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Teeple Astronomia Maya

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ASTRONOMIA MAYA

Por JOHN D. TEEPLE, Doctor en Filosofía.


Versión española y notas de CESAR LIZARDI
RAMOS.

El objeto de este trabajo es dar la información que poseemos o podemos de-


ducir de las inscripciones mayas y del Códice de Dresde, tocante al sistema
numérico de los antiguos mayas y a sus conocimientos astronómicos de obser-
vación.
Poseían los mayas una civilización bien desarrollada, que comprendía:
agricultura, animales domésticos, grandes ciudades, templos más bien magní-
ficos y otros edificios, y un lenguaje escrito; habían alcanzado notables progresos
en la escultura, la pintura, la joyería y la orfebrería, pero en un campo estaban
muy adelantados a cualquier pueblo del mundo entero y de su época. Habían
creado a fuerza de fatigas, símbolos simples para los guarismos, estaban fami-
liarizados con el uso de la posición para dar valor a los números y habían des-
cubierto el indispensable concepto del cero y su uso, por lo menos mil años antes
de que cualquiera de estas cosas fuese conocida o empleada en Europa, y por lo
bajo, quinientos antes de que se ejecutara en cualquiera otra parte del orbe.
Sus tablas astronómicas, cuando menos igualaban a las de cualquier pueblo de
la Tierra en su época.
N.o es nuestra mira discutir aquí más que números y astronomía, pero pa,.
rece que vale la pena el señalar a lo menos tres cosas, indicadoras de que esta
civilización surgió en América y no dependió de ninguna otra que se hubiese
desarrollado en cualquiera parte del Viejo Mundo. Primera: los mayas domes-
ticaban animales y trabajaban extensos cultivos, pero hasta donde he podido
saber, ni uno solo de sus animales domésticos, a excepción del perro, ni uno solo
de sus cultivos, era idéntico a los usados o desarrollados por alguna de las civi·
lizaciones del Viejo Mundo; segundá: su conocimiento de los números y la as-
479
Anales. Bp. M T. II.-60.
tronomía no pudo haber provenido de otra civilización cualquiera, ya que nin-
gún pueblo del Antiguo Mundo tenía nada que enseñarles en tal terreno, y
tercera: el conocimiento de la rueda como instrumento mecánico, que había sido
común durante miles de años a todas las culturas conocidas del Viejo Mundo,
parece haber sido absolutamente ignorado en América. Estas tres divergencias
extremas en conocimiento y en ignorancia excluirían casi la posibilidad de
contacto con alguna de las civilizaciones conocidas del Antiguo Mundo, antes
de la llegada de los españoles.
Los mayas estaban completamente dedicados a los números y la astrono-
mía, probablemente por motivos religiosos, lo que es venturoso, en un sentido,
ya qu.e nos capacitará, a la postre, para relacionar su cronología con la nuestra,
de suerte que podamos datar definitivamente sus monumentos y averiguar la
amplitud de sus conocimientos en un tiempo dado, en comparación con los del
Viejo Mundo; en otro sentido, sin embargo, es desdichado, porque puedo pre-
ver la clara posibilidad de que cuando sean completamente descifrados los códi-
ces e inscripciones mayas, quizá no encontremos absolutamente más que núme-
ros y astronomía, con una mezcla de mitología o religión.
Cuando un hombre abandona por un momento su apacentadero particular
e invade un campo enteramente ajeno de trabajo, no siempre tiene asegurada
la cordial y generosa acogida que yo he recibido de parte de los que laboran en
el campo de la arqueología maya. Muchos de ellos han dado en la costumbre
de mandarme dibujos, fotografías y descripciones de sus descubrimientos, an-
tes de publicarlos. A todos ellos les estoy profundamente reconocido, pero más
especialmente al Dr. Sylvanus G. Morley, de la Institución Carnegie de Wa-
shington, que con frecuencia ha gastado mucho tiempo y asumido fatigas para
volver a inspeccionar y dibujar inscripciones en mi provecho.
Al examinar las pruebas finales de este trabajo véome obligado a recono-
cer que varias páginas relativas al año trópico son quizá ininteligibles, salvo
para los ya familiarizados con las inscripciones mayas y su materia. Otros ten-
drán que estudiar esta parte paso a paso y resolver cada problema como se hizo
en el átgebra, pues de otra suerte, han de suponer que la prueba es suficiente y
aceptar las conclusiones. Leída en la forma ordinaria, temo que apenas sea al-
go más que un conglomerado de cifras y fechas, aunque para los especialistas,
la discusión resultará clara.

480
ASTRONOMIA MAYA
¿Ha tratado alguna vez el lector de resolver un problema de multiplica·
ción o de división larga, en el papel, usando nume4ales romanos? Ensáyese al-
guna vez y se comprenderá por qué fué tan necesaria en ]as casas de negocios
de hace algunos siglos, la máquina calculadora llamada ábaco, y por qué se lo·
gró tan enorme progreso en comodidad y economía de tiempo, cuando alguien
inventó el cero y el método de usar la posición para indicar el valor de los símJ
bolos.
Tómese el 9, por ejemplo: a la extrema derecha de una cantidad, significa
9; dos lugares a la izquierda representa novecientos, y cinco lugares más a la
iz;quierda, significa noventa millones. Parécenos muy sencillo el expresar cual-
quiera cantidad usando tan sólo diez; símbolos, pero primero tuvieron que for·
marse los conceptos de cero y de valor de posición, para que un hindú descono,~
ciclo comenz;ara a usar nuestros numerales "arábigos", hacia 600 A. D. De los
hindús, el sistema se extendió a los árabes después de 700 A. D., y finalmente,
llegó a Europa, en el siglo XII, aproximadamente. Compárese D.CCCLXXXVIII
con 888. En este número el romano usaba seis símbolos diferentes y un total
de doce caracteres para expresar lo que nosotros expresamos con un símbolo
repetido tres veces. Ciertas naciones recorrían todo su alfabeto y volvían <¡.
empez;ar una segunda vez a fin de tener suficientes símbolos.
Que sepamoS 1· estos numerales "arábigos", inventados hacia 600 A. D. en
la India y usados por primera vez en Europa varios cientos de años después,
fueron los primeros del Viejo Mundo que tuvieron un cero y un uso plena·
mente desarrollado del valor de posición. (1) Sin embargo, los mayas usaban
(1) La numeración sumeria intentó una notación posicional y después de 250 A. C. los
numerales babilonios contuvieron un símbolo de cero, pero el sistema nunca se desarrolló
plenamente a manera de que se pudiese leer un n(tmero con certeza. Véase "Science" vol.
71, p. 110, (1930) -N. del A.

481
el sistema de posición por lo menos desde una época tan remota como la de
Cristo, varios cientos de años antes de que lo empleara el Viejo Mundo, y co/
mo tenían un sistema vigesimal en vez de decimal, necesitaban veinte dígitos;
pero en rigor, esos veinte dígitos se formaban de barras y puntos, de modo
que cada barra representaba 5 y cada punto, l. En consecuencia, únicamente
necesitaban tres dígitos -la barra, el punto y el símbolo de cero- para expre-
sar cualquier número, por grande que fuese.
En nuestro sistema de notación arábiga, diez; unidades en cualquier posi-
ción equivalen a una unidad de la posición inmediatamente superior, esto es,
diez decenas hacen 100, diez centenas forman 1,000. El sistema vigesimal
es semejante, salvo que se necesitan veinte unidades de cualquiera posición
para igualar una unidad de la posición inmediata superior. Nuestros numerales
se escriben de izquierda a derecha; la posición más alta queda a la izquierda y
las unidades, a la derecha. Los numerales mayas se escribían, por lo general,
verticalmente: la posición más alta quedaba arriba, y las unidades, abajo.
Si tomamos un número bastante grande, como 426.358,971, se escribirá tal
como está aquí, en nuestra notación arábiga. En el sistema vigesirnal maya, se
escribiría como lo indica la fig. 1, que por comodidad podemos representar así:
6.13.4:14.17.8.11. Este último número se forma como sigue, empezando por la
derecha en su representación y por abajo en la figura :

11 unidades. . .. 11 •
8 veintenas ... 160
17 cuatrocientos 6,800 ••••
14 X 8,000 .... . 112,000
4 X 160,000 .. . 640,000
13 X 3.200,000 .. 41.600,000
6 X 64.000,000. 384.000,000
426.358,971
-
--!.-..

Fig., 1.- Número maya compuesto de siete 6rdcnes.

Posiblemente el sistema vigesimal maya sea un poco más incómodo que


nuestro sistema decimal arábigo, pero no mucho. Es tan fácil pensar en vein-
tenas como en decenas, si se ha estado acostumbrado siempre a hacerlo. Este
invento de un sistema que dió valor de posición a los numerales, y su correla·
tivo, el conocimiento del uso del cero, constituyeron una conquista relevante
en materia de numeración y, según parece, fueron realizados por los mayas al'-
gún tiempo antes de que se lograran en cualquiera otra parte del globo. Es
curioso el hecho de que, digamos hace 2,000 años, el Viejo Mundo estuviera

482
familiarizado con la rueda, invento mecánico, desde algunos miles de años
atrás, pero que no hubiese descubierto jamás conceptos tan abstractos como
la idea de cero, ni la posición para los numerales: aun se conformaba con ins·
trumentos mentales excesivamente incómodos, en materia de números. Por otra
parte, cuando menos un pueblo del Nuevo Mundo, el maya, señoreaba estas
ideas abstractas; poseía un excelente sistema de números, pero no sabía nada
del uso de la rueda. Qui2;á un psicólogo pueda sacar algo de esto. '
En las inscripciones mayas que nos quedan, el uso más frecuente de los
numerales se relaciona con la cuenta del tiempo. Aquí la unidad cronológica
es el Tun, un período de 360 días. Es obvio que se trata de una unidad pura·
mente arbitraria que no guarda relación con ningún fenómeno natural (1).
Como unidad cronológica, sin embargo, podemos compararlo con nuestro año,
del que sólo difiere en poco más de cinco días. Veinte tunes forman un katún,
la siguiente unidad superior. Veinte katunes = 400 tunes = 1 baktún. Veinte
baktunes = 8,000 tunes = 1 pictún, etc. (2)


.
.
Pictún Baktún !-::atún Tun U in u! K in
Fig. 2. Glifos de los seis primeros órdenes de períodos de tiempo.

Al usar cronológicamente el año añadimos los meses y los días como par·
tes separadas. Por ejemplo, la Navidad de este año puede escribirse: 1929-12-25,
donde tenemos tres unidades diferentes, o sean el año, el mes y el día, ningu·
na de las cuales guarda una verdadera relación decimal con las otras dos; pero
esencialmente, es una cuenta de años, y sólo se usan un mes y un día para in,
dicar fracciones de año. En la misma forma, los mayas usaban su unidad prin-
cipal, el tun, y expresaban sus partes con dos unidades separadas, el uinal y
el kin. Este último es igual a nuestro día. Veinte kines forman un uinal y, en
(1) Conviene decir, aunque sólo para puntualizar una coincidencia, que 360 días se
aproximan al promedio del afio lunar, 354.36708 días y del año trópico, 365.2422.
(2) Tun, tunich, significa "piedra" y se ha expresado a veces la hipótesis de que quizá
se llamara Tunal período, por la costumbre de colocar una piedra en determinado sitio, para
marcar el paso de cada grupo de 360 días. Los nombres de los períodos superiores de tiempo
se forman con la voz "Tun" y un numeral, como Ka!, 20; Bak, 400; Pie (Hun pie), 8,000;
Calab, 160,000, etc. Cuanto al período de 20 días, Uinal, quiere relacionarse su nombre con el
de la Luna, U, en maya. Kin significa Sol o día. Don Juan Martínez Hernández declara in-
debido el nombre de Baktún y prefiere usar el de Ciclo (''Significación Cronológica de los'·
Ciclos Mayas", 1932, p. 18).

483
consecuencia, 18 uinales = 1 tun. Aú pues, una fecha como 1.18.5-3-6 repre-
sentaría 765 tunes, 3 uinales y 6 kines, o 765 tunes y 66 kines.
Algunos escritores han expresado la idea de que la unidad cronológica
maya es el kin, antes que el tun, y que el número total es una cuenta de días
conforme al sistema vigesimal, salvo que la segunda posición, a partir de la de-
recha, requiere sólo 18 unidades, en lugar de 20, para formar una unidad de
la tercera posición. Esta idea me parece del todo errónea, porgue sería igual-
mente exacto entonces el decir que la fecha de Navidad que hemos dado antes,
es una cuenta de días en el sistema decimal, con dos excepciones, o sean, que
el primer lugar de la derecha requiere 28, 29, 30 ó 31 días para formar una
unidad de la segunda posición, y que ésta necesita 12 unidades para formar
una de la tercera. Estoy seguro de que tenemos que habérnoslas aquí con una
cuenta de tunes, no de kínes, como desde un principio lo señaló a mi atención
el señor William E. Gates, y que el método maya de contar el tiempo, así co-
mo otras unidades, es puramente vigesimal.
Deben notarse otros dos puntos: primero, que el principio de nuestra
cronología cristiana es una fecha determinada de los tiempos históricos, hace
poco más de 1,900 años; el punto de partida de la cronología maya, por lo que
concierne a las inscripciones ordinarias, fué una fecha igualmente determinada,
al fin de un baktún 13, hace algo más de 5,000 años, la que, empero, debe de
haber sido tradicional, mitológica o astronómica y no se concibe corno históri-
ca; el segundo punto de diferencia es que nosotros contarnos el tiempo co-
rriente, en tanto que los mayas computaban el tiempo transcurrido. El primer
día A. D. en la cronología cristiana, fué enero 1, del año 1, esto es, el pri,
mer día del primer mes, del primer año, que podríamos representar así: 1-1-1,
mientras que en el primer día de la cronología maya, esas partes correspondien-
. tes se escribirían 0-ü-0, porgue. todavía no había transcurrido ni un solo día,
y en consecuencia, aun se tenían O kines, O uinales y O tunes. Util será el re,
cardar que los mayas contaban el tiempo precisamente como el medidor de un
automóvil cuenta las millas: no registra ninguna mientras no ha sido recorri-
da, en tanto que la cronología cristiana, como un taxímetro, registra una uni-
dad en cuanto empieza a correr.
· El punto del tiempo desde el cual se computan las más de las fechas ma-
yas se llamó el baktún trece, 13.0.0-0-0, pero prácticamente podemos conside-
rarlo como cero, ya que el siguiente baktún fué el baktún uno, l. O. 0-ü-0.
Para Jos fines de este trabajo, podemos mirar este baktún trece, el punto cero de
las fechas mayas, como equivalente más o menos al 12 de agosto de 3, 113 A.

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C., siguiendo la correlación propuesta por Goodman (1) y revivida por Mar·
tínez (2) y por Thompson (3). Hay que entender claramente, empero, que ni
esta correlación ni otra alguna han hallado todavía aceptación general. Es
muy útil el tener algunas fechas determinadas, para hacer comparaciones, de
modo que ésta servirá tan bien como cualquiera otra, pues de seguro está a
unos 250 años, de más o de menos, de la verdadera fecha y posiblemente sea
la exacta. Uso esta correlación porque es la única definida que se ha propues•
to hasta la fecha y respecto de la cual no he podido encontrar serías pruebas
astronómicas que mengüen su validez;. Sin embargo, esta prueba negativa está
lejos de ser suficiente, y en parte, nuestro objeto al presentar los datos astro•
nómicos que siguen, es que otros investigadores puedan mirarlos como un to·
do y determinen si bastan por sí solos para establecer una correlación. Quizá
sean insuficientes, mas bastarán para proporcionar una rígida comprobación
respecto a cualquiera correlación que se proponga.
De esta suerte, al afirmar que cierta fecha, 9.16.4-10-8, es equivalente ~1
8 de noviembre de 755 A. D. del calendario juliano, sólo queremos decir que
comparada con otras fechas de este trabajo, esa declaración es cierta. De hecho;
puede ser el equivalente exacto, pero también es concebible que el día, el mes,
el año, o el siglo, o todos, sean en realidad incorrectos, sin que esto afecte en
forma alguna la validez; de las pruebas que esperamos presentar. Aplacemos,
pues, las conclusiones sobre este punto, hasta que contemos con todas las
pruebas.
La declaración de fechas en relación con el número de tunes transcurrí·
dos desde la fecha-cero, se llama la "Cuenta Larga''. Esta forma de cómputo
se usa en los monumentos mayas a partir de 8.14.0-Q-0, más o menos, hasta
10.3.0-0-0, es decir, desde 3,480 tunes después de la fecha-cero, hasta 4,060
tunes después de la misma, o en nuestra cronología, de 317 a 889 A. D. Ha~
blando exactamente, los numerales de los monumentos no tienen valor de
posición, porque en casi todos hay símbolos del tun, el katún, el baktún,
etc., como nosotros podríamos usar símbolos para los términos mil, ciento, etc.;
pero emplean un símbolo del cero que es parte esencial del sistema de
valores de posición, desde las fechas más remotas, y hay una en 162 A. D.,

(1) J. T. Goodman, "Maya Dates", Amer. Anthropologist, n. s., vol. VII 1905.-
N. del A.
(2) Juan Martínez Hernández, "Paralelismo entre los Calendarios Maya y Azteca",
"Diario de Yucatán", Feb. 7, 1926. N. del A.
(3) J. Eric. Thompson, "A Correlation of the Mayan and European Calendars", Pub.
241, Field Mus. of Nat. Hist., 1927. N. del A.

485
que utiliza tal sistema puro. Por ende, en el Códice de Dresde -que proba-
blemente data de hacia 1,100 A. D.- casi todos los numerales deben leene
tan sólo conforme al valor de posición.

EL CALENDARIO

Solamente hay un calendario maya, como sólo tenernos uno en Estados


Unid¿s. A menudo hablarnos del calendario lunar maya y del calendario de
Venus y yo he sido uno de los peores transgresores en este sentido, pero se
trata de un error que no ha.ce más que originar con fusión. Poseían los astró-
nomos mayas tablas de la Luna, tablas de Venus, y probablemente, tablas del
Sol, de variables grados de exactitud, en diferentes tiempos, corno las tienen
nuestros astrónomos; pero al igual que nosotros, sólo usaban un calendario,
que no era solar, que no procuraba mantenerse ajustado a las estaciones como
lo hace el nuestro, intercalando los días de aí1os bisiestos; tampoco era lunar,
ajustado a los movimientos de la Luna, como los calendarios mahometano y ju-
dío; sencillamente, era una sucesión arbitraria y ordenada de días y meses en
forma normal, que se desarrollaba indefinidamente, sin relación con ningún
fenómeno natural. Podemos inferir que sabían que la longitud de un año era
de 365 días, o algo mejor, pero fuera de esto, el término "exactitud" no tiene
sentido en relación con el calendario maya, como no lo tiene el hablar de pre-
cisión respecto de nuestra semana de siete días.
Aunque vamos a dar una breve descripción del calendario, aconsejamos
al lector que para conocer las formas de los glifos y los métodos de computar
y comprobar las lecturas, consulte alguna obra, como "An Introduction to
the Study of the Maya Hieroglyphs", de Morley. También será conveniente
una colección de tablas de Goodman, del "Archaic Annual Calendar". (1)
Debemos estudiar el calendario en dos partes; primero, el t~olkín, que
abarca los nombres de los días y los números de los días y segundo, el año va-
go, que comprende los nombres de los meses y las posiciones en el mes.

EL TZOLKIN

Tenemos solamente siete nombres para los días: domingo, lunes, martes,
etc., y estos siete nombres, o sus equivalentes, se han seguido unos a otros sin
interrupción en la serie, durante varios miles de años. Los mayas tenían vein-
(1) Si el lector no conociere el inglés o no pudiere conseguir las obras que recomienda
el autor, podria consultar con fruto "El Calendario y los Jeroglíficos Cronográficos Mayas",
de don Enrique Juan Palacios, obra de excelente síntesis y diáfana doctrina.

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te nombres para los días, arreglados en una serie semejante, que no variaba
nunca: Imix, Ik, Akbal, Kan, Chicchán, Cimi, Manik, Lamat, Muluc, Oc,
Chuen; Eb, Ben, Ix, Men, Cib, Cabán, Eznab, Cauac, Ahau. Admitíase que
esta sucesión de veinte nombres ~e había ido desarrollando desde el principio.
Además de los nombres de días, había trece números, que se les aplicaban en
orden regular, del! al13 y los que también seguíanse unos a otros indefinida·
mente, sin que ninguna de las series influyera sobre la otra. Como cada día
tiene un número y un nombre, rio habrá repetición exacta en 13 x 20 = 260
días. Si hoy es 12 Gabán, tendremos otros Gabanes a intervalos de 20 días, y
otros doces a intervalos de trece días; pero no habrá otro 12 Gabán en 13-0
(notación maya).
TABLA 1.-PRIMER AÑO.

NOMBRES DE LOS MESES


NOMBRES DE --··

~·~
,=
LOS DIAS <..:> ,f3 = ,.Q

---.
o. o
o 1:;::::)
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o Ik .. ........ 1\ 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10
1 Akbal ...... 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11
2 Kan ........ 3 10 4: 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12
3 Chicchán ... 4 11 5 12 f) 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13
4 Cimi ........ 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1
5 Manik ...... 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8
6 Lamat ...... 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9
7 Muluc ...... 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10
8 Oc ......... 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11
9 Chuen ...... 10 4 11 5 ¡:¿ 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4· 11 5 12
10 Eb .......... 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13
11 Ben ........ 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1
12 Ix .......... 13i 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2
13 Men ........ 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 .9 3
14 Cib ........ 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4
15 Gabán ...... 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5
16 Eznab ...... 4 11 5 12' 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6
17 Cauac ....... 5 12 6 131 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7
18 Ahau ...... 6 13 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8
19 · Imix ........ 7 1 8 2 9 3 10 4 11 5 12 6 13 7 1 8 2 9

487
Anales. Ep. 5~ T. n ... 6 t.
&te período de 260 días, en que ningún día, ......_número y nombre- es exac-
tamente igual a otro, se llama tzolkín (Fig. 3). Los números 13, 20 y 260 son
enteramente arbitrarios, pues no tienen relación con ningún fenómeno natural,
pero acontece que 2 tzolkines, 1-8-ü, 520 días, casi son iguales a tres períodos
eclípticos. Empero, esta correspondencia es accidental, no intencional. (1)

EL Al\rO VAGO

La otra mitad del calendario maya es simplemente un año de 365 días, di-
vidido en 18 meses de 20 días cada uno y un breve mes postrero, Uayeb, de 5
días (Tabla 1). Con frecuencia se llama "haab" a este período de 365 días, pe-
ro el señor R. C. E. Long dice que no es su nombre maya, de modo que no
queda más que llamarlo año vago; vago, porque no reproduce las estaciones en
la misma fecha de cada año, como nosotros lo conseguimos haciendo que el
equinoccio vernal caiga hacia el 21 de marzo.
Por su orden, los meses son, Pop, Uo, Zip, Zotz, Tzec, Xul, Yaxkin, Mol,
Chen, Yax, Zac, Ceh, Mac, Kankín, Muan, Pax, Kayab, Cumhú (2) y termi-
nan con el de 5 días, Uayeb. Las posiciones en cada mes se numeran del O al
19, salvo en el Uayeb, en que se va del O al 4. De igual manera, esta serie de
meses y de posiciones de mes desarrollábase interminablemente, sin cambio,
que sepamos, de suerte que O Pop, el principio del año, recurría cada 365 días.
Y como hay 20 nombres de días y 20 posiciones en el mes, se sigue que si el día
Ik cae en O Pop en on año dado, también ocupará la posición O en todos los
meses de e e año; pero el mes de 5 días, Uayeb, que comienza con Ik, termina-
rá con Cimi, de modo que el Pop del siguiente año tendrá a Manik en la posi-
(1) Para el Dr. H. Ludendorff el Tzolkín podría haberse adoptado como una media de
pertodos eclfpticos.-La señora Zelia Nuttall (''Las Correcciones periódicas del antiguo calen-
<iario mexicano", Anales del Museo Nacional de México, 2a. Epoca, t. II. No. 1, 1905, pág.
12) hace ver que los mismos mexicanos asignaban un ORIGEN ASTRONOMICO al período
de 260 días y se funda en un pasaje del Tratado Relativo a la observación del Planeta Venus
por los Antiguos Mexicanos, atribuído al P. Motolinía.-Ola Apenes ("Posible Derivación
del Periodo de 260 días del Calendario Maya", "Ethnos", 1936, I, Mus. Etnol. de Suecia) ha-
ce ver que dos pasos sucesivos del Sol por el cenit de un lugar comprendido entre los trópi-
cos, se producen a intervalos de 260 días en la latitud 14 grados y 7 minutos, muy próxima a
la de Copán, Honduras y que esto pudo habersido el origen de la cuenta del Tonalán1at1
o Tzolkfn. En rigor, dice, hacia el año l ,000 A. C. la latitud del lugar debía ser 14 grados y-
9 minutos, para que el intervalo entre dos pasos fuese de 260 días.
(2) "Cumkú", escriben los autores yucatecos (D. Juan Martínez Hernández, Juan Pío
Pérez;, etc.) Otros escriben ''Cumhú" también. Sin embargo, he optado por respetar la orto-
grafía del autor. Deberá recordar el lector que la "e" de las palabras mayas se pronuncia
como nuestra "k", de modo que la voz ''teh" vate por "k eh", el vocablo "db", por "kib",
etc. Cuanto a la "x", se pronuncia como la "sh" inglesa.

488
ci6n O. El tercer año empie41 con Eb, el cuarto con Cabán y el quintó, otra
ve4 con Ik. Pero el número 365 es divisible por 13, con residuo de 1, demarie-
ra que si un año empieza con 1 Ik O Pop, acabará con 1 Cimi 4 Uayeb y el día
siguiente, que inicia el segundo año, será 2 Manik O Pop; el tercero empe~rá
con 3 Eb, el cuarto con 4 Cabán, el quinto con 5 lk .... , el quincuagésimo segun·

Fig. 3.-EI Tzolkín.

do, con 13 Gabán, terminando un período de 4 nombres de días por 13 núme~


ros, o 52 años vagos, después del cual la serie principia con 1 Ik otra vez, y se
repite. Por ignorar el nombre maya de este período de 52 años, lo llamamos la
"Rueda de Calendario".
489
Así, pues, una fecha cabal de Rueda de Calendario consta de un número
de día (1 a 13), un nombre de día (uno de 20}, una posición de mes (O a19) y
uq nombre de mes (uno entre 19), como 4 Ahau 8 Cumhú. Tal fecha comple-
ta sólo puede repetirse una ve~ en 52 años vagos, o 18,980 días, porque éste es
~1 mínimo c::omún múltiplo de 13 números de días, 20 nombres de día y 365 po-
siciones (pooición de mes y nombre de mes) del año. Cincuenta y dos años va-
gos son menores que 52 años trópicos (de estación a estación), en 12 ó 13 días
de año bisiesto, que nosotros habríamos intercalado en nuestro calendario du-
rante ese tiempo a fin de lograr que el principio de la primavera siempre
cayera cerca del 21 de marzo.
En el calendario maya, si el equinoccio vernal cayó este año en 8 Cumhú,
entonces dentro de cuatro años estará en 9 Cumhú, dentro de ocho años, en 10
Cumhú y al fin de una Rueda de Calendario de 52 años vagos, quedaría en
O Uayebó 1 Uayeb. En el curso de 29 RuedaS" de Calendario, ó 1,508 años va-
gos, la estación habría dado, aproximadamente, una vuelta completa en el año
vago y terminarían 1,507 años trópicos en 8 Cumhú otra vez. Conocemos este
período de 1,507 años, pero si lo conocían los mayas o el averiguar cuál pensa-
ban que fuera la relación del año vago al trópico, es otra cuestión, que podre-
mos discutir en páginas ulteriores. (1)
Vemos, pues, el calendario maya como un artificio puramente mecánico de
13 números de días, 20 nombres de días y 365 posiciones en el año vago, que
se suceden por siempre, completamente independientes unos de otros y tam-
bién de cualquier fenómeno natural. Exceptuando el hecho de que probable-
mente el año tiene cosa de 365 días, el calendario en sí mismo no ofrece ni
el menor indicio de un conocimiento astronómico por parte de los mayas.
Tan sólo falta engranar las fechas del calendario anual, o de Rueda de Ca-
lendario, en la Cuenta Larga, lo que es fácil. En la Cuenta Larga, la fecha-ce-
ro, hacia 3,113 A. C., fué 13.0.0-0-0, 4 Ahau 8 Cumhú, esto es, cayó en la
fecha 4 Ahau 8 Cumhú del calendario anual. (2) Los cuatro días siguien-
tes serían:
(1) Según el Dr. Herbert Spinden, los mayas usaban este período para establecer ani-
versarios de fechas en el afio natural. (Ver nota relacionada con ésta en el capítulo "En
Palenque".)
(2) Para don Eduardo Martínez Cantón, el cómputo maya empezó un Katún antes de
la Fecha-Era, esto es, en 12.19.0-0-0,.18 de diciembre de 3,133 gregoriano, Antes de Cristo.
("Las Edades de Nuestros Monttmentos Arqueológicos y los Ultimos Descubrimientos en
"El Castillo" de Chichén Itzá, Yucatán", artículo de "Yucatán Fotográfico", 1<? de mayo de
1;929). La fecha que da el señor Martínez Cantón es la primera de la Tabla IV del trabajo
de don Juan Martínez Hernández, "Significación Cronológica de los Ciclos Mayas", 1,932,
Ú edición. .

490
13.0.0-0-1, 5 lmix 9 Cumhú
13.0.0-0-2, 6 Ik 10 Cumhú
13.0.0-0-3, 7 Akbal 11 Cumhú
13.0.0-ü-4, 8 Kan 12 Cumhú
y de esta manera continúa por siempre la serie de 13 números, 20 nombres y
365 posiciones en el año. La fecha 13.0.0-0-12, 3 Eb O Uayeb, principiaría el
último mes del año, los cinco días infaustos; 13.0.0-0-16, 7 Cib 4 Uayeb, sería
el último día del año y 13.0.0-0-17, 8 Cabán O Pop, el día de año nuevo, el co-
mienzo de otro año, en 29 de agosto de 3,113 A. C., según hemos venido cal-
culando. Recordando que el año vago es 1-0-5, 1 tun, Ouinales y 5 kines,365
días, podernos escribir así los primeros días de los siguientes cuatro años vagos:
13.0.1-1- 2, 9 Ik • O Pop, Ag. 29 de 3,112 A. C.
13.0.2-1- 7, 10 Manik O Pop, Ag. 29 de 3,111 A. C.
13.0.3-1-12, 11 Eh O Pop, Ag. 29 de 3,110 A. C.
13.0.4-1-17, 12 Cabán O Pop, Ag. 28 de 3,109 A. C.
Cuatrocientos años vagos serían 400 tunes más 400 x 5 días= 2,000
días= 5-10-0, o sea un total de 1.0.5-10-0. Midiendo esa distancia desde el
primer año nuevo, tendríamos su fecha, 1.0.5-10-17, 5 Cabán O Pop, 24 de
mayo de 2,713 A. C., y 3,200 años vagos más tarde nos llevarían de lleno a la
época de las inscripcione11 mayas, en la fecha 9.2.10-0-17, 7 Cabán O Pop, '9
de abril de 485 A. D. No prestéis mucha atención al 9 de abril, ni al485
A. D.: recordad qué sólo están aquí como términos de comparación y para
mostrar la forma en que una fecha como OPop, del calendario maya, retrocede
en nuestro calendario gregoriano, de agosto 29, a agosto 28, a mayo 24, y lue-
go, recorriendo hacia atrás dos veces nuestro calendario, se encuentra en 9 de
abril. Inversamente, una fecha como el 24 de mayo, quedaría un año en O Pop,
en 1 Pop cuatro años después, en 2 Pop ocho años más tarde, etc. Nuestro
calendario está ajustado aproximadamente, al año trópico o de las estaciones.
El maya no está ajustado a nada; es simplemente una máquina computadora
que cuenta tunes y fracciones de tun en la Cuenta Larga, y números de días,
nombres de días y posiciones en el año vago, ~n la cuenta de Rueda de Ca-
lendario.
Dada una fecha como 9.16.12-5-17, 6 Cabán 10 Mol, la Cuenta Larga nos
dice que dista 3,932 tunes y 117 días del cero, 4 Ahau 8 Curnhú. Con este
solo informe podríamos reproducir su posición, 6 Cabán 10 Mol, en las fechas
de Rueda de Calendario; pero dado un 6 Cabán 10 Mol, no podemos repro-
ducir la posición correspondiente de Cuenta Larga. La fecha 6 Cabán 10 Mol
se repite cada 52 años vagos, de manera que la posición en la Cuenta Larga
puede ser 9.16.12-5-17, o cualquier otro 6 Cabán 10 Mol, algún múltiplo de
491
2.12-13-0 a partir de aquélla, en cualquiera dirección. La completa determina-
ción a la vez; con la Cuenta Larga y la fecha de la Rueda de Calendario, fué
práctica común, aproximadamente hasta 9.19.0-0-0, 9 Ahau 18 Mol, digamos,
hacia 810 A. D.; después de eso las datas de Cuenta Larga se hacen muy es-
casas y tenemos solamente, sobre todo, fechas de Rueda de Calendario, como 9
Ahau 18 Mol, con muy pocos datos que nos indiquen cuál de los muchos 9 Ahau
18 Mol se quiere expresar; o breves declaraciones, tal como 9 Ahau, fin de un
katún. Hacia la época en que llegaron los españoles, revestían la simple forma
de Katún 9 Ahau (1). Si los mayas hubiesen conservado el sistema de la Cuen-
ta Larga siquiera hasta que arribaron los españoles, no habría dificultad para
datar exactamente sus monumentos; mas como están las cosas, se nos pone a
adivinar qué posición ocuparon en la Cuenta Larga el Katún 2 Ahau, el Ka-
tún 13 Ahau, etc., de la primera época española.
Otro punto más y habremos acabado con el calendario. Durante el tiem-
po de las inscripciones y la Cuenta Larga, la parte importante del cómputo era
el katún. Los finales de katunes y de medios katunes eran tiempos de erigir
q1onumentos, y hacíase poco hincapié, relativamente, en el día de año nue-
vo (2). En la época española parece haber sido invertida la posición. Durante
las inscripciones, el día de año nuevo era O Pop y se decía que un año que
principiaba en 9 Ik O Pop, tenía a 9 Ik como portador o que era el año 9 Ik.
Exclusivamente Ik, Manik, Eb y Gabán podían caer en O Pop, de modo que
estos cuatro días, permutados con los 13 números que podía tener cada uno,
formaban los 52 diferentes portadores de año para una Rueda de Calendario
antes de que se produjese la repetición. En fecha posterior, cuando habían ce·
sado en gran parte las inscripciones, pero antes de que arribasen los españoles,
(1) El autor se refiere a los Finales de Período y a los U Kahlay Katunob. Los prime-
ros son fechas de Rueda de Calendario que marcan fines de Baktunes, Katunes o Tunes, por
ejemplo, una del Templo de las Inscripciones, Palenque: Fin del Tuu 13, 5 Ahau 18 Tzec.
Y como una Fórmula de Rueda de Calendario en posición especial de un Tun de orden DA-
DO, se repite solamente al cabo de 18,980 Tunes, o 18,720 años vagos, resulta que desde el
punto de vista práctico, no puede haber ninguna confusión. Los U kahlay katunob (cuenta
o memoria de los katunes) forman el cómputo usado poco antes y después de la Conquista;
el método consiste en señalar los Katunes en que ocurrieron los hechos que se quiso regis-
trar (como en los manuscritos que conocemos) con la fórmula de Tzolkín que corresponde
al fin del Katún. En consecuencia, todas esas fórmulas contienen el día Ahau, último del
Tun y del Katún. !,os numerales de esas fórmulas se disponen según una serie aritmética
de 13 números, de raz.ón 2, pero retrocediendo: 11, 9, 7, 5, 3, 1, 12, 10, 8, 6, 4, 2, 13. (Con-
súltese ''Jeroglíficos Cronográficos Mayas". págs. 73 y sigs. y 99 y 11igs. E. J. Palacios). El
ord~n de sucesión de los numerales obedece a las leyes matemáticas del armonioso sistema
cronológico maya, fáciles de averiguar. En este caso particular, si 13 Ahau fué fin de Katún,
el término del siguiente se calculará dividiendo 7,200 entre 13 (los numerales); el resjduo,
11, agregado al13 indica el numeral que se busca, 11; agregando once tendremos 22, que
corresponde al 9, después de descontar 13, y así sucesivamente.
(2) Cogolludo, citado por don Eligio Ancona, "Historia de Yucatán", 1,878, refiere
que en un pueblo yucateco llamado Tixualahtún (lugar donde están levantadas las piedras),
se erfgian los ''Katunes'' o piedras, para guardar el recuerdo de los hechos.

492
parece que 1 Pop había llegado a ser el día de año nuevo. Encontramos la
prueba en los códices, donde los portadores de año son los días que podían
caer en 1 Pop, es decir, Akbal, Lamat, Ben y Eznab. Finalmente, en el siglo
XVI vemos que los mayas usaban como portadores de año solamente aquellos
días que podían caer en 2 Pop, esto es, Kan, Muluc, Ix y Cauac, pero por al,
guna modificación o deslizamiento accidental, las posiciones del mes habían
cambiado un día y se registraban esos días como correspondientes al primero
de Pop, en lugar de 2 Pop. (1)
No hay astronomía en el cómputo maya del tiempo, salvo el paso del día
y una vaga idea de que un año tiene una amplitud aproximada de 365 días;
no hay en esto precisión, a no ser la de una máquina que no salta un engrane
y pierde la cuenta. Para mí, es sencíllamente un enorme medidor que registra el
paso del tiempo en cuatro cuadrantes diferentes. Digamos, por ejemplo, que
el maya había pasado la noche y el día de 9.14.13-4-17, 12 Cabán 5 Kayab en
sus ocupaciones habituales, cualesquiera que fuesen. El sol se levanta, trans-
curre otro día y es registrado, el medidor funciona con ruido y todo avan-
za un punto, a 9.14.13-4-18, 13 Eznab 6 Kayab. La Cuenta Larga ha añadido
un día de los 360 del tun, el número del día ha avanzado al próximo de los 13,
el nombre del día avanza al próximo de los 20 y la posición en el año avanza
a la próxima entre las 365. El medidor vuelve a sonar y tenemos:
9.14.13-4-19, 1 Cauac 7 Kayab,
9.14.13-5- O, 2 Ahau 8 Kayab y así sucesiva, inexo-
rablemente por siempre, sin tomar en cuenta las estaciones, las lunas y los
planetas (2).
(1) El Dr. Morley ("'The Inscriptions at Copan", págs. 520-21) entiende que el cam-
bio de Cabán, lk, Manik y Eb, a Eznab, Akbal, Lamat y Ben pudo haberse producido poco
después de la fundación de Chichén, en 9.17 .0-0-ü. Cree también que el segundo deslizamien-
to de los dominicales (a Kan, Muluc, Ix y Cauac) pudo haber ocurrido, según lo indica el
Dintel Pintado de Chichén, más de 600 afios después del primero, pero no después de 1,210
A. D. (según su correlación) y agrega que fué seguido por el deslizamiento de las posicio-
nes del año. El conocido arqueólogo explica provisionalmente este segundo y doble cambio
" .... por la introducción de la influencia nahua en Yucatán después del Katún 8 Ahau
(1,182-1,201, según su cuenta), luego de la caída de Chichén" .... y "más particularmente,
por el empefio de acomodar una cronología computada en términos de unidades transcurri-
das, como el Katún y el Tun, a una cronología calculada según períodos corrientes de tiem-
po. como los años nahuas de 365 días". Oportuno es mencionar que el Dr. Morley afirma
haber leído en los anillos del Juego de Pelota de Uxmal, una MISMA FECHA, escrita, en
uno, conforme al sistema del Imperio Antiguo, y en otro, conforme al método del Imperio
Nuevo. Se trata de 10 Ix 17 Pop y 10 Ix 16 Pop. (Ver nota relativa a este asunto, en el capí-
tulo "Calendario del Siglo Dieciséis". ·
(2) Contra este modo de ver la Cuenta Larga, don Juan Martínez Hernández sustenta
la opinión de que los fines de Katunes décimonovenos coinCiden sucesivamente con los equi-
nocios y solsticios, a partir de "13.19.0-0-ü, 5 Ahau 13 Kankín, día juliano astronómico
721,084, o sea el 22 de marzo, gregoriano, de 2,738 años antes de Cristo. día del equinoccio
de primavera .... " Infiere el autor yucateco, que es "trascendentalmente astronómica" 1a
significación de la Cuenta Larga (Carta del 7 de septiembre de 1930, publicada en "Diario
de Yucatán". Ver también "Significación Cronológica de los Ciclos Mayas", pág. 18, 2•
edición, 1932).

493
LA SERIE SUPLEMENTARIA
GLIFO G
Aun no hemos acabado, sin embargo, con el complicado medidor maya
del tiempo. Hay otro grupo de seis u ocho glifos, (1) llamado por lo común
Serie Suplementaria, que sigue inmediatamente a todos o los más glifos de una
fecha como las que hemos dado en la sección precedente (fig. 4). El señor J.

G F E D e
A

X B A

"

B
~~ ~
·F
o o"

D
~ _..
....
Cc:2....::::s:
e
..J
---r

B A
Fig. 4. Dos Series SuplementariM de Palenque.
(r) Al traducir invariablemente ''glyph" por "glifo", acato una costumbre impropia,
harto generalizada, que tiene la ventaja de la brevedad. Por "glifo"-se entiende una acana-
ladura.con que se adorna un miembro arquitectónico, según se observa en la voz "tríglifo";
o sea un miembro arquitectónico del friso dórico, en forma de rectángulo saliente y surcado
por tres canales. El término "glifo" viene del griego "glufís", cincel, instrumento para ta-
llar, etc., o de "glúfoo", yo grabo en hueco, en _bulto; yo esculpo.

494
T. Goodman, que coadyuvó mucho a leer los numerales de figura y a explicar
los cómputos mayas del tiempo, dibujó la figura 4B (1) y comentó que la Serie
Suplementaria "es el carácter más exasperante, si no el más intrincado, en to·
das las inscripciones". Por una contingencia peculiar, el ejemplo concreto que
dibujó el señor Goodman, (1) y el primero, "A" de la figura 4, son los mismos,
entre cerca de 150 ahora conocidos, que con toda seguridad entregan la explica-
ción de la parte más difícil de la Serie, como se explicará en la sección que sigue.
En una Serie Suplementaria cabal hay ocho glifos, pero a menudo se omi·
ten de uno a tres. Siguiendo la indicación del Dr. Morley se les designa por
letras, empezando a la derecha, como A, B, X, C, D, E, F, G. Siete se refieren
enteramente a la Luna y serán discutidos en los siguientes capítulos, pero el
glifo G, el que ocupa la extrema izquierda en la figura 4 A, es parte integrante
de la cuenta del tiempo, y su discusión, que viene en seguida, pondrá fin a nues·
tro estudio de la máquina-tiempo.

o .2 3 4

5 6 7
Fig 5.-l<'ormas del glifo G.

La explicación del glifo G débese enteramente al señor Eric Thompson,


(2) quien encuentra que existen nueve formas del glifo, representantes de los
Señores de la Noche, a los que ocasionalmente se alude en los escritos aztecas,
pero sólo rara vez en las referencias mayas. Estos nueve Señotes se siguen
unos a otros en orden regular, de modo que cada uno rige invariablemente una
sola noche. Empero, aquí nos conciernen tan sólo la mecánica del glifo G y las
(l) J. T. Goodmatl, "The Archaíc Maya Inscriptions", p. 118, 1897. N. del A.
(2) J. Eric Thompson, "Maya Chronology: Glyph G of the Lunar Series", Amer.
Anthropologist, vol 31, p. 223, 1929. N. del A.

495
Anales. Ep. 5~ T .. II.- 62.
fechas donde es de esperarse determinada forma de G. En orden, la figura 5
muestra estas nueve formas, salvo una, la 8, de la que no se conoce con segu-
ridad ningún ejemplo. (1)
Y puesto que tenemos que ver con una serie de nueve, se sigue que cual-
quiera que sea la forma del glifo G que haya ocurrido, por ejemplo, en la fecha
9.16.4-ü-0, recurrirá en 9.16.4-0- 9
9.16.4-0-18
9.16.4-1- 7
etc., indefinidamente. También se si-
gue que puesto que los 360 días de un tun son divisibles por 9 exactamente,
cualquiera que !ea la forma del glifo G usada al fin de un tun, recurrirá al fin
de cualquier otro tun. Tal es la forma señalada con O en la figura 5. Las
otras continúan en días sucesivos y en orden regular, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, O,
1, etc. Como todos los finales de tun llevan la forma O, es fácil encontrar cuál
de las formas corresponde a una fecha dada, convirtiendo sus uinales y kines en
días y dividiendo por 9: el residuo representa la forma que conviene a ese día.
Por ejemplo, en una fecha como 9.14.13-4-17, el 4-17 representa 97 días; di-
vidiendo por 9 obtenemos un residuo de 7, de modo que sabemos que el Se-
ñor que sigue a la fecha 9.14.13-4-17 es el señalado con 7 en la fig. 5. (2)
La gran mayoría de fechas mayas en que se presenta el glifo G consta de
finales de tun, de suerte que tenemos un número suficiente de ejemplos de la
forma O y muy pocos de las restantes ocho, tan sólo como de 1 a 5 de cada
una. A menudo el glífo G resultará útil en la lectura de textos parcialmente
destruídos, y cuanto ejemplo se encuentre que no sea de la forma cero, debie-
ra ser cuidadosamente dibujado y registrado. Carecemos de ejemplares del nú-
mero 8 y sólo tenemos uno claro del número 2, dos del número 6, etc.
Los mayas parecían deleitarse en variar la forma de un glifo, aunque con-
servando ciertos caracteres específicos que permitirían reconocerlo. El señor
Thompson señala los siguientes caracteres esenciales de cada forma de G, mas
debe recordarse que en algunos casos, estas descripciones pueden alterarse li-
geramente, cuando se conozcan otros ejemplos:
O Signo del kin, a menudo con un signo del maíz o de la divinidad del
maíz, añadido.
(1) El Dr. Hennann Deyer afirma que existen varios ejemplos d~)a octava forma de G
y U.iscute y reproduce ocho, de diferentes ciudades mayas. ("Mayan :S:ieroglyps: Glyph G8
of the Supplementary Series", Am. Antr., Vol. 38, No. 2, abril-junio de 1936).
(2) Puede advertirse que la presencia del Acompañado o Señor de la Noche desptlés de
una fecha, permite distinguir unas de otras las de 9 ciclos solares, o sean 170,820 días, igua-
les a 468 años vagos, M.C. M. de 18,980 fechas diferentes qne entran en la Rueda de Calen-
dario, y de 9, número de los Señores de la Noche. Cierto qne este elemento de diferenciación
tiene poca importancia en la cronología maya, donde las Series Iniciales fijan con exactitud
la posición de las diferentes fechas, pero sí tendría interés e!l la cronología mexicana, en la
cual no se ha descubierto ningún procedimiento de discriminación de las fechas en los dis-
tintos ciclos de 52 afios.

496
1 Mano con el coeficiente 9.
2 Probablemente el prefijo de llave.
3 Considerable grupo de círculos o puntos.
4 Borla en la frente y, por lo general, coeficiente 7.
5 Coeficiente 5, cuadrícula y puntos.
6 Orejera y círculo debajo de ésta.
7 La llama sagrada.
8 Desconocida.
Esto pone fin a la discusión del medidor maya del tiempo con sus inter-
minables series. Recapitulando tenemos:
1 Las series de 360 días, que forman los tunes de la Cuenta Larga.
2 Los 13 números de día.
3 Los veinte nombres de días.
2 y 3 Una combinación de los números 2 y 3 que da el tzolkín, de 260 días.
4 Las 365 posiciones que un día puede ocupar en el año vago.
5 Los 9 Señores de la Noche.
Dado el número 1, la Cuenta Larga, podernos deducir todos los demás.
Una fecha 9.14.13-4-17 de la Cuenta Larga, debe ser 12 Cabán 5 Kayab, con
un glifo G de la forma número 7. Aquí no se trata de aproximación: el12 de-
be ser exactamente 12, no 11 o 13; el Señor de la Noche tiene que ser el nú-
mero 7, no otro. Es un arreglo puramente arbitrario de series que no son in•
fluídas en absoluto, por las estaciones, la Luna, el Sol, los planetas ni las
mareas. No se puede argüir con una máquina.
Por modo de contraste con la precedente arbitrariedad, todo lo que sigue
en las secciones ulteriores fúndase en la observación de fenómenos naturales
que no encajan exactamente en la máquina-tiempo; de manera que en lo de
adelante nos las entenderemos con ajustes, cómputos, aproximaciones, esfuer·
zos más o menos fructuosos para determinar y expresar los movimientos de las
estaciones, la Luna y los planetas, en relación con la máquina-tiempo. Pode-
mos rastrear diferencias de opinión en diferentes ciudades, y en la misma ciu·
dad en diferentes épocas, hasta que en el apogeo de la actividad intelectual,
probablemente en Copán, veremos que se había obtenido un grado de precisión
en realidad pasmoso.

GLIFOS E y D
Llegamos ahora a cuestiones de observación astronómica. Después del
glifo G, que es una parte de la arbitraria máquina-tiempo, los siete glifos res•
tantes de la Serie Suplementaria están dedicados a la Luna, y dos de ellos, E y
D, son usados para indicar la edad de la Luna. Habitualmente, el glifo D es
497
una mano flexionada, a la que sigue una forma del signo de la Luna (fig. 6a);
pero en Palenque, a menudo es una cabeza grotesca (fig. 6 b); en Yaxchilán

~
(
~
1

a b e

d e f
FiJ!;. ().- FonnnH del p;lifo JJ.
tiene una forma que no puedo con certeza distinguir de E (fig. Gc), y existen
otras varias formas (1). El glifo E es mucho más regular, pues casi siempre es
una forma particular del signo de la Luna, no la usada en D (figs. 7 a y 7 b);
pero a veces se transforma en un rostro (figs. 7c y 7d).

b e d
Fig 7.-Form:ts del glifo E.

El concepto de una "luna" como un ciclo de tiempo de 29 o 30 días, es,


probablemente, una de las primeras unidades de tiempo, después del día, que
se impusieron a la conciencia del hombre y ha persistido hasta la época presen-
te. Los calendarios chino, arábigo y hebreo de hoy en día se basan aún en la
"luna" como unidad fundamental, aunque otras influencias han tendido a ha-
cerlos un tanto artificiales. Nuestro propio año estuvo compuesto, original-
mente, de "lunas·· o meses, pero desde hace mucho tiempo éstos fueron alar-
(1) Para conocer abundantes dibujos de todos los glifos de la Serie Suplementaria, con-
sú!tese el t~abajo de S. G. Morley, "The Supplementary Series in the Maya Inscriptions",
Holmes Anniversary Volume, Washington, 1916. N. del A.

498
gados en cosa de un día, de un promedio de 29 1/2 días, a uno de cosa de 30
1¡2, a fin de adaptarlos a los movimientos del Sol, y nuestro mes es ahora UAa
unidad arbitraria, que no tiene relación definida con la posición o el movimien-
to de la Luna.
El habitante de una ciudad moderna tendrá dificultades para comprender
cuán importantes eran las "lunas" para el hombre primitivo. El hombre de la
ciudad no necesita la luz de la Luna, porque gracias a la luz artificial sus noches
son, con frecuencia, más brillantes que el día; su horizonte, limitado por altos
edificios, nunca le muestra una salida de Luna, una puesta de Sol q una Luna
Nueva; cuando llega a contemplar la Luna, su cielo de niebla y humo convier-
te el resplandor del satélite en una opacidad melancólica; para saber la hora,
en la noche, consulta su reloj, y para tener dirección y guía consulta a un guar-
dia. Sin embargo, el muchacho del campo, de hace solamente cincuenta años,
contaba con ella para recibir luz e indicaciones sobre la hora nocturna, podía
orientarse con la Luna y las estrellas, conocía su edad con aproximación de
uno o dos días, era ca paz de decir si a las dos semanas de una noche dada ha-
bría Luna, y en caso afirmativo, a qué hora saldría o se pondría, y la tendría
en cuenta al proyectar sus aventuras nocturnas, tal como lo hacían sus mayo-
res al preparar cualquier trabajo nocturno que fuera necesario.
La edad de la Luna es, simplemente, el número de días que han transcu-
rrido desde la última Luna nueva. Para el astrónomo, la Luna nueva es la con-
junción del Sol y la Luna, esto es, el punto en que el satélite, al perseguir al
Sol a lo largo de sus trayectorias, hacia el este, por entre las estrellas, lo alcan-
za y queda en el mismo círculo meridiano. Para el profano, y probablemente
para el hombre primitivo, la Luna nueva ocurre la primera noche que puede
ver el creciente lunar en el oeste justamente después de la puesta del Sol. Esto
ocurre unas cuantas horas, o quizá un día después de la Luna nueva del astró-
nomo, o conjuncíón del Sol y la Luna.
La duración media de una "luna", esto es, el tiempo medio que transcu-
rre de una Luna nueva a la siguiente es de 29.53059 días, según los astróno-
mos, de suerte que si ha y Luna nueva el primero de julio, se esperará que la
siguiente ocurra el30 de julio, o quizá el 31, según la hora del día en que acae-
ció la primera. En el primer caso tenemos una "luna de 29 días"; en el segun•
do, una ''luna de 30 días,, naturalmente sin indicar nada sobre la duración
real de la luna en días y horas, sino expresando tan sólo si el intervalo entre
los días de Luna nueva era todavía de 29, a despecho de la fracción de medio
día, o si la fracción apla~ba el acontecimiento hasta el día siguiente.
Después de la mortal monotonía y de la precisión de la máquina-tiempo
maya, constituye un pequeño consuelo el encontrar algo sobreañadido que no es
499
. tan rígido e infalible, algo que puede variar por lo menos un día. Naturalmen-
te que si tomamos dos lunas = 59.06 días, la fracción es tan pequeña -menos
de 1 1/2 horas en promedio- que podemos estar razonablemente seguros de
un intervalo de 59 días para esas dos "lunas", jamás uno de 58, y sólo rara
vez, uno de 60 días.
Pueden notarse otros tres motivos que contribuyen a la falta de precisión
de las declaraciones sobre la Luna. El segundo es la falta de uniformidad en los
movimientos a par entes del Sol y la Luna al través de las estrellas. Se conoce
fácilmente la "luna" media con aproximación de cinco decimales, como 29.53059,
pero una "luna" real puede discrepar de este número por un par de puntos en
el primer lugar decimal. Por ejemplo, un eclipse de Sol ocurre el 28 de abril
de 1,930, y tales eclipses sólo pueden acaecer en una conjunción del Sol y la
Luna, que es la luna nueva del astrónomo. Seis lunas más tarde ocurre un se-
gundo eclipse, en 21 de octubre de 1930, y todavía seis lunas después un ter-
cero, en 18 de abril de 1931. El primer intervalo de seis lunas requiere 176
días y 2 horas, y el segundo 178 días y 4 horas, o sea una diferencia real de
más de dos días entre la primera mitad y la segunda de un año lunar dado
de 12 lunas. Así pues, si partimos de una fecha determinada y en una serie de
años comparamos las verdaderas lunas nuevas, a las computadas con la dura-
ción media de la luna, encontraremos frecuentes discrepancias de uno o dos
días, ya en una dirección, ya en otra; pero si nuestro promedio es correcto, la
diferencia no resulta acumulativa y al cabo de mil años veremos aún que la ob-
servación concuerda con el cómputo, dentro de una discrepancia de un par de
días en cualquier sentido.
Una tercera causa de inexactitud es la fragilidad humana en la observa-
ción. Supongamos que el lector es un perspicaz observador que busca la Luna
nueva en un despejado cielo occidental y que la vislumbra inmediatamente des-
pués del ocaso del Sol. A unas cuantas millas de distancia, yo, que no soy tan
buen observador, la busco la misma noche, pero mi cielo occidental está bru-
moso o anieblado, y no la veo. El lector asentará que la luna nueva ocurrió
esta noche, yo la registraré hasta mañana en la noche y tendremos otra ligera
discrepancia; pero si discrepamos en esta luna, es probable que coincidamos
en la próxima. En las naciones donde el mes empezaba con Luna nueva era
punto de considerable importancia el que hubiera acuerdo en todo el reino o
país, de modo que como expediente práctico, no era raro el alternar arbitraría~
mente las lunas de 29 y 30 días, cuando había dudas entre los observadores
del satélite.
Hay una cuarta causa posible de inexactitud en las inscripciones mayas,
que nunca he visto discutida, pero que probablemente debiera ser considera-

500
da. Supóngase que yo hubiera sido el sacerdote del templo, encargado del re,
gistro y que fuera a anotar el día 9. 16. 0-0-ú, 2 Ahau 13 Tzec. Recuérdese:
que ésta es una rn<Íquina contadora y que en el cielo no hay nada que me ase-
gure que es el día 2 Ahau 13 Tzec. Posiblemente en una ocasión no estaba en
mí mismo y me olvidé de apuntar un día por cualquiera que fuese el método
usado para anotar; entonces la fecha sería realmente 3 lmix 14 Tzec; o posi-
blemente, hallándome en una condición de aturdimiento aquel día, anoté dos
veces y entonces la fecha era en verdad 1 Cauac 12 Tzec. Tales cosas deben
de haber ocurrido; ¿cómo se rectificaban? Probablemente por conferencias en-
tre las ciudades donde existían dudas.
Martínez (1) traduce cierto pasaje de uno de los últimos libros de Chilán
Balam, escritos en la época española, el cual indica que en Bacalar se reunió una
asamblea de sacerdotes y que después de consultar las anotaciones antiguas,
resolvió que determinado día fué 11 Chuen 18 Zac. Luego, los sacerdotes
procedieron a correlacionar esa fecha con el calendario español, pero se tiene
la clara impresión de que su primera tarea consistió en decidir cuál era la fecha
maya.
Se expresan aquí estas cuatro causas de inexactitud, para inculcar en el
lector la idea de que la inflexibilidad del cómputo maya del tiempo acabó en
el glifo G y que a partir de los glifos E y D podemos esperar una fluctuación
de dos o tres días respecto de un promedio calculado, no precisión. En la prác-
tica, he considerado que las discrepancias hasta de 3 días pueden ser explica-
das por las cuatro causas antes discutidas; pero una discrepancia de más de 3
días debe ser mirada con harto recelo.
Refiriéndonos ahora a la figura 4 A, se verá que es la Serie Suplementaria
agregada a una fecha 1.18. 5-3-6 y que anota el glifo E con el coeficiente 6 y
el glifo C con coeficiente 4. La figura 4 Bes una Serie Suplementaria agregada
a una fecha 1.18. 5-4-0 y registra el glifo D con el coeficiente 10 y el glifo C
con coeficiente 5. Podemos escribirlas:
1.18.5-3-6, 4C, 6E
1.18.5-4-0, 5 C, 10 D. Estas fechas sólo distan entre sí 14 días. ¿Qué
explicación plausible puede convertir el 4C 6E de la fecha superior, en el5C,
10 D de la inferior, en un intervalo de 14 días? Pronto salta a la vista que
probablemente, 4 C significa 4 lunas y 5 C, 5 lunas, y que 6E representa
algún número de días después de la cuarta luna, el que al cabo de 14 días se
convierte en cierto número de días, representado por 10D, después de la
(1) Juan Martínez Hernández, "Paralelismo entre los Calendarios Maya y Azteca'',
"Diario de Yucatán", Feb. 7, 1926.-N. del A.

501
quinta luna. Entonces, claramente, es probable que el glifo E represente vein-
te y 6E, 26, de modo que tenemos 26 días después de la cuarta luna, lo que
catorce días más tarde será, naturalmente, 10 u 11 días después de la quinta
luaa; en este caso, 10 días. Estas dos fechas, tan próximas la una a la otra,
fueron las que al fin dieron la clave para interpretar definidarnente los glifos
C, D y E; y al confrontar en cosa de 150 Series Suplementarias conocidas, se
encontró que la interpretación es correcta. Los glifos D y E sirven para dar
en días la edad de la Luna, a partir de la última Luna Nueva. El glifo D, con
coeficientes hasta 19, se usa para edades inferiores a 20 días, y E, con coefi-
ciente de O a 9, es usado para 20 días o más. Si E ó D carece de coeficiente,
no hay que tomarla en cuenta, y si ambos se presentan sin coeficiente, ello
significa día de Luna nueva. En la tabla 2 se da una lista de unos cuantos

TABLA 2
EDAD rn; LA LUNA I•;N FINALI<;::) DI<; KA'rUN.

J<'JDCHA IUWIWl'ltADA COMPU'l'ADA


'---~~------·-· ---···-- ··---~----~------·

8.16.0-0-0 25 25
9. 3.0-0-0 17 17
9. 4.0-0--0 13 11
9. 5.0-0-0 5 6
9. 7.0-0-0 25 25
9. 8.0-0-0 19 19
9. 9.0-0-0 13 13
9.10.0-0-0 8 8
9.11.0-0-ü 4y5 3
9.12.0-0-0 28 27
9.14.0-0-ü 17 16
9.15.0-0-0 10 10
9.16.0-0-0 5 5
9.17.0-0-0 o o
9.18.0-0--0 24 24
----------
fines de katunes con la edad de la Luna, primero tal como está registrada en
alguno de los monumentos mayas, y después, calculada a partir de una de las
fechas; usando la lunación media. (1 J
Nótese que hay frecuentes discrepancias de un día; que dos veces suben
a 2 días; que en el katún 4 la anotación es dos días más que la computada, y
(1) La descifraci6n de los glifos C, E y D es obra exclusiva del Dr. Teeple.

502
que en el katún 5 es en la dirección contraria, es decir, menos que la compu-
tada. Esta breve tabla, cuyos extremos están separados entre sí por algo más
de 400 años, sería en sí misma prueba suficiente de que E y D registran la
edad de la Luna contada desde alguna fase de ésta; pero ¿qué prueba tenemos
de que la cuenta es a partir de Luna nueva y no de Luna llena, del cuarto
creciente o de alguna otra fase? La aseveración de que la cuenta se hace a
partir de Luna nueva, básase en cuatro puntos:
l. El obispo Landa -probablemente nuestra principal autoridad en tales
cuestiones, a principios de la época española- manifiesta explícitamente que
la cuenta era desde el momento en que se levantaba la Luna nueva, hasta
que desaparecía.
2. Entre los pueblos más primitivos, la costumbre es hacer la cuenta a
partir de la Luna nueva.
3. Sabemos que el cómputo maya de Venus hacíase desde la fecha en que
aparecía la nueva Venus después de la conjunción con el Sol, y por analogía
esperamos que la cuenta lunar sea a partir de la Luna nueva, inmediatamente
después de la conjunción. De la misma manera, era probable que el día empe-
zase al salir el sol.
4. En el Códice de Dresde hay una tabla de eclipses originados por la
Luna, en que la cuenta se hace por eclipses, y en consecuencia, desde Luna
nueva, o llena; pero los indicios internos muestran que los eclipses son sola-
res, de suerte que el cómputo debe ser a partir de Luna nueva.
Nuestra conclusión es, pues, que los glifos D y E muestran la edad de la
Luna, contada de la última Luna nueva. Que la cuenta sea desde la Luna nue-
va del astrónomo, o desde la Luna nueva visible del profano, carece de impor-
tancia y sólo originaría una diferencia de unas cuantas horas, o de un día a lo
sumo. Si esto es verdad, como creo que está plenamente probado, tenemos
entonces una primera y sencilla prueba que aplicar a cualquiera correlación
que se proponga. Por ejemplo, el Dr. Spinden ha propuesto una que se ha
usado ampliamente sin ningún examen suficientemente crítico. Esta correlación
presume de ser correcta con aproximación de un día y sitúa la fecha 9.17.0-0-0
en el día 25 de marzo de 511, juliano, o sea 10 ú 11 días después de Luna nue-
va. Mas sabemos, por los monumentos mayas mismos, que 9.17-ü-0-0 cayó
en Luna nueva y aquí hay una discrepancia de 10 días. Si es correcto nuestro
análisis de los glifos E y D, entonces, no es posible que lo sea su correlación y
si el Dr. Spinden pudiera deslizada 10 u 11 días, no. le podríamos encon-
trar defecto, por lo que mira a la edad de la Luna, mas no lo puede hacer sin
perder la conexión con los supuestos equinoccios, solsticios, el "cuadrante so-
503
Anales. Bp. M T. II.-63.
lar de Copán" y el "Año de los agricultores", en que ahora se basa como apo-
yos y pruebas. Para salir de su dilema, el Dr. Spinden ha indicado que los
glifos D y E no son un registro de edades observadas de la Luna, sino tomados
de algún calendario lunar en forma que principió edades antes, que tenía cier-
ta inexactitud acumulativa y que este registro inexacto se ejecutaba todavía
continuamente, sin tener en cuenta para nada la verdadera posición del saté-
lite. (1) Esta sugestión no parece plausible, por varias ra4ones; en primer lu-
gar, no tenemos pruebas que indiquen la existencia de semejante calendario
lWlar formal durante el tiempo de las inscripciones; en segundo, no hay
prueba de un error acumulativo desde el principio al fin de las mismas inscrip-
ciones; en tercero, un calendario en forma tendría una relación definida con la
luna media, en vez; de oscilar 2 ó 3 días ora en una dirección, ora en la otra,
como sucede con las inscripciones y corno deberíamos esperarlo de observacio-
nes reales; y cuarto, que discrepancias cual la de Piedras Negras, donde se
registra 9.13.10-0-0 como 20 días después de la Luna nueva, en tanto que Co-
pán registra 18 días, y otras muchas semejantes, serÍan del todo imposibles con
un calendario en forma, pero naturales y de esperarse, si el registro se hubie-
se hecho fundándose en la observación.
Esta materia es de importancia suficiente para justificar una cuidadosa con-
sideración. La edad anotada de la Luna puede confrontarse en más monumen-
tos mayas, que todos los demás datos astronómicos juntos. Y si aceptamos el
registro de E y D como índice de la edad de la Luna, debemos rechazar, na-
turalmente, cualquiera correlación que no le convenga. Sólo una de la pro-
puestas hasta ahora pasa esta primera y sencilla prueba, y es la de Goodman,
que sitúa 11.16.0-0-0, 13 Ahau 8 Xul como equivalente del 3 de noviembre de
1539, del calendario juliano. Esta correlación hace caer 9.17.0-0-0 en 20
(1) El Dr. I,udendorff, citado por Spinden, ("Maya Dates and What they Rcvea\'', p.
41) supone que el calendario se inauguró hacia 7.0.0-0-0 (613 A. C. según correlación Spin-
den). El tipo sería la ecuación 11,960 días igual a 405 lunaciones; pero se explica que esos
días exceden 0.11 al verdadero valor de las lunaciones y que el error se iría acumulando y
provocaría desviaciones de las fases en el calendario. (Ver' 'Maya-Christian Synchronolo-
gy", pág. 154, E. J. Palacios).
Por lo que toca a si el principio de la lunación era la Luna nueva o la llena, el Dr. Carl
E. Guthe opina que no hay ninguna certidumbre ("The Maya Lunar Count", p. 7, 1932).
J. E. Thompson defiende la tesis de la I,uua nueva, con varios argumentos, entre los cuales
se destaca por sn novedad, éste: que normalmente, el glifo D tiene la forma de un creciente,
mientras que el E, 20 días después, se representa con uua Luna llena ("Maya Chronology:
The Correlation Questiou", pp. 67-68). El testimonio de Landa, citado aquí por Teeple,
tiene importancia. Eliminarlo sin examen, parecería inconveniente y podría repetir el yerro
cometido con otros datos del obispo, y entre ellos, por ejemplo, el de que la cuenta calendá-
rica principiaba por 1 Imix. Este dato fué desechado por algunos cronologistas; pero es exac-
to. Su breve discusión está contenida en "El Orden de los Katunes de la Cuenta Corta" pp.
S-6, del traductor de esta obra. Thompson, en el libro citado en esta nota, pp. 65-66, discute
con nuevos argumentos lo relativo al ajuste de los cómputos lunares.
1

504
TABLA No. 3.
EDADES REGISTRADAS DE LA LUNA Y l\.'UMEROS .LÚJi,UlBS

NUM. ¡ .MONUMENTO LUGAR FECHA lf y D

Estela 18 ..... .
1
Uaxactún 8.16. o- o- o 25 1
1 Dintel 2L . Yaxchilán 9. 0.19- 2- 4 7 3* 29
Estela 20 Copán 9 1.10- o- o 25 2
j Estela D .. Pllsilhá 93.0-0-0 17 4 JO
'Estda 6. Xultún 9. 3. 7- 0- () 25
Estela 3. Uaxactún 9. 3.13- 0- ll 2 30
Estela 6 .. Tikal 9 40-0.-0 13
Estela 30 PieJras Negras 9 s. o-
O·· o 5 JO
E~tela E Co~án 9. 5.10- o- n 30
10 9. 5.19-13- o 25 29
ll Tikal 9. 6. 3-- 9--15
6.10- 0- o
12
13 Estela O.
Copin
Pus1lhá
9
9 7. (\ o () ,,25 30

14 Ese. Jer. Fecha 3 Copán 9. 7. 5 0-- 8 29


15 Estela 7-. Ichpaatún 9. H. O 0-- O
16 Estela 25 Piedras Negras 9. 8.l!J 6-ló 29
17 Estela Ccp.í.n 9 9. o o- o 13 30
18 Estda 9. 9.10 0- o 9 30
19 Macanxoc 9 9.10- 0-- o 9 30
20 Cop:Í.n l). 9.14-17- 5 23 JO
21 Piedras Negras 9. 9.15- o- o 13 29
22 Estela 1 El Pabellón 9.10 0-- 0- o 8 38
23 Estela 4. A!tar de S-ac. 9.10. 3-17- o 11 29
24- Estela 31 Piedras Negras 9.HJ. 5 0- O JO
25 Estela 36 .. 9.10. 6- 5- 9 29
26 Estela D. Pusilhi 9.10.15- 0- o 30
27 Estela Y 9.10.15- 0-- o
28 Estela 23 Copán 9.10.18-12- 8 JO
29 9.10.19-13- o 2J 29
30 9.10.19--15- o 4 29
31 9.11. 0- 0- o 4 29
32 Copán 9.11. o- 0- o 29
Macanxoc 9.11. o- 5- 9
"35
H Yaxchilán
Piedras Negras
9.11. 3-lo--13
9.11 6--- 2- 1 19
26
30
29
29
36 9.11. 9- 8- 6 14
J7 9.11.IO- 0- O o 29
38 cuuz- 7- 2 6 5* 30
J9 9.1l.iJ- O- o 28 29
9.11.15 ·1-i-- o 12
"'41
42
9.120---0-0
9.12. 0- 0- o 28
29
29
4J 1}.12 1- 0-16 28 :w-
44 9.12 2- C·-16 "):¡ 2* 29
45 9.12 3-J--1- o 1)
46 9.12 5- o
47 9.12 "'IY
48 9.12 8- 3
49 9.12. s--H-
50 9.12.10- n-
51 0 ;2.1()- D-- O
52 9 12.10 o o 22
53 9.12 10 5--12 18 1*
54 9.12.10- 5-12 6
55 9.12.13- o o 30
56 9.12.15- O- o 29
57 9.12.15-13- 7
58 9.12.16--- 7- 8 o 29
59 9.13. 5-- o- o 21 6*
60 9.B.l0- o o 18 t*
61 9.13.10- 0- o 20 1* 3()
62 9.13.15- 0- o 17 <l 19
63 9.13.15- 1- o 8 3' 29
64 9.l3.17-I2-10 15 5* 30
65 9-H. o- O·· o 17 J* 30
66 9.1--1-. 0- 0-- o 16
67 Naranio 9.14. 3 0- o --1- 4*
68 Piedras Negras 9.14. 5- 0-- O más d¿ 10 4* 29
69 9.14.10- 0- o 14 5* JO
70 9.14.13- 4--17 7 J* 30
71 9.14.17-12- o 28 4* JO
72 Piedras Negras 9.14.15- o-- o 13 6*
73 Copán 9.14.19- 8- o 15 6* 29
74 Piedras Negras 9.15. 0-- 0- o 10 ' 1* 30
75 9.15.5-0-0 9 2*
76 9.15. 5- O- o
77 9.15. 6--13- 1 11
9
,. JO
78 9.15.10- 0- o 9 JO

..
3*
9.15.12-10---10 24

.~:!""'.J...,~9ir:'!'i,~;i¡jói'~-;.'t!ji,_~_\_1~.,..,¡,"'lcJás 2:%e w
3* 30

9.15.15 o o 5 4* 30
9.16. o- a- o s 5* 30
9.16. O- 0- o 5*
9.16 0- 2-16 23 1* 30
9.16. 1- 0- o 12 5*
9.16. 1-· o- o 12 4
9.16. 5- 0- o 5 5 30
9.16. 5~ o- o 6* 29
9.16.10--- O- o 1* 30
9.16.10-- o- o 1 30
9.16.!0-- o-- o 6 JO
9.16.12- 5-17 6
9.16.13- H7 24 4*
9.16.15- 0- o 1 30
9.16.15- 0-- o 2* 29
9.17. o- 0-- o 3* 30
o 2 29
o
28 30
5 JO
'J!J 4* 29
16-2 162 29
!8 30
29
23 5* 30
24 6* 29
26 2* 29
23 6 30
21 2* 29
más de lO 5 30
25 5 30
de enero de 771, juliano, día de Luna nueva. como lo exigen las inscripciones.
Es la que usamos en este libro como término de comparación, mas siempre de•
be tenerse presente que el soportar la st'ncilla rrucha de la concordancia con
los glifos D y E cst(í. lejos Je ser evidencia de corrección. ( 1)
En la Tabla 3 damos una lista de inscripciones donde la fecha y las Se·
ríes Suplementarias pueden leerse claramente o con poca duda. En este pun·
to solamente nos interesa la. columna de E y D, la edad de la Luna; las otras
serán utilizadas más tarde. Los espacios en hbnco signitlcan que el número no
es legible. Todas las fechas de las 112 inscripcionc.s de la Tabla son, muy se·
guramentc, correctas. En los mis de los casos, la edad de la Luna se da clara·
mente, pero en el número .'l.'i no se puede estar seguro de si se pretendió indi·
car 9 {¡ 14. Cualquiera de estos números sería bastante hueno, pues en ese
punto el promedio lunar exige cosa de 11. En el número 68 de fijo que la cc.lad
es de más de 10, pero no de IS, siendo que se espera 15. En el número 81 la
edad es mayor de 10 y menor de 20, aunque se espera de 18. En el número
111, la edad pasa de 10, pero no de 15, y se espera 13.
Ni una sola de las edades de la Luna registradas en esta lista difiere tanto
como 4 días de la que se calcularía usando una luna mcc.lia, con la posibl!i! ex-
cepción del número 94, donde la edad esperada es de cosa Je 27 ó 28 días, en
vez de 24. Y este acuerdo es notable si consideramos que la lista abarca 21 Ju-
gare~ arqueológicos de Honduras, Guatemala, Belice y México, mientras que
en el tiempo comprende bastante más de 500 años.
La tabla 4 da una nueva lista. En ella la edad de la Luna registrada en
cada caso, conviene bastante hien con la fecha dada, pero hay alguna duda
acerca de si la fecha ha sido leída correctamente, en definitiva. Por ejemplo,
el número 3 de la tabla 4 es 9.10.0-0-0 ó 9.15.0-0-ü. Por desgracia, la edad
de la Luna no ayuda mucho aquí, porque dos fechas separadas cabalmente por
5 katunes difieren tan sólo 2 ó 3 días, a lo sumo, en la edad de la Luna y esto
queda dentro de nuestro límite de variación.
En la tabla 5 sigue un pequeño grupo que puede leerse claramente, pero
donde la edad de la Luna que se da no coincide con la esperada. Probablemen•
te se deba esto a errores en las inscripciones, y aun así el porcentaje de error
(1) En efecto: puede una correiaci6n seiialar Luna Nueva en concordancia con los tes-
timonios de las inscripciones, y sin embargo, ser falsa, pues cabe en Jo posible que la I<una
Nueva que marque en un instante dado no sea la que indican los monumentos mayas, esto
es, que el orden de esas dos Lunas Nuevas no sea el mismo. Naturalmente que la discrepan-
cia no debería alterar la distancia de 27 días entre la conjunción inferior de Venus y la con-
junción de nodo a que se refiere el autor en el capítulo "Calendario del Siglo Dieciséis" y
que tanta importancia tiene para la correlación.

505
es muy pequeño. El número 1 debería ser de cosa de 7 días; el número 2, de
12 días y aquí también está equivocada la forma de G, lo que indica que pro-
bablemente 9.7.1'2.-6-7 no fué la fecha que se quiso dar; el número 3, 23 días,
lo que podría explicarse por un error, al inscribir 3 D en vez de 3 E; el núme-
ro 4 debería ser de unos 21 días; el número 5, de cosa de 20 días, y el número
6, de 19 días aproximadamenté. Así pues, con excepción de estas últimas cua-
tro fechas, de Quiriguá, sólo tenemos dos que son irreductibles: las de la Es-
tela 3 de Tikal y de la Estela H de Pusilhá.
Hemos demostrado, pues, que E y D dan la edad de la Luna contada des-
de la Luna Nueva; que se trata de un registro de observación y que puede
confiarse en que dé la exacta posición de la Luna en cualquiera fecha, con un
error de observación que no exceda de 2 ó 3 días. En consecuencia, no consi-
deraremos posible ninguna correlación que no sitúe la fecha 9.17.0-0-0 en Lu-
na nueva o dentro de dos días inmediatos a ésta. (1)

GLIFO C
El glifo e guarda cierta semejanza con el D; el signo de la Luna es el mis-
mo en ambos casos, pero la mano está extendida en C, en lugar de flexionada
y arriba de ella se encuentra comúnmente un rostro (fig. 8, a, b, e); a veces,
este rostro es reemplaz¡ado por otra figura (fig. 8, d, e). El Dr. Morley cree
que los rostros representan diferentes numerales o dioses, pero su significación
no se conoce con seguridad. Los coeficientes del glifo e
fluctúan sólo entre 2
y 6 y además, a menudo ese glifo se muestra sin coeficiente, caso en el cual se
entiende que éste es l.

b d t

Fig. 8.-Formns del glifo C.

El glifo eha resultado ser el más interesante de todos los de la Serie Su-
plementaria, porque indica el arreglo de las lunas en grupos, arreglo que expe-
rimentó por lo menos, dos cambios bien definidos. Y no sólo podemos rastrear
(1) El Dr. Spinden replica ("Maya Dates and What They Reveal", p. 41): "A mí jui-
cio, lo que Teeple demostró realmente fué que la combinación ED da la edad verdadera o
calendárica de la Luna a contar desde una fase 11atural, que podría ser la Luna nueva
o la llena".

506
TABLA 4
EDADES REGISTRADAS DE LA LUNA Y NUMEROS LüNARES COHHESPONDIEKTJ<~S

A FECHAS DUDOSAMENTE DESCIFRADAS

1
'
NUM.I MONUMENTO ¡_ LUGAR 1 FECHA E y D 1 e A
----~-~~------·--·~

Copán i
1 Estela 3........... , ... j 1
9. o. 0- o- o 1 1 1 30
1
2 Estela 16 .............. j Copán ' 9. 4.15- 0- o 5
3 Estela E. ............ 1 Pusilhá 1 9.10. 0- 0- o 11 4 ¡ 29
1

4 Estela 2............... ( Copán i 9.10. 0-10- o o J 30


Copán '
J 9.10.15- 0- o
5 Estela 12 ............. ·1 3 30
i!
6 Estela 3............... 1 Copán 1 9.11. o- o- o 3 30
1

Copán 1
7 Ese. Jer. Fecha 26 ..... [ 1 9.13. 3- 7- 8 10 4
1
8 Estela 23 .............. 1 Naranjo 1 9.13.18- 4-18 15 5 30
i
9 Estela T9 ....... , ..... ·1 Toniná 9.17. 0- 0- o (l) o 3 30
10 Templo 11 ............ Copán 9.17. 7-13- o 5 30
11 Estela T28 ............ ¡ Toniná 9.17.15- 0- o 23 5 30
12 Temp. Ser. In. 15..... Holactún 9.16.14- 0- 9 2 2 30

(1) La Serie Inicial, destruída; proporcionada por el autor.


TABLA 5
EDADES REGISTRADAS DE LA LUNA QUE DISCREPA~

DE LAS FECHAS CORRESPONDIENTES

!
1
NUM.¡ MONill~IENTO LUGAR FFJCHA EvD C! A
---------------~~
---------~--- -- ~------ ------1------
1 ¡
1 Estela 3 .............. , Tikal 9. 2.13-0-0 17 3 1 29
1
1 i
2 Estela H ............. ¡ Pusilhá 9. 7.12-6-7 4 5 30
1 1

3 Zoomorfo P . . ... . . . . ¡ Quiriguá ~ 9.18. 5-0-ú 3 4 ¡ 29


Quiriguá \
4 1 Estela l .............. J 9.18.1ü-O-ú 11 1 29
i
Quiriguá 1 i
5 Estela K .............. ¡ 1 9.18.15-ú-0 o 3 ¡
30
1 1
6 J Estructura l. ...... ·J Quiriguá 1 9.19. 0-0-ú 2 4
1 ------~--- -----------
éstos, sino que también estamos en aptitud de deducir algo sobre las probables
causas del cambio en cada caso. Uno de éstos ocurrió muy repentinamente en
todas las ciudades, hacia 9.12.15-0-0 (687 A. D.). El segundo fué mucho más
gradual, pues empe~ó en Copán en 9.16.5-0-0 (756 A. D.) y no llegó a algu-
nas de las otras ciudades sino después de 9.18.0-0-0 (790 A. D.).
El período medio entre estos dos cambios es el que conocemos mejor y
asimismo, fué más o menos la época en que los mayas alcanzaron el apogeo de
su actividad intelectual y artística. Durante este período medio, o Período
de Uniformidad, como lo he llamado, las lunas eran numeradas en grupos de
seis, que discurrían continuamente así, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 1, 2, 3, etc. y todas las
ciudades concordaban en el número de cualquiera luna dada. Si Quiriguá es~
cribía 9.16.0-0-0 como 5 lunas y 5 días después de la Luna nueva que empeza-
ba este grupo o terminaba el anterior, entonces, se puede estar seguro de que
todas las demás ciudades escribían la fecha exactamente como 5 lunas y cosa
de 5 días. En la tabla 3 se marcan con un asterisco los números de lunas que
pertenecen al Período Uniforme. Obsérvese que la serie contemporánea prin-
cipia con el número 56, en 9.12.15-0-0 y que después del número 58,
9.12.16-7-8, ninguna otra fecha de ninguna ciudad discrepa de la serie regular,
hasta que llegamos al número 87, que no es más que una doble fecha, escrita
correctamente en el número 86 conforme a la serie uniforme y vuelta a escribir
en el número 87, qui~á según la serie que estuvo en uso antes de que princi-
piara la uniformidad. Antes de 9.12.15-0-0 hay cinco fechas que concuerdan
con la serie uniforme: las números 2, 38, 44, 48 y 53; pero todas se encuen~
tran en monumentos erigidos después de 9.12.15-0-0, es decir, durante el Pe-
ríodo de Uniformidad y evidentemente son computadas.
Fácil es seguir los números durante este período, si recordamos que un
hotún 5-0-0, sólo es inferior en 1 ó 2 días a 61 lunas (10 grupos de 6 y 1 luna
más). Por manera que si 9.13.0-0-0 es 5 lunas y 22 días, esperamos:
9.13. 5-0-0 6 lunas y 20 días,
9.13.10-0-0 1 luna y 19 días,
9.13.15-0-0 2lunas y 17 días,
9.14. 0-0-0 3 lunas y 16 días, etc. Con facilidad po-
demos predecir exacta men te a C, y a D y E, con aproximación de un día o dos
para cualquiera fecha, durante el Período de Uniformidad. Un grupo de 6 lunas
forma justamente la mitad de un año lunar natural y 2 grupos o 12lunas, igua-
lan a 1 año lunar de 354 o 355 días. (1) De modo que desde9.12.15-0-0has-
ta que el sistema fué abandonado en cada ciudad, la Serie Suplementaria de
(1) 354.36708 días conforme a la lunación de 29.53059 días.

507
cualquiera fecha muestra la posición ele ésta en un medio año lunar natural:
esto es, el número de lunas (glifo e) y días (glifo E o D) que han transcurrido
desde que comenzó el medio año. Ahora bien, la cuenta en años lunares natu,
rales es una práctica muy común, y los mayas, que usaron grandemente la Lu-
na en extensos cómputos astronómicos, estaban harto familiarizados con el año
lunar; pero en una cuenta continua de aí1os lunares no hay punto natural de
partida, ninguna Luna nueva que sea el obvio término de un año lunar y el
principio de otro. La selección de esta Luna nueva Cero es puramente arbitra-
ria y la característica del Período de Uniformidad a partir de 9.12.15-0-0, fué
el absoluto acuerdo entre todas las ciudades, al escoger la misma Luna nueva
para iniciar cada medio año lunar. El acuerdo abarca todos aquellos lugares ar-
queológicos de Honduras, Guatemala y el estado de Chiapas, México de que
conocemos Series Suplementarias correspondientes al Período de Uniformidad.
No hay ninguna de Yucatán ni Quintana Roo. En Belice, la situación es inte-
resante. La Estela M de Pusilhá -9.14.0-0-0- no tiene glifo C legible. La
Estela E de la misma Pusilhá, es dudosa; puede marcar 9.10.0-0-0, o puede
ser 9.15.0-0-0. La serie lunar es claramente 4 e 11 D. Para 9.15.0·-0-0, la se-
e
rie uniforme sería 1 y 11 D, más o menos; para 9.10.0-0-0 no tenemos ma-
nera de predecir el coeficiente del glifo C, pero el glifo D debería ser como de
8, de modo que el inscrito, 11, queda precisamente dentro de nuestro mar-
gen de 3 días. De esta manera, tenemos dos posibilidades: si la lectura es
9.15.0-0-0, entonces Pusilhá, aunque muy cercana a la frontera de Guatema-
la, no estuvo en la confed~ración o sociedad donde la uniformidad prevaleció;
o si quedó dentro de los límites de esa asociación, entonces la fecha debe ser
9.10.0--0-0. Quiz;á no pueda llevarse el asunto a una decisión definitiva, pero
me inclino a la creencia de que la fecha es 9.10.0-0-0. Y basta de Período cie
Uniformidad, que en diferentes ciudades duró de 65 a más de 100 años des-
pués de 9.12.15-0-0.
A todo el lapso anterior a 9.12.15-0-0 lo he llamado Período de Indepen-
dencia, lo que simplemente quiere decir que durante él no siempre había 6 lu-
nas en un grupo y que, con frecuencia, no se ponían de acuerdo las ciudades
sobre el número de la Luna en una fecha dada. Para ilustrar el primer punto,
diremos que Copán registra 9.10.19-13-0 como 6lunas y 23 días, y 9.11.0-0-0,
justamente 100 días después, como 3 lunas y 5 días; pero 100 días es una dis-
tancia de 3 lunas y cosa de 12 días. Si agregamos esta cantidad a 6 lunas y 23
días deberíamos esperar 4 lunas y 5 días, en vez; de 3 lunas y 5 días que están
registrados. Para ilustrar el segundo punto: la fecha 9.9.10-0-0 está registrada
tanto en Copán como en Macanxoc; en la primera, como 3lunas y en la segun-
da, como dos lunas, siendo que si hubiese estado en uso el método uniforme de

508
numeración deberíamos esperar 4 lunas. Estos son los indicios de acci6'n inde•
pendiente en las diferentes ciudades, pero ignoro el método real de numeración
empleado en cualquiera ciudad antes de 9.12.15-0-0. Me inclino a creer que
Palenque usó exactamente 6 lunas por grupo, mas su número de la Luna en
cualquiera fecha habría sido 1 menos de lo que pedía la cuenta uniforme, por-
que, por ejemplo, 9.13.0-0-0 se habría escrito como 4 lunas, en vez de 5. Em•
pero, no hay suficientes fechas contemporáneas para probarlo, de modo que
subsiste el hecho de que si bien podemos predecir siempre D ó E con bastante
aproximación, para cualquiera época de las inscripciones mayas, y aunque po-
demos predecir exactamente a C en el Período de Uniformidad, después de
9.12.15-ü-0, no nos es dable, absolutamente, hacer predicciones sobre ese glifo
durante el Período de Independencia, antes de 9.12.15-0--0, con la posible ex-
cepción del caso de Palenque.
Evidentemente, la adopción del método uniforme por las diferentes ciu-
dades hacia 9.12.15--0-0, fué considerada como un asunto de grave importan-
cia. Sólo podemos seguirla claramente en las 5 ciudades de las que tenemos un
número suficiente de fechas, es decir, Piedras Negras, Naranjo, Yaxchilán, eo-
pán y Quiriguá; pero de éstas, cada una de las tres primeras escogió cierta fecha
y la escribió dos veces, primero numerando el glifo e conforme al sistema uni-
forme, y después, con un coeficiente distinto, probablemente según el sistema
que había usado la urbe antes del Período de Uniformidad. Las tres pdmeras
dan una fecha anterior al monumento en que fué inscrita y marcan cuidadosa-
mente a e con el coeficiente que esperaríamos bajo el sistema uniforme.

F E e B A
Fig;. \l.-Estel11 l. Piedras Negras.

~ G
JJ l§l
F ED
~ C
B X
1]· A
Fig. 10.-Estela 3. Piedras Negras.
Consideremos primero las tres fechas dobles: Piedras Negras escogió
9.12.2-ü-16, 2 Cib 14 Yaxkin, y en la Estela 1, erigida en 9.13.15-0--0, señaló
aquella fecha corno 3 lunas y 28 días, lo que era incorrecto según el sistema
uniforme, pero que pudo haber concordado con su anterior sistema indepen-
509
diente (fig. 9). En la Estela 3, erigida en 9.14.0-0-0, marcó 9.12.2--0--16 como
2 lunas y 27 días, correctamente según la numeración uniforme (fig. 10). Na-
ranjo escogió la fecha 9.12.10-5-i2, 4 Eb 10 Yax, y en la Estela 24, levantada
en 9.13.1(}--()--0, la fecha 9.12.10-5-12 se anota correctamente en la serie uni-
forme, como 1 luna y 18 días (fig. 11). En la Estela 29, erigida en 9.14.3-0-0,
se anota como 6 lunas y 19 días, quizá conforme al método independiente usado

G F D D e A

Fig. 11.-Estela 24. Naranjo.

D e X

B
Fig. 12.-Estela 29. Naranjo.

antes en esa ciudad (fig. 12). Nótese que en Piedras Negras, el método uniforme
demanda 2lunas en lugar de 3, es decir, una menos de las que se habrían usado
independientemente, mientras que en Naranjo pide 1 más, esto es, 1 luna, en
vez de 6. Ambas ciudades también reducen en 1 día la edad de la Luna, cam-
biando quizá el principio de la cuenta, de la Luna nueva del astrónomo, a la
Luna nueva del profano, o posiblemente, por alguna otra razón que nos es des-
conocida. La tercera doble fecha hállase en Yaxchilán, donde en la Estela 11
está dos veces inscrita 9.16.1-0-0, 11 Ahau 8 Tzec, una en el frente, como 4
lunas y 12 días, conforme al viejo método (fig. 13), y otra en el costado, como
5 lunas y 12 días, según el método uniforme (fig. 14). Casi justamente al mis-
mo tiempo, se colocó el Dintel 21, de Yaxchilán, en el cual se da una fecha
atrasada en más de 300 años, es decir, 9.0.19-2-4, 2 Kan 2 Yax, correctamente
computada según el sistema uniforme, como 3 lunas y 7 días.

510
En 9.13.0-0-0 erigiéronse en Copán dos altares, H' e r y se dió una fecha,
9.12.8-3-9 -precisamente anterior en 144lunas, ó 12 años lunares- con la debi-
da anotación de 5lunas y 22 días, que requiere el sistema uniforme. En Quiríguá,
la fecha más temprana, 9.14.13-4-17, se da correctamente conforme a la serie
uniforme, como 3 lunas y 7 días, pero, cosa bastante extraña, se da en la Es-

G F E D e X B A
Fig. 13.-Estela 11. Yaxchilán, primera Serie Suplementaria.

F E D e X
m
.
~!1~-
(j
l~ ')

B
)1
) .

Fig. 14.--Estelo. 11. Yaxchilán, segunda Serie Suplementaria.

tela E -erigida en 9.17.0-0-0, después de que se había abandonado el sistema


uniforme- y en consecuencia, la principal fecha contemporánea del monumen-
to no se anota conforme al mismo sistema uniforme. (1) Un examen de la tabla
3 mostrará lo que hacían las otras ciudades. Es muy evidente que todas esta-
ban impresionadas por la solemnidad del cambio, lo que hace creer que éste
aunaba religión y astronomía. Creo finalmente, que tenía que ver con la longi"
tud de un año lunar, y por tanto, secundariamente, con la del año trópico y la
celebración de aniversarios, como se mostrará en páginas ulteriores. Veremos
allí que Palenque y Copán diferían por 1 luna en la cuenta de años lunares,
durante 3,800 años más o menos, desde su Fecha-Cero en 13.0.0-ü-0, 4 Ahau
8 Cumhú. La diferencia era algo semejante a la que antaño existió entre la
Iglesia Católica y la Ortodoxa Griega respecto a la fecha para celebrar la Pas-
cua y la Navidad, sólo que fué mucho más grave. Palenque era una ciudad
principal, posiblemente la ciudad maya más importante de su época; pero desa-
parece de la historia y sus inscripciones cesan del todo, precisamente hacia el
tiempo en que todas las demás ciudades convienen en el sistema uniforme. La
cuestión del glifo C, el número de la luna, constituyó solamente una parte de
la disputa; Palenque perdió y cesó de ser de importancia o desapareció. Enton-
(1) El Dr. Mor ley, en obra muy posterior a ésta, dice que la Estela Tes pr-obablemente el
monumento esculpido más antiguo de Quiriguá, y lee lafecharespectivacomo9.13.0-0-0, 8 Al1au
8 Uo, con reservas. ("Guide Book to the Ruins of Quirigua", pp. 47 y 49, Oct-. de 1935).

511
Anales. Ep. 5~ T. n:-64.
ces Copán asumió la dirección y llevóla adelante con gran esplendor. Nuevos
informes podrán darnos un cuadro enteramente distinto, pero por el momento,
bastará con este resumen.
Probablemente podamos obtener un cuadro más claro del Período de Inde,
pendencia, seguido del Período de Uniformidad, poniendo en lista los núme,
ros de la Luna tal como los muestran las inscripciones ele Piedras Negras, y
también como se computan por el sistema uniforme. En la columna "Glifo C
Esperado" (tabla 6) se entiende, naturalmente, que no esperarnos en verdad
los números dados, salvo durante el Período d€ Uniformidad; en todas las de,
más épocas, antes o después de este período, no sabemos con exactitud qué
esperar. Muchas de estas fechas y lecturas son de la obra aun no publicada
del Dr. Morley, quien ha dedicado mucho cuidado y tiempo a la tarea de com,
pletar la Serie Suplementaria.
Llegamos ahora al segundo cambio de la numeración de las lunas, cuando
las ciudades abandonaron el sistema uniforme, y surge alguna confusión. Este
cambio empezó en Copán. Por espacio de más de 60 años, todas las ciudades
habían estado en exacto acuerdo -hasta donde sabemos-, pero en 9.16.5--0-0
(756 A.D.), Copán erigió la Estela M y anotó 5 lunas para una fecha en que
las demás ciudades habrían registrado 6 lunas. Cinco años después, la Estela N,
en 9.16.10-0-·0 fué marcada con 1 luna, porque tanto el nuevo sistema ele Co,
pán como el sistema uniforme, concordaron en esa fecha. Empero, algo más
tarde, en el Templo 11, la fecha 9.16.12--5-17 fué anotada como 6 lunas, sien-
do que el sistema uniforme requería 5.
-------
MONUMENTO FECHA DADO SISTEMA UNIFORME
------
Estela M 9.16. 5-0- o 5 6
Estela N 9.16.10-0- o 1 1
Templo 11 9.16.12-5-17 6 5
-
Creo que esto representa un cambio, del año lunar normal de 12 lunas, a
un sistema de eclipses de luna que empieza cada medio año cerca de una con-
junción eclíptica y que, por lo tanto, debe usar ocasionalmente un grupo de 5
lunas, en vez de 6. Tenemos tres razones para considerar que es un cambio a
un sistema de eclipses lunares. Primera, sabemos que en una fecha posterior,
los mayas estuvieron perfectamente familiarizados con tal sistema, como se
muestra en las páginas 51 a 58 del Códice de Dresde, donde se da una tabla
de lunas agrupadas en conjuntos de 5 y 6 y arregladas de tal modo que cada
grupo comienza y acaba cerca de una conjunción eclíptica. La tabla abarca un
período de cosa de 33 años. Segunda: la fecha 9.16.5-0-0, de la Estela M, la pri-
512
TABLA No. 6
~UMEFWS DE LUNAS lU:GfSTHADOS EN l'H}DHAS NEGRAS, Y COMO SEHIAN,
COMPUTADOS SEGUN EL SISTEMA UNIFORME

NUM. :V10NUMEN'l'ü
: FECHA 1 GI,n'O C DADO 1 GLH'O C ~JSI'ERADO
i 1
1

l. PERIODO DE INDEPENDENCIA

1 Estela 30 .......... 9. 5. ü--0·-- o 5 5


1
2 i Estela 25 .......... 9. 8.10-6-16 3 5
3 Estela 26 .......... 9. 9.15-0-- o 5 5
4 Estela 31. ......... i 9.10. 5-0- o 3 1
5 Estela 36 .......... 9.10. 6-5·- 9 4 5
6 1
Dintel 2 .......... 9.11. 6-2- 1 i
5 6
7 i Estela 35 .......... 9.11. 9·-8- 6 j 5
1

9.12. 0-0- o
1

8 ! Estela 37 .. ....... 1 1 5 1
i
9 Estela 1 .......... 9.12. 2-0-16 3 2
10 Estela 39 ......... _ 9.12. 5-·0- o 2
11 Estela 38 .......... 1 9.12.10-0- o 2 3
1 1

u. PERIODO DE UNIFORMIDAD

1 1
1 1 Estela 8 .......... 9.11.12-7- 2 5 5
2 Estela 3 .......... 9.12. 2-Ó-16 2 2
i
3 Estela 6 .......... 9.12.15-0- o 1
4 4
4 Estela 2 ... . . . . .. 9.13. 5-0- o 6 6
5 Estela 4 ..... .... 9.13.10-0- o 1 1 1
6 Estela 1 .......... 9.13.15-0- o 1 2 2
7 /Estela 3 .......... 9.14. 0-0- o 3 3
9.14. 5-ü- o
1

8 Estela 5 ......... 4 4
9 Estela 7 .......... 9.14.10-0- o 5 5
10 Estela 23 .......... 9.14.15-0- o 6 6
11 Estela 11 ...... ... 9.15. 0-0- o 1 1
12 Estela 9 .... ,. ... 9.15. 5-0- o 2 2
13 Estela 10 .......... 9.15.10-ü- o 3 3
14 Estela 40 .......... 9.15.14-9-13 4 4
15 Altar 2 .......... 9.16. o-o- o 5 5
16 Estela 16 .......... 9.16.15-0- o 2 2
17 1
Estela 13 .......... 9.17. o-o- o 3
18 1
Estela 14 .......... 9.18. 0-3- 1 2 2

III. PERIODO DE RESEPARACION

1 1 Estela 12 ....... . 9.18. 5-0- o 6 1


mera después del cambio, es señalada como 5 lunas y 5 días (152 ó 153 días)
desde el principio del grupo, lo que situaría ese principio en 9.16.4-10·-8, 12
Lamat, o en 9.16.4-10--7, 11 Manik. Ahora bien, la fecha 9.16.4-10-8, 12 La-
mat, se destaca en la página 52 de la Tabla de Eclipses del Códice de Dresde,
y la tabla misma empieza desde una fecha-cero, 11 Manik ó 12 Lamat. Terce-
ra: las cuatro fechas que podemos deducir en Copán como principios de grupos
lunares,
9.16. 4--10-8, 12 Lamat,
9.16. 9-16-9, 9 Muluc,
9.16.11-14-7, 11 Manik,
9.16.12- 5-4, 6 Kan,
están situadas de tal modo, que es posible que todas ellas sean términos de gru-
pos lunares, directamente adyacentes a conjunciones eclípticas. (1) El núme-
ro de fechas es demasiado pequeño para hacer completa la prueba, pero presta
una gran probabilidad a la suposición de que aquí, en Copán, en 9.16.5-0-0
(756 A.D.), el conocimiento de los eclipses era suficiente para permitir la cons-
trucción de tablas lunares de conjunciones eclípticas, y para cambiar la anota-
ción de las lunas, de un año lunar uniforme, a un arreglo de año de eclipses
lunares.
Este es un paso que decididamente señala a Copán como la directora inte•
lectual de los mayas. Parece que en este cambio de números de la Luna no hu-
bo un motivo religioso fundamental; es puramente un arreglo científico para
empezar los años lunares al ocurrir fenómenos naturales: las conjunciones eclíp-
ticas. En Copán, después de 9.16.12-5-17 no se dan más fechas en la Cuenta
Larga, ni más Series Suplementarias; a la verdad, no hay ya cómputos extensos.
Los números de las lunas no son referidos ya al punto cero, en 13.0.0-ü-0, 4
Ahau 8 Cumhú; se conoce la duración de una luna, se conoce la longitud de un
año trópico; todo estaba arreglado y ya no había ocasión de escribir incómodas
fechas de Cuenta Larga. El fin del Katún 17, 13 Ahau 18 Cumhú, da toda la
información requerida y en los cómputos futuros no hay necesidad de reinves-
tigar lo pasado; basta con tomar los datos de 9.16.12-5-17 (763 A.D.) talco-
mo se han establecido y computar de allí en adelante. Esto debe de haber dado
a los letrados de Copán un notable sentimiento de satisfacción personal. El
Altar Q y el Templo 11 presentan en piedra duradera, las sesiones de la Aca-
demia de Ciencias de Copán. Podemos perdonar, empero, la apariencia de afee-
(1) Los intervalos de la primera a la segunda fecha, de ésta a la tercera y de ésta a la
cuarta, son, respectivamente: 65 lunas y 1.54165 días, 23 lunas menos 1.20357 y 6lunas me-
nos 0.18354 días, conforme a la lunación media. Estas distancias, en números redondos, se
encuentran en la Tabla de Eclipses del códice.

513
taci6n de aquellos letrados, porque, como lo veremos después, habían alcanza,
do un grado de exactitud realmente prodigioso.
Quiriguá era una floreciente y bella ciudad, no lejana de Copán, pro-
bablemente más artística y menos intelectual que su gran vecina. Era segu-
ro que los progresos de Copán dejaran sentir su efecto en Quiriguá, pero lejos
de seguir la dirección de aquella, Quiriguá tornóse reaccionaria y al parecer:
volvió a las ideas que había sostenido Palenque y que posiblemente causaron
su ca.ída, unos 70 años antes. Por lo que concierne al glifo C, creemos que Pa-
lenque había porfiado en que el número de lunas usado en el sistema uniforme
excedía en 1, de modo que en 9.16.10-0-ü, Quiriguá anotó con 6 el glifo C, sien-
do que el sistema uniforme pedía el siguiente número lunar, l. Abajo se in-
dican los pocos monumentos posteriores de Quiriguá.

GLIFO e GLIFO C
MONUMENTO FECHA 1

REGISTRADO 1 ESPERADO

Estela F 9.16.10--0-0 6 1
Estela D 9.16.15--0-0 1 1
1 2
Estela E 9.17. 0--0-0 2 3
Estela A 9.17. 5--0-0 2 3

Veremos que Quiriguá imitaba a Palenque en otros asuntos, aparte del


número de lunas. Durante pocos años después de esto, la cuenta es irregular y
no podemos deducir el método. Las últimas dos o tres fechas retornan al sis-
tema uniforme de números lunares, pero la edad de la Luna se da incorrecta-
mente o no se da.
. FECHA
GLIFO e GLIFO C
MONUMEN1'0
REGISTRADO ESPERADO
,
--
Zoomorfo B 9.17.10-.Q-0 1 o 2 4
Zoomorfo G 9.17.15-0-0 5 5
1
Zoomorfo O 9.18. 0-0-0 6
Zoomorfo p 9.18. 5-0-0 4 1
Estela I 9.18.10-0-0 1 ó 2 2
Estela K 9.18.15-0-0 3 3
Estruct. 1 9.19. 0-0-0 4 4

En Piedras Negras, la última fecha positiva que seguramente concuerda


con la serie uniforme, es 9.16.15-0-0, pero la primera que seguramente discre-
514
pa es 9.18.5--0--0. En Ixkún hay un desacuerdo en 9.17.9-ü-13, pero un monu•
mento posterior, de 9.18.0--0-0 coincide aún con la serie uniforme. En Naran•
jo, también hay un primer desacuerdo en 9.17.13-4-3, pero la fecha 9.18.10-0--0
se da correctamente según la serie uniforme. Es posible que las últimas fechas
de Naranjo y Piedras Negras fueran proyectadas para seguir el ejemplo de Co•
pán en el uso de la Tabla de Eclipses Lunares, pero las últimas de Ouiriguá e
lxkún no lo pretenden, y las postreras de Uaxactún y Chichén Itzá (878 A.D.)
no concuerdan con la serie uniforme, ni con la serie de eclipses lunares, en la
numeración del glífo C.
Las fechas de Cuenta Larga y las Series Suplementarias son muy raras
después de 9.18.10-0-Q y no podemos seguir la cuestión más adelante para ave-
riguar con certeza lo que hacía cada ciudad; nuestra sigüiente información acer-
ca de la Luna proviene del Códice de Dresde, probablemente después de 1,100
A.D., que muestra una Tabla de Eclipses Lunares perfectamente desarrollada,
evidentemente como la iniciada en Copán en 9.16.5-0-ü (756 A.D).
De los dos cambios discutidos en esta sección, el primero, en 9.12.15-0-0,
que tuvo una base religiosa, fué repentino y extenso; el segundo, iniciado en
9.16.5-0-0, que sólo tuvo una base científica, fué muy lento; ignoramos su ex·
tensión.

GLIFOS F, X, B y A

El glifo F no tiene significado específico para nosotros. En forma general,


lo reconocemos como un carácter introductor que nos advierte que siguen la
edad de la Luna y discusiones de números, y esto es verdad no sólo en la Serie
Suplementaria, sino también en el cuerpo del texto donde se halla ocasional·
mente. Si el glifo F enti-aña alguna otra información, no la hemos averiguado:
El significado que nos transmite una Serie Suplementaria es cabalmente el mis.•
mo ya esté F presente o ausente.
Por el contrario, el glifo X parece capaz de transmitirnos considerable in·
formación, de la que sólo conocemos una parte. Este glifo está sujeto a amplia
variación de carácter, lo que hizo concebir la esperanza de que podría ser astro•
nómico; pero al parecer, no lo es. Muchas veces se presentan dos o tres formas,
pero su aparición no se relaciona con el año, ni con ningún otro fenómeno na·
tural. La única relación descubierta hasta la fecha es entre su forma y el coefi·
ciente del glifo C, el número de la Luna, que, como hemos sabido, es más bien
arbitrario. Acontece que la más común forma del glifo X es el grotesco rostro
que se ve en la figura lOX. Este rostro es el símbolo del Dios de la Estrella del
Norte, que el Dr. Schellhas llama Dios C. En la Tabla 3, tal forma de X ocu·
515
rre en las inscripciones números 28, 30, 44, 46, 50, 61, 85, 90, 91, 95, 96, 100
y 103. En todos estos casos en que el glifo C puede leerse, indica 1 ó 2 lunas.
Otra forma común del glifo X contiene un par de piernas cruzadas, como se ve
en la figura 9X. En la Tabla 3, esta forma ocurre en las inscripciones números
2, 9, 17, 43, 64, 68, 78, 80 y 102; en la Tabla 5, en los números 1 y 5, y en la
inscripción de Palenque reproducida en la figura 4A. Todas están marcadas co-
mo 3 ó 4 lunas, con la sola excepción de la número 64. Por qué es ésta una ex-
cepción, lo ignoro. La forma de X en la inscripción número 3, de la Tabla 3,
ocurre también en el número 98 y en el Templo de la Crm;, pero siempre des-
pués de 2 lunas. La forma de la figura 4B se presenta asimismo, en el número
12 de la tabla, mas sólo después de 5 lunas. La forma de la figura 12X también
ocurre después de 6C. La parte superior izquierda de este glifo, a la que a ve-
ces se alude como signo del cielo, se presenta en la Placa de Leyden y parece
también ser la característica marca que aparece en el numeral ele figura del 12.
Con frecuencia se encuentran glifos semejantes a éste en el cuerpo de las ins-
cripciones, donde, según he supuesto, representan alguna forma de una cuenta
por años lunares. La forma del glifo X en la figura 13X -un signo de tuno sig-
no de cero ante un rostro- acompaña usualmente a 4 ó 5 lunas.
Observamos la misma forma de dependencia al examinar las dobles fechas
que registran el cambio del sistema independiente, al sistema uniforme de es·
cribir el glifo C. En las figuras 9 y 10, un cambio de 3C a 2C causó un cambio
del glifo X, de piernas cruzadas, al Dios de la Estrella del Norte. En las figu-
ras 13 y 14, igualmente, un cambio de 4C a 5C originó un cambio del glifo X,
por más que no hubo alteración de fecha en ningún caso. Del mismo modo,
en los 14 días que median entre las figuras 4 A y 4 B, el número de la Luna
cambió de 4 a 5, y en consecuencia, el glifo X varió, de piernas cruzadas, a
4na forma característica de 5 lunas.
Aunque podemos rastrear estas relaciones entre la forma del glifo X y el
coeficiente del C, de hecho no sabemos nada acerca de la significación real de
aquel glifo. Puede dar nombre a la luna o a dos lunas subsiguientes. Y puesto
que la forma de X es dominada por el número de la luna, que es arbitrario y
. sin relación con ningún fenómeno natural, podemos conjeturar que la signifi-
cación es religiosa, antes que científica.
El glifo B ocurre solamente en dos formas y entrega muy poca informa-
ción. Consiste en un codo, en cuya articulación está una cruz;. Este codo pue-
de representar una casa. Como prefijo o superfijo de él, hallamos ordinariamen-
te una barra encorvada, con un par de puntos, el signo ma ya convencional de
fin, terminación. Dentro de la "casa" está la única verdadera variación; a ve-
ces hallamos allí una cabeza de animal, posiblemente de un agutí (figs 9,13,14);
516
a veces, el rostro del Dios de la Estrella del Norte; en otras ocasiones, halla-
mos sencíllamente una elipse con dos círculos arriba (figs. 4 A y 4 B, y 12).
Es bastante común el concepto de que en diferentes noches, la Luna reside en
distintas casas del cielo, y la única interpretación que le encuentro al glifo B
es la declaración de que esta luna termina su residencia en su última casa, ya
sea en 29 días o en 30, según los que indique el glifo A. Esto es: sencillamen-
te, B y A juntos declaran si la luna corriente es de 29 días o de 30.
El glifo A consiste en un signo lunar, el mismo que ordinariamente se
usa en el glifo E, y anexo a él se ve un número, que siempre es 9 ó 10 y que
va situado a la derecha o debajo del mismo glifo, en vez. de a la izquierda o
arriba, donde generalmente están los numerales. El glifo lunar representa por
sí mismo, 20, como en el glifo E; agregando el coeficiente 9 ó 10 tendremos 29
ó 30 días para Ja duración de la luna de que se trate. Naturalmente que en la
figura 10, por ejemplo, no tenemos medio de probar si los 29 días se refieren a
la luna corriente, a la luna número dos, que terminó 27 días antes, o a la luna
número 4, que va a seguir; pero lo probable es, creo, que dé la duración espe-
rada de la luna corriente. Juntamente con el glifo B, pues, se lee: "Esta luna
presente dejará su última casa cuando tenga 29 días".
Acerca del 29 ó 30 del glifo A existe una regularidad que hace creer que
se trata de un número previsto, no observado. Siempre que el glifo e tiene
un coeficiente impar -1, 3 ó 5- las probabilidades son como de tres a una de
que el glifo A indicará 30 días; cuando tiene un coeficiente par -2, 4 ó 6-
las probabilidades son corno de tres a una, en favor de un glifo A de 29 días.
Esto rebasa los límites de la probabilidad de la observación y por lo tanto, juz-
go el glífo A corno una predicción, más o menos arbitraria, de la duración de
la luna corriente.
Las tres fechas dobles también son interesantes en este respecto: en Pie-
dras Negras (figs. 9 y 10), un cambio del glifo e de impar a par, cambia el
glifo A, de 30, a 29; en Naranjo (figs. 11 y 12) y en Yaxchilán (figs. 13 y 14),
el cambio del glifo C de par a impar, transformó el glifo A, de 29, a 30.
Sólo otro punto más y habremos acabado con la Serie Suplementaria. En
la figura 13 notará el lector dos glifos entre F y D. El primero tiene un coefi-
ciente de 6 y el siguiente se parece a un escarabajo. Además, en la figura 14
hay otro glifo entre F y D, con coeficiente 6. Estos glifos son muy comunes
en Yaxchilán; también ocurren en las dos incripciones de Ixkún, en la de Ho-
lactún, en una de Copán, y, al parecer, en ninguna otra parte. No tengo ni la
más tenue idea de lo que signifiquen. Alguien debería investigar la significa-
ción de estos glifos insertados de Yaxchilán. Otras cuestiones que aun requie-
ren investigación son: el significado de los rostros del glifo C; las característi-

517
cas esenciales que identifican los glífos E y Den Yaxchilán, y en algunos casos,
en Piedras Negras; las marcas distintivas características de todas las formas
del glifo G, exceptuando la de cero, usada en los finales de tun; un análisis de
todas las formas del glifo X, para ver sí se puede deducir un significado más
cabal de éste; y la significación, si existe, de los coeficientes ocasionales del
glifo G.
Una fecha completa maya de Serie Inicial es un registro muy incómodo y
sin embargo, la única información astronómica que hemos podido extraer de ella
es la edad de la Luna. Tómese una fecha tal como la de la Estela J de Copán
y la Estela 4 de Piedras Negras. Esa fecha es posterior en 3,870 tunes (cosa
de 3,815 años) a la Cero de 4 Ahau 8 Cumhú. Dados loo 3,870 tunes, pode-
mos deducír todo lo demás, pero la tendencia maya consistía en escribirlo todo
oompleto, en pares de bloques glíficos, con un enorme glifo introductor que
por sí solo podía ocupar el espacio de cuatro de esos bloques. La fecha com-
pleta, leyendo de izquierda a derecha y de arriba a abajo, podría ser algo se-
mejante a esto:
9 baktunes 13 katunes
10 tunes O uinales
O kines 7 Ahau
Glifo G, Glifo F. o Glifo E
Forma del kin-Maíz
Glifo D, Glifo C Glifo X Glífo B
Dios de la Estrella
del Norte
Glifo 10 A 3 Cumhú.
Una lección libre sería: "Esta fecha es 9.13.10-0-0 (3,870 tunes), después
de nuestro punto cero en 4 Ahau 8 Cumhú; es el día 7 Ahau y la posición de
mes es 3 Cumhú; el Señor de la Noche es la deidad del kin maíz;; la edad de la
Luna es 20 días desde la última Luna nueva y han transcurrido 20 días y una
luna desde que empezó este medio año lunar; estamos en el período dominado
por .el Dios de la Estrella del Norte y la presente luna acabará, probablemen-
te, como una luna de 30 día~". Empleando numerales de figura, esto requeriría
como 24 glifos. La información que contiene y que es útil para nosotros, será
expresada generalmente así: 9.13.10-0-0, 7 Ahau 3 Cumhú, 1 luna y 20 días.
El monumento de Piedras Negras da como edad de la Luna, 20 días y el
de Copán la registra como 18 días.·
518
EL MES SINODICO

Sólo quedan todavía cosa de 150 fechas completas de Serie Inicial como
las que hemos venido discutiendo, en condiG.iones de ser descifradas parcial o
totalmente. Debe de haber habido, originalmente, muchos centenarC8 o posi-
bleme-nte millares de ellas. Algunas fueron rotas por los mayas mismos, otras
fueron destruídas por fanáticos religiosos que consideraron los monumentos co-
mo ídolos; varias fueron vueltas a usar como piedras de construcción en las
aldeas vecinas, o aun quemadas a fin de obtener cal para mezcla; otras se frag•
mentaron a causa de accidentes del bosque, y el tiempo y los elementos torna-
ron indescifrables las demás.
Pero el astrónomo maya de hacia 9.12.0-0-0 (672 A.D.) estaba rodeado
de ellas y no tenía más que caminar de una Estela a otra para leer observacio--
nes sobre la· Luna, que se extendían por centenares de años. Ignoramos hasta
qué época se remontaban sus observaciones, pero tenemos un monumento fe~
chado en 8.16.0-0-0 (357 A,D.), más de 300 años antes de su tiempo. Las
observaciones mismas podrían tener un error de un día o cosa parecida, en tan-
to que la Luna se movería irregularmente, como lo hace hoy; pero una mente
curiosa tenía abundancia de datos para calcular aproximadamente la duraci6n
media de una luna, el tiempo que transcurría de una Luna nueva a la siguiente.
Observaría pronto que 2 lunas casi eran 59 días; 6 lunas, 177 días; 17 lunas,
502 días y 21 lunas, 620 días; pero otras observaciones en el largo período que
había a mano, le indicarían que ninguna de estas aproximaciones era exacta.
Que sepamos, los mayas no usaban de fracciones, de modo que el problema de
aquella mente curiosa consistiría en encontrar un número íntegro de lunas que
igualase exactamente a un número cabal de días, a fin de que pudiese usar el
resultado para largos cómputos, que se extendiesen mucho en . lo pasado y lo
futuro.
Ignoramos las varias aproximaciones primitivas que satisficieron a los ma•
yas, pero posiblemente haya una en lo que Maudslay llama la Escalera Inscrita
de la Casa Palacio C, Palenque. En un escudo está inscritó el número 11-11-13,
4,193 días, que es una aproximación bastante buena para 142 lunas y da para
la luna media el número 29.528, que contrasta con nuestro número moderno
de 29.530 días, o sea un error de menos de un cuatrocientosavo de día. Esto
no está del todo mal para 9:8.9-13-0 (603 A.D.), pero no podemos estar segu-
ros de que tal sea el signi~cado de ese número, de modo que pasamos sobre la
marcha a un caso que es cierto y que también torma un ejemplo mucho mejor.
Hay cuatro fechas en Palenque, en monumentos erigidos con pocos años'
de diferencia respecto de 9.12.0-0-0, todas las cuales dan posicion~ de la Lu-
519
Anales. Ep. 5' T. II.-65.
na. Una es contemporánea y entrega la posición observada, en tanto que las
otras tres son computadas y se remontan a miles de años en lo pasado. Son
éstas:
Estela 1 9.12. 6-5-8 ( 678 A.D_) 5 lunas y 19 días,
Templo de la Cruz 12.19.13-4-0 (3120 A.C.) 2 lunas y 5 días,
Templo del Sol 1.18. 5-3-6 (2359 A.C.) 4 lunas y 26 días,
Templo de la Cruz Enramada 1.18. 5--4-0 (2359 A.C.) 5 lunas y 10 días.
Aquí hay datos suficientes para deducir el factor usado por Palenque en
el cómputo: es, 81 lunas=6-ll-12=2,392 días. Y eete factor conectará cual-
quiera de estas cuatro fechas con otra, exactamente con aproximación de una
fracción de día. No hay aquí variación de 2 ó 3 días en ningún sentido, como
lo esperamos en la observación, sino antes bien, la precisión maquinal del cóm-
puto. Los números de las lunas también se presentan exactamente corno debe-
ríamos esperar, si se considerasen dispuestos en medios años lunares de 6 meses.
Se encontrará que la diferencia entre la primera fecha y la cuarta, usando el
factor 6-11-12=81 lunas, es de 37,560 lunas y 9 días, con aproximación de
una fracción de día. Mas como 37,560 es exactamente divisible por 6, los nú-
meros de las lunas son idénticos, de manera que si la primera fecha es 5 lunas
y 19 días, la cuarta debe ser 5 lunas y 10 días, como está anotado. Claro que
para residuos de menos de 81 lunas, debe usarse el número completo de días
más próximo. Por ejemplo, 5 lunas quedan entre 147 y 148 días y no sabemos
cuál de estos números usarían normalmente los mayas, pero esta fracción de un
día ~sla única parte dudosa del cómputo. De hecho, tal exactitud distingue el
cálculo, de la observación y desde luego comprendemos la imposibilidad de
considerar las edades lunares marcadas en los monumentos mayas contemporá-
neos, como productos de un calendario formal o de otro método de cómputo.
Y las muy frecuentes variaciones de un par de días, en realidad demuestran su
carácter de observación. ·
Mediante el uso del factor 6-11-12=81 lunas, podemos averiguar cuál
suponían los palencanos que era la posición de la Luna en fechas de su pasado
remoto, y qué esperaban para lo futuro. Su punto cero, 13.0.0-0-0, 4 Ahau
8 Cutnhú, era para ellos 6C 4E, esto es, 24 días después de la sexta luna. Cla-
ro que rio era tal en realidad, porque su unidad de medida era un poco larga y
erraban cosa de 12 ó 13 días en el cómputo de 3,800 años que se remontaba a
4 Ahau 8 Cumhú, pero aun así, debemos considerar el resultado como extra-
ordinMiamente bueno para la época y el grado de civili~ción. Según su cálculo,
12.19.13-4-0; 8 Ahau 18 Tzec, en su pasado remoto, y 1.0.0.0-0-8, 10 Ahau
8 Yaxkín en su futuro más distante aún, estaban cabalmente separados por
520
8,134 años lunares. Ahora bien: 6-11-12= 2,392 días= 81 lunas, da una dó.-
ración de 29.53086 días por luna, que contrasta con nuestro cálculo moderho de
29.53059. Este factor de la duración de la luna formó parte de la disputa que
llevó a adoptar el período uniforme de número lunares en 9.12.15+0 y a la
desaparición de Palenque. En esa: época se hizo un cambio a otro factor, no tan
exacto; pero el original recurre varios cientos de años después, en el Códice de
Dresde, bajo la forma 1.13-4-0= 405lunas. Antes de 9.12.15-o-o no conoce-
mos con certeza el factor usado para los cómputos lunares en otra ciudad dis-
tinta de Palenque.
En 9.13.0-0-0 erigiéronse en Copán dos altares, que registran ciertos
cómputos interesantes y que dan la primera fecha que de esa urbe tenemos en
el Período de Uniformidad. Podemos resumir la parte numérica, como sigue:

ALTAR H'
9.12. 8- 3-- 9 5 lunas y 22 días (680 A. D.)
2.13- 4- 4 (649 lunas con aproximación de un día),.
9. 9.14-17- 5. (4 lunas y 22 días) (628 A. Dt)
9.12. 8- 3- 9 5 lunas y 22 días (680 A. D.)
1-14-11 (22 lunas con aproximación de un día)
9.12.1()-- 0- o (3 lunas y 22 días) (682 A. D,)

ALTAR 1'
9.12. 8- 3- 9 5lunas y 22 días (680 A. D.)
11-14-11 (144 lunas con aproximación de un día)
9.13. ()-- 0- o (5 lunas y 22 días) (692 A. D.)
9.12.10- o- o 3 lunas y 22 días (682 A. D.)
2.10.16- 3- o (12,388 lunas)
7. 1.13-15·- o (5 lunas y 22 días) (320 A. C.)
Las partes de este resumen que van entre paréntesis, representan mis
comentarios. Puesto que éste es el principio de la Serie Uniforme en Copán y
puesto que el número de la luna de la primera fecha es marcado como 5, según
requiere la serie, he hecho coincidir todos los demás números lunares con és--
ta. Naturalmente que en este monumento s6lo se da el primero en realidad.
Consideremos ahora el primer par de fechas: la 9.12.8-3-9 es anotada
aquí como 22 días y la 9.9.14-17-5 está marcada, otra vez, como las fechas 4 y
5 de la Escalera Jeroglífica. La edad lunar que allí se da no es completamente
521
legible, pero es de 22 ó 23 días. El segundo par repite el 9.12.8-3-9, que es
22 días y da 9.12.10-{}-0, que está inscrito como 22 días en la Estela 6, de Co-
pán. El tercer par repite el9.12.8-3-9, una fecha de 22 días y añade 9.13.0-0-0,
cuya edad lunar no se da definidamente en ninguna parte de Copán, pero que
según el cálculo, debe ser de 21 ó 22 días. Ahora bien, estos tres pares de fe-
chas registran todos observaciones lunares, no cálculos, y evidentemente, esas
fechas fueron escogidas buscando una edad lunar de 22 días, esto es, el cómpu-
to es por números enteros de lunas, de manera que al llegar al cuarto par, dow
de obviamente debe de haber sido computada una de las fechas, obramos jus-
tificadamente al presumir que el calculista esperaba llegar a una edad lunar de
22 días, deduciendo un número íntegro de lunas. Nos las habemos en este par
con una distancia de más de mil años, lo que da comodidad para averiguar el
factor usado, con una exactitud considerable. Este factor resulta ser 149lunas
==12-4--0=4,400 días. Al avam;ar un paso más y hallar que con el uso del mis-
mo factor la última fecha dada, 7.1.13-15-0, es también exactamente un núme-
ro entero de lunas (34,547) a partir de la fecha-cero, 4 Ahau 8 Cumhú, y na-
turalmente que lo es asimismo 9.12.1(}-0-0 (34,547+12,388=46,935 lunas),
tenemos la certidumbre de que es correcta aquí la descifración de la inscripción.
Asi, pues, en Copán, 149 lunas= 12-4-0 era el factor de los cómputos lu-
nares, por lo demás excesivamente cómodo, ya que tomado 9 veces se reduce a
la forma 1,341 lunas=5.10-0-0, y 2,682 lunas= 11.0-0-0. Y como 2,682 es di-
visible por 6, sin residuo, se sigue que según este cálculo, las fechas separadas
precisamente por 11 katunes, deben tener el mismo número de luna y la misma
edad lunar. Por tanto, la fecha 9.7.0-0-0 (17 x 11 katunes) debe ser lo mismo
que 4 Ahau 8 Cumhú, y 9.12.10-0--0 (5.10-0-0 más tarde) debe tener la mis-
ma edad lunar que 4 Ahau 8 Cumhú, pero ha de diferir 3 en el número de la
luna (1)341 dividido por 6 da un residuo de 3). De este modo, si 9.12.10-0--0
fué 3 lunas y 22 días, deben de haber juzgado que 13.0.0-0--0, 4 Ahau 8 Cum-
hú fué 6 lunas y 22 días en ve~ de 6 lunas y 24 días como se computó en Palen-
que. Que sepamos, durante el Período de Uniformidad, a partir de 9.12.15-0-0
en adelante, todas las ciudades mayas concordaron con este cómputo y con la
fórmula 149 lunas= 12-4-0, porque toda fecha uniforme puede reproducirse por
esa fórmula, desde 4 Aba u 8 Cumhú, 6 lunas y 22 días, exactamente por lo que
mira al número de la luna, y -dentro de los 2 ó 3 días del error de observa-
ción y de la variación del satélite- por lo que toca a la edad lunar. En Copán,
pues, y en todas las demás ciudades que usaban la numeración uniforme para
e, calcularían:
522
9.12. 8- 3- 9 5 lunas y 22 días,
1-14-11 22 lunas
--~-----~·--

9.12.10- 0- o 3 lunas + 22 días


En Palenque habría sido:
9.12. 6- 5- 8 5 lunas y 19 días
3-12-12 45 lunas + 3 días
---
9.12.10-- 0-- o 2 lunas + 22 días.
En Palenque, 9.12.10-0--0 era 2 lunas más la edad lunar; en todas las ciu-
dades que usaban la numeración uniforme era 3 lunas más la edad lunar. Esta
diferencia provino de que no pudieron ponerse de acuerdo sobre cuál factor
lunar había que usar, y en consecuencia, sobre la duración de una luna. En Pa-
lenque, el factor era 811unas=6-ll-12, que podemos interpretar como !luna
=29.53086 días. En Copán y las otras ciudades del Período de Uniformidad
era, 149 lunas= 12-4-0, que podemos escribir: 1 luna =29.53020 días. La dura-
ción real es 29.53059. Aquellos dos números son asornbrooamente buenos, pe-
ro ninguno exacto, y el triunfador en la disputa de 9.12.15-0-0 no era tan
bueno como el rechazado de Palenque. Esta ciudad cometía un error de 12 ó 13
días al computar hacia atrás los 3,800 años, hasta 4 Ahau 8 Curnhú, porque su
unidad de medida era bastante larga; pero Copán y las otras ciudades come-
tían un error semejante, de 18 días, en la otra dirección, porque su medida era
bastante corta. Por este motivo, los dos cálculos discrepaban en cosa de una luna
y un par de días, digamos 31 días. De 9.12.10-0-0, 2 lunas y 22 días, Palen·
que podía contar hacia atrás 46,934 lunas para llegar a 4 Ahau 8 Cumhú, en
6lunas y 24 días, mientras Copán, partiendo de 9.12.10-0-0, 3 lunas y 22 días,
deducía 46,935 lunas para llegar a 4 Ahau 8 Cumhú en 6 lunas y 22 días.
No sabemos a punto fijo por qué esta diferencia de una luna y un par de
días fué tan terriblemente importante, pero esto y la cuestión discutida ulte·
riorrnente (págs. 525, 526 y 532) parecen haber producido una gran cantidad de
literatura, cuando menos en Palenque y Copán, durante los 40 años que me-
diaron entre 9.11.0--0-0 más o menos y 9.13.0-0-0; y sin que se pueda leer el
total, se tiene la impresión de que los escritos eran decididamente polémicos.
Hay pocos testimonios de otra ciudad -Macanxoc, en Yucatán- durante
el Período de Independencia. En la Estela 1, la fecha 9.11.0--5-9 está inscrita
como 1 luna y un número de días ya borrado, pero que debe de haber sido de
cerca de 22 días y que probablemente fué observado como 23 días. Sobre esta
observación computaron la posición de la Luna en 4 Ahau 8 Cumhú -3,765
523
años antes-- y la indicaron en el mismo monumento como 1luna y 23 días. Se-
gún parece, calcularon que habían transcurrido justamente 3,881 años lunares,
y de ser así, usaban la fórmula de Palenque, 81 lunas=6-11-12, pero dieron a
4 Ahau 8 Cumhú un diferente número lunar.
Llegamos ahora al Período de Uniformidad, después de 9.12.15-ü--0, du-
rante el cual nadie parece oponerse ni a la fór¡nula de Copán, 12-4--0, ni a la
anotación de 6 lunas y 22 días para 4 Ahau 8 Cumhú. Copán abandonó el sis-
tema uniforme en 9.16.5-0-0 (756 A.D.) y no tenemos nada que indique s
cambió su opinión respecto de la fórmula lunar, entonces o después. Cree-
mos que su cambio de números de lunas fué al sistema de eclipses lunares, y
cuando más tarde encontrarnos tal sistema en el Códioe de Dresde (probable-
mente después de 1,100 A.D.), está acompañado por la fórmula 405 lunas=
1.13-4-0 que, según se verá, es sencillamente la fórmula de Palenque, multi-
plicada por 5.
Quiriguá abandonó el sistema uniforme en 9.16.10-0--0, y los números lu-
nares, por espacio de 15 ó 20 años después, parecen indicar una reversión a la
fórmula de Palenque; todos estos números son precisamente inferiores en 1 a
los que esperamos para el sistema uniforme. En la Estela C, 9.17.5--0-0 (771
A.D.), hay un cálculo que contiene a 13.0.0--0-0, 4 Ahau 8 Cumhú, -el que al
parecer se da como 3 lunas y 26 días- así como a 9.1.0-0-0 y 9.17.5-0-0. No
se expresan Series Suplementarias para las dos últimas fechas; pero la edad de la
Luna debe de haber sido de 26 a 28 días en cada caso. En otro monumento,
la Estela A, la última fecha es expresada como 2 lunas y 26, 27 ó 28 días. No
puedo deducir ninguna conclusión de este cálculo. Por la fórmula palencana,
si 13.0.0-0-0 es 3 lunas y 26 días, entonces, 9.1.0-0-0 sería 3 lunas y 28 días,
y 9.17.5--0--ü resultaría 5lunas y 26 ó 27 días. Pero la Estela A señala 9.17.5-0-0
como 2 lunas y 26 días. En consecuencia, parece probable que Quiriguá haya
retomado a la fórmula palencana en 9.16.10-ü--0 y que quizá unos 20 años des-
pués haya vuelto a la fórmula de Copán, o uniforme, mas la información lunar
dada en los últimos monumentos de Quiriguá es mucho muy confusa.

Fig. 15.-Glifos para la misma edad lunar, o para día de Luna nueva.
Para resumir, pues, encontramos que durante varios años antes de
9.13.o-ü-O (692 A.D.), Palenque computaba 81 lunas=6-ll-12, ó 1 luna=
29.53086 días y que 4 Ahau 8 Cumhú era calculado como 6 lunas y 24 días.
524
Hasta donde podemos ver, esta opinión era dominante en el territorio maya.
Cierto tiempo antes de 9.13.0-0-0, alguna otra ciudad, posiblemente Copán,
había desarrollado otro cómputo, que hacía 149 lunas= 12-4-0, ó 1 luna igual
a 29.53020 días, en tanto que 4 Ahau 8 Cumhú era calculado como 6 lunas y
22 días. Hacia 9.13.0-0-0 esta opinión se hizo predominante en todo el terri-
torio maya y Palenque desapareció. No es claro el siguiente cambio, que se
operó de 70 a 100 años después, cuando las diferentes ciudades abandonaron
el sistema uniforme. Probablemente muchas ciudades volvieron a la fórmula
palencana. En todo caso, unos cuantos cientos de años después, el Códice de
Dresde no muestra indicios de ningún cómputo lunar, salvo el de 81 lu-
nas= 6-11-12, en la forma de 405 lunas= 1.13-4-·0. Si alguna vez alcanzaron
un conocimiento más exacto, lo ignoramos, y tampoco sabemos por qué fué
que Macanxoc cierta vez consideró a 4 Ahau 8 Cumhú como 1 luna y 23 días,
ni por qué Quiriguá lo anotó en una ocasión como 3 lunas y 26 días.
Gran parte de los c6mputos mayas registrados en las inscripciones está
hecha por lunas. Se sorprenderá el lector, si está alerta respecto de esto, al
ver cuántas Series Secundarias conectan fechas que tienen la misma edad lu.-
nar, o relacionan una fecha, con otra que es día de Luna nueva.
Para indicar este hecho se usan en los textos unos glifos que se asemejan
de cerca a ciertas formas del glifo D, y son bastante comunes, pero por des-
gracia, aun no puedo distinguir claramente entre la forma de "la misma edad
lunar" y la de "día de Luna Nueva", y por lo tanto, véome obligado a inter~
pretarlas por el contexto y el resultado (ver fig. 15).

EL AÑO TROP.ICO
EN COPAN
En las páginas anteriores hemos visto que los sacerdotes de Palenque y
Copán podían computar el año lunar con un error total de sólo 12 y 18 días,
respectivamente, en un período de cosa de 3,800 años. Naturalmente ··que sí.
comparamos esto con el "Canon de los Eclipses", de Oppolzer, en el cual es.-
peramos una mortal exactitud hacia el mismo período, el resultado no parece
tan asombroso; pero comparado con los de otros pueblos de su época o de
tiempos anteriores, es notable. Las dos ciudades discrepaban entre sí, por lo·
que toca a la duración de un mes sinódico medio, en menos de un minuto, y
la menos exacta de las dos cantidades quedaba a 34 segundos de nuestro cál~
culo de hoy en día. Quizá son pocos los pueblos que se han interesado sufi~
cientemente para molestarse en lograr tan minuciosa precisión.
525
¿Qué decir de su conoc1m1ento de la duración del año trópico, o año
solar? Naturalmente deberíamos esperar aquí también algo semejante a tal
grado de precisión, y posiblemente, asimismo, dos escuelas distintas de pensa-
miento, una en Palenque y la otra en Copán. Al deducir el año lunar, nues-
tro conocimiento de la Serie Suplementaria nos habilitó para escoger aquellas
inscripciones que entregasen los informes necesitados. No tenemos nada se-
mejante que nos guíe para determinar qué inscripciones se refieren al año so-
lar. Probablemente haya registradas en los monumentos mayas más de 2,000 fe-
chas diferentes, lo que daría un promedio de 5, 6 ó 7 para cada día del año. (1)
Por tanto, si se principia con una correlación supuesta, es bastante fácil
encontrar fechas mayas que coincidan con las ideas de uno acerca de solsti-
cios y equinoccios. Sería igualmente fácil, concediendo una variación de un
día o dos, encontrar 20 ó 25 fechas que probasen que los mayas celebraban el
natalicio de Washington o el Yom Kippur. Pero éste no parece un método
practicable para producir pruebas convincentes. No tenemos un conocimiento
real de que los mayas se interesasen más por equinoccios y solsticios, que por
el 4 de julio. Posiblemente su señal acerca del paso de un año fuera el día en
que el Sol, exactamente arriba de sus cabezas, no diera sombra al mediodía;
posiblemente fuera el orto helíaco de alguna estrella. Empero, las investiga-
ciones hechas entre gentes que han estado largo tiempo en los trópicos, no
indican que los indios modernos se interesen especialmente por los equinoc-
cios, solsticios, el sol vertical o el orto helíaco de las estrellas. Parecía muy
difícil encontrar un seguro punto de partida para nuestros cálculos. Aun traté
de imaginar cómo consideraría la cuestión de un año de estaciones si fuese sa-
cerdote maya. Se recuerda al capitán de Kipling que siempre encontraba el
bacalao, introspeccionándose para determinar dónde estaría él mismo si fuese
un bacalao; pero ni aun ese método pareció enteramente satisfactorio. La úni·
ca idea útil que salió de este procedimiento fué la de que, probablemente, los
mayas se interesarían por la posición de los fines de katún en el año trópico,
en contraste con sus respectivas posiciones en el mismo año trópico hacia 4
Ahau 8 Cumhú, y esta idea sólo resultó parcialmente correcta.
Finalmente, la resolución surgió de la Estela A, de Copán. Esa Estela
presenta una inscripción larga, pero sólo contiene tres fechas: una al princi-
pio, 9.14.19-8-0, 12 Ahau 18 Cumhú; otra, la más importante, 9.15.0-0-0,
4 Ahau 13 Yax, el fin de los 20 tunes comprendidos en el katún 15; y una
(1) Al contestar a estos argumentos el Dr. H. J. Spinden rectifica: "El número de fe-
chas legibles eñ las inscripciones mayas es menor de 1,000 y no las pretendidas 2,000 de
Teeple' '; y en seguida dice que el número que halló ftté 879. (''Maya Dates and what they
Reveal", pág. 102).

526
intermedia, 9.14.19-5-0, 4 Ahau 18 Muan. Ahora bien, este número interme-
dio es de interés peculiar. La Estela A fué erigida como un monumento conme-
morativo del katún 15, que se acababa de cerrar, y 9.14.19-5-0 dista 19 años del
katún 14, dentro de la mayor aproximación que puede lograrse con números
enteros. ( 1) Diecinueve años forman el Ciclo Metóníco, el más antiguo ciclo
real de que tenemos noticia para conectar la Luna y el año solar y que cono-
cieron Babilonia y el Asia occidental siglos antes de que Metón le diera su
nombre, en 433 A. C. Diecinueve años casi igualan a 235 lunas, de suerte que
si en 1908 ocurre una Luna nueva el 3 de enero, esperamos encontrar otras el
3 de enero de 1927, el 3 de enero de 1946, etc., y todas las Lunas nuevas de
1946 caerán justamente hacia los mismos días del mes en que cayeron durante
1908 y 1927. Inmediatamente nos preguntamos sí los mayas habían reconoci-
do este ciclo de 19 años y recordamos que esta distancia -19-5-0- no es rara
entre las fechas mayas, así como que el ciclo de 19 años, igual a 235 lunas.
ocurre en la Tabla lunar de Eclipses del Códice de Dresde, aunque no está
especialmente subrayado allí. Por ende, al examinar la inscripción de la Estela
A, encontramos en el cuerpo del texto varios glifos que de fuerz;a nos recuer-
dan los de la Serie Suplementaria (fig. 16). La figura 16a es el glifo F; la fig.

Fig. 16. - Glifos de b Estela A, Copán.

16c es muy semejante a 9 glifo E; y la 16d es una forma usada a veces para
el glifo A; la 16b es una combinación del día Imix y el día Ahau, principio y
término, con un superfijo del día Lamat y del día Ben, tipo de glifo que habi~
tualmente parece referirse a un año; y finalmente, la figura 16e es el glifo del
Sol y la 16f, el de la Luna. Probablemente no forzamos la interpretación si
suponemos tener aquí una declaraci6n terminante de que en 9.14.19-5-0, 19
años después de que principió el katún 15, el Sol y la Luna están,· el uno con
la otra, en la misma relación que guardaban al fin del katún 14, es decir, que
235 lunas son exactamente iguales a 19 años. Claro que el19-5-0 sólo es la
aproximacj6n más cercana, y que podría darse en ocasiOnes como 19-4-19;
la verdadera ecuación es entre las lunas y los años.
(1) Diecinueve años gregorianos sería11 iguales a 6,939.6075 días. Los mayas, en este
cálculo, tomaron 6,940 días,

Anales. Ep. 5o T. II.-66.


La sugestión es por lo menos suficientemente plausible para autori:;ar un
ensayo; quizás dé un significado a las otras dos fechas. Ahora bien: el katún
15 (731 A. D.) está a unos 3,844 años de 13.0.0-0-0, 4 Ahau 8 Cumhú (3,113
A. C.) y naturalmente esta distancia es del todo independiente de cualquiera
correlación supuesta; pero 3,844 años son 202 veces 19 años, más 6. Por ende,
3,838 años= 202 x 235 lunas= 47,470 lunas. En Copán la fórmula era 14<)
lunas= 12-4-0, de modo que
3,838 años= 47,470lunas= 9.14.13-15-19
6 años más= 6- 1-11
3,844 años= 9.14.19-17-10
Ahora bien: el año de las estaciones a vanz;a en el año vago maya a razón
de cosa de 1 día en cuatro años; su circuito real de los 365 días requiere 1,5(JJ
años. Durante los 3,844 transcurridos desde 4 Ahau 8 Cumhú ha completado
2 circuitos -730 días- y va a más de la mitad del tercero. El aniversario del
8 Cumhú original después de estos 3,844 años, según el cálculo de Copán, es
ahora en 9.14.19-17-10,7 Oc 3 Yax, justamente 200 días después de 8 Cum-
hú, de manera que el año verdadero ha a vanz;ado un total de 930 días a lo lar-.
go del año vago. Estos 200 días son la cantidad que el calculista deseaba saber
y ahora podemos comprender la forma en que su problema había sido pro-
puesto: "El katún 15 termina en 13 Yax; ¿de qué posición de mes en el calen-
dario, en la época de 4 Ahau 8 Cumhú, será aniversario este 13 Yax?" Deduce
200 días de 13 Yax y obtiene el resultado, 18 Cumhú. 9.15.0-0-0, 4 Ahau
13 Yax es la misma estación del año, el aniversario de 13.0.0-0-10, 1 Oc
18 CumhG. En la inscripción, pues, la primera fecha, 9.14.19-8-0, 12 Ahau 18
Cumhú, da lo que podría llamarse aniversario de año vago del primer 18 Cum-
hú, cuyo verdadero aniversario es expresado por la última e importante fe-
cha 9.15.0-0-0, 4 Ahau 13 Yax, en tanto que la intermedia, 9.14.19-5-0,
. 4 Ahau 18 Muan, es usada para indicar la fórmula 235 lunas = 19 años. Toda
esto parece plausible; supongamos, pues, que lo ensayamos en algunos otros
monumentos.
Durante el katún 16 hay pocos monumentos fechados en Copán; los cóm-
putos pueden estar en la Escalera Jeroglífica, por más que no los he encontra-
do. Por desgracia, la mayor parte de la escalera fué destruída. Durante el ka-
tún 17, empero, tenemos muchas inscripciones y repeticiones de una fecha.
El katún 17 debía terminar en 18 Cumhú. Para hacer el cómputo, los sacerdo;
"tes eligieron una época posterior en 3,876 años a 4 Ahau 8 Cumhú, que es
exactamente 204 x 19 años, ó 47,940 lunas. Según Copán, 47,940 lunas =
528
9.16.12-7-18, (1) de manera que 9.16.12-7-18, 8 E:z;nab 11 Yax fué el ani ..
versario de 4 Ahau 8 Cumhú, y el año había viajado dos veces a lo largo del
año vago, más la distancia de 8 Cumhú a 11 Yax = 208 días. Por tanto, en
este año décimotercio del katún 17, 18 Cumhú, que debería terminar ese ka-
tún, fué el aniversario de un día 10 .Mol en el calendario, 3,876 años antes;
18 Cumhú --208 días = 10 Mol. El aniversario de año vago de esta misma fe-
cha fué 9.16.12-5-17, 6 Gabán 10 Mol. (2) Desde mediados del katún 17
hasta los últimos monumentos, esta fecha, repetida una y otra ve:z;, es la más
conspicua de Copán. Al parecer, los congresos astronómicos habían ejecutado
su labor tan cabalmente, que en los monumentos posteriores sólo se necesitaba
tomar los datos establecidos para 6 Gabán 10 Mol y hacer un breve cómputo,
a fin de obtener la corrección necesaria.
Aunque podemos considerar estas fechas como aniversarios, es probable
que para la mente maya fuesen simplemente una base de números, un método
para anotar en un tiempo dado, cuántos días había avan:z;ado el año trópico a
lo largo del vago, en su tercer circuito de éste. (3) En 9.14.19-8-0 había
avan:z;ado 200 días, de 18 Cumhú, hasta 13 Yax (escogido porque terminó el
katún 15). En 9.16.12-5-17 había avan:z;ado de 10 Mol, 208 días, hasta 18
Cumhú, (escogido porque terminó el katún 17).
El orden se in vierte a veces: en lugar de la pregunta, ¿qué día en el pun-
to cero estaba donde 18 Cumhú se encuentra ahora?, cuya respuesta era, 10
Mol en 9.16.12-5-17, la interrogación podía ser: ¿qué día actual está donde
se hallaba 18 Cumhú en el punto cero? En 9.16.12-5-17, la respuesta sería:
208 días después de 18 Cumhú = 1 Zac. Encontramos esta pregunta 6 años
después, en el Altar Z de Copán, cuando la distancia había aumentado a 209
días y el resultado es 18 Cumhú más 209 días = 2 Zac; la fecha es 9.16.18-9-19,
12 Cauac 2 Zac.
(1) 9.16.12-7-18 equivale a 1.415,678 días. 47,940 lunaciones según fórmula de Copán
hacen 1.415,677.788 días. 3,876 años de Copán contienen 1.415,677.992 días y 3,876 años gre-
gorianos son iguales a 1.415,679.930 días.
(2) 9.16.12-5-17 es el aniversario vago 3,878 de 10 Mol y este 10 Mol está 167 días ade-
lante de 8 Cnmhú de la Fecha-Era y es 13.0.0-8-7, 2 Manil{ 10 Mol. Pero 3,878 años vagos
son 1.415,470 días, 6 9.16.11-15-10. Restando esta Serie Inicial de 9.16.12-7-18 quedan 208
días, que es la distancia que aquí da el autor.
(3) El ingeniero Joaquín Gallo ("El Calendario Maya y la Astronomía", en Revista
"Universidad de IIIéxico", T. VI, Nos. 31 y 32, pág. 57) opina que los mayas no usaban el
año trópico; que era posible que ignorasen su duración; que les bastaba con observar el paso
del Sol por el zenit, "o las fechas aproximadas de los solsticios, para tener idea de los prin-
cipios de las estaciones y para esto utilizaron pozos de observación o estelas .... " Parece
que además, emplearon verdaderas torres de observación, como la del Caracol, de Chichén,
a juzgar por el instructivo estudio que de sus restos de ventanas han hecho el Dr. Ricketson,
el Dr. Bauer y otros, como puede verse en las páginas 233 y sigs. de "The Caracol at Chichen
Itza", por Karl Ruppert.

529
El katún 18 terminó en 9.18.0-0-0, 11 Ahau 18 Mac, de modo que en el
Altar R tenemos 9.18.2-8-0, 7 Ahau 3 Zip (a 3,906 años del período 4 Ahau
8 Cumhú) y el cómputo es, 3 Zip más 215 días = 18 Mac. (1) En el mismo
año hay un cálculo semejante, en el Altar U, sólo que aquí ninguna fecha es
fin de katún; se trata de 9.18.2-5-17, 3 Cabán O Pop y de una fecha cercana
a ésta, 9 Ik 10 Mol~ el cómputo es 10 Mol más 215 días = O Pop, el mismo
que el del Altar R. Probablemente estas fechas están escogidas para indicar que
la posición original de 10 Mol, que hacia 9.16.12-5-17 había avanzado 208
días, hasta 18 Cumhú, ahora, en 9.18.2-5-17, cosa de 29 años después, ha avan-
zado 7 días más, hasta O Pop.
En el Altar Q sólo hay una fecha definitivamente fijada, 9.17.5-ü--0, pero
existen 3 de Ruedas de Calendario, 5 Cabán 15 Yaxkín, 8 Ahau 18 Yaxkín y
5 Ben 11 Muan. La intención no es clara aquí: si su objeto es hacer cálculos,
el resultado sería 11 Muan más 209 días = 15 Yaxkín, que convendría a una
fecha inmediatamente anterior a 9.17.0-0--0, casi la misma que la del Altar Z;
y 11 Muan más 212 días = 18 Yaxkín, lo que sería verdad cosa de 12 años
después, digamos, aproximadamente, en 9.17.10-0-0. Más probablemente, el
15 Yaxkín y el 18 Yaxkín tienen por objeto una relación con 8 Cumhú. La
posición 15 Yaxkín en el baktún 13, tenía la misma en el año, que 8 Cumhú,
213 días más tarde, ocupa ahora. Esto sería verdad hacia 9.17.15--0-0, 5 Ahau
3 Muan. Por otra parte, 18 Yaxkín en el baktún 13, tenía la posición del año
que 8 Cumhú ocupa ahora, 210 días después. Esto sería verdad hacia 9.17.0-0-0,
13 Ahau 18 Muan, fecha dada en el Altar, el que, sin embargo, es demasiado
vago para que se le use como parte de la prueba.
Después del katún 15, posiblemente después del katún 13, tenemos las
siguientes claras exposiciones del avance de días hecho por el año, en el año
vago, desde 4 Ahau 8 Cumhú. Hemos agregado los dos circuitos completos
(730 días) ya consumados durante los primeros 3,000 años o más.
El Altar Q vendría, probablemente, entre los Altares Z y U con 940 y
943 días, respectivamente, mas ignoramos su fecha exacta.
Naturalmente que los días mayas de avance al través del año vago corres-
ponden exactamente a los días de años bisiestos que agregarnos a nuestro ca-
lendario para evitar ese avance. Se verá que el cómputo maya era mucho me-
jor que el del calendario juliano, que se usó en este país hasta después de 1,700
A. D., y de hecho, es casi igual a nuestro presente calendario gregoriano.
(1) 9.18.2-8-·0= 1.426,480 días. 3,906 años de Copán son iguales a 1.426,635.252 días;
la corrección maya en 3,906 es 3,906 x 0.242 = 945.252 días.

530
-
DIAB DlAS DlAB
NUM. MONUMENTO FECHA AÑ os MAyAS GUEGORIANOS JULIANOS
-- ----~-------- - - - -----1----- ----·
1 Estela A 9.14.19-8- o 3844 930 932 961
2 Templo 11
y otros 9.16.12-5-17 3876 938 940 969
3 Altar Z 9.16.18-9-19 3882 939 941 970
4 Altar U 9.18. 2-5-17 3906 945 946 976
5 Altar R 9.18. 2-8- o 3906 945 946 976

El lapso del katún 15 al 18, que discutimos aquí, es el período más avan-
zado de la ciudad maya más intelectual. Sería conveniente comparar la exacti-
tud lograda por estos diferentes sistemas acerca de la duración del año trópico:
Duración del año ahora 365.2422 días
Duración en 600 A. D. 365.2423
Año juliano 365.2500
Año gregoriano 365.2425
Año maya de Copán 365.2420
El año maya es un poco breve, el gregoriano, un poco largo y ambos tie,
nen casi el mismo grado de precisión, pero el número maya fué calculado unos
mil años cabales, por lo menos, antes que el gregoriano. (1) Claro que nos
vemos obligados a reconocer que esta extremada precisión se debió en parte a
un pequeño error en la fórmula lunar de Copán, ya que 19 años no son exacta-
mente iguales a 235lunas, pues les faltan cosa de 0.087 días, y la fórmula de
aquella ciudad, 149 lunas= 4,400 días, también era corta en unos 0.091 de día
respecto de 235 lunas, y por consiguiente, una combinación de las dos fórmu-
las neutralizaba prácticamente el error de cada una y daba un número extra-
ordinariamente exacto para el año trópico. Si en Copán se hubiese usado un
número correcto para el mes sinódico medio, entonces, el de la duración del
año trópico habría sido mucho menos prec.iso que el que da nuestro calendario
gregoriano, y si hubiese empleado la fórmula lunar de Palenque, entonces su
año habría entrañado el error que tenía el del calendario juliano.
Así pues, nuestro conocimiento de lo que Copán creía tocante a la longi-
tud del año trópico, es bastante satisfactorio después del katún 15. Retroce,
diendo desde la Estela A, sin embargo, la situación no es tan clara. ¿Acaso la
fórmula de los 19 años tuvo su origen con la Estela A, o había sido usada años
(1) Nótese que respecto de la duración del año hacia 600 A. D., fecha no excesivamen•
te lejana de la época de los cálculos mayas, el año de Copán presentaba una diferencia de
0.0003 de día, por defecto; en tanto que el afio gregoriano tiene una del mismo valor absolu-
to, aunque por exceso, respecto de la duración del año ahora.

531
antes? No lo sabemos con certeza. Hemos mencionado ya dos monumentos, los
Altares H' e 1' erigidos en el katún 13 (ver págs. 521,522y 523). La fecha que
se ve allí, 9.12.8-3-9, 17 Mol, pudo haber sido usada para indicar la longitud
del año trópico, así como vimos que se emplearon en fechas posteriores 6 Ca-
bán 10 Mol y 12 Ahau 18 Cumhú; pero por desgracia, hay demasiadas fe-
chas en ambos monumentos. Ignoramos si tratan de comparar 17 Mol con
18 Kayab, 8 Cumhú, 13 Cumhú o el 8 Uo que termina el katún 13, toJo
lo cual sería cosa corriente para los mayas. Casi podríamos probar lo que de-
seáramos citando las fechas apropiadas entre éstas, pero todo resultaría pura
adivinación.
Los Altares H' e r son los primeros monumentos en que Copán usó la
serie uniforme de números de. lunas. En consecuencia, antes de esa fecha no
conocemos positivamente ni su fórmula lunar, ni su fórmula del año. Sólo po-
demos señalar algunos lugares donde probablemente hay información, si legra-
mos leerla con claridad. Por ejemplo, la Estela I tiene fecha de 9.12.3-14-0,
5 Ahau 8 Uo. Esta es exactamente anterior en 16 años vagos al katún 13, que
acaba en 8 Ahau 8 Uo. En este monumento tenemos otra fecha que, según
parece, es 10 Ahau 13 Chen. La Estela 19 da una fecha 9.10.19-15-0, 4
Ahau 8 Chen, que, sabemos, es el 3,765° aniversario de 4 Ahau 8 Cumhú.
Pero ¿lo sabían los mayas? He aquí el punto que no es claro para nosotros.
La Estela 10, 9.10.19-13-0, 3 Ahau 8 Yaxkín, puede tener por objeto
relacionar 8 Yaxkín, con 8 Cumhú. La Estela 23 ciertamente indica una rela-
ción entre1 Yaxkín y 8 Cumhú, y la Estela 2, cuya fecha es, probablemente,
9.10.0-10-0, señala una relación entre ésta y 8 Cumhú, mas no estamos muy
ciertos de tal fecha. Es probable, por otros indicios de Palenque, que las Et: . .
telas 2, 19, 1, y el Altar H', de Copán, muestren todos el avance desde 8
Cumhú como 910, 915, 920 y 921 días, respectivamente, esto es: 8 Cumhú a
3 Chen, 8 Cumhú a 8 Chen, 8 Cumhú a 13 Chen y 17 Mol a 8 Cumhú.
El resumen anterior se da simplemente para indicar que no podemos tra . .
z;~r un cuadro claro de la creencia de Copán, antes del katún 15, como el que
tenemos después del mismo katún. Durante los ,katunes 11, 12 y 13 hay abun-
dan.tes cómputos, que de fijo tienen que ver con la duración del año lunar y
del año trópico. Aun puede haber habido en Copán dos o tres diferentes fac . .
ciones,con ideas distintas y puede ser que el estudio ulterior de algunas de
estas inscripciones conduzca a lecturas más definidas; pero en la actualidad no
debemos proyectar el exacto conocimiento relativo al katún 15 y después, al
período de los katunes 11, 12 y 13. Si lo hacemos, sólo nos confundiremos
buscando relaciones donde no se proyectó ninguna. Tan luego como hayamos
discutido la situación de Palenque, volveremos a este,primer período de Copán.
532
EN PALEN.Q.UE
En las páginas precedentes hemos podido indicar, con un buen grado de
certidumbre, cómo se computó el año trópico en Copán después del katún 14
y cuáles fueron los resultados. Era la costumbre en esa ciudad, escoger el fin
del katún corriente o anterior para tener una fecha, y aparear ésta con alguna
posición del año vago, de manera que una de las dos fechas era entonces el
aniversario de la otra en el baktún 13. Podemos llamar a esta segunda fecha, ·
el determinante del katún. La fórmula era, 19 años= 235 lunas, y estas lunas
se computaban según la fórmula 149 lunas= 12-4-0= 4,400 días. Sus resulta-
dos eran tan exactos como los que obtenemos con nuestro calendario gregoríano.
En Copán, antes del katún 14, los pocos indicios que existen señalan una
costumbre diferente, puesto que en lugar de escoger un determinante del ka-
tún, se escogía uno para 8 Cumhú, de tal suerte que el determinante actual
era aniversario de 8 Cumhú en el baktún 13, o bien, 8 Cumhú actual era el
aniversario del determinante en el baktún 13. Su fórmula durante ese período
nos es desconocida, pero sus resultados eran casi tan buenos como los obteni-
dos después del katún 14. Parece que ,su año era ligeramente mayor que el gre~
goriano, en vez; de ser ligeramente menor, como de la Estela A en adelante.
Al hacer un estudio similar de las inscripciones de Palenque hay que te-
ner mucho cuidado. Existen tantas fechas en cada inscripción, que es muy pro-.
bable que encuentre uno en alguna parte, la relaci6n que busca, sea que haya
sido proyectada por el autor, o no. Tras un estudio muy considerable y con
bastante vacilación, sugiero lo siguiente corno probable situación en Palenque:
Primero: tenían las dos prácticas que hemos encontrado en Copán, esto
es, escogían determinantes no sólo para los katunes, sino también para 8
Cumhú.
Segundo: ignoro su fórmula. No era la lunar de 19 años de Copán, ora .
con la lunación de esta ciudad o con la de Palenque, ya que la primera habría
dado resultados idénticos a los de Copán, y la segunda, el año juliano, ninguno·
de los cuales se encuentra allí. Dos veces hay indicios de que usaban algo se.-
mejante a la ecuación, 29 Ruedas de Calendario avanzan 365 días-o sea uncir·
cuito del calendario vago, y varias veces parece que en sus cómputos hicieron
uso de la fórmula, 73 tunes, 3.13-0-0= 72 años vagos, y de varios múltiplos
de ésta; pero no es patente la forma en que la emplearon. (1) Mi creencia

(1) Sobre este período de 29 Ruedas 6 1,508 años vagos =1,507 trópicos, el Dr. Spin-
den dice cosas instructivas, por ejemplo, en la página 50 de. "Maya Dates and what they Re-
vea!": ''El Gran Ciclo de los.mayas es precisamente el de las 29 Ruedas de Calendario, que
ahora recobran una sizígia eclíptica .. En este período de 550,420 días el afio vago gana un cíclq. .

533.
es que su fórmula posterior era: "A 7.6-o-o añadid 35 días, para dar 144
años- 7.6-1-15", pero no puedo probarlo. Esto agregaría 700 días en 7.6.0-ü-0.
Del baktún 2, 3 Uayeb, al katún 6, 3 Uayeb, esto representaría un avance de
700 días, o 30 menos de dos circuitos.
Tercero: sus resultados eran buenos, no tanto como los de Copán en fe-
cha posterior, pero bastante comparables con los del Copán contemporáneo.
Sus primeros cálculos parecen ser un poco más cortos que el año gregoriano,
y Jos últimos, un poco más largos.
Ahora, examinemos los testimonios: en el tablero del Templo de la Cruz,
Palenque, la fecha inicial es anterior al baktún 13, 12.19.13-4 O, 8 Ahau 18
T:z;ec, y la subrayada, 9.10.10-0-0, 13 Ahau 18 Kankín. Estas fechas están
separadas por un intervalo de 3,762 años según el cálculo de Copán, y si se
tratara de esta ciudad, comprenderíamos por qué se había llevado el cálculo
hasta unos 7 años antes del baktún 13, a fin de tener un número distancia di-
visible entre 19. Pero no es en Copán e ignoro por qué precisamente se cal-
culó la distancia 9.10.16-14--0. En todo caso, parece clara la intención de in-
dicar que 18 Tzec, unos 7 años antes del baktún 13, es el determinante de 18
Kankín, término del décimo tun después del katún 10. Siendo el primero que
hemos observado en Palenque, deberíamos probablemente suspender el juicio
acerca de si se pretendió indicar que de 18 Tzec a 18 Kankín hay 910 días, ó
915 de 18 Kankín a 18 Tzec. Más tarde veremos que esto se calcula a partir
de 7.6-0-0 + 35 días= 144 años. (1) Esto da 915 días para 3,762 años. El
calendario gregoriano daría cosa de 912. Ahora bien, 18 Kankín es también el
determinante del baktún 7. los dos de los cuales están destacados preerninen-
temente en el tablero del Templo del Sol, y 7.0.()-()-0, 10 Ahau 18 Zac da 18
Kankín en el baktún 13= 18 Zac ahora, o sean 670 días de avance. Entonces,
del l;laktún 7 a 9.10.10-ü-0, 13 Ahau 18 Kankín, tenemos: 18 Zac en el bak-
.tún 7= 18 Tzec ahora, ó 245 días, de modo que el total desde el baktún 13,
es igual a 915 días. Por tanto, se tiene la combinación que comprende 18 Zac,
18 Kankín, 18 Tzec, 7.0.0-ü-ü, 13.0.0-ü-0 y 9.10.10-0-0. Creo en realidad
que éste era precisamente el género de prestidigitaciones en que se deleitaban
los mayas con los números. Sólo parecería faltar una cosa para completar la com-
entero de las estaciones sobre el año trópico. Parece, por las pruebas que se expondrán en su
debido curso, que los mayas estaban bien enterados de esta coincidencia y de su doble influjo
sobre hechos astronómicos, y que tomaban nota de los eclipses, que recurrían exactamente
después de 1,508 años calendáricos y 1,507 años trópicos" (Ver también obra citada, p. 62.)
(1) 7.6-o-o contiene 52,560 días 6 144 años vagos exactos. Si la corrección en este
lapso es de 35 días, en 3,762 será, en efecto: 3,762 por 35, entre 144, igual a 914.375 días.
El año trópico de que aquí se trata sería de 365.243055, aproximadamente: pero si se calcu-
la a razón de 915 días por 3,762 años, sería de 365.24322169, aproximadamente.

534
binación, y esa sería hacer intervenir el katún 5, 9.5.0-0-0, 11 Ahau 18 Tz;ec,
y seguramente se le encuentra en el mismo tablero. El escudo central, que
tiene el baktún 7 precisamente a su iz;quierda, presenta el katún 5 en la corta
inscripción de arriba, al parecer asociado con 8 Oc 3 Kayab, y aquí me pierdo.
Mas supóngase que continuamos: 13 Maces el determinante del katún 5; de
18 Tzec en el baktún 13, a 13 Mac ahora hay un avance de 885 días. (1)
Pero en el año de la fecha inicial de esta inscripción, 1.18.5--3-6 aquí y
1.18.5-4-0, 1 Ahau 13 Mac en el Templo de la Cruz Enramada, 18 Kankín
ocupa el mismo lugar en el año, que 13 Mac en el katún 5, y 8 Cumhú tiene el
mismo lugar que ocupa 8 Oc 3 Kayab en el katún 5. Ahora, si la mente del
lector no se halla del todo confusa, pasaremos a los otros determinantes.
En el Templo de la Cruz; se subraya el baktún 9. Al dirigirnos a su deter-
minante, hallamos primero dos para 8 Cumhú: 8.19.6--8-8, 11 Lamat 6 Xul,
que es el3,535 9 aniversario del baktún 13, y 8.19.19-11-17, 2 Gabán 10 Xul, 13
años después, el 3,548 9 aniversario. Estos indican, 8 Cumhú a 6 Xul, 853 días
para 3,535 at1os, y 8 Cumhú a 10 Xul, 857 días para 3,548 años. El 2 Cabán
10 Xul casi queda en el baktún 9, (2) de modo que el determinante del baktún
9, -9.0'.0-0-0, 8 Ahau 13 Ceh- puede encontrarse substrayendo 857 días, lo
que da 8.19.17-11-3,9 Akbal6 Xul, determinante de ese baktún. Con frecuen-
cia me he preguntado qué podría ser este 9 Akbal 6 Xul. Se repite una y otra
vez, pero el único lugar donde ocurre en las inscripciones con una fecha de
Cuenta Larga que puede determinarse, es en 9.10.8-9-3, 9 Akbal 6 Xul, la que
al parecer, sólo se menciona como la cuarta recurrencia de Rueda de Calenda-
rio de su verdadera posición. Solamente es una coincidencia el que el aniver-
sario del baktún 13 en8.19.6-8-8 y el determinante del baktún9,en 8.19.17-11-3,
ocurran en 6 Xul.
En la inscripción que estamos discutiendo, la figura humana de la izquier-
da está de pie sobre el baktún 9, en tanto que inmediatamente arriba de su ca•
beza se halla anotado el determinante 9 Akbal 6 Xul. Entonces, en el baktún 9,
(1) El lector facilitará la comprensión de ésta y otras operaciones semejantes, cuya di-
ficultad es más aparente que real, reduciendo a días la serie inicial en cuestión, dividiendo
el total entre 365, para encontrar el número de años vagos y multiplicándolo por la fracción
de día del año trópico de que se trate; el producto dará el número de días de la corrección y
en consecuencia, el determinante, que estará separado de la posición de afio de la fecha de
que se trate, precisamente por el número de días de tal corrección. En el caso que nos ocu-
pa, 9.5.0-0-0 es i.gual a 1.332,000 días, que entre 365 dan 3,649 años vagos y 115 días; pero
3,649 por 0.2425 dan 884.8825 días, o en número enteros, 885. Si restamos 2 circuitos -730
días- quedan 155 días y si se cuenta esta distancia a partir de 18 Tzec, posición de año de
9.5.0-0-0, se llega a 13 Mac, el determinante.
(2) La diferencia es solamente de 123 días; por eso en las dos fechas la distancia del
determinante es la misma: 857 días.

535
Anales. Ep. 5~ T. II.-67.
el cálculo de Palenque indicaba el progreso del año trópico al través del año vago
como 6 Xul a 13 Ceh=127 días más 2 circuitos del calendario -730 días-; to-
tal, 857 días. (1) No sabemos cuándo se hi~o en realidad este cálculo, ya que
probablemente las inscripciones son, en lo principal, un resumen de anotaciones
más antiguas.
Por otra parte, 9.12.18-5-16, 2 Cib 14 Mol es un determinante de 8 Cum-
hú; en el tablero del Templo del Sol están directamente conectados por un nú-
mero de Cuenta Larga. Con frecuencia también se cita el siguiente día, 3 Ca-
bán 15 Mol, como si hubiese habido duda acerca de cuál era correcto; (2)
y 14 Mol en el baktún 13 es 8 Cumhú ahora, un avance de 924 días. Creo que
en el Templo de la Cruz Enramada también hay una Jeclaración de que 2 Cib
14 Mol en el baktún 2 es el mismo que ahora, o posiblemente esto es más
complicado. La fecha 14 Mol fué el determinante del katún 6, mas no estoy
seguro de si fué 9.5.0-2-16, 2 Cíb 14 Mol 6 9.5.12-5 16, 1 Cib 14 Mol; 3
Uayeb a 14 Mol, 886 días; el cómputo gregoriano para la fecha m;Ís temprana
.sería 885 días y para la última, 888. Tanto el baktún 2 como el katún 6 aca-
ban en 3 Uayeb. La fecha 14 Mol bien pudo haber sido el determinante del
katún 6 en 9.5.0-2-16, o de 8 Cumhú 3 Ruedas de Calendario después, es de-
cir, en la fecha de Cuenta Larga que habitualmente se le da. Es difícil decir
con certe~a cuál escogieron los mayas, o si escogieron ambas. La fecha 14 Mol
también pudo haber sido el determinante del katún 3, 9.3.0-0-0, 2 Ahau
18 Muan, en 9.2.7-7-16,2 Cib 14 Mol, es decir, 14 Mol en el baktún 13 = 18
Muan ahora, 3,595 años, 874 días. La continua recurrencia de toda clase de
ciclos en el calendario hace posibles tales cosas, y una fecha como 2 Cib 14
Mol -que pudo haber sido el determinante del katún 3, y luego, 1 Rueda de
Calendario después, el determinante del katún 6 y 3 Ruedas de Calendario
todavía más tarde, el de 8 Cumhú-· sería naturalmente una fecha digna de re-
cordarse, aunque uno de los resultados tuviese un error de un día o cosa pa-
recida. Asimismo, 9.12.11-12-10, 8 Oc 3 Kayab, juntamente con su uso en el
katún 5, puede ser también el determinante del katún 12, 9.12.0-0-0, 10
( 1) La corrección gregoriana daría 860.39 días en- 3,548 años.
(2) La cosa parece lógica, pues la corrección en 9.12.18-5-16 (igual a 1.388, 996 días),
6 3,805 años vagos más 171 días es, conforme al afio que hemos calculado en la nota 1, p.
534 (365.24305), de 924;615 días, aproximadamente y la fracción es bastante próxima a 1 día
para justificar el aumento al número redondo: 925 días, tanto más si se toman en cuenta los
171 días. Este sencillo hecho -le. fluctuación entre 924 y 925 días- ¿no permitiría inferir
que aunque los mayas no usaban las fracciones en sus registros, sí las tomaban en cuenta?
El ingeniero Joaquín Gallo ("El Calendario Maya y la Astronomía", Revista Universidad
de México, t. VI, Nos. 31 y 32, pág. 52) parece inclinarse a la opinión de que los mayas
concebían las divisiones de la unidad.

536
Ahau 8 Yaxkín, es decir, 8 Yaxkín en el baktún 13, es 3 Kayab ahora, un pro-
greso de 925 días. Por añadidura 9.9.2-4-8, 5 Lamat 1 Mol es el determinan,
te del katún 10, 9.10.0-0-0, 1 Ahau 8 Kayab; 8 Kayab en el baktún 13, 1
Mol ahora, avance de 908 días. La fecha 10 Zip es el determinante del katún
4, indicada probablemente en la primera Serie Secundaria del tablero del Tem,
plo de las Inscripciones como 9.3.8-7-17,10 Cabán 10 Zip; 10 Zip en el baktún
13, 18 Yax ahora, 878 días. Esta misma inscripción muestra el determinante de
9.12.10-0-0, 9 Ahau 18 Zotz, como 9.12.0--6-18, 5 Eznab 6 Kankín; 18 Zotz
en el baktún 13, 6 Kankín ahora, 918 días. La Estela 1 de Palenque indica la
fecha 9.12.6-5-8, 3 Lamat 6 Zac, que quizá se da como determinante del ka,
tún 13; 6 Zac en el baktún 13, 8 Uo ahora, 917 días; pero doy esta última
con mucha vacilación. En la parte de la Estela que nos queda no hay mención
del katún 13, ni de 8 Oo. (1)
En general, para que aceptemos una fecha como determinante de un ~a,
tún, demandamos que esté dentro de unos cuantos años de distancia del fin de
ese ~atún, que se halle en la misma inscripción con el fin del ~atún y que esté
íntimamente relacionada con éste, ya sea por la posición adyacente, o conecta-
da por medio de una Serie Secundaria; y por último, que las fechas del fin del
~atún y del determinante juntas, indiquen el progreso del año verdadero al tra,
vés del año vago desde el ba~tún 13.
Estas limitaciones reducen grandemente nuestras probabilidades de error,
pero no puedo creer que haya escapado de citar algunas fechas que no se haya
pretendido dar. He omitido varias que parecían probables, porque nuestro
objeto aquí no es hac~r un estudio completo, sino más bien presentar una lista
sugestiva de las que parecen bastante ciertas, con la convicción de que esto
indicará una interpretación correcta de la antigua práctica maya.
(1) En relación con estos últimos 4 cálculos conviene tener presente: 1<.> 9.10.0-0-0 es
igual a 1.368,000 días, igual a 3,747 años vagos y 345 días, para los cuales la corrección de
Copán daría (considerando el número entero 3,748), 907.016 días, ó 908; restando dos cir.
cuitos -730- quedan 178, distancia entre 8 Kayab y 1 Mol; 2<.> 9.4.0-0-0 es igual a
1.324,800 días 6 3,629 años más 215 días, para los cuales la corrección de Copán sería
878.218 días, ó 2 circuitos más 148 días, intervalo entre 10 Zip y 18 Yax; 3<.> 9.12.10-0-0 es
igual a 1.386,000 días ó 3,797 años vagos y 95 días, los que según fórmula de Copán requie-
ren corrección de 918.87 4 días, o sean 2 circuitos y 188 días, distancia ésta última de 18 Zotz
a 6 Kan; 4<.>·9.13.0-0-0 sou 1.389,600 días 6 3,807 años vagos y 45 días; su corrección sería
de 921.294 días; pero para la fecha determinante (3,793 años y 223 días) es de 917.906 días;
restando los 2 circuitos, quedan 187 días, intervalo de 6 Zac a 8 Uo. Calculando el avance
no hasta la fecha determinada, sino a la determinante, eomo adelante dice el autor que lo
ha hecho, obtendremos usando 9.9.2-4-8 o sean 1.361,608 días, iguales a 3,730 años y 158
días, una fórmula del año que es: 365.2434316, que difiere algo de las dos calculadas en la
nota número 1, p. 534.

537
La tabla 7 da una lista de los determinantes de katunes y del baktún 13
que hemos discutido, juntamente con unos cuantos más. Hay discrepancias de
unos cuantos días en las determinaciones, probablemente por el uso de varios
métodos distintos de cómputo y la variable habilidad de los observadores y
calculistas. Los determinantes puestos en la lista abarcan fácilmente 350 años;
las más, y probablemente todas las determinaciones, fueron contemporáneas,
y por lo tanto, obra de muchos hombres, o mejor, de muchos grupos de hom-
bres. Que tal cálculo no fué tarea de un solo individuo, lo indica el retrato de
la Academia de Ciencias de Copán, tomado inmediatamente después de las se-
siones en que sus miembros decidieron que 6 Cabán 10 Mol era el determi-
nante del katún 17. Aun tenemos sus retratos en el templo 11, mas no exami-
né si los del Altar Q son los mismos rostros, o si fué un grupo tomado en otra
junta, años después, cuando ponían al corriente la cuenta. En realidad, no ha-
bía ocasión de hacer un cálculo más de una vez en 50 ó 75 años, a menos de
que creyeran que el que estaba en uso corriente no era muy exacto. Tratán-
dose de fines casuales, se podría decir, 9.16.12-5-17 es el determinante del ka-
tún 17, de manera que 9.17.12-5-12 será un determinante del katún 18, o po-
dría cambiarse el número 938 en 1 día cada 4 años. (1)
En la Tabla 7 he puesto en lista, para comparar, los días de a1'1os bisies-
tos que habría agregado, en el mismo período, nuestro calendario gregoriano;
pero no son exactos, pues no toman en cuenta nuestras desviaciones respecto
de la uniformidad. Por ejemplo, 7 años desde el primer día de 1897 no contie-
nen agregado ningún día de año bisiesto. Siete años desde el principio de 1903
contienen 2 días de año bisiesto; 7 desde 1,905 contienen 1, etc. La tabla 7
está calculada sobre una base uniforme de 97 días por 400 años o sean 24 por
cada uno de los tres primeros cientos, y 25 por el cuarto. Asjmismo, he su-
puesto que la relación entre determinante y katún, 908 días, por ejemplo, in-
dica el progreso hasta el año en que queda el determinante y no hasta aquél en
que está el katún. Quizá no haya sido siempre así y pudiera depender de la
dirección de la lectura o de alguna otra marca desconocida, en la inscripción.

OTRAS FECHAS Y OTRAS CIUDADES

Estoy razonablemente cierto de la interpretación que hemos dado del año


trópico en Copán. Empero, en Palenque hay tan pocas inscripciones y tantas
fechas en cada una, que el investigador no tiene suficiente freno para su imagi-
nación.
(1) La diferencia entre estas dos fechas es igual a 19-17-15 6 un Katún menos 5 días,
lo que indica que la corrección por Katún sería prácticamente de 5 días.

538
TABL
DE'rERMINANTES PARA l
FECHA PARA LA CUAL
INSCRIPCIO N DJ<.J.TERMIJ
SE DA DETERMINANTE
-
1 Palenque T. C. 8 Cumhú 8.19. 6- 8- 8,11
2 Palenque T. C. 8 Cumhú 8.19.19--11-17, 2
3 Palenque T. C. Baktún 9, 13 Ceh 8.19.17-11- 3, 9
4 Katún 1, 13 Yaxkín
5 Katún 3, 18 Muan 9. 2. 7- 7-16, 2
6 Palenque T. Insc. Katún 4, 18 Yax 9. 3. 8- 7-17,10
7 Palenque T. C. E. Katún 5, 18 Tzec
8 Palenque T. C. E. Katún 6, 3 Uayeb 9. 5. o- 2-16, 2
9 Palenque T. Insc. Katún 10, 8 Kayab 9. 9. 2- 4- 8, 5
10 Copán Estela 2 8 Cumhú 9.10. 0-10- O, 6
11 Piedras Negras, Estela 36 Katún 11, 8 Ceh 1
9.10. 6- 5- 9, 8
12 Palenque T. C. Ka tún 10 Yz, 18 l(ankín 12.19.13- 4- O, 8
13 Copán Estela 19 8 Cumhú 9.10.19-15- O, 4
14 Palenque T. Insc. Katún 12Yz, 18 Zotz; 9.12. 0- 6-18, 5
15 Palenque Estela 1 Katún 13, 8 Uo 9.12. 6- 5- 8, 3
16 Copán Estela 1 8 Cumhú 9.12. 7- 4- 0,10
17 Copán Altar H' 8 Cumhú 9.12. 8- 3- 9, 8
18 Palenque Katún 12, 8 Yaxkín 9.12.11-12-10, 8
19 Palenque T. S. 8 Cumhú 9.12.18- 5-16, 2
20 Copán Estela A Katún 15, 13 Yax 9.14.19- 8- 0,12
21 Copán Temp. 11 Katún 17, 18 Cumhú 1 9.16.12- 5-17, 6
22 Copán Altar Z Katún 17, 18 Cumhú 9.16.18- 9-19,12
23 Copán Altar Q 8 Cumhú
24 Copán Altar R 9.18. 2- 5-17, 3
25 Copán Altar U Katún 18, 18 Mac 9.18. 2- 8- O, 7
26 Palenque T. S. 1
Baktún 7, 18 Zac
1
A N o. 7
~ CUMHU Y LOS KA'l'UNES

PO."ICION DE I\IEii EN EJ, llAKTUN 13 DI AS DIAS


NAN'J'l<J Y EQUIVALENTE COllRIENT~;
AÑOS
1 MAYAS GRl!JGORIANOS

Lamat 6 Xul 8 Cumhú === 6 Xul 853 856 3535


Cabán 10 Xul 8 Cumhú 10 Xul 857 860 3548
''
Akbal 6 Xul 6 Xul 13 Ceh 857 860 3548
''
3 Uayeb 3 Uayeb ', 13 Yaxkín 865 865 3568
Cib 14 Mol 14 Mol ,' 18 Muan 874 872 3595
Cabán 10 Zip 10 Zip ', 18 Yax 878 877 36Í6
13 Mac 18 Tzec 13 Mac 885 885 3647
''
Cib 14 Mol 3 Uayeb ,' 14 Mol 886 885 3647
Lamat 1 Mol 8 Kayab ,' 1 1\1ol 908 904 3728
Ahau 3 Chen 8 Cumhú ', 3 Chen 910 908 3746
Muluc 2 Zip 8 Ceh ,, 2 Zip 909 910 3752
Ahau 18 Tzec 18 Kankín ,, 18 Tzec 915 912 3762
Ahau 8 Chen 8 Cumhú ', 8 Chen 915 913 3765
Eznab 6 Kankin 18 Zotz 6 Kankín 918 918 3785
'' 3791
Lamat 6 Zac 6 Zac ', 8 Uo 917 919
Ahau 13 Chen 8 Cumhú ,, 13 Chen 920 920 3792
Muluc 17 Mol 17 Mol ,' 8 Cumhú 921 920 3793
Oc 3 Kayab 8 Yaxkín ,' 3 Kayab 925 921 3796
Cib 14 Mol 14 Mol ,, 8 Cumhú 924 922 3803
Ahau 18 Cumhú 18 Cumhú ', 13 Yax 930 932 3844
Cabán 10 Mol 10 Mol ', 18 Cumhú 938 940 3876
Cauac 2 Zac 18 Cumhú ', 2 Zac 939 941 3882
18 Yaxkín ', 8 Cumhú 940 942 3884
Cabán O Pop 1
1
10 Mol ', O Pop 945 946 3906
Ahau 3 Zip
1

3 Zip ', 18 Mac 945 946 3906


18 Kankín 18 Kankín ,' 18 Zac 670 669 2760
1 1
Sí decimos que los resultados de Palenque son sugestivos y que su acuer-
do relativo con los de Copán indica que también pueden ser verdaderos, pro-
bablemente afirmaremos todo lo que está justificado hasta ahora. La interpre-
tación dada realiz;a cuando menos una cosa: suministra un significado uniforme
a esas extrañas fechas que se usaron una y otra vez;, casi como lemas: 6 Cabán
10 Mol, 9 Akbal 6 Xul, 8 Oc 3 Kayab, 2 Cib 14 Mol, 5 Lamat 1 Mol, todas
las cuales caen dentro de la clase común de determinantes. Más tarde tratare-
mos de poner a 12 Cabán 5 Kayab en la misma clase.
En las páginas anteriores (525 a 537) nos limitamos a los katunes y baktu-
nes, con sólo un par de fechas de tunes. Muchas otras raras fechas están parea-
das a manera de indicar tentativas para obtener años enteros, como 1.19.5-0-17,
1 Cabán 10 Tz;ec, a 9.10.2-6-6, 2 Cimi 19 Zot:z; en el Templo del Sol, o sean
2,974 años, con avance de 719 días. Recordad también que 18 Kankín es la fe-
cha importante de esta inscripción y notad que 10 T:z;ec en el.baktún 13 es 18
Kankín en 1.19.5-0-17, 1 Gabán 10 T:z;ec. Se podrá encontrar otras muchas,
pero no reforzarán gran cosa nuestra argumento, hasta que podamos leer los
glifos acompañantes.
Puede parecer extraño el que los mayas gastaran tanto tiempo y esfuerzo
en determinar cuánto había progresado el año trópico, pero una ilustración
podrá servir de ayuda: desde el 4 de julio de 1776 hemos agregado 36 días de
año bisiesto a nuestro calendario. Supóngase que no se hubiese añadido nin-
guno; supóngase que sólo teníamos nuestro ordinario año vago de 365 días,
como lo tenían los mayas. ¿Cuándo deberíamos celebrar el 4 de julio ahora?
La respuesta es, naturalmente, el 9 de agosto. Y si hiciésemos nuestra celebra.-
cíón el 4 de julio según el calendario, ese día sería realmente el aniversario del
29 de mayo de 1776. En tal calendario, desde el tiempo de Cristo, la Navidad
se habría celebrado en todos los días del año y habría avanzado más de 100
días en su segundo circuito, de modo que ahora estaría en abril. Trátese de
encontrar cuándo se celebrarían la Pascua, el natalicio de Lincoln, el Día
de Colón, el Día de la Bastilla, el natalicio de Washington y el día de Bunker
Hill, este año, en tal calendario y se verá la importancia de aquellos registros
para los ma y as.
Concluiremos este trabajo acerca del Palenque con una lectura interpre·
tatíva del tablero derecho del Templo de las Inscripciones, esa parte ilustrada
por Goodman y Thomas. (1) Esta lectura ha sido ensayada muchas veces pa-
ra presentarla, pero temo que aun le falte mucho de la expresión que un sacer~

(1) J. T. Gooclman, ''The Archaic Maya Inscriptions", ''Biología Centralí-Americana",


vol. IV. láminas 59 y 62. Cyrus Thomas, "Mayan Calendar Systems", 19th AnnualRe-
port, Bureau American Ethnology, página 771, Parte 2, 1,898.-N. del A.

539
dote maya pudo haber puesto un ella. Servíos recordar que en sus cÓDputos
ignoramos qué puntos deduce por vez; primera, y cuáles han sido desde largo
tiempo, materia de conocimiento común.
La parte precedente de la inscripción empezó con el katún 4, cuyo deter-
minante, se recordará, es 10 Zip y luego prosigue al través de los katunes, has-
ta el 13, salta entonces al baktún 10, en seguida al pictún 1, en 10 Ahau 13
Yaxkín, donde comien~a nuestro extracto (fig. 17). El aparente propósito de
esta parte consiste en encontrar cerca del pictún 1, una fecha que sea el ani-
versario del katún 4 y también de 10 Zip en el baktún 13, abarcando de tal
suerte, un total de 7,885 años.
Los tres primeros glifos (Al, Bl, A2) terminan una frase anterior, 10
Ahau 13 Yaxkín, fin del pictún 1 (l.O.O.ü-0-0). Para determinar el aniversario
(B2) agréguese 12--9--8 (A3, B3) a un día de luna (A4) y un~--
(B4) en 8 Ahau 13 Pop, (A5, B5, 9.8.9-13-0); esto da (A6) un ____ (B6)
y un determinante (A7) de un katún (B7), en 5 Lamat 1 Mol (C1, D1,
9.9.2-4-8), que dista 2-4-8 (C2, D2) de 3 Ahau 3 Zotz; (C3, D3, 9.0.0-0-0),
fin de un katún (serpiente sobre C3) y de un tun (D4). El número 2.9.1--1--12
(04 a C6) agregado al fin del baktún 7; (7.0.0-0-0, 10 Ahau 18 Zac) (C7) da
una atadura de años (D7) (justamente 967 años, con un avance de 237 días).
La distancia en el calendario (El) (de 18 Zac del baktún 7) a 1 Manik 10
Tz;ec, (Fl, E2, 237 días) es igual a la distancia del determinante (5 Lamat 1
Mol) (E3), al_.___ (F3) (8 Ahau 13 Pop, 1 Mol a 13 Pop, 237 días). El
número 10.11.1(}-5-8 (E4 a F5) agregado a la última fecha (9.8.9-13-0, 8
Ahau 13 Pop) termina el año (E6) en 5 Lamat 1 Mol (F6, E7) en el pictún
1 y 8 días (F8, Gl ). El tun acaba (Hl) en 10 Ahau 13 Yaxkín (G2, H2), pero
el año (G3) termina en 5 Lamat 1 Mol (H3, 1.0.0.0-D-8), y 4 Manik 10 Zip
(G4, H4) es ahora (en 19.19.5-10-7, 4 Manik 10 Zip) el aniversario de ese
(es decir, del original 5 Lamat 1 Mol en 9.9.2-4-8, y naturalmente, 5 Lamat
1 Mol en 1.0.0.0-0-8 es el aniversario de 10 Zip en el baktún 13, precisamen-
te 7,885 años antes).
Hay bastantes lagunas aquí. Ignoramos qué clase de día lunar es A4,
aunque sabemos que 8 Ahau 13 Popes casi el mismo día lunar que nuestros
extremos, 10 Zip en 13.0;0-3-'7 y 1 Mol en 1.0.0.0-0-8, y esto es probable-
mente lo que se quiso decir. El signo de B4 es desconocido; B6 es usado con
demasiadas fechas para entregar su significado; D6 es seguramente 18 pictunes
o pictún 18. Puede significar el pictún 18, que termina en el baktún 7, caso
en el cual 4 Ahau 8 Cumhú sería el décimotercio y el baktún 7, el vigésimo
de este pictún; o puede ser pictún 18 y baktún 7, caso en el cual el pictún 18
terminó en 4 Ahau 8 Cumhú; en todo caso, ellO Ahau 13 Yaxkín debe ser

540
1 pictún desde 4 Ahau 8 Cumhú, un número-distancia y no pictún 1, número
de pictún. El signo de F3 ocurre frecuentemente, de manera que su significa·
do no debería esquivarnos largo tiempo.

Fig. 17-Parte de la inscripción del Templo de la.s Inscripciones, Palenque.

Deseábamos conocer el aniversario del 18 Yax del katún 4, en el año de


ese katún o en el año de su determinante, 10 Zip. La diferencia sería solamente
de 2 ó 3 días. Habiendo sabido esto, también tendríamos el aniversario de 10
Zip en el principio. Ahora bien, en el determinante del katún 4 habíamos
avanzado 2 circuitos y 148 días, y para el katún 4 mismo habrían sido como
2 circuitos y 151 días; todavía 3.16.0-0-0 después, hacia el baktún 13, ha-
brían sido 3 circuitos y cosa. de 151 días (149 días, calculados exactamente).
De modo que en 13 baktunes el avance es 3 circuitos y 151 días y sólo faltan
7 baktunes para hacer 1 pictún. De suerte que si principiamos en 4 Ahau
8 Cumhú con una fecha 151 días posterior a 10 Zip y vemos qué da esto en
el baktún 7, la respuesta a ese problema será la del aniversario en 1 pictún.
541
De 10 Zip a 1 Zac hay 151 días; 1 Zac en 4 Ahau 8 Cumhú = 1 Mol en el
baktún 7, con avance de 670 días y este 1 Mol es nuestra respuesta. Por otra
parte 18 Zac del baktún 7 = 10 Tzec del katún 9, con progreso de 237 días, de
manera que 1 Mol del baktún 7 = 13 Pop del katún 9, pero ignoro por qué fué
este particular 8 Ahau 13 Pop, 9.8.9-13-0, en vez de cualquier otro 13 Pop
cerca del katún 9. Ahora descubrimos gue el 1 Mol más próximo a 1 pictún es
5 Lamat 1 Mol, en 1.0.0.0-0-.S, de modo que solamente necesitamos agregarle
a 8 Ahau 13 Pop el12--9-8, para llegar al5 Lamat 1 Mol más cercano y después
las 80 Ruedas de Calendario necesarias para al~anzar el doseado 5 Lamat 1
Mol, en 1.0.0.0-0-8, que es el aniversario de 18 Yax en el katún 4 y también
de 10 Zip en 4 Ahau 8 Cumhú. El avance total de 13.0.0-3-7, 10 Zip a
1.0.0.0·-0-8, 1 Mol, es 1,916 días para 7,885 años, o cinco circuitos y 91 días.
El progreso desde el katún 9 es 1,916- 908 = 1,008 días = 3 circuitos - 87
días, de suerte que si retrocedemos unos 15 años desde el píctún 1, para tomar
en cuenta la diferencia de 4 días entre 91 y 87 días, tendremos la fecha
19.19.5-10-7, 4 Manik 10 Zip, que es el aniversario de 9.9.2--4-8, 5 Lamat
1 Mol.
No imagino que este largo relato reproduzca exactamente el pensamiento
maya, pero creo que sí reproduce el tenor general de los cómputos mayas, y
que puede ofrecer a alguien una guía para seguir ese pensamiento con más
exactitud. Muy seguramente, la fecha 8 Ahau 13 Pop tiene algún significado
propio, que no he descubierto, y no he hecho uso de la circunstancia --que
debe de ser algo más que una coincidencia- de que el determinante del katún
10, ochenta Ruedas de C'...a.lendario después es el aniversario del katún 4. Creo
que los mayas perseguían siempre relaciones complicadas de este tipo.
Un avance de 1,916 días en 7,885 años da un año de 365.2430 días, un
poco más largo que el año gregoriano y aun más largo que el de Copán. (1)
Esto daría un circuito del año vago en cosa de 1,502 años = 1 ,503 años va-
gos= 3.16.3-15-15, que es demasiado corto en 5 años. Por consecuencia, el
avanee del día en Palenque, sería computado un poco en exceso de lo que pide
el sistema gregoriano, lo que en realidad encontramos que sucede, salvo en las
fechas muy tempranas, hacia el baktún 9. La última fórmula de Palenque se
acerca a 107 años = 107 años vagos más 26 días, pero no sé exactamente cuál es.
No parece fundarse en las lunas. Pienso que es 7.6-0-0 + 35 días = 144 años.
En Palenque hay indicaciones ocasionales de la existencia de un año o de
un método de cómputo, que es esencialmente el año juliano. En el Templo de la
Cruz, 4 Ahau 8 Cumhú está íntimamente relacionado con una fecha 13 Ik
(1) Con más aproximación, 365.232930247.

542
O Chen, colocada cerca, y seguida por la adición de cosa de 752 años. Normal-
mente, deberíamos interpretar esto como O Chen ahora= 8 Cumhú dentro de
752 años, con avance de 188 días, lo que es correcto para el año juliano, pero
que debería ser de unos 182 días para el gregoriano. Por otra parte, en el Tem•
plo de la Cruz Enramada tenemos 1.18.5~4-0; añadiendo 14~19 da 1.18.6-ü-19,
1 Cauac 7 Yax, seguido de 1.14-14-~0, que conduce de la primera fecha, a
2.0.0-0--0, 2 Ahau 3 Uayeb. Deberiamos esperar que se interpretara esto co•
mo 7 Yax, determinante del baktún 2, es decir, 3 Uayeb en el baktún 13 = 7
Yax ahora, 189 días de a vanee. Esto está perfectamente ajustado al juliano,
pero no debería ser de más de 183 para el gregoriano. Hay otras fechas de este
tipo, pero fácilmente son susceptibles de alguna otra explicación.
No he dedicado mucho tiempo al estudio del año trópico, salvo en Co-
pán y Palenque. La Tabla 7 incluye una fecha de Piedras Negras y espero en•
contrar otras más en el libro del Dr. Morley sobre el Petén, cuando esté dis•
ponible. Posiblemente haya unos cuantos testimonios en Quiriguá. Copán
abandonó la numeración uniforme lunar en 9.16.5-0-0 y Quiriguá le siguió
casi inmediatamente, pero volvió a la numeracíón de Palenque por 20 años
o más. Quíriguá debe de haber conocido la fórmula de Copán, 19 años = 235
lunas y al volver a la numeración lunar de Palenque, habría sido natural
apropiarse también la fórmula lunar palencana, 81 lunas = 6-'11-12. Si se
hubiese hecho esto, el resultado habría sido esencialmente un año juliano.
En 9.16.5-0-0 aparece por vez; primera en Quiriguá el lema 12 Gabán 5 Ka-
yab, como 9.14.13-4-17, 12 Gabán 5 Kayab. Repetidamente recurre en lo~
monumentos durante el período en que estuvo en uso la numeración de Pa-
lenque, y voy a sugerir que en ese período Quiriguá usó esencialmente un año
juliano. En 9.16.5-0-0, que sepamos, el último cálculo hecho en Copán fué el
del determinante del katún 15, 12 Ahau 18 Cumhú, avance de 930 días. Qui'
rigui volvió a calcularlo y encontró 9.14.13-4-17, 12 Cabán 5 Kayab para el
determinante, o sean 963 días para 3,838 años; el cálculo juliano sería 959 días.
Encuentro varias fechas en Palenque que indican casi este mismo exceso sobre
el año juliano, corno si hubiese sido un cálculo alterno, discutido en relación
con su año verdadero.
En la Escalera Jeroglífica de Copán, la Fecha 23, 9.15.6-14-6, 6 Cimi 4
Tzec, está asociada con 9.14.15-0-0, 11 Ahau 18 Zac. Habían comenzado a
volver las miradas hacia el baktún 10, lO.O.G--0-0, 7 Ahau 18 Zip y en
9.14.15-0-0, 18 Zip es equivalente de 4 T~ec en el baktún 10, o sea un avan-
ce de 26 días para 104 años. Parece que Quiriguá usó el mismo número. Creo
que podemos seguir el argumento de Quíriguá en la Estela E de esa ciudad. La
primera fecha es 9.14.13-4-17,12 Cabán, glifo F, 7 días y 3 lunas, glifos X y B,
543
Anales. Ep. 5~ T. II.- 68.
una luna de 30 días, 5 Kayab, determinante del katún. (La mano con una fi,
gura peculiar arriba, parece haber sido usada a veces en Quiriguá para indicar
determinante). El año termina con 7 lmix, pero no sé cuál año, ni cuál 7 lmix;
9.14.13-ü-1 es 7 Imix 9 Ceh. Para obtener el año del baktún (nótese el signo
de baktún debajo de la figura Zotz) agréguese 6-13-3, lo que da 4 Ahau 13
Yax (katún 15) -el siguiente bloque glífico lleva al través de 5 tunes más hacia
9.15.5-ü--O-; luego añádase 1-4-6, que da 6 Cimi 4 Tzec (9.15.6-14-6, ex-
plicado antes en relación con el baktún 10). Agregando ahora 1.1-16-15 (y 3
tunes más en alguna parte) obtenemos el determinante del baktún 10 en la for-
mausual, en 11 Imix 19 Muan (9.16.11-13-1); 18 Zip en el baktún 13 = 19
Muan ahora, 971 días de avance, ó 969 computando a la juliana. (Nótese la
figura grande para indicar el mismo día solar, en el siguiente bloque glífico).
Luego sigue 8-4-19 para llegar al katún corriente, 17. Creo que los últimos
cinco bloques glíficos de este lado recapitulan todas las cosas que el autor ha
anotado en la inscripción, comenzando con el determinante del katún en el
primero; el peliagudo año desconocido que termina en 7 Imix y el año Zotz
arriba del baktún de 4 Tzec, en el segundo; el año Zotz arriba del baktún de
19 Muan, en el cuarto, y el año Zotz conectado con el katún 17, en el quinto.
Después de que Quiriguá hubo vuelto a la numeración uniforme lunar, pa-
rece que se hizo una tentativa para declarar un determinante en 9.18.15-0---0,
3 Ahau 3 Yax, en la Estela K. La ecuación, si se pretendió darla como tal, es:
18'Kayab en el baktún 13 es igual a 3 Yax ahora, o sean 940 días; el cómputo
gregoriano sería, 3,918 años, 949 días.
En otras ciudades distintas de Copán hemos indicado lo que hay que es-
perar respecto del año trópico, y quizá hayamos encontrado algunos datos. En
Copán sabemos, probablemente, cuál era el sistema; esencialmente gregoriano
en esa ciudad; esencialmente gregoriano en Palenque, quizá con muchas contro-
versia~ acerca del asunto, y esencialmente juliano en Quiriguá desde 9.16.5-ü-0
hasta 9.17.15-0-0.

ECLIPSES

En las páginas anteriores hemos desarrollado, partiendo de las inscripcio-


nes, dos fórmulas para los cómputos lunares a larga distancia, una en Palenque
y:otra en Copán, la segunda de las cuales, probablemente, fué común también
a otras ciudades, mientras usaron el sistema uniforme de numeración lunar.
También hemos desarrollado tres fórmulas para computar el año trópico: una
eri Palenque, otra en Copán, y una tercera, por algún tiempo, en Quiriguá.
Tal vez esto'no agote las posibilidades, mas bastará por el momento.
544
Nos volvernos ahora al Códice de Dresde, manuscrito que por los indicios
internos, es probablemente algo posterior a las inscripciones y anterior a la lle-
gada de los españoles. Si lo datamos hacia 1,100 A. D. o un poco después, no
estaremos muy equivocados.
Este manuscrito contiene material astronómico entre el cual está una Ta-
bla ---páginas 51 a 58- que ha sido estudiada cuidadosamente por Foerste-
mann, Thomas, Bowditch, Meinshausen, Willson y Guthe, quienes han
mostrado que es un arreglo de 405 lunas consecutivas, que abarcan un período
de cerca de 33 años y que están dispuestas en 69 grupos de 5 ó 6 lunas cada
uno. De estos 69 grupos, 53 son de 6 lunas = 177 días; 7 son de 6 lunas = 178
días, y 9, cada uno de ellos seguido de una figura, de 5 lunas = 148 días. Esto
da un total de 11,959 días, pero según parece, pretendióse que la longitud del
grupo para el cómputo fuese 1.13-4-ü = 11,960 días, ya que en el contexto se
encuentran los múltiplos 2°, 3?, 4?, 5?, 6?, 16?, 17?, 18?, 31? y 39?, de 1.13-4-0.
Se observará que 405 lunas = 1.13-4-0 es exactamente lo mismo que la fórmula
lunar de Palenque ya discutida (págs. 519, 520 y 521): 81lunas = 6-11-12.
Los tres últimos de los autores arriba citados muestran, además, que el
arreglo de grupos de 5 y 6 lunas es tal que da una posible tabla de sizigias
eclípticas. Son tales las distancias, que en ciertas condiciones, cada uno de los
69 grupos lunares termina en un día en que pudo ocurrir un eclipse en algún
lugar de la Tierra. Las coincidencias son tantas y tan notables, que seguramen·
te debe haberse pretendido formar una tabla de siz;igias eclípticas, pues la única
alternativa posible habría sido la intención de correlacionar los grupos de lu·
nas, con los días del tzolkín. (1)
La Tabla 8 da un resumen de los informes contenidos en este arreglo. La
columna 1 ofrece los números consecutivos de los grupos, del 1 al 69; la 2
muestra el número .de días en el grupo corriente de lunas, 148, 177 ó 178; la
3, el número total de días transcurridos desde la fecha-cero hasta el fin del
grupo corriente, y la 4, el día del tzolkín en que finaliza ese grupo corriente.
La lectura en el original del grupo 16, por ejemplo, es simplemente: "7-12-:16,
5 Akbal, 6 Kan, 7 Chicchán, 8-17'', esto es, 2,776 días para el total de la co-
lumna 3, tres consecutivos para el día del Tzolkín de la columna 4 -de los
cuales sólo he anotado en la Tabla el medio, creyendo que el anterior y el poste•
(1) Es interesante 'en este punto el dictamen del astrónomo don Joaquín Gallo: "De
todas maneras, las Tablas del Códice de Dresde (se refiere a las de las páginas 51-58) son
los manuscritos más interesan tés que pueden revelarnos los conocimientos astronómicos de los
mayas. Si solamente registran conjunciones eclípticas, muestran la manera de calcularlas,,
pero si se trátase de eclipses, lo que es menos probable, entonces tendríamos la demostración
de que conocían la causa de un eclipse de Sol,.,y éste sería un conocimiento muy avanzado
para las razas americanas." ("El Calendario Maya y la Astronomía'', p. 66, varias veces
citado).

545
rior eran usados para tomar en cuenta posibles variaciones lunares y la probable
dificultad encontrada por los mayas para manejar fracciones- y finalmente, 177
días para el grupo corriente de lunas, en la columna 2. En la 5 de la Tabla he
agregado, para nuestra comodidad, un número que no está en el texto maya. (1)
Hay 46 tzolkines, ó 23 pares, en toda la tabla de eclipses. Si numeramos los
días de cada par, del 1 al 520, consecutivamente, empezando con 1 Imix del
primer tzolkín y acabando con 13 Ahau del segundo, descubrimos algunas inte-
resantes relaciones, y por eso se dan tales números en la columna 5. El día 12
Lamat, la fecha cero, por ejemplo, es el 168? del primer tzolkín; el día 7 Chic-
chán del primer grupo es el 85? del segundo tzolkín, de manera que le asigna-
mos el número 85 + 260 = 345; el día 2 Ik del segundo grupo, es el segundo
del tercer tzolkín, de suerte que su número es 2, y así sucesivamente en cada
par de tzolkines.
Si se pasa la mirada por las cifras de la columna 5, se observa una regula-
ridad tan llamativa, que inmediatamente se las sitúa en la rueda de Tzolkín
(fig. 18). El resultado es algo asombroso: la fecha-cero y los términos de los
grupos 3, 6, 9, 12, etc. (en rigor todos los grupos exactamente divisibles por 3)
se encuentran reunidos en un pequeño arco (A), entre el día 150 y el184 del
primer tzolkín, o sea una extensión de 34 días; los grupos 1, 4, 7 y todos los
divisibles por 3 con residuo de 1, están en el arco (B), entre los días 63 y 94
del segundo tzolkín, a los cuales agregamos 260 días para obtener nuestros nú-
meros 323 a 354, o una amplitud de 31 días, y todos los grupos divisibles por
3 con residuo de 2, están en el arco (C), entre los días 497 del segundo tz;olkín
y 11 del primero, o sea una extensión de 34 días. Tres pequeños arcos de los
dos tzolkines, con un total de 102 días de los 520, contienen todos los fines de
grupos o sizigias eclípticas durante 33 años.
Quizá sea pertinente aquí una breve explicación acerca de los eclipses: el
Sol tiene en el cielo su trayectoria, que llamamos la eclíptica; la Luna tiene
también una, que se inclina cosa de 5 grados sobre aquella, de modo que dos
veces por año el Sol está a la vez en la eclíptica y en la trayectoria de la Luna,
{1) En "The Mayan Lunar Table", sometida al 2.3<i Congreso de Americanistas, don
Juan Martínez Hernández presenta las tablas de que aquí se trata, pero en vez de escoger la
fecha media como el Dr. Teeple, escoge la 1Q. y fija el origen de las mismas tablas en 11 Ma-
nik O Muan. Entiende el arqueólogo yucateco que el intervalo de un día tiene por objeto
servir para las correcciones y repeticiones de la serie. Fundándose en los datos de las Cróni-
cas de Maní, Kaua y Tizimín, con una corrección de 3 días, de que hablamos en la nota 1, pág.
562 sitúa el 2 Manik del grupo 58, en 5 Ceh y determina luego que el eclipse de Sol visible en
Yucatán el 24 de febrero de 1,542 A. D. corresponde a la tabla que empezó con 11 Manik O
Zip, 11.14.14-8-7, o en su correlación, el 30 de agosto de 1514, gregoriano. También desarro-
lla la tabla en 73 repeticiones, establece la correlación de alguna de éstas, hace resaltar que
en esa forma de desarrollo las tablas prevén el eclipse del18 de junio de 1928, con diferencia
de un solo día y sitúa en las mismas tablas el eclipse de Sol observado por los aztecas en una
fecha que León y Gama da como 28 de mayo de 1481, juliano.

546
T A.BLA. 8.-Reaumen de-lae: páginas 51 a 58, iaclnaive,'del Códice de Dresde.

N"UM. Dlt\.5 A.~,\DIDOS ¡TOTALi D!A


1
DIA DEL TZOLBJN ECLIPSES VERDADEROO

o
1 177
o o
177
12 Lamat >
7 Cbicchán
i 168
345
168*
345
2 177 354 ' 2 !k 2 2*
3 148 502 70c 150 180
¡
FIGURA
! 1 1
4 177 679 i 2 Manik ' 327 o27
i
5 r 177 856 ' JO Kan 504 504
6 177 1033 ! 5 Imix 161 161
7 178 1211 1 Cauac 1 339 ~39
8 1 177 1388 1 9 Gib 516 516*
9 1 177 1565
' 173 173
1 4 Ben 1
lO 177 1742 12 Oc 350 350
11 177 1919 7 Manik 7 7
12 177 2096 1 2 Kan 1
184 185
13 1 148 2244 7 Eb 332 332
1 1 1
FIGURA

14
1
178 1
1
2422 1 3 Oc 1 510 509
15 1 177 2599 ' 1116 Maoik 617 167*
16 1 177 2776 Kan 1 344 343 1
17 177 1 2953 1 Imix 1 1 1
18 177 3130 9 &nab 178 178
1
19 148 3278 1 1 Cimi 326 326
1 1
1
1
FIGURA

20 177 1 3455 9 Akbal 503 503


Wl* 1
21 177
i
3632 ! 4 Ahau 1
160
22 177 3809 12 Gabán 337 338
23 177 (178) 1
3986 8 Men 515 514*
24 177 4163' 3 Eb 172 172*
1
25 1
177 4340 Ií Muluc 349 349
26 148
1
4488 ''<'~Gabán
1
497 6
1
1

fiGURA
n 177 4665 lllx 154 154
28 177 4842 6 Chuen 331 331
29 178 5020 Z Mu!uc 509 509
30 177 5197 10 Cimi 166 165*
31 177 5374 5 Akbal 3'43 Hl
32 177
i
5551 13 Ahau szo ;20*
33 1'77 5728 8 Gabán 117 177
i
34 177 ; 5905 3 Ix 354 351-
35 [
177 6082 11 Chuen 11 11
36 148 6230 3 Cauac 159 159

FIGL!RA
37 178 6408 12 Gabán 337 }}(j*
38 177 6585 7 1x 514 514
39 177 6762 2 Chuen 171 171
40 177 6939 10 Lamat 348 --~·f:)
41 177 7116 5 Chi.::cbán
42 148 7264 lO Ben 153 l 'i2

FlGC R:\
43 177 5 Oc )).() }}U
44 177 . 13 ~vtanik 507 507
45 177 8 Kan 164 164*
46 177 3 Imu~ 341 341
47 177 11 Ewab 518 518*
48 177 6 Men 175 176*
49 148 11 Akbal 323 ,,"~1

FIGURA
;so ! 177 8651 6 Ahau 500 5(Xi
51 1
177 8828 1 Cabán 157 153*
52 : 178 9006 10 1\.-leo 1 335 JJ4
53 177 9183 5 Eb 512 512
54 177 9360 B Muluc 169 169
55 177 9537 8 Cimi 346 347
56 17i 9714 3 Akbal l 3*
57 177 9891 ¡11 Ahau 180 ¡ 151
58 i 148 10039 3 Lamat 328 1 328

fiGURA
59 177 10216 11 Chicchán : 505 505*
60 178 10394 7 Akbal 163 163*
61 177 10571 2 Abau i 340 340
62 177 10748 JO Gabán 517 517
i
63 177 10925 5 Ix 174 174
64 177 11102 13 Chuen 351 351
65 148 11250 5 Cauac 499 499
fiGURA
66 177 1!427 ' 13 Cib ' 156 156
67 1 177 11604 1 8 !len 1 333 33'4
1 11781 1 lOe 510 510
68
69 11958 111 Manik 167 168*
donde ambas se cortan, en un punto que podemos llamar el nodo. Si ocurre
una Luna nueva cuando el Sol se halla en ese punto, o de hecho dentro de unos
18 días a cada lado del nodo, entonces el satélite obscurecerá alguna parte del
Sol y habrá un eclipse solar, visible desde alguna zona de la Tierra. Si los no,
dos fueran estacionarios, el Sol llegaría a uno cada medio afio; pero hay un re-
troceso de los nodos, de tal manera que el astro cru:z.a la órbita de la Luna,

Fig 18.-La rueda del tzolkín mostrando el agrupamiento de fechas lunares en tres secciones.

por término medio, una vez en 173.31 días, el medio año de eclipses. Tres de
estos medios años de eclipses -519.93 días- se acercan tanto a dos twlkines
-520 días- que si el Sol estuviera en el nodo de la órbita lunar los días 167,
340 y 514 del primer par de tzolkines, deberíamos esperar que estuviera en los
mismos lugat:es durante el segundo y el tercer par, etc., con una variación de
no más de cosa de un día en 20 años;
547
Si nos las habemos en realidad con una tabla de si.úgias eclípticas, los días
de nodo se encuentran fácilmente; el grupo 3 acaba en el día 150 y éste debe
quedar dentro de una distancia de unos 18 días del día de nodo, de suerte que
en esa época, tal día no puede ser posterior al 168; el grupo 12 termina el día
184, y por tanto, el día de nodo no puede en esa época ser anterior al día
166. Llevando el análisis hasta el fin, encontramos que en el principio de la
Tabla, la Luna nueva cero, en 12 Lamat, fué probablemente hacia el día 168.5
y el día de nodo fué algo así como un día antes, hacia 167.5. Los tres días de
nodo fueron 167, 340 y 514; para el fin de la Tabla cada uno había retrocedido
aproximadamente 1.61 días en el tzolkín, hasta los días 166 (ó 165), 339 y 512.
Entonces, es claro el motivo de la concentración de los fines de grupo en pe-
queños arcos del tzolkín: los días de nodo son casi estacionarios en los tzolki-
nes y una conjunción eclíptica sólo puede ocurrir dentro de una distancia de
18 días de un día de nodo.
La columna 6 de la Tabla muestra una lista de eclipses del "Canon der
Finsternisse", de Oppolzer. Escogí como fecha-cero el eclipse del16 de enero
de 1,116, que reproduce de cerca las condiciones que hemos deducido para el
principio de la tabla del Códice de Dresde, es decir, un eclipse que ocurre
dentro de un día o menos, después de la conjunción del Sol con el nodo de la
Luna. Llamando al 16 de enero de 1,116, 12 Lamat o día 168, el siguiente
eclipse ocurrió en el día 345, etc., y así a lo largo de toda la lista. Compárese
la columna 5 de la Tabla 8 del Códice de Dresde, con la columna 6, lista de
eclipses que en realidad ocurrieron: la única verdadera discrepan cía está en el
grupo 3, donde Oppolzer da el eclipse que ocurrió el día 180, pero no el del
día 150, probablemente porque no fué total en ninguna parte. Todos los Je-
más concuerdan con no más de una discrepancia de un día completo en cual-
quier grupo. Los eclipses marcados con asteriscos, en la columna 6, representan
los que fueron posiblemente visibles en alguna parte del territorio maya; hay
18: diez en la parte del tzolkín que hemos llamado Sección A, 7 en la Sección
C y sólo 1 en la Sección B. Ignoro si esta distribución tiene algún significado,
pero el hecho de que 10 de los 18 eclipses podían caer en los días 158, 160,
163, 164, 165, 167, 168, 172, 176 de un tzolkín -esto es, dentro de un total
de 19 días de un conjunto posible de 520- conduciría pronto a los mayas a
conectar los eclipses con ciertas partes del tzolkín, y esta coincidencia y
su observación habían estado ocurriendo durante siglos. Por tanto, no es
sorprendente que los mayas pudieran construir una tabla de sizigias eclípticas.
Hay cierta simetría en la tabla: el grupo 3 contiene 148 días Y es seguido
de una figura; luego, los grupos 13, 19 y 26 son similares, esto es, el décimo,
548
sexto y séptimo en orden; en los grupos 36, 42 y 49 tenemos los mismos déci·
mo, sexto y séptimo, pero en la próxima serie son 58, 65, 3, esto es, el noveno,
séptimo y séptimo. ¿Por qué n~ hicieron largo el grupo 58 9 y por qué no in-
trodujeron el corto hasta el 59\', para conservar la simetría? Si el 58° hubiese
sido un grupo de 6 lunas, habría terminado en el día 358, pero para ese tiem-
po, el día de nodo había retrocedido más de 1 1/3 días y era el 339, de suerte
que la distancia del nodo habría sido mayor que la que estaban acostumbrados
a conceder, por más que en ese día aun era escasamente posible un eclipse.
Tales desviaciones respecto de la simetría son más bien indicios seguros de que
nos las habemos con fenómenos naturales. Empero, otro indicio prueba que pro•
bablemente tratamos con una previsión y no con un registro de acontecimien·
tos. Sería prácticamente imposible tener tal registro de Lunas nuevas reales
sin un intervalo ocasional de 147 ó 176 días, ninguno de los cuales se presen•
ta, pues todos son igualados en 148, 177 y 178, como se haría en una previ..
sión. Tampoco es un calendario formal general para uso repetido, pues cada
uso sucesivo demandaría una reforma, debido al retroceso del día de nodo. No
es una tabla de eclipses lunares, porque aunque cada fecha es posible para
eclipses solares, muchas, de necesidad, habrían sido escogidas diferentemente
para eclipses de Luna. No puede ser usada a la vez para eclipses solares y lu·
nares con alguna ventaja, y todo aquél competente para formar una tabla de
eclipses solares tan exacta como ésta, habría formado de fijo una segunda y
propia para los eclipses de Luna, que no tenemos. De seguro que es una tabla
de Lunas nuevas en grupos, arreglados de tal suerte que un grupo terminará
en una fecha posible de eclipse solar. La única alternativa consiste en suponer
que es un agrupamiento de lunas para correlacionar los grupos lunares con días
precisos del tzolkín, 4 Ahau, 2 Ahau y 13 Ahau, por ejemplo. Esto debe ad-
mitirse como una posibilidad y sin duda que alguna vez, tal cosa precedió al
verdadero conocimiento de los eclipses; pero considerando el conocimiento as,
tronómico mostrado por los mayas, como se indica en capítulos anteriores, C8'
toy seguro de que nos las habemos aquí con una verdadera tabla de sizigias eclíp'
ticas, que abarca un período determinado de tiempo.
¿Podemos datar la tabla? Antes supuse, con otros, que su fecha-cero era
9.16.4-10-8, 12 Lamat 1 Muan, pero ahora estoy en duda. Indicamos (página
512 y siguiente) que Copán abandonó el sistema uniforme de numeración lunar
en 9.16.5-0-0 y cambió a cierto método, que pudo haber sido el agrupamiento
de sizígias eclípticas arriba mencionado. Sólo tenemos en Copán cuatro finales de
grupo que considerar: Estela M, 9.16.4-10--8, 12 Lamat, día 168; Estela N,
9.16.9-16-9, 9 Muluc, día 9 (las fechas contemporáneas dicen, 7 Manik, día
7); y dos del Templo 11: 9.16-11-14-7, 11 Manik, día 167 y 9.16.12-5-4,

549
6 Kan, día 344. (1) Estos cuatro podrían ser adaptados a nuestra tabla y co-
rresponderían a los grupos O, 11, 15 y 16, pero están situados de tal suerte,
que también podían haber figurado en cualquiera tabla propia de eclipses, du-
rante más de 350 años antes de nuestra tabla del Códice de Dresde. La fecha
9.16.4-10-8, 12 Lamat, en el contexto de nuestra tabla, muestra su importan-
cia en este respecto y quizá sea suficiente para asegurarnos que Copán inició
realmente el arreglo de eclipses en esa fecha, con la Estela M, pero no nos da
necesariamente, la fecha de la actual tabla de eclipses, ya que pudieron haber-
se usado y descartado 10 u 11 de esas tablas entre la Estela M y la del Có-
dice de Dresde. El único otro 12 Lamat del contexto que podría haber sido
escogido como fecha de la tabla, es, al parecer, 10.19.6--0-8, 12 Lamat, en la
primera columna de la página 51; pero desgraciadamente, 10.19.6--0-8 no es
12 Lamat, de manera que tiene que hacerse alguna corrección. En tales casos,
· encontramos generalmente el error en la Cuenta Larga y no en la fecha de tzol-
kín, de modo que debemos corregir el 10, el19, el 6 ó el O. Tratemos de corre-
gidos todos separadamente y tendremos:
Núm. 1, 10.19. 6- 1-8, 12 Lamat 6 Cumhú,
, 2, 10.19. 6-14-8, 12 Lamat 1 Mac.
, 3, 10.19. 1- 0-8, 12 Lamat 11 Cumhú,
., 4, 10 19.14- 0-8, 12 Lamat 6 Muan,
, 5, 10. 9. 6-- 0-8, 12 Lamat 11 Ceh,
, 6, 3.19. 6- 0-8, 12 Lamat 11 Tzec.
Estas son las únicas posibles después de hacer una sola corrección. Des-
cartamos desde luego la número 6, por imposible, y también las números 2, 3,
4 y 5, porque no son fechas de Luna nueva, si ha habido un cómputo ininte-
rrumpido desde la época de las inscripciones. Si no lo ha habido, estan•os per-
diendo nuestro tiempo de todos modos y no podemos deducir nada. Fínalmen-
mente, la número 1 es día de Luna nueva, en 12 Lamat, pero la descartamos
porque está en el tzolkín impropio: es día 428 y no 168, (2) si hemos obrado
con razón al considerar las cuatro fechas de Copán como fechas de sizigias eclíp-
ticas. Esto nos deja sin nada. Sí cambiáramos dos de los números, sería fácil
(1) De 9.16.4-10-8 a 9.16.9-16-9 hay 1,921 días o sean 65 lunas medias según fórnm-
la de Copán (1,919.463 días) más 1.537.-De 9.16.9-16-9 a 9.16.11-14-7 hay 678 días, ó 23
lunas medias (total, 679.1946) menos 1.1946. De 9.16.11-14-7 a 9.16.12-5-4 hay 177 días,
ó 6 lunaciones medias menos 0.1812.
(2) Al fin de este capítulo el autor indica que empieza su numeración de los tzolkitH'S
desde el Katún 4 6 el 17. Partiendo de éste último hay que agregar 446 tunes más 28 días,
iguales a 160,588 días, para llegar a 10.19.6-1-8, conforme al cálculo siguiente: 10.19.6-1-8
menos 9.17.0-0-ü, igual a 1.2.6-1-8, ó 160,588, que divididos entre 520 dan 308 más 428.
Este último número es el orden del día 12 Lamat en cuestión. Conviene tener presente que
13 Katunes, período que media entre el Katún 4 y ell7, escogidos por el Dr. Teeple para
numerar los Tzolkines, equivalen a 93,600 días, que son iguales exactamente a 360 Tzolki-
nes o a 180 Tzolkines dobles.

550
escribir bellas fechas, tales como 10.14.10-0-8, ó 9.19.11-0-8, pero esto es
demasiado vago. Hay otra fecha arriba de 12 Lamat, en la primera columna,
que parece como 8.16.4-11-8, pero no es 12 Lamat tampoco, sin corrección.
A menos, pues, de que la fecha de la tabla sea 9.16.4-10-8, no tenemos una
fecha dada para ella con seguridad.
Las Series Suplementarias de las últimas tres fechas de Naranjo ofrecen
los siguientes fines de grupo:
Estela 13, 9.17. 9-10-15, día 335,
Estela 14, 9.17.12-17-- 5, día 505,
Estela 8, 9.18. 9-14- O, día 320.
Todas éstas encajan bien en la tabla como los grupos números 52 y 59 de
la misma y el número 25 de su primera repetición; pero al contrario de las
de Copán, la postrera en particular no podría encajar en una tabla de fecha
posterior. Si se dió como sizigia eclíptica en 9.18.9- 14-0, entonces, la fecha de
la tabla de eclipses del Códice de Dresde debe ser 9.16.4-10-8, y no después. (1)
Debemos mencionar sólo otra posibilidad: la tabla del Códice de Dres-
de puede haber sido la que se compuso para los 33 años que empezaron en
9.16.4--10-8. Copán cayó, posiblemente su intelectualidad cayó con ella; pero
la tabla fué preservada por descendientes que ya no eran diestros en su uso y
que no podían hacer los cambios necesarios para ma[)tenerla en orden. La ta•
bla prediría algunos eclipses aún, tal como ocurrieron por varios cientos de
años, aunque con su exactitud original muy menoscabada. En consecuencia,
sólo hemos logrado las siguientes conclusiones:
l. Las páginas 51 a 58 del Códice de Dresde, según todas las pro.babilida·
des, representan una tabla de sizigias eclípticas.
2. La tabla de eclipses está íntimamente relacionada con la Estela M de
Copán, donde y cuando el sistema uniforme de numeración lunar fué abando-
nado primero, probablemente en favor de este sistema de eclipses.
3. Cuando la tabla era exacta~ el Sol cruzaba los nodos de la Luna en los
días mayas 167, 340 y 514 al principio de la misma tabla.
4. Si los últimos cuatro grupos lunares indicados en los monumentos de
Copán representan conjunciones eclípticas, entonces, la fecha de la tabla fué
9.16.4-10-8, o alguna comprendida dentro de los siguientes 375 años. (2)
(1) Para 9.18.9-14-0 (44 años vagos y 212 días después de 9.16.4-10-8) el día de nodo
habría retrocedido poco más de 2 días, de suerte que sería el 338, que dista 18 del número de
orden 320. Y 18 días es e 1 margen que se permite respecto al día de nodo, como indica va-
rias veces el autor en el curso de este capítulo. Claro está que si el principio de la tabla fuese
después de 9.16.4-10-8, el día de nodo correspondiente á 9:18.9-14-0 sería de más de 338 y en-
tonces su distancia respecto al día de que se trata resultaría superior a los 18 de tolerancia.
(2) En 375 años el retroceso del nodo sería aproximadamente de 18 días, margen de
tolerancia en que vuelve a insistir el autor.

551
Anales. Ep. 5~ T. II.-69
5. Si las últimas tres Series Suplementarias de Naranjo también representan
conjunciones eclípticas, entonces, la fecha de la tabla fué 9.16.4-10-8 y no una
ulterior; pero debemos tener éstas tres de Naranjo por dudosas, porque cuan,
do menos dos concuerdan también con el sistema uniforme de numeración lunar
que había estado en uso allí, y la otra podría simplemente ser un error.
6. Si por ejemplo, en 12 Lamat de un tzolkín impar debieoe haber un
eclipse cerca del día de nodo, entonces, el 12 Lamat de los tzolkines pares no
podría tener relación próxima con los eclipses o los días de nodo, por espacio
de más de 1,000 años, antes o después, y de aquí la numeración de los días en
pares de tzolkines, para evitar confusiones.
7. No hay indicio de que los mayas descubrieran ninguna inexactitud en
las 405 lunas = 1.13-4-0, e ignoro lo que pensaban acerca del retroceso del
día de nodo en el tzolkín, si notaron que había un retroceso, o si el día de no,
do representaba para su mente algún hecho astronómico.
8. Si las cuatro fechas de Copán fueron conjunciones eclípticas, enton,
ces, el 12 Lamat que principia la tabla del O'ldice de Dresde, y el 12 La,
mat de 9.16.4-10-8, de Copán, deben haber estado en tzolkines correspon,
dientes; no pudo ser uno el día 168 de nuestra numeración, y el otro, el día
428, a menos de que estuvieran separados por unos 1,400 años. En nuestra
numeración he llamado día 520 al 13 A ha u que termina el katún 4 ó el katún 17.

V E N U S
Vista desde la Tierra, Venus es estrella de la mañana por ocho meses
aproximadamente después de la conjunción inferior, luego desaparece por tres
meses, en la conjunción superior, después es estrella de la tarde durante ocho
meses, desaparece dos semanas durante la conjunción inferior y vuelve a ocu,
par su posición como estrella de la mañana. El tiempo total de esta revolución
sinódica de un orto helíaco como estrella de la mañana, a su recurrencia, o de
conjunción inferior a conjunción inferior es, por término medio, de unos 584
días; más exactamente, 583.92 días. Las revoluciones individuales van en se-
ries de cinco, aproximadamente 580, 587, 583, 583 y 587 días, pero el prome'
dio de cualesquiera cinco sucesivas es muy próximo a 583.92.
La división maya de la revolución de Venus, como lo indican las páginas
46 a 50 del Códice de Dresde (1) es: 236 días, estrella matutina; 90 días de
desaparición en la conjunción superior; 250 días, estrella vespertina, y 8 días
de desaparición en conjunción inferior; total, 584 días. Es probable que las
divisiones tengan por objeto representar en general 8 lunas, 3 lunas, 8 1/2 lu-
(1) Dr. Ernesto Foerstemann, "Commentary on the Dresden Codex", página 183,
"Archaeology and Ethnology Papers", Peabody Mnseum, vol. IV. N. del A.

552
nas y 8 días. Se indican idénticamente para 195 revoluciones de Venus, de
modo que no se toman en cuenta aquí las variaciones de 580 días y 587, sino
que todas se igualan en 584 días. La primera, por ejemplo, principia la revo-
lución con orto helíaco en 1 Ahau 18 Kayab; estrella de la mañana, 236 días,
hasta 3 Cib 9 Zac; desaparición, 90 días, hasta 2 Cimi 19 Muan; estrella ves-
pertina, 250 días, hasta 5 Cib 4 Yax, y orto helíaco otra vez, terminando la
revolución 8 días después, en 13 Kan 12 Yax. ( 1)
Si sólo escogemos la parte de la tabla que da ortos helíacos, el término de
las revoluciones sinódicas reviste la siguiente forma, siendo siempre 1 Ahau la
fecha cero.
- --···----------·- ------ ---------··----·-- -~-----~---

13 Kan 12 Lamat 11 Eh 10 Cib 9 Ahau (2)


8 Kan 7 Lamat 6 Eh 5 Cib 4 Ahau
3 Kan 2 Lamat 1 Eb 13 Cib 12 Ahau
11 Kan 10 Lamat 9 Eh 8 Cib 7 Ahau
6 Kan 5 Lamat 4 Eb 3 Cib 2 Ahau
1 Kan 13 Lamat 12 Eb 11 Cib 10 Ahau
9 Kan 8 Lamat 7 Eb 6 Cib 5 Ahau
4 Kan 3 Lamat 2 Eb 1 Cib 13 Ahau
12 Kan 11 Lamat 10 Eh 9 Cib 8 Ahau
7 Kan 6 Lamat 5 Eh 4 Cib 3 Ahau
2 Kan 1 Lamat 13 Eb 12 Cib 11 Ahau
10 Kat1 9 Lamat 8 Eb 7 Cib 6 Ahau
5 Kan 4 Lamat 3 Eb 2 Cib 1 Ahau
------~----- .... ·----- --· -- - -- -- -- ------··--~----------

7 Xul 6 Kayab O Yax 14 Uo 13 Mac


12 Yax 6 Zip 5 Kankín 19 Xul 18 Kayab
2 Kayab 16 Chen 10 Uo 9 Mac 3 Xul

(1) Don Juan Martínez Hernández niega que el cómputo venusino comenzara por orto
helíaco ("Correlation of the Maya Venus Calendar", pp. 139-142, en "Middle American
Research Series", Pub. 4, N. Orleans, 1,932). J. E. Thompson dice que probablemente, el
cómputo principiaba por ocaso heliaco, lo que explicaría la asociación, con orto bellaco y con
Venus, del día Lamat, que viene 8 días después del Ahau. (''Maya Chrouology: The Corre-
lation Question", pp. 64-65. Pretiro de Pub. 456 deCarnegie lnstitntion of Washington,
1935). Una nueva prueba de la íntima relación de Lamat con Venus, se ve en la Lápida de
los 96 jeroglíficos, de Palenque, donde el signo de ese día es dado con el emblema de Venus,
en el cartucho D4, según interpretación de Enrique J. Palacios. ("Inscripción Recientemen-
te Descubierta en Palenque''; para el 2Q Congreso Mexicano de Historia, 1935; copia en mi-
meógrafo, p. 4).
(2) Juzgo oportuno llamar la atención sobre la semejanza entre la tabla venusina que
aquí pone el Dr. Teeple y la publicada en 1905 por la señora Zelia ~uttall en Anales del
Museo Nacional de México, 2<!- época, t. Il, p. 7, por la estrecha relación que acusan entre
los cálculos mayas y los mexicanos acerca del luminoso planeta. La señora Nuttall enumera

553
Hay aquí 65 pos1c10nes del tzolkín y 3 filas de posiciones en el año. To-
mando la fila media, el orto helíaco de Venus ocurrió en las fechas siguientes,
aproximadamente:
Fecha-Cero.... 1 Ahau 18 Kayab 4a. Revolución .. 10 Cib 19 Xul
la. Revolución. 13 Kan 12 Yax 5a. Revolución .. 9 Ahau 18 Kayab
2a. Revolución. 12 Lamat 6 Zip 6a. Revolución .. 8 Kan 12 Yax
3a. Revolución. 11 Eb 5 Kankín 7a. Revolución .. 7 Lamat 6 Zip, etc.
Cinco revoluciones sinódicas de Venus retornan exacta men te a la misma
posición de mes y tanto la Cero, como la quinta de arriba, son 18 Kayab; la
primera y la sexta, 12 Yax. Deberíamos esperar esto, pues cinco períodos sinó-
dicos de 584 días = 8 años vagos de 365 días = 2,920 días. (1)
En la página 24 del Códice de Dresde, este período de 5 revoluciones =
8-2-0, está anotado con sus múltiplos, hasta el 13°; el último es 5.5-8-0 = dos
Ruedas de Calendario = 104 años vagos = 37,960 días = 65 revoluciones sinó-
dicas de Venus, precisamente el número que se obtiene combinando las 65 po-
siciones de tzolkín de nuestra tabla, con una simple fila de posiciones de mes.
En la misma página del manuscrito se toma como unidad el número 5.5-8-0 y
se dan. sus múltiplos segundo, tercero y cuarto, hasta llegar a 1.1.1-14-0, 8
Ruedas de Calendario = 416 años vagos = 4 ciclos completos de Venus.
Volviendo ahora a nuestra tabla, vemos que si los mayas hubiesen consi-
derado cinco revoluciones de Venus como exactamente iguales a ocho años va-
gos mayas, nunca habrían tenido uso para más de cinco posiciones en el año y
los ortos helíacos de Venus ocurrirían solamente en 18 Kayab, 12 Yax, 6 Zip,
65 fórmulas de Tonalfunatl (que corresponden a afios de Venus u ortos helíacos sucesivos)
y donde los numerales, a partir de 1, siguen, como en la tabla que tenemos a la vista, el or-
den invertido: 13, 12, 11, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, en tanto que los días son: Cipactli,
Cóatl, Atl, Acatl y Olliu, es decir, el 1<?, el 5<?, el 9?, el 13<;> y el 17<;>. En la tabla maya son:
4?, SQ, 12<?, 16? y 20Q, de modo que los mexicanos resultan ser los INMEDIATAMENTE
SIGUIENTES a los mayas, o mejor, los MISMOS, si se toma en cuenta la diferencia entre
la manera maya de contar el tiempo (períodos transcunidos) y la mexicana (períodos en
curso). Este paralelismo, que no parece fortuito, señala otra relación íntima entre las cultu-
ras maya y mexicana. Cuanto a la corrección del calendario venusino mexicano, la Sra. Nut-
tall supone que se hacía deduciendo 5 días al finalizar el ciclo de Venus (65 revoluciones si.
nódicas 6 104 años vagos), con lo cual los ortos helíacos siguientes caerían en otro grupo de
S días, para cambiar en las series próximas hasta completar el circuito de los 20 días, con lo
que se formaría un "ciclo mayor" de 260 años de Venus. Por su parte, el Dr. Eduardo Se-
ler, citado por la sefíora Nuttall, opinaba que la corrección se hacía quitando 4 días cada 55
revoluciones de Venus, iguales a 88 afios solares, de manera que, como en el caso del cóm-
puto maya, los días de ortos heliacos serían siempre los mismos cinco mencionados. Debe
recordarse que la tabla maya comienza por 1 Ahau, y la mexicana, por 1 Cipactli.
(1) Este período de Venus era reconocido por los mexicanos, dice don Francisco del
Paso y Troncoso, quien agrega que una de las fiestas de ellos le estaba dedicada, probable-
mente. ("Ensayo sobre los Símbolos Cronográficos de los Mexicanos", Anales del Museo
Nacional de México, 1~ Epoca, t. II, págs. 340 y sigs.)

5ó4
5 Kankín y 19 Xul por siempre. Debemos explicar las otras dos filas. Volvién-
dolas a arreglar una debajo de otra, según el orden de fila media, fila superior
y fila inferior, tenemos:

18 Kayab, 12 Yax, 6 Zip, 5 Kankín, 19Xul Fila media,


6 Kayab, O Yax, 14 Uo, 13 Mac, 7Xul Fila superior,
2 Kayab, 16 Chen, 10 Uo, 9 Mac, 3 Xul Fila inferior.

Tenemos que ver con tres distintas tablas de Venus. Los mayas estaban
advertidos de que la revolución de Venus era, en promedio, de poco menos de
584 días y que por lo tanto, retrocedía ligeramente en el año vago. En algún
tiempo el orto helíaco fué en 1 Ahau 18 Kayab; cierto número par de Ruedas
de Calendario después había retrocedido 12 días, a 2 Lamat 6 Kayab y todavía
2 Ruedas de Calendario más tarde estaba en 11 Kan 2 Kayab. El retroceso es
realmente de 5.2 días por ciclo de 2 Ruedas de Calendario de 65 revoluciones
de Venus, pero estas tablas están construídas a base de cuatros, de modo que
la corrección usual sería 4 días, con una ocasional de 8. El método de correc-
ción también es claro. Al parecer, los mayas se empeñaban en tener cierto 1
Ahau como el día cero de sus tablas de Venus'. En la tabla de 1 Ahau 18 Ka,
yab, digamos, Venus había retrocedido considerablemente, debido a correccio-
nes anteriores de sólo 4 días cada una, de suerte .que entonces era dé desear
una de 8 días. La 57Q. revolución de Venus en esta·tabladebería terminar en
el día 9 Lamat 6 Zip; haciendo la corrección de 8 días; da 1 Aba~ 18 Uo, la
fecha-cero de la tabla siguiente. Encontramos autori4ación para esto en la pá.-
gina 24 del Códice, en el número dado allí, que es 57 .revoluciones menos una
corrección de 8 días, 4.12-8-0, el que, agregado a 1 Ahau 18 Kayab, da l
Ahau 18 Uo, fechas ambas que vemos al pie de esa página. (1) Para la siguien.-
te corrección, que será de 4 días; tomamos la 61 ¡¡. revolución de una tabla 1
Ahau 18 U o, que es 5 Kan 17 Mac, .deducimos 4 días y tenemos 1 Ahau 13
Mac, la fecha-cero para la fila superior de posiciones. del año. (2) Aquí tam.-
bién encontramos la autorización, en la pág. 24 del Códice.· Heinos usado 57
revoluciones con una corrección de 8 días y 61 con una de 4•días, alcanzando
un total de 118 revoluciones de 584 días, menos 12 días. Este es el número
9.11-7-0 de la página 24: 4.12-8-0 para las 57 y 4.18-17-ü para las 61, total:
9.11-7-0. Se encontrará que este número, agregado a 1 Ahau 18 Ka:yab, llega.

(1) Cincuenta y siete revoluciones medias de Venus abarcan 33,288 días, menos 8. Y
33,280 entre 365 da 91 más 65 días. Este último número es la distancia de 18 Kayab a 18 Uo.
(2) Sesenta y una revoluciones de Venus son 35,624 días, 6 97 años vagos más 219 días.
Restando a este residuo 4 quedan 215, distancia entre 18 Uoy 13 Mac.

555
a 1 Ahau 13 Mac. (1) Corrigiendo la tabla 1 Ahau 13 Mac en la misma
forma, esto es, substrayendo 4 días de la 61a. fecha, 5 Kan 7 Xul, se tiene 1
Ahau 3 Xul, la fecha-cero de la tabla para la fila inferior:
1 Ahau 18 Kayab; agréguese 4.12- 8~0
1 Ahau 18 Uo; agréguese 4.18-17~0
1 Ahau 13 Mac; agréguese 4.18-17-0
1 Ahau 3 Xul; agréguese4.18-17~0
1 Ahau 18 Pax, etc.
Desde el principio de la tabla 1 Ahau 18 Kayab, hasta el fin de la de 1
Ahau 3 Xul, dadas en las páginas 46 a 50 del manuscrito, hay pues 19.9-5-0
para 240 revoluciones de Venus, cerca de 384 años. Ignoramos si los mayas
habían estado usando tablas como éstas por tiempo suficiente para saber cuán
a menudo debía hacerse una corrección de 8 días. Sabemos que un grupo de
57 por cuatro de 61 sería más o menos justo, pero esto no nos dice que los ma'
yas lo supieran. Empero, es evidente que sabían que una revolución sinódica
media de Venus era menos de 583.935 días, en tanto que nuestro número ac-
tual para la misma es 583.920. Y puesto que conocían el retroceso de las revo,
luciones de Venus en el calendario anual, es muy probable que conocieran
también el retroceso de los nodos en el tzolkín, discutido en las págs. 547-549.
Ambos son del mismo orden de magnitud; el primero es 5.2 días por par de
Ruedas tie Calendario, o por 104 años, en tanto que el segundo es de cosa
de .5:1 días por el mis.rno período. Retroceden casi en cantidades idénticas y
más tarde haremos uso de este hecho.
Así como los t:z;olkines deben tomarse en pares para los eclipses, así de-
ben parearse las Ruedas de Calendario para Venus. Si ha habido un orto he-
líaco en 1 Ahau 18 Kayab de una Rueda de Calendario, entonces, en 1 Ahau
18 Kayab de la segunda Rueda, Venus estará casi tan lejos de la conjunción
inferior como es posible; en la tercera Rueda de Calendario, empero, ocurrirá
un orto helíaco unos 5 días antes de 1 Ahau 18 Kayab, en 9 Men 13 Kayab
(estamos discutiendo aquí el planeta mismo, no la tabla de Venus); la cuarta
quedará en blanco otra vez en ese punto, por lo que mira a Venus; en la quin,
ta, el planeta estaría en 4 Oc 8 Kayab; en la sexta, qui2;á en 11 Kan 2 Kayab,
etc. La fecha 1 Ahau 18 Kayab en las que podemos llamar Ruedas de Calen,
dario impares, sólo coincidiría con un orto helíaco en cosa de 6,000 años, y el
1 Ahau 18 Kayab de las Ruedas de Calendario pares alternaría con ella, por
(1) En "Maya Chronology: The Correlation Question", pp. 63-64, J. E. Thompson
discute los números de la 2'?- fila de la página 24 del Códice de Dresde Y ensaya una correc-
ción para explicar el primero -9,100-, que no había sido elucidado. Aceptando su modo
de ver, se aclararía el mecanismo de la corrección del cómputo venusino.

556
manera que tan sólo una ve;: en 3,000 años, aproximadamente, estaría asociado
algún 1 Ahau 18 Kayab con el término de una revolución sínódica de Venus.
Aun como fecha-cero de una tabla de Venus, sólo estaría en uso 91 años, pues
le precedería la tabla 1 Ahau 3 Yaxkín (1) y le seguiría la de 1 Ahau 18 Uo.
Se hace hincapié aquí en esto, para indicar que 1 Ahau 18 Kayab, o aun 18
Kayab en general, no está más relacionado con Venus que cualquiera otra po-
sición de mes en que ocurre un orto helíaco, uno de los cuales se produce cada
1.6 años.
La idea general de la tabla parece ser que la revolución sinódica termina,
por ejemplo, en 1 Ahau 18 Kayab, 4 días después de la conjunción inferior;
esto se aplica, probablemente, a la revolución media de Venus. Para las cor-
tas y las largas, las distancias serían de cosa de ocho días y 1, respectivamen•
te. Por añadidura, si la conjunción media es 4 días antes de 18 Kayab al prin-
cipio de una tabla, debe ser, por lo menos, 8 días cerca del fin de ésta y las
cortas quedarían entonces distantes 12 días. Parecería natural construir la ta-
bla en esta forma, de modo que fuera aproximadamente correcta para las me-
dias, al principio, pero sólo conjeturamos al decir que los mayas lo hicieron así.
Habiendo discutido la construcción y el uso de las tablas y sus relaciones
de distancia unas con otras, falta ver si podernos asignar una fecha de Cuentá
Larga a una de ellas. En la página 24 del Códice de Dresde encontramos la fe-
cha 9.9.9-16-0, 1 Ahau 18 Kayab y ésta puede ser la fecha-cero de la prime-
ra tabla. Por otra parte, aliado de los dos números de esa página, que ya he-
mos usado, encontramos un tercero, 1.5.14-4-0. Ahora bien: éste con~ta de
8 Ruedas de Calendario más 4.12-8-0, la longitud de la tabla 1 Ahau 18 Ka-
yab. Si esa es la intención, entonces la fecha-cero sería 10.10.11-12-0, 1 Ahau
18 Kayab. Probablemente sea correcta una de las dos fechas, y si usamos una
o la otra eso hará variar solamente el fin de la revolución de Venus cosa de
20 días en su posición del calendario anual. (2) Si es correcta la primera, en-
tonces en la segunda habrá un orto helíaco de Venus unos 20 días antes de
1 Ahau 18 Kayab.
Todas las declaraciones anteriores son del Códice de Dresde. Poca ayu-
da obtenemos de las inscripciones. Encontramos tres o cuatro glifos diferentes
de Venus en el manuscrito, pero parecen usarse indistintamente pará las varias
divisiones de estrella de la mañana, estrella de la tarde y las desapariciones
antes de las conjunciones. Hay varios glifos de Venus en las inscripciones,
pero muy pocos podrían ser término de una revolución sinódica 4 días después

(1) 4.18-17-0 antes de 1 Ahau 18 Kayab.


(2) En 416 años vagos (8 Ruedas de Calendario) el retroceso de Venus es aproxima-
damente de 20 días.

557
de la conjunci6n; pueden referirse a alguna o a todas las divisiones anteriores,
o qui~ algunos sean puntos de mayor brillo o de mayor elongaci6n. Pensé
alguna vez que el signo de Venus, en el glifo introductor de la fecha
9.12.16-7-8, 3 Lam<tt 16 Yax, en el altar K, de Copán, nos daba seguramente
un punto exacto como fin de una revoluci6n de Venus, y puede ser así, porque
se adaptaría un tanto a una u otra posición de 1 Ahau 18 Kayab indicadas
atrás, pero probablemente no soo suficiente la prueba. Quizá fuese fructuoso
para alguien el compilar datos sobre todos los glifos de Venus que hay en las
inscripciones y determinar si sus fechas podrían arreglar~e para que diesen un
significado inteligible.
En el caso de la tabla de eclipses (págs. 549-551) quedamos en duda
acerca de si comenzaba en 9.16.4-10 8 6 en alguna otra fecha de los siguientes
375 años. De igual modo, con la tabla de Venus de 1 Ahau 18 Kayab tenemos
la posibilidad de que haya empezado en 9.9.9-16 O o 416 años después, en
10.10.11-12-0. Empero, podemos sacar una deducción del retroceso de los no-
dos en el tzolkín y de Venus en el año, siempre que nos sea dable suponer la
existencia de un calendario ininterrumpido hasta el presente. Las dos tablas
fueron o tempranas, o tardías ambas. La de eclipses, tal como se da, fué váli-
da a partir de una fecha comprendida en los 50 años anteriores o posteriores
al principio de la tabla de Venus de 1 Ahau 18 Uo. Si la tabla de eclipses es-
tá fechada en 9.16.4--10-8, entonces el1 Ahau 18 Kayab fué 9.9.9-16-0. Si
éste último fué 10.10.ll-12-0, entonces, la tabla de eclipses debe quedar en-
tre 10.12.0-o..:.o y 10.17.0-0-0. En el primer caso, las fechas-cero de lasta-
blas de Venus son:

9. 9. 9--16-D, 1 Ahau 18 Kayab,


9.14. 2- 6-0, 1 Ahau 18 Uo,
9.19. 1- 5~0, 1 Ahau 13 Mac,
10. 4. 0- 4-0, 1 Ahau 3 Xul,
10. 8.19- 3-0, fin de la tabla 1 Ahau 3 Xul, en 1 Ahau
18 Pax .
. En el segunqo ~so, 1<!-s fechas-cero de las tablas de Venus son:
. 10.10.11-12-0, 1 Ahau 18 Kayab,
10.15. 4- 2-0, 1 Ahau 18 Uo,
lL O. 3- 1....0, 1 Ahau 13 Mac,
11. 5. 2- (}-0, 1 Ahau 3 Xul,
11.10. ü-17-0, 1 Ahau 18 Pax, fin de la tabla de 1 Ahau
3 Xul.

558
Es deplorable que tengamos que dejar las tablas de Venus con tal lap-
so (1) entre las fechas posibles, y la de eclipses, con la sola determinación de
los límites de fechas posibles; pero hemos hecho algún progreso al llegar a las
conclusiones anteriores y existe la clara posibilidad de que otros investigadores
logren estrechar los límites hasta un punto satisfactorio.

CALENDARIO DEL SIGLO DIECISEIS

Hemos tenidci una vislumbre de la astronomía maya en el tiempo de las


inscripciones y otra en la época del Códice de Dresde. Por las primeras, cono•
cemos los días de Luna nueva en la Cuenta Larga y, dentro de ciertos límites,
conocemos las sizigias eclípticas. Sabemos, por los monumentos de Copán, que
9.16.4-10-8 fué una conjunción eclíptica (no necesariamente un eclipse visible
en Centroamérica) y que el día de nodo fué 9.16.4-10-7, 11 Manik o alguna
fecha comprendida dentro de los próximos 19 día.s.
Del Códice de Dresde aprendimos el método para manejar las tablas de
eclipses y de Venus, y sí podemos suponer que no hubo interrupción del ca..
lendario entre las inscripciones y los códices, sabemos que una revolución de
Venus terminó en orto helíaco hacia 9.9.9-16-0 ó 10.10.11-12-0, 1 Ahau 18
Kayab. En el primer caso, podemos computar otra revolución terminada en
9.16.4-9-4, y la conjunción inferior hacia 9.16.4-9-0 ó un poco antes, por lo
menos 27 días antes de la conjunción de nodo. Usando la segunda fecha para
1 Ahau 18 Kayab, obtenemos conjunción inferior, poco mis o menos, en
9.16.4-1G-O ó algo antes y otra vez esto debe ser como 27 días antes de la
. conjunción de nodo, que podría tardar, en este oaso, hasta el día 184 ó 186. (2)
En cualquier caso, tenemos una conjunción inferior de Venus en alguna fecha
cercana a 9.16.4-9-0, 10 Ahau 13 Mac, ó 9.16.4-10-0, 4 Ahau 13 Kankín,
cosa de 27 días antes de un día de nodo; y cada dos Ruedas de Calendario me..
nos unos 5 días, recurrirá esta conjunción de Venus y está recurriendo hoy
una ve~ cada 104 años. En 1,040 retrocederá solamente unos 52 días desde 10
Ahau 13 Mac ó 4 Ahau 13 Kankín, según la fecha de éstas de que partamos
y aun estará a cosa de 27 días del día de nodo.
Estas deducciones parecen dignas d~ confianza, pero no bastan por sí so-
las para establecer una correlación, aunque son muy satisfactorias para encon-
(1) El lapso es de 416 años vagos, u 8 Ruedas de Calendario, tiempo en el cual el re-
troceso de Venus en el calendario es, poco más o menos, de 20 días.
(2) De 9.9.9-16-0 a 9.16.4-9-4 hay 6.14-11-4, 6 48,464 días, iguales a 83 revolucio-
nes medias de Venu~ menos 8 días, corrección aproximada.-De 9.16.4-10-0 a 10.10.11-12-0
hay 14.7-2-0, 6 103,360 días, iguales a 177 revoluciones medias de Venus menos 8 días.

559
Anales. Ep. 5~ 1". II.-70
trar defectos en las propuestas. La conjunción de Venus no es definida con su-
ficiente exactitud; la extensión de 19 días en la fecha posible de la conjunción
de nodo, es excesivamente grande. Si tuviéramos dos fechas tales éxactamente
fijadas, como alguna vez pensé tenerlas, podríamos llegar a una correlación.
Quizá algún día recobremos los datos faltantes; entonces, toda la c.orrelcv
ción podrá deducirse de las inscripciones, que es el único método satisfacto-
rio. Tan luego como traemos a colación los códices o el calendario del Siglo
XVI, que los españoles/ hallaron en funcionamiento, afron~1.mos inmediata,
mente la importante cuestión de si el calendario había experimentado algún
ajuste después de la época. de las inscripciones. Nadie puede contestar por ]a ne,
gativa, con alguna certidumbre. No hubo ajuste durante el tiempo de las ins,
cripciones, a menos de que fuera en loo últimos escasos monumentos de Quiri,
guá, que por esa razón no hemos usado. Una ganancia o pérdida de pocos días
en todo el calendario, entre las inscripciones y los códices, o entre los códices
y la épocaespañola, no debe inquietarnos seriamente, pero cualquier cambio co-
mo el que el Papa Gregario hizo en nuestro calendario, cuando el jueves 4 de
octubre fué seguido por el viernes 15 de octubre, nos dejaría en el aire. Bueno
es que tengamos presente esto continuamente. Cualquiera correlación basada
en datos de la primera época. española presupone un calendario ininterrumpí,
do desde el tiempo de las inscripciones, premisa que es muy dudosa y en abo-
no de la cual podrían ofrecerse muy pocas pruebas. (1)
Con estas advertencias de precaudón, ya que por ahora no podemos de-
rivar una correlación tan sólo de las inscripciones, supondremos un calendario
ininterrumpido hasta la época española y veremos si la aplicación del calenda-
(1) La importante duda del Dr. Teeplc acerca de si hubo alguna interrupción en el
cómputo cronológico, no es aceptada por otros investigadores del mismo asunto. He aquí
algunas opiniones:
Don Juan Martínez Hernández: "Los miembros de la familia Pech así como los descen-
dientes de Tntul Xiu conocían igualmente la cuenta larga y la llevaban, concordada exacta-
mente con los afios de la era cristiana". ("Crónicas Mayas" p. 6) Este párrafo da la impre-
sión de que a juicio del citado arqueólogo, no hubo el temido deslizamiento calendáríco. Y
el hecho de que el sefior Martínez hubiese fundado su correlación (desde 1918) en las cróni-
cas mayas, indica a las claras que no creía en el deslizamiento.
Dr. H. J. Spinden: "Tocante a los registros y cómputos de tiempo usados por los ma-
yas del norte de Yucatán en la época de la conquista española, se considera como probado:
a) Que un contacto orgánico con la cuenta larga arcaica fué conservado mediante la orde-
nada sucesión de TUNES y KA TUNES, designados por el nombre del día en que se comple-
taban". ("Central American Cale11dars and the Gregorian Day", 1920.)
J. Eric Thompson es menos terminante: para examinar las diferentes correlaciones par-
te del supuesto de que no hubo interrupción en el calendario maya y dice de este Sllpnesto,
que "es probable, mas no suceptible de prueba" ("Maya Chronology: The Correlation
Questíon ", págs. 56, 70 y 81).
R. C. E. Long, en el Apéndice III a la obra últimamente citada (pág. 97) se pronuncia
decididamente contra la idea de que hubiera una interrupción ''en el almanaque de 260 días
desde su principió" y expone que Jos jaca!tecas y quichés han conservado ininterrumpida su
cuenta en cosa de 400 años desde la conquista española.

560
rio del Siglo XVI a nuestras deducciones de las inscripciones y los códices no
puede, por lo menos, limitar el número de las correlaciones propuestas. No
me creo competente para ofrecer un análisis crítico de los datos del Siglo XVI,
sino que simplemente acepto los recopilados por el Dr. Morley, el señor Mar.-
tínez y otros investigadores. Existen muchas declaraciones contradictorias, mas
parece haber un acuerdo bastante general sobre los siguientes puntos:
(1). Los portadores de año eran conocidos. Se trata de los días del tzol-
kín que introducen el mes Pop en el año maya. Durante las inscripciones,
probablemente se desconocía el portador de año, pero O Pop era el día subra-
yado, ya fuera para terminar el año viejo o para principiar el nuevo y sola-
mente los días Ik, Manik, Eb y Cabán podían caer en O Pop. En el tiempo de
los códices pudo haber habido portadores de año, pero la posición de mes ele-
gida era 1 Pop y solamente los días Akbal, Lamat, Ben y Eznab podían caer en
tal día. En el Siglo XVI seguramente hubo portadores de año y fueron Kan,
Muluc, Ix y Cauac, días que caerían en 2 Pop en las inscripciones, pero que
se declaraba entonces que estaban en primero de Pop. Si se nos dice que 8
Cauac fué el portador de año en 1536, esto significa que 8 Cauac 2 Pop ocu·
rrió en algún día de ese año y que principió un nuevo año maya. (1) De uno
de éstos podemos, prácticamente, deducir todos los demás, y las muchas de.-
claraciones de portadores para años diferentes están en excelente acuerdo, con
sólo 4 ó 5 excepciones.
(2). La posición del portador de año es conocida en el año cristiano. Sólo
tenemos dos declaraciones en este punto, pero casi cor c:uerdan. En un caso,
el obispo Landa, en un calendario doble, sitúa 12 Kan primero de Pop, frente
al 16 de julio y como 12 Kan fué el portador de año en 1553, esto debe .hab~r
sido 12 Kan 2 Pop = 16 de julio de 1553. En el otro caso, registrado en lqg
Libros de Chilam Balam, los sabios mayas, reunidos en Bacalar, determinaron
que 11 Chuen 18 (19) Zac fué 15 de febrero de 1544; en un examen crítico,
Martínez ha mostrado que esto fué, probablemente, 18 de febrero de 1.544. Com..
putado desde la fecha de Landa, debió haber sido 21 de febrero de 1544:
{1) r~os días mayas van relacionados alternativamente con 4 posiciones de mes. En la
época de las inscripciones {S. G. Mor ley, "The Inscriptions at Copan", p. 5Ü y E;nrique
Juan Palacios, "El Calendario y los Jeroglíficos Cronográficos Mayas", pág. 39) los porta-
dores de año -Ik, Manik, Eb, Cabán- se asociaban con las posiciones de mes O, 5, 10 y 15.
En los códices Dresdense y Peresiano, las posiciones que acabamos de citar corresponden a
Akbal, Lamat, Ben y Eznab, que son Jos dominicales; entonces a Ik, Manik, Eb y Cabán
les tocarán las posiciones 4, 9, 14 y 19. Se había producido un deslizamiento en los días, pe-
ro no en las posiciones de mes, que siguieron siendo las mismas. Posteriormente los domini·
cales {posiciones O, 5, 10 y 15) fueron: Kan, Mnluc, Ix y Cauac, que desalojaron a los ip-
mediatamente anteriores; finalmente, las posiciones de año se corrieron un día. {Ver no-
ta N9 ·1, p. 493.)

561
sólo una discrepancia de 3 días. (1) Incidentalmente, este 11 Chuen 19 Zac
fué quizá un determinante o aniversario de algo, pero se nos pone a adivinar
qué relación se pretendió. Hallándose estas dos fechas casi tan de acuerdo, po-
demos usar una u otra como punto de partida y desarrollar todo el calendario
maya, pasado y futuro, en lo que toca a dar una fecha de Rueda de Calen-
dario a cualquiera fecha cristiana; pero una fecha de Rueda de Calendario re-
curre cada 52 años, de manera que no podemos asignar las posiciones en la
Cuenta Larga. Podemos listar todas las fechas cristianas en que cayó 13 Ahau
18 Cumhú, mas carecemos de medios para saber cuál fué 9.17.0-0-0, 13
Ahau 18 Curnhú.
(3) Un katún 13 Ahau terminó en 1536, según ciertas declaraciones, en
1539 según otra y hacia 1542 ó 1543 según otras más. (2)
Agréguense a éstas nuestras deducciones de las inscripciones y los códices.
(4) Conocemos días de Luna nueva; por ejemplo, 9.16.4-10-8, 12 Lamat
1 Muan fué un día de Luna nueva.
(5) Sabemos algo acerca de eclipses, por los últimos cuatro grupos de lu-
nas registrados en Copán. La fecha 9.16.4--10-8, día 168, fué una. conjunción
eclíptica y el día de nodo no fué anterior al 167, ni posterior al186 de ese t.zol-
k.ín, lo que equivale a decir que la tabla del Códice de Dresde no es más de
375 años posterior a la Estela M de Copán. (3)
(6) Una revolución de Venus terminó en 1 Ahau 18 Kayab, que fué
9.9.9-16-0, ó 10.10.11-12-0. En cualquier caso, ocurrió una conjunción in-
ferior de Venus en, o inmediatamente antes de 9.16.4-9-0, ó 9.16.4-10--0, esto
es, hacia el día 140 ó el 160 del mismo tzolkín que la conjunción eclíptica men-
cionada arriba, en el número 5.
(7) Estamos suponiendo que no había ocurrido cambio ni seria interrup-
ción en el calendario, entre las inscripciones y la época española.
Consideremos estos siete puntos, partiendo del número 3 como el más
simple: que un katún 13 Ahau terminó entre 1536 y 1543.
(1) Don Juan Martínez Herná11dez escoge el 18 de febrero y no el 15 porque demues-
tra ("Paralelismo", págs. 8 y 9) que los indios de Bacalar, al hacer su cuenta, adelantaron
3 días el principio del afio (10 Oc en lugar del correcto, 13 Ben). La discrepancia con el año
de Landa se debe a que el señor Martínez entiende que el obispo tomó un almanaque de
1542 para hacer su cómputo en 1553, pero sin tener en cuenta los tres días intercalares que
habían pasado, por lo cual fijó el principio de 1553 en 16 de julio, cuando debió ser 13 de julio.
(2) El 13 Ahau fué el Katún de la Conquista española. La elucidación puede verse re.
sumida eu "Maya Chronology: The Correlation Questíon ".págs. 57 y sigs., J. E. Thomp-
son, o extensamente en "The Inscriptionsat Copan", Apéndice II, S. G. Morley.
(3) Sí en la fecha de la estela el dfa de nodo es 185, en 375 años retrocedió como 18
días y llegó al 167 en la época del Códice de Dresde.

562
(A) Se da una lista de tunes en la Crónica de Oxkut~kab, y también se
dan posiciones de mes. Entre ellas está la declaración de que un tun terminó
en 1539, en un día 13 Ahau 8 Xul. Si aceptamos esta declaración, poco hay
que hacer más. Un fin de tun en un día dado y en una posición de mes, sólo
recurre una vez en 936 años, de modo que necesitamos considerar únicamente
tres aquí:
9. 8.11-0-0, 13 Ahau 8 Xul,
11.16. ü-0-0, 13 Ahau 8 Xul,
14. 3. 9-0-0, 13 Ahau 8 Xul. (1)
La primera es demasiado temprana para la época española, pues está en el
medio mismo de las inscripciones, y la última es mucho muy tardía, ya que
terminaría todas las inscripciones antes del año 1 A. D. Esto sólo deja
11.16.0-0-0, 13 Ahau 8 Xul, que también terminó un katún en 1539, como
lo requiere el número 3, y satisface todos los siete puntos también si la situa-
mos en 3 de noviembre de 1539, lo que está de acuerdo con el aserto de Lan-
da, del número 2. Sin embargo, no aceptan algunos la declaración de esta cró-
nica como final, de modo que continuaremos. (2)
(B) Supóngase que no conocemos la posición de mes, sino que simple-
mente poseemos la declaración general de que un katún 13 Ahau acabó, más
o menos, entre 1536 y 1543. 13 Ahau ocurre únicamente una vez en 260 días
y es fácil enumerar los 10 ó 12 que ocurrieron durante estos años, con sus po-
siciones de mes, y escoger los katunes que pudieron terminar. Esto es fácil,

(1) Una fecha de Rueda de Calendario se repite en cualquiem posición de un Tun, co-
mo dice el autor, cada 936 años, iguales a 949 Tunes, que contienen 341,640 días, o sea el
Mínimo Comúu Múltiplo de 18,980 (días de la Rueda de Calendario) y 360 (días del Tun).
Nótese que las 3 fechas que aquí da el Dr. Teeple están separadas entre sí por intervalos de
949 Tunes, ó 2.7.9-0-0, pues marcan recurrencias sucesivas.
(2) Don Juan Martínez Hernández, el primero en conocer la crónica de la familia Xiu,
de Oxkutzcab (E. J. Palacios, "Maya-Christian Synchronology", p. 164) da entero crédito
al manuscrito, entre otras cosas, por su conformidad con otros (Nakuk Pech y demás) y ex-
plica cómo halló en él, entre varias, la fecha 5 Ahau 17 Tzec, año 13 Kan, 1542; hace notar
que marca fin de Tun y la conecta, retrocediendo los 949 Tunes de la recurrencia de la fór-
mula de Rueda de Calendario, con el S Ahau 18 Tzec, 9.8.13-ü-0, de una inscripción del
Templo de las Inscripciones, Palenque. El lector se servirá tener en cuenta que el18 Tzec
de la inscripción arcaica equivale al17 Tzec del manuscrito, más reciente, en virtud del des~
lizamiento de las posiciones de año. Pero si a 9.8.13-0-0 le agregamos 949 Tunes -2.7.9-0-0-
teudremos: 11.16.2-0-0 como serie inicial de la fecha dada por la crónica. (Palacios, obra
citada en esta misma nota, pág. 165); retrocediendo 2 Tunes -720 días- obtendremos la
fórmula de don Juan Martínez Hernández: 11.16.0-0-0, 13 Ahau 8 Xul, que según ese ar-
queólogo, corresponde al 31 de octubre del año juliano de 1S39. La diferencia respecto a la
fórmula de Teeple es de 3 días, por defecto. (Ver también "Crónicas Mayas", p. 11 y "Sig-
nificación Cronológica de los Ciclos Mayas", p. 8, de Martínez Hernández.)

563
porque un día. y una po~ición de mes dados sólo recurren como término de
katún, una vez; en cosa de 18,000 años. (1) Los únicos que tenemos que con-
siderar son:

No. 1, 10.10.0-0-0, 13 Ahau 13 Mol 1546,


No. 2, u. 3.0--o-o, 13 Ahau 13 Pax 1543,
No. 3, 11.16.0-0-D, 13 Ahau 8 Xul 1539,
No. 4, 12. 9.0-0-0, 13 Ahau 8 Kankín 1536,
No. 5, 13. 2.0-·ü-0, 13 Ahau 3 Zotz; 1532.
Aun el primero y el último quedan fuera de nuestros límites --1536 a
1543- de modo que no hay ocasión de discutirlos. Si a los números 2 y 4 se
les dan sus fechas propias de acuerdo con nuestro punto número 2 --1 O de fe-
brero de 1543 y 12 de abril de 1536, respectivamente- no concuerdan con
-los días de Luna nueva de nuestro punto número 4, ni con los días de nodo
del punto número 5, ni con las fechas de Venus del punto número 6. En rea-
lidad, están enteramente en una Rueda de Calendario impropia, para tener
alguna relación con nuestra fecha de Venus, 1 Ahau 18 Kayab. Esto deja co-
mo única posibilidad, el medio, el número 3, 11.16.0-0-0, 13 Ahau 8 Xul, 3
de noviembre de, 1539. Es la misma fecha que encontramos en (A) y concuer-
da c:on todos los demás puntos .
.(C) Esto parece agotar por el momento las posibilidades del katún 13
Ahau, de modo que volvamos al punto número 2 y aceptemos una fecha 12 Kan
2 Pop como 16 de julio de 1553. Esta nos conduce a otra, 12 Lamat 1 Muan
en 26 de abril de 1535, juliano, y por otra parte, al 23 de abril de 1587, grego-
riano. Pero el12 Lamat 1 Muan de la Estela M de Copán, día 168, tenía una
conjunción de nodo en un día entre 167 y 185, que ha estado retrocediendo
en el tz;olkín a raz;ón de cosa de 5 días por cien años. Y ahora encontramos
que nuestra fecha.de 1535 tiene una conjuncíón de nodo cosa de 108 días an-
tes de ella; en consecuencia, no puede ser la sucesora en línea recta, de la fecha
(1) Exactamente 18,720 años vagos, 6 18,980 Tunes, iguales a 949 Katunes. El cálculo
de esta recurrencia, como el de las demás de la cronología maya se hace determinando un
M.C.M. En este caso, teniendo presente que la fecha de Rtteda de Calendario se repite cada
·18,980 días y que el Katún tiene 7,200 días, se buscará el M.C.M. de esas dos cantidades.
El resultado es el indicado al principio. Conviene advertir que aquí se trata de repetición en
un Katún cualquiera; pero si se tratara de un katútt dado, es decir, cuyo número de orden se
fijara, debería buscarse el M.C.M. de 18,980 y 144,000, este último. número de los días de los
Katunes que entran en un Baktún. El resultado sería: 949 naktunes. Por otra parte, una
fórmula del Tzolkín (nombre de día consu numeral) se repite precisamente como fin de Ka-
tún cada 13 Katunes, que es el M.C.l\1. de 260 (total de las fórmulas de Tzolkín) y 7,200
días (del Katún). Las fechas que aquí da el doctor están separadas por intervalos de 13 Katu-
ues. El fácil, pero curioso problema de las recurrencias, es explicado en un fol1eto por el
traduCtor de esta obra. ("Recurrencias de las Fechas Mayas'')

564
de la Estela M de Copán, a menos de que ésta date de más de 2,ÓOO años antes
de 1535. &tamos en el tzolkín erróneo; el12 Lamát de 1535 es día 428 y no
168; en consecuencia, tomamos la fecha de 1587, una Rueda de Calendario
después y vemos que hay una conjunción de nodo cerca de 24 días antes de
ella, en el día 144 del tzolkín. De esto deducimos que la tabla del Códice
de Dresde es aproximadamente 480 años anterior a 1587, que es un poco des-
pués de 1100 A. D. y que el 9.16.4-10-8 de la Estela M, es 23 de abril de
1587, gregoriano, menos un número par de Ruedas de Calendario, no menos
de 4 dobles Ruedas de Calendario, no más de 8. (1) De aquí tenernos las si-
guientes posibles fechas para 9.16.4--10-8, 12 Lamat 1 Muan:
Julio 26 de 1171,
Agosto 21 de 1067,
Septiembre 16 de 963,
Octubre 12 de 859,
Noviembre 7 de 755.
Pero 9.16.4-10-8 debe ser, a la vez, Luna nueva y conjunción eclíptica.
Todas las supradichas hállanse bastante cerca del día de nodo para satisfacer
a las conjunciones eclípticas, pero sólo una lo está suficientemente del día de
Luna nueva, y es la última, noviembre 7 de 755, que está dentro de un día
de distancia de la Luna nueva del 8 de noviembre de 755. Si la aceptamos
como fecha de 9.16.4-10-8, nos conduce de nuevo a 11.16.0-0-0, 13 Ahau S
Xul para el 3 de noviembre de 1539, el mismo valor obtenido en (A) y (B)·
Debe considerarse otra fecha de la lista anterior, que es septiembre 16 de 963
y que está a sólo 4 días de la Luna nueva del 20 de septiembre de 963. Acep·
tanda esta última fecha, se situaría 12 Kan 2 Pop en 1553, en 20 de juHo, en
lugar de julio 16 y se haría que 11.5.9-2-0, 13 Ahau 8 Xul cayera en 7 de no.-
viembre de 1539, sin fin de katún de ninguna clase entre 1530 y 1550.
(D) Si usamos la fecha 11 Chuen 19 Zac del puntci número 2 como i8 de
febrero de 1544, esto traslada la fecha posible de la tabla del Códice de Dres-
de unos 60' años tal como está, pero no introduce cambio en nuestra lista de
5 fechas dada en (C), salvo que adelanta en 3 días cada uná. de ellas. Esto
deja el 4 de noviembre de 755 otra: vez como la más próxima a una fecha de
Luna nueva; debe ser trasladada 4 días, al8 de noviembre de 755, para coinci-
dir con Luna nueva, lo cual nos trae de nuevó a 1Ll6.0-0-0, 13 Ahaü 8 Xul,
para el 3 de noviembre de 1539.
(1) En 4 ú 8 dobles Ruedas de Cal~ndario el retroceso sería aproximada y respectiva-
mente, ~e 20 6 42 días y el nodo caería en el día 144, después de haber quedado hacia
9.16.4-10-8 entre 164 y 186.

565
(E) Supóngase que desatendemos los puntos números 2 y 3 y nos adhe-
rimos tan sólo al número 1, en la. época española, es decir, que los portadores
de año dados son correctos, que no ha habido cambio real en el calendario,
pero que éste pudo haber ganado o perdido 20 ó 30 días desde el tiempo de
las inscripciones. Combinando los puntos números 1, 5 y 6 y suponiendo que
la tabla del Códice de Dresde fué válida en alguna fecha comprendida entre
200 y 1400 A. D., se puede mostrar, por medio de un aná.lisis simple, per"o
muy tedioso, que el 12 Kan 2 Pop del16 de julio de 1553 no pudo haber sido
anterior a junio 29, ni posterior a 17 de agosto, y que sin embargo, se tuvie,
ran correctamente dados los portadores de año, de 1392 en adelante. La t;,
bla 9 da, creo, las únicas fechas razonables para 9.16.4~10-8, 12 Lamat 1 Muan,
que la harían una conjunción eclíptica que cayese no más de un día después
de un día de nodo, ni más de 18 días antes de éste, y de tal manera situada,
que 12 Kan 2 Pop caería entre el 29 de junio y el 17 de agosto de 1553. La
segunda columna de esa tabla da la fecha de 9.16.4-10-8; la tercera, el día de
nodo de esa fecha, que debe quedar entre 167 y 186; la columna 4 da el día
aproximado en que 12 Kan 2 Pop caería en 1553, y la columna 5, el tun de la
Cuenta Larga que caería en 1539. Las fechas anteriores a 340 A. D. hacen
caer a 12 Kan 2 Pop después del17 de agosto en 1553.
Estas siete son las únicas fechas que caen dentro de nuestros límites, pe-
ro aun podemos reducir más el número. Se observará que todas están eq series
de múltiplos de 65 revoluciones de Venus, o cerca de 104 años. ContiÍmada,
esta serie llegaría a una conjunción de Venus en primero de diciembre de
1898, cerca de 28 días antes de la conjunción de nodo, en 29 de diciembre
de 1898. Se recordará que Venus y la conjunción de nodo retroceden. am-
bas, la primera en el año vago, la, segunda en el tzolkín, casi en la misma
proporción. En 1275 la conjunción de Venus fué también un tránsito dé Ve-
nus y está registrada por La Lande como ocurrida el 25 de ma yo, 28 días tam-
bién antes de la conjunción de nodo. Los mismos 28 días se sostienen para
las siete fechas supradichas. Pero según nuestro punto número 6, ocurrió una
conjunción de Venus en, o inmediatamente antes de 9.16.4-9-0, día 140, ó
9.16.4-10-0, día 160, y en consecuencia, los días de nodo fueron 168 ó inme-
diatamente antes, ó 188 ó precisamente antes. Esto elimina los puntos núme'
ros 1, 3, 5 y 6 y deja únicamente los números 2, 4 y 7.
La número 2 dataría la Estela M de Copán en 548 y daría la misma fe-
cha a la mbla de eclipses de Dresde; daría la fecha-cero de la tabla de Venus,
1 Ahau 18 Kayab, en 9.9.9-16-0; haría errar al calendario de Landa en 26
días, y los katunes más próximos en la temprana época española serían,
12.6.0-0-0, 6 Ahau 3 Zac, en 1529 y 12.7.0-ü-0, 4 Ahau 3 Xul en 1548.

566
TABLA 9
VARIOS EQUIVALENTES PARA LA FECHA 9.16.4-10-8 EN LA CRONOLOGIA CRISTIANA

FECHA DE DIA DE NODO EN 12 KAN 2 POP FECHA DE TABLA TUN TERMINADO


NUM.
9.16.4-lü-8 9.16.4-lü-8 1553 DE E CLIP. DRESDE EN 1539

1 Mar. 14, 340 182 Agto. 11 640 12.17. 1-0---0


2 Ene. 26, 548 168 Agto. 11 570 12. 6.11--{}-0
3 Dic. 18, 651 175 Jul. 31 810 12. l. 5-ü-0
4 Nov. 8, 755 185 Jul. 16 1110 11.16. 0-0-0
5 Sept. 20, 963 171 Jul. 20 1040 11. 5. 9-0-0
6 Agto. 12, 1067 179 Jul. 7 1300 1 11. o. 3-0-0
7 Jun. 24, 1275¡ 166 Jul. 10 1275 1o. _?_._~3-D-:-_?
La número 7 data la Estela M en 1275, y da la misma fecha a la tabla de
eclipses de Dresde; hace coincidir la tabla de Venus con 9.9.9-16-0, 1 Ahau
18 Kayab; deja al calendario de Landa con un error de 6 días y da un katún
13 Ahau, 10.10.0--0-0, 13 Ahau 13 Mol, en 1546, fecha que rechazamos se-
gún (B).
La número 4 data la Estela M en 755 y la tabla de Dresde hacia 1120.
La fecha-cero de la tabla de 1 Ahau 18 Kayab se torna 10.10.11-12--0, lata-
bla de Dresde queda bacía 10.15.0-0-0, más o menos un katún, el calendario
de Landa es exacto, o con un error de no más de 1 día, y un katún 13 Ahau,
11.16.0-0-0, 13 Ahau 8 Xul, termina en 1539.
Estas tres parecen las únicas fechas que necesitamos considerar, si existe
una sucesión caléndarica ininterrumpida casi, entre las inscripciones y el Siglo
XVI. De las tres fechas, la número 4 satisface todas nuestros condiciones, en
tanto que las números 2 y 7 no satisfacen nuestros puntos números 2 y 3 y
sólo parcialmente cumplen el número 7, pues hay una interrupción de 6 y 26
días, respectivamente, en la sucesión.
En todos los experimentos que hemos hecho en esta parte, la fecha
11.16.0-0-0 aparece como la mejor o como la única respuesta. Si hubo sólo un
calendario maya en uso durante el Siglo XVI, si existió un orden de sucesión
ininterrumpido o casi, y si son correctos nuestros fugaces datos respecto al ca-
lendario en la época española, entonces, ésta es nuestra correlación:
11.16.0-0--0 = 3 de noviembre de 1539.
Por lo tanto, la he usado con el fin de comparar las diferentes fechas.
Pero ¿hubo solamente un calendario maya en uso en las crónicas mayas?,
¿existió una sucesión ininterrumpida? y ¿cuán exactas fueron las cifras de
Landa y las de los indios de Bacalar? No creo que ninguna de estas tres pre-
guntas pueda ser contestada con certidumbre ahora, y por lo tanto, no estaré
completamente satisfecho con ninguna correlación, mientras no podamos deri-
var una exclusivamente de las inscripciones. (1)
(1) Dice acerca de esto J. Eric Thompson: "Las posibilidades de lograr una correlación
exacta confiando tan sólo en el material de las inscripciones, no parecen tan brillantes como
hace unos cuantos años.'' Pero algunos renglones adelante expresa: ''Si alguna vez se ob-
tiene una correlación indiscutiblemente correcta, se deberá en gran parte a Jos cuidadosos
dibujos de los glifos de la Serie Lunar, recogidos por Morley en el curso de muchas tel!lpo-
radas de vagar entre la maleza, en las condiciones más penosas, de uno a otro confín de la
zona maya." ("Maya Chronology: The Correlation Question ", p. 82).

567
Anale•. Bp. M T. II.-'71
CORRELACIONES

En las páginas precedentes hemos desarrollado una gran cantidad de as-


tronomía maya y ahora estamos en aptitud de organizarla, para usarla en el exa-
men de las correlaciones. De las solas inscripciones tenemos únicamente dos
puntos que son utilizables:
(1) Podemos dar con bastante exactitud, la posición· de la Luna para
cualquiera fecha de Cuenta Larga de las inscripciones y naturalmente, pode-
mos computarla correctamente desde éstas hasta períodos más recientes.
(2) Sabemos, por el principio del sistema de eclipses originados por la
Luna, de la numeración lunar de Copán, en la Estela M y su continuación en
la Estela N y el Templo 11, que el Sol estaba en conjunción con el nodo de la
Luna, entre el día 164 y el día 186 del tzolkín, en que 9.16.4--10--8, día 168,
fué una sizigia eclíptica.
Pensaba antes, que teníamos un tercer punto, en una precisa fecha helía;
ca de Venus, pero según veo ahora, en las solas inscripciones no hay testimo-
nios suficientes para probarlo. Existen otros muchos símbolos de Venus, de
significado desconocido, que aun aguardan la elucidación. Los dos puntos so-
los mencionados arriba, están muy lejos de ser suficientes para dar una corre-
lación.
Del Códice de Dresde obtenemos otros dos puntos, en el supuesto de
que ese códice sea posterior a las inscripciones y que no haya interrupción o
cambio entre éstas y el códice.
(3) La tabla de eclipses del códice tiene un día de nodo 167 al principio,
y puesto que la tabla no es anterior a la Estela M, el día de nodo en
9.16.4-10-8 debe quedar entre 167 y 186.
(4) Hubo un orto helíaco de Venus hacia 9.9.9--16--0, ó 10.10.11--12 O,
y en consecuencia, una conjunción inferior de Venus hacia 9.16.4--9 O, ó
9.16.4--10-0, lo que depende de cuál de las dos fechas para 1 Ahau 18 Kayab
sea correcta, esto es, la conjunción de Venus fué unos 8 ó 28 días antes de la
sizigia eclíptica de 12 Larnat 1 Muan y de 7 a 26 más ó menos, o de 27 a 46
días antes de la conjunción de nodo. A cada dos Ruedas de Calendario habrá
una conjunción de Venus cerca de 12 Lamat 1 Muan, cosa de 5 días antes que
la precedente, en el calendario, y guardando una distancia casi uniforme res-
pecto del día de nodo.
Esto es lo que obtenemos de las inscripciones y los códices, y tales datos
son todavía insuficientes para una correlación exacta. Si el intervalo entre la
conjunción de Venus y la conjunción de nodo no fuera tan indefinido, valdría
la pena un ensayo como el que intenté en el "American Anthropologist" (pá-

568
gina 283, 1927). Debemos pues, o contar con más datos, o acudir a los testi-
monios del Siglo XVI en demanda de una indicación acerca de dónde está 12
Lamat 1 Muan ahora.
(5) Sí son correctos los portadores de año de 1392 a 1800 y no ha habido
trastrueque o cambio en el calendario, entonces, 12 Kan 2 Pop fué 16 de julio
de 1553, como lo presenta Landa, o digamos, dentro de 20 ó 30 días de esa
fecha.
El punto número 5 nos habilita para situar un 12 Lamat 1 Muan en 6 de
febrero de 1899, o cosa de 20 días de más o de menos. Hubo una conjunción
de Venus el1 de diciembre de 1898 (67 días antes de aquella fecha), ó 20 días
de más o de menos, y una conjunción de nodo el29 de diciembre de 1898, -easi
28 días después de la conjunción de Venus. Claro que hubo otro 12 Lamat 1
Muan, una Rueda de Calendario antes, en 1847 y que aun habrá otro, una Rue-
da de Calendario más tarde, en 1951; pero puesto que no ocurrió ninguna
conjunción de Venus dentro de 200 días de distancia de una u otra, quedan
en un número impar de Ruedas de Calendario a partir de 9.16.4-10-8 y no
nos conciernen aquí.
Los 28 días entre la conjunción de Venus y la de nodo en 1898 serán co-
sa de 27 en 9.16.4--1()-8; en consecuencia, sabemos que el día de nodo en la
Estela M fué o muy próximo al día 167, o muy cercano al185, pero no estuvo,
por ejemplo, entre el día 170 y el180.
Llegamos ahora a la comparación de algunas correlaciones, tomando pri-
mero las que concuerdan esencialmente con la fecha de Landa.
(A) La ecuación 11.16.0--0-0, 13 Ahau 8 Xul = 3 de noviembre de 1539.
Esta es la correlación que surge de todas las pruebas hechas en las pági-
nas precedentes. Fué anunciada primeramente por Goodman, creo que en 1905.
revivida más tarde por Juan Martínez Hernánde:z;, en 1926 y apoyada por J.
Eric Thompson en 1927. (1) El que usemos la ecuación de Landa, 12 Kan 2
Pop = 16 de julio de 1553, o la de los indios de Bacalar, 11 Chuen 19 Zac =
15 de febrero de 1544, o la corrección de ésta por Martínez, 18 de febrero
(1} En esta correlación, 11amada B para distinguirla de la A, sustentada por Spinden,
hay que distinguir cuatro fórmulas diferentes:
La de Goodman: 11.16.0-0-0 = 30 de octubre de 1539;
La de J. Eric Thompson: 11.16.0-0-0 == 3 6 4 de noviembre de 1539. (El 4 si se toma en
cuenta el día correspondiente al cambio de posiciones de mes);
La de Martínez Hernández: 11.16.0-0-0 = 31 de octubre de 1539;
La de Teeple: 11.16.0-0-0 = 3 de noviembre de 1539.
La diferencia de 3 días en éstas dos últimas se debe a que el Dr. Teeple toma como co-
rrecta la declaración de Landa: 12 Kan 1 (2) Pop == 16 de julio de 1553, en tanto que el ar-
queólogo yucateco hace una corrección de 3 días al dicho del obispo, según se explicó en la
nota núm. 1, p. 562.

569
de 1544, es sin importancia, porque todas deben conducir a 9.16.4--10-8, 12
Lamat :1. Muan = 8 de noviembre de 755 como sizigia eclíptica en el día 168,
con el día de nodo hacia el 185 y la conjunción de Venus alrededor del día
158, en 9.16.4-9-18, lo que satisface todas las condiciones de esta parte.
(B) Otras dos fechas para 9.16.4-10-8, mencionadas en ]as páginas ante-
riores, satisfarían todas nuestras presentes condiciones: son, 26 de enero de
548 y 24 de junio de 1275. Tienen poca relación con la época española, salvo
que ponen el calendario anual casi de acuerdo con la fecha de Landa. La fecha
de 548 fué también obtenida, entre otras, de las solas inscripciones. Ya que
nadie ha propuesto en serio cualquiera de éstas como la verdadera correlación,
no deben detenernos ahora. El 20 de septiembre de 963 como fecha de
9.16.4-10-8, es casi tan bueno como las otras.
(C) La ecuación 12.9.0-0--ü, 13 Ahau 8 Kankín = 12 de abril de 1536.
Esta correlación, propuesta por Spinden, ha sido ampliamente usada, pero
qúe yo sepa, nadie la ha sometido a un examen crítico. Sitúa 9.16.4-10-8 en
11 de enero de 496. La fecha no es día de Luna nueva, sino 10 u 11 días pos-
terior a Luna nueva y en consecuencia, discrepa de nuestro punto número 1 :
en realidad, discrepa de las Series Suplementarias de las inscripciones, de parte
a parte. La fecha no es sizigia eclíptica cual lo requiere el punto número 2; la
sizigia ecliptica más próxima dada por Oppolzer, es 69 6 70 días anterior a ella.
En vez de tener conjunción de nodo no más de 1 día antes de 12 Lamat, como
lo pide nuestro punto número 3, aquella parece estar, por esta correlación, 56
días antes de 12 Lamat. Finalmente, en vez de tener conjunción de Venus
unos 8 ó 28 días antes de 12 Lamat, como lo requiere nuestro punto número 4,
'no encontramos conjunción de Venus dentro de 280 días en una u otra direc-
ción, casi tan lejos como es posible. La correlación de 12.9.0-0-0 da un 12 La-
mat 1 Muan en Rueda de Calendario impropia y por consecuencia, en un
tzolkín erróneo para que pueda corresponder a 9.16.4-1ü-8. Esta correlación
no ofrece un solo acuerdo con nada de lo que hemos encontrado en las ins-
cripciones solas, o en las inscripciones y los códices juntos.
El encontrar tal condición no debería sorprendernos, ya que esta correla-
ción fué deducida por el Dr. Morley exclusivamente de las crónicas del Siglo
XVI y no fué sino varios años después cuando el Dr. Spinden, en "The Re-
ductíon of Mayan Date:s", intentó relacionar 12.9.0-0-0, 13 Ahau 8 Kankín,
con las inscripciones. (1) No es bastante claro si el autor de ese libro preten-
(1) El Dr. Morley, que fué el primero que lanzó esta correlación en 1909, la acaba de
abandonar "en favor de la correlación Goodman-Martínez Hernández-Thompson' ',según lo
afirma en la nota de la página 16 de su reciente obra, "Guide Book to the Ruins of Quiri-
gua", octubre de 1935.

570
dió ofrecer pruebas de la exactitud de la correlación, o si ésta fué admitida co•
mo correcta para empezar y él da simplemente listas de fechas obtenidas por
medio de las inscripciones. De ser esto último, no deberíamos tener controver-
sia con el libro, tan sólo a condición de que pudiéramos admitir el postulado
de corrección en el principio. Empero, sí pretende dar pruebas tomadas de las
inscripciones, en favor de la correlación particular, entonces debemos exami-
nar las pruebas.
Según parece, el autor se basa en la incidencia de.ciertas fechas maya~,
por virtud de su correlación, en las cercanías de diez puntos del año cristia~o.
Son: primero, los tres aniversarios del baktún 13, baktún 7 y baktún 9; segun~
do, los cuatro equinoccios y solsticios, y tercero, tres puntos del "Año de
los Agricultores". Ahora bien: los aniversarios mayas del baktún 13; el7 y el
9, serán aún aniversarios, de necesidad, cualquiera que sea la correlación us~­
da. Naturalmente, no pueden ser empleados como pruebas ni en pro l)Í en .
contra de una correlación cualquiera. Después, los cuatro equinoccios y l}ols•
ticios: sí existen 1 ,500 6 2,000 fechas mayas conocidas, cada una de ellas d~be
caer en alguno de los 365 días de nuestro año vago, digamos, un promedio.de
4 por día, ó 16 para los cuatro equinoccios y solsticios. Si permitimos siq~ie­
ra una desviación de 1 día por cada lado, podemos esperar cosa de 50 fecb~s
equinocciales y solsticiales para cualquiera correlación que se guste sugerir, y si
listamos "aproximaciones" y toleramos trastrueques de Ruedas de Calendario,
como lo hace el autor, vemos desde luego cuán indignos de confianza son tale&
datos como prueba de cualquiera correlación. (1) Finalmente, consideremos
las fechas del "Año de los Agricultores"; hasta donde puedo saber, la idea de
un año del agricultor, con dos fechas importantes, equivalentes al 5 de abril
y el 6 de septiembre -las que más tarde fueron cambiadas a 9 de abril y 2
de septiembre- no existió hasta que fué inventada por el autor para adaptar-
se a las supuestas fechas cristianas. Ahora que se ha leído el "Gran Cuadrante
Solar de Copán" como 12 de abril y 30 de agosto, en vez de las fechas anterio-
res, sin posibilidad física de que se haya hecho un trastrocamiento, parece va-
ga toda conexión entre el "Año de los Agricultores" y el "Cuadrante Solar".
En todo caso, las "aproximaciones, a las "estaciones del Año de los Agricul~
tares", utilizadas por el autor, tienen una amplitud tal, que como los·equin.oc-
cios y solsticios, apenas pueden usarse como pruebas de una correlación. Tan
convincente sería el aceptar la indicación de Thompson de que el 30 de agosto
(1) Las mismas observaciones se aplican a "Maya Inscriptions dealing with Venus
and the Moon", del Dr. Spinden, Bull. Buffalo Soc. Nat. Sci., vol XIV, 1928. Si este arti-
culo tiene por objeto presentar pruebas de su correlación, soy del todo incompetente para se-
guir el argumento.- N. del A.

571
era la única fecha usada en el cuadrante solar y que representaba el aniversa-
rio del original O Pop cerca del Baktún 13, como lo demanda la correlación de
11.16.Q-O-O, mas no me inclino a hacer hincapié tampoco en esto. Salvo en las
págs. 564 (C) y sigs., he evitado toda deducción que dependiera de una correla-
ción particular, o de una posición especial en nuestro año gregoriano.
Nunca he sido particularmente impresionado por las razones dadas para
suponer que las Estelas 10 y 12 de Copán fueron erigidas como un cuadrante
solar o una línea astronómica de base. Dos objetos cualesquiera, en el espacio,
dan una línea de visión, si el uno es visible desde el otro. Y si esta línea corta
el horizonte en cualquiera parte del cielo, podría ser astronómica y u.na inter-
sección en Jos octavos occidentales u orientales del horizonte, de algo más de
una cuarta parte de los 360 grados totales, sería tan cuadrante solar como éste
de Copán. Por añadidura, cualquiera que haya leído el informe del último gru-
po que estuvo en el cuadrante solar, y conocido su lucha por llegar a la Estela 12
y su incapacidad de ver la Estela 10, a 5 míllas de distancia, hasta que otro grupo
encendió un fuego detrás de ésta, comprenderá desde luego su incomodidad y
deficiencias generales com.o cuadrante solar. Para determinar el día, una vi-
sual de 250 pies de longitud habría realizado todos los propósitos que ésta de
cinco millas pudo haber satisfecho, y los mayas demostraron ser astrónomos
suficientemente buenos para saberlo.
La anterior y un tanto larga discusión de la correlación de Spinden se ha
presentado, simplemente, porque ésta es una de las usadas con más frecuencia,
sobre todo por los autores de artículos populares. Sin embargo, si nuestras de-
duciones son correctas, esta correlación no puede serlo, y quienes la usan y ci-
tan como uno de Jos hechos establecidos de la historia maya, están nutriendo
una creencia que, según todas las probabilidades, debe ser corregida más tarde.
Por otra parte, la correlación de Goodman puede no ser correcta ni aun para
las inscripciones, pero por lo menos no discrepa violentamente, en ningún pun,
to, con las indicaciones de aquellas. Estas son las únicas dos correlaciones en
estrecho acuerdo con el año típico de Landa que han atraído algún partido se-
rio, y hasta donde concierne a las inscripciones, se puede decir, sin vacilar, que
la de Goodrnan es posible, mientras que la de Spinden es ciertamente muy im-
probable. (1)
(1) La correlación del Dr. Spinden coloca la Fecha Era maya 489,384 días después del
momento inicial del cálculo juliano ( 4,713 A. C.); la correlación del Dr. Teeple sitúa la mis-
ma fecha maya 584,284 días después de ese momento. La diferencia entre ambas es de 94,900
días, iguales a 260 aiios vagos, 6 263 Tunes más 220 días, o mejor, 259 años julianos más
300 días, de donde se infiere que las posiciones en el año cristiano que a una misma fecha
asignen esos métodos, estarin separadas entre sí en el calendario anual, por 300 días, como

572
(D) Hay otra serie de correlaciones que no concuerdan con el año típico
de Landa, pero que aun hacen uso de ciertos informes de los ]Ximeros tiempos
españoles. Talla de Morley, que sitúa 12.9.0-0-ü, 13 Ahau 8 Kankín, en el
año de 1536 ó de 1537, unos 260 días después de lo que concordaría con la
afirmación de Landa. Podría colocársela en una fecha que ofreciese acuerdo ge·
neral con las inscripciones, salvo en un punto: requiere conjunción de Venus
cerca de 9.16.4-10-8, varios días después de la conjunción de nodo, cuando
que, muy seguramente, lo contrario es la verdad.
La correlación de Joyce, derivada de la de Bowditch, cae en la misma serie.
Esta coloca el año 4 Kan en 1536, en ve2; de 1545 según lo demandaría el acuer·
do con Landa. La correlación de Joyce sitúa 9.16.4-1D-8 en 15 de marzo de
227, no en día de Luna nueva, sino a 10 días de distancia de una; no en una
sizigia eclíptica, sino a 49 días de ésta y excesivamente lejos de la conjunción
de nodo y de la conjunción de Venus para que pueda compararse con nuestro
12 Lamat 1 Muan. No hay absolutamente concordancia emtre esta correlación
y las deducciones que hemos hecho de las inscripciones.
(E) Una tercera serie intenta reconstruir una correlación con las solas ins•
cripciones, o con éstas y los códices, desatendiendo enteramente los katunes,
portadores de años y el calendario anual de principios delSiglo XVI. Hace esto
Willson, quien sitúa 9.16.4-10-8 en 29 de octubre de 357. Esta correlación se
funda en los datos de inscripciones y códices sobre Luna nueva, si2;igias eclíp·
ticas y Venus; en consecuencia, ofrece un acuerdo bastante próximo, dentro de
los límites de nuestras deducciones, sobre esos puntos; empero, coloca la con·
junción de nodo hacia el día 156 del tzolkín, mientras nosotros deducimos que
ese día de nodo no pudo ser antes del167. Naturalmente, Willson no tomó en
cuenta para nada la posición del día de nodo; su motivo determinante para es·
coger entre las muchas fechas en que la si:z;igia eclíptica era la distancia justa
desde Venus, fué la supuesta configuración de Marte. No he empleá.do ésta,
se observa respectode9.16.4-10-8, 12 Lamat 1 Muan, qtte según la correlación del Dr .. Spin·
den es 11 de enero de 496 A. D. y conforme a la de Teeple, 7 de-noviembre de 755.A.D. (11
de enero mfts 300 días= 7 de noviembre, en calendario juliano). Para convertir una fecha
maya en juliana, basta,con agregarle al total de día:s de su Serie Inicial, la Constante o
Ecuación Ahau de la correlación que se acepte y que no es otra que el intervalo que hemos
mencionado al principio de esta nota: 489,384 en la correlación A y 584,284 en laB. . . . . .
Según E. J. Palacios, la correlación B obtuvo nuevo apoyo gracias al descubrimiento de
una fecha del Juego de Pelota de Chichén -el mayor-, debido al Sr. Miguel Angel Fernán-
dez. Esa fecha es: 11.7.5-3-0, 6 Ahau 13 Pax, que el Sr. Palacios fija en 9.de julio de 1367
A. D., mientras que en la correlación A correspondería a 1107 A. D., año muy anterior a la
invasión tolteca, de la cual surgieron muchos monumentos de Chichén y entre ~llos, el cita-
do Juego de Pelota. (Ver "Los Secretos de Chichén Itzá", por C. L. Ramos, en "Excélsior ",
México, 21 de diciembre de 1936). .

573
porque parece muy dudoso que sepamos usar las tablas de Marte, o en rigor, si
realmente hay tablas de Marte. Las mismas observaciones se aplican a las otras
dos fechas determinadas por Willson: 15 de julio de 223 y 14 de febrero
de 49Z.
(F) Podemos colocar en la misma categoría general de fechas fundadas en
las inscripciones y en el Códice de Dresde tan sólo, aquellas que he sugerido
en artículos anteriores como posibles equivalentes de 9.16.4-10-8, tales como:
Diciembre 14 de 46A.C.
Junio 6 de 327 A.D.
Noviembre 22 de 504
Enero 26 de 548
Mayo 16 de 877
Ehero 5 de 1098
Todas las fechas anteriores presuponen día de nodo en el 167, cerca de
9.16.4-lü--8, en vez de admitir los límit~s más amplios, de 167 a 186, y la con-
junción de Venus, entre los días 139 y 149, en lugar de extender la posibilidad,
como lo hacemos nosotros, hasta el día 160. Al llegar a los límites más estre-
chos usadosparaestas6fechas,se postuló que el Altar K, de Copán, 9.12.16-7-8,
representa un orto helíaco de Venus según la tabla de ese planeta y que la tabla
de eclipses está definitivamente datada en 9.16.4-10-8. Ambas son posibi-
lidades, pero me hallo compelido a pensar ahora que no estarnos autorizados
al limitarnos tan estrechamente. Si desatendemos el calendario de los prime-
ros tiempos españoles, como tratamos de hacerlo aquí y usamos los amplios
límites bosquejados bajo los puntos 1 a 4, al principio de esta parte, enton-
ces, las fechas a discusión sólo serían 6 particulares, de muchas que podrían
nombrarse. Acontece que la cuarta de las expuestas, 26 de enero de 548, varía
de la declaración del calendario de Landa únicamente en 26 días, y ha sido
mencionada en (E) (página 566) y (B) (página 570). La tercera fecha, 22 de
noviembre de 504, difiere de la de Landa justamente en 9 tunes.
Se han hecho muchas otras insinuaciones generales respecto a correlacio·
nes, tal como la de que cierta Estela fué erigida durante el primer siglo de nues-
tra era, o hacia el siglo X. Tales declaraciones son demasiado vagas para que
las examinemos con provecho fundándonos en nuestras deducciones de sólo las
inscripciones y los códiCes. Concluímos pues, esta parte, en forma muy seme-
jante a la anterior. Todavía no hay suficientes datos disponibles de las inscrip-
ciones solas o con el Códice de Dresde, para determinar una correlación. Ten,
go la esperanza de que, a la postre, habrá suficientes datos utilizables, tan sólo
de estas fuentes. Si suponemos que todas las declaraciones de los primeros

574
tiempos españoles se refieren a un solo calendario y que éste es el mismo que
se usó en las inscripciones sin interrupción, entonces, estamos obligados a ir a
la correlación 11.16.0-0-0 = 3 de noviembre de 1539, que es la misma que
9.16.4-10-8 = 8 de noviembre de 755. Si renunciamos a todos los informes del
Siglo XVI, salvo al de los portadores de año, llegamos a la misma correlación
o ouando más, diferimos de ésta solamente por múltiplos de 65 revoluciones
sinódicas de Venus, o aproximadamente, por períodos de 104 afíos. Estamos
en el punto en que una información un poco más definida puede aclarar todo
el asunto. Ninguna correlación se adaptará a todas las declaraciones de las cró-
nicas de la época española y también a las exigencias de las inscripciones y loo
códices. Cada uno debe escoger por sí mismo aquellos datos que juzgue dignos
de confianza, recordando siempre que las fechas de las inscripciones son las que
hay que correlacionar con nuestra cronología cristiana. Sería de desear que los
interesados pudiesen llegar a algún acuerdo, respecto a la validez de las deduc-
ciones que se han hecho de las inscripciones y el Códice de Dresde, a la relati-
va probabilidad de declaraciones antagónicas en las crónicas, a la posibilidad de
un calendario ininterrumpido desde las imcripciones al códice y de éste al Siglo
XVI, o, de haberse interrumpido aquel, al carácter y probables límites del cam-
bio. Mientras tanto, si se tiene que usar una oorrelación, entonces la de Good,
roan, 11.16.0-0-0 = 3 de noviembre de 1539, parece suscitar las menos objecio-
nes, aunque todavía me hallo lejos de estar persuadido de que sea la correcta.

CONCLUSIONES

La anterior exposición de los conocimientos astronómicos de los mayas~


bosquejada e incompleta, da siquiera un esquema de sus adqBisicione.s ba~ta
donde las conocemos ahora. Por espacio de 522 años, de 8.16.0-0-0 a 10.2.10-0-iO,
los mayas anotaron la edad de la Luna en muchísimas fechas intermedias. Estas
anotaciones indican, tanto acuerdos contemporáneos entre las ciudades, como
acuerdos cronológicos entre las fechas tempranas y tardías, de modo que esta-
mos preparados para predecir, con un error de no más de un par de días, la edad
registrada de la Luna en cualquier monumento fechado, recién descubierto en
México, Honduras, Belice o Guatemala. La única excepción verdad~ra es la
ciudad de Quiriguá, en los últimos veinte años de su existencia. Según parece,
todos los pueblos mayas que erigieron monumwtos usaban un calendario idén-
tico, el que no tuvo interrupción durante aquellos 522 años, excepto, quizá,
algunas momentáneas debidas a la flaqueza humana, tal como la que producimos
cuando no podemos recordar si hoy es viernes 30 ó sábado 31. Por esp<~.cio
aproximado de unos 110 años de todo el período, también podemos predecir la

575
Anales. Ep. M T. II.-72
numeración de las lunas en el año lunar. De 9.12.15-0-0 a 9.16.5-0--0,-70
años- fué uniforme en todas partes; luego, Copán adoptó un sistema de eclip-
ses lunares, que podemos predecir con mucha aproximación y Quiriguá volvió
a un sistema anterior de Palenque, el que principiaba el año lunar una luna
después que las otras ciudades, lo que también podemos predecir.
Conocemos la idea de los mayas respecto a la duración medía de una luna
para los efectos del cómputo, en tres diferentes períodos. Primero: en Palen,
que, cuando fueron escritas las Series Iniciales, quizá no mucho antes de
9.13.0-0-0, fué de 29.53086 días, y la fórmula, Sllunas = 2,392 días. Segun,
do: en Copán, por lo menos después de 9.13.0--0-0, y probablemente en todas
las ciudades que usaron el sistema uniforme de numeración lunar, fué de
29.53020 días, de la fórmula 149 lunas = 4,400 días. Finalmente, después, en
el tiempo del Códice de Dresde, la fórmula palencana había vuelto a ser
adoptada.
Conocemos algo de sus ideas acerca de la duración del año trópico. En
Copán, después de 9.14.0---0-0, esa duración era 365.2420 días, calculada por
las fórmulas, 19 años = 235 lunas, y 149 lunas = 4,400 días. Esto es justa,
mente un poco más corto que nuestro cómputo de hoy en día y aun más corto
que el año gregoriano, de 365.2425 días. En Palenque, en los últimos años
anteriores a 9.13.0-0-0, fué de cosa de 365.2430 días, probablemente, de la
fórmula 144 años = 146 tunes, ó 144 años vagos más 35 días. Esto es un poco
más largo que el año gregoriano y parece casi idéntico al usado en Copán hacia
el mismo tiempo. Los primeros cálculos de Palenque parecen indicar un año algo
más corto que el gregoriano. En Palenque se recoge la impresión de que los
mayas ponderaban los méritos relativos de un número de fórmulas sucesivas,
entre las cualés hay una que casi corresponde a nuestro año juliano. Los ejem-
plos aislados de Yaxchilán, Piedras Negras, El Cayo, etc., indican que, proba,
blemente, todas las ciudades conocían un año trópico de la exactitud a proxi-
mada de nuestro año gregoriano. Finalmente, por un período de cosa de 25
años después de 9.16.5-0--0, Quiriguá parece haber usado aproximadamente el
año juliano, calculado con las fórmulas 19 años = 235 lunas y 81lunas =
2,392 días.
En materia de eclipses, se ha identificado muy poco hasta ahora en las
inscripciones. Empero, en el Códice de Dresde encontramos una tabla lunar
de eclipses, plenamente desarrollada, que da una serie de sizigias eclípticas en
un período de 33 años y que forma las lunas en grupos de seis y cinco, de mane,
raque los fines de grupos alcanzan siempre esas sizigias. También encontrarnos
en el contexto una fecha preeminente: 9.16.4-10-8, 12 Lamat 1 Muan. Cuando
vemos que se llega a la misma fecha por el agrupamiento lunar de la Estela M
576
de Copán, y observamos las fechas sucesivas de esa ciudad con agrupamientos
lunares susceptibles de adaptarse a tal sistema de si~igias eclípticas, creemos
obrar justificadamente al decir que los mayas, por lo menos los de las últimas
inscripciones, estaban familiari:z;ados con el método general de acaecimiento de
eclipses, y que la Estela M, de Copán, 9.16.5--0-0, es el lugar donde por pri-
mera vez; adoptaron un año de eclipses lunares, para reemplaz;ar su arreglo ante-
rior de lunas según el año lunar de 12 lunaciones.
Asimismo, nuestros informes acerca de Venus provienen en gran parte
del Códice de Dresde, en el cual encontramos referencias a cuatro tablas de
movimientos de Venus. La primera, la tercera y la cuarta se exponen comple-
tamente, pero de la segunda sólo se da la fecha-cero. Del principio de la. pri-
mera al fin de la última tabla, se abarca un período de 384 años. Aprendemos
aquí el método de los mayas para construir las tablas y para hacer en ellas las
correcciones necesarias, así como la probable conexi6n de esas tablas con la
Cuenta Larga de las inscripciones. La amplitud media de una revolución sinó-
dica de Venus se calcula ahora en 583.920 días; el cálculo maya era un poco
más corto que 583.935 días, pero ignoramos cuánto más preciso era. Las ins-
cripciones contienen abundantes glifos de Venus, pero relativamente pocos
de ellos pudieron haber representado ortos helíacos del planeta y no basta
nuestro conocimiento acerca de las variaciones de los glifos para que escoja-
mos positivamente los adecuados, sin ayuda del Códice de Dresde.
Tanto Foerstemann como Willson reconocen tablas de Marte, Júpiter y
Saturno, en el Códíce de Dresde, pero yo no he podido convencerme plena-
mente de que existen; y si existen, ignoro cómo usarlas.
Esto es más bien un estupendo aparato de informes astronómicos para
que hace 1,000 ó 1,500 años lo poseyesen indios bárbaros, completamente
aislados de las civili:z;aciones del Viejo Mundo; en verdad, probablemente sea
algo más adelantado que el que poseían en ese tiempo nuestros nobles antepa-
sados.
Pero sin duda que todavía hay mucho más que obtener de las inscrip-
ciones; por ejemplo:
(1) Hemos indicado la notable precisión que había en el cálculo del avan-
ce del año trópico a lo largo del año vago. Pero esta precisión y el cálculo
mismo pueden ser resultado únicamente de una larga serie de observaciones
registradas. ¿Cómo determinaban los mayas el paso de un año? ¿Era por la
observación del equinoccio, del solsticio, del Sol sobre la cabeza, o de una vi-
sual al Sol naciente o poniente, y hay en las inscripciones glifos que registren
tales observaciones? Creo que debe de haber los.

577
(2) Las tablas de Venus también deben de ser resultado de observaciones
anotadas durante largos períodos de tiempo y sin duda que estas anotaciones
están en las inscripciones. Alguien debe aislar todos los glifos y fechas de Ve,
nus, y estudiarlos.
(3) Igualmente oon las tablas de los eclipses. Sin duda que hay ante noso-
tros muchas anotaciones de eclipses, pero nadie ha identificado aún con se-
guridad un jeroglífico de eclipse, o una referencia cierta a un eclipse. Ninguna
de las supuestas si~igias eclípticas de Copán es necesariamente eclipse visible.
Véase el apéndice, páginas 580-81.
( 4) Antes de la época de la numeración lunar uniforme no hubo acuerdo
entre las ciudades, pero quizá sea posible tomar todas las fechas de una sola
ciudad y averiguar el sistema usado. ¿Muestran una relación con el tzolkín,
el año vago, el año trópico o con cualquiera otra cosa?
(5) He dado ciertos testimonios de una relación entre el glifo X de la
Serie Suplementaria y el número lunar. ¿Podemos determinar plenamente esta
relación, y arroja alguna luz sobre el significado de tal glifo"?
(6) La significación de los rostros que hay en el glifo C, de la Serie Su-
plementaria, nos elude aún.
(7) Nos intrigan los signos de kin con piernas y otros símbolos, en ocasío·
nes con coeficientes que se encuentran frecuentemente en las Series Suplemen-
tarias de Yaxchilán y unas cuantas veces en otras ciudades. No tengo de su
significado ni la idea más vaga, pero puesto que son numéricos, es probable que
la resolución fuese muy útil.
(8) Todas las formas del glifo G, salvo la del kin maíz, deberían ser cui-
dadosamente buscadas y vueltas a dibujar de los originales, para que sus carac-
terísticas esenciales puedan determinarse más completamente de lo que pudo
Thompson con los pocos ejemplos utiliz;ables. Estas formas no sólo son valio-
sas para decidir entre fechas posibles de una Serie Inicial que sólo sea legible
en parte, sino que su uso pudo haber persistido después de que cesó la Cuenta
Larga, caso en el cual servirían de ayuda para determinar los finales de tun. Si
en verdad representan Señores de la Noche, podemos encontrar algunos de
ellos casi hasta la época española.
(9) He señalado unos cuantos glifos que parecen referirse a determinan-
tes y a fines de años computados. Si se aceptase mi idea general de los deter-
minantes, sería útil segregar y clasificar todos estos glifos, y si se comprobase
una ve4 su significación general, esto, por lo menos, reduciría el número de in•
cógn:itas por estudiar aún.
(10) Para mis poco adiestrados ojos, las inscripciones de Yaxchilán pare-
cen quedar aparte de las de todas las demás ciudades de la zona central, con

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excepción de unos cuantos glifos de Piedras Negras, tomados, posiblemente, de
Yaxchilán. Asimismo, paréceme que las inscripciones de Quíriguá son mucho
más reminiscentes de Palenque, que de Copán. Quizá un ojo perspica4 podría
rastrear tales semejanzas y determinar qué ciudades son colonias filiales o suce-
soras de otras.
Todos éstos y muchos otros problemas demandan la laboriosa recopilación
y el reparto en tablas, de los glifos y fechas, y su análisis cuidadoso. También
requieren una mayor accesibilidad a más inscripciones mayas; por añadidura,
las recopilaciones como los dibujos de Maudslay y la obra de Morley, "lnscri¡y
tions at Copan", son quizá, la necesidad más ingente en este momento.
(11) El asunto de la correlación lo juzgo como bastante irresuelto y se ne·
cesitará trabajar mucho en las inscripciones, para que podamos llegar a una con-
clusión. Si nos fuera dable suponer un calendario ininterrumpido desde las
inscripciones, y admitir que 12 Kan 2 Pop fué 16 de julio de 1553, entonces
consideraría yo terminado el asunto con la ecuación: 11.16.0-0-0, 13 Ahau
8 Xul = 3 de noviembre de 1539. Estoy seguro de que no puede lograrse un
progreso real suponiendo una correlación y tratando luego de obtener de las
inscripciones acuerdos forzados. Por este método casi cualquiera correlación
puede hacerse aparecer como plausible, siempre que no se la examine muy es-
trechamente. La labor debe proceder de la otra dirección, suponiendo que no
conocemos fechas cristianas equivalentes, a menos y hasta que nuestro conoci-
miento acumulado, obtenido de las inscripciones, nos imponga tales fechas. l..a.
tediosa búsqueda de todos los glifos y fechas mayas de una forma dada, en las
inscripciones, la distribución en cuadros, y el análisis de los resultados: he aquí
el único método, aparte de la revelación directa, que a la postre producirá una
correlación que inspire ~onfianz;a general.
Se verá por las páginas anteriores qué campo de trabajo tenemos y cuán
poco se ha hecho hasta ahora. Podemos decir que sabernos algunas cosas; otras
pareGen muy probables; varias son muy sugestivas, y finalmente, otras sólo
pueden mirarse corno indicadoras de los lugares donde, probablemente, el tra•
bajo resultaría productivo. El terreno apenas ha sido tocado aquí y allá, y es-
pero que este examen de los conocimientos astronómicos de los mayas pueda,
primero, producir comentarios críticos, y segundo, ser un incentivo de nuevas
investigaciones.
Estamos tratando de recobrar de las inscripciones jeroglíficas, y de recons•
truir para nosotros, una fase de una civiliz;ati6n que se desvaneció apenas re~
cientemente. Quizá haya material suficiente para hacer la reconstrucción bas·
tante completa, si lo trabajamos con empeño. Tal esfuerzo tiene una fascinaci6n
peculiar para mí, como probablemente para otros. Me próporcion6 muchas

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horas del recreo más placentero, durante los cinco o seis años transcurridos desde
que comencé con la "Introduction to the Study of the Maya Hieroglyphs ",
de Morley. Goodman, en su "Archaic Maya Inscriptions", me proporcionó
mi primer problema, con sus observaciones sobre el carácter exasperante
e irritante de los glifos de la Serie Suplementaria, y una lectura del resumen de
Morley en el Apéndice de "lnscriptions at Copán ", me indicó que aun eran
exasperantes. La discusión de Guthe sobre las páginas 51 a 58 del Códice de
Dresde originó otra línea de ataque, porque si en realidad teníamos una tabla
de eclipses, entonces, los días de nodo deberían ser identificables y casi fijos en
el tzolkín. El comentario de Foerstemann sobre el Códice de Dresde indicó,
por lo menos, tres tablas diferentes de Venus; en tal caso, debían tener una
con otra una relación susceptible de ser descubierta, lo que, naturalmente, me
dió otro problema. La "Maya Numeration, Calendar and Astronomy ",de Bow-
ditch, y especialmente las notas astronómicas de Willson acerca de los códices
mayas, abrieron mis ojos a la posibilidad de una eventual correlación precisa,
fundada en las solas inscripciones. Déboles mucho a estos escritos, por lo que
mira a sugestiones y puntos mat~riales de partida, en tanto que en el caso de
Willson también estoy obligado, en cierta medida, por el método.
Ha sido ésta una ocupación por demás interesante, pero hay un peligro
manifiesto. Tanto Goodman como Foerstemann parecen haber caído tan com-
pletamente bajo la influencia del misticismo de los números, que debido a esto,
ciertas partes de su obra quedan muy por debajo de su nivel de adquisiciones
y otras son completamente invalidadas. Espero plenamente librarme de este foso
de misticismo, de esta costumbre de poner en las declaraciones más simples de
los mayas, ideas más absurdas oque las que fueron capaces de formular. Pero
nunca puede decirse nada; quizá esté ya metido en parte. Si el lector cree que
no, entonces podría decir una pequeña oración para librarme de él.

APENDICE

Recientemente llegó a mi atención un glifo que podría representar un


eclipse. En 1926, el señor Enrique Juan Palacios, de la Secretaría de Educación
Pública de México, d~cubrió, fotografió e hi2;o un dibujo de la Estela 3 de Santa
Elena Poco Uinic, Chiapas. Dos años después, también la dibujó Frans Blom.
El monumento está claramente fechado: 9.18.ü--O-O, 11 Ahau 18 Mac. Cer-
ca del fin de la inscripción hay una fecha, 5 Cib 14 Chen, que debe ser
9.17.19-13-16, 5 Cib 14 Chen, ya que es seguida por un número-distancia,
4-4, para conectarla con la Serie Inicial.
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Sabernos por las inscripciones y el Códice de Dresde tan sólo, que este
día 5 Cib 14 Chen fué día de Luna nueva y ésta, o la inmediatamente anterior,
debe de haber sido una siúgia eclíptica, según nuestro análisis, porque es el
día 356 del doble T;::olkín. Sugerimos previamente que el glifo B de la Serie
Suplementaria podía representar la idea de la Luna entrando en su casa, es
decir, desapareciendo en la conjunción. Ahora bien, en el monumento en cues~
tión, siguiendo inmediatamente a la fecha 5 Cib 14 Chen, hay un glifo, (Fig. 19),
que representaría al Sol entrando en su casa, verdaderamente, en una doble casa.
Por analogía, esto significaría desaparición del Sol, lo que difícilmente podría
ser otra cosa que un eclipse solar. Este es el único glifo de los que he hallado
que me tienta a considerarlo como glifo de eclipse.
Ignoro si et;to agrega algo a la fuerza de la sugestión anterior, pero podría-
mos observar que de acuerdo con la correlación de Goodrnan, que hemos esta~
do usando, este 5 Cib 14 Chen cayó el 16 de julio de 790, y en esa fecha, in~
rnediatamente después del mediodía, fué visible un eclipse total de Sol desde
el sitio donde poco después se erigió este monumento. (1)

Fig. 19.-Posible glifo de eclipse

(1) La Estela III fué estudiada en 1926 por don Enrique Juan Palacios, quien descu-
brió las ruinas de Santa Elena, Chiapas. en compañía del señor don Miguel O. Mendizábal.
Puede leerse la descripción del monumento, en la obra "En Jos Confines de la Selva Lacan-
dona", págs. 124 y sigs., (Palacios) que contiene fotografías y dibujos. También se habla
de la Estela en otras obras del señor Palacios: "Jeroglíficos Crouográficos Mayas", pág. 42 y
"Maya-Christian Synchronology", pág. 159. J. Eric Thompson ("Maya Chronology: The
Correlation Question", p. 74) llama a la Estela, 1 y dice que el eclipse ocurrió, según las
Tablas de Oppolzer, el día juliano 2.009,802, cinco días después de lo que indica la correlacion
de Martíncz Hernández. Este día es, como dice el Dr. Teeple, 16 de julio de 790.

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