La Oruga y El Salton
La Oruga y El Salton
La Oruga y El Salton
LANGOSTA: Insecto del que más se ocupa la Biblia por su importancia como elemento
destructor. Pertenece al orden de los ortópteros llamados saltadores, y constituyen
verdaderas plagas invasoras. Se designa con nueve distintas palabras hebreas, pero no siempre
es posible decir si todas señalan especies o los diversos estados de la metamorfosis de una
misma. Su presencia en la Biblia se destaca por haber constituido una de las Diez Plagas de
Egipto (Exódo 10:4-6)
En Levítico 11:21-23 se señalan dos tipos de langosta: uno que era permitido comer y otro
prohibido. En el tipo comestible (Mateo 3:4) se incluyen: la langosta incontable o langosta que
llega; el langostín, que devora; el argol que galopa; y el argal (hagab) que salta.
Estos nombres, dos de ellos aparecen en el texto castellano sin traducción, más bien
corresponden a los distintos estados de desarrollo de la langosta: la adulta que pone el huevo;
la larva que sale del huevo; la saltona con alas en crecimiento y la adulta lista para volar de
nuevo.
Joel da también una detallada descripción de estos cuatro estados de desarrollo: “Oruga”, en
lenguaje técnico larva, primera fase del desarrollo; “saltón” que corresponde a la ninfa, con las
alas más desarrolladas; el “revoltón”, con alas más crecidas y la “langosta”, el insecto adulto
(Joel 1:4; 2:25)
En Joel 2:1-7 se compara admirablemente una nube de langosta como una invasión guerrera.
Sus características son la voracidad, devastación, destrucción, hambre y pestilencia. Es como
un ejército de caballería que arrasa con todo a su paso.
Todo esto nos hace entender que este es un insecto muy dañino, veamos: la oruga come de los
bordes de la hoja que es la parte más blanda, luego el saltón se come la hoja completa; al
convertirse en revoltón se come las ramas blandas ; y la langosta en su fase adulta devora
hasta el tallo, es decir, todo lo que queda de la planta.
Esa oruga puede empezar como una envidia, celo, rencor, odio, mentira y muchas cosas más
que podemos permitir en nuestras vidas, consciente o inconscientemente.
La Biblia nos dice que “el diablo vino para matar, robar y destruir” (Juan 10:10), por lo tanto el
pecado viene de el, y lo que quiere es destruir y matar lo que Dos creó. Pero Jesucristo vino
para deshacer las obras del diablo. (Juan 3:8)