Santa Gema Galgani
Santa Gema Galgani
Santa Gema Galgani
LIMA - PERÚ
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN
1
Infancia.
Primera comunión
Deseos de santidad
Muerte de su padre.
Grave enfermedad.
Curación milagrosa
¿Histerismo?
La familia Giannini
Confesor y director
El demonio.
La Eucaristía
Amor a María.
El hermano Gabriel
El ángel custodio.
2
Dones sobrenaturales a) Bilocación b) Inedia o ayuno absoluto c)
Éxtasis d) Levitación
e) Conocimiento sobrenatural
f) Perfume sobrenatural Obediencia. Reparación Las almas del
purgatorio Esposa de Jesús. Gema pasionista Proceso de
beatificación-canonización Reflexiones. Ficha biográfica
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
3
INTRODUCCIÓN
La vida de santa Gema Galgani puede resumirse diciendo que fue una vida
de amor total a Cristo. Amor sin condiciones y hasta el fin. Un amor que la hizo
esposa de sangre de Jesús, asemejándose a Él en todos los sufrimientos de su
Pasión. Fue una esposa que supo abandonarse sin limitaciones en las manos de su
divino esposo y aceptar su voluntad hasta en los más mínimos detalles.
Por supuesto que ella, como todos los santos, no nació santa; pero, en su
corta vida de 25 años, fue ascendiendo paso a paso hasta las más altas cumbres de
la mística, con éxtasis continuos, visiones de Jesús y de María, de san Gabriel de la
Dolorosa y, especialmente, de su ángel custodio. Su ángel era para ella el amigo
que siempre la acompañaba, ayudándole en todo.
Leer su vida es respirar aire puro de las alturas de la divinidad. Ella nos
enseña con su vida que el dolor no es absurdo, sino que es el camino más corto
hacia la santidad, cuando se sabe aceptar con amor.
Les deseo a todos los lectores mucha fe para aceptar su propia cruz con
amor y convertir su dolor en un tesoro divino que les sirva para la vida eterna.
INFANCIA
Los padres de Gema fueron Enrique Galgani y Aurelia Landi, que se
unieron en legítimo matrimonio en 1868. Ambos vivían en las cercanías de Luca,
en Borgonovo, parroquia de Camigliano, donde nació Gema el 12 de marzo de
18781. Era la quinta de ocho hermanos.
Cuando Gema iba a cumplir tres años, fue enviada con su hermano Gino al
internado de las hermanas Vallini. Una de ellas dice en el Proceso: La niña mostró
un precoz uso de la razón y una inteligencia impropia de sus años, ya que pudimos
enseñarle enseguida las oraciones, que duraban unos veinticinco minutos, sin que
se aburriera jamás. A los cinco años leía el breviario como lo puede leer una
45
Autobiografía, pp. 261-262.
1
Sus hermanos fueron: Carlos (1869-1875); Guido (1871-1922); Héctor (1873-19359, Gino (1876-1894);
Antonio (1880-1902); Angela (1881-1953) y Julia (1883-1902).
2
Su padre era químico farmacéutico.
4
persona adulta, sabiendo que todas eran oraciones al Señor. Era asidua al trabajo
y aprendía todo lo que se le enseñaba, aunque superaba su capacidad y edad. Por
todas estas cualidades era apreciada por todos sus condiscípulos y especialmente
por las niñas. En todo el tiempo que tuve la suerte de tenerla entre nosotros nunca
tuve necesidad de castigarla, ya que bastaba una pequeña corrección de los
defectos inherentes a tan tierna edad3.
5
no sufre más. ¡Sufría tanto!6.
Muerta su madre, la tía Elena Landi pensó en adoptarla como hija, pero sus
hermanos no quisieron que viviera lejos y el día de Navidad de 1886 regresó con la
familia. Ella también se alegró, pues su tía, a pesar de ser piadosa, no la llevaba
mucho a la iglesia como ella quería, y no pudo confesarse durante el tiempo que
vivió con ella.
Gema recuerda: Mientras estuve con la tía fui siempre mala. Ella tenía un
hijo que me despreciaba y pegaba. Un día, que iba a caballo (tenía 15 años), la tía
me mandó que le llevase no recuerdo qué prenda para cubrirse. Se lo llevé y él me
dio un pellizco. Le di un empujón tan fuerte que vino abajo y se hizo daño en la
cabeza. La tía me tuvo con las manos atadas a la espalda por un día entero. Yo,
despechada, llena de rabia, le respondí y le dije un montón de cosas y que había
de vengarme, pero no lo hice7.
Al regresar con los suyos se sintió feliz. Su padre, a principios del año
(1887), la inscribió como semiexterna en el colegio de las oblatas del Espíritu
Santo, Instituto fundado por Elena Guerra (que sería beatificada por Juan XXIII en
1959). Se les llamaba Madres Zitinas, porque su Instituto se llamaba de santa Zita.
En ese colegio estudió hasta 1893. La Madre Elena fue su profesora de italiano y
francés. Sor Gesualda Petroni y sor Elisa Pieri de diseño y bordado, y sor Julia
Sestini para otras materias. Desde el mismo día que ingresó al colegio, tuvo
grandes deseos de hacer su primera comunión.
PRIMERA COMUNIÓN
Acostumbraban las religiosas celebrar la primera comunión en el mes de
julio. Llegó el tiempo y tuve que pedir permiso a papá para quedarme en el
convento por algunos días. Papá, enfadado, no me lo concedió... Por la tarde,
obtuve el permiso y a la mañana siguiente fui al convento, donde estuve por
espacio de 15 días. Durante este tiempo, no vi a nadie de la familia. Pero ¡qué a
gusto estaba! ¡Qué paraíso! Apenas llegué al convento... corrí a dar gracias a
Jesús en la capilla y le rogué fervorosamente que me dispusiera para la sagrada
comunión8.
Tuvo la gracia de ser preparada por sor Camila Vagliensi, que le hablaba de
la vida de Jesús y de su Pasión. Nos dice: Una tarde me explicó un poco la
crucifixión, coronación de espinas y los dolores de Jesús; me lo explicó tan bien,
tan al vivo, que me vino al instante una fiebre altísima y tuve que estar todo el día
en cama. Desde aquel día, la maestra cortó sus lecciones9.
6
Ibídem.
7
Autobiografía, o.c., p. 225.
8
Autobiografía, o.c., p. 226.
9
Autobiografía, p. 226.
6
para que ruegue a Jesús a fin de que la primera vez que venga a mí me halle
dispuesta para recibir todas aquellas gracias que me tiene preparadas. Le pido
perdón por las muchas desobediencias y disgustos que le he causado y le ruego
que esta tarde lo olvide todo. Pidiéndole su bendición, me reitero su hija
afectísima, Gema10.
DESEOS DE SANTIDAD
A partir de 1888, sor Julia Sestini será su maestra de religión y le inculcará
deseos de orar y de ser santa. Dice el Padre Germán, que sería su director
espiritual: Cierto día sor Julia quiso entretener santamente a las niñas de su clase,
echando a suertes sobre a quién le tocaba ser santa. Para ello tomó en la mano
tantos palillos como niñas había. Los palillos eran todos iguales, excepto el de la
suerte, que era el más largo. Ocultos por uno de los extremos, cada niña iba
tirando de uno y la que tiraba del de la suerte, debía ser santa. Tiró de él, casual o
providencialmente, nuestra Gema y, sin poder contener el júbilo, dio un salto y,
viendo en aquello algo más que un entretenimiento infantil, exclamó resuelta: Sí,
me haré santa12.
Por eso, no es de extrañar que, a lo largo de su vida, su oración favorita fue repetir
docenas de veces al día: Virgen Santísima, hacedme santa Su tenor de vida era
poco más o menos el de antes: levantarse temprano por la mañana, rezar sus
acostumbradas oraciones, luego ir a misa y comulgar.
Sobre su oración dice: Comencé bajo su dirección (de sor Julia) a tener
más deseos de orar. Cada tarde, al salir del colegio, llegaba a casa, me
encerraba en una habitación y rezaba el rosario de rodillas. Muchas veces de
10
Autobiografía, p. 228.
11
Autobiografía, p. 228.
12
Germán de san Estanislao, Vida de santa Gema Galgani, Ed. Litúrgica española, Barcelona, 1949, p.
37.
7
noche, me levantaba y durante un cuarto de hora encomendaba a Jesús mi pobre
alma13. Aquella buena maestra adivinaba mis pensamientos. Con frecuencia, me
decía: “Gema, ¡cuántas cosas te ha dado Jesús!”. Yo necesitaba tanto de una
palabra y de una caricia de mi querida maestra que corría a su encuentro. A
veces, se ponía seria y yo, al verla así, lloraba.
En 1893 Jesús aceptó sus ofrecimientos de sufrir por su amor. Ella nos
declara: Pedía a Jesús padecer y padecer mucho. Jesús enseguida me consoló y me
mandó una afección en un pie15.
Dice: Yo lo amaba (a Gino) más que a los otros. Estábamos siempre juntos.
Durante los días de vacación nos entreteníamos haciendo altarcitos. Nos gustaba
andar solos. Cuando ya era un poco mayorcito, mostró deseos de ser sacerdote.
Fue admitido en el seminario y llegó a vestir la sotana, pero poco después murió.
Mientras estuvo enfermo, no quería que yo me separase de él. El médico lo había
desahuciado totalmente y yo, que sentía tanto el que se muriera, a fin de morir yo
también, me servía de todas sus cosas y poco faltó para que así fuese; pues un mes
después de su muerte enfermé gravemente.
No podría decir los muchos cuidados que todos se tomaron por mí, en
13
Autobiografía, p. 234.
14
Autobiografía, p. 232.
15
Autobiografía, p. 237.
16
Elisa Galgani, Proceso apostólico de Pisa, 1922, fol 255.
8
especial papá. Muchas veces, le veía llorar y pedir su muerte a Jesús para que yo
me salvara. Puso en juego todos los remedios y al cabo de tres meses, curé .
MUERTE DE SU PADRE
El papá, Enrique Galgani, era un hombre bueno y muchos se aprovecharon
de su generosidad. Algunos, pidiéndole dinero y olvidándose de devolverlo. Otros,
no pagando las rentas de sus tierras. Todo ello, unido a los gastos ocasionados por
las enfermedades, lo llevó a la quiebra. Dice Gema:
Acabó el año y entramos en el 1897, año tan doloroso para toda la familia.
17
Autobiografía, p. 235.
18
Ib. p. 235.
19
Ib. p. 236.
9
Lo más grave fue que quedamos faltos de todo recurso y para colmo, la grave
enfermedad de papá. Comprendí una mañana la grandeza del sacrificio que
pronto querría Jesús. Lloré mucho, pero Jesús que, en aquellos días de dolor, se
dejaba sentir tan fuertemente en mi alma, y el ver a mi papá tan resignado a
morir, me dio una fuerza tan grande que soporté la enorme desgracia con bastante
tranquilidad. El día que murió, Jesús me prohibió perderlo en vanos lamentos y
lloros y lo pasé rezando y resignada con el querer de Dios, que, desde aquel
momento, iba a hacer conmigo las veces de padre celestial y terreno .
Otra sobrina que la tía tenía consigo se hizo amiga mía y con ella andaba
de perfecto acuerdo en las pillerías. La tía nos dejaba salir muy a menudo solas y
bien me doy cuenta de que, si Jesús no hubiera usado conmigo de tanta
misericordia, habría caído en pecados graves. El amor del mundo comenzó poco a
poco a apoderarse de mi corazón, pero Jesús vino de nuevo en mi ayuda.
20
Germán de san Estanislao, o.c., p. 51.
21
Nova Positio super virtutibus, Sumario, p. 61.
10
tía para no descubrir a mi compañera22.
Nunca me olvidaba de rezar cada día tres avemarías con las manos bajo las
rodillas (cosa que me había enseñado mi mamá) a fin de que Jesús me librase
siempre de los pecados contra la santa pureza .
GRAVE ENFERMEDAD
Debido a los fuertes dolores renales tuvo que regresar a Luca. Los
problemas se complicaron con otros dolores en la espina dorsal. Era el año 1898.
Gema tenía 20 años y tuvo que guardar cama, pues la enfermedad se agravó,
siendo necesaria una operación que no dio resultado. Ella dice: Vinieron tres
médicos. El dolor del mal no fue nada, el verdadero dolor fue el tener que estar
casi desnuda del todo delante de ellos. Hubiera preferido morir... Los médicos,
viendo que todos los remedios resultaban inútiles, me desahuciaron totalmente.
Sólo de vez en cuando venían, casi, me atrevería a decir, por cumplimiento. Esta
enfermedad, a juicio de todos los médicos, era espinitis. Sólo uno decía que era
histeria.
22
Autobiografía, p. 240.
23
Gabriel de la Dolorosa (1836-1862), pasionista que murió de tuberculosis a los 24 años y que fue
canonizado por Benedicto XIV en 1920.
11
avemarías y glorias24.
Una vez, estando sola, me sobrevino una fuerte tentación y decía para mis
adentros que estaba cansada, que la cama me molestaba. El demonio se valió de
esto para tentarme, diciéndome que, si le hacía caso, me curaría y haría cuanto
quisiera. Casi estuve a punto de sucumbir. Me hallaba agitada y me daba por
vencida. De repente, me vino un pensamiento: Volé con la mente al venerable
Gabriel y dije en voz alta: “¡Primero el alma y después el cuerpo! ”.
A pesar de todo, el demonio seguía con asaltos cada vez más fuertes: mil
pensamientos feos me pasaban por la imaginación. Recurrí de nuevo al venerable
Gabriel y, con su ayuda, vencí: Volví en mí, hice la señal de la santa cruz y en un
cuarto de hora quedé unida a Dios. Recuerdo que aquella misma tarde comencé a
leer la vida del cohermano Gabriel. La leí varias veces. No me cansaba de leerla y
admirar sus virtudes y sus ejemplos.
24
Autobiografía, p. 244.
12
entendía nada de esto y para darle gracias le besé el hábito. Se quitó la insignia
(que los pasionistas llevan sobre al pecho) me la dio a besar y me la puso sobre el
pecho encima de la sábana, repitiéndome de nuevo: “Hermana mía ”, y
desapareció.
Por la mañana, sobre las sábanas no había nada, comulgué temprano, hice
mi promesa, pero sin particularizar más... Entretanto, pasaban los meses y yo no
notaba ninguna mejoría. El 4 de enero (de 1899) los médicos me dieron doce
botones de fuego a los riñones. Me puse peor. A estos males se añadió el 28 de
enero un dolor de cabeza verdaderamente insoportable... El dos de febrero recibí
la comunión por viático. Me confesé y esperaba el momento de volar con Jesús.
Los médicos, creyendo que yo no oía nada, comentaron entre sí que no llegaría a
la medianoche36.
CURACIÓN MILAGROSA
Una de mis maestras vino a verme y, al mismo tiempo, a despedirse de mí
hasta el cielo. Me suplicó no obstante, que hiciese una novena a la beata
Margarita María de Alacoque... Era el 18 de febrero. La comencé esa misma
tarde, pero al día siguiente me olvidé. Volví a empezarla el día 20, pero otra vez
me olvidé. El 23 empecé por tercera vez, pero faltaban pocos minutos para la
medianoche, cuando oigo agitarse un rosario y una mano viene a posarse sobre mi
frente.
Así lo hice por nueve noches seguidas. Cada noche volvía (el venerable
Gabriel), me ponía la mano sobre la frente, rezábamos juntos los padrenuestros al
Corazón de Jesús y luego me hacía añadir tres glorias a la beata Margarita
Habrían pasado dos horas cuando me levanté. Los de casa lloraban. También yo
estaba contenta más que por la salud recuperada, porque Jesús me había escogido
por hija. Antes de dejarme esa mañana, Jesús me dijo: “Hija mía, a la gracia que
te he concedido esta mañana seguirán otras mucho mayores” .
13
VIVENCIA DE LA PASION DE JESÚS
Vino la Semana Santa por mí tan deseada... Llegó el miércoles santo. Nada
extraordinario se había manifestado entonces en mí, fuera que al comulgar, Jesús
se me hacía sentir de una manera vivísima. El ángel de la guarda, desde el día en
que me levanté, comenzó a hacer conmigo las veces de maestro y guía. Me
reprendía siempre que hacía alguna cosa mal, me enseñaba a hablar poco y
solamente si era preguntada... Me enseñaba a andar con los ojos bajos y hasta en
la iglesia me reñía diciendo: “¿Es así como se está en la presencia de Dios?”.
Otras veces me reñía de esta manera: “Si no eres buena, no me dejaré ver de ti”...
El confesor creyó por fin oportuno dejarme hacer una confesión general,
según era mi deseo desde hacía mucho tiempo. Escogí precisamente la tarde del
miércoles (santo). Jesús, en su infinita misericordia, me dio un dolor grandísimo
de mis pecados. El Jueves Santo por la tarde comencé a hacer la Hora santa
(había prometido a Jesús que, si curaba, todos los jueves indefectiblemente haría
la Hora santa). Era la primera vez que la hacía levantada... Pasé la hora entera
rezando y llorando; hasta que, cansada como estaba, me senté. Poco después me
sentí recogida. Noté que empezaban a faltarme las fuerzas y a duras penas pude
levantarme para cerrar con llave la puerta de la habitación. ¿Dónde me encontré?
Me encontré delante de Jesús crucificado en ese mismo momento. Derramaba
sangre por todas partes. Bajé enseguida los ojos... “Hija, me dijo, estas llagas las
habías abierto tú con tus pecados, pero ahora alégrate, porque todas las has
cerrado con tu dolor. No me ofendas más. Amame como yo siempre te he amado.
Amame ”, me repitió muchas veces.
Jesús me habló de modo muy sensible... “Estoy loco, me repetía Jesús, por
unirme a ti; corre, ven todas las mañanas. Pero mira bien, porque soy un padre y
14
un esposo celoso. ¿Me serás tú hija y esposa fiel?25.
25
Autobiografía, pp. 253-254.
26
Autobiografía, pp. 254-256.
27
Autobiografía, p. 256.
28
Autobiografía, pp. 256-257.
15
Las salesas estaban dispuestas a recibirla en el convento como religiosa.
Incluso, decidieron recibirla en ese mismo mes de mayo al verla tan espiritual y
con buena salud después de su curación. Pero de nuevo Dios le exigió un nuevo
sacrificio. El arzobispo de Luca, Monseñor Ghilardi, que había oído hablar de ella,
se opuso resueltamente a su ingreso por razones de salud y tuvo que salir antes de
lo previsto.
Ella lo dice así: ¡Dios mío! He aquí un nuevo dolor. Al día siguiente, tenía
que salir del convento para ir a casa. Hubiera querido que ese momento no llegase
nunca, pero por desgracia llegó. Eran las cinco de la tarde del 21 de mayo,
cuando salí. Pedí llorando la bendición a la Madre Superiora y saludé a las
monjas y abandoné el convento. ¡Dios mío! ¡Qué dolor!29
En ese instante, apareció Jesús con todas las llagas abiertas, pero de las
llagas no salía sangre, salían llamas de fuego, que en un momento vinieron a
cebarse en mis manos, pies y costado. Creí morir y habría caído en tierra, si la
mamá celestial no me hubiera sostenido, teniéndome siempre cubierta con su
manto. Por espacio de varias horas tuve que mantener esa postura. Después, mi
mamá me besó en la frente, desapareció todo y me hallé de rodillas en tierra, pero
seguía sintiendo un dolor fuerte en las manos, pies y costado.
Me levanté para meterme en la cama, pero noté que, de aquellas partes que
me dolían, salía sangre. Las tapé lo mejor que pude y luego, ayudada por el ángel,
pude acostarme en la cama. Y estos dolores y estas llagas, en vez de afligirme, me
llenaban de una paz perfecta. Por la mañana, a duras penas, pude ir a comulgar, y
me puse unos guantes en las manos para que nada se viera. No podía tenerme de
pie; a cada momento me creía morir. Aquellos dolores me duraron hasta las tres
del viernes, fiesta solemne del Corazón de Jesús45.
29
Autobiografía, pp. 260.
16
repetía periódicamente todas las semanas, desde la noche del jueves, poco más o
menos a las ocho, hasta las tres de la tarde del viernes... Una vez terminado el
éxtasis del viernes, cesaba de salir sangre tanto del costado como de las manos y
los pies. La carne viva se secaba poco a poco, los tejidos lacerados se unían, y se
cicatrizaban y, al día siguiente o a más tardar el domingo, no quedaba el menor
vestigio de aquellas profundas rasgaduras en el centro ni en la periferia; la piel
las cubría uniformemente como en las partes sanas...Hasta que fue prohibido por
los directores de Gema, el fenómeno de la aparición de las llagas se realizó de una
manera regular y constante todas las semanas en los días jueves y viernes sin que
se manifestasen en ningún otro día por memorable que fuese, ni aun en los casos
en que los éxtasis se repetían en forma extraordinaria30.
Sor Julia de san José certifica: Yo he visto las llagas de Gema... Vi la mano
derecha de Gema con un agujero que traspasaba toda la mano del dorso a la
palma. La carne, al principio, esto es, por la parte de arriba de la mano y al
extremo del agujero debajo de la misma, la carne estaba como en relieve y
sanguinolenta igual que acaece cuando un clavo grueso traspasa una mano. Lo
que yo vi y como yo la vi en esta ocasión, lo vieron también otras dos religiosas:
sor María Magdalena y sor Hija de María. Esto sucedió un viernes; al día
siguiente sábado, no se veía ni rastro en la mano de Gema31.
La señora Cecilia dice: He visto muchas veces los estigmas en las manos y
en los pies de Gema y dos veces la herida del costado .
Palmita Valentini, que estuvo presente, declara: Con nosotros estaba Julia,
la hermanita de Gema, que había llegado a la casa Giannini. Hallándonos
precisamente en la sala donde hay un gran crucifijo, hoy llamado de Gema, la
conversación del padre Cayetano se refirió a las llagas y le dijo: “Déjanos ver las
llagas ”. Y Gema mostró el dorso y la palma de las manos en las que estaban las
llagas. Estas aparecían como un pequeño agujero, una cicatriz pequeña de cerca
30
Germán de Estanislao, o.c., pp. 75-77.
31
Proceso apostólico de Pisa, fol 700.
32
Autobiografía, p. 265.
17
de dos o tres centímetros. Estábamos presentes yo, la señora Cecilia Giannini, el
padre Cayetano y la hermanita Julia. Todos vimos las mismas cicatrices33.
Gema dice: La única razón por la que había ido a confesarme con este
sacerdote fue ésta: el confesor ordinario me había prohibido varias veces hacer
los tres votos de castidad, obediencia y pobreza, pues, estando en el mundo, no me
sería posible observarlos. Yo seguía con vivo deseo de hacerlos. Me aproveché de
esta ocasión y eso fue lo primero que le pedí. Me permitió hacerlo, desde el 5 de
julio hasta el 8 de setiembre, para luego renovarlos. Esto me contentó mucho y
aun diría que ha sido una de mis mayores satisfacciones...
¿HISTERISMO?
El padre Pedro Pablo le escribió una carta a Monseñor Volpi que dudaba
mucho. Pero Monseñor Volpi, para aclararse, se comunicó con el doctor Pfanner,
quien el 8 de setiembre se hizo presente en la casa de los Giannini para examinarla,
a pesar de que ya Gema le había indicado a Monseñor de parte de Jesús: Di al
confesor que en presencia del médico no haré nada de cuanto él desea35.
33
Proceso apostólico de Pisa, fol 470.
34
Autobiografía, p. 266.
35
Autobiografía, p. 267.
36
Proceso apostólico de Pisa, fol 387-388.
18
estado solo, Jesús le hubiera convencido... Al principio, me dolía un poco la
cabeza y el costado, pero, después de unos momentos, me dijo Jesús: “¿No
recuerdas hija que hace tiempo te dije que vendría un día en que nadie te creería?
Pues bien ese día es hoy, precisamente”. Jesús me dijo también que junto a usted
había otra persona, pero Jesús añadió que esa persona no vio nada. Me dijo
igualmente que era un médico. Jesús me ha pedido hoy este sacrificio y lo he
hecho de buena gana37.
LA FAMILIA GIANNINI
Por entonces la situación de Gema se hizo cada vez más difícil en su casa
con sus tías y hermanos, pues creían que todo era fingido e inventado por ella. Se
reían de que siempre iba con guantes en las manos, le hacían bromas y sufrían
también por las habladurías de la gente, que la creía histérica39.
37
Carta a Monseñor Volpi del 8 de setiembre de 1899.
38
Carta al padre Germán del 25 de junio de 1901.
39
De sus hermanos, Carlos murió en 1875, Gino en 1894 y Antonio en 1902. Julia (1883-1902) era la más
santita y pegada a Gema y quien vio sus llagas en casa de Cecilia Giannini. Guido se hizo químico
farmacéutico, aunque no era muy religioso. Cuando iba a morir, Gema se le apareció y le dijo que
estaría con él en el paraíso. Murió el 16 de junio de 1922 de un tumor al hígado, a los 51 años.
Su hermana Ángela era amante de la vida libre y mundana. No soportaba el orden y la modestia.
Había sido expulsada de la escuela de las Zitinas por la propia fundadora Madre Elena Guerra por
su mala conducta. A sus tías las trataba mal e incluso les pegaba. Tenía un especial fastidio a Gema.
Cuando Gema estaba para morir, le pidió perdón, pero no cambió de vida. Se casó a los 37 años. Su
testimonio en el Proceso fue rechazado por dudoso. Incluso, llegó a aprovechar su situación de
hermana de Gema para vender objetos como reliquias. En sus últimos años, se acercó a los
sacramentos. Murió el 11 de agosto de 1953.
Héctor era de carácter violento y blasfemaba a menudo, lo que hacía sufrir mucho a Gema. Se fue a
vivir al Brasil. Sus hijos Enrique y Gerardo contaban que su padre era malo y alejado totalmente de
Dios. Pero, al final de sus días, estuvo tres años enfermo y Gema se le apareció repetidas veces. Se
arrepintió de su mala vida y murió como buen cristiano en Araraquara (Brasil) en 1935, a los 62 años
de edad.
19
Un día, dice Gema, una de las tías, al ver la sangre que me salía de la
cabeza, fue a mi habitación y me gritó: “Dime de dónde procede toda esa sangre o
te mato a golpes”. Yo permanecí callada. Esto le causó tanta rabia que con una
mano me agarró por la garganta y con la otra quería quitarme la ropa... En ese
momento, sonó la campanilla y me dejó.
Esos problemas familiares hacían sufrir mucho a Gema. Por ello, la señora
Cecilia, que había sido tranquilizada por el padre Germán sobre sus deudas, la
invitó a quedarse definitivamente en su casa, lo que para Gema fue un gran alivio.
La familia Giannini en pleno la recibió como una hija. Esta familia estaba
compuesta por don Mateo, el papá, la esposa Justina Bastiani, once hijos y doña
Cecilia, la hermana de don Mateo, que era la tía y a quien Gema llamará mamá,
pues tomará un cuidado especial de ella y dormirá en su misma habitación. Gema
sería la duodécima hija de la familia. Allí vivió desde setiembre de 1900.
Ruego, sí, y rogaré siempre para que Jesús conceda y lo mismo nuestra Mamá (del
cielo) gracias infinitas a esta familia, porque no sé hacer otra cosa. SI JESÚS ME
LLEVASE AL PARAISO, UNO A UNO ME LOS LLEVARÍA A TODOS, la primera
a la tía40. Doña Cecilia vivió hasta 1931 y don Mateo hasta 1935.
40
Carta al padre Germán del 30 de octubre de 1900.
20
fundó el Instituto pasionistas Hermanas de santa Gema. Murió en 1971. En 1990
se abrió en Luca el Proceso ordinario para su canonización.
CONFESOR Y DIRECTOR
El confesor de Gema desde su primera comunión fue Monseñor Juan Volpi
(1860-1931). En 1897 fue nombrado obispo auxiliar de Luca y en 1904 obispo de
Arezzo. A raíz de la visita del doctor Pfanner, que afirmó que los fenómenos de
Gema eran cosas de histerismo, dudó mucho y le hizo sufrir mucho a ella.
Tampoco le ayudó para entrar en un convento como deseaba Jesús. Pero, después
de la muerte de Gema, reconoció sus errores y ayudó para la construcción del
monasterio-santuario de Luca, dejando para ello una considerable cantidad de
dinero con el deseo de que allí fueran sepultados sus restos, que están junto a los de
Gema y del padre Germán.
Jesús se lo hizo ver a Gema, antes de conocerlo, en una aparición. Dice ella:
Me prohibió nuevamente el confesor todo lo extraordinario del jueves y el viernes;
y Jesús obedeció por algún tiempo, pero luego volví a lo acostumbrado y aún más
que antes. Ya no temí decírselo todo al confesor, quien me dijo resueltamente que,
si Jesús no le hacía ver las cosas claras, no creería en semejantes
fantasmagorías... Ese mismo día, me sentí recoger interiormente y pronto quedé
privada de los sentidos. Me encontré delante de Jesús, pero no estaba solo. Tenía
junto a sí a un hombre de cabellos blancos. Por el hábito conocía que se trataba
de un sacerdote pasionista. Tenía las manos juntas y oraba, oraba fervorosamente.
Lo miré y Jesús pronunció estas palabras: “Hija, ¿lo conoces?”. Respondí que no.
“Mira, añadió, ese sacerdote será tu director y será quien conocerá en ti la obra
infinita de mi misericordia ”41.
41
Autobiografía, p. 268.
42
Carta a Cecilia de octubre de 1900.
21
El padre Pedro Pablo, que en agosto de 1901 estaba de huésped en casa de
los Giannini, recibió una tarjeta como de Monseñor Volpi, en la que le decía: Le
ruego no ocuparse por nada de Gema, habiendo conocido de parte de Jesús que
todo lo sucedido es obra diabólica. Por eso, le pido no ocuparse más de ella ni
ahora ni después. De esto le avisará al padre Germán... Si continúan obrando como
hasta ahora, corren el peligro de perder el alma de la pobre hija. Ella no tiene
necesidad de su ayuda, estando yo bien iluminado sobre esta alma que hasta ahora
ha estado engañada43.
Después se supo que Monseñor Volpi no había escrito esta carta. Pero el
diablo no desistió y el padre Pedro Pablo encontró en su habitación otra carta,
supuestamente de padre Germán, donde decía que abandonase a Gema, porque
había recibido luces del venerable (Gabriel) y que todo era hipocresía. Que se lo
dijese a Monseñor para que le quitase la comunión y que le dijera (a Cecilia) que la
echase de casa44. Felizmente, se pudo descubrir el engaño diabólico, lo que aseguró
más al padre Pedro Pablo y al padre Germán sobre la autenticidad de los
fenómenos extraordinarios.
Son tiempos difíciles para Gema. Jesús parece haberse alejado de ella. Ya
no lo siente, todo parece estar en silencio. Siente desgana y aridez en la oración. Le
asalta el temor, el demonio la tienta con fuerza. Pero, de vez en cuando, se abre la
luz.
Ese mismo día 26 de junio le escribe al padre Germán para pedirle que le dé
43
El texto de esta tarjeta se lo envió el padre Pedro Pablo al padre Germán en carta del 24 de agosto
de 1901 y se encuentra en el Archivo general de la Congregación Pasionista.
44
Carta a Cecilia Giannini del 4 de agosto de 1901.
45
Carta a Monseñor Volpi de noviembre o diciembre de 1900.
46
Éxtasis 96.
22
permiso para pedir a Jesús que le conceda la gracia de no sentir gusto al tomar
ningún alimento durante su vida. Cuando recibió la respuesta positiva, hizo un
pacto con Jesús y se lo comunicó al padre Germán: Esta mañana hemos hecho con
Jesús el pacto del alimento. Todo perfecto, padre mío, no sentiré ya más el gusto,
pero Jesús hace retener el alimento, aunque sea poquísimo, ya que, si como
mucho, lo devuelvo47.
Pero la última batalla, la más fuerte, estaba por llegar en los últimos días de
su vida. El padre Pedro Pablo asegura: El demonio la asaltaba y, anulando los
sentidos de aquella criatura, la obligaba a actos de obsesa. Se tiraba al suelo y
contra las demás personas, si le presentaban algún objeto de devoción. Escupía al
crucifijo y a la imagen de la Virgen. Recuerdo que un día me cogió el rosario del
cinto y me lo hizo pedazos49.
23
acreedores que llegaron cuando murió su padre50.
50
Cecilia Giannini, Proceso apostólico de Pisa, fol 375.
51
Cecilia Giannini, Proceso apostólico de Pisa, fol 375.
52
Eufemia Giannini, Proceso apostólico de Gaeta, fol 49.
53
José Angeli, Proceso apostólico d Pisa, fol 496.
24
¡ Venga usted a consolarnos, venga a ver, aunque sea muerta a este ángel! .
EL DEMONIO
En la vida de Gema la presencia del demonio es muy frecuente hasta los
últimos momentos de su vida. Lo llamaba Chapino (ladrón). Y Dios permitía
que la molestara para que pudiera obtener así grandes méritos y, a golpes de
cincel, su alma fuera embelleciéndose cada día más.
Gema dice: Una noche vino el demonio con una tentación un tanto
54
Nova Positio super virtutibus, Sumario, pp. 876-878.
25
obscena. Luché cerca de una hora, recé, hice la señal de la cruz etc., y con sólo
invocar a la Inmaculada Concepción quedé libre y el demonio rabioso quería
vengarse. Hubiera querido descargar sobre mí un golpe, pero como le estaba
prohibido por el provincial desde la vez que lo arrojó de mí, no pudo hacerlo.
El día 21, el padre Germán respondía a la señora Cecilia desde Isola del
Gran Sasso: Yo voy a echarle mañana al diablo un tremendo exorcismo a los
pies de Jesús sacramentado y del venerable Gabriel que está allí cerca 56. Al
segundo exorcismo, ante la tumba del venerable Gabriel, el demonio restituyó el
libro.
También el demonio tiró las cartas escritas por el padre Germán a doña
Cecilia y a Gema. Dice doña Cecilia: Una tarde me quitó el demonio todas sus
cartas que tenía guardadas, las sacó del cajoncito de la cómoda y las arrojó al
suelo. Ahora las he puesto bajo llave57.
26
- ¿Qué hay de nuevo?
- No se asuste, es ese cosaco de demonio que quiere molestarme,
pero esté tranquilo que no le hará daño alguno.
Dice Gema: Un día, estaba rezando el rosario de las cinco llagas. Estaba
en la cuarta llaga y veo delante de mí una figura semejante a la de Jesús, recién
flagelado. Me dijo:
- ¿Es así hija mía como me pagas? Mira cómo estoy. ¿ Ves cuánto sufro por
ti? Y tú, por tu parte, ni siquiera me das el consuelo de aquellas
penitencias. Puedes seguir como antes60
- No, no, quiero obedecer. Si hago lo que tú dices, desobedezco.
- Pero, al fin de cuentas, ni siquiera ha sido tu confesor quien te lo ha
mandado, ha sido aquel... el padre Germán y tú no estás obligada a
obedecerlo. Que mande en lo suyo. Tú escúchame a mí.
Ayer noche, el diablo se me puso delante como un hombre gordo y muy alto
y me golpeó toda la noche, diciéndome: “Tú seguramente crees que Jesús te
quiere, pero Él te ha abandonado. Para ti no hay esperanza de salvación. Estás en
mis manos”. Respondí que Dios es misericordioso y que no temía nada. Entonces
él, enfurecido, dándome un fuerte golpe en la cabeza, dijo: “¡Maldita! ”. Y
despareció62.
En otra ocasión vio un ángel de gran hermosura que le dijo: “Mírame, con
sólo que jures obedecerme, puedo hacerte feliz”. No experimentando Gema la
acostumbrada turbación, se puso a escuchar con la mayor sencillez las
proposiciones del supuesto ángel. Si las primeras aparecían inofensivas, luego
siguieron otras nefandas. Horrorizada la inocente virgen, gritó: “Dios mío,
Virgen inmaculada, primero la muerte”. Y, al mismo tiempo, se lanzó contra el
58
Germán de Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., p. 384.
59
Proceso ordinario de Luca, fol 605.
60
El padre Germán le había prohibido hacer penitencias.
61
Carta al padre Germán del 6 de junio de 1900.
62
Carta a Monseñor Volpi de agosto-setiembre de 1900.
27
fingido ángel y le escupió en el rostro, desapareciendo el malvado en forma de
llama, no sin dejar en pos de sí un montón de ceniza63.
Un día tuvo grandes tentaciones del demonio. Y dice: Tomé la cuerda que
llevo a diario hasta el mediodía, la llené de clavos y me la ceñí tan fuertemente
que algunos penetraron en la carne. El dolor fue tan agudo que no pude resistir y
caí en tierra sin darme cuenta dónde estaba. Después de un tiempo me pareció ver
a Jesús. ¡Qué contento me pareció en aquel momento! Me levantó, me tomó en
brazos... Hubiera querido decirle tantas cosas... Finalmente le dije:
Para no ser engañada Jesús le dio una señal clara para distinguir cuándo era
Él y cuándo el diablo. Dijo: Cuando se te aparezca alguno, pronuncia enseguida
en voz alta estas palabras: “Sean benditos Jesús y María”. Si te responden, es
señal que vienen de Mí. Si no, levántate y distráete, porque es el engañador. Así
harás también, si te encuentras con alguna persona conocida o desconocida y
siempre que te presentes a tu propio confesor65.
Una vez, estaba rezando, cuando veo delante de mí una figura semejante a
Jesús, como si en aquel mismo instante acabase de ser flagelado. Terminé el
rosario y dije en voz alta: “Benditos sean Jesús y María”. No me respondía. Lo
repetí y él decía: “Benditos, benditos”, pero jamás pronunciaba los nombres de
Jesús y María. Comprendí quién era, hice la señal de la cruz, pero seguía delante
de mí. Tomé agua bendita y me quedé tranquila, no sin haber recibido antes algún
golpe que, de vez en cuando, me regala66.
LA EUCARISTÍA
Jesús Eucaristía fue para Gema, como para todos los santos, el centro de su
existir. Sobre el día de su primera comunión, nos dice: Lo que pasó entre mí y
Jesús en aquellos momentos no sabría expresarlo. Jesús se hizo sentir en mi alma
de una manera muy fuerte... Me sentí arrebatada por el deseo de no interrumpir
jamás aquella unión con mi Dios67.
Desde entonces, su ideal fue comulgar todos los días. Al padre Germán le
63
Germán de san Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., p. 383.
64
Carta a Monseñor Volpi del 11 de octubre de 1899.
65
Carta a Monseñor Volpi de junio de 1900.
66
Carta al padre Germán de junio de 1900.
67
Autobiografía, p. 228.
28
decía en confianza: Cada mañana recibo la santa comunión, el único y mayor
consuelo que tengo... Siento una gran necesidad de ser fortalecida por este
alimento tan dulce que me da Jesús68.
Otro día, le escribía al padre Germán: Hace pocos momentos que recibí a
Jesús ¡qué gran dicha! Yo, que merecería vivir con los demonios, me encuentro
por el contrario cada mañana rodeada de ángeles y santos y unida continua e
íntimamente con Jesús70.
68
Carta al padre Germán del 16 de abril de 1901.
69
Carta a la madre María Josefa del Sagrado Corazón del 21 de mayo de 1901.
70
Carta al padre Germán del 1 de setiembre de 1901.
71
Carta a Monseñor Volpi de marzo de 1901.
72
Carta al padre Germán del 28 de abril de 1901.
73
Carta al padre Germán del 10 de mayo de 1901.
29
amor a Dios). Su palidez enrojecía con los ojos vueltos a lo alto y
resplandecientes74.
Otras veces, Jesús le hacía sentir la hostia con sabor a sangre. Así nos lo
dice ella misma: Fui a comulgar y Jesús se ha hecho sentir de nuevo esta mañana.
Apenas tuve la hostia en la boca, la boca se me ha llenado de sangre, pero aquella
sangre era tan rica que, discurriendo por la boca, la hice llegar al corazón. Así
más de un cuarto de hora .
El padre Germán dice: Por no singularizarse, iba sólo dos veces al día a la
iglesia. Por la mañana, a oír misa y comulgar; y por la tarde, a la hora de la
pública adoración... Una vez en la iglesia, con modesto porte se dirigía con la
mirada todo su ser al tabernáculo y, sin cuidarse de nada más, cual si estuviese
sola y no hubiese en la iglesia otra cosa que el altar del Santísimo Sacramento,
allá iba y se ponía a orar de rodillas. Sus ojos no se apartaban de aquel sitio
donde, al entrar, se habían fijado... Decía: “Si Jesús me permitiese entrar en el
sagrario, donde está su cuerpo, su alma y su divinidad, ¿no estaría yo en el
paraíso? ¿Qué me faltaría ya? Oh Jesús, vida de mi alma, paraíso mío, hostia
santa, aquí me tienes. Oí que me buscabas y vine corriendo”... La Virgen
Santísima acompañada de los ángeles de la Eucaristía asistía a veces a Gema en
la sagrada mesa. La bendita joven, con la inesperada visión, caía en éxtasis y
llena de gozo se colocaba a los pies de su Madre. ¡Cuán hermosa es, me decía, la
comunión hecha en compañía de la celestial Madre! ¿Sabe usted a lo que se
redujeron los suspiros de mi corazón en aquel momento? Pues a estas solas
palabras: ¡Mamá Mía!... Parece que a Gema el divino Salvador en persona le
llevó por tres veces tan dichoso regalo.
74
Proceso ordinario de Luca, fol 364.
75
Villepelée Jean Frangois, La locura de la cruz: Gema Galgani. Ed. El Pasionario, Madrid, 1989, p. 234.
30
confesarme y el confesor me prohibió que comulgase! Padre mío, la pluma no
quiere escribir, las manos me tiemblan y yo no puedo menos que llorar”76.
Y ella le escribió al padre Germán: ¿Sabe de qué cosa pienso dar gracias,
cuando esté en el paraíso? Por la sagrada comunión más que por ninguna otra
cosa ¡Viva Jesús!77
- Ya lo sabe usted.
AMOR A MARÍA
María es la madre querida a quien Gema amaba con todo su corazón y que
se le aparecía frecuentemente para consolarla y darle fortaleza ante el sufrimiento.
Dice ella: Al perder a mi madre, me entregué por completo a la Madre del cielo. Y
¡qué bien se ha portado siempre conmigo esta mamá celestial! ¿Qué hubiera sido
de mí sin ella? .
76
Germán de san Estanislao, Vida de santa Gema Galgani, o.c., pp. 186-192.
77
Carta al padre Germán del 16 de abril de 1901.
78
Carta al padre Germán del 18 de julio de 1901.
79
Germán de san Estanislao, o.c., p. 189.
31
poco en mi seno? ”. Intenté levantarme, arrodillarme y acercarme a Ella. Ella
también se levantó, me besó en la frente y desapareció80.
Otro día dice: Me encontré con la Madre Dolorosa. ¡Qué momentos tan
felices! ¡Qué gusto da pronunciar el nombre de mamá! ¡Qué dulzura sintió mi
corazón en aquellos instantes! Soy incapaz de explicarlo. Me pareció, tras unos
momentos de emoción, que me tomó en su regazo y me hizo descansar la cabeza en
su hombro, manteniéndome así durante un rato. Mi corazón en aquel momento
rebosaba dicha y felicidad. De vez en cuando me preguntaba:
- Y acariciándome me dijo:
- Hija mía, ¿de quién estás hablando?
- ¿No me entiendes? ¡Hablo de Jesús! ¡De Jesús!
- Me miró sonriendo y me estrechó fuertemente. Y me dijo:
- Ámalo a Él solamente, ámalo mucho .
A este respecto, le dice al padre Germán: ¿Se acuerda que le dije que mi
corazón lo había tomado la Madre? Lo tiene siempre y he tomado también el suyo,
el de Serafina (señora Josefina Imperiali ) y el de la Madre María Josefa y los he
puesto a todos juntos y se los he dado a mi Madre, que los ha unido al suyo y me
80
Diario del 21 de julio de 1900.
81
Diario del 4 de agosto de 1900.
82
Diario del 15 de agosto de 1900.
32
ha prometido que los unirá al mismo de Jesús .
EL HERMANO GABRIEL84
Su relación con san Gabriel de la Dolorosa se remonta a cuando estaba
gravemente enferma en 1899 y le prestaron el libro de su vida.
83
Autobiografía, pp. 261-262.
84
San Gabriel de la Dolorosa (1838-1862) murió a los 24 años de tuberculosis.
85
Germán de san Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., p. 355.
33
- Pero ¡si es una reliquia preciosa!
Jesús no permite que se apegue a las cosas del mundo por muy santas que
sean para que esté totalmente entregada a su amor y a su servicio.
El diablo me hace sufrir mucho, terminando por vencerle Jesús o bien san
Pablo (de la Cruz) o el cohermano Gabriel. Siempre son estos tres. ¡Sí viera cómo
escapa apenas se presenta alguno de ellos!88.
Otra vez vino el diablo y me hizo sufrir bastante. Pero no era uno, eran
dos. Estaba asustada, tenía a Jesús en la mente, pero no podía pronunciar su
nombre con la boca. La Virgen me había dicho: “He aquí el ataque. Durará hasta
que consigas tener en las manos la imagen del cohermano Gabriel”. Y así Y
asegura: Parece que Jesús por medio del cohermano Gabriel me ha concedido la
gracia de no ser atormentada por el diablo durante el día, sólo por la noche. Esta
noche se presentó el diablo en forma de un hombre totalmente negro con una
serpiente enroscada en un brazo y diciéndome: “Tú estás condenada por aquel
pecado que cometiste hace años, ¿no recuerdas? No hay esperanza para ti; ya
eres mía. No te olvides que Dios te ha abandonado definitivamente ”. Yo le
respondí que hace mucho que Jesús me lo ha perdonado. Y me arrastraba por el
suelo. Finalmente, quedé tendida en tierra. Llamé a Jesús
Ayer, después de más de tres meses, vino por fin (el cohermano Gabriel).
¡Si lo hubiera visto cómo hablaba! Sus ojos centelleaban, parecían dos luceros.
No sé qué hubiera hecho si hubiese podido delante de él... ¡No poder siquiera
besarle los hábitos! La obediencia me lo había prohibido. Me habló mucho sobre
86
Carta a Monseñor Volpi de agosto-setiembre, 1900.
87
Carta a Monseñor Volpi de setiembre-octubre de 1899.
88
Carta a Monseñor Volpi de enero-febrero de 1900.
89
Carta a Monseñor Volpi de marzo de 1900.
34
el nuevo convento .
Desde ayer a eso de las siete lo veo (al cohermano Gabriel) con las manos
juntas, rezando delante de Jesús sacramentado. Si viera, ¡qué luz! Se muestra
alegre. Yo no me atrevo a preguntarle por quién ruega, pero él, que ve mi deseo,
me responde riendo: “No ruego por ti, ruego por Serafina ” .
Otro día, vino el cohermano Gabriel. Me pareció que me ponía una mano
en la cabeza y me hacía repetir tres veces (De las insidias del diablo, líbranos,
Señor). Lo dije y lo dijo también la señora Cecilia. Me pareció que me bendecía y
me dejó90.
90
Carta a Monseñor Volpi de agosto-setiembre de 1900.
91
Carta a Josefina Imperiali del 21 de setiembre de 1900.
35
EL ÁNGEL CUSTODIO
Es doctrina segura que cada ser humano tiene un ángel custodio que lo
ayuda y lo guía durante su existencia terrena. Normalmente, no lo vemos, pero hay
algunos privilegiados que tienen esa gracia de Dios. Uno de ellos fue santa Gema,
quien desde niña, ya lo invocaba con cariño y del cual ella nos habla por propia
experiencia. Su ángel se le presentaba habitualmente y le hacía toda clase de
servicios y favores, aunque también la reprendía para corregirse.
La Madre Inés declara que un día fue Gema al monasterio a visitarla y ella
la reprendió por haber ido sola. Gema le respondió que no estaba sola, pues la
acompañaba su ángel de la guarda. La madre le respondió:
Gema abrió la puerta y con la mano lo invitó a entrar, pero la Madre Inés
no lo vio y le preguntó cómo lo veía. Entonces, Gema respondió: Le veo la cara y
las alas extendidas sobre la cabeza en señal de protección93. La tía Elisa aclara en
el Proceso que Gema tenía entonces unos 15 ó 16 años.
92
Autobiografía, p. 235.
93
Zofollli Enrico, Lapovera Gemma, Roma, 1957, p. 468.
36
dijo: ¿De modo que tú no me quieres ver? Eres mala, porque callas las cosas al
confesor. Recuerda lo que te digo, te lo repito por última vez. Si vuelves a callar lo
más mínimo al confesor, yo no me dejaré ver más de ti. Nunca, nunca.
El jueves por la tarde, Jesús me prometió que, durante los días que faltara la
señora Cecilia, haría que no me faltase nunca el ángel de la guarda. Me lo brindó
ayer tarde y no me ha vuelto a dejar ni un solo momento... Si estoy con otras
personas, el ángel no me deja nunca; pero, si estoy a solas con él, enseguida me
deja... Hoy ni siquiera un minuto se ha separado de mí... Le he preguntado: “¿Por
qué, cuando está la señora Cecilia, no apareces nunca? ”. Me ha contestado:
“Porque nadie fuera de ella sabe hacer mis veces. Pobre niña, eres tan pequeñita
que necesitas quien te lleve de la mano. Ahora te llevaré yo, no temas, pero
obedece”95.
El ángel para ella era un amigo que se preocupaba de sus más mínimas
cosas, que le sonreía con amor, la besaba con cariño y, le daba todas las noches la
bendición al acostarse. Hasta la cura como médico celestial. Nos dice: El ángel de
la guarda no cesa de vigilarme, instruirme y darme sabios consejos. Se deja ver
varias veces al día y me habla. Ayer me acompañó durante la comida, pero no me
hacía fuerza (para comer) como me hacen los demás. Después de comer, no me
sentía nada bien y él me trajo entonces una taza de café tan bueno que me curé
enseguida96.
94
Autobiografía, p. 27.
95
Diario del 10 de agosto de 1900.
Diario del 20 de agosto de 1900.
97
Carta al padre Germán del 20 de julio de 1902.
37
- ¿Por qué me quieres tanto?
- Te quiero, porque me enseñas la humildad y porque mantienes la paz
interior en mi corazón. Si alguna vez soy mala, no te enfades.
- Sí, yo seré tu guía seguro. Seré tu compañero inseparable. ¿No ves quién me
ha confiado tu custodia?
- Sí, mi buen Jesús.
El ángel también tenía sentido del humor y se ríe. Ella recuerda: Le rogué
al ángel de mi guarda con insistencia que no me dejara sola. Me preguntó qué me
pasaba y le hice ver al diablo que, si bien estaba algo lejos, siempre me estaba
amenazando. Le rogué que se quedara conmigo toda la noche, y me contestó:
- ¿Qué temes?
- Desobedecer
- No temas, que es tu padre quien me envía... ¿Crees que echas a perder los
grandes dones que Dios te ha concedido? No temas. Esta gracia se la
pediré yo a Jesús para ti. Basta que tú me prometas corresponder a los
auxilios que te prestará tu padre. Por lo demás, hija, no tengas miedo al
sufrimiento. Y me bendijo varias veces, mientras gritaba fuerte: ¡Viva
98
Carta al padre Germán del 20 de julio de 1902.
Diario del 21 de julio de 1900.
100
Carta al padre Germán de últimos de marzo de 1901.
38
Jesús!101.
Algunas cartas enviadas por medio del ángel, las recibía el padre Germán
por el correo ordinario. Era lo normal. En una ocasión, en carta a la señora Cecilia
le dice él que recibió las dos cartas enviadas por medio del ángel. El padre Germán
se lo contó confidencialmente a Monseñor José Gueri, regente de la Dataría
apostólica, quien en 1930 lo consignó por carta al postulador de la Causa de
beatificación con estas palabras: Cumplo con el encargo de escribirle cuanto me
contó el llorado padre Germán sobre el modo verdaderamente extraordinario
como en cierta ocasión recibió una carta enviada por Gema desde Luca.
Una mañana, en que se extrañaba del largo tiempo transcurrido sin tener
noticias de Gema, sintió que un pájaro revoloteaba rozando con sus alas los
cristales de la ventana. Al principio, no le dio importancia, pero como el pájaro
perseveraba en la misma actitud, se acercó a la ventana, observando con sorpresa
que traía una carta en el pico y que, en vez de asustarse, daba signos de querer
entrar en la celda. Abrió el padre la ventana, entró el pájaro y, después de dejar
caer la carta sobre la mesa, se alejó volando.
101
Carta al padre Germán del 3 de marzo de 1901.
102
Carta al padre Germán del 17de diciembre de 1900.
103
Germán de san Estanislao, o.c., p. 158.
39
lo hizo inmediatamente, colocando la carta en la parte exterior de la ventana.
Cerró esta y, al instante, vio acercarse al pájaro que, tomando la carta en el pico,
emprendía el vuelo, desapareciendo al punto de la vista. Al poco tiempo, Gema
recibía la respuesta.
DONES SOBRENATURALES
Sor Gema Giannini, pasionista, dice en el Proceso: Por conocimiento
propio puedo afirmar que la sierva de Dios fue enriquecida con dones
sobrenaturales como profecía, discernimiento de corazones, éxtasis, visiones y
apariciones105.
a) BILOCACIÓN
104
Ib. p. 160.
105
Nova Positio super virtutibus, Sumario, 852.
106
Carta de doña Cecilia al padre Germán del 17 de febrero de 1901.
40
de los ángeles, del cual se alimentaba cada día107.
c) ÉXTASIS
Sobre los éxtasis de Gema hay todo un libro publicado, el libro de los
Éxtasis. Eran copiados, o por doña Cecilia o por Eufemia Giannini, que en el
Proceso certificaron que eran auténticos y escribían lo que ella decía.
Cuando tenía estos éxtasis, su aspecto era como un serafín y sus ojos
estaban llenos de gozo, manifestando que estaba hablando con Jesús, la Virgen o
su ángel109.
La señora Cecilia aclara: Los éxtasis duraban entre diez minutos a una
hora u hora y media y hasta dos horas. Una vez me habló el padre Germán que fue
levantada en alto para besar el crucifijo .
Relata doña Cecilia que, en los dos últimos años, apenas recibida la
comunión, quedaba en éxtasis. Era preciso llevarla de inmediato a la banca para
que no diera que hablar a la gente. Pero, si alguna vez no lo hacía a tiempo,
permanecía en el mismo lugar (donde recibió la comunión) sin poderla mover
durante una hora. Por eso pedí permiso al confesor y al director para que a un
mandato mental pudiera hacerla regresar del éxtasis. Muchas veces lo hice así y
me obedeció enseguida110.
107
Germán de san Estanislao, o.c., p. 84.
108
Nova Positio super virtutibus, Sumario, p. 24.
109
Proceso ordinario de Luca, pp. 766-767
110
Nova Positio super virtutibus, Sumario, p. 28.
41
serafines y aun más. Quisiera amarte tanto como te amó tu Santísima Madre111.
d) LEVITACIÓN
e) CONOCIMIENTO SOBRENATURAL
Gema, al ver por primera vez a una persona, por cierta impresión interna,
advertía por lo regular, si era alma querida a Dios o solamente de las vulgares;
pero más particularmente conocía las que estaban en pecado mortal. Entonces, se
111
Nova Positio super virtutibus, Sumario, p. 42.
112
Germán de san Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., p. 338.
113
Ib. p. 339.
114
Carta al padre Germán del 3 de febrero de 1901.
42
notaba que sufría, porque le producían gran disgusto115.
El padre Germán le pidió a Gema que rezase para poder discernir sobre una
persona que él dirigía, que al principio le había parecido que tenía manifestaciones
de Dios, pero después estaba en dudas. Gema le escribió, diciendo: Padre, aquella
alma, si supiera, en esa alma no quiere Jesús que ni piense. ¡Cuánto me
disgustaron esas palabras cuando me las dijo Jesús! Pero aún más, sentí el saber,
por boca del cohermano Gabriel, que esta alma está llena de mala voluntad116.
115
Germán de san Estanislao, o.c., p. 215.
116
Carta al padre Germán del 9 de agosto de 1900.
Citado por sor Gesualda, Santa Gema Galgani, Ed. Pía sociedad de san Pablo, Madrid-Bilbao, 1943, p. 37.
Nova Positio Super virtutibus, de heroica prudentia, p. 461.
Gesualda sor, Santa Gema Galgani, o.c., p. 189.
43
pecador. Es tu misma Mamá, quien ruega por él. ¿Dirás ahora no a tu Mamá? A
ella no le puedes decir no”... El piadosísimo Jesús firmó la gracia y Gema con
alegría indescriptible exclamó: “Está salvado, está salvado, Jesús, venciste.
Triunfa, triunfa siempre ”. Y salió del éxtasis.
f) PERFUME SOBRENATURAL
Nunca exhaló mal olor ni aun durante las penosas enfermedades que la retuvieron
largo tiempo en cama. Por el contrario, no pocas veces, los de la familia notaron
que de su cuerpo y de las cosas que tocaba salía una agradable fragancia, que
indudablemente no era de este mundo, pues Gema jamás usó esencias ni perfumes
ni hacía uso alguno del jabón para lavarse, sino en caso de verdadera necesidad.
Por consiguiente, aquel grato olor denunciaba por sí mismo ser de orden
sobrenatural y tan fuera de lo ordinario que movía a devoción122.
120
Germán de san Estanislao, Vida de santa Gema Galgani, o.c., pp. 106-107.
121
Nova Positio super virtutibus, Sumario, p. 19.
122
Germán de san Estanislao, o.c., p. 141.
44
que exhalaba un gratísimo olor como de bálsamo123.
OBEDIENCIA
La obediencia de Gema fue extraordinaria. Su confesor le prohibió
detenerse a escuchar a Jesús, si se le aparecía. En una ocasión, se le apareció
cubierto de llagas y le decía que se acercase a besarlas. A tal vista, recordando la
prohibición impuesta, la joven se puso a llorar, pero no se aproximó. Entre tanto,
comenzó a sentir en las manos, pies y costado, los indicios de la impresión de las
llagas. “¿Qué hacer, Dios mío?. Apenas lo advertí, dice Gema, me levanté y huí
dejando al Señor solo. De este modo obedecía y me alegro de haberlo hecho ” .
El padre Germán relata que, en una ocasión, estando junto a su lecho con
otros miembros de la familia, le dijo: Recibe mi bendición y duerme que nosotros
vamos a retirarnos. No bien lo dije, cuando Gema, volviéndose del lado opuesto,
se durmió profundamente. Entonces, me arrodillé, levanté los ojos al cielo y
mentalmente le ordené que despertase. ¡Cosa admirable! Cual si la hubiese
llamado a voces, despertó con su acostumbrada sonrisa. Entonces, yo le dije:
“¿Así se obedece? ¿No te dije que durmieses? ”.
Pero ella humildemente contestó: “No se disguste, padre, pero sentí que me
golpeaban la espalda y una voz que me gritaba: Arriba, que el padre te llama”.
Era su ángel custodio que velaba a su lado125.
El confesor le señaló una hora de tiempo para estar con Jesús, cuando se le
apareciera. Eso fue muy doloroso para ella. Y dice en su Diario: Apenas terminada
la hora que la obediencia me tiene señalada, mi ángel me avisó. ¿Qué hacer?
Jesús seguía entreteniéndome, pero bien veía el embarazo en que me encontraba.
Era menester que yo mandase marchar a Jesús a fin de no faltar a la obediencia,
pues la hora había terminado.
123
Germán de san Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., p. 250.
124
Ib. p. 119.
15
Ib. p. 120.
126
Diario del 30 de agosto de 1900.
45
la tía y nadie podía observarme; y salí para ir a las Cuarenta Horas. Hice una
visita y, al salir, vi a un hombre que comenzó a seguirme. Eché a andar sin saber
adónde iba. Después de no sé qué tiempo me hallé en la iglesia de san Miguel.
Aquel hombre había entrado también en la iglesia, pero luego desapareció. Fui a
confesarme, entré y estaba Monseñor. Lo primero de que me acusé fue de haber,
como quien dice, escapado de casa, pero él no me riñó como de ordinario; sino, al
contrario, me dijo que había hecho bien. Seguí confesándome y aprobaba todo lo
que le decía. Salí y, de nuevo, aquel hombre comenzó a seguirme hasta la iglesia
de la Santísima Trinidad. Fui corriendo a las monjas y les rogué que me
acompañaran a casa, pues tenía miedo. Pero no quisieron llevarme al punto y me
entretuvieron. Estaba muy sobresaltada, inquieta y agitada. Tanto hicieron las
monjas que lograron hacerme perder la cabeza (entrar en éxtasis).
Monseñor Volpi tenía miedo de que todo lo que le pasaba fuera cosa del
demonio o que ella se dejara engañar por él, y le ordenó que, cuando se le
apareciera Jesús, María o el ángel, les escupiera a la cara... Ella le escribe al padre
Germán: Pobre Jesús, a veces le he sido ingrata, le he escupido a la cara y él, tan
bueno, me miraba, se reía y me acariciaba (ya sabía que así me lo ordenaba el
confesor) .
REPARACIÓN
Su deseo de reparar tantas ofensas que Jesús recibe por medio de los
pecadores era tan grande como su deseo de amar a Jesús y de que todos lo amen.
Afirma: Daría gota a gota toda mi sangre de muy buena gana sólo por contentar a
Jesús y por impedir que tantos pobres pecadores lo ofendieran. Dios mío, ¿qué es
lo que digo? ¡Oh, quisiera en estos momentos que mi débil voz llegase hasta los
últimos confines de la tierra, quisiera hacerme oír por todos los pecadores y
quisiera gritarles: “Pecadores, ¿preferís maltratar e insultar a Jesús, antes que
veros maltratados vosotros mismos?
¡Si supiera usted qué que afligido está Jesús en ciertos momentos y a
ciertas horas! Es imposible, verdaderamente imposible, casi detenerse a mirarlo.
127
Eufemia Giannini, Proceso apostólico de Gaeta, fol 58.
46
Para colmo ¿cuántos son los que le compadecen? Muy pocos. Jesús se encuentra
casi siempre solo. ¡Y da tanta pena ver a Jesús en medio de tantos dolores! ¿Cómo
contemplarle en ese estado y no ayudarle?128
En un éxtasis decía: Quiero ser toda víctima de los pecadores. Quiero vivir víctima
y quiero morir víctima. Y Jesús aceptó su ofrecimiento. Por eso, en una carta al
padre Germán le dice: Ayer en la misa de medianoche, al momento del ofertorio,
vi que Jesús me ofrecía a mí como víctima al eterno Padre130.
También se sabe que rezaba todos los días 100 requiem por las almas
benditas. Y por ellas hizo el voto heroico, que consiste en el ofrecimiento de todas
sus obras satisfactorias por ellas.
Otro día el ángel le dijo que Jesús quería que sufriera esa noche unas dos
128
Carta al padre Germán del 9 de agosto de 1900.
81
Carta al padre Germán del 13 de octubre de 1901.
83
Carta al padre Germán del 26 de diciembre de 1900.
84
Proceso apostólico de Pisa, fol 285.
85
Diario del 6 de agosto de 1900.
47
horas por un alma de purgatorio... Sufrí de hecho dos horas como quería Jesús
por la Madre María Teresa133.
- ¿Me conoces? Yo soy la Madre Teresa. Vengo a darte gracias por el bien
que me has hecho y por el interés que te has tomado para que cuanto antes
pudiera entrar en el paraíso. Sigue haciéndolo así. Unos cuantos días más
y seré feliz eternamente.
- No me dijo más y desapareció.
Desde esa hora, redoblé con el máximo empeño mis pobres oraciones. Ayer
por la mañana, después de la sagrada comunión, Jesús me dijo que hoy, a
medianoche volaría al cielo.
ESPOSA DE JESÚS
Gema llegó a ser esposa de Jesús como los grandes santos. Llegó a lo que
en mística se llama matrimonio espiritual. Pero fue una esposa del crucificado en
todo el sentido de la palabra. Fue una esposa de sangre.
48
disguste el mundo, que te aflijan las personas más queridas para ti y que, con un
martirio cotidiano y oculto, tu alma sea purificada y probada. Tu, hija mía,
durante este tiempo piensa solamente en practicar grandes virtudes.
Jesús imprimió en ella las llagas en manos, pies y costado. También le hizo
sentir las llagas de la flagelación. Ella misma le escribe al padre Germán:
Esta semana ha añadido otro regalo muy precioso para mí. Me hizo sentir algunos
golpes de su flagelación por todo el cuerpo. Fue cosa muy dolorosa. Pero ¿qué es
ello al lado de los terribles golpes que descargaron sobre Jesús?135.
135
Carta al padre Germán del 9 de febrero de 1901.
136
Carta de doña Cecilia al padre Germán del 17 de febrero de 1901.
91
Germán de san Estanislao, o.c., p. 90.
94
Proceso ordinario de Luca, Sumario, pp. 774-776.
49
mucho fastidio. Me impide dormir, comer, etc. Es un fuego misterioso que sale
hasta el exterior y tengo la piel un poco quemada, es fuego que no me atormenta,
me deleita, pero me consume139.
Y el padre Germán aclara: Con tal fuerza latía aquel corazón que,
intentando algunas veces resistirle fuertemente con ambas manos, las rechazaba
con violencia. Yo mismo vi agitarse la silla en que estaba sentada y la cama en que
yacía durante las fuertes conmociones, mientras ella permanecía quieta, sin
sombra de fastidio, angustia ni temblor...
Y tanto se dilató aquel corazón que un día levantó tres costillas del
lado correspondiente... Las tres costillas estaban fuertemente encorvadas, casi en
ángulo recto, formando exteriormente un voluminoso abultamiento que dejaba, en
la parte interior, espacio suficiente para que el corazón latiese con menos
dificultad140.
Ayer tarde, ¡cuánto me acarició Jesús! ¡Ha llegado hasta besarme! ¡Pobre
95
Carta al padre Germán del 20 de agosto de 1902.
140
Germán de san Estanislao, o.c., p. 182.
141
Carta a Monseñor Volpi de agosto-setiembre de 1900.
142
Carta a Monseñor Volpi de noviembre de 1899.
50
Jesús! ¡Cuánto se ha humillado! Parece increíble. ¿Dónde está la grandeza
infinita de Jesús? ¡Oh Corazón de mi Jesús, tan humillado por mí!
¿Qué haré por Vos? ¡Oh Corazón grande, omnipotente, os adoro, no ya con
reverencia de esclava sino con el puro amor de... esposa! ” .
GEMA PASIONISTA
Aunque no pudo durante su vida ver realizado su ideal de ser pasionista, lo
fue en sentido pleno después de su muerte. Ya en 1899, en una carta a Monseñor
Volpi, le escribe que la Virgen María le dijo en una aparición: Hija, has
recuperado la salud para servir a mi Hijo en la Congregación de las pasionistas.
Tú serás pasionista143.
202
Carta a monseñor Volpi del 2 de julio de 1899.
144
Carta a monseñor Volpi del 19 de diciembre de 1899.
145
Carta al padre Germán del 12 de octubre de 1901.
51
Yo me recordé al punto del encargo que me había hecho un año antes: “Vaya a
Roma y hable con el Papa ”. Fui a Roma y hablé con su santidad Pío X recién
ascendido al Pontificado. Me escuchó cariñosamente, le agradó el proyecto y,
tomando la pluma, de su puño escribió la aprobación146.
PROCESO DE BEATIFICACIÓN-CANONZACIÓN
146
Germán de san Estanislao, o.c., p. 228.
52
al 27 de noviembre de 1919. A don Ulises que ya contaba con 75 años, se le
reventó la ulcera varicosa, dándose la curación por punto menos que imposible.
El otro favorecido fue Natal Scarpelli que, desde 1912 y más gravemente
desde 1927, sufría de varices, especialmente en la pierna izquierda. El 2 de abril de
1925 a consecuencia de una caída casual se le formó una herida que degeneró en
úlcera. En la tarde del 2 de mayo esa úlcera pútrida ya, tenía una extensión de
cerca de nueve centímetros cuadrados. La hija del enfermo y la esposa invocaron
con fervor a la beata Gema y aplicaron sobre la úlcera purulenta una pequeña
reliquia de la beata, vendando la pierna. A la mañana siguiente, aparecía nueva piel
sobre la úlcera, la venda estaba seca, el enfermo no sentía dolor y no quedaba
vestigio de la enfermedad148.
Jesús hacía mucho tiempo que le había profetizado que sería santa. Dice
ella: Una noche, de doce a dos no dormía como de ordinario, estaba despierta.
147
Germán de san Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., pp. 299-400.
148
Germán de san Estanislao y Basilio de san Pablo, o.c., pp. 401-402.
149
Ib. p. 412.
53
Me pareció que el niño Jesús se ponía sobre mis rodillas. Apenas lo tuve, le dije:
“Jesús, ahora vas a concederme de veras la gracias que deseo: Haz conocer
tiempo en que debe conocerla, pero llegará un día en que la conozca. Asegúrale
que soy yo, Jesús, el que te habla y que dentro de unos años tú serás por obra
San Maximiliano Kolbe, que conoció la vida de Gema durante sus estudios
en Roma, la dio a conocer en Polonia en 1919. Él mismo le tenía mucha devoción
y la llamaba hermana mía. Siempre llevaba con él una imagen de Gema y estuvo
presente en Roma el día de su beatificación, el 14 de mayo de 1922.
REFLEXIONES
Santa Gema Galgani ha sido una santa mártir, en cuanto que ha vivido
durante varios años, semana a semana, de jueves a viernes, los padecimientos de la
Pasión de Jesús. Jesús quiso asemejarla a Él en las llagas de pies, manos y costado.
A veces también revivía los sufrimientos de la coronación de espinas, de la
flagelación, del sudor de la sangre.
Entre todas las gracias y dones sobrenaturales que recibió, quizás uno de
los más grandes fue el de la pureza total.
Sor Gema Giannini declara: Gema me habló de que, una vez, su ángel
custodio le dijo que Jesús le daba tantas gracias por su virtud (de la pureza). Yo le
dije: “Consérvalo bien este lirio, si le agrada tanto a Jesús. Procura mantenerlo
intacto ”. Y ella me respondió: “No tengo otra cosa que ofrecerle ”150.
Muchas veces me ha dicho que no trate a Jesús de tú, que no le dé tanta confianza
y Jesús, en cambio, me dijo ayer por la mañana: “Mira, hija mía, cuando yo me
muestro un poco disgustado con la personas es porque ellas no tienen conmigo
aquella confianza que yo desearía ”. El que no trata a Jesús con confianza, hace
150
Proceso apostólico de Gaeta, Sumario, pp. 651-652.
54
injuria a su bondad151.
Por otra parte, su amor a Jesús Eucaristía era todo para ella. Era el centro de
su vida. Sin la comunión, no podía vivir. De ahí que, cuando el confesor le quiso
prohibir comulgar, ella, al contárselo al padre Germán, le temblaba el pulso y se
sentía morir de sólo pensar qué sería de ella sin la comunión diaria. Ya desde muy
niña se había enamorado de Jesús Eucaristía. Su profesora sor Julia Sestini afirma
que en el colegio, mientras jugaba con sus compañeras, dirigía frecuentes miradas
al sagrario152. Y casi todos los días, después de comulgar, se quedaba en éxtasis.
Por otra parte, es importante observar la importancia que Gema daba a las
imágenes religiosas, que tantos hermanos separados rechazan. Ella tenía reliquias
del hermano Gabriel e imágenes de la Virgen y de Jesús. Amaba mucho al
Crucifijo que estaba en el comedor de la casa. Jesús, en una ocasión, le dio la
151
Carta al padre Germán del 12 de setiembre de 1901.
152
Proceso apostólico de Pisa, fol 97.
55
gracia de poder levantarse del suelo en levitación para poder besarle las llagas.
Esto, sin descontar otras cosas que la experiencia de la Iglesia ha demostrado ser
importantes, como la señal de la cruz o el agua bendita en la lucha contra el
demonio.
Algo también muy importante para ella era celebrar con solemnidad las
fiestas litúrgicas de la Iglesia. Hizo la primera comunión el día del Sagrado
Corazón de Jesús. Y todos los años celebraba este día de modo especial, diciendo
que era el día de su fiesta. El 8 de junio de 1899, víspera del Sagrado Corazón de
Jesús, recibió el regalo de las llagas.
El día de Navidad de 1896 pudo hacer el voto de castidad con permiso del
confesor. El 8 de diciembre de 1898, día de la Inmaculada Concepción, hizo voto
de ser religiosa por consejo del hermano Gabriel de la Dolorosa. El 15 de agosto de
1900, fiesta de la Asunción, María, como buena Madre, le llevó su corazón al cielo.
Y todos los años celebraba con especial devoción la fiesta de los santos ángeles el
dos de octubre.
Ojalá podamos imitarla en dar más importancia a las cosas espirituales que
a las cosas materiales. Porque en la tarde de la vida nos examinarán del amor y, al
final, sólo quedará el amor; el amor será lo único que podremos llevar al más allá
como tesoro para la vida eterna.
FICHA BIOGRÁFICA
1878.- El 12 de marzo nace Gema en Camigliano (Toscana-Italia).
1896. - Soporta una operación sin anestesia de caries ósea en uno de los pies.
1897. - El 11 de setiembre fallece su padre Enrique Galgani.
1898. - Rechaza dos propuestas de matrimonio para ser toda de Jesús.
1898. - El 8 de diciembre hace voto de ser religiosa por consejo de san Gabriel de
56
la Dolorosa.
1899. - El 2 de marzo se cura milagrosamente de una grave enfermedad 1899.- El
día de Viernes Santo experimenta los sufrimientos de la Pasión.
1899. - Entre junio y julio se confiesa con el padre Cayetano; y el doctor Pfanner
estudia las llagas, declarando que son producidas por histerismo.
1900. - El 28 de enero escribe la primera carta al padre Germán, que será su
director espiritual hasta su muerte.
CONCLUSIÓN
Después de haber leído la vida de santa Gema Galgani, podemos exclamar
llenos de alegría: El dedo de Dios está aquí. Su vida está empapada de las
realidades sobrenaturales, que tantos hoy ponen en duda, porque no creen más que
en lo que se ve y se toca. Los materialistas llaman idealistas, ilusos e irracionales a
quienes creen en milagros y cosas sobrenaturales, que no se ven y no pueden
demostrarse con la razón.
Por eso, es tan importante leer las vidas de los santos, que nos hablan de
experiencias y no de ideas o teorías filosóficas. El que no crea en lo que Gema dice
en sus cartas o en su Diario y Autobiografía es sin lugar a dudas un ignorante, pues
muchas de las experiencias que ella cuenta fueron comprobadas por personas
dignas de fe, que las transmiten como ciertas.
57
y, además, la realización de dos milagros para cada etapa que deben ser aprobados
por la Comisión médica del Vaticano, compuesta por expertos, de los que no se
puede dudar, por ser profesionales competentes.
En resumen, Dios existe y los milagros existen. Dios nos ama y espera de
nosotros una respuesta a su amor. Para consolarlo de tantas ofensas que recibe de
quienes no creen en Él y lo rechazan con sus pecados, escoge algunas almas
víctimas que reparen los vacíos de amor que hay en el mundo.
Estas almas víctimas son las que, como Gema, pueden decir como san
Pablo: Me alegro de mis padecimientos por vosotros y suplo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia (Col 1, 24).
Que Dios los bendiga. Saludos de mi ángel y saludos a su ángel Que seamos santos
para amar a Jesús con un amor total.
58
BIBLIOGRAFÍA
Agresti Giuliano, Ritratto della Espropriata, Luca, 1978.
Brasile Luisa, Gemma Galgani, una vita, una santa, Luca, 1978.
Basilio de san Pablo, Vida de santa Gema Galgani, Ed. Apostolado de la prensa,
Madrid, 1972.
Germán de San Estanislao y Basilio de san Pablo, Santa Gema Galgani, Ed.
Palabra, Madrid, 1997.
Germán de san Estanislao, Vida de santa Gema Galgani, Ed. Litúrgica española,
Barcelona, 1949.
Gesualda dello spirito santo, Santa Gema Galgani, Ed. Pía sociedad de san Pablo,
Madrid, 1942.
Zecca Tito Paolo, Gli angeli nella vita e negli scritti di Gemma Galgani, Ed.
Paoline, Milano, 2005.
Zecca Tito Paolo, In croce ma col sorriso. Meditiamo con Gemma Galgani, Ed.
Paoline, Milano, 1996.
Zecca Tito Paolo, Santa Gemma Galgani, Ed. San Paolo, Milano, 2002.
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