BCEP
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INTRODUCCIÓN GENERAL
El Ministerio de Educación, haciendo uso de las facultades que le otorga la Ley General de Educación, ha elaborado
una nueva versión de Bases Curriculares de la Educación Parvularia. Este es el referente que define principalmente qué y
para qué deben aprender los párvulos desde los primeros meses de vida hasta el ingreso a la Educación Básica, según
requerimientos formativos que emanan de las características de la infancia temprana, contextualizada en nuestra
sociedad del presente. Así, ellas toman en cuenta las condiciones y requerimientos sociales y culturales que enmarcan y
dan sentido al quehacer educativo en esta etapa. Son premisas indiscutibles de su contenido, el reconocimiento de niñas
y niños como sujetos de derecho, junto al derecho de la familia de ser la primera educadora de sus hijos e hijas.
Las Bases Curriculares de la Educación Parvularia (BCEP) presentes, corresponden a una modificación y
actualización de las que fueron elaboradas el año 2001. Incorporan, por una parte, la actualización permanente de los
avances en el conocimiento sobre el aprendizaje y el desarrollo en esta etapa de la vida y los aportes en el campo de la
pedagogía del nivel de educación parvularia, y por otra, los desafíos y las oportunidades que generan el fortalecimiento
de las instituciones y del entorno normativo relacionado con la primera infancia.
La formulación de esta nueva versión conserva parte de las definiciones, conceptos curriculares y principios
estructurales que orientaron el primer currículum nacional para el nivel de Educación Parvularia, y destaca elementos
que responden a nuevos requerimientos y énfasis de formación para la primera infancia, tales como la inclusión social, la
diversidad, la interculturalidad, el enfoque de género, la formación ciudadana, el desarrollo sostenible, entre otros.
De acuerdo a lo anterior, estas BCEP han sido enriquecidas con el aporte de nuevos conocimientos derivados de la
investigación y de buenas prácticas pedagógicas, tanto del país como internacionales. Sus definiciones curriculares
fundamentales se centran en los objetivos de aprendizaje, elaborados en función de los objetivos formativos generales
que para esta primera etapa educativa determina la Ley General de Educación (LGE). Estas definiciones establecen una
base curricular común a nivel nacional, que admite diversas modalidades de implementación y programas de enseñanza,
de acuerdo a las necesidades institucionales y a las características de sus proyectos educativos.
Estas Bases Curriculares ofrecen a los y las educadoras en general, un conjunto de fundamentos, objetivos de
aprendizaje y orientaciones para el trabajo pedagógico con los párvulos. De este modo, han sido concebidos como un
referente para la organización integral de una trayectoria formativa de calidad, respetuosa de las características,
intereses, fortalezas y necesidades de las niñas y los niños, de modo que potencien el desarrollo y el aprendizaje en esta
etapa decisiva.
Requerimientos
Las BCEP que se presentan a continuación, han sido actualizadas por el MINEDUC, respondiendo a los siguientes
requerimientos:
Que, dando cumplimiento a lo establecido en el artículo N° 31 del DFL N° 2, de 2009, del Ministerio de Educación,
es necesaria la dictación del presente decreto supremo, para establecer las bases curriculares para la educación
parvularia.
Decreto:
Artículo 1°: Establécense las siguientes Bases Curriculares para la Educación Parvularia, aprobadas por el Consejo
Nacional de Educación mediante acuerdo N° 080/2017, cuyo texto es el siguiente:
• Las necesidades de actualización, reorientación y enriquecimiento de los objetivos y contextos de aprendizaje que
se ofrecen a niñas y niños. Estos se derivan de cambios importantes que se han dado en la sociedad y en la cultura, que
a su vez implican nuevas oportunidades y necesidades formativas. El desarrollo social, político y económico del país
demanda, cada vez más, que el nivel de Educación Parvularia promueva, a partir del nacimiento y de manera inclusiva,
una educación de calidad, oportuna y pertinente, cuyo currículum responda a la necesidad de propiciar una formación
integral y favorecer aprendizajes relevantes y significativos.
• La necesidad de armonizar los sentidos y oportunidades de aprendizaje que ofrece la Educación Parvularia con la
reforma educacional implementada en el sistema educativo en su conjunto; específicamente en lo que supone
comprender a la educación como un derecho social.
• La necesidad de resguardar la trayectoria formativa de las niñas y los niños, reconociendo que la base y solidez de
su desarrollo y aprendizaje integral se construye en los primeros años de vida.
• La necesidad de actualizar los instrumentos curriculares de acuerdo a la Ley N° 20.370 General de Educación
(LGE), que establece una nueva definición de objetivos generales para todos los niveles educativos; por primera vez para
la Educación Parvularia. De acuerdo a la LGE, las Bases Curriculares deben definir objetivos de aprendizaje (OA)
coherentes y que conduzcan al logro de los objetivos generales establecidos en ella.
Fuentes
Esta actualización de las BCEP se nutre de un conjunto de fuentes de múltiples ámbitos que abarcan desde lo
normativo, lo sociocultural, los aportes teóricos y hallazgos de diferentes disciplinas y ciencias de la educación. A modo
de síntesis se destacan los siguientes:
A. Definición de nuevos marcos normativos relevantes para la educación parvularia, como:
• La Ley N° 20.370 General de Educación; la Ley N° 20.379 que Crea el Sistema Intersectorial de Protección Social e
Institucionaliza el Subsistema de Protección Integral a la Infancia “Chile Crece Contigo”; la Ley N° 20.529 que crea el
Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación; la Ley N° 20.835 que crea la Subsecretaría de
Educación Parvularia; la Ley N° 20.845 llamada de Inclusión Escolar; la Ley N° 20.911 que Crea el Plan de Formación
Ciudadana para los Establecimientos Educacionales reconocidos por el Estado; entre otros.
• Los principios y compromisos de la Política Nacional de Niñez y Adolescencia, sustentada en los tratados y
convenciones internacionales de derechos humanos que Chile ha ratificado, donde se establece un Sistema Integral de
Garantías de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (2015 - 2025).
B. Aportes derivados de diversos ámbitos que comprenden cambios socioculturales, hallazgos y avances teóricos de
distintas disciplinas y ciencias, especialmente de las neurociencias y de las ciencias de la educación:
• Dentro de los cambios socioculturales, resulta necesario destacar aquellos vinculados a fenómenos sociales
contemporáneos que están afectando a nuestra sociedad desde la primera infancia. Es así como la evidencia señala que
el sedentarismo, la falta de movimiento y la alimentación poco saludable, son considerados factores de riesgo para la
salud y el bienestar, lo que demanda favorecer aprendizajes y orientaciones para la adopción de prácticas saludables
permanentes.
• Del mismo modo, frente a problemáticas asociadas a fenómenos socioecológicos que afectan la sostenibilidad
ambiental, resulta fundamental incorporar desde los primeros años, acciones educativas cotidianas para abordar estos
desafíos que enfrenta la sociedad.
C. Investigaciones y requerimientos que provienen del campo de las neurociencias aplicadas a la educación:
• Los hallazgos evidencian que lo que sucede en etapas tempranas del desarrollo influye en la estructura cerebral,
afectando la diferenciación y función neuronal, lo que implica un gran desafío y responsabilidad para la práctica
pedagógica. La plasticidad cerebral ofrece la posibilidad de aprender y desaprender en forma permanente,
reorganizándose y formando nuevas conexiones acorde a las experiencias que va vivenciando cada niño y niña, las que a
su vez potencian aprendizajes cada vez más complejos.
• Esta etapa es considerada como el período más significativo en la formación del individuo, por lo tanto, la calidad
de los ambientes es sustancial para el desarrollo de sus capacidades físicas, sociales, emocionales, cognitivas y de
lenguaje. Así los primeros años de vida constituyen las bases formativas del ser humano, las que se desplegarán,
consolidarán y perfeccionarán en las siguientes etapas. En consecuencia, si los niños y las niñas no cuentan con entornos
protectores y enriquecidos donde las familias y equipos educativos cumplen un rol protagónico, estarán perdiendo
oportunidades de desarrollo y aprendizaje.
• Las neurociencias en diálogo con las ciencias cognitivas y de educación, han aportado evidencia de la influencia de
las emociones en los procesos psicológicos, tales como la capacidad de enfocar la atención, resolver problemas y apoyar
las relaciones. Asimismo, han mostrado cómo las emociones positivas “abren puertas” dentro del cerebro, y cómo el
miedo y el estrés reducen la capacidad analítica. Además, sus hallazgos han validado los enfoques holísticos en
educación, que reconocen la estrecha interdependencia del bienestar físico e intelectual, de lo emocional y lo cognitivo,
de lo analítico y lo creativo. De ello se desprende la pertinencia de relevar un enfoque de esta naturaleza, en estas Bases
y en la práctica formativa que promueve.
Finalmente, es importante destacar que esta actualización es resultado de un proceso participativo de estudio de
documentos curriculares y discusión de diversas temáticas de la educación parvularia, coordinado desde la Subsecretaría
de Educación Parvularia (SdEP) del Ministerio de Educación, con distintos actores del sector. A saber:
1. El análisis de los currículos internacionales de Educación Parvularia, temprana o inicial en los cuales se
consideraron fundamentos, estructuras curriculares, objetivos y contenidos de aprendizaje, además de otros aspectos
relacionados con la calidad de la educación de la primera infancia.
2. La revisión bibliográfica de producciones curriculares y didácticas de instituciones educativas nacionales públicas
y privadas, como las de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Fundación Integra, Sociedad de Instrucción Primaria
(SIP), Montessori, y otras.
3. El análisis de textos y documentaciones que reflejan los principales debates y avances de la investigación en el
ámbito del desarrollo curricular, a nivel nacional e internacional para este nivel educativo. Incluye una serie de
documentos académicos elaborados por un panel de expertos locales en Educación Parvularia.
4. La revisión de los Mapas de Progreso del Aprendizaje para el tramo de 0 a 6 años, publicados por el Ministerio de
Educación el año 2008, constituidos como una herramienta de apoyo al currículum, que proporciona criterios para
observar trayectorias de aprendizajes.
5. El análisis de los Programas Pedagógicos para los niveles de Transición, publicados por el Ministerio de Educación
el año 2009. Estos se constituyen en una herramienta de apoyo al currículum, donde se precisan, especifican y gradúan
los aprendizajes esperados para los niveles de transición.
6. La revisión detallada de las Bases Curriculares de Educación Básica definidas los años 2012 y 2013, con el
propósito de resguardar una trayectoria educativa para las niñas y los niños entre la Educación Parvularia y la Educación
Básica.
7. Las conclusiones de las jornadas nacionales de Diálogos Temáticos, acerca de una propuesta preliminar de BCEP
actualizadas, con actores de la Educación Parvularia.
8. Las conclusiones de una consulta ampliada, destinada a recoger la opinión de profesionales que se desempeñan
en establecimientos que imparten Educación Parvularia en los diferentes niveles educativos.
9. La retroalimentación permanente de la Comisión Interinstitucional de Currículum y Evaluación, integrada por las
instituciones que proveen Educación Parvularia con financiamiento público (Junta Nacional de Jardines Infantiles y
Fundación Integra).
Principales Innovaciones
Respecto a las Bases Curriculares 2001, se describen las principales innovaciones:
Se enriquecen los fundamentos, principios y núcleos de aprendizaje con nuevas perspectivas acerca de la infancia,
el aprendizaje, la enseñanza y orientaciones valóricas, enfatizando la inclusión y la diversidad social, y las actitudes
ciudadanas desde los primeros años. Del mismo modo, se renuevan las orientaciones para los procesos educativos,
integrando las visiones actuales acerca de la planificación y la evaluación como también los factores que contribuyen a la
generación de ambientes de aprendizaje significativos.
Se destacan con especial énfasis en los fundamentos, principios, objetivos y orientaciones, todos aquellos factores y
aspectos distintivos de la identidad pedagógica del nivel educativo, como son el enfoque de derechos, la incorporación
del juego como eje fundamental para el aprendizaje, el protagonismo de los niños y las niñas en las experiencias de
aprendizaje y el resguardo de la formación integral.
Se realizan modificaciones en la estructura curricular, ajustando la forma de ordenar temporalmente el proceso
educativo pasando de ciclos de tres años a tramos de dos años, respondiendo con mayor precisión a las necesidades y
características del aprendizaje y desarrollo de los párvulos. Por otra parte, los núcleos de aprendizaje del Ámbito
Desarrollo Personal y Social, adoptan mayor transversalidad, y relevancia para la planificación. No se altera la cantidad
de Núcleos de Aprendizaje considerados fundamentales, pero se reorganizan y actualizan algunas de sus temáticas
centrales, constituyéndose así el núcleo de Corporalidad y Movimiento, dimensiones que son sinérgicas y de reconocida
relevancia en la niñez temprana, lo mismo que el núcleo Identidad y Autonomía. Además, al núcleo de Convivencia se
agrega la dimensión de Ciudadanía.
En cuanto a los aprendizajes prescritos, se modifica la denominación de los aprendizajes esperados por objetivos de
aprendizaje, de acuerdo a la Ley General de Educación. En su formulación, se integran criterios de trayectoria educativa,
además de actualizar su relevancia y pertinencia. Esto implica trazar un vínculo de mayor articulación entre los niveles
de sala cuna, medios, transición y primer año de educación básica, facilitando la labor de planificación y evaluación.
Además, se unifican criterios para la redacción y para la comunicabilidad de los objetivos (fundamentales,
observables, susceptibles de progresar). En este sentido y con el propósito de clarificar el alcance del aprendizaje a
lograr, se incorporan en los casos que corresponda, ejemplos de elementos que facilitan su comprensión. En la nueva
propuesta la cantidad de objetivos de aprendizaje disminuye, aunque aumentan de dos a tres los niveles de
prescripción. Esta importante modificación no implica una disminución de las expectativas acerca de lo que se espera
que aprendan los párvulos.
Objetivos Generales de la Educación Parvularia
(LEY GENERAL DE EDUCACIÓN N° 20.370)
En el marco de la Ley N° 20.370 General de Educación, se explicitan a continuación, los objetivos generales,
estipulados para el nivel de Educación Parvularia, y que sirven de referente obligatorio para la elaboración de estas
Bases Curriculares:
Art. 18. La educación parvularia es el nivel educativo que atiende integralmente a niños desde su nacimiento hasta
su ingreso a la educación básica, sin constituir antecedente obligatorio para ésta. Su propósito es favorecer de manera
sistemática, oportuna y pertinente el desarrollo integral y aprendizajes relevantes y significativos en los párvulos, de
acuerdo a las bases curriculares que se determinen en conformidad a esta ley, apoyando a la familia en su rol
insustituible de primera educadora.
Art. 28. Sin que constituya un antecedente obligatorio para la educación básica, la educación parvularia fomentará
el desarrollo integral de los niños y las niñas y promoverá los aprendizajes, conocimientos, habilidades y actitudes que
les permitan:
a) Valerse por sí mismos en el ámbito escolar y familiar, asumiendo conductas de autocuidado y de cuidado de los
otros y del entorno.
b) Apreciar sus capacidades y características personales.
c) Desarrollar su capacidad motora y valorar el cuidado del propio cuerpo.
d) Relacionarse con niños y adultos cercanos en forma armoniosa, estableciendo vínculos de confianza, afecto,
colaboración y pertenencia.
e) Desarrollar actitudes de respeto y aceptación de la diversidad social, étnica, cultural, religiosa y física.
f) Comunicar vivencias, emociones, sentimientos, necesidades e ideas por medio del lenguaje verbal y corporal.
g) Contar y usar los números para resolver problemas cotidianos simples.
h) Reconocer que el lenguaje escrito ofrece oportunidades para comunicarse, informarse y recrearse.
i) Explorar y conocer el medio natural y social, apreciando su riqueza y manteniendo una actitud de respeto y
cuidado del entorno.
j) Desarrollar su curiosidad, creatividad e interés por conocer.
k) Desarrollar actitudes y hábitos que les faciliten seguir aprendiendo en los siguientes niveles educativos.
l) Expresarse libre y creativamente a través de diferentes lenguajes artísticos.
m) En el caso de establecimientos educacionales con alto porcentaje de alumnos indígenas se considerará, además,
como objetivo general, que los alumnos y alumnas desarrollen los aprendizajes que les permitan comprender y expresar
mensajes simples en lengua indígena reconociendo su historia y conocimientos de origen.
La familia constituye el núcleo central básico en el cual la niña y el niño encuentran sus significados más personales.
En ella, establecen los primeros y más importantes vínculos afectivos; incorporan los valores, pautas y hábitos de su
grupo social y cultural; desarrollan sus primeros aprendizajes y realizan sus primeras actuaciones como integrantes
activos de la sociedad.
La Educación Parvularia acoge a un niño o niña arraigado en su familia, y le corresponde compartir con ella la labor
educativa, complementándola y ampliando las experiencias de aprendizaje y desarrollo integral que se le ofrecen. Por
ello, es fundamental que se establezcan perspectivas y líneas de trabajo en común y se potencie el esfuerzo educativo
que unas y otras realizan en favor de las niñas y los niños.
Institución Educativa
La Educación Parvularia, desplegada en diversos contextos geográficos, sociales y culturales, permite hacer realidad
la educación como un derecho social de las niñas y los niños, donde la familia contribuye desde sus particulares saberes
y experiencias al enriquecimiento y desarrollo del proceso educativo. Cuando se desarrolla en establecimientos
educacionales (salas cuna, jardines infantiles y escuelas), tiene como función especializada otorgar una educación
integral presencial lo que requiere de condiciones previamente establecidas y normadas de infraestructura,
equipamiento y equipos profesionales responsables del cumplimiento de tareas distintivas.
Algunas características que definen a los establecimientos de Educación Parvularia son: la intención de responder
pertinentemente a las necesidades y características del aprendizaje y desarrollo integral de los párvulos desde su
nacimiento hasta su ingreso a la educación básica, como un imperativo actual y no sólo como preparación para los
aprendizajes futuros. También, la voluntad de considerar la diversidad de niñas y de niños como seres únicos e
igualmente valiosos. Asimismo, la integralidad de la formación que brindan, orientada a diversas dimensiones de la
persona del párvulo -su corporalidad, sus emociones, sus valores, sus facultades cognitivas- mediante dispositivos
pedagógicos también integrales, que se organizan a través del juego, el buen trato, las interacciones potenciadoras y los
ambientes enriquecidos.
Otra característica de estos establecimientos consiste en el tipo de aproximación pedagógica predominante en
ellas, según su diferenciación en tres niveles educativos, asociados a las edades y desarrollo de los párvulos que
atienden. En la sala cuna, por ejemplo, la atención individual de los párvulos pequeños asume un cariz preponderante,
en el vínculo y la interacción con los adultos del equipo pedagógico; gran parte de la actividad lúdica está orientada a
promover los aprendizajes relacionados con la adquisición del lenguaje, del desplazamiento y los hábitos que le
permitirán crecientes niveles de autonomía. En los jardines infantiles, la actividad rectora es el juego, en cuyo marco se
reestructura la interacción para permitir al párvulo el desarrollo de creatividad, habilidades sociales y normas, así como
un conocimiento más amplio de su entorno. En los niveles de transición, el juego educativo continúa siendo la
aproximación pedagógica predominante, pero inserta en una cultura escolar con la cual debe dialogar.
En relación a lo anterior, la educación parvularia enfrenta el desafío de resguardar su identidad pedagógica cuando
se encuentra tensionada por la organización escolar. Al mismo tiempo, requiere articularse adecuadamente con esta
para que los párvulos hagan la transición esperada, en los términos que definen estas Bases Curriculares. Dicha
articulación, que forma parte de los desafíos actuales de la trayectoria educativa, debe insistir en el valor pedagógico de
los principios de la educación parvularia, extendiéndolos para el primer y segundo año de la educación básica.
Todos estos establecimientos educativos, orientan sus objetivos y compromisos hacia el bienestar de los párvulos,
buscando promover y garantizar un aprendizaje de calidad, con equidad y pertinencia desde los primeros años.
CAPÍTULO II
ORGANIZACIÓN CURRICULAR
COMPONENTES ESTRUCTURALES DE LAS BASES CURRICULARES
Conceptos y definiciones de los componentes:
Ámbitos de experiencias
Núcleos de aprendizajes
Objetivos de aprendizaje
Niveles Curriculares
Ámbitos de Experiencias para el Aprendizaje
Ámbito Desarrollo Personal y Social
Núcleo Identidad y Autonomía
Objetivos de Aprendizaje Transversales
Núcleo Convivencia y Ciudadanía
Objetivos de Aprendizaje Transversales
Núcleo Corporalidad y Movimiento
Objetivos de Aprendizaje Transversales
Ámbito Comunicación Integral
Núcleo Lenguaje Verbal
Objetivos de Aprendizaje
Núcleo Lenguajes Artísticos
Objetivos de Aprendizaje
Ámbito Interacción y Comprensión del Entorno
Núcleo Exploración del Entorno Natural
Objetivos de Aprendizaje
Núcleo Comprensión del Entorno Sociocultural
Objetivos de Aprendizaje
Núcleo Pensamiento Matemático
Objetivos de Aprendizaje
Las Bases Curriculares se constituyen como un referente amplio y flexible que admite diversas formas de
implementación; estos objetivos pueden ser complementados y especificados de acuerdo a las necesidades de
aprendizaje de las niñas y los niños y, a las características de los proyectos educativos.
Es conveniente destacar que cada uno de los objetivos de aprendizaje puede manifestarse de diversas maneras;
esto significa que el párvulo que ha adquirido el aprendizaje especificado en alguno de los objetivos de estas Bases, lo
puede evidenciar a través de diferentes desempeños concretos.
Los Objetivos de Aprendizaje se han concebido como equitativos, en el sentido de que se espera que todos los
párvulos, sin distinciones, alcancen las expectativas de logro que implican. No obstante, sus manifestaciones pueden
variar de acuerdo a las características propias de las comunidades, y de las niñas y los niños en especial.
Niveles curriculares
Constituyen una forma de organización temporal de los objetivos de aprendizaje en tres niveles curriculares,
respondiendo con mayor precisión a las necesidades y características del aprendizaje y desarrollo de los párvulos. Los
tres niveles curriculares, que abarcan tramos de dos años cada uno, se denominan: 1° Nivel (Sala Cuna) hacia los dos
años; 2° Nivel (Medio) hacia los cuatro años y 3° Nivel (Transición) hacia los seis años. A continuación, se describen
brevemente.
1º Nivel
Lo que caracteriza a estos meses o años es la marcada dependencia del niño o niña frente al adulto, por quien
desarrolla un fuerte apego en casi todas las tareas relacionadas con su subsistencia. A partir de esta situación se pone en
marcha una sostenida conquista de autonomía, posibilitada por la emergencia de ciertas capacidades fundamentales
que marcan el punto de inflexión: la locomoción independiente mediante la adquisición de la marcha y, luego, la
ampliación de su capacidad de comunicar y pensar gracias a la adquisición del lenguaje verbal.
Este punto de inflexión más o menos universal se sitúa hacia los 18/24 meses, aproximadamente en la mayoría de
los niños y las niñas, pues, aunque ellos suelen lograr antes de los 18 meses las capacidades de locomoción, deben
esperar unos meses para la adquisición plena del lenguaje verbal y la autoafirmación de la identidad.
2° Nivel
Posteriormente, a partir de este punto de inflexión, el niño y niña va adquiriendo cada vez más el control y dominio
progresivo de todas las habilidades motoras que le permiten explorar y participar en sus entornos. Actúan con mayor
independencia, participan en juegos grupales, se expresan oralmente, empleando estructuras oracionales simples. Al
mismo tiempo, se esfuerzan por comprender el mundo que les rodea y elaboran sus propias explicaciones, comprenden
y resuelven algunos problemas. La construcción de identidad, la afectividad y la relación con los demás, sigue este
mismo patrón, desde una relación de apego del niño y niña en la etapa anterior, hacia los adultos significativos de
quienes depende y que deciden por él, hacia una noción de sí cada vez más separada y diferenciada de ellos.
3° Nivel
Después de esta etapa, los párvulos mayores siguen en la lógica de adquisición de autonomía e identidad de la
anterior, pero se pueden diferenciar de sus pares más pequeños del 2° Nivel (Medio) gracias a sus mayores capacidades
motrices, cognitivas, afectivas y sociales. Se produce una expansión del lenguaje, incremento del dominio, control y
equilibrio en sus movimientos, mayor conciencia corporal, más empatía, autorregulación, respeto de normas, mayor
desarrollo de las funciones ejecutivas, interés por descubrir el contenido de textos escritos. Se justifica, además, como
grado o grupo independiente, porque constituye un nivel de transición entre la educación parvularia y la educación
básica, con diseños curriculares que intentan hacer un puente entre ambos.
De este modo, se configuran los tres niveles que se proponen: 1° Nivel (Sala cuna), 2° Nivel (Medio) y 3° Nivel
(Transición), los que se justifican curricularmente en sus características distintivas.
La nueva organización de objetivos de aprendizaje en tres niveles curriculares, que se alinea con la estructura
administrativa general de la Educación Parvularia, está diseñada como una referencia que orienta los periodos óptimos,
pero en ningún caso implica limitar las expectativas de progreso de los párvulos que no se ajustan a ellos. Al contrario,
se espera que continúen avanzando desde una mirada de trayectoria educativa.
En consecuencia, la organización de los objetivos, en tres niveles o tramos curriculares exige ser aplicada con
flexibilidad, al asumirse que el aprendizaje es un continuo que puede describirse en trayectorias referenciales.
Así, en el marco de las adecuaciones curriculares para la inclusión, se pueden seleccionar objetivos de aprendizaje
de un nivel diferente al del grupo o curso de párvulos, correspondiendo al saber profesional de las y los educadores,
tomar las decisiones pedagógicas pertinentes para propiciar aprendizajes relevantes y significativos.
Tabla resumen de los componentes estructurales del currículum.
CAPÍTULO III
CONTEXTOS PARA EL APRENDIZAJE
- Planificación y Evaluación para el aprendizaje
- Ambientes de Aprendizaje
- Familia y Comunidad Educativa
Introducción
Este capítulo describe los principales contextos de prácticas formativas que ocurren en los establecimientos de
Educación Parvularia; proponiendo principios y orientaciones para llevarlas a cabo. En el marco de un currículo con foco
en el aprendizaje de los párvulos, los contextos representan la organización coherente de todos aquellos factores que
intervienen en la acción pedagógica, para que la implementación de estas bases curriculares se desarrolle en coherencia
con lo delineado en sus fundamentos y en los objetivos de aprendizaje. Es decir, de acuerdo al reconocimiento de niñas
y niños sujetos de derechos, diferentes, insertos en ambientes de aprendizaje inclusivos, que disfrutan el proceso
educativo, que participan de éste como protagonistas, y construyen progresivamente su propia identidad y ciudadanía.
Los contextos para el aprendizaje propuestos son:
- Planificación y Evaluación para el aprendizaje.
- Ambientes de Aprendizaje.
- Familia y Comunidad Educativa.
Es importante considerar que los procesos de aprendizaje y desarrollo integral son de naturaleza interactiva, que
no dependen sólo de las potencialidades y características, necesidades e intereses de las niñas y los niños, sino que
también de las oportunidades de aprendizaje que brindan y se generan en estos contextos.
Estas orientaciones están planteadas en términos generales, para ser implementadas y enriquecidas flexiblemente
por las o los educadores, en función del Proyecto Educativo Institucional que se desarrolla en cada comunidad
educativa.
Contexto Planificación y Evaluación para el Aprendizaje
Este apartado se enfoca en la planificación de las oportunidades para el aprendizaje de las niñas y los niños, y en la
evaluación del avance que los párvulos evidencian respecto de los objetivos intencionados.
La planificación y la evaluación son aspectos constitutivos de todo proceso educativo. Se planifica y se evalúan los
diversos componentes de este proceso y en distintos niveles, tales como los objetivos de aprendizajes, los ambientes de
aprendizaje, la participación y el trabajo colaborativo con la familia, los planes de mejoramiento de la institución, entre
otros. Sin embargo, este primer contexto se refiere principalmente a la planificación y evaluación para el aprendizaje,
actividades ambas que encuentran en estas BCEP su referente fundamental.
La planificación y la evaluación se enriquecen mutuamente, potenciando las oportunidades reales de aprendizaje y
las prácticas docentes. La planificación, por una parte, ordena, orienta y estructura el trabajo educativo en tiempos
determinados, pero a la vez es flexible y sensible a la evaluación permanente de cómo las niñas y los niños van
reaccionando a la enseñanza realizada y de lo que van aprendiendo.
La evaluación, por su parte, es la práctica mediante la cual el equipo pedagógico recoge y analiza información en
forma sistemática de los procesos y logros de los párvulos, en situaciones auténticas y funcionales, y retroalimenta a los
involucrados. En cuanto al párvulo, la retroalimentación de sus avances y logros, hecha cuidadosamente, es una ocasión
de fortalecer los aprendizajes construidos. Para el equipo pedagógico, la información obtenida podría eventualmente
dar lugar al rediseño del proceso educativo para el próximo período. Entendida así, la evaluación es una instancia más
de aprendizaje, formadora en sí misma.
En este marco, se requiere de una interrelación permanente y coherente entre la planificación y la evaluación, que
propicie la toma de decisiones compartidas entre docentes y otros integrantes del equipo pedagógico, y la niña y el niño.
El diálogo entre planificación y evaluación se constituye en un contexto que da soporte permanente a todo el proceso
educativo y a los esfuerzos por mejorarlo continuamente.
Respecto de los y las docentes, tienen el rol de liderar el proceso de enseñanza y aprendizaje, planificando,
implementando y evaluando, mediante el análisis sistemático de las evidencias de aprendizaje provenientes de diversas
fuentes. Tanto la planificación como la evaluación son herramientas de apoyo, las cuales se benefician de la reflexión
con otros, por lo que es relevante llevarlas a cabo colectivamente.
Consideraciones para la planificación de los aprendizajes
La tarea de planificar implica cumplir con lo declarado y concretar lo que se pretende alcanzar. Para ello, toda
planificación efectiva debe considerar un plazo en el que se espera se logren los objetivos de aprendizaje. Este plazo
dependerá de la complejidad de los OA, del tiempo que el currículum dispone para su logro y de la estimación de la
cantidad y duración de experiencias requeridas para su enseñanza y aprendizaje. De acuerdo con ello, se reconocen a lo
menos dos tipos: largo/mediano y corto plazo.
Planificación de largo y mediano plazo
Este tipo de planificación constituye una actividad preparatoria de la enseñanza y corresponde a una selección,
secuenciación y ordenamiento general de los objetivos de aprendizaje a intencionar o promover durante la práctica
pedagógica, asegurando la cobertura completa de los aprendizajes prescritos en el currículum para un nivel
determinado. Habitualmente, el horizonte temporal de la planificación de largo o mediano plazo es el año escolar y/o
sus subdivisiones semestrales.
A continuación, se presentan algunas consideraciones importantes a tener en cuenta para desarrollar la
planificación de largo y mediano plazo:
- Planificar lo que es relevante que los párvulos aprendan. Los equipos pedagógicos disponen de estas BCEP que ya
realizaron esta reflexión, la cual se manifiesta en los fundamentos, los ámbitos, núcleos y OA. De modo que el norte de
la planificación ha de encontrarse siempre en la implementación equilibrada de los ocho núcleos y de sus
correspondientes objetivos de aprendizaje.
- Revisar y jerarquizar los OA del currículum, del nivel que se está planificando, para determinar cuáles de ellos
serían más apropiados para el primer año de implementación y cuáles para el segundo año, en función de su
complejidad y del conocimiento teórico de las trayectorias de desarrollo infantil.
- Contar con un conocimiento evaluativo inicial lo más acabado posible de las características, necesidades e
intereses de las niñas y los niños, enriquecida por la información proporcionada por la familia y los informes evaluativos
anteriores. Ello debe darse en función de un profundo análisis de la información que se va recopilando en relación con
los objetivos propuestos. También se debe disponer de una información acabada de la familia y la comunidad: de sus
costumbres, valores, compromisos, etc., de tal modo de conocer sus fortalezas en relación con la formación de los
párvulos, así como sus desafíos.
- Priorizar y distribuir los objetivos de aprendizaje, en el marco temporal definido (anual, semestral, trimestral),
asignando plazos a cada uno, considerando el tiempo diferencial que tomaría su aprendizaje. Todo esto, de acuerdo con
las características, necesidades y aprendizajes previos de los integrantes del grupo/curso de párvulos. Según lo anterior,
pueden planificarse objetivos de aprendizaje distintos para niños o niñas que así lo ameritan en el grupo. Esto implicaría,
en algunos casos, seleccionar OA de los niveles adyacentes.
- Seleccionar o proponer experiencias para el aprendizaje bajo criterios que consideren el protagonismo de niñas y
niños, sus intereses y el juego como herramienta esencial de aprendizaje. Asimismo, debe considerarse que no alteren la
unicidad de los OA de estas Bases Curriculares, esto es, que otorgue importancia tanto a las habilidades, como a las
actitudes y conocimientos implicados en ellos.
- Integrar a la planificación una propuesta de recursos que se usarán para el desarrollo de los OA. También, los
procedimientos generales de evaluación a utilizar, en concordancia a los objetivos de aprendizaje planificados.
- Considerar durante el proceso de diseño e implementación de la planificación, las necesarias adaptaciones que
puedan surgir para responder con pertinencia y oportunidad a los requerimientos de la comunidad educativa y, en
especial, de las niñas y los niños quienes, por sus características e intereses, presentan avances en el aprendizaje de
manera cambiante.
- Integrar en la planificación, momentos o iniciativas propias de la comunidad local o nacional, como parte de las
experiencias, puesto que son una oportunidad para establecer vínculos cercanos y sólidos con personas del entorno o
que pueden ser muy aportadoras para el desarrollo de la pertenencia y construcción de la identidad de las niñas y los
niños.
- Utilizar formatos de planificación que faciliten la labor. Lo importante es que se pueda explicitar de manera
anticipada, ordenada y coherente la intención educativa, que tiene su referente en las Bases Curriculares. Asimismo, es
necesario disponer de formas de planificaciones que permitan flexibilidad y adaptabilidad a las diferentes situaciones
que se van presentando.
Planificación de corto plazo
Esta práctica constituye una especificación en el corto plazo, de lo que se ha propuesto en la planificación de largo y
mediano plazo. Se refiere al diseño particular de las experiencias de aprendizaje que se desarrollarán en la jornada diaria
o en la semana. Su aporte principal radica en organizar de forma coherente la práctica pedagógica, con el fin de que los
ambientes de aprendizaje actúen en la dirección intencionada por determinados OA. Por lo tanto, se tratará siempre de
una formulación anticipatoria de aquello que se pretende realizar en el aula o donde se desee situar la acción
formadora.
Este tipo de planificación está sujeto a cambios en el momento de la jornada, dependiendo de las reacciones de los
párvulos frente a la propuesta inicial; si no se está logrando lo esperado, es útil modificar o reorientar la experiencia de
aprendizaje.
La planificación de corto plazo puede y suele variar en relación a los estilos y orientaciones metodológicas de los
equipos pedagógicos. Existen diversas formas para organizar coherentemente las experiencias y oportunidades de
aprendizajes, como, por ejemplo, proyectos, centro de interés, unidades, entre otras.
Las experiencias de aprendizaje que se planifiquen deben integrar el desarrollo de los diversos procesos que se
requieren para la construcción de las habilidades, actitudes y conocimientos implicados en los OA, con especial énfasis
en la exploración, la problematización y la transferencia a realidades cotidianas.
A continuación, se presentan algunas consideraciones para planificar a corto plazo:
- En los niveles de Sala Cuna y Medio, las experiencias para el aprendizaje ofrecidas deben poseer una duración más
breve, debiendo estar el equipo pedagógico atento a las variaciones de interés y necesidades de las niñas y los niños. En
estos niveles, se ocupa mucho tiempo en la exploración de sí y progresivamente, del entorno más cercano a través de
interacciones eminentemente individuales. Considérese, por ejemplo, el desarrollo del juego heurístico en este ciclo; la
niña y el niño inmediatamente después de encontrarse con los recursos de apoyo, los explora y descubre, prueba sus
características, efectos y usos. Es importante que el tiempo dedicado a este tipo de experiencias, y al juego libre, sea
más prolongado que las experiencias más enmarcadas.
- Mientras más pequeños los párvulos, las planificaciones y la evaluación deben tener un carácter más individual,
integral y flexible. Se trata de acompañarlos intencionadamente a lograr el máximo en su trayectoria potencial de
desarrollo y aprendizaje. Para ello, el o la educadora debe conocer a cabalidad el desarrollo integral de la niña y el niño,
sus recursos cognitivos, afectivos, sociales y emocionales y, muy especialmente, los modos de activar en cada uno de
ellos los aprendizajes que van a alcanzar su plena expresión más adelante.
- En niveles mayores, las niñas y los niños cuentan con una mayor persistencia en relación a los tiempos de
concentración, lo que propicia el diseño de experiencias para el aprendizaje por períodos más prolongados,
especialmente en el nivel de transición.
- En este nivel se pueden organizar estas oportunidades con un progresivo carácter colaborativo, de manera de
propiciar la valoración de procesos educativos en que los párvulos aprenden de sí y con otros.
- Es apropiado ampliar la participación y la autonomía de las niñas y los niños, planificando ambientes en que sean
ellos quienes deliberadamente definan y desarrollen libremente una variedad de oportunidades integrales mediadas por
adultos. Por ejemplo, en un primer momento de un juego de zonas, niñas y niños comunican las actividades que
pretenden hacer en la zona escogida, para luego dar paso al momento de desarrollo del juego, y al final del período, a un
momento de puesta en común respecto de su proceso de aprendizaje.
- Seleccionar y producir recursos educativos -de tipo tangible o intangible-, significativos y pertinentes a los OA, es
importante para propiciar y acoger interacciones pedagógicas de calidad, que potencien el descubrimiento de nuevas
posibilidades de uso. Es relevante considerar la usabilidad, para que las niñas y los niños puedan interactuar con los
recursos educativos de la forma más accesible, intuitiva y desafiante posible.
- Resguardar una alta frecuencia de experiencias en grupo pequeño y de interacciones pedagógicas uno a uno,
entre adulto y párvulo, y niños y niñas. Esto es fundamental para ofrecer mayor calidad en el proceso educativo. Esta
orientación convoca a estar atentos a las oportunidades de interacción que ofrecen los diferentes tipos de agrupaciones
que se pueden conformar: homogéneas, heterogéneas o mixtas, según criterios tradicionales de edad y género, u otros,
como intereses diversos, lazos afectivos, niveles de aprendizaje y aquellos que los párvulos propongan. Es importante
que la planificación favorezca los vínculos afectivos, el respeto y la valoración de los otros, y progresivamente se vayan
propiciando las relaciones de cooperación, el aprendizaje entre pares y el sentido de pertenencia al grupo.
- Es conveniente considerar la participación de familiares y adultos significativos en las actividades que se
planifiquen, así como la participación de la comunidad, por ejemplo, en lectura o relato de cuentos, dramatización de
historias cotidianas, expresión artística de canto o baile.
- En relación a los distintos períodos de la jornada diaria se considera que aquellos momentos destinados a la
alimentación, a la higiene y al descanso también tienen propósitos formativos relevantes, constituyendo un escenario
propicio para el desarrollo de diversos OA. Por lo tanto, es necesario resguardar su sentido pedagógico, por ejemplo,
que los períodos constantes -tales como encuentro y despedida, alimentación, juego libre- potencien hábitos de
autocuidado, habilidades sociales, lenguaje, creatividad, entre otros.
- Las experiencias que se diseñen deben poseer la flexibilidad para realizar las adecuaciones necesarias, a los
elementos del currículum o bien de acceso a este, para responder a los párvulos que lo necesiten25.
Planificación de los Objetivos de Aprendizaje Transversales
Estas Bases Curriculares han definido como transversales a los tres núcleos del Ámbito Desarrollo Personal y Social
y, por consiguiente, a todos sus OA (en los tres niveles educativos). Esta definición tiene consecuencias directas para la
planificación.
- Los OA Transversales deben estar presentes en forma permanente en la planificación de largo, mediano y corto
plazo.
- En el plazo de dos años que dura cada nivel, se espera que estos OA hayan sido seleccionados en la planificación e
implementados sistemáticamente en la práctica pedagógica (así como también se espera que lo hayan sido todos los OA
del resto de los núcleos no definidos como transversales).
- En la planificación de corto plazo se debe escoger para cada tipo de planificación (proyecto, experiencia variable,
entre otros), alguno o algunos de los OA transversales, acompañados de otro u otros OA de los núcleos no transversales,
guardando coherencia y sinergia entre ellos.
- También es posible que, en la planificación de algún período, día o semana, se seleccionen solo algunos OA
transversales, sin acompañarlos de OA no transversales; con la precaución de que, en el largo plazo, todos los OA sean
seleccionados.
Planificación del juego
Todo juego, en tanto herramienta pedagógica privilegiada para el aprendizaje en los párvulos, requiere la consideración
y la intervención de las o los educadores, pero en diferentes modos y grados, según el tipo de juego de que se trate, y
sus ventajas formativas.
- Para efectos de la planificación, es útil distinguir entre actividades lúdicas y juegos. Por ejemplo, salir al patio a
observar las diferentes clases de seres vivos, es una actividad lúdica que aporta al logro de un OA de Exploración del
Entorno Natural. Transportar en parejas balones, sorteando obstáculos, es una actividad lúdica, apropiada para un OA
de Corporalidad y Movimiento.
- En este sentido, cualquier actividad de aprendizaje puede y debe ser lúdica, si con esto queremos decir que debe
ser entretenida, motivante, con un enmarcamiento flexible, placentera. El rol de la o el educador en su planificación es
fundamental. Siguiendo las orientaciones de planificación de este capítulo, en función del OA seleccionado, debe definir,
diseñar y llevar a cabo las actividades (lúdicas) de aprendizaje que propondrá a los párvulos para su logro. La iniciativa es
suya.
- El juego en sentido estricto difiere de la actividad lúdica en que tiene una estructura creada espontáneamente por
los propios niños y niñas, y una poderosa motivación intrínseca. También son entretenidos, motivantes y placenteros.
Los juegos así entendidos, son muy valiosos, por cuanto responden plena y singularmente a sus motivaciones internas y
requerimientos de desarrollo.
El juego de ejercicio sensorio motor, en los que niños y niñas en forma individual utilizan todos los sentidos y los
movimientos, es frecuente desde los primeros meses, pero no es exclusivo del nivel sala cuna. Ocurren
espontáneamente y la iniciativa es de ellos y ellas, pero necesitan que el o la educadora esté presente aportando
confianza y seguridad, sin intervenir directamente en la actividad. La planificación en este caso, se circunscribe a la
habilitación de escenarios y momentos adecuados para que surjan. Más adelante, toman la forma de actividades
motrices, donde correr, saltar, empujar y otros movimientos intervienen en otros juegos o actividades lúdicas,
ejercitando sus nuevas destrezas corporales y/o liberando energía y tensiones. El núcleo Corporalidad y Movimiento, en
particular, se puede beneficiar mucho de este tipo de juego.
Otro tipo de juego, más propio del nivel de transición, es el de reglas, donde la estructura básica es grupal y
consensual. El grupo determina la actividad a realizar, la cual se organiza en torno a unas reglas voluntariamente
aceptadas. La naturaleza de las reglas es variable, pueden emerger en el momento o preexistir. Como el anterior, ocurre
espontáneamente y la iniciativa es de los niños y las niñas. La planificación, se circunscribe a la habilitación de escenarios
y momentos adecuados, no al contenido de los juegos. El núcleo Convivencia y Ciudadanía requeriría preferentemente,
de este tipo de juego, así como el de Identidad y Autonomía.
A partir de los dos años aproximadamente, es frecuente el juego simbólico, en el que los niños y las niñas crean
espontáneamente situaciones con su imaginación y a menudo dan un nuevo significado a los objetos y situaciones
reales. La situación imaginaria que crean no es cualquiera; a través de estos juegos actúan sus necesidades, motivos
profundos, aspiraciones afectivas. En este tipo de juego los párvulos ensayan comportamientos que aún no son capaces
de hacer cotidianamente. Es ideal para el desarrollo de la identidad y la autonomía; por consiguiente, es importante
planificar momentos de juego libre.
En síntesis, de acuerdo a las consideraciones señaladas anteriormente, las planificaciones alcanzan valor
pedagógico efectivo cuando se realiza un trabajo de reflexión profunda, respecto a los criterios de coherencia,
pertinencia y flexibilización que debe presentarse en la selección, jerarquización, distribución y organización de los
objetivos de aprendizajes.
Consideraciones para la evaluación
La evaluación puede concebirse como una instancia formadora y una herramienta de apoyo al aprendizaje, que
aporta efectivamente al logro de los OA. Vista así, es una evaluación para el aprendizaje y no solo del aprendizaje,
trascendiendo la noción de que solo es un juicio de qué o cuánto aprendió una niña o niño para constituirse en una
oportunidad más de aprendizaje.
A continuación, se plantean algunas consideraciones para evaluar desde un enfoque de apoyo al desarrollo y
aprendizaje integral de las niñas y los niños.
- Es importante comprender la naturaleza íntima del aprendizaje propuesto en los OA: su estructura, alcance y
profundidad. Una tarea imprescindible de los equipos es discutirlo colectivamente, especificando algunos criterios para
reconocerlo como logrado; los que, a su vez, ayudarían a favorecerlo de manera adecuada.
- Evaluar consiste en seleccionar y construir progresivamente, de preferencia, en conjunto con los párvulos, evidencias
de sus procesos de aprendizajes. Son múltiples las formas de recogida de información (por ejemplo, fotografías,
grabaciones, observaciones), y múltiples los escenarios en que puede evidenciarlos (por ejemplo, la celebración de un
cumpleaños, una actividad de aprendizaje, un paseo por la plaza).
- La información se obtiene en situaciones cotidianas y funcionales, que se realizan habitualmente. En principio, no
es imprescindible construir situaciones especiales ni momentos formales de evaluación. Las diversas situaciones
cotidianas pueden ser suficientes; una experiencia de aprendizaje de ayer, repetida hoy, puede devenir una ocasión para
evaluar aquello que se estaba aprendiendo. Esto es evaluación auténtica, es decir, correspondencia entre las situaciones
reales en las cuales la niña o el niño se expresa o despliega, y el desempeño a evaluar.
- Tanto en la enseñanza como en la evaluación, el foco debe estar en la niña o el niño. Pero no necesariamente se
espera que él o ella defina criterios de una “buena ejecución o comportamiento”, porque la mayoría de las veces es el
adulto quien propone indicadores o reactivos que representan un OA. Sin embargo, el párvulo progresivamente debe
tener la oportunidad de expresarse respecto de sus propios avances, dificultades y desafíos, así como de sus vivencias en
las situaciones de aprendizaje. Es en este sentido que importa el protagonismo, como involucramiento frente a la
experiencia de aprender.
La autoevaluación es una herramienta que se utiliza en forma habitual en la educación parvularia. Al respecto, se
requiere montar experiencias situadas en las que los párvulos puedan, colaborativamente con compañeros y adultos,
“analizar” lo que sucedió, así como también los aspectos que impidieron o facilitaron los resultados. Vista así, la
autoevaluación contribuye no sólo a la comprobación de aprendizajes, sino al proceso de autorregulación y
metacognición del párvulo.
- La selección de los procedimientos e instrumentos de recolección de evidencias se realiza en coherencia con el
núcleo y OA intencionados, y con la situación de evaluación. Es importante que no alteren la autenticidad de esta.
Registros de observación, piezas audiovisuales, listas de cotejo, escalas de apreciación, informes al/del hogar, portafolios
y documentación pedagógica son medios habituales de recolección de evidencias en este nivel.
Especial utilidad tiene la documentación pedagógica, como una herramienta referida al acompañamiento del
proceso integral que vivencia el niño y la niña. Se desarrolla a través de un proceso riguroso de observación,
documentación e interpretación de las diversas experiencias de la que los párvulos son partícipes. Se recogen ideas,
anécdotas, conflictos de cada uno de los niños y las niñas, en momentos diversos, de tal modo que se pueden convertir
en una poderosa herramienta para la toma de decisiones pedagógicas, y que pueden constituir una buena estrategia
para potenciar su identidad.
- Reunidas las evidencias, el o la educadora debe construir una conclusión evaluativa acerca del desempeño del
párvulo, teniendo en cuenta la distancia entre lo que él o ella es capaz de hacer y lo que plantea el objetivo de
aprendizaje. Es importante que la evidencia se vincule al propósito de tomar decisiones pedagógicas respecto de cómo
apoyar mejor los aprendizajes de las niñas y los niños, de lo contrario, pierde su sentido. Esto que parece sencillo,
requiere un conocimiento y comprensión profunda de la progresión, contenidos y habilidades que integra cada uno de
los OA, y también de la información proveniente de la documentación técnica del proceso.
- La enseñanza y la evaluación están, en más de un sentido, profundamente imbricadas. Los equipos pedagógicos
suelen evaluar aquello que han enseñado, y por tanto los párvulos han tenido oportunidad de aprender. En cambio, a
veces se implementan evaluaciones externas, es decir, organizadas y/o llevadas a cabo por actores diferentes al
establecimiento; este tipo de evaluación podría considerar aprendizajes que los párvulos no han tenido oportunidad de
aprender. A los equipos directivos y pedagógicos corresponde decidir acerca de su conveniencia.
- La comprensión del error lleva al aprendizaje significativo. Existe la tendencia por parte de algunos docentes, de
pensar que los niños y las niñas no están preparados para conocer sus errores y superar dificultades. Por ello, la
evaluación tiende a negar su valor como indicador del proceso, y a cambio se utiliza la estrategia de que todo “lo hace
bien”, lo que atenta contra el sentido de calidad de los aprendizajes. Tampoco se trata de sobredimensionar su
importancia; la retroalimentación ajustada es una competencia del o la educadora -más bien del equipo- y conlleva a
considerarla como fuente de aprendizaje. Debe realizarse retroalimentación contingente al momento del desempeño,
en formas sencillas tales que el párvulo progresivamente las entienda y las acoja. Se trata de generar un contexto
(espacio, tiempo y apoyo) para la mejora. Esta debe ser una postura colectiva de la comunidad educativa.
- En la retroalimentación reside el potencial de la evaluación para constituirse en una nueva oportunidad de
aprendizaje. Es la comunicación de la distancia entre los desempeños de la niña o el niño y lo definido en el objetivo de
aprendizaje. El contenido de esa comunicación debe informar al párvulo de sus avances, logros y desafíos con relación al
OA, con un lenguaje acogedor, que valora la diversidad de ritmos y formas de aprender. Durante las experiencias para el
aprendizaje, a menudo ya hay retroalimentación, bajo la forma de preguntas y comentarios del aprendizaje que se está
construyendo.
En este sentido, la retroalimentación, aporta también a la calidad y adecuación de las experiencias para el
aprendizaje implementadas; nutriendo la reflexión docente sobre su práctica pedagógica.
- La evaluación es un insumo importante para la planificación de mediano o largo plazo. La información puede provenir
de una evaluación inicial y/o de la evaluación final del periodo precedente a fin de que permita orientar la enseñanza,
ajustar las planificaciones y las estrategias.
- La evaluación formativa, que ocurre mientras se desarrolla el proceso de aprendizaje, cristaliza el aporte de la
evaluación para este. El foco de la evaluación formativa no es necesariamente cuánto sabe el párvulo, sino cuáles están
constituyendo sus principales logros y dificultades, para, con él, generar estrategias para sus avances. No solo
compromete al niño o la niña, sino que interpela al docente en su enseñanza.
- La evaluación final o sumativa, que permite verificar el logro de los OA, suele coincidir con otros propósitos, como
informar a las familias y tomar decisiones de la transición del niño y la niña entre niveles. Posibilita contar con
información valiosa acerca de lo que son, saben, conocen y hacen los párvulos. Lo importante es que se desarrolle
siempre desde una perspectiva de evaluación auténtica y formadora, sin juicios perentorios, preparando el camino para
seguir avanzando en el aprendizaje. Del mismo modo, permite una evaluación de las acciones docentes emprendidas,
para identificar en qué medida es necesario cambiar o afirmar esas prácticas educativas.
Contexto Ambientes de Aprendizaje
Los ambientes de aprendizaje refieren a sistemas integrados de elementos consistentes entre sí, que generan
condiciones que favorecen el aprendizaje de los niños y las niñas. Estos sistemas están conformados por las
interacciones pedagógicas que se desarrollan en espacios educativos y en tiempos determinados.
El espacio educativo es concebido como un tercer educador, en tanto se transforma con la acción del niño y la niña,
y con una práctica pedagógica que acoge esta reconstrucción permanente, en las interacciones que se producen en este.
Los elementos que componen estos, son físicos (la materialidad, la luz, el diseño, la ventilación, las dimensiones,
entre otros), organizacionales, funcionales y estéticos (la distribución del equipamiento, la disposición de los materiales,
entre otros).
Cuando se hace referencia a los ambientes de aprendizaje, no sólo se está aludiendo al aula de un establecimiento,
sino a los más diversos escenarios donde se organizan y tienen lugar relaciones educativas, tales como una plaza, un
lugar de trabajo, una cancha de deportes, una sala de exposiciones.
Para lograr que los ambientes de aprendizaje sean significativos, es importante velar por la consistencia y
congruencia entre estos componentes, en relación con las características, necesidades e intereses de los niños y las
niñas, las experiencias previas que poseen, las fortalezas que los potencian y el contexto sociocultural, intercultural y
lingüístico al que pertenecen.
Cualquier lugar y momento donde interactúen las o los educadores y párvulos, dentro o fuera del establecimiento,
puede constituirse en un ambiente de aprendizaje. Las diversas experiencias que se suceden en ellos dan cuerpo y
sustancia a estos ambientes. Es la riqueza de estos ambientes la característica que importa construir, en la medida que
su calidad dispone a los niños y las niñas a aprender. Que los ambientes de aprendizaje sean más o menos enriquecidos,
depende de que las y los educadores se dispongan para ello. Así, los diversos ambientes que son posibles de distinguir
en un establecimiento, no pueden resultar de la casualidad, sino de la conciencia y la intención educativa de
configurarlos como tales. En esto la planificación es una herramienta útil.
Consideraciones para organizar los Ambientes de Aprendizaje
Interacciones pedagógicas
La interacción es la principal herramienta pedagógica del proceso de aprendizaje, desde temprana edad. El o la
educadora y el equipo pedagógico, deben asegurar que las interacciones entre adultos y párvulos, entre las niñas y los
niños y entre los adultos, constituyan un escenario favorable para el bienestar, el aprendizaje y desarrollo integral, así
como para aquellos sentidos que de manera particular cada comunidad educativa se ha propuesto imprimir a su
proyecto educativo. Algunas consideraciones a tener en cuenta, son las siguientes.
- Promover la participación activa de los párvulos en la generación de interacciones pedagógicas. Esto conlleva
atender sus preguntas e iniciativas como valiosos puntos de partida de diálogos y experiencias de aprendizaje. Implica
también atender a la significación que posee para la niña y el niño la organización de los ambientes.
- Construir vínculos afectivos positivos y estables con las niñas y los niños, que les permitan sentirse queridos,
seguros y aceptados por los adultos que los rodean. El desarrollo de los objetivos de aprendizaje se beneficia
enormemente de interacciones asentadas en una relación de cierto apego. Para establecer esta relación, se requiere
que las o los educadores, equipos pedagógicos y otros agentes educativos observen y escuchen activamente a las niñas
y los niños. Requieren también ser empáticos y respondientes a sus características, necesidades e intereses,
acompañándolos en su proceso de aprendizaje y en la resolución de conflictos en todo ámbito.
- Las interacciones entre el o la educadora y los párvulos, y entre los niños y niñas deben tener como base un
conjunto de normas relacionadas con el respeto mutuo, en la forma y en el fondo. Normas comprendidas por todo el
grupo de niñas y niños y consensuadas con cada párvulo. El o la educadora debe velar, por tanto, que toda dificultad que
surja se resuelva en un clima de buen trato, considerando en todo momento la calidad de sujetos de derecho de todas
las niñas y los niños, velando así que sus derechos sean promovidos y respetados por todos. Esto también es válido para
las interacciones entre pares.
- Frente a un conflicto cotidiano, la y el educador debe promover el diálogo, la empatía, comprensión y la
resolución creativa de conflictos, con la participación cada vez más protagonista de las niñas y los niños en la definición
de normas y la búsqueda de soluciones colectivas. Al respecto, los planes de convivencia son un aporte en la
construcción colectiva de un ambiente positivo y dialogante, especialmente si en ellos participa la familia.
- La educación de los párvulos implica por parte del equipo pedagógico, asumir su rol fundamental como
mediadores del aprendizaje. Implica el reconocimiento de que el docente es puente para que la niña o niño alcance
niveles crecientes de aprendizaje, superiores a los que podrían lograr por sí solos. Estrategias pedagógicas para ello son:
la escucha activa del o la educadora, el juego, uso de preguntas movilizadoras, la curiosidad, el modelamiento, la
verbalización detallada de sus acciones, guía y sugerencia de acciones, confrontación de distintos puntos de vista,
planteamiento de hipótesis o problemas, el uso del error como instancia de aprendizaje.
En muchas situaciones, los mismos niños y niñas pueden actuar como mediadores del aprendizaje de otros
compañeros. Párvulos que han consolidado un aprendizaje determinado pueden ayudar a otros a desarrollarlo, en una
experiencia de aprendizaje entre pares. Esto, sin perjuicio del aporte que cualquier niña o niño hace al avance de los
otros en su proceso de aprendizaje, cuando comunica sus experiencias y conocimientos previos, cuando genera
interacciones que invitan a conocer, reconocer, reordenar o transformar el entorno.
- Construir un clima positivo de relaciones en el establecimiento. La calidad de las interacciones pedagógicas que
establecen los equipos pedagógicos con los párvulos, con otros grupos/cursos y entre sí, no es ajena al clima general de
trabajo. Se requiere de ambientes institucionales motivadores, respetuosos y altamente coordinados, lo cual debe
constituir un tema permanente de reflexión.
Espacios y recursos educativos
Espacios educativos son los diferentes lugares donde ocurren interacciones pedagógicas. El concepto incluye
atributos tales como diseño, construcción, dimensiones, ventilación, luz, colores, texturas, la distribución del mobiliario
y el equipamiento, accesos y vías de circulación. Su carácter de educativos, expresa la intención de la comunidad de
promover su calidad para acoger el protagonismo de todas las niñas y los niños en su proceso de aprendizaje. Esto
implica contar con espacios como las zonas de juego en que los mismos niños y niñas toman decisiones, y con salas
despejadas para que desplieguen su actividad motriz y expresión corporal.
Los espacios pueden presentar dificultades que limitan su carácter de educativos, en la medida en que se descuidan
sus características físicas, de habitabilidad o de funcionalidad, haciéndolos poco propicios para los propósitos implicados
en los OA.
Dentro de los variados espacios educativos se pueden distinguir algunos más permanentes y otros más transitorios.
Ejemplos de los primeros son: sala de actividades, biblioteca, comedor, sala multiuso, patio. Ejemplos de los segundos
son: plaza, feria, museo, bosque, invernadero, entre otros.
Recursos educativos, por su parte, son todos aquellos elementos tangibles e intangibles que se utilizan o se
encuentran a disposición de los párvulos y las o los docentes como insumos del proceso de enseñanza y aprendizaje. En
este nivel el aporte del material concreto es fundamental para el aprendizaje a través de la acción. Entre estos
elementos, algunos de los más importantes son los libros, utensilios y objetos cotidianos, elementos naturales, juguetes,
instrumentos y recursos tecnológicos. Mientras que respecto a los elementos intangibles se pueden reconocer:
canciones, juegos, melodías, narraciones, poemas, sonidos, entre otros.
Para la implementación de los espacios y recursos educativos, son útiles las siguientes consideraciones.
- La configuración del espacio y la selección de recursos educativos pueden comunicar poderosos mensajes de
acogida o exclusión. Asumir el principio de inclusión no es posible sin transformar también los espacios para convertirlos
en ambientes apropiados a la diversidad sociocultural de los párvulos. Por ejemplo, incluir objetos característicos de los
países de origen de los niños y las niñas. Al incorporar creencias, rituales, costumbres, música, leyendas, narraciones e
imágenes de su vida cotidiana y de su tradición familiar, se aumenta la significatividad de las experiencias para el
aprendizaje. Asimismo, es fundamental considerar las adaptaciones necesarias tanto en los espacios educativos como
respecto de los recursos, para favorecer la movilidad y uso de éstos por parte de niños y niñas que así lo requieran.
- Reorganizar y renovar los espacios y recursos para el aprendizaje en forma constante, en base el interés y las
propuestas de los párvulos, de manera de potenciar su resignificación y reutilización. Ello puesto que los procesos de
exploración, creación y descubrimiento, modifican las relaciones que se han establecido con anterioridad y los desafíos,
por tanto, no son siempre los mismos.
- Generar y utilizar espacios y recursos educativos diversos y estéticamente interesantes, agradables, que inviten a
los niños y las niñas a actuar con mayor autonomía, sentirse cómodos y acogidos para el proceso de aprendizaje. Para
lograr esto, los espacios y recursos deben ser sensibles a las características, necesidades e intereses y a las propuestas
de los mismos niños y niñas, de manera que los sientan propios.
- Considerar y viabilizar la utilización pedagógica de ambientes que posibiliten alternativas de actividades para el
desarrollo de diversos OA. La ubicación, disposición y organización de espacios y recursos educativos, aquellos con que
se cuenta y los que se pueden gestionar, son claves para ofrecer experiencias para el aprendizaje enriquecidas. Algunos
de estos espacios pueden ser una plaza, una industria, un taller artesanal, una cancha de deportes, bibliotecas y museos,
la feria o el almacén, un bosque u otros sitios naturales seguros.
- Es importante responder oportunamente a los requerimientos educativos de los párvulos a través de la selección
de espacios y recursos para el aprendizaje, evitar espacios recargados (respecto de los coloridos, contrastes,
implementos o equipamiento, entre otros), para facilitar la posibilidad de concentración de los niños y las niñas en su
proceso de aprendizaje. Asimismo, evitar las imágenes y figuras estereotipadas que cierran la imaginación. Seleccionar
lo que aporte a los objetivos de aprendizaje, implica intencionalidad y reflexión por parte de los equipos pedagógicos.
- Incluir el desarrollo de interacciones pedagógicas utilizando espacios educativos naturales con presencia de
árboles, arbustos, plantas, huertos; algunos de estos espacios pueden ser conformados en conjunto con la comunidad
educativa. También el desarrollo de experiencias para el aprendizaje referidas a la recolección, reciclaje o reutilización
de basura o el uso de compostera, facilitan la toma de conciencia progresiva de los párvulos respecto del compromiso
de todos y todas con el ambiente. Además, el uso de recursos educativos recolectados en condiciones naturales o
confeccionados con materias primas reciclables y sanas para su objetivo, posibilitan también un compromiso cada vez
más consciente con la mantención y mejoramiento de las condiciones en que aprende cada niño y niña.
- Proveer un conjunto de condiciones que garanticen el bienestar y la seguridad de las niñas y los niños, para una
exploración confiada, implica por ejemplo asegurar una mantención de la infraestructura, el mobiliario, equipamiento y
recursos educativos que resguarde las variadas situaciones de riesgo que pudieran acontecer, acorde las características,
necesidades e intereses y el desplazamiento de todas las niñas y los niños.
Organización del tiempo
La organización del tiempo dice relación con la definición de los diferentes períodos de jornada diaria, sus
duraciones y la secuencia que éstos deben asumir para responder a los propósitos formativos que pretenden estas
Bases Curriculares. En este sentido, la organización del tiempo tiene que ver con la planificación de los aprendizajes, de
largo, mediano y corto plazo. Sin embargo, aquí se trata del tiempo en tanto componente de los ambientes de
aprendizaje, es decir, de una variable asociada al espacio educativo y a las interacciones pedagógicas que ocurren en
ellos, cuyo manejo puede potenciar o empobrecer los ambientes de aprendizaje.
Algunas consideraciones a tener en cuenta para organizar el tiempo, son las siguientes:
- Al diseñar una jornada es necesario el desarrollo de experiencias variadas y equilibradas. Por ejemplo, entre
periodos constantes y periodos variables. Los primeros proveen estabilidad y seguridad a las niñas y niños y les permitan
anticipar situaciones. Los segundos, les aportan curiosidad, cambio, creatividad. Asimismo, es necesario resguardar
variedad y equilibrio en las agrupaciones, alternando actividades colectivas e individuales, en grupos pequeños, entre
niños y niñas con distintos niveles de aprendizaje y distintas edades. También, variedad y equilibrio en grados de
movimiento, actividades de mayor y menor movilidad física y gasto energético. Además, entre actividades de reflexión y
de expresión; instancias que favorecen la relajación, el ocio, la contemplación y la meditación. Por último, utilizar
diversos espacios educativos interiores, exteriores, y naturales.
- Se requiere fluidez entre las experiencias para el aprendizaje, de manera que los párvulos no tengan que esperar entre
éstas por razones administrativas o falta de organización, evitando que existan tiempos que no sean aprovechados
pedagógicamente. Además, implica ofrecer oportunidades alternativas a aquellas niñas y niños que han finalizado con
antelación a sus compañeros y compañeras, respetando así, sus ritmos individuales de aprendizaje.
- En cuanto a la duración de las experiencias de aprendizaje, su extensión debe ser siempre flexible y variar de
acuerdo a: los OA que se pretenden favorecer, capacidad de atención de los párvulos, concentración y perseverancia; y
su grado de motivación frente a una determinada situación. Implica, por tanto, la observación atenta del desarrollo de
las experiencias, de manera de reducirlas o ampliarlas cuanto sea necesario. La duración de los períodos debe hacerse
de manera tal que permita a los niños y las niñas tener tiempo para explorar, ensayar, cometer errores, reflexionar y
rehacer y, por cierto, para jugar, evitando su cansancio y propiciando en todo momento el disfrute del aprendizaje y el
trabajo colaborativo.
Contexto Familia y Comunidad Educativa
La familia, considerada en su diversidad, constituye el núcleo central básico en el cual la niña y el niño encuentran
sus significados más personales, debiendo el sistema educacional apoyar la labor formativa insustituible que ésta realiza.
En consecuencia, este contexto refiere al reconocimiento por parte de la Educación Parvularia de que la familia y la
comunidad educativa son, de hecho, agentes formadores de las niñas y niños en múltiples formas, constituyendo un
contexto educativo en sí mismo. Se trata entonces de que todos ellos construyan y adhieran al proyecto educativo
común que se implementa, y que compartan la responsabilidad de contribuir a sus aprendizajes y desarrollo integral de
los párvulos. De esta manera, la participación de todos estos actores que se suman a la labor educativa común,
contribuye a dar pertinencia, soporte valórico y cultural, a los proyectos educativos que se desarrollarán a partir de estas
Bases Curriculares o los ya definidos por las familias y comunidades de salas cuna, jardines infantiles, escuelas u otros
programas educativos.
De la misma forma, este contexto concibe también que la comunidad educativa, y los equipos pedagógicos en
particular, influyen en la calidad del proceso de aprendizaje, mediante la reflexión pedagógica colaborativa. Así, ellos son
también aprendientes, que recrean nuevos significados respecto de su práctica, a partir de una mirada evaluativa de la
experiencia cotidiana de aprendizaje de los párvulos, y las interacciones pedagógicas que las originan. El contar con una
comunidad educativa abierta al diálogo, a aprender de la experiencia y de otros, que promueve los cambios necesarios,
que busca nuevas oportunidades para las niñas y los niños, que involucra a otras instituciones para una mejor calidad de
vida, es sin duda un factor clave en un proceso de enseñanza y aprendizaje.
Consideraciones para el trabajo colaborativo de la Familia y la Comunidad Educativa
- La comunidad educativa requiere forjar una convergencia de voluntades para favorecer el proceso de aprendizaje
de las niñas y los niños. Equipos pedagógicos, familia, y otros agentes de la comunidad, deben sentirse parte de los
objetivos que se promueven en los establecimientos o programas. En ese sentido, el Proyecto Educativo Institucional
(PEI), debe ser convocante y constituir el marco que explicite los sentidos, propósitos y desafíos educativos específicos a
los que la comunidad educativa adhiere. Facilitar una comprensión clara y precisa de las características del proyecto
educativo, es esencial.
- Que se reconozca explícitamente, en los diferentes instrumentos o a través de distintas estrategias, el valor de la
familia y la comunidad, con su diversidad de creencias y costumbres, como un aporte al desarrollo y contextualización
curricular y a la generación del aprendizaje situado. Para tal efecto, las instituciones educativas disponen de
instrumentos de gestión existentes, tales como el PEI, los Reglamentos Internos, Reglamentos y/o Manuales de
Convivencia, los Planes de Mejoramiento Educativo, entre otros. También se cuenta con instancias de participación,
tales como: Consejo de Educación Parvularia y Escolares, Consejo de Profesores/as, reuniones de apoderados/as.
- Integrar a las madres, padres, adultos significativos y apoderados, velando por que se sientan bienvenidos,
respetados y escuchados. Especiales esfuerzos se requieren para acoger la participación de los hombres de la familia y la
comunidad. Los equipos pedagógicos deben generar condiciones para producir puentes de acercamiento, confianza y la
seguridad necesaria, para que las familias se sientan parte activa del proceso. Cabe tener presente el aporte de la familia
y de otros agentes educativos de la comunidad en el desarrollo de actividades directas con los niños y las niñas,
situación que es particularmente significativa para ambos.
- De acuerdo a lo anterior, es importante conocer e implementar una relación permanente con las familias, a través
de, conversaciones abiertas, que no se centren exclusivamente en la entrega de información, sino que, en escuchar sus
ideas, expectativas, experiencias, prácticas y estilos de crianza. La niña y el niño deben sentir y percibir concordancia y
coherencia entre los mundos de su familia y el establecimiento educativo. Los encuentros y reuniones que puedan
generarse con estos fines son vitales en la construcción de una relación transparente, desprejuiciada y participativa que
valore los aportes de la familia como un agente educativo que se sienta parte en la toma de decisiones.
- Es útil que las o los educadores y los equipos pedagógicos levanten registros, mediante bitácoras de trabajo, que
evidencien el proceso de aprendizaje que se está llevando a cabo, y faciliten la reflexión del sentido que este tiene para
ellos. A partir de estas evidencias, se pueden desarrollar diálogos reflexivos en torno a situaciones concretas, mirar las
propias prácticas con mayor rigor, y ofrecer escenarios reales para que la comunidad aprenda conjuntamente y tenga
parámetros de referencia para orientar las decisiones de mejora.
- Se deben generar y ampliar redes de trabajo permanentes y frecuentes con los servicios locales de salud, de
apoyo psicosocial y otros servicios relevantes, con el fin de promover el aprendizaje y desarrollo integral de los párvulos.
La participación en redes comunitarias, ya sea de organizaciones o instituciones locales, posibilita además el
conocimiento del territorio en el que se inserta el centro educativo y en el que niños y niñas y sus familias se
desenvuelven, otorgando importante información para nutrir los diversos instrumentos de gestión y las acciones que,
desde dichos instrumentos, se pueden intencionar.
- Finalmente, es importante destacar el valor que posee la reflexión colectiva respecto de la propia práctica
docente, nutrida por el análisis de evidencias y el contraste con los planteamientos de la política pública y de las Bases
Curriculares, así como con el proyecto educativo del establecimiento. No se trata de una reflexión circunstancial, sino
enmarcada en procesos sistemáticos de mejora continua de los establecimientos, que permita compartir una mirada
respecto de los desafíos educativos. Una adecuada organización del tiempo implica destinar momentos a la reflexión
pedagógica; una actividad tan importante para el progreso profesional de los equipos pedagógicos, que necesita
encontrar su tiempo propio para desarrollarse.
Artículo 2°: Las Bases Curriculares de la Educación Parvularia serán puestas a disposición de la comunidad
educativa a partir de la total tramitación del presente decreto.
Artículo 3°: Derógase el decreto N° 289, de 2001, del Ministerio de Educación.
Artículo transitorio: Las Bases Curriculares para la Educación Parvularia que se establecen en el presente decreto,
serán exigibles para todos los establecimientos que cuenten con reconocimiento oficial del Estado o que quieran
obtener esta certificación, a partir del año 2019. No obstante lo anterior, los establecimientos educacionales que deseen
realizar adecuaciones a sus programas y Proyectos Educativos de acuerdo a las presentes bases curriculares, podrán
hacerlo a partir de la publicación de este decreto.
Anótese, tómese razón y publíquese.- MICHELLE BACHELET JERIA, Presidenta de la República.- Adriana Delpiano
Puelma, Ministra de Educación.
Lo que transcribo a usted para su conocimiento.- María Isabel Díaz Pérez, Subsecretaria de Educación Parvularia.