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Evolución Humana

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Nota de prensa

La Obra Social “la Caixa” y el Ayuntamiento de Sabadell presentan una exposición


sobre los orígenes del hombre que reconstruye diferentes etapas de la evolución
combinando el rigor científico con la voluntad divulgativa

Orígenes. Cinco hitos en la evolución humana


• La preocupación por establecer la línea evolutiva del hombre ha sido
una constante en su historia y aunque los nuevos hallazgos muchas
veces ponen en entredicho ciertos aspectos de la evolución humana, lo
que sí parece cierto es que el proceso de hominización y humanización
que vivió la Tierra empezó hace más de 4 millones de años. El
bipedismo, la fabricación de las herramientas, el dominio del fuego, la
autoconciencia y el conocimiento abstracto son cinco factores
transcendentales que cambiaron el curso de la evolución humana.

• La exposición Orígenes reconstruye distintas etapas de la evolución, las


formas de vida de los diferentes homínidos de hace 10 millones de años,
cuando el Dryopithecus poblaba las selvas húmedas de Europa, o de
hace 35.000 años, cuando el Homo sapiens realizaba las pinturas
rupestres en las cuevas. La exposición combina el rigor científico con
una voluntad divulgativa: escenografías de tamaño natural,
reproducciones realistas de individuos de las distintas especies, son
algunos de los elementos museográficos que constituyen la muestra.

• La muestra comisariada por Luís Batista bajo la supervisión de Eudald


Carbonell (codirector de las investigaciones en el yacimiento de
Atapuerca, Burgos), se podrá visitar en una plaza instalada en el paseo
de la plaza mayo de Sabadell del 1 de diciembre de diciembre de 20111
al 8 de enero de 2012.

Sabadell, 1 de diciembre de 2011.- Manuel Bustos, Alcalde de Sabadell; Jordi


Nicolau, Adjunto a la Dirección Territorial de Cataluña de “la Caixa” y Luís
Reverter, Secretario General de la Fundación “la Caixa”, han presentado hoy la
exposición Orígenes. Cinco hitos en la evolución humana. La muestra se
estructura en diversos ámbitos, cinco momentos clave en la evolución de la
Humanidad. Un camino que diversas especies de nuestro género han recorrido
con mayor o menor éxito.

Viviendo en los árboles


Un plafón mural que representa el paso de una selva de hace 10 millones de
años hasta la sabana de hace 4 millones, introduce al visitante en la exposición.

Hace unos 10 millones de años, un antepasado euroasiático del eslabón perdido,


el Dryopithecus (mono de los árboles, en griego) desarrolló la braquiación, una
mayor longitud de la mano, unos brazos más largos que las piernas, una columna
vertebral más corta y rígida, un tórax ensanchado... De esta forma pudo
desplazarse colgado de las ramas y escapar de los depredadores del suelo.
Medía 1,10 m de alto y pesaba alrededor de 34 kg. Estos antropoides vivían en
grupos y se avisaban unos a otros cuando detectaban algún peligro, además de
compartir alimento y diversiones.

A partir de aquí, los homínidos sufrieron una serie de adaptaciones y


adquisiciones culturales para sobrevivir en un medio hostil y llegar hasta el
hombre actual.

En el interior de la sala, el visitante podrá contemplar la escultura realista de un


Dryophitecus y la reproducción del esqueleto de Dryophitecus laietanus de Can
Llobateres conocido como “Jordi”. Otra especie que se podrá ver es el
Ardipithecus ramidus, el primer homínido conocido que vivió hace unos 5
millones de años y que pertenece a una rama lateral de nuestra línea evolutiva,
próximo a la separación entre chimpancés y humanos.

El bipedismo
Hace 6 millones de años, los cambios climáticos provocaron la reducción de las
selvas húmedas, lo que motivó nuevas necesidades en los antropoides, como el
cambio de hábitat o la necesidad de bajar al suelo y desarrollar nuevos
mecanismos defensivos.

El bipedismo permitió a los primates dominar un horizonte más lejano,


desplazarse más eficazmente y asegurarse la alimentación. Además, el hecho de
tener las manos libres facilitaba la recolección y el procesamiento de los
alimentos.

El camino hacia la hominización no fue fácil y parece ser que los cambios
climáticos, junto con los biológicos, tuvieron un papel primordial en el éxito
evolutivo de las especies.
Australopithecus anamensis
Hace más de 4 millones de años, las poblaciones de homínidos ya eran bípedas.
El homínido más antiguo confirmado es el Australopithecus anamensis (simio
austral del lago Turkana), de huesos gráciles, que caminaba ya de una forma
muy parecida a la nuestra y que evolucionó hacia el género humano y hacia los
Paranthropus, extinguidos sin descendencia hace 1,5 millones de años. Los
restos recuperados del Australopithecus anamensis indican una alimentación
basada en las frutas y los vegetales duros, además de confirmarnos su
bipedismo. Las huellas impresas en las cenizas volcánicas de Laetoli hace 3,6
millones de años son un testimonio impresionante de los orígenes remotos del
bipedismo humano.

El visitante podrá contemplar esculturas de tamaño natural que representan los


géneros Australopithecus y Paranthropus, reproducciones de cráneos y fósiles,
entre ellos el esqueleto femenino de un Australopithecus afarensis del Plioceno
encontrado en Hadar (Etiopía) hace 3,2 millones de años y conocido como
“Lucy”.

Las herramientas
Lo que distingue al género Homo de los homínidos anteriores es la capacidad de
fabricar herramientas a partir de objetos naturales. Ésta es la primera muestra de
adquisición cultural e irá seguida en poco tiempo de todas las demás. El lenguaje
y el aumento del tamaño del cerebro evolucionaron conjuntamente, en
interacción con la producción de herramientas. Las herramientas permiten cazar
y descuartizar las presas. La mejora en la dieta y el consumo de carne
permitieron un mayor desarrollo cerebral y a su vez un desarrollo tecnológico.

El resto humano más antiguo que se ha encontrado es el Homo habilis, que


apareció hace 2,5 millones de años y vivió en Etiopía, Kenia y Tanzania. Las
primeras herramientas elaboradas por un Homo habilis consistían en cantos
rodados que se golpeaban con el fin de lograr un filo cortante.

Una vitrina recoge una serie de herramientas líticas: unifaciales, bifaciales,


trifaciales y lascas sin retocar relacionadas con los homínidos que las realizaban.
En la sala también se puede contemplar un taller lítico recuperado in situ en el
noroeste del Sahara, de unos 5.000 años de antigüedad aproximadamente. En él
distingue una gran variedad de herramientas, láminas con dorso, raspadores,
denticulados y puntas de flechas de diferentes tipos.

El fuego
El control del fuego es una de las conquistas culturales más importantes en la
evolución humana. Las pruebas más antiguas de este control se remontan a
hace casi 500.000 años. El dominio del fuego representó una auténtica
revolución en las comunidades primitivas. Permitió asar los alimentos,
conservarlos y mejorar con ello la dieta. También facilitó la conquista de nuevos
territorios y la posibilidad de defenderse de los depredadores. Las relaciones
sociales se vieron favorecidas con el aumento de las horas de luz.

En este espacio, el visitante se encontrará con la reconstrucción de un grupo de


Homo erectus al abrigo de una cueva, reunidos en torno a una hoguera. También
experimentará la sensación de conseguir fuego mediante la frotación, como se
hacía hace 300.000 años.

Del Homo antecessor al Homo heidelbergensis


Los primeros homínidos que dominaron el fuego fueron, con toda seguridad, el
Homo heidelbergensis, en Europa y, posiblemente, el Homo erectus en Asia. El
Homo antecessor, que posiblemente llegó en las primeras migraciones que
arribaron al Viejo Continente, procedentes de África o de Asia, es el último
antepasado común del hombre actual y los neandertales. En Atapuerca se
encontraron restos de varios individuos de esta especie. La capacidad craneal
aumenta en el Homo ergaster hasta los 800-900 centímetros cúbicos, y en el
Homo antecessor llega a superar los 1.000 centímetros cúbicos.

La autoconciencia
Los primeros enterramientos humanos nos informan de la aparición de un
comportamiento simbólico. El hombre, por primera vez, tiene conciencia de su
propia existencia, experimenta angustia ante la muerte y se pregunta por el más
allá. Estas preocupaciones socializan de nuevo los grupos humanos

En la Sima de los Huesos de Atapuerca se tiene constancia de la práctica


funeraria más antigua. Allí se encuentra, en el fondo de un pozo vertical, una
acumulación de cadáveres de Homo heidelbergensis de hace 500.000 años. Se
trata de un caso único y excepcional en el Paleolítico Inferior que contrasta con el
gran número de enterramientos del Paleolítico Medio, como los de Skhul, Qafzeh
y Kebara, en Israel.

Los neandertales enterraban a sus muertos cerca de su propio hábitat, en


tumbas bien visibles y colocándolos en posición fetal. El muerto, además, recibía
un tributo simbólico en forma de ofrenda.

Un módulo con una escenografía realista recrea el momento de la agonía de un


neandertal, que es observado por un grupo de su comunidad. Los rostros de
estas figuras son una mezcla de compasión y de miedo. Al fondo se oyen los
lamentos de sus semejantes. Estos sentimientos son propios del género humano
y los hemos adquirido tras millones de años de evolución.
Junto a esta escenografía se pueden ver diversos materiales arqueológicos
pertenecientes al Paleolítico Medio; como la reproducción del enterramiento
neandertal de La Ferrassie (Francia). Los neandertales constituyen el tipo
humano fósil del que disponemos de un mayor número de restos. De complexión
física robusta, extremidades cortas, tronco ancho y cerebro más voluminoso que
el nuestro, eran hábiles recolectores, cazadores y carroñeros. Creadores de una
amplia gama de herramientas, empleaban sistemáticamente el fuego, cuidaban
de sus semejantes y los enterraban cuando morían.

Los neandertales poblaron Europa durante 200.000 años, sobrevivieron a la


glaciación y, aunque gozaron de gran inteligencia, desaparecieron hace unos
25.000 años dejando el campo libre a un recién llegado de África: el Homo
sapiens. Ambas especies coexistieron durante miles de años.

Símbolo... el principio del conocimiento abstracto


La aparición del lenguaje simbólico demuestra la complejidad de la mente
humana y su capacidad de abstracción. A partir de este primer paso, se
desarrollará el lenguaje, el arte y la civilización. Las obras de arte primitivo tenían
una función estética, mística y de cohesión social. El Homo sapiens desarrolló
una gran variedad de formas artísticas, como la pintura en las paredes de las
cuevas, el modelado de arcilla, la talla y el grabado.

Las muestras de arte más antiguas que se conocen se remontan a 400.000 años
y las encontramos en Alemania. Realizadas por el Homo heidelbergensis se trata
de huesos de elefante decorados con rayas grabadas. La Venus de Berekhat
Ram, hallada en el Próximo Oriente, data de hace 250.000 años. Éstos son dos
ejemplos puntuales, ya que la gran eclosión del fenómeno artístico se dio en el
Paleolítico Superior, lo que indica la existencia de una humanidad que ya se
organizaba y estructuraba socialmente.

Las representaciones artísticas que se han encontrado en las diversas cuevas


muestran la evolución de los estilos figurativos del arte parietal y la variación de
las representaciones de los objetos naturales, así como los signos, los animales y
la progresiva introducción del movimiento, el detallismo y el realismo en sus
representaciones.

En este último apartado de la muestra se recrea una escena de hace unos


16.000 años que representa a un Homo sapiens pintando un caballo o un
bisonte. Para pigmentar sus obras, los artistas utilizaban diversos elementos
naturales, como el carbón, el óxido de hierro para los rojos o la limonita para los
amarillos. Finalmente, una vitrina contiene réplicas de algunas de las más
célebres esculturas prehistóricas, símbolos de la fertilidad: la Venus, entre ellas la
de Willendorf, Laussel, Dolni Vestonice. Cada una está realizada con técnica
distinta, en piedra caliza, bajorrelieve o pasta cocida, entre otras.

Orígenes. Cinco hitos en la evolución humana


Del 1 de diciembre de 2011 al 8 de enero de 2012

Inauguración: Jueves, 1 de diciembre de 2011, a las 13 h.

Carpa instalada en el paseo de la plaza Mayor


Paseo de la Plaza Mayor, s/n
Sabadell

Horario:
De lunes a viernes, de 12.30 a 14 h y de 17 a 21 h.
Sábados, domingos y festivos, de 11 a 14 h y de 17 a 21 h.
Días 24 y 31 de diciembre, de 11 a 14 h
25 y 26 de diciembre de 2011 y 1 de enero de 2012, cerrado

Visitas escolares
De lunes a viernes, de 9.30 a 13.30 h y de 15 a 17 h.
Previa cita al teléfono: 902 906 666

Visitas guiadas
Sábados, domingos i festivos, a las 12 y a las 18 h

Entrada gratuita

Para más información:


Departamento de Comunicación Obra Social ”la Caixa”
Irene Roch: 669 45 70 94 iroch@fundaciolacaixa.es
http://www.lacaixa.es/obrasocial

Departamento de Comunicación ”la Caixa”


Anna Torruella : 93 366 78 88 atorruella@lacaixa.es
Marta Sarabia: 93 366 78 45 msarabia@lacaixa.es

Sala de prensa multimedia


http://prensa.lacaixa.es/obrasocial/

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