Fusion de Sociedades
Fusion de Sociedades
Fusion de Sociedades
CONCEPTO:
La fusión es una reforma estatutaria en la cual una o más sociedades se disuelven sin
liquidarse y traspasan todos sus activos, pasivos, derechos y obligaciones para ser
absorbidas por otra u otras sociedades o para crear una nueva.
Un acto de naturaleza corporativa o social, que viene motivada por causas económicas en
virtud del cual dos o más sociedades mercantiles, previa disolución de alguna o de todas
ellas, fusionan sus patrimonios y agrupan a sus respectivos socios en una sola sociedad.
Es la unión de dos o más personas jurídicamente independientes que deciden unir sus
patrimonios y formar una nueva sociedad donde desarrollar su actividad.
La fusión es el efecto de unirse dos o más sociedades en una sola entidad jurídicamente
independiente.
El concepto de fusión de sociedades implica la disolución de una o varias sociedades
jurídicamente independientes, con la subsistencia de una o nacimiento de otra nueva que
absorbe todos los derechos y obligaciones de las fusionadas. Lo anterior implica la unión de
propiedad y dirección común.
CLASES DE FUSION:
Según el art.344 de la Ley General de Sociedades, contempla dos formas de fusión:
A.
1. Fusión por nueva creación
Supone la extinción de todas las sociedades partícipes y la transmisión en bloque de sus
patrimonios a una nueva entidad, que surge a consecuencia de la operación.
2. Fusión por absorción
Una sociedad mercantil, denominada absorbente, adquirirá los patrimonios de las sociedades
absorbidas, las cuáles se extinguirán y aumentará su capital social en la cuantía que proceda.
Dentro de las características de estas operaciones destaca:
— Continuidad de los accionistas o socios de las sociedades disueltas, que pasan a serlo de la
nueva sociedad o de la sociedad absorbente.
— No existe el derecho de separación de socios.
— En la fusión por absorción no será obligatorio aumentar el capital de la absorbente por la cuantía
total del valor de los patrimonios incorporados mediante la operación, ya que podrá emplearse,
caso de existir, su autocartera, tanto la que poseía antes de la operación como la que reciba a
consecuencia de la misma, dentro del patrimonio de las sociedades absorbidas.
B.
a) Que nazca una nueva entidad distinta a las que se fusionan, disolviéndose estas últimas. Esta
forma se llama fusión pura o por integración.
Las empresas X e Y transmiten sus recursos netos, esto es, sus activos y pasivos a la empresa Z
disolviéndose las empresas X e Y.
La empresa X, nueva sociedad, tendrá su estructura financiera compuesta por la suma de capitales
de las sociedades X e Y que desaparecen. Esta fusión se conoce con el nombre de fusión
horizontal, porque los accionistas o socios de las empresas fusionadas que desaparecen son los
mismos de la empresa fusionante que nace (Z).
b) Que una de la sociedades que se fusiona subsista absorbiendo a la otra u otras, las cuales
desaparecerán por disolución. A esta forma se le llama fusión por incorporación o absorción.
La empresa B transmite sus recursos a la empresa A disolviéndose la empresa B.
Esta fusión se conoce con el nombre de fusión vertical porque los accionistas o socios de la
empresa fusionada (A) desaparecen continuando los accionistas o socios de la empresa fusionante
(B) que subsiste.
No se dan fusiones de entidades que tengan fines de lucro diferentes, como una sociedad mercantil
con una sociedad civil, cuyos objetos sociales son opuestos, uno tiene como fin el lucro y la otra
tiene un fin preponderantemente económico, pero que no constituye una especulación comercial.
No habrá razón para que las empresas decidan fusionarse.
C.
De conformidad al Artículo 344º de la Nueva Ley General de Sociedades:
«Por la fusión dos o más sociedades se reúnen para formar una sola cumpliendo los requisitos
prescritos por esta ley. Puede adoptar alguna de las siguientes formas:
1. La fusión de dos o más sociedades para constituir una nueva sociedad incorporante origina la
extinción de la personalidad jurídica de las sociedades incorporadas y la transmisión en bloque y a
título universal de sus patrimonios a la nueva sociedad; o,
2. La absorción de una o más sociedades por otra sociedad existente origina la extinción de la
personalidad jurídica de la sociedad o sociedades absorbidas. La sociedad absorbente asume a
título universal y en bloque, los patrimonios de las absorbidas.»
De lo expuesto se infiere que el acto de fusión se puede realizar de cualquiera de estas dos formas:
b) Mediante la incorporación de una o más sociedades a otra existente (Fusión por absorción)
En cualquiera de esas dos formas, las sociedades que se pretenden fusionar se extinguen; y, la
«nueva sociedad» o la «incorporante» en su caso, asume el patrimonio de éstas.
Es menester, resaltar que la Nueva Ley General de Sociedades ha optado con buen criterio, por
calificar de «extinción» y no de «disolución», lo que acontece con las sociedades incorporadas o
absorbidas (Incisos 1 y 2 del Artículo 344º).
En ese sentido, pueden fusionarse sociedades civiles y mercantiles del mismo o distinto tipo (como
por ejemplo una sociedad anónima con otra sociedad anónima, o una sociedad comercial de
responsabilidad limitada con una sociedad colectiva, etc.), y también sociedades mercantiles y
civiles entre sí (como por ejemplo, una sociedad en comandita por acciones con una sociedad civil
ordinaria).
Adicionalmente, debemos señalar que tampoco existe obstáculo para que la fusión pueda
evolucionar a la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada (E.I.R.L) en cualquier tipo de
sociedad.7
En general, la derogada Ley General de Sociedades establecía que por la fusión, sea por creación
de una nueva sociedad o por incorporación de una sociedad a otra, la sociedad fusionante
se disolvía sin liquidarse.
La fusión por creación importaba la disolución de todas las sociedades fusionadas, y la fusión por
absorción la disolución de las sociedades absorbidas, aunque estas disoluciones no conducían por
imperio legal a la liquidación.
Ello debido a que el patrimonio de las sociedades disueltas se transmitía a la fusionaría sin que se
realice el activo, ni solventar el pasivo y sin repartir el remanente entre los socios; como
naturalmente debe acontecer en una liquidación.
En efecto, se pretendía concluir con la existencia de una persona jurídica recurriendo a una figura
que no era adecuada, forzándola hasta pretender disolver una sociedad sin que se derive la
consecuencia lógica de la misma: la liquidación; lo que en buena cuenta significaba, distorsionar
una categoría jurídica.
La Ley General de Sociedades vigente establece claramente que por la fusión se extingue la
personalidad jurídica de las sociedades incorporadas o se extingue la personalidad jurídica de la
sociedad o las sociedades absorbidas. Se destierra el concepto «disolución sin liquidación».
De acuerdo al Artículo 344º de la Nueva Ley General de Sociedades, por la fusión, la nueva
sociedad o la absorbente, según el caso, asume la transmisión en bloque, y a título universal de los
patrimonios de otras sociedades.
Ello significa que la transferencia de derechos y obligaciones se produce sin necesidad que, para
su validez y eficacia, deba atenderse a las formas y requisitos exigibles para una transmisión a
título singular (considerando los requisitos legales previstos para los diversos derechos y
obligaciones).
En ese sentido, la transmisión del bloque patrimonial a título universal significa la transmisión del
activo y pasivo de todas las sociedades incorporadas o absorbidas:
«...creándose una confusión de patrimonios que pudiendo tener expresión en el inventario contable
de la fusionada, figuran o son susceptibles de figurar en el balance de fusión de la misma como
activos o pasivos; así como otros derechos y deberes incapaces de reflejo contable, como la fuerza
vinculante de ofertas formuladas,los derechos de posesión, la prescripción en curso, la carga
relativa a la ejecución de programas de reinversión, las garantías reales, etc. 8»
En conclusión, lo que ocurre por la fusión es que la fusionante (incorporante o absorbente) hace
suya la situación jurídica de la fusionada.
En los casos de fusión de una empresa con una sociedad, la empresa se incorpora en la sociedad,
asumiendo ésta la totalidad del patrimonio de la empresa, la cual se disuelve sin liquidarse. Sin
perjuicio de lo dispuesto en el presente párrafo, serán de aplicación supletoria las normas
pertinentes de la Ley General de Sociedades».
Sin embargo existen ciertos bienes que, por aplicación de los artículos 1218º y 163º del Código
Civil (referidos a los herederos) escapan a la sucesión universal.
b) Las obligaciones que la sociedad disuelta debía cumplir personalmente según pacto o por la
índole de la prestación (Artículo 1766º Código Civil).
c) Los derechos y obligaciones cuya transmisión prohíbe la Ley 9; por ejemplo, si la sociedad
disuelta fuera arrendataria, la nueva sociedad o la incorporante no podría pretender continuar en el
uso del bien al amparo del mismo contrato.
Normalmente por la fusión los socios de la sociedad que se extingue se convierten en socios de la
nueva sociedad o de la absorbente.
Ello tiene lugar mediante la entrega de acciones o participaciones por la incorporante (nueva
sociedad) o por la absorbente en favor de los ex-socios de las fusionadas (absorbidas).
En ese sentido, cabe señalar que la reagrupación de los socios es efecto de tres causas:
b) El monto del capital de la nueva sociedad (incorporante) o de la absorbente una vez producida
la fusión.
La etapa de negociación -tratativas- que se realiza antes de los acuerdos de la Junta General, es
quizás el tramo más importante del proceso.
Ello debido a que, el proceso de fusión no comienza obviamente con los acuerdos de las juntas
generales, sino con anterioridad a estos actos corporativos. Existe toda una «etapa previa negocial»
que celebramos que la Ley General de Sociedades reconozca y regule.
En ese sentido, la Doctrina concibe otra teoría que se enfrenta a la anterior, denominada «Teoría
Contractualista»10, que considera a la fusión como un negocio o contrato celebrado entre
sociedades que se fusionan, así los actos previos como las tratativas y el proyecto de fusión se
integran como parte sustancial del proceso.
Como puede apreciarse, las teorías citadas destacan una visión parcial de la fusión, en vez de
comprenderla como una operación compleja en la que participan tanto actos de naturaleza
corporativa como actos de naturaleza contractual, siendo necesario encontrar un punto medio entre
las dos teorías para no distorsionar la figura de la fusión.
«(...) La regulación dada por la ley de 1966 tiene una explicación. Al igual que la Ley Española de
1951, nuestra Ley adoptó la «teoría corporativista» de la fusión, de origen germánico, que
consideraba a la operación como «un acto de naturaleza social o corporativa», cuya caracterización
correspondía analizarse, únicamente, desde el punto de vista interno de la sociedad; a ello
obedecen los efectos de confusión patrimonial, de socios y la extinción. Esta posición doctrinaria
reconocía la existencia de actos previos a la fusión pero, por esa precisa razón, sostenía que
ellos no podían confundirse con la fusión.
En conclusión, se ha incluido una etapa más bien «negocial» («teoría contractualista») que
complementa a la etapa corporativa («teoría corporativista») y que permite comprender y
operativizar con mayor facilidad el proceso de fusión.
EL PROYECTO DE FUSIÓN :
Según el art. 346:
Se plasman los resultados de las tratativas, que se traducen en la explicación del proyecto de
fusión, sus principales aspectos jurídicos y económicos; así como demás aspectos que prevé la
Ley (Artículo 347º).
De conformidad con la Ley son los directores (administradores) los encargados de la preparación
de la fusión, mediante la negociación con los directores (o administradores) de las otras empresas
intervinientes.
Es decir, los directores o administradores son los responsables de elaborar el «Proyecto de Fusión»
y de aprobarlo preliminarmente por lo menos por mayoría absoluta, hasta que sea sometido a la
aprobación final por la Junta General.
Es menester precisar que, en el caso de sociedades que carecen de directorio, el proyecto de fusión
se aprueba por mayoría absoluta de las personas encargadas de la administración de la sociedad.
2. La forma de fusión;
8. Los derechos de los títulos emitidos por las sociedades participantes que no sean acciones o
participaciones;
9. Los informes legales, económicos o contables contratados por las sociedades participantes si
los hubiere;
10. Las modalidades a las que la fusión queda sujeta, y si fuera el caso;
11. Cualquier otra información o referencia que los directores o administradores consideren
pertinente consignar.
ABSTENCIÓN DE LA REALIZACIÓN DE ACTOS SIGNIFICATIVOS: art. 348
Aprobado el proyecto de fusión por el órgano administrativo, los directores o administradores de las
sociedades quedan obligados a abstenerse de realizar o ejecutar actos o contratos que puedan
comprometer la aprobación del proyecto o alterar la relación de canje de las acciones o
participaciones, hasta el pronunciamiento sobre la fusión que deben efectuar las respectivas juntas
o asambleas generales.
Es decir, la administración sólo puede realizar los actos administrativos ordinarios propios del objeto
social, absteniéndose de realizar actos significativos, como por ejemplo: enajenaciones o
gravámenes de inmuebles, transferencias o licencias de marcas, obtención de créditos
extraordinarios, condonaciones de deudas, y en general todo aquello que pueda afectar la relación
de canje entre las sociedades participantes prevista en el proyecto de fusión.
No obstante, este impedimento es solo temporal, pues dura hasta que se verifica el
pronunciamiento de las respectivas juntas generales. En ellas los directores o administradores
deberán informar sobre cualquier variación significativa en el patrimonio (que obviamente no
pudieran evitar) y que puede haber afectado la relación de canje.
En todo caso, el pronunciamiento de las juntas o asamblea sobre el proyecto de fusión, no debe
exceder del plazo de tres meses contados desde la aprobación del proyecto por el Directorio o la
Administración.
ETAPA CORPORATIVISTA
Convocatoria a junta general para la aprobación del proyecto de fusión:
Según los artículos 349 y 350 de la LGS, la validez del acuerdo de fusión supone además que los
socios hayan sido plenamente informados sobre los alcances del proyecto de fusión.
Para el efecto, se realiza convocatorias a juntas o asambleas generales, de las sociedades a cuya
consideración ha de someterse el acuerdo de fusión. La convocatoria se efectúa mediante aviso
publicado por cada sociedad participante con no menos de diez días de anticipación a la fecha de
celebración de aquella.
En este contexto y desde la publicación del aviso de la convocatoria, cada una de las sociedades
participantes debe poner en su domicilio social a disposición de sus socios, accionistas,
obligacionistas y demás titulares de derechos de crédito o títulos especiales, los siguientes
documentos:
- El proyecto de fusión.
- Los estados financieros auditados del último ejercicio económico de las sociedades participantes,
en el caso de alguna o algunas sociedades constituidas en el mismo ejercicio en que se acuerda la
fusión, el balance debe ser cerrado el último día del mes previo al de la aprobación del proyecto de
fusión.
- El proyecto de pacto social y estatuto de la sociedad incorporante o de las modificaciones
pertinentes al pacto social y estatuto de la sociedad absorbente.
- La relación de los principales accionistas, directores y administradores de las sociedades
participantes.
REQUISITOS DE LA FUSIÓN:
De conformidad con el Artículo 345º de la Nueva Ley General de Sociedades, la fusión debe
acordarse «... con los requisitos y formalidades establecidos por la ley y el estatuto de las
sociedades participantes para la modificación del pacto social y de su estatuto».
En ese sentido, la convocatoria deberá efectuarse con no menos de diez día de anticipación a la
fecha de celebración de la junta, requiriendo para su instalación un «quórum calificado»
(concurrencia) de por lo menos dos tercios de las acciones suscritas con derecho a voto en la
primera convocatoria y en segunda convocatoria, de por lo menos tres quintas partes de las
acciones suscritas con derecho a voto.
De otro lado, es menester resaltar que la Ley General de Sociedades al referirse a los requisitos y
formalidades del proceso de fusión centra su visión fundamentalmente en tres grupos de interés:
a) Los socios
b) Los acreedores y
c) Los titulares de derechos especiales (certificados de suscripción preferente, títulos de
participación y obligaciones representadas en títulos).
En ese sentido, los requisitos que deben cumplirse, no solo tienen por objeto una adecuada
reorganización, sino también salvaguardar los derechos de los socios, en particular de los
minoritarios y de terceros como los acreedores, para lo cual cada una de las sociedades
participantes debe cumplir con lo siguiente:
1.- Formulación de un balance general cerrado al día anterior a la fecha de entrada en vigencia de
la fusión.
2.- La sociedad absorbente o incorporante debe formular un balance de apertura el día de entrada
en vigencia de la fusión.
Los balances deben quedar formulados dentro de un plazo máximo de treinta días, contado a partir
de la entrada en vigencia de la fusión, éstos deben ser aprobados por el respectivo directorio o en
caso de no existir, por el gerente.
Cabe precisar, que no se requiere la inserción de los balances en la Escritura Pública de fusión.
3.- Publicidad del acuerdo (debe publicarse tres veces con intervalo de cinco días de acuerdo al
Artículo 354º de la Ley General de Sociedades)
Sobre el particular, debe informarse previamente a SUNAT la aprobación del acuerdo de fusión.
En el caso de sociedades inscritas en el Registro de Personas Jurídicas inscritas en CONASEV, el
acuerdo de fusión debe ser comunicado a dicho organismo dentro de los 15 o 30 días calendario,
según se trate de sociedades domiciliadas en Lima y Callao o fuera de ellas.
4.- Reembolso de participaciones a los socios disidentes y no asistentes inconformes. Esto
responde al interés individual de los accionistas.
5.- Afrontar o resolver la problemática del derecho de oposición que puedan ejercer algunos
acreedores, sea mediante el pago del crédito u otorgando garantía suficiente.
ACUERDO DE FUSIÓN:
La junta general o asamblea de cada una de las sociedades participantes son las designadas por
ley para aprobar el proyecto de fusión con las modificaciones que expresamente pueda acordar,
fijando para el efecto, una fecha común de entrada en vigencia de la fusión.
Frente a la junta general, los directores o administradores se encuentran en la obligación de
informar acerca de la adopción de acuerdos que hayan variado significativamente el patrimonio de
las sociedades participantes a partir de la fecha en que se estableció la relación de canje.
El acuerdo de fusión se adoptará cuando menos por mayoría absoluta de las acciones suscritas
con derecho a voto, y una vez acordada la fusión, está entrará en vigencia en la fecha fijada en los
acuerdos de fusión , empero, está supeditada a la inscripción de dicho acto en el Registro Público.
Adicionalmente, es indispensable la publicación de los balances de cada una de las sociedades
que se extinguen por la fusión, formulado el día anterior de la fecha de entrada en vigencia de la
fusión.
Igualmente debe publicarse el balance de la absorbente o incorporante formulado al día de entrada
en vigencia de la fusión.
Estos balances una vez aprobados por el directorio o el gerente en su caso, deben quedar a
disposición por no menos de sesenta días luego del plazo máximo para su formulación (treinta días
como máximo).
LA ESCRITURA PÚBLICA DE FUSIÓN:
La escritura pública de fusión se otorga una vez vencido el plazo de treinta días, contado a partir
de la fecha de publicación del último aviso de acuerdo de fusión. Esta debe contener:
1. Los acuerdos de juntas generales o asambleas de las sociedades participantes;
2. El pacto social y estatuto de la nueva sociedad (fusión por creación) las modificaciones del pacto
social y el estatuto de la sociedad absorbente (fusión por absorción);
3. La fecha de entrada en vigencia de la fusión;
4. La constancia de la publicación de los avisos;
5. Los demás pactos que las sociedades participantes estimen pertinente.
La Ley General de Sociedades establece los criterios a los que se sujetará la valorización para el
posterior reembolso de las acciones producto del ejercicio del derecho de separación:
- Las sociedades reembolsan al valor que acuerden el accionista y la sociedad.
- De no haber acuerdo, las acciones que tengan cotización en bolsa se reembolsarán al valor de
su cotización media ponderada del último semestre.
- De no tener dicha cotización, las acciones se reembolsan, al valor en libros al último día del mes
anterior a la fecha del ejercicio del derecho de separación.
Sin embargo, el valor fijado acordado no podrá exceder al que corresponda a las respectivas
valuaciones.
d) Plazo determinado para el reembolso del valor de las acciones:
La sociedad deberá efectuar el reembolso del valor de las acciones en un plazo que no excederá
de dos meses contados a partir de la fecha del ejercicio del derecho de separación.
e) Imposibilidad de la sociedad para efectuar el reembolso:
En caso que el reembolso ponga en peligro la estabilidad de la sociedad o no estuviese en la
posibilidad de realizarlo, se efectuará en los plazos y formas de pago que el Juez determine vía
proceso sumarísimo.
I
GUALDAD DE DERECHOS PARA «TITULARES DE DERECHOS ESPECIALES»:
Los titulares de derechos especiales que no sean acciones o participaciones de capital, gozarán de
los mismos derechos en la sociedad absorbente o incorporante. Es decir, se garantiza que
mantengan en la fusionante una situación equivalente a la que tenían en las sociedades fusionadas
(incorporada o absorbida).
Naturalmente los derechos podrán ser objeto de modificación o variación si media la aceptación
expresa por los titulares de alguna modificación, o exista acuerdo adoptado en la asamblea al
respecto, que será de cumplimiento obligatorio para los titulares de derechos especiales.
Es menester precisar que la abrogada Ley General de Sociedades guardaba silencio respecto de
este tema, omisión que ha subsanado la Ley vigente.
Derecho de oposición:
El derecho de oposición puede ser ejercitado por el acreedor de cualquiera de las sociedades
participantes.
En ese sentido, ese derecho es viable aún cuando el crédito esté sujeto a condición o a plazo.
El derecho de oposición se hace valer dentro de un proceso sumarísimo, lográndose suspender la
ejecución del acuerdo hasta que la sociedad pague los créditos o los garantice a satisfacción del
juez (Artículo 218º de la Nueva Ley General de Sociedades).
No obstante, si la oposición hubiere sido promovida de mala fe o sin fundamento el juez está
facultado a imponer al demandante una penalidad, así como una indemnización en beneficio de la
sociedad afectada (Artículo 218º de la Nueva Ley General de Sociedades).
Este último aspecto ha sido muy criticado por algunos procesalistas, puesto que no se entiende
como es que sin haber sido demandada y en ejecución de sentencia; podría imponerse una
indemnización por daños y perjuicios o una penalidad, más aun si no ha sido objeto de controversia
y prueba; todo ello -se afirma- conllevaría a la desnaturalización del «debido proceso».
PRETENSIÓN JUDICIAL DE NULIDAD DE LA FUSIÓN:
Es factible pretender judicialmente la nulidad de una fusión inscrita en el Registro, pero aquella
solamente puede basarse:
- En la nulidad de acuerdos de las juntas generales de asambleas o socios de las sociedades que
participaron en la fusión.
En ese sentido, la pretensión será dirigida contra la sociedad absorbente o contra la sociedad
incorporante, según se presente la situación y deberá tramitarse vía proceso abreviado.
El plazo para el ejercicio de la pretensión de nulidad es limitado, caduca a los seis meses de la
fecha de inscripción en el Registro de la escritura pública de fusión.
Cabe precisar, que la declaración de nulidad no afecta la validez de las obligaciones nacidas
después de la fecha de entrada en vigencia de la fusión.