Aborto en Casos de Embarazo Por Violación
Aborto en Casos de Embarazo Por Violación
Aborto en Casos de Embarazo Por Violación
Debate necesario.
Como vemos, el consenso respecto del aborto es algo ilusorio y, además,
innecesario. Lo que se requiere es un debate fundamentado y riguroso, en apego
a las obligaciones de derecho internacional que el Estado costarricense tiene. El
caso de los embarazos producto de violación sexual merece un análisis crítico de
la norma penal vigente. Si acudimos a los instrumentos internacionales de
derechos humanos, que son la plataforma más elaborada de acuerdos mínimos de
carácter ético-político, veremos que esta discusión tiene ya una larga trayectoria.
La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas,
en un documento sobre las obligaciones de los Estados respecto del aborto, indica
que las instancias internacionales de derechos humanos han caracterizado las
leyes que criminalizan el aborto como discriminatorias y como un obstáculo para la
salud de las mujeres, por lo que han recomendado que los Estados remuevan
toda provisión punitiva contra las mujeres que se han realizado abortos.
Estos organismos de derechos humanos, frente a los cuales Costa Rica
debe rendir cuentas, han solicitado a los Estados que permitan el aborto cuando la
gestación constituye una amenaza para la salud o la vida de la mujer embarazada
o cuando el embarazo es resultado de un incesto o de violación sexual.
Jurisprudencia
Ya existe amplia jurisprudencia que califica como una violación de los
derechos humanos de las mujeres la denegación del aborto en esas situaciones.
Costa Rica no requiere de la autorización moral de las mayorías respecto de este
tema, sino apego a las obligaciones irrenunciables que tiene como Estado
democrático. A nadie se le obliga a cambiar de opinión sobre el aborto. Lo que sí
constituye una obligación ética y política es fundar la ley sobre la base de
argumentos razonables y justos, y no en obediencia dogmática a una tradición
religiosa.
"¿Cómo pueden negarle un aborto a una niña de doce años que ha sido
víctima del incesto?" se queja un indignado partidario del aborto. "Y ¿cómo puede
llamarse a usted misma una amante cristiana si puede forzar a la víctima de una
violación violenta a dar a luz al hijo del violador?" Cada partidario pro-vida ha
escuchado estos mismos desafíos de una forma u otra. Estas son preguntas
emocionalmente cargadas, diseñadas para probar: 1) que los partidarios pro-vida
son insensibles "amantes de fetos", 2) o, con una ética inconsistente, permitir el
aborto para algunas circunstancias, pero no en otras.
Desafortunadamente, muchas personas pro-vida tienen dificultad en
responder a estos desafíos porque el asunto de los embarazos por asaltos
sexuales es algo ampliamente incomprendido. Típicamente, ambos lados del
debate aceptan la presunción de que las mujeres con embarazos debidos a
asaltos sexuales querrían un aborto y que el aborto de alguna forma las ayudaría
a recobrarse del asalto. Así, las personas pro-vida se quedan en la posición
incómoda de que la santidad de la vida es más importante que las necesidades de
las víctimas de asaltos sexuales con quienes todos simpatizamos con toda justicia.
Pero de hecho, el bienestar de la madre y del niño nunca están en conflicto,
ni siquiera en casos de asaltos sexuales. Tanto la madre como el niño son
ayudados al preservar la vida, al no perpetuar la violencia. La razón por la que la
mayor parte de la gente alcanza la conclusión equivocada acerca del aborto en
casos de violación e incesto es que las verdaderas experiencias de las víctimas de
asalto sexual que se han embarazado, son dejadas de lado siempre. Muchas
personas, incluyendo las víctimas de asalto sexual que no se embarazaron, han
formado opiniones basadas en prejuicios y temores que están desconectadas de
la realidad.
Por ejemplo, se asume comúnmente que las víctimas de violación que se
embarazan querrían naturalmente tener abortos. Pero en un estudio importante de
víctimas embarazadas de violaciones hecho por la Dra. Sandra Mahkorn se
encontró que 75 a 85 por ciento escogieron contra el aborto. (1) Esta evidencia
debería hacer que la gente se detenga y reflexione en la presunción de que el
aborto es deseado o incluso que es lo mejor para las víctimas del asalto sexual.
Muchas razones se dan para no abortar. Primero, aproximadamente el 70
por ciento de todas las mujeres creen que el aborto es inmoral. Aproximadamente
el mismo porcentaje cree que el aborto sería otro acto de violencia perpetrado
contra sus cuerpos y sus hijos.
Segundo, algunas creen que la vida de sus niños tiene un significado
intrínseco o un propósito que ellas aún no entienden. Este niño fue traído a sus
vidas por un acto horrible, repulsivo. Pero tal vez Dios, o el destino, usarán a los
niños para un propósito más grande. El bien puede venir de un mal.
Tercero, las víctimas de un asalto muchas veces se vuelven introspectivas.
Su sentido del valor de la vida y el respeto a otros se hace mayor. Ellas han sido
victimizadas, y la idea de que se pueden volver el verdugo de su propio e inocente
hijo a través del aborto es repulsivo.
En cuarto lugar, al menos a un nivel inconsciente, la víctima puede sentir que
si ella puede superar el embarazo, ella habrá conquistado la violación. Al dar a luz,
ella reclamará algo de su autoestima perdida. Dar a luz, especialmente cuando la
concepción no fue deseada, es un acto totalmente desinteresado, un acto
generoso, un despliegue de coraje, fuerza y honor. Es la prueba de que ella es
mejor que el violador. Mientras él fue egoísta, ella puede ser generosa. Mientras él
destruyó, ella puede dar cuidados. Si dar a luz construye el auto respecto, ¿qué
hay acerca del aborto? Esta es una cuestión que muchas personas no consideran.
En vez de eso, la mayoría de la gente asume que un aborto al menos ayudará a la
víctima de violación a poner atrás el asalto y continuar con su vida. Pero al saltar a
esta conclusión el público está adoptando un punto de vista no realista respecto al
aborto.
El aborto no es una cirugía mágica que regresa el tiempo y hace que una
mujer se "desembarace". En vez de eso, es un evento real que siempre es
estresante y muchas veces traumático. Una vez aceptado que el aborto es en sí
mismo un evento con ramificaciones en la vida de una mujer, entonces debemos
mirar cuidadosamente a las especiales circunstancias de una víctima de violación
embarazada. ¿Podrá un aborto en verdad consolarla, o solo causará más dolor a
su ya golpeada psiquis?
Al contestar a esta pregunta, es de ayuda, el empezar por notar que muchas
mujeres reportan que sus abortos se sintieron como formas degradantes y
brutales de violación médica. (2) Esta asociación entre el aborto y la violación no
es difícil de entender.
El aborto involucra un examen doloroso de los órganos sexuales de una
mujer por un extraño enmascarado que está invadiendo su cuerpo. Una vez que
ella se encuentra en la tabla de operaciones, ella pierde el control sobre su
cuerpo. Si ella protesta y pide a aborcionista que pare, probablemente se la
ignorará y se le dirá "Es demasiado tarde para que cambie de opinión. Esto es lo
que quería. Tenemos que terminar ahora." Y mientras ella yace ahí tensa y
desvalida, la vida escondida dentro de ella es literalmente succionada fuera de su
útero. ¿La diferencia? En un asalto sexual, a una mujer le roban su pureza, en
esta violación médica a ella le roban su maternidad.
Esta asociación experimental entre el aborto y el asalto sexual es muy fuerte
para muchas mujeres. Es especialmente fuerte para mujeres que han tenido una
historia previa de asalto sexual, esté o no la mujer embarazada como resultado del
asalto (3). Esta es solo una razón de porque las mujeres con una historia de asalto
sexual son proclives a experimentar una mayor angustia durante y después del
aborto que otras mujeres.
Segundo, investigaciones muestran que después de cualquier aborto es
común para las mujeres el experimentar culpabilidad, depresión, sensaciones de
estar "sucia", resentimiento contra los hombres y baja autoestima. Lo que es más
significativo es que esas sensaciones son idénticas a las que las mujeres sienten
típicamente luego de una violación. El aborto, entonces, solo se suma y acentúa
las sensaciones traumáticas asociadas con el asalto sexual. Más que eliminar las
cargas psicológicas de la víctima de asalto sexual, el aborto se suma a ellas.
Esta es la experiencia de Jackie Bakker, quien reporta: "Descubrí muy pronto
que las consecuencias de mi aborto continuaron mucho después que el recuerdo
de mi violación se había desvanecido. Me sentí vacía y horrible. Nadie me dijo
acerca del dolor interno que causaría pesadillas y profundas depresiones. Ellos
solo me dijeron que después del aborto podría continuar mi vida como si nada
hubiera pasado."
Los que alientan el aborto muchas veces lo hacen porque se sienten
incómodos en tener que tratar con víctimas de la violación, o tal vez por prejuicios
contra las víctimas a quienes ven como "culpables por dejar que les sucediera." El
deshacerse del embarazo es una forma de esconder el problema. Es el camino
"rápido y sencillo" de evitar el tener que enfrentar las verdaderas necesidades
emocionales, sociales y financieras de la mujer.
De acuerdo a Kathleen DeZeeuw, "He sobrevivido la violación y también he
criado a un hijo "concebido en una violación", me siento personalmente asaltada e
insultada cada vez que escucho que el aborto debería ser legal en el caso de
violación e incesto. Siento que somos usadas por los pro-aborcionistas para
promover el aborto, incluso a pesar de que no nos han pedido que demos nuestra
opinión.
El caso contra el aborto de embarazos por incesto es aún más fuerte.
Los estudios muestran que las víctimas de incesto raramente acceden en
forma voluntaria a un aborto (4). En vez de ver el embarazo como indeseado, es
más común que la víctima de incesto vea el embarazo como una forma de parar la
relación incestuosa porque el nacimiento de su hijo expondrá a la luz la actividad
sexual. Es más probable que ella también vea el embarazo como una esperanza
de tener un hijo con quién establecerá una verdadera relación afectiva, una muy
diferente de la relación de explotación en la cual se encontraba atrapada.
Pero mientras las víctimas de incesto pueden atesorar su embarazo porque
ofrece una esperanza de liberación, y la esperanza de encontrar amor, su
embarazo es una amenaza para el abusador. También es una amenaza para el
secreto patológico que puede incluir a otros miembros de la familia quienes están
asustados de reconocer que el abuso está ocurriendo. Ya que esta es una
amenaza doble, las víctimas pueden ser obligadas a un aborto no deseado tanto
por parte del abusador como de otros miembros de la familia.
Por ejemplo, Edith Young, una víctima de incesto de 12 años de edad se
embarazó de su padrastro, y escribe veinticinco años después del aborto de su
hijo: "Al pasar de los años he estado deprimida, suicida, furiosa, ultrajada, sola, y
he tenido un sentimiento de pérdida... El aborto que iba a ser por "mi mejor
interés" no lo fue. Tanto como puedo expresar, solo salvó sus reputaciones,
resolvió sus problemas, y permitió que sus vidas continuaran alegremente... Mi
hija, como extraño a mi hija. La extraño sin importar la razón de su concepción."
Los proveedores del aborto, quienes ignoran esta evidencia, y se no se
molestan en entrevistar a menores que se presentan para abortos por signos de
coerción o incesto, están en realidad contribuyendo al abuso de jóvenes niñas. No
solo le están robando a la víctima su hijo, están escondiendo el crimen, incitando
al perpetrador, y devolviendo la víctima al abusador de forma que la explotación
continúe.
Finalmente, debemos reconocer que los niños concebidos a través del asalto
sexual también tienen una voz que merece ser escuchada. Julie Makimaa,
concebida en un acto de violación, trabaja diligentemente contra la percepción de
que el aborto es aceptable o incluso necesario en casos de asalto sexual. Mientras
que es compasiva al sufrimiento que su madre en las manos de su atacante, Julie
también está muy orgullosa de su valor y generosidad.
https://www.aciprensa.com/recursos/aborto-en-casos-de-abuso-sexual-
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