Predicando El Evangelio Completo de Cristo
Predicando El Evangelio Completo de Cristo
Predicando El Evangelio Completo de Cristo
Introducción
"Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la
obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales
y prodigios, en el poder el Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por
los alrededores hasta Ilírico, TODO lo he LLENADO del evangelio de Cristo...
Las buenas nuevas (el evangelio), de la resurrección de Cristo, no era una mera
teoría en el ministerio de Pablo. Él había visto al Señor resucitado.
Él lo mostró y lo confirmó con las demostraciones del poder de Dios. Esto estaba
en completa armonía con el ministerio de los apóstoles y evangelistas primitivos
en el libro de los Hechos.
Lucas, en el primer versículo del libro de los Hechos, hace referencia al evangelio
que escribió: "En el primer tratado (evangelio de Lucas), oh Teófilo, hablé acerca
de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar" (Hch 1:1).
Aquí Lucas declaró que el registro del ministerio de Jesús, como está contenido en
su evangelio, fue "de todas las cosas que Jesús comenzó a HACER y a
ENSEÑAR".
A medida que Lucas escribe el libro de los Hechos, es cuidadoso en registrar los
datos del ministerio de la iglesia primitiva, mostrando el cómo, por el poder del
Espíritu Santo, Jesús continuó ambos, haciendo y enseñando. El ministerio del
Nuevo Testamento, debe incluir el HACER tanto como el ENSEÑAR. Deben hacer
obras de poder, así también como palabras de instrucción.
En armonía con este patrón, el apóstol Pablo, predicó a plenitud el evangelio por
palabra y por obras (haciendo).
Aún en nuestra época, el poder del evangelio completo que nosotros predicamos,
incluye una experiencia de salvación vital que transforma el corazón. Debemos
predicar para salvar las almas. Es mejor que no estemos satisfechos, a menos
que nuestra predicación, o la predicación de la iglesia de nuestro hogar, produzca
salvación por el poder de Dios en los hombres y las mujeres.
Sólo tenemos que leer el libro de los Hechos y los muchos pasajes en las
epístolas de Pablo, para descubrir cuán firmemente creía él en el bautismo en
agua en obediencia al mandato de Cristo.
A medida que leemos el registro del ministerio de Pablo, como aparece en el Libro
de los Hechos, no podemos pasar por alto observar el lugar tan prominente que se
le dio a las sanidades milagrosas.
En Hechos 14, había un hombre en Listra que era paralítico desde su nacimiento;
éste, fue sanado milagrosamente a través del ministerio de Pablo.
Luego, en 1 Corintios 12, Pablo escribe acerca del don de la fe, los dones de
sanidades y la operación de milagros, como dones que fueron puestos en la
Iglesia como parte esencial de su ministerio.
El Señor había dicho en Hechos 1:8: "pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo".
Pablo recibió el Espíritu Santo (Hch 9:17). Él dirigió a los creyentes a recibirlo y a
ser revestidos de poder de la misma manera.
Luego, procedió a imponer sus manos sobre ellos para que recibieran el Espíritu
Santo, con el resultado de que hablaron en lenguas y profetizaron.
Asimismo, puede suceder hoy. Nosotros los que reclamamos predicar el evangelio
completo (los que ofrecemos la plenitud de la bendición del evangelio) creemos y
enseñamos que todos los creyentes deben ser bautizados en el Espíritu Santo.
Creo que Pablo resumió su enseñanza sobre la Segunda Venida en Tito 2:13:
"Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro
gran Dios y Salvador Jesucristo".
El pensamiento del retorno de nuestro Señor, ciertamente que presta una nota de
urgencia a nuestro ministerio de servicio a Él. Si alguna vez debemos sentir la
necesidad de predicar el evangelio completo, ahora es el tiempo. Si alguna vez
debemos procurar ver señales y milagros sobrenaturales, ahora es el tiempo.
C.RESUMEN
Los principios fundamentales que hemos considerado, eran esenciales para el
Apóstol Pablo. Él predicó el evangelio a plenitud por todas partes. ¿Cómo
podemos hacer algo menor a lo que él hizo? Por consiguiente, dediquémonos al
poder de la plenitud del evangelio, no sólo en palabra, sino también en hechos.