Manual Basico de Aluminio PDF
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Este curso incluye videos, procedimientos, manuales y explicaciones teórico prácticas paso a
paso para aprender de manera efectiva y rápida a fabricar todo tipo de aberturas con perfiles
de aluminio.
En la comodidad de su hogar desde cualquier país, ciudad y a cualquier hora.
Lo que permitirá desempeñarse en fabricas, talleres o comenzar su propio negocio de
aberturas.
Contenido del curso completo
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Módulo 2
Módulo 3
Módulo 3 - Paño fijo con travesaño, Ventana rebatible
Módulo 4
Módulo 5
Módulo 6
Módulo 7
Módulo 8
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Módulo 9
Módulo 9 – Mampara de baño.
Video practico que explica paso por paso y detalladamente cómo se coloca una mampara de baño.
Módulo 10
Módulo 10 – Herrajes y Accesorios.
Video practico que explica paso por paso y detalladamente cómo se colocan cerraduras, anclajes,
manijas, etc.
Módulo Extra
El curso incluye:
Más de 100 Manuales técnicos de todos los modelos de perfiles disponibles en el mercado
latinoamericano además contienen listas de accesorios, tablas y todo lo necesario para fabricar
todo tipo de aberturas. En formato pdf.
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Información actualizada de todos los modelos de perfiles disponibles de las empresas más
importantes de Latinoamérica:
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Que permite un eficiente cálculo de corte de material para obtener mayor rendimiento y menor merma, la
misma que puede ser reutilizable para una mayor productividad; contará con un práctico manual de usuario
en idioma español y videos tutoriales sobre su uso.
(Consulte por nuevas formas de pago locales para México, Colombia, Perú y Panamá)
Opciones de pago:
Le enviamos a su casilla de email un cupón de pagos que podrá abonar en cualquier sucursal de
pagofacil, rapipago o cobro express.
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depósito.
Podrá abonar con su tarjeta de crédito o con saldo de su cuenta en merado pago.
Consultar precio en moneda local y formas de pago locales para países en Latinoamérica y para
compras internacionales el envío del curso es únicamente a través de links de descargas.
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Hay que tener en cuenta también que existe en el mercado una gama muy completa de
máquinas fabricadas especialmente para trabajar con mucha efectividad la perfilería de
aluminio, metal que posee unas características muy particulares y propias, diferentes de
las de otros metales e incluso de las de la madera, a las que debemos recurrir si lo que
pretendemos es obtener unos resultados con todas las garantías.
Banco de trabajo
El banco de trabajo es uno de los elementos fundamentales de la elaboración de los
productos de carpintería metálica. De su correcto diseño, dependerá en gran medida el
rendimiento alcanzado, por lo que ha de ser elegido, de manera que resulte lo más
cómodo y eficiente para el operario.
Ha de contar con las herramientas adecuadas, situadas en lugares accesibles (tanto más,
corno más frecuente sea el uso de la herramienta), y permitir el movimiento tanto del
carpintero corno del material sobre el que éste trabaja.
Su ubicación dentro del taller es también de gran importancia, para reducir al mínimo los
tiempos improductivos dedicados al transporte de material hasta el mismo.
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Por regla general, en el caso de bancos de madera de una media de entre 70 y 200
centímetros de ancho y 1,5-4 metros de largo (existen modelos extensibles que permiten
fijar la longitud y la anchura de acuerdo con el trabajo que se realiza), con un espesor de al
menos 10 centímetros en el tablón superior. Cuando se utiliza acero o aluminio, este
espesor es bastante más reducido. La altura de trabajo depende en gran medida de la del
operario que utilice el banco, siendo como media de entre 90 y 110 centímetros. Existen
actualmente en el mercado bancos de trabajo de altura variable, que se modifica mediante
un sencillo sistema de motores eléctricos y que se adaptan a las necesidades y gustos del
trabajador.
Distintos tipos de bancos de trabajo para carpintería metálica, tanto de construcción propia
como comerciales.
El banco de trabajo ha de estar dotado de lugares en los que dejar las herramientas
mientras no son utilizadas. Las soluciones más frecuentes son baldas o cajones situados
bajo el tablón principal, o bien estanterías o armarios situados frente al puesto de trabajo (o
una combinación de ambos sistemas). Además es conveniente que cuente con zonas más
reforzadas para la colocación de maquinas eléctricas o neumáticas así como un número
suficiente de conexiones eléctricas para la alimentación de las mismas y de las
herramientas que lo requieran.
Los tornillos de banco están formados por dos bocas, una de ellas fija, y la otra
desplazable mediante un eje roscado provisto de una manivela, que se acciona bien
manualmente o por medio de motores eléctricos. Es conveniente contar con varios
modelos de distinta medida, forma, longitud y tipo de base (fija o móvil). Habitualmente se
sujetan al banco de trabajo mediante tornillos y tuercas o mediante el uso de otra mordaza
(en los modelos móviles).
Los gatos están compuestos por una boca fija y otra móvil que se desliza sobre una guía
roscada. Al final de ésta presentan una empuñadura manual que es la que sirve para
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ajustadas. Se utilizan sobre piezas más pequeñas que los tornillos de banco, o para
complementar la acción de éstos. Durante la utilización de estas herramientas hay que
tener en cuenta las siguientes normas:
Cuando el material a sujetar es blando o fácilmente rallable hay que colocar entre éste y la
herramienta unas chapas o tacos de madera denominadas "mordiente s", para proteger la
pieza contra los daños anteriormente mencionados.
Hay que mantener estas herramientas de sujeción siempre bien limpias y engrasadas, para
evitar la oxidación y evitando ensuciar el material sobre el que se trabaja.
Es conveniente que, una vez finalizado el trabajo, no se dejen las mordazas apretadas, ya
que de hacerse así, se aumenta el desgaste de sus estrías.
Durante el trabajo hay que revisar de forma constante las mordazas, para que estas no se
aflojen, dejando moverse o incluso caerse las piezas sobre las que trabajamos.
Durante el uso de gatos de gran tamaño, hay que procurar que se mantengan totalmente
fijos, para evitar su caída, ya que se pueden deformar, constituyendo incluso un riesgo de
lesiones para el trabajador
Además de estos elementos, será conveniente contar con las herramientas manuales
necesarias para la realización minuciosa del trabajo. La ausencia de alguna de ellas puede
retrasar de forma drástica la finalización del mismo, con el consiguiente incumplimiento de
los plazos de entrega y la desacreditación profesional que ello conlleva. Además es
necesario contar siempre con herramientas y piezas de recambio suficientes para que las
averías o roturas sean suplidas de inmediato.
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Los plegables constan de láminas (de 10-20 centímetros cada una) de madera, acero o
duraluminio articuladas mediante remaches. Son poco exactos y no permiten medidas en
curva.
Los flexibles o cintas métricas habituales constan de una cinta de acero delgada con
sección curva para darle una mayor resistencia, con una caja metálica para arrollarla
dotada de un resorte que efectúa el enrollado automáticamente. Hay modelos disponibles
de entre 1 y 5 metros (algunos de más longitud, pero se atascan y deterioran con mayor
facilidad). Son más precisos que los plegables y permiten tomar medidas en superficies
curvas. Además ocupan menos espacio y son muy manejables.
Reglas graduadas
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denominados "de tacón" aseguran la coincidencia de la división o con las aristas de las
piezas al no tener espacios muertos al inicio.
En todo caso, para una perfecta conservación de las herramientas de medida hay que
evitar que sufran golpes, mantenerlas separadas de otras herramientas para que no se
arañen, y evitar que se doblen. Además en las que están construidas en metal, hay que
limpiarlas cuidadosamente y protegerlas de la oxidación.
Destornilladores
Es una herramienta bien conocida. Habrá que tener todos los tipos y medidas necesarios
para aplicar al trabajo en curso. En este sector se usan tanto los de cabeza plana como los
de estrella, preferiblemente de marcas de calidad probada.
Remachadoras
Se utilizan para la creación de uniones fijas o desmontables, si bien en este último caso al
liberar la unión se producen daños en los propios remaches. Mediante el remachado se
unen dos o más chapas que han sido previamente taladradas en lugares concretos,
mediante unos vástagos metálicos (los remaches), generalmente de acero, de cuyos
extremos uno es una cabeza preformada y el otro se forma en la operación del remachado.
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Algunas de las ventajas más destacables del uso de remaches son que permiten un
ensamblaje rápido, a un bajo coste, permitiendo además el uso de mano de obra no
especializada, mediante herramientas sencillas, rápidas y de poco peso. Las uniones
resultantes son de buena calidad, con una buena resistencia a la vibración y a la tracción.
No deforma las superficies sobre las que se aplican, aún estando pintadas o esmaltadas.
Otra ventaja del remachado es la facilidad con que se pueden desmontar las juntas, siendo
también una práctica muy utilizada a la hora de unir metales con otros materiales
(plásticos, gomas, etc.). Como desventaja hay que hacer notar que las juntas unidas
mediante remaches presentan una mayor corrosión galvánica (la que se origina cuando los
materiales son distintos y por tanto de diferente poder electrolítico), además de observarse
un debilitamiento de la resistencia del material en las zonas perforadas.
Paso 2: al accionar la remachadora, las mordazas que ésta posee ejercen sobre el vástago
una fuerza de tracción. El extremo de éste deforma la cabeza del remache, con lo que se
consigue la unión de las dos piezas, siendo sujetadas por las cabezas a ambos lados de
las mismas.
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Los tipos más importantes de remaches que se utilizan actualmente (si bien existen tipos
especiales, pero usados únicamente en determinados sectores minoritarios) son los
siguientes, clasificados por el tipo de cabeza que presentan:
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Ejemplo de remachado
En todo caso podremos encontrar remaches fabricados en diversos materiales, siendo los
más frecuentes los de aleación de aluminio y magnesio, acero, acero inoxidable y cobre,
algunos de ellos lacados en diversos colores, anodizados, cincados o bicromatizados.
Habrá que contar en todo momento con remaches suficientes en el taller, especialmente
de las medidas más utilizadas (entre 2,5 y 4 mm de diámetro).
Martillos o mazos
En carpintería metálica se utilizan para realizar pequeños ajustes en las juntas, por lo que
no resultan interesantes los de cabeza de acero, ya que de usarse de forma directa sobre
los materiales, pueden producir daños (como deformaciones y arañazos), que devalúan al
producto. Por ello lo más conveniente es el uso de mazos y martillos de cabeza de goma
dura. Si no hay más remedio que utilizar los de acero, hay que tener la precaución de
proteger las piezas con tacos de madera o de plástico, no realizándose jamás esta práctica
sobre planchas o piezas delgadas de menos de 2 mm de espesor.
Niveles
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Los niveles son instrumentos que permiten verificar que las piezas se encuentran
orientadas y alineadas de forma correcta. Los más utilizados son los de burbuja que
pueden realizar mediciones tanto lineales (niveles tubulares), como superficiales (niveles
tóricos), si bien se van introduciendo poco a poco en el mercado niveles electrónicos de
alta precisión.
La calidad del nivel dependerá de la movilidad de la burbuja. Para ello, no es suficiente que
el líquido sea poco viscoso, sino que conviene que la burbuja sea del mayor tamaño
posible ya que ello reduce la resistencia que la capilaridad ofrece al movimiento de la
misma. También es necesario que el tubo presente un diámetro adecuado, ya que si es
muy pequeño habrá poco líquido bajo la burbuja y el desplazamiento de ésta será débil y si
es demasiado grande, la sensibilidad de la burbuja será excesiva y el nivel no será
operativo. Por lo general los tubos deben tener entre 10 y 12 mm de diámetro. Además
será imprescindible que la superficie interna del tubo esté perfectamente pulimentada, ya
que las rugosidades, aún siendo pequeñas, darán lugar a rozamiento s que frenarán o
detendrán el movimiento de la burbuja, y por tanto desvirtuarán la fiabilidad del nivel.
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Micrómetro
El desplazamiento del husillo amplifica la rotación del tornillo y el diámetro del tambor, de
forma que las graduaciones situadas alrededor de la circunferencia del tambor permiten
leer un cambio pequeño en la posición del husillo. Dada su estructura, son empleados en
la medida de espesores, pudiendo ajustar las medidas hasta diferencias de centésimas de
milímetro. Existen en la actualidad micrómetros electrónicos de alta precisión, si bien no
tienen un uso frecuente en la carpintería metálica.
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otros establecimientos. Suelen estar hechas en chapas metálicas de latón o acero fino,
aunque en algunas labores se emplean de cartón deshechables tras varios usos.
Las selladoras más conocidas son las denominadas pistolas de sellar, que por un
mecanismo de gatillo y pistones, dosifican el producto sellante de manera continua y sobre
una anchura predeterminada.
Tronzadoras
La tronzadora o sierra circular es la máquina destinada a cortar perfiles, normalmente en
sentido tangencial, es decir, a un ángulo de 90 grados con respecto al sentido longitudinal
de la pieza, principal objetivo es realizar cortes limpios sobre perfiles metálicos, pudiendo
además, en casi todos los modelos actuales, ajustarse el ángulo en el que los mismos se
realizan.
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Generalmente constan de un soporte fijo sobre el que se pueden situar los perfiles,
provisto de mordazas para la sujeción de éstos de manera que queden totalmente
inmóviles durante el corte, situándose normalmente cerca de la línea de corte para que las
tensiones a las que el perfil se ve sometido durante el proceso no deformen dicho corte. En
la parte superior la tronzadora cuenta con un cabezal dotado de una sierra circular en
posición transversal. Este cabezal gira sobre un eje vertical de forma que se le pueda
situar en ángulo con el perfil y obtener cortes en los ángulos adecuados para el montaje
posterior. Respecto a la perpendicular el giro puede ser de 45° hacia cada lado, con lo que
se cubre cualquier necesidad en lo que a ángulo se refiere. La base del e1e lleva una
escala o reglilla graduada para determinar dicho ángulo, si bien en la actualidad se dispone
de maquinas electrónicas que permiten programar el ángulo de corte de manera
automática.
El disco está protegido en su parte superior por una cubierta de acero, que evita los
posibles accidentes durante el funcionamiento, así como de un panel móvil que cubre la
zona inferior cuando no está en la zona de corte.
El disco, de entre 250 y 450 mm de diámetro gira a unas 2.000-4.000 rpm (en el corte de
los perfiles habituales la velocidad ha de mantenerse entre las 2.500 y 3.000 rpm). Han de
ir dotadas de sistemas de refrigeración tanto del motor como del disco, bien mediante
líquidos o por mecanismos neumáticos, ya que el disco suele tender a recalentarse durante
el trabajo, debido al esfuerzo y al rozamiento.
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Consiste en una sierra circular, cuya hoja intercambiable se debe mantener en perfectas
condiciones de corte mediante un afilado periódico. Su diámetro normal es de 370 mm,
pero también lo hay más reducido, de 250 mm.
Generalmente se utilizan discos con dientes de widia -del alemán wie Diamant (como
diamante)-, metal que creó Krupp, y que está compuesto por una aleación de volframio,
cobalto y carbono. Con ellos se consigue una duración hasta doce veces mayor, y la única
precaución que hay que tener -que se elimina totalmente trabajando con la debida
atención- es evitar que se desprendan dientes a causa de algún golpe.
La velocidad específica para cortar el metal que nos ocupa es de 2.700 revoluciones por
minuto, y la tronzadora debe estar equipada con sistema de riego de líquido templador,
que rociará el disco en el momento del corte.
Es aconsejable escoger un tipo de máquina ligera y manejable, que permita una fácil
ejecución de los movimientos que constituyen el proceso de corte, pues, por el poco peso
específico del metal, conseguiremos una mayor rapidez en ellos, lo cual repercutirá en
favor del rendimiento de la producción y economía del trabajo.
Los modelos más extendidos son movidos por motores eléctricos monofásicos o trifásicos
(siendo estos últimos más potentes), y presentan potencias de entre 2 y 5 HP.
Cortadoras
Estas máquinas son las utilizadas en el caso de ser necesarios cortes longitudinales de
metraje elevado en las piezas, o para dividir las planchas iniciales. Consisten en una mesa
de trabajo, sobre la que descansa un panel móvil (normalmente por medio de raíles) en el
que se coloca la pieza a cortar. En uno de los extremos se sitúa un disco cortador
debidamente protegido, bien sobre el banco o sobresaliendo desde la zona inferior del
mismo, hacia el que se mueve el panel, con lo cual la pieza va siendo cortada.
Los modelos habituales tienen entre 2 y 5 metros de largo, y con motores de potencia
media (6-8 HP), pueden realizar hasta 20 metros de corte por minuto, dependiendo del
grosor y la naturaleza de las piezas a cortar. Debido a que la hoja cortadora permanece
más tiempo en contacto con el metal cortado, precisa de sistemas de refrigeración más
eficaces que en el caso de las tronzadoras, además de sistemas de aspiración de los
restos que se originan durante el proceso de corte.
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Taladros
El taladrado es la operación destinada a producir agujeros cilíndricos, pasantes o ciegos.
La parte que realiza los esfuerzos sobre el material, denominada broca, suele presentar
dos líneas de corte dispuestas en hélice. La broca se fija en el husillo o portabrocas de la
taladradora de manera su eje coincida con el de rotación aportado por medios mecánicos.
Así la broca presentará durante el trabajo un movimiento de corte giratorio y un movimiento
de avance en la dirección del eje. La velocidad de rotación debe ser tal que la velocidad
lineal del punto de la arista más alejada del eje sea compatible con la capacidad de corte
del material mecanizado.
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Uno de los elementos que hemos de conocer y manejar con soltura a la hora de hacer los
taladros son las brocas, ya que para cada trabajo se utilizan geometrías y vástagos de
inserción diferentes. El vástago de inserción es la parte de la broca que se introduce en el
cabezal de la máquina, existiendo diferentes tipos:
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El resto de la broca, corresponde a la zona que realmente efectúa el trabajo, que por tanto
deberá adaptarse al mismo. Existen distintas formas y composiciones, clasificándose de
forma primaria en brocas para madera, para hormigón-piedra y para metales, si bien nos
centraremos únicamente en estas últimas, al ser las de interés para nuestro sector. Los
modelos disponibles son:
Brocas helicoidales estándar muy resistentes a la rotura, pueden ser empleadas sobre la
mayoría de los metales. Se encuentran en diámetros de entre 1,0 y 20,0 mm, siendo las
más usadas en taladradoras ligeras, ya que a altas velocidades de rotación el desgaste de
estas brocas es demasiado elevado.
- Brocas extra cortas, para su uso sobre planchas ligeras. La reducción de la longitud
conlleva una reducción del consumo de energía. Están disponibles en diámetros de entre
2,0 y 10,0 mm.
- Brocas de doble punta, provistas de espiral en ambos lados y con la punta afilada en cruz
de 118°. Se usan para realizar orificios para remaches y en la preparación previa de roscas
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- Brocas especiales para operar sobre metales especialmente tenaces y duros como
pueden ser determinados tipos de aceros resistentes al fuego o inoxidables. En este tipo
de brocas es necesario contar con maquinas provistas de sistemas eficaces de
refrigeración, ya que tienden a recalentarse durante su uso. Se encuentran con diámetros
comprendidos entre 1,0 y 13,0 mm.
Sierra de corona bimetálica: que si bien se utiliza más como un troquel, es aplicable sobre
máquinas taladradoras. Los diámetros de broca se hallan entre 14,0 y 152,0 mm.
Una vez determinado el mejor tipo de broca a emplear, se lleva a cabo la acción de
taladrar, durante la cual habrá que tener en cuenta las siguientes indicaciones:
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Otros consejos prácticos a la hora de utilizar taladros, ya sean fijos o manuales, son los
siguientes:
Proteger adecuadamente los ojos y la piel de las virutas de metal que durante
el taladro puedan saltar, ya que son capaces de producir heridas o
quemaduras. Será necesario ir provisto de guantes y gafas protectoras.
Sujetar siempre correctamente los taladros manuales. Una de las manos debe
ir apretando firmemente el manillar donde va el gatillo y la otra ha de sujetar la
parte delantera, detrás del portabrocas. Existen para algunas máquinas
mangos que se adaptan en la parte delantera y que permiten una mejor
sujeción de la máquina. Siempre que la maquina se encuentre en
funcionamiento ha de ser sujetada con firmeza, para evitar accidentes o daños
al material con el que se trabaja.
Nunca hay que tocar la broca al terminar de realizar un orificio, ya que por el
rozamiento se calienta y puede llegar a quemamos.
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Las prensas son máquinas encargadas de dar forma a las piezas sin eliminar material, por
lo que no generan desperdicios. Una prensa básica consta de un soporte que sostiene una
bancada fija, un pistón, una fuente de energía y un mecanismo que mueve el pistón en
paralelo o en ángulo recto con respecto a la bancada. Las prensas se pueden dotar
además de troqueles o punzones que permitan además producir deformaciones,
perforaciones o cizallar las piezas. Son capaces de generar un elevado número de piezas
de forma rápida, ya que el tiempo que requiere el proceso es sólo el necesario para
desplazar el pistón y volver a cargar la bancada.
Las más habituales son principalmente los taladros manuales y los atornilladores (si bien
en ocasiones ambas máquinas son la misma). Existen en el mercado modelos tanto
eléctricos (con conexión a la red o de baterías) como neumáticos. Si bien estos últimos son
de una mayor potencia, cuentan con la desventaja de ser de manejo algo más engorroso si
no se cuenta con un número suficiente de tomas en los bancos y zonas de trabajo.
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Seguridad e higiene
La adopción de programas de seguridad e higiene en los centros de trabajo es
imprescindible para evitar los riesgos laborales, que en talleres de carpintería metálica son
elevados, ya que se maneja gran cantidad de maquinaria de gran potencia y capacidad,
que puede producir cortes u otras lesiones graves.
Hay que tener en cuenta que los accidentes son uno de los mejores indicadores de la
existencia de malas condiciones del lugar de trabajo, por lo que el objetivo principal a la
hora de estudiar el problema es prevenirlos. Para ello los puntos más importantes a tener
en cuenta serán:
Capacitación: todos los operarios que integran la plantilla han de ser capaces
de llevar a cabo sus tareas de la forma más eficiente y segura que sea posible,
siendo estimulados continuamente a poner en práctica sus conocimientos.
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ha sido comunicado en forma clara al personal, la etapa del rechazo al uso por parte de los
trabajadores será corta.
Durante el manejo del material pesado, y para evitar posibles lesiones musculares, habrá
que disponer de vehículos (de accionamiento manual o eléctrico), deslizadores de rodillo,
etc. adecuados a las piezas que se pretende mover.
No obstante, y para poder atender a los accidentes que se puedan presentar, el taller
habrá de contar con un botiquín debidamente equipado para atender casos de cortes y
golpes que son los que con mayor frecuencia se presentarán en este sector, así como de
un equipo extintor de incendios acorde con las medidas y características del local, siendo
además revisados periódicamente por personal especializado para garantizar su
efectividad en cualquier momento. Para un taller de carpintería metálica estándar, se
recomienda el uso de equipos portátiles contra fuegos tipo A, B y C:
Además de un sistema fijo de hidrantes. Los equipos portátiles serán utilizados para
combatir conatos de incendio (fuegos que se acaban de iniciar, relativamente fáciles de
apagar), mientras que si éstos se han extendido, se recurrirá al uso de hidratantes. Si el
personal del taller tiene disponible el equipo adecuado y esta capacitado para utilizarlo,
puede combatir los conatos de incendio a tiempo y suponer un gran ahorro a la empresa.
Mantenimiento
En todo taller de carpintería metálica el mantenimiento ha ido adquiriendo cada vez mayor
importancia, ya que los adelantos tecnológicos han impuesto un mayor grado de
mecanización y automatización de la producción, aumentado por la competencia
comercial, que obliga a alcanzar un alto nivel de confiabilidad del sistema de producción a
fin de que éste pueda responder adecuadamente a los requerimientos del mercado.
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Según el momento a lo largo de la que se considere vida útil en el que aparecen los fallos,
podemos clasificados en:
Fallos adultos: son los que presentan mayor frecuencia durante la vida útil.
Se derivan de las condiciones de operación y se presentan de forma más lenta
que las anteriores.
Por ejemplo, en el caso de que una máquina con sólo dos componentes cuya fiabilidad
unitaria sea del 90%, la fiabilidad conjunta será de: 0,90 x 0,90 = 0,81 (un 81 %). Vemos
que la fiabilidad del sistema es siempre menor que la de los componentes por separado.
Por tanto las maquinas que adquiramos habrán de ser 10 más simples posible, o que
presenten una fiabilidad elevada en cada uno de sus componentes.
Para aumentar en 10 posible la fiabilidad de las máquinas será conveniente mantener unas
óptimas condiciones de trabajo, proporcionar mantenimiento preventivo en los elementos
críticos y poseer componentes de reserva para minimizar los efectos de los fallos.
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Por tanto se debe mantener una constante vigilancia de las máquinas, en las que
realizaremos un diagnóstico de la evolución o tendencia de una o varias características
mensurables, comparándolas con los valores establecidos como aceptables para las
mismas (las más recomendables y fáciles de controlar son la temperatura, la presión, la
velocidad lineal, la velocidad angular, la resistencia eléctrica, el aislamiento eléctrico, los
ruidos y vibraciones, la rigidez dieléctrica, la viscosidad, el contenido de humedad, de
impurezas y de cenizas en aceites aislantes, el espesor de chapas, el nivel de un fluido,
etc.).
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Además será necesario representar todos los datos técnicos de importancia del objeto
representado de manera que el plano resulte comprensible e inequívoco para cualquier
otra persona que lo vea y trate de interpretado sin necesidad de conocer previamente la
situación real.
Reglas básicas y normativa a aplicar
La representación de piezas tridimensionales sencillas se hace generalmente por medio de
al menos dos proyecciones ortogonales (si bien en piezas simples o normalizadas puede
resultar suficiente una sola proyección). En ellas, las aristas y contornos vistos se
proyectan en trazos continuos y gruesos, mientras que los que quedan ocultos desde la
zona de visión dada, se representan con trazos más cortos y discontinuos de menor
grosor. Cuando el objeto presenta ejes o planos de simetría, se deben representar
mediante un trazo mixto fino.
Si la forma de las piezas es compleja (lo cual sucede en ocasiones), puede ser
representada hasta con seis proyecciones, a las que se asignan nombres correspondientes
a los distintos puntos de vista (superior, inferior, frontal, trasero, lateral derecho y lateral
izquierdo). Dependiendo del nivel de complejidad de la pieza se podrán obviar algunas de
ellas, siempre y cuando la caracterización quede perfecta e inequívocamente establecida,
para lo que en los trabajos habituales suele bastar con las proyecciones frontal, superior y
las dos laterales.
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Aparte de por su trazado (continuo o discontinuo), las líneas se diferenciarán por su grosor.
Cuando se elaboran los dibujos con lápiz, dicha diferenciación se hace por modificación de
la inclinación y presión del lápiz, o mediante el uso de lápices de diferentes durezas, si bien
no es un sistema muy preciso a la hora de presentaciones profesionales. Cuando el
trazado se hace con tinta, la anchura de la línea se elige en función de las dimensiones o
del tipo de dibujo, tomándose anchuras de entre 0,18 y 2 mm. El uso de estilógrafos, que
se presentan en unas anchuras determinadas y que proveen de una línea homogénea y
limpia, hace que estos instrumentos sean los más indicados para representaciones de una
buena calidad.
Los ejes de simetría de las piezas tienen que sobresalir ligeramente del
contorno de las mismas, pero no deben continuar de una vista a otra.
El eje de simetría se puede omitir cuando sea evidente, a fin de que el dibujo
no se complique en exceso, dificultando su interpretación.
Cuando dos líneas de trazos paralelos estén muy próximas, se dibujarán con
trazos a1ternos para evitar confusiones.
El espaciado mínimo entre dos líneas paralelas contiguas no debe ser nunca
inferior al doble de la anchura de la línea más gruesa, recomendándose en
todo caso que este espacio no sea menor de 0,7 mm, ya que de otro modo es
posible confundidas con una sola línea.
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Cortes: cuando se trata de mostrar las formas interiores o los detalles ocultos de un objeto
complejo hueco, se recurre a representarlas como si hubiésemos efectuado un corte
imaginario plano en la zona en la que más nos interese, indicando en el dibujo el efecto del
mismo con un rayado mixto fino. La línea de corte se termina en cada extremo con un
guión grueso para identificarla de forma inequívoca como tal. Hay que indicar también en
qué dirección se mira el corte, trazando una flecha sobre cada uno de los dos guiones
anteriores y colocando la misma letra mayúscula alzado de cada flecha. Sobre la vista en
corte se escribe el nombre que le corresponde.
Escala: supone el aplicar una relación constante entre el tamaño real del objeto y el dibujo
que lo representa. Siempre que es posible, se deben dibujar los planos con escala 1:1, es
decir a su tamaño real, para evitar posibles confusiones. Cuando el objeto es demasiado
grande para ello, se adopta una escala inferior al, Y en el caso de objetos pequeños,
puede ser útil representados a una escala superior a 1 para poder apreciar mejor los
detalles.
La escala siempre se indicará en una zona visible mediante la relación entre la medida
sobre el dibujo y la longitud de la parte correspondiente en el objeto real, en forma de
división o fracción. Por ejemplo si la escala es E= 1:20 esto quiere decir que una medida
en el dibujo ha de aumentarse veinte veces para obtener la del objeto real. Si fuese E=
1:0,05 o 20: 1, representaría que en el dibujo se ha aumentado veinte veces el tamaño real
del objeto. Si se emplea la forma de fracción los ejemplos anteriores serían E=1/20 y
E=20/1, si bien cuando no hay posibilidad de equivocación por las características del
objeto real, se señala únicamente el aumento o disminución, E:20 (aunque es una técnica
en desuso en labores de carpintería metálica, en la que se pueden demandar piezas de
igual forma pero de diferentes tamaños).
Las escalas mas empleadas en carpintería metálica son las siguientes (si bien es posible
usar cualquiera que genere una mejor comprensión de las piezas y estructuras
representadas):
En todo caso, la escala adoptada debe indicarse en el dibujo con toda claridad y en un
lugar visible que permita saberla de manera inmediata, ya que un error en la interpretación
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Acotaciones: son indicaciones en el dibujo de las medidas reales del objeto, de forma que
no sea necesario aplicar cálculos de cambio de escala durante el paso del papel a la
realidad de la pieza. La acotación es el trabajo más complejo del dibujo técnico, ya que
para realizarla de forma correcta es necesario conocer no sólo las normas de acotación,
sino también el proceso de fabricación de la pieza y de las máquinas a utilizar durante el
mismo. Para una correcta acotación es también recomendable conocer la función del
dibujo para ajustar los datos facilitados a la misma.
Las cotas se pueden clasificar en función de su importancia como cotas funcionales (son
las que resultan esenciales para que la pieza quede perfectamente definida en líneas
generales), no funcionales (las que no son imprescindibles para facilitar la definición
completa de la pieza) y auxiliares o de forma (que son las que pueden deducirse de otras
cotas, pero se incluyen para facilitar la tarea de interpretar el plano).
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Líneas auxiliares de cota: son líneas rectas que parten del dibujo de forma
perpendicular a la superficie a acotar, limitando la longitud de las líneas de
cota. Deben sobresalir ligeramente de las líneas de cota (aproximadamente
unos 2 mm). De forma excepcional se pueden dibujar formando un ángulo de
60º respecto a las líneas de cota, cuando las particularidades de la zona de
dibujo lo hagan aconsejable para dar mayor claridad al mismo.
Todas las acotaciones necesarias se escriben una sola vez en el dibujo de conjunto, para
no complicar su posterior interpretación con cotas duplicadas, teniendo especial cuidado
en no olvidar ninguna de ellas, lo cual podría hacer que el posterior trabajo de elaboración
de la pieza fuera imposible.
Otras normas a tener en cuenta durante el proceso de acotación son las siguientes:
Las cotas se colocarán siempre sobre las vistas más representativas de los elementos
correspondientes, excepto en el caso de que en una zona determinada se acumulen un
exceso de líneas.
Las cotas se situarán siempre que sea posible en el exterior de la pieza, admitiéndose sólo
el situarlas en el interior cuando esta práctica contribuya a la claridad o a una mejor
comprensión del dibujo (por ejemplo en medidas interiores de piezas complejas con
orificios de pequeño tamaño).
No se debe acotar sobre aristas ocultas a no ser que con ello se eviten vistas adicionales,
o que el dibujo sea de esa manera más sencillo de interpretar. Si esto no se puede lograr,
será mejor recurrir a la inclusión de secciones adicionales que aclaren la situación.
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Las cotas se distribuirán siempre teniendo en cuenta los criterios de orden, claridad y
estética que hagan que el dibujo final sea fácilmente comprensible para terceros.
Las cotas que estén íntimamente relacionadas, como pueden ser el diámetro y la
profundidad de un orificio, se indicarán sobre la misma vista, siempre que el espacio
disponible 10 permita, aún a costa de desplazar otras cotas no relacionadas hacia otras
vistas.
Debe evitarse en lo posible que haya cotas que se deban calcular como suma o diferencia
de otras ya presentes, ya que de ser así se facilita la aparición de errores en la fabricación
de las piezas.
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Materiales
Los materiales imprescindibles para llevar a cabo dibujos técnicos y croquis de una calidad
profesional aceptable son los siguientes:
Tablero de dibujo
Con su superficie totalmente lisa y resistente al rallado, preferiblemente inclinable para
facilitar el manejo de papel de gran formato y para asegurar cierta comodidad durante la
realización de los dibujos.
Papel
Papel blanco de dibujo y papel de calcar, de los tamaños más adecuados para los dibujos
a realizar. Los más empleados para piezas de carpintería metálica son los formatos DIN A3
Y DIN A4, si bien en ocasiones excepcionales se pueden usar hasta de tamaño DIN A2.
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Escuadra y cartabón
Al menos dos escuadras, una de 45° y otra de 60° (denominada también cartabón), de
buena calidad y resistentes. Las de madera o metal suelen deformarse con el uso, por lo
que las de plástico duro son actualmente las más recomendables, ya que su precio hace
que puedan ser sustituidas en caso de rotura o deformación con un bajo coste. Si se
trabaja con frecuencia con tintas es recomendable contar con un juego de escuadras
biseladas, además de las de canto recto, para evitar que se produzcan borrones y
manchas de tinta en los dibujos.
Reglas
Una o más reglas, para tomar y definir medidas, así como un escalímetro para interpretar o
aplicar las escalas más frecuentes de una forma rápida y segura.
Compases
Una caja de compases, para el trazado de curvas y transporte de medidas, así como para
otros cálculos accesorios. Es útil en ciertas ocasiones contar también con plantillas de las
formas más empleadas. Existen también en el mercado plantillas que contienen los
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símbolos de uso corriente en carpintería metálica, con las cuales se obtienen resultados de
buena calidad, homogéneos y rápidos a la hora de insertar este tipo de gráficos.
Lápices o portaminas
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Pletinas
Consisten en una única pieza de sección rectangular y relativamente delgada. Poseen
poca resistencia por sí solas, por lo que son usadas como refuerzos en piezas lineales que
lo requieran y para la elaboración de partes menores de perfiles complejos. Las platinas
metálicas se utilizan incluso en el refuerzo de estructuras de madera.
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Perfiles en "U"
Formados por 3 láminas unidas de forma que dos de ellas, paralelas entre sí, se unen a
una tercera en cada uno de sus laterales, con lo que toman la apariencia de aquella letra.
Proveen de estructuras ligeras y medianamente resistentes. También son usados con
frecuencia en carpintería metálica como base de los perfiles complejos, al permitir la
inserción de otras estructuras de muy diferentes formas, al ser una de las variedades que
mayor superficie útil deja libre para ello, manteniendo una ligereza apreciable. Se utilizan
también como principal componente de los cercos de puertas y ventanas metálicas.
Perfiles en "T"
Formados por dos láminas, una de ellas unida en perpendicular con la zona media de la
otra, con lo que semejan una letra T. Proveen una resistencia media para estructuras
ligeras, siendo este perfil en aluminio el más utilizado para realizar soportes para falsos
techos tipo "Amstrong", de manera que colocando el perfil en estructuras reticuladas, de
manera que la "T" quede invertida, se facilitan los apoyos para las planchas de escayola
que forman el mismo. Existen algunos perfiles especiales dentro de este grupo en los que
el brazo vertical se encuentra ligeramente descentrado respecto al otro.
Perfiles en "H"
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Formados por tres láminas colocadas de manera que el perfil semeja dicha letra. Proveen
de una elevada resistencia, pero a costa de un incremento de peso notable. Se usan muy
frecuentemente como base para la elaboración de perfiles complejos en los que se
necesite una resistencia relativamente elevada de la estructura principal.
Cuadradillos
Son perfiles de sección cuadrada o rectangular macizos (no son huecos). Son altamente
resistentes, pero presentan un peso superior que hace que en carpintería metálica sólo
sean empleados en caso de necesidad o como refuerzo de zonas que más tarde se verán
expuestas a elevados esfuerzos. También en este sector son empleados para la obtención
por corte, fresado y torneado de piezas macizas complejas.
Puertas
Las puertas son estructuras metálicas, de madera o de otros materiales que sirven para
facilitar la entrada y la salida de un recinto, permitiendo el control de acceso en los
denominados huecos de paso, que comunican el interior de un local con el exterior, o bien
dos locales entre sí. Las puertas son pues, elementos móviles y practicables, la inmensa
mayoría se realizan en madera, sobre todo en el caso de instalaciones interiores, si bien el
metal es el segundo material más empleado para su elaboración. En ciertos casos, el
trabajo se orientará más hacia el aspecto decorativo que al funcional, especialmente en los
trabajos destinados al sector doméstico, por lo que se necesitará un buen manejo de la
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forja. Cada día va tomando más importancia la carpintería metálica en este tipo de
trabajos, ya que se consigue ofertar un producto a precio competitivo y con una calidad
elevada.
Por lo general las puertas son elementos planos que encajan sobre el hueco de paso o
vano. Este ultimo suele ser rectangular y presentarse abierto desde el nivel del suelo o
muy próximo a éste, elevándose a una altura tal que facilite el paso de las personas u
objetos que se pretenda pasar a su través. La anchura responderá también a estos
requerimientos. El vano estará definido pues por cuatro planos que lo limitan: dos en los
laterales paralelos entre sí llamados jambas y dos horizontales, también paralelos entre sí,
de los que al superior se le llama dintel y umbral al inferior. Con fines decorativos
ocasionalmente se pueden exigir dinteles curvos.
- Uno fijo, con la misión de unir la puerta a la pared y sostener la parte móvil denominado
cerco o marco, normalmente empotrado en dos o más de los planos del vano mediante
rebajes denominados mochetas.
Si bien en la carpintería tradicional de madera es habitual que el cerco esté formado sólo
por tres piezas (las dos laterales y la superior), en la mayor parte de los casos metálicos se
instalan los cuatro (incluido el inferior), debido a que presentan un peso bastante mayor y
es necesaria una resistencia de la estructura bastante más elevada. Además la presencia
de todas las piezas permite la instalación de sistemas óptimos de aislamiento.
Al trabajar sobre aluminio se suelen fabricar los marcos a partir de perfiles en U de entre 4
y 10 cm de ancho (si bien en casos especiales puede ser necesario utilizar perfiles más
anchos), sobre los que se situarán los elementos adicionales que sean necesarios
(bisagras, pernos, junquillos, etc.). En puertas ligeras, los laterales se pueden fabricar a
partir de perfiles en L de entre 3 y 5 cm, si bien en este caso no se consigue un aislamiento
como el que se puede llegar a obtener con los anteriores.
- Uno móvil, plano y apoyado en el cerco llamado hoja. A su vez ésta suele estar formada
por una estructura que le proporciona la consistencia necesaria, llamada bastidor, formada
por largueros o travesaños, recubriéndose éste con planchas para tapar los huecos, ya sea
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total o parcialmente. En algunas puertas de madera se deja visible parte del bastidor con
fines ornamentales, lo cual no suele suceder a menudo en puertas de carpintería metálica.
En ésta, lo más habitual para evitar excesos de peso que hagan la puerta poco manejable,
es el cubrir el bastidor completamente al menos por la zona exterior, dejando la interior sin
cubrir (éste se tapará únicamente en caso de exigencias de seguridad o cuando su
aspecto no encaje con el del local). Al trabajar en aluminio o cerrajería, lo más común es
formar el bastidor a partir de tubo cuadrado o rectangular de 2-8 cm de lado, según la
resistencia que queramos que tenga la puerta, soldando los perfiles entre sí. Lo más
habitual es realizar el marco externo con los perfiles enteros soldados a 45° en las
esquinas, e ir añadiendo largueros y travesaños soldados en perpendicular. Las uniones a
los sistemas de giro elegidos se hacen también mediante soldadura, aunque si usamos
perfiles de pequeño tamaño, puede interesar el atornillado o el remachado para no
deformar la estructura. El marco se cubrirá, según las necesidades por una cara o por las
dos con chapas de entre 1 y 3 mm, soldadas o remachadas sobre el bastidor.
No existen unas medidas universales para las puertas, ya que cada fabricante adopta las
que cree más convenientes o las que mejor se adapten a los huecos a cubrir, si bien en el
caso de las puertas interiores o exteriores de viviendas, el ancho suele estar comprendido
entre los 62,5 y los 92,5 cm (siendo por lo general las puertas de paso interno algo más
estrechas que las que dan al exterior), de manera que si es necesario cubrir vanos más
anchos, se recurre a la instalación de puertas dobles. La altura más corriente ronda los
185-210 cm, siendo mayores sólo en casos especiales, como los accesos industriales o los
garajes.
Las puertas más demandadas por el ámbito doméstico en talleres de carpintería metálica
son:
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En la construcción de puertas metálicas, los materiales más empleados son los laminados
de hierro en frío y caliente, aceros y estructuras de aluminio, siendo una de las más
populares la lacada tipo Santec, muy llamativas y resistentes a las condiciones
meteorológicas adversas. Constan de una chapa doble, de al menos 1,5 mm de espesor,
entre las que se sitúa espuma de poliuretano de alta densidad no inflamable, de 20-30 mm
de espesor. Esta estructura llamada de sandwich, se suelda a los perfiles de aluminio que
conforman la estructura de las aristas, que es la encargada de dar la rigidez y resistencia
necesaria al conjunto. El acabado más frecuente es el lacado con polvo de poliéster en
distintos colores, y que es el que hace que la puerta sea resistente a las condiciones
atmosféricas adversas (principalmente a la humedad).
Las uniones en todo caso se harán si es posible, con soldadura eléctrica u otros sistemas
que generen poco calor, para evitar deformaciones de la estructura interna o manchas en
los materiales que quedarán vistos, siendo los remaches y tornillos, elementos esenciales
para la sujeción y las uniones en zonas no vistas, ya que en el resto de los casos, los
resultados no son muy estéticos y cuesta ocultarlos aún aplicando pinturas y lacas.
Además en este tipo de trabajos, sobre todo en las labores orientadas a exteriores, es
importante proteger las puertas contra los efectos de la corrosión, para reducir o incluso
eliminar posteriores trabajos de pintados periódicos o daños internos que pueden llegar a
hacer inútil la puerta. El sistema más popular es el galvanizado, en el que se aplica a la
puerta un baño de zinc fundido. El proceso práctico es el siguiente: primero se somete a la
puerta a un potente chorro de arena para eliminar el óxido y los cuerpos extraños que
pudiera presentar, tras lo que se introduce la puerta en un baño de ácido clorhídrico o
ácido sulfúrico, para eliminar las grasas y los restos de óxidos que hayan resistido al
tratamiento anterior. En la tercera fase se lava la pieza con tricloroetileno o con cloruro de
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Dado que no es un proceso que se pueda llevar a cabo en los talleres de carpintería
metálica habituales, suele resultar interesante adquirir las chapas galvanizadas a
proveedores especializados en este tipo de material.
Puerta traslúcida
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Puerta ciega
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Puertas abatibles
Las puertas abatibles son aquellas que pueden girar alrededor de una de sus aristas, en la
que se sujeta a la estructura fija. Las más corrientes, que podemos ver en casi todos sitios,
son las que giran sobre un eje vertical. Las que lo hacen sobre su arista superior se
denominan habitualmente basculantes, siendo sus aplicaciones principales las industriales
o de acceso a aparcamientos, ya que son más caras de construir y mantener, por lo que
sólo se aplican en casos en los que las dimensiones de la abertura de paso lo requieran.
Para las puertas abatibles verticales, se suelan aplicar dos métodos de facilitar el giro,
mediante bisagras-pernos o mediante pivotes.
Las bisagras son estructuras generalmente metálicas formadas por dos piezas planas
llamadas alas, que se articulan entre sí gracias a un pasador central cilíndrico que une los
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orificios alternados que cada ala posee. Una de las aletas va fijada al marco mientras que
la otra lo hace sobre la hoja. Las bisagras representan una forma de herraje permanente,
ya que para quitar la hoja hace falta destornillar aquella. Para facilitar la retirada de la hoja
de forma periódica (para su limpieza o mantenimiento), se utilizan los denominados pernos
en los cuales se puede quitar la hoja de la puerta sin necesidad de destornillar la unión.
Esto es posible ya que en el perno, el ala que va unida al marco va provista de un único
receptáculo cilíndrico, donde encaja el ala de la hoja mediante una espiga metálica, de
manera que la posición se mantiene por gravedad, y al elevar la hoja cuando la puerta se
encuentra abierta es posible retirar ésta del marco.
Dentro de cada tipo de puerta podremos encontrar distintos tipos de giros de apertura,
según desde qué lado haya que empujar para iniciar la apertura.
Habrá por tanto puertas a derechas, a izquierdas u oscilantes (se abren tanto a derechas
como a izquierdas).
- A la francesa: el marco esta constituido sólo por tres largueros; los dos laterales y el
superior, quedando por tanto el borde inferior de la hoja al ras del suelo. Son más
frecuentes en carpintería de madera. En la metálica son también utilizadas, pero con
menos frecuencia debido a que el peso suele ser mayor, y la estructura de sólo tres
largueros para el cerco es menos resistente.
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Este tipo de puertas son las que más demanda tienen en carpintería metálica.
Generalmente el cerco se construye a partir de perfiles en U de entre 3 y 6 cm, trabajados
de forma que aparte de encajar la hoja, permitan situar en su contorno junquillos de goma
o plástico para garantizar el aislamiento mientras permanezcan cerradas. Si las puertas
son de poco peso o espesor, se pueden utilizar también perfiles en L en la construcción del
cerco.
La hoja suele estar formada por un bastidor constituido por perfiles cuadrados o
rectangulares de entre 3 y 6 cm, sobre los que se aplican planchas, de manera que la
estructura resultante sea a la vez resistente y ligera. Para interiores el material más
recomendable es el aluminio, con tratamientos superficiales si se considera necesario.
Estas puertas suelen presentar pesos relativamente bajos, al ser las hojas de un tamaño
reducido (no más de 220 cm de alto y 110 cm de ancho), por lo que las uniones sobre
aluminio se realizan mediante tornillos y remaches, y sólo en muy raras ocasiones se
acude a la soldadura.
complejos y caros, mientras que los pivotes dentro de su sencillez son capaces de
asegurar el giro completo de la hoja.
A partir del sistema básico de la puerta pivotante se originan las llamadas puertas
giratorias, en las que dos o más hojas se disponen de forma simétrica y radial a lo largo de
un pivote único que las sostiene, lo cual permite el giro solidario de las hojas. Estas puertas
se sitúan en el interior de una caja cilíndrica con dos aberturas en sus extremos que
definen las entradas. Debido a que este tipo de puertas se sitúan en zonas de mucho
tránsito, es necesario que presenten una resistencia elevada, de manera que es raro verlas
fabricadas en materiales no metálicos. Corno el conjunto resulta pesado y va apoyado
únicamente en el pivote central, conviene aplicar materiales ligeros corno el aluminio. La
estructura de fabricación es similar a la de las puertas batientes, en tubo cuadrado o
rectangular de entre 4 y 6 cm. El perfil central sobre el que se apoya la estructura es
conveniente que sea de cuadradillo macizo de una anchura superior al resto, para
garantizar que soporte el peso del resto de la puerta.
Este tipo de puertas gira sobre un eje horizontal paralelo al suelo, de manera que la
apertura se realiza por elevación de las hojas. En la actualidad existen dos modelos que
predominan en el mercado.
- Puertas basculantes de brazos: constan de una única hoja que se mueve accionada por
dos brazos articulados integrados en el dintel.
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Por regla general se realiza un bastidor (dos articulados mediante bisagras en el primer
tipo), mediante tubo simple cuadrado o rectangular de 4-8 cm según la superficie a cubrir.
La zona de los bordes será algo más ancha que la estructura interior, para garantizar la
rigidez del conjunto. Sobre este bastidor se sitúa una chapa de entre 2 y 5 mm de espesor
que cubra al bastidor, generalmente sólo por la parte externa de la puerta, ya que de
hacerlo en las dos caras se incrementaría innecesariamente el peso, lo que conlleva un
mayor esfuerzo a la hora de realizar la apertura o el cierre.
Las puertas abatibles dobles son aquellas que presentan dos hojas de giro sobre ejes
verticales opuestos, de manera que al cerrarse las puertas, las aristas libres coinciden. En
esa zona hay que situar un sistema que permita bloquear e inmovilizar las puertas (a no
ser que se necesite que el sistema sea oscilante), denominado habitualmente tapajuntas
central.
Salvo escasas excepciones, en el caso de puertas dobles las hojas son simétricas y se
abren a partir de la línea central. Se utilizan bien con fines decorativos o cuando la anchura
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del paso no hace práctica la instalación de puertas simples, ya que a mayor anchura se
ejerce una fuerza de tracción mayor sobre las uniones al cerco, con lo que cuando aquella
supera los 95-100 cm, se incrementa de forma notable la posibilidad de roturas o averías
del sistema de giro.
La estructura de este tipo de puertas cuando las realizamos en metal es muy similar a las
puertas abatibles simples, pero hay que incluir los sistemas de cierre. Como normalmente
sor utilizados perfiles huecos, resulta relativamente sencillo usar métodos de tipo pivote
que se deslicen por el interior del perfil batiente, encajando en el dintel y el umbral,
asegurando el cierre. También la instalación de cerraduras y cerrojos se facilita por la
presencia de huecos en el interior del perfil.
Puertas correderas
Consisten en una o más hojas, que para su apertura y cierre se deslizan horizontalmente
sobre su extremo inferior dentro de un raíl metálico, o bien se sitúan colgando de un raíl
por su arista superior, pudiendo desplazarse a lo largo del mismo. Tienen la ventaja
respecto a las puertas abatibles de necesitar un menor espacio para su maniobra
(denominado espacio muerto), si bien pueden requerir una mayor disponibilidad de
superficie en la pared donde van a ser instaladas y un mayor tiempo de mantenimiento.
Prácticamente todas las puertas correderas se fabrican en metal, especialmente en
aluminio, por razones de peso.
Es uno de los grupos de puertas en los que podemos encontrar una mayor variedad de
posibilidades, siendo las más empleadas las colgantes, bien descansadas en su parte
superior (denominadas suspendidas sin guía inferior) o bien descansadas en su base
(llamadas suspendidas con guía complementaria).
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que se desliza por el perfil seleccionado, el cual se encuentra sujeto a la pared o al dintel.
La pletina en doble escuadra está sujeta a la puerta mediante soldadura. Existe otro
sistema similar muy popular, pero en el que son dos ruedas paralelas las que se deslizan
por un perfil sujeto al dintel, con lo que se reduce la posibilidad de rotura del roller, al
disminuir la presión que cada una de las ruedas soporta.
Los métodos más empleados de sujeción inferior son rodillos o ruedas, que corren en el
interior de un perfil en U (de entre 3 y 6 cm de anchura, dependiendo del peso de la puerta
y del ancho del roller) y sobre los que descansa el cuerpo de la puerta. Tanto en la zona
superior como en la inferior, habrá que llevar a cabo un mantenimiento continuo, de forma
que los elementos móviles permanezcan bien lubricados y sin que aparezca óxido, que
puede llevar a averías graves del complejo, si bien existen sistemas autolubricantes en el
mercado que apenas necesitan ser revisados, pero que incrementan el coste de la
instalación.
Los fabricantes aplican diferentes motorizaciones en puertas de hasta 300 kg, puertas de
entre 300 y 600 kg y puertas de un peso máximo de 2.000 kilos. Respecto a la frecuencia
de uso clasifican y aplican motores de más potencia según sean puertas de 50 o menos
movimientos diarios, 50-100 movimientos al día o usos intensivos (más de 100
movimientos diarios).
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Incluso los accesorios para los motores serán diferentes dependiendo de las
características de la puerta. Por ejemplo las ruedas inferiores, las cuales serán de nailon,
acero inoxidable y con doble rodamiento para pesos de hasta 700 kg, mientras que si el
peso es superior dichas ruedas serán de delrin, acero inoxidable y con doble rodamiento
grande.
Sea cual sea el sistema elegido, las chapas se colocan en sentido vertical y los refuerzos
tubulares del armazón en sentido horizontal, aunque se puede modificar esta orientación
dependiendo de las dimensiones de la puerta.
Debido al peso final del conjunto, el sistema de apertura ha de ser motorizado, necesitando
habitualmente sistemas que puedan mover sin dificultad pesos de hasta 2.000 kg.
En este tipo de estructuras hay que asegurar una buena protección contra la corrosión y la
oxidación, siendo el sistema más utilizado la aplicación de una capa de minio de plomo,
siempre y cuando tengamos en cuanta que con este producto, si el oxígeno tiene acceso a
un sólo punto de metal no recubierto, se producirá una oxidación por debajo de la capa de
minio. También se pueden aplicar otros productos como el minio de cinc y sus variantes,
antioxidantes, esmaltes, clorocauchos, epoxis, etc., teniendo en cuenta en cada uno de
ellos las recomendaciones y precauciones de aplicación, para obtener una mayor
durabilidad del producto en sí y del elemento a proteger.
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Han de ser lo suficientemente amplias como para que el pasamano corra con facilidad a su
largo, siendo conveniente que sea de un mayor espesor que el resto, ya que es la zona
que está sometida a un mayor desgaste mecánico.
En la práctica, todas las uniones entre los componentes de este tipo de puertas se realizan
por medio de remaches y tornillos, no siendo nada frecuentes las uniones por soldadura.
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para aumentar la vida útil de la puerta, conviene llevar a cabo un engrasado periódico de
las juntas.
En la actualidad existen una serie de normas que afectan a este tipo de puertas, de
obligado cumplimiento en muchos países, por la posibilidad de ocurrencia de accidentes en
su manejo o por manipulación de terceras personas. Dichas normas, generalizadas, son
las siguientes:
Los perfiles verticales han de tener una longitud mínima de 1 metro, y estar unidos entre sí
al menos en tres zonas: dos a 10 cm de los extremos Y el otro en el centro, añadiéndose
más en posiciones intermedias, si la longitud de los perfiles 10 requiriera, de forma que si
la altura de la puerta es mayor de 2,5 metros, es obligatorio sustituir la unión del centro por
dos equidistantes de los extremos.
Por cada cuatro perfiles verticales, al menos uno de ellos irá provisto de una
rueda, colocada en su parte superior o inferior, para facilitar el desplazamiento
por la guía.
Las guías horizontales estarán fijadas a una zona estable de obra mediante
perforaciones.
Puertas enrollables
Este tipo de puertas suelen estar dirigidas a la industria, especialmente a comercios. Sus
máximos representantes, son las puertas metálicas de seguridad para la protección y
cierre de escaparates.
Dentro de las puertas enrollables diferenciaremos entre las ciegas que son las que una vez
están cerradas no permiten ver el interior y las de celosía, que si lo permiten, siendo éstas
últimas las más usadas en comercios, ya que a la vez que protegen y dejan cerrado el
local en las horas de cierre, permiten al público ver lo que se expone en los escaparates.
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Una de las variedades de este tipo de puertas, son las puertas articuladas, que siendo
enrollables están formadas por listones metálicos, abiertos o no, que dan a la estructura
una mayor resistencia.
Otra variante son las puertas enrollables metálicas mixtas, en las que una parte
(generalmente la inferior) es ciega, mientras que otra presenta celosía.
Son especialmente recomendables para locales en los que es necesario mantener una
ventilación continuada, incluso mientras permanecen cerrados, como garajes, talleres o
lugares en los que se producen malos olores.
Muelles para subir y bajar las puertas, dotadas de poleas de acero para
tensarlos.
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Ventanas
Ventanas son los huecos que se generan en las paredes de una estancia, realizados a una
cierta altura sobre el nivel del suelo, abiertas normalmente hacia el exterior. Por regla
general las ventanas no presentan variaciones apreciables, en cuanto a los procedimientos
constructivos se refiere, con las puertas, si bien funcional mente la diferencia consiste en
que las ventanas no están diseñadas para el paso de personas o materiales (aunque
algunas se construyen para facilitar el paso de mercancías de pequeño tamaño). Constan
como éstas de un marco o bastidor encajado en el hueco de la pared y unido de forma
firme al mismo, sobre el que se montará la parte móvil de la ventana.
Como en el caso de las puertas, las dos laterales se denominan jambas y la superior dintel,
pero la inferior en este caso se llama alfeizar. En los últimos tiempos han aparecido
muchos modelos de ventanas con formas no rectangulares, lo cual no venía siendo lo
habitual, tendencia facilitada por la utilización de metales en los que resulta fácil dar formas
curvas (especialmente el aluminio).
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- Permitir el paso de la luz y/o el aire y controlado dentro de un cierto margen. Para cumplir
con esta misión las ventanas suelen estar compuestas en una gran proporción de su
superficie por materiales trasparentes o traslúcidos como el cristal o el vidrio, y permitir un
cierto movimiento dentro de sus posiciones para realizar su apertura y cierre (si bien por
necesidades puntuales se pueden montar ventanas fijas o ciegas, que no permiten su
apertura).
Las ventanas metálicas, al conseguir una buena resistencia con perfiles relativamente
estrechos, consiguen mejorar la proporción entre elementos transparentes y opacos,
resultando unas estructuras que proporcionan una mayor ventilación y luminosidad.
- Impedir el paso de temperaturas extremas o de humedad. Para ello las juntas han de ser
estancas cuando la ventana permanece cerrada. En zonas de climas extremos este
requerimiento puede hacer que el aislamiento sea la parte más importante a la hora de
diseñar e instalar las ventanas. Además generalmente se les exige también un
determinado nivel de aislamiento respecto al ruido procedente del exterior, sobre todo en
zonas urbanas en los que los niveles acústicos son más elevados. La utilización en
carpintería metálica de perfiles suplementados con junquillos plásticos o de goma u otro
tipo de sellantes, permiten realizar trabajos con muy buenos índices de aislamiento,
mejores que en materiales tradicionales, ya que aunque el metal tiene un bajo coeficiente
de aislamiento, el trabajar con perfiles huecos permite incluir en el interior materiales como
poliplásticos o fibra de vidrio que son excepcionales en sus cualidades aislantes.
Si bien existen en el mercado una gran variedad de ventanas, más o menos complejas, las
piezas constitutivas de estas son:
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Además contiene pletinas algo más anchas que las mencionadas al hablar del
bastidor para asegurar el perfecto encajado y cierre de la hoja.
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Peinazos: Son los perfiles que se colocan para dividir zonas acristaladas, y
por tanto de menor consistencia que los travesaños de imposta.
Junquillos: son los elementos utilizados para mantener fijo el cristal sobre su
bastidor.
En cada caso no obstante, encontraremos modelos de ventanas en los que uno o más de
estos elementos no estén presentes.
- Ventanas abatibles: son aquellas que para abrirse giran sobre un eje fijo (que puede ser
vertical ti horizontal) en el marco. Dentro de ellas destacan las articuladas por medio de
bisagras-pernos, que son las más extendidas y tradicionales y las construidas sobre cajas
pivotadas. La diferencia fundamental entre ellas, como veremos más adelante es la
situación del eje de giro.
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- Ventanas correderas: son las que, para su apertura y cierre se deslizan por guías. Si
éstas son móviles y permiten a la ventana desplazarse del plano del marco se denominan
deslizables, mientras que si el plano de la ventana se mantiene fijo se llaman correderas
estrictas.
Cálculos previos
Los perfiles metálicos con los que se construye una ventana deben cumplir siempre con
una serie de características, especialmente las referentes a la resistencia mecánica y al
aislamiento tanto térmico como acústico que proveen.
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Respecto al aislamiento térmico hay que tener en cuenta que el conjunto tendrá la
eficiencia de la media ponderada de los componentes del mismo, por lo que dependiendo
del clima con que nos situemos, habrá que desechar unos materiales y tener en cuanta
otros. Los que presenten un alto valor de la conductividad térmica no serán de aplicación
de manera independiente para climas extremos, ya que presentarán un bajo aislamiento.
Entre los materiales más utilizados en las estructuras de carpintería metálica y los que
rodean las mismas, junto con sus coeficientes de aislamiento son (expresados en
Kcal/m2hºC):
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Con relación al aislamiento acústico hay que tener en cuenta que la presencia de huecos o
aberturas producen una disminución inmediata de la atenuación generada por la fachada
en sí, por lo que ésta dependerá del material menos aislante frente al ruido, o de la
proporción de aberturas presentes en cada momento.
Como orientación hay que tener en cuenta que los niveles de ruidos exteriores más
habituales se encuentran en los rangos siguientes: Cantidades que hay que comparar con
los niveles deseables para un confort adecuado:
Teniendo pues en cuenta el nivel exterior de ruidos y el deseable para el local en el que se
tenga que realizar el montaje, se elegirá el material más adecuado, que en los casos más
normales de ventanas con cristal (que es relativamente poco aislante frente al ruido)
presentarán unos niveles de atenuación del siguiente orden:
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Dada la poca relación de superficie que ocupan los elementos metálicos en la mayoría de
las ventanas, no se considera su influencia en el resultado final.
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Ventanas abatibles
Son las más extendidas. Se diferencian en que el sistema de apertura y cierre se basan en
el giro de la hoja sobre un eje vertical u horizontal. Pueden ser practicables hacia el interior
o hacia el exterior de la estancia, según se abran hacia dentro o hacia fuera de ésta.
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Las más normales son las ventanas abatibles a la francesa que, como en el caso de las
puertas de este nombre giran sobre ejes verticales, efectuándose la articulación por medio
de bisagras o pernos. Corno en aquellas, pueden constar de una o dos hojas (caso en el
que habrá que contar bien con un montante central, o con un sistema que permita realizar
el cierre de forma efectiva). En estos modelos se genera un ángulo muerto bastante amplio
en el que no debe haber ningún tipo de obstáculo, ya que de ser así, la apertura no podría
llevarse a cabo de forma completa.
Existen también modelos pivotantes, tanto a partir de la base corno a media altura, con lo
que se reduce en parte el ángulo muerto que requieren para su apertura. Una variedad que
va tornando cierta importancia últimamente son las ventanas tipo sueco, obtenidas a partir
de una ventana que pivota vertical u horizontalmente sobre un eje situado en el centro del
marco, dotándosela de doble acristalamiento (para aumentar el aislamiento
térmicoacústico) y de una persiana veneciana en el interior.
En el caso de que el giro se realice a partir de uno de los laterales horizontales del marco,
se denominan a las ventanas abatibles (si se apoyan sobre el eje inferior para realizar el
giro), hables o de visera si lo hacen sobre el superior, si bien en muchos lugares, se
refieren a ambas como abatibles.
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En el caso de las ventanas izables, éstas deben contar con un sistema de sujeción
también, pero esta vez para evitar que se cierren por sí solas. En carpintería metálica las
ventanas abatibles son uno de los trabajos más frecuentes a realizar. En los modelos a la
francesa encontramos ventanas fabricadas en aluminio y en hierro forjado, ya que suelen
ser de unas dimensiones que raramente sobrepasan los 150 cm de ancho y los 200 cm de
alto, por lo que el peso del conjunto puede ser soportado sin dificultad por los elementos de
anclaje. En caso de vanos más amplios, se recurre a panelar el hueco (es decir cubrirlo
con dos o más hojas independientes) o bien a aplicar modelos de otros tipos, como los de
corredera, más apropiados para vanos de gran tamaño.
Ventanas correderas
Como en el caso de las puertas correderas, las ventanas de este tipo basan su sistema de
apertura y cierre con el desplazamiento de las hojas manteniéndose dentro del cerco.
Según la dirección de este desplazamiento, se clasifican en:
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modelos se cuenta para esta misión y para facilitar la apertura o el cierre, con un sistema
de cables y poleas asistidos en ocasiones con contrapesos.
Generalmente las hojas de las ventanas de guillotina son dos, una situada en la zona
superior y otra en la inferior, de forma que sólo una de ellas, indistintamente, es móvil, si
bien actualmente están apareciendo modelos en los que es posible desplazar ambas,
denominándose a estas ventanas "de funcionamiento opuesto".
En todo caso los perfiles de aluminio son los más adecuados para este tipo de ventanas,
tanto por su resistencia y ligereza como por permitir un desplazamiento continuo y suave
sin necesidad de un mantenimiento continuado, lo cual requerirían por ejemplo, las
estructuras de hierro o las de madera.
Para garantizar la estanqueidad del conjunto será necesario situar junquillos en las juntas,
ya que de otra forma la unión hoja-cerco sería excesivamente permeable a fluidos. Los
sistemas de desagüe son similares a los utilizados en puertas.
Estas ventanas se van imponiendo cada día más tanto en el ámbito doméstico como
industrial al representar la supresión de los ángulos muertos de apertura una gran ventaja
por el ahorro de espacio que suponen. Además son fáciles de instalar y de manejar.
Otro tipo de ventanas
Debido a razones prácticas o decorativas, y gracias a la capacidad de la carpintería
metálica para producir estructuras complejas a partir de elementos simples con suma
facilidad y economía, han surgido diversos tipos de ventanas que no se pueden catalogar
estrictamente en ninguno de los apartados anteriores, pero que pueden tener gran
importancia en talleres enfocados a satisfacer necesidades concretas.
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Módulo 3
Módulo 3 - Paño fijo con travesaño, Ventana rebatible
Módulo 4
Módulo 5
Módulo 6
Módulo 7
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Módulo 8
Módulo 9
Módulo 9 – Mampara de baño.
Video practico que explica paso por paso y detalladamente cómo se coloca una mampara de baño.
Módulo 10
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manijas, etc.
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Introducción
Es habitual encontrar naves industriales basadas en pórticos metálicos (normalmente de
acero), obtenidos a partir de perfiles normalizados adaptados en su tamaño a los esfuerzos
a soportar. Dichos pórticos constan de pilares anclados o apoyados en bases firmes, sobre
los que se sitúan estructuras de soporte denominadas cerchas. La sucesión de dos o más
pórticos iguales, unidos por vigas o perfiles llamados correas, generan la estructura
primaria del edificio.
La altura del pórtico puede ser de hasta 20 metros (si bien hay que adoptar en casos de
alturas superiores a los 6 metros, medidas encaminadas a reforzar la estructura), pudiendo
cubrir anchuras de hasta 7,5 metros (si es necesaria una mayor anchura habría que
recurrir a pórticos múltiples).
Si bien se pueden utilizar una gran variedad de perfiles en la constitución de pórticos, los
más empleados son:
En todos los casos el espesor del perfil ha de ser de al menos 1/15 de la anchura. Sobre la
estructura básica se podrán aportar las variaciones que creamos convenientes, en vistas a
la posterior colocación de los cerramientos y mamparas que completen la edificación. Una
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de las soluciones actuales más populares son las celosías reticuladas, en las que tanto las
cerchas como las correas en vez de ser simples, son estructuras complejas en forma de
malla y que con posterioridad, se utilizarán como soporte de otras estructuras más ligeras.
Esta práctica ha dado también lugar a estructuras totalmente reticuladas, en las que se
prescinde de pilares y se deja todo el peso de la construcción sobre instalaciones de este
tipo. De este modo las cargas quedan más uniformemente repartidas y se pueden utilizar
perfiles de menor tamaño pero en mayor número, lo cual da una cierta elegancia a la
construcción. Las uniones entre los perfiles se hacen basándose en sistemas llamados
nudos que son capaces de unir en un solo punto más de dos perfiles (hay modelos que
agrupan hasta 12). Consisten en esferas rígidas con orificios en los que se embuten los
perfiles concurrentes, presentando tamaños de entre 50 y 340 mm de diámetro.
En este tipo de estructuras metálicas son muy utilizados, además de los ya mencionados,
los perfiles en tubo circular (de entre 5 y 30 cm de diámetro).
Las uniones barras / nudos se hacen mediante tornillería o sistemas específicos de unión
(pasadores automáticos), lo cual facilita tanto el montaje como la sustitución de barras
dañadas en su caso.
Una vez calculada la estructura y preparados los elementos necesarios en sus medidas y
cantidades adecuadas, se realiza el montaje en el suelo de la obra, izándose y
encajándose sobre los soportes preparados a tal efecto para la estructura completa.
Posteriormente se cubrirá ésta según se haya solicitado y se procederá al acabado interior.
Mámparas y cerramientos
Los cerramientos son elementos superficiales encargados de tapar los huecos dejados por
estructuras de soporte, de manera que provean de un aislamiento más o menos acusado
frente a las condiciones ambientales del exterior. Normalmente se denominan como tales a
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los paneles de cierre que dan al exterior, mientras que las mamparas hacen referencia a
los que delimitan estancias internas.
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Son conocidas también como fachadas ligeras, si bien su empleo en fachas exteriores esta
limitado, ya que el grupo engloba estructuras ligeras de pesos inferiores a 100 Kg/m2, y
que por tanto en muchos lugares son insuficientes por su nivel aislante y su menor
resistencia. En ningún caso pueden formar parte de la estructura de soporte del edificio.
Paneles: cuando se las encaja totalmente sobre una estructura de soporte del
edificio.
En todos los casos nos encontramos con una estructura formada por una capa fina de
material aislante (fibra de vidrio, lana de roca, fibra de madera, corcho o poliplásticos) de
entre 0,2 y 5 cm, con los dos laterales cubiertos de chapa de entre 0,2 y 5 mm
(generalmente aluminio) y sin estructuras internas de soporte. La rigidez se asegura
mediante la instalación de un cuadro basándose en perfiles en U, orientados hacia el
interior, en los que se encaja el panel. Para montar paneles contiguos se usan perfiles de
aluminio ligero en H.
En algunos casos en los que no se exige a la mampara un alto grado de aislamiento (caso
de interiores con control de temperatura), la capa interior se puede constituir con
materiales baratos que sólo den un poco de rigidez al conjunto, como paneles de cartón en
nido de abeja, o incluso eliminarlos totalmente, dejando únicamente una chapa metálica
soportada por el cuadro.
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Travesaño y Montante
Las desventajas que presentan son su menor resistencia a las presiones perpendiculares,
lo cual no debería ser problema en las mamparas de interior, además de las dilataciones
que pueden sufrir los elementos metálicos (que en climas o locales con unas variaciones
térmicas acusadas pueden llegar a 1 mm/m) y que en el caso de las mamparas producen
deformaciones en la superficie. Hay que garantizar también la perfecta estanqueidad del
conjunto de la mampara, ya que la entrada de agua en la estructura interna puede dar
lugar a pudriciones del material aislante, con la pérdida de sus propiedades o incluso a
roturas por la pérdida de rigidez.
erramientos
La estructura normal del cerramiento metálico consiste en una capa de material aislante
(fibra de vidrio o poliplásticos la mayor parte de las veces) denominada alma, de entre 0,5
y 10 cm de grosor, limitados en sus dos laterales por chapas metálicas de aluminio, latón u
otro material ligero y resistente.
Las chapas más empleadas presentan un grosor de entre 0,6 y 10 mm, pudiendo tener
diversas presentaciones (lisas, corrugadas, biseladas, etc).
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Para elementos en los que se pretenda conseguir una resistencia superior, el cerramiento
se construye alrededor de un bastidor reticular de láminas horizontales y barras verticales
de acero, alrededor de las que se sitúa el aislante, recubriendo en chapa como en el caso
anterior.
Además de las chapas que forman el cuerpo principal del cerramiento habrá que contar
con una serie de elementos de remate para garantizar un acabado perfecto de la obra y
una adecuada adaptación a las formas y circunstancias de la fachada a cerrar (baberos,
coronas, sombreretes, angulares, apoyos, etc.).
Son paneles que presentan una gran rigidez y resistencia, siendo, para superficies no muy
amplias autoportantes (es decir, no necesitan estructuras adicionales para mantenerse en
su sitio). Además presentan una buena estanqueidad (tanto al aire como al agua y al
sonido), son ignífugos, fáciles de limpiar y poco reactivos (por lo que resisten bien la
corrosión), ya que normalmente se les somete a tratamientos físicos y químicos previos.
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Además podemos contar con una gran variedad de paneles curvos prefabricados,
destinados a la realización de remates, además de proveer de cumbreras (remates
superiores del cerramiento), canalones y bajantes (para la evacuación del agua de lluvia),
etc.
Escaleras y barandillas
Las escaleras son estructuras estáticas en un edificio, cuya misión es facilitar el acceso a
las personas a las diferentes plantas o alturas del mismo. Se componen de las siguientes
partes:
Peldaños: son cada una de las partes de un tramo de escalera sobre las que
se apoya el pie para subir o bajar por ella. Esta a su vez formado por un plano
horizontal denominado huella y un plano vertical llamado contrahuella o tabica.
En muchas escaleras metálicas este plano se deja al descubierto para reducir
peso. La huella de un peldaño debe oscilar entre los 25 y los 30 cm para que
pueda apoyarse el pie por completo, si bien en ocasiones y por problemas de
espacio se hacen más reducidos. Longitudes mayores pueden generar
dificultad a la hora de subir o bajar por la escalera, al hacer precisas zancadas
más largas. Se denomina línea de huellas a la recta que une los puntos
medios del borde de los peldaños, siendo ésta la que se utiliza para dar los
datos de pendiente y longitud del recorrido.
Cuando alguno de los rellanos coincida con zonas en las que hay accesos a
otras dependencias hay que tener en cuanta que, si hay puertas, éstas no
deben obstaculizar en ningún momento el tránsito por las escaleras.
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En el caso de que éste pueda llegar a ser muy elevado, habrá que realizar la
obra de modo que existan escaleras independientes para la subida y la
bajada.
Las escaleras de un sólo tramo son las más sencillas, estando formadas por una sucesión
continua de peldaños, de manera que el arranque y el desembarco están en el mismo
sentido y dirección. Si la altura a salvar es grande es conveniente colocar rellanos
intermedios, si bien con ello se prolonga la distancia entre el arranque y el desembarco. A
partir de este modelo básico y combinando tramos rectos, giros y rellanos, se pueden
realizar escaleras de múltiples formas y alturas.
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Si bien el objetivo principal continúa siendo, por motivos económicos, el cumplir unos
plazos y unos costos de ejecución, las características de seguridad y la normalización van
ganando importancia en el sector. Además se ha de hacer un cálculo muy exhaustivo de
las formas y materiales a emplear para adaptarse a los espacios disponibles y maximizar
las superficies hábiles habitables.
Están formadas por una estructura a base de perfiles laminados (canales y ángulos), sobre
la que se disponen los tramos y rellanos. La estructura se puede apoyar bien directamente
sobre la obra del edificio, o sobre pilares independientes. Los materiales más empleados
para la formación de los descansillos son planchas metálicas estriadas para evitar los
deslizamientos o rejillas que dejan pasar el agua y la luz. Las barandillas y pasamanos se
realizan preferentemente con laminados en frío.
Será necesario también situadas correctamente con respecto a los accesos al exterior del
edificio, disponer de espacios suficientes para el arranque y el desembarco, y ofrecer un
nivel adecuado de seguridad. Habrá que prever un sistema de iluminación, ya sea natural o
artificial, ya que es otro de los puntos que inciden sobre el nivel de seguridad. Dado que en
casos de emergencia las escaleras son las principales vías de evacuación en edificios de
dos o más plantas, el diseño debe cumplir estrictamente con las normas y ordenanzas
establecidas en cada región, tanto en lo referente a accesos y localización como en cuanto
a la resistencia y a la estabilidad.
Hay muy diversos tipos de escaleras, dependiendo de su situación y uso, pero en un gran
porcentaje de ellas las estructuras metálicas juegan un papel muy importante, ya que en
todo caso se necesita un apoyo firme sobre el que situar los peldaños. Las escaleras más
básicas están hechas a partir del apilamiento de bloques de piedra, pero cuando se
quieren realizar estructuras más ligeras y menos voluminosas, el empleo de perfiles
metálicos permite alcanzar estos objetivos sin necesidad de encarecer el proyecto.
No son infrecuentes las escaleras en las que toda la estructura de soporte está constituida
por perfiles metálicos (se emplean sobre todo perfiles tipo U, H, Y cuadradillo de entre 7 y
20 cm de lado según el peso y la longitud de los tramos), recubiertos o no, sobre los que
se sitúan los peldaños en otros materiales.
Cuando toda la estructura es metálica el material más empleado para la elaboración de los
peldaños es el hierro, por su mayor resistencia a la fricción (el aluminio, por ejemplo, se
ralla y desluce enseguida) y su fácil mantenimiento. El uso de planchas de entre 3 y 10 mm
de espesor, estriadas, perforadas o de rejillas, está muy extendido, sobre todo en edificios
comerciales e industriales en los que los peldaños se ven sometidos a esfuerzos
continuados.
Bajo cada uno de los peldaños se ha de situar un sistema de unión a las vigas de la
estructura principal, elaboradas en perfiles simples (normalmente en L o en tubo cuadrado
o rectangular de 2-7 cm de lado), formando triángulos en función de las dimensiones de la
huella y la altura del peldaño y de la inclinación del plano de sujeción.
Las barandillas son los elementos de protección que se sitúan en las escaleras a un lado o
a ambos, según la escalera esté apoyada o no sobre una pared, y que además poseen un
valor decorativo y de ayuda en la subida y bajada, al servir como apoyo. Las barandillas
tienen una gran importancia en el conjunto de la escalera ya que además de su utilidad
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Las barandillas están formadas por dos elementos: una estructura vertical, generalmente
fabricada basándose en barrotes que forman un entramado de protección y una pieza
paralela al plano inclinado de la escalera denominado pasamanos situado sobre el
entramado anterior. En las ocasiones en las que uno de los laterales de la escalera se
apoya sobre una pared, el entramado vertical se hace innecesario, por lo que sólo se
coloca un pasamanos atornillado a la pared y a la altura adecuada. Los materiales para la
construcción de barandillas son muy variados, además de poderse combinar entre sí para
lograr un mayor efecto decorativo. Los materiales más empleados son la madera y el metal
(especialmente hierro forjado y aluminio).
Como regla general las barandillas se sitúan a una altura del suelo de entre 90 y 110 cm
de los peldaños de su base, si bien en casos muy especiales esta altura se puede
modificar (por ejemplo escaleras en escuelas u hospitales, donde se sitúan un poco más
abajo).
Los pasamanos metálicos en la mayor parte de los casos se elaboran a partir de tubo
cuadrado o rectangular de entre 3 y 8 cm de anchura y 1-2 mm de espesor, ya que no es
necesario que soporten cargas elevadas, y es la estructura la que les da rigidez.
Ocasionalmente se pueden recubrir con materiales plásticos. Existen asimismo barandillas
decorativas en hierro fundido, normalmente con elementos labrados a lo largo de los
barrotes o rejillas de formas caprichosas.
Para realizar el diseño previo de una escalera, hemos de medir y determinar los siguientes
datos:
La altura entre pisos que ha de cubrir la escalera, medida entre los niveles del
suelo de cada uno de ellos.
El uso final que se le va a dar, para poder tener en cuenta las cargas máximas
que va a soportar (paso de personas, mercancías, etc.).
Una vez conocidos todos los datos necesarios, se elabora un trazado en planta, en el que
se ha de calcular también el número de peldaños y sus dimensiones. La longitud de cada
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Las lamas están constituidas por pletinas de aluminio de 6-10 cm de anchura y 2-4
mm de espesor. La longitud de las lamas empleadas depende de las características
climáticas de la zona, especialmente las referentes al viento, de manera que en
zonas ventosas la longitud máxima de las mismas, para evitar que se deterioren, es
de 100-120 cm.
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Paneles ciegos: son estructuras metálicas sin aberturas de ningún tipo por lo
que no dejan entrar ni luz ni aire. Pueden presentar su superficie lisa o
grabada.
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Generalmente se trabaja para este fin con chapas de 2,5 x 7,5 metros de anchura y
longitud y 2-12 mm de espesor, tanto en aluminio como en acero galvanizado, acero
inoxidable o latón.
Las chapas de superficie grabada tienen el mismo objeto que las lisas, si bien su
carácter decorativo es más marcado. En ellas es frecuente encontrar en su
composición material el acero esmaltado al fuego y el aluminio fundido, que dan
más espectacularidad al conjunto.
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En el caso de los toldos fijos, el soporte se realiza en perfiles metálicos en tubo cuadrado,
rectangular o. cilíndrico de al menos 5 cm de anchura, formando una estructura en forma
de caja que se ancla a la pared. Sobre ella se colocará el material destinado a proveer de
sombra. Dado que estas estructuras no se pliegan, se puede realizar el tapado mediante
chapa metálica ligera (de 0,3-1 mm de espesor), con 10 que obtendremos toldos más
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resistentes que los de tela. Para obtener un componente decorativo, se puede lacar o
pintar la chapa en diversos colores.
Cuando los toldos son plegables, la cubierta es casi en la totalidad de los casos de tela o
plástico, quedando el uso de perfiles metálicos reservado a la estructura portante. Esta se
realiza mediante perfiles de tubo cuadrado o rectangular, articulados en uno o más puntos,
de manera que, mediante sistemas manuales o mecánicos se puedan retraer en los
momentos en los que el toldo no es necesario.
- Persianas: son los sistemas de regulación de luz y aire más extendidos. Se sitúan delante
de las superficies acristaladas. Existe una gran diversidad de persianas disponibles, de las
cuales las más importantes son:
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La unión entre lamas se lleva normalmente a cabo por flejes o cadenillas, ya que requieren
una gran flexibilidad para permitir el enrollamiento. Para realizar éste se suele recurrir en la
mayor parte de los casos a un sistema de cinta que se maneja manualmente o mediante
un manubrio, si bien existen modelos más caros de accionamiento eléctrico (pudiendo
integrarse incluso sistemas automáticos).
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Bastidor: es el cuadro que sirve como soporte y guía de las lamas cuando
están totalmente extendidas y durante su subida o bajada. Dado que no
soportan carga alguna, son de sencilla construcción, constando habitualmente
de perfiles de aluminio en U sobre cuyo interior se deslizan los cantos de las
lamas. Es normal colocar estas guías mediante soldadura o más
frecuentemente unidas por remaches y tornillos al cerco de las ventanas sobre
las que actúa la persiana.
Las marquesinas más sencillas constan de una serie de elementos verticales de apoyo,
realizados en tubo de acero o aluminio de entre 6 y 15 cm de diámetro, generalmente
circulares, sobre los que se apoyan (bien soldados, remachados o atornillados)
protecciones laterales de cristal o chapa y una cubierta ligera metálica. Los primeros son
los que proveen de protección frente al viento, mientras que las cubiertas protegen de los
rayos solares y la lluvia.
Dependiendo del uso al que estén destinadas se las dotará de las medidas
correspondientes. En caso de protección para zonas de aparcamiento individuales las
dimensiones mínimas son 1,5 m de anchura, 2 m de longitud y 1,8 m de altura. En este
caso sólo en raras ocasiones se colocan paneles de protección lateral.
Para zonas de descanso o espera de peatones las medidas mínimas son de 0,90 m de
anchura, 2 m de longitud y 2 m de altura.
Transporte, acristalamiento y técnicas de acabado
El embalaje y el transporte del material utilizado en carpintería metálica es una actividad
que requiere toda la atención y precaución por parte del comerciante o el encargado del
taller. Durante el embalaje y el transporte, se producen los mayores índices de
siniestralidad de este tipo de materiales, ya que son susceptibles de alteraciones debido a
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Es por tanto necesario que el profesional se preocupe de que los materiales sean
descargados según las reglas y normas del oficio, en concreto, el material que vaya a
formar parte de construcciones con cierta envergadura, como por ejemplo invernaderos o
edificios altos, en los que un daño pequeño puede dar lugar con posterioridad a graves
desperfectos de la estructura.
Las piezas metálicas como las ventanas y las puertas de tamaños estándar o
relativamente pequeñas, suelen ser transportadas mediante vehículos especializados,
equipados con soportes o paneles en donde irán colocadas las piezas de forma vertical y
ordenada, ajustadas con cables de sujeción, hembrillas, y otros métodos de sujeción, y
protegidas adecuadamente.
En este tipo de transporte, se colocan las piezas más pequeñas embaladas en cajas
(normalmente de cartón o poliuretano), con divisores para llevar varias piezas a la vez, y
transportarlas en posición vertical. Cuando se trata de estructuras constituidas por varias
piezas, conviene envolver cada una de ellas por separado (para evitar que se rocen unas a
otras), aunque deben guardarse todas juntas en una misma caja para facilitar su
localización y agilizar el montaje.
En estos casos las cajas deben estar marcadas con etiquetas de "material frágil" con
símbolos internacionales bien visibles, y señalando especialmente la tapa y lados
verticales con flechas indicando hacia arriba, para mantener en todo momento una
posición adecuada. Actualmente el mercado ofrece embalajes normalizados especiales
para cristales, fabricados basándose en cartón o de plástico rígido, cuya finalidad es
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proteger tanto las piezas de este material como los marcos porta-cristales metálicos
durante el transporte.
Los camiones donde se transporten este tipo de materiales, sobre todo cuando se incluyen
piezas de cristal, deben contar con sistemas especiales de amortiguación, para minimizar
las vibraciones que se generan con el movimiento por carretera. En todos los casos se
recomienda que los cambios entre vehículos durante el transporte sean los mínimos, ya
que la manipulación constante aumenta los riesgos de daños.
En cuanto a las piezas de mayores dimensiones, como las destinadas a obras de gran
envergadura, es necesario contratar los servicios de una compañía de embalaje y
transporte especializada y que ofrezca una demostrada experiencia, incluyendo servicios
como embalajes resistentes al tráfico marítimo, en el caso de materiales con destinos
intercontinentales. Estas empresas disponen de los recursos adecuados para asegurar el
transporte de estos materiales.
Las piezas son cargadas en sus embalajes específicos, dentro de contenedores (de entre
6,50 y 15 metros de largo), de techo abierto, colocados en cajas de tipo flat-bed, o bien en
camiones.
Los contenedores son descargados en los sitios más adecuados, siendo transportados en
todo momento mediante grúas, que fácilmente pueden salvar distancias de 14 metros con
una carga de 1,5 toneladas. Gracias a estas grúas, el personal especializado puede
descargar y trabajar con seguridad, incluso en condiciones difíciles y en lugares
inadecuados.
Independientemente del tipo de transporte que se realice, y del tamaño del material, es
conveniente que las entregas a la obra se efectúen pocos días antes o incluso el mismo
día en que se empiece su trabajo de colocación, de esta forma el material no causara
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estorbos, y no se verá sometido a los efectos del clima ni a golpes por movimientos a su
alrededor.
Asimismo, en el caso especial de los cristales, estos deberán quedar colocados lo más
cerca posible del lugar en donde posteriormente estará su colocación definitiva, de nuevo
para minimizar en lo posible su manipulación.
El proveedor es responsable del cristal hasta que se encuentra junto al marco. Allí es
colocado sobre bloques especiales de espuma de caucho (poliestireno), que evitarán que
el cristal se hunda en el barro, se quiebre o se ensucie. A partir de ese momento y hasta la
finalización de la obra, será entera responsabilidad del encargado de su montaje.
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Las micropilas pueden tener su origen en el metal o en el electrolito, siendo en cada caso
provocadas por varios motivos.
Características del metal: para que existan micropilas en el seno de un metal, es necesaria
la presencia de heterogeneidades que pueden ser de varios tipos:
Para distinguir entre los diversos métodos de protección, se separan en dos grupos los
tipos de corrosión electrolítica más habituales:
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No absorber la humedad.
Procurar una dureza adecuada para evitar su rotura (lo que ocasionaría grietas en las
cuales la superficie metálica quedaría al descubierto, y haciendo perder con ello toda la
eficacia al producto).
Poseer un cierto grado de elasticidad, para poder adaptarse a las dilataciones del metal
base, sin fisurarse ni quebrarse.
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Presentar una buena inalterabilidad frente a los agentes químicos que pudieran estar
presentes en el medio.
Para conseguir la más correcta protección catódica se necesita conectar con la estructura
a proteger algún elemento que tenga una diferencia de potencial con el resto de la misma,
suficiente para hacer circular la corriente en el sentido deseado. Mediante esta corriente
eléctrica aplicada exteriormente, desde unos ánodos situados en el mismo electrolito que
la estructura, la corrosión se reduce virtualmente a cero y se puede mantener una
superficie metálica en un medio corrosivo sin sufrir deterioro alguno durante un tiempo casi
indefinido.
Una de las características del aluminio y sus aleaciones que influye en el proceso es la
autoprotección que genera contra la corrosión ambiental mediante la formación de forma
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natural y espontánea de una fina película de óxido de aluminio, al primer contacto con el
oxígeno del aire, que actuará como capa protectora interrumpiendo la formación de nuevas
capas de óxido. La película de óxido natural que se forma (tetróxido de dialuminio u oxido
alumínico, Al2O3), tiene un espesor más o menos regular en todos los casos, del orden de
0,01 micras sobre el metal natural y que puede llegar a entre 0,2-0,4 micras sobre el metal
que haya permanecido previamente en un horno de recocido. Mediante repetidos procesos
de anodización sobre una pieza, esta capa puede llegar a alcanzar un espesor de hasta
120 mm sobre el metal, lo cual dependerá del objetivo que se pretenda alcanzar, pudiendo
conferir a la capa superficial propiedades específicas adicionales respecto al metal sin
tratar, como mayor dureza, más resistencia a la corrosión, resistencia al desgaste,
aumento del aislamiento eléctrico, brillo especular, etc.
Dicho proceso consiste en hacer pasar una corriente eléctrica continua entre los dos polos
(que se toman como los extremos de la pieza), produciéndose el desprendimiento del
hidrógeno en el cátodo (polo positivo) y de oxígeno en el ánodo (polo negativo),
beneficiándose del proceso de electrolisis del agua (que en presencia de electricidad se
convierte en la denominada solución acuosa alcalina).
El oxígeno del ánodo reacciona de forma inmediata con el aluminio de la pieza, formando
una película de óxido de aluminio (AlP3) que recubre de modo uniforme toda la pieza. Esta
película de óxido de aluminio es clara, transparente y dura, y dependiendo de la técnica
utilizada, puede ser brillante, opaca (fosca) o presentar algún color (rojizo, azul, gris o
verde).
Ofrece además una muy buena resistencia a la abrasión, posee una gran resistencia
química y una excelente adherencia.
El óxido formado presenta un cierto carácter poroso, lo que permite a la capa anódica
absorber partículas colorantes. Durante la fase final del proceso, estos poros se sellan
cuidadosamente con objeto de conferir la máxima durabilidad a la capa anódica, y evitar
filtraciones de humedad u otras sustancias con posterioridad.
El revestimiento resultante tras el proceso ofrece una muy alta resistencia a la corrosión
cualquiera que sea el ambiente al que se exponga, incluidas zonas litorales o industriales
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(que suelen ser en las que las piezas metálicas sufren una mayor agresión del medio).
Para garantizar una máxima protección, el espesor de la capa ha de alcanzar como
mínimo las 25 micras, si bien es posible realizar capas menos gruesas cuando las
condiciones se prevean favorables.
Por último, existe otro sistema empleado para obtener distintas coloraciones: la
anodización colorante integral. Este método se diferencia de los anteriores en que requiere
un electrolito especial, habitualmente compuesto de una mezcla de ácidos orgánicos tales
como ácido sulfosalicílico o sulfotálico y ácido sulfúrico, para realizar una coloración
simultánea con el propio proceso de anodización.
Anodizado práctico: Si se llena una cuba con agua hecha conductora mediante la adición
de una pequeña cantidad de un ácido, de una base o de una sal y si en este electrolito, se
dispone de un cátodo inatacable (níquel o plomo) y un ánodo de aluminio, se observa un
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En los electrolitos que tienen una acción disolvente sobre la capa de óxido, si
el metal mismo es disuelto y si los productos de reacción son solubles en el
electrolito, no se forma capa de óxido.
La naturaleza del metal base (aluminio no a1eado de diversas purezas o aleaciones con
otros metales) tiene también gran importancia en los resultados que se consiguen y los
medios a utilizar para obtenerlos. Es pues necesario recordar de la teoría de formación de
capas de óxido porosas, los dos factores esenciales siguientes:
- Formación de capas porosas: Si se oxida una pieza de aluminio en una solución que
tenga una acción disolvente sobre la capa de alúmina, se observa que la intensidad de la
corriente, para una tensión determinada, disminuye muy rápidamente pero se estabi1iza
enseguida a un nivel más elevado. Después de los primeros segundos de la electrólisis, se
forma una verdadera capa barrera, la cual tiende hacia el valor límite de 14 A/V.
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El óxido formado en este estado consiste en una alúmina anhidra (u oxido de aluminio), en
estado amorfo habiéndose descubierto en los últimos tiempos que esta capa está
constituida por un api1amiento de celdas cristalinas hexagona1es yuxtapuestas, en las que
el centro será de alúmina amorfa poco resistente a los ácidos, mientras que la periferia
está formada por alúmina cristalina muy resistente a los ácidos. Aparecen entonces en la
superficie de la capa barrera, una multitud de puntos de ataque como consecuencia del
efecto de disolución de la película por el e1ectrolito que se produce en el centro de las
células de alúmina y que constituye el comienzo de los poros.
Cada punto de ataque puede ser considerado como una fuente de corriente a partir de la
cual se va a desarrollar un campo de potencial esférico. Los iones que se presentan según
se va disolviendo el óxido, suministran el oxígeno naciente que transforma en óxido la
porción de esfera de metal correspondiente.
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Puesto que se trata en general, de piezas cuyas tolerancias dimensionales son estrechas,
es necesario tener en cuenta, en el mecanizado, el crecimiento de las cotas, que llega a
ser del 50% del espesor efectivo de la capa, cuestión que ha de tenerse muy en cuenta a
la hora de diseñar y realizar la pieza, especialmente cuando van a ir integradas en
estructuras de precisión.
Todas las aleaciones son susceptibles del anodizado duro, salvo las que contienen cobre,
porque éste tiende a disolverse en el proceso a pesar de la baja temperatura, por lo que
podría llegar a deformar o dejar inutilizable la pieza.
Las capas duras se obtienen a costa de una merma en la flexibilidad de la pieza, lo cual
limita la utilización de ésta a aquellas aplicaciones en que no vayan a sufrir choques
térmicos importantes, en los que la película protectora obtenida se rompería bajo el efecto
de las dilataciones fuertes, dejando la superficie atacable accesible a los agentes externos.
Estas capas no son susceptibles de ser colmatadas (fijadas) con agua hirviendo por las
mismas razones. Pueden por el contrario, ser impregnadas de cuerpos graso s y
lubricantes para mejorar sus características técnicas.
Las principales propiedades del metal tratado con anodizado duro son:
Por este motivo se utiliza cada vez más en piezas orientadas a su instalación
en ambientes navales e industriales para proteger ciertas piezas de
importancia contra la corrosión.
- Desengrasado:
- Lavado con agua en circulación y con continua regeneración. Este paso se realiza para
eliminar de la forma más concienzuda que sea posible los restos del pulido, que pueden
interferir en la fijación posterior de las capas de óxido o de otros compuestos de protección,
haciéndolos más quebradizos o incluso separándolos de la superficie de la pieza.
Este paso se puede efectuar también con técnicas de decapado para acabado mate
directo, o pulidos químicos o pulidos electrolíticos.
- Lavado con agua en circulación y con continua regeneración, con el mismo fin que en el
paso número 3.
- Coloración, en su caso. Dado que por su estructura porosa, la capa de óxido formada en
medio sulfúrico se asemeja mucho a las fibras textiles y puede, al igual que estas, ser
teñida por medio de colorantes especiales derivados de los colorantes de la industria textil.
Corno la capa original es transparente, el brillo del metal base se transmite a la superficie y
pueden obtenerse aspectos que ningún otro tratamiento por pintura o barniz es susceptible
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de igualar. Los colorantes utilizados para el coloreado del aluminio pueden ser orgánicos o
minerales:
Otros dan lugar a una combinación química con el aluminio, como los
colorantes a base de complejos metálicos, los colorantes diazo y los
colorantes básicos. Estos últimos exigen ser tratados posteriormente con
sustancias colágenas para garantizar su fijación y son poco utilizados porque
su resistencia a la luz es relativamente débil. Se emplea sobre todo para
aplicaciones generales que se quieran colorear y que no estén expuestas de
continuo a la intemperie.
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un tratamiento que responde tanto a las exigencias del zincado técnico como a las de los
acabados decorativos por su extraordinario brillo.
Alto brillo.
Las piezas perfectamente limpias se colocan en una caja resistente al calor con polvo de
un compuesto inestable de cromo. Cuando se caliente la caja sobre 10000 C, el cromo se
descompone en un estado activo que reacciona con el metal para producir una aleación.
Cuanto más tiempo se retiene la pieza en la caja caliente, más profunda es la penetración
de la aleación de cromo.
Resistencia a la corrosión.
Elevada dureza.
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Usualmente esto se logra por medio de un decapado ácido, o bien mecánicamente con
una brocha de alambre o con el sop1eteado.
A su vez, el mercado de la pintura ofrece hoy en día múltiples opciones para la protección
de cualquier tipo de superficie metálica, como por ejemplo:
Para la aplicación de pinturas sobre superficies metálicas tendremos que tener en cuenta
una serie de cuestiones:
En el caso que la superficie a pintar no presente capas previas tanto de pinturas como las
producidas por tratamientos químicos o electroquímicos, deberemos preparada dando una
capa de minio de plomo u otros productos similares, para evitar la oxidación posterior, a no
ser que la pintura que empleemos sea de poliuretano (pintura eco lógica sin plomo y que
ofrece una gran protección contra la corrosión).
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Si la superficie a pintar tiene pintura y está en buen estado, simplemente limpiaremos ésta
con agua y jabón y se procederá a aplicar directamente la nueva capa de pintura.
Generalmente al pintar a brocha, con la primera mano se obtiene un acabado veteado, por
lo que será preciso aplicar con posterioridad una o más manos suplementarias para
obtener un acabado óptimo.
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Siempre el sistema de aplicación dependerá del tipo elegido y del acabado esperado,
siendo los más normales la aplicación mediante brochas y el uso de pistolas de pintar,
consistentes en compresores de aire que impulsan la pintura sobre la superficie a tratar.
Este último sistema es el más utilizado en carpintería metálica, ya que provee de una capa
muy uniforme, de un grosor controlado (mediante la aplicación de capas superpuestas) y
además se aplica en un menor tiempo. Además alcanza una mejor penetración en piezas
de poca complejidad.
Acristalamiento
Dentro de la carpintería metálica, y más concretamente en la de aluminio, el trabajo en
exteriores precisa adecuarse a una serie de exigencias predeterminadas para los
productos industriales más extendidos, como son las ventanas y las puertas de aluminio
acristaladas, independientemente del material con que estén fabricadas, ya sea en
edificios tanto de nueva construcción como en rehabilitaciones, y tanto en partes fijas como
practicables. Esta serie de normas serán las que determinen la duración, calidad,
seguridad de uso y condiciones y posibilidades del mantenimiento de las obras.
El objetivo de estos requisitos persigue que este tipo de trabajos en carpintería metálica
mantengan dentro de unos valores razonables sus características estructurales y
funcionales durante un periodo de tiempo no inferior a los 20 años.
Con una flecha de 1/300 de la luz, la expresión del cálculo del producto El, considerando
los extremos de los perfiles apoyados, es:
EI3 = p*a*b*d3
Siendo igual al producto de inercia o modulo de rigidez, que es el producto del modulo de
elasticidad del material considerado por el momento de inercia del perfil (valor en Kg*cm2).
Los valores tipificados de E para los diversos materiales son:
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p = carga de viento que actúa sobre la ventana, y que esta determinada por la norma MV
102 o NBE. ECV en Kg/m2 .
a= coeficiente función de la flecha 1/300.
b= ancho del módulo.
d = distancia entre apoyos del perfil considerado.
Se considera como hipótesis del cálculo el hecho de que solo están solicitados por la carga
de viento los perfiles interiores de la carpintería, ya que los perimetrales se suponen
solidarios a la obra. Si coexisten dos perfiles de hojas u hojas y batientes, se considera la
suma EI de ambos perfiles.
Para mayor comodidad del usuario, las empresas más importantes del sector han
trasladado los valores resultantes de ejecutar estos cálculos a unos ábacos en los cuales
se indican los límites de fabricación de cada tipo de ventana en función de su ancho, altura
y las cargas que gravitan sobre la ventana.
La transmisión global del calor a través del conjunto del cerramiento, definida por su
coeficiente KG.
La transmisión del calor a través de cada uno de los elementos que forma
cerramiento definida por su coeficiente K.
El coeficiente de transmisión de calor de una fachada ligera será el valor medio ponderado
de los coeficientes de transmisión de calor de cada uno de los elementos constituyentes
del cerramiento.
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Requisitos generales
Requisitos estructurales
Los elementos estructurales de las hojas deberán soportar, además de los esfuerzos
horizontales del viento, el peso del acristalado que sustentan. Las deformaciones o flechas
verticales y horizontales no deberán impedir el buen funcionamiento de la ventana
(especialmente la apertura y el cierre).
En los perfiles tubulares cerrados de PVC, acero inoxidable y aluminio, las mismas
estructuras de soporte pueden ser utilizadas como conducto de desagüe, siempre que se
evite el estancamiento y que sus extremos estén perfectamente sellados, para evitar
infiltraciones a las piezas colindantes. Los perfiles tubulares de acero y hierro deberán
estar protegidos interiormente contra la corrosión o estar dotados de sistemas
complementarios que impidan el contacto del agua en su interior, ya que son materiales
muy sensibles a la humedad.
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En las ventanas de hojas correderas, el peso de las mismas cuando no sean colgantes,
con el consiguiente desgaste de uso y el desgaste de paso en las balconeras, así como los
efectos debidos a la posible falta de relleno de colocación.
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Cuando los ensamblajes se hayan realizado mediante soldadura, deberán haber sido
repasados posteriormente (mediante pulido o lijado), habiéndose realizado en último lugar
un acabado de protección superficial, ya que los puntos de soldadura suelen ser más
susceptibles de ataque por los factores c1imáticos y ambientales.
Los elementos de unión serán los correspondientes al tipo de cerco y obra y, en su caso, al
de cerco y al precerco. El diseño de los elementos de unión permitirá un correcto
recibimiento en el hueco. Cuando la ventana se coloque en interiores, es conveniente que
el cerco se coloque solapándose interiormente con el hueco al menos 10 mm. Dicho
solape también podrá ser sustituido por un tapajuntas.
La fijación del cerco al precerco y de éste con la obra se realizará de manera que se evite
totalmente la infiltración de agua en el precerco, salvo que el material sea poco vulnerable
al contacto con el agua y esté dotado de desagüe.
Considerar las posibles circunstancias que tras el montaje puedan llegar a crear un choque
térmico diferencias acusadas de temperatura entre dos materiales diferentes).
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El fondo de los galces (ranuras para la sujeción de los cristales) deberá ser plano y permitir
el apoyo de los calzas de acristalado en todo su espesor, con especial atención en el caso
de los acristalados laminares y aislantes (que han de quedar unidos al marco de forma
totalmente estanca).
El montaje del acristalado deberá evitar siempre el contacto de vidrio-metal o cuerpo duro
similar, ya sea para evitar el choque térmico, al ser materiales de muy diferente
conductividad, como para que las vibraciones que el metal transmite l1eguen al cristal y
puedan quebrado.
Se desecharán aquellas ventanas en las que sea posible la penetración del agua a la cara
interior de la hoja a través del sellado o de la junta de acristalado, considerándolas
defectuosas.
Principio de independencia
Cualquier acristalamiento debe constituirse de tal forma que las alteraciones o percances
que puedan afectar a alguno de sus elementos, no sean transmitidos en ningún caso al
resto de la estructura. Por esta razón el cristal se colocará de modo que no soporte
esfuerzos debidos a:
Debe evitarse siempre que sea posible el contacto entre los vidrios
adyacentes, entre el vidrio y el hormigón y el del vidrio y el metal, excepto en
caso de metales de los denominados blandos, corno pueden ser el plomo, o el
aluminio recocido.
Principio de estanqueidad
Toda ventana, a no ser que se especifique 10 contrario, ha de ser capaz de aislar, dentro
de los límites establecidos por la normativa vigente en cuanto al paso de aire yagua, los
volúmenes situados a ambos lados.
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Compatibilidad
Fijación
Los productos derivados del vidrio se colocan siempre de forma en que jamás puedan
perder su emplazamiento bajo la acción de los esfuerzos a que normalmente están
sometidos, como son el peso propio, el viento, las vibraciones y el uso funcional.
Todos los bastidores que tienen orificios comunicantes entre la zona de apoyo del volumen
de vidrio sobre el galce con el exterior de dicha zona, este sistema se denomina
autodrenante. Se utilizan generalmente en dobles acristalamientos aislantes y cristales
laminares, ya que con ello se consigue regular la presión dentro de la cámara de aire
existente entre el canto del volumen vítreo y la zona de galce, así como la aireación y
ventilación de la cámara de aire.
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La altura útil mínima del galce, será definida en función del semi perímetro y del espesor
del vidrio. Para determinar esta dimensión, hay que incrementar el espesor nominal de
vidrio en dos veces la holgura lateral. La holgura perimetral vidrio-carpintería es la
existente entre el canto del vidrio y el fondo del galce. En esta holgura, se sitúan los calzos
perimetrales o periféricos, que cuando van en la base toman el nombre de calzos de
apoyo. Las holgura s perimetrales a tener en cuenta en el dimensionado de los vidrios, es
función del semi perímetro de éstos.
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Los calzos tienen por objeto conseguir el acuñado del vidrio en los bastidores de ventanas
y balconeras, consistiendo en su interposición entre el vidrio y el marco, con 10 que se
consiguen los siguientes efectos:
Los calzos tienen su denominación específica, dada según vayan interpuestos entre el
vidrio y el marco, de manera que tendremos:
Calzas laterales: tienen por objeto mantener las holguras laterales y transmitir
al bastidor las cargas aplicadas al vidrio perpendicularmente a su plano
(especialmente las generadas por la presión del viento y por el peso propio en
el caso de ventanas con apertura por giro sobre un eje horizontal).
Fijación del acristalamiento
En el proceso de acristalamiento una de las características más importantes es el tipo de
fijación del acristalamiento con el resto de la estructura metálica que se esté realizando.
Las fijaciones más empleadas son las siguientes.
La fijación mecánica
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En ella los vidrios se fijan mediante piezas metálicas a una estructura portante vertical o
inclinada. Las cargas ocasionadas por los efectos del viento y eventualmente por las de
nieve y por el peso propio del vidrio son transmitidas a la estructura a través de estas
piezas metálicas. La estanqueidad entre vidrios se consigue por medio de juntas de masilla
o silicona. Cuando se realiza este tipo de acristalamiento es obligatoria la utilización de
vidrios templados, que sean capaces de soportar las piezas de agarre sin quebrarse, tanto
durante la instalación como en el uso cotidiano. Habrá que suplementaria con sistemas
adicionales de aislamiento térmico y acústico, así como otros que garanticen la
estanqueidad al agua.
Fijación mediante silicona estructural
Este sistema consiste en el pegado del cristal a la carcasa metálica portante, lo que da a la
fachada un aspecto más liso y continuo. En este modo de acristalar se puede usar
cualquier clase de vidrio, aunque los vidrios colocados en antepechos deberán ser
obligatoriamente templados. Esta unión del vidrio al marco se hará mediante silicona
estructural de alta resistencia, la cual es capaz de soportar todos los esfuerzos a los que
va a estar sometido a lo largo de todo el tiempo de vida el acristalamiento. El material de
sellado o el de la junta de acristalado deberá estar dotado de un labio fino de contacto con
el vidrio y tener una pendiente suficiente para el escurrimiento del agua.
Cuando la intención sea colocar una junta de acristalado en U, el tramo inferior deberá
contar con el sistema de drenaje pertinente. Las juntas de sellado independientes (tipo
cuna o similar) deberán tener cada una dos labios o nervios como mínimo. Hay que evitar
que el material de sellado genere efectos de bombeo de agua bajo la acción fluctuante del
viento.
Herrajes
El acristalamiento ha de apoyarse también en una serie de piezas accesorias denominadas
herrajes. El diseño y la concepción de los herrajes y su método de fijación no deben restar
cualidades a las ventanas y deben permitir su fácil reposición o su mantenimiento. Cuando
sea necesario el desacristalamiento para la reposición, reparación o regulación del herraje,
éste deberá ser capaz de aguantar satisfactoriamente 15.000 ciclos de funcionamiento
bajo las condiciones más desfavorables (en la zona y situación correspondientes). Con
independencia del material utilizado en su fabricación, el herraje no deberá dañar ni a la
estructura ni al usuario, ni hacer peligrar su seguridad, ya sea por el uso o por el paso del
tiempo.
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elementos estructurales de las ventanas, por lo que deberán ser fácilmente sustituible s sin
necesidad de intervenciones complicadas o costosas, admitiéndose, como mucho,
retoques de pintura. Si esta condición no satisficiese, se deberán exigir ensayos de fatiga,
desgaste y envejecimiento de la ventana, que aseguren la completa funcionalidad de la
misma durante 20 años en las condiciones normales de uso, sin la inclusión de aquellas.
Las propiedades físicas y químicas de las juntas, burlete s y de los materiales de sellado,
deberán permanecer durante 10 años en régimen normal de uso. Cuando colaboren a la
estanqueidad y permeabilidad, las variaciones de sus propiedades físicas y químicas no
deberán mermar éstas en más de un 20% en dicho periodo. Durante el mismo, el aspecto
estético permanecerá igualmente en buenas condiciones, incluso cuando estén a la
intemperie en zonas de climatología adversa.
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En el caso de que existan piezas de una ventana situadas a una altura inferior a los 90 cm
por encima el nivel de suelo en la parte interior de la ventana, el acristalado debe cumplir
con los requisitos de seguridad pertenecientes a las barandillas en cuanto a resistencia y
espaciado de los componentes. Si no existen riesgos, el acristalado podrá ser laminado,
armado o templado, y cuando exista peligro de caída para personas hacia la parte exterior,
únicamente podrá ser armado o laminado. En el caso de cristales laminados o armados, el
travesaño intermedio deberá soportar además el peso de la ventana y tener la consistencia
y rigidez suficiente para que la flecha permanezca en perfectas condiciones aún tras la
acción del viento.
Si la ventana cuenta con elementos practicables, estos deberán estar dotados de una
condena con el objetivo de evitar una maniobra inadvertida, así mismo es necesario que se
encuentren equipados de un sistema limitador de apertura.
Cuando la ventana no tenga ningún acceso para la limpieza, se colocarán los herrajes de
maniobra en el exterior de la misma, de forma que no sean precisas complicadas
maniobras u operaciones que entrañen peligro para la persona.
Cualquier hoja de apertura al exterior, cuyo ancho sea superior a 60 cm, estará equipada
con limitadores, con la finalidad de impedir que los herrajes maniobrables se alejen más de
60 cm del marco de la ventana.
Los sistemas de cierre y condena, incluso los de maniobra a distancia, deben impedir
mediante su posición de bloqueo que puedan ser abiertos desde el exterior salvo que se
den las circunstancias de rotura del acristalado o allanamiento. Las ventanas giratorias
deberán estar dotadas de ejes frenados.
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Las ventanas giratorias horizontales deberán tener las hojas equilibradas estáticamente y
contener ejes frenados con dispositivos de bloqueo susceptibles de anularse
temporalmente para operaciones de limpieza o de mantenimiento.
Con independencia del sistema de apertura, los herrajes de colgar y seguridad procurarán
la inmovilización y la eliminación de vibraciones en las partes practicables cuando estén en
posición cerrada. Las ventanas abatibles de giro vertical y horizontal inferior
indistintamente (oscilo batiente o doble apertura), deberán estar dotadas de un dispositivo
que impida el descuelgue accidental de la hoja (caída en bandera).
Cuando la ventana o balconera sea de dos hojas, la secundaria estará dotada de un cierre
con o sin condena, salvo que el cierre de la hoja prioritaria actúe sobre esta. Todos 10
sistemas, tanto de apertura como de condena deberán poder ser accionados fácilmente
por minusválidos. Actualmente no está permitido el cierre automático de las balconeras a
no ser que se puedan abrir desde el exterior y, en este caso, deberán tener un sistema de
condena interior. Se deberá impedir la posibilidad del desencajado, accidental o
intencionado, de las hojas mediante un dispositivo al efecto. Se deberán además poder
sustituir las ruedas y el resto de componentes sometidos a un mayor desgaste sin
necesidad de desmontar el acristalado ni la estructura principal.
Los elementos de suspensión como cadenas, cables o muelles, permitirán la regulación del
paralelismo entre hoja y cerco. Las poleas o el guiado de las cadenas o cables deberán
impedir el descarrilamiento. Según la normativa actual más extendida, las cadenas o
cables tendrán una carga de rotura cinco veces superior, como mínimo, a la carga real del
uso. Las hojas que pesen más de 30 Kg deberán de disponer de un dispositivo
autoblocante de seguridad anti-caída.
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Con el fin de proporcionar a los elementos la máxima durabilidad deben considerarse los
dos sistemas de tratamiento y mantenimiento más importantes a la hora de conservar las
superficies.
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El tratamiento no lo admite.
Cuando existan condiciones climatológicas severas que hagan prever una rápida alteración
de la protección superficial, se elegirá el primer sistema.
Se tendrá en cuenta, para la elección del sistema, las condiciones climatológicas (lluvias
ácidas, ambiente marino, vientos frecuentes con presencia de polvo o arena) que puedan
acortar la durabilidad.
Condiciones generales para la fijación, sea cual sea ésta
Resistencia mecánica: la ventana debe resistir en posición cerrada o de
apertura bloqueada las cargas producidas por la presión o depresión del
viento, incluso aquellas causas consideradas como excepcionales o
improbables, de posible reproducción cada diez años como media.
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La unión del cerco y del precerco al hueco o del cerco al precerco, debe de llevarse a cabo
en condiciones tales que los factores de dilatación diferencial no generen presiones
adicionales que puedan producir deformaciones, tales como alabeos, descuadres y
abombado de los perfiles de la estructura. Para evitar estos efectos, el cerco o el precerco
no se encontraran totalmente aprisionados tras su colocación, por lo que se deberá usar un
material interpuesto que tenga la suficiente elasticidad para absorber el inevitable juego de
las dilataciones diferenciales que se genera a 10 largo de la vida útil del conjunto.
La unión del cerco de la ventana al precerco y del precerco con el hueco, o de no existir
éste, la unión del cerco con el hueco no deberá facilitar la entrada de agua ni de aire por
encima de las especificaciones correspondientes al modelo elegido. Por ésta razón, debe
evitarse el uso de remaches tubulares (que abren un paso entre las dos caras de las
superficies unidas), salvo que se practique un perfecto sellado de la abertura central, o que
por su situación se garantice la imposibilidad de la penetración de agua o aire. Igualmente
si se emplean tornillos se evitará que queden huecos en los que se pueda depositar agua.
Esta exigencia debe vigilarse especialmente cuando se empleen materiales vulnerables al
agua, como puede ser la madera sin tratar, o aceros, aunque estén galvanizados o
lacados.
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Cuando aplicamos productos como silicona o masilla, se procede de forma muy parecida,
poniendo el producto elegido en vez del junquillo, pero teniendo en cuenta que la holgura
inicial producida por el separador ha de ser llenado tras dar la vuelta a la estructura en su
totalidad. En estos casos habrá que realizar un rasado y una limpieza posterior a la
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aplicación para eliminar el producto sobrante y para dejar la junta lo más igualada posible a
lo largo de la zona de contacto.
Cercos fijos
Se realizará según se haya previsto y acordado en el presupuesto, y ello en función de los
sistemas con que se ha trabajado, procediéndose a acristalar con goma o mediante sellado
con cordón acrílico.
Acristalamiento con gomas
Una vez instaladas estas gomas exteriores, y previa colocación en el perfil horizontal bajo
de unos tacos de madera de un grueso aproximado de 2 a 3 milímetros, según las medidas
del cristal y con objeto de que éste no toque directamente el aluminio del fondo del cerco
(véase sección vertical de la figura 17), se colocarán los cristales en su lugar, haciéndolos
descansar por su base sobre los tacos de madera. Presionando luego hasta llevar a su
sitio la parte superior, se procederá a la instalación del junquillo horizontal de arriba; a
continuación se hará lo mismo con el horizontal inferior, con lo que tendremos ya en su
sitio los dos junquillos que hacen tope por ambos extremos. Instalaremos después los dos
verticales, y finalmente pasaremos a colocar la goma interior.
Según el grueso de cordón que estimemos necesario -grueso que se calculará a la vista
del juego a que obligue el cristal, y siempre dejando la rendija satisfactoriamente sellada-,
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Pues bien, ahora haremos como los médicos cuando les llega un paciente al que antes
atendieron otros facultativos y, sin hacer caso del historial que trae, mandan que le hagan
nuevas radiografías, análisis, etc., y hasta no conocer los resultados de estas otras
pruebas, no se ponen en marcha.
De este modo, lo primero que haremos será cotejar las medidas del presupuesto con la
realidad de los huecos, que ya deben estar definidos. Así que cogemos una copia del
contrato y nos vamos a la obra a comprobar.
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Así pues, repasaremos todos los huecos, uno por uno, dejando constancia del orden en
que vamos midiendo -podemos hacer un plano muy esquemático de la planta y
numerarlos- porque, con toda seguridad, las diferentes unidades, que deberían ser iguales
en sus dimensiones, no lo serán.
1. El esquema es muy simple, pues sólo tiene como fin situar claramente los
huecos.
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Si nos apercibimos de que las cotas que estamos tomando en la obra no son muy
uniformes, conviene repetir las tomas por otros sitios del mismo hueco a diferentes niveles,
y nos podemos encontrar con la sorpresa de que para una misma cota tenemos varias
medidas. Entonces debemos quedamos con la más pequeña o, a lo sumo, si la diferencia
con las restantes es relativamente grande, le añadiremos de una cuarta parte a la mitad de
esta diferencia.
Es conveniente obrar así, pues por lo general las superficies que nos encontramos en los
huecos no son todo lo lisas que exige el perfil de aluminio; ni siquiera son exactamente
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Para conseguir esto, lo primero que hay que considerar es la clase de acabado sobre el
que se va a asentar la carpintería y comprobar qué margen va a permitir su instalación.
Tomemos como ejemplo las unidades tipo A, de cuyas; medidas definitivas disponemos en
el cuadro. Sabemos que están tomadas de pared a pared, sin acabar, pues ésta llevará un
revestimiento de mortero de cemento de unos dos centímetros de espesor, que constituye
el remate de albañilería, con un posterior sellado con] cordón de masilla aplicado por el
exterior, según se detalla en la figura.
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Según esta sección, habrá que descontar 40 mm -20 mm por cada lado- de cada una de
las medidas tomadas en obra, con lo que las cotas de la tabla quedarán según se ve en los
anchos que se indican en la tabla ANCHO.
En las alturas, como predominan las de 2160, agrandaremos 10 mm la unidad nº 11, con lo
que tendremos siete unidades de la misma altura y homologaremos las de 2170 y 2180,
que quedan en 2175, por lo que los tamaños definitivos del tipo A quedarán simplificados
según puede verse:
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Como son ejemplos, queremos dejar constancia de que ni los perfiles ni sus medidas
pertenecen a ningún catálogo de fabricantes, ya que cada uno los tiene diferentes e incluso
el mismo fabricante los varía en cada serie. Los hemos ideado, pues, con objeto de que el
lector interesado en la práctica aprenda a trabajar. Cualquier parecido sólo podrá obedecer
a la semejanza a que obliga la propia función del perfil, ya que por este mismo motivo los
hay muy semejantes en el mercado. Permítasenos, por tanto, insistir en que no es nuestra
pretensión convertir la obra en un catálogo de fabricantes, sino capacitar al estudiante para
realizar el trabajo comprendiendo paso a paso el proceso. Después de ello, ya no tendrá
dificultad en realizar el despiece de cualquier sistema existente en el mercado, por
complicado que pueda parecerle, y podrá crearse su propio formulario, que será la base
para la correcta confección de las hojas de fabricación y de los presupuestos.
entanas fijas
Como vemos, la ilustración nos propone un bastidor fijo con perfiles de sistema abatible.
Se realizará, pues, con perfil de cerco y junquillo, y se rematará con cristal o cualquier otro
tipo de placa de un grueso que se pueda ajustar al hueco que queda entre cerco y
junquillo. Para ello disponemos de diferentes secciones que permiten un hueco más o
menos amplio. Tenemos, además, gomas de diferentes gruesos para la sujeción y sellado
del cristal, dando por supuesto que se va a emplear goma, pues también podemos utilizar
cordón sellador a pistola.
Las medidas de ancho (B) y alto (H) son las de la obra acabada, es decir, tomadas a caras
exteriores vistas tal y como tienen que quedar definitivamente.
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Para obtener las medidas del marco o cerco -véanse las secciones- añadiremos, tanto en
el ancho como en el alto, 2 veces la cota "b", que nos lleva hasta la parte más extrema del
cerco, ya que se trata de un perfil que actúa como tapajuntas Y va cortado a inglete, lo que
se aprecia en el alzado. De esta forma se podrá ensamblar el cerco con cuatro escuadras,
que irán embutidas en el hueco que señala la cota e, descontando los dos gruesos del
perfil. A la derecha de la fórmula -o de la cota obtenida- se indica 2 in, que señala que ese
perfil ha de ser cortado a inglete por los dos extremos.
Obsérvese que el cerco inferior se indica aparte del superior, pues son perfiles distintos -
véase sección vertical-, donde se aprecia en el primero un vierteaguas; sin embargo, como
éste no afecta a las demás dimensiones del perfil, la fórmula a aplicar es la misma.
El alzado del dibujo está visto desde el interior. Pero, de no haberlo establecido así,
tampoco haría falta decirlo en esta ocasión, ya que en él está representado el junquillo,
que no se vería en un alzado desde el exterior, a causa del cerco que lo cubriría. Además
sabemos, aunque lo decimos por primera vez en este libro, que el junquillo siempre va por
dentro por razones obvias, pues es quitando los junquillos como se desmonta una ventana,
que debe poder desmontarse siempre desde dentro y nunca desde fuera.
Ahora se trata de determinar las medidas del junquillo, que, como se ve en el alzado, no va
cortado a inglete sino a escuadra (corte a 90°), montando primero los dos horizontales, que
son los que harán tope con el perfil del cerco, y luego los dos verticales, que lo harán con
el junquillo horizontal. Pues bien, para determinar esas medidas bastará descontar dos
veces a la cota B y habremos obtenido los horizontales. Al alto H le descontaremos dos
veces a+c, obteniendo los verticales.
Obteniendo con ello una medida tal, que si el cristal -una vez colocado- se deslizara e
hiciera tope con el perfil por uno de sus extremos, por el otro quedaría al ras con la luz del
aluminio. Para evitar el peligro de no cubrir por completo la cara interior del junquillo,
quedando el canto del cristal visto, al resultado le sumaremos 2 mm, con el fin de que si el
cristal viniera cortado con un par de milímetros de menos -error permisible al cortar- no nos
acarree complicaciones a la hora de montarlo, ya que los tacos de madera a veces se
quitan o se acumulan en un extremo solamente, con fines de nivelación, cosa que ya
explicaremos más adelante en los capítulos correspondientes al montaje.
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Gomas de acristalar
A pesar de que de los cálculos expuestos en el apartado anterior se desprende la
posibilidad de obtener con exactitud la longitud de las gomas y, por supuesto, su número
de piezas, resulta que, como su instalación ha de ejecutarse tensando por un extremo
mientras se avanza en su colocación por el otro , ocurrirá que, si mandamos cortar las
gomas por adelantado, como se medirán sin estar tensas, o por lo menos no sometidas a
la tensión exacta a la que van a ser colocadas después, difícilmente acertaremos en el
cálculo de su longitud. Por eso la mejor solución es medir la longitud total de goma
necesaria para todas las unidades y enviarla en rollos, para que los montadores vayan
cortando según instalan.
Respecto al sellado a pistola, como el tamaño del cordón depende de varios factores,
como son el grueso del cristal y el tipo de perfil fundamentalmente, serán los datos
experimentales los que nos darán una idea de la cantidad de metros de cordón por unidad
de cartucho y sistema de perfil, para poder enviar a los montadores los cartuchos
necesarios y suficientes.
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Accesorios
Escuadras
Cuatro unidades, del tamaño necesario para embutir en el hueco señalado por
la cota e descontando los dos gruesos de perfil.
Tornillos
Anclajes
Cantidad según tamaño de la unidad. Mínimo, cuatro -uno por cada lado-.
Para tamaños grandes, un anclaje por metro de perímetro, aproximadamente.
Remaches
Como en la presente ocasión ocurre esto último, el perfil de hoja deberá tener una forma
tal que, permitiendo el juego de apertura hacia el interior del edificio, quede el asiento del
junquillo también al mismo lado interior. Este perfil de hoja es el que queda dispuesto,
mediante el juego que le permiten las bisagras, para abrir o cerrar el hueco, y en él se
instalará en este caso el cristal sujeto mediante el junquillo.
1. Presenta una buena estanquidad al paso del agua o a las filtraciones de aire
desde el exterior.
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Su inconveniente es que hay que estar cambiando de posición la cortina interior cada vez
que se abre o cierra la hoja de la ventana.
Así como en la ocasión anterior hemos empleado para la parte baja del cerco un perfil que
hace por el exterior la función de vierteaguas, en este caso, como hay que suponer que
una ventana abarca una superficie mayor que un simple lucernario, emplearemos para
dicha función un perfil específico, que no sólo evitará la entrada de agua desde el exterior,
sino que también recogerá la condensada en la superficie interior del cristal, conduciéndola
hacia fuera mediante unas aberturas practicadas en el taller.
Como se aprecia en el alzado, tanto el marco como la hoja van cortados a inglete, de
manera que el perfil de hoja también se une mediante escuadras.
Aquí, como en el ejemplo anterior, se obtendrá la longitud del perfil superior del marco
añadiendo al ancho del hueco dos veces la cota b, que constituye el solape del tapajuntas
interior, con lo que se consigue la cota máxima exterior en el ancho del aluminio.
Los laterales del cerco se obtendrán de la misma forma, pero descontando a la altura la
cota f, que es la merma que ocasiona a la altura de la ventana la instalación del perfil
vierteaguas.
En la parte baja del cerco, al no llevar tapajuntas, será su largo el ancho del hueco, o sea
la cota B, de forma que su corte encare con el de los laterales, a los que haremos un corte
de 90°, desechando el inglete sobrante del tapajuntas, cuyo espacio quedará cubierto por
el vierteaguas. La longitud de este último será:
B+ 2b
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que es la cota máxima del ancho de la unidad, si bien en sus dos extremos habrá que
hacer sendos rebajes en las cotas
bxk
Para el cálculo de la longitud de los perfiles horizontales de la hoja, hay que considerar que
la bisagra tenga un juego tal que cumpla su función, haciendo además que el perfil de hoja
asiente sobre el cerco, consiguiendo la estanquidad gracias a la junta de neopreno. Por el
otro extremo hay que instalar un tipo de cierre que se ajuste a la separación adecuada,
obteniendo una cota g, con la que B-2g marcará la longitud de los perfiles horizontales de
la hoja, que irán cortados a inglete por ambos extremos.
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Respecto a los perfiles verticales de la hoja, al no tener que considerar las bisagras ni el
cierre, nos limitaremos a dar la medida adecuada para hacer que los perfiles asienten
estancamente, lo que lograremos aplicando la cota g, a la que habremos de agregar la
merma que supone el perfil vierteaguas, ya que vamos a restar de la cota H, o sea la altura
del hueco, por lo que la medida del perfil será igual a:
H-2g-f
Respecto al junquillo, como ya hemos obtenido las medidas del perfil de la hoja, no hay
más que restar a éstas, para obtener el horizontal, dos veces la cota h, que constituye el
largo total del perfil horizontal, menos lo que entra el junquillo hasta hacer tope con la parte
vista, con lo que tendremos:
B-2g-2h
H-2g-f-2i
Resulta ahora sencillo deducir las medidas del cristal, cuyo ancho será:
B-2g-2i+d+2
H -2 g -f-2 i + d + 2
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Puertas practicables
Desarrollaremos aquí una puerta que puede ser ejecutada con perfiles económicos o
caros, según la serie que escojamos. Sin embargo la dotaremos de todos los elementos
que le darán prestancia y la adecuarán a una situación de prestigio.
Entre estos elementos se instalará a nivel del suelo un perfil de zócalo, el cual sustituirá la
parte baja de la hoja, que suele tener de 80 a 120 milímetros de altura, y que además de
dar mayor resistencia y fortaleza a la hoja evitará que 'un puntapié inoportuno de cualquier
chiquillo pueda romper el cristal. Este zócalo puede llevar incorporada una ranura para la
instalación de una junta cepillo o escoba, que además de evitar corrientes de aire impedirá
que se puedan introducir pequeños cuerpos no deseables, como pueden ser una cerilla,
insectos, etc.
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ocurriera esto, gracias a ese perfil se rompería sólo una pieza de tamaño algo menor de la
mitad, pero cuyo precio de coste no será precisamente la mitad sino bastante menor, ya
que las tarifas del cristal no son proporcionalmente directas a su tamaño, sino que el precio
por unidad de superficie crece progresivamente en función del incremento de la medida
más larga.
La faja también suele tener, al igual que el zócalo, una altura de 80 a 120 milímetros, lo
que supone en ocasiones una facilidad para poder instalar algún otro tipo de cerradura
distinto, lo que de otro modo no habría sido posible.
Finalmente, una cerradura de llavín y dos tiradores dejan esta puerta en condiciones de ser
ofertada como un excelente modelo de puerta de una hoja para la entrada a un edificio
desde el exterior.
Sólo a petición del cliente se le podrían añadir un par de detalles más, como son el
cerrador de puertas de muelle, a instalar en el suelo, o bien el aéreo hidráulico, que va
colocado en la parte superior de la hoja, fijado al marco, y el tope de fijación de la hoja al
suelo para mantenerla abierta presionando con el pie; pero esto sólo se debe ofertar sobre
pedido, ya que depende de las necesidades del cliente.
Respecto al desarrollo de los perfiles, el perfil del cerco no dispone de tapajuntas, ya que,
en puertas, la mayor parte de las veces no ocurre como en las ventanas, que
generalmente se instalan en el hueco al ras de la pared interior.
El perfil horizontal del marco no se compondrá más que de una pieza (la superior), dado
que los laterales se empotrarán en el suelo por abajo, y su medida será el ancho del
hueco, B. Se cortará a dos ingletes.
No ocurrirá lo mismo con los laterales del marco, que al ir empotrados por su parte baja en
el suelo, habrá que cortarlos por arriba a 45°, pero por abajo a 90°, por lo que se
especificará un solo inglete.
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Su medida será, pues, la altura del hueco, H, más lo que se estime oportuno empotrarlos,
que dependerá de las condiciones en que esté el suelo; pero hay que procurar que sea
desde un mínimo de 30 mm hasta un máximo de 50 mm, si se trata de una obra en la que
no se ha realizado el solado todavía.
En este caso, el perfil de la parte alta de la hoja no es el mismo que el de la baja, pues hay
zócalo. Por lo tanto, sólo habrá un perfil de hoja cortado a dos ingletes, al que se deberá
restar dos veces g, o sea:
B-2g
y habrá que tener en cuenta al deducir g, como ya advertimos, que si en aquella ocasión
había un cierre, ahora hay una cerradura que es preciso estudiar con su catálogo en la
mano hasta considerar que acepta una buena separación entre el perfil del cerco y el de la
hoja, incluso que la parte oculta del cerrojo encaja en las medidas interiores del perfil. Ya
daremos detalle de ello cuando lleguemos a la tercera parte de este libro, correspondiente
a los trabajos de taller.
También hay que hacer lo mismo con las bisagras, ya que en este caso son diferentes,
pues son de puerta, determinando, como hicimos con la cerradura, la separación correcta
entre los perfiles de hoja y el cerco.
En términos generales, cuando, como ocurre con frecuencia, no se instala en las hojas
junta de cepillo, esta medida de 7 mm de vano entre el suelo y la hoja es la más adecuada,
pues, si dejáramos menos, nos expondríamos a que, por una alteración en la albañilería
que levantara sólo unos milímetros la cota del nivel del piso, no quedara espacio para que
la hoja pudiese realizar satisfactoriamente su juego de apertura y cierre. Por otro lado, si
dejáramos más de 7 mm de vano, una alteración del nivel del suelo en sentido contrario
podría producir un vano excesivamente grande -de 15 a 16 mm aproximadamente-, capaz
de obligamos a rectificar la altura de la hoja, provocando el consiguiente trastorno.
Una vez establecida esta cota, la longitud de los perfiles laterales de la hoja se deducirá,
pues, descontando a la altura del hueco, H, estos 7 mm por abajo y la cota 9 por arriba,
establecida cuando estudiábamos la sección horizontal, con lo que resultará:
H-g-7
Entonces esos perfiles se cortarán a inglete por su parte superior y a 90° por la inferior, ya
que ésta va a recibir el perfil del zócalo.
La longitud de este último -la misma que la de la división- habrá de ser la máxima que
necesita el perfil para hacer tope por su cara interior con el perfil del lateral de la hoja, o
sea:
8-2g-2 h = 8-2 (g + h)
y habrá de ir en su diferencia con el lado exterior, rebajado con el fin de hacer un tope
exacto igual que en el interior.
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Como, en definitiva, la fórmula precedente determina el ancho del vano interior de la hoja,
también se aplicará para las cuatro piezas del junquillo horizontal, si bien en esta ocasión
no hay que hacer ningún rebaje, dado que este perfil no llega aliado exterior.
El ancho del cristal, que será el mismo para cada una de las dos piezas, se deducirá
restándole de su hueco (B - 2 (g + 1) ) el desahogo permisible que necesita para poder ser
nivelada la hoja, dado por la cota d, a la que hay que restar los dos milímetros que nos
tomaremos como medida de seguridad, por lo que quedará así:
B - 2 (g + 1) - d + 2
Sus alturas pueden deducirse a partir de las medidas de los junquillos verticales:
H'+d+2 y H"+d+2
Herrajes y accesorios
Los herrajes y accesorios que completarán esta puerta serán los siguientes:
Dos tiradores con sus correspondientes tornillos de cabeza vista, para obtener el necesario
lucimiento y calidad en una puerta de este tipo. Si se prescinde de ellos, lo que se hace
con frecuencia a fin de abaratar la unidad, entonces no hay más remedio que emplear el
llavín en la doble función de abrir la cerradura y tirar de la puerta, y esto en una posición
cruzada que siempre repercute en el acortamiento de la vida de la cerradura.
Ocho anclajes.
B+2H
para la de la hoja igual a la suma de la longitud de los junquillos multiplicada por 2, ya que
va por el interior y el exterior de la unidad, es decir:
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donde, redondeando en más, se desprecian las cantidades pequeñas, que la práctica hace
coincidir precisamente con los recortes.
Ventanas correderas o corredizas
El motivo de su popularidad reside en que sus sistemas resultan muy económicos de producir,
pues tanto los perfiles como su mecanizado -que en su mayor parte se ejecuta a troquel- son
simples hasta el extremo de que un solo operario puede perfectamente fabricar una ventana
corredera de dos hojas, de un tamaño corriente, en poco más de una hora, yeso sin disponer de
grandes medios.
Al abrirse, como se deslizan hoja sobre hoja, no interfieren con la cortina por el interior ni
con la persiana por el exterior.
Ofrecen un fácil desmontaje total de sus hojas. Detalle verdaderamente interesante, ya que
muchas personas que mantienen cerradas sus terrazas durante el invierno por las
inclemencias del tiempo, en verano prefieren quitarles las hojas para beneficiarse de una
mejor aireación y de un sol directo.
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En el ejemplo anterior vemos una ventana que cumple con las características típicas de
estas series. Está constituida por un marco, dos hojas y dos cierres, uno lateral, que fijará
una hoja, y otro que puede ser lateral también o central, para fijar la otra. En este caso, por
considerarlo el más adecuado, escogemos dos cierres laterales.
Los perfiles horizontales, alto y bajo del marco, como se aprecia en el alzado y en las
secciones, deben tener un largo igual a la base B menos dos veces la cota ((véase sección
horizontal): B-2f ya que la pieza en U del lateral se embute en ellos después de haber sido
rebajada fresando sus guías en un grueso g del lateral por cada lado.
El lateral del marco, según vemos en la sección vertical, por su parte alta hace tope con el
interior del perfil horizontal alto del marco, por lo que para deducir su altura habrá que
descontar a H la cota a, fácil de conocer tomándola de un trozo del propio perfil
simplemente con un calibre. Pero por abajo, como la base del perfil horizontal bajo del
marco posee la pendiente de 2,50 propia del drenaje que va a necesitar para echar hacia
fuera el agua que en él se depositará, procedente de la lluvia o de la condensación del
interior de los cristales, habremos de tomar la medida p, que señala la longitud mayor del
perfil, y a partir de ella, desde la parte exterior, cortar con un ángulo de 2,50 decreciendo
del recto con que hubiéramos cortado normalmente, por lo que la medida de los laterales
del marco será:
H - a - p, de 1 a 2,5º
Perfiles laterales de las hojas
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Aquí se trata de dar a estos perfiles una medida tal que, cumpliendo su función de cerrar la
ventana con un mínimo de filtraciones o corrientes, su traslación mediante el rodamiento
en su parte inferior (véase sección vertical) se realice con soltura y suavidad. Al mismo
tiempo tiene que preverse que una sola persona pueda desmontar fácilmente la hoja
desprendiéndola del marco por el interior de la vivienda, y esto se consigue haciendo
b<c
Es decir, que la cota b tiene que ser por lo menos un par de milímetros menor que la cota e
con el fin de que el desmontaje de la hoja del marco se pueda hacer de tal modo que,
empujando ésta hacia arriba hasta hacer tope con la del perfil superior del cerco, quede
vano suficiente abajo para poder rebasar la hoja sobre la parte inferior del marco
introduciéndola hacia el interior de la habitación.
Una vez separada por abajo la hoja del marco, se tira de ella hacia abajo, quedando libre.
Resultará, pues, que el largo de los perfiles laterales de la hoja vendrá dado por: H-e-d
El largo de los dos perfiles centrales de las hojas vendrá dado por la misma ya que en
definitiva lo que acabamos de obtener es el alto total de las y tendrán un mecanizado
semejante al de los laterales.
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Siendo "i" el ancho total del perfil central y 2 el grueso en milímetros de su pared
Aquí la dificultad estriba en que hay que medir con exactitud la cota h, que I del tipo de
acabado con el que la hoja haga tope con la cara interior del marco. Generalmente se deja
la hoja sin más remate que la cabeza de los tornillos que sirven para unir sus perfiles. Y
entonces la cota h será la suma del ancho de esta cabeza más el grueso del perfil de, la
cota determinada por la suma del grueso de lateral del cerco más su exterior. Es decir, que
la cabeza del tornillo de la hoja hará tope con la cara interior del lateral del cerco, pero será
más correcto -y sobre todo más silencioso, y sufrirá menos la estructura de la ventana- si
mediante un taladro en el perfil de la hoja se añaden dos topes de goma a cada lado,
según se ve en la planta., que servirán para amortiguar el golpe de la hoja contra el cerco
en la ventana. Este tope tiene un grueso algo mayor que la cabeza del tornillo, que
determinará finalmente la cota h.
Existen en el comercio internacional marcas con sistemas en los que el propio perfil va
provisto de un riel dispuesto para servir de asiento a una junta de o continua, que
simultáneamente resuelve el problema de mitigar el golpe y el de crear un cierre estanco,
evitando incluso la necesidad de instalar junta de cepillo, con lo cual se reducen
ligeramente los costes en materia de perfilería.
Medida de los cristales
Su medida horizontal será el largo total del perfil horizontal de la hoja, a la 'á que descontar
j + k y añadirle 2 mm, quedando:
(B/2)-h+(i/2)-2 - j - k - 2 = (B/2)-h+(i/2)- j - k
y su altura vendrá determinada por el largo del perfil lateral de la hoja, al que se le restarán
las cotas l y m (véase sección vertical) y se le añadirán 2 mm:
H-e-d-l-m+2
En esta ocasión, los dos milímetros que añadimos al cristal están en función del sistema de
sellado que empleemos y aun del modelo de la junta de neopreno que escojamos, por lo
que deberán ser cotejados experimentalmente una vez puesta la junta; así pues, esta
medida puede sufrir una ligera variación.
Herrajes y Accesorios
Este tipo de ventana se completará con los siguientes herrajes y accesorios:
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Dos cierres laterales, que aunque se elegirán del mismo tipo, no serán iguales, pues uno
debe instalarse a izquierdas y el otro a derechas.
La elección del cierre debe hacerse de acuerdo con el cliente. El modelo más usual, que es
el de manecilla, denota calidad y al deslizar la hoja llega a cerrar por sí mismo.
El modelo embutido de uña, así como el de condena, son cierres más funcionales y
económicos, aunque no por ello dejan de ser efectivos.
Existen en el mercado cierres con mando de cuadradillo y similares, propios para instalar
en hospitales y casas de salud, pues merced a ellos se evita que los internos anden
enredando con las ventanas, lo que implica un riesgo.
Cuatro rodamientos, dos por hoja, a instalar en sus perfiles horizontales inferiores.
Estos rodamientos son generalmente suministrados por el mismo proveedor del sistema,
ya que deben introducirse en el perfil haciendo un asiento perfecto. Se impide su salida
con un par de muescas -que normalmente es suficiente- practicadas en el mismo perfil, o
mediante una pieza embutida. Se suelen ofertar de diferentes calidades, corrientes o de
bolas. Es aconsejable no escatimar precio en esto e instalar unos buenos rodamientos de
bolas, naturalmente. El éxito de una corredera depende de varias cosas, pero
fundamentalmente de conseguir que sus bolas se deslicen con suavidad, casi presionando
con un solo dedo.
Es lamentable ver la cantidad de correderas instaladas que existen cuyas hojas no corren
ni haciendo palanca con un destornillador. Ya es hora de que se hagan las cosas bien y
demos a la carpintería metálica de aluminio la perfección y calidad que de este material se
puede obtener, y que de hecho están obteniendo muchas fábricas especializadas.
Por cierto, es deplorable que éstas sean juzgadas, a la hora de decidir sus presupuestos,
al mismo nivel que los oportunistas con su producto de baja calidad, que lo que venden es
la idea de dotar o no dotar de aluminio la carpintería de una obra. No es, pues, el aluminio
lo que hay que juzgar, sino la calidad del producto, de los componentes que intervienen y
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del trabajo que se ejecuta. Todo ello debe traducirse en un funcionamiento satisfactorio,
duradero y bello.
Ocho tornillos de cerco, de rosca chapa, inoxidables o cadmiados, con cabeza de gota de
sebo, de 5-6 x 25-30, según asiento del perfil del cerco.
Ocho tornillos de hoja, de rosca chapa, inoxidables o cadmiados, con cabeza de gota de
sebo, de 4-5 x 20-25, según asiento del perfil de hoja.
Dos topes de hojas. Se instalarán en la barra superior del marco por el lado interno de la
hoja exterior, con objeto de que la hoja no pueda ser levantada desde fuera a fin de sacarla
y penetrar en la vivienda desde el exterior.
Para el marco donde se embutirá necesitaremos una tira en cada perfil lateral,
precisamente en el lado en que el cerco cierra con la hoja. Al otro lado, como se ve, no es
necesaria, pues aun cuando es posible disponer la situación de las hojas en sentido
inverso y proceder a la limpieza de los cristales, los cierres quedarían puestos al revés y el
burlete entre hojas no encajaría, lo que obliga a que la ventana quedase cerrada
únicamente en la posición reflejada en la planta. Su longitud será, pues, dos veces la del
perfil lateral del marco.
Para la hoja. Aquí, su longitud total será dos veces la del perfil central de la hoja, más ocho
veces el largo de un perfil horizontal.
Ocho topes de burlete o cuñas, introducidos a presión en los extremos de la guía con el fin
de que no se escape el burlete por deslizamiento. Sólo se emplearán en las hojas, ya que
en el cerco no son necesarios, pues al quedar sujetos los perfiles de éste, hacen de tope.
Goma de acristalar. Su longitud coincidirá con la suma de los perímetros de los cristales de
cuyas medidas ya disponemos; aunque en este caso, a diferencia de los fijos que son
acristalados en obra, las hojas de las correderas lo serán en el taller. De todos modos, a
los operarios se les proporcionará igualmente la goma en rollos salidos del almacén, cuya
longitud se calculará abreviadamente considerando:
2B+4H
Topes de goma o neopreno para los laterales exteriores de las hojas (cuatro unidades).
Puertas correderas
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Son muy utilizadas como la mejor solución para los cerramientos de terrazas in todos
aquellos casos en que interesa aumentar el espacio útil aprovechar de la habitación, pues,
al no abatir, no hay que respetar, dejándolo libre, el lar que describiría otro tipo de hojas en
la maniobra de abrir o cerrar.
Como se suelen emplear en cerrar grandes huecos, hay que decidir desde principio qué
tipo de cristal va a ser el más adecuado en cada caso, pues ele ocurrir que se instala de
entrada un cristal blanco transparente, sin pensar en más, y luego se tiene la sensación de
estar dentro de un escaparate puesto a la curiosidad exterior. Por ello si son aconsejables
y muy utilizados los cristales transparentes, pero ahumados, en tonos grises o bronces,
con los que desde dentro se ve perfectamente el exterior, mientras que desde fuera -
siempre que la intensidad de la luz sea mayor, claro está - muy difícilmente ve lo que
ocurre en el interior.
En cuanto a calidades y gruesos del cristal, se debe emplear desde una cristalina 4-5,
como mínimo, a la luna pulida de 8 mm excepcionalmente, que , es un cristal más
adecuado para establecimientos comerciales (la idónea es luna pulida de 6 mm).
Por otro lado, de cara al usuario hay solamente ventajas, pues se está ofreciendo mayor
calidad, al haber más material; mayor seguridad, ya que con división es menos probable
una rotura por golpe accidental; un más económico mantenimiento, porque, en el caso de
que se produjera esa rotura, sólo seria media superficie la que habría que reponer, y no
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hay que olvidar el carácter agresivo del precio del cristal en función de su tamaño. Aparte
de todo ello, también se debe considerar que esa pieza constituye un aviso para los
distraídos, que con frecuencia no ven que existe un cristal en su camino, exponiéndose a
los consabidos golpes con la cabeza.
Puerta corredera de tres hojas
Una puerta cuya altura superará probablemente los dos metros, y tiene tres hojas.
Lo primero que hay que pensar es que los perfiles que intervengan en su elaboración,
aunque serán semejantes en su forma a los de la ventana -pues es conveniente, por
razones de previsión de almacenamiento, adquirir los diferentes sistemas a un mismo
fabricante o distribuidor, habrán de ser más robustos que aquéllos.
Por las ventajas que hemos visto ya, dotaremos a la unidad de división la hoja una mayor
consistencia, nos permitirá prescindir del perfil de zócalo bajo, donde instalaremos uno
normal, igual que en su parte alta.
Ocuparnos de que se deje una diferencia de nivel entre los suelos acabados
del interior de la habitación y el exterior de la terraza, equivalente del perfil
inferior del marco que vamos a instalar.
Comprobar la altura útil interior de la corredera, que nunca debe ser inferior a
2 m -la ideal, 2,05 m- ni superior a 2,15 m, pues de ser mayor habría que dotar
a la unidad de elementos superiores, probablemente.
Como no habrá dificultad en el caso de escoger para ambos perfiles un mismo ancho -
pues ocurrirá que a las dos cotas, t y u, se deberá aplicar el mismo valor y, como
consecuencia de ello, tanto el ancho de los cristales como el de los perfiles será el mismo
para las tres hojas-, estudiaremos el caso de que sean tamaños distintos, con lo que se
nos plantea una primera cuestión en forma de dilema, cuyos dos términos son:
O cortamos los seis perfiles -alta y baja de la hoja- a la misma medida, en cuyo caso el
tamaño de los cristales no será el mismo para los tres, sino uno de una medida y los otros
dos de otra ligeramente inferior (la diferencia entre los anchos del perfil)...
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O cortamos los tres cristales -por unidad, claro- a la misma medida, con lo cual ahora
serán los perfiles los que habrán de ser desiguales: dos de una medida y cuatro de la otra,
siempre por unidad.
Así pues, optamos por la primera solución, o sea cortar los seis perfiles a la misma medida,
lo que hará que el ancho total de las hojas sea también el mismo en todas ellas.
Para obtener esta medida restaremos a B (véase la figura 30, sección horizontal) todas
aquellas cotas que no están ocupadas por el perfil, como es el caso de 2 h Y añadiremos
aquellas que lo ocupan doblemente, como 2 u, quedando:
B - 2 h + 2u
que constituirá el largo total de los tres perfiles, por lo que dividiendo nos dará el de uno
solo:
(B - 2h + 2u)/3
Una vez obtenido el largo de los horizontales de las hojas, se deducen fácilmente las
medidas de las divisiones o metopas, que serán:
Queda, pues:
H´=H´´= (H-e-d-2y-z)/2
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Cuando se acristale con goma, probablemente habrá que rebajar esos dos milímetros
Accesorios
Se completará esta unidad con los siguientes accesorios, herrajes, burletes y gomas:
Seis rodamientos.
Veinticuatro tornillos del tipo de los anteriores, para la unión de las hojas,
según asiento.
Dos topes de hojas metálicos -de acero inoxidable-, que irán en el perfil
superior del cerco protegiendo la hoja central.
Cuatro topes de goma o neopreno, para los perfiles laterales de las hojas
exteriores.
Burlete o cepillo donde vemos que hay en este caso dos tipos de burlete: el
vertical, para el cerco y los centrales de hojas, cuya longitud será 6 H, Y el
horizontal, que instalaremos en la parte superior e inferior de la hoja, cuya
longitud será 4 B.
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Este pandeo también se podrá evitar, siempre que la disposición arquitectónica lo permita,
intercalando en el centro de la unidad un perfil vertical que, sujeto a los cercos horizontales
superior e inferior, reciba dos laterales del marco, uno a cada costado, convirtiendo así una
unidad de cuatro hojas en dos de dos.
Así pues, como en este caso la unidad tiene cuatro hojas, haremos cortar ocho perfiles por
unidad y todos ellos tendrán el mismo largo, que será el siguiente:
fórmula a la que se llega restando al total de la base la longitud que no está ocupada por el
perfil horizontal de hoja, y sumando la que está ocupada doblemente. Al dividir por el
número de hojas haremos los ocho perfiles iguales. El ancho total de la hoja variará
inapreciablemente, de unas a otras, según el perfil vertical del que van guarnecidas.
Lo mismo sucederá con los cristales, cuya anchura variará también en función del perfil
vertical y podrá deducirse descontando al perfil vertical de hoja, ya obtenido en (1), el resto
del ancho de los perfiles verticales, con lo que obtendremos la luz x de la superficie vista
acristalada a la que nos limitaremos a añadir la parte de cristal que se embute en las guías,
es decir:
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Siendo probable que el fabricante de perfiles haya hecho i´ = i´´ resultando que (3) y (4)
serán iguales, por lo que el número de piezas quedará en dos de cada tamaño.
Las medidas verticales no variarán. Pero en este segundo ejemplo, debido a la forma en U
de todos los perfiles verticales de hoja, si hacemos los horizontales todos iguales. el ancho
total de hoja será el mismo en las cuatro, aunque la medida del cristal varíe de dos en dos,
cuando sea
i´ no es igual a s´
pues, en caso contrario, también los cristales serían iguales los cuatro.
Se cortarán, pues, ocho piezas del perfil horizontal de hoja a un largo que vendrá dado por
(B - 2h + 3u)/4
o sea, descontando a la base las dos cotas donde no hay perfil de hoja y añadiendo las
tres donde lo habrá doble. Al dividir por cuatro, ya tenemos todas las medidas iguales.
Respecto al ancho de los cristales, una vez que tenemos la medida del perfil horizontal de
hoja, ya podemos hacer:
Accesorios
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Ocho rodamientos.
Ocho tornillos de unión de cerco (rosca chapa, cadmiados, con cabeza de gota
de sebo y diámetro según asiento).
Dieciséis tornillos, como los anteriores, para la unión de las hojas y diámetro
según asiento.
Burlete o cepillo:
Topes de burlete:
8H
2B
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Es muy importante prestar la debida atención a los escaparates, pues constituyen el rostro
del establecimiento, anunciando que allí se venden precisamente esos artículos que están
expuestos. Es, pues, indispensable acertar en el aspecto y presentación de un escaparate.
Por otro lado, se deben considerar los artículos que se van a exponer, pues son muy
distintos los casos de un local destinado a la venta de automóviles, donde interesa un
escaparate diáfano, y el de una joyería, por ejemplo, donde interesa colocar las joyas casi
junto a los ojos del cliente, para que pueda percibir mejor sus detalles, mientras que se
hacen indispensables unas medidas especiales de precaución, como el empleo de perfiles
que admitan gruesos exagerados de cristal de seguridad, e incluso barra de hierro -muy
protegida contra la oxidación- en el interior de ciertos perfiles de aluminio.
Se trata de un hueco abierto de suelo a viga, entre dos pilares; su anchura se aproxima a
los tres metros y su altura viene a ser de dos metros cuarenta centímetros.
La parte baja de su alzado exterior estará recubierta, en una altura de cuarenta a cincuenta
centímetros del suelo, por chapa de revestir, lo que protegerá de posibles malos tratos la
unidad al nivel del suelo, elevando al mismo tiempo el piso de la exposición interior a esa
altura y creando entre dicha tarima y el suelo un espacio que puede servir de almacenillo
donde guardar las cajas de los artículos expuestos, etc.
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Como vemos en el alzado, cerraremos el hueco con cuatro perfiles: dos de longitud igual a
B y dos cuyo largo será igual a H - 2a.
Después cortaremos dos perfiles horizontales, cuya longitud será igual a B - 2a y que se
situarán en el alzado, el primero considerando la cota b, que estará en función de la luz
necesaria para instalar la celosía, y el segundo considerando la cota e, la cual se deducirá
en función de los 500 mm que hemos determinado va a tener la altura del zócalo, que se
cubrirá con chapa de revestir. La cota e, menos la tolerancia que convenga a su
instalación, será el largo al que hay que cortar las chapas, para recubrir un espacio que en
este caso no es necesario embellecer por el interior, aunque sí reforzar debidamente, por
medidas de seguridad.
Cortaremos también dos perfiles de largo igual a b, que constituirán las separaciones entre
celosías.
En la sección horizontal vemos lo que constituirá el techo interior del escaparate, que se
formará cortando, a un inglete, dos perfiles de un largo igual a e, que será la profundidad P
- a; y uno de largo igual a B, cortado a dos ingletes el cual cerrará por el interior.
El ensamblaje interior se completará con dos perfiles de largo f, dado por H- b - 2a, y dos
de largo e - a (véase alzado lateral), que con uno de largo B - 2a para la parte superior -al
principio ya cortamos dos de este tamaño para las divisiones del frente-- completarán la
base de la tarima.
Celosías
Nos referimos aquí a los diferentes sistemas patentados existentes en el mercado, para
resolver ventanas con palas horizontales, de cristal o aluminio, giradas paralelamente
desde un mando interior accionado por una palanca manual o un pomo.
La medida del ancho es susceptible de variación. Aunque no debe sobre pasar 1,10 cm, o
por lo menos no es aconsejable, y eso utilizando ya un cristal grueso, en caso necesario se
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puede dividir interponiendo montantes, que generalmente oferta el mismo proveedor del
sistema.
Su altura, en cambio, debe ajustarse a las indicaciones del fabricante, pues está en función
del número de palas y del ancho de éstas. Para ello, cada proveedor dispone de tablas que
facilita a los usuarios, e incluso las mismas tarifas tienen determinado el precio por la altura
de su luz. Aquí la labor del técnico consiste, por tanto, en conjugar los diferentes elementos
de que dispone, para dejar la luz adecuada, pues cuando se trata de un elemento adosado
a un conjunto grande, como en el caso del escaparate anterior , se determinará primero la
luz interior de las celosías y, en su función, el resto de las distancias; pero cuando se
presenta una sola unidad habrá que conjugar muchas veces los diferentes anchos de
perfiles en U o tubulares, e incluso con los márgenes que nos permitan la obtención de
medidas definitivas del hueco, y aun los de la propia celosía considerando el solape que
permiten las palas sobre las juntas.
En cuanto a los accesorios, no se debe olvidar que también se ofertan mandos a distancia
para aquellos casos en los que, por motivos arquitectónicos -grandes naves, etc.-, la
ventana quedó excesivamente alta.
Barandillas
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medidas exteriores adecuadas a las interiores del balaustre definitivo. Su eje irá separado
del borde exterior del saliente del forjado una distancia mínima de 70 u 80 milímetros.
La altura ideal de la cara superior del pasamano desde el suelo debe ser un metro, que se
conservará tanto si la barandilla es enteramente metálica como si va superpuesta a pretil.
Cuando existen pretiles a baja altura, así como cuando se diseñan barandillas con barras
dispuestas horizontalmente, hay que tener en cuenta la afición que tienen los niños a
encaramarse en ellas, con el consiguiente peligro.
La luz máxima entre balaustres no debe rebasar 105 mm, que es la distancia máxima en la
que un niño pequeño no puede introducir la cabeza entre dos barrotes, aunque lo intente.
Esto no quiere decir que dicha distancia deba mantenerse a rajatabla. Se puede variar
ligeramente -de +2 a -10 milímetros, sobre todo en menos- para poder colocar
simétricamente los balaustres con respecto a la medida total de la unidad.
Toma de ángulos
En todo balcón típico, con un frente y dos laterales que cierran en ángulo recto, se cortarán
los perfiles horizontales a inglete; pero se debe comprobar siempre que el ángulo sea,
efectivamente, recto, pues con frecuencia hay diferencias sensibles que, para una correcta
ejecución del barandal, obligan a variarlo. En cualquier caso, Y a menudo, surgen
balconadas que rematan con ángulos irregulares, que es preciso medir con exactitud.
Se hace imprescindible, por ello, conocer este ángulo y darlo en el taller para que se
puedan cortar los perfiles correctamente. Con frecuencia se suele tomar en obra, ya sea
haciendo una plantilla, ya utilizando un compás, pero es más sencillo y exacto resolverlo
trigonométricamente.
Para ello basta tomar, desde el vértice A, dos distancias que deberán ser iguales: AB = AO
(el resultado será más exacto cuanto mayor sea la distancia tomada).
Se mide asimismo la distancia en línea recta entre ambos extremos, OB, y se divide por 2,
con lo que obtendremos CB, que es uno de los catetos del triángulo rectángulo cuya
hipotenusa, AB, ya conocemos, y resolviendo
seno a= a/c
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Escaleras
En los barandales de escalera, la premisa más importante que respetaremos es que en
todo momento, es decir, en cualquier lugar de la escalera donde una persona se
encuentre, ya sea en un rellano o sobre cualquier escalón, la altura desde el suelo a la
cara superior del pasamanos debe permanecer sensiblemente constante. Y decimos
sensiblemente, debido a las pequeñas variaciones que hay que introducir por el cálculo de
los perfiles horizontales, ya que no será la misma altura del perfil pasamanos, por ejemplo,
cuando éste se encuentre dispuesto horizontalmente a lo largo de un rellano, que cuando
discurra inclinado siguiendo el ángulo o pendiente que marcan los escalones. En este
último caso, la altura que antes había en el rellano queda ahora reducida a un cateto del
triángulo rectángulo cuya hipotenusa a' será ahora la nueva altura útil del mismo
pasamanos, por lo que
De la misma manera
b = b' = b''
y debemos, pues de no hacerlo así -ya que también se trata de mantener constante la
altura del panel interior- no podríamos homogeneizar correctamente el reparto de
balaustres, ni mantener constante la altura de la barandilla o la medida del cristal, si lo
hubiera. En cualquiera de las dos soluciones que en él se señalan, donde hacemos
d = d'
a costa de subir exageradamente la altura del pasamanos a lo largo del recorrido de los
escalones. Los balaustres crecerán muy sensiblemente y además encontraremos serias
dificultades a la hora de distanciar sus luces, sobre todo cerca de los ángulos.
Medición de ángulos
Simplemente con medir un escalón obtenemos datos de sobra para conocer la pendiente,
puesto que se trata de un triángulo rectángulo cuya huella y contrahuella constituyen sus
catetos y la hipotenusa es la línea que une dos vértices de escalón.
seno a= f/HF
Es conveniente tomar medidas en dos o tres escalones distintos y aplicar la media, ya que,
de uno a otro, una misma medida puede variar a veces hasta un par de centímetros, por lo
cual hay que hacer una comprobación con las medidas totales entre rellanos.
Una vez conocido el ángulo, ya tenemos todos los cortes de los perfiles:
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ß = 90 º - a
Y = 180 º - ß
(90 º + ß)/2
que constituye la bisectriz del ángulo formado por ambos pasamanos al encontrarse en
dicho punto.
(180 º - a)/2
Ventanas de guillotina
La ventana de guillotina consiste en una corredera de dos hojas en la que éstas, como el nombre
indica, discurren en sentido vertical.
La naturaleza del diseño de sus perfiles y accesorios debe ser pues, tal, que se cree la estanquidad
en esa posición, y por esto y para su más fácil manejo, la hoja interior será la que quede abajo en
la posición de ventana cerrada.
Ventana de guillotina compuesta de una hoja corredera, que naturalmente será la interior, y
la exterior estará constituida por un fijo inamovible situado en la parte superior.
Las dos hojas corren independientemente, fijando la posición de la ventana como abierta o
semiabierta mediante cierres de condena o abisagrados, situados en los laterales del
cerco, y que, asentados a diferentes alturas, actúan de topes.
Las dos hojas corren simultáneamente y en dirección opuesta, ya que van unidas mediante
cable oculto, sujeto a la parte superior de ambas y que actúa a través de una polea
disimulada en el cerco, en la que se apoya, por lo cual quedan compensadas las cargas.
La apertura es regulable de mínima a máxima -mitad del hueco- y siempre será simétrica.
Puede instalarse también con un sistema de muelles de compensación, que permite abrir o
cerrar fácil y silenciosamente cada hoja.
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Muros cortina
El muro cortina, del inglés curtain wall metal, tiene su origen en Norteamérica en las
primeras décadas de este siglo, y nace del afán de sus constructores por modular y
estandarizar hasta lo inestandarizable.
Sintiéndose en la necesidad de inventar la forma de cerrar todos los huecos del edificio de
una sola vez, pues as! simplificarán la construcción de tal modo que en lo sucesivo se
limitarán a levantar la estructura, cubrirla por arriba, taparla por los lados y... edificio hecho.
Ya no queda más que llenarlo por dentro.
Aparecen diversos sistemas de proyecto y ejecución según el muro sea corrido a lo largo y
lo ancho de la fachada, o bien constituya una serie de paneles verticales u horizontales a
base de resaltar los pilares exteriores sobre las vigas, en el primer caso, y las vigas del
forjado sobre los pilares, en el segundo (misma figura, secciones B y C, respectivamente).
Para solucionar un muro cortina se han creado normas oficiales, en las que se establece la
obligatoriedad de respetar unos parámetros de resistencia de materiales, obtenidos
teniendo en cuenta fundamentalmente las presiones dinámicas del viento sobre las
superficies que reciben directamente su acción, así como las succiones que se originen en
la fachada opuesta, la altura máxima de la edificación y la situación topográfica y eólica del
emplazamiento.
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La presión dinámica del viento en los puntos donde su velocidad se anula, se deducirá
mediante la fórmula
w = v2 /16
Al pie de cada esquema, en los sistemas abatibles o practicables, se debe indicar si abren
hacia dentro o hacia fuera, ya que la representación gráfica es la .misma en ambos casos.
En realidad hay un detalle diferenciador, ya que el sentido de las hojas se marca con
trazos cuando abren hacia fuera y con línea continua cuando lo hacen hacia dentro; pero la
experiencia demuestra que este detalle pasa con frecuencia desapercibido, lo que acarrea
errores en la ejecución del trabajo, con la consiguiente pérdida de tiempo en repetición de
tareas y el probable desperdicio de materiales que, una vez cortados, serán de difícil
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aprovechamiento. También se pueden señalar esos sistemas con las denominaciones "a la
inglesa" o "a la francesa", siendo las que abren hacia el exterior del edificio las primeras y
hacia el interior las segundas.
Obsérvese que en las puertas se ha marcado la parte inferior con un doble trazado
relativamente estrecho. Ello indica que el perfil inferior horizontal de la hoja es de zócalo,
esto es, exageradamente más ancho que los perfiles laterales y el de la parte superior de
la hoja. Baste decir en este capítulo que llevar este perfil de zócalo es lo normal, y así lo
entenderá el cliente si no se especifica otra cosa, por lo que en caso de variación hay que
indicarlo bien desde el principio.
Es importante señalar si abre hacia dentro o hacia fuera, sobre todo si se trata de un local
comercial, ya que está normalizado en las medidas de seguridad que las puertas de
entrada a establecimientos públicos deben abrir hacia fuera, para que en los casos de
emergencia, como incendios, etc., sea más fluido el desalojo de las personas.
Con los esquemas expuestos hasta ahora queda suficientemente cubierta la gama de
posibilidades que se presentarán en las ofertas, tanto de obra nueva en la edificación como
de renovación de huecos en establecimientos comerciales.
Abre a derechas | Abre a izquierdas | Abre a derechas con montante sup. fijo
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Abre a derechas con montante inferior fijo | Abre a derechas con lateral fijo | Abre a
derechas con montante de celosía
Abre h. d.a derechas | Abre h. dentro, a izq, con antepecho y superior fijos
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Ventanas proyectantes
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Nueva edificación.
Establecimientos comerciales.
Cada uno de ellos constituye una especialidad distinta de venta con sus propias
particularidades.
En la nueva edificación
El momento oportuno para contratar la carpintería es cuando el edificio en construcción se
encuentra en la fase en que se ha terminado con la estructura de hormigón o de hierro y se
empiezan a levantar los tabiques de albañilería. Es entonces cuando hay que ponerse en
contacto con el director técnico inquiriendo si está prevista carpintería metálica de aluminio
-podría no estarlo-. En caso afirmativos, nos encontramos en el instante de la construcción
en el que ya están definidas las medidas exactas de los huecos se procede a cerrar la
tabiquería exterior e interesa certificar oficios.
Queda el tiempo justo para solicitar presupuestos, recibirlos, seleccionar y aceptar el más
favorable de instalar. Es, pues, el momento en el que no sólo están predispuestos a
recibirnos, sino que nos están buscando, pues de cuantas más ofertas dispongan, en
mejores condiciones estarán de realizar una selección efectiva y acertada.
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Los factores que deciden a favor de una oferta entre las demás son los siguientes:
No dejar sin resolver cualquier detalle que esté incluido en el capítulo que nos
ocupa y aun, si ello es posible, solucionar con aluminio algún otro cuya
correcta solución tengan en duda. La misión de un director técnico de obra
consiste en tenerlo todo previsto y solucionado a su debido tiempo y no
permitir que se acumulen problemas a causa de detalles, la mayor parte de las
veces improductivos, y que con toda seguridad retrasarán el calendario
previsto. Ayudar a cumplir con ello es ofrecer una colaboración que no
desperdiciarán. Siempre, naturalmente, que la oferta sea razonable.
Dedicar la debida atención a este mercado y estudiar su posible canalización es, por tanto,
positivo.
Ya desde la calle se puede realizar parte de ese estudio, mirando las fachadas de los
edificios construidos y habitados y fijándose en las terrazas, ventanas o balcones de las
diferentes plantas. De este modo, si se observa, por ejemplo, que en ninguna de ellas la
carpintería original ha sido sustituida por otra de aluminio, hay que pensar que tal
sustitución no es necesaria. Evidentemente, esas viviendas han sido construidas de
manera que satisfacen plenamente a sus inquilinos tal como están, al menos en cuanto a
posibilidades de aprovechamiento y en cuanto a calidades y confort de la carpintería
instalada.
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Por el contrario, se encuentran con frecuencia edificios en los que algunas de las terrazas
o ventanas han sido modificadas, ya sea cambiando simplemente a aluminio, ya instalando
doble ventana con el fin de impedir la entrada de ruidos originados por la circulación de
vehículos o para aislarse del frío exterior -pues las ventanas y puertas constituyen el
principal enemigo de una calefacción o un acondicionamiento de aire económicos-, o ya
prolongando la habitación hasta el límite del balcón o ampliando hasta el suelo las
ventanas de salida a la terraza para convertirlo todo en puerta.
Esos son los edificios que interesan. Si de diez o doce plantas que pueda tener la casa,
dos o tres ya han sido modificadas, todas las demás son susceptibles de sufrir el mismo
cambio, por lo que sus propietarios son con toda seguridad clientes potenciales, a los que
desde luego hay que dirigirse mediante carta, tarjeta u octavilla -la primera es más eficaz-,
pero siempre con una atractiva y convincente presentación. Dedicar una persona a
ocuparse de este cometido es altamente rentable. Resultados experimentales, de los que
preferimos no dar datos concretos, pues dependen mucho de las características
particulares de cada población, demuestran un sorprendente incremento en la venta, en
cualquier caso.
En los establecimientos comerciales
La reforma o la apertura de un local nuevo se ocupan de dirigirla, en la mayor parte de los
casos, la misma persona que va a regentar el comercio, a veces en colaboración con el
decorador. No ocurre lo mismo cuando se trata de unos grandes almacenes o un
establecimiento de envergadura -con varias plantas, ocupando una manzana-; entonces ya
hay una dirección técnica. Nos referimos aquí a los locales de 100 a 500 metros cuadrados
que se van a convertir en un comercio, muchas veces en un bar, atendido por tres o cuatro
personas generalmente de la misma familia. En estos casos suele haber cambios a lo largo
de la obra, por lo que conviene visitarla con cierta asiduidad hasta que estén definidos
todos los detalles, al mismo tiempo que vamos contactando con la persona que acaba
tomando las iniciativas.
Es, pues, muy importante escuchar al cliente hasta saber bien cómo quiere los detalles y
exponerle las posibilidades de su correcta realización, discutiendo los pormenores y
demostrándole hasta dónde se puede llegar, porque a veces, por desconocimiento, pide
cosas de las que luego se va a arrepentir. Se trata, en suma, de darle soluciones
mejorando su propia idea, o descubriéndole posibilidades que él no ha tenido en cuenta o
no conocía, procurando no desviarse de la idea inicial, que es, en definitiva, la que él lleva.
Se impone, por tanto, la necesidad de hacer un plano que refleje todos los pormenores
para, en la oferta, dejar claramente indicado cómo se va a realizar todo. Con ello se
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Si hemos sido capaces de mover vendedores para que busquen posibles clientes; si nos hemos
molestado en tomar medidas, hacer planos, estudiar éstos con los técnicos en la oficina, elaborar
los presupuestos, mandarlos mecanografiar, etc., no podemos permitir que las hojas con nuestra
oferta acaben al primer vistazo en la papelera de un cliente que se nos ha escapado simplemente
porque estamos desfasados, ya sea por exceso o por defecto.
Nosotros hemos puesto el máximo esfuerzo e interés en conseguir ese trabajo, pero
hemos podido olvidar que para su realización el cliente tiene también un presupuesto al
que tiene que ajustarse.
Es, pues, muy importante, antes de estudiar la obra, obtener una información lo más
exacta posible de la cifra a la que se puede llegar, con el fin de ajustarse, si ello es factible,
a un tipo de sistemas que nos permitan ese coste.
Es en estas conversaciones, sobre todo si se llega a abrir planos y a comentar sobre ellos,
cuando se crea un ambiente favorable en el que suelen darse situaciones mediante las
cuales, y en lo que respecta a la adjudicación de la obra, puede inclinarse la balanza a
nuestro favor.
Presentar la oferta es una gestión que debe realizar el vendedor, que es quien está en
contacto con el cliente y quien a sus ojos encarna la empresa. Sin embargo, salvo que se
trate de una persona muy experta, debe ir acompañado del técnico que haya confeccionado
el presupuesto o, al menos, lo haya estudiado. Tanto más si se trata de una obra importante.
Debe considerarse esta visita como una continuación de las conversaciones preliminares, y
hay que apercibirse de si nos estaban esperando, lo que sería señal de que ya cuentan con
nuestra colaboración, o si por el contrario se han podido enfriar y se manifiestan
distanciados y cortantes, lo cual significaría que ya se consideran medio comprometidos
con otra oferta. En este caso merece la pena hacer un esfuerzo y tratar de volver a un clima
de confianza que nos haga posible averiguar qué es lo que los ha predispuesto a favor de la
competencia.
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Casi con seguridad aún no está todo perdido, y salir a la calle sin haber conseguido
enterarnos al menos de qué se trata constituiría una renuncia imperdonable.
Por lo tanto, y en función del volumen de trabajo, deberá tener cubiertos los puestos de:
Director
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Estudio de presupuestos.
Cálculo y confección de hojas de fabricación.
Organización del trabajo en el taller.
Pedidos de materiales y control de almacén.
Dirección de obras
Almacenero
VOLUMEN DE TRABAJO
El volumen de trabajo mínimo para el satisfactorio funcionamiento económico de una
empresa lo dará la cifra que se estime como objetivo de certificación mensual, que
obviamente habrá de ser la suma del total de gastos (fijos + variables) más los beneficios
que se estimen oportunos.
Esa será, pues, la cifra de previsión de ventas que por encima de todo hemos de alcanzar,
si queremos que las cosas vayan bien.
TOMA DE MEDIDAS
Nos referimos aquí a las medidas que toma el vendedor en obra para llevarlas a la oficina
técnica con el fin de que sea confeccionado el presupuesto. No es imprescindible que sean
medidas exactas, ya que una diferencia de un par de centímetros en el ancho o en el alto
no altera el precio final.
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Se enumerarán por tipos, especificando cuántas unidades hay en cada uno de ellos, y se
tomará nota de todos los detalles extras que pudieran llevar, pues de no ser así, se
entenderá que se trata de acabados estandarizados.
Se tomará nota resaltando si van en algún catar especial, o bien en el natural del aluminio,
y en este caso se especificará si en mate, semimate o brillo.
Organización del trabajo
Una empresa del tipo que nos ocupa funciona con unas características particulares, que
debemos tener en cuenta a la hora de crear una organización efectiva.
Sabemos que el producto que comercializamos se vende siempre antes de ser fabricado y
con un plazo de entrega a veces muy amplio. Podemos disponer, por tanto, de un margen
de tiempo para adquirir los materiales necesarios, ya que si lo hacemos pronto, evitaremos
posibles subidas en sus precios; pero por otra parte debemos considerar si el riesgo de
exponernos a ese incremento no compensa la desventaja que nos producirá mantener el
capital estacionado durante un tiempo.
He aquí, pues, un importante motivo para exigir al cliente, a la hora de firmar el contrato,
una entrega inicial de suficiente consideración: con ella se garantiza, por un lado, la
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estabilidad en el coste de los materiales, y, por otro, el mantenimiento, por parte del cliente,
del compromiso adquirido.
Resulta también que desde que nos aceptan el presupuesto hasta la fecha en que
debemos entregar la carpintería, disponemos de un amplio lapso de tiempo donde encajar
el estimado para la fabricación. No ocurrirá lo mismo con la fecha de montaje en obra, ya
que ésa la fija el cliente.
Con estos datos podemos ir llenando el calendario de pedidos, cumpliendo así nuestra
misión primordial, que es asegurar la continuidad del trabajo en el taller. Pensemos que
una empresa del tipo que nos ocupa debe tener vendida toda su producción con una
antelación mínima de tres meses para evitar los sobresaltos, pues no disponer de trabajo
para un futuro inmediato significa estar expuestos a que el personal de producción se
quede parado, sin que dejen de correr por ello todos los gastos de la empresa.
También hay que considerar las obras que se consiguen en visita directa y espontánea a
fábrica, y las que se obtienen por gestión personal de la Dirección.
En el momento en que nos aceptan una obra, hay que considerar dos factores:
Teniendo en cuenta que el compromiso se ha adquirido para hacer la entrega en una fecha
determinada, ya nos encontramos en condiciones de ir llenando un calendario, cuyo
formato será el siguiente.
M significa montaje; o sea, que si hay medio recuadro donde dice E 3 M, la interpretación
es que en el montaje en obra del expediente nº 3 se empleará medio día.
Las fechas de montaje de la obra se sitúan primero en sus casillas en función de los
compromisos, es decir, la fecha en la que nos hemos comprometido con el cliente a montar
el trabajo.
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Las de fabricación se van llenando a partir de las más antiguas que están vacías, con lo
que vamos ocupando días de trabajo en taller que teníamos hasta ahora desocupados.
Ejemplo 1:
El expediente nº 2 se debe montar en obra en los cuatro primeros días de la semana
nº 5 y se comienza su fabricación, en la que se emplearán 10 días, el tercer día de la
segunda semana, que es el siguiente de aquel en que se acaba 'el montaje del
expediente nº 1 .
Ejemplo 2:
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En una nueva obra que surja, se situarán sus fechas en la que nos hayamos
comprometido, pero su fabricación comenzarán el último semana nº 7, que es el primero
que tenemos libre.
Finalmente, tal como queda el cuadro, resultará que tenemos ocupados todos los operarios
hasta el jueves de la semana 7 -desde el comienzo de la semana 1ª- y además estarán
todos ocupados en montaje semana 10.
Se puede observar que en la confección de este gráfico hemos empleado para montar en
obra, los mismos operarios que han estado antes fabricando en taller. Esto lo hacemos así
porque consideramos que estamos poniendo en marcha una pequeña o mediana empresa.
Cuando ésta crezca, ya iremos separando a los operarios para dedicarlos continuamente a
las diferentes especialidades.
Contratación
Un contrato debe ser escueto y claro; nunca puede ser un embrollo, pues hace perder el
tiempo a quien lo escribe y desconfiar al que lo tiene que aceptar con su firma.
En el contrato se detallará un dibujo de cada uno de los tipos de huecos, tal como se
describe en este capítulo, mencionando cantidad por cada tipo y medida, sistema en el que
se va a ejecutar la obra y somera explicación del tipo de cerramiento de que se trata. Es
aquí donde hay que dejar claro al cliente que se van a respetar los acuerdos a que se llegó
de palabra en la oferta. Conviene también llevarle algunas muestras en forma de pequeños
trozos de perfil, con objeto de garantizarle que el trabajo se va a realizar exactamente con
el material ofertado y no con ningún otro.
Finalmente hay que establecer la forma de pago, que depende de todas las condiciones
anteriores.Si es fundamental trabajar bien, hay una cosa más importante, y es cobrar todo
lo que se trabaja. Tanto es así que podríamos definir una empresa como un conjunto de
personas especializadas en transformar unos conocimientos en beneficios.
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El empresario que sea capaz de realizar un trabajo y quedarse sin cobrarlo es un mal
empresario. Cuando no se conoce al cliente hay que tomar precauciones. Saber quién es
el cliente es más importante cuanto más elevada sea la cifra a que asciende el
presupuesto.
Una entrega inicial en el momento de la firma del contrato garantiza que el pago de los
materiales va por cuenta del cliente, y una segunda cantidad en el momento de la entrega
del material en obra, nos vuelve a situar en condiciones favorables. Así, al terminar la
instalación, queda un resto con el que, después de las dos experiencias anteriores, ya
sabemos lo que va a ocurrir.
Este ejemplo de contrato, como hemos dicho, es una simple orientación, y al aplicarlo en
casos reales habrá que añadir alguna condición que se considere oportuna o desestimar
otra que se vea innecesaria.
Una vez firmado el contrato, y cumplimentados todos los requisitos que en él hemos
establecido, es cuando se le abre un expediente, se le da un número, que será, por orden
cronológico, el siguiente del inmediato anterior aceptado -independientemente de las
fechas de entrega-, y finalmente se le asigna un lugar en el calendario de fabricación y
montaje. Después de esto se pasan todos los datos que van a servir para la fabricación a
la oficina técnica, donde se realizará el cálculo y desglose de todos los trabajos del taller
del modo que estudiaremos en la segunda parte de este libro.
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