El Lobulo Parietal
El Lobulo Parietal
El Lobulo Parietal
1.1 Anatomía
El lóbulo parietal corresponde al área limitada anteriormente por la cisura central o de
Rolando, ventralmente por la cisura de Silvio, dorsalmente por la circunvolución cingular y
posteriormente por el surco parieto-occipital. Las regiones principales del lóbulo parietal
incluyen la circunvolución post-central(áreas de Brodmann 1,2 y 3 o area somatosensorial
primaria), el lóbulo parietal superior (áreas 5 y 7 o área somatosensorial secundaria), el
opérculo parietal (área 43), situado en la profundidad del lóbulo temporal en la ínsula, y el
lóbulo parietal inferior, compuesto por la circunvolución supramarginal (área 40) y la
circunvolución angular (área 39).
La cara medial del cortex parietal está compuesta por el precuneus y parte del cingulum. En
su cara lateral, el lóbulo parietal está dividido en dos regiones:
i. una región anterior, limitada anteriormente por el surco central y posteriormente por el
surco post-central, que incluye las áreas 1, 2 y 3 de Brodmann, y
ii. una región posterior, limitada por el surco post-central y el lóbulo occipital y temporal.
Esta región esta dividida por el surco intraparietal en el lóbulo parietal superior (áreas 5 y
7 de Brodmann) y el lóbulo parietal inferior (áreas 39 y 40 de Brodmann).
La segunda función, que depende del cortex parietal posterior, concierne la integración de la
información sensorial de distintas modalidades sensitivas provenientes de las regiones
somáticas, visuales y auditivas, y en la asociación de informaciones sensitiva y motriz.
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La integración de información motriz proveniente del cortex premotor tiene lugar en el surco
intraparietal, donde converge también información desde el lóbulo parietal posterior superior
e inferior.
Las manifestaciones de estas lesiones dependen del tipo de área lesionada. Lesiones en las
áreas primarias y secundarias producen pérdidas de las capacidades sensitivas primarias y
lesiones en áreas terciarias producen agnosias o trastornos en el reconocimiento de los
objetos.
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1.3.1.1 Pérdida de la sensibilidad de tipo cortical
Las lesiones de las áreas somato-sensitivas primarias llevan a una pérdida de sensibilidad
táctil de tipo discriminativa. Se observa dificultad para discriminar entre dos puntos y entre
texturas diferentes, deterioro de la percepción espacial táctil, manifestada por una inhabilidad
para identificar objetos puestos en la mano, (astereoagnosis) e inhabilidad para reconocer
números dibujados en la mano (grafestesia). También se observa déficit de la sensibilidad
propioceptiva y ataxias parietales.
Los pacientes aquejados de este trastorno perciben estímulos táctiles aislados en los dos
hemicuerpos, pero cuando se estimula simultáneamente los dos hemicuerpos, generalmente
las manos, el estímulo contralateral a la lesión no es percibido. En otras palabras, el estímulo
táctil aplicado a la mano contralateral es extinguido por la mano ipsilesional. La extinción
táctil, como la visual, correspondería a un trastorno de la atención. Se ha descrito también
negligencias táctiles en las que un estímulo táctil aislado aplicado al hemicuerpo
contralesional no es percibido, en ausencia de un déficit de la percepción táctil de tipo
cortical, es decir, de una abolición o disminución de la sensibilidad táctil. En la práctica, es
difícil diferenciar la negligencia táctil de un trastorno primario de la sensibilidad táctil (29).
Diferentes trastornos motores han sido descritos en relación con lesiones de la región
parietal anterior, entre las cuales se destaca la ataxia parietal. Pese a la ausencia de déficit
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motor, los pacientes no dirigen la mano de manera adecuada y “pasan por el lado” del objeto.
Los pacientes presentan una hipo o hipermetría, una leve descomposición de los
movimientos y un leve temblor, sin trastorno de la sensibilidad proprioceptiva. El diagnóstico
diferencial con una ataxia cerebelosa suele ser difícil. Puede observarse también
pseudoatetosis parietal: al pedírsele a pacientes con lesiones parietales cerrar los ojos y
mantener los brazos extendidos delante de ellos, se puede observar movimientos lentos de
los brazos, similares a las atetosis (33).
A continuación se clasifica los trastornos secundarios a lesiones del cortex parietal posterior
según el tipo de función principalmente comprometida. En un segundo tiempo, describiremos
los principales síndromes anatomo-clínicos asociados con las lesiones parietales posteriores
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el, como si trataran de alcanzar un objeto pequeño en la oscuridad. Cuando se desplazan en
una pieza se tropiezan con los objetos. El comportamiento de estos pacientes es similar al de
pacientes con ataxia óptica (cf. a continuación). Para diferenciar los dos trastornos es
importante utilizar tareas puramente perceptivas sin componente motor. Por ejemplo, se
presenta brevemente cartas con un punto y después se presentan una carta con números
en diferentes localizaciones y se le pide a los sujetos nombrar el número que corresponde a
la localización del punto previamente presentado (29) (cf. Figura 3)
Figura 3
1
3
2
5
4 6
Los pacientes con lesiones parietales pueden tener dificultades para percibir los ejes
espaciales (vertical, horizontal y meridiano egocéntrico) y presentan una tendencia a
desviarlos hacia el lado contralateral a la lesión. Las desviaciones del eje vertical y horizontal
han sido asociadas a lesiones parietales derechas. Al escribir o dibujar, los pacientes no
logran mantener una línea recta. Las desviaciones del eje meridiano egocéntrico han sido
asociadas a lesiones parietales derechas o izquierdas y se manifiestan por una dificultad
para caminar manteniendo una línea recta.
Para evaluar la capacidad de juzgar la orientación de los ejes espaciales se le puede solicitar
a los pacientes aparear líneas con la misma orientación, como en el test de orientación de
líneas de Benton (41). En este test se presenta una línea y el paciente debe indicar a qué
número corresponde en un ábaco en el que están dibujadas líneas de diferente orientación
(figura 4).
Figura 4
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5 7
4 8
2 10
1 11
6
Ejemplos de estímulos del test de orientación de líneas de Benton (1983)
Por lo tanto, una apraxia constructiva puede ser la consecuencia de lesiones en diferentes
regiones cerebrales. El análisis de las reproducciones de los pacientes y la respuesta a
mecanismos de compensación ayuda a determinar el proceso responsable del déficit. La
copia de la figura de Rey permite ilustrar este punto. En este test, el paciente debe copiar
una figura compleja compuesta de múltiples elementos (figura 5). La copia de la figura de los
pacientes con lesiones parietales izquierdas se caracteriza por la ausencia de la forma global
con preservación de los detalles. En las lesiones parietales derechas, existe generalmente
omisión del lado izquierdo de la figura o desplazamientos de elementos de la izquierda hacia
la derecha, pero se conserva la forma global del segmento de la figura no omitida y, a
diferencia de los pacientes con lesiones parietales izquierdas, existe una copia muy pobre de
los detalles.
por otro lado, en los pacientes con lesiones frontales, la copia espontánea no respeta la
forma global, se copia detalle por detalle y no hay crítica de la producción final. El paciente
no logra en lo absoluto la copia por la forma global, no obstante hay detalles que están
relativamente bien preservados.
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El mal rendimiento de los pacientes con lesiones parietales en la copia de la figura de Rey se
debe a una dificultad de percepción del espacio. Con la introducción de puntos de referencia
o índices espaciales, la copia de estos pacientes presenta una franca mejoría. Por el
contrario, los pacientes con lesiones frontales no tienen dificultad en la percepción visual
pero fallan en la programación motriz necesaria para realizar una buena copia. La
introducción de un programa o copia por etapa se traduce en una franca mejoría del
resultado (44).
Figura 5
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1.3.2.2 Desórdenes de la atención visual
Tres cuadros secundarios a una lesión parietal son atribuibles a un trastorno de la atención:
extinción, negligencia y simultagnosia dorsal.
En la extinción visual, los pacientes perciben los estímulos visuales cuando son presentados
aisladamente en el hemicampo visual contralesional, pero frente a estímulos simultáneos en
los dos hemicampos omiten el estimulo contralesional y sólo reportan el estímulo ipsilesional.
La extinción ocurre después de lesiones unilaterales y es más frecuente con lesiones
derechas.
“Cuando el déficit es grave, el paciente puede comportarse casi como si una mitad del
universo hubiera súbitamente dejado de existir…Los pacientes con un déficit unilateral
se comportan no sólo como si nada pasara en el hemiespacio izquierdo, sino también
como si no hubiera nada que pudiera suceder en ese lado”.
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Como lo describe O. Sacks en la paciente S, el déficit no sólo puede implicar el hemiespacio
derecho, sino también el hemicuerpo derecho. La Sra S, por ejemplo, se pintaba solo la
mitad derecha de los labios (46).
Diferentes mecanismos no excluyentes entre sí han sido propuestos para explicar las
negligencias en las lesiones parietales. Heilman y Valenstein postulan que la negligencia se
debería a un trastorno de tipo atencional (47). Según Kinsbourne, se produciría un
desbalance de la atención espacial hacia el espacio ipsilesional (48). Según Bisiach y
colaboradores, se explicaría por una incapacidad de representar el espacio contralesional
(49). Más recientemente, Mattingley y colaboradores mostraron que en las negligencias
parietales existe una disminución de los movimientos intencionales hacia el espacio
contralesional, o sea un trastorno en la iniciacion de movimientos hacia el espacio objeto de
la negligencia (50).
Figura 6
El rol preponderante del cortex parietal en las negligencias ha sido últimamente cuestionado.
Karnath y colaboradores sugieren que las negligencias puras sin hemianopsia se asocian a
lesiones de la circunvolución temporal superior (53). Según los autores, la asociación de la
negligencia a lesiones parietales se debería a la asociación de estas lesiones a una
hemianopsia, la que sería responsable de un sobrediagnostico de negligencia..
La simultagnosia dorsal fue inicialmente descrita por Balint en un paciente con una lesión
occipito-parietal, que podía atender a un solo objeto a la vez, independientemente del
tamaño del objeto y del número de objetos que lo rodeaban (55). Luria demostró la existencia
de un trastorno no espacial en pacientes con simultanagnosia dorsal (20). Le mostraba a los
pacientes dos triángulos sobrepuestos de manera de formar una estrella de David, si los dos
triángulos eran del mismo color, los pacientes reconocían la estrella de David, pero si cada
triangulo era de diferente color, los pacientes solo podían ver uno solo de los dos triángulos y
nunca lograban ver los dos triángulos a la vez o la estrella. Por lo tanto cuando dos formas se
sobreponen en el espacio, los pacientes logran percibir sólo una de las dos formas. Esta
incapacidad de ver dos formas que se sobreponen en la misma localización ha sido
interpretada como una extinción no espacial.
Diferentes tipos de estímulos pueden ser utilizados para estudiar la simultagnosia dorsal,
como por ejemplo la descripción de una imagen compleja. Los pacientes pueden describir
correctamente detalles de la imagen, pero son incapaces de percibir lo que sucede en el
conjunto de la escena. Las letras de Navon son también estímulos de gran utilidad para
demostrar una simultagnosia dorsal. Se trata de un grupo de pequeñas letras idénticas que
conforman una letra más grande. Los pacientes sólo perciben las letras pequeñas pero no
reconocen la letra grande conformada por el grupo de letras (cf. Figura 7)
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Figura 7
En esta figura se muestran dos tipos de letra de Navon, la primera con estímulos
incongruentes, en que las letras chicas conforman una letra diferente de la letra grande, y la
segunda con estímulos congruentes, en que las letras chicas conforman la misma letra que
la letra grande
Las apraxias se definen como un trastorno en la capacidad de realizar gestos que no puede
ser atribuido a una debilidad, a un trastorno de la sensibilidad a o movimientos involuntarios
tales como temblores. Las lesiones parietales se asocian a diferentes tipos de apraxia:
• La apraxia ideomotora, en la cual los pacientes tienen dificultades para imitar gestos con
y sin significado y para realizar gestos bajo orden verbal. No existe dificultad para
reconocer gestos realizados por el examinador. Se trata, pues, de un déficit en los
aspectos temporo-espaciales de la ejecución de los movimientos sin dificultades en la
comprensión de los gestos. En otros términos, es un problema de ejecución de los gestos
y no de ideación. Generalmente, los gestos que no implican el uso de objetos, tales como
los gestos simbólicos (por ejemplo, el gesto para despedirse), están relativamente
preservados, lo que sugiere que los gestos automáticos están preservados (29).
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• La apraxia ideacional. La definición de apraxia ideacional es discutida. Algunos autores la
definieron como un defecto para realizar gestos bajo orden verbal, con preservación de la
capacidad de imitar gestos, y como un defecto para realizar una serie de actos motores
(por ejemplo cuando se le pide preparar un café, el paciente puede realizar los diferentes
gestos de manera correcta, pero en orden inverso). Actualmente se reserva el término de
apraxia ideacional para esta ultima situación (58). Heilman y colaboradores acotaron el
termino de apraxia conceptual para referirse a la primera situación (58). La utilidad
diagnostica de la apraxia ideacional en su definición más restringida ha sido debatida.
Según algunos autores se observaría en los síndromes confusionales y/o demencias y no
tendría un valor localizatorio.
Las apraxias suelen observarse con lesiones parietales izquierdas. La evaluación sistemática
de pacientes con lesiones del hemisferio izquierdo ha mostrado trastornos de tipo apraxico
en hasta un 50% de los sujetos (60). Sin embargo, las apraxias son frecuentemente no
diagnosticadas, sea porque los pacientes no se dan cuenta de las dificultades que
experimentan en la vida diaria, sea porque no se examinan las praxis o por la coexistencia de
las apraxias con las afasias (29). Para evaluar las apraxias se debe solicitar a los pacientes
realizar gestos simbólicos, imitar el uso de objetos, imitar gestos realizados por el
examinador y, en caso de dificultad para realizar gestos, reconocer gestos realizados por el
examinador. Si existen dificultades para realizar gestos espontáneamente e imitar gestos
realizados por el examinador, con conservación de la capcidad de reconocer los gestos
observados, se puede concluir que se trata de una apraxia ideomotora. Si existen dificultades
para reconocer gestos realizados por el examinador se puede concluir que se trata de una
apraxia conceptual.
Para explicar el mecanismo de las apraxias, Heilman y colaboradores sugieren que el lóbulo
parietal inferior izquierdo sería el substrato neuroanatómico de representaciones de los
movimientos (“praxicons”) que codificarían los aspectos temporales y espaciales de los
movimientos aprendidos (58). La lesión del lóbulo parietal inferior izquierdo dañaría esas
representaciones, causando una apraxia de tipo ideomotora. Este tipo de apraxia sería
también secundaria a una desconexión entre esa región y las regiones frontales implicadas
en la ejecución de los programas motores. La apraxia conceptual se observa con lesiones del
hemisferio izquierdo, pero no se ha logrado encontrar una asociación con un sitio
intrahemisferico específico (59). Si bien las apraxias suelen observarse casi exclusivamente
después de lesiones izquierdas, el estudio de pacientes con lesiones parietales derechas ha
mostrado que ciertos aspectos de los movimientos están codificados en el hemisferio
derecho, específicamente el análisis visuo-espacial de los movimientos (61).
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La ataxia óptica es definida como un trastorno en los movimientos hacia un blanco guiados
por la visión. Se define dos tipos de ataxia óptica:
i. Ataxia “de campo”, caracterizada por un trastorno de los movimientos realizados con
cualquiera de las dos manos dirigidos hacia blancos situados en el campo visual
contralateral a la lesión (“defecto de campo”).
ii. Ataxia “de mano”, caracterizada por un trastorno de los movimientos dirigidos hacia un
blanco visual realizados con la mano contralateral a la lesión, independientemente de la
ubicación del blanco visual (“defecto de mano”).
La ataxia óptica de mayor frecuencia es la de campo. La ataxia de mano puede coexistir con
la de campo o presentarse aisladamente.
Para demostrar la existencia de una ataxia óptica se debe solicitar al paciente fijar la visión
centralmente (por ejemplo, en la nariz del examinador) y dirigir la mano hacia un blanco
situado en la periferia del campo visual (por ejemplo, la mano del examinador). Es importante
controlar que el paciente mantenga la mirada fijada en un punto central, de manera que el
movimiento se realice con la visión periférica. Si el paciente mueve los ojos y el movimiento
se realiza bajo control de la mirada central, la ataxia óptica puede enmascararse.
La ataxia óptica suele ser secundaria a lesiones del lóbulo parietal superior y de la región
adyacente del lóbulo parietal inferior. Las lesiones derechas generalmente producen un
defecto de campo y las izquierdas un defecto de campo y de mano. Se observa también
ataxias ópticas con lesiones que desconectan las regiones parietales de las regiones
motrices frontales.
Las lesiones parietales se asocian también a una apraxia ocular, definida como un trastorno
del control voluntario de la mirada. Cuando los pacientes deben dirigir la mirada hacia un
objeto, típicamente miran hacia la dirección incorrecta y mueven los ojos torpemente hasta
encontrarse, generalmente por azar, con el objeto.
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Los trastornos del esquema corporal abarcan una amplia gama de desórdenes relacionados
con la representación y la localización espacial del cuerpo, entre los cuales cabe mencionar
la anosognosia, la autoscopía, la extinción táctil y el fenómeno del miembro fantasma. Las
lesiones parietales han sido asociadas a diferentes trastornos del esquema corporal,
especialmente a la autotopoagnosia, la agnosia digital y la desorientación derecha-izquierda
(62).
La agnosia digital puede ser definida como un trastorno en la localización de los dedos. Los
sujetos pierden la capacidad de nombrar los dedos, mostrar un dedo ante una orden verbal
o localizar los dedos basándose únicamente en estimulación táctil. Existe una preservación
de la capacidad de utilizar los dedos, aunque puede observarse cierta torpeza motora.
Generalmente, es un trastorno bilateral y se comprometen las dos manos. La agnosia digital
suele ser secundaria a una lesión occipito-parietal, aunque también se observa con lesiones
derechas (62).
El rol del cortex parietal en la formación del esquema corporal ha quedado claramente
demostrado en un estudio reciente de Blanke y colaboradores (64), en el que mostraron la
presencia de alucinaciones de desdoblamiento o “out-of-body experience”, descritas como
sensaciones breves en que la persona siente que el cuerpo se desprende, en una paciente
epiléptica con electrodos intracerebrales y como consecuencia de la estimulación de la
circunvolución angular derecha. La estimulación de esa región también se asociaba a
ilusiones de transformaciones de la pierna y brazo (sensaciones somatosensitivas
complejas).
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1.3.2.5 Trastornos del lenguaje y del cálculo
1.3.2.5.1 Alexia
1.3.2.5.2 Agrafia
Las lesiones parietales pueden causar un trastorno adquirido de la escritura, llamado agrafia.
Se observa generalmente agrafias de tipo periférico, caracterizadas por trastornos a nivel de
la mecánica de la escritura y no a nivel lingüístico. Las dos principales agrafias periféricas
son la agrafia espacial y la agrafia apráxica.
La agrafia apráxica, también denominada agrafia sin alexia, se caracteriza por un trastorno
severo de la escritura espontánea o bajo dictado, con una mejoría importante de la escritura
con la copia y preservación de la capacidad de deletrear las palabras. La escritura presenta
un defecto severo en la formación de letras. Los pacientes pueden sustituir letras similares
(por ejemplo, “H” por “K”, “u” por “y”). La agrafia apráxica se suele observar con lesiones en
la región parietal posterior.
1.3.2.5.3 Cálculo
Las lesiones parietales izquierdas, generalmente de la circunvolución angular, pueden
causar importantes trastornos con el cálculo. En la acalculia espacial, los errores se deben a
un defecto en la ordenación de los números en el espacio. También se observa acalculia
primaria o pérdida de la capacidad de hacer operaciones matemáticas.
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Según Dehaene y Cohen, en las regiones parietales inferiores derechas e izquierdas, los
números están representando como cantidades analógicas o en un código de magnitud, en
el que los números están representados como puntos en una línea de números (66). Esta
representación permite el conocimiento semántico sobre los números, incluyendo
información sobre la proximidad de los números (por ejemplo 9 es más cercano a 10 que 7) y
relación de magnitud (por ejemplo, 9 es mas pequeño que 10). Como consecuencia de esto,
las lesiones de la circunvolución angular izquierda se traducen en una incapacidad de
realizar operaciones matemáticas, con excepción de las operaciones automáticas que
pueden ser realizadas mediante el lenguaje.
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