del pueblo.
No me explico una contradiccin ms flagrante. En La paz perpetua Kant, dice que
entiende la poltica como aplicacin del derecho y la moral y critica la constitucin
no republicana en la que el jefe del Estado no es un conciudadano sino un amo y la
guerra no perturba en lo ms mnimo su vida regalada que transcurre en banquetes,
cazas y castillos placenteros. La guerra para l es una especie de diversin.
Resulta difcil de digerir tanta contradiccin en Kant pero de todas maneras el dictum
es muy aconsejable pero, salvo honrosas excepciones, la penetracin del socialismo en
colegios y universidades es notoria, tal como enfatizan autores como James Tooly, Gary
Larson, Arthur Shenfield, Jacques Barzun, Armen Alchain, E. G. West y tantos otros.
Las instituciones educativas estatales son un perjuicio para los relativamente ms
pobres. Esto es as debido a que siempre todos pagan impuestos, especialmente
aquellos que nunca vieron una planilla fiscal, quienes tributan por va de una reduccin
de sus salarios como consecuencia de los gravmenes que pagan los contribuyentes de
jure, lo cual reduce las tasas de capitalizacin.
Imaginemos entonces la lamentable situacin de quienes son tan pobres que ni
siquiera pueden afrontar el costo de oportunidad de enviar a sus hijos al colegio porque
pereceran por inanicin si no trabajan con los padres: pues ellos se ven obligados a
financiar los estudios de los ms pudientes (y los que con gran sacrificio apenas pueden
enviar a estudiar a la prole no pueden afrontar el pago doble, uno destinado a alimentar
las instituciones estatales va fiscal y otro para cubrir la matrcula y las cuotas de los
privados, ergo, se ven forzados a recurrir a las estatales).
El procedimiento de los vouchers estatales resulta til solamente para demostrar el
non sequitur, es decir, para poner en evidencia que del hecho de que se sostenga que se
debe financiar compulsivamente la educacin de otros no se sigue que deban existir
colegios y universidades estatales puesto que los receptores eligen la institucin de su
preferencia.
Tambin se esgrime la igualdad de oportunidades para imponer las entidades
estatales, pero esta figura es mutuamente excluyente con la igualdad ante la ley. Al ser
todos diferentes, naturalmente se tienen oportunidades tambin diferentes. En una
sociedad abierta de lo que se trata es que todos tengan mayores oportunidades pero
nunca iguales. Debe tenerse muy presente que la igualdad es ante la ley, no mediante
ella, puesto que en la media en que se sigue este ltimo camino indefectiblemente las
personas tendrn menores oportunidades.
La libertad en materia educativa resulta esencial al efecto de minimizar problemas y
maximizar las posibilidades de excelencia. De lo contrario no enfrentaremos una lucha
entre civilizaciones sino una lucha dentro de la misma civilizacin al minarla con la
penetracin gramsciana. Es indispensable sacar el uso de la fuerza de esos mbitos.
*
GP: En trminos generales, las contradicciones en las que a veces incurri Kant se
debieron a la oscuridad de su lenguaje o, en el caso de la tica, a la variedad de sus
fuentes intelectuales: el cristianismo y la Ilustracin.
La contradiccin que citas t, especficamente, resulta quizs de un malabarismo por
parte de Kant para eludir la censura prusiana.
No siempre le fue fcil: cuando escribi que no era necesaria una Iglesia establecida,
fue advertido por el rey que deba dejar de publicar sobre temas religiosos. Y en el
caso que sealas, se las ingeni para negar el derecho legal a rebelarse, pero no el
derecho moral.
De todos modos, lo ms importante de Kant no radica en la filosofa poltica sino en
la epistemologa. Al respecto, cabe aplicar su concepto central al tema de nuestro libro.
La revolucin copernicana fue el cambio conceptual que cimenta la hiptesis de 1543
de que la Tierra no es el centro del universo. Ese cambio de perspectiva fue punto de
partida para la Revolucin Cientfica, la tercera de las que enumer como parteras de
la modernidad.
Para comprender el universo, Coprnico coloc al Sol en el centro y a la Tierra en un
margen, y as cambi la relacin entre ellos. Kant, por su parte, procedi a un cambio
similar.
Hasta su Crtica de la razn pura (1781) suponamos que nuestro conocimiento debe
adaptarse a los objetos; a partir de entonces sabemos que los objetos se adaptan a
nuestro conocimiento. Por ello Kant aplic a su filosofa el feliz trmino de
revolucin copernicana. Se trastoc radicalmente la relacin entre el sujeto que
conoce y el objeto conocido.
La idea puede aplicarse tambin a la revelacin, en el campo de la teora econmica,
que fue mrito de la Escuela Austraca. sta mostr que los bienes no valen porque
cuesta conseguirlos, sino que cuesta conseguirlos porque valen. Al establecer que el
valor es anterior al costo, modific radicalmente el punto central del anlisis. Esta
verdad demuele la visin marxista de la sociedad, ya que con una correcta teora del
valor se hacen a un lado las premisas del marxismo.
En cuanto a tu atinada alusin al tema educativo, me parece que el adoctrinamiento
que reemplaz a la educacin en el socialismo, otra vez, no result de un abuso, sino
que fue consecuencia natural de un Estado poderoso.
Teniendo ste una maquinaria a su disposicin para encauzar a las nuevas
generaciones en una direccin determinada, tarde o temprano la usar. Por ello,
previsiblemente, la educacin en el mundo comunista fue monocromtica y presentaba
un medio idlico desconectado de la realidad, uno que no admita la ms mnima
autocrtica.
Como vean a la poltica como una ciencia exacta, los dueos de la verdad en materia
poltica no podan cometer errores.
En encandilador contraste, la democracia liberal es el sistema que, gracias a su
constante autocrtica, ms depura la irracionalidad atinente al comportamiento humano.
El efervescente debate de ideas, la bsqueda infatigable de las mejores opciones en
cada rea transforma al progreso en su caracterstica privativa.
Por ello, la educacin liberal es policromtica, plural, de constante ensayo y error. En
suma, el sistema pone la inteligencia y creatividad humanas en movimiento.
Despus de las revoluciones comunistas, pareca que tambin all se haban generado
algunas virtudes de la creatividad: altas tasas de alfabetismo y optimismo en los
resultados. El problema fue que el empelln revolucionario siempre dura unos pocos
aos, y los fracasos terminan siendo rpidos y demoledores.
Lo que haba sido una promesa de remedio para las insatisfacciones sociales, cuando
se puso en accin, se despe irremediablemente al totalitarismo infrtil que no
generaba sino estancamiento y mediocridad.
El socialismo pertenece al siglo XX. No han quedado en el siglo XXI propuestas
socialistas viables; y las que responden hoy en da a este nombre ya no procuran la
socializacin de los medios de produccin.
Su prctica fue totalitaria porque puso en una sola mano (la de la burocracia estatal)
la concentracin del poder econmico y poltico, creando una situacin de dependencia
para todos los individuos: una especie de actualizacin de la esclavitud.
Una vez que se tom al individuo como un medio para servir a los fines sociales, se
derivaron por necesidad la mayora de aquellos rasgos de los regmenes totalitarios.
La intolerancia y la brutal supresin del disentimiento, y el completo desprecio de la
vida individual y su felicidad, son consecuencias inevitables de aquella premisa bsica.
Efectos colaterales, como el culto a la personalidad y la corrupcin, no son abusos,
sino componentes esenciales del sistema.
16 La racionalidad en la economa

El objetivismo - Las drogas alucingenas - Idealismo y realismo

BL: Sealas con razn, Gustavo, que lo relevante de Kant no es su filosofa poltica
sino su epistemologa. Por otra parte, lo que dices respecto a lo consignado por ese
pensador en el primer campo mencionado que sera fruto de la censura, no es aceptado
por autores que han trabajado detenidamente sus conceptos en esa materia, como, por
ejemplo, Marcos A. Rougs en Descubriendo a Themis.
Y en cuanto a su epistemologa, dejando de lado sus aportes metodolgicos con los a
priori, ya que la has citado antes a Ayn Rand (hay muchos autores de peso que tratan el
tema) conviene repasar lo que ella dice al respecto. En su Introduction to Objetivist
Epistemology escribe que La totalidad del aparato del sistema de Kant, tal como un
hipoptamo embarcado en una danza de cintura, gira en torno a un slo punto: que el
conocimiento del hombre no es vlido porque como escribe en For the New
Intelectual, para la ptica kantiana el mundo no es real: la realidad percibida por la
mente es una distorsin (dicho sea al pasar, en la misma obra, tambin Rand critica lo
que denomina la versin moral de Kant al decir que consiste en una total y abyecta
ausencia del yo. Una accin es moral, dice Kant, solamente su uno no desea realizarla,
sino por un sentido del deber y no deriva ningn beneficio de ella de ningn tipo ni
material ni espiritual ya que un beneficio destruira el valor moral de la accin).
Mencionas en este contexto a los muy valiosos apartes de la Escuela Austraca y, en
el plano subjetivista, lo asimilas a la epistemologa de Kant. Pero entiendo, Gustavo,
que se trata de dos enfoques que se refieren a dos cosas bien distintas. Volviendo a Ayn
Rand, personalmente particip hace aos con la intencin de aclarar una disputa entre
objetivistas randianos y subjetivistas austracos que, como dije, estaban debatiendo
temas que respondan a planos distintos pero, equivocadamente, los estaban asimilando
al mismo terreno. Un asunto es sostener que las cosas con independientes de la opinin
que tenemos de ellas tal como ensea el realismo y otra muy diferente es mantener que
tenemos valorizaciones diversas sobre esas cosas, de modo que no hay en verdad
disputa. Son dos temas de naturaleza distinta y que son del todo compatibles.
No es que Kant no haya realizado contribuciones. Muy por el contrario, en mi turno
anterior destaqu algunas de las que llev a cabo incluso en materia de filosofa
poltica en su defensa de las autonomas individuales (que, entre otras cosas, sirvieron
de base para crticas al utilitarismo) y en su epistemologa que, adaptada, sirvi
parcialmente para formular la metodologa austraca y separarla de la de las ciencias
naturales. El tema son las contradicciones. Aparentemente los humanos, debido a
nuestras imperfecciones, no estamos a salvo de incoherencias. Cuando expongo en
clase casos de inconsistencias en grandes maestros, indefectiblemente mis alumnos me
preguntan cules son las mas, cuestin que no est en mis manos responder puesto que
cuando las detecto intento modificar mi posicin (por ejemplo, cuando algunos de mis
alumnos me hicieron ver mi error garrafal al defender la prohibicin de las drogas
alucingenas para usos no medicinales). En todo caso, en Kant llama la atencin las
caractersticas de las contradicciones anotadas.
*
GP: No solamente solemos caer contradicciones individualmente, sino que, en su
conjunto, los mximos pensadores no han resuelto las grandes cuestiones: ni las
antinomias de Kant; ni las muchas paradojas de la filosofa, bien sean clsicas como la
de Teseo o modernas como la de Newcomb. Tampoco magnas cuestiones como la
dicotoma mente-cuerpo o la posibilidad de los universales.
Ineludible entre los ubicuos debates filosficos es el del idealismo frente al realismo:
si los entes fsicos tienen una existencia independiente de quienes los perciben y
conocen. Una parte notable de la obra de nuestro admirado Borges gira en torno de la
medida en que el universo puede ser entendido como un inmenso pensamiento. En buena
medida, la rivalidad entre realismo e idealismo se plasm en el quiebre entre la
filosofa moderna y sus predecesoras.
Kant elev la dicotoma a su momento climcico, y se acerc bastante a resolverla.
Resulta simplista resumirlo en que para la ptica kantiana el mundo no es real o que
la realidad percibida es una distorsin. Precisamente, para disear su idealismo
trascendental, la Analtica de los Principios de Kant descart dos idealismos
incorrectos que lo precedieron: el que postula dudosa la existencia de las cosas del
espacio, fuera de nosotros (cartesiano o problemtico) y, peor an, el sostiene que
dicha existencia es enteramente falsa (berkeliano o dogmtico). Que nuestra mente
genere las condiciones de la cognoscibilidad, no significa que el mundo no sea real.
Es notable que en el mismo libro del Gnesis ya haya un paradigma del debate entre
el realismo y el idealismo. Cuando la Biblia resea la creacin del ser humano, sus dos
primeros captulos discrepan notablemente: mientras en el Gnesis 1 hay un plan
previo, imagen y semejanza y simultaneidad hombre/mujer; en Gnesis 2 hay polvo
de la tierra y hombre solitario. Asimismo, Adn 1 domina y Adn 2 nomina.
A estas diferencias se agrega otra fundamental: un Adn corona la Creacin, y el otro
es creado antes que todos los animales, es decir que a partir de su percepcin
humana van moldendose el resto de los seres.
No casualmente de entre todos los debates filosficos esenciales, ste es el que nos
ha motivado ahora. Al respecto, quisiera reafirmar la magnitud del sacudimiento
conceptual atribuible a Carl Menger y a sus discpulos de la Escuela Austraca.
No tiene que ver con el criticismo de Kant, sino con el hecho de que, al trasladar
enteramente el valor de las cosas desde el objeto al sujeto, produjo una revolucin
copernicana -no una revolucin kantiana.
Desde que se ha establecido la correcta teora del valor, entendemos (y reconocemos
en la realidad) que el planificador socialista intenta guiar a la economa con los ojos
vendados. No puede saber qu productos producir ni la manera ms apropiada para
producirlos con los recursos y el trabajo que estn bajo su control. Esto lleva a lo que
Ludwig von Mises llam el caos planificado.
Mises fue, precisamente, quien mucho antes que Ayn Rand y otros mencionados,
plante con rigor acadmico todas las facetas del socialismo, tambin su derrumbe.
Se dedic a demostrar por qu la idea marxista habra de marchitarse y, debido a su
fallecimiento en 1973, no pudo ver la cada final. Y si vuelvo a l, es porque creo que
el debate sobre el clculo econmico y el valor, es piedra angular de una correcta
autopsia.
Si tuviera que sintetizarlo, dira que el error bsico del socialismo fue desalojar la
racionalidad de la economa. Hubo un intento de socorro por parte del economista
polaco Oskar Lange, quien intent elucubrar un clculo econmico para las economas
socialistas, y construir un modelo distinto para la formacin de precios.
Su procedimiento era iterativo: ensayo y error por parte de una Oficina Central de
Planificacin, que ejerciera de hecho las mismas funciones que el mercado.
Pero la realidad es que la nica manera de comunicar informacin econmica es el
sistema de precios. En caso de escasez de un bien determinado, nadie tiene que dar una
orden. Gracias a los precios, decenas de miles de personas, cuya identidad no se podra
determinar ni en meses de investigacin, empiezan a usar el material escaso o sus
derivados con mayor cuidado. Los planificadores mismos terminaban dndose cuenta
de que arruinaban la economa de sus pases, pero no podan admitirlo. Y por ello, su
necesidad de acallar toda crtica. Haba que difundir la doctrina bajo el hlito de una
aorada igualdad, y con ella justificar purgas, censura, y represin.
El siglo XX fue el siglo del socialismo: testigo del comienzo, desarrollo y final de
este trgico experimento social de la historia, que result en prdidas humanas
innumerables y destruccin de vastas economas.
17 Refutacin del determinismo

El libre albedro - Dos conceptos de libertad - El Declogo

BL: En tu primer prrafo de tu ltima intervencin dices que an no se ha resuelto la


dicotoma mente-cuerpo. Entiendo que con razn destacas que se sigue discutiendo el
tema, pero como apunt en otra de mis participaciones, si se adhiere al materialismo
filosfico o lo que Popper ha bautizado como determinismo fsico (al criticarlo), cae
todo el andamiaje del liberalismo porque, en ese contexto, carece por completo de
significacin la expresin libertad. Adems, ni siquiera tiene sentido debatir nada
puesto que no habra posibilidad alguna de argumentacin si somos slo carne y hueso
y no hay psique, mente o estados de conciencia. Tal como enfatiza el premio Nobel en
Neurofisiologa John Eccles, Uno no se involucra en un argumento racional con un ser
que sostiene que todas sus respuestas son actos reflejos, no importa cun complejo y
sutil sea el condicionamiento (en su ensayo Cerebral Activity and Freedom of the
Will).
Lamentablemente el determinismo fsico est presente en la economa
(neuroeconomics), en el derecho (especialmente en la rama penal), en psiquiatra, en
filosofa y en las neurociencias. Como les he reiterado a mis colegas, nada se gana con
desarrollar magnficas teoras en muy diversos planos si esta punto no resulta claro ya
que, como queda dicho, si se acepta el determinismo fsico no hay tal cosa como
proposiciones verdaderas o falsas, no hay ideas autogeneradas ni la posibilidad de
revisar los propios juicios, ni moral, ni responsabilidad individual.
Max Planck ha sostenido que Se tratara de una degradacin inconcebible que los
seres humanos, incluyendo los casos ms elevados de mentalidad y tica, fueran
considerados como autmatas inanimados en las manos de una frrea ley de causalidad
[] El papel que la fuerza desempea en la naturaleza, como causa del movimiento,
tiene su contrapartida, en la esfera mental, en el motivo como causa de la conducta (en
Adnde va la ciencia?).
Lo mismo concluyen autores como Roger W. Sperry, Nicholas Rescher, Raymond
Tullis, John Searle, John Lucas, John Thorp y George Gilder quienes, junto con los
otros autores mencionados, son los que principalmente me han ayudado a escribir un
ensayo sobre la materia que originalmente present en el Instituto de Metodologa de
las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Polticas de
Buenos Aires (Positivismo metodolgico y determinismo fsico). Se oponen a esta
visin autores como Karl Marx, Gilbert Ryle, Sigmund Freud, Burrhus Skinner y
Edward W. Wilson.
Incluso desde el corazn del mainstream acaba de publicarse un libro de Thomas
Nagel titulado Mind and Cosmos que si bien, a nuestro juicio, es incompleto constituye
una ajustada crtica al materialismo, lo cual debe ser celebrado por provenir de donde
proviene.
No me parece que haya tema ms importante que la refutacin del determinismo fsico
ya que, como decimos, de l depende todo lo dems. De l depende que se comprenda
el aspecto medular de la condicin humana. Nathaniel Branden ha expresado que
Una mente que no es libre de verificar y validar sus conclusiones, unamente
cuyo juicio no es libre, no tiene modo de distinguir lo lgico de lo ilgico []
ni de derecho a reclamar para s conocimiento de ninguna especie [] Una
mquina no razona, hace lo que el programa le indica [] Si se introducen
autocorrectores, har lo que indiquen esos autocorrectores [] nada de lo que
all surja puede asimilarse a la objetividad o a la verdad, incluso de que el
hombre es una mquina (en Free Will, Moral Responsability and the Law).
Por ltimo, menciono el equvoco que significa la extrapolacin ilegtima de
expresiones como inteligencia (de inter legum, es decir, leer adentro, captar el sentido
de las cosas y su interrelacin) aplicada a los ordenadores o memoria tambin
aplicadas a la computadora (cuando guardamos nuestros papeles en un galpn no
decimos que el galpn memoriza), incluso el uso corriente de brainstorming es en
rigor mindstorming, ya que el cerebro es el instrumento mental para comunicarse con
el mundo exterior tal como lo pusieron de manifiesto Karl Popper y John Eccles en su
libro en colaboracin bajo el sugestivo y preciso ttulo de The Self and Its Brain
(tampoco es riguroso referirse a los deficientes mentales cuando en verdad se trata de
deficientes cerebrales, en lnea con Thomas Szasz quien sostiene que no hay tal cosa
como enfermedad mental ya que, desde el punto de vista patolgico, una enfermedad
es una lesin orgnica y no hay enfermedad de lo inmaterial).
*
GP: Sobre el fascinante tema filosfico del libre albedro, que has planteado tan
reflexivamente, podramos continuar con el lxico kantiano. De sus cuatro antinomias
que no pueden dirimirse, las dos ltimas, llamadas dinmicas, son el libre albedro y
Dios.
Como la razn emprica no puede resolverlas, Kant pasa a plantearlas como
postulados de la Razn Prctica.
Uno de los grandes pensadores liberales del siglo pasado, Isaiah Berlin, hizo una
original contribucin en Dos conceptos de libertad (1958), donde distingue la libertad
positiva de la negativa.
Esta ltima consiste en la remocin de la represin, o sea la libertad del individuo
frente a la autoridad, mientras la nocin de libertad positiva fue instrumento del
socialismo para definir las oportunidades al alcance de la gente a fin de consumar su
potencial.
La libertad negativa se aplica a los individuos; la positiva, a sectores sociales.
En los partidarios de la positiva, Berlin identific a los enemigos de la libertad
humana, particularmente seis que incluan a Rou-sseau, Fichte y Hegel. Segn Berlin,
el sexteto haba adosado al concepto de libertad el de voluntad general, ergo en la
prctica llevaron a disminuir las libertades individuales.
En la historia del pensamiento, Berlin ejemplifica la libertad negativa en britnicos
(Locke, Hobbes, Adam Smith), y la positiva en continentales (Rousseau, Hegel, Marx).
Para sintetizar la postura antideterminista de Berlin, digamos que rechaz la
posibilidad, tanto de la certidumbre absoluta, como del reduccionismo a una teora o
modelo nicos. Esta perspectiva constitua tambin un llamado a cultivar la humildad y
a promover la libertad.
Berlin insiste en la idea del libre albedro, y en la incompatibilidad entre el
determinismo y nuestro sentimiento bsico de lo que somos; su filosofa enfatizaba la
importancia de la eleccin individual, su necesidad y su dignidad.
Con todo, como Kant, Berlin no lleg a descartar el determinismo por falso, sino por
incompatible con nuestra experiencia humana, con nuestro lenguaje, y con la idea de
responsabilidad moral individual. Por ello, da a su postura un original cariz tico. La
aceptacin del determinismo, para Berlin, significaba el colapso de toda actividad
racional.
Soy ferviente defensor del libre albedro, pero tal vez para sostener el liberalismo no
sea indispensable refutar ontolgicamente el determinismo fsico. O como ironiza
Ernesto Sabato en Uno y el universo: Hay personas que creen poder echarse al
abandono porque se han convencido de que esta vida y este universo han sucedido
exactamente otras veces y han de suceder infinitas veces ms. pero es muy simple:
basta con rechazar el eterno retorno.
Tambin para este tema hay una enseanza bblica, esta vez del Declogo, columna
legal de nuestra civilizacin. Hace casi veinte siglos, Filn de Alejandra, y hace seis
siglos Jasdai Crescas, vieron en el primero de los Diez Mandamientos un mero introito
a los nueve siguientes. Despus de todo, es fcil definir como mandamiento honrars a
tus padres o no robars, pero es bastante ms complejo encontrar la orden en un
versculo tan singular como Yo Soy quien te rescat de Egipto. Sin embargo, el
mandamiento est all, y consiste en que debes ser libre. La base de toda la legislacin
es la libertad individual. Valga paradoja, la libertad es la gran orden.
Lo repiti muchos siglos despus Jean-Paul Sartre en su manida mxima de que
estamos condenados a ser libres. El problema con Sartre es que no supo reconocer la
libertad real, y en la dcada del sesenta viajaba a la Unin Sovitica de los campos de
la Gulag, y el vidente no vea ningn atropello a los derechos humanos, y regresaba a
Occidente elogiando el paraso estalinista.
Como los saramagos en cada pas, que nos anunciaban futuros que nunca se
cumplieron, especialistas todos ellos en pronosticar el pasado. Para colmo, una vez que
sus desatinos son desenmascarados por la mismsima realidad, prosiguen iluminados,
enfadados, decretando sus fatuos veredictos bajo una meditabunda aura de profundidad.
Me pregunto si, adems de condenados a ser libres, estamos tambin condenados a que
haya tantos intelectuales enceguecidos por la gran mentira.
18 La cuestin de la fe
La Causa Primera - Los argumentos medievales - El gran designio

BL: Mi posicin con respecto a Dios, estimado Gustavo, la ilustro con una
afirmacin de Carl Jung cuando le preguntaron sobre el particular. La respuesta fue No
creo en Dios, s que Dios existe.
En otros trminos, pienso que la Primera Causa no es una materia de fe sino de razn.
Si las causas que nos generaron a ti y a mi fueran para atrs ad infinitum querra decir
que nuestras causas nunca comenzaron, por tanto no podramos ahora estar dialogando.
Y esto no contradice conjeturas plausibles como el Big-Bang que tratan de lo
contingente, pero es inexorable lo necesario, es decir la Causa Incausada, que algunos
denominan Al, Yahveh, Dios o lo que fuere. La religatio es a mi modo de ver la
conexin con lo trascendente que se concreta en el esfuerzo por la autoperfeccin,
nunca lograda en los mortales pero lo relevante es el camino, es la distincin entre el
pantano y la huella. Me parece que el sentido religioso ha sido pervertido por no pocos
de los llamados representantes de esa Perfeccin a travs de declaraciones absurdas y
de dogmas inauditos.
En cuanto a tus referencias al Isaiah Berlin, antes que nada te comento que el epgrafe
con que abro mi ensayo sobre determinismo fsico que alud en mi participacin
anterior es de su autora (tomada precisamente de La inevitabilidad histrica en
Cuatro ensayos sobre la libertad) y dice as: Reducimos la historia a una especie de
fsica y condenamos a Gengis Khan o a Hitler de la misma manera que condenaramos a
la galaxia o a los rayos gamma.
Con toda mi admiracin a muchos de los trabajos de Berlin, discrepo con su invento
de la libertad positiva puesto que no se trata de libertad sino de oportunidad (t lo
mencionas al pasar y el mismo Berlin lo acepta sin percatarse de la confusin que
crea).
Como ha mostrado William A. Parent, puede disponerse de menores oportunidades de
hacer algo pero no por ello se es menos libre: alguien puede no tener la oportunidad de
escalar una montaa o de ganar los cien metros llanos pero por ello no se ha reducido
su libertad. Parent escribe en Some Recent Work on the Concept of Liberty, que los
trminos libertad y oportunidad tienen significados distintos, por ejemplo, alguien
puede no tener la oportunidad de adquirir una entrada a un concierto debido a
numerosas razones (e.g. est muy ocupado) y sin embargo por ello no deja de ser libre.
Como se ha sealado, la libertad es siempre negativa, es la ausencia de coaccin por
parte de otros hombres. Tampoco cabe aqu la extrapolacin de las ciencias biolgicas
y fsicas a las sociales: no tiene sentido decir que uno no es libre porque no puede
bajarse de un avin en pleno vuelo, o que se es esclavo del cigarrillo o que uno no
puede ingerir arsnico sin sufrir las consecuencias. La libertad es un concepto
vinculado a las relaciones sociales. Se tiene menos libertad o ms libertad segn otros
hombres la restrinjan o no. Se ha parodiado la libertad al hacer referencia a la libertad
de morirse de hambre, pero como ha escrito Thomas Sowell (en Knowledge and
Decisions) el hambre es una tragedia pero la libertad es otro concepto muy diferente (y
por otra parte, los climas de libertad disminuyen el hambre, lo cual no hace que las dos
ideas se identifiquen).
No son pocas las personas que no entienden en qu consiste la libertad. No es
suficiente hablar de ella para entenderla. En este sentido, lo has mencionado a Sartre,
que igual que Bertolt Brecht y Neruda cantaban loas a la libertad mientras alababan al
asesino serial de Stalin con inauditos poemas y suscriban el sistema colectivista que
ahoga y aplasta todo espacio para ser libre.
*
GP: De los tres argumentos medievales para demostrar la existencia de Dios,
recurres al teleolgico: el universo no podra ser autosuficiente. La existencia de Dios
se deriva de algn aspecto del universo, tal como el movimiento o la causalidad. El
primer argumento, el ontolgico, hace derivarla del razonamiento: la existencia divina
sigue necesariamente de su definicin. Y el tercero, el teleolgico, la deduce del orden
que existe, segn lo preanuncia el Salmo 19: los cielos proclaman la gloria de Dios.
La estructura ordenada de la naturaleza revelara a un Dador de Orden. Hay asimismo
argumentos de ndole no-filosfica.
Por encima de ellos, comparto contigo el apego por la huella y no por el pantano, por
el sentido y no por el caos. Pero soy consciente de que no todos los buenos seres
humanos son socios nuestros en esa opcin, y tambin me parece que, si bien dignifica
la vida, no es una condicin sine qua non para adherir a la oda a la libertad humana que
es el liberalismo. El Ser Perfecto, la Causa Primera o el Dador de Orden, no son
imposiciones ineludibles del razonamiento humano.
Tambin estamos juntos en nuestra preferencia por distanciarnos de los iluminados
que terminan pervirtiendo el mensaje religioso. Recordemos la histrica controversia
entre evolucionistas y creacionistas, en el ardor del caso Scopes de 1925. En
retrospectiva, resulta lamentable que los apasionados aplogos de la Biblia no la
hubieran ledo con cuidado, para notar que el Gnesis no excluye la posibilidad de que
la creacin de las especies fuera por medio de una evolucin.
Darwin mismo era un hombre de fe religiosa, y su coetneo el botanista Asa Gray, de
la Universidad de Harvard, sostuvo lo que dio en llamarse evolucin testa.
Estamos juntos, Alberto, en resistir la falta absoluta de designio. Si todo fuera fortuito
en el proceso evolutivo, entonces cualquier criatura podra haber confrontado los
desafos de la naturaleza para elevarse a regir el mundo. Si, por ejemplo, ningn
cometa hubiera destruido el dominio de los dinosaurios en la Tierra hace sesenta y
cinco millones de aos, pues este libro estara siendo escrito por las lagartijas Alberta
y Gustava, y ledo por reptiles estudiosos cuyas computadoras seran sin duda muy
distintas. Hasta aqu una posibilidad.
Pero la otra alternativa se me hace ms vlida, y opino que es ms racional, aunque
no tanto como para refutar a los descredos. Menos serio aun es ridiculizarlos, como
cuando Samuel Wilberforce cuestionaba al mximo darwinista Thomas Huxley
espetndole desciende usted del mono por parte de su madre o de su padre?
El debate en cuestin, no da para la sorna. Quines somos los humanos y cul es el
recndito misterio de nuestra naturaleza, merece nuestra seria reflexin, perseverante
investigacin, y comprometida emocin.
Acepto gustoso tu encuadre de la libertad exclusivamente vinculada a las ciencias
sociales. Todo lo que me atrevo a agregar al respecto es que quienes confundieron el
concepto de libertad, ms que Berlin mismo, fueron sus criticados.
Excelente tu eleccin de epgrafe, Alberto. Inevitabilidad histrica (1954) es el libro
que hace sustentar en la tica su enfoque de la historia. Lo mismo cabe decir del ensayo
previo de Berlin, El erizo y la zorra, sobre el libre albedro, el determinismo, y visin
de la historia de Len Tolstoi.
Sobre ste ltimo me toc participar en el coloquio de su centenario en la Biblioteca
Nacional de Buenos Aires, a fin de 2010, y mencion una escena conmovedora en la
tercera parte de La Guerra y la Paz (1869).
Despus de la batalla de Austerlitz, que cobrara casi veinte mil vidas, Napolon y
dos oficiales recorren el campo de Pratzen sembrado de muertos, y el prncipe Andrs
Bolkonski yace all, incapaz de moverse, concentrado en la infinitud de las estrellas.
Ante ellas, siente que Napolen y la historia son el zumbar de una mosca. Y creo que
la conciencia de nuestra infinitesimal existencia tambin estimula la adhesin a los
principios de la libertad creadora.
Aprovecho tu mencin de la trillada libertad de morirse de hambre para un
ejercicio de intencin pedaggica: ponerme en abogado de diablo y trasladarte una
pregunta con la que debemos lidiar frecuentemente:
Ustedes aducen que el valor de las cosas est definido por la valoracin que
la gente haga de ellas, y que ningn gobierno debera interferir en las
preferencias de la gente reflejada en el mercado.
Ahora bien, cuantos ms recursos tenga un individuo, su preferencia tendr
ms influencia en lo que debe producirse. En suma, la oferta responde a la
demanda de los ricos.
Por qu estara mal entonces, que alguien redistribuya un poco de ese poder
intrnseco a la gente pudiente, y se los traslade a los ms necesitados para que
las necesidades de stos tengan cierta mayor influencia en la oferta?
Si ustedes admitieran dicha redistribucin, pero tuvieran reparos en cuanto a
que no sea el Estado quien la efectuara, en ese caso pregunto: por qu est mal
que un grupo de individuos se constituyan en partido poltico, y pregunten a sus
conciudadanos (por va de elecciones generales) si aceptan su plataforma, es
decir si estn dispuestos a que parte de los recursos se destinen a los ms
necesitados, a fin de evitar situaciones de extrema pobreza, ergo que la vida sea
ms digna para todos?
Finalmente, con respecto a Sartre y todos ellos, es posible concluir con la mxima de
George Orwell inspirada en Cicern, que haca referencia a los pacifistas de la dcada
del treinta que cacareaban la necesidad del desarme frente a Hitler: Hay algunas ideas
tan estpidas que slo intelectuales pueden creer en ellas.
A m no me alcanza: no deja de abrumarme la hipnosis que el socialismo ha ejercido
sobre tantos, mentes brillantes incluidas.
19 El nihilismo
Evolucionistas y creacionistas - Mejorar a pobres - Los vaticinios
marxistas

BL: El debate evolucionistas-creacionistas es posiblemente uno de los ms estriles


y absurdos de cuantos se suscitan, puesto que no slo no hay incompatibilidad entre
esas posiciones sino que la inexorable necesidad lgica del origen del universo no
puede concebirse racionalmente como no sea en un contexto de evolucin, de lo
contrario habra estancamiento y parlisis total en todos los campos posibles (y no slo
el biolgico, sino el del conocimiento que incluye la moral, lo contrario implicara que,
de entrada, los humanos estaramos en una meta final e inmutable). En el terreno
puramente biolgico es aconsejable para constatar la evolucin del hombre mirar las
figuras correspondientes, por ejemplo, en el libro de Spencer Wells The Jorney of
Man. A Genetic Odyssey Desde luego que el evolucionismo no slo est presente en
los seres humanos sino que abarca todas las especies por ahora conocidas y que
lgicamente se extienden a extraterrestres. Estimo que la parte ms inconsistente del
debate proviene de los creacionistas que demuestran un fanatismo, una cerrazn mental
y un espritu inquisitorial que termina por contradecir sus propias posiciones.
Lo mencionas al gran Tolstoi en conexin con La guerra y la paz. De esa obra me
parece especialmente atractivo el Segundo Eplogo donde expone la tesis hayekiana del
fraccionamiento y la dispersin del conocimiento aplicada a los ejrcitos y tambin
puntualiza el tema del libre albedro. Como sabes, este autor, especialmente en sus
obras menos conocidas, refleja un rechazo visceral por el poder poltico y,
paradjicamente, se declaraba comunista porque desconoca el significado de la
propiedad en una sociedad libre y vea esa institucin como una gracia concedida por
los gobiernos a sus amigos (lo cual, en gran medida, ocurre actualmente en no pocos
lares).
No a todos los escritores rusos les ocurra lo mismo, por ejemplo, est el caso de
Dostoievsky que, fuera de su magnfico tratamiento de la libertad en el quinto captulo
de la quinta seccin de Los hermanos Karamazov (en El gran inquisidor), pone de
manifiesto un especial conocimiento del tema en Crimen y castigo en el clebre
monlogo de Ludjin cuando concluye que Aade la economa poltica que cuantas ms
fortunas privadas surgen en una sociedad [] ms slida y felizmente est organizada
la sociedad. As pues, al trabajar nicamente para m, trabajo tambin para todo el
mundo y resulta en ltima instancia que mi prjimo recibe ms.
Y esto me lleva a tu reflexin al hacer de abogado del diablo. En la medida en que los
gobiernos arrebatan la propiedad de quienes la poseen lcitamente, es decir, fruto de su
esfuerzo o como consecuencia del esfuerzo de otros que se las donaron, en esa medida,
se compromete severamente el progreso de los ms necesitados. Esto es as debido a
que en el plebiscito diario del mercado, la gente vot en ciertas direcciones porque
estimaba que los destinatarios satisfacan de la mejor manera sus requerimientos pero
los gobiernos al interferir asignando recursos en otras direcciones desperdicia los
siempre escasos factores productivos, lo cual, a su vez, significa consumo de capital
que se traduce en menores salarios en trminos reales.
El espejismo de mejorar a los relativamente ms pobres succionando el fruto del
trabajo de los relativamente ms ricos conduce al empeoramiento de la situacin de los
marginales. Las fortunas no son irrevocables, para mantenerlas o para incrementarlas
los dueos deben servir a los dems y adaptarse a sus demandas. De lo contrario, esos
patrimonios tienen sus das contados en sus manos y pasarn a los bolsillos de quienes
sepan atender las demandas de la gente.
Un sistema as concebido, que excluya los privilegios y mercados cautivos que
entregan los aparatos estatales a pseudoempresarios, hace que ms personas ingresen al
proceso de mercado con ms peso. Se ha repetido con razn la conclusin de Lavoisier
en cuanto a que nada se pierde, todo se transforma, lo cual ha hecho pensar
equivocadamente que la riqueza es esttica y que los intercambios son un proceso de
suma cero (lo que uno tiene no lo posee otro, o ms enfticamente expuesto: la pobreza
de unos se debe a la riqueza de otros y viceversa).
Pero lo relevante no es la cantidad de materia sino los servicios que presta o, mejor,
an, el incremento del valor que representa (un telfono antiguo tena ms masa que un
celular moderno, pero este ltimo presta mucho mejores servicios y, por ello, se le
atribuye mayor valor).
Desafortunadamente no es infrecuente observar que algunos empresarios no son
conscientes de este proceso en una sociedad abierta y los enormes beneficios que
producen, por eso se adoptan medidas como la llamada responsabilidad social de la
empresa como si tuvieran complejo de culpa y deban reponer a la sociedad lo que han
obtenido en sus negocios.
Juan Bautista Alberdi dedica treinta y cinco captulos del octavo tomo de sus obras
completas a reflexionar sobre el empresario William Wheelright, donde afirma que las
plazas y monumentos en lugar de exhibir a militares y gobernantes que son los que
habitualmente ponen palos en la rueda, deberan figurar emprendedores-empresarios, en
cuyo contexto lo cita a Herbert Spencer quien subraya que a ellos les debemos la
comunicacin a travs de mares, cielos y tierras, el agua potable, la electricidad, el
arado, los plaguicidas y pesticidas, las cosechadoras, los alimentos de todo tipo, los
medicamentos y as sucesivamente.
*
GP: La bruma conceptual que envuelve a muchas de las posturas de Tolstoi es uno de
los ejemplos ms patentes de la confusin general de ideas que agitaba a Rusia en
vsperas de la revolucin bolchevique. Anarquismo, ascetismo, anomia en principios
educativos, y una buena dosis de misticismo afectaban sincrticamente la experiencia
rusa en su conjunto. No solamente, como bien dices, Tolstoi desconoca el significado
de la propiedad en una sociedad libre, sino que dicho desconocimiento era una
caracterstica muy general.
En ese contexto, una de las confusiones que habitualmente promueven los marxistas
consiste en presentar a sus primeros lderes como los grandes vencedores del
capitalismo, cuando en rigor no fue capitalismo lo que las revoluciones bolcheviques
derrocaron.
No me refiero solamente al error del orden cronolgico de Marx, que presagi las
revoluciones primero en los pases industrializados de Occidente y luego en las
sociedades ms atrasadas. Me refiero a que el casi feudalismo de los zares rusos no
tena nada en comn con un sistema de libre disposicin de la propiedad privada.
Su derrocamiento no fue transformador en cuanto a la apropiacin de la hacienda por
parte del Gobierno, ya que en Rusia el Gobierno siempre haba sido central en la
economa.
El Estado de los zares era amo de millones de siervos feudales; hasta que la
servidumbre fue abolida en 1861, era literalmente el dueo de la tercera parte de la
poblacin: agricultores, obreros, mineros y leadores. El zar llegaba a subsidiar
industrias por medio de obsequiar esclavos a los propietarios que le eran adictos.
Tampoco se cumpli el vaticinio marxista de que los obreros tomaran el poder por s
mismos, ya que quien procedi a apoderarse del gobierno fue el partido bolchevique, y
ste, cuando pas a manos de Stalin, procedi a tratar a los proletarios como siervos,
obligndolos a someterse al rgimen de los sovjoses y koljoses, y a padecer las
hambrunas resultantes.
Pero los lderes seguan presentando sus medidas como si hubieran consumado los
vaticinios del socialismo cientfico. Dicha irracionalidad constituye una especie de
xtasis religioso que sedujo a muchos utpicos.
Con slo fijarnos en el lema marxista De cada uno de acuerdo con sus
posibilidades; a cada uno de acuerdo con sus necesidades, notaremos la vacua
perogrullada. Los conceptos de posibilidad y necesidad no responden a criterios
objetivos sino que son definidos por el burcrata que termina imponindolos.
Es como si gritramos A cada uno, la felicidad! y presentramos el grito como si
fuera un programa poltico.
La irracionalidad de la doctrina deba llevar necesariamente al fanatismo, ya que para
imponer un proyecto cuyos resultados no pueden ser racionalmente monitoreados, es
necesario que sus reglas sean aceptadas ciegamente.
En ese sentido, los bolcheviques fueron epgonos de quienes haban recibido el mote
de nihilistas -partidarios de la nada- por parte del novelista Ivn Turguenev, uno de
los pocos rusos de marras que defendan el libre comercio y la abolicin de la
servidumbre.
Los nihilistas aspiraban a destruir la sociedad, completa e inmediatamente. Uno de
ellos, Piotr Tkatchev, fue portavoz del extremismo mximo: propona eliminar a todas
las personas mayores de veinticinco aos de edad para que la nueva sociedad fuera
parida por jvenes ideolgicamente impolutos (l vivi hasta los cuarenta, as que
debemos suponer que en alguna etapa moder sus opiniones).
Su coetneo Sergei Nechaev fue autor del Catecismo del Revolucionario (1868) en la
ambicin de que sera referente de los nihilistas del mismo modo en que, segn l, los
planteamientos de Nicols Maquiavelo guiaban a los monarcas europeos. Asomarse a
ese texto da escalofros. Ms an, cuando se lo ha vinculado a Lenin y su plataforma
Qu hacer? de 1902.
Nechaev predica explcitamente el engao, el robo, el pillaje y el terror despiadado.
La idea fija de la revolucin exiga el sacrificio de todo, absorba todo: los intereses
privados, los sentimientos, las conexiones personales, hasta el nombre propio. El nico
criterio moral es si algo sirve a la revolucin. Transcribo sus puntos principales:
El revolucionario es un enemigo implacable de este mundo, y si contina
viviendo en l, es slo para destruirlo ms eficazmente. Rechaza las ciencias
mundanas, dejndolas para las generaciones del futuro. El revolucionario
conoce una sola ciencia: la ciencia de la destruccin. Su meta es una sola: la
ms rpida y ms segura destruccin de este sistema repelente.
Con ese propsito, el revolucionario puede, y frecuentemente debe, vivir en
sociedad, simulando ser lo que no es.
La Organizacin deber alentar, con todos sus medios y recursos, la
intensificacin de las calamidades y los males que agoten la paciencia del
pueblo y lo conduzcan a una sublevacin total.
No vieron siquiera la necesidad de ofrecer propuestas para disear una nueva
sociedad: sta ser la tarea de las generaciones futuras. La nuestra es la destruccin
despiadada, terrible, completa y universal.
El fanatismo de los nihilistas se traslad a muchos bolcheviques, que aspiran a una
estructura de poder desde la que autoperpetuarse en revolucin permanente, dejando
la nueva sociedad verdadera en manos de las generaciones por venir.
20 El antiamericanismo
La inmigracin ilegal - Los aranceles y tarifas aduaneras - Los fenicios

BL: Muy oportuna tu referencia al terror blanco al que se estudia en detalle, por
ejemplo, Richard Ppes en Propiedad y libertad e importantsimo tu recordatorio de los
consejos de Sergei Nechaev.
Ahora me gustara ver nuestra autopsia desde otro costado para marcar nuevamente el
contraste entre logros intelectuales y la prctica poltica, entre la demostracin rigurosa
de los beneficios del intercambio abierto entre pases y, a pesar de ello, las
restricciones y trabas que se establecen por doquier.
Y no es que pretendamos eliminar los conflictos, como bien ha escrito Fred Kofman:
Ser humano implica tener conflictos [] Es imposible elegir si tener o no tener
conflictos, slo podemos elegir cmo responder a ellos (en el segundo tomo de
Metamanagement. La nueva con-ciencia de los negocios).
En este caso que en esta ocasin abordamos, es evidente el conflicto y el modo de
responder consiste en explicar de un mejor modo la solucin.
Me refiero a esa expresin antittica de la sociedad abierta cual es la inmigracin
ilegal. Lo conveniente es que cada uno pueda vivir donde lo considere mejor, slo
debe bloquearse a los delincuentes (que desde luego no son patrimonio de extranjeros
y, por otro lado, cuando se conjetura que los inmigrantes son malas personas se est
insultando a todos nuestros ancestros puesto que todos provenimos de otros lugares).
Antes, en otra de mis intervenciones me refer a la falacia del desempleo como si se
tratara de un asunto natural, en lugar de verlo como un problema provocado por la
intromisin de la violencia y la intimidacin en los respectivos arreglos contractuales.
Por otro lado, se suele echar la culpa a los inmigrantes de barquinazos fiscales cuando
reciben asistencia gratuita de hospitales, colegios y similares. Pero este es el
problema del mal llamado estado benefactor (no puede hacerse beneficencia por la
fuerza, la caridad significa dar voluntariamente con recursos propios), por lo que, sin
perjuicio de, en su momento, eliminar beneficios aparentes que en verdad son
perjuicios, el tema se resuelve no permitiendo a los inmigrantes a que accedan a esos
servicios pero tampoco se les debe descontar del fruto de su trabajo para
subvencionar esos menesteres, con lo que se convierten en seres libres del mismo modo
que a muchos de nosotros nos gustara ser.
Entre otros, Julian Simon documenta con extensas series estadsticas en The
Economic Consequences of Immigration cmo los inmigrantes aceptan trabajos que los
nativos no aceptan, tienen gran flexibilidad para la ubicacin y movilidad geogrfica
dentro de un pas, cuentan con gran capacidad de ahorro e inversin, muchos forman sus
propias empresas a veces unipersonales, muestran bajos ndices de criminalidad,
suelen tener pocos hijos y ellos ponen en evidencia buenos resultados acadmicos en
los colegios a los que asisten.
En realidad, las restricciones se basan en patrioterismos y nacionalismos siempre
xenfobos sin percatarse que una mayor fuerza laboral mejora la productividad y,
consecuentemente, mejora el nivel de vida, lo cual no quita que algunos inmigrantes
desplacen a nativos en ciertos trabajos y los liberan para realizar otras labores.
En la misma lnea argumental, se restringen las importaciones y se colocan comisarios
aduaneros increblemente para evitar que alguien ingrese algo mejor y ms barato que
lo que se fabrica localmente. No se comprende que las exportaciones son para poder
comprar, del mismo modo que cada cual vende bienes o servicios para poder adquirir
lo que necesita. Lo ideal sera comprar indefinidamente sin tener que vender nada pero
eso significara que el resto del mundo regalan esos bienes, entonces no tenemos ms
remedio que vender para poder comprar, las exportaciones constituyen el costo de las
importaciones.
Los aranceles y tarifas aduaneras junto con las manipulaciones cambiarias afectan
gravemente el comercio exterior. En un sistema libre, el balance de pagos no slo est
siempre equilibrado sino que se encuentra en el nivel ptimo debido a la consecuente
asignacin de recursos. Es por ello que Jacques Rueff en The Balance Of Payments
muestra preocupacin por la tentacin a intervenir que provocan las estadsticas del
sector externo por lo que escribe que El deber de los gobiernos es permanecer ciegos
frente a las estadsticas del comercio exterior [] si tuviera que decidirlo no dudara
en recomendar la eliminacin de las estadsticas del comercio exterior debido al dao
que han hecho en el pasado, el dao que siguen haciendo y, temo, que continuarn
haciendo en el futuro.
Tal vez nadie mejor que el decimonnico Frdric Bastiat ha demostrado con sus
ironas en Sofismas econmicos los tremendos errores del mal llamado
proteccionismo (mal llamado porque desprotege a los consumidores y les cubre las
espaldas a los empresarios ineficientes), as, por ejemplo, sugera tapiar todas las
ventanas para proteger la industria de las velas de la competencia desleal del sol.
Es prioritario esforzarse por explicar las ventajas de intercambios libres y
voluntarios, lo cual constituye el mejor antdoto frente a las guerras (Bastiat sostena
que all donde las fronteras no son cruzadas libremente por mercancas, las cruzarn
los ejrcitos). En este sentido, en la antigedad, los fenicios han sido uno de los
buenos ejemplos, que como escribe Edgar Sanderson en Historia de la civilizacin:
El rasgo caracterstico que distingue a los fenicios de todas las dems
naciones del mundo antiguo consiste en que eran colonizadores y no
conquistadores; mercaderes pacficos y no intrigantes belicosos, intrpidos
marinos y no soldados altivos y ambiciosos, trabajadores industriosos,
ingeniosos y creadores y no inquietos y volubles destructores de la labor de
otros hombres,
*
GP: Juiciosamente incluyes el tema de la inmigracin ilegal, en el que empiezo por
compartir contigo el principio de que debe respetarse la libertad de una persona de
vivir donde quiera. Nada ms cercano al liberalismo que el reconocimiento del hombre
autnomo como fin de nuestras preocupaciones.
Me sumo a tu rechazo de las invectivas xenofbicas en todos los pases, que imputan
al extranjero la criminalidad y la desocupacin. Aplaudo tu sensibilidad, al valorar el
rol del inmigrante en la prosperidad social.
Pero el ideal del intercambio libre de poblaciones est tan lejos de la realidad que
vivimos, que promoverlo a toda brida es una receta para la violencia y el caos.
Una cosa es no perder de vista la meta de una humanidad fraterna sin fronteras, y otra
es proponer que, por ejemplo, maana a la maana los mexicanos puedan cruzar
libremente a EEUU, los norafricanos a Espaa y los indonesios a Australia.
Prever que de ello resultara un caos, es quedarse muy corto. Sera casi la reversin
de tu cita de Frdric Bastiat: si se abrieran ntegramente las fronteras al cruce de
personas, los soldados sern el segundo grupo en cruzarlas.
El caso de los fenicios tambin es ilustrativo. Por un lado, comparto tu admiracin
por este pueblo antiguo aliado de los hebreos que, en sus travesas martimas hacia el
Oeste, ensearon a los griegos las 22 letras de su idioma hebraico-fenicio, moldes de
las de la lengua hebrea actual.
Los helenos trastocaron la grafa hebraica de lef, bet, guimel, dalet, para crear la
griega alfa, beta, gama, delta, y el resultante alfabeto griego pas ulteriormente al
latn; as el hebreo-fenicio fue padre de casi todos los idiomas europeos.
Por el otro lado, los fenicios y su misin civilizadora que mencionas, no pudieron
protegerse con esa misin para sobrevivir en un mundo de nimo conquistador, y fueron
sometidos por los persas y los helenos, vencidos por los primeros en Sidn, y ms
tarde destruidos por los romanos en Cartago.
Los temas de las migraciones actuales y de la prosperidad de los pueblos, me permite
retomar el que planteaste en su momento a partir de tu crtica a las polticas
norteamericanas.
Sin duda hay un sentimiento antiestadounidense en muchos pases y, si aunque la
crtica a las polticas exteriores de EEUU podra tener justificaciones especficas en
Latinoamrica, no es el caso de Europa. Aqu, cuando revisamos esas crticas notamos
un componente irracional que podra reconocerse en el antinorteamericanismo en
general.
En La obsesin anti-americana (2003) Jean-Franois Revel muestra el sustrato de
envidia que anima a dicho sentimiento europeo en general, y francs en particular.
Lo cierto es que la religin del antinorteamericanismo no se limita a los fanticos de
Al-Qaeda, a los nacionalistas de ultraderecha y a la izquierda radical tercermundista,
quienes suelen presentar a EEUU como el Gran Satn culpable de todos los males.
Injustificadamente, tambin los pases europeos son parte de la animadversin.
Los islamistas radicales odian de los EEUU las ideas de democracia, pluralidad
religiosa, libertad sexual, e igualdad de derechos de la mujer. Y cuando los pacifistas
queman la bandera estrellada, ms que condenar la guerra arremeten contra las
libertades individuales de las que goza el pas del Norte.
En buena dosis, puede rastrearse esta inquina instintiva a la teora marxista de la
explotacin, que achaca la prosperidad de un pas a la ruina de otro.
As, la pobreza de los pueblos se debera a que los norteamericanos son prsperos, y
por ello no habr ayuda externa estadounidense que pueda despertar gratitud. Esta
posicin los exime de revisar cmo sus gobernantes saquean el erario, oprimen a los
ciudadanos y prohben las libertades econmicas que los llevaran a la prosperidad.
El 21 de septiembre de 2001, fecha en la que corresponda solidarizarse con el
pueblo norteamericano despus de que hubiera sido objeto de la feroz agresin diez
das antes, el argentino Adolfo Prez Esquivel encabez una solicitada en la que
adverta que la respuesta a un ataque demencial no puede ser el terrorismo de Estado
contra los pueblos.
Es decir que si EEUU lanzaba su operacin contra Afganistn, en donde se refugiaba
Bin Laden, devendra ipso facto terrorista. En contraste, Bin Laden haba sido slo
demencial. El mismsimo adjetivo pareciera condonar el crimen. Habra que haber
exigido para Osama la internacin en un psiquitrico, pero a George Bush haba que
castigarlo por cmo se aprestaba a responder.
Este antiamericanismo es casi una religin, que esconde la hipocresa de quienes
viven cada minuto de sus vidas disfrutando de la ciencia y tecnologa provenientes del
pas al que insultan, y as creen parecer ms morales. Para agravarlo, defienden a los
brutales regmenes bajo los cuales nunca estaran dispuestos a vivir.
Opino que tambin el embate contra la globalizacin es fustigado por un resentimiento
ante los ideales americanos de mercado y economa libres.
21 El fanatismo
El gradualismo - El Tercer Mundo - El sentido comn

BL: No sigo tu silogismo, estimado Gustavo, en cuanto a que dices que aplaudes mis
consideraciones sobre inmigracin y librecambio (nada ms cercano al liberalismo
sostienes) y, simultneamente, concluyes que adoptar esas medidas liberalizadoras que
reconocen derechos es una receta para la violencia y el caos. Mantienes que eso es lo
que ocurrira si maana a la maana se produjera la liberalizacin. Aqu aparece el
tan discutido tema del gradualismo. Creo que si hay derechos que se conculcan debe
revertirse la situacin de inmediato, sin que puedan alegarse derechos adquiridos
puesto que no hay derecho contra el derecho. Te pongo un ejemplo extremo y crudo:
descuento que no aceptaras que se hubieran eliminado en forma gradual las cmaras de
gas para los judos despus de la poca de los asesinos nazis, ni que los
administradores de semejante holocausto alegaran que procedieron de acuerdo a la
legislacin vigente y que tienen derechos adquiridos.
Concuerdo contigo que el generalizado antinorteamericanismo no se refiere al punto
que hago junto a otras personas que estimo de gran vala y admiradoras como yo del
American way of life en cuanto a que se acepte que el gobierno de Estados Unidos
bombardee pases para construir naciones y equivalentes. Ms bien, aquellas furias
contra ese pas se deben a la envidia y al odio a los valores de la libertad y tambin hay
quienes siendo partidarios de las tradiciones estadounidenses se sienten agredidos en
sus pases, lo cual es compartido por otros que no viven en esos lugares.
Como he consignado en otras oportunidades, tiene razn Revel quien escribi el
prlogo para uno de mis libros (Las oligarquas reinantes. Discurso sobre el doble
discurso) en cuanto a que esos envidiosos y enojados por la tradicin de libertad en
Estados Unidos no son capaces de reconocer que se trata el pas en donde tiene lugar
las ms portentosas obras filantrpicas en relacin a su poblacin, la asistencia ms
numerosa a orquestas sinfnicas y a museos, la produccin ms suculenta y lectura ms
difundida de libros cientficos, departamentos de investigacin, universidades y centros
de estudios, las ms devotas y extendidas manifestaciones religiosas junto con la
tradicional economa pujante y una justicia basada en marcos civilizados.
Pero aqu viene un punto de gran trascendencia que t mencionas y es la llamada
ayuda externa del gobierno de Estados Unidos y de instituciones internacionales a las
que aporta ese gobierno. Tal como han sealado autores como Peter Bauer, Melvyn
Krauss, Karl Brunner, Harry Johnson, Doug Bandow y el antes citado James Bovard,
las mencionadas ayudas gubernamentales con la causa de la existencia de los
denominados pases del Tercer Mundo y similares.
Un pas del Tercer Mundo no lo es debido a geografas, ni etnias, ni debido a falta de
recursos naturales (recordemos que frica concentra los ms abundantes y que Japn es
un cascote del que slo el veinte por ciento es habitable).
Un pas del Tercer Mundo se caracteriza por polticas estatistas de todo tipo, lo cual
hace que se fuguen sus mejores cerebros en busca de otros horizontes y huyan sus
capitales que tambin buscan refugio en otros lados (lo cual incluye los patrimonios
mal habidos de sus gobernantes al efecto de salvarlos de las aberraciones que ellos
mismos imponen).
Cuando estn por hacer eclosin las polticas socialistas y socializantes del caso,
aparecen las nefastas instituciones como el Fondo Monetario Internacional que otorga
prstamos a tasas de inters ms bajas que las del mercado con perodos de gracia para
el reembolso (waivers incluidos) con lo que se fortalecen grandemente los gobernantes
locales y sus respectivas polticas en medio de corrupciones galopantes.
Incluso aparece el FMI interfiriendo como el sonado caso ruso al apoyar a las mafias
y eliminar las posibilidades que en su momento tuvieron liberales, tal como han
relatado autores como Yuri Y. Agaev del grupo de Vladimir Bukovsky.
La mejor manera de crear enemigos es entregar recursos coactivamente detrados de
los contribuyentes de otros pases (est visto que los receptores son los que ms
queman banderas norteamericanas) que, adems, crean subsidios cruzados como cuando
el agricultor estadounidense debe forzadamente financiar los negocios de banqueros
que prestan a los pases del Tercer Mundo y equivalentes, prstamos que nunca
hubieran realizado si no tuvieran cubierta sus espaldas por el FMI o el Banco Mundial.
Como sealan los autores mencionados, estas instituciones internacionales de crdito
debieran liquidarse. En esa situacin los pases antes receptores de esas polticas se
encontrarn frente a una de dos posibilidades: o cambian radicalmente sus polticas y
as repatriarn personas y capitales al tiempo que recibirn prstamos sobre bases
slidas o, de lo contrario, si decidieran seguir con sus polticas socializantes, debern
recurrir en busca de ayuda a Cuba, Corea del Norte o Venezuela pero no a Washington.
Y, de paso, dejaran de operar burcratas con enormes remuneraciones, que se
hospedan en lujosos hoteles, viajan todos en primera y pasan por las aduanas con
pasaportes diplomticos (y, a veces, alguna figura principal se ve envuelta en
escndalos sexuales).
*
GP: Sobre la asistencia estadounidense, no me refera necesariamente al aporte del
Gobierno norteamericano, y menos a que los recipiendarios fueran Gobiernos
extranjeros. Incluso la ayuda de fundaciones o individuos norteamericanos, no
disminuye el antiamericanismo. Si no se los critica por intervenir, pues se los critica
por aislarse.
Ahora bien, mi estimado Alberto, quizs no haya entendido del todo tu planteamiento,
pero me parece que un ejemplo tan extremo como el que das, al asimilar un genocidio
salvaje con una solicitud de documentacin fronteriza, puede corresponderse con una
opinin similarmente extrema en este terreno.
Si por derechos adquiridos te refieres a los derechos de todos los ciudadanos de un
pas de determinar las leyes que los gobiernen, y por legislacin vigente te refieres a
la mismsima existencia de los Estados, y si, a partir de ello, propones que los Estados
deberan proceder prestamente a esfumarse, y as veremos si se verifica nuestra teora,
bueno, me permito disentir.
La traduccin de ideas a la praxis puede llevar un tiempo, porque el mtodo de
ensayo y error necesita su espacio para verificar que los resultados sean los esperados.
Me parece que no se trata de gradualismo sino de sentido comn. Las ciencias
sociales no son matemticas puras, y si en algn caso cabe aplicar medidas
paulatinamente, ello tampoco significa adherir dogmticamente a una ideologa
gradualista.
Que cada caso y circunstancia deban ser analizados particularmente, permiti que en
1942 incluso Ludwig von Mises recomendara en Mxico que los ferrocarriles no fueran
privatizados abruptamente.
Aun una disciplina exacta como el ajedrez, como est en manos de humanos, debe
considerar en cada jugada la psicologa del adversario y sus tendencias, en vez de
suponer que la misma estrategia tiene validez eterna y universal.
Para extrapolar lo dicho a nuestra autopsia, recordemos que uno de los aspectos ms
desagradables del marxismo era precisamente presentarse como una ciencia. Sus
predicciones no se cumplan ni siquiera en la poca de Marx, como la famosa ley de la
miseria creciente, que sostena que mientras mayor fuera el capital invertido y ms
abundante la produccin, ms bajos seran los salarios.
En 1950, Nikita Kruschev anunci que antes de 1970 el nivel de vida comunista iba a
superar al de EEUU, y que antes del 2000 el capitalismo sera enterrado. Se haba
expedido el anlisis cientfico.
Estuvieron siempre tan convencidos de todo, que no permitan en ningn momento que
la realidad se atreviera a desviarlos. Y seguan autodenominndose cientficos.
No se dejaban disuadir por las colosales equivocaciones del Partido, ni tampoco por
la obviedad de que diversos marxistas llegaban a conclusiones opuestas despus de
usar los mismos mtodos de anlisis.
Ningn fracaso poda despertar su humildad, porque crean conocer mejor que nadie
las arcanas leyes de la historia que les permitan saberlo todo.
No todos ellos tropezaban en la misma medida, pero la letal fe marxista los impulsaba
a adaptar la ciencia a su propia metafsica, en lugar de permitir que la primera se
desarrollase autnomamente.
Al proclamarse ciencia, el marxismo permiti a sus devotos emitir veredictos sobre
los temas ms variados, como si fueran los grandes especialistas.
De ah el escndalo mayor en el terreno de la biologa protagonizado por el charlatn
de Trofim Lysenko, quien negaba la existencia de los genes.
Durante veinte aos hizo perseguir y encarcelar a los verdaderos bilogos de la ex
Unin Sovitica, acusados alternativamente de trotskistas o de reaccionarios porque no
saban promover la infalible ciencia fabricada por Lysenko, cuya autoridad provena de
ser un leal miembro del partido.
Quien se siente ejecutor de la historia termina considerando a todo el que disienta con
l como un hertico enemigo, con quien no hay que detenerse en escrpulos. Todos
podan ser sacrificados en aras de la construccin a largo plazo de una buena sociedad,
y lo cierto era que el futuro era hipottico y los sufrimientos muy reales y presentes.
El fanatismo es componente natural del totalitarismo. Cuando resulta imposible
exponer cabalmente las medidas de Estado, no cabe ms remedio que imponerlas
esgrimiendo la necesidad de obedecer a toda costa. El sistema no necesita persuadir a
nadie. Cualquier idea estrafalaria es posible, porque su viabilidad depende
exclusivamente de que se consigan las armas para imponerla por medio de la fuerza
bruta, sin negociacin ni debate.
Uno de los primeros en sealar dicha intrnseca irracionalidad del marxismo fue
Aleksandr Tsipko, quien durante la dcada del 80 haba sido asesor del Comit Central
del Partido Comunista sovitico, y filsofo del Instituto de Estudios Econmicos y
Polticos Internacionales de Mosc.
En 1990 admiti con crudeza que el marxismo era una idiotez, y que nadie en Rusia
crea sinceramente en l.
Tal como hoy en da ocurre en Cuba, donde es secreto a voces que casi nadie vive
dentro del sistema pregonado desde el poder.
22 El galimatas de Keynes
Las polticas inflacionistas - El desprecio por la razn - La coraza
marxista

BL: Es muy cierto lo que dices, Gustavo, sobre la distincin entre ayuda estatal y
filantropa (por definicin, siempre privada) y tambin es correcto que hay receptores
mal agradecidos que muerden la mano a quien le da de comer, pero convengamos que
hay infinidad de casos de financiaciones y ayudas en especie cuyos receptores son muy
agradecidos.
Ms an, a diferencia de las transferencias gubernamentales y afines, las privadas
generalmente hacen el seguimiento sobre la marcha de los proyectos que financian, y en
los casos de otorgamientos de becas a destinatarios muy alejados geogrficamente de
los donantes, la comunicacin se mantiene fluida y los becarios informan de sus
progresos y en muchas oportunidades siguen en contacto con sus benefactores a travs
de la vida.
En cuanto a las facultades adquiridas en base a mera legislacin, intento destacar la
prelacin del derecho compatible con mojones extramuros de la ley positiva (de all el
mencionado ttulo de los tres tomos de Hayek: Derecho, legislacin y libertad) a
contracorriente de lo dicho por Hobbes en El Leviatn respecto a que
a) nada puede considerarse injusto fuera de la ley b) el legislador tiene
el poder de hacer y deshacer las leyes segn le plazca c) slo el legislador
conoce las causas finales de la ley d) Los sbditos no pueden cambiar la
forma de gobierno [] Por otra parte, si intentan deponer al soberano y en
consecuencia se los mata o castiga son por ello autores de su propia muerte
o castigo e) Ningn hombre puede protestar contra la institucin del
soberano sin cometer una injusticia f) Los sbditos no pueden en justicia
acusar los actos del soberano g) Cualquier cosa que haga el soberano no
es punible por parte de los sbditos h) El poder y el honor de los sbditos
desaparecen con la presencia del soberano e i) en los casos donde el
soberano no prescribe ninguna norma, el sbdito tiene la libertad de hacer o
no hacer segn sea su decisin.
Afirmas que el error de los marxistas ha sido y el mantener que lo que dicen es
ciencia. El dislate consiste en el contenido de sus afirmaciones. Al fin y al cabo, la
ciencia econmica segn la Escuela Austraca (que Senior, Say y Cairnes haban
insinuado antes) es ms rigurosa que las llamada ciencias exactas debido a que la
metodologa de esta corriente de pensamiento se basa en los axiomas de la accin
humana y, por ende, sus derivados son necesariamente ciertos, no como ocurre en las
ciencias naturales que se basan en el mtodo hipottico deductivo.
Una ciencia es simplemente un conjunto de conocimientos sistematizados que se basan
en ciertos nexos causales que se denominan leyes cientficas. Por eso la economa no es
cualquier cosa en cualquier sentido y tampoco cambia con la situacin histrica tal
como le demostr Menger a Schmoller en su conocido y muy difundido debate.
En realidad se es liberal por motivos epistemolgicos y por motivos ontolgicos. En
el primer caso, porque el uso de la fuerza agresiva deja de lado el no s socrtico y se
arroga conocimiento que del que no dispone (el propio sujeto actuante puede conjeturar
que har en el futuro pero modificar sus prioridades cuando, llegado el momento,
cambian las circunstancias). En el segundo caso, se trata del debido respeto por las
autonomas individuales de nuestros semejantes.
En otros trminos, el liberal no disea nada en ningn sentido como no sea la
programacin de sus propios actos (y con todas las equivocaciones del caso), todo
queda abierto y slo recurre al uso de la fuerza cuando se lesionan derechos de
terceros.
Como hemos dicho al comienzo de nuestra conversacin por la va electrnica, los
socialismos en modo alguno se circunscriben a Marx. Keynes, por ejemplo, es un buen
exponente del ataque al liberalismo en su obra ms difundida -Teora general de la
ocupacin, el inters y el dinero- en la que se pronuncia enfticamente por un creciente
gasto estatal, dficit fiscal y la conveniencia de recurrir a polticas monetarias
inflacionistas para reactivar la economa y asegurar el pleno empleo ya que nos
dice en ese libro que La prudencia financiera est expuesta a disminuir la demanda
global y, por tanto, a perjudicar el bienestar.
Las terminologas y los neologismos ms atrabiliarios son de su factura. No quiero
cansar con las incoherencias y los galimatas de Keynes, pero veamos slo un caso, el
que bautiz como el multiplicador.
Sostiene que si el ingreso fuera de 100, el consumo de 80 y el ahorro 20, habr un
efecto multiplicador que aparece como resultado de dividir 100 por 20, lo cual da 5. Y
prstese atencin porque aqu viene la magia de la accin estatal: afirma que si el
Estado gasta 4 eso se convertir en 20, puesto que 5 por 4 es 20 (sic). Ni el keynesiano
ms entusiasta ha explicado jams como multiplica ese multiplicador.
En definitiva, Keynes apunta a la eutanasia del rentista y, por consiguiente, la
eutanasia del poder de opresin acumulativo de los capitalistas para explotar el valor
de escasez del capital. Resulta sumamente claro y especfico lo que escribi como
prlogo a la edicin alemana de la obra mencionada, en 1936, en plena poca nazi:
La teora de la produccin global, que es la meta del presente libro, puede
aplicarse mucho ms fcilmente a las condiciones de un Estado totalitario que
la produccin y distribucin de un determinado volumen de bienes obtenido en
condiciones de libre concurrencia y un grado considerable de laissez-faire.
*
GP: Me permito audazmente dos comentarios sobre tus doctas reflexiones acerca de
la ciencia econmica. El primero: sobre el grado del rigor de dicha ciencia no hay
unanimidad de criterios, ni siquiera desde la Escuela Austraca. Gabriel Zanotti ha
planteado dos posibles interpretaciones de Mises sobre este punto: Rothbard y
Machlup.
El segundo comentario es sobre Keynes. Aunque no llega a ser socialista (a menos
que cayramos en el exceso de denominar socialista a todo lo que no es liberal),
como bien dices encarna un ataque al liberalismo. Acaso cabe definirlo como
intervencionista e inflacionista.
De paso, agrego que comparti con Marx un profundo desprecio hacia los judos
(Marx en La cuestin juda de 1844: Cul es el dios del judo? El dinero. La
sociedad burguesa crea continuamente judos... y Keynes en Las diferencias entre el
Este y el Oeste de 1925: un pueblo oriental de arraigados instintos antagonistas y por
ende repulsivos a los europeos).
A la luz de los ejemplos que das, especialmente el del multiplicador, se ve que
Keynes tambin comparti la irracionalidad del marxismo, que quisiera redondear.
Me parece que desde el momento en que se circunscribe el valor de las cosas
exclusivamente al trabajo fsico, se desestima todo lo que no lo es: las ideas, la
creatividad, y la correcta organizacin. En esa limitacin subyace un desprecio por la
razn.
El marxismo fue muchas veces entendido como una forma del antirracionalismo, y
Mises lleg a denominarlo la ms radical de todas las reacciones contra el dominio de
la ciencia establecido por el racionalismo.
Para defender una doctrina irracional, hay que acorazarla. Los marxistas lo hicieron
triplemente. Primero, ensearon que el socialismo es fatalmente inevitable, y por lo
tanto quien no coincidiera con l iba a contramano de la historia (hoy se refleja en la
poco humilde autodefinicin de quienes se llaman progresistas, como si hubiera una
sola senda posible por la cual progresar).
Adems, impidieron que se debatiera cmo ha de organizarse la sociedad socialista,
limitndose exclusivamente a la crtica demoledora de la que no lo es. Y ello, en
trminos absolutos y nunca comparando alternativas.
En tercer lugar, como ya has sealado, con su polilogismo negaron a la lgica su
carcter obligatorio, vlido, y general para todos los hombres y todas las pocas. El
pensamiento era para ellos funcin de la clase social en que vive el pensador. Por lo
tanto, toda crtica a su doctrina no necesitaba ser refutada ya que era ipso facto
descalificada por burguesa.
Gracias a esa coraza que haca imposible el debate, la soberbia marxista anunciaba
igualdad desde su fatua cspide, mientras una oligarqua, que llegaba al 2% de la
poblacin, se haba impuesto en nombre del proletariado, al pueblo oprimido en su
conjunto.
Enarbolaban una ciencia que justificaba el exilio a Siberia de los bilogos y
artistas burgueses; las crceles psiquitricas para disidentes, la prohibicin de la
religin, la cruda judeofobia, y una aristocracia de aparichiki que desde la desigualdad
gobernaba con el ltigo a un pueblo silencioso y desconcertado.
Un aspecto metdico de su irracionalidad fue que, aunque el elemento central del
marxismo es el anlisis de la estructura econmica y de las clases sociales, Marx lleg
a esa perspectiva desde la direccin opuesta.
Como explica Robert Conquest en En qu se equivoc Marx (1970), Marx comenz
como filsofo, y slo despus se introdujo en el anlisis poltico y de clase. El anlisis
econmico del capitalismo lo comenz al final, y nunca lo concluy. Es decir que
construy de arriba para abajo. De haber sido coherente con sus propios postulados, l
mismo habra descalificado el procedimiento.
No casualmente Marx no escribi ningn libro con su filosofa; y para hurgar en ella
hay que acopiar ideas desde diversas pginas a lo largo de sus obras. El desprecio de
Marx por la tarea del pensador se lee en su famoso apotegma: los filsofos no han
hecho ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo. Un planteamiento de esa ndole casi anuncia la muerte de la filosofa.
23 El materialismo dialctico
La falsa sabidura - Los burcratas de Washington - Dos tipos de
ciencias

BL: Bien dices que no hay unanimidad sobre la metodologa austraca entre liberales
e incluso entre los que se ubican en esa tradicin de pensamiento. Ms an,
afortunadamente para el progreso de la ciencia, no hay unanimidad entre liberales ni
entre miembros de la Escuela Austraca en prcticamente nada, lo cual permite que
estemos en ebullicin y atentos a posibles refutaciones.
De todos maneras, respecto a tu mencin de Fritz Machlup es pertinente citarlo en
este contexto de su ensayo que lleva el muy apropiado ttulo de The Inferiority
Complex of the Social Sciences en el que concluye que este complejo de inferioridad
ocurre debido a que muchos economistas no se percatan que lo que en verdad
distingue las ciencias sociales de las naturales, es decir, el hecho de que el estudioso de
la accin humana es en s mismo un sujeto actuante y, por ende, posee una fuente de
conocimiento que no se encuentra disponible para el estudioso de las ciencias
naturales.
Concuerdo contigo que lo de lo fatalmente inevitable resulta fatal (para marxistas y
no marxistas). En el comentario sobre socialistas y socializantes en que estamos
embarcados, me parece el momento de reiterar parte de lo que escrib sobre Jerzy
Kosinski quien en su novela Being There (que como sabes fue llevada al cine, en el
mundo hispanoparlante bajo el ttulo Desde el jardn) que trata de la fascinacin que
produce el lenguaje sibilino.
Lo vemos en filosofa a travs de textos extenuantes de factura incomprensible
plagados de neologismos, frases tortuosas y razonamientos circulares. Lo comprobamos
en ensayos de economa que parecen fabricados para mofarse del lector inundados de
lenguaje crptico, contradicciones permanentes y modelos economtricos
inconducentes. Wilhelm Rpke consigna que cuando uno trata de leer un journal de
economa en estos das, frecuentemente uno se pregunta si uno no ha tomado
inadvertidamente un journal de qumica o hidrulica.
Kosinski fue permanentemente agredido por ramificaciones estalinistas en la
universidad de su Polonia natal donde despus de infinitos calvarios se doctor en
sociologa mientras trabajaba como instructor de esqu hasta que logr escaparse a
Estados Unidos donde trabaj como conductor de camiones de da y en horario
parcialmente nocturno de cuidador de un predio de estacionamiento. Al mismo tiempo,
estudiaba ingls hasta que pudo aplicar a una beca de la Ford Foundation que obtuvo
para estudiar en la Universidad de Columbia donde tambin se doctor en psicologa
social y escribi dos libros de gran xito editorial: No Third Path donde muestra la
inconsistencia de pretender una tercera va entre la libertad y el totalitarismo y The
Future is Ours, Comrade en el que invita al levantamiento de sus coterrneos contra las
botas comunistas. Fue profesor de prosa inglesa y crtica literaria en las universidades
de Yale y Princeton, recibi el premio de literatura de la American Academy y del
National Institute of Arts and Letters y presidi el captulo estadounidense del PEN
Club.
En la mencionada novela del jardinero alude a un analfabeto consciente de su
ignorancia en los temas que le preguntan y repreguntan audiencias fascinadas por lo que
consideran un lxico repleto de sabidura que estiman hace referencias metafricas al
cuidado de jardines. Muchos fueron los reputados personajes que se hipnotizaban con
lo que no entendan y afanosamente buscaban soluciones polticas a los enredos que
ellos mismos haban generado. El cuadro de este escrito de ficcin resulta que puede
fcilmente trasladarse a la no ficcin, esto es, a lo que se vive hoy en muchos ambientes
polticos en los que los figurones del caso presumen conocimientos que no tienen ni
pueden tener puesto que stos se encuentran dispersos y fraccionados entre millones de
personas. Las pretendidas directivas de gobernantes megalmanos, concentran
ignorancia al cerrarle las puertas a los procesos abiertos y competitivos compatibles
con la sociedad abierta.
Todo el clima de los burcratas instalados en Washington DC se traduce un una stira
a la poltica cuyo establishment en verdad ha perdido contacto con la realidad. Las
reflexiones de quien se ocupa de cultivar un jardn estn formuladas de modo literal
pero, como decimos, los receptores del mensaje, acostumbrados a complicar las cosas,
lo entienden como consideraciones alegricas.
Estos comportamientos tortuosos aplicados al campo poltico hacen mucho dao
desde el momento que apuntan a colocar a algunos iluminados en pedestales y, como t
dices, Gustavo, el resto de los mortales como sbditos obedientes que deben admirar y
aplaudir los tejes y manejes sobre las vidas y las haciendas ajenas, en lugar de abrir las
puertas y ventanas de par en par al efecto de que las relaciones libres y pacficas
administren lo que les concierne.
Como escribe Erich Fromm en El miedo a la libertad, los gobernantes requieren toda
la parafernalia que rodea a los poderosos al efecto de encubrir el vaco existencial y la
debilidad de quienes estn incrustados en el trono y que deben encadenarse a la
multitud dominada sin la cual se desploman.
En realidad, el trasfondo de la irona y la comicidad en la novela de Jerzy Kosinski
respecto a la poltica y los polticos se sustenta en la maleabilidad de las
muchedumbres y en su fanatismo. Gustav Le Bon lo subraya en su Psicologa de las
multitudes cuando apunta la incapacidad de juicio crtico y razonamiento en la
aglomeraciones humanas donde lo que se acumula no es el talento sino la estupidez
porque en el alma de las muchedumbres lo que siempre domina no es la necesidad de
libertad sino la de servidumbretal vez se necesiten ms voces fuertes como las de
los mile Zola para acusar a los impostores, de frente y sin tapujos ni doble discurso.
*
GP: El complejo de inferioridad de las Ciencias Sociales recuerda al de la filosofa,
disciplina que, despus de la muerte de Hegel en 1831, entr en depresin.
A costa de la esterilidad filosfica, en las universidades florecieron las ciencias
naturales, y su reflejo en el materialismo y el positivismo.
A fin de devolver a la filosofa su estatus cientfico surgi el neokantismo, a partir del
libro Kant y los epgonos (1865) de Otto Liebmann; perdur por medio siglo, y su
mentor fue Hermann Cohen desde la escuela de Marburgo.
En cuanto a la economa, tambin trataba de abrirse paso entre las ciencias sociales,
ante quienes la acusaban de inhumana, fra y calculadora. As, la joven ciencia vio en
Inglaterra y Alemania los polos de enfoques contrapuestos.
En Inglaterra se pona el nfasis en la consistencia lgica, con tendencia a anlisis
abstractos paralelos a los de las ciencias naturales y exactas. Por su parte, para los
economistas alemanes, la insuficiencia de la economa para explicar la realidad,
estimul los anlisis historicistas. Los primeros se esforzaron en sostener el mtodo
cientfico en la economa, y los historicistas se inspiraban en Marx.
En esta encrucijada, la formulacin de una teora correcta del valor en 1884 llev a la
refutacin general del marxismo lograda por Bhm-Bawerk en El cierre del sistema
marxista (1898).
Medio siglo despus de esa cima, nuestro ya comentado Isaiah Berlin insisti en la
diferencia fundamental entre los dos tipos de ciencias, y por ello rechaz la premisa
positivista de que las ciencias naturales sean el paradigma del conocimiento, ergo las
humanas deberan emular a las primeras.
Berlin insisti en separar los dos tipos, diferenciados por la relacin entre el
observador y el objeto de estudio.
Las ciencias naturales estudian el mundo fsico de la naturaleza, y lo hacen desde
afuera. Las ciencias humanas estudian, desde adentro, el mundo que los hombres
habitan y crean. En estas ltimas, los caminos del estudioso y cada faceta de su
experiencia, tambin son partes del objeto de estudio.
Berlin incluy entre ellas a la filosofa, especialmente por su utilidad social, ya que
su meta es que el hombre se entienda a s mismo y no acte en la oscuridad.
Para todas las ciencias, las respuestas empiezan siendo desconocidas, pero para las
preguntas filosficas, adems, incluso el camino para responder es una incgnita. En las
dems disciplinas no: el camino es conocido aunque la respuesta no lo sea.
En este sentido, Berlin ha se ha plantado contra las fuerzas descalificadoras de la
filosofa, que durante el siglo se haban concentrado en el positivismo.
En cuanto al lxico que muy bien denuncias, vaco de contenidos pero
presuntuosamente sibilino y sabihondo, tiene un buen ejemplo en el denominado
materialismo dialctico.
Como bien se sabe, Marx reivindica tres fuentes para su pensamiento: una alemana (la
filosofa de Hegel), una inglesa (la economa de David Ricardo y otros), y una francesa
(las teoras sociales de Saint-Simon).
De la primera, Marx proclam haber puesto a Hegel cabeza abajo al aplicar su
esquema evolutivo a la historia social. Sin embargo, en esa transferencia la
terminologa pierde sentido. Verbigracia la voz contradiccin, que en Hegel resulta
apropiada porque se refiere a ideas y argumentaciones, en Marx es engaosa porque no
puede verificarse su presencia, sino slo declamarse.
El marxismo sostiene que la contradiccin est objetivamente presente en las cosas y
en los procesos pero, aunque arguye ser materialista, no provee de ningn instrumento
objetivo de medicin que pueda detectar la fuerza de la contradiccin.
Por ello, amn del discurso vano, el materialismo dialctico fue marginal en el
marxismo. Sirvi como trasfondo silencioso para hacer creer que haba grandes teoras
detrs de las medidas propuestas, pero, como el jardinero de Kosinski que has
evocado, detrs del silencio no porta ms que ignorancia.
Los marxistas se dedicaron a tomar posiciones polticas y sociales, pero no a indagar
e investigar el materialismo dialctico, ni a verificar si adems de rimbombante era
verdadero.
La ficcin del materialismo dialctico fue un disfraz del marxismo para exhibirse
como cosmovisin abarcadora y completa y, particularmente, como un sistema de gran
escala que da soluciones universales.
Este segundo servicio que prest, permite aadir un motivo ms a los ya sealados
que explican por qu el marxismo hipnotiz a tanta gente, incluidos muchos
intelectuales, y muchsimos jvenes.
Los primeros, con frecuencia son proclives a desdear las soluciones simples a los
problemas concretos, y prefieren sistemas generales que solucionen todo.
En cuanto a los jvenes, encontraron en un sistema como ste un sustento para que su
rebelda adolescente se basara en leyes universales.
Bien sabemos que es ms fcil anhelar sociedades ideales, que intentar mejorar paso
a paso las existentes, imperfectas y frustrantes.
24 El positivismo
La teleologa - La competencia perfecta - El liberalismo argentino

BL: Mi presentacin al inaugurarme como miembro de la Academia Nacional de


Ciencias en Buenos Aires hace casi treinta aos se titulaba Metodologa de las
ciencias sociales y su diferencia con las ciencias naturales con la intencin de
contribuir a este debate. Son indiscutidos los portentosos avances de las ciencias
naturales desde Coprnico a Hawking, de lo cual no se desprende que el mtodo propio
de ese campo de conocimiento deba extrapolarse al de las ciencias sociales donde los
experimentos de laboratorio no son posibles ni pertinentes ya que a diferencia de lo que
ocurre con las piedras y las rosas, el hombre tiene propsito deliberado, lo cual
significa que acta y no meramente reacciona.
Por supuesto que en el ser humano estn presentes nexos causales fsico-biolgicos y
las influencias del medio ambiente, pero se adiciona algo sustancial: la teleologa, es
decir, elige, prefiere, opta y decide. En este sentido Hayek explica que La razn por la
que en nuestro campo de conocimiento [la economa] resulta de tanta perplejidad es,
desde luego, debido a que nunca puede er establecido por medio del experimento, slo
puede adquirirse a travs de un proceso de razonamiento difcil (en On Being an
Economist) y Mises mantiene que No es posible conformar las ciencias de la accin
humana con la metodologa de la fsica y las dems ciencias naturales (en Human
Action. A Treatise on Economics). Por su parte, Bruce Caldwell en Beyond Positivism
nos dice que:
no se ve para nada afectada por argumentos que se limitan a sealar que no
hay tal cosa como una proposicin que es simultneamente verdadera y con
significado emprico. Por supuesto que no hay tal cosa como, siempre que se
acepte la concepcin analtico-sinttica del positivismo. Pero Mises no slo
rechaza esa concepcin sino que ofrece argumentos contra ella [] Una
crtica metodolgica de un sistema (no importa cun perverso pueda parecer
tal sistema) basado enteramente en la concepcin de su rival (no importa cun
familiar son) no establece absolutamente nada.
Y Morris R. Cohen en Introduccin a la lgica apunta que el positivismo y el
neopositivismo consideran que las proposiciones no verificables carecen de
significacin, pero destaca que esa misma proposicin no es verificable y, por otro
lado, como hemos puntualizado, Popper seala que nada en la ciencia es verificable,
slo est sujeta a corroboraciones siempre provisorias abiertas a posibles refutaciones.
Tambin -desde otra lnea interpretativa- Edmund Husserl en La filosofa como ciencia
estricta objeta la utilizacin del mismo mtodo para ambas rea.
Como sabes, Gustavo, la extrapolacin de marras se origina en las obras de Auguste
Comte, enfoque que con otras variantes fueron adoptados primero por Ernst Mach y
luego por Rudolf Carnap y sus seguidores del Crculo de Viena.
En cuanto a que la economa se suele interpretar como inhumana, fra y calculadora
y con ruido a metlico se disip entre los estudiosos atentos a partir de las enseanzas
que la separaron por completo de las nociones marxistas y clsicas en cuanto a que la
economa se circunscriba a lo material para, en cambio, mostrar que se trata de todo lo
concerniente a la accin humana. No hay diferencia entre las acciones que se traducen
en precios monetarios de las que se traducen en precios no monetarios (en todos los
casos se intenta pasar de una situacin de menor valor a una que proporcione uno mayor
y se intenta que lo que se incorpora resulte menor a su costo, de lo contrario no se
acta). La economa trata de la conducta humana sobre lo que tambin trata la
psicologa, la tica y la historia.
Sin embargo los objetos formales difieren: la psicologa trata de los motivos por los
cuales el hombre pretende ciertos fines a travs de determinados medios, la tica se
refiere a los fines y a los medios a los que debera recurrir el hombre y la historia hace
referencia a los medios y a los fines a que recurri el hombre en el pasado y las
consecuencias de dichas acciones. La economa, como hemos dicho, significa elegir,
preferir y optar y su estudio trata de los ingredientes presentes en ese proceso que son
los teoremas derivados de la accin humana (unos tienen lugar en el mercado y otros
fuera del mercado). Entonces, la economa es un proceso por el cual se intercambian
valores que pueden ser materiales o espirituales, que pueden aludir a intercambios
interpersonales (amar, comer, comerciar etc.) o intrapersonales (pensar, contemplar
etc.).
En otro orden de cosas, el desconocimiento al referido proceso presente en el
mercado conduce a absurdos esquemas como la llamada competencia perfecta que
entre sus supuestos se encuentra el conocimiento prefecto de todos los factores
relevantes, lo cual, a su vez, conduce a que desparezca el arbitraje, el empresario y la
misma competencia tal como, entre otros, lo ha explicado Israel Kirzner en The
Meaning of the Market Process, y Murray Rothbard agrega que en ese modelo no
habra razn para mantener saldos en caja con lo que no habran precios y, por ende, no
cabra el clculo econmico (en Man, Economy and State. A Treatise on Economic
Principles ). El propio Mark Blaug ha reconocido que
los Austracos modernos van ms lejos y sealan que el enfoque walrasiano
al problema del equilibrio de los mercados es un cul de sac: si queremos
entender el proceso de la competencia ms bien que el equilibrio final tenemos
que comenzar por descartar aquellos razonamientos estticos implcitos en la
teora walrasiana. He llegado lentamente y a disgusto a la conclusin de que
ellos estn en lo correcto y que todos nosotros hemos estado equivocados
(Afterword, en Appraising Economic Theory).
*
GP: La posibilidad de interpretaciones contrapuestas acerca de la ndole de la
economa, llam mi atencin a travs del contraste entre los dos Premios Nobel de
Economa israeles: Israel Robert Aumann (2005) y Daniel Kahaneman (2002).
Curiosamente, representan abordajes diametralmente opuestos en su comprensin de
la economa. Mientras el primero la ve como eminentemente matemtica, y ligada a la
Teora de Juegos, el segundo llega a ufanarse de ser psiclogo y de haber basado
enteramente en la psicologa su teora de la conducta econmica.
Debido a que tamaa diversidad puede confundir al lego en la materia, fue muy
importante que, como dices, la economa no fuera secuestrada por quienes hubieran
podido desnaturalizarla, y tambin, que el pensamiento liberal en el plano econmico
no termine naufragando, segn citaste la irona de Rpke, en tesis de qumica o de
hidrulica.
Siguiendo tu ejemplo de los modelos de competencia perfecta, me parece que el
liberalismo pasara a ser una pieza de museo si careciera de la figura del empresario
creativo y emprendedor quien intuye datos en base de los que arriesga, o si se lo
despojara del dinmico proceso del mercado.
Me alegra que Israel Kirzner est entre los grandes que refutan aquellos modelos
desconectados de la realidad; en 1989 tuve el gusto de contarme entre quienes lo
recibieron en su visita a Buenos Aires.
La vida de las sociedades percibida como meras entelequias, llevan a que salteemos
lo fundamental: que en los tres ltimos siglos la humanidad ha dado pasos gigantescos
en la erradicacin de la ignorancia, las enfermedades, el estancamiento y la indigencia.
Y que el marco econmico que permiti ello fue el capitalismo, con su innovacin y su
asignacin de recursos hacia la produccin.
Sin duda, los resultados distan de ser perfectos porque, al igual que la democracia, el
capitalismo es un sistema defectuoso que opera a travs de imperfectos seres humanos.
Pero es dable aadir que uno de los factores que trabaron el estupendo progreso del
capitalismo fue precisamente que sus esfuerzos fueron minados por los utpicos, por
quienes reclaman medidas que salvaran expeditamente a la humanidad entera. Por
aquellos que sacrificaran el progreso firme de hoy en el altar de las quimeras futuras
que nunca se cumplen.
En Argentina, los laureles del liberalismo no deberan ser menores. En 1851 el pas
comenzaba a reponerse de dcadas de autoritarismo que lo haban transformado casi en
un desierto. Poco ms de medio siglo despus, Argentina poda mostrarse al mundo
como una grandiosa nacin que atraa inmigrantes e inversiones en el forjamiento de su
slida hacienda.
Por ello es injusta la imputacin bastante difundida de que los liberales fueron
culpables del atraso o de la dictadura en Argentina. El primero no se debi a la
aplicacin de polticas liberales, sino a su abandono.
En cuanto a las dictaduras, ya en 1972 fue publicado un libro periodstico bastante
elocuente: Nosotros los liberales de Csar Augusto Gigena Lamas. En l se condena
inequvocamente el militarismo padecido por el pas desde 1930.
Gigena Lamas, asumiendo la representacin del pensamiento liberal argentino, culpa
a los militares que se sintieron investidos de un mandato mesinico y convirtieron al
resto de sus compatriotas, durante dcadas, en ciudadanos de segunda clase Nadie le
ha conferido a las Fuerzas Armadas la funcin de jueces para decidir cundo tienen que
venir y cundo tienen que irse.
El autor vuelca su sarcasmo hasta en don Jos Flix Uriburu, (que sac) a pasear el
Colegio Militar en un recorrido cuya parada final era la Casa de Gobierno. Y parece
que les gust, porque desde entonces slo han salido de ella por el tiempo necesario
como para volver al cuartel a cambiarse de uniforme, lapsos en los que dejan a un civil
para que se entretenga un rato.
La conclusin de Gigena Lamas es que Uriburu, al alterar el orden constitucional,
inici una costumbre que es una de las causas bsicas de nuestro estancamiento y
nuestro atraso.
Conste que escribi esas pginas antes incluso de que se gestara la ms dura de las
dictaduras argentinas.
25 La fatal arrogancia
El peronismo - El terrorismo - La accin aberrante

BL: ramos amigos con Csar Gigena Lamas y, entre otras actividades, escribamos
en la revista El Burgus de Roberto Aizcorbe. Es muy cierta la decadencia notable de
la Argentina. El nacionalismo (necesariamente estatista) comenz a perfilarse con
intensidad en el treinta, perodo en el que se estableci el control de cambios, la banca
central, las juntas reguladoras y el impuesto progresivo. Luego con el advenimiento del
peronismo se acentu en grado sumo el espritu totalitario.
Antes de eso, desde el fin de la tirana rosista hasta los primeros pasos populistas de
Yrigoyen (el prfido traidor de mi sobrino como le deca el liberal Alem), la
Argentina era la admiracin del mundo. Los inmigrantes venan a hacerse la Amrica
debido a que los salarios e ingresos en trminos reales del pen rural y del obrero de la
incipiente industria eran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, Italia y Espaa.
Juan A. Gonzlez Caldern, en su obra No hay Justicia sin Libertad. Poder Judicial
y Poder Perjudicial consign que La tirana [peronista] haba abolido, como es de
pblico y completo conocimiento, todos los derechos individuales, todas las libertades
cvicas, toda manifestacin de cultura, toda posibilidad de emitir otra voz que no fuese
la del strapa instalado en la Casa de Gobierno con la suma del poder, coreada por sus
obsecuentes funcionarios y legisladores, por sus incondicionales jueces, por sus
domesticados sindicatos y por sus masas inconscientes.
El 21 de junio de 1957 Pern le escribe desde su dorado exilio a su compinche John
William Cooke aconsejando que Los que tomen una casa de oligarcas y detengan o
ejecuten a los dueos, se quedarn son ella. Los que toman una estancia en las mismas
condiciones se quedarn con todo, lo mismo que los que ocupen establecimientos de
gorilas y los enemigos del pueblo. Los suboficiales que maten a sus jefes y oficiales y
se hagan cargo de las unidades, tomarn el mando de ellas y sern los jefes del futuro
(en Correspondencia Pern-Cooke).
Pern alent las formaciones especiales (un eufemismo para enmascarar el
terrorismo) y felicit a los asesinos de Aramburu y de todas las tropelas de forajidos
que asaltaban, torturaban, secuestraban y mataban. Declar que Si la Unin Sovitica
hubiera estado en condiciones de apoyarnos en 1955, poda haberme convertido en el
primer Fidel Castro del continente (Montevideo, Marcha, febrero 27, 1970).
Al poco tiempo, en su tercer mandato, al percatarse que ciertos grupos terroristas
apuntaban a copar su espacio de poder los ech de la Plaza de Mayo durante un acto y
mont desde su ministerio de bienestar social (!!) otra estructura terrorista con la
intencin de deshacerse fsicamente del otro bando. En ese tercer mandato, reiter la
escalada de corrupcin y estatismo a travs de su ministro de economa retornando a
una inflacin galopante, controles de precios y reinstalando la agremiacin autoritaria
de empresarios y sindicatos.
Todos los pequeos ahorristas que invertan en terrenos y departamentos, fueron
esquilmados por Pern con las consabidas legislaciones de alquileres y desalojos,
rematados con inauditos planes quinquenales que hicieron que en el pas del trigo
escaseara el pan. Se estatizaron empresas con lo que comenzaron las situaciones de
angustia deficitaria e inflacin y se monopoliz el comercio exterior a travs del IAPI
que tambin constituy una monumental plataforma para el enriquecimiento de
funcionarios pblicos.
Ezequiel Martnez Estrada apunta que Pern organiz, reclut y reglament los
elementos retrgrados permanentes en nuestra historia [] El peronismo es una forma
soez del alma de arrabal [] Eran las mismas huestes de Rosas, ahora enroladas en la
bandera de Pern, que a su vez era el sucesor de aquel tirano (en Qu es esto?
Catilinaria).
Por su parte, Amrico Ghioldi escribe que Eva Duarte ocupar un lugar en la
historia de la fuerza y la tirana americana [] el Estado totalitario reuni en manos de
la esposa del Presidente todas las obras [] el Estado totalitario haba fabricado de la
nada el mito de la madrina [] en nombre de esta obra social la Fundacin despoj a
los obreros de parte se sus salarios (en El mito de Eva Pern).
Sebastin Soler, como Procurador General de la Nacin, dictamin que Antes de la
revolucin de septiembre de 1955 el pas se hallaba sometido a un gobierno desptico
y en un estado de caos y corrupcin administrativa [] Como es de pblica notoriedad,
se enriquecieron inmoralmente aprovechando los resortes del poder omnmodo de que
disfrutaba Juan Domingo Pern y del que haca partcipe a sus allegados.
Pares de Pern, constituidos en Tribunal de Honor del Ejrcito, concluyeron que En
mrito de los resultados de las votaciones que anteceden, el Tribunal Superior de
Honor aprecia, por unanimidad, que el seor general de Ejrcito Juan Domingo Pern
se ha hecho pasible, por las faltas cometidas, de lo dispuesto en el No. 58, apartado 4
del reglamento del los tribunales de honor: descalificacin por falta gravsima,
resultando incompatible con el honor de la institucin armada que el causante ostente el
ttulo del grado y el uso del uniforme; medida sta la ms grave que puede aconsejar el
tribunal (en Tribunal de Honor del Ejrcito, firmado por los tenientes generales
Carlos von de Becke, Juan Carlos Bassi, Vctor Jaime Maj, Juan Carlos Sanguinetti y
Basilio D. Pertin, octubre 27, 1955).
En un editorial de La Nacin de Buenos Aires (noviembre 2 de 1959) se lee que El
Partido Peronista no fue nunca, en efecto, un partido democrtico, sino la figuracin de
un organismo ulico, posesionado de todos los resortes del poder y hasta del
presupuesto nacional para el cumplimiento de menguados fines partidistas []
instalaba sus famosos unidades bsicas en bienes inmuebles del fisco, obtena fondos
del tesoro nacional o presionando a la industria, al comercio, a los sindicatos.
*
GP: En tu crtica al estatismo local te centras en el lder del peronismo y en los
perjuicios que acarre su poltica. De los autores que citas al respecto, pude conocer
bien la obra de Sebastin Soler, e inclu sus sagaces conclusiones en mi libro La
judeofobia. Me parece que hay un aspecto de las conclusiones de Soler que tambin
describe a los marxistas.
Soler analiza la mentalidad de quien odia, a partir de un ensayo de Jean-Paul Sartre
sobre el odio antijudo. La obra de Soler se titula Mecnica mental del antisemitismo,
y en ella define el espritu de abstraccin que activa al resentido: un sujeto que ha
construido los ms sumarios esquemas, pero resuelve que ese conocimiento es
suficiente para la accin, que no quiere saber ms.
Toda informacin adicional lo irritara porque ella podra cuestionar sus esquemas
establecidos. Quiere descansar en la limitada informacin que obra en su poder; no
necesita ms a fin de poder actuar violentamente en consecuencia. Ansa descargar esa
violencia, y le molesta que un nuevo dato pueda modificar el esquema en el que esa
violencia se sustenta.
Por eso, nada podr convencerlo de que no debe golpear. Sebastin Soler se refiere a
la peligrosidad de cuando ese conocimiento defectuoso, acompaado de la voluntad
de no saber ms, se proyecta sobre las relaciones humanas y sociales porque nuestras
acciones son desencadenadas a partir de una imagen, pero recaen sobre un ser real.
Y concluye que no es pensamiento especulativo; no est movido propiamente por una
voluntad de conocer, sino por una voluntad de actuar. En su esencia no es propiamente
pensamiento sino accin aberrante.
Me parece que hay una parte que puede aplicarse al marxismo, con la importante
salvedad de que al marxista no lo mueve el deseo de la violencia sino el de la
igualacin en supuesta defensa de los ms necesitados.
Con todo, tambin l est trabado para agregar informacin a lo que ya sabe, porque
siente que, por ser marxista, es el portador de una ciencia bsica y universal. l, por el
mero hecho de adherir a la doctrina de la sabidura, ya es plenamente docto y, en la
prctica, capaz de emitir juicios casi sobre cualquier tema sin demasiados esfuerzos.
Por ello es tan acertado el ttulo del ltimo libro de Hayek, La fatal arrogancia
(1998), en el que no slo muestra al socialismo como un gran error, sino que
desenmascara la arrogancia del ingeniero social.
ste presume poder disear y organizar reas del entramado de las interacciones
humanas. Acta como si tuviera toda la informacin sobre ellas cuando, no solamente
carece casi enteramente de ella, sino que tampoco admite que se le suministre ms, y
procede a imponer sus decisiones.
Aunque est ante un conocimiento disperso y un orden espontneo, la arrogancia del
planificador central lo convence de que sabe todo, y los resultados de su plan son
usualmente fatales para su sociedad.
Algo similar ocurre hoy en da con otros conceptos, aun con uno tan antittico de la
intolerancia como el de pluralismo. A pesar de que el pluralismo debera ser fuente
de mximo respeto a las ideas ajenas, algunos se arrogan la sabidura para definir los
parmetros del pluralismo, y sienten que, debido a que han llegado a sus conclusiones
desde ese pedestal, todo el mundo debera llegar a conclusiones similares salvo los que
caigan en el error no ser autnticamente pluralistas.
Arrogancia paralela abona la tesis post-modernista acerca del fin de las ideologas.
No cabe duda de que hay ideologas que se han desmoronado estrepitosamente, como el
marxismo, pero sorprende que precisamente los que hasta hace poco la sostenan
olmpicamente, compensan ahora su incapacidad de autocrtica con el escudo de que
todas las ideologas han muerto, ergo no hay nada que revisar.
Yo me equivoco, t te equivocas, todos nos equivocamos, aqu no ha pasado nada, y
un siglo de estulticia intelectual hipnotizada por el espejismo socialista, no merecera
ni siquiera una revisin (ni qu hablar de disculpas).
26 La identidad entre los totalitarismos
El historicismo - Los contendientes en la civilizacin - Del neoltico a la
Revolucin Industrial

BL: En nuestra autopsia, que como he puesto de manifiesto la interpreto como la


quiebra intelectual de los socialismos pero para nada la defuncin en el plano poltico
en el que se adoptan sus postulados con mpetu variado.
Esos socialismos suelen beber de la fuente marxista con diferentes tragos de otros
recipientes cuyas polticas resultantes son muchas veces no-marxistas (y en muchas
ocasiones muy poco marxistas, aunque en el fondo siempre aparecen en escalas
diferentes las diatribas contra la propiedad privada).
Estas variantes son, a mi juicio, las ms extendidas cuyo eje central descansa en el
igualitarismo al que hice referencia en mi primera entrada en este dilogo. Buena parte
de las variantes socialistas y socializantes son judeofbicas (para recurrir a tu libro
sobre la materia que, junto con la obra de Edward H. Flannery, es lo mejor que se ha
escrito sobre ese tema tan repugnante). Y, como tambin dej consignado en nuestro
intercambio, la vertiente de mayor xito es el fascismo por las razones antes apuntadas.
Respecto a Marx, antes de la publicacin de el primer tomo de El Capital en 1867,
tena redactados los otros dos tomos como nos dice Engels al escribir la introduccin al
segundo tomo prcticamente treinta aos despus de la publicacin del primero (en
1894, y Marx haba muerto en 1883). Una conjetura muy difundida es que se abstuvo de
dichas publicaciones (y de toda otra a pesar de contar con 49 aos de edad y de haber
publicado antes muy seguido desde su primera obra en 1844 a la que le siguieron otras
seis, con anterioridad al referido primer tomo), no public ms -se estima en crculos
acadmicos- debido a la estocada mayscula que signific la difusin de la teora de
Jevons y sobre todo la de Menger a la que hemos hecho referencia sobre la teora
subjetiva del valor que liquid la esbozada por los clsicos como Adam Smith y David
Ricardo y, consecuentemente, con la suya en la que se sustent la plusvala y la teora
de la explotacin.
A estos enjambres, se agrega el historicismo inherente al marxismo, contradictorio
por cierto puesto que si las cosas son inexorables no habra necesidad de ayudarlas con
revoluciones de ninguna especie. Tambin es contradictorio su materialismo dialctico
que sostiene que todas las ideas derivan de las estructuras puramente materiales en
procesos hegelianos de tesis, anttesis y sntesis ya que, entonces, en rigor, no tiene
sentido elaborar las ideas sustentadas por el marxismo (ni por ninguna otra tradicin de
pensamiento puesto que no seran las ideas las iniciadoras del cambio).
En este sentido, Marx se interroga y responde en el primer tomo del El Capital de
este modo: Son los hombres libres para elegir esta o aquella forma de sociedad?
Bajo ningn concepto [...] Las mismas personas que establecen las relaciones sociales
en conformidad con la productividad material, producen principios, ideas y categoras
como consecuencia de aquellas relaciones sociales [...] As se explica que la formacin
de las ideas deriva de las prcticas materiales.
Y en el cuarto inciso de la seccin tercera del sexto captulo de La sagrada familia
insiste (con Engels) en el materialismo, influido por la lnea Holbach y Feuerbach, tal
como dijimos, Marx lo haba revelado antes en su tesis doctoral sobre Demcrito en la
Universidad de Jena.
Tampoco era Marx bueno en los pronsticos, puesto que sus tres ms sonados
resultaron en un fiasco. En primer lugar, que la revolucin comunista se originara en el
ncleo de los pases con mayor desarrollo capitalista y, en cambio, tuvo lugar en la
Rusia zarista. En segundo trmino, pronostic que la propiedad estara cada vez ms
concentrada en pocas manos y solamente las sociedades por acciones produjeron una
dispersin colosal de la propiedad. Por ltimo, que las revoluciones comunistas
apareceran en las familias obreras cuando todas surgieron en el seno de intelectuales-
burgueses que dieron la espalda a sus orgenes.
Antes he escrito que no se necesita ser un observador avezado para constatar los
adelantos tecnolgicos de magnitudes colosales. Pero este importantsimo fenmeno es
slo un contendiente en la carrera en el inmenso teatro de la civilizacin.
Hay otros dos participantes que revisten una inmensa importancia y son decisivos
para el xito final del primer contendiente mencionado. Se trata, en primer lugar. del
calado espiritual de los seres humanos. Observamos con preocupacin que con
pequeos espacios de libertad la energa creativa produce inventos de extraordinaria
vala pero de nada sirven si se pierde la brjula moral.
El tercer competidor est conformado por los enemigos declarados de todo vestigio
civilizado. Son los que representan las distintas vertientes del totalitarismo sobre los
que hemos comentado, Gustavo. Comparado con la degradacin moral en curso, este
competidor no resulta tan peligroso ni devastador. Ms an: estara anulado y
neutralizado en sus pretensiones, si la fuerza moral en que descansa la civilizacin
estuviera en su plenitud en otros mbitos.
Por momentos soy algo escptico, fundamentalmente porque veo que un nmero
inmenso de quienes simpatizan con la libertad no hacen nada por contribuir a que se
corrija la situacin y actan como si estuvieran en una inmensa platea esperando que
los problemas sean resueltos por otros, los que estn en el escenario, sin percibir que
este es un buen modo para que se les caiga el escenario y todo el edificio encima.
Sin duda que me reconforta grandemente cuando compruebo los estudios y los
esfuerzos de personas que dedican tiempo, recursos o las dos cosas a difundir los
fundamentos de la sociedad abierta. Esto lo veo en mis alumnos y lo constato en las
labores tan frtiles que llevan a cabo instituciones dedicadas a promover espacios de
libertad.
Pero por lo anterior, Gustavo, se hace necesario afilar las neuronas para introducir
nuevos lmites al poder, de lo contrario la muerte no ser de los socialismos sino de la
sociedad abierta.
*
GP: En efecto, por momentos notaba cierto escepticismo durante nuestro dilogo,
parcialmente justificado por algunas experiencias histricas. Sabemos que un milenio
despus del florecer helnico, cuando lo heredaba el vasto y organizado imperio
legislador, los brbaros pudieron desintegrarlo todo y el mundo enlobregueci por
varios siglos.
Tambin asusta recordar que hace ochenta aos, la nacin que haba aportado los
mximos msicos, poetas y filsofos, se precipit hacia el infierno y arrastr al mundo
con ella.
El destino de la humanidad a veces parece flaquear y aun las personas creyentes, para
quienes ese fin no es fortuito, sentimos que los vericuetos del sendero pueden
decepcionar.
Los liberales, precisamente, asumimos desconocer los detalles del serpenteo
histrico, inmunes a las inevitabilidades que caracterizan al marxismo. Guy Sorman
llam el principio Hayek al test de la autenticidad liberal: son liberales lo que
admiten que el mundo obedece a leyes que no dominamos. Por ello preferimos la suma
de las voluntades individuales y no la planificacin voluntarista de una lite.
Y si bien la felicidad y el progreso de los hombres no pueden ser planificados, hay
motivos para ser menos escpticos.
Comienzas acertadamente la nmina de los contendientes en la carrera de la
civilizacin, con los avances tecnolgicos, que pueden ser un buen barmetro.
La revolucin del neoltico transform al ser humano de depredador en productor,
gracias a que en la gloriosa Sumeria de antao se diera lugar a la propiedad privada, la
agricultura, la ganadera, la domesticacin de animales, la cermica, el tejido, la
construccin de viviendas.
As, despus de una prolongada niebla de cientos de miles de aos, hace unos seis mil
aos el hombre fue protagonista de una explosin civilizadora inimaginable.
El Renacimiento, que dio comienzo a nuestro mundo intelectual, se difundi gracias a
grandes descubrimientos como la brjula y la imprenta.
A fines del siglo XVIII, la Revolucin Industrial vincul los nuevos desarrollos
tecnolgicos (las mquinas a vapor) con los productivos (la industria textil), y por ello
ciment un mundo en el que para la produccin no ser necesaria la fuerza animal ni la
humana.
Las Ciencias Sociales son acaso un producto de la necesidad de explicar dicha
agitacin.
Para entender nuestra era ciberntica an nos falta perspectiva (y sapiencia) pero una
aventura sideral se asoma detrs de ella ante nuestra atnita mirada.
De todos modos, no me gustara que mi optimismo sonara extremo, porque soy
consciente de las fuerzas que en esta poca intentan destruir la civilizacin simplemente
porque no pueden competir con ella.
En cuanto a tu mencin de que buena parte de las variantes socialistas y socializantes
son judeofbicas, agrego que Hannah Arendt fue pionera en sealarlo en su obra
cumbre: Los orgenes del totalitarismo (1951). Es el mejor rastreo de las tiranas del
siglo XX y de cmo stas daaron a la civilizacin Occidental y a la esencia misma del
ser humano.
Para Arendt, los dos sistemas totalitarios, el nazifascista y el comunista,
representaban novedades sin precedentes, construidas en base de la ficcin poltica y
del terror, a partir de supuestas leyes de la historia (el triunfo ineludible de una clase) o
de la naturaleza (la inevitable victoria de la raza superior).
Hayek haba adelantado esa equiparacin entre ideologas que usualmente parecan
contrapuestas; Arendt lo profundiz, y es notable que comience con una parte titulada
Antisemitismo, sin ofrecer al respecto explicaciones. Arendt mostraba cmo el uso y
abuso de la judeofobia eran el sustrato del totalitarismo.
Uno de los dos monstruos us El Capital de Marx como texto religioso, jams
cuestionado en sus flagrantes fallas. Y as sus intelectuales exaltaron entusiastamente
los peores desatinos, siempre con vocacin de revisar crticamente la sociedad que los
rodea (pero slo la que los rodea y nunca la que moldea sus propias concepciones).
Ahora nos cuentan, en retrospectiva apologtica, que en rigor Marx no propuso la
abolicin del mercado. Lo que saltean es que el profeta tampoco repar en que, sin
propiedad y sin precios, el mercado es destruido.
Len Trotski en su prlogo al Manifiesto Comunista, en 1937, lo llama el panfleto
ms genial de la literatura mundial, que nos sorprende an hoy por su frescura y
concluye an ms desconectado de la realidad: Cuando se festeje el centenario del
Manifiesto Comunista, la Cuarta Internacional se habr convertido en la fuerza
revolucionaria decisiva de nuestro planeta.
La realidad fue la inversa de todo lo que han predicho, tanto los estalinistas que en
efecto actuaron como aliados del nazifascismo, como los maostas que sembraron
muerte y hambre, y los trotskistas que se limitaron a teorizar y filosofar sobre
entelequias.
27 Dos concepciones de gobierno
La portacin de armas - El consecuencialismo - El uso de la fuerza

BL: Para contribuir a que se concrete la posibilidad de una defuncin de los


totalitarismos, resulta primordial escarbar en las defensas de la sociedad abierta. La
ms importante es el trabajo en el terreno de las ideas, pero como apoyo logstico se
necesita hacer uso de la fuerza como defensa propia frente a la agresin. En este ltimo
sentido, cabe subrayar lo que he escrito en otra ocasin sobre la portacin y tenencia de
armas que mencion antes muy al pasar en nuestro dilogo y agregar ahora una lnea
sobre las milicias y los ejrcitos permanentes.
Es notable el marcado contraste en el continente americano entre el mundo anglosajn
y el latino en cuanto a la concepcin original de gobierno. En el primer caso, se trat de
funcionarios a los que se desconfiaba respecto a las posibilidades de abuso de poder y
que, por tanto, haba que controlar y limitar severamente en sus funciones al efecto de
garantizar los derechos de quienes venan escapados de la intolerancia y la persecucin
gubernamental. En el sur, en cambio, la idea de gobierno pari con la nocin de
conquista (salvo casos excepcionales como el extraordinario Fray Bartolom de las
Casas) y el uso de ttulos como los de reverendsimo excelentsimo y sandeces
equivalentes que muestran servilismos a todas luces improcedentes dirigidos a meros
empleados de ciudadanos libres. Despus de la llamada independencia, como
pronostic Juan Bautista Alberdi, dejamos de ser colonos de los espaoles para serlo
de nuestros propios gobiernos durante buena parte de las historias latinoamericanas.
Recin ahora, en Estados Unidos, lamentablemente, se nota una modificacin sustancial
en direccin a inflamar las atribuciones del Leviatn.
En todo caso, en buena parte de la historia estadounidense, la libertad estaba
garantizada y cuidada en grado sumo. Su Constitucin estableci prioritariamente la
tenencia y portacin de armas al efecto de defenderse de los agresores a los derechos,
comenzando por el gobierno que consideraban una simple reparticin para la proteger
al ciudadano el cual no deba encontrarse desarmado y desguarnecido, del mismo modo
que el titular de una propiedad vigilada por sus empleados no se desarma frente a ellos
sino que los controla. Ms an, como adelantamos ha escrito Leonard E. Read No
pretendimos que nuestra agencia de defensa comn nos debiera gobernar del mismo
modo que no se pretende que el guardin de una fbrica acte como el gerente general
de la empresa (en Government: An Ideal Concept).
Por su parte S. P. Halbrook, en That Every Man be Armed: The Evolution of a
Constitutional Right, pone de manifiesto el estrecho correlato entre cantidad de
homicidios y asaltos con la prohibicin de tenencia y portacin de armas, y Brian
Doherty en Gun Control on Trial muestra que, hasta el momento, la mayor parte de los
conocidos tiroteos ocurridos en lugares pblicos en Estados Unidos se originaron en
personas que no tenan permiso de portacin y tenencia de armas de fuego, ni mostraron
inclinacin alguna por obtenerlo.
Es que, como apunta Csar Beccaria -precursor del derecho penal-, el que desea
cometer un delito no pide permiso para utilizar armas mientras que la vctima se
encuentra en desventaja manifiesta si la obligan a estar desarmada.
Escribe Beccaria en On Crimes and Punishments que la prohibicin de contar con
armas
sera lo mismo que prohibir el uso del fuego porque quema o el agua
porque ahoga [] Las leyes que prohben el uso de armas son de la misma
naturaleza: desarman a quienes no estn inclinados a cometer crmenes []
Leyes de ese tipo hacen las cosas ms difciles para los asaltados y ms
fciles para los asaltantes, sirven para estimular el homicidio en lugar de
prevenirlo ya que un hombre desarmado puede ser asaltado con ms
seguridad por el asaltante.
No en vano gobiernos como los de Cuba y los Hitler y Stalin del planeta, lo primero
que decretan es la prohibicin para la tenencia de armas y proceden a la confiscacin
de las existentes. No por casualidad aconsejan la tenencia y portacin de armas desde
antiguo autores, entre otros, como Cicern, Ulpiano, Hugo Grotius, Locke, Algernon
Sidney, Montesquieu, Edward Coke, Blackstone, George Washington, George Mason,
Adams, Patrick Henry, Thomas Jefferson y Jellinek.
De ms est decir que la tenencia y portacin de armas implica penas muy graves por
el slo hecho de amenazar a otra persona sin que medie defensa propia (o alardear y
exhibir el arma), lo cual incluye la responsabilidad penal por el uso irresponsable de
armas que pongan en riesgo a vecinos y procedimientos equivalentes y, desde luego, la
prohibicin a menores y delincuentes por lo que, igual que las licencias para conducir,
en este caso se requieren las autorizaciones respectivas.
Cuando aparecen inmensos carteles en los que se retrata un monstruo acompaado de
la leyenda Permitira usted que esta persona porte armas? no parece percatarse de
que, precisamente, ese ser el que use armas contra vctimas indefensas.
El derecho a la defensa propia resulta esencial, para lo que debe comprenderse que
en ltima instancia el problema no radica en las armas peligrosas sino en los sujetos
peligrosos. Los terroristas tampoco atienden normas ni restricciones de ninguna
naturaleza, pero el problema se agrava exponencialmente cuando las vctimas ests
obligadas a estar desarmadas.
Por ltimo, de acuerdo a lo anunciado, para la defensa colectiva es de inters
recordar la enorme desconfianza puesta de manifiesto por los Padres Fundadores en
Estados Unidos respecto a los ejrcitos permanentes (por ejemplo, en el No. XXV de
Los papeles federalistas), y sus consejos respecto a las ventajas que brindan las
milicias (por ejemplo, en el No. XLVI de la obra citada).
Y respecto a las invasiones a otros pases sin que medien ataques para salvar
democracias y similares, los interesados podrn reclutar mercenarios y actuar en
consecuencia (y asumir la entera responsabilidad por lo que hacen).
*
GP: Desgranas los derechos de portacin de armas en estos das, en los que el asunto
ha despertado agitados debates como consecuencia de varias tragedias que
conmovieron a la opinin pblica.
Obviamente no todo se ha dicho al respecto, y es oportuno que en tus citas te detengas
en las obras que, con datos estadsticos y concretos, ponen el nfasis en cun indefensos
quedan los ciudadanos si los nicos que portan las armas son, de hecho, slo los que lo
estn dispuestos a hacerlo ilegalmente.
La virtud de revisar la realidad a fin de cerciorarse si los pasos dados generan los
resultados previstos, es una de las inhabilidades que hemos criticado de los marxistas.
En este contexto, vale reivindicar el liberalismo consecuencialista defendido por
Milton Friedman y por los liberales clsicos. Sin necesidad de llevar su principio
rector a aplicaciones ciegas y extremas, la nocin bsica es que una accin debe
juzgarse ms por sus resultados que por otras consideraciones morales.
Por supuesto, la idea viene relacionada con uso de la fuerza, y corresponde plantear
la repetida pregunta de cmo ha de distinguirse el uso de la fuerza orientado a la
destruccin, de aqul que es un legtimo ejercicio de autodefensa. Es decir: si acaso la
distincin entre uno y otro no es eminentemente subjetiva.
Opino que la distincin es crucial, porque no abogamos por una situacin de ingenua
pasividad en la que se prohbe absolutamente todo uso de la fuerza.
Quien est defendindose no pretende destruir al otro, ni trastocar su naturaleza. Est
concentrado en su propia construccin. Quien agrede, por el contrario, se lanza a un
ataque fsico contra el que est afuera.
El adjetivo fsico es pertinente, porque el victimario se presenta con frecuencia
como defendindose; as lo han hecho los agresores de la peor calaa.
Sin embargo, se trataba de una defensa mstica, escatolgica, mientras el ataque era
muy fsico, concreto e inmediato.
Quienes arrasan y devastan, necesitan explicar su pretendida defensa con alguna
doctrina, con una interpretacin de la realidad. Por el contrario, la fuerza de quien se
defiende del ataque palmario, es entendible por s sola, y por ende, es perfectamente
legtima.
Ya que he hablado de una corriente dentro del pensamiento liberal, me permito
expresar una frustracin que a veces nos acompaa a quienes no somos economistas,
ante ciertos debates entre liberales. Por momentos parecen discusiones entre trotskistas
en su lejana de la realidad concreta.
Como dos amigos que deciden cruzar el Atlntico a nado desde Buenos Aires, y en
pleno Ro de la Plata comienzan a discutir si van a llegar a las costas de Sudfrica o a
las de Namibia. Este sndrome Namibia, por llamarlo de algn modo, no ayuda a que
las personas comprendan el rol primordial que el liberalismo tiene como impulsor de
progreso y prosperidad.
La fuerza del liberalismo nos protege contra el totalitarismo agresor que lleva a una
ruptura en la civilizacin de nuestra nica raza: la especie humana.
Las fuerzas retrgradas desprecian la libertad y arrastran a la masa a fines unnimes
(los del lder infalible) que son cumplidos como si fueran los de cada individuo.
Siempre necesitan del enemigo externo para justificar su autoperpetuacin en el
poder. Son las herederas de la horda y del miedo que empantanaron el progreso durante
miles de siglos.
Deben ser derrotadas y, para lograrlo, el uso de la fuerza es legtimo. No se trata de
inflar el Leviatn ni de salvar democracias, sino de protegernos contra quienes aspiran
a destruirnos porque no pueden construirse a s mismos.
28 El uso de la fuerza
Las relaciones interindividuales - El mercado de drogas - El
conservadorismo

BL: Aparentemente, Gustavo, suscribes la nocin que una poltica debe juzgarse ms
por sus resultados que por consideraciones morales, pero es que los resultados estn
ntimamente vinculados a lo moral.
No hay posibilidad de escisin. Si los resultados estn reidos con valores morales,
son inconvenientes y viceversa. Desde la perspectiva liberal el principio moral bsico
es el respeto recproco. Por eso la mejor definicin del liberalismo que fabriqu hace
aos es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros.
En este sentido, quiero ilustrar la idea con un punto que mencion de modo fugaz en
nuestras conversaciones cibernticas y que ahora desarrollo. Se trata de la llamada
guerra contra las drogas que invade el derecho de cada cual a hacer lo que le plazca
con su persona, ergo, es una cruzada inmoral que, como era de esperar conduce a
resultados calamitosos como es del pblico conocimiento.
Por el contrario, desde dos mil aos antes de Cristo hasta 1971 en que comenz la
guerra contra las drogas no hubo problemas con esas sustancias para usos no
medicinales, salvo la decimonnica Guerra del Opio debido precisamente a la
prohibicin en China.
Unos cuatro mil aos es una muestra suficiente. En su momento escrib un libro sobre
este tema titulado La tragedia de la drogadiccin. Una propuesta en el que sugera
liberar el mercado de drogas.
Hay aqu dos planos morales, uno se refiere a las relaciones interindividuales: no hay
derecho a recurrir a la fuerza para interferir en los espacios privados de cada uno. El
segundo plano es el de las decisiones que adopta una persona respecto a su vida. Este
segundo plano no nos concierne en la llamada guerra contra las drogas, en cambio
toma de lleno el primer aspecto.
La drogadependencia es una tragedia que afecta el cerebro del consumidor y
entristece observar seres que decimos humanos slo por algunos rasgos externos,
desalineados al extremo de la roa, con piernas y brazos que se asemejan a palos de
escoba, llenos de venas saltonas y agujereadas por todas partes, rostros desencajados,
ojos inyectados en sangre sin expresin, bocas babeantes con labios prpura resecos y
rajados, pieles de un amarillo mortecino, tabiques nasales perforados y generalmente
vestidos con colores fnebres, estampados con calaveras de diversas dimensiones. Esta
es la imagen viva de la tragedia, aunque debe puntualizarse claramente que una cosa es
el uso y otra el abuso, de mismo modo que no todos los que beben alcohol estn en
estado de delirium tremens (notemos de paso el correlato con la nefasta Ley Seca).
El poeta que se cree ms inspirado, o el operador de Wall Street que se cree ms
eficiente consumiendo drogas, no necesariamente estn incluidos en el cuadro que
acabamos de dibujar.
La prima por el riesgo de operar en ese mercado, hace que el precio de la droga se
eleve sustancialmente, generando abultados mrgenes de ganancias. Ese precio elevado
permite que irrumpan en el mercado las drogas sintticas, de efectos mucho ms
devastadores que las naturales. Tambin los altos precios permiten que aparezca la
figura del pusher quien obtiene miles de dlares semanales, y que se ubica
generalmente a la entrada de los colegios y otros lugares para atraer clientela,
especialmente de gente joven.
El comercio en el mercado negro no permite la contencin por parte de mdicos y de
los tribunales en caso de fraude en la venta, a los efectos de evitar castigos. El
comercio en el mercado negro obliga a los consumidores a entrar en el circuito
criminal, con todos los riesgos que de ello se deriva, lo cual, en algunas oportunidades
tambin dificulta la utilizacin de drogas para fines teraputicos. El comercio en el
mercado negro tie las actividades legtimas a travs del lavado de dinero, lo cual
oscurece las contabilidades y los registros de los negocios.
Las documentaciones correspondientes atestiguan la monumental corrupcin de
autoridades policiales, de jueces, gobernantes, militares y agencias encargadas de
controlar el mercado de drogas.
Debido a que se trata de una relacin contractual voluntaria, en el mercado de drogas
no hay vctima ni victimario, por tanto debe recurrirse a la figura del sopln que
necesariamente deriva en lesin de libertades, a travs del entremetimiento en el
secreto bancario, escuchas telefnicas, invasin de domicilio y detencin sin juicio
previo.
En muchas ocasiones se presenta una anomala estadstica por va de un error de
inclusin en cuanto a la relacin drogas-crimen. No es relevante tomar el universo de
crmenes y constatar que existe una alta proporcin de drogadictos. Lo relevante es
tomar el universo de drogadictos y constatar que hay una proporcin mnima de
personas que cometen crmenes.
Ms aun, en innumerables casos el nexo causal se invierte: el criminal se droga
debido a que habitualmente un crimen cometido bajo los efectos de las drogas
constituye un atenuante en lugar de un agravante.
En nuestra propuesta, el trato con menores sera de la misma forma en que hoy se trata
el tema de la pornografa, la licencia de conducir y el alcohol. Por las mismas razones
no se dara lugar a la publicidad de drogas y en los lugares pblicos se castigara a
quienes ponen de manifiesto la imposibilidad de controlarse a s mismos ya sea por
haber ingerido tranquilizantes, alcohol, drogas o lo que fuera, del mismo modo que
ocurre cuando un vehculo transita sin frenos o, de noche, sin luces. Nuestro anlisis
est dirigido a las relaciones entre adultos.
Debe subrayarse que cuando sugerimos liberar el mercado de drogas, no nos
limitamos al consumo como se ha hecho en algunos lugares, legislacin que parece
fabricada por los comerciantes de narcticos.
Milton Friedman, el precursor contemporneo de la liberacin de las drogas, escribe
que Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso convierte la
tragedia en un desastre para la sociedad, tanto para los que la usan como para los que
no la usan.
*
GP: Cuando hablo de juzgar las polticas por sus resultados, no me refiero a que
stos pudieren ser intrnsecamente inmorales, sino a que quienes deciden esas polticas
deben hacerlo con los pies en la tierra y no limitarse a la aplicacin de grandes
principios a veces desconectados de la realidad. A ello aluda con el sndrome
Namibia de mi anterior intervencin.
Confieso que sobre temas como las limitaciones a la portacin de armas y al consumo
de drogas, no tengo una opinin finalmente formada, y me intereso por posturas
diversas al respecto. Sobre todo, si tenemos en cuenta que casi no hay pases en donde
uno y otro sea completamente legal, ergo no es mucho lo que pueda deducirse de la
experiencia moderna y corresponde una doble cautela al legislar.
En ese sentido, es inspiradora la complementariedad que hoy en da tienen el
liberalismo y el conservadorismo. Obviamente ella no siempre existi, y en varias
pocas lo liberal y lo conservador se contradecan.
Actualmente, en mi opinin, las virtudes del excelso proyecto liberal se manifiestan
mejor cuando lo acompaa la actitud prudente que nos ensea el conservadorismo, con
su aprecio por la continuidad histrica de la sociedad y sus valores.
Es muy creador el matrimonio entre un conservadorismo que no deje al liberalismo
arriesgarse al caos, con un liberalismo que no permita a lo conservador trabar el
desarrollo de un orden espontneo.
La antpoda concreta de esa unin es el socialismo, y no solamente en lo que se
refiere a cul debera ser el volumen del Estado, sino tambin a la ndole del mismo.
Lo ejemplificaste muy grficamente al ironizar sobre el despropsito de tratar a un
funcionario pago por la comunidad como Excelentsimo seor; y ese tratamiento llega
a ser intolerable con su sometimiento al Comandante, Timonel, Querido Lder o
Duce.
Hayek se detiene en dichas antpodas al sealar dos caminos para interpretar la
sociedad: Kosmos o Taxis. El primero es el orden natural; el segundo es el orden
decretado. No hay tercer camino, sino intentos hbridos muchas veces malogrados.
Y conste que Hayek en ningn caso cuestiona las intenciones de los socialistas, sino
su error permanente: su soberbia contra la naturaleza de las cosas. Es un error al que
frecuentemente se precipitan ciertos intelectuales que se resisten a admitir que haya
leyes que no sean el resultado de un plan racional.
Otro que difundi ese benfico matrimonio de ideas fue George Gilder, quien en su
libro Riqueza y pobreza (1981), analiz las races del crecimiento econmico
asociadas a la moralidad. Por eso, tienes mucha razn cuando sealas al calado
espiritual del ser humano como un factor determinante en el xito del proyecto liberal,
al que Benedetto Croce definira como un proceso histrico de consumacin de la
libertad humana.
Sobre ese proceso histrico, un pensador se adelant al mencionado Fukuyama:
Daniel Bell, muerto hace un par de aos, quien en su ensayo El fin de la ideologa
(1960), supuso que tanto historia como la ideologa han pasado a ser irrelevantes
debido al triunfo de la democracia y el capitalismo.
En el siglo XXI la idea tiene mayor fundamento. Porque el XX, fue el siglo del
socialismo. Una poesa muy pobre se revisti de meloda convincente y su sonido y
logr hipnotizar a una buena parte de la humanidad. Sociedades enteras fueron
construidas sobre el error, arrastradas por la violencia hacia la miseria y la opresin.
La mayora de la gente todava no justiprecia el engao de aquella msica vana, y no
entiende las razones del fracaso del socialismo.
A veces llegan a suponer que el socialismo fracas porque la humanidad no fue digna
del noble ideal. Pero esto es poner el carro delante del caballo. Es el socialismo el que
no estuvo a la altura de las exigencias morales y prcticas de la humanidad.
No era una cuestin de buenas intenciones. Incluso con las mejores intenciones, no se
resolvera la cuestin de que el planificador no sabe cmo proceder.
Y en el siglo XXI el mundo despierta de la pesadilla, y al abrir los ojos descubre
estupefacto que la solucin marxista fue un espejismo. Todos haban sido engaados,
todo el tiempo.
29 El puritanismo socialista
La homosexualidad y el aborto El caso cubano

BL: Hay una tensin entre conservadores y liberales pero la experiencia es posterior
a la idea, de lo contrario no hubiramos pasado del garrote. Entre los debates de hoy
figuran los homosexuales y el aborto.
El primero puede dividirse en tres captulos. El primero se refiere a algo muy caro al
liberalismo clsico. Se trata de rechazar con toda la vehemencia posible que el aparato
estatal usurpe la facultad de casar y descasar. Es absolutamente impropio que el
monopolio de la fuerza -habitualmente llamado gobierno- celebre casamientos y decida
separaciones. El mismo debate sobre divorcio y no divorcio desaparecera si el
gobierno se aparta de estas funciones que para nada le competen en una sociedad libre.
Si las personas involucradas desean dejar constancia civil de su unin (transitoria o
permanente), ya sea por motivos patrimoniales, uso de apellidos, por los hijos o por lo
que estimen pertinente las partes, concurrirn ante notario y dejarn registrado lo que
les parezca y a los efectos de lo que consideren oportuno sin que los agentes
burocrticos tengan nada que ver en el asunto, como no sea que, por va de la justicia,
velen por el cumplimiento de lo acordado.
El segundo captulo, alude a una cuestin terminolgica. Seguramente, el antes
mencionado acuerdo no se registrar como un contrato de uso de corredor areo, de
locacin o de compra-venta. Segn el diccionario de la Real Academia un matrimonio
es una unin de por vida entre un hombre y una mujer, por tanto, no corresponde esa
denominacin para establecer uniones entre personas de un mismo sexo. Al perro no se
le dice gato, de lo contrario resultar muy difcil la comunicacin.
Por otra parte, etimolgicamente, la expresin matrimonio proviene de mater, esto es,
de la funcin de madre, la de parir, lo cual no puede ocurrir en las uniones
homosexuales (y esto sigue en pie, no como el caso de patrimonio que carece de
sentido que el macho -pater- se arrogue la exclusividad en el manejo de los bienes).
Salvando las distancias, si una persona decide ponerse de novio con una cabra, esto
debe ser respetado -en el sentido de no obstaculizado legalmente- pero, por las razones
apuntadas, no puede tomarse como un matrimonio. Tambin en el mismo sentido debe
ser respetada, por ejemplo, la unin entre dos mujeres y catorce hombres.
Por ltimo, el tema tan espinoso de la adopcin. Hay aqu otra trampa referida a la
politizacin de los procesos de seleccin de los destinatarios. Ya de por si suficiente
trauma es el ser entregado en adopcin. Por tanto, al efecto de dar con el mejor hogar y
las posibilidades del cuidado ms esmerado, las entidades privadas de bien pblico
han de ser las encargadas de aquellas tareas tan delicadas y no al aparato
gubernamental a travs de jueces que se arrogan el monopolio de la bondad y el buen
criterio. Si quienes quieren dar en adopcin deciden confiar la seleccin a terceros,
sta es la va que mayores garantas ofrece de llegar a buen puerto para bien de la
criatura.
En cualquier caso, si hay personas que entregan voluntariamente en adopcin y otras
que reciben, no sera admisible que se interponga la fuerza para impedirlo. De hecho,
muchos son los justificados lamentos debidos a innumerables situaciones por las que
atraviesan nios y adultos, pero eso no justifica que el aparato estatal arrebate el
derecho de las partes si no ha habido lesin al derecho .Y no se diga que afecta
derechos la conjetura sobre la infelicidad del nio porque si mezclamos el derecho con
la felicidad entramos en un terreno sumamente pastoso que abarca a casi toda la
humanidad.
Respecto al segundo tema, antiguamente no se estableca nexo causal entre el acto
sexual y la reproduccin, pero hoy en da la microbiologa muestra que desde el
instante de la fecundacin hay un ser humano en acto (en potencia de muchas cosas igual
que todos los mortales). En el momento en que uno de los millones de espermatozoides
fecunda un vulo da lugar al cigoto, una clula nica, distinta del padre y de la madre,
que contiene la totalidad de la informacin gentica (ADN o cido
desoxirribonucleico).
De Mendel a la fecha la gentica ha avanzado mucho. Louis F. Lejeune, el clebre
profesor de gentica en La Sorbonne, dice que Aceptar el hecho de que con la
fecundacin comienza la vida de un nuevo ser humano no es ya materia opinable. La
condicin humana de un nuevo ser desde su concepcin hasta el final de sus das no es
una afirmacin metafsica; es una sencilla evidencia experimental.
Se ha sostenido que la mujer es duea de su cuerpo, lo cual es cierto pero esto no
significa que sea duea del cuerpo de otro. Se ha dicho que en caso de violacin estara
justificado el aborto, sin embargo aquella accin repugnante y cobarde no justifica que
se cometa otro crimen aniquilando una persona inocente.
Se ha pretendido justificar el aborto manteniendo que el feto no es viable por sus
propios medios, pero esto tambin es cierto respecto del bebe, del anciano o del
invlido, de lo cual no se desprende que se los pueda exterminar. Un razonamiento
similar puede aplicarse a los casos de supuestas malformaciones, pero ste modo de
ver las cosas conducira a que se puedan matar ciegos, sordos y deficientes mentales.
Incluso se ha dicho que la despenalizacin del aborto permitira que, en algunos casos,
stos se lleven a cabo de modo higinico sin caer en manos de curanderas que operan
en las sombras, como si el problema radicara en la metodologa del crimen.
El caso extremo se plantea cuando el obstetra llega a la conclusin que la situacin
requiere una intervencin quirrgica de tales caractersticas que se debe elegir entre la
vida de la madre o la del hijo, de lo contrario ambos morirn. Frente a esta situacin
gravsima -nada frecuente en la medicina moderna- el cirujano acta para salvar a uno
de los dos. Es decir, salva a uno de los dos y como una consecuencia no querida muere
el otro, lo cual es sustancialmente distinto a matar una persona.
*
GP: Corroboro la proximidad del liberalismo y el conservadorismo en el hecho
estimulante de que nuestro dilogo nos revela presentando alternadamente una y otra
postura.
En tus ltimas y siempre fundadas reflexiones, aun cuando puedo coincidir con su
espritu, me parece que la cuestin terminolgica es menos relevante.
Las definiciones de la Real Academia Espaola pueden variar con el tiempo en base
del significado que la gente va imprimiendo a las palabras. Como cit del Gnesis: Lo
que el hombre nomin, se fue el nombre. No hace falta atascarse en definiciones
lexicogrficas para juzgar la propiedad de un derecho.
Tienes mucha razn en la importancia de definir el comienzo de la vida humana,
aunque opino que el aborto, indeseable y cuestionado como es, no es moralmente
equiparable al asesinato.
Ni siquiera lo es en la Biblia, fuente primigenia del Derecho en Occidente. En xodo
21:22 se establece la pena de muerte para quien golpee a una mujer embarazada en el
caso de que ella muriera, pero si el efecto de dicho golpe es un aborto, el culpable debe
ser multado. El crimen es de naturaleza distinta.
En cuanto a la cuestin de la homosexualidad, es oportuno citar la experiencia
socialista.
Dos aos despus de asumir el gobierno, Fidel Castro hizo cerrar la publicacin
Lunes de Revolucin, que lo haba apoyado, porque el verdadero revolucionario
deba ser heterosexual. Los escritores en cuestin fueron pblicamente condenados y
echados de sus trabajos.
Con la revolucin comunista comenz la emigracin de homosexuales, y Reinaldo
Arenas apunta que fue entonces cuando aparecieron las fuertes leyes discriminatorias,
por lo que no cabe achacarlas retrospectivamente al proverbial machismo cubano
sino al autoritarismo socialista.
Castro los insultaba pblicamente; detrs de su lema en el campo, no hay
homosexuales arremeta contra esta forma de decadencia burguesa y los maricones,
agentes del imperialismo.
En 1965 se establecieron las Unidades Militares de Ayuda a la Produccin que
recluyeron a cientos de homosexuales. Castro declaraba que nunca los aceptaremos;
los detenan en redadas y se los trasladaba a campos de trabajo. Se obligaba a los
chicos de gestos afeminados a someterse a la humillante terapia de aversin.
Casi medio siglo despus, en 2010, el Comandante se arrepinti pblicamente del
sufrimiento que haba infligido a decenas de miles. En una entrevista en el diario
mexicano La Jornada, reconoci la gran injusticia, y si bien aduca asumir la
responsabilidad de la misma, la atribuy desvergonzadamente a que l estaba ocupado
con problemas de vida o muerte la crisis de octubre, la guerra y la poltica.
Tal confesin revela de modo cristalino que lo que se hace o deja de hacer en Cuba
depende de que el todopoderoso jefe tenga tiempo para dedicarse a ello. Socialismo
puro.
Se ve que en 1971 Castro todava estaba muy ocupado, porque el Congreso
Educacional Cubano declar a la homosexualidad incompatible con la revolucin; se
los expuls del partido y de la universidad.
Hasta 1979 haba una ley que permita encarcelarlos, y un ao despus, durante el
escndalo del buque Mariel, cientos fueron despachados a Miami calificados de
escoria social. El Comandante segua absorto en menesteres ms importantes.
Aunque en 1994 se estableci una asociacin de homosexuales, tres aos despus fue
clausurada y sus miembros arrestados. Hasta 1997 el Cdigo Penal cubano los culpaba
de crimen contra el desarrollo normal de las relaciones sexuales y su artculo 359
penaba con prisin no slo a quien ofendiera el pudor o las buenas costumbres sino
tambin a quien hiciere pblica su condicin de homosexual.
Por decreto, la isla caribea se mimetizaba a la poltica sovitica siempre hostil a los
homosexuales, presentados como un producto de la perversin capitalista.
Es importante recordar todo esto, porque los izquierdistas de Occidente nunca
entendieron lo que realmente ocurra bajo los regmenes socialistas.
Un caso tpico de ceguera fue la Nueva Izquierda, que atrajo a miles de estudiantes y
jvenes, europeos y norteamericanos, desde la rebelin en Berkeley de 1964 hasta
despus del mayo francs de 1968 que llev a la cada de de Gaulle.
Su proverbial incoherencia mezclaba el maosmo con el anarquismo, el hippiesmo
con un obsesivo antisionismo, y una incomprensible simpata por los regmenes
comunistas.
Crean que ese apego era recproco, pero Castro era la anttesis de aquel
individualismo anrquico, de la libertad sexual y el desercionismo.
En mis recuerdos de la escuela secundaria, tengo presentes a los jvenes marxistas
reclamando que se les permitiera portar largas cabelleras, sin reparar en que el rgimen
que defendan fanticamente prohiba a los estudiantes el pelo largo o la barba (Fidel
no era estudiante).
Tambin salteaban el puritanismo sexual de los pases comunistas y sus agobiantes
exigencias en disciplina social. En los ltimos resabios de esos pases, an est
prohibido tomarse de las manos.
Fue risible la visita de solidaridad a Cuba, que hiciera Alan Ginsberg en 1965.
Incomod a los castristas neoyorquinos que el lder revolucionario fuera expeditamente
expulsado por piropear al Che Guevara.
Ginsberg y todos ellos tambin se oponan con uas y dientes al Shah de Irn, y
habran sido decapitados por el rgimen que vino despus, al cual la izquierda sigue
apoyando an hoy. No se quitan las anteojeras, y parece que Castro sigue muy ocupado.
Y bueno, ya se disculparn sus sucesores dentro de algunos aos.
30 El posmodernismo
La tradicin conservadora - El relativismo - Modelo kafkiano de
burocracia

BL: Respecto a la tensin entre liberales y conservadores, Gustavo, subrayo que


estoy definitivamente del lado de Hayek cuando explica en Los fundamentos de la
libertad sus razones para no ser conservador en el post-scriptum que titula Por qu no
soy conservador. Adems, como apunt en otro de mis turnos, los conservadores
argentinos en la dcada del treinta fueron los que comenzaron con el estatismo despus
de la Constitucin de 1853 y luego de las insinuaciones yrigoyenistas y. en todos lados,
en el mejor de los casos, pretenden mantener el statu-quo.
El origen de la tradicin conservadora surge despus de la revolucin inglesa de
1688 en la que pretendan conservar sus privilegios. El conservador tiende a mostrar
reverencia por la autoridad, es aprensivo respecto a lo nuevo, tiende a ser
nacionalista-proteccionista, se inclina por imponer valores personales y simpatiza
con la alianza del poder con las iglesias.
Respecto del aborto es en verdad homicidio en el seno materno si lo dicho es
correcto (ya que abortar es interrumpir algo que no fuepor ejemplo, se aborta una
revolucin) y es muy cierto que los strapas imponen lo que se puede hacer en la esfera
privada, de all el inaceptable ataque a los homosexuales.
Tambin es evidente que las palabras mutan sus significados con el tiempo, lo cual no
da lugar a que en cada instancia del proceso evolutivo pueda otorgarse cualquier
significado a cualquier palabra puesto que nos deja incomunicados, tal como explica
con innumerables ejemplos John Ellis en Against Deconstruction.
Uno de los mltiples canales por los que se filtran los socialismos es el
posmodernismo, aunque no es un trmino unvoco puesto que su misma naturaleza
implica la nocin del no-significado de las cosas. Como es sabido la modernidad es
heredera de una larga tradicin donde comienza el proceso del logos, es decir, el
inquirir sobre el porqu de las cosas y no resignarse a aceptarlas sin cuestionamiento.
Pero el modernismo propiamente dicho es renacentista al rescatar los musulmanes
obras como las de Aristteles, y anota una sus defunciones contemporneas ms
espectaculares durante la contrarrevolucin francesa a manos de los jacobinos, el terror
y el iluminismo, mientras fue antes y despus fortalecida en Inglaterra.
Por su parte, el posmodernismo irrumpe a partir de la sublevacin estudiantil de mayo
del 68 en Pars y encuentra sus fundamentos en autores como Nietzsche y Heidegger
(aunque la primera vez que se recurri al trmino posmodernismo fue en 1930 por
Frederic de Onis en The Culture of Posmodernism) para luego ser posiblemente los
ms representativos de esta corriente general, Richard Rorty, Jacques Derrida y
Ferdinand de Saussure, cada uno con sus variantes del pragmatismo, el
deconstructivismo y el posestructuralismo respectivamente.
Los posmodernistas acusan a sus oponentes de logocentristas; son relativistas
epistemolgicos (que incluyen los matices del relativismo cultural y tico) y relativistas
hermenuticos ya que mantienen que todo significado es dialctico.
El rechazo a la razn y el relativismo termina por otorgar predominio a la fuerza
(might is right) como criterio para dirimir conflictos, con lo que los posmodernos
avalan sistemas de raigambre autoritaria de muy diversas procedencias.
Entonces, a la lista de ecologistas, socialistas de mercado, nacionalistas, social-
cristianos hay que agregar el posmodernismo a las vertientes socialistas no marxistas.
Entre los social-cristianos se destaca en primer plano Jacques Maritain que ha tenido
una influencia enorme en esa tradicin de pensamiento, principal aunque no
exclusivamente debido a sus libros True Humanism y El hombre y el Estado. En el
primero, despus de condenar al liberalismo individualista escribe que su libro
pertenece a un orden econmico liberado del capitalismo y concluye que En verdad,
sin necesidad de caer en el marxismo mesinico, un cristiano puede reconocer que hay
una profunda visin en la idea de que el proletariado, por el slo hecho de formar parte
del rgimen capitalista sufre y no gana en la explotacin de la capacidad del hombre
como una forma de mercanca.
En el segundo libro consigna que El socialismo en el siglo diecinueve fue una
protesta movida por la conciencia humana y de sus ms generosos instintos contra
males que claman del cielo. Fue una tarea noble someter a juicio a la civilizacin
capitalista y para debilitar los poderes que no tienen perdn, el sentido de la justicia y
la dignidad del trabajo.
Prcticamente no hay nadie que no le cante loas a la libertad; el asunto es que no
todos quieren decir lo mismo. Como hemos dicho antes, la libertad en el contexto de las
relaciones sociales significa ausencia de coaccin por parte de otros hombres y no la
facultad de echar mano al fruto del trabajo ajeno bajo los ms variado disfraces y
pretextos. Marie-Jeanne Roland, en 1793, en su camino al patbulo en la Place de la
Concorde, exclam Oh libertad, cuantos crmenes se cometen en tu nombre!.
Incluso no pocos de los que se proclaman liberales, en verdad no creen en la libertad,
tal como seala en The Bitter Medicine of Freedom Anthony de Jasay (posiblemente el
autor ms prolfico y creativo de nuestra poca): Adoramos la retrica de la libertad y
la aplaudimos ms all de la sobriedad y el buen gusto, pero est abierto a serias dudas
si suscribimos el contenido sustancial de la libertad.
Se aceptan aparatos estatales que se inmiscuyen en todos los recovecos de la vida de
la gente y, consecuentemente, no slo los gobiernos se abstienen de proteger sus vidas,
libertades y propiedades sino que las conculcan. Al mejor estilo de Ray Bradbury en
Fahrenheit 451, son bomberos que incendian.
*
GP: La crtica de Hayek al conservadorismo, en el sentido de que no consigue ofrecer
una alternativa a la direccin en la que la sociedad avanza, se soluciona por medio de
su complementariedad con el liberalismo, que vuelvo a reivindicar.
Lo que no tiene solucin es una de las principales banderas que ha levantado el
pensamiento posmoderno: la del relativismo.
Segn ella las categoras totalizadoras que nacieron de la Ilustracin han fracasado,
por lo que se equiparan a los mitos de las sociedades premodernas. Si esto fuera as,
cualquier debate subsiguiente es superfluo.
Despus de todo, si se dejara a cada uno con su (falsa) verdad, entonces la verdad de
esa afirmacin sera dudosa. Y con ella el fundamento de todo el edificio de la verdad
en su conjunto.
Ese fenmeno, que antes he llamado pluralismo, genera la crisis de sentido que
padecen las sociedades actuales. Al no existir valores a los que recurrir, la sociedad se
desintegra en relativismos de diversa ndole, y permite que lo que prevalezca sea la
barbarie. As es la propuesta de Richard Rorty de que los derechos humanos son un
consuelo metafsico al que debemos renunciar.
Nuestra respuesta es que todas las deficiencias de la modernidad han sido siempre
puestas de manifiesto por la modernidad misma, que es eminentemente autocrtica.
Y otra vez, la Biblia es el primer documento de esa virtud. Destaca entre los textos
clsicos en que abarca toda la realidad, tambin la ms desagradable. La
autoglorificacin, tan comn en las literaturas nacionales de la antigedad, est ausente
en ella; los cronistas bblicos tratan a su propia nacin con mayor severidad que a
cualquiera de las otras.
La corriente posmoderna ms activa tuvo una partera en la gran frustracin que
sintieron los intelectuales de los cafs parisinos que, despus de haberlo cuestionado
todo, sintieron que en mayo de 1968 se produca la anunciada revolucin. Cuando sta
los decepcion, refugiaron su atencin en juegos de palabras y en la esencia del
lenguaje.
En general, muchas reacciones contra la filosofa durante el siglo XX se focalizaron
en un desafo al lenguaje; sostienen que los conceptos en los que nos expresamos no
alcanzan para reflejar la realidad, o la reflejan mal. Y otra vez: esa mismsima
aseveracin no podra, por definicin, reflejar fielmente ninguna verdad.
Ser modernos, y ser liberales, es encontrarnos en medio de una aventura que exige
autocrtica, alegra, crecimiento, transformacin de nosotros mismos y del mundo, y que
al mismo tiempo supone riesgos radicales. Uno de ellos es la burocracia que nos
engulle.
El hombre moderno atrapado por la burocracia estatal que lo fagocita, fue
genialmente expresado por Franz Kafka. La conocida imagen weberiana de la jaula de
hierro pas a ser, en el clebre aforismo de Kafka: Una jaula sali en busca de un
pjaro. Los varios niveles de interpretacin de este apotegma incluyen el que ve a la
jaula de la burocracia como un frreo caparazn que impide la libertad individual.
Al respecto, Milan Kundera recuerda que en la Praga comunista haban asumido
espontneamente los motivos kafkianos: llamaban el castillo a la secretara del
Partido Comunista, y Klamm al nmero dos de sus burcratas.
Es notable que en el manuscrito original de El proceso, Kafka hubiera escrito
asamblea socialista y luego decidi reemplazarlo por asamblea poltica de distrito.
Uno de sus temas recurrentes es el poder annimo, sin rostro. Cuando el emperador
desaparece, la estructura de poder y de obediencia se mantiene a travs de la
burocracia, un laberinto que se levanta sobre nuestras vidas y conculca todo intento de
cambio y reforma. El nombre de Kakania con el que Robert Musil populariz el
burocrtico imperio, puede deslizarse fluidamente a Kafkania, y por ello lo eleg
como ttulo para mi libro sobre Kafka.
En l hago un rastreo de cuatro novelas del siglo XIX que pueden considerarse las
precursoras del estilo de Franz Kafka. La primera de ellas es de Heinrich von Kleist:
Michael Kohlhaas (1811), la de la justicia inalcanzable. Es la novela de la lucha contra
la autoridad, que se va perfilando gradualmente como intrnsecamente arbitraria. Otro
interesante dato biogrfico relevante, es que una de las dos nicas apariciones pblicas
de Kafka fue la lectura en voz alta de algunos prrafos de la novela de Kleist; en sus
palabras no poda siquiera pensar en ella sin ser movido a lgrimas y entusiasmo. Se
basa en la historia real de un mercader que en 1532 viaj desde Berln a Leipzig, y en
el trayecto fue despojado de dos caballos como peaje para atravesar Sajonia. A partir
de la pequea arbitrariedad, comenz su calvario por tratar de mostrar la injusticia de
las cortes sajonas. Su lucha concluy con una serie de actos de vandalismo por parte
del despojado mercader, quien termin ejecutado pblicamente, el 22 de marzo de
1540, en los tormentos de la rueda.
Kleist novel la historia mostrando a un protagonista que apela a medios criminales
cuando se le han cerrado todos los caminos legales para recuperar lo propio. Termina
siendo decapitado, y deja su mensaje: aunque la justicia nunca llegue, la lucha por ella
es irrenunciable.
31El derecho de propiedad
Empresarios prebendarios - Los bienes inexplorados - La democracia
totalitaria

BL: Tal vez un aspecto medular de la crtica al conservador es la que formula Hayek
en la obra citada cuando escribe que, en la arena poltica, esta tradicin es partidaria
de la tercera va sin tener metas propias, lo cual los lleva a pensar que la verdad debe
estar en algn lugar entre los extremos y, como resultado, han variado su postura segn
haya sido la fortaleza de los movimientos que ese ubican en las respectivas alas.
Como dijimos antes, la autopsia del socialismo muchas veces queda opacada por la
inaudita posicin que adoptan no pocos empresarios exitosos. Por ejemplo est el
sonado caso de George Soros. En la revista The Atlantic Monthly, el mencionado
personaje public un artculo titulado The Capitalist Threat en el que sostiene que en
ese sistema hay demasiada competencia y una injustificada creencia en la magia del
mercado con lo que demuestra su total ignorancia sobre el significado del capitalismo.
Como escrib recientemente, hace poco un grupo de cuarenta millonarios
estadounidenses (billonarios tiene ms sentido dada la depreciacin del dlar) firmaron
una declaracin pidiendo que el gobierno les incrementen los impuestos, petitorio que
se denomin Patriotic Millonaires for Fiscal Strength, un ttulo pattico de un grupo
mezcla de ignorantes y prebendarios que sacan partida de privilegios inauditos a los
que nadie prohbe entregar sus fortunas al fisco sin tanta alharaca. El ttulo del libro
reciente de Charles Gasparino lo dice: Bought and Paid For. The Unholy Allance
Between Barack Obama and Wall Street.
Algunos de estos empresarios hipcritas y descarriados argumentan que debe
gravarse con ms peso la tenencia de la tierra. En las truculentas lides fiscales,
desafortunadamente lo ms comn es la idea de lo que se ha dado en llamar el
impuesto a la renta potencial.
El concepto bsico en esta materia es que el gobierno debera establecer mnimos de
explotacin de la tierra ya que se estima que no es permisible que hayan propiedades
ociosas o de bajo rendimiento en un mundo donde existen tantas personas con hambre.
El gravamen en cuestin apunta a que los rezagados deban hacerse cargo de un tributo
penalizador, el cual no tendra efecto si las producciones superan la antedicha marca.
En verdad este pensamiento constituye una buena receta para aumentar el hambre y no
para mitigarlo. Si pudiramos contar con una fotografa en detalle de todo el planeta,
observaramos que hay muchos bienes inexplorados: recursos martimos, forestales,
mineros, agrcola-ganaderos y de muchos otros rdenes conocidos y desconocidos. La
razn por la que no se explota todo simultneamente es debido a que los recursos son
escasos. Ahora bien, la decisin clave respecto a que debe explotarse y que debe
dejarse de lado puede llevarse a cabo slo de dos modos distintos. El primero es a
travs de imposiciones de los aparatos estatales politizando el proceso econmico,
mientras que el segundo se realiza va los precios de mercado. En este ltimo caso el
cuadro de resultados va indicando los respectivos xitos y fracasos en la produccin.
Quien explota aquello que al momento resulta antieconmico es castigado con
quebrantos, del mismo modo que quien deja inexplorado aquello que requiere
explotacin. Slo salen airosos aquellos que asignan factores productivos a las reas
que se demandan con mayor urgencia.
Esta conclusin es del todo aplicable a la tan cacareada reforma agraria en cuanto a
las disposiciones gubernamentales que expropian y entregan parcelas de campo a
espaldas de los cambios de manos a que conducen arreglos contractuales entre las
partes en concordancia con los reclamos de la respectiva demanda de bienes finales.
En este tema de los impuestos a la tierra hay una tradicin de pensamiento que surge
de los escritos de Henry George por lo que se considera que los impuestos a la tierra se
justifican debido a que ese factor de produccin se torna ms escaso con el mero
transcurso del tiempo (slo puede ampliarse en grado infinitesimal) mientras que el
aumento de la poblacin y las estructuras de capital elevan su precio sin que el dueo
de la tierra tenga el mrito de tal situacin. Por ende, se contina diciendo, hay una
renta no ganada que debe ser apropiada por el gobierno para atender sus funciones.
Este razonamiento no toma en cuenta que todos los ingresos de todas las personas se
deben a la capitalizacin que generan otros y no por ello se considera que el ingreso
correspondiente no le pertenece al titular.
En alguna oportunidad se ha legislado para defenderse de la extranjerizacin de la
tierra en una manifestacin troglodita de xenofobia, como si los procesos abiertos y
competitivos en la asignacin de los siempre escasos factores productivos fueran
diferentes segn el lugar donde haya nacido el titular. Esta visin de superlativa
ceguera y de cultura alambrada es incapaz de percatarse que las fronteras y las
jurisdicciones territoriales son al slo efecto de evitar la concentracin de poder en
manos de un gobierno universal, y no porque los buenos seran los locales y los
malos los extranjeros.
Todos estos desbarranques se hacen debido al apoyo del aparato estatal. A pesar de
que son muchos los que consideran a Maquiavelo un perverso, en realidad describi en
qu consiste el poder, tal como lo destacaron autores como James Burnham, George
Sabine o Maurizio Vitroli en sus archiconocidos trabajos sobre la materia.
Las consideraciones maquiavlicas pueden resumirse en el pasaje donde concluye
que el gobernante debe parecer clemente, fiel, humano, religioso e ntegro; mas ha de
ser muy dueo de s para que pueda y sepa ser todo lo contrario [], los medios que
emplee para conseguirlo siempre parecern honrados y laudables, porque el vulgo
juzga siempre por las apariencias.
*
GP: Es que el derecho de propiedad es tan esencial, que lastimarlo significa iniciar
un ciclo destructivo que va extendindose. Primero se deteriora la habilidad y el
incentivo para comprar y vender. Cuando no hay compra y venta, no hay oferta y
demanda de los recursos o servicios. Sin ellas, no hay intercambios consumados ni
precios de mercado. Y as llegamos al punto crucial: sin precios que expresen el valor
relativo de esos recursos, no existe forma racional de calcular. Entonces nadie puede
saber cmo utilizarlos para satisfacer las necesidades y deseos del consumidor.
Comienza el despilfarro y la arbitrariedad, y con ellos el empobrecimiento y el atraso.
Atentar contra la propiedad privada es el comienzo del descalabro.
A partir de ese momento, si hay avances, slo pueden serlo en lapsos breves y
excepcionales.
Debera haberse asentado el temor de que se genere ese crculo destructivo. En lugar
de l, debido a la seductora astucia de los argumentos socialistas, el temor que se
difundido ms es al poder econmico.
En realidad, este poder, si est en manos de particulares, no es exclusivo ni completo;
nunca es poder sobre la vida entera de una persona.
Por el contrario, si est centralizado como un instrumento de poder poltico, entonces
s crea un temible estado de dependencia que no se distingue en mucho de la esclavitud.
El resto de las consecuencias devastadoras son casi efectos colaterales, como la
mentada corrupcin y el culto a la personalidad. No nos damos cuenta de que stos no
constituyen abusos, sino corolarios del sistema.
Bajo el totalitarismo, en algn momento habr necesidad de actos intrnsecamente
malos, ante los cuales mucha gente se resistir. Por ello, la predisposicin a realizar
actos inmorales va convirtindose en un camino para el ascenso y el poder. En un
sistema totalitario, son numerosos los puestos en los que se requiere practicar la
crueldad y el engao.
Junto a ello, la muerte de la crtica deriva en la muerte de la verdad. Prohibida de
hecho toda crtica social, la gente no se anima nunca a admitir (ni a ver) sus propios
errores. Siempre el otro tiene la culpa. Y el jefe decide quin es el otro, al que acusa
de causante de las insatisfacciones por l generada.
Sobre estas variantes, se ha escrito mucho en sociologa y en economa. Menos se las
ha tratado desde el punto de vista psicolgico. Acaso un aporte excepcional haya sido
el libro que has citado de Erich Fromm: El miedo a la libertad (1941).
Durante la transicin del feudalismo al capitalismo, el hombre se alien del suelo y la
comunidad, y aumentaron su miedo e inseguridad. La nueva vida, la riesgosa vida de la
libertad, comenz a perfilarse histricamente durante el Renacimiento, y el hombre fue
cada vez gobernndose ms a s mismo.
Luego, la Revolucin Industrial hizo que, en lugar de trillar cereales, el hombre
debiera vender su trabajo y productos. La conclusin frommiana es que la libertad no
slo es difcil de lograrse, sino que cuando se adquiere procuramos huir de ella. Una de
esas vas es el autoritarismo.
Frecuentemente nos visita la pregunta de si no es obvio el fracaso estrepitoso del
socialismo. Despus de la URSS y China, Cuba y Vietnam, Gadafi y Chvez, pueden
no darse cuenta?
La respuesta es que no se darn cuenta nunca, porque sus convicciones socialistas
no se nutren del raciocinio, sino del deseo.
Pese a su apariencia falaz, el socialismo no es natural en nuestra civilizacin. Al
respecto, debemos reemplazar el repetido principio de la justicia social, que esconde
un nimo de arbitrariedad distributiva, por el de solidaridad humana, que es el terreno
de las personas buenas y libres.
Cabe hacer una disquisicin adicional. Hemos mencionado los tres grandes modelos
de totalitarismo del siglo XX, pero no el elemento totalitario que puede encontrarse
tambin en la tradicin liberal.
Su fuente ha sido explicada por Hayek en el primer captulo de Individualismo y
orden econmico (1949), en el que marca el contraste entre dos escuelas denominadas
individualistas.
Una es de tradicin inglesa, representada por Adam Smith, que ve al hombre como
siempre falible, y cuyos errores individuales son corregidos en el curso de un proceso
social.
La segunda es de tradicin francesa, personificada en Descartes, en la que aparece la
concepcin de una Razn con R mayscula. Segn sta, el raciocinio que puede
alcanzarse es uno solo, por lo que se deduce que la verdad poltica es una, y uno es el
camino correcto, incluso en sus detalles.
El contraste entre las dos escuelas se desgrana asimismo en Los orgenes de la
democracia totalitaria (1955) de Jacob Talmn, que tambin rastrea hasta Francia el
espejismo de que la poltica pudiera ser concebida como una ciencia exacta.
Talmn mostr que las races del fascismo y del comunismo estn en la propia
Revolucin Francesa, que se asumi con arrogancia como la cristalizacin de la
racionalidad.
Las mejores ideas de la democracia distan mucho de la de Robespierre y su Comit
de Seguridad Pblica, que proclam el Reino del Terror como poltica gubernamental
contra sus propios ciudadanos. Esa verdad democrtica bregaba por imponerse
violentamente.
Para definir la escuela de la democracia totalitaria, Talmn acu el concepto de
mesianismo poltico.
El pensamiento liberal ms sublime supone, por el contrario, que la poltica es una
cuestin de ensayo y error, y de aprendizaje de la experiencia. Ve, en los regmenes
polticos, ajustes pragmticos para un momento determinado.
Elige la mejor alternativa de entre muchas, siempre repensndola y controlando cada
alteracin y vaivn, para que los resultados no se aparten demasiado de lo previsible.
El motor del progreso social no es un aquelarre de burcratas, sino las posibilidades
del hombre de perfeccionar lo que tiene a su alrededor criticndolo, y generando
naturalmente los anticuerpos necesarios para atenuar sus vicios, sus abusos, los
interminables defectos humanos.
32 El Mal del Siglo
La sociedad abierta - Socialismos en lo poltico - El fantasma del
comunismo

BL: Preciso y contundente tu resumen en cuanto a que atentar contra la propiedad es


el comienzo del descalabro y que el resto son corolarios, puesto que estas
definiciones marcan la esencia del socialismo que, como nos han mostrado una y otra
vez distinguidos miembros de la Escuela Austraca, hacen de que ese sistema resulte
inviable puesto que sencillamente se derrumba la posibilidad de contar con informacin
para operar.
Pero tambin tienes toda la razn al decir que eso les resulta irrelevante a los
totalitarios puesto que lo que buscan no es el bienestar de la gente sino su propio poder
ilimitado. Esto ltimo a veces disfrazado de justicia social, que en el mejor de los
casos resulta un grosero pleonasmo puesto que la justicia no es vegetal, mineral o
animal y, en el peor, constituye la anttesis de la justicia puesto que no es dar a cada
uno lo suyo sino que consiste en sacarles a unos lo que les pertenece para entregarlo a
quienes no les pertenece.
Hemos llegado a la extensin programada para nuestro intercambio, estimado
Gustavo. Por tanto, cierro aqu mi participacin y te dejo con la ltima palabra puesto
que yo tuve la primera. Una experiencia interdisciplinaria algo telegrfica pero muy
gratificante. Ha sido un enorme gusto esta comunicacin electrnica entre pares
respetuosos del pensamiento del otro, claro est, especialmente en la disidencia, an
concordando los dos en los valores bsicos de la sociedad abierta.
En cambio, resulta un espectculo bochornoso cuando en un debate se recurre a
artilugios como la falacia ad hominem. Hay un caso que es tragicmico y es cuando se
seala al peronismo como un signo de autoritarismo en todos los niveles: dado que el
contertulio no tiene argumentos para refutar, enrostra con la fantasiosa expresin de
gorila como coartada para tapar su vaco superlativo.
Esto me recuerda el cuento de Borges en El arte de injuriar, en el que una de las
personas que debata le arroj un vaso de vino a la contraparte a lo que ste le
respondi eso fue una digresin, espero su argumento a lo cual podemos agregar al
pasar que Borges ha dicho que Pienso en Pern con horror, como pienso en Rosas con
horror (en El diccionario de Borges, compilado por Carlos R. Stortini).
Tambin en el contexto del peronismo -y, para el caso, de todos los regmenes
autoritarios- por el momento vale la frase de Aldous Huxley en cuanto a que la gran
leccin del la historia es que no se ha aprendido la leccin de la historia.
Es de esperar que se corrija este pensamiento debido a todos los esfuerzos tan frtiles
y meritorios que se vienen realizando en muy diversos pases a favor de los principios
liberales, con lo que la autopsia de los socialismos no ser slo en el plano tcnico-
acadmico sino tambin en el poltico.
*
GP: Todo un lujo dialogar contigo, amigo Alberto, y aprender de tus vastos
conocimientos y sabidura.
Nos ha convocado la concrecin de la autopsia de una colosal confusin que, muerta
intelectualmente, da manotazos polticos. Y siempre ser necesario proceder a anlisis
como el nuestro, porque el fracaso sign a un siglo entero.
En 1795, el plan de paz perpetua de Kant auguraba que el siglo XIX clausurara la
prehistoria blica de la humanidad. A esa esperanza, alimentada por el fin de las
guerras napolenicas, la sigui una gran desilusin.
Hubo una conciencia colectiva de desnimo, un tipo de neurosis grupal que dio en
llamarse el mal del siglo. Los grandes sueos chocaban contra limitadas
realizaciones. Medio siglo despus, Max Nordau novel la fastuosa vanidad de su
sociedad, y la titul con el mismo epteto: El Mal del Siglo (1888).
Este malestar embarga en buena medida al mundo actual. Despus de que el siglo XX
fuera testigo del auge y derrumbe de los dos grandes totalitarismos, muchos sentimos
que comenzaba para el siglo XXI la demorada era de la paz y del progreso, acaso
inspirados por el fin de la historia de Fukuyama. Pareca que la historia llegaba a su
clmax, como el que Hegel proclam en 1806 con la derrota de los ejrcitos prusianos
en Jena.
En trminos de paz, el siglo XXI comenz mal, generando en los devotos del progreso
humano la misma vieja frustracin, la sensacin de que las fuerzas retrgradas que
acechan pueden retrotraernos a un primitivismo que terminar por diluir los logros
sociales a los que alcanz Occidente. Logros por los que bien podemos agradecer a la
creatividad y el tesn promovidos por el liberalismo.
La escasez o la vacilacin de las fuerzas vitales para defender esos logros, redunda
otra vez en un pesimismo colectivo parecido al de hace dos siglos.
A la sazn, el Manifiesto Comunista de Marx y Engels comenzaba con Un fantasma
que est aterrando a Europa. Algunos ven en la metfora un giro acorde con las
tendencias literarias del momento. Me parece que es mejor explicar aquel famoso
introito como una verdad profunda.
Lo es: el comunismo que acechaba era un fantasma, y nunca dej de serlo. Nunca tuvo
vida real. Pudo asustar y generar entusiasmo o histeria, pero nunca consigui penetrar
en la realidad.
Disipado el fantasma, llegamos a una realidad forjada por la modernidad y nutrida
por el liberalismo. Su resultado es un hombre tan nuevo, que su triunfo evoca al del
Homo Sapiens hace 35000 aos o al de Sumeria hace 6000.
La democracia liberal, con sus partidos polticos, su derecho de propiedad, y su
libertad de opinin y de asociacin, crea las condiciones para un sistema
perfeccionable desde el sistema en s, uno dctil que jams podra hallarse en una
estructura cerrada. Me parece que hay razones para el optimismo.
Cabe justificarlo con un mensaje de hace ms de dos mil seiscientos aos. El profeta
Jeremas vivi una poca de desolacin, encarcelado y en una ciudad sitiada por
enemigos. El captulo 32 de su libro expresa su esperanza en un futuro mejor, y lo hace
por medio de un acto inusual: Jeremas adquiere un terreno.
As, con su ejemplo individual transmite su fe en un destino general de prosperidad, y
lo ms importante, difunde esa fe a toda una sociedad deprimida, en palabras muy
sencillas pero de gran entendimiento: En esta tierra todava se habrn de comprar
casas, y campos, y viedos.
NDICE BIBLIOGRFICO
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