El Estudio Del Futbol en México PDF
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Abstract: The soccer is the sport of more diffusion in Mexico. In modern stadiums or in the street, it
constitutes the activity that mobilizes bigger passions. And although it possesses connections
with other fields of the social reality, their study has passed desapercibido for the local social
sciences. This forgetfulness, however, contrasts with the informative abundance of the
media that you/they have been able to monopolize the word and the sense of this field. The
present work begins with a brief synthesis of happening academic in Latin America; then the
bibliography is revised taken place in Mexico and you concludes with an exhibition of the
possible investigation lines that this field offers to the social sciences. This way, we will look
for to present to the sports, and to the soccer in particular, as an unexplored territory that, given
their multiple interrelations, he/she reserves to the anthropological look a singular vision of
the Mexican society.
Introducción
En América Latina, como en ninguna otra parte del mundo, las investigaciones sobre
deportes están concentradas, casi con exclusividad, en el acontecer futbolístico. La razón
que sustenta dicha preferencia académica posiblemente va de la mano con la desmesurada
pasión que este juego despierta entre los habitantes de la región.
El fútbol comenzó a practicarse en la mayoría de los países latinoamericanos desde fines
del XIX como una práctica exclusiva de las elites locales, que en el afán de “sentirse mod-
ernas” importaron diversas costumbres europeas.1 Pero, ya para mediados del siglo XX, este
había sido adoptado como el deporte preferido entre las clases bajas y medias tanto urbanas
como rurales del continente. Desde ese entonces, la preferencia por el fútbol se manifestaba
regularmente en los juegos disputados por los equipos locales, y donde el público colmaba
los antiguos estadios construidos de madera.2 Y si bien, en algunos países latinoamericanos
no es considerado como un deporte nacional, este obra como tal. Incluso, en aquellos donde
se han instituidos deportes representativos, mediante los cuales se pretende fortalecer y
estimular sentimientos identitarios entre los ciudadanos, tal como acontecería con el “pato”
en Argentina y la “charrería” en México.
Los especialistas en este deporte señalan que la pasión por este deporte se habría incre-
menta por la conjunción de tres condiciones especiales: que es un deporte fácil de jugar, con
reglas sencillas de aprender y barato (ya que no requiere de gran inversión económica para
su práctica). Pero a esta tríada de motivos podríamos sumarle otras de tipo social, histórico
y organizacional que habrían facilitado la expansión y predominio del fútbol por sobre el
universo deportivo en general, siendo alguno de ellos los siguientes:
a) La cantidad de logros internacionales y en las competencias oficiales de la FIFA ob-
tenidos por las selecciones nacionales de algunos los países latinoamericanos. Tales como
los campeonatos mundiales logrados por Brasil 1950, 1954, 1970, 2000 y 2004; Argentina:
1978 y1986, y Uruguay 1930 y 1958; medalla de oro en los Juegos Olímpicos y en diversos
torneos de clubes disputados en el mundo.
b) La consolidación de “estilos” de juegos reconocidos en el plano internacional como
propios e identitarios de cada país. Tal como la denominada “gambeta” argentina, “la fu-
erza” paraguaya, la “garra” uruguaya y “la alegría” del fútbol brasileño.
c) La regularidad en la realización de torneos locales,3 la permanencia de los torneos
continentales,4 y la realización de Campeonatos Mundiales (Uruguay 1930, Brasil 1954,
Chile 1964, México, 1970, Argentina 1978 y México 186)
d) La difusión que ocupa en los medios de comunicación y la transmisión en directo de
los juegos locales e internacionales.
d) La existencia de futbolistas que logran alcanzar enorme popularidad e incluso obran
como verdaderos símbolos nacionales;5
1 La información histórica disponible devela que fue un proceso simultáneo, tanto en Lima, Río de Janeiro, La
Paz, Buenos Aires, como la ciudad de México. Ver Fábregas, 2001 b.
2 El único medio que transmitía en vivo era la radio, y si el partido se jugaba en otro país, la información era
enviada por barco o por telégrafos. Por ejemplo, los comentarios de la participación mexicana en el Primer
Mundial de Fútbol celebrado en Uruguay se publicaron en los diarios locales, a modo de “noticia de último
momento”, un mes después de cada encuentro.
3 Ni siquiera las dictaduras militares del siglo pasado suspendieron estos torneos. Antes bien, se aprovecharon
de los mismos para justificar ante la opinión pública local dichos regímenes.
4 “La Copa América” que se disputa cada dos años es el torneo más antiguo del mundo a nivel de selecciones,
el cual fue creado en 1916, en Argentina, para los festejos del Centenario de su Independencia. Por su parte,
el torneo denominado “Copa Libertadores de América”, es un torneo de clubes, en el cual están excluidos los
países americanos de habla inglesa (EEUU y Canadá)
5 Entre otros, y en un orden cronológico podemos nombrar los siguientes: Alfredo Distéfano y Diego Maradona
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(en Argentina), Orantes Dos Nascimento (Pelé) y Garrincha (en Brasil), Teófilo Cubillas (en Perú), Hugo Sán-
chez (en México), Franchescoli (en Uruguay), entre otros.
6 Para la televisión, los partidos de fútbol constituyen uno de los productos ideales para transmitir ya que con-
stituye un espectáculo barato (por el número de instrumentos empleados), que no necesita de estudios previos
(libretos ni guiones), de fácil comercialización y donde los actores (los jugadores) no cobran sueldo de parte de
las televisoras.
7 Para mayor información sobre esta corriente de estudio, ver la obra de Allen Guttman (2004) From ritual to
record. The Nature of Modern Sports. Columbia University Press. New York.
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un “drama social”, un ritual a partir del cual se expresan códigos, valores y actitudes que se
relacionan con esferas más amplias de la sociedad.
La propuesta desarrollada por Da Matta fue alentadora y bien acogida entre los estu-
diosos de la región. La misma habría servido para despertar el interés de los investigadores
sociales hacia las prácticas deportivas. Desde entonces, se llegó a comprender que la im-
portancia de los deportes excedía los contornos de los estadios y el momento mismo del
juego, abarcando todos los rincones de la vida social y cultural de los pueblos en cuestión.
Desde entonces, las perspectivas de análisis propuestas por los investigadores para tratar el
fenómeno deportivo fueron diversas, llegando a destacar aquellas que consideran a éstos
fenómenos como manifestaciones de nacionalidad, de masculinidad, de negociación de có-
digos de honra, de fiesta y, entre otras, como un espectáculo.
Rubén Oliven y Arlei Damo (2001), por su parte, en consonancia con la postura ante-
dicha propusieron discutir los motivos por los cuales el fútbol moviliza sentimientos tan
profundos en las personas, sean que traten sobre los simpatizantes, fanáticos o jugadores.
Los autores señalan que la raíz de tal identificación puede comprenderse siempre que con-
sideramos que los equipos en juego “son mucho más que once jugadores”, dado que ellos
representan instancias de alto valor afectivo para los sujetos, como son el barrio, la escuela,
la ciudad o el país (Oliven, 2001: 20). Una situación que transforma la disputa atlética en
una batalla simulada, una especie de guerra simbólica entre las colectividades participantes,
tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Dicha idea permite comprender porqué en algunos países el club de fútbol sustenta el
fervor incomprensible de los “hinchas” y “torcedores” del continente. En Buenos Aires, por
ejemplo, algunos barrios están identificados con un club de fútbol, que es al mismo tiempo
representativo de una comunidad particular. Si por ejemplo buscásemos dar respuesta al por
qué los argentinos son tan fanáticos de tal o cual equipo -una situación que en algunos casos
alcanza la irracionalidad- entre otros aspectos sociales y culturales, deberíamos estudiar
el desarrollo histórico y demográfico de dicha urbe; recién después comprenderíamos el
vínculo construido por el fútbol y los sentimientos primordiales que moviliza en las perso-
nas.8
Eduardo Archetti (2001) en El potrero, la pista y el ring. Las patrias del deporte argen-
tino, mediante el análisis de tres figuras notables de Argentina demuestra la relevancia que
los deportes adquirieron en dicho país para la construcción de la nacionalidad. Logrando
demostrar, además, la importancia que éstos tuvieron en la modernización de la Argentina
de principios de siglos XX y cómo estas actividades hicieron posible su incorporación a la
órbita internacional de competiciones favoreciendo la expansión de un espacio de tiempo
libre nacional.9
En los últimos años se incrementó el número de autores interesados en estudiar esta temá-
tica. La obra pionera de Pablo Alabarces (1996, 2000 y 2003) al frente del grupo de trabajo
sobre Deporte y Sociedad, del Colegio Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO),
contribuyó notablemente al respecto mediante la realización de dos congresos: uno realiza-
do en Cochabamba, Bolivia, en diciembre de 1999 y otro en Quito, Ecuador en diciembre
de 2000. Como producto de estos encuentros académicos fue que se publicaron los libros:
Peligro de gol. Estudios sobre deporte y sociedad en América Latina (2000) y, Futbologías.
Fútbol, identidad y violencia en América Latina (2003), ambos compilados por Alabarces
y financiado por la CLACSO. Estos trabajos permiten observar cómo a través del fútbol
podemos conocer aspectos sustanciales de la vida social vinculados, entre otros, con las
8 Janet Lever (1985), socióloga estadounidense, realizó un estudio que sigue estas directrices para el caso del
fútbol en Brasil. Ver: La locura por el fútbol, Fondo de Cultura Económica, México.
9 El quíntuple campeón del mundo de automóviles de Fórmula Uno, Juan Manuel Fangio, el boxeador Carlos
Monzón y el futbolista Diego Maradona
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10 Aunque, lamentablemente, para la mayoría de los lectores hispanos estos trabajos son desconocidos, no sólo
porque están en lengua inglesa; sino, además, porque dichos materiales no circulan por las bibliotecas locales,
tampoco por las librerías. Una problemática que responsabiliza tanta a las instituciones educativas de la región
al no estar actualizadas y a los propios autores, al no enviar sus trabajos -al menos como obsequio- a aquellos
lugares que constituyen su tema de investigación y de donde han obtenido su material de estudio.
11 Y en los años venideros los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.
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Foto 1: Simpatizantes del Club de Fútbol Pachuca, uno de ellos portando un caso minero (ac-
tividad económica de gran importancia en la región) y máscaras de luchadores con los colores
y el escudo del equipo. Fuente: personal.
mexicano (que estructuraron la mayoría de las iniciativas académicas de aquellos tiempos)12
inhibieron cualquier otra iniciativa tendiente a indagar sobre el acontecer social mexicano
de la época. Una situación que se habría profundizado, si consideramos la tendencia de los
antropólogos a investigar problemas de ámbito rural, más o del urbano. Aspecto, este últi-
mo, que delimita las fronteras temáticas erigidas entre la sociología y la antropología, y que
empezarían a cambiar en los últimos años. Lo interesante del caso es que en la actualidad,
principios del XXI, los sucesos deportivos han cobrado relevancia como objeto de estudio
en el campo social. Pero esta situación, también, merecería algún tipo de explicación. Es
decir, ¿qué cambios han operado en la disciplina, para que este tipo de actividades sea in-
corporado como problema de estudio?
La primera pista, la más inmediata, la encontraremos en el propio campo deportivo y en
la importancia social que en los últimos años han adquirido estas disciplinas. Una revisión
histórica del proceso formativo del campo deportivo en México, nos permitirá comprobar
que los deportes han sido importantes desde fines del siglo XIX, cuando se organizan los
primeros torneos oficiales y en el ámbito gubernamental se incorporaron a la currícula de
estudio de la Secretaría de Educación Pública y a los programas de las Misiones Cultura-
les.
Una segunda pista nos ubicaría en el propio terreno de la antropología y se relaciona con
la renovación generacional que acontece entre los antropólogos; una transformación que ha-
bla de nuevas vivencias e intereses personales, profesionales y científicos, los cuales inciden
a la hora de escoger los temas de estudio. Los jóvenes que hoy día ingresan a los programas
de licenciatura, maestría y doctorado en antropología, no sólo en mayor proporción pro-
vienen de escueles públicas (bachilleres y escuelas técnicas), sino que, además, están más
adentrados en los temas deportivos. Sean estos u otros los motivos del cambio señalado, lo
cierto es que a partir de la década 1990, los deportes pasaron -aunque de manera incipiente-
a ocupar un lugar como objeto de estudios en las ciencias sociales en México.
Aproximaciones académicas y literarias al estudio de los sucesos deportivos en México
12 Al respecto la obra de García Mora (1987) ofrece numerosas referencias sobre el particular.
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El primer libro editado desde el ámbito de las ciencias sociales en México y que tuvo
como antecedente una investigación antropológica (en este caso de nivel de licenciatura)
fue el trabajo de Claudia Palma Rubín de Celis, (1997) titulado El mundo del fútbol, su im-
pacto social, político y comercial. Luego, le seguiría el estudio de Fernando Huerta Rojas,
(1999), El juego del hombre. Deporte y masculinidad entre obreros; y, posteriormente, el
ensayo de Andrés Fábregas Puig, (2001) Lo sagrado del rebaño, el fútbol como integrador
de identidades. Esta lista, escueta, cubre todo el universo literario generado por la academia
mexicana.
Palma Rubín de Celis (1997) en su trabajo busca definir el impacto social, político y
comercial que la práctica del fútbol genera en el escenario internacional. La autora indaga
sobre los aspectos socializantes e integradores del deporte, demostrando la importancia que
esta actividad adquiere en la actualidad y cómo este fenómeno social es utilizado como
mecanismo de control político, como un reflejo de las actividades sociales y las políticas
públicas de una nación. También, aborda el estudio del fútbol como un ideal de carácter
internacional, considerando la trascendencia del papel que asume la Federación Internacio-
nal de Fútbol Agremiado (FIFA) en su rol de ente supranacional con injerencias de orden
económico y político en los asuntos internos de sus países miembros.
El segundo trabajo mencionado, el de Fernando Huerta Rojas (1999), tuvo como escenario
etnográfico la industria automotriz Wolkswagen, de la ciudad de Puebla. Allí, el autor analiza
la relación establecida entre la condición masculina y el deporte en México. Huerta considera
que los deportes constituyen actividades complejas, donde se entrecruzan diversos elementos
de carácter ritual, competitivo, simbólico y donde se reproducen las estructuras, los sistemas y
las instituciones sociales, la desigualdad social, cultural, política, económica y genérica. Este
universo, como institución social, constituye un espacio donde se reproduce el modelo domi-
nante genérico y en el que se interiorizan los roles, la clase, la desigualdad social, el dominio
y el poder de un género sobre otro, y de un grupo sobre otro.
Andrés Fábregas Puig (2001) en Lo sagrado del rebaño. El fútbol como integrador de
identidades propone descubrir aquellos ángulos desconocidos (o mal comprendidos) de la
conducta humana en general y del proceso cultural en concreto, esto, con la finalidad de
crear conocimiento acerca de uno de los mecanismos de movilización social más eficaces
de nuestra época: el fútbol. El epicentro de su análisis se concentra en el club Guadalajara,
conocido como “Chivas”, un club centenario considerado por la mayoría como el único que
representa a todos los mexicanos, casi al nivel de la Selección Nacional.
Desde el ámbito de la antropología Fábregas trata de comprender el complejo mundo de
interrelaciones sociales y simbólicas que integran el ámbito de esta actividad. Ello con la
finalidad de develar por qué el fútbol despierta tantas pasiones entre los habitantes de esta
región y del país en general, que en el caso estudiado llega al extremo de considerar al club
Guadalajara como un símbolo nacional. Para la obtención de información de primera mano,
el autor recurrió al conjunto de técnicas clásicas empleadas por los antropólogos en el tra-
bajo etnográfico, en particular la observación participante. El Estadio Jalisco constituyó el
lugar preferido para acercarse a los simpatizantes del club y así observar las reacciones de
éstos y de los contrincantes durante los encuentros de fútbol. La labor antropológica incluyó
tanto lo ocurrido dentro del estadio como fuera de él, un detalle sumamente trascendente,
dado el colorido panorama que se desarrolla en torno al juego de fútbol (Fábregas, 2001,
26-27).
El trabajo de Fábregas resulta trascendente no sólo porque coloca en el centro de la dis-
cusión antropológica el tema futbolístico propiamente dicho; sino, además, porque lo hace
alguien que posee notoriedad en el ámbito académico local. Estas circunstancias, conjuntas,
de alguna manera facilitarían y allanarían el trabajo de quienes en México comienzan a
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Foto 2: Un miembro del cuerpo de policías que vigila a los simpatizantes del Club Chivas
durante un encuentro de fútbol jugado en el Estadio Jalisco, Guadalajara, Jalisco.
Foto 3: A la derecha. Explanada ubicada en la localidad de Real del Monte (Estado de Hi-
dalgo) donde a fines del XIX -se supone- los mineros británicos que explotaban las minas de
plata de la región realizaron el primer partido de fútbol en México. A la izquierda, boceto de
la estatua que se espera colocar en dicha explanada.
Comentarios finales.
Los deportes ofrecen la oportunidad para conocer aspectos sustantivos de la vida de
una sociedad, principalmente, porque generan espacios de interacción social, de contacto,
de conflicto, de enfrentamiento entre quienes ejercen estas prácticas y entre quienes los
observan.
El fútbol, como ningún otro deporte, constituye una actividad de gran importancia para
las personas en general y representa una de las fuentes de mayores emociones y pasiones
para los mexicanos. El carácter “social” de este deporte es extrínseco al terreno de juego e
involucra a todos aquellos sujetos que se interesan en él. La jerarquía que posee el fútbol
ante otros deportes, supera las cualidades del juego y se relaciona con la importancia sim-
bólica y la trascendencia que alcanza en el espacio social donde la actividad se desarrolla.
De allí, entonces, la condición especial que este juego ofrece a las ciencias sociales, tanto
para conocer aspectos propios de la cultura como –y tal como sostenía Bonfil Batalla- para
establecer “un verdadero diálogo con la sociedad, de la que se supone formamos parte”
(Batalla, 1995: 654). Aunque, por el momento, para los antropólogos en México el tema
adquiere un lugar secundario, diametralmente opuesto a la pasión que entre la gente común
ocupa el fútbol en nuestros días.
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