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El Tiempo Arquitectonico. La Secuencia e

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El tiempo arquitectónico. La secuencia espacial como soporte de la idea.

“El espacio y el tiempo son las medidas de la habitación del hombre”

Jesús María Aparicio Guisado

El tiempo, como tal, absoluto, pensado aisladamente, es un concepto abstracto, fluye


independientemente, sin relación a nada externo a él; es la noción de intervalos y
velocidad, es decir el orden de sus sucesiones. Pero para los arquitectos el tiempo es
un material más, manipulable, es la cuarta dimensión con la que moldear el espacio. El
tiempo arquitectónico es la noción de los espacios y el movimiento, el orden de su
secuencia espacial. El tiempo arquitectónico es la medida sensible y externa de la
duración de la arquitectura por medio del movimiento. En este tiempo arquitectónico es
la secuencia espacial la que posibilita los cambios en el espacio, que nos permiten
apreciar el tiempo.

En su acepción más pura el tiempo es la magnitud física que mide la duración o


separación de sucesos, permitiendo ordenarlos en secuencias y develar el cambio. Es,
desde esta mirada, parámetro de medición, pero aquí surge para los arquitectos otra
mirada, la del desdoblamiento del tiempo mensurable y el tiempo habitable: el tiempo
concreto y el tiempo subjetivo.

El tiempo concreto mensurable en años, estaciones, días, horas, es cíclico y repetible;


cada período tiene la misma duración temporal y puedo recurrir a ellos para manipular
las cualidades del espacio. El tiempo concreto lineal e irreversible, en el que
indefectiblemente se suceden la mañana, la tarde y la noche para luego regresar la
mañana; el verano, el otoño, el invierno, la primavera y nuevamente el verano, posee
una dirección inexorablemente única.

Mientras que el tiempo subjetivo (al igual que para los escritores, los cineastas y otras
ramas del arte) es un recurso del que nos valemos apelando a la sensibilidad y los
sentidos de nuestro receptor para expresar una idea, evocar una emoción, incitar a
una reflexión. Pensemos en como Tadao Ando muta sus espacios casi con el único y
excelso material que es la luz.1 Este tiempo sensible que hace alusión directa a la
percepción, a la vivencia de los espacios modifica el tiempo concreto dentro de la
arquitectura…la aceleración en los movimientos contrae el tiempo…las distorsiones,
los desvíos lo dilatan. El tiempo arquitectónico subjetivo nos ofrece poder manipular
los órdenes de los intervalos, de los espacios….incluso repetirlos aleatoriamente o
liberarlos a los deseos de movimiento de quien habite la arquitectura. Por ello es que
la arquitectura debe gestarse desde la dimensión del tiempo, desde la voluntad de
configurar espacios y significarlos a través de situaciones espaciales organizadas
intencionalmente en una secuencia espacial.

1
Ver obra de Tadao Ando, el registro del tiempo en revista Croquis Nº 44 y Nº 58.
Cuando hablamos de “significar” un espacio estamos haciendo alusión a contar mi
mensaje, mi idea con el vacío, la luz, la materia, la secuencia, el tiempo. Este mensaje,
este recorrido arquitectónico, se devela al habitante sólo a través de la experiencia
física de los espacios, nosotros hemos dejado allí esos vacíos para que ellos sean
nuestros emisarios. Pero los ordenamos como los escritores dotan de una estructura
narrativa sus relatos. Los arquitectos dotamos de secuencias espaciales nuestros
relatos espaciales, pues la arquitectura implica determinaciones de lugar y de tiempo
(adentro, alrededor, afuera, abajo, antes, mientras, después), otorgando cualidades a
ese aquí y ahora. Por ello entonces la secuencia espacial es el orden intencionado del
conjunto de atmósferas espaciales que en su totalidad transmiten una idea.

Para materializar en los espacios, estos relatos espaciales, moldear el tiempo


subjetivo y transmitir mi idea, dotando de emociones los espacios, debo manipular con
precisión y sensibilidad el tiempo concreto. La primera aproximación a la vivencia
espacial (tanto en su tiempo concreto como en su tiempo subjetivo), ustedes como
alumnos iniciales de arquitectura, la han realizado hasta ahora de modo inconsciente
pues han habitado “arquitecturas” a lo largo de su historia personal. Como seres vivos
que nos reconocemos y tomamos conciencia de nuestra identidad a través de nuestra
memoria es indispensable, a partir de ahora, tener consideración de los modos de
percibir el espacio. Al disfrutarlo percatarse de cómo intervienen el taco, la vista, el
olfato, el movimiento, la vivencia misma, es decir aprehender el espacio para ser
capaces luego de tocar el alma de quienes habiten su arquitectura.

Al igual que un pintor maneja la técnica del óleo o la acuarela, los arquitectos hacemos
propio e interno el tiempo concreto del lugar donde vamos a intervenir, el ciclo solar; el
rigor o candor de sus estaciones; el color y la intensidad de la luz en los distintos
momentos del día; pues es la forma en que el tiempo tiene la oportunidad de
manifestarse en ese lugar.

La arquitectura como experiencia de fruición, como vivencia nos hace individuos en un


aquí y un ahora. Al hacer arquitectura tomamos porciones del tiempo del otro para
emocionarlo con espacios, como dice Alberto Morell Sixto2… “la emoción es un
momento de vida compartida, donde tú eres el otro o lo otro, donde tu cuerpo queda
suspendido en el tiempo”. Cada habitante tiene su tiempo, su personalidad….entonces
¿Es el tiempo el “cómo” vivencio el espacio? ¿Somos nosotros y nuestro tiempo
personal el tiempo arquitectónico?

2
Capítulo: Despacio. Escrito por Alberto Morell Sixto (pag. 85) Aprendiendo a pensar.
Bibliografía:

- El concepto del tiempo. Conferencia pronunciada por Martín Heidegger ante la


Sociedad Teológica de Marburgo, Julio 1924.

- El concepto descriptivo del tiempo. Xavier Zubiri. Realitas II: 1974-1975,


Trabajos del Seminario Xavier Zubiri, Madrid, 1976.

- Aprendiendo a pensar. Alberto Campo Baeza. Editorial Nobuko, Buenos Aires,


2008.

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