Cagigal
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Facilitador: Participante:
Francis Epí Enioska Briceño
Introducción
Sin embargo, nuestra población en general se estima que el 90% de las personas
eran analfabetas, hasta mediados del siglo XIX; la educación, recibió poca
atención del estado, siendo considerada en general como algo no muy importante.
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Reinaldo Rojas, EDUCACION Y NACION: LA FORMACION DEL SISTEMA
ESCOLAR PUBLICO EN VENEZUELA, PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX.
Texto de la “Conferencia Gil Fortoul”, dictada por el autor en la sede de la
Academia Nacional de la Historia, Caracas, el 26 de octubre de 2006.
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antiguos y formación de otro nuevo uniforme en toda la República”, todos
promulgados por el Congreso de Colombia el 28 de julio de 1821.
Ahora bien, la Colombia de 1827 a 1830 será una república en permanente crisis
interna producto de los intereses separatistas no sólo de Venezuela y Ecuador,
sino de los propios conflictos regionales que acosaban a la Nueva Granada. Como
ha señalado Gil Fortoul, la tendencia separatista de los venezolanos se reveló
desde el momento mismo de jurar la Constitución de 1821, lo cual llega a su
clímax con la suspensión por parte del senado colombiano de Páez como
Comandante General del Departamento de Venezuela en 1826, incidente que
obliga al Libertador a movilizarse a Caracas.
La otra acción ejecutiva fundamental es la que tiene que ver con el impulso que
Bolívar le da a la escuela primaria y secundaria con el nombramiento del 10 de
marzo del Subdirector y Adjuntos de la Subdirección de Instrucción Pública, los
cuales recaen en el Dr. Andrés Narvarte como Subdirector y los doctores Felipe
Fermín Paúl y José Cecilio Ávila como adjuntos. Ahora bien, de la otra institución
establecida en la Ley de 1826 con fines técnicos y educativos es la Sociedad de
Amigos del País, con el propósito de “promover las artes útiles, la agricultura, el
comercio y la industria.” , la cual se instala en Caracas en 1829.
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Separada Venezuela de la Gran Colombia asume el poder El General Páez, y se
procede a la fundación de La Academia de Matemáticas con sus aplicaciones a
los trabajos civiles y a las ciencias de la guerra.
Según un Informe que Miguel Peña, como Secretario de Interior y Justicia, eleva
ante el Jefe Civil y Militar de Venezuela en 1830, apenas se cuenta con
información escolar de las provincias de Carabobo, Mérida y Apure, donde se
contabilizan treinta y cinco (35) escuelas en Carabobo, catorce (14) en Mérida y
cuatro (4) en Apure. Se trata de un sistema escolar sustentado en el pago de
“rentas de policía”, “réditos de fundaciones piadosas”, contribuciones de los
vecinos y “ninguna por el tesoro público”, para cancelar costos de funcionamiento
y sueldos de los maestros, factores que inciden en su poco desarrollo.
Cuando en 1834 culmina este primer gobierno republicano, el balance que hace el
Secretario de Interior y Justicia, Dr. Diego Bautista Urbaneja, es muy escueto: De
la educación primaria, ninguna información, en la medida en que este nivel ha
quedado bajo la responsabilidad de los gobiernos provinciales, según lo estipulado
en la ley colombiana de instrucción de 1826. Sin embargo, señala que la escasez
de rentas “ha sido el mayor de los inconvenientes que se han presentado para la
perfecta organización de este ramo, que sin duda exige una escuela en cada
vecindario…” De la educación secundaria, dictada en los colegios nacionales, el
problema que se plantea es el de la extinción de los Conventos y “…la aplicación
de todas sus propiedades a los establecimientos de instrucción pública.”, para lo
cual se hace una somera descripción del estado de cada institución. Para ese año
oficialmente ya están en funcionamiento los colegios nacionales de El Tocuyo,
Barquisimeto, Carabobo, Margarita Coro, Trujillo y Guanare.
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Es en la vice-presidencia del General Soublette, año de 1838, que se crea la
Dirección de Instrucción Pública, quedando nombrados como sus primeros
directores los doctores José María Vargas y José Bracho y el señor Pedro Pablo
Díaz, y como sus suplentes Juan Manuel Cagigal y Manuel Felipe Tovar. Con esta
Dirección comienzan a llevarse de manera más sistemática las estadísticas
educativas del país y a darle al sector una mayor atención por parte del estado.
La Exposición de 1840 es mucho más precisa al señalar los principios sobre los
cuales debe descansar el plan de instrucción que se pretende llevar a cabo, el
cual requiere “una ley que provea medios nacionales, adecuados al sostenimiento
y progreso de las escuelas, por no ser dable que las Diputaciones provinciales
puedan hacerlo a causa de que sus mejores proyectos deben encallar
necesariamente en la insuficiencia de los fondos municipales…”, clara referencia
al desacuerdo que la Dirección tiene con lo establecido por la Ley de 1826 a este
respecto y que, como se sabe, es una tradición que nos viene del régimen
colonial. En cuanto a acceso y costo, para los directores, “…la educación primaria
debe ser nacional, uniforme y tan poco costosa a los que la reciban cuanto sea
posible”, lo que es casi decir, que sea gratuita.
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organizar “un solo plan de institución y un sistema de instrucción, de costumbres y
sentimientos nacionales.”. En segundo lugar, proporcionarle a la educación
primaria el apoyo financiero necesario por parte del gobierno nacional a fin de que
pueda generalizarse y mantenerse en todo el país.
¿Qué señala la Dirección? La necesidad de que el legislativo sancione una ley que
provea “rentas efectivas y seguras para la decente remuneración de los
preceptores” ya que de estas cifras se deduce “que sólo se aprovechan de este
beneficio el uno por ciento” de la población en edad escolar. Se deduce, en
consecuencia, que para hombres como Vargas y Cagigal, que encabezan la
Dirección, se requiere construir un sistema generalizado y uniforme de educación
primaria en toda la república, con una ley nacional que la organice, promueva y la
financie. Por eso, en la Memoria de 1849 se afirma:
Una vez estudiado lo escrito por este autor podemos observar que los
antecedentes de la ley de instrucción pública del 1843, nos permiten determinar
que había unas escasas escuelas a lo largo y ancho de nuestro país. Con la ley de
1826 de la Gran Colombia se dejó en manos de las provincias la instrucción
primaria y era obligatorio pagar rentas para poder recibir dicha instrucción, los
preceptores (maestros) escasamente recibían pago y su calidad de educación no
era la mejor.
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que los preceptores no tienen la calidad suficiente para la mejor educación y
finalmente, es el estado el que debe encargarse de costear la educación primaria.
Al parecer, los postulados pedagógicos del Libertador Simón Bolívar, Bello, Sanz,
Rodríguez y demás maestros patriotas pasaron al olvido durante los primeros
años de la República.
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Durante este periodo el Congreso de Cúcuta y el ejecutivo Gran colombiano
generaron una serie de leyes y Decretos relacionados a la instrucción pública. Los
principales fueron:
Simón Rodríguez, Maestro del libertador, fue bautizado como Simón Carreño pero
posteriormente decidiría cambiarse el Apellido por el materno. Simón Rodríguez
fue conocido en los círculos patriotas como “Robinson”. Una vez concluido el
proceso independentista, Rodríguez fundó en Bogotá, una Escuela llamada “Casa
de Industria Pública”, destinada a enseñar oficios mecánicos a las clases más
desvalida de la sociedad.
Ya había pasado por el Ministerio de Instrucción del Perú bajo el mando del
General Antonio José de Sucre. Afirmaba Robinson, que solo dignificando el
trabajo manual y las artes útiles, tan desdeñadas en los tiempos de la Colonia,
eran como podrían convertirse las grandes masas de analfabetos en ciudadanos
productores y consumidores. Pensaba, que la enseñanza debía partir de las
primarias necesidades y experiencias del hombre.
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A pesar de la significación que lo dio Bolívar a la educación en la construcción
Republicana, es solo en 1836 cuando José Manuel Vargas logra avanzar en el
desarrollo de una Ley para lograr la unidad de la acción educativa. La educación
permanecía desarticulada, sin un instrumento legal que la rigiera.
Con relación a la educación primaria la situación era aún más precaria. Para 1843
existían en el país 377 planteles con 11.929 inscritos. En virtud de ello, uno de
cada 114 niños, recibía educación.
Según este instrumento Jurídico, la educación pasó a ser una función del Estado,
en donde los beneficios tenían que ser para todos los ciudadanos. Además, puede
atribuírsele también a este instrumento jurídico, una connotación laicista, ya que la
iglesia fue supeditada al arbitrio del Estado. Es digno de ser resaltado que la Curia
no contaba para el momento con instituciones educativas distintas a las
destinadas a la formación de sus clérigos.
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necesitaban, en procura de socializarlos, disminuyendo los crímenes provocados
por individuos provenientes de estos sectores. Con relación a la educación
primaria la situación era aún más precaria. Para 1843 existían en el país 377
planteles con 11.929 inscritos. En virtud de ello, uno de cada 114 niños, recibía
educación.
Así mismo, todas las leyes referidas al sistema educativo generadas por la Gran
Colombia en 1821 hacían referencia a mantener la educación tradicional
(heredado de la colonia) religiosa y de moral cristiana.
Este autor considera que la ley promocionada por Vargas y Cagigal, promueve la
protección de la educación primaria por el estado, así mismo, los beneficios de la
educación debían ser para todos los ciudadanos, incluyendo la formación del
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común de los trabajadores quienes eran los que más la necesitaban, la propuesta
era la palanca principal para alcanzar el progreso.
La educación primaria debe pasar a ser una función del Estado, en donde
los beneficios tienen que ser para todos los ciudadanos.
“...En la Dirección Nacional de Instrucción, cuya presidencia ejerce sin sueldo, Vargas hace
proyectos de educación primaria, gratuita y obligatoria, antes de que Guzmán Blanco se
ganara la gloria de su instauración. Clama por el aumento de sueldo de los preceptores; pide
escuelas dominicales para obreros; salas de asilo, escuelas normales....”
Andrés Eloy Blanco.
El analfabetismo predominó en el siglo XIX y las primeras tres décadas del XX,
llegando a sobrepasar 72 % de la población venezolana. Su raíz principal fue el
caudillismo y las luchas políticas. Las repetidas guerras civiles necesitaban
hombres y materiales. No había tiempo, dinero, ni personas para la enseñanza. A
los caudillos no les interesaba que la gente supiera demasiado, pues “los
analfabetas eran más sumisos y obedecían como esclavos”.
“A fines del siglo XVIII, debido al progreso agrícola, no son suficientes los
conocimientos teológicos y filosóficos. Se da cabida a la enseñanza de ciencias,
promotoras del progreso. Gana terreno el método de observación y
experimentación, junto a la necesidad de consolidar el proyecto político
republicano. El Estado asume el patronato de la educación como servicio público
El propósito del poder político es reafirmar su autoridad frente a la Iglesia e
impulsar la secularización, sin rupturas violentas. El Congreso en 1830, al reservar
a gobiernos provinciales la primera educación y al gobierno central las
universidades y colegios, creó graves desequilibrios. La primera educación decayó
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al extremo de postración, mientras la post-primaria se sostuvo, con las limitaciones
económicas y deficiencias cualitativas de la época.
Siguen siendo pertinentes las aleccionadoras palabras del Dr. José María Vargas,
en su Memoria al Congreso Nacional, en 1840.
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Este autor señala que para la época del siglo XIX predominaba en el país el
analfabetismo y debido a las guerras y el caudillismo era preferible mantener a la
mayoría de la población sumergida en el analfabetismo ya que pues “los
analfabetas eran más sumisos y obedecían como esclavos”.
El autor resalta los aportes de Dr. Vargas a la educación, considera que fue solo
Vargas quien estableció las bases de la educación primaria en la ley de 1843, para
que el estado se encargara de la educación primaria como un servicio público, la
cual al estar en manos de la provincia había caído a niveles de postración.
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