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Derecho Procesal Constitucional

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Como parte de las actividades para conmemorar el Centenario

de la Constitución que nos rige, el Instituto Nacional de Estudios


Históricos de las Revoluciones de México (inehrm) tiene la
satisfacción de publicar la serie “Grandes Temas Constitu-
cionales”, en coedición con la Secretaría de Gobernación y el
Grandes temas
Constitucionales
• Grandes Temas Constitucionales •
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam.
En ella destacados especialistas aportan su interpretación
sobre las diversas materias contenidas en la Constitución, tanto
en su parte dogmática, sobre los derechos fundamentales,
Derecho procesal constitucional

Derecho procesal constitucional


como en su parte orgánica, sobre la distribución de las funcio- Armando Soto Flores
nes en el Estado mexicano. Coordinador
El inehrm se complace en poner a disposición del público
lector la serie “Grandes Temas Constitucionales” que forma
parte de la colección “Biblioteca Constitucional”, creada en el
marco de la conmemoración de la Constitución que nos rige
desde 1917. El conocimiento de los temas constitucionales
fortalece a nuestra ciudadanía y a la democracia como forma
de vida.

Armando Soto Flores


Coordinador

S ecretaría de G obernación
S ecretaría de C ultura
I nstituto N acional de E studios H istóricos de las R evoluciones de M éxico
I nstituto de I nvestigaciones J urídicas - unam
derecho procesal
constitucional

E s tudio s con sti tuc iona l e s

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Comité para la Conmemoración
del Centenario de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos

Enrique Peña Nieto


Presidente de los Estados Unidos Mexicanos

Edmundo Javier Bolaños Aguilar Pablo Escudero Morales


Presidente de la Cámara de Diputados Presidente de la Cámara de Senadores
del Congreso de la Unión del Congreso de la Unión

Luis María Aguilar Morales


Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
y del Consejo de la Judicatura Federal

R e p r e s e n ta n t e s
Pod e r E j e c u t i vo F e d e r a l

Miguel Ángel Osorio Chong María Cristina García Cepeda


Secretario de Gobernación Secretaria de Cultura

Pod e r L e gi s l at i vo F e d e r a l

Guadalupe Acosta Naranjo Enrique Burgos García


Diputado Federal Senador de la República

Pode r Ju d ic i a l d e l a F e d e r ac ió n

José Ramón Cossío Díaz Alfonso Pérez Daza


Ministro de la Suprema Corte Consejero de la Judicatura Federal
de Justicia de la Nación

Patricia Galeana
Secretaria Técnica

C o n s e jo a s e s or

Sonia Alcántara Magos Rolando Cordera Campos Héctor Fix-Fierro


Héctor Fix-Zamudio Rogelio Flores Pantoja José Gamas Torruco
Sergio García Ramírez Javier Garciadiego Juan Martín Granados Torres
Olga Hernández Espíndola Sergio López Ayllón Aurora Loyo Brambila
Ricardo Pozas Horcasitas Pedro Salazar Ugarte Gloria Villegas Moreno

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biblioteca
constitucional

i n e h r m

Secretaría de Gobernación
Secretario de Gobernación
Miguel Ángel Osorio Chong
Subsecretario de Gobierno
René Juárez Cisneros
Subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos
Felipe Solís Acero
Subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos
Humberto Roque Villanueva
Subsecretario de Derechos Humanos
Roberto Campa Cifrián
Subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana
Alberto Begné Guerra
Subsecretario de Normatividad de Medios
Andrés Imre Chao Ebergenyi
Comisionado Nacional de Seguridad
Renato Sales Heredia
Oficial Mayor
Jorge Francisco Márquez Montes

Secretaría de Cultura
Secretaria de Cultura
María Cristina García Cepeda

Instituto Nacional de Estudios


Históricos de las Revoluciones de México
Directora General
Patricia Galeana
Consejo Técnico Consultivo
Fernando Castañeda Sabido Salvador Rueda Smithers
Luis Jáuregui Rubén Ruiz Guerra
Álvaro Matute Enrique Semo
Érika Pani Luis Barrón Córdova
Ricardo Pozas Horcasitas Gloria Villegas Moreno

Instituto de Investigaciones Jurídicas


Director
Pedro Salazar Ugarte
Secretario Académico
Francisco Ibarra Palafox

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derecho procesal
constitucional

armando soto flores


(coordinador)

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KGF3003
S67
2016 Derecho procesal constitucional/Armando Soto Flores, coordinador;
Miguel Ángel Osorio Chong, presentación, Patricia Galeana, Pedro Salazar Ugarte,
prólogo, Diego Valadés, México: Secretaría de Gobernación, Secretaría de Cultura,
INEHRM, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2016
320 páginas (Biblioteca Constitucional. Serie Grandes Temas Constitucionales)
ISBN: 978-607-9276-57-7 Biblioteca Constitucional (Obra completa)
ISBN: 978-607-8507-51-1, Derecho procesal constitucional
1. Tribunales constitucionales-México. 2. Derecho procesal-México. 3.
Historia Constitucional-México. 4. Derecho constitucional I.t. II. ser.

Primera edición, Grandes Temas Constitucionales, 2016.


Producción:
Secretaría de Cultura
Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México
D.R. © 2016 de la presente edición
D.R. © Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México (inehrm)
Francisco I. Madero 1, Colonia San Ángel, C.P. 01000,
Delegación Álvaro Obregón,
Ciudad de México.
D.R. © Secretaría de Gobernación
Abraham González 48, Colonia Juárez, C.P. 06699,
Delegación Cuauhtémoc,
Ciudad de México.
DR © 2016. Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto de Investigaciones Jurídicas
Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n,
Ciudad de la Investigación en Humanidades
Ciudad Universitaria, C.P. 04510, Ciudad de México.
Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad
del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones
de México de la Secretaría de Cultura.
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total
o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos
la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación,
sin la previa autorización por escrito de la Secretaría de Cultura
/Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
isbn: 978-607-9276-57-7, Biblioteca Constitucional (Obra completa)
ISBN: 978-607-8507-51-1, Derecho procesal constitucional
Impreso y hecho en México

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Con ten ido

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Miguel Ángel Osorio Chong
Secretaría de G obernación

Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pedro Salazar Ugarte
I nstituto de I nvestigaciones Jurídicas - unam

La Constitución y sus grandes temas�������������������� 15


Diego Valadés
I nstituto de I nvestigaciones Jurídicas-unam

Grandes temas constitucionales������������������������ 33


Patricia Galeana
I nstituto Nacional de E studios H istóricos de las R evoluciones de M éxico

El derecho procesal constitucional


y su regulación en Veracruz�������������������������� 39
Raúl Contreras Bustamante
Evolución del control constitucional en México.
El Derecho Procesal Constitucional y el papel
de la Suprema Corte como Legislador Positivo.����� 69
Sergio R. Márquez Rábago

• 7 •

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8 • C on t e n i d o

El juicio de amparo en la historia constitucional


de México����������������������������������������������� 95
Víctor Manuel Garay Garzón

La defensa jurisdiccional de los derechos


humanos en la constitución������������������������ 125
Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo

La Controversia constitucional y la Acción


de Inconstitucionalidad como medios
de control de la Constitución���������������������� 153
Armando Guadalupe Soto Flores

Control jurisdiccional de reformas


constitucionales por la Suprema Corte
de justicia de la Nación������������������������������ 171
Roberto Ávila Ornelas

Derecho procesal constitucional.


Las controversias constitucionales
en materia de asentamientos humanos
y protección al medio ambiente���������������������� 209
Fernando Flores Trejo

El Derecho Procesal Constitucional.


Una perspectiva orientada a la Protección
Constitucional de los Derechos Políticos
y Electorales del Ciudadano������������������������ 251
Saúl Barrita Mendoza

Bases para las candidaturas independientes


en la asignación de primera minoría
y en la representación proporcional���������������� 291
Arturo García Jiménez

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Pr esen tación

U na constitución es reflejo de su contexto histórico e instrumen­


to indispensable para encauzar y transformar el destino de
una nación. Dadas sus cualidades fundantes, que dan forma y estruc-
tura a un país, la Constitución es piedra de toque para construir insti-
tuciones y normar la existencia de un gobierno representativo.
La historia moderna vio nacer las primeras constituciones formales
en el mundo, como la de Estados Unidos en 1787, la de Francia en
1791 y la de Cádiz de 1812. Dichos ordenamientos establecieron Esta-
dos liberales que buscaban inaugurar una era de convivencia democrá-
tica y protección a los derechos inalienables de las personas.
Como correlato de ese horizonte liberal e inspirados por los ideales
de la Ilustración, los constituyentes de Apatzingán incorporaron el
principio de división de poderes y el de soberanía nacional a la Carta de
1814. Siguiendo ese mismo espíritu y una vez consumada la Indepen-
dencia de México, la Constitución de 1824 estableció el pacto federal,
otro pilar fundamental para el Estado mexicano, como base de la unidad
y la integración del territorio nacional, sus regiones y comunidades.
Los marcos normativos posteriores también buscaron ampliar dere-
chos y garantías para dar respuesta a los retos de su tiempo y de la socie-
dad mexicana en aquel entonces. Su legado definió el rumbo de México
y llega hasta el presente. Los postulados de la Constitución de 1857, por
ejemplo, han tenido vigencia hasta nuestros días, pues con la incorpora-

• 9 •

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10 • P r e s e n tac ión

ción de las Leyes de Reforma en 1873 establecieron el Estado laico y se­


cularizaron a la sociedad, avances perdurables en el México del siglo xxi.
La Constitución de 1917, cuyo Centenario hoy celebramos, fue pro­
ducto de la Revolución Mexicana. Los derechos sociales en ella incor-
porados en diversos artículos han logrado que la República cuente el día
de hoy con instituciones sólidas, que promueven una convivencia más
equitativa y un acceso efectivo a la educación, la salud, la vivienda digna
y las oportunidades laborales. Su estructura refrendó al federalismo como
sustento de nación y a la democracia como forma de vida, y no sólo
como régimen de gobierno.
De esta manera, las y los mexicanos trabajamos por un presente y
un futuro en el que tengan plena vigencia las convicciones que hacen
de nuestro texto constitucional el más fiel testimonio, y la mejor herra-
mienta para seguir ampliando los horizontes de libertad, igualdad y
justicia social que nuestra nación anhela y merece.

M igu el Á ngel O sor io C hong


Secretaría de Gobernación

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Pr efacio

E xisten diferentes maneras de celebrar un momento histórico. Una


de ellas es la de utilizarlo como oportunidad para reflexionar
sobre sus causas, características y efectos. Si ese momento histórico está
materializado en un pacto constitucional la ocasión se potencia porque
las vicisitudes del momento están destinadas a normar las circunstancias
del futuro y a influir en otros contextos históricos, políticos y normativos.
Eso ha sucedido con la Constitución mexicana de 1917 que es un
momento, un documento y una norma. En esas tres dimensiones re-
cordamos su primer centenario de vigencia y lo honramos con esta serie
de publicaciones académicas editadas por la Secretaría de Gobernación,
el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de
México (inehrm) y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam.
Tres instituciones públicas que unen sus esfuerzos para ofrecer a los lec-
tores una valiosa y original colección de publicaciones conmemorativas
en la que se reúnen las plumas de importantes estudiosos e intelectuales
interesados en la historia, la política y el derecho.
En estas obras se celebra a la Constitución de 1917 como un mo-
mento histórico con antecedentes y particularidades irrepetibles que mar­
caron la historia de México y del mundo en el siglo xx. La Constitución
emerge como el producto de su tiempo y como punto de quiebre que
divide la inestabilidad decimonónica de la promesa de modernidad insti-
tucionalizada. Leer sobre los antecedentes del Congreso Constituyente,

• 11 •

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12 • P r e fac io

sobre su contexto y sus debates es útil para conocer al México de aque-


llos años, pero también para entender lo que los protagonistas del mo-
mento deseaban para el país que estaban constitucionalizando. De ahí
el valor de los textos de corte histórico de esta serie.
Pero la Constitución también es un documento histórico que fue
relevante e influyente para otros países del mundo. En efecto, la Cons-
titución mexicana de 1917 logró amalgamar, por primera vez en la
historia del constitucionalismo moderno, a las tradiciones liberal, demo­
crática y socialista en un crisol normativo de difícil ejecución pero de
incuestionable valor simbólico. Si a ello añadimos la presencia normati-
va de figuras de garantía como el llamado “amparo mexicano” podemos
comprender por qué el documento constitucional fue objeto de elogio
y estudio en otras latitudes y, sobre todo, punto de referencia ejemplar
para otros procesos constituyentes. Haciendo honor a una tradición
comparativista de viejo cuño en nuestro país, algunos destacados auto-
res de estos ensayos miran a la Constitución desde su trascendencia in-
ternacional y nos recuerdan que los grandes textos constitucionales tienen
vigencia nacional pero relevancia universal.
En su tercera dimensión —la que corresponde en estricto sentido a su
carácter jurídico— las constituciones son normas vinculantes. En esta
faceta, en el mundo contemporáneo, las normas constitucionales han
venido ganando cada vez mayor relevancia al interior de los ordena-
mientos a los que ofrecen fundamento y sustento. Durante mucho tiem­
po fue la fuente legislativa —la ley ordinaria— la que predominaba en
el ámbito de la producción jurídica, pero desde la segunda mitad del
siglo xx, las constituciones fueron ganando fuerza normativa. De ahí
que tenga sentido observar la evolución de la doctrina constitucional y,
sobre todo, la manera en la que fue cobrando vigencia el texto consti-
tucional en el sistema jurídico mexicano. El estudio de esa vigencia en
las diferentes áreas del derecho nos permite comprender el sentido vincu-
lante que denota la esencia normativa constitucional. Sin esa dimensión
—también analizada en esta serie de ensayos— las constituciones
serían solamente documentos históricos, valiosos pero incompletos.
El valor de este conjunto de ensayos reside en su carácter conme-
morativo pero también —quizá sobre todo— en su valor científico. De
alguna manera, el paso del tiempo —la llegada del Centenario— se

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P e dro S a l a z a r Ug a rt e • 13

aprovecha como un pretexto para pensar en el sentido de la constitu-


cionalidad, en la historia del constitucionalismo, en la génesis política y
social de una constitución concreta, en el México que la vio nacer y en
el país que desde entonces hemos venido construyendo bajo los ojos del
mundo.
Por todo lo anterior, en mi calidad de director del Instituto de In-
vestigaciones Jurídicas de la unam, celebro la publicación de estos tex-
tos conmemorativos, felicito y agradezco a los autores de los mismos y me
congratulo de esta alianza institucional con la Secretaría de Gobernación
y el inehrm que la ha hecho posible. Espero que los lectores disfruten
la lectura de cada uno de ellos y, a través de la misma, puedan aquilatar la
enorme valía del conjunto.

P edro S a l a z a r U g a rt e
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam

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L a Constit ución
y sus gr a n des te m a s

D e los 193 Estados que integran la Organización de las Nacio-


nes Unidas (onu), México cuenta con la octava constitución
vigente más longeva del mundo. Son más antiguas las de Reino Unido
(1689), Estados Unidos (1789), Noruega (1814), Países Bajos (1815),
Bélgica (1831), Canadá (1867) y Luxemburgo (1868). Si sólo contamos
las constituciones republicanas, la mexicana es la segunda más antigua
del orbe.
Otras constituciones añosas son las de Argentina y Suiza. Sin em-
bargo, la Constitución argentina de 1853 fue reformada de manera radi-
cal en 1994 y en la actualidad se identifica por esta última fecha. Sin
duda fue objeto de cambios trascendentes, pero su estructura y nume-
rosos preceptos proceden de la norma liberal de 1853.
Lo mismo sucede con la Constitución suiza de 1874 cuya refundi-
ción y reforma dieron lugar a la que ahora es datada en 1999. La Cons-
titución de 1874 fue modificada en alrededor de 150 ocasiones.1 Al
acercarse al siglo de vigencia se consideró conveniente un ajuste com-
pleto y, después de treinta años de trabajos, su texto fue refundido
en 1999, sin que se le hicieran cambios drásticos al contenido. Median-
te ese ejercicio se actualizó su redacción para hacerla más clara y se

1
Cfr. Thomas Fleiner, et al., Swiss Constitutional Law, Berna, Kluwer Law International,
2005, p. 24.

• 15 •

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16 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

incorporaron a la norma escrita algunas reglas que operaban de mane-


ra consuetudinaria. Aun cuando las novedades fueron pocas en rela-
ción con lo que ya se aplicaba. El texto reordenado fue aprobado
mediante referéndum como una nueva constitución.
Esas ocho constituciones, como todas en general, han experimen-
tado cambios importantes a lo largo de su vigencia. El hecho de que la
británica hunda sus raíces en la Edad Media, la estadounidense proceda
del Siglo de las Luces, cinco más hayan sido producidas en el siglo xix
y la mexicana corresponda a los albores del siglo xx, hace que cada una
obedezca a un proceso evolutivo distinto, sin que esto afecte la similitud
de objetivos: definir los derechos fundamentales y sus garantías, regular
las relaciones entre gobernados y gobernantes, y establecer la estructura
y el funcionamiento de los órganos del poder.
Cada constitución ha obedecido a un patrón de ajustes diferente,
adecuado a su propio entorno social y cultural. Hay un rasgo impor-
tante que comparten esos sistemas constitucionales con excepción del
mexicano: la relevancia constitucional de las resoluciones jurisdicciona-
les y de las prácticas políticas y administrativas. Han sido factores de
acoplamiento con la realidad que generan un puente de intercambios
recíprocos con el entorno y que hacen muy adaptativos los sistemas. La
base de esa interacción es la confianza en las instituciones y el resultado
se traduce en la convergencia de la norma con la normalidad. La excep­
ción mexicana tiene un fuerte ingrediente de desconfianza interpersonal
e institucional. Diversos estudios han identificado que en las socieda-
des más heterogéneas por su composición étnica, religiosa y lingüística
el derecho es un factor de cohesión más eficaz que en las sociedades de
mayor homogeneidad en esos rubros.2
El origen de esas ocho constituciones también presenta similitudes.
Está vinculado en la mayoría de los casos con procesos de independen-
cia y en otros a procesos revolucionarios. La Constitución británica está
asociada a la Revolución Gloriosa y la de México a la Revolución de
1910; las de Estados Unidos y Canadá a su separación de Gran Bre­taña;
la de Países Bajos a su independencia y su unión con Bélgica como

2
Paul W. Kahn, The Cultural Study of Law: Reconstructing Legal Scolarship, Chicago,
The University of Chicago Press, 1999, p. 9 y ss.

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Di e g o Va l a dé s • 17

efecto de la derrota de Francia y del Congreso de Viena; la de Bélgica a


su escisión de Países Bajos; la de Luxemburgo al otorgamiento de su
independencia ante la crisis entre Francia y Prusia.
Una característica compartida por siete de las ocho constituciones
es que su desarrollo permitió la consolidación de democracias robustas.
Debe tenerse presente que con su adaptación al cambio social y cultu-
ral las constituciones fueron incorporando las bases de las libertades
individuales y públicas. Es lo que ocurrió, por ejemplo, con la proscrip-
ción de la esclavitud que algunas constituciones habían aceptado en su
origen.3 Otro tanto fue ocurriendo cuando, de manera progresiva, las
constituciones depuraron los procedimientos electorales, aplicaron la
responsabilidad política de los gobiernos, descentralizaron el ejercicio
del poder, otorgaron derechos a las minorías y desarrollaron los siste-
mas jurisdiccionales, incluidos los de justicia constitucional. En el elenco
de las ocho constituciones más antiguas del planeta sólo a la mexicana
le falta un tramo por recorrer en materia de instituciones democráticas.
Los textos y las costumbres que integran la Constitución británica
han recorrido diferentes etapas. Algunos aspectos proceden de la Edad
Media y otros de la época Tudor, pero una de las normas escritas fun-
damentales es la Declaración de Derechos (Bill of Rights, 1689), algunos
de cuyos preceptos continúan en vigor. Entre los textos constituciona-
les figuran asimismo la Ley de Sucesión (Act of Settlement, 1701) y la de
Unión con Escocia (Act of Union with Scotland, 1707). Otras muchas
leyes promulgadas a lo largo de los siglos xix y xx, relativas a la Corona,
al Parlamento, a la justicia y al sistema electoral, componen la variada
serie de disposiciones formales que, al lado de las informales, integran
la Constitución británica.
Aunque la voz constitución se utilizaba desde la antigüedad romana
y se retomó en la Edad Media, y a pesar de que se identifica a la Carta
Magna de 1215 como la primera constitución formal, en realidad el
concepto moderno es posterior. Surgió en Inglaterra a raíz de la Revo-
lución Gloriosa y dio lugar a que durante el siglo siguiente en diversas

3
Véanse los artículos I, sección 9.1 y IV, sección 2.3 de la Constitución de Estados Uni-
dos.

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18 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

lenguas europeas se adicionaran las voces constitucional, constituciona-


lismo, constitucionalista y, bastante después, constitucionalidad.
En cuanto a la Constitución de Estados Unidos, con excepción de las
diez primeras enmiendas que introdujeron un amplio elenco de dere-
chos fundamentales y de la proscripción constitucional de la esclavitud
en 1865, todas las demás reformas han correspondido a ajustes institu-
cionales que no han alterado el modelo original. Las modificaciones
formales son sólo 27, si bien muchas más han operado a través de las
decisiones jurisdiccionales e incluso algunas se deben a las prácticas ins-
titucionales. Por ejemplo, las facultades de investigación del Congreso
no figuran en la Constitución y son el resultado de decisiones políticas
que acabaron siendo aceptadas como parte del sistema de libertades y
de responsabilidades que establece la propia norma suprema.4
El desarrollo y la adaptación de la Constitución estadounidense
obedecen a un procedimiento formal utilizado en Europa continental
que se combina con mecanismos consuetudinarios y con la interpreta-
ción jurisprudencial. De esta manera la adecuación del texto original se
produce sobre todo por medios informales. Esto explica por qué de las
cerca de diez mil reformas formales propuestas sólo hayan prosperado
veintisiete.5 Esta clase de reformas requieren el voto favorable de dos
tercios de cada cámara y de tres cuartas partes de los congresos locales,
aunque también está prevista la posibilidad de una convención suscep-
tible de ser convocada por dos tercios de los estados. Hasta ahora la
reforma adoptada de manera más expedita ha sido la 26a., para permi-
tir el voto a partir de los dieciocho años de edad, que entró en vigor en
1971 y cuya ratificación tomó apenas tres meses; en tanto que la si-
guiente reforma, la 27a., relativa a las percepciones de los legisladores,
tomó 203 años para ser ratificada por los estados.
En el caso de Noruega la constitución tuvo una orientación demo-
crática y social desde su inicio. El artículo 107 disponía la protección

4
La primera comisión de investigación del Congreso la integró la Cámara de Represen-
tantes en 1792 para esclarecer la derrota del general Arthur St. Clair por parte de la tri-
bu Miamis. Cfr. John Killian (ed.), The Constitution of the United States, Washington,
Senado, 1997, p. 86.
5
Jethro K. Lieberman, The Evolving Constitution, Nueva York, Random House, 1992,
p. 50.

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Di e g o Va l a dé s • 19

de los derechos alodiales, señalando que contribuyen al beneficio del


Estado y al bienestar de la población rural. El alodio representaba una
importante excepción al régimen feudal de propiedad, por lo que se le
conocía como “tierra libre” y, sin duda, suponía un avance social signi-
ficativo en Europa continental. Aunque la Constitución es monárquica,
proscribió la creación de señoríos y baronías a partir de su promulga-
ción. En cuanto al derecho de expresión, el artículo 107 dispone desde
hace más de dos siglos que todos pueden hablar de manera franca y libre
acerca de la administración y el gobierno.6
En el orden político, la Constitución noruega prevé la responsabi-
lidad política de los miembros del gabinete desde 1814 (artículo 5o.), y
el Consejo de Estado, equivalente al órgano de gobierno, aprueba las
propuestas de nombramientos oficiales (artículo 21). Las normas de ma­
yor desarrollo democrático y social se fueron incorporando de manera
paulatina, haciendo de Noruega uno de los mejores ejemplos de una
democracia social contemporánea, basada en su prestigiada Constitu-
ción bicentenaria.7
Países Bajos construyó su Constitución a partir de una amplia ex-
periencia republicana, de descentralización política y administrativa y
de independencia del aparato jurisdiccional.8 El principal objetivo de la
Constitución de 1815 fue fundar la monarquía de la casa Orange-Nassau
(artículo 24), que contó con un Consejo de Estado que procedía de la
época de Carlos V, en 1531, además de la unificación con Bélgica, por
entonces perteneciente a Austria. Este fue el diseño territorial adoptado
por el Congreso de Viena. En los Estados Generales (parlamento), de-
nominados así desde 1464, se introdujo el sistema bicameral para dar
cabida a una Cámara de Notables, cuyos integrantes eran designados
por el rey, y otra de base electoral indirecta para auspiciar la representa­
ción regional. Pocos años después, en 1823, fue introducido el Conse-
jo de Ministros.

6
Dominique Pélassy, Qui gouverne en Europe?, Paris, Fayard, 1992, p. 132 y ss.
7
Francis G. Castles, “Scandinavia: The Politics of Stability”, en Roy Macridis C. (ed.),
Modern Political Systems. Europe, New Jersey, Prentice-Hall, 1987, p. 251 y ss.
8
Cfr. Karel Kraan, “The Kingdom of the Netherlands”, en Lucas Prakke y Constantijn
A. J. M. Kortmann (eds.), Constitutional Law of 15 EU Member States, Deventer, Wol-
ters Kluger, 2004, p. 591 y ss.

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20 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

El gran giro democrático de la Constitución neerlandesa se produjo


en 1848, al introducir la responsabilidad política de los ministros, la
elección directa de la segunda cámara y la elección indirecta de la pri-
mera. Asimismo se ampliaron de manera considerable los derechos fun­
damentales y las atribuciones parlamentarias.
Bélgica se caracteriza por una constitución sucinta y bien redac-
tada. Desde su primera constitución adoptó un sistema liberal en
materia religiosa, imponiendo la neutralidad del Estado en la rela-
ción con el culto (artículos 14, 15 y 16). En cuanto al régimen de
gobierno raciona­l izó el ejercicio del poder monárquico adoptando el
principio de la responsabilidad política de los miembros del gobierno
(artículo 63).
La principal tendencia evolutiva de esta constitución está marcada
por un federalismo muy dinámico, desencadenado a partir de 1968 con
la creación de tres regiones, continuado en 1980 y culminado en 1993
al otorgar a las comunidades y regiones autonomía incluso en materia
de política internacional. La Constitución ha sido utilizada como un
instrumento eficaz para mantener las bases mínimas de cohesión nacio-
nal, absorbiendo con maestría las tensiones que han amenazado con
romper la unidad del Estado.9
Otra disposición que ha sido esencial para preservar la vigencia de
esa norma, que se aproxima a su segundo centenario, es el artículo 198,
adicionado en 1993. Conforme a este precepto se facultó al Parlamento
para que, sin tener que aplicar el complejo mecanismo de la reforma
constitucional, se pudiera proceder a modificar el orden de los precep-
tos y de sus subdivisiones, e incluso a cambiar la terminología constitu-
cional para darle uniformidad y coherencia. Gracias a esta norma fue
posible refundir o reordenar el texto e imprimirle la lozanía de una cons-
titución contemporánea.
De los 139 artículos originales, la actual norma suprema belga pasó
a 201. Si se cotejan la antigua y la nueva redacción se verá que son textos
distintos en cuanto a su contenido, pero los belgas optaron por no in-
terrumpir la permanencia simbólica de su primera constitución. Es un

9
Véase Marc Verdussen, La Constitution belge, lignes et entrelignes, Bruselas, Le Cri,
2004, p. 23 y ss.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 20 18/01/17 13:36


Di e g o Va l a dé s • 21

caso de adaptabilidad sin solución de continuidad que ha permitido


sortear rupturas traumáticas sin obstaculizar el progreso institucional.
Canadá presenta un caso especial en cuanto a su Carta Magna,
pues fue adoptada en 1867 por el Parlamento británico. El British North
America Act estableció el Estado canadiense con una independencia
parcial. El Poder Ejecutivo siguió depositado en el monarca británico
y, lo más importante, el Parlamento de Westminster conservó la facul-
tad de reformar el documento constitutivo canadiense. Fue en 1982
cuando cambió el nombre oficial de aquel decreto por Constitution Act
y cuando, a solicitud del Parlamento canadiense, el Parlamento britá-
nico accedió a transferir a Canadá el derecho de reformar su consti-
tución. Esta singular decisión se basó en la exigencia canadiense de
patriar su potestad constituyente. La expresión patriation (patriación)
fue acuñada en Canadá, en inglés y en francés, en los años setenta del
siglo pasado y no existe en ninguna otra lengua. Denotaba la demanda
de ejercer la facultad soberana de constituirse por decisión propia.10
El peculiar origen de la Constitución canadiense tuvo varias conse-
cuencias. Por un lado el país no cuenta con un documento único que
contenga todas las reglas de organización y funcionamiento de los ór-
ganos del poder, y además dio lugar a que se desarrollaran costumbres
constitucionales en relación con instituciones que no están reguladas
de manera formal. Por ejemplo, las figuras del primer ministro federal
(prime minister) y de los ministros principales (first ministers) de las
diferentes provincias no aparecían en el texto constitucional de 1867 y
en el de 1982 sólo reciben una mención accidental, sin precisar su forma
de investidura ni sus funciones.
Al trasladar el poder constituyente ordinario a Canadá se adoptó uno
de los más complejos procedimientos de reforma constitucional vigentes
en la actualidad.11 Esto explica que el país tenga una constitución que
procede del siglo xix, aunque la estructura actual del poder y de sus re-
laciones con los gobernados diste mucho de ser hoy como fue entonces.

10
Véase Adam Dodek, The Canadian Constitution, Toronto, Dundurn, 2013, p. 26 y ss.
11
Adam Dodek, “Uncovering the Wall Surrounding the Castle of the Constitution: Ju-
dicial Interpretation of Part V of the Constitution Act, 1982”, en Emmett Macfarlane
(ed.), Constitutional Amendment in Canada, Toronto Press, University of Toronto,
2016, p. 42 y ss.

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22 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

Luxemburgo presenta un caso de reordenación constitucional aná-


logo al belga y al suizo. El texto original es de 1868, que corresponde
al de su cuarta constitución formal. La primera fue una carta otorgada
en 1841 por el rey de Países Bajos; la segunda en el orden formal fue en
realidad la primera adoptada por una asamblea constituyente propia
en 1848 y se acopló a la corriente liberal de la época. En 1856 se pro-
dujo una recaída monárquica tradicionalista que fue superada de ma-
nera definitiva por el establecimiento de la monarquía constitucional en
1868, con la norma suprema todavía en vigor.12
Como en el caso de Bélgica, el texto luxemburgués de entonces y
el actual difieren en todo. Fueron abolidos los tratados secretos; se es-
tableció el sufragio directo y se le otorgó este derecho a la mujer; se
incorporó el derecho al trabajo, a la seguridad social y a la sindicaliza-
ción; la educación primaria se volvió obligatoria y gratuita; fue modi-
ficada la integración del Parlamento e introducida la representación
proporcional; quedó abolida la pena de muerte; se aceptó la autoridad
supranacional de los órganos europeos; surgieron la Corte de Cuentas,
el Tribunal Constitucional, el Consejo Económico y Social, las cámaras
profesional y de comercio; y en materia política se transitó de manera
paulatina de la monarquía arcaica reintroducida en 1856, para organi-
zar progresivamente un sistema parlamentario moderno. Al igual que
en el caso belga, se ha seguido un camino largo que ha permitido cons-
truir una constitución nueva sin generar el rechazo por parte de una
sociedad de tendencia conservadora.
Como señalé antes, México cuenta con la octava constitución más
antigua del planeta, y con la segunda más longeva de un sistema repu-
blicano, precedida sólo por la estadounidense. Al acercarse a su Cente-
nario,13 ha sido objeto de 227 decretos de reforma que han modificado
697 veces 114 de sus 136 artículos. En otras palabras, sólo 22 de sus
preceptos permanecen intocados.
Esa circunstancia ha propiciado numerosas opiniones que asocian
el número de artículos modificados con lo que tiende a llamarse “parches

12
Jean Thill, “The Grand Duchy of Luxemburg”, en Lucas Prakke y Constantijn A. J.
M. Kortmann (eds.), Constitutional Law of 15 EU Member States, Deventer, Wolters
Kluger, 2004, p. 543 y ss.
13
Escribo en septiembre de 2016.

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Di e g o Va l a dé s • 23

constitucionales”. Si entendemos por “parche” una cosa sobrepuesta


que desdice a la principal, la expresión resulta peyorativa e inexacta. Exa-
minando reforma por reforma es difícil encontrar las que puedan consi-
derarse superfluas. Más todavía, una rápida mirada lleva a advertir que
sin las reformas introducidas no habría derecho de voto para la mujer,
seguridad social, corte constitucional, representación política propor-
cional, objetividad electoral, igualdad jurídica de mujeres y hombres,
vivienda social, acceso a la información, mar patrimonial, ni se habrían
actualizado instituciones como las referidas a los derechos humanos, al
juicio de amparo, al sistema universitario autónomo, a la tenencia de la
tierra, a la distribución federal de competencias, a la organización muni-
cipal y a la supremacía del Estado en relación con las iglesias. Son ejemplos
de lo que se ha logrado merced a los cambios constitucionales.
El problema de las reformas en México está en la técnica adoptada
para procesarlas, que presenta al menos dos problemas: por un lado se
pretende la exhaustividad en la redacción de cada reforma, propiciando
así un estilo reglamentario dentro de una norma que debería ser muy
general; por otra parte esa forma de escribir la Constitución ocasiona a
su vez que cada cambio ulterior implique modificar la redacción de nu­
merosos preceptos. Por ejemplo, la reforma de enero de 2016 acerca del
régimen jurídico de la Ciudad de México implicó modificaciones en
el texto de 52 artículos constitucionales. Esto significa que pese a consis-
tir en una sola reforma, representó casi el 8 por ciento del total de los
artículos modificados en 99 años. La reforma al Poder Judicial del 31
de diciembre de 1994 involucró 27 preceptos; la realizada en materia de
responsabilidades oficiales el 28 de diciembre de 1982 afectó 15 artícu-
los. Los casos de este género pueden multiplicarse, pero con éstos se
muestra que tan solo tres cambios requirieron modificar 94 artículos
constitucionales, lo que corresponde al 14 por ciento del total de los re-
gistrados hasta ahora.
En un sentido diferente, hay casos como el del artículo 52, que fi-
jaba la base poblacional requerida para elegir a cada diputado federal.
Este precepto tuvo que ser adecuado a los datos censales en seis ocasio-
nes, hasta que en 1977 se determinó un número preciso de trescientos
diputados de mayoría para integrar la cámara correspondiente, con in-
dependencia de la composición demográfica de los distritos.

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24 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

La escritura de la Constitución ha variado con el tiempo. Durante


la primera etapa del periodo de hegemonía de partido las reformas eran
muy puntuales; en la segunda etapa, de transición hacia la democracia,
las fuerzas opositoras exigieron un mayor desarrollo en el contenido
de la Constitución para no quedar expuestas a que el contenido de los
acuerdos fuera matizado o incluso modificado por el partido mayorita-
rio, por sí solo, en la legislación ordinaria; la tercera fase se dio cuando el
propio partido hegemónico advirtió que se aproximaba el momento
de perder la mayoría en el Congreso y tampoco corrió el riesgo de que
fuera la oposición quien aprovechara la generalidad de los preceptos
constitucionales para decidir sobre la organización y el funcionamiento
del poder a través de la ley ordinaria. La transición de una etapa a otra
no puede establecerse con precisión cronológica porque corresponde a la
adaptación progresiva de estilos de negociación y concertación de acuer-
dos entre las fuerzas políticas nacionales.
Esa dinámica deformó el contenido de la Constitución y le impri-
mió una dinámica hasta ahora irreversible, pues en tanto que la norma
suprema se ha saturado de detalles, cada vez que se hace necesario un
ajuste, incluso menor, tiene que ser reformada y de nueva cuenta se le
siguen incorporando otras particularidades que acentúan la distorsión
de su carácter de norma general. Esto tiene mucho que ver con la descon­
fianza que los agentes políticos se profesan entre sí, y que ha acabado
por transmitirse también al cuerpo social.14 Una característica de los
sistemas constitucionales más desarrollados consiste en el alto nivel de
confianza que las instituciones inspiran, y esto a su vez guarda una
relación directa con la adhesión espontánea a las constituciones en tanto
que son la fuente de esa confianza pública.
Para salir de la dinámica en la que está atrapada la Constitución es
necesario un giro radical, si es que se aspira a prolongar su vigencia por
un periodo amplio. Es necesario reordenar el texto, pues presenta errores
técnicos en cuanto al acomodo de su articulado, agravado con el de-

Sobre este aspecto pueden verse: Hugo Concha Cantú, Héctor Fix-Fierro, Julia Flores
14

y Diego Valadés, Cultura de la Constitución en México, México, Instituto de Investiga-


ciones Jurídicas-unam, 2004. La segunda encuesta, de 2011, está disponible en línea:
http://historico.juridicas.unam.mx/invest/areas/opinion/EncuestaConstitucion/resultados.htm.
Véase también Julia Flores
(coord.), Los mexicanos vistos por sí mismos, en http://www.losmexicanos.unam.mx/

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Di e g o Va l a dé s • 25

curso del tiempo. Sólo por poner un par de ejemplos, un órgano autó-
nomo como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (cndh), o
una dependencia del Ejecutivo, como la Procuraduría General de la
República (pgr), figuran en el capítulo del Poder Judicial. La Fiscalía
General, que sustituirá a la Procuraduría, es considerada un órgano cons-
titucional autónomo pero permanece en el capítulo del Poder Judicial.
Además de la reordenación, para colocar su contenido donde co-
rresponde, el texto constitucional requiere de una nueva redacción que
facilite su lectura y su reforma ulterior. No debe perderse de vista que las
constituciones son normas, no proclamas. Además del rigor normativo,
las constituciones requieren un mínimo de permanencia en cuanto a su
texto para auspiciar una cultura jurídica que se apoye en el conocimiento
de un texto más o menos estable. Esto no implica que se conviertan en
normas inamovibles; por el contrario, la fluidez de la vida institucional
se facilita por la generalidad de los enunciados constitucionales.
En el caso mexicano la perduración de la Constitución después de
su Centenario dependerá de muchos factores, uno de los cuales consis-
tirá en la política y en las estrategias de reforma que se adopten para el
futuro. Esto incluye la recomposición de su texto actual,15 además de
los cambios institucionales que hacen falta para que el sistema avance
hacia la equidad social y la consolidación de la democracia.
Las ocho constituciones mencionadas aquí, en el orden de su anti-
güedad, son muy diferentes en la actualidad de como eran al momento
de su adopción. Todas, incluidas la británica y la estadounidense, han
evolucionado y seguirán haciéndolo porque regulan procesos políti-
cos, sociales y humanos siempre en movimiento. Las constituciones son
parte de la cultura y la cultura no se detiene. La interacción entre la
norma y la normalidad exige a las reglas una gran plasticidad adaptativa
en tanto que las disposiciones constitucionales están en contacto con
un entramado de conocimientos, convicciones, costumbres, prácticas,
ideologías, creencias, estilos de vida, prejuicios, percepciones, necesida-

15
Cfr. Héctor Fix-Fierro y Diego Valadés (coord.), Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. Texto reordenado y consolidado, México, Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas-unam/Cámara de Senadores/Cámara de Diputados/Centro de Estudios
de Derecho e Investigaciones Parlamentarias/Instituto Iberoamericano de Derecho
Constitucional, 2016.

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26 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

des y expectativas que se recrean de continuo y regulan una pluralidad de


contextos locales, regionales, nacionales, internacionales y globales que
fluyen de manera incesante.
Las constituciones más adaptables a su entorno son las menos for-
males, eso explica la longevidad de la británica y en buena medida la de
la estadounidense. En la posición opuesta se encuentran las que preten-
den agotar todas las formas de organización del poder y de funciona-
miento institucional, que a veces llegan al extremo de incluir disposiciones
consideradas intangibles. En medio quedan las que combinan reglas más
o menos fijas pero dejan espacios de innovación al legislador ordinario,
al juzgador y al propio ciudadano, como intérprete activo del ordena-
miento, lo que facilita la adaptación progresiva de las normas.
Las constituciones con aspiraciones de perennidad pasan por alto
que las sociedades entienden las reglas como un referente que hace pre­
visible y predecible el ejercicio del poder, pero sin inhibir la dinámica
propia de la actividad y de la creatividad social.
Las tensiones entre los agentes del poder entre sí, entre gobernan-
tes y gobernados, y entre los gobernados entre sí, exigen reglas que
ofrezcan mínimos de certidumbre para prever la conducta ajena y para
ajustar la propia, pero no para cancelar ni para dificultar la libertad de
la vida personal y colectiva de los miembros de cada comunidad.
Además, los intereses dominantes en cada momento se proyectan
hacia una multiplicidad de direcciones y la experiencia dice que no es
posible ofrecer respuestas inmutables para todos ellos, porque esos mis­
mos intereses fluctúan. Una de las lecciones que dejó el fracaso de las
constituciones comunistas fue considerar que bastaba con atender los in-
tereses de clase. De todas las formas de organización constitucional ésta
ha sido la más efímera de la historia, pero no por el simplismo de atri-
buir su caída a la hipotética sagacidad de los dirigentes conservadores
de Estados Unidos, Gran Bretaña y el Vaticano, ni por la suposición de
que había que remplazar el hermetismo político por la apertura de los
mercados. El problema tampoco estaba en el tamaño del Estado. Lo que
sucedió fue que en los países del bloque comunista se quiso utilizar la
constitución, que es un instrumento de la libertad, con la pretensión de
edificar un orden inamovible.

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Di e g o Va l a dé s • 27

Los sistemas constitucionales entran en crisis no por ensanchar el


tamaño del Estado sino por estrechar el desarrollo en libertad de la
sociedad. Las sociedades son tan proteicas que sus instituciones consti-
tucionales no pueden ser inmutables. Los sistemas constitucionales son
muy sensibles al contraste que ofrecen la rutina y la concentración del
poder, frente a las expectativas de libertad. Son estas expectativas las que
transformaron la organización y el ejercicio del poder mediante instru-
mentos constitucionales.
En la historia de las instituciones políticas se registran periodos pro-
longados de ejercicio del poder absoluto pero consecuentes con el dis-
curso utilizado. Ahora las contradicciones se han vuelto explícitas. No es
lo mismo sustentar sin ambages una teoría del poder absoluto y ejercerlo
así, que pretender justificar un poder concentrado con argumentos de
apariencia democrática.
Las constituciones organizan el poder y definen su funcionamiento
y su relación con sus destinatarios. Entendida en un sentido tan sen-
cillo como ese, toda estructura de poder, incluso la más primitiva, ha
tenido siempre una constitución. Las ideas moderna y contemporá-
nea de cons­t itución le atribuyen otras funciones más complejas, por-
que también regula procesos más intrincados y se dirige a sujetos más
preparados. Hoy se trata de regular sociedades abiertas y esto no se
puede conseguir con instituciones y con normas cerradas. La textura
de la norma tiende a ser tanto más abierta cuanto más lo sea el ám-
bito plural que vaya a regular. Para un ordenamiento constitucio-
nal esto significa que deben construirse enunciados con la precisión
necesaria para dar certidumbre y con la amplitud suficiente para dar
libertad. El éxito de las constituciones está en alcanzar un diseño
que resuelva de manera satisfactoria la ecuación de seguridad con
libertad.
La mexicana se sitúa entre las constituciones cuya perduración obe-
dece a su adaptabilidad, a diferencia de las que han fracasado porque
optaron por la absolutidad de sus enunciados al pretender regularlo todo
y a detalle. Por eso es oportuno formular un llamado de alerta pues de
unas décadas a la fecha la Constitución ha propendido a incluir minu-
cias, por lo que va dejando de ser una norma general para transformar-
se en un catálogo reglamentario con pretensiones de exhaustividad. La

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28 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

paradoja es que se pretende construir los acuerdos políticos duraderos


basados en normas constitucionales volátiles.
La Constitución mexicana de 1917 ha pasado por diferentes etapas
en lo que atañe a los intereses atendidos. No es posible delimitar los pe­
riodos cronológicos pero sí identificar la dominancia sucesiva de esos
intereses. En términos esquemáticos, la Constitución ha ido transitan-
do a través de tiempos históricos en los que prevalecieron la reivindica-
ción social, la hegemonía del poder y el pluralismo político, hasta llegar
a la etapa actual, menos clara porque se acoge a un discurso dual: el de
los derechos humanos y el de los intereses económicos. Además de es-
tas orientaciones, la Constitución también ha fluctuado en cuanto a su
aplicación real. Esto se aprecia por los grados variables de nominalidad
y normatividad constitucionales por lo que hace a sus diferentes mo-
mentos históricos y a las diversas materias reguladas.
Llamo grado variable de nominalidad y normatividad a la circuns-
tancia de que algunos aspectos de la Constitución se han cumplido o se
cumplen y otros no. No todo lo verificado en la realidad en un momen-
to determinado lo ha sido siempre, al igual que no todas las omisiones o
incumplimientos han sido constantes. Estas oscilaciones entre lo nomi-
nal y lo normativo son comunes en la mayor parte de los sistemas cons-
titucionales, pues ninguno está exento de desviaciones transitorias. Lo
distintivo de los sistemas constitucionales considerados normativos es que
prevalece en el tiempo la regularidad de su aplicación, sin que esto ex­cluya
casos o circunstancias en los que se separen la norma y la normalidad.
Por esa razón es tan relevante examinar en detalle cada uno de los
aspectos en los que incide la Constitución, para calibrar sus verdaderos
efectos. Por lo mismo, para entender lo que ha ocurrido y lo que suce-
de en trece áreas medulares de la vida institucional se presenta esta serie
excepcional. Los grandes temas constitucionales son examinados a deta-
lle a través de estudios pormenorizados, elaborados en cada caso por
experimentados y reconocidos académicos. Aplaudo la iniciativa de Patri-
cia Galeana y que haya convocado a un elenco de colaboradores tan
prestigiado para alcanzar ese ambicioso objetivo
En la serie, de la que forma parte este volumen, están tratados los
grandes temas de nuestro sistema constitucional y su desarrollo ilustra
la forma como se ha ido construyendo nuestro actual panorama cons-

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Di e g o Va l a dé s • 29

titucional. Los temas dominantes en 1917 fueron los concernidos con


los derechos agrario y laboral. En ambos casos hubo que generar nuevas
normas y en torno a ellos surgió una orientadora literatura jurídica.
Con el tiempo el interés por el derecho agrario decreció, por lo que ce-
lebro que ahora sea rescatado y se le dé la dimensión que le correspon-
de. Estas dos ramas del derecho siguen siendo fundamentales para la
vida social del país y la revisión de cien años de experiencia jurídica
servirá para iniciar un nuevo y necesario debate acerca del papel que
juegan campesinos y trabajadores en un sistema que los ha puesto en
un lugar secundario en cuanto a sus prioridades. El combate eficaz a la
pobreza debe incluir la revisión del régimen económico y fiscal, y con
ello también la situación jurídica de los asalariados.
Como capítulo complementario se desarrollaron en la Constitu-
ción diversos preceptos de contenido económico que se agregaron a lo
que en forma escueta enunciaron en 1917 los artículos 27 y 28. Hoy
existe un marco normativo que se fue incorporando a la Constitución de
forma paulatina, cuya sistematización permite advertir sus profundas
implicaciones.
Los derechos humanos figuran en el constitucionalismo nacional
desde la luminosa construcción promulgada en Apatzingán. Aun así
distan de haber alcanzado la plenitud de sus efectos, y buena prueba de
ello son los problemas que motivaron la creación de la cndh y los seña-
lamientos que ese órgano constitucional hace con frecuencia.
Como capítulo especializado de esos derechos y por la trascenden-
cia que tuvo desde que entró en vigor la Constitución, el derecho de la
educación ocupa un lugar central en el constitucionalismo mexicano.
Hay que tener presente que la primera reforma constitucional, introdu-
cida en 1921, fue sobre esa materia, y que el debate constitucional más
encendido en nuestro tiempo sigue siendo sobre ese gran tema.
El derecho penal, que incluye la vertiente penitenciaria, ha sido ob-
jeto de cambios de gran repercusión para la seguridad jurídica, la liber-
tad e incluso la vida de los mexicanos. Los cambios constitucionales en
esta materia son una constante en el largo y fructífero trayecto de la Cons­
titución, sin que sea posible decir que ya alcanzamos una situación por
completo satisfactoria. La experiencia germinal en materia de juicios
orales, por ejemplo, suscita muchas dudas y serán necesarias nuevas res-

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30 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

puestas que atiendan los aspectos preteridos y corrijan los errores que
vayan siendo advertidos.
El derecho municipal tuvo un desarrollo más pausado, entre otras
cosas porque la tarea constructiva del municipio tuvo un periodo de
maduración muy amplio. El marco normativo construido en 1917 dejó
muchos pendientes que el Congreso de Querétaro no tuvo tiempo de
abordar, por lo que fueron necesarias las reformas de 1982-83. Aun así,
hay numerosos aspectos todavía sin atender, como el servicio civil mu-
nicipal y las formas eficaces de resolver los problemas de cooperación
intermunicipal.
El tema federal, que viene desde 1824, muestra más carencias que
fortalezas, entre otras razones porque se mantienen asimetrías muy re­
levantes, como es el caso del amparo judicial, por ejemplo, y porque no
se han removido los residuos del poder caciquil que sigue siendo un
lastre para la democracia en México. Otro aspecto relevante es la afecta-
ción del principio de igualdad jurídica que resulta de la existencia de
tantos órdenes jurídicos en materias tan sensibles como la penal y la ci-
vil, como entidades hay. También es llamativa la vetustez del sistema
federal en su conjunto, si se le compara con los desarrollos que esta ma-
teria ha tenido en otros ámbitos, como el argentino y el canadiense en
América, y el austriaco y el belga en Europa, por sólo mencionar unos
ejemplos.
La separación de poderes ha tenido en México una lectura restric-
tiva, con la propensión secular a regatear la relevancia de los órganos de
representación política. La Constitución todavía no construye instru-
mentos adecuados de control político, indispensables en toda democra-
cia consolidada.
Como un tema vinculado con la organización del poder político,
también el derecho administrativo ha tenido una evolución relevante.
Ésta es una rama del derecho público muy desarrollada desde el siglo
xix. No obstante, hay nuevas vertientes que reclaman estudios sistemá-
ticos como el que se incluye en esta serie. Tal es el caso de la prolife-
ración de los órganos constitucionales, cuya presencia repercute en el
funcionamiento de la separación de poderes. La gama de esos órganos
ha crecido sin que la acompañe una idea rectora que les imprima homo­
geneidad en su diseño constitucional.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 30 18/01/17 13:36


Di e g o Va l a dé s • 31

Asociado con la cuestión de la separación de poderes conviene te-


ner presente el progresivo avance de la justicia constitucional. También
en este caso se trata de una innovación más o menos reciente si se
tiene en cuenta que las acciones de inconstitucionalidad y las contro-
versias constitucionales sólo aparecieron entre nosotros en 1995, y que
aún nos faltan las cuestiones de constitucionalidad y la acción popular
de inconstitucionalidad, para mencionar apenas un par de instituciones
por construir.
Entre nosotros los derechos más jóvenes son el electoral y el cultu-
ral. El primero comenzó a formularse de manera sistemática a partir de
la reforma política de 1977, pero cobró fuerza en la última década del
siglo xx al fortalecerse la presencia de los órganos administrativos y
jurisdiccionales electorales. Hoy existe ya una sólida escuela mexicana
de derecho electoral que es muy apreciada también en el extranjero.
El tema cultural, por su parte, es el de más reciente incorporación
al ordenamiento constitucional, de todos los que se abordan en esta
serie. Una reforma publicada en 2009 convirtió la cultura en un nuevo
derecho que sin duda tendrá un significativo impacto en la vida social del
país, igual que en la institucional. Tanto así que en 2016 se produjo la
creación de la Secretaría de Cultura en el ámbito del gobierno federal.
La contribución de los distinguidos autores de esta colección la hacen
una obra valiosa para conocer el derrotero seguido por nuestro sistema
constitucional en áreas medulares para la vida nacional, y también una
fuente de consulta necesaria para perfilar el desarrollo previsible de las
instituciones públicas.
Como admirador del Constituyente revolucionario de Querétaro,
dejo constancia de reconocimiento por lo que en estas monografías
aportan los distinguidos académicos César Astudillo, Luis Cacho, José
Dávalos Morales, Jorge Fernández Ruiz, Luz Elena Galván Lafarga,
Sergio García Ramírez, Jorge Gómez de Silva Cano, Luis Raúl Gon-
zález Pérez, Leonardo Lomelí, Mario Melgar Adalid, José María Serna
de la Garza, Armando Soto Flores y Salvador Valencia Carmona. Su va-
lioso trabajo ilustra y abre nuevos horizontes al estudio de la Constitu-
ción de 1917.
Querétaro fue el lugar donde culminó la Revolución con la cons-
trucción de un sistema social de vanguardia y se convirtió en el punto

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32 • L a C on s t i t u c ión y s u s g r a n de s t e m a s

de partida para otras metas. Muchas se han alcanzado; algunas fueron


abandonadas y otras siguen pendientes. La hazaña queretana debe ser
valorada en su contexto porque significó el triunfo de una sociedad
capaz de hacer una revolución y simbolizó la voluntad de cohesión des­
pués de una guerra civil. El lenguaje de los debates fue constructivo y
optimista.
En 1857 se configuró el Estado nacional y en 1917 la sociedad so-
berana. Por eso a lo largo de cien años la Constitución enriqueció sus
objetivos y por ende sus contenidos. Sería un error suponer que la
Constitución es un libro ya cerrado y que sus cien años denotan vejez.
Su texto sigue abierto para dar respuesta a las necesidades de equidad y
democracia del país. La experiencia de otros siete sistemas constitucio-
nales muestra que no es necesario prescindir de lo hecho en el pasado
para construir lo que se requiere en el futuro.
El dilema de sustituir o renovar nuestra Constitución se puede re-
solver contestando una pregunta sencilla: ¿hay algo que se quiera y se
necesite, que no quepa en la Constitución actual? Por mi parte no ten-
go duda de que, una vez reordenado, el texto constitucional puede y
debe ser actualizado para atender las demandas de equidad y democra-
cia sin exponer a México a un salto al vacío.
Para ahorrarle ese riesgo al país conviene asomarnos a las páginas
que siguen porque nuestra historia institucional es más densa e instruc-
tiva de lo que a veces se supone. Las vicisitudes de nuestra Constitución
son las de un país en busca de soluciones. Demos por buenas las que lo
sean y busquemos otras mejores donde las haya, pero no desperdiciemos
el trabajo acumulado de tantas generaciones. Por eso al concluir estas
páginas pienso en quienes nos precedieron, por lo que nos legaron, y
en quienes nos sucedan, por lo que les dejemos. Una cosa es seguir
avanzando y otra volver a empezar.

Diego Valadés
Miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam,
de la Academia Mexicana de la Lengua,
de El Colegio Nacional y de El Colegio de Sinaloa

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Gr a n des te m a s
constit uciona les

C omo parte de las actividades para conmemorar el Centenario


de la Constitución que nos rige, el Instituto Nacional de Estu-
dios Históricos de las Revoluciones de México (inehrm) tiene la sa-
tisfacción de publicar la serie “Grandes Temas Constitucionales”, en
coedición con la Secretaría de Gobernación y el Instituto de Investigacio­
nes Jurídicas de la unam.
Destacados especialistas aportan su interpretación sobre las diversas
materias contenidas en la Constitución, tanto en su parte dogmática,
sobre los derechos fundamentales, como en su parte orgánica, sobre la
distribución de las funciones en el Estado mexicano.
La serie es presidida por el estudio preliminar de Diego Valadés,
constitucionalista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam,
miembro de El Colegio Nacional y presidente del Instituto Iberoame-
ricano de Derecho Constitucional.
La presente introducción a los primeros volúmenes que integran la
serie sigue el orden temático establecido por la propia Constitución. Ini­
ciamos con el volumen dedicado a los derechos humanos, de la autoría
de Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (cndh). El ombudsman nacional aborda la tras-
cendencia de la reforma de 2011 en la materia, que significa un cambio
de paradigma en nuestro sistema jurídico. En ella se exige que todas las
autoridades promuevan, respeten y garanticen los derechos humanos,

• 33 •

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34 G r a n de s t e m a s c on s t i t uc ion a l e s

favoreciendo en todo caso el principio pro persona y la progresividad de


sus derechos.
Sobre el derecho a la educación, Luz Elena Galván Lafarga, investi-
gadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropo-
logía Social (ciesas), analiza la evolución que ha tenido el tema educativo
en nuestro país desde la Independencia hasta el presente. Estudia los
esfuerzos realizados para garantizar este derecho fundamental. Su es-
tudio permite comprender por qué los constituyentes de 1917 tran-
sitaron de la libertad de enseñanza de 1857 a la educación laica. La
especialista hace, asimismo, el análisis de las diferentes reformas educa-
tivas de 1917 a 2012.
La obra sobre derecho cultural fue elaborada por Luis Cacho, di-
rector general jurídico de la Secretaría de Cultura. El autor expone el
desarrollo de esta garantía en México durante la vigencia de la Consti-
tución que nos rige, sus características y los mecanismos para hacerla
efectiva. Nos da asimismo los pormenores del establecimiento de la Se­
cretaría de Cultura creada en el año 2015 y su importancia.
El jurista Sergio García Ramírez, investigador del Instituto de In-
vestigaciones Jurídicas de la unam, investigador emérito del Sistema
Nacional de Investigadores y miembro del Seminario de Cultura Me­
xicana, aborda el entramado del derecho penal a la luz de las últimas
reformas constitucionales en la materia. Hace un recorrido por las ga-
rantías procesales, la procuración e impartición de justicia, el proceso de
reinserción social, las facultades del ministerio público y el desarrollo de
sus indagatorias. Destaca los derechos de las víctimas y la reparación
del daño, a la vista de la implementación del nuevo sistema penal acusa-
torio amparado en el principio de presunción de inocencia.
Leonardo Lomelí, exdirector de la Facultad de Economía de la unam
y actual secretario general de la máxima casa de estudios, es autor del
volumen dedicado al derecho económico. Hace el análisis integral de la
implementación de políticas de planeación y conducción de la actividad
económica nacional, de las finanzas públicas, la distribución del ingreso
y la riqueza, a partir de la Constitución de 1917. El economista incluye
las leyes en la materia y las instituciones que de ella han emanado.
Jorge Gómez de Silva Cano, magistrado del Tribunal Unitario Agra-
rio, aborda el derecho agrario, tema central del proceso revolucionario,

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Pat r ic i a G a l e a n a • 35

al que la Constitución dio respuesta. Con la visión desde la práctica de la


impartición de justicia en la materia, el especialista nos brinda el panora-
ma de la situación actual del campo en México, y su marco normativo.
José María Serna de la Garza, investigador del Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas de la unam y presidente de la sección mexicana del
Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, hace el análisis
del federalismo mexicano desde la conformación de nuestro Estado na­
cional. Estudia las razones por las que prevaleció el régimen federal
sobre el Estado unitario, su evolución en las diferentes constituciones y
la vigencia de sus principios en la Ley Fundamental. El constitucionalista
expone también la situación actual de la supresión del Distrito Federal
y su transición a la hoy Ciudad de México a partir del año 2016.
El título dedicado al derecho electoral fue elaborado por César
Astudillo, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
unam y ex abogado general de la misma universidad. El constituciona-
lista nos ofrece un panorama general de la democracia mexicana. Refiere
la evolución de los derechos políticos, los ciclos de reformas electorales
de 1963 a 2014, la organización y proceso de las elecciones, los delitos
y justicia electoral. Estudia también a los partidos políticos, las candi-
daturas independientes, la democracia participativa y el modelo de co-
municación político-electoral. Por último, hace el análisis de los temas
pendientes: la propaganda gubernamental, segunda vuelta electoral,
revocación de mandato y la urna electrónica.
Mario Melgar Adalid, constitucionalista y miembro del Sistema
Nacional de Investigadores, ex coordinador de Humanidades de la
unam, estudia la separación de poderes. Aborda el tema desde sus orí-
genes y sigue su evolución en la historia constitucional de México, como
principio fundamental de un régimen democrático, que evita la con-
centración del poder. Expone la necesaria colaboración que debe existir
entre los poderes. Concluye con el análisis de la situación que prevalece
actualmente en la designación de ministros de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación (scjn), de consejeros de la Judicatura Federal, de jueces
de distrito y magistrados de circuito, así como sobre el fiscal general de
la República.
Jorge Fernández Ruiz, publicista coordinador del área de Derecho
Administrativo del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam,

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36 G r a n de s t e m a s c on s t i t uc ion a l e s

integra el volumen dedicado precisamente al derecho administrativo.


Estudia la función esencial del Poder Ejecutivo en cuanto a la adminis-
tración pública y los mecanismos para brindar servicios a la ciudadanía
a través de los entes que conforman los organismos públicos centraliza­
dos, descentralizados, paraestatales y desconcentrados. Asimismo, expone
lo relativo a procedimientos y contratos administrativos, el patrimonio
del Estado y el empleo público.
La obra sobre el derecho procesal constitucional fue coordinada por
Armando Soto Flores, constitucionalista, jefe de la División de Estudios
de Posgrado de la Facultad de Derecho de la unam. En ella se exponen
las instituciones que comprenden la justicia constitucional. Entre ellas
destaca el juicio de amparo, que constituye el principal medio que te-
nemos los gobernados para protegernos de cualquier violación a nues-
tros derechos. Se exponen también los procedimientos que deben
seguirse para la solución de las controversias que se suscitan entre par-
ticulares, y de particulares con el Estado y entre órganos del Estado.
Salvador Valencia Carmona, constitucionalista, ex rector de la Uni-
versidad de Veracruz y actual investigador del Instituto de Investiga-
ciones Jurídicas de la unam, elaboró el volumen dedicado al municipio
libre. Hace el estudio de la célula básica del Estado así como de su or-
ganización política y administrativa. Analiza la personalidad jurídica
del municipio a partir de 1917, su fortalecimiento como autoridad in-
mediata y más cercana a la ciudadanía, su autonomía administrativa y
financiera.
El derecho laboral es abordado por José Dávalos Morales, labora-
lista, ex director de la Facultad de Derecho de la unam y actual catedrá-
tico de la misma. Edificado sobre una de las demandas más sentidas
de la población durante la Revolución Mexicana, los derechos de los
obreros llevaron a la elaboración del título sobre Trabajo y Previsión
Social, que diferenció a la Constitución de 1917 de la de 1857. El artí-
culo 123, junto con el 27 constitucional, respondió a las demandas del
proceso revolucionario y puso a la Constitución mexicana a la vanguar-
dia del mundo en la materia, al incorporar los derechos sociales en el
texto constitucional.
El inehrm se complace en poner a disposición del público lector la
serie “Grandes Temas Constitucionales” que forma parte de la colección

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Pat r ic i a G a l e a n a • 37

“Biblioteca Constitucional”, creada en el marco de la conmemoración


de la Constitución que nos rige desde 1917. El conocimiento de los
temas constitucionales fortalece a nuestra ciudadanía y a la democracia
como forma de vida.
Hacemos público nuestro reconocimiento a los autores por su inva-
luable colaboración. Así como a la Secretaría de Gobernación y al Ins-
tituto de Investigaciones Jurídicas de la unam por haber hecho posible
la publicación.

Pat r ici a G a l e a na
Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México

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El der echo procesa l
constit uciona l y su
r egu l ación en Ver acruz

Raúl Contreras Bustamante*

A m a ner a de introducción

C on motivo del Centenario de la Constitución Mexicana de


1917, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Re-
voluciones de México (inehrm), decidió elaborar una publicación inti-
tulada: “Grandes Temas Constitucionales”: Me fue concedido el honor
de desarrollar el tema “Derecho Procesal Constitucional y su regula-
ción en Veracruz”, motivo por el cual, agradezco la cordial invitación
de la doctora Patricia Galeana, para tener la oportunidad de poder re-
flexionar en tan importante tema.
El presente ensayo pretende analizar —de manera general— el con-
tenido y desarrollo que presenta el Derecho Procesal Constitucional
del país, y como los propósitos y principios que lo inspiran -en el plano
federal- han servido de inspiración e influencia a nivel local, es decir,
para que a su manera, las distintas entidades federativas lo regulen. Por
razón de hacer un estudio específico, nos concretamos a examinar el
caso del Estado de Veracruz-Llave.
Para ello, en primer término, presentamos los principales concep-
tos del Derecho Procesal Constitucional; las distintas denominacio-

Director de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.


• 39 •

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40 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

nes como la doctrina lo refiere; la evolución que ha tenido; quienes


son los principales tratadistas que lo han cultivado; los instrumentos
de defensa constitucional que lo integran; y como todo esto lo reto-
mó y reguló el Estado de Veracruz. A manera de colofón, se destacan
las dificultades y necesidad de articular tan trascendente materia en-
tre el plano federal y el local.

Una pr i m er a cu estión:
de l a s distinta s denom inaciones

Con acierto, el destacado constitucionalista peruano Domingo García


Belaunde, señala que es importante en primer término, solventar el
problema de la denominación de nuestra materia de estudio, puesto
que dependiendo de la latitud geográfica; del autor que trate el tema;
así como, la particular tradición jurídica, el nombre de la disciplina
procesal que nos ocupa varía.1
En el mismo sentido, el notable investigador mexicano Eduardo
Ferrer Mac-Gregor, ha puesto de relieve como en la bibliografía exis-
tente, se observan diversas denominaciones y títulos disímbolos, que
van de: Justicia Constitucional, Control Constitucional, Jurisdicción
Constitucional o Defensa Constitucional.2
Ferrer destaca que el conocido jurista Eduardo Couture, quien
desarrolló importantes estudios acerca de las garantías constitucionales
del proceso, particularmente del proceso civil, utiliza el vocablo “ga-
rantía” como sinónimo de derecho fundamental y no como mecanis-
mo procesal de defensa.3
Además, Ferrer recuerda que la expresión “Derecho Procesal Cons-
titucional”, fue usada también por don Niceto Alcalá Zamora y Casti-
llo, en sus clásicas obras: “Ensayos de Derecho Procesal Civil, Penal y

1
García Belaunde, Domingo. “Derecho Procesal Constitucional”. Instituto Iberoamer-
icano de Derecho Constitucional, Sección Peruana, p. 6.
2
Ferrer Mac-Gregor Eduardo. “Derecho Procesal Constitucional como disciplina
jurídica autónoma”. Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Uruguay,
Fundación Konrad Adenauer, 2006, tomo I, p. 353.
3
Couture, Eduardo. Citado por Eduardo Ferrer Mac Gregor, en: “Aproximación al
Derecho Procesal Constitucional”. Panorámica del Derecho Procesal Constitucional y
Convencional, México, UNAM, 2016, p. 56.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 41

Constitucional” (1944) y “Proceso, autocomposición y autodefensa”


(1947), no obstante la consolidación de esta rama del Derecho se con-
solidaría hasta tiempos relativamente recientes.
No obstante lo anterior, no desconoce que el estudio sistemático de
la disciplina se inició con el establecimiento de los primeros tribunales
constitucionales europeos.
Debido a la influencia de Hans Kelsen, quien fue el gran promotor
de que se estatuyera la Corte Constitucional en Austria, en el año de
1928, publicó un ensayo denominado “La garantie jurisdictionnelle de
la Constitution”. (La justicie constitucionnelle), que fue una obra que
los lineamientos, principios e instituciones del Derecho Procesal Cons-
titucional. “Después de este acontecimiento, la polémica acerca del ór-
gano del Estado que debería realizar la función de protector o defensor
de la Constitución, surgida entre Kelsen y Carl Schmitt, agudizó el
interés científico por la materia y empezaron a multiplicarse los estu-
dios doctrinales especializados”.4
Por su parte, el profesor de la Facultad de Derecho, Luciano Silva
Ramírez, aborda la materia —de manera primordial— bajo la perspec-
tiva del “Control Judicial de la Constitucionalidad”. 5
El doctor Héctor Fix-Zamudio, señala a esta materia de estudio
con la denominación de: “Derecho Procesal Constitucional”, que es la
más difundida en Latinoamérica, y especifica que no se opone “a los
vocablos justicia o jurisdicción constitucionales, que prefieren denomi-
nar un sector de los autores, especialmente europeos”.6
Fix-Zamudio señala como en la península ibérica, don Jesús Gon-
zález Pérez, fue también uno de los primeros tratadistas en utilizar la
expresión Derecho Procesal Constitucional.7
El destacado jurista mexicano señala que la diferencia entre la jus-
ticia o jurisdicción constitucionales, con el Derecho Procesal Constitu-
cional, “radica en que las primeras forman parte de la normatividad y

4
Ibídem, p. 55.
5
Silva Ramírez, Luciano. “El Control Judicial de la Constitucionalidad y el Juicio de
Amparo en México, México, Porrúa, 2014.
6
Fix-Zamudio, Héctor. “Panorámica del Derecho Procesal Constitucional y
Convencional”. UNAM, Marcial Pons, 2016, p. 38.
7
Ibídem, p. 39.

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42 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

el segundo constituye una disciplina científica y puede entenderse


como una rama del Derecho Procesal General”.8

Concep t ua liz ación del


Der echo Procesa l Constit uciona l

Para el reconocido jurista chileno Juan Colombo Campbell, el Dere-


cho Procesal Constitucional, es aquella rama del Derecho Público:
“Que establece las normas procesales orgánicas y funcionales necesa-
rias para dar eficacia real a la normativa constitucional, cuando surja
un conflicto entre un acto de la autoridad o de un particular y sus
disposiciones”.9
De este modo, agrega el autor en cita que cuando el sistema crea
tribunales constitucionales con competencia para dar solución al con-
flicto constitucional, se ingresa, a través del proceso, al ámbito del
Derecho Procesal, “que pone a disposición de los afectados por la
infracción constitucional un tribunal competente e idóneo y las nor-
mas funcionales necesarias para tramitarlo y decidirlo en un debido
proceso”.10
El doctor Eduardo Ferrer Mac-Gregor, define al Derecho Proce-
sal Constitucional, como: “La disciplina jurídica que se encarga del
estudio sistemático de la jurisdicción, magistratura, órganos y garan-
tías constitucionales, entendiendo estas últimas como los instrumen-
tos predominantemente de carácter procesal dirigidos a la protección
y defensa de los valores, principios y normas de carácter fundamental
(procesos y procedimientos constitucionales)”.11

8
Ibídem, p. 38.
9
Colombo Campbell, Juan, “Enfoques conceptuales y caracterización del Derecho
Procesal Constitucional a principios del siglo XXI”, La ciencia del Derecho Procesal
Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como
investigador del Derecho, México, UNAM, Marcial Pons, 2008, Tomo I, p. 322.
10
Ibídem, p. 326.
11
Ferrer Mac-Gregor Eduardo. “Aproximación al Derecho Procesal Constitucional”,
Panorámica del Derecho Procesal Constitucional y convencional, cit., p. 49.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 43

Evolución del Der echo Procesa l


Constit uciona l

El maestro Héctor Fix-Zamudio ha puesto de relieve el desarrollo que


ha tenido esta disciplina procesal, debido a la importante labor acadé-
mica realizada por la doctrina, en cuya labor debe incluirse a los juris-
tas Néstor Pedro Sagüés de Argentina, Domingo García Belaunde, de
Perú; Rubén Hernández Valle, de Costa Rica; Humberto Nogueira
Alcalá, de Chile; Osvaldo Alfredo Gozaini, de Argentina; Francisco
Fernández Segado y Pablo Pérez Tremps, de España; Allan R. Brewer
Carías y Carlos Ayala Corao, de Venezuela, entre otros.12
Por nuestra parte, consideramos indispensable incluir al propio
doctor Héctor Fix-Zamudio, Eduardo Ferrer Mac-Gregor y a Luciano
Silva Ramírez.
En el terreno editorial, destaca desde 2004, la publicación semes-
tral de la “Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional”,
13
además de la creación de cátedras, cursos, simposios y congresos na-
cionales e internacionales, y la fundación de diversos centros de inves-
tigación, como el Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal.

Sector es qu e engloba
el Der echo Procesa l Constit uciona l

El actual Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con


sede en Costa Rica, Eduardo Ferrer Mac-Gregor, siguiendo las ideas
del maestro Fix-Zamudio -quien a su vez se apoya en Mauro Cappelle-
tti- señala que para efectos didácticos, el Derecho Procesal Constitu-
cional comprende cuatro rubros:
El primero, encuadra al Derecho Procesal Constitucional de las li-
bertades, que se refiere a los instrumentos procesales para la protección
de los derechos humanos; a aquellos mecanismos que resguardan la

12
Fix-Zamudio. Óp. cit., p. 39.
13
La “Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional”, es una publicación
mexicana editada semestralmente bajo el sello de Editorial Porrúa y del Instituto
Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional.

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44 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

parte dogmática de la Constitución (garantías individuales), así como


los derechos humanos previstos en los instrumentos internacionales.14
El segundo, corresponde al Derecho Procesal Constitucional orgá-
nico, que atiende el análisis de los procesos y procedimientos para
“proteger las atribuciones y competencias constitucionales de los dis-
tintos órganos de poder, donde también se puede ubicar el control
constitucional abstracto de las disposiciones legislativas”.15
El tercero, se refiere al Derecho Procesal Constitucional transnacio-
nal, atiende lo relativo a los pactos y compromisos internacionales, y
los tribunales supranacionales, principalmente avocados a la protección
de los derechos fundamentales, es el caso del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos de Estrasburgo o la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos de San José, Costa Rica.16
Finalmente, Ferrer agrega al Derecho Procesal Constitucional local,
que se refiere al estudio de los distintos instrumentos encaminados a
proteger los ordenamientos, constituciones o estatutos de los estados,
provincias o comunidades autónomas; y que en este estudio abordare-
mos el estudio del Estado de Veracruz.

Br ev e desa r rollo histór ico


del der echo Procesa l Constit uciona l

En la antigüedad

Es el distinguido jurista italiano Mauro Cappelletti quien ha instrui-


do como en la antigüedad ya existía cierta jerarquización entre las
normas jurídicas. Alude a las nomos de la época ateniense, una especie
de ley constitucional y a las pséfisma, que las identifica a un decreto.
“El pséfisma debía ajustarse al nomos, para que fuese legal. El efec-
to del pséfisma contrario al nomos, consistía esencialmente en una res-

14
Ferrer Mac-Gregor Eduardo. “El Derecho Procesal Constitucional como Disciplina
Jurídica Autónoma”, p. 363, https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.
php/anuario-derecho-constitucional/article/view/30306/27355
15
Ídem.
16
Íbidem, pp. 363-364.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 45

ponsabilidad penal de quien había propuesto el decreto a través de


una acción pública de un año, denominada grafé paranómon”.17
Por otra parte, el interdicto pretoriano llamado Homine libero ex-
hibendo, consistió en un mecanismo de defensa de los hombres libres
que eran detenidos con dolo, es decir, injustamente, por tanto se po-
día solicitar su liberación a través de un procedimiento sumarísimo.
Los estudiosos del amparo mexicano, creen ver los antecedentes re-
motos en esta figura procesal.18

Edad Media y Edad Moderna

En la Inglaterra —durante el medioevo— destacó la institución del


Habeas Corpus Amendment Act establecida el 28 de mayo de 1679,
como el primer ordenamiento que reguló pormenorizadamente un
proceso constitucional.
Por otra parte, en el Reino de Aragón, en el siglo XIl, el instru-
mento Justicia Mayor, se ocupó por velar del exacto cumplimiento de
los diversos fueros existentes; su esplendor se alcanzó entre los años
1436 y 1520, ya que se conoce a esa época como del Justiciazgo. Co-
nocía fundamentalmente de los procesos forales aragoneses y los de
mayor arraigo eran: de inventario, de firma de Derecho, de aprehen-
sión y de manifestación de persona.19

Época contemporánea

Comienza y se va fortaleciendo con la aparición de las Constituciones


escritas y el apogeo y expansión del Constitucionalismo, así como de la
ideología liberal, con los principios y pensamientos de grandes ideólo-
gos como John Locke y de Montesquieu; se afianza con la teoría de la
división del poder, el establecimiento de los derechos fundamentales y
la idea de que la Constitución es el principal instrumento de limitación
del poder.

17
Ferrer Mac Gregor, Eduardo, “Aproximación al Derecho …”, cit., p. 51.
18
Ídem.
19
Íbidem.

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46 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

La Constitución de Estados Unidos, de 1787, consagró el principio


de supremacía constitucional, en su artículo VI. Ya con anterioridad,
Hamilton lo comentaba en su colaboración en la clásica obra: “El Fe-
deralista”, donde sostenía que la Constitución es una ley fundamental
y así debe ser considerada por los jueces, de tal manera que debe prefe-
rirse la Constitución a la ley ordinaria, la intención del pueblo a la in-
tención de sus mandatarios”.

Los instrum entos de defensa constit uciona l


m ex ica na en el siglo XI X

México ha hecho aportaciones muy importantes a la doctrina del Cons-


titucionalismo. En una era llena de guerras civiles e invasiones extran-
jeras —como lo fue el siglo xix— nuestro país aprendió a recurrir al
uso del Derecho Constitucional Procesal para la salvaguarda de los
derechos y garantías individuales, frente al poder público, que a veces
era legal y otras ilegítimo o fáctico.
En la Constitución de Yucatán, el 16 de mayo de 1841, como resul-
tado de la influencia ideológica del brillante jurista y político Manuel
Crescencio Rejón, se consagró la revisión judicial de la constitucionali-
dad de los actos de autoridad, por vez primera en América Latina. Rejón,
considerado uno de los padres del Juicio de Amparo, dejó manifiesta
—en la exposición de motivos del proyecto legislativo por él redactado—
la influencia del pensamiento de Alexis de Tocqueville, a quien citó de
manera reiterada en dicho histórico documento.20
En el Acta Constitutiva y de Reformas, sancionada por el Congreso
Extraordinario Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos, el 18
de mayo de 1847, Mariano Otero –inspirado en el sistema normativo
norteamericano impulsó el traslado el Juicio de Amparo a nivel nacional.
En el artículo 25 de la citada Acta de Reformas, se estableció: “Los
tribunales de la Federación ampararán a cualquiera habitante de la re-
pública en el ejercicio y conservación de los derechos que le concedan

20
Fix Zamudio, Héctor Y Ferrer Mac Gregor, Eduardo, “Las Garantías Constitucionales
en México: 200 años”, Panorámica del derecho procesal constitucional y convencional. ,
México, UNAM, 2016, p. 254.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 47

esta Constitución y las leyes constitucionales, contra todo ataque de los


poderes legislativo y ejecutivo, ya de la Federación, ya de los Estados;
limitándose dichos tribunales a impartir su protección en el caso parti-
cular sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración general
respecto de la ley o del acto que lo motivare”. 21
La participación de Mariano Otero en la redacción de estas dispo-
siciones le valieron ser considera otro de los creadores del Juicio de
Amparo mexicano.
Fix Zamudio y Ferrer, consideran que en dicha Acta de Reformas,
también se incluyeron mecanismos de defensa constitucional con raíces
de tradición hispánica provenientes de la Constitución de Cádiz, cuan-
do se dispuso que el Congreso Federal tenía competencia para declarar
la nulidad de las leyes de las Entidades Federativas contrarias a la Carta
Federal; y a su vez, la mayoría de las legislaturas deberían votar sobre la
nulidad de una ley federal cuando fuese impugnada por inconstitucio-
nal por el Presidente de la República, por diez diputados, tres senado-
res o tres legislaturas locales, correspondiendo a la Suprema Corte
recibir y publicar el resultado de la votación. 22
En el texto constitucional federal, promulgado el 5 de febrero de
1857, recogió los antecedentes mencionados y elevó al máximo nivel
legal al Juicio de Amparo. En su artículo 101, estableció en su fracción
primera que: “Los tribunales de la federación resolverán toda contro-
versia que se suscite: I. Por leyes o actos de cualquiera autoridad que
violen las garantías individuales.”
Así mismo, en el numeral 102, ordenaba que: “Todos los juicios de
que habla el artículo anterior se seguirán á petición de la parte agravia-
da por medio de procedimientos y formas del orden jurídico, que de-
terminará una ley. La sentencia será siempre tal, que solo se ocupe de

21
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/1847.pdf
22
El artículo 23 del Acta. establecía de manera literal: “Si dentro de un mes de publi-
cada una ley del Congreso general, fuere reclamada como anti-constitucional, o por
el Presidente, de acuerdo con su ministerio, o por diez diputados, o seis senadores, o
tres Legislaturas, la Suprema Corte, ante la que se hará el reclamo, someterá la ley al
examen de las Legislaturas, las que dentro de tres meses, y precisamente en un mismo
día, darán su voto. Las declaraciones se remitirán a la Suprema Corte, y ésta publicará
el resultado, quedando anulada la ley, si así lo resolviere la mayoría de las Legislaturas”.
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/1847.pdf

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48 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

individuos particulares limitándose a protegerlos y ampararlos en el


caso especial sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna declaración
general respecto de la ley o acto que la motivare”.23

Desa r rollo del Der echo Procesa l


Constit uciona l M ex ica no
du r a nte el Siglo x x

Al restablecimiento del orden legal, después del fin del Porfiriato y del
movimiento armado, la Constitución de 1917, mantuvo vigente la institu-
ción del Amparo, en los artículos 103 y 107. En el año de 1919, y luego en
el 10 de enero de 1936, el Congreso de la Unión aprobó leyes reglamen-
tarias que fueron generando al paso de los años serios problemas en la
impartición de la justicia constitucional, debido a la gran acumulación de
Juicios de Amparo que se presentaron ante los tribunales federales y parti-
cularmente ante la Suprema Corte, de ahí que las reformas posteriores de
1951 y 1968, procuraron disminuir el creciente rezago.
Como producto de ello, en las reformas de 1951 se crearon los
Tribunales Colegiados de Circuito, con la intención fue aligerar las
cargas de trabajo de la Suprema Corte en el conocimiento y resolución
de los Juicios de Amparo. El doctor Héctor Fix-Zamudio sugiere que
esta reforma estructural del Poder Judicial Federal se inspiró en los
Tribunales de Circuito de Apelación de Estados Unidos.24
En la ley reglamentaria de octubre de 1968, se incrementó el nú-
mero de los Tribunales Colegiados, pero sobre todo se efectuó una
distribución de los Juicios de Amparo entre dichos tribunales y la Su-
prema Corte de Justicia, fundado en criterios sociales, económicos,
“así como de interés público y social, de manera que, a partir de enton-
ces, sólo los juicios de amparo de mayor importancia se tramitaban y
resolvían por el más alto tribunal de la República”.25
Con las reformas constitucionales que entraron en vigor el 15 de
enero de 1988, se afinaron las competencias de la Suprema Corte de

23
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/1857.pdf
24
Fix Zamudio. Óp. cit. p. 259.
25
Íbidem. pp. 259-260.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 49

Justicia de México. Dejó de ser en esencia un tribunal de casación y se


le reconocieron competencias en asuntos estrictamente constituciona-
les, trasladándose a los tribunales colegiados de circuito los casos en los
cuales se discutieran asuntos de legalidad. Con ello, el más alto tribu-
nal se transformó en un organismo jurisdiccional especializado en la
resolución de conflictos constitucionales.
Para Héctor Fix-Zamudio y Eduardo Ferrer MacGregor ello signi-
ficó el florecimiento de los estudios sobre las garantías constitucionales
en su conjunto, ya que dicha configuración de la Suprema Corte de
Justicia la convirtió materialmente en un Tribunal Constitucional, que
permitió que desde entonces tengan una eficacia real la defensa de las
garantías constitucionales.26
Para el actual Ministro de la Suprema Corte de Justicia, José Ra-
món Cossío Díaz, la presente etapa de la jurisdicción constitucional
mexicana que inició con esas reformas aprobadas en agosto de 1987 a
nuestra Carta Magna, coincide con el argumento de que lo más valioso
de ella, fue su consecuencia ideológica: “la concepción de la Suprema
Corte como Tribunal Constitucional”.27
El proceso evolutivo continuó con las reformas constitucionales y
legales promovidas por el presidente Ernesto Zedillo, que modificaron
27 artículos sustantivos y 12 transitorios de la Carta Fundamental.28
Entre los principales cambios efectuados, se destaca la nueva integra-
ción y funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia, ya que se redu-
jeron sus integrantes de veintiséis —veintiún ministros numerarios y
cinco supernumerarios— a once ministros, para aproximar su compo-
sición a la de los Tribunales Constitucionales especializados de otros
países. Además, se suprimió la inamovilidad de los ministros al estable-
cerse un periodo de quince años en la duración del encargo.
Se determinó la creación del Consejo de la Judicatura Federal como
órgano competente para llevar la administración, vigilancia y disciplina

26
Íbidem. P. 266.
27
Cossío Díaz José Ramón. “La Protección Orgánica de la Constitución. Memorias del
III Congreso Mexicano de Derecho Procesal Constitucional. México, UNAM, Marcial
Pons, 2008, p. 454.
28
La reforma se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 1994.
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum_crono.htm

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 49 18/01/17 13:36


50 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

del Poder Judicial de la Federación, con excepción de la Suprema Cor-


te de Justicia de la Nación, así como, determinar el número, división en
circuitos, competencia territorial y, en su caso, especialización por ma-
teria, de los Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y de los
Juzgados de Distrito.29
El texto actual de nuestra Ley Fundamental establece los siguientes
mecanismos de defensa constitucional:

El Juicio de Amparo establecido en los


artículos 103 y 107 de la Constitución

Es el medio protector por excelencia de los derechos humanos que tie-


nen todas las personas que se encuentran en México, reconocidos por
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y por los
Tratados internacionales de la materia.
Dicho juicio procede en cualquiera de los siguientes supuestos:

Por normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los dere-
chos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección por
esta Constitución, así como por los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte;
Por normas generales o actos de la autoridad federal que vulneren o res-
trinjan la soberanía de los Estados o la autonomía de la Ciudad de México, y30
Por normas generales o actos de las autoridades de las entidades federa-
tivas que invadan la esfera de competencia de la autoridad federal.

El Juicio de Amparo, es una de las principales aportaciones que el De-


recho mexicano ha aportado al Constitucionalismo del mundo. La idea
que nació en el ámbito federal de nuestra nación, a partir de la Consti-
tución de 1857, ha sido adoptada por la legislación internacional y por
infinidad de Constituciones de los Estados.
Prueba de ello, la fracción 1, del artículo 25 de la Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos, determina que: “Toda persona tiene
derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo

29
Artículos 94 y 100 de nuestra Carta Magna.
30
Fracción reformada DOF 29-01-2016

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 51

ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la
ley o la presente convención, aun cuando tal violación sea cometida por
personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”.31
Para el jurista Osvaldo Alfredo Gozaini, la formulación de los De-
rechos Humanos tiene un signado individual insoslayable, porque hace
depender de la condición humana una serie de atributos y reconoci-
mientos que cimientan un conjunto de principios y valores. 32
Fix Zamudio sostiene que vocablo “Amparo”, se asocia con la tutela
de los derechos humanos, pues éste fue el propósito por el cual surgió y
se consolidó dicha institución de referencia, a partir de su previsión en la
Constitución yucateca de 1841, su inclusión en el Acta de Reformas de
1847, y en la Carta Federal de 1857, como ha sido antes señalado.33
De esta manera, podemos asumir que para una parte importante
de la Academia, coincide en el hecho que Derechos Humanos y Am-
paro son conceptos indisolubles; y que para la vigencia y observancia de
los primeros, se requiere —de manera indefectible— un medio proce-
sal efectivo para su defensa.
El propio maestro Fix Zamudio, ha resaltado como los diversos
textos constitucionales latinoamericanos promulgados en el siglo
XIX, complementaron las clásicas garantías individuales y comenza-
ron a instaurar los primeros instrumentos jurídicos para su tutela; en
algunos casos inspirados en la revisión judicial de la constitucionali-
dad de las leyes de origen norteamericano, el habeas corpus de crea-
ción inglesa, y desde luego, en el Juicio de Amparo inspirado en el
modelo mexicano.34

31
www.scjn.gob.mx/libro/instrumentosconvencion/pag0259.pdf
32
Gozaini, Osvaldo Alfredo. “El derecho procesal constitucional y los derechos hu-
manos (vínculos y autonomías)”. México, unam, 1995, p. 205.
33
Fix Zamudio, Héctor. “El Amparo Mexicano como Instrumento Protector de los
Derechos Humanos”, Garantías jurisdiccionales para la defensa de los Derechos Hu-
manos en Iberoamérica”. México, unam, 1992, p.253.
34
Fix Zamudio, Héctor. “Los Derechos Humanos y su Protección Jurídica y Procesal
en Latinoamérica”. Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional,
Tomo III, México, unam, 2001, p. 3.

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52 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

La Controversia Constitucional, establecida


en el artículo 105, fracción I de la Constitución

Las Controversias Constitucionales son procesos mediante los cuales,


se resuelven los conflictos que surjan entre: la Federación y una entidad
federativa; la Federación y un municipio; dos de los Poderes Federales
-Legislativo y Ejecutivo—; una entidad federativa y otra; dos munici-
pios de diversos Estados; los Poderes de las entidades federativas; un
Estado y uno de sus municipios; una entidad federativa y un Municipio
de otra o una demarcación territorial de la Ciudad de México; y dos
órganos constitucionales autónomos, y entre uno de éstos y el Poder
Ejecutivo de la Unión o el Congreso de la Unión.
Las violaciones que dan lugar a las controversias constitucionales
son aquellas que un poder o autoridad realiza mediante un acto o emi-
sión de una disposición de carácter general como son una ley, un regla-
mento o un decreto, y con ello ejerce funciones que le corresponden a
otro poder o nivel de gobierno, cometiendo así una violación al sistema
de distribución de competencias previsto por la Constitución, la cual
puede ser impugnada por este medio.

La Acción de Inconstitucionalidad establecida


en el artículo 105, fracción II de la Constitución

Este es el recurso que se tramita en forma exclusiva ante la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, por medio del cual se denuncia la posi-
ble contradicción entre la Constitución y alguna norma o disposición
de carácter general de menor jerarquía: ley, tratado internacional, re-
glamento o decreto, con el objeto de preservar o mantener la suprema-
cía de la Carta Magna y dejar sin efecto las normas consideradas
inconstitucionales. Los sujetos facultados para interponer acciones de
inconstitucionalidad están contemplados por el artículo 105 constitu-
cional en su fracción II.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 53

La facultad de investigación de la Comisión Nacional


de Derechos Humanos establecida en el artículo 102-B,
último párrafo, de la Constitución

La reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federa-


ción el 10 de junio de 2011, al segundo párrafo del artículo 97, de la
Constitución, eliminó la facultad de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación de nombrar a algunos de sus integrantes para averiguar
algún hecho o hechos que constituyeran una grave violación de alguna
garantía individual.
Esta potestad se trasladó hacia el ámbito de competencias de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, estableciendo en el
nuevo texto del apartado B del artículo 102 constitucional, que la cndh
“podrá investigar hechos que constituyan violaciones graves de dere-
chos humanos, cuando así lo juzgue conveniente...”
Esta facultad puede ser ejercida discrecionalmente -cuando así lo juz-
gue conveniente-, o a solicitud del Ejecutivo Federal, alguna de las Cá-
maras del Congreso de la Unión, o lo pidiere el Ejecutivo Federal,
alguna de las Cámaras del Congreso de la Unión, los titulares de los
poderes ejecutivos de las entidades federativas o las Legislaturas de éstas.

El Juicio para la Protección de los Derechos Político-Electorales


del Ciudadano, cuyo fundamento constitucional se encuentra previsto
por los artículos 41, base VI y 99, párrafo cuarto, fracción V, de la Constitución

El profesor de la Facultad de Derecho y ex magistrado electoral federal,


Flavio Galván, explica a este proceso legal establecido en favor exclusi-
vo de los ciudadanos, como la vía para impugnar procesalmente la
constitucionalidad, legalidad y validez de un acto o resolución electo-
ral, que viole el derecho ciudadano de votar o ser votado en elecciones
populares, de asociación individual y libre para participar pacíficamen-
te en asuntos políticos del país o de afiliación libre o individual, a los
partidos políticos.35

35
Galván Rivera Flavio. Derecho Procesal Electoral Mexicano. 2ª ed., México, Porrúa,
2006, p. 692.

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54 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

El Juicio de Revisión Constitucional Electoral establecido


en el artículo 99, fracción IV, de la Constitución

Es la vía constitucional y legal establecida, a favor de los Partidos


Políticos para controvertir la constitucionalidad y legalidad de actos,
resoluciones y procedimientos de naturaleza electoral, definitivos y fir-
mes, emitidos por las autoridades administrativas, jurisdiccionales y
legislativas, de las entidades federativas, competentes para preparar, or-
ganizar, realizar y calificar los procedimientos electorales previstos en
la legislación local; o, en su caso, para resolver las controversias de in-
tereses, de trascendencia jurídica, emergentes de las elecciones, siempre
que sean determinantes para el desarrollo del procedimiento electoral
o para el resultado final de la elección y sea material y jurídicamente
posible la reparación del agravio, antes de la fecha de instalación de los
órganos colegiados o de la toma de posesión de los funcionarios elec-
tos.36

El Juicio Político establecido en el artículo 110 de la Constitución

Es el procedimiento de orden constitucional que realizan las Cámaras


del Congreso -la Cámara de Diputados como órgano de acusación y la
Cámara de Senadores, como órgano de sentencia- para hacer efectivo
el principio de responsabilidad de los servidores o funcionarios públi-
cos que la Constitución establece, cuando incurran en responsabilidad
durante el ejercicio de sus cargos, con independencia de los procedi-
mientos de índole penal que se sigan en su contra por dicha razón.
Este juicio puede comenzar durante el ejercicio de las funciones del
servidor público o hasta dentro del año posterior a la conclusión de su
encargo y “las declaraciones y resoluciones de las Cámaras de Diputa-
dos y Senadores son inatacables”.37
Las sanciones consistirán en la destitución del servidor público y en
su inhabilitación para desempeñar funciones, empleos, cargos o comi-
siones de cualquier naturaleza en el servicio público.38

36
Íbidem. p. 735.
37
Último párrafo del artículo 110 constitucional.
38
Párrafo tercero del artículo 110 de la Constitución

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 55

El procedimiento ante los Organismos Autónomos Protectores


de los Derechos Humanos establecido en el artículo 102,
inciso B de la Constitución

El texto constitucional vigente de este numeral, determina que el Con-


greso de la Unión y las legislaturas de las entidades federativas —en el
ámbito de sus respectivas competencias— deberán establecer organis-
mos de protección de los derechos humanos los que tendrán que conocer
de quejas en contra de actos u omisiones de naturaleza administra-
tiva provenientes de cualquier autoridad o servidor público, con excep-
ción de los del Poder Judicial de la Federación, que violen estos
derechos.
A nivel federal, dicho organismo se denomina Comisión Nacional
de los Derechos Humanos; la cual goza de autonomía de gestión y
presupuestaria, personalidad jurídica y patrimonio propios. Las Cons-
tituciones de las entidades federativas tendrán que establecer y garanti-
zar la autonomía de los organismos de protección de los derechos
humanos.

Der echo Procesa l Constit uciona l loca l

El sistema constitucional y legal de México ha venido evolucionando a


una velocidad muy rápida. Como consecuencia de la renovación del
constitucionalismo mexicano a nivel federal, las vertientes relativas al
derecho constitucional de las entidades federativas, ha entrado —en
consecuencia— en una dinámica sin precedentes.
Existe una tendencia centralizadora que piensa que las los acuerdos
parlamentarios para celebrar reformas constitucionales concluyen al
promulgarse y publicarse una enmienda a la Constitución Federal.
Durante la mayor parte del siglo xx, las Constituciones de los Esta-
dos se reformaban casi de manera idéntica e inmediata después de que
se hacían las reformas federales.
Sin embargo, las alternancias de partidos políticos en los gobiernos
de las entidades federativas y en las mayorías parlamentarias en los
Congresos locales, han cambiado el escenario político y legal del país.
El reajuste institucional que la transición política mexicana generó
y ha exigido y permitido —de forma paulatina— la consolidación del

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56 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

principio jurídico de autonomía constitucional en favor de las entidades


federativas.
El doctor David Cienfuegos ha señalado como las entidades fede-
rativas mexicanas están transformando poco a poco el modelo federal
imperante. “Lo hacen desde pequeñas trincheras, con minúsculos
avances sobre el terreno minado por una concepción federalista de ca-
rácter central, con los desafíos valientes de legislaturas que buscan ir
conquistando los derechos elementales que les corresponden como for-
madoras del ente federal”.39
Cienfuegos sostiene que hablar de justicia constitucional o de con-
trol constitucional en las entidades federativas, es ante todo, hablar de
federalismo: éste es el que ordena y sujeta los regímenes constituciona-
les locales, señalando los límites y los alcances que pueden tener las
Instituciones locales. “De ahí lo pertinente de tratar la perspectiva de
una justicia constitucional en los estados federados mexicanos”.40
El marco constitucional actual y el panorama democrático por el
que atraviesa el país, permiten que las entidades federativas puedan
establecer diversos mecanismos de tutela de derechos para sus habitan-
tes, lo cual contribuye positivamente al verdadero desarrollo del Fede-
ralismo del Estado Mexicano.
Para los doctores Héctor Fix-Zamudio y Eduardo Ferrer Mac-Gre-
gor, el Derecho Procesal Constitucional Local, “consiste en el análisis
sistemático de las garantías previstas en las Constituciones de las enti-
dades federativas para lograr su protección, así como el análisis de las
magistraturas que se han establecido para resolverlas”.41
Veamos al respecto, como se ha regulado el Derecho Procesal
Constitucional Local en Veracruz.

39
Cienfuegos Salgado, David. “Una propuesta para la Justicia Constitucional Local en
México”, en Estudios de Derecho Procesal Constitucional Local. México, Talleres de
Editorial Laguna, 2008, p. 71.
40
Ídem.
41
Fix-Zamudio, Héctor y Ferrer Mac-Gregor, Eduardo. “Derecho Procesal Consti-
tucional, Local y Supranacional. Amparo Local”, Panorámica del Derecho Procesal
Constitucional y Convencional, México, UNAM, 2016, p. 648.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 57

Evolución del Derecho Procesal Constitucional en Veracruz

Cabe señalar que varias de las garantías constitucionales que han que-
dado establecidas a nivel federal, surgieron o tuvieron un primer desa-
rrollo en las entidades federativas. El Juicio de Amparo es un ejemplo
claro de ello, ya que como hemos apuntado, el Juicio de Amparo sur-
gió inicialmente en la Constitución del Estado de Yucatán de 16 de
mayo de 1841, con apoyo en el proyecto elaborado en diciembre del
año anterior, por una comisión encabezada por el ilustre jurista y polí-
tico Manuel Crescencio Rejón.
Para la jurista María Amparo Hernández Chong Cuy, una clasifica-
ción un tanto superficial de la evolución de la justicia constitucional
local, podría consistir en identificar las siguientes etapas:
Una primera y obligada, la cual califica de “histórica”, es sin lugar
a dudas, la estrenada por el propio Juicio de Amparo, como un medio
de control constitucional estatal en el Yucatán decimonónico.42
Ya en el régimen constitucional vigente del siglo xx, Hernández
Chong identifica una segunda etapa, en la que, con suma discreción y
poco o nulo uso, las constituciones estatales preveían alguna que otra
figura a través de la cual se podría lograr la tutela de la propia Consti-
tución. “Con mayor generalidad, la figura que se presentaría sería la de
la posibilidad de que un tribunal superior de justicia o la legislatura
local resolviera conflictos entre municipios o entre poderes estatales; y
con especial particularidad, la figura para la protección de derechos
fundamentales prevista en Chihuahua”.43
Respecto al régimen constitucional local del Estado de Veracruz,
Fix-Zamudio y Ferrer Mac Gregor señalan que es a partir de las refor-
mas integrales a la Constitución del Estado de Veracruz, aprobadas en
el año 2000, cuando se inició el desarrollo del Derecho Procesal Cons-
titucional local de dicha entidad.
Estas reformas constitucionales, que en el ámbito local se intitulan
como resultado de una “Nueva Constitución del Estado”, introdujeron

42
Cienfuegos Salgado, David, (coord.), Estudios de en Homenaje a Don Jorge Fernández
Ruiz. Derecho Procesal: Entre el Control Constitucional Federal y el Estatal, México,
unam, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2005, p. 231.
43
Íbidem, p. 232.

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58 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

una serie de garantías constitucionales locales. “Un avance significativo


para su viabilidad y desarrollo posterior, tuvo lugar cuando la Suprema
Corte de Justicia, por mayoría de votos, aceptó la procedencia de estos
instrumentos de carácter local, al resolver el 9 de mayo de 2002 las
controversias constitucionales números 15, 16, 17 y 18/2000), presen-
tadas por varios Ayuntamientos del Estado de Veracruz”. 44
A partir de las reformas constitucionales del año 2000 del Estado
de Veracruz, se fortaleció el análisis e interés de la doctrina por estu-
diar esta dimensión constitucional-legislativa de índole local.
Además del caso veracruzano, sin duda pionero en la materia, se
fueron presentando otras reformas ulteriores a las Constituciones de
Tlaxcala (2000), Coahuila (2001), Guanajuato (2001), Chiapas (2002),
Quintana Roo (2003), Estado de México (2004), Nuevo León (2004)
y Querétaro (2008), en las cuales se advierte, con mayor o menor pre-
cisión, una sistematización de las garantías constitucionales que dieron
como resultado la expedición de leyes reglamentarias que regulan los
diversos instrumentos de control de la constitucionalidad local.
A partir de las reformas constitucionales integrales referidas que
consideraron la expresión de medios de control constitucional estata-
les, el Estado de Veracruz surge como nuevo paradigma en el discurso
federalista: “pareciera que en México se despertó, tras un largo sueño,
un gigante dormido”.45
Posteriormente, otras entidades federativas evolucionaron hacia ese
paradigma, en mayor o menor medida, en algunos casos creando siste-
mas de control local, con pluralidad de medios y/o autoridades ad hoc;
otros en términos atemperados en mayor o menor grado. Sin embargo,
a pesar de que no puede negarse que todavía son muchos los Estados
que no han entrado en esta dinámica, “lo cierto es que Veracruz se
erige, sin duda, y especialmente a partir del espaldarazo que le dio una

44
Fix Zamudio, Héctor y Ferrer Mac Gregor, Eduardo, “Las Garantías Constitucionales
en México: 200 años”, Panorámica del derecho procesal constitucional y convencional. ,
México, UNAM, 2016, p. 289.
45
Cienfuegos Salgado, David, (coord.), Estudios de en Homenaje a Don Jorge Fernán-
dez Ruiz. Derecho Procesal: Entre el Control Constitucional Federal y el Estatal, Méx-
ico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2005, pp. 232.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 59

Suprema Corte dividida cuando ésta se pronunció sobre la validez de


la creación de medios de control constitucional local”.46
Para el expresidente de la Suprema Corte de Justicia, Genaro David
Góngora Pimentel, las reformas a la Constitución Veracruzana no sólo
beneficiaron al Estado, sino al esquema del nuevo Federalismo Mexica-
no. “Digo esto, porque a partir del año 2000, y con la introducción del
control constitucional local por parte de este Estado, se presentó un
fuerte movimiento de reformas constitucionales estatales en otras enti-
dades federativas como Coahuila, Tlaxcala, Chiapas, Guanajuato, por
mencionar algunas”.47
Entre las principales innovaciones en la materia, destacan la crea-
ción de la Sala Constitucional, dentro el Tribunal Superior de Justicia;
el juicio de protección de derechos humanos; el procedimiento en con-
tra de las resoluciones del Ministerio Público por no ejercitar la acción
penal, reservar la averiguación previa o su desistimiento; las controver-
sias constitucionales; las acciones de inconstitucionalidad y las acciones
por omisión legislativa, por citar a las más importantes.

El pa pel del Poder Ju dici a l Ver acruz a no

El nuevo sistema veracruzano de justicia constitucional se inscribió en


la corriente federal mexicana de encomendar a los órganos supremos
de la organización judicial el ejercicio del control de constitucionali-
dad. La nueva Constitución de Veracruz confirió al Tribunal Superior
de Justicia la función de garante del orden constitucional.
El control de constitucionalidad local se realiza mediante dos de
sus órganos: la Sala Constitucional y el Pleno. Esta determinación pro-
duce una estratificación de atribuciones que consiste en que la Sala
conozca de los asuntos de carácter concreto, dejando a que el Pleno
conozca y resuelva aquellos procesos de naturaleza objetiva.
El Pleno se integra con el Presidente del Tribunal Superior y con
ocho Presidentes magistrados de cada una de sus Salas, a excepción de

46
Ídem.
47
Góngora Pimentel Genaro David. “La Justicia Constitucional Veracruzana en la trans-
formación del nuevo Federalismo Mexicano”, en Estudios de Derecho Procesal Con-
stitucional Local. (Cienfuegos Salgado, David, coordinador), óp. cit. p. 196.

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60 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

la electoral, quienes resuelven definitivamente este tipo de cuestiones.


Por su parte, la Sala Constitucional se integra con tres magistrados.
En la creación de una Sala Constitucional en el seno del Tribunal
Superior de Justicia del Estado de Veracruz, se percibe la influencia de
varias instituciones de países hermanos latinoamericanos, como Costa
Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Venezuela.
La Sala Constitucional le corresponde conocer y decidir sobre el
Juicio de Protección de los Derechos Humanos; impugnaciones plan-
teadas contra las resoluciones del ministerio público (sobre la reserva de
la averiguación previa, el no ejercicio de la acción penal y el sobresei-
miento que dicten los juicios con motivo del desistimiento de la acción
que dicten los jueces con motivo del desistimiento de la acción que
formule el ministerio público); y las cuestiones relativas de inconstitu-
cionalidad de leyes.
En el nombramiento de los magistrados constitucionales participan
conjuntamente los Poderes Ejecutivo y Legislativo. El orden constitu-
cional le confiere al Gobernador la facultad de proponer candidatos,
mientras que el Congreso es quien formalmente los elige, mediante
una votación con mayoría calificada por las dos terceras partes de sus
integrantes.
Los requisitos para ser juez constitucional son los mismos que se
requieren para ser magistrado, en virtud de que los demás miembros
del Pleno también cumplen funciones de legalidad y constitucionali-
dad. La reglamentación no exige otro requisito de carácter técnico-ju-
rídico para ocupar el cargo.

L a om isión legisl ati va

Al doctor Genaro Góngora Pimentel, le llama la atención la acción por


omisión legislativa, dentro de los distintos medios de control de cons-
titucionalidad local veracruzanos, “debido a que se trata de una figura
procesal que reclama el silencio del legislador y le exige operatividad
práctica a los preceptos constitucionales que requieren reglamenta-
ción”.48

48
Góngora. Óp. cit. p. 197.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 61

Señala que existe jurisprudencia sobre el tema y las clasifica en cua-


tro rubros que son: a) absolutas en competencias de ejercicio obligato-
rio; b) relativas en competencias de ejercicio obligatorio; c) absolutas en
competencias de ejercicio potestativo; y d) relativas en competencias de
ejercicio potestativo”.49
Otro de los medios de control de la constitucionalidad local vera-
cruzanos interesante, es el Juicio de Protección de Derechos Huma-
nos, el cual a pesar de que se limita a la tutela de aquellos contenidos
en su jurisdicción local, significa un gran paso en su desarrollo consti-
tucional.

El j u icio de protección de
der echos h um a nos de Ver acruz

El artículo 64, fracción I, de la Constitución del Estado de Veracruz,


establece que la Sala Constitucional del Tribunal Superior de Justicia
tendrá competencia para:

I. Conocer y resolver, en los términos de la ley respectiva, del juicio de pro-


tección de derechos humanos, por actos o normas de carácter general que
conculquen derechos humanos que el pueblo de Veracruz se reserve, prove-
nientes de:

a) El Congreso del Estado; b) El Gobernador del Estado; y c) Los titula-


res de las dependencias o entidades de la administración pública estatal,
municipal y de los organismos autónomos de Estado.50

En referido ordenamiento se consagran los lineamientos básicos de re-


ferido instrumento de defensa constitucional, el cual protege los dere-
chos reconocidos u otorgados por la Constitución del Estado y puede
ser promovido por quienes reciban un agravio personal y directo con-
secuencia del acto de autoridad violatorio de los derechos humanos y
procede contra cualquier acto o norma proveniente del Gobierno del

49
Ídem.
50
http://ordenjuridico.gob.mx/estatal.php?liberado=no&edo=30

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62 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

Estado, los titulares de las dependencias o entidades de la administra-


ción pública municipal o de los organismos autónomos del Estado.
Es interesante señalar que la regulación del derecho de amparo ve-
racruzano fue impugnada por algunos Ayuntamientos del propio Esta-
do mediante varias controversias constitucionales, por estimar que con
la creación del juicio para la protección de los derechos humanos se
invadía la esfera competencial de los tribunales de la federación, espe-
cíficamente por lo que se refiere al Juicio de Amparo.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, consideró —por mayo-
ría de votos— que la reforma local mencionada, era constitucional.
Dicha determinación se tomó en base al argumento de que el citado
juicio se circunscribe a la salvaguarda de los derechos previstos en la
Constitución local, y dejó en claro que la Sala Constitucional del Tri-
bunal Superior del Estado de Veracruz no cuenta con facultades para
pronunciarse sobre violaciones a las garantías individuales que estable-
ce la Constitución Federal.
Fix Zamudio y Ferrer Mac-Gregor sostienen que es interesante
explicarse por qué sólo cuatro entidades federativas han regulado el
juicio de amparo local, cuando varias Constituciones locales tienen un
catálogo de derechos individuales, sociales e inclusive, de los llamados
de la tercera generación o de solidaridad, que son más amplios que los
se establecen en la Constitución Federal.51
Y agregan que la respuesta no resulta ya tan sencilla. Quizá sea
porque se han incorporado al Derecho Constitucional federal, un con-
junto muy amplio de derechos consagrados en los Tratados Internacio-
nales de Derechos Humanos, los cuales debidamente suscritos y
ratificados, en los términos del artículo 133 de la Carta Magna, deben
considerarse como nacionales pero de fuente internacional.52
Además, la fuerte centralización que ejerce el Poder Judicial de la
Federación en materia de defensa de la Constitución y de los derechos
humanos en ella consagrados, permite que las decisiones de los tribu-

51
Fix-Zamudio, Héctor y Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, Amparo local, Panorámica del
derecho procesal constitucional y convencional, UNAM, Marcial Pons, 2016, p. 657.
52
Ídem.

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 63

nales locales para la tutela de los derechos fundamentales de carácter


local, puedan ser impugnadas ante los tribunales federales.

A lgu na s consider aciones de l a fa lta


de r egu l ación del a m pa ro loca l

La evolución del Juicio de Amparo mexicano se ha desarrollado exclu-


sivamente en el ámbito federal, ya que la jurisprudencia de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha establecido que el conocimiento de
esta institución tutelar corresponde de manera exclusiva a los tribuna-
les de la Federación.
Desde la promulgación del artículo 126 de la Constitución de 1857
—y que se conservó en el actual artículo 133— se establece que los
jueces de cada Estado deben hacer prevalecer a la Constitución Federal
sobre las Constituciones y leyes de las Entidades Federativas. Esta dis-
posición está inspirada en lo que dispone el VI de la Constitución de
los Estados Unidos.
Esto pareciera que configura un control difuso de la defensa de la
constitucionalidad; sin embargo, la jurisprudencia de nuestro más Alto
Tribunal, ha modificado la interpretación de esta norma a lo largo de
los años y ha impedido la participación de los jueces y tribunales locales
en esta función que expresamente les había encomendado el texto
constitucional, al sostener que dichos jueces locales carecen de la facul-
tad de interpretar las disposiciones generales que consideren inconsti-
tucionales en los procesos concretos de que conocen, debido a que
—por otra parte— el artículo 103 de la propia Carta Federal establece
el monopolio exclusivo del Poder Judicial Federal para conocer de la
constitucionalidad de las normas fundamentales.

e) Articulación con el Amparo Federal.

La problemática de la debida articulación de las garantías constitucio-


nales en las entidades federativas con respecto a los mecanismos de
control constitucional federales está latente y tendrá que irse resolvien-
do por la vía jurisprudencial.

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64 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

Al paso de los años, las tesis jurisprudenciales han tenido diversas con-
tradicciones entre las sentencias de diversos Tribunales Colegiados de Cir-
cuito, respecto de determinar la procedencia del Juicio de Amparo en contra
de las sentencias definitivas que resuelvan un Juicio de Amparo Local.
El Pleno de la Suprema Corte resolvió la contradicción de la Tesis
350/2009, en mayo de 2010, estableciendo jurisprudencia obligatoria
relativa, que determinó que si resulta procedente el Juicio de Amparo
Directo, por tratarse de una sentencia definitiva y estar en los supuestos
a que se refiere los artículos 107, fracciones III y V, de la Constitución
y 158 de la Ley de Amparo.
La resolución referida, estimó que si bien el federalismo constitu-
cional permite que la protección de los derechos humanos garantiza-
dos a nivel local pueda diferenciarse e inclusive ampliarse —incluso sin
coincidir necesariamente y en idénticos términos con el previsto en la
norma suprema—; lo cierto es que las sentencias locales en materia de
derechos humanos no podrían afectar con validez el contenido esencial
de las garantías individuales reconocidas en la Carta Magna, tomando
en cuenta que el orden jurídico local está supeditado al orden jurídico
constitucional nacional.
Con este criterio jurisprudencial, se dejó abierta la posibilidad de
impugnar las sentencias que se resuelvan en los juicios de amparo loca-
les, a través del Amparo Directo ante los Tribunales Colegiados de
Circuito, con lo que en realidad se está creando una instancia más, que
seguramente influirá para que los gobernados prefieran acudir mejor
de manera directa ante los tribunales federales.

Consider aciones fina les

El cuidado y celo que la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación ha establecido —a lo largo del tiempo— para establecer
que corresponde de manera exclusiva a los tribunales de la Federación,
el control y defensa de la constitucionalidad, ha inhibido el desarrollo
de las acciones de protección contra actos y leyes que se consideren
inconstitucionales de las normas constitucionales de carácter estatal.
La posibilidad de que contra la resolución dictada por un órgano
jurisdiccional local competente pueda proceder una demanda de ampa-

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R aú l C on t r e r a s B u s ta m a n t e • 65

ro ante los tribunales federales; que la Suprema Corte intervenga para


resolver acciones de inconstitucionalidad contra leyes locales, que po-
drían haber sido impugnadas en la vía del mismo nombre a nivel esta-
tal; o bien, que un juicio local de protección de derechos pueda ser
menos contundente que la promoción de un Juicio de Amparo federal,
ha ocasionado la falta de interés en desarrollar estas instancias de carác-
ter local.
Existe una necesidad real de contar con instrumentos de tutela de
derechos humanos en el ámbito local, ya que se observan continuas
promociones y recursos ante las Comisiones Estatales de Derechos
Humanos, de parte de asociaciones civiles, organizaciones no guber-
namentales, así como de gobernados a título personal, que reclaman
alguna violación de derechos humanos. A ello podemos añadir contro-
versias, acciones de inconstitucionalidad, recursos de reclamación y
amparos en revisión, que también se relacionan con este tema.
Las reflexiones expuestas en este breve estudio, tienen como núcleo
generador al Estado Constitucional Democrático de Derecho, cuya ca-
racterística más notable quizás sea entender al control constitucional,
como el más eficaz instrumento para la limitación del poder político.
Los medios o controles de la constitucionalidad —inscritos todos
en el Derecho Procesal Constitucional— son los instrumentos a través
de los cuales se busca mantener o defender el orden establecido por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es decir, su
objetivo principal debe ser lograr que no haya órganos del Estado ni
gobernantes que no estén sujetos a límites, a algún tipo de control.
El conocimiento del Derecho Procesal Constitucional se nos pre-
senta como una disciplina de indeclinable conocimiento para el jurista
actual; esto es así, porque resulta una condición necesaria para un efec-
tivo y pleno ejercicio de los derechos fundamentales consagrados en
nuestra Constitución.
Es necesario hacer un replanteamiento que permita y estimule la
defensa de la constitucionalidad de las normas surgidas de las sobera-
nías estatales.
No debemos olvidar que los medios de control de la constituciona-
lidad tienen como objetivo principal, la contención del poder político,
jugando así un doble papel; por una parte de asegurar los derechos de

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66 • E l De rec ho Pro c e s al C on sti tuc iona l .. .

la población; pero por otro lado, brindar un equilibrio real al ejercicio


del poder entre los órganos del Estado.
Sin lugar a dudas, el 2017 será un año significativo en la historia
constitucional de México, debido a la celebración del primer Centena-
rio de nuestra Carta Magna. Cien años de vigencia ininterrumpida,
que la convierten en una de las más longevas del orbe; basta mirar el
panorama internacional, para advertir que esto no es poca cosa.
Por todo lo anterior, explorar en el estudio del Derecho Procesal
Constitucional, es la una buena forma de celebrar nuestra Norma Fun-
damental. Hacer un estudio retrospectivo, analizarla, reconocer sus
logros y aportaciones, pero también reconocer sus debilidades y re-
flexionar acerca del futuro de ella. Es una inmejorable oportunidad
para advertir los retos que aún tiene pendientes de resolver y hacer un
ejercicio de prospectiva para sugerir sus derroteros futuros.

Fu entes Consu lta da s

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ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 68 18/01/17 13:36
Evolución del con trol
constit uciona l en M é x ico.
El Der echo Procesa l
Constit uciona l y el pa pel
de l a Su pr e m a Corte como
legisl a dor positi vo

Sergio R. Márquez Rábago1*

Cl a sificación del control


constit uciona l por pa rte
de l a Constit ución qu e t u tel a

A l igual que la Carta Magna se divide en dos partes substancia-


les, una dogmática, la que se integra con las libertades de los
gobernados, y otra orgánica, la que atiende lo relativo al ingreso, ejer-
cicio responsabilidades y salida del poder público, el control constitu-
cional se separa, en materia de control constitucional, igualmente en
estos dos grupos: control constitucional orgánico, con el juicio de con-
troversia constitucional, como su medio más relevante, y control cons-
titucional dogmático, que tiene en el juicio de amparo, su más perfecta
expresión; ambos juicios forman parte del Derecho Procesal Constitu-

Catedrático universitario en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autó­


1* 

noma de México.

• 69 •

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 69 18/01/17 13:36


70 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

cional, en virtud de que éstos medios son procesos judiciales, juicios en


los que se cumple de manera adecuada, las formalidades esenciales del
procedimiento.
En el mundo se siguen dos sistemas básicamente para lograr el
control constitucional, se plantea la duda de constitucionalidad, a un
Consejo Constitucional, órgano a doc, creado para tal propósito y por
su particularidades se integra con miembros de la clase política, sin re­
querir que el proceso de decisión sea un verdadero juicio y queda en la
clase política decidir si una ley es o no contraria a la Constitución; un
ejemplo de este sería el Consejo Constitucional en Francia, integrado
por la clase política, sin jueces de carrera, en el que incluso como miem-
bros honorarios participan los ex-presidentes de la República.
El diverso sistema sería acudir a un Tribunal Constitucional, ubicado
o no dentro de la estructura del Poder Judicial, pero un verdadero ór­
gano jurisdiccional, integrado por jueces, del más alto rango.
Louis Favoreu señala respecto de los tribunales constitucionales en
Europa:

se trata de un órgano especializado con alta jerarquía cuya finalidad es con-


trolar los actos de todos los poderes públicos; es un tribunal supremo y se
sitúa por encima del conjunto de las restantes jurisdicciones, imponiendo a
todos su autoridad. Se trata de un control concentrado, es decir, confiado de
manera exclusiva, a diferencia del control difuso del sistema americano, que
resulta asegurado por el conjunto de los tribunales ordinarios. En Alemania,
Austria y España el tribunal Constitucional puede conocer igualmente sobre
la constitucionalidad de los actos administrativos, actos jurisdiccionales e in­
cluso a actos de particulares. El contexto institucional y político de cada país
es de gran importancia para apreciar los diversos sistemas.2

Dentro de las tareas más relevantes del Tribunal Constitucional es


fungir como el último intérprete de la Constitución; aunque la desig-
nación de sus integrantes, no necesariamente recae en jueces de carre-
ra, sino que frecuentemente en México, son designados políticos en el
encargo, conjuntamente con jueces de carrera.

2 
Louis Favoreu, Tribunales Constitucionales Europeos y Derechos Fundamentales, Ma-
drid, Centro de Estudios Constitucionales, p. 41.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 70 18/01/17 13:36


S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 71

La principal función del Tribunal Constitucional es la de fungir


como defensor de la Constitución y por ello, su principal garantía.
Defensor y garantía de la Constitución significan según Hans
Kelsen:

Defensor de la Constitución significa, en el sentido originario del término, un


órgano cuya función es defender la Constitución contra las violaciones. De
ahí que se hable también y por regla general de una garantía de la Constitu-
ción. Dado que ésta es un ordenamiento y como tal en cuanto a su conteni-
do, un conjunto de normas determinadas, la violación de la Constitución se
verifica de un hecho que contradice a la Constitución, sea por acción, sea por
omisión; este último se da sólo cuando se trata del incumplimiento de una
obligación y no de una falta de reconocimiento de un derecho concedido por
un órgano de la Constitución. Como toda norma, también la Constitución
puede ser violada solo por aquellos que deben cumplirla. Esto puede tener
lugar de una manera inmediata o mediata. La violación de una ley promul-
gada sobre la base de la Constitución, por ejemplo, es una violación consti-
tucional mediata, aun cuando el carácter legal del cumplimiento de la ley sea
exigido por la Constitución. Si se trata de instituciones para la defensa de
la Constitución, naturalmente solo se tiene en consideración de defensa con-
tra las violaciones inmediatas. Los órganos de los que tales violaciones pue-
den provenir son órganos constitucionales directos y están bajo el control de
la Constitución.
La exigencia en términos de política jurídica de introducir garantías de
la Constitución, es decir, de instituciones por medio de las cuales se con-
trola la constitucionalidad del comportamiento de ciertos órganos del Estado
inmediatamente subordinados a ella, el Parlamento o el gobierno, responde
al Principio Especifico de la Máxima Juricidad de la Función Estatal, propia
del Estado de Derecho. Sobre la oportunidad de tal exigencia caben muy
diversas opiniones, según diferentes puntos de vista políticos y frente con dis-
tintas Constituciones. En especial, es posible imaginar una serie de situacio-
nes en las que la Constitución pueda o no pueda aplicarse en puntos esencia-
les, por lo que las garantías constitucionales pierden todo sentido, pues se
convierten necesariamente en inoperantes. También la pregunta técnico-jurí-
dica acerca de la mejor organización de esta garantía constitucional puede
ser respondida de diversas maneras, según el carácter peculiar de la Consti-
tución y la distribución de poder político que ésta determina; en especial, si
se da prioridad a garantías preventivas o represivas, o si se debe dar mayor
importancia a la anulación del acto anticonstitucional o a la responsabilidad

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72 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

personal del órgano actuante, etc. Sobre todos estos temas es posible discutir
seriamente”.3

Para Mauro Capelleti la norma constitucional, aun siendo norma


positiva, lleva a un reacercamiento del derecho a la justicia, a través de
la efectividad de garantías constitucionales; la Constitución señala:

en cuanto norma naturalmente más genérica, vaga, elástica, ella encierra


aquellos conceptos de valor que postula una actuación creativa, más bien
acentuadamente creativa, y, en cuanto tal, susceptible de adecuarse a los cam-
bios inevitables del “valor” mismo. En verdad, en la concepción moderna la
norma constitucional no es otra cosa que la tentativa —quizás imposible,
quizás “faustiana”, pero profundamente humana— de trasformar en dere-
cho escrito los supremos valores, la tentativa de detener de “definir” en
suma, en una norma positiva, lo que por su naturaleza es incontenible, in-
definible, —Absoluto. La justicia constitucional es la garantía de aquella
“definición”, pero es también, al mismo tiempo, el instrumento para hacerla
aceptable, adaptándola a las exigencias concretas de un destino de perenne
mutabilidad.4

Para Héctor Fix Zamudio, referente del control constitucional en


México, la Defensa Constitucional se integra por todos aquellos instru-
mentos jurídicos y procesales que se han establecido tanto para conser-
var la normativa constitucional como prevenir su violación, reprimir su
desconocimiento y lograr el desarrollo y la evolución de las disposicio-
nes constitucionales. ¿Qué es un Tribunal Constitucional? Es un órgano
especializado en la resolución de conflictos generados por la aplicación de
las normas constitucionales.5
Por su parte, Jorge Carpizo señala que sin importar la denomina-
ción que reciba:

Carl Schmitt y Kelsen, Hans, La polémica Schmitt/Kelsen sobre la justicia constitucional:


3 

El Defensor de la Constitución versus ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?,


Madrid, Tecnos, 2009, pp. 291-292.
Mauro Cappeletti, La Justicia Constitucional (Estudios de Derecho Comparado),
4 

Facultad de Derecho-unam, 1987, p. 111.


En palabras de Fix-Zamudio es una institución que se ha desarrollado a tal grado que hoy
5 

se considera un presupuesto básico en la legitimación de los regímenes democráticos.

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S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 73

es el instrumento de la jurisdicción creado para conocer y decidir en última


instancia sobre los conflictos de interpretación de la Ley Fundamental a tra-
vés de las garantías constitucional-procesales. El Tribunal goza de jerarquía
superior respecto a los órganos constituidos secundarios y debe tener asegu-
rada su independencia para que realmente defienda la Constitución.6

A ntecedentes de A pa r ición
del Control Constit uciona l

Nuestro país desde el primer cuarto del siglo xix cuando nace la repú-
blica, en la primera Constitución Federal de 1824, se vio inmersa en el
sistema de control constitucional aunque no de manera pragmática sino
preventiva. Una vez que los grupos de poder se reunían para definir en
una Constitución las reglas de vida de la Nación que surgiría después
de un Plan, de una revolución triunfante, se requería de definiciones, así
en esta primera Ley Suprema, aunque de manera implícita, se establece
un procedimiento de control constitucional parecido a la controversia
constitucional, reglamentando posibles conflictos de invasión de com-
petencias constitucionales entre titulares del poder público, y lo hizo
de la siguiente manera:

a) Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos 1824.

Art. 137. Las atribuciones de la son las siguientes:


1ª. Conocer de las diferencias que puede haber de uno a otro estado de
la federación, siempre que las reduzcan a un juicio verdaderamente conten-
cioso en que deba recaer formal sentencia, y de las que se susciten entre un
estado y uno o más vecinos de otro…
5ª. Conocer:…
6°. De las causas de almirantazgo, presas de mar y tierra, y contraban-
dos, de los crímenes cometidos en alta mar; de las ofensas contra la Nación

Carpizo, Jorge, El Tribunal Constitucional y el Control de la Reforma Constitucional,


6 

en Astudillo, Cesar y Córdova Vianello, Lorenzo, Reforma y Control de la Constitución


Implicaciones y Límites, México, unam, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2011,
p. 68.

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74 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

de los Estados-unidos mexicanos, de los empleados de hacienda y justicia de


la federación y de las infracciones de la Constitución y leyes generales, según
se prevenga por la ley.

El Control Constitucional orgánico nace previamente al dogmáti-


co, que no surgiría sino hasta 1847 a través del juicio de Amparo, en
el Acta de Reformas a la Constitución de 1824 que se reimplanta en su
vigencia, obra del gran jurista jalisciense Mariano Otero, quién desarro­
lló y federalizó la idea de Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá,
creando dicho juicio de constitucionalidad en la Constitución secesio-
nista de la República de Yucatán en 1840.

b) Las Siete Leyes Constitucionales (1835-1836)

Las discrepancias y el recelo entre los padres de la patria se recrudece,


y en un país como el nuestro en el que es normal, la división de opi-
niones políticas, llevó a intentar un cambio en la forma de Estado y
para 1835-1836, se varia esta de Estado federal, aparece por un corto
periodo el centralismo, la República Unitaria: se refuerza la idea del
control constitucional orgánico, muy relevante, en virtud de que los
grupos de poder eran más de uno, la concreción, con la creación de un
Supremo Poder Conservador7, entidad con gran poder para incluso,
para declarar la incapacidad física o moral del presidente de la República,
cuando le sobreviniera.
El control constitucional orgánico se aprecia en el artículo 12 de su
Segunda Ley, con las atribuciones del Supremo Poder Conservador:

Art. 12.- Las atribuciones de este supremo poder, son las siguientes:
Declarar la nulidad de una ley o decreto, dentro de dos meses después
de su sanción, cuando sean contrarios a artículo expreso de la constitución,
y le exijan dicha declaración, o el supremo poder Ejecutivo, o la alta Corte
de Justicia, o parte de los miembros del poder Legislativo, en representación
que firmen dieciocho por lo menos.

7 
El Supremo Poder Conservador que se depositaba en cinco individuos, y se renovaba
uno cada dos años, eran designados por las Juntas Departamentales.

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S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 75

Declarar, excitado por el poder legislativo o por la Suprema Corte de Jus-


ticia, la nulidad de los actos del poder Ejecutivo, cuando sean contrarios a la
Constitución, o a las leyes, haciendo esta declaración dentro de cuatro meses
contados desde que se comuniquen esos actos a las autoridades respectivas.
Declarar en el mismo término la nulidad de los actos de la Suprema Corte
de Justicia, excitado por alguno de los otros dos poderes, y sólo en el caso de
usurpación de facultades.
Si la declaración fuere afirmativa, se mandarán los datos al tribunal res-
pectivo para que sin necesidad de otro requisito, proceda a la formación de
causa, y al fallo que hubiere lugar.
Declarar, por excitación del congreso general, la incapacidad física o
moral del presidente de la República, cuando le sobrevenga.
Suspender a la alta Corte de Justicia, excitado por alguno de los otros
dos poderes supremos, cuando desconozca alguno de ellos, o trate de trasfor-
mar el orden público.
Suspender hasta por dos meses (a lo más) las sesiones del congreso gene-
ral, o resolver se llame a ellas a los suplentes, por igual término, cuando con­
venga al bien público, y lo excite para ello el supremo poder Ejecutivo.
Restablecer constitucionalmente a cualquiera de dichos tres poderes, o
a los tres, cuando hayan sido disueltos revolucionariamente.
Declarar, excitado por el poder Legislativo, previa iniciativa de alguno
de los otros dos poderes, cuál es la voluntad de la nación, en cualquier caso
extraordinario en que sea conveniente conocerla.
Declarar, excitado por la mayoría de las juntas departamentales, cuándo
está el presidente de la República en el caso de renovar todo el ministerio por
bien de la nación.
Dar o negar la sanción a las reformas de constitución que acordare el
congreso, previas las iniciativas, y en el modo y forma que establece la ley cons­
titucional respectiva.
Calificar las elecciones de los senadores.
Nombrar, el día 1º de cada año, dieciocho letrados entre los que no
ejercen jurisdicción ninguna, para juzgar a los ministros de la alta Corte de
Justicia y de la marcial, en el caso y previos los requisitos constitucionales
para esas causas.

Lo anterior implicaba un antecedente directo de nuestro actual Juicio


de Controversia Constitucional, sobre un control constitucional dog-
mático, que protegiera al gobernado por afectación a su esfera consti-
tucional de derechos, la Constitución era omisa.

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76 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

En esta Carta Magna se aprecia básicamente un control constitu-


cional orgánico, pues disponían en un árbitro la resolución de conflic-
tos por invasión de competencias constitucionales, aunque se reitera al
atacar leyes, estas pueden tener como fin el regular actos y situaciones
jurídicas de particulares o de autoridades, pero, el legitimado no era el
pueblo, no el ciudadano, era sólo actores políticos.
Al tratar de encontrar la razón de existencia de este Supremo Poder
Conservador, en la república centralista, la única respuesta que encon-
tramos, y que sería suficiente para justificar su existencia, es que el gru­
po en el poder que formaba en Pacto Social, la Constitución, no era
uno sólo se encontraba dividido, por una parte, necesariamente Anto-
nio López de Santa Anna y por el otro los federalistas, que iniciaban
una peligrosa lucha por la libertad religiosa. La insatisfacción se expresó
en una sublevación militar que dieron pauta a las Bases de Tacubaya y
se convocó un nuevo Congreso Constituyente que elaboró tres proyec-
tos de Constitución tratando de lograr acuerdos entre los diputados;
Santa Anna apoyado por Nicolás Bravo en Huejotzingo desconoce al
Congreso y forma una Junta Nacional Legislativa, nombrada por el
Presidente en turno, esta vez Nicolás Bravo, que dicta una nueva Cons-
titución central.

c) Bases Orgánicas de la República Mexicana

Las Siete Leyes, resultaron un tanto incómodas a los grupos centra-


listas que tenían el poder, el Supremo Poder resultó demasiado pode-
roso y conflictuado en su actuar, así que se dieron a la tarea de darse
una nueva Constitución, esta vez la denominaron Bases Orgánicas de
la República Mexicana (1843), y en relación al control constitucional
dispuso:

Art. 66. Son facultades del Congreso:…


XVII.- Reprobar los decretos dados por las Asambleas departamentales cuan-
do sean contrarios á la Constitución ó á las leyes, y en los casos prevenidos
en estas bases.
Título VI- Del Poder Judicial- Atribuciones de la Corte Suprema de Justicia:
Art. 118. Son facultades de la Corte Suprema de Justicia:…

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S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 77

V.- Conocer de la misma manera de las demandas judiciales que un departa-


mento intentare contra otro, o los particulares contra un Departamento,
cuando se reduzcan á u juicio verdaderamente contencioso.

d) Aparición del control constitucional dogmático. El Acta de Refor-


mas (1847)

El año de 1847 fue el que trajo al gobernado el inicio de lo que con los
años se convertiría el primer gran logro de implementar el Control
Constitucional Dogmático y el nacimiento en México del Derecho Pro-
cesal Constitucional.
Mariano Otero tuvo un papel relevante en la formación del Acta de
Reformas a la Constitución del año 1847, por la difícil situación que
vivía el país por la invasión norteamericana y en su famoso Voto Particu­
lar, propone un juico para reivindicar los derechos de los gobernados;
el documento refleja la necesidad de manera impecable:

En las más de las Constituciones conocidas, no solo se fijan los principios


relativos á la organización de los poderes públicos, sino que se establecen las
bases de las garantías individuales, probablemente porque la condición social
de los asociados es el objeto primordial de las instituciones, y uno de los ca-
racteres más señalados de la verdadera naturaleza de los gobiernos: y sin
embargo de que estas garantías, en la realidad de las cosas, dependen de las
disposiciones particulares de los Estados, nuestra Constitución federal declaró
que la Nación estaba obligada á proteger por leyes sabias y justas los derechos
del ciudadano; y á imitación del Código de los Estados-Unidos, en varios de
sus artículos se encuentran disposiciones verdaderamente filosóficas dirigi-
das al mismo fin. Yo no he hallado todavía una razón sólida contra este medio
de poner las garantías del hombre bajo la egida del poder general, y no son
pocas las que han debido decidirme a su favor. En este punto la generalidad
de las declaraciones constitucionales no presenta ningún inconveniente, por-
que los principios dictados por la razón son los mismos en todos los países y
bajo todos los climas. Pero sin ellas, ¿cómo podría el gobierno general pro-
teger esos derechos, ni afianzar en los Estados todos la realidad de las insti-
tuciones democráticas? ¿Cómo hacer efectivos los principios de libertad? Es,
por otra parte, incontestable que en el estado actual de nuestra civilización
no se podría dejar tan interesante arreglo á la absoluta discreción de los Es-
tados. Por consiguiente entiendo que la Constitución actual debe establecer

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las garantías individuales, y sobre bases de tal manera estables, que ninguno
de los hombres que habiten en cualquiera parte del territorio de la República,
sin distinción de nacionales y extranjeros, tengan que extrañar sobre este
punto las mejores leyes de la tierra.
Dominado por este pensamiento, propongo que la Constitución fije los
derechos individuales y asegure su inviolabilidad, dejando á una ley poste-
rior, pero general y de un carácter muy elevado, el detallarlos… Una ley más
extensa, que fije exactamente los principios, que reconozca las excepciones, y
sobre todo, que establezca los medios de hacerlas efectivas, es el único medio
que podrá llenar necesidad tan importante. En la Constitución solo propon-
go que se enuncie el principio general, que se declare su inviolabilidad y se fije
el único caso en que puedan suspenderse las garantías, no todas, sino solo las
respectivas a la detención de los acusados y al cateo de las habitaciones. Si
viniendo tiempos más tranquilos el Congreso pudiese ocuparse en la forma-
ción de esa ley, semejante trabajo, por sí solo, elevaría á su memoria un mo-
numento de muy grato recuerdo.

El Acta Constitutiva y de Reformas de 18 de mayo de 1847 imple-


mentó, lo que hasta hoy día tenemos como el defensor de los derechos
de los gobernados, el juicio de amparo; además reguló una nueva ver-
sión de un antecedente del juicio de acción de inconstitucionalidad
de leyes, el primero en su artículo 25, el segundo, en los artículos del
22 al 24.

e) El control constitucional en la Constitución Política de la República


Mexicana (5 de febrero de 1857)

Por lo que toca la Constitución Política de los República Mexicana, de


5 de febrero de 1857, recogió la regulación de controversias constitu-
cionales implícitas entre estados de la Federación, en las que eventual-
mente se podría reclamar violaciones constitucionales, y el juicio de
amparo, en sus artículos 97, 101 y 102.

f) El control constitucional en la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos

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S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 79

Nueva centenaria Constitución de 1917, la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos, contuvo, solamente tres medios de control
constitucional dos dogmáticos, el juicio de amparo —único medio pro-
cesal constitucional— y la facultad de investigación por graves violacio-
nes a los derechos humanos, otro orgánico el juicio de controversia
constitucional, además de los interorgános que contempla la Consti-
tución —como el informe anual del Presidente al Congreso—.
Aplicación efectiva del Control Constitucional Orgánico

El Sistema político mexicano derivó básicamente en los siglos xix y xx


entre caudillismo, dictaduras personales y de partido. Una primera etapa
de nuestra historia patria que nos encontró por demás desunidos, des-
articulados y conflictivos. En la era de los caudillos, baste señalar que
en nuestros primeros 12 años de vida como Nación (1824-1836), el
titular del Ejecutivo por disposición constitucional duraba 4 años, por
lo que debimos, haber tenido 3 presidentes: ¡tuvimos 15! El primer
presidente Guadalupe Victoria dura su periodo completo —y es el úni-
co en este lapso—, su sucesor, Vicente Guerrero, es acusado de fraude
electoral, usurpación de funciones, el conflicto se agranda, huye y es
fusilado, seguirían 13 presidentes más hasta 1836 año en que se abroga
la Constitución Federal de 1824.
El juicio de amparo, estaba consolidado, el control constitucional
dogmático regía la vida de los mexicanos; pero no así el control cons-
titucional orgánico, las controversias entre personas públicas, entre
políticos, tenían un árbitro totalmente reconocido y aceptado: el Pre-
sidente de la República, en ejercicio de facultades metaconstituciona-
les, como nos refiere Jorge Carpizo.8
En la última década del siglo xx y a partir del principio de éste siglo,
el Presidente perdió prácticamente gran parte de sus poderes meta
constitucionales, dejó de ser omnipresente y la cúspide del poder polí-
tico: el anterior partido dominante, pierde el control de los sindicatos,
la gran mayoría de los gobernadores, una parte sustancial del Congreso
y los medios masivos de comunicación, los cuales se desligaron de él.
Dentro de estos poderes metaconstitucionales se encontraba la capacidad

8
Jorge Carpizo, El presidencialismo mexicano, 19ª. ed., México, Siglo XXI, 2006.

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de ser árbitro de contiendas políticas, todos los políticos dependían de él


y aceptaban sus resoluciones, así, lo que sucedió con el triunfo de Ac-
ción Nacional en Baja California con Ernesto Ruffo, después Jalisco,
Guanajuato, Chihuahua, etc., los actores ya no siempre aceptarían a un
priísta como su árbitro en contiendas por atribuciones constitucionales
y derecho a recursos económicos de sus entidades. La solución: transfe-
rir la facultad metaconstitucional del Presidente para resolver contro-
versias políticas, a una atribución constitucional de la Suprema Corte de
Justicia para hacerlo con un esquema jurisdiccional, en juicio.
En la exposición de motivos que presentó el Presidente Ernesto
Zedillo para obtener la inclusión del nuevo paradigma de control consti-
tucional destacó los siguientes puntos, como su objetivo con la reforma:

Consolidar a la Suprema Corte como tribunal de constitucionalidad exige


otorgar mayor fuerza a sus decisiones, exige ampliar su competencia para
emitir declaraciones sobre la constitucionalidad de leyes que produzcan efec-
tos generales, para dirimir controversias entre los tres niveles de gobierno y
para fungir como garante del federalismo…
La iniciativa plantea la reforma del artículo 105 constitucional a fin de
ampliar las facultades de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para co-
nocer de las controversias que se susciten entre la Federación, los estados y lo
municipios; entre el Ejecutivo Federal y el Congreso de la Unión; entre los
Poderes de las entidades federativas, o entre los órganos de gobierno del
Distrito Federal, al ampliarse la legitimación para promover las controversias
constitucionales, se reconoce la complejidad que en nuestros días tiene la
integración de los distintos órganos federales, locales y municipales.
Asimismo, se propone abrir la posibilidad de que un porcentaje de los
integrantes de las Cámaras del Congreso de la Unión, de las legislaturas loca­
les, de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal o, en su caso, el
Procurador General de la República, puedan plantear ante la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, en el ámbito de sus atribuciones, la inconstituciona-
lidad de leyes, previéndose que las resoluciones puedan anular, con efectos
generales, la norma declarada inconstitucional…
…la iniciativa propone llevar a cabo una profunda modificación al siste-
ma de competencias de la Suprema Corte de Justicia para otorgarle de ma-
nera amplia y definitiva, el carácter de tribunal constitucional…
La posibilidad de declarar la inconstitucionalidad de normas con efectos
generales será una de las tareas más importantes innovaciones que nuestro

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orden jurídico haya tenido a lo largo de su historia. En adelante, el solo hecho


de que una norma de carácter general sea contraria a la Constitución puede
conllevar su anulación, prevaleciendo la Constitución sobre la totalidad de los
actos del Poder Público. La supremacía constitucional es una garantía de
todo Estado democrático, puesto que al prevalecer las normas constitucio-
nales sobre las establecidas por los órganos legislativos o ejecutivos, federal
o locales, se nutrirá una autentica cultura constitucional que permite la vida
nacional.
Por razones de seguridad jurídica y estabilidad social, aun cuando las
declaraciones de inconstitucionalidad produzcan efectos, éstos habrán de
limitarse en el tiempo a fin de impedir que las resoluciones tengan efectos re­
troactivos, con excepción de la materia penal.
Por las dificultades técnicas que implicará el artículo 105 constitucional
de aprobarse la presente iniciativa, será necesaria la promulgación de la corres­
pondiente ley reglamentaria. Los complejos problemas técnicos que habrán
de ser materia de los procesos previstos en dicha norma constitucional no
pueden seguirse tramitando conforme a las disposiciones del Código Fede-
ral de Procedimientos Civiles, ordenamiento formulado para resolver, en
principio, litigios entre particulares; De ahí que la reforma prevea la conve-
niencia de que sea una ley reglamentaria de esta disposición constitucional la
que preceptúe su cabal aplicación.

Las controversias constitucionales.

El artículo 105 del texto original de la Constitución le otorga competencia


exclusiva a la Suprema Corte de Justicia para conocer de las controversias que
se susciten entre dos o más estados, entre uno o más estados y el Distrito
Federal, entre los poderes de un mismo estado y entre órganos de gobierno
del Distrito Federal sobre la constitucionalidad de sus actos. Los mencio-
nados supuestos del artículo 105 no prevén muchos de los conflictos entre
los órganos federales, estatales y municipales que la realidad cotidiana está
planteando.
Una de las demandas de nuestros días es la de arribar a un renovado fe-
deralismo. Ello hace indispensable encontrar las vías adecuadas para solucio-
nar las controversias que en su pleno ejercicio pueda suscitar. Por este moti-
vo, se propone la modificación del artículo 105 a fin de prever en su fracción
primera las bases generales de un nuevo modelo para la solución de las con-
troversias sobre la constitucionalidad de actos que surjan entre la Federación
y un estado o el Distrito Federal, la federación y un municipio, el Poder

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Ejecutivo y el Congreso de la Unión, aquél y cualquiera de las Cámaras de


éste o, en su caso la Comisión Permanente, sea como órganos federales o del
Distrito Federal, dos estados, un estado y el Distrito Federal, el Distrito
Federal y un municipio, dos municipios de diversos estados, dos poderes de
un mismo estado, un estado y uno de sus municipios, y dos órganos del
Distrito Federal o dos municipios de un mismo estado.
Con la modificación propuesta, cuando alguno de los órganos mencio-
nados en el párrafo anterior estime vulnerada su competencia por actos con-
cretos de autoridad o por disposiciones generales provenientes de otro de
esos órganos podrá ejercitar las acciones necesarias para plantear a la Supre-
ma Corte la anulación del acto o disposición general.
El gran número de Órganos legitimados por la reforma para plantear las
controversias constitucionales es un reconocimiento a la complejidad y plu-
ralidad de nuestro sistema federal. Todos los niveles de gobierno serán bene-
ficiados con estas reformas.
El otorgamiento dé estás nuevas atribuciones reconoce el verdadero ca-
rácter que la Suprema Corte de Justicia tiene en nuestro orden jurídico el de
ser un órgano de carácter constitucional. Es decir, un órgano que vigila que
la Federación, los estados y los municipios actúen de conformidad con lo
previsto por nuestra Constitución.

Las acciones de inconstitucionalidad

El segundo proceso que se propone recoger en el artículo 105 constitucional


es el de las denominadas acciones de inconstitucionalidad. En este caso, se
trata de que con el voto de un porcentaje de los integrantes de las Cámaras
de Diputados y de Senadores de las legislaturas locales o de la Asamblea de
Representantes del Distrito Federal se puedan impugnar aquellas leyes
que se estimen como contrarias a la Constitución. El Procurador General
de la República podrá también impugnar leyes que estime contrarias a la
Constitución.
Lo que acontece en el juicio de amparo y en las controversias en las ac-
ciones de inconstitucionalidad no es necesario que exista agravio para que
sean iniciadas. Mientras que en el amparo se requiere de una afectación de las
garantías individuales y en las controversias constitucionales de una invasión
de esferas las acciones de inconstitucionalidad se promueven con el puro in-
terés genérico de preservar la supremacía constitucional. Se trata, entonces,
de reconocer en nuestra Carta Magna una vía para que una representación

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parlamentaria calificada, o el Procurador General de la República, puedan


plantearle a la Suprema Corte de Justicia si las normas aprobadas por la ma-
yoría de un órgano legislativo son, o no, acordes con la Constitución.
Siendo indudable que México avanza hacia una pluralidad creciente, otor-
gar a la representación política la posibilidad de recurrir a la Suprema Corte
de Justicia para que determine la constitucionalidad de una norma aprobada
por las mayorías de los congresos, significa, en esencia, hacer de la Constitu-
ción el único punto de referencia para la convivencia de todos los grupos o
actores políticos. Por ello, y no siendo posible confundir a la representación
mayoritaria con la constitucionalidad, las fuerzas minoritarias contarán con una
vía para lograr que las normas establecidas por las mayorías se contrasten con
la Constitución a fin de ser consideradas válidas.

Con esta nueva situación se refleja la teleología de la reforma, dar


un espacio de solución jurisdiccional de controversias constitucionales,
que estaban inusitadas desde 1917 prácticamente y permitiría la covi-
vencia política de más de un partido en el poder, lo cual ha hecho con
eficacia por 22 años.
A las nuevas atribuciones de la Suprema Corte, las define Ignacio
Burgoa como sigue: “las acciones de inconstitucionalidad, tienen por
objeto plantear la contradicción entre las normas constitucionales y
las de la legislación ordinaria federal o local; en cuanto a las controver-
sias constitucionales las define como competencia de la Suprema Corte
para conocer de los conflictos de carácter constitucional que se susciten
entre las diversas entidades públicas y órganos de gobierno”.9
El ministro José Ramón Cossío, establece que la función de las con-
troversias constitucionales no es solo cuidar el sistema federal y la dis-
tribución constitucional de competencias, sino además el bienestar del
ser humano:

Con motivo de la resolución dictada en la controversia constitucional 31/97,


resuelta el 9 de agosto de 1999, por mayoría de 8 votos el Pleno de la Suprema
Corte sostuvo un criterio que, a primera vista, parece desconocer la solución
que acabamos de apuntar, en tanto pudiera llegarse a entender que las contro-
versias no sólo tienen como finalidad la salvaguarda del sistema federal y de la

9
Ignacio Burgoa O., Derecho Constitucional Mexicano, México, Porrúa, 1999, p. 888.

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división de poderes sino, adicionalmente, del “bienestar de la persona huma-


na”. Para comprender el alcance de este criterio, requerimos transcribir la tesis:

El análisis sistemático del contenido de los preceptos de la Constitución Po-


lítica de los Estados Unidos Mexicanos revela que si bien las controversias
constitucionales se instituyeron como un medio de defensa entre poderes y
órganos de poder, entre sus fines incluye también de manera relevante el
bienestar de la persona humana que se encuentra bajo el imperio de aquéllos.
En efecto, el título primero consagra las garantías individuales que constitu-
yen una protección a los gobernados contra actos arbitrarios de las autori-
dades, especialmente las previstas en los artículos 14 y 16, que garantizan el
debido proceso y el ajuste del actuar estatal a la competencia establecida en
las leyes. Por su parte, los artículos 39, 40, 41 y 49 reconocen los principios
de soberanía popular, forma de estado federal, representativo y democrático,
así como la división de poderes, fórmulas que persiguen evitar la concentra-
ción del poder en entes que no sirvan y dimanen directamente del pueblo, al
instituirse precisamente para su beneficio. Por su parte, los numerales 115 y
116 consagran el funcionamiento y las prerrogativas del Municipio Libre
como base de la división territorial y organización política y administrativa
de los Estados, regulando el marco de sus relaciones jurídicas y políticas. Con
base en este esquema, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación debe
salvaguardar, siempre se encuentra latente e implícito el pueblo y sus inte-
grantes, por constituir el sentido y razón de ser de las partes orgánica y dog-
mática de la Constitución, lo que justifica ampliamente que los mecanismos
de control constitucional que previene, entre ellos las controversias constitu-
cionales, deben servir para salvaguardar el respeto pleno del orden primario,
sin que pueda admitirse ninguna limitación que pudiera dar lugar a arbitra-
riedades que, en esencia, irían en contra del pueblo soberano”10.

La Suprema Corte como “legislador positivo”

Una de las características de un Tribunal Constitucional es la de operar


como un “legislador negativo”, esto implica que una norma jurídica,

10
Cossío Díaz José Ramón, La Controversia Constitucional, México, Porrúa, 2008,
p. 123.

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creada legítimamente, que forma parte del derecho positivo nacional,


que es derecho vigente, puede ser eliminada de la vida jurídica al ser
llevada al campo de la invalidez, es decir que sin ser abrogada o dero-
gada por procedimiento legislativo, se le lleva al campo de la inaplica-
ción, pues su utilización implicaría una responsabilidad constitucional
y legal que conlleva a la separación en el encargo del servidor público,
y su consignación a juez federal por responsabilidad penal en términos
de los artículos 47 de la Ley reglamentaria de las Fracciones I y II del
artículo 105, de la cpeum, y 105, último párrafo en relación con el
107 fracción XVI, en sus dos primeros párrafos.
Ese carácter de “legislador negativo”, lo tiene atribuido la scjn, en
el artículo 42, primer párrafo de la Ley reglamentaria de las Fracciones
I y II del artículo 105, de la cpeum:

ART. 42. Siempre que las controversias versen sobre disposiciones generales
de los Estados o de los Municipios impugnadas por la Federación, de los Mu-
nicipios impugnadas por los Estados, o en los casos a que se refieren los in-
cisos c), h) y k) de la fracción I del artículo 105 constitucional, y la resolución
de la Suprema Corte de Justicia las declare inválidas, dicha resolución tendrá
efectos generales cuando hubiera sido aprobada por una mayoría de por lo
menos ocho votos…

Similar prerrogativa se le concede al Máximo Tribunal, en el artículo 107


de la cpeum, en materia de Declaratoria General de Inconstitucio-
nalidad, en el alcance de las sentencias de amparo:

Art. 107.- Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitu-
ción, con excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los proce-
dimientos que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases
siguientes:…
II.- …
Cuando en los juicios de amparo indirecto en revisión se resuelva la incons-
titucionalidad de una norma general por segunda ocasión consecutiva, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación lo informará a la autoridad emisora
correspondiente.
Cuando los órganos del Poder Judicial de la Federación establezcan jurispru-
dencia por reiteración en la cual se determine la inconstitucionalidad de una
norma general, la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo notificará a la

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autoridad emisora. Transcurrido el plazo de 90 días naturales sin que se


supere el problema de inconstitucionalidad, la Suprema Corte de Justicia de la
Nación emitirá, siempre que fuere aprobada por una mayoría de cuando me-
nos ocho votos, la declaratoria general de inconstitucionalidad, en la cual se
fijarán sus alcances y condiciones en los términos de la ley reglamentaria.
Lo dispuesto en los dos párrafos anteriores no será aplicable a normas gene-
rales en materia tributaria.

Ahora bien, opera también nuestro Tribunal Constitucional, cuan-


do, desatendiendo lo que la Constitución y las leyes señalan, le da un
alcance diverso a la norma jurídica, que nulifica el trabajo del Consti-
tuyente Permanente o el legislador ordinario.
Como ejemplos de lo anterior se cita los siguientes casos, los cuales
resultan una clara interferencia en el trabajo parlamentario y que han
surgió a través de la implementación de los medios de control consti-
tucional y el Derecho Procesal Constitucional:

a) Resolución de juicios de controversia constitucional en Sala de


la scjn y no en Pleno.
b) Otorgamiento de suspensión en materia de controversia cons-
titucional, siendo una norma jurídica el acto reclamado.
c) Término para la interposición de la demanda de controversia
constitucional por hecho superveniente.
d) Recursos procedentes en el juicio de acción de inconstituciona-
lidad.
e) Otorgamiento al Poder Judicial de la Federación de legitima-
ción para accionar medios de control constitucional.

a) Resolución de juicios de controversia constitucional en Sala de la scjn


y no en Pleno

La CPEUM en el encabezado de su artículo 105 y la Ley Reglamenta-


ria de las Fracciones I y II del Artículo 105 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 36, dispone que el
ministro instructor someta a la consideración del Tribunal Pleno, es
decir se regula que conocerá del proyecto el Pleno de la scjn, no una

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sala, pero la normatividad interna de la Suprema Corte emitida a través


de Acuerdos Generales faculta a las Salas para resolver en el fondo la
Controversia Constitucional, con los siguientes requisitos:

1º. Que el acto reclamado no sea una norma general, ya que la


declaración de invalidez relativa requiere de un quórum califi-
cado de cuando menos 8 votos, y,
2º. Que se trate de alguna de las controversias constitucionales
previstas en las que intervenga un Municipio.11

Lo anterior violenta el principio de Reserva de Ley, ya que la norma


constitucional ordena que el proyecto de resolución ponga a conside-
ración del Tribunal pleno, y por tratarse de la violación a una disposición
contenida en la Ley Suprema debe ser considerada una violación al prin-
cipio de Reserva Constitucional, ello en virtud de que:

1º.CPEUM Art. 105.- La Suprema Corte de Justicia de la Nación


conocerá, en los términos que señale la ley reglamentaria, de los
asuntos siguientes:…
2º. LOA105 Art. 36.- Una vez concluida la audiencia, el ministro
instructor someterá a la consideración del Tribunal Pleno el
proyecto de resolución respectivo en los términos previstos en
la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.

La vulneración constitucional de la scjn, se consolida en la siguiente


jurisprudencia Jurisprudencia de la 2ª. Sala; Tesis: 2a./J. 151/2007 y
número de registro 171,815.

CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES. LAS SALAS DE LA SU-


PREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN TIENEN COMPE-
TENCIA PARA RESOLVERLAS AUN RESPECTO DEL FONDO,

11
No. registro: 171,815; Jurisprudencia de la 2ª. sala; tesis: 2a./j. 151/2007.
Controversias constitucionales. Las salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación tienen competencia para resolverlas aun respecto del fondo, cuando en
ellas intervenga un municipio y no subsista problema de constitucionalidad de
una norma general (interpretación del acuerdo general plenario 5/2001).

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88 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

CUANDO EN ELLAS INTERVENGA UN MUNICIPIO Y NO SUB-


SISTA PROBLEMA DE CONSTITUCIONALIDAD DE UNA NORMA
GENERAL (INTERPRETACIÓN DEL ACUERDO GENERAL PLE-
NARIO 5/2001). El séptimo párrafo del artículo 94 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé la facultad del Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación para expedir acuerdos generales, a
fin de lograr una adecuada distribución entre sus Salas de los asuntos que le
compete conocer, para una mayor prontitud en su despacho y una mejor
impartición de justicia. En esta tesitura, los considerandos del Acuerdo Ge-
neral Número 5/2001, del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, relativo a la determinación de los asuntos que conservará para
su resolución y el envío de los de su competencia originaria a las Salas y a los
Tribunales Colegiados de Circuito, revelan como uno de sus objetivos esen-
ciales que el Pleno destine sus esfuerzos a los asuntos de mayor importancia
para el orden jurídico nacional; en ese orden de ideas, la fracción I de su pun-
to tercero le reserva el conocimiento de las controversias constitucionales, las
acciones de inconstitucionalidad y los recursos interpuestos en ellas, cuando
sea necesaria su intervención, siendo este último un concepto jurídico inde-
terminado cuya valoración y aplicación queda al prudente arbitrio de las Sa-
las, quienes ejercerán su facultad de tal forma que se adapte a las exigencias
sociales. Por otra parte, en atención a que los Municipios son quienes pro-
mueven más controversias constitucionales, a fin de propiciar una resolución
pronta de los asuntos en los que sean parte y cumplir con lo dispuesto en los
artículos 17 y 94 de la Constitución Federal, el indicado acuerdo debe inter-
pretarse en el sentido de que las Salas tienen competencia para resolver con-
troversias constitucionales, aun respecto del fondo, siempre que se den las
siguientes condiciones: a) Que no subsista un problema relativo a la constitu-
cionalidad de una norma general, ya que la declaración de invalidez relativa
requiere de un quórum calificado de cuando menos 8 votos, de conformidad
con el artículo 42 de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artí-
culo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y b)
Que se trate de alguna de las controversias constitucionales previstas en los
incisos b), f), g) e i) de la fracción I del referido artículo 105, es decir, de
conflictos en los que intervenga un Municipio.

b) Otorgamiento de suspensión en materia de controversia constitu-


cional, siendo una norma jurídica el acto reclamado contrario a la ley
adjetiva

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Si bien es cierto que la Ley es clara al señalar que la suspensión no opera


tratándose de normas generales, y además hemos agregado que la Su-
prema Corte ha hecho extensiva esa restricción para el caso de reglamen-
tos y acuerdos con efectos generales, por reunir características semejantes
a una ley, también lo es que la en estos procesos constitucionales, ha
determinado que en todo caso lo que si procede es decretar la inaplica-
ción temporal de la norma, existe por tanto una diferencia entre una
suspensión de normas generales, prohibida por la ley y su inaplicabili-
dad temporal permitido por la scjn. Se argumenta que si el Máximo
Tribunal puede dejar sin validez la norma de manera definitiva, como
consecuencia de la sentencia, por mayoría de razón, puede retirar su
validez de manera temporal, porque al poder lo más puede lo menos.
En criterio jurisprudencial de nuestro Máximo Tribunal también se
sostiene, por otra parte, que la suspensión en controversia constitucio-
nal es factible su otorgamiento contra la promulgación y publicación de
una norma electoral, cuando estos actos no se han ejecutado y se alega,
por el Poder Ejecutivo, violación al derecho de veto respecto de la ley
a promulgar y publicar.12

ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. AL ESTAR FACULTADA


LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, CONFORME
AL ARTÍCULO 41, FRACCIÓN V, DE LA LEY REGLAMENTARIA
DE LAS FRACCIONES I Y II DEL ARTÍCULO 105 DE LA CONSTI-
TUCIÓN FEDERAL, PARA DECLARAR LA VALIDEZ O INVALI-
DEZ DE LAS DISPOSICIONES O ACTOS COMBATIDOS, TAMBIÉN
PUEDE DECLARAR SU INAPLICABILIDAD TEMPORAL.
No. Registro: 192,096; Jurisprudencia de Pleno; Tesis: P./J. 41/2000.

c) Término para la interposición de la demanda de controversia consti-


tucional por hecho superveniente.

Por un hecho superveniente, la Ley Reglamentaria de las fracciones I y


II del artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos

12
No. Registro: 190,659; P./J. 160/2000.

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90 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

Mexicanos, dispone que hasta antes del dictado de la sentencia se po-


dría por el sujeto legitimado, intentar una ampliación, de demanda, pero,
el criterio de la Suprema Corte, es que ello podría provocar desigualda-
des procesales,
La ampliación de la demanda de controversia constitucional cons-
tituye un derecho procesal, del cual la parte actora puede hacer uso
cuando se actualicen las hipótesis señaladas. Para determinar la opor-
tunidad en que debe hacerse valer la referida ampliación, debe tomarse
en consideración la distinción entre el hecho nuevo y el superveniente,
pues mientras el primero es aquel respecto del cual la parte actora tiene
conocimiento de su existencia con motivo de la contestación de la de-
manda, con independencia del momento en que sucede o nace, en el
hecho superveniente, si es trascendente el momento de su actualiza-
ción, y es aquel que se genera o acontece con posterioridad a la presen-
tación de la demanda de controversia constitucional, pero antes del cierre
de instrucción; tratándose de hechos nuevos, debe determinarse cuándo
tuvo conocimiento de ellos la parte actora, en tanto que si se trata de
hechos supervenientes debe definirse cuándo tuvieron lugar13.

CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES. LA AMPLIACIÓN DE LA


DEMANDA CON MOTIVO DE UN HECHO SUPERVENIENTE,
DEBE PROMOVERSE DENTRO DE LOS PLAZOS QUE ESTABLECE
EL ARTÍCULO 21 DE LA LEY REGLAMENTARIA DE LAS FRAC-
CIONES I Y II DEL ARTÍCULO 105 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍ-
TICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. De la interpretación
sistemática del artículo 21 de la citada ley, que establece los plazos para la
presentación de la demanda de controversia constitucional, así como del
diverso artículo 27 del propio ordenamiento, que prevé que el actor podrá
ampliar su demanda “hasta antes de la fecha de cierre de la instrucción si
apareciere un hecho superveniente”, se concluye que aun cuando el último
precepto señalado no prevé expresamente el plazo para promover la amplia-
ción cuando se trata de un hecho superveniente, sino que únicamente con-
diciona la promoción a que no se hubiera cerrado la instrucción, aquélla debe

13
No. Registro: 190,693; Jurisprudencia de Pleno; Tesis: P./J. 139/2000. Con­
troversia constitucional. Hecho nuevo y hecho superveniente para efectos de
la procedencia de la ampliación de la demanda.

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S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 91

efectuarse dentro de los plazos que rigen la presentación de la demanda ini-


cial, ya que sostener lo contrario generaría una incongruencia procesal, toda
vez que si para la promoción de la acción de controversia el actor debe hacer-
lo dentro de los plazos que señala el citado numeral 21, para la ampliación
de la misma demanda el plazo sería indeterminado, cuando no existe razón ju-
rídica para tal diferencia si se parte del momento en que el actor tenga cono-
cimiento del hecho superveniente. Además, la finalidad de la ampliación de
demanda consiste en que, por economía procesal, se tramite y resuelva en un
solo juicio lo que está íntimamente vinculado con el primer acto o la norma
general impugnada, siempre y cuando no se hubiera cerrado la instrucción, a
fin de evitar que se presenten demandas nuevas cuando se trata de actos es-
trechamente vinculados, por lo que si una demanda nueva debe presentarse
dentro de los plazos que prevé la ley citada, iguales plazos deben regir cuando
se trata de su ampliación con motivo de un hecho superveniente.
No. de Registro: 185,218; Jurisprudencia de Pleno; Tesis: P./J. 55/2002.

d) Recursos procedentes en el juicio de acción de inconstitucionalidad

Por lo que hace al juicio de acción de Inconstitucionalidad la ley dispone


que solo existe un recurso, el de reclamación:

ART. 70.- El recurso de reclamación previsto en el artículo 51 únicamente


procederá en contra de los autos del ministro instructor que decreten la impro-
cedencia o el sobreseimiento de la acción.

En materia de recursos en acciones de inconstitucionalidad la ley dis-


pone que sólo es procedente el recurso de reclamación previsto en el
artículo 51, y únicamente procede en contra de los autos del Ministro
Instructor que decreten la improcedencia o el sobreseimiento de la ac-
ción; el plazo para interponer el recurso de reclamación en contra de
un auto que decrete la improcedencia o el sobreseimiento de una acción
en materia electoral, es de tres días, y éstos son naturales, iniciando al
día siguiente al en que haya surtido efectos la notificación del auto re-
currido, incluyéndose el día del vencimiento.
Ahora bien, en el caso de que el Presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación llegase a desechar de plano una demanda, este re­
curso por analogía, sería procedente, ya que se trata de un acuerdo

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92 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

de mero trámite dictado por un miembro aislado del Pleno del Máximo
Tribunal, el cual podría revisar, en cuanto a su legalidad el Pleno; esta
misma situación acontecía con la facultad de investigación, sin estar
autorizado el recurso de reclamación en normativo alguno, pero si en
jurisprudencia de la scjn14. En los casos en los que se impugna un auto
de desechamiento del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, con la procedencia del recurso de reclamación interpuesto en
contra del auto indicado, lo que se busca es que las determinaciones de
mero trámite queden sujetas al control de legalidad.
El artículo 70 en comento solo regula el recurso de reclamación
en materia de acciones de inconstitucionalidad, no obstante, la tesis
No. Registro: 182052; Jurisprudencia de Pleno; Tesis: P./J. 16/2004 de
jurisprudencia del Pleno de nuestro Máximo Tribunal establece la po-
sibilidad de interponer el recurso de queja contra el exceso o defecto
en el cumplimiento de una sentencia de Acción de Inconstitucionali-
dad, con el rubro el acuerdo que la tiene por cumplida es insufi-
ciente para declarar improcedente el recurso de queja interpuesto
por exceso o defecto en la ejecución de la sentencia dictada en
aquélla; en su texto señala que si existe acuerdo en el que se tiene por
cumplida la sentencia, esta situación es insuficiente para declarar im-
procedente el recurso de queja, porque la materia de éste no consiste
en determinar si se cumplió o no con la sentencia, sino si se incurrió o
no en exceso o defecto al cumplimentarla.

e) Otorgamiento al Poder Judicial de la Federación de legitimación


para accionar el juicio de acción de inconstitucionalidad

Por lo que hace a que el Poder Judicial Federal, a la Suprema Corte de


Justicia de la Nación tenga acceso a los diversos medios procesales de
control constitucional de naturaleza jurisdiccional: juicio de amparo,

14
No.

Registro: 173,479; Tesis aislada de Pleno; Tesis: P. LIX/2006. Recla­
mación. Procede su interposición ante el Pleno de la Suprema Corte de Jus­
ticia de la Nación en contra del Auto Desechatorio de la Solicitud para que
ejerza la facultad de Investigación prevista en el tercer párrafo del artículo 97
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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S e rg io R . M á rq u e z R á b ag o • 93

controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad, es de


precisar que las leyes no contemplan ninguna vía para estudiar y resol-
ver si un precepto atenta contra la autonomía del Poder Judicial de la
Federación; mediante criterio jurisprudencial se estableció que con ello
se vulnera el principio de división de poderes, por lo que debe inferirse
que, para salvaguardar el orden constitucional, si será posible que el Po­
der Judicial Federal acuda a contienda constitucional a defender sus com-
petencias constitucionales, pues se encuentran establecidas tácitamente
dichas vías.

DIVISIÓN DE PODERES. RESULTA PROCEDENTE LA CONSULTA


FORMULADA POR EL PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE
JUSTICIA DE LA NACIÓN ANTE EL PLENO DE LA MISMA, EN SU
CAR ÁCTER DE PRESIDENTE DEL CONSEJO DE LA JUDICATU-
RA FEDERAL, SI EN ELLA SE PLANTEA LA POSIBLE VIOLACIÓN
DE ESE PRINCIPIO Y, CON ELLO, LA VULNERACIÓN DE LA AU-
TONOMÍA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN. En los ar-
tículos 103, 105 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos se prevén los diversos medios procesales de control constitucio-
nal de naturaleza jurisdiccional, a saber, el juicio de amparo, las controversias
constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad, lo que se encuentra
regulado específicamente por la Ley de Amparo, reglamentaria del primer
dispositivo y por la ley reglamentaria del segundo. En dichas normas no se
contempla ninguna vía para estudiar y resolver si un precepto atenta contra
la autonomía del Poder Judicial de la Federación y, por tanto, vulnera el
principio de división de poderes. De ahí debe inferirse que, si bien no existe
consignado un medio procesal de control constitucional específico para sal-
vaguardar el orden constitucional, en ese caso, sí se encuentra establecido
tácitamente, pues lo contrario conduciría a que actos y leyes de ese tipo per-
manecieran fuera del control constitucional, desconociéndose que la evolu-
ción de los referidos medios procesales para defender la supremacía constitu-
cional, de manera fundamental a partir de la Constitución de 1917 y de sus
diferentes reformas, ha perseguido que todos los actos de autoridad estén
sujetos a control. Por consiguiente, si el presidente del Consejo de la Judica-
tura Federal plantea un problema de esa naturaleza en una consulta ante el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, conforme al sistema
constitucional, es el órgano supremo para decidir en forma terminal todos
los asuntos de importancia y trascendencia nacionales que entrañen proble-

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94 • E voluc ión de l cont rol con sti tuc iona l e n Mé xico

mas de constitucionalidad de normas generales y cuestiones de interpretación


directa de un precepto constitucional, debe concluirse que dicha instancia
resulta procedente. Asimismo si, conforme a la fracción IX del artículo 11 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, el Pleno de la Suprema
Corte tiene dentro de sus atribuciones conocer de las controversias que se
susciten dentro del mismo, entre otras hipótesis, con motivo de la interpre-
tación y aplicación de lo dispuesto por los artículos 94, 97 y 100 de la Cons-
titución, relativos a los principios básicos que la misma establece sobre el
referido poder, cabe inferir que resulta procedente una consulta formulada
por el presidente del Consejo de la Judicatura Federal que se refiera a esas
cuestiones y que tienda a prevenir y evitar que surjan esas controversias.
No. Registro: 191,090; Tesis Aislada de Pleno; Tesis: P. CLVII/2000.

Fu entes consu lta da s

Bibliográficas

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2006.
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cional”, en César Astudillo y Lorenzo Córdova Vianello, Reforma y Con-
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Schmitt, Carl y Hans Kelsen, La polémica Schmitt/Kelsen sobre la justicia
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defensor de la Constitución?, Madrid, Tecnos, 2009.

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EL J U ICIO DE A M PA RO
EN L A HISTOR I A
CONSTIT UCIONA L DE M ÉX ICO

Víctor Manuel Garay Garzón*

Introducción

E l amparo es una institución fundamental en la historia de nues-


tro país que ha estado siempre asociada a la defensa de los dere-
chos y las garantías que se contemplan en nuestro sistema jurídico. De
hecho, como señala Héctor Fix-Zamudio, el mismo origen hispánico
de este vocablo se relaciona con la tutela de los derechos humanos y ese
fue el propósito con el cual se consolidó esta institución a lo largo de la
historia.1 A pesar de ser una figura cuya vigencia data del siglo xix ,
el desarrollo del amparo ha sido de tal manera firme que constituye, a
decir del propio Fix-Zamudio, un baluarte y un símbolo de libertad y de
justicia. Y es que los Constituyentes de 1857 no se imaginaron, ni siquie-
ra en forma remota, que “el débil escudo que daban a sus contemporá-
neos para la defensa de su dignidad humana contra el despotismo del
Estado, había de convertirse en poco tiempo en un dique que resistió

* Secretario del Consejo Técnico de la Facultad de Derecho de la unam.


1
Héctor Fix-Zamudio, “El amparo mexicano como instrumento protector de los


derechos humanos”, en AA. VV, Garantías jurisdiccionales para la defensa de los de­
rechos humanos en Iberoamérica, México, unam, 1992., p. 253.

• 95 •

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 95 18/01/17 13:37


96 • E l ju ic io de am paro. . .

todos los embates de las tumultuosas corrientes opresoras, que han


significado nuestro anárquico y doloroso desarrollo político”.2
La consolidación del amparo como el mecanismo de defensa de los
derechos por antonomasia en el país, sin embargo, no fue fácil. Basta
recordar que José María Lozano, en su Tratado de los Derechos del
Hombre, reflejó la preocupación que existía en su época por una figura
que, en sus inicios, se consideró endeble, al señalar que, entre nuestras
instituciones, el juicio de amparo, que para él era la primera y la más pre-
ciosa de las conquistas de la democracia, yacía entre las ruinas de las
libertades públicas. Lozano pensaba que esta institución, que debía os-
tentar las fuerzas vitales de una juventud vigorosa, apenas implantada,
comenzó a servir como arma de partido y su abuso hizo que llegara a sus
más notables extravíos.3 Estas emotivas palabras reflejaban la desilusión
que, entre las personas de su generación, provocaba el amparo. Sin em-
bargo, esta institución “sobrevivió a todos los embates y resistió todas
las tempestades, que en verdad no fueron pocas, constituyendo actual-
mente la máxima conquista y el más legítimo orgullo del derecho mexi-
cano”.4 Es por estos motivos que hacer un recorrido por la historia
constitucional de esta importante figura dentro de nuestro sistema se
vuelve indispensable si se quiere dar al juicio de amparo su justa dimen-
sión como un medio de primera importancia para alcanzar la defensa
efectiva de los derechos.

Los a ntecedentes del j u icio de a m pa ro


en el constit uciona lismo m ex ica no

Si bien existen autores que encuentran antecedentes del juicio de am-


paro mexicano en el derecho de Castilla —que fue aplicable a las colo-
nias españolas en América—, pues el interdicto de amparo significó un

2
Hécotr Fix-Zamudio, La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana, (edición
facsimilar de 1955), México, unam-Porrúa-IMDPC, 2015, p. 9.
3
José María Lozano, Tratado de los derechos del hombre. Estudio del derecho constitucional
patrio en lo relativo a los derechos del hombre conforme a la Constitución de 1857 y a la
Ley Orgánica de Amparo de Garantías de 20 de enero de 1869, México, Imprenta del
Comercio, de Dublán y Compañía, 1876, pp. 338-339.
4
Héctor Fix-Zamudio, La garantía jurisdiccional…, op. cit., pp. 9-10.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 97

procedimiento que se planteaba ante los Virreyes o Capitanes Genera-


les a fin de proteger la posesión no sólo de inmuebles sino también de
derechos personales, en las páginas que siguen se hará referencia sola-
mente a los antecedentes de esta institución a partir de que nuestro país
se convirtió en una nación independiente. En este sentido, es necesario
recordar que la Constitución federal de 1824 reflejó la principal preo-
cupación de sus autores que, más que enunciar los derechos de los que
gozaban las personas frente al Estado, era organizar políticamente al
país y establecer las bases del funcionamiento de sus órganos guberna-
mentales.5
De esta forma, en nuestro primer texto constitucional no existió
un título dedicado a los derechos; sin embargo, sí se contempló la pro-
tección de algunos de ellos (como la igualdad, la libertad de imprenta
o la de expresión) de manera dispersa y difusa a lo largo del texto consti­
tucional.6 Por esta razón, se ha dicho que si la Constitución de 1824
fue deficiente en cuanto a la regulación de los derechos, por mayoría
de razón tampoco consignaría un medio jurídico para tutelarlos. No
obstante, existen autores como Ignacio Burgoa que refieren que, en la
última parte del inciso sexto de la fracción V del artículo 137, se des-
cubre una facultad con la que se invistió a la Corte Suprema de Justicia,
consistente en conocer de las infracciones de la Constitución y leyes
generales, según se previniera por la ley. Esta atribución, podría impli-
car un verdadero control de constitucionalidad y de legalidad a cargo
del máximo órgano jurisdiccional del país; sin embargo, la utilidad prác-
tica de dicha disposición fue nula, pues nunca se expidió la ley a la que
el texto constitucional hacía referencia.7
En las Siete Leyes Constitucionales de 1836, al contrario de lo que
sucedió en la norma fundamental de 1824, sí se contemplaba un catá-
logo de derechos a favor de los mexicanos y habitantes de la República
que, hay que señalarlo, adoptaría un régimen de carácter centralista.
La primera de las Leyes Constitucionales, de esta forma, contemplaba
una serie de derechos de libertad, seguridad jurídica y propiedad no

5
Ignacio Burgoa, El juicio de amparo, 38ª ed., México, Porrúa, 2001, p. 104.
6
Fernando Serrano Migallón, Historia mínima de las constituciones en México, México,
El Colegio de México, 2013, p. 171
7
Ignacio Burgoa, op. cit., p. 105.

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98 • E l ju ic io de am paro. . .

sólo para los mexicanos, sino incluso para los extranjeros introducidos
legalmente en la República.8 La nueva regulación surgida con las Leyes
Constitucionales tendría otra innovación respecto al texto constitucio-
nal de 1824: la creación del Supremo Poder Conservado para proteger
el orden constitucional y lograr el equilibrio de poderes que no había
sido conseguido durante los años que siguieron a la consecución de la
independencia del país.
El Supremo Poder Conservador tendría facultades de control de ín­
dole político derivadas de las facultades que le otorgaba la Segunda de
las Leyes Constitucionales de 1836. En ella, se señalaba que este órga-
no, entre otras cosas, podría:
1) Declarar la nulidad de una ley o decreto, dentro de dos meses
después de su sanción, cuando fueran contrarios a algún artículo expre-
so de la Constitución, y le exigieran dicha declaración, el supremo poder
Ejecutivo, la alta Corte de Justicia o parte de los miembros del po-
der legislativo, en representación que firmaran dieciocho, por lo menos;
2) Declarar, excitado por el poder legislativo o por la Suprema Corte
de Justicia, la nulidad de los actos del poder Ejecutivo, cuando fueran
contrarios a la Constitución o a las leyes, haciendo esta declaración den­
tro de cuatro meses contados desde que se comunicaran esos actos a
las autoridades respectivas;
3) Declarar en el mismo término la nulidad de los actos de la Supre-
ma corte de Justicia, excitado por alguno de los otros poderes, y sólo
en el caso de usurpación de facultades. Si la declaración fuere afirma-
tiva, se mandarían los datos al tribunal respectivo para que, sin necesidad
de otro requisito, procediera a la formación de causa, y al fallo a que
hubiera lugar, y
4) Dar o negar la sanción a las reformas a la Constitución que acor-
dare el Congreso, previas las iniciativas, y en el modo y forma que es-
tableciera la ley constitucional respectiva.

8
En este sentido, el artículo 12 del texto constitucional de 1836 señalaba: “Los ex­
tranjeros introducidos legalmente en la República, gozan de todos los derechos natura­
les, y además, los que se estipulen en los tratados, para los súbditos de sus respectivas
naciones, y están obligados a respetar la religión, y sujetarse a las leyes del país en los
casos que puedan corresponderles”.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 99

Estas funciones, junto con la condición de sus integrantes,9 eviden-


ciaban la pretensión de que el Supremo Poder Conservador vigilara el
cumplimiento del orden constitucional y que restableciera el equilibrio
que se había perdido ante los excesos del Legislativo durante los años
del régimen federal.10 El control que estaría a cargo de este órgano,
sin embargo, no era, como lo es el que ejercen los tribunales de la Fede-
ración, de índole jurisdiccional, sino político. A pesar de ello, se ha
pretendido que la facultad controladora del Supremo Poder Conserva-
dor sea considerada como un fundamento histórico del juicio de am-
paro por su teleología genérica que apuntaba a la protección del orden
constitucional.11
Ahora bien, por lo que respecta al Poder Judicial, la Constitución
de 1836, como menciona Ignacio Burgoa, le asignaba a la Suprema Cor-
te y a los tribunales superiores de los Departamentos, en sus respectivos
casos, la facultad de conocer de los “reclamos” que el agraviado podría
interponer por una errónea “calificación” de las causas de utilidad pú-
blica en los casos de expropiación. Este “reclamo” era una especie de
“amparoide” circunscrito a la protección del derecho de propiedad, no
respecto de todos los atentados de que pudiera ser éste objeto, sino
sólo por lo que atañía al caso señalado en materia de expropiación. Por
ende, dado lo reducido de su objeto de protección, este recurso, a decir
de Burgoa, no podría ser considerado como un medio de conservar el
régimen constitucional, no se diga ya en lo concerniente a la integri-
dad de sus preceptos, sino aún de las garantías (y, se diría ahora, de los
derechos). Estas circunstancias hacen que no se pueda colocar al Poder

9
El artículo 11 de la Segunda de las Leyes Constitucionales señalaba que para ser miem-
bro del Supremo Poder Conservador se requería: 1) Ser mexicano por nacimiento y
estar en ejercicio de los derechos de ciudadano; 2) Tener el día de la elección cuarenta
años cumplidos y un capital (físico o moral) que produjera por lo menos tres mil pesos
de renta anual, y 3) Haber desempeñado alguno de los cargos siguientes: presidente o
vicepresidente de la República, senador, diputado, secretario del despacho o magistra-
do de la Suprema Corte de Justicia.
10
Fernando Serrano Migallón, op. cit., p. 197.
11
No obstante, es necesario considerar que en el control político ejercido por el Supremo
Poder Conservador era patente la ausencia del agraviado, la carencia absoluta de rela-
ción procesal y la falta de efectos relativos en sus decisiones que, en principio, corres-
ponderían al juicio de amparo. Ignacio Burgoa, op. cit., pp. 107-108.

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100 • E l ju ic io de am paro. . .

Judicial en una situación de órgano controlador del sistema creado por


la Constitución de 36.12
Esta situación, en la que se colocaba a la Corte Suprema de Justicia
a la sombra de un órgano político y sin facultades de control de la cons­
titucionalidad, buscarían atenuarse por el diputado José Fernando Ra-
mírez, quien en su voto particular al proyecto de reformas de las leyes
constitucionales, emitido el 30 de junio de 1840, declararía su opo-
sición a la existencia del Supremo Poder Conservador, calificándolo
como “monstruoso y exótico en un sistema representativo popular, en
que toda la garantía que tienen los ciudadanos respecto de sus funcio-
narios, es la responsabilidad que contraen éstos con sus desaciertos”.13
Para él, por tanto, era necesario que el Supremo Poder Conservador
desapareciera y que se fortaleciera al Poder Judicial dejando de lado
ciertas facultades a cargo del Ejecutivo que mermaban su independencia
y que podían reducirlo a nulidad.14 Inspirado en la obra de Tocqueville,
Ramírez señala que la paz y la tranquilidad en los Estados Unidos de
América se debía a la influencia que ejercía en aquella República la Su-
prema Corte de Justicia. En su opinión, el aislamiento del que gozan
los tribunales, les da necesariamente un carácter de imparcialidad indis-
pensable para resolver en calma de las pasiones, escuchando solamente
la voz de la justicia, las grandes cuestiones cuya resolución muchas ve-
ces equívoca o desarreglada, es la causa de grandes trastornos políticos.
En su voto particular, José Fernando Ramírez mencionaba que:

Los Diputados, los Senadores, los Secretarios del Despacho, el mismo Presi-
dente de la República, pueden afectarse de sus propios intereses, del de sus
parientes y amigos, ó de pasiones y caprichos. Es necesaria mucha firmeza de
alma, y una virtud no solo filosófica sino verdaderamente evangélica, para
que uno de esos funcionarios no haga, ó por lo menos no apoye, una ini-
ciativa de ley que favorezca sus miras, aún cuando se oponga á algún artícu-
lo constitucional.

12
Ibidem, p. 109.
13
Este voto particular puede consultarse en www.constitucion1917.gob.mx.
14
Como ejemplo de esas facultades basta mencionar que la fracción XV del artículo 17


de la Cuarta de las Leyes Constitucionales señalaba como una de las atribuciones del
presidente de la República el intervenir en el nombramiento de los jueces e individuos
de los tribunales de justicia.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 101

Pero además de su referencia a las tentaciones a los abusos dentro del


proceso legislativo, Ramírez consideraba que éstas también podrían pre-
sentarse en relación a los actos del poder Ejecutivo. Es por ello que, en
virtud de su oposición al Supremo Poder Conservador, este ilustre dipu-
tado señaló que la medida más adecuada para atacar estos peligros, era
conceder a la Suprema Corte de Justicia una nueva atribución por la que,
cuando cierno número de Diputados, de Senadores o de Juntas Depar-
tamentales, reclamaran alguna ley o acto del Ejecutivo, como opuesto
a la Constitución, se diese a ese reclamo el carácter de contencioso y se
sometiese al fallo de la Corte de Justicia.
Si esta idea se hubiese llevado a la práctica, como indica Burgoa, se
podría haber encontrado en el régimen legal que la hubiese contenido
un antecedente del juicio de amparo; pero la implantación del recurso
concebido por Ramírez en su célebre voto particular “no pasó de ser un
mero deseo, que, no obstante, demuestra ya la tendencia, cada vez más
marcada, de establecer un medio de control de la constitucionalidad”.15
No fue sino hasta que Manuel Crescencio Rejón participó en la ela­
boración de la Constitución Yucateca de 1841, que la idea de contar
con un medio protector del régimen constitucional comenzaría a tener
bases sólidas. De hecho, Héctor Fix-Zamudio y Héctor Fix-Fierro se
refieren a los contenidos de esta Constitución local como la primera
etapa de surgimiento del juicio de amparo en su sentido original, a la que
se suman la regulación de esta figura en el Acta de Reformas a la Cons-
titución de 124 como segunda fase y las disposiciones de la Constitu-
ción de 1857 como el antecedente más inmediato del amparo como
actualmente lo conocemos.16 Por su importancia, estas tres etapas se abor-
darán a continuación.

15
Ignacio Burgoa, op. cit., p. 110.
16
Héctor Fix-Zamudio y Héctor Fix-Fierro, “Comentario al artículo 103 constitucional”,


en AA. VV., Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada, 13ª ed.,
México, unam-Porrúa, 1998, t. II. pp. 1030-1031.

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102 • E l ju ic io de am paro. . .

L a Constit ución Yucateca


de 1841 y el pensa m iento
de M a n u el Cr escencio R ejón

El juicio de amparo, que fue considerado como una gran innovación


constitucional en el siglo xix, fue implementado por primera vez en Yu-
catán en 1841, bajo el auspicio de Manuel Crescencio García Rejón y
Alcalá, a quienes algunos doctrinarios consideran como el padre de esta
institución.17 Esta afirmación tiene sentido, pues el proyecto de Cons-
titución para el Estado de Yucatán es la obra de mayor trascendencia de
Rejón como jurista y en él se advierte un profundo conocimiento tanto
del sistema político constitucional de los Estados Unidos, como tam-
bién de la doctrina político-constitucional europea que fue fundamental
en la concepción del juicio de amparo.18 Los antecedentes de la partici-
pación de Manuel Crescencio Rejón en el proyecto de Constitución
yucateca son expuestos por Héctor Fix-Zamudio, quien señala que:

Con motivo de una revolución federalista que estalló en la ciudad de México


en julio de 1840, encabezada por el propio Rejón y por Gómez Farías y que
fracasó no obstante una cruenta lucha, el primero tuvo que abandonar la
capital y refugiarse en su Estado natal, a cuyo frente se encontraba entonces
el destacado liberal y partidario del federalismo, Santiago Méndez, el cual
encargó a una Comisión presidida por el mismo Rejón e integrada además
por los diputados locales Pedro C. Pérez y Darío Escalante, un proyecto de
Constitución que fue presentada al Congreso el 23 de diciembre de 1840.19

Rejón, influenciado por la doctrina francesa, tuvo una participación


fundamental en la redacción de un texto que contendría diversas insti-
tuciones novedosas para su época y que fueron acogida por el Congreso
del Estado y, en consecuencia, consagradas en la Constitución promul-
gada en marzo de 1841.20 Entre ellas, tienen un papel fundamental el

17
Eduardo Ferrer Mac-Gregor, Comentario al artículo 103, p. 374.
18
Héctor Fix-Zamudio, “Algunos aspectos de la obra jurídica de Manuel Crescencio


García Rejón, Edición conmemorativa. Medio siglo de la Revista de la Facultad de De-


recho de México, México, unam, 1991, p. 467.
19
Idem.
20
Ibidem, p. 468.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 103

juicio de amparo y el control de la constitucionalidad de las leyes. So-


bre estos temas, la influencia de Tocqueville en Rejón es indiscutible; de
hecho, en la exposición de motivos del Proyecto de Constitución en el
que participó se cita a Alexis de Tocqueville expresamente para desta-
car las funciones de los jueces en el ordenamiento norteamericano para
conocer y decidir, en los procesos concretos de su conocimiento, sobre
la constitucionalidad de las leyes aplicables en los mismos.21
Para justificar la incorporación del juicio de amparo en la Consti-
tución Yucateca, en su exposición de motivos se afirmaba que, si bien
en el proyecto se otorgaba al Poder Judicial el derecho de censurar la
legislación, también se le obligaba a ejercerlo “de una manera obscura
y en casos particulares”, ocultando la importancia del ataque a las mi-
ras apasionadas de las facciones. Sus sentencias tendrían por objeto, de
esta forma, únicamente descargar el golpe sobre un interés personal,
y la ley sólo se encontraría ofendida por casualidad. Así, la ley que se
censurara de esta manera no quedaría destruida, ya que aun cuando
se disminuiría su fuerza moral, no se suspendería su efecto material. Pe-
recería entonces la ley sólo poco a poco y con los golpes redoblados
de la jurisprudencia.22 Estas ideas, evidentemente influenciadas por
Tocqueville, demuestran que Rejón, como refiere Fix-Zamudio, “pre-
tendía introducir en la Constitución yucateca, el sistema de revisión
judicial norteamericano, no sólo en cuanto a la implantación del juicio
de amparo, con lo cual coincidió con Mariano Otero y los Constitu-
yentes de 1856-1857, sino también en relación con el llamado control
difuso”.23
Así fue y la Constitución yucateca reuniría “los conceptos y dispo-
siciones más avanzadas de su época”, reflejando fielmente el pensamiento
progresista de Rejón.24 Con justa razón, el Congreso, al sancionar la
Constitución señaló:

21
Ibidem, p. 489.
22
Ibidem, p. 490.
23
Idem.
José Enrique Capetillo Trejo, “La Constitución yucateca de 1841 y la reforma consti-
24 

tucional en las entidades federativas”, en Francisco José De Andrea Sánchez (coord.),


Derecho constitucional estatal. Estudios históricos, legislativos y teórico-prácticos de los es-
tados de la República mexicana, México, unam, 2001, p. 480.

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104 • E l ju ic io de am paro. . .

Hoy el pueblo yucateco entra en el pleno y más perfecto goce de sus impres-
criptibles derechos. No han sido, pues, inútiles, los largos padecimientos y
costosos sacrificios ofrecidos gustosamente ante las aras de nuestra amada
y cara patria. Ellos han hecho acreedores a los yucatecos a tener unas insti-
tuciones eminentemente liberales y protectoras de las garantías individuales.
¡Sí! Allí, en esa pequeña carta fundamental, que hoy os presentan vuestros
representantes, correspondiendo a la alta confianza que les dispensasteis,
está consignado cuanto pudierais desear para nuestra dicha y común prospe-
ridad […]25

Un elemento fundamental para esa dicha y prosperidad que se busca-


ban con el texto yucateco de 1841 fue, sin duda, el juicio de amparo.
La Corte suprema de Justicia de Yucatán, que se compondría de tres
ministros y un fiscal, sería competente, de acuerdo con el artículo 62,
para amparar en el goce de sus derechos a los que le pidieran su protec-
ción contra las leyes y decretos de la legislatura que fueran contrarios al
texto literal de la constitución o contra las providencias del gobernador,
cuando en ellas se hubiese infringido el código fundamental, limitán-
dose en ambos casos, a reparar el agravio en la parte en que la Consti-
tución hubiese sido violada. Debe señalarse, además, que el artículo 8º
de este texto constitucional incluso otorgaba facultades a los jueces de
primera instancia para amparar en el goce de los derechos contempla-
dos en el artículo 7º de la Constitución26 a quienes pidieran su protección

25
Idem.
26
Este artículo señalaba como derechos de todo habitante del estado, fuera nacional o


extranjero: 1) No poder preso sino por decreto o mandamiento de juez competente,


dado por escrito y firmado, ni aprehendido por disposición del Gobernador, sino en
los términos indicados en las facultades de éste; 2) No poder ser detenido sin expresa
orden, dada y firmada por el juez competente que le aprehendiera, ni pasar la detención
de veinticuatro horas sin recibirle su declaración preparatoria, ni de cuarenta y ocho
sin proveer el auto motivado de su prisión; 3) No poder tampoco permanecer preso,
ni incomunicado, por más de seis días sin que se le recibiera su confesión con cargos, ni
podérsele volver a incomunicar después de practicada esta última diligencia; 4) No
poder ser juzgado por comisión, sino por el tribunal competente que estableciera la
ley; 5) No poder ser juzgado ni sentenciado por jueces establecidos, ni por leyes dic-
tadas después del hecho que hubiere motivado el litigio o la formación de su causa;
6) Poder terminar sus diferencias por medio de jueces árbitros; 7) No poder ser obli-
gado a ha­cer lo que no le mandaba la ley, ni a practicar lo prevenido en ésta, sino del
modo y en la forma que ella determinara, ni a pagar contribución no decretada por el
congreso del estado; 8) No podérsele impedir hacer lo que las leyes no le prohibieran;

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 105

contra cualquier funcionario que no correspondiera al orden judicial,


decidiendo breve y sumariamente las cuestiones que se suscitaran sobre
los asuntos indicados. Finalmente, otro aspecto relacionado con la pro-
tección de los derechos contemplado en la constitución yucateca fue la
posibilidad de que, de los atentados cometidos por los jueces contra los
citados derechos, conocieran sus respectivos superiores con la misma
preferencia de que se hablaba en el artículo 8º, remediando desde luego
el mal que se les reclamara, y enjuiciando inmediatamente al conculca-
dor de las mencionadas garantías.27
La ley que se promulgó en la misma fecha de la Carta Fundamen-
tal con la denominación de “Reglamento de Administración de Justicia”,
como lo señala Fix-Zamudio, al desarrollar los preceptos constituciona-
les sobre el poder judicial, contempló no solamente disposiciones relativas
a la organización de los jueces y tribunales, sino también normas de ca-
rácter procesal. No obstante, fueron escuetos los preceptos que se re-
ferían al amparo. El artículo 127 relativo a la Suprema Corte disponía,
por ejemplo, que el tribunal pleno, con asistencia y voto escrito del
fiscal, conocería y decidiría del amparo contra las leyes del Congreso y
providencias del Gobernador. Por su parte, el artículo 40 del Regla-
mento, por lo que se refería al juicio de amparo contra autoridades
administrativas ante los jueces de primera instancia, establecía que és-
tos ejercerían la atribución que les concedía el artículo 8º constitucio-
nal, sin regular un procedimiento especial, ya que las disposiciones
procesales que se contenían en dicho Reglamento se referían a los juicios
civiles y penales exclusivamente. Es por ello que tendrían que aplicarse
directamente los principios establecidos en la Constitución sobre el
carácter breve y sumario del amparo. Finalmente, por lo que atañía al
juicio de amparo contra resoluciones judiciales, en el Reglamento no
aparecía claro cuáles eran los superiores de los jueces respecto de los

9) Poder imprimir y circular sus ideas sin necesidad de previa censura; sujetándose
por los abusos que cometiera, a las penas de la ley; 10) Poder adquirir bienes raíces,
rústicos o urbanos, y dedicarse a cualquier ramo de industria; 11) No poderse catear
la casa de su habitación, su correspondencia ni papeles, sino por disposición de juez
competente, y con los requisitos que las leyes establecieran, y 12) Pedir libre y mode-
radamente la observancia de la constitución y leyes.
27
Así se establecía en el artículo 9º de la Constitución yucateca de 1841.

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106 • E l ju ic io de am paro. . .

cuales debía interponerse contra la violación de garantías individuales,


habida cuenta que los alcaldes tenían funciones jurisdiccionales tratán-
dose de los llamados “juicios verbales” en materia civil y penal, y que
en forma limitada sus fallos podían ser revisados por los jueces de pri-
mera instancia.28
Si bien la regulación del amparo tenía carencias en la legislación
yucateca, de lo que no cabe la menor duda es que esta institución jugó
un papel fundamental en la historia de la protección de los derechos en
nuestro país.

El voto pa rticu l a r de M a r i a no Otero


y el Acta Constit u ti va
y de R efor m a s de 1847

La segunda etapa del juicio de amparo puede encontrarse, como señala


Héctor Fix-Zamudio, en el Voto Particular de Mariano Otero de abril
de 1847.29 El pensamiento de Otero es, incuestionablemente, uno de los
pilares del juicio de amparo que culmina con ese voto; sin embargo,
los planteamientos de este jurista respecto a dicha figura se fueron cons-
truyendo paulatinamente. Una muestra de ello son los planteamien-
tos que Otero expresaría en 1842, durante su participación en la redacción
del proyecto constitucional que se encargó, para someterlo a la Conside-
ración del Congreso, a una comisión integrada por siete miembros en-
tre los que él figuraba. Otero, junto con Espinosa de los Monteros y
Muñoz Ledo disintieron de la mayoría de los integrantes de la comi-
sión y, en el proyecto que como minoría plantearon al Congreso seña-
larían que los derechos del individuo debían ser el objeto principal de
protección de las instituciones constitucionales, consagrando una espe-
cie de medio de control del régimen establecido por la Constitución ju-
risdiccional y político.30

28
Héctor Fix-Zamudio, Algunos aspectos …, op. cit., pp. 493-494.
29
Ibidem, p. 495.
30
En el modelo de Otero se conservaba el control político de la Constitución de 1836,


pero ya no era ejercido por el Poder Conservador, sino por las legislaturas de los esta­
dos, a las cuales correspondía hacer la declaración de inconstitucionalidad de las leyes del
Congreso General a petición del Presidente, de acuerdo con su Consejo, de dieciocho

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El proyecto concebido por Mariano Otero otorgaba competencia


a la Suprema Corte para conocer de “reclamos” interpuestos por particu­
lares contra los actos de los poderes ejecutivo y legislativo de los Esta-
dos, violatorios de las garantías individuales. Este sistema ideado por
Otero, aunque sería considerado como inferior al contemplado en la
Constitución yucateca, tuvo gran mérito pues abriría las puertas a la fór-
mula jurídica que encerraría los efectos de la sentencia recaída en juicio
de amparo, y que implicaría al mismo tiempo la característica que defi-
niría durante mucho tiempo nuestro sistema de control.31
Este proyecto contrastaba en cierta medida con el elaborado por el
grupo mayoritario, que también consignó un sistema de preservación
constitucional, pero en el que se atribuiría al Senado la facultad de decla­
rar nulos los actos del Poder Ejecutivo que fuesen contrarios a la Cons-
titución General, a las particulares de los Departamentos o a las leyes
generales, teniendo dichas declaraciones efectos generales. Es por estos
motivos y por la presión que ejerció el Congreso Extraordinario Cons-
tituyente de 1842 que se elaboró un proyecto transaccional en el que
se establecía un sistema de tutela constitucional de carácter político,
atribuyendo a la Cámara de Diputados la facultad de declarar la nulidad
de los actos de la Suprema Corte de Justicia o de sus Salas, en el caso de
usurpación de las atribuciones de los otros poderes o de invasión a la
órbita competencial de los tribunales departamentales o de otras auto-
ridades. Asimismo, en este proyecto se contempló la posibilidad de que
el Senado, como órgano de control, pudiera anular los actos del Poder
Ejecutivo cuando fuesen contrarias a la Constitución General, además de
la posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia suspendiera las órde-
nes del gobierno contrarias a la Constitución o leyes generales.32
Este proyecto, sin embargo, no prosperaría pues el Congreso sería
disuelto autoritariamente por el Ejecutivo federal, y en su lugar se de-
signaría una junta de notables que redactaría las Bases Orgánicas de la
República Mexicana de 1843.33 En esas Bases, como señala Burgoa:

diputados; seis senadores o tres legislaturas. En este caso, la Suprema Corte fungía como
mero órgano de escrutinio. Véase Ignacio Burgoa, op. cit., pp. 115-116.
31
Idem.
32
Ibidem, pp. 116-117.
33
Héctor Fix-Zamudio, “Acta Constitutiva y de Reformas, 1847”, en Patricia Galeana

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108 • E l ju ic io de am paro. . .

se suprimió el desorbitado “Poder Conservador” de la Constitución de


1836, sin que se colocara al Poder Judicial en el rango de órgano tutelar
del régimen constitucional, ya que propiamente sus funciones se reducían
a revisar las sentencias que en los asuntos del orden civil y criminal pronuncia-
ban los jueces inferiores. Dicho documento constitucional adoptó abierta-
mente el régimen central, sin implantar ningún sistema de preservación
constitucional por órgano político, aunque en preceptos aislados, como en el
66, fracción XVII, permaneció latente un resabio del control por órgano po-
lítico que ejercía en forma omnipotente el “Supremo Poder Conservador”, al
establecerse en la disposición invocada que eran facultades del Congreso re-
probar los decretos dados por las asambleas departamentales que fuesen con-
trarios a la Constitución o las leyes.34

Las Bases Orgánicas sólo estarían formalmente en vigor, pues en ese


periodo se establecerían varios gobiernos por asonadas militares. La idea
de convocar un nuevo Constituyente, sin embargo, estaría latente y en
1846 rendiría frutos, pues se convocaría a un nuevo Congreso Consti-
tuyente que, dominado por los liberales fue el autor del Acta Constitu-
tiva y de Reformas de 1847.35
Las actividades del Congreso Constituyente se centraron en resta-
blecer la vigencia de la Constitución de 1824, pero como ocurrió an-
teriormente, quienes lo integraron tenían opiniones divididas. Para
algunos, bastaba con dar de nueva cuenta vigencia a la Constitución
federal; pero, para otros, era necesario formular una serie de reformas
que se incluyeran en su texto. Como en este caso la mayoría no consi-
deraba pertinente hacer las reformas, Mariano Otero redactó un extenso
voto particular en el cual insistiría en que el Congreso debía aprobar
de inmediato modificaciones sustanciales a la carta federal de 24, que
nunca había perdido legitimidad, pero que sí requería con urgencia
reformas.36

(comp.), México y sus constituciones, 2ª ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2003,
pp. 204-205.
34
Ignacio Burgoa, op. cit., p. 117.
35
Héctor Fix-Zamudio, Acta Constitutiva…, op. cit., p. 206.
Idem. En este sentido Otero expresó en su voto particular: “La necesidad de reformar
36 

la Constitución de 1824ha sido tan generalmente reconocida como su legitimidad y su


conveniencia. En ella han estado siempre de acuerdo todos los hombres ilustrados de
la República, y han corroborado la fuerza de los mejores raciocinios con la irresistible

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 109

Una de esas reformas, fundamental para Otero, era la reestructura-


ción del poder judicial, que traería aparejada la protección, por parte de
éste, del texto constitucional. Así lo expresó Mariano Otero en su voto:

Los ataques dados por los poderes de los Estados y por los mismos de la
Federación a los particulares, cuentan entre nosotros por desgracia numero-
sos ejemplares, para que no sea sobremanera urgente acompañar el restable-
cimiento de la Federación con una garantía suficiente para asegurar que no
se repetirán más. Esta garantía sólo puede encontrarse en el poder judicial,
protector nato de los derechos de los particulares, y por esta razón el solo
conveniente. Aun en las monarquías absolutas, refugiada la libertad en el
recinto de los tribunales, ha hecho que la justicia encuentre allí un apoyo
cuando han faltado todas las garantías políticas. Un escritor profundo ha
observado que la amplitud y respetabilidad del Poder Judicial era el más se-
guro signo de la libertad de un pueblo, y por esto yo no he vacilado en pro-
poner al Congreso que eleve a grande altura el Poder Judicial de la Federa-
ción, dándole el derecho de proteger a todos los habitantes de la República
en el goce de los derechos que les aseguren la Constitución y las leyes cons-
titucionales, contra todos los atentados del Ejecutivo o del Legislativo, ya de
los Estados o de la Unión. En Norte-América este poder salvador provino
de la Constitución, y ha producido los mejores efectos. Allí el juez tiene que
sujetar sus fallos antes que todo a la Constitución; y de aquí resulta que cuando
la encuentra en pugna con una ley secundaria, aplica aquélla y no ésta, de
modo que sin hacerse superior a la ley ni ponerse en oposición contra el Po-

evidencia de los hechos ¿Quién al recordar que bajo esa Constitución comenzaron
nuestras discordias civiles, y que ella fue tan impotente contra el desorden, que en vez
de dominarlo y dirigir la sociedad, tuvo que sucumbir ante él, podrá dudar que ella
misma contenía dentro de sí las causas de su debilidad y los elementos de disolución
que minaban su existencia? Y si pues esto es así, como lo es en realidad, ¿será un bien
para nuestro país el levantarla sin más fuerza ni más vigor que antes tenía, para que
vuelva a ser una mera ilusión su nombre? ¿No sería decretar la ruina del sistema federal
restablecerlo bajo las mismas condiciones con que la experiencia ha demostrado que
no puede subsistir, y precisamente hoy que existen circunstancias mucho más desfavo-
rables que aquella que bastaron para destruirlo? Ni la situación de la República puede
ya sufrir por más tiempo un estado incierto y provisional: la gravedad de sus males, la
fuerza con que los acontecimientos se precipitan, demandan pronto y eficaz remedio;
y pues que él consiste en el establecimiento del orden constitucional, no menos que en
la conveniencia y solidez de la manera con que se fije, parece fuera de duda que es de
todo punto necesario proceder sin dilación a las reformas”. Este voto está contenido
en Felipe Tena Ramírez, Leyes fundamentales de México, pp. 443-468.

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110 • E l ju ic io de am paro. . .

der Legislativo, ni derogar sus disposiciones, en cada caso particular en que


ella debía herir, la hace impotente. Una institución semejante es necesaria
entre nosotros; y como ella exige que los tribunales federales se organicen de
un modo correspondiente, las reformas propuestas dejan a las leyes constitu-
cionales la determinación de este punto. Sobre él, en fin, manifestaré que a
mi juicio también se necesita extender un poco más la acción del Poder Fe-
deral de la Unión, muy imperfectamente organizado en la Constitución fe-
deral; y sobre todo, elevar la condición y asegurar la independencia de un
tribunal llamado a representar en el cuerpo político un papel tan importante
como el del Supremo Poder Judicial.37

Partiendo de estas ideas, el artículo 25 del Acta Constitutiva y de


Reformas señalaría que los tribunales de la federación ampararían a
cualquier habitante de la República en el ejercicio y conservación de los
derechos que le concedieran la Constitución y las leyes constituciona-
les, contra todo ataque de los poderes legislativo y ejecutivo, ya de la
Federación, ya de los Estados, limitándose dichos tribunales a impartir
su protección en el caso particular sobre que versara el proceso, sin
hacer ninguna declaración general respecto de la ley o del acto que lo
motivare.38

37
Ibidem, pp. 464-465.
38 
A este control jurisdiccional se unía en los artículos 22, 23 y 24 del Acta de Reformas
un complejo sistema de control por parte del Congreso General y las legislaturas de los
Es­tados para anular leyes federales o locales contrarias a la Constitución. Estos artícu-
los señalaban lo siguiente: Artículo 22.- Toda ley de los Estados que ataque la Consti-
tución o las leyes generales, será declarada nula por el Congreso; pero esta declaración
sólo podrá ser iniciada en la Cámara de Senadores. Artículo 23.- Si dentro de un mes
de pu­blicada una ley del Congreso General, fuere reclamada como anti-constitucional,
o por el Presidente, de acuerdo con su ministerio, o por diez diputados, o seis senado-
res, o tres Legislaturas, la Suprema Corte, ante la que se hará el reclamo, someterá la
ley al examen de las Legislaturas, las que dentro de tres meses, y precisamente en un
mismo día, darán su voto. Las declaraciones se remitirán a la Suprema Corte, y ésta
publicará el resultado, quedando anulada la ley, si así lo resolviere la mayoría de las Le-
gislaturas. Artículo 24.- En el caso de los dos artículos anteriores, el Congreso general
y las Legislaturas a su vez, se contraerán a decidir únicamente si la ley de cuya invalidez
se trate es o no anti-constitucional; y en toda declaración afirmativa se insertarán la
letra, la ley anulada y el texto de la Constitución o ley general a que se oponga. Sobre
este punto véase Luciano Silva Ramírez, El control judicial de la constitucionalidad y el
juicio de amparo en México, México, unam-Porrúa, 2008, p. 174.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 111

El Constit u yente de 1867-1857


y el j u icio de a m pa ro

El artículo 25 del Acta Constitutiva y de Reformas sería el antecedente


directo de la regulación del amparo en la Constitución de 1857, que se
considera la tercera etapa de esta institución. En el Congreso Constitu-
yente que daría origen a este texto constitucional, en el que participa-
ron, entre otros, Ponciano Arriaga, Melchor Ocampo y León Guzmán
se establecerían los lineamientos fundamentales del juicio de amparo
en su concepción original, algunos de los cuales han llegado hasta la
actualidad.39 Como señala Ignacio Burgoa, “contrariamente a lo que
acontecía con otros ordenamientos jurídicos mexicanos y extranjeros,
que consagraban los derechos del hombre en forma meramente decla-
rativa, sin brindar un medio para su protección, la Constitución de 57
instituye el juicio de amparo, reglamentado por las distintas leyes orgá-
nicas que bajo su vigencia se fueron expidiendo”.40
De hecho, existe un dictamen sobre el proyecto de constitución en
el que se refleja la intención del Constituyente en relación con lo que
sería el juicio de amparo. En este dictamen se señala lo siguiente:

Se propone ahora la comisión hablar al soberano congreso de la reforma tal


vez más importante que tiene el proyecto al tratar de las controversias que se
susciten por leyes o actos de la Federación o de los Estados que ataquen sus
respectivas facultades, o que violaren las garantías otorgadas por la constitu-
ción. Era nuestro sistema poner en público y serio combate la potestad sobe-
rana de la Federación con la soberanía de un Estado, o a la inversa: abrir una
lucha solemne para declarar la nulidad de las leyes, o actos de un poder, que
en su esfera tiene todos los atributos de la independencia, por el ejercicio de
otro poder también soberano, que gira y se mueve en órbita diferente: con-
fundir así los atributos de los poderes federales con los de los Estados, ha-
ciendo a estos agentes de la Federación unas veces, y otras convirtiendo a los
de la Federación en tutores o en agentes de los Estados. La Ley de un Esta-
do, cuando atacaba la constitución o leyes generales, se declaraba nula por el

39
Héctor Fix-Zamudio y Eduardo Ferrer Mac-Gregor, El derecho de amparo en México,


p. 466. Para abundar sobre el tema véase también Francisco Zarco, Historia del Congre-
so Extraordinario Constituyente, México, El Colegio de México, 1956, pp. 988-989.
40
Ignacio Burgoa, op. cit., p. 121.

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112 • E l ju ic io de am paro. . .

congreso; y la ley de éste, reclamada como anticonstitucional, se sometía al


juicio de la mayoría de las legislaturas. En cualquier caso era una declaración
de guerra de potencia a potencia, y esta guerra venía con todas sus resultas,
con sus más funestas consecuencias. Los gobernadores tenían obligación de
promulgar y ejecutar las leyes del congreso federal, como si fuesen emplea-
dos de esta administración, y el poder ejecutivo de la Federación expedía
órdenes a los gobernadores como de superior a inferior. Unas veces el poder
de la Unión hacía sucumbir al del Estado; en uno y otro extremo quedaba
siempre desairada y envilecida una de las dos autoridades, sancionada la dis-
cordia y hasta decretada inevitablemente la guerra civil; no es este el sistema
federal, pues si este fuera, sería necesario proscribirlo y execrarlo.41

En este dictamen se agregaba, además, que:

Las dudas y controversias entre la Federación y los Estados, y entre ésta y


aquéllos, se resuelven y califican naturalmente por los mismos medios legales
de que usan los individuos cuando litigan sus derechos. No invocan su ex-
clusiva autoridad, ni cada uno delibera como parte y como árbitro, ni se retan
ahí, en un juicio con todas sus formas, se decide la contienda, con la diferencia
de que en el litigio de un individuo con otro, la sentencia es directa, universal,
positiva, comprende todo el círculo de los derechos discutidos, mientras que
en la contienda contra un soberano, la sentencia es indirecta, particular, ne-
gativa, no hace declaraciones generales, ampara, declara libres a los particula-
res quejosos de la obligación de cumplir la ley o el acto de que se quejan; pero
deja intacta, con todo su vigor y prestigio, no ataca de frente a la autoridad
de que emanó la ley o el acto que dio motivo al juicio.42

Con base en estas ideas, a decir de Burgoa, el proyecto de Constitución


de 1857 establecería el sistema de protección constitucional por vía de
acción y por órgano jurisdiccional, considerando competentes para co-
nocer de los casos por infracción a la norma fundamental, tanto a los
tribunales federales como a los de los Estados “previa la garantía de un

41
Esta parte del dictamen puede leerse en Jesús A. Arroyo Moreno, “El juicio de amparo
en la Constitución de 1857”, en Moreno-Bonett, Margarita y López Castillo, Martha
(coords.), La Constitución de 1857. Historia y legado. Edición conmemorativa del Bicen-
tenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución mexicanas (1810-1910),
México, unam-Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 2008, pp. 357-358.
42
Idem.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 113

jurado compuesto de vecinos del distrito respectivo”, cuyo jurado califica­


ría el hecho (acto violatorio) de la manera que dispusiese la ley orgánica.43
Esta propuesta sería impugnada por Ignacio Ramírez, quien consi-
deraba que ningún sistema de tutela frente alas leyes secundarias era
adecuado ni eficaz. Para él, los únicos remedios para que se respetara la
Constitución serían el repudio de la opinión pública a los actos legis-
lativos que la infringiesen y su derogación por parte del poder encar-
gado de elaborarlos. Pensaba Ramírez que si un juez declaraba in­
constitucional una ley, invadía la esfera de competencia de los órganos
legislativos, sobreponiéndose a éstos a través de la derogación que di-
cha declaración entrañaba.44
Los debates sobre el amparo al interior del Constituyente fueron
bastante interesantes y dieron paso, finalmente al esbozo de un pro-
yecto en el que se conservaba la intervención del jurado popular para
calificar el hecho infractor de la Constitución; sin embargo, al expedir-
se el texto definitivo, como refiere Ignacio Burgoa, ésta se suprimió,
para atribuir la competencia exclusiva de conocer de todas las contro-
versias que se suscitaran por leyes o actos de cualquier autoridad que
violaran las garantías individuales o que vulnerasen el régimen federal,
a los tribunales de la federación, eliminándose así la injerencia en dicha
materia de los tribunales de los Estados y consignándose en el artículo
102 los principios cardinales que informarían a este medio de control
de la constitucionalidad.45
De esta forma, el artículo 101 de la Constitución de 1857 señalaría
que los tribunales de la federación resolverían toda controversia que se
suscitara: 1) por leyes o actos de cualquier autoridad que violaran las
garantías individuales; 2) por leyes o actos de la autoridad federal que
vulneraran o restringieran la soberanía de los Estados, y 3) por las leyes
o actos de las autoridades de éstos que invadieran la esfera de la auto-
ridad federal.
Por su parte, el artículo 102 dispondría que todos estos juicios se
seguirían a petición de la parte agraviada por medio de procedimientos

43
Ignacio Burgoa, op. cit., p. 122.
44
Idem.
45
Ibidem, p. 123.

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114 • E l ju ic io de am paro. . .

y formas del orden jurídico que serían determinados por una ley. Ade-
más, en este precepto se indicaría que la sentencia que recayera en dichos
juicios sería siempre tal, que sólo se ocuparía de individuos particula-
res limitándose a protegerlos y ampararlos en el caso especial sobre que
versara el proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto de la
ley o acto que la motivare.

El a m pa ro en l a Constit ución de 1917

Los debates del Constituyente de Querétaro, como refiere Fix-Zamu-


dio, fueron intensos en cuanto a la organización y funcionamiento del
poder judicial federal encabezado por la Suprema Corte de Justicia, y en
particular por lo que respecta a su competencia para conocer del juicio
de amparos. Esto se evidencia en la exposición de motivos del proyecto
presentado por Venustiano Carranza, en la que se advierte la preocupa-
ción por rescatar la independencia tanto de los tribunales federales como
de los locales pues se consideraba, por una parte, que la forma en que
se designaba a los Ministros de la Suprema Corte los ponía completa-
mente a disposición del titular del Poder Ejecutivo, y por la otra, que
los jueces y tribunales locales se habían convertido en instrumentos
ciegos de los gobernadores.46
De hecho, en el mensaje que Carranza dirigió al Constituyente se
señalaba:

Otra de las reformas sobre cuya importancia y trascendencia quiero, señores


diputados, llamar vuestra atención, es la que tiende a asegurar la completa
independencia del Poder Judicial, reforma que […] está revelando claramente
la notoria honradez y decidido empeño con que el Gobierno emanado de la
revolución está realizando el programa proclamado en la heroica Veracruz
el 12 de diciembre de 1914, supuesto que uno de los anhelos más ardientes y
más hondamente sentidos por el pueblo mexicano, el el de tener tribunales

46
Héctor Fix-Zamudio, Ensayos sobre el derecho de amparo, pp. 439-440. Debe men-


cionarse que, en términos generales, el proyecto de reforma de Venustiano Carranza


presentado al Constituyente que se encargaría de discutir y elaborar la Constitución
de 1917sería aceptado en su mayoría. Como excepciones importantes, sin embargo,
pueden señalarse los artículos 3º, 5º, 24, 27, 28, 123 y 130. Emilio O. Rabasa,
La evolución constitucional de México, p. 339.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 115

independientes que hagan efectivas las garantías individuales contra los aten-
tados y excesos de los agentes del poder público y que protejan el goce quieto
y pacífico de los derechos civiles de que ha carecido hasta hoy.47

Es necesario señalar también que a pesar de que en la exposición


de motivos se hace una severa crítica a la centralización provocada por
la interposición del juicio de amparo contra las resoluciones judiciales
por considerarse que menoscababa la autonomía de los estados, en el
proyecto no se pretendió corregir esta situación, sino que, por el con-
trario, “se consideró necesario, como un remedio contra la falta de
independencia de los tribunales locales, conservar el propio amparo
contra las citadas resoluciones judiciales”.48
A decir de Héctor Fix-Zamudio, el debate más importante del Cons-
tituyente en este ámbito se centró “en la conveniencia o inconveniencia
de conservar el juicio de amparo contra resoluciones judiciales, en vir-
tud del voto particular de los diputados Heriberto Jara e Hilario Me-
dina al dictamen de la comisión respectiva, favorable a las bases del
artículo 107 del proyecto para regular el juicio de amparo”. Estos cons-
tituyentes sostendrían la necesidad de otorgar a los tribunales y jueces
locales la facultad de decidir de manera definitiva sobre las controver-
sias en las cuales se aplicaran disposiciones también locales, pues de lo
contrario, como había sucedido en el pasado, se perdería la autonomía
de las entidades federativas.49 Ahora bien, como señala también Héctor
Fix-Zamudio:

No obstante las extensas argumentaciones de los partidarios del proyecto o


del voto particular respectivo, durante la muy larga sesión del 22 de enero

47
Este mensaje al Constituyente se encuentra en Felipe Tena Ramírez, op. cit., pp. 745-
764.
Héctor Fix-Zamudio, Ensayos sobre el derecho…, op. cit., p. 440. Este autor señala que
48 

en la propia exposición de motivos Carranza señalaba: “el pueblo mexicano está ya tan
acostumbrado al amparo en los juicios civiles, para librarse de las arbitrariedades de los
jueces, que el Gobierno a mi cargo ha creído que sería no sólo injusto, sino impolítico,
privarlo ahora de tal recurso, estimando que bastará limitarlo únicamente a los casos
de verdadera y positiva necesidad dándole un procedimiento fácil y expedito para que
sea efectivo, como se servirá ver la Cámara en las bases que se proponen para su regla-
mentación”.
49
Idem.

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116 • E l ju ic io de am paro. . .

del propio año de 1917, la mayoría de los diputados constituyentes conside-


raron que eran más graves los problemas del caciquismo local que los de la
centralización judicial. Una opinión decisiva fue la del destacado asesor de
don Venustiano Carranza, el licenciado José Natividad Macías, quien sos-
tuvo que de acuerdo con las bases que se proponían en el proyecto del citado
artículo 107 constitucional, se respetaba la autonomía de los tribunales loca-
les, ya que la Suprema Corte de Justicia, a través del amparo, no debía revi-
sar los procedimientos seguidos en las Entidades federativas, sino únicamente
examinar si existía algún precepto constitucional violado.50

Estas ideas darían paso a la aprobación de los artículos 103 y 107 cons-
titucionales que, en la Constitución de 1917, regularían el juicio de am-
paro. Por lo que respecta al primero de estos preceptos, que establecería
la procedencia genérica del juicio de amparo, es necesario señalar que
sólo se darían pequeños cambios respecto al artículo 101 de la Consti-
tución de 1857. En efecto, el Constituyente de 1917 cambiaría la frac-
ción I del artículo 103 para establecer que los tribunales de la Federación
resolverían toda controversia que se suscitara por leyes o actos de “la
autoridad” que violaran las garantías individuales. Fuera de esta modi-
ficación, las fracciones II y III, que regulan el conocido “amparo sobe-
ranía” se mantendrían inalteradas.
El artículo 107, sin embargo, iría mucho más allá de lo que habían
establecido los Constituyentes de 57 en el artículo 102. En él se senta­
rían las bases de una institución que sería referente como medio de
protección del orden constitucional y los derechos en él contenidos en
el mundo. Este precepto señalaba, en primer lugar, que todas las con-
troversias de que hablaba el artículo 103, se seguirían a instancia de la
parte agraviada, por medio de procedimientos y formas del orden jurí-
dico que determinara una ley, que tendría que ajustarse a las bases con-
templadas en el texto constitucional. La primera de estas bases era que,
en el amparo, la sentencia sería siempre tal, que sólo se ocuparía de
individuos particulares, limitándose a ampararlos y protegerlos en el
caso especial sobre el que versara la queja, sin hacer una declaración ge-
neral respecto de la ley o acto que la motivare.

50
Ibidem, p. 441.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 117

Por su parte, la segunda base contenida en el artículo 107 señalaría


que en los juicios civiles o penales, salvo los casos de excepción regula-
dos en el propio texto de la Constitución, el amparo sólo procedería
contra las sentencias definitivas respecto de las que no procediera nin-
gún recurso ordinario por virtud del cual pudieran ser modificadas
o reformadas, siempre que la violación de la ley se cometiera, en ellas, o
que, cometida durante la secuela del procedimiento, se hubiere reclama-
do oportunamente y protestado contra ella por negarse su reparación,
y que cuando se hubiere cometido en primera instancia, se hubiera
alegado en la segunda, por vía de agravio. En este aspecto cabe señalar
que la Suprema Corte, no obstante esta regla, podría suplir la deficien-
cia de la queja en un juicio penal, cuando encontrara que había existido,
en contra del quejoso, una violación manifiesta de la ley que lo hubiese
dejado sin defensa o que se le hubiera juzgado por una ley que no fuera
exactamente aplicable al caso, y que sólo por torpeza no se hubiere
combatido debidamente la violación.
El artículo 107 también señalaba como una de las bases que regi-
rían el juicio de amparo, en su fracción III, que en los juicios civiles o
penales éste sólo procedería contra la violación de las leyes del proce-
dimiento, cuando se afectaran las partes sustanciales de él y de manera
que su infracción dejara sin defensa al quejoso.
La fracción IV, a su vez, estableció que cuando el amparo se pidiera
contra la sentencia definitiva, en el juicio civil, sólo procedería, además
del caso establecido en la fracción III, cuando, llenándose los requi-
sitos de la base segunda, dicha sentencia fuera contraria a la letra de la
ley aplicable al caso o a su interpretación jurídica, cuando comprendie-
ra personas, acciones, excepciones o cosas que no habían sido objeto
del juicio, o cuando no las comprendiera todas por omisión o negativa
expresa. Ahora bien, cuando se pidiera el amparo contra resolucio-
nes no definitivas, se observarían también estas reglas en lo que fuere
conducente.
La quinta base contemplada en el texto original del artículo 107 dis-
pondría que, en los juicios penales, la ejecución de la sentencia definitiva
contra la que se pidiera amparo, se suspendería por la autoridad res-
ponsable, a cuyo objeto el quejoso le comunicaría, dentro del término
que se fijara en la ley y bajo protesta de decir verdad, la interposición

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118 • E l ju ic io de am paro. . .

del recurso, acompañando dos copias, una para el expediente y otra que
se entregaría a la parte contraria.
En los juicios civiles, de acuerdo con lo que se establecería en la
base sexta, la ejecución de la sentencia definitiva, sólo se suspendería si
el quejoso daba fianza de pagar los daños y perjuicios que la suspensión
ocasionare, a menos que la otra parte diese contrafianza para asegurar
la reposición de las cosas al estado que guardaban si se concediese el
amparo, y pagar los daños y perjuicios consiguientes. En este caso se
anun­ciaría la interposición del recurso como indicaba la base quinta.
En la fracción VII se establecía como otra de las bases que regula-
rían esta institución que, cuando se quisiera pedir amparo contra una
sentencia definitiva, se solicitaría de la autoridad responsable copia cer-
tificada de las constancias que el quejoso señalare, la que se adicionaría
con las que indicare la otra parte dando en ella la misma autoridad res­
ponsable, de una manera breve y clara las razones que justificaran el acto
que se reclamaría, de las que se dejaría nota en los autos.
Cuando el amparo se pidiera contra una sentencia definitiva, según
lo señalado en la fracción VIII del artículo 107, se interpondría direc-
tamente ante la Suprema Corte, presentándole el escrito con la copia
de que hablaba en la fracción VII, o remitiéndolo por conducto de la
autoridad responsable o del Juez De Distrito del Estado a que perte-
neciera. La Corte dictaría entonces sentencia sin más trámite ni diligen-
cia que el escrito en que se interpusiera el recurso, el que produjera la
otra parte y el Procurador General o el Agente que al efecto designare,
y sin comprender otra cuestión legal que la que la queja contuviera.
Ahora bien, de conformidad con la novena base, cuando se tratara
de actos de autoridad distinta de la judicial, o de actos de ésta ejecu-
tados fuera de juicio o después de concluido; o de actos en el juicio
cuya ejecución fuera de imposible reparación o que se afectara a perso-
nas extrañas al juicio, el amparo se pediría ante el Juez de Distrito bajo
cuya jurisdicción estuviera el lugar en que el acto reclamado se ejecu-
tara o tratara de ejecutarse, limitándose la tramitación al informe de la
autoridad, a una audiencia para la cual se citaría en el mismo auto en que
se mandara pedir el informe y que se verificaría a la mayor brevedad
posible, recibiéndose en ella las pruebas que las partes interesadas ofre-
cieran, y oyéndose los alegatos, que no podrían exceder de una hora

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 119

cada uno, y a la sentencia que se pronunciaría en la misma audiencia.


La sentencia causaría ejecutoria si los interesados no ocurrieran a la Su-
prema Corte dentro del término que fijara la ley. Esta base también
señalaba que la violación de las garantías de los artículos 16, 19 y 20 se
reclamaría ante el Superior Tribunal que la cometiera o ante el juez de
Distrito correspondiente, pudiéndose recurrir en uno y otro casos a la
Corte, contra la resolución que se dictara. Asimismo, si el Juez de Dis-
trito no residiere en el mismo lugar en que residía la autoridad responsa-
ble, la propia base novena establecía que se dejaría a la ley la determinación
del juez ante el que se había de presentar el escrito de amparo, el que
podría suspender provisionalmente el acto reclamado, en los casos y
términos que la misma ley estableciera.
La fracción X, por su parte, dispondría que la autoridad responsable
sería consignada a la autoridad correspondiente, cuando no suspendiera
el acto reclamado, debiendo hacerlo, y cuando admitiera fianza que
resultare ilusoria o insuficiente, siendo en estos dos últimos casos soli-
daria la responsabilidad penal y civil de la autoridad, con el que ofreciere
la fianza y el que la prestare.
La undécima de las bases establecida en el artículo 107 establecería
que, si después de concedido el amparo, la autoridad responsable insis-
tiere en la repetición del acto reclamado o tratare de eludir la sentencia
de la autoridad federal, sería inmediatamente separada de su cargo y con-
signada ante el Juez de Distrito que correspondiera, para que la juzgara.
Finalmente, la fracción XII establecería que los alcaides y carcele-
ros que no recibieran copia autorizada del auto de formal prisión de un
detenido, dentro de las setenta y dos horas señaladas en el artículo 19
constitucional, contadas desde que aquél estuviera a disposición de su
juez, deberían llamar la atención de éste sobre dicho particular, en el
acto mismo de concluir el término, y si no recibían la constancia men-
cionada, dentro de las tres horas siguientes lo pondrían en libertad.
Los infractores de dicho artículo y de esta disposición, de acuerdo con lo
señalado en la redacción original del artículo 107, serían consignados
inmediatamente a la autoridad competente. También sería consignado
a la autoridad o a algún agente de ella quien, verificada una aprehensión,
no pusiere al detenido a disposición de su juez, dentro de las veinticua-
tro horas siguientes. Y si la detención se verificare fuera del lugar en

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120 • E l ju ic io de am paro. . .

que residiera el juez, al término mencionado se agregaría el suficiente


para recorrer la distancia que hubiere entre dicho lugar y el en que se
había verificado la detención.
Éstas serían las bases con las que comenzaría a operar, bajo la vi-
gencia de la Constitución de 1917, el juicio de amparo. Desde luego,
con el tiempo las circunstancias del país cambiaron y algunas de estas
disposiciones se volverían anacrónicas, por lo que tuvieron que modi-
ficarse a través de reformas legales, constitucionales o incluso a través de
la interpretación que hizo de los artículos 103 y 107 constitucionales la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Estos cambios han dado un
nuevo rostro al amparo, pero buscando conservar la esencia de una ins-
titución que, durante muchos años, ha acompañado a los mexicanos en
la defensa de los derechos y garantías que la Constitución contempla.

Conclusiones

El juicio de amparo ha sido, desde que surgió en el siglo xix, una ins-
titución fundamental en la historia constitucional del país. Desde su
concepción como un modelo de protección que combinó influencias
externas como la tradición española y las declaraciones de derechos de
origen francés con el paradigma norteamericano de control de la cons-
titucionalidad a cargo de los jueces, su objetivo fue la protección de los
derechos humanos clásicos contra leyes actos de autoridad.51 No obs-
tante, como señala Héctor Fix-Zamudio, los creadores del amparo no
se imaginaron que esta institución se utilizaría, como ha sucedido, para
proteger otros derechos que no fuesen los consagrados constitucional-
mente como fundamentales, ya que para ellos el propósito esencial de
este medio de control era la tutela de los derechos humanos frente a
actos concretos o a disposiciones legislativas, además de, a partir de la
entrada en vigor de la Constitución de 1857, proteger el ámbito de com-
petencias de la Federación y de los estados, pero siempre por conducto
de la afectación de los citados derechos. Fueron entonces diversos fac-
tores de carácter social, jurídico e inclusive cultural los que hicieron
que se desdibujara la idea original del juicio de amparo, al incorporársele

51
Héctor Fix-Zamudio, El amparo mexicano…, op. cit., p. 255.

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V íc t or M a n u e l G a r ay G a r z ón • 121

de manera paulatina otros instrumentos procesales, esencialmente el


recurso de casación, bajo el disfraz de la afectación de un derecho cons-
titucional. El amparo, con el paso del tiempo, se iría convirtiendo así
en una institución compleja, con objetivos diversos y apartados en buena
medida de su origen.52
Estos cambios, sin embargo, no han impedido que el amparo siga
siendo considerado por muchos como la institución más tradicional de
nuestro sistema jurídico, que se encuentra arraigada como ninguna otra
en el sentimiento colectivo.53 Y es así pues no cabe duda que el juicio
amparo constituye, a través de la defensa de los derechos y garantías,
una protección integral de la Constitución y ahora también de los con-
tenidos de los tratados internacionales de los que el Estado mexicano
es parte.54 No debe perderse de vista que este hecho no ha cambiado a
pesar de la evolución que ha tenido el amparo, cuya culminación se dio
con las reformas constitucionales de 6 y 10 de junio de 2011 y con la
aprobación, en el año 2013, de la Nueva Ley de Amparo, pues con
estos cambios en nuestro sistema se tuvo como fin colocar a los derechos
humanos y su defensa en el centro de la ingeniería constitucional.55
La nueva manera de entender la función jurisdiccional y de entender
el derecho que se presenta a través de estos cambios, obliga, por tanto,
a todos los operadores jurídicos a concebir al amparo ya no como un
fin, sino como un medio para alcanzar la defensa efectiva de los dere-
chos y las garantías. En consecuencia, a partir de este cambio de para-
digma, será la búsqueda de la eficacia de este mecanismo de control la
que deberá guiar toda la labor jurisdiccional, interpretativa, académica
y legislativa.56 Los retos son enormes, pero las oportunidades tienen las
mismas dimensiones; es por ello que se hace necesario conocer la his-
toria del juicio de amparo dentro de nuestro desarrollo constitucional,
pues sólo así se podrá cambiar, con bases sólidas, la manera de concebir

52
Ibidem, p. 256.
53
En este sentido, véase, por ejemplo, Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez


Gil, El nuevo juicio de amparo, p. 1.


La idea del amparo como medio de protección integral de la Constitución puede en-
54 

contrarse en Ulises Schmill Ordóñez, El sistema de la Constitución mexicana, p. 215.


En este sentido se pronuncia Arturo Zaldívar en el prólogo a la obra El nuevo juicio de
55 

amparo, op. cit., p. XV.


56
Ibidem, p. XVI.

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122 • E l ju ic io de am paro. . .

y operar una figura que, estamos seguros, seguirá siendo un pilar fun-
damental del sistema jurídico mexicano.

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L A DEFENSA J U R ISDICCIONA L
DE LOS DER ECHOS H UM A NOS
EN L A CONSTIT UCIÓN

Fernando Serrano Migallón*


Rodrigo Brito Melgarejo**

L a j u r isdicción constit uciona l


y l a defensa de los der echos

A l afirmarse la forma de Estado constitucional, se ha acentuado


también la necesidad de establecer mecanismos a través de los
cuales puedan defenderse los principios y valores que le son propios.
Esta necesidad de dispositivos de control constitucional, ha sido objeto
de diversos estudios y, al respecto, se han sostenido posturas que, en al-
gunos casos, han sido completamente antagónicas. Carl Schmitt y Hans
Kelsen, por ejemplo, debatieron sobre quién debía ser el guardián de la
constitución. Schmitt sostenía que esa función correspondía al presi-
dente del Reich, dadas las facultades que le otorgaba el artículo 48 de
la Constitución de Weimar. Impedir la intervención de los jueces en el
control de la constitucionalidad prevendría, a decir de Schmitt, la “ju-
dicialización de la política”, que constituía en muchas ocasiones la ante-
sala de la “politización de la justicia”. Para él, un tribunal protector de
la Constitución triunfaría sólo en un Estado judicialista, donde todos los
actos de la vida política pudieran ser controlados jurisdiccionalmente.1

*
Catedrático de la Facultad de Derecho de la unam.
**
Profesor de la Facultad de Derecho de la unam.
1
Carl Schmitt, Il custode della costituzione, Milán, Giuffrè, 1981, pp. 27 y siguientes.

• 125 •

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126 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

Kelsen, por su parte, se pronunció en contra de este planteamiento,


pues para él la idea del titular del Reich como defensor de la Constitu-
ción había sido heredada de los representantes del constitucionalismo
decimonónico, quienes con base en el principio monárquico preconi-
zaron la tesis de que el monarca era el guardián natural de la Constitu-
ción. Kelsen pensaba que esta interpretación buscaba compensar la
pérdida de poder que el jefe de Estado había sufrido cuando las mo-
narquías constitucionales sustituyeron a las absolutas. La defensa mo-
nárquica de la Constitución llevada a cabo de esta manera haría
ineficaces sus garantías, sobre todo ante violaciones debidas al propio
monarca y aquellos colaboradores que refrendaban sus actos. Por esta
razón, planteaba que para defender la Constitución, debía prevalecer
la institución de un tribunal independiente de los poderes públicos,
facultado para decidir, como resultado de un procedimiento conten-
cioso, sobre la constitucionalidad de los actos del Parlamento y del
Gobierno.2 El paso del tiempo mostró que las ideas kelsenianas preva-
lecerían sobre las de Schmitt, pues actualmente la defensa de la Cons-
titución se ha establecido, en la mayoría de los casos, a través de una
jurisdicción constitucional
La institución de la jurisdicción constitucional se articula, aunque
de diversas maneras, principalmente en dos direcciones: la normativa y
la institucional3. En la primera, el control de la constitucionalidad se
entiende como un control de compatibilidad entre normas y, prepon-
derantemente, de la adecuación de todas las normas a la Constitución.
Desde esta óptica, los órganos jurisdiccionales que tienen a su cargo el
control de la constitucionalidad se convierten en “juzgadores de la
ley” y representan un complemento desde el punto de vista organiza-
cional al Estado de derecho, al asegurar la efectividad de la Constitu-
ción y, de esta forma, garantizar los derechos de los ciudadanos.
En la jurisdicción constitucional de carácter institucional, el
control busca la constitucionalidad de los actos de los órganos del Es-
tado. En ella, los órganos que tiene a su cargo la jurisdicción constitu-

2
Hans Kelsen, ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?, Madrid, Tecnos, 1995.
3
Estas dos direcciones, tomando en cuenta los modelos del área germánica en que
tuvieron origen, son conocidos com Verfassungsgerchtsbarkeit y Staatsgerichtsbarkeit.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 127

cional actúan como “juzgadores de los poderes estatales” y resuelven


las controversias concretas entre ellos, asegurando un desarrollo equi-
librado de las relaciones entre poderes y entre autoridades de diversas
circunscripciones territoriales.
La relevancia que ha adquirido el Estado constitucional, ha tenido
como consecuencia una expansión a escala mundial de los sistemas de
defensa jurisdiccional en esas dos vertientes. La convicción que da fuer­
za a este proceso es que no sirve fijar en una Constitución los principios
fundamentales que aseguran la paz social —como la libertad, la igual-
dad o el sistema de relaciones entre poderes públicos- si no existe la
posibilidad de garantizar la preeminencia del texto constitucional sobre
las expresiones de la voluntad política que se manifiestan, en primer lu-
gar, por medio de la ley. Por esto, si la preeminencia de la Constitución
no se afirmara y se volviera efectivamente operante a través del control
de la constitucionalidad tanto las leyes como los actos de las autoridades
y los particulares podría pasar por alto los mandamientos contenidos
en las normas fundamentales, anulando los derechos que los indivi-
duos y las fuerzas sociales (en particular las fuerzas de la minoría) ad-
quieren con la existencia de la Constitución4.
Dada la importancia que tienen estos derechos, dentro de los me-
canismos concebidos para la protección de los contenidos constitucio-
nales, hay un grupo de instrumentos diseñados para garantizar su goce
y disfrute. Además de los controles normativos o competenciales, que
pueden fungir en ciertos casos como mecanismos de defensa de los
derechos humanos, pueden encontrarse también otros procedimientos
que tienen una función directamente de tutela, cuya trascendencia es
indudable en la dimensión actual del Estado, pues hoy en día puede
afirmarse que la historia de la protección de los derechos se halla ligada
a la del control de constitucionalidad. Es más, si se toma en cuenta que
con la introducción de las constituciones rígidas y la afirmación del con-
trol jurisdiccional de constitucionalidad se cambia la relación tradicional
entre derecho y ley —que había caracterizado a la doctrina estatalista
del siglo xviii según la cual los derechos se conformaban y existían con
base en los textos legales- por la idea de la supremacía de la Constitución,

4
Enzo Cheli, Il giudice delle leggi, Bolonia, Il Mulino, 2005, p. 13.

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128 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

que conlleva la consecuencia de que los derechos se proyectan como un


límite para la ley por ser un elemento caracterizante de los textos cons-
titucionales, se puede decir, que debido a que ninguna ley contraria a
la Constitución puede ser válida, tampoco una ley que sea contraria
a los derechos podrá serlo5. Esta afirmación, sin embargo, debe exten-
derse también a los actos de autoridad e incluso en ciertos casos de los
particulares, pues es evidente que éstos también deben ser controla-
dos para, con la defensa de los derechos humanos, garantizar la supre-
macía constitucional.
Es de esta forma que encuentran su justificación los procesos de
defensa de los derechos contemplados en los textos constitucionales y
en los instrumentos internacionales pues, como ha señalado Fernández
Segado, resulta evidente que un derecho humano es ante todo dere-
cho, y ello exige ineludiblemente un cauce de tutela del mismo que lo
proteja frente a cualquier violación, o aún amenaza de violación6. Y es
que a través de los procesos de control se trata de evitar que los dere-
chos enunciados en los textos supremos “sean simples hojas de parra
que la propaganda utiliza para cubrir, hacia el exterior y hacia el inte-
rior, las vergüenzas reales”7.

5
Véase

Giancarlo Rolla, Garantía de los derechos fundamentales y justicia cons-
titucional, México, Porrúa-Instituto Mexicano de Derecho Procesal Consti-
tucional, 2006, p. 117 y Gustavo Zagrebelsky, El derecho dúctil. Ley, derechos,
justicia, Madrid, Trotta, 1995, pp. 47 y y siguientes
6
Véase

al respecto Francisco Fernández Segado, “La dinamización de los me-
canismos de garantía de los derechos y de los intereses difusos en el Estado so­
cial”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, núm. 83, 1995, p. 564.
7
Francisco

Rubio Llorente, La forma del poder, Madrid, Centro de Estudios
Constitucionales, 1993, p. 630. Ricardo J. Sepúlveda señala en este mismo
sentido que el hecho de que se reconozca formalmente a los derechos huma­
nos en los textos constitucionales no garantiza su plena protección. Véase
“El derecho constitucional de los derechos humanos”, en Eduardo Ferrer
Mac-Gregor y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (coords.), La ciencia del de-
recho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en
sus cincuenta años como investigador del derecho, t. IX: Derechos humanos
y tribunales internacionales, México, unam/Instituto Mexicano de Derecho
Procesal Constitucional/Marcial Pons, 2008, pp. 280-281.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 128 18/01/17 13:37


Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 129

El control j u r isdicciona l
de constit uciona lida d
y con v enciona lida d en M éx ico

La jurisdicción constitucional encuentra su fundamento y justificación


en una exigencia práctica de certeza del ordenamiento jurídico que el ciu­
dadano pretende del ordenamiento mismo y, sobre todo, de la Consti-
tución como un conjunto de normas y principios de carácter fundamental
que deben ser respetados. De esta forma, el control jurisdiccional de
constitucionalidad tendrá como finalidad salvaguardar —dicho de la
manera más general— los “valores y principios” contenidos en la Cons-
titución, a través de la verificación de la constitucionalidad de las leyes
y actos de autoridad. Es, de esta forma, un control que ofrece certeza
al garantizar la supremacía constitucional y que permite, a través de la
actuación de los órganos de control, la adaptación de los textos consti-
tucionales a la realidad social, en los casos en que su rigidez provoque
problemas en la aplicación de sus normas o principios.
La noción de constitucionalidad puede considerarse desde dos pun-
tos de vista: por un lado, puede asumirse como una técnica, referida
concretamente a los actos de los poderes públicos que deben estar de
acuerdo o encontrar su fundamento en la Constitución; mientras que
también, considerada en un sentido más general, puede aludir a la con-
formidad con la Constitución de cualquier acto, emane o no de una
autoridad8. Ambos puntos de vista ofrecen la idea de que por consti-
tucionalidad debe entenderse la conformidad con la Constitución de
cualquier tipo de acto. Ahora bien, si se considera que la Constitución
está dotada de fuerza normativa y eficacia directa, el ámbito de la no-
ción de constitucionalidad puede restringirse. Tomando en cuenta es-
tos dos factores, se entenderá por constitucionalidad el que todos los
operadores jurídicos tomen a la Constitución como premisa en su ac-
tuar. Esto conlleva la necesidad que tienen de analizar la conformidad
de la ley a la Constitución, aplicarla para la determinación de situacio-
nes jurídicas e interpretar el ordenamiento conforme a ella.

8
Cfr. Elisur Arteaga Nava y Laura Trigueros Gaisman, Diccionarios Jurídicos
Temáticos, 2a. ed., t. 2, México, Oxford University Press, 2000, p. 15.

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130 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

Por lo tanto, si se toma en cuenta la posición de la Constitución en


un rango superior del ordenamiento normativo, la constitucionalidad
de las leyes deberá ser entendida como la conformidad de todas las
leyes que integran el ordenamiento jurídico de un determinado Estado
a la Constitución que lo rige. Esta idea puede ser extendida al ámbi-
to de los actos de las autoridades sin mayores problemas y, por tanto,
decir que la constitucionalidad de los actos de la autoridad implica que
absolutamente todos los actos de las autoridades públicas de un Esta-
do, para ser válidos, deberán ser conformes a la Constitución. Para pro-
teger el texto constitucional, de eta forma, se crean mecanismos como
el control jurisdiccional de constitucionalidad, que puede considerarse
como el vehículo a través del cual se afirma el orden constitucional, man­
teniendo su eficacia y vigencia.
Por su parte, el control de convencionalidad implica confrontar los
actos y las situaciones generados en el ámbito nacional, con los trata-
dos internacionales de los que un Estado es parte. En este sentido, este
tipo de control tiene que ver con el análisis de los actos —lato sensu— en
relación con las normas, principios y valores contenidos en y derivados
de los tratados internacionales. Así, si a través del control de constitu-
cionalidad se procura conformar la actividad del poder público y, even-
tualmente, de otros agentes sociales, al orden constitucional, a través del
control de convencionalidad se pretende conformar esa actividad al or-
den internacional aceptado por un Estado en ejercicio de su soberanía9.
En este punto, es necesario señalar que tanto el control de constitu-
cionalidad como el de convencionalidad han cambiado en nuestro país
con diversas resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos, con las reformas de junio de 2011 y a partir de la resolución de­
finitiva del expediente varios 912/2010 y de la contradicción de tesis
293/2011 por parte del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación. Como indica José Ramón Cossío, a partir de las reformas cons-
titucionales mencionadas y de la necesidad de insertar en nuestro orden
jurídico la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Rosendo Radilla contra el Estado mexicano, la

9
Véase el voto concurrente razonado que el entonces juez de la Corte Interamericana


de Derechos Humanos Sergio García Ramírez emitió en el caso Tibi vs. Ecuador.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 131

Suprema Corte generó una solución innovadora en materia de control


de regularidad constitucional en dos sentidos. Por una parte, reiteró el
control concentrado de constitucionalidad, introdujo el control difuso
y estableció las condiciones generales de aplicación y alcance del prin-
cipio pro persona, creando una solución integral acerca del modo en
que los órganos de los diversos órdenes jurídicos que componen el
Estado federal, deben actualizar la supremacía constitucional10.

El control dif uso


de constit uciona lida d
y con v enciona lida d

La naturaleza de nuestro sistema de control constitucional (concentrada


o difusa), ha sido bastante discutida por las particularidades del orden
jurídico mexicano y los mecanismos de protección constitucional que
contempla. Tradicionalmente, sólo los órganos jurisdiccionales federa-
les, actuando en los procedimientos especiales para ello11, podían estu-
diar si un determinado acto de autoridad se ajustaba a la Constitución,
y esta competencia estaba vedada a los tribunales locales e incluso a los
federales cuando actuaban en procedimientos ordinarios. De esta forma,
los procedimientos de control no eran compartidos, por lo que nuestro
sistema no podía concebirse estrictamente concentrado, ya que configu-
raba el control constitucional de una manera orgánica y procesalmente
restringida. Es por estos motivos que, dado que en México el control
de constitucionalidad se configuraba de esta manera —y a falta de un
concepto medio entre ambos extremos—, se prefirió hablar del sistema
mexicano como concentrado12.
Sin embargo, este paradigma de concentración orgánica y procesal
del control de constitucionalidad mexicano se rompió, como refieren

10
José Ramón Cossío, “Primeras implicaciones del caso Radilla”, p. 32 y y siguientes


11
Estos procedimientos son: el juicio de amparo, la controversia constitucional y acción


de inconstitucionalidad, y los pertenecientes a la competencia del Tribunal Electoral del


Poder Judicial de la Federación.
12
Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil, Control difuso de constitucionalidad


y convencionalidad, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación-Oficina en México


del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos-Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal, 2013, p. 14.

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132 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil, por varios sucesos


acaecidos entre 2009 y 2011: 1) las cuatro sentencias de la Corte Inter­
americana de Derechos Humanos en las que se condena a todos los jue­
ces mexicanos a ejercer control de convencionalidad de manera oficiosa
y dentro de sus respectivas competencias13; 2) la reforma constitucio-
nal del 10 de junio de 2011 en materia de derechos humanos, especial-
mente por el nuevo contenido normativo del artículo 1º constitucional;
3) el cumplimiento por parte de la Suprema Corte de la sentencia de la
Corte Interamericana relativa al caso Radilla Pacheco, al resolver el ex-
pediente varios 912/2010, modificando su interpretación tradicional
de la segunda parte del artículo 133 constitucional, y 4) dejar sin efec-
tos la tesis jurisprudencial tradicional que impedía el control difuso de
constitucionalidad a los jueces y tribunales locales14.
Todos estos sucesos han cambiado la forma en que se lleva a cabo
la labor jurisdiccional en México. Con la inclusión en el artículo 1º de
una cláusula abierta a través de la cual se suman nuevos derechos de ma-
nera explícita a los contenidos en la Constitución, se favorece, desde la
perspectiva del derecho interno, el reconocimiento y defensa de los
derechos provenientes de fuente internacional15. Con este hecho, sumado

13
Estos casos son Rosendo Radilla Pacheco; Fernando Ortega y otros; Rosendo Cantú y


otros, y Cabrera García y Montiel Flores, todos contra los Estados Unidos Mexicanos.
14
Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil, op. cit. n. 81, pp. 14-15.


15
José de Jesús Orozco Henríquez, “Los derechos humanos y el nuevo artículo 1o. cons­


titucional”, Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla. México, año V, núm.
28, julio-diciembre de 2011, p. 88. Como señala Carmona Tinoco, con la reforma
constitucional el texto del artículo 1º “no hace referencia únicamente a los tratados in-
ternacionales de derechos humanos, sino a los derechos humanos previstos en tratados
internacionales; esto es, se amplía el espectro tomando en cuenta el criterio de los dere-
chos, y no el de los instrumentos que los contienen. En pocas palabras, se contemplan
no sólo los tratados cuya naturaleza y esencia sea de derechos humanos, sino también
las disposiciones que contengan tales derechos, así se encuentren en tratados internacio-
nales que no formen parte del grupo reconocido de tratados de derechos humanos; por
ejemplo, lo que ocurre con muchos tratados derivados de la Organización Internacional
del Trabajo, o lo sucedido con la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares,
de cuyo artículo 36 la Corte Interamericana derivó, en la opinión consultiva 16, reglas
básicas del debido proceso en caso de extranjeros sometidos a juicio en un país diverso
al de su origen”. Véase Jorge Ulises Carmona Tinoco, “La reforma y las normas de de-
rechos humanos previstas en los tratados internacionales”, en Miguel Carbonell y Pedro
Salazar, (coords.), La reforma constitucional de derechos humanos: un nuevo paradigma.
México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam, 2011, p. 45.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 133

a las reformas al párrafo tercero de este numeral y a las resoluciones de


la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se impone la obliga-
ción a todos los operadores jurisdiccionales de proteger y garantizar los
derechos humanos, lo que ha llevado al desarrollo del control difuso de
constitucionalidad y convencionalidad en nuestro país.
La lectura del tercer párrafo del vigente artículo primero constitu-
cional y la nueva interpretación que se ha dado al artículo 133, implican
de manera clara que los juzgadores deben realizar un ejercicio de con-
trol, pues están obligados a proteger y garantizar los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los
que el Estado mexicano es parte16. De esta forma, los juzgadores adquie-
ren un doble papel: por una parte, son los encargados de resolver una
controversia y decidir sobre los derechos y obligaciones de los conten-
dientes; pero por la otra, se convierten también en garantes de los de-
rechos humanos y protectores de éstos en cuanto a las personas que
participan —o lo pretenden— en el enjuiciamiento17.
En consecuencia, si el juzgador ordinario encuentra motu proprio o
a instancia de parte, que una de las normas mediante las cuales debe
resolver el litigio es, a su juicio, contraria a la Constitución, deberá llevar
a cabo una operación de control y dejar de aplicar la norma que trans-
grede el orden constitucional al caso concreto, es decir, hacer como si
la misma no formara parte del ordenamiento y, con base en ello, resol-
ver lo que corresponda18.

16
Se hace referencia a juzgadores porque dado que todas las autoridades están obligadas


a proteger y garantizar los derechos humanos, el control al que se hace referencia debe
ser ejercido no sólo por los órganos pertenecientes formalmente al poder judicial, sino
también por todos aquellos que estén investidos de atribuciones materialmente juris-
diccionales.
17
Sergio García Ramírez, “El control judicial interno de convencionalidad”, p. 149.


18
José Ramón Cossío, op. cit., p. 42.


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134 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

L a protección de los der echos


h um a nos a tr av és de los m eca nismos
de control concentr a do

Actualmente, como señaló la Suprema Corte de Justicia de la Nación al


resolver el expediente varios 912/2010, existen dos grandes vertientes
dentro del modelo de control de constitucionalidad en el orden jurídico
mexicano que son acordes con un modelo de control de convenciona-
lidad. Además del control difuso cuyos inicios, como se ha relatado, son
recientes, existe también un control concentrado cuyos mecanismos de
protección se presentan como piezas fundamentales en la defensa que,
a través de la jurisdicción, se hace de los derechos humanos en nuestro
país19.
A través de los procesos concentrados de control se impugnan de
manera directa las normas consideradas contrarias a la Constitución y,
lo que se busca con ellos, es que el órgano jurisdiccional haga una de-
claración de inconstitucionalidad de la norma impugnada. En conse-
cuencia, la norma que es considerada contraria a lo establecido en el
texto constitucional se convierte en el elemento esencial de la impug-
nación y los argumentos presentados por las partes deberán enfocarse
en esa determinación. El juicio, por lo tanto, no se enfoca en los hechos
concretos, sino que tendrá que orientarse a controlar la compatibilidad
entre normas abstractas con el parámetro de constitucionalidad20. Esto

19
La Corte ha señalado en el punto 36 de la multicitada resolución del expediente varios
912/2010, que “Ambas vertientes de control se ejercen de manera independiente
y la existencia de este modelo general de control no requiere que todos los casos
sean revisables e impugnables en ambas. Es un sistema que […] es concentrado en
una parte y difuso en otra y que permite que sean los criterios e interpretaciones
constitucionales, ya sea por declaración de inconstitucionalidad o por inaplicación, los
que finalmente fluyan hacia la Suprema Corte para que sea ésta la que determine cuál
es la interpretación constitucional que finalmente debe prevalecer en el orden jurídico
nacional”.
20
Sobre las diferencias entre los sistemas de control difuso y concentrado véase Elena I.
Highton, “Sistemas concentrado y difuso de control de constitucionalidad”, en Bogdandy,
Armin von, et al., (cords.), La Justicia Constitucional y su Internacionalización. ¿Hacia
un Ius Constitutionale Commune en América Latina? t. I, México, unam-Instituto
de Investigaciones Jurídicas-Max-Plank-Institut für ausländisches öffentliches Recht
and Völkerrecht-Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, 2011, pp. 107-
117.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 135

implica que la sentencia debe ocuparse, expresa y destacadamente, de


la norma impugnada de inconstitucional a fin de determinar su calidad
normativa. Por ello, a diferencia de lo que ocurre con el control difuso,
en las sentencias que derivan de procedimientos de control concentrado,
deben incluirse las razones de la inconstitucionalidad y plasmarse tam-
bién en los puntos resolutivos de la sentencia21. El control concentrado
en nuestro sistema está a cargo del Poder Judicial de la Federación y ha
sido empleado, de manera directa o indirecta para proteger los dere-
chos humanos.

L a s controv er si a s constit uciona les

A pesar de la larga historia de las controversias constitucionales en nues-


tro sistema de control, éstas no tuvieron una importancia sustancial
en materia constitucional sino hasta la reforma de 1994 y su entrada en
vigor en 199522. Con esta reforma se pretendía consolidar a la Suprema

21
En este sentido José Ramón Cossío, op. cit., p. 38.
22
Humberto Suárez Camacho hace un recuento del desarrollo de las controversias consti-


tucionales de 1917 a 1994. Este autor, además de señalar la reforma de 1967, en la que
se estableció que la controversia procedería en los casos en que se señalaran en la ley, así
como la de 1993, en la que se contempla al entonces Distrito Federal como uno de los
sujetos legitimados para promover este medio de control, hace referencia también a la
evolución jurisprudencial de las controversias al referir que durante este periodo “se en-
cuentran diferentes criterios aplicados a las controversias constitucionales, como aquel
en donde se sostuvo que a la Suprema Corte le correspondía la competencia de manera
originaria y exclusiva de este medio de control, siempre y cuando fuera a instancia de
parte. Además, se señaló que únicamente podían conocerse los conflictos en los cuales
la Federación y los estados reclamaran invasiones a sus respectivas esferas y, por tanto,
el juicio de amparo resultaba improcedente en estos casos. También, la Suprema Corte
sostuvo la necesidad de que las controversias constituyeran un auténtico juicio en el que
la parte actora demostrara su interés jurídico y, tratándose de conflictos entre poderes
de un mismo Estado, necesariamente resultara vulnerada la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos. Por lo que respecta a la normatividad jurídica aplicable en
la resolución de las controversias, la Corte consideró que debía tramitarse con apoyo en el
Código Federal de Procedimientos Civiles y que no podía plantearse en ningún caso
por particulares, ya que no son órganos estatales y la resolución no afecta sus intereses.
En el caso de los municipios, la Corte no les reconoció legitimación activa porque se
consideraba que no eran poderes públicos. Por último, destaca el rechazo en diversos
casos a la legitimación de aquellos funcionarios que se ostentaron como poderes, ya que
sólo podían actuar como tales quienes demostraran su existencia legal, indudable y sin
discusión alguna”. Véase Humberto Suárez Camacho, El sistema de control constitucio-
nal en México, México, Porrúa, 2007, pp. 287-296.

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136 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

Corte de Justicia como tribunal constitucional otorgándole mayor


fuerza a sus decisiones y ampliando su competencia, entre otras cosas,
para dirimir de manera efectiva las controversias entre los tres niveles de
gobierno y para fungir como garante del federalismo. De esta manera
se estructuró un nuevo sistema de control en que las controversias cons-
titucionales se presentan como un mecanismo a través del cual se pro-
tege el ámbito de atribuciones que la Constitución prevé para los órganos
originarios del Estado, es decir, aquellos que derivan del sistema federal
y del principio de división de poderes23.
La misma Corte ha señalado que por su propia y especial naturale-
za, la controversia constitucional constituye una acción cuyo objetivo
esencial es permitir la impugnación de los actos y disposiciones gene-
rales que afecten las facultades de cualquiera de las entidades, poderes
u órganos a que se refiere la fracción I del artículo 105 constitucional, o
que de alguna manera se traduzcan en invasión o afectación en su ám-

23 
La fracción I del artículo 105 constitucional ha sido objeto de reformas constitucio-
nales a través de las cuales se han ampliado el número de sujetos legitimados para in-
terponerla y los casos en los que procede. Actualmente, este numeral señala: “Artículo
105. La Suprema Corte de Justicia de la Nación conocerá, en los términos que señale
la ley reglamentaria, de los asuntos siguientes: I. De las controversias constitucionales
que, con excepción de las que se refieran a la materia electoral, se susciten entre: a) La
Federación y una entidad federatival; b) La Federación y un municipio; c) El Poder
Ejecutivo y el Congreso de la Unión; aquél y cualquiera de las Cámaras de éste o, en su
caso, la Comisión Permanente; d) Una entidad federativa y otra; e) Derogada; f) De-
rogada; g) Dos municipios de diversos Estados; h) Dos Poderes de una misma entidad
federativa, sobre la constitucionalidad de sus actos o disposiciones generales; i) Un Es-
tado y uno de sus municipios, sobre la constitucionalidad de sus actos o disposiciones
generales; j) Una entidad federativa y un Municipio de otra o una demarcación terri-
torial de la Ciudad de México, sobre la constitucionalidad de sus actos o disposiciones
generales, y k) Derogada; l) Dos órganos constitucionales autónomos, y entre uno de
éstos y el Poder Ejecutivo de la Unión o el Congreso de la Unión sobre la constitucio-
nalidad de sus actos o disposiciones generales. Lo dispuesto en el presente inciso será
aplicable al organismo garante que establece el artículo 6º de esta Constitución.
“Siempre que las controversias versen sobre disposiciones generales de las entidades
federativas, de los Municipios o de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de
México impugnadas por la Federación; de los Municipios o de las demarcaciones terri-
toriales de la Ciudad de México impugnadas por las entidades federativas, o en los casos
a que se refieren los incisos c) y h) anteriores, y la resolución de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación las declare inválidas, dicha resolución tendrá efectos generales
cuando hu­biere sido aprobada por una mayoría de por lo menos ocho votos.
“En los demás casos, las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia tendrán efectos
úni­camente respecto de las partes en la controversia”.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 137

bito competencial por parte de otro nivel de gobierno (y, sería necesario
agregar también, a partir de la reforma del 11 de junio de 2013, de
otro órgano constitucional autónomo) a través de actos o disposicio-
nes generales, todo ello en aras de respetar las facultades y atribuciones
conferidas a cada uno por la propia Constitución General de la Repú-
blica24. La naturaleza de las controversias constitucionales evidencia,
por tanto, que éstas son instrumentos procesales cuyo fin es conservar
la normativa constitucional y prevenir sus violaciones; sin embargo,
cabría preguntarse si este tipo de instrumentos pueden considerarse
como un medio de control a través del cual puedan protegerse derechos
humanos.
Para dar respuesta a la interrogante planteada tendría que resolver-
se, en primer lugar, si las controversias constitucionales tienen como
fin el control de regularidad constitucional sólo de la parte orgánica
del texto constitucional o si este control se extiende también a la parte
dogmática. El Pleno de la Suprema Corte se ha pronunciado al respec-
to, señalando que las controversias constitucionales buscan dar unidad
y cohesión a los órdenes jurídicos federal, estatal y municipal en las re-
laciones de las entidades u órganos de poder que las conforman, for-
taleciendo el federalismo y garantizando la supremacía de la Constitución
al determinar que la actuación de las autoridades debe ajustarse a lo
establecido en ella. Por tanto, dada la naturaleza total que tiene el or-
den constitucional, en cuanto tiende a establecer y proteger todo el
sistema de un Estado de derecho, su defensa debe ser también integral
y, consecuentemente, las controversias constitucionales se presentan de
esta forma como un medio de protección tanto de la parte orgánica como
de la dogmática de la Norma Suprema, dado que no es posible parcia-
lizar este importante control25. Es más, la Corte ha señalado también
que el “análisis sistemático del contenido de los preceptos de la Cons-

24
Controversia constitucional. Es improcedente analizar en esta vía la legalidad del acto
impugnado, por vicios propios, cuando el actor carece de interés legítimo, Tesis Aislada
1a. CLXXXI/2009, Novena Época, Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, t. XXX, octubre de 2009, p. 1002.
25
Controversia constitucional. El control de la regularidad constitucional a cargo de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, autoriza el examen de todo tipo de violaciones
a la Constitución Federal, Tesis P./J. 98/99, Novena Época, Pleno, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, t. X, septiembre de 1999, p. 703.

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138 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

titución Política de los Estados Unidos Mexicanos revela que si bien


las controversias constitucionales se instituyeron como un medio de
defensa entre poderes y órganos de poder, entre sus fines incluye tam-
bién de manera relevante el bienestar de la persona humana que se en-
cuentra bajo el imperio de aquéllos26.
Ahora bien, esto no quiere decir que a través de las controversias
constitucionales la Suprema Corte pueda realizar el estudio de violacio-
nes de derechos humanos cuando éstas no se encuentren vinculadas con
argumentos sobre un potencial problema de invasión competencial.
Y es que como ha señalado el Pleno de la Corte, la naturaleza jurídica
de la controversia constitucional es ser un medio de control constitu-
cional para resolver conflictos entre órganos del Estado, por lo que la
única forma para hacer valer violaciones a derechos fundamentales es
cuando éstas se encuentren relacionadas con la posible afectación a las
competencias del promovente de la controversia constitucional o im-
pliquen el rompimiento del principio de división de poderes27. De esta
forma, la controversia constitucional no puede considerarse como un

26
Controversia constitucional. La finalidad del control de la regularidad consitucional a


cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación incluye también de manera rele­


vante el bienestar de la persona humana sujeta al imperio de los entes uórganos de
poder, Tesis P./J. 101/99, Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, t. X, septiembre de 1999, p. 708. En esta tesis, el Pleno considera que “En
efecto, el título primero consagra las garantías individuales que constituyen una pro-
tección a los gobernados contra actos arbitrarios de las autoridades, especialmente las
previstas en los artículos 14 y 16, que garantizan el debido proceso y el ajuste del ac-
tuar estatal a la competencia establecida en las leyes. Por su parte, los artículos 39, 40,
41 y 49 reconocen los principios de soberanía popular, forma de estado federal, repre-
sentativo y democrático, así como la división de poderes, fórmulas que persiguen evitar
la concentración del poder en entes que no sirvan y dimanen directamente del pueblo,
al instituirse precisamente para su beneficio. Por su parte, los numerales 115 y 116
consagran el funcionamiento y las prerrogativas del Municipio Libre como base de la
división territorial y organización política y administrativa de los Estados, regulando el
marco de sus relaciones jurídicas y políticas. Con base en este esquema, que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación debe salvaguardar, siempre se encuentra latente e implí-
cito el pueblo y sus integrantes, por constituir el sentido y razón de ser de las partes
orgánica y dogmática de la Constitución, lo que justifica ampliamente que los meca-
nismos de control constitucional que previene, entre ellos las controversias constitu-
cionales, deben servir para salvaguardar el respeto pleno del orden primario, sin que
pueda admitirse ninguna limitación que pudiera dar lugar a arbitrariedades que, en
esencia, irían en contra del pueblo soberano”.
27
Considerando sexto de la controversia constitucional 54/2009.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 139

medio de protección directa de los derechos humanos, pero sí una vía


indirecta de tutela cuando a través la invasión o afectación de esferas de
cualquiera de las entidades, poderes u órganos a que se refiere la frac-
ción I del artículo 105 constitucional, se produzca una violación a este
tipo de derechos.

L a s acciones de inconstit uciona lida d

Las acciones de inconstitucionalidad son un medio de control jurisdic-


cional a través del cual es posible impugnar normas de carácter general
y declarar, con efectos erga omnes, la invalidez de dichas normas cuando
contravengan lo establecido en el texto constitucional. La acción de
inconstitucionalidad tiene carácter abstracto pues su objeto esencial es
garantizar la aplicación de la Constitución y la certeza del orden jurí-
dico fundamental, por lo que no se requiere la existencia de un agravio
ni de un interés jurídico específico para iniciar el procedimiento, y por
ello se otorga legitimación a los titulares de diversos órganos del Estado
para promoverla 28. Este mecanismo de control, que se incorporó al
sistema jurídico mexicano a través de la reforma constitucional del 31
de diciembre de 1994, en sus inicios tenía como finalidad que las mi-
norías parlamentarias contaran con una vía para lograr que las normas
establecidas por las mayorías se contrastaran en la Constitución a fin de
ser consideradas válidas29. La vía de defensa de la normativa constitu-
cional que se trata, sin embargo, se fue ampliando a partir de su instau-
ración y se ha convertido en un mecanismo de protección jurisdiccional
de los derechos humanos de gran alcance, como lo demuestran los cri-
terios que ha establecido la Suprema Corte al tratar este tipo de asuntos30.
De conformidad con la fracción II del artículo 105 constitucional
la Suprema Corte de Justicia es competente para conocer de las accio-

28
Héctor Fix Zamudio y Salvador Valencia Carmona, Las reformas en derechos humanos,


procesos colectivos y amparo como nuevo paradigma constitucional, México, Porrúa-unam,


2013, p. 126.
29
Véase la exposición de motivos de la iniciativa de reforma constitucional.


30
Como muestra basta mencionar la acción de inconstitucionalidad 17/2011 por medio


de la cual se establecieron criterios de gran alcance respecto a la adopción y la pa-


tria potestad de menores, en el marco general del interés superior del niño y el debido
proceso.

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140 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

nes de inconstitucionalidad que tengan por objeto plantear la posible


contradicción entre una norma de carácter general y la Constitución31.
Las resoluciones de la Corte en estos procedimientos pueden declarar
la invalidez de las normas impugnadas y, por tanto, tener efectos gene-
rales cuando sean aprobadas por una mayoría de cuando menos ocho
votos. De esta forma, es posible proteger los derechos contenidos en
el texto constitucional de normas de carácter general que les sean con-
trarias y así evitar que los destinatarios de esas normas se vean afectados
y tengan que acudir, eventualmente, a otros medios de protección como
el amparo.
Los avances que se han dado en la protección de los derechos hu-
manos también se han reflejado en las acciones de inconstitucionalidad
y prueba clara de ello es que la facultad para interponer este mecanismo
jurisdiccional de control se otorgó a la Comisión Nacional de los De-
rechos Humanos, en contra de leyes de carácter federal o de las enti-
dades federativas, así como de tratados internacionales celebrados por
el Ejecutivo Federal y aprobados por el Senado de la República, que
vulneraran los derechos humanos contenidos en la Constitución. Asi-
mismo, con esta reforma se dotó a los organismos de protección de los
derechos humanos locales para iniciar este tipo de acciones en contra de
leyes expedidas por las legislaturas de las entidades federativas.
Con esta facultad los organismos protectores de derechos huma-
nos plantearon, incluso antes de la reforma de 10 de junio de 2011, la
contradicción de una norma general y lo establecido en un tratado in­
ternacional de derechos humanos. Al respecto, la Corte, con base en la
legislación vigente hasta esa fecha, aceptó entrar al estudio de este tipo
de acciones señalando que si bien es cierto que el artículo 105, frac-
ción II de la Constitución establecía que las acciones de inconstitucio-
nalidad tenían por objeto plantear la contradicción con la Ley Suprema,
lo que implicaba que se promovieran para reservar de modo directo y
único la supremacía constitucional, por lo que sólo los derechos pre-
vistos por la Constitución podían servir de parámetro de control en las
acciones de inconstitucionalidad promovidas por los organismos de

31
Ésta es además la única vía para plantear la no conformidad de leyes electorales a la


Constitución.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 141

protección de los derechos humanos, también lo era que, al no existir


un catálogo de derechos tutelados por la Constitución General de la
República al que debían ceñirse dichos organismos al promover acciones
de inconstitucionalidad, todos los derechos expresados en la Constitu-
ción podían invocarse como violados, sin que procediera hacer clasi-
ficaciones o exclusiones de derechos susceptibles de tutelarse por esa
vía, de modo que los organismos de protección de los derechos huma-
nos también podían denunciar violaciones al principio de legalidad con-
tenido en los artículos 14 y 16 constitucionales, con lo que era dable
construir un argumento de violación constitucional por incompatibilidad
de una norma con un tratado internacional sobre derechos humanos32.
Esta interpretación se reforzó con la reforma de 2011, con la que
se instauró la noción de control de convencionalidad que puede estar
satisfecha en los medios de control abstracto a partir de las normas del
vigente artículo 1º, al interpretarse en conjunto con el artículo 133 cons­
titucional. Pero, además, por lo que hace a las facultades de los orga-
nismos protectores de derechos humanos, la fracción II del artículo 105
constitucional estableció expresamente que éstos podían interponer ac-
ciones de inconstitucionalidad en contra de normas generales que vul-
neren los derechos humanos contenidos en los tratados internacionales
de los que México es parte. Es así que las acciones de inconstituciona-
lidad han ido ganando terreno en materia de protección de los dere-
chos humanos reconocidos no sólo en el texto constitucional, sino
también en fuentes de carácter internacional.

El j u icio de a m pa ro

El juicio de amparo, de conformidad con lo establecido en los artículos


103 y 107 constitucionales es el medio de protección directa, por vía
de acción, contra las normas generales, actos u omisiones de la autoridad

32
Acción de inconstitucionalidad promovida por un organismo de protección de los de-


rechos humanos. En la demanda respectiva pueden plantearse violaciones al principio


de legalidad y, por ende, la inconstitucionalidad indirecta de una ley por contravenir lo
establecido en un tratado internacional sobre derechos humanos (legislación vigente
hasta el 10 de junio de 2011). Tesis P./J. 31/2011, Pleno, Novena Época, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, t. XXXIV, agosto de 2011, p. 870.

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142 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas


para su protección por la Constitución y los tratados internacionales de
los que el Estado mexicano es parte, a fin de dejarlos insubsistentes
y, ahora, bajo ciertos requisitos, con la posibilidad de que las resolucio-
nes que se pronuncien en este tipo de procedimientos, tengan efectos
generales.
El amparo surgió con el propósito esencial de proteger los derechos
de la persona humana consagrados constitucionalmente, contra su vio-
lación por parte de las autoridades públicas33; sin embargo, como ha
ocurrido con los demás mecanismos de defensa jurisdiccional, el manto
protector de este juicio se ha ido extendiendo considerablemente, sobre
todo a partir de las reformas de junio de 2011.
Este mecanismo de control cumple en nuestro país, como señalan
Héctor Fix Zamudio y Héctor Fix Fierro, con varias funciones. En pri­
mer lugar, realiza una similar al habeas corpus, ya que la protección a
través de este mecanismo de control puede solicitarse por toda persona
que se encuentre en peligro de perder la vida, de ser atacado en su li-
bertad personal fuera de procedimiento, incomunicado, deportado, ex-
pulsado, proscrito, desterrado, extraditado, o se encuentre en peligro
de sufrir alguno de los actos prohibidos por el artículo 22 de la Cons-
titución, de ser víctima de desaparición forzada o de incorporación al
Ejército, Armada o Fuerza Aérea Nacionales. En segundo término,
el juicio de amparo puede emplearse para combatir las disposiciones
legislativas, entendidas en un sentido amplio y material, esto es, tanto
las leyes aprobadas por el Congreso de la Unión y las legislaturas de los
estados, como los tratados internacionales aprobados por el Senado y
los reglamentos, cuando el afectado considere que las disposiciones res-
pectivas son contrarias a la Constitución y entonces recibe el nombre
de amparo contra leyes. Además de estas modalidades, existe también
el amparo contra resoluciones judiciales, que posee estrechas vinculacio-
nes con el recurso de casación francés, ya que tiene como finalidad el
examen de la legalidad de las resoluciones de última instancia dictadas
por todos los tribunales del país. El juicio de amparo mexicano absor-
bió asimismo la impugnación de los actos y resoluciones de la adminis-

33
Héctor Fix Zamudio y Héctor Fix Fierro, “Amparo”, p. 240.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 143

tración activa, tanto federal como de las entidades federativas, debido


a la ausencia, hasta épocas recientes, de tribunales administrativos en
sentido estricto, y desde este punto de vista se le ha considerado como
un proceso de lo contencioso administrativo; sin embargo debe adver-
tirse que este sector del juicio de amparo se ha restringido debido a la
creación de varios tribunales administrativos de competencia genérica.
Finalmente, el último sector del juicio de amparo es el agrario, a través
del cual se establecen disposiciones procesales en beneficio de los cam-
pesinos sujetos a la reforma agraria, para tutelar de manera más adecuada
los derechos colectivos e individuales de ejidos, comunidades y de sus
miembros, a fin de lograr un equilibrio real entre las partes en este sec-
tor del juicio de amparo, de acuerdo con el principio procesal de igual-
dad por compensación34.
El amparo ha funcionado en nuestro país como una forma de pasar
de la simple enunciación de los derechos humanos a una instrumenta-
ción procesal para evitar sus violaciones. Ha sido, de hecho, el mecanis­
mo jurisdiccional de protección de los derechos por antonomasia; pero
debido a los cambios que se experimentaron en el país desde su crea-
ción, el amparo dejó de responder eficazmente a las necesidades mo-
dernas, lo que obligó a pensar en una reforma sustancial de esta figura
procesal.
Esta reforma, que se materializó a través de los cambios constitu-
cionales publicados el 6 de junio de 2011, tiene su antecedente en la
creación, por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en
noviembre de 1999, de la Comisión de Análisis de Propuestas para una
Nueva Ley de Amparo35, que laboró intensamente para formular un
anteproyecto de reformas que implicaban la necesidad de un texto com­
pleto y homogéneo que sustituyera la Ley de Amparo de 1936, que
había sido reformada excesivamente por la necesidad de actualizarla, y
que implicaba también la modificación de varios preceptos constitu-
cionales. La Comisión trabajó en dos anteproyectos que recogían las
opiniones de la comunidad jurídica del país, y que sirvieron como ca-

34
Ibidem, pp. 241-247.
35
La Comisión estuvo integrada por Humberto Román Palacios, Juan N. Silva Meza,


César Esquinca Muñoz, Manuel Ernesto Saloma Vera, José Ramón Cossío Díaz, Hé-
ctor Fix Zamudio, Javier Quijano Baz y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

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144 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

talizadores para que más tarde se presentaran en el Congreso de la


Unión las iniciativas de reforma constitucional en materia de amparo y
el proyecto de nueva ley en la materia que fueron aprobadas en los
años 2011 y 2013, respectivamente36. La nueva fisonomía del juicio de
amparo, sin embargo, no se debe sólo a la reforma constitucional de la
materia, sino que, como señalan Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén
Sánchez Gil, se integró además con los cambios en materia de dere-
chos humanos contemplados en la reforma de 10 de junio de 2011 y
lo resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el expe-
diente varios 912/201037.
En esta nueva reformulación se deja claro que el amparo procede
contra todas aquellas normas generales, actos u omisiones que violen
los derechos humanos reconocidos y las garantías para su protección
otorgadas no sólo por la Constitución, sino también por los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano es parte. Esta extensión
protectora del juicio de amparo es un cambio de gran trascendencia en
nuestro país, pues encuentra su fundamento en la creación de un nuevo
catálogo de derechos en el que se integran fuentes de carácter interna-
cional a través del texto constitucional, lo que implica una nueva forma
de entender esta institución procesal. Y es que:

La remisión constitucional al derecho internacional de los derechos humanos


no lleva sólo a interpretar estos derechos de manera afable al derecho interna-
cional […], sino instituye una compleja sinergia en que la ley fundamental
y el derecho internacional se influyen mutuamente; pero siempre a favor del
elemento que proporcione la más amplia tutela, en términos del segundo
párrafo del artículo 1º constitucional y bajo la idea de que los derechos de la
Constitución tienen calidad mínima y ella misma permite su ampliación38.

Otro de los cambios que conlleva un ensanchamiento en la protección


que brinda el amparo es la inclusión del concepto de interés legítimo. Aho-

36
Sobre los antecedentes de las reformas en materia de amparo véase Héctor Fix Zamudio
y Salvador Valencia Carmona, op. cit., pp. 55-56.
37
Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil, El nuevo juicio de amparo, p. 32.
38
Ibidem, p. 39. Debe considerarse, sin embargo, que de acuerdo con lo resuelto en la
contradicción de tesis 293/2011, esta ampliación encuentra como límites las suspen-
siones o restricciones contenidas en el propio texto constitucional.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 145

ra, de acuerdo con la nueva redacción de la fracción I del artículo 107


constitucional, tienen el carácter de parte agraviada quien aduce ser ti­
tular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo, siem-
pre que alegue que el acto reclamado viola sus derechos y con ello se
afecta su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en virtud de su espe-
cial situación frente al orden jurídico.
El concepto de interés legítimo que se introduce en el juicio de am­
paro permite superar las limitaciones que tenía el interés jurídico tradicio­
nal, pues en determinadas situaciones, los justiciables podrán obtener
protección sin ser necesario el agravio personal y directo, como sucede,
por ejemplo, cuando se producen daños ambientales, cuando se vulne-
ran derechos de los consumidores, cuando se daña el patrimonio cultu-
ral, el desarrollo urbano o la imagen urbanística, se atacan los derechos
de las minorías o se producen diversos tipos de discriminación. De esta
manera, el concepto de interés legítimo se liga a la protección de los
derechos colectivos, difusos o supraindividuales, lo que supone un avan-
ce importante en la materia39.
Otro de los cambios de suma importancia en el amparo es la posi-
bilidad de que a través de procedimientos de este tipo se pronuncie una
declaratoria general de inconstitucionalidad. Si bien la reforma al jui-
cio de amparo no suprimió la relatividad de las sentencias, pues éstas se
ocuparán, de acuerdo con la fracción II del artículo 107 constitucio-
nal, sólo de los quejosos que lo hubieren solicitado, limitándose a am-
pararlos y protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que
versare la demanda, con las reformas de junio de 2011 se eliminó la
parte de la llamada fórmula Otero en la que se prohibía la declaración
general de inconstitucionalidad. Ahora existe la posibilidad de que a
través del procedimiento establecido en el texto constitucional se pueda
llegar a una declaratoria con la cual, de manera general, se haga patente
la inconstitucionalidad de una norma y se expulse del ordenamiento.
El procedimiento para llegar a ese pronunciamiento implica que la Su-
prema Corte informe de la inconstitucionalidad de la norma a la auto-

39
Héctor Fix Zamudio y Salvador Valencia Carmona, op. cit., pp. 72-77. Es oportuno
señalar que tratándose de actos o resoluciones provenientes de tribunales judiciales, ad-
ministrativos o del trabajo, el quejoso deberá aducir ser titular de un derecho subjetivo
que se afecte de manera personal y directa.

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146 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

ridad que la emitió y, si después de cumplirse determinados plazos, no


se supera el problema de inconstitucionalidad, este órgano jurisdiccio-
nal emita la declaratoria general de inconstitucionalidad, siempre que
fuere aprobada por una mayoría de cuando menos ocho votos, en la
que se fijarán sus alcances y condiciones. El procedimiento para esta de-
claratoria, sin embargo, no es aplicable a las normas generales en ma-
teria tributaria.
Para salvar la falta de celeridad procesal que existía en el sistema mexi­
cano, se introdujo la figura del amparo directo adhesivo. De esta for-
ma, se presenta la posibilidad para que la parte que haya obtenido
sentencia favorable o la que tenga interés jurídico en que subsista el
acto reclamado, interponga amparo en forma adhesiva al que promue-
va cualquiera de las partes que intervinieron en el juicio del que emana
el acto reclamado. Este tipo de amparo está concebido como un siste-
ma de depuración procesal que, al concentrar el análisis de todas las
violaciones procesales en un solo fallo, allana el camino a un pronuncia­
miento posterior que en la medida de lo posible únicamente atenderá
a cuestiones sustantivas40.
Se han dado cambios tendientes también a conseguir economía
procesal en lo que se refiere al amparo para efectos. Este tipo de ampa-
ros eran aquellos en los que después de largos procedimientos se llegaba
a un tribunal colegiado y éste, al analizar violaciones de carácter proce-
sal, las consideraba fundadas y regresaba el expediente a la responsable
a fin de reponer la violación procesal. Estos juicios implicaban una carga
temporal y económica importante para el quejoso, pues existían casos
frecuentes en que incluso después de reponer las violaciones se llegaba
de nueva cuenta a la justicia federal y en ella se encontraba otra viola-
ción procesal, con lo que el derecho de acceso a la justicia se veía mer-
mado por procedimientos largos y complicados.
Con el ánimo de corregir esta situación, se modificó el inciso a) de
la fracción III del artículo 107 constitucional, en la que ahora se seña-
la que en el caso del amparo para efectos, los Tribunales Colegiados de
Circuito deberán hacer un examen integral, tanto de las violaciones
procesales que se hicieron valer, como de aquellas que, cuando proce-

40
Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Rubén Sánchez Gil, El nuevo juicio de amparo, p. 52.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 147

da, adviertan en suplencia de la queja, y fijarán los términos precisos en


que deberá pronunciarse la nueva resolución. Con esta modificación,
se pretende dar al amparo directo mayor celeridad y concentrar en un
mismo juicio el análisis de las violaciones habidas en el proceso, a fin
de resolver conjuntamente sobre ellas y evitar dilaciones innecesarias41.
La inclusión de la apariencia del buen derecho y la ponderación en
la suspensión es otra reforma importante que se da a partir de junio
de 2011. Con ella, se integra al texto constitucional la jurisprudencia de
la Suprema Corte que señalaba que en la suspensión del acto reclamado
debía sopesarse si el perjuicio al interés social o al orden público era
mayor a los daños y perjuicios de difícil reparación que podía sufrir el
quejoso42. El máximo tribunal también señalaba ya desde la década de
los noventa, que la suspensión de los actos reclamados participa de la
naturaleza de una medida cautelar, cuyos presupuestos son la aparien-
cia del buen derecho y el peligro en la demora, por lo que para la con-
cesión de la medida, sin dejar de observar los requisitos que contenía
el artículo 124 de la Ley de Amparo, se debía comprobar la primera, de
modo tal que, según un cálculo de probabilidades, fuera posible anti-
cipar que en la sentencia de amparo podía declararse la inconstitucio-
nalidad del acto reclamado43. Recogiendo este criterio, la fracción X del
artículo 107 constitucional vigente señala que para que los actos recla-
mados puedan ser objeto de suspensión, el órgano jurisdiccional de am-
paro, cuando la naturaleza del acto lo permita, deberá realizar un análisis
ponderado de la apariencia del buen derecho y del interés social.
Éstas son sólo algunas de las implicaciones que tiene la reforma al
juicio de amparo y que buscan posicionar este mecanismo jurisdiccional
de control como un instrumento moderno de protección de los dere-
chos humanos. Es verdad que aún falta mucho camino por andar y la
aplicación que se dé al texto constitucional y a la nueva ley reglamen-
taria determinará los alcances de la nueva configuración del juicio de

41
Héctor Fix Zamudio y Salvador Valencia Carmona, op. cit., p. 85.


42
Suspensión. Para resolver sobre ella es factible, sin dejar de observar los requisitos


contenidos en el artículo 124 de la Ley de Amparo, hacer una apreciación de carácter


provisional de la inconstitucionalidad del acto reclamado. Tesis P./J. 15/96, Pleno,
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación, t. III, abril de 1996, p. 16.
43
Idem.

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148 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

amparo y su papel en el sistema jurisdiccional de protección en nuestro


país, pero la ruta que se ha tomado es la correcta para empezar a recorrer
camino en esa dirección.

L a protección de los der echos


por pa rte del Tr ibu na l Elector a l
del Poder Ju dici a l de l a Feder ación

Existen también instrumentos jurisdiccionales de protección de los de-


rechos que están a cargo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, que se erige, en el ámbito de su competencia, como tribu-
nal constitucional. Entre ellos puede mencionarse el juicio para la pro-
tección de los derechos políticos electorales del ciudadano, que se ha
consolidado como un instrumento procesal de defensa a través del cual
los ciudadanos pueden combatir todos aquellos actos o resoluciones
de las autoridades electorales o de los partidos políticos, si consideran que
se ha vulnerado alguno de sus derechos político-electorales. Este juicio
procede también cuando las personas sufren afectación en algún otro
derecho cuya violación les impida ejercer los de naturaleza político-elec-
toral44. La importancia de la inclusión en el texto constitucional de me-
canismos para la defensa de los derechos político-electorales se acentúa
si se toma en cuenta que hasta antes de la reforma en materia electoral
de 1996, los ciudadanos sólo contaban con un recurso de apelación que
procedía exclusivamente contra los actos o resoluciones de las oficinas
del Registro Federal de Electores, cuando se les negaba la expedición de
su credencial de elector o se les excluía indebidamente de la lista nomi-
nal. Sin embargo, el avance vivido en el ámbito internacional en materia
de protección de los derechos humanos ha incidido también en el ám-
bito electoral y, con la inclusión del juicio para la protección de los de-
rechos político electorales, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación ha podido establecer una sólida jurisprudencia a través de la

44
De esta forma, se podría impugnar a través de esta vía la vulneración a derechos como


el de petición, de reunión, el derecho a la información o la libertad de expresión, siem-


pre que con dicha vulneración se impidiera a un ciudadano ejercer sus derechos en
materia política o electoral.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 149

cual se protegen los derechos contenidos en la Constitución Federal y


los tratados internacionales.
Otro de los mecanismos de control por medio de los cuales se pro-
tegen los derechos de los ciudadanos es el juicio de revisión constitu-
cional electoral. A través de este instrumento jurisdiccional el Tribunal
Electoral tiene la posibilidad, de conformidad con lo dispuesto en el ar­
tículo 99, párrafo cuarto, fracción IV de la Constitución, de conocer
las impugnaciones de actos o resoluciones definitivos y firmes de las
autoridades competentes de las entidades federativas para organizar y
calificar los comicios o resolver las controversias que surjan durante los
mismos, que puedan resultar determinantes para el desarrollo del pro-
ceso respectivo o el resultado final de las elecciones. Esta vía procede
sólo cuando la reparación sea material y jurídicamente posible dentro
de los plazos electorales y sea factible antes de la fecha constitucional o
legalmente fijada para la instalación de los órganos o la toma de pose-
sión de los funcionarios elegidos.
Es necesario considerar que el juicio sólo puede ser promovido,
según se señala en la Ley General de Medios de Impugnación en Ma-
teria Electoral, por los partidos políticos a través de sus representantes
legítimos y que un requisito para su procedencia es que se viole algún
precepto de la Constitución. En ese sentido, este mecanismo de control
puede ser una vía para proteger los derechos de estas entidades de in-
terés público cuando sean vulnerados por actos o resoluciones definiti-
vos y firmes de las autoridades electorales locales. De hecho, el Tribunal
Electoral, a través de este tipo de juicios, ha podido fijar criterios que
determinan los alcances de derechos y libertades de los partidos polí-
ticos o determinar, con base en la facultad contemplada en el artículo 99
constitucional45, la inaplicación de preceptos contenidos en leyes elec-
torales locales que son contrarios a los derechos que protege el orden
constitucional.

45
El párrafo sexto de este numeral señala que, sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo


105 de la Constitución, las salas del Tribunal Electoral podrán resolver la no aplicación
de leyes sobre la materia electoral contrarias a la Constitución Federal.

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150 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

Conclusiones

Con la afirmación de los derechos humanos en los Estados nacionales,


se da también una latente necesidad de su tutela a través de procesos
jurisdiccionales que sirven como vía para la afirmación del ordenamien-
to jurídico en esta materia. Es por ello que la existencia de mecanismos
jurisdiccionales de control a través de los cuales se protegen estos dere-
chos supone la consolidación del Estado constitucional, pues además
de hacer efectivos los derechos humanos, dejando de lado la idea de que
éstos son simplemente tinta sobre papel mojado que se diluye por su
constante vulneración, ofrecen también a las personas la oportuni-
dad de convertirse en factores activos en la vida estatal y de tomar el
papel de defensores de su propia libertad.
En nuestro país, los mecanismos jurisdiccionales de protección de
los derechos han evolucionado de manera paulatina a partir de un sis-
tema que se vio muy limitado en la materia, como consecuencia de la
concentración de los órganos jurisdiccionales de manera exclusiva en
el control de legalidad a través del juicio de amparo. El Poder Judicial de
la Federación, por lo tanto, tuvo que enfrentar diversas reformas para
evitar el colapso de los órganos que lo conformaban y para convertirse
en una vía propicia para la defensa de los derechos humanos. Estas re-
formas han hecho que la Suprema Corte de Justicia adquiriera facultades
de un verdadero tribunal constitucional y que los demás órganos jurisdic-
cionales que lo conforman puedan convertirse en protectores eficaces
de los derechos individuales y colectivos.
De esta manera se ha formado un nuevo parámetro de control de
regularidad tanto constitucional como convencional que hace necesario
que los juzgadores se comprometan con una permanente capacitación
y actualización sobre las fuentes locales e internacionales, a fin de propi­
ciar una interacción apropiada entre la jurisdicción nacional y la interna-
cional para construir nuevos estándares que sirvan a la efectiva protección
de los derechos humanos. Sólo de esta forma, podrán hacerse valer
realmente los derechos que forman parte de nuestro sistema jurídico y,
con ello, se dará verdadera fuerza normativa a la Constitución.

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Fernando Serrano Migallón y Rodrigo Brito Melgarejo • 151

Fu entes consu lta da s

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152 • La defensa jurisdiccional de los derechos humanos

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Sepúlveda, Ricardo J., “El derecho constitucional de los derechos humanos”,
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L a Con trov er si a
constit uciona l y l a Acción
de constit uciona lida d
como m edios de con trol
de l a Constit ución

Armando Guadalupe Soto Flores*

M edios de Control Constit uciona l

L os medios de control de la Constitución van irremediablemente


unidos a la historia de ésta.
Los autores consideran que la historia del constitucionalismo es an-
tigua, no obstante ésta da un giro copernicano a partir de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos de América. Sin embargo, la historia
de los medios de control constitucional podría situarse desde la Carta
Magna promulgada en el Reino de Inglaterra en el año de 1215, en el
cual se señalan libertades individuales y garantías procesales con el único
fin de limitar el poder real.
Empero, los medios de control constitucional esencialmente esta-
tales, es decir, que son aplicados por los propios poderes del Estado y
no por el individuo en cuanto a ciudadano, encuentran su antecedente
mediato en la Constitución Federal de los Estados Unidos de América,
la cual, en su artículo III, segunda sección ordena:

El Poder Judicial se extenderá a todos los casos que de acuerdo con la ley y
la equidad emanen de esta constitución, así como a los tratados celebrados o
por celebrarse, bajo su autoridad; en todos aquellos que conciernen a emba-
jadores, otros ministros públicos y cónsules; a todos los casos de jurisdicción
*
Profesor de la Facultad de Derecho de la unam.

• 153 •

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 153 18/01/17 13:37


154 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

del almirantazgo y la marina; a las controversias en las que estén involucra-


dos los Estados Unidos; a las controversias de dos o más estados; a las que
surjan entre un estado y los ciudadanos de otro estado; a las que se susciten
entre ciudadanos de estados diferentes; a las que resulten entre ciudadanos
del mismo estado que reclamen terrenos por concesiones otorgadas por esta-
dos diversos; y entre un estado o sus ciudadanos o súbditos extranjeros.

Lo primero que cabría preguntarse: ¿qué son los medios de control


constitucionales?
Se entiende por medio de control de constitucionalidad como “una
abreviación del nombre completo de esta área del Derecho Procesal
Constitucional, el cual es “control de la constitucionalidad del poder
político en cuanto a su origen, a su ejercicio y a sus fines”.1
De esa forma la razón de existencia de los medios de control cons-
titucionales es limitar el poder dentro de un Estado. Su propósito será
corroborar la correspondencia entre el poder político ejercido y lo man­
datado por la Constitución. De haber esa correspondencia, la manifes-
tación del poder será totalmente válido, mientras que en caso contrario,
aquélla será anulada por inconstitucional.

• Sistemas de Control Difuso y Concentrado

El Derecho Constitucional Comparado enseña la multiplicidad de me-


dios de control constitucional que los Estados han optado para limitar el
poder político ejercido en ellos. Por esa razón, los constitucionalistas han
hecho infinidad de clasificaciones; la más destacada, no obstante, es
aquella que pone énfasis en los sistemas de control difuso o concentrado.
El sistema difuso, también llamado de revisión de la constituciona-
lidad de las leyes o simplemente norteamericano, tuvo su origen preci-
samente en los Estados Unidos en el año de 1803. Surgió a través de la
jurisprudencia emitida en el caso Marbury vs Madison, que fue resuelto
por la Suprema Corte de Justicia. En él se impuso la obligación de

1
Covián Andrade, Miguel, Teoría constitucional, Volumen segundo, Centros de Estu-


dios de Ingeniería Política y Constitucional, A.C., CEDIPC, México 2004, p. 563, citado
en Silva Ichazo, Iñaki Andoni, La controversia constitucional como medio de control
constitucional.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 155

todos los jueces tanto locales como federales, de calificar como ilegales
las disposiciones jurídicas que sean aplicadas en procesos concretos,
por ser contrarias a la constitución. Por esa razón los efectos que de la
sentencia surjan únicamente son aplicados a las partes que en el pro-
ceso se encuentren.
El sistema concentrado surgió ante la publicación de las constitu-
ciones de Austria y Checoslovaquia en la década de 1920. Su principal
característica es la creación de un Tribunal cuyo único objetivo es velar
los principios constitucionales. Los efectos de la sentencia son oponibles
a terceros.
México, como se analizará más adelante, cuenta con un sistema hí-
brido o ecléctico, pues toma de ambos sistemas características propias.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación se erige como un tribunal
constitucional mediante los medios de control de constitucionalidad
que debe resolver; a pesar de ello existe la obligación de los jueces tan-
to locales como federales de sujetarse a lo señalado en la Constitución.
(artículo 133)

• Medios de Control de la Constitucionalidad en México

En la actualidad, después de innumerables reformas, en los Estados Uni-


dos Mexicanos son medios de control del a constitucionalidad los si-
guientes:

1. El juicio de amparo (artículos 103 y 107 constitucionales);


2. Las controversias constitucionales (artículo 105, fracción I);
3. Las acciones de inconstitucionalidad (artículo 105, fracción II);
4. La facultad de investigación de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación (artículo 97, segundo y tercer párrafos);
5. El juicio para la protección de los derechos político – electora-
les de los ciudadanos (artículo 99, fracción V);
6. El juicio de revisión constitucional electoral (artículo 99, frac-
ción IV);
7. El juicio político (artículo 110);

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156 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

8. El procedimiento ante los organismos autónomos protectores


de los derechos humanos. (artículo 102 – B).

L a Controv er si a Constit uciona l

Concepto

La controversia constitucional se encuentra regulada en la fracción I del


artículo 105 constitucional, el cual dispone:
Artículo 105. La Suprema Corte de Justicia de la Nación conocerá,
en los términos que señale la ley reglamentaria, de los asuntos siguientes:

I. De las controversias constitucionales que, con excepción de las que


se refieran a la materia electoral, se susciten entre:

a) La Federación y una entidad federativa;


b) La Federación y un municipio;
c) El Poder Ejecutivo y el Congreso de la Unión; aquél y cual-
quiera de las Cámaras de éste o, en su caso, la Comisión Per-
manente;
d) Una entidad federativa y otra;
e) Se deroga
f) Se deroga.
g) Dos municipios de diversos Estados;
h) Dos Poderes de una misma entidad federativa, sobre la consti-
tucionalidad de sus actos o disposiciones generales;
i) Un Estado y uno de sus municipios, sobre la constitucionali-
dad de sus actos o disposiciones generales;
j) Una entidad federativa y un Municipio de otra o una demarca-
ción territorial de la Ciudad de México, sobre la constituciona-
lidad de sus actos o disposiciones generales, y
k) Se deroga.
l) Dos órganos constitucionales autónomos, y entre uno de éstos
y el Poder Ejecutivo de la Unión o el Congreso de la Unión
sobre la constitucionalidad de sus actos o disposiciones genera-
les. Lo dispuesto en el presente inciso será aplicable al organis-
mo garante que establece el artículo 6o. de esta Constitución.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 157

De lo anterior, a la controversia constitucional se le puede definir como


un procedimiento de control de la regularidad constitucional para
resolver conflictos que se susciten entre los tres niveles de gobierno (fe-
deral, estatal y municipal) respecto a la nulidad de normas generales o
actos de autoridad por ser contrarios a disposiciones contenidas en la
Constitución, al sobrepasar atribuciones entre ellos; o bien, conflictos
sobre los límites de los Estados cuando éstos adquieren un carácter
contencioso. En todo caso, la controversia constitucional es planteada
en forma de juicio ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La diferencia esencial de la controversia constitucional es que las
normas generales o acto de autoridad impugnado violentan la compe-
tencia de alguna esfera de poder.

Siempre que las controversias versen sobre disposiciones generales de las en-
tidades federativas, de los Municipios o de las demarcaciones territoriales de
la Ciudad de México impugnadas por la Federación; de los Municipios o de
las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México impugnadas por las
entidades federativas, o en los casos a que se refieren los incisos c) y h) ante-
riores, y la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación las decla-
re inválidas, dicha resolución tendrá efectos generales cuando hubiere sido
aprobada por una mayoría de por lo menos ocho votos.
En los demás casos, las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia
tendrán efectos únicamente respecto de las partes en la controversia.

Requisitos de la Demanda

Conforme al Título II de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II


del Artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, la demanda para dar inicio a una controversia constitucio-
nal deberá contener:

a) La entidad, poder u órgano actor; su domicilio; y el nombre y


cargo del funcionario que lo represente.
b) La entidad, poder u órgano demandado y su domicilio.
c) Las entidades, poderes u órganos terceros interesados y sus do-
micilios, si es que los hubiere.

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158 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

d) La norma general o acto de autoridad cuya invalidez se demande,


así como en su caso, el medio oficial en el que se hubiera publicado.
e) Los preceptos constitucionales que se estimen violados.
f) La manifestación de los hechos o abstenciones que le consten
al actor y que constituyan los antecedentes de la norma general
o acto cuya invalidez se demande.
Procedimiento

Cabe señalar puntos importantes respecto a la substanciación de una


controversia constitucional, misma que es regulada en el Título II de la
Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105 de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

1. El recurso se tramita ante la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, instancia única para resolverlo, actuando en pleno.
2. Los sujetos autorizados para interponer el recurso no se limitan
únicamente a los señalados en la fracción primera del artículo 105
constitucional.
En este aspecto en particular La Suprema Corte de Justicia de
la Nación por contradicción de tesis ha estipulado que “El cita-
do precepto no debe interpretarse en un sentido literal o limi-
tativo ni que establezca un listado taxativo de los entes, poderes
u órganos legitimados para promover controversias constitu-
cionales, sino en armonía con las normas que disponen el siste-
ma federal y el principio de división de poderes, con la finalidad
de que no queden marginados otros supuestos; de ahí que la
aplicación del artículo 105, fracción I, de la Constitución Polí-
tica de los Estados Unidos Mexicanos, debe favorecer hipótesis
de procedencia que, aunque no estén previstas expresamente
en su texto, sean acordes con la finalidad manifiesta de ese me-
dio de control constitucional, que es precisamente salvaguardar
las esferas de competencia de los órganos y poderes cuya exis-
tencia prevé la Constitución Federal.”2

2
Tesis P/J 21/2007, Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,


t. XXVI, diciembre del 2007, p. 1101, registro 170808.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 159

3. La nulidad que se pretende puede ser respecto de un acto de


autoridad en particular o respecto a normas generales. Lo an-
terior siempre y cuando no se traten de temas electorales.
4. El recurso debe imponerse dentro de los treinta días posterio-
res a la publicación del acto.
5. El recurso es admitido siempre y cuando se hayan sustanciado
todos los medios de defensa previstos en las leyes. Esto es, le
apli­ca el Principio de Definitividad, tal como acontece en el Juicio
de Amparo.
6. Para anular los efectos de la resolución impugnada se requiere
del voto de la mayoría de los ministros en pleno.
7. Para que los efectos sean oponibles a terceros, se necesitará la
mayoría calificada de ocho votos.
8. Si la sentencia tuviera la aprobación de seis a siete ministros,
ésta únicamente surtirá efectos entre las partes.
9. La sentencia emitida por la Suprema corte de Justicia de la Na-
ción no admitirá recurso en contra.
10. La Suprema Corte de Justicia de la Nación deberá suplir la
queja deficiente del promovente, en virtud de los artículos 39
y 40 de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artí-
culo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.

• Suspensión del Acto Reclamado

De forma similar al Juicio de Amparo, la suspensión del acto reclamado


es posible, pero únicamente cuando se contravenga un acto de autori-
dad, dada la propia naturaleza. Tratándose de normas generales, éstas
no podrán ser suspendidas.
Asimismo, la suspensión del Acto Reclamado no será posible cuando
se ponga en riesgo la seguridad, la economía nacional, las instituciones
fundamentales o pueda afectarse gravemente a la sociedad.

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160 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

• Incidentes

La ley reglamentaria prevé tres incidentes de especial pronunciamiento:

a) La nulidad de notificaciones;
b) La reposición de autos; y
c) La falsedad de documentos.

• La Sentencia

Atendiendo a lo estipulado en el artículo 41 de la Ley Reglamentaria


de las Fracciones I y II del Artículo 105 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.
Las sentencias deberán contener:

I. La fijación breve y precisa de las normas generales o actos ob-


jeto de la controversia y, en su caso, la apreciación de las prue-
bas conducentes a tenerlos o no por demostrados;
II. Los preceptos que la fundamenten;
III. Las consideraciones que sustenten su sentido, así como los
preceptos que en su caso se estimaren violados;
IV. Los alcances y efectos de la sentencia, fijando con precisión,
en su caso, los órganos obligados a cumplirla, las normas
generales o actos respecto de los cuales opere y todos aque-
llos elementos necesarios para su plena eficacia en el ámbito
que corresponda. Cuando la sentencia declare la invalidez de una
norma general, sus efectos deberán extenderse a todas aque-
llas normas cuya validez dependa de la propia norma inva-
lidada;
V. Los puntos resolutivos que decreten el sobreseimiento, o de-
claren la validez o invalidez de las normas generales o actos
impugnados, y en su caso la absolución o condena respectivas,
fijando el término para el cumplimiento de las actuaciones
que se señalen;
VI. En su caso, el término en el que la parte condenada deba rea-
lizar una actuación.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 161

VII.
En cuanto a la ejecución de la sentencia, dicta el artículo 46 que

Las partes condenadas informarán en el plazo otorgado por la sen-


tencia, del cumplimiento de la misma al Presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, quien resolverá si aquélla ha queda-
do debidamente cumplida.
Una vez transcurrido el plazo fijado en la sentencia para el
cumplimiento de alguna actuación sin que ésta se hubiere produci-
do, las partes podrán solicitar al Presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación que requiera a la obligada para que de inme-
diato informe sobre su cumplimiento. Si dentro de las cuarenta y
ocho horas siguientes a la notificación de dicho requerimiento la
ejecutoria no estuviere cumplida, cuando la naturaleza del acto así
lo permita, no se encontrase en vía de ejecución o se tratare de
eludir su cumplimiento, el Presidente de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación turnará el asunto al ministro ponente para que
someta al Pleno el proyecto por el cual se aplique el último párrafo
del artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.

Este último párrafo del artículo 105 de la Constitución remite a la


fracción XVI del artículo 107, el cual dispone:

XVI. Si la autoridad incumple la sentencia que concedió el amparo


—entiéndase en este caso la controversia constitucional—, pero
dicho incumplimiento es justificado, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, de acuerdo con el procedimiento previsto por la ley
reglamentaria, otorgará un plazo razonable para que proceda a su
cumplimiento, plazo que podrá ampliarse a solicitud de la autori-
dad. Cuando sea injustificado o hubiera transcurrido el plazo sin
que se hubiese cumplido, procederá a separar de su cargo al titular
de la autoridad responsable y a consignarlo ante el Juez de Distrito.
Las mismas providencias se tomarán respecto del superior jerárquico
de la autoridad responsable si hubiese incurrido en responsabilidad,

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162 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

así como de los titulares que, habiendo ocupado con anterioridad el


cargo de la autoridad responsable, hubieran incumplido la ejecutoria.
Si concedido el amparo3, se repitiera el acto reclamado, la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación, de acuerdo con el procedi-
miento establecido por la ley reglamentaria, procederá a separar de
su cargo al titular de la autoridad responsable, y dará vista al Minis-
terio Público Federal, salvo que no hubiera actuado dolosamente y
deje sin efectos el acto repetido antes de que sea emitida la resolu-
ción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

L a Acción de Inconstit uciona lida d

Concepto

La fracción segunda del artículo 105 constitucional establece:

Artículo 105. La Suprema Corte de Justicia de la Nación conocerá,


en los términos que señale la ley reglamentaria, de los asuntos si-
guientes:

II. De las acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto


plantear la posible contradicción entre una norma de carácter gene-
ral y esta Constitución.
Las acciones de inconstitucionalidad podrán ejercitarse, dentro de
los treinta días naturales siguientes a la fecha de publicación de la
norma, por:
a) El equivalente al treinta y tres por ciento de los integrantes de la
Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, en contra de leyes
federales;
b) El equivalente al treinta y tres por ciento de los integrantes del
Senado, en contra de las leyes federales o de tratados internaciona-
les celebrados por el Estado Mexicano;

3
Y en este caso el acto de autoridad impugnado por la controversia constitucional.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 163

c) El Ejecutivo Federal, por conducto del Consejero Jurídico del


Gobierno, en contra de normas generales de carácter federal y de las
entidades federativas;
d) El equivalente al treinta y tres por ciento de los integrantes de
alguna de las Legislaturas de las entidades federativas en contra de las
leyes expedidas por el propio órgano;
e) Se deroga.
f) Los partidos políticos con registro ante el Instituto Nacional Elec-
toral, por conducto de sus dirigencias nacionales, en contra de leyes
electorales federales o locales; y los partidos políticos con registro
en una entidad federativa, a través de sus dirigencias, exclusiva-
mente en contra de leyes electorales expedidas por la Legislatura de
la entidad federativa que les otorgó el registro;
g) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en contra de
leyes de carácter federal o de las entidades federativas, así como
de tratados internacionales celebrados por el Ejecutivo Federal y
aprobados por el Senado de la República, que vulneren los dere-
chos humanos consagrados en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que México sea parte. Asimismo, los orga-
nismos de protección de los derechos humanos equivalentes en las
entidades federativas, en contra de leyes expedidas por las Legis-
laturas;
h) El organismo garante que establece el artículo 6° de esta Cons-
titución [refiérase al inai] en contra de leyes de carácter federal y
local, así como de tratados internacionales celebrados por el Ejecu-
tivo Federal y aprobados por el Senado de la República, que vulne-
ren el derecho al acceso a la información pública y la protección de
datos personales. Asimismo, los organismos garantes equivalentes
en las entidades federativas, en contra de leyes expedidas por las Le-
gislaturas locales; e
i) El Fiscal General de la República respecto de leyes federales y de
las entidades federativas, en materia penal y procesal penal, así
como las relacionadas con el ámbito de sus funciones;
La única vía para plantear la no conformidad de las leyes electorales
a la Constitución es la prevista en este artículo. Las leyes electora-
les federal y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos

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164 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a


aplicarse, y durante el mismo no podrá haber modificaciones lega-
les fundamentales.
Las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia sólo podrán de-
clarar la invalidez de las normas impugnadas, siempre que fueren
aprobadas por una mayoría de cuando menos ocho votos.

De esa manera, se puede definir a la acción de inconstitucionalidad como


el modo de control de la constitución —por lo mismo garantía constitu-
cional— en virtud del cual ciertos sujetos legitimados por el texto consti-
tucional pueden instar el control abstracto de una norma general ante la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, a efecto de que ésta pueda deter-
minar si existe una contradicción entre dicha norma y la Constitución
Federal o los tratados internacionales en que el Estado me­xicano sea parte.
Al igual de lo que sucede con las controversias constitucionales y el
Juicio de Amparo, la acción de inconstitucionalidad no procede contra
reformas hechas a la Constitución.
El objetivo de la acción de inconstitucionalidad, a diferencia del juicio
de amparo y de la controversia constitucional, no se hace para deducir un
derecho propio o para defenderse de agravio que les pudiera causar la nor-
ma jurídica, sino para defender el principio de supremacía constitucional.

• Legitimación

A diferencia de la controversia constitucional, la Suprema Corte de


Justicia de la Nación determinó que únicamente pueden ejercitar la
acción de inconstitucionalidad los entes legitimados en el artículo 105.
Además sólo pueden ejercerla para contravenir la disposición que afec-
tan sus esferas de acción. De esa manera, los entes legitimados para la
acción de inconstitucionalidad son:

• Improcedencia y Sobreseimiento
La improcedencia de la acción de inconstitucionalidad está regulada en el
artículo 19 y 65 de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Ar-

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 165

Materias que pueden


Ente Legitimado controvertir
El equivalente al treinta y tres por ciento de los inte- Leyes federales
grantes de la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión.
El equivalente del treinta y tres por ciento de los inte- Leyes federales y tratados interna-
grantes del Senado. cionales celebrados por el Estado
Mexicano
El Ejecutivo Federal por conducto del Consejero Jurí- Normas generales de carácter
dico del Gobierno federal y de las entidades federa-
tivas.
El equivalente al treinta y tres por ciento de los in- Leyes expedidas por el propio
tegrantes de alguno de los órganos legislativos de las órgano
entidades
Los partidos políticos con registro ante el Instituto Leyes electorales federales o
Nacional Electoral, por conducto de sus dirigencias locales
nacionales.
Los partidos políticos con registro en una entidad fede- Leyes electorales expedidas por la
rativa, a través de sus diligencias. Legislatura de la entidad federati-
va que les otorgó el registro
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos Leyes de carácter federal o de las
entidades federativas, así como
de tratados internacionales que
vulneren los derechos humanos
consagrados en la Constitución y
en los tratados internacionales de
los que México sea parte.
Los organismos de protección de derechos Leyes expedidas por las Legis-
humanos en las entidades federativas. laturas que vulneren derechos
humanos.
El organismo garante que establece Leyes de carácter federal y local,
el artículo 6 de la Constitución (inai) así como de tratados internacio-
nales que vulneren el derecho al
acceso a la información pública y
la protección de datos personales.
El Fiscal General de la República Leyes federales y de las entida-
des federativas, en materia penal
y procesal penal, así como las
relacionadas con el ámbito de sus
funciones.

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166 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

tículo 105 Constitucional. Al respecto señalan que, a excepción de materia


electoral, las acciones de inconstitucionalidad no son procedentes contra:

a) Decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación;


b) Normas generales que sean materia de una diversa acción pen-
diente de resolver;
c) Normas generales o actos que hubieren sido materia de una
ejecutoria dictada en otra acción, o contra las resoluciones dic-
tadas con motivo de su ejecución;
d) Cuando hayan cesado los efectos de la norma general materia
de la acción;
e) Cuando no se haya agotado la vía legalmente prevista para la
solución del propio conflicto;
f) Cuando la demanda se presentare fuera de los plazos estableci-
dos al efecto; y
g) En los demás casos en que la improcedencia resulte de alguna
disposición de esta ley.

• Procedimiento

Atendiendo al artículo 60 de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I


y II del Artículo 105 Constitucional, el plazo para promover la acción
de inconstitucionalidad es de treinta días naturales, contados a partir
del día siguiente a la publicación de la ley o tratado internacional im-
pugnado. Si el último día fuere inhábil, se podrá presentar al siguiente
día hábil.
Al no ser un proceso contencioso, hay ausencia de partes y de litis;
tampoco hay un procedimiento para el ofrecimiento y desahogo de
pruebas; y menos alegatos. Lo único que se requiere para que la Supre-
ma Corte conozca del caso es una denuncia del ente legitimado. Se-
guido de la presentación de la denuncia, se requiere un informe a la
autoridad promovente y a la promulgadora, en el cual deben señalar
los motivos por los cuales se consideran que lo impugnado es constitu-
cional o inconstitucional.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 167

En materia electoral, tal como lo dispone el mismo artículo 60 en


comento, todos los días se reputan como hábiles, por lo que las pro-
mociones presentadas fuera del horario de labores se pueden entre-
gar al Secretario General de Acuerdos de la Corte, o al servidor público
designado para tal efecto. El artículo 8 señala que cuando las partes
radiquen fuera de la sede de la Suprema Corte, pueden depositar sus
escritos en la oficina de correos de la localidad, y se tendrá por presen-
tado el mismo día del depósito.
Una vez que el escrito se haya presentado en la Oficina de Certifi-
cación Judicial y Correspondencia de la Suprema Corte, éste se turnará
a la Sección de Trámite de Controversias Constitucionales y Acciones de
Inconstitucionalidad, para que el Ministro Presidente, a su vez, lo tur-
ne al Ministro que le corresponda instruir el trámite, según el registro
que lleva la Subsecretaría General de Acuerdos.
Si el Ministro Instructor considera que el escrito es obscuro o irre-
gular, prevendrá a los promoventes para que en el plazo de cinco días
aclaren su dicho. Una vez transcurrido ese término, si lo hubiere, el
Ministro Instructor dará vista a la autoridad emisora y a la autoridad
publicadora de la norma impugnada para que dentro de un plazo de
quince días hábiles, presenten los informes correspondientes tendentes
a defender la constitucionalidad de la norma.
Por su propia naturaleza, la acción de inconstitucionalidad al buscar
la adecuación de normas generales o tratados internacionales con la
Constitución, no contempla la figura de la suspensión.
Para la mejor resolución de la acción, el Ministro Instructor suele
solicitar a las autoridades además de las normas impugnadas, con funda-
mento en el artículo 68 de la Ley Reglamentaria, el ejemplar del Perió-
dico Oficial en la que se haya publicado, los antecedentes legislativos, los
diarios de debates, las votaciones, las actas de sesiones, etc.
Finalmente, el Ministro Instructor dará cinco días hábiles a las par-
tes para que expongan lo que a su derecho convenga.
El artículo 66 de la ley reglamentaria establece que todas las accio-
nes de inconstitucionalidad que no sean promovidas por la Procuraduría
General de la República, deberán ser turnadas para su vista a ésta, y de
esa manera formule el pedimento correspondiente. Lo anterior porque
la fracción IV del artículo 10 de esta ley impone la obligación de esta

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168 • L a Cont rove rs i a cons t i tuc iona l .. .

dependencia para ser parte dentro de las controversias constituciona-


les; disposición que resulta aplicable en la acción de inconstitucionali-
dad por así mandatarlo el artículo 59 de la Ley Reglamentaria.

• Acción de Inconstitucionalidad en Materia electoral

El proceso de tramitación de la acción de inconstitucionalidad es prác-


ticamente el mismo, no obstante sus plazos son menores. Para hacer
aclaraciones a la denuncia, únicamente contarán las autoridades con tres
días hábiles; para rendir informes, con seis días; y para formular por
escrito lo que a su derecho convenga, dos días.
Además el Ministro Instructor podrá solicitar la opinión de la Sala
Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, res­
pecto a la constitucionalidad de la norma impugnada, conforme al ar-
tículo 68 de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo
105 Constitucional. También es común que sean requeridos por el Mi-
nistro Instructor los estatutos del partido político promovente, infor-
mes al Instituto Nacional o locales electorales, así como se le informe
la fecha de inicio del próximo proceso electoral en la entidad o en la
República mexicana; toda vez que el legislador tiene la prohibición ex-
presa de expedir normativa electoral 90 días antes del inicio del proceso.
El cuarto párrafo del artículo 68 de la Ley Reglamentaria estipula
que el Ministro Instructor deberá someter al Pleno dentro de los cinco
días siguientes de agotarse el procedimiento, el proyecto de resolución.
Deberá fallar dentro de los próximos cinco días siguientes a la fecha en
que se presentó el proyecto.

• Recursos

La acción de inconstitucionalidad sólo puede promoverse dos recursos


en contra:
a) El recurso de reclamación: sólo en los casos en los que se decrete
la improcedencia o el sobreseimiento.
b) La queja: por exceso o defecto en el cumplimiento del fallo.

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A r m a n d o G ua da lu p e S o t o F lor e s • 169

El plazo para interponer el recurso de reclamación es de cinco días,


de conformidad con el artículo 52 de la Ley Reglamentaria. Este plazo
se reduce tratándose de acciones de inconstitucionalidad en materia
electoral, en el cual se otorga un plazo de tres días naturales para pro-
moverlo y para resolverlo.

• Efectos de las Sentencias

De la acción de inconstitucionalidad se pueden dictar tres tipos de sen-


tencias:

a) Estimatorias: Son aquellas que declaran la invalidez de una


norma general, si es que el proyecto de sentencia es aprobada
por lo menos por ocho ministros.
b) Desestimatoria: Se dan cuando el proyecto de sentencia no al-
canza la mayoría requerida.
c) De reconocimiento de validez de la norma: Se da cuando la
Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que la norma
impugnada es acorde a la Constitución.

Tratándose de los efectos de las sentencias estimatorias, se verifican


en la expulsión del ordenamiento jurídico mexicano de las normas ge-
nerales o tratados internacionales impugnados. Aunque la jurisprudencia
de la Suprema Corte ha señalado que cuenta con mayores facultades.

Fu entes consu lta da s

Covián A ndr ade, Miguel, Teoría constitucional, Volumen segundo, Cen-


tros de Estudios de Ingeniería Política y Constitucional, A.C., CEDIPC,
México 2004, p. 563, citado en Silva Ichazo, Iñaki Andoni, La contro-
versia constitucional como medio de control constitucional.
Tesis P/J 21/2007, Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. XXVI, diciembre del 2007, p. 1101, registro 170808.

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Con trol j u r isdicciona l de
r efor m a s constit uciona les
por l a Su pr e m a Corte
de Justici a de l a Nación

Roberto Avila Ornelas*

L
Introducción

a conmemoración del centésimo aniversario de la promulgación


de nuestra Constitución, es un buen motivo para el análisis y la re-
flexión, respecto a la norma fundamental misma y a todo el sistema
jurídico que de ella se deriva.
En ese sentido, vale la pena recordar que nuestra carta federal, si
bien se encuadra dentro de lo que la doctrina denomina constituciones
rígidas, a lo largo de su vida normativa ha sido motivo de múltiples re­
formas, en ocasiones incluso de signo contradictorio1, que han modifica-
do sustancialmente la estructura jurídica y política del Estado mexicano.
Lo anterior se debe a que la Constitución no puede ni debe ser ajena
a la ductilidad de la dinámica social, puesto que de otra manera se des-
fasaría y perdería contacto con la realidad del pueblo que le da origen

*
Doctor por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México,
y profesor de la División de Estudios de Posgrado de la misma institución.
1
Cfr. Avila Ornelas, Roberto. La Suprema Corte de Justicia de la Nación y la transición
democrática. SNE. México. Editorial Porrúa; Instituto Mexicano de Derecho Procesal
Constitucional. 2012. pp. 27-28.

• 171 •

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172 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

y sustento, transformándose así en un instrumento eminentemente anti­


democrático2.
En tal virtud, en su artículo 135 se contempla la forma y el meca-
nismo mediante el que la misma puede modificarse a través de lo que
la doctrina denomina Poder Revisor de la Constitución, que se integra por
el Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados y de la Ciudad
de México.
Dicha entidad, es de una naturaleza proyectista y no determinativa3,
ya que si bien representa a la soberanía popular, por esa misma razón no
puede actuar ilimitadamente, pues no debe salirse de las fronteras tra-
zadas por la propia norma suprema, ya que de hacerlo se estaría susti-
tuyendo en el Poder Constituyente Originario; de ahí que el órgano
reformador más que las atribuciones de un poder del Estado, cuenta con
una facultad excepcional para modificar las competencias ordinarias
del mismo4.
No debe perderse de vista que la Constitución es el instrumento que
traduce a lenguaje normativo las decisiones políticas de una sociedad
soberana, por lo que su actualización debe tomar en cuenta todo el
sistema de organización política y jurídica de la sociedad5, consecuen-
temente la construcción de la regularidad constitucional a través de la
interpretación, debe contrastar los contenidos de la norma fundamental,
a efecto de armonizar y dar coherencia a todo el sistema normativo,
tanto el generado al interior de la propia ley suprema, como al derivado
de la misma que se encuentra subordinado al primero.

2
Cfr. Ibid. pp. 312-313.
3
Cfr. Patiño Camarena, Javier. ¿Qué cosa es el Poder Constitucional Reformador?, en Con-


cha Cantú, Hugo A. (coord.), Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho
Constitucional. Mesa 5. Sistema representativo y democracia semidirecta. Asociación Ar-
gentina de Derecho Constitucional; Facultad de Derecho Universidad Complutense;
Fundación de Derecho Privado; Fundación Editorial Jurídica Venezolana; Hispamer;
Petróleos Mexicanos; Universidad Central de Chile; Universidad de Lima; Universidad
Externado de Colombia; Universidad Nacional Autónoma de México. Primera edición.
México. 2002. pp. 689-690.
4
Cfr. Vanossi, Jorge Reinaldo A. Estudios de teoría constitucional. Primera edición. Mé-


xico. Universidad Nacional Autónoma de México. 2002. p. 242.


5
Cfr. Cfr. Petev, Valentin. Metodología y ciencia jurídica en el umbral del siglo xxi. Pri-


mera edición. Segunda reimpresión. Bogotá. 2001. Universidad externado de Colom-


bia. p. 20.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 173

Consecuentemente, en caso de presentarse una contradicción en-


tre dos normas del sistema constitucional, es decir contenidas en el
propio código supremo, es necesario analizar su contenido para juzgar
la discordancia existente, en vez de sólo referirse a la autoridad que las
ha emitido6, puesto que tal extremo nos lleva al callejón sin salida en el
que ambas normas son válidas no existiendo manera de resolver la an-
tinomia.
Así, el presente trabajo intentará hacerse cargo de dos cuestiones,
primero el problema generado por una reforma a la norma fundamental
cuyo contenido contradiga o restrinja lo señalado en otras disposicio-
nes de la propia ley suprema, y después quién debe resolver tal diferen-
do; es decir trataremos de hacernos cargo del planteamiento relativo a
si una reforma a nuestra Constitución puede ser inconstitucional, y si la
Suprema Corte de Justicia, en su calidad de tribunal constitucional, po-
dría hacerse cargo de solucionar dicho yerro.
En tal virtud, primeramente haremos un acercamiento a lo que es
un tribunal constitucional, tanto en su aspecto material como formal,
para posteriormente reseña la paulatina transformación de nuestra Corte
en un órgano de tal naturaleza, y finalmente analizaremos la manera en
que podría solucionar el problema referido.

Tr ibu na les constit uciona les

A riesgo de decir una perogrullada, debe señalarse que los tribunales


constitucionales se encargan del control constitucional, siendo pertinente
señalar que en puridad técnica, no debe hablarse del control constitucional
sino del control de la constitucionalidad, dado que la primera expresión
sugiere que se sometería a control a la propia norma fundamental, cuan-
do que en realidad se está haciendo referencia a mecanismos que verifi-
quen que los actos de las autoridades sean acordes con la ley suprema, de
ahí que lo correcto sea referirse a este último concepto; y en consecuencia
debería hacerse referencia a los tribunales de la constitucionalidad.

6
Cfr. Bobbio, Norberto. Teoría general del derecho. Primera edición. Quinta reimpresión.
Madrid. Editorial Debate. 1998. p. 191.

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174 • Cont rol ju ri s dicc ional de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

Empero, debe igualmente advertirse que tanto la expresión control


constitucional como la de tribunal constitucional, están firmemente arrai­
gadas en la doctrina general respectiva, motivo por el cual haremos uso
indistinto de ellas.
A manera de conceptualización de lo que se entiende por tribunal
constitucional, puede señalarse que tal figura puede determinarse des-
de dos puntos de vista:
I. Formalmente, es tribunal constitucional el órgano creado para
conocer en exclusiva de los conflictos derivados de la aplicación o in-
terpretación de la norma fundamental, que es independiente de los po­
deres públicos, y se sitúa fuera del aparato jurisdiccional estatal.
II. Materialmente, el tribunal constitucional es el órgano jurisdiccio­
nal de mayor jerarquía que tiene la función esencial de interpretar en
forma terminal las normas constitucionales7.
Esta última noción, que evidentemente es mucho más amplia puesto
que permite la concepción de un tribunal constitucional atendiendo a
la actividad real de las instituciones y no a su actividad formal, es la que
atiende la opinión doctrinaria mayoritaria actual, puesto que explica de
mejor manera la compleja dinámica que la interpretación de la norma
suprema conlleva.
En este sentido debe atenderse a las atribuciones y competencias
del órgano para conocer su naturaleza jurídica, y en consecuencia se
entenderá por tribunal constitucional al ente cuya función material
esencial consiste en la resolución de litigios o conflictos derivados de la
interpretación o aplicación directa de la ley fundamental, independiente
de su naturaleza judicial o jurisdiccional y de su ubicación dentro o
fuera del Poder Judicial8.
De tal suerte, el tribunal de la constitucionalidad es la institución
que determina el contenido de la Constitución9, por lo que puede

7
Cfr. Ferrer Mac-Gregor, Eduardo. Los tribunales constitucionales en Iberoamérica. Primera


edición. Querétaro. Fundación Universitaria de Derecho, Administración y Política;


Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 2002. p. 57.
8
Cfr. Ferrer Mac-Gregor, Eduardo. “Los tribunales constitucionales y la Suprema Cor-


te de Justicia de México”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.). Derecho procesal


constitucional. Quinta edición. Editorial Porrúa; Colegio de Secretarios de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. 2006. Tomo V. p. 243.
9
Cfr. Brohm, Winfried. “Las funciones del tribunal constitucional federal: ¿oligarquía


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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 175

calificársele como el órgano defensor de ésta, en la medida en que re-


suelve desde ella10.
Así, tenemos que un tribunal constitucional, si bien es una entidad
eminentemente jurisdiccional, es claramente también, y acaso más,
un importante actor político11, merced a que tienen la decisión última en
múltiples asuntos de importancia y trascendencia social, puesto que es
innegable que las decisiones derivadas de la interpretación de la norma
suprema necesariamente afectan el rumbo del Estado, a grado tal que si
no tiene la característica de ente político, no puede estimarse como un
auténtico órgano de jurisdicción constitucional12.
Consecuentemente el tribunal de la constitucionalidad se constituye
en un jugador de veto institucional dentro del sistema político, consti-
tuyéndose en un elemento bisagra entre la parte política y la parte ju-
rídica de un Estado, de ahí que se integre por operadores del derecho,
pero que son seleccionados por actores políticos conforme a criterios
políticos13, tal y como sucede con el procedimiento selectivo previsto
en el artículo 96 de la carta federal.
Empero no pierde su naturaleza de órgano juzgador, atento a que
su función está sujeta al método jurídico de interpretación, y su activi-
dad se vincula a un proceso jurisdiccional sujeto a los principios de
neutralidad e independencia, que obedece a criterios de conocimiento
jurídico y no de oportunidad política, en tanto que opera a instancia
de parte; al margen de su posición de tercero súper partes14.
Tiene además una finalidad eminentemente política, en virtud de
que encausa constitucionalmente la actividad estatal a la luz del modelo

en la democracia?”, Tribunales constitucionales y democracia. Segunda edición. Méxi-


co. Suprema Corte de Justicia de la Nación. 2008. p 348.
10
Cfr. Bardelli Lartirigoyen, Juan Bautista. “El juez constitucional”, Anuario de derecho
constitucional latinoamericano. Edición 2002. SNE. Montevideo. Konrad Adenauer
Stitfung. 2008. pp. 15-16.
11
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 115.
Cfr. Monroy Cabra, Marco Gerardo. “Necesidad e importancia de los tribunales constitu-
12 

cionales en un Estado social de derecho”. Anuario de derecho constitucional latinoameri-


cano. Edición 2004. SNE. Montevideo. Konrad Adenauer Stitfung. 2004. Tomo I. p. 23.
13
Cfr. Fix-Fierro, Héctor. “Los tribunales constitucionales en la consolidación demo-
crática”, Tribunales constitucionales y democracia. Segunda edición. México. Suprema
Corte de Justicia de la Nación. 2008. p.
14
Cfr. Monroy Cabra… “Necesidad e importancia…”. Op, cit. p. 23.

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176 • Cont rol ju ri s dicc ional de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

social deseado por la soberanía popular plasmado en la Constitución, y


lo hace precisamente mediante el juzgamiento de los actos del Estado
desde la instancia superior que implica la norma suprema auto otorgada
por el pueblo15.
Mientras que a la Constitución le corresponde establecer los crite-
rios y las políticas de largo plazo relativas a la defensa de los particulares
frente a las intervenciones del Estado, al tribunal constitucional le toca
poner en práctica dichos lineamientos mediante órdenes de acción a los
distintos elementos estatales16, de suerte que sus decisiones jurisdiccio-
nales se ubican más allá del litigio concreto que dirimen, en tanto que
el caso constitucional interesa a todos aquellos actores que están some-
tidos al imperio de la norma suprema17.
Es claro entonces que la función principal de un tribunal constitu-
cional, más que la resolución de casos, es la de fijar reglas que preven-
gan y eviten en el futuro la repetición o la aparición de conflictos, con
lo cual no sólo es el mero defensor de la Constitución, sino un instru-
mento para que ésta genere derecho constitucional, ya que no sólo pre-
serva el contenido de la ley suprema, sino que permite su realización,
puesto que con su trabajo contribuye al permanente debate acerca de
los valores que la norma fundamental tutela y la forma más adecuada
de protegerlos, lo cual hace posible la renovación del compromiso de la
comunidad política con dichos valores18.
Así, la actividad de un tribunal constitucional ocurre en una doble
vía, por una parte en la transformación de los intereses sociales y los
disensos, en directivas y lineamientos para las operaciones internas del
sistema de derecho; y por otra en la mutación de los requerimientos

15
Cfr. Prieto Sanchís, Luis. “Tribunal constitucional y positivismo jurídico”, Ferrer
Mac-Gregor, Eduardo (coord.). Derecho procesal constitucional. Quinta edición. Edi-
torial Porrúa; Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
2006. Tomo I. pp. 480-488.
16
Cfr. Brohm… “Las funciones del tribunal constitucional…” Op. cit. p 348.
17
Cfr. Bardelli Lartirigoyen… “El juez constitucional” Op. cit. p. 17.
18
Cfr. Ahumada, Marián. “La expansión del control de constitucionalidad y el sistema
de los tribunales constitucionales”, Tribunales constitucionales y democracia. Segunda
edición. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación. 2008. pp. 89-95.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 177

de generalización y congruencia internas del ordenamiento jurídico, en


valores y líneas generales para la política19.
El tribunal constitucional es pues, una institución defensora del
régimen constitucional democrático, en la medida en que no sólo ga-
rantiza la supremacía e integridad de la máxima norma, sino el respeto
a los derechos fundamentales y las libertades públicas de los ciudadanos,
así como la preservación del equilibrio entre los poderes y sus atribu-
ciones20; pero además, es un factor que contribuye a la consecución de
la democracia y a la consolidación de la misma, ya que cuida el cumpli-
miento de las normas supremas por los actores públicos21, con lo cual
sirve de nexo entre la ley fundamental y la vida democrática, puesto que
por una parte es guardián y preservador de la ley fundamental como
resultado de la conversión democrática en norma, y por la otra garan-
tiza el desarrollo de esa norma, bajo las premisas que le inspira y manda
la propia democracia; es decir que asegura que la democracia sea cons-
titucional y que la Constitución sea democrática22.
Por lo anterior, un tribunal de la constitucionalidad debe ser ga-
rante de que no se socaven los principios fundamentales del régimen
democrático en el que se desarrolla; en ese sentido debe vigilar que una
reforma a la ley suprema, no se convierta en los hechos en un acto de-
rogatorio de la misma, por anular o contradecir los principios fundamen-
tales de la misma.

Tr a nsfor m ación de l a Su pr em a Corte


de Justici a en tr ibu na l constit uciona l

Atento a lo expuesto en el punto anterior, y ante la eventualidad de


una reforma a nuestra carta federal fuera contradictoria con los fun-

19
Cfr. Fix-Fierro… “Los tribunales constitucionales…” Op. cit. p. 51.
20
Cfr. Monroy Cabra… “Necesidad e importancia de los tribunales constitucionales…”
Op. cit. pp. 20-28.
21
Cfr. Nohlen, Dieter. “Jurisdicción constitucional y consolidación de la democracia”,
Décimo aniversario de la reestructuración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Primera edición. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación. 2005. p. 16.
22
Cfr. Nava Gomar, Salvador O. “Tribunales constitucionales y democracia”, Décimo
aniversario de la reestructuración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Primera
edición. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación. 2005. pp. 6-15.

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178 • C ont rol ju ri s dicc ional de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

damentos básicos de la democracia constitucional, fundamentalmente


en materia de derechos humanos, debemos explorar si nuestro máxi-
mo tribunal tendría los atributos para hacerse cargo de ello y corregir
el error.
Es claro que a quien le correspondería atender una hipótesis como
la planteada es un a tribunal constitucional; por lo cual es necesario ve­
rificar si nuestra Corte puede considerarse como un ente de tal naturaleza.
Al respecto, hay que tomar en cuenta que desde 1987 diversas re-
formas a ley fundamental relativas a nuestro tribunal supremo, han
cambiado su rostro material de suerte que, adelantamos, puede ya con­
siderársele como un tribunal de la constitucionalidad; mismas modifi-
caciones de las que nos haremos cargo a continuación.
I. Reforma de 1987.- La reforma en cuestión se publicó en el Diario
Oficial de la Federación el 10 de agosto de 1987, y obedecía a una
preocupación que podríamos considera como histórica al interior de la
Suprema Corte, abatir el rezago judicial23.
Cierto que un sector importante de la doctrina consideraba que
debido al gran número de juicios de amparo contra las resoluciones ju­
diciales, la Corte se había convertido en un tribunal de casación, con lo
que había descuidado su atribución esencial de máximo intérprete de
la Constitución federal, por lo que era necesario rescatar esa función24.
Sin embargo la principal orientación de la reforma respondía a un
criterio administrativista que buscaba la descentralización de la justicia
federal como una forma de abatir el referido rezago del máximo tribu-
nal25, de ahí que pueda decirse que fue una modificación esencialmente
de naturaleza judicialista26.

23
Al respecto vid. Avila Ornelas, Roberto. Compilación de la normativa del Poder Judicial


de la Federación. Primera edición. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación.


2014. www.sitios.scjn.gob.mx/constitucion1917-2017.
Cfr. Fix-Zamudio, Héctor. Ensayos sobre el Derecho de Amparo. Tercera edición. México.
24 

Editorial Porrúa; Universidad Nacional Autónoma de México. p. 753.


Cfr. Procedimiento legislativo de la reforma constitucional publicada en el Diario Ofi-
25 

cial de la Federación el 10 de agosto de 1987. México. Suprema Corte de Justicia de la


Nación; Dirección General de Documentación y Análisis. 2016. www.scjn.gob.mx/
legislacion.
26
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 126.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 179

En tal virtud la reforma en cita se tradujo en el hecho de que, en el


juicio de amparo, la Corte se ocuparía de los problemas estrictamen-
te constitucionales, encomendándose a los Tribunales Colegiados de
Circuito las cuestiones de legalidad; y al delimitarse con claridad el ám-
bito competencial de la máxima instancia judicial empezó a abandonar
su función predominante de órgano de casación27 y a convertirse en un
órgano especializado.
La enmienda en cita si bien se antoja limitada en cuanto a sus efec-
tos en materia de jurisdicción de la constitucionalidad, sí generó que la
Corte pasara a ser un tribunal constitucional en germen28, quedando
clara la intención de darle al máximo tribunal esa función. al permitirle
concentrar los pronunciamientos relativos a la constitucionalidad de nor-
mas generales.
Y precisamente en atención a sus nuevas competencias, la Suprema
Corte de Justicia inició el camino de su conversión material en un
autén­tico tribunal constitucional29, ya que en las entrañas de esta mo-
dificación se empezó a incubar un cambio de actitud reformadora, que
ya no sólo veía el problema de la administración de justicia como una
mera cuestión de números, sino que intentaba apuntar hacia la nece-
sidad de contar con un órgano especializado en la interpretación de la
norma fundamental30.
En efecto, este fue el punto de partida para otras reformas a la propia
ley fundamental, que cambiaron la naturaleza de la Corte, convirtién-
dola en lo que es hoy31.
II. Reforma de 1994.- En virtud de esta reforma, publicada el 31
de diciembre de 1994, se modifica la teleología que hasta ese momen-
to había orientado las modificaciones al régimen de la rama judicial,

27
Cfr. Fix-Zamudio… Ensayos… Op. cit. p. 754.
28
Cfr. Azuela Güitrón, Mariano. “La Suprema Corte de Justicia de México, auténtico
tribunal constitucional”, Anuario de derecho constitucional latinoamericano. Edición
2002. SNE. Montevideo. Konrad Adenauer Stitfung. 2008. pp. 22 y 115.
29
Cfr. Cossío, José Ramón. La teoría constitucional de la Suprema Corte de Justicia.
Primera edición. México. Distribuciones Fontamara. 2002. Colección doctrina jurídica
contemporánea. pp. 60-61.
30
Cfr. Avila Ornelas… Compilación de la normativa… Op. cit. p. 43.
31
Cabrera Acevedo, Lucio. La Suprema Corte de Justicia durante el gobierno del Presidente
Miguel de la Madrid Hurtado (1983-1988). Primera edición. México. Suprema Corte
de Justicia de la Nación. 2004. p. 115.

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180 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

que como ya lo mencionamos consistía en abatir el rezago; buscando


fortalecer el papel de la Corte como intérprete máximo de la Consti-
tución32, redefiniendo los equilibrios constitucionales de nuestro país33,
dándole en los hechos al máximo tribunal el rol de un tribunal cons-
titucional.
De ésta, que quizá es la reforma más importante en la historia con-
temporánea del Poder Judicial, deben destacar los siguientes aspectos
fundamentales:
a) La variación del sistema de nombramiento de los Ministros, que
a partir de la modificación del texto al artículo 96 de la norma funda-
mental, son elegidos por el Senado, mediante una votación calificada de
dos tercios de los individuos presentes, de una terna propuesta por el
Presidente de la República.
b) La modificación de la composición orgánica de la Corte me-
diante su reestructuración, reduciendo el número de sus integrantes
de veintiséis (veintiún propietarios y cinco supernumerarios antes de la
reforma) a once, cifra que coincide con el esquema original previsto al
promulgarse la Constitución en 191734, con una duración de su encargo
de quince años.
Con la reducción de los integrantes del Pleno, su número se acerca
considerablemente al de los tribunales constitucionales europeos, cu-
yos miembros varían entre nueve y dieciséis35, siendo congruente con
tal lógica, ya que tales órganos jurisdiccionales realizan una labor alta-
mente especializada y para ello no es necesario un número elevado de

32
Cfr. Procedimiento legislativo de la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial
de la Federación el 31 de diciembre de 1994. México. Suprema Corte de Justicia de la
Nación; Dirección General de Documentación y Análisis. 2016. www.scjn.gob.mx/
legislacion.
33
Cfr. González Compeán, Miguel; y Bauer, Peter. Jurisdicción y democracia. Los nuevos
rumbos del Poder Judicial en México. SNE. México. Ediciones Cal y Arena. p. 170.
34
Cfr. Avila Ornelas… Compilación de la normativa… Op. cit. p. 32.
35
Cfr. Ferrer Mac-Gregor… Los tribunales constitucionales… Op. cit. p. 96.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 181

sus integrantes, e incluso puede resultar perjudicial36, ya que tal cues-


tión los acercaría peligrosamente al asambleismo37.
c) La creación del Consejo de la Judicatura Federal como órgano
de administración, vigilancia y disciplina del Poder Judicial de la Fe-
deración, con excepción de la Suprema Corte, integrado por siete Con­
sejeros con una duración de su encargo de cinco años, y en cuya
conformación, acorde al artículo 100 constitucional, participarían los
tres poderes del Estado.
Lo anterior, repercutió en la transformación de la Corte en tribunal
constitucional, en tanto que le permitió dedicarse fundamentalmente
a sus labores sustantivas, preferentemente el control de la constitucio-
nalidad, sin distraer su tiempo en actividades meramente adjetivas,
como lo son las administrativas.
d) La creación de un sistema integral de control de la regularidad
constitucional, a través de la ampliación de facultades constitucionales
de la propia Suprema Corte, que incluyó al juicio de amparo, la con-
troversia constitucional, la acción de inconstitucionalidad y la facultad
de investigación del Pleno de la Corte en caso de violación grave a las
garantías individuales o al voto público.
Ello trajo por consecuencia el que se constituyera un diseño sisté-
mico de protección constitucional a cargo del máximo tribunal, con lo
cual se vigorizó importantemente su función controladora que ya se
había apuntado en la reforma de 198738.
Quizá, este sea el aspecto más trascendente de la reforma, ya que si
quería lograrse que el máximo órgano judicial cumpliera su función al
estilo de un tribunal constitucional, era necesario dotarlo de atribucio-
nes para controlar la constitucionalidad de cualquier acto de autori-
dad, pues ello es lo que caracteriza a dichos tribunales39, como ya se ha
señalado múltiples veces.

36
Cfr. Carpizo, Jorge. “Reformas constitucionales al Poder Judicial Federal y a la
jurisdicción constitucional, del 31 de diciembre de 1994”, Boletín Mexicano de Derecho
Comparado. México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. Número 83. Mayo-Agosto
de 1985. www.juridicas.unam.mx. p 809.
37
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 146.
38
Cfr. Fix-Zamudio… Ensayos… Op. cit. p. 762.
39
Cfr. Cossío… La teoría constitucional… Op. cit. p. 64.

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182 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

III. Reforma de 1996.- La presente fue una reforma electoral pu-


blicada el 22 de agosto de 1996, que si bien estaba enfocada a la con-
secución de un sistema de justicia electoral (entre otros aspectos), vino
a complementar el sistema de control de la constitucionalidad que se
empezó a diseñar en la reforma de 1994, al otorgar a los partidos po-
líticos legitimación activa para interponer acción de inconstitucionali-
dad, como un medio de control respecto de leyes electorales, con lo
que se abrió la puerta para que tal tipo de legislación fuera judicializable
en términos de verificación constitucional.
IV. Reformas de 2011.- En el año 2011 se operaron dos reformas
a la carta federal, una en materia de amparo y otra en materia de dere-
chos humanos, mismas que inciden toralmente en la mutación de nues-
tro máximo tribunal, ya que alteraron sensiblemente sus competencias
y facultades.
a) Reforma en materia de amparo.- La reforma en cuestión se pu-
blicó el 6 de junio, y se originó en un ejercicio que hacia finales del
siglo pasado promovió la Suprema Corte de Justicia integrando una
comisión plural que redactara un documento del que resultó un pro-
yecto de nueva legislación en materia de amparo.
Esta modificación parte del principio de que el juicio de amparo es
el instrumento de control de la constitucionalidad más importante de
nuestro sistema normativo, a la par que señaló como objetivo la conso­
lidación de la Corte como tribunal constitucional permitiéndole con-
centrarse en asuntos de relevancia derivados de la interpretación de la
norma suprema40.
De tal suerte, se modificó sensiblemente la estructura del juicio de
amparo estableciéndose en líneas gruesas, los siguientes ejes rectores:
1° Ampliación del objeto de tutela.- Se ensanchó el objeto de tutela
del juicio de amparo integrando a su ámbito de protección los derechos
humanos contenidos por los instrumentos internacionales ratificados por
el Estado mexicano, con lo cual se equiparan estos instrumentos con
las normas constitucionales41.

40
Cfr. Procedimiento legislativo de la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial
de la Federación el 6 de junio de 2011. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación;
Dirección General de Documentación y Análisis. 2016. www.scjn.gob.mx/legislacion.
41
Cfr. Ferrer Mac-Gregor, Eduardo; y Sánchez Gil, Rubén. El nuevo juicio de amparo.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 183

De esta manera se integró un bloque de constitucionalidad com-


puesto por los derechos humanos reconocidos en la Constitución y los
tratados internacionales que formen parte del ordenamiento nacional,
mismos que pasan a ser parte de un solo contenido, y que pueden ser
tutelados mediante el juicio de amparo42.
Lo anterior, amplió la base de actos judicializables a través del am-
paro, puesto que al margen de la existencia del referido bloque de cons­
titucionalidad, es posible ahora impugnar un acto que, aunque no
vulnere la norma fundamental, sea violatorio de alguna norma inter-
nacional en materia de derechos humanos integrada a nuestro ordena-
miento; con lo cual queda claro que el juicio de amparo puede funcionar
tanto como medio de control constitucional, como de verificación de
convencionalidad43.
Es pertinente recordar que, en general, los tratados internacionales
en materia de derechos humanos tienen una dimensión especial44, lo
que debe llevar a que el Estado verifique su observancia, no sólo por
su destacada importancia, sino primordialmente por el hecho de que son
derecho positivo de nuestro sistema normativo.
Y dado que la protección convencional es subsidiaria de la que se
lleva a cabo en cada uno de los respectivos Estados, los órganos jurisdic­
cionales internos deben incorporarse al sistema como concurrentes
para lograr su eficacia como una forma de afirmación democrática45,
ello atento a que los juzgadores como parte que son del Estado, tam-
bién están obligados por los instrumentos que éste suscriba.

Guía de la reforma constitucional y la nueva Ley de Amparo. SNE. México. Editorial


Porrúa; Universidad Nacional Autónoma de México; Instituto Mexicano de Derecho
Procesal Constitucional. 2013. Biblioteca Porrúa de derecho procesal constitucional.
Número 80. p. 38.
42
Cfr. Avila Ornelas… Compilación de la normativa… Op. cit. p. 52.
43
Cfr. Ibid. p. 53.
Cfr. Ferrer Mac-Gregor, Eduardo. “La Corte Interamericana de Derechos Humanos
44 

como intérprete constitucional (Dimensión transnacional del derecho procesal consti-


tucional), en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.). Derecho procesal constitucional.
Quinta edición. Editorial Porrúa; Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación. 2006. Tomo II. p. 1580.
Cfr. García Ramírez, Sergio. “El futuro del sistema interamericano de protección de
45 

los derechos humanos, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.). Derecho procesal


constitucional. Quinta edición. Editorial Porrúa; Colegio de Secretarios de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación. 2006. Tomo II. pp. 1588-1589.

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184 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

2° Interés legítimo.- Se introdujo respecto del amparo promovido


contra actos no jurisdiccionales, la figura del interés legítimo para per-
mitir que se constituya como quejoso en el amparo la persona que re-
sulte afectada por un acto que violente un derecho reconocido por el
orden jurídico o a la que se le afecte una situación de derecho derivada
del propio ordenamiento; en tanto que en lo que hace a resoluciones
jurisdiccionales, se mantiene el esquema de violación a un derecho subje-
tivo que se afecte de manera personal y directa.
En su momento se optó por el concepto de interés legítimo, como
una solución intermedia entre el interés jurídico y el interés simple,
porque permite que se constituye como quejoso quien resienta la afec-
tación directa de un derecho reconocido por el orden jurídico o en una
situación jurídica derivada del propio orden jurídico46, partiendo de la
base de que existen normas que imponen una conducta obligatoria
de la administración, pero tal obligación no se corresponde con el de-
recho subjetivo de que sean titulares determinados particulares, que sin
embargo pueden tener un interés calificado respecto de la legalidad
de ciertos actos administrativos; es decir que el interés legítimo se puede
derivar de la particular posición de hecho en que alguna persona se
encuentre, que la haga más sensible que otra frente a un acto adminis-
trativo, o del hecho de que ciertos particulares sean los destinatarios del
acto administrativo que se discute47.
El interés legítimo permite además proteger ciertos derechos colec-
tivos derivados de situaciones jurídicas que los favorecen o los afecten,
con lo que se está configurando un derecho de amparo colectivo48, lo
que ha generado una considerable ampliación de la tutela que otorga el

46
Cfr. Proyecto de Ley de Amparo Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos. SNE. México. Suprema Corte de Justicia
de la Nación. 2000. pp. 53-54.
47
Cfr. Proyecto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la Ley de Amparo Re-
glamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. SNE. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación. 2001. pp. 32-33.
48
Cfr. Fix-Zamudio, Héctor. Estudio de la defensa de la Constitución en el ordenamiento
mexicano. SNE. México. Editorial Porrúa; Universidad Nacional Autónoma de Méxi-
co. 2005. p. 285.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 185

juicio en mención, lo que tendrá un impacto visible en temas ambien-


tales y urbanísticos49.
3° Modificación del principio de relatividad.- La reforma alteró el
principio de relatividad de las sentencias de amparo estableciendo un
sistema atenuado de efectos generales de las sentencias.
El nuevo esquema contempla en la fracción II del artículo 107
constitucional, que cuando se resuelva en dos ocasiones consecutivas,
que una norma general es inconstitucional, la Corte debe informarlo a
la autoridad emisora de la norma; y al establecerse jurisprudencia en el
mismo sentido, debe igualmente notificárselo a dicha autoridad, y si en
noventa días no se ha subsanado la contrariedad a la norma fundamen-
tal, la Corte puede hacer la declaración general de inconstitucionalidad,
con una votación calificada de cuando menos ocho Ministros, fijando los
alcances y condiciones de la misma.
Por disposición expresa de la norma que se comenta, el diseño an-
terior no es aplicable respecto de normas tributarias, con lo el texto
reformado hace agua, puesto que el grueso de las normas generales que
son sometidas a control mediante el juicio de amparo, versan sobre el
tema impositivo.
Al margen de lo anterior, la existencia de un sistema protector que
desde su norma fundamental genera la posibilidad de que cierta clase de
normas generales no estén sujetas a las reglas válidas para el resto del or-
denamiento, no observa los fundamentos básicos de la lógica elemental,
ya que establece un doble sistema normativo; uno de primera integrado
por las normas tributarias, que si bien pueden someterse a dicho me-
dio de control, no pueden ser expulsadas del ordenamiento jurídico en
caso de estimarse inconstitucionales, y otro de segunda, conformado
por el resto de las normas generales que, de tenerse por contrarias a la
ley suprema, sí pueden ser materia de una declaratoria general que las
invalide.50

49
Cfr. Ferrer Mac-Gregor…; y Sánchez Gil… El nuevo juicio… Op. cit. p. 43.
50
Cfr. Avila Ornelas, Roberto. “La declaratoria general de inconstitucionalidad en el


nuevo juicio de amparo mexicano”, en Luis Ortiz, Noe (coord.) Estudios sobre el nuevo
juicio de amparo. Primera edición. Instituto Nacional de Desarrollo Jurídico. 2015.
pp. 339-340.

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186 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

Aun así, la reforma constituye un avance, ciertamente muy modes-


to, en nuestro sistema de control de la constitucionalidad, puesto que
al permitir que las interpretaciones de la Corte respecto de algunas
normas generales tengan efectos erga omnes, refresca el juicio de am-
paro51, aunque sea de manera muy limitada.
4° Introducción de los plenos de circuito.- Esta es una figura no-
vedosa que se integrará al interior de cada circuito judicial para resolver
las contradicciones de tesis que respecto a temas de legalidad se pre-
senten entre sus tribunales colegiados; ello con la finalidad de que la
Corte se concentre preferentemente en los temas de interpretación de
la Constitución52.
b) Reforma en materia de derechos humanos.- Esta reforma se pu­
blicó en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, y
generó dos modificaciones importantes que impactaron a la Suprema
Corte de Justicia.
1° Nuevo esquema de la facultad de investigación de violaciones
graves a derechos humanos.- La reforma suprimió del ámbito de la
Corte lo que se conocía como facultad de investigación de violaciones
graves a las garantías individuales, que se encontraba previsto en el
artículo 97 constitucional, y trasladó tal competencia a la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, lo que se hace en el artículo 102,
apartado B, de la propia norma fundamental.
Esta modificación es bastante desafortunada ya que privó al máxi-
mo tribunal de una de sus herramientas más significativas en materia de
control de constitucionalidad, que en el terreno político llegó a demos-
trar eficacia53.
En efecto, esta figura tan sui generis que fue una creación original
del Poder Constituyente de 191754, implicaba que ante situaciones de
extrema gravedad, se hacía necesario que un órgano con el prestigio
de la Suprema Corte, realizara una investigación, que no sólo fuera im-

51
Cfr. Avila Ornelas… Compilación de la normativa… Op. cit. p. 54.
52
Cfr. Procedimiento legislativo de la reforma constitucional publicada […] el 6 de junio


de 2011. Op. cit.


53
Al respecto vid. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. pp. 67-68.
Cfr. Fix-Zamudio, Héctor; y Valencia Carmona, Salvador. Derecho Constitucional Me­
54 

xicano y Comparado. Segunda edición. México. Editorial Porrúa. 2001. p. 865.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 187

parcial, sino que sirviera como precedente en todo el país55 dado su


peso político como cabeza del Poder Judicial de la Federación56.
Y si bien el informe que rendía el Pleno de la Corte constituía una
mera opinión autorizada que carecía de obligatoriedad y vinculación,
justo por el peso específico de éste dentro del andamiaje del Estado
mexicano, tenía consecuencias políticas de trascendencia, dado que se
sustentaba en la fuerza del órgano judicial supremo, misma que, sin res­
tarle importancia institucional, no es comparable con la de un órgano
constitucional autónomo como lo es la Comisión Nacional de los De-
rechos Humanos.
2° Creación de un nuevo medio de control de la constitucionali-
dad.- Por otra parte la reforma estableció en el artículo 29 de la ley
fundamental, que en caso de suspensión de derechos humanos y sus
garantías, los decretos que durante la restricción expida el Ejecutivo
deben ser revisados de oficio por la Suprema Corte, para pronunciarse
respecto de su constitucionalidad y validez.
Esta modificación fortalece la concepción de la Corte como tribu-
nal constitucional, puesto que coloca al máximo órgano judicial como
intérprete de la carta federal, aún ante una situación emergente de in-
vasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que
ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, que son los supuestos
que contempla el referido artículo 29.
V. Reforma de 2012.- La presente reforma se publicó el 9 de agosto
de 2012, y no es propiamente una modificación en materia de control de
la constitucionalidad ya que se refiere a cuestiones de naturaleza polí-
tico electoral.
Tal adecuación introdujo algunos mecanismos de democracia direc-
ta, entre ellos la consulta popular que se prevé en el artículo 35, frac-
ción VIII, en la cual la Suprema Corte de Justicia tiene una participación
destacada, ya que previo a la convocatoria que emita el Congreso, debe de
pronunciarse respecto de la constitucionalidad de la materia respecto

55
Cfr. Carpizo, Jorge. “La función de investigación de la Suprema Corte de Justicia”, en
Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.). Derecho procesal constitucional. Quinta edición.
Editorial Porrúa; Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción. 2006. Tomo II. p. 1272.
56
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 223.

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188 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

de la que verse la consulta, según se señala en el punto 3° de la porción


normativa de referencia.
VI. Resultado del proceso de transformación normativa.- De las
reformas referidas, puede advertirse que se le confirió a la Corte la fa-
cultad exclusiva de decidir en forma terminal respecto a la interpretación
de la norma suprema, con lo que se convirtió en el órgano cúspide al
que se le encomienda la custodia de la Constitución57; lo que denota
claramente la intención del Poder Revisor de la Constitución de con-
vertir al máximo ente jurisdiccional en un tribunal de la constituciona-
lidad, y de consolidar dicha transformación58.
Derivado de lo anterior, la Corte se ocupa casi en exclusiva de la
interpretación de la carta federal, teniendo las atribuciones propias de
un tribunal de la constitucionalidad, por lo que es válido afirmar que, hoy
por hoy, nuestro tribunal supremo es un verdadero y genuino tribunal
constitucional59.
Y en esa categoría, y precisamente en virtud de la competencia que
le confiere la ley fundamental, la Suprema Corte actúa como una enti-
dad del orden constitucional que debe vigilar que todos los actos de los
entes estatales sean acordes con la ley fundamental, y para tales efectos
está colocada por encima de los demás órganos del Estado60, ya que no
es un órgano de la federación, sino de la unidad del pacto estatal mis-
mo, por lo que se ubica en una posición jerárquicamente superior a la
de los poderes tradicionales dado que su fuerza es la fuerza misma de
la Constitución61.
Por otra parte, el control de la constitucionalidad junto con las re­
formas a la norma fundamental, son funciones que no son federales ni
locales sino que se adscriben al orden interno de la propia Constitución,

57
Cfr. Orozco Henríquez, José de Jesús. La Suprema Corte de Justicia de la Nación a
partir de 1995 y el nuevo orden constitucional. Primera edición. México. Suprema Corte
de Justicia de la Nación. 2005. 10 años de la Novena Época. Discursos. s/n. p. 18.
58
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 224-225.
59
Cfr. Ibid. p. 225.
60
Cfr. Huerta Ochoa, Carla. “El control de la constitucionalidad, análisis del artículo
105 Constitucional” Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Número 93. Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. www.
juridicas.unam.mx. p. 15.
61
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 314.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 189

dado que las llevan a cabo entidades muy específicas: el tribunal cons-
titucional en el primer caso, y el órgano reformados de la ley suprema
en el otro, mismos que entre sí no guardan jerarquía, encontrándose en
una situación de paridad.

Control de r efor m a s constit uciona les


a ca rgo de l a Su pr em a Corte

La transformación de la Suprema Corte de Justicia en tribunal de la


constitucionalidad, fue operada sin quitarle su naturaleza de órgano
cúpula del Poder Judicial, de suerte que lo mismo actúa en las funcio-
nes ya mencionadas, que como tribunal supremo.
Entre las competencias que tiene en esta última categoría, puede
destacarse el conocer de juicios de amparo directo que por su interés y
trascendencia ameriten ser conocidos por la Corte, recursos de revi-
sión relativos a cuestiones de legalidad contra sentencias dictadas en
amparo indirecto que por su interés y trascendencia tengan mérito para
que el máximo tribunal se ocupe de tales temas; recursos de reclama-
ción, contradicciones de tesis sustentadas por los Plenos de Circuito y
en algunos casos por los Tribunales Colegiados de Circuito, separación
y consignación de la autoridad responsable en caso de repetición del
acto reclamado o incumplimiento sentencias de amparo, apelación en
contra de sentencias dictadas en procesos federales, que por su interés
y trascendencia lo ameriten o conflictos de trabajo de sus propios ser-
vidores públicos; situación en la que puede estimársele como un órgano
subordinado de la Federación.
Y respecto de sus competencias como tribunal constitucional, pue-
den señalarse las siguientes: recursos de revisión, relativos a cuestiones de
constitucionalidad, contra sentencias dictadas en amparo indirecto;
recursos de revisión contra sentencias dictadas en amparo directo cuan­
do subsista algún problema de constitucionalidad, recursos de queja res-
pecto de juicios de amparo en los que se haya dirimido alguna cuestión
de inconstitucionalidad, contradicciones de tesis sustentadas por las sa-
las de la propia Corte, controversias constitucionales, acciones de incons-
titucionalidad y revisión de decretos expedidos por el Ejecutivo en caso

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190 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

de suspensión de derechos humanos y sus garantías; instrumentos en los


que se constituye en un ente por encima de los poderes constituidos.
Y justo por lo anterior es que en esta faceta puede revisar, en tér-
minos de verificación, una reforma a la ley suprema, dado que la misma
es superior a los órdenes normativos federales y locales, y sus conteni-
dos definen los principios constitucionales básicos de nuestro Estado
en acatamiento a la soberanía popular, mismos que no pueden ser mo-
dificados por el órgano revisor de la carta federal, que además es un
órgano par de la Corte en tanto que tribunal constitucional.62.
Así, una reforma que alterara los contenidos materiales sustantivos
de la Constitución, estaría violentando los límites establecidos para el
ejercicio del poder constituyente derivado63, puesto que de las normas
sustantivas de la propia ley fundamental, irradian ciertos estándares
formales de modificación de la norma suprema64.
Una modificación en tal sentido, puede ser enmendada por la Corte
en su calidad de órgano de control de la constitucionalidad, que tiene
el deber de coherencia, consistente en la obligación de resolver antino-
mias normativas para cohesionar todo el sistema jurídico65 en beneficio
del contenido democrático previsto en la propia ley fundamental, pues
en tal hipótesis la jurisdicción constitucional se convierte, en términos
políticos, en la última esperanza de los principios básicos de la Consti-
tución amenazados por la reforma66.
Para aterrizar lo anterior, no es necesaria una reforma al entramado
normativo de la Corte (aunque sería muy útil que ello ocurriera),

62
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 315.
63
Cfr. María Hernández, Antonio. “El control de constitucionalidad de una reforma


constitucional, en el derecho argentino, análisis del caso Fayt”, en Vega Gómez Juan;
y Corzo Sosa, Edgar (coords.), Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho
Constitucional. Mesa 4. Instrumentos de tutela y justicia constitucional. Asociación Ar-
gentina de Derecho Constitucional; Facultad de Derecho Universidad Complutense;
Fundación de Derecho Privado; Fundación Editorial Jurídica Venezolana; Hispamer;
Petróleos Mexicanos; Universidad Central de Chile; Universidad de Lima; Universi-
dad Externado de Colombia; Universidad Nacional Autónoma de México. Primera
edición. México. 2002. p. 271.
Cfr. Herdegen, Matthias. “La reforma constitucional: criterios de justiciabilidad”,
64 

Anuario de derecho constitucional latinoamericano. Edición 2006. Tomo II. SNE. Mon­
tevideo. Konrad Adenauer Stitfung. 2006. p. 133.
65
Cfr. Bobbio… Teoría general… Op. cit. pp. 216-219.
66
Cfr. Herdegen… “La reforma constitucional…” Op. Cit. p. 134.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 191

puesto que se puede lograr por vía meramente interpretativa, para lo


cual basta con la voluntad de los integrantes del tribunal supremo en
el sentido de decidir hacer una lectura más amplia, garantista y demo-
crática, que permita judicializar los procesos de reforma constitucional67.
Sin embargo, la postura de la Corte respecto al tema ha sido del
todo errática e inconsistente según se desprende de la jurisprudencia
que ha sustentado en sus tres principales instrumentos de control, mis-
ma que analizaremos a continuación.
I. Juicio de amparo.- Por principio de cuentas, debe recordarse
que antes de la reforma de 2011, el juicio de amparo era un sistema
protector sólo de garantías individuales, según se deducía de los artí-
culos 103 constitucional, y 1° de la Ley de Amparo vigentes en su
momento.
Y a la luz de esa legislación, la Corte sostuvo que el proceso de mo-
dificación constitucional era revisable en vía de amparo, ya que al im-
pugnarse una reforma, no es la Constitución lo que se reclama sino
el procedimiento legislativo reformador, siendo sólo esto lo que se ve-
rificaría; aunque se requeriría que la litis que se planteara, se refiriera a
la violación de garantías individuales (que era el objeto de tutela en ese
momento) y no sólo a la afectación de derechos políticos; sustentando
al respecto los criterios siguientes:

“REFORMA CONSTITUCIONAL, AMPARO CONTRA SU


PROCESO DE CREACIÓN. EL INTERÉS JURÍDICO DERI-
VA DE LA AFECTACIÓN QUE PRODUCE, EN LA ESFERA
DE DERECHOS DEL QUEJOSO, EL CONTENIDO DE LOS
PRECEPTOS MODIFICADOS. El Pleno de la Suprema Corte de
Justicia ha determinado que cuando se impugna el proceso de refor-
ma constitucional no es la Carta Magna, sino los actos que integran
el procedimiento legislativo que culmina con su reforma, lo que se
pone en tela de juicio, por lo que pueden ser considerados como
autoridades responsables quienes intervienen en dicho proceso, por
emanar éste de un órgano constituido, debiendo ajustar su actuar
a las formas o esencias consagradas en los ordenamientos correspon-

67
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 316.

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192 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

dientes, conducta que puede ser controvertida mediante el juicio


de amparo, por violación al principio de legalidad. Asimismo, esta-
bleció que la circunstancia de que aun cuando el proceso de reforma
hubiese sido elevado a la categoría de norma suprema, tal situación
no podría desconocer la eficacia protectora del juicio de amparo
como medio de control constitucional, puesto que de ser así no ha-
bría forma de remediar el posible incumplimiento de las formali-
dades consagradas en el artículo 135 de la Carta Magna ni, por ende,
podría restablecerse a los agraviados en los derechos que estiman
violados, con lo que se autorizaría la transgresión a derechos fun-
damentales sin oportunidad defensiva. En consecuencia, si bien es
cierto que el contenido del dispositivo constitucional resulta inim-
pugnable a través de la demanda de garantías, siendo sólo atacable
el proceso de reforma correspondiente, y el interés jurídico se iden­
tifica como la tutela que se regula bajo determinados preceptos le-
gales, la cual autoriza al quejoso el ejercicio de los medios para
lograr su defensa, así como la reparación del perjuicio que le irroga
su desconocimiento o violación, debe concluirse que el interés ju-
rídico para promover el juicio contra el proceso de reforma relativo
debe derivar directamente de los efectos que produce la vigencia del
nuevo precepto constitucional, pues son éstos los que producen un
menoscabo en la esfera jurídica del gobernado68”.

“REFORMA CONSTITUCIONAL, AMPARO CONTRA SU


PROCESO DE CREACIÓN. PROCEDE POR VIOLACIÓN A
DERECHOS POLÍTICOS ASOCIADOS CON GARANTÍAS
INDIVIDUALES. La interpretación del contenido del artículo 73,
fracción VII, en relación con jurisprudencias sustentadas por el Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lleva a determinar que,
por regla general, el juicio de amparo en que se pretendan deducir
derechos de naturaleza política es improcedente, siendo excepción a
lo anterior la circunstancia de que el acto reclamado, además de
tener una connotación de índole política, también entrañe la viola-

68
Tesis P. LXII/99. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena


Época. Tomo X. Septiembre de 1999. p 11.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 193

ción de derechos subjetivos públicos consagrados en la propia Carta


Magna. Por tanto, tratándose de ordenamientos de carácter general
con contenido político-electoral, incluidos los procesos de reforma a
la Constitución, para la procedencia del amparo se requiere necesa-
riamente que la litis verse sobre violación a garantías individuales, y
no solamente respecto de transgresión a derechos políticos, los cua-
les no son reparables mediante el juicio de garantías69”.

Los anteriores criterios, si bien no implicaron un avance espectacular


en materia de control respecto de una reforma constitucional, sí deja-
ban entrever una pequeña esperanza al respecto pese a la cortedad del
mismo; empero un posterior criterio de la Segunda Sala del máximo
tribunal, acotó aún más lo ya expuesto, al señalar que el interés jurídico
para promover el amparo debe derivar de los efectos que produzcan los
preceptos reformados en la esfera jurídica del quejoso; lo que se hizo en
la tesis siguiente:

“REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA DE DERE-


CHOS DE LOS INDÍGENAS. CARECE DE INTERÉS JURÍ-
DICO UNA COMUNIDAD INDÍGENA PARA RECLAMAR
EN JUICIO DE AMPARO EL PROCESO RELATIVO. El inte-
rés jurídico para promover el juicio de amparo en contra de un
proceso de reformas a la Constitución Federal, debe derivar direc-
tamente de los efectos que produzca en la esfera jurídica del que-
joso la vigencia de los nuevos preceptos, al ser éstos los que pueden
producirle un menoscabo. En ese sentido, cabe concluir que el jui-
cio de garantías promovido por una comunidad indígena en contra
del referido proceso en materia de derechos de los indígenas es im-
procedente, al no surtirse el presupuesto de afectación a su interés,
pues en los artículos constitucionales reformados se prevé una serie
de derechos en su favor, como garantías mínimas que deben cum-
plirse, así como de acciones y obligaciones que deben ser realizadas
por la Federación, los Estados y los Municipios, en sus respectivos

69
Tesis P. LXIII/99. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena


Época. Tomo X. Septiembre de 1999. p. 13.

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194 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

ámbitos de competencia, para promover la igualdad de oportuni-


dades de los indígenas, eliminar prácticas discriminatorias, asegurar
la vigencia de sus derechos, promover su desarrollo integral y aba-
tir las carencias y rezagos que padecen, lo que lejos de perjudicarlos
los beneficia, por lo que el perjuicio relativo no puede derivar de la
manera en que el Órgano Reformador de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos decidió proteger a la población
indígena, toda vez que el Constituyente estableció la posibilidad
de adicionar o reformar la propia Ley Fundamental a través de las
instituciones representativas de la voluntad de la Nación Mexicana,
sin dar intervención directa al pueblo, esto es, no se prevé medio de
defensa alguno para impugnar el contenido de una modificación
constitucional, ya que ello atentaría contra el sistema establecido.
Asimismo, la falta de interés jurídico queda evidenciada con el he-
cho de que ante una hipotética sentencia que otorgara la protec-
ción constitucional contra el proceso de reforma constitucional en
materia indígena, se ocasionarían perjuicios a la comunidad indígena
quejosa en vez de beneficios, ya que no le serían aplicables las nor-
mas constitucionales que establecen derechos en su favor, pues en
atención al principio de relatividad que rige las sentencias de ampa-
ro, en términos de lo dispuesto en los artículos 107, fracción II, de
la Constitución Federal y 76 de la Ley de Amparo, sus efectos no
podrían ser los de obligar al Órgano Reformador de la Constitución
a reponer el proceso de reformas a la propia Carta Magna, porque
con ello se darían efectos generales a la ejecutoria, en contravención
al principio aludido70”.

Posteriormente, el Tribunal Pleno señaló que no puede considerarse


que un amparo promovido contra una reforma constitucional es mani-
fiesta e indudablemente improcedente, lo cual quedó plasmado en la
siguiente tesis:

70
Tesis. 2ª CXLI/2002. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. No-
vena Época. Noviembre de 2002. Tomo XVI. p. 455.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 195

“PROCEDIMIENTO DE REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN


POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. NO
ES MANIFIESTA NI INDUDABLE LA IMPROCEDENCIA
DEL JUICIO DE AMPARO PROMOVIDO EN SU CONTRA.
Cuando el Congreso de la Unión y las Legislaturas Locales actúan
en su carácter de Poder Reformador de la Constitución, deben res-
petar las normas del procedimiento de reforma contenidas en el
artículo 135 constitucional, lo cual implica que es jurídicamente po-
sible que dicho poder emita alguna reforma con desapego a tal
procedimiento. Cuando esto sucede y algún particular promueve
juicio de amparo contra dicho acto, los Jueces de Distrito no pue-
den, sin más, considerar que en esos casos se actualiza de manera
manifiesta e indudable la improcedencia del juicio, ya que de la
mera remisión de la fracción XVIII del artículo 73 de la Ley de
Amparo, a los artículos 103 constitucional y 1º, fracción I, de la pro-
pia Ley de Amparo, no puede obtenerse un enunciado normativo
que contenga la improcedencia del amparo contra una reforma cons-
titucional. Lo anterior lleva a concluir que ese fundamento no es
válido para desechar de plano la demanda relativa contra un proce-
dimiento de reformas a la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos71”.

Nuevamente con un sentido de limitación, la Segunda Sala señaló la


improcedencia del amparo contra una reforma a la Constitución, si
los efectos de una eventual sentencia protectora contravinieran el
principio de relatividad; cuestión que se plasmó en la jurisprudencia
siguiente:

“REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA ELEC-


TORAL. ES IMPROCEDENTE EL JUICIO DE AMPARO
PROMOVIDO CONTRA LA DEROGACIÓN DEL TERCER
PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 97 DE LA CONSTITUCIÓN PO-
LÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, AL

71
Tesis: P. LXXVI/2009. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. No-
vena Época. Diciembre de 2009. Tomo XXX. p. 15.

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196 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

ADVERTIR QUE LOS EFECTOS DE UNA EVENTUAL SEN-


TENCIA PROTECTORA PROVOCARÍAN TRANSGRESIÓN
AL PRINCIPIO DE RELATIVIDAD (DECRETO PUBLICA-
DO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 13 DE
NOVIEMBRE DE 2007). El párrafo derogado citado establece
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación está facultada para
practicar de oficio la averiguación de algún hecho o hechos que
constituyan la violación del voto público, pero sólo en los casos en
que a su juicio pudiera ponerse en duda la legalidad de todo el pro-
ceso de elección de alguno de los Poderes de la Unión, debiendo
enviar los resultados de la investigación, de manera oportuna, a los
órganos competentes. Ahora, como la eventual sentencia protec-
tora implicaría que no subsista la derogación de esa norma para que
el citado Tribunal Constitucional reasumiera la facultad de practi-
car la averiguación oficiosa aludida, de modo que tendría efectos
restitutorios no sólo en el quejoso, sino en favor de otros sujetos y,
por tanto, generales, el juicio promovido contra dicha derogación
resulta improcedente en términos del artículo 73, fracción XVIII,
de la Ley de Amparo, en relación con los numerales 76 y 80 (este
último interpretado en sentido contrario), de ese mismo ordena-
miento y con el artículo 107, fracción II, constitucional (en su texto
anterior a la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación
el 6 de junio de 2011, y de acuerdo con el artículo tercero transi-
torio del propio decreto de reformas), en tanto que la decisión de
inconstitucionalidad iría más allá del caso concreto enjuiciado, lo
que provocaría transgresión al principio de relatividad que rige el
dictado de las sentencias en materia de amparo, lo que a su vez im-
plicaría que la restitución en el goce del derecho violado llegara al
extremo de desencadenar consecuencias contrarias a la naturaleza
misma del juicio de amparo y, por ende, a la regularidad constitu-
cional que busca preservar72”.

72
Tesis: 2ª/J. 38/2012 (10ª). Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Décima
Época. México. Abril de 2012. Tomo 2, Libro VII. p. 1063.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 197

Y finalmente, en lo que hace al juicio de amparo, la Segunda Sala ha


señalado que son inoperantes los argumentos que en amparo directo se
hagan valer en contra de una reforma a la ley fundamental, tal y como
se desprende de la siguiente tesis aislada:

“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN EN EL AMPARO DIRECTO


Y AGRAVIOS EN SU REVISIÓN. SON INOPERANTES AQUE-
LLOS EN LOS QUE SE IMPUGNA UN PROCEDIMIENTO
DE REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN. En el amparo directo
puede alegarse la inconstitucionalidad de algún precepto dentro de
los conceptos de violación de la demanda; no obstante, si en relación
con tal precepto se actualiza alguna de las hipótesis que, si se trata-
re de un juicio de amparo indirecto, determinaría la improcedencia
del juicio en su contra y el sobreseimiento respectivo, tratándose de
un juicio de amparo directo, al no señalarse como acto reclamado
tal norma general, el pronunciamiento del órgano que conozca del
amparo debe hacerse únicamente en la parte considerativa de la
sentencia, declarando la inoperancia de los conceptos de violación.
Ahora, conforme a lo previsto en el artículo 61, fracción I, de la
Ley de Amparo, vigente a partir del 3 de abril de 2013, la acción
de amparo es improcedente contra adiciones o reformas a la Cons-
titución Federal. Por tanto, son inoperantes los argumentos en los
que se impugna un procedimiento de adición o reformas a la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ello en aplica-
ción natural de lo previsto en la Ley de Amparo73”.

Al respecto, debe tenerse en cuenta que la actual legislación en materia


de amparo en el artículo 61, fracción I, expresamente determina la
improcedencia del juicio contra reformas a la Constitución.
Empero, el tema del cuidado de los contenidos constitucionales no
puede estar a disposición del legislador ordinario, pues por simple ló-
gica debe ser el propio órgano reformador de la norma suprema, el

Tesis: 2ª XXXI/2014 (10ª). Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Décima


73

Época. México. Marzo de 2014. Tomo I, Libro 4. p. 1079.

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198 • C ont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

que señale las partes de su trabajo que quiere dejar fuera del sistema
de control.
De otra manera, se estaría avalando el hecho de que desde una
grada inferior se impidiera el funcionamiento del sistema de protección
del sistema constitucional, que incluye a la propia carta federal, lo cual
equivaldría a permitir que se establecieran causales de improcedencia
del juicio de amparo, en una normatividad ajena a la propia de dicho
instrumento procesal; pudiendo entonces concluirse que estamos ante
una disposición reglamentaria que atenta contra la propia ley suprema
que intenta proteger.
Por otra parte, la disposición en comento desarmoniza el sistema de
protección constitucional, puesto que en la normatividad adjetiva en
materia de controversias constitucionales y acciones de inconstitucio-
nalidad, no se contempla como causal de improcedencia lo relativo a
las reformas a la norma fundamental, según se desprende de los artículos
19 y 65 de la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del artículo 105
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
II. Controversia constitucional.- En lo que hace a la controversia
constitucional, la Corte expresamente ha vedado la procedencia de tal
medio de control contra el proceso reformatorio de la norma fundamen­
tal, argumentando que el Poder Revisor de la Constitución no está contem-
plado entre los entes con legitimación para fungir como parte procesal
en dicho medio de control, según se ha establecido en la siguiente ju-
risprudencia:

“CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL. ES IMPROCEDEN-


TE PARA IMPUGNAR EL PROCEDIMIENTO DE REFOR-
MAS Y ADICIONES A LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. De
lo dispuesto por el artículo 105, fracción I, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, y de las diversas expo-
siciones de motivos y dictámenes relativos a las reformas a este
precepto constitucional, se desprende que la tutela jurídica de la
controversia constitucional es la protección del ámbito de atri-
buciones de los órganos del Estado que derivan del sistema federal
(Federación, Estados, Municipios y Distrito Federal) y del princi-
pio de división de poderes a que se refieren los artículos 40, 41,

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 198 18/01/17 13:37


Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 199

49, 115, 116 y 122 de la propia Constitución, con motivo de sus


actos o disposiciones generales que estén en conflicto o contraríen
a la Norma Fundamental, lo cual se encuentra referido a los actos
en estricto sentido y a las leyes ordinarias y reglamentos, ya sean
federales, locales o municipales, e inclusive tratados internaciona-
les. De lo anterior deriva que el citado precepto constitucional no
contempla dentro de los órganos, poderes o entidades que pue-
den ser parte dentro de una controversia constitucional, al Órgano
Reformador de la Constitución previsto en el artículo 135 del
mismo ordenamiento, pues no se trata de un órgano de igual natu-
raleza que aquellos en quienes se confían las funciones de gobier-
no; además de que se integra por órganos de carácter federal y
locales, es a quien corresponde, en forma exclusiva, por así dispo-
nerlo la Constitución Federal, acordar las reformas y adiciones a
ésta, y de ahí establecer las atribuciones y competencias de los
órganos de gobierno, sin que tampoco, al referirse el citado artí-
culo 105, fracción I, a ‘disposiciones generales’ comprenda las
normas constitucionales74”.

III. Acción de inconstitucionalidad.- En lo tocante a la acción de in-


constitucionalidad el Tribunal Pleno ha señalado que tal instrumento
no es la vía idónea para verificar una reforma constitucional ya que no se
contempló la posibilidad de que la Corte ejerciera control sobre el pro-
cedimiento de modificación de la norma fundamental, y que el hecho
de que la carta federal sea un conjunto de normas, por su contenido es-
pecífico no puede estimársele como ley en sentido estricto, además de
que mediante dicho instrumento procesal sólo puede plantearse la con-
tradicción de normas generales con la Constitución, entendido por ta-
les las leyes federales o locales y los tratados internacionales.
Ello se hace en las jurisprudencias que se citan a continuación:

Tesis. P/J. 40/2002. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena


74

Época. Septiembre de 2002. Tomo XVI. p. 997.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 199 18/01/17 13:37


200 • Cont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

“ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. NO ES LA VÍA


IDÓNEA PARA EJERCER EL CONTROL DE LA CONSTI-
TUCIONALIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE REFORMA A
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNI-
DOS MEXICANOS O RESPECTO DEL CONTENIDO DE LAS
REFORMAS RELATIVAS. De la evolución histórica de las ac-
ciones de inconstitucionalidad se advierte que la intención del Cons-
tituyente Permanente fue establecer un mecanismo de control
abstracto, por virtud del cual tanto las minorías parlamentarias y el
Procurador General de la República, en principio, como los parti-
dos políticos y las comisiones de derechos humanos, con motivo de
las reformas posteriormente realizadas, se encontraran legitimados
para plantear la posible inconstitucionalidad de una norma general
emitida por el Congreso de la Unión, las Legislaturas Locales o la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal; sin que al establecer di-
cho mecanismo de control, ni en las sucesivas reformas de que ha
sido objeto el artículo 105 de la Constitución Política de los Esta-
dos Unidos Mexicanos, se haya contemplado la posibilidad de que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación pueda ejercer control
sobre el procedimiento de reforma previsto en el artículo 135 cons-
titucional, ni mucho menos que pueda hacerlo respecto de la cons-
titucionalidad del contenido de tales reformas75”.

“ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. LA CONSTITU-


CIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
NO PUEDE CONSIDERARSE COMO LEY NI CONFERÍR-
SELE UN ÁMBITO FEDERAL O LOCAL Y, MENOS AÚN,
CLASIFICARSE EN UNA MATERIA EN CONCRETO, PARA
LA PROCEDENCIA DE DICHA VÍA. Si bien es cierto que la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es, en sen-
tido amplio, un conjunto de normas, también lo es que por su pro-
pia definición, como documento político, contiene las bases de un
Estado constitucional, al comprender, esencialmente, la forma de

75
Tesis. P. IV/2009. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena
Época. Abril de 2009. Tomo XXIX. p. 1104.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 201

gobierno y su organización, el reconocimiento de derechos funda-


mentales y los medios de control constitucional, así como los prin-
cipios y valores fundamentales del Estado, por lo que no puede
considerarse como ley ni conferírsele un ámbito federal o local y,
menos aún, clasificarse en una materia en concreto, según el pre-
cepto o preceptos de que se trate, para los efectos de la procedencia
de la acción de inconstitucionalidad; por consiguiente, aun cuando
una reforma constitucional se hubiese denominado ‘reforma del
Estado’, ‘reforma judicial’, ‘reforma indígena’, etcétera, la Consti-
tución es un documento que conforma toda la base del Estado
mexicano, sin que pueda encuadrarse en una materia en particular.
Así, al no tener un ámbito federal o local, ni material, no puede
considerarse que sus reformas y adiciones sean objeto de control a
través de la acción de inconstitucionalidad y, por ende, que un por-
centaje minoritario de los órganos legislativos enunciados en el ar-
tículo 105, fracción II, constitucional, los partidos políticos, las
minorías parlamentarias, el Procurador General de la República o
las comisiones de derechos humanos, tengan legitimación para
ejercerla76”.

“ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD. AL NO SER LA


VÍA PARA IMPUGNAR REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN NO TIE-
NE COMPETENCIA PARA CONOCER DE ELLA. A través de la
acción de inconstitucionalidad sólo puede plantearse la no confor-
midad de ‘normas generales’ en sentido estricto, esto es, de leyes
federales o locales y tratados internacionales, mas no de cualquier
otro tipo de normas generales, como podrían ser los reglamentos u
otra normatividad que pudiera revestir las características de gene-
ralidad y abstracción, pues fue el propio Órgano Reformador de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el que limitó
la procedencia de las acciones de inconstitucionalidad a las leyes,

Tesis. P. VI/2009. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena


76

Época. Abril de 2009. Tomo XXIX. p. 1100.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 201 18/01/17 13:37


202 • Cont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

o bien, a los tratados internacionales y, de ahí, la competencia de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación para su conocimiento, por
lo que como parte también de un poder constituido, el Poder Judi-
cial de la Federación únicamente puede actuar dentro de los límites
y en los supuestos que el texto constitucional lo establezca, sin que
pueda llegar al extremo de ampliar su ámbito competencial o el
objeto de un medio de control constitucional, so pretexto de sal-
vaguardar la supremacía de la Constitución. Así, es improcedente que
el Alto Tribunal se avoque al conocimiento de una acción de in-
constitucionalidad que conforme al texto constitucional no se esta-
tuyó para impugnar reformas constitucionales, y a partir de ahí otorgue
legitimación a entes que no cuentan con ella para ejercer dicha vía
en su contra, lo que conllevaría, asimismo, una problemática ma-
yor en cuanto a su sustanciación, pues el artículo 105, fracción II,
constitucional, enuncia los entes legitimados para promoverla a
partir del ámbito de aplicación de la norma general impugnada
y, en otros supuestos, atendiendo a su ámbito material. En conse-
cuencia, en relación con una acción de inconstitucionalidad promo-
vida en esos términos, se actualiza la causal de improcedencia prevista
en la fracción VIII del artículo 19 de la Ley Reglamentaria de las
Fracciones I y II del Artículo 105 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en relación con el propio artículo 105,
fracción II, constitucional, así como con los diversos 59 y 65 de la
Ley Reglamentaria, toda vez que no es la vía para impugnar una
reforma constitucional77”.

Del análisis anterior, puede apreciarse que la postura de nuestro


máximo tribunal respecto al tema que nos ocupa ha sido de tibia a con­
tradictoria78, con lo cual ha generado un marco jurisprudencial que
puede calificarse de esquizofrénico.
En efecto, hoy por hoy tenemos un esquema interpretativo que
señala que una reforma constitucional puede someterse a control, con

77
Tesis. P. VIII/2009. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena
Época. Abril de 2009. Tomo XXIX. p. 1097.
78
Cfr. Avila Ornelas… La Suprema Corte… Op. cit. p. 321.

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Rob e rt o Av i l a O r n e l a s • 203

ciertas limitaciones, en vía de amparo, pero no mediante controversia


constitucional o acción de inconstitucionalidad.
Pareciera entonces que para nuestro tribunal constitucional, sus ins-
trumentos de control no tienen el mismo peso específico, puesto que
uno de ellos sí puede hacerse cargo del trabajo del órgano reformador
de la norma fundamental, y otros no.
Ante ello, no deja de ser preocupante el que, de darse las condiciones
necesarias, un acto de voluntarismo político podría modificar sustancial-
mente los principios democráticos del Estado, sin que el órgano máximo
de control de la constitucionalidad pareciera estar dispuesto a asumir su
papel de garante de la norma fundamental, entendida como expresión
primera de la soberanía popular, cuyo sentir se estaría ignorando79.

Fu entes consu lta da s

A humada, Marián. “La expansión del control de constitucionalidad y el sis-


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Edición 2002. SNE. Montevideo. Konrad Adenauer Stitfung. 2008.
Bardelli L artirigoyen, Juan Bautista. “El juez constitucional”, Anuario de
derecho constitucional latinoamericano. Edición 2002. SNE. Montevideo.
Konrad Adenauer Stitfung. 2008.

79
Cfr. Ibid. pp. 321-322.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 203 18/01/17 13:37


204 • Cont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

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206 • Cont rol ju ri s dicc iona l de r e f or ma s con sti tuc iona l e s

Nava Gomar, Salvador O. “Tribunales constitucionales y democracia”, Décimo


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TPub=1.
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prema Corte de Justicia de la Nación. 2000.
Proyecto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la Ley de Amparo
Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos. SNE. México. Suprema Corte de Justicia de la
Nación. 2001.
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Décima Época. México.
Marzo de 2014. Tomo I, Libro 4.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena Época.
Tomo X. Septiembre de 1999.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena Época.
Septiembre de 2002.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena Época.
Noviembre de 2002. Tomo XVI.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena Época.
Abril de 2009.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Novena Época.
Diciembre de 2009. Tomo XXX.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. México. Décima Época.
Abril de 2012. Tomo 2, Libro VII.
Vanossi, Jorge Reinaldo A. Estudios de teoría constitucional. Primera edición.
México. Universidad Nacional Autónoma de México. 2002.

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DER ECHO PROCESA L
CONSTIT UCIONA L .
L A S CON TROV ER SI A S
CONSTIT UCIONA LES
EN M ATER I A DE
A SEN TA M IEN TOS
H UM A NOS Y PROTECCIÓN
A L M EDIO A M BIEN TE

Fernando Flores Trejo*

Introducción

E l DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL, representa la


intradisciplinariedad jurídica, cuyo objeto especializado de estu-
dio se direcciona hacia el control de poder del Estado y de los actos
emitidos por los titulares de los órganos estaduales, a través de los
medios y sistemas de control, tendientes a proteger el ordenamiento
supremo.
El propósito esencial de dicha rama jurídica, es la protección de la
Constitución por conducto de los medios y de los sistemas que al efecto
se han propuesto, regulando el poder del Estado y la actuación de sus
titulares.
Uno de los medios de protección constitucional, son las Controver-
sias Constitucionales, que implican una problemática jurídica compleja,

*
Profesor de la Facultad de Derecho de la unam.

• 209 •

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210 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s. ..

al regular los conflictos competenciales o de atribuciones, entre órga-


nos o esferas de competencia, de naturaleza horizontal o de carácter
vertical.
De ahí la trascendencia de esta vertiente del Derecho Procesal Cons­
titucional y su análisis respecto del contexto ambiental y de los asenta-
mientos humanos.

1., EL PODER DEL ESTADO Uno de los elementos fundamentales


del Estado, aunque no primigenio, es el poder, cuyo surgimiento se debió
a la necesidad gubernamental de hacer cumplir sus decisiones.

Para Heller1, “es ciertamente imposible imaginarnos un poder estatal sin


la solidaridad de un núcleo de poder… en esa conexión de actividad que
se llama Estado han de incluirse todos los miembros porque el Estado es
una conexión social de quehaceres y el poder del Estado una unidad de
acción organizada”
Por otro lado, ha corrido en paralelo la doctrina que identifica al poder
del Estado como unidad de decisión política, tal y como señala Jean
Dabin.2
No obstante, para Max Weber3 el poder “es la posibilidad de imponer la
propia voluntad sobre la conducta ajena”.

En la autorizada opinión de Kelsen4, “la palabra “poder” tiene varias


significaciones, de acuerdo con esos distintos usos. El poder del Estado a
que el pueblo se encuentra sujeto, no es sino la validez y eficacia del orden
jurídico, de cuya unidad deriva la del territorio y la del pueblo. El “po-
der” del Estado tiene que ser la validez y eficacia del orden jurídico na-
cional, si la soberanía ha de considerarse como una cualidad de tal poder.
Cuando, por otra parte, se habla de los tres poderes del Estado, la palabra
“poder” es entendida en el sentido de una función del Estado, y entonces
se admite la existencia de funciones estatales distintas”.

1
Heller, Herman, Fondo de Cultura Económica, México 1968, p. 255.
2
Dabin, Jean, Editorial Jus, México 1946, p. 84.
3
Weber, Max, Fondo de Cultura Económica, México 1969, Tomo II, p. 153.
4
Kelsen, Hans, unam, 2008, pp. 215-216.

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 211

1.1., EL PODER POLÍTICO


Colateralmente al poder del Estado, se localiza el poder político cuya
significación y alcances, complementa el ámbito conceptual anterior.
El poder político implica la posibilidad de utilizar la coercibilidad,
lo cual equivale a la aplicación de la ley misma, pues ese poder político
se encuentra juridificado.
Así, el poder político es una facultad reconocida por el orden jurí-
dico con el propósito de que determinados individuos, actualicen res-
pecto de otros, los mandatos contenidos en las normas jurídicas y en
caso de ser necesario, los primeros se encuentren en aptitud de utilizar
la fuerza legal, en aras de preservar el orden jurídico, al tiempo de lle-
var a cabo la tarea de control.
De esta forma, el poder político también se institucionaliza con la
generación y organización del Estado a través de normas jurídicas, quie­
nes juegan un papel esencialmente regulatorio.

1.1.2., PODER Y AUTORIDAD DEL ESTADO


No obstante que la autoridad es un concepto estrechamente vinculado
con el de poder, no son una y la misma cosa. El poder es la posibilidad
de imponer la voluntad de uno sobre otro, fundamentada en el orden
jurídico.
En cambio el concepto de autoridad, se erige como la legitimación
y la materialización del poder. El término “autoridad” se utiliza en el
sentido de auctoritas, como derecho a ordenar y ser obedecido, lo cual
implica una relación de supra a subordinación.

Para Jacques Maritain5, “la autoridad y el poder son dos cosas diferentes:
el poder es la fuerza mediante la cual se puede obligar a otro a obedecer.
La autoridad es el derecho de dirigir y mandar, de ser oído u obedecido
por otro. La autoridad requiere el poder.”

Podríamos decir que el poder, es la facultad para realizar actos y tomar


decisiones respecto de sí y de terceros, los cuales una vez contenidos en
el ordenamiento jurídico, se transforman en funciones atribuidas a

5
Maritain, Jacques, Editorial Sarpe, Madrid 1982, p. 109.

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212 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s. ..

sujetos específicos que producen efectos legales. Por otra parte, la auto­
ridad representa el cauce de dicho poder, cuya actuación se encuentra
comprometida dentro del orden jurídico.
Bajo este contexto, con la obediencia se inicia el reconocimiento
de la facultad de ordenar y hacer cumplir de los gobernantes, legiti-
mándolos en su ejercicio. Para lograr dicha obediencia es indispensable
que la credibilidad en los gobernantes se mantenga, por lo que la legi-
timidad resulta de suma importancia en la medida en que las personas
son capaces de obedecer.
Por otra parte, Emilio Durkheim6 ha planteado como una tendencia
natural en la persona que ostenta el poder, su deseo de acrecentarlo,
llegando inclusive a sobrepasar los límites establecidos por la sociedad.
De igual forma, Lord Acton7 ha sostenido, refiriéndose a la natu-
raleza maligna del poder que: “power tends to corrupt and absolute
power corrupts absolutely” (el poder tiende a corromper y el poder abso­
luto corrompe absolutamente).
Por ello, ante la arbitrariedad y el exceso de quien ejerce el poder,
se previene el derecho o facultad de los gobernados para imponer por
la vía jurídica, un límite a dichos abusos o incluso a ponerles fin.

1.2., COACCIÓN Y COERCIBILIDAD


La coacción se encuentra vinculada con la posibilidad fáctica de ejer-
cer la fuerza física o psicológica sobre otro, para que realice determinada
conducta.
La coercibilidad en cambio, si bien se traduce en la aplicación de
la coacción, no se reduce a ella, ya que implica la legitimidad del uso
de la fuerza mediante su positivización en el ordenamiento jurídico
y la institucionalización de los órganos que determinan y ejercen la
coacción.
La coacción tiene su origen en el sujeto mismo que ejerce la fuerza,
mientras que la coercibilidad tiene su origen en el sistema jurídico. De esta
forma, la regulación del ejercicio y control del poder político proviene

6
Durkheim, Emilio, Editorial Sarpe, Madrid 1982, p. 57.
7
Frase pronunciada por ACTON, John Edward Emerich Dalberg, Arlanza Ediciones,
Buenos Aires 2004, Año 6, número 70, p. 101.

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 213

del orden jurídico, el cual es consecuencia de las capacidades de autode­


terminación y autolimitación que tiene el pueblo.

1.3., LA TEORÍA DEL CONTROL Y SU JUSTIFICACIÓN


Mediante el poder y la coercibilidad, el Estado se encuentra posibilitado
para hacer efectivos los mandamientos jurídicos, pero en un Estado
Constitucional, el propio ente supremo está sometido de igual forma al
ordenamiento cimero, el cual previene los controles atinentes, para que
el mismo Estado no rebase las atribuciones que se le han establecido.

Sin duda, como afirma Rodríguez Piñeiro8: “el control garantiza la


plena regularidad del ordenamiento jurídico y salvaguarda los modos
de producción del derecho y las normas materiales y sustantivas presentes en
la Constitución, asegurando el sometimiento de todos los poderes a la
misma”.

Por ello, también ha expresado Manuel Aragón9: “solo si existe control


de la actividad estatal puede la Constitución desplegar su fuerza norma-
tiva, y solo si el control forma parte del concepto de Constitución puede ser
entendida ésta como norma”

Por su parte Huerta Ochoa10 estima que: “El objeto de control es el poder
político, que es la facultad de dirigir y ordenar una comunidad política
aún en contra de la voluntad de los gobernados, mediante actuaciones
coercitivas”

En nuestro parecer, resulta incuestionable la necesidad de que exista el


control como un elemento que distribuye y limita el poder, al tiempo
de garantizar la correcta aplicación del orden jurídico mediante la suje-
ción de los poderes al mismo, en especial respecto de la Constitución,
actualizándose así, el Estado Constitucional.

8
Rodríguez Piñeiro y BRAVO Ferrer, Miguel, unam 1994, p. 18.
9
Aragón, Manuel, unam 2002, p. 81.
10
Huerta Ochoa, Carla, unam 2001, p. 55.

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214 • De rec ho pro c e s al cons ti tuc iona l . L a s con trov e r si a s. ..

1.3.1., ANÁLISIS DEL CONTROL


En el contexto jurídico, la palabra control no se constriñe únicamente a
supervisar las actividades de otros o las propias, sino que simultáneamente
establece métodos que pretenden evitar el ejercicio abusivo del poder, lo
cual se traduce en el acatamiento de las normas jurídicas establecidas.
Para los coautores Aguado Renedo y Aragón Reyes11, el control “es
el vehículo a través del cual se hacen efectivas las limitaciones del poder”.
En estos términos, su función no es solamente la de vigilar el res-
peto a los límites, sino también evitar el abuso del poder, impidiendo
que se lleven a cabo acciones que violen las normas que la establecen,
o en su defecto, imponer sanciones a quienes se extralimiten en el ejer-
cicio de sus funciones.
Por ello, el control se ha instituido para evitar el ejercicio desmedido
de las facultades, que el orden jurídico ha conferido en favor de los
distintos funcionarios y servidores públicos. Bajo esta tesitura, el con-
trol resulta indispensable, por exigencia propia de la naturaleza del po­
der político, para mantener su estabilidad.
Por otro lado, autores como Galeotti12 han proclamado que no exis-
te control, si éste no conlleva una sanción, afirmación con la que no
concordamos ya que el control se puede generar sin sanción, incluyendo
los casos de sometimiento voluntario a los dispositivos jurídicos.
Desde nuestra perspectiva, el control representa un auténtico siste-
ma de vigilancia que asegura la observancia del sistema jurídico y con-
secuentemente garantiza la vigencia de la libertad y de los derechos
fundamentales.

1.3.2., MANIFESTACIONES DEL CONTROL


Uno de los aspectos que reviste mayor interés en torno al control, es el
inherente a sus diversas manifestaciones13.
Podemos señalar la existencia de un control manifiesto por ser
obligatorio y recíproco, en virtud de participar dos o más órganos en

11
Aragón Reyes, Manuel y Aguado Renedo, César, Editorial S.L. Civitas Ediciones,
Madrid 2014, p. 213.
12
Galeotti, Sergio, Editorial S.L. Civitas Ediciones, Madrid 2014, p. 35.
13
Al respecto se sugiere consultar la obra de Valadés, Diego, unam-Porrúa, México
2000, pp. 137 y ss.

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 215

la realización de una actuación estatal, ya que éstos sólo podrán llevar


a cabo determinadas funciones conjuntamente, de conformidad con la
previsión normativa.
Asimismo, cabe precisar la postulación de un control discrecional y
unilateral. Dicho control se presenta entre un órgano facultado para
ejercer el control, respecto de otro. En este caso, el detentador del
poder se encuentra autorizado constitucionalmente para intervenir en
la actividad de otro y regular su actuación.
De esta forma, el control del poder político se traduce en la facul-
tad que poseen los órganos constituidos para frenar, vigilar, revisar y
sancionar aquellos actos que pretenden exceder la propia esfera com-
petencial o la de otros órganos, de conformidad con las facultades que
determina el orden jurídico.
Por ello, el control efectiviza las siguientes manifestaciones:

• El establecimiento de las limitaciones en el ordenamiento ju-


rídico
• El otorgamiento a los órganos controlantes de las facultades
necesarias, mediante la realización conjunta de funciones o el
ejercicio autónomo e independiente de determinadas faculta-
des que la Constitución les confiere (marco de atribuciones
delimitado y distribución competencial)
• La vigilancia y supervisión de la realización de las funciones
atribuidas al órgano controlado
• La intervención en la realización de ciertas funciones comple-
tándolas (colaboración en la realización de funciones)
• El otorgamiento o negativa de aprobación de actos, o incluso
su prohibición (realización o bloqueo de la función)
• La imposición de sanciones y atribución de responsabilidades a
los titulares de los órganos que extralimiten su competencia
(remediación o reparación)

Desde nuestra óptica, existen tres manifestaciones funcionales del


poder con base en su finalidad, en su estructura y en su objeto. Bajo la
perspectiva finalística, el control consiste en salvaguardar los principios,
valores y normas que el sujeto encargado del control debe ejercer.

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216 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s. ..

En lo atinente a la estructura del control, no se refiere solamente al


juicio que se obtenga como consecuencia del hecho controlado, sino
también a la medida que se adopte proveniente de ese juicio. En cuanto
al objeto, el control se debe efectuar respecto de un suceso o aconte-
cimiento jurídico, potencial o actual e incluso respecto de los agentes.

1.3.3., TIPOLOGÍA DEL CONTROL


El control se manifiesta en una variedad de tipos o especies, que pue-
den clasificarse:
• Según el objeto de control
• Según los agentes u órganos de control
• Según el momento en que se ejerce el control
• Según el modo en que se plantea el problema de constitucio-
nalidad

En el primer caso, tratándose de los objetos susceptibles de con-


trol, se localizan tanto las normas jurídicas como los actos del gobierno
y de la administración. Habrá entonces, control de constitucionalidad
de leyes y otros productos normativos del Legislativo, así como del
Ejecutivo cuando ejerza la facultad reglamentaria e igualmente serán
objeto de control, las actuaciones judiciales revisadas por los superiores
jerárquicos.
Por lo que respecta a los órganos o agentes que pueden ejercer el
control, éstos pueden ser cámaras legislativas o algún otro ente de ca-
rácter político, órganos defensores de derechos humanos o inclusive la
opinión pública. Hablamos entonces, según sea el caso, de un control
de tipo político, de un control jurisdiccional o de un control social.
En cuanto al momento que se ejerce el control, este puede ser pre-
vio o posterior. El control previo o a priori se establece con carácter
preventivo, como las cláusulas de rigidez, que se exigen para reformar
la Constitución mediante un procedimiento especial. En lo referente al
control a posteriori o correctivo, se actualiza al presentarse una violación
a la Constitución y es necesario reparar el daño, mediante la anulación de
la norma general, acto u omisión inconstitucionales.
Finalmente, en lo que se refiere al modo en que se plantea el pro-
blema de constitucionalidad, existen dos supuestos:

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 217

• Si el problema se presenta en el curso de un procedimiento


ordinario, generalmente por la aplicación de una norma jurídi-
ca, se habla de un modo de control incidental o concreto
• Si el problema se plantea mediante una acción especial por la
oposición directa de una norma a la Constitución, con inde-
pendencia de su aplicación, se aplica un control por vía principal
o control abstracto.

1.3.4., PROPUESTA CLASIFICATORIA


Estamos ciertos que cualquier clasificación en torno al control, debe
tener como base los siguientes criterios:
• CONTROLES NO INSTITUCIONALIZADOS Y
• CONTROLES INSTITUCIONALIZADOS

1.3.4.1., CONTROLES NO INSTITUCIONALIZADOS


Esta clase de controles pueden tener o no una previsión jurídica y se
clasifican en GENERALES Y DIFUSOS

1.3.4.1.1., CONTROLES GENERALES Y DIFUSOS


Se caracterizan por ser subjetivos y de ejercicio voluntario por parte del
órgano o de la autoridad que en cada caso sea jerárquicamente supe-
rior, circunstancia que no demerita su efectividad. Entre ellos podría-
mos citar a la prensa, a la opinión pública y los controles sociales no
“institucionalizados”.

1.3.4.2., CONTROLES INSTITUCIONALIZADOS


En contraposición a los anteriores, su carácter es objetivado y se fun-
damenta en razones jurídicas. Cabe señalar que el término institucio-
nalizado resulta equivalente a juridificado. Estos controles pueden ser
a su vez:

1.3.4.2.1., JURÍDICOS
Su base se origina en el orden del Derecho y se realiza por conducto de
un órgano imparcial, que solamente actúa cuando se solicita su inter-
vención. Sin duda, por su carácter objetivado y por tratarse de un control
normativizado, es el más seguro y eficaz.

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218 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s. ..

Desde nuestra perspectiva, el control jurídico se concreta en un


juicio jurídico respecto del modo de ser o de actuar de los poderes
públicos, que tienen como parámetro la norma constitucional.

1.3.4.2.2., POLÍTICOS
Por regla general, su fundamento parte de las relaciones entre órganos
y converge un sistema de pesos y contrapesos, con base en la distribu-
ción de atribuciones.
Igualmente puede ejercerse mediante un órgano político, bien sea
el poder legislativo o el ejecutivo o inclusive un órgano distinto de los
poderes tradicionales.
No obstante, este tipo de control se basa en razones de oportunidad
o de naturaleza subjetiva, motivadas de manera frecuente por inte­reses
partidistas, lo que impide un halo de objetividad y en consecuencia
una falta de certeza jurídica plena.

1.3.4.2.3., VERTICALES Y HORIZONTALES


Los verticales se refieren a los modos de accionar entre los poderes
instituidos y la sociedad y se actualizan cuando ésta última se enfrenta
al Estado.
Entre esta clase de controles se ubican entre otros, al:

 Federalismo
 Los derechos humanos

Por su parte, los horizontales operan dentro del aparato estatal y se


subdividen en:

 Controles intraorgánicos, que son controles internos articula-


dos dentro del mismo órgano.
 Controles interorgánicos, que funcionan entre los distintos ór-
ganos estatales de manera recíproca. A través de la cooperación
se evita la concentración de facultades así como el bloqueo de
actuación entre poderes.
 Controles autónomos como el caso del veto.

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 219

1.3.5., DIFERENCIA ENTRE CONTROL Y LIMITACIÓN


Las limitaciones establecen las fronteras de actuación de los órganos de
gobierno, sin embargo como diversos autores han afirmado,14 el poder
puede excederse, rebasar dichas fronteras y transformarse en un man-
dato arbitrario.
Ante tal circunstancia, se ha institucionalizado la tarea de control,
cuyo propósito es vigilar la observancia y respeto de las limitaciones.
Una forma efectiva y permanente de establecer limitaciones es
por medio del orden jurídico, tanto en la Constitución como en la
ley, en los decretos o en los reglamentos, en virtud de su fuerza obli-
gatoria.
Para Manuel Aragón15, “la limitación resulta de una norma abstracta
y el órgano de control es actualizador de una limitación preestablecida”
es decir, el órgano que ejerce el control tiene la obligación de verificar
que la limitación sea respetada.
Bajo este contexto es dable señalar que el órgano controlante no
limita, sino asegura la vigencia de las limitaciones fijadas objetivamente
por el derecho.

1.4., LA DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN Y EL CONTROL


DE REGULARIDAD
El distinguido jurista mexicano Héctor Fix-Zamudio16 ha sostenido
conjuntamente con Salvador Valencia Carmona, que la defensa de la
Constitución “es el conjunto de instrumentos jurídicos y procesales que
conserva, desarrolla y propicia la evolución, previenen la violación y re-
primen el desconocimiento de la normatividad constitucional”
Se trata de un concepto genérico que abarca tanto a los medios
como a los sistemas que protegen al ordenamiento fundamental, res-
pecto de las posibles violaciones que pudieran provenir de los actos de
autoridades públicas, como de los particulares. En este sentido, la de-
fensa de la Constitución se origina del propio entorno supremo, el cual
establece tanto el sistema como los medios para su protección.

14
Entre ellos Maritain, Durkheim, Akon, citados en el punto 1.2,
15
Aragón, Manuel, unam 2004, p. 102.
16
16 Fix-Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador, unam-Porrúa, México 2005,
p. 45.

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220 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

Sin embargo, partiendo del principio de fundamentalidad constitu-


cional, la Carta Suprema brinda validez a todos los ordenamientos ju-
rídicos, ya que éstos derivan en última instancia del propio cuerpo
normativo cúspide.
Con base en este principio, estamos ciertos que se genera el llamado
control de regularidad, que posibilita la prevalencia jerárquica entre los
propios ordenamientos mediante su interacción, lo cual protege a los re­
feridos ordenamientos y desde luego a la Constitución misma.
En relación con el control de regularidad, Kelsen17 ha expresado:
“La idea de la regularidad se aplica a cada grado del orden jurídico en
la medida en que cada grado es aplicación o reproducción del derecho. La
regularidad no es, entonces sino la relación de correspondencia entre un
grado inferior y un grado superior del orden jurídico. No es únicamente
en la relación entre los actos de ejecución y las normas individuales, deci-
sión administrativa y sentencia, o en la relación entre estos actos de eje-
cución y las normas generales legales y reglamentarias, en donde puede
postularse la regularidad y las garantáis propias para asegurarla, sino
también en las relaciones entre el reglamento y la ley y entre la ley y la
Constitución”
Bajo este supuesto, la defensa de la Constitución engloba a las dis-
tintas garantías o controles de regularidad que aseguran la eficacia de
la Constitución. Por ende, todo control de regularidad es una defensa
de la Constitución, pero no toda la defensa de la Constitución es ne-
cesariamente un control de regularidad.
De esta forma, la división de funciones, la deliberación de los pro-
yectos de ley durante el proceso legislativo y el juicio político entre
otros, pueden ser considerados como ejemplos de defensa de la Cons-
titución.
Así, la defensa de la Constitución se refiere tanto a la parte sustan-
tiva como al contexto adjetivo de la norma fundamental, en cambio el
control de regularidad abarca únicamente a la parte adjetiva de la Cons­
titución que se dedica a conservar la normatividad del orden jurídico.
En cambio, la semejanza entre el control de regularidad y la defen-
sa de la Constitución, radica en que ambos mecanismos se instituyen

17
Kelsen, Hans. www.biblio.juridicas.unam.mx p.14

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 221

en la Carta Constitucional y confrontan actos, normas u omisiones de


las autoridades en referencia con el documento supremo.
Bajo este contexto, resulta concluyente que el ámbito de protec-
ción a la Carta Fundamental, es de mayor amplitud y abarca todos los
contextos de control, entre ellos el de regularidad.
Consecuentemente, la defensa constitucional se puede actualizar
en los siguientes niveles:

• Conservar la supremacía constitucional (anulando los actos


que conculquen la Carta Magna)
• Prevenir la violación constitucional (evitar que surjan actos
contraventores de la Constitución)
• Reprimir el desconocimiento de la Constitución (imponiendo
sanciones a las autoridades que violen el Estado Constitucional)
• Materializar las reformas que sean necesarias para mantener ac-
tualizada la Constitución

1.4.1., CATEGORIZACIÓN DE LA DEFENSA DE LA CONSTI-


TUCIÓN
Bajo este panorama, la defensa de la Constitución puede dividirse ac-
tualmente en dos categorías:

• La protección de la Constitución que com­prenda a los factores


políticos, económicos, sociales y de técnica jurídica que se han
canalizado, mediante la implementación de normas funda­men­
tales a fin de limitar el poder y lograr que sus titulares se some-
tan a aquéllas, tanto en lo relativo a sus atribuciones como por
lo que hace a los derechos humanos
• Las garantías constitucionales, identificadas con los medios
jurí­dicos, de naturaleza procesal o procedimental, destinados a
reintegrar el orden constitucional cuando es desconocido o vio-
lado por los órganos del poder.

1.4.2., EL OBJETO DE CONTROL CONSTITUCIONAL


Con base en los anteriores planteamientos, resulta comprensible que el
control de la constitucionalidad se refiere a la protección del principio

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 221 18/01/17 13:37


222 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

de constitucionalidad, mediante la conformidad de las normas jurídicas,


actos y omisiones de las autoridades, respecto de la Constitución y en
caso de transgresión de los mandatos supremos, determinar y declarar
la inconstitucionalidad de los mismos.
Kelsen18 ha expresado, que el objeto material del control de la
constitucionalidad “son las leyes, instrumentos internacionales, actos ad-
ministrativos, omisiones, reglamentos y aquellos actos individuales reali-
zados por el legislativo. El reglamento complementario puede ser objeto de
control de la constitucionalidad en virtud de que es una norma general,
no una individual; es decir, el criterio para determinar que puede ser o no
ser objeto de control de la constitucionalidad atiende al ámbito de validez
personal de las normas”
De esta forma, prevalece una estrecha relación entre el objeto de
control de la constitucionalidad y el rango de acción de los órganos
que lo ejercen, puesto que su competencia depende de la extensión del
propio objeto.
Bajo este apotegma y en aras de preservar la vigencia de la supre-
macía normativa, resulta imperativo diseñar los instrumentos adecua-
dos, con la finalidad de conservar el orden supremo y en caso de ser
vulnerado, proveer su restablecimiento.
A esta necesidad primaria, responden los llamados controles de
constitucionalidad.
Diversos autores emplean indistintamente la denominación de
control o tutela, cuando hacen referencia a los instrumentos que salva-
guardan a la norma suprema de un sistema jurídico. No obstante,
Fix-Zamudio19 prefiere utilizar el término garantía, ya que los anterio-
res, según su opinión, resultan demasiado amplios.
Otra acepción del término control constitucional se enfoca a la
“tarea que corre a cargo del Estado, consistente en anular o invalidar los
actos de entes públicos que sean contraventores de la Constitución, a fin
de mantener el texto constitucional y hacer imperante el principio de supre-
macía constitucional 20”

18
Kelsen, Hans, p. 89.
19
Fix-Zamudio, Héctor, Editorial Porrúa, México 1964, p. 54

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 222 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 223

En este orden de ideas, lo que se denomina control de la constitu-


cionalidad puede ser un fenómeno de naturaleza política, jurídica o
social, según el agente que lo ejerza.
Lo anterior, significa que el órgano u órganos cuya tarea es deter-
minar la constitucionalidad de los actos emitidos por los restantes órga-
nos del poder público, se encuentran investidos de un formidable poder
político y de una significativa responsabilidad, traducida en mantener
la estabilidad, la unidad y viabilidad de la organización estatal, mediante
el cumplimiento exacto de las normas constitucionales y el respeto a los
frenos y contrapesos (checks and balances) dispuestos en la Carta Magna.
Tampoco incide en tal desconocimiento, el hecho de que la propia
Constitución es un documento político a la vez que jurídico y esta es-
pecial ambivalencia es la que la distingue e impone de manera necesa-
ria, la interacción de ambos factores en el momento de su interpretación
y aplicación directa. De ahí que el control de la constitucionalidad difí­
cilmente pueda sustraerse a la fuerza de la Ley Suprema, con todo lo
que dicha cualidad entraña.
De esta forma, el control constitucional implica no sólo el ejercicio
de la prudencia jurídica, sino al mismo tiempo la ponderación política de
las decisiones, si se pretende que sea efectivo. En otras palabras, debe
orientarse a conservar y fortalecer aquella unidad del régimen político
que la sociedad ha establecido en la Ley Fundamental y en esa medida,
los jueces se convierten en copartícipes de la orientación política estatal.
En suma, vinculando las categorías “limitación”, “control” y “ga-
rantía”, podemos concluir que las limitaciones del poder descansan en
garantías, que son los medios idóneos para asegurar el cumplimiento
de la Constitución, cuya efectividad reside a su vez en los instrumen-
tos de control, especialmente los de índole jurisdiccional.
Respecto del control de constitucionalidad, el Poder Judicial de la
Federación21 ha emitido un sobresaliente criterio en el cual los órganos
jurisdiccionales facultados para efectuar dicho control, pueden realizarlo
de manera oficiosa conjuntamente con el control de convencionalidad,
tal y como se aprecia en el párrafo siguiente:

Tesis consultable en la página electrónica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.


21

www.scjn.gob.mx

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 223 18/01/17 13:37


224 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

“CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIO-


NALIDAD. CONDICIONES PARA SU EJERCICIO OFICIOSO
POR LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES FEDERALES”, dé-
cima época, registro 2006808, segunda sala, jurisprudencia, Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación, libro 7, junio de 2014, tomo I,
materia común, tesis 2ª./J. 692014 (10ª.) Página 555.

1.5., EL VIGENTE SISTEMA DE CONTROL CONSTITUCIO-


NAL EN MÉXICO
Estamos ciertos nuestro país, cuenta con un sistema de control diversi-
ficado en el que se entrelazan el control orgánico, el de control o pro-
tección por vía jurisdiccional, así como el autónomo.

1.5.1., EL SISTEMA ORGÁNICO DE CONTROL


Este sistema, implica un control entre los órganos integrantes de los
tres poderes e igualmente respecto de los organismos constitucionales
autónomos. Podemos señalar la existencia de relaciones de control en-
tre los mismos, con base en los siguientes rubros22:

• RELACIONES DE CONTROL ENTRE EL EJECUTIVO Y


EL LEGISLATIVO
• RELACIONES DE CONTROL ENTRE EL LEGISLATIVO
Y EL JUDICIAL
• RELACIONES DE CONTROL ENTRE EL JUDICIAL Y
EL EJECUTIVO
• RELACIONES DE CONTROL ENTRE LOS PODERES
DE LA FEDERACIÓN Y LOS ORGANISMOS CONSTI-
TUCIONALES AUTÓNOMOS

1.5.2., EL SISTEMA DE CONTROL JURISDICCIONAL


En virtud de que este sistema de control lo analizaremos con posterio-
ridad, únicamente lo enunciamos en este apartado para efectos refe-
renciales.

22
Al efecto consultar la clásica obra de Lanz Duret, Miguel, Editorial Continental
México 1968, pp. 143-150

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 224 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 225

1.5.3., EL SISTEMA AUTÓNOMO


Este sistema tiene su fundamento en el artículo 128 del ordenamiento
supremo y obliga todos los servidores públicos, sin excepción alguna a
resguardar la Constitución por actos propios

1.6., SISTEMAS Y MEDIOS DE CONTROL CONSTITUCIO-


NAL
Resulta necesario señalar que existen dos elementos indispensables para
lograr el cumplimiento idóneo de ambos contextos de control y protec-
ción constitucional:

• LOS SISTEMAS DE CONTROL CONSTITUCIONAL


• LOS MEDIOS DE CONTROL CONSTITUCIONAL

Los sistemas de control constitucional, guardan relación directa con


los órganos encargados de llevar a cabo tan trascendental función. Por su
parte, los medios de control se refieren a los instrumentos que permi-
ten realizar dicha encomienda

1.6.1., SISTEMAS DE CONTROL CONSTITUCIONAL


En nuestra opinión, existe un sistema único de control constitucional
denominado de autocontrol o de autoprotección, en virtud de que es
la propia Constitución quien lo instituye.

1.6.1.1., TIPOLOGÍA DE LOS SISTEMAS DE CONTROL CONS-


TITUCIONAL

• Por órgano político


• Por órgano neutro
• Por órgano judicial también conocido como sistema juris­
diccional

1.6.1.1.1., SISTEMA DE CONTROL CONSTITUCIONAL POR


ÓRGANO POLÍTICO
Este tipo de control implica que la función protectora se encomiende
de manera expresa a un órgano del Estado, que no sea de naturaleza

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 225 18/01/17 13:37


226 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

jurisdiccional o en su defecto, se realice por un órgano creado exprofeso


para tal cometido.
En nuestra historia constitucional, dicha modalidad se reguló en el
Acta Constitutiva y de Reformas de 1847, conjuntamente con el juris-
diccional. Respecto del sistema político, dicho documento constitucio-
nal facultó al Congreso de la Unión para llevar a cabo la tarea de control
en el ámbito Legislativo, consistente en revisar las leyes emitidas por
las legislaturas locales que pudieran ser atentatorias de la Constitución
Federal e igualmente, en reciprocidad federalista, otorgó dicha atribu-
ción en favor de las legislaturas locales para cuestionar las leyes emiti-
das por el Congreso.

1.6.1.1.2., SISTEMA DE CONTROL CONSTITUCIONAL POR


ÓRGANO NEUTRO
Benjamín Constant es uno de los referentes más importantes respecto
de ésta teoría. Afirmaba el autor en cita 23: “causará admiración acaso el
que yo distinga el poder real del ejecutivo o ministerial; pero esta distin-
ción, desconocida hasta hoy, es muy importante y puede ser la clave de
toda organización política”
Señalaba que el legislativo, el ejecutivo y el judicial son los tres re-
sortes que colaboran, cada uno por su parte, al movimiento general
“pero cuando éstos, sacados fuera de lugar, se mezclan entre sí, se chocan
o embarazan, es necesario, buscar una fuerza que los ponga en su lugar.
Esta fuerza no puede existir en ninguno de los tres resortes, porque servi-
ría para destruir a los demás; y así, debe estar fuera y ser neutra en cier-
ta manera a fin de que su acción se aplique en todas las partes donde sea
necesaria y para que preserve y repare sin ser hostil. La monarquía tiene
esta ventaja, porque crea el poder neutro en la persona del rodeado de las
tradiciones, de una memoria respetable y de un poder de opinión que
sirve de base al político. El interés verdadero de este rey, no es en alguna
manera, el que uno de los poderes destruya al otro, sino que todos se apo-
yen, se comuniquen entre sí y obren en concierto”24

23
Citado por Noriega, Alfonso, unam 1993, Tomo I, p. 206.
24
Noriega p. 207.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 226 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 227

Apuntaba: “el vicio de casi todas las constituciones, había sido el no


crear un poder neutro y por el contrario, poner en suma total de autori-
dad en uno de los poderes activos, ya fuera el legislativo, o bien el ejecuti-
vo, con el riesgo de aumentar peligrosamente su capacidad de tiranía25”
Bajo este contexto, lo que propuso Constant fue la existencia de
un poder neutro, aislado de los otros tres poderes que tendría como
función propia la de restablecer en caso de trastorno, el equilibrio de
la fuerzas políticas con el título de fuerza exterior a ellas.
Por otro, puntualizaba que el referido poder estaría dotado de un
carácter meramente arbitral y debería ubicarse en la cúspide del edificio
estatal, ya que se trata de una entidad que debe resultar inaccesible a
las tentaciones y luchas por el poder público.
En México, este sistema de control constitucional por órgano neu-
tro, estuvo presente a través del Supremo Poder Conservador, previsto
en la Segunda Ley de la Constitución Centralista de 1836.
Sin embargo, este Poder no se asemejaba al Poder Real preconizado
por Constant, aunque jurídicamente sí tenía el rango de un cuarto poder.
De conformidad con el artículo 21 de la Segunda Ley constitucio-
nal, el Supremo Poder Conservador tenía la atribución de mantener,
anular o conservar (de ahí surge su denominación) los actos tildados de
inconstitucionalidad a instancia de cualquiera de los otros tres poderes
Sus principales atribuciones consistían en declarar la nulidad de:

• Las leyes o decretos contrarios a la Constitución


• Los actos del ejecutivo contrarios a la Constitución o a las leyes
• Los actos de la Suprema Corte en caso de usurpación de facul-
tades
• La incapacidad física o moral del Presidente de la República
• Reestablecer constitucionalmente a cualquiera de los tres po-
deres o a los tres cuando hubieren sido disueltos revoluciona-
riamente

Indudablemente debemos precisar que, el gran mérito de este


poder fue el de haberse convertido en la primera institución jurídica

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 227 18/01/17 13:37


228 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

mexicana, creada expresamente para proteger y preservar al ordena-


miento cúspide.

1.6.1.1.3., SISTEMA DE CONTROL JURISDICCIONAL O JUDI-


CIAL
En el control constitucional por órgano judicial, el encargo de llevar la
defensa de la Constitución corresponde a un Tribunal, es decir, a un
juzgador a quien se le ha en­comendado la tarea de anular los actos
contrarios a la Constitución.
En México, la función en comento se confirió originariamente a
los Tribunales Federales. No obstante, en los más recientes criterios
del Poder Judicial de la Federación, todos los órganos jurisdiccionales
se encuentran obligados a desempeñar dicha encomienda, aunque úni-
camente con efectos de inaplicación.

1.6.1.1.3.1., TIPOLOGÍA DEL SISTEMA DE CONTROL JURIS-


DICCIONAL
La vertiente jurisdiccional del control de la constitucionalidad, presen-
ta dos sistemas que son diametralmente opuestos conforme a las caracte-
rísticas de su concepción original: el estadounidense o americano que se
identifica con efectos de control difuso y el europeo o europeo conti-
nental, diseñado por Kelsen, de naturaleza concentrada y en especial bajo
la figura del Tribunal Constitucional.

1.6.1.1.3.2., EL CONTROL JURISDICCIONAL EN EL SISTEMA


JURÍDICO MEXICANO
Podemos afirmar que la vigente Constitución Federal de 1917, faculta
en la actualidad a diversos órganos jurisdiccionales para ejercer la tarea
de control constitucional bajo la modalidad concentrado - activo, mis-
ma que se lleva a cabo por tres órganos:

• SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN


• JUZGADOS DE DISTRITO
• TRIBUNAL ELECTORAL

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 228 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 229

Por ello, este control “concentrado” resulta absolutamente sui ge-


neris, sin ajustarse estrictamente al modelo europeo. Ahora bien, si
partimos de 1999 a la fecha, el Poder Judicial de la Federación ha re-
direccionado su criterio respecto del control concentrado.
En efecto, en un inicio, el propio Poder Judicial Federal, determinó
que la exclusividad del control concentrado, le pertenecía a éste, al
tiempo de prohibir el ejercicio del sistema difuso.
Más adelante, combinó ambos sistemas, ya que en el concentrado
persiste la distribución arriba señalada y en el difuso hay tantas moda-
lidades como criterios propuestos, sin desembocar en un contexto de
unicidad.
A continuación citamos los criterios más importantes respecto de
ésta temática, tomando como punto de partida la anualidad citada con
antelación:

1.6.1.1.3.2.1., CONTROL CONCENTRADO


“CONTROL JUDICIAL DE LA CONSTITUCIÓN. ES ATRIBU-
CIÓN EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERA-
CIÓN”, novena época, registro 193558, pleno, jurisprudencia,
Semanario Judicial de la Federación, Tomo X, agosto de 1999, materia
constitucional, tesis P/J 73/99, Página 18

1.6.1.1.3.2.2., CONTROL DIFUSO


“CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE
NORMAS GENERALES. NO LO AUTORIZA EL ARTÍCULO
133 DE LA CONSTITUCIÓN”, novena época, registro 193435, ple-
no, jurisprudencia, Semanario Judicial de la Federación, Tomo X,
agosto de 1999, materia constitucional, tesis P/J 74/99, página 5.

• A PARTIR DEL SIGUIENTE PRECEDENTE, SE DENO-


TA EL CAMBIO DE CRITERIO

“CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE


NORMAS. LOS JUECES DEL ESTADO MEXICANO, COMO
ÓRGANOS AUTORIZADOS PARA EFECTUARLO, AL INAPLI-
CAR LAS NORMAS CONTRARIAS A LOS DERECHOS HU-

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 229 18/01/17 13:37


230 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

MANOS NO PUEDEN HACER UNA DECLARACIÓN DE


INVALIDEZ DE DICHAS DISPOSICIONES”, décima época, regis-
tro 2000748, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis aislada, Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro VIII, mayo de 2012,
tomo 2, materia constitucional, Tesis XXVI. 5º (V región) 1 K, página
1825.

• POR SU PARTE EL CRITERIO INMEDIATO RESUME


LA SITUACIÓN PREVALECIENTE, RESPECTO DEL
ORDEN JURÍDICO Y DEL SISTEMA DE CONTROL
CONSTITUCIONAL

“SISTEMA DE CONTROL CONSTITUCIONAL EN EL ORDEN


JURÍDICO MEXICANO”, décima época, registro 160480, pleno,
tesis aislada, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro
III, Diciembre de 2011, Tomo 1, materia constitucional, tesis P.
LXX/ 2011 (9 a) Página 557.

1.6.1.1.3.2.3., CONTROL DE CONVENCIONALIDAD


Este sistema implica la revisión de las normas, actos, u omisiones de las
autoridades de un Estado, frente a la normativa internacional incorpo-
rada por dicha entidad soberana. Mediante el control en comento, se
puede vislumbrar la actualización convergente entre los ámbitos cons-
titucional e internacional.
Las características del control de convencionalidad son las si-
guientes:

• Se realiza por los jueces nacionales


• La vía jurisdiccional es por excepción o incidental
• El mecanismo de invalidez conlleva la inaplicación de la norma,
acto u omisión sujeto a revisión
• Los efectos de la resolución son inter-partes.

Respecto de este sistema, el Poder Judicial de la Federación se ha


pronunciado en los siguientes términos:

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 230 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 231

“CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN


MODELO DE CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALI-
DAD”, décima época, registro 160589, pleno, aislada, Semanario Judi-
cial de la Federación, Libro III, Diciembre de 2012, Tomo 1, materia
constitucional, tesis P. LXVII/2011 (9 a), página 535

1.6.2., LOS MEDIOS DE CONTROL CONSTITUCIONAL


Los denominados medios de control constitucional, resultan identifi-
cables con los instrumentos jurídicos que permiten hacer efectivo por
un lado, el control de los actos emitidos por las autoridades y por otro,
resguardar a la Constitución.
Bajo este contexto, los procesal-constitucionalistas26 consideran
que en México existen los siguientes medios de control constitucional:

• JUICIO DE AMPARO
• CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL
• ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD
• RECURSO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL EN MA-
TERIA ELECTORAL
• JUICIO DE DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES
• JUICIO POLÍTICO
• JUICIO DE PROCEDENCIA

1.6.2.1., NUESTRO PUNTO DE VISTA


Desde nuestra óptica, los citados instrumentos jurídicos deben ser cla-
sificados en una doble vertiente:

• PROCESALES en los que cabe incluirse a:


• EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO
• LAS CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES
• LAS ACCIONES DE INCONSTITUCIONALIDAD
• EL RECURSO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL EN
MATERIA ELECTORAL

26
Entre ellos Fix-Zamudio, Héctor, unam 2002, p. 234.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 231 18/01/17 13:37


232 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

• METAPROCESALES en los que deben insertarse


• EL JUICIO POLÍTICO
• LA DECLARACIÓN DE PROCEDENCIA

1.6.2.2., LAS CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES


Las controversias constitucionales estuvieron presentes desde la Cons-
titución Federalista de 1857, sin embargo la principal problemática se
circunscribía a la falta de legitimación para promoverlas, por parte de
los entes involucrados. Por tal motivo, en 1994 dentro de la múltiple
reforma constitucional, se modificó el texto del artículo 105, fracción I
para prevenirlas de manera expresa y evitar la indefensión de los afectados.

1.6.2.2.1., ANTECEDENTES
Los antecedentes más inmediatos de este tipo de procedimiento cons-
titucional se ubican en la Constitución de 185727, específicamente en
sus artículos 97, 98 y 99.
En efecto, el artículo 97 en sus fracciones IV y V señalaba:

“Artículo 97. Corresponde a los Tribunales de la Federación conocer:


…IV.- De las que se susciten entre dos o más Estados.
V.- De las que se susciten entre un Estado y uno o más vecinos de otro.”

Por su parte el numeral 98 de la mencionada Constitución proclamaba:

“Corresponde a la Suprema Corte de Justicia desde la primera instancia,


el conocimiento de las controversias que se susciten de un Estado con otro,
y de aquellas en las que la Unión fuere parte.”

Por último el dispositivo 99 contemplaba:

“Corresponde también a la Suprema Corte de Justicia dirimir las com-


petencias que se susciten entre los Tribunales de la Federación, entre estos
y los Estados, o entre los de un Estado y otro.”

27
Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, Imprenta del Gobierno,
México 1875, p. 56.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 232 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 233

Asimismo, debemos enfatizar que la Constitución de 1917, tam-


bién previno esta figura en el artículo 10528 que a la letra preconizaba:

“Corresponde sólo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación conocer


de las controversias que se susciten entre dos o más Estados, entre los pode-
res de un mismo Estado sobre la Constitucionalidad de sus actos y de los
conflictos entre la Federación y uno o más Estados, así como en aquellos en
que la Federación fuere parte.”

Del texto anterior puede inferirse que los involucrados en la controver-


sia constitucional eran:

• La FEDERACIÓN
• Los ESTADOS
• Los PODERES DE CADA ESTADO

También debe mencionarse como antecedente de las controversias


constitucionales, la resolución emitida por el Tribunal Pleno de la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación, en el Amparo en Revisión 4512/90
que consideró lo siguiente:

“Consecuentemente al constituir en la actualidad el Municipio uno de


los Poderes del Estado, por tener facultad de gobierno y de imperio, no está
legitimado para promover el juicio de amparo esté actuando como tal,
contra actos de los demás poderes del propio Estado que menoscaban sus
prerrogativas constitucionales lesionando sus intereses, como acontece en
el caso a estudio, pues para ello el artículo 105 de la Carta Magna esta-
blece la Controversia Constitucional como medio especial para dirimir
tal conflicto.”

En efecto, estamos ciertos que nuestro máximo Tribunal sentó un im-


portantísimo criterio, ya que por un lado el denominado Amparo So-
beranía resultaba improcedente para dirimir los conflictos de esferas
de competencia, entre los involucrados, en virtud de que este tipo de

28
Cámara de Diputados, Miguel Ángel Porrúa, México 1994, Tomo X, p. 451.

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234 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

amparo se encuentra reservado para ser planteado por los particulares,


conforme a las fracciones II y III del artículo 103 de nuestro ordena-
miento supremo y por otro, podía dejarse en estado de indefensión a
los municipios.

1.6.2.2.2., NATURALEZA DE LA CONTROVERSIA CONSTI-


TUCIONAL
Las controversias constitucionales son procesos de control de la regula­
ridad constitucional, planteados en forma de juicio uni-instancial ante
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los que se cuestiona la
atribución de una esfera de competencia, la de un poder o la de un
órgano.
Para Huerta Ochoa29las “controversias constitucionales tiene por ob-
jeto conocer de asuntos entre los miembros de la Federación y sus órganos
de gobierno cuando tengan carácter controversial”
Ahora bien, de conformidad con la naturaleza jurídica de las con-
troversias constitucionales, no resulta suficiente con llevar a cabo el
planteamiento de la inconstitucionalidad de los actos o disposiciones
que en ella se impugnen, sino también debe actualizarse la afectación
en el ámbito competencial de alguno de los entes a que se refiere el
artículo 105, fracción I de la Constitución Federal.
De tal forma que sólo cuando se alegue contravención a la Carta
Fundamental por normas o actos de un órgano, poder o entidad que
afecten a otro, es que podrá entrarse al estudio de los conceptos de in­
validez que se hayan hecho valer.
Lo anterior se corrobora con el criterio30 emitido por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, mismo que se transcribe a continuación:

“CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES. PROCEDE IM-


PUGNAR EN ESTA VÍA LAS QUE SE SUSCITEN ENTRE LAS
ENTIDADES, PODERES U ÓRGANOS A QUE SE REFIERE LA
LEY REGLAMENTARIA RESPECTIVA, SOBRE LA CONSTI-
TUCIONALIDAD DE SUS ACTOS POSITIVOS, NE­GATIVOS Y

29
Huerta Ochoa, Carla p. 169.
30
Criterio consultable en la página www.scjn.gob.mx

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 234 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 235

OMISIONES”, novena época, registro 193445, pleno, jurisprudencia,


Semanario Judicial de la Federación, Tomo X, Agosto de 1999, mate-
ria constitucional, Tesis P./J. 82/99, Página 568.
La finalidad de este proceso es la de constreñir a todos los órganos
y poderes que se derivan de la Constitución Federal, para que confor-
men y ajusten su actuación a lo que dispone el ordenamiento supremo.

1.6.2.2.3., NUESTRO PUNTO DE VISTA


Desde nuestra óptica, la Controversia Constitucional es un proceso
constitucional de única instancia, ante la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, en el que se dilucida un conflicto de atribuciones entre esferas
de competencia, poderes u órganos, los cuales tienen autoridad y repre-
sentan un nivel de gobierno dentro del sistema federal, mediante una
solicitud la invalidez de normas generales o de actos concretos que se
estiman contrarios al ordenamiento supremo.

1.6.2.2.4., LA CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL Y LA MA-


TERIA ELECTORAL
De conformidad con el texto del artículo 105, fracción I de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Controversia Cons-
titucional es improcedente en materia electoral. Lo anterior, en virtud
de que el entorno electoral podría generar adicionalmente a la contro-
versia jurídica, una controversia política.

1.6.2.2.5., LAS CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES EN


MATERIA DE ASENTAMIENTOS HUMANOS Y DE PROTEC-
CIÓN AL AMBIENTE
Desde nuestra perspectiva, todas las resoluciones emitidas por la Supre-
ma Corte en el campo de las controversias constitucionales, guardan sin
excepción, enorme importancia.
Bajo este aserto, resulta incuestionable que todas ellas merecen una
justipreciación igualitaria, al ser integrantes de un tronco común que
las ubica en una misma condición jurídica.
No obstante, desde el punto de vista material podemos afirmar que
existen ciertas controversias sobresalientes en atención a su contenido
y a su trascendencia jurídicas, ya que dilucidan aspectos esenciales que

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 235 18/01/17 13:37


236 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

guardan íntima vinculación con la superestructura constitucional men-


cionada por Tena Ramírez.31
Estamos ciertos que la relevancia descrita en el párrafo precedente,
se presenta respecto de las controversias constitucionales en materia de
asentamientos humanos e igualmente en las atinentes a la protección
del medio ambiente, ya que su contenido trastoca aspectos relacionados
con el Federalismo, mediante la coparticipación legislativa de las tres
esferas de gobierno.
Sin duda, el Federalismo es una forma de Estado que tuvo su origen
en los Estados Unidos de América, debido principalmente a la unión de
las colonias inglesas aposentadas en el nuevo continente, quienes deci-
dieron celebrar un pacto de unidad, así como la creación de una esfera de
competencia diversa a las de sus integrantes, dotada de pleno recono-
cimiento y de atribuciones específicas, denominada Federación.
Ahora bien, debido a las modalidades del propio Federalismo las
atribuciones entre Federación y Entidades Federativas varían en cada
uno de los países que lo ha adoptado.
En este sentido existen dos sistemas de naturaleza federal que ex-
plican el ámbito de competencia:

• El propuesto por los Estados Unidos de América que establece


primariamente las atribuciones de la Federación y deja a los
Estados la regulación restante, no contemplada en favor de la
Federación, también denominada competencia residual y
• El sostenido por Canadá que invierte los supuestos, es decir ori-
ginariamente previene las facultades de los Estados y deja el
resto a la Federación.

Nuestro país ha adoptado el primero de los sistemas: el Americano,


fundamentando su base en el artículo 124 de la Carta Magna que lite-
ralmente contempla: “Las facultades que no están expresamente concedidas
por esta Constitución a los funcionarios federales se entienden reservadas a
los Estados.”

31
Tena Ramírez, Felipe, Editorial Porrúa, México, 2002, p. 24.

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 237

De esta forma, la prevención de la Constitución de los Estados


Unidos de América en el sentido de que las facultades no concedidas a
la Federación ni prohibidas a los Estados Miembros se entienden re-
servadas a éstos, fue introducida por la enmienda X32, cuyo texto es el
siguiente: “Los poderes no delegados a los Estados Unidos por la Constitu-
ción, ni negados por ésta a los estados, están reservados a los estados, res-
pectivamente, o al pueblo33.”
Cuando esta enmienda fue presentada, se propuso la inserción de
la palabra “expresamente”, sin embargo, se hizo observar que resul-
taba imposible encerrar a un gobierno en los poderes expresos al tiempo
que era preciso admitir ciertas facultades implícitas, ya que la Consti-
tución no podría prevenir hasta los más minuciosos detalles. Con base
en dicho razonamiento, la propuesta de inserción fue rechazada, pues el
único objeto de dicha enmienda era el de impedir toda interpretación
tendente a atribuir al Congreso, otros poderes distintos de los que
habían sido acordados.
En cambio en nuestro país, el Constituyente de 1857 introdujo en
el artículo 117 la palabra expresamente, precepto que fue trasladado de
manera idéntica por el Constituyente de Querétaro en el numeral 124
de la Constitución de 1917, de lo que se infiere que el constituyente
mexicano pretendió establecer lo que los americanos trataron de evitar:
la limitación más rígida al poder federal, buscando así una mayor garantía
de la conservación de las facultades de las entidades federativas.

1.6.2.2.5.1., NATURALEZA JURÍDICA DE LAS MATERIAS DE


ASENTAMIENTOS HUMANOS Y LA DE PROTECCIÓN AL
AMBIENTE
Estamos ciertos que el ámbito de espacial de validez de las materias
señaladas en el rubro, tiene carácter concurrente.
En efecto como afirmamos en obra diversa34 las facultades con-
currentes, “son aquellas que no están exclusivamente atribuidas a la

32
Esta reforma fue promulgada el 15 de diciembre de 1791, conjuntamente con otras
nueve.
33
Constitución de los Estados Unidos de América, Ediciones Luciana, México, 2002,
p.21
34
Flores Trejo, Fernando, Editorial Porrúa, México, 2015, p. 311.

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238 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

Federación, ni prohibidas a los Estados y cuando la primera no actúa, las


Entidades Federativas pueden realizarlas; pero si la Federación legisla
sobre esas materias, deroga la legislación local al respecto”
Sobre este tipo de atribuciones, nuestro máximo Tribunal se ha
pronunciado en los siguientes términos:

“FACULTADES CONCURRENTES EN EL SISTEMA JURÍDI-


CO MEXICANO. SUS CARACTERÍSTICAS GENERALES”, no-
vena época, registro 187982, pleno, jurisprudencia, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tomo XV, Enero de 2002, materia consti-
tucional, Tesis P./J. 142/2001, Página 1042.

1.6.2.2.5.2., LA MATERIA DE ASENTAMIENTOS HUMANOS


La Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamien-
tos Humanos celebrada en mayo de 1976 y cuya sede fue Vancouver,
Canadá promovió a nivel internacional el establecimiento de políticas
nacionales en la materia, lo cual replanteó la normatividad urbanística
en el mundo.
La Agenda Hábitat, derivada de la Segunda Conferencia de las
Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos, celebrada en Es-
tambul, Turquía en junio de 1996, concluyó con la reafirmación de los
principios y compromisos para lograr el desarrollo sustentable de los asen­
tamientos humanos en un mundo en proceso de urbanización y una
vivienda adecuada para todos.
Dado que la mayoría de las medidas se emprenderían a nivel nacio-
nal, la Agenda Hábitat II propuso para las dos primeras décadas del
siglo xxi la adopción de diversas medidas, en aras de aliviar dicha pro-
blemática. Entre ellas destacan: fomentar la capacidad y desarrollo de
las instituciones en los propios países; fortalecer a las autoridades lo-
cales; facilitar una amplia participación de la población; definir la respon-
sabilidad de los gobiernos; asumir políticas públicas eficaces; regular
eficientemente a los asentamientos urbanos; crear instrumentos eco-
nómicos eficientes; garantizar la información y la comunicación.
Bajo este contexto especializado, resulta concluyente que la pro-
blemática más importante se centra en impulsar el proceso de institu-
cionalización de las recomendaciones de la Declaración de Principios y

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 238 18/01/17 13:37


F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 239

del Plan de Acción Mundial, que se adoptaron en la Conferencia Há-


bitat II destacándose el pleno respeto a la soberanía de cada país,
expidiendo o actualizando los ordenamientos jurídicos que regulen
específicamente a los asentamientos humanos; definiendo o adecuando
las políticas públicas urbanas y de vivienda, y estableciendo o reestruc-
turando las instituciones gubernamentales, ante todo las locales, que
apliquen las leyes y cumplan con las respectivas políticas, promoviendo
la participación de la sociedad.
Una de las manifestaciones primarias de la falta de planeación ur-
banística, es el fenómeno denominado asentamientos humanos, el cual
implica la existencia de un grupo o grupos de personas que localizan
un entorno territorial sin las condiciones de urbanización adecuadas y
sin embargo, se sitúan de manera permanente, por lo que se requiere su
regularización.

1.6.2.2.5.2.1., LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS EN MÉXI-


CO
Con base en los lineamientos internacionales de referencia, nuestro
país se abocó a regular jurídicamente a los asentamientos humanos, en
virtud de la intrincada problemática existente.

1.6.2.2.5.2.1.1., CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS


UNIDOS MEXICANOS
Por tratarse de un ámbito material novedoso, se creó la fracción
XXIX-C, del artículo 73 de la Constitución Federal que facultó al
Congreso de la Unión para legislar en materia de Asentamientos Hu-
manos y sentar las bases que permitieran la concurrencia legislativa de
las Entidades Federativas, así como la de los Municipios.

1.6.2.2.5.2.1.2., LEY GENERAL DE ASENTAMIENTOS HUMA-


NOS DE 197635
Con un sólido fundamento constitucional se emitió la Ley General de
Asentamientos Humanos, así como las leyes locales de Desarrollo Urbano,

35
Consultada en la página electrónica www.diputados.gob.mx

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 239 18/01/17 13:37


240 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

que establecieron las bases jurídicas para la planeación conjunta de los


contextos vinculados con la urbanización.36
Este ordenamiento como todos los de su denominación (Ley Ge-
neral), permite la confluencia legislativa de las tres esferas de gobierno
tal y como lo expresa el fundamento constitucional citado en el párrafo
precedente. Asimismo, dicha materia se complementó con las modifi-
caciones a los artículos 27 y 115 del propio ordenamiento fundamental.
La originaria Ley General de Asentamientos Humanos, fue expedida
en 1976 y su ámbito regulatorio contempló diversos conceptos en
torno a los fenómenos urbanísticos como: asentamiento humano, conur­
bación, ordenación territorial entre otros.
De igual forma, podríamos señalar que el objetivo primordial de este
ordenamiento especializado se diversificó en dos vertientes, la primera
de índole terapéutica para tratar de regular y ordenar los fenómenos de
tipo urbano que habían aparecido y la segunda de carácter preventivo,
para evitar que los mismos fenómenos continuaran extendiéndose y se
crearan otros diversos.
Debe especificarse que esta ley, empezó a delimitar la vocación de
las zonas territoriales mediante los denominados usos de suelo y los ele­
mentos de zonificación, los cuales se implementaron para que las auto-
ridades, en especial las administrativas, impidieran la proliferación de
actividades zonales incompatibles entre sí.

1.6.2.2.5.2.1.3., LEY GENERAL DE ASENTAMIENTOS HUMA-


NOS DE 199337
Esta ley publicada en el Diario Oficial de la Federación el 21 de julio de
1993 abrogó a la de 1976, apreciándose los cambios más significativos
en el Capítulo III, concerniente a la planeación del ordenamiento terri-
torial de los asentamientos humanos y del desarrollo urbano de los
centros de población.
Asimismo, destacan diversas modificaciones en el Capítulo VII, in-
herente a la participación social; en el capítulo VIII, relativo al fomento

36
Sánchez Luna, Gabriela, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México 1993.
Año XXVI, núm. 78, septiembre-diciembre, pp. 952-953.
37
Consultada en la página www.diputados.gob.mx

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 241

al desarrollo urbano y en el capítulo IX, referente al control del des­


arrollo urbano. Algunas de estas disposiciones ya se encontraban en la
ley anterior, no obstante, la nueva legislación los sistematizó de mane-
ra más precisa.
De igual forma, se trastocó el ámbito de la Planeación vinculada
con los Asentamientos Humanos, a fin de adecuarla a la Ley de Planeación
publicada en 1983, especialmente en lo relativo a los objetivos y fun-
ciones del Sistema Nacional de Planeación Democrática, que redefinió
a la Administración Pública de los distintos ámbitos de gobierno.
El ordenamiento en análisis, determinó que la planeación regulada
por dicha normatividad formaría parte del Sistema Nacional de Planea-
ción Democrática, considerándola como una política sectorial que au-
xilia en el cumplimiento de los objetivos de los planes nacional,
estatales y municipales de desarrollo.
Esta legislación reguló el Desarrollo Urbano de los centros de po-
blación así como el ordenamiento territorial de los asentamientos hu-
manos (artículo 1º, fracción II) es decir, el proceso de distribución
equi­librada y sustentable de la población y de las actividades económi-
cas en el territorio nacional (artículo 2º, fracción XIV).
Al respecto, Alarcón Segovia y Rébora Togno apuntaron que la
definición legal de la planeación territorial trasciende los “límites mu-
nicipales y las políticas estatales, para inscribirse en el marco de la proble-
mática nacional”.38
De conformidad con la ley en comento, la Federación, las Entida-
des Federativas y los Municipios gozan de facultades concurrentes en
materia de ordenación y regulación de los asentamientos humanos
en el territorio nacional (artículo 1º, fracción I). Gran parte de esas atri-
buciones se realizan por conducto de los mecanismos de coordinación,
concertación o inducción, según corresponda.
De igual forma se determinaron las atribuciones de las tres esferas
de competencia respecto de las zonas conurbadas (artículos 7o., frac-
ción XIV, 8o., fracción V y 9o., fracción VI, respectivamente).

Alarcón Segovia, Andrés y Rébora Togno, Alberto, Comercio Exterior, vol. 26, núm.
38

12, dic., México, 1976, p. 1393.

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242 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

Uno de los fenómenos del Urbanismo que se presenta con mayor


incidencia es el de conurbación. Al respecto la ley determina que las
conurbaciones tendrán la delimitación convenida por la Federación,
las Entidades Federativas y los Municipios.
El convenio se publicará en el Diario Oficial de la Federación, mis-
mo que determinará la integración y organización de la comisión de
conurbación respectiva, quien formulará y aprobará el Programa de Or­
denación de la Zona Metropolitana de la Zona del Valle de México.

1.6.2.2.5.2.1.3., LA CONTROVERSIA CONSTITUCIONAL EN


MATERIA DE ASENTAMIENTOS HUMANOS RESUEL­TA
POR LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
Previamente al análisis de la Controversia Constitucional de referencia,
resulta conveniente transcribir el texto previsto por el artículo 73, frac-
ción XXIX-C que establece la atribución legislativa inherente a los
asentamientos urbanos:

“El Congreso tiene facultad:


XXIX-C Para expedir las leyes que establecen la concurrencia del
Gobierno Federal, de los Estados y de los Municipios en el ámbito de sus
respectivas competencias, en materia de asentamientos humanos, con ob-
jeto de cumplir los fines previstos en el párrafo tercero del artículo 27 de
esta Constitución”39

De la previsión anterior, resulta concluyente que desde la perspec-


tiva legislativa la materia especificada, lleva inmerso un ámbito concu-
rrente de atribuciones entre las tres esferas de gobierno.
Ahora bien, sobre el particular la Suprema Corte emitió el siguiente
criterio que será objeto de nuestro análisis:

“FACULTADES CONCURRENTES EN MATERIA DE ASENTA-


MIENTOS HUMANOS Y DE PROTECCIÓN AL AMBIENTE Y DE
PRESERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL EQUILIBRIO ECO-
LÓGICO. LOS PROGRAMAS DE DESARROLLO URBANO

39
Texto consultado en la página web de la Cámara de Diputados www.diputados.gob.mx

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 243

MUNICIPAL DEBEN SER CONGRUENTES CON LOS DE OR-


DENAMIENTO ECOLÓGICO FEDERALES
Y LOCALES”, décima época, registro 160856, pleno, jurisprudencia,
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro I, Octubre de
2011, Tomo 1, materia constitucional, Tesis P./J. 38/2011 (9a.) Pági-
na 288.

Consideramos relevante la jurisprudencia anterior ya que determina con


precisión, la naturaleza jurídica de los Asentamientos Humanos conclu-
yendo que se trata de atribuciones constitucionalmente concurrentes.
Asimismo, en concordancia y plena armonía con la técnica legisla-
tiva , la tesis jurisprudencial en estudio, considera que su desarrollo
40

material debe realizarse a través de leyes generales ya que la referida


denominación, implica la concurrencia legislativa de las tres esferas de
competencia.
Ahora bien, la jurisprudencia destaca que tratándose de Asenta-
mientos Humanos, el punto de partida legislativo corresponde al Con-
greso de la Unión, quien establece las bases de confluencia entre los
tres órdenes de gobierno, sin que las mismas puedan ser sobrepasadas
por los Estados o los Municipios, al tiempo de escindir con pulcritud y
transparencia la delimitación de los ámbitos de competencia entre los
involucrados.
Por tales motivos, el criterio jurisprudencial sostiene que los Progra-
mas de Desarrollo Urbano Municipal vinculados con los Asentamien­tos
Humanos, deben ser congruentes con los Programas de Ordenamien-
to Ecológico federales y locales en aras de respetar los apuntados ám-
bitos de competencia, al tiempo de lograr la congruencia entre ambos
elementos programáticos.
En suma, la tesis localiza adecuadamente la fuente legislativa en la ma­
teria y escinde con precisión, los ámbitos legislativos concurrentes, sin
dejar de lado la debida congruencia entre los Programas especificados.
1.6.2.2.5.3., LA MATERIA AMBIENTAL

40
Al efecto consultar el artículo de López Olvera, Miguel Alejandro, dentro de la obra
unam 2000, p 117 y ss.

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244 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

Esta materia cuenta con un doble ámbito de regulación constitucional:


41
por un lado en el párrafo quinto del artículo 4º, se contempla como
un derecho humano a un medio ambiente sano, y por otro la fracción
XXIX-G faculta al Congreso de la Unión: “Para expedir leyes que esta-
blezcan la concurrencia del Gobierno Federal, de los gobiernos de los Es-
tados y de los Municipios, en el ámbito de sus respectivas competencias, en
materia de protección al ambiente y de preservación y restauración del
equilibrio ecológico”.
Ahora bien, desde una perspectiva teórica, el problema inicial a re-
solver, gira en torno a la debida denominación de la materia: Derecho
Ambiental o Derecho Ecológico.
Nuestra postura se inclina en favor de la primera de ellas, ya que
dicho término representa el género (medio ambiente) en tanto que la
ecología es una forma de conocer el medio ambiente, es decir, se trata de
una ramificación de éste.
Por otro lado, resulta conveniente efectuar una muy breve referencia
a las corrientes doctrinarias especializadas en el campo ambiental, por
lo que al efecto presentamos a sus principales exponentes.

1.6.2.2.5.3.1., LAS DIVERSAS FILOSOFIAS AMBIENTALES


Podemos señalar que las ópticas filosófico-ambientales se pueden clasi-
ficar en tres grupos:

• TECNOCRÁTICAS
• BIOLOGISTAS
• HUMANISTAS

Las tecnocráticas se sustentan en la concepción mecanicista de la natu-


raleza, por su parte las biologistas encuentran su apoyo en la óptica
organicista, en tanto que las humanistas parten de la visión cosmoló-
gica y natural del medio ambiente.
Asimismo, partiendo de las ideas de cada una de las escuelas cita-
das, se puede advertir la estrecha vinculación primigenia que existe entre

41
Ambos preceptos fueron consultados en la página electrónica de la Cámara de
Diputados www.diputados.gob.mx

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 245

el medio ambiente y el ser humano. Sin embargo, de manera reiterada y


debido al desarrollo tecnológico, así como a la preservación de múlti-
ples intereses tanto económicos como de corte político, el deterioro que
ha sufrido el medio ambiente a manos del hombre pone en grave ries-
go la estabilidad de ambos, y hace proclive el surgimiento de un verda-
dero caos ambiental.

1.6.2.2.5.3.2., LA LEY GENERAL DEL EQUILIBRIO ECOLÓ-


GICO Y DE PROTECCIÓN AL AMBIENTE
La ley en cita es es reglamentaria de las disposiciones de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos que se refieren a la preserva-
ción y restauración del equilibrio ecológico, así como a la protección al
ambiente.
Estamos ciertos que entre los objetivos más importantes de este
ordenamiento legal, se encuentran los de garantizar el derecho de toda
persona a vivir en un medio ambiente sano para su desarrollo, salud y
bienestar; así como lograr el aprovechamiento sustentable, la preserva-
ción y la restauración del suelo, el agua y los demás recursos naturales, de
manera que sean compatibles la obtención de beneficios económicos y
las actividades de la sociedad con la preservación de los ecosistemas.
Es conveniente señalar que en este ordenamiento, se pergeñan
diversos conceptos alusivos al contexto ambiental entre los que desta-
can: Ambiente, entendido como el conjunto de elementos naturales y
artificiales o inducidos por el hombre que hacen posible la existencia
y desarrollo de los seres humanos y demás organismos vivos que interac-
túan en un espacio y tiempo determinados y Contaminación, definida
como la presencia en el ambiente de uno o más contaminantes o de cual-
quier combinación de ellos que cause desequilibrio ecológico.

1.6.2.2.5.3.3., LAS CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES


EN MATERIA AMBIENTAL RESUELTAS POR LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
A continuación, llevaremos a cabo el estudio de las tesis jurisprudenciales
más sobresalientes que en materia de protección ambiental ha emitido
nuestro máximo tribunal de justicia, mismas que han derivado de diver-
sas controversias constitucionales. Estamos ciertos que los correspon-

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246 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

dientes criterios, contienen argumentos jurídicos de gran trascendencia


y delimitan con precisión dicho ámbito material.

“PROTECCIÓN AL AMBIENTE Y PRESERVACIÓN Y RESTAU-


RACIÓN DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO. ES UNA MATERIA
CONCURRENTE POR DISPOSICIÓN CONSTITUCIONAL”,
décima época, registro 160791, pleno, jurisprudencia, Semanario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Libro I, octubre de 2011, Tomo I, ma-
teria constitucional, tesis P./J. 36/2011 (9a.), página 297.

Esta importante tesis jurisprudencial establece como principio ordena-


dor, que los rubros de protección al ambiente y restauración del equilibrio
ecológico, pueden ser normativizados jurídicamente por los tres niveles
de gobierno en forma concurrente, lo cual deriva del texto constitucional.
De igual forma la tesis aduce en forma acertada, que la vía legislativa
ad-hoc para la regulación del mencionado entorno concurrente, corres­
ponde a una Ley General, denominación que lleva imbíbita la con-
fluencia de los tres niveles de gobierno, cuyos lineamientos ha trazado
el Legislativo Federal.
El criterio destaca también, la existencia de mandatos de optimiza-
ción ambientales, lo que permite un balance adecuado para su correcta
instrumentación.
Sin duda la jurisprudencia en análisis, localiza el objeto principal de
la Ley General ambiental, consistente en propiciar el desarrollo susten-
table, concepto universal de magno impacto que orienta la teleología de
los Estados soberanos hacia la autosuficiencia, redireccionando los
elementos de gobernanza con la participación activa de la sociedad.
A manera de colofón, el criterio señala que el ámbito material de pro­
tección al ambiente fue absorbido por la Federación, al tiempo de hacer
partícipes a las tres esferas de competencia, quienes deben de propiciar el
cumplimiento homogéneo de los objetivos correspondientes.
Con base en los argumentos anteriores, subyace la preclara impor-
tancia de la jurisprudencia en comento, ya que alude a elementos básicos
como los mandatos de optimización y el desarrollo sustentable, que se
encuentran afectos a la protección del medio ambiente, armonizando
con ello las facultades concurrentes de los tres órdenes de gobierno.

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F e r n a n d o F lor e s T r e jo • 247

“PROTECCIÓN AL AMBIENTE Y PRESERVACIÓN Y RESTAU-


RACIÓN DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO. VÍAS DE ANÁLISIS
DE LOS ÁMBITOS DE COMPETENCIA EN ESA MATERIA”,
décima época, registro 160790, pleno, jurisprudencia, Se­manario Judi-
cial de la Federación y su Gaceta, Libro I, octubre de 2011, Tomo 1,
materia constitucional, Tesis P./J. 37/2011 (9a.), página 288

La tesis jurisprudencial a que se hace mérito, sostiene con amplitud de


razón, que la materia de protección al ambiente así como la de preser-
vación y restauración del equilibrio ecológico, tienen alcances constitu-
cionales como facultad concurrente.
Por otro lado, el criterio especifica que el entorno de protección al
ambiente, debe interpretarse conforme al Sistema General de Planea-
ción del Desarrollo Nacional, sin que ello desemboque en la aplicación
de un criterio de jerarquización, sino que conlleva una injerencia direc-
ta, respecto de las políticas públicas que se desarrollan en los distintos
niveles de gobierno.
Este apuntamiento deviene esencial, ya que modaliza una arista del
federalismo al posicionar la debida congruencia entre las políticas gu-
bernamentales de las tres esferas de competencia, sin pretender aplicar
un criterio de jerarquía respecto del ámbito material referido.
Así, la tesis estima adecuadamente, que las mencionadas políticas
públicas deben proyectarse en dos caminos; el primero de tipo jurídico
que lleva imbíbita una división competencial y el segundo atinente a
los Planes, Programas y Acciones que se encuentran relacionados con la
planeación, lo cual implica un hálito de complementariedad entre di-
chos instrumentos, a través de vínculos de congruencia, coordinación
y ajuste.

“PROTECCIÓN AL AMBIENTE Y PRESERVACIÓN Y RESTAU-


RACIÓN DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO. LOS GOBIER-
NOS FEDERAL, ESTATALES Y MUNICIPALES TIENEN
FACULTADES CONCURRENTES EN ESTA MATE­RIA, EN
TÉRMINOS DE LA LEY GENERAL QUE EXPIDA EL ÓRGA-
NO LEGISLATIVO FEDERAL”, décima época, registro 160028,

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248 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

pleno, jurisprudencia, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,


Libro X, julio de 2012, Tomo 1, materia constitucional, Tesis P./J. 15/
2012 (9a.), página 346.

La jurisprudencia resulta de sumo interés ya que el contexto material


referente, se fundamenta en un precepto constitucional que brinda facul-
tades al Congreso de la Unión, para expedir leyes que permitan la con-
currencia legislativa entre los tres niveles de gobierno, tanto en el ámbito
de protección al ambiente como en el aspecto de preservación y restau-
ración del equilibrio ecológico.
Señala correctamente, que la instrumentación legislativa debe par-
tir de una Ley General, ya que la misma permite la adecuada distribu-
ción de competencias entre las tres esferas citadas.
También es de destacarse que la tesis sostiene un argumento de
gran trascendencia jurídica al afirmar que la Federación tiene un poder
de dirección primaria, para expedir las leyes que permitan lograr una dis­
tribución equitativa de competencias entre los tres órdenes de gobierno,
a partir del cual se podrán definir el tipo de relaciones de coordinación
o colaboración entre los mismos.
De esta forma, la jurisprudencia es sin duda relevante, al sintetizar
de manera admirable el contexto distributivo de la atribución concu-
rrente entre las tres órbitas de competencia, respecto de la protección
al medio ambiente, lo cual se logra a través de la expedición de una Ley
General que resulta idónea para su regulación.

Fu entes consu lta da s

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Weber , Max, Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México
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Hemerografía

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Sánchez Luna, Gabriela, Breves consideraciones sobre aspectos jurídicos de la
planeación nacional y la planeación urbana en México, Boletín Mexicano

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250 • De rec ho pro c e s al consti tuc iona l . L a s con trov e r si a s.. .

de Derecho Comparado, México 1993. Año XXVI, núm. 78, septiem-


bre-diciembre.

Legislación

Constitución de los Estados Unidos de América, Ediciones Luciana, México


2002
Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, Imprenta del Go-
bierno, México 1875.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos www.diputados.gob.mx
Ley General de Asentamientos Humanos www.diputados.gob.mx
Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente www.diputa-
dos.gob.mx

Criterios Jurisdiccionales

Semanario Judicial de la Federación www.scjn.gob.mx

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El Der echo Procesa l
Constit uciona l
Una per specti va or ien ta da
a l a Protección Constit uciona l
de los Der echos Políticos
y Elector a les del Ci u da da no

Saúl Barrita Mendoza*

“Todas las declaraciones constitucionales son inútiles


si no existen remedios jurídicos procesales
que aseguren su funcionamiento real”.
Calamandrei

Introducción

L a importancia y trascendencia a 100 años de la promulgación de


la Constitución de 1917, la vigencia de la supremacía de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagrada en el
artículo 133 instituye que las constituciones de los Estados, ni las leyes
que emanen de ella pueden contravenir su contenido. En este sentido,
es una obligación para los jueces de cada Estado que dictaminen conforme
a la propia Constitución, las leyes y los tratados internacionales.

* 
Maestro en Administración Electoral, Profesor de Poder Legislativo y Derechos Hu-
manos en la Especialidad de Derecho Constitucional en la División de Estudios de Pos­
grado de la Facultad de Derecho de la unam. Miembro del Colegio de Profesores de
Derecho Constitucional.

• 251 •

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252 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

En materia de impartición y administración de justicia electoral, el


estudio y análisis del derecho procesal constitucional es imprescindi-
ble, porque en él encontramos la finalidad de garantizar la constitucio-
nalidad de las decisiones judiciales, cuyo deber principal en este caso, es
la protección de los derechos políticos fundamentales, toda vez que se
debe interpretar a la Constitución como una norma jurídica con fuerza
superior.1 Como medio de control constitucional, es necesario estable-
cer mecanismos más eficaces a través de los cuales se puedan defender los
derechos humanos en materia política.
No basta que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos reconozca a los derechos humanos como base fundamental de
nuestro sistema jurídico, ni que sean sustentados y protegidos por los
tratados internacionales. Es imperativo que la norma fundamental vaya
dirigida a toda autoridad política, jurídica, administrativa y jurisdiccio-
nal para que, en términos de control de legalidad constitucional, en
caso de controversia se aplique la ley en cada resolución o sentencia. Por
ello, es preciso que todos los actos y resoluciones de autoridad estén
debidamente fundados y motivados bajo los principios pro persona,
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
Actualmente los actos o resoluciones de la autoridad electoral que-
dan bajo la tutela y control constitucional del Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, el cual no pocas veces, ha “judiciali-
zado la política” y al mismo tiempo ha “politizado la justicia”; lo que ha
permitido a los Magistrados actuar discrecionalmente para controlar
los actos de autoridad jurisdiccionalmente.2 Este esquema no ha sido la
mejor solución a la hora de resolver conflictos por violación a los dere-
chos ciudadanos de votar y ser votados. Tampoco ha sido suficiente, el
sistema de medios de impugnación orientado a la protección y defensa
de derechos político-electorales del ciudadano.
Es importante señalar que el artículo 35, fracción II de nuestra carta
magna, representa la base constitucional para reconocer el derecho de
los ciudadanos a votar y ser votados para todos los cargos de elección

1
Cfr. Prieto Sanchis, Luis, Derecho Procesal de los Derechos Humanos: Neo constituciona-
lismo, Principios y Ponderación, Editorial UBIJUS, México, p. 16.
2
Schmitt, Carl, Il. custode della costituzione, Milán, Giuffrè, 1981. pp. 26-28.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 253

popular, a través de los partidos políticos y de las candidaturas indepen­


dientes. Aquí encontramos la pauta para que en caso de controversia se
materialice el juicio ciudadano. Es decir, nuestra Constitución política
nos asegura la posibilidad de elegir y de ser elegido para cualquier cargo
de representación política. Derecho que es protegido a través del juicio
para la protección de los derechos políticos y electorales fundamenta-
les. Es por ello que, cuando se alude al derecho procesal constitucional
para la defensa de esos derechos, se alude a la disciplina jurídica que
estudia los instrumentos de justicia electoral y sobre todo, a la protec-
ción de los derechos político-electorales fundamentales.
La autoridad jurisdiccional debe ejercer plenamente su mandato
constitucional con mayor fuerza coercitiva al momento de emitir sus
resoluciones; debe endurecer las sanciones que impone la violación a
los derechos políticos de los ciudadanos. De lo que se trata es que se le
otorgue mayor protección y eficacia en términos garantistas al denomi-
nado juicio ciudadano. Para ello es necesaria una reforma en materia de
justicia electoral que prevenga eficazmente violaciones futuras a los dere-
chos de votar y ser votado, y que se oponga a leyes y prácticas contra-
rias a la constitución y a los tratados internacionales. En este contexto, el
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación podría tener un
rol mucho más activo en materia de protección a los derechos políticos
en México. Sin embargo, para que una reforma prospere y logre gene-
rar los cambios necesarios, debe centrarse en soluciones concretas y
objetivas.
En este contexto, el operador jurídico especializado en materia elec-
toral debe saber que el juicio ciudadano es un instrumento legal de
protección jurídica y procesal que se percibe todavía en fase de perfec-
cionamiento. Actualmente no existe una garantía objetiva y concreta
de verdadera tutela jurídica frente a infracciones de naturaleza jurídica,
política y electoral, que se cometen en perjuicio de los ciudadanos. Por
ello, el presente análisis organiza una acumulación de conceptos para
entender, interpretar y sustanciar el juicio ciudadano.
Las nuevas figuras jurídicas que proceden de las últimas reformas
que entrarán en vigor a partir del año 2018, tendrán que ser observadas
por la autoridad jurisdiccional en los términos establecidos para resol-
ver y sustanciar impugnaciones, ante posibles violaciones al derecho de

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254 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

votar y ser votado. En este sentido, la constitución y las normas secun-


darias obligarán a la autoridad jurisdiccional a proteger a los ciudadanos
contra violaciones a sus derechos políticos.
Los derechos político-electorales son reconocidos en nuestra Cons-
titución y defendidos a través del juicio ciudadano en el cual la autori-
dad jurisdiccional realiza una función garantista de tutela y protección de
los derechos humanos en materia política. No olvidemos que el objeto
de los procesos electorales es garantizar el derecho de votar y ser votado
en estricto apego a la protección de los derechos humanos, a la supre-
macía constitucional y sus métodos de aplicación. No cabe duda que, el
derecho procesal constitucional surge por el desencuentro en materia
política, jurídica y electoral entre la constitución, la ley, las institucio-
nes jurídicas colectivas y el Estado que vulneran o amenazan los dere-
chos políticos de los ciudadanos. En este contexto, el objetivo del
derecho procesal constitucional es restablecer la normativa violada,
tutelar los derechos humanos en materia política, y garantizar los fines
esenciales del Estado de derecho. En mi opinión la justicia constitucio-
nal en materia política se sitúa, como el único eje articulador para la
protección de los derechos políticos en su conjunto, sobre todo, para
prevenir su violación. En el presente trabajo se analiza de manera senci-
lla la protección y defensa de los derechos ciudadanos en materia política.

Justici a constit uciona l elector a l

Una de las funciones de la autoridad jurisdiccional es verificar que la


constitucionalidad de los actos de está, sean acordes con la norma fun-
damental, de ahí que para la defensa de los derechos políticos el objetivo
de este trabajo sea destacar los conceptos interpretativos y argumenta-
tivos que los operadores jurídicos en materia constitucional pueden em-
plear en los diferentes procesos electorales establecidos a nivel local y
federal. La falta de un estudio sobre la defensa y control constitucional
en materia electoral; hace necesario el presente análisis para examinar
conceptos específicos sobre el control constitucional y la protección de
los derechos político-electorales del ciudadano de votar y ser votados.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 255

L a Constit ución y su pa rte a x iom ática

El artículo 128 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-


canos vigente, constriñe a todo tipo de autoridad a cumplir con el texto
constitucional; es decir, antes de emitir sus actos y resoluciones la auto-
ridad jurisdiccional debe interpretar la propia norma fundamental. Por
su parte, el artículo 103 de la propia Constitución, señala que los tri-
bunales de la federación resolverán toda controversia que se suscite: por
normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los de-
rechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protec-
ción por esta Constitución, así como por los tratados internacionales de
los que el Estado mexicano sea parte. Cabe destacar que algunas auto-
ridades jurisdiccionales están imposibilitadas para hacer pronuncia-
mientos sobre inconstitucionalidad, en el sentido de que se trata de
jueces de legalidad que se instituyen para aplicar leyes secundarias aun
cuando se trate de alguna norma inconstitucional. Así, cuando se trata
de la violación a los derechos político-electorales de los ciudadanos de
la república se resuelve a través, del juicio para la protección de los
derechos político–electorales del ciudadano y el juicio de revisión cons-
titucional.
Para proteger los derechos político-electorales de los ciudadanos,
la sala superior competente para conocer lo relativo al “derecho de
votar y ser votado en las elecciones de presidente constitucional de los
Estados Unidos Mexicanos, de diputados y senadores por el princi-
pio de representación proporcional, de Gobernador o de Jefe de Go-
bierno del Distrito Federal”. Además de aquellos juicios interpuestos
“en contra de las determinaciones de los partidos políticos en la selec-
ción de sus candidatos en las elecciones antes mencionadas o en la inte-
gración de sus órganos nacionales”. En los últimos casos se precisa que el
quejoso deberá agotar previamente los medios de defensa interparti-
dista, en concordancia con la fracción V del artículo 99 constitucional,
para evitar el uso del procedimiento conocido como “per saltum”, que
permitía acudir a los Tribunales sin agotar las instancias de justicia in-
terna de los partidos.
De lo anterior se puede deducir que intrínsecamente se activan nor-
mas procesales orgánicas y funcionales que le otorgan validez y vigencia

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256 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

a nuestra norma fundamental, la cual orienta por medio de las normas


secundarias todo un conjunto de procedimientos que observan y aplican
los órganos jurisdiccionales que se instituyen para preservar la supre-
macía de la Constitución. De modo que es a través del derecho procesal
constitucional que se entretejan los juicios, recursos, quejas, procedi-
mientos y las vías procesales que permiten la protección no sólo de la
Constitución, sino también de los derechos políticos ciudadanos con-
tenidos en la misma.

Procedimientos jurisdiccionales

En términos generales podemos hablar de:

1. El Juicio de Amparo (arts. 103 y 107 Constitucional).


a) Juicio de protección de derechos político-electorales (art. 99)
b) Juicio de revisión constitucional
2. Quejas ante comisiones de derechos humanos (art. 102)
3. Facultad de investigación de la Suprema Corte de la Justicia de
la Nación de hechos que constituyan grave violación a garantías
individuales, derechos humanos o al voto público (art. 97)
4. Acciones de inconstitucionalidad (art. 105)

También se establece la determinación de facultades de los órganos


constitucionales y la forma en que éstos ejecutan su jurisdicción al re-
solver conflictos del más alto nivel jerárquico.
El control constitucional sobre la procedencia del juicio de amparo
en materia electoral
La improcedencia del juicio de amparo en materia electoral se es-
tablece en el artículo 73 fracción VII de la propia ley de amparo, al
señalar que el amparo no es procedente contra resoluciones o declara-
ciones de los organismos y autoridades en materia electoral. Es por ello
que la Sala Superior del Tribunal Electoral Judicial de la Federación en
“forma permanente”3 es competente para conocer de la determinación

3
Las funciones de la Sala Superior del TEPJF y sus salas regionales, son de forma perma-
nente”, dado que la Constitución prescribe en el segundo párrafo del Artículo 99, que
el Tribunal funcionará en forma permanente, con una Sala Superior y salas regionales.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 257

y/o aplicación de sanciones “impuestas por los órganos centrales del


Instituto” a los ciudadanos, partidos políticos, organizaciones o agru-
paciones políticas de ciudadanos, observadores u otras personas físicas
o morales, públicas o privadas. En este contexto, las salas regionales y
la sala superior sólo podrán declarar la nulidad de una elección por las
causas expresamente establecidas en la ley.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación con re-
lación a la no aplicación a casos concretos, de leyes electorales que sean
contrarias a la Constitución, está facultado para pronunciarse al respec-
to, en términos del artículo 99, párrafo quinto de nuestra carta magna,
que señala además la facultad de las salas regionales para resolver con
respecto a la no aplicación de leyes en materia electoral. Para eficacia
de lo anterior, es menester establecer un mecanismo de control de re-
visión de sentencias que emitan las salas regionales y la sala superior,
mismas que deberán estar fundadas y motivadas, para proteger de la
probable violación de los derechos político-electorales de los ciudada-
nos considerando la experiencia y criterio de los magistrados del Tri-
bunal Electoral del Poder de la Federación con respecto a su actividad
jurisdiccional.
En este contexto, el Derecho Procesal Electoral Constitucional
debe aportar al nuevo sistema jurídico electoral los elementos orgáni-
cos y funcionales para que los conflictos por violación a los derechos
político-electorales de los ciudadanos puedan ser resueltos por medio
de sentencias, con plena supremacía constitucional.

Protección de los derechos políticos fundamentales

En términos de justicia, jurisdicción y control constitucional se cuenta


con un conjunto de mecanismos, instituciones y procedimientos juris-
diccionales que se aplican y tienden a preservar los preceptos de la car-
ta fundamental, no obstante ya he mencionado que hacen falta otros
que se relacionen aún más con la observancia de la supremacía consti-
tucional. Son necesarias y urgentes reglas procesales más claras y pre-
cisas orientadas a la protección de los derechos políticos de los ciudadanos
que garanticen la celebración de elecciones cada vez más equitativas,
limpias y competidas que propicien la construcción de un régimen

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258 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

auténticamente plural y donde exista un juego efectivo de todos los


partidos y fuerzas políticas”.4
Para garantizar la tutela y protección de los derechos políticos
constitucionales el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Fede-
ración a través de la sala superior tiene la facultad de atracción; es decir,
cuando la sala superior considere que los juicios de que se trate son de
importancia y trascendencia, o cuando exista solicitud expresa en la
que se invoque la importancia y trascendencia del caso y cuando la sala
regional que haya conocido originalmente del caso lo solicite. Sin em-
bargo, existe la determinación y posibilidad de que la sala superior al
respecto ejerza o no la facultad de atracción, y la misma sea del mismo
modo inatacable.
Por otra parte, las salas regionales y los tribunales electorales locales,
en sus respectivas esferas de competencia federal o local, cuentan ac-
tualmente con la facultad de conocer y resolver en definitiva los juicios
para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano por
violaciones al derecho de votar y de ser votado, en las elecciones de
diputados y senadores por el principio de mayoría relativa, diputados
locales y ayuntamientos y titulares de órganos políticos-administra-
tivos, servidores públicos municipales diversos a los que integran los
ayuntamientos, así como por la violación de derechos por actos de
los partidos políticos en la elecciones internas para diputados y sena-
dores por el principio de mayoría relativa, diputados locales, ayunta-
mientos y titulares de órganos político-administrativos de la Ciudad de
México, y dirigentes locales de dichos institutos. Lo anterior siempre y
cuando los quejosos hayan agotado previamente los medios de defen-
sa interna de los partidos. Así mismo está instituida la facultad de las
salas regionales de resolver la no aplicación, en casos concretos, de leyes
electorales contrarias a la Constitución.
En términos de competencia territorial, en única instancia, las salas
regionales pueden resolver controversias sobre los juicios para la pro-
tección de derechos de los ciudadanos, promovidos por violaciones al
derecho de voto activo; la violación al derecho de voto pasivo en las

4
Fix-Zamudio, H. y Valencia Carmona, S. Derecho Constitucional mexicano y compa-
rado, 4ª ed., México, Porrúa, 2005, p. 619.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 259

elecciones de servidores públicos municipales diversos de los electos


para integrar el ayuntamiento; las violaciones a los derechos político-­
electorales de los ciudadanos por actos o resoluciones de los partidos
políticos en las elecciones de candidatos a diputados federales y sena-
dores de mayoría relativa; diputados locales y de la Asamblea Legisla-
tiva de la Ciudad de México, ayuntamientos y delegaciones en la misma
entidad, así como de los dirigentes de partidos políticos locales.
De este modo opera la justicia jurisdiccional electoral, misma que
se decanta a partir de la carta magna, para garantizar los derechos po-
lítico-electorales, y más ampliamente, del entramado de nuestro siste-
ma jurídico constitucional.

Problemática

En México, el procedimiento jurisdiccional específico para que opere el


juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-
dano (artículo 79),5antes, durante y después de las elecciones, se regu-
la en la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia
Electoral, conforme a lo previsto en el artículo 99 de nuestra Consti-
tución federal.
Ello es así porque, la Suprema Corte separo los derechos civiles y
los políticos, excluyendo al amparo, como vía para la solución de con-
troversias políticas. En este sentido, las garantías individuales y los de-
rechos humanos y políticos de los ciudadanos, corren por cuerdas
separadas, por lo que desde mi punto de vista no existe una protección
jurisdiccional adecuada, y que por ello, se deba buscar y repensar una
vinculación por la vía del amparo para garantizar esos derechos.
Actualmente la protección de los derechos político-electorales del
ciudadano, en términos del artículo 99 constitucional, se tramita ante
el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y ante los
Tribunales Electorales Locales para impugnar los actos y resoluciones

5
Para profundizar en el análisis de los procesos jurisdiccionales en México, véase Terrazas
Salgadas, Rodolfo, vol.II, p.1334; Galván Rivera, Flavio, p.541; Islas Colín, Alfredo y
Lézé, Florence. Temas de Derecho Electoral y Político, México, Porrúa, 2ª ed., 2007, p.
445; “El sistema mexicano de Justicia Electoral. Proceso Electoral Federal 2002-2003”,
México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2003, p. 91.

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260 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

que violen los derechos de los ciudadanos de votar, ser votado y de afi-
liación libre y pacífica para tomar parte en los asuntos públicos del país.
Este proceso garantista de derechos constitucionales se separa del
amparo y se sustancia ante un tribunal diferente de la Suprema Corte
en el marco de tutela y protección de los derechos políticos de los ciu-
dadanos. En mi opinión, actualmente se garantizarían mejor los dere-
chos políticos a través de un amparo electoral ordinario y constitucional
que con el juicio para la protección de los derechos político-electorales
del ciudadano. Lo que se justifica por las circunstancias y condiciones po­
líticas centralistas por las que atraviesa nuestro país y por la forma tan
discrecional en que los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Ju-
dicial de la Federación se han venido pronunciando en las diversas sen-
tencias relativas a la tutela y protección de los derechos políticos de los
ciudadanos. Ello, no obsta para buscar mecanismos más eficaces que
garanticen los derechos políticos y constitucionales de los ciudadanos
en el ámbito electoral.

El control de constit uciona lida d


en M éx ico

En México el control de la constitucionalidad se ejerce por medio del


juicio de amparo, la controversia constitucional, la acción de constitu-
cionalidad y en materia electoral por medio del juicio para la protección
de los derechos político-electorales del ciudadano y el juicio de revisión
constitucional.
A continuación mencionaré de manera muy breve el procedimiento
de cada uno de los juicios y recursos arriba mencionados.

Procedencia del juicio de amparo

Las leyes o actos de autoridad pueden ocasionar violaciones al procedi-


miento o de fondo a derechos constitucionales, por lo que a través del
juicio de amparo se ordena reponer el procedimiento o se corrige la
aplicación de la Ley.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 261

Leyes

Las leyes son de carácter auto aplicativo cuando por su sola promulga-
ción obligan a su cumplimiento (procede el amparo indirecto de acuerdo
al art. 114 de la ley de amparo). Por otra parte, existen leyes que son de
carácter hetero aplicativo; es decir, cuando obligan a cumplir la ley en el
momento de llevarse a cabo el primer acto de aplicación que se encuen-
tra regulado en la propia ley (procede el juicio de amparo directo, artí-
culos 159 y 160 ley de amparo).

Control constitucional del juicio de amparo

El juicio de amparo se tramita ante Tribunales Colegiados de Circuito,


Juzgados de Distrito y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que
tienen facultad para conocer sobre la constitucionalidad e inconstitu-
cionalidad de una ley o acto de autoridad. El control constitucional
opera bajo el principio de relatividad de la sentencia (art. 107 constitu-
cional fracción II.) Nada impide que las interpretaciones de los jueces
comunes busquen resultados que armonicen con la Constitución.

Improcedencia del juicio de amparo en materia electoral

El artículo 73 fracción VII de la ley de amparo establece la improce-


dencia del juicio de garantías contra resoluciones o declaraciones de los
organismos y autoridades en materia electoral.

La controversia constitucional

La controversia constitucional es un juicio o procedimiento constitu-


cional que se sigue ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pro-
movido por la Federación, los Estados, la Ciudad de México o entidades
de carácter municipal, y que tiene por objeto solicitar la invalidación de
normas generales o de actos no legislativos de otros entes oficiales simi-
lares, alegándose que tales normas o actos no se ajustan a lo constitucio-
nalmente ordenado, o bien, reclamándose la resolución de diferencias
contenciosas sobre límites de los Estados, con el objeto de que se decre-
te la legal vigencia o la invalidez de las normas o actos impugnados, o

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262 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

el arreglo de límites entre los Estados que disienten, todo ello para
preservar el sistema y la estructura de la constitución política.

La improcedencia de la controversia constitucional


en materia de justicia electoral

El artículo 105 fracción I de la carta magna establece que la materia


electoral queda excluida de las controversias constitucionales, al tener
su propio régimen constitucional aplicable a la justicia en esta materia.

Acción de inconstitucionalidad

Actualmente, la fracción II del artículo 105 constitucional contempla


que, en los términos de la Ley reglamentaria del artículo 105, el Máxi-
mo Tribunal conocerá “de las acciones de inconstitucionalidad que
tengan por objeto plantear la posible contradicción entre normas de ca-
rácter general y la Constitución”. La sustanciación de las acciones de
inconstitucionalidad se rige por el Título III, artículos 59 a 73 de la
LR105 y en el Titulo II de la misma ley. Supletoriamente se aplica el
Código Federal de Procedimientos Civiles.6
Las acciones de inconstitucionalidad se tramitan ante la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, por los partidos políticos con registro
federal o local; el procurador general de la República; cuando se alude
a una contradicción entre una norma de carácter general, un tratado
internacional o la Constitución. Se exige en juicio la invalidación de la
norma o el tratado impugnado, para hacer prevalecer lo previsto en
la Constitución.
A través de la reforma constitucional de 1994se instituyó la acción
de inconstitucionalidad en el artículo 105, fracción II, de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, prohibiendo su proce-
dencia en contra de leyes en materia electoral. Dos años más tarde, en
la reforma constitucional de 1996 se admitió la procedencia de la ac-
ción en contra de este tipo de leyes. No obstante, la ley reglamentaria
de las fracciones I y II del artículo 105 de dicha Constitución prevé

6
Tesis P. /J. 3/99, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,


t. IX, febrero de 1999, p.289.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 263

reglas genéricas para la sustanciación del procedimiento de la acción de


inconstitucionalidad y reglas específicas cuando se impugnan leyes elec­
torales. Lo anterior fue sustentado a través de la Tesis: P./J.25/99
emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, acción de incons-
titucionalidad 10/98 por unanimidad de diez votos.

Diferencias entre la controversia constitucional


y la acción de inconstitucionalidad

La perspectiva se sustenta en la tesis P. /J. 71/2000,7 en la que el


pleno de la Corte determinó las diferencias en los siguientes términos:

Controversia constitucional Acción de inconstitucionalidad

Se plantea por la invasión Se alega una contradicción entre la norma


de las esferas competenciales establecidas impugnada y una de la propia
en la Constitución.1 Ley Fundamental.

Lo promueve la Federación, Estados, Muni- Puede promoverlo el titular de la PGR, par-


cipios y el Distrito Federal. tidos políticos con registro ante el IFE, por
conducto de sus dirigencias nacionales en
contra de leyes electorales federales o loca-
les; y los partidos políticos con registro esta-
tal a través de sus dirigencias, exclusivamente
en contra de Leyes electorales expedidas por el
órgano legislativo del Estado que les otorgó
el registro, el 33% de los integrantes de algu-
nos de los órganos legislativos estatales, en
contra de leyes expedidas por el propio órga-
no, el equivalente al 33% de los integrantes
de la Cámara de Diputados del Congreso de
la Unión, el equivalente al 33% de los inte-
grantes del Senado y la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos.

El promovente plantea la existencia de agra- Se eleva una solicitud para que la Suprema
vios en su perjuicio. Corte de Justicia de la Nación realice un aná-
lisis abstracto de la constitucionalidad de la
norma.

7
Semanario Judicial de la Federación y Gaceta, Novena Época, t. XII, agosto de 2000,
p. 965.

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264 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Se realiza todo un proceso (demanda, contes- Se ventila un procedimiento uniinstancial


tación, pruebas, alegatos y sentencia).

En cuanto a las normas generales, no pueden Puede impugnarse cualquier tipo de nor-
impugnarse normas en materia electoral. mas.2

Pueden impugnarse normas generales y ac- Sólo procede contra normas generales.
tos de otra autoridad

En el caso de normas generales, los efectos de Las sentencias tendrán efectos generales
la sentencia consistirán en declarar la invali- siempre que fuere aprobada por ocho Minis-
dez de la norma con efectos generales, siem- tros, cuando menos.
pre que se trate de disposiciones de los esta-
dos y Municipios impugnados por la
Federación, de los Municipios impugnados
por los Estados, o en conflicto de órganos de
atribución y siempre que haya sido aprobada
por una mayoría de, por lo menos, ocho vo-
tos de los Ministros de la Suprema Corte.

Control abstracto

El control abstracto de las normas electorales lo ejerce la Suprema Corte


de Justicia de la Nación mediante la acción de inconstitucionalidad.

Acción de inconstitucionalidad

Como ya mencioné, el control abstracto de las normas electorales lo


lleva a cabo la Suprema Corte de Justicia de la Nación mediante la ac-
ción de inconstitucionalidad,8cuando se plantea ante una contradicción
entre la norma impugnada y otra de la propia ley fundamental.

Procedencia, competencia y fundamento constitucional

La acción de inconstitucionalidad se aplica en contra de una contradic-


ción entre una ley general y la constitución. Sólo procede contra nor-
mas generales y es competente la Suprema Corte de Justicia de la Nación
para conocer y declarar la invalidez. Lo anterior se fundamenta en el
artículo 105 fracción II constitucional.

8
Sala Superior del TEPJF. Jurisprudencia 3/2000.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 264 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 265

Control de lega lida d y constit uciona lida d


en m ater i a elector a l

No obstante que se ha hecho alusión a otros procesos de control cons-


titucional que nos permitan contar con una visión general de la defensa
y protección de los derechos políticos fundamentales que tutela la ley
fundamental, es menester del operador jurídico en la materia analizar
que todas las normas de carácter general se ajusten a la Constitución y que
todos los actos y resoluciones en general que emiten los organismos
jurisdiccionales, del mismo modo, se ajusten a la ley suprema.

Fundamento constitucional y legal

En este artículo señalaré los aspectos más relevantes de marco jurídico


referido, iniciando por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos en su artículo 41 fracción VI. Sistema nacional de medios
de impugnación; artículos 60 y 99. Tribunal Electoral del Poder Judi-
cial de la Federación; actos impugnables. Artículo 105 fracción II. Accio-
nes de inconstitucionalidad contra leyes electorales; artículo 116 fracción
IV incisos l) y m). Sistemas locales de medios de impugnación; recuen-
tos totales o parciales de votación; causales de nulidad de las elecciones
de gobernador, diputados locales y ayuntamientos; plazos convenien-
tes para todas las instancias impugnativas. Así como la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, Ley General del Sistema de Medios
de Impugnación en Materia Electoral y Ley Reglamentaria de las Frac-
ciones I y II del artículo 105 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
En este contexto, es parte medular la transformación del Tribunal
Electoral de Poder Judicial de la Federación como máxima autoridad
jurisdiccional en materia electoral y órgano especializado del Poder
Judicial de la Federación, que funciona con una sala superior y cinco sa­
las regionales.9 Dicho órgano jurisdiccional ha venido garantizando
que los actores involucrados en los procesos electorales dispongan de

9
Suprema Corte de Justicia de la Nación, “La Violación del Voto Público”, colección
figuras procesales constitucionales, 2ª ed, 2012, pag. 91.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 265 18/01/17 13:37


266 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

un sistema de medios de impugnación para la defensa de los derechos


humanos y políticos.

Medios de impugnación en materia electoral

Cabe señalar que el sistema de medios de impugnaciones un instru-


mento de defensa a disposición de los partidos políticos, coaliciones,
candidatos, precandidatos, ciudadanos, personas jurídico-colectivas, y
todo aquel que sufra alguna afectación en su esfera jurídica por actos,
omisiones o resoluciones de cualquier órgano, autoridad electoral o de
los propios partidos políticos.
Así, el artículo 3º de la Ley General del Sistema de Medios de Im-
pugnación en Materia Electoral, establece que para garantizar los prin-
cipios de constitucionalidad y legalidad de los actos y resoluciones
electorales, se establecerá un sistema de medios de impugnación cuyo
objeto se materialice al someter el asunto al imperio de la norma fun-
damental.

Objeto

El objeto del sistema de medios de impugnación en materia de viola-


ción de los derechos políticos consiste en que los actos y resoluciones
de las autoridades electorales se sometan al escrutinio de la instancia
competente por medio del juicio ciudadano al imperio de la norma
fundamental y el marco jurídico aplicable.

A nivel federal

Garantizar los principios de constitucionalidad y legalidad de los actos


y resoluciones electorales; la definitividad de los distintos actos y etapas
de los procesos electorales, así como la protección de los derechos po-
líticos de los ciudadanos de votar, ser votados y de asociación.

A nivel local

Garantizar la legalidad y certeza de todos los actos y resoluciones de las


autoridades electorales de los organismos públicos electorales estatales;

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 266 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 267

la definitividad de los distintos actos y etapas de sus procesos electo-


rales; la pronta y expedita resolución de los conflictos en materia electoral
y la protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos de
carácter local.
En términos generales los juicios, recursos y sus fundamentos esta-
blecidos en la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en
Materia Electoral (LGSMIME) son: recurso de revisión (art. 35); re-
curso de apelación (art. 40); juicio de inconformidad (art. 49); recurso
de reconsideración (art. 61); el juicio para la protección de los dere-
chos político–electorales del ciudadano (art. 79); juicio de revisión
constitucional electoral (art. 86); juicio para dirimir los conflictos o
diferencias laborales entre el Instituto Nacional Electoral y sus servido-
res (art. 94).

Autoridades electorales del ámbito federal

Suprema Corte de Justicia de la Nación (solo con relación a las acciones


de inconstitucionalidad), Instituto Nacional Electoral, Tribunal Elec-
toral del Poder Judicial de la Federación, Fiscalía Especializada en Mate­
ria de Delitos Electorales.

Sistema de Medios de Impugnación

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 267 18/01/17 13:37


268 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Ju icio pa r a l a protección de los der echos


político –elector a les del ci u da da no

El juicio para la protección de los derechos político electorales del ciu-


dadano es un producto de la reforma de 1996, elevada al texto consti-
tucional, cuya competencia es exclusiva del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación para conocer y resolver en forma definitiva e
inapelable.

Procedencia

Cuando el ciudadano hace valer presuntas violaciones a sus derechos de


votar y ser votado en las elecciones, de asociarse individual y libremen-
te para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país y de
afiliarse libre e individualmente a los partidos políticos.

Efectos

Confirmar el acto o resolución impugnado, revocar o modificar el acto


o resolución impugnado y restituir al promovente en el uso y goce del
derecho político–electoral que le haya sido violado.

Juicio para la protección de los derechos político-electorales


del ciudadano (proceso federal y/o local)

Cualquier ciudadano está facultado para promover este juicio contra


violaciones a sus derechos de votar y ser votado en las elecciones, de
asociarse individual, libre y pacíficamente para tomar parte en los asun-
tos políticos, y de afiliarse libre e individualmente a los partidos polí-
ticos, cuando: se le niegue el registro como candidato a un cargo de
elección popular; se niegue el registro del partido o la agrupación po-
lítica que desee constituir junto a otros ciudadanos; cuando considere
que un acto o resolución de la autoridad es violatorio de cualquiera de
sus derechos político-electorales, cuando un acto o resolución del par-
tido político al que esté afiliado, o que lo postule a un cargo de elec-
ción, viole alguno de sus Derechos Político-Electorales; si se vulneran
sus derechos de votar o ser votado en las elecciones de las autoridades

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 268 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 269

auxiliares de los ayuntamiento; en caso de que se le imponga una sanción


por un órgano electoral o algún partido, siempre que implique la vio-
lación de un derecho político-electoral; por vulnerar su derecho a la
información o su derecho de petición en materia político-electoral; si
presume violado su derecho a ser parte integrante de las autoridades
electorales de su Entidad Federativa o resulten controvertidas las reso-
luciones de los Consejos del Instituto Electoral de que se trate, local o
federal respecto de la acreditación de observadores electorales.

Partes

En primer lugar, se encuentra el actor o promovente que será el legiti-


mado para presentar el medio de impugnación. Por otro lado, están las
autoridades responsables que pueden ser los órganos administrativos
y/o jurisdiccionales electorales, los partidos políticos. Asimismo, el ter-
cero interesado que puede ser el ciudadano, el partido político, la coali-
ción, la agrupación política que tenga un interés legitimo derivado de un
hecho incompatible con el actor y, por último, el candidato coadyuvante.

Actor, autoridad responsable y tercero interesado

El actor es el ciudadano, la organización de ciudadanos, el candidato in­


dependiente, el partido político o coalición que interponga el medio
impugnativo.
La autoridad responsable es el órgano electoral o partidista que
realice el acto o dicte la resolución que se impugna. El tercero interesado
es el partido, coalición o ciudadano con un interés legítimo en la causa,
derivado de un derecho incompatible con el pretendido por el actor.

Legitimación y personería

Los partidos políticos o coaliciones, a través de sus representantes legíti-


mos, que serán los registrados ante el órgano electoral responsable. Los
miembros de los comités directivos estatales, distritales o municipales
u órganos equivalentes. Aquéllos autorizados para representarlos me-
diante mandato otorgado en escritura pública. Así como las organiza-
ciones interesadas en constituirse en partido político local, a través de

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 269 18/01/17 13:37


270 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

sus representantes legítimos y los reconocidos por el Consejo General.


Los designados de conformidad con los estatutos respectivos o en tér-
minos de la legislación civil. Las organizaciones de observadores a través
de sus representantes. Los ciudadanos por sí mismos en forma indi-
vidual o a través de sus representantes legales, y los candidatos indepen-
dientes, por sí mismos, a través quien los represente de acuerdo a la
normatividad vigente.

Procedencia

Para impugnar actos o resoluciones de las autoridades competentes de


las entidades federativas para organizar y calificar los comicios locales
o resolver las controversias que surjan durante los mismos.

Efectos

Confirmar el acto o resolución impugnado, revocar o modificar el acto


o resolución impugnado y, consecuentemente, proveer lo necesario para
reparar la violación constitucional que se haya cometido.

Competencia federal

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación será, con ex-


cepción de lo dispuesto en la fracción II del artículo 105 de esta Cons-
titución, la máxima autoridad jurisdiccional en la materia electoral y
órgano especializado del Poder Judicial de la Federación (Tesis: P./J.
26/2002)

Competencia local

El Tribunal Electoral Local será competente para conocer el juicio para


la protección de los derechos político-electorales del ciudadano local.

Actor

El ciudadano, organización de ciudadanos, candidatos independientes,


partido político o coalición que interponga el medio impugnativo.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 270 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 271

Autoridad responsable

Órgano electoral o partidista que realice el acto o dicte la resolución


impugnada.

Tercero interesado

Partido, coalición o ciudadano con un interés legítimo en la causa,


derivado de un derecho incompatible con el pretendido por el actor.

Legitimación y personería

La legitimación y personería son dos conceptos jurídico-procesales de


mayor importancia en los ámbitos jurisdiccionales. Son dos presupues-
tos procesales de previo y especial pronunciamiento.
En este tenor, la legitimación activa la ejercen los ciudadanos mexi-
canos y la legitimación pasiva el Instituto Nacional Electoral, la auto-
ridad administrativa electoral local, los órganos partidistas, las autoridades
locales, los ciudadanos y candidatos sin que sea admisible representación
alguna y las organizaciones o agrupaciones políticas a través de sus
representantes.
La legitimación y personería la ejercen los partidos políticos o coa-
liciones a través de sus representantes legítimos, a saber:

• Los registrados ante el órgano electoral responsable


• Los miembros de los comités directivos estatales, distritales o
municipales u órganos equivalentes
• Aquéllos autorizados para representarlos mediante mandato
otorgado en escritura pública

Así como también, las organizaciones interesadas en constituirse en


partido político local y las organizaciones de observadores a través de
sus representantes legítimos, es decir:

• Los reconocidos por el Consejo General


• Los designados de conformidad con los estatutos respectivos
• Los designados en términos de la legislación civil

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272 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

De igual manera, los ciudadanos y los candidatos independientes por


sí mismos y en forma individual o a través de sus representantes legales.

Plazos y términos

Durante los procesos electorales todos los días y horas son hábiles; fue-
ra de un proceso electoral son hábiles los días lunes a viernes de cada
semana, excepto aquellos que sean de descanso obligatorio. Los plazos
para promover medios de defensa son 4 días, contados a partir del día
siguiente a aquél en que se notifique o se tenga conocimiento del acto
o resolución que se impugna. La notificación automática implica que el
actor tuvo conocimiento del acto que impugna, si estuvo presente por
sí mismo o a través de representante en la sesión en la que se dictó el acto
o resolución de que se trate.

Jurisprudencia

La jurisprudencia deriva del latín Iuris que significa derecho, y pruden-


tia que expresa prudencia, es decir previsión o conocimiento. En sentido
amplio personifica la ciencia del derecho, y en estricto sentido es el
conjunto de las sentencias de los tribunales y sus doctrinas. Se defi-
ne como la expresión por escrito, en forma abstracta de un criterio ju-
rídico obligatorio que sirve para aplicar, interpretar o integrar una norma
conforme a nuestro sistema legal, en términos de reiteración o contra-
dicción.
La Tesis relevante es la expresión por escrito, en forma abstracta de
un criterio jurídico establecido para aplicar, interpretar o integrar una
norma a un caso concreto. Precedente: es una resolución judicial que
ha resuelto ya un caso sustancialmente idéntico al que se debate. Doc-
trina: Es el conjunto de conceptos e ideas que formulan los académicos
en la investigación y enseñanza del derecho y las ciencias sociales.
Los órganos facultados para emitir jurisprudencia en materia elec-
toral son el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a
través de su sala superior con el voto de mayoritario de 4 magistrados
mediante el sistema de reiteración y por contradicción de 3 sentencias;
la votación requerida por las Salas regionales es por unanimidad,

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 272 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 273

mediante el sistema de reiteración de 5 sentencias. Lo anterior es obli-


gatorio para las Salas del propio Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación, Instituto Nacional Electoral y Organismos Públicos
Locales Electorales para el caso de derechos político-electorales de los
ciudadanos o actos o resoluciones de esas autoridades. Igualmente el
órgano facultado para emitir jurisprudencia es la Suprema Corte de Jus­
ticia de la Nación mediante una votación requerida por el pleno de la
mayoría mediante el sistema de contradicción y es obligatoria para las
Salas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
A continuación les presento algunas jurisprudencias que contienen
el criterio jurídico establecido para aplicar, interpretar o integrar una
norma al caso concreto:

PLAZOS PARA LA PRESENTACIÓN DE LOS MEDIOS DE IM-


PUGNACIÓN EN MATERIA ELECTORAL. CÓMO DEBE
COMPUTARSE CUANDO SE ENCUENTRAN ESTABLECI-
DOS EN DÍAS.- Cuando la legislación electoral atinente, señale ex-
presamente el concepto “día o días”, para establecer el plazo relativo
para la presentación de un determinado medio de impugnación, se
debe entender que se refiere a días completos, sin contemplar cualquier
fracción de día, en tal virtud, para los efectos jurídicos procesales co-
rrespondientes; el apuntado término, debe entenderse al concepto que
comúnmente se tiene del vocablo “día” el cual de acuerdo al Diccio-
nario de la Real Academia de la Lengua Española, se define como:
“Tiempo en que la tierra emplea en dar una vuelta de su eje, o que
aparentemente emplea el sol en dar una vuelta alrededor de la Tierra”.
Tal circunstancia como es de conocimiento general refiere a un lapso
de veinticuatro horas, que inicia a las cero horas y concluye a las vein-
ticuatro horas de un determinado meridiano geográfico, y no sólo al
simple transcurso de veinticuatro horas contadas a partir de un hecho
causal indeterminado; en consecuencia, para efectuar el cómputo res-
pectivo debe efectuarse contabilizando días completos que abarquen
veinticuatro horas.10

10
Sala Superior Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Jurisprudencia
18/2000.

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274 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

NOTIFICACIÓN AUTOMÁTICA. REQUISITOS PARA SU VA-


LIDEZ.- Tanto en la legislación electoral federal como en la mayoría
de las legislaciones electorales estatales existe el precepto que establece
que, el partido político cuyo representante haya estado presente en la
sesión del órgano electoral que actuó o resolvió se entenderá notificado
automáticamente del acto o resolución correspondiente, para todos los
efectos legales. Sin embargo, si se parte de la base de que notificar im-
plica hacer del conocimiento el acto o resolución, emitidos por una
autoridad, a un destinatario, es patente que no basta la sola presencia
del representante del partido para que se produzca tal clase de notifi-
cación, sino que para que ésta se dé es necesario que, además de la
presencia indicada, esté constatado fehacientemente, que durante la se-
sión se generó el acto o dictó la resolución correspondiente y que, en
razón del material adjunto a la convocatoria o al tratarse el asunto en la
sesión o por alguna otra causa, dicho representante tuvo a su alcance
todos los elementos necesarios para quedar enterado del contenido del
acto o de la resolución, así como de los fundamentos y motivos que sir-
vieron de base para su emisión, pues sólo así el partido político estará
en aptitud de decidir libremente, si aprovecha los beneficios que le re-
porta el acto o resolución notificados, si admite los perjuicios que le
causen o, en su caso, si hace valer los medios de impugnación que la Ley
le confiere para impedir o contrarrestar esos perjuicios, con lo cual que-
da colmada la finalidad perseguida con la práctica de una notificación.11

NOTIFICACIÓN. LA EFECTUADA AL REPRESENTANTE DE


UN PARTIDO POLÍTICO ANTE UN ÓRGANO ELECTORAL,
NO SURTE EFECTOS RESPECTO DE LOS CANDIDATOS
POSTULADOS POR EL PROPIO PARTIDO.- Para los efectos de la
interposición de los medios de impugnación, los representantes de los
partidos políticos y de las coaliciones ante las distintas autoridades elec-
torales representan, como su denominación lo indica, a tales institutos
políticos, pero no a los candidatos postulados por los mismos, en par-
ticular cuando dichas autoridades emiten actos o resoluciones que afec-
tan los derechos político-electorales consagrados constitucional y

11
Ídem. Jurisprudencia 19/2001.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 274 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 275

legalmente para los ciudadanos, puesto que considerar lo contrario im-


plicaría dejar en estado de indefensión a tales candidatos cuando sus
derechos se vieran lesionados por algún acto o resolución de autoridad
y el representante del partido político o de la coalición a que pertenez-
can, una vez notificado del acto o resolución, por dolo o negligencia
omitiera comunicar tal afectación al interesado y porque, por otra par-
te, los ciudadanos y los candidatos afectados deben promover los res-
pectivos medios de impugnación por su propio derecho, dado que la
Ley electoral no permite la representación para tal efecto, ni mucho
menos la gestión de negocios, según lo dispuesto en los artículos 13,
párrafo 1, inciso b) y 79 de la Ley General del Sistema de Medios de
Impugnación en Materia Electoral. Por tanto, el plazo para la interpo-
sición de los referidos medios de impugnación por los candidatos, en
contra de los actos o resoluciones que afecten sus derechos político-electo­
rales, deberá computarse a partir del día siguiente a aquél en que tengan
conocimiento del acto o resolución impugnado, o se hubiese notificado
de conformidad con la Ley aplicable.12

Requisitos de la demanda

• Nombre del actor


• Domicilio para recibir notificaciones, y personas autorizadas
para oírlas y recibirlas
• Acompañar documentos que acrediten personería del promo-
vente
• Identificar el acto o resolución impugnada y la autoridad res-
ponsable
• Mencionar hechos, agravios y preceptos presuntamente vio-
lados
• Ofrecer y aportar pruebas dentro de los plazos previstos por la
ley
• Nombre y firma autógrafa del promovente

12
Ídem. Jurisprudencia 20/2001.

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276 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Agr av ios

Para tenerlos por debidamente configurados es suficiente con expresar


la causa de pedir.13Pueden encontrarse en cualquier parte del escrito
inicial.14

Firma autógrafa
En la promoción de un medio de impugnación en materia electoral se
satisface este requisito, aun cuando la firma no aparezca en el escrito de
expresión de agravios y sí en el documento de presentación de dicho
medio impugnativo.15

Ante quién se presenta la demanda


Ante la autoridad señalada como responsable del acto o resolución que
se impugna.

Finalidad
Facilitar al actor el acceso a la justicia, para que no tenga que trasladarse
a la ciudad en que se encuentra la sedé de la autoridad u órgano com-
petente para conocer y resolver el medio de impugnación.

Trámite
La autoridad u órgano jurídico colectivo responsable recibe el medio de
impugnación. Da aviso de inmediato y por la vía más expedita al Con-
sejo General o al Tribunal Electoral Local, según el caso. Den un plazo
máximo de 24 horas, pública en estrados durante 72 horas, mediante
cédula de notificación, el acto o resolución que se impugna.
Una vez transcurrido las 72 horas a que se refiere el párrafo ante-
rior y comparezcan terceros interesados o coadyuvantes, en un plazo
máximo de 24 horas remite: el escrito del medio de impugnación;
copia certificada del documento en que conste el acto o resolución
impugnados; las pruebas aportadas y las solicitadas en tiempo por el

13
Ídem. Jurisprudencia 3/2000.
14
Ídem. Jurisprudencia 2/98.
15
Ídem. Jurisprudencia 1/99.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 277

impugnante; los escritos y pruebas de los terceros interesados y los


coadyuvantes; el informe circunstanciado; en el caso del juicio de incon­
formidad, los escritos sobre incidentes y de protesta; y los demás ele-
mentos que se estime necesarios.

Infor m e circu nsta nci a do

Una vez que se cumpla el plazo de setenta y dos horas para que com-
parezcan terceros interesados o coadyuvantes, el órgano del Instituto o
partidista, según sea el caso que reciba un medio de impugnación de-
berá hacer llegar, en su caso, al Consejo General o al Tribunal Electoral,
dentro de las veinticuatro horas siguientes: un informe circunstanciado
en el que se expresarán los motivos y fundamentos jurídicos que se
consideren pertinentes para sostener la legalidad del acto o resolución
que se impugna, en el que, además, informará si el promovente tiene
reconocida su personería ante el órgano del Instituto o del órgano jurí-
dico-colectivo.

Estructura esencial del informe circunstanciado

• Órgano al que se dirige.


• Fundamento de su emisión.
• Medio de impugnación con relación al cual se emite
el informe.
• Acto, resolución u omisión impugnados.
• Precisar si el promovente tiene acreditada su personería.
• Precisar si el medio impugnativo fue presentado en tiempo.
• Indicar el trámite dado por la responsable al juicio o recurso.
• Indicar si en concepto de la responsable se actualiza alguna cau­
sal de improcedencia.
• Hacer un resumen de los hechos y agravios aducidos por el
actor.
• Dar contestación a los hechos y agravios expuestos por el actor,
debe señalar los motivos y fundamentos jurídicos que sostienen
la legalidad del acto impugnado.
• Ofrecer y aportar pruebas.

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278 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

• Petitorio o petitorios, así como domicilio y personas autoriza-


das para recibir notificaciones.
• Firma.

Cabe aclarar que, sobre el particular se puede aplicar la presente tesis


jurisprudencial:

INFORME CIRCUNSTANCIADO. NO FORMA PARTE DE LA


LITIS. Aun cuando el informe circunstanciado sea el medio a través
del cual la autoridad responsable expresa los motivos y fundamentos
jurídicos que considera pertinentes para sostener la legalidad de su fa-
llo, por regla general, éste no constituye parte de la litis, pues la misma
se integra únicamente con el acto reclamado y los agravios expuestos
por el inconforme para demostrar su ilegalidad; de modo que cuando
en el informe se introduzcan elementos no contenidos en la resolución
impugnada, éstos no pueden ser materia de estudio por el órgano ju-
risdiccional.16
El informe circunstanciado, valorado conforme a reglas lógicas y la
experiencia, puede determinar la existencia de elementos indiciarios o
presuncionales de que lo asentado en el informe, y que de su análisis, re­
sulta que es congruente con la realidad jurídica en conflicto.
Así lo prescribe la tesis de la Sala Superior del Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación.

INFORME CIRCUNSTANCIADO. SU CONTENIDO PUEDE


GENERAR UNA PRESUNCIÓN.- Aunque la autoridad electoral
responsable esté en similares condiciones que las demás partes, confor-
me al principio de igualdad procesal; como emisora del acto reclama-
do, tiene la carga de rendir informe circunstanciado, en los términos
previstos por la ley. Así, puede proporcionar información sobre los an-
tecedentes del acto impugnado y para avalar la legalidad de su proceder
como órgano encargado de la organización y desarrollo de la elección,
por lo mismo, involucrado directamente en los actos de la jornada
electoral. De suerte que las manifestaciones relativas deben entenderse,

16
Sala Superior Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tesis XLIV/98.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 278 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 279

lógicamente, que le constan. Por eso, lo vertido en su informe debe


ponderarse con especial atención y considerarse valioso para dilucidar
la controversia planteada en los medios de impugnación, pues aunque
por sí mismo no le corresponda valor probatorio pleno, debe tenerse
presente la experiencia adquirida en el desempeño de sus funciones y el
principio general de que los actos de los órganos electorales se presu-
men de buena fe. En consecuencia, el análisis conjunto del informe cir-
cunstanciado, valorado conforme a las reglas de la lógica, de la sana
crítica y de la experiencia, a la luz del contenido de las diversas dispo-
siciones legales que regulan las etapas de la jornada electoral, y en relación
con el resultado del material probatorio obrante en autos, puede deter-
minar la existencia de elementos indiciarios o hasta de una presunción
de que lo asentado en el informe, sobre el aspecto particular en análisis,
es congruente con la realidad.17

Sustanciación

De manera gráfica se presentan los pasos del procedimiento a seguir.

Improcedencia

Es aquella situación jurídica que impide admitir una demanda e iniciar


un juicio, debido a la actualización de las causas señaladas expresamente
en la ley, o a la insatisfacción de alguno de los presupuestos indispensa-
bles para la configuración de la relación procesal y que puede afectar
a los sujetos de esa relación, al objeto de la controversia, al ejercicio de la
acción impugnativa o a los requisitos esenciales que debe satisfacer el
ocurso inicial de impugnación.

Causales de improcedencia

No se interpongan por escrito o ante el órgano que emitió el acto o


resolución. No estén firmados por quien promueve. Sean promovidos
por quién carezca de personería. Sean promovidos en nombre de quién
carezca de interés jurídico.

17
Sala Superior Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tesis XLV/98.

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280 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Sean presentados fuera de los plazos señalados. No se señalen agra-


vios o estos no tengan una relación directa con el acto impugnado. Se
impugne más de una elección.

Sobreseimiento

Es una resolución jurisdiccional que da por concluido un proceso de


carácter judicial o administrativo, sin resolver el fondo de la litis plan-
teada. Si se advierte la improcedencia antes de la admisión de la impug-
nación procede desechar de plano.

Causales de sobreseimiento

Cuando el promovente se desista expresamente. Cuando, la autoridad


electoral modifique o revoque el acto impugnado, de tal manera que el
Medio de Impugnación quede sin materia. Cuando durante el procedi-
miento sobrevenga alguna causa de improcedencia. Cuando el ciudadano
recurrente fallezca o sea suspendido o privado del goce de sus derechos
políticos.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 281

Prueba

Prueba es el cercioramiento del juzgador sobre los hechos cuyo escla-


recimiento es necesario para la resolución del conflicto sometido a pro-
ceso. Es la verificación o confirmación de las afirmaciones de hecho
expresadas por las partes. Prueba es el medio para demostrar la verdad
o la falsedad de una afirmación o la existencia o inexistencia de un he-
cho o, excepcionalmente, de un derecho.
Pruebas reglamentadas y admitidas por los órganos públicos loca-
les electorales
Son las documentales públicas y privadas, técnicas y periciales, re-
conocimiento e inspección ocular, presuncional legal y humana, e ins-
trumental de actuaciones.
Pruebas en la ley general del sistema de medios de impugnación

• Reconocimientos o inspecciones judiciales y pruebas periciales

Cuando la violación reclamada lo amerite, los plazos permitan su


desahogo, sean determinantes para modificar, revocar o anular el acto
impugnado.

• Confesional y testimonial

Cuando consten en acta levantada ante fedatario público que las


haya recibido directamente de los declarantes y siempre que estos que-
den debidamente identificados y asienten la razón de su dicho.

• Documentales públicas
• Documentales privadas
• Técnicas
• Conclusiones
• Presuncionales legales y humanas
• Instrumental de actuaciones

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282 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Elementos de la prueba

El objeto de la prueba (qué se pretende probar) consiste en los hechos


afirmados y discutidos por las partes. Carga de la prueba (quién prue-
ba) consiste en el imperativo legal de que las partes deben probar sus
afirmaciones. Los medios de prueba (con qué se prueba) los instrumen-
tos y conductas humanas con los cuales se pretende lograr la verifica-
ción de las afirmaciones de las partes. Derecho a la prueba: es el derecho
que tienen las partes para que el juzgador admita los medios de prueba
pertinentes e idóneos que ofrezcan, para que dichos medios sean desaho-
gados y valorados conforme a derecho.
Principios de la prueba

• Son objeto de prueba los hechos controvertidos.


• No lo son el derecho, los hechos notorios o imposibles, ni
aquellos que hayan sido reconocidos.
• El que afirma está obligado a probar y también lo está el que
niega cuando su negación envuelve la afirmación expresa de
un hecho.
• No procede desechar un medio de impugnación ni tener por
no presentado el escrito de tercero interesado por la falta de
aportación de pruebas.
• No se deben admitir medios de prueba que no hayan sido
ofrecidos y aportados por las partes dentro del plazo concedi-
do, salvo el caso de pruebas supervenientes.

Hechos que no necesitan ser probados

• El derecho
• Hechos no controvertidos
• Hechos que no tienen relación con el asunto
• Hechos notorios o imposibles
• Hechos reconocidos expresamente

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 283

Casos donde el que niega debe probar

• Cuando la negativa envuelva una afirmación


• Cuando se niega una presunción legal establecida a favor del
colitigante
• Cuando la negativa es un elemento constitutivo de la acción

Valoración de pruebas

Los medios de prueba serán valorados por el órgano competente para


resolver, atendiendo a las reglas de la lógica, de la sana crítica y de la
experiencia, tomando en cuenta las disposiciones especiales. Las docu-
mentales públicas tendrán valor probatorio pleno, salvo prueba en con-
trario respecto de su autenticidad o de la veracidad de los hechos a que
se refieran. Las documentales privadas, las técnicas, las presuncionales, la
instrumental de actuaciones, la confesional, la testimonial, los recono-
cimientos o inspecciones judiciales y las periciales, sólo harán prueba
plena cuando a juicio del órgano competente para resolver los demás
elementos que obren en el expediente, las afirmaciones de las partes, la
verdad conocida y el recto raciocinio de la relación que guardan entre
sí, generen convicción sobre la veracidad de los hechos afirmados.

Pruebas supervenientes

En ningún caso se tomarán en cuenta para resolver las pruebas ofrecidas


o aportadas fuera de los plazos legales, a excepción de las pruebas su-
pervenientes.
Las pruebas supervenientes son los medios de convicción surgi-
dos después del plazo legal en que deban aportarse los elementos
probatorios, y aquellos existentes desde entonces, pero que el pro-
movente, el compareciente o la autoridad electoral no pudieron ofre-
cer o aportar por desconocerlos o por existir obstáculos que no
estaba a su alcance superar, siempre y cuando se aporten antes del
cierre de la instrucción.

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284 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Sentencia

Es el acto jurisdiccional que emana de un juez y pone fin al proceso o


una etapa del mismo.

Sentenci a

Toda sentencia o resolución deberá constar por escrito y debe contener

• La fecha, lugar y órgano electoral que la dicta.


• El resumen de los hechos o puntos de derecho controvertidos.
• El análisis de los agravios hechos valer.
• El examen y valoración de las pruebas.
• Los fundamentos legales de la resolución.
• Los puntos resolutivos.
• En su caso, el plazo para su cumplimiento.

Las resoluciones de los Tribunales Electorales en términos genera-


les son definitivas e inatacables.

Efectos de las sentencias

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 284 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 285

Concretamente los efectos para el Juicio para la Protección de los De-


rechos Político Electorales del Ciudadano son: confirmar, modificar o
revocar el acto o resolución que se impugna. En los últimos dos casos,
restituir al promovente en el uso y goce del derecho político electoral
violado.

Notificaciones

Las notificaciones se podrán hacer personalmente, por estrados, por


oficio, por correo certificado o por telegrama, según se requiera para la
eficacia del acto o resolución a notificar. Las notificaciones personales
se harán al interesado a más tardar al día siguiente de aquél en que se
dictó el acto o la resolución. Las cédulas de notificación personal debe-
rán contener el lugar, hora y fecha en que ésta se hace la descripción del
acto o resolución que se notifica el nombre de la persona con quien se
entiende la diligencia y el nombre y la firma del funcionario que la rea-
lice. En caso de que ésta se niegue a recibir la notificación, se hará cons-
tar esta circunstancia en la cédula.

Trámite

La tramitación del Juicio ciudadano se inicia cuando, la autoridad u


órgano partidista responsable recibe el medio de impugnación, inme-
diatamente da aviso de por la vía más expedita a la Secretaría Ejecutiva
del órgano electoral que se trate y a la Sala del Tribunal Electoral com-
petente; la cual, tiene 24 horas para dar publicidad durante 72 horas,
mediante cédula de notificación en estrados. Una vez que reciban
escritos de terceros interesados; en un término de 24 horas deberá re-
mitir a la autoridad jurisdiccional competente lo siguiente: el escrito del
medio de impugnación; copia certificada del documento en que conste
el acto o resolución impugnados; las pruebas aportadas por el impug-
nante; los escritos y pruebas de los terceros interesados y los coadyu-
vantes. En el caso del juicio de inconformidad, los expedientes completos
con todas las actas, hojas y escritos sobre incidentes y de protesta; el
informe circunstanciado y los demás elementos que se estime necesario.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 285 18/01/17 13:37


286 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Conclusiones

Sin duda el derecho procesal constitucional como eje central de la Jus-


ticia en México, radica en este caso, en la tutela de los derechos políti-
co-electorales de los ciudadanos. En el ámbito nacional e internacional
los derechos humanos en materia política son objeto de reconocimiento
y tutela desde la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.
Sin embargo, fue hasta el México de 1996-2014 a través de sendas
reformas constitucionales que se crea y modifica el juicio ciudadano en
los ámbitos federal y estatal para la defensa y salvaguarda de los dere-
chos de votar, ser votado, asociarse individual y libremente para tomar
parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país y afiliarse libre e
individualmente a los partidos políticos, dejando atrás muchos años de
vacío jurisdiccional en esta materia.
El Tribunal Electoral a través de su jurisprudencia determinó que
el juicio ciudadano, no solo tutela las prerrogativas enumeradas en el
artículo 35 de la Constitución Federal, sino también los derechos im-
plícitos fundamentales reconocidos mediante la interpretación consti-
tucional, que si bien se fundamentan en el texto constitucional, son
creados por la jurisprudencia. 18
Actualmente en México, el Juicio para la protección de los dere-
chos político-electorales del ciudadano procede cuando el ciudadano
por sí mismo y en forma individual o a través de sus representantes le-
gales hace valer presuntas violaciones a sus derechos políticos; asimis-
mo, procede para impugnar actos y resoluciones que afecten el derecho
a integrar las autoridades electorales de las entidades federativas.
Las hipótesis específicas para su promoción son las siguientes: pue-
de ser promovido por el ciudadano cuando habiendo cumplido con los
requisitos y trámites correspondientes no obtenga oportunamente su
credencial para votar; una vez que haya obtenido su credencial para
votar no aparezca incluido en la lista nominal de electores; cuando sea
excluido de la lista nominal de electores; habiendo sido propuesto por

18
Véase, Bernal Pulido, C. (2009). “Los derechos fundamentales en la jurisprudencia del
TEPJF” Serie de temas selectos de Derecho Electoral, cuaderno 8, Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación, México.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 286 18/01/17 13:37


S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 287

un partido político le sea negado su registro como candidato a un cargo


de elección popular; habiéndose asociado con otros ciudadanos para
tomar parte en asuntos políticos del país, considere que se le negó in-
debidamente su registro como partido o agrupación política; cuando
considere que un acto o resolución de la autoridad es violatorio de cual-
quiera de sus derechos político-electorales; cuando los actos o resolu-
ciones del partido político al que esté afiliado o que lo haya postulado
como precandidato o candidato a un cargo de elección popular, violan
alguno de sus derechos político-electorales.
El derecho procesal constitucional orientado a la protección de los
derechos político-electorales del ciudadano se encuentra en la consti-
tución y las leyes reglamentarias, pues de ellas emana, la competencia
y delimitación en materia electoral, que recaen específicamente en la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación. Una reforma constitucional publicada
en año 2006 consolido la distribución de competencias depositan-
do en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el con-
trol de constitucionalidad y legalidad de los actos en materia electoral,
mientras que a cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
quedo la atribución de calificar la constitucionalidad de leyes electora-
les en abstracto.19
En este contexto, por un lado, el control abstracto de las normas
electorales subsiste en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Na­
ción mediante la acción de inconstitucionalidad. Por otra parte, el con-
trol concreto en materia electoral se le atribuye al Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación, y a los Tribunales Electorales Lo-
cales mediante el conocimiento de impugnaciones contra actos o reso-
luciones de autoridades electorales federales o locales, violatorias a
derechos político electorales de los ciudadanos, o a normas ordinarias
o constitucionales.
Es oportuno advertir que en el devenir actual, el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación, según el medio de impugnación de

19
Juan N. Silva Meza, La justicia electoral. Acciones de inconstitucionalidad y derecho
electoral. El papel de la Suprema Corte de justicia de la Nación en la consolidación
democrática en México, TEPJF, México 2015,primera edición p. 114

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288 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

que se trate, actúa en algunos casos como tribunal constitucional y, en


otros, sólo como tribunal de legalidad. Por ello, es necesario voltear a
los orígenes del Juicio de Amparo que fue aplicado a la materia electo-
ral, aquel que dio motivo a dos tesis de jurisprudencia opuestas y sos-
tenidas, secuencialmente, por los presidentes de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación José María Iglesias e Ignacio L. Vallarta.20
La primera, es la “tesis Iglesias” también nombrada la “doctrina de
la incompetencia de origen” con la que se amparaba a los quejosos en
materia electoral, y la tesis del ministro Ignacio L. Vallarta que instituyó
desde entonces la no intervención de la Suprema Corte de Justicia en
los asuntos político-electorales. Esta última tesis continúa actualmente
sostenida por la Sala Superior del Tribunal Electoral del poder Judicial
de la Federación. El máximo órgano jurisdiccional en la materia ha
ejercido el control constitucional en forma discrecional sobre: a) actos
de registro de candidatos; b) restitución de los derechos político-elec-
torales por vía administrativa y jurisdiccional; y c) revisión estatutaria.

Fuentes consultadas

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 2014.


CONVENCIÓN AMERICANA sobre Derechos Humanos 1969. Cos-
ta Rica: OEA.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Documentos básicos en
materia de derechos humanos en el sistema interamericano. CIDH, 2014.
Ley General de instituciones y Procedimientos Electorales 2014.
Ley General de sistemas de medios de Impugnación 2014.
Ley Reglamentaria de las fracciones I Y II del artículo 105 de la CPEUM
2015.
Alfredo Islas Colín y Florence Lézé, Temas de Derecho Electoral y Político,
México, Porrúa, 2ª ed., 2007, p. 445.
Ávila Ornelas, Roberto. La Suprema Corte de Justicia de la Nación y la
transición democrática. SNE. México. Editorial Porrúa; Instituto Mexi-
cano de Derecho Procesal Constitucional. 2012.

20
Véase, Flavio Galván Rivera, Derecho Procesal Electoral Mexicano, tesis y antítesis
Editorial Porrúa, México 2006, segunda edición, páginas 211-226.

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S aú l B a r r i ta M e n d o z a • 289

Caballero Ochoa, J. L. “Los derechos políticos a medio camino”, Serie


comentarios a las sentencias del Tribunal Electoral, cuaderno 3, Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, México, 2008.
Carmona Tinoco, Jorge Ulises, “La reforma y las normas de derechos hu-
manos previstas en los tratados internacionales”, en Miguel Carbonell y
Pedro Salazar, (coords.), La reforma constitucional de derechos humanos:
un nuevo paradigma. México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
unam, 2011.
Carbonell, M. Los derechos fundamentales en México, CNDH-­unam, Ins-
tituto de Investigaciones Jurídicas, México, 2004.
Cossío, José Ramón. La teoría constitucional de la Suprema Corte de Justi-
cia. Primera edición. México. Distribuciones Fontamara. 2002. Colec-
ción doctrina jurídica contemporánea.
Cfr. Prieto Sanchis, Luis, Derecho Procesal de los Derechos Humanos: Neo
constitucionalismo, Principios y Ponderación, Editorial UBIJUS, México,
p. 16.
El Sistema Mexicano de Justicia Electoral. Proceso Electoral Federal 2002-
2003, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación,
2003, p. 91.
Fix-Zamudio, Héctor. Estudio de la defensa de la Constitución en el ordena-
miento mexicano. SNE. México. Editorial Porrúa; Universidad Nacional
Autónoma de México. 2005.
Flavio Galván Rivera, Derecho Procesal Electoral Mexicano, tesis y antítesis
Editorial Porrúa, México 2006, segunda edición, páginas 211-226.
García Muñoz, I. “El acceso a la justicia federal electoral”, Serie comenta-
rios a las sentencias del Tribunal Electoral, cuaderno 3, Tribunal Electo-
ral del Poder Judicial de la Federación, México, 2008.
H. Fix-Zamudio y S. Valencia Carmona, Derecho Constitucional mexicano
y comparado, 4ª ed., México, Porrúa, 2005, p. 619.
Juan N. Silva M eza, La justicia electoral. Acciones de inconstitucionalidad y
derecho electoral. El papel de la Suprema Corte de justicia de la Nación en
la consolidación democrática en México, TEPJF, México 2015, primera
edición p. 114.
K elsen, Hans, ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?, Madrid, Tec-
nos, 1995.
Picado, S. “Los derechos políticos como derechos humanos”, en Tratado de
derecho electoral comparado de América Latina. Comp. Nohlen, D. et.
al. 2ª ed., FCE, IIDH, Universidad de Heidelberg, Internacional IDEA,
TEPJF, IFE. México, 2007.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 289 18/01/17 13:37


290 • U na pe rs pec t i va ori e nta da a l a P rotecc ión C on sti tuc iona l

Poder Judicial de la Federación, ¿Qué son las controversias constitucionales?,


PJF, México 2001, primera edición.
Schmitt Carl, Il. Custo de della costituzione, Milán, Giuffrè, 1981. pp. 26-
28
Suprema Corte de Justicia de la Nación, La Violación del Voto Público, co-
lección figuras procesales constitucionales, 2ª ed., 2012, pág. 91.
Terr azas Salgadas, Rodolfo, vol. II, p.1334; Galván Rivera, Flavio
p. 541
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Estudio Teórico Prác-
tico del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, Edito-
rial TEPJF, México 2000, Segunda Edición.
ZAGREBELSKY, Gustavo, El derecho dúctil. Ley, derechos, justicia, Ma-
drid, Trotta, 1995.

Jurisprudencias y tesis

Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.


(TEPJF.)
Jurisprudencia 3/2000. Jurisprudencia 18/2000. Jurisprudencia 19/2001. Ju­
risprudencia 20/2001. Jurisprudencia 3/2000. Jurisprudencia 2/98. Juris-
prudencia 1/99. Tesis XLIV/98. Tesis XLV/98.

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BA SES PA R A L A S CA N DIDAT U R A S
IN DEPEN DIEN TES EN L A
A SIGNACIÓN DE PR I M ER A
M INOR Í A Y EN L A
R EPR ESEN TACIÓN PROPORCIONA L

Arturo García Jiménez*

Introducción

D erivado de la reforma constitucional publicada en el diario


Oficial de la Federación el día 10 de junio de 2011, se refor-
maron, entre otras disposiciones, el artículo 1 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, en el que se estableció el reconoci-
miento de los Derechos Humanos como base fundamental de todo el
sistema jurídico mexicano, comprendiendo los reconocidos expresa-
mente por la Constitución y los que son protegidos y tutelados por los
Tratados Internacionales en los que el Estado México es parte, estable-
ciéndose que las normas relativas a los Derechos Humanos se deben de
interpretar favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
amplia. Asimismo, ordena que todas las autoridades, en el ámbito de
sus competencias, tengan la obligación de promover, respetar, proteger
y garantizar los Derechos Humanos de conformidad con los principios
de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

* 
Doctor en Derecho. Profesor Titular por Oposición en la Facultad de Derecho de la
unam . Profesor de Derecho Electoral en la División de Estudios de Posgrado de
la propia Facultad y Ex secretario de Estudio y Cuenta de la Sala Superior del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación. Actualmente es Secretario Técnico de la
Facultad de Derecho de la unam.

• 291 •

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 291 18/01/17 13:37


292 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

Por otro lado, el 9 de agosto del año 2012, se reformó el artículo 35,
fracción II de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
que reconoció como derecho del ciudadano poder ser votado para todos
los cargos de elección popular, teniendo la calidad que establezca la ley, al
establecer que el derecho de solicitar el registro de candidatos ante la au-
toridad electoral corresponde a los partidos políticos, así como a los ciu-
dadanos que soliciten su registro de manera independiente y cumplan con
los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación, con lo
que se reconoció expresamente, en una disposición constitucional, el De-
recho Humano de participar en las elecciones populares en forma inde-
pendiente, para la toma de decisiones políticas, ya reconocido en la
Convención Americana de Derechos Humanos, suscrita en la Conferen-
cia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, que establece
en el artículo 23, numeral 1, incisos a) y b), que todos los ciudadanos
deben gozar de los derechos y oportunidades: de participar en la dirección
de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes li-
bremente elegidos; y, de votar y ser elegidos en elecciones periódicas au-
ténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que
garantice la libre expresión de la voluntad de los electores.
El 10 de febrero de 2014 con la reforma constitucional y, posteriormen-
te, con la reforma legislativa en materia electoral, sustancialmente fueron
modificadas las bases sobre las que se desarrolla todo el sistema electoral
mexicano, pues la transformación no sólo comprendió a las disposiciones
constitucionales, sino la innovación y creación de diversos cuerpos normati-
vos que reglamentan las bases del sistema electoral en México.1
No obstante lo anterior, se omitió una regulación congruente de la
participación de los candidatos independientes en las principales institucio-
nes del sistema electoral, relativas a la asignación de los candidatos indepen-
dientes en la primera minoría tratándose de la integración de la Cámara de
Senadores, así como la asignación de los propios candidatos independien-
tes en las curules o escaños de representación proporcional de ambas Cá-
maras Legislativas, a pesar de ser un Derecho Humano el participar en la

1
Cfr. Arturo García Jiménez. Hacia una Nueva Perspectiva de la Representación Propor-
cional en México. Democracia y Gobernabilidad. Memoria del IV Congreso Nacional de
Derecho Constitucional. Tomo II. unam. 2001. Págs. 213 y ss.

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A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 293

dirección de los asuntos públicos, así como participar como candidato a los
cargos de elección popular en forma independiente, debiéndose interpretar
ese derecho con los criterios de universalidad, interdependencia, indivisibi-
lidad y progresividad, por ser un Derecho Humano reconocido por la
Constitución Federal y por la Convención Americana de Derechos Huma-
nos, de la que el Estado Mexicano es parte.

1.- LA ACTUAL ASIGNACIÓN DE PRIMERA MINORÍA

Desde la reforma electoral a la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 3 de septiem-
bre de 1993, se reformó el artículo 56 relativo al sistema de elección de
Senadores de la República, al establecer que para integrar la Cámara de
Senadores, en cada Estado y en el Distrito Federal, se elegirían 4 senado-
res, de los cuales 3 serían electos según el principio de votación mayoritaria
relativa y uno le sería asignado a la primera minoría, por lo que a partir de
ese año la Cámara de Senadores se integraría por 128 legisladores.
Actualmente derivado de la reforma al artículo 56 Constitucional,
publicada en el diario Oficial de la Federación el 22 de agosto de 1996,
la Cámara de Senadores se integrará por ciento veintiocho senadores, de
los cuales, en cada Estado y en el Distrito Federal ahora Ciudad de Mé-
xico, dos serán elegidos según el principio de votación mayoritaria relati-
va y uno será asignado a la primera minoría. Para estos efectos, los partidos
políticos deberán registrar una lista con dos fórmulas de candidatos. La
senaduría de primera minoría le será asignada a la fórmula de candidatos
que encabece la lista del partido político que, por sí mismo, haya ocupado
el segundo lugar en número de votos en la entidad de que se trate.
Los treinta y dos senadores restantes serán elegidos según el princi-
pio de representación proporcional, mediante el sistema de listas vota-
das en una sola circunscripción plurinominal nacional. La ley establecerá
las reglas y fórmulas para estos efectos.2
Como se advierte por mandato del artículo 56 de la Constitución
Federal, la senaduría de primera minoría le será asignada a la fórmula

2
El artículo 21 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, establece
la fórmula mediante la que se distribuyen los escaños bajo el principio de representa-
ción proporcional pura.

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294 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

de candidatos que encabece la lista del partido político que, por sí mis-
mo, haya ocupado el segundo lugar en el número de votos de la entidad
de que se trate.
La disposición constitucional en cita, expresamente dispone:

[…]

Artículo 56. La Cámara de Senadores se integrará por ciento vein-


tiocho senadores, de los cuales, en cada Estado y en la Ciudad de
México, dos serán elegidos según el principio de votación mayori-
taria relativa y uno será asignado a la primera minoría. Para estos
efectos, los partidos políticos deberán registrar una lista con dos fór-
mulas de candidatos. La senaduría de primera minoría le será asig-
nada a la fórmula de candidatos que encabece la lista del partido
político que, por sí mismo, haya ocupado el segundo lugar en número
de votos en la entidad de que se trate.
Los treinta y dos senadores restantes serán elegidos según el
principio de representación proporcional, mediante el sistema de lis­
tas votadas en una sola circunscripción plurinominal nacional. La ley
establecerá las reglas y fórmulas para estos efectos.

La Cámara de Senadores se renovará en su totalidad cada seis años.

[…]

De una interpretación gramatical del contenido de esa disposición


constitucional, se concluye que tal asignación de la senaduría de pri-
mera minoría, sólo le correspondería a los candidatos registrados por
los partidos políticos, sin considerar a los candidatos independientes
que, por sí mismos, pudieren haber obtenido el segundo lugar en nú-
mero de votos en la entidad federativa de que se trate, lo que redunda
que con la sola interpretación gramatical de ese precepto, se genera
una inadecuada sistemática del Derecho Humano reconocido por la
fracción II, del artículo 35, correlacionado con el artículo 56, de la pro-
pia Carta Fundamental, no obstante la interdependencia que guardan,
al regular el derecho en favor de los ciudadanos de registrarse como

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A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 295

candidato independiente y ser votado para todos los cargos de elección


popular, teniendo las calidades que establezca la ley.
La norma constitucional establece:

[…]

Artículo 35. Son derechos del ciudadano:

[…]

II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular,
teniendo las calidades que establezca la ley. El derecho de solicitar
el registro de candidatos ante la autoridad electoral corresponde a
los partidos políticos así como a los ciudadanos que soliciten su
registro de manera independiente y cumplan con los requisitos,
condiciones y términos que determine la legislación;

[…]

Lo anterior redunda en la necesidad de realizar una profunda y cohe-


rente interpretación de los preceptos constitucionales interrelacio­nados
que prevén, por un lado, el derecho a ser votado en forma independien-
te y por el otro, el derecho de ser asignado senador de primera minoría
si el partido político que registró a su candidato obtiene en la entidad
federativa de que se trate, el segundo lugar de la votación de la enti-
dad, por lo que la hermenéutica constitucional debe atender a su nece-
saria interpretación progresiva del Derecho Humano a ser votado,
armonizando el alcance del derecho a ser votado para advertir si tal
derecho se ejerce en forma independiente, sin necesidad de partido
político alguno, o si por el contrario, se toma la decisión de ejercitar tal
derecho bajo el emblema de algún instituto político registrado como
partido político.
2.- EL PROBLEMA ACTUAL. NECESIDAD DE UNA INTER-
PRETACIÓN UNIVERSAL, INTERDEPENDIENTE, INDIVI-
SIBLE Y PROGRESIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS.

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296 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

Como corolario debemos afirmar que actualmente la Constitución Po-


lítica de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 56, determina
que la senaduría de primera minoría le será asignada a la fórmula de
candidatos que encabece la lista del partido político que, por sí mismo,
haya ocupado el segundo lugar en número de votos en la entidad fede-
rativa de que se trate.
De una interpretación gramatical de esa disposición se advierte que
en la asignación de primera minoría en el Senado, quedan excluidos los
candidatos independientes, al no formar parte de la lista registrada por
el partido político, sin embargo, esa disposición debe ser interpretada
en su interrelación con el derecho ciudadano a ser votado como can-
didato independiente, lo anterior, por imperativo del artículo 1° Consti­
tucional, al establecer que las normas relativas a los Derechos Humanos, se
interpretarán favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia, debiéndose promover, respetar, proteger y garantizar sus
Derechos Humanos, de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
La interpretación universal de los Derechos Humanos, entraña
uno de los aspectos esenciales de esos derechos, pues en esta caracterís­
tica se apoya la idea de importantes autores que sostienen que no de-
ben limitarse los Derechos Humanos a sólo aquéllos reconocidos por
la normativa vigente, sino que son trascedentes a estadios más elevados.
En la explicación que se da por Luis Daniel Vázquez y Sandra Se-
rrano3 entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales, se sostiene
que los Derechos Fundamentales son “[…] aquellos derechos univer-
sales y, por ello, indispensables e inalienables, que resultan atribuidos
directamente por las normas jurídicas a todos en cuanto personas, ciu-
dadanos capaces de obrar”.
En otra parte de su obra asientan que “[…] a partir de todo lo
anterior, podemos establecer como punto de partida que los derechos
humanos son exigencias éticas justificadas especialmente importan-
tes, por lo que deben ser protegidas eficazmente a través del aparato

3
Los Principios de Universalidad, Interdependencia, Indivisibilidad y Progresividad. Apun-


tes para su Aplicación Práctica. Instituto de Investigaciones Jurídicas. unam. Pág. 138.
Consultable en http://corteidh.or.cr/tablas/r29011.pdf

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A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 297

jurídico. Las características de justificación ética y especial relevancia


conllevan la necesidad de que sean reconocidos y garantizados por el
aparato jurídico; de lo contrario sólo tendrían la fuerza moral pro-
veniente del orden normativo moral, pero no una eficaz garantía de los
mismos. Los derechos humanos, como derechos subjetivos y como
exigencias éticas justificadas, junto con su subyacente promesa de fu-
turo, nos permiten entender la fuerza emancipadora de esta articu-
lación […]”4
Finalmente, como conclusión sobre la universalidad de los Dere-
chos Humanos los autores asientan que “[…] el reconocimiento de los
derechos humanos como ‘exigencias éticas justificadas y especialmente
importantes’ es también lo que sostiene la idea de universalidad.”5
Como corolario sobre este tema “La universalidad de los derechos
humanos está muy relacionada con la esencia jurídica natural y moral
de dichos derechos; por eso los derechos fundamentales se manten-
drían independientemente de que fueran o no reconocidos por el sis-
tema positivo local del estado en cuestión.”6
Esta es la razón por la que el Derecho Humano a ser votado, ya sea
en forma independiente o como candidato de partido, encierra el valor
ético social relevante que consiste en el derecho de todo ciudadano de
participar en la toma de decisiones en los asuntos y decisiones públicas
de carácter político, sin que tenga ningún límite, a pesar de que la nor-
mativa positiva en la asignación de senadores de primea minoría, sólo
se refiera en la letra de la norma, a los candidatos propuestos por los
partidos políticos, por ello, la universalidad del derecho a ser votado,
trasciende al límite formal de la norma vigente, pues con ello, se da la
más amplia protección a la persona, respecto a su derecho de participar
en la toma de decisiones en los asuntos públicos.
No puede entenderse de otra manera, porque el valor ético social
en que se apoya el derecho a ser votado, quedaría mermado sin tener
ningún sustento que justifique la limitación, pues el valor ético no se
puede ver limitado por la incorrecta omisión de la norma constitu-

4
Ibídem. Pág. 139
5
Ídem.
6
Ídem.

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298 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

cional, antes bien, por el carácter universal del derecho a ser votado
en el marco de la reforma constitucional, debe entenderse que ese
derecho guarda la mayor y mejor protección del derecho ciudadano
para participar activamente en la toma de decisiones de naturaleza
política.
Por su parte, en el estudio del principio de interdependencia de los
Derechos Humanos implica, que en el análisis de los valores o bienes
que se tutelan deben versar en relación a los demás Derechos Huma-
nos protegidos, es decir, la vinculación que guardan en su finalidad
protectora o de tutela, en miras de la mayor protección de la persona,
sin que se permita por la existencia de este principio ninguna jerarqui-
zación o categorización que entrañe la mayor o menor importancia para
determinados derechos, pues todos en su conjunto están encaminados
a la mayor y mejor protección de las personas.
Sobre este tema Luis Daniel Vázquez y Sandra Serrano7 explican
que “La interdependencia señala la medida en que el disfrute de un de­
recho en particular o un grupo de derechos dependen para su existencia
de la realización de otro derecho o de un grupo de derechos.”
La interrelación de los derechos entrañan su íntima vinculación por
encerrar la misma finalidad preservadora del disfrute de la prerroga-
tiva, o bien, la necesaria existencia previa del goce de bienes jurídicos
contenido del Derecho Humano, para hacer posible el disfrute del va-
lor ético que alimenta otro de los derechos con los que se encuentra
estrechamente vinculado, de tal suerte que ambos persiguen la misma
finalidad tutelante de la persona en su protección más amplia.
Si bien no existe entre los Derecho Humanos correlacionados una
jerarquización o categorización para su disfrute, sí se exige su existen-
cia ya sea simultánea o bien sucesiva, para efecto de que la persona se
encuentre mayor y mejor protegida en el goce y disfrute del valor que
se ha reconocido en la disposición correspondiente.
Este ha sido también, la forma como lo han explicado los autores
antes citados, cuando sostiene en otra parte de su obra que “La in-

7
Los Principios de Universalidad, Interdependencia, Indivisibilidad y Progresividad.
Apuntes para su Aplicación Práctica. Instituto de Investigaciones Jurídicas. unam.
Págs. 152 y 153. Consultable en http://corteidh.or.cr/tablas/r29011.pdf

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A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 299

terdependencia comprende, al menos, un par de relaciones donde: a) un


derecho depende de otro(s) derecho(s) para existir, y b) dos derechos
(o grupos de derechos) son mutuamente dependiente para su realiza-
ción. En este sentido, el respeto, garantía, protección y promoción de
uno de los derechos impactará en el otro (s) y/o, viceversa.”8
Este es el motivo por el que advertimos que en la protección
del derecho humano de ser votado, que encierra el valor ético social del
ciudadano de participar en la toma de decisiones en asuntos públicos o
políticos del país, constitutivo de una de las prerrogativas del ciuda-
dano, puede llegar a revestir la forma independiente en la postulación
de su candidatura, o bien, a través de un partido político que lo haya
registrado como su candidato, por lo que, existiendo la misma razón
de sustento para el disfrute del Derecho Humano a ser votado, debe
ser el mismo tratamiento que se debe de propiciar a las diversas especies
de candidaturas, ya sea en forma independiente o postulado por un
partido político, lo que representa la mejor y mayor protección a favor
de la persona el disfrute del Derecho Humano de que se trata.
No puede ser de otra manera, porque la interrelación que existe en
el Derecho Humano de ser votado ejercido en forma independiente,
es, en esencia, el mismo Derecho Humano de ser votado ejercido por
conducto de las candidaturas postuladas por los partidos políticos, ya
que, de ninguna manera es diferente pues en ambas se encierra el dere­
cho como prerrogativa del ciudadano a participar en la toma de decisio-
nes de los asuntos público o políticos del país.
Si el principio de interrelación entraña la vinculación interdepen-
diente entre Derechos Humanos, sin duda, está estrechamente vincu-
lada con otro de los principios para la adecuada interpretación de tales
derechos, nos referimos a la indivisibilidad.
En opinión de los citados autores, “El principio de indivisibilidad,
por su parte, implica una visión holística de los derechos humanos, en
la que todos los derechos se encuentran unidos, ya no por razones de
dependencia, sino porque de una forma u otra ellos forman una sola
construcción. Por tanto, si se realiza o se viola un derecho, impactará
en los otros derechos, más allá de si existe o no una relación de depen-

8
Ídem

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300 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

dencia inmediata entre ellos. La idea central es que la concreción de los


derechos sólo puede alcanzarse mediante la realización conjunta de
todos ellos.”9
Para robustecer este criterio, la indivisibilidad de los Derecho Hu-
manos entraña el reconocimiento de su existencia interrelacionada en
forma indisoluble, que no es concebible que su unidad sea separada en
cada una de sus partes, ni tampoco que la unidad sea la suma de las par­tes
que lo llegaran a conformar, sino que su unidad responde a la natura-
leza integral del disfrute de los Derechos Humanos de que se trate.
Los autores en la obra en cita explican que “[…] la indivisibilidad
niega cualquier separación, categorización o jerarquía entre los dere-
chos humanos. El aspecto central de este criterio es que los estados no
están autorizados a proteger y garantizar una determinada categoría de
derechos humanos en contravención de otra, sino que todos los dere-
chos humanos merecen la misma atención y urgencia. Bajo esta lógica,
‘…la existencia real de cada uno de los derechos humanos sólo puede
ser garantizada por el reconocimiento integral de todos ellos’”.10
Finalmente respecto a la progresividad en la interpretación y apli-
cación de los Derecho Humanos, entraña la constante e inagotable fi-
nalidad de incrementarlos, engrandecerlos y mejorarlos.
Por esta razón nosotros advertimos que la progresividad de los
Derechos Humanos tiene lugar en dos vertientes:

a).- En una línea vertical que entraña que los Derechos Humanos
deben ser mejorados e incrementados a favor de todas las personas,
partiendo de la idea de que los reconocidos por las normas vigentes, ya
sea en el ámbito nacional o en el ámbito internacional, son los míni-
mos que deben tener las personas para alcanzar su propio plan de vida,
por lo que su incremento aumentando su esfera de derechos, se verá
favorecida al aumentar su protección y disfrute.

9
Luis Daniel Vázquez y Sandra Serrano. Los Principios de Universalidad, Interdepen-
dencia, Indivisibilidad y Progresividad. Apuntes para su Aplicación Práctica. Instituto
de Investigaciones Jurídicas. unam. Pág. 155. Consultable en http://corteidh.or.cr/
tablas/r29011.pdf
10
Ibídem. Pág. 153

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A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 301

Esta idea de la progresividad vertical es entendible cuando en el


propio derecho a ser votado, los órganos jurisdiccionales en materia
electoral lo han desarrollado incrementando el alcance de su disfrute, me­
jorando verticalmente las vertientes en las que llega a tener lugar, como
el derecho al ejercicio del cargo público para el cual fue electo, porque el
derecho a ser votado sería ineficaz o no entendible y menos debida-
mente tutelado, si no se llegara a proteger el debido ejercicio del cargo
para el cual fue elegido el candidato.
También en forma vertical se advierte la tutela del derecho a ser
votado, cuando se reconoce en su ejercicio el derecho a la contrapres-
tación, remuneración o emolumentos por el cargo ejercido, por lo que
esta vertiente del derecho a ser votado permite el incremento vertical
de su ejercicio y su debida protección.
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación ha emitido criterios interpretativos en la tesis de Jurispru-
dencia 20/2010, que nosotros podemos ubicar dentro de esta temática,
bajo el rubro de:

DERECHO POLÍTICO ELECTORAL A SER VOTADO. IN-


CLUYE EL DERECHO A OCUPAR Y DESEMPEÑAR EL CAR-
GO. —De la interpretación sistemática y funcional de los artículos
35, fracción II; 36, fracción IV; 41, base VI, y 99, párrafo cuarto,
fracción V, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-
nos; 186, fracción III, inciso c), y 189, fracción I, inciso f), de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y 79, párrafo 1, y 80,
párrafo 1, de Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en
Materia Electoral, se advierte que el juicio para la protección de los
derechos político-electorales del ciudadano es procedente para contro-
vertir actos y resoluciones que violen el derecho a ser votado, el cual
comprende el derecho de ser postulado candidato a un cargo de elección
popular, a fin de integrar los órganos estatales, y a ocuparlo; por tanto,
debe entenderse incluido el derecho de ejercer las funciones inherentes
durante el periodo del encargo.
Cuarta Época:

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302 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-


dano. SUP-JDC-79/2008. —Actora: María Dolores Rincón Gordi-
llo. —Responsables: Sexagésima Tercera Legislatura del Congreso del
Estado de Chiapas y otro. —20 de febrero de 2008. —Unanimidad
de votos. —Ponente: Flavio Galván Rivera. —Secretario: Alejandro
David Avante Juárez.

Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-


dano. SUP-JDC-215/2008. —Actores: Guadalupe Rafael Merlín
Cortés y otros. —Autoridades responsables: Ayuntamiento del Mu-
nicipio de Santa Lucía del Camino, Oaxaca y otro. —26 de marzo
de 2008. —Unanimidad de votos. —Ponente: José Alejandro Luna
Ramos. —Secretarios: Fernando Ramírez Barrios y José Eduardo
Vargas Aguilar.

Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudada-


no. SUP-JDC-1120/2008. —Actor: Álvaro Loreto Chacón Márquez.
—Autoridad responsable: Presidente Municipal del Ayuntamiento de
la Villa Zaachila, Oaxaca. —27 de agosto de 2008. —Unanimidad
de votos. —Ponente: José Alejandro Luna Ramos. —Secretario: Fer-
nando Ramírez Barrios.

Nota: El inciso f) fracción I, del artículo 189 de la Ley Orgánica del


Poder Judicial de la Federación, fue reformado mediante Decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el primero de julio de
2008, sin embargo, el criterio es vigente, ya que similar disposición se
contiene en el inciso e), fracción I del numeral 189, del mismo orde-
namiento.

La Sala Superior en sesión pública celebrada el veintiuno de julio de


dos mil diez, aprobó por unanimidad de cinco votos la jurisprudencia
que antecede y la declaró formalmente obligatoria.

Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, Tribunal Elec-


toral del Poder Judicial de la Federación, Año 3, Número 7, 2010,
páginas 17 a 19.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 302 18/01/17 13:37


A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 303

Inclusive podemos agregar también en una línea vertical por su


incremento, dentro del derecho a ser votado, su vertiente sobre el de-
recho a la designación de colaboradores idóneos, para los proyectos
constitutivos de las plataformas electorales presentadas y aprobadas en
la contienda electoral, sin que normativamente, se les pueda impedir o
limitar el ejercicio de ese derecho.
b).- En este orden de ideas advertimos que la progresividad tam-
bién comprende una esfera horizontal, que entraña que los Derechos
Humanos deben comprender todas las esferas de acción o de desarrollo
personal del individuo, sin discriminar o descartar en ninguna forma,
alguna área de las actividades en que se desarrolla el ser humano, en
miras de alcanzar su propio plan de vida en su entorno social o personal.
Nosotros logramos advertir esa esfera horizontal en la tutela pro-
gresiva de los Derechos Humanos, en todos aquellos casos donde se
reconoce eficacia a las acciones afirmativas, es decir, que de acuerdo a
las condiciones personales o sociales especiales, que provocan cierta
desventaja se les provee de instrumentos jurídicos para logar la igual-
dad, eliminando toda discriminación o desventaja que materialmente
pudiere llegar a sufrir.
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación ha emitido criterios interpretativos que nosotros podemos
ubicar dentro de esta temática, bajo el rubro de:

ACCIONES AFIRMATIVAS. ELEMENTOS FUNDAMENTA-


LES. —De la interpretación sistemática y funcional de lo estableci-
do en los artículos 1°, párrafo quinto; 4°, párrafo primero, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 1, párrafo 1
y 24, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 1 y
4, párrafo 1, de la Convención sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Contra la Mujer; 1, 2, 4 y 5, fracción I,
de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación; 1, 2,
3, párrafo primero; y 5, fracción I, de la Ley General para la Igualdad
entre Mujeres y Hombres; así como de los criterios de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y del Comité para la Elimi-
nación de la Discriminación contra la Mujer; se colige la obligación

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304 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

del Estado mexicano de establecer acciones afirmativas en tanto


constituyen medidas temporales, razonables, proporcionales y ob-
jetivas orientadas a la igualdad material. En consecuencia, los ele-
mentos fundamentales de las acciones afirmativas, son: a) Objeto
y fin. Hacer realidad la igualdad material y, por tanto, compensar o
remediar una situación de injusticia, desventaja o discriminación;
alcanzar una representación o un nivel de participación equilibrada,
así como establecer las condiciones mínimas para que las personas
puedan partir de un mismo punto de arranque y desplegar sus atri-
butos y capacidades. b) Destinatarias. Personas y grupos en situa-
ción de vulnerabilidad, desventaja y/o discriminación para gozar y
ejercer efectivamente sus derechos, y c) Conducta exigible. Abarca
una amplia gama de instrumentos, políticas y prácticas de índole
legislativa, ejecutiva, administrativa y reglamentaria. La elección de
una acción dependerá del contexto en que se aplique y del objetivo
a lograr. La figura más conocida de las acciones afirmativas son las
políticas de cuotas o cupos.

Quinta Época:
Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-
dano. SUP-JDC-1080/2013 y acumulados. —Actores: Felipe Bernar-
do Quintanar González y otros. —Autoridad responsable: Consejo
General del Instituto Federal Electoral. —21 de octubre de 2013. —
Mayoría de seis votos. —Engrose: María del Carmen Alanis Figue-
roa. —Disidente: Flavio Galván Rivera. —Secretarios: José Alfredo
García Solís y Enrique Figueroa Ávila.

Recurso de reconsideración. SUP-REC-112/2013. —Recurrente:


Perfecto Rubio Heredia. —Autoridad responsable: Sala Regional del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, correspon-
diente a la Tercera Circunscripción Plurinominal, con sede en Xala-
pa, Veracruz. —6 de noviembre de 2013. —Mayoría de tres votos.
—Engrose: María del Carmen Alanis Figueroa. —Disidente: Flavio
Galván Rivera. —Secretarios: Enrique Figueroa Ávila y Andrés
Carlos Vázquez Murillo.

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 304 18/01/17 13:37


A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 305

Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-


dano. SUP-JDC-380/2014. —Actor: José Francisco Hernández
Gordillo. —Órganos responsables: Presidenta del Comité Ejecutivo
Nacional del Partido Acción Nacional y otro. —14 de mayo de 2014.
—Unanimidad de votos. —Ponente: María del Carmen Alanis Fi-
gueroa. —Secretarios: Juan Antonio Garza García y Carlos Vargas
Baca.

La Sala Superior en sesión pública celebrada el treinta de mayo de


dos mil quince, aprobó por unanimidad de votos la jurisprudencia
que antecede y la declaró formalmente obligatoria.

Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, Tribunal


Electoral del Poder Judicial de la Federación, Año 8, Número 16,
2015, páginas 13, 14 y 15.

ACCIONES AFIRMATIVAS. NATURALEZA, CARACTERÍS-


TICAS Y OBJETIVO DE SU IMPLEMENTACIÓN. —De la
interpretación sistemática y funcional de lo establecido en los artí-
culos 1, párrafo quinto y 4, párrafo primero, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; 1, párrafo 1, y 24 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; 1 y 4, párrafo 1,
de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; 1, 2, 4 y 5, fracción I, de la Ley
Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación; 1, 2, 3, párrafo
primero, y 5, fracción I, de la Ley General para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres; así como de los criterios de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos sustentados en la Opinión Consulti-
va OC-4/84, y al resolver los casos Castañeda Gutman vs. México; y
De las Niñas Yean y Bosico vs. República Dominicana; se advierte
que las acciones afirmativas constituyen una medida compensatoria
para situaciones en desventaja, que tienen como propósito revertir
escenarios de desigualdad histórica y de facto que enfrentan ciertos
grupos humanos en el ejercicio de sus derechos, y con ello, garan-
tizarles un plano de igualdad sustancial en el acceso a los bienes,
servicios y oportunidades de que disponen la mayoría de los sectores

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306 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

sociales. Este tipo de acciones se caracteriza por ser: temporal, por-


que constituyen un medio cuya duración se encuentra condicionada
al fin que se proponen; proporcional, al exigírseles un equilibrio
entre las medidas que se implementan con la acción y los resulta-
dos por conseguir, y sin que se produzca una mayor desigualdad a
la que pretende eliminar; así como razonables y objetivas, ya que
deben responder al interés de la colectividad a partir de una situa-
ción de injusticia para un sector determinado.

Quinta Época:
Juicios para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-
dano. SUP-JDC-1080/2013 y acumulados. —Actores: Felipe Bernardo
Quintanar González y otros. —Autoridad responsable: Consejo Ge-
neral del Instituto Federal Electoral. —21 de octubre de 2013. —
Mayoría de seis votos. —Engrose: María del Carmen Alanis Figueroa.
—Disidente: Flavio Galván Rivera. —Secretarios: José Alfredo Gar-
cía Solís y Enrique Figueroa Ávila.

Recurso de reconsideración. SUP-REC-16/2014. Incidente de ineje-


cución de sentencia. —Recurrente: Abigail Vasconcelos Castellanos.
—Autoridad responsable: Sala Regional del Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, correspondiente a la Tercera Cir-
cunscripción Plurinominal, con sede en Xalapa, Veracruz. —10 de
abril de 2014. —Unanimidad de cuatro votos. —Ponente: Constan-
cio Carrasco Daza. —Secretario: Antonio Rico Ibarra.

Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciuda-


dano. SUP-JDC-2186/2014. —Actor: Alejandro Mora Arias. —
Autoridades responsables: Comisión de Vinculación con los Organismos
Públicos Locales del Instituto Nacional Electoral y otro. —26 de agosto
de 2014. —Unanimidad de votos. —Ponente: Salvador Olimpo
Nava Gomar. —Secretario: Julio César Cruz Ricardez.

La Sala Superior en sesión pública celebrada el veintinueve de sep-


tiembre de dos mil catorce, aprobó por unanimidad de seis votos la
jurisprudencia que antecede y la declaró formalmente obligatoria.

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A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 307

Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, Tribunal


Electoral del Poder Judicial de la Federación, Año 7, Número 15,
2014, páginas 11 y 12.

En opinión de Luis Daniel Vázquez y Sandra Serrano11 a manera


de conclusión sostienen que “En consecuencia, el principio de progre-
sividad cumple la promesa de la constante creación de los derechos
humanos, pues aún después de alcanzados los mínimos y los estándares
exigibles siempre permanecerán como una promesa a futuro. En este
sentido, los derechos humanos siempre serán los derechos por venir.”
A manera de explicación, los autores en cita afirman que “De ma-
nera complementaria, la prohibición de regresividad indica que una vez
logrado el avance en el disfrute de los derechos, el estado no podrá,
salvo en ciertas circunstancias, disminuir el nivel alcanzado. Este prin-
cipio debe observarse en las leyes, políticas públicas, decisiones judiciales
y, en general, en toda conducta estatal que afecte derechos. Se trata de
un análisis sustantivo sobre las decisiones estatales; es decir, que los con-
tenidos asignados a su actividad no decrezcan lo ya logrado en cuanto
al contenido y alcance del derecho. Se trata de evaluar a quién benefi-
cia la medida, a quién perjudica, en qué medida cumple el derecho y, en
su caso, cómo lo amplía. De disminuir su alcance en alguna forma esta-
remos frente a una regresión prohibida.”12
Como corolario de su explicación categóricamente sostienen que
“La no regresividad y el principio de progresividad están directamente
relacionados con el estándar del máximo uso de recursos disponibles,
por lo que si bien el texto constitucional no lo menciona explícitamen-
te, debe entenderse comprendido como parte del derecho internacional
de los derechos humanos.

11
Los Principios de Universalidad, Interdependencia, Indivisibilidad y Progresividad.
Apuntes para su Aplicación Práctica. Instituto de Investigaciones Jurídicas. unam. Pág.
164. Consultable en http://corteidh.or.cr/tablas/r29011.pdf
12
Luis Daniel Vázquez y Sandra Serrano. Los Principios de Universalidad, Interdependencia,
Indivisibilidad y Progresividad. Apuntes para su Aplicación Práctica. Instituto de In­
vestigaciones Jurídicas. unam. Pág. 163. Consultable en http://corteidh.or.cr/tablas/
r29011.pdf

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308 • BA S E S PA RA L A S CA N DIDAT U R A S I NDE PE NDI E NT E S

La progresividad pasa también por una revisión de que efectiva-


mente se haga uso del máximo de los recursos disponibles. Este uso
máximo deberá atender también a las necesidades concretas del lugar
y de la población, y comprende no sólo a los recursos económicos, sino
también a los recursos tecnológicos, institucionales y humanos.”13
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, sobre esta materia se ha pronunciado en la tesis de jurispru­
dencia número 28/2015, bajo el rubro de:

PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD. VERTIENTES EN LOS


DERECHOS POLÍTICO-ELECTORALES. —De conformidad
con lo dispuesto en los artículos 1º, tercer párrafo, 15 y 35, fracción
VIII, fundamento 3º, de la Constitución Política de los Estados Uni-
dos Mexicanos, la progresividad es uno de los principios rectores de
los derechos humanos, incluidos los político-electorales, el cual tiene
una proyección en dos vertientes. La primera reconoce la prohibición
de regresividad respecto de tales derechos, que opera como límite a
las autoridades y a las mayorías, y la segunda, obliga al Estado a limi-
tar las modificaciones –formales o interpretativas– al contenido de los
derechos humanos, únicamente a aquéllas que se traduzcan en su
ampliación, ya sea mediante un aumento en los alcances del derecho
o en la eliminación de sus restricciones, o bien, a través del aumento
en el reconocimiento de las personas titulares del mismo.

Quinta Época:
Juicio para la protección de los derechos político-electorales del
ciudadano. SUP-JDC-1004/2015. —Actor: Benjamín de la Rosa
Escalante. —Autoridad responsable: Instituto Estatal Electoral de
Baja California Sur. —27 de mayo de 2015. —Unanimidad de vo-
tos. —Ponente: María del Carmen Alanís Figueroa. —Secretarios:
Raúl Zeus Ávila Sánchez y Arturo Guerrero Zazueta.
Recurso de reconsideración. SUP-REC-193/2015. —Recurrente:
Arne Sidney Aus Den Ruthen Haag. —Autoridad responsable: Sala
Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federa-

13
Ídem

ªDERECHO PROCESAL_YMG.indd 308 18/01/17 13:37


A rt u ro G a rc í a J i m é n e z • 309

ción, correspondiente a la Cuarta Circunscripción Plurinominal, con


sede en el Distrito Federal. —29 de mayo de 2015. —Unanimidad
de votos. —Ponente: María del Carmen Alanis Figueroa. —Secre-
tario: Arturo Guerrero Zazueta.

Juicio de revisión constitucional electoral. SUP-JRC-582/2015 y


acumulado. —Actores: Partido Acción Nacional y otro. —Autori-
dad responsable: Comisión Estatal Electoral Nuevo León. —3 de
junio de 2015. —Unanimidad de votos. —Ponente: María del Car-
men Alanis Figueroa. —Secretario: Arturo Guerrero Zazueta.

La Sala Superior en sesión pública celebrada el veintiséis de agosto


de dos mil quince, aprobó por unanimidad de votos la jurisprudencia
que antecede y la declaró formalmente obligatoria.

Gaceta de Jurisprudencia y Tesis en materia electoral, Tribunal Elec-


toral del Poder Judicial de la Federación, Año 8, Número 17, 2015,
páginas 39 y 40.

LA ASIGNACIÓN DE CANDIDATOS INDEPENDIENTES EN


LA PRIMERA MINORÍA. UNA APLICACIÓN PROGRESIVA
DEL ARTÍCULO 56 DE LA CONSTITUCIÓN MEXICANA

Bajo una interpretación interdependiente, el Derecho Humano de pos-


tularse como candidato independiente, previsto en la fracción II, del
artículo 35 de la Constitución Mexicana, debe interpretarse sistemáti-
camente con el artículo 56 de la propia Constitución, respecto a la asig-
nación de Senadores de primera minoría, no sólo en forma restringida
como derecho exclusivo de los candidatos postulados por los partidos
políticos, sino que su interpretación debe ser en forma progresiva, favo-
reciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia, con
lo que tal disposición constitucional debe comprender a los candidatos
independientes que, por sí mismos, hayan logrado el segundo lugar de
la votación obtenida en la entidad de que se trate, con lo cual los candi-
datos independientes les debe ser asignado el escaño de primera minoría

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en el Senado de la República en México, sin necesidad de que esté ceñido


o restringido al registro de un partido político.
Lo contrario implica interpretarlo en forma restrictiva, bajo la lite-
ralidad de la disposición constitucional en cita, con lo que se transgre-
de el principio de progresividad en la interpretación de ese Derecho
Humano consistente en participar en las elecciones populares como
candidatos independientes, dejando de favorecer la protección más
amplia en favor de las personas.
Estas son el cúmulo de razones por las que hemos estimado que el
Derecho Humano a ser votado en forma independiente debe ser indi-
solublemente tratado en la misma forma con el derecho a ser votado
por medio de algún partido político, en el cual se accede a la primera
minoría en el Senado de la República, cuando el partido político alcan-
ce por sí mismo el segundo lugar de la votación en la entidad federativa
de que se trate, pues en ambas formas de participación política se en-
cierra el mismo Derecho Humano a participar en la toma de decisiones
en los asuntos públicos o políticos del país, sin que pueda separarse por
la modalidad de participación, para darle un tratamiento diferente, con-
cediendo la primera minoría a los candidatos postulados por partidos
políticos y omitiendo el mismo beneficio distributivo a los candidatos in-
dependientes que por sí mismos hayan alcanzado el segundo lugar en
la votación en la entidad federativa de que se trate.
Por tanto, se debe reconocer que la asignación del escaño de pri-
mera minoría en el Senado de la República, le corresponde al candida-
to registrado por el partido político o el candidato independiente, que
por sí mismo haya ocupado el segundo lugar en número de votos en la
entidad de que se trate; para lo cual los órganos electorales jurisdiccio-
nales mexicanos, están obligados a hacer una interpretación universal,
interdependiente y progresiva, a favor de los candidatos independien-
tes para asignarles el escaño de primera minoría en la conformación del
Senado de la República en México.

LA ACTUAL ASIGNACIÓN DE REPRESENTACIÓN PROPOR-


CIONAL

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Por otro lado, conforme con los artículos 53, 54 y 56 de la Consti-


tución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el sistema de repre-
sentación proporcional se acoge para la integración de la Cámara de
Diputados y la Cámara de Senadores; en el primer caso, hasta en un
número máximo de 200 diputados según el principio de representación
proporcional bajo el sistema de listas regionales, votadas en 5 circuns-
cripciones plurinominales en que se divide el territorio nacional, cum-
pliendo el partido político con la acreditación de haber participado con
candidatos a diputados por mayoría relativa en por lo menos en 200
distritos electorales uninominales y haber alcanzado por lo menos el
3% de la votación válida emitida para las listas regionales de las circuns-
cripciones plurinominales, con lo cual el partido político tendrá derecho
a que le sean atribuidos diputados según el principio de representación
proporcional.
Tratándose de la asignación de senadores por el principio de repre-
sentación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una
solo circunscripción plurinominal nacional, debe cumplirse con los re-
quisitos que establece la legislación electoral ordinaria.

Las disposiciones constitucionales invocadas establecen expresamente:

[…]

Artículo 53. La demarcación territorial de los 300 distritos electo-


rales uninominales será la que resulte de dividir la población total
del país entre los distritos señalados. La distribución de los distritos
electorales uninominales entre las entidades federativas se hará te-
niendo en cuenta el último censo general de población, sin que en
ningún caso la representación de una entidad federativa pueda ser
menor de dos diputados de mayoría.

Para la elección de los 200 diputados según el principio de represen-


tación proporcional y el Sistema de Listas Regionales, se constituirán
cinco circunscripciones electorales plurinominales en el país. La
Ley determinará la forma de establecer la demarcación territorial
de estas circunscripciones.

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Artículo 54. La elección de los 200 diputados según el principio de


representación proporcional y el sistema de asignación por listas
regionales, se sujetará a las siguientes bases y a lo que disponga la ley:

I. Un partido político, para obtener el registro de sus listas regio-


nales, deberá acreditar que participa con candidatos a diputados
por mayoría relativa en por lo menos doscientos distritos uninomi-
nales;

II. Todo partido político que alcance por lo menos el tres por cien-
to del total de la votación válida emitida para las listas regionales de
las circunscripciones plurinominales, tendrá derecho a que le sean
atribuidos diputados según el principio de representación propor-
cional;

III. Al partido político que cumpla con las dos bases anteriores,
independiente y adicionalmente a las constancias de mayoría relati-
va que hubiesen obtenido sus candidatos, le serán asignados por el
principio de representación proporcional, de acuerdo con su vota-
ción nacional emitida, el número de diputados de su lista regional
que le corresponda en cada circunscripción plurinominal. En la
asignación se seguirá el orden que tuviesen los candidatos en las
listas correspondientes.

IV. Ningún partido político podrá contar con más de 300 diputa-
dos por ambos principios.

V. En ningún caso, un partido político podrá contar con un nú-


mero de diputados por ambos principios que representen un por-
centaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su
porcentaje de votación nacional emitida. Esta base no se aplicará al
partido político que, por sus triunfos en distritos uninominales,
obtenga un porcentaje de curules del total de la Cámara, superior
a la suma del porcentaje de su votación nacional emitida más el
ocho por ciento; y

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VI. En los términos de lo establecido en las fracciones III, IV y V


anteriores, las diputaciones de representación proporcional que
resten después de asignar las que correspondan al partido político
que se halle en los supuestos de las fracciones IV o V, se adjudicarán
a los demás partidos políticos con derecho a ello en cada una de las
circunscripciones plurinominales, en proporción directa con las res-
pectivas votaciones nacionales efectivas de estos últimos. La ley des­
arrollará las reglas y fórmulas para estos efectos.

[…]

Artículo 56. La Cámara de Senadores se integrará por ciento vein-


tiocho senadores, de los cuales, en cada Estado y en la Ciudad de
México, dos serán elegidos según el principio de votación mayori-
taria relativa y uno será asignado a la primera minoría. Para estos
efectos, los partidos políticos deberán registrar una lista con dos fór-
mulas de candidatos. La senaduría de primera minoría le será asig-
nada a la fórmula de candidatos que encabece la lista del partido
político que, por sí mismo, haya ocupado el segundo lugar en nú-
mero de votos en la entidad de que se trate.

Los treinta y dos senadores restantes serán elegidos según el prin-


cipio de representación proporcional, mediante el sistema de listas
votadas en una sola circunscripción plurinominal nacional. La ley
establecerá las reglas y fórmulas para estos efectos.

La Cámara de Senadores se renovará en su totalidad cada seis años.

[…]

En ambos casos la Constitución Mexicana señala, con una inter-


pretación gramatical de los preceptos, como derecho exclusivo de los
partidos políticos, la asignación de curules o escaños bajo el sistema de
representación proporcional, omitiendo injustificadamente la partici-
pación de los candidatos independientes en la asignación de represen-

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tación proporcional, en la integración de la Cámara de Diputados y en


la integración de la Cámara de Senadores, no obstante la interde-
pendencia del Derecho Humano a ser votado y la asignación del cargo
de elección popular bajo el sistema de representación proporcional, con
lo que surge la necesidad de interpretar en forma universal, interde-
pendiente y progresiva el Derecho Humano a participar en las eleccio-
nes populares en forma independiente, sin que con tal interpretación
exista alguna razón jurídica para dejar de considerar a los candidatos
independientes en ese sistemas de elección.
En la asignación de candidatos a diputados y senadores bajo el sis-
tema de representación proporcional, la Ley General de Instituciones
y Procedimientos Electorales en los artículos 15, 16 y 21, ha adoptado
la fórmula de proporcionalidad pura, que consiste en que el porcen-
taje de votación obtenido en las urnas por los partidos políticos corres-
ponda en una proporción directa al porcentaje de representatividad
que adquiera el instituto político en la integración de las Cámaras de
Diputados y de Senadores, para lo cual, la votación nacional14 emitida
es dividida entre las 200 curules de representación proporcional, tratán-
dose de la Cámara de Diputados Federal o entre los 32 escaños que
conforman la Cámara de Senadores bajo este principio.
El resultado obtenido de la división señalada, recibe el nombre de
cociente natural, asignándole a los partidos políticos, tantas curules
o escaños como veces contenga en su votación obtenida el cociente
natural, resultando de esa forma, el número de curules o escaños que
le corresponde a cada partido político bajo este sistema. Si después de
aplicar dicho cociente quedasen curules o escaños pendientes de repartir,

14
El párrafo 2, del artículo 15 de la Ley ordinaria señala que: En la aplicación de la


fracción III del artículo 54 de la Constitución, para la asignación de diputados


de representación proporcional, se entenderá como votación nacional emitida la
que resulte de deducir de la votación total emitida, los votos a favor de los par-
tidos políticos que no hayan obtenido el tres por ciento de dicha votación, los
votos emitidos para Candidatos Independientes y los votos nulos. Por su parte
el inciso b), párrafo 2, del artículo 21 señala: La asignación de senadores por el
principio de representación proporcional se hará considerando como votación
nacional emitida la que resulte de deducir de la total emitida, los votos a favor
de los partidos políticos que no hayan obtenido el tres por ciento de la votación
emitida para la lista correspondiente, los votos nulos, los votos por candidatos
no registrados y los votos por Candidatos Independientes.

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se aplicará el resto mayor, a favor de los partidos políticos que en el


resto de su votación representen el mayor número de votos.
Es innegable que en la asignación de curules ningún partido polí-
tico podrá tener más de 300 diputados por ambos principios, según el
límite concreto determinado por la propia Constitución Federal.

LA ASIGNACIÓN DE CANDIDATOS INDEPENDIENTES EN


LA REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL. UNA INTERPRE-
TACION PROGRESIVA DE LOS ARTÍCULOS 53, 54 Y 56 DE
LA CONSTITUCION MEXICANA

Como lo hemos señalado en líneas anteriores, conforme con los artícu-


los 53, 54 y 56 de la Constitución el sistema de representación propor-
cional se adopta para la conformación de la Cámara de Diputados y la
Cámara de Senadores, en el primer caso, en un número de 200 dipu-
tados según el principio de representación proporcional, bajo el sistema
de listas regionales, constituidas en 5 circunscripciones plurinominales
en que se divide el territorio nacional, para lo cual, el partido político
debe de participar con candidatos a diputados por mayoría relativa en
por lo menos 200 distritos uninominales, además de haber alcanzado por
lo menos el 3% de la votación válida emitida para las listas regionales de
las circunscripciones plurinominales, con lo cual el partido político,
tendrá derecho a que le sean atribuidos diputados según el principio de
representación proporcional.
Tratándose de la asignación de senadores por el principio de repre-
sentación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una
solo circunscripción plurinominal nacional, debe cumplirse con los re-
quisitos que establece la legislación electoral ordinaria.
En ambos casos la Constitución Mexicana señala como derecho
exclusivo de los partidos políticos las asignación de curules o escaños,
bajo el sistema de representación proporcional, omitiendo injustifica-
damente la participación de los candidatos independientes en la asig-
nación de representación proporcional, tanto en la integración de la
Cámara de Diputados, como en la integración de la Cámara de Sena-
dores, sin que exista alguna razón jurídica para dejar de interpretar en

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forma universal, interdependiente y progresiva el Derecho Humano a


participar en las elecciones populares en forma independiente.
En efecto, en la asignación de candidatos bajo el sistema de repre-
sentación proporcional, la legislación electoral en México ha adoptado
la formula de proporcionalidad pura, que consiste en que el porcentaje
obtenido en las urnas por los partidos políticos, corresponda en una
proporción directa al porcentaje de representatividad que adquiere el
instituto político en la integración de las Cámaras de Diputados y de
Senadores, para lo cual, la votación nacional emitida es dividida entre
las 200 curules de representación proporcional, tratándose de la Cáma-
ra de Diputados Federal, o entre los 32 escaños que conforman la
Cámara de Senadores bajo este principio.
El resultado obtenido de la división señalada, recibe el nombre de
cociente natural, asignándole a los partidos políticos, tantas curules o
escaños como veces contenga el cociente natural en su votación obte-
nida, resultando de esa forma, el número de curules o escaños que le
corresponde bajo este sistema.
Si después de aplicar dicho cociente quedasen curules o escaños
pendientes de repartir, se aplicará el resto mayor, a favor de los parti-
dos políticos que en el resto de su votación representen el mayor nú-
mero de votos.
Ahora bien, nada impide bajo interpretación progresiva que al ob-
tenerse el cociente natural, se deba de incluir en el reparto de repre-
sentación proporcional a los candidatos independientes que hayan
obtenido una votación suficiente que alcance a cubrir el cociente na-
tural para distribución de curules o escaños de representación propor-
cional, de tal forma, que el candidato independiente pueda acceder a
ejercer el cargo, si su votación es suficiente para cubrir ese cociente
natural.
Lo mismo ocurre, si después de aplicar el cociente natural queda-
sen cargos de elección popular pendientes de repartir, aplicándose el
resto mayor para la asignación de las que quedase, por lo que, bajo la
misma interpretación progresiva, debe asignársele al candidato indepen-
diente que su votación sea superior que el resto mayor de los demás
partidos políticos, con el fin de que se le asigne el cargo de elección
popular de que se trate.

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Conclusiones

a).- Los candidatos independientes debe asignádsele el escaño de la


primera minoría en el Senado, si con su votación alcancen el segundo
lugar de la votación obtenida en la entidad de que se trate, bajo una
interpretación interdependiente y progresiva de las disposiciones de la
Constitución Mexicana.

b).- Los candidatos independientes cuya votación obtenida alcancen a


cubrir el cociente natural para la asignación de curules o escaños de
representación proporcional, deben asumir el cargo bajo este principio,
conforme con una interpretación interdependiente y progresiva de los
artículos 53, 54 y 56 de la Constitución Mexicana.

Bibliografía

Vázquez, Luis Daniel y Sandra Serr ano. Los Principios de Universalidad,


Interdependencia, Indivisibilidad y Progresividad. Apuntes para su Apli-
cación Práctica. Instituto de Investigaciones Jurídicas. unam. México.
Consultable en http://corteidh.or.cr/tablas/r29011.pdf
García Jiménez, Arturo. Hacia una Nueva Perspectiva de la Representación
Proporcional en México. Democracia y Gobernabilidad. Memoria del IV
Congreso Nacional de Derecho Constitucional. Tomo II. unam. 2001.
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Compendio Tematiza-
do de Jurisprudencia y Tesis. México. 2015.

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CONSTITUCIONAL

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Históricos de las Revoluciones de México.
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S. A. de C. V. (iepsa). San Lorenzo núm. 244,
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nes en el Estado mexicano. Coordinador
El inehrm se complace en poner a disposición del público
lector la serie “Grandes Temas Constitucionales” que forma
parte de la colección “Biblioteca Constitucional”, creada en el
marco de la conmemoración de la Constitución que nos rige
desde 1917. El conocimiento de los temas constitucionales
fortalece a nuestra ciudadanía y a la democracia como forma
de vida.

Armando Soto Flores


Coordinador

S ecretaría de G obernación
S ecretaría de C ultura
I nstituto N acional de E studios H istóricos de las R evoluciones de M éxico
I nstituto de I nvestigaciones J urídicas - unam

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