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El Poder Aereo

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ÍNDICE:

CONCEPTOS GENERALES.

LOS CONFLICTOS ARMADOS.

NIVELES DE PLANEAMIENTO Y CONDUCCIÓN.

LOS PRINCIPIOS DE LA GUERRA.

1. DOCTRINA MILITAR Y DOCTRINA AEROESPACIAL.

1.1. CONCEPTO DE DOCTRINA MILITAR.

1.2. CLASIFICACIÓN DE LA DOCTRINA MILITAR.

1.3 CONCEPTO DE DOCTRINA AEROESPACIAL.

1.4 CLASIFICACIÓN DE LA DOCTRINA AEROESPACIAL.

2. EL PODER AEROESPACIAL

2.1. CONCEPTO.

2.2. MEDIOS Y ELEMENTOS.

2.3. CARACTERÍSTICAS.

2.4. CAPACIDADES.

2.5. FACTORES CONDICIONANTES.

3. CONSIDERACIONES PARA EL EMPLEO DEL PODER AEROESPACIAL.

4. APLICACIONES DEL PODER AEROESPACIAL.

4.1. EN TIEMPO DE PAZ.


4.2. EN SITUACIONES DE CRISIS.

4.3. EN LA GUERRA.

5. FORMAS DE ARTICULAR EL EMPLEO DEL PODER AEROESPACIAL

6. LA BATALLA AÉREA CONTRA EL PODER AEROESPACIAL

6.1. GRADOS DE CONTROL DEL AIRE.

6.2. LAS OPERACIONES AÉREAS OFENSIVAS Y DEFENSIVAS.

6.2.1. Operaciones aéreas ofensivas contra el Poder Aeroespacial.

6.2.2. Operaciones aéreas defensivas contra el Poder Aeroespacial.

7. LA BATALLA AÉREA CONTRA EL PODER TERRESTRE O EL PODER


NAVAL.

7.1. OPERACIONES AÉREAS DE INTERDICCIÓN.

7.2. OPERACIONES AÉREAS DE APOYO CERCANO.

7.3. OPERACIONES AÉREAS EN APOYO A LAS OPERACIONES NAVALES

8. LA BATALLA AÉREA PARA LA OFENSIVA ESTRATÉGICA.

9. OPERACIONES AÉREAS DE APOYO AL COMBATE.

9.1. OPERACIONES AÉREAS DE TRANSPORTE.

9.2. OPERACIONES AÉREAS DE REABASTECIMIENTO EN VUELO.

9.3. OPERACIONES AÉREAS DE VIGILANCIA Y RECONOCIMIENTO.

9.4. OPERACIONES AÉREAS DE GUERRA ELECTRÓNICA.

9.5. OPERACIONES AÉREAS DE BÚSQUEDA Y RESCATE DE COMBATE.

9.6. OPERACIONES AÉREAS ESPECIALES.


9.7. OPERACIONES CON FUERZAS AEROTRANSPORTADAS.

9.8. OPERACIONES AÉREAS DE ALERTA TEMPRANA Y CONTROL.

10. MANDO Y CONTROL.

10.1. PRINCIPIOS DE MANDO Y CONTROL.

10.2. ORGANIZACIÓN DEL MANDO Y CONTROL AÉREO.

10.3. CONTROL DEL ESPACIO AÉREO.

11. APOYO EN TIERRA A LAS OPERACIONES AÉREAS.

12. USO MILITAR DEL ESPACIO.

CONCEPTOS GENERALES.

LOS CONFLICTOS ARMADOS.

Previo a la formulación de la Doctrina Aeroespacial Básica se incluyen con carácter


orientativo unas ideas básicas sobre el fenómeno de los conflictos armados y de la
guerra, por ser el marco de referencia de los conceptos doctrinales que se
establecen.

El área de transición entre la paz y la guerra debe ser contemplada como un todo
continuo. En situación de paz, cada Estado debe perseguir sus legítimos intereses,
procurando no acudir a la violencia, y emplear el instrumento militar sólo cuando no
haya sido posible alcanzar esos intereses por medios pacíficos.

La situación de conflicto aparece cuando las partes persiguen objetivos que se


excluyen mutuamente. En primera instancia, los conflictos no tienen por qué ser
necesariamente armados. En el contexto internacional existe una necesidad
creciente de resolverlos mediante negociaciones. Un conflicto no resuelto puede
escalar hacia un conflicto armado limitado que puede desembocar en uno de
carácter global e incluso en una guerra declarada.

El conflicto armado debe ser entendido, en un sentido amplio, como la


confrontación física entre colectividades organizadas, aunque no necesariamente
reconocidas a la luz del derecho internacional, caracterizada por el empleo de
medios militares de combate con la finalidad de imponer cada una su voluntad.

El proceso de gestación y evolución previa de un conflicto armado hasta llegar a su


desencadenamiento ha introducido en los sistemas de seguridad y defensa los
conceptos de tensión y crisis, que se corresponden con situaciones de inestabilidad
que pudieran llegar a alterar la vida normal del Estado y la acción de gobierno y que,
por su peligrosidad potencial para la seguridad nacional o colectiva, inducen a los
Gobiernos a tomar una serie de medidas preventivas que pueden provocar la
activación de sus sistemas de alerta o el empleo de los recursos de la defensa
nacional. Aunque los términos de tensión y crisis suelen ser utilizados de forma
indistinta, se entiende por tensión la situación de inestabilidad descrita
anteriormente, y por crisis los momentos decisivos dentro de esa situación en los
que se produce o prevé un cambio inminente de consecuencias importantes.

Se entiende por conducción de crisis el proceso de planeamiento, consultas y


decisión, a nivel nacional, o de un grupo de aliados, sobre las medidas a poner en
práctica cuando la seguridad o intereses nacionales o colectivos, y en especial la
vida o bienestar de los ciudadanos, han de salvaguardarse. La expresión
conducción de crisis (también se suelen utilizar los términos gestión y/o control de
crisis) apunta hacia el ejercicio del control del proceso de decisión y la resolución de
aquella, impidiendo una escalada no deseada. Debe relacionarse con la acción de
gobierno, puesto que la exigencia de dirección y control político es un principio
básico en su desarrollo.

La guerra, como realidad histórica de las relaciones entre Estados, es la forma más
violenta y a la vez más desarrollada de enfrentamiento. En su más amplío sentido se
puede entender como la confrontación entre colectividades políticamente
estructuradas con la finalidad de imponer la voluntad de una sobre otra o de
defender los propios intereses, caracterizándose fundamentalmente por el empleo
masivo y organizado de medios destructivos de combate, todos los cuales, o gran
parte de ellos, tienen reconocimiento jurídico internacional. La guerra, en sentido
estricto, tiene connotaciones de carácter legal. En principio, se desencadena cuando
un Estado la declara a otro Estado. El reconocimiento formal de la situación de
guerra tiene implicaciones jurídicas y políticas.

NIVELES DE PLANEAMIENTO Y CONDUCCIÓN.

La teoría militar occidental establece cuatro niveles de planeamiento y conducción de


los conflictos armados de acuerdo con las finalidades perseguidas:

- Nivel político o de la Gran estrategia. Es el más alto nivel y en él se definen


los intereses nacionales de seguridad, se planifica y constituye la Fuerza y se
dirigen los conflictos armados. Este nivel corresponde al Gobierno con el
asesoramiento, entre otras, de las autoridades militares.
- Nivel estratégico o de la Estrategia militar. En él se establecen los objetivos
estratégicos militares y se conciben y conducen estratégicamente las
operaciones militares para alcanzarlos, contribuyendo al logro de los intereses
nacionales de seguridad. Es el componente militar de la Gran estrategia, y se
refiere al arte y ciencia de organizar y emplear las fuerzas militares.

- Nivel operacional o de la Estrategia operativa. En él se establecen los


objetivos denominados operacionales para cuya consecución se conciben,
planean y conducen las operaciones militares, contribuyendo así al logro de los
objetivos estratégicos militares. Es el nexo de unión entre los niveles
estratégico y táctico.

- Nivel táctico. En él se fijan los objetivos tácticos y se conciben, planean y


conducen las operaciones tácticas para alcanzarlos, contribuyendo así al logro
de los objetivos operacionales.

Todos los niveles se encuentran interrelacionados de una forma dinámica y no


existen límites precisos entre ellos, no identificándose necesariamente con niveles de
mando, dimensión o tipo de la fuerza, o sistemas de armas empleados. Muchas
doctrinas agrupan los dos primeros niveles, el político y el estratégico, en uno sólo,
por entender que cada día corresponde más al nivel político la preparación, dirección
y control de los conflictos armados como un todo, integrando en ese nivel a los
expertos y altos mandos militares que sea preciso.

LOS PRINCIPIOS DE LA GUERRA.

El término principios de la guerra se refiere a unos conceptos cuya aplicación no


garantiza “a priori” la victoria, pero cuyo desconocimiento o mala aplicación llevaría
muy probablemente a la derrota porque, en suma, son el resultado de la aplicación
de la experiencia histórica y del sentido común al fenómeno de la guerra. A
continuación se relacionan los más tradicionalmente aceptados en las doctrinas de la
mayoría de los países del mundo occidental, sin que su orden implique preferencia
alguna:

Objetivo. Consiste en que todas las operaciones militares deben estar dirigidas a la
consecución de un fin u objeto conocido. En la conducción de la guerra es necesario
fijar un objetivo y perseguir su consecución, cualesquiera que sean las circunstancias
que se puedan presentar. Solamente se podrán identificar y establecer los objetivos
militares a todos los niveles (estratégico, operacional y táctico) cuando el objetivo
político haya sido determinado y definido claramente.

Ofensiva. Consiste en actuar con iniciativa escogiendo el lugar, momento e


intensidad de las operaciones y mantener dicha iniciativa explotando el éxito. La
ofensiva precisa y proporciona libertad de acción y persigue crear situaciones
favorables, que de otro modo no existirían, atacando al enemigo con la mayor
determinación posible y encauzar todos los esfuerzos hasta conseguir los resultados
deseados.

Concentración de fuerzas. Consiste en concentrar el potencial suficiente de


combate, en función de los medios disponibles, en el lugar y momento adecuados.
Tiene como finalidad adquirir superioridad de fuerzas para lanzar el ataque contra el
punto más decisivo o vulnerable del enemigo, o para contrarrestar la amenaza dónde
y cuándo se determine.

Economía de esfuerzo. Consiste en distribuir correctamente los recursos


disponibles para aprovechar de la forma más efectiva el poder de combate. Exige
disponer de capacidad de combate, capacidad de despliegue, conocimiento del
enemigo y dimensionamiento adecuado a la amenaza prevista, así como materializar
estos aspectos en los correspondientes planes mediante la atribución óptima de
medios y misiones.

Maniobra. Consiste en situar las fuerzas propias en posición de ventaja frente al


enemigo. Requiere, en todos los niveles de conducción, capacidad para hacer frente
o superar circunstancias imprevistas, reaccionar con rapidez para proyectar las
fuerzas en el momento oportuno y lugar adecuado, y concentrar el máximo de
esfuerzo contra los puntos débiles del enemigo.

Seguridad. Consiste en proteger las fuerzas y operaciones de las acciones del


enemigo con el fin de minimizar los daños propios. La seguridad se dirige a evitar la
sorpresa y a incrementar la libertad de acción reduciendo las vulnerabilidades
propias. Requiere la adopción de medidas activas y pasivas de protección,
aumentando las posibilidades de supervivencia, así como un perfecto conocimiento
del enemigo, siendo básicas la información y la inteligencia en cualquier nivel.

Sorpresa. Consiste en elegir el momento, lugar o forma para atacar al enemigo, de


manera que no se encuentre preparado para defenderse. La sorpresa requiere un
alto grado de originalidad y audacia para elegir y aprovechar la ocasión propicia,
concentrar los esfuerzos y explotar el éxito. Cada operación que se emprenda debe
buscar sorprender al enemigo y evitar la sorpresa propia.

Voluntad de vencer. Consiste en la entereza moral del mando y de las tropas, así
como de cuantos participan en el esfuerzo bélico, para tratar de imponer la voluntad
propia al adversario en cualquier situación por desfavorable que sea. Requiere una
moral de combate elevada y su continuo fortalecimiento.

Unidad de esfuerzos. Consiste en dirigir y coordinar todos los esfuerzos hacia el


logro de un objetivo común. Exige, por un lado, unidad de mando (en algunas
doctrinas se trata como un principio independiente) para coordinar bajo la autoridad
de un solo comandante los medios disponibles y encauzarlos hacía la consecución
del objetivo y, por otro, acción de conjunto, es decir, trabajo o actuación coordinada
para lograr la máxima eficacia en el empleo de los medios.

1. DOCTRINA MILITAR Y DOCTRINA AEROESPACIAL.

1.1. CONCEPTO DE DOCTRINA MILITAR.

En las publicaciones aliadas se define la doctrina militar como el conjunto de


principios fundamentales por los cuales las fuerzas militares guían sus acciones
para la consecución de sus objetivos.

La doctrina militar tiene carácter vinculante desde el momento en que es sancionada


y promulgada por la autoridad facultada para ello y es, por tanto, de obligada
referencia para el ejercicio del juicio profesional.

1.2. CLASIFICACIÓN DE LA DOCTRINA MILITAR.


Atendiendo fundamentalmente al empleo de las fuerzas, la doctrina militar se
clasifica en:
- Doctrina para las operaciones combinadas. Su finalidad es orientar la
realización de las acciones militares en las que participan fuerzas de dos o
más países.

- Doctrina para las operaciones conjuntas. Su finalidad es orientar las


acciones militares en las que participan fuerzas de dos o más ejércitos de una
misma nación.

- Doctrina específica. Su finalidad es orientar las acciones de cada uno de los


componentes del poder militar de una nación, representados básicamente por
los ejércitos correspondientes. Se clasifica, por tanto, en terrestre, naval y
aeroespacial.

1.3. CONCEPTO DE DOCTRINA AEROESPACIAL.


Doctrina aeroespacial es el conjunto de disposiciones sancionadas por la autoridad
competente, que se promulgan con objeto de ajustar los comportamientos
individuales y colectivos hacía la consecución de la finalidad encomendada al Poder
Aeroespacial y que sirven de guía para su constitución, preparación y empleo.

La doctrina aeroespacial permite unificar criterios y orientar esfuerzos en la


consecución de los objetivos; describe lo que se considera la mejor forma de
desarrollar las actividades en el aire--espacio y es la vía para mejorar el
conocimiento general sobre la contribución del Poder Aeroespacial a la defensa
nacional.

1.4. CLASIFICACIÓN DE LA DOCTRINA AEROESPACIAL.


En función de su contenido, la doctrina aeroespacial se clasifica en:
- Doctrina aeroespacial básica. Expresa los conceptos fundamentales y
perdurables que describen y orientan el uso apropiado del Poder Aeroespacial
en la acción militar. Es el origen de toda la doctrina aeroespacial y el marco de
referencia permanente para la constitución, preparación y empleo de la Fuerza
Aérea.

- Doctrina aeroespacial operativa. Es el conjunto de directrices que orientan la


concepción, organización, preparación y empleo del Poder Aeroespacial para la
realización de las operaciones. Aplica los conceptos de la Doctrina
Aeroespacial Básica a las acciones militares mediante la descripción del uso
apropiado de los elementos de del poder aeroespacial en el contexto de
distintos objetivos, capacidades de fuerza, amplias áreas de misión y ambiente
operativo general.

- Doctrina aeroespacial táctica. Orienta sobre la mejor forma de articular el


empleo de un sistema de armas, o una combinación de ellos. Aplica los
conceptos de las doctrinas aeroespaciales básica y operativa a las acciones
aéreas mediante la descripción del uso apropiado de los sistemas de armas
para alcanzar un objetivo concreto en un ambiente operativo particular.

- Doctrina aeroespacial funcional. Es la formada por todas las normas,


disposiciones, reglamentos, etc., que rigen las actividades no operativas del
Poder Aeroespacial. Se refiere principalmente a la orgánica, logística,
instrucción y enseñanza, administración y economía, y otras actividades
especiales. Está regida por la doctrina aeroespacial básica.

2. EL PODER AEROESPACIAL.

2.1. CONCEPTO.

El Poder Aeroespacial es un conjunto activo y concreto, dotado de medios y


elementos adecuados que, funcionando coordinadamente como un solo instrumento
y bajo una sola dirección, se encuentra dispuesto permanentemente para proyectar y
emplear la fuerza militar en el aire o en el espacio.

El Poder Aeroespacial se materializa en una Fuerza que requiere una integración de


medios humanos y materiales, y una estructura que permita su gestión, dirección y
control.

El potencial aeroespacial es la capacidad de una nación para crear, mantener y


reforzar en el tiempo el Poder Aeroespacial. El potencial aeroespacial está formado,
entre otros, por los recursos naturales del país, por su capacidad económica,
industrial, científica y de investigación, por el nivel tecnológico e incluso por la
formación cultural y moral. Cabe destacar los recursos de la aeronáutica y
astronáutica civil, incluida su infraestructura y personal, que no tengan posibilidad de
empleo instantáneo o movilizable.

2.2. MEDIOS Y ELEMENTOS.

El Poder Aeroespacial está constituido por una gran variedad de medios y elementos
con diferentes niveles de contribución. De entre todos ellos destacan el elemento
humano, los sistemas de armas y los elementos de apoyo.

Si en cualquier tipo de guerra siempre ha quedado patente que el factor más


decisivo ha sido el humano, ello se da aún con mayor nitidez en la guerra aérea. El
peso específico que puede tener cada acción individual, los medios que utiliza y el
ambiente en que se desenvuelve, confieren un carácter especial al elemento
humano, lo que exige un área de competencia y experiencia profesional
diferenciadas y requiere una formación específica.

Los sistemas de armas, incluyendo bajo esta denominación una combinación de una
o más armas con sus equipos, materiales, servicios, personal y medios de
despliegue y de lanzamiento necesarios para actuar de forma autónoma, son la
herramienta fundamental a través de la cual se hace sentir el Poder Aeroespacial.

Además, existen numerosos equipos y sistemas que operan en la superficie terrestre


desarrollando funciones de apoyo de todo tipo a las fuerzas aéreas.

En resumen, el Poder Aeroespacial incluye:

- Fuerzas aéreas, constituidas por sistemas de armas aéreos y espaciales.

- Fuerzas de seguridad, defensa y apoyo a las operaciones aéreas, con los


equipos y medios auxiliares y el personal necesario.

- Infraestructura básica aérea, constituida por las bases aéreas y aeródromos


militares.

- Sistemas de mando y control, que incluyen la inteligencia necesaria.

- Elementos de vigilancia, detección, identificación y conducción aéreas y su


personal.

- Elementos de control de tránsito aéreo y su personal.

- Infraestructura radioeléctrica y de telecomunicaciones.

- Instalaciones y medios de apoyo, con el personal necesario.


- Recursos de empleo inmediato o movilizables, que incluyen aeronaves civiles,
aeropuertos y elementos de control de la circulación aérea civil.

- Industrias y elementos dedicados al apoyo de los componentes del Poder


Aeroespacial.

Existen otros factores de difícil evaluación que determinan la capacidad real del
Poder Aeroespacial. Entre ellos destacan las capacidades de las armas, la
composición y organización de la Fuerza, las capacidades logísticas, la cooperación
con otras fuerzas armadas, la capacidad para elaborar datos de inteligencia y la
calidad de las comunicaciones y de los servicios auxiliares.

2.3. CARACTERÍSTICAS.

Llevar a cabo con éxito operaciones militares en favor de los intereses nacionales y
aliados depende de las características y capacidades inherentes a todas las fuerzas
militares. Dadas las condiciones que tiene el medio físico en el que se desenvuelve,
el aire-espacio, el Poder Aeroespacial se beneficia de ser capaz de utilizar la tercera
dimensión, la velocidad y el alcance, lo que hace que tenga aspectos diferenciadores
de los otros poderes (terrestre, naval). Así:

Utilización de la tercera dimensión. La característica fundamental de los medios


aeroespaciales se basa en la posibilidad de utilizar la tercera dimensión. La
posibilidad de los sistemas aeroespaciales de operar en un amplio espectro de
altitudes, desde los vuelos a baja cota hasta las órbitas geoestacionarias, les da no
sólo velocidad y alcance, sino también la capacidad para observar de forma abierta o
encubierta actividades que se produzcan en el entorno aeroespacial o en la
superficie terrestre, lo que incrementa la observación y la perspectiva.

Velocidad. La velocidad es crucial en todo tipo de operación militar. Los medios


aeroespaciales pueden moverse mucho más rápidamente que cualquier vehículo de
superficie. La velocidad del Poder Aeroespacial le permite realizar las operaciones
en menos tiempo, proyectar la fuerza militar rápidamente y desarrollar el mayor
número de misiones en un plazo determinado; asimismo, la velocidad facilita la
sorpresa, disminuye los tiempos de reacción y reduce el tiempo de exposición al
fuego enemigo, aumentando las posibilidades de supervivencia.

Alcance. El alcance, que se deriva de la autonomía de vuelo y de la capacidad para


emplear la altura, permite a los medios aeroespaciales trasladarse a largas
distancias y en cualquier dirección sobre la superficie terrestre al margen de los
obstáculos del terreno o de las grandes superficies marítimas. Sin necesidad de ser
desplegado, el Poder Aeroespacial tiene un alcance casi ilimitado gracias al
reabastecimiento en vuelo, lo que contribuye a que los medios aeroespaciales
permanezcan relativamente inmunes a los ataques del adversario.
2.4. CAPACIDADES.

La interacción de las características del Poder Aeroespacial genera numerosas


capacidades militares. La flexibilidad, la rapidez de respuesta, la movilidad, la
concentración, la penetración, la precisión, la visibilidad, la diversidad e idoneidad y
la supervivencia, son las capacidades más relevantes del Poder Aeroespacial.

Flexibilidad. Aunque todas las fuerzas militares tienen un cierto nivel de flexibilidad
inherente, lo que permite emplearlas en una serie de cometidos diversos, el Poder
Aeroespacial puede actuar de acuerdo con la evolución de cualquier situación que se
plantee en paz, crisis o conflicto armado, en el nivel estratégico, operacional o
táctico, con el grado de fuerza apropiado y modificar, en reducido tiempo, sus planes
de actuación. El Poder Aeroespacial es capaz de operar tanto ofensiva como
defensivamente y de atacar todo tipo de objetivos, en cualquier nivel del conflicto, de
forma secuencial o simultánea, de forma selectiva (utilizando armas de elevada
precisión sobre objetivos sensibles) o genérica (aplicando al máximo la potencia
destructiva).

Rapidez de respuesta. El Poder Aeroespacial puede adaptarse con una gran


rapidez de respuesta ante cualquier demanda de actuación, bien como reacción ante
una amenaza inminente o en curso, bien como resultado del proceso de la decisión,
y ello en todo tipo de escenarios geográficos y condiciones. La rapidez de respuesta
permite proyectar el Poder Aeroespacial a cualquier lugar con el objeto de disuadir,
de proporcionar seguridad mediante la vigilancia y el control del aire, y de desarrollar
las acciones que la situación demande. La rapidez de respuesta permite reducir los
efectos de la sorpresa por parte del enemigo y limitar su iniciativa. Una adecuada
disponibilidad de las fuerzas y la previsión de su empleo en los momentos iniciales
reducen el tiempo de reacción.

Movilidad. Gracias a su inherente movilidad, el Poder Aeroespacial puede ser


empleado para influir sobre el desarrollo de las operaciones militares con una libertad
de acción y a una velocidad que a otros medios militares les resulta impensable o
muy limitada. La movilidad del Poder Aeroespacial constituye la base fundamental
para el despliegue rápido de las fuerzas militares fuera de su zona normal de
operaciones, y para trasladarse rápidamente dentro de un teatro de operaciones, o
entre teatros de operaciones.

Concentración. Las características del Poder Aeroespacial le permiten una rápida


concentración de la fuerza en el lugar decisivo y en el momento oportuno. La
concentración aumenta la capacidad de destrucción y reduce las pérdidas propias al
saturar las defensas enemigas. Su combinación con la sorpresa proporciona los
mejores resultados, para lo cual es preciso una coordinación adecuada de todas las
acciones. Aplicado con fines defensivos, el Poder Aeroespacial puede ser
concentrado en el tiempo y en el espacio, como respuesta contra un ataque
enemigo, a fin de obtener la ventaja de combatir localmente con superioridad
numérica.
Penetración. El Poder Aeroespacial puede llevar a cabo acciones aéreas, incluso
en gran profundidad, atravesando o soslayando las defensas enemigas. La
capacidad de penetración se apoya en la extensión y continuidad física del medio
aeroespacial y en el alcance, posibilidades de navegación y de vuelo a diversas
alturas y velocidades, maniobrabilidad, baja detectabilidad, eficacia de las armas de
autodefensa y medios de contramedidas electrónicas, así como en una exacta y
amplia información sobre los sistemas defensivos enemigos.

Precisión. Con sistemas de armas de alto poder de penetración en territorio


enemigo y armamento guiado de precisión se puede garantizar en gran medida la
destrucción de blancos enemigos de gran valor, minimizando el número de salidas
necesarias y las pérdidas, lo que equivale a optimizar los costes y reducir los riesgos.
Esta capacidad del Poder Aeroespacial ofrece ventajas muy concretas en todo el
espectro de los posibles conflictos, especialmente en aquellos recién iniciados, en
los que evitar los daños colaterales puede suponer contar con una opinión pública
favorable.

Visibilidad. El Poder Aeroespacial puede ser utilizado para enviar señales claras
como demostración de la voluntad política para la gestión de una crisis. Puede ser
empleado con un gran grado de visibilidad en un amplío espectro de medidas no
provocativas, tales como aumento de los estados de disponibilidad, realización de
ejercicios o vuelos de presencia.

Diversidad e idoneidad. El Poder Aeroespacial puede satisfacer una gran variedad


de necesidades operativas gracias al abanico de armas ofensivas disponibles y
sistemas de adquisición de blancos. Además, la tecnología armamentística actual
permite la destrucción, neutralización o incapacitación de un objetivo durante el
tiempo que se desee, utilizando municiones letales o no letales.

Supervivencia. Los medios aeroespaciales pueden protegerse con diversas


técnicas, que van desde tecnología de baja detectabilidad y medidas electrónicas a
dispositivos de autodefensa activa. Gracias a la combinación de estas ventajas
tecnológicas y sus características fundamentales, el Poder Aeroespacial ofrece a los
dirigentes políticos y militares la capacidad de operar en la mayor parte del espectro
de los conflictos con un número mínimo de bajas y de pérdidas de aeronaves. La
supervivencia se potencia al máximo cuando se combina con la concentración.

2.5. FACTORES CONDICIONANTES.

El Poder Aeroespacial, al igual que todas las formas del poder militar moderno, se ve
afectado por una serie de factores condicionantes que pueden actuar en sentido
positivo o negativo, dependiendo de las circunstancias. Estos factores son:
Permanencia. Las aeronaves no pueden permanecer de forma indefinida en vuelo.
El desarrollo tecnológico, junto a aeronaves con mucha mayor autonomía de vuelo y
mejores condiciones ergonómicas, y el reabastecimiento en vuelo que es una técnica
habitual e imprescindible para cualquier fuerza aérea, han reducido progresivamente
esta limitación.

Dependencia de bases. El Poder Aeroespacial, para operar de forma permanente,


necesita bases con su correspondiente apoyo logístico.

Detectabilidad. El hecho de operar en un medio de gran transparencia hace muy


difícil la ocultación de los vectores aéreos por ser fácilmente observables o
detectables. Por ello, es necesario seguir desarrollando nuevas tecnologías que
contribuyan a mejorar determinados factores que faciliten la ocultación. Cuando la
ocultación no sea posible, será preciso utilizar medios y técnicas de decepción y de
perturbación.

Fragilidad. Los medios aeroespaciales pueden sufrir grandes daños si son


alcanzados por las armas enemigas. Sin embargo, esta fragilidad no supone una
mayor vulnerabilidad gracias a la capacidad de los medios aeroespaciales de
explotar la velocidad, la altura, la configuración del terreno y las condiciones
meteorológicas.

Meteorología. Las malas condiciones meteorológicas pueden afectar en gran


medida al empleo eficaz de los medios que utilizan el aire-espacio. No obstante, los
avances tecnológicos han permitido que gran parte de los actuales medios
aeroespaciales sean capaces de operar bajo todo tipo de condiciones
meteorológicas y de luz.

Sensibilidad a la tecnología. El Poder Aeroespacial es muy sensible a los cambios


tecnológicos. En esencia, es un producto de la tecnología y por ello todo avance en
este campo, por pequeño que sea, puede tener un impacto importante en el
desarrollo de sus capacidades.

Elevado coste. Los diferentes y complejos elementos que constituyen el Poder


Aeroespacial, resultado de una investigación muy costosa, una elevada tecnología y
una industria altamente capacitada, requieren normalmente costes elevados de
obtención y mantenimiento. En consecuencia, es obligado buscar un equilibrio
adecuado entre capacidad y número, en base a la misión, las amenazas y riesgos
actuales o previstos, los conceptos de empleo y las pérdidas estimadas, todo lo cual
supone además realizar un análisis objetivo del binomio coste/eficacia.

3. CONSIDERACIONES PARA EL EMPLEO DEL PODER AEROESPACIAL.

Las consideraciones que se relacionan a continuación constituyen las normas


básicas para la aplicación del Poder Aeroespacial, pero en ningún caso deben ser
consideradas como reglas fijas a seguir en cualquier situación, sino la orientación de
un camino lógico, basado en la experiencia, como garantía del mejor uso posible del
Poder Aeroespacial. Estas consideraciones no son excluyentes entre sí, sino que
están interrelacionadas, potenciándose mutuamente.

El Poder Aeroespacial es el instrumento político-militar más rentable y


adecuado que puede ser utilizado en el espectro total de un conflicto. Gracias a
su eficacia, capacidad para ocasionar mínimos daños colaterales y a su baja
vulnerabilidad, el Poder Aeroespacial puede sustituir con ventaja a otros medios en
el logro de los objetivos políticos-militares e influir sobre el entorno sin necesidad de
situar fuerzas en el terreno. El reducido número de personal requerido para penetrar
en el territorio hostil disminuye el riesgo de sufrir bajas. Por otra parte, costes y
riesgos pueden ser reducidos operando desde bases de origen bien protegidas. Esta
ventajosa relación coste/eficacia hacen del poder aeroespacial un extraordinario
instrumento político-militar que puede aplicarse en todo lugar y en cualquier
momento.

El Poder Aeroespacial es un elemento esencial en el desarrollo de todas las


operaciones militares. Las capacidades del Poder Aeroespacial le permiten: ser
utilizado con plena eficacia, simultánea o independientemente, en cualquier situación
que lo requiera, política o militar; actuar dentro de todo el espectro de las
operaciones militares, con independencia del nivel de planeamiento o de ejecución,
bien de manera directa o como apoyo; colaborar en la consecución de los objetivos
nacionales; emplear sus medios y elementos de manera independiente; y desarrollar
operaciones en coordinación con las fuerzas de superficie.

El empleo del Poder Aeroespacial en la consecución del adecuado grado del


control del aire constituye la base para el éxito de la mayoría de las
operaciones. La consecución de un grado adecuado del control del aire es de vital
importancia para el éxito de las operaciones militares, tanto de superficie como
submarinas, y en la consecución de los objetivos de todas las fuerzas militares. Un
adecuado uso del Poder Aeroespacial permitirá establecer el grado necesario de
control del aire para que las operaciones propias y aliadas se puedan desarrollar con
éxito y eficiencia, al mismo tiempo que se protegen de los ataques aéreos enemigos
los centros vitales y las fuerzas militares propias.

La flexibilidad del Poder Aeroespacial le hace apto para desarrollar con éxito
tanto acciones ofensivas como defensivas. Aunque la flexibilidad del Poder
Aeroespacial le permite llevar a cabo operaciones ofensivas y defensivas, es en la
realización de operaciones ofensivas donde mejor pueden ser aprovechados los
recursos del Poder Aeroespacial. En estas, gracias principalmente a las capacidades
de penetración y precisión, se puede alcanzar el interior del dispositivo enemigo,
sorprenderlo y batir objetivos vitales, eliminando total o parcialmente la capacidad de
respuesta de su poder y potencial militar.
El Poder Aeroespacial puede llevar a cabo operaciones paralelas y simultáneas
a todos los niveles de la acción bélica. Su utilización contra diferentes objetivos, a
distintos niveles de mando y en los diversos niveles de la acción bélica, otorga al
Poder Aeroespacial un grado máximo de flexibilidad que se materializa en su
capacidad para desplazarse de un objetivo a otro, y en su adaptación con facilidad a
las modificaciones de circunstancias y situaciones.

La naturaleza y capacidades de los elementos fundamentales del Poder


Aeroespacial le permiten ser empleado de forma independiente, en acciones u
operaciones estratégicas. El Poder Aeroespacial puede ser utilizado en misiones
independientes para lograr efectos de nivel estratégico, letales o no, lo que le otorga
una posición privilegiada como instrumento al servicio de la política nacional, al
poder ser aplicado directamente contra la parte de la estructura del adversario que
se considere más crucial.

La estructura, empleo y doctrina del Poder Aeroespacial debe facilitar la


aplicación del principio básico de "Control centralizado y ejecución
descentralizada". Para hacer un uso óptimo de las posibilidades del Poder
Aeroespacial es necesario evitar su fragmentación y dispersión, así como favorecer
su aplicación integrada, rápida y decisiva. Para ello, el mando y control deberá
establecerse al nivel más alto practicable bajo la autoridad de un solo Comandante
Aéreo. Sin embargo, es difícil que un Comandante puede dirigir personalmente la
ejecución de todas las acciones capaces de ser desarrolladas por un gran número de
unidades aéreas; en consecuencia, es preciso una ejecución descentralizada de
dichas acciones, lo que se consigue mediante la apropiada delegación de autoridad.

Una adecuada descentralización de la ejecución favorece también el control de todas


las operaciones, al definir a los mandos subordinados sus áreas de responsabilidad,
asignándoles tareas y fuerzas y delegando la ejecución de las acciones. Los
mandos subordinados son los responsables de supervisar los detalles y de realizar
las modificaciones necesarias para asegurar el éxito a nivel táctico. La ejecución
descentralizada permite una mayor libertad y flexibilidad en el desarrollo de la misión,
de acuerdo con cada situación concreta.

El aprovechamiento de las capacidades del Poder Aeroespacial requiere


disponer de una correcta combinación de sistemas de armas. Una correcta
combinación de sistemas de armas permitirá llevar a cabo todo tipo de operaciones
en cualquier nivel del conflicto, desde las misiones de aplicación e imposición de la
paz, hasta las operaciones en tiempo de guerra. La disponibilidad de los sistemas
de armas permite asimismo una oportuna reacción de forma apropiada,
proporcionada y flexible. Así mismo, una adecuada combinación de sistemas de
armas servirá, incluso sin ser empleada de forma activa, como un eficaz medio de
disuasión.

4. APLICACIONES DEL PODER AEROESPACIAL.


El continuo incremento de las capacidades del Poder Aeroespacial ha producido un
aumento paralelo de sus aplicaciones, ofreciendo a los niveles de decisión una
amplia gama de opciones para la defensa de los intereses nacionales. El Poder
Aeroespacial resulta un instrumento idóneo para preservar la paz, conducir las crisis
y ganar la guerra. Aún más, en este último caso el Poder Aeroespacial resulta
estratégicamente decisivo si su aplicación es intensa, continua y orientada a los
centros y sistemas vitales del adversario.

4.1. EN TIEMPO DE PAZ.

Por la variedad de sus aplicaciones en tiempo de paz, el Poder Aeroespacial


constituye una fuerza de carácter preventivo y estabilizador que contribuye a
proporcionar seguridad tanto en el ámbito nacional como internacional. Entre estas
aplicaciones destacan:

Disuasión. La capacidad del Poder Aeroespacial para generar y proyectar


rápidamente una potente fuerza de combate y sus posibilidades de alcanzar
cualquier objetivo, suponen un considerable efecto disuasivo sobre todo posible
agresor.

Control del aire. En paz, el ejercicio del control del aire se materializa en la
vigilancia del espacio aéreo, conocimiento de la situación aérea con la anticipación
necesaria y, en su caso, intervención sobre la circulación de aeronaves (policía del
aire), tanto para ejercer la soberanía nacional como para proporcionar seguridad al
territorio, habitantes y bienes, entre ellos, a los tránsitos aéreos autorizados.

Apoyo a la política exterior nacional. Las variadas posibilidades y la rapidez de


actuación del Poder Aeroespacial lo convierten en un medio óptimo para apoyar la
política nacional y potenciar las relaciones internacionales. Su utilización para el
apoyo moral y material a otras naciones en situaciones de catástrofes, mediante
operaciones de ayuda humanitaria, resulta inestimable, como también lo son
aquellas emprendidas en favor de la paz bajo los auspicios de organizaciones
internacionales.

Apoyo a la sociedad. El Poder Aeroespacial puede complementar con sus medios


la actuación de otros organismos del Estado en su servicio a la sociedad. La
participación en las tareas de extinción de incendios, salvamento y rescate,
transporte urgente de medicamentos y de órganos para trasplantes, vigilancia fiscal y
policial, control de plagas, etc., son exponentes de las posibilidades de utilización de
los medios aéreos en apoyo de la sociedad.

Distensión para el logro de la paz mundial. La posibilidad de observación sobre


un potencial agresor desde el aire-espacio favorece la distensión internacional y da
lugar a la creación del clima de confianza indispensables en el mantenimiento de la
paz.
4.2. EN SITUACIONES DE CRISIS.

Sus capacidades,y el medio en el que actúa, convierten al Poder Aeroespacial en un


instrumento idóneo para actuar durante la conducción de una crisis. Así, el Poder
Aeroespacial puede: desplegar rápidamente a grandes distancias; adoptar la aptitud
de combate inmediatamente, proporcionando una sombrilla protectora de defensa
aérea que garantice la seguridad de la población y del resto de las fuerzas en la
zona afectada sin provocar una escalada no deseada; adaptarse con prontitud a la
escalada/desescalada de la crisis; y facilitar una retirada oportuna de la zona sin el
riesgo de convertir a las fuerzas pacificadoras en rehenes.

La flexibilidad del Poder Aeroespacial le confiere especiales cualidades para


controlar la escalada de una crisis mediante la disuasión, coacción y neutralización,
lo cual exige disponer de la capacidad militar suficiente para continuar las
operaciones aunque el conflicto pueda llegar a agravarse.

Disuasión: El Poder Aeroespacial, a través de su capacidad para disuadir una


agresión, es un complemento sumamente flexible para los otros medios empleados
en la gestión de crisis ya que proporciona un amplio espectro de capacidades y gran
rapidez de respuesta.

Coacción: En caso de que fallen los métodos disuasorios puede ser necesario
utilizar medidas coactivas. El Poder Aeroespacial es especialmente apropiado para
imponer un acatamiento a los acuerdos de paz internacional ya que puede ser
empleado contra una gran variedad de objetivos y en amplias zonas geográficas,
evitando los daños colaterales.

Neutralización: Una efectiva conducción de crisis puede requerir la neutralización


selectiva de las capacidades ofensivas del agresor. El Poder Aeroespacial, al igual
que ocurre con las medidas coactivas, está especialmente preparado para destruir o
neutralizar objetivos del enemigo.

4.3. EN LA GUERRA.

Los cambios más importantes que el Poder Aeroespacial ha introducido en la guerra


se refieren fundamentalmente a la ampliación del teatro de operaciones a todo el
territorio de las naciones en lucha y a haber trastocado por completo la anterior
relación distancia/tiempo en las operaciones militares. En la actualidad, existe la
posibilidad de llevar la guerra a cualquier punto del territorio enemigo.

El Poder Aeroespacial ha dado también a la guerra una inmediatez de la que antes


carecía. Hoy en día, al haber aumentado considerablemente la velocidad de las
plataformas aéreas respecto a los vehículos de superficie y no verse afectado su
movimiento por los accidentes geográficos, se han modificado las relaciones
tradicionales entre distancia y tiempo hasta el punto de que ya no es posible que una
nación permanezca aislada y, por el contrario, todas las naciones se ven obligadas a
estar permanentemente preparadas para su defensa.

El Poder Aeroespacial puede ser aplicado de muy diversas maneras en beneficio de


la estrategia militar elegida. Puede actuar a todos los niveles, en operaciones aéreas
específicas, conjuntas, conjuntas/combinadas o de apoyo. Las aplicaciones más
importantes son:

Control del aire. Obtener el control del aire será, normalmente, la aplicación
prioritaria del Poder Aeroespacial. Un grado adecuado de control del aire proporciona
seguridad a los medios propios y contribuye a que las fuerzas dispongan de la
libertad de acción necesaria para la ejecución de las operaciones militares.

Reacción rápida. La capacidad del Poder Aeroespacial de reaccionar con rapidez y


de alcanzar en todo momento y lugar el territorio enemigo, permite que pueda ser
utilizado tanto para detener una agresión como para responder adecuadamente a
ella. La nueva situación estratégica mundial ha hecho necesario que, en cualquier
estructura de fuerzas, figuren las fuerzas aéreas de reacción rápida para hacer
frente con prontitud a cualquier amenaza, donde y cuando se produzca.

Destrucción de objetivos. La destrucción de objetivos sensibles del enemigo es la


aplicación más genuina del Poder Aeroespacial en la guerra. La utilización de
armamento guiado de alta precisión permite conseguir los efectos deseados con
menos medios y llevar a cabo acciones sobre un objetivo seleccionado,
destruyéndolo sin causar daños colaterales a las personas o instalaciones próximas.

Reconocimiento. La aplicación del Poder Aeroespacial en la observación, que es


indispensable llevarla a cabo en todo tiempo, adquiere especial relevancia durante la
situación de guerra al objeto de disponer de un adecuado conocimiento y valoración
de la situación para poder planear las operaciones con información fiable y lo más
cercana al tiempo real posible.

5. FORMAS DE ARTICULAR EL EMPLEO DEL PODER AEROESPACIAL.

El Poder Aeroespacial se emplea mediante el planeamiento y ejecución de:

- Acciones aéreas
- Operaciones aéreas
- Batallas aéreas
- Campañas aéreas

La acción aérea consiste en un conjunto de salidas, relacionadas entre sí en un


espacio y tiempo definido, ejecutadas por aeronaves cualificadas para realizar una o
varias tareas.
La operación aérea es un conjunto de acciones aéreas, relacionadas entre sí en un
espacio y tiempo definidos, para contribuir al logro de los objetivos de la batalla
aérea. Las operaciones aéreas se clasifican en:

- Operaciones aéreas de combate. Son las concebidas para lograr los objetivos
mediante el empleo de las armas.

- Operaciones aéreas de apoyo al combate. Son las dirigidas a potenciar o


apoyar el desarrollo del resto de las operaciones militares, ya sean aéreas, de
superficie o submarinas.

La batalla aérea consiste en un conjunto de operaciones aéreas, relacionadas entre


sí en un espacio y tiempo definidos, para contribuir al logro de los objetivos de la
campaña aérea. Existen tres tipos:

- Batalla aérea contra el Poder Aeroespacial.


- Batalla aérea contra el Poder Terrestre o el Poder Naval.
- Batalla aérea para la ofensiva estratégica.

La campaña aérea es la forma en que se articula el empleo del Poder Aeroespacial


en un teatro o zona de operaciones para contribuir al logro de los objetivos
estratégicos. La campaña aérea se desarrolla mediante batallas aéreas.

6. LA BATALLA AÉREA CONTRA EL PODER AEROESPACIAL.

Es el conjunto de operaciones aéreas dirigidas contra las capacidades aéreas


ofensivas y defensivas del enemigo, con objeto de alcanzar y mantener el grado de
control del aire deseado.

La primera consideración en el empleo del Poder Aeroespacial es obtener y


conservar la libertad de acción que permita realizar operaciones contra el enemigo.
Para conseguir esa libertad es condición necesaria lograr el grado suficiente de
control del aire y hacia él debe dirigirse el máximo esfuerzo, ya que un adecuado
grado de control del aire beneficia la libertad de acción de las fuerzas propias, así
como su seguridad y supervivencia.

6. 1. GRADOS DE CONTROL DEL AIRE.

Se entiende por control del aire la capacidad de utilizar el espacio aéreo en


beneficio propio y negárselo al enemigo. Existen tres grados de control del aire:

Supremacía aérea. Es aquella situación en que las fuerzas aéreas propias tienen
libertad para actuar en el momento y lugar elegidos y las fuerzas enemigas son
incapaces de realizar una interferencia efectiva. Significa el control total del espacio
aéreo.

Es un concepto que representa un valor absoluto, al cual sólo se llegará cuando el


enemigo no cuente con medios capaces de llevar a cabo una acción efectiva, bien
porque no ha tenido posibilidad para constituir su propia fuerza aérea o porque se
ha logrado su destrucción o total neutralización.

Superioridad aérea. Es el grado de control del aire que proporciona una adecuada
libertad de acción y seguridad para que las fuerzas propias realicen operaciones
militares en un espacio y período de tiempo determinados, con un riesgo aceptable,
al tiempo que dificulta al enemigo tal posibilidad.

Teniendo en cuenta el área sobre la que se ejerce dicha superioridad aérea y el


tiempo que se mantiene se puede distinguir entre superioridad aérea general y
superioridad aérea local. Se entiende por superioridad aérea general cuando se
aplica en todo momento y lugar del teatro o zona de operaciones, mientras que la
superioridad aérea local está limitada en tiempo y/o espacio.

Situación aérea favorable. Es aquella situación en la que sin alcanzarse la


superioridad aérea, el esfuerzo que puede aplicar el poder aeroespacial enemigo es
insuficiente para impedir el éxito de las operaciones militares propias.

6.2. LAS OPERACIONES AÉREAS OFENSIVAS Y DEFENSIVAS

Dentro de la batalla aérea contra el Poder Aeroespacial existen dos tipos de


operaciones:

- Operaciones aéreas ofensivas.


- Operaciones aéreas defensivas.

La lucha por el control del aire deberá desarrollarse, normalmente, mediante una
combinación de operaciones aéreas ofensivas y defensivas. El equilibrio y el ritmo
entre ambos tipos de operaciones constituye uno de los problemas más complejos a
los que se enfrenta un Comandante Aéreo.

6.2.1. Operaciones aéreas ofensivas contra el Poder Aeroespacial.

Estas operaciones tienen por objeto destruir o neutralizar el poder aeroespacial


enemigo en sus propias instalaciones, o tan cerca de ellas como sea posible. Suelen
realizarse de forma independiente en su planeamiento y ejecución, aunque su
finalidad venga determinada por razones o necesidades comunes a todas las
fuerzas.
Las operaciones aéreas ofensivas contra el Poder Aeroespacial presentan las
siguientes ventajas: el atacante dispone de la iniciativa, lo que facilita la sorpresa;
permiten obtener el máximo provecho de las cualidades del Poder Aeroespacial y
concentrar el esfuerzo sobre los puntos más débiles del enemigo; obligan al enemigo
a defenderse distrayendo medios, reduciendo así el número de sus acciones de
carácter ofensivo; permiten una mejor explotación del aire y del espacio en beneficio
propio; y producen importantes efectos negativos en la moral del enemigo, al estar
cualquier punto de su territorio al alcance de las acciones aéreas propias.

Por la multiplicidad de objetivos contra los que pueden dirigirse requieren una
correcta y depurada selección de los mismos, así como disponer y elegir los
sistemas de armas más adecuados para batirlos. Para ello, es preciso evaluar cada
uno de los elementos del poder aeroespacial adversario que puedan tener un mayor
peso específico en las operaciones por el control del aire.

Entre las acciones que contribuyen más directamente a la ejecución de las


operaciones aéreas ofensivas contra el Poder Aeroespacial se incluyen las
siguientes:

- Acciones de destrucción o neutralización de bases aéreas. La acción


ofensiva contra las aeronaves enemigas antes de que puedan ser utilizadas
puede ser de gran efectividad. Las bases aéreas consideradas como objetivos
son estáticas y normalmente contienen elementos de un gran valor. Su ataque
constituye una de las acciones aéreas de máxima prioridad por los efectos que
pueden lograrse contra el poder aeroespacial enemigo.

- Acciones de barrido de cazas. Su objetivo es localizar y destruir aeronaves


enemigas en el aire. Una de las finalidades de este tipo de acciones es
eliminar la actividad aérea enemiga en una zona determinada o a lo largo de
una ruta o de un corredor, para facilitar la penetración de los aviones propios
hacia sus objetivos.

- Acciones de escolta. El objetivo de estas acciones es proteger la ejecución


de otras acciones u operaciones aéreas, tanto de combate como de apoyo al
combate. La combinación de estas acciones con las de barrido de cazas es un
método eficaz para destruir la capacidad defensiva aérea enemiga y, al mismo
tiempo, proporcionar defensa en profundidad a los paquetes de ataque.

- Acciones de supresión de defensas aéreas enemigas. Estas acciones


tienen por objeto neutralizar, destruir o degradar temporalmente los sistemas de
defensa aérea del adversario en un área determinada, mediante el ataque físico
o el empleo de medidas de guerra electrónica, para facilitar la ejecución de
otras acciones aéreas.

- Acciones contra el sistema de mando y control aéreo. Su objeto es


impedir o degradar el proceso de la decisión, así como la dirección y control
de las posibles operaciones aéreas enemigas, mediante el ataque físico a la
estructura de mando y control aéreo enemigo y la perturbación electrónica de
sus enlaces de telecomunicaciones.

6.2.2. Operaciones aéreas defensivas contra el Poder Aeroespacial.

Las operaciones aéreas defensivas contra el Poder Aeroespacial poseen algunas


ventajas derivadas del hecho de que, normalmente, se combate sobre territorio
propio y un buen sistema de defensa aérea puede disuadir al enemigo de emprender
acciones ofensivas cuando considera que le van a resultar demasiado costosas. No
obstante, en las operaciones defensivas se deja la iniciativa al enemigo, de ahí que
sea preciso disponer de un sistema de vigilancia con un alcance suficiente para
permitir la concentración de los cazas interceptadores, en número y momento
oportunos, en las zonas de penetración de los ataques enemigos Estas operaciones
pueden conducir a un equilibrio, pero en contadas ocasiones suelen tener un efecto
decisivo en la batalla.

La defensa aérea es el conjunto de medidas concebidas para suprimir o reducir la


eficacia de una acción aérea hostil. La defensa aérea contribuye a la disuasión y, si
ésta falla, su finalidad es evitar que los ataques aéreos enemigos sean decisivos,
con el objeto de proteger a la población y los intereses nacionales, asegurar la
supervivencia de los medios capaces de contrarrestar la agresión y proporcionar una
respuesta adecuada.

La defensa aérea puede ser: activa, que se desarrolla mediante acciones ofensivas
directas; y pasiva, que pretende disminuir los efectos de aquellos ataques que no
hayan podido neutralizarse mediante un conjunto de medios y medidas, así como la
organización de un sistema preventivo de alarma, control de daños y de socorros
después de la acción.

Al representar los ataques aéreos una de las mayores amenazas existentes contra la
seguridad de una nación y de las fuerzas combatientes, se hace necesario
desarrollar y disponer desde tiempo de paz, de un sistema de defensa aérea eficaz,
que debe incluir tres componentes básicos:

- Sistema de vigilancia capaz de detectar, localizar, identificar y seguir cualquier


plataforma aérea, para lo cual deberá contar con medios visuales, radares
convencionales (fijos, móviles, embarcados o en aeronaves), radares con
capacidad de detección más allá del horizonte y equipos de detección situados
en el espacio.

- Sistemas de armas para destruir las plataformas enemigas antes, durante o


después de producirse el ataque. Incluyen dos grupos complementarios:
defensas aéreas superficie-aire y aviones de caza. Ambos deben actuar
integrados como componentes de un único sistema de defensa aérea, que ha
de constituirse escalonado en profundidad y abarcar desde la detección
temprana de los vectores enemigos, y su interceptación lejana o próxima, hasta
la defensa de punto.

- Sistema de mando, control, comunicaciones e información, para el empleo


eficaz de los medios de la defensa aérea, cuyo propósito es integrar los
diferentes elementos del sistema de defensa aérea en una entidad única para
asegurar el uso óptimo de todos los recursos disponibles.

Entre las acciones que contribuyen más directamente a la ejecución de las


operaciones aéreas defensivas se incluyen:

- Acciones de interceptación. Son las llevadas a cabo por aviones de caza,


despegando desde sus bases aéreas con una elevada situación de
disponibilidad o partiendo desde una situación de espera en patrulla aérea de
combate, como reacción ante un ataque enemigo o para identificar aeronaves
desconocidas.

- Acciones de patrulla aérea de combate. Se establecen sobre un


determinado objetivo, sobre un área crítica de la zona de combate o como
pantalla de defensa aérea, en territorio propio o sobre el del enemigo, con el
objeto de garantizar la reacción rápida contra un ataque aéreo.

- Acciones de defensa aérea superficie-aire. Incluyen todas las actividades


realizadas por sistemas de armas superficie-aire encaminadas a neutralizar o
destruir los vectores aéreos enemigos antes, durante o después de un ataque a
los objetivos que protegen.

7. LA BATALLA AÉREA CONTRA EL PODER TERRESTRE O EL PODER


NAVAL.

Es el conjunto de operaciones aéreas dirigidas contra el poder terrestre o el poder


naval del adversario, con el objeto básico de contribuir a privarles de la capacidad
para ocupar el territorio y de controlar o explotar los espacios marítimos.

Las operaciones contra el Poder Terrestre o el Poder Naval tienen un carácter


conjunto, ya que requieren el empleo del Poder Aeroespacial junto a las fuerzas de
superficie y submarinas para detener, dislocar, neutralizar o destruir a las fuerzas
terrestres o navales del enemigo. La capacidad para llevar a cabo estas operaciones
con eficacia dependerá en gran manera de los resultados alcanzados en las
operaciones contra el Poder Aeroespacial.

Dentro de la batalla aérea contra el Poder Terrestre o el Poder Naval existen los
siguientes tipos de operaciones:
- Interdicción aérea.
- Apoyo aéreo cercano.
- En apoyo a las operaciones navales.

7. 1. OPERACIONES AÉREAS DE INTERDICCIÓN.

Son aquellas que tienen por objeto destruir o neutralizar los medios del poder
terrestre o del poder naval del adversario, o introducir demoras, antes de que puedan
ser utilizados contra las fuerzas de superficie propias, a tal distancia que no se
necesita una integración detallada con el fuego y el movimiento de éstas. Las
operaciones aéreas de interdicción se llevan a cabo, principalmente, en profundidad
en el teatro de operaciones. Son planeadas, ejecutadas y controladas por un
Comandante Aéreo para lograr los objetivos operacionales en el marco de la
campaña conjunta.

También pueden llevarse a cabo operaciones de interdicción aérea contra objetivos


de superficie situados en el teatro de operaciones, relativamente próximos a la zona
de contacto y, por tanto, en disposición de afectar directamente a las fuerzas de
superficie propias. En este caso se denominan operaciones de interdicción del
campo de batalla. Estas operaciones requieren una mayor coordinación con el
movimiento de las fuerzas propias. Por ello, la selección de objetivos y la
coordinación con la maniobra de superficie es realizada por el Comandante Terrestre
o Naval apoyado.

Cuando se actúa contra el Poder Naval del adversario, la interdicción aérea puede
tener una gran importancia puesto que, además de la destrucción directa de los
buques, se pueden neutralizar o destruir sus medios e instalaciones de apoyo,
dificultando o impidiendo su movilidad, capacidad vital de las fuerzas navales para
poder ejercer el dominio del mar.

7.2. OPERACIONES DE APOYO AÉREO CERCANO.

Están constituidas por el conjunto de acciones dirigidas contra objetivos situados


próximos a las fuerzas terrestres propias y que requieren una coordinación estrecha
con el fuego y movimiento de aquellas.

Estas operaciones complementan a las de las fuerzas de superficie para hacer frente
a una determinada amenaza. Durante las operaciones ofensivas son especialmente
efectivas como un medio para aumentar la potencia de fuego de las fuerzas propias.
Durante las operaciones defensivas pueden ser el único medio para proporcionar el
apoyo fuego necesario para contrarrestar los contraataques enemigos, roturas del
frente, asaltos y ataques por sorpresa.

Deben considerarse como una opción más, no la única, de apoyar por el fuego a las
fuerzas terrestres propias y solo deben ser realizadas cuando éstas no disponen
orgánicamente de la capacidad de fuego suficiente. En todo caso, requieren un alto
grado de coordinación e integración en su ejecución.

7.3. OPERACIONES AÉREAS EN APOYO A LAS OPERACIONES NAVALES.

Son aquellas que se llevan a cabo para neutralizar o destruir el poder naval enemigo
y proteger a las fuerzas navales propias y el tráfico marítimo. Aunque compuestas
de acciones similares a las que se realizan en otras operaciones aéreas, estas
operaciones tienen entidad propia por el carácter de sus objetivos, características de
algunas de las armas y medios empleados, fuerzas involucradas, ámbito en que se
desarrollan y, funda-mentalmente, porque se llevan a cabo para cumplir objetivos de
un Comandante Naval cuando sean requeridos por éste.

8. LA BATALLA AÉREA PARA LA OFENSIVA ESTRATÉGICA.

Es el conjunto de operaciones aéreas ofensivas dirigidas contra los centros del poder
político, industrial, económico y militar del enemigo, con el fin de minar su
determinación para continuar la lucha. Constituyen la esencia de la aplicación del
Poder Aeroespacial con carácter independiente.

La clasificación de "estratégica" de una operación aérea, viene determinada por la


naturaleza de los objetivos y los fines perseguidos. Estas operaciones pueden
realizarse, incluso, en ausencia total de operaciones de superficie, como un acto
preventivo para disuadir a un potencial adversario de iniciar las hostilidades o para
restablecer el equilibrio ante políticas agresivas. Contra un adversario que posea
una potente infraestructura industrial o cuando no tenga una decidida actitud para
soportar el esfuerzo de guerra re-querido, los ataques estratégicos pueden ser
altamente rentables.

El éxito de estas operaciones dependerá de la correcta aplicación, entre otras, de las


siguientes consideraciones:

- Para obtener el máximo rendimiento, los medios aéreos deben concentrarse en


el espacio y en el tiempo.

- Resulta crítico disponer de unos datos precisos de inteligencia acerca del


enemigo.

- A pesar de los grandes efectos destructivos que pueden producir y de la


importancia de aplicar el Poder Aeroespacial de forma rápida y masiva, los
resultados definitivos pueden no ser evidentes de forma inmediata. Por ello,
para lograr el objetivo fijado es necesario sostener el esfuerzo.
- Pueden producir importantes efectos emocionales, tanto en las fuerzas
armadas -como en la población de una nación. Estos efectos pueden ser
positivos o negativos, dependiendo de la estructura social y, sobre todo, de la
forma de utilizar el Poder Aeroespacial. Potencialmente, los ataques aéreos
estratégicos pueden obligar a modificar las decisiones militares o políticas del
enemigo mediante la neutralización o destrucción de objetivos vitales.

- Son más efectivas cuando los medios empleados pueden penetrar y volar
sobre territorio enemigo con unas mínimas interferencias, pérdidas o
degradación de sus equipos y sistemas. Por otra parte, es posible realizarlas
sin tener un elevado grado de control del aire.

- Es necesario disponer de armamento de precisión. El desarrollo de


capacidades de lanzamiento de armas fuera del alcance de las defensas, el
diseño de las armas y la alta definición de los sensores para el seguimiento de
objetivos, proporcionan exactitud y fiabilidad.

9. OPERACIONES AÉREAS DE APOYO AL COMBATE.

Las operaciones aéreas de apoyo al combate constituyen un factor multiplicador que


potencia la efectividad de las operaciones aéreas de combate y de las fuerzas de
superficie.

Las más importantes son las de:

- Transporte aéreo.
- Reabastecimiento en vuelo.
- Vigilancia y reconocimiento.
- Guerra electrónica.
- Búsqueda y rescate de combate.
- Especiales.
- Con fuerzas aerotransportadas.
- Alerta temprana y control .

9.1. OPERACIONES AÉREAS DE TRANSPORTE.

Las operaciones de transporte aéreo tienen por objeto el movimiento por aire del
personal y material entre teatros de operaciones o dentro de ellos. Estas
operaciones pueden realizarse en apoyo de todo tipo de fuerzas, tanto aéreas como
navales o terrestres.

La movilidad que puede proporcionar el transporte aéreo es muy notable y puede, a


veces, compensar la escasez de medios al permitir que las fuerzas disponibles sean
desplegadas, redesplegadas, reabastecidas o evacuadas con rapidez. En
numerosas ocasiones es el único medio para situar material y personal en
determinadas áreas aisladas, particularmente en situaciones de bloqueo, sitio o
desastres naturales.

Al ser los medios de transporte aéreo un recurso escaso y de elevada demanda, y


dada la magnitud del problema logístico que supone el transporte y abastecimiento
de una moderna fuerza de combate y la diversidad de misiones a desarrollar, resulta
imprescindible disponer de una estructura de mando y control centralizada. Por otro
lado, es necesario establecer las prioridades para la utilización y explotación de las
capacidades y posibilidades del transporte aéreo y definir el tipo de dimensión de la
fuerza de transporte necesaria.

Las operaciones de transporte aéreo pueden dividirse en dos grandes grupos:

- Transporte aéreo estratégico. Es aquel en el que el transporte de personal o


material se efectúa desde diferentes teatros de operaciones, o entre varios de
ellos.

- Transporte aéreo táctico. Es aquel en el que el transporte de personal o


material se efectúa dentro de un mismo teatro de operaciones.

Dentro de estas operaciones se incluyen las acciones de:

- Transporte aéreo de despliegue de unidades de Fuerzas Aéreas. Tiene por


objeto transportar los apoyos necesarios para desplegar y sostener la
operación de las unidades de Fuerzas Aéreas.

- Transporte aéreo logístico. Incluyen todas aquellas acciones de transporte


aéreo, excluidas las de transporte aéreo de combate, llevadas a cabo dentro de
un teatro de operaciones para distribuir y recuperar personal y material.

- Transporte aéreo especial. Son aquellas desarrolladas a cualquier nivel de


conflicto para apoyar las operaciones de guerra no convencional, así como
todas aquellas llevadas a cabo de forma clandestina o encubierta.

- Aeroevacuación médica. Se refieren al transporte por aire de pacientes hacia


o entre centros con instalaciones médicas para su tratamiento.

9.2. OPERACIONES AÉREAS DE REABASTECIMIENTO EN VUELO.

Disponer de medios aéreos con capacidad para el reabastecimiento de combustible


en vuelo aumenta el alcance, la permanencia y la capacidad de carga, lo que mejora
las características y capacidades del Poder Aeroespacial. Las operaciones aéreas de
reabastecimiento en vuelo contribuyen a potenciar la rápida concentración de la
capacidad de combate, en cualquier punto de la superficie terrestre y contra
cualquier objetivo del poder político, económico y militar del enemigo.
Pueden realizarse para apoyar a cualquiera de las operaciones aéreas de combate y
de apoyo al combate, e incluyen los tipos de acciones siguientes:

- Reabastecimiento en zona. En este caso el avión cisterna se mantiene


volando en una determinada aérea.

- Reabastecimiento en ruta. Este tipo de acciones pueden realizarse


acompañando a los aviones receptores durante su vuelo o estableciendo un
punto de reunión durante la ruta.

9.3. OPERACIONES AÉREAS DE VIGILANCIA Y RECONOCIMIENTO.

Tienen por objeto obtener información a través de sensores situados tanto en el aire
como en el espacio, sobre actividades, fuerzas y recursos de un enemigo, reales o
potenciales. La información es proporcionada por diversos tipos de sensores
(fotográficos, radáricos, electrónicos, etc.) y estos a su vez pueden estar instalados
en una gran variedad de ingenios, tripulados y no tripulados, aéreos o espaciales.
Desde tiempo de paz es preciso formular un plan de obtención de información y
disponer de los medios aéreos de vigilancia y reconocimiento para apoyar el
planeamiento a los niveles estratégico y operacional.

Las operaciones de vigilancia aérea consisten en la observación sistemática del


espacio aéreo, de áreas de superficie o submarinas y de lugares, personas o cosas,
mediante el uso de medios visuales, acústicos, electrónicos, fotográficos o de
cualquier otra naturaleza.

Las operaciones de reconocimiento aéreo se realizan para obtener, mediante la


observación visual u otros métodos de detección, información sobre las actividades y
los recursos de un enemigo y sobre los objetivos o posibles objetivos, para planear el
ataque, realizar éste y planear los reataques. Igualmente se realizan para verificar
datos relacionados con las características meteorológicas, hidrográficas o
geográficas de una determinada área.

9.4. OPERACIONES AÉREAS DE GUERRA ELECTRÓNICA.

La utilización efectiva de la guerra electrónica es una condición imprescindible en la


guerra moderna y tiene una importancia especial en el empleo del Poder
Aeroespacial. Una fuerza aérea moderna depende fundamentalmente de las
posibilidades de empleo del espectro electromagnético para poder ejercer el mando
y control, y desarrollar las acciones de combate. Las operaciones aéreas de guerra
electrónica, integradas en el tiempo y en el espacio con otras operaciones aéreas y
de las fuerzas de superficie, son vitales para la campaña aérea en particular y para
cualquier tipo de operación militar.

Dentro de estas operaciones aéreas se incluyen las siguientes acciones:


- Apoyo a la guerra electrónica. Se llevan a cabo con el fin de detectar,
interceptar, identificar y localizar la energía electromagnética emitida que pueda
constituir una amenaza inmediata. Estas acciones sirven para proporcionar
aviso de la detección y analizar la amenaza, así como para adquirir objetivos.
También proporcionan información necesaria para llevar a cabo tareas de
contramedidas y protección electromagnética.

- Contramedidas electrónicas. Son aquellas que tienen por objeto evitar o


reducir el uso eficaz del espectro electromagnético por parte del enemigo. Las
principales técnicas de contramedidas electrónicas están relacionadas con la
perturbación, decepción y neutralización electrónicas.

- Protección electrónica. Tienen por objeto asegurar el uso efectivo del


espectro electromagnético por parte de las fuerzas propias, a pesar de las
actividades electrónicas realizadas por el enemigo. Abarcan medidas activas,
pasivas y de autoprotección.

9.5. OPERACIONES AÉREAS DE BÚSQUEDA Y RESCATE DE COMBATE.

Las operaciones de búsqueda y rescate son aquellas que tienen por objeto localizar
y rescatar personal que precisa ser socorrido, en particular tripulaciones aéreas.
Cuando la búsqueda y rescate se lleva a cabo en ambiente hostil se denominan
operaciones de búsqueda y rescate de combate, que se definen como la
detección, localización, identificación y rescate de tripulaciones aéreas derribadas en
territorio hostil, en crisis o guerra y, cuando proceda, de otro personal militar aislado
en peligro dentro de un teatro de operaciones.

Estas operaciones, que potencian la moral de las fuerzas combatientes, pueden


tener lugar sobre el mar o sobre tierra; en este último caso en muy diversas
circunstancias (montaña, bosque, desierto, etc.), de día o de noche y en
cualesquiera condiciones meteorológicas. Por ello la organización debe ser capaz
de responder de una forma flexible ante cualquier circunstancia y estar equipada y
preparada para las situaciones más desfavorables que se puedan presentar.

9.6. OPERACIONES AÉREAS ESPECIALES.

Son aquellas operaciones que contribuyen a la ejecución de las operaciones aéreas


y son realizadas a cualquier nivel de conflicto, en apoyo de la guerra no convencional
y de las actividades clandestinas, encubiertas y psicológicas. Frecuentemente son de
naturaleza político-militar y requieren un planeamiento detallado y coordinación con
otros mandos y organismos estatales.

Por su naturaleza son encubiertas, clandestinas o discretas, cuando el empleo de


fuerzas convencionales no resulta apropiado o posible, tanto por razones políticas
como militares. Suelen realizarse a grandes distancias de las bases de apoyo
establecidas requiriendo equipos de comunicaciones avanzados y medios de
infiltración, evasión y de apoyo para facilitar la introducción en áreas hostiles,
prohibidas o políticamente sensibles, así como la recuperación.

9.7. OPERACIONES CON FUERZAS AEROTRANSPORTADAS.

La capacidad de aerotransporte y equipos puede ser usada para tomar instalaciones


o puntos clave vitales del enemigo, proyectando fuerzas directamente sobre los
objetivos, mediante el lanzamiento desde el aire o bien aterrizando en las
proximidades. Estas operaciones, que son diferentes a las de transporte aéreo
logístico, pueden ser llevadas a nivel estratégico u operacional dentro de una
campaña conjunta. Aunque su ejecución presenta altos riesgos los beneficios
potenciales que se pueden conseguir son significativos.

9.8. OPERACIONES AÉREAS DE ALERTA TEMPRANA Y CONTROL.

Resulta vital obtener información de las actividades aéreas enemigas y prevenir su


ataque contra el territorio o fuerzas propias, con tiempo suficiente para conseguir la
alerta temprana que proporcione una defensa aérea en profundidad. Especial
importancia tiene la detección de los misiles balísticos de teatro por el escaso tiempo
de reacción de que se dispone para su neutralización. Estas acciones pueden ser
realizadas por aeronaves especialmente equipadas con sensores y sistemas de
detección.

Igualmente, las funciones de mando y control aéreo pueden ser llevadas a cabo
desde aeronaves en apoyo a las operaciones ofensivas y defensivas y normalmente
integradas con las acciones aéreas de vigilancia y alerta temprana.

10. MANDO Y CONTROL.

Desde el punto de vista de la conducción de operaciones se emplea el concepto


Mando y Control para hacer referencia al conjunto de actividades por las que el
Comandante, su Estado Mayor y subordinados llevan a cabo el planeamiento,
dirección, coordinación y control de las operaciones militares.

10.1. PRINCIPIOS DE MANDO Y CONTROL.

Para optimizar el empleo de las fuerzas militares en función de lo que la situación


demande, el mando y control debe ejercerse de acuerdo con los siguientes
principios:

- Unidad de mando, imprescindible para integrar todos los esfuerzos y emplear


eficazmente los recursos.

- Estructura integrada, que permita actuar a toda la organización como un ente


único para facilitar al Comandante la toma de decisiones y la dirección, control
y coordinación de las actuaciones de todos los componentes, de manera que
contribuyan al logro del objetivo común.

- Jerarquización. La cadena de mando debe ser estructurada de forma


jerárquica. Es preciso que sea sencilla, clara y lo más corta posible, de manera
que las órdenes y la información fluyan de forma rápida y segura y lleguen a
quien van dirigidas en el momento oportuno.

- Continuidad. Las funciones de mando y control deben ejercerse sin solución


de continuidad durante todo el desarrollo de la campaña. A tal efecto, deben
establecerse los cauces necesarios que garanticen la sucesión de mando y la
transferencia de autoridad, así como disponer de centros alternativos.

- Responsabilidad y libertad de acción. La responsabilidad de un


Comandante para el cumplimiento de su misión es indivisible. No obstante,
puede ser necesario delegar parte de su autoridad a un mando subordinado o
transferirla.

10.2. ORGANIZACIÓN DEL MANDO Y CONTROL AÉREO.

La organización del mando y control aéreo responde a los criterios generales de los
sistemas de mando y control; cuenta con una estructura orgánica operativa y con un
proceso de planeamiento y conducción de operaciones.

Si bien las operaciones aéreas pueden tener un carácter específico, el marco


habitual en que se desarrollan será dentro de una estructura operativa conjunta. En
ambos casos, las funciones de mando y control se llevarán a cabo de acuerdo con
las características de la estructura operativa, de la forma siguiente:

- Operaciones aéreas específicas. El mando y control será ejercido por un


Comandante Aéreo.

- Operaciones aéreas dentro de una estructura conjunta. En este caso


existirá normalmente un mando componente aéreo, de naturaleza orgánica. Su
Comandante podrá ser designado para integrar y explotar las capacidades de
todos los medios aéreos asignados mediante un plan/orden de operaciones
aéreas y a través de un sistema integrado de mando, control e información.

En todo caso, el empleo del Poder Aeroespacial requiere disponer de un sistema de


mando y control que garantice al Comandante planear, emitir órdenes, recibir la
información necesaria y controlar y coordinar las actividades realizadas por sus
subordinados.

El sistema de mando y control aéreo es un sistema integrado que comprende una


doc-trina, procedimientos, estructura orgánica, personal, equipos, infraestructura y
comunicaciones, y que proporciona a las autoridades de cualquier nivel la
información adecuada y oportuna para planear, dirigir y controlar todo tipo de
operaciones aéreas de combate y de apoyo al combate. Comprende los siguientes
elementos o sub-sistemas básicos:

- Centros de operaciones. Constituidos por un conjunto de instalaciones fijas,


móviles o transportables.

- Instalaciones de alerta y sensores. Incluyen medios, tanto activos como


pasivos, basados en tierra, en el mar, en el aire y en el espacio.

- Comunicaciones que deben ser adecuadas en lo relativo a conectividad,


capacidad de transmisión de datos, velocidad, seguridad, fiabilidad y flexibilidad
de acceso.

- Proceso de datos. Para recibir, tratar y presentar la información recogida por


el sub-sistema de sensores al Comandante Aéreo, en el tiempo requerido y con
seguridad.

10.3. CONTROL DEL ESPACIO AÉREO.

El control del espacio aéreo consiste en la capacidad de influir directamente en el


espacio aéreo y desde éste. Significa, no sólo actuar sobre dicho espacio,
impidiendo o restringiendo mediante la ley o por la fuerza su uso al enemigo, sino
utilizarlo en provecho propio y actuar desde él.

Incluye los procedimientos a aplicar para ejercer el control, reestructurar el espacio


aéreo y organizar el sistema de control, así como la organización de ese sistema de
control y la coordinación entre todos los elementos implicados. Todo ello con el
objeto de minimizar los riesgos y permitir el uso eficiente y flexible del espacio aéreo
por todos los elementos que participan en las operaciones militares.

Su finalidad es aumentar la eficacia operativa y asegurar prioritariamente el uso del


espacio aéreo y de las instalaciones terrestres de control por parte de las aeronaves
que toman parte directamente en la consecución de los objetivos de la defensa
nacional, facilitando la máxima libertad de acción al conjunto de aeronaves amigas.

La responsabilidad del ejercicio del control del espacio aéreo recae en un


Comandante Aéreo, quien puede designar una Autoridad de Control del Espacio
Aéreo para coordinar las actividades de uso del espacio aéreo por el resto de las
fuerzas presentes. Los procedimientos detallados se formulan en los
correspondientes planes, bien a nivel nacional o en el área de responsabilidad de un
Comandante Aéreo.

Por otro lado, ya que las actividades de control del espacio aéreo y de defensa aérea
están íntimamente relacionadas, siempre que sea posible deberán recaer en la
misma autoridad las funciones de Comandante de la Defensa Aérea y de Autoridad
de Control del Espacio Aéreo. En caso contrario, se requiere una estrecha
coordinación entre ambas autoridades.

La Autoridad de Control del Espacio Aéreo es responsable de la formulación del plan


para el control del espacio aéreo. En este plan deben figurar las normas y
procedimientos para la gestión del tránsito aéreo en el teatro de operaciones. Así
mismo, para ejercer adecuadamente el control del espacio aéreo, la Autoridad de
Control del Espacio Aéreo puede disponer de cuantos medios proporciona el sistema
civil de control de la circulación aérea y recabar la designación de representantes de
organismos civiles para facilitar la utilización flexible del espacio aéreo y la fluidez y
seguridad del tránsito aéreo.

11. APOYO EN TIERRA A LAS OPERACIONES AÉREAS.

Incluye todas aquellas actividades desarrolladas en el suelo que tienen por finalidad
proporcionar apoyo directo a todo tipo operaciones aéreas. En la actualidad no es
posible llevar a cabo operación aérea alguna sin el apoyo de las bases aéreas desde
las que se opera, por lo que los elementos de apoyo deben ser considerados en todo
momento como parte integrante de la Fuerza.

Según el cometido a desarrollar, estas actividades se pueden agrupar genéricamente


en:

- Sostenimiento de las unidades aéreas. Incluye todas las actividades


relativas al abastecimiento, transporte y mantenimiento que facilitan la
realización de las operaciones con el esfuerzo necesario y durante el tiempo
preciso para cumplimentar los cometidos asignados.

- Sostenimiento de la infraestructura básica aérea, en la que se incluye las


instalaciones de apoyo y las superficies necesarias para la operación de los
medios aéreos.

- Apoyo específico. Abarca todas aquellas actividades relacionadas con la


provisión de los servicios de tránsito aéreo, ayudas a la navegación,
comunicaciones aeronáuticas y apoyo al transporte aéreo.

- Supervivencia para operar. Incluye el conjunto de medidas cuyo objetivo es


proteger las actividades de la fuerza en tierra ante la amenaza de un ataque,
durante éste o con posterioridad a su realización. Además de un adecuado
sistema de mando y control, comprende los siguientes aspectos
fundamentales:

- Seguridad y defensa activa que tiene por objeto prevenir o evitar en


tiempo de paz, crisis o guerra, ataques o agresiones a personal,
instalaciones, material y documentos, mediante la aplicación de medidas
activas con el fin de mantener su integridad. En concreto,, la seguridad es
el conjunto de medidas necesarias para alcanzar la máxima protección
posible de la información, material, personal, actividades e instalaciones
contra el espionaje, sabotaje, subversión y terrorismo, así como contra las
pérdidas o las divulgaciones no autorizadas. La defensa activa es la
reacción contra cualquier tipo de agresión o ataque proveniente del
exterior, mediante la defensa aérea o la defensa terrestre.

- Defensa pasiva. Son aquellas actividades y medidas, no incluidas en la


defensa activa, que tienen por objeto minimizar la eficacia de una acción
hostil, especialmente un ataque aéreo. Entre ellas están incluidas las
siguientes:

- Redundancia.
- Dispersión del personal y del material
- Protección física del personal y material, por medios naturales o
artificiales.
- Camuflaje, mediante la utilización de medios naturales o artificiales,
ocultación y decepción, mediante la manipulación, distorsión
o falsificación de la realidad, tanto física como electrónica, variando su
apariencia.
- Protección de las telecomunicaciones.
- Defensa NBQ. Acrónimo de Nuclear, Biológica y Química.

- Recuperación que incluye medios de control y evaluación de daños,


equipos de desactivación de explosivos, medios de reparación rápida de
pistas y de servicios esenciales, equipos de contraincendios y de apoyo
sanitario.

- Apoyo a las funciones de mando. Además de las actividades relacionadas


directamente con la conducción de las operaciones, hay que considerar la
función de administración que comprende la gestión de los recursos humanos,
materiales y financieros y, en general, todas aquellas actividades que no están
directamente relacionadas con las operaciones.

12. USO MILITAR DEL ESPACIO.

El uso militar del espacio se ha convertido en elemento esencial para la defensa. En


la actualidad, los sistemas espaciales proporcionan a las autoridades civiles y
militares la información necesaria para desarrollar una adecuada política de
seguridad y defensa y facilitan la toma de decisiones. Así, los sistemas espaciales
en tiempo de paz tienen una contribución inestimable para el seguimiento de los
tratados de control de armamento y de las medidas de no proliferación. En
situaciones de crisis y guerra son fundamentales para la conducción de todo tipo de
operaciones.
Un sistema espacial consta de los siguientes componentes básicos: componente
espacial (satélites), componente terreno (para seguimiento, control y explotación),
lanzador, comunicaciones y recursos humanos y de apoyo.

Los sistemas espaciales, y en concreto los satélites, potencian las características y


las capacidades del poder aeroespacial fundamentalmente en:

- Permanencia. Los sistemas basados en el espacio pueden permanecer en el


mismo durante un largo período de tiempo sin necesidad de apoyos.

- Alcance. Los sistemas y sensores espaciales pueden cubrir toda la superficie


terrestre y no tienen restricciones en su alcance.

- Penetración. Los satélites pueden vigilar cualquier parte del territorio enemigo,
sin penetrar en espacios aéreos potencialmente hostiles.

- Precisión. Los sistemas espaciales permiten llevar a cabo todo tipo de


operaciones con una gran exactitud.

No obstante, existen factores limitativos en la operación de los sistemas espaciales,


tales como la inaccesibilidad física, el elevado coste y la posibilidad de ser
perturbados.

Las principales actividades militares espaciales son:


- Observación. Los satélites cubren la totalidad de la superficie terrestre y
pueden ser programados para observar con la adecuada reiteración cualquier
tipo de objetivo. Existen tres tipos de satélites de observación: ópticos,
infrarrojos y radar. Un sistema espacial de observación idóneo debe incluir los
tres tipos de sensores.

- Comunicaciones. Este tipo de satélites son esenciales para la conducción de


las operaciones militares y gestión de las situaciones de crisis. Proporcionan
unos enlaces seguros, fiables y rápidos entre los usuarios.

- Adquisición electrónica de señales. Estos satélites son excelentes para


detectar e interceptar transmisiones electrónicas. Proporcionan información e
inteligencia sobre actividades que de otra forma no podrían ser obtenidas.

Otras áreas de aplicación son la ayuda a la navegación, la vigilancia, los usos


cartográficos y el apoyo a la meteorología.

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