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• Lord Byron (1788-1824) logró una enorme fama en su tiempo, en parte por su
escandalosa existencia, en parte por sus extensas obras. Sus primeras
composiciones poéticas son plenamente románticas como Las perigrinaciones
de Childe Harold, que narra los viajes del melancólico protagonista por el sur de
Europa, o El corsario, leyenda en verso con héroe individualista y rebelde.
De las numerosas novelas que escribió destacan Ivanhoe y Quintin Durward, cuyos
protagonistas, muy del gusto romántico, luchan contra la tiranía o la opresión.
[editar] La poesía
Alfred de Vigny, a los 17 años, con uniforme de la Maison du Roi (F.J. Kinston).
Mientras que la revolución se llevaba a cabo en la escena teatral, toda una literatura
nueva, original y fuerte, se desarrollaba en los libros.
Al lado de estos tres, toda una pléyade ardiente y joven se arrojó a la batalla por la
independencia del arte. Sainte-Beuve, el autor del Tableau de la poésie française au
XVI siècle, después de haber resucitado a Ronsard y a Du Bellay, el antiguo Pléyade, se
hace también poeta bajo el pseudónimo de Joseph Delorme. Émile Deschamps mira
hacia España, a ejemplo de su maestro Hugo, y hace conocer en Francia, con la
Romanza del rey Rodrigo (Romance du roi Rodrigue), las bellezas del romancero
español. Théophile Gautier publicó, a finales de 1830, sus primeros versos, con los
cuales se reveló en seguida como maestro de la forma. Alfred de Musset publicó en
1829 sus Cuentos de España y de Italia, (Contes d'Espagne et d'Italie), eminentemente
románticos con sus versos dislocados de rimas ricas e imprevistas. Pero, de 1829 a
1841, cambiando de estilo y buscando en su propia experiencia la materia de su poesía,
gritará el sufrimiento de haber amado y creará una serie inmortales poemas: Nuits de
Mai, De Décembre, D'Août, D'Octobre, L'Espoir en Dieu y Le Souvenir.
[editar] La novela
Ilustración de Quasimodo, por Alfred Barbou para la novela histórica Nuestra Señora
de París.
La novela romántica fue objeto de una importante renovación, lo que llevó a una clara
distinción entre cuatro nuevas formas novelescas:
En el teatro reinaba el drama romántico: Vigny llevó a escena La esposa del mariscal
de Ancre en julio de 1830 y Chatterton en 1835; Alexandre Dumas escribió Antony en
1831, pero es sobre todo Hugo quien llena las salas: Marion Delorme se representó en
1831, Le Roi s'amuse (1832), además de Lucrecia Borgia, María Tudor, Angelo, tirano
de Padoue y Ruy Blas.
Alrededor de 1843 estalló una reacción clásica bastante violenta. Un joven, François
Ponsard, hizo llegar al Odéon una tragedia clásica, Lucrèce, obra sólida, ingenua y
escrita de forma pesada, pero franca y sana. "Lucrèce" fue escogida por los adversarios
de los románticos por ser opuesta a la menos exitosa Les Burgraves que Victor Hugo
estrenaba en el Comédie-Française.
A partir de 1850 no se producen más obras según los cánones clásicos. Los ecos de la
batalla romántica ya se habían acallado, Lamartine es condenado a vivir de la "copia" a
los editores; Musset no produce nada más; Vigny no publicó más versos después de su
primera colección. Sin adversarios y sin rivales, Victor Hugo reina solo, prolongando el
romanticismo un cuarto de siglo más. El Segundo imperio, que le expulsó de Francia, le
abastece de la materia de los Castigos (1853), una explosión de sátira lírica; las
Contemplaciones (1856), derramamiento copioso de poesía individualista, ofrecen toda
variedad de emociones y pensamientos íntimos; es finalmente en la Leyenda de los
siglos (1859, 1877, 1883) donde se recoge y reúne toda la obra anterior.
Después de este despliegue, la poesía se transforma, y al mismo tiempo que ella toda la
literatura. El tiempo de las exaltaciones apasionadas está acabado: la poesía deja de ser
exclusivamente personal, se impregna del espíritu científico, y busca mostrar las
concepciones generales de la inteligencia, en lugar de los accidentes sentimentales de la
vida individual. La inspiración escapa del corazón. Vigny reaparece, pero esta vez es
para enseñar a borrar el "yo" y la particularidad de la experiencia intima (Les destinées,
1864, obra póstuma). El egoísmo pasional del romanticismo murió y fue reemplazado
por el Realismo y Naturalismo.
Contenido
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• 1 Personajes
o 1.1 Johann Wolfgang Goethe
o 1.2 Friedrich Holderlin
• 2 Generaciones
o 2.1 Primera generación
o 2.2 Segunda generación
• 3 Bibliografía
• 4 Véase también
[editar] Personajes
[editar] Johann Wolfgang Goethe
• Novela. Su libro juvenil Los sufrimientos del joven Werther es una novela
epistolar que narra la historia de un amor no correspondido que provoca el
suicidio del protagonista. Tuvo un éxito extraordinario en toda Europa, impuso
hasta una moda en el vestir y el hablar de la juventud, basada en el personaje de
Werther.
Otras novelas destacables son Años de aprendizaje de Wilhelm Meister, historia de la
formación y maduración de un joven, y Las afinidades electivas centradas en la mutua
atracción entre miembros de dos parejas, de fino análisis psicológico.
Su principal obra, en la que trabajó casi toda su vida, es Fausto, largo y complejo
poema dramático de tema filosófico, publicado en dos partes. En él se reflexiona sobre
el destino humano a través de la historia del protagonista, que vende su alma al diablo a
cambio de la sabiduría y la juventud. Fausto es, en la intención del poeta, símbolo de la
humanidad, que yerra cuando actúa, pero que debe actuar para hallar la salvación.
[editar] Generaciones
[editar] Primera generación
Este programa de aplicado por Friedrich Leopold von Hardenberg, conocido como
Novalis (1772-1801), autor de transición desde el clasicismo. Entre sus piezas
dramáticas destacan El príncipe de Homburg, en cuya trama tienen gran importancia los
sueño, Pentesilea, tragedia de tema grecolatino, y la graciosa El jardín roto. También
escribió narraciones breves, como La marquesa de O.(El autor de las piezas dramáticas
anteriormente mencionadas es Heinrich Von Kleist)
[editar] Segunda generación
El interés por el pasado nacional y por el folklore popular está presente en las rigurosas
recopilaciones de cuentos tradicionales de los hermanos Grimm, Jakob (1785-1863) y
Wilhelm (1786-1859). Estos filósofos, además de iniciar la redacción de un
monumental diccionario alemán, reunieron en Cuentos infantiles y del hogar y
Leyendas alemanas algunos cuentos de tanta fama como Blancanieves y los siete
enanitos, Cenicienta, Los músicos de Bremen o El lobo y los siete cabritillos. La
presencia en algunos de ellos de personajes fantásticos como hadas y otros seres
imaginarios será una de las señas de identidad del Romanticismo alemán de segunda
generación.
E.T.A. Hoffmann (1776-1822) confunde los límites entre realidad y fantasía en sus
cuentos fantásticos como Piezas de fantasía, El elixir del diablo, Opiniones sobre la
vida del gato Murr o Cascanueces y el rey de las ratas.
Entre los románticos tardíos destaca Heinrich Heine (1797-1856). Judío exiliado de
Alemania, cantó su relación de amor y odio con su patria en el largo poema satírico
Alemania, un cuento de invierno. Su libro de canciones se hizo muy popular, pero es
sobre todo un gran prosista: se ganaba la vida con crónicas periodísticas de ternas
sociopoliticos.