El documento presenta dos pasajes bíblicos. El primero es el Salmo 96 que habla de alabar al Señor por su grandeza y justicia. El segundo es el Evangelio según San Lucas donde Jesús lee en la sinagoga de Nazaret el pasaje de Isaías sobre su misión y es rechazado por los presentes. El comentario de Faustino de Roma explica que Jesús fue verdaderamente ungido como rey y sacerdote por el Espíritu Santo de forma espiritual y no material, superando a los ungidos israelitas.
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El documento presenta dos pasajes bíblicos. El primero es el Salmo 96 que habla de alabar al Señor por su grandeza y justicia. El segundo es el Evangelio según San Lucas donde Jesús lee en la sinagoga de Nazaret el pasaje de Isaías sobre su misión y es rechazado por los presentes. El comentario de Faustino de Roma explica que Jesús fue verdaderamente ungido como rey y sacerdote por el Espíritu Santo de forma espiritual y no material, superando a los ungidos israelitas.
El documento presenta dos pasajes bíblicos. El primero es el Salmo 96 que habla de alabar al Señor por su grandeza y justicia. El segundo es el Evangelio según San Lucas donde Jesús lee en la sinagoga de Nazaret el pasaje de Isaías sobre su misión y es rechazado por los presentes. El comentario de Faustino de Roma explica que Jesús fue verdaderamente ungido como rey y sacerdote por el Espíritu Santo de forma espiritual y no material, superando a los ungidos israelitas.
El documento presenta dos pasajes bíblicos. El primero es el Salmo 96 que habla de alabar al Señor por su grandeza y justicia. El segundo es el Evangelio según San Lucas donde Jesús lee en la sinagoga de Nazaret el pasaje de Isaías sobre su misión y es rechazado por los presentes. El comentario de Faustino de Roma explica que Jesús fue verdaderamente ungido como rey y sacerdote por el Espíritu Santo de forma espiritual y no material, superando a los ungidos israelitas.
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Salmo 96(95),1.3.4-5.11-12.13.
¡ Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra! Cuenten su gloria a las naciones y a todos los pueblos sus maravillas.
Porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues son nada esos dioses de los pueblos, mas el Señor es quien hizo los cielos.
¡Gozo en los cielos, júbilo en la tierra,
bramido del mar y del mundo marino! Muestren su júbilo el campo y todos sus frutos, lancen vivas los árboles del bosque
delante del Señor, porque ya viene,
porque ya viene a juzgar a la tierra. Al mundo con justicia juzgará, y a los pueblos, según su verdad.
Evangelio según San Lucas 4,16-30.
J esús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como
de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír". Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?". Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún". Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Faustino de Roma (c.350), presbítero
La Trinidad, 39-40; CL 69, 340-341
"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado
por la unción"
Nuestro Salvador fue verdaderamente ungido, en su condición
humana, ya que fue verdadero rey y verdadero sacerdote, las dos cosas a la vez, tal y como convenía a su excelsa condición. El salmo nos atestigua su condición de rey, cuando dice: “Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.” (Sal 2,6)Y el mismo Padre atestigua su condición de sacerdote, cuando dice: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.” (Sal 109,4)...El Salvador es, por lo tanto, rey y sacerdote según su humanidad, pero su unción no es material, sino espiritual. Entre los israelitas, los reyes y sacerdotes lo eran por una unción material de aceite; no que fuesen ambas cosas a la vez, sino que unos eran reyes y otros eran sacerdotes; sólo a Cristo pertenece la perfección y la plenitud en todo, él, que vino a dar plenitud a la ley. Los israelitas, aunque no eran las dos cosas a la vez, eran, sin embargo, llamados cristos (ungidos), por la unción material del aceite que los constituía reyes o sacerdotes. Pero el Salvador, que es el verdadero Cristo, fue ungido por el Espíritu Santo, para que se cumpliera lo que de él estaba escrito: Por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. (Sal 44,8) Su unción supera a la de sus compañeros, ungidos como él, porque es una unción de júbilo, lo cual significa el Espíritu Santo.