El Adorador Insaciable
El Adorador Insaciable
El Adorador Insaciable
Como adoradores de Jesucristo vivimos en la tensión entre lo actual y lo que aun no es. A partir
del día en que lo recibimos, nuestras almas hallaron su destino y razón de ser.
Eugene Peterson escribió: "La adoración no satisface nuestro hambre por Dios, sino que despierta
nuestro apetito". Cuanto más vemos de Jesús, más sabemos que aun hay más por descubrir.
Cuanto más toca nuestras vidas, más nos damos cuenta de cuán fervorosamente necesitamos que
Él consuma cada parte de nosotros. La adoración también origina tanto preguntas como
respuestas. Cada vislumbre que tenemos de Jesús, así tan maravillosa como es, es sólo una gota
en el océano. Y cuanto más vislumbres tengamos, más comenzaremos a descubrir cuán inmenso
es el océano. Somos personas que "buscamos descubrir más de Él", corazones que lo adoramos en
un viaje difícil pero gratificante. Un día alcanzaremos nuestro destino final; pero por ahora, cada
paso de nuestro caminar con Dios es un pequeño anticipo de la gloriosa herencia que tenemos por
delante.
Muchas veces es muy alentador ver cuánto hemos avanzado en nuestro camino. En un muelle, las
personas marcan las filigranas como recordatorios de los niveles alcanzados por la marea en ese
lugar. De la misma manera, es muy bueno reflexionar en las cimas y depresiones que tuvimos en
nuestro andar. Cuando miro hacia atrás, comienzo a ver las marcas de la gracia de Dios durante
toda mi vida. Cuanto más lejos miro, más veo cuánto Él ha formado y sanado mi corazón.
Hay otra razón por la que probablemente permanecemos como adoradores insaciables en esta
vida. Comenzamos a ver al mundo a través de los ojos del cielo. Cuanto más vemos la perfección
de Dios, más notamos la imperfección que nos rodea. Los verdaderos adoradores se mueven con
cuidado, toman conciencia de cómo está el mundo en el que viven y desean marcar una diferencia
dentro de la injusticia, la pobreza y el dolor que los rodean. Un adorador de Jesús no puede hacer
la vista gorda a todas esas cosas.
Hay una santa y a veces dolorosa frustración que se introduce justo en el corazón del adorador
insaciable. Todo nuestro ser sabe que "las cosas no pueden seguir en este rumbo". Debemos ser
intercesores, personas que vean la brecha y se pongan allí. Dios nos impartió su corazón de
restauración y un ardiente deseo por ver su amor y su justicia sanando las naciones. Pero si
realmente vamos a tener integridad en nuestra adoración, en algún momento este deseo deberá
transformarse en acción: compartir nuestra comida con el hambriento, vestir al desnudo y
satisfacer las necesidades de los afligidos (ver Isaías 58:7, 10). No podemos ser adoradores que
simplemente se la pasan caminando por allí, ignorando la realidad de este mundo quebrantado.
Dios desea llevarnos al lugar en el que podamos unirnos a su corazón que se duele por los demás,
un lugar donde el hacerlo todo ya no sea simplemente una opción más.
Anhelo ser un adorador que sea un ejemplo a seguir por los demás, no sólo con mis labios, sino
con mi vida. Dios dejó muy claro que la adoración y la justicia son inseparables.
Para que éstas vayan siempre juntas, hay tres cuestiones no resueltas dentro del corazón de los
adoradores insaciables. Primero, sólo hemos vislumbrado la gloria de Dios, unas pocas gotas del
océano de su esplendor. Vivimos con una constante sed, deseando más de Él en nuestras vidas.
Segundo, vivimos sabiendo que somos personas quebrantadas, sanadas en parte pero aún muy
frágiles. Somos adoradores "inconclusos", que anhelamos que su obra en nosotros sea concluida.
Por último, estamos como peregrinos en una tierra extranjera, dolorosamente conscientes de los
problemas que nos rodean y los muchos corazones que aun no han descubierto a Jesús. Mirando a
través de los "lentes" del cielo, nuestros corazones se duelen por introducir al Reino de Dios en
esas situaciones.
Estas tres cuestiones no nos hacen peores adoradores. En cambio, moldean nuestra devoción y
fortalecen nuestra resolución de perseverar en la fe. Solo vemos en parte, aunque lo que vemos es
suficiente como para brindarnos esperanza y propósito en nuestro andar. Y mientras
emprendemos nuestra adoración aquí y ahora, miramos hacia el horizonte, confiando que un día
lo imperfecto desaparecerá y conoceremos como fuimos conocidos.
Adorador quebrantado:
Cuando estamos en la presencia de Dios nos damos cuenta que somos tan pequeños y estamos
tan llenos de errores que lo único que nos queda es quebrantarnos por su presencia y darle gracias
a nuestro padre por ser tan fiel y misericordioso con nosotros.
Isaias:v 8
Quienes somos nosotros para presentarnos de el. Dios no nos escogio por tener algo en especial
para dar lo hizo porque vio en nosotros un corazón quebrantado y sumiso como
Al ser quebrantados nos damos cuenta de nuestros pecados y la presencia y amor de Dios nos
examinan y hace que volvamos nuestra mirada a él otra vez
ADORADOR HUMILLADO
Luchar por ser apasionados .estar de delante de Dios y solo de Dios. Debemos recordar cuan
apasionado esta Dios de nosotros (el hijo prodigo)
Marcos 14:6
La adoración debe ser un encuentro un lugar de reunión apasionante donde el amor de Dios se da
y se recibe de forma indescriptible
El amor por Dios busca siempre nuevas y creativas maneras de llegar al corazón de Dios.