Hécate
Hécate
Hécate
HecateCapitolHÉCATE era una diosa lunar, una de las trinidades originales conectada con las tres fases de la
luna que gobernaba el cielo, la tierra y el submundo.
Es identificada como el aspecto oscuro de Artemis. Así como Artemis personifica la luna creciente, Selene la
luna llena, Hécate es la cara de la luna negra. A diferencia de Artemis, que representaba la luz lunar y el
esplendor de la noche, Hécate representaba su oscuridad y sus terrores. La diosa Hecate no es mala ni buena,
es dual, posee un caracter violento y cruel, si se la ofende. Está relacionada también a la sangre menstrual que
originalmente era considerada sagrada y misteriosa. Es la energia vital, consciente y primigenia de la tierra, se
la identifica como la Señora de las Bestias. Era la diosa viajera, la diosa cazadora, la patrona de las tierras
salvajes.
Ella es un ser del mundo subterráneo en el que puede transformarse si es ofendida, retirando entonces su luz.
Como si la unidad primordial de la diosa madre se hubiera dividido y adquiriera en Hécate la personalidad
oscura. Esto está en consonancia con la tendencia que surge en la Edad del Hierro de separar el aspecto
oscuro del patrón cíclico y oponerlo a la luz.
La diosa Hecate era uno de los nombres principales de la Madre Primigenia, la Anciana, la hechicera, la bruja ,
la enigmática diosa del paleolítico. La abuela de la triada de la Madre. El nombre Hécate deriva de la diosa-
comadrona egipcia Hequit, Heket o Hekat. El Heq era el matriarcado tribal del Egipto predinástico, presidido
por una mujer sabia. Heket era una diosa con cabeza de rana conectada con el estado embrionario en el que el
grano muerto se descomponía y comenzaba a germinar. Era también una de las comadronas que asistía cada
mañana al nacimiento del sol.
A la energia de esta Madre Primigenia, cada territorio la ha llamado diferente, Heket en el Egipto Ancestral,
Hecate en la Grecia Antigua, Trivia en Roma, Ixchel,… son algunos de los nombres por los que se la conoce.
Pero sus caracteres personales son casi los mismos. En principio aparece en La Teogonía como hija de dos
titanes: Perses y Asteria. Heródoto la llama Atena y nos cuenta que a sus sacerdotisas, de la tribu de los
pedaseos, les salía la barba cuando tenía que ocurrir un desastre. También ayudará a Perséfone. En Hesíodo
no tiene ningún carácter infernal. Aparece en el himno homérico ayudando a Demeter como la única que
puede escuchar a Perséfone secuestrada en el mundo subterráneo. Ya en tiempos cristianos, Hécate fue vista
como un ser amenazante
Era responsable de los cruces de caminos y ganó notoriedad en Grecia como fuente de brujería. Dicen que se
ocupa en extraviar a los viajeros cuando se encuentran en las encrucijadas. Se creía que Hécate y su jauría de
perros aparecían en esos espacios apartados, que eran para los viajeros lugares demoníacos y espectrales. Con
Hermes, era la guardiana de las encrucijadas en las que el camino correcto no se conoce. Allí se levantaban
estatuas en forma de una mujer de triple cuerpo o bien tricéfala. Eran muy abundantes, antiguamente, en los
campos, y a su pie se depositaban ofrendas. Por estar en el cruce de caminos puede mirar al pasado al
presente y al futuro. Uno de sus aspectos es representado en la Trivia romana.
La mitología también nos habla a veces de Hécate como una de las diosas menos conocidas, hija menor de
Zeus, que había sido diosa de la Luna. Zeus reconoce sus poderes y sus antiguos privilegios.
Asteria concibió y parió a Hécate, a quien Zeus, hijo de Crono, honró por encima de todos los dioses,
llenándola de las más cumplidas mercedes. Su potestad abarca la Tierra y el mar infecundo; pero no acaban
ahí sus privilegios, sino que los tiene también en el estrellado Cielo, y es entre todas respetada por las
deidades inmortales.
Zeus le dio su parte en la tierra, las aguas y el cielo estrellado. También es llamada “la distante” y “la Loba”, y
si se le hace caso a Hesíodo, es una de las hijas de la Noche. Su madre Asteria sería hermana de Leto, la madre
de Apolo y Artemis.
Extendía su benevolencia a todos los hombres concediendo los favores que se le piden en todos los ámbitos
(prosperidad material, don de la elocuencia, victoria en las batallas y juegos, etc) pues su poder es inmenso.
En el Hades gozaba de gran autoridad, porque era conocida como la reina invencible y presidía las ceremonias
de expiación y purificación de las sombras a las que se les permitía reparar las malas acciones de su vida
pasada. Ferea era un sobrenombre de Hécate. Entre sus numerosas sacerdotisas estaban Medea y Circe.
Hecate
Con el tiempo, la anterior Hécate se difumina y aparece una Hécate oscura e inquietante vinculada al mundo
de las sombras. Hecate pasa a ser la diosa de la hechicería y lo arcano, y la veneraban especialmente magos y
brujas, quienes le ofrecían en sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación. A los videntes se les
aparecía con una antorcha en la mano o en forma de distintos animales: yegua, perra, loba, etc.
La rana, criatura anfibia que vive en dos elementos (tierra y agua) , está también consagrada a Hécate y a la
diosa rana egipcia Heqet, con la que a menudo se la asocia. Como diosa triple, a veces aparecía representada
con tres cabezas: de perro, caballo y oso, o de perro, serpiente y león. En los llamados Oráculos caldeos
Hécate fue también asociada a un laberinto serpentino alrededor de una espiral, conocido como “rueda de
Hécate” (el «Strophalos de Hécate»). El simbolismo alude al poder de la serpiente para renacer, al laberinto de
conocimiento a través del cual Hécate guíaría a la humanidad y a la llama de la propia vida. El arte representa
también a Hécate a menudo con tres cuerpos o tres cabezas y con serpientes entrelazadas alrededor de su
cuello ya que es una divinidad triforme: lunar, infernal y marina. Los marinos la consideraban su numen titular
y le pedían que les asegurase buenas travesías.
Algunas veces aparece en calidad de vampiro o de lamia. Es la madre de todos los encantamientos y
hechiceras, es la Madre Terrible que actúa desde las profundidades de la psique (según Jung). La figura de
Hécate siguió estando asociada a la brujería mucho después de la desaparición de la Grecia Clásica y el
Imperio Romano. El cristianismo rodeó la figura de Hécate de un aura maléfica y connotaciones negativas, a
menudo asociándola a Lilith y al diablo.
En este sentido debemos aclarar que si bien desde la Grecia helenística Hécate estaba asociada a la oscuridad,
la hechicería y la muerte, no podemos ver estos atributos desde un punto de vista cristiano, pues entre las
culturas paganas tanto el inframundo como la muerte, o la brujería, estaban exentos de las connotaciones
maléficas que recibieron posteriormente, poseyendo un carácter, aunque sobrenatural, mucho más neutral,
lejano a la concepción del bien y el mal cristiana.
La poetisa Safo la llamaba “La Reina de la Noche”. Hay una imagen en que esta diosa lleva dos antorchas en
sus manos, iluminando la oscuridad. Tal vez, Safo la llamaba así debido a la intuición que permite ver la forma
de las cosas no visibles. A veces, Hécate aparece con tres cabezas, como Cerberos y con seis brazos, casi una
reminiscencia de la diosa india Kālī.
Según la postura de Miriam Robbin Dexter, discípula de Marija Gimbutas, la indoeuropeísta, Hécate, en sus
múltiples formas es una continuación de la antigua diosa pre-indoeuropea, señora de la vida, la muerte y la
regeneración. Era adorada a través de danzas extáticas. Ella representaría las diversas fases de la vida: la
virgen joven y fuerte, la que da el nacimiento y protege maternalmente, así como la anciana temible y
peligrosa. Estos aspectos son análogos a las fases de la luna en sus manifestaciones de creciente, llena y
menguante. Porfirio (siglo III d.C.) dice que era llamada por los antiguos “la Luna”.
Algunos mitógrafos modernos, como Karl Kerényi , Carl AP Ruck y Danny Grapas interpretan las diosas
Deméter la «madre», Perséfone la «hija» y Hécate la “vieja”, como aspectos de un ex Gran diosa identificada
por algunos como Rhea o como Gaia. Gaia y Hecate son energías teluricas diferentes que están entrelazadas.
Hecate esta considerada como Ana, la Madre Primigenia.
Asi pues, Hécate, diosa de la Luna Oscura, es una diosa con origen arcaico y muy compleja y misteriosa puesto
que sus atributos fueron cambiando con el tiempo, siendo asimilada con otras diosas lunares. Aunque
empieza abrir su campo de visión con la luna menguante, es la diosa de la fase oscura de la luna, es decir la
luna negra, ella es quien brinda luz sobre lo desconocido, lo que nos aterra. Pero la diosa lunar ha pasado a ser
sólo fuente de inspiración a la acción, no puede actuar directamente. Experta en el arte de la adivinación,
concede a los mortales sueños y visiones que, si se interpretan correctamente, les proporciona una mayor
claridad para resolver los problemas.
Los Strophalos de Hécate es un antiguo símbolo mencionado en los Oráculos Caldeos. Strophalos haber sido
un laberinto serpentino alrededor de una espiral central o la rueda y es representativo del poder del
conocimiento y la divinidad femenina. Se asocia con un curioso diseño en forma de rueda, conocido como
rueda de Hécate, o los “Strophalos de Hécate”. Es un círculo que encierra un laberinto serpentino con tres
pestañas principales, que a su vez se encuentra a alrededor de un espiral de fuego central. El simbolismo se
refiere al poder de la serpiente de la regeneración, al laberinto de conocimiento a través del cual Hécate podía
guiar a la humanidad, y la llama de la vida misma. Quizá haya también alguna relación entre este laberinto o
rueda de Hécate y Ariadna, a la que se consideraba “Señora del Laberinto”.
En el paganismo actual, Hecate es la Anciana que prefiere jugar a adivinanzas y entretenerse con nuestros
sueños. aunque odia que la molestemos por banalidades y menos que no respetemos la jerarquia y el poder
ejecutor de su hija y heredera: Gaia. Hecaté, al ser la espiral más antigua es muy sabia, pero se desequilibra,
porque se agota con facilidad, asi que generalmente es mera observadora de los humanos.
Solo las ancianas videntes conectan con el espíritu de Hecate con el tacto y protocolo que la diosa requiere. Se
debe dirigir a ella con el respeto que ser vieja significaba: tener la sabiduría, la bondad y la generosidad que
sólo da la experiencia del paso del tiempo. Sabe más la bruja por vieja que por bruja, no en vano se la
considera la Gran Hechicera. Ofenderle podría tener consecuencias terribles. Es capaz de hacer enloquecer al
causante de su enfado pues puede enviar a los espíritus de los que se pide la intervención para que aullen al
oído del incauto. Está en su poder envíar el fantasma nocturno de la angustia o Empusa. Oír voces es un
castigo de Hecate. Y es que a veces, la Anciana se aburre y se entretiene jugando con la estupidez humana.
Hécate personifica la muerte, la profecía, es la deidad que mata con venenos tomados de los cementerios. Los
cipreses estaban asociados a la muerte, y siguen estando presentes en los cementerios del área mediterránea.
Las hojas del álamo negro, oscuras por una cara y claras por la otra, simbolizarían la frontera entre los mundos
mientras que el Tejo, quizá por sus hojas y semillas venenosas, estaba fuertemente asociado al inframundo, a
la muerte y el renacimiento: La poción del caldero de Hécate contenía «esquejes de tejo» y las bayas de este
árbol se creía que, por el poder de Hécate, podían dar sabiduría o la muerte (esto estaba relacionado con la
preparación de sustancias alucinógenas a partir de la cantidad correcta de bayas de tejo, que en caso de ser
demasiada provocaría la muerte).
Sus hierbas favoritas son la mandrágora, el acónito y la adormidera. Muchas otras hierba y plantas estaban
asociadas a Hécate, probablemente debido a su papel como reina de las brujas y diosa de la hechicería, pues
las “brujas” o curanderas de la antigüedad eran mujeres que poseían un extenso conocimiento de las hierbas y
sus propiedades: el ajo, las almendras, la lavanda, el tomillo, la mirra, la artemisia, la menta, el diente de
león…entre otras, habrían estado consagradas a Hécate, además de varios venenos y alucinógenos como la
belladona, la cicuta, la mandrágora, el acónito (conocido como “hecateis”) o el opio.
El principal templo de Hécate se encontraba en Lagina, donde la diosa era servida por eunucos, y en Grecia se
celebraban festivales en su honor el 13 de Agosto y el 30 de Noviembre, mientras que los romanos le
consagraron el 29 de cada mes lunar (luna negra).
y de encrucijadas, agradable,
de azafranado peplo,
sepulcral, que entra en frenesí
reina irresistible,
conductora, ninfa,
nutricia de jóvenes,
hecate_n
la rana y la serpiente,
Madre de la hechicería,
La reina invencible
Guardiana de la puerta.
Anonimo