Introduccion Al Derecho Notarial
Introduccion Al Derecho Notarial
Introduccion Al Derecho Notarial
INDICE
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCION AL DERECHO NOTARIAL
1. ANTECEDENTES Y/O HISTORIA DEL DERECHO NOTARIAL
2. AUTONOMIA DEL DERECHO NOTARIAL
3. DEFINICION DE DERECHO NOTARIAL
3.1. MARCO CONCEPTUAL
4. CARACTERISTICAS
5. FUENTES DEL DERECHO NOTARIAL
5.1. LA LEY:
5.2. LA COSTUMBRE:
5.3. JURISPRUDENCIA:
5.4. DOCTRINA:
6. DEFINICION DE NOTARIO
7. FUNCIÓN
8. COMPETENCIA NOTARIAL
9. PRINCIPIOS DEONTOLÓGICOS DEL NOTARIO
10. PRINCIPIOS
10.1. PRINCIPIO DE ROGACIÓN:
10.2. PRINCIPIO DE AUTORÍA:
10.3. PRINCIPIO DE LEGALIDAD:
10.4. PRINCIPIO DEL PROTOCOLO:
10.5. PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD:
10.6. PRINCIPIO DE SECRETO PROFESIONAL:
10.7. PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN:
11. REGISTROS NOTARIALES Y REGISTROS PUBLICOS (REGULADOS POR EL ARTICULO 2 DE
LA LEY 26366)
12. SISTEMAS NOTARIALES
12.1. GENERALIDADES
12.2. SISTEMA ADMINISTRATIVO
12.3. SISTEMA ANGLOSAJÓN
12.4. SISTEMA LATINO
13. FE PUBLICA
13.1 CONCEPTO JURIDICO:
14. CLASES DE FE PUBLICA
14.1. FE PÚBLICA NOTARIAL
14.2. FE PÚBLICA ADMINISTRATIVA
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
ANEXOS
INTRODUCCIÓN
El Derecho Notarial en los últimos tiempos ha adquirido un papel preponderante en nuestra
sociedad, debido al creciente desarrollo del tráfico inmobiliario en el país, vinculado necesariamente
al crédito, con la actividad empresarial y los negocios en general. Miles de operaciones comerciales
se producen diariamente, realizadas por personas tanto naturales como jurídicas, siendo también
múltiples los actos jurídicos que estas celebran y que buscan dar forma y representación al
arrendar, hipotecar, certificar, legalizar, etc., todos los actos que son materia de protocolización
notarial, así como aquellos denominados extra protocolares, pasan al bagaje de la innegable
función que ejerce el notario, del otorgamiento de aquella fe que crea un estado de acreditación de
Los actos o negocios jurídicos se crean y configuran según las normas del Derecho
material, vale decir Civil, pero han de perfeccionarse adquiriendo forma, en términos que permitan
acreditar su verdad y legalidad, ambas garantizadas por la fe pública. Ahora bien, en cualquier
caso, tanto para dar forma adecuada al negocio jurídico como para consignar los hechos, todo ello
normativo que regule solemnidades y verificaciones, lo cual pertenece a los dominios del Derecho
formal, un Derecho formal extra judicial, de alli el origen del derecho Notarial.
que ha sido la razón de su prestigio; uno comprobar la realidad de los hechos, y el otro, legitimar el
negocio jurídico, dejando todo ello acreditado en el documento notarial, especie característica e
irreductible.
En Egipto se encontraba a una persona que redactaba los contratos. En los hebreos es
necesario tener en cuenta que existía el escriba el cual se dedicaba a autenticar algunos actos y
redactar documentos y existían escribas reales así como los del pueblo. Luego los griegos
aplicaron esta institución con el nombre de Mnemons, los cuales eran los encargados de redactar
los contratos. Posteriormente en el derecho romano antiguo la intervención era facultativa, pero no
eran notarios, sin embargo, el nombre actual deriva de este derecho, el cual es conocido como
derecho romano. Luego en la edad media Rolandino Passagiero enseñó el derecho notarial y en la
historia es conocido como el príncipe de los notarios. En España debemos tener en cuenta Las
leyes del fuero real, código de las siete partidas y la novísima recopilación, en las cuales se
mencionaba al notario, de las cuales las dos últimas son las más conocidas en nuestro medio. En
la época moderna el derecho notarial adquiere la evolución y desarrollo actual por lo cual debemos
mencionar algunos cuerpos legislativos notariales del derecho mundial, entre los cuales podemos
citar a La ley francesa de 1802, ley española de 1862. En el período preincaico para algunos ya
existió notarios en el derecho peruano. Posteriormente en la colonia se aplicó la legislación
española, con lo cual se aplicaron las disposiciones notariales españolas. Y posteriormente la
historia es ya conocida, ya que existen libros que narren la misma dentro del derecho peruano, lo
cual permite su estudio dentro del mismo, sin embargo, la misma es poco estudiada, conocida y
difundida sobre todo en el mencionado.
La Ley del Notariado está contenida en el Decreto Ley 26002 derogó la anterior Ley del
Notariado contenida en la Ley 1510 de 1911, que fue la primera ley del Notariado peruana. La ley
1510 introdujo la denominación notario en nuestro ordenamiento jurídico.
La Ley del Notariado contenida en el Decreto Ley 26002 elimina los testigos para los
instrumentos públicos notariales, es decir, refuerza la fe pública notarial.
Antes de la Ley del Notariado de 1911 a los Notarios se les denominaba Escribanos
Públicos conforme al Código de Enjuiciamientos Civiles de 1852, en el cual se establecían cuatro
clases de escribanos que son los Escribanos de Cámaras, Escribanos Públicos, Escribanos
Judiciales y Escribanos de Diligencias.
Es decir, para estudiar la historia del derecho notarial debemos remontarnos hasta la
antigüedad, sin embargo, esto es poco conocido en nuestro medio y en todo caso debemos dejar
constancia que el notario ha sido un personaje importante en todos los tiempos, pero ha sido
merecedor de escasos estudios en la doctrina no sólo nacional sino también extranjera, lo cual no
permite realizar los estudios de derecho notarial comparado.
La autonomía del derecho notarial se sustenta en que el referido tiene sus propias normas
dentro del derecho positivo peruano, entre las cuales podemos citar a la Ley del Notariado
contenida en el Decreto Ley 26002 publicada el 27-12-92, la Ley de Competencia Notarial en
Asuntos No Contenciosos contenida en la Ley 26662 publicada el 22-09-96 y normas
modificatorias y complementarias, entre otras. El derecho notarial tiene sus propios principios a los
cuales se les denomina principios notariales y que son los siguientes: Principio de Imparcialidad,
Principio de Rogación, Principio de Inmediación, Principio de Interpretación, Principio de
Objetivación, Principio de Asesoramiento, Principio de Reserva y Principio de Resguardo. El
derecho notarial tiene su propio objeto de estudio que es el documento notarial, requisitos y los
Sistemas Notariales, por lo cual el derecho notarial amerita una cátedra independiente de otras
ramas del derecho. Incluso en la República Argentina existe la Carrera Notarial.
Como primera parte del presente definiremos el derecho notarial, lo cual servirá para
tomar al toro por las astas y conocer mejor la rama del derecho estudiada como es por cierto el
derecho notarial, la cual no se ubica en el derecho privado, sino en el derecho público, sin
embargo, desde cierto enfoque puede ubicarse en el derecho social, lo cual servirá para
conocer mejor estos temas, dentro del derecho patrimonial sobre todo, sin embargo, también
es importante dentro del derecho extrapatrimonial, y en todo caso se relaciona con muchas
ramas del derecho, y esto ocurre no sólo en el derecho peruano, sino también en el derecho
extranjero, por lo cual esperamos que el presente sirva no sólo en el derecho peruano sino
también en el indicado para permitir mayor conocimiento y profundización sobre esta
importante pero descuidada rama del derecho como es por cierto el derecho notarial, que en
muchos casos se estudia como una parte o rama o accesorio del derecho registral, con lo cual
no estamos de acuerdo. Sin embargo, en otras sedes como por ejemplo en España y Argentina
si existen verdaderos estudios sobre esta importante rama del derecho lo cual ha motivado
diferentes publicaciones por parte de los diferentes autores en dichos países y de esta manera
se ha alcanzado mayor difusión sobre el derecho notarial.
Ya hemos definido esta rama del derecho, sin embargo, existe otros autores que han
escrito sobre el derecho notarial, definiendo la misma, por lo cual a continuación citaremos
algunas definiciones, lo cual servirá para reforzar nuestros conocimientos sobre esta
importante pero descuidada disciplina jurídica.
Para Mengual y Mengual el derecho notarial es aquella rama científica del Derecho
Público que constituyendo un todo orgánico, sanciona en forma fehaciente las relaciones
Nuñez Lagos afirma que el documento, como la cosa en el derecho real, es objeto
esencial, principal y final del derecho notarial 3.
José María Sanahuja y Soler define el derecho notarial como la parte del ordenamiento
jurídico que, por conducto de la autenticación y legalización de los hechos que hacen la vida
normal de los derechos asegura el reinado de esta última 5.
Guillermo Cababellas define el derecho notarial como los principios y normas reguladoras
de la organización de la función notarial y de la teoría formal del documento público 6.
Es decir, podemos afirmar que dentro del derecho positivo el derecho notarial es el
conjunto normas jurídicas que determinan la competencia notarial, así como regulan la actuación
de los notarios cuya principal función es la escritura pública. Sin embargo, es necesario precisar
1
TORRES MANRIQUE, Fernando Jesús. Diccionario Enciclopédico de Derecho Registral y Notarial. Por
publicar.
2
Ibid.
3
Ibid.
4
Ibid.
5
Ibid.
6
Ibid.
4. CARACTERISTICAS
Las fuentes del derecho notarial son las mismas que se estudian en el derecho civil, en tal
sentido son entre otras la le, jurisprudencia, costumbre, doctrina, principios generales del derecho,
principios específicos del derecho notarial, manifestación de voluntad, realidad social, entre otras,
es decir, no son las únicas, sin embargo, las citamos porque son las más importantes y de esta
forma poder estudiar las mismas de manera más detallada para poder conocer las mismas de
manera más amplia.
5.1. LA LEY:
El notariado público es la función pública ejercida privadamente. Por medio de
ella, el funcionario habilitado asesora a las personas sobre la correcta formación legal
de su voluntad en los actos o contratos jurídicos y da fe de la existencia de los hechos
que ocurran ante él.
5.2. LA COSTUMBRE:
5.3. JURISPRUDENCIA:
Es el conjunto de fallos firmes y uniformes dictados por los órganos
jurisdiccionales del Estado. Esto significa que para conocer el contenido cabal de las
normas vigentes hay que considerar cómo se vienen aplicando en cada momento.
5.4. DOCTRINA:
Existen diversidad de definiciones y conceptos sobre el notariado.
6. DEFINICION DE NOTARIO
La ley dominicana define al notario en los siguientes términos: "el Notario es un oficial
público instituido para recibir los actos a los cuales las partes deban o quieran dar el carácter de
autenticidad inherente a los actos de la autoridad pública y darles fecha cierta, conservarlos en
depósito y expedir copias de los mismos."
Es decir, una forma de estudiar la definición del notario sería estudiar las definiciones
legales, las cuales por cierto abundan en la doctrina, y en este orden de ideas podemos afirmar
que la ley del notariado peruano define al notario, sin embargo, no citamos dicha definición, porque
la misma es muy conocida en nuestro medio, y no queremos repetir información que abunda en el
referido como es la legislación notarial peruana, sin embargo, dichas normas pueden originar
investigaciones sobre la definición del notario en el derecho comparado o en la legislación
comparado a efecto de determinar semejanzas y diferencias, así como sus causas.
7. FUNCIÓN
8. COMPETENCIA NOTARIAL
El notario tiene la facultad de dar forma a los actos jurídicos bajo su autoría y autonomía, el
cual debe redactar, conservar reproducir, autorizar y registrar a petición del usuario del servicio.
Todo el proceso de plasmar la voluntad de las personas en un documento válido con alcances
jurídicos en el tiempo tiene principios deontológicos propios de la función notarial
10. PRINCIPIOS
Es necesario diferenciar los registros notariales de los registros públicos ya que los
primeros no producen cognocibilidad general y los registros públicos si. Además en nuestro
sistema registral a los registros públicos pueden tener acceso cualquier persona conforme al primer
párrafo del artículo II del Título Preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos del
2001 en el cual se establece que la publicidad registral formal garantiza que toda persona acceda
al conocimiento efectivo del contenido de las partidas registrales y, en general obtenga información
del archivo registral. En el segundo párrafo del mismo artículo se establece que el personal
responsable del registro no podrá mantener en reserva la información contenida en el archivo
registral, salvo las prohibiciones expresas establecidas en los Reglamentos del Registro.
12.1. GENERALIDADES
Los sistemas notariales son tres: Administrativo, Anglosajón y Latino, los cuales
desarrollaremos a continuación en forma separada para permitir un desarrollo y comprensión
más adecuados de los mismos.
13. FE PUBLICA
Esla garantía que el Estado da en el sentido de que los hechos que interesan al
derecho son verdaderos y auténticos. Lo anterior, por cuanto en la realidad social existen una
serie de hechos y actos con relevancia jurídica que si bien no todos los ciudadanos pueden
presenciar, deben ser creídos y aceptados como verdad oficial.
Para Juan Ramirez Gronda la fe pública es la que merecen los actos de los
funcionarios con postestad para otorgarlos 10.
9
Ibid.
10
Ibid.
11
Ibid.
12
Ibid.
13
Ibid.
14
Ibid.
éste las siguientes facultades: Dar fe de los actos en los que interviene en el ejercicio
de sus funciones.
escritura pública o cerrado, según lo dispuesto en los artículos 696 al 703 respectivamente
y se precisa además que en estos casos aquél cumplirá la función de notario público.
15
Real Academia de la Lengua Española. Diccionario de la lengua española.
Los Instrumentos Públicos Notariales sólo pueden ser tachados de nulos o falsos
luego de seguido un procedimiento judicial que así lo declare, dejo constancia que en estos
procedimientos debe ser citado además de las partes el Notario que ante el cual se otorgó el
documento notarial. Sin embargo, se ha advertido que muchos jueces y fiscales desconocen
este principio del derecho notarial lo cual en todo caso debe ser materia de estudios por parte
de los tratadistas.
Los jueces pueden emitir órdenes para que ser tomadas en cuenta por parte de los
notarios públicos, sin embargo, deben ser materia de calificación notarial, por parte de èstos
últimos, es decir, no toda orden judicial debe ser obedecida por los referidos, sino que esto
depende de la calificación que realice el notario a lo cual se conoce como calificación notarial.
Y en todo caso podemos hablar de calificación notarial de documentos notariales y tambièn por
supuesto de calificación notarial de documentos judiciales expedidos por la corte suprema, y en
caso de no estar de acuerdo con la orden judicial no la debe cumplir, ya que el que decide en el
oficio notarial no es el juez, sino que es el notario. Por lo cual es claro que todos los jueces
deben conocer y dominar derecho notarial para no incurrir en error ni inducir a error a los
notarios públicos, ya que esto amerita el correspondiente proceso para sancionar a los
responsables, lo cual puede ser materia de estudio en un trabajo más amplio.
16
http://www.monografias.com/trabajos93/evolucion-historica-del-notariado-mexico/evolucion-historica-del-
notariado-mexico.shtml#ixzz4jkQx3Xhu
El artículo 4° de la Ley establece las funciones de los notarios, mismas que serán,
entre otras:
I. Aceptar cargos docentes;
II. Representar instituciones de beneficencia pública o privada;
III. Resolver consultas jurídicas relacionadas exclusivamente con su función, verbalmente
o por escrito;
IV. Ser mandatario de su cónyuge, ascendientes, descendientes en línea recta, y
desempeñar la tutela y curatela legítima;
V. Redactar y formular proyectos de escrituras, contratos privados, reglamentos, estatutos
y cualquier clase de documentos, relacionados con su función; y,
VI. Patrocinar a los interesados en los procedimientos administrativos necesarios para el
otorgamiento, registro y trámites fiscales de las escrituras que otorgare.[3]
VII. Todas y cada una de las funciones que realiza un notario son de gran importancia en
nuestra sociedad y se justifican por la necesidad de darle certeza y seguridad jurídica a
los actos y hechos jurídicos y los dotan de fe pública.
22. Jurisprudencia
EXP. N.º 0016-2002-AI/TC
LIMA
En Lima, a los 30 días del mes de abril de 2003, reunido el Tribunal Constitucional en sesión de Pleno
Jurisdiccional, con la asistencia de los señores Magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli
Lartirigoyen, Vicepresidente; Rey Terry, Aguirre Roca, Revoredo Marsano, Gonzales Ojeda y García
Toma, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
El demandante manifiesta que el artículo 7º de la Ley N.º 27755, al disponer que la inscripción del
inmueble cuyo valor no sea mayor de 20 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), puede efectuarse
mediante formulario registral legalizado por Notario, implica una inconstitucional modificación del
ordenamiento jurídico del país basado en el derecho escrito y codificado.
Sostiene que el formulario registral carece de una matriz, imposibilitando la expedición de copias en
caso de que el documento se extravíe o se destruya; no conlleva la seguridad de la escritura pública,
por cuanto ésta otorga fecha cierta y permite comprobar la capacidad de los contratantes; facilita la
falsificación de firmas; puede ser autorizado por cualquier verificador sin que existan normas precisas
que regulen sus obligaciones y responsabilidades profesionales.
Afirma que en nuestro sistema de Derecho son los notarios quienes dan fe de los actos y contratos que
se inscriben en los registros públicos. Aduce que una eficiente publicidad registral radica en que todo
acto o contrato inscribible se formalice en una escritura pública, garantizándose de esta manera la
legitimidad, legalidad y certeza de derecho. Sostiene que la superioridad de la escritura pública radica
en su matricidad y su fecha cierta, siendo deber del notario verificar la capacidad, libertad y
conocimiento de los otorgantes, y velar por la legitimidad del acto o contrato.
Sostiene que cuando la norma impugnada establece el empleo alternativo del formulario registral
legalizado por Notario Público, no introduce elementos ajenos al sistema del notariado latino; por el
contrario, respeta la tradición jurídica romano- germánica del derecho escrito y codificado.
De otra parte, señala que la seguridad jurídica que garantiza el tráfico de bienes y servicios, se
sustenta no sólo en el formulario o escritura pública, sino también en el registro mismo, siendo
necesario que los derechos sean oponibles frente a terceros, lo cual sólo se logra con la publicidad
registral y la seguridad jurídica que ésta brinda. Aduce que corresponde al reglamento de la ley y
demás normas infralegales, establecer todas las normas de seguridad pertinentes.
Señala que debido a que la Ley N.º 27755 no ha sido aún reglamentada, el demandante supone una
serie de situaciones ficticias y generadoras de inseguridad jurídica que en la realidad no resultan
probables, porque, de acuerdo con los antecedentes legislativos y sus reglamentos, el empleo del
formulario registral brinda una mayor seguridad jurídica.
Sostiene que no es correcto afirmar que el formulario registral carece de matriz, pues la Ley del
Notariado prevé la posibilidad de que el formulario legalizado se incorpore al protocolo notarial,
indicando, además, que el archivo registral conserva los formularios registrales, posibilitando que se
pueda obtener una copia del documento original. Asimismo, afirma que es incorrecto sostener que la
legalización del formulario registral implica una simple legalización de firmas, ya que se trata de una
función más compleja, respaldada por las normas y principios de la función notarial. Por otro lado,
señala que para que el formulario sea inscrito requiere, además de la legalización por parte del Notario
Público, la posterior calificación por parte del Registrador, quien puede observar, e incluso tachar, los
actos pendientes de inscripción si es que determina que éstos no se ajustan a las normas jurídicas
aplicables.
Asevera que es erróneo afirmar que la escritura pública se trata de un documento que tiene
"superioridad" sobre cualquier otro, dado que ésta también puede devenir en nula por contravenir las
formalidades establecidas en la ley. En ese sentido, indica que no todo acto o contrato inscribible se
formaliza en una escritura pública, pues el artículo 2010º del Código Civil dispone que la inscripción se
hace en virtud del título que conste en instrumento público, salvo disposición contraria, de lo que se
desprende que la inscripción puede tener lugar a partir de cualquier instrumento público, no sólo la
escritura pública, e incluso de un documento privado, si así lo dispone la ley.
FUNDAMENTOS
Tribunal Constitucional considera que existe materia que justifica un pronunciamiento sobre el fondo de
la cuestión.
La seguridad jurídica como principio constitucional
En primer término, y dado que a diferencia de otras constituciones comparadas, nuestra Norma
Fundamental no reconoce de modo expreso a la seguridad jurídica como un principio constitucional, es
menester que este Tribunal determine si el principio aludido es uno de rango constitucional, y, por ende,
si es susceptible de alegarse como afectado a efectos de determinarse la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de una ley o parte de ésta.
El principio de la seguridad jurídica forma parte consubstancial del Estado Constitucional de Derecho.
La predecibilidad de las conductas (en especial, las de los poderes públicos) frente a los supuestos
previamente determinados por el Derecho, es la garantía que informa a todo el ordenamiento jurídico y
que consolida la interdicción de la arbitrariedad. Tal como estableciera el Tribunal Constitucional
español, la seguridad jurídica supone "la expectativa razonablemente fundada del ciudadano en cuál ha
de ser la actuación del poder en aplicación del Derecho" (STCE 36/1991, FJ 5). El principio in comento
no sólo supone la absoluta pasividad de los poderes públicos, en tanto no se presenten los supuestos
legales que les permitan incidir en la realidad jurídica de los ciudadanos, sino que exige de ellos la
inmediata intervención ante las ilegales perturbaciones de las situaciones jurídicas, mediante la
"predecible" reacción, sea para garantizar la permanencia del statu quo, porque así el Derecho lo tenía
preestablecido, o, en su caso, para dar lugar a las debidas modificaciones, si tal fue el sentido de la
previsión legal.
Así pues, como se ha dicho, la seguridad jurídica es un principio que transita todo el ordenamiento,
incluyendo, desde luego, a la Norma Fundamental que lo preside. Su reconocimiento es implícito en
nuestra Constitución, aunque se concretiza con meridiana claridad a través de distintas disposiciones
constitucionales, algunas de orden general, como la contenida en el artículo 2º, inciso 24, parágrafo a)
("Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido se hacer lo que ella no prohíbe"), y
otras de alcances más específicos, como las contenidas en los artículos 2º, inciso 24, parágrafo d)
("Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no este
previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible, ni
sancionado con pena no prevista en la ley") y 139º, inciso 3, ("Ninguna persona puede ser desviada de
la jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente
establecidos, ni juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción, ni por comisiones especiales
creadas al efecto, cualquiera que sea su denominación").
Seguridad jurídica y derecho de propiedad
Pero cuando se trata de vincular la seguridad jurídica al derecho de propiedad, tal como ocurre en el
caso de autos, aquélla no sólo debe garantizar el mantenimiento del statu quo, de forma tal que al
individuo se le asegure el mantenimiento de su situación jurídica en la medida en que no se presenten
las condiciones que la ley haya previsto para su mutación, sino que el principio se convierte en
requisito indispensable para el desarrollo de los pueblos, en tanto permite crear la certidumbre
institucional que dota a los individuos de la iniciativa suficiente para, a partir de la titularidad del
derecho de propiedad, dar lugar a la generación de riqueza. En efecto, el derecho constitucional a la
propiedad tiene una incuestionable connotación económica, y así lo ha entendido nuestra Carta
Fundamental cuando no sólo reconoce a la propiedad dentro de la enumeración de su artículo 2°, que
agrupa a los principales derechos fundamentales, sino que en su artículo 70° establece que "El
derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza (...). A nadie puede privarse de su propiedad
sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad pública (...)" . De este modo, el
derecho a la propiedad no sólo adquiere la categoría constitucional de derecho fundamental, sino que
El Tribunal Constitucional considera que tal como aparece planteada la cuestión controvertida, ésta
puede resolverse bajo el test de proporcionalidad. En efecto, es pertinente preguntarse si el propósito
legislativo de hacer del derecho de propiedad un derecho oponible frente a terceros (registrarlo), a
través de la reducción de los costos que supone la obligatoria utilización de la escritura pública para la
inscripción del mismo, no termina por sacrificar en tal grado el principio constitucional de la seguridad
jurídica, que termina resultando desproporcionado aun cuando el fin resulte legítimo. Y es que si bien
es cierto, tal como ha quedado dicho, la inscripción en el registro del derecho de propiedad dota de
seguridad jurídica al ejercicio del mismo, también lo es que es importante que la legislación cree las
condiciones suficientes para que la seguridad jurídica esté del mismo modo presente en el
procedimiento previo a la inscripción, sobre todo si se considera que de lo que se trata es que el
contenido de la inscripción sea fiel reflejo de la realidad.
De la legitimidad constitucional del fin perseguido
Es bien conocido el grave problema que atraviesa nuestra sociedad en lo que a la inscripción del
derecho de propiedad se refiere. Es considerable el número de propietarios en nuestro territorio que no
poseen un título de propiedad inscrito en registros públicos, lo que supone que no sea posible ejercer a
plenitud el derecho constitucionalmente reconocido. En ese sentido, es reconocible la intención del
legislador, quien, a través de la utilización del formulario registral, procura crear para los propietarios de
escasos recursos una vía menos costosa para inscribir su derecho. El fin perseguido, por lo pronto,
aparece como constitucionalmente legítimo, pues se pretende dotar al derecho de propiedad de las
garantías suficientes para su pleno desarrollo, a través del registro del mismo.
De la adecuación del medio utilizado para alcanzar el fin buscado
De otra parte, se puede concluir razonablemente que la reducción de los costos de transacción en la
búsqueda de inscribir el derecho de propiedad, generará que un mayor número de personas puedan
acceder a dicha inscripción, razón por la cual se entiende que la medida adoptada es idónea para
alcanzar el objetivo que se busca. En efecto, la escritura pública es sin duda más costosa que la
utilización de un formulario registral legalizado por Notario Público; por tanto, prever la alternativa de
utilización de éste último por quienes, encontrándose dentro del supuesto de la norma, así lo deseen,
es un medio adecuado a efectos de alcanzar el fin perseguido.
De la necesidad del medio utilizado
Sin embargo, para concluir la proporcionalidad de la disposición cuestionada, no es suficiente la
legitimidad del propósito buscado, ni tampoco la adecuación de la medida al fin perseguido. Es
imprescindible valorar la necesidad de que sea esa medida la utilizada y no otra la que pueda sacrificar
en menor grado el principio constitucional comprometido, en este caso, la seguridad jurídica.
A efectos de determinarse la necesidad o no de la medida adoptada, es del caso preguntarse cuál es el
verdadero grado de afectación que sufre el principio de la seguridad jurídica, cuando se propone como
alternativa la utilización del formulario registral legalizado por Notario Público, en lugar de la escritura
pública.
Al respecto, y en primer término, es pertinente señalar que el Tribunal Constitucional comparte la
posición del demandante, en cuanto sostiene que la escritura pública es un documento público notarial
que, en principio, proporciona mayor seguridad jurídica que el formulario registral. Sin duda, la escritura
pública es el documento notarial más importante, dotado de una especial solemnidad, no sólo en su
contenido (introducción, cuerpo y conclusión), sino en los actos previos y posteriores a su elevación,
estipulados en los artículos 50 y siguientes de la Ley N.º 26002, Ley del Notariado. Se trata, pues, de
un instrumento público, notarial, protocolar.
Empero, el Tribunal Constitucional considera que si bien la alternativa de uso de los formularios
registrales reduce los alcances de la protección que dispensa la seguridad jurídica, ésta no se ve
desvirtuada desde que se exige que el formulario registral sea "legalizado por Notario Público". La
previsión de esta legalización notarial permite sostener las siguientes consideraciones: 1) Antes de que
el formulario registral sea sometido a la calificación del registrador, será imprescindible la intervención
del Notario, la misma que, más allá de que no se trate de la celebración de una escritura pública,
producirá fe de la realización del acto jurídico y de los hechos y circunstancias que el notario presencie
(artículo 26° de la Ley N.° 26002). 2) Una adecuada interpretación de la Ley N.° 26002, nos indica que,
tratándose de una legalización, ésta ingresa en lo que en la referida ley se denominan certificaciones,
las que, a su vez, son instrumentos públicos extraprotocolares susceptibles de protocolizarse a pedido
de parte (artículo 96º de la Ley N.º 26002). 3) En tal sentido, siendo un instrumento público notarial, la
legalización del formulario registral dará fe de la realización del acto, hecho o circunstancia, de la
identidad de las personas u objetos y de la suscripción del documento, confiriéndole fecha cierta
(artículo 97º de la Ley N.º 26002).
Es de observarse entonces que, conforme a estos lineamientos, si bien el formulario registral legalizado
por Notario no goza de la solemnidad de una escritura pública, se ha optado por una medida que no
termina por desvirtuar la seguridad jurídica, sino que, respetándola dentro de términos todavía
razonables, presenta una opción legislativa proporcional frente al fin legítimo que se pretende alcanzar,
esto es, que un mayor número de ciudadanos tenga la posibilidad de consolidar su derecho de
propiedad a través de su inscripción registral.
Resulta importante agregar que, por lo demás, no es ajeno a este Tribunal que la Ley N.° 27755 será
objeto de reglamentación en breve plazo, la misma que podrá desarrollar, bajo criterios aún más
amplios, la seguridad jurídica otorgada por la legalización notarial del formulario registral.
Derecho a la igualdad
Finalmente, y aunque los recurrentes no han alegado una supuesta afectación del derecho a la
igualdad por parte de la norma impugnada, considerando que las inscripciones mediante formulario
registral legalizado por Notario, sólo se encuentran abiertas para los casos en que el valor del inmueble
no sea mayor de 20 UIT, este Tribunal estima pertinente revisar si tal disposición es atentatoria al
derecho constitucional referido. En reiterada jurisprudencia, este Supremo Colegiado ha establecido
que el derecho a la igualdad consignado en la Constitución no significa, siempre y en todos los casos,
un trato legal uniforme hacia los ciudadanos; el derecho a la igualdad supone tratar "igual a los que son
iguales" y "distinto a los que son distintos", lo cual parte de la premisa de que es posible constatar que
en los hechos no son pocas las ocasiones en que un determinado grupo de individuos se encuentran
postergados en el acceso, en igualdad de condiciones, a las mismas oportunidades. Tal constatación
genera en el Estado la obligación de tomar las medidas pertinentes a favor de los postergados, de
forma que sea posible reponer las condiciones de igualdad de oportunidades a las que la Constitución
aspira. Tal trato desigual no es contrario a la Norma Fundamental, pues está amparado en la
razonabilidad; estamos ante el supuesto de "tratar distinto a los que son distintos", con la finalidad de
reponer la condición de igualdad que en los hechos no se presenta.
Es evidente que aquellos individuos que cuentan con un título de propiedad registrado poseen una
especial ventaja frente a aquéllos que no cuentan con la inscripción. Tal ventaja se traduce,
especialmente, en facultades de índole económica. Los que ostentan un título inscrito cuentan con un
derecho de propiedad oponible erga omnes, razón por la cual será más difícil despojarlos injustamente
de su propiedad, con el desmedro económico que ello acarrearía, y tienen mayores posibilidades de
convertirse en sujetos de crédito, por mencionar sólo algunas de la referidas ventajas. Existiendo, pues,
marcadas distancias entre un título registrado y uno que no lo está, y, por ende, entre los que ostentan
un derecho de propiedad con las prerrogativas que la Constitución aspira y aquéllos que no, y
considerando que parte importante de las razones por las que se suscitan tales distancias se debe a
que no todos tienen el poder adquisitivo para acceder al registro, entonces es deber del Estado
instaurar las condiciones para despejar los obstáculos que generan tal desigualdad de oportunidades.
Tal ha sido el propósito de la disposición cuestionada. En tal sentido, el legislador ha partido de una
presunción meridianamente objetiva: mientras mayor sea el precio del inmueble que se busca inscribir,
se presume que mayor es el poder adquisitivo de la persona titular del mismo, y viceversa, mientras
menor sea el precio, menor será la capacidad adquisitiva de quien se desea inscribir.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la
Constitución Política del Perú y su Ley Orgánica,
FALLA
SS.
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
REY TERRY
AGUIRRE ROCA
REVOREDO MARSANO
GONZALES OJEDA
CONCLUSIONES
1. El derecho notarial es la rama del derecho público que estudia la actividad del notario
público en los diferentes sistemas notariales, por lo cual es claro que no se limita al
estudio del protocolo notarial y escritura pùblica, sin embargo, esto ha generado una serie
de discusiones, en tal sentido la rama del derecho estudiada regula y estudia otros temas
ademàs del mencionado como son las funciones notariales, responsabilidad notarial,
procesos notariales, instrumentos públicos notariales protocolares, instrumentos notariales
extraprotocolares, entre otros temas, los cuales son propios del derecho notarial, y deben
ser tratados en el derecho comparado.
4. La Fé Pública, a Esla garantía que el Estado da en el sentido de que los hechos que
interesan al derecho son verdaderos y auténticos. Lo anterior, por cuanto en la realidad
social existen una serie de hechos y actos con relevancia jurídica que si bien no todos los
ciudadanos pueden presenciar, deben ser creídos y aceptados como verdad oficial.
5. El derecho comparado para demostrar que en todo el mundo se estudia esta rama del
derecho, o disciplina jurídica, sin embargo, en algunos sistemas jurídicos encuentra mayor
desarrollo, por ejemplo en Argentina y España encuentra mayor desarrollo que en Perú. Y
en general en los sistemas jurídicos del sistema notarial latino encuentra más desarrollo,
que en otros, es decir, que los sistemas jurídicos anglosanes y administrativos, por lo cual
debemos dejar constancia que Estados Unidos de Norteamérica alcanza escaso
desarrollo en esta rama del derecho, lo cual en todo caso debe ser materia de estudio por
parte de los tratadistas para determinar las diferencias, similitudes, causas y
consecuencias, lo cual permitirá conocer mejor este tema.
BIBLIOGRAFIA
Lingkografia
1. http://www.monografias.com/trabajos93/evolucion-historica-del-notariado-mexico/evolucion-
historica-del-notariado-mexico.shtml#ixzz4jkQx3Xhu
2. https://es.slideshare.net/mirthajuli/trabajo-monografico-de-derecho-notarial.