Analisis Economico Del Derecho Tributario
Analisis Economico Del Derecho Tributario
Analisis Economico Del Derecho Tributario
ISBN 978-950-34-0920-6
Horacio L. P. Piffano
E-BOOK
Mayo 2012
www.depeco.econo.unlp.edu.ar
II
FACULTAD DE DERECHO
Centro de Estudios de Derecho y Economía
Buenos Aires
2012
«La disposición constitucional que supedita la aplicación de muchas de sus
disposiciones a ―conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio‖, es una reserva
que deja en manos del legislador… el peligro grandísimo de derogar la Constitución
por medio de los reglamentos…»
RESUMEN
Este libro trata sobre un tema relevante del área del Derecho y Economía (Law Economics) referido
al estudio de la incidencia de las leyes tributarias en la economía real de un país. De esta manera se
intenta cubrir una necesidad superlativa que enfrenta el servicio de Justicia al momento de tener que
identificar los hechos reales que están en discusión en los litigios o cuestiones relacionadas con el
tema tributario y sobre los cuales habrá de emitir sus sentencias. En ese objetivo se intenta advertir
las alternativas de orden fiscal y de otros instrumentos de política económica que plantean
soluciones de ―equivalencias tributarias‖, de ―equivalencias fiscales‖ y/o de ―equivalencias de
políticas públicas‖ en general, de forma de poder comprender muchas decisiones gubernamentales
que para el común de los profesionales no economistas distan de tener algún tipo de vinculación; en
cambio, identificar complementariedades y posibles sustituciones entre instrumentos legales
intentando lograr determinados objetivos de política, tanto las de orden fiscal, como las referidas a
las políticas de liquidez (monetarias y de deuda pública), las políticas cambiarias, la política de
ingresos, la política comercial, y las regulaciones en general. Asimismo, el libro cubre las cuestiones
de diseño institucional en base a las cuales las decisiones tributarias y de financiamiento en general
de la actividad de los Estados —al igual que el empleo de cualquier otro instrumento de política— se
habrán de implementar. En este sentido, los aportes de la corriente public choice estarán presentes en
estos análisis.
Código JEL: K – Derecho y Economía: K34 – Leyes Tributarias; H – Economía del Sector
Público: H2 - Imposición, Subsidios, y Recursos Tributarios; H3 – Política Fiscal y
Comportamiento de los Agentes Económicos; H4 – Provisión Pública de Bienes; H5 – Gasto
Público Nacional y Políticas Relacionadas; H6 – Presupuesto Nacional, Déficit y Deuda Pública; H7
– Gobiernos Estaduales y Locales; Relaciones intergubernamentales.
ABSTRACT
This book deals with ―Law Economics‖ in the field referred to taxation incidence of tax law on the
real economy of a country. The aim is to fulfill a superlative need of the service of Justice facing the
problem of identify real facts that are present in litigations dealing with taxation, on which Justice
shall elaborate their judgments. The focus is to explain the use of fiscal instruments and other
economic policy alternatives that represent ―taxation-equivalences‖ decisions, or ―fiscal-
equivalences‖ and/or ―public policy equivalences‖ decisions in general, analyzing many government
decisions, which for many non economy professionals have not relationship. Instead, identify
possible complementarities and substitutions between legal instruments trying to achieve similar
policy objectives, both of fiscal order or other policies such as liquidity policy (monetary and debt
policies), exchange rate policies, income policies, trade policies, and regulations in general. The
book also covers issues dealing with social and public institutions design through which taxation and
financing decisions in general —like the use of any other policy instrument— governments have to
implement. On this issue, contributions of public choice literature will be present.
JEL Code: K - Law and Economics: K34 - Tax Law; H - Public Economics: H2 - Taxation,
Subsidies, and Revenue; H3 - Fiscal Policies and Behavior of Economic Agents; H4 - Publicly
Provided Goods; H5 - National Government Expenditures and Related Policies; H6 - National
Budget, Deficit, and Debt; H7 - State and Local Government; Intergovernmental Relations.
I
I Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CONTENIDO
I
II Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
REFERENCIAS
II
ÍNDICE
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN GENERAL
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
(f) El monopsonio
CAPÍTULO 6
(i) Introducción
CAPÍTULO 7
(a) Introducción
CAPÍTULO 8
(i) Introducción
CAPÍTULO 9
9.1. Introducción
(v) Progresividad
(ii) Breve reseña del tratamiento legal sobre ajuste por inflación
en la Argentina
(a) Introducción
CAPÍTULO 10
La imposición patrimonial
10.1. Introducción
(i) Introducción
(a) Introducción
(a) Introducción
1) Introducción
XXII Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 11
1) Régimen de Reparto
1) Régimen de Reparto
2) Régimen de Capitalización
(iii) Conclusiones
(i) Introducción
1) Reparto
2) Capitalización
(a) Introducción
4) Conclusiones
(i) Introducción
(i) Introducción
XXVI Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) La administración de la crisis
(a) Introducción
(iv) Conclusiones
(a) Introducción
5) Conclusiones
(a) Introducción
1) Aportantes
2) Beneficiarios
4) Conclusiones
XXIX Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 12
(i) Introducción
(i) Introducción
(a) 1853-1890
(b) 1890-1935
XXXI Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2) El IVA Origen
(iii) ¿Será posible un acuerdo fiscal federal sin una reforma del
sistema tributario federal?
(a) Introducción
2) Empleo
1) Producto geográfico
2) Empleo
3) Exportaciones y retenciones
1) El presente
2) El posible futuro
(iv) Conclusiones
CAPÍTULO 13
(i) Introducción
2) La imposición patrimonial
(g) Conclusiones
(a) Introducción
(vi) Conclusiones
CAPÍTULO 14
(i) Introducción
(d) El cupo
(a) Introducción
1) Características generales
(a) Introducción
(a) Eficiencia-x
(vii) Conclusiones
CAPÌTULO 15
15.1. Introducción
1) Ahorros y deuda
1) Introducción
(a) Antecedentes
(b) Las regalías y los gastos totales de las seis más importantes
provincias petroleras
(b) Las regalías y los gastos totales de las seis más importantes
provincias petroleras
CAPÍTULO 16
16.1. Introducción
CAPÍTULO 17
17.1. Introducción
(i) Introducción
(a) Prociclicidad
(b) Endeudamiento
(c) Flypaper-effect
(i) Introducción
(i) Introducción
(i) Introducción
(b) Externalidades
(i) Introducción
XLVIII Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
REFERENCIAS
1 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
PRÓLOGO
El ―Análisis Económico del Derecho Tributario‖ es la rama de la economía que entiende sobre
la aplicación del instrumental analítico que brinda la teoría económica —tanto positiva como
normativa— y más específicamente la referida al campo de las finanzas públicas y de la
tributación en particular, a fin de identificar las implicancias económicas que derivan de las
disposiciones legales que rigen en el ámbito tributario, y entender sobre la problemática de los
objetivos que intenta cumplir la política fiscal a través del sistema tributario, así como la
cuestión de su diseño instrumental —legal y administrativo— en el marco general de las
alternativas de financiamiento con que cuenta el Estado.
El énfasis que contempla el desarrollo del contenido del libro es el ubicar a la problemática
tributaria como aspecto central del financiamiento del Estado, tratando de discernir en cada
capítulo las diferencias de enfoque entre el planteo normativo formal (constitucional y legal en
general) de las disposiciones tributarias y el efecto real (incidencia) de las tributos sobre la
economía real de un país.
Como señala Bour (2010), al referirse sobre el contenido de la nueva corriente de pensamiento
identificada como ―Derecho y Economía‖ (―Law Economics‖), los campos de la Economía y el
Derecho están íntimamente ligados y mantienen una interacción constante entre sí y, en este
sentido, resulta necesario diferenciar el contenido del ―Análisis Económico del Derecho‖
estudiado en el ámbito de la Economía, del contenido de la disciplina ―Derecho Económico‖,
que se estudia en el ámbito del Derecho. Como bien claramente fuera anticipado por Julio H. G.
Olivera (1980), recordado por Bour y también por Canavese (2009), el Derecho Económico
entiende sobre el conjunto de principios y normas de diversas jerarquías del sistema jurídico —
sustancialmente de Derecho Público— que inscriptas en un orden público económico plasmado
en la carta fundamental, facultan al Estado para planear indicativa o imperativamente el
desarrollo económico y social de un país, y regular la cooperación humana en las actividades de
creación, distribución, intercambio y consumo de la riqueza generada por el sistema económico.
Este marco legal intenta establecer ―reglas del juego neutrales‖ para los actores económicos,
abarcando todas las actividades que implican decisiones ligadas a las transferencias de derechos
de propiedad sobre bienes y servicios en la economía y que por tanto en general abarcan a todas
las actividades comerciales y de funcionamiento de los mercados. El Análisis Económico del
Derecho, en cambio, busca identificar los efectos económicos reales que las reglas legales
tienen sobre la conducta y riqueza de los actores relevantes, determinando de ese modo cuáles
efectos serían los deseables desde el punto de vista de la ―eficiencia‖ social y cómo podrían ser
clasificados y/o calificados en orden a la ―equidad‖ social, según los criterios de justicia
distributiva que podrían aplicarse en cada caso. Se concluye, finalmente, que entre ambos
enfoques existe una clara relación de dualidad.
Esta permanente intencionalidad de los desarrollos contenidos en el libro intenta cubrir una
necesidad superlativa que enfrenta el servicio de Justicia al momento de tener que identificar los
hechos reales que están en discusión en los litigios o cuestiones sobre los cuales habrá de emitir
sus sentencias. Como en forma reiterada ha aclarado la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en los
litigios que llegaron a su instancia, lo que importa en materia del derecho es tener en cuenta la
realidad económica del hecho, objeto o circunstancia sobre la que se habrá de fijar
jurisprudencia, más allá de lo que los contratos o disposiciones formales pretendan describir y
de los argumentos y pruebas que presenten las partes en litigio. De la misma manera, lo que
importa a los fines tributarios, no es simplemente la declaración de motivos y el articulado de
una ley impositiva, sino las implicancias reales que su aplicación ha de producir sobre la riqueza
privada sujeta al gravamen. En esa ―incidencia‖ real de la medida tributaria, no solamente
cuenta el efecto económico de cualquier ley tributaria considerada aisladamente, sino asimismo
el efecto económico que las combinaciones de varias medidas puedan producir. Es decir, más
allá de la existencia de una medida tributaria aislada, la coexistencia de otras leyes impositivas
y/o de otras políticas públicas, identificadas con diferentes rótulos, como se indicara, pueden
constituir en realidad medidas equivalentes o sustitutas y/o complementarias en sus efectos
económicos.
El planteo analítico del libro contempla un total de diecisiete capítulos y el detalle final de la
Bibliografía General y las citas o referencias indicadas en los diferentes capítulos. En varios de
ellos se adjuntan Apéndices destinados a ampliar ciertos aspectos de lo analizado, en particular
desarrollos de contenido formal o matemático a los que se ha intentado minimizar en el texto
básico, de manera que el lector no se viera distraído por excesivas demostraciones, que aunque
intentan lograr mayor rigor científico, lo alejasen del razonamiento esencial del mensaje
conceptual que se intenta adelantar en cada caso.
El contenido del libro responde al orden que se detalla seguidamente. En primer lugar,
presentamos una Introducción General a la problemática objeto de análisis de las Finanzas
Públicas y su vinculación con el Derecho, en un ámbito compartido dentro del cual el tema
tributario desempaña un rol significativo. Se trata de una revisión sintética de la evolución que
registrara la disciplina Finanzas Públicas y su hermandad íntima ―con‖ —quizás sería lícito
reconocer como su origen y padrinazgo ―de‖— la ciencia del Derecho. En la concepción inicial
que registra la disciplina y en la más reciente o actual, se podrá concluir que la preocupación
central fue y es el tema tributario; sin embargo, naturalmente, no se debe olvidar el principio
general de que los impuestos tienen una razón básica o elemental de su existencia: la necesidad
de financiamiento del gasto público; de manera que la consideración simultánea de ambos
aspectos del proceso financiero ingreso-gasto de los Estados no debiera nunca descuidarse.
Finalmente, la Introducción General presenta una revisión de la evolución del pensamiento
doctrinario sobre este tema financiero, del que resultará posible identificar al menos tres etapas.
Luego de la Introducción General, siguen los capítulos del libro. El Capítulo 1, Introducción al
análisis económico de la norma tributaria, contiene una sistematización de los diferentes
enfoques que se emplean en el abordaje de los temas que serán luego analizados. El Capítulo 2
se destina al repaso de los argumentos de racionalidad que justifican el accionar tributario de los
gobiernos. De esa sistematización, en el Capítulo 3 se analiza en primer lugar la razón
originaria o más primitiva de la existencia de los tributos, a saber: el financiamiento de los
bienes y servicios comunes, los denominados ―bienes públicos‖; en segundo término, sobre el
rol de los tributos en otros aspectos referidos a la asignación de recursos, específicamente
relacionados con la provisión y/o regulación de los denominados bienes mixtos. El Capítulo 4
es destinado a las decisiones colectivas. Es el capítulo de las finanzas públicas que contiene
aportes derivados de la teoría de las ciencias políticas, en tanto se aborda la cuestión de los
3 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
aspectos de consistencia lógica y de instrumentación de los métodos por los cuales un colectivo
adopta sus decisiones, frente a las limitaciones que a tal fin enfrenta el cálculo económico para
la toma de decisiones sobre la provisión o consumo de bienes comunes o colectivos.
Naturalmente en el abordaje de este tema se tendrá en cuenta la operatoria de las democracias
indirectas o representativas.
Los cuatro capítulos siguientes están destinados al análisis de la imposición según fuentes
específicas. El Capítulo 8 se refiere a la imposición sobre ―bienes transables‖ (importaciones y
exportaciones). El Capítulo 9 se ocupa de la ―imposición sobre los ingresos‖. El Capítulo 10 a
la ―imposición patrimonial‖. Finalmente, el Capítulo 11 contiene un análisis amplio del
financiamiento del sistema previsional.
Dos capítulos se han destinado al tema del diseño tributario en una estructura vertical de
gobierno (―gobierno multinivel‖), es decir, el capítulo de ―Federalismo Fiscal‖. Se trata de un
abordaje amplio en razón de su relevancia para un país federal como la Argentina, y no obstante
el suscrito tener ya publicado su e-book sobre este tema (Piffano, 2005). En este ámbito, el
Capítulo 12 se refiere al análisis del ejercicio de las potestades tributarias de los distintos
niveles de gobiernos, donde se abordan las cuestiones teóricas y empíricas adelantadas por la
teoría del federalismo fiscal. Luego, en el Capítulo 13 se analizan aspectos de la tributación a
nivel subnacional, y, entre ellas, un tratamiento especial referido a la imposición sobre las
transacciones, en particular sobre las variantes del Impuesto a los Ingresos Brutos, el Impuesto a
las Ventas Minoristas y el IVA Subnacional, y, por último, sobre la imposición al ingreso de las
personas físicas, cuestiones que fueran objeto de gran debate en nuestro país durante la década
del 90. El Capítulo 14 se dedica al análisis de las implicancias tributarias que plantean las
decisiones de ―socialización‖ de ciertos bienes o servicios mixtos y también la actividad estatal
directa o de regulación de otros bienes o servicios de características decididamente privadas.
Respecto de los primeros, se presenta un análisis particular del servicio de educación
universitaria, tema sobre el cual el autor tiene también ya publicado un e-book (Piffano, 2006).
En los segundos, ligada a la cuestión de los monopolios naturales, la existencia y
funcionamiento de las empresas públicas y la regulación de entes privados. El Capítulo 15
analiza la explotación de los recursos no renovables (como el petróleo), aspecto que plantea un
conjunto complejo de temas a considerar con vistas al diseño de las políticas tributaria y
regalística óptimas en general, teniendo en cuenta la diferente naturaleza de la regalía respecto
del tributo, y que abarca desde las decisiones sobre la explotación racional del recurso no
renovable, para extenderse al tema del sistema federal de asignación de potestades a los niveles
de gobierno en cuanto al dominio y uso de tales recursos. El Capítulo 16 presenta un desarrollo
sintético referido a aspectos de ―Administración Tributaria‖, con la intención de resaltar los
aspectos más recientemente planteados a los gobiernos en su tarea de recaudación y
fiscalización tributaria. Finalmente, el Capítulo 17 se ocupa de los aspectos económicos
4 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
referidos al rol de los impuestos y el uso de crédito público, empleados en las políticas fiscales y
financieras ligadas a los ciclos económicos, así como a la justificación y comportamiento
―positivo‖ de los gobiernos en materia tributaria y del endeudamiento público.
Se anticipa que los primeros capítulos son esencialmente de orden conceptual y teórico, por
tratarse en cierta medida de aspectos introductorios, y, por tanto, abunda la explicación de tipo
verbal. No hay demasiadas referencias detalladas sobre cuestiones empíricas o datos
estadísticos, a excepción de algunos casos que ayudan al entendimiento conceptual. A medida
que se avanza en los siguientes capítulos se advertirá un creciente empleo del análisis
diagramático, complementario al desarrollo verbal, así como el acopio de aspectos empíricos.
En los últimos capítulos posiblemente abunden también los desarrollos matemáticos que son
inevitables —ligados en gran medida a la mayor complejidad de los temas tratados en ellos—
de manera que espero la disculpa de los lectores de formación eminentemente jurídica a quienes
no les suele generar demasiado entusiasmo su presencia.
Como se hará mención en cada tema, una gran parte de los desarrollos provienen de trabajos
previos del autor y del aporte de otros colegas y colaboradores que han participado
oportunamente en varios proyectos de estudio. Algunos de estos desarrollos ya están disponibles
en libros y trabajos, que en su mayoría tienen el formato de e-books ya citados o documentos de
trabajo accesibles a través de la web. En algunos se incluyen asimismo desarrollos específicos
de autoría de colaboradores y de colegas economistas que han demostrado un especial y muy
destacado aporte con sus trabajos en los temas respectivos para colaborar en el presente libro.
Horacio L. P. Piffano
Buenos Aires, 2012
5 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
INTRODUCCIÓN GENERAL
Recién en el citado año, la ley de presupuesto contempló una partida para concretar la anexión
del Instituto de Altos Estudios Comerciales, y la Escuela Carlos Pellegrini que le servía de base,
a la Universidad de Buenos Aires. Posteriormente, en 1913 se crea la primer FCE —otorgando
por tanto rango universitario a la labor del citado Instituto— que comienza a funcionar en 1914.
En 1919 se crea la Universidad Nacional del Litoral, una de cuyas facultades era la de Ciencias
Económicas, Comerciales y Políticas, cuya organización se hace sobre la base de la ESC de
Rosario. En 1939 se crea la Universidad Nacional de Cuyo, con establecimiento en Mendoza,
San Juan y San Luis, creando la Facultad de Ciencias, dentro de la cual se instituye la Escuela
de Ciencias Económicas con asiento en Mendoza y a la que se le anexan algunos institutos entre
los que figuraba la ESC de Mendoza. En 1947 se crea la FCE y la Facultad de Filosofía y
Humanidades dependientes de la Universidad de Córdoba. En este caso, la FCE se organiza en
base a la Escuela ya existente en esa Universidad, que había sido creada en 1935. También en
1947 se dispuso la creación de la FCE dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán que
comienza a funcionar en 1948.
De los antecedentes reseñados, resulta que hasta 1947 la mayoría de las Universidades
Nacionales de entonces, no así la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), había incorporado
a sus estudios de grado las ciencias económicas, con el doble carácter de cumplir propósitos
científicos y de formación de profesionales. En ese proceso las universidades absorbieron los
establecimientos ministeriales, poniéndose término en sus respectivos ámbitos al problema de la
doble autoridad, uniformándose los respectivos estudios y diplomas. Dada la gravitación que la
UNLP ejercía en la Provincia de Buenos Aires y aún sobre el resto del país, era indudable que
no podía demorarse por mucho tiempo su equiparación a las demás universidades, por medio de
una evolución análoga. Hasta entonces la enseñanza de la carrera de contador público estaba a
cargo exclusivo de la Escuela Nacional Superior de Comercio General San Martín (ENSC) de
La Plata, presentándose así la situación en el país de la existencia de títulos en ciencias
económicas de distinto origen —ministerial y universitario— otorgados sobre la base de planes
de estudios esencialmente análogos, pero que en la práctica tenían diferente valor, en mengua de
los primeros. Paradójicamente, desde 1943 la UNLP, por intermedio de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, había implementado el Profesorado de Ciencias
Económicas con el objeto de habilitar profesores de nivel secundario para la enseñanza de esa
especialidad. Es decir, no obstante el claro propósito de implementar esos estudios para su
enseñanza en el secundario, la Universidad no cumplía el objetivo del desarrollo científico de la
1
En base a Piffano (2006).
6 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La iniciativa pretendía consolidar los avances que los profesionales del derecho habían logrado
en el campo de la economía, a través del Instituto de Estudios Económicos y Financieros, dentro
del cual operaban las cátedras de Economía Política, Finanzas, y Política Económica de la
carrera de abogacía. La iniciativa es canalizada por el Interventor a través del Ministro
Secretario de Educación de entonces, logrando en el año 1948 la sanción del decreto
disponiendo la incorporación del curso de contadores públicos de la ENSC de La Plata a la
FCJyS, con la categoría universitaria de Escuela, y con la determinación de que debía organizar
la carrera de Contador y disponer el inmediato funcionamiento del Doctorado en Ciencias
Económicas. En ese mismo año, se crea también en la Universidad Nacional del Sur, el Instituto
Tecnológico del Sur —hasta entonces dependiente de la UNLP— el que contenía la Escuela de
Ciencias Comerciales, donde se dictaría la carrera de Contador Público. Dos profesores de
reconocida trayectoria organizaron la enseñanza de Finanzas Públicas, Derecho Tributario y
Técnica Tributaria en esa Universidad. En 1950 fue contratado Dino Jarach como primer
profesor y organizador de la cátedra de Finanzas Públicas y Derecho Financiero, en tanto en
l951, el doctor Enrique Reig fue contratado para organizar la cátedra y dictar el primer curso de
Técnica Tributaria.
El enfoque que registró la disciplina Finanzas Públicas en el período inicial comentado resultó
esencialmente jurídico y perduró por muchos años, aún con posterioridad a la creación de la
FCE en la UNLP, ya separada de la FCJyS, hecho que acontece recién en el año 19532.
Similares contenidos constituían la disciplina en todo el ámbito universitario del país.
2
El Plan de Estudios de la Escuela de Ciencias Económicas que rigiera entonces, preveía cuatro años con
un total de veintiún (21) materias, de las cuales seis (6) eran materias del derecho y otras once (11)
materias pertenecientes a otras disciplinas, entre las que figuraba Finanzas, materia que era dictada por
abogados. Por su parte, el Doctorado en Ciencias Económicas fue estructurado entonces en base al cursado
de cinco (5) materias básicas y una optativa. De las cinco materias básicas, una era Finanzas (II Curso),
otra era Política Económica (que correspondía al curso que se dictaba en la Escuela de Ciencias Jurídicas),
una tercera era Contabilidad (II Curso), y la quinta, Metodología Económico-Financiera. A excepción de
Contabilidad, las cuatro restantes eran dictadas por abogados y de la lista de materias optativas —quince
(15) en total— doce (12) eran materias del campo del derecho y todas, incluyendo las tres restantes, eran
dictadas por abogados.
7 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
contabilidad pública. La literatura de referencia para entonces eran las obras de Flora (1903),
Griziotti (1949), Einaudi (1962) y los aportes contemporáneos de esa época de Jarach (1958,
1961, 1968), Giuliani Fonrouge (1960), las obras sobre derecho público (administrativo, fiscal y
de contabilidad pública), de Bielsa (l947, 1953, 1957) y de numerosos aportes del profesor Juan
Carlos Luqui, quien fuera por varios años titular de la cátedra en la UNLP3.
Paradójicamente, se verá luego cómo la escuela italiana, cuyas contribuciones sirvieran de base
a los estudios de las finanzas públicas de entonces, de alguna manera habría de contribuir a un
nuevo cambio del enfoque de la teoría —con posterioridad al predominio de la corriente anglo-
sajona que citamos seguidamente— influyendo en el pensamiento de autores reconocidos en la
materia como James Buchanan.
La influencia del enfoque jurídico y de la escuela italiana se extendió a las décadas de los años
cincuenta y sesenta, y continuó inclusive hasta iniciada la década de los años setenta. En la
UNLP, sede donde el autor concretara su vida académica como alumno y luego como profesor,
fue precisamente a fines de los sesenta, cuando aparece el primer decanato de la FCE a cargo de
un economista, con la designación de Horacio Núñez Miñana como Decano de la misma. Se
inicia entonces una etapa de cambio radical en el enfoque de la disciplina Finanzas Públicas,
sucesora de la vieja Finanzas, que en la FCE coincide con una renovación total de los planes de
estudio de las tres carreras que se dictaban en la Facultad, las de Contador Público, Licenciado
en Administración y Licenciado en Economía, en particular de estas dos últimas4.
Con esa nueva orientación anglo-sajona, a fines de los años sesenta, en 1972 más precisamente,
quien escribe este libro dicta por primera vez en la FCE de la UNLP el curso de Finanzas
3
Detalles de sus contribuciones pueden encontrarse en los viejos programas de la disciplina dictados en
la FCJyS y FCE de la UNLP.
4
Estas reformas impulsadas por Horacio Núñez Miñana incluyeron una importante revitalización del
―Instituto de Investigaciones Económicas‖ y de la ―Revista Económica‖. Fue entonces que se convocara
al destacado y reconocido académico de nuestra disciplina, Héctor Dieguez, graduado en Harvard, quien
junto a quien más tarde se convirtiera en su esposa, la Licenciada en Matemáticas Marta Blanco,
dictaran los seminarios internos a los que los economistas jóvenes de entonces —y algunos algo menos
jóvenes— ampliáramos nuestra formación académica.
8 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Públicas con este enfoque, siguiendo la sistematización que adelantara Musgrave (1959) de las
tres ramas de las finanzas públicas (la rama servicios o asignación de recursos, la rama
estabilización y la rama redistribución del ingreso)5. Previamente, durante la vigencia del viejo
programa de la materia, el profesor Jorge Macón había intentado, como Adjunto de la cátedra
dirigida aún por abogados, incluir temas de lo que luego vendría, particularmente dando clases
referidas a los efectos económicos de los impuestos, utilizando como referencia bibliográfica a
la obra de Due (1961).
A fines de 1972, Núñez Miñana se hace cargo de la cátedra Finanzas Públicas como Profesor
Titular, con el suscripto como Profesor Adjunto, y propone entonces al Consejo Académico la
aprobación del nuevo programa de la materia, que a partir de 1973 va a contener un desarrollo
amplio de la temática fiscal, siguiendo la teoría de las finanzas públicas según la sistematización
de Musgrave antes citada.
Los desarrollos del nuevo programa incorporaban toda la moderna literatura de Economía del
Bienestar, desarrollada o divulgada en gran medida en la misma década de los años sesenta, y
que fuera fuente de consulta obligada en esa época6. La nueva orientación comienza entonces a
reconocer asimismo el tratamiento de temas provenientes de exponentes de la escuela de
Elección Pública (Public Choice), representada por las obras de Arrow (1951), Downs (1957),
Tullock (1959), Buchanan y Tullock (1962), Olson (1965), Buchanan (1968), Buchanan y
Wagner (1970), pero en rigor para la época esencialmente referidos a la nueva literatura sobre
los problemas de la votación en las decisiones colectivas y las cuestiones relativas a las
democracias representativas7.
Sobre el tema de las ―decisiones colectivas‖, hacia fines de esta segunda etapa ya aparecían en la
literatura los problemas y/o dilemas de los procedimientos de votación en las democracias
representativas, que recién una década después serían divulgadas al menos en nuestro medio, como
5
Durante los primeros años del proceso reformador, desempeñé el cargo de Profesor Adjunto en la
cátedra Política Económica I, con el Profesor Titular Héctor Dieguez a cargo de la misma. En 1972
Nuñez Miñana entendió que era importante mi reasignación a la cátedra Finanzas Públicas para iniciar
los primeros cambios en el enfoque y contenido de la misma.
6
Una lista acotada de las obras disponibles entonces, en orden cronológico, contiene: Musgrave (1959),
Taylor (1960), Prest (1960 y 1968), Mynt (1962), Dernburg y McDougall (1962), Gerloff y Neumark
(1963), Eckstein (1965), Johansen (1965/1970), Hicks, U. (1965), Scitowski (1967), Duverger (1968),
Dorfman (1969), Due (1970), Akerlof (1970); Haveman (1971); Due y Friedlaender (1977); literatura
que también contiene naturalmente los desarrollos pioneros de autores como Pigou (1932), Hicks, J.
(1939), Kaldor (1939), Bowen (1943), Black (1948), Arrow (1950, 1970), Buchanan (1952, 1965a),
Samuelson (1954, 1955, 1969), Tiebout (1956), Bator (1957), Lindahl (1919, 1958), Wicksell (1896,
1958), Tullock (1959), y Coase (1960).
7
Los desarrollos de los teoremas fundamentales de economía del bienestar, que definieran las
condiciones normativas en términos ―técnicos‖ (las condiciones usuales de marginalidad entre relaciones
de sustitución y transformación), estaban desprovistos de todo contenido institucional. En este sentido,
los artículos de Bator (1957, 1958) contribuyeron en forma importante a comprender y divulgar las
condiciones de óptimo válidas para todo contexto socio-político del sistema económico, pero
naturalmente no contemplaban los aspectos institucionales que finalmente habrán de incidir en las
posibilidades de lograr tales condiciones. Lo señalado, sin embargo, no se refiere a la ausencia de la
discusión sobre el dilema ―mercado versus plan‖, que ya había ocupado la atención de autores como
Lange y Taylor (1938), von Hayek (1940, 1945), Euken (1948), von Mises (1951), Balassa (1959) y
Drewnowki (1961), entre otros, sino respecto al comportamiento de los agentes o funcionarios en el
gobierno desprovistos de todo tipo de incentivos para operar en beneficio propio o de ciertos segmentos
de la sociedad, y no del vagamente definido ―interés general‖, en la medida que las circunstancias
institucionales —legales y de procedimientos administrativos— lo permitieran. La ―nueva Finanzas
Públicas‖ incorpora esta temática, y autores como Weingast, Shepsle y Johnsen (1981), comienzan a
anunciar las conocidas divergencias entre los principios normativos guiados por las preferencias de los
electores o ciudadanos, por un lado, y las preferencias de los políticos, que son quienes adoptan
finalmente las decisiones colectivas, por el otro.
9 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la obra de Mueller (1979, 1984), o la síntesis que en este campo contendría luego la obra de
Musgrave y Musgrave (1980).
Finalmente, cabe destacar que hacia fines de esta segunda etapa, ya comienza a observarse un
cambio importante en la relación entre las ciencias del Derecho y de la Economía. La situación
―derechodependiente‖ de la disciplina económica en el campo de las Finanzas Públicas, pasa a
transformarse en el novedoso escenario presente del Derecho a ser éste ―economíadependiente‖
en sus necesidades de interpretación de los hechos reales que se producen en el marco legal que
estipulan las leyes. En particular esta dependencia aparece como de enorme importancia en el
campo del derecho tributario8.
A partir de la segunda mitad de los años ochenta, la disciplina Finanzas Públicas registrará el
inicio de una nueva etapa. El nuevo ciclo es fuertemente influido por la corriente del public
choice —corriente también identificada con el calificativo del ―enfoque positivo‖ en finanzas
públicas9— que recién se comienza a estudiar en nuestro medio a partir de la divulgación de los
aportes de esta escuela, en especial luego que Buchanan fuera galardonado con el Premio Nobel
en la disciplina en 198610.
En efecto, la literatura que amerita ser citada en cuanto a difusión muy cercana o posterior a
mediados de los años 80, corresponde particularmente las notas de Buchanan, hoy muchas de
ellas disponibles en idioma español11.
Cabe aquí la mención que anticipáramos con respecto a la influencia de la vieja escuela italiana
en esta nueva orientación de la teoría de las finanzas públicas. James Buchanan reconoció que
en su paso por Italia a mediados de los cincuenta, donde desarrolló tareas de investigación
estudiando la ―scienza della finanza‖, le llamó la atención cómo la literatura presentaba modelos
en términos de una ―teoría del Estado‖ que constituía su premisa, desarrollando una ―teoría del
Estado monopolio‖, una ―teoría del Estado cooperativo‖, y una ―teoría del Estado explotador‖.
Todas estas teorías se usaban para analizar cómo operarían las estructuras fiscales dentro de
8
Al presente en la bibliografía de los cursos de Derecho Tributario y Economía del Postgrado sobre
Derecho y Economía de la Facultad de Derecho de la UBA y en el curso de Economía del Sector
Público del Postgrado sobre Abogado del Estado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
UNLP, el suscrito ha estado enseñando estos aportes desde hace ya unos años.
9
Debido al revolucionario abandono del supuesto ―gobernante benefactor‖ e introduciendo, en cambio,
el accionar ―positivo‖ de los funcionarios del gobierno motivados por incentivos similares al de los
agentes del sector privado, y no porque esta corriente de pensamiento no tenga implicancias normativas
por cierto.
10
Como se destaca en Bara (2006), Musgrave dedicó solamente el 3% de su Teoría de la Hacienda
Pública de 1959 a los temas político-institucionales. En la quinta edición de su Hacienda Pública
Teórica y Aplicada de 1992, escrita conjuntamente con Peggy Musgrave, esa proporción sube al 7%. El
manual de Stiglitz de 1986 dedica casi el 10% a estos temas. En la obra de Buchanan y Flowers de 1980,
obviamente, se asigna un porcentaje mayor de su texto (casi del 15%) a las decisiones públicas.
11
Como Buchanan (1980, 1984).
10 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cada uno de estos modelos; cómo los gobiernos organizarían su sistema tributario y su gasto.
Buchanan reconoce que esa literatura, junto a los escritos de Wicksell, moldeó su forma de
pensar sobre la toma de decisiones públicas, o lo que posteriormente se bautizara con el nombre
de Public Choice. Más aún, reconoce que en ese instante advirtió que no había comprendido
cabalmente el mensaje de Wicksell12. Reconoce, asimismo, que tampoco se había librado
totalmente de la premisa del gobierno benevolente. Un año en la cultura italiana fue así, para él,
importante, porque observó ―cómo los italianos veían la política y a los políticos‖, regresando a
los EE.UU. más dispuesto a analizar cómo funciona realmente la política, ―sin romanticismo‖13.
Es en esta nueva etapa, con el aporte de esta literatura sobre su enfoque de ―economía política‖
de las cuestiones relativas a las finanzas públicas, se comienza a alertar sobre la peligrosa
separación de las cuestiones normativas de maximización del bienestar y los aspectos políticos o
de diseño institucional, cuando precisamente éstos habrían de posibilitar que tales condiciones
de óptimo se cumplan o no. Los desarrollos de estas contribuciones se generan con un conjunto
de trabajos de autores identificados como pertenecientes de la ―nueva economía institucional‖14.
Asimismo, la nueva agenda contiene las contribuciones sobre los problemas de información
(información imperfecta, mercados incompletos)15, y las implicancias de la provisión pública de
bienes privados o mixtos, como los casos de educación y salud16.
Las más modernas contribuciones han estado referidas asimismo a temas tributarios y de
federalismo fiscal17. En efecto, la evolución de la literatura sobre federalismo fiscal ha sido
notoria en las últimas décadas, y esta evolución de alguna manera ha sido la que motivara los
trabajos de Oates (2005) y Zodrow (2005) para identificar las ―dos generaciones en la teoría
12
Knut Wicksell, seguidor de la teoría walrasiana y destacado por sus desarrollos microeconómicos en
la teoría marginalista, fundador de la Escuela Sueca, es considerado precursor de la ―Economía Política
Constitucional―, una subcorriente del Nuevo Institucionalismo Económico. Buchanan reconoce la
influencia en su propia formación, en particular por su análisis de la política fiscal. En ese sentido,
Wicksell llamó la atención sobre el significado de las reglas bajo las cuales los agentes políticos adoptan
sus decisiones y señaló que los intentos de reforma deberían dirigirse hacia cambios en las reglas y
métodos de adoptar decisiones, en lugar de intentar influir sobre el comportamiento de los actores. Para
juzgar la posible eficacia de un cambio en las reglas, Wicksell propuso ―el consentimiento del
gobernado‖, lo que ahora se llama el ―test del consenso‖. En términos de Buchanan y Tullock (1969) se
trata de comprender ―cómo deben ser diseñadas las constituciones de forma que los políticos que
procuren los intereses públicos puedan sobrevivir‖. Ver Capítulo 4.
13
Buchanan (1979; 1984; 2001).
14
De autores como Olson (1965, 1989); Flatters et al. (1974); Frolich y Oppenheimer (1978); Brennan
y Buchanan (1980); Mueller (1979-84, 1989, 2003); Coase (1984); North (1990); Shesple (1991); y
Williamson (2000). Una muy interesante presentación de esta literatura fue difundida en nuestro medio a
fines de los años noventa con el libro editado por Saiegh y Tommasi (1998). Asimismo, en el muy
reciente libro ya citado de Bara (2006), reconocido estudioso de las cuestiones referidas a elección
pública, se trata en detalle esta temática relevante de las finanzas públicas modernas.
15
Aghion et al., (1994); Hart y Moore (1999); Brousseau y Glachant (2002).
16
Como se pueden encontrar en Buchanan (1965b, 1984), o en textos como Casahuga Vinardel (1984).
17
Numerosos ejemplos pueden citarse, ubicados en orden cronológico: Romer y Rosenthal (1980);
Filimon (1982); Winer (1983); King (1984); Dowd (1984); Mantel (1985); Oates (1985); Goodspeed
(1985); Hall y Rabushka (1985); Logan (1986); Zodrow y Mieszkowski (1986); Wilson (1986); McLure
(1986); Brown y Oates (1987); Hammes y Wills (1987); Cnosen (1987); Eberts y Gronberg (1988);
Dougan y Kenyon (1988); Oates y Schwab (1988); Zax (1989); Mohecen y Van Rompuy (1990);
Quigley y Smolensky (1992); Oakland (1994a y 1994b); Bird (1994); Von Hagen y Harden (1994);
Boadway y Keen (1996); Besley y Coate (1998); Bird y Gendron (1998); Bird (1999); Mieszkowski y
Musgrave (1999); Persson y Tabellini (1999); Wilson (1999); McLure (1999); Bruce y Fox (2000);
McLure (2000); Bird y Gendron (2000 y 2001); Altig et al. (2001), Zodrow y Mieszkowski (ed.) (2002);
Cnosen (2002); Fullerton, D. y Metcalf, G. (2002); Piffano (2003a); Brueckner (2004); Fox y Murray
(2005); McLure (2005); Bird (2005); Bourguignon y Spadaro (2005); Huber y Runkel (2006); Keen y
Ligthart (2006).
11 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sobre federalismo fiscal‖. En rigor, lo que estos autores denominan ―La Segunda-Generación de
la Teoría de Federalismo Fiscal‖, en gran medida nace a partir de los aportes de la corriente
public choice18. Precisamente debido a la influencia que en esta etapa tuviera la vieja escuela
italiana por lo ya comentado, a criterio del autor, Oates y Zodrow probablemente debieron
haberla calificado como ―la Tercera-Generación‖, aunque vale reconocer que este aspecto
específico de las Finanzas Públicas no registre desarrollos tan importantes como el producido
recién a partir de la obra de Musgrave y otros autores, datados en épocas no tan lejanas
La literatura de Federalismo Fiscal comprende los debates sobre correspondencia fiscal y los
problemas del common pool, los efectos económicos de las transferencias gubernamentales; los
dilemas sobre la prociclicidad de la política fiscal de los gobiernos nacional y subnacionales; las
estudios teóricos y empíricos sobre incidencia tributaria, tanto en los aspectos asignativos como
en los efectos sobre el bienestar y la distribución del ingreso, con el empleo de modelos EGC —
Equilibrio General Computado— y las microsimulaciones, tanto las de modelos teóricos como
las construidas sobre la base de datos reales; las nuevas contribuciones sobre competencia
tributaria entre estados (tax competition) —competencia horizontal y competencia vertical—;
los problemas del diseño tributario subnacional en los intentos de avanzar en la
descentralización tributaria, la discusión que generara las iniciativas sobre la Fundamental Tax
Reform de los años 90 en los EE.UU.; los problemas fiscales y tributarios en particular surgidos
a partir del fenómeno de la globalización y las cuestiones de armonización versus competencia
entre gobiernos pertenecientes a un mismo bloque comercial, en especial referidas a la Unión
Europea.
En lo relativo al estudio de las decisiones colectivas, la teoría de los juegos en su desarrollo con
aportes de enorme trascendencia como los de John Nash21, ampliaron sin dudas la capacidad de
análisis de los enfoques positivos. Dado que muchos de los intercambios implícitos en la
actividad pública se hacen entre agentes que tienen algún poder discrecional sobre sus
decisiones, los comportamientos estratégicos son muy importantes y la teoría de los juegos ha
constituido una base analítica importante para estudiarlos. Estas nociones básicas se refieren
particularmente al llamado dilema del prisionero y también a la idea de juegos repetidos, que
18
Esta evolución fue la que en forma muy notoria nos motivara oportunamente a escribir el conjunto de
notas contenidas en nuestro libro sobre problemas del federalismo fiscal, particularmente pensando en el
federalismo argentino [Piffano (2005)].
19
Musgrave en su libro de 1959 no hace referencia a los temas espaciales. Es asimismo muy escaso el
tratamiento que le dedican otros autores como Rosen o Stiglitz.
20
Los aportes de Horacio Nuñez Miñana en el análisis de los temas regionales y de federalismo fiscal de
nuestro país fueron muy importantes en su momento y motivaron desarrollos posteriores de quienes
fuéramos sus amigos y colegas, como los logrados por Alberto Porto, quien luego del fallecimiento de
Nuñez Miñana continuara con esa labor al frente del Departamento de Economía de la UNLP. Ver
Nuñez Miñana (1060; 1972a; 1972b; 1973) y su libro sobre Finanzas Públicas editado en 1994.
21
La literatura sobre teoría de los juegos fue revalorizada hacia fines de los años noventa cuando se
divulgaran los aportes de dos Nobel 1994, John Nash y John Harsanyi.
12 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin dudas el escenario prevaleciente moderno de las Finanzas Públicas se ha vuelto a focalizar
esencialmente en los temas de financiamiento de los gobiernos, es decir, los temas tributarios y
de uso del crédito público.
La teoría de las decisiones públicas ha sido crucial en el cambio experimentado en esta nueva
etapa de las Finanzas Públicas, como se indicara antes. Ha permitido ahondar el entendimiento
de las fallas del gobierno, destacando la importancia del diseño institucional requerido como
forma de limitar o reducir esas fallas, derivando a aconsejar restringir la discrecionalidad de la
autoridad pública por medio de limitaciones institucionales, como analizaran Brennan y
Buchanan (1985) y Poterba (1994, 1995). Esta visión tiene particular importancia respecto a las
cuestiones de la macroeconomía y de los acuerdos federales. Las relativamente recientes
22
Sobre esto último, ver por ejemplo Keen y Ligthart (2005).
13 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con referencia a la cuestión de las regulaciones, las Finanzas Públicas han planteado una
agenda enormemente importante de estudios. Al menos en dos de sus ámbitos: uno es el
referido a las cuestiones ambientales o de la ecología y el otro al de los monopolios naturales.
Sobre el primero existe hoy abundante literatura dentro de la cual se podrían destacar, por
ejemplo, el trabajo de Baumol y Oates (1979) y el de Frey y Meier (2004), y una cantidad
enorme de artículos sobre el uso de los ‗green taxes‘ y otros instrumentos regulatorios, que
resultaría engorroso o excesivo citar aquí. El segundo, es el abordaje del accionar de las
empresas públicas y la existencia de los monopolios naturales, donde cabe citar las modernas
contribuciones que se iniciaran precisamente a mediados de los años ochenta con los aportes de
autores como Rees (1985) y otros24, referidos al ―enfoque positivo‖ del accionar empresario
público, bajo un modelo típico principal-agente, los problemas de regulación de los monopolios
naturales y la discusión gestión privada versus gestión pública, antes y después del proceso de
privatizaciones, que como se indicara se produjera en el mundo a partir de los años ochenta y en
Argentina en los años 90.
5. Comentario final
Aún cuando la revisión previa puede considerarse relativamente estrecha con relación a la
amplia gama de temas y vertientes en que hoy podría eventualmente ser sistematizado el
tratamiento de las cuestiones fiscales y de las políticas públicas, o de los temas que muy cerca
habrán de instalarse en la agenda general de la disciplina, a saber: extensiones sobre la
problemática fiscal respecto a crecimiento económico, ligando los problemas de imposición y
crecimiento endógeno, y los problemas de inclusión social, a partir de los aportes de autores
como Edmund Strother Phelps —Premio Nobel de Economía 2006—; así como nuevas
contribuciones sobre instituciones y crecimiento económico; los efectos fiscales
intergeneracionales y los denominados gastos o deudas contingentes, con un tratamiento más
actualizado del tema de la seguridad social; la discusión sobre conductas racionales y no
racionales del individuo —con referencia al concepto homo economicus— y la incorporación
de la psicología en la explicación de la conducta económica (la ―neuroeconomía‖)25; o la
incidencia de las ―motivaciones intrínsecas‖ del individuo, aparte de la retribución o el dinero,
como planteara Frey (1997) con relación a cuestiones de economía laboral; sirva no obstante lo
relatado para describir el escenario pasado y el actual por donde han transitado y transitan hoy la
Economía y el Derecho, a través de su brazo común más reciente: la Law Economics.
23
Las políticas regulatorias generaron un interés especial de estudio en particular debido a las
experiencias registradas en los años noventa, luego de la ola mundial de reformas económicas alentadas
por el llamado ―Consenso de Washington‖ (desregulación y privatizaciones). Ver por ejemplo,
Armstrong et al., (1994); Crew y Kleindorfer (2002); y Armstrong y Sappington (2003).
24
Un trabajo del autor siguiendo el enfoque que adelantara Rees puede verse en Piffano (1991).
25
Kahneman y Tversky (2000).
14 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 1
En efecto, existen en las economías transacciones entre agentes económicos que generan en
muchas circunstancias ―traslaciones‖ de la carga real de los tributos hacia otras personas,
sectores o regiones, de manera que la incidencia difiere de la ―percusión‖, siendo ésta última la
que señala o identifica la ley tributaria cuando define al contribuyente. Desde otro ángulo, la
incidencia puede ser identificada a nivel micro o bien macroeconómico, como se cita luego. En
este sentido, no obstante, el presente libro habrá de destinarse particularmente a los desarrollos
de orden eminentemente microeconómicos, aunque en ciertas oportunidades del análisis pueda
conducir necesariamente a la necesidad de citar aspectos ligados a los efectos macroeconómicos
de los tributos; en particular, ello ocurrirá al momento de abordar el último capítulo del libro.
Aclarado ese aspecto central del estudio de los efectos económicos de la norma tributaria,
seguidamente se detallan los diferentes enfoques o criterios que pueden adoptarse en el análisis
de la incidencia de los tributos.
Los efectos económicos de los tributos pueden analizarse con el empleo de diferentes enfoques.
Una primera diferenciación es la correspondiente a los enfoques positivo y normativo. El
análisis positivo aborda el análisis evitando introducir juicios de valor en el razonamiento, de
manera que los resultados obtenibles pueden ser calificados como conteniendo rigor científico
y, por tanto, validez universal. En el campo de la teoría económica ello se logra no obstante en
base a ciertas premisas básicas del comportamiento de los agentes económicos (consumidores y
productores), que derivan de lo que el analista entiende observar del accionar o comportamiento
moral usual de los mismos en los mercados, como es: el maximizar el resultado de sus
decisiones en términos de utilidad o beneficio, obtenible con la generación y la aplicación del
ingreso al consumo o a la producción de bienes y servicios, y/o al ahorro/inversión. Esta
concepción es la noción del ―homo economicus‖ que subyace en el razonamiento de este
comportamiento, circunstancia que no implica, como se verá más adelante, que en el accionar
15 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
individual muchas veces pesen decisiones morales de ceder algunos resultados en aras de
mejorar la situación de terceros (la redistribución del ingreso como una externalidad positiva).
Habrá de reconocerse entonces que en las ciencias sociales —como es la economía— esas
premisas básicas en las cuales se habrán de basar los paradigmas, implican cierta subjetividad
del analista, quien intentará describir los hechos y eventualmente pronosticar sus implicancias,
en una constante labor de ―corroboraciones provisorias y refutaciones‖. De allí que hacer teoría
positiva en economía no puede asimilarse a una tarea estrictamente asimilable al estudio de las
ciencias naturales. En efecto, como bien ha señalado Benegas Lynch (h) (2012), la
interpretación de los ―hechos‖ en ciencias sociales depende del sujeto que los interpreta y no
tienen el mismo significado que en las ciencias naturales. Se trata del ―análisis de propósitos
deliberados‖ que sólo existen en ciencias sociales. Las piedras y las rosas no tienen propósitos
deliberados, ellos sólo tienen lugar en los seres humanos, como los mismos economistas,
quienes ―subjetivamente‖ interpretan los fenómenos sociales. El citado autor, recurriendo a
Friedrich Hayek, nos recuerda que en su ensayo titulado ―The Facts of the Social Sciences‖26,
explica que los llamados hechos en ciencias sociales ―no se refieren a ciertas propiedades
objetivas como las que poseen las cosas o las que el observador puede encontrar en ellas, sino a
las visiones que otros tienen sobre las cosas […] Se deben abstraer de todas las propiedades
físicas de las cosas. Son instancias de lo que se suelen llamarse conceptos teleológicos27, esto es,
se pueden definir solamente indicando la relación entre tres términos: un propósito, alguien que
mantiene ese propósito y el objeto que la persona considera apropiado como medio para ese
propósito‖. Es decir, según Hayek, prestamos atención a los fenómenos basados en un esqueleto
teórico previo ya que no se trata de cosas que se miran en el mundo físico sino de nexos
causales subyacentes e inseparablemente unidos a la interpretación de los sujetos actuantes. De
allí que el modelo de comportamiento subyacente en el análisis, resultará necesariamente previo
a lo observado en la historia de los hechos. Se está hablando, por tanto, de una ciencia con alto
contenido hermenéutico, que implica un intento de interpretar y esclarecer el comportamiento
humano como agentes económicos en la toma de decisiones que habrán de afectar su bienestar,
en términos de ingreso o patrimonio, y el de terceros.
Sobre lo anterior en modo alguno se habrá de suponer que en el análisis positivo el buen
economista interponga sus juicios de valor en la descripción de lo que interpreta; menos aún su
eventual ―ideología‖28. Como señala Ludwig von Mises en Theory and History29, resulta
impropio que en la descripción histórica se pasen de contrabando los valores del que describe.
Entonces, una cosa es la subjetividad presente en la selección de los fenómenos y su respectiva
interpretación y otra bien distinta es el incrustar juicios de valor; en cuyo caso entraremos en el
campo de la teoría normativa.
Finalmente, parece oportuna un acotación final de Benegas Lynch (h): el ser humano en su
capacidad de agente moral, político y económico, no vive en un mundo de ―estrictos hechos‖ a
los cuales no afectan los pensamientos, sino que vive en un mundo de pensamientos, que si
cambian las teorías morales, políticas y económicas aceptadas generalmente por la sociedad en
que él vive, cambia el carácter de su mundo. Es decir, Benegas Lynch (h) se está refiriendo de
esta manera a modificaciones de los escenarios en los que habrán de ser explicados los hechos
económicos. Los presagios o las proyecciones del comportamiento económico inducirán por
tanto necesariamente a cambios de paradigmas. Sobre esto volveremos al final de este libro
26
Hayek (1943).
27
De los términos griegos télos, fin, y logos, conocimiento o ciencia. Una explicación es teleológica
cuando considera que para dar cuenta de una acción o suceso es necesario referirse a los fines o
propósitos de dicha acción o suceso. El término no deberá confundirse con teología.
28
Es decir, un conjunto de ideas cerradas e inexpugnables, o sea una antítesis del liberalismo en cuyo
contexto el elemento subjetivo subyacente alude a corroboraciones o supuestos siempre provisorios
sujetos a refutaciones.
29
Von Mises (1957). Citado también por Benegas Lynch (h) (2012), op. cit.
16 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuando se discuta la cuestión de las crisis económicas y las acusaciones sobre las fallas de los
modelos económicos en su capacidad de predicción.
Con el análisis positivo —identificado con la expresión ―el ser‖— es posible lograr entender los
efectos de un tributo aplicado al consumo o a la producción de un bien y llegar a conclusiones
de validez universal, como se mencionara — ―para una dada distribución del ingreso‖, antes
y la que surja después del impuesto— respecto a los probables cambios provocados por esa
política fiscal en el nivel del precio y las cantidades transadas en los mercados del bien gravado.
Con el análisis normativo —identificado con la expresión ―el deber ser‖— será posible apreciar
las implicancias distributivas y las consecuentes probables mejoras o desmejoras en el bienestar
de las personas afectadas por la aludida medida tributaria, sobre la base subjetiva de algún juicio
de valor respecto a lo que se entienda como ―justo‖.
Los modelos de equilibrio parcial son utilizados en los casos en que las implicancias que la
norma tributaria pueda provocar en otros individuos, otros mercados u otros sectores, resulten
de poca significatividad (elasticidades-precio o ingreso cruzadas no relevantes o nulas) o,
directamente, porque aún en los casos de probables efectos hacia otros segmentos de la
17 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
economía, no resulten de interés indagar por el analista. Normalmente, en los casos en que se
vislumbren probables efectos de derrame de la norma tributaria hacia otros mercados, una
actitud seria de investigación no debiera descuidarlos o no tenerlos en cuenta. En esos casos
resultará inevitable el empleo de modelos sectoriales o de equilibrio general.
Los modelos de economía cerrada son aquellos en los que no se contemplan probables
interacciones de la economía doméstica con el resto del mundo provocadas por la aplicación de
la norma tributaria. En cambio los modelos de economía abierta, introducen en el análisis las
implicancias que la aplicación de la norma tributaria tiene en los flujos comerciales y
financieros entre la economía doméstica y las de los otros países.
La aplicación de los modelos de economía cerrada son usuales en el estudios de los efectos de la
política tributaria sobre bienes no transables (o comúnmente identificados como ―bienes
domésticos‖), en los que los efectos sobre los aludidos flujos con otros países no se ven
influenciados o afectados significativamente. Los modelos de economía abierta en cambio
aplican a los casos en que la norma tributaria sí afecta a bienes y servicios transables (es el caso
particular de los bienes denominados ―commodities‖)30. Naturalmente también los modelos de
economía abierta resultan imprescindibles cuando en el análisis habrán de contemplarse los
movimientos de capitales, hoy altamente significativos en la economía global.
(v) Modelos con gobierno central único y modelos con gobiernos múltiples (Federalismo
Fiscal)
Los modelos de gobierno central único se refieren al análisis de los efectos de los tributos
aplicados por un determinado gobierno o Estado, sin contemplar o ignorar el caso de la
coexistencia de otros niveles de gobierno actuando en la misma economía. En el caso de la
existencia de varios niveles de gobierno con potestades tributarias propias o fiscales
independientes y autónomas, el análisis del tema tributario y fiscal en general se complica y
conlleva a ser planteado en el marco de la teoría del federalismo fiscal.
El ejercicio del poder tributario con diferentes niveles de autonomía propia de los gobiernos
subnacionales, exige prever mecanismos de coordinación fiscal y financiera entre el nivel
federal o nacional y dichos gobiernos subnacionales, en razón de las externalidades recíprocas
que el accionar de cada nivel provoca sobre los restantes niveles y sobre la incidencia
consolidada de las políticas sobre el sector privado. Este enfoque resulta necesario en general en
países federales, dado que finalmente ―todos‖ los impuestos vigentes —no importa por potestad
de qué nivel de gobierno— gravan la misma base tributaria general: la ―riqueza privada‖; y, más
aún, en los casos en que gravan una misma fuente en particular.
30
Denominación en inglés referida a los productos destinados a uso comercial y que se caracterizan por
ser productos genéricos, básicos y sin mayor diferenciación entre sus variedades. Entran en esta
categoría una cantidad importante de productos de origen agropecuario (trigo, maíz, soja, carne vacuna,
etc.) y de origen energético (petróleo y sus derivados).
18 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De lo anterior surge que en oportunidades no poco frecuentes los gobiernos deben definir
diversos ―trade off‖ (o trueques) entre lo que sugeriría la teoría de las finanzas públicas en
materia de incidencia y lo que aconsejaría la técnica de recaudar y fiscalizar el sistema
tributario. De allí que tributaristas reconocidos internacionalmente como Richard Bird y M.
Casanegra de Jantscher31 hayan sostenido que ―la administración tributaria es política
tributaria‖, particularmente en los países en desarrollo. En efecto, los efectos esperados
(incidencia) de los impuestos pueden verse modificados por la forma de encarar o diseñar la
administración tributaria. Pero, a su vez, se debe reconocer que los éxitos o fracasos de
cualquier administración tributaria no solamente dependerán de la idoneidad y la capacidad
técnica de los organismos de recaudación y fiscalización, sino del propio diseño de las leyes
tributarias. Esto último plantea una línea demarcatoria muchas veces difícil de identificar entre
política y administración tributaria, pues de las normas y disposiciones de los organismos
recaudadores pueden surgir medidas que podrían ser identificadas como equivalentes a una
actividad legislativa. Y aquí surgen posibles planteos judiciales que los jueces se verán en la
obligación de resolver sobre la base de la evaluación de los argumentos adelantados por las
partes en conflicto (contribuyentes y Estado).
Sobre lo antedicho, una consideración importante es el resaltar que todo administrador tributario
tiene por objetivo esencial el maximizar el rendimiento de los impuestos. En su afán de
aumentar la recaudación, el responsable del organismo recaudador intentará adoptar todas las
medidas a su alcance para lograr su objetivo esencial. Y es en la búsqueda de los instrumentos
de recaudación más eficaces, donde normalmente suele ser medido el éxito o fracaso de su
gestión. De lo apuntado se infiere que los posibles desbordes del organismo recaudador en
cuanto a lesionar los objetivos de eficiencia y equidad que plantea la ley tributaria (en rigor, la
legalidad estricta de su aplicación) pueden significar colisiones entre ambos y no ser poco
frecuentes.
1.4. El diseño de los sistemas tributarios: los equilibrios paretianos y los equilibrios de
Nash
Un punto final sobre el diseño de todo sistema tributario —el dictado de las leyes tributarias y
los reglamentos para su administración— es adelantar la posibilidad de que los sistemas que
definitivamente se legislen y reglamenten, pueden no responder muy estrictamente a los
principios que la teoría de las finanzas públicas y la administración tributaria sugieren. Esta
circunstancia deriva del funcionamiento de las relaciones de agencia que operan en toda
organización (privada o pública) pero de particular importancia en el caso del sector público
operando en una democracia representativa, aspecto que se tratará en detalle en el Capítulo 4.
En tal escenario existen al menos dos claras relaciones de agencia en la estructura formal de
todo gobierno representativo. La primera entre los ciudadanos votantes (el principal) y los
representantes elegidos para gobernar (el agente) y una segunda entre los representantes
elegidos (el principal) y el estamento burocrático de carrera pertenecientes a los entes del Estado
(el agente). En toda relación de agencia se presenta el fenómeno de asimetría de información,
que significa que el agente domina información que el principal no tiene posibilidad de acceder.
Esa miopía parcial del principal impide un adecuado monitoreo del accionar del agente, que
supuestamente debe adoptar decisiones que optimizan el resultado de su gestión en términos de
los intereses o preferencias del principal.
31
Bird y Casanegra de Jantscher (1992).
19 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Del juego de los intereses propios del agente que pueden colisionar con el interés del principal,
se agrega el accionar de los grupos de influencia operando en la estructura informal de la
organización social, compuesta por organizaciones o corporaciones representativas de grupos de
influencia o grupos de presión, reunidos para defender intereses propios de la corporación a la
que pertenecen y, muy normalmente, en colisión nuevamente con el interés del principal.
De resultas de tales relaciones de agencia y los posibles éxitos de los grupos de influencia sobre
el accionar de los gobiernos, es común observar diseños tributarios y de políticas públicas en
general, que no siempre responden a los principios de eficiencia paretiana y equidad postulados
por la teoría y las recomendaciones de los expertos, e inclusive coherentes con el discurso
político de la clase dirigente, es decir, finalmente, que no responden a la voluntad del principal o
al denominado ―interés general‖. Surge así como resultado el pronóstico de John Nash en teoría
de los juegos, o el dilema de un juego donde habrán de pesar mayormente el interés de algunos
jugadores con poder de amenaza suficiente para alcanzar el logro de sus objetivos particulares;
por cierto en desmedro del aludido interés general.
20 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 2
El diseño de todo sistema tributario debe ser coherente con el cumplimiento de los objetivos que
plantea todo plan de gobierno. En ese sentido es posible identificar —a la manera que lo hace
Musgrave32— tres grandes ramas de las finanzas públicas: la rama servicios o asignación de
recursos, la rama estabilización y pleno empleo, y la rama redistribución del ingreso. La primera
rama se refiere al tema de la provisión de los bienes públicos (de allí la denominación de
―servicios‖) y la atención de otros problemas de asignación de recursos, que corresponden a
criterios de eficiencia estática y dinámica. Son los casos de las medidas tendientes a corregir
imperfecciones de mercados (externalidades, monopolios naturales, problemas de información,
etc.) que exigen corregir decisiones de los mercados del presente (estática) y del futuro, en
cuanto al arbitraje planteado con el presente, es decir, propender a un ritmo de ahorro-inversión
socialmente eficiente y compatible con las aspiraciones de consumo intertemporal de los
ciudadanos (dinámica). La segunda rama corresponde a objetivos ligados al logro de una
actividad económica que evite las volatilidades en las variables clave de toda economía,
específicamente, en el nivel de la actividad económica (tamaño del PIB) y en los niveles
generales de precios de bienes y servicios, ligado esto asimismo al objetivo de consolidar un
nivel estable de empleo de los factores disponibles y asegurar su pleno empleo en un esperado
sendero de crecimiento económico de más largo plazo.
Finalmente, la rama redistribución, que implica definir ciertas metas ligadas a determinado
criterio sustentado de lo que se entiende como ―justo‖ en materia distributiva; aspecto de orden
subjetivo de quien habrá de diseñar las correspondientes políticas públicas y sobre el cual la
literatura ha registrado diferentes concepciones de cómo definir esa justicia.
Veamos ahora cuáles son los instrumentos de política económica con que cuenta un gobierno.
Una lista no necesariamente exhaustiva pero comprensiva de los instrumentos de mayor
relevancia usualmente empleados es la siguiente:
La Política Fiscal, que se refiere a toda decisión que fije los gastos públicos y los
tributos.
La Política de Liquidez, comprensiva de la Política Monetaria y la Política de
Deuda, que gradúa la cantidad de dinero circulando en la economía.
La Política Cambiaria, que define la manera en que la moneda doméstica se liga a las
de otros países.
La Política Comercial, que afecta los flujos comerciales con el resto del mundo e
implica la definición de la existencia de Derechos Aduaneros, es decir: Impuestos a las
Importaciones, de Impuestos a las Exportaciones (Retenciones) y/o de Cupos en ambos
flujos.
La Política de Ingresos, que se refiere a la regulación de los precios retributivos de los
factores de la producción (como los salarios o la tasa de interés).
32
Musgrave (1959).
21 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
Objetivos
Instrumentos
O1 O2 O3 ………................ On
I1 ∆O1 0 0 .…………............. 0
Δ I1 > 0
I2 0 ∆O2 0 ………….............. 0
>0
Δ I2
0 0 0 0 ……. 0
Im 0 0 0 0 ∆On
Δ Im > 0
Lamentablemente la realidad del diseño de toda política no es tan sencilla y dista mucho de
tener una configuración como la indicada por la Figura 1. Esta afirmación deriva en que el uso
de un instrumento no solo puede afectar positivamente al ―objetivo-correspondiente‖ elegido,
sino asimismo a otros objetivos. Y esa influencia puede resultar positiva o negativa, es decir:
∆Oj
> 0
Δ Ij+1 <
Expresión simbólica que indica que el instrumento Ij+1 destinado a lograr cierta meta deseada del
objetivo Oj+1, provoca colateralmente una influencia sobre el logro del objetivo Oj, que puede
ser positivo (objetivos no rivales) o bien negativo (objetivos rivales). En realidad es bastante
común encontrar efectos negativos y, consecuentemente, conflictos en el diseño de las políticas
públicas, que exigen la necesidad de definir determinados trade-off en las aspiraciones
individualmente fijadas en las metas deseadas para cada objetivo.
22 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En la ponderación que se haga sobre las relativas importancias atribuidas a cada objetivo habrá
de resultar una cierta configuración en el empleo de los instrumentos. Este es un tema central
sobre el cual no necesariamente habrá de registrarse unanimidad o plena coincidencia entre los
expertos —economistas o individuos con otro tipo de formación— dado el margen de
aleatoriedad de los resultados y de las ideologías muchas veces subyacentes. No obstante, es
indudable que los economistas cuentan con una formación que ayuda a identificar la coherencia
del empleo de los instrumentos ligados a determinados objetivos; lo contrario sería negar la
profesionalidad y la razón de ser de las carreras de economía que imparten las universidades33.
(iv) Relaciones entre la política tributaria o fiscal y las otras políticas públicas (monetaria,
de deuda, cambiaria, etc.). Equivalencias fiscales y equivalencias de políticas públicas
Un punto relevante a destacar es que la elección de los instrumentos en ciertos casos permite la
sustitución entre ellos. En la selección del instrumento, o de los instrumentos, han de pesar sin
dudas los efectos de las medidas sobre el objetivo principal y también los efectos colaterales del
instrumento respeto a los otros objetivos. Por ejemplo, citemos algunos casos de sustitución que
se han practicado en muchas economías relativas a la política fiscal y otras alternativas
instrumentales. En primer lugar, sustituir la política fiscal de fijación de impuestos para
financiar gasto público, por la de emitir dinero a través de la banca central destinado a financiar
gastos del tesoro nacional; su efecto colateral es afectar la meta monetaria y generar inflación.
Otro caso, el de sustituir el fin regulatorio de la política comercial a través de las retenciones a
las exportaciones, asimismo con un fin fiscalista, y su efecto colateral en este caso en el nivel de
producción de la actividad afectada, que al tratarse de un sector exportable significa
normalmente afectar al sector de mejores rendimientos económicos o ventajas comparativas
para el país.
33
Por las razones que se explican en el Capítulo 4, resultará claro no obstante que muchos economistas,
asumiendo un rol de políticos, pueden no siempre adoptar actitudes o recomendaciones leales a su
conocimiento académico-profesional, motivados por objetivos personales o del grupo de influencia al
cual puedan pertenecer.
34
Estas concepciones o trade-off entre objetivos de corto y de largo plazo son bastante habituales de
verificar, dado los incentivos de los gobernantes por mejorar el presente de su gobierno a costo del
futuro (teoría del ciclo político). Ver nuevamente Capítulo 4.
23 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(i) Los atributos del sistema tributario: neutralidad (eficiencia, estática y dinámica);
equidad (vertical y horizontal); estabilización (el problema de la ―prociclicidad‖ en las
finanzas públicas); rendimiento tributario; costo de administración y cumplimiento
tributario (―enforcement‖); seguridad jurídica y estabilidad normativa
35
Un impuesto a los ingresos con alícuotas progresivas, por ejemplo, puede calificarse de anticíclico,
pero en los hechos alentar a los gobiernos a actuar procíclicamente, si su accionar no estuviera limitado
por el empleo de un fondo de estabilización con poder de enforcement suficiente. Ver Capítulo 17 para
estos temas.
24 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
direccionado a uno u otro mercado, y al aumento consecuente de precios que entonces terminará
afectando negativamente al salario real de los habitantes de la ciudad36.
El diseño de todo plan económico, entre ellos el diseño del sistema tributario, habrá por tanto
que tener que ponderar diferentes objetivos a los que se aspire alcanzar y/o afectar, definiendo
de esta manera la función objetivo a optimizar, y prever la necesaria coherencia o consistencia
del diseño instrumental acorde con dicha función objetivo.
(iii) Alternativas entre las decisiones tributarias y las de otras políticas públicas
Pero en el diseño de las políticas públicas suelen plantearse situaciones en los que los trade off
entre objetivos de política se trasladan luego a la identificación de posibles trade off entre el uso
o empleo de los instrumentos de política. Ello debido a la posibilidad de intentar el logro de
determinados objetivos con el diseño de un paquete de medidas de política alternativas, en
algunos casos ―sustitutas‖ entre sí y en otros casos ―complementarias‖ entre ellas.
La producción de bienes y servicios es financiada por dos vías alternativas: la de los precios o la
de los tributos. La noción de precio define un sistema de financiamiento mediante la disposición
de pago voluntaria de parte de quien pretende lograr el derecho de propiedad sobre el bien o
servicio. Se destaca el atributo de disposición de pago ―voluntaria‖, que en economía
identificamos como ―revelación de la preferencia‖ por el bien o servicio a adquirir en el
mercado respectivo. El tributo en cambio es un sistema de financiamiento de un bien o servicio
de carácter ―coactivo‖ que impone el Estado para financiar y suministrar de esta manera los
bienes o servicios que provee, ya no por el mecanismo de mercado, sino por el mecanismo
político-administrativo del sistema presupuestario. La diferencia de voluntad de pago o
exigencia de pago deriva de las características que tienen dichos bienes o servicios, a los cuales
se los puede diferenciar como ―bien privado‖ y ―bien público‖37. Aunque más adelante se
explicará con mayor detalle esta diferencia, se puede adelantar que en el caso de un bien privado
quien demanda y consume el bien se apropia plenamente de la utilidad que dicho bien genera.
En el caso del bien público en cambio, la utilidad que el bien genera es apropiada de forma
común y simultánea por todos los individuos que componen el colectivo o grupo social de
36
Se trata del ejemplo de las restricciones en la carne vacuna, donde los cortes demandados usualmente
por el consumidor local no son los mismos a los demandados por el consumidor del exterior, o de
productos del agro con diferentes características respecto a calidades y posibles destinos industriales
alternativos.
37
Esta diferencia no debe confundirse con la distinción en ―bienes del dominio privado‖ y ―bienes del
dominio público‖. Se trata de una diferencia de orden económica, no jurídica. Ver Capítulo 3.
25 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
referencia. En el bien privado hay rivalidad en el consumo en tanto en el bien público no. Esta
característica diferencial provoca que el bien privado pueda estar sujeto al principio de
exclusión, que significa que la persona que no demuestre su disposición de pago voluntaria por
el bien, habrá de ser excluido de su consumo. Por esa razón, existe una necesaria actitud de
disposición voluntaria de pago y, por ende, el bien puede ser provisto mediante el sistema de
mercado. En el caso del bien público, en cambio, una vez provisto el bien ningún individuo que
conforme el colectivo o grupo social de referencia puede ser excluido de aprovechar el uso del
bien o servicio, no por una razón legal o jurídica de garantizar su disfrute, sino simplemente
porque la no disposición de pago voluntaria del bien no impediría ser excluido del disfrute de
ese bien o servicio en sentido físico. Las personas habrán de adoptar entonces una conducta
―free rider‖ (polizonte), pues ante su negativa de pago voluntario, no podrían de todas maneras
ser excluidas del disfrute del bien (se insiste, en sentido físico no legal). Pero los bienes
públicos o colectivos son necesarios, y el medio de financiarlos es por tanto la ―auto obligación‖
de pagar las ―expensas‖ que el contrato social (constitución) prevé y nos regula como sociedad.
El Estado, por tanto, puede bien asimilarse a un ―gran consorcio‖ proveedor de bienes y
servicios comunes, para los cuales nos obligamos a pagar las expensas (―tributos‖)
distribuyendo entre todos el financiamiento en calidad de ―contribuyentes‖.
Todo tributo requiere diferenciar como componentes básicos de su diseño los siguientes
aspectos: hecho imponible, base imponible, alícuota, contribuyente y/o agente de retención.
El hecho imponible es el acto o acción que gatilla una futura obligación de pago del tributo al
identificar una riqueza que el Estado ha decidido gravar y, a tal fin, definir como la base o
fuente de la imposición. Aunque el tema ha sido discutido en el ámbito formal —si el hecho
imponible nace al momento de producirse el acto aludido o si el mismo recién se perfecciona
con su determinación administrativa— la diferencia entre uno y otro no implica otra
consecuencia que —en todo caso de asumirse el criterio de la determinación administrativa—
la demora del pago hasta tanto se produzca la convalidación del hecho. Esta diferente
concepción fue oportunamente discutida por la doctrina por autores como Dino Jarach (1958,
1961, 1968) y Giuliani Fonrouge (1960), en las etapas iniciales de los desarrollos de las finanzas
públicas en nuestro país.
La alícuota puede ser específica o ad valorem. La alícuota específica es la que fija un valor
monetario único o absoluto por cada unidad de la base identificable; se trata por tanto de un
valor del impuesto que no cambia al cambiar el valor de la base imponible o riqueza. La alícuota
ad valorem en cambio es un porcentaje que se aplica sobre el valor de la base imponible y, por
lo tanto, el valor absoluto del impuesto así determinado habrá de subir a mayor valor de la base
imponible. Las alícuotas ad valorem a su vez pueden ser proporcionales o progresivas; las
primeras fijan un porcentaje que no varía al cambiar el monto de la base imponible; las
segundas en cambio lo modifican al computar el cálculo sobre la base de cambios marginales en
el porcentaje a aplicar según ciertas escalas, resultas de lo cual habrá de ir cambiando el
porcentaje promedio a tributar sobre la base. Si aumenta estaremos en presencia de un impuesto
progresivo y si disminuye frente de un impuesto regresivo.
El contribuyente es el responsable legal del pago del impuesto, o quien la ley tributaria
identifica como el responsable del pago del tributo. El agente de retención, en cambio, es el
26 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
agente económico que la ley tributaria define como responsable de retener el monto del
impuesto a nombre del contribuyente. La ley lo identifica como agente que presta de esta
manera un servicio obligatorio de colaborar en la administración del tributo. Es importante a
esta altura adelantar que muchas veces la ley designa como contribuyente a quienes en calidad
de tal habrán de pagar el impuesto a la autoridad fiscal pertinente, aunque finalmente la carga de
ese tributo termine incidiendo en otros agentes económicos. Es decir, el contribuyente en los
hechos reales estará actuando como mero agente de retención en sentido económico (no legal).
Si la idea fuera identificar a quienes soportan esa carga, lamentablemente la información no
surgirá directamente de la ley tributaria, sino precisamente del análisis de la incidencia tributaria
que procura la teoría económica.
Los tributos pueden ser clasificados de distintas maneras. Una distinción inicial es la de
clasificarlos en impuestos, tasas y contribuciones. La diferencia tiene un sentido legal según que
el tributo esté destinado a financiar un bien o servicio que no implica una necesaria
contraprestación de parte del Estado hacia el contribuyente —impuesto— o, por el contrario,
estar de alguna manera ligado al beneficio especial que dicho bien o servicio provoca al
contribuyente —tasa y contribución—. Los impuestos van a financiar por tanto la provisión de
bienes públicos con derrames de beneficios totalmente indivisibles entre las personas, sin una
contraprestación específica identificable, en tanto las tasas y las contribuciones financiarán
bienes y servicios en los que resulta posible hacer cierta diferenciación entre las personas que
reciben un mayor beneficio por la provisión del bien o servicio. Esto no significa que los bienes
suministrados mediante el financiamiento de tasas o contribuciones no beneficien en nada al
resto de los ciudadanos no sujetos al pago coactivo, sino que el mayor beneficio se concentra en
una porción identificable. El ejemplo claro es el servicio de alumbrado, barrido y limpieza de
las calles de una ciudad, que si bien benefician a todo ciudadano que puede eventualmente
transitar por ellas, benefician particularmente más a los frentistas o propietarios de las viviendas
ubicadas en la zona donde se presta el servicio. Las contribuciones tienen un sentido similar,
como la ―contribución de mejoras‖ (por ejemplo, la mejora de un camino) que obliga al pago de
la contribución debido a haberse incrementado el valor de las propiedades por donde se ha
realizado la mejora. Mientras los impuestos no requieren de un contra-costo específico a
financiar, las tasas y las contribuciones en cambio están necesariamente justificadas por el costo
específico del bien o servicio que provoca ese beneficio diferencial.
Los impuestos se pueden clasificar de diversas maneras. Nuestra constitución, por ejemplo, los
identifica como impuestos directos e impuestos indirectos. Los impuestos directos gravan
manifestaciones inmediatas o directas de riqueza; ellas son el ingreso (flujo) y el patrimonio
(stock) de una persona (física o jurídica) o contribuyente. Los ejemplos son el Impuesto a las
Ganancias (impuesto al ingreso de las personas y de las sociedades) que gravan el flujo de la
riqueza, y el Impuesto al Patrimonio Neto, que grava el stock de riqueza neto del contribuyente,
o bien, el Impuesto a los Bienes Personales, el Impuesto Inmobiliario (urbano y rural) o el
Impuesto a los Automotores, que gravan partes del patrimonio del contribuyente. Los indirectos
gravan manifestaciones mediatas o indirectas de la riqueza, como ser las transacciones, el
consumo o la producción de bienes que denuncian la existencia de esa misma riqueza. Dentro de
la imposición indirecta pueden también ubicarse los impuestos que gravan el comercio exterior
(retenciones a las exportaciones y aranceles de importación).
Finalmente, es posible identificar a los impuestos según que graven las transacciones en cabeza
de los vendedores o de los compradores, que graven a los factores de la producción
(trabajadores o propietarios del capital) o solamente a uno de ellos. Las implicancias
económicas pueden ser equivalentes en algunos casos o por el contrario, ser ciertamente
diferentes en cada caso. Como se analizará más adelante, resulta por ejemplo ser equivalente
gravar en fábrica el costo de producción de un bien, que gravar el valor de venta del bien al
momento de ser adquirido por el comprador o consumidor del mismo. En el caso de gravar a los
factores, en tecnologías de coeficientes fijos, resultará también similar gravar a uno o a ambos
factores de la producción; no así en los casos donde es factible la sustitución entre factores, es
decir, en los cuales es factible seleccionar diferentes tecnologías en la producción, más o menos
intensiva en el uso del factor gravado. El tema es importante por tanto para identificar posibles
distorsiones que la imposición provoque con el trato diferencial de los ejemplos señalados o no.
Las contribuciones en especie son un resabio de viejas obligaciones que solía establecer el
Estado para resolver la provisión de determinados bienes o servicios. El caso representativo de
este tipo de contribución era el servicio militar obligatorio, que exigía que todo ciudadano del
sexo masculino prestara parte de su tiempo o vida en defensa de la patria. Esta obligación fue
derogada de nuestra constitución, de manera que las fuerzas armadas se nutren hoy día de
personal profesionalizado, incorporado voluntariamente a las fuerzas como un trabajador más.
Los aportes en especie en la actualidad son en realidad ―voluntarios‖ y suelen ser incentivados a
través de entes no gubernamentales (ONG) —asistidos en muchas oportunidades por subsidios
del Estado— pero claramente dejan de tener la característica de un ―tributo‖, para constituirse
en un ―voluntariado‖ (o ―contribución voluntaria‖) de las personas que operan esas
organizaciones.
La teoría económica ayuda a diferenciar entre los que la ley tributaria indica como destino y
efectos consecuentes deseados del gravamen, según sus considerandos y parte dispositiva de
aplicación, respecto de la real incidencia del tributo en la economía.
Si bien los diseños tributarios intentan no descuidar lo que la teoría enseña, lo cierto es que los
modelos económicos que provee esa teoría son una forma estilizada o resumida de los rasgos
relevantes de la realidad de los hechos económicos que se intentan explicar. Entre lo que la
28 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
teoría sugiere y lo que la realidad plantea pueden existir diferencias importantes, dependiendo
de cuán acertado o adecuado sea el diseño del modelo y de las virtudes del instrumental
empleado en su medición empírica.
De lo anterior resulta que en la aplicación práctica de las medidas tributarias, así como la de los
otros instrumentos de política, surgen situaciones en las que habrán de plantearse diferencias
entre el pronóstico teórico y el que luego se verifica en la realidad.
Las diferencias pueden atribuirse a varios motivos. La más elemental es el de una inadecuada
especificación del modelo de análisis y/o del instrumental empleado en su medición. Sobre esto
hay todo un arsenal de aportes y estudios destinados a cuestiones metodológicas y de
estimaciones cuantitativas (econometría) que tienen, como cualquier tecnología del
conocimiento, avances permanentes.
Muchas veces los errores que suelen detectarse pueden consistir en cambios en los
comportamientos de los agentes económicos no previstos en los modelos, o errores de lo
parámetros estimados, derivados a su vez de cambios en los escenarios económicos relevantes
dentro de los cuales tales modelos han sido diseñados, muchos de los cuales son directamente
impredecibles, como desastres climáticos o naturales, crisis internacionales, cambios políticos
de relevancia en economías con mucho peso económico a nivel mundial o regional, etc.
En el ámbito del ―diseño técnico‖ de los tributos y sus efectos reales, por su parte, las causales
que generan fracasos recaudatorios usuales en relación a los pronósticos teóricos, tienen que ver
con algunos de los siguientes aspectos, no necesariamente excluyentes o únicos, a saber: los
fenómenos de elusión impositiva, evasión, mora, informalidad, defraudación fiscal, corrupción
administrativa y control legal inadecuado, un diseño técnico-formal asimismo inadecuado, débil
capacidad técnica de los organismos destinados a la administración del tributo (recaudación y
fiscalización), incidencia derivada de la existencia de otras políticas públicas y, finalmente, al
deterioro inducido políticamente sobre la ―conciencia tributaria nacional‖.
a) Elusión
La norma tributaria, por ejemplo, puede inducir a cambios de actitudes de los agentes
económicos en las formas de concretar los negocios privados, de manera de evitar quedar
comprendidos en la base gravada por el tributo (―elusión‖). En este caso no se trata de una
violación de la ley tributaria, sino de una hábil gestión de negocios de los agentes que burlan el
objetivo que impulsara al legislador en el dictado de la ley.
b) Evasión
La ―evasión‖ en cambio se refiere a una actitud ilegal del contribuyente que estando
comprendido en las generales de la ley, oculta información o la falsea, de manera de evitar el
pago del gravamen total o parcialmente. Las formas usuales de la evasión son la reducción
fraudulenta de la base imponible o del momento en que ocurre el hecho imponible. La conducta
evasora depende a su vez del cálculo económico que realiza el agente evasor, computando como
ganancia o beneficio de la evasión el valor o costo de oportunidad del dinero no pagado al fisco
y, como costo de la evasión, la probabilidad de ser capturado mutiplicado por el costo derivado
de los punitorios e intereses que habrían de ser determinados por el fisco y/o la justicia penal
tributaria. Es indudable que la probabilidad de ser capturado constituye la ―percepción del
riesgo‖ que intuye el agente evasor, percepción que depende o es inducida a su vez por la
capacidad del organismo recaudador y fiscalizador para generarla de manera eficaz.
29 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) Mora
La ―mora‖ no implica en cambio una actitud ilegal, sino más bien la exteriorización que formula
el agente económico que reconociendo estar comprendido como contribuyente del hecho
imponible, denota desde su óptica personal no estar en condiciones financieras o económicas
para poder honrar el debido pago de su deuda tributaria. Previendo esta situación y más aún
cuando esta actitud se generaliza (algo bastante común en los ciclos económicos de los
negocios), el Estado suele tenerlo en cuenta ofreciendo mecanismos ad hoc de financiamiento
del pago en cuotas de las obligaciones impositivas. Ciertamente que el Estado no debería fijar el
recargo por intereses a nivel de los que rigen en el mercado financiero, dado que no debiera ser
la función de estas moratorias o planes de facilidades de pago constituir una manera de gestión
financiera paralela a la de los bancos o del sector financiero de la economía. La tasa de interés
de esos planes —lamentablemente para los contribuyentes— deberían ser superiores a la tasa de
interés pasiva o aún superiores a las tasas activas del mercado, caso contrario habría un
incentivo generalizado a demorar el pago de los impuestos mediante el expediente de arbitrar
temporalmente el uso del dinero en colocaciones financieras y pago demorado de los tributos.
d) Informalidad
e) Defraudación
En todos los casos ilegales reseñados, no escapa por cierto la posibilidad de connivencia al
fraude entre agentes privados y gubernamentales, donde confluyen actitudes ilegales de
personas o instituciones privadas y de los propios agentes gubernamentales. Esto deriva a otro
aspecto que tiene que ver con la eficacia de los entes ligados a la administración tributaria y a
la justicia tributaria. Tratándose normalmente del desarrollo de la labor gubernamental
simultánea y coordinada de más de un poder del Estado —al menos del Poder Ejecutivo y del
Judicial— el tema resulta de relativa complejidad. La cuestión deriva finalmente al diseño y
funcionamiento de las instituciones públicas de aplicación y ciertos aspectos de diseño de las
mismas, cuestión que se tratará en el Capítulo 16.
30 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El diseño formal de una norma tributaria puede resultar inadecuado en varios aspectos. Uno de
ellos es el correspondiente al calendario impositivo. El calendario de pago de un tributo debiera
ser normalmente imaginado según el ciclo de los negocios o de ocurrencia del hecho imponible
a ser gravado y el flujo financiero resultante del hecho imponible. En general es recomendable
que la obligación de pago sea posterior a la realización efectiva de la ganancia o incremento
patrimonial del contribuyente. Gravar ―utilidades o ganancias líquidas y realizadas‖ fue por
muchos años la premisa básica, hoy día olvidada e inclusive violentada por algunos gobiernos
apurados o apremiados por ingresar recursos al tesoro. Otro aspecto relacionado con el tema del
diseño técnico-formal, es la exagerada complejidad técnico-administrativa del tributo, que
puede inducir a fracasos recaudatorios, sea por actitudes ―prudentes‖ de no pago (ante la duda el
contribuyente no se apura en pagar, por ejemplo), por errores involuntarios en la presentación de
declaraciones juradas, o incluso, por dificultades de monitoreo administrativo de las propias
agencias gubernamentales.
Lamentablemente, esa práctica reiterada inducía al reinicio consecuente de los ciclos de evasión,
acumulación patrimonial y exteriorización posterior a bajo costo de los contribuyentes. Este
escenario se modificó luego de producidos los fenómenos inflacionarios de los años 70 y
posteriores, en los que comenzaron a regir mecanismos de actualización de deudas y aumento
de las penalidades. No obstante, el crecimiento de la corrupción fue logrando que grupos
inversores de magnitud puedan gozar de incrementos patrimoniales de relativa importancia
acogiéndose a nuevos planes ―caros‖, en la medida que se les permitiera blanquear capitales de
dudoso origen. La legislación penal tributaria y la más reciente aparición de entes
gubernamentales ligados al control del lavado de dinero, pretendería corregir este fenómeno que
aparece como muy importante en muchos países.
En muchos de los estudios sobre incidencia tributaria se hace mención de los atributos
diferenciales que tienen los distintos impuestos. En algunos casos se detecta particular
relevancia en orden a su neutralidad; como se verá en el campo de la imposición a las
transacciones, la modalidad del impuesto al valor agregado (IVA) respecto a otras posibles
alternativas. En otros, se destacan sus virtudes en la equidad por el impacto progresivo de la
imposición; en este caso surge la propuesta del impuesto a los ingresos o ganancias de las
personas físicas. En algunos, se destaca su virtud como estabilizador automático; en el que
asimismo se cita al impuesto progresivo sobre los ingresos. Finalmente, en otros se destacan sus
virtudes para el crecimiento económico, al inducir al ahorro y la inversión; es el caso del flat
tax38.
No obstante, la existencia de impuestos progresivos, neutrales, etc., puede que no coincidan con
la calificación de progresivos, neutrales, etc. del sistema tributario. Todo depende naturalmente
de la relativa importancia que cada tipo de imposición tenga dentro del recaudado total y su
incidencia real.
De allí que los estudios sobre presión tributaria deben generar información sobre las fuentes de
donde surgen las recaudaciones de los tributos de forma de poder finalmente calificar al sistema
tributario en su verdadera dimensión y/o categoría. Asimismo, generar información sobre la
incidencia real de los cambios que se van registrando en esa misma estructura, que pueden
aparentar ser progresivos y luego resultar regresivos, o viceversa. Ello debido a que no se han
evaluado correctamente los posibles efectos de la incidencia final de las modificaciones que se
van realizando. En este sentido, se verá, por ejemplo, cómo una reducción de la progresividad
de los impuestos a los ingresos, puede resultar generadora de mayor recaudación y al mismo
tiempo aumentar la participación de los más ricos en el pago total de lo que el Estado recauda,
es decir, inversamente a lo que surgiría de una simple lectura de la disposición legal que
dispusiera el cambio.
Los estudios de presión tributaria a nivel personal, sectorial y regional, tienen relevancia tanto
desde el ángulo del análisis de la incidencia económica, como particularmente desde el punto de
vista de la incidencia política. El problema común que se plantea en estos estudios es
básicamente de disponibilidad de información. Esencialmente porque los datos que pueden
surgir de las administraciones tributarias hacen referencia al momento de la ―percusión‖ y lugar
de pago, no así de la incidencia del impuesto, que es lo que desde el punto de vista del efecto
económico real interesa conocer.
38
El lector deberá esperar a la lectura del tratamiento de estos temas en los capítulos siguientes de este
libro para detalles específicos.
32 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los estudios sobre incidencia distributiva están dirigidos a generar ese tipo de información,
aunque por su complejidad solamente suelen estar disponibles en trabajos de orden académico y
no tanto en los reportes informativos de las instituciones que se ocupan de las estadísticas
gubernamentales. Junto a la complejidad técnica surgen asimismo aspectos de orden político
que inducen muchas veces a ocultar información o bien a distorsionarla deliberadamente39.
39
Se reitera lo indicado en llamada al pie anterior.
33 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 3
En toda sociedad los individuos deben procurar la satisfacción de necesidades propias de cada
persona y otras comunes a todas ellas. En el primer caso, estamos ante la obligación natural de
satisfacer demandas que la vida plantea a cada persona y familia individualmente considerada,
como obtener un ingreso con el cual financiar bienes y servicios para alimentarse, vestirse,
procurarse una vivienda, trasladarse por algún medio de transporte, tomarse unos días de
vacaciones e ir a pescar o a la playa, etc. En el segundo caso, surgen necesidades de carácter
colectivo, no individual, en el sentido de que la vida también plantea la obligación natural de
proveer bienes y servicios que habrán de ser provistos y consumidos por el conjunto del
colectivo o grupo social de referencia por tratarse de servicios que afectan el bienestar de todo el
conjunto, como las necesidades comunes de seguridad, preservación del medio ambiente
natural, la salud pública, la educación elemental, etc. Los primeros son los ―bienes privados‖,
los segundos son ―los bienes públicos‖. No se trata aquí de una distinción jurídica, como se
adelantara en el capítulo anterior, sino económica, en tanto la distinción depende de las
características que reúne cada bien en la satisfacción de las necesidades humanas, no a un
derecho al acceso al consumo o uso del bien.
Los bienes privados tienen la característica de ser de ―consumo individual‖, en tanto el consumo
del bien por un individuo satura o impide la posibilidad de que el mismo pueda ser utilizado al
mismo tiempo por otro individuo. Cuando un individuo consume una galletita, por ejemplo, su
acto de consumo implica una ―congestión‖ automática total y plena del bien: esa galletita no
podrá ser degustada por otra persona. Esto significa que el consumo del bien privado plantea
una ―rivalidad‖ en su posible utilización, pues al momento que alguien consume ese bien
imposibilita de hecho que otra persona pueda aprovechar el consumo del mismo. Otra manera
de verlo es destacar que la ―utilidad‖ que genera el consumo del bien privado implica una
apropiación individual total o plena de la misma; no hay posibilidad de que otra persona pueda
disfrutar o apropiar esa utilidad, o parte de ella.
Los bienes públicos en cambio tienen la característica de ser de ―consumo conjunto‖, en tanto el
consumo del bien por un individuo no satura o no imposibilita que los restantes individuos del
colectivo o grupo social de referencia puedan al mismo tiempo hacer uso o consumo del bien.
Por ejemplo, si en el lugar de residencia de algunas familias opera un servicio de seguridad que
ahuyenta a delincuentes y evita robos, todo el grupo o colectivo disfruta de ese servicio, pues de
hecho no puede nadie que viva en la misma zona quedar excluido del mismo. No existe
rivalidad por tanto en el consumo entre individuos, pues cualquier incorporación de un nuevo
consumidor o usuario al consumo del bien no afecta el consumo (en cantidad y/o calidad) de
dicho bien por los restantes. La utilidad que genera el bien público entonces puede bien
calificarse de una ―externalidad‖ o ―derrame del beneficio‖ que genera el bien a todo el
conjunto social. Ningún individuo podrá ser excluido del consumo del bien público una vez que
éste es provisto, pues ―físicamente‖ ello no resulta posible hacerlo40.
40
Pueden existir también otras razones económicas no simplemente físicas o naturales para la no
exclusión de nadie, aspecto que se comenta luego.
34 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
garantizado a todo ciudadano o persona integrante del grupo social de referencia. No se trata de
un derecho humano, el cual puede en su definición incluir el derecho al consumo de bienes
privados y no solamente de bienes públicos, como el garantizar una alimentación y vivienda
digna (bienes privados), o la educación básica, la salud (bienes públicos), y otros consumos que
suelen ser considerados esenciales para la vida de toda persona y su familia.
Pero el término ―exclusión‖ tiene asimismo otra connotación. En el caso de los bienes privados
se plantea la posibilidad de introducir una condición importante para que el individuo tenga
acceso al consumo del bien o servicio: su disposición de pago por dicho bien. En realidad, en un
sistema capitalista, es decir, en aquél en el cual se acepta y garantiza el derecho de la propiedad
individual sobre bienes y servicios —sean tales bienes los medios de producción o bienes de
consumo— la economía puede ser bien identificada como ―un sistema de permanentes
intercambios de derechos de propiedad‖.
En el caso de los bienes públicos se plantea una situación diferente con relación al incentivo a
revelar las preferencias del bien, es decir, a demostrar de forma voluntaria el pago del bien o
servicio. Ello se debe a su característica de no rivalidad en el consumo, y al hecho ya comentado
de la imposibilidad física de que algún individuo pueda ser excluido de su consumo una vez que
el bien hubiera sido provisto. Ello implica que las personas no tendrán incentivos a revelar sus
preferencias como en el caso de los bienes privados, en tanto, si de todas maneras pueden
aprovechar el uso o disfrute del bien sin revelar tal disposición de pago, seguramente adoptarán
una actitud de ―free rider‖ (polizonte), es decir, el de la persona que aprovecha la existencia del
bien o servicio provisto por un tercero sin necesidad de pago alguno. Se plantea por este motivo
el problema de que los mercados no podrán resolver el canalizar las demandas y de allí a las
ofertas para proveer este tipo de bien o servicio.
un muy precario sistema de seguridad para resguardar sus derechos de propiedad; el sistema de
intercambio funcionó de todas maneras desde muy temprano.
Esa debilidad en la posibilidad de tener a disposición un sistema que asegure de manera eficaz
los derechos de propiedad, planteó desde muy temprano la presencia de una necesidad colectiva
que requería la correspondiente provisión del bien público destinado a satisfacerla. Pero ocurre
que en el intento de resolver esta necesidad, se plantea el dilema del prisionero, es decir, la
tendencia a la no cooperación. El dilema del prisionero es un elemental aporte de la teoría de los
juegos, aquella que intenta explicar el comportamiento de las personas en situaciones diversas
en las que su actitud o comportamiento implica la posibilidad de adoptar estrategias que pueden
conducir a la cooperación y en otros casos donde ocurre exactamente lo contrario.
Un ejemplo sencillo aunque, como se verá, algo fuerte por contener únicamente como actores a
dos individuos, puede aclarar este punto. Supóngase: dos personas, A y B, que enfrentan el
problema de tener que financiar un gasto (GP) para cubrir una necesidad común del lugar donde
conviven, como mejorar la iluminación del barrio. Existe una empresa que ha detectado esa
necesidad e intenta convencer a cada familia para que firmen un acuerdo con ella para proveer
el servicio y luego afronten solidariamente entre ellas el pago o cuota participación para cubrir
ese costo. Proveer ese servicio común demanda un costo de 4 (GP = 4) y supóngase ahora que
no existe relación de amistad entre A y B. El acuerdo de cooperación de lograrse indicaría que
ambas personas o familias deberían aportar voluntariamente 2 cada una para financiar ese gasto
o bien alguna de ellas hacerse cargo por el total. El resultado de esa cooperación, sin embargo,
tiene una alta probabilidad de que no se logre. En la matriz siguiente se explica el ejemplo.
Paga No paga
Paga 2; 2 4; 0
A
No paga 0; 4 0; 0
La actitud de que A decida aportar 2 depende de la esperanza en que B aporte 2 también, caso
contrario el proyecto fracasaría, pues A no estaría dispuesto a afrontar solo el gasto total de 4. Si
existiera esa ―confianza‖ y, por similar razón, también fuera la actitud que adoptara B, la
solución sería la del cuadrante Noreste (2; 2): el primer número 2 corresponde a la decisión de
pago de A y el segundo 2, luego de la coma (;), corresponde a la decisión de pago de B. Es el
resultado de un juego cooperativo. Pero A no lo conoce a B y, por tanto, no está muy seguro o
desconfía de que B decida aportar su parte, al no tener referencia precisa sobre su esperada,
honesta y cooperativa actitud que asegure su predisposición a aportar la parte que le
corresponde; en esa circunstancia, de decidir llevar a cabo el emprendimiento corre el alto
riesgo de quedar ubicado en el cuadrante Noroeste (4; 0), es decir, debiendo pagar 4 y nada B.
Por tal razón, es probable que ante semejante riesgo A decida no pagar41.
41
Se habrá de suponer adicionalmente que ninguno de los dos individuos espera poder resolver ―a bajo
costo de transacción‖ un probable litigio judicial contra el otro vecino para que el acuerdo revista
verdadero enforcement. El servicio jurídico y la malasangre superaría holgadamente los 2 de la
diferencia.
36 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La única manera de lograr que el gasto se realice y de esta manera se satisfaga la necesidad
común es la existencia de una institución que asegure el comportamiento cooperativo de A y de
B (el enforcement del pago), y esa institución es el Estado. En realidad, como se anticipara, el
ejemplo contiene un supuesto muy fuerte de juego no cooperativo tratándose de solo dos
personas. Pero es útil para imaginar grupos A y B de un número importante de personas, donde
el supuesto de desconfianza sería creciente cuanto mayor el número. Más adelante, se verá el
caso de cooperación voluntaria (―Método del Cambio Voluntario‖ de Lindahl-Bowen)
cuando el colectivo o grupo es precisamente muy pequeño, y donde no se cumple por tanto el
supuesto de comportamiento no cooperativo del ejemplo, en especial por la no existencia de
costos de transacción; es la solución del cuadrante Noreste (2; 2) antes comentada.
Por lo comentado hasta aquí toda organización social requiere de dos instituciones básicas: una
es un contrato social (constitución) que asegure el funcionamiento libre de los mercados y el
derecho de propiedad privada para el intercambio voluntario de los bienes privados en ellos, y
el otro es el Estado que asegure la contribución coactiva de ambos en el financiamiento de los
bienes comunes.
El Estado, de esta manera, puede bien ser entendido como un ―gran consorcio‖ a cargo del cual
se habrán de proveer los bienes y servicios de consumo colectivo o de consumo conjunto, y la
forma de lograrlo será mediante el proceso político y, dentro del mismo, el proceso tributario-
presupuestario. El Estado mediante la tributación habrá de fijar ―las expensas‖ que el gran
consorcio requiere para financiar el gasto presupuestario que implica la provisión de los bienes
públicos. El pago coactivo tiene la misma lógica económica que las expensas que deben pagar
los consorciados de cualquier emprendimiento privado que abarca a un conjunto numeroso de
personas. En ambos casos, la falta de pago de la obligación (expensa o tributo) habilitará al resto
del grupo social de referencia (consorcio o Estado) recurrir al expediente judicial para el cobro
compulsivo de los mismos.
En otro orden y contrariamente, sobre la exclusión por el no pago voluntario en el caso de los
bienes privados, puede plantearse que no resulte económicamente justificable introducir la
obligación de pago del servicio como condición esencial para adquirir el derecho de propiedad
correspondiente.
Por ejemplo, en los casos de las autopistas o caminos de uso alternativo en los que opera el
sistema de peaje para circular, puede darse la circunstancia de una muy baja demanda de
tránsito. Ello suele ocurrir en las redes viales donde opera la demanda de tipo estacional. Fuera
de los horarios pico, con una muy reducida circulación de vehículos, la incorporación de nuevos
automotores no acarrea costos marginales de operación significativos, y dado que la
construcción del camino una vez provisto implica un costo no evitable (costo hundido), su no
aprovechamiento a costo marginal cero, implicaría un beneficio social neto positivo que se
pierde. El razonamiento que plantea el cálculo económico en ese caso es que habilitar el servicio
al consumo sin pago de peaje resultaría socialmente conveniente. En este caso, lo que se destaca
37 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Vista la necesidad de establecer el pago coactivo de las contribuciones para financiar los bienes
públicos, surge el interrogante de la manera en que los mismos habrán de ser distribuidos entre
los ciudadanos-contribuyentes. En este sentido se han sugerido dos métodos: el método del
beneficio y el método de la capacidad de pago.
El método del beneficio plantea que la distribución de la carga de los tributos se corresponda
con la manera en que el bien o servicio beneficia a los distintos individuos que componen el
grupo social de referencia. Este criterio podría plantearse en términos de una manera de
entender la ―equidad‖, en este caso, que lo equitativo sería que las personas deban hacerse cargo
del costo de los bienes y servicios que mayormente los benefician, a diferencia de otras personas
a las que tales beneficios no resulten de significación.
La idea de que la utilidad o beneficio que generan los bienes públicos se derrame a todo el
conjunto social, no implica que todos se beneficien de la misma manera. En realidad los
beneficios de los bienes públicos resultan indivisibles, a diferencia de los bienes privados en los
que las transacciones de mercado permiten dar señales claras de quienes son los consumidores
(y pagadores consecuentes) de los bienes transados. Pero ese derrame no resulta sencillo
medirlo en términos individuales.
42
Los caminos pueden en muchos casos ser financiados por peajes, aún en los casos de no constituir
medios de accesos alternativos como las autopistas, y ello puede justificarse cuando se entienda que los
caminos generan utilidad privada a más de una muy alta externalidad (en el extremo demostrativa de la
existencia de un bien público), y la razón es de orden administrativa más que económica, pues se trata de
una manera específica de operar el método del beneficio (ver punto siguiente) como manera de distribuir
la carga entre contribuyentes o usuarios, complementario o adicional a la alternativa al impuesto a los
combustibles con afectación específica de su rendimiento a la construcción y mantenimiento de las rutas.
43
En el Apéndice 1 se presentan los desarrollos formales de las condiciones de óptimo en la provisión
de bienes privados y de bienes públicos.
38 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
Las tangentes de los ángulos α y β, indican las respectivas tasas marginales de sustitución
(TMSAXG y TMSBXG). La tangente del ángulo δ indica la tasa marginal de transformación
(TMTXG). La suma de los valores absolutos de las tangentes de α y β, equivalen al valor
absoluto de la tangente de δ, indicando el cumplimiento de la condición:
TMSAXG ≠ TMSBXG
Este es un resultado lógico por cuanto en el caso de los bienes privados la condición de
equilibrio requiere la igualación marginal de las tasas marginales de sustitución entre bienes a
opcionar o elegir, es decir, para el caso de dos bienes privados (X1, X2) se cumple:
TMSAX1,2 = TMSBX1,2
En el caso de los bienes públicos todos los individuos estarán consumiendo conjuntamente la
misma cantidad del bien común, circunstancia que naturalmente arrojará diferentes valoraciones
de cada individuo respecto a la utilidad marginal que ese bien público le genera, al tiempo que
su financiamiento no requiere renuncias individuales en cantidades totales y similares de los
bienes privados alternativos, debido a que el costo de provisión del bien común logra
financiarse con la ―suma de las renuncias individuales‖ en el total de los bienes privados a dejar
de producir para liberar los recursos que exige como costo de oportunidad la provisión del bien
común.
Para completar este razonamiento, puede hacerse la aclaración de este punto con el empleo de
curvas de demanda por tipo de bien, como se muestra en el diagrama de la Figura 2.
Figura 2
PX PX PX
(a) (b) (c)
Figura 3
Contribuciones (T)
DA+B
B
T
TA
DA
DB
En este caso las curvas han sido denominadas ―seudo-curvas de demanda‖ por Samuelson, en
tanto ellas expresan la voluntad ―implícita‖ de pago, según la apreciación que cada individuo
tiene respecto al beneficio que espera obtener con la provisión del bien común. En rigor, esa
voluntad no es posible medirla de la manera que muestra la curva, pues resulta imposible
obtenerla a través del mercado, dado que la conducta free-rider impediría que este mecanismo
operara correctamente. Su identificación se hará a través un mecanismo indirecto —el
mecanismo político—, aspecto que tratamos más adelante.
Por lo explicado, la utilidad que generan los bienes públicos se derrama a toda la comunidad,
pero ello no implica por lo visto igualdad de beneficios para todos. La indivisibilidad del
beneficio impide conocer quién se beneficia más o menos, razón por la que esta circunstancia
aporta una dificultad para poder aplicar estrictamente el principio del beneficio en la provisión
de todos los bienes públicos. De allí que Samuelson planteara luego de su demostración
analítica el interrogante de cómo poder lograr el cumplimiento de las aludidas condiciones en la
práctica.
A pesar de esta dificultad, los sistemas tributarios han podido identificar situaciones donde ello
es posible, como es el caso de los caminos financiados con peajes, como se citara antes, o
inclusive con impuestos a los combustibles que la gente demanda como bien complementario
indispensable en su demanda de transporte (sea privado o público).
Otro tipo de ejemplo podría ser el diseño de impuestos que tengan una asignación específica a
determinados destinos del financiamiento de servicios que permiten razonablemente identificar
a sus beneficiarios; tal es el caso de la asignación del ―real-estate tax‖ (impuesto inmobiliario
urbano) que en EE.UU. los estados asignan al distrito escolar de localización de las viviendas,
de forma de beneficiar a las familias que viviendo en el distrito envían sus hijos a los colegios
de la zona.
Queda por considerar otra visión del concepto ―equidad‖ en la tributación en relación al método
del beneficio, en tanto ella se interprete de otra manera desde el ángulo de la equidad,
considerando que la distribución de las cargas según los más beneficiados por la provisión del
bien o servicio, pueda que conduzca a gravar más en gran medida a los grupos pobres de la
sociedad. En realidad ello puede resultar factible, pues las condiciones samuelsonianas analizan
las condiciones pareto-eficientes en base a la maximización de funciones de utilidad
neoclásicas, es decir, aquellas funciones que expresan el nivel de utilidad como dependiendo
única y exclusivamente de los bienes que cada persona consume y la beneficia personalmente.
En el ejemplo de las figuras previas:
UA = fA (XA; G)
UB = fB (XB; G)
En las que XA es la cantidad del bien X consumido por el individuo A, XB es la cantidad del
bien X consumido por el individuo B, y el bien G es el bien público consumido conjuntamente
por A y B. Se trata de la función de utilidad típica del ―homo economicus‖ o individuo que sólo
le interesa su bienestar personal, independientemente de lo que le pueda ocurrir al otro
individuo.
44
Lindahl (1919).
41 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Previo a considerar nuevamente este punto, veamos el planteo que resulta del método de la
capacidad de pago.
Este criterio apunta a una definición más explícita del concepto de equidad y se la define como
―tratamiento igual a los iguales‖ y ―tratamiento desigual a los desiguales‖. El planteo conduce a
fijar contribuciones de similar peso para las personas de similar nivel de riqueza, y diferenciales
para personas de diferentes niveles de riqueza, específicamente, gravando proporcionalmente
más a las de mayor nivel de riqueza respeto a las de menor nivel de riqueza. La idea parte de
una interpretación valorativa de cómo afecta el nivel de utilidad el mayor o menor nivel de
dicha riqueza. El concepto se puede expresar o aproximar mediante una función de utilidad (U)
del ingreso de las personas (Y): U = f (Y), que cumple las condiciones: ∂U/∂Y > 0; ∂2U/∂Y2 <
0. El diagrama de Figura 4 visualiza el comportamiento de esa función.
Figura 4
La curvatura de la función indica que a mayor ingreso mayor nivel de utilidad, sin alcanzar
nunca el punto de saciedad, pero indicativa de la caída en la utilidad ―marginal‖ del ingreso a
medida que este se va incrementando. Sobre la base de este supuesto comportamiento de la
función, que se supone igual para todas las personas y, por lo tanto, sujeta a posibles
comparaciones interpersonales de la utilidad, se han enunciado diferentes principios de justicia
distributiva a la que nos referiremos en detalle más adelante. De todas maneras, a los fines del
análisis de este punto, simplemente vale la apreciación de que las personas de mayor ingreso
habrán de ser gravadas con mayor peso relativo debido a la mayor utilidad que reciben de su
nivel de riqueza —expresada en la figura por el nivel que alcance U según el nivel de Y— y
cumpliendo así con el principio del tratamiento desigual a los desiguales.
Por último, respecto al principio de equidad, un punto final con relación al criterio del beneficio.
El método del beneficio lejos de ser incompatible con el principio de equidad, puede entenderse
como el método que más se aproxima a una concepción de respeto genuino a la voluntad de los
ciudadanos, es decir, a un genuino sistema democrático de consulta permanente a los deseos de
los votantes.
El punto a plantear es quién o quiénes deben ser las personas que deben interpretar lo que
se considera justo: ¿los ciudadanos a través de su voto o la elite gobernante de turno en una
actitud paternalista o autocrática —es decir, no fundada de forma genuinamente democrática—
en la toma de las decisiones colectivas?45
Para explicar este punto veamos dos aclaraciones importantes. La primera es la referida a las
funciones de utilidad de las personas. Si se interpreta que las personas no son ajenas a la suerte
que corran sus vecinos o conciudadanos, uno puede presentar funciones de utilidad
representativas de tal tipo de sociedad en las cuales va a aparecer como argumento adicional de
la función de utilidad el bienestar de los otros. Veamos la siguiente explicitación de la función a
la que estamos aludiendo, referida a uno de los individuos (A):
UA = fA (XA; G; YB)
Donde,
∂UA/∂YB > 0
En ambos casos, es indudable que A, al votar y de esta manera revelar indirectamente su tasa
marginal de sustitución entre los bienes públicos y los bienes privados, habrá de computar esta
externalidad que aparece en su función de utilidad, y votará por gobiernos en los que muy
probablemente le hagan tributar más allá de lo que él percibe como compensado o no por el
beneficio que recibe de la política fiscal (―residuo fiscal negativo‖, en sentido neoclásico) 46. En
mis clases suelo mencionar ese argumento de la función de utilidad como ―el componente
Madre Teresa‖ de la función de utilidad de los ciudadanos.
45
Luego en este mismo capítulo se explica la característica ―meritoria‖ o ―preferente‖ en la provisión de
bienes basadas en decisiones autocráticas de la elite gobernante. Ver apartado 3.5., punto (iv).
46
El concepto ―residuo fiscal‖ —adelantado por Buchanan (1950)— expresa la diferencia entre el
beneficio que el ciudadano percibe recibir del gasto público, por la provisión de los bienes públicos,
menos el costo de oportunidad que enfrenta con el pago de sus impuestos.
43 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuando esa preocupación por el bienestar de los demás es muy generalizada, es decir, cuando la
gran mayoría de los votantes tiene similar percepción de la equidad, entonces estaremos frente a
una sociedad solidaria, en la que el concepto de la redistribución a favor de los pobres puede
entenderse como un bien público, con derrames generalizados al total del colectivo.
En caso de que los gobiernos de turno no respeten lo que se supone derivado del proceso del
voto democrático, estarían actuando en el campo de los bienes meritorios o preferentes en los
que prima la interpretación autocrática del gobernante, más allá de lo que opinen sus electores.
Esta diferenciación entre bienes privados y públicos —en los que se respeta la soberanía del
consumidor o ciudadano, en los primeros derivados del proceso de decisiones descentralizadas
de los individuos aplicando su ingreso a los bienes de sus preferencias en los mercados y los
segundos a través de su voto en las urnas— respecto de los preferentes, suele entenderse como
consecuencia de un escenario de información y/o transparencias imperfectas en los mercados
privado y público.
Finalmente, es probable no obstante que la decisión política coincida finalmente con las
preferencias del votante mediano47 —dado el supuesto restrictivo y poco realista de un consenso
unánime por la redistribución a favor del pobre— y en tal caso, una porción grande del
electorado vivirá necesariamente en una situación de permanente desequilibrio samuelsoniano.
Una circunstancia especial en la provisión de los bienes de uso o consumo común se plantea en
el caso de la existencia de grupos pequeños, es decir, en un colectivo compuesto por un
reducido número de personas. A diferencia del resultado antes planteado sobre un juego ―no
cooperativo‖ —base del fracaso del mercado en la provisión de los bienes públicos— en este
caso se cumple la solución pareto-óptima fruto de un juego ―cooperativo‖ entre las partes
afectadas por una necesidad común.
El tema fue analizado oportunamente por Lindahl (1919) y Bowen (1943), y conduce a observar
que, en un escenario de información completa y ausencia de costos de transacción, la provisión
de un bien de consumo conjunto puede bien ser resuelto por un mecanismo similar al caso de
los bienes privados, donde la satisfacción colectiva va a ser resuelta por la existencia de
incentivos de revelación de preferencias similares a los que operan en los mercados.
47
Desarrollos sobre este tema ligado a la toma de las decisiones colectivas se analizan en el Capítulo 4.
44 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Consecuencia de esa situación, ambas familias llegan a la conclusión de que sería conveniente
acordar entre ellas la manera de resolver este tema, para lo cual comienzan a intercambiar ideas
de la manera y los costos consecuentes a los que se debería incurrir para mejorar las condiciones
del predio.
En la Figura 5 se presenta la secuencia del regateo entre ambas familias con vistas a llegar a un
acuerdo.
Figura 5
de gasto que demandaría incurrir (45% de familia A más 85% de familia B). Esto significa que
en el intercambio de ideas ambas familias tendrán deseos de mejorar el emprendimiento. Esa
mejora no podría sin embargo implicar un gasto desmedido, como sería el de la alternativa d),
identificado por el nivel G2 del diagrama, dado que el aporte voluntario solamente alcanzaría
para financiar el 35% del gasto (10% de la familia A más 25% de la familia B). Por cierto que el
intercambio o regateo entre ambas familias habrá de conducir finalmente a un acuerdo
(equilibrio) identificado por la alternativa b), que se identifica por G* en la figura.
Figura 6
Contribuciones (T)
DA+B
B
T
TA
DA
DB
0 G* G (Cantidad del bien común)
La suma de ambas contribuciones voluntarias coincide con el costo de provisión del bien o
servicio común para un nivel de G*. Decisiones de encarar un emprendimiento de menor gasto
—para niveles a la izquierda de G*— denotaría una predisposición de pago superior al costo
que se requeriría incurrir, de manera que habrá incentivos para moverse hacia la derecha. A la
inversa para un nivel de gasto superior G*, las contribuciones voluntarias no alcanzarían para
financiar el gasto a incurrir, de manera que del intercambio de ideas y regateos se pasará a
niveles menores de gasto, hasta llegar al nivel G* de equilibrio final.
Como el relato previo indica, el acuerdo para la provisión del bien o servicio común opera como
decisión voluntaria y con la respectiva predisposición o voluntad de pago, a la manera de toda
transacción de mercado. El incentivo a colaborar se plantea por la sencilla razón de que ninguna
de las dos familias estará dispuesta a encarar el emprendimiento por si sola bajo la evidencia
que de ninguna manera podrá pretender un uso exclusivo del parque, sino que habrá de enfrentar
el uso no excluyente de la otra familia. El grupo reducido permite entonces que el servicio que
beneficia o alcanza a todo el colectivo pueda ser provisto con ausencia de un Estado o gobierno
encargado de proveerlo y financiándolo mediante el pago coactivo de los impuestos.
48
A diferencia del caso de un bien público puro, en este caso se trata de verdaderas curvas de demanda,
pues ellas han de ser la expresión de la disposición de pago voluntario de los individuos, es decir, con
revelación explícita de su demanda por el bien común.
46 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
riders‖, es decir, comienzan a aflorar los ocultamientos de las preferencias, la falta de voluntad
de pago voluntario y las estrategias de no cooperación. La actitud free-rider en los casos de
grandes grupos reduce incluso el ―costo social‖ que pudiera generar el adoptar esa conducta no
cooperante, evitando o diluyendo el ―castigo moral‖ de parte de los que están dispuestos en
cambio a cooperar.
Por lo tanto, ante un colectivo reducido en la provisión de los bienes comunes operan los
incentivos y resultados equivalentes a los de un mercado competitivo perfecto, es decir,
mediante decisiones voluntarias y descentralizadas de las personas. No así cuando el colectivo
es grande. A la inversa sucede en el caso de los bienes privados: cuando el grupo es muy
numeroso y el poder de negociación está muy atomizado, el sistema opera eficientemente. En
cambio, a la inversa, en presencia de grupos pequeños, afloran comportamientos monopólicos,
monopsónicos u oligopólicos, es decir, con resultados no eficientes desde el punto de vista
social.
En la lista de los llamados ―fracasos del mercado‖ emergen varios aspectos de asignación de
recursos, más allá de la previamente analizada existencia de necesidades colectivas y de los
bienes públicos que habrán de satisfacerlas. En realidad, los bienes privados y los bienes
públicos son una clasificación de estereotipos polares o casos extremos de bienes y servicios de
una economía. Entre ambos tipos extremos o dos categorías, emerge la existencia de una
cantidad enorme de bienes y servicios con características mixtas, en los que su producción y/o
consumo afecta inevitablemente el bienestar de individuos que no necesariamente han
participado en la decisión de su producción o consumo.
Hay dos tipos de externalidades: las pecuniarias y las tecnológicas. Las primeras se refieren a
la incidencia que provocan las decisiones de algunos agentes económicos sobre el nivel de
riqueza de terceros. Se trata de efectos sobre el bienestar que habrán de ser registrados por
cambios en los precios relativos de bienes y servicios, y que implicarán por tal vía
modificaciones distributivas de la riqueza. Ante el accionar económico de alguien o algunos, se
modifican los excedentes (de productores y consumidores) existentes con anterioridad al
indicado accionar. Un ejemplo que puede imaginarse es el expuesto por el diagrama de Figura
7. Se trata de dos servicios de transporte sustitutos: el ferrocarril (FC) —diagrama de la
izquierda— y el auto-transporte de pasajeros (A) —diagrama de la derecha—.
47 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 7
PF PA
OA
B
PF0 OF PA0
Imagínese una situación inicial en la que el precio del FC es PF0, consecuencia de una curva de
oferta (OF), que registra costos constantes de producción (supuesto elegido para simplificar el
análisis diagramático, no por ser necesariamente representativa del sector), y una demanda
vigente DFC(PA0), cuya posición da muestras de que el precio vigente del auto-transporte de
pasajeros sustituto del ferrocarril es PA0. A dichos precios la demanda de pasajes en el
ferrocarril es igual a QFC0. En el mercado del auto-transporte de pasajeros, la situación inicial es
mostrada por el precio PA0 y la cantidad de pasajes vendidos es QA0, para un precio vigente del
sustituto (FC) igual a PF0.
Ahora imagínese que en el sistema ferroviario se decide una reducción del precio vigente PF0 al
nivel PF1.49 Como consecuencia inmediata se espera que la cantidad de pasajes vendidos
aumente a QFC1. Pero la reducción del precio del FC genera una externalidad pecuniaria sobre el
mercado del sistema de transporte sustituto. En efecto, ante la caída del precio del FC, la
demanda del auto-transporte de pasajeros se desplaza al nivel que indica la nueva curva
entrecortada DA(PF1). Para el nuevo precio relativo la cantidad de pasajes del auto-transporte de
pasajeros baja de QA0 a QA1. Ahora esta caída generará un efecto similar sobre el sistema del
FC, por cuanto al modificarse el precio del sustituto, su demanda se desplazará a la nueva curva
de demanda entrecortada DFC(PA1). De manera que la demanda final de pasajes en el FC será
QFC2.
49
La reducción puede ser explicada por razones de política tarifaria que decide el gobierno para ese
servicio o consecuencia de una mejora tecnológica ahorradora de costos del servicio; en realidad a los
fines de este análisis no debe interesar en principio el motivo o razón de ser del cambio, solamente
habremos de observar las consecuencias posteriores de esta decisión (análisis positivo). No obstante,
luego formularemos algunas consideraciones normativas.
48 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Esos efectos externos —desde un mercado hacia el otro— ¿plantea un problema asignativo o de
eficiencia? Definitivamente no. Lo descrito es la operatoria normal de los mercados, en los que
los cambios de decisión de los actores —productores y consumidores— naturalmente afectan
los resultados económicos de los agentes que operan en la economía. Lo que sí ha afectado es la
cuestión distributiva. Hay ganadores y perdedores de bienestar luego del cambio. Los dueños y
trabajadores que operan en el auto-transporte de pasajeros sufrirán la merma; los que viajan en
el ferrocarril apropiarán los beneficios.
Lo anterior no implica que en las decisiones que se adopten en materia de políticas públicas (por
ejemplo, políticas regulatorias de las tarifas de los servicios públicos) esos efectos no se tengan
en cuenta. En este sentido toda consideración sobre aspectos de equidad relativos al cambio
operado, habrá de ser sometido al análisis del decididor, quien deberá necesariamente adoptar
algún criterio subjetivo en la forma de juzgar la justicia distributiva.
Analicemos ahora el otro tipo de externalidades: las tecnológicas. Se trata de efectos que
provoca el accionar de un agente económico sobre terceros de forma directa en su bienestar, es
decir, sin que medien cambios en los precios relativos o ingresos de las personas del colectivo
afectadas por ese accionar. Ello significa que tales efectos no serán registrados por transacciones
de mercado; no habrá flujos de dinero como contrapartida de los flujos de costos y/o beneficios
provocados por ese accionar. El mismo afectará directamente a las funciones de utilidad de los
consumidores y/o a las funciones de producción de los productores. En este sentido es posible
imaginar diversas externalidades operando de consumidor a consumidor, de productor a
productor, de productor a consumidor y, finalmente, de consumidor a productor.
El caso de un consumidor que vive en una hermosa casa rodeada de amplios jardines y es
lindero a otros vecinos que no poseen similar espacio verde. El vecino del parque amplio
invierte bastante dinero en mejorar sus jardines y parques y de esta manera no solo beneficia a
él y su familia, sino que hace muy felices a sus vecinos, que simplemente a través de sus
ventanas y por tener que circular frente a su casa, se deleitan con semejante paisaje. Es un
ejemplo de externalidad positiva ―unidireccional‖. El otro ejemplo, referido a la interrelación
productor- productor, sería la de un floricultor y un apicultor que operan sus actividades uno
lindante del otro. El floricultor mejora el rendimiento de sus plantas en razón del trabajo
―polinizador‖ de las abejas del apicultor. El apicultor a su vez, mejora el rendimiento de miel de
sus abejas por éstas contar con mayor materia prima (polen) extraída de las flores producidas
por el floricultor. Hay aquí una evidente externalidad positiva, en este caso ―recíproca‖, que
mejora el rendimiento de las respectivas funciones de producción.
Los ejemplos relatados puede que estén referidos a grupos no muy numerosos de personas,
situaciones que pueden encontrar soluciones con ausencia del Estado, es decir, mediante el
intercambio y regateo entre las personas involucradas, aspecto que se analiza en el punto
siguiente. En los casos que las externalidades afectan a un colectivo más numeroso, en cambio,
las distorsiones que operan en los mercados sin que registren mecanismos posibles de
compensaciones, requiere la intervención del Estado para que introduzca las correcciones
apropiadas. Esas correcciones implican desde el punto de vista fiscal la posibilidad de utilizar
básicamente los subsidios y los impuestos, para corregir externalidades positivas y negativas,
respectivamente.
Figura 8
PE, CME
CME
PE*
PE0 S
PE1 DS
DP
0 E
E0 E*
La curva de demanda privada (DP) indica el beneficio que la educación elemental provoca al
menor según la apreciación de sus padres, y ello los motiva a enviar a sus hijos a la escuela y la
consecuente disposición de pago a la que estarían dispuestos a afrontar. El Estado asimismo
―por consenso mayoritario‖ obliga a todas las familias a enviar a sus hijos a la escuela 50,
precisamente por la enorme externalidad positiva que ello provoca a todo el colectivo. Ese
beneficio que se irradia a toda la comunidad se identifica en el diagrama por el desplazamiento
de la curva de demanda privada a la nueva curva de demanda social (DS). La distancia entre
ambas curvas mide sobre el eje de ordenadas (o eje de los valores) la valorización de ese
beneficio externo. La curva de los costos marginales de proveer educación primaria es
identificada por la recta CME. En el eje de abscisas se mide la cantidad de bancos o chicos que
serán educados (E).
50
En este punto se considera que la decisión de obligar a los padres al envío de sus hijos a la escuela es
resultado de un consenso mayoritario y, por tanto, entender a la educación como un bien de alta
externalidad, que lo aproxima a la noción de un bien público. En realidad la educación en general
plantea el caso de un ―bien mixto‖. Esta distinción, se remarca, no debe confundirse con la noción de
―bien meritorio‖, sobre el cual volveremos más adelante.
50 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
costo marginal que requiere financiar al servicio. Esa situación no resulta socialmente óptima; el
mercado estaría generando un nivel del servicio menor al socialmente óptimo al no computar la
economía externa que el mismo genera. La intervención del Estado permite alcanzar ese óptimo
social mediante la introducción de un subsidio (s) que permite reducir el arancel o precio
privado al nivel PE1. El servicio es financiado ahora en parte por el subsidio (área sombreada),
cuyo nivel habrá de identificar la magnitud que la sociedad está dispuesta a solventar en virtud
de la externalidad positiva generada. Cuanto mayor se perciba ese beneficio externo, mayor será
el subsidio y, consecuentemente, menor el precio privado o arancel que deberán pagar las
familias. Puede que el mismo, como ocurre en la mayoría de los países para la educación
primaria, esté cercano al 100% del costo de su provisión, sea proveyendo el servicio
gratuitamente por medio de escuelas públicas o mediante un subsidio importante a escuelas
gestionadas por entes privados51.
El otro ejemplo de externalidad que puede requerir la intervención del Estado, es el de una
actividad que genera deseconomías externas. Puede imaginarse el caso mencionado antes de una
industria que produce petróleo y genera caídas en el rendimiento de los pozos que explotan otras
empresas de la región por extraer petróleo de un mismo sistema de napas52. En la Figura 9 se
analiza el punto.
La curva CMXP identifica los costos marginales privados de la empresa, es decir, los costos que
internaliza o debe costear la empresa proveedora del bien X. Para cubrir esos costos —que
incluye por cierto el beneficio normal— debe exigir un precio de nivel mínimo para cubrir a los
mismos. La demanda por el bien la identifica la curva DX que con su interacción con la curva de
oferta determinan el precio PX0 y una cantidad producida y consumida X0.
Figura 9
PX; CMX
CMXS
PX* CMXP
t
PX0
PX1
DX
0 X* X0 X
Esta situación a la que conduciría el mercado no resulta ser la socialmente óptima; ésta es la que
determina la curva de demanda y la curva de oferta social (CMXS) que computa no solamente los
costos privados que internaliza la firma proveedora, sino también los costos que habrán de
absorber las otras empresas equivalente a la caída de sus niveles de productividad. Ese costo no
computado en las decisiones individuales de la empresa del diagrama, es precisamente la
externalidad negativa o deseconomía, que se mide por la distancia entre ambas curvas —la
curva CMXS y la curva CMXP— y que justificaría la intervención del Estado a través del ente
regulador, en este caso introduciendo un impuesto t que permitirá ―internalizar‖ el costo del
51
Ambos mecanismos de subsidio se identifican con el concepto de ―subsidio a la oferta‖. Al tratar el
tema educación universitaria en el Capítulo 14, se analizará la otra alternativa de subsidio: ―subsidio a
la demanda‖.
52
Más adelante se analiza el tema de actividades que generan daño ecológico.
51 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
derrame negativo sobre las otras firmas, de manera de corregir la distorsión del mercado e
inducir el resultado a los niveles de precio PX* y cantidad X*53.
Es del caso resaltar que lo que recauda el gobierno con el impuesto (área sombreada) no ha sido
el motivo que tuvo en la mira la decisión de establecer el gravamen. No se trató de un ―fin
fiscalista‖ —destinado a reunir recursos para financiar gasto alguno del gobierno— sino la
finalidad básica de corregir la distorsión del mercado o su falencia para computar los costos
totales de la actividad. En la literatura se denomina a este tipo de impuesto como impuesto
―pigouniano‖, haciendo honor a Arthur Cecil Pigou (1877-1959), quien en su estudio sobre
economía del bienestar adelantara este tipo de medida correctora54.
La empresa recibirá como precio neto el nivel PX1 por lo que reducirá la producción de X0 a X*.
El impuesto ha logrado así su finalidad, induciendo al mercado a su nivel de actividad óptima
desde el ángulo social.
En ciertos casos, esas situaciones —en particular las que plantean deseconomías externas— han
sido motivo de planteos judiciales de quienes se ven o sienten perjudicados por el accionar de
un tercero. Sin duda que los jueces, ante tal tipo de planteos, habrán de resolverlos en base a una
interpretación de quien goza o no de los derechos de propiedad para ejercer la acción que
supuestamente perjudica a otros. La decisión judicial reconocerá o no ese derecho y,
consecuentemente, quién habrá de beneficiarse con esa interpretación. Es decir, básicamente si
las leyes vigentes habilitan o no al agente causante de la acción cuestionada.
Desde el ángulo económico el tema ha motivado a su vez a explorar el rol que la decisión
judicial desempeña en materia económica, esencialmente si ella es inevitable a los fines de
corregir esta externalidad no computada en forma adecuada por el funcionamiento normal de los
mercados. El teorema de Coase, denominado así en honor a quien fuera su autor, analiza este
problema y llega a una conclusión importante: en presencia de derechos de propiedad bien
establecidos —es decir, en los casos en que no hay posibilidad alguna de dudar sobre la
53
Otra alternativa es la integración de las industrias, modalidad que los socialistas solían esgrimir al
calificar a la propiedad pública total de los medios de producción como modelo superador del modelo
capitalista descentralizado, optimizando la producción de corto plazo y coordinando u optimizando las
decisiones interdependientes de inversión en el largo plazo.
54
Pigou (1932). La generación de recursos al Estado ha inducido a reconocer en esta medida el generar
un ―doble dividendo‖, o doble beneficio, pues al tiempo de corregir la externalidad —su fin principal—
genera recursos al Estado, que podrá así sustituir el financiamiento de otro tipo de gravamen que por el
contrario podría generar ―carga excedente‖. El análisis de los efectos económicos de los impuestos se
trata en detalle a partir del Capítulo 5 y siguientes.
52 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
legitimidad del accionar de una persona— el juez habrá de dirimir el conflicto y, en caso de
legitimidad del causante de la externalidad, lo beneficiará con su sentencia; caso contrario, dará
la razón al querellante, y éste será el beneficiado.
Del ejemplo, si se llevara a cabo la construcción de la medianera, surge que la familia A ganaría
$500 por mes con el proyecto, en tanto la familia B perdería $120 por mes, sin computar otros
aspectos de tipo anímico y de convivencia que afectan el buen clima de las relaciones vecinales.
Supongamos que la familia A goza del derecho de propiedad al no existir ninguna restricción
municipal, o de otro tipo, para proceder a construir la medianera, sin que pueda por tanto ser
cuestionado por su vecino. En ese caso, la familia B podría intentar convencer a su vecino de no
hacer la medianera, incluyendo su disposición de compensar monetariamente cualquier daño
55
El servicio de justicia suele considerar en muchos casos la instancia de la mediación y posible acuerdo
entre las partes, lo cual implica un ámbito donde habría de lograrse la decisión que se comenta
seguidamente.
53 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que su pequeño pueda causar en el jardín. Claro que tal disposición de pago no podría alejarse
del costo de oportunidad que les implicaría al construirse la medianera, es decir, $120. Ese
monto no bastaría sin embargo para convencer a la familia A, puesto que ésta estima su
beneficio neto de construir la medianera en $500, que supera holgadamente a los $ 120 que
habría de ofertar el vecino. La medianera se construye.
Supóngase ahora que el derecho legal recae en la familia B. En caso de querer construir la
medianera, la ley exige que la familia A obtenga el permiso de su vecino, pues ésta sería la
única posibilidad de sortear la norma general del barrio jardín, que fuera oportunamente
declarado para los predios del barrio. La familia A intentará convencer a la familia B para que
les autorice a construir la medianera. Ante la queja del vecino, la familia A tiene ahora la
posibilidad de compensar la pérdida que le causaría al vecino. Efectivamente, en el regateo e
intercambio de opiniones, habrá de plantearse esa compensación. La familia A podría ofrecer el
pago de $120 a la familia B para compensar sus costos y esta aceptar, o en todo caso, la familia
B obtener de la familia A una compensación aún mayor. Así, la familia A puede aceptar que la
compensación se eleve, por ejemplo, a $200 de manera que no solamente se cubrirían los costos
del club y el transporte, sino además el costo de una merienda para el pequeño en el club. La
habilidad del regateo de uno u otro dirá hasta qué punto la familia B logrará una mayor o menor
compensación, pero sin dudas los $500 de beneficio neto para la familia A dan lugar a un
margen para el regateo. En definitiva, siendo la compensación mínimamente de $120 o más, la
familia B aceptará la compensación. La medianera se construirá.
En ambos casos la medianera se construye porque los beneficios sociales superan a los costos
sociales, independientemente sobre quién o sobre quiénes estén asignados los derechos de
propiedad. El caso contrario ocurriría si los costos sociales superaran a los beneficios sociales.
En tal caso no habrá margen para compensación alguna y la medianera no se construirá.
El ejemplo analizado plantea un claro resultado del tipo [1; 0], es decir, se concreta o no la
decisión de asignar recursos a la construcción de la medianera y, en este caso, la delimitación de
los derechos de propiedad entre los afectados por la decisión no afecta en nada la incidencia
asignativa, solamente afecta a la incidencia distributiva como se explicara. Sin embargo, es
posible demostrar que la asignación de los derechos legales o de propiedad sí pueda tener algún
efecto asignativo, y no solamente distributivo. Del ejemplo de Varian (1994) que analizamos
seguidamente podrán así identificarse dos versiones del teorema: el teorema débil y el teorema
fuerte de Coase. Se trata del ejemplo de dos estudiantes compartiendo un cuarto de una misma
pensión. Ambos estudiantes pertenecen a familias de similar nivel de ingreso, aunque
naturalmente poseen funciones de utilidad diferentes. Entre las diferencias de gustos de ambos
predomina el hecho que uno de ellos (el estudiante A) es un fumador empedernido, ligeramente
desordenado en su hábitat, en tanto el otro (el estudiante B) es una persona no fumadora y de
hábitos ordenados y muy prolijos. Con el diagrama de Figura 10 se explica el denominado
―teorema débil de Coase‖.
54 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 10
Modifíquese ahora el supuesto sobre los derechos. La pensión prohíbe a los estudiantes fumar
en los cuartos. Ahora el punto de partida será Y, marcado en azul. El cuarto no registra consumo
de cigarrillo alguno; cuando A desea fumar debe salir al exterior del cuarto. El nivel de
contaminación es por tanto 0%. En determinado momento el estudiante A le solicita a B que le
permita fumar dentro del cuarto por unos pocos días sin que lo denuncie en la administración de
la pensión, dado que debe concentrarse muy fuertemente en el estudio para su próximo examen
y necesita poder fumar para calmar sus nervios. La respuesta inmediata de B es la negativa.
Ante esa situación, A le propone a B que si le concede el favor de dejarle fumar, en la semana
siguiente de regreso al pueblo de donde provienen, invitará a su amigo y a sus padres a cenar en
un distinguido restaurante de esa ciudad. Ante tal propuesta B acepta llevar acabo el
intercambio propuesto. Por ello gana ingreso en la dirección de la flecha azul y mantiene su
nivel de utilidad en UB2. El estudiante A mejora su nivel de bienestar ubicándose en el nivel UA2
superior a UA1. Como se advertirá, el nuevo equilibrio implica un nivel de consumo de
cigarrillos y consecuente contaminación del 25%.
El análisis conduce por tanto a afirmar que la asignación de los derechos de propiedad puede no
solamente tener efectos en la distribución del ingreso entre las personas sino que también tiene
55 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
incidencias asignativas diferenciales según sea el caso. La debilidad del teorema emerge por
tanto como se anticipara al comienzo.
¿Existe la posibilidad de que el teorema se cumpla en forma estricta, es decir, sin ningún efecto
asignativo? Solamente introduciendo un supuesto muy fuerte: que la elasticidad ingreso en el
consumo de cigarrillos fuera 0.
Asumir elasticidades ingreso cero no parece ser un caso normal claramente, en tanto supone
curvas de indiferencia cuasi-lineales como indica el diagrama de la Figura 11.
Figura 11
La ubicación sería en realidad en alguno de los puntos inferiores o superiores de las ordenadas,
dependiendo sobre quien recaiga el derecho: el extremo superior (100%) si no hay restricción
alguna a fumar y por tanto A tiene derecho a consumir todo los cigarrillos que desee, niveles en
los cuales no influirá la posibilidad de obtener mayor o menor ingreso cambiando su hábito; o
bien el nivel nulo de consumo de cigarrillos (0%) si existiera la prohibición de fumar, por el
cual B tendría el derecho a gozar de un ambiente libre de humo y contaminación del cigarrillo,
cualquiera fuere nuevamente su nivel de ingreso. Las compensaciones de ingreso no tendrían
efecto alguno en modificar mínimamente el comportamiento de cualquiera de ellos.
3.5. Bienes Mixtos: Bienes con externalidades negativas por ―daño ecológico‖, Bienes
―congestionables‖ y Bienes ―con beneficios territorialmente delimitados‖. Los bienes
―meritorios‖
Por su trascendencia actual, una mención especial merece el problema que plantea el desarrollo
de algunas actividades que provocan daño ecológico con implicancias regionalmente acotadas.
Se trata de un bien o servicio que reúne características combinadas de los bienes que generan
externalidades tecnológicas negativas y, asimismo, de incidencia o abarcabilidad territorial
delimitada; actividades que por la segunda característica, plantean problemas relativamente más
sencillos de encarar por los gobiernos locales, provinciales o nacionales y, eventualmente,
mediante algunos acuerdos regionales entre países. Los temas de orden mundial como el cambio
climático, el efecto invernadero, o dilemas de esa magnitud, son de muy difícil solución.
56 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 12
Se trata de una industria que registra una tecnología representada por la curva Cmg1 de costos
marginales privados —es decir, costos que asumen las empresas privadas actuando en el
mercado— y que enfrenta una demanda total de pendiente normal P(q).
La actividad industrial genera sin embargo contaminación ambiental, como el arrojar desechos
contaminantes en un río de la zona, del cual la población debe obtener agua potable. La curva de
costos sociales, por lo tanto, sería Cmg* que de manera entrecortada aparece en la figura. La
curva Cmg* computa dos tipos de costos: los costos marginales que asume la industria, más el
costo que implica procesar agua del río con una planta potabilizadora para transformarla en agua
potable para la población o, de no existir ese procesamiento, el costo social en salud y eventual
pérdida de vida que habría de afrontar la población que vive en la zona. Nótese que recién a la
altura del nivel de actividad Q0 se advierte que la curva Cmg* comienza a tomar distancia de la
curva de costo marginal privada Cmg1 (a partir del punto E). Este comportamiento indica que
mientras el nivel de la actividad industrial sea menor o igual a Q0, no se plantea problema
ecológico alguno. En realidad la naturaleza contribuye a resolver el problema que causa el
hombre con el régimen de lluvias y reposición del agua del río. Pero a partir de ese nivel de
actividad comienza a aparecer el daño que la naturaleza no alcanza a resolver. La contaminación
va acumulándose de manera que el costo social resulta creciente y exponencial como indica la
figura.
El tema que debe resolver el Estado ahora es buscar la manera en que el nivel de actividad de la
industria no supere el tamaño Q*. A ese nivel se determina la solución socialmente óptima
como ya se explicara anteriormente con la Figura 9. La existencia de una industria
contaminadora no significa la necesidad de su cierre. El cierre de la actividad causaría un daño
social superior, pues el beneficio perdido por no generar el bien Q sería superior al costo social
marginal de la contaminación.
El Estado puede intentar lograr ese nivel óptimo mediante varias medidas de política
alternativas, a saber:
Sin dudas, las cuatro primeras medidas implican el principio general de ―el contaminador paga‖;
en tanto que la última se aparta de ese principio general para adoptar el de ―el contaminado
paga‖, un criterio que sin dudas asombra, de no tenerse en cuenta su justificación económica
que luego se explica.
En el análisis de los efectos de las medidas tendientes a lograr que el nivel de actividad se
establezca en Q* y razonar sobre su justificación económica, se van a considerar dos casos.
En un primer caso hemos de imaginar que se trata de varias empresas actuando en la actividad,
localizadas todas ellas en la zona delimitada regionalmente, y que tienen un nivel de
productividad o eficiencia-x relativamente bueno y parejo, es decir, resultan ser industrias muy
―competitivas‖ a nivel regional e internacional. Luego, en un segundo caso, hemos de suponer
que en esa región solamente opera una industria localizada en el lugar desde mucho tempo atrás
y es dominante en el mercado regional, pero su tecnología presente no ofrece un nivel de
eficiencia-x demasiado competitivo a nivel regional e internacional. De igual manera, la Figura
12 será útil para explicar el problema en ambos casos.
a) Impuesto verde
productores, la pérdida del EP estaría identificada por el trapezoide P1CFP2, compuesto por el
rectángulo resaltado en verde P1DFP2 y el triángulo blanco DCF.
3) Este doble dividendo provoca que el costo de la medida para los ciudadanos —que
naturalmente serán, o bien solamente consumidores, o quizás, consumidores y productores del
bien en cuestión al mismo tiempo— se vean compensados por la devolución que el Estado
haría en bienes públicos financiados con esa recaudación. Pero aparentemente entonces
solamente quedarían sin cubrir BCD y DCF; pero esos triángulos eran excedentes de una
cantidad socialmente perjudicial para el grupo social, es decir representan triángulos que
denotarían un beneficio marginal socialmente impuro. Desde el punto de vista de los ciudadanos
como consumidores el rectángulo resaltado en verde supera al triángulo resaltado en rojo, de
manera que el neto entre el EC antes y después del impuesto, es positivo. Desde la óptica del
productor, la pérdida menor del triángulo DCF corresponde a los beneficios intramarginales que
dejarán de recibir las empresas de menor productividad operando en el mercado, y que son las
que generaban ese crecimiento marginal de los costos privados de la industria entre el punto F y
el punto C.
Se trata de una variante alternativa a la del impuesto verde, consistente en exigir a las empresas
que desean desarrollar la actividad contaminante a que adquieran un bono que emite el Estado,
donde cada lámina contiene la autorización de generar un cierto volumen de contaminante.
Dependiendo del volumen de contaminante permitido en cada título o bono, el Estado debe
emitir tantos bonos como la cantidad total de contaminante admisible, el cual será el que resulte
compatible con el medio ambiente. El tema de las mediciones sobre contenidos de elementos
contaminantes en la naturaleza es de orden científico-técnico y de estudios para cada caso en
particular. Por ejemplo, la cantidad de monóxido de carbono que es posible admitir en el aire
que respiramos sin que dañe a nuestra salud, o el nivel de los decibeles en ruidos que no generan
daño en los oídos, etc.
Otra ventaja del bono o permiso de contaminación es la posibilidad de que las empresas puedan
negociar ese título en un mercado secundario, circunstancia que posibilita que aquellas que
desistan de desarrollar su actividad puedan transferir el permiso a terceros que puedan sí tener
interés en seguir o incorporarse a la actividad.
59 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En ese sentido no aparece en esta modalidad el ―doble dividendo‖ de los dos métodos
anteriores. Este sistema fue originalmente utilizado en épocas en que la revolución industrial
comenzara a plantear problemas de emanaciones de humo y monóxido de carbono en un
escenario tecnológico abundante en chimeneas, luego del gran descubrimiento de la máquina a
vapor, que fuera el sustento técnico fundamental en la expansión de las fábricas industriales.
Esta modalidad por lo general intenta minimizar el daño ecológico, sin necesariamente limitarlo
a determinado nivel de contaminación estrictamente delimitado. Se supone que la nueva
tecnología genera un volumen de contaminante aceptable bajo los estándares técnico-científicos
de general aceptación, que el tecnólogo registró el momento de obtener su patente de invención.
El denominador común de todas las medidas correctivas descritas hasta aquí es el principio de
―el contaminador paga‖, es decir, las medidas internalizan en los costos de la industria el costo
social del daño ecológico. Ese mayor costo internalizado no impedirá sin embargo que las
industrias locales puedan seguir produciendo razonablemente sin problemas aunque el valor
FOB internacional quede por encima del nuevo precio P2 retenido por la oferta local56.
En este ejemplo se supone que existe una única empresa que desarrolla la actividad
contaminante en la región afectada por el daño ecológico. Su poder de dominio en el mercado
resulta por tanto evidente pero su nivel de productividad no está al nivel que registran industrias
similares en el ámbito regional e internacional. No obstante, a pesar de ello, se supondrá que por
acuerdos con las autoridades que regulan la actividad y en virtud de acuerdos regionales como
el MERCOSUR, la empresa opera en base a un precio negociado similar al de competencia P1,
es decir, no actúa como monopolista intentando maximizar sus beneficios, con la conocida
solución de igualar costo marginal con ingreso marginal, una decisión que llevaría al precio
naturalmente a un valor más alto de P1 y a una cantidad inferior a Q1. De hecho esto significa un
escenario bastante estrecho o exigente dentro del cual la empresa intenta lograr beneficios
normales.
56
La industria local estaría en peligro competitivo internacional si el valor FAS en el país competidor
estuviera por debajo de P2., en cuyo caso podría ser desalojada del mercado en ausencia de medidas
arancelarias o restrictivas del comercio regional o internacional.
60 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El problema que todas ellas plantean en este caso es que el principio de ―el contaminador paga‖,
de implementarse, causará más daño que beneficios por reducir la contaminación. En efecto, es
probable que la empresa desarrolle su actividad, que por su volumen esté destinada no
solamente a abastecer con su producto al mercado de la zona donde reside físicamente, sino a
los mercados del resto del país. Más aún, puede que la empresa esté compitiendo en condiciones
tecnológicas o de productividad débiles con empresas rivales dentro del MERCOSUR. En tal
escenario, si la competitividad de la empresa se viera amenazada por estar trabajando a niveles
de costos marginales relativamente altos respecto a los precios regionales o internacionales
vigentes, es probable que un encarecimiento de los mismos opere de manera de hacer inviable
su permanencia en el mercado57.
Ante tal posibilidad, aparece la necesidad de adoptar el segundo criterio planteado: ―el
contaminado paga‖. Esto significa que la solución del tema ecológico sea resuelto mediante
algunos de los mecanismos antes expuestos, pero evitando que su aplicación incida en el
resultado económico privado de la empresa58. En este sentido, la idea será entonces subsidiar a
la empresa para que adopte alguna de las decisiones previas sin que ponga en riesgo su
subsistencia en el mercado.
La instrumentación del subsidio requiere prever su financiamiento y en este caso surgen varias
alternativas. La más cercana a la propia zona o región es el aporte de los pobladores de la zona
mediante la fijación de tasas locales (municipales) con afectación específica a la actividad. Una
segunda es esperar del gobierno regional (provincial) aportes específicos por transferencias del
régimen de coparticipación con los municipios o ad hoc a dicho régimen. Finalmente, aportes
de rentas generales del gobierno nacional.
57
Sería el caso en que la internalización del costo del daño ecológico generara un precio de retención P2
inferior al valor FAS que obtienen las empresas competidoras de la región.
58
La posibilidad de ―estatizar‖ la empresa no significa diferencia alguna en tanto el déficit del ente
estatal habrá de tener que ser financiado por el Tesoro. El tema deriva a la cuestión de eficiencia-x, no
de eficiencia-A, y se analizará en detalle en el Capítulo 14.
61 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(c) La estimación del costo social del daño ecológico y la decisión social
En lo descrito hasta aquí se habrá notado que la decisión de regular la actividad contaminante
depende crucialmente de la medición correcta del costo social que deriva de la contaminación.
En primer lugar, esta estimación reúne al menos dos componentes esenciales: uno técnico y otro
económico propiamente dicho. El cálculo técnico descansa en los estudios que realizan los
técnicos ambientalistas o científicos especializados en cada tipo de contaminante. El económico
a cargo de economistas especializados en estimaciones sobre valores no directamente extraíbles
de manera simple de los datos de mercado, para lo cual suelen adoptarse técnicas diversas como
la de los precios hedónicos59.
Ahora bien, hay un tercer componente a considerar: el político, en tanto estamos frente a una
cuestión de decisión colectiva. Aquí surge la problemática que se analiza en el Capítulo 4
referida a esta temática. Como anticipo entonces de lo que se analizará luego en detalle,
adelantemos que las decisiones colectivas han de ser mínimamente influidas por las preferencias
del ―votante mediano‖ y también por el accionar de los grupos de influencia que interactúan en
toda democracia representativa.
La evaluación del proceso ecológico no solamente afecta a la generación presente sino muy
particularmente a las generaciones futuras. En la Figura 12 se observa que el daño ecológico
crece a una tasa exponencial a la mayor y persistente actividad generadora del mismo, de
manera que una ―actitud laxa‖ o poco prudente en el presente sobre el tamaño del daño puede
ocasionar serios problemas a la generación futura.
La literatura sobre los ―ciclos políticos‖, en base a los cuales actuarían la mayoría de los
gobernantes, ha advertido el usual sesgo de los representantes a adoptar medidas dirigidas por el
votante del presente en tanto las generaciones futuras no votan. Ese sesgo es aún válido para la
propia generación del presente, en tanto puede inclusive no interesar al político lo que pudiera
ocurrir en la siguiente elección en la que votarían los mismos votantes.
Lo anterior, deriva a tener presente que desde la teoría de la economía del bienestar (welfare
economics) a la práctica, pueden existir diferencias importantes en la manera que los
instrumentos antes analizados resulten finalmente empleados en su correcta dimensión.
Las categorías ―bienes privados puros‖ y ―bienes públicos puros‖ son, como ya se mencionara,
dos casos polares o extremos de tipo de bienes o servicios. En las economías reales abundan una
gran cantidad o mayoría de bienes y servicios que tienen características mixtas al reconocer la
existencia de economías internas apropiables individualmente por las personas, al tiempo de
generar externalidades, como ya se analizara anteriormente. Sin embargo, dentro de lo que se
denominan bienes mixtos, suelen asimismo contemplarse situaciones diferentes que de alguna
manera implica la transformación de un bien originalmente calificado en una categoría para
transformarse y ser catalogado luego en la otra.
59
Esta técnica consiste en valorizar a un bien o servicio que no se transa directamente en los mercados
pero que resulta posible observar en ellos un conjunto de características que lo componen o identifican
como bien heterogéneo. Esas características o atributos individualmente sí tienen algún reflejo de sus
precios en el mercado y ello permite entonces descomponer el valor económico del bien heterogéneo en
función del valor de sus diferentes atributos, procedimiento por el cual permite finalmente asignar un
―precio implícito‖ al bien en cuestión, simplemente por la suma de los valores de dichos atributos una
vez definida la ecuación de precios hedónicos pertinente. Para referencias de artículos pioneros de este
tipo de análisis ver Rosen (1974), Taylor (2003), y Vásquez, Cerda y Orrego (2006). Para ejemplos de
aplicaciones al caso de la valuación de predios y commodities rurales, ver Wallace (1926) y Wuagh
(1928).
62 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En efecto, existen casos de bienes o servicios considerados muy correctamente como bienes
públicos que luego adoptan características de los bienes privados. En la Figura 13 más abajo se
presenta el ejemplo del servicio de justicia, usualmente categorizado como bien público.
Figura 13
●
PJ Q
DS DS´
0 Q
Q0
La justicia es un servicio de una muy significativa externalidad positiva. Sin justicia no existiría
la posibilidad de que ningún colectivo pueda organizarse razonablemente, al caer en un
escenario de anarquía. Ese escenario, cabe destacar, implicaría la imposibilidad de asegurar el
derecho de propiedad, base fundamental de toda organización social que prevea el
funcionamiento de los mercados. Aún sería imposible el funcionamiento de un sistema
socialista con la total existencia de propiedad pública de los medios de producción y
eliminación de los mercados, sustituibles por mecanismos de asignación directa de bienes a
personas e instituciones públicas por medio de un sistema ampliamente planificado. Porque la
escasez de recursos, o la restricción presupuestaria, opera cualquiera sea el sistema socio-
político que el grupo social de referencia decida implementar. Alguna forma de racionamiento
de los bienes habrá de tener que implementarse, sea vía precios (a través de los mercados) o vía
cantidades (a través del plan)60.
El racionamiento opera entonces tanto en el caso de los bienes privados como públicos. No hay
diferencia ideológica que esté en juego aquí al momento de calificar o categorizar a un bien o
servicio como bien privado o público, o bien mixto. Su diferencia es de orden tecnológico o de
la propia característica del bien o servicio, y no de la ideología que se pretenda ejercer en la
distinción61.
Ahora bien, en el caso del bien público puro se ha explicado que la incorporación de un usuario
más, en cualquier momento, no implica la posibilidad que el resto de los individuos del
colectivo sigan gozando del bien o servicio en cantidad y calidad igual y sin cambios.
En el caso del servicio de justicia, dada una cierta capacidad instalada que se hubiere decidido
proveer (cantidad de juzgados, de jueces, de auxiliares de justicia, de empleados, de
equipamiento, etc.) para una demanda social limitada a la curva DS indicada en la Figura 13, se
está frente a un caso de bien público, en tanto el servicio permite cumplir con la característica de
este tipo de bien, desde el momento que la capacidad instalada permite evacuar todo tipo de
60
Remitimos al lector a los desarrollos contenidos en el Apéndice 1.
61
La evaluación de las externalidades ligadas a los bienes públicos o mixtos, usualmente permite no
obstante un margen amplio de discrecionalidad en su medición, por la que en estos casos será inevitable
que diferentes personas asignen distintos calificativos a los bienes o servicios, diferencias de
estimaciones en las que habrán de aflorar muy seguramente las concepciones ideológicas de cada uno.
63 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
demanda judicial que se presente en los juzgados sin costo marginal de corto plazo que implique
la incorporación de un usuario más al servicio62.
Lo anterior, nos advierte no obstante sobre el hecho obvio que los bienes públicos van a
enfrentar en algún momento la restricción de capacidad para resolver la satisfacción de una
necesidad común del colectivo. Simplemente, porque su dimensión puede no corresponder a la
magnitud que la demanda social requiere para que esa necesidad sea satisfecha razonablemente.
En la Figura 13, la restricción es identificada por la línea Q●. La demanda DS puede atenderse
sin necesidad de enfrentar costos marginales de corto plazo relevantes, situación que
permanecerá invariable hasta tanto la demanda no alcance el nivel Q●, como sucede en el
momento que ésta alcance el nivel indicado por la línea de demanda entrecortada DS´. En ese
momento, la demanda se ha expandido, sea por aumento de la actividad económica y/o por
aumentos de la población, y el consecuente aumento de los litigios planteados a la justicia. La
capacidad instalada desde ese momento no podrá abastecer a la demanda en igualdad de calidad
como la que permitía previamente. Ahora la incorporación de un expediente nuevo al juzgado
implica costos de congestión que habrán de afectar la resolución del caso marginal junto al del
resto de los juicios en trámite. Ante la nueva situación surge la necesidad de racionar la
demanda, como ocurre en el caso de los bienes privados. Y ello se hace vía precio o vía
cantidad. En el primer caso, aparece la necesidad de introducir el arancel judicial (tasa de
justicia) la que irá aumentando a medida que la demanda siga expandiéndose. Si el gobierno
entiende políticamente inconveniente aumentar dicha tasa, podría optar por dos alternativas: el
racionamiento vía cantidad indicado o simplemente dejar caer la calidad del servicio.
Figura 14
●
PJ Q
P J0
DS
S
0 D´ Q
Q0
Si el gobierno opta por el arancel judicial, la tasa judicial alcanzaría el nivel PJ0; si en cambio
optara por el racionamiento vía cantidad, deberá instrumentar un sistema apropiado de atención
a ciertos tipo de casos identificados por sus características económico-sociales, atendiendo los
casos que suman Q0 = Q●, dejando fuera de cobertura a los que se encuentran a la derecha de
Q0, por ejemplo, derivándolos a algún servicio de menor cobertura en número de instancias.
Finalmente, puede optar —como suele ser el caso generalmente observado— en dejar caer la
calidad del servicio, de manera que el beneficio obtenido por los individuos que acudan a la
justicia se vea en los hechos reducidos al nivel que indica la curva entrecortada DS´. Ello
62
El costo marginal de corto plazo —correspondiente al trámite administrativo— puede despreciarse
económicamente por su insignificancia. Los insumos esenciales como los indicados previamente ya han
sido hundidos en la decisión de largo plazo de proveer justicia, por tanto, ya no son evitables. Solamente
alguna papelería de poco monto económico, y por tanto despreciable, puede bien no tomarse en cuenta.
En cuanto al costo marginal de la intermediación de los letrados, va por cuenta y riesgo de los litigantes,
aspecto ya contemplado o computado en las curvas de demanda indicadas en el diagrama.
64 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
implicará demoras notables en el logro de las sentencias o mala calidad de las mismas, lo que
significa costos individuales de quienes litigan y una externalidad negativa de clara reducción
en la percepción general de la calidad atribuible al servicio, es decir, caída en la percepción
general de la seguridad jurídica garantizada a los ciudadanos.
Figura 15
En la figura aparece ahora una nueva curva —la línea entrecortada horizontal a la abscisa
identificada por CMLP— que expresa el costo marginal de largo plazo del sistema judicial, es
decir, el costo adicional al que habría que incurrir (hundir) para asegurar una mayor cobertura
del sistema.
Se trata del costo de los nuevos juzgados, cantidad de jueces, empleados, equipamiento, etc.,
que una vez provistos permitiría volver a la situación usual de los bienes públicos, es decir, el
servicio abasteciendo de justicia a todo el colectivo, sin que la incorporación de nuevos usuarios
(causas judiciales) influya en la posibilidad de atención de todas las demandas en igualdad de
calidad en el servicio. Claro que la decisión de abrir nuevos juzgados implica una decisión de
inversión que compite con otros destinos de la misma. El cálculo económico exige en tal caso
que la inversión arroje un valor presente neto positivo, es decir, que los beneficios sociales
superen a los costos sociales a incurrir. Esa circunstancia se verificará cuando el área sombreada
correspondiente al triángulo que forman la curva de demanda y la abscisa (que mide el
excedente económico de los demandantes o beneficio bruto del servicio), supere al rectángulo
que forman la curva del costo marginal de largo plazo, la abscisa y la distancia entre las dos
restricciones de capacidad. Ello implica que el triángulo más pequeño de la parte superior del
excedente de los demandantes de color rosado supere al trapezoide de la parte del área del costo
social de color celeste.
Finalmente, cabe señalar que este tipo de bien o servicio, aún cuando en la literatura se los
encuentra como formando parte de la gama de los bienes mixtos, se los suele identificar como
―bienes públicos congestionables‖ o también como ―bienes públicos impuros‖, para
distinguirlos de los bienes usualmente denominados ―mixtos‖ que son aquellos bienes privados
que generan externalidades y a los cuales nos hemos referido previamente.
Finalmente, otro caso de bienes mixtos es el que se identifica más específicamente como
―bienes o servicios con beneficios territorialmente delimitados‖, también identificados en la
literatura como ―bienes públicos locales‖. Se trata del caso de los servicios comunes destinados
a satisfacer necesidades de un colectivo ubicado territorialmente dentro de un cierto espacio
65 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
geográfico, y cuyos habitantes aprovechan la externalidad del mismo, beneficio que no alcanza
a los individuos residentes en territorios fuera de ese ámbito territorial delimitado. Se trata de
los bienes públicos que suelen proveer los gobiernos locales o municipios, o bien los gobiernos
regionales, como las provincias o estados.
Desde el ángulo de la economía general, se trata de bienes privados, pues sus beneficios son
apropiados exclusivamente por los individuos pertenecientes al colectivo menor, radicado en el
área de influencia del servicio. Claro que para los pertenecientes a ese colectivo menor se está
en presencia de un bien público. Los ejemplos típicos son el servicio de alumbrado, barrido y
limpieza de calles que proveen los municipios, o los hospitales regionales de diversa
complejidad que abastecen las provincias o estados.
Este tipo de servicios o bienes públicos con derrames delimitados geográficamente, plantean
problemas de coordinación fiscal y financiera entre niveles de gobierno —Nación, Provincias y
Municipios— pues la delimitación geográfica de la externalidad o derrame de la utilidad que
genera el mismo no coincidirá estrictamente con las divisiones políticas con que se identifican
los estados provinciales y municipales, aspecto que es materia de estudio en el ámbito del
federalismo fiscal. Sobre esta temática dedicamos el Capítulo 12.
En los puntos previos se analizaron las cuestiones de la provisión de los bienes privados, la de
los bienes públicos y la correspondiente a los bienes mixtos. En cada caso se distinguió la
manera de financiamiento que la teoría de las finanzas públicas sugiere según las características
intrínsecas o tecnológicas que identifican a cada tipo de bien o servicio.
El principio general es que los bienes o servicios que generan beneficios apropiables y/o
internalizables exclusivamente por cada persona o individuo, sin que generen externalidades, se
pueden proveer eficientemente a través del sistema de mercado. Por lo tanto su medio de
financiamiento es el mecanismo de precios, o sea, mediante el sistema de revelación de
preferencias de los individuos, quienes habrán de tener que disponer de su ingreso para obtener
la propiedad o apropiación del bien o servicio y, consecuentemente, de la utilidad que el mismo
genera. De esa manera se cumple con el respeto pleno a la soberanía del consumidor o
ciudadano.
Pero esos principios generales suelen no siempre ser atendidos por los gobiernos y se verifican
en la práctica apartamientos de ellos. Los motivos son diversos, pero en muchas circunstancias
se suele aducir la prosecución de un fin redistributivo, bajo determinada concepción de lo que el
político a cargo de la gestión gubernamental considera justo.
En este ámbito de categoría de bienes suelen estar los servicios educativos y los de la salud.
Pero en otros casos suelen también incluirse otro tipo de servicios o bienes como, en orden
decreciente en importancia: la vivienda propia, el acceso a actividades del deporte, el acceso de
66 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
determinados programas de televisión, etc. Esa apreciación puede bien surgir del voto
generalizado o mayoritario de la población que induce al votante mediano a fijar esas pautas o
criterios, o bien de la propia elite gobernante o gobierno de turno.
La Figura 16, a) y b), presenta una división conceptual entre bienes privados, bienes mixtos, y
bienes públicos, agrupados en la línea horizontal superior (sobre la línea roja), respecto de los
bienes preferentes o meritorios, ubicados en la línea horizontal inferior (debajo de la línea roja).
Los bienes ubicados arriba de la línea roja tienen una diferencia que deriva de sus propiedades
en cuanto a satisfacer necesidades individuales o bien mixtas y, finalmente, colectivas. Pero
tienen un denominador común: que la decisión de su consumo la deciden los individuos por
opción libre, es decir, en todos los casos se está respetando la ―soberanía del consumidor o
ciudadano‖; la decisión del consumo de estos bienes es individual, no obstante estar destinados
unos u otros a satisfacer necesidades diferentes. En el caso del bien privado el ciudadano ejerce
su libertad de elección votando con su ingreso en los mercados; en los bienes mixtos ejerce
también su libertad votando asimismo con su ingreso en los mercados y votando en las urnas
por lo que corresponda al componente de subsidio; en los bienes públicos, finalmente, ejerce su
libertad de opción votando en las urnas por lo que desee en materia del residuo fiscal de su
preferencia.
Figura 16
(a) (b)
Sin dudas que este comportamiento del Estado supone un escenario de ―gobierno benevolente‖,
aquel cuyas decisiones solamente son inspiradas por el objetivo de maximizar el bienestar
general de los ciudadanos, y no necesariamente sus propias ambiciones, deseos o gustos
específicos. Veremos luego que las asimetrías de información son una característica normal o
usual de cualquier relación de agencia. El sistema político constituye un caso relevante de tal
asimetría y conlleva así a la posibilidad de adoptar tal tipo de decisión, aún en escenarios
considerados razonablemente democráticos y respetuosos de la libertad de las personas.
Por cierto que la línea roja de separación indicada en la figura, deja nuevamente márgenes
importantes de apreciación o subjetividad. Lo que sí queda claro es que los gobiernos más
democráticos y respetuosos de la libertad y soberanía de los pueblos, habrán de no escatimar
esfuerzos para mejorar la transparencia informativa de forma de ir reduciendo las aludidas
asimetrías. La educación de la población juega un rol significativo en reducir esas asimetrías. El
resultado final de este accionar es el graficado en la Figura 16 (a).
Ambas versiones (a) y (b) de la Figura 16 resumen visualmente por tanto las proporciones
diferenciales que pueden asumir ambas maneras de entender políticamente la naturaleza de las
decisiones sociales.
Una aclaración necesaria, aunque puede calificarse de obvia, es que los bienes buenos y los
bienes malos que defina la elite gobernante pueden tener características de bienes privados, de
bienes mixtos o de bienes públicos, de manera que la decisión de su provisión no tiene ninguna
relación con esa categorización.
El atributo de los bienes preferentes se refiere por tanto a otro concepto, ligado a los problemas
de información y quizás más a razones de orden político que económico. En las democracias
republicanas modernas, se intenta que el poder supremo del que gozaban los monarcas
antiguamente, quede restringido o acotado en su discrecionalidad, garantizando el pleno goce de
la soberanía de los ciudadanos, pero no siempre este principio habrá de verificarse en la
práctica. Este tema será tratado en detalle en el Capítulo 4, como ya se anticipara.
Canavese aclara al respecto que tanto la literatura sobre la denominada ―tragedia de los
comunes‖ como la correspondiente a la llamada ―tragedia de los anticomunes‖, investiga el
efecto sobre la asignación de los recursos cuando sobre ellos se otorgan ―derechos de propiedad
incompletos‖. Los derechos de propiedad ―completos‖ incluyen el derecho de uso y el derecho
de exclusión sobre un recurso. Quien detenta un derecho de propiedad completo sobre un
recurso tiene el derecho de utilizarlo (derecho de uso) y el derecho de excluir a terceros de su
uso (derecho de exclusión). La inexistencia de un agente con derecho de exclusión lleva a la
―tragedia de los comunes‖. En sentido inverso, la existencia de múltiples agentes con derecho de
exclusión lleva a la ―tragedia de los anticomunes‖. Las dos tragedias simétricas resultan en un
uso ineficiente de los recursos por exceso en un caso y por defecto en el otro.
El ejemplo adoptado por Canavese para explicar este tema es el ya conocido de la existencia de
un campo para uso colectivo donde todo ciudadano puede ingresar su ganado para alimentar. No
tiene límite de uso pero carece de la posibilidad de imponer su derecho de exclusión a terceros.
Los resultados respecto a la intensidad de la explotación del campo (decisión sobre el total de
ganado o animales a permitir pastorear en el mismo) son muy distintos en el caso de un
terrateniente que disponga del dominio de uso y exclusión de terceros para su uso, respecto al
caso de tratarse de un predio de uso colectivo, es decir, de ―ingreso irrestricto‖ al mismo y sin
posibilidad para nadie de ejercer el derecho de exclusión64.
De la resolución eficiente para cada empresario del ejemplo, surge la posibilidad de aplicar el
análisis que planteara Cournot en el caso de un duopolio. Si se supone el caso de una curva de
demanda lineal de pendiente normal y ausencia de costos marginales en la producción (el costo
de la compra de animales se supone un ―costo hundido‖). En base a ello se puede anticipar que
cada empresario maximizará su nivel de producción respondiendo a la relación Q* =
(α/β)n/(n+1), siendo n la cantidad de empresarios, que en caso del duopolio n = 2, por lo tanto
por sustitución resulta Q* = (2/3) (α/β)65.
Como recuerda Canavese, la generalización del uso del predio a cualquier persona que decida
utilizarlo, hace que el campo se convierta en un verdadero ―común‖ del sistema feudal de la
Edad Media, en el que nadie tiene derecho de exclusión, y todos tienen derecho de uso. En el
caso de n ganaderos tomando decisiones privadas óptimas, el número de vacas pastando será la
indicada por la primer expresión, es decir, Q* = (α/β)n/(n+1), la que a medida que n crece a
infinito, tiende a Q0 = α/β. Cuando esto sucede, la riqueza del recurso se diluye. La ―tragedia de
los comunes‖ es la sobreexplotación del recurso.
64
La expresión ―uso irrestricto‖ utilizada en este ejemplo campestre lleva no obstante a la posibilidad de
trasladar los conceptos aquí vertidos al tema del ―ingreso irrestricto‖ para el caso del servicio de
educación universitario, aspecto que se analiza en detalle en el Capítulo 14.
65
En el Apéndice 4 se expone de manera diagramática y analítica las condiciones de equilibrio Cournot-
Nash que conducen al resultado planteado, utilizando a su vez un ejemplo sencillo extraído de Stigler
(1966).
69 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En analogía con el análisis del duopolio de Cournot, pero de modo simétrico al caso de los
―comunes‖, los agentes eligen Pa y Pr y determinan P = Pa + Pr. El precio P0 —simétrico al
valor de Q0— de saturación en el uso del recurso es a P0 = α. Cada excluidor fija su precio en
(1/3)α y entonces P = Pa + Pr = (2/3)α, que implica una cantidad de vacas ingresadas Q* =
(1/3) (α/β).
Cuando el número de excluidores se generaliza a n, el precio por ingresar una vaca es (n/n+1)α
y las vacas que pastan en el predio serán (1/n+1) (α/β). Así, cuando n crece tendiendo a infinito
el precio tiende a α y el número de animales alimentados en el campo, por tanto, tiende a cero.
Múltiples excluidores hacen que la riqueza potencial generada por el recurso campo de pastoreo
se diluya por su subutilización. La ―tragedia de los anticomunes‖ es la subexplotación del
recurso.
Los mercados no siempre registran esa visibilidad perfecta sobre los precios, los tipos de bienes
y servicios a los que se pueden optar, las calidades de los mismos, y las actitudes o
comportamientos de las personas en el cumplimiento de los contratos.
En muchas situaciones los consumidores y los productores se ven ante la disyuntiva de tener
que enfrentar costos de oportunidad —en dinero a erogar o en tiempo a dedicar— para estar
66
Canavese aclara que esta denominación ha sido acuñada por Michael Heller (1998) y aplicada en
Michael Heller y Rebeca Eisenberg (1998).
70 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
relativamente seguros al tomar cierta decisión económica. Por ejemplo, al momento de decidir
entre varias alternativas en la compra de bienes o contrato de servicios, o a la hora de decidir
una inversión, etc. Muchas decisiones enfrentan así situaciones de riesgo y lograr una cobertura
razonable del mismo resulta costosa.
El término ―costos de transacción‖ alude precisamente a ese costo de oportunidad que debe
enfrentarse al momento de la toma de las decisiones económicas de los agentes. Cuando esos
costos son elevados es probable que las decisiones finalmente sean adoptadas en un marco de
incertidumbre y ellas resulten económicamente erróneas. Los mercados sufren de esta manera
una falla de relativa importancia para orientar la correcta asignación de recursos.
El acceso a la información relevante necesaria para adoptar decisiones eficientes, por otra parte,
no siempre es similar entre los agentes económicos. Existen en muchas oportunidades
―asimetrías de información‖, lo que significa que algunos agentes dominan información que
otros agentes no disponen o a la que no tienen acceso. Por ejemplo, en la relación entre el
médico y el paciente —pensando en un mercado de los servicios— o entre el representante
político en el gobierno y los ciudadanos —pensando en el mercado político—, etc.
Esta imperfección del mercado alude a la imposibilidad que las personas tienen para observar la
calidad de los bienes al momento de tener que adquirirlos, de allí que se la identifique asimismo
como una imperfección de ―tipo oculto‖. La consecuencia que resulta de esta imperfección del
mercado es un fenómeno consistente en que los bienes de mala calidad terminan expulsando a
los bienes de buena calidad, debido al alto costo de obtener información sobre (conocer) el tipo
o calidad de cada bien.
El ejemplo típico de este tipo de fenómeno se plantea en el mercado de autos usados. Cuando
una persona desea adquirir un auto usado acude el mercado en el cual los precios vigentes
responden a las características de calidad y precios ―promedio‖ de las unidades que se
comercializan, distinguidos según marcas, modelos y antigüedades de los automotores. Pero no
todos los automotores que responden a igual marca, modelo y antigüedad poseen similar estado
de conservación. Ese estado diferencial no resulta fácil de identificar entre las unidades en
venta. Una investigación sobre el estado de los automotores en venta resulta no solamente
costosa sino imposible de verificar en muchos aspectos del funcionamiento del automotor. Los
riesgos que deben enfrentar los compradores son importantes y solamente la calidad se habrá de
observar con el uso del automotor luego de ser adquirido.
En los hechos ocurre entonces que los individuos que venden un auto de mala calidad habrán de
generar un ―externalidad‖ al afectar (a la baja) el precio ―promedio‖ de los autos de similar
marca, modelo y antigüedad, de manera de ir desincentivando las intenciones de venta de
algunos individuos propietarios de autos de buena calidad, en tanto a alentar básicamente a otros
individuos en la venta de automotores de muy baja calidad. El proceso genera un fenómeno
dominó por el cual cada vez más autos de mala calidad afloran en el mercado, reduciendo el
precio promedio y desalentando cada vez más la eventual colocación a la venta de autos de
buena calidad. Este proceso irá reduciendo naturalmente las transacciones de compra-venta de
automotores usados reduciéndolas a una mínima expresión.
71 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
¿Se ha logrado buscar alguna solución de este fenómeno en los mercados? Sí, en parte esta
imperfección se la ha combatido mediante el expediente de generar algún tipo de dato o señal
que permita diferenciar el auto de buena calidad del de mala calidad. Esa señal es ―la garantía‖.
Si un propietario de un automotor de buena calidad desea vender su auto, puede ofrecer la
garantía de buen funcionamiento para el uso normal del automotor. La duración temporal de esa
garantía medirá razonablemente la calidad del automotor. A mayor cantidad de años de garantía
mayor probabilidad de que el automotor resulte de mejor calidad. Normalmente los propietarios
del automotor usado conocen por experiencia propia las cualidades y defectos del automotor, de
manera que la extensión de la garantía seguramente no será mayor a la que su dueño estima que
la máquina habría de responder satisfactoriamente.
Usualmente, las primas de los seguros responden a la ―probabilidad promedio de muerte‖ de las
personas y esa probabilidad promedio se mide según los riesgos que las personas tienen de
perder su vida. La manera básica es diferenciar a los individuos según su edad. A mayor edad,
mayor probabilidad de muerte y, consecuentemente, mayor nivel de la prima. Pero no todos los
individuos de igual edad poseen similares riesgos de muerte; depende del tipo de actividad que
desarrollan y la calidad de vida (cuidado de su salud personal).
Las compañías de seguros pueden en algunos casos identificar, según la actividad desarrollada
por las personas, algún tipo de riesgo diferencial, pero no siempre esa categorización medirá
estrictamente el riesgo que se asume al aceptar un contrato de seguro que implique finalmente
un quebranto para la compañía. La información que se requeriría no siempre es accesible. Por
ejemplo, cuál es la vida normal de cada persona, con hábitos que necesariamente habrán de
afectar su longevidad. Los mercados laborales están plagados de situaciones diferenciales en
materia de riesgo en el trabajo. Existen legislaciones que han definido a ciertas actividades
como de mayor riesgo, circunstancia que no solamente ha implicado tratamientos diferenciales
en materia de salarios y de horas o jornadas laborales, sino también diferentes costos a la hora
de medir la prima de los seguros de vida respectivos.
Sin embargo, en situaciones tan diferentes y con dificultades de identificar o clasificar a los
contratos de seguros de vida para riesgos de ―mala calidad‖ —personas con mayores riesgos de
muerte no observables— de los contratos de seguro de vida de ―buena calidad‖ —personas con
menores riesgos de muerte no observables— habrán de afectar los mercados de seguros
provocando el efecto de selección adversa. Los contratos de personas de alto riesgo generando
externalidades al resto de los contratos de bajo riesgo, aumentado la prima promedio de los
seguros de vida, incentivando a atraer solamente a las personas de muy alto riesgo y
desalentando la contratación de seguros de vida de las persona de bajo riesgo.
de todas maneras de generar redistribuciones de ingreso entre los trabajadores. Los de bajo
riesgo pagando una prima de mayor costo que la que correspondería si fuera medible
estrictamente su riesgo de muerte, a favor de los trabajadores de alto riesgo, cuya prima no
habrá de responder estrictamente (será menor a la que correspondería) a la probabilidad de
muerte respectiva. Pero el mercado de seguro de vida no habrá de reducirse y/o extinguirse por
el fenómeno de selección adversa, al impedirse ésta con el sistema obligatorio.
El riesgo moral identifica la situación que un agente económico enfrenta con la firma de un
contrato que prevé determinado comportamiento humano de la otra parte contratante. Asumir el
compromiso del contrato implica el aceptar cierta miopía respecto a cuál habrá de ser el
comportamiento de la otra parte en el cumplimiento de las obligaciones asumidas. De hecho no
podrá ―observar‖ y, por ende, ―monitorear‖ adecuadamente el ―cuidado‖ o el ―esfuerzo‖ que
adopta la otra parte en el cumplimiento del contrato. Es probable que tampoco la otra parte
pueda al mismo tiempo observar su comportamiento. Existen muchos ejemplos de este tipo de
decisiones económicas, aunque el más común que se cita en la literatura sobre el tema es el
contrato de seguro por robo, o también la contratación de personal calificado.
El contrato de seguro por robo se formula en base al ―riesgo promedio‖ que la estadística
registrable de este tipo de evento muestra y la prima a pagar está relacionada con el mismo. Pero
la firma del contrato induce al asegurado a un comportamiento diferente al asumido antes del
contrato. En este caso es bastante probable que su ―preocupación y/o cuidado‖ prestado a la
cosa sujeto de seguro, cambie. Sin llegar a adoptar necesariamente una conducta ―negligente‖,
ese cuidado suele no ser de similar intensidad al adoptado antes del contrato, ni ser similar entre
los asegurados. De alguna manera la existencia de la cobertura del seguro de por sí habría de
generar un incentivo a ―descuidar‖ los verdaderos costos de sus actos (ya no tan responsables),
pero ciertamente existen personas más prudentes que otras, y las no tan prudentes o negligentes,
en su actitud ante el riesgo cubierto por el contrato de seguro.
Este fenómeno es el que justifica que los contratos de seguro por daños o robo de bienes
contemplen una ―franquicia‖, que deja fuera de la cobertura al perjuicio menor a cierto monto, o
cubriendo solamente perjuicios superiores a cierto monto. De esta manera obliga al asegurado a
adoptar una actitud de cuidado que mínimamente exija cierto esfuerzo para evitar el daño.
El caso del mercado laboral es otro ejemplo de riesgo moral. En el intento de contratar un
gerente de una empresa, es probable que los candidatos que se postulen sean sujetos a un
proceso de examen de antecedentes y de entrevista personal para la elección. Es probable que tal
tipo de ―señales‖ permitan la selección ―del mejor‖. Pero ocurre que dichas señales —título
profesional logrado, experiencia laboral, etc.— no resultan finalmente ser suficientes para
asegurar un comportamiento óptimo o eficaz del gerente seleccionado al momento de ponerlo
en funciones. Puede que asumido el cargo lo motive un espíritu de egoísmo o de poca
colaboración con el equipo de conducción de la firma, o inclusive, un comportamiento corrupto,
no advertido o advertible desde el detalle de antecedentes reunidos sobre el candidato. En
realidad aparece aquí las características que plantea la ―relación de agencia‖ entre el principal
(accionistas o directivos de la firma) y el ―agente‖, el gerente. La asimetría de información
aumenta la posibilidad de una conducta no eficiente o leal del agente, sin que el principal pueda
observarla adecuadamente. Finalmente, el accionar de una gerencia tomada aisladamente
interactuando con la labor de otras gerencias, plantea un escenario de externalidades recíprocas
que hacen muy difícil o imposible la medición de las respectivas contribuciones sobre el
resultado final de la empresa.
En estos casos, las firmas han adoptado sistemas de retribución que generen incentivos para que
el gerente se vea motivado a aportar su mayor esfuerzo para el bien de la compañía. El sistema
73 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de los ―bonus‖, título que habilita la posibilidad de participar en las utilidades de la firma,
introduce ese incentivo que no solamente afectará el comportamiento del gerente beneficiado
por el mismo, sino porque asimismo genera un escenario de autocontrol entre las gerencias,
dado que el mal comportamiento de un gerente habrá de provocar una externalidad negativa al
resto de los gerentes, al reducir las utilidades y por ende el valor de los bonus.
¿Es necesario algún tipo de intervención del Estado en casos en que se registre este fenómeno?
Un área donde la actitud oportunista, de imposible observación, es la conducta que las personas
puedan adoptar en la previsión sobre su vejez. Todos los seres humanos saben que en algún
momento habrán de enfrentar el avance de la edad, es decir, su vejez. Con la vejez surgen como
consecuencia inevitable la pérdida de capacidad para generar ingreso propio, sea por pérdida de
la aptitud física, la mental, o ambas. Esto obliga a ser ―previsor‖, que significa la actitud de
generar ahorros durante la vida activa para luego poder financiar los años de la pasividad.
Si esa decisión de arbitrar entre consumo presente y consumo futuro se dejara como una
decisión de libre elección por parte de cada individuo, es probable que surjan muchos casos de
actitudes no suficientemente previsoras. La posibilidad de que en el futuro familiares, como los
hijos adultos, se apiaden de uno llegada la pasividad; o la posibilidad de que la sociedad se
apiade de los ancianos, forzando de hecho a ser asistidos financieramente, induce a considerar la
cobertura de ese riesgo moral como la generación de un bien colectivo —la ―previsión social‖—
que produce una externalidad muy importante para la convivencia social. Por esta razón, los
Estados suelen introducir sistemas previsionales ―obligatorios‖, los que pueden ser diseñados
con variantes en cuanto a sus características financieras y de formas de gestión67.
67
Dada su importancia, al análisis de los sistemas previsionales, sus características y tipos de
financiamiento, y efectos económicos, se dedica el Capítulo 11.
74 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
Dada la función:
y = f(x)
∂y/∂x = y‘ = f ‘x = 0
(MAX) Π = (P * X) – C (X)
siendo,
Π: Beneficio
P: Precio
X: Cantidad del bien
C (X): Función de costo total
(MAX) Π = (P * X) – C (X)
sujeto a:
F° - C(X) ≥ 0
siendo:
Diagramáticamente:
P P
CMg CMg
Fo/xs
Po CMe Po CMe
0 X* X 0 Xs X
Dados dos individuos y dos bienes privados68 y ausencia de mercado. El consumo óptimo se
obtiene de la consideración conjunta de ambos individuos y ambos bienes. Se trata de una
solución simulada equivalente a la existencia de un planificador central que posee toda la
información necesaria para maximizar las posibilidades de consumo de esta comunidad de dos
individuos.
UA = fA (xA1; xA2)
UB = fB (xB1; xB2)
68
―Bienes privados‖ o bienes de consumo individual, rivales en el consumo, cuya utilidad es
apropiable únicamente por un individuo, excluyendo la posibilidad de consumo y apropiación
de utilidad consecuente del resto de los individuos.
76 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sujeto a:
La función auxiliar:
De (1) y (2):
1= f ‗(xA1)
2 = f ‗(xA2)
De la (3):
B = - f ‗(xA1) / f ‗(xB1)
B = - f ‗(xA2) / f ‗(xB2)
Es decir,
En el nivel de consumo óptimo de ambos bienes por ambos individuos, se cumplirá la condición
de la igualación de las razones entre las respectivas utilidades marginales obtenidas en el
consumo de tales bienes por ambos individuos.
77 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El alumno debe recordar el cociente 1/2 para cuando se analice la optimización CON
MERCADO. Esta razón entre los s miden el costo relativo de oportunidad, es decir, los
respectivos valores sombra, precios imputados o precios matemáticos (denominaciones
alternativas) de los bienes x1 y x2.
∂ℒ/∂xo1 = 1
∂ℒ/∂xo2 = 2
Por otro lado, si se calcula el diferencial total de las funciones de utilidad de los individuos A y
B y se los iguala a 0 (para identificar el sentido económico de los movimientos en determinado
nivel de las respectivas curvas de indiferencia):
se obtienen las Tasas Marginales de Sustitución entre ambos bienes (X 1 y x2) de ambos
individuos (TMSAx1x2; TMSBx1x2). De donde se cumple entonces que:
O sea:
Se observa que las Tasas Marginales de Sustitución son inversamente proporcionales a las
relaciones de las Utilidades Marginales en el consumo de ambos bienes para ambos individuos,
razón que habrá de igualar al precio relativo implícito (o imputable por ellos) entre ambos
bienes (el dual de la optimización por cantidades).
UA = fA (xA1; xA2)
YoA = P1.X1 + P2.X2
78 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(MAX) UA
sujeto a:
La función auxiliar:
∂ℒ/∂xA1 = P1 – y f ‗(xA1) = 0
∂ℒ/∂xA2 = P2 – y f ‗(xA2) = 0
de donde:
P1 = y f ‗(xA1)
P2 = y f ‗(xA2)
Por otro lado, diferenciando la función de utilidad e igualando a 0 para obtener la TMSAx1x2:
El lector recordará ahora la razón entre los multiplicadores de lagrange de la simulación SIN
MERCADO y su equiparación con los precios de mercado de ambos bienes en este modelo
CON MERCADO, es decir:
1/2 = P1/P2
Diagramáticamente:
79 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
UB
Línea de contrato
tg α = 1/2 = P1/P2 =
o
U B = - (dxA2/dxA1) = - (dxB2/dxB1) =
Xo2 = TMSAx1x2 = TMSBx1x2
U*A
UA α
X o1
Esto implica que las condiciones de óptimo son válidas cualquiera sea el escenario político-
institucional de referencia: un modelo de economía centralmente planificada versus un modelo
de economía descentralizada o de mercado. La discusión ―mercado versus plan‖ debe por lo
tanto no estar referida a la validez de estas condiciones de óptimo, sino a cual de los dos diseños
institucionales permite alcanzarlas a menor costo o más eficazmente.
Finalmente, el lector debe observar que en el planteo de optimización del modelo CON
MERCADO, el multiplicador de lagrange y nuevamente tiene un significado económico
preciso: se trata de ―la utilidad marginal del ingreso‖ para el individuo A. En efecto, si Y oA se
transformara en variable, la derivada de la función objetivo daría:
∂ℒ/∂YA = y
X1 = f1 (L1; K1)
X2 = f2 (L2; K2)
que son las funciones de producción de los bienes X1 y X2, empleando a los dos factores de la
producción L (trabajo) y K (capital).
Lo = L1 + L2
Ko = K1 + K2
Reflejan la dotación fija de factores (L = Lo; K = Ko) que se agotarán en su empleo en ambas
líneas de producción.
El problema consiste en maximizar la producción de uno de los bienes sujeto a una cierta meta
preestablecida en la producción del otro bien (para dar una solución única al problema de
optimización), sujetos a las restricciones tecnológicas y de dotación de factores en la economía.
sujeto a:
(1º) Lo - L1 - L2 = 0
(2º) Ko - K1 - K2 = 0
(3º) Xo2 - f2 (L2; K2) = 0
La función auxiliar:
ℒ = f1 (L1; K1) + L (Lo - L1 - L2) + K (Ko - K1 - K2) + x2 (Xo2 - f2 (L2; K2)
de donde:
f ‗(L1) = L
f ‗(K1) = K
o sea,
Despejando x2:
sustituyendo L y K:
81 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
O sea:
Luego, hallando el diferencial total de las funciones de producción e igualándolo a cero, para
hallar la Tasa Marginal de Sustitución de los Factores en la producción de los dos bienes
(pendiente de las isocuantas en el punto de encuentro de la curva de contrato en la producción),
se logra:
es decir,
Suponiendo el productor del bien X1, el planteo parte de los siguientes datos:
X1 = f1 (L1; K1)
Fo = w.L1 + r.K1
dados: P1, w y r. Siendo Fo el capital financiero disponible por el empresario para financiar el
costo total de producción.
La función a maximizar:
sujeta a la condición:
Fo - w.L1 - r.K1 = 0
82 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La función auxiliar:
ℒ = P1.f1 (L1; K1) - w.L1 - r.K1 + F (Fo - w.L1 - r.K1)
De donde surge:
Dado que el productor de X2 enfrenta los mismos precios relativos de los factores que el
productor de X1, se cumplirá que:
El sistema de precios del mercado habrá de lograr dar señales a los empresarios de manera de
igualar las productividades marginales relativas de los factores en las diferentes líneas de
producción, mediante un mecanismo descentralizado de adaptación en cantidades de tales
agentes económicos.
UA = fA (xA1; xA2)
UB = fB (xB1; xB2)
83 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Representando las funciones de utilidad de los consumidores (el lado de la demanda de bienes),
y:
X1 = f1 (L1; K1)
X2 = f2 (L2; K2)
Lo = L1 + L2
Ko = K1 + K2
reflejando las dos tecnologías disponibles para la producción de los bienes X 1 y X2, que junto a
la dotación de factores disponibles en la economía Lo y Ko, permiten construir la Función de
Transformación en la Producción:
a la cual daremos una forma matemática simple y explícita para hacerla manipulable en el
análisis, definiéndola como:
Xo = X1 + X2
Se trata de una función de transformación muy especial que habría de suponer una frontera de
posibilidades de producción lineal y de pendiente igual a 45º (= -1). Este tipo de función habría
de conducir a soluciones de esquina, pero hemos de obviar esta dificultad por razones de
simplicidad en el análisis. Las implicancias conceptuales que se derivan a continuación, no se
ven modificadas por este supuesto y sirven a los fines de interpretación de las condiciones de
óptimo69.
Para darle una solución única al proceso de optimización (definir un punto de la curva de
contrato en el consumo), hemos de garantizar un cierto nivel de utilidad al individuo B (U oB), es
decir:
de manera que el planteo consistirá en maximizar la utilidad del individuo A, sujeto a las
restricciones tecnológicas, de dotación de recursos y de dicho nivel de utilidad para B.
La función auxiliar:
69
Para extensiones ver Bator, F. M. (1957): ―The Simple Analytics of Welfare Maximization‖,
American Economic Review, V.47; y Bator, F. M (1958): ―The Anatomy of Market Failure‖, Quarterly
Journal of Economics, V. 72.
84 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De donde surge:
f ‗(xA1) = xo
f ‗(xA2) = xo
o sea,
f ‗(xA1) = f ‗(xA2)
y también:
f ‗(xA1)/f ‗(xA2) = 1
Despejando fB:
Sustituyendo:
y reordenando:
Ahora, diferenciando las funciones de utilidad e igualando los diferenciales a 0, se obtienen las
conocidas Tasas Marginales de Sustitución en el consumo de ambos bienes por ambos
individuos. Es decir,
o sea:
TMSAx1x2 = TMSBx1x2
TMTX1X2 = - dX2/dX1 = 1
85 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
se deduce que:
La condición indica claramente que cualquier intento de aumentar el consumo de un bien por
parte de un individuo, exige la renuncia de cierta cantidad en el consumo del otro bien, y esa
renuncia debe ser de magnitud suficiente como para que la producción, que dejará de producir
esa cantidad marginal del otro bien, libere los recursos productivos (L y K) requeridos para
producir la nueva unidad del bien demandado marginalmente.
En el modelo de equilibrio general con mercado, los consumidores y los productores adoptan
decisiones de manera descentralizada. Los consumidores individualmente habrán de perseguir la
maximización de su utilidad y los productores la maximización de su beneficio empresarial.
Todos desconocen y no poseen información —o simplemente no les preocupa— de lo que hará
o hace el resto de los agentes económicos, solamente les habrá de interesar sus posibilidades de
consumo y/o de producción propios.
El planteo de optimización por lo tanto debe efectuarse separadamente para cada tipo de agente
económico, consumidores y productores.
a) La firma
Comencemos por los productores y para simplificar supongamos una firma que produce dos
bienes privados (X1 y X2), con la posibilidad de empleo de factores de la producción que
acarrearán el pertinente costo de producción, el que deberá ser financiado con un cierto capital
financiero que dispone la firma.
Fo – C(X1) – C(X2) = 0
La función auxiliar:
ℒ = (P1 * X1) + (P2 * X2) – C1(X1) – C2(X2) + Fº [Fo – C(X1) – C(X2)]
De donde surge:
P1/P2 = CMgX1/CMgX2
La relación de precios de los bienes debe igualar a la relación directa de los respectivos costos
marginales de producción. En rigor, en condiciones en que la restricción financiera sea ―no
operante‖ (Fº = 0) cada bien será financiado de forma de igualar su precio a su costo marginal;
si la restricción financiera resultara operante (Fº > 0), entonces los costos marginales serán
menores a los precios de ambos bienes, pero en tal caso el apartamiento del precio al costo
marginal debe guardar una relación de proporcionalidad entre ambos bienes70.
Ahora bien, ¿cuál es la relación de la condición anterior con respecto a las magnitudes físicas de
producción de X1 y X2? Para responder a esta pregunta debemos hallar el diferencial total de la
restricción financiera e igualarla a cero, de forma de observar las posibilidades de
transformación que tiene la firma en la producción de ambos bienes.
de donde surge:
b) Los consumidores
c) Equilibrio general
70
Volver al ejemplo presentado en la Introducción.
87 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
UA = fA (XA; G)
UB = fB (XB; G)
En las que el bien G es el bien público, un mismo bien de consumo compartido o conjunto entre
A y B.
X = fX (LX; KX)
G = fG (LG; KG)
La dotación de factores:
Lo = LX + LG
Ko = KX + KG
La función de transformación:
71
Los ―bienes públicos‖ son de consumo conjunto, no hay rivalidad en el consumo del bien.
Una vez que el mismo ha sido provisto, la utilidad que genera su provisión es compartida y
usufructuada por todos los consumidores sin que ninguno pueda ser excluido de ese beneficio
(no debido a un ―derecho‖ que pudiere asistirle a cualquier individuo para acceder a su
consumo, sino a la imposibilidad material, física o económica, de poder excluirlo). La exclusión
no será posible a pesar que no demuestre voluntad de contribuir a su financiamiento
(disposición de pago voluntario o revelación de preferencias en el mercado).
72
Samuelson, P. A. (1954) y (1955).
88 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ro – X – G = 0
Tratándose de dos individuos, hemos de asegurar un nivel UoB de utilidad para el individuo B y
se deberá alcanzar la maximización de la utilidad del individuo A, sujeta al indicado nivel de
utilidad de B, y de las posibilidades de producción de ambos bienes en la economía.
∂ℒ/∂XA = f ‗(XA) - R = 0
∂ℒ/∂G = f ‗(GA) - R - B f ‗(GB) = 0
∂ℒ/∂XB = - R - B f ‗(XB) = 0
∂ℒ/∂R = R – X – G
∂ℒ/∂B = UoB - fB (XB; GB) = 0
de donde se desprende:
f ‗(XA) = R
f ‗(GA) - R - B f ‗(GB) = f ‗(GA) - f ‗(XA) - B f ‗(GB) = 0
B = - f ‗(XA)/f ‗(XB)
Por lo tanto:
o sea:
Que en virtud de la relación inversa entre las razones de las utilidades marginales de ambos
bienes y las tasas de cambio en cantidades deseadas por los individuos (Tasas Marginales de
Sustitución en el consumo entre el bien privado y el bien público), resulta:
TMSAXG + TMSBXG = 1
dRo = dX + dG = 0
TMTXG = - dX/dG = 1
APÉNDICE 2
¿Impediría el método del beneficio toda posibilidad de redistribución de ingreso desde los ricos
hacia los pobres?
Una crítica que suele hacerse respeto a este método de satisfacción de las necesidades
colectivas, a diferencia del método de la capacidad de pago, es ―el no contemplar la equidad
tributaria‖. Sin embargo, si la redistribución es considerada como una externalidad positiva por
los individuos que componen la sociedad, las funciones de utilidad tendrían una configuración
diferente a las empleadas en el enfoque neoclásico tradicional.
En efecto, si la función de utilidad de los ricos (supóngase el individuo A) fuera del tipo:
Si a su vez YMín fuera el ingreso mínimo considerado como umbral de la pobreza, y se cumpliera
que YB < YMín, entonces es probable que:
∂UA/∂YB > 0
Y, en tal caso, el individuo A podría estar dispuesto a pagar un impuesto mayor que el
estrictamente requerido por su situación de bienestar individual, aquel nivel de tributación que
lo dejaría con un ―residuo fiscal‖ neto igual a cero. Quizás acepte un residuo fiscal negativo de
computarse solamente su propio bienestar y de todas maneras estar en equilibrio samuelsoniano
bajo una reformulación de su función de utilidad cuando la situación del pobre se modifique; su
residuo fiscal no sería por tanto negativo.
Que computa como argumentos su consumo de bienes privados (XA), su consumo de bienes
públicos (G) y la situación de bienestar del individuo B, representado por su nivel de ingreso
(YB). Los tres argumentos cumplen la condición de primera derivada positiva, o sea: ∂UA/∂XA >
0; ∂UA/∂G > 0, y, ∂UA/∂YB > 0.
(3) YMín - YB ≥ 0
Siendo YMín el ingreso mínimo de subsistencia digno para B, según lo considera el individuo A,
en tanto YB es el ingreso disponible de B. De manera que:
O sea, el ingreso disponible de B es igual al ingreso total (YBT) descontado el pago de sus
impuestos al Estado (TB .G)
(4) ℒ = fA (XA; G; YB) + y (YA – PA.XA + TA.G) + B [YMín – YBT + (TB .G)]
(11) f ‗(G) = y TA – B TB
(12) f ‗(YB) = B
O sea:
Pero y es el multiplicador lagrangeano que representa la utilidad marginal del ingreso propio
para el individuo A, de manera que la (14) puede expresarse finalmente:
(15) f ‗(G) / f ‗(X) = (TA /PA) – [(f ‗(YB)./f ‗(YA)) . (TB/ PA)]
Que ahora la tasa marginal de sustitución entre bienes privados y bienes públicos para el
individuo A —la inversa del cociente de las respectivas utilidades marginales indicado en el
primer miembro de la expresión (15)— sería igual al costo relativo del bien público que habría
de soportar en términos de los impuestos que habrá de pagar, descontado su consideración
especial respecto al bienestar de los pobres (representados en este caso por el individuo B) al
momento de tener que pagar también sus impuestos.
En efecto, ello queda claro analizando el significado del segundo sumando que resta a ese costo
de oportunidad de los bienes públicos para A, y que aparece en el segundo miembro de la
expresión (17).
La relación β constituye un coeficiente que mide el peso relativo que en la función de bienestar
del individuo A tiene la situación de bienestar de B. Se trata del ponderador con el que A medirá
su sacrificio relativo (pérdida de su utilidad marginal personal) que estará dispuesto a asumir
haciéndose cargo de una parte del costo de oportunidad de la porción tributaria que le tocaría
enfrentar B para la provisión de los bienes comunes.
Esta es finalmente la incidencia del ―componente Madre Teresa‖ que anida en el alma de A.
Es su espíritu solidario para con B; una externalidad que acusa tener su función de utilidad
(interdependiente) respecto a la función de utilidad de B.
Ahora bien, la relación que expresa el coeficiente de ponderación β podría variar, resultando:
0≤β≤1
En la medida que el ponderador β se acerque a 1 estará indicando una muy fuerte consideración
de A hacia el pobre. Su percepción del costo de oportunidad de la provisión de los bienes
públicos tendería a 0. Es en ese extremo que la actitud merecería sin duda alguna el calificativo
de ―componente Madre Teresa‖; un enfoque rawlsiano de maximización del bienestar de los
pobres. Si en cambio, el ponderador β se acercara a 0, estará evidenciando que el bienestar
propio de A predomina en él por sobre el de B, aunque de alguna manera puede que le importe
algo. En el extremo del ser egoísta (al estilo neoclásico del homo economicus) el costo de
oportunidad de los bienes públicos solamente computará a TA, es decir, la solución
samuelsoniana tradicional; un enfoque benthamiano en materia distributiva del ingreso.73
En el caso solidario entonces, para el individuo A, puede que aparente tener un residuo fiscal
negativo, pero si existe el componente solidario, en realidad se encontrará en equilibrio
samuelsoniano. No obstante, una aclaración final. La redistribución a través de la asignación de
las cargas tributarias y del gasto público que no tenga en cuenta esta actitud voluntaria de los
ciudadanos, implicará una redistribución ―meritoria‖ o ―preferente‖, es decir, autocráticamente
definida por la elite gobernante. En el caso del respeto a la soberanía de los votantes, es
73
En alguna medida el coeficiente β expresaría una ponderación inversa a la del coeficiente α
empleado en la fórmula de medición del coeficiente de desigualdad de Atkinson que veremos
más adelante. Para el que, en rigor, Atkinson (1970) utilizó en su paper el ponderador 1-ε, o
sea, α = 1-ε, y no α (ver Capítulo 10).
93 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
probable que la decisión política coincida finalmente con las preferencias del ―votante mediano‖
y, en tal caso —dejando fuera el supuesto restrictivo y poco realista de un consenso unánime
por la redistribución a favor del pobre— una porción del electorado vivará necesariamente en
una situación de permanente desequilibrio samuelsoniano.
Por lo expuesto previamente, el método del beneficio parece haber logrado su reivindicación y
revalorización: eficiencia más equidad y respeto a la soberanía del ciudadano (¿¡―doble o triple
dividendo‖!?). No obstante, tres aclaraciones finales:
1º) La redistribución a través de la asignación de las cargas tributarias y del gasto público que
no tenga en cuenta o se base en una actitud voluntaria y solidaria de los ciudadanos, implicará
una redistribución ―meritoria‖ o ―preferente‖, es decir, autocráticamente definida por la elite
gobernante, no respetando con fidelidad la voluntad de los electores.
2º) En el caso del respeto a la soberanía de los votantes, es probable que la decisión política
coincida finalmente con las preferencias del ―votante mediano‖ y, en tal caso —dejando fuera el
supuesto restrictivo y poco realista de un consenso unánime por la redistribución a favor del
pobre— una porción del electorado vivará necesariamente en una situación de permanente
desequilibrio samuelsoniano.
3º) Aún cuando la porción de los ciudadanos que puedan percibir como negativo su residuo
fiscal fuera una minoría, la decisión de la mayoría votante, en base a su interpretación de lo que
esa mayoría considera justo, no puede sin embargo violar los derechos de propiedad que
garantiza la constitución. Aplica aquí la noción de justicia rawlsiana respecto al ―velo de la
ignorancia‖ y el dilema de Condorcet con el resultado circular de los procesos de votación por
mayoría simple y la solución ―a lo Buchanan y Tullock‖ del dilema y la búsqueda de la
unanimidad wickselliana mediante el respeto a una ―regla de nivel superior‖; a saber:
La moraleja final: no sabremos a ciencia cierta si seremos ricos o pobres en un futuro no muy
lejano, o si formaremos parte de una minoría o de una mayoría circunstancial que decide quien
deba gobernar; por esa razón, es sensato y justo que aceptemos reglas mínimas de convivencia
para nosotros y para nuestros descendientes, estables y perdurables. El enforcement de esas
reglas es crucial y, en este sentido, el diseño institucional en general y la Justicia y la moral del
94 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
Supuestas dos actividades que producen los bienes X1 y X2, cuyas funciones de producción se
definen de manera simple con la utilización de un único factor de la producción L:
(1) X1 = f(L1)
(2) X2 = f(L2)
La función de costos:
Siendo w el precio del uso del factor L. Y los precios de los bienes X 1 y X2 son P1 y P2,
respectivamente.
Por lo que:
O,
Lo que significa que el recurso único disponible para su empleo en la producción será asignado
de manera de igualar el Valor de la Productividad Marginal del Factor en ambas actividades.
Supóngase ahora que la actividad productora del bien X1 genera una externalidad que afecta el
nivel de productividad de la actividad X2. Las funciones de producción serían entonces:
(9) X1 = f (L1)
O sea:
De manera que:
O sea,
La solución en este caso sería subsidiar a la producción de X1. Se define al subsidio (S1) como:
(19) S1 = s1.P1.X1
Siendo S1 (S mayúscula) el subsidio total; s1 (s minúscula) la tasa del subsidio; P1 el precio del
bien 1 y X1 la cantidad producida del bien.
Ahora la función ∏1, es decir, la utilidad del productor del bien X1, resulta:
97 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
O sea,
(22) P1 (1 + s1).f‘1 = w
surge que:
De manera que:
(25) P1 s1 = P2.∂X2/∂X1
(26) s1 = P2.∂X2/∂X1
Es decir, la tasa del subsidio s1 debe ser equivalente al beneficio que en el margen genera la
actividad X1 sobre la actividad X2.
En el caso que la actividad X1 genere una caída en el nivel de la producción de X2, es decir, en
presencia de una deseconomía externa, aplica aquí la solución del ―impuesto pigouniano‖. Si
definimos un impuesto de un monto igual a T1, siendo:
(27) T1 = t1.P1.X1
Maximizando ∏1 se obtiene:
(26) t1 = - P2 (∂X2/∂X1)
Dado que en este caso ∂X2/∂X1 < 0, es decir, se trata de un número negativo, se puede eliminar
el signo negativo de la expresión anterior, de manera que finalmente:
(27) t1 = P2 (∂X2/∂X1)
Es decir, la tasa del impuesto t1 debe ser equivalente al perjuicio que en el margen genera la
actividad X1 sobre la actividad X2.
99 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 4
1. El duopolio de Cournot
La teoría del duopolio de Cournot (1838) se basa en dos conceptos fundamentales del
comportamiento empresario en un mercado de duopolio, a saber: que cada agente económico se
comporta en una forma maximizadora de beneficios y lo hace bajo la estrategia de suponer una
cierta cantidad a producir de la otra empresa con la que comparte el mercado. En principio
adopta el criterio que esa primera estimación no sería variable en el corto plazo, por lo que se
puede considerar constante y de esa manera decidir la cantidad adicional o propia que volcaría
al mercado en el intento de maximizar sus beneficios. Posteriormente, habrá de observar el nivel
de producción decidido por la empresa competidora, luego de abastecer al mercado con su
propia producción.
La ―Función de Reacción‖ especifica por tanto la elección óptima de una empresa para alguna
variable, como es el caso de la producción, de acuerdo a las elecciones de sus competidores.
Para determinar el equilibrio de Cournot en este mercado duopólico por lo tanto se pueden
tomar las dos funciones de reacción de las empresas A y B, y observar dónde se intersectan,
siendo éste el punto de equilibrio.
Bertrand (1883) plantea una visión distinta a la de Cournot. En su modelo, cada empresa en un
mercado duopólico establece un precio maximizador de utilidades en la creencia de que el
precio elegido por su rival no cambiará. Este convencimiento alienta a las dos empresas a
participar en un proceso de fijación de precios competitivos hasta que el mercado llega a un
equilibrio. Al pensar que el precio establecido por su rival es fijo, primero una de las empresas y
después la otra, cambian su precio con el fin de quitarle clientes y utilidades a su rival. Con el
tiempo, las dos empresas llegan a un equilibrio, en el cual ninguna de ellas tiene un incentivo
para cambiar más su precio. Este equilibrio se logra cuando el precio del producto cae hasta el
costo marginal.
Por lo dicho, en este modelo los rendimientos provenientes de este juego se determinan
mediante las decisiones de fijación de precios, no de cantidades, de las dos empresas y las
decisiones de compra de los consumidores. Un equilibrio para este juego será un par de precios
100 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que, una vez que son fijados, son de tal nivel que ninguna de las dos empresas tiene incentivo
alguno para cambiar su propio precio como diferente al de su oponente.
Aunque los equilibrios de Cournot y de Bertrand son aplicaciones del mismo concepto de
equilibrio competitivo en un duopolio, conducen a resultados muy diferentes.
En el modelo Bertrand a diferencia del de Cournot, el vendedor con el precio mas bajo acapara
todo el mercado, ya que los consumidores pueden cambiar de vendedor sin incurrir en coste
alguno. Si los precios anunciados coinciden, las empresas se dividen el mercado en partes
iguales. Si el precio de la empresa A es superior de la empresa B, el duopolista A no vendería
nada. Si por el contrario, su precio es menor que el de la empresa B, acapararía todo el mercado.
Finalmente, si los dos precios coinciden, las dos empresas se repartirán el mercado.
Finalmente, el equilibrio Cournot, produce un precio y una cantidad que son intermedios entre
los niveles de monopolio y del óptimo de bienestar. Para el equilibrio Bertrand, en cambio, se
da como resultado un precio y una cantidad óptimos para el bienestar.
En ambos modelos las decisiones o estrategias adoptadas por los duopolistas son muy simples y
probablemente hasta se las pueda calificar de relativamente ingenuas. Ambas no previeron
acuerdos y negociaciones que desarrollos posteriores de la teoría de los juegos contemplara, en
particular luego de los aportes de John Nash, en especial su famoso artículo que influyera
decididamente para otorgarle el premio Nobel de Economía 1994.74
En efecto, Cournot desarrolló su modelo partiendo de la base de que todo lo que un individuo
ganaba/perdía equivalía a lo que otro perdía/ganaba, permaneciendo invariable la situación
global de la economía. En teoría de los juegos este tipo de problema se le identifica como el de
―estrategias puras‖. Pero en el juego económico los individuos pueden tener una estrategia de
manera simultánea (―estrategias mixtas‖) que Cournot no contempló.75 Posteriormente, John
Nash hizo su gran aporte —especialmente con el trabajo de doctorado del año 1951 ya citado—
incorporando en teoría de los juegos la variante que luego se calificaría como ―equilibrio de
Nash‖, demostrando que cualquier juego con un número finito de estrategias tiene al menos un
equilibrio (―de Nash‖) en estrategias mixtas, y que ese equilibrio es extensivo al caso de los
juegos no cooperativos.
Pero lo que resulta claro del análisis combinado Cournot-Nash es que en base a supuestos
compatibles entre ambos enfoques, las estrategias de los agentes tenderían finalmente a un
equilibrio walrasiano cuando el número de firmas aumenta indefinidamente pero no
probablemente asegurar un desenlace pareto-eficiente. Por tal razón, en ocasiones se dice que el
equilibrio Cournot-Nash es cuasi-competitivo, es decir, cuando el número de firmas en el
mercado crece, la producción total de la industria crece y el precio decrece,‖ tendiendo‖ al costo
marginal (Ruffin, 1971).
En el ejemplo simple que plantea Stigler se puede explicar el enfoque del duopolio según
Cournot. Imagínese un mercado que responde a las siguientes características:
74
Nash (1951).
75
Para el desarrollo de las estrategias mixtas se debió esperar al aporte de John Von Neuman y de Oskar
Morgenstein (1944) con su obra que luego se denominó la ‗teoría de los juegos moderna‘.
101 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el Cuadro 1 se observa la secuencia del juego de ambas empresas, que se inicia con la
decisión de la empresa A de fijar un cierro nivel de producción que permita maximizar sus
beneficios bajo la hipótesis que la empresa B proveerá al mercado la cantidad de 40 unidades
(Qb = 40).
Cuadro 1
Las flechas van indicando la secuencia de la reacción de cada empresa a la decisión adoptada
por su contrincante en el mercado, y el resultado de su optimización posterior, así como el
precio al que va induciendo cada jugador. Como indica el ejemplo, finalmente el juego termina
con una convergencia de cantidades que se puede representar por la expresión: Q* = α/n+1,
siendo 100 el parámetro fijo de la curva de demanda, y n el número de jugadores que en el
duopolio es igual a 2.
En las Figuras 1 y 2 se muestran los diagramas donde se identifican las ―curvas de reacción‖
representativas de las respectivas ―Funciones de Reacción‖ de ambos jugadores en el ejemplo
de Stigler.
102 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1 Figura 2
Figura 3 Figura 4
Figura 5
103 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 4
4.1. Elección pública o colectiva: las decisiones sociales, el consenso y la teoría de las
compensaciones
Toda sociedad plantea la necesidad de prever un sistema por el cual se adopten las decisiones
que afectan al colectivo. La teoría económica ha intentado en su desarrollo encontrar soluciones
por las cuales esas decisiones contemplen de alguna manera el ―cálculo económico‖, es decir,
que permitan traducir las acciones en un mecanismo basado en comparar beneficios y costos
sociales que derivarían de las mismas.
Pero esas decisiones ya han sido tomadas o bien están sujetas a cambios o discusiones de muy
largo plazo. En la convivencia cotidiana surgen decisiones que se deben adoptar en las que
resulta imposible lograr tal tipo de unanimidad. En efecto, Buchanan en el relato de su
―peregrinación intelectual‖, nos cuenta que estudiando en la Universidad de Chicago descubrió
los escritos de Wicksell76, quien sostuviera la idea de que solamente el criterio de unanimidad
podía asegurar una decisión social eficiente. Sin embargo, el criterio wickselliano de la
unanimidad fue rápidamente entendido como de poca probabilidad de aplicación77, pues
resultaba ser extremadamente restrictivo respecto a lo que un gobierno podría hacer en muchos
temas, aún sin intentar hacerlo por unanimidad completa, por ejemplo con un voto mayoritario
de los tres cuartos de los miembros del comité de decisión. Es restrictivo porque las personas al
momento de tener que decidir sobre algo específico como, por ejemplo, un proyecto de gasto y
distribuir entre ellos el financiamiento con impuestos, muy probablemente no se pondrán de
acuerdo; incluso muchos pedirán que no les impongan impuestos aunque ellos se beneficiarían
del proyecto. ¿Cómo se supera esto?
que si la compensación requerida por los perdedores de la decisión fuera mayor que la
disposición del pago de las compensaciones por parte de los beneficiarios de la misma. Es decir,
la solución en este caso no sería eficiente. Calificar de eficiente o no una decisión dependerá
entonces de que los beneficios sociales superen o no a los costos sociales.
El tema fue luego retomado por autores como Kaldor y posteriormente Hicks, quienes
sostuvieron la idea de que aún en ausencia de la efectivización de esas compensaciones, la
propuesta wickselliana resulta de todas maneras operativa a los fines de la adopción de las
decisiones colectivas. Si por el ―cálculo económico‖ se pudiera demostrar que los beneficios de
la decisión superan a los costos de la misma, aunque esas compensaciones no se realicen en la
práctica, entonces la decisión es eficiente. La inexistencia de las compensaciones solamente
afectaría la distribución del ingreso entre beneficiarios y perdedores de la decisión, pero no así
el hecho de que los beneficios sociales superen a los costos sociales, que es un tema de
eficiencia. Lo que importa es entonces que ―potencialmente‖ la posibilidad de compensación
esté presente, no su efectivización. El ―valor presente neto positivo‖ de todo proyecto, por tanto,
es lo que garantiza que la decisión pueda calificarse de eficiente78.
78
Kaldor (1939) argumentó que una asignación es preferida a otra asignación si moviéndose desde la
segunda a la primera, el ganador del movimiento puede, mediante un pago global, compensar al
perdedor por su pérdida de utilidad y aún así tener un beneficio. En resumen, Kaldor propuso que una
asignación sea preferida a otra si es posible redistribuir en ―forma hipotética‖ los bienes, de tal manera
que se obtenga una mejora paretiana (CEPA, 2008). Un test alternativo fue propuesto por Hicks (1939)
en términos de un ―soborno‖ de los perdedores como opuesto a una ―compensación‖ por los ganadores.
Una asignación resultaría preferida a otra si, dado un movimiento propuesto desde la segunda a la
primera, los perdedores no son capaces de sobornar a los ganadores para que no realicen el movimiento.
El criterio de Hicks invierte por tanto a la noción de Kaldor. En una economía de producción, una
asignación será superior a otra si es posible que los ganadores compensen a los perdedores para moverse
a la primera (Kaldor) o si los perdedores sobornan a los ganadores para no moverse a la primera (Hicks).
Con producción, el criterio de Kaldor puede adoptar dos formas: la fuerte, que requiere que las
compensaciones entre los agentes sean de suma fija y no tengan efectos sobre la producción como
resultado de la compensación, es decir, confinarse a realizar transferencias; y la débil, que requiere que
la producción cambie como parte de la compensación. Para este criterio no importa la maximización de
la utilidad o la felicidad sino que se busca maximizar la riqueza. Se trata de tener en cuenta que el
requerimiento principal para el análisis Kaldor-Hicks es la disposición a pagar (Stringham, 2001; CEPA,
2008). Referencias desde Aguiar Lozano (2008) y contenidas en Bour (2008).
105 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que necesariamente habrá de introducir algún juicio de valor para complementar al cálculo
económico, en virtud de las implicancias redistributivas de la medida79.
Las ciencias políticas aportan importantes elementos de juicio para asistir a la toma de las
decisiones colectivas que la teoría económica no alcanza a resolver por sí sola. Se trata de
explorar los mecanismos por los cuales pueda de alguna manera ser posible identificar la
función de bienestar social, a la cual habrá de aspirar a optimizar un colectivo. Por sus
características comprensivas de todo el grupo social, la función de bienestar social habrá se ser
nutrida por lo que aporte el cálculo económico y lo que aportan otras disciplinas más ligadas a
cuestiones donde emergen claramente los juicios de valor, como la moral y/o las religiones.
Pues decidir en nombre de un colectivo, debe enfrentar el problema de maximizar el
rendimiento económico de los recursos disponibles al tiempo de alguna manera condicionarlos
al tema distributivo, o la valorización de los relativos merecimientos de los componentes del
grupo que serán afectados no necesariamente de manera igual por la misma.
La autocrática es la solución que identifica a un jugador del grupo social con poder de amenaza
suficiente para imponer su voluntad en las decisiones que afectará a todo el colectivo. Ese
dictador puede surgir por apoyo general o mayoritario del grupo social, o ser impuesto por la
fuerza de las armas. Hay muchos ejemplos históricos de gobiernos de este tipo surgidos con
gran apoyo popular, en tanto hay otros que resultaron de la imposición de las armas, luego de
guerras o conflictos bélicos dentro del grupo o por el accionar de otros grupos vecinos. Para no
afectar susceptibilidades del lector, se deja al mismo el reconocimiento de dichos ejemplos
históricos —del pasado y actuales— según lo ya aprendido y lo que hoy se aprende de la
historia que se enseña en los colegios y universidades. De este modelo queda poco por estudiar,
salvo las consecuencias económicas, sociales y estrictamente políticas —también contadas por
la historia— de estos regímenes. La teoría de los juegos abunda en el análisis de cuestiones
referidas a las decisiones de todo comité o grupo social que supone diferencias de peso en la
ponderación y las estrategias seguidas por los jugadores del grupo.
Pero la preocupación de lo que sigue es analizar el otro sistema: el democrático. En este sentido,
al igual que en el caso anterior, también la historia aporta interesantes análisis con vistas a su
evaluación, y la teoría de los juegos también aporta lo suyo.
Desde el ángulo de la teoría de las decisiones colectivas, la preocupación por el mecanismo del
sistema democrático ha invadido una parte significativa de los estudios del pensamiento
económico, buscando una solución ―eficiente‖ en la manera de adoptar esas decisiones. Dado
que el cálculo económico por si solo no alcanza para resolver el problema, y dado que la
definición de la W exige introducir juicios de valor, la economía acude a las ciencias políticas
analizando los métodos que se han imaginado para computar las voluntades individuales del
grupo social que permitan al menos por mayoría de sus miembros identificar la decisión que
defina y permita luego optimizar la W.
Surge así el mecanismo del ―voto‖ como vía de resolver la voluntad del colectivo, es decir,
como mecanismo de identificación de la W. La función W en esta aproximación, significa que
ella habrá de responder a las preferencias de los votantes, los que en sentido económico pueden
expresarse a través de las ya citadas funciones de utilidad. Es decir, en términos de una
configuración Bergson-Samuelson de la W:
79
Nuevamente se remite al lector al Capítulo 7 para analizar el aspecto de equidad de las decisiones..
106 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
W = F (UA; UB)
Hallar esta función por medio de un proceso democrático que, como indica la expresión,
dependería de la utilidad esperada de los individuos que componen el grupo, plantea al menos
dos grandes capítulos a analizar:
1º) el de la consistencia lógica del proceso del voto, entendido como decisión
―directa‖ de los componentes del grupo; y,
Bajando al terreno de los métodos que se han imaginado para el cómputo de la mayoría
necesaria para adoptar una decisión colectiva, pueden citarse al menos tres variantes de cómputo
y dos reglas generales80.
Las variantes de cómputo son: por pares de alternativas, el voto plural o por ordenamiento y el
voto por puntaje. Respecto a las dos reglas: la de la mayoría simple y la de la mayoría agravada
o especial.
El método por pares de alternativas consiste en someter a los votantes a tener que decidir
mediante un sistema de comparaciones tomadas por pares de las alternativas entre sí, para
finalmente obtener un orden de preferencias y de ellas identificar la alternativa ganadora. El
voto plural o por ordenamiento somete a los votantes a tener que decidir de una vez el orden que
surgiere de todas las alternativas en juego, de manera de llegar a un resultado equivalente al
anterior, es decir, identificar la alternativa ganadora. Finalmente, el voto por puntaje da a cada
votante una cantidad dada de puntos para que asigne a cada alternativa planteada, de manera que
no solo se identifique de esta manera un orden de preferencias, sino que al mismo tiempo
denuncie la intensidad diferencial de gustos o preferencias entre ellas. Este segundo método
parece superador del anterior; no obstante, por lo que se explica luego, puede que esa ventaja no
llegue finalmente a ser tal.
En cuanto a las dos reglas, la del voto por mayoría simple implica que la alternativa ganadora
debe contar con el voto de la mitad más uno, para imponerse81. En cambio, la de la mayoría
agravada o especial, consiste en exigir un porcentaje mayor a la mitad más uno, por ejemplo,
una mayoría especial de los dos tercios de los votos.
80
En Bour (2012), capítulos XVII y XVIII, se puede consultar un amplio tratamiento de toda la temática
de este capítulo, conteniendo referencias de una abundante literatura y reseña de la evolución del
pensamiento y las doctrinas económicas de aplicación.
81
En el funcionamiento de los comité de decisión —concretamente en los reglamentos de las
legislaturas o congresos— suelen asimismo diferenciarse situaciones en la que esa ―mayoría simple‖ se
computa sobre los ―miembros presentes‖ del comité, en tanto en otras circunstancias se exige la
―mayoría absoluta‖ de los miembros, es decir, con la asistencia del total de los miembros que conforman
el comité.
107 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Utilizando el método por pares de alternativas, resulta que comparando entre pares de
alternativas, siguiendo el ―orden‖ indicado por cada votante, y utilizando el signo > para
expresar ―preferido a‖, resulta:
Entre A y B: B > A
Entre B y C: B > C
Entre A y C: C > A
B>C>A
Por lo visto, dado que B > A y luego B > C, por carácter transitivo se debe cumplir que C > A,
y efectivamente la comparación última así lo demuestra. Veremos que este resultado lógico
puede no darse para cierto ordenamiento de preferencias diferente al elegido para el ejemplo,
circunstancia que llevará un poco más adelante a analizar el conocido ―dilema de Condorcet‖.
Utilizando ahora el método del voto plural o por ordenamiento, se encuentra que agregando los
órdenes de las preferencias para cada alternativa, se obtiene:
Alternativa A: 1º + 3º + 3º = 7º
Alternativa B: 2º + 2º + 1º = 5º
Alternativa C: 3º + 1º + 2º = 6º
Es decir, la alternativa B está en la de mayor preferencia (5º), le sigue C (6º) y por último A
(7º). Nuevamente por carácter transitivo el orden sumado de C debe estar antes de A, y
efectivamente ello ocurre (C 6º, en tanto A 7º). El ordenamiento resulta similar al caso anterior,
o sea:
B>C>A
Finalmente, el voto por puntaje según el cuadro arrojaría el siguiente resultado de puntos
acumulados por cada alternativa:
108 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Alternativa A: 5 + 5 + 5 = 7
Alternativa B: 3 + 3 + 5 = 11
Alternativa C: 2 + 6 + 4 = 12
C>B>A
Por lo tanto, aceptando como muy probable tal conducta estratégica y basándonos en que el
método por pares de alternativas es el que usualmente se plantea en la labor de todo comité de
decisión —como una legislatura— en el que los temas irán surgiendo en base a una agenda
predeterminada, fijada a priori para el tratamiento de las cuestiones y sus opciones respectivas,
es conveniente seguir analizando el tema en base a este método.
El tema de las decisiones que afectan a un pueblo entero no es por cierto nuevo, encontrando
antecedentes tan remotos como en la época de la revolución francesa, es decir, en el siglo
XVIII82. Lo que en especial tratamos en este punto se refiere precisamente al problema que
analizara en ese entonces Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, un integrante de la realeza
francesa, más conocido como el Marqués de Condorcet. Condorcet fue reconocido por sus
capacidades intelectuales y el primero de los terrenos en los que se destacó fue el de las
matemáticas83. En 1785 Condorcet publicó uno de sus principales trabajos: el Ensayo sobre la
82
En todo caso, cuestiones relativas a las decisiones colectivas se pueden encontrar más tempranamente
aún en obras muy anteriores como en el Leviatán (1651) de Thomas Hobbes (1588-1679), pero fue
recién en el s. XVIII cuando aparece planteado el tema que nos ocupa en particular ahora.
83
Según consta en la recopilación que se puede hallar en Wikipedia, Condorcet lideró un movimiento
político de corte liberal, desempeñando en Francia un rol político importante. En 1774, Turgot lo
nombra Inspector General de la Moneda y, a partir de ese momento, desplaza su centro de interés desde
109 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El dilema de Condorcet fue ya más modernamente retomado y analizado por Duncan Black
hacia fines de la primera mitad del siglo XX, quien estudiando el tema de las decisiones por
votación y mayoría simple, halló similar problema. En efecto, en el ya histórico paper de 1948
del Journal of Political Economy, Duncan Black descubrió la relativamente novedosa
conclusión de las soluciones indefinidas o circulares de un comité guiado por la regla de la
mayoría simple. Poco más tarde, en 1950, Kenneth Arrow, intentando descubrir si era posible
obtener una función de bienestar social a partir de las funciones de preferencia de los
individuos, llegó a una misma conclusión, enunciando entonces su ―teoría de la imposibilidad‖.
Cuenta la reseña histórica de este tema efectuada por estos mismos autores y recordada por
Buchanan (2001), que preocupaciones similares habían sido motivo de estudio por Charles
Dodgson, (diácono anglicano, matemático, fotógrafo y escritor de poemas y cuentos, conocido
luego por el seudónimo de Lewis Carroll al momento de escribir Alicia en el país de las
maravillas), intentando aplicar una teoría formal o matemática de las reglas de votación simple
a la elección del tipo de papel tapiz que colocarían en la pared del salón común los colegios de
Oxford.
las matemáticas a la filosofía y la política. En los años siguientes, se interesa por la defensa de los
Derechos Humanos, en particular los de las mujeres. Recibió las ideas innovadoras que llegaban desde
los recientemente constituidos Estados Unidos, y realizó en Francia propuestas de reformas políticas,
administrativas y económicas. En 1789, al estallar en Francia la Revolución, Condorcet tuvo un papel
protagonista, como defensor de numerosas causas liberales, y esperaba una reconstrucción racionalista
de la sociedad. Tras la Toma de la Bastilla fue elegido para el Consejo Municipal de París. De tal modo
que en 1791 fue elegido representante de París en la Asamblea legislativa, tras haber solicitado la
implantación de la República. Incluso llegó a ser secretario de la Asamblea. Se alineó con los Brisotinos
(Girondinos). La Asamblea adoptó, como sistema educativo de la nación, el que proponía Condorcet:
introdujo la noción básica de laicismo en la enseñanza. Incluso propuso un borrador de constitución para
la nueva Francia. Además, adoptó una posición activa en la lucha de las mujeres, mostrándose partidario
del voto de las mujeres en un artículo del Journal de la Société de 1789, y publicando en 1790 ―Sobre la
admisión de las mujeres en el derecho de ciudadanía‖. Condorcet se encontró pronto en situación
incómoda. Se enfrentaban dos corrientes con puntos de vista opuestos a la hora de reformar el Estado
francés: los Girondinos, partidarios de una reconstrucción pacífica del país y los Jacobinos, dirigidos por
Maximiliano Robespierre, que propugnaban una depuración radical del pasado imperial francés.
Condorcet estaba entre los Girondinos, y votó contra la ejecución de Luis XVI. Pero los Girondinos
perdieron el control de la Asamblea en favor de los Jacobinos, en 1793. El jacobino Marie-Jean Hérault
de Séchelles propuso entonces una nueva constitución, muy distinta a la de Condorcet. Éste la criticó, lo
que le hizo ser condenado por traición el 3 de octubre de 1793. Condorcet habrá de morir luego en su
celda, víctima de un edema pulmonar. También se habló de suicidio y otros aseguran que fue ajusticiado
en la guillotina (Buchanan, 2001).
84
En Bour (2012), se explican diversas propuestas que se han elaborado con fines de resolver el dilema,
comenzando por una posible solución que el mismo Condorcet encontrara luego y que es identificada
posteriormente como el teorema del jurado de Condorcet.
110 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
(A; B) B > A (B gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes Y y Z)
(B; C) B > C (B gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes X e Y)
(A; C) C > A (C gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes Y y Z)
B>C>A
Ahora bien, imaginemos que el votante Z establece otro orden de preferencias, el que se indica
en la nueva matriz a continuación:
Cuadro 3
(A; B) A > B (A gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes X y Z)
(B; C) B > C (B gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes X e Y)
(A; C) C > A (C gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes Y y Z)
(i) Si comparamos en primer lugar (A; B), gana A; luego comparando (B; C) gana
C; por carácter transitivo debería cumplirse que A > C, sin embargo, vimos que C >
A.
(ii) Si en cambio iniciamos la comparación (B; C), gana B; luego comparando (C; A)
gana C; por carácter transitivo debería cumplirse que B > A; sin embrago, vimos
que A > B.
(iii) Finalmente, si comparamos en primer lugar (A; C), gana C; luego comparando
(B; C) gana B; por carácter transitivo debería cumplirse que B > A, sin embargo,
vimos que A > B.
De manera que partiendo de (i) A > B > C, pero por (ii), C > A..., es decir, dependiendo de cual
es el par de alternativas con que se inicie el recuento de los votos se arriba a un resultado
diferente. Estamos ante un problema de circularidad del resultado o de un eventual resultado
aleatorio, que no permite identificar la alternativa más preferida por el grupo de decisión.
Sobre este tema Kenneth Arrow en su difundida obra, luego de planear esta inconsistencia
lógica básica, sugiere finalmente cinco requisitos que deberían cumplirse para que el proceso de
voto por mayoría simple resultase un procedimiento no solo lógicamente consistente (no
circular) sino asimismo estable y, finalmente, que asegure la libertad de elección de las
alternativas y no resulte en una imposición. Los requisitos son: 1) que del voto surja una única
solución o un único ordenamiento de las alternativas; 2) que la solución cambie si cambian las
preferencias de los votantes; 3) que la eliminación de una de las alternativas en juego no
implique cambios en el orden de las restantes, 4) que el proceso de votación sea libre, sin
condicionamientos o coerciones de cualquier tipo sobre los votantes; y, 5) que el resultado de la
votación no resulte impuesto a los votantes. Sin dudas los tres primeros requisitos están
85
El término responde el concepto ―modo‖ que en la técnica estadística identifica el punto máximo de
una distribución de frecuencias. La conducta multimodal, implica la existencia de más de un modo o
pico, en contraposición a las conductas ―unimodales‖ (de un solo pico) como demuestran ser los casos
de los votantes X e Y. La calificación de ―extremista‖ no debe asimilarse al concepto muy actual y
divulgado de una persona que se dedica a sabotajes o conductas de ese tipo, sino a su preferencia por
adoptar opciones extremas en una gama de alternativas de alguna manera ordenadas secuencialmente.
112 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
referidos a la consistencia lógica, en tanto los dos últimos a la manera de procesar el voto.
Arrow concluye en la ―teoría de la imposibilidad‖, en tanto aún con el cumplimiento de los 4
primeros requisitos, la solución en ausencia de unanimidad resultará de todas maneras impuesta
al total de los votantes, hayan o no avalado ese resultado.
Un posible origen de la conducta multimodal es la que puede surgir como estrategia política
adoptada por los votantes. El caso de las estrategias políticas se da cuando algunos votantes
extremistas adhieren en primer lugar a su política de mayor preferencia, pero que optan en un
segundo lugar por el extremo opuesto en caso de que su alternativa preferida no tenga chances
de lograr la victoria; es decir, no votan en segundo lugar por la alternativa más cercana a su
preferencia. Las extremas suelen sentirse mucho más cómodas operando como opositoras a un
gobierno bien diferenciado, y el escenario se complica cuando el gobierno victorioso está más
hacia el centro del espectro político, es decir, no tan lejano a su doctrina o pensamiento.
Ligado a lo aclarado al final de una nota al pie previa, es posible que la conducta multimodal o
extremista resulte de la selección de alternativas extremas de los diferentes votantes respecto de
una dada frecuencia de opciones no cardinalmente identificables que habrán de ordenarse
previamente. En ese ordenamiento, se insiste, puede que no exista una serie cardinalmente
identificable como el tamaño del gasto público —el cual se puede ordenar de mayor a menor—
sino de una frecuencia ordinal que identifique a ciertas categorías. Por ejemplo, supóngase que
un comité de decisión enfrenta la cuestión de a qué servicio asignar una partida dada de dinero
para mejorar su suministro, e imagínese que las opciones son: Educación (Ed), Salud (Sa) y
Seguridad (Se). Ahora identifiquemos a tres votantes con sus características personales en
cuanto a preferencias marcadamente diferenciadas. Los votantes imaginarios para el ejemplo
son:
86
El término ―liberal‖ en su concepción ―argentina‖ corresponde a lo que en países del hemisferio norte
se identifica con los ―conservadores‖; es el caso del partido Republicano en los EE.UU. El término de
―liberal‖ en ese hemisferio está referido, por el contrario, a sectores de centro izquierda, como es el
partido Demócrata en los EE.UU.
113 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el Cuadro 4 armamos la matriz donde se identifican las diferencias en sus preferencias, que
denuncian su estado de ánimo, y su confianza y/o temores que en la vida deben enfrentar.
Cuadro 4
(Ed; Sa) Ed > Sa (Ed gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes X e Y)
(Sa; Se) Sa > Se (Sa gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes X e Y)
(Ed; Se) Se > Ed (Se gana por 2 a 1, por contar con el voto preferido de dos votantes Y y Z)
(1) Si comparamos en primer lugar (Ed; Sa), gana Ed; luego comparando (Sa; Se) gana
Sa. Por carácter transitivo debería cumplirse que Ed > Se, sin embargo, vimos que Se >
Ed.
(2) Si en cambio iniciamos la comparación (Sa; Se), gana Sa; luego comparando (Se; Ed)
gana Se; por carácter transitivo debería cumplirse que Sa > Ed; sin embrago, vimos que
Ed > Sa.
(3) Finalmente, si comparamos en primer lugar (Ed; Se), gana Se; luego comparando
(Sa; Se) gana Sa; por carácter transitivo debería cumplirse que Sa > Ed, sin embargo,
vimos que Ed > Sa.
Finalmente, otro caso que puede dar origen a un comportamiento multimodal, puede que surja
como consecuencia de la reacción del votante representativo a la manera en que el diseño
tributario resuelve la manera de financiar el gasto del gobierno.
114 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
●
En la abscisa se mide el ingreso —el ingreso total Y y el ingreso que quedará disponible (Yd)
luego del impuesto (T)— y en la ordenada se mide el tamaño del gasto público (G) que será
financiado por el impuesto que surja del sistema impositivo para este votante, según las
diferentes maneras de definir al sistema, es decir, si se trata de un sistema con alícuota
proporcional, progresiva o regresiva. La recta identificada como t0 corresponde a un sistema
tributario de alícuota impositiva proporcional; la identificada por t1 corresponde al sistema de
alícuota progresiva; y, la identificada por t2 a un sistema de alícuota regresiva.
Como se advierte en el diagrama, las soluciones que optimizan la situación de bienestar del
votante representativo dependen del sistema de imposición que se aplique. Si es proporcional, el
nivel de gasto público deseado será G0, circunstancia que implica un nivel de imposición total
T0 = Y● – Y d0.
El nivel Yd0 indica, por tanto, la porción del ingreso disponible destinable al consumo de bienes
●
privados equivalente a la diferencia Y – T0. Si el sistema tributario fuera diseñado con alícuota
progresiva, existirá un menor incentivo a demandar bienes públicos, de manera que el tamaño
del gasto deseado sería G1 < G0. El ingreso disponible destinable al consumo de bienes privados
en este caso será menor e igual a la diferencia Y● – T1. Opera en este cambio un efecto ingreso
y un efecto sustitución por el encarecimiento de los bienes públicos a medida que aumenta su
provisión. Por último, si el sistema tributario se diseñara con alícuota regresiva, el incentivo que
se genera es el de una mayor demanda por gasto público (G2) y un ingreso disponible destinable
a la demanda para el consumo de bienes privados (igual a Y● – T2). En este caso predominando
el abaratamiento del bien público a medida que aumenta su suministro que permite a su vez
mayor disponibilidad de ingreso disponible que en los dos casos anteriores.
La observación más importante de este ejercicio es advertir que en los tres casos existe un único
óptimo, derivado del comportamiento que registra el sistema tributario en los tres casos: actúa
homogéneamente proporcional, homogéneamente progresivo o, finalmente, homogéneamente
regresivo.
Esa situación se la observa finalmente en la Figura 2, donde los puntos A‘, B‘ y C‘ son los
―puntos correspondientes‖ a los puntos A, B y C de la Figura 1.
Figura 2
Veamos ahora una nueva manera de definir el sistema tributario. Supongamos que la
estructura del mismo fija una alícuota t1 que opera de manera progresiva en un primer
tramo para luego de superar cierto nivel de gasto público y consecuente necesidad de
financiamiento, comienza a operar con una alícuota de manera regresiva del tipo t2.
Como puede observarse el diseño del sistema tributario induce a una conducta
multimodal, pues al votante representativo le daría lo mismo ubicarse en A o en B para
lograr un mismo nivel U0 de utilidad, dado el ingreso total Y●.
Figura 3
Figura 4
La conclusión que se extrae del análisis previo lleva tener que precisar más claramente la
relevancia que el dilema de Condorcet plantea en toda democracia representativa.
Quien maneje la agenda con vistas a la elección del nivel de gasto público y tuviere un incentivo
particular en aumentar el presupuesto del gobierno —actuando como el burócrata maximizador
de presupuesto ―a lo Niskanen‖ por ejemplo87— en el ejemplo planteado previamente ofertará
la opción G2 para el cual resultaría indiferente al votante representativo aceptar esa propuesta
que la alternativa de un gobierno mucho menos gastador, de presupuesto o gasto G1.
Un ejemplo sencillo y similar puede hacerse para explicar los resultados verificados en las
elecciones generales del año 2003 en Argentina. Es probable que muchos de nuestros políticos y
los de otras latitudes quizás no estén siquiera enterados de la existencia de la literatura analizada
aquí, pero las ventajas del manejo de la agenda política —el orden y los tiempos en los que se
habrían de plantear y resolver los conflictos— es muy conocida y practicada por ellos. De este
comportamiento o ejercicio de la política práctica, podemos anticipar que el resultado quedará
supeditado al poder político del votante que ejerciendo el rol de jugador con poder de amenaza
suficiente —en los términos de la teoría de los juegos el jugador dominante de Stackelberg—
habrá de manejar la aludida agenda y direccional el resultado de la decisión.
En el ejemplo imaginado a continuación hemos de suponer a tres votantes debiendo elegir entre
tres alternativas electorales que se les plantean y, para darle algo de realismo al ejemplo, nos
remontaremos al juego de posibles resultados diferentes que el manejo de la agenda política
llevó, y/o pudo haber llevado, a quien resultara elegido nada menos que Presidente de la
República Argentina en las elecciones de 2003.
87
Ver luego punto (iv) sobre este tema.
117 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las alternativas que enfrentaran los votantes para elegir Presidente de la Nación Argentina eran
tres posibles candidatos: Néstor Kirchner, Carlos Menem y Ricardo López Murphy88. El
Cuadro 5 muestra la matriz donde se establece el orden de preferencias de los tres votantes por
las tres alternativas políticas descritas.
Cuadro 5
(A; B) B > A
(B; C) C > B
(A; C) A > C
(1) Si comenzamos comparando (A; B), resulta: B > A > C; por carácter transitivo
debería darse que B > C; sin embargo, resulta que C > B.
(2) Si comenzamos por comparar (B; C), resulta: C > B > A; por carácter transitivo
debería cumplirse que C > A, pero resulta que A > C.
(3) Finalmente, si comenzamos comparando ((A; C): gana A, por lo que el carácter
transitivo indica que A > B; sin embargo, en la comparación entre ambas surge que B > A.
88
La elección del perfil de los votantes y de los candidatos deriva de los tres corrientes y personalidades
que lograran las primeras posiciones en la elección general de 2003. Recordemos los votos logrados por
los tres candidatos: Menem 24,5%, Kirchner 22,2% y López Murphy 16,4%.
118 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(b) Gane C: exigiría que los partidos definieran en elecciones internas su candidato, en
cuyo caso en la interna del peronismo hubiera ganado Menem a Kirchner (pues B > A), para
finalmente López Murphy resultar electo Presidente (pues C > B).
(c) Gane B: Dado que Menem no puede ganarle a López Murphy pero sí a Kirchner,
quien maneje la agenda con el objetivo de beneficiar a Menem pediría que se aplique la Ley de
Lemas, sistema por el cual los votos de los candidatos de similar partido se suman al ganador de
ellos. De esta manera, los votos de Y y de Z sumados derrotarían a López Murphy (A+B > C),
asegurando la Presidencia a Carlos Menem.
La existencia de la posible presencia del dilema del Marqués de Condorcet en las decisiones
sociales no debiera sin embargo generar una preocupación mayúscula respecto a la suerte de las
democracias. Las conductas multimodales son muy probables de surgir en las decisiones
colectivas. Los cambios en las prioridades de los votantes son usuales y en muchas
oportunidades plantean situaciones lógicamente inconsistentes semejantes a las analizadas en
los ejemplos anteriores. Los cambios circulares, o aún los consistentes, requieren ajustes
permanentes en las decisiones colectivas. Es decir, estos ajustes son necesarios en términos de
las necesidades colectivas de diferente nivel (tanto nacional, provincial o municipal) a
satisfacer, pues ellas son eminentemente cambiantes en el tiempo, de la misma manera que lo
son los ideales, necesidades y/o preferencias de los votantes respecto a ellas. De allí que James
Buchanan reconociera su insatisfacción con la discusión que siguió al planteamiento del
teorema de la imposibilidad de Arrow y el descubrimiento de Black del fenómeno cíclico de la
votación por mayoría.
En efecto, Buchanan reconoce haberse sentido infeliz con tal tipo de discusión, porque tanto
Black como Arrow, y también todos sus críticos (hubo mucha discusión en particular justo
después de que Arrow publicara su libro), parecían insinuar que sería muy bueno obtener una
preferencia social o un ordenamiento colectivo consistente, si se pudiera. Estaban en realidad
preocupados por lograr un equilibrio político estable de largo plazo. Pero en el pensamiento de
Buchanan era obvio que esas posiciones no entendían que si se tiene una única mayoría
permanente, ésta dominará a una minoría permanente. Y eso no parece aceptable en una
democracia. Así que examinando más de cerca el tema, es posible afirmar que si las
preferencias son tales como para generar cierto tipo de desequilibrio, un ciclo continuo es
exactamente lo que uno desearía en una situación donde no existen preferencias que generarían
un resultado consistente. Y eso es más deseable que una situación en la cual una minoría es
continuamente dominada por una mayoría permanente.
básico, se puede procurar ciertos resultados en términos de las reglas operativas que la
constitución permite desarrollar‖. De acuerdo a ello dice Buchanan (2001): ―Desplazamos la
norma wickselliana hacia el nivel constitucional y argumentamos que, de hecho, es más
probable alcanzar un acuerdo a ese nivel por la sencilla razón de que las personas no
conocen el impacto que una regla particular tendrá sobre su interés personal identificable‖
(el remarcado en nuestro)90.
Siguiendo caminos diferentes, John Rawls (1972) llega a un razonamiento equiparable operando
detrás del ―velo de la ignorancia‖. Rawls decía: ―podemos determinar lo que es un principio de
justicia para la sociedad si nos imaginamos a nosotros mismos detrás de un velo de ignorancia
tal que no sabemos qué persona seremos en la sociedad, por lo cual escogeremos algo que será
justo para quien sea que podamos ser‖. Por su parte, Buchanan y Tullock argumentan que en
su enfoque: ―…estamos analizando una regla particular que limitará los patrones de los
resultados políticos. Mientras no sepamos cómo nos impacta esa regla, mientras exista esa
incertidumbre, es más probable que logremos un acuerdo al nivel constitucional. Es más
probable alcanzar un consenso cuanto más elevada sea la regla‖.
De lo adelantado por esta literatura surge entonces que las democracias para operar
relativamente bien no pueden estar sujetas a cambios continuos de las agendas político-
electorales. La permanencia de las reglas electorales, que deberían definir reglas de
procedimientos no cambiantes en el tiempo y las circunstancias, evitaría la discrecionalidad de
quien detenta el poder transitorio en el gobierno de turno. La agenda debe sujetarse a normas
constitucionales y de orden cuasi-constitucional (como las leyes electorales y régimen de los
partidos políticos, instituciones que contempla nuestra Constitución) estables y permanentes, es
decir, lo permanente deberían ser esas reglas de procedimiento, no así los posibles
resultados que emerjan de su aplicación.
En la literatura sobre el voto por mayoría simple se ha planteado otro paradigma que se
identifica como ―el teorema del votante mediano‖. El teorema plantea la observación de que si
los votantes asumen en general conductas unimodales, resultará posible anticipar el resultado
que se obtendrá de la votación.
El tema alude al votante ―mediano‖, haciendo referencia al término que emplea la estadística
para identificar la ―mediana‖ en una distribución de frecuencias. Se trata del valor medio (no
90
Alcanzar el consenso en las decisiones colectivas enfrenta el dilema de los costes de transacción. A
mayor número de involucrados, mayores serán los costes de transacción para acercarse a la unanimidad.
De manera que el diseño constitucional debe lograr un adecuado trade off entre la maximización del
beneficio social neto, expresada por la votación mayoritaria de los que estarían a favor de la ―regla
general‖, y la minimización de los costos de transacción, los que resultarían exageradamente altos si
ese cómputo se intentara aplicar a cada decisión o ―regla en particular‖.
120 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las funciones representadas en la figura se refieren a curvas de utilidad total según las
preferencias de los votantes X, Y, Z, que dependen del nivel que la variable en discusión,
supóngase nivel del gasto común G, que habrá de requerir presiones impositivas crecientes a
medida que G aumenta.
Figura 5
(G1; G3) G1 = G3, pues para Y resulta indiferente (el nivel de utilidad sería similar moviéndose
de forma equidistante a la izquierda o a la derecha de su nivel preferido).
De lo cual resulta:
G2 > G1 = G3
Por carácter transitivo se cumple asimismo que G2 > G3, como efectivamente surge de su
comparación.
El resultado ganador G2 coincide con la preferencia del votante mediano, que en el ejemplo está
representado por el individuo Y, que ocupa la mediana de la distribución de frecuencias de la
variable a decidir G.
Pero las realidades pueden dar un resultado bastante adverso para los votantes tipo X y tipo Y,
si los votantes tipo Z, por ejemplo, representan el 60% del electorado. El votante mediano estará
bastante alejado de las preferencias de los X y los Y, más a la derecha de lo que permite graficar
la Figura 1.
Las democracias suelen plantear alternativas de alianzas entre grupos de votantes cuyas ideas no
necesariamente coinciden en la totalidad de las situaciones a decidir. En todo caso, puede darse
que esos grupos difieran en muchos aspectos instrumentales para el logro de determinados
objetivos, pero coinciden en darles el calificativo de ―políticas de Estado‖ al logro de los
mismos, entendiendo que las cuestiones instrumentales pueden variar pero ser de menor
importancia o significatividad.
Dado este tipo de situaciones, grupos con visiones ideológicas no totalmente similares, pueden
encontrar que conformar una estrategia de alianza, mediante la cual unos habrán de ceder ciertas
posiciones a cambio de la cesión de otras de parte del otro grupo y, de esta manera, lograr
finalmente concretar un avance importante y altamente razonable en el delineado de tales
políticas de Estado.
El TEMA 1, que plantea las alternativas de solución A o B, y el TEMA 2, que plantea las
alternativas de solución C o D. El ejemplo contiene a asimismo la disponibilidad de 100 puntos
a cada votante para que los asigne a las alternativas de solución de cada tema.
Cuadro 6
Para el CASO I, observando los votos que emiten los votantes en el Tema 1, se puede deducir
que aplicando la selección por pares de alternativas los votantes Y y Z estarían a favor de la
solución A (dos a uno gana esta alternativa). En el Tema 2, la preferencia mayoritaria, en este
caso de X e Y, es a favor de la solución C. De manera que las soluciones (A; C) serían las
ganadoras.
122 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ahora bien, si se procede a la suma de los puntos asignados a cada alternativa para la dupla
ganadora y para la perdedora, se puede advertir que computando de esa manera la intensidad de
las preferencias de los votantes, se confirma para el CASO I el resultado logrado de la votación
por pares. La asignación del puntaje no arroja ninguna información adicional que pueda cambiar
el logrado según la votación que se efectuara en cada tema.
Pero ahora considérese el ejemplo del CASO II. Comparado con el CASO I, en este nuevo
ejemplo solamente se han modificado dos números: el correspondiente al puntaje asignado por
el votante Z a las alternativas C y D del Tema 2.
De la consideración aislada de ambos temas y aplicando el método del voto por mayoría simple,
de la comparación por pares de opciones en cada tema se mantiene el mismo resultado del
CASO I. La razón es que el orden de preferencias no ha cambiado en los tres votantes.
Solamente que para el CASO II, en Z se ha acentuado su preferencia por la solución D en el
Tema 2. Asimismo, se puede advertir que en el caso del votante X el tema de mayor
preocupación es el Tema 1, en el cual el 99% del puntaje fuera asignado a la solución B, que no
coincide con la de los otros dos votantes que prefieren la solución A.
Por cierto que dada la nueva situación, es indudable que X tendrá un fuerte incentivo a plantear
a Z la posibilidad de una alianza, teniendo en cuenta que la preocupación mayor de Z está en el
otro tema, el Tema 2 donde asignara el 80% de puntaje a la que antes era la alternativa
perdedora (D). Por lo tanto, el votante X ganaría mucho logrando derrotar a la alternativa A
logrando que gane la alternativa B; y Z ganaría a su vez mucho logrando que D derrote a la
alternativa C en el Tema 2. Ciertamente ello se puede corroborar haciendo nuevamente la suma
del puntaje total logrado por las duplas (A; C) y (B; D). Ahora en dos de los votantes la dupla
(B; D) supera en puntaje a la dupla (A; C), de manera que en este caso, una alianza entre X y Z
permitirá rescatar la ventaja del voto por puntaje por vía de la estrategia de alianzas, que
naturalmente emergerá operando en la práctica.
Cabe finalmente adelantar en este punto que las prácticas de las alianzas en los procesos de voto
de un comité de decisión no es una novedad en las democracias —en particular ciertamente las
democracias representativas, para las cuales agregaremos otro tipo de consideraciones luego—,
pero sí debe notarse el sentido que se ha podido advertir en las motivaciones de tales alianzas;
ellas quizás más diseñadas para el reparto del poder o los cargos en el gobierno que en la
definición de las aludidas ―políticas de Estado‖.
Las democracias modernas son indirectas, es decir, el colectivo no adopta decisiones de forma
directa sino que lo hace a través de sus representantes. Éstos son elegidos por el voto de todos
los ciudadanos y, los elegidos, actúan luego en el Gobierno en una muy clara relación de
agencia. Como toda relación de agencia reconoce la existencia de un orden de jerarquía
diferencial. Los ciudadanos o votantes, actuando como ―principal‖, y los representantes,
actuando como ―agente‖. El contrato de agencia está normado por el régimen constitucional,
que en el caso argentino implica un modelo republicano y federal. En base a esa organización
institucional, los cargos que se habrán de cubrir en el Gobierno, a saber, los legisladores que
actuarán en el Congreso (diputados y senadores) y los funcionarios que actuarán encabezando el
Poder Ejecutivo (la presidencia y vicepresidencia) son electivos, es decir, elegidos por el voto
123 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ciudadano según el procedimiento legal que rija para las elecciones públicas. Los integrantes del
Poder Judicial en cambio, no son elegidos por voto directo de los ciudadanos sino por un
acuerdo de propuestas y selección a cargo del Congreso y el Poder Ejecutivo. De alguna manera
las elección de los jueces también habría de ser influido por el voto ciudadano, aunque de
manera mucho más indirecta que en caso de los otros dos poderes91.
Pero el Estado requiere de una organización burocrática permanente, que habrá de perdurar más
allá de los cambios que pueda registrar la elección de los representantes. Se trata de empleados
y personal jerárquico, ambos de carrera administrativa, que según las normas legales que rijan
para su selección, son designados por el poder del cual habrán de depender. Aquí surge así otra
relación de agencia; ahora los representantes electos actuando como principal y los agentes
públicos de los entes estatales como agente.
Figura 6
ESTRUCTURA FORMAL DE UNA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
W*
^
W
En un enfoque de ―gobierno benevolente‖ se puede afirmar que los agentes han de cumplir con
honestidad e idoneidad su labor tendiente a optimizar los resultados según la visión,
preferencias o gustos de los ciudadanos (el principal). En un modelo ideal que se basara en tal
supuesto de gobierno benevolente e información perfecta, cabría afirmar que en el caso de que
el agente se apartara de la prosecución estricta de los deseos del principal, habrá de ser
corregido sea con el voto adverso en el caso de la primer relación de agencia y por el
procedimiento administrativo que prevea el correcto desempeño de la burocracia estatal. La
91
En la actual Constitución de Argentina, reformada en 1994, se prevé una nueva institución: el
Consejo de la Magistratura, que es un órgano multisectorial integrado por representantes del Poder
Judicial, el Senado, la Cámara de Diputados, el Poder Ejecutivo, los Jueces Federales y de la Academia,
y es el encargado de confeccionar las ternas de candidatos al Poder Judicial a jueces nacionales y
federales, para que finalmente sean designados por el Presidente de la Nación con el acuerdo del Senado
de la Nación (Ley Nº 24.937). Ver aclaraciones en punto (viii).
124 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(ii) Las Teorías de la Acción Colectiva (Olson) y de los Costos de Transacción (North)
La teoría sobre la Acción Colectiva adelantada por Mancur Olson (1965; 1971) se basa en una
premisa básica y elemental: ―la racionalidad individual no es suficiente para alcanzar la
racionalidad colectiva‖. Esta paradoja que se plantea en la concepción neoclásica tradicional
sobre la racionalidad económica que todo individuo aplica en la persecución de su mejor
bienestar, fracasa al momento en que los individuos actúen como partícipes de un colectivo que
debe adoptar decisiones que afectan a todo el grupo, no obstante que persigan intereses
comunes.
Es que los individuos, a pesar de tener tales intereses comunes, carecen de incentivos
―individuales‖ para trabajar a favor del grupo. El pequeño beneficio que habrían de recibir no
compensa el sacrificio de cuyo éxito se apropiarán otros. La presencia de actitudes ―free-rider‖
haría fracasar el intento de libre decisión individual dentro del grupo. Aún para el altruista, si en
su interés está el simplemente ―verificar‖ un resultado que se note a nivel colectivo.
Por otra parte, la heterogeneidad del grupo dificulta la acción colectiva. Trabajar para el grupo
(bien público) requiere ―información‖. Pero el votante mediano será ―racionalmente ignorante‖
de los asuntos públicos (Downs habla de la ―limitada información de los votantes‖), pues, salvo
de lo que pueda obtener entreteniéndose leyendo los diarios, solo invertirá en información
92
Los diseños institucionales dentro de los cuales habrán de operar estos estamentos son cruciales a fin
de evitar sesgos de gestión que no prioricen los intereses del principal. La ―economía institucional‖
aporta muchos estudios referidos a este tema y una recopilación interesante puede consultarse en el libro
de Saiegh y Tommasi (1998), donde se recopilan artículos de autores pioneros en este gran capítulo de la
teoría económica moderna, a saber: Mancur Olson, Barry Weingast, Robert Bates, Ferry Moe, Douglass
C. North, Pablo Spiller, Kenneth Shepsle, Bárbara Geddes, John Ferejokhn y George Tsebelis; así como
también es recomendable el libro de Ricardo Bara (2006).
125 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuando el beneficio que habrá de representar para él estudiar los programas y las plataformas a
fin de identificar el voto que lo favorecerá, resulte positivo o valga la pena; es decir, si la
diferencia de valor entre el resultado electoral ―correcto‖ es superior por comparación al
―equivocado‖, multiplicado por la probabilidad de que un cambio en su voto modifique el
resultado de la elección. Pero, dado que esta probabilidad es muy pequeña, este ciudadano
tenderá a mostrarse ―racionalmente ignorante‖ de los asuntos públicos.
Este ―racional bajo conocimiento‖ de los asuntos públicos del votante mediano, explica la
eficacia de los grupos de presión para lograr sesgos en los resultados eleccionarios. Explica, por
otro lado, la usual inversión de los gobiernos en gastos de publicidad oficial y su preocupación
por el control de los medios (periódicos y televisión) que ―entretienen‖ al votante mediano y
resultan finalmente las únicas fuentes de datos a los que tendrá éste acceso antes y después de su
voto.
Por otro lado, los individuos que por razones de la actividad a la cual se dedican normalmente
están inducidos a tener que ―especializarse‖ en el conocimiento de ciertos asuntos públicos,
podrán obtener una recompensa grande en bienes privados, pues serán expertos en la materia
estudiada para su provecho.
Los grupos de presión, por su lado, proporcionan ―bienes colectivos‖ a grupos de intereses
especiales, nuevamente porque el conocimiento de los votantes es imperfecto. Por lo tanto, la
información y el debate sobre los bienes colectivos resulta asimismo un bien colectivo.
Las noticias extravagantes, emotivas y divertidas, incluyendo la política, son las que más
demanda la gente —simplemente porque son una forma de distracción y diversión— más allá
de la poca trascendencia de la noticia o mensaje.
Douglass North (1990) fue quien contribuyera al desarrollo de la teoría de la política económica
basado en el enfoque de los ―costos de transacción‖93. Su visión del tema de la toma de
decisiones colectivas complementa a la de Olson precisamente en el problema de imperfección
de los mercados que restringen la toma de decisiones de los agentes o actores sobre una base
―racional‖.
En ese aspecto, North subraya que los modelos de elección racional parten de dos presupuestos
básicos de la teoría neoclásica, a saber:
93
Los ―costos de transacción‖ son definidos como los costos de usar el sistema económico (costos de
comprar y vender en el mercado [Arrow, 1970] o también como los costos ex ante de preparar, negociar y
hacer cumplir un acuerdo, así como los costos ex post asociados a la modificación y adaptación cuando el
acuerdo es afectado por fallas, errores u omisiones, y alteraciones inesperadas [Williamson, 1985]).
126 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a) la ―racionalidad instrumental‖, que significa que los actores tienen modelos correctos
para interpretar la realidad; y
En contradicción con ese escenario neoclásico, irrumpe North con la noción de ―costos de
transacción‖, que implica que:
a) la información es ―costosa‖;
Llegado el turno de analizar los mercados políticos, se llega a la conclusión de que se trata de
mercados eminentemente imperfectos. En los mercados con información costosa surgen
decisiones no necesariamente ―racionales‖ de los actores, desde el punto de vista de lo que
habrían de hacer de tener ellos el acceso a bajo costo de la información correcta. Las decisiones
del votante mediano habrán de ser motivadas por un cálculo económico costo-beneficio
subjetivo y no real.
De lo anterior surge clara la importancia de toda organización institucional que permita asegurar
el enforcement en el cumplimiento de las leyes y de los contratos, tendiente a asegurar el respeto
de los derechos de propiedad, base fundamental de cualquier sistema económico. Se entiende
quizás también lo relevante que resulta el conocimiento que puedan tener los jueces en el
análisis de los argumentos esgrimidos por las partes, aún contando con el apoyo de los expertos
y peritos que habrán de ser necesariamente consultados.
En palabras de Olson (1992), citado por Saiegh (1998), ―…a veces cuando cada individuo
considera sólo sus propios intereses, un resultado colectivo de carácter racional emerge
automáticamente…‖, sin embargo a veces ―…no importa cuán inteligentemente cada individuo
persiga sus intereses, ningún resultado social de tipo racional puede emerger espontáneamente
—sólo una mano o una institución apropiada puede hacer surgir resultados que sean
colectivamente eficientes‖ (sic)94.
A partir del trabajo de Frank Knight (1921) sobre ―Riesgo, Incertidumbre y Beneficio‖ (―Risk,
Uncertainty, and Profit‖) es posible identificar la diferencia entre los conceptos de ―riesgo‖ e
―incertidumbre‖, según se enfrenten eventos futuros con la posibilidad de poder medirlos,
diversificarlos y/o mitigarlos, y la capacidad por tanto de los agentes de actuar sobre ellos
94
El resaltado en negrita en nuestro y apunta a lo que se aclara en el siguiente punto.
127 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(riesgo); o, por el contrario, cuando los eventos no son medibles y son no computables, y,
consecuentemente, imposibles de poder influir sobre ellos (incertidumbre).
En efecto, como señala Daziano (2012) en una reciente nota, recordando a Knight, el riesgo es
la duda que enfrenta el agente económico en la toma de decisiones de características ―no
sistémicas y diversificables‖ y, por ende, puede ser reducida razonablemente por ellos. El riesgo
es ―no sistémico‖ porque el agente puede tener injerencia sobre él, y es ―diversificable‖ porque
puede ser medido, diversificado y mitigado. Por ejemplo, esto es lo que los productores
agropecuarios hacen al operar en zonas distintas (diversificando el riesgo climático), al contratar
seguros o al fijar precios a futuro, es decir, reconocen un riesgo a nivel empresa e intentan
mitigarlo con este tipo de actividades para reducir su posible impacto.
Es más, la reducción del riesgo no sistemático diversificable por parte de los agentes
económicos que operan en el sistema es una fuente de ventajas competitivas; en palabras de
Michael Porter, cuanto mejor alineadas estén las cinco fuerzas, menor será el riesgo que esa
empresa tendrá por operar en el mercado95. En definitiva, es imposible que el productor tome
decisiones productivas sin asumir un cierto riesgo, lo cual no implica que no sea posible lograr
reducir este riesgo por medio de distintas herramientas. La mejor combinación de estrategias
dependerá de cada productor porque las posibilidades de enfrentar situaciones de riesgo y la
preferencia por mayores o menores niveles de riesgo dependen de cada individuo.
Los aportes de Oliver Williamson (Premio Nobel de Economía en 2009), con referencia a la
incertidumbre, dan un rol preponderante a los tres atributos de las transacciones que las firmas
deben considerar para establecer la mejor estructura de gobernancia posible (mercado,
integración vertical o contratos), para intentar reducir costos de transacción96. A partir de los
aportes de Porter y Williamson puede así entenderse ciertas estrategias de los agentes
económicos tendientes a reducir riesgos y también a acotar la incertidumbre que plantean los
gobiernos, en particular, aquellos de baja calidad institucional. Por ejemplo, la manera en que la
industria automotriz ha organizado sus inversiones y lazos comerciales dentro del MERCOSUR
(Argentina y Brasil), por el cual plantas industriales de una misma marca radicadas en ambos
países coordinan la producción de automotores de diverso tipo, da una muestra inteligente del
sector privado para generar de hecho restricciones al accionar gubernamental de ambos países;
acciones que pudieran generar incertidumbre, limitando de hecho posibles actitudes
independientes de los gobiernos que de decidir políticas económicas cambiantes pudieran poner
en alto riesgo sus inversiones97.
95
Porter (1980) propone un modelo de reflexión estratégica sistemática para determinar la rentabilidad de
un sector específico, normalmente con el fin de evaluar el valor y la proyección futura de empresas o
unidades de negocio que operan en dicho sector. Las cinco fuerzas son: 1) Poder de negociación de los
Compradores o Clientes, 2) Poder de negociación de los Proveedores o Vendedores, 3) Amenaza de
nuevos entrantes, 4) Amenaza de productos sustitutivos, y 5) Rivalidad entre los competidores.
96
Williamson (1985; 1991; 1995; 2000).
97
El análisis de las transacciones y los mecanismos de coordinación tiene un papel estratégico para el
desarrollo de las cadenas industriales y agroindustriales donde múltiples agentes se relacionan en el
proceso productivo (productores, empresas financieras, proveedores de insumos, empresas de
comercialización, procesadores, etc.). Cuando los mecanismos de coordinación no funcionan de forma
adecuada, los agentes enfrentan mayores costos de transacción lo cual limita el número de transacciones
y, por tanto, los agentes y la cadena en forma agregada no materializan los beneficios potenciales de la
especialización económica. Al contrario, un ambiente institucional favorable a los negocios facilita el
desarrollo de mecanismos de coordinación que permiten reducir incertidumbre y costos de transacción,
128 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En ambientes institucionales frágiles, donde se dan permanentes cambios de las reglas de juego,
un bajo enforcement (cumplimiento efectivo) de la ley, una mayor dificultad para prever
situaciones conflictivas que redundará en una mayor ―incompletitud de los contratos” y, por
consiguiente, mayores incentivos para actuar oportunistamente; la incertidumbre será mayor y,
consecuentemente, los costos de transacción también serán mayores.
Por lo expuesto previamente, el tema de las relaciones de agencia ―formales‖ indicadas por la
Figura 5 no habrá de lograr evitar sin embargo sesgos no deseables o dificultades
desmejoradoras del funcionamiento de las democracias representativas. También influye la
―estructura informal‖ que opera en el sistema.
los agentes se especializan y contribuyen al proceso de desarrollo económico (ver Zylbersztajn [2005] y
Zylbersztajn et al. [2005]).
129 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 7
ESTRUCTURA INFORMAL EN UNA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Los grupos de interés normalmente constituyen asociaciones con un diseño institucional que
intenta minimizar el dilema de Olson del débil incentivo ―racional‖ de la no contribución con el
esfuerzo individual a la acción colectiva, mediante el expediente de los ya citados ―incentivos
selectivos‖ de Olson, al obligar a los reunidos en la misma actividad a contribuir con aportes al
sostén de la organización y a premiar con estímulos económicos la contribución individual (por
ejemplo, pago de cierta suma de dinero por la asistencia a concentraciones y/o movilizaciones),
al tiempo que quienes conduzcan la institución como ―agentes‖ tengan el poder de sesgar su
accionar dentro de su propia relación de agencia con los agremiados (el principal).
Los grupos de presión así organizados tratarán de ejercer su influencia tanto sobre los votantes
mediante campañas de diverso cuño para sesgar el voto según sus intereses particulares. Lo
harán también sobre los representantes; de hecho es común la mecánica de financiar campañas
políticas para luego los exitosos de la votación actuar como lobbistas de esos intereses en las
decisiones gubernamentales98. Finalmente, sobre la estructura burocrática del Estado, tratando
de influir en las decisiones ―técnicas‖ que habrán de beneficiar al grupo.
Todas esas influencias pueden tener visos de legalidad, en cuanto a consistir en divulgar ideas o
teorías, o simplemente publicidad de marcas, que benefician al grupo, pero en otros casos
pueden estar contaminadas por acciones corruptas, es decir, por simple delincuencia de índole
penal.
Los resultados de la actividad política pueden por tanto ser bastante diferentes a la
correspondiente a una definición pareto-eficiente que optimice el bienestar general. El resultado
será un equilibrio de Nash, donde el peso relativo de los poderes de amenaza ejercido por los
grupos que operan en el juego político de la democracia representativa habrán de ser los que
98
La actividad de los ―buscadores de rentas‖ conformados por los grupos de interés tratando de influir
sobre las decisiones políticas para que las reglas se elaboren e interpreten en su propio beneficio, puede
que tengan éxito como indicara Gordon Tullock (1980). En efecto, cualquier sistema que permita la
adopción de decisiones mediante mayorías no unánimes será permeable al accionar de los buscadores de
rentas, pues habrá una tendencia a que, mediante intercambio de votos, se alcancen coaliciones de
grupos de interés mayoritarias que consigan aprobar los proyectos que les benefician aunque los costes
totales sean mayores que los beneficios totales resultantes.
130 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
definirán la función objetivo que se optimice en la práctica. La clase política formando parte de
uno de esos jugadores junto con las corporaciones privadas y mixtas operando en la economía.
¿Cuáles son los seguros o los reaseguros que pueden imaginarse para evitar o al menos reducir o
limitar estas distorsiones?
Sin lugar a dudas los organismos de control deberían cumplir ese rol esencial. Como ser en el
caso argentino la Sindicatura General de la Nación, la Auditoría General de la Nación y el
Consejo de la Magistratura. La primera dependiendo del Poder Ejecutivo; la segunda del Poder
Legislativo y la tercera de un compuesto integrado por ambos poderes y organizaciones
representativas paraestatales del área jurídica.
Sin embargo, estas instituciones también están sujetas a la posibilidad de ser cooptadas por los
grupos de influencia antes mencionados. De manera que la debilidad institucional no siempre
podrá curar esas distorsiones, frustrando los fines esperados de mejorar la información y el
control de los agentes.
La aludida miopía del principal respecto a la información que posee el agente —en algunos
casos al menos parcial— induce a que éstos, conscientes de la misma, se vean inducidos a
perseguir con su accionar intereses que responden a su propia función objetivo y no a la del
principal.
En la literatura sobre este tema suele recurrirse a la formulación que adelantara Niskanen (1971)
sobre el principio del ―burócrata maximizador de presupuesto‖99.
La idea subyacente es que quien maneja un presupuesto público tendrá un fuerte incentivo
personal por aumentar su tamaño. Mayor presupuesto implica mayor poder para ejercer en su
mandato, al tiempo de estar muy cercano al logro de rentas fruto de la negociación sobre el
destino del gasto.
La Figura 8 (a) y 8 (b) ofrecen una explicación al razonamiento de Niskanen. Ante un proyecto
público —imagínese por ejemplo un camino de acceso a una ciudad o pueblo— cuya dimensión
registra rendimientos o beneficios decrecientes a mayor tamaño y costos marginales por
kilómetro pavimentado constantes, la decisión óptima desde el ángulo del bienestar social sería
un proyecto con una inversión de tamaño G*.
99
En rigor, la existencia de ―costos de agencia‖ de tipo informativo para los ciudadanos y la posibilidad
de los representantes de adoptar decisiones que se apartan de los deseos de los ciudadanos, ha sido
explicada en base a diferentes argumentos ―institucionales‖ de los problemas fiscales, a saber: el control
de la burocracia maximizadora de presupuesto (Niskanen, 1971), el manejo de agenda (Romer y
Rosenthal, 1980 y Rosenthal, 1990), el poder real de los grupos de influencia (Barro, 1973 y 1979,
Abrams y Dougan, 1986, Dougan, 1988), el ciclo económico de origen político (Nordhaus, 1975, Rogoff
y Sibert, 1988), el uso estratégico de la política fiscal con fines políticos (Alesina-Tabellini, 1990,
Tabellini-Alesina, 1990, Persson y Svensson, 1989); la competencia electoral con votantes informados y
no informados de Baron, D. (1994); y los ajustes demorados a los shocks macroeconómicos (Alesina y
Drazen, 1991), constituyen explicaciones alternativas del problema de ―ilusión fiscal‖ que afecta al
votante mediano. Ver Tommasi, M. (1996) para un detalle de esta literatura. A su vez, King, D. (1984)
realiza un tratamiento completo de la literatura sobre el ―flypaper effect‖ de las transferencias
interjurisdiccionales, que se apoya en argumentos similares. En Piffano (2005) se encontrarán referencias
similares. Ver Capítulo 17 para un repaso de estimaciones sobre conductas procíclicas y del efecto
flypaper en el caso argentino y situación comparada en esta materia.
131 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 8
En ese nivel se igualan el beneficio marginal y el costo marginal. Un gasto mayor —por detalles
de ornamentación, por ejemplo— podría generar un gasto de G0. Es probable que el burócrata
movido por el interés personal busque ese nivel G0 y no el nivel G*. Sus informes técnicos
estarán de alguna manera diseñados para resaltar que los beneficios del gasto superan a los
costos, lo cual es correcto. Sin embargo, una reducción de ese gasto, y consecuente menor
presión tributaria, estaría generando un beneficio mayor en la asignación de esos recursos en
otro sector alternativo de la economía
En la literatura sobre el tema se ha sugerido establecer límites al gasto como una forma de evitar
esa posibilidad de mala asignación de recursos. Las ―reglas numéricas‖ a las que se alude más
adelante, buscan de alguna manera reducir el riesgo de que ese comportamiento generalizado
conduzca al déficit, adicionalmente a la propia cuestión de eficiencia en la asignación de
recursos. Una restricción al gasto de tamaño G● como la indicada en la figura, permitiría evitar
el nivel G0. Pero es claro que con esa restricción operante, como la graficada en la figura, la
decisión sería no estrictamente eficiente, dado que el proyecto en su nivel G* es superador
desde el punto de vista del bienestar social. El tema es que no resulta posible medir con
exactitud esa magnitud. Solo se debe confiar en el informe técnico del burócrata. La idea o la
posible justificación subyacente en establecer una restricción operante del tipo indicado, es
asumir que el eventual menor rédito social (siendo Bmg > Cmg), sería el costo de una prima de
seguro que se paga socialmente en aras de evitar comportamientos riesgosos desde el ángulo
micro y macroeconómico.
Las relaciones de agencia son abundantes y vigentes en muchas organizaciones sociales, tanto
del ámbito privado como del ámbito público. Es decir, esta no es una característica única o
exclusiva del mercado político, sino de todos los mercados privados y públicos. Está presente en
toda sociedad anónima, en todo club deportivo, en toda ONG, o en cualquier organización o
132 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
asociación colectiva que pueda imaginarse. En el caso privado, por ejemplo, el sistema
comentado en el apartado 3.7. del capítulo anterior, de los ―bonus‖, o títulos que se otorgan a
los gerentes con vistas a tener participación en las utilidades de la empresa, ha sido un
mecanismo ideado para generar controles cruzados del propio personal, dado el incentivo que
produce la mejora en la rentabilidad de la firma y el valor consecuente de mercado del bonus.
Finalmente, la existencia de ese incentivo del agente a maximizar su propia función objetivo,
dentro de la cual habrá de estar presente muy probablemente su intento de maximizar el gasto,
ha de ser contaminada o acrecentada en un escenario de fuerte influencia de los grupos de poder
y por el eventual clima de corrupción que surja de su interacción recíproca.
De esa experiencia histórica resulta el interpretar a una trilogía como un conjunto de tres obras
artísticas que forman una unidad en base a algún elemento de su contenido (en una obra
artística: continuidad argumental, coincidencia del protagonista, etc.).
El filósofo griego Platón, por ejemplo, concibió una cosmología compuesta por tres
realidades: Dios, ser absoluto y causa primera, Logos, o razón universal, y Anima Mundi, alma
universal emanada de Dios, que anima y gobierna el mundo visible. En otras ocasiones, la
trinidad platónica es descrita como las ideas de Bien, el resto de ideas inteligibles que proceden
del Bien, y las ideas materializadas o mundo visible101.
Desde el ángulo del catolicismo, la perspectiva de Tomás de Aquino sirve para explicar el
misterio de la Trinidad (cf. Ef. 4,30). Ella puede interpretarse como el hecho de que todo ungido
presupone por lo menos tres elementos: el que unge, el ungido y la unción. Se hace referencia
entonces a tres personas: el que unge: Dios Padre102; el ungido: Dios Hijo (Jesús el Mesías, el
Cristo ungido de Dios)103; y la unción: Dios Espíritu Santo104 . De manera que el contacto de
100
http://es.wikipedia.org/wiki/Sant%C3%ADsima_Trinidad.
101
En realidad en el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el término Trinidad (trinitas).
Anteriormente, Teófilo de Antioquia ya había usado la palabra griega τριάς trias (tríada) en su obra A
Autólico (c. 180) para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). Tertuliano diría en
Adversus Praxeam II que «los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de uno, por unidad
de sustancia».
102
Principio de Vida, de quien todo procede y a quien se le atribuye la Creación.
103
Quien procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y que asumió en el tiempo una
naturaleza humana por nuestra salvación, y a quien se le atribuye la Redención.
133 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Dios con sus fieles sigue esa secuencia, a través de la cual finalmente Dios intenta entrar en sus
almas. Pero ello solamente sucede si la fe de las personas lo hace posible105. Abrir el corazón o
el espíritu para que Dios llegue a destino106.
El común denominador de las trilogías o trinidades reseñadas son, por tanto, la expresión de
una conexión que existe entre tres elementos que constituyen en realidad una unidad
conceptual. Y por ello el título de este punto, que liga a la democracia, la república y el
federalismo como constituyendo una trilogía que no debe descuidarse, por lo que ya se expuso
en los puntos previos, y por lo que se expone seguidamente.
Una advertencia que surge —usualmente de quienes tiñen o sustituyen al término ―democracia‖
por el de ―democracia del pueblo‖ o ―democracia popular‖— es el de no confundir a la
institución ―República― con ―Democracia‖, pues ambas aluden a principios distintos, y se afirma
que ―la república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa el gobierno de la
mayoría‖108.
104
Enviado por el Padre y el Hijo, por vía de su voluntad, a modo de amor; y que se manifiesta primero
en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús, y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; desde
entonces, se sostiene, ―habitará en los corazones de los fieles con el don del amor y la caridad‖.
105
Se sostiene en esta religión que el entendimiento humano no es capaz de comprender la esencia divina,
que no puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios, y que sólo puede conocer lo que Dios
revela y asumirlo con la fe. Se puede aplicar aquí la frase de San Agustín: ―Si lo comprendes, no es Dios‖
(Jn 1,1-18: El precio para comprar la Palabra es el mismo comprador).
106
Este es un tema religioso que los no fieles normalmente no llegan a entender. Según la religión
cristiana, Dios respeta a los hombres como seres libres y como tales pueden o no aceptar su palabra. Bajo
esa perspectiva, se afirma, no es correcto por tanto ―descalificar‖ a Dios por permitir los males que han
existido o existen en la humanidad, pues precisamente según el cristianismo su existencia es demostrativa
de ―la ausencia del Espíritu Santo en muchos humanos‖, que no han permitido que Dios entre por tanto a
su corazón.
107
Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia. El resaltado en negrita es muestro.
108
Ibid., llamada anterior. Esta diferenciación suele complementarse con las citas históricas usuales del
Imperio Romano, con un Senado limitando de alguna manera la discrecionalidad del Emperador o el
Cesar, y la Democracia Griega —específicamente en la Atenas del siglo V a. C. (el siglo de Pericles),
razón por la que se le denomina como democracia ateniense—. Una democracia, no obstante, bastante
diferente a la concepción moderna; en la Grecia de Pericles se estima que los electores o votantes
solamente representaban no más del 10% de la población.
134 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Pero en la práctica usual, las ―democracias representativas‖ expresan los aludidos ―mecanismos
contractuales‖ mediante el diseño de diferentes tipos de gobiernos o Estados. Ese diseño debe
necesariamente contemplar los problemas inherentes a la ―relación de agencia‖ que se plantea
entre el principal —los ciudadanos— y el agente —los representantes— mecanismo contractual
del que derivan los problemas que se expusieran previamente.
Dado que la república es una organización social por la cual los representantes habrán de actuar
con un ―poder discrecional limitado‖, es decir, sujeto a ―reglas‖ articuladas en una distribución
―horizontal‖ del poder en tres instituciones —lo que la diferencia de una monarquía
absolutista— habrá de intentar que los gobiernos que administran al Estado no se alejen de la
denominada ―benevolencia‖. En efecto, la república implica un sistema de gobierno donde el
poder de decisión de los gobernantes —derivado del mandato democrático de una mayoría— se
encuentre reducido o acotado al estar regido por el principio de división de poderes, es decir, sin
un monarca que decida a su voluntad exclusiva decisiones que afectan a todo el colectivo.
La ―dictadura de la mayoría‖ que podría fomentarse con un diseño simple de una democracia,
guiada exclusivamente por representantes que ―solamente‖ velan por los deseos de esa mayoría
simple, se ha intentado limitar a su vez mediante el criterio de asegurar la presencia y el voto
permanente de las minorías en el cuerpo central de la república, que constituye el Congreso o
Poder Legislativo;109 poder al cual se le asigna la potestad de dictar las ―leyes‖, es decir, los
reglamentos que permiten en la práctica cumplir con los principios esenciales del respecto a los
derechos y obligaciones que establece la Constitución —ley suprema que también es dictada por
un congreso especial elegido, nuevamente, democráticamente—. El poder ejecutivo, aún en los
sistemas denominados ―presidencialistas‖ es un poder administrador110. Como ―administrador
del gran consocio Estado‖, debe ―ejecutar‖ (de allí su nombre, ¿verdad?) la voluntad de los
votantes a través de sus representantes en el Congreso. Y, como si esto no fuera poco, la
república prevé finalmente el tercer poder, el Judicial, destinado a velar para que las ―reglas‖
que la constitución y las leyes que se dicten dentro de su encuadre por el legislativo, no se
violen.
¿Cómo, entonces, imaginar una democracia sin contar con el condimento institucional necesario
de una república? u otro sistema diferente, diseñado para similares fines, como la monarquía
parlamentaria.
El diseño federal en esos países coadyuva a una mejor o más fidedigna representatividad de los
gobernantes elegidos por los pueblos que, de no contar con autoridades regionales y/o locales,
serían afectados por decisiones colectivas centralizadas —sin la debida correspondencia entre
éstas y los deseos del soberano111— de manera que la descentralización y correlativa división
―vertical‖ del poder de los gobernantes, mejora nuevamente la performance de la democracia.
109
La pluralidad de ideas es un principio fundamental para la salud de las democracias y ello se intenta
alentar con la difusión y discusión de ideas entre las posiciones oficiales del gobierno de turno con la de
las minorías opositoras. En el punto siguiente se analiza precisamente el sistema D‘Hont utilizado en el
cómputo de votos en la elección de representantes del cuerpo colegiado, destinado a asegurar la
representación de esas minorías.
110
El ―presidencialismo‖ alude al modelo de ―elección directa de los presidentes‖, a diferencia del caso
de la monarquía parlamentaria al estilo del Reino Unido en el que su equivalente institucional: el ―Primer
Ministro‖, es designado por el parlamento, no directamente por los ciudadanos, es decir, por los
―representantes elegidos‖ por el voto de los ciudadanos. La connotación ―presidencialista‖ también se la
utiliza —como en Argentina— en los casos en que el presidente suele en los hechos ganar poder político
superior que el de los otros dos poderes, lo que constituye sin dudas una desvirtuación del sentido original
de una república. Por deducción, esto debilita sensiblemente a la democracia.
111
En términos estadísticos, el resultado del voto de una mayoría simple expresa el deseo ―promedio‖ de
los votantes cuya legitimidad en cuanto a representatividad dependerá del grado de dispersión del
promedio (desvío estándar o desvío típico). En países con diferencias regionales importantes, en materia
de necesidades y de gustos de la población, se registrarán valores de la dispersión típica muy alta, lo cual
implica una muy baja representatividad del voto promedio. Esto se salva, o se intenta mejorar, con la
descentralización federal (o vertical) del poder fiscal autónomo. En el Capítulo 12 sobre Federalismo
Fiscal se analizarán con mayor detalle estas cuestiones.
136 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 7
POB/
País Gobierno km2
Km2
EE.UU. Federal 9.629.091 3,46 29
Brasil Federal 8.511.965 3,06 20
Canadá Federal 9.976.140 3,59 3
Australia Federal 7.686.850 2,76 3
México Federal 1.972.550 0,71 52
Argentina Federal 2.780.200 1,00 13
Sub-Total 1 40.556.796 94% 15
Francia Unitario 547.030 0,20 109
España *Federal 504.782 0,18 79
Alemania Federal 357.021 0,13 233
Polonia Unitario 312.685 0,11 124
Italia Unitario 301.230 0,11 149
Reino Unido Unitario 244.820 0,09 238
Portugal Unitario 92.391 0,03 109
Austria Federal 83.858 0,03 97
Rep. Checa Unitario 78.866 0,03 130
Lituania Unitario 65.200 0,02 49
Estonia Unitario 45.226 0,02 31
Dinamarca Unitario 43.094 0,02 124
Holanda Unitario 41.526 0,01 403
Bélgica **Federal 30.510 0,01 336
Eslovenia Unitario 20.253 0,01 95
Luxemburgo Unitario 2.586 0,00 230
Sub-Total 2 2.771.078 6% 142
Total 43.327.874
* Monarquía parlamentaria, con un régimen especial de
Autonomías regionales
Figura 9
PAÍSES FEDERALES EN EL MUNDO
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Forma_de_Estado
Figura 10
PAÍSES UNITARIOS EN EL MUNDO
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Forma_de_Estado
El ejemplo siguiente es una muestra sencilla de cómo opera el sistema D´Hont destinado a
determinar la distribución de bancas a cubrir en un cuerpo legislativo —como la Cámara de
Diputados — simulado para el caso de cuatro partidos políticos disputando cinco escaños en
una elección.
Cuadro 8
En el cuadro se muestran en primer lugar, a la izquierda, el total de votos obtenidos por cada
uno de los cuatro partidos (A, B, C, D) y, a la derecha, el divisor de los votos obtenidos que va
desde 1 a 5, pues 5 es el número de bancas a cubrir. Si el número de bancas a cubrir fuera
mayor, por ejemplo de 7 escaños, entonces el divisor tendría un rango de 1 a 7 y el cuadro por
tanto agregaría dos renglones más. La aplicación del divisor a los votos obtenidos por cada
partido dan las cifras indicadas en el cuadro ordenados según los votos logrados.
El siguiente paso es identificar en el Cuadro 8, de mayor a menor, los 5 valores más altos que
resultaron de aplicar los divisores a los votos obtenidos por cada partido. Ellos son:
Los valores de los cocientes son números enteros, es decir, se desprecian los decimales. En el
caso del partido D queda sin ninguna banca pues sus votos totales son menores a la cifra
repartidora. El cálculo del sistema D´Hont ha logrado garantizar así la representación de las
minorías que han obtenido una cantidad de votos suficientes, mayores o equivalentes al menos a
la cifra repartidora.
Cabe por último mencionar que en términos de las elecciones generales, el efecto que
finalmente tenga el sistema D‘Hondt, depende también de otros factores, en especial el número
de circunscripciones electorales. A mayor cantidad de circunscripciones, mayor será la
incidencia del método D‘Hondt, permaneciendo como gravitante, no obstante, el tamaño de las
circunscripciones como la causante decisiva del mayor o menor grado de proporcionalidad (o
desproporcionalidad) que arroje el sistema electoral.
Al compararlo con otros métodos que se han ideado (el método Imperiali, el método Sainte
Lagué, el método Igualado, el método danés, el método Huntington), algunos autores —como
Frediani114— señalan que no obstante la ventaja generada por el sistema D‘Hondt al garantizar
la representación de las minorías en el Congreso, se aduce que genera un sesgo a favor de los
partidos mayoritarios y discrimina en contra de los menores cuanto mayor sea el número de
bancas a cubrir —para el número de bancas tendiendo a infinito, el método D'Hondt reflejaría
exactamente la importancia porcentual de cada partido— y, cuanto menor el número de
diputados a elegir por distrito, más injusto resulta, pues concentra ―el premio‖ en el primero y
eventualmente también en el segundo, pero resta representación a los demás. Fedriani cita el
caso argentino, aduciendo que esa situación ocurre en la mayoría de las provincias argentinas
que deben elegir no más de 3 diputados nacionales cada 2 años. Las excepciones serían según el
autor las provincias de mayor población como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán y
Mendoza. Estos argumentos y otras críticas adelantadas también por otros estudiosos del tema
han sido asimismo rebatidos115.
(viii) Sobre las reglas de procedimiento, las reglas de transparencia y las reglas numéricas
en las decisiones fiscales de los gobiernos
Sobre el tema analizado en este apartado, la teoría económica ha aportado algunos principios
generales tendientes a la mejora de la relación de agencia en las democracias representativas.
Particularmente con relación a las políticas fiscal y financiera de los gobiernos, mucha ha sido la
preocupación por introducir mecanismos de control y diseños institucionales apropiados en aras
de asegurar particularmente los equilibrios macrofiscales de largo plazo, en el cual juegan un
114
Frediani (2005).
115
Ver Rae (1971) y Nohlen (1998).
140 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
importante rol no solamente la política fiscal referida al gasto público, sino asimismo la de su
financiamiento con los tributos, o bien, con el uso del crédito público.
Las reglas de transparencia tienen que ver con normas que establezcan la exigencia a los
gobiernos de informar a los ciudadanos sobre la marcha de las variables fiscales y financieras, y
demás datos relativos a su gestión. Información que debería estar disponible por medios de fácil
acceso, como Internet, y ser auditables por entes no solo públicos del propio Estado (como
Sigen y AGN) sino de entes privados que los soliciten o consulten.
Finalmente, las reglas numéricas —también identificadas como ―reglas macrofiscales‖— son
las normas que establecen ciertos límites cuantitativos a variables fiscales y financieras clave
para asegurar los llamados fundamentals o magnitudes de las variables claves de la economía,
como el tamaño del gasto público en relación al PIB, al tamaño de la deuda pública con relación
al mismo PIB o de los recursos corrientes, etc.
En el apartado 17.4. y 17.5. del Capítulo 17, al tratar temas referidos al monitoreo de las
políticas fiscales y financieras de los gobiernos, se presenta un análisis detallado de ciertas
restricciones a la autonomía fiscal y financiera en los sistemas federales, y de las reglas
indicadas previamente, que amplían las características y la justificación del control de la gestión
gubernamental.
El desarrollo previo conduce a resaltar la importancia que tiene el diseño institucional que
regule el accionar de los representantes de todo gobierno elegido para gestionar al Estado. Pero
la pregunta relevante a formular en ese diseño es ―¿cuáles o qué tipo de instituciones?‖.
Independientemente del tema del manejo de agenda que posibilita esa conducta multimodal, las
conductas cambiantes responden no solo a situaciones muchas veces emotivas que enfrentan las
personas al momento de votar, sino a su vez a ―los principios‖ que anidan de manera algo más
permanente en su mente. Pero esos principios de mayor permanencia que los aspectos
meramente emotivos y circunstanciales, también sufren cambios a lo largo del tiempo; ellos son
fruto de los procesos culturales y educativos que van experimentando o absorbiendo las
personas.
Quizás el comportamiento cambiante debido a esas influencias, pueda ser categorizado dentro
de las causales analizadas antes y que identificáramos como ―la estrategia del voto‖ de los
votantes; estrategias de conductas —con un gran contenido de ―racionalidad subjetiva‖ y no
141 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En la base fundamental de esos ―principios‖ aparecen las normas ―morales‖ de los individuos.
La ―moral‖ se la define como el conjunto de reglas o normas por las que se rige la conducta de
un ser humano, en concordancia con la sociedad y consigo mismo, y la permanencia de esas
normas de conducta permiten establecer ―un ancla‖ o ―gran faro‖ que de manera algo más
permanente influye en el comportamiento de las personas dentro del grupo social y genera
previsibilidad de sus acciones. Esa mayor previsibilidad significa menores riesgos e
incertidumbres para todos y cada uno de los integrantes del grupo social. Y esto no es un tema
menor para una sociedad que necesita de esos anclajes morales que, junto a los institucionales o
legales, garanticen o resguarden el orden en el cumplimiento fiel de los contratos formales y los
implícitos o no tan formales116.
No por casualidad los grandes pensadores en economía de fines del Siglo XVIII y principios del
Siglo XIX —identificados como ―los autores clásicos‖— no representaban personas
simplemente dedicadas al comercio o a los negocios, artesanos o trabajadores comunes, ni
siquiera simplemente ―economistas‖, profesión que estaba lejos de existir como se la observa
hoy día, sino esencialmente moralistas, filósofos, sociólogos y politólogos que intentaron
sistematizar los comportamientos económicos de la sociedad. Caben sin dudas ser citados con
ese perfil de formación a personajes como el ―moralista‖ Adam Smith (1723-1790), y el
―filósofo-politólogo‖ Kart Marx (1818-1883), para mencionar a los dos representantes
destacables quizás polares de todo un arco mayor del pensamiento moral y filosófico que
existían en esos tiempos.
Pero la ―moral‖ de un pueblo cambia con los tiempos. Y ella es influida por el accionar
permanente de múltiples individuos y asociaciones de individuos, que históricamente han
intentado modelar la conducta humana (grupos de influencia). Desde las históricas y milenarias
corrientes religiosas de distinto orden, hasta las más modernas ONG, asociaciones —formales y
no formales— de empresarios y de trabajadores, instituciones deportivas, medios de
comunicación, academias de pensamiento científico de todas las disciplinas (derecho, economía,
sociología, ciencias políticas, etc.), consejos profesionales, y otras múltiples asociaciones más,
desarrollan actividades tendientes a inculcar o influir, y en algunos casos incluso obligar y
vigilar al mismo tiempo a las personas en su comportamiento ―moral‖, según ciertas reglas.
116
Los anclajes en base a normas formales y no formales son de enorme importancia para el normal
funcionamiento económico-social de cualquier país. Al respecto, habrá de notarse la diferencia de
comportamiento de las clases dirigentes de países como EE.UU., donde registra una sola enmienda en su
historia constitucional y la inmodificada fecha del día 2 de noviembre para las elecciones generales. Las
constituciones latinoamericanas, en cambio, están plagadas de reformas tendientes a perpetuar a
presidentes y gobernadores, y cederle poderes. Y la Argentina comenzó esa costumbre a partir de fines
del siglo XIX. Resultó inútil que Alberdi intentara la permanencia de las normas al no prever las
enmiendas constitucionales, a pesar de haber seguido el modelo americano en su mayor parte. Los
políticos de estos países se arreglaron para darle ―flexibilidad‖ a normas tan estrictas, con la ayuda de
Congresos cooptados por el Ejecutivo. Ver detalles en Bour (2012), op. cit.
142 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La trilogía pueda que limite o modele entre ciertos límites a esas conductas de los
representantes, pero cada institución es también individualmente influida por ese accionar. Los
legisladores que son responsables de dictar las leyes que reglamentan el ejercicio de los
derechos y obligaciones que estipulan las constituciones, pueden ser finalmente cooptados por
un Poder Ejecutivo políticamente fuerte. La Justicia asimismo puede ser cooptada por ese
mismo poder y, finalmente, los políticos Gobernadores de los gobiernos regionales y locales,
también sufrir ese proceso de cooptación. Por último, hasta las mismas Constituciones pueden
ser modificadas de manera de asegurar la permanencia en el poder de un Ejecutivo
políticamente fuerte. No se estaría lejos por tanto de las monarquías absolutistas del pasado118.
La reforma constitucional de 1994 tuvo además otros ingredientes que coadyuvaron a un claro
debilitamiento del régimen republicano tendiente a dar mayor poder hegemónico al Poder
Ejecutivo. En efecto, como acertadamente expuso Liendo (2009), el pacto de Olivos —que
abrió la puerta a la reforma de 1994— condujo a la alteración de los cimientos de la división de
poderes al unificar la base electoral del presidente, ahora reelegible, los senadores y los
diputados; a todos los elige directamente el pueblo sin la mediación del colegio electoral en el
caso del presidente, ni de las legislaturas provinciales, en el de los senadores. Ese fue el germen
de la concentración de poder que se acentuó por la constitucionalización de los decretos de
necesidad y urgencia y delegados, y el establecimiento del Consejo de la Magistratura, que
sustrajo al Senado un importante rol institucional en la designación y remoción de los jueces
federales, quitándole al Poder Judicial la administración de sus recursos y el poder disciplinario
sobre sus empleados, debilitando las garantías que fueran establecidas para su independencia.
117
En teoría de los juegos, los participantes del juego de Stackelberg son un líder o jugador dominante y
un seguidor que compiten en cantidades en el mercado. De allí que el jugador dominante suela también
ser identificado como el ―líder de mercado‖. El ―equilibrio de Stackelberg‖ deriva de un juego estratégico
en el cual el líder sabe que el no líder o seguidor observa sus acciones. El seguidor por su parte no tiene
forma de saber las acciones que realizará el líder en el futuro —simplemente le sigue la corriente y el
líder es consciente de esto—; de hecho, si el seguidor pudiese saber las acciones que realizará el líder, la
mejor respuesta de éste (del líder) sería jugar la acción del seguidor. El resultado en este caso no sería el
de un equilibrio ―a lo Stackelberg‖. John Nash fue quien ayudó luego con sus aportes a desempeñar un
importante rol para entender y resolver el juego de Stackelberg y de otros juegos más complejos o
conteniendo diferentes supuestos o escenarios.
118
La concepción de la figura del ―líder‖ que de manera directa conduce a todo un pueblo que le asignaría
ese poder absolutista con su voto. Concepción que naturalmente solo puede surgir de una visión bastante
miope o deliberadamente oculta de los problemas de agencia, sus implicancias y dilemas, sobre las que
está actuando esa relación.
119
Ver procedimiento en Constitución Argentina, Arts. 94 a 98. Disponible on line en:
http://www.senado.gov.ar/web/interes/constitucion/cuerpo1.php
120
La reforma surgió como resultado del ―Pacto de Olivos‖ entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín por el
cual aseguraba las chances de reelección presidencial de Menem (imposibilitada por la Constitución
vigente hasta ese año) a cambio de Alfonsín obtener el tercer Senador por la primera minoría, lo que le
aseguraba una muy alta probabilidad de su ingreso al cuerpo legislativo como senador por la provincia de
Buenos Aries. En ambos casos lograron por cierto el objetivo. Ver Constitución Nacional, Art. 54.
143 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por lo expuesto, las normas legales y los reglamentos que identifican los ―mecanismos
contractuales― entre votantes y gobernantes de una democracia representativa, pueden
finalmente ser violados o distorsionados de diferente manera. Si el jugador dominante no fuera
motivado por un espíritu de gobernante ―benevolente‖, de quien surgirían las decisiones
eficientes y equitativas, y, por el contrario, resultase ser un representante corrupto que persigue
otros ―fines superiores‖ a los del bienestar de sus representados, puede constituir el resultado
―cuasi-permanente‖ de una democracia extremadamente débil en su verdadera concepción y/o
diseño.
Pero la historia parece arrojar algunas enseñanzas. Cuando los pueblos se corrompen y los
gobiernos perduran por lapsos largos de tiempo en años e, inclusive, en décadas, los cambios
circulares aparecen como los ciclos económicos de Kondrátiev, es decir, por períodos muy
prolongados123. Y lamentablemente hay sobrada evidencia de que el cambio de esos ciclos, con
las crisis económico-sociales y los cambios circulares en política ligados a ellas, resultan ser
usualmente extremadamente violentos y destructivos en bienestar y en vidas humanas124.
121
En razón de esta realidad, otros autores como Bunge (2009) han sugerido pasar del régimen
presidencialista a un sistema parlamentario, considerando que en éste el poder final queda en manos del
parlamento donde operan representantes de la mayoría oficial y de la oposición, al tiempo que el eventual
recambio de quien detenta el poder administrador y ejecuta las políticas resulta ser mucho menos
traumático; finalmente, el sistema induce a una mayor disciplina ―benevolente‖ o, al menos, ―coherente‖
con las promesas y las alianzas electorales, de quien conduce la ejecución de las políticas.
122
El resaltado en cursiva es del autor, que cree ser éste el sentir ―moral‖ de muchos individuos en este
mundo.
123
Kondrátiev (1935). Nikolái Kondrátiev (1892-1938) fue quien formulara la teoría del ―ciclo
económico de largo plazo‖, cuya duración fluctuaría entre 48 y 60 años.
124
Se deja al lector la elección a su gusto del o de los casos registrados en el mundo de nuestro tiempo o
de décadas pasadas.
144 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
dos fuentes: la del Banco Mundial sobre ―Facilidades de Hacer Negocios‖ (―Ease of Doing
Business Rank‖) y la del ―Índice de Calidad Institucional‖ elaborado por Martín Krause.
Las economías se clasifican por su facilidad de hacer negocios, desde 1 hasta 183, donde el
primer lugar es el mejor. Una clasificación alta en el índice de facilidad para hacer negocios
significa el entorno normativo propicio para la operación del negocio. Este índice promedia las
clasificaciones percentiles del país en 10 temas como se indican luego, compuestos por una
variedad de indicadores, dando igual peso a cada tema.
Las clasificaciones que se indican en el Cuadro 9 corresponden a los informes ―Doing Business
2010‖, que abarca el período comprendido entre junio de 2008 hasta mayo de 2011, para los
quince países mejor calificados y la calificación de la Argentina (= 113).
En el Cuadro 10 se indica el cambio registrado con respecto al año previo (2009) para cada uno
de los conceptos que componen la medición.
El Índice de Calidad Institucional (ICI), elaborado por Martín Kause (2009), dentro del
International Policy Network (Red de Política Internacional) —una ONG del Reino Unido y los
Estados Unidos—, contempla siete rubros: Voz y Rendición de Cuentas, Estado de Derecho,
Libertad de Prensa, Nivel de Corrupción, Competitividad, Facilidad para Hacer Negocios y dos
indicadores de Libertad Económica: el Indicador de Libertad Económica del Fraser Institute y el
Indicador de Libertad Económica de la Wall Street Journal Heritage Foundation (WSJ
Heritage).
Cuadro 9
Cuadro 10
Citando dos casos comparados, los guarismos para Argentina y Estados Unidos para 2009, se
registra que los guarismos están muy lejos. En efecto, el ICI para un total de 184 países, ubica a
los Estados Unidos en el nivel 9, mientras que la Argentina figura en el 114.
El Cuadro 11 muestra el resultado de la medición para 2009 de los veinte países mejor
posicionados. El Cuadro 12 por su parte la situación relativa de los países de América Latina.
Los países de tradición escandinava, germana o anglo-sajona ocupan los primeros lugares en la
región y en el mundo. Los países latinos ocupan posiciones más bajas, experimentando ahora la
competencia de algunos de los que fueran países de la extinta Unión Soviética.
El Índice de Calidad Institucional del año 2009 muestra nuevamente a Dinamarca en el primer
lugar, con un desempeño notable desde que comenzara a confeccionarse este indicador, ya que
estuvo en el segundo lugar en 2007, pero en el primero desde entonces. Suiza vuelve a ocupar
un lugar destacado. Nueva Zelanda, Finlandia e Islandia se mantienen muy estables. En esta
oportunidad, se incorporan por primera vez Andorra y Liechtenstein. Estos dos países pequeños
refuerzan el argumento que presentáramos en 2008, respecto a la relación entre calidad
institucional y el tamaño de los países, argumentando que los países pequeños se ven forzados a
ser más abiertos, a fin de superar las limitaciones de un mercado pequeño donde sería imposible
autoabastecerse.
Cuadro 11
desglosarlos vemos que los países del Caribe obtienen un promedio de 0.6705, mientras que los
de América Latina 0.4880.
a) Canadá (de 11º a 6°), St. Kitts & Nevis (de 47° a 32°), Antigua & Barbuda (de
51° a 47°) y Colombia (de 100° a 97°) son los países que muestran una
tendencia constante a mejorar su posición;
b) Uruguay (de 50° a 60°), Jamaica (de 58° a 66°), Trinidad & Tobago (de 63° a
67°), Belice (de 56° a 76°), Brasil (de 90° a 98°), Argentina (93° a 114°),
Nicaragua (95° a 116°), Bolivia (118° a 133°), Paraguay (128° a 136°), Ecuador
(133° a 144°) y Venezuela (161° a 174°) muestran deterioro.
c) El cambio favorable más importante ha sido el de St. Kitts & Nevis, mientras
que los más cambios más desfavorables corresponden a Argentina y
Nicaragua.
d) El resto de los países mantienen sus posiciones relativas con cambios en una u
otra dirección, sin mostrar una tendencia clara. El lector puede sacar sus propias
conclusiones sobre las distancias relativas de cada indicador, según lo expuesto
en los cuadros previos.
148 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 12
En su informe de 2009, Martín Krause nos recuerda que las distintas tradiciones culturales,
orígenes legales, e incluso ubicaciones geográficas, son mencionados con frecuencia para
explicar los distintos niveles de progreso. Citando a Rodrik, et al.125, por ejemplo, Krause indica
que se puede demostrar que los factores institucionales son determinantes, al tiempo que otros
autores como Sachs126 ponen el énfasis en los factores geográficos o la dotación de recursos.
Finalmente, otras explicaciones han señalado el papel del capital humano.
Por último, según Krause, el accidente histórico de la profusión de muy pequeñas jurisdicciones
en la Europa de la Edad Media puede explicar en buena parte porqué el mayor desarrollo
125
Rodrik D. et al. (2004). También Rodrik, D. (2002).
126
Sachs, J. D. (2003).
149 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
institucional se dio allí y no en otras regiones. Aunque la movilidad de los factores era mucho
menor a la actual, el pequeño tamaño de los estados feudales, en muchos casos simplemente una
ciudad, permitían esa movilidad y sometían a las jurisdicciones a una intensa competencia.
Como resultado de ello, Europa fue experimentando un largo proceso evolutivo y competitivo,
seleccionando aquellas instituciones que permitían obtener mejores resultados. El imperio
chino, por otro lado, que era más desarrollado que Europa en esa misma época, no permitió
ninguna descentralización ni competencia, frenando el proceso de cambio. Europa, aunque hoy
unificada en buena medida por medio de la Comunidad Europea, parece estar beneficiándose
aún de ese proceso que la convirtió no solamente en la cuna de las instituciones modernas, sino
también del capitalismo.
Pero el ejemplo mayor de la historia mundial más reciente lo constituye precisamente China. El
continuo crecimiento económico que ha experimentado ese país desde que implementó
profundas reformas para liberar los mercados y garantizar la propiedad de las inversiones y el
cumplimiento de los contratos, puede ser explicado al efecto de las mejoras ―institucionales‖
ocurridas en este país, a partir de los años 80 y similarmente en la India a partir de los 90. El
impacto de derrame de ese progreso económico en el mundo ha sido notable, en especial por el
cambio del escenario en los precios relativos con acento en las mejoras de los commodities
(energía y alimentos), que generara un escenario sin precedentes para el bienestar de los países
de la América Latina, dotados de recursos naturales.
150 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 5
En este capítulo se inicia el análisis de los efectos económicos o la ―incidencia‖ de los tributos.
La primera aclaración es identificar los enfoques que se utilizan a tal fin. Recordando lo ya
tratado en el Capítulo 1, el análisis se iniciará con el empleo del enfoque ―positivo‖ y de
equilibrio parcial; en segundo término se mantiene el enfoque positivo y se introduce el enfoque
de equilibrio general. Posteriormente, se adoptará el enfoque ―normativo‖ y de equilibrio
parcial, para, finalmente, emplear el enfoque normativo y de equilibrio general.
Ahora bien, ¿a qué se refiere el término ―incidencia‖? En la teoría económica suele emplearse el
término incidencia en varios análisis; el que se empleará en este capítulo se refiere al efecto
económico que la introducción de un impuesto provoca en las magnitudes de las cantidades
transadas en el mercado y en el nivel de precios resultante, es decir, cuál es el efecto
―asignativo‖ del impuesto, lo que significa observar las implicancias en materia de producción y
consumo del bien o servicio, y consecuentemente en la asignación de los factores de producción
en la actividad bajo análisis. Ello conduce finalmente a observar de qué manera responden la
oferta y la demanda del bien o servicio estudiado, cuyos agentes económicos se ven motivados
por un incentivo básico: el de optimizar su bienestar.
Finalmente, el tema a indagar es cómo los derechos de propiedad sobre bienes y servicios, así
como la asignación y/o uso de los factores de la producción que se transan en el mercado, se ven
afectados por la aparición del impuesto.
Como se comentara en el Capítulo 2, una manera usual de clasificar los tributos, recogida
incluso por nuestra Constitución Nacional, es la de impuestos directos e indirectos. Si bien han
sido variados los criterios empleados en su diferenciación, especialmente el de la traslación de
la carga, hoy es común aceptar como directos los impuestos que gravan a la renta y al
patrimonio, como manifestaciones inmediatas de riqueza, e indirectos a los que gravan actos de
consumo, la producción y las transacciones domésticas o ligadas al comercio exterior, todos
éstos indicadores de la riqueza de los agentes económicos o manifestaciones mediatas de
riqueza.
151 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En una óptica de corto plazo, es lícito asegurar que los impuestos directos en general no son
trasladables. Esta afirmación es válida para los impuestos que gravan la renta de las empresas y
aquéllos que gravan al capital y a la tierra, factores cuya oferta de corto plazo ha de considerarse
fija.
En efecto, con el capital de cada sector considerado como factor fijo (o capital ―hundido‖) las
ganancias de las empresas constituyen una ―participación residual‖, luego de retribuir a los
trabajadores. Esta participación residual se supone maximizada por la firma, tanto en
condiciones competitivas como monopólicas. En tanto las condiciones de costo y demanda que
enfrenta permanezcan sin cambios, la producción que maximiza beneficios antes del impuesto,
también lo hará después del impuesto que grava dicha ganancia127.
Por otra parte, si las condiciones de costo varían, en el sentido de la aparición de un impuesto
que grava el capital de la empresa o la tierra, ambos factores con oferta fija, en el sector
económico que oportunamente fueran asignados, la condición de maximización no se verá
modificada. La empresa seguirá igualando su ingreso marginal al costo marginal, maximizando
de esta manera sus beneficios. La única alternativa que tiene la empresa de cubrir cualquier
incremento de sus costos fijos, incluyendo a su capital y/o a la tierra, es la de difusión de los
mismos a través de mayor producción128. Sin embargo, la producción no podrá superar el nivel
por el cual el costo marginal haya igualado al ingreso marginal, o bien, la empresa haya
colmado su capacidad de producción. Pero, por definición, alguna de estas dos circunstancias ya
se habrán verificado al aparecer el impuesto, si el empresario maximizaba beneficios, de manera
que el costo fijo adicional deberá ser absorbido por las utilidades ya maximizadas.
En cuanto al impuesto directo que grava la renta proveniente del trabajo personal, la situación es
diferente. Si aceptamos el supuesto de que en el corto plazo, con los factores fijos tierra y
capital, el trabajo puede ser absorbido o desempleado según las elasticidades de su demanda
derivada y su oferta, la aparición de un impuesto que grave su ingreso afectará el incentivo a
ofertar y demandar horas de trabajo y, muy probablemente, habrá modificaciones en el nivel de
empleo del factor, variando también de esta manera la distribución funcional del ingreso.
127
Musgrave (1969). Como señala Musgrave, con pocas excepciones los economistas han sostenido que
un impuesto sobre los beneficios no puede ser trasladado a corto plazo. Sin embargo, cita diversos
argumentos que darían sustento a la necesidad de encarar una investigación empírica que permita
corroborarlo. Estimamos no obstante que para el caso de un mercado de competencia perfecta, la
posibilidad de traslación, aún en los ejemplos que cita Musgrave, podrían ser viables en el largo plazo y
muy poco probables en el corto plazo.
128
En un escenario de largo plazo existirá no obstante una diferencia entre la renta del capital y la renta
de la tierra, derivada del hecho de que la renta del capital no podría diferir del correspondiente costo de
oportunidad que rija en el resto de sectores, regiones o países, dada su movilidad espacial y sectorial, que
opera en este caso lo mismo que en el factor trabajo. La tierra es un recurso no transable y, por tanto fijo;
siempre recibirá una ―renta residual‖ luego de la retribución de los dos factores variables trabajo y
capital. En el Capítulo 10 de analiza esta cuestión, relevante sin dudas para el caso de países como la
Argentina.
129
Si la función de producción es de coeficientes fijos, resulta indistinto que se grave el costo total o la
retribución o costo de alguno de los factores solamente. En el caso de funciones de producción de
coeficientes variables, en cambio, un impuesto que grave el uso del factor trabajo, por ejemplo, hará que
el empresario modifique el empleo del mismo, ya que deberá igualar el valor de su producto marginal al
152 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
forzoso‖ para asimilarse mejor que en caso de los sistemas de reparto, en los cuales el haber
previsional queda bastante desligado del futuro haber provisional a gozar130.
Por lo expuesto, en lo que sigue el abordaje del enfoque de equilibrio parcial estará mayormente
ligado a cuestiones de corto plazo, especialmente dirigidas a la imposición indirecta, aunque el
tema del esfuerzo laboral, ligado a la imposición al ingreso, o de ésta ligada a las decisiones de
ahorro e inversión, será asimismo objeto de estudio. En equilibrio parcial se descuidan o no se
tienen en cuenta las interrelaciones entre mercados. Los incentivos a reasignar factores,
particularmente capital y tierra y también el esfuerzo laboral, están más ligados a decisiones de
largo plazo y de equilibrio general.
Figura 1
P O‘
t O
A
P1
C
P0 D
P2 B
D
0 Q
Q1 Q0
El diagrama supone curvas de demanda (D) y oferta (O) ―normales‖, que significa pendiente
negativa para D y positiva para O (costos marginales crecientes). La situación inicial en
ausencia del impuesto identifica el equilibrio de mercado en el punto C, determinando un precio
inicial P0 y las cantidades transadas Q0.
precio más el impuesto. No obstante, el ajuste será función también de la elasticidad de la oferta de mano
de obra. Para el supuesto de corto plazo, al considerar los factores tierra y capital fijos, no existe
posibilidad de sustitución entre factores.
130
Análsiis detallado se encontrará en el Capítulo 11.
153 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
proporcional t irá generando un valor absoluto del impuesto cada vez mayor. En este caso
simple, la diferencia entre ambos tipos de alícuotas no implica cambio relevante alguno en la
incidencia del impuesto. En la Figura 1 y en lo sucesivo, por razones de simplicidad de los
diagramas, se imaginará el caso de un impuesto específico.
La nueva línea entrecortada O‘ representa la curva de costos marginales que define la nueva
curva de oferta que incluye el impuesto de alícuota t. Ese desplazamiento indica que el
mercado, por la interacción entre oferta y demanda en el punto A, habrá de determinar un
nuevo precio de equilibrio P1, que pagarán los consumidores, en tanto que el precio neto de
impuesto o precio de retención del productor será P2. La distancia AB = t multiplicada por las
cantidades transadas en el mercado después del impuesto Q1, determina el área P1ABP2, que
resulta ser la recaudación total lograda por el gobierno con el impuesto.
Ahora bien, desde el punto de vista económico, la percusión no identifica la real incidencia del
impuesto, es decir, su verdadera influencia sobre el bienestar de los agentes económicos
involucrados en las transacciones del mercado de referencia. Luego del impuesto, el regateo
comercial entre compradores y vendedores conlleva a la posibilidad que el productor-vendedor
pueda trasladar parte de la carga tributaria hacia el consumidor, que en realidad desde el punto
de vista legal no es identificado como ―el contribuyente‖. El fenómeno de la traslación es pues
otro momento del impuesto y se genera por el propio accionar de los agentes económicos que
negocian para obtener su mejor resultado comercial luego del impuesto. Finalmente, la
incidencia propiamente dicha marca el momento final del impuesto. Es la ubicación definitiva
de la carga del impuesto, que en el caso del ejemplo implica un reparto de la misma entre el
productor-vendedor y el consumidor. El área P1ADP0 que resulta ser la carga soportada por el
consumidor y el área P0DBP2 que resulta ser la carga soportada por el productor-vendedor del
bien. Se ha producido una ―traslación parcial‖ del impuesto.
Adicionalmente, en la misma figura puede identificarse el área del triángulo formado por los
puntos ABC, que representa la ―carga excedente‖ del impuesto. Su denominación hace
referencia a un efecto no deseado del impuesto que representa la carga que ambos agentes
económicos sufren sin que el Estado logre nada a cambio. El triángulo indicado puede
descomponerse así en dos triángulos menores: el triángulo ADC que es la parte de la carga
excedente que sufre el consumidor del bien y el triángulo DBC que es la porción que sufre por
el mismo concepto el productor-vendedor del bien.
131
En rigor, en el análisis económico de la incidencia real lo que interesa es la ―alícuota efectiva‖, no la
legal, siendo su diferencia el grado de cumplimiento tributario, que es igual a 1 menos la tasa de evasión.
132
Más adelante al tratar el caso de equilibrio general se podrá demostrar este punto más rigurosamente.
154 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El punto siguiente es reconocer las diferentes situaciones de mercado que arrojarán diferentes
posibilidades de traslación de la carga. En el ejemplo de la Figura 1 se ha visto que en las
condiciones de oferta y demanda planteadas, se produce una ―traslación parcial hacia delante‖
de la carga del tributo. Es ―hacia delante‖ pues sigue el sentido de la cadena de comercialización
(en este caso se inicia con la producción y continúa en la etapa del consumo). Existen dos
posibles casos extremos de este fenómeno. Ellos son los que resultan de modificar el supuesto
de las posiciones y pendientes de las curvas de oferta y demanda, es decir, de las elasticidades-
precio de ambas. Veamos el caso de traslación total de la carga. La Figura 2 muestra el
ejemplo.
Figura 2
P1 A O‘
t
P0 B C O
0 Q
Q1 Q0
Se trata de una curva de oferta infinitamente elástica al precio, situación que se explica por la
función de costos marginales constantes que la determina. El momento inicial antes del
impuesto es el correspondiente al punto de equilibrio C, precio P0 y cantidades transadas Q0.
Introducido el impuesto, el desplazamiento a la nueva curva O‘ indica una situación de
equilibrio en el punto A; el nuevo precio resulta P1 y las cantidades transadas bajan a Q1.
El área P1ABP0 marca lo recaudado por el impuesto, carga que ha sido trasladada hacia delante
en un 100%, afectando por tanto solo al excedente del consumidor. La carga excedente del
impuesto (el triángulo ABC) también es soportada en su totalidad por el consumidor.
Figura 3
P O‘
O
P0 A B D
P1 C
0 Q
Q1 Q0
precios‖. Los precios son fruto del intercambio mundial competitivo y los productores por lo
tanto solo pueden observar los precios vigentes sin posibilidad alguna de influir en ellos. De ello
se deriva que la carga total de los impuestos que graven actividades que producen este tipo de
bienes deban ser soportados por los productores-vendedores. No existe la posibilidad de la
traslación hacia delante. El área de la recaudación P0ACP1 y la carga excedente ABC es
soportada totalmente por el productor-vendedor. La ―traslación es nula‖.
Se trata entonces de dos impuestos diferentes: el que define como base tributaria el costo de
producción del bien, con una alícuota de nivel tc y el contribuyente es el productor del bien; el
otro que define como base tributaria el valor de venta del bien (que necesariamente habrá de
incluir el impuesto), gravada con una alícuota tp y el contribuyente al comprador del bien133. De
manera que se trata de dos bases tributarias diferentes, dos alícuotas diferentes y dos
contribuyentes de jure diferentes. Sin embargo, la figura es clara en demostrar que lo que
recauda el Estado con ambos impuestos es lo mismo (área sombreada) y que la incidencia del
impuesto es la misma. Hay un traslado parcial de las cargas similares; hay una misma carga
excedente (el triángulo ABC) y, consecuentemente, los cambios en los niveles de las cantidades
transadas y los precios finales al consumidor y al productor son idénticos.
Figura 4
O‘
P
tc O
P1 A
P0 B
P2 C tp
D
D‘
0 Q
Q1 Q0
133
En realidad quien en este caso habrá normalmente de pagar al organismo recaudador el monto total del
impuesto será el vendedor-productor del bien —que actuaría de esta manera como agente de retención—
en tanto la intencionalidad del tributo es que el contribuyente sea el comprador del bien.
156 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Lo explicado demuestra que no obstante el diseño legal o formal diferente de los dos tributos,
estamos frente a un hecho económico similar, que afecta entonces al bienestar de los agentes de
igual manera, al tiempo que deja al Estado en condiciones de lograr la misma recaudación.
En términos del álgebra elemental, se puede identificar las alícuotas diferenciales de ambos tipo
de tributos.
En el caso del impuesto que grava el costo de producción el precio final con impuesto sería:
(1) P = C + C*tc
O sea,
(2) P = C (1+tc)
En el caso del impuesto que grava el precio de venta del bien resulta:
(3) P = C + P*tp
O sea,
(4) P - P*tp = C
(5) P (1 - tp) = C
Finalmente:
(6) P = C / (1 - tp)
Las expresiones (2) y (6) identifican cómo queda determinado el precio final del bien en ambos
impuestos. Si se igualan ambas expresiones, por lo tanto, se puede encontrar los valores de las
alícuotas (diferentes) que no obstante aplicado a las bases tributarias propias (diferentes)
lograrán generar la misma recaudación y los mismos efectos económicos. En efecto:
(8) tc = tp / (1 – tp)
Por último, si en las dos expresiones iniciales —la (2) y la (6)— se despeja C en lugar de P se
obtiene:
(9) tp = tc / (1+tc)
Es indudable que la alícuota que grave el costo de producción habrá de ser menor a la alícuota
que grave el precio de venta final, pues éste último incluye al propio impuesto. Es decir, si por
ejemplo la alícuota del impuesto que grava el costo de producción fuera tc = 0,10 (10%),
entonces la alícuota del impuesto que grave el precio de venta final será tp = 0,091). A la
inversa, si tp = 0,10 (10%), entonces tc debería ser igual 1,11 (11%).
Todo el análisis previo es extensible al mercado de los factores de la producción. En este caso
en el eje de abscisas se miden las cantidades de factores a ofertar y a demandar en el mercado
157 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
respectivo y en el eje de ordenadas el precio a pagar y/o a recibir por el uso de los mismos.
Cuando se analiza este caso, la aparición del impuesto habrá de provocar una brecha entre el
precio que estará dispuesto a pagar el demandante del servicio del factor y el precio de bolsillo
que el oferente del mismo habrá de recibir. Esa brecha mide el monto que recaudará el Estado.
La percusión del impuesto según lo indica la ley tributaria habrá de identificar la base
imponible, la alícuota y el contribuyente. Sin embargo, el efecto de la traslación es también
factible que se presente en estos mercados, de manera que la incidencia —ubicación definitiva
de la carga— puede ser muy distinta al espíritu motivador de la medida impositiva. El caso del
mercado laboral de la Figura 5 es ilustrativo en este sentido.
Figura 5
w OL‘
a OL
A
w1
C
w0 D
w2 B c
DL
D‘L
0 L
L1 L0
Si el impuesto gravara el uso del factor trabajo mediante un aporte que cada trabajador debe
realizar, la alícuota del mismo sería a y el efecto económico será una caída del empleo del factor
(desde L0 a L1) al aumentar el costo salarial para el empleador desde w0 a w1, traslación parcial
de la carga del tributo al empleador (área w1ADw0) y asimismo pérdida por carga excedente
(área ACD); luego, una reducción del salario de bolsillo del trabajador (de w0 a w2) y pérdida de
excedente del mismo por la porción recaudada por el Estado (área w0DBw2) y por carga
excedente (área DCB).
De la figura se puede asimismo observar que si el impuesto se definiera como una contribución
que debe realizar el empleador de tasa c, se lograrían similares efectos económicos y la misma
recaudación para el Estado.
También puede plantearse aquí los casos extremos de traslación parcial o el de traslación nula.
El caso de traslación nula sería aplicable en un mercado de trabajo en que la demanda del
mismo fuera infinitamente elástica a precio, en cuyo caso el trabajador habrá de absorber la
carga total del gravamen.
El caso opuesto de traslación total se daría para una oferta del factor infinitamente elástica al
precio. Este caso no parece ser el caso usual del mercado de trabajo, sí en cambio puede
aplicarse al caso del mercado de capitales, en cuyo caso la oferta infinitamente elástica al precio
se da por la movilidad internacional del capital en mercados domésticos que en tal escenario
actúan como tomadores de precio.
Una situación asimismo especial plantea la existencia de tecnologías que implican coeficientes
fijos en la producción, donde bajo ciertos tramos importantes de la presión tributaria, puede
resultar equivalente gravar a uno solo de los factores o a los dos, y sin embargo, no generar
distorsiones (carga excedente) y producir efectos similares en el empleo de ambos factores. Este
caso se analiza en detalle más adelante cuando se trate el enfoque de equilibrio general.
158 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El análisis de la incidencia de los impuestos tratado en los puntos previos supone la existencia
de mercados competitivos. En el caso de mercados monopólicos o monopsónicos se analiza en
este apartado.
P
O‘
Pm1 F
Pm0 A O
t
® B
C D
G
Img
0 Qm1Qm0 Q
El equilibrio que maximiza el beneficio del monopolista —su política de precios o cantidades
óptimas— se obtiene igualando el costo marginal (representada en la curva de oferta O) al
ingreso marginal (Img), es decir, difiere del caso de competencia perfecta en el que la
optimización se logra igualando costo marginal al precio ―promedio‖ del mercado representado
por la curva de demanda D. Sin dudas que el equilibrio del monopolista no maximiza el
beneficio social neto (que implica maximización de los excedentes de demandantes y del propio
oferente). En la figura se indica en el área sombreada ABC la ―carga excedente‖ de la conducta
monopólica en el momento previo a la introducción del impuesto. El precio fijado es Pm0 que
implica colocar en el mercado la cantidad Qm0.
El área sombreada ® muestra lo que recauda el gobierno con este impuesto y el área sombreada
menor hacia arriba, delimitada por la diferencia de precios antes y después del impuesto (la
distancia entre Pm0 y Pm1) multiplicada por la cantidad vendida luego del impuesto (Qm1) indica
la parte de la carga que se ha trasladado hacia delante. Vale decir, que el monopolista no podrá
trasladar todo el peso del gravamen a los consumidores del bien, pues ello lo llevaría a reducir
su beneficio.
La introducción del impuesto ha agravado sin dudas la carga excedente del monopolio, la que
ahora aumenta en el área FACG. Una política impositiva de este tipo intentando hacerle pagar
al monopolista su actitud de explotar la demanda, no tiene sentido económico, más bien agrava
la situación social neta.
El Estado puede sin embargo encontrar otras maneras de captar rentas del monopolista o
simplemente de evitarlas. Una manera de evitar la explotación monopólica es mediante la
regulación del monopolio, y otra diferente, es dejarla sin regular e introducir un impuesto que
159 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
grave los beneficios extraordinarios del monopolio. Esta diferencia se explica analíticamente en
el Apéndice 1.
Vale aquí una aclaración importante. La existencia de un monopolio puede ser deliberada en
ciertos casos. El propio Estado puede tener especial interés en explotar una actividad bajo un
régimen monopólico. O puede bien aceptar su explotación en manos privadas (tercerizando la
actividad a través de un concesionario) y participar de su renta a través de un impuesto a los
beneficios extraordinarios134.
Por ejemplo, supóngase que el Estado tiene a su cargo la gestión de una firma monopólica. Se
trata de una empresa pública monopólica. En primer lugar, veamos la equivalencia de política
pública que plantea un monopolio estatal. En la Figura 6 se indicó el área ABC como carga
excedente del monopolio. Repitamos esa medición en la Figura 7 y observemos cuáles son las
alternativas que tiene un gobierno para aumentar sus recursos.
Figura 7
O‘ O
Pm1 A
P c0 ® F B
C D
Img
0 Qm1 Qc0 Q
Ahora bien, si resultare una mejor gestión tomar a cargo del propio Estado la explotación de la
actividad, el gobierno puede utilizar al ente como fuente para la obtención de mayores recursos.
Uno de ellos es dar instrucciones al funcionario a cargo del ente que actúa de manera
monopólica, es decir, que explote al máximo a la demanda. En tal caso fijará un precio igual a
Pm1.
La recaudación obtenida por el Estado y los efectos económicos de tal medida queda reflejada
en la Figura 7.
134
El análisis de la imposición sobre los ingresos (utilidades o ganancias de las firmas y ganancias de
personas físicas) se trata más adelante.
160 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El área sombreada Pm1AFPc0 marca lo recaudado por la empresa estatal por encima del
―beneficio normal‖ de la misma actuando en un mercado competitivo (implícito en la curva de
oferta O). Esa política implica una ―carga excedente‖ igual al área ABC.
Figura 8
O‘ O
Pm1 A
P c0 F t B
G C D
Img
0 Qm1 Qc0 Q
El área Pm1ACG, mide lo que recaudaría el Estado con el impuesto de alícuota t, que genera una
carga excedente igual a ABC, similar a la de la política de precios monopólica. Por otra parte, la
medida impositiva no solamente capta la renta diferencial de la tarifa monopólica, sino
asimismo parte del excedente de la propia firma estatal, o sea, parte de los beneficios
intramarginales de la misma.
La dos políticas públicas, la tarifa monopólica o la del impuesto a la producción, tienen similar
resultado financiero para el Estado y similares efectos económicos o incidencia. La diferencia
entre ambas políticas es la manera por donde circula el dinero: a través de la empresa estatal o
directamente a través de la Tesorería vía el ente recaudador de los tributos.
Pero una observación relevante que surge de este análisis es advertir que un gobierno puede
eludir la disposición constitucional que exige la sanción de una ley previa del Congreso para
establecer el gravamen, simplemente mediante la política tarifaria a cargo de una empresa
pública. El diseño tarifario así como los mecanismos presupuestarios y financieros llevados a
cabo por estos entes estatales, si bien están sujetos al control legal externo, dejan en manos del
poder Ejecutivo la atribución discrecional de fijar tarifas y de regularlas; también en los casos
de los monopolios gestionados por empresas consecionarias privadas.
El punto previo deriva a considerar el tema de la maximización no ya del bienestar social sino
de la maximización del rendimiento de los impuestos. En la literatura moderna sobre finanzas
públicas es usual hallar explicaciones sobre uno de los argumentos centrales del enfoque
económico conocido como ―la economía del lado de la oferta‖ (―supply-side economics‖); se
trata de la denominada ―Curva de Laffer‖.
161 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Alfred Laffer, asesor económico del presidente Ronald Reagan de los EE. UU. durante el
período 1981-1989, adelantó la sugerencia de que una política fiscal consistente en la reducción
de la presión tributaria ante signos de recesión que registraba la economía americana de
entonces, conllevaría el recupero del nivel de actividad económica y al mismo tiempo un
aumento de la recaudación tributaria, contrariamente a la preocupación usual de muchos
políticos que para entonces pensaban (y algunos aún piensan hoy) que una baja de las alícuotas
impositivas conduciría necesariamente a una reducción en la recaudación tributaria135.
Pero es posible adelantar también una segunda explicación al fenómeno sugerido por Laffer,
que deriva de otro tipo de incentivo que está presente a la hora de pagar los impuestos: sus
efectos sobre el comportamiento de los agentes económicos con relación al cumplimiento
tributario. También es posible sugerir que la mayor recaudación registrada luego de la reducción
de las alícuotas, no solamente derive de una mayor base imponible, sino de una mayor
predisposición de los contribuyentes al cumplimiento voluntario, es decir, a una reducción del
nivel de evasión. Esto significa que la hipótesis de mayor recaudación ante la baja de las
alícuotas, puede que registre el efecto combinado de una mayor base y un mayor grado de
cumplimiento tributario. La confluencia de ambos fenómenos sería así la respuesta al incentivo
de la mayor rentabilidad después de impuestos en las actividades.
Es posible identificar teóricamente dos tipos de incentivos tributarios que provocan los tributos,
a saber: los que provocan cambios inducidos en la base tributaria (nivel de actividad económica)
y los cambios provocados sobre el cumplimiento tributario de los contribuyentes (o en el nivel
de evasión). Ambos efectos estarán operando en forma conjunta sobre los resultados
encontrados en los estudios empíricos.
De allí que los cambios relativos del rendimiento tributario efectivo, se pueda descomponer en:
135
Ronald Reagan venció en las elecciones presidenciales de los EE.UU. de 1980, consiguiendo la primera
mayoría republicana en el Senado en 26 años. Su política económica bautizada como ―Reaganomics‖, se
destacó por la reducción importante en la presión tributaria del impuesto a la renta (Income Tax).
162 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, los tres numeradores de los tres argumentos citados, dependen de la variable t y es
posible suponer diferentes respuestas en el comportamiento de los mismos. Así, Δt depende de
una decisión discrecional del Gobierno modificatoria de la legislación tributaria; la incidencia
sobre la recaudación tributaria ―para todo lo demás constante‖ será positiva y estrictamente
proporcional. Δc depende negativamente de t; al contribuyente le suele molestar el pagar
impuestos, aún suponiendo en principio cierta predisposición al cumplimiento ―voluntario‖ del
gravamen; y ese malestar se acrecienta a mayor presión tributaria. Finalmente, ΔBp también
dependerá negativamente de t; cuando el Gobierno grava una actividad, salvo el caso atípico de
una demanda totalmente rígida en los mercados de bienes domésticos, para demandas normales
de éstos y para el caso de los bienes transables, la base tributaria se reducirá ante un aumento en
t, o viceversa en caso de una reducción.
La hipótesis original de Laffer puede explicarse a través de la relación entre ΔBp/Bp, que mide
la reacción relativa de la base imponible potencial, y los cambios relativos en la alícuota legal t
(Δt/t). Por cierto que la recaudación será aumentada por la mayor alícuota legal, pues el efecto
del cambio en la alícuota del impuesto sobre la recaudación, resulta ser positiva y estrictamente
proporcional (elasticidad alícuota igual a 1), es decir,
Ahora, para ver el efecto que habrá de producir el cambio de t sobre la base potencial, se puede
utilizar un ejemplo sencillo de un mercado competitivo con curvas de demanda y oferta lineales
de pendientes normales, es decir, negativa en el caso de la curva de demanda y positiva en la
curva de oferta. O sea,
(4) Pd = a – d (Q)
(5) Ps = c + s (Q)
Figura 9 Figura 10
Es decir,
163 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(7) Q* = (a – c) / (s + d)
(8) R = t Q‘
O sea,
(10) Q‘ = (a – c – t) / (s + d)
Es decir,
O sea,
(14) ∂R/∂t = a – c – 2t = 0
Y, por lo tanto:
(15) t* = (a – c) / 2
136
Un impuesto específico se define como aquel de una misma alícuota uniforme (o de valor absoluto
igual) aplicado a cada unidad producida.
164 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Luego,
La expresión (20) puede ser analizada en el ya muy divulgado gráfico de la curva de Laffer,
identificando en el mismo los tres tramos alternativos en los que puede ubicarse la variable t.
Los valores relevantes que podría adoptar la elasticidad-alícuota de la base serían los siguientes:
eb,t ΔRe/Re
<1 >0
=1 =1
>1 <1
Figura 11
Re B
●
A• •C
0
t* t
La hipótesis que puede sugerirse respecto al punto o zona de la curva de Laffer en la que
usualmente los Gobiernos habrán de ubicarse, cuando el objetivo primordial fuera maximizar el
rendimiento tributario, es muy probable encontrarlo entre los puntos B y C.
El signo negativo introducido en la expresión (21) deriva nuevamente del hecho de que la
elasticidad-alícuota se define como negativa para todo nivel absoluto de la misma, compatible
con el supuesto sugerido sobre que al contribuyente le disgusta pagar más impuestos, es decir, le
disgusta el aumento de la presión tributaria.
De manera que el resultado final de un cambio en la alícuota legal sobre la recaudación efectiva,
computando las tres variables en juego, sería:
La recaudación efectiva resultante de aumentar la alícuota legal del impuesto será parcialmente
reducida por la caída en el nivel de actividad (y la consecuente reducción de la base imponible)
y por una desmejora en el cumplimiento tributario de los contribuyentes (mayor evasión por
cada unidad producida). Esa reducción combinada puede conducir a desmejorar el rendimiento
impositivo, en clara contradicción con el objetivo de mejorar el nivel de los recursos públicos.
En realidad, cuando los dirigentes políticos advierten que en determinados impuestos o con
determinado sistema tributario se supera el punto B de la curva de Laffer, suelen recurrir a la
creación de nuevos gravámenes que resultan normalmente más ineficientes y/o más
inequitativos, pues se habrán agotado todas las alternativas eficientes y equitativas que resultaría
ventajoso encontrar en un sistema tributario. Las experiencias relatadas del Income Tax parecen
avalar la validez de esta hipótesis.
Finalmente, los políticos deben aceptar o reconocer que el Estado es el ―monopolista más
importante‖ que tiene toda economía. Pero como cualquier monopolista, a pesar de su poder de
amenaza en el juego social, no podrá superar lo que ningún gobierno puede lograr: ―evitar las
consecuencias‖ de sus acciones. Los monopolios, tanto privados como estatales, deben enfrentar
las decisiones que adoptan los agentes económicos y ellos deben inducir a comportamientos
racionales en el diseño de las políticas, es decir, maximizando la función objetivo que se plantea
a nivel gubernamental pero sujeto a restricciones, entre ellas los límites económicos que ese
accionar de los agentes plantean a las decisiones públicas.
166 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(f) El monopsonio
Veamos ahora el caso de un monopsonio. Se trata del caso en el que un demandante de algún
bien o servicio enfrenta a la oferta total del bien o servicio. El caso a ejemplificar puede
plantearse en el mercado de factores, más específicamente, en el mercado laboral.
Imagínese una empresa que radicada en cierta localidad o pueblo es la única actividad que
emplea mano de obra en la misma. No existe posibilidad de otros emprendimientos productivos,
a excepción de una porción relativamente menor a emplear en el propio gobierno local, la
población económicamente activa empleable no puede conseguir empleo en ninguna otra firma.
La Figura 12 planea el caso inicial antes del impuesto y la Figura 13 después del impuesto.
Figura 12 Figura 13
En efecto, lo pagado por el empleador en concepto del nuevo impuesto es reducido en parte por
lo trasladado hacia atrás al trabajador que sufre una caída del salario de bolsillo de wb0 a wb1 y el
excedente correspondiente (rectángulo sombreado en color azul), y la caída del empleo
adicional desde Lm1 a Lm0, en tanto que el costo salarial para el empleador aumenta de wf0 a wf1 y
excedente correspondiente (rectángulo sombreado en verde). A ambas pérdidas de los
excedentes se debe sumar el incremento de la ―carga excedente‖ que corresponde a los
triangulitos —no indicados en la figura— derivados de la caída del nivel de empleo y actividad
de la firma luego del impuesto.
137
En rigor, el monopsonista pierde el triángulo ABF que resulta más que compensado por lo que gana a
través del rectángulo wfAwbC.
167 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En primer lugar, se analiza el caso de las decisiones de consumo o demanda de los agentes
económicos que deben satisfacer sus necesidades pensando esencialmente en los mercados de
los bienes privados138. Luego se analizará el tema de las decisiones de producción de estos
bienes. Finalmente se analiza el tema de ―tributación óptima‖, donde los dos aspectos —de
demanda y de oferta— son incluidos.
Se anticipa que para una mejor comprensión del tema tributario en equilibrio general resulta
importante que el lector esté familiarizado con lo expuesto en capítulos anteriores, en particular
lo desarrollado en el Capítulo 3 y Apéndice 1.
Supóngase una economía que dotada de dos factores de la producción: trabajo (L) y capital (K)
está en condiciones de producir dos únicos bienes privados: X 1 y X2. Las familias deben decidir
cuáles de esos bienes habrán de consumir o demandar dado un cierto nivel de ingreso (Y), que
están recibiendo por la aplicación de su trabajo y/o de su capital en el mercado de los factores L
y K.
138
El caso de los bienes públicos y los bienes mixtos fue analizado en el Capítulo 4.
168 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tratándose de un mercado competitivo perfecto, supóngase que los precios que los mercados
han determinado para esos bienes son P1 y P2, para X1 y X2 respectivamente. Su ingreso habrá
de ser destinado totalmente al consumo de los bienes disponibles; no existe en este modelo
simple la posibilidad de ahorrar parte del dinero o destinarlo al consumo o demanda de otro tipo
de bien, porque sencillamente esas alternativas no existen en este caso. Es decir, la recta de
presupuesto es:
Ahora supongamos que el Estado decide gravar el consumo de esos dos bienes aplicando una
alícuota t (igual para ambos bienes) al valor de la compra de cada bien. Es decir, el costo total
que resulta del consumo de ambos bienes luego del impuesto es:
siendo t1 = t2.
Antes del impuesto el consumidor decide ubicarse en el punto A donde su curva de indiferencia
más alejada del origen se hace tangente a la recta de isogasto o recta de presupuesto (cada punto
de ella indicando las posibilidades de intercambio entre ambos bienes que el mercado le
permite). La pendiente de la recta de presupuesto esta indicando entonces cuál es la ―tasa de
cambio posible‖ (o ―precio relativo‖ de los bienes) que el mercado le permite al consumidor
para ejercer su opción. La pendiente de la curva de indiferencia por su parte está indicando la
―tasa de cambio deseada‖ entre ambos bienes, según las preferencias del consumidor.
Precisamente, cuando ambas pendientes coinciden, el consumidor estará maximizando su
bienestar. Nótese que el mercado le permitiría ubicarse a la izquierda o a la derecha del punto A
(a lo largo de la recta de presupuesto); pero en ese caso se estaría ubicando en una curva de
indiferencia que corta a la recta de presupuesto y, por tanto, de nivel inferior o más cercana al
origen que la U0.
Figura 14
X1
X 10 A
B U0
X 11
U1
0 X21 X20 X2
tributaria es idéntica en ambos (t1 = t2)139, la medida tributaria de gravar el consumo de ambos
bienes de igual manera, simplemente ha sido equivalente a una reducción del ingreso del
consumidor. De allí que la nueva ubicación que optimiza el bienestar sea el punto B, que ubica
al consumidor en un nivel de bienestar U1, inferior al anterior (U1 < U0) identifica un único
―efecto ingreso‖ de la medida tributaria. El pasaje del punto A al punto B identifica los cambios
en cantidades que operan entonces según sea la ―elasticidad ingreso‖ en el consumo de ambos
bienes que con ese comportamiento denuncia el consumidor.
Asimilar la medida tributaria del ejemplo (gravar el consumo de los bienes) como similar a
reducir el ingreso del consumidor —por ejemplo, mediante un impuesto que grave su ingreso—
puede en este ejemplo ser identificado como un caso de ―equivalencia tributaria‖. Se verá luego
que en un mundo más realista con una cantidad mucho mayor de bienes y servicios, es decir, de
opciones, y la imposibilidad de gravar a todos los bienes y servicios de la misma manera, esa
equivalencia no se habrá de cumplir.
Veamos ahora qué ocurre si el Estado decide gravar solo uno de los dos bienes, específicamente
que grave solamente al bien X2140. En la Figura 15 se analiza el resultado de esa medida
tributaria.
Figura 15
X1
X 10 B A
X 11 C U0
U1
1 0
0 X2 X2 X2
El precio relativo de ambos bienes ha sido modificado por la política tributaria pues P 1/P2 ≠
P1/P2 (1+t2). Dado que X2 se ha encarecido por efecto del impuesto que grava su consumo, la
nueva recta de balance cambia de pendiente. La ubicación del consumidor pasando desde el
punto A al punto B, opera en base a dos efectos: el ya visto ―efecto ingreso‖ —que mide la
menor posibilidad económica que acarrea la medida tributaria para el consumidor incidido (al
encarecerse uno de los bienes el ingreso disponible no permite consumir las mismas cantidades
previas de ambos bienes)— y el ―efecto sustitución‖, al afectar la elección entre bienes según
las preferencias de consumo (el cambio en el precio relativo entre ambos bienes provocada por
la medida tributaria).
En efecto, el paso del punto A original al nuevo punto B luego del impuesto, puede
descomponerse en los dos efectos citados: el efecto ingreso, que se identifica por la distancia
139
Antes del impuesto el precio relativo entre ambos bienes era P 1/P2; luego del impuesto resulta:
dado que t1 = t2, como se indicara. La ―tasa de cambio posible‖ entre ambos bienes no se ha modificado
luego del impuesto.
140
El ejemplo podría también imaginar que ambos bienes sean gravados pero con alícuotas diferentes, es
decir, t1 ≠ t2.
170 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La modificación del consumidor responde así a los estímulos o desestímulos que operan en el
mercado como consecuencia de la medida tributaria. Se consume menos de ambos bienes por
efecto ingreso y se modifica el mix de bienes por el encarecimiento relativo del bien X2 (o el
abaratamiento relativo del bien X1) luego del impuesto. La medida tributaria induce a consumir
relativamente algo más de X1 respecto de X2, en relación a los precios relativos existentes antes
del impuesto.
Esta medida de trato diferencial entre bienes y servicios ¿es eficiente? Decididamente no. La
medida tributaria ha generado una distorsión en los precios relativos de mercado, los que bajo
los supuestos de competencia perfecta, miden el valor social que los individuos asignan a los
bienes y servicios. Ya vimos en el Capítulo 4 que solamente en presencia de externalidades
tecnológicas o defectos de información, los mercados distorsionan esos valores sociales y, en tal
caso, existen motivos para algún tipo de intervención del Estado.
Más adelante en este mismo capítulo se analizará otro tipo de problema que surge ante la
imposibilidad de poder gravar a todos los bienes y, en este caso, se ha sugerido que el sistema
tributario deliberadamente sea diseñado aplicando alícuotas diferenciales a los bienes. Pero bajo
el supuesto de estar en presencia de mercados competitivos perfectos, esa distorsión es
decididamente dañina141.
Figura 16
X1
X 10 ●A
X 11 ●B
U0
U1 ●D
U‘1
0
X21 X20 X2
141
Adicionalmente debe recordarse que en este capítulo se está analizando la incidencia tributaria desde
el punto de vista asignativo o de la eficiencia económica. El tratamiento diferencial entre bienes puede
asimismo ser analizado bajo el ángulo de la equidad, aspecto que tratamos más adelante.
171 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
trazado ahora una nueva línea de isogasto o de presupuesto paralela a la recta de presupuesto
original y ―que atraviesa el punto B‖ (la línea entrecortada de color azul)142.
La razón es que esta nueva recta de presupuesto implica un nivel de gasto similar a la recta de
presupuesto que determina la imposición distorsiva, en tanto el punto B es común a ambas
rectas y todos los puntos de una recta de presupuesto identifica un mismo nivel de gasto total,
de manera que la línea entrecortada y la recta de presupuesto después del impuesto son similares
en cuanto a nivel de gasto total.
Pero la diferencia de la nueva curva de presupuesto respecto a la que resulta luego del impuesto,
es que no distorsiona los precios relativos entre bienes. Es decir, si la imposición fuera neutral
o no distorsiva, el Estado lograría la misma recaudación pero permitiría al consumidor alcanzar
un nivel de bienestar superior al poder ubicarse en el punto D correspondiente a una curva de
indiferencia superior (U‘1 > U1). La distancia entre ambas curvas de indiferencia está por tanto
midiendo la ―carga excedente‖ del impuesto distorsivo.
En este apartado se analiza el caso del impuesto que grava el ingreso de las personas y su
incidencia en la elección entre el esfuerzo laboral versus destinar tiempo al ocio. Para ello se
supone nuevamente un contribuyente representativo que debe decidir entre ganar un ingreso
trabajando o bien destinar su tiempo al ocio, es decir, descansar o vacacionar en lugar de
destinar su tiempo disponible a hacer más dinero.
Es decir, la función de utilidad o de bienestar de una persona puede expresarse de la manera que
lo hace la siguiente expresión:
(1) U = f (Y; O)
Figura 17
Ingreso (Y)
Y1 B
Y0 A
U1
U0
L0
L1
0 Ocio (O)
O1 O0 24 horas
142
El lector no debe confundir esta nueva recta con la recta de presupuesto paralela a la original que
fuera graficada en la Figura 15, que resulta ser tangente a la nueva curva de indiferencia U1 en el punto
C, es decir, que no atraviesa al punto B.
172 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Introducido el impuesto que grava su ingreso, se produce una caída de la pendiente de la recta
de balance, es decir, una disminución del costo de oportunidad de sus horas. Ello significa un
menor ingreso disponible por las horas que dedique al trabajo. El diagrama indica que como
respuesta a tal política tributaria, el individuo decide ubicarse en el punto B.
Habrá de notarse que el diagrama de la Figura 17 indica que la decisión después del impuesto
ha inducido a una mayor cantidad de horas de trabajo y menor cantidad de horas destinadas al
ocio. En realidad, lo que ocurre con la medida tributaria es que el individuo se ve afectado de
dos maneras contrapuestas en materia de incentivos. Por un lado, debido a la caída de su ingreso
y en razón de que ello implicará una menor posibilidad de consumo y ahorro para él y su
familia, habrá de aparecer un incentivo por recuperar ingreso perdido trabajando más. Esa
motivación de no ―bajar su estándar de vida‖ familiar, lo lleva a esa actitud, trabajar más y,
consecuentemente, reducir su ocio. Pero por otro lado, el hecho de que su tiempo disponible
tenga un costo de oportunidad menor después del impuesto, provoca que resulte más atractivo
que antes destinar tiempo al ocio (ha bajado el precio relativo del ocio). Es decir, hay un ―efecto
renta‖ que motiva a trabajar más (o reducir el ocio), y un ―efecto sustitución‖, que induce a
trabajar menos (o aumentar el ocio). Dos incentivos contrapuestos que finalmente harán, según
su diferente ponderación o incidencia, que la conducta del individuo sea la de un mayor o la de
un menor esfuerzo productivo143.
Figura 18
Ingreso (Y)
Y0 A
Y1 B U0
U1
L0
L1
0 Ócio (O)
O0 O1 24 horas
143
Se deja al lector intentar graficar el efecto renta y el efecto sustitución. El primero trazando la paralela a
la recta de balance inicial que se haga tangente a la nueva curva de indiferencia U1 e identificando de esa
manera un nuevo punto C. El segundo, por el desplazamiento desde el punto C de dicha tangencia al punto
B. El punto C ubica al individuo con un nivel de ocio menor (o de mayor esfuerzo laboral) y el
desplazamiento desde éste al punto B sobre la curva de indiferencia, lo ubica con un nivel de ocio mayor o
de menor esfuerzo laboral.
173 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
diferentes en el nivel de riqueza de las mismas. Una persona de bajo ingreso es probable que se
vea en la necesidad de trabajar más cuando el Estado lo grava en su ingreso disponible.
Garantizar el satisfacer las necesidades básicas de su familia así lo exige. Una persona opuesta,
de alto nivel de riqueza, probablemente tenga un incentivo similar, no ya por el peligro de no
satisfacer necesidades básicas de su familia, pero sí de poner en riesgo un alto estándar de vida
de la misma, debajo del cual no estarían ni social ni sicológicamente preparados para enfrentar.
Por último, posiblemente a una persona de nivel intermedio en riqueza, lo motive mucho más el
efecto sustitución, si ve la posibilidad de mejorar su estándar de vida si su ingreso por hora
mejora o, en el caso contrario, si no tiene sentido seguir haciendo esfuerzo laboral para que el
Estado le quite parte del mismo; la expresión callejera de ―para qué trabajar para el Estado‖144.
Por lo expuesto, en los textos de microeconomía suelen encontrarse diagramas con curvas de
oferta laboral como la mostrada en la Figura 19, que relaciona nivel salarial o ingreso con
oferta de esfuerzo laboral.
Figura 19
w I
II
III
0 L
El ejemplo, supone dos personas: el Señor A de alto ingreso y una alta propensión a ahorrar
(50% del ingreso) durante su vida activa —Período 1— para luego poder financiar su consumo
en la pasividad —Período 2—; y el Señor B, de bajo ingreso y alta propensión a consumir (90%
del ingreso) durante el Período 1. Si se asume la teoría del ciclo de vida145 se puede visualizar la
144
Esto es muy común que ocurra, en particular cuando la mejora en el ingreso puede motivar que la ley
tributaria lo ubique al contribuyente en una escala de mayor presión tributaria en orden a la progresividad
de la imposición, por ejemplo, alícuota marginal creciente en el Impuesto a las Ganancias, o salto a una
categoría superior de un impuesto del tipo Monotributo.
145
La teoría del ciclo de vida (Modigliani) sugiere que las personas ahorran durante el período de su
vida activa para consumir ese ahorro durante la pasividad, permitiendo mantener un sendero estable de
su nivel de consumo en el tiempo. Computando toda su vida, las personas habrán consumido todo su
174 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Dicha neutralidad se refiere tanto a su incidencia sobre el consumo presente y futuro de cada
una de las personas, pero también es aplicable a la cuestión distributiva interpersonal del ingreso
entre el señor A y el señor B. El cuadro muestra los resultados del ejemplo, que asume una
alícuota impositiva del 5% sobre el ingreso consumido y una tasa de interés vigente en la
economía del 10% anual.
(2) Cp (1 + i) + Cf = Yp 1 + i) + Yf
(3) Cp (1 + i) + Cf = Yp (1 + i)
ingreso. Elaboraciones posteriores (Barro) sugieren que la teoría sería extensiva al comportamiento
intergeneracional si se asume que las personas también ahorran para (se preocupan por) el consumo
futuro de sus descendientes. A lo largo de las generaciones el ingreso terminará siendo consumido (y
consecuentemente gravado) en algún momento.
146
Yp puede referirse al período de vida activa, en el que Y p > 0, mientras que Yf al período de vida
pasiva, donde Yf = 0.
175 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
consumo del individuo se obtiene maximizando la función (1) sujeta a la restricción (3).
(7) ∂ℒ /∂ λ = Yp (1 + i) - Cp.(1 + i) - Cf = 0
Donde TMSCpCf expresa la tasa marginal de sustitución entre consumo presente y consumo
futuro.
es decir,
Ahora bien, lo anterior está lejos de demostrar que la inversión y el crecimiento serán mayores
bajo este tipo de imposición, especialmente si se previera progresividad en las alícuotas del
impuesto147. Además, como la base del impuesto directo al consumo es menor que el impuesto a
los ingresos, la tasa media deberá ser mayor. Esto significa que el desincentivo al esfuerzo
laboral relativo al consumo presente será algo mayor. Pero un impuesto al consumo distorsiona
el trade off entre trabajo presente y consumo futuro menos que un impuesto al ingreso. El efecto
neto sobre el bienestar es teóricamente ambiguo y depende de los valores de los parámetros
sobre los que existe poca evidencia empírica. No obstante, muchos expertos sugieren que el
bienestar será mayor bajo un impuesto, relativamente neutral, al consumo148.
(2) Cp (1 + i) + Cf = Yp.(1 + i) + Yf
(3) Cp (1 + i) + Cf = Yp (1 + i)
(4) (1 + i)
(5) Cp (1 + i) (1 + η) + Cf (1 + η) = Yp (1 + i)
(6) (1 + i) .(1 + η) / (1 + η)
O sea,
(7) (1 + i)
Es decir, según la expresión (7) no se modifica la relación de precios indicada por la (4). Es
decir, no se provocan distorsiones en los precios relativos entre consumo presente y consumo
futuro.
Si introducimos ahora un impuesto que grave al ingreso, en lugar de gravar los consumos, en el
período presente el ingreso disponible (Ydp) sería:
(8) Ydp = Yp (1 – η)
Y si ahora asumimos que Cp = 0 (es decir, suponiendo que el individuo ahorra la totalidad de su
ingreso disponible en el período presente), los intereses a obtener del ingreso ahorrado serán, al
final del período presente:
(9) Ip = Yp (1 – η) i
El ingreso del período futuro, ahora ya no será nulo, pues si bien hemos supuesto inicialmente
Yf = 0, ahora el individuo habrá de contar con Ip al inicio del período futuro, proveniente de los
intereses (i) ganados con el ahorro del ingreso disponible del período previo [Yp (1 – η)].
Como en el período futuro nuevamente se aplica el impuesto al ingreso, significa que los
intereses ganados en el período previo serán gravados, de manera que el ingreso disponible en el
período futuro para consumir totalmente en dicho período (Cf) será la suma del ingreso
disponible del período previo (dado que se había supuesto Cp = 0) más el nuevo ingreso
disponible del período futuro, es decir:
177 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(11) Cf = (1 – η) [1 + (1 – η) . i ] Yp
La expresión (11) puede ahora expresarse como:
(12) Cf = Ydp [1 + (1 – η) . i ]
(13) [1 + (1 – η) i]
Figura 20
Cf
(1 + i)
[1 + (1 – η) i]
0 Cp
(17) ∂ℒ /∂ λ = Yp (1 + i) (1 - η) - Cp (1 + i) (1 - η ) - Cf = 0
o sea,
Esta distorsión provoca costos en bienestar cuya medición se muestra en la Figura 21 que
plantea el mismo análisis ya visto en la tributación sobre bienes (Figura 16).
178 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 21
En este apartado se analiza el efecto de la política tributaria aplicada al empleo o uso de los
factores de la producción. Se supone a tal fin el caso de una firma que produce determinado tipo
de bien o servicio (X) para el cual su propietario o administrador debe optar por el empleo de
determinada tecnología que requiere del empleo de determinadas cantidades de trabajo (L) y de
capital (K).
En primer lugar, se supone una función de producción que admite combinaciones muy diversas
de ambos factores; en rigor, admite infinitas posibilidades de combinar trabajo y capital para
cierto nivel de producción. Esa función posee rendimientos constantes a escala, es decir, la
tecnología —cualquiera sea ella en términos de combinar trabajo y capital— permite ampliar la
producción en forma proporcional al incremento en el empleo o uso de ambos factores. La
función de producción se define como:
(1) X = f (L, K)
Y la contratación de factores exige retribuirlos a los valores de reserva w y r,149 para el trabajo y
para el capital, respectivamente. El productor del bien X enfrenta una restricción presupuestaria,
que implica respetar el nivel de capital disponible para financiar la producción C● que será
asignado al pago de ambos factores, o sea:
149
Se trata de mercados de factores competitivos, en los que los ―valores de reserva‖ son las retribuciones
mínimas que los propietarios de los factores han de exigir para aceptar su empleo o contratación.
179 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 22
Las rectas de balance C●0 y C●1 muestran dos situaciones de capital disponible para financiar la
producción. Son las líneas de ―isogasto‖ o de presupuesto que enfrenta el productor de X. Su
pendiente indica el precio relativo del trabajo y el capital (w/r) y cada punto de las mismas
indican las alternativas posibles que el mercado de factores posibilita al productor de adoptar
combinaciones entre L y K. Las curvas X0 y X1 son las isocuantas o curvas de nivel de la
producción —cardinalmente medibles en base a alguna unidad de medida acorde con el tipo de
bien o servicio (kilogramos, toneladas, metros lineales, metros cúbicos, etc.)— indicando las
combinaciones de L y K que la tecnología o estado de las artes disponible permite para obtener
los respectivos niveles de producción. La línea entrecortada con origen en 0, es la ―recta de
expansión‖ que identifica los puntos de tangencia entre las rectas de isocostes y las isocuantas;
en ella se identifican los niveles de producción máxima posible obtenibles con ese presupuesto,
dado el precio relativo de los factores, para escalas crecientes de producción. De acuerdo al
supuesto de rendimientos constantes a escala, el pasaje del punto A al B, exige un aumento
proporcional de empleo de los factores, desde L0 a L1 y desde K0 a K1, que habrán de permitir
un aumento proporcional en el nivel de producción desde X0 a X1.
Puede advertirse que la ―línea de expansión‖ del ejemplo está reclinada hacia el eje de
ordenadas, indicando que la elección de la tecnología de producción resulta ―trabajo-intensiva‖.
Imaginando una recta de 45º que parte del origen del diagrama, toda recta de expansión que se
ubique a la izquierda de esa pendiente, indica este tipo de característica trabajo-intensiva de la
tecnología elegida; a la inversa, toda recta de expansión con pendiente menor o ubicada a la
derecha de la misma, estará indicando una tecnología intensiva en capital.
Ahora bien, imaginemos que el Estado introduce un impuesto que grava el uso de los factores
en el momento que el nivel de producción es X1 (punto B), y ese impuesto es ―neutral‖, o sea,
grava con similar presión tributaria a ambos factores de la producción con una tasa t. La recta de
presupuesto o isogasto que era C1 antes del impuesto pasa a ser C0, debido al mayor costo que
demanda el empleo de los factores, pues la recta es ahora:
En la Figura 23 se muestra el caso de un impuesto que grave a uno de los factores solamente.
Imagínese que el factor gravado sea L150.
Figura 23
La grafica de la carga excedente, se puede medir trazando otra paralela a la recta de isocostes
original que ―atraviese‖ al punto C. Debido a la complejidad del dibujo, esto se identifica en el
nuevo diagrama de Figura 24.
Figura 24
Si la medida tributaria fuera neutral —gravando ambos factores con similar presión tributaria—
solamente se registraría el efecto producción, con el desplazamiento desde el punto A al punto
D que indica la posibilidad de lograr un nivel de producción mayor (isocuanta X‘0) al que induce
el impuesto distorsivo sobre los factores (isocuanta X0).
150
La incidencia que se explica respecto a esta medida puede extrapolarse similarmente al caso de una
imposición al uso del capital. No obstante, como se explicará más adelante, el escenario correspondiente
a las décadas más recientes, incide en que los países encuentren limitaciones económicas para gravar
directamente al capital, en razón de la muy fuerte competencia que existe en un mundo globalizado con
fuertes corrientes o movimientos de capitales entre países.
181 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin dudas que la incidencia descrita, sesgando a la economía hacia una tecnología capital-
intensiva, habrá de afectar las posibilidades de empleo del factor trabajo, dado que el mayor
costo laboral no solamente podrá implicar una traslación parcial de la carga del impuesto a los
trabajadores, sino también a un menor nivel de empleo que —ceteris paribus— puede
finalmente en el más largo plazo inducir a una traslación total del gravamen al salario de bolsillo
de los trabajadores. Esta circunstancia, no obstante, implicaría un cambio en el supuesto del
valor de reserva constante w del factor trabajo.
El punto nos deriva a otro análisis complementario referente a la incidencia de un impuesto que
grava la producción de todo bien en cuya producción se utilice una tecnología intensiva en
trabajo, recurriendo a lo adelantado por el teorema Stolper-Samuelson, adoptando sus
supuestos a un escenario más realista con respecto al mercado de capitales y al mercado laboral
con relación a la elasticidad-precio de oferta.
Sin embargo, previamente conviene analizar el caso particular que plantea la existencia de
funciones de producción de coeficientes fijos. En el diagrama de la Figura 25 se explica este
caso.
Figura 25
Se trata de un coeficiente (L/K)* constante o fijo como el que indica la línea de expansión del
diagrama. De tratarse de este tipo de función de producción, ya no surgirá ninguna incidencia
distorsiva de la política tributaria, en tanto, daría lo mismo encarecer el uso o empleo de uno
solo de los factores o de ambos a la vez. Solamente se produciría un ―efecto producción‖, no
existiendo en ningún caso un ―efecto sustitución‖, el cambio en los precios relativos no puede
inducir a adoptar otra tecnología alternativa pues ella sencillamente no existe.
Las tangentes de los ángulos α y β indican que el precio relativo w/r es diferente y no obstante
la tangencia con la isocuanta original no cambia, ubicando la solución óptima en el mismo
punto B. De aplicarse un cierto impuesto t a cualquiera de los factores, o a un t algo menor pero
aplicado a ambos factores a la vez, obteniendo la misma recaudación, y ubicar el nivel de
producción en el punto A.
El caso de funciones de producción de coeficientes fijos es extensible a otros algo más
complicados en los que la función de producción posibilita la opción de algo más de una sola
tecnología, pero con cambios discretos en la relación L/K, como indica la Figura 26.
182 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 26
Los cambios en w/r dentro de los pequeños rangos indicados con las líneas de isocostes del
mismo color, no afectarían a las relaciones L/K, por ejemplo, inducir al paso desde (L/K)* a
(L/K)**. Solamente operaría el ―efecto producción‖, con el pase desde el punto A al B,
cualquiera fuera el factor gravado, dado que en ese caso resulta similar al caso de gravar
homogéneamente de manera neutral a ambos factores.
El teorema de Stolper-Samuelson ha sido una muy interesante manera de pronosticar cuál sería
la distribución de la carga de los impuestos que gravan la producción o el consumo de un bien o
servicio, en el caso de bienes finales, es decir, en ausencia de consumos intermedios, aspecto
que se tratará en el capítulo próximo. Se trata del análisis de la incidencia de un impuesto cuya
carga no puede ser trasladada hacia delante, de manera que la misma, ya sea parcial o totalmente
habrá de ser soportada por el oferente del bien o servicio.
Ahora bien, que la oferta deba soportar la carga del tributo, deja abierto el interrogante de cuál
de los factores originarios será el afectado: L o K. El análisis diagramático que se presenta a
continuación analiza este tema.
151
Para las soluciones de óptimo en estos casos de funciones de producción discontinuas o de variaciones
discretas, a diferencia de las funciones derivables o continuas, no es aplicable la técnica matemática de
los ―lagrangeanos‖ y, en cambio, se utiliza la técnica matemática de programación lineal.
183 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Según lo ya analizado con respeto a la incidencia del impuesto que grava la producción o
consumo de un bien o servicio, y suponiendo un esquema de equilibrio general en el cual
existen solamente dos bienes; el bien X y el bien Y152, es posible identificar la incidencia del
impuesto en ambos mercados.
Figura 27
Luego del impuesto y dado que el precio que retiene el oferente-productor del bien X baja de
Px0 a Px2, la consecuente reducción de producción desde X0 a X1, implica la liberación de
factores que dado el supuesto de economía cerrada, oferta fija de los mismos y competencia
perfecta en ambos mercados, habrán de tener que ser absorbidos por la mayor producción del
bien Y (desde Y0 a Y1), cuya demanda se habrá de expandir —de Dy(Px0) a Dy(Px1)— al
aumentar el precio del sustituto X para los demandantes (que pasa de Px0 a Px1).
Pero obsérvese en la Figura 28 qué ocurriría si el precio relativo de los factores w/r se
mantuviera constante o invariable luego del cambio en los precios relativos de ambos bienes, el
cambio en los niveles de producción de ambos y la consecuente reasignación de los factores
disponibles en la economía desde la actividad X a la actividad Y.
Una reducción de una unidad de X libera más trabajo por unidad de capital que la cantidad de
trabajo por unidad de capital que requiere una expansión de una unidad de Y. De mantenerse el
mismo nivel de precios relativos (r/w) producirá el resultado indicado en los diagramas, es
decir:
|-ΔLx| > ΔLy
152
Ambos bienes deben ser considerados ―sustitutos‖, caso contrario se estaría frente a un mismo o
único tipo de bien o de bienes con un uso inevitablemente conjunto.
184 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 28
Lx + Ly = LT
Kx + Ky = KT
El excedente de L solo podrá emplearse con una caída en el precio relativo de L, o lo que es lo
mismo, un aumento en el precio relativo de K. Es decir, el cambio en la relación w/r
(reduciendo el precio relativo de w respecto a r) produciría los cambios que se observan en los
diagramas de la Figura 29.
Figura 29
O sea:
tg α > tg β
Es decir:
(r/w)0 < (r/w)1
185 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ambas líneas de producción mudan sus tecnologías a relaciones L/K mayores (la tecnología de
producción de X y de Y se hacen más intensivas en trabajo). De esta manera se logra que:
dL = |-ΔL x| - ΔLy = 0
dK = |-ΔK x| - ΔKy = 0
es decir,
LT0 = Lx0 + Ly0 = Lx1 + Ly1 = LT1
El caso de L
La validez del supuesto de oferta fija del factor trabajo parece aproximarse razonablemente a la
situación de los trabajadores de bajas calificaciones en países como Argentina.
Veamos en los diagrama de la Figura 30 qué sucede si las políticas públicas desafían esta
situación real.
Figura 30
Efectos de querer mantener invariable El caso de modificación en el
el valor de w/r valor de w/r
El movimiento de la curva de demanda deriva de trabajo DL0 hacia DL1 indica la reducción del
valor de la productividad marginal de L (VPMFL) por ser ahora de menor valor el producto que
lo emplea más intensivamente, es decir:
Si se insiste en fijar w1 = w0 (por ejemplo debido a la presión gremial), entonces habrá un efecto
neto de caída en la producción (PBI1 < PBI0) y caída en el empleo de L (L1 < L0), según
diagramas del lado izquierdo.
Si en cambio se deja que el salario se ajuste (aumento de la relación r/w) —circunstancia que se
produciría en un mercado competitivo— entonces no habrá efecto neto sobre el nivel de
actividad y el empleo.
En el presente escenario de globalización mundial, con alto nivel de movilidad del capital entre
países, el supuesto de oferta fija del capital no parece ser el caso relevante, en particular en
países como Argentina. Esto es extensible al caso del factor trabajo con alto nivel de capital
humano incorporado. En este caso el supuesto más realista es el de oferta infinitamente elástica,
cuyo nivel de retribución está dado por el retorno marginal del capital en el mundo.
Veamos mediante los diagramas de la Figura 31 qué ocurre en este caso cuando el gobierno
grava al bien intensivo en capital.
Figura 31
Siendo r1 < ř, en el más largo plazo el capital fluye al exterior en la magnitud K1K0. Es decir, el
capital doméstico ajusta su retribución al nuevo valor de la productividad marginal del capital
en el país (VPMFK), que habrá de coincidir con el retorno marginal en el resto del mundo (ř).
187 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La dificultad para gravar el rendimiento del capital es el dilema que desvela a políticos y
tributaristas en el mundo presente, pero muy en particular en países como Argentina, debido al
diferencial de retorno requerido por el riesgo soberano.
En los puntos previos se analizaron situaciones diversas sobre imposición en los que se
identificaron diseños tributarios que provocaban ―carga excedente‖. Una de esas situaciones era
cuando el diseño tributario generaba un tratamiento desigual en la presión tributaria sobre
bienes y servicios que inevitablemente provocaban distorsiones en los precios relativos de los
mismos. La enseñanza que dejaba el análisis era que la política tributaria debía ser ―neutral‖ de
manera de evitar esas distorsiones.
Sin embargo, bajo ciertas circunstancias, existen razones para justificar tal tratamiento desigual
o que existan razones económicas para un diseño deliberadamente desigual en las alícuotas
impositivas. Este es un tema importante explorado en el capítulo de imposición óptima y al que
pasamos revista seguidamente.
Reordenando,
Donde queda claro el efecto de incentivo a consumir ocio, al operar como un subsidio sobre θ.
153
Al adoptar el supuesto de un consumidor representativo se evitan las complicaciones del análisis que
supone n individuos. Para detalles y extensiones se sugiere Auerbach, A. (1985), Diamond, P. A. y
Mirrless, J. A. (1971), Samuelson, P. (1986), Dixit, A. K. (1975), Sadmo, A. (1976) y Schenone, O.,
Rodríguez, C. y Mantel, R. (1985). Se sigue en este punto al documento de Howell H. Zee sobre ―Teoría
de la Tributación Óptima de los Productos Básicos‖, contenido en el Manual de Política Tributaria de
Parthasarathi Shome (ed.) (1995).
188 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Seguidamente se explican las reglas de tributación más conocidas, asumiendo curvas de oferta
infinitamente elásticas, es decir, que los precios a los productores no varían ante la introducción
o eliminación de los impuestos155.
1) Regla de la proporcionalidad
2) Regla de Ramsey
3) Regla de la proporcionalidad inversa de la elasticidad precio directa
4) Regla de Corlett-Hague
Si todos los bienes fueran gravables (incluyendo el ocio), la regla de tributación óptima indica
aplicar alícuotas uniformes a todos los bienes, en tanto como ya se explicara la existencia de
carga excedente se presenta cuando los impuestos introducen distorsiones en los precios
relativos entre bienes.
Las condiciones exigidas por las expresiones (4) y (5) son muy restrictivas pensando en el
diseño de una política tributaria práctica:
a) El consumidor debe tener ingresos no salariales para que el Gobierno obtenga dinero.
La parte salarial se ve compensada por el subsidio al ocio para preservar la proporcionalidad
de la estructura tributaria. El rendimiento sería igual a (K.η)/(1+ η).
b) El supuesto básico de la regla es que el Gobierno pueda ―gravar a todos los bienes‖,
circunstancia que no condice con la inusual existencia del ocio gravado, o salarios al trabajo
subsidiados, y de ciertos bienes que presentan una muy complicada y costosa tarea de
administración y fiscalización en caso de intentar gravarlos.
Por estas razones las reglas que se explican a continuación revisten carácter más realista. En
particular, en ellas se habrá de suponer que ηw = 0 (para obviar el tratamiento del ocio), y que,
consecuentemente, el Gobierno solo puede gravar al consumo de X e Y.
154
La carga excedente (CE) o peso muerto de un impuesto selectivo sobre un bien X (que genera
distorsión en el precio relativo del bien respecto del resto de bienes), puede aproximarse por la
expresión: CE = -(1/2).ex.t2.PX0.X0 (ver luego Apéndice 1 para extensiones), donde ex es la elasticidad-
precio de la demanda del bien gravado X, t2 la tasa efectiva al cuadrado y PX0, X0 el precio y las
cantidades demandadas antes de la aparición del precio, respectivamente. Para extensiones ver Zee, H.
H. (1995) y Nuñez Miñana, H. (1994). Una demostración del cálculo de esa medición se tratará más
adelante cuando se introduzca el enfoque normativo.
155
Al final de este apartado se comenta sobre las implicancias de modificar este supuesto.
189 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La Regla de Ramsey postula que la estructura tributaria óptima es la que induce a reducciones
proporcionales en las cantidades demandadas de los bienes gravados. Dado que las elasticidades
precio de las demandas de los bienes no son iguales, la regla conduce a la fijación de alícuotas
diferentes156, (ηx ≠ ηy), que habrán de alterar los precios relativos de forma tal que se logre
igualar dichas variaciones proporcionales de las cantidades. Es decir:
Para lograr esta reducción proporcional en las cantidades, las alícuotas necesariamente deberán
ser mayores cuanto menor sea la elasticidad-precio de la demanda respectiva. Pero esto implica
una tarea muy difícil de resolver a nivel práctico, teniendo en cuenta que las demandas de los
bienes usualmente son elásticas no solo respecto a su precio, sino además respecto al precio del
resto de los bienes (sustitutos y complementarios), de manera que la regla no necesariamente
habrá de inducir a la diferenciación de alícuotas en forma estricta e inversamente proporcionales
a las elasticidades precio directas de los bienes157.
siendo α una constante positiva. La regla conduce a una fijación de alícuotas inversamente
proporcionales a las elasticidades-precio directas de los bienes. En tal caso, el criterio garantiza
reducciones estrictamente proporcionales en las cantidades demandadas de los bienes160.
(c) Regla de Corlette-Hague
156
Al final se comenta sobre las implicancias de modificar este supuesto.
157
En el trabajo de Schenone, O., Rodríguez, C. y Mantel, R. (1985) se simulan ejemplos con diferentes
elasticidades-precio cruzadas de los bienes y se demuestra que la regla puede invertirse para determinados
valores de las mismas. Ver, asimismo, Dixit (1975).
158
A la dificultad empírica debe agregarse el problema de las divergencias que surgen a la hora de definir
el criterio de las compensaciones (variación compensatoria versus variación equivalente).
159
Para mayores explicaciones ver Zee, H. H. (1995), op. cit. Sobre una refutación a la relevancia
empírica de los cuestionamientos por el empleo de curvas de demanda no compensadas, ver Willig, R. D.
(1976).
160
La inexistencia de efectos cruzados reduce las diferencias entre las mediciones de las cargas
excedentes de demandas normales y compensadas, dando mayor sustento al descargo efectuado por
Willig al cuestionamiento del uso de las curvas marshallianas, las únicas factibles de medición en la
práctica.
190 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Esta regla se aplica al caso de bienes gravables complementarios de los bienes no gravables,
como el caso del ocio. La regla estipula que el bien complementario (o menos sustituto) del ocio
o del bien no gravable, se grave con una alícuota más alta que los otros bienes que se estimen
menos complementarios (o más sustitutos) del bien no gravable. La idea subyacente en la regla
es que del momento que un bien no sea posible de gravar, entonces una forma indirecta de
gravarlo es a través de su complementario.
Como la regla se aplica a curvas de demanda compensadas, sus limitaciones prácticas son
equivalentes a las mencionadas para la regla de Ramsey.
Finalmente, si el supuesto de que los efectos cruzados entre los bienes gravables son
despreciables y las demandas y ofertas solamente dependen de los precios propios, la regla
puede expresarse con una combinación simple de las respectivas elasticidades-precio de oferta y
demanda162.
En los apartados previos se analizó la incidencia de los tributos en base a un enfoque positivo.
En este apartado, en cambio, se aplicará el enfoque ―normativo‖. Este tipo de análisis introduce
juicios de valor que, por tal motivo, conduce a conclusiones que quedan sujetas a la apreciación
de cada analista y, consecuentemente, no puede afirmarse que tengan validez universal.
Existe una razón básica a esa limitación del análisis; ella se explica por la imposibilidad práctica
de que la teoría enfrenta en el intento de medir el ―bienestar‖ o la ―utilidad‖ a la que conduce la
riqueza en cada individuo.
161
Resultado importante si se acepta que los mercados competitivos descentralizados funcionan bien con
tecnologías de rendimientos constantes a escala.
162
Para un detalle de las expresiones que permiten medir las cargas excedentes de los impuestos ante
diferentes supuestos de elasticidades-precio de demanda y oferta de los bienes, tanto en el caso de bienes
domésticos como de bienes comerciables, ver Piffano, H. (1983). El caso de bienes domésticos se
exponen al final en el Apéndice 3.
191 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
del Capítulo 3 al tratar el método de la capacidad de pago para el financiamiento de los bienes
públicos, y que tendría las siguientes propiedades matemáticas y configuración según la Figura
32:
Figura 32
La aclaración previa resulta necesaria por lo que se analiza seguidamente, pues se trata de medir
en dinero no solamente lo que el Estado recauda por los impuestos, sino asimismo, el valor
monetario que el gravamen implica para los agentes económicos afectados o incididos por la
medida tributaria, al modificarse sus excedentes. De esto surge la necesaria medición de
cantidades de dinero que han de pasar de manos de los contribuyentes al Estado y también a
cambios en los excedentes que signifiquen redistribución entre las personas afectadas por la
medida, directa o indirectamente (externalidad pecuniaria).
Formulemos ahora la siguiente pregunta: ¿En cuánto se puede valorizar económicamente las
cantidades producidas y consumidas del bien Q para la sociedad de referencia? Una respuesta
rápida de la pregunta habrá de surgir muy naturalmente de quien no haya estudiado teoría
económica: ―las cantidades transadas implican un valor igual a P*Q, por lo que el valor que le
192 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 33
La respuesta es errónea. P*Q es el valor de las ventas, pero no la medida del beneficio social
que producen esas cantidades o valores transados. El beneficio social neto (BSN) de producir y
consumir la cantidad Q del bien se debe obtener de la diferencia entre el beneficio social bruto
(BSB) que el mismo genera menos el costo social total (CST) al que se debió incurrir en su
producción.
El beneficio social bruto (BSB) se mide por el área comprendida entre la curva de demanda y la
abscisa, para el tramo entre 0 y Q0, es decir, el área AEQ00. Es la sumatoria de los niveles de
precios que el mercado está dispuesto a pagar para diferentes posibles cantidades de
abastecimiento del bien. El costo social total (CST) se mide por el área comprendida entre la
curva de oferta y la abscisa, para el tramo entre 0 y Q0, es decir, el área CEQ00. El beneficio
social neto (BSN) es, por tanto, la diferencia entre el BSB y el CST. En el diagrama esa
diferencia es la resaltada en color amarillo que incluye a toda la superficie del triángulo AEC.
Ese triángulo se divide a su vez en los dos triángulos menores AP0E y CP0E, que representan
los ―excedentes‖ del consumidor y el productor, respectivamente.
Por otro lado, nuevamente, el precio de equilibrio P0 es el precio ―promedio‖ que surge del
accionar conjunto de productores-oferentes y demandantes operando en el mercado. Pero si el
precio fuera menor a P0 existirían sin embargo productores dispuestos a producir y ofertar a ese
menor valor siempre y cuando no resulte inferior al nivel que indica la curva de oferta, que por
definición expresa la exigencia de cobro ―mínima‖ que los oferentes del bien estarían dispuestos
a cobrar a cambio del bien. La circunstancia de que el precio que finalmente cobran es P0
significa que muchos productores habrán de obtener un ―excedente‖ o ingreso mayor por sobre
lo que hubieran estado dispuestos a recibir como pago mínimo o marginal según indica su curva
de oferta. Se trata entonces de los beneficios intramarginales que ganan gran parte del
193 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
empresariado colocando su oferta al precio promedio del mercado P0 que excede a los costos
marginales incurridos.
Es decir,
(2) BSN = EC + EP
Q* Q*
(3) BSN = ∫0
P(q) dq - ∫ ∂C/∂q dq
0
Lo que implica:
Pero por lo comentado en los puntos previos, igualar precio a costo marginal en presencia del
impuesto no resulta ni teórica ni empíricamente posible en los sistemas tributarios reales,
cuando habrán de subsistir bienes y servicios no gravables. De allí surgen los principios de
tributación comentados previamente. Ellos ciertamente no eliminan las cargas excedentes en
la tributación, que lamentablemente habrán de provocarse; solamente las intentan
minimizar.
Ahora bien, en el caso de reglas analizadas, como la de Ramsey, resulta claro que la
información que su aplicación exige es enorme.
Aún cuando se descuide el tema de que las mediciones habrán de resultar de análisis empíricos
obtenibles en base a demandas marshallianas, y no ―hickseanas‖ como debería ser, imaginar un
organismo tributario que tenga disponibles y actualizadas las estimaciones de las elasticidades-
precio de oferta y demanda de toda la gama de millones de bienes y servicios que se producen y
consumen e invierten en la economía, resulta a todas luces tremendamente imposible de
sustentar. Más aún, la diferenciación de alícuotas en la práctica suele justificarse no solamente
194 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
en razones asignativas o de eficiencia, sino de equidad. Y sobre ello nos referiremos luego al
tratar los impuestos en particular.
Pero un punto que debería aclararse es que las reglas del tipo Ramsey fueron originalmente
imaginadas para el diseño tarifario de entes que producen servicios en condiciones monopólicas
y tratarse en muchos casos de monopolios naturales. Un caso a citar es, por ejemplo, la
explotación del petróleo y sus derivados.
La manera de fijar los precios de las naftas, gasoil, y otros derivados del petróleo, en un
escenario con restricción financiera para el Estado, puede conducir a aplicar el criterio
diferenciador, pero en este caso restringido a un conjunto reducido de productos para los cuales
los estudios de marketing pueden razonablemente lograr mediciones de elasticidades-precio
específicas163. Se trata de un universo pequeño de mercados y no de toda la gama de mercados
operando en la economía.
La doctrina finalmente sugiere ser cautos con estas reglas que como se comentara siguen aún en
debate y sujeto a estudios controvertidos en sus conclusiones. Desde el punto de vista del
análisis positivo, o según la visión de la escuela del public choice, es recomendable que las
políticas tributarias eviten en lo posible tales diferenciaciones, las que pueden conducir a graves
distorsiones (no deseadas deliberadamente) y/o inequidades horizontales no justificables
(tratamiento desigual a los iguales).
Por último, es importante resaltar en este asunto que en caso que los gobiernos decidan aplicar
estas reglas, debería ser fundamental exigir estudios técnicos específicos que las avalen y que
ellos resulten de general aceptación por expertos y organismos técnicos y/o académicos a los
que habría que consultar, caso contrario podría verificarse la violación de principios
constitucionales básicos, comos son el derecho de propiedad y la igualdad de trato de todo
ciudadano ante la obligación del pago de los tributos, en este sentido, verificar el cumplimiento
estricto de la regla del tratamiento igual a los iguales.
El ejemplo supone una oferta infinitamente elástica al precio y una curva de demanda de
pendiente normal (o negativa)164.
163
Más adelante, al tratar el tema de los monopolios en manos del Estado se verá cómo el proceso de
optimización bajo restricción financiera habrá de conducir al diseño tarifario con la aplicación de la regla
de Ramsey.
164
En el Apéndice 3 se presenta un desarrollo más amplio del tema, incorporando los otros casos de
elasticidades-precio de la demanda y de la oferta, así como la medición de otras áreas relevantes para el
análisis.
195 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 34
El área sombreada ABC es el valor monetario de la pérdida del excedente del demandante que
constituye ―carga excedente‖ del impuesto (al exceder en esa magnitud al monto efectivamente
recaudado por el Estado).
El área ABC es factible de ser medida, de contar con la información necesaria. En efecto, el
impuesto ha generado una reducción de las cantidades transadas igual a -∆q y un aumento del
pecio del bien igual a +∆P. La superficie del triángulo ABC = CE (Carga Excedente) se puede
medir haciendo:
La expresión (1) nos recuerda que la superficie de la CE es igual a ―base por altura sobre dos‖
multiplicado por -1. Se multiplica por -1 pues la variación en cantidades es negativa (- ∆q), de
manera que el cambio de signo permite arribar a un valor positivo de la carga. Ahora
recordemos el concepto de elasticidad–precio de la demanda (ed):
(3) ed = (∆q/∆P)*(P/ Q)
Despejando ∆q:
(4) ∆q = ed (∆P/P)*Q
Finalmente, dado que P*Q*t es igual a la recaudación obtenida por el Estado ® la anterior
expresión se puede simplificar aún más haciendo:
Es decir, conociendo lo que el Estado recauda del impuesto (R) según datos que surgen del
organismo recaudador y contando con la medición de la elasticidad-precio de la demanda para
el tramo relevante de la función (ed) —según las magnitudes transadas en el mercado— más la
estimación de la ―alícuota efectiva‖ del impuesto (t)165, se logra medir monetariamente la carga
excedente del mismo.
Pasando al análisis de equilibrio general, dentro del enfoque normativo, se plantea nuevamente
un ejemplo muy simple reducido a dos únicos mercados de bienes: el del bien X y el del bien Y.
Si bien utilizaremos dos diagramas empleados en los análisis de equilibrio parcial, veremos de
plantear las implicancias que la introducción de los impuestos provocan teniendo en cuenta las
interrelaciones que se plantean entre ambos mercados, es decir, haremos por lo tanto un
ejercicio de análisis de equilibrio general. Dado que solamente se utilizan dos bienes, debe
suponerse que se trata de bienes ―sustitutos‖; pues no cabría o no tendría sentido plantear el caso
de bienes complementarios —que implicaría en la práctica la existencia de un solo bien
compuesto— ni por cierto independientes entre sí o sin efectos cruzados entre ellos. Los dos
diagramas de la Figura 35 sirven para explicar el punto.
165
La ―alícuota efectiva‖ es la tasa legal ajustada por el grado de cumplimiento tributario, es decir,
descontada la evasión, dado que el efecto o la incidencia económica del gravamen es por lo que el Estado
recauda efectivamente y no por lo que se esperaría recaudar según lo manda la legislación del tributo.
166
Piffano (1983). El artículo se puede extraer desde la página de la revista accediendo a:
http://economica.econo.unlp.edu.ar/resumen-articulo.php?param=63¶m2=293
167
Dada la importancia que para economías como la argentina tiene el comercio internacional, un análisis
específico referido a la imposición sobre el comercio exterior (importaciones y exportaciones), será
objeto de tratamiento en el Capítulo 8.
197 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 35
La situación inicial (antes del impuesto) es la indicada por las líneas continuas de color azul,
que en el caso del bien X ubica las cantidades transadas en ese mercado en el nivel X0 y un
precio de equilibrio PX0. En el caso del bien Y, las cantidades iniciales transadas es en ese caso
Y0 y el precio vigente PY0.
Se advertirá que la curva de oferta original del bien X resulta infinitamente elástica al precio,
denunciando nuevamente costos constantes de producción (costo marginal igual al costo medio
según se identificada por la línea O(cX). La curva de oferta del bien Y también denota similar
comportamiento de los costos según la línea O(cY) la que deliberadamente —por razones que se
explican luego— se ha supuesto de nivel similar a la del bien X. Sin embargo, la diferencia con
el bien X es que en el caso del bien Y se está suponiendo que en el momento inicial ya rige un
impuesto de tamaño TY que grava su producción.
En el momento inicial, por lo tanto, el gobierno ya recauda el impuesto sobre Y por un monto
igual al área PY0A‘C‘G. Ese impuesto, al ser distorsivo (pues no se está gravando por el
momento al bien X), ha generado una carga excedente igual al triángulo A‘B‘C‘.
Una aclaración adicional importante es advertir la forma en que se identifican las dos curvas de
demanda. La curva de demanda del bien X se identifica como DX(PY0) indicando que la
demanda del bien X no solamente depende del nivel de su precio sino asimismo del precio que
rija para el sustituto Y, es decir, existe una elasticidad-precio cruzada positiva (> 0) entre ambos
bienes. DE la misma manera ocurre con el bien Y que al ser sustituto del bien X su demanda
también es sensible en igual significado a lo que ocurra con el precio de X, según indica la
expresión DY(PX0). Todo aumento del precio de uno de los bienes implicará un desplazamiento
de la curva de demanda del otro bien hacia arriba y/o a la derecha. A la inversa, toda rebaja del
precio de uno de los bienes implicará una reducción, o desplazamiento de la curva de demanda
hacia abajo y/o a la izquierda del otro bien sustituto.
Descripta la situación inicial, ahora se introduce el nuevo impuesto que grava al bien X; y se
habrá de suponer que el gravamen tiene similar presión tributaria que en el caso del bien Y, es
decir, se grava la producción de X con un impuesto de tamaño TX = TY.
La curva de oferta del bien X se desplaza hacia arriba (la línea entrecortada identificada como
OX) provocando una suba del precio del bien y una consecuente caída de su producción y
consumo a los niveles PX1 y X1.
Con el nuevo impuesto el Estado logra recaudar el área PX1AC PX0 y aparentemente por lo que
indica el diagrama que muestra el aspecto ―parcial‖ de la situación del mercado del bien X,
estaría generando una carga excedente igual al triángulo ABC. Sin embargo, ese impacto inicial
198 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
del impuesto sobre el mercado del bien X genera un efecto externo pecuniario hacia el otro
mercado del sustituto Y. Como se explicara antes, el aumento del precio el bien X genera una
respuesta de aumento en la demanda del bien sustituto Y, desplazando su curva de demanda
hacia la derecha —la línea entrecortada identificada como DY(PX1)— y generando la nueva
situación identificada por los nuevos niveles de producción-consumo Y1 y de pecio PY1.
Por otra parte, viene ahora al caso aclarar que la caída en la producción de X ha generado un
excedente de recursos o factores (L y K) que son desplazados hacia la producción del bien
sustituto Y. Dado que las curvas de costos son similares, claramente todo aumento de Y
absorberá similares recursos que los empleados previamente en X. Si hubiera tecnologías
diferentes, la introducción del impuesto no solo afectará los niveles de producción y consumo
de los bienes y sus precios, sino asimismo al precio de los factores, según se analizara antes al
tratar el teorema Stolper-Samuelson168.
168
Volver al punto 5.1., (ii), (e).
169
Para extensiones de la incidencia en un enfoque normativo en presencia de más de dos bienes, ver
también Núñez Miñana (1994).
199 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
Despejando Pm1:
Introduciendo un impuesto que grave la producción de Q con alícuota tc, la función original del
beneficio del monopolista se modifica de la siguiente manera:
Como indica la Figura 6 del punto. El mayor precio provoca necesariamente una mayor caída
en la producción del monopolista y consecuentemente un beneficio menor, aunque parte del
peso del gravamen se traslade a la demanda según su elasticidad, pero acarrea una mayor carga
excedente del monopolio. La distorsión sería por tanto agravada.
Siendo B* el nivel que la ley tributaria fijase como ―beneficio normal‖ de la actividad.
O sea:
Expresión que coincide con la (4), es decir, la condición de óptimo del monopolista después del
impuesto es similar a la de antes del impuesto, aunque naturalmente su beneficio será menor por
el efecto del impuesto a los beneficios extraordinarios. Pero no se generan incentivos a reducir
la producción o variar el precio, lo que es lo mismo, y no podrá trasladar al consumidor la carga
del gravamen.
201 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 2
Supóngase una actividad que produce el bien X y cuya función de producción se define de
manera simple con la utilización de un único factor de la producción L.
(1) X = f(L)
(2) C = w.L
Lo que significa que el trabajo disponible para su empleo en la producción será asignado de
manera de igualar el Valor de la Productividad Marginal del Factor y el salario de bolsillo de los
trabajadores será igual a ese valor.
(2)‘ C = w(L).L
Pero:
Siendo a su vez:
202 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(∂w/∂L).(L/w) = 1/esl
Luego,
Dado que (1 + 1/ esl) es un divisor positivo, el salario pagado al factor L resulta menor que en
caso competitivo y, consecuentemente, menor al VPMFL. O sea:
En este escenario monopsónico, cuando el Estado grava el uso de la mano de obra, sea
estableciendo contribuciones patronales o, también, mediante aportes de los trabajadores para
financiar al sistema previsional de reparto, agravará naturalmente la situación del salario al
tiempo de encarecer el uso del factor por parte de la empresa. Habrá un reparto de la carga
según las elasticidades de demanda y oferta del factor170.
La condición de equilibrio final del monopsonista arrojará un salario (w1m) inferior al vigente
antes del tributo (wm), o sea:
Es decir:
170
Un análisis más detallado y completo sobre los sistemas previsionales (reparto y capitalización) se
encontrará en el Capítulo 11.
171
En el análisis de la incidencia económica de los aportes y las contribuciones se podrá corroborar la
equivalencia tributaria de ambas maneras de gravar el uso del factor. Ver apartado 11.3. punto (iv) del
Capítulo 11.
203 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
En este apéndice se detalla la manera de medir el costo asociado a la imposición para el sector
gravado o percutido en forma directa o indirecta, definiendo en este último caso como sector al
conjunto diferenciable de agentes económicos ligados al mercado del bien soporte material del
tributo, es decir, los productores, los demandantes —que en caso de un universo de bienes
finales son los consumidores— y los propietarios de los recursos insumidos en la producción
del bien —que en el caso del modelo de bienes finales son los trabajadores (propietarios del
factor trabajo), los capitalistas (propietarios del factor capital) y los terratenientes (propietarios
de la tierra)—.
(b) No es válida la distribución entre trabajadores y consumidores. Una vez que la carga
del impuesto se ha distribuido entre capital, tierra y trabajadores, no queda remanente alguno
imputable a una tercera categoría ―consumidores‖.
No obstante, entendemos que en política fiscal puede resultar altamente relevante analizar el
problema de la incidencia con una óptica de corto plazo. Para los agentes económicos a quienes
han de afectar los cambios que se introduzcan en el actual sistema tributario, puede interesarles
el conocer los efectos que dichos cambios producen en el corto plazo, tanto en materia de
asignación de recursos como en lo referido a distribución del ingreso. Ello es así porque el
individuo que tomó decisiones en materia económica antes del impuesto influido por los precios
relativos vigentes y esperados, es decir, en base a valores económicos ciertos o estimados
preexistentes al momento de la aparición del impuesto, por un período no muy corto tendrán
dificultades para modificar el plan de asignación de sus recursos, por ejemplo, tierra y capital,
de manera que en gran medida la incidencia del impuesto en el corto plazo —y aún en el
mediano plazo— con factores de oferta fija, poco tiene que ver con la incidencia del mismo
impuesto en el largo plazo, pero sí tener probablemente mayor relevancia política.
172
Extraído de Piffano (1980).
173
Ver Haberger (1974).
204 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El ejemplo más sencillo es el caso analizado en el Capítulo 5 [apartado 5.3., (iii), (a)]. En esta
oportunidad se procede a ampliar ese análisis para identificar los cambios totales que provoca la
aparición de un impuesto que grava a un bien de determinado sector.
Se trata del caso simple de costos constantes, es decir, una curva de oferta infinitamente elástica,
y una curva de demanda de pendiente ―normal‖, es decir, de elasticidad-precio negativa y valor
absoluto mayor a 0. Ambas curvas pertenecientes a un mercado de competencia perfecta.
Figura 1
El punto B corresponde al equilibrio en el mercado del bien X antes del impuesto, con precio P0
para el productor, y cantidad x0. El punto C corresponde a la nueva situación de equilibrio con
un impuesto de magnitud AC = Tx, precio al demandante igual a P1, precio al productor P0 y
cantidad x1.
El área 2 del rectángulo P1ACP0 indica el monto total de lo recaudado por el Estado. El área 3
del rectángulo x1CBx0 indica el valor de los recursos liberados de la producción de X.
Finalmente, el área 1 del triángulo ABC mide el costo social o carga excedente del impuesto,
que en este caso afecta al excedente del consumidor175.
Ahora bien, dado el intento de medir la contribución que el sector ligado al mercado del bien X
debe soportar por la existencia del impuesto, resulta válido afirmar que el costo de esa
174
Este enfoque ha generado polémica en la literatura para lo cual remitimos al lector a lo tratado en el
apartado 5.2. del Capítulo 5. También ver Haberger (1971).
175
Se recuerda que tratándose de un enfoque de equilibrio parcial, los efectos cruzados hacia y desde
otros mercados de bienes diferentes al bien x no son tenidos en cuenta.
205 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
contribución debe computar no solamente la suma del área 1 y del área 2, sino además del área
3. En efecto, la reducción operada en el nivelo de actividad implica un costo para los
propietarios de los recursos afectados, en tanto y en cuanto éstos no logren su nuevo empleo en
el proceso de reasignación. Si se acepta el supuesto de poca o nula movilidad de los factores,
dicha área refleja un costo no solo de corto plazo sino de mediano y, en el caso extremo de
inmovilidad, de largo plazo o permanente para el sector.
En un enfoque de equilibrio general, las áreas 2 y 3 no son tomadas en cuenta. El área 2 porque
se supone equilibrio en las finanzas del Estado. Para el caso sectorial, aún bajo ese supuesto, es
obvio que el sector ligado al bien X es quien aporta los recursos que el Estado destinará al
financiamiento de los bienes públicos, que por su naturaleza generan utilidad (economías)
externa, es decir, no apropiables privadamente por dicho sector. En cuanto al área 3, en un
enfoque de largo plazo, no corresponde computarlo. Sin embargo, si la óptica del análisis está
referida a las consecuencias de más corto plazo de la imposición, no caben dudas de que el costo
de la ―desocupación friccional‖ es soportado por quienes están ligados al sector, a través de la
propiedad de los recursos en él empleados.
Seguidamente se plantean tres casos diferentes en los que se buscarán identificar fórmulas
destinadas a medir en valores monetarios las tres áreas, es decir, las áreas 1, 2 y 3,
identificativas de la manera en que el impuesto habrá de afectar a productores, consumidores y
propietarios de los factores asignados a la producción del bien. El intento debe estar
condicionado al logro de expresiones que contengan variables de relativa fácil cuantificación,
según los datos requeridos por quien deba adoptar la decisión de política tributaria o fiscal.
3. El modelo
En base a las consideraciones previas es posible definir al costo de la imposición indirecta sobre
el bien X para el sector ligado a este bien, por la suma de los tres componentes:
(1) C = C1 + C2 + C3
Donde los subíndices hacen referencia de cada una de las tres áreas indicadas en la Figura 1.
Ahora bien, las áreas 1 y 2 afectan a productores y/o consumidores dependiendo de cómo se
comporten la demanda y la oferta del bien X. Es decir, las diferentes elasticidades-precio habrán
de identificar tres situaciones diferentes, que se analizan en el Caso I, el Caso II y el Caso III.
Esto significa que la expresión (1) puede ampliarse separando los costos asumidos por los
consumidores y por los productores separadamente, a la manera que indica la expresión (2).
Caso I
Este caso se corresponde con el ilustrado por la Figura 1 antes mostrada. Es el caso de una
oferta infinitamente elástica al precio (costos constantes). Los desarrollos de esta primera parte
reiteran el ejemplo planteado en el apartado 5.3, punto (iii), (a).
206 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
C1 está representado por el área del triángulo ABC. La distancia AC = Tx es el impuesto por
unidad de X de manera que la superficie del triángulo será igual a ½ Δx Tx, vale decir:
(3) C1 = - ½ Δx S.S.
Donde el signo negativo que precede al miembro derecho de la expresión (3) obedece a que Δx
es una variación negativa.
Luego,
(5) ∆x = ed (∆P/P) X
Pero: ∆P = Tx. Si definimos a su vez a la ―tasa efectiva‖ del impuesto como tx = Tx/P,176 y por
lo tanto, Tx = tx P, reemplazando en la (5) y en la (4) se tiene:
(6) C1 = - ½ ed X P t2x
(7) C1 = - ½ ed R tx
En el caso del productor, como el mismo sigue recibiendo el mismo precio después de impuesto
que el vigente antes del impuesto, C1p = 0 y, por tanto,
(8) C1 = C1c = - ½ ed R tx
(9) C2 = X tx P = R
y es soportado exclusivamente por el consumidor, o sea, C2c = C2, dado que C2p = 0.
(10) C3 = - ΔX P
Es decir,
(12) C3 = - ed R
(13) C = - ½ ed R tx + R - ed R = R (- ½ ed tx + 1 - ed)
176
En el apartado 5.1. punto (ii), (b), al tratar sobre el concepto de ―equivalencia tributaria‖, se
explicó la similitud de definir un impuesto que grave el valor de venta del bien o su costo de
producción.
207 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
O sea que a partir del dato sobre lo recaudado por el Estado (R) y conociendo la elasticidad-
precio de la demanda (ed) y la ―tasa efectiva‖ del tributo (tx), es posible estimar el costo total de
corto plazo de la imposición (C) para los agentes económicos involucrados (productores,
consumidores y propietarios de los factores de la producción).
Caso II
En este caso se supone una curva de demanda infinitamente elástica al precio —característica
singular de los commodities o bienes transables internacionalmente— como indica la Figura 2.
Figura 2
El área 1 en este caso capta la pérdida de excedente del productor no captada por la recaudación
tributaria (carga excedente). La superficie del triángulo será igual a ½ ΔX Tx, de manera que:
(14) C1 = - ½ ΔX Tx
Dado que:
(15) ΔX = es (ΔP/P) X
Como a su vez:
(16) ΔP = - Tx = -tx P
se tiene que:
(17) C1 = - ½ es X P t2x
lo que es igual a:
(18) C1 = - ½ es R tx
Ahora en este caso C1 = C1p, pues C1c = 0. Es decir, este costo es soportado totalmente por el
productor.
(19) C2 = X Tx = tx P X
208 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es decir,
(20) C2 = R
Siendo C2 = C2p y C2c = 0, el productor soporta el costo total de la recaudación sin posibilidad
de traslación alguna.
(21) C3 = - ( ΔX P – C1) = - ΔX P + C1
Es decir,
(20) C3 = - ΔX P + ½ es R tx
O bien,
(21) C3 = - es (ΔP/P) X P + ½ es R tx
de donde:
(22) C3 = es tx P X + ½ es R tx
O sea:
(23) C3 = es R + ½ es R tx = es R (1 + ½ tx)
Sustituyendo nuevamente en la expresión (2) y dado que C1c = C2c = 0, se tiene que:
Y por sustitución:
(26) C = - ½ es R tx + R + es R (1 + ½ tx)
Es decir,
(27) C = R [- ½ es tx + 1 + es (1 + ½ tx)]
Caso III
Finalmente, el Caso III sería el caso ―normal‖ para la mayoría de los bienes, con curvas de
demanda y oferta de pendientes negativa y positiva, respectivamente. La Figura 3 ilustra el
mismo.
209 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 3
Este es el caso en que se hace relevante la desagregación de los costos incurridos por
reducciones de excedentes C1 y C2 entre productores y consumidores del bien X. El álgebra
requerido es un poco más extenso.
El C1 total será ahora la suma de C1c > 0 y C1p > 0, que de acuerdo a lo indicado en la figura
resultan:
Donde ΔPc es el cambio en el precio pagado por el consumidor después del impuesto. En tanto
que:
Como:
entonces,
Por lo tanto:
(37) C1 = - ½ ΔX Tx
Es decir,
O sea,
Sustituyendo ahora:
O sea,
Véase ahora el caso de C2 dividido nuevamente entre la incidencia en el consumidor (C2c > 0) y
en el productor (C2p > 0), o sea:
211 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por lo tanto:
de donde,
De la comparación entre las expresiones (61) y (62) —dividiendo miembro a miembro— surge
que la participación de consumidores y productores en el soporte del costo de lo recaudado por
el Estado es una función de la relación es/ed, como ya demostrara tempranamente Dalton
(1936).
1. Conclusiones
El resultado obtenido de los tres casos analizados permite conocer la incidencia sectorial de la
imposición indirecta en términos de la recaudación tributaria (R), la tasa efectiva del impuesto
(tx) y las elasticidades precio de demanda y oferta (ed; es) para el punto relevante de las
funciones de demanda y oferta177.
- ½ R tx [(1/ed) - (1/es)]-2
C1c - ½ ed R t x 0 (1/es)
- ½ R tx [(1/ed) - (1/es)]-2
C1p 0 - ½ es R t x (1/es)
- R [(1/ed) - (1/es)]-1 + ½ R
C3 - ed R es R (1 + ½ tx)
tx [(1/ed) - (1/es)]-2 (1/es)
El Caso III es el caso general, del cual pueden deducirse los Casos I y II, mediante el
reemplazo de los valores es = ∞ en el Caso I, y ed = ∞ en el Caso II.
Los casos simulados son los de impuestos ad valorem. En el caso de los impuestos específicos
donde tx no es conocido y en cambio sí se conoce Tx, se requiere conocimiento adicional de la
variable precio de X (Px). Es probable contar con dicha información a través de la cuenta de
producción empleada en los cálculos del PBI sectorial. De allí que Px pueda extraerse del
simple cociente entre el valor de la producción (VBPx) y el volumen físico (VFx), es decir,
(66) Px = VBPx/VFx
177
El haber empleado elasticidades de punto no invalida los resultados hallados para casos de variaciones
discretas relativamente importantes, aunque en este caso correspondería utilizar elasticidades de arco.
213 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Pero existe una forma más directa de obtener Px, conociendo solamente el VBPx. En efecto,
dado que:
(67) R = tx X P
Pero,
(68) X Px = VBPx
Entonces:
Finalmente:
Se recuerda finalmente que una exposición más amplia de estos desarrollos, incluyendo
estimaciones de áreas específicas para el caso de bienes importables y de bienes exportables,
con imposición simultánea de derechos de exportación y/o de importación e impuestos a la
producción o al consumo, y finalmente, con diferenciación de la incidencia regional
(subnacional) de los costos generados por los tributos, se puede consultar del artículo publicado
en la Revista Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP ya citado en nota
166.
214 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 4
1. Introducción
En esta nota se realiza un desarrollo gráfico y analítico bajo el Enfoque Normativo en Equilibrio
General de la implementación de un esquema impositivo. El mismo se hace bajo el concepto de
análisis de incidencia tributaria ―diferencial‖. Es decir, se analiza la pérdida de bienestar
generada por un impuesto de referencia respecto a un esquema impositivo ―ideal‖ que,
recaudando similar monto, no provoca distorsiones asignativas y, consecuentemente, arroja una
menor pérdida de utilidad respecto del primero; pérdida que se la conoce como ―carga
excedente‖, ―peso muerto‖ o ―pérdida de eficiencia‖ del impuesto. Como usualmente se realiza,
la modalidad ―ideal‖ de tributación se asimila al caso de un impuesto de ―suma fija‖ o ―cápita‖,
que tiene la virtud de no modificar los precios relativos.
ii. Estos se comercializan en un contexto competitivo. Por lo tanto, los precios son iguales al
costo marginal que requiere producirlos180.
iii. Se aplican dos impuestos ad valorem a la producción de cada bien con las alícuotas tx y
ty181.
iv. De la mano del supuesto (ii), se supone que las curvas de oferta de ambos bienes son
totalmente elásticas182.
178
Se agradece al Lic. Nicolás Epele (UNLP) por su aporte con el desarrollo de este apéndice.
179
Al final de la nota se extenderá el análisis a un tercer bien lo que permitirá obtener algunas
conclusiones adicionales.
180
En una economía de Competencia Perfecta los precios relativos reflejan exactamente la escasez
relativa de los factores productivos en la economía, la tecnología disponible para producirlos y las
preferencias (relativas) de un bien por otro de los consumidores. En este contexto la economía se ubicará
en una situación óptima en el sentido de Pareto y cualquier variación de los precios relativos (como la
generada por los impuestos) implicará una pérdida de eficiencia, que es lo que se busca analizar aquí.
181
El mismo análisis puede hacerse con impuestos al consumo y/o específicos y/o una combinación de las
distintas alternativas. El esquema impositivo que aquí se desarrolla se conoce como lineal, es decir, que
las tasas t que se impongan serán constantes para cualquier cantidad consumida y/o producida del bien
gravado. Éste se conoce como tarifas a la Ramsey. En esquemas no lineales, que exceden a esta nota,
pueden obtenerse mejores resultados desde el punto de la eficiencia.
182
Como se corrobora luego, este supuesto de oferta infinitamente elástica implica que la carga tributaria
resultará completamente soportada por el consumidor (es decir, que el precio recibido por el productor se
mantendrá constante durante todo el análisis y sólo variará el precio pagado por el consumidor luego del
impuesto). En consecuencia, la carga excedente se medirá como pérdida de excedente del consumidor. En
este esquema de tarifas lineales, no existirán por tanto beneficios intramarginales (excedente) del
productor.
215 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
ESTABLECIMIENTO DEL IMPUESTO tx (PASO 1)
El CUADRANTE 3 presenta la demanda compensada del bien x, Dx(Py0, U0), que indica las
cantidades demandas de x para cada precio Px, manteniéndose constantes el precio del bien y en
el valor Py0 y el nivel de utilidad en U0. En este caso, se consume la cantidad x0 al precio Px0 y
x1 al precio Px1. La razón por la que se utiliza la demanda compensada es porque provee la
siguiente información: el establecimiento del impuesto tx generará una pérdida de bienestar tal
que si quisiera compensarse al consumidor con un subsidio (a los nuevos precios), de modo que
recupere su utilidad inicial (U0 en este caso), sería necesario contar con un monto de dinero
igual a lo recaudado por tx más el triángulo sombreado en el CUADRANTE 3, que se
denominará CE1183. Esto estaría indicando que la recaudación no es suficiente para recompensar
(a los nuevos precios) a las personas por la pérdida de utilidad ante el cambio de precios
relativos; este faltante de dinero es precisamente la carga excedente184.
En el CUADRANTE 2 se representa la demanda compensada del bien y. Allí puede verse que el
establecimiento del impuesto tx traslada la oferta percibida por el consumidor de Ox a Ox‘ y con
ello un aumento en el precio del bien x (de Px0 a Px1) que hace que la demanda de y se desplace
de Dy(Px0, U0) a Dy(Px1, U0). Dado que los bienes son sustitutos, el aumento del precio del bien
x lleva en un mayor consumo de y (pasándose de y0 a y1) a pesar de que el precio de este bien
no ha cambiado. De igual modo que en el PASO 1, el PASO 2 se obtiene implementando el
impuesto ty, como se representa en la Figura 2. En este caso, la situación de partida es el punto
B (que coincide con el punto B de Figura 1) sobre la restricción presupuestaria sólida del
CUADRANTE 1, correspondiente a las cantidades x1 e y1.
Figura 2
ESTABLECIMIENTO DEL IMPUESTO ty (PASO 2)
183
Téngase en cuenta que toda superficie en los CUADRANTES 2 y 3 está medida en montos de dinero.
De modo que CE1 es una medida monetaria de la pérdida de utilidad excedente generada por tx.
184
La información que la demanda compensada brinda también puede leerse del siguiente modo: Si en
lugar de tx se implementara un impuesto de suma fija que genere la misma pérdida de bienestar que el
primero, se generaría la misma recaudación que tx más el monto que representa CE1. En consecuencia, se
tendría la misma pérdida de utilidad con una mayor recaudación, y la diferencia en lo recaudado es la
carga excedente.
217 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Si bien CE1 y CE2 son los montos por encima de lo recaudado tx y ty respectivamente, para
compensar al consumidor por el cambio en los precios relativos, la aparición de R2 viene a
aliviar esta situación, ya que provee al Estado de más dinero para subsidiar a los consumidores.
De modo que la carga excedente total del esquema impositivo presentado es:
Como se demostrará analíticamente en el siguiente apartado, R2 puede ser de tal magnitud que
sea suficiente para compensar las pérdidas de eficiencia CE1 y CE2 y, en consecuencia, que la
carga excedente total sea nula (CE = 0).
Por lo expuesto, en este punto es bueno ir anticipando el siguiente resultado. Como se dijo
anteriormente, el análisis de incidencia tributaria que aquí se presenta es diferencial, y dado que
el impuesto de referencia es de suma fija, todo esquema impositivo de tx y ty que no modifique
precios relativos tendrá una carga excedente nula. Reducir el ingreso de una persona (como lo
hace un impuesto de suma fija) es equivalente a aumentar todos los precios en la misma
proporción, y esto ocurrirá en todo esquema impositivo tal que tx = ty.
En esta sección se busca obtener la expresión matemática de la ecuación (1). Para ello es preciso
repasar algunos resultados y establecer algunas definiciones que faciliten la notación. Entre los
resultados necesarios se encuentran los siguientes:
U x Px
(2)
U y Py
que se corresponde con lo que ocurre en los puntos óptimos en el sentido de Pareto.
ii. Dado que todo el análisis realizado en la sección anterior se hizo con las demandas
compensadas asociadas al nivel de utilidad U0, el cambio en las cantidades consumidas
de x e y ante un cambio en precios, se hará de modo tal que no varíe el nivel de utilidad.
Por tanto, ante un cambio de Px como el que se observa en el CUADRANTE 1 de la
218 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(3) ΔU0 U x U y U x x U y y 0
x Px y Px Px Px
x U y y
(4)
Px U x Px
x Py y
(5)
Px Px Px
De la misma manera para el cambio de Py, que implica pasar del punto B al C en el
CUADRANTE 1 de la Figura 2, puede obtenerse:
y P x
(6) x
Py Py Py
iii. El último es un resultado inesperado propio de las demandas compensadas, según que
las derivadas cruzadas de un bien respecto del precio del otro bien sean iguales:
x y
(7)
Py Px
es decir, la variación en la cantidad consumida de un bien (x) por un cambio en el precio del
otro en una unidad (Py) es igual a la variación del segundo (y) ante un cambio del precio del
primero (Px) en una unidad. Para la demostración diagramática de dicho resultado se remite al
lector a lo explicado en el punto (iv) del apartado 5.3. del presente capítulo.
iv. Los cambio en los precios Px y Py generados por los impuestos son iguales a:
Dado que ( x / Px ) representa en cuántas unidades varía x ante el cambio en una unidad de Px,
entonces xx puede reescribirse como:
x
(10) x x Px
Px
es decir, igual a x / Px multiplicado por la cantidad de unidades en que varió Px. De igual
modo, se tendrá que:
y
(11) y y Py
Py
x
(12) Δx y ΔPy
Py
1
(13) CE1 = - xxPx
2
Donde el signo menos en el miembro derecho de (13) responde a que xx < 0, y toda superficie
tiene valor positivo. Reemplazando (10) en (13) se obtiene que:
1 x
(14) CE1 = - Px2
2 Px
1 x 2 2
(15) CE1 = - t P
2 Px x x
1
(16) CE2 = - yyPy
2
1 y
(17) CE2 = - ΔPy2
2 Py
1 y 2 2
(18) CE2 = - t y Py
2 Py
(19) R2 = xyPx
x
(20) R2 = t x Px t y Py
Py
Dado (1), CE = CE1 + CE2 – R2, utilizando (17), (18) y (20) se tiene que:
1 x 2 2 1 y 2 2 x
CE = - t P - t y Py - t x Px t y Py
2 Px x x 2 Py Py
1 Py y 2 2 1 Px x 2 2 x
= t x Px + t y Py - t x Px t y Py (empleando (5) y (6))
2 Px Px 2 Py Py Py
1 y 1 x x
= Px Py t 2x + Px Py t 2y - txPxtyPy (simplificando Px y Py donde
2 Px 2 Py p y
corresponda)
1 x 2 2 1 Px x 2 2 x
= t x Px + t y Py - t x Px t y Py (utilizando (7) en el primer término)
2 Py 2 Py Py Py
=
1 x
Px Py t 2x t 2y 2t x t y (sacando como factor común
2 Py
1 x
PxPy)
2 Py
1 x
Px Py t x t y
2
(21) CE = (reescribiendo el paréntesis como el
2 Py
binomio de Newton)
De esta ecuación puede deducirse la conclusión que obtuvimos al cierre de la sección anterior:
si las alícuotas aplicadas sobre x e y son iguales, tx = ty, la carga excedente es nula, CE = 0. En
el resto de los casos CE siempre será positiva ya que t x t y 2 0 , y cuanto mayor es la
diferencia entres las tasas impositivas, mayor será la pérdida de eficiencia.
Supongamos que ahora se incorpora al análisis un tercer bien z, cuyo precio es Pz. Siguiendo el
mismo procedimiento que condujo a la ecuación (21) puede llegarse a:
1 x
Px Py t x t y + Px Pz t x t z + y Py Pz t y t z 2
2 1 x 2 1
(22) CE =
2 Py 2 Pz 2 Pz
Al igual que en la sección anterior, la menor carga excedente se alcanza cuando tx = ty = tz, es
decir, cuando los precios relativos no varían debido a que todos aumentan proporcionalmente.
221 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El análisis se hace particularmente interesante cuando uno de los tres bienes es no gravable.
Supóngase que es el caso del bien z de modo que tz = 0 y por tanto (22) queda como sigue:
1 x
Px Py t x t y +
2 1 x 1 y
(23) CE = Px Pz t 2x + Py Pz t 2y
2 Py 2 Pz 2 Pz
Dependiendo de la relación que exista entre los distintos bienes, la estructura tributaria óptima
irá variando. A continuación se describen tres casos distintos y se provee la intuición
correspondiente:
i. El primer caso es aquel en que los bienes gravables son sustitutos entre sí. Esto
implica que el aumento del precio de uno generará un aumento en la cantidad
consumida del otro, lo que puede expresarse matemáticamente como x / Py > 0. A su
vez, se supone que las demandas de ambos bienes son independientes de lo que
ocurra en el mercado de z (es decir, x / Pz = y / Pz = 0). En este marco la ecuación
(23) se reduce a:
1 x
p x p y t x t y
2
(24) CE =
2 p y
que se corresponde con la ecuación (21). Como se concluyó en la secciones previas, la forma de
reducir la carga excedente es elegir las alícuotas que sean iguales entre sí, es decir, tx = ty.
En este caso se encuentran los modelos de decisión de consumo entre dos bienes
interrelacionados (siendo z todos los restantes bienes de la economía) y de las decisiones de
consumo presente versus consumo futuro (en el que el bien z podría estar representado por el
ocio).
ii. En el caso en que los bienes gravables son independiente entre sí ( x / Py = 0) y
ambos son sustitutos con z ( x / Pz > 0 y y / Pz > 0) se estaría en el contexto similar
al de Equilibrio Parcial: tx y ty se implementan en dos mercados cuyas demandas son
independientes entre sí (es decir, no hay efectos cruzados en el cambio en los precios
de x e y). De modo que las alícuotas pueden elegirse siguiendo la siguiente
relación185:
εx ty
εy tx
o bien,
εx
tx ty
εy
185
Para trabajar bajo Equilibrio Parcial se requiere no sólo que lo que pase en un mercado no afecte el
precio del otro bien (como se estableció en el caso ii) sino también que el efecto ingreso sobre los bienes
x e y sea nulo. En tal situación, el análisis de pérdida de eficiencia puede realizarse empleando la
demanda ordinaria (que coincidiría con la compensada).
222 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Según este resultado, la forma de minimizar la carga excedente es estableciendo una alícuota
mayor sobre el bien menos elástico. Para saber cuánto mayor habría que medir x y y, y esto
implica conocer las demandas compensadas que son inobservables186.
iii. Si los bienes gravables son sustitutos entre sí ( x / Py > 0), el bien y es sustituto con
el no gravable ( y / Pz > 0) y el bien x es complementario de z ( x / Pz < 0) la forma
de minimizar la carga excedente es eligiendo tx relativamente mayor a ty. Para ver
esto en la ecuación (23), supongamos que Px = Py = Pz = 1 de modo que:
1 x 1 x 2 1 y 2
(25) CE = (
tx - ty 2+ ) tx + ty
2 Py 2 Pz 2 Pz
1 x 2
t x - 2t x t y + t 2y + x t 2x + y t 2y
( )
1 1
= (desarrollando el cuadrado del
2 Py 2 Pz 2 Pz
binomio)
1 x 2 x
t x t y + x t 2y + x t 2x + y t 2y
1 1 1
= tx - (distribuyendo 1/2)
2 Py Py 2 Py 2 Pz 2 Pz
x x x
+ x t 2x - + y t 2y
1 1
= txty + (reagrupando términos)
2 Py Pz Py 2 Py Pz
1
= (A t 2x -2B t x t y +C t 2y )
2
x x
Siendo, A = x + x ; B = ; y, C = + y .
y
P Pz Py
y
P Pz
La intuición en este caso es que el impuesto sobre x alcanza también a z por ser
complementarios, a pesar de que este último no pueda ser gravado directamente. Los bienes x y
z se comportan en parte como un único bien187.
186
Si adicionalmente se estuviera en el caso en que las demandas de los bienes x e y no sufrieran efecto
ingreso, se estaría en el contexto de equilibrio parcial y las demandas compensadas coincidirían con las
ordinarias, que son observables, y esto facilita la tarea de estimación de tx y ty.
187
En este caso podría pensarse, a modo de ejemplo, en una modificación al modelo de decisión de
consumo versus ocio: supóngase que los bienes de consumo ahora se dividen en x = ―ropa deportiva‖
(que es complementaria del ocio) e y = ―otros bienes‖ (que son sustitutos con x y con z, que representa al
ocio). Si se quisiera implementar una tasa impositiva sobre los bienes de la economía, sería recomendable
gravar en mayor medida a x. La presencia del ocio y su interacción con los otros bienes modifica el
resultado del caso (i) para dos bienes sustitutos. Volver al punto (c), (ii) del apartado 5.2. del presente
capítulo (regla de Corlette-Hague).
223 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 6
6.1. Impuestos de una sola etapa e impuestos en varias etapas: acumulativos y al valor
agregado
En este capítulo se presentan los casos de los efectos económicos de los impuestos que gravan
acumulativamente todas las etapas del proceso productivo, en particular a fin de analizar
nuevamente su incidencia sobre los precios relativos finales de bienes y servicios, o sea, sus
cualidades en cuanto a neutralidad o no neutralidad de la imposición. Igualmente, algunos
aspectos de administración tributaria comenzarán a aflorar ahora con mayor significatividad, al
tiempo de no poder obviar el hacer referencias también a cuestiones de equidad distributiva,
tema que guardamos para analizar puntualmente más adelante.
En los sistemas económicos reales en los que operan actividades que constituyen diferentes
etapas del proceso de producción hasta llegar al consumidor final, las implicancias del diseño
tributario requieren de una particular atención cuando se analizan las posibilidades de
incidencias diferenciales, dependiendo de las características de la estructura económica y la
composición de las actividades o de los sectores gravados, en cuanto a las participaciones de los
valores agregados e insumos intermedios en el correspondiente valor de producción o venta.
Del universo general de impuestos que gravan las transacciones se pueden identificar dos tipos
de tributos: los monofásicos y los multifásicos. Los impuestos monofásicos, como su nombre lo
indica, son impuestos que gravan una sola etapa del proceso productivo. Los multifásicos en
cambio gravan todas las etapas de producción y/o comercialización.
Dentro del primer tipo de impuestos en una revisión histórica comparativa surgen dos tipos que
mayormente son actualmente utilizados: el Impuesto a la Ventas Minoristas (Retail Sale Tax) y
el Impuesto a la Actividad Industrial o Impuesto sobre las Manufacturas. En el caso de los
multifásicos, los casos relevantes son el Impuesto a los Ingresos Brutos (Turn Over Tax) y el
Impuesto al Valor Agregado (IVA) o Value Added Tax (VAT).
carga hacia adelante188. Luego, se analiza el caso del impuesto monofásico sobre las ―ventas
finales‖, cuya incidencia, como se verá, debería coincidir por definición con el acumulativo que
grava el valor agregado en cada etapa del proceso productivo. En realidad, como se dijera
previamente, en los sistemas tributarios reales la intención de gravar solo las ventas finales, ha
sido encarada con el mencionado Impuesto a las Ventas Minoristas, el que lamentablemente
constituye una versión relativamente precaria en la intención de gravar precisamente todas, y
solamente, a las ventas finales, y no a las ventas o consumos intermedios. Luego se analizará la
alternativa intermedia del Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista. Finalmente, se presenta el
ejemplo de un impuesto que grava el cash-flow neto de la firma, a fin de comparar esta
modalidad que mucho se asemeja a un IVA sustracción189.
(ii) Equivalencias tributarias: impuesto al valor agregado e impuesto a las ventas finales
El primer cuadro se refiere al ejemplo de cómo opera el IVA en su versión IVA Adición que
grava exclusivamente el valor que se agrega en cada etapa, suponiendo dos bienes (X, Y) y tres
etapas productivas (I, II, III). Se supone un alícuota del 20%.
Donde:
VP: es el valor de producción (equivalente al valor de las ventas)
VI: es el valor de los insumos (o Consumo Intermedio)
VA: es el valor agregado
T: es el monto del impuesto
PT: es la presión tributaria calculada sobre el valor agregado
En el ejemplo se puede suponer que ambos bienes son producidos en cada etapa por una misma
firma (o sector) o por firmas diferentes, de manera que la posición global se calcula en la tercera
parte del cuadro. Asimismo, como se anticipara, se supone que el impuesto es trasladado al
precio de venta de los bienes en cada etapa.
Un aspecto importante para resaltar es observar la columna del VA en cada bien y se advertirá
que la composición vertical (por etapas) se ha imaginado deliberadamente diferente. Esto es
importante para luego verificar si el impuesto modifica su incidencia por esta diferencia o si
permanece neutral a pesar de ello.
En el ejemplo se supone que la Etapa I no registra VI (consumo intermedio), aspecto que intenta
simplificar el análisis, pero que en desarrollos posteriores hemos deliberadamente de modificar.
La columna de VP se obtiene mediante la suma del VA más el Impuesto (T), que a su vez se
obtiene de aplicar la alícuota del 20% sobre el VA en cada etapa. El VI de cada etapa es el VP
188
Este supuesto que significa precios al productor constantes (o curvas de oferta infinitamente elásticas)
se adopta con fines de simplificar los ejemplos. En rigor, todo impuesto a las ventas, tanto sea del tipo
acumulativo en cascada o al valor agregado, puede incidir en el precio de venta final de los bienes, o bien,
ser trasladado hacia atrás, incidiendo en (reduciendo) la remuneración de los insumos o factores. El
resultado dependerá de las elasticidades-precio de las ofertas y las demandas en cada etapa del proceso de
producción-consumo. Más adelante volveremos sobre este tema.
189
Más adelante, una vez considerados los ejemplos más simples contenidos en este apartado, pasaremos
revista a las variantes del IVA y las características e implicancias de cada uno.
225 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de la etapa anterior. Vale decir, la mecánica del impuesto va agregando el valor agregado en
cada etapa y también el impuesto que se abona en cada una, pero evitando sin embargo que el
impuesto que se agrega en cada etapa sea gravado nuevamente en la etapa posterior.
Como se puede observar, el IVA no distorsiona los precios relativos de los bienes finales, los
que se mantienen inalterados con relación a la situación sin impuesto. Antes del impuesto los
precios de X e Y eran 100, es decir, el precio relativo era igual a 1; luego del impuesto, los
precios son en ambos bienes de 120, y su precio relativo se mantiene, por lo tanto, igual a 1. La
presión tributaria en ambos bienes es del 20%, no obstante la diferencia en la estructura
vertical del valor agregado, y la presión tributaria total para cada firma, y para el conjunto, es
también igual al 20%.
El ejemplo del IVA puede ser comparado con un teórico impuesto monofásico a las ventas
finales190. En este caso solamente se grava la Etapa III, con una alícuota similar a la del IVA, es
decir, 20%, de forma que el resultado es directo en cuanto a la neutralidad sobre los valores de
venta finales de ambos bienes.
De igual manera que en el IVA, antes del impuesto los precios de X e Y eran 100, es decir, el
precio relativo era igual a 1. Luego del impuesto los precios son en ambos bienes de 120, y su
precio relativo se mantiene, por tanto, igual a 1. Es decir, la presión tributaria en ambos bienes
es uniforme en el 20%, no obstante la diferencia en la estructura vertical del valor agregado, y
la presión tributaria total para cada firma, y para el conjunto, es igual al 20%.
Pero el impuesto a las ―ventas finales‖ no existe como se define, en tanto administrativamente el
intento de gravar a las ventas finales ha sido el Impuesto a las ―Ventas Minoristas‖ (IVM) como
se anticipara. Este impuesto es el que pagan solamente los contribuyentes que tienen el atributo
de ser ―minoristas‖; no forman parte del padrón, en cambio, las firmas industriales o las firmas
mayoristas, por ejemplo. Pero en un mundo real, los minoristas no solamente venden sus bienes
a los consumidores finales, sino que muchas ventas son dirigidas a otras firmas como consumo
intermedio. Por otro lado, las firmas industriales suelen no sólo vender a otras firmas como
insumos para su posterior elaboración, sino que en muchos casos venden a los consumidores
finales (ventas en fábrica o en tranquera). Esto significa que el Impuesto a las Ventas Minoristas
no puede evitar el gravar ciertos consumos intermedios al tiempo que tampoco logra gravar
todas las ventas finales.
Otra característica de la imposición que intenta gravar el valor agregado total en la última etapa
del proceso productivo, como sería el impuesto a las ventas finales o el IVM, es que concentra
todo el riesgo tributario del Estado en la última y única etapa, la minorista, etapa que se
caracteriza por tener un padrón muy grande de contribuyentes, firmas de poco tamaño y débil
organización empresarial. La fiscalización se torna compleja y costosa, y el control de la
evasión es dificultoso. En el caso el IVA, en cambio, el Estado va obteniendo recaudación del
impuesto al valor agregado por etapas, de manera que logra una ventaja financiera (no debe
espera al final de la cadena para gravar el valor agregado total) y reduce ese riesgo tributario. Se
verá luego que la mecánica del IVA tipo ―crédito‖ o ―débito-crédito‖, introduce asimismo un
190
Como se anticipara, en los sistemas tributarios reales el impuesto sería del tipo a las Ventas
Minoristas, donde por diseño resulta muy posible que se graven consumos intermedios como se explica
enseguida.
226 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En vista del riesgo a la evasión del IVM, hay una modalidad intermedia que se ha propuesto
entre alternativas varias, es el caso del Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista, un impuesto a
nivel mayorista (Etapa II), aplicado al valor de las ventas que se espera acreditar en la Etapa III.
El mayorista solamente vende al minorista si el mismo incluye en su pagos el IVA que abona el
mayorista al tiempo que éste debe abonar su propio IVA al ente recaudador. El mayorista debe
informar sobre los débitos fiscales propios cobrados al minorista e ingresarlos al ente
recaudador.
En este caso por lo tanto se grava solamente en las dos etapas finales de la cadena con vistas a
que el impuesto opere como un anticipo en una etapa mayorista, que solamente habrá de
recuperar cuando el impuesto final sea pagado por el minorista.
La alícuota debe ser igual al caso del IVA para lograr el mismo rendimiento tributario, debido a
que si bien se excluye de la base al valor agregado de la Etapa I (en todo caso se los grava a tasa
cero), en la Etapa II el impuesto grava el ingreso o valor agregado total hasta esa segunda etapa,
que incluye como consumo intermedio el valor agregado de la Etapa I. Es decir, equivale a
imputarle a la Etapa II el valor agregado de la Etapa I. Los resultados no difieren del caso IVA,
en tanto los precios relativos no se modifican después del impuesto.
Véase ahora el ejemplo de un impuesto del tipo Ingresos Brutos, es decir, acumulativo o en
cascada. Cada empresa paga en proporción a sus ventas totales, sin admitirse compensaciones
por compras a otras empresas.
La alícuota del ejemplo se fija en este caso en el 8,6%, y se ha calculado de manera iterativa de
forma lograr obtener una recaudación equivalente a la obtenida en los ejemplos anteriores. El
valor de producción o venta de cada etapa incluye por tanto al impuesto abonado en la etapa
anterior191.
Un aclaración de cómo se obtiene el VP. Dado que el impuesto grava el valor de la venta final
que incluye por tanto al mismo impuesto, resulta que:
P = C + P*t
191
Las diferencias en decimales del ejemplo se deben a redondeos.
227 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Que según los datos del ejemplo tomando la Etapa I del bien X, resulta:
P = 60 + 0,086*P
P – P* 0,086*P = 60
Es decir,
P (1 – 0,086) = 60
Finalmente,
P = 66
En cada paso o etapa se debe seguir el mismo método de cálculo. Como se muestra en el cuadro,
es posible advertir que el impuesto genera una distorsión en los precios relativos de los bienes
finales X e Y. Al inicio el precio relativo es de 1 y al final es de 1,09, tomando como
denominador al precio del bien Y. El tratamiento impositivo entre firmas es marcadamente
diferente, según se observa por la presión tributaria resultante a nivel de cada etapa.
La integración, a pesar de que lograr mantener invariables los precios relativos, no será una
solución ineficiente desde el ángulo social. Por alguna razón el sistema productivo se diferencia
por tipos de actividad debido a las economías de especialización y, sin embargo, esto no ocurre
porque el diferencial de mayor costo de la integración habrá de ser compensado con holgura por
la reducción de la carga tributaria que la integración permite a nivel privado.
192
En Brasil existe el IPI (Impuesto a la Producción Industrial) del gobierno central, que opera a la
manera de un IVA, dado que se permite el descuento de los impuestos incorporados en las facturas de
compra de los insumos, pero el débito neto dependerá de cuán importante sea el valor agregado del bien
228 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el ejemplo se introduce una columna adicional referida al componente salarial del valor
agregado, en tanto el gasto salarial se descuenta del flujo de ingresos para estimar la base
tributaria como se indicara.
La alícuota se fija en este caso en el 40%, algo superior a la alícuota actualmente vigente para el
Impuesto (Nacional) a las Ganancias de Sociedades (35%), con el objeto nuevamente de lograr
el mismo rendimiento que en los casos anteriores. La tecnología de producción del bien X se
asume relativamente más intensiva en trabajo (W/VA = 0,6) y la del bien Y en capital
(W/VA = 0,4). La recaudación del impuesto se calcula como T = t*(VA-W), es decir, T =
0.4*(VA-W).
Como se advierte el impuesto al flujo de caja es neutral, al no incidir sobre el precio final de los
bienes. La incidencia se produce sobre el excedente de las firmas, es decir, sobre la
diferencia entre sus ingresos y los gastos deducibles, que incluye la compra de activos (que en el
ejemplo se asume incluidas en el valor de V.I.), y la masa salarial.
La presión tributaria a nivel de cada firma difiere en razón de las diferencias en cuanto al
correspondiente flujo de caja que, se insiste, incluye a la masa salarial y las diferencias en su
tecnología. En tal sentido no debe interpretarse equivocadamente que el sistema sesga al uso de
tecnologías intensivas en mano de obra, por cuanto dentro de los insumos deducibles figuran las
compras de bienes de capital como se indicara. Por el contrario, esta deducción incentiva el
blanqueo en el empleo de la mano de obra, junto con el cumplimiento de las obligaciones que
impone la legislación sobre seguridad social193.
Si este impuesto fuera complementado con un impuesto a la renta del trabajo (el Flat Tax sobre
salarios de Hall-Rabushka)194, puede muy rápidamente corroborarse que aplicando la misma
alícuota del ejemplo (40%), se habrá gravado al valor agregado total tipo consumo (que
desgrava las compras de bienes de capital) en cada etapa con el mismo porcentaje.
en cuestión en su nivel intermedio dentro del valor agregado total de la cadena. Para ejemplos numéricos
del impuesto distorsivo ver Nuñez Miñana (1994).
193
Incentivo que en su efectividad respecto al grado de cumplimiento tributario dependerá
definitivamente del nivel de presión tributaria de las cargas consolidadas sobre la nómina salarial.
194
Esta modalidad se analizará más adelante al considerar la imposición al ingreso.
229 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La posibilidad de integración en una sola firma por tipo de bien o de ambos tipos de bienes,
tampoco modifica el resultado en materia de presión tributaria, de forma que el impuesto es
neutral, a diferencia del caso de Ingresos Brutos.
La acumulación del impuesto en las sucesivas etapas de producción puede implicar una tasa
efectiva muy superior a su tasa nominal, aún en el caso en que las ventas finales (Etapa III), no
fueran gravadas, dado que el precio final puede incluir la carga tributaria de los impuestos que
gravaran las ventas de etapas anteriores.
La verdadera carga o incidencia del impuesto en cascada depende de varios factores. Como se
señalara, en primer lugar, depende de las elasticidades-precio de oferta y demanda de los bienes
gravados en cada etapa; y, ligado a ello, la estructura del mercado o el grado de poder en la
fijación de precios de oferentes y demandantes (casos extremos de monopolio o monopsonio
195
Para desarrollos clásicos de este tema ver Nuñez Miñana, H. (1994) o Shome, P. (ed.) (1995).
230 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
versus competencia perfecta). En segundo lugar, del número de etapas del proceso de
producción. Y, en tercer lugar, de la estructura de valores agregados y consumos intermedios de
cada etapa.
La idea que predominara por mucho tiempo entre expertos tributaristas ha sido que los
impuestos acumulativos o en cascada (turn-over taxes), como Ingresos Brutos, producían una
piramidación del impuesto, encareciendo los precios finales de los bienes gravados en forma
muy acentuada, debido a la acumulación de impuesto sobre impuesto.
La idea anterior parte de suponer la aplicación de un margen bruto sobre ventas por parte de
los comerciantes o empresarios. Seguidamente se explica las consecuencias de este supuesto.
(1) P1 = k1 (1 + m1)
(2) P2 = k2 (1 + m2)
Si finalmente se asume que los márgenes brutos de todas las etapas son iguales (m1 = m2 =… =
mn = m), entonces el precio relativo entre la etapa 1 y la etapa n, tomando como numéraire al
precio de la etapa 1, sería:
(6) Pn / P1 = k1 (1 + m)n
Si ahora se introduce el impuesto que grava acumulativamente las ventas, en las expresiones
previas aparecerá multiplicando el factor (1 + η), siendo τ la alícuota supuesta uniforme del
impuesto a las ventas en cada etapa.
(c) Precios finales con margen bruto, con impuesto y con alternativas de traslación
Levántese ahora el supuesto de traslación total de la carga hacia adelante. En tal caso, debe
introducirse un nuevo parámetro en las expresiones previas. Si se denomina α al tanto por uno
de traslación hacia adelante, siendo 0 < α < 1, entonces la (7) se puede expresar como:
(8) Pn / P1 = k1 (1 + m)n (1 + α η)n
n
(9) T = Σ (1 + α η) t = [(1 + α η)n - 1]/ η
1
Si, finalmente, se asume que m y α difieren en cada etapa, la nueva expresión que sustituye a la
(8) sería:
n
(10) Pn / P1 = k1 Σ [(1 + mt) (1 + αt η)]
t
De lo anterior surge que de ser correctos los supuestos sobre margen bruto y traslación, los
previos relativos finales de los bienes serían sustancialmente modificados por el impuesto en
cascada, por cierto, con mayor magnitud a mayor número de etapas.
(d) Precios finales, margen bruto, traslación, piramidación y los supuestos del
comportamiento empresario
No obstante lo descrito, una aclaración que resulta importante formular es discutir la validez del
supuesto del mark up (margen bruto) sobre ventas. En realidad, este concepto muy difundido
deriva de haber observado un comportamiento económico muy particular de los agentes
económicos en países con alta inflación. La justificación del margen bruto sobre ventas en
escenarios de alta inflación deriva de la imposibilidad de los agentes económicos de poder
visualizar con claridad la situación presente y evolución probable de los precios relativos en la
economía. Si los comerciantes y empresarios se encuentran en la situación de no poder observar
con claridad el nivel de los precios relativos de sus insumos respecto al de sus productos y,
menos aún, de prever sus modificaciones en el corto y mediano plazo, de hecho una manera
natural de cubrirse de posibles pérdidas de capital, es aplicar un margen al valor de los insumos
que le son facturados.
Sin embargo, en contextos de baja inflación, tal miopía desaparece. En este caso resulta
evidente que lo importante para el empresario no es la contribución o margen sobre ventas de
sus productos, sino el retorno que obtiene sobre el capital invertido en la actividad. Una firma
con un margen bruto sobre ventas discreto pero con un volumen importante de negocios con
inversiones hundidas reducidas, puede obtener un retorno sobre el capital invertido muy alto. Y
viceversa, firmas con alto margen bruto sobre ventas pero alto nivel de inversiones, pueden no
lograr retornos discretos sobre su capital invertido.
196
Para mayores extensiones ver Nuñez Miñana, H. (1994) y Shome, P. (1995), op cit.
232 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(i) Variantes del IVA: IVA Producto, IVA Ingreso e IVA Consumo
El impuesto al valor agregado reconoce diferentes variantes que dependen de cómo de define su
base tributaria. En este sentido se distinguen tres variantes: el IVA Producto, el IVA Ingreso y
el IVA Consumo.
El llamado ―IVA Producto‖ es la variante de más base amplia, en tanto en él quedan
comprendidos los valores agregados generados en la producción de todo tipo de bienes en la
economía y que son negociados o transados a través de los mercados. En su base de tributación
van estar así comprendidos tanto los bienes que van a ser destinados al consumo, como también
los bienes de capital producidos con destino al reemplazo de inversiones amortizadas y/o los
destinados a ampliar el stock de capital. La única forma de generación de valor agregado que no
se grava por esta variante es el valor agregado generado por el sector gubernamental del propio
Estado (destinado a la provisión de bienes públicos) y que se corresponde con la masa salarial
de sus trabajadores. Los empleados del gobierno forman parte del único factor de la producción
originario en él empleado (el factor trabajo), dado que los restantes recursos que emplea en su
actividad constituyen en conjunto ―consumo intermedio‖, es decir, bienes adquiridos y
producidos por el sector no gubernamental. En realidad, esta es una característica común que se
plantea en las tres variantes.
El ―IVA Ingreso‖ es la variante que deja fuera de su base tributaria al valor agregado en la
producción de bienes de capital destinados al reemplazo del capital amortizado en la economía.
De esta manera solo grava al valor agregado de la producción de bienes destinados al consumo
y los destinados a la ampliación de capital. Es decir, la base es algo más reducida que la variante
anterior.
El ―IVA Consumo‖ es la variante de menor base tributaria pues solamente incluye el valor
agregado generado en la producción de bienes exclusivamente destinados al consumo; es decir,
no grava al valor agregado que se genera en la producción de bienes de capital destinados al
reemplazo del capital amortizado y/o al capital destinado a ampliar la capacidad de producción
de la economía.
Existen a su vez diferentes principios con los que puede operar en el IVA. Ellos están
relacionados con la identificación del fisco que habrá de legislar y/o gravar el mismo. Los dos
principios rectores son el IVA Origen y el IVA Destino; no obstante, más adelante se hará un
detalle más amplio de variantes de estos dos principios rectores, los que fueron desarrollados
como consecuencia de los problemas que se plantean en la operatoria del impuesto en mercados
regionales con ausencia de control de los cruces de bienes en fronteras, y que diera lugar al
―dilema del comercio cruzando fronteras‖ (―cross border trade problem‖).
233 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El ―IVA Destino‖, en cambio, es el criterio que identifica como lugar de tributación a aquel
donde los bienes son destinados, utilizados o consumidos. Este IVA por tanto grava las ventas
internas y las importaciones, pero no así las exportaciones.
La elección del principio por cierto no es irrelevante con relación al comercio entre países,
pudiendo generar fuertes distorsiones en el caso hipotético en que ellos decidan emplear un
criterio o principio diferente.
Por ejemplo, supóngase que un país A decide aplicar el IVA Origen, y otro país B —que
registra transacciones comerciales con el país A— decida aplicar el IVA Destino. La Figura 1
describe los flujos comerciales y las implicancias fiscales de esta situación diferencial.
Figura 1
Las fechas entrecortadas muestran las ventas entre países y las flechas lineales las ventas
internas. Ambas parten de las dos firmas, identificadas en cada país como: la Empresa XX
radicada en el país A y la Empresa JJ radicada en el país B.
Como el país A aplica el IVA Origen, tanto las ventas internas de la firma XX como sus
exportaciones dirigidas al país B son gravadas por el fisco del país A. Dado que el país
importador B aplica el IVA Destino, cuando los bienes importados desde A ingresen al país B
son gravados nuevamente por el fisco de este país. Las ventas por exportaciones de la firma XX
sufren por tanto una doble imposición.
A la inversa, como el país B aplica el IVA Destino, las ventas internas de la firma JJ pagan el
impuesto que rige en ese país, pero las exportaciones dirigidas al país A no son gravadas. La
mecánica que aplica el IVA Destino es el denominado ―ajuste en frontera‖, es decir, cuando la
aduana detecta la salida de los bienes al exterior, puede justificar el pedido de la firma JJ por la
devolución de los débitos fiscales imputables a esa venta, dado que no tienen como destino el
consumo interno. La firma JJ, no obstante, puede acreditar los IVA pagados en sus facturas de
compras de insumos utilizados en la producción de los bienes exportados, de manera que la
mecánica de este principio es el ―gravar las ventas al exterior con tasa cero‖197. Luego, cuando
los bienes exportados desde B ingresan al país A, el fisco de este país no los grava, pues los
bienes importados no tienen obviamente origen en ese mismo país.
Como consecuencia de esta situación disímil, la firma XX tendrá una desventaja notoria contra
la firma radicada en B, pues sus ventas al exterior son gravadas dos veces (una vez por el fisco
197
Más adelante se explica en detalle la operatoria del método ―Factura‖ o ―Débito-Crédito‖ del IVA.
234 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
propio A y una segunda vez por el fisco del país extranjero B), en tanto que las ventas por
exportaciones de la firma JJ no son gravadas en ningún momento.
Hagamos ahora una comparación de la mecánica que plantean las variantes y los principios
explicados antes, utilizando Cuentas Nacionales. Las expresiones siguientes indican la forma de
cómputo de los agregados macroeconómicos según registra la contabilidad nacional de los
flujos anuales.
(1) PIB = C + I + Gc + Gw + X – M
O bien,
(2) PBI + M – X = C + I + Gc + Gw
Donde:
En términos del Ingreso Nacional (YN), es decir, desagregando los agregados según el destino
del valor del producto entre las correspondientes retribuciones a los factores de la producción y
reposición del capital amortizado:
(3) YN = VA + D = (w + i + b + r) + D
Donde:
VA: Valor Agregado
D: Depreciación del capital
w: Salarios
i: Retribución del Capital
b: Beneficio Empresario
r: Renta de la Tierra
En el siguiente cuadro se identifican las maneras en que se definen las respectivas bases
tributarias del IVA, según la combinación de las tres variantes y los dos principios descriptos.
Base Imponible
Tipo de IVA
Destino Origen
Ahora bien ¿cuáles son entonces los problemas a considerar de la operatoria de estas
modalidades de IVA?
Previamente, ya se analizaron las implicancias que surgirían si diferentes países adoptasen uno u
otro de los principio (Origen o Destino), circunstancia que exigen la necesaria ―armonización‖
de tratamiento entre los países. Quedan, no obstante, otros temas a considerar. Básicamente son
tres:
Como se explicara, el IVA Destino requiere ajuste en frontera; las exportaciones tienen el
tratamiento de ―tasa cero‖ (se eliminan por esta mecánica de la base del impuesto) y las
importaciones están gravadas (o sea, se incluyen en la base del impuesto). Esto implica un
mecanismo administrativo complejo, en el cual afloran asimismo comportamientos morales
(―moral hazard‖) diferentes según tipos de gobiernos; en este sentido, las devoluciones del IVA
a los exportadores no siempre guardan la celeridad y eficacia requerida sin afectar el costo
administrativo y financiero de las firmas exportadoras.
En el caso del IVA Origen, no requiere ajuste en frontera, aspecto que simplifica naturalmente
la administración del impuesto. Las exportaciones están gravadas y las importaciones no están
gravadas de manera que no es necesario saber si los bienes quedan o salen del país.
En el caso del IVA Destino, las características en materia de incentivos indican que no se
generan incentivos a la subfacturación de exportaciones, pues al estar gravadas a tasa cero (no
generan débito fiscal pero se reconocen los créditos fiscales), cualquier simulación o fraude
modificando el valor de la factura no generaría beneficio alguno 198.
198
El fraude por subfacturación podría no obstante aparecer como intento de reducir la base imposible del
Impuesto a las Ganancias.
199
Pero, contrariamente, quizás el fraude podría consistir en este caso en sobrefacturar importaciones,
adelantando por tanto el pago del IVA por la parte sobrefacturada, nuevamente con vistas a reducir la
base imponible del Impuesto a las Ganancias.
236 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el caso del IVA Origen las características en materia de incentivos es que en este caso
emergen ahora sí incentivos a subfacturar exportaciones que están gravadas, al reducirse de esta
manera el débito fiscal por reducción de la base imponible200.
Por otro lado, hay incentivos a sobrefacturar importaciones que no están gravadas, aumentando
el consumo intermedio y, por lo tanto, reduciendo la base imponible o valor agregado, es decir,
reduciendo el débito fiscal201.
Desde el ángulo de la eficiencia social global de la imposición, si las tasas en todas las
jurisdicciones o países fueran uniformes, ambos criterios —Destino y Origen— serían similares,
difiriendo solamente en el efecto que tendrían en el rendimiento tributario de los respectivos
fiscos, como se explica luego. En libre cambio, con precios flexibles y tipos de cambio
flexibles, ambos criterios igualan precios al productor y al consumidor.
Por otro lado, comparando el IVA Destino sobre incentivos de movilidad de bases, podría ser
denunciado como generador de ―guerras comerciales‖ entre jurisdicciones, alentando el turismo
tributario, como se explica antes. Ejemplos de esta ―guerra‖ se encuentran en el comercio entre
Canadá y EE. UU., Argentina y Brasil, y entre los países miembros de la Unión Europea (que
afecta el comercio de licores, tabacos, combustibles, etc.).
Finalmente, como síntesis de lo previo, se podría afirmar que si las tasas en las distintas
jurisdicciones fueran diferentes, el IVA Destino aseguraría eficiencia en la producción global,
pero distorsiones en el consumo global. Por el contrario, el IVA Origen generaría distorsiones
en la producción global pero eficiencia en el consumo global.
200
Que refuerza el posible intento de fraude para reducir base imponible del Impuesto a las Ganancias.
201
Nuevamente aquí reforzando el posible fraude en el Impuesto a las Ganancias.
202
El trabajo de Wilson (1999) aporta una interesante revisión de la literatura sobre ―tax competition‖. Se
refiere a la competencia tributaria ―vertical‖, es decir, entre fiscos de similar nivel —como los son los
estados nacionales de cada país—. Pero hay asimismo una importante literatura sobre el tema de las
externalidades ―verticales‖ de la imposición entre niveles de gobiernos que ha sido tratada por la literatura
de federalismo fiscal de los últimos años; de las contribuciones a esta literatura —algunas citadas en un
artículo muy reciente de Kotsogiannis (2010)— figuran: Cassing y Hillman (1982); Flowers (1988);
Johnson (1988); Boadway y Keen (1996); Drede (1996, 2000); Boadway et al. (1998); Keen y
Kotsogiannis (2002); Dahlby y Wilson (2003); el survey de Keen (1998) sobre externalidades verticales.
Finalmente, en Devereux et al. (2007) se pueden encontrar evidencias empíricas sobre competencia
tributaria horizontal y vertical en los EE.UU. En nuestro medio se puede consultar Rossignolo (2010).
237 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Esta diferencia es importante a la hora de adoptar la decisión política de cuál de los dos
principios adoptar. De hecho los estados de alto desarrollo económico y fuerte impacto en
exportaciones mundiales desearían que el IVA fuera Origen, de manera de ―no perder base
tributaria‖. De hecho, cuando se formara la Comunidad Económica Europea, hoy Unión
Europea, el Informe Nuemark, base de los planteos técnicos originalmente consensuados en la
unión, propició el establecimiento del IVA Origen. Pero las implicancias que el principio
generaba entre países con muy disímiles alícuotas impositivas vigentes al momento de formarse
el acuerdo, inducían a una necesaria ―uniformidad de alícuotas‖ para evitar guerras tributarias,
objetivo difícil de lograr dada esa asimetría importante que se verificaba en las legislaciones
vigentes en cada país. La solución políticamente encontrada, ligada asimismo al hecho de
adoptarse la moneda única (el euro) y la eliminación de las fronteras entre los países miembros,
fue la del IVA Destino Pago Diferido, luego de considerar asimismo otras posibles
alternativas203.
(iv) Sistemas o métodos de cálculo del IVA: IVA Adición, IVA Sustracción e IVA Factura
(Débito-Crédito)
En los ejemplos desarrollados en el apartado (ii) se utilizó el método del IVA Adición, que
calcula el impuesto aplicando su alícuota a los valores que se van ―adicionando‖ en cada etapa
productiva. El método requiere de una estimación impositiva ―en cabeza de cada firma‖, es
decir, requiere de la determinación contable de los valores agregados o retribuciones de los
factores de la producción, separados de los consumos intermedios. Es decir, por ejemplo, los
salarios que la firma paga a sus trabajadores y forman parte de las erogaciones del ejercicio,
deben ser aislados como retribución del factor originario y, por tanto, ser considerado como
valor agregado. Esto los diferencia del pago de servicios de limpieza o la compra de insumos
varios a otras firmas, que no deben ser computados en cambio. Esto es así pues el resultado del
ejercicio, que podría ser otra manera de identificar valor agregado, no computa los salarios
pagados.
El IVA Sustracción, se asemeja al caso del ejemplo ilustrado en el mismo apartado del que
grava el ―cash flow‖ de la firma. El método en este caso deja fuera de cómputo a la masa salarial
que debería ser tenida en cuenta como valor agregado. El método exige también en este caso
una determinación ―en cabeza de la firma‖.
Los dos métodos descriptos, por lo tanto, requieren de la estimación ―en cabeza de cada firma‖
en el sentido de que deben ser auditados en las contabilidades de cada firma en cada país. Desde
el punto de vista internacional, la posibilidad de que los estados de cada país introduzcan
mecanismos de subsidios o diferencias de criterio en las auditorias, podría conducir a actitudes
deliberadas de distinta modalidades de ―dumping‖ y guerras comerciales consecuentes.
Por ello, la Organización Mundial de Comercio (OMC) convino al respecto exigir a los países
miembros que adopten el método de ―débito-crédito‖ o el IVA Factura. El mismo consiste en
que cada firma mediante declaración jurada informe sobre la determinación del flujo de las
facturas de ventas, gravadas todas con la alícuota del impuesto y generando así el ―débito
fiscal‖, al tiempo de informar sobre los que serán considerados ―créditos fiscales‖, es decir, los
203
El estudio detallado de estas otras alternativas se encara más adelante en el Capítulo 13.
238 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
débitos contenidos en las facturas de compra de los insumos adquiridos a otras firmas, para de
esta manera calcular el IVA Neto que surge de la diferencia entre débitos y créditos. Todo valor
agregado seria de esta manera gravado y no se requerirían auditorias importantes, a excepción
claro está de la facturación entre firmas204.
El sistema IVA Factura facilita finalmente el empleo del sistema de ―tasa cero‖ con que se
habrán de gravar las exportaciones, evitando por este mecanismo la ―exportación‖ del impuesto
a otros países y, consecuentemente, permitiendo operar al criterio del IVA Destino.
Algunos aspectos adicionales pueden citarse en el diseño del IVA. Uno de ellos es el referido a
la definición de las alícuotas. Se trata de los criterios de Tasa Única vs. Tasas Diferenciales.
En la mayoría de las legislaciones adoptadas en los países —que mayoritariamente aplican el
IVA Destino— se contempla más de una alícuota, según el tipo de bien o actividad gravada. Las
diferencias pueden deberse a diversos motivos, aunque mayormente responden a cuestiones de
equidad —como gravar con alícuotas menores a los bienes destinados al consumo básico o a los
medicamentos— o de favorecer el desarrollo de algunas actividades en particular, como la
educación. En otros, por último, se trataría de aplicar la Regla Ramsey para consumos de altas
demandas inelásticas y muy difundidas en la economía, como el caso del consumo energético
Los tratamientos diferenciales derivan en tener que definir una alícuota general (como en
Argentina, el 21%) y alícuotas menores (como en el caso de Argentina es el 10,5%, o sea la
mitad de la alícuota general). En otros casos se adopta una alícuota mayor a la general (en
Argentina es la del 27%).
A los subsidios implícitos en las alícuotas menores del IVA, se suman la existencia de las
exenciones. Las exenciones significan que las ventas de algunas firmas o entes como las ONG
dedicadas a fines que el Estado desea estimular, como la educación, no figuren como
responsables del pago del IVA. En este caso, la exención no tributa el pago del impuesto al
valor agregado en la etapa final, pero no puede evitar el absorber los IVA que hubiesen sido
incorporados en las facturas de compra de insumos. La única manera de evitar la incidencia
plena del IVA requeriría de la aplicación del sistema de ―tasa cero‖, como el dado a las
exportaciones.
(vi) Una aclaración preliminar sobre la traslación de la carga y la incidencia del IVA
La idea puede derivar erróneamente de considerar que siendo la variante aplicada la del IVA
―Consumo‖, entonces necesariamente lo han de pagar los ―consumidores‖. O bien puede surgir
del hecho administrativo-contable de que el IVA se determina con el empleo del método Factura
o ―débito-crédito‖.
204
Las administraciones tributarias deberían vigilar el cruzamiento de débitos y créditos fiscales a fin de
evitar facturaciones fraudulentas. La tecnología informática hoy disponible ha facilitado esta tarea aunque
no pueda de todas maneras evitar el fraude totalmente. Sobre estos temas se volverá a insistir al momento
de analizar las variantes del IVA Subnacional en el Capítulo 13.
239 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es indudable que la compensación de los créditos incorporados en las facturas de compra de las
firmas y el hecho de adicionar en la factura de venta final el débito que indica la ley, puede
inducir a concluir en esa misma afirmación. ―El IVA es trasladado hacia delante y
necesariamente habrá de ser pagado por el consumidor final. Las firmas —―contribuyentes
registrados‖ del IVA— no soportan ninguna carga, porque las recuperan con la deducción de
los créditos fiscales y por haber ―sumado‖ el débito total del impuesto al precio de venta en la
etapa final.‖
Lo afirmado es un error común y muy grave, partiendo de la base de que muchos tributaristas
así lo sostienen. En primer lugar, debe entenderse que el ―débito‖ IVA opera como un impuesto
a los ―ingresos brutos‖, que evita la imposición en cascada por la mecánica del descuento de los
créditos fiscales en cada etapa. La idea adicional de que la carga del impuesto se traslada hacia
delante, queda sujeta al tipo de mercado en el cual se están realizando las transacciones.
Esencialmente, deben distinguirse los bienes y servicios domésticos de los bienes transables
internacionalmente (commodities). En efecto, existe una gama muy importante de bienes y
servicios que no están sujetos a la competencia internacional, dado que los costos de
transporte y otras particularidades de los usos y costumbres, ya sea en la producción como en el
consumo entre países, operan en la práctica como barreras al comercio. Pueden asimismo existir
barreras comerciales explícitas de las legislaciones de cada país, que imposibiliten el acceso de
esas producciones a los mercados externos. Esos bienes y servicios ―domésticos‖ operarían
entonces en base a curvas de demanda de pendiente negativa y curvas de ofertas que estarán
determinadas por las características tecnológicas de su producción, concretamente, de si los
costos son constantes, crecientes o decrecientes.
Pero en el caso de los bienes domésticos, por lo ya analizado en puntos previos, la incidencia
final del impuesto que grava las transacciones como el IVA, dependerá de las elasticidades-
precio de oferta y demanda respectivas. De manera que la traslación hacia delante puede o no
cumplirse. El lector debería volver a lo analizado previamente sobre este fenómeno de la
percusión, traslación e incidencia del impuesto.
El tema cambia en presencia de bienes y servicios que están sujetos al comercio internacional.
En este caso, es posible demostrar que en países chicos ―tomadores de precios‖, el IVA
indefectiblemente habrá de ser soportado por el consumidor doméstico, por la simple razón de
que la operatoria del IVA ―Destino‖ así lo provoca. Sobre este tema nos ocuparemos en la
sección siguiente al encarar un análisis más detallado del método correspondiente al IVA
Factura.
(i) Introducción
En este apartado se analizan ejemplos demostrativos de la operatoria que emplea el método del
IVA Factura (o Débito-Crédito), oportunidad que nos permitirá colateralmente analizar también
la cuestión de la incidencia del impuesto y, asimismo, cómo tratarlo metodológicamente en la
medición de la ―presión tributaria sectorial‖ (PTS). En el tratamiento del tema haremos especial
referencia al Sector Agropecuario, pues los ejemplos pueden ilustrar el caso de un sector que
representa un claro ejemplo de producción de bienes transables o commodities, aunque puede
llegar a no serlo, por ejemplo, si el Gobierno decide cerrar la apertura comercial de los
productos rurales, es decir, prohibiendo las exportaciones de los commodities rurales, tema que
se trata en particular en el Capítulo 8.
240 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Considerar el caso del IVA en la medición de la presión tributaria sectorial, por otra parte,
resulta también particularmente importante, pues se trata de un tributo que en las estimaciones
de la PTS suele ser excluido del cómputo, o sea, no es sumado a los otros impuestos que gravan
al sector205.
La presentación inicial del caso menos usual para un sector como el Agropecuario de los bienes
no transables, servirá sin embargo para introducir al lector en la mecánica contable del IVA
débito-crédito o IVA factura, que es la modalidad de IVA aplicada en Argentina y en la gran
mayoría de los países como ya se adelantara. Luego, se contemplará el caso usual de los bienes
transables.
Los cuadros y diagramas que se muestran a continuación brindan un ejemplo sencillo de cómo
opera el IVA en la cadena agropecuaria, suponiendo dos bienes (maíz y carne) y tres etapas
productivas206. Los tres primeros casos planteados, contienen el supuesto de traslación de la
carga hacia delante, según lo indicado en el título de esta sección que, téngase bien en cuenta,
los define como bienes domésticos o no transables207.
ETAPA I: que comprende a las actividades ligadas al laboreo de la tierra —sea para
producción de maíz o para pasturas destinadas a la cría y engorde de ganado— y el uso de
insumos como fertilizantes, agroquímicos, gasoil y otros.
205
Ver por ejemplo la metodología empleada en las estimaciones de presión tributaria por producto y por
región en AACREA (2005) y/o el estudio del Prosap-Banco Mundial (2004), siguiendo lineamientos de
cuentas nacionales.
206
Se recuerda que el ejemplo es meramente ilustrativo, elaborado solamente para comprender el sentido
del cálculo del IVA Factura; y constituye una simplificación extrema del sector, referido a sólo dos bienes
de la cadena agropecuaria, con valores relativamente arbitrarios y omitiendo por cierto una cantidad
enorme de relaciones ínter-industriales, incluyendo las existentes entre distintas actividades del propio
sector.
207
Más adelante se presentan las simulaciones donde estos supuestos son modificados.
241 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Se presenta, en primer lugar, el ejemplo del Maíz (Caso 1); luego el de la Carne (Caso 2), y,
finalmente, el consolidado de ambas actividades (Caso 3), que representa en esta muestra
simplificada a todo el Sector Agropecuario. En los cuadros se identifican las siguientes
columnas: VP, que indica el valor de producción (equivalente al valor de las ventas en sus dos
versiones: con y sin IVA); CI, que es el valor de los insumos (o Consumo Intermedio); VA, que
es el valor agregado por cada etapa; T, o monto del impuesto, cuya alícuota (t) ha sido fijada
uniforme en todas las etapas, salvo en el CI de la Etapa I, a saber: para Etapa I: CI: t = 20%;
VP: t = 10%, para Etapa II: t = 10%, para Etapa III: t = 10%. Finalmente, PT es la presión
tributaria sobre el valor agregado208.
En los cuadros se podrá ver también el cálculo del impuesto bajo el criterio del IVA Adición —
definido como el que grava el valor agregado bruto generado en cada etapa e imputable a los
factores originarios empleados en las mismas— y el del sistema Débito-Crédito, que grava el
valor agregado total o acumulado en cada etapa (débito fiscal), permitiendo la deducción del
IVA cargado en las facturas de compra de los insumos (crédito fiscal). Finalmente, como se
indica repetidamente en las notas al pie de los cuadros, los valores en general han sido
redondeados al no contemplar decimales por razones de simplicidad, salvo pocas excepciones
referidas a los coeficientes de presión tributaria (PT).
Como se puede observar en el ejemplo del Caso 1 (Maíz), la PT —que resulta de la simulación
en todas las etapas de la producción— es del 10%, excepto en la Etapa I (8%). El resultado final
es 9%. En el cuadro se incluyen las dos columnas para el VP; una corresponde al precio de
venta con IVA incluido (columna [1a]) y la otra con el IVA excluido (columna [1b]). La
primera columna es la que identifica el precio de venta final que pagan los consumidores o
familias, por contener los VA acumulados en todas las etapas, incluyendo el correspondiente a
los proveedores de insumos, más el IVA Neto generado en la producción del bien. La segunda
columna es el valor de producción excluido el IVA, o sea los VA acumulados en cada etapa.
El valor de producción final con IVA incluye a los valores agregados generados en la
producción de los insumos y de las tres etapas del sector (10+60+30+10 = 110), y el IVA Neto
de 11, que surge de la suma de los IVA Netos pagados por los insumos de la Etapa I y por los
correspondientes a cada una de las etapas del Sector Agropecuario (2+5+3+1 = 11). De allí que
el valor final de venta para los consumidores o las familias resulte de 121 (=110+11). Se
advierte que desde el ángulo ―contable‖, resulta claro que con la venta final de la Etapa III,
débitos y créditos del sector productor cancelan entre sí para los contribuyentes de jure. Por este
motivo, se aduce erróneamente que el IVA lo terminan soportando los consumidores o familias.
208
Las alícuotas indicadas son cercanas a las vigentes actualmente en Argentina (21% en ciertos insumos
de la Etapa I, y 10,5% en ventas del sector), pero han sido fijadas en los valores que se indican por
razones de simplificación. Para subsanar dudas, los detalles de los cálculos aparecerán indicados en las
llamadas al pie debajo del cuadro correspondiente al Caso 1; detalles que no se repetirán en los cuadros
subsiguientes.
242 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
MAÍZ
VP T Sistema Débito-Crédito
ETAPA (IVA
C/ IVA S/IVA CI VA Adición) Débito Crédito T (Neto) PT
[1a] [1b] [2] [3] [4] [5] [6] [7] [8]
ETAPA I:
Laboreo de Siemb. 77(209) 70 10+2(210) 60 6 7(211) 2(212) 5(213) 8%
ETAPA II:
Cosecha 110 100 (214) 70 30 3 10(215) 7 3(216) 10%
ETAPA III:
Comercialización 121 110(217) 100 10 1 11(218) 10 1(219) 10%
100 PT = 10% 28 19 9 9%
209
Se supone que el Laboreo de Siembra es gravado con una alícuota t = 10%. El débito IVA —que grava
el VA acumulado en esta primera etapa— resulta 7, es decir, 70 x 0,10 = 7. El precio de venta de esta
etapa, con IVA incluido, se calcula como (10+60) . 1,10 = 77.
210
El valor de producción final de los insumos —como fertilizantes, agroquímicos, etc.— con IVA
incluido, es igual a 12. Compuesto por un valor agregado de 10 y el IVA que se supone gravando con la
alícuota general del 20% (10 x 0,2 = 2).
211
Nótese que 7 es el débito fiscal resultante de gravar con la alícuota de t = 10% la venta o valor de
producción de la Etapa I excluyendo el IVA que lo grava e indicado en la columna [1b], es decir: 70 x
0,10 = 7. El mismo se podría asimismo calcular aplicando la alícuota t‘ del 9% sobre el Valor de
Producción incluido el IVA que es pagado por esta etapa (70 + 7), o sea, 77 x 0,09 = 7; debido a que t‘
= t / (1+ t) = 0,10/1,10 = 0,09. (Téngase en cuenta la advertencia sobre los redondeos en todos los
cálculos).
212
Es el crédito fiscal de la Etapa I resultante del IVA incorporado en los insumos utilizados en ella, y
gravados con la alícuota del 20% (10 x 0,20 = 2) ya señalada.
213
Es el IVA Neto que surge de la diferencia entre el débito y el crédito fiscal de esta etapa, inferior al
que resulta de aplicar la tasa del IVA del 10% al Valor Agregado del IVA Adición, como fuera éste
definido antes (60 x 0,10 = 6) e indicado en columna [4]. Esto permite advertir que en el ejemplo la
equivalencia del resultado de aplicar el IVA por el sistema de adición y el sistema débito-crédito se ve
modificada por la incidencia del crédito fiscal de la etapa anterior cuya alícuota es superior (el doble) a la
que rige en la cadena del sector.
214
El valor de producción de 70 de la Etapa I (columna [1b]), constituye Consumo Intermedio de la Etapa
II, cuyo valor de producción sin IVA es 100 al sumar el valor agregado de 30 correspondiente a esta
etapa.
215
Nuevamente, el débito fiscal 10 puede obtenerse aplicando la alícuota del 10%, que se supone grava a
la cosecha, al valor de producción de la Etapa II excluyendo el IVA que lo grava —indicado en columna
[1b]— o sea, 100 x 0,10 = 10; o bien, aplicando la alícuota t‘ = 0,09 al valor de producción de la Etapa II
con el IVA incluido que grava esta etapa, o sea, 110 x 0,09 = 10.
216
En esta etapa se verifica la similitud de los sistemas de cálculo del IVA (adición y débito-crédito)
debido al trato similar de los VA acumulados de las dos etapas (ver columna [4]).
217
El valor de producción 100 de la Etapa II (columna [1b]), constituye el Consumo Intermedio de la
Etapa III; cuyo valor de producción sin IVA es 110; o sea, suma a dicho consumo intermedio el valor
agregado de 10 correspondiente a esta etapa. Nótese que 110 es asimismo el valor agregado acumulado de
los valores agregados contenidos en los insumos de la Etapa I y el valor agregado de las Etapas I, II y III,
es decir, 10+60+30+10 = 110.
218
Nuevamente, el débito fiscal 11 puede obtenerse aplicando la alícuota del 10%, que se supone grava a
la comercialización, al valor de producción de la Etapa III excluyendo el IVA que lo grava —indicado en
columna [1b]— o sea 110 x 0,10 = 11; o bien, aplicando la alícuota t‘ = 0,09 al valor de producción de la
Etapa III con el IVA que lo grava incluido, o sea, 134 x 0,09 = 11).
219
Como se indicara en la etapa anterior, nuevamente se verifica la similitud de los sistemas de cálculo
del IVA (adición y débito-crédito), comparando esta columna con la correspondiente a la columna [4].
243 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En rigor, esta circunstancia habrá de ser cierta como consecuencia lógica del supuesto de
traslación hacia delante (u oferta infinitamente elástica y demanda de pendiente normal) con que
suelen formularse estos ejemplos, y no de como opera ―contablemente‖ el sistema débito-
crédito220.
Bajo el supuesto de devolución del crédito neto a favor del contribuyente, la PT resultaría del
8%, no obstante la alícuota legal que aplica a los débitos ser del 10%. El saldo negativo del IVA
Neto, o saldo a favor del contribuyente, es bastante común en el caso del Sector Agropecuario,
debido al tratamiento fiscal (alícuota mayor) de muchos de los insumos utilizados en el proceso
de producción del sector. Ello es motivo de preocupación de los contribuyentes, porque la
reglamentación no admite la devolución de esa diferencia o su compensación con los débitos
generados por otros impuestos, al considerar los créditos netos como ―saldos técnicos‖, es decir,
imputables exclusivamente a débitos fiscales generados por el mismo impuesto221. Si en steady
state esa estructura de crédito fiscal neto a favor del contribuyente subsiste —circunstancia que
implican los números del ejemplo— entonces la PT resulta superior (10%).
El valor de producción final con IVA incluido es 139, que incluye los valores agregados
generados en la producción de los insumos y de las tres etapas del sector, es decir,
25+10+70+20 = 125, y el IVA Neto de 14, que surge de los IVA Netos pagados por los insumos
de la Etapa I y por los correspondientes a cada una de las etapas del Sector Agropecuario, es
decir, 5+1+7+2 = 14222. De allí que el valor final de venta para los consumidores o las familias
resulte 139 (o sea, 125+14). Se insiste nuevamente lo aclarado en el Caso 1, respecto a que a
este resultado se arriba debido al supuesto de traslación del impuesto hacia delante y no del
220
Se volverá sobre este punto más adelante al considerar el caso de los bienes comerciables
(exportaciones).
221
Aún cuando en futuras ventas los contribuyentes puedan eventualmente cancelar estos ―saldos
técnicos‖ a su favor con los nuevos débitos, habrán de soportar el costo financiero del adelanto del
impuesto que no podrá ser recuperado.
222
Sin devolución del saldo técnico, al precio final suma el importe de 1 no devuelto de la Etapa I.
244 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
obvio resultado contable de cancelación entre débitos y créditos fiscales en el sector productor
del bien.
La PT resultaría levemente diferente si se aplicara el criterio del IVA Adición sin acreditación
de los IVA cargados en los insumos. El 8,5% de PT que surge del método Débito-Crédito que
supone devolución del crédito fiscal neto a favor del contribuyente, teniendo en cuenta los dos
ejemplos previos que suponen iguales VA totales, resulta en un valor intermedio entre la PT del
9% del Caso 1 (Maíz) y del 8% del Caso 2 (Carne). En el caso usual de no reconocerse la
devolución del crédito neto a favor del contribuyente (―saldo técnico‖), la PT resulta mayor y
también promedio de los dos casos previos, es decir, del 9%. Los resultados diferentes de ambos
productos surgen de la diferente estructura vertical del valor agregado según etapas y de la
incidencia del consumo intermedio supuesto, proveniente de producciones de sectores no
incluidos o no pertenecientes al Sector Agropecuario.
El valor de producción final con IVA incluido es 260 —equivalente a la suma de los VP con
IVA incluido del Maíz (121) y de la Carne (139)— que incluye los valores agregados generados
en la producción de los insumos y de las tres etapas del sector, es decir, 35+70+100+30 = 235, y
el IVA Neto de 25 que surge de los IVA Netos pagados por los insumos de la Etapa I (7) y por
los correspondientes a cada una de las etapas del Sector Agropecuario (18), es decir, 7+5+10+3
= 25. De allí que el valor final de venta para los consumidores o las familias resulte de 260 (o
sea, 235+25). Se insiste nuevamente en lo ya aclarado respecto a que a este resultado se arriba
debido al supuesto de traslación del impuesto hacia delante y no debido al resultado contable de
cancelación entre débitos y créditos fiscales en el sector productor del bien (contribuyentes
registrados).
Ahora bien, lo que importa a los fines de un estudio usual de presión tributaria, es observar que
en la Etapa I el Sector Agropecuario ―paga‖ o ―ingresa‖ a la Administración Federal de Ingresos
Públicos (AFIP) un importe de 5 en concepto de IVA Neto; en la Etapa II ―paga‖ 10; y, en la
Etapa III ―paga‖ 3. Las empresas que intervienen en la producción de los bienes maíz y carne,
―pagan‖ en total 18. La incidencia de estas cargas no puede identificarse naturalmente de los
245 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuadros (salvo por lo aclarado en el título), pues la pregunta relevante que habría que responder
para saber si la traslación supuesta es correcta, es ¿cuáles hubieran sido los valores agregados o
los precios finales de los bienes si el impuesto no existiera? De no existir el impuesto, los
precios finales (a los consumidores finales) o los valores agregados netos generados, podrían no
resultar los indicados en los ejemplos, circunstancia que dependerá de las posibilidades de
traslación hacia delante o hacia atrás que tengan las firmas, es decir, de las elasticidades-precio
de oferta y de demanda en el mercado. En rigor, esto importa poco a los fines de un estudio
usual de presión tributaria sectorial, pues los 18 ciertamente ingresan al Tesoro Nacional debido
simplemente a que las firmas que producen y venden Maíz y Carne son las que permiten al
Gobierno recaudar esos 18223. No obstante, estos ejemplos ―suponen‖ traslación hacia delante,
dado que se parte de un escenario con oferta infinitamente elástica al precio. En efecto, los
ejemplos presentados previamente responden exclusivamente a los supuestos que fueran
indicados en el título del presente apartado (ii).
Figura 2
Carga excedente
decir, Q1 y P1. Como se destaca en la Figura Nº 3, la introducción del impuesto reduce las
cantidades producidas y consumidas en la magnitud Q0Q1, incrementando el precio en la
magnitud P0P1. Lo recaudado por el Estado es el rectángulo remarcado por P1BCP0, que resulta
trasladado íntegramente al demandante o consumidor, pues la diferencia del precio pagado por
los demandantes antes y después del impuesto, coincide exactamente con la diferencia total
antes citada P0P1. El productor u oferente, en cambio, continúa percibiendo el precio original
P0.
Adicionalmente, se puede advertir que los demandantes sufren una ―carga excedente‖ a lo
recaudado por el Estado, indicada por el triángulo ABC. Estos triángulos son usualmente objeto
de cálculo en los estudios de incidencia tributaria y/o de estimación del costo marginal de los
fondos recaudados por el Gobierno, pero no son objeto de cálculo en la medición usual de la
presión tributaria sectorial. Lo que sí es objeto de cálculo, en lo imputable al sector bajo estudio,
es el rectángulo P1BCP0 recaudado por el Estado, bajo la premisa de que independientemente de
quien soporte finalmente la carga del impuesto, quienes ingresan el importe de la misma al fisco
son las empresas del sector. En efecto, como se observa en la figura, el supuesto de curva de
oferta infinitamente elástica al precio y curva de demanda de pendiente normal (negativa)
permite la traslación hacia delante del 100% del IVA que grava al sector. Ello significa que en
un estudio sobre ―incidencia‖ tributaria no habría que imputar nada al sector. No obstante, sigue
siendo válido computarlo en concepto de impuesto que el sector ingresa a la AFIP en calidad de
contribuyente de jure. Esta imputación podría entenderse a pesar de todo como contradiciendo
la idea predominante, debido al hecho contable de la cancelación entre débitos y créditos, y el
pago del precio final de los consumidores que incluye el impuesto, los contribuyentes de jure
(responsables inscriptos) tampoco estarían finalmente pagando nada al Gobierno. Sin embargo,
en cada etapa surgen débitos netos que deben ingresar las empresas del sector226, en tanto
algunas firmas inclusive pueden estar arrojando crédito fiscal neto a su favor no devuelto por el
Estado.
En este ejemplo, se simula el caso ―normal‖ de cualquier bien doméstico (no comerciable), en el
que se suponen curvas de demanda y oferta de pendientes decreciente y creciente,
respectivamente, como indica el título.
La Figura 3 ilustra el mismo. Como se advierte en la figura, con la introducción del IVA se
produce una brecha entre el precio que paga el demandante o consumidor (P1) y el precio neto
de IVA recibido por el oferente o productor (P2) (Sector Agropecuario). Los valores de la carga
soportada por cada uno, se ilustran con los trapezoides P1BAP0, correspondiente a los
consumidores, y P0ACP2, correspondiente al Sector Agropecuario. Ambos trapezoides incluyen
lo que recauda el Estado (el rectángulo superior que incide sobre los demandantes y el inferior
que incide sobre los oferentes), así como la carga excedente del impuesto (el triángulo superior
que afecta a los consumidores y el inferior a los productores). No obstante, según la
metodología empleada en el cálculo de la presión tributaria sectorial, el rectángulo total P1BCP2
es el imputado al sector en su calidad de contribuyente de jure.
empresa vendedora (contribuyente registrado), siguiendo los pasos indicados por la teoría de las finanzas
públicas (percusión, traslación y, finalmente, incidencia) en todos los casos analizados se parte del
impacto inicial o percusión. Se solicita al lector recordar esta llamada al momento de la lectura de las
futuras figuras de este apartado.
226
Precisamente esta es la siempre aludida ventaja del IVA respecto a un impuesto monofásico como el
IVM —aparte de la contraposición de intereses entre vendedores y compradores— pues el gobierno
recaudará al menos algo en caso de evasión en la etapa final (que sería equivalente en sus efectos
económicos a ―eximir del IVA‖ a la etapa minorista, por ejemplo).
247 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 3
El cuadro del Caso 4 ilustra sobre el resultado numérico de un ejemplo que supone una
traslación parcial hacia delante del 50%.
Partiendo de los datos del caso 3 donde con traslación total hacia delante resultaba un precio
final de 260, el precio final con IVA incluido y con traslación parcial del 50%, resulta ahora en
230 —es decir, (60/2)+200—. Ello implica una reducción del valor agregado de la cadena del
11,5% [= 1 – (230/260)].
Dado que el nuevo precio final de 230 representa el 88,5% del precio final resultante del
supuesto de traslación total hacia delante (260), necesariamente el impuesto debe ser absorbido
parcialmente por los valores agregados del sector productor de bienes agropecuarios y por el
valor agregado del sector productor de los insumos usados por el Sector Agropecuario. Esta es
la consecuencia de la traslación hacia atrás, que supone la imposibilidad de afectar el valor de
venta final no más allá de 230. Si el Sector Agropecuario no pudiera trasladar hacia atrás el
impuesto pagado por el proveedor de los insumos, entonces su valor agregado sería aún menor
al 88,5%. En el ejemplo numérico que se muestra para el Caso 4, se supone que la traslación
hacia atrás (hacia el sector productor de los insumos) es proporcionalmente similar a la
incidencia sobre el propio sector. La PT resultante es similar a la del Caso 3, pero la absorción
del costo fiscal lo asume parcialmente el Sector Agropecuario al reducirse su valor agregado en
248 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
un 11,5%, lo que implica una reducción de esa magnitud en la retribución de los factores
empleados en el sector.
El análisis diagramático y numérico que indican la caída en el valor agregado del sector incidido
por el impuesto, no especifican a qué componente en particular de ese valor agregado habrá de
ser el afectado por la medida tributaria. En este sentido, si se repasa lo sugerido por el teorema
Stolper-Samuelson227 y se modifican sus supuestos a un escenario más acorde con economías
como la de Argentina —esencialmente, considerar que la oferta del factor capital es
infinitamente elástica (no fija) y las ofertas de los factores trabajo y tierra, esencialmente
inelásticas (fijas)— el resultado indicado resulta muy sencillamente demostrable. Implicará
caídas en el salario de los trabajadores rurales de reducida movilidad regional y caídas en el
valor de la tierra, por efecto capitalización de los impuestos que gravan al sector228.
Cuando se introduce el caso de bienes exportables, se puede analizar las implicancias del IVA y
las posibles razones de la traslación hacia delante del impuesto. En este caso se introduce el
supuesto de demanda infinitamente elástica al precio de las ventas que se dirijan al exterior de
un país chico tomador de precios y, adicionalmente, se va a tener en cuenta la operatoria que
impone el IVA Destino con respecto a las importaciones.
A fin de ordenar con cierta sistematización el razonamiento de este escenario algo más complejo
entonces, se procede a analizar dos alternativas.
El Caso 5 supone producción del Sector Agropecuario destinada totalmente a las exportaciones
con ajuste en frontera (devolución de IVA por ventas al exterior); y el Caso 6, supone
producción del Sector Agropecuario destinada parcialmente a las exportaciones con ajuste en
frontera por las mismas.
En este caso, donde se grava con el IVA las exportaciones sin devolución en frontera,
claramente el Sector Agropecuario soportaría la carga de la recaudación total indicada en el
rectángulo P0CBP1, junto a la carga excedente indicada por el triángulo ABC, dado que el
precio neto a regir para el sector sería P1. Ello debido a que el precio P0 implica una demanda
infinitamente elástica. Dicho precio ya computa la existencia de retenciones, que por razones de
simplicidad se omiten en la figura. Pero al introducir el ajuste en frontera, que implica la
devolución de lo recaudado, el sector vuelve a enfrentar el precio original P0. De esta manera
desaparecen tanto el efecto directo del IVA (referido a lo recaudado) como la carga excedente
sufrida por el productor. En el cuadro del Caso 5 se mantienen los valores supuestos en el
originario Caso 3. La PT sobre el sector, no obstante, se mantiene de hecho en el 0,5%, fruto de
la no devolución del ―saldo técnico‖ supuesto en el Caso 2 (Carne).
227
Este teorema sugiere que en el caso de gravar la venta de un bien en cuya producción se utilizan
tecnologías intensivas en capital, dado el supuesto de oferta fija del factor en el modelo, el resultado de
la porción del impuesto no trasladado hacia delante (en el caso de un bien exportable dicha traslación será
nula), reducirá la retribución del capital para lograr pleno empleo del mismo, es decir, el factor deberá
absorber la carga del gravamen. Se remite al lector a lo ya estudiado en el Capítulo 5, punto 5.1., (ii), (e).
228
Cuando se analice la incidencia de los impuestos patrimoniales y el tema del valor de la tierra se
volverá a considerar este punto en particular.
249 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 4
Caso 5. Producción del sector agropecuario destinada totalmente a las exportaciones con
ajuste en frontera (devolución del iva a exportaciones)
Figura 5
Antes del impuesto, el precio neto de retenciones que enfrenta el sector es P0, que incentiva a
producir la cantidad Q0. La demanda doméstica absorbe la cantidad Q1, dejando un saldo
250 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
exportable de Q1Q0. Introduciendo el IVA sin ajuste en frontera, el sector debería soportar la
totalidad de lo recaudado —el área P0BCP1— y la carga excedente ABC. Ahora, con ajuste en
frontera, es decir, con devolución del total recaudado por el saldo exportado —el área
DBCH— el precio por lo que se exporta vuelve al nivel P0.
La parte vendida al consumo interno —el área P0DHP1— no tiene devolución de IVA como las
exportaciones; sin embargo, el sector no habrá de soportar la carga de esa recaudación, por
cuanto todo precio neto superior a P1 incentivará a desplazar producción hacia el exterior. En
efecto, las exportaciones atraídas por el precio P0 (>P1), desplazarán la cantidad Q3Q1 = GH de
la demanda interna hacia exportaciones. Esa reducción del abasto interno provocará una suba
del precio doméstico hacia P2, que indica el precio máximo que la demanda interna está
dispuesta a pagar para una cantidad ahora menor (Q3 < Q1). La nueva recaudación de IVA por
el consumo interno se reduce al área P2FEP0 = P0EGP1 < P0DHP1 en la magnitud EDHG.
Se reitera nuevamente aquí que la posibilidad de que los consumidores no soporten esta carga,
sería que el Gobierno dispusiera no gravar con el IVA las importaciones del bien exportable. En
ese caso, la curva de demanda externa (valor FAS, neto de retenciones) cumpliría un rol
simultáneo de demanda infinitamente elástica al precio y de oferta infinitamente elástica al
precio, lo que implicaría la imposibilidad de traslación hacia delante o hacia atrás del IVA
interno, pues todas las ventas estarían enfrentando un nivel de precio P0. Pero, en tal caso, el
Sector Agropecuario exportaría la totalidad de su producción (evitando de esta manera pagar
absolutamente nada de IVA) y la demanda doméstica estaría importando todo su consumo
(evitando también pagar el IVA). El Gobierno no recaudaría nada por el IVA, circunstancia que
implicaría en los hechos extender el tratamiento de ―tasa cero‖ a todas las ventas del sector.
Ahora, la PT se reduce al 6% en lugar del 8,5% del Caso 3; es decir, alrededor de un tercio
menor, debido a la participación del 30% en el agregado total de las exportaciones, o del 70%
de las ventas al mercado interno (con redondeos: 8,5% x 0,70 = 6%).
251 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 7
Pero antes de entrar al análisis específico de la cuestión fiscal, analizaremos los enfoques que se
utilizan para el estudio de la cuestión distributiva de la riqueza o el bienestar, observando
esencialmente la manera en que el ingreso de un país se distribuye dentro del grupo social o
colectivo de referencia.
El análisis de la distribución del ingreso puede enfocarse desde el punto de vista funcional,
personal o regional.
El enfoque funcional fue la manera en que los autores clásicos (Adam Smith, Stuart Mill, David
Ricardo, Carl Marx) solían estudiar los temas económicos y sociales. Es obvia la preocupación
de esos autores —parte economistas, parte sociólogos-moralistas y parte filósofos— por la
cuestión distributiva funcional, dada las circunstancias histórico-políticas que vivieron en su
tiempo: una revolución industrial que modificaba de manera acentuada y bastante rápidamente
la estructura social vigente desde la edad media, con características que iban acentuando la
desigualdad social (capitalistas y trabajadores) y, ligada a ella, la distributiva.
La distribución personal del ingreso estudia la manera en que el ingreso total se distribuye entre
las personas independientemente de su rol productivo o el lugar o región donde ellas viven. En
este caso se intenta diferenciar en subgrupos o subconjuntos a las personas del gran colectivo
según categorías de menor a mayor ingreso per cápita.
Este tipo de análisis es el que en los tiempos modernos es mayormente utilizado, pues hay
indicios importantes en las décadas más recientes sobre la existencia de personas con diferentes
niveles de ingreso que coinciden no obstante en el rol productivo que desempeñan en la
economía y/o que conviven en una misma región.
registrar asimetrías distributivas del ingreso, territorialmente acentuadas, según los pueblos que
habitan en cada región dentro del país de referencia. Este es un tema de especial consideración
en el abordaje de las cuestiones ligadas al federalismo fiscal.
En los puntos que siguen se dará particular atención al enfoque de la distribución personal del
ingreso, dejando para el capítulo referido a federalismo fiscal el tratamiento de las asimetrías
regionales. Ambos parecen ser los aspectos de mayor relevancia en el mundo actual.
(i) Las metodologías para la medición de la distribución del ingreso. La curva de Lorenz
y el coeficiente de Gini
Un rápido repaso de las técnicas empleadas en la medición de la distribución del ingreso entre
las personas ha sido por años el intentar definir un conjunto de categorías o estratos de ingreso
en los cuales se ubicaban las personas que denunciaban —sea de manera directa o a través de la
observación indirecta según determinados datos, parámetros o indicios recabados a través de los
censos o encuestas diseñadas a tal fin— pertenecer a una u otra categoría o estrato.
Cuadro 1
c) Aún salvando los temas técnicos previos, el armado sobre la base de tramos
discretos predefinidos, dificulta la posibilidad de la comparación de los resultados
con otras encuestas, sean éstas de orden temporal dentro de una misma jurisdicción
o grupo social o de corte transversal entre jurisdicciones o diferentes grupos
sociales. No habrán de ser similares muy posiblemente los valores de los tramos del
ingreso pasadas décadas o más años, sea por cambio en el valor de la moneda o por
cambios importantes en esa misma estructura. Los tramos relevantes de una década
pueden no ser significativos en décadas anteriores o posteriores. A su vez, los
estudios de diferentes técnicos definiendo tramos con diferente diseño, dificultan
naturalmente el análisis comparativo. En este sentido, debe tenerse en cuenta que
estos estudios tienen especial importancia cuando se cuenta con la posibilidad de las
comparaciones intertemporales o intrajurisdiccionales o entre grupos sociales o
colectivos diferentes, para sacar una conclusión definitiva sobre la realidad propia
de cada grupo social.
En virtud de estos inconvenientes la técnica más moderna adopta otro tipo de ordenamiento de
las personas. Se trata de definir ―percentiles‖, usualmente ―deciles‖ o ―quintiles‖, es decir,
agrupar a las personas en los niveles de ingreso en tramos del 10% o del 20% de la población,
desde los percentiles más bajos a los más altos.
La planilla de resultados finales tendría en este caso la configuración mostrada por el Cuadro 2:
Cuadro 2
Esta manera de armar los datos permite resolver la mayoría de las dificultades expuestas en el
caso de los tramos discretos predeterminados. Esencialmente permite la comparación entre
resultados obtenidos en diferentes años o décadas y/o entre diferentes jurisdicciones o países, en
diferentes años o décadas. O sea permite la comparación intertemporal y de corte transversal,
sin necesidad de encontrar diferencias de criterios en la diferenciación entre grupos sociales de
cada colectivo. Se reduce enormemente la comparación de las monedas o signos monetarios a
excepción de los valores absolutos del ingreso total o per cápita. Pero resulta posible efectuar
comparaciones de la estructura relativa de la población según los quintiles indicados en el
cuadro y las distancias relativas entre los mismos.
254 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Existe asimismo una manera gráfica de exponer los resultados de estas mediciones. La conocida
curva de Lorenz es la empleada a este fin.
Figura 1
Curva de Lorenz
100% A
0% 100%
C 50% B
Porcentaje Acumulado
de la población
Los registros usuales de los estudios van a registrar la ―curva de Lorenz‖ que es la curva que
une el punto C con el A en el cuadrado y triángulo inferior ABC. La interpretación que hay que
extraer de los datos del cuadro y de la gráfica pertinente es que cuanto más alejada se encuentre
la curva de Lorenz de la línea de equidistribución, más ―desigualitaria‖ será la distribución del
ingreso en el grupo social de referencia. A la inversa, cuanto más cercana es la curva de Lorenz
a la línea de equidistribución, más ―igualitaria‖ será la distribución del ingreso registrado en el
estudio.
Existe asimismo una medida cuantitativa del grado de igualdad o desigualdad en la distribución
del ingreso a partir de los datos del cuadro y la gráfica de Lorenz: el coeficiente de Gini.
El coeficiente de Gini mide la relación entre el área comprendida entre la curva de Lorenz y la
línea de equidistribución respecto a la superficie del triángulo ABC. La formulación matemática
para mediar esa relación puede adoptar varias formas algebraicas. De la literatura sobre el tema
se extraen diferentes formatos de medición; citando dos de ellas, una más desarrollada en
argumentos, una intermedia y una versión simplificada. La primera:
255 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde:
Y● es el Ingreso promedio
N es la población total
Donde:
N es la población total
La tercera 229:
n
(3) Gi = ∑ [(Yi+1 * Pi)/100.000] - [Pi+1 * Yi)/100.000)]
i=1
Donde:
Yi+1 = es el ingreso del percentil (decil, quintil) i +1 (el de nivel de ingreso superior o siguiente
al i)
El divisor 100.000 se lo utiliza para eliminar decimales y puede contener una mayor o una
menor cantidad de ceros, dependiendo del tamaño de la población.
(4) 0 ≤ Gi ≤ 1
Cuando el Gini se acerca a 1 se estará registrando una fuerte desigualdad en la distribución del
ingreso; a la inversa, a medida que el Gini se reduce y se acerca a 0, la distribución será más
igualitaria.
229
Utilizada por el INDEC. Más adelante se presenta un ejemplo numérico sencillo de su aplicación.
256 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Nótese que en lo afirmado sobre estos resultados alternativos se utilizó la expresión ―más
igualitaria‖ o ―menos igualitaria‖, es decir, se ha omitido emplear el término de ―más
equitativa‖ o ―menos equitativa‖, pues el juzgamiento de lo que se considere ―justo‖ o
―equitativo‖ en materia distributiva está sujeto a la percepción subjetiva de cada individuo o
persona (sea un trabajador de bajas calificaciones, otro de altas calificaciones, un profesional
con formación económica, un ingeniero, un abogado, un filósofo-moralista, un religioso, una
ama de casa, un diputado, presidente, rey o emperador).
Lo afirmado, por cierto, no parece coincidir con la mayoría de las expresiones que es posible
encontrar en artículos académicos y/o en notas periodísticas que tratan este tema, y en la opinión
de una gran cantidad de personas pertenecientes a las variantes citadas como ejemplo entre
paréntesis. Ante la pregunta sobre si se considera equitativo tender a una igualación en materia
distributiva, es altamente probable que la respuesta sea afirmativa.
Sin embargo, a pesar de esta divulgada idea es altamente probable también que no se encuentre
demasiado consenso a la hora de fijar el número ―equitativo‖ de la igualdad. Todo depende del
juicio de valor que reine en la conciencia de cada persona o de cualquier político o funcionario
público que deba adoptar decisiones sobre políticas públicas. Por ello, más adelante se explora
precisamente cuáles han sido los criterios que la literatura ha podido elaborar sobre el
juzgamiento del criterio de equidad o de lo que se considera justo en materia distributiva. Se
verá entonces que dependiendo del criterio, distintas habrán de ser las políticas a sugerir, sea en
materia tributaria o fiscal en general, o de otras políticas que habrán de modificar la distribución
del ingreso.
(ii) Extensiones del empleo del coeficiente de Gini para la medición del impacto de la
política fiscal
(5) Kg = Gia - Cg
(6) Kt = Ct - Gia
Donde:
Los índices de concentración del gasto y de los impuestos se calculan como la diferencia entre
el área comprendida entre la línea de equidistribución o de perfecta igualdad y las respectivas
curvas de concentración (del gasto y de los impuestos), respecto al área debajo de la línea de
perfecta igualdad. Las curvas de concentración, por su parte, indican la proporción total del
gasto o de los impuestos que recibe o paga, respectivamente, la población con un ingreso menor
o igual que cierto valor x.
Donde t es la presión tributaria (T/PIB) —o sea lo pagado por impuestos respecto al producto
interno bruto— y g el tamaño del gasto en términos del PIB (o sea, G/PIB)230.
El empleo del coeficiente de Gini puede que plantee limitaciones en cuanto a poder arribar a un
juicio único o excluyente de cualquier otro, aún en el campo de la subjetividad que el número
en sí pueda significar a cada persona que analice el punto, como ya se aclarara en el apartado (i).
Como se explicará luego, de igual manera puede conducir el empleo de otro tipo de indicador
como el denominado ―coeficiente de variación‖ (ζ).
El coeficiente ζ corresponde a una medida usual utilizada en la técnica estadística que intenta
medir cuantitativamente el grado de representatividad que tiene cierto ―valor promedio‖ que se
obtiene de la observación de determinado universo de datos referidos a cierta variable. La
manera de su cálculo es la siguiente:
donde:
Y● es el ingreso promedio
n es el número de percentiles
N es la población total
Como se observa en la expresión (8) la sumatoria que está dentro de la raíz cuadrada contiene la
medición de las distancias observadas entre el ingreso de cada percentil j con el promedio. Dado
230
Para extensiones ver Porto y Cont (1996) y Ahumada et al. (1994).
258 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que en los casos de los percentiles correspondientes a la población de bajos ingresos estará por
debajo del promedio, habrán diferencias con signo negativo junto a otras de signo positivo que
serán las pertenecientes a los grupos con ingresos mayores al promedio, por ello, para poder
sumar esas diferencias (las positivas con las negativas), que es lo que interesa en el cálculo, cada
una de ellas se las eleva al cuadrado de manera de neutralizar los signos negativos, y luego
aplicar la raíz cuadrada y anular esa potenciación.
(9) ζ≥0
El uso del coeficiente de Gini o el coeficiente de variación o dispersión dan una visión
―promedio‖ de la mayor o menor igualdad en el nivel de ingreso pero ciertamente no informa
sobre situaciones comparativas entre los diferentes percentiles. Esto puede ejemplificarse
suponiendo dos curvas de Lorenz correspondientes a dos momentos del tiempo de una sociedad
de referencia o de la comparación entre dos sociedades diferentes en un momento dado.
Figura 2
Curva de Lorenz
100% A
Porcentaje
Acumulado
del ingreso
50%
Curva (1)
Curva (2)
0% 100%
C 50% B
Porcentaje acumulado de la población
Figura 3
Curva (1)
Curva (2)
Para reforzar el sentido del ejemplo, imagínese que esa diferencia de alejamiento disímil, genera
entre ambas curvas similares áreas de separación (el área de diferencia o separación del primer
tramo igual al área del segundo tramo). En este caso, los coeficientes de Gini y el de variación
deberían arrojar similar guarismo, es decir, la dimensión de la desigualdad en la distribución del
ingreso sería similar en una y otra curva. Pero es claramente diferencial la situación en las clases
bajas y medias de la sociedad con relación a las clases superiores de los percentiles respectivos.
Si se diera el ejemplo supuesto, se estaría verificando una desmejora en el ingreso de las clases
bajas correspondientes a la mitad de los percentiles y una mejora de las clases medias
correspondientes a la otra mitad de los percentiles. Ambos cambios de desmejora y de mejora se
compensan dado de todas maneras un coeficiente similar. El resultado de la comparación resulta
ambiguo: sería más desigualitaria en el primer tramo (o sea la modificación sería ―regresiva‖),
en tanto resultaría más igualitaria en el segundo tramo (o sea la modificación sería
―progresiva‖). Surge entonces la necesidad de buscar otra manera de calificar esas diferencias
contrapuestas entre percentiles y que esa calificación pueda conducir finalmente a identificar un
coeficiente representativo.
Donde:
231
Atkinson en rigor utiliza una expresión formalmente algo diferente pero que no modifica el sentido
matemático de la expresión (10), al utilizar el ponderador 1-ε en lugar de α, o sea, α = 1- ε, es decir:
Siendo el ingreso medio, el ingreso individual (i = 1, 2,..., N). Ver Atkinson (1970), op. cit.
260 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(11) - ∞ ≤ α ≤ 1
Los casos extremos han sido adjudicados a dos maneras o visiones extremas —valga la
redundancia— de considerar la aversión a la desigualdad, el de la visión ―benthamiana‖ para el
valor 1 y el de la visión ―rawlsiana‖ para el valor - ∞.
La versión benthamiana es la posición ordinalista por la que se entiende que dado que
cardinalmente es imposible medir la utilidad que el ingreso genera en las personas, lo
importante como objetivo de toda sociedad es maximizar el crecimiento del ingreso medio y/o
total, independientemente de la manera en que ese ingreso queda finalmente distribuido entre
ellas.
Una aclaración importante señalada en Creedy (1998), es que la función W de la expresión (10)
debe interpretarse como la ―valuación social‖ de la sumatoria de ciertos niveles Yi del ingreso
por percentil i, y no debiera confundirse con el bienestar social total de una sociedad, a pesar
que se utilice la identificación W y la expresión de la misma como ―bienestar social‖. Es
simplemente el término dado a la función por la cual se formula un juicio valorativo de la
distribución del ingreso, el juicio valorativo que le asigna el analista.
Para comprender las dos visiones, valga un ejemplo numérico sencillo. Por ejemplo, dadas tres
personas con una distribución del ingreso total de 100 en 20, 30, 50, y otra distribución de 110
en 10, 40, 60, esta última será la preferida o más valorada por una visión benthamiana, a pesar
de que la participación del más pobre se ha visto reducida. En cambio en la visión rawlsiana,
una distribución del ingreso total de tres personas de 100 en 20, 30, 50 y otra de similar de 100
pero con una distribución de 25, 25, 50, preferiría a esta última. Más aún, si se diera el caso que
la segunda alternativa diera un ingreso total de 90 distribuida en 25, 25, 40, puede valorizarse
más que la primera, simplemente por efectuar una ponderación valorativa favorable a la mejora
de la participación del pobre, no obstante el ingreso total ser menor que el anterior.
La Figura 4 expresa esta visión diferencial a la que aluden los dos ejemplos previos. Se trata de
recordar los dos teoremas famosos que se han enunciado en Economía del Bienestar. El primer
teorema expresa que si no existen rendimientos crecientes a escala ni externalidades en la
producción y/o consumo, hay información completa y existe competencia perfecta en todos los
mercados, el punto de equilibrio será pareto-eficiente.
261 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
262 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 4
Suponiendo que el mercado bajo los supuestos del primer teorema de Economía del Bienestar
ubicara a la distribución del ingreso en el punto A (punto observado), dado que toda la línea
remarcada en amarillo refleja la frontera de posibilidades de utilidad para los dos individuos—
el individuo (1) rico y el individuo (2) pobre— en la visión benthamiana no se diferenciaría
entre los puntos A y el punto O*, dado que ambos arrojan igual nivel de utilidad. No habría
justificativo alguno para redistribuir ingresos entre ambos individuos. La función objetivo debe
ser en esta visión expandir esa frontera para poder alcanzar puntos fuera de posibilidades según
el diagrama, como el punto C, aún cuando ello acentúe la desigualdad en la distribución del
ingreso entre ambos individuos. En la visión rawlsiana, en cambio, adoptaría el criterio de
desplazarse desde el punto A al punto O* (el ―óptimo optimorum‖ en la versión ―a lo
Bator‖)232, pues la ponderación a favor del pobre lo llevaría a ese punto de equilibrio valorativo
según la W*, máximo nivel alcanzable por la función W. El criterio adoptaría como válido al
segundo teorema de Economía del Bienestar que establece que si se verifican los supuestos
antes mencionados, a saber: no existen rendimientos crecientes a escala, ni externalidades en la
producción y/o los consumos, y hay información completa y competencia perfecta en los
mercados, es posible instrumentar sin costos un sistema de impuestos y subsidios de suma fija,
entonces, cualquier asignación de recursos pareto-eficiente puede ser alcanzada, en este caso
significa pasar del punto A al punto O*. Pero la visión rawlsiana va más allá aún, planteando un
típico dilema de trade-off entre eficiencia y equidad, cuando valorice al punto B como más
socialmente justo que el punto A, pues por el punto B pasa una curva de nivel de la función W
más alta que la W0.
El segundo teorema del bienestar es hoy discutido en la literatura por ser extremadamente
restrictivo o fuerte en términos de los supuestos en los que se basa. No tanto en cuanto a los
inicialmente indicados, sino en el planteado al final respecto a la posibilidad de introducir
transferencias de nivelación sin efectos de incentivo alguno, por ejemplo en el caso del paso del
punto A al O*. Este supuesto de no incidencia asignativa de los lump-sum (transferencias con
impuestos y/o gastos de suma fija) supone la existencia de factores fijos y economías cerradas,
circunstancias que dramáticamente no son verificadas en el mundo moderno globalizado, con
fuerte movilidad de bienes, servicios y factores de la producción, a excepción del factor fijo
tierra233.
(12) D = 1 – Y*/Y●
Donde:
232
Bator (1958).
233
Luego, en este mismo capítulo se tratarán los ―límites a la redistribución‖, donde el primero a plantear
va a ser precisamente los ―límites económicos‖ de la política redistributiva del ingreso.
263 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
D es el coeficiente de desigualdad
(13) 0 ≤ D ≤ 1
La definición de Y* es nuevamente una definición normativa que contiene el juicio de valor del
analista. La fórmula para estimarlo es la siguiente:
n
Se trata de una derivación de la expresión (10) y expresa la valorización monetaria del ingreso
per cápita de la sumatoria de todos los ingresos de los percentiles (deciles, quintiles) modificada
por la ponderación del parámetro α que asigna el analista, que arrojaría un nivel de ―bienestar
social‖ equivalente al que arroja la distribución del ingreso actual.
Figura 5
―bienestar social‖ al menos equivalente al que arroja la distribución del ingreso actual pero
mejorando la situación relativa del pobre. Este criterio induce a una igualación total siguiendo
por lo tanto la recta de expansión de la curva de indiferencia correspondiente a una función
Maxi-Min, que parte del punto original observado A.
Debe remarcarse en este punto finalmente, que el comportamiento esperado de las políticas
redistributivas en cualquiera de las tres definiciones que se han sugerido respecto a las curvas de
indiferencia social, en el sentido de la posibilidad de desplazamiento a lo largo de las mismas
ante cambios en la distribución del ingreso debido a transferencias desde los ricos a los pobres,
se basa en el segundo teorema enunciado por la teoría de Economía del Bienestar. Se trata de las
transferencias de suma fija, que no provocan reacciones asignativas de los agentes económicos
afectados por dicha política. No hay respuesta alguna a los incentivos o descincentivos que
provoca esa política. Por ejemplo, que se verifique lo que muestra la Figura 6.
Figura 6
La Figura 6 muestra un posible efecto sobre los incentivos que podría provocar una
redistribución del ingreso desde los ricos hacia los pobres, tomando como ejemplo la propuesta
rawlsiana de maximizar el bienestar de los pobres. El movimiento esperado en el largo plazo
del pasaje desde el punto A al B, puede causar un desincentivo importante sobre el esfuerzo
laboral y/o productivo y de inversión de los ricos, circunstancia que se traduciría en una
reducción del ingreso total que provocaría un pasaje no deseado del nivel de utilidad U0 al nivel
U‘, es decir, el pasaje del punto B al C.234 Tanto los ricos como los mismos pobres habrán de
sufrir una caída de su ingreso y de su utilidad. Esta es en realidad la preocupación benthaniana
sobre la visión de α = 1, o su neutralidad en cuanto la distribución del ingreso entre las personas
—recordando que Y* = Y●— asegurando el objetivo de maximizar la ―utilidad total‖, que
en el caso del ejemplo se vería afectada negativamente. Sobre este tema se vuelve luego al
considerar los límites económicos a la redistribución.
En los puntos previos se hizo mención a que la política distributiva puede ciertamente encararse
con la política fiscal, es decir, a través del sistema tributario y/o a través del sistema
presupuestario del gasto público. En realidad, usualmente se suelen escuchar propuestas de
reformas tributarias tendientes a acentuar la progresividad del sistema. Sin embargo, por las
razones que se analizaran en los capítulos previos, la alternativa de hacer la distribución más
progresiva parece ser mucho más eficaz y eficiente hacerlo mediante la política del gasto
focalizado hacia los más pobres, y no tanto por el sistema tributario, cuya progresividad puede
234
El ejemplo podría extenderse a las otras dos maneras de definir la curva de indiferencia social, las que
se verían desplazadas hacia el origen también.
265 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ahora bien, la política de utilizar el gasto con un instrumento de alto contenido de fin
redistributivo, puede diseñarse mediante dos métodos: el universal y el focalizado.
El criterio de subsidio universal es el método por el cual todo el universo social de referencia
recibirá similar nivel de subsidio. Es decir, el subsidio lo reciben los pobres pero también los
ricos. Sin dudas la reacción inicial es de sorpresa, pues ¿a quien se le puede ocurrir subsidiar a
los ricos? Como veremos enseguida, el subsidio universal a pesar de subsidiar a los ricos mejora
la distribución del ingreso y su explicación es muy sencilla: el monto del subsidio en términos
relativos al ingreso del pobre resulta muy superior al mismo subsidio absoluto, pero en términos
relativos al ingreso para el rico.
La ventaja que tiene el método es que la ―universalidad‖ aparentemente evita que ningún pobre
quede excluido del subsidio. La desventaja es que pueden de todas maneras existir grupos
sociales marginados que ni siquiera tengan el nivel de conocimiento y la posibilidad de llegada
a los entes administrativos del Estado para exponer su situación de ciudadano elegible para
recibir el subsidio. Pero la desventaja mayor es el costo fiscal al que se asume por subsidiar a
los ricos, aspecto crucial cuando el Estado enfrenta restricciones presupuestarias importantes
teniendo en carpeta muchas necesidades colectivas a resolver.
De ambos métodos, sin embargo, el criterio focalizado demuestra ser absolutamente superior al
universalista en contextos de desarrollos tecnológicos en informática bastante difundidos en las
administraciones públicas, los esfuerzos al combate de la informalidad y, asimismo, a través el
ejercicio rutinario del mecanismo del voto democrático, pues la identificación de los padrones
va mejorando substancialmente con ese desarrollo tecnológico e institucional. Sujetar el
subsidio al comportamiento social y civil de los ciudadanos incentiva la formalidad y ―acerca‖
al ciudadano de menores recursos y menor educación a los entes del Estado.
Veamos ahora un ejemplo sencillo que demuestra el efecto de la política fiscal sobre la
distribución del ingreso utilizando el método universalista. En el Cuadro 3 se muestra el caso
de dos grupos de familias, las pobres y las ricas, con diferentes niveles de ingreso totales (Y) y
per cápita (Ypc), asumiendo similar cantidad de personas (N) en cada grupo.
235
La discusión sobre esta afirmación se trata más adelante.
236
El lector podrá asimismo encontrar propuestas de este tipo de subsidio a la demanda para el caso de la
educación universitaria en Piffano (2005). En el Capítulo 7, apartado 7.6. y sus Apéndices 3 y 4, se
presenta el estudio sobre el mecanismo del ―bono alimentario‖ propuesto.
266 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
El ejemplo supone una presión tributaria sobre el ingreso (T/Y) proporcional, es decir, el
sistema tributario es neutral en materia distributiva. Sigue lo recaudado de cada grupo (T) y
luego el gasto público (G) que se suponen de nivel igual, o proporcional a la población, para
pobres y para ricos (criterio universalista).
Como queda indicado seguidamente, el nivel del gasto en términos del ingreso (G/T) que
resulta mayor en los pobres que en los ricos. Luego se indica la presión tributaria per cápita
(Tpc = T/N) que resulta proporcional, aunque en valores absolutos por cierto mayor en los
ricos, y la relación gasto/ingreso per cápita (Gpc = G/N) que debido al criterio universalista es
similar en los dos grupos.
a) El residuo fiscal —diferencia entre lo que el Estado le quita a cada grupo mediante los
impuestos menos lo que les devuelve a ambos grupos con el gasto público— es positivo en los
pobres y negativo por similar importe para los ricos. Ambos cancelan de manera que la
transferencia deja neutral o en equilibrio a las finanzas del Estado.
b) El ingreso después de la política fiscal ha mejorado en un 40% en los pobres y ha reducido
un 8% el ingreso de los ricos.
c) Midiendo el coeficiente de Gini aplicado a la situación anterior a la política fiscal arroja un
valor de 0,40 en tanto que el Gini después de la política fiscal se reduce a 0,32.
En resumen queda claro que una política universalista en materia de gasto público con un
sistema tributario proporcional (no progresivo) constituye de todas maneras una política
progresiva. Sin embargo, el resultado sería muchísimo más progresivo, sin dudas, si la política
fiscal combinara un gasto público focalizado —dirigido solamente a las familias pobres— y un
sistema tributario progresivo.
En el Cuadro 4 se resume una nueva política fiscal comparativa con la situación inicial.
267 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 4
Datos Yp Yr Total
N 100 100 200
Y1 1.000 5.000 6.000
Ypc1 10 50 30
T/Y 5% 23% 20%
T 50 1150 1200
G 1200 0 1.200
G/Y 120% 0% 20%
Tpc = T/N 0,50 11,50 12
Gpc = G/N 12 0 12
RF = Tpc - Gpc 11,50 -11,50 0
Yp2 21,50 38,50 30
Y2 2.150 3.850 6.000
Gini 1 0,10
Gini 2 0,22
En el mismo se incluye el resultado simulado previamente y se agregan dos resultados más: uno
conteniendo el cambio de la política fiscal por el cual solamente se elimina el subsidio a los
ricos, concentrando todo el gasto en asistir a los pobres; y otro al que a esa decisión de gasto
focalizado se le agrega un sistema tributario progresivo consistente en bajar la presión tributaria
de los pobres a la mitad, es decir, a solamente el 5%, elevando la presión tributaria sobre el
ingreso de los ricos del 20% al 23%. El resultado diferencial de estas tres políticas puede
observarse en la Figura 7.
Figura 7
268 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es evidente que la reforma en el gasto focalizado tiene una incidencia notable sobre la mejora
en el bienestar de los pobres, en tanto que la modificación del sistema tributario no ejerce
similar incidencia. Ello se explica sencillamente por el monto reducido que el Estado recaudaba
desde el inicio de las familias pobres, concentrando el rendimiento tributario básicamente en los
ingresos de los ricos, que era 5 veces superior a lo recaudado de los pobres con el sistema
proporcional, relación que sube a 23 veces, con la política tributaria progresiva.
En las secciones previas se han analizado las metodologías diseñadas para la medición de la
desigualdad en la distribución del ingreso y la manera en que se puede introducir explícitamente
coeficientes que permitan ―ponerle números‖ a la nula, a la menor o a la mayor ponderación de
posibles cambios para, o bien dejar la realidad distributiva tal cual es y solo preocuparse por
elevar el nivel general de bienestar (ingreso total); o, por el contrario reducir, mediante
transferencias entre personas o grupos sociales, las asimetrías observadas en la distribución del
ingreso.
Pero las opciones o intensidades que se postulen para las transferencias de nivelación, de
considerarse justo llevarlas a cabo claro, deja una incógnita no resuelta por el momento sobre
las características de esas transferencias, tanto en su magnitud como en la manera de ser
instrumentadas, en cuanto a cobertura y progresividad. Y lamentablemente, como sugiere un
viejo refrán popular: ―en el detalle está el diablo‖.
Es que adoptar un cierto valor de α va a estar de alguna manera inducido por el criterio que
el analista adopte sobre qué patrón distributivo se considera ―justo‖.
De ese patrón, de lo que se defina como justo, se derivarán diferentes políticas tributarias o
fiscales en general. La literatura ha rescatado aportes en este tema de una cantidad importante de
economistas, filósofos, moralistas, sociólogos, religiosos, y políticos, quienes han sugerido
diferentes visiones en esta materia. Una sistematización de esos aportes es la siguiente237:
Los tres primeros derivan de posiciones originarias desarrolladas por los autores clásicos y
algunos de sus seguidores, en tanto que los tres siguientes a versiones algo más modernas.
237
En base a Musgrave y Musgrave (1992), Nuñez Miñana (1994) y desarrollos propios.
269 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Siguiendo el enfoque smithiano clásico original, la distribución del ingreso que se registra en
cualquier economía es el resultado de la aplicación de los factores a la producción de bienes y
servicios. La retribución que el mercado determina mediante el precio de esos servicios mide
monetariamente el valor de lo que el respectivo factor ―ha contribuido a generar‖ en la
economía. Como consecuencia, lo justo es que cada persona goce del producto social generado
acorde a su participación en el logro del mismo, es decir, el ingreso obtenido por su trabajo o su
capital puesto a producir; esa es exactamente la magnitud justa de lo que cada persona puede
pretender consumir del producto social.
Aún cuando lo enunciado coincide con la noción de precio igual al costo marginal, aquí no se
trata del enunciado de un principio pareto-eficiente, sino de un criterio de justicia por el cual se
juzga como justo que nadie pueda pretender consumir algo que no resulte equivalente a lo que
haya contribuido a generar. De allí que un enunciado general a este principio podría ser: ―a cada
cual según lo que haya contribuido a generar‖.
Por cierto que lo que cada persona haya podido contribuir a generar, habrá de depender del
valor que el mercado le asigne a esa contribución (retribución marginal de los factores), como
de la cantidad o dotación de factores que cada persona posee. De allí que el criterio lo defina
como ―el de las dotaciones‖.
Una variante del criterio clásico es la enunciada por Joan Robinson, economista de la escuela de
Cambridge, quien adelantara su aceptación al criterio de las dotaciones pero con una condición:
que se confirme la existencia de competencia perfecta en todos los mercados. Pareciera raro que
una economista de la corriente ―radical‖ (en sentido inglés, radical o de izquierda) aceptara esta
postura sujeta al buen comportamiento de los mercados. La explicación es muy sencilla.
Robinson sospechaba que los mercados laborales pudieran estar plagados de conductas
―monopsónicas‖ de parte de los empresarios capitalistas. Un empresa monopsónica en el
mercado laboral implica que el empleador enfrenta en soledad la oferta laboral total pudiendo en
tal caso maximizar sus beneficios de manera de pagar un salario que en valores sociales no
equivaldría a lo que el factor trabajo estaría contribuyendo al producto social, sino algo menos.
Figura 8
La demanda derivada por trabajo (DL) mide la contribución marginal que ocasiona al
empresario empleador el trabajo de sus trabajadores; de allí que en la ordenada se mida no solo
270 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
w (salario) sino también el Valor de la Productividad Marginal Física del Trabajo (VPMFL). La
pendiente negativa de la curva da cuenta de los rendimientos decrecientes del empleo del factor
dada una inversión hundida (K) en la empresa. La oferta laboral de los trabajadores (OL) indica
el precio mínimo exigido por los trabajadores para aceptar el puesto de trabajo (valor de reserva
del factor trabajo) y la curva de línea entrecortada (Wmg) mide el gasto salarial marginal al que
debe incurrir el empresario empleador a medida que decide incorporar un trabajador más a su
empresa.
El área sombreada en azul mide el beneficio de explotación laboral que apropia el empresario
monopsonista. Pero desde el punto de vista de la eficiencia asignativa, la sociedad estaría
sufriendo una pérdida equivalente a los dos triangulitos coloreados en rojo, que medirían la
―carga excedente‖ de la conducta monopsónica. Los trabajadores sufrirían una pérdida igual al
rectángulo que figura debajo del azulado más una parte de esa carga excedente pedida por el
triangulito inferior coloreado en rojo. El empresario pierde el triangulito superior coloreado en
rojo, pero esa pérdida es más que compensada por el excedente que gana con la retribución del
factor por debajo de su contribución (la diferencia entre el área coloreada en azul versus el
triangulito superior coloreado en rojo).
Robinson, en conclusión, diría: hay que redistribuir ingreso a favor de los trabajadores
explotados por el monopsonista. No es posible aceptar la retribución del mercado como una
medida de la contribución del factor a la economía.
Otra variante del criterio de las dotaciones es la diferenciación que también surgió en el Reino
Unido entre los conceptos de ―renta ganada‖ y ―renta no ganada‖. Esta diferenciación se
utilizó para justificar un trato diferencial de las fuentes en el impuesto a los ingresos (nuestro
Impuesto a las Ganancias) —entre las ganancias provenientes de la fuente trabajo respecto de
las ganancias provenientes del retorno del capital—. Se entendía que las ganancias provenientes
del empleo laboral era una renta ―ganada‖ por el esfuerzo personal, en tanto que la renta
proveniente del empleo del capital era una renta ―no ganada‖, pues no habría esfuerzo personal
incurrido. Por cierto que el concepto no tiene en cuenta que el aprovechamiento de la aplicación
del capital a la producción ha sido posible por un esfuerzo de trabajo y ahorro (o no consumo)
previo, sea de parte de la generación contribuyente actual o proveniente de generaciones
anteriores que dejaron sus bienes en manos de sus derechohabientes. Pero eso no importa para
este criterio; para sus sostenedores no parece justo asimilar a alguien que solamente espera que
le informen sobre las acreditaciones en su cuenta bancaria de las ganancias de su empresa, a las
personas que diariamente deben hacer el esfuerzo de trabajar para ese u otros empresarios.
Lo curioso a destacar sobre este criterio es observar el cambio operado más recientemente
respecto a este trato diferencial. Por factores derivados de la globalización mundial y el interés
de los gobiernos nacionales de cada país en fomentar la entrada de capitales de inversión
directa, el trato se ha planteado de manera inversa: la renta proveniente del trabajo es gravada de
mayor medida que los retornos del capital. Esto motivó la introducción del Impuesto Dual a la
271 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Renta, como hoy opera en el Uruguay, país que hasta no hace mucho tiempo, corresponde
enfatizar, se había abstenido de gravar la renta proveniente del trabajo personal.
Esta variante acepta el criterio de las dotaciones sujeto a la condición que, ex ante, se verifique
un escenario de igualdad de oportunidades para la obtención de ingreso. Igualdad de
oportunidades se entiende como la posibilidad mínima de acceso a la educación y la no
discriminación en el mercado laboral, aunque este criterio puede extenderse a la dotación inicial
de otros factores, como el stock de riqueza, circunstancia que podría justificar la imposición a
las herencias. En el extremo podría inclusive reconocerse diferencias de trato debido a
características adquiridas o innatas.
Este criterio se remonta al siglo XIX cuando se planteó el enfoque cardinalista de la utilidad, y
la formulación benthamiana de buscar como objetivo social la maximización de la utilidad total
de la comunidad. La redistribución solamente se justificaría si se logra aumentar la utilidad
total.
El enfoque parte de una definición normativa de la función de utilidad del ingreso que supone:
utilidad total creciente para niveles crecientes del ingreso y utilidad marginal decreciente, según
ya se explicara en el Capítulo 5, apartado 5.3.
En base a esa definición normativa de la función de utilidad del ingreso, el enfoque cardinalista
asegura la posibilidad de la comparación interpersonal de la utilidad, en tanto la misma función
es aplicable a todos los individuos.
Dado que los individuos seguramente tendrán diferentes niveles de ingreso, el principio
utilitarista induce a justificar redistribuciones, incluso hasta el extremo de avalar una
distribución igualitaria del mismo, como se verá enseguida. Pero la redistribución debe
garantizar el objetivo de maximización de la utilidad total, es decir, que este objetivo no se vea
reducido o coartado por vía indirecta a través de desincentivos a generar riqueza.
Seguidamente se describen las variantes del criterio, las que precisamente fueron planteadas con
relación a cómo distribuir la carga de los impuestos entre las personas. Dado que se supone que
el pago de los impuestos acarrea un ―sacrificio‖ de las personas por la pérdida de utilidad al
reducirse su ingreso disponible, el objetivo perseguido en el diseño tributario será el de
―minimizar la carga de los impuestos‖.
Esta variante sugiere que la distribución de la carga de los impuestos debería inducir a
unareducción de la utilidad total similar en cada individuo. En la Figura 9 se explica este
concepto.
272 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 9
Supóngase que el Estado debe recaudar un total de 100 unidades monetarias238 (TT) y debe
distribuir la carga entre los individuos A y B, cuyos niveles de ingreso antes del impuesto son
YA y YB, respectivamente. El criterio del sacrificio absoluto igual postula distribuir la carga del
impuesto de manera de incidir en una reducción de la utilidad total de cada individuo en una
magnitud igual.
Como se observa en la figura, eso se logra con un impuesto decididamente mayor para el
individuo B (TB > YA) que reduce a la utilidad de cada uno en una magnitud similar (-ΔUA = -
ΔUB) y los deja con un ingreso disponibles de YA‘ e YB‘. Las distancias en valores absolutos de
la reducción en los respectivos ingresos │-ΔYB│ > │-ΔUA│indica aproximadamente una
reducción del ingreso de A del 33% (=TA/TT) y una reducción del ingreso de B de un 66%
(=TB/ TT).
Esta variante considera más justo que la distribución de la carga sobre el individuo B sea más
alta aún que la que deriva del criterio anterior. Su argumentación es que reducir la utilidad de A
en una magnitud similar a la de B, no parece equitativo dado que esa magnitud en términos
relativos al nivel total o absoluto de utilidad del que goza B es evidentemente inferior a la carga
relativa de similar reducción en la utilidad total de A.
Se propicia entonces que la carga debe reducir en forma igual las ―caídas relativas de la
utilidad‖, es decir, que ―la reducción sea proporcional a la utilidad total‖, de manera que: -
ΔUA/UA = -ΔUB /UB.
Obsérvese la nueva Figura 10. El reparto de la carga del impuesto ahora incide en una
reducción aproximada, según la figura, del 85% en el ingreso de B y solo del 15% en el ingreso
de A, es decir, acentúa la progresividad de la imposición respecto a la variante anterior239.
238
Las unidades monetarias pueden estar referidas a cualquier tipo de moneda (pesos, dólares, euros, etc.)
y expresarse en unidades, en miles, en millones, etc.
239
Se entiende como ―progresividad‖ a la noción que la medida tiende a beneficiar al pobre con un trato
impositivo más benévolo que en el caso de rico; no significa que el impuesto resulte decididamente
progresivo o no en términos de las alícuotas aplicadas sobre los ingresos.
273 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 10
Si se imagina que la diferencia entre el ingreso del individuo B respecto del de A, fuera inferior
al monto que el Estado necesita recaudar, supóngase en el ejemplo dado de T = 100, que esa
diferencia de ingresos fuera de solo de 50 unidades monetarias, entonces B pagaría 50 y en ese
momento igualaría su ingreso con A, de manera que los otros 50 deberían repartirse en 25 a
pagar por cada uno. De manera que el individuo B terminaría pagando el 75% y A pagaría el
25% del recaudado.
Existen una serie de variantes que plantean el juzgamiento de la justicia distributiva desde una
óptica comparativa de los individuos dentro del ámbito social del colectivo o grupo social de
convivencia. En este sentido no interesan tanto los niveles de desigualdad absolutos del ingreso
como determinantes necesarios de las transferencias, es decir, por la sola existencia de esas
diferencias, sino que ellas deben ser ponderadas de acuerdo a las características culturales y
sociales que se observan en cada grupo social.
Lo anterior podría corroborar situaciones de países con ingreso per cápita promedio bajo en
donde el conflicto social es relativamente reducido en un ambiente de relativa pobreza
generalizada, en tanto que en sociedades con ingresos per cápita promedio altos y donde existen
no obstante diferencias marcadas entre estratos sociales, los conflictos son más fáciles de
emerger. Lo ―relativo‖, por tanto, resulta ser un factor importante para el juzgamiento de lo que
pueda considerarse justo. Pero esa apreciación relativa puede tener diversas aproximaciones.
240
Según el segundo teorema de Economía del Bienestar el sistema de transferencias del tipo ―suma fija‖,
lograría esa incidencia neutral. Sobre este supuesto volvemos luego al tratar la sección 10.4. del Capítulo
10.
274 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Se entiende que la justicia distributiva requiere que todas las personas alcancen un nivel de
bienestar equivalente y ello se logra si se verifica la expresión ―a cada cual según sus
necesidades‖. Suele atribuirse esta expresión a las concepciones marxistas en las que —debe
remarcarse— igualdad de bienestar no implica necesariamente igualdad en el nivel de ingresos.
Los ingresos deben ser en cada caso de una magnitud suficiente como para satisfacer las
necesidades que cada persona o familia enfrenta en su vida. Y esas necesidades a satisfacer no
son independientes de lo que el grupo social en el cual le toca convivir entiende como razonable
satisfacer, por razones culturales que obviamente habrán de cambiar en los tiempos y en las
circunstancias propias de cada colectivo.
Bajo esta interpretación de justicia distributiva puede por tanto ser considerado justo que
algunas personas o familias gocen de un ingreso mayor que otras en la medida que se verifique
el presupuesto de correspondencia entre ingreso y costo de la satisfacción de las necesidades
usuales de cada estrato social.
Bajo esta variante se entiende que lo justo debe ser entendido como la situación en la cual no se
verifica la existencia de personas o familias cuyo reducido ingreso las ubique por debajo del
denominado ―umbral de la pobreza‖ o, menos aún, que existan en la sociedad ―grupos
marginados‖ o de extrema pobreza que no puedan satisfacer las consideradas necesidad básicas.
Lo que ocurra por encima del aludido umbral de pobreza no debiera ser de mayor preocupación
en tanto es normal que existan diferenciales de ingreso entre las personas y probablemente ese
diferencial genere el incentivo al esfuerzo individual en el intento de subir en la escala social. Si
la sociedad registra movilidad en las escalas como algo natural, se estaría en el escenario ideal
para la convivencia y progreso del grupo.
Este criterio entiende que la justicia distributiva induce permanentemente a focalizar los intentos
redistributivos a favor del grupo social perteneciente a la escala inferior de la sociedad. El
criterio responde a una concepción atribuible al jurista norteamericano John Rawls, a quien
citáramos al momento de calificar los valores del parámetro α en el extremo - ∞ en la medición
del coeficiente de desigualdad de Atkinson.
Rawls (1972), en base a la idea de que toda persona o familia pueda enfrentar un ―velo de la
ignorancia‖ sobre el futuro, llega a este razonamiento: ―podemos determinar lo que es un
principio de justicia para la sociedad si nos imaginamos a nosotros mismos detrás de un velo
de ignorancia tal que no sabemos qué persona seremos en la sociedad, por lo cual escogeremos
algo que será justo para quien sea que podamos ser‖.
En la idea de Rawls, por tanto, es de suponer que en el largo plazo cabe la posibilidad de que
cada persona o familia (o sus descendientes) puedan caer en el grupo de más bajo bienestar, de
manera que ante esa posibilidad la gran mayoría aceptaría como criterio justo el de mejorar la
situación de este grupo rezagado. Por cierto que si este grupo con la asistencia del Estado
elevara su bienestar por encima del siguiente grupo previamente menos bajo, desde ese
momento éstos últimos conformarían el estrato social a ser asistido por el Estado.
El criterio implica que en cualquier sociedad, aún cuando no existan marginados o grupos por
debajo del umbral de la pobreza, seguramente existirán familias de menor ingreso en la escala
social, los que deberían estar en la mira del posible asistencialismo del Estado. En este caso,
275 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ahora bien, si uno lleva al extremo el principio de ―maximizar el bienestar de los pobres‖ y si la
prosecución de este principio se mantuviera sostenidamente en el tiempo, entonces el criterio
habría de conducir tarde o temprano a la igualación de los ingresos. Consecuencia parecida
entonces a la que se plantea con el criterio utilitarista en su variante del sacrificio marginal
igual, según lo ya visto.
Donde:
Es decir, la situación de ingreso y, por lo tanto, las posibilidades de consumo del individuo B,
no resulta ajena a la utilidad de A. En realidad si B mejora su situación de ingreso-consumo, eso
incide positivamente sobre el bienestar de A. Se trata de una externalidad positiva que puede ser
motivada por una actitud moral o filantrópica de A, y/o que bien podría ser calificada, desde el
ángulo de un creyente, como ―el componente Madre Teresa‖ de la función de utilidad del
individuo A.
Si esa fuera la situación de muchos ciudadanos, entonces habrá situaciones en las que los
residuos fiscales que reciben estos ciudadanos filantrópicos no resulten finalmente negativos,
como lo serían si solamente contaran en su función de utilidad los beneficios individuales que
reciben directamente del gasto público. Su disposición al pago de los impuestos expresada
mediante sus ―seudo-curvas de demanda‖ samuelsonianas, serán mayores —más alejadas
verticalmente de la abscisa— a la que correspondería si solamente pensaran en su propio interés
y no contaran para nada el de sus conciudadanos pobres.
Lo descrito con relación a la externalidad positiva en las funciones de utilidad lleva finalmente a
considerar la variante de calificar a la redistribución como un bien público, que implica una
situación de un componente solidario muy difundido en todo el colectivo; una situación de
externalidades recíprocas positivas con derrames casi unánime, o al menos comprensiva de la
gran mayoría de la población. Estos votantes habrían de dar a conocer esa solidaridad a través
del voto en las elecciones de sus representantes en los gobiernos, según las propuestas que los
candidatos propongan en el tratamiento del tema pobreza. Los votantes, no obstante, habrán de
esperar propuestas que de alguna manera garanticen idoneidad y honestidad en el manejo de tan
importante gestión, de manera que el tema institucional resulta condicionante fundamental para
241
Se reiteran aquí algunos de los conceptos ya vertidos en el Capítulo 3.
276 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que el sentimiento solidario se verifique finalmente, sin lugar a dudas o incertidumbres, en las
urnas242.
Una variante final es la que considera a la redistribución del ingreso como un bien meritorio.
Recordando lo tratado en el Capítulo 4, es normal que en las democracias representativas surjan
situaciones de información asimétrica entre representantes y representados, y que ello implique
que los gobernantes adopten decisiones autocráticas y paternalistas intentando atender el tema
de la pobreza. Nuevamente en este punto recordamos la ya analizado con referencia al diseño
institucional de los organismos que gestionan este tipo de actividad pública, que no está exenta
de actitudes demagógicas o clientelistas y actos de corrupción de difícil control, debido a la
debilidad enfrentada por el principal (votante) respecto a tener acceso a la información relevante
para el monitoreo del agente (representantes y burocracia estatal).
Como queda en evidencia por lo analizado en esta sección, planteado el tema del diseño
tributario bajo la óptica de la equidad, un enunciado general como el de ―intentar mejorar a los
pobres o contemplar la situación de los pobres‖ o el famoso ―tratamiento desigual a los
desiguales‖, no alcanza a la hora de tener que precisar ese diseño.
Ahora bien, también es cierto que del enunciado de los criterios vistos, en casi todos quedan
abiertos márgenes de discrecionalidad importantes para perfeccionar la medida tributaria. De
todas maneras es posible de ellos extraer ciertas guías que pueden resultar altamente útiles para
el análisis de la coherencia instrumental del impuesto que se esté diseñando, respecto a la
prosecución del objetivo que plantea el respectivo criterio, en cuanto a lo que es enunciado
como justo en materia distributiva.
En ese sentido, un conjunto de precisiones se pueden adelantar a fin de arrojar luz sobre esas
posibles directrices para el diseño tributario, según los criterios de justicia enunciados.
Comenzando por el criterio de las dotaciones, queda claro que partiendo del duro enunciado
clásico original sobre ―a cada cual según lo que ha contribuido a generar‖ y bajo el presupuesto
de que el mercado opera eficientemente, no habría cabida alguna al diseño no proporcional de la
imposición. No existiría razón de ser de un sistema que implique transferencias de ingreso entre
las personas. Las variantes de este principio, no obstante, dan nacimiento a la posibilidad de que
el Estado tenga un rol importante que cumplir en materia distributiva. En primer lugar cuando
en las economías surgen comportamientos monopólicos-monopsónicos u oligopólicos que
impliquen asignaciones de mercado no acordes con las contribuciones sociales y cuando se
vulnere el principio de maximización del bienestar social. En segundo lugar, cuando la situación
social de las personas no pueda ser simplemente atribuida a su disposición por realizar cierto
esfuerzo de trabajo y/o de producción, dado la restricción que sobre ella opera el contexto social
en el cual le ha tocado vivir. La impresión final que uno extrae de este principio es que el Estado
tendría una misión de corregir esas fuertes asimetrías sociales, sean ellas fruto del inadecuado
comportamiento de los mercados o de una circunstancia social fuertemente determinante de la
suerte de las personas. Si existieran esas situaciones, el criterio exigiría una atención focalizada
en tiempo, lugar y personas, de manera de garantizar la igualdad de oportunidades en la vida. La
242
Sobre este aspecto del diseño institucional en las decisiones colectivas, remitimos al lector a lo tratado
en el Capítulo 4.
277 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
educación básica y posiblemente también la educación media, formarían parte del instrumental
para lograr ese objetivo nivelador. El tratamiento tributario dejaría de ser estrictamente
proporcional para ubicar un piso de la escala social que no supere el umbral de la pobreza y sea
por lo tanto suavemente progresivo.
Los criterios utilitaristas marcan un paso más claro hacia la progresividad en la imposición, más
allá de los mínimos no imponibles. Se introduce aquí la noción de un más marcado tratamiento
desigual a los desiguales, que encuentra su expresión máxima con la variante del ―sacrificio
marginal igual‖. Como se señalara, una interpretación extremadamente ceñida a este principio
podría conducir a la total igualación de los ingresos. Sin embrago, en ningún país que se tenga
noticia gobierno alguno ha planteado como objetivo tal estricta nivelación. La explicación es
relativamente sencilla de pronosticar: el intento conduciría muy probablemente a una caída tan
fuerte de la producción o generación de ingreso, a través del desincentivo al esfuerzo laboral y/o
productivo, que el resultado de la política sería finalmente el de empeorar la situación de los
originariamente ricos y también el empeorar la situación de los propios pobres a los que se
intenta asistir. Tema éste que analizaremos en la sección siguiente. No debe descuidarse en este
sentido que el criterio Bentham propicia que los intentos redistribucionistas mediante las
transferencias, no deben generar un desincentivo en el esfuerzo laboral y/o en la producción,
induciendo a la generación de un ingreso menor que el generado antes del impuesto,
circunstancia que conduciría a una reducción en la utilidad total.
Respecto a los criterios de equidad relativa, una situación cercana al criterio utilitarista
enunciado previamente lo plantea el criterio marxista de ―a cada cual según sus necesidades‖ en
el intento de generar bienestar igual para todos. Si bien el principio no conduce necesariamente
a la igualación de los ingresos —siempre que se acepte que las necesidades no son similares
para cada estrato social— exige un tratamiento mucho más general que el sugerido por la
variante de la ―igualdad de oportunidades‖ del principio de las dotaciones. Pareciera que un
enfoque más universalista, al menos adaptado a nivel diferenciado según estratos sociales,
predominará por sobre el focalizado estrictamente a los más pobres.
Diferente sería el caso de asegurar ―bienestar mínimo para todos‖, donde claramente queda bien
identificada la población objetivo a ser asistida: la de los marginados y/o los que no superen el
umbral de la pobreza. El sistema tributario debería ser lo suficientemente generoso con los
mínimos no imponibles y ser estrictamente proporcional arriba de esa línea.
La variante del criterio de Rawls de ―maximizar la situación de los pobres‖, queda claro el
intento focalizador en el tratamiento diferenciado, tanto tributario como en materia de gasto. La
probable derivación de tender a la igualación al asistir permanentemente a los pobres perdiendo
su ascenso en la escala social, conduciría en el largo plazo como se señalara a una cierta
convergencia a la igualación. Sin embargo, el tema debe plantearse a la manera que los
cardinalistas lo plantearon para el criterio utilitarista: las transferencias no pueden provocar
caídas en el bienestar general por reducciones no deseadas del nivel de actividad, el empleo y la
consecuente reducción del ingreso.
Finalmente, los criterios ligados a las externalidades positivas y su posible categorización como
bien público, inducen al tratamiento diferenciado no solo ya desde el ángulo de la equidad sino
incluso de la eficiencia económica, del momento que la mejora del pobre forme parte de la
función objetivo de los no pobres y, consecuentemente, se aspire tal tratamiento desigual en este
caso expresado libremente por las personas. No obstante, el criterio deja con pocas señales para
precisar nuevamente ese tratamiento diferencial, el que con bastantes rezagos habrán de
exteriorizarse a través de las urnas. Los problemas ligados al diseño institucional y los
mecanismos políticos conducentes a mejorar el monitoreo social de las accionas del Estado, en
materia distributiva y otros objetivos, son en este caso cruciales, pues aún con un contenido
potencial solidario importante en las funciones de utilidad de las personas, puede que no se
278 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Dado los márgenes o zonas grises que quedan aún luego de estas aclaraciones para precisar el
contenido exacto del criterio para el diseño de la tributación, veamos el tema que claramente en
general surgen de los principios que más han intentado precisar el tratamiento diferencial entre
ricos y pobres: los límites económicos al intento redistributivo. Como se verá, el análisis
ayudará a precisar la ubicación de los criterios analizados en su probable incidencia económica.
En la literatura referida a las políticas redistributivas del ingreso y el objetivo del crecimiento
económico se ha estudiado la posibilidad de un conflicto de objetivos entre una política
marcadamente redistributiva y la de maximizar o priorizar el crecimiento económico. Sin
embargo, en la literatura conteniendo estudios empíricos de las economías reales, suelen
encontrarse argumentos no siempre coincidentes respecto a esta asociación inversa. Un aporte
significativo al estudio de este tipo de cuestiones se logra con el nuevo libro en proceso de
edición elaborado por tres economistas de la Universidad Nacional de La Plata. Se trata del
estudio realizado por Leornado Gasparini, Martín Cicowiez y Walter Sosa, sobre Pobreza y
Desigualdad en América Latina: Conceptos, Herramientas y Aplicaciones, a publicarse por el
Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la UNLP. Del mismo,
extraemos en este punto algunas de sus conclusiones.
La Figura 11 muestra la curva que mide la relación entre la desigualdad y la tasa de crecimiento
del PIB, o entre el Coeficiente de Gini y el ingreso per cápita.
Una de las hipótesis acerca del porqué de la U invertida de la curva, señala que en las etapas
iniciales del desarrollo, cuando la inversión en capital físico es el mecanismo principal para el
crecimiento económico, la desigualdad es lo que incentiva el crecimiento al estar los recursos
principalmente en manos de quienes más han ahorrado e invertido, es decir, las clases de alto
nivel de ingreso.
En contraste a esta evidencia, en los países más maduros en cuanto a nivel de desarrollo, la
adquisición de capital humano y un costo hundido en inversiones en las que se ha incurrido pero
aún no se ha recuperado, el crecimiento de la desigualdad se vuelve más lento, al bajar los
estándares de educación, dado que la gente de escasos recursos no tendrá forma de financiar su
educación en mercados imperfectos de crédito.
279 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 11
Aunque los argumentos sobre la posible existencia de una curva de Kuznets parezcan
convincentes, es necesario corroborarlos empíricamente. De hecho, a partir del trabajo pionero
de Kuznets se desarrolló una importante línea de investigación destinada a verificar la existencia
o no de una relación estable entre desigualdad y nivel de desarrollo.
En algunos casos se sostiene que la conclusión de Kuznets, en cuanto a que la desigualdad debe
incrementarse antes de decrecer, descansa sobre bases poco firmes, debido al uso de datos de
corte transversal. La forma de U invertida en la curva no proviene de una progresión en el
desarrollo temporalmente verificado de los países, sino más bien de diferencias históricas entre
países pobres y ricos. En el conjunto de datos usados por Kuznets, muchos de los países de renta
media estaban localizados en América Latina, una región caracterizada históricamente por altos
niveles de desigualdad. Cuando se controla esta variable en la regresión eliminando a estos
países, la curva en forma de U invertida desaparece o se hace poco significativa, como se
muestra enseguida.
En efecto, como citan Gasparini et al., Robinson (1976) y Anand y Kanbur (1993), entre otros,
modelizan procesos de industrialización que darían origen a curvas de Kuznets, mientras que
Helpman (1997) y Aghion y Howitt (1998) formalizan la generación de curvas de Kuznets ante
shocks tecnológicos sesgados hacia la mano de obra calificada.
En base a datos de Ferreira y Ravallion (2008), Gasparini et al. se muestran indicios sobre la
existencia de una curva de Kuznets en un conjunto de datos de coeficientes de Gini y (Log) PIB
per cápita para 123 países, como se ve en la Figura 12.
La figura, así como gran parte de la literatura inicial en este tema, como se indicara, brinda
evidencia sólo indirecta, ya que está basada en datos de corte transversal de países, y no en
series de tiempo largas que serían más apropiadas para testear la hipótesis de Kuznets. Como
señalan Gasparini et al. en su trabajo, varios autores coinciden en la dificultad de encontrar
evidencia robusta sobre la famosa U invertida (Bruno et al., 1988; Ravallion y Chen, 1997).
Gasparini et al., finalmente, acotan que un resultado que siempre persiste, independientemente
de la existencia o no de una curva con forma de U invertida, es el ―exceso de desigualdad‖ de
América Latina, representada por los puntos rojos en el diagrama.
La Figura 13 extraída de su trabajo muestra que todas las economías latinoamericanas (los
puntos remarcados en rojo) se encuentran por encima de la curva de regresión que vincula el
coeficiente de Gini de la distribución del ingreso per cápita y el (Log) del PIB per cápita.
280 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 12
Figura 13
Como conclusión, citando textualmente lo explorado por Gasparini, a nivel mundial no parece
existir evidencia sobre una correlación significativa entre la tasa de crecimiento de una
economía y el cambio en su nivel de desigualdad (Ravallion y Chen, 1997; Ravallion, 2001;
Dollar y Kraay, 2002; Ferreira y Ravallion, 2009). Ravallion (2007), por ejemplo, analiza 290
episodios en 80 países en el período 1980-2000 y encuentra un coeficiente de correlación de -
0.13 no significativo entre los cambios en el logaritmo del Gini y cambios en el logaritmo del
ingreso medio. En un estudio para América Latina, Perry et al. (2005), tampoco encuentran
relación entre cambios en algún indicador de desigualdad y tasa de crecimiento.
Como comentario final del tema que nos ocupa, deseo citar nuevamente el importante aporte de
Gasparini et. al., en el nuevo libro a editar sobre pobreza y desigualdad en América Latina, para
destacar el abordaje amplio y riguroso del análisis que los autores llevan a cabo del conocido
―triángulo pobreza-desigualdad-crecimiento‖, enfoque atribuido originalmente a Bourguignon
(2004).
Al respecto, solamente deseo citar en este apartado algunos hallazgos importantes del estudio
empírico a los fines de nuestro posterior análisis sobre la eficacia de los impuestos en mejorar la
distribución del ingreso, reduciendo de esta manera la desigualdad entre personas o familias y,
lograr finalmente el objetivo de reducción de la pobreza.
282 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En primer lugar, la evidencia indica claramente que el crecimiento está fuertemente asociado a
la reducción de la pobreza. La relación es más estrecha en el largo plazo, pero también se
mantiene, en promedio, en el corto plazo. No obstante, los autores advierten que pueden existir
episodios de ―crecimiento empobrecedor‖, pero que éstos han sido aislados.
El detalle de los resultados por países se muestra en el Cuadro 5, extraído de Gasparini et. al.
No obstante, queda claro en el estudio la predominancia de la tasa de crecimiento por sobre los
cambios distributivos. En efecto, en el análisis que efectúan los autores sobre el aporte en
reducir la pobreza que generan la tasa de crecimiento económico y las políticas distributivas,
arroja los resultados encontrados por Gasparini et al., mostrados en el Cuadro 6.
Cuadro 5
ELASTICIDADES-CRECIMIENTO DE LA POBREZA
243
Kraay (2006) implementa una descomposición de los cambios en la pobreza semejante a la de los
autores para una muestra de 285 encuestas en 80 países, y sostiene que, aunque en el corto plazo o
mediano plazo los cambios distributivos juegan un papel significativo, en el largo plazo es la tasa de
crecimiento del ingreso promedio el factor dominante en dar cuenta de los cambios en la pobreza.
Pinkovskiy y Sala-i-Martin (2009) también argumentan que el proceso de crecimiento es dominante
frente a la dinámica de la desigualdad a la hora de explicar la evolución de los índices de pobreza.
283 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 6
DESCOMPOSICIÓN CAMBIO EN LA POBREZA EN ARGENTINA
(EN PORCENTAJE)
Los autores citan el trabajo de Bourguignon (2003) quien utilizando una muestra de 114
episodios en 26 países en desarrollo encuentra una elasticidad de -1.6 en el modelo sin controles
por los cambios en el Gini y -2 al controlar por el cambio en el Gini. Este último ajuste permite
aumentar sustancialmente el R2 desde 0.266 a 0.492, lo cual sugiere que la heterogeneidad en
los cambios distributivos es tan responsable de las variaciones en los cambios de la pobreza
como la heterogeneidad en la velocidad del crecimiento
El resultado de la doble ganancia es resaltado por varios autores. En efecto, según citan
Gasparini et al., Ravallion (2007), por ejemplo, encuentra un coeficiente de correlación positivo
y estadísticamente significativo (0.26) entre la elasticidad-crecimiento de la pobreza y el grado
inicial de desigualdad. Al simular la situación de un país con tasa de incidencia de 40% y una
tasa de crecimiento del 2% anual, encuentra que con un coeficiente de Gini inicial de 0.3 se
tardarían 11 años en reducir la pobreza a la mitad, mientras que con un Gini de 0.6 se tardarían
35 años. Los coeficientes de estas interacciones son significativos y positivos, indicando que a
menor nivel de desarrollo y mayor grado de desigualdad inicial, la elasticidad crecimiento de la
pobreza es menor (en valor absoluto).
(a) Introducción
244
En base a Piffano (2001).
284 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ligazón con el crecimiento económico, sino también y muy especialmente, como instrumento
para mejorar la distribución del ingreso y el bienestar, reduciendo las crecientes disparidades
registradas entre individuos o familias.
Pero sin dudas el sector educativo, como cualquier sector de una economía, enfrenta la
restricción presupuestaria que implica la necesidad de maximizar el rendimiento de los recursos
tributarios y/o privados que puedan ser asignados al sector. Y sobre este punto la manera de
direccionar la asignación de recursos en el ámbito intrasectorial juega un papel relevante.
En la literatura sobre Economía de la Educación existe una muy conocida cantidad de trabajos
que han corroborado la importancia y magnitud de la contribución económica de la educación.
Desde el estudio pionero de Edward Denison (1962), sobre fuentes del crecimiento de la
economía estadounidense y la influencia que el autor le atribuye a la educación para explicar el
contenido del residual de Solow, o las contribuciones de Gary Becker sobre rendimiento (tasa
de retorno) de la educación, y otros aportes iniciados principalmente en los años sesenta, a partir
del difundido paper de T. W. Schultz (1961) sobre el concepto capital humano, hasta una
cantidad enorme de contribuciones posteriores que, debemos reconocer, han refinado la
exposición de ideas semejantes ya expuestas muy tempranamente por los autores clásicos.
Adicionalmente, también se ha sostenido que la educación permite generar una sociedad más
igualitaria, pues la distribución del capital humano, en especial a través de la acción de los
presupuestos gubernamentales asignados a educación, permite asegurar a las personas de
285 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin embargo, como se anticipara antes, el gran consenso educativo comienza a resquebrajarse
cuando se desciende al plano más concreto de, en primer lugar, qué tipo de educación o nivel de
la enseñanza priorizar, cuando el sector, no obstante los esfuerzos realizados para mejorar la
asignación de recursos, se enfrenta indefectiblemente con la correspondiente restricción
presupuestaria.
El tercer instrumento consiste en enfrentar la demanda con variaciones en el nivel del gasto por
alumno, dado un cierto presupuesto gubernamental asignado al sector. Es decir, dependiendo de
la restricción presupuestaria y la magnitud de la demanda a atender, la posibilidad de mejorar o
desmejorar la calidad, mediante cambios en el nivel de financiamiento por alumno.
En general, los países emplean los tres instrumentos en intensidades variables, según las
circunstancias económicas, sociales y políticas enfrentadas, y dependiendo a su vez de la
concepción que los ―hacedores de política‖ tienen respecto a la misión o el papel que debe
cumplir la educación, en los diferentes niveles de la enseñanza.
Pero la forma de ―racionar la demanda‖, curiosamente suele ser considerada como una cuestión
ajena a las definiciones sobre tamaño y financiamiento del servicio educativo. Inclusive, en
especial para quienes carecen de formación en economía, suele repelerse la idea de ―racionar‖
un servicio tan esencial desde el punto de vista social, según las virtudes antes comentadas, sin
advertir que el racionamiento opera de todas maneras al momento de fijar un presupuesto
educativo, el que necesariamente deberá ser financiado por alguna fuente.
Un principio elemental universalmente sostenido como base para el logro de los efectos
esperados de la educación, es el de la igualdad de oportunidades.
En primer lugar, los aranceles sólo se refieren a uno de los costos privados que deben asumir las
personas, y están destinados a financiar los gastos de las entidades educativas. A esos costos
deben añadirse el costo de oportunidad del estudiante y el gasto en bienes complementarios, ya
mencionados. De manera que si de limitaciones económicas o racionamiento vía precio se
habla, resulta claro que la ausencia de arancel no transforma el servicio en gratuito para las
finanzas privadas de las familias. Un alto costo de oportunidad y de los bienes complementarios
actuará entonces como barrera insalvable para las familias pertenecientes a los deciles
inferiores.
En segundo lugar, la concepción del ingreso irrestricto a cada nivel de enseñanza bajo el
requisito formal usual de haber egresado de un nivel anterior, a excepción claro está del nivel
pre-primario o primario según los casos, suponiendo que de esa manera se igualan las
posibilidades de acceso de todas las personas, descuida la existencia de la otra barrera a la
245
Ver Capítulo 14 para un tratamiento especial al caso de educación universitaria. También Piffano
(2006) citado en la Bibliografía General.
287 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
entrada: la intelectual o académica. En este caso, los niños o jóvenes pertenecientes a los deciles
inferiores enfrentan barreras insalvables derivadas de lo que autores como Heckman, J.,
Lochner, L., Smith, J. y Taber, C. (1997), han identificado con la expresión ―disfuncionalidades
familiares‖ de los estudiantes pobres.
La limitación al acceso de los pobres debido a esta dimensión intelectual, alude a las adversas
circunstancias familiares y del entorno social en el que los estudiantes pobres viven, traducida
en ausencia de estímulos de los adultos, mala calidad de las escuelas públicas a las que deben
atender, no compensados por educación privada (maestra particular, instituto de lenguas, etc.) o
educación informal (el auxilio materno o de un familiar o vecino cercano, por ejemplo). Estas
insuficiencias de entorno se potencian por su influencia en el aspecto de la falta de un adecuado
cuidado de la salud, circunstancia que afecta negativamente a su vez a la potencial capacidad de
los niños y jóvenes para realizar el esfuerzo cognoscitivo requerido en cada etapa. El punto es
importante, pues la igualdad de oportunidades no podría resolverse aún con mayor subsidio
monetario para las familias pobres, por ejemplo, mediante el sistema de becas en el nivel
superior y universitario. La solución debe comenzar más tempranamente, en los niveles iniciales
de educación (primario y secundario).
Un estudio encarado en 1998 (Piffano, 1998), con el aporte de Pedro Iacobucci y Sebastián
Rocha, ha permitido verificar la importancia de los condicionantes socioeconómicos en el
rendimiento educativo de los estudiantes. Mediante un análisis de regresión —cuyos detalles
metodológicos pueden consultarse en el Anexo de esta nota— entre el rendimiento educativo en
los niveles primario y secundario de enseñanza por provincia, como variables a explicar, y
algunos índices de desarrollo humano, como variables explicativas, Iacobucci-Rocha hallaron
los resultados mostrados en el Cuadro 7 y Gráficos 1 y 2.
La conclusión del estudio empírico es que las barreras intelectuales para acceder al nivel
superior de la enseñanza son asimétricas, castigando en mayor medida a las franjas con menor
desarrollo humano, las que naturalmente coinciden con los grupos de familias más pobres.
Asimismo, arroja evidencia empírica sobre la importancia que la calidad de la educación habrá
de tener en las posibilidades de generar ingresos en el futuro, aún para aquellos jóvenes que no
continúen sus estudios superiores. Esto mueve a reconocer que el énfasis de toda política
educativa debe comenzar por los cuidados del servicio de educación en las edades tempranas de
los niños o jóvenes, es decir, en los niveles pre-primario y primario, en primer lugar, y en el
nivel medio, en segundo término, junto con el suministro de un servicio de salud apropiado, el
que constituye un bien complementario al de la educación.
gratuitas, para hacerlo decididamente hacia las prestaciones focalizadas al segmento de las
familias pobres.
Cuadro 7
DESARROLLO HUMANO Y RENDIMIENTO ESCOLAR
Gráfico 1
Gráfico 2
Por cierto que se han alzado voces en contra de este tipo de recomendación. Ellas se han basado
en dos tipos de consideraciones principales: las dificultades administrativas para ―distinguir‖ a
los pobres de los que no lo son y a la dificultad ética de exigir a los pobres ―sacar patente de
tales‖, generando una suerte de discriminación social que resultaría denigrante para las familias
pobres. Existen argumentos menores también, como los que señalan lo contraproducente e
inapropiado que resulta plantear el conflicto entre educación elemental y la universitaria, por
ejemplo, al momento de exigir prioridades en la asignación de los recursos del sector, como si la
restricción presupuestaria fuera un mero invento de los economistas.
Respecto a los problemas administrativos o éticos, que supone asignaciones en función de las
capacidades contributivas de las personas, resulta sorprendente que ellas no se esgriman a la
hora de definir las políticas tributarias. En realidad, con el avance de la informática y el nuevo
mundo de las comunicaciones, no se advierte cuál sería la dificultad para que las personas
estuvieren obligadas a presentar anualmente su declaración jurada, tendiente a determinar su
potencial capacidad para el pago de impuestos a los ingresos y también su potencial acceso sin
cargo a determinados servicios brindados por el Estado. Se trata simplemente de extender el
mismo criterio empleado por el lado de los ingresos del gobierno, al campo de sus programas
sociales.
290 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Según los datos dados a conocer en 2007 por el Informe PISA de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)246, el club que agrupa a una treintena de
economías ricas, señala que entre los países de Iberoamérica, Perú, Brasil y Chile han mejorado
su ubicación en la lista de los países relevados. En efecto, Perú, Chile y Brasil figuraban entre
los que más progresaron, en tanto que Argentina y España se encontraban entre los países que
más retrocedieron en materia de educación en la última década.
La clasificación del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus
siglas en inglés) revela que las naciones latinoamericanas se encuentran, pese al progreso de
muchas de ellas, en la segunda parte de la tabla, integrada por 65 países.
El mejor posicionado es actualmente Chile (44º), seguido por Uruguay (47º), México (48º),
Colombia (52º), Brasil (53º), Argentina (58º) y Perú (63º). España está en la mitad de la tabla,
en el puesto 33º.
El informe, trienal, analiza la situación tanto de los países de la OCDE (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos) —un club de una treintena de economías ricas cuyos
únicos miembros latinoamericanos son México y Chile— como de países asociados.
El promedio de nivel educativo de la OCDE se sitúa en 496 puntos, agrega el informe, que esta
vez se focalizó principalmente en la capacidad de lectura de alumnos de 15 años, a punto de
concluir su ciclo de escolaridad obligatoria.
El nivel de Argentina se vio superado en ese periodo por el de Brasil, que pasó de 396 a 412
puntos (+16 puntos), así como por el de Chile, que subió de 410 a 449 puntos (+40 puntos).
Brasil fue uno de los escasos países que aumentó sus competencias en las tres materias
estudiadas (comprensión de lectura, matemáticas y ciencias). Colombia también experimentó
alzas en los tres ámbitos, pero sólo con referencia al informe de 2006, ya que no participó en
ningún estudio anterior. Perú pasó de 327 a 370 puntos (+43 puntos), la mayor progresión de
toda la lista, aunque sigue al fondo de la tabla, sólo por delante de Azerbaiyán y Kirguistán.
En la UE, España cayó 12 puntos con respecto al año 2000, y se situó en 481 puntos, lejos de
los 496 puntos de media de la OCDE y de los 497 de Alemania y detrás también de Portugal,
que tiene 489 puntos.
Por otra parte, los estudiantes mexicanos lograron, entre 2003 y 2009, mejorar en 33 puntos su
competencia en matemáticas. En Brasil, la mejoría fue de 30 puntos y en Uruguay de 4 puntos.
246
Ver Diario Uno (2007). http://www.diariouno.com.ar.
291 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Brasil y Colombia figuran entre los países donde más aumentaron las competencias en ciencias,
con un crecimiento de 15 y 14 puntos, respectivamente. La mejora en este apartado de los
estudiantes argentinos (+9 puntos), uruguayos (+8) y mexicanos (+6) fue más moderada.
Pese a los avances, la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova, consideró recientemente que la
calidad de la educación sigue siendo deficiente en América Latina y admitió que muchos países
recortaron sus presupuestos en esta materia por la crisis.
Los años ochenta muestran ―la década perdida‖, con tasas de crecimiento negativas y caídas del
ingreso per cápita, altas tasas de inflación y tasas de empleo no demasiado bajas pero de nivel
inferior a la década que le sigue. Los niveles de pobreza, que eran bajos al inicio de la década,
fueron creciendo al paso del deterioro económico, para alcanzar su pico máximo al inicio de los
años 90, con un porcentaje algo superior al 40% de la población (en áreas urbanas). La pobreza
extrema alcanzó en 1990 al 11%.
247
Ver Banco Mundial (Región de América Latina y el Caribe), (marzo, 2000).
292 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 8
DATOS SOBRE LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DE ARGENTINA
EVOLUCIÓN
CRECI- DEL PBI PER TASA DE FUERZA TASA DE POBREZA
AÑO MIENTO CAPITA INFLACIÓN LABORAL POBREZA EXTREMA
DEL PBI (1980=100) DESEMPLEADA
GRAN ÁREAS
BS AS URBANAS
Ahora bien, veamos qué significó la mejora económica registrada en los años noventa con
relación a la dispersión de ingresos entre las personas. En el Cuadro 9 se observa la evolución
del coeficiente de Gini, la participación del decil superior y del decil inferior en la distribución
del ingreso y la relación entre ambos deciles.
Cuadro 9
DISTRIBUCIÓN DE LOS INGRESOS EN ARGENTINA
ÁREAS URBANAS, 1990-1998 (EN %)
El proceso de recuperación económica claramente no resultó parejo para los estratos sociales.
Las desigualdades se acentuaron en contra de los más pobres.
la mejora de los profesionales —que entre 1990 y 1998 incrementan su ingreso en un 52,5%--,
la leve mejora de los operarios calificados —del 13,1% en igual período— y, finalmente, los
operarios no calificados, cuyo ingreso cae en un 2,7% en ese período.
Cuadro 10
INGRESOS DEL TRABAJO POR NIVEL DE CALIFICACIÓN
(INGRESOS MENSUALES A PESOS DE 1998) (*)
Cuadro 11
RENTABILIDAD PRIVADA DE LA EDUCACIÓN
Nótese que las personas que sólo alcanzaron hasta los 6 años de escolaridad (básicamente el
nivel primario) vieron reducidos sus ingresos. En cambio, las personas con mayor escolaridad lo
vieron incrementado. En especial, se advierte que la diferencia en contra de los primeros seis
años disminuye con los años de escolaridad y que la diferencia positiva se acentúa también con
la mayor escolaridad. Asimismo, las tasas de rentabilidad de la educación difieren entre niveles
de ingreso. En general son menores en los pobres debido esencialmente a la menor calidad de la
educación recibida (ver punto 6 más adelante), pero también debido a los ambientes domésticos
294 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
menos conducentes y cierto estigma social de pertenencia a sectores o regiones pobres (Banco
Mundial, 2000). ¿Qué grado de responsabilidad tuvieron los gobiernos en este resultado?248
El Cuadro 12 muestra la distribución de los beneficios del gasto en educación pública por
niveles de enseñanza.
Cuadro 12
DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIOS DEL GASTO
EN EDUCACIÓN PUBLICA POR NIVELES DE ENSEÑANZA (1997) (*)
En el cuadro se advierte que los pobres recibieron pocos beneficios del gasto público en
educación (el 40%) en tanto el porcentaje mayor correspondió a los no pobres (con el 60%). Las
diferencias se acentúan a mayor nivel de enseñanza. El caso extremo se registra en la educación
superior y universitaria, donde los pobres sólo recibieron el 17,6% de los beneficios contra el
82,4% de los no pobres.
Cuadro 13
GASTOS SOCIALES TOTALES, IMPUESTOS E INGRESO
POR QUINTILES (1996) (EN %)
Mientras que el gasto social se distribuye bastante uniformemente entre los quintiles, la
participación en el producido de los impuestos, como era de esperar, resulta mayor en los
quintiles superiores. Sin embargo, si a dicha participación en el financiamiento se la compara
248
Se adelanta que el gasto educativo en Argentina, correspondiente a los niveles primario y secundario y
a la educación superior no universitaria, está a cargo esencialmente de los gobiernos subnacionales, en
tanto el gasto universitario está a cargo del gobierno nacional.
295 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
con la participación respectiva en la distribución del ingreso, resulta una marcada regresividad
del financiamiento de los programas sociales.
El impacto distributivo del gasto público social en general y del educativo en particular de
Argentina, ha sido objeto de análisis en diversos estudios. En el estudio de Perazzo, Piffano y
Porto (PNUD, 1991), utilizando datos de la Encuesta de Hogares del INDEC (1988), se pudo
determinar la característica distributiva del gasto en educación249, arribándose a los resultados
indicados en el Cuadro 14.
Cuadro 14
CARACTERÍSTICAS DISTRIBUTIVAS DEL GASTO EN EDUCACIÓN
(3) La educación privada resulta más progresiva que la educación universitaria pública,
al pesar en el total de la primera los subsidios a la enseñanza de nivel primario y
secundario.
Asimismo, del estudio se extraen los porcentajes de asistencia en los niveles universitarios y
secundarios de enseñanza, donde se evidencia que el primer y segundo quintil registran una muy
baja asistencia al nivel educativo universitario con relación al secundario, en términos relativos
comparados con el cuarto y quinto quintil (Cuadro 16). De allí la incidencia antes comentada.
249
La característica distributiva mide la ganancia de bienestar por la baja del precio (impuesto, subsidio)
de un bien, ponderando socialmente las ganancias de utilidad de cada grupo de ingreso. Ver Feldstein
(1972), Diammond and Mirrless (1971) y Navajas y Porto (1989, 1990).
296 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 15
INCIDENCIA DISTRIBUTIVA DEL GASTO SOCIAL EN EDUCACIÓN
Cuadro 16
ASISTENCIA A LOS NIVELES UNIVERSITARIO Y SECUNDARIO DE ENSEÑANZA
Finalmente, los datos sobre evolución de las tasas de ingreso brutas al secundario y al nivel
terciario de educación, durante los años noventa, arrojan diferencias importantes entre las
personas pertenecientes al 1° decil (decil inferior) y las del 10° decil (decil superior).
La estadística mostrada en el Cuadro 17 indica que en los años noventa los más ricos
respondieron más a la rentabilidad mayor de la educación que los más pobres, acentuando
consecuentemente la brecha entre ricos y pobres.
Cuadro 17
TASAS BRUTAS DE INGRESO AL SECUNDARIO Y TERCIARIO
Cuadro 18
GASTO PÚBLICO SOCIAL CONSOLIDADO UNIVERSAL
Y FOCALIZADO EN SECTORES SOCIALES
Cuadro 19
GASTO PUBLICO CONSOLIDADO EN EDUCACIÓN Y CULTURA
Y CIENCIA Y TÉCNICA (%)
que afectaron al nivel de actividad de nuestro país. Tales shocks impactaron en forma
diferencial sobre los educados y los no educados.
La situación de subempleo y desocupación luego de las crisis resultó más dramática en los casos
de recursos humanos no educados.
Ello puede corroborarse de la estadística sobre desocupación según nivel educativo observada
por Filmus, D. (1996) (Cuadro 20).
Cuadro 20
TASAS DE DESEMPLEO
El shock externo reforzó los efectos del proceso de cambio tecnológico que se operó en la
economía argentina con la convertibilidad, luego de las privatizaciones, la mayor apertura y las
desregulaciones, que de acuerdo con las estimaciones de Pessino, C. (1995) para el período
1990-1993, mejoró la demanda relativa de los trabajadores más calificados respecto de los
menos calificados, elevando para los primeros la tasa de retorno del capital humano
incorporado.
La circunstancia apuntada por Pessino gana en importancia si se tiene en cuenta que la tasa de
desocupación afecta en especial a la población joven (entre 15 y 24 años), de manera que el
costo de oportunidad social del estudiante debe haberse reducido en los años noventa, lo que
también influye en elevar la tasa de retorno.
Esto puede visualizarse a través del Cuadro 21, confeccionado en base al estudio de Filmus, D.
(1996).
299 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 21
DESOCUPACIÓN JUVENIL
Los resultados de la Encuesta de Hogares para el Gran Buenos Aires del INDEC,
correspondientes a la onda de octubre de 1996, confirmaban para entonces la incidencia de la
falta de educación como atributo importante de los desocupados (Cuadro 22). El porcentaje
menor corresponde a graduados universitarios.
Cuadro 22
NIVEL EDUCATIVO DE LOS DESOCUPADOS
DEL GRAN BUENOS AIRES
Estudios empíricos realizados en los Estados Unidos, por su parte, dan cuenta de la brecha
existente entre los ingresos de personas con altas habilidades incorporadas y las no educadas o
entrenadas, que a fines del pasado milenio se había acentuado, generando una estructura
marcadamente desigual entre los grupos sociales pertinentes (Bailey, M., Burtless, G. y Litan,
R., 1993). Así, mientras los desertores varones del nivel secundario (high school) ganaban a
mediados de los noventa un 13% menos por semana respecto a 1979 y los graduados de dicho
nivel vieron reducidos sus ingresos en el 4%, los graduados de colleges (universitarios) ganaban
un 11% más (Blank, R., 1994).
Por lo expuesto, la situación general parece ser que las personas más calificadas han sustituido a
las menos calificadas en los puestos de trabajo generados por las economías, sea que ello pueda
ser atribuido a mayor requerimiento tecnológico de la demanda derivada de trabajo o a simple
―credencialismo‖250. Las personas han advertido esta situación generando una fuerte demanda
por niveles superiores de enseñanza.
250
Poder identificar las razones de la mayor demanda de personal calificado es importante para
determinar la rentabilidad social de la inversión en educación, como diferente de la rentabilidad privada.
Y esto resulta relevante a la hora de definir la fuente de financiamiento (pública o privada).
300 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con referencia a la calidad, algunos estudios consultados por el Banco Mundial, referentes a las
estadísticas sobre los logros de los estudiantes en los niveles primario y secundario, ubican a la
Argentina en una posición desventajosa respecto a países de la OCDE, de Asia e, inclusive, de
América Latina. Se señala, por ejemplo, que de acuerdo con el Tercer Estudio Internacional
Piloto de Ciencia y Matemáticas de 1992, los puntajes obtenidos por los alumnos de las escuelas
de elites privadas y públicas de Argentina, alcanzaron 43-45 puntos en Ciencias. En contraste, el
promedio nacional de Tailandia, país de menor ingreso per cápita, fue de 55 puntos. El cuadro
resulta peor cuando la comparación se hace con estudiantes de escuelas públicas a las que
asisten las clases bajas y aquellas de zonas rurales (37 y 28 puntos, respectivamente).
Asimismo, un estudio comparado de países de América Latina en 1992-1993 (OREALC),
mostraría que Argentina habría alcanzado un puntaje menor que Venezuela. A su vez, otro
estudio de 1992, que no incluye a Argentina pero sí a Venezuela, indica que los alumnos de éste
último país habrían calificado más bajo que los alumnos de países de la OCDE y otros países de
alta calificación de América Latina. Por ejemplo, se señala que en Venezuela se alcanzó el 75%
del puntaje logrado en Singapur, Hong Kong y España. Inclusive en Indonesia, se habría
alcanzado un puntaje algo superior al de Venezuela.
Los resultados de las evaluaciones a los aspirantes a ingresar en las universidades de Argentina
son asimismo elocuentes con relación al nivel de preparación alcanzado en los niveles de
enseñanza previos. Y a este respecto cabe recordar aquí el resultado del estudio efectuado en la
Universidad de Buenos Aires, por investigadores de Ciencia y Tecnología (Arnoux, E., 1997),
sobre las capacidades de los alumnos del ciclo Básico Común (CBC) —curso de pregrado para
ingresar a la UBA (Universidad de Buenos Aires)—, que no obstante tratarse de una muestra de
2.000 alumnos aspirando a ingresar en las áreas de Humanidades y Ciencias Sociales, da una
pauta bastante generalizable de las capacidades potenciales para la adquisición de los
conocimientos que imparte la universidad. El estudio revela que:
a) el 80% de los estudiantes escribe sin elaborar un plan previo del texto;
b) el 44% no revisa o revisa muy poco lo que redacta;
c) el 41% no relaciona correctamente las diferentes partes o secuencias del texto;
d) el 43% produce escritos que carecen de un sentido argumentativo global y evidencia la
ausencia de integración entre las diferentes partes y párrafos del texto.
En general, el estudio revela serias dificultades para la lectura y la escritura de una porción
significativa de los estudiantes, que los inhabilita para entender los códigos o lenguajes usuales
de las disciplinas científicas que imparten las universidades.
Asimismo, los casos de las pruebas en Medicina de la Universidad Nacional de La Plata para
1998, sobre matemáticas, física y química, tomados a 1.727 aspirantes al ingreso, son otro
indicio de las capacidades intelectuales de los alumnos que aspiran a ingresar a la universidad.
Del total sólo un estudiante hizo bien tres de los seis ejercicios presentados a modo de opciones
múltiples; otros 23 realizaron bien dos ejercicios; 249 sólo uno; y 1.454 no dieron ninguna
respuesta. En 1997 una prueba similar tomada a 2.100 aspirantes, arrojó sólo 49 aprobados. Los
estudiantes deben luego cursar un ciclo de nivelación, del que en promedio resulta un 30% de
aprobados para continuar con los cursos del grado.
En la UBA el porcentaje de los alumnos que pasan exitosamente el CBC es de alrededor del
35%. En la Universidad Nacional de Rosario, de las pruebas tomadas en Ciencias Económicas
en 1998 a 1.900 estudiantes, que sobre un total de 3.400 se presentaron voluntariamente (pues el
examen no era obligatorio), sólo 100 resultaron aprobadas.
Asimismo, resultan ilustrativos datos de una investigación sobre 600 alumnos de la enseñanza
media llevada a cabo por FLACSO en escuelas del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
301 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Aries hacia fines de los noventa, donde el servicio educativo suele ser considerado de calidad
superior al resto del país.
El estudio permite observar el grado de dificultades que tienen los estudiantes para superar con
éxito las materias, en especial de matemáticas y lenguas; el registro al egreso, en el que se
observa que una gran proporción del alumnado debió ir a examen en al menos una oportunidad
o tuvo alguna materia previa que superar; y, finalmente el índice de repitencias, que se acentúa
en los chicos pertenecientes al quintil inferior (Cuadro 23).
Cuadro 23
DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE
Finalmente, la estadística sobre deserciones (Cuadro 24) elaborada por el Banco Mundial,
donde se observa la baja tasa de graduación del secundario, con un promedio del 40% respecto a
los que iniciaran el primario, arrojando una tasa de graduación en el secundario del 53%, siendo
en los países de la OCDE del 80%, pero con una marcada dispersión según niveles de ingreso,
pues mientras que los estudiantes pertenecientes al quintil superior registran un porcentaje del
76% respecto a los que iniciaran el primario, los del quintil inferior arrojan solamente el 24%.
Cuadro 24
DESGRANAMIENTO
Los estudios elaborados sobre los motivos del alto nivel de deserciones, indican las razones
expuestas en el Cuadro 25.
302 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 25
RAZONES DE LAS DESERCIONES
La falta de interés (se considera a la escuela como aburrida o inútil) explicaría la mitad y la otra
mitad la necesidad económica y otros motivos. El quintil inferior naturalmente registra mayor
respuesta en los motivos económicos, debido a la necesidad de trabajar. Esto muestra la
importancia del costo de oportunidad del estudiante como restricción efectiva al principio de la
igualdad de oportunidades.
Por lo tanto, muy probablemente los chicos del quintil inferior son los que constituyen el grueso
de los jóvenes entre 14 y 18 años que actualmente se encuentran fuera de la escuela en la
Argentina, proporción que se ha estimado en un 37%.
Los resultados de los estudios realizados en Argentina y otros países parecen indicar una
tendencia bastante general a sesgar los sistemas educativos a una estructura de gasto público
más bien regresiva. En efecto, trabajos diversos realizados para otros países, llegan a verificar
resultados semejantes a los encontrados en Argentina. En Birdsall, N. y James, E. (1992), se
recopilan las conclusiones de diversos estudios que corroboran esta situación mundial
generalizada. El predominio del gasto público que beneficia a los quintiles altos —
especialmente a través del gasto en educación superior y universitaria— es un síntoma bastante
divulgado.
Por ejemplo, en Brasil, del presupuesto público consolidado (federal, estadual y municipal)
destinado a educación, un 9% corresponde a educación secundaria y un 23% a educación
superior, siendo que el 95% de los estudiantes de universidades públicas pertenecen a familias
de ingreso medio y alto (IPEA, 1988; World Bank, 1988). En México la probabilidad de que
una persona de familia de alto ingreso acceda a la universidad pública es 10 a 20 veces superior
a las personas pertenecientes a familias de bajo ingreso. En varios países de la región, Costa
Rica, Chile, República Dominicana y Uruguay, más del 50% del subsidio a la educación
superior es asignado al quintil superior del ingreso, en tanto el quintil inferior recibe menos del
10%. En India, el 19% del presupuesto educativo total es destinado a ―colleges‖ y
universidades, mientras que la mayoría de los niños rurales ni siquiera pueden terminar la
escuela primaria (Tan, 1989). En África, el 22% del gasto educativo público se destina a
educación superior, el que es atendido solamente por el 2% de la población en edad de cursar
dichos estudios (Psacharopoulos, Tan y Jimenez, 1986; Winkler, 1988). Sobre la base de datos
de diez países africanos, Mingat y Tan (1985) han estimado que eliminando las asignaciones
para gastos de subsistencia a estudiantes universitarios, se podrían mejorar los recursos de la
enseñanza primaria en un 20%. En Colombia, el 60% de los subsidios a la educación superior es
recibido por el quintil superior del ingreso, mientras que sólo el 6% se dirige a los dos quintiles
inferiores (Selowsky, 1979). Finalmente, en Malasia el 50% de los subsidios a la educación
303 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
postsecundaria es recibido por el quintil superior y un 10% por los dos quintiles inferiores
(Meerman, 1979).
La razón de esta realidad debe encontrarse en las explicaciones que formula la teoría positiva
del ―public choice‖, basadas en el accionar político de las clases media y alta que utilizan el
mecanismo de presupuesto público para la provisión de bienes mixtos, con alto contenido de
beneficio individual o privado, en desmedro de otro tipo de gasto social que genere beneficios
más difundidos entre la comunidad.
Las contribuciones de Buchanan y Spann permiten demostrar que en una sociedad democrática
es de esperar que el suministro de ciertos bienes privados se colectivicen, en la medida que no
existan restricciones constitucionales que lo impidan, no obstante las ineficiencias asignativas
que tal política conlleva, o sea, los beneficios de los ganadores de la redistribución representado
por el grupo social que juega el rol del ―votante mediano‖, son menores a los costos de los
perdedores, no existiendo por tal motivo posibilidad alguna de compensación, aún sin costos de
transacción. Las contribuciones posteriores de Spann (1974), Lovell (1975) y Usher (1977),
arrojan luz sobre el tipo de bienes para los que sería ―rentable‖ para una mayoría de votantes su
colectivización y en los que típicamente suelen ser citados los servicios de enseñanza y los
médico-sanitarios.
Los sistemas tributarios suelen asimismo constituir un factor que incentiva a la mayor demanda
por educación pública. En efecto, como los aranceles y gastos en educación suelen no ser
deducibles para la determinación del impuesto a los ingresos de las personas, el sistema sesga la
demanda en contra de la educación privada. Más aún, como el nivel de aranceles tiende a crecer
a mayor calidad de las instituciones educativas, el sistema desalienta a demandar bancos en las
instituciones de mayor calidad. Por ello, Heckman, J., Lochner, L., Smith, J. y Taber, C. (1997),
señalan que en países como los Estados Unidos, donde los colegios y universidades son
sostenidos con impuestos locales, las familias se han visto incentivadas a demandar escuelas
públicas financiadas con impuestos, al no permitirse la deducción de gastos en educación
(aranceles) para la determinación del ingreso sujeto a impuesto. La legislación más reciente sólo
ha permitido descontar los intereses pagados por el crédito educativo.
En la historia de la Argentina ha quedado marcada la enorme importancia que tuvo para el país
la ―gesta sarmientina‖. Los progresos de la educación elemental (en cobertura y calidad) que se
iniciaran en la segunda mitad del siglo XIX, y sobre cuyas implicancias en el logro de un
período de acentuado progreso económico a los inicios del siglo XX, han sido evidentes,
parecen hoy olvidadas en muchos países, incluyendo la Argentina.
Pero, curiosamente, otros en cambio la han descubierto. Así, con relación a las estrategias
educativas y la importancia asignada a la educación básica para el desarrollo, viene al caso
rescatar los resultados del estudio de Mingat, A. (1997) aplicado a los países de Asia, que
incluyen a Japón, República de Corea, Singapur y Taipei-China, junto con Indonesia, Filipinas y
Tailandia.
La incidencia sobre el crecimiento económico logrado por los esfuerzos mayores realizados en
la educación primaria, particularmente en las primeras etapas del desarrollo económico, son
evidentes. En términos generales, Mingat encuentra un vínculo positivo (R2 = 0,49) entre el
logaritmo de la razón de los gastos educativos y el PBI per cápita. La estrategia que emplearon
los países asiáticos de mayor desarrollo relativo dentro del grupo analizado, fueron los que
colocaron a la educación primaria en primer lugar del esfuerzo educativo, incluso después de
haber alcanzado niveles de crecimiento altos. En el nivel primario el gasto de Bangladesh, India,
China y Sri Lanka fue relativamente menor. Económicamente estos países se encuentran entre
los menos desarrollados. En cambio, Indonesia y, en menor medida, Tailandia y Malasia,
parecieran tener gastos unitarios más elevados, y corresponden a países que en los años noventa
habían alcanzado niveles de ingreso per cápita superiores. En educación secundaria, los países
que tienen gastos unitarios elevados son asimismo Indonesia y Malasia, al igual que en el caso
de la enseñanza primaria. En cambio, Taipei, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka y Filipinas
registran gastos unitarios más bajos. El gasto unitario, como señala el autor, está demostrando
en cierta medida una alternativa de elección de los formuladores de políticas de cada país.
La conclusión arribada por Mingat es que las economías asiáticas cuyo desempeño fue
particularmente favorable en las últimas décadas evidentemente pusieron el énfasis inicial en la
educación primaria, al ofrecer una cobertura amplia (universal) y una enseñanza de buena
calidad. Estos resultados coinciden con los obtenidos anteriormente por Mingat y Tan (1996),
basados en un análisis comparativo del crecimiento económico de una muestra amplia de países.
También son coherentes con los resultados de una serie de estudios mundiales realizados a nivel
más micro por el mismo autor.
Los esfuerzos adoptados en los años noventa en nuestro país, tanto por el gobierno nacional
como por los gobiernos provinciales, tendientes a modificar este panorama, fueron importantes
305 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
aunque las expectativas en cuanto a su impacto eran entonces inciertas; hoy muchos la califican
decididamente como negativas, en particular, por los cambios cualitativos impulsados251. En
dicha década, luego del dictado de la Ley Federal de Educación (Ley Nº 24.195) y el acuerdo
entonces logrado por el nivel nacional y las provincias en el Pacto Federal Educativo, la
inversión educativa se había incrementado del 3,3% del PBI en 1990 al 3,9% en 1997 (una
variación del 18,2%). Muy lejos, no obstante, de las metas originalmente propuestas.
Esa política fue complementada con un sistema de becas a estudiantes secundarios para asistir
económicamente a las familias de bajos ingresos, tendiente a lograr una mayor retención escolar
de este estrato social. El problema de la retención en el secundario, junto a la baja calidad de la
enseñanza en primaria y secundaria, constituyen los mayores desafíos que enfrenta la educación
en Argentina.
Finalmente, la reforma educativa que nuevamente se vislumbra para la Argentina del presente,
genera una nueva esperanza. La misma tiene sólidos fundamentos en la positiva e inusitada
evolución del crecimiento económico registrado en los últimos tres años. El objetivo de aportar
hasta el 6% del PBI al esfuerzo de financiamiento educativo constituye un sueño que puede
hacer realidad una verdadera ―segunda revolución educativa‖ en nuestro país. Reconociendo la
cuota de probable éxito que es esperable de la gestión de nuestro Ministro de Educación —de
reconocida trayectoria académica y profesional en el sector— las tasas de crecimiento
económico aludidas y la asociada mejora en los recursos públicos, de mantenerse en los
próximos años, viabilizarían aportes importantes de recursos para el sector, aún sin llegar al
aludido 6% del PBI. Mi esperanza es que los tres niveles de enseñanza ganen en recursos —
pertenezco desde siempre a la Universidad Pública y deseo mayores recursos para ella sin
duda— pero muy en particular lo deseo para los niveles primario y secundario, por lo
comentado en esta nota.
Las aspiraciones de mejorar los recursos, deben estar ligadas ―operativamente‖ a los
objetivos que ―en palabras‖ serán anunciados en la nueva ley, básicamente: mejorar la
cobertura, la calidad y la equidad del gasto educativo.
251
Referidos esencialmente al cambio de la configuración en tres ciclos de la educación general básica,
incorporando la educación polimodal y la de los trayectos técnico-profesionales, que se esperaba
incentivaran una mayor inserción laboral y una más temprana identificación de vocaciones en los jóvenes.
306 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
los Gobiernos Provinciales deberían permitir el monitoreo federal (no nacional) de estas
asignaciones.
En el apartado 7.2. se analizó la incidencia esperada sobre la variación del coeficiente de Gini
como consecuencia de la política fiscal y la conocida manera de medirla a través del coeficiente
de Reynolds-Smolensky. Posteriormente en el apartado 7.3. se explicó la manera en que la
política fiscal incide en la distribución del ingreso, demostrando a través de una simulación
sencilla la relativa mayor eficacia esperada por el lado del gasto que de los impuestos en la
intención de lograr un sistema económico más progresivo. Más tempranamente, en el Capítulo
2, apartado 2.4., punto (ii), se había adelantado asimismo la necesidad de diferenciar entre los
conceptos de ―incidencia de los impuestos‖ y de ―incidencia del sistema tributario‖,
señalando entonces que la existencia de impuestos con alícuotas progresivas no necesariamente
conducen a un sistema tributario progresivo; todo depende de la importancia relativa que ese
tipo de impuestos tiene en la presión tributaria global.
En este capítulo y apartado toca analizar lo que surge de los datos reales que pueden consultarse
de trabajos realizados por el autor y de otros colegas en este campo. Pero antes de analizar los
datos estadísticos, permítase recordar algunos principios que suelen ser motivo de amplio
consenso respecto a qué tipo de impuestos son los que mayormente aportan con su incidencia en
generar un sistema más progresivo.
Sobre la definición de las alícuotas marginales por tramo, la experiencia internacional indica
que no siempre una fuerte progresividad induce necesariamente a un sistema más progresivo del
impuesto. En el Capítulo 5, apartado 5.1., al analizar el tema de maximización del recaudado y
su efecto ―Laffer‖, se citaron las recomendaciones de Arthur Laffer al presidente Ronald
Reagan en cuanto a reducir la progresividad del Income Tax. Los resultados de los estudios
realizados en los EE.UU. luego de las varias reformas introducidas en el Income Tax,
curiosamente por administraciones gubernamentales de signo político distinto (en momentos
307 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En realidad, históricamente y al menos hasta la primera parte del presente milenio, la Argentina
fue un país con mínimo no imponible relativamente alto, justificado en la idea de contribuir a
evitar gravar a personas de bajo ingreso252. Sin embargo, este hecho aparece como desdibujado
por la importante incidencia del IVA que grava los consumos de todos los deciles o estratos
sociales, inclusive el de los pobres, como se comenta enseguida.
Es también claro que el relativamente alto nivel del mínimo no imponible de Argentina esté
asimismo relacionado con la también histórica alta presión tributaria sobre el salario de los
trabajadores con la finalidad de financiar al sistema previsional o de la seguridad social en
general y el de otros programas sociales, como lo fuera hace unos años atrás el FONAVI (Fondo
Nacional de la Vivienda). En este aspecto, los estudios realizados en nuestro país (ver FIEL,
1998) han demostrado el carácter proporcional o no progresivo de esta imposición, al igualar las
tasas medias y marginales253. Asimismo, que este tipo de imposición —al gravar el ―uso del
factor trabajo— constituye un hecho que perjudica no solamente al objetivo de la
competitividad, sino que resulta regresivo desde el ángulo de la equidad distributiva.
Con relación a la imposición sobre los bienes destinados al consumo, como el IVA, lo que los
estudios sobre impacto distributivo han enfatizado más recientemente ha sido la necesidad de
tener en cuenta la ―característica distributiva‖ de los bienes o de la base gravada anticipada más
tempranamente por Feldstein (1978). Por ejemplo, FIEL ha estimado que el 58% de las
exenciones o tratos diferenciales que otorga el IVA por el consumo de alimentos y otros rubros,
basados en razones de equidad, benefician a los dos quintiles superiores de la distribución del
ingreso en Argentina254. El trabajo de FIEL a cargo de Gasparini (1998), utilizando datos de la
Encuesta Permanente de Hogares y de la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (INDEC)
para la Región Metropolitana del Gran Buenos Aires (Capital Federal y Gran Buenos Aires),
estimó la incidencia distributiva diferencial del IVA, junto al de los otros impuestos del sistema
tributario argentino, y sobre la base de definiciones alternativas del nivel de bienestar de las
personas agrupadas por deciles, encuentra que cuando la presión tributaria se mide sobre la base
del ingreso corriente de los individuos, el IVA es decididamente regresivo, debido a la menor
capacidad de ahorro de los estratos inferiores. No obstante, el resultado torna a ser
esencialmente proporcional sobre la base del ―ingreso permanente‖ (enfoque del ciclo de vida)
que se lo aproxima a través del consumo corriente. Ese hallazgo corrobora la simulación que
efectuáramos mediante un ejemplo sencillo, y posteriormente mediante un desarrollo analítico,
en el Capítulo 5, punto (ii), apartado (c), donde se analizara la imposición al ingreso versus la
imposición al consumo de bienes con relación a la elección entre consumo presente y consumo
futuro. Entonces se corroboró la neutralidad de un impuesto directo al consumo entre consumo
presente y consumo futuro —tanto desde el punto de vista asignativo como distributivo— a
252
Piffano (2008b).
253
Artana (1998).
254
Expertos del FMI en una revisión sobre experiencias internacionales del IVA (FMI, 2002), han
estimado que el 45% del gasto tributario en el IVA, justificado por razones de equidad, beneficia al 30%
más rico de la población y solamente un 15% beneficia al 30% más pobre. Liberatti, O. (1998) en Italia
encuentra asimismo que un sistema de alícuotas más uniforme mejoraría el bienestar al apuntalar más
eficazmente el cumplimiento de objetivos redistributivos.
308 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Del examen de la realidad que registraba el mundo a fines del milenio pasado, surge claramente
la muy baja participación de la imposición directa, básicamente representada por el impuesto a
las ganancias, y la muy alta preponderancia de la imposición indirecta, en ese caso representada
por el IVA, al que acompaña el Impuesto a los Ingresos Brutos de la Provincias. Esa estructura
—que induce a un sistema más bien regresivo— es acompañada por muchos países de América
Latina, no así los de la OECD.
En la presentación que hiciera Gómez Sabaini en las XIV Jornadas de Finanzas Públicas
Internacionales, realizadas en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional
de Córdoba en 2011, sobre ―La situación tributaria en América Latina: nuevos desafíos‖255, el
autor mostró una serie de datos extraídos del documento elaborado junto con Cetrángolo para la
CEPAL256, de los cuales extraemos los que se consideran relevantes para servir de base a los
comentarios finales sobre la incidencia distributiva del sistema tributario.
En el Cuadro 26 se expone la presión tributaria global (PT) en porcentajes del PIB, registrada
en América Latina en las últimas décadas.
2) La diferencia con Brasil, el otro socio con alta PT —en este caso históricamente
superior a la de Argentina— diferencia que se achica consecuentemente luego de la
mencionada crisis.
255
Gómez Sabaini (2011).
256
CEPAL (2006).
309 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 26
2) La distancia con Brasil sufre un cambio superlativo a partir de la crisis del 2011 en
adelante. Sin dudas el tener que ―vivir con lo nuestro‖ luego del default de la deuda,
indujo a ese inevitable ―desendeudamiento‖ de nuestro país y a la ligada pérdida del
crédito internacional.
257
Piffano (2011b).
310 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 27
En el Cuadro 28, correspondiente a datos presentados por Gómez Sabaini (2011) para la
estructura tributaria por grupos de países, muestra la situación notoriamente diferente de
América Latina y los países de la OECD.
Cuadro 28
Latinoamérica tiene un sesgo notorio hacia la imposición indirecta, semejante a los países de
África sub-Sahariana y de Asia del Este y Pacífico, seguida algo por debajo por el grupo de
países de Europa Oriental y Rusia, y de Medio Oriente y África del Norte. Esta estructura
presagia una incidencia tributaria regresiva.
311 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 29
Gráfico 3
258
Tanzi (2006).
312 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En los estudios realizados por el suscrito259, la participación de sociedades ronda en el 76% del
recaudado total, porcentaje se ya se registraba en los años ―históricos‖ de la PT total igual o algo
menor al 20%, cuando el Impuesto a las Ganancias solo representaba el 3% del PIB (hoy algo
superior al 5%)260.
Cuadro 30
ALÍCUOTAS PROMEDIO
Gráfico 4
259
Piffano (1979; 1980; 2004c).
260
Se remite al lector al Capítulo 13 para mayores detalles.
313 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Nos referimos al Impuesto a las Transacciones Financieras, mal llamado en cierta medida así,
pues se trata de un impuesto que grava ―la tenencia del dinero en los bancos‖ —es decir, cuando
la persona considera prudente conservar sus disponibilidades en una institución bancaria en
lugar de hacerlo ―en los colchones‖— y que se grava al momento en que se los guarda de ese
modo y, nuevamente, al momento de extraerlos por ser necesaria su utilización.
Cuadro 31
(iii) La incidencia final de los sistemas tributarios según los índices Gini y Reynolds y
Smolensky
Los presagios de la poco incidencia de los sistemas tributarios en América Latina en relación al
objetivo redistributivo parecen confirmarse con estos datos, debido a la combinación de una
baja participación de la imposición directa sobre la renta, en particular del impuesto progresivo
a las ganancias de personas físicas, y la más predominante participación del indirecto IVA, que
arrojan los resultados que muestra el Cuadro 32.
Cuadro 32
Lo anterior se corrobora también por otro estudio importante realizado por Cruces y Gasparini
(2011b). De ese estudio se destacan los guarismos que se observan en el Cuadro 33.
Cuadro 33
315 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los autores en su análisis de las implicancias distributivas de la política fiscal llevada a cabo
por los gobiernos de Argentina durante el período comprendido entre 1980 y 2006, concluyen
que la incidencia del gasto público social (GPS) y los Impuestos (T) resultaron en una mayor
concentración tanto del gasto como de los impuestos en la población de mayores ingresos, como
era razonablemente de esperar (columnas (i) y (ii) del cuadro).
En efecto, los índices de concentración del gasto público social (GPS) son negativos, indicando
un moderado sesgo pro-pobre, lo cual se deduce de los índices de Kakwani de donde surge que
el GPS es progresivo (columna iv del cuadro). En cambio, los impuestos si bien también están
concentrados en los estratos de ingresos más altos, como queda reflejado en su índice de
concentración positivo (columna ii del cuadro), al contrario del GPS, resulta levemente
regresivo (columna v del cuadro).
El estudio señala que la focalización del GPS se incrementó a lo largo del tiempo,
particularmente desde la implementación de grandes programas de transferencias monetarias en
el año 2002. Además, que la progresividad del GPS también aumentó impulsada por la creciente
desigualdad de ingresos, dado que una estructura de gasto resulta más progresiva si la
distribución del ingreso subyacente se torna más desigual.
Gráfico 6
316 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cruces y Gasparini advierten que la tendencia hacia una mayor progresividad se modifica recién
en la década 2000, con el descenso de la desigualdad luego de superada la crisis de 2001-2002,
tanto debido al crecimiento de las transferencias monetarias hacia los estratos inferiores de la
sociedad, como también por los cambios significativos introducidos en la estructura impositiva,
que comenzó a depender más fuertemente de impuestos progresivos, como las cargas a las
exportaciones (principalmente agrícolas y petroleras)261 y a las transacciones en el sistema
financiero, circunstancia que se observa por la leve tendencia hacia arriba de la curva
correspondiente a T en el Gráfico 5 en los últimos años de la serie.
No obstante lo observado por los autores, viene al caso analizar nuevamente la eficacia relativa
que demuestra la política fiscal por el lado del gasto público y por el lado de los impuestos. En
base a los datos mostrados en el Cuadro 33 es posible armar otro cuadro en el cual se pueda
observar cuál ha sido la influencia proporcional del GPS y los T en la modificación del
coeficiente de Gini. Los datos elaborados a tal fin, en base a lo mostrado por los autores, se
pueden observar en el Cuadro 34 y en el Gráfico 6.
Cuadro 34
INCIDENCIA PROPORCIONAL POSITIVA Y NEGATIVA DEL GPS Y T,
RESPECTIVAMENTE
De los datos surge la mayor incidencia redistributiva del GPS, que supera en forma
extremadamente amplia a la incidencia del sistema tributario (T) sobre el cambio experimentado
en el coeficiente de Gini luego de la política fiscal; el primero de manera negativa —es decir
positiva para el fin redistributivo— y el segundo positivo —o sea negativo para tal objetivo—
262
.
261
Dada la relevancia del aporte del sector agrícola, seguidamente se le dedica un punto especial.
262
Para extensiones de este tema ver Cruces y Gasparini (2011a y 2001b). También Gasparini, L., Cruces,
G. y Tornarolli, L. (2011).
317 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 6
De lo analizado surge, por lo tanto, que si bien la mayor progresividad tributaria mejoraría
directamente el coeficiente de Gini —por una mayor concentración de la tributación en los
deciles superiores del ingreso— e indirectamente —por reducción de la desigualdad—, la
diferencia del probable resultado final de la incidencia de tal política sería relativamente poco
significativa. Este análisis corrobora por tanto lo ya explicado en base a los datos del Cuadro
32 extraído de Gómez Sabaini (2011) ya comentado.
(a) La redistribución hacia los pobres, los bienes de consumo y los vouchers (o bonos
alimentarios)263
Según Nadín Argañaraz (2012), los derechos de exportación sobre el complejo sojero
solamente, equivalieron al 6% de la recaudación tributaria nacional en 2010 y al 4,5% en 2011.
Contrastando con alguna inversión de relevancia, puede decirse que su magnitud, descontando
lo enviado a las provincias a través del Fondo Federal Solidario (FFS), fue equivalente a toda la
inversión real directa ejecutada por el gobierno nacional en 2010, y financió un 61,5% de la
misma en 2011. Los números simples descriptos marcan que, sin duda, se está ante una fuente
de ingresos de enorme relevancia para el gobierno nacional. A nivel provincial, el monto del
FFS repartido (neto de lo que éstas debieron remitir a sus municipios) equivalió al 22% de la
inversión real directa que el conjunto de provincias ejecutó en 2010264.
263
Conceptos extraídos de Piffano y Sturzenegger (2011).
264
Argañaraz (2012). Ver luego Capítulos 10 y 13 para mayores datos sobre los aportes tributarios
totales y el sectorial.
318 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
referida a la eficacia relativa de las políticas públicas alternativas para el logro del objetivo
redistributivo.
Hay dos enfoques diferentes de cómo basar tales políticas públicas, como ya se anticipara: el
criterio universalista y el focalizado. El criterio universalista en este caso consistiría en
garantizar el acceso libre o a muy bajo costo de los alimentos a todo ciudadano. El criterio
focalizado en cambio consiste en solamente dirigir el subsidio al decil inferior de la escala de
ingreso de la sociedad.
Mientras que el criterio universalista garantiza la mejora distributiva a favor de los pobres, no
puede evitar el efecto de que parte del subsidio alcance a los deciles superiores, reduciendo
notablemente la eficacia de cualquier esfuerzo fiscal necesario para el logro del objetivo. El
criterio focalizado por su lado tiene la virtud de proveer un mecanismo mucho más efectivo en
cuanto a la posible incidencia en mejorar la distribución del ingreso, pero de un menor costo
fiscal, no obstante requerir de una mayor complejidad administrativa y costos de administración
asociados. En este último caso, si la implementación no es efectiva, un problema que podría
surgir es la posibilidad de que algunos pobres queden fuera del subsidio.
Los vouchers o ―vales alimentarios‖ (―food stamps‖) constituyen una modalidad del criterio
focalizado que resulta importante considerar como sustituto o alternativa superadora de la
política pública con fines redistributivos. Existen en realidad dos modalidades que se podrían
implementar respecto a garantizar consumos mínimos de alimentos de los trabajadores: la de los
―vales o tickets empresarios‖ y la de los ―bonos alimentarios‖.
Los tickets empresarios, también denominados ―tickets canasta‖, son una modalidad de cupón
financiado por la empresa donde el trabajador desarrolla su actividad en relación de
dependencia y que utiliza para el pago de una cierta canasta estandarizada de posibles
alimentos. Se trata de un financiamiento privado que el Estado no obstante puede subsidiar,
normalmente permitiendo al empresario o empresa contabilizar el gasto como parte de la
retribución del trabajador y sobre los cuales se le exime del pago de obligaciones por cargas
sociales (―componente no remunerativo‖).
El ―bono alimentario‖ en cambio forma parte de programas sociales financiados por impuestos
y provistos a través del gasto presupuestario de los gobiernos. Se trata de un cierto monto en
dinero que el beneficiario —sea o no trabajador, se encuentre o no ocupado o desocupado—
podrá disponer tanto para él como para su familia. Sin lugar a dudas, esta modalidad se adapta
265
Aún cuando el producido de las retenciones en su magnitud actual aporta importantes recursos al
Estado Nacional, debe reconocerse su efecto colateral de reducir notablemente el precio doméstico de los
productos alcanzados por el impuesto. En el Capítulo 8 se explica en detalle el efecto de las retenciones.
266
Remitimos al lector a lo tratado en el Capítulo 10, apartado 10.6. punto (v) sobre imposición a la
tierra y la manera más conveniente de gravar al sector rural desde el punto de vista de la eficiencia.
319 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Mientras que la primera modalidad apunta a situaciones de clase media y clase media baja —
segundo y tercer quintil— la segunda modalidad se adapta más para situaciones de pobreza
normalmente afectando a la clase baja —primer quintil y asimismo al segundo quintil de clase
media baja— de manera que los objetivos y efectos esperados de la política redistributiva
difieren en uno y otro caso.
Dado que el objetivo del criterio focalizado es atender mayoritariamente a los pobres, existen
ejemplos interesantes para analizar de la segunda modalidad, es decir, la de los ―bonos
alimentarios‖. Las dos experiencias, de las que se pasa revista en el Apéndice 3, son una prueba
de que este tipo de solución a la cuestión distributiva ligada a los alimentos es viable y
administrativamente posible de organizar, lejos de los mecanismos prebendarios y/o clientelistas
con que suele ser calificado este tipo de solución. En realidad, todo depende del diseño
institucional que la misma adopte268.
(b) Las enseñanzas de los programas de bono alimentario con relación a aspectos de
eficiencia y equidad de los regímenes
Del repaso de las experiencias consultadas sobre el uso de los vouchers o bonos alimentarios,
pueden extraerse algunas características importantes de los programas con vistas a lograr un
diseño que minimice algunos problemas que la literatura ha planteado sobre esta modalidad de
asistencia a los pobres269. Sin necesariamente ser exhaustivos en el repaso de estas
condicionalidades, del estudio surgen al menos las siguientes cuestiones esenciales:
Una primera cuestión importante tiene que ver con el rol que debería cumplir el Estado y los
entes no gubernamentales en la operatoria del sistema, con vistas a evitar el manipuleo del
padrón de beneficiarios por el clientelismo político y el intento de captura de votantes, al tiempo
de asegurar que los beneficios finalmente lleguen con eficacia a los pobres.
267
Martín Krause (2002) ha sugerido la ―tercerización‖ de este rol en entidades privadas sin fines de
lucro, mediante la creación de fideicomisos administrados por las ONGs. El control social de esos fondos,
sin embargo, ha demostrado ser de una compleja y no demasiada eficacia para su contralor en ciertos
contextos socio-políticos, como se verá luego; todo depende del diseño institucional y del sistema de
control legal que se logre establecer.
268
Esta afirmación habría de desafiar por tanto afirmaciones como la pronunciada por Milton Friedman,
quien no obstante sugerir el empleo de los vouchers como mecanismo de subsidio en educación y otros
servicios gubernamentales, afirmaba que ―los programas estatales de asistencia a los pobres son un
fracaso, a los que se agrega el fraude y la corrupción‖; cita de Benegas Lynch (h) y Krause (1998).
269
Ver Bradford y Shaviro (1999) y Krause (2002), op. cit. Krause cita la experiencia del estado de
Illinois de los EE.UU. Sugerencias de uso del bono o voucher en el subsidio a la educación universitaria
fue la propuesta adelantada en 1992 para Argentina en Piffano (1993).
320 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, un diseño institucional acorde con las prácticas diseñadas en países como en los
EE.UU. pueda que resulte demasiada exigencia en países de baja cultura democrática y
republicana, de manera que este necesario escenario socio-político y cultural no es de
importancia menor para garantizar la viabilidad y eficacia de este tipo de diseño.
La cuarta cuestión está relacionada con la conducta de los beneficiarios. El sistema debe evitar
el problema de ―riesgo moral‖ que se plantea por el comportamiento de los beneficiarios una
vez obtenido el beneficio. El tema se refiere a los incentivos perversos que estos programas
pueden generar en relación a los incentivos al trabajo, al ahorro y la formación familiar, los que
suelen identificarse como el dilema de la ―dependencia‖ de los beneficios272. Las experiencias
internacionales muestran consecuencias no deseadas, tales como la desintegración familiar
(abandono de los padres y número creciente de madres cabeza de familia con niños) y la
incapacidad de integrarse a un mundo laboral que se renueva rápidamente.
270
La sugerencia, por lo tanto, no admitiría ningún sistema que implicara la provisión monopólica
gubernamental, al estilo como fuera la ―caja del PAN‖ instrumentada en nuestro país durante la gestión
del gobierno del Dr. Alfonsín; un esquema cuestionable de paternalismo en la determinación de las
verdaderas necesidades del beneficiario, cuya variedad resulta administrativamente compleja o imposible
de determinar.
271
Las reglamentaciones, no obstante, excluyen la posibilidad de que el dinero sea gastado en cierto tipo
de consumos no ligados estrictamente a las necesidades de alimentación, como jabones de tocador,
bebidas alcohólicas, remedios, comida para animales, tabacos y otros, como los indicados en el caso de
Michigan.
272
Como adelantara Humboldt (1792), ―en la medida en que cada individuo descansa en el
asistencialismo del Estado, abandona su responsabilidad sobre su suerte y el bienestar de sus
semejantes‖. Citado en Benegas Lynch (h) y Krause (1998); los autores realizan un examen crítico de la
ayuda estatal a los necesitados.
321 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el trabajo de Piffano y Sturzenegger (2011) se realiza una estimación del subsidio requerido
en caso de querer implementar el sistema del bono alimentario en la Provincia de Buenos Aires
en sustitución al subsidio implícito que en dicha provincia producen las retenciones a las
exportaciones de productos agroalimentarios
El subsidio mensual implícito por la aplicación de retenciones se define como la diferencia entre
lo que actualmente gastan los hogares menos lo que gastarían a los precios sin retenciones.
La estimación del subsidio implícito de las retenciones sobre el consumo se basa en la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH) del segundo semestre de 2009 y en los resultados de la Encuesta
de Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGH) de 1996/97275, ambas realizadas por el
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. La forma en la que se calcularon los precios sin
retenciones se exponen en el Apéndice 4.
De la EPH se tomaron los ingresos totales familiares de los hogares y de la ENGH se utilizó la
proporción del ingreso que cada decil gasta por cada tipo de alimento. De esta manera se pudo
estimar el monto promedio gastado por tipo de alimentos (ver Tabla 1). Por ejemplo: si el decil
1 gasta el 3.28% de su ingreso en leche y su ingreso era de $458, entonces gasta $15 en leche, si
en cambio su ingreso es de de $1.220 el gasto en leche es de $40.
273
Ver Soto (2000), citado por Krause. Krause —basado en la amplia experiencia histórica registrada en
la Argentina— propone como ya se anticipara una más activa participación de la filantropía privada, con
la creación de fideicomisos que administren el programa de ayuda alimentaria. El Estado podría alentar
estos emprendimientos con deducciones impositivas (por ejemplo, en el Impuesto a las Ganancias) —
como sucede en los casos de EE.UU. o Francia— reduciendo en forma importante el costo fiscal de los
programas.
274
La elaboración de este trabajo empírico estuvo a cargo del Mg. Juan Ignacio Zoloa (UNLP).
275
La ENGH de 1985/1986 era la última encuesta de gasto disponible al encararse el estudio.
322 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para calcular las cantidades consumidas de cada bien se dividió el monto gastado en cada rubro
por el precio de 2009. Dichas cantidades se mantuvieron fijas durante la simulación. Los precios
de 2009 resultan del ajuste de los precios de diciembre de 2006 ajustados por la variación en el
precio de los alimentos y bebidas entre diciembre de 2006 y diciembre de 2009 publicadas por
el INDEC (21.5%). El subsidio implícito es la diferencia entre lo gastado actualmente menos lo
que debería gastar a los precios sin retenciones276. Ese monto se define como las cantidades
calculadas anteriormente multiplicadas por los precios hipotéticos sin retenciones.
Tabla 1
GASTO DE CONSUMO DE LOS HOGARES SEGÚN DECILES DE INGRESO NETO
MENSUAL PER CÁPITA POR FINALIDAD DEL GASTO EN PORCENTAJE – TOTAL
DEL PAÍS. AÑOS 1996 Y 1997
Alimentos y bebidas 53.93 47.83 43.91 41.73 39.32 36.82 34.32 31.91 28.72 23.75 34.00
Productos de panadería 8.88 6.87 5.66 4.98 4.61 4.03 3.40 3.04 2.45 1.62 3.62
Harinas, arroz, cereales y pastas 4.25 3.10 2.75 2.44 2.14 2.05 1.79 1.64 1.34 0.87 1.82
Carne vacuna, porcina, ovina y
12.02 10.05 8.95 8.13 7.28 6.40 5.50 4.70 3.89 2.26 5.54
menudencias
Aves 1.78 2.23 2.22 2.19 2.10 2.11 1.81 1.62 1.43 0.85 1.63
Pescados y mariscos 0.37 ºº 0.41 0.41 ºº 0.45 ºº 0.46 0.43 ºº 0.45 ºº 0.40 0.43 ºº 0.29 0.40
Fiambres, embutidos y conservas 1.16 1.22 1.21 1.23 1.23 1.26 1.20 1.12 1.02 0.77 1.07
Aceites y grasas 1.54 1.17 0.99 0.89 0.76 0.66 0.58 0.51 0.48 0.31 0.63
Leche 3.28 2.85 2.43 2.18 2.04 1.75 1.43 1.22 0.97 0.60 1.49
Productos lácteos 1.74 2.06 2.08 2.16 2.21 2.20 2.10 2.13 1.86 1.44 1.92
Huevos 1.24 1.06 0.96 0.84 0.74 0.62 0.57 0.49 0.36 0.22 0.56
Frutas 2.07 2.20 2.26 2.30 2.34 2.14 2.09 1.98 1.67 1.23 1.87
Verduras y legumbres 5.22 4.22 3.89 3.49 3.22 2.98 2.65 2.39 1.92 1.34 2.61
Azúcar, dulces, golosinas y cacao 1.86 1.52 1.31 1.27 1.20 1.06 1.04 0.91 0.78 0.62 0.99
Infusiones 1.49 1.21 1.11 1.08 0.97 0.90 0.85 0.77 0.68 0.54 0.83
Salsas y condimentos 0.59 0.51 0.46 0.41 0.41 0.35 0.36 0.33 0.28 0.22 0.34
Alimentos listos para consumir y otros
0.92 ºº 0.89 1.03 1.09 1.27 1.41 1.64 1.54 ºº 1.79 1.79 1.49
productos alimenticios
Bebidas alcohólicas 1.37 1.37 1.37 1.35 1.21 1.19 1.03 1.13 1.07 1.05 1.16
Bebidas no alcohólicas 2.63 2.79 2.76 2.70 2.66 2.58 2.46 2.33 2.12 1.57 2.27
Comidas y bebidas fuera del hogar 1.52 ºº 2.10 ºº 2.06 ºº 2.55 2.47 ºº 2.70 ºº 3.37 3.66 4.18 ºº 6.16 3.76
(1) El ingreso per cápita se calculó como el ingreso del hogar dividido por el número de miembros.
ºº Dato estimado a partir de una muestra con error estándar relativo entre el 10% y el 30%.
Nota: en algunas columnas la suma de los parciales no totalizan exactamente 100,00 por la aproximación decimal.
Fuente: INDEC, Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares.
276
En las Tablas 1A y 2A del Apéndice 4 se detallan los precios y las cantidades utilizadas de cada bien.
277
Los datos de la EPH representan el 77% de la población de la provincia, por ese motivo se
expandieron los resultados para que sean representativos del total de la provincia, multiplicando los
resultados por 1/0.77.
323 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 2
SUBSIDIO ANUAL IMPLÍCITO
Gasto sin
Gasto sin
Gasto sin retenciones
Decil de ingreso per Gasto 2009 (en Subsidio retenciones Subsidio Subsidio
Personas Hogares retenciones (en
capita familiar millones) anual * (en millones) anual ** anual ***
(en millones) * millones)
**
***
1 1,429,572 308,054 1,277 1,430 153 1,406 129 1,385 108
2 1,406,102 311,949 2,499 2,783 283 2,739 240 2,701 201
3 1,598,556 379,591 3,801 4,220 419 4,156 355 4,099 298
4 1,707,852 442,090 5,103 5,646 543 5,563 460 5,490 387
5 1,690,802 494,498 5,957 6,567 610 6,475 518 6,394 437
6 1,726,551 503,024 7,055 7,743 688 7,640 585 7,550 495
7 1,570,693 486,785 7,396 8,072 676 7,973 577 7,886 490
8 1,548,040 508,138 8,674 9,422 748 9,315 641 9,221 547
9 1,318,757 478,543 8,941 9,663 722 9,562 621 9,473 532
10 1,188,412 498,365 11,801 12,532 731 12,439 638 12,356 555
Total 15,185,336 4,411,038 62,505 68,078 5,573 67,269 4,764 66,555 4,050
En este punto se presenta el cálculo del impacto de la eliminación de las retenciones sobre la
indigencia y la pobreza según datos de la Dirección Provincial de Estadísticas de San Luis. Si se
toma la evolución de los precios relevados por la Dirección Provincial de Estadística de San
Luis278, la eliminación de las retenciones y barreras a la exportación genera un fuerte impacto en
la indigencia y la pobreza. El aumento de la indigencia seria del 4.22% y el de la pobreza del
12.55% en el escenario donde la carne aumenta un 25%, según se observa en la Tabla 3.
Tabla 3
IMPACTO DE LA ELIMINACIÓN DE LAS RETENCIONES Y LIMITACIONES A LA
EXPORTACIÓN SOBRE LA POBREZA Y LA INDIGENCIA
El subsidio a la pobreza propiciada por los autores con la reforma evitaría este impacto
negativo.
278
En los cálculos anteriores no era relevante el precio utilizado ya que son cambios porcentuales.
324 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
incluye el subsidio que se implementaría mediante el régimen del bono alimentario a los cuatro
primeros deciles de la población de la Provincia de Buenos Aires.
Cuadro 35
RECURSOS FISCALES EN CADA RÉGIMEN TRIBUTARIO INCLUYENDO BONO
ALIMENTARIO (EN MILLONES DE DÓLARES)
(i) Los límites económicos: el postulado de la Economía del Bienestar y los incentivos
económicos
279
Este resultado es altamente conservador; para estimaciones de EGC, ver Di Gresia (2009) quien estimó
una mejora del PIB agregado algo superior al 1% luego de una reducción general del 50% de las
retenciones. También Nogués y Porto (2007) estimaron mejoras en el PIB agregado con la eliminación de
las retenciones.
280
Volver a lo explicado a través de la Figura 6 al final del apartado (iv) de la sección 7.2.
325 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sobre este punto, Musgrave y Musgrave (1992) presentan un modelo simple para explicar las
consecuencias que los distintos criterios redistributivos implicarían en términos de los costos de
eficiencia que podrían surgir cuando se levanta el supuesto de oferta fija de factores y,
particularmente, cuando se elimina la posibilidad de recurrir a transferencias del tipo ―lump
sum‖, suma fija o capitación.
Para plantear ese mecanismo de elección que habrá de ser incidido tributariamente, cuando el
Estado introduce el impuesto que habrá de gravar el ingreso del factor, se supone la existencia
de dos tipos de individuos: los de alta capacidad para ganar ingreso (L) y los de baja capacidad
de ganar ingreso (P). Para extremar el ejemplo, se supone que en realidad en el grupo P tal
capacidad de generar ingreso es nula.
Figura 14
Figura 15
326 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El punto A de Figura 14, sobre la abscisa, es el punto inicial, que mide el ingreso que están
obteniendo los ricos antes del impuesto (YL0). El mismo punto A en la Figura 15 muestra el
equilibrio inicial de los ricos en su elección entre ocio e ingreso (OL0; YL0)281. Las curvas de
indiferencia de la Figura 15 corresponden a la función de utilidad de un trabajador
representativo del grupo de los ricos. La curva redondeada a manera de una montaña y
coloreada en azul de la Figura 14 por su parte, irá marcando el sendero de la incidencia en el
nivel de actividad al que induce la política redistributiva para cada nivel de ingreso que se
intentara transferir a los pobres.
La maximización de la función de utilidad del trabajador rico [U = F (YL; OL)] lo ubica en ese
punto inicial A de Figura 15. El punto similar A de Figura 14, es asimismo el punto inicial
como se indicara y del mismo parte la recta de balance AA‘ de 45º en ambos ejes, o sea de
pendiente -1, que puede suponerse ser la posible recta de selección en donde se ubicará el
trade-off entre los ingresos disponibles a fijar para cada grupo (YL; YP) por quien habrá de
adoptar la política redistributiva [Impuesto a los ricos (TL) = Subsidio a los pobres (SP)] entre
ambos tipos de trabajadores. Vale decir, se podría imaginar un desplazamiento a lo largo de
AA‘ indicando que la parte detraída del ingreso bruto de los ricos será la que recibirían los
pobres. El punto A‘‘ indicaría en ese sentido una distribución igualitaria del ingreso de ambos
grupos después de TL = SP.
El segundo teorema de Economía del Bienestar así lo pronosticaba sobre la base de que TL fuera
un impuesto de suma fija o cápita (lump-sum) que no generaría ningún tipo de reacción a la
medida tributaria de parte de los ricos. Pero observemos ahora un mundo algo más real y no tan
ficticio como la Economía del Bienestar lo entiende.
El Estado introduce un impuesto que grava el ingreso de los ricos, lo que provoca una caída de
la pendiente o recta de presupuesto que mide el costo de oportunidad de las 24 horas diarias
disponibles por el trabajador (su retribución, salario u honorario, por hora). La nueva situación
de equilibrio se ubica en el punto B. Nótese que en la Figura 14 se observa que el efecto renta
supera al efecto sustitución, de allí que la caída del salario induce a ―aumentar‖ la cantidad de
horas destinadas al trabajo y, consecuentemente a reducir las horas de ocio. La dirección que
marca la flecha entrecortada resaltada en rojo en la Figura 14 indica ese movimiento después
del impuesto. En efecto, en la Figura 15 se observa que la recta de balance inicial AA‘ se
desplaza en dirección noroeste (NO) indicando que ahora el ingreso nacional ha aumentado
como consecuencia de que los que trabajan han aumentado su esfuerzo laboral. Ocurre que el
efecto renta superó al efecto sustitución. Ese mayor esfuerzo aumenta el PIB, pero los ricos que
trabajan viven naturalmente peor (su nivel de utilidad pasa de U0 a U1, siendo U0 > U1). Por
cierto que los pobres ahora reciben un ingreso que antes no tenían, por lo tanto, es obvio que su
bienestar habrá aumentado en forma importante.
Ahora supongamos que el gobierno no conforme con la medida previa decide reforzar su
política redistributiva aumentando la presión tributaria sobre los ricos. La nueva caída de la
recta de balance en Figura 14 incide para ubicar al trabajador rico en el punto C. Ahora el
efecto sustitución supera al efecto renta; el desestímulo resulta muy acentuado, razón por la que
el rico reduce su tiempo destinado al trabajo (aumenta el ocio). La caída del esfuerzo laboral
provoca una reducción natural en el ingreso nacional. El nuevo PIB se desplaza en Figura 14
en dirección sudeste (SE), atravesando por el punto C.
Los pobres siguen mejorando su bienestar y los ricos lo desmejoran. El nivel de utilidad
desciende al nivel U2 < U1 < U0, como se observa en Figura 15.
281
El lector puede volver al Capítulo 5, sección 5.1. (ii), (b), para recordar los efectos del impuesto al
ingreso en la decisión sobre ocio-trabajo, u ocio-ingreso, de un trabajador, y los efectos renta y sustitución
que provoca el impuesto en su comportamiento.
327 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Este análisis finalmente permite identificar los efectos de los diferentes criterios de justicia
distributiva analizados previamente.
El punto A inicial es donde ubicar al criterio de las dotaciones en su versión clásica original.
No habrá política distributiva, pues no sería justo transferir ingreso a quienes no han contribuido
a generar absolutamente nada.
Las variantes siguientes del criterio de las dotaciones ya reconocen la necesidad de cierto nivel
de redistribución, partiendo de la idea de la existencia de distorsiones de los mercados (ausencia
de competencia perfecta) o ausencia de un escenario de igualdad de oportunidades, por ejemplo.
Por lo que es posible ubicar la política redistributiva en el punto B.
El pasaje al punto B parece atractivo para los gobiernos por varios motivos. En primer lugar se
puede difundir el mensaje de que el modelo económico aplicado ha conducido a mejorar el nivel
de actividad económica (lo cual es correcto), al tiempo de reducir la pobreza (lo que también es
correcto). Y esta política parece compatible con las variantes del criterio de las dotaciones, las
dos variantes iniciales del criterio utilitarista, la del bienestar mínimo para todos y el criterio de
equidad relativa considerando a la redistribución como una externalidad positiva.
El pasaje al punto C ya indica una política redistributiva más agresiva hacia los ricos, y a ella
puede conducir el criterio de ―a cada cual sus necesidades‖ (bienestar igual para todos) y muy
rápidamente lo harían el enfoque utilitarista del sacrificio marginal igual, el intento sostenido de
querer maximizar el bienestar de los pobres y, finalmente, el criterio de la redistribución del
ingreso como bien meritorio. No queda demasiado claro en donde se ubicará el resultado final
siguiendo el criterio de considerar a la redistribución como un bien público. Es probable que el
trade-off defina algún punto entre el B y el C, dependiendo del poder político que detenten el
grupo de los ricos y el de los pobres.
Finalmente, resulta claro que si prevalecieran el criterio utilitarista del sacrificio marginal igual
o el criterio rawlsiano extremo, la economía racionalmente manejada se ubicaría en el punto D,
donde precisamente se estaría maximizando el bienestar de los pobres (nivel de ingreso
YpMAX). Si la obsesión por seguir redistribuyendo ingreso hacia los pobres siguiera adelante,
lamentablemente la economía no podría ubicarse en un punto F, sino en el punto E. En este
punto, no solamente los ricos estarían muy mal, sino que también los pobres bajarían su nivel de
bienestar. La caída del ingreso total provocaría que el PIB a usufructuar se haya reducido
dejando peor a ricos y pobres, es decir a todo el grupo social.
Los intentos redistributivos de los gobiernos no solamente han de estar limitados por motivos
económicos no evitables por los hacedores de política, sino que también lo estarán por el orden
jurídico que regula el accionar de las personas y del propio Estado. La referencia es
naturalmente lo que dispone la Constitución Nacional al respecto.
282
Art. 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio; a saber: ―…de usar y disponer de su propiedad‖. Art. 17: ―La propiedad es
inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia
fundada en ley…‖. ―La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal
argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie‖.
328 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Vale al caso citar asimismo que este límite del 33% en la presión tributaria es el que tomó
nuestro máximo tribunal en su actual composición en forma expresa, en el conocido fallo sobre
indemnización laboral284.
Sobre esta interpretación se pueden encontrar posiciones similares en diversas materias en las
que el Tribunal ha establecido el límite del 33% como tope de la presión fiscal, tope más allá del
cual estaría comprometida la garantía del art. 17 de la Constitución, señalando que dicho límite
no podía erigirse ―...en un parámetro de rigidez insuperable...‖ 289. En particular, y sólo a título
de ejemplo, corresponde señalar que tal pauta fue mantenida de manera constante en materia de
imposiciones inmobiliarias 290 y, aún así, lo ha sido sobre la base de exigencias muy precisas
para determinar la utilidad sobre la que se calcularía aquella alícuota, como lo son, el hecho de
considerar el valor real del inmueble y no su valuación fiscal, o bien, la capacidad productiva
posible o potencial del bien, según una racional explotación de éste291; también se acudió a esta
regla en el caso del impuesto sucesorio292, del impuesto provincial que recaía sobre los
honorarios devengados en juicio293, de la contribución de mejoras, al aceptarse su
constitucionalidad cuando aquélla ―apenas‖ excede del 33% del valor de la propiedad después
283
Ver Fallos: 209:114, 125/126 y 210:310, 320, considerando 6°, entre muchos otros.
284
―Vizzoti, Carlos A. C/AMSA S. A. s/despido‖, del 4 de noviembre de 2004, por el que puso un tope al
recorte de la base indemnizatoria en materia de despido que prevé el Art. 245 de la Ley de Contrato de
Trabajo. Ver Fallos: 327:2293; y, 327:3677, considerando 11.
285
Fallo C. 866. 42. Candy S. A. c/AFIP y otro s/acción de amparo, con relación al ajuste por inflación de
los balances del 03-07-2009.
286
Fallos: 314:1293; 322: 3255.
287
Fallos: 160:247.
288
Fallos: 210:1208; ver también Fallos: 210:855.
289
Ver considerando 25, del voto de la mayoría en el caso registrado en Fallos: 318:676.
290
Fallos: 196:122; 209:114 y 200; 210:172 y 310; 220:322; 236:22.
291
Fallos: 239:157; 314:1293 y sus citas; 322:3255, entre otros.
292
Fallos: 234:129; 235:883.
293
Fallos: 220:699.
329 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de ejecutada la mejora294, y el más reciente ya citado al examinar la validez de la tasa creada por
la Ley 25.085 o al considerar inconstitucional la norma ya citada del derecho laboral, que
reduce en más de dicho porcentaje la base salarial, a los fines de calcular la indemnización por
despido sin justa causa.
Como comentario final a esta reseña jurídica y aún cuando la discusión profunda del tema
jurídico escapa al alcance de este trabajo —reconociendo el autor su debilidad profesional en
este terreno— no querríamos dejar de señalar cierta inquietud reiterada de parte de la
jurisprudencia de la Corte cuando trasmite su opinión de que la Justicia no debe ni puede ―hacer
política‖, aspecto que incumbiría con exclusividad al Congreso.
La pregunta que surge a ese planteo es: ¿en base a qué argumento habrá de medirse la
―razonabilidad‖ de la imposición y fijar si la misma es violatoria de la propiedad o no, sin
―hacer política‖, de hecho? El tema no se habrá de resolver argumentando que el problema
planteado a juicio es muy complicado, al depender de cómo se definan la política comercial, la
política cambiaria, las necesidades de bienes públicos, los problemas de redistribución de la
renta, etc. Los juicios, por más complicados que sean, deberán de alguna manera ser resueltos
por los jueces cuando se planteen en esa instancia. Pareciera ser que el problema de la Justicia,
al menos en años recientes en nuestro país, ha sido el de esgrimir una muy cuidadosa actitud en
evitar ―hacer política‖ o de ―no judicializar las cuestiones políticas‖, bajo el argumento de que
las políticas las fija el Congreso como se señalara. De allí, aquello de no judicializar, por
ejemplo, las protestas callejeras o el reclamo (en todo caso ―legitimado‖) de un pueblo cortando
rutas, etc. Pareciera que la Justicia descuida reconocer que representa una institución cuya
existencia responde al régimen republicano de gobierno; que por tanto constituye ―un poder‖ y,
consecuentemente, forma parte también del gobierno, debiendo tomar decisiones políticas
necesariamente cuando se viola la Constitución.
En el caso que nos ocupa, ello es así porque la justificación de la existencia de un impuesto no
depende exclusivamente de lo que opine el Congreso, por más buena, apropiada, oportuna y
bien intencionada que desde el punto de vista económico y social resulte la ley tributaria —
avalada inclusive por la opinión de economistas con antecedentes de Premio Nobel—
simplemente por lo establecido en el citado Art. 28 de la Constitución.
294
Fallos: 210:351.
295
Art. 28. Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser
alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.
330 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
¿Por qué finalmente ha animado al autor la idea de acercar pautas que permitan a los jueces
deslindar lo más acotadamente posible el límite confiscatorio de la imposición? 298 Porque lo
aclarado por la Corte en el citado caso Candy S. A. c/AFIP respecto a que el 33% no sería un
límite estricto, pues el límite quedaría sujeto a situaciones ―variables en el tiempo y en las
circunstancias‖, introduce un nivel de incertidumbre extraordinaria hacia futuro aniquilando la
viabilidad de muchas inversiones —en particular aquellas de larga maduración— lo cual es
incompatible con un sistema libre de mercado y propiedad privada que opere eficientemente.
Más aún, desde el ángulo jurídico mismo, si la Corte decidiera en futuros juicios que debido a
las circunstancias el límite se extiende por ejemplo al 66% —duplicando el famoso 33%—
estaría colegislando sobre un tributo con retroactividad, es decir, sobre inversiones hundidas.
Esto estaría en contradicción con el principio constitucional que exige la vigencia de una
legislación con carácter previo al hecho imponible. De manera que la fijación del límite no
puede quedar sujeta a futuras discrecionalidades en las que las diferencias al 33% fueran
relativamente importantes299.
A los límites económicos y los jurídicos que surgen en el intento de llevar adelante políticas
redistributivas del ingreso, se añade finalmente la que se entiende como ―límites políticos‖ a la
redistribución.
El tema alude a la reacción que los votantes podrían asumir en caso de no considerar buena la
propuesta redistributiva o, por el contrario, sea considerarla correcta y, por tanto, avalarla.
Con relación al poder de los grupos, es posible que en un sistema democrático de mayoría
simple, los estratos inferiores de la sociedad coalicionen para asegurar un mecanismo
impuesto-transferencia a expensas de los considerados ricos. Sin embargo, esta posibilidad
tiene un límite.
296
Sobre este último aspecto en particular se sugiere consultar Bour, E. (2008, 2009), Capítulo XV.
297
Ver por ejemplo la recopilación de Stiglitz (1987).
298
Ver este tema en lo adelantado sobre imposición al sector rural en Piffano (2009).
299
Generar una sugerencia que pueda ayudar a los jueces para la definición del límite constitucional que
garantice ―la razonabilidad de la imposición‖, cualquiera fuera la política que decida el Congreso, es a lo
que apuntara el trabajo sobre imposición a la tierra, citado en la nota al pie anterior.
331 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el primer escenario antes descrito, en el cual solamente votaban los ciudadanos del Grupo 1,
siendo coherentes con funciones de utilidad individuales del tipo neoclásico (homo
economicus), según las cuales las personas solamente computaban como aportantes a su
bienestar esencialmente los consumos propios y no los de los otros conciudadanos, la votación
conduciría a un nivel de T=S1, o sea a un nivel muy bajo de gasto en transferencias a financiar
con los impuestos.
Figura 16
0 T=S
T=S1 T=S2 T=S3 T=S4 T=S5
A medida que la democracia se amplía con la incorporación de nuevos grupos de votantes, por
ejemplo los grupos de ingresos intermedios del tipo 2 y 3 de la figura, el votante mediano se va
desplazando hacia un tamaño mayor de T=S. En rigor si solamente votaran los grupos de
ingreso 1, 2 y 3, el resultado de la elección habría de coincidir con las preferencias del Grupo 2.
Si finalmente la democracia resulta totalmente amplia, con la incorporación de los grupos más
pobres de la sociedad (los quintiles correspondientes a los Grupos 4 y 5) el resultado de la
votación conducirá al nivel máximo posible, que en este caso correspondería al quintil
representado por el Grupo 3.
Del empleo del teorema claramente resulta que las preferencias de los individuos representados
en el Grupo 5 no podrán tener éxito políticamente, pues sus deseos implican un gasto en
transferencias muy elevado seguramente financiados con impuestos progresivos, que habrían de
afectar a los grupos de ingresos altos y medios. En efecto, con respecto a los grupos medios
aceptarán un aumento del gasto en transferencia con relación a lo que aspirarían los Grupos 1 y
2, pero a medida que aumenta la recaudación tributaria necesaria y se va agotando el margen
contributivo de la clase alta —con alícuotas marginales que se acercan al punto confiscatorio—
es necesario acudir en proporciones crecientes a gravar los ingresos medios.
300
Desarrollos basados en Musgrave y Musgrave (1992) y Núñez Miñana (1994).
301
Un vestigio de esta característica se observa en la Constitución de 1853 que establecía que para ser
Senador era requisito el ―disfrutar de una renta anual de 2.000 pesos fuertes, o de una renta equivalente‖
(Art. 47). Para la época la renta provenía de propiedades inmobiliarias.
332 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El modelo del votante mediano implicará entonces cierta redistribución del ingreso,
esencialmente a expensas de los grupos de ingreso altos, pero que se detendrá en cierto
momento cuando comience a afectar la situación de la coalición mayoritaria triunfante ubicada
en torno de las preferencias del votante mediano. Vale decir, mejorar la situación de la minoría
de más bajos ingresos presentará problemas políticos con la regla de la mayoría.
El problema de las minorías radica precisamente en que son minoría. Su única posibilidad
consiste en una coalición mayoritaria que haga lugar, aunque más no sea parcialmente, a sus
aspiraciones. Y esto sí es posible en las democracias, como ya se analizara en el Capítulo 5,
apartado 5.6., al tratar el tema de estrategias y coaliciones. La experiencia vivida en Argentina
en la década de los noventa, planteó una suerte de coalición entre los grupos de alto nivel de
ingreso y las clases medias y cierta porción importante de las clases de ingresos bajos, al
momento de instrumentarse el régimen de la convertibilidad y la apertura económica,
corroborada en los dos actos eleccionarios durante la ―época primaveral‖ del régimen.
333 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
I. Introducción
El desarrollo humano se define como un proceso a través del cual se amplían las oportunidades
del ser humano. Estas oportunidades en principio abarcan una amplia gama de actividades:
desde el consumo de ciertos bienes básicos como alimento, vestido, etc., hasta actividades
culturales y políticas.
Sin embargo, a fines de facilitar la medición cuantitativa para una muestra amplia de áreas
geográficas, tres son las oportunidades básicas que se toman en cuenta:
De este modo el enfoque del desarrollo humano va más allá del tradicional análisis de
crecimiento económico, que considera la evolución del ingreso per cápita como indicador clave.
El crecimiento del PBI per cápita es la condición necesaria para que pueda darse un avance
sostenido en el desarrollo humano, pero no es una condición suficiente. En otras palabras el
crecimiento del ingreso no siempre es sinónimo de un mayor acceso por parte del conjunto de la
población a las oportunidades definidas bajo el concepto de desarrollo humano. Esto implica
por un lado que regiones de nivel de ingreso per cápita relativamente bajo puedan mejorar el
nivel de desarrollo mediante la aplicación de políticas apropiadas (por ejemplo, mediante la
racionalización y reasignación del gasto público) y por otro lado, que aún en el caso de un alto
nivel de ingreso per cápita o rápido crecimiento, es necesario establecer políticas que
fortalezcan el vínculo entre desarrollo humano y crecimiento económico, ya que este vínculo no
se produce en forma automática.
Así, el conjunto de condiciones que reúne el Índice de Desarrollo Humano pareciera ser útil
para resumir las condiciones socioeconómicas de una población, de tal forma de permitir
evaluar la existencia de algún tipo de relación entre desarrollo y rendimiento educativo.
Para ello, se utilizan cuatro índices para medir el desarrollo humano de cada una de las
jurisdicciones provinciales y tres índices que miden la condición sanitaria, que se describen en
la próxima sección.
Las tres variables se combinan de forma de obtener el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Dicho índice se construye siguiendo tres pasos. Primero se define una medida de la privación
que sufre el país o jurisdicción en cada una de las tres dimensiones básicas: esperanza de vida,
conocimientos y PBI per cápita. Con esta finalidad se determina un valor máximo y uno
mínimo para cada una de las tres variables, con base a los valores observados para todas las
jurisdicciones (o países) de la muestra analizada. De esta forma, la medida de privación coloca a
una jurisdicción o a un país en el rango de cero a uno, según sea el valor que registra para cada
variable comparado con la diferencia entre el máximo y mínimo de toda la muestra.
Formalmente, el indicador de privación correspondiente a la jurisdicción (al país) j respecto de
la variable i se define como
i i ( X ij X i )
zij
n n i
El segundo paso consiste en construir un indicador agregado de privación para cada jurisdicción
(o país), definido como el promedio simple de los correspondientes a las variables utilizadas. La
siguiente ecuación define este paso:
I ij
Ij i 1
n
335 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
donde n = 3.
El tercer y último paso es definir el IDH del conjunto o país (jurisdicción) j como el
complemento del índice de privación. Esto es,
IDH 1 I j
El primero (IDH1), en donde los valores máximos y mínimos se tomaron con base a los valores
observados del resto de los países del mundo (por ejemplo, un valor de esperanza de vida de
78.6 años para el caso de Japón, y un valor mínimo de 42.0 años para el caso de Sierra Leona).
Para conformar el segundo índice (IDH2), se cambian los máximos y mínimos mundiales por
máximos y mínimos provinciales, con la intención de ponderar la ubicación relativa de las
jurisdicciones bajo este criterio.
Este índice es el utilizado en el Decreto 924/97 para definir las provincias de menor densidad
poblacional y menor desarrollo relativo, que según esa norma legal serían beneficiarias de parte
de los fondos resultantes de la venta del Banco Hipotecario. El índice se confeccionó de la
siguiente manera:
Se sumaron ambos índices para cada jurisdicción, de modo de obtener el índice de menor
densidad poblacional y menor desarrollo relativo.
Las condiciones sanitarias de una comunidad pueden tener influencia directa sobre el
rendimiento educativo de una comunidad. Existen distintos indicadores que permiten medir el
nivel sanitario de dichas comunidades. En este trabajo se desarrollan cuatro de ellos, a saber:
2. Ídem, pero con máximos y mínimos exógenos (IDH4), con parámetros internacionales,
integrado por las variables esperanza de vida y mortalidad infantil, no siendo utilizado el
resto de las variables por la falta de datos contrastables a nivel mundial.
3. Indicador de sumatoria de variables estandarizadas, donde se utilizan las variables del índice
descrito en 1 y se estandarizan a una Distribución Normal. Formalizando:
336 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
i i ( X ij X i )
z
n
ij
n i
1 i Xi
I *
n n X (max) j
Para que los ordenamientos de las jurisdicciones puedan evaluarse objetivamente, debe recurrirse a
alguna medida estadística que permita establecer el grado de correlación que existe entre los
ranking según cada índice.
Una medida estadística muy fácil de calcular es el coeficiente de correlación simple. Este se define
como:
xi * z j
r ij=
( xi2 ) * ( z 2j )
donde, xi es el número de orden que ocupa cada jurisdicción según el índice i , y zj es la posición
que ocupa cada jurisdicción según el índice j.
Otro indicador que a menudo se utiliza para medir la correlación entre dos variables es el índice de
Spearman. Este se define como:
s 1 6*
d i2
N * N 1
2
donde di es la diferencia en las posiciones asignadas a cada jurisdicción de acuerdo a cada uno de
los pares de índices comparados, y N es el número de jurisdicciones. Claramente, se puede observar
que el valor de este índice decrece al aumentar di2.
Una vez calculado este indicador, se debe realizar una prueba de significatividad estadística
utilizando los resultados de la muestra para verificar la veracidad o falsedad de una hipótesis. Bajo
el supuesto de que el coeficiente de correlación de Spearman poblacional sea cero y el tamaño de la
muestra mayor que 8, el estadístico de prueba a utilizar ( t ) viene dado por:
s* N - 2
t obs =
1 - s2
Por lo tanto, si el valor absoluto del t observado excede al valor crítico de t, podemos rechazar con
un nivel de significatividad del 5 % la hipótesis nula, lo cual significa que existe evidencia de una
relación sistemática entre los ordenamientos de las jurisdicciones cualquiera sea el índice utilizado.
En efecto, el valor del coeficiente de Spearman para los 24 datos disponibles presenta un valor
para todos los índices cercano a la unidad, lo que arroja valores del estadístico de prueba que
exceden holgadamente al valor crítico de 1,96 con 22 grados de libertad al nivel del 5% de
significancia.
La siguiente matriz muestra los valores de los coeficientes de correlación simple para cada par
de índices.
Del análisis de los números de la matriz, se puede distinguir que existe una fuerte asociación entre
todos los ordenamientos de las jurisdicciones derivados de la utilización de los distintos índices con
valores extremos para las combinaciones (IDH3; Índice de variables estandarizadas) y (IDH5; IFF).
En consecuencia, los resultados obtenidos demuestran que bajo todos los índices utilizados, no se
producen variaciones significativas en el ordenamiento de las jurisdicciones. En otras palabras, esto
estaría demostrando que dadas las variables incluidas en la estructura de cada uno de los índices
seleccionados, la elección de cualquiera de ellos como variable explicativa del rendimiento
educativo, resulta indiferente.
IV. Resultados
Se analizaron seis relaciones funcionales, ordenadas en dos grupos, en las cuales se relacionó el
rendimiento educativo a nivel primario y secundario302, con tres de los índices de desarrollo
descriptos. Para el análisis estadístico se transformaron los valores de las variables en índices
con base Capital Federal = 100.
Los resultados de las estimaciones lineales realizadas son las expuestas en los Cuadros N° 1 y
N° 2 presentados al comienzo del Apéndice.
302
En base a resultados del Operativo Nacional de Evaluación del Ministerio de Cultura y Educación.
338 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En todas las regresiones se puede verificar la asociación positiva que existe entre el desarrollo
humano de una jurisdicción y el rendimiento educativo en ambos ciclos.
Los resultados de las estimaciones indican que las variables explicativas en todas las regresiones
resultan significativas en forma individual y conjunta, lo cual se corrobora al observar los
estadísticos t y F.
Por su parte, otro de los estadísticos para medir la bondad del ajuste es el R2 y el R2 ajustado el
cual muestra el valor más significativo para la regresión Rendimiento Primario-IFF. Los valores
de 0.6007 y 0.5826 significan que cerca del 60 % de la variación en el rendimiento educativo
del ciclo primario se explica por la variable IFF, mostrando una aceptable correlación positiva a
los fines de la estimación.
Finalmente, los Gráficos Nº 1 y Nº 2 mostrados en el aparado 7.5. punto (ii), (d), grafican la
forma en que las provincias de mayor desarrollo relativo presentan un nivel superior de
rendimiento educativo, tanto en la escuela primaria como secundaria, con respecto al grupo de
las provincias más rezagadas.
339 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 2
La primera experiencia corresponde a la decisión del Secretario del Tesoro Andrew Mellon de
propiciar una reducción drástica de la tasa marginal tope en la escala, que pasó del 77% al
25%304. El efecto de la medida se muestra en la Tabla 1.
Tabla 1
EFECTOS DE LA REFORMA EN EL INCOME TAX DE A. MELLON
Dos conclusiones interesantes surgen del estudio realizado por Gwartney y Stroup; una sobre el
aumento del 2% en la recaudación total posterior a la drástica reducción de las alícuotas ligadas
a la progresividad del impuesto por escalas; la otra la mejora en la equidad, resultante de la
303
Laffer (2004) y Hall y Rabushka (2007).
304
El Income Tax había nacido en EE. UU. en 1913 con una escala y tasas módicas, con un rango del 1%
al 7%. En el período de la Guerra Mundial de 1914 el impuesto había alcanzado una escala y alícuotas
mayores, con rango del 6% al 77%, para llevar a su nivel máximo durante la Segunda Guerra Mundial con
una tasa marginal tope que llegó al 91% como se comentará luego.
340 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La segunda experiencia citada por los autores es la registrada durante la gestión del presidente
John F. Kennedy, quien propuso en 1963 y promulgó como ley en 1964, la nueva legislación del
impuesto, reduciendo las escalas que durante el período de la Segunda Guerra Mundial se
habían fijado entre el 20% y el 91%, pasando al rango de 14% y 70%305. Sobre este cambio,
Hall y Rabushka citan al estudio de Lawrence B. Lindsey quien en base a datos del IRS
(Internal Revenue Service) comparó el impuesto pagado por los contribuyentes de las escalas
más altas luego de la reforma de 1964, encontrando los guarismos de la Tabla 2.
Tabla 2
EFECTOS DE LA REFORMA EN EL INCOME TAX DE J. F. KENNEDY DE 1964
305
Los autores recuerdan que durante la Segunda Guerra Mundial la alícuota marginal tope había
alcanzado al 94% y luego fue reducida al 91%.
306
También se eliminaron una cantidad importante de exenciones y ventajas impositivas, es decir, se
redujo en forma drástica el gasto tributario derivado de legislación específica y artilugios legales del
impuesto.
307
Omnibus Budget Reconciliation Act de 1987.
341 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 3
EFECTOS DE LA REFORMA EN EL INCOME TAX DE R. REAGAN DURANTE EL
PERÍODO 1981-1986
Percentil Percentil Percentil Percentil Percentil
Año Superior Superior Superior Superior Superior
1 5 10 25 50
1980 19,3% 37,9% 49,5% 73,1% 92,9%
1981 17,9% 35,4% 48,2% 72,4% 92,6%
1982 19,3% 35,4% 48,8% 72,6% 92,7%
1983 20,7% 37,7% 50,1% 73,3% 92,9%
1984 21,8% 38,6% 51,1% 73,8% 92,7%
1985 22,3% 39,2% 51,9% 74,3% 92,9%
1986 25,8% 42,7% 54,9% 76,0% 93,5%
1987 24,8% 43,3% 55,5% 76,9% 93,9%
1988 27,6% 45,8% 57,3% 77,8% 94,3%
1989 25,2% 43,9% 55,8% 77,2% 94,2%
1990 25,6% 44,0% 55,7% 77,2% 94,3%
1991 24,7% 43,5% 55,4% 77,3% 94,5%
Fuente: Hall y Rabushka (2007), en base a datos de Statistics of Income Division, IRS.
Tabla 4
CAMBIOS REGISTRADOS EN LAS PARTICIPACIONES DE LOS PERCENTILES DE
INGRESO EN LA RECAUDACIÓN DEL INCOME TAX
DURANTE Y DESPUÉS DE LA GESTIÓN REAGAN
308
Los autores asimilan al gasto tributario al concepto de evasión al considerarlo el resultado de la tarea de
los lobbies en lograr mejoras tributarias mediante artilugios legales que históricamente han logrado más
que compensar la mayor presión tributaria con el pago de menores impuestos.
309
Omnibus Budget Reconciliation Act de 1990 y Omnibus Budget Reconciliation Act de 1993.
342 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como se puede observar, durante la gestión de Ronald Reagan, nuevamente junto a la reducción
de la presión tributaria se produce una mejora en la progresividad del impuesto, no obstante la
reducción de la progresividad operada en las escalas de las alícuotas. Los guarismos indican que
a mayor cobertura de percentiles (abarcativo de mayor cantidad de personas con ingresos
correspondientes a escalas inferiores al percentil 1), los aumentos de las participaciones se van
reduciendo en el período 1981 a 1986, e inversamente aumentando relativamente en el período
posterior 1986 a 1991, cuando se inicia el período de aumento en la presión tributaria.
Pero hay otra observación que merece ser comentada de los datos contenidos en la Tabla 3. En
el año 1990, como se mencionara, la tasa marginal tope del Income Tax fue elevada desde el
28%, que había fijado la administración de Ronald Reagan, al 31% con George Bush. El
resultado es visible al final de la tabla: al año siguiente, en 1991, según datos del IRS la
participación en la recaudación del Income Tax del grupo más rico en EE. UU. había bajado un
1% respecto a 1990, año en el que se decide el aumento, en tanto que el grupo del 5% más rico
había bajado en un 0,8%.
Dos conclusiones en base a los datos presentados por Hall y Rabushka. La primera conclusión
es que las reformas comentadas parecen corroborar el pronóstico de la Curva de Laffer y la
teoría de la supply-side economics, al demostrar que reducciones de la presión tributaria
mejoran a posteriori el rendimiento tributario. Asimismo, que aumentos de la presión tributaria
demuestran ese pronóstico, debido al efecto negativo de la suba en el rendimiento tributario. La
segunda conclusión es que la reducción de la presión tributaria —con la característica de reducir
las alícuotas marginales que alcanzan mayormente a los niveles altos de ingreso— mejoran la
progresividad al lograr recaudar más impuesto proveniente de estos grupos, respecto a los
provenientes de grupos de menores niveles de ingreso.
¿Cuál sería la explicación de este fenómeno tributario? Los autores citan el argumento de que la
menor presión tributaria incentiva a los contribuyentes de más alto ingreso a modificar su
carpeta de inversiones moviéndose desde la colocación de dinero en bonos libre de impuestos
hacia activos productivos que son gravados. Ello obedece a que el rendimiento de las
inversiones productivas se eleva al mejorar los resultados después de impuestos. Ello incentiva
a una mayor inversión, mayor empleo y una consecuente mejora en los resultados de los
balances fiscales y tributación de empresas e individuos o trabajadores.
Una observación final es analizar los pronósticos de la Oficina de Presupuesto del Congreso de
los EE. UU. al momento de introducirse la modificación de George Bush aumentando la presión
tributaria del impuesto y lo ocurrido realmente a posteriori. Siguiendo la mecánica usual de
medir el gasto tributario de una exención o beneficio impositivo, calculando la reducción
esperable en la recaudación en proporción a la reducción de la base o de la alícuota, el aumento
dispuesto en la alícuota del 28% al 31%, también se calculó la nueva recaudación a obtener por
la diferencia proporcional de lo que se venía recaudando con la alícuota anterior. La
consecuencia de ese proceder arrojó una sobre-estimación importante en lo que se esperaba
recaudar luego del cambio. Según reporta Hall y Rabushka, la CBO (Congressional Budget
Office) erró por $30 billones menos su pronóstico de la recaudación a obtener por ganancias de
capital de las empresas para 1991; alrededor 0,5% del PIB.
provocando que los individuos trabajen más y ahorren más. Es el conocido ―efecto de recupero
de ingreso‖, o simplemente efecto ingreso de la reducción del salario o renta; exactamente lo
contrario del ―efecto sustitución‖ al que los economistas más ortodoxos suelen citar como el
relevante en el más largo plazo. Los estudios antes comentados darían prueba del predominio
del efecto sustitución en la historia de las modificaciones operadas en el Income Tax de los EE.
UU.
Finalmente, los resultados registrados en las experiencias relatadas dan prueba de que los
gobiernos suelen estar ubicados en el tramo levemente decreciente de la Curva de Laffer, en su
intento por maximizar el rendimiento tributario, sin correr el riesgo de quedarse cortos en la
prosecución de este objetivo.
344 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
Cualquier ―hogar‖ que cumple con las reglas básicas de elegibilidad, ingresos, y otros recursos
que son especificados por la reglamentación, puede recibir los beneficios de Asistencia de
Alimentos. Un hogar puede ser una persona, o un grupo de personas que viven juntos y que
normalmente compran y preparan sus comidas juntos. Una persona que es un huésped o que
vive en una institución (con algunas excepciones), en cambio, no puede recibir los beneficios de
Asistencia de Alimentos.
La reglamentación también prevé que— a menos que esté diferido311— los miembros del hogar
de edades de 16 hasta 59 años tengan que participar en actividades relacionadas con el empleo.
La información sobre requisitos del trabajo es dada cuando se solicita la asistencia y durante su
revisión. Requisitos especiales del trabajo y plazos limitados de tiempo se aplican si el
postulante no se encuentra diferido de los requisitos de trabajo de la Asistencia de Alimentos y
se trata de un adulto sano (no incapacitado) que tenga por lo menos 18 años de edad, sea menor
de 50 años de edad y no tenga hijos en su hogar.
310
La Ley de Estampillas de Alimentos (1977) y la política del Departamento de Agricultura de los
EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés), prohíbe la discriminación es base a creencias religiosas o
políticas.
311
Exceptuado transitoria o permanentemente.
345 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El monto del beneficio es depositado en un mismo día o dos de cada mes, según un calendario
que se fija de acuerdo al número de trámite con el se que se determina cada caso o cada
beneficio. El retiro en efectivo puede hacerse en cualquier Cajero Automático (ATM) de
cualquier banco, mediante el procedimiento usual de ingresar su código personal (PIN). El
límite son 4 extracciones a partir de las cuales —desde la quinta extracción— se le cobra una
cuota o comisión por gastos. Esta recarga puede no obstante ser nula o positiva y variar según el
ATM del banco donde se ejerza la opción de nuevo retiro de fondos. El sistema le permite al
beneficiario conocer ese recargo en caso de operar antes de proceder a la extracción del dinero.
En cuanto al límite de monto a retirar en cada extracción, en principio no existe, pero algunos
ATM lo pueden fijar.
Respecto al tipo de alimentos que se pueden adquirir con la tarjeta, existen limitaciones. No se
permite la compra de artículos no alimenticios como (1) jabón, (2) comida para animales
domésticos, (3) tabaco, (4) productos de papel, (5) bebidas alcohólicas, (6) comidas calientes
listas para comer, (7) artículos o alimentos de un mostrador donde se sirven comidas en el
mercado, o (8) vitaminas o medicinas.
En cada operación el beneficiario recibe del cajero un detalle impreso de lo gastado o retirado
de su cuenta y el saldo disponible luego de la extracción o uso.
Las personas discapacitadas o con problemas de manejo del sistema, puede utilizar a un
representante autorizado (AR) —familiar o persona de confianza— para que actúe en su
nombre. En caso de no disponer de tal persona, el sistema le asigna al beneficiario un ―Pagador
Protector‖ que es asignado por el Departamento de Derechos Humanos.
346 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El ―California Food Stamp Program‖ es un programa financiado por el gobierno federal que
ayuda a las personas de bajo ingreso para la compra de alimentos que necesitan para asegurar
una buena salud. Para la mayoría de las familias, los ―bonos alimentarios‖ son solamente parte
de su presupuesto para gastos de alimentos, ya que ellos deben gastar algo de su propio dinero,
junto con el beneficio otorgado por el bono, en orden a comprar suficiente comida para un mes.
El programa —al igual que el de Michigan— define como ―Familiar Food Stamp‖ a todo grupo
de personas que viven juntas, compran alimentos, y preparan comidas juntas y cuyos miembros
reúnen las condiciones de elegibilidad y son aceptadas para recibir el beneficio.
El programa del bono alimentario acepta que las familias que están autorizadas o reciben ayuda
en dinero de otros programas sociales, como los programas ―CalWORKS‖, ―General
Assistance‖ (GA), o el ―General Relief‖ (GR), sean admitidos dentro de la categoría de
elegibles. Esto significa que el programa de bono alimentario acepta los determinantes de
elegibilidad hechos por otros programas respecto a recursos, límites del ingreso bruto y neto,
información de ciudadanos extranjeros garantes, lugar de residencia, e información sobre el
número del seguro social. En cambio las ―Familias Food Stamp‖ que poseen ya entre sus
integrantes algún beneficiario del Programa de Asistencia Alimentaria de California no son
elegibles.
El programa admite como beneficiarios a personas que no cuentan con la ciudadanía de los
EE.UU., incluyendo los ilegales que hubieran vivido en el país al menos durante 5 años, no
obstante como se verá más adelante (ver Tabla 4), la gran mayoría de los beneficiarios son
ciudadanos de los EE.UU.
El trámite administrativo para ser admitido o rechazado como elegible del programa dura
solamente 3 días calendario posteriores al de haber cumplimentado la entrega de la planilla de
datos con el requerimiento pertinente a la oficina local del programa.
El monto del beneficio depende del número de personas elegibles que componen la familia y del
monto del ingreso neto que les queda luego de deducir algunos gastos. A tal fin, los
componentes de la familia a recibir bonos alimentarios están sujetos al test de ingresos brutos y
netos requerido para poder recibir el beneficio, con la exclusión de ancianos o discapacitados.
El Ingreso Bruto máximo admitido para solicitar el beneficio —procedentes de cualquier fuente,
incluidos todos los ingresos— es de 130% del nivel federal de pobreza (FPL), o del 165% del
FPL si el hogar tiene una persona de edad avanzada o discapacitada que califican para ser
considerados como un hogar separado.
Si la familia pasa la prueba de ingresos brutos, luego es sometida a la prueba de cómputo de los
ingresos netos. El ingreso neto se calcula deduciendo del ingreso bruto los siguientes conceptos,
aunque la suma resultante no puede superar el 100% del FPL:
Asignación estándar por servicios (SUA), permitida para un hogar que incurre en costos
de servicios públicos, que están separados y aparte del alquiler de la casa o hipoteca. La
actual asignación es de U$S 274 (efectivo al 01/10/07).
Asignación limitada por servicios (LUA), permitidas para un hogar que incurra en los
gastos de al menos dos servicios distintos de la calefacción y la refrigeración. La LUA
es de U$S 79 (efectivo al 01/10/07).
Asignación por Servicio de Teléfono (TUA). Un hogar que no es elegible para el SUA o
LUA pero incurre en un gasto de teléfono o en su defecto, una forma de comunicación
equivalente, es elegible para recibir una deducción por teléfono. El TUA es de U$S 20
(efectivo al 01/11/06).
Cuidado de dependientes. El costo real que no puede exceder el máximo de la
deducción admitida por cuidado de dependientes, para el cuidado de un niño o
dependiente propio, es de hasta U$S 200 por mes para sufragar los gastos de cuidado de
un niño de 2 años de edad y de hasta U$S 175 por mes por cada dependiente de otras
personas.
Deducción por Medicinas. La porción de los gastos médicos, con excepción de dietas
especiales, en exceso de la cantidad permitida de U$S 35 dólares por familia por mes
(incurridos por cualquier miembro del hogar que sea de edad avanzada o
discapacitados).
En la Tabla 1 se pueden observar algunas de las características principales del tipo de familia
que han sido admitidas como elegibles para percibir el subsidio, de acuerdo a las personas y
familias que recibieran el mismo durante el ejercicio fiscal 2007.
El promedio de edad de los beneficiarios identifica claramente las dificultades de los jefes de
familia de edad madura, pero aún lejos de poder acceder a su jubilación, es decir, las personas
que normalmente tienen dificultades por condiciones de aptitud adecuadas para competir en el
mercado de trabajo y lograr empleo. Un 40% de los beneficiarios no poseen el nivel de
escolaridad mínimo de 12 años, y solamente el 14% posee algún ingreso propio.
348 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 1
Coincide con el bajo porcentaje de beneficiarios con ingreso propio la circunstancia de la muy
alta participación de las mujeres como jefes de familia (75% del total), y las personas de raza no
blanca representan a su vez el 70% del padrón.
En 2006, se estimaba que el 11% de los californianos FSP eran elegibles para la asistencia, pero
las prestaciones efectivamente recibidas fueron sólo para alrededor de la mitad. Entre los
trabajadores pobres de California, sólo el 36% de los elegibles habían obtenido el bono
alimentario. La participación de los beneficiarios por cada 1.000 habitantes en California (50%)
era inferior al de la resto del país (69%). Aparentemente, según algunas referencias de estudios
realizados, las investigaciones demostrarían que esa diferencia no puede ser explicada por la alta
proporción de familias inmigrantes o por cualquier otro aspecto de tipo poblacional, de manera
que el programa adolece de una cobertura menor al promedio nacional.
Gráfico 1
Gráfico 2
APÉNDICE 4
El supuesto básico subyacente en las estimaciones de los precios domésticos sin retenciones es
que aumentarán en función de la proporción en que se reducen los derechos de exportación
(DEX). Definiendo al precio doméstico ( ) como:
Por ejemplo, si la exportación de un bien tributa 10% y su precio interno es $ 0,9, al eliminar el
DEX, el precio doméstico se incrementará a $ 1, es decir, un 11%.
Obsérvese que este es un supuesto de máxima porque si los productos que se venden
internamente no son idénticos a los exportados, el aumento sería menor (como en el caso de la
carne).
Sin embargo, para los productos no transados internacionalmente este supuesto debe
modificarse. El pan es el ejemplo clásico de un producto importante de la Canasta Básica de
Alimentos (CBA) que no es comercializado en el exterior y cuyo precio interno se determina
por oferta y demanda, así como también por regulaciones gubernamentales. Para este producto,
se ha supuesto que sus variaciones de precios son proporcionales a la incidencia que sobre sus
costos tienen los insumos transados internacionalmente. Algebraicamente el precio unitario del
pan se puede expresar como:
La variación del precio del pan ha sido usada para analizar el impacto de las
políticas sobre el costo de la CBA. Las estimaciones realizadas por Nogués, et. al. (2007)
muestran que cuando el DEX sobre la harina y el trigo se eliminan, el precio del pan se eleva en
3.5%. Adicionalmente, si se consideran la eliminación de los REX sobre el trigo, el incremento
en el precio del pan sería de 5.3% (ver anexo sección XII.1.3 de Nogués et al. (2007)).
En el caso de la carne se sigue el análisis realizado por Nogués et al. (2007). Los autores
concluyen, luego de reunirse con dirigentes y analistas del mercado de carne vacuna, en que se
puede presumir que la eliminación de los DEX y las REX sobre las exportaciones de carne
originarían un aumento máximo de los precios pagados por los consumidores de un 25%. Sobre
esta base, se presentarán tres simulaciones centrales para los impactos que tendría un
desmantelamiento de las barreras sobre el precio de la carne al consumidor: 15%, 20% y 25%.
En resumen, en este ejercicio se supuso que el impacto de eliminar los DEX es igual a:
312
Para más detalles ver Nogués et al. (2007).
352 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 1A
IMPACTO DE LA ELIMINACIÓN DE LAS RETENCIONES Y LIMITACIONES A LA
EXPORTACIÓN SOBRE LOS COSTOS DE LA CANASTA BÁSICA DE ALIMENTOS
Y LA CANASTA BÁSICA TOTAL
(PRECIOS INDEC)
Canasta básica de alimentos Canasta básica total
Precio
Precios sin Precios sin Precios sin Precios sin Precios sin Precios sin
Descripción Gramos diciembre Valor Retenciones Precios
retenciones retenciones retenciones Precios 2009 retenciones retenciones retenciones
2006 2009
* ** *** * ** ***
Total 147.4 179.0 206.9 202.4 198.4 370.6 428.3 418.9 410.7
Pan francés tipo flauta 6500 2.71 17.6 5.3 21.4 22.6 22.6 22.6 44.3 46.8 46.8 46.8
Galletitas de agua envasadas -130 gr 650 0.9 0.6 5.3 0.7 0.8 0.8 0.8 1.5 1.6 1.6 1.6
Galletitas dulces sin relleno envasadas -150gr 850 1.26 1.1 5.3 1.3 1.4 1.4 1.4 2.7 2.8 2.8 2.8
Arroz blanco simple -kg 630 2.52 1.6 5.3 1.9 2.0 2.0 2.0 4.0 4.2 4.2 4.2
Harina de trigo común - kg 1030 0.98 1.0 10 1.2 1.4 1.4 1.4 2.5 2.8 2.8 2.8
Harina de maíz cocimiento rápido 210 1.63 0.3 0 0.4 0.4 0.4 0.4 0.9 0.9 0.9 0.9
Fideos secos tipo tallarín - 500gr 1290 2.87 3.7 5.3 4.5 4.7 4.7 4.7 9.3 9.8 9.8 9.8
Papas 7050 1.02 7.2 5.3 8.7 9.2 9.2 9.2 18.1 19.1 19.1 19.1
Batatas 690 1.19 0.8 5.3 1.0 1.1 1.1 1.1 2.1 2.2 2.2 2.2
Azúcar 1440 1.54 2.2 5.3 2.7 2.8 2.8 2.8 5.6 5.9 5.9 5.9
Huevos de gallina - docena 630 2.61 1.6 5.3 2.0 2.1 2.1 2.1 4.1 4.4 4.4 4.4
Leche entera en sachet 9000 1.54 13.9 5.3 16.8 17.8 17.8 17.8 34.8 36.8 36.8 36.8
Dulces 0.0 0.0 0.0 0.0
De batata - kg 120 4.03 0.5 5.3 0.6 0.6 0.6 0.6 1.2 1.3 1.3 1.3
Mermelada 120 3.5 0.4 5.3 0.5 0.5 0.5 0.5 1.1 1.1 1.1 1.1
Legumbres secas 0.0 0.0 0.0 0.0
Lentejas 150 2.23 0.3 5.3 0.4 0.4 0.4 0.4 0.8 0.9 0.9 0.9
Arvejas lata 380 150 1.2 0.2 5.3 0.2 0.2 0.2 0.2 0.5 0.5 0.5 0.5
Hortalizas 0.0 0.0 0.0 0.0
Acelga 700 0.9 0.6 5.3 0.8 0.8 0.8 0.8 1.6 1.7 1.7 1.7
Cebolla 700 0.89 0.6 5.3 0.8 0.8 0.8 0.8 1.6 1.7 1.7 1.7
Lechuga criolla 700 2.59 1.8 5.3 2.2 2.3 2.3 2.3 4.6 4.8 4.8 4.8
Tomate redondo 700 2.3 1.6 5.3 2.0 2.1 2.1 2.1 4.0 4.3 4.3 4.3
Zanahoria 700 1.39 1.0 5.3 1.2 1.2 1.2 1.2 2.4 2.6 2.6 2.6
Zapallo 700 1.41 1.0 5.3 1.2 1.3 1.3 1.3 2.5 2.6 2.6 2.6
Tomate en lata 240 gr 1800 1.56 2.8 5.3 3.4 3.6 3.6 3.6 7.1 7.5 7.5 7.5
Frutas 0.0 0.0 0.0 0.0
Banana 1300 2.39 3.1 10 3.8 4.2 4.2 4.2 7.8 8.7 8.7 8.7
Manzana deliciosa 1300 3.36 4.4 10 5.3 5.9 5.9 5.9 11.0 12.2 12.2 12.2
Naranja 1300 1.44 1.9 5.3 2.3 2.4 2.4 2.4 4.7 5.0 5.0 5.0
Carne 0.0 0.0 0.0 0.0
Asado 780 8.6 6.7 25; 20;15 8.1 10.9 10.2 9.6 16.9 22.5 21.1 19.8
carnaza 780 6.7 5.2 25; 20;15 6.3 8.5 7.9 7.5 13.1 17.5 16.4 15.5
Carne picada 780 7.57 5.9 25; 20;15 7.2 9.6 9.0 8.4 14.8 19.8 18.6 17.5
Cuadril 780 10.76 8.4 25; 20;15 10.2 13.6 12.7 12.0 21.1 28.1 26.4 24.8
Falda 780 4.5 3.5 25; 20;15 4.3 5.7 5.3 5.0 8.8 11.8 11.0 10.4
Nalga 780 10.6 8.3 25; 20;15 10.0 13.4 12.6 11.8 20.8 27.7 26.0 24.5
Paleta 780 8.35 6.5 25; 20;15 7.9 10.5 9.9 9.3 16.4 21.8 20.5 19.3
Pollo entero 840 4.34 3.6 5.3 4.4 4.7 4.7 4.7 9.2 9.7 9.7 9.7
Queso 0.0 0.0 0.0 0.0
Cuartirolo - kg 180 10.38 1.9 0 2.3 2.3 2.3 2.3 4.7 4.7 4.7 4.7
Reggianito - kg 150 27.01 4.1 0 4.9 4.9 4.9 4.9 10.2 10.2 10.2 10.2
Otros 0.0 0.0 0.0 0.0
Aceite mezcla 1 1/2 litro 1200 4.41 5.3 32 6.4 9.5 9.5 9.5 13.3 19.6 19.6 19.6
Gaseosa base cola 2000 2.71 5.4 5.3 6.6 7.0 7.0 7.0 13.6 14.4 14.4 14.4
Agua envasada 3450 1.71 5.9 5.3 7.2 7.6 7.6 7.6 14.8 15.7 15.7 15.7
Sal fina - 500gr 300 0.95 0.3 10 0.3 0.4 0.4 0.4 0.7 0.8 0.8 0.8
Sal gruesa - kg 90 1.27 0.1 10 0.1 0.2 0.2 0.2 0.3 0.3 0.3 0.3
Vinagre de vino 90 2.5 0.2 5.3 0.3 0.3 0.3 0.3 0.6 0.6 0.6 0.6
Café envasado -250gr 240 3.73 0.9 5.3 1.1 1.1 1.1 1.1 2.3 2.4 2.4 2.4
Te saquitos - Caja de 50 unidades 120 3.19 0.4 5.3 0.5 0.5 0.5 0.5 1.0 1.0 1.0 1.0
Yerba mate 500 gr 1200 2.46 3.0 5.3 3.6 3.8 3.8 3.8 7.4 7.8 7.8 7.8
353 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 2A
IMPACTO DE LA ELIMINACIÓN DE LAS RETENCIONES Y LIMITACIONES A LA
EXPORTACIÓN SOBRE LOS COSTOS DE LA CANASTA BÁSICA DE ALIMENTOS
Y LA CANASTA BÁSICA TOTAL
(PRECIOS DIRECCIÓN PROVINCIAL DE ESTADÍSTICAS DE SAN LUIS)
Canasta básica de alimentos (Precios San Luis) Canasta básica total (Precios San Luis)
Precio
Precios sin Precios sin Precios sin Precios sin Precios sin Precios sin
Descripción Gramos diciembre Valor Retenciones Precios
retenciones retenciones retenciones Precios 2009 retenciones retenciones retenciones
2006 2009
* ** *** * ** ***
Total 147.4 261.9 302.6 329.0 352.2 542.1 626.4 681.0 729.2
Pan francés tipo flauta 6500 2.71 17.6 5.3 31.3 33.0 33.0 33.0 64.8 68.4 68.4 68.4
Galletitas de agua envasadas -130 gr 650 0.9 0.6 5.3 1.0 1.1 1.1 1.1 2.2 2.3 2.3 2.3
Galletitas dulces sin relleno envasadas -150gr 850 1.26 1.1 5.3 1.9 2.0 2.0 2.0 3.9 4.2 4.2 4.2
Arroz blanco simple -kg 630 2.52 1.6 5.3 2.8 3.0 3.0 3.0 5.8 6.2 6.2 6.2
Harina de trigo común - kg 1030 0.98 1.0 10 1.8 2.0 2.0 2.0 3.7 4.1 4.1 4.1
Harina de maíz cocimiento rápido 210 1.63 0.3 0 0.6 0.6 0.6 0.6 1.3 1.3 1.3 1.3
Fideos secos tipo tallarín - 500gr 1290 2.87 3.7 5.3 6.6 6.9 6.9 6.9 13.6 14.4 14.4 14.4
Papas 7050 1.02 7.2 5.3 12.8 13.5 13.5 13.5 26.4 27.9 27.9 27.9
Batatas 690 1.19 0.8 5.3 1.5 1.5 1.5 1.5 3.0 3.2 3.2 3.2
Azúcar 1440 1.54 2.2 5.3 3.9 4.2 4.2 4.2 8.2 8.6 8.6 8.6
Huevos de gallina - docena 630 2.61 1.6 5.3 2.9 3.1 3.1 3.1 6.0 6.4 6.4 6.4
Leche entera en sachet 9000 1.54 13.9 5.3 24.6 26.0 26.0 26.0 51.0 53.8 53.8 53.8
Dulces 0.0 0.0 0.0 0.0
De batata - kg 120 4.03 0.5 5.3 0.9 0.9 0.9 0.9 1.8 1.9 1.9 1.9
Mermelada 120 3.5 0.4 5.3 0.7 0.8 0.8 0.8 1.5 1.6 1.6 1.6
Legumbres secas 0.0 0.0 0.0 0.0
Lentejas 150 2.23 0.3 5.3 0.6 0.6 0.6 0.6 1.2 1.3 1.3 1.3
Arvejas lata 380 150 1.2 0.2 5.3 0.3 0.3 0.3 0.3 0.7 0.7 0.7 0.7
Hortalizas 0.0 0.0 0.0 0.0
Acelga 700 0.9 0.6 5.3 1.1 1.2 1.2 1.2 2.3 2.4 2.4 2.4
Cebolla 700 0.89 0.6 5.3 1.1 1.2 1.2 1.2 2.3 2.4 2.4 2.4
Lechuga criolla 700 2.59 1.8 5.3 3.2 3.4 3.4 3.4 6.7 7.0 7.0 7.0
Tomate redondo 700 2.3 1.6 5.3 2.9 3.0 3.0 3.0 5.9 6.3 6.3 6.3
Zanahoria 700 1.39 1.0 5.3 1.7 1.8 1.8 1.8 3.6 3.8 3.8 3.8
Zapallo 700 1.41 1.0 5.3 1.8 1.9 1.9 1.9 3.6 3.8 3.8 3.8
Tomate en lata 240 gr 1800 1.56 2.8 5.3 5.0 5.3 5.3 5.3 10.3 10.9 10.9 10.9
Frutas 0.0 0.0 0.0 0.0
Banana 1300 2.39 3.1 10 5.5 6.1 6.1 6.1 11.4 12.7 12.7 12.7
Manzana deliciosa 1300 3.36 4.4 10 7.8 8.6 8.6 8.6 16.1 17.8 17.8 17.8
Naranja 1300 1.44 1.9 5.3 3.3 3.5 3.5 3.5 6.9 7.3 7.3 7.3
Carne 0.0 0.0 0.0 0.0
Asado 780 8.6 6.7 25; 20;15 11.9 15.9 19.9 23.4 24.7 32.9 41.1 48.4
carnaza 780 6.7 5.2 25; 20;15 9.3 12.4 15.5 18.2 19.2 25.6 32.0 37.7
Carne picada 780 7.57 5.9 25; 20;15 10.5 14.0 17.5 20.6 21.7 29.0 36.2 42.6
Cuadril 780 10.76 8.4 25; 20;15 14.9 19.9 24.9 29.2 30.9 41.2 51.4 60.5
Falda 780 4.5 3.5 25; 20;15 6.2 8.3 10.4 12.2 12.9 17.2 21.5 25.3
Nalga 780 10.6 8.3 25; 20;15 14.7 19.6 24.5 28.8 30.4 40.5 50.7 59.6
Paleta 780 8.35 6.5 25; 20;15 11.6 15.4 19.3 22.7 24.0 31.9 39.9 47.0
Pollo entero 840 4.34 3.6 5.3 6.5 6.8 6.8 6.8 13.4 14.2 14.2 14.2
Queso 0.0 0.0 0.0 0.0
Cuartirolo - kg 180 10.38 1.9 0 3.3 3.3 3.3 3.3 6.9 6.9 6.9 6.9
Reggianito - kg 150 27.01 4.1 0 7.2 7.2 7.2 7.2 14.9 14.9 14.9 14.9
Otros 0.0 0.0 0.0 0.0
Aceite mezcla 1 1/2 litro 1200 4.41 5.3 32 9.4 13.8 13.8 13.8 19.5 28.6 28.6 28.6
Gaseosa base cola 2000 2.71 5.4 5.3 9.6 10.2 10.2 10.2 19.9 21.0 21.0 21.0
Agua envasada 3450 1.71 5.9 5.3 10.5 11.1 11.1 11.1 21.7 22.9 22.9 22.9
Sal fina - 500gr 300 0.95 0.3 10 0.5 0.6 0.6 0.6 1.0 1.2 1.2 1.2
Sal gruesa - kg 90 1.27 0.1 10 0.2 0.2 0.2 0.2 0.4 0.5 0.5 0.5
Vinagre de vino 90 2.5 0.2 5.3 0.4 0.4 0.4 0.4 0.8 0.9 0.9 0.9
Café envasado -250gr 240 3.73 0.9 5.3 1.6 1.7 1.7 1.7 3.3 3.5 3.5 3.5
Te saquitos - Caja de 50 unidades 120 3.19 0.4 5.3 0.7 0.7 0.7 0.7 1.4 1.5 1.5 1.5
Yerba mate 500 gr 1200 2.46 3.0 5.3 5.2 5.5 5.5 5.5 10.9 11.5 11.5 11.5
354 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 8
El análisis de la incidencia de los impuestos que gravan los flujos comerciales entre países
requiere, en primer lugar, identificar en cada caso cuáles son los denominados ―bienes
importables‖ y cuáles son los ―bienes exportables‖.
Los bienes se identifican como ―importables‖ cuando el precio de equilibrio que se obtendría en
la economía doméstica si ésta estuviera cerrada al comercio, resulta superior al precio que rige
en el mercado internacional. Los bienes se identifican como ―exportables‖ cuando el precio de
equilibrio que se lograría en el mercado doméstico en ausencia de apertura comercial, resulta
inferior al que rige en el mercado internacional. En los ―importables‖ se registra una desventaja
comercial comparativa respecto al resto del mundo, en tanto en el caso de los ―exportables‖ se
verifica una ventaja comercial relativa a nivel internacional.
Las ventajas o desventajas relativas respecto al resto del mundo dependen de muchos factores:
la disponibilidad de recursos naturales, la evolución y el acceso a la tecnología, el tamaño de los
mercados, la organización institucional, etc. Esos factores pueden que en el muy largo plazo se
modifiquen, sea por efectos dinámicos provenientes de la propia actividad económica, nacional
e internacional, o por cambios de la naturaleza. No obstante, es normal que esas ventajas o
desventajas relativas perduren no solo en el corto sino también en el mediano plazo y largo
plazo.
Para simplificar las notaciones de variables y/o parámetros de la figura, hagamos algunas
aclaraciones.
PM0 se denomina al precio doméstico del bien importable al inicio (antes de la introducción del
derecho aduanero), que resulta del precio internacional PM● multiplicado por el tipo de cambio
nominal de equilibrio П*. Es decir,
PM1 es el nuevo precio doméstico luego de la introducción del derecho aduanero de alícuota tm
que resulta igual a:
Al precio inicial PM0 la demanda doméstica se establece en el nivel Q0, la oferta de la industria
sustitutiva de importaciones abastece el mercado en la cantidad Q1 y el volumen importado
(M0) es la diferencia entre Q0 y Q1, equivalente a la distancia GF.
355 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
El triangulo BCF es la carga excedente consecuencia del efecto ―impuesto al consumo‖ que
implica el derecho aduanero, en tanto que el triángulo ADG es la carga excedente consecuencia
del efecto ―subsidio a la producción‖ del arancel. Esto implica la identificación de una política
pública ―equivalente‖ a la política comercial. En efecto, el establecimiento de aranceles a la
importación puede equipararse a la instrumentación de una política fiscal compuesta por un
impuesto al consumo y un subsidio a la producción local del bien importable. La Figura 2
aclara el tema.
Figura 2
Partiendo de la situación inicial (PM0; Q0) al introducir un impuesto que grava el consumo de
alícuota t, la disposición de pago máxima de los demandantes indica que sumado el impuesto el
precio neto reconocido por la utilidad que genera el bien lo determina la nueva curva de
demanda D‘. El Estado logra recaudar el área PM1BC PM0 pero el excedente perdido por el
356 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
consumidor es mayor a esa área en el triangulo BCF, que corresponde a la carga excedente
generada por el impuesto. En cuanto al subsidio a la industria sustitutiva del importable de
alícuota s reduce los costos marginales haciendo que la curva de oferta se desplace hacia abajo.
La magnitud del subsidio que habrá de tener que financiar el Estado es el área PM1ADPM0; ese
monto excede al beneficio que la medida genera a la industria sustitutiva del importable en el
triángulo ADG, que implica una carga excedente del subsidio.
Por lo explicado, el recaudado neto del Estado, luego del impuesto al consumo y del subsidio a
la producción, arroja un saldo neto igual al área ABCD, que es lo mismo que recaudaría con el
arancel de importación tm. Por lo tanto, estamos claramente en una equivalencia de políticas
públicas que logran igual recaudación al Estado, y generan la misma incidencia económica, al
reducir el consumo en la misma proporción, aumentar la producción doméstica en similar
cantidad, reduce la apertura de la economía bajando las importaciones en la misma cantidad, y
genera por ultimo un aumento en el nivel del precio domestico del bien similar al que
provocaría el arancel.
Más adelante, al examinar el caso de las ―cuotas‖, hemos de identificar nuevas equivalencias de
política. Previamente dedicamos espacio al tema de las retenciones a las exportaciones.
Los derechos aduaneros que gravan las exportaciones son denominados ―retenciones‖, pues de
eso se trata: retener parte del precio cobrado por el exportador al comprador del exterior.
Figura 3
La figura muestra la curva de oferta de los productores del bien exportable (O) que al nivel de
precios PX0 genera una producción Q0. A ese nivel de precio, la curva de la demanda doméstica
(D) presenta una demanda de nivel Q1. La diferencia entre Q0 y Q1 son las exportaciones.
Siendo PX● el precio internacional del bien exportable y П* el tipo de cambio nominal de
equilibrio.
Figura 4
El costo del subsidio que debe financiar el Estado es igual al área PX0ADPX1. Como resultado
del impuesto y el subsidio, el Estado logra una recaudación neta igual al área ABCD que es
exactamente igual a la que lograría con una retención de alícuota tm.
(i) Introducción
En los puntos previos se analizaron las equivalencias de políticas públicas que existen entre las
alternativas de establecer derechos aduaneros sobre las importaciones a las de fijar un impuesto
al consumo doméstico junto a un subsidio a la producción doméstica sustitutiva del bien
importable. Asimismo, el de fijar retenciones a las exportaciones versus el establecimiento de
un impuesto a la producción junto a un subsidio a la demanda doméstica del bien exportable.
358 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el caso de los derechos de importación se genera una transferencia de rentas desde los
consumidores domésticos del bien hacia la industria sustitutiva productora del mismo,
adicionalmente al monto que recauda el Estado a través de la Aduana. En el caso de las
retenciones, su incidencia implica una transferencia de rentas desde el productor del bien hacia
el demandante doméstico del bien exportable, a más de lo que el Estado recauda efectivamente a
través de su Aduana.
Pero existen otras alternativas de política pública equivalentes a los dos casos indicados antes,
ellas son: el establecimiento de un sistema cambiario múltiple, que a través del Banco Central se
fije el valor de cambio de la divisa nacional por la extranjera de manera diferenciada según se
trate de la compra o de la venta de la moneda nacional o extranjera313; la otra es el mecanismo
de las cuotas.
En primer lugar, recordemos la definición de ―bien importable‖. Se trata de un bien cuyo precio
●
internacional (PM ) está por debajo del eventual precio de equilibrio que se lograría en el
mercado doméstico del bien si el país estuviera cerrado al comercio internacional. En ese caso
hipotético, el precio de equilibrio se fijaría en la intersección de las curvas de oferta (S) y
demanda (D) domésticos314.
Como consecuencia de abrir las fronteras al comercio internacional, la situación que definiría el
mercado doméstico en ausencia de toda política pública distorsiva, sería la siguiente: al precio
●
internacional PM y dada una tasa de cambio nominal П* (el valor en pesos de una unidad de
moneda extranjera) que rigiera en la economía doméstica, la demanda interna enfrenta un precio
●
interno PM0 (= PM П*) y, por tanto, demanda una cantidad Q0.315 A ese mismo precio que rige
en el mercado interno, la oferta de la industria nacional sustitutiva de importaciones ofrecería la
313
Esta diferenciación que fijaría el Banco Central, entre el costo de la divisa extranjera en pesos del país
según sea la compra o la venta, no debe confundirse con el diferente valor que las instituciones o agencias
de cambio establecen para la compra y venta de las divisas debido al ―spread‖ o comisión que deben
cobrar por los gastos de administración propia.
314
En estos casos el país demuestra poseer una ―desventaja relativa‖ respecto a los costos de oportunidad
con que opera el mercado internacional.
315
Nótese que para el demandante doméstico la oferta observada se corresponde con la línea entrecortada
S‘, es decir, no interesa si sus requerimientos son abastecidos por los productores locales o del extranjero.
En la figura se representa, por tanto —por definición de la variable Q—, a la cantidad de un ―bien
homogéneo‖ que no posee diferencias importantes en cuanto a características y/o calidades o cualidades,
sea nacional o importado. A este tipo de bienes pertenecen los denominados ―commodities‖, como en el
caso de la actividad rural el trigo, la soja, el girasol o la carne vacuna, o en el caso industrial la
producción de petróleo y combustibles. Para el caso de Argentina, en la Figura 1 podría imaginarse a Q
como la cantidad de un bien importable típico como los celulares, las PCs o algún otro aparato electrónico
como los IPhone, cuya producción y uso se ha globalizado.
359 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 5
Ahora el Gobierno introduce una restricción a los volúmenes de las importaciones. Esa
restricción se traduce en una cuota igual al segmento Qm = AB. Esa cuota es la cantidad máxima
que el Estado permite importar, por lo que la demanda ahora enfrenta una situación diferente.
La nueva curva de oferta disponible será la línea entrecortada S‘.
La nueva curva contiene el tramo de lo que puede ser importado más el tramo de lo que la
industria nacional sustitutiva de importaciones estaría dispuesta a abastecer localmente. De
manera que dado el comportamiento de los costos marginales, que determina la curva de oferta
doméstica, las posibilidades de venta interna pasarían a ser la cantidad Q3, pues esa cantidad
más la cuota admisible AB = A‘B‘ permitirían satisfacer una demanda de nivel Q2. Esta
cantidad demandada resulta de la disposición de pago de la demanda que de esta manera
incidiría junto a la oferta a establecer en el mercado interno un nivel de precio igual a PM1
(>PM0).
b) el Gobierno no licita, sino que asigna la cuota por algún mecanismo administrativo
que no demanda pago alguno del importador beneficiado con la asignación del
respectivo permiso.
Política a)
En el supuesto de que el Gobierno licite la cuota, los importadores solamente estarán dispuestos
a pagar un valor por unidad del bien importado no mayor a PM1, dado que arriba de ese nivel se
habría de superar el precio máximo que estaría dispuesto a pagar la demanda interna. En
realidad a ese precio máximo conduciría la competencia entre importadores por lograr entrar en
el negocio, dado que si se ofertara un precio menor, la industria sustitutiva seguiría en
condiciones de cubrir no obstante la diferencia con mayor producción interna siguiendo el
360 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin cupo ni arancel a la importación el precio doméstico del bien importable resulta:
●
(1) PM0 = PM П*
Donde tm es el monto absoluto por unidad de Q que los importadores ofrecerían pagar como
máximo para obtener los permisos de importación.
De manera que el nuevo costo que deberá enfrentar el demandante será la suma del precio
internacional nacionalizado del bien más el costo adicional (marginal) que implica la
producción adicional y/o el valor del permiso de importación por unidad del bien importado. Es
decir,
●
(4) PM1 = PM П* + R/Qm
Luego, sustituyendo R/Qm en la (2) o dividiendo a ambos miembros de la (2) por Qm, resulta:
●
(5) R/Qm = tm (PM П*)
Es decir,
●
(7) PM1 = PM (1+tm) П*
políticas públicas. En todas las alternativas el Gobierno obtendría R (sea por licitación de cuota,
por derecho aduanero sobre lo importado o a través del BCRA por diferenciación cambiaria (=
ПM – П*); en la Figura 1 el área igual a (A‘B‘. tm). Los demandantes domésticos verían reducir
su renta (excedente del consumidor) en la magnitud equivalente a R más la carga excedente de
la cuota equivalente a la de un impuesto al consumo, en la Figura 5 el área del triángulo
361 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(B‘CD), y la carga excedente que surge en el triángulo (AFA‘) que representa otra caída de su
renta, más allá del valor que habría de generarse a la industria sustitutiva de las importaciones
como se indica seguidamente. En efecto, la industria sustitutiva de importaciones aumenta su
excedente de productor en el área (PM1A‘A PM0), lo que implica que la cuota ha generado una
transferencia de renta de esa magnitud desde el bolsillo del consumidor a la caja de la industria
sustitutiva del bien importable.
Política b)
En el caso que el Gobierno decida asignar la cuota mediante un mecanismo administrativo que
no implique costos a asumir por los beneficiarios de los premisos de importación, éstos se
apropiarían de la renta R. Es probable que esa ganancia pueda transferirse total o parcialmente
hacia al demandante doméstico, dependiendo de las condiciones en que opere la cadena de
comercialización del commodity. Pero en las condiciones competitivas supuestas en el ejemplo
de la Figura 5, ello no habría de ocurrir, dado el excedente de demanda que se produce luego de
introducida la restricción cuantitativa o cuota. La demanda excedente presionaría para elevar el
precio al nivel PM1.
Imagínese un commodity ―exportable‖316 —el caso a imaginar podría ser el del trigo— cuyo
precio de nivel internacional está por encima del precio de equilibrio que el mercado doméstico
del bien determinaría en ausencia de comercio (la intersección de las curvas S y D). El análisis
de la introducción de una política pública consistente en fijar restricciones cuantitativas a las
exportaciones, resulta bastante simétrico el razonamiento analizado antes para las
importaciones, pero con implicancias naturalmente diferentes u opuestas en cuanto a la
incidencia sobre la producción y el consumo domésticos, aunque no necesariamente respecto al
Estado.
Figura 6
Como consecuencia de abrir las fronteras al comercio internacional, la situación que definiría el
mercado en ausencia de toda política pública distorsiva de lo fijado por el mercado, sería la
316
El bien es ―exportable‖ cuando el precio de equilibrio interno que se lograría de estar el país cerrado al
comercio internacional, es inferior al que rige en el mercado internacional. En este caso, el país demuestra
tener ―ventajas relativas‖ en la producción del bien respecto al resto del mundo.
362 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
siguiente: al precio internacional PX● y dada una tasa de cambio nominal П* (el valor en pesos
de una unidad de moneda extranjera que rige en la economía doméstica), la oferta de los
productores del bien exportable se fijaría en la cantidad Q0, y la demanda interna requeriría
comprar una cantidad Q1, al precio doméstico PX0 (= PX● П*)317. Consecuentemente, las
exportaciones serían igual a la brecha o excedente entre la cantidad producida y la demandada
internamente, es decir, la cantidad Q1Q0.
Ahora el Gobierno introduce una restricción a los volúmenes exportables. Esa restricción se
traduce en una cuota igual al segmento Qx = AB. Esa cuota es la cantidad máxima que el Estado
permite exportar, por lo que la oferta y la demanda domésticas ahora enfrentan una situación
diferente. La nueva curva de demanda doméstica enfrentada por el productor local será la línea
entrecortada D‘.
La nueva curva contiene el tramo de lo que la demanda doméstica habrá de adquirir más el
saldo exportable fijado por el Estado. Dada la caída del total demandado, el productor
doméstico del bien exportable habrá de tener que reducir su producción al nivel Q2, pues nadie
demandaría más que esa cantidad por la restricción que impone el Gobierno. La venta interna
pasaría a ser ahora la cantidad Q3, pues la oferta excedente, haría bajar el precio de mercado
doméstico al nivel PX1. A ese nivel la oferta operaría en base a los costos marginales menores
que indica la figura, es decir, las producciones marginales previas saldrían de producción, pues
PX1 (<PX0). Las exportaciones caen al nuevo nivel Q3Q2 que es exactamente la cuota fijada por
el Estado, y la demanda doméstica aumentará su consumo en la porción Q1Q3.
b) el Gobierno no licita, sino que asigna la cuota por algún mecanismo administrativo
sin exigir pago alguno al exportador beneficiado con la asignación del respectivo
permiso.
Política a)
En el supuesto de que el Gobierno licite la cuota, los exportadores estarán dispuestos a pagar un
valor por unidad del bien importado no mayor a tx, dado que por encima de ese nivel no se
lograría mantener un precio mínimo que estaría dispuesto a aceptar el productor local para
cubrir su costo marginal. En realidad a ese precio máximo conducirá la competencia entre los
exportadores por lograr entrar en el negocio.
La curva D‘ por tanto indica el costo de oportunidad que está dispuesta a pagar la demanda
doméstica por cualquier oferta que supere el nivel inicial Q1 y la producción local habrá de
ofertar en la medida que esa disposición de pago permita cubrir sus costos marginales.
317
Nótese que para el productor nacional la demanda observada se corresponde con la línea entrecortada
D‘, es decir, no interesa si su producción va destinada al mercado doméstico o al exterior (por
exportaciones), o sea que para el oferente local la demanda es infinitamente elástica al nivel indicado por
esa recta.
363 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin cupo ni retenciones a la exportación, el precio doméstico del bien exportable resulta:
Donde tx es el monto absoluto por unidad de Q que los exportadores ofrecerían pagar como
máximo para obtener los permisos de exportación.
De manera que el nuevo precio que deberá enfrentar el productor doméstico será la suma del
precio internacional nacionalizado del bien menos el costo adicional que implica el pago de la
tasa tx de parte del exportador, es decir, el valor del permiso de exportación por unidad del bien
exportado. Es decir,
Luego, sustituyendo R/Qx en la (2) o dividiendo a ambos miembros de la (2) por Qx, resulta:
Es decir,
La expresión (7) es entonces la misma que resulta de la aplicación de una retención a las
exportaciones de alícuota tx —o sea PX● (1 – tx)— o la de establecer un sistema de cambio
múltiple —es decir PX● Пx donde Пx = П* (1 – tx)—, lo que identifica claramente las
equivalencias de tales políticas públicas. En todas las alternativas el Gobierno obtendría R (por
licitación de cuota, por la retención sobre el valor exportado o a través del BCRA por diferencia
cambiaria (= П* – Пx); en la Figura 6 el área igual a (A‘B‘ tx)). Los productores locales verían
reducir su renta (excedente del productor) en la magnitud equivalente a R más la carga
excedente del cupo, que equivale a la carga excedente de un impuesto de tasa tx a la producción
del bien; en la Figura 6 el área del triángulo (GCB‘); adicionalmente su renta se reduce por la
carga excedente que implica la cuota, dado que la caída del precio generada reduce su renta en
una magnitud mayor que el beneficio recibido por los demandantes domésticos, igual al área
(AFA‘). En efecto, la demanda doméstica aumenta su excedente de consumidor en el área
(PX0AA‘ PX1).
Política b)
En realidad, la regulación de las transacciones con terceros países puede efectuarse vía precio o
vía cantidad (cupo), como se analizara. Sin embargo, dos cuestiones importantes caben
diferenciarse entre ambas maneras de regular al mercado:
Sin embargo, el riesgo que se enfrenta con esta modalidad regulatoria, diferente a la regulación
vía precio (derecho aduanero y retención), es la eventual presencia de conductas monopsónicas
u oligopólicas (―clubes de oferta‖) en el sector de la comercialización —de importación o
exportación del bien comercializable— o sea la existencia de un mercado no perfectamente
competitivo. Es decir, dejar abierta la posibilidad de que importadores y exportadores,
respectivamente, pueden operar reunidos en un club compartido mediante el cual puedan
capturar parte de la renta que en el caso competitivo perfecto obtendría el Estado318.
Si en cambio el Gobierno no licita las cuotas, sino que las asigna por algún mecanismo
administrativo, sin exigir pago alguno al importador o exportador, según el caso, beneficiado
con la asignación del respectivo permiso, el Gobierno estaría subsidiando al importador o
exportador, es decir, una medida o efecto equivalente al ―gasto tributario‖. El riesgo que se
enfrenta en este caso es la discrecionalidad en el manipuleo de las asignaciones y la eventual
corrupción ligada a ello319.
318
En las exportaciones del sector agropecuario, por ejemplo, es conocida en el comercio de granos la
diferencia entre los precios ―FAS teóricos‖ y los ―FAS reales‖, que implican márgenes importantes de
absorción de rentas de parte del sector comercializador de estos commodities.
319
Nuevamente, el ejemplo del sector agropecuario, en este caso en la asignación de la Cuota Hilton para
la exportación de determinados cortes de carne bovina, donde el criterio de asignación de los permisos
responde a regulaciones que fija la autoridad de aplicación, es decir, la Oficina Nacional de Control
Comercial Agropecuario (ONCCA), asistida por un comité de selección de postulantes formados por
funcionarios del gobierno (uno del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, uno de la Secretaría de
Comercio Interior y dos de la AFIP) .
365 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(v) Una aclaración final sobre las equivalencias de políticas públicas analizadas y
referidas a la distorsión en los precios relativos de los bienes transables
Los bienes transables —es decir, aquellos bienes que son factibles de ser comercializados a
nivel internacional, como los commodities mencionados previamente— están sujetos a posibles
regulaciones gubernamentales cuyo objetivo últimamente ha sido identificado popularmente
como el intento de ―desacoplar‖ los precios relativos domésticos de los que rigen en el mercado
internacional. En realidad ―desacoplar‖ los precios internos de los internacionales, cualquiera
sea su justificación y/o denominación, implica lisa y llanamente generar una distorsión en los
precios relativos que definen los mercados. Si esa distorsión no es justificada por el objetivo de
compensar una distorsión previa debido a la presencia de externalidades tecnológicas, siempre
habrá de generar carga excedente, es decir, costos en el bienestar. En oportunidades, tales
externalidades tecnológicas no existen y, no obstante, los Gobiernos pueden insistir en su
actitud de ―desacoplamiento‖ de los precios, basados en razones de índole redistributiva, es
decir, para compensar las externalidades pecuniarias que operan en las decisiones de un
mercado libre, que afectan positiva o negativamente a sectores sociales (productores o
consumidores), y a los que se intentasen, en el primer caso beneficiar aumentando sus
excedentes, o, por el contrario, explotarlos reduciendo sus excedentes, en el segundo caso320.
Hagamos nuevamente algo de álgebra. Si la economía está abierta al intercambio libre de bienes
con el exterior, la relación de precios relativos entre los bienes exportables y los importables
resulta la indicada en la expresión (1).
Para el caso de los instrumentos a) y d), la expresión (1) se verá modificada según indica la
(2).
Pues,
320
En muchas ocasiones las restricciones (cupos), y más comúnmente los aranceles o las retenciones, son
utilizadas por los gobiernos como instrumentos de políticas macroeconómicas de corto plazo, con vistas a
evitar la volatilidad que se provocaría en el mercado interno por cambios transitorios de los precios
internacionales. Evitar el ―pass-through‖ (traslado a la economía doméstica) de los cambios de precios
internacionales debido a problemas de coyuntura o especulativos, evita generar el clima de incertidumbre
que esos cambios provocarían en el nivel de actividad doméstica. Esto es diferente a los cambios de largo
plazo de los precios internacionales, que en ausencia de externalidades negativas, tales instrumentos
provocan distorsiones internas serias, mal orientando la asignación de recursos y/o evitando la
consolidación de estructuras productivas eficientes o, en contrario, alentando el desarrollo de otras
actividades ineficientes o con difícil panorama de sustentabilidad económica hacia futuro.
366 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Resultando:
En el caso de los instrumentos b) y e), la expresión (1) se verá modificada según la (2), pues,
Resultando nuevamente:
Finalmente, en el caso del instrumento c), la expresión (1) se verá también modificada según la
(2), pues,
Figura 7
La figura muestra que en un mercado de tipo de cambio único, donde operan la oferta de divisas
(OX) —provenientes de, o generada por, los exportadores—, y la demanda de divisas (DM) —
provenientes de, o generadas por, los importadores—321, y donde Q expresa el volumen de
divisas transadas en el mercado de cambios, el equilibrio entre la oferta y la demanda de divisas
conduciría a un volumen de transacciones de Q* y un tipo de cambio de equilibrio П*.
el BCR obtiene un diferencial que le genera un rendimiento indicado por el área sombreada de
la figura. Pero la medida genera una ―carga excedente‖ que se manifiesta en los dos triángulos
de pérdida de excedentes de los demandantes y los oferentes de divisas, que sumados
determinan el triángulo mayor ABC.
Figura 8
(8) ПM = П* (1 + tM)
(9) Пx = П* (1 – tX)
O sea, otra manera de plantear el sobreprecio del arancel de importación por sobre el
internacional [PM● (1 + tM)], y/ o la de plantear la retención ejercida sobre el precio de venta en
la exportación [PX● (1 - tX)].
Finalmente, de todo lo anterior cabe resumir la distorsión generada por las políticas públicas
alternativas indicadas por el desacople que las medidas de política producen, según la siguiente
expresión general (10):
(10) PX / PM > (PX●/ PM●) (Пx / ПM) = (PX●/ PM●) (1 – tx) / (1 + tm)
De la expresión (10) resulta entonces que la distorsión puede generarse simplemente utilizando
uno de los instrumentos o todos a la vez, para lograr los mismos resultados económicos.
Únicamente habrá que calibrar la magnitud de los parámetros tx y tm para obtener igual
incidencia.
O sea:
2) Sistema de cambio único, con aranceles y/o cupos a las importaciones, sin
retenciones ni cupos a las exportaciones.
3) Sistema de cambio único, con retenciones y/o cupos a las exportaciones, sin aranceles
ni cupos a las importaciones.
368 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
4) Sistema de cambio único, con retenciones y/o cupos a las exportaciones y aranceles
y/o cupos a las importaciones.
Las cuatro alternativas son medidas de políticas públicas equivalentes que pueden conducir al
resultado buscado en la magnitud de la distorsión de los precios relativos entre los transables;
solamente una cierta combinación de alícuotas (tx, tn) para cada alternativa habrá de generar
similares resultados económicos.
8.3. La cuestión de la incidencia de los impuestos que gravan internamente los bienes
transables y las mediciones de la presión tributaria sectorial: los casos del IVA y las
retenciones
El punto final que se plantea en este capítulo, es considerar el caso particular de un sector
típicamente exportador —como el ejemplo ya citado del sector agropecuario para la
Argentina— y la ya anticipada inconsistencia metodológica que suele observarse en muchos de
los tratamientos tributarios, tanto a nivel periodístico como técnico, en el intento de medir la
Presión Tributaria que se ejerce sobre el sector, aspecto ya señalado en el tema IVA del capítulo
anterior.
En muchos estudios sobre cálculo de la presión tributaria sobre el Sector Agropecuario suele
adoptarse el criterio de asignarle al mismo solamente lo recaudado por el Gobierno en concepto
de Retenciones322. Sin embargo, siguiendo similar criterio al adoptado por las mejoras de la
contabilidad pública con referencia al concepto ―Gasto Tributario‖, en la medición de la
presión tributaria sobre el sector debería también computarse el área correspondiente al subsidio
generado a los demandantes domésticos de los productos del sector (esencialmente la industria
aceitera, la molinera y los frigoríficos). La reducción del excedente del productor generada por
la retención, equivale a fijar un ―Impuesto a la Producción‖ como ya se explicara, que reduce el
precio de la producción de los productos rurales, y que adicionalmente genera carga excedente.
Ahora bien, debe destacarse que la ausencia de cómputo del impuesto-subsidio en la medición
de la PT es mucho más importante en este caso que en el tradicional concepto de ―gasto
tributario‖, que mide el monto de un impuesto no cobrado y un subsidio no registrado
presupuestariamente referido al mismo contribuyente-subsidiado. Aquí ―el impuesto se paga‖ y
el ―subsidio se cobra‖ vía mercado —no vía presupuesto del Estado— en tanto quien contribuye
o paga el impuesto no es el mismo sujeto que recibe el subsidio323.
Finalmente, introduzcamos una vez más el tema del IVA gravando al sector. Por lo ya visto,
debido al tratamiento de tasa cero sobre las exportaciones, el Sector Agropecuario no modifica
su precio existente con anterioridad a la aparición del IVA324.
Luego de la aparición del IVA, la incidencia de la carga del impuesto que permanece gravando
las ventas al mercado interno, es finalmente soportada por los demandantes internos. No
obstante, el Gobierno puede modificar este efecto económico, simplemente aumentando las
retenciones en la magnitud igual a la alícuota del IVA, o puede limitar el saldo exportable
mediante el sistema de cuotas a las exportaciones, neutralizando de la misma manera el efecto
de traslación a la demanda del IVA.
322
Ver por ejemplo, Roulet (2010).
323
En el Apéndice 1 se encontrará un análisis detallado del tema Gasto Tributario y su asimilación con el
caso que nos ocupa.
324
Se remite al lector a lo ya tratado en el Capítulo 6, sección 6.2., apartado (iv).
369 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 9
La conclusión que se puede extraer de este análisis es que desde el punto de vista de la
―incidencia‖ dado que lo recaudado por las retenciones no computa el costo total generado por
la rebaja del precio provocado por ellas, el computar el IVA sobre el consumo doméstico
corregiría esa subestimación. Pero en rigor, ambos impactos de la carga tributaria deberían ser
computados en el cálculo de la PTS. En el cuadro siguiente (Caso 7) se presenta el ejemplo
numérico.
En el ejemplo se suponen alícuotas similares (del 10%) para el IVA y para las retenciones. Dado
que el precio de venta final con IVA incluido era 260 en el Caso 3 estudiado en el citado
Capítulo 7 que implicaba traslación total hacia delante de la carga del IVA, se lo reduce al 90%
como consecuencia de las retenciones del 10%.
A partir de allí se debe computar el impacto del IVA a lo largo de la cadena. Los valores
agregados de cada etapa se ven reducidos en el 10%. En el ejemplo, nuevamente se supone
traslación hacia atrás de la retención, de manera que también se reduce en el 10% el valor
agregado del sector proveedor de insumos de la Etapa I. Las exportaciones se supone que
representan el 30% del producto total.
370 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Nota: no se computan decimales, salvo en PT; las pequeñas diferencias obedecen a redondeos.
Simplificando los porcentajes, la ―percusión total‖ sobre el valor agregado del Sector
Agropecuario, que identificamos como ―Cálculo ampliado‖ (PT1), equivale a la suma de la
presión tributaria neta del IVA (6%), más el impuesto a la producción (14%) debido a las
retenciones, es decir, del 20%. El ―Cálculo restringido 1‖ (PT3) consiste en el no cómputo del
IVA, manteniendo exclusivamente la imputación del impuesto a la producción debido a
retenciones (14%). El ―Cálculo restringido 2‖ (PT4), computa lo recaudado por el IVA y por
las retenciones (6% + 4% = 10%). Finalmente, el ―Cálculo usual‖ (PT2), resulta de considerar
0% por IVA —al suponer que incide en la demanda doméstica— y no tener en cuenta el
impuesto a la producción debido a retenciones, sino solamente lo recaudado en concepto de
retenciones por la Aduana [(259x0,30x0,10)/180 = 4%].
En consecuencia, con relación al método o ―cálculo ampliado‖ (PT1), el ―criterio usual‖ (PT2)
implica una subestimación del 80%; el método o ―cálculo restringido 1‖ (PT3) del 30%; y, el
criterio o ―cálculo restringido 2‖ (PT4) del 50%. La aplicación de un ―criterio estricto de
percusión‖, corresponde al PT1 que computa lo percutido por pagos explícitos del IVA (―saldos
netos‖ y ―saldos técnicos‖ no devueltos) y por la percusión de hecho —omitida en el registro de
la contabilidad pública— del impuesto a la producción provocado por las retenciones (con
destino a financiar el subsidio de la demanda doméstica).
empresas pertenecientes al mismo sector), habrá que descontar del efecto producción de las
retenciones lo que corresponde a la producción auto-insumida en la producción del sector.
Solamente quedaría de esta manera computada la parte del impuesto que subsidia a la demanda
final (consumidores o familias) y a la demanda intermedia de sectores diferentes al
agropecuario. En la porción auto-insumida, el efecto sería equivalente a la noción tradicional de
gasto tributario, es decir, un impuesto y un subsidio consecuente no computado o no registrado
que afecta al mismo sector325.
Hagamos finalmente una síntesis de lo que se ha intentado explicar en esta sección. En ella se ha
explicado en forma conceptual y práctica o simulada la metodología de imputación al sector
agropecuario de la imposición al valor agregado y aspectos metodológicos específicos en
presencia de retenciones a las exportaciones. La elección del IVA como ejemplo, tiene una muy
particular razón de ser. Se trata de un impuesto que en las estimaciones usuales de presión
tributaria sobre el sector es excluido en el cómputo de la carga impositiva. El argumento
esgrimido es la particularidad del mecanismo débito-crédito, que implica para la parte
productora de la cadena la cancelación contable de ambos flujos, débitos y créditos fiscales,
debido a que se supone que los débitos netos recaudados en cada etapa son trasladados hacia
delante, de manera que ella finaliza con el pago final del débito incorporado en la factura de
venta extendida a los consumidores o familias.
Para el caso de ―bienes domésticos‖ —no comerciables— en el Capítulo 7 se han explicado los
resultados de la percusión e incidencia del IVA, tomando como ejemplo imaginario el caso del
Sector Agropecuario —que se define como compuesto por la producción de dos bienes o
actividades: Maíz y Carne— identificando cuatro casos que contienen diferentes supuestos de
oferta y demanda. Los tres primeros ejemplos se dedican a medir la presión tributaria en el bien
Maíz, en el bien Carne y en el consolidado (Sector Agropecuario), empleando el supuesto de
traslación total hacia delante de la carga del impuesto. El cuarto ejemplo en cambio supone
traslación parcial hacia delante.
325
Por ejemplo, si la actividad ―Carne‖ insumiera parte de la producción de la actividad ―Maíz‖ con
destino a alimentación de ganado. Un estudio de Equilibrio General Computado aplicado a la estimación
del aporte tributario de la cadena agroindustrial en Argentina, donde estas estimaciones son efectuadas,
puede encontrarse en Porto, Piffano y Di Gresia (2007).
326
Modificado en la práctica habitual sin embargo en el caso del IVA, al imputarlo a familias y
actividades exentas, por el supuesto de traslación hacia delante y el criterio contable de la compensación
entre débitos y créditos en el sector productor de bienes (responsable inscripto).
372 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante la práctica usual de imputar el gravamen a Familias, por las razones antes citadas,
resulta claro que quien paga el IVA al Estado es el Sector Agropecuario, figurando como
contribuyente de jure, de forma que la metodología de cómputo debería utilizar estrictamente el
criterio de la ―percusión‖, para imputar lo recaudado al sector como ocurre con el resto de los
tributos.
Si en el caso de los bienes comerciables se adoptara el ―criterio de incidencia‖ del IVA —que
implicaría imputación nula de este impuesto al sector, no ya bajo el cuestionable argumento de
la compensación contable entre débitos y créditos fiscales, sino al de la traslación que permite el
IVA Destino— un elemental principio de coherencia indica que con mayor razón no podría
omitirse el contemplar ―la incidencia de las retenciones‖ (aplicando el Cálculo restringido 1), de
forma de reconocer el impuesto a la producción implícito en el empleo de las retenciones,
destinado no solo a aportar recursos al Estado vía Aduana, sino en particular a financiar el
subsidio a la demanda doméstica327. Como se discute en el Apéndice 1, es claro que el cómputo
del efecto del ―impuesto a la producción‖ de las retenciones plantea una situación
conceptualmente muy diferente al tema de la ―incidencia‖ simplemente, aceptando su
homologación con el concepto tradicional de ―gasto tributario‖. El criterio del ―Cálculo
restringido 2‖, aparenta ser una metodología de ―compromiso‖, en tanto se asimila a un criterio
de percusión que disimula o descuida la falta de contabilización del impuesto implícito a la
producción y el subsidio implícito a la demanda doméstica causado por las retenciones.
Finalmente, si se adoptara el ―Cálculo usual‖ o el ―Cálculo restringido 1‖, por una razón
elemental de consistencia, se debería no imputar al sector el IVA total, es decir, excluyendo
también el IVA aplicado a los bienes domésticos.
327
En rigor, normalmente la justificación usual del empleo de las retenciones o cuotas, no ha sido el ―fin
fiscalista‖, sino la regulación del precio interno a través de la ―política comercial‖.
373 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
1. Introducción
La concepción tradicional o versión vieja de las finanzas públicas formulaba una tajante y nítida
diferenciación entre tres dimensiones del presupuesto gubernamental, a saber:
c) el uso de crédito público o emisión de títulos públicos, para financiar esencialmente el gasto
de capital y muy excepcionalmente para cubrir el déficit operativo del gobierno328.
En un esquema federal, se asumía que cada nivel de gobierno autónomo debía establecer su
propia ecuación fiscal (gastos y recursos) con independencia de los otros niveles de gobierno,
asegurando su sustentabilidad financiera de largo plazo. Muy excepcionalmente, los niveles
subnacionales podían esperar aportes del gobierno central, ante determinadas emergencias
financieras puntuales. Cada nivel de gobierno es responsable de la provisión de los bienes
públicos que le competían constitucionalmente y, en razón económica, debido a la abarcabilidad
territorial de la externalidad del gasto o servicio pertinente.
328
La posibilidad de incurrir en déficit en períodos recesivos del ciclo económico y el uso del crédito
público por esta razón, fue incorporada a partir de la visión keynesiana del rol que debían cumplir las
finanzas públicas —la rama estabilización, Musgrave (1959)—. En virtud del concepto de ―equivalencia
ricardiana‖ se concluyó luego que contraer deuda en el presente no es ni más ni menos que el
establecimiento de impuestos en el futuro y que la deuda pública no afecta el consumo privado en el largo
plazo.
374 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
5) Los ―pasivos contingentes‖ y regulaciones sin fondeo (―unfunded mandates‖), una forma de
deuda ―no registrada‖ que implica nuevamente impuestos futuros: operaciones de crédito de
entes públicos avaladas por los tesoros con alta probabilidad de default de estos entes,
regulaciones que generan deuda inducida como los regímenes previsionales que no guardan
una adecuada ecuación actuarial en su diseño, y decisiones laborales u operaciones
comerciales de entes del gobierno con el sector privado, generando litigiosidad con alta
probabilidad para el Estado, de perder judicialmente en los conflictos que derivan de tales
operaciones. Nuevamente, medidas equivalentes a previsionar gastos operativos y subsidios
explícitos por tales conceptos en los presupuestos de los gobiernos.
En el ámbito de una federación como la de Argentina, también han surgido cambios importantes
en las finanzas públicas con relación al federalismo fiscal:
1) La existencia dentro del presupuesto del gobierno central de ―gastos nacionales‖ que
implican ―bienes públicos locales‖, debiendo ellos ser atendidos primariamente por los
gobiernos subnacionales.
4) El ―gasto tributario‖, en este caso ligado a los incentivos fiscales otorgados a determinadas
actividades con localización regional delimitada por razones de suelo y clima, o a actividades
radicadas en ciertas regiones del país, basados en el argumento de la recuperación económica de
áreas rezagadas.
La intención de este apéndice es pasar revista a solo algunos de estos aspectos que tienen
importantes implicancias sectoriales y regionales; aunque en esta oportunidad específicamente
375 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El concepto de ―Gasto Tributario‖ fue introducido por Stanley Surrey330, Administrador Fiscal y
Profesor de Derecho en la Harvard Law School y ex presidente de la National Tax Association
(EE. UU.). Surrey observó en 1968 que muchas de las previsiones del Código Tributario
americano, que otorgaban exenciones o ventajas preferenciales a determinadas personas o
actividades, eran esencialmente similares al criterio de gravar plenamente a tales personas o
actividades y utilizar la recaudación pertinente para subsidiar al contribuyente o la actividad en
cuestión, de manera que operara como un gasto del presupuesto público. Surrey señaló que a
diferencia del resto de las decisiones fiscales que aparecían en el presupuesto, estas asignaciones
quedaban al margen de un control similar o recibiendo poca atención para un seguimiento
similar al de los gastos explícitos contemplados en el presupuesto. Así, como Secretario
Adjunto del Tesoro, Surrey produjo el primer ―presupuesto‖ de gasto tributario, listando una
serie de previsiones del código, práctica que fue luego incorporada como obligación a partir de
1974 por la ―Budget Control and Impoundment Act‖. A partir de entonces muchos estados
americanos y algunos países adoptaron esta modalidad de la contabilidad presupuestaria. A
partir de entonces, en Estados Unidos el Gobierno Federal realiza Informes sobre Gasto
Tributario en los casos del Impuesto a los Ingresos de Personas Físicas y de Sociedades. Los
estados, en cambio, cubren una gama más amplia de impuestos, incluyendo el Impuesto General
a las Ventas Minoristas (Retail Sale Tax) y los Impuestos Selectivos a las Ventas (excise taxes)
y, en algunos estados, el Impuesto Inmobiliario (Real Estate Tax). El primer estado que lo
aplicó fue California, con el presupuesto del Año Fiscal 1976.
Las expectativas generadas por el concepto fueron grandes. No se trataba simplemente de una
mejora en la contabilidad presupuestaria. Se esperaba un mejor control de la política fiscal,
probablemente induciendo cambios o reformas tributarias, a causa de sacar a la luz estos
verdaderos subsidios, generando la posibilidad de su sustitución por programas de gastos
específicos, sometidos al análisis costo-beneficio, al igual que el resto de los programas del
gobierno. Esto implicaría, finalmente, un mejor control de la política presupuestaria331.
El Budget Act de 1974 define ―Gasto Tributario‖ como ―aquellas pérdidas de recaudación
atribuibles a las previsiones de las leyes tributarias federales que permiten una exclusión,
exención o deducción especial del ingreso bruto o que proveen un crédito especial, una tasa
impositiva preferencial o un diferimiento de la obligación tributaria‖. Sin embargo, a pesar de
esta clara definición, en la aplicación del concepto surgen algunos problemas metodológicos
importantes.
329
Los aspectos regionales de este tema fueron objeto de análisis en Piffano (2004a y 2005).
330
Surrey, S. (1973); y Surrey, S. y McDaniel, P. R. (1985).
331
H. F. Ladd, a quien seguimos en esta revisión histórico-argumental, analizó la evolución de la
aplicación del concepto luego de transcurridos 25 años de su aplicación (Ladd, 1999).
376 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a) El concepto de exención o deducción especial debe estar referido a una cierta estructura
tributaria básica (el benchmark o ―the baseline tax structure‖).
Aquí aparecen diferencias de criterio. Por ejemplo, si el IVA no grava la inversión ¿debería ser
computada esta exclusión de la base como un gasto tributario? Depende de cómo se defina el
sistema de referencia. Si el IVA es definido como un IVA ―Consumo‖, entonces la exclusión de
la recaudación que se ―pierde‖ por no gravar la inversión no debe ser tomada como gasto
tributario. En cambio, si alguna actividad es exenta o beneficiada con un alícuota preferencial,
sí. Pero, por ejemplo ¿lo no gravado con la ―tasa general‖ del IVA en el sector de alimentos o en
el de la salud, es gasto tributario? Otros casos, algunos citados por Ladd, como el
correspondiente al estado de Minnesota donde se contemplan 60 categorías en el impuesto
inmobiliario ¿cómo se define el caso normal de esas 60 categorías? En el impuesto a los
ingresos, ¿las ganancias de capital no gravadas deben considerarse gasto tributario? El valor
locativo de la vivienda propia, usualmente no considerada en los impuestos a los ingresos
¿debería ser estimado y computado como gasto tributario? La adopción del criterio estándar
Haig-Simon del impuesto a los ingresos, que asimila el impuesto a uno normal sobre el ingreso
comprensivo (criterio del acrecentamiento) no ha sido el adoptado en la mayoría de los países.
Por ejemplo, el Tesoro de EE. UU. ciertamente no lo adoptó y el benchmark, en tal caso, como
en Argentina también, está referido al impuesto a los ingresos como es usualmente legislado en
ambos países, computando solamente los ingresos monetarios percibidos por el ejercicio de una
actividad habitual, no gravando ganancias de capital y computando como gasto tributario
solamente a ciertas exenciones especiales contempladas en la ley tributaria, dirigidas a
funciones programáticas especificas.
Los criterios no siempre son similares; así, la lista de gastos tributarios de los estados en EE.
UU. varía entre 150 y 300 ítems. El Gobierno Federal contempla 135 ítems. Este es el desafío
técnico más importante del concepto: definir el sistema tributario de referencia (el benchmark)
contra el cual computar las diferencias o los apartamientos de la legislación tributaria específica.
Saber cual hubiera sido la recaudación por determinado gasto tributario no es un tema sencillo,
simplemente porque, o bien no existen datos previos sobre la recaudación imputable al ítem —
estando todo lo demás invariable— o porque han variado muchas cosas (cambios en otros ítems
o atributos del impuesto en cuestión, de otras medidas de política y del escenario económico)
que interactúan entre sí en sus efectos. En efecto, la valorización de determinado gasto tributario
se ve influido por la interacción de la inclusión o exclusión de varios ítems en la base del
impuesto. Las estimaciones de la pérdida de recaudación se verán influidas por cambios en las
alícuotas marginales, cambios en la economía, o a los crecimientos en los costos de ciertos
servicios (como el caso de la salud en EE. UU., por ejemplo). La modificación de un impuesto
puede asimismo que influya en la recaudación de otros impuestos, al modificarse los estímulos
económicos de los sectores afectados y/o ligados entre sí de acuerdo a las interrelaciones
industriales. Tales efectos indirectos dependen naturalmente de las elasticidades precio cruzadas
entre bienes y/o servicios pertinentes. O sea, si bien la definición conceptual es clara, su
aplicación práctica deja márgenes amplios de criterios para estimar el impacto económico del
gasto tributario, que en principio requeriría la aplicación de un modelo de Equilibrio General
Computado332. Siguiendo la explicación de la curva de Laffer inclusive uno podría adelantar la
hipótesis de que ante la reducción de un impuesto, por exenciones u otras ventajas impositivas
para los contribuyentes, conduzca a un aumento de la recaudación y no precisamente a una
reducción de la misma.
332
Para detalles metodológicos de estos modelos, ver Cicowiez y Di Gresia (2004).
377 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por lo tanto, la enorme simetría que tienen las funciones distributivas o redistributivas del
sistema de transferencias y la política tributaria, clama por un tratamiento conjunto de ambos,
exigiendo el deber de ser informados de la misma manera. Así, dentro del control
presupuestario, según Ladd, deberían contemplarse las siguientes cuatro categorías:
Las categorías (3) y (4) deben incluir tanto las previsiones de gastos directos como de gasto
tributario. De manera que el gasto tributario se dividiría en dos subgrupos y se los podría
asimilar a programas de gasto directo en esas áreas.
Sin embargo, podrían aquí surgir problemas de interpretación. Por ejemplo, un subsidio a la
industria ¿debe ser computado como un incentivo a mantener el nivel de actividad y el empleo
en la industria o como transferencia de poder de compra a los industriales (dueños de esas
industrias)? Pero la clasificación anterior debería ser incluso ampliada, para incluir ciertas
―regulaciones‖ y ―pasivos inducidos‖ (unfunded mandates o unfunded liabilities). Por ejemplo,
obligar a una industria a comprar tecnología limpia (no contaminante) es similar a aplicarle un
impuesto para luego el gobierno comprar equipos o tecnologías destinadas a eliminar la
contaminación.
En los ideales de Surrey no sólo existía la ilusión de mejorar a través del concepto ―gasto
tributario‖ el control de la política fiscal, sino además, la de inducir a un cambio en la política
tributaria. Ello surge de las siguientes afirmaciones atribuidas al mismo:
378 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
―A pesar de que muchas de las previsiones impositivas funcionan como programas de gasto, no
están sujetas al mismo examen o control como los programas de gastos directos‖.
―La mayoría de los gastos tributarios son inherentemente inequitativos porque típicamente
generan más beneficios a las familias de alto ingreso que a las de bajo ingreso‖.
―Los programas de gasto directo son casi siempre preferibles al gasto tributario‖.
―La mayoría de los gastos tributarios deberían ser eliminados o reemplazados con programas
de gasto más efectivos‖.
Surrey ni siquiera planteó la usual recomendación de que en todo caso cualquier solicitud de
gasto tributario debería ser evaluada, de manera que el análisis costo-beneficio indicara si
resulta más conveniente o menos conveniente que un programa alternativo de gasto directo
dirigido al sector beneficiado. Directamente, en la intencionalidad de Surrey, el concepto estaba
destinado a generar una reforma tendiente a la adopción de un sistema tributario de base amplia,
sin exenciones, lo cual en el caso del impuesto a los ingresos, conduciría al diseño de un
impuesto asimilable al concepto de Haig-Simon de gravar el ingreso comprensivo. Sin embargo,
la aspiración de Surrey no sólo no se cumplió, sino que a partir del nacimiento del Acta de
1974, la lista del gasto tributario creció sostenidamente. En efecto, lamentablemente para las
aspiraciones de Surrey, presupuestar el gasto tributario generó un efecto inverso al esperado. Al
explicitar los beneficios recibidos por algunos sectores, otros sectores previamente excluidos
tuvieron éxito en sus reclamos para ser incluidos. Los legisladores tienen generalmente pocos
argumentos para denegar pedidos similares a ventajas acordadas previamente a otros. California
constituye un ejemplo. El Departamento de Finanzas pidió en 1984 eliminar la lista de gasto
tributario que venía confeccionándose desde hacia 10 años, debido a que la legislatura había
descuidado el 90% de las recomendaciones del Departamento respecto a anular ciertos gastos
tributarios específicos hechos por el propio Departamento a lo largo de esos diez años previos y
al éxito logrado por los grupos de interés en conseguir nuevos gastos tributarios. La divulgación
de los informes sobre gasto tributario había estimulado la demanda por más gasto tributario.
En Canadá se fue más lejos aún, cuando ciertas deducciones a trabajadores en relación de
dependencia tomadas dentro del cómputo del gasto tributario, fueron luego aceptadas como
―crédito fiscal‖. Según Bird (1988) fue un error tomar estas deducciones como gasto tributario,
pues debieron ser consideradas como parte de la estructura básica del impuesto (es decir,
formando parte del benchmark), y por lo tanto ser mantenidas como deducciones normales y no
como gasto tributario.
b) Ladd es asimismo correcto cuando sugiere que bajo la perspectiva política, el sistema
tributario puede considerarse el resultado de equilibrio del proceso político (equilibrio de
Nash). Es probable que muchos ítems de gasto tributario se mantendrán a pesar de su
divulgación, pues existen pocos incentivos para su eliminación. Muchos de los gastos
tributarios benefician a sectores de clase media, con mucho poder de voto o representando
las preferencias del votante mediano.
379 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) El cambio de las concesiones de gasto tributario hacia programas de gasto directo afecta a
diferentes actores políticos dentro de la burocracia gubernamental. Las modificaciones
implican redistribuciones de poder entre políticos pertenecientes a diferentes comités,
ministerios o cuerpos gubernamentales.
d) En ciertas circunstancias el gasto tributario puede resultar un medio más eficaz para lograr
el objetivo perseguido que un programa de gasto directo. Puede inclusive ser menos oneroso
desde el ángulo de la burocracia requerida para operar el programa.
e) Ladd cita asimismo a King (1984), quien sugirió que el gasto tributario es un buen trade off
entre los liberales (demócratas) y los conservadores (republicanos), los primeros que
quieren que el gobierno haga algo y los segundos que aspiran a que el mercado resuelva las
cosas y, por tanto, el gasto público sea pequeño.
Un argumento a favor del concepto gasto tributario ha sido el de la ventaja que puede contar un
gobierno al tener explicitadas no sólo opciones de gasto directo sino también de gasto tributario
a la hora de tener que enfrentar decisiones de recorte presupuestario debido al déficit. Sin
embargo, las modificaciones en las leyes tributarias suelen ser más difíciles que las de gasto.
Las primeras exigen inevitablemente la participación de la legislatura o congreso, los segundos
pueden decidirse a nivel del ejecutivo. En EE. UU. además se requieren mayorías especiales
(2/3 de votos) para reducir exenciones o gasto tributario, en tanto el gasto directo se resuelve
por mayoría simple.
De lo reseñado hasta este punto surge que la noción de gasto tributario resulta un concepto útil
para entender las políticas alternativas que en materia fiscal posee un gobierno. Mejora la
transparencia y hace más efectivo el control ciudadano de las acciones de sus gobiernos. Pero no
está exento de problemas en su aplicación práctica. En síntesis, plantea como interrogantes:
Lo que queda ausente en el análisis de Ladd, curiosamente para quien destina su libro a temas
de federalismo fiscal, es particularmente relacionar el concepto gasto tributario a la cuestión
regional. Los controles de donde se ubican territorialmente los beneficios del gasto tributario
son relevantes para la cuestión del federalismo fiscal y su conocimiento puede facilitar un
mayor control presupuestario de los gobiernos. Así, su explicitación mejora la transparencia
tendiente a delimitar el grado de correspondencia fiscal en los gobiernos y las transferencias
regionales entre gobiernos.
Federalizar las decisiones de gasto tributario puede constituir un esquema institucional que
genere incentivos para un mayor control de su crecimiento. Por ejemplo, para el caso del
gobierno nacional, las concesiones federales de gastos tributarios que benefician a ciertos
sectores, habrán de incidir en la distribución regional de los ingresos tributarios cuando los
380 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
impuestos que se dejan de recaudar forman parte de una masa coparticipable. A su vez, esas
concesiones modifican los precios relativos de bienes y servicios entre regiones, induciendo
deliberadamente a reasignaciones de factores que naturalmente apartan a las economías
regionales de soluciones de primer mejor y crean reacciones políticas justificadas de parte de las
regiones no promocionadas al lesionarse la equidad tributaria horizontal333 y alentar por este
medio relocalizaciones de actividades productivas. Lo decidido a nivel del sistema tributario
subnacional, por su parte, puede generar guerras tributarias dañinas (distorsivas) entre estados
que habría que evitar o minimizar, de forma que la transparencia y cálculo de los gastos
tributarios subnacionales, puede permitir la posterior armonización tributaria, la que resultará
necesaria para un desempeño eficiente y equitativo del mercado común de la federación334.
La Presión Tributaria (PT) es el cociente que relaciona el total recaudado por el Estado (T)
respecto al ingreso nacional (YN). En el cálculo usual de este coeficiente, el numerador incluye
todo los tributos que ingresan al Tesoro Nacional —en la versión referida a este nivel de
gobierno— o bien lo recaudado por los tres niveles de gobierno —en su versión de Presión
Tributaria Global—. Tales mediciones no computan por cierto el valor de los impuestos no
ingresados por decisiones de ―gasto tributario‖ de los gobiernos, en tanto no se registra ingreso
efectivo de dinero a los tesoros. Como se apuntara al comienzo, al no ingresar dinero, no
existiría razón de preocuparse en materia de control, pues si el objetivo fuera el control del
destino del dinero pagado por los contribuyentes, en lo que hace al ―gasto tributario‖ no existe
dinero que rastrear.
(1) PT = T/YN
A su vez, si introducimos el gasto tributario, por definición, resulta que lo dejado en recaudar
por un beneficio impositivo (TGT) es igual al subsidio generado al contribuyente (SGT):
Es decir, el efecto final sobre la PT resulta neutro. La neutralidad se cumpliría a nivel global,
pero el gasto tributario no beneficia a todo el mundo, consecuentemente, el impacto sectorial y
regional modificará precios relativos y la distribución del ingreso entre sectores, regiones y
personas.
333
Estos aspectos regionales referidos a eficiencia económica y equidad distributiva, son objeto de
tratamiento en Piffano (2004a y 2005).
334
La experiencia brasileña con el ICMS (el IVA de nivel estadual) y otros impuestos indirectos es
aleccionadora sobre los efectos de guerras tributarias entre estados, con fuertes efectos distorsivos en el
sistema de precios internos. Léase ―guerras tributarias dañinas‖ o ―distorsivas‖, no meramente
competencia tributaria no dañina, no distorsiva o ―competencia beneficiosa‖ a lo Tiebout. Ver Piffano, H.,
2004b.
381 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En lo que sigue se analiza este punto, pero particularmente, con el objetivo de introducir nuevos
argumentos que darán sustento para sugerir modificaciones en el cómputo de la presión
tributaria en su versión del enfoque sectorial (PTS), al descuidar conceptos no computados por
la metodología actual empleada con respecto a PT Global.
El tema que analizamos con relación a la ―Política Comercial‖, o sea, la fijación de Retenciones
(R), Derechos Aduaneros (DA), Cuotas (C) y la política cambiaria, demuestra de qué manera
los instrumentos de la política comercial y/o cambiaria generan distorsiones entre los precios
domésticos respecto a los internacionales. Los bienes comerciables — M (importables) y X
(exportables)—, ven modificados sus precios relativos domésticos respecto a los
internacionales, generando modificaciones importantes en los excedentes económicos de los
sectores involucrados en la medida.
Llámese PiM al Precio Internacional del Bien Importable y PiX al Precio Internacional del Bien
Exportable; y PdM al Precio Doméstico del Bien Importable y PdX al Precio Doméstico del Bien
Exportable. Antes de R y DA y/o C, dado un cierto tipo de cambio nominal (Π*), la relación de
precios interna resulta:
Retenciones
En los cálculos usuales de la Presión Tributaria al sector de exportables (PTSX) —por ejemplo
al Sector Agropecuario— se le imputa el valor de los tributos que ingresan al Tesoro y que de
acuerdo con el manual de cuentas nacionales se registran como percutidos en el sector, y son
efectivamente ingresados en dinero al Tesoro por el sector. De manera que el cálculo usual
(PTSX1), si:
382 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
o sea,
donde Qx es el volumen total producido y ofertado por el productor del bien exportable. La
diferencia entre (4) y (3) es:
(6) QX – X = Dd
Es decir, la diferencia entre el nivel producido y las exportaciones, es la demanda doméstica del
bien exportable (DdX).336 Por lo tanto, la nueva medición de la PTSX puede expresarse como:
335
Un ejemplo numérico simple puede resultar útil para aclarar los conceptos. Supóngase que el sector
exportador produce 100 unidades de un bien cuyo precio en el mercado internacional es de 1 dólar. La
mitad de la producción se consume internamente y la otra mitad se exporta. El tipo de cambio nominal es
de 3 pesos por dólar. A ese tipo de cambio los ingresos del sector serían 300 pesos. Si el gobierno fija una
retención del 33% el precio neto será de 2 pesos, y los ingresos del sector —para similar nivel de
producción— serán 200 pesos. La diferencia de 100 pesos se distribuye entre el gobierno (recibe 50 pesos
por la exportación de 50 unidades gravadas con 1 peso cada una) y los consumidores (reciben un subsidio
total de 50 pesos ya que pagan 1 peso menos por cada unidad consumida).
336
DdX incluye demanda de consumidores finales y demanda intermedia de otros sectores de actividad.
383 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(7) PTSX2 = [TX0 + (tx . Pdx . DdX) + (tx . Pdx . X] / VASX > PTSX1
Derechos Aduaneros
Un tratamiento conceptualmente simétrico, pero con resultado inverso, puede aplicarse al sector
productor de un bien importable (o ―industria sustitutiva‖ del bien importable). La medición
tradicional de la Presión Tributaria del sector productor sustitutivo de importables (PTSM), es la
siguiente:
(8) PTSM1 = TM0 / VASM
Donde TM0 computa los otros impuestos pagados por el sector, diferentes a los Derechos
Aduaneros, en tanto que lo recaudado por Aduana (DA = tm . PiM . M) es pagado por el sector
consumidor o demandante del bien importable. Pero ocurre que el DA ha aumentado el precio
del bien importable, según indica la expresión (2), de manera que en rigor, el DA ha actuado
como un Impuesto al Consumo interno del bien importable, cuyo rendimiento se descompone
en dos partes: la parte ya indicada recibida por el Estado a través de la Aduana (tm . PdM . M) y
la parte destinada a financiar el subsidio al productor sustitutivo del bien importable, y que
incide en el demandante doméstico (consumidores finales y demandantes intermedios), es igual
a [tm . Pdm . (DdM - M)]. La primera es registrada en la contabilidad pública, pues el dinero
ingresa al Tesoro a través de la Aduana; en tanto la segunda, que desde el punto de vista
sectorial implica un impuesto negativo o subsidio al productor sustitutivo del bien importable,
no es contabilizada337. Por lo tanto, la nueva medición de la Presión Tributaria Sectorial
(PTSM2), en este caso será:
(9) PTSM2 = TM0 – [tm . (PiM . Π*) . (DdM - M)]/ VASM < PTSM1
Finalmente, lo que interesa en materia económica como siempre no son los niveles absolutos de
los precios, sino sus niveles relativos. Es así que, comparando las Presiones Tributarias
Sectoriales, se obtiene:
(10) PTSM1 / PTSX1 = (TM0 / VASM) / [TX0 + (tx . Pdx . X)] / VASX
(11) PTSM2 / PTSX2 = {TM0 – [tm . Pdm . (DdM - M)]/ VASM} / [TX0 + (tx . Pdx . DdX) +
+ (tx . Pdx . X] / VASX
que por lo indicado en (7) y (9) resulta:
Habrá de notarse que la distorsión en precios relativos a favor del sector productor de bienes
importables, o en contra del sector productor de bienes exportables, se logra indistintamente
337
Nuevamente un ejemplo numérico simple puede resultar útil para aclarar los conceptos. Supóngase
que el consumidor interno de un bien importable compra 100 unidades de un bien cuyo precio en el
mercado internacional es de 1 dólar. La mitad del consumo se abastece a través del sector productor
doméstico (industria sustitutiva del bien importable) y la otra mitad se importa. El tipo de cambio nominal
es de 3 pesos por dólar. A ese tipo de cambio los gastos del consumidor serían 300 pesos. Si el gobierno
fija un derecho aduanero del 30% sobre el valor del bien, el precio será de 3,90 pesos, los gastos del
consumidor —suponiendo la misma cantidad demandada— será de 390 pesos. La diferencia de 90 pesos
se distribuye entre el gobierno (que recibe 45 pesos por la importación de 50 unidades gravadas con 90
centavos cada una) y la industria sustitutiva del bien importable (que recibe un subsidio total de 45 pesos,
ya que la suba del precio doméstico implica un subsidio de 90 centavos por unidad vendida, es decir, 50 x
0,9 = 45).
384 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde, PiX y PiM son los precios internacionales en dólares de exportables e importables,
respectivamente, y Π* el tipo de cambio, entonces la diferenciación de precios relativos puede
lograrse identificando las tasas de cambio efectivas para las exportaciones (Πx) y para las
importaciones (ΠM):
(15) Πx = Π* (1 – tx)
(16) ΠM = Π* (1 + tm)
es decir,
Conclusiones finales
CAPÍTULO 9
9.1. Introducción
Como se analiza más adelante, esta coexistencia de dos tipos de entes contribuyentes del
gravamen, habrá de plantear una discusión muy debatida en la especialidad, referida a la
posibilidad de considerar esa coexistencia como generadora de un fenómeno de doble
imposición sobre un mismo fenómeno o hecho económico. Este tema se discutirá en detalle al
momento de analizar la imposición al ingreso de sociedades; no obstante, también habrá de ser
mencionado al momento de estudiar el impuesto que pagan las personas físicas.
La diferencia entre ambos tipos de entes contribuyentes plantea asimismo otro tema especial,
referente esencialmente al diseño de las alícuotas impositivas, aparte de otros aspectos
específicos a tener en cuenta para cada modalidad. El tema de las alícuotas se plantea por la
diferencia entre un impuesto de tipo personal y un impuesto de tipo real338. El IGPF es un
impuesto personal, por lo tanto, es posible introducir la progresividad en la alícuota, en tanto el
IGS es real, de manera que la alícuota habría de ser proporcional. Aunque esta diferenciación en
el tratamiento de estas dos modalidades de alícuotas es de general aceptación, en algunas
legislaciones suelen registrarse la existencia de alícuotas progresivas en algunos impuestos
reales (por ejemplo, en el Impuesto Inmobiliario Rural actual de la Provincia de Buenos Aires,
Argentina) aunque en el caso de la imposición a los ingresos, es bastante general observar que
las legislaciones respetan esa diferencia de trato.
En sentido ―económico‖ la noción de ingreso o renta de una persona se asimila al flujo de las
ganancias totales que la misma recibe durante el año fiscal de referencia, coincidente con el año
calendario. Esas ganancias habrán de ser destinadas al consumo o bien al ahorro o inversión, es
decir, al aumento del patrimonio de la persona.
Ese flujo podría por tanto ser medido desde el ángulo de las fuentes que lo generan o bien desde
el punto de vista de sus aplicaciones o usos. En los diseños tributarios, lo que se identifica con
un impuesto a los ingresos, sin embargo, no contiene a todos los componentes que implican esa
ganancia anual. El concepto ―fiscal‖ del ingreso o renta resulta normalmente de magnitud menor
al concepto económico antes aludido. La base imponible definida por la ley tributaria habrá de
dejar sin gravar algunos componentes de las ganancias por las razones que se explican a
continuación.
338
Volver al Capítulo 1, para aclaraciones sobre las clasificaciones de los impuestos.
386 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el Cuadro 1 se exponen las dos alternativas para medir el ingreso total, definido éste desde
el punto de vista económico.
Cuadro 1
Fuentes Aplicaciones
Las exclusiones de los items indicados de la base del IGPF, sin embargo, no significan
necesariamente que el Estado no alcance finalmente a gravarlas. En muchas de ellas lo hará,
pero mediante otro tipo de impuesto. Sobre esto volveremos luego.
En general en los orígenes de este tipo de impuesto se tenía la intención de gravar las rentas o
los ingresos realizados y líquidos, es decir, se entendía que el Estado debía gravar la renta una
vez que ésta si hubiera generado y efectivizado por el contribuyente. No era posible imaginar
cobrar un impuesto que, aunque devengado a favor del contribuyente, no se hubiera
efectivizado, pues el devengamiento le estaría brindando solamente un soporte jurídico al
derecho de cobro posterior. Pero la realidad comercial plantea riesgos de su eventual no cobro.
Por cierto que este criterio fue más modernamente dejado de lado por los gobiernos, siempre
387 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ávidos de obtener recursos, generando situaciones que desde el punto de vista jurídico podrían
ser cuestionadas.
El concepto fiscal de ingreso referido a los pagos recibidos de terceros exige, no obstante lo
explicado, una nueva aclaración con relación a lo que habrá de formar parte de la base del
impuesto, aspecto que se explica en el punto siguiente.
Para gravar las ganancias no periódicas, se han empleado impuestos como el que regía en
Argentina años atrás: el Impuesto a las Ganancias Eventuales. Éste contenía dos componentes:
la efectivización de una ganancia de capital, como ser la ganancia obtenida por las ventas de
acciones o de una casa, y los ingresos provenientes de los juegos de azar. Actualmente, el
Estado Nacional en Argentina grava la venta de inmuebles por el Impuesto a la Transferencia de
Inmuebles y, asimismo, el Impuesto a Premios de Juegos de Azar. También grava los ―débitos y
créditos bancarios‖ y la ―compra-venta de acciones‖. A ellos se habrán de sumar luego los
impuestos que gravan aumentos del patrimonio, aspecto que se analizará en el capítulo
siguiente.
El Cuadro 2 ejemplifica el caso. El contribuyente A posee una renta periódica con una gran
regularidad; los bastones verdes indican asimismo que su ingreso, salvo en el ejercico 8, no
supera el mínimo no imponible que se identifica en el gráfico con línea negra de trazo grueso.
En cambio, el contribuyente B posee una renta irregular según indican los bastones amarillos,
los que en los períodos 1, 3 y 5 superan al mínimo no imponible.
388 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
Contribuyente 1 2 3 4 5 6 7 8
Regularidad de
Contribuyente A
Regularidad de
Contribuyente B
Sin embargo, se puede observar que la suma de los ingresos obtenidos por ambos
contribuyentes en los cinco períodos iniciales sería similar, es decir, el ingreso promedio
quinquenal sería similar en ambos. La mecánica del cálculo anual del impuesto genera que el
individuo A no pague suma alguna en el primer quinquenio, en tanto el individuo B deberá
pagar en los períodos 1 y 3, al superar en ellos al mínimo no imponible.
La gráfica que identifica al ingreso o renta, no denuncia que la variabilidad del impuesto
determinado habrá de ser mayor aún, dado que la renta que supera el mínimo no imponible
habrá de ser gravada con alícuotas marginales crecientes, circunstancia que dependiendo de los
tramos que defina el impuesto agrava en mayor o menor medida la asimetría de tratamiento en
perjuicio del contribuyente B.
Para resolver este problema, se ha sugerido que el impuesto sea determinado en base a un
sistema de promedios móviles, por ejemplo, quinquenal. Los primero años —del 1 al 5—
agregando ejercicios y promediando hasta el ejercicio 5. Llegado el ejercicio número 6, se
incorpora al promedio el nuevo resultado de este ejercicio y se elimina del cómputo el resultado
del ejercicio 1, para obtener el nuevo promedio, y así sucesivamente. Este criterio de
promediación no resulta atractivo desde el punto de vista de la administración tributaria, dado
que la fiscalización en base a datos y comprobantes que puedan suministrar las personas físicas,
difícilmente pueda asimilarse al caso de las sociedades que cuentan con sistemas contables
organizados, de allí que las legislaciones no hayan adoptado este tipo de sistema.
Los países no obstante suelen acordar tratamientos combinados de ambos criterios, en base a
acuerdos bilaterales por los cuales los países receptores de inversiones pueden gravar en alguna
medida consensuada a la renta generada en su territorio por inversores extranjeros, a cambio del
tratamiento de reciprocidad y algunas otras posibles concesiones. Los países exportadores de
capital han de aceptar reconocer un crédito fiscal por la renta de sus residentes obtenidas en el
país de origen de la ganancia, de manera de no generar doble imposición sobre un mismo
ingreso. Por este mecanismo ambos fiscos, el de residencia del contribuyente y el de la
generación de la renta, comparten parte de la presión tributaria ejercida sobre la misma.
Las legislaciones del IGPF so solo contemplan un tramo de renta que constituye el ―mínimo no
imponible‖, sino asimismo ―deducciones‖ otorgadas a las personas que enfrentan circunstancias
diferenciales al de otras. El mínimo no imponible es un valor anual del ingreso que se entiende
necesario para cubrir un presupuesto mínimo destinado a la alimentación, la vestimenta, la salud
y otros servicios que normalmente demandan las familias. Las deducciones por cargas de
familia en cambio se refieren a situaciones particulares de las personas que estén casadas,
tengan hijos o tengan personas a cargo bajo su cuidado y alimentación.
Las ―exenciones‖ son un tratamiento especial brindado a determinadas rentas que por diversos
motivos el Estado decide no gravar. Estas exenciones dejan fuera de la base gravable a rentas
que originalmente habrían de ser gravadas si se aplicaran los principios generales de la ley del
impuesto a las ganancias. Estímulos a las inversiones o a ciertos consumos que se intentan
alentar dan motivo a este tipo de tratamiento diferencial, que junto a otros paliativos (como
prórrogas de pago, moratorias, etc.) constituyen el denominado ―gasto tributario‖339.
En presencia de una estructura familiar, las legislaciones tributarias suelen adoptar criterios no
necesariamente similares en el tratamiento de los cónyuges. En los EE.UU., por ejemplo, a los
cónyuges se los considera como socios en la obtención del ingreso, dejando no obstante la
libertad de opción respecto a la presentación conjunta o separada. En la Argentina, el marido
declara por los bienes gananciales y la mujer puede presentarse individualmente por los réditos
obtenibles de su trabajo personal o de bienes propios.
(v) Progresividad
Por ejemplo, en el caso del IGPF vigente en Argentina la estructura de la alícuota es la mostrada
en el Cuadro 3. Este tipo de estructura difiere según cada legislación, tanto en los importes fijos
por tramo como en las alícuotas marginales sobre los excedentes.
Como caso extremo de reducida progresividad puede citarse la propuesta de Hall y Rabushka
(2007) del ―Flat Tax‖ que intentara la sustitución del actual ―Income Tax‖ de EE.UU., para el
caso de los ingresos de personas físicas en calidad de trabajadores bajo relación de dependencia.
El Cuadro 4 muestra la estructura de la alícuota de esta propuesta.
Una comparación entre ambas modalidades —la de Argentina y la del Flat Tax— resulta
interesante con el fin de identificar cómo varía la presión tributaria promedio a mayor ingreso
339
El concepto asimila la exención a una transferencia de ingreso a favor del contribuyente, es decir,
equivalente al monto que hubiera debido pagar en ausencia del beneficio conferido; de allí que se lo
asimile a un ―gasto de transferencia‖.
390 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
según las visiones diferentes de los policy makers, las que pueden de alguna manera ser
sustentadas en razones de eficiencia y también de equidad distributiva340. El Cuadro 5 hace la
comparación de ambas estructuras de alícuotas en pesos equivalentes, en base de referencia al
IGFP de Argentina.
Cuadro 3
Cuadro 4
Cuadro 5
340
Volver al Capítulo 5, apartado 5.1. , (ii), e.
391 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
mínimo, reduce la incidencia del impuesto sobre los quintiles inferiores en la distribución del
ingreso, básicamente dejando fuera de la base tributaria a las clases baja y media, reduciendo
asimismo la presión tributaria ejercida sobre el ingreso de la clase alta.
Cuadro 6
Nuevamente, la constancia de la alícuota marginal del Flat Tax logra un tratamiento de menor
progresividad aún reduciendo sensiblemente su mínimo no imponible.
Con la ayuda de las Figuras 1 y 2 se puede explicar su diseño. La Figura 1 indica en el eje de
abscisas el ingreso bruto y en la ordenada el ingreso disponible (ingreso después del impuesto).
La línea resaltada va indicando el comportamiento del impuesto según niveles del ingreso bruto.
Un tramo de imposición nula que va desde 0 a 6000, valor éste último que fija el mínimo no
imponible del impuesto. Pero el tramo de 0 a 3000 indica el ingreso mínimo garantizado a todo
individuo.
392 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
Figura 2
El impuesto desde el nivel 6000 va mostrando la presión tributaria promedio en dos posibles
versiones: la de la alícuota plana del tipo Flat Tax (T1) y la de alícuota marginal creciente (T2),
similar a la de Argentina (al menos hasta la alícuota marginal máxima del 35%).
El sistema implica el empadronamiento de todos los ciudadanos, tarea administrativa que hace
algunas décadas atrás se entendía como de muy difícil administración. La proliferación de los
sistemas universales de subsidio a los pobres, parece indicar que el sistema informático
moderno puede lidiar con semejante padrón, de manera que no parece lejana la posibilidad de
lograr un sistema integrador de todo el tratamiento fiscal, tanto tributario como de
asistencialismo social a través del gasto público (tanto de transferencias como de servicios como
la educación y la salud), con una base de datos común.
En el Capítulo 5, punto (ii), apartado (c), donde se analizara la imposición al ingreso versus la
imposición al consumo de bienes, con relación a la elección entre consumo presente y consumo
futuro, se corroboró mediante un ejemplo sencillo y, posteriormente, mediante un desarrollo
analítico, la neutralidad de un impuesto directo al consumo entre consumo presente y consumo
futuro, a diferencia de lo que provoca un impuesto al ingreso.
Sobre la base a ese análisis se han sugerido diseños del tradicional impuesto a las ganancias que
contemplara la posibilidad de deducir de su base tributaria lo que el contribuyente destinara al
ahorro o la inversión. Es decir, transformar el impuesto al ingreso en un impuesto al gasto,
entendiendo fuera de la base a todo incremento patrimonial.
La ventaja de gravar el consumo por un impuesto directo al gasto, en lugar de hacerlo con la
imposición indirecta sobre las transacciones, aparece como más atractivo asimismo desde el
punto de vista de la equidad, dado que el impuesto al gasto al ser un impuesto personal,
permitiría el empleo de alícuotas progresivas. Si la intencionalidad no fuera su empleo con fines
redistributivos, como se analizara en el Capítulo 5, el impuesto al gasto sería proporcional, es
decir, de efecto neutral entre las personas de diferentes ingresos y diferentes propensiones al
consumo. Según el filósofo Hobbes: ―la equidad exige que se grave a las personas según lo que
obtienen del fondo común (PBN) en lugar de hacerse sobre su contribución al mismo‖; bajo
este principio se confirmaría el criterio de que la única evidencia del bienestar de las personas
son sus consumos.
Pero la mecánica del impuesto exige identificar los diferentes destinos del ingreso que puedan
ser considerados aplicaciones de diferentes características, es decir, gasto de consumo versus
inversión. La propuesta que conceptualmente parece correcta, no está por lo tanto exenta de
algunas dificultades operativas.
En primer lugar, la dificultad de deslindar lo que pueda interpretarse como inversión de lo que
pueda ser calificado como gasto de consumo puede ilustrarse al menos con cuatro tipos de
gastos/inversiones usuales de muchas familias, a saber: la compra de equipos informáticos como
una PC, la compra de automotores, el gasto en educación y la adquisición de una vivienda.
La compra de ciertos activos, como una PC, puede bien identificarse como inversión en capital
si su destino fuera su uso para tareas profesionales o administrativas, pero quizás no lo sea si su
uso fuera destinado al entretenimiento de pequeños y adolescentes. No obstante, puede
adelantarse la siguiente pregunta: el entretenimiento de adolescentes con el aprendizaje
consecuente del empleo del software de una PC ¿no es parte de su formación? Es decir, ¿no
podría calificarse de inversión en capital humano? El gasto en educación ¿debería gravarse o
estar exento de la base? En los EE.UU., por ejemplo, las legislaciones sobre el Income Tax
suelen contemplar deducciones por pago de intereses de los préstamos a estudiantes
universitarios, pero no la deducción de las matrículas y aranceles pagados.
Similar duda surge al tener que calificar la adquisición de un automóvil, que puede estar
destinado para tareas laborales o para paseos familiares o vacaciones. En cuanto a la compra de
una vivienda, reúne asimismo combinaciones posibles de uso como vivienda familiar y de
oficina para profesionales o comerciantes. En estos casos, se sugiere estimar como gasto
gravable solo al valor locativo de la vivienda propia, con tratamiento por tanto similar al gasto
de las familias que pagan alquileres.
Los destinos del ingreso hacia colocaciones financieras en el sistema financiero estarían fuera
de la base del impuesto al gasto, lo mismo que la renta que generasen o acumulasen esas
394 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Dada la importancia que ha tenido el debate de ideas sobre reformas en los años 90, en el
Apéndice 1 se presenta una síntesis de las propuestas de reforma del impuesto al ingreso
tradicional (Income Tax) para tender a una imposición base-consumo tanto en empresas como
en individuos343.
Los tributos como las Tasas y Contribuciones operan de manera de compensar los beneficios
que habrán de recibir las personas obligadas a su pago. Se trata de una medida coactiva ligada a
las características de ciertos servicios que presta el Estado a personas identificables
individualmente en recibir ese particular servicio. Esto significa que la persona, al momento de
recibir ―ese beneficio‖ por la prestación, habrá se ser compensado por la exacción coactiva, es
decir, el pago de la Tasa o de la Contribución, según sea el caso.
Las Jubilaciones y las Pensiones, por otra parte, tienen carácter ―alimentario‖, conforme la
reiterada doctrina acogida por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Conceptualmente
resulta inadmisible, por lo tanto, que se pretenda considerar como ―ganancia‖ a una prestación
que no sólo tiene carácter alimentario, sino que, además, es el resultado del cumplimiento de
exigencias legales por parte de los beneficiarios, quienes han debido hacer aportes a una o varias
cajas de jubilaciones y, por lo tanto, están percibiendo ahora lo que contribuyeron a capitalizar
antes. Es decir, no se les puede exigir el pago de un ―beneficio‖ por el cual han sido obligados a
tributar, salvo que se acepte la doble imposición de la base gravada, es decir, el tributo sobre el
salario en actividad y posteriormente el mismo salario diferido al ser usado en la pasividad.
Finalmente, cabe recordar lo dispuesto por el artículo 14 bis, tercer párrafo, de la Constitución
Nacional, que establece que el Estado debe otorgar los beneficios de la seguridad social ―que
tendrá carácter de integral e irrenunciable‖, y agrega que, en especial, la ley establecerá
341
En la legislación actual del IGPF de Argentina, este tipo de renta ha sido excluida de la base del
impuesto. No obstante, se gravan los depósitos y las extracciones de las cuentas bancarias con un
Impuesto a las Transacciones Financieras.
342
Ver Owens, J., 1990.
343
Detalles de los problemas administrativos ligados a la determinación de la base imponible de un
impuesto al gasto puede consultarse en el ―Informe Bradford‖ [Bradford, D. F. (1986)].
395 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
―jubilaciones y pensiones móviles‖344. La Corte Suprema ha calificado por otra parte como de
―naturaleza alimentaria‖ a los beneficios previsionales, como se comentara.
(i) Las sociedades de capital como contribuyentes del impuesto a los ingresos
La legislación del impuesto a las ganancias, como se adelantara, se compone en realidad de dos
tipos de impuestos: uno personal, el ya analizado IGPF, y otro real, el destinado a gravar las
utilidades de las sociedades de capital (IGS).
El tratamiento impositivo de este tipo de ganancia es relevante en todos los países, pero en
Argentina resulta superlativo, dado que de los estudios empíricos —sobre los cuales daremos
evidencias más precisas luego345— representa algo más del 70% de lo recaudado por el
impuesto a las ganancias.
Los gobiernos suelen por tanto extender el principio subyacente de la imposición a la renta a
toda la ―generación de ingreso‖ durante el año fiscal, sea éste generado a través de la actividad
personal de los individuos, como el generado a través de las actividades de las sociedades de
capital a la que los individuos pertenecen.
La diferencia de tratamiento es necesaria, sin embargo, dado que en el caso de las ganancias de
las sociedades, estamos en presencia de un impuesto real, no personal, circunstancia que como
se explicara más arriba requiere del empleo de alícuotas proporcionales, no progresivas, a fin de
evitar distorsiones según tamaños de los entes e inequidades por tratamiento desigual a los
iguales.
Se entiende que las sociedades deben tener un trato distinto al de sus propietarios, al tratarse de
un ente con personería jurídica propia, a través del cual sus accionistas pueden adoptar la
política de reinvertir sus ganancias indefinidamente y, por tanto, evitar registrar el traspaso de
344
Como acertadamente se afirma en un editorial de La Nación (19-05-2012), la Ley Fundamental ha
indicado una pauta de amplitud e inclusión que no debería ser desvirtuada ni por otras normas ni por las
autoridades de aplicación. Desde el derecho romano en adelante está aceptada como regla de
interpretación la pauta según la cual ―donde la ley no distingue nosotros no debemos hacer distinciones‖.
Como indica el editorial, todo el régimen previsional debería adecuarse a este sabio criterio rector.
345
En el Capítulo 12, al tratar temas de federalismo fiscal, se presentan comparaciones internacionales.
396 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
dinero alguno a sus socios propietarios. El impuesto a las ganancias en esta versión adopta
claramente así el principio de ―gravar todo el ingreso‖, no solamente el que pasa al bolsillo de
las personas o familias.
Quizás de no gravarse de esta manera la porción de renta generada por las sociedades, los
Estados podrían gravar directamente al capital o al patrimonio neto de la firma, lo cual plantea
una evidente equivalencia desde el punto de vista económico, pues el valor del capital neto
invertido en la firma habría de equipararse al valor presente neto del esa inversión hundida en la
pertinente actividad. Pero la economía plantea volatilidades usuales en el valor original del
activo, circunstancia que introduce una dificultad de cálculo actualizado desde el ángulo
contable. De allí que resulta más práctico gravar el flujo de la renta, circunstancia que permite
tener en cuenta dicha volatilidad o irregularidad en su generación.
El criterio de la integración, por su parte, no está de acuerdo con el trato especial o separado del
rédito de las sociedades al entender que el ―criterio de capacidad contributiva‖ de aplicarse a los
individuos y no a alguna de las fuentes a través de la cuales ellos mejoran su bienestar anual.
Una fuente es el de las ganancias de la sociedad que habría necesariamente de ser imputable a
cada uno de sus socios según su participación accionaria.
Lo cierto es que si no se gravaran las utilidades de las sociedades, podría darse el caso de un
mecanismo de permanente reinversión de las mismas, en tanto los socios estar no obstante
gozando del uso de instalaciones y/o equipamientos de la sociedad en usos personales o de su
familia (caso de automotores, computadoras, etc.), más allá de pagos en especie difíciles de
identificar como diferentes de los costos societarios (como gastos por viajes al exterior, comidas
por agasajos, etc.).
Por lo expuesto se han imaginado variantes del criterio de integración; ellas son:
a) Gravar las utilidades societarias al tiempo de generar un crédito fiscal a los accionistas según
su participación accionaria.
c) Imputar las utilidades a cada accionista según su participación gravándolas en cabeza del
propietario junto con sus otras fuentes de ingreso; sean o no sean distribuidas dichas utilidades.
d) Gravar las utilidades de la firma y no gravar los dividendos en cabeza de los accionistas.
Si bien todas las variantes intentan evitar la doble imposición, cada una genera diferentes
efectos de incentivos y/o difieren en la complejidad administrativa. La variante d), que es la
utilizada en el caso de Argentina, es la más simple y evita la doble imposición, resultando
neutral respecto a la decisión de la reinversión o no de las utilidades.
A fin de evitar este tipo de maniobras se ha imaginado el aplicar la denominada regla del ―arm
length‖, expresión que debe entenderse como el aplicar a las transacciones entre empresas
ligadas el tratamiento similar que se verifica en las transacciones con otras empresas no ligadas
económicamente. Asimismo, en el caso de los ―commodities‖ los ―precios de referencia‖
derivados de fuentes internacionales reconocidas habrían de servir de benchmark para
identificar desvíos no justificables en los precios o pagos de transferencias formalmente
arreglados. Sin duda, las referencias no siempre serán factibles de identificar para ciertos
contratos. De hecho, a nivel internacional las transacciones entre firmas suelen responder a
contratos de mediano y largo plazo y pactados en valores no necesariamente similares a los que
rigen en los mercados ―spot‖. Precisamente las economías de contrato usualmente involucran a
firmas multinacionales o de gran envergadura, y están justificados por razones de reducción de
incertidumbres y/o riesgos en las operaciones comerciales entre ellas. Los valores pueden que
resulten o no menores a los valores spot, dependiendo de circunstancias propias de cada tipo de
negocio.
(b) El sesgo contra el financiamiento con capital propio y la ―capitalización exigua‖ (―thin
capitalization‖)
Una medida que se ha sugerido a fin de neutralizar ese tipo de simulación, que la literatura
técnica identifica como ―capitalización exigua‖ (en inglés ―thin capitalization‖), es el limitar el
pasivo computable en el balance impositivo o fiscal, fijando parámetros que limiten en una
cierta proporción —―usual‖ o ―normal‖— al pasivo registrable en firmas del mismo sector o
rama de actividad. Otra variante es el exigir el pago de un impuesto a las ganancias sobre los
intereses pagados en las deudas que figuran en el pasivo de la firma346.
Sin dudas que estas medidas tienen efectos no neutrales entre firmas de diferentes tipos y
tamaños. Particularmente, las firmas más perjudicadas serían las PyMEs (firmas pequeñas y
medianas), las que usualmente poseen pasivos más importantes que las firmas grandes y que
pagan intereses también usualmente superiores a las empresas de mayor envergadura y, por
ende, mayor crédito.
346
Este fue una medida aplicada en Argentina a fines de los años 90.
398 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una variante interesante es la aplicada en Brasil, donde la legislación del impuesto a las
ganancias de sociedades admite, en la determinación de la utilidad sujeta a impuesto, una
deducción por el costo de oportunidad del capital propio invertido. De esta manera equipara las
ventajas de financiamiento en ambos tipos de fuente (capital propio o pasivo)
a) Reduciendo las alícuotas sobre ganancias de las sociedades y, en el caso de personas físicas,
diferenciando el tratamiento impositivo sobre las rentas del capital y las rentas del trabajo. Las
primeras, que incluyen utilidades empresarias, así como dividendos, intereses y otras rentas, o
se las exime (caso en Argentina) o sobre las que se aplica una alícuota proporcional.
b) Las rentas del trabajo, que comprenden los sueldos, salarios, jubilaciones y pensiones, están
sujetas en cambio a una escala de tasas progresivas.
Esta ―dualidad‖ de tratamiento tiende a favorecer a las rentas del capital por dos motivos:
primero para atraer inversiones y segundo por su sencillez administrativa, ya que sobre las
rentas del trabajo, se realizan retenciones en la fuente, que prácticamente evitan la evasión.
En 1981 Robert Hall y Alvin Rabushka propusieron una reforma fundamental en la tributación
al ingreso de los EE.UU.; se pretendía sustituir el actual Income Tax por un nuevo impuesto
cuyo diseño era gravar el ingreso o valor agregado total de la economía, mediante un sistema
separado de imposición a las firmas y a las personas físicas que, en base a un tratamiento de
alícuota única (proporcional) y similar, gravara los ingresos de las sociedades mediante un
mecanismo parecido al ―sistema ampliado‖ de IVA ―sustracción‖, al incluir en la sustracción la
masa salarial junto con la adquisición de bienes de capital, y por el otro lado, gravando al
ingreso proveniente del trabajo personal en las personas físicas.
Es decir, en el caso de las firmas se proponía un mecanismo de ―full expensing‖ que implicaba
deducir del producido de las ventas todo tipo de gasto, sea de los insumos físicos como de la
masa salarial pagada a sus trabajadores y asimismo las inversiones en bienes de capital. En el
caso de las personas, solamente gravando la renta proveniente de su trabajo en relación de
dependencia. Vale decir, que en el caso de un profesional que tuviera un estudio, por ejemplo,
debía presentar dos planillas: una como el ―HR sobre firmas‖, que significaba declarar el cobro
de honorarios menos los gastos de la administración de su estudio o buffet (sean los pagos por
salarios como la compra de equipamiento y del mismo edificio o inmueble donde desarrollara
su actividad profesional) y otra planilla por el ―HR de personas físicas‖ por los ingresos que
pudiera obtener de trabajos en relación de dependencia, como ser el sueldo como docente de una
universidad. En el caso de personas físicas, no obstante, preveía una cierta progresividad al fijar
un mínimo no imponible de U$S 25.000 anuales. De esa manera, todo ingreso o valor agregado
de la economía quedaría finalmente gravado con una flat-tax o alícuota plana, que los autores
habían calculado del 19%, como aquella que lograría similar recaudación que la lograda en ese
momento por el Income Tax.
399 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una acotación importante es destacar que el Flat-Tax eliminaba todo tipo de exención o
beneficio objetivo y/o subjetivo como los contemplados en la legislación del impuesto a la
renta, eliminando de esta manera distorsiones y sesgos distributivos no necesariamente
equitativos en el tratamiento tributario desigual que plantea todo gasto tributario en la
imposición al ingreso. Un dato no poco relevante es advertir que el valor agregado del propio
sector público (la masa salarial de lo trabajadores públicos) estaría formando parte de la base
tributaria, pues todo trabajador —público o privado— debe presentar su planilla de ―HR de
personas físicas‖.
Cuadro 7
Rusia aplica el 13% para todos los ingresos personales, pero mantiene el Impuesto de Empresas
del 35%. Eslovaquia aplica la misma tasa del 19% para ingresos personales y de sociedades, lo
que desalienta arbitrajes para disfrazar algún tipo de renta para aplicar menores tasas. Estonia en
su primera versión gravó de igual manera las rentas del trabajo y del capital, pero luego en 2000
decidió no gravar las utilidades de sociedades hasta que son distribuidas como dividendos, lo
que constituye un claro incentivo a la reinversión de utilidades. En Estonia el Flat Tax generaba
en 2002 el 7,2% del PIB, mientras que el anterior Impuesto a la Renta de Personas Físicas
producía 8,2% del PIB, pero su economía desde 1994 creció alrededor del 6% anual, un
crecimiento solamente igualado y superado por China, India, Rusia y países de Latinoamérica
avanzado el presente milenio, con el salto notorio del precio de los commodities agropecuarios.
En 2001 Rusia reemplazó las tres alícuotas del Impuesto a la Renta Personal de 12%, 20% y
30% con una sola tasa del 13%, al mismo tiempo que se hicieron importantes reformas en la
administración del tributo, como hacer un nuevo registro de contribuyentes, establecer
retenciones en las fuentes generalizadas y mejorar los métodos de fiscalización. Como
resultado, en un año el impuesto mejoró su rendimiento en el 26% en términos reales,
atribuyéndose parte de ese buen resultado a la simplicidad del flat tax.
347
Se remite al lector a lo tratado en el apartado (v) de este capítulo y lo analizado en el Capítulo 6,
punto 6.1., apartado (iii) para ampliaciones.
348
Ver Hall, A. y Rabushka, R. (2007) para un desarrollo completo de la propuesta.
400 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En Estados Unidos, España, Alemania y otros países desarrollados, hasta ahora no fue adoptado
en ninguno de ellos no obstante la fuerte discusión que se planteara en los años 90 sobre la
―fundamental tax reform‖. Y en Latinoamérica, solo aplican un impuesto personal de tasa única
Bolivia al 13% (aunque solo para controlar el IVA al poder descontarse del Impuesto Personal
el IVA facturado en la compras) y Jamaica (25%).
En otros casos, en cambio, opera como un ―impuesto mínimo presunto‖, lo que significa que la
utilidad presunta estimada administrativamente, aún no alcanzada por la utilidad real, será
gravada de todas maneras. El sistema no obstante suele contemplar procedimientos de descargo
del contribuyente cuando puede demostrar fehacientemente que la suerte de los negocios no se
cumple de acuerdo a los pronósticos administrativos.
Para la imposición sobre los ingresos, los principios de general aceptación elaborados por la
doctrina de la técnica contable, constituyen los cimientos para el sustento legal y económico
tendiente a establecer las ganancias sujetas al impuesto. Dado que la ley, así como los
problemas que se planteen en el ámbito judicial, habrán de aplicarse y resolverse sobre la
realidad de los hechos, más allá de las suposiciones o argumentos esgrimidos por las partes, la
contabilidad cumple una función determinante para acercar los números a esa realidad.
Parafraseando a Schindel (2009), autor que ha generado reconocidos aportes en este tema, en el
artículo publicado por La Ley en el Suplemento Especial sobre el sonado caso Candy S. A. c/
AFIP y otro sobre acción de amparo, bajo la dirección de Marcelo Lascano, la unidad de medida
tradicional en contabilidad ha sido la moneda del país dentro del cual son llevados los registros
contables. Pero la moneda es una unidad de medida extremadamente pobre y relativamente
inestable. Como consecuencia de las políticas monetarias y cambiarias implementadas por la
Banca Central o los Gobiernos, la moneda suele sufrir apreciaciones o depreciaciones en
contextos de baja o de alta inflación, lo que significa una dificultad importante para la
interpretación de los resultados.
En este sentido, recuerda Schindel que la moneda cumple tres funciones importantes: medio de
cambio, medida de valor y reserva de riqueza. En escenarios de alta inflación, solamente cumple
401 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de manera razonable la primera función, pero fracasa en el cumplimiento de las otras dos
funciones. Cuando la moneda en tal escenario se emplea para medir valor, se estará utilizando
un medio de comparación heterogéneo, al tiempo que dejará de constituir un depósito de reserva
de valor o riqueza.
Por lo tanto, cuando los registros contables se ciñen a la contabilidad tradicional o histórica con
fines de determinar la ganancia o los beneficios gravables por la ley de impuesto a la renta o las
ganancias, el resultado no será el gravar una ganancia real, sino una cifra incoherente y falta de
representatividad.
Para comprender lo planteado, cabe mencionar que el hecho imponible y su medición (base
imponible) constituyen un fenómeno complejo y de formación continua a lo largo de un
ejercicio anual. Es decir:
2) Pero los flujos de ingresos y de costos se producen o incurren a diario, de manera que el
valor de lo obtenido por las ventas y el valor de los costos incurridos, habrán variado en
cada momento del año, aún cuando los volúmenes físicos permanezcan constantes. Los
volúmenes monetarios acumulados al final del ejercicio son por tanto resultado de una
suma de valores nominales que no expresan similar valor real349.
4) Los cambios operados en la unidad de medida (la moneda) sobre flujos de ingresos y de
gastos que no coinciden en secuencia e intensidad, provocan cambios en los precios
relativos entre productos e insumos, a pesar de que ellos se mantengan en relaciones
insumo-producto constantes, como expresión física, y como manifestación o secuencia
temporal a lo largo del ejercicio350.
Resulta importante señalar que cuando el ritmo de inflación es muy bajo (por ejemplo del 2%
anual) o cuando la apreciación de la moneda no es demasiado acentuada en magnitud
equivalente, la contabilidad tradicional o histórica puede seguir cumpliendo razonablemente su
función, pues los resultados contables se acercarán a los valores reales. Pero ante un shock
inflacionario o ante un proceso sostenido de depreciación de la moneda, que acumule un
porcentaje anual significativo o superior a un dígito (20%, por ejemplo), las distorsiones
provocadas serán significativas.
349
Nótese que la diferencia de valor no se explica por el costo de oportunidad diferencial del dinero según
el momento del año en que ese valor es obtenido por las ventas o pagado por los insumos (tasa de interés
real) sino al cambiante valor real de la unidad monetaria, es decir, de la unidad de medida.
350
Ello debido a que el ritmo de depreciación de la moneda no es usualmente igual, diaria o
mensualmente, aparte de la secuencia diferencial en que tales ingresos y gastos se ejecutan o realizan.
402 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) Exteriorización de beneficios impositivos menores que los reales por aquellos sujetos
endeudados en moneda nacional o endeudados en moneda extranjera con la banca nacional a
quienes se les ―pesificaron‖ sus pasivos351.
2) Exteriorización de beneficios impositivos superiores a los reales para aquellos sujetos con
activos monetarios y existencia de bienes de cambio superiores a sus pasivos, expresados éstos
en moneda nacional o con ajustes menores respecto a la variación de los activos mencionados.
4) Medición incorrecta de los resultados por la enajenación de bienes durables, como inmuebles
o similares, debido a no reconocer el ajuste de los costos incurridos antes de la estampida de los
precios.
Los efectos que la inflación provoca en la distorsión de los valores que arroja la contabilidad
tradicional o histórica son significativos. Y lo son, tanto desde el punto de vista de la eficiencia
como de la equidad.
Desde el ángulo de la eficiencia, al modificar los precios relativos entre bienes y servicios de
manera altamente cambiante. Si bien la inflación supone crecimiento general de los precios
nominales de bienes y servicios, el fenómeno se produce con cambios no simétricos en
magnitud y secuencia temporal, a pesar de que el ritmo hacia la suba resulte general y no
excluyente.
La volatilidad que provoca el proceso inflacionario al elevar los valores nominales a diferente
ritmo genera no solamente dificultades para identificar el resultado real de un ejercicio de
cualquier ente o sujeto económico, sino que introduce una importante incertidumbre en los
negocios. Cuando el agente económico pierde la debida noción de los resultados esperados de
su actividad, no solamente se provocan eventuales pérdidas y confiscaciones por imposición
sobre resultados ficticios, sino incluso incertidumbre sobre la viabilidad o no de los negocios.
La preocupación por adoptar técnicas contables que acerquen los datos a la realidad económica
del ente o sujeto se torna crucial ante tal escenario.
La otra consecuencia negativa que provocan los datos de la contabilidad tradicional o histórica,
como base de la medición de los resultados a los fines de la imposición, es la notoria inequidad,
351
La conversión a pesos se hizo sobre la base de un tipo oficial de cambio de $1,40 por dólar para un
valor de la divisa que en el mercado libre trepara entre $3 y $4 por dólar.
403 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tanto horizontal como vertical. Los ejemplos reseñados en el apartado previo dan prueba
claramente de resultados ficticios perversos, tanto para situaciones de contribuyentes con
niveles de riqueza similares antes de la estampida de los precios y, sin dudas también, pueden
provocar un tratamiento impositivo de carácter regresivo y no progresivo, dependiendo de las
circunstancias económicas que registra la actividad de cada contribuyente, afectada de manera
no simétrica por la depreciación de la unidad de medida.
Esta problemática no es, por cierto, novedosa y ha sido tratada en la literatura técnica desde
hace bastante tiempo. Como cita Schindel (2009), Robert Haig adelantó en 1921352 que una de
las imperfecciones del ambiente donde el impuesto debe vivir era el del estándar económico del
valor original, como consecuencia de cambios en el nivel de precios y el valor del dinero. Así, el
valor monetario de los activos experimenta aumentos similares al del nivel de precios. Ese
aumento particular del valor no indica realmente un aumento de riqueza económica. Agrega
Haig: ―En tanto tengamos un estándar monetario que cambia, encontraremos que aún el más
perfecto sistema contable mostrará un ingreso neto que no es idéntico al incremento verdadero
del poder económico‖. También Griziotti (1935) alertó sobre este problema y, ya más
modernamente, sobre la necesidad de medir la renta en términos reales, Musgrave (1959)353.
En el desarrollo de la técnica contable se observan dos tipos polares de propuestas sobre ajustes
por inflación.
1) Correcciones parciales.
2) Correcciones generales (ajuste integral).
Las correcciones parciales consisten en proceder a la reevaluación de ciertos activos —ya sea a
los fines de apropiar la asignación periódica de su utilización económica (amortizaciones de
bienes de uso o similares) o a los fines de establecer los resultados obtenibles u obtenidos por su
venta.
El ajuste integral se basa en el principio del ―costo histórico ajustado‖ que significa re-expresar
los valores nominales de las distintas partidas y cuentas de los estados contables en una moneda
homogénea o de semejante poder adquisitivo, generalmente expresados en la ―moneda de
cierre‖.
352
Haig, R. (1921).
353
Griziotti, B. (1935); Musgrace, R. (1959).
354
La literatura citada por Shindel para consulta comprende a Schindel, A. (1973); Schindel, A. (1978);
Reig, E. J. (1977); Reig, E. J. (1984); Aaron, H. J. (ed.) (1976); Reig, E. J. (2001); Fowler Newton, E.
404 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(d) Agregación y calendario impositivo: una propuesta sobre la visión económica para la
medición de la incidencia del hecho imponible
En los estudios sobre presión tributaria de cualquier actividad, resulta necesaria la definición del
momento al que deben referirse las estimaciones de lo recaudado por los impuestos, al igual que
el cálculo del producto o valor agregado que diera lugar a esa contribución impositiva.
La circunstancia de que el ingreso de las recaudaciones tributarias opere a lo largo del año
calendario, obliga en rigor a efectuar un cálculo de actualización, a fin de hacer a los importes
homogéneos y, por ende, sumables. Igual circunstancia debe tenerse presente en los cálculos
del valor agregado, en cuya tarea pueden haberse empleado distintos criterios de medición, uno
de los cuales —fundamentalmente por razones de información disponible— se refiere a la fecha
en que son expresados cantidades y precios. Es probable, en este sentido, encontrar diferentes
situaciones, según los distintos sectores económicos.
En materia tributaria el cálculo mes a mes de ingresos y erogaciones es posible solo a través de
una aproximación, mediante el prorrateo del flujo de los ingresos según el calendario impositivo
que anualmente fija la ley o norma de aplicación. La existencia de sistemas de pago diferido al
que opcionalmente puede acogerse el contribuyente, no introduce inconvenientes. Dado que el
costo financiero asociado es cobrado al contribuyente e ingresado a la cuenta correspondiente
por el importe total (impuesto más intereses), no resulta fácil conocer qué parte corresponde a la
imposición y cuál al financiamiento de su pago. Igual circunstancia podría presentarse en
algunos casos en que dichos ingresos incorporan una multa o penalidad. Sin embargo, dado que
tanto el costo financiero como la multa derivan de la propia existencia del tributo, cumpliendo
meramente la función de hacer equivalentes el pago al contado o en término, respectivamente,
con el diferido, habrán de estar incluidos en el numerador de la relación T/Y, imputadas al
momento de su pago o ingreso al fisco y actualizadas al momento al que se refiera la relación
T/Y.
(2002); Fermín Del Valle, J. J. (2003); Fowler Newton, E. (1996); Fowler Newton, E. (2002) y Lattuca,
A. J. (2001).
405 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
nota ampliatoria sobre los criterios usados en la selección de la tasa de descuento que se
discuten en la evaluación de proyectos355.
En virtud de lo expuesto, es posible definir tres definiciones alternativas del concepto ―presión
tributaria‖:
La presión tributaria real, consiste en corregir los valores nominales del numerador y del
denominador por la depreciación de la moneda a lo largo de año, es decir, expresándolos a
valores corrientes de igual base temporal para el valor de la moneda, dentro de cada
período anual.
La presión tributaria actual, consiste en expresar los valores del numerador y del
denominador obtenido previamente (presión tributaria real) en pesos homogéneos,
referenciándolos a un momento del año, lo cual implica la capitalización y/o la actualización de
los flujos mensuales, con el empleo del factor de actualización o descuento.
Estos tres tipos de mediciones de T/Y fueron empleados en un estudio aplicado al sector
agropecuario realizado en 1982, en el que se analizaron las políticas tributarias aplicadas al
sector en los años setenta356. Los resultados encontrados en las tres mediciones difieren
naturalmente y resultan importantes para su uso en períodos de alta inflación y/o de altas tasas
de interés, y cuando las características de los flujos de ingresos y gastos sectoriales difieren a lo
largo del ejercicio fiscal. En sectores como el agropecuario esto es relevante debido a que una
porción importante del producto generado por el sector suele registrar estacionalidades bastante
definidas en cuanto al momento de la venta de sus producciones y el uso de los insumos, en
particular en el sector ganadero, como se analiza luego.
(ii) Breve reseña del tratamiento legal sobre ajuste por inflación en la Argentina
El primer antecedente de Argentina data de 1978, cuando se establece el ajuste por inflación,
coincidiendo con las reformas de Uruguay e Islandia. El ajuste consistía en la admisión del
revalúo de las amortizaciones de los bienes de uso y la obligación de computar un ―ajuste por
inflación‖ consistente en aplicar la tasa de inflación sobre la diferencia entre activos y pasivos
monetarios a comienzo del período, sumándolo o restándolo —según el signo de la diferencia—
del beneficio a valores históricos. Se trataba de una aproximación al resultado real relativamente
simple, aunque imperfecta y en ocasiones distante de aquél.
La reforma introducida luego en 1985 mantuvo como punto de partida el mecanismo anterior e
introdujo como complemento del ―ajuste estático‖ del sistema anterior referido al comienzo del
ejercicio, por una suerte de ―ajuste dinámico‖ representativo de las variaciones durante el
ejercicio en los componentes del ajuste estático. Se trató finalmente de un sistema algo más
complejo, conteniendo un detalle de exclusiones, correcciones parciales, retiros e
355
Ver asimismo Ibañez (1976).
356
Ver Piffano (1983) y Piffano y Dudiuk (1981, 1982).
406 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
incorporaciones durante el ejercicio, etc., que implicó por lo tanto un abandono del criterio de
simplicidad de la ley original de 1978357.
La Ley Nº 21.894, que introdujo el ajuste por inflación en el impuesto a las ganancias, fue
posteriormente modificada por la Ley Nº 23.260 que incorporó al ajuste importantes
modificaciones que se presentan en el título VI de la Ley de Impuesto a las Ganancias bajo la
denominación ―Ajuste por Inflación‖. De acuerdo a estas normas, los contribuyentes, a los fines
de determinar la ganancia neta imponible, debían deducir o incorporar al resultado impositivo
del ejercicio que se liquidaba, el ajuste por inflación resultante de las tablas elaboradas
mensualmente por la Dirección General Impositiva sobre la base de las variaciones del índice de
precios al por mayor, nivel general (IPM).
En efecto, la ley de impuesto a las ganancias, aún vigente, prevé en su Título VI el Ajuste por
Inflación, pero el mismo fue luego suspendido con la sanción de la Ley Nº 24.073 —
promulgada en abril de 1992— en cuyo Art. 39 dispone la aplicabilidad de los ajustes, es decir,
su vigencia, ―como límite máximo las variaciones operadas hasta el mes de marzo de 1992,
inclusive‖.
No obstante, como consecuencia de la crisis del 2001 y los ajustes que aplicara la política
económica del gobierno de entonces, luego de haberse decretado el default de la deuda pública,
mediante Decreto Nº 1269/02 se reestableció el ajuste de los registros contables por la variación
del nivel de precios mayoristas, pero su vigencia duró poco tiempo al ser derogado al año
siguiente por el Decreto Nº 664/03. En los hechos, lo que aconteció es que a consecuencia del
período de estabilidad económica que imperó en el país a partir de la ley de convertibilidad, la
administración tributaria omitió publicar la respectiva tabla de coeficientes. En virtud de estas
circunstancias, la doctrina consideró que ―el régimen de ajuste por inflación del título VI de la
Ley del Impuesto a las Ganancias fue en realidad derogado tácitamente o cuanto menos quedó
suspendido desde entonces.‖
La decisión del no ajuste por inflación a los fines fiscales desde entonces constituye sin dudas
un error de enormes perjuicios en materia de eficiencia y de equidad, como se explicara en los
puntos previos. Pero las implicancias de este defecto, sin embargo, van más allá de las simples
―distorsiones‖ provocadas en las mediciones económicas: afecta los derechos de propiedad
como se ha verificado y reconocido por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. De
hecho, respecto de los balances de las empresas comerciales, el Art. 62 de la Ley Nº 19.550, en
el apartado ―Ajuste‖ indica: ―Los estados contables correspondientes a ejercicios completos o
períodos intermedios dentro de un mismo ejercicio, deberán confeccionarse en moneda
constante.‖ Los profesionales ante esta situación anormal de leyes vigentes contemplando el
ajuste por inflación y de leyes o decretos que las han anulado o suspendido, recomiendan a sus
clientes la confección de los estados contables ajustados, adicionalmente a los elaborados a los
fines fiscales. El tema resulta relevante para el sector empresario no solamente por las
implicancias fiscales reales de la imposición a las ganancias que deberán enfrentar, sino para
cuestiones relevantes para el monitoreo del accionar empresario de su propia organización. Las
auditorías tendientes a medir eficiencia o idoneidad, así como legalidad, del accionar de las
gerencias, deben necesariamente basarse en mediciones reales.
Desde el ángulo fiscal, no obstante, de la comparación entre los valores nominales y reales de
los estados contables pueden surgir datos muy fidedignos respecto a la distancia que arrojan los
números de la contabilidad tradicional o histórica respecto de los reales, dando sustento técnico
357
Según la opinión de Schindel (2009) a quien reproducimos, el método adoptado en Chile aparenta ser
un sistema más razonable, consistente en un ajuste por el cual el resultado real es obtenido por la
diferencia entre los patrimonios netos del cierre y comienzo del ejercicio, expresados ambos en moneda
de poder adquisitivo semejante.
407 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
al contribuyente para recurrir al reclamo judicial si fuera necesario cuando se entienda estar
siendo lesionados sus derechos de propiedad.
Derivado de ello, la privación del mecanismo de ajuste por inflación en las declaraciones
juradas del Impuesto a las Ganancias, ha estado afectando a principios y derechos de raigambre
constitucional, al desconocer los preceptos constitucionales de legalidad, capacidad contributiva
y no confiscatoriedad.
La doctrina parece finalmente converger a que resulta de toda injusticia abonar impuesto por
ganancias ficticias, y que en casos demostrables con evidencia clara sobre el hecho real puede o
debe aplicarse la normativa dispuesta en el Título VI de la Ley de Impuesto a las Ganancias, o
sea, el ajuste por inflación, que sería por tanto una norma vigente para situaciones
excepcionales, pues por sobre la legislación tributaria se encuentran las claras normas de nuestra
Constitución Nacional, que obligan a respetar el derecho a la propiedad y a su defensa, así como
la capacidad contributiva de los ciudadanos y el reparto equitativo de las cargas públicas.
Para un desarrollo amplio de este tema, se remite al lector a lo tratado en el próximo Capítulo
10.6., apartado (iii), punto (f), y apartado (iv), donde se analiza la doctrina de la Corte
Suprema de Justicia referida a la imposición confiscatoria, al tratar la imposición a la tierra y el
derecho de propiedad. En ese capítulo se efectúa un especial análisis, bajo la óptica de quien
escribe el presente libro, del caso ―Candy c. AFIP y otros s/acción de amparo‖ y de sentencias
varias de la CSJ sobre el tópico, así como nuestra opinión y sugerencias en el tratamiento de
este tema, que sin dudas afecta particularmente al sector rural, circunstancia que obliga a una
consideración especial.
Respecto al tema más general de los efectos de la inflación en la incidencia del impuesto a las
ganancias, surge finalmente aquí un interrogante jurídico importante. La incertidumbre que
genera un escenario de alta inflación y el daño provocado por un impuesto que grava una renta
ficticia y no real —como en el sonado caso Candy c. AFIP— se produce de manera masiva
sobre el conglomerado empresario de la economía afectada. Pero la Justicia solamente atiende
los litigios planteados en forma individual por quienes se sienten perjudicados ilegalmente por
un determinado intento de imposición del Estado. Pero si el efecto de la inflación es de general
incidencia, en escenarios de alta inflación ¿no cabría aplicar la ―acción de clases‖ en los casos
de contribuyentes afectados al mismo tiempo por similar escenario y circunstancias? La acción
de clases ha sido ya aplicada por la CSJ en el caso ―Halabi‖, reconociendo que la incidencia de
la acción en conflicto produce un efecto ―erga ommes‖, a sea en relación a todos.
El no ajuste por inflación, visto desde el ángulo del sector rural, es oportuno de considerar y
muy relevante por las implicancias agravadas que la normativa vigente ejerce sobre la presión
408 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tributaria en el valor de la tierra, resultante por vía indirecta al gravar a las ganancias de la
actividad con mayor presión tributaria que la ejercida sobre otro tipo de actividades.
Ese diferencial —que incide en reducir el valor residual de la renta de la tierra y, por tanto, se
amortiza en su valor— se produce porque el actual impuesto a las ganancias de la actividad
agrícola-ganadera grava utilidades no realizadas del sector, al computar como ganancia sujeta
a impuesto el incremento patrimonial del stock de cereales y animales no comercializados y
valuados según los precios registrados en la última venta. Así nace la denominada ―ganancia por
tenencia‖, donde se paga el impuesto aun cuando no haya transacciones de bienes, por el
mero incremento del precio o valor nominal de ese stock. Esta supuesta renta es sólo parcial, ya
que el incremento del precio equivalente a la inflación del año resulta un resultado ficticio, que
en ningún caso debería pagar impuesto, simplemente porque no existe tal renta. Ese stock al ser
vendido habrá seguramente de ser destinado a la adquisición de los insumos los que habrán
sufrido el correspondiente incremento ―nominal‖ de sus precios.
A manera de ejemplo, como señalara Santiago Sáenz Valiente en su nota en La Nación (2011)
―en un campo de 1600 cabezas de invernada en Buenos Aires, que valúa a precios de plaza su
stock (30-6-2010) en $ 2.300.000 y valorizando la misma cantidad y peso al cierre (30-6-2011)
es de $ 3.300.000, impacta con un impuesto de $ 350.000 ($ 1.000.000 de ganancia por
tenencia por 35%), de los cuales $ 242.000 no corresponderían de contemplar una inflación
estimada en un 30%‖. ―El contribuyente busca paliativos tales como la aplicación del régimen
de venta y reemplazo, una reorganización societaria o simplemente la venta de las acciones,
pero esas alternativas no siempre son aplicables y conllevan un riesgo.‖
Cabe adicionalmente destacar que las deducciones que se permiten efectuar de la renta obtenida,
rigen con topes que no varían en el tiempo y, sumadas a la tabla utilizada para la determinación
del impuesto, en los hechos distorsionan su esencia, exigiendo una tasa efectiva mayor al 35%.
Los saldos a favor que el contribuyente pudiera utilizar para cancelar otros impuestos quedan a
valor nominal sin posibilidad alguna de actualización, lo cual también es inequitativo y
acentúan situaciones de verdadera confiscatoriedad.
Cabe recordar a su vez, que los estados, tanto nacional como provincial, aplican incrementos en
alícuotas o valores nominales de los impuestos, como el caso del Inmobiliario Rural, que
registran el intento de recuperar la incidencia revertida del impuesto inflacionario sobre los
valores catastrales (el efecto Olivera-Tanzi, que se analiza luego). Por ejemplo, las leyes
tributarias sancionadas en la Provincia de Buenos Aires en el año 2006 y en 2010, fueron en
realidad dos ajustes por inflación que dispuso la provincia en esos años para actualizar el
recaudado de este impuesto. La nación, por su parte, retrasa los ajustes de los mínimos
deducibles en el Impuesto a las Ganancias y en las escalas del Monotributo, generando similar
ajuste por inflación a su recaudado, en perjuicio del valor real de los ingresos de los
contribuyentes.
Las causas judiciales planteadas desde 2002, que 9 años después están saliendo a la luz cuando
los magistrados fallan en contra de manifiestas confiscaciones demostradas mediante la
presentación de pericias contables contundentes, son sin embargo aplicables en reclamos
judiciales particulares. Cambiar esta situación solo será posible modificando la legislación o que
la Justicia tome finalmente la decisión de aplicar el criterio de ―acción de clase‖, en una
situación clara y evidente de muy general afectación a todo un sector de la producción.
En el caso rural, dados los ciclos de producción mucho más extensos que el de otro tipo de
actividades, este ―adelanto financiero‖ o ―pago por tenencia‖ exigido con anterioridad a la
venta, y sujeto a un valor real final incierto —que normalmente habrá de diferir del precio
anterior de la última venta y del precio de compra de los insumos, no solo por depreciación o
cambio en el valor real de la moneda sino asimismo por el eventual cambio de los precios en el
409 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(i) Las políticas de liquidez de la Banca Central y su impacto en los ingresos reales
Se denomina política cuasi-fiscal a la que resulta de las políticas de liquidez que lleva a cabo la
Banca Central a través de las cuales modifica el valor de sus activos y pasivos expresados en la
moneda del país. Resultado de ello puede surgir déficit o superávit que habrá de incidir
finalmente en el resultado financiero global o consolidado del sector público —el no financiero
más el financiero (SPNF y SPF)—.
De esa política, la monetaria cumple un rol superlativo, en tanto que la política de deuda suele
utilizarse como herramienta de compensación de los ciclos que plantean las necesidades de
liquidez (demanda de dinero) que plantea el mercado a más corto plazo.
La oferta monetaria —emisión de dinero— que decide la Banca Central está ligada a las
demandas de tres sectores: el sector financiero (banca privada y pública), el sector público
(Tesoro Nacional o Sector No financiero) y el sector externo (compra y/o venta de divisas).
En el caso de un sistema de tipo de cambio fijo, la oferta monetaria actuará como política
―pasiva‖, de manera que la expansión o absorción de moneda doméstica estará inducida por lo
que decida el mercado de divisas. No obstante, la Banca Central suele actuar activamente en el
corto plazo, como prestamista de última instancia con vista a sostener las demandas de dinero
que plantea el sector financiero y el sector público.
En la operatoria de mediano y largo plazo, el ejercicio de una política monetaria ―activa‖, con
vistas a atender requerimientos de esos dos sectores (financiero y público), puede conducir a un
proceso inflacionario que finalmente deteriore el poder adquisitivo de la moneda doméstica,
generando un descenso general del nivel de competitividad de las actividades nacionales
respecto a similares actividades del resto del mundo y a una caída del ingreso real de las
personas, violentando a tener que producir luego una devaluación de la moneda y ajustes
posteriores inducidos en precios y salarios internos.
En el caso de las demandas del sector público, muchos gobiernos ante sus aspiraciones de
incrementar el gasto público evitando aumentar acompasadamente la recaudación tributaria que
grava el ingreso y/o patrimonio de sus electores, o bien, evitando recurrir al uso del crédito
público —sea por considerar alto el nivel de deuda respeto al PIB o en situaciones en las que ese
crédito público haya sido dañado o destruido por políticas erradas del pasado (default)— suelen
plantear demandas de dinero a la Banca Central.
La Banca Central, según su carta orgánica, está habilitada para acudir al auxilio financiero del
Tesoro Nacional de manera que el financiamiento del gasto opere con emisión monetaria.
Indudablemente, ese aumento de dinero habrá de responder a la mayor necesidad del motivo de
las transacciones generado por el aumento del gasto del gobierno, pero la oferta de bienes del
sector privado puede no seguir el ritmo de esa mayor demanda. En realidad, es normal que la
oferta de bienes y servicios acompañe con cierto rezago los impulsos iniciales de la demanda,
pero cuando ese mecanismo de financiamiento se torna significativo puede que el exceso de
demanda impulse al nivel de precio hacia arriba y aparezcan cuellos de botella en sectores
básicos, no adecuadamente contemplados en los planes del gasto, como ser el del transporte, la
energía, etc.
410 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Independientemente del desenlace de esa política sobre la situación final del BCRA —
posiblemente pasando de un superávit inicial a un déficit final— el aumento de la liquidez
implica, desde el ángulo económico, el establecimiento de impuestos y subsidios. La inflación,
o deterioro de la moneda, genera caídas inevitables en el ingreso real de las personas, que
solamente son compensadas en una primera etapa por sucesivos y cada vez mayores subas de
precios y salarios de los trabajadores. Pero el ritmo de la escalada va acentuando la menor
duración de las correcciones, generando la conocida ―espiral inflacionaria‖. Finalmente, ese
proceso puede conducir a extremos de situaciones conocidas bajo el rótulo de ―hiperinflación‖.
La reducción del ―ingreso real‖ suele identificarse por el concepto de ―impuesto inflacionario‖,
denominación que significa que el Estado ha detraído del bolsillo de las personas parte de su
ingreso, en términos del poder adquisitivo reducido del mismo. No obstante, algún sector de le
economía debió ser subsidiado con ese impuesto inflacionario. Por ejemplo, empresas
constructoras de caminos y viviendas, empleados del gobierno, banca privada y pública,
sectores industriales de reducida capacidad competitiva en el mercado mundial, etc. Es decir, el
impuesto inflacionario y el gasto público, junto con las otras políticas públicas (retenciones y
aranceles, restricciones cuantitativas al comercio, regulaciones, etc.) habrán actuado en el frente
redistributivo del ingreso de manera importante.
El financiamiento del Tesoro Nacional con emisión monetaria no resulta finalmente ―gratis‖
para el propio gobierno. En la literatura se ha denominado ―efecto Olivera-Tanzi‖ al efecto
adverso que una alta inflación provoca en los recursos genuinos del Estado: la recaudación
tributaria. Tanto el Dr. Julio Olivera (1967; 1972) como Vito Tanzi (FMI) (1977), estudiaron la
incidencia que la tasa de inflación provoca en los recursos tributarios en términos reales del
Estado, reduciéndolos en proporción geométricamente mayor a mayor tasa de inflación y a
mayor rezago del momento de lo recaudado con respecto al momento de producido el hecho
imponible.
La expresión matemática utilizada por Tanzi para la medición del efecto es la siguiente:
R = T / P0 (1 + ρ)n
411 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde:
Puede que el rezago así medido se vea aumentado si los sistemas tributarios no son lo
suficientemente flexibles respecto del nivel de actividad medido nominalmente. Factores como
cambios en el grado de cumplimiento tributario (o el nivel de evasión), modificaciones en las
circunstancias financieras de las empresas planteando situaciones de mora, etc., parámetros que
se verán acentuados en contextos de pérdidas reales importantes en los resultados 358 agravarán
este efecto.
Como referencia empírica del cálculo efectuado con la estampida inflacionaria ocurrida entre
1974 y 1975 (consecuencia del ajuste económico, identificado como el ―Rodrigazo‖)359, el
efecto Olivera-Tanzi se estimó en una reducción del recaudado real del 31% al 36% de un año
al otro. Este hecho explica la reducida vigencia efectiva del acuerdo fiscal federal acordado
entre la Nación y las Provincias con el dictado de la Ley N 20.221, que contemplara una fuerte
reducción de la primaria para la Nación y/o un aumento importante del porcentaje para las
Provincias, las que debieron no obstante muy rápidamente ser auxiliadas con el sistema
discrecional de los ATN (Aportes del Tesoro Nacional).
Como se explica en el Capítulo 12, apartado 12.2., este mecanismo de ATN implicó la
instrumentación de ―un sistema no legislado o discrecional de coparticipación del impuesto
inflacionario‖, es decir, la Nación y las Provincias financiadas con emisión monetaria.
(a) Introducción
Los contextos de alta inflación conllevan usualmente a que los contratos de obras o servicios de
larga duración tercerizados por el Estado prevean la posibilidad de ajustes de precios en las
obras y/o servicios. En tal tipo de escenario, esas revisiones o ajustes de precios pueden ser
discrecionales o bien automáticos. Por lo comentado en este capítulo el ajuste por inflación o las
358
Por lo analizado previamente en el apartado 9.4.
359
El 4 de junio de 1975, el entonces Ministro de Economía Celestino Rodrigo, dispuso un brutal ajuste
que duplicó los precios y provocó una crisis terminal en el gobierno de Isabel Perón. Rodrigo quería
eliminar la distorsión de los precios relativos con una fuerte devaluación del 160% para el cambio
comercial y 100% para el cambio financiero. La tasa de inflación llegó hasta tres dígitos anuales y los
precios nominales subieron en 183% al finalizar 1975. Consecuencia de este ajuste, se produjo
desabastecimiento de gran cantidad de productos de necesidad primaria (alimentos), combustibles y otros
insumos para transportes. Esas consecuencias coadyuvaron finalmente al golpe militar de 1976.
360
En base a Piffano (1988).
412 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
indexaciones de precios han sido derogados por la legislación, de manera que los cambios
habrán de desarrollarse en un escenario de decisiones discrecionales del poder administrador.
La revisión de los contratos no puede evitarse por el ―legal‖ no ajuste por inflación, es decir, lo
que la legislación no ha podido derogar es la posibilidad de las renegociaciones de los contratos
cuando se demuestre razonablemente que la estructura de los costos a incurrir por la ejecución
de las obras o de los servicios no responde a la realidad económica planteada al inicio del
contrato anterior, o aún en un contrato vigente. La ―teoría de la imprevisión‖ surge como el
arma con que cuentan los contratistas para plantear judicialmente sus reclamos al Estado en caso
de efectivamente verificarse una modificación sustancial en la estructura de los costos.
Quienes entendemos que las reglas y su cumplimiento (rules and enforcement) son superiores a
la discrecionalidad de los gobernantes o burócratas de turno, hemos trabajado en propuestas de
diseño contractual que eviten precisamente esas conductas oportunistas y/o corruptas en los
contratos de obras y servicios públicos. Lo que se desarrolla seguidamente fue elaborado en
1988, cuando regían las reglas de ajuste automático de los contratos a través de las denominadas
―fórmulas polinómicas‖ de ajuste de precios. No obstante, la intención de este apartado es
demostrar que el diseño de las reglas requiere de una consideración muy especial tendiente a
evitar decisiones oportunistas y discrecionales ex post derivadas de su mal o inadecuado
diseño. Es de imaginar que si tal discrecionalidad es viable dentro de un ámbito contractual que
prevén los ajustes, la posibilidad de ineficiencia-x o contractual sería aún superior sin lugar a
dudas en un escenario de discrecionalidad total. O sea, la intención de este desarrollo es
naturalmente avalar la necesidad del uso de los ajustes por inflación.
Un punto inicial que debe aclararse al abordar este tema es tener presente cuál es la finalidad de
los contratos de locación de obras en el sector público. Se trata de un tema referido a la
eficiencia-X o de gestión. En efecto, la circunstancia de que cierta actividad, en lugar de ser
llevada a cabo por el propio Estado lo sea a través de empresas privadas, responde a un
principio de eficiencia de operación diferencial atribuida a ambos sectores. En el caso de la
locación de obras, se pretende que la competencia entre varios eventuales adjudicatarios (en
ausencia de monopolios, carteles o clubes de oferta) induzca a una presupuestación de obras a
los costos mínimos, circunstancia que no estaría garantizada en las obras por administración del
propio Estado. Esto implica que la asignación eficiente de los recursos (eficiencia-A) se
―decide‖ al momento de adjudicar la obra, es decir, al momento 0. En rigor, el Estado al
adjudicar la obra estará fijando la política implícita de asignación de los recursos (eficiencia-A)
en el contrato. La estabilidad de los contratos o su cumplimiento constituye pues la condición
necesaria y suficiente para garantizar una solución eficiente, en ambos sentidos: paretiano
(eficiencia-A) y de gestión (eficiencia-X)361.
No obstante lo afirmado, la experiencia práctica enseña que en las relaciones contractuales entre
empresas públicas o entes gubernamentales y las empresas privadas contratistas, se han
planteado constantemente dificultades, especialmente en contratos de mediano y largo plazo, en
razón de los resultados que han arrojado las fórmulas polinómicas de ajuste de precios, en
contextos de alta inflación.
Una evidencia de ello lo constituye el elevado número de disposiciones legales que sobre esta
materia se dictaron con posterioridad a la sanción de la vieja Ley Nº 12.910 del año 1943362.
361
El lector deberá aceptar este supuesto inicial, que podría ser sometido a una discusión más amplia bajo
los aportes de la teoría de ―contrato óptimo‖ que hemos de obviar en esta instancia.
362
Una recopilación comentada de la legislación hasta fines de los años setenta puede encontrarse en
Gatti (1981). Los años ochenta también registraron cambios, en particular en momentos de aplicarse el
Plan Austral (desagio, etc.). En los noventa la convertibilidad frenó drásticamente la inflación y derogó
toda esa legislación al prohibir las indexaciones y/o los ajustes por inflación, como ya se explicara.
413 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Esa misma experiencia indica que en la mayoría de los casos se enfrentan conflictos que
inducen a renegociaciones de las condiciones contractuales pactadas originalmente,
tergiversándose en muchas oportunidades el verdadero sentido o la razón de ser de la
participación privada antes comentada. Las obras en los hechos se transforman en ―obras por
administración‖ operadas por particulares.
a) las fórmulas polinómicas no reflejan los verdaderos cambios en los costos empresarios,
ya que al emplearse en la valorización los índices de precios oficiales, éstos no suelen
captar, por diversas circunstancias, los reales cambios en los precios de los bienes y
servicios de la economía;
Las dificultades se agudizan, obviamente, con el recrudecimiento del proceso inflacionario, que
provoca constantes distorsiones en los precios relativos de la economía.
Sin dejar de reconocer las importantes limitaciones que plantean los procesos de alta inflación al
funcionamiento general de una economía de mercado, es la intención considerar ahora el
aspecto b) de la cuestión y, en especial, el relativo al factor de ajuste financiero, dada su
relevancia luego de la reforma financiera operada a partir de la segunda mitad de los años
setenta. Vale decir, se ha de excluir del análisis —sin desconocer por ello su importancia— a
otra gama de factores que afectan el desarrollo de los contratos; algunos de ellos, consecuencia
también del proceso inflacionario y de las políticas regulatorias de los gobiernos dirigidas a su
control (como es el caso del ―desabastecimiento‖). O la mora en los pagos del Estado, otro
factor relevante. A esto se agregaba el usual criterio de los años setenta del uso de índices de
precios elaborados para la Capital Federal en contratos en provincias, y el uso generalizado del
índice de precios de la construcción, en los que gravitaban fundamentalmente los componentes
de mano de obra y materiales, y no en cambio de equipos. En todo caso, temas estos que tienen
que ver con la correcta definición de los índices a emplear. No cualquier fórmula ni cualquier
índice de precios habrá necesariamente de responder a la verdadera economía de un contrato.
Sobre esto nos referimos seguidamente.
Las fórmulas polinómicas de ajuste de precios son índices de precios ―específicos‖, es decir,
referidos a la actividad objeto del contrato363.
Ello implica que los cambios en los niveles absolutos de los precios son ponderados en la
fórmula polinómica de acuerdo a la estructura de costos (precios relativos y tecnología)
existentes al momento 0.
363
En rigor matemático o formal, se trata de índices del tipo Laspeyres.
414 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cálculo. La fórmula teóricamente perfecta sería aquella que contemplase la totalidad de los
insumos y su exacta incidencia. Ello llevaría a un complejo diseño de fórmulas, cuyos costos de
administración, en horas y nivel técnico requerido en la tarea podría resultar exageradamente
alto. En el otro extremo, la máxima simplicidad, rapidez de cálculo y reducido costo, se lograría
con el uso de un número índice único. Esto conspira contra la coincidencia más o menos
razonable de esa variación con la realmente ocurrida en la obra en cuestión. Sin embargo, el uso
de los sistemas de computación ha reducido las demoras y costos de elaboración de la
información necesaria, de modo que el factor determinante en rigor hoy día consiste en la
correcta elección de los insumos representativos364.
El método para definir una fórmula polinómica parte de la ecuación de costos. A título de
ejemplo:
(1) C0 = J0 + M0 + F0 +G0
Donde:
Por otro lado, el costo total es igual al costo unitario por el nivel de la actividad, bien o servicio,
es decir:
(2) C0 = c0.q0
Donde:
(4) P 0 = c0
Haciendo:
364
Esta afirmación es importante, tanto desde el ángulo económico como jurídico. Cuando se pacta una
determinada fórmula, ambas partes se someten a la ―suerte‖ de variación de los precios relativos en ella
contemplados, a excepción únicamente de algún insumo irrelevante al momento 0 y no contemplado por
tanto en la fórmula pactada. Cuando un cambio de índole estructural en la economía modificase el valor
relativo del insumo ausente en la fórmula, ello conduce al tema legal al campo de la ―equidad‖ que
postulara como filosofía básica la Ley Nº 12.910. Por lo tanto, sólo en ese caso, como se verá más
adelante, sería necesario un reconocimiento especial de mayores costos, o cambio de fórmula, en el
contrato (teoría de la imprevisión).
415 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(5) J0/q0 = j0
(6) M0/q0 = m0
(7) F0/q0 = f0
(8) G0/q0 = g0
se tiene que:
(9) P 0 = j 0 + m 0 + f 0 + g0
Se define ahora:
(10) aj = J0/P0
(11) am = M0/P0
(12) af = F0/P0
(13) ag = G0/P0
Luego:
(15) aj + am + af + ag = 1
La ecuación (14) implica dos supuestos importantes subyacentes en la economía del contrato
(actividad), a saber:
a) Se conviene que existen costos constantes para todo el tramo ―relevante‖ de la función
de costos (lo cual no implica que los costos marginales difieran de los costos medios
para tramos superiores o inferiores de dicha función). Precisamente, cuando en la
ejecución de una obra se hace necesaria la realización de trabajos adicionales de relativa
importancia a los niveles originalmente pactados (por ejemplo, trabajos que impliquen
un 20% de obra adicional en relación al valor contractual original), suele reconocerse
esta circunstancia como causal de una negociación ad hoc entre las partes.
Ahora bien, si en el momento t se debe estimar el precio ajustado y suponiendo una dada tasa de
inflación (f‘) —crecimiento en los niveles absolutos de los precios— uniforme para todos los
componentes del costo, el precio al momento t (Pt) será:
(17) Pt = P0 (1 + f‘)
Vale decir, el precio actualizado no depende de la estructura de costos inicial, sino simplemente
de la tasa ―general‖ de inflación en la economía365.
Donde:
Siendo,
El costo del dinero en términos reales depende de la tasa nominal de interés (i) y de la tasa
―esperada‖ de inflación (f‘). Dada la incertidumbre con que se enfrenta el futuro, existen dos
365
Medida por ejemplo por algún índice de precios mayoristas.
417 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cambios en los precios relativos pueden implicar, sin embargo, modificaciones ―deliberadas‖ en
la utilización de insumos por parte de la empresa contratista, especialmente en los contratos de
largo plazo y dentro del margen que posibiliten los requisitos del pliego y contratos pactados. El
cambio de la tecnología conlleva cambio en la estructura de costos, siendo éste el argumento
usual para exigir luego modificaciones de fórmulas, al no responder ellas a la ―verdadera‖
economía del contrato, ya que el cambio operado en las participaciones relativas de cada ítem o
insumo en el costo total, es debidamente contemplado y compensado por la fórmula de ajuste
usual, que deja ―inalterada‖ la ecuación económica existente al momento 0.
El punto puede analizarse con el empleo de los conocidos diagramas del espacio de insumos.
Supóngase los insumos x1 y x2 indicados en la Figura 3.
Figura 3
366
Se excluye del análisis el caso de los insumos no explicitados por su irrelevancia al momento 0, como
se mencionara en llamada al pie previa.
367
Ver Silberberg (1978), pág. 257.
418 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El ajuste por mayores costos utilizando un índice Laspeyres permitiría ubicar al contratista en el
punto E*, dejando inalterada la situación pactada al inicio. Analicemos ahora el caso más usual
en que el cambio en el nivel de precios conlleva implícito cambios en los precios relativos de
los insumos x1 y x2. La Figura 4 indica la situación.
Figura 4
La variación en los niveles absolutos de precios de los insumos, modifican el nivel real de la
línea de isocostes desde Y* hacia Y‘. Se modifican los precios relativos de los insumos. La
fórmula polinómica de ajuste de precios posibilita al contratista mantener la situación invariable
del inicio, es decir, produciendo el nivel de actividad A* con el ―viejo paquete de insumos‖ pero
a los ―nuevos precios‖, llevando la curva de isocostes reales a Y‘‘, que pasa por E*.
La fórmula de ajuste —índice tipo Laspeyres— permite al contratista concretar una ganancia
extra a la originalmente contratada, en la medida en que las especificaciones del pliego y el
contrato lo permitan. El ejercicio imaginado supone que es así, cuando se fijara los límites de
las opciones tecnológicas entre T1 y T2.
Pero es ahora necesario resaltar que también resulta conveniente al contratista el solicitar la
renegociación del contrato con vistas a lograr el reconocimiento del punto E** como situación
inicial para el futuro (argumentado sobre la base de ―la verdadera economía del contrato‖). Ello
es así, porque de continuar el proceso inflacionario, los nuevos niveles absolutos de precios
registrarán nuevos cambios en los precios relativos, muy probablemente en sentido inverso a los
anteriores, debido al recupero de precios de los insumos rezagados por el primer impulso
inflacionario, es decir, recuperándose de sus posiciones relativas perdidas (el fenómeno del
419 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
catch-up). Ello permitiría un nuevo ajuste y una nueva ganancia extra a través del arbitraje entre
insumos.
Figura 5
Supóngase un contrato que estipula un cronograma de obra en dos períodos (t y t+1), de manera
que la certificación básica resultase C0t en el primer período, y C0t+1 en el segundo. La situación
puede visualizarse en la Figura 5 en el punto E*, en el que se hacen tangentes la isocuanta
rectangular A*0 —representativa de las condiciones contractuales de ejecución de la obra— y la
recta de isocostes (capital de trabajo) cuya pendiente está dada por la tasa de interés i0 (tg α = 1+
i0).
Si la tasa de interés se modifica desde i0 a i1 (tg α‘ = 1+ i1) —siendo i1 > i0— luego de la firma
del contrato, la fórmula polinómica de ajuste le permite al contratista mantener A*0 (viejo
paquete de bienes o insumos, en este caso los montos a certificar en ambos períodos), pero a los
nuevos precios (en este caso i1). Sin embargo, si existiera como alternativa del contratista un
cierto margen de flexibilidad en el cronograma de obra del contrato o un manejo extra-
contractual (lobby), de manera que el cronograma de obra pudiera modificarse en los hechos, la
situación enfrentada sería la indicada por la isocuanta A*1. Es decir, en ese caso, el contratista
modificaría el ritmo de ejecución de la obra —siguiendo el movimiento indicado por las
flechas— ubicándose en E** (punto resaltado en rojo). La diferencia resulta una ganancia extra
obtenida mediante el arbitraje financiero del contratista.
La fórmula polinómica no está pensada, sin embargo, para cubrir al empresario de su ―riesgo‖
como tal, sino simplemente, cubrir los cambios en los niveles absolutos de los costos, debido a
la depreciación de la moneda.
Una distinción, no obstante, es posible con relación al costo financiero. El costo financiero
puede desdoblarse en dos grandes componentes. El costo financiero de largo plazo —que según
la estructura de financiamiento global caracteriza a la unidad de producción (capital intensiva o
no) y al arbitraje por efecto palanca decidido por el empresario— y, el costo financiero de corto
plazo —que incide en el financiamiento del capital de trabajo de la empresa—.
costos —al no existir posibilidades de sustitución y/o arbitraje de corto plazo— es un supuesto
aceptable368.
En cambio no ocurre lo mismo con el capital de trabajo, el que será muy sensible a la usual
mayor volatilidad de la tasa de interés de corto plazo. Dada la virtual incertidumbre enfrentada,
cubrir al empresario del ―riesgo financiero‖, puede revestir las características de una solución de
―segundo mejor‖, en tanto que a los defectos de toda ―socialización de riesgos‖, se contrapone
el menor costo por ausencia de especulación distorsionadora de precios369.
O sea,
Donde:
siendo:
Esta solución no parece sin embargo satisfactoria, por cuanto si bien tiene en cuenta el efecto
indicado de los cambios en el capital de trabajo a consecuencia de los cambios de la tasa
nominal de interés, no tiene en cuenta los cambios en el ritmo de la inflación.
Esta omisión es muy relevante, por cuanto cambios muy fuertes en las tasas de interés pueden
implicar cambios ―inversos‖ en el costo real del dinero.
368
El endeudamiento de largo plazo en moneda extranjera puede tratarse con un componente financiero
independiente en la fórmula polinómica a la usanza tradicional, con ajuste por tipo de cambio.
369
El manejo eminentemente especulativo de la gestión empresaria —genuinamente industrial o
comercial— genera costos de eficiencia difíciles de cuantificar, aunque es de suponer importantes.
421 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las modificaciones de ―las tasas de cambio relativas‖ del costo del dinero y los precios de los
bienes han provocado que el empresario se vea en la disyuntiva de tener que optar entre
―mantener su condición de tal‖ o ―transformarse en un operador de su propia mesa de dinero‖ en
lapsos relativamente cortos de tiempo, lo cual, obviamente, tiene consecuencias serias en la
performance de la ―economía real‖ y, por lo tanto, en la relativa al cumplimiento de las
obligaciones contractuales oportunamente asumidas.
Tal situación es muy común en nuestro medio. En efecto, los cambios operados en el sector
financiero argentino a lo largo de su historia y, en especial, en las últimas cuatro décadas, con
lapsos de alta inflación (los años 70 y 80 del milenio pasado y los recientes del nuevo milenio),
y cambios en los ritmos inflacionarios, así lo avalan.
La solución que hemos sugerido hacia fines de 1987370 es la de ―garantizar‖ al empresario una
tasa ―real‖ de interés en el período t similar a la enfrentada en el período 0.
Ello no solo es conveniente desde el punto de vista de evitar la especulación financiera en los
contratos de suministros y obras, sino también jurídicamente válido, en tanto y en cuanto puede
aceptarse que la evolución de la tasa real de interés en el corto plazo parece fuertemente
determinada por normas y políticas de la autoridad monetaria y económica nacional, de
características erráticas y/o sumamente variables, que ―sacan‖ al cálculo económico de un
razonable contexto de riesgo, para ubicarlo en un escenario de incertidumbre, pudiendo el
contratista en estos casos recurrir al argumento de la teoría de la imprevisión.
La solución es fijar un límite cuantitativo a las variaciones en el precio relativo del dinero, o
margen entre un piso y un techo, dentro del cual se aceptaría como el escenario correspondiente
al ámbito del ―riesgo normal‖ de la actividad económica empresarial. Variaciones por encima o
por debajo de ese margen, ubicaría al cálculo económico dentro de un escenario de
―incertidumbre‖, del cual la actividad empresaria debería ser sustraída. Esa sería la cobertura del
seguro o la socialización del riesgo correspondiente a la que podría atribuirse a un componente
importante del más comprensivo concepto de ―riesgo soberano‖.
donde:
f‘0: tasa de inflación esperada al momento 0 = a la tasa de inflación registrada en los doce meses
previos al momento 0.
Entonces:
o bien,
370
Ver Piffano, 1988.
422 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Dado que se intenta ―garantizar‖ una situación real de arbitraje (entre capital o dinero propio y
el de terceros) en el corto plazo similar a la existente al momento 0, y estando los restantes
insumos determinados fundamentalmente por razones tecnológicas, el coeficiente de ajuste
financiero (kf), sería:
donde:
o sea,
Finalmente:
(36) Rt = P0 {[aj (wjt/wj0) + am (wmt/wm0) +…+ af (wft/wf0)]* [(1 + it) / (1 + i0)]*[(1 + f‘0) /
(1 + f‘t)] – 1}
Las implicancias de la fórmula de reajuste según la expresión (36), son las siguientes:
a) el reajuste por ajuste financiero (kf) será nulo para situaciones de interés real iguales en
t y 0, independientemente de si it > i0, o si it < i0.
b) el reajuste por ajuste financiero (kf) será positivo para situaciones de interés real en t
superiores al momento 0, independientemente de si it > i0, o si it < i0.
c) el reajuste por ajuste financiero (kf) será negativo para situaciones de interés real en t
inferiores al momento 0, nuevamente, independientemente de si it > i0, o si it < i0.
La situación en la que it > i0, implica que si la empresa contratista debe esperar 60 días para el
cobro, habrá de enfrentar —a falta de capital de trabajo propio— un endeudamiento cuyo costo
en valor nominal es ―superior‖ al enfrentado en el momento que elaboró su oferta (momento 0)
371
Este último componente puede aparecer con un coeficiente independiente, o bien, dentro del concepto
―Gastos Generales‖ o ―Gastos de Estructura‖, según su relevancia.
423 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
o si tiene capital de trabajo propio, un costo de oportunidad equivalente de dicho capital. Sin
embargo, el ajuste nominal de sus costos, deberá cubrir ese mayor costo nominal, y lo único que
adicionalmente debe ajustarse es la pérdida o ganancia eventual en términos reales de su capital
de trabajo.
A la inversa, si it < i0, implica que la empresa al endeudarse por 60 días deberá afrontar un
costo de valor nominal ―inferior‖ al enfrentado en el momento 0, de manera que si bien el ajuste
nominal de sus costos resultará negativo, en razón del menor costo nominal de su capital de
trabajo, lo único que adicionalmente debe ajustarse es, nuevamente, la pérdida o la ganancia
eventual en términos reales de dicho capital de trabajo.
Como se indicara previamente, la propuesta puede incorporar un margen de variación del costo
real del dinero no cubierto por el ajuste, atribuible a ―riesgo‖ normal de la actividad, de manera
que solo se socializaría el costo de la incertidumbre y no el riesgo propiamente dicho.
Los ajuste por inflación —sean automáticos por reglamentos o contratos o discrecionales por
planteos de renegociación— en el caso de esos servicios y obras se traducen en la necesidad del
diseño de las fórmulas polinómicas de ajuste de precios. En este apartado se ha intentado
invalidar los argumentos jurídicos que muchos contratistas suelen plantear al Estado, basados en
el principio de la ―no representatividad‖ de la estructura de costos previstos en la fórmula
original de los acuerdos, supuestamente por no adecuarse a la ―verdadera economía de la
actividad contratada‖.
Esta estrategia empresaria, que genera costos al Estado como consecuencia indirecta de la
inflación que las políticas públicas del propio Estado han provocado, puede que tenga una
solución equitativa, en la medida que se eviten las conductas de arbitrajes oportunistas, donde
confluyen la actividad especulativa de los contratistas y posibles actitudes corruptas dentro del
elenco burocrático estatal.
Las fórmulas de cálculo de los ajustes mediante el empleo de índices Lapeyres, garantizan al
contratista mantener inalterada la situación original. Ello no implica que a posteriori los hechos
indiquen que el contratista ha hecho un mal negocio o, sobre la marcha, advierta que el desvío
de su capital a actividades fuera del contrato, o bien le evitarían una pérdida o le posibilitarían
una mayor ganancia. Pero el Estado no puede ni debe cubrir al contratista del riesgo inherente a
su actividad empresaria. No obstante, como se analizara previamente, un tratamiento especial
cabe con relación al factor de ajuste financiero. Ello porque los cambios que operan en el precio
relativo del dinero afecta en forma significativa al capital de trabajo del contratista. En este caso
se está afectando el costo de oportunidad del capital que financia a la totalidad de los insumos
asignados a la actividad contratada.
424 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Resulta natural pensar que en escenarios de gran volatilidad o inestabilidad de precios, los
cambios en el nivel de la tasa real de interés impliquen pérdidas o ganancias sumamente
importantes en magnitud y extremadamente erráticas. Ello permite afirmar que el cálculo
económico que enfrenta el empresario-contratista está ubicado en un escenario de alto riesgo o
de incertidumbre. En tal contexto, no es ajena la propia actividad del Estado, como se indicara,
y la propuesta adelantada previamente es que éste (el Estado) asuma dicho riesgo, de la misma
manera que lo asume para el financiamiento del costo de producción de la actividad, al
garantizar al contratista el mantenimiento en términos reales del costo del contrato.
No está demás insistir en que indexar el capital de trabajo, en lo atinente al valor asignado al
contrato, implica una suerte de socialización del riesgo específico, cuyos costos de ineficiencia
se estima habrán de ser menores que la ineficiencia derivada de la actividad especulativa del
empresariado nacional, que se ve incentivado por esta vía a operar en forma importante en su
―nueva empresa financiera‖ (mesa de dinero) y en la actividad de ―lobby‖, en desmedro de la
asignación de su capital empresario a la tarea industrial propiamente dicha.
Ligado a esta propuesta no puede descuidarse como decisión conjunta el estipular como no
renegociables las cláusulas pactadas en los contratos, basadas en los argumentos de
inadecuación de las fórmulas a la ―verdadera economía del contrato‖.
Resulta casi obvio destacar que la propuesta no garantiza que el contratista deje de especular
aún con el reconocimiento del costo real del dinero; pero ello quitará sustento material a
cualquier planteo formal de las reclamaciones. Esto es importante en cuanto a las expectativas
que pueden tener los contratistas respecto a la factibilidad y rentabilidad de su actividad extra-
contractual y de lobby asociado a ella.
El control del gasto del Estado es importante y este tema está ligado a ello372. No obstante, el
tema planteado en este apartado va más allá del control del gasto. Los arbitrajes del contratista
dentro del contrato con la intención de mejorar su ganancia no serían un problema mayor si
ellos estuvieran ligados a un ajuste de ―eficiencia paretiana‖ de las actividades del contrato, ante
cambio en los precios relativos de los insumos (eficiencia-A). En todo caso, aquí surgiría
simplemente un problema de redistribución del ingreso, en cuanto a quién es el que se apropia
de la economía generada con la adecuación de las actividades del contrato a los nuevos precios
relativos de la economía (si el contratista o el Estado). Más bien, se apunta a señalar que esa
actitud empresarial en la búsqueda del lucro privado, pueda conducir deliberadamente a
planteos de renegociaciones no justificables respecto a los compromisos asumidos en el
contrato. Y aquí sí que las consecuencias son ―ineficiencia‖ (eficiencia-X); por ejemplo,
demoras en la construcción de obras, costo que el contratista intentará trasladar al Estado. En
esto tampoco debiera importar, en todo caso, abrir juicio sobre quién debe asumir esa
ineficiencia, sino más bien destacar las razones de su propia existencia y tratar de evitarlas.
372
Un análisis del control del gasto público en materia de obra pública puede consultarse en Piffano
(1980).
425 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
Existen dos formas puras de establecer un impuesto directo al consumo (en base al cash-flow)
que consisten en permitir la inmediata deducción a los ingresos de los flujos reales o no
financieros de los gastos, pero se diferencian con relación al tratamiento de la deuda y los
intereses. Como del análisis de ambas alternativas para empresas y para personas surgen
diferentes ventajas y desventajas, McLure y Zodrow han propuesto un esquema híbrido que
aplica una variante a empresas y otra a personas físicas.
Las diferencias de esta forma de imposición con un impuesto a la renta permiten advertir,
asimismo, las diferencias de las dos alternativas.
En el impuesto a la renta convencional los gastos por intereses son deducibles y los ingresos por
intereses ganados son gravables. En cambio, los flujos por las transacciones del principal
(endeudamiento) no tienen consecuencias impositivas.
373
Notas extraídas de Piffano, H. L. P. (1999) en base a McLure, C. y Zodrow, G., (1996).
374
La imposición base-consumo de este tipo puede asimilarse al procedimiento sugerido por el método de
―sustracción‖ en el IVA, con la ventaja de permitir la deducción de los pagos salariales, generando un
incentivo a blanquear el empleo de la mano de obra.
426 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
créditos, así como la deducción de las pertinentes erogaciones al momento de las cancelaciones
o devoluciones de dicho crédito.
Por el contrario, la variante de imposición directa base-consumo del impuesto a los intereses
exentos (YET o Yield Exemption Tax), es mucho más simple al ignorar tanto el flujo por
intereses como del principal. En la propuesta para Colombia se los denominó ―Alternativa del
Impuesto Simplificado‖.
Las dos variantes anteriores no efectúan diferencias entre empresas y personas físicas. Ambas
variantes de imposición directa base-consumo (el CIT y el YET), se pueden aplicar a ambos
tipos de contribuyentes. La tercera variante —el Impuesto Híbrido al Consumo (HCT o Hybrid
Consumption Tax)— propone un tratamiento CFTBL para empresas, es decir, el CIT; en tanto
propone un YET para personas físicas. La tabla mostrada en la siguiente página reúne una
síntesis de las propuestas que se han sugerido en este tipo de imposición.
Un teorema estándar de la literatura en finanzas públicas es que la tasa marginal efectiva sobre
el ingreso del capital bajo un impuesto base consumo, es cero. Por el contrario, la tasa marginal
efectiva sobre el ingreso de una inversión financiada con capital propio bajo un impuesto a la
renta tradicional, refleja el efecto combinado del impuesto a la renta sobre las utilidades de la
sociedad y el impuesto a nivel individual de las personas físicas (accionistas) sobre los
dividendos y ganancias del capital.
En cambio, una inversión financiada con endeudamiento, al ser deducibles los gastos por
intereses en las empresas, la tasa marginal efectiva refleja exclusivamente la imposición a nivel
individual del impuesto a la renta de las personas físicas aplicada a los intereses ganados. Por lo
tanto, a menos que alguna licencia o exención impositiva provoque que el ingreso gravable
resulte por debajo del ingreso o beneficio económico, la tasa marginal efectiva de un impuesto a
la renta tradicional sobre los retornos del ahorro y la inversión resultará considerablemente
superior a la tasa cero del impuesto directo al consumo. Por lo tanto, un impuesto al ingreso crea
un sesgo tributario contra el ahorro, mientras que un impuesto base-consumo es neutral entre el
consumo presente y el consumo futuro375.
Desde el ángulo de la equidad, se suele pensar que un impuesto directo al consumo no agregaría
mucho al objetivo de una mayor progresividad del sistema tributario. Sin embargo, esto no es
así por cuanto es posible establecer alícuotas progresivas. Al menos, la existencia de un mínimo
no imponible lo haría progresivo. Por otro lado, en el caso del impuesto a la renta tradicional,
suele ocurrir que exenciones tributarias no demasiado explícitas u ocultas, contempladas en la
mayoría de las legislaciones, suelen crear tasas marginales efectivas a las ganancias del capital
―negativas‖. Por el contrario, bajo un impuesto directo base-consumo, todos los contribuyentes
están sujetos a una tasa marginal efectiva cero sobre el ingreso del capital, en tanto quedan
sujetos a imposición los retornos (beneficios económicos) intra-marginales.
No obstante los argumentos anteriores de McLure y Zodrow, con relación al empleo de este tipo
de tributo en cabeza de los gobiernos subnacionales, cabe apuntar que no está exenta para el
caso del impuesto al cash-flow de las firmas, la tendencia a competir e incurrir en guerras
tarifarias entre jurisdicciones en su intento de atraer inversiones a su territorio. En tal caso un
acuerdo interjurisdiccional similar al requerido en el caso del IVA-origen sería necesario,
especialmente respecto a exenciones y alícuotas.
375
Para ampliaciones sobre este punto ver Piffano (2005), nota 13, apéndices 4 y 5.
427 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2.2. Simplicidad
Tres razones son citadas por McLure y Zodrow con relación a la mayor simplicidad del
impuesto directo base-consumo respecto al impuesto a la renta tradicional:
A pesar de que las variantes del impuesto directo base-consumo son similares en apariencia al
IT, en realidad están más cercanamente relacionados con el impuesto ―indirecto‖ al valor
agregado, tanto en el concepto como en su estructura.
Un impuesto ―indirecto‖ está basado en las transacciones y es soportado por los individuos
indirectamente en la forma de mayores precios de los bienes consumidos o menores retornos de
los factores que poseen. Un impuesto ―directo‖ es fijado directamente sobre los individuos y,
por lo tanto, pueden ser personalizados para reflejar diferencias en circunstancias individuales a
través del uso de deducciones, exenciones y tasas marginales progresivas, como se desee. Pero
la similitud deriva de que el Impuesto al Valor Agregado es un impuesto que grava un ―flujo‖,
en realidad el mismo que se tiene en cuenta para la variante YET del impuesto directo base-
consumo. La diferencia es que en el YET son deducidos los costos laborales y la compra o
venta de la tierra. En el caso del CIT existen dos ajustes adicionales: a) la inclusión de los
ingresos por intereses, el recupero de las sumas prestadas a terceros y las sumas obtenidas por
uso del crédito; y b) la deducción de los intereses pagados, el monto de las sumas dadas en
préstamo a terceros y la amortización de las deudas. El HCT utiliza el criterio del YET para
personas físicas y el CIT para empresas debido a los problemas que luego se analizan.
Claramente, la variante YET es la más cercana al IVA.
El comercio internacional plantea algunos problemas específicos. Bajo el IVA las importaciones
son gravadas a la tasa normal y las exportaciones son gravadas a tasa cero. Esto resulta así en el
caso del IVA ―destino‖, con ajustes en frontera. Este principio de destino implica que los bienes
que entran al comercio internacional lo hacen a tasa cero y la imposición grava por lo tanto el
consumo doméstico. En la alternativa del IVA ―origen‖ resulta que el valor agregado antes de la
etapa de la importación está exento, en tanto que las exportaciones están gravadas. Por tanto
esta modalidad grava a la producción doméstica.
Por varias razones se asume que el impuesto directo base-consumo que grave el flujo de caja
sería un impuesto basado en el origen. El GATT admite ajustes en frontera solamente para los
impuestos indirectos, y se asume que un impuesto al flujo de caja al estar personalizado en
empresas o individuos y no en bienes, no será considerado indirecto. Por su parte tampoco el
IRS (Internal Revenue Service) de los Estados Unidos habrá de permitir crédito fiscal por un
impuesto de esta característica. Por lo tanto, para calcular la base sujeta a impuesto, en el
impuesto directo base-consumo las exportaciones serían adicionadas a los ingresos sujetos al
IVA, las importaciones estarían exentas, y los insumos importados por las empresas serían
deducibles376.
376
La compensación a las firmas exportadoras podría no obstante contemplarse desgravando del cash-
flow neto el ingreso neto proveniente de las exportaciones, tal cual hoy se contempla en la Ley del
Impuesto a las Ganancias (art. 20, inc. l). El cruce de información con la DGI resolvería el problema de
fiscalización de la administración tributaria subnacional.
429 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La estimación de la base imponible de las variantes del impuesto directo base-consumo, puede
deducirse a partir de la base del IVA, según el siguiente cuadro:
De aplicar el sistema YET a las empresas implicaría que el spread de tasa de interés ganado por
las instituciones financieras quedarían totalmente exentas, lo mismo que ocurre con un IVA
tradicional.
Aún cuando un impuesto separado puede ser establecido a nivel de las instituciones financieras
(caso IVA argentino para este tipo de instituciones), puede agregar complejidad y generar
posibles distorsiones en la asignación de recursos entre actividades financieras y no financieras.
En marcado contraste, el spread de tasa de interés ganado por tales instituciones es gravado
automáticamente bajo el CFTBL.
Muchas firmas pueden experimentar flujos de caja negativos (NCF) (Negative Cash-Flow),
pues el impuesto permite deducción de los erogables (―expensing‖), en lugar de deducciones por
depreciaciones. En principio, NCF no plantea problemas si se permite que el Estado devuelva o
reintegre sumas (impuesto negativo) o devengue sumas con intereses incluidos para
430 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
obligaciones tributarias futuras. Sin embargo, usualmente los gobiernos son renuentes a tal tipo
de repagos o devengamientos con intereses a favor de los contribuyentes. Pero esto crea un serio
problema a un impuesto de base-consumo a nivel empresario; en particular, incrementa la tasa
impositiva efectiva (moviendo al sistema tributario en dirección a un impuesto a la renta) y crea
incentivos artificiales para consolidaciones, compra de empresas, etc., en un intento de transferir
saldos de NCF entre empresas o firmas.
Aún permitiendo el devengamiento con intereses de los NCF para futuras obligaciones
tributarias, surge el problema de la elección de la tasa de interés. Y es probable que tal tasa
resulte menor al costo de oportunidad de los fondos para las empresas. Por lo tanto el problema
subsiste, aunque con menor importancia.
Un hecho importante es que el criterio CFTBL, al incluir en el flujo los ingresos por uso del
crédito (dinero tomado prestado por las firmas) en el caso de inversiones financiadas con
endeudamiento, reducirá la probabilidad de que las firmas estén en una posición de NCF.
Entonces todos los problemas comentados serán de poca probabilidad de ocurrencia, a
diferencia del sistema YET, que ignora las transacciones de crédito.
3) Consecuencias recaudatorias
En el caso del sistema YET que reemplazara a un sistema tributario preexistente, dada la
ausencia del tratamiento CFTBL, muy probablemente provocará una caída en la recaudación
durante los primeros años de su vigencia, que no se produciría con un sistema CIT.
Un problema serio del sistema YET para las firmas es la de algunos arbitrajes y/o simulaciones
a los que pueden recurrir los contribuyentes, debido a la asimetría que plantean.
Bajo el YET los intereses ganados están exentos mientras que otros ingresos están gravados y
los intereses pagados no son deducibles mientras que otras erogaciones sí lo son. Otras
entidades no sujetas al YET son típicamente indiferentes entre los ingresos por intereses
ganados u otros tipos de ingresos y también con respecto a los gastos por intereses versus otro
tipo de gastos.
Las firmas no alcanzadas por el YET serían firmas extranjeras, organizaciones sin fines de lucro
exentas y, en ciertos casos, individuos sujetos al componente individual o personal del YET.
Asumiendo que la ―firma‖ A es alcanzada por el impuesto YET y la ―entidad‖ B no, las técnicas
de elusión podrían ser:
(1) La firma A vende su producto a la entidad B y arregla con ésta un precio reducido
a cambio de una tasa de interés superior a la de mercado en un préstamo de A a B, por ejemplo,
justificado por una venta financiada; o una tasa de interés menor a la de mercado en un
préstamo de B a A.
La firma A se beneficia por una base gravable menor, mientras que la entidad B es indiferente a
esta manipulación. Si ésta fuera una firma extranjera (o inclusive un individuo) sujeta a un
impuesto a la renta, la menor deducción por los insumos adquiridos a A serían compensados por
(a) una deducción superior en concepto de intereses pagados por el préstamo de A; (b) una
menor tasa de interés cobrada del préstamo otorgado a A. Si B fuera una entidad exenta,
ninguna diferencia en los precios tiene consecuencias fiscales.
431 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(2) La firma A compra productos a la entidad B y arregla con ésta el pago de precios
superiores a los de mercado a cambio de una menor tasa de interés sobre un préstamo otorgado
por B a A; o una tasa de interés superior a la de mercado de un préstamo de A a B.
La firma A se beneficia porque sus deducciones por los insumos adquiridos son mayores,
mientras las diferencias en los intereses pagados no tienen efecto sobre sus obligaciones
tributarias. Al mismo tiempo, la entidad B es nuevamente indiferente a esta manipulación.
Se habrá de notar que las oportunidades de entrar en arreglos de ventas con financiación atada
son generadas a través de este incentivo tributario, incluyendo el leasing.
Por comparación, en el caso de las personas físicas, el criterio CFTBL sería dificultoso de
aplicar y complejidades adicionales lo tornarían inaplicable en contribuyentes menos
organizados administrativamente que las empresas. En cambio, el sistema YET sería preferible
al CIT. Seguidamente se exponen algunos aspectos a considerar:
1) Simplicidad
El sistema YET evita el costo administrativo de tener que rastrear los ingresos por intereses,
ganancias de capital y el retorno de inversiones iniciales. También evita los problemas
asociados con la inclusión de los ingresos por créditos en la base gravada bajo el CIT, que
resultaría impopular y un dramático apartamiento de la práctica presente o usual.
2) Abusos impositivos
El criterio CFTBL del CIT, junto con tasas marginales progresivas, crearía oportunidades de
abusos bajo la forma de préstamos a bajo interés a personas menores, parientes jubilados o
familiares. Similarmente, el tratamiento cash-flow permitiría cambios de base gravables entre
miembros de la familia de altos a bajos tramos, de manera de estructurar las transacciones de
forma tal que las deducciones fluyan a los miembros con tramos gravables más altos y los
ingresos a los de tramos gravables más bajos.
432 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
3) Los problemas que surgirían con un tratamiento YET ―limitado‖ en los préstamos
Se ha argumentado que una forma de reducir los problemas comentados en el apartado anterior
sería el permitir que los individuos ignoren algún mínimo nivel de préstamos (por ejemplo, U$S
20.000 por año) como sujetos a la base del cash-flow. Pero ello podría inducir a que los
individuos alcanzados produzcan cantidades de préstamos a individuos sujetos al sistema YET,
divididos en operaciones de montos menores con una sucesión de préstamos de corto plazo, o la
acumulación de préstamos hacia fines de cada ejercicio fiscal, de manera de diferir el efecto del
sistema CFTBL del CIT hacia futuros ejercicios.
4) Manipulaciones internacionales
Más aún, los individuos podrían ―promediar‖ los ingresos por préstamos del exterior (por
ejemplo, aumentarlos cuando enfrentan alícuotas progresivas bajas) y los pagos o
amortizaciones de deuda al exterior (aumentarlas cuando la alícuota marginal es relativamente
alta), de manera de reducir la incidencia de la progresividad de la alícuota impositiva del CIT
para personas físicas. Desde el punto de vista de la administración y fiscalización tributaria esto
resulta difícil de resolver o monitorear.
5) Otros aspectos
Algunos autores han destacado las ventajas del enfoque del cash-flow a nivel de las personas
físicas pues resulta en mayores ganancias de bienestar (Summers, 1981; Auerbach y Kolikoff,
1987). McLure-Zodrow sostienen, no obstante, que este resultado está basado en supuestos
cuestionables. Asimismo, otros problemas transaccionales serían significativos pero
ampliamente similares bajo los dos enfoques (ver Sarkar y Zodrow, 1993).
La promediación de ingresos también ocurre más fácilmente bajo el enfoque cash-flow que bajo
el sistema YET. Sin embargo, dadas reducciones en las tasas diferenciales, las diferencias entre
ambos enfoques no parecerían ser significativas en este resultado.
Desde el momento que el CIT calcula el impuesto sobre la base de los resultados presentes de
inversiones de riesgo, a menudo se percibe como más equitativo que el sistema YET, el cual
exime a todos los retornos. Sin embargo, esta diferencia es más aparente que real en muchos
casos importantes; realmente si el gobierno no logra distribuir el riesgo mejor que el sector
privado, los dos enfoques son equivalentes, aún en presencia de retornos inciertos de la
inversión (ver Zodrow, 1995).
Aún cuando McLure-Zodrow proponen el HCT en lugar de uno de los dos sistemas puros para
gravar el consumo, la diferencia de tratamiento de la deuda y los intereses entre firmas y
personas físicas crea ciertas posibilidades de elusión o evasión impositiva.
Estas oportunidades existen entre firmas sujetas al criterio CFTBL y otras entidades que quedan
fuera del sistema tributario, como se viera. Reglas especiales son requeridas para eliminar o
reducir la eventual elusión tributaria.
433 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) Préstamos hechos a firmas sujetas al CFBTL por entidades fuera del sistema
Los préstamos otorgados a las firmas sujetas al CFTBL por entidades no sujetas a tal
tratamiento (como firmas extranjeras, instituciones exentas e individuos sujetos al sistema
YET), provoca algunos problemas.
La dificultad mayor surge cuando firmas que están fuera del sistema también tienen
participación accionaria en la firma sujeta al CFTBL, pues la firma enfrenta un fuerte incentivo
para convertir dividendos no deducibles en pagos de intereses deducibles, y la entidad fuera del
sistema será indiferente a esta sustitución. Este problema puede ser atacado mediante
regulaciones diseñadas para evitar la caracterización de capital como deuda, como la regla de
―thin capitalization‖377. Las leyes de impuesto a la renta en muchos países contienen tales
previsiones. El problema es evitado en el sistema YET, que no computa ni dividendos ni gastos
por intereses.
Las firmas sujetas al CFTBL también enfrentarán el incentivo a sobrestimar la tasa de interés
sobre préstamos obtenidos de firmas fuera del sistema, bajo el supuesto de que algún medio de
compensación será otorgado a tales firmas que no serían detectables por la autoridad fiscal. El
problema primario incluye la sobrestimación de intereses de préstamos provenientes de
individuos propietarios de la firma, con niveles salariales o de ingreso personal bajos.
Consecuentemente, el tratamiento propuesto bajo el HCT es que las contribuciones de deuda
(préstamos) a la firma por sus propietarios sean consideradas como contribuciones de capital;
esto es, los fondos provenientes de las contribuciones y las subsecuentes devoluciones, tanto del
principal como de los intereses, no tendrían consecuencias tributarias. En realidad, si resulta
altamente necesario evitar la complejidad de identificar a los individuos propietarios de la firma,
todos los préstamos provenientes de personas físicas a la firma sujeta a CFTBL podrían ser
tratados como contribuciones de capital. Similarmente, las instituciones financieras tendrían que
ser impedidas de pagar tasas de intereses superiores a las de mercado en depósitos realizados
por entidades relacionadas, incluyendo sus empleados. Nótese que si la elusión en esta área se
plantea como problemática, este tratamiento duro podría ser aplicado a todos los préstamos
dirigidos a firmas sujetas al CFTBL por instituciones relacionadas —o aún no relacionadas—
y/o entidades extranjeras, exentas de impuesto.
2) Préstamos extendidos por firmas sujetas al CFTBL a entidades fuera del sistema
Los préstamos otorgados por firmas sujetas al CFTBL a entidades fuera del sistema también
plantean problemas. Afortunadamente, la categoría más importante de tales préstamos para
firmas no financieras —ventas financiadas, incluyendo ventas en cuotas— no plantea problemas
bajo el HCT, desde el momento en que conceptualmente el tratamiento correcto podría ser
logrado simplemente con la inclusión de todos los ingresos provenientes de ventas efectuadas a
crédito en el cash-flow base del impuesto. Igualmente, operaciones de leasing no ofrecen
problemas, pues todo pago en concepto de leasing sería simplemente incluido en la base del
impuesto.
Sin embargo, otros tipos de préstamos plantean problemas. Las firmas sujetas al CFTBL tendrán
fuertes incentivos para otorgar préstamos a tasas de interés menores a las de mercado a
entidades fuera del sistema tributario, en la medida que la entidad pueda compensar a la firma
de alguna manera que no pudiera ser detectada por la autoridad fiscal; en el ejemplo más
extremo de esta estrategia, la entidad de fuera del sistema podría incurrir en mora (default) en el
pago del préstamo. El problema primario —aparte de las transacciones fraudulentas— serían los
377
La regla consiste en imponer límites a la relación deuda/patrimonio en el balance impositivo de las
empresas a los fines de la determinación de las deducciones admisibles de gastos por intereses. Para un
análisis comparado internacional de casos especiales de aplicación de esta regla ver Gómez Sabaini, J. C.
(FIEL), 1998.
434 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
préstamos a empleados a tasa de interés por debajo de las de mercado, compensadas con salarios
más bajos.
Un segundo problema es que las firmas sujetas al CFTBL podrían diferir la obligación tributaria
haciendo préstamos de muy corto plazo y préstamos de fin de ejercicio a entidades fuera del
sistema. Más aún, este proceso podría continuar indefinidamente con una serie de préstamos de
corto plazo a fines de ejercicio. Aquí debe notarse que préstamos entre firmas sujetas al CFTBL
a una misma tasa impositiva no resulta problemática, aparte del hecho que ellas podrían ser
utilizadas para intercambiar pérdidas entre firmas, lo que resulta deseable desde el punto que
permite mitigar cualquier problema asociado con posponer pérdidas a ejercicios futuros con
intereses nominales.
Ninguna de las formas potenciales de tratar con cualquiera de estos dos problemas resulta
particularmente atractiva. McLure-Zodrow recomiendan el enfoque relativamente draconiano de
aplicar el tratamiento del impuesto a la renta a todos los préstamos (distintos a las ventas
financiadas) extendida por firmas no financieras a las entidades no sujetas al CFTBL —la no
deducción de préstamos otorgados, la no inclusión del repago del principal y completa inclusión
de los intereses ganados. Esto eliminaría ambos problemas, pero al costo de adicionar algunas
complejidades administrativas en términos de monitorear dos tipos de préstamos y crear un
sesgo fuerte contra tales préstamos, incluyendo préstamos a extranjeros y a individuos que no
están involucrados en ventas financiadas (una excepción podría ser permitida en el caso de
compra de deuda externa). Para la mayoría de las firmas, este sesgo será importante pues ellas
típicamente no otorgarán préstamos diferentes a aquellos asociados con el financiamiento de sus
ventas.
Finalmente, se hace notar que similar problema emerge con préstamos de instituciones
financieras a entidades fuera del sistema HCT. En este caso, resulta claro que el tratamiento del
impuesto a la renta no podría ser extensivo a este tipo de préstamos, pues ellos son un
componente esencial de la actividad de la institución financiera. El problema de los intereses
menores a los de mercado podría ser tratado mediante la prohibición de tasas preferenciales
entre entidades relacionadas, incluyendo a empleados. Adicionalmente, podría ser necesario
prorratear las tasas para las deducciones permitidas de préstamos provenientes de fuera del
sistema a lo largo del año corriente y el año siguiente, dependiendo del mes (o aún de la
semana) en la cual el préstamo es registrado. Tal complejidad podría ser requerida para evitar la
evasión tributaria por instituciones financieras y sería mucho menos problemática que si el
tratamiento propuesto fuera aplicado a todas las firmas sujetas al CFTBL.
5. Conclusiones
Durante los años 90, políticos influyentes de los Estados Unidos expresaron serio interés por
inclinarse hacia la imposición base-consumo. Mayor atención fue dirigida al impuesto directo
base-consumo que a emplear el método YET. Independientemente de si los EE.UU. hicieran
este cambio o no, otros países pueden probablemente considerar tal alternativa, solamente
porque incrementa la visibilidad (accountability). McLure-Zodrow consideran que el HCT
propuesto para Bolivia sería una elección superior para cualquier país que considere esta opción.
435 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, con relación a la asignación de este tipo de imposición directa al consumo a los
gobiernos subnacionales, deben tenerse en cuenta las complejidades para su aplicación al caso
de las empresas.
Para el caso de las empresas, si se compara el impuesto al consumo con Ingresos Brutos, resulta
claro que el primero, al permitir deducciones de los erogables evita el efecto cascada y la
acumulación. Esto y la posibilidad que brinda para introducir deducciones de los flujos
destinados a incrementos del stock de capital de la firma y a la masa salarial (y el incentivo a
blanquear el empleo de la mano de obra), torna a este impuesto como mucho más atractivo
desde el punto de vista de la eficiencia, que el Impuesto a los Ingresos Brutos. El impuesto es
similar al IVA en cuanto a no generar distorsiones de precios en la economía. Pero no se adapta
al caso de transacciones cruzando fronteras, adoleciendo de los defectos y limitaciones que
presenta toda imposición basada en el criterio de origen.
APÉNDICE 2
Sobre este punto no hay un criterio de universal aceptación, sino por el contrario, enfoques
alternativos que difieren tanto en cuanto al sustento teórico como a la magnitud cuantitativa de
la tasa de descuento a emplear.
En un intento de sintetizar las aludidas posiciones, diremos que existen tres posibles alternativas
o enfoques en el plano estrictamente analítico referidas al problema de la tasa de descuento. Una
cuarta posición o enfoque plantea finalmente una solución pragmática y, como se verá, útil para
el tomador de las decisiones de inversión.
Se entiende como ―tasa marginal social de preferencia temporal‖ a la tasa a la que la comunidad
está dispuesta a ceder consumo presente por consumo futuro.
La existencia de una tasa con valor mayor a cero indica cierta preferencia de la sociedad por los
beneficios o consumos presentes sobre los futuros, preferencia que se supone mayor cuanto
mayor valor adopte la tasa.
Ahora bien, ¿cuál es la razón de la existencia de tal preferencia intertemporal en los individuos?
Se han citado básicamente los siguientes argumentos:
1) La existencia del riesgo de muerte por parte de los individuos que hace valorar más las
posibilidades de consumir hoy a la de consumir en un futuro incierto.
Sin embargo, debe distinguirse la diferencia conceptual existente entre la tasa de preferencia
intertemporal privada y la social. Probablemente, los argumentos antes citados son aplicables a
la justificación de cierta preferencia temporal entre consumo presente y futuro por parte de los
individuos tomados separadamente. Existe, en cambio, la tasa de preferencia temporal ―social‖,
la que basada en alguna medida en similares argumentos, refleja la actitud de los individuos en
la valoración relativa de los consumos presente y futuro como integrantes de la comunidad,
437 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
actitud que en el plano social puede diferir de la correspondiente a la del plano individual de
cada persona.
La idea que subyace en la tasa de preferencia social temporal, es la de una preferencia temporal
colectiva, cuya definición no surge de la acción descentralizada de los individuos en el mercado,
sino a través del mecanismo político inherente a la existencia de bienes públicos en la economía.
Existe coincidencia en muchos autores en considerar que la tasa de preferencia temporal social
resulta menor en magnitud a la tasa de preferencia social individual. Esto es un concepto
normativo y en términos generales puede basarse en la creencia de que la actitud del individuo
actuando como ciudadano resulta relativamente más propicia a renunciar consumo presente que
la actitud individual de ese mismo individuo actuando como unidad de consumo privada.
Dicho cambio de actitud de las personas en el plano social y en el privado, tiene su explicación
racional en la existencia de interdependencias en las decisiones de inversión; una cierta
externalidad positiva que surge de la acción coordinada colectivamente en disponer la renuncia
al consumo presente en aras del futuro. En efecto, las decisiones de ahorro-inversión versus
consumo a nivel individual suelen hacerse sobre bases de información restringida, tanto en
relación al futuro como a la propia acción de los otros individuos. De hecho, el accionar
individual asimismo no puede influir en las decisiones que adopten el resto de los individuos, a
pesar de que las interacciones de las decisiones individuales influyan finalmente en el resultado
esperado de ellas. Los individuos advierten así que se pueden obtener mayores beneficios
(consumos futuros) si la decisión de ahorro o no consumo presente es tomada conjuntamente —
debido a la interdependencia en las decisiones de inversión— y que, no obstante, en el plano
individual habrá de incidir según la manera en que el Estado distribuya el sacrificio del ahorro o
no consumo presente (tributación), el que puede ser distribuido entre las personas en forma
equitativa o bien eficientemente, según el método empleado en la distribución de las cargas del
financiamiento de los bienes públicos (capacidad de pago o método del beneficio).
En las decisiones sobre inversión pública se hace referencia al proyecto alternativo más
productivo del sector privado, es decir, el rendimiento obtenible en proyectos marginales del
sector privado. Por otra parte, debe distinguirse el tipo de descuento a emplear como ―costo de
oportunidad social‖ versus privado. Se puede citar aquí toda la lista de posibles apartamientos
de las economías reales con relación a los supuestos del modelo competitivo perfecto, a saber:
externalidades tecnológicas (economías y deseconomías externas), formas monopólicas,
problemas de información, y los efectos de la propia intervención fiscal (tributaria y de gasto
público).
438 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La tasa de descuento a aplicar correspondiente a este enfoque resultaría mayor a la del enfoque
anterior. Esta afirmación tiene su sustento racional en el hecho de que el riesgo asumido es
valorado más alto en las decisiones privadas que en las públicas. De hecho el sector privado
debe siempre computar un riesgo adicional al público, que es precisamente la conducta del
gobierno o el ―riesgo soberano‖, emanado fundamentalmente a partir de actitudes de los propios
gobiernos, afectando los resultados económicos del sector privado, no solo extranjero sino
también nacional.
1º) En una primer etapa del cálculo, se aplicaría la tasa marginal social de preferencia temporal
si el desplazado es el consumo; y la tasa marginal social de rendimiento de la inversión, si la
desplazada es la inversión, de forma de determinar las corrientes frustradas de consumo futuro
ligadas a ella.
2º) En una segunda etapa, aplicar la tasa marginal social de preferencia temporal para obtener el
valor actual de esa corriente frustrada.
El problema que naturalmente plantea este enfoque es que obliga a aislar y diferenciar qué parte
de la renta será la desviada, si el consumo o la inversión, y las implicancias del tipo de
financiamiento del proyecto público (impuestos, deuda pública) sobre tales efectos; o, viceversa,
cuál sería el destino de esa renta (si al consumo o la inversión) si el proyecto público no se
llevara a cabo.
d) La solución pragmática
CAPÍTULO 10
La imposición patrimonial
10.1. Introducción
No obstante su menor participación en lo recaudado hoy día por los estados, subsiste en razón
tanto de su justificación teórica como en la propia necesidad de los gobiernos de no dejar rastros
de posible riqueza sin gravar.
U = U(Y; W)
La justificación deriva de que la persona con patrimonio posee un sustento de eventual consumo
aún sin lograr el ingreso necesario; no tendría una exigencia mayor por ahorrar o dejar de
consumir por tanto; y la posesión de patrimonio genera un disfrute psicológico mayor por
valoración, prestigio y/o simplemente seguridad económica ante posibles eventos negativos en
el flujo de los ingresos.
Por otra parte, por lo visto al analizar la imposición al ingreso, se pudo advertir la limitación que
el régimen usual del impuesto tiene al no poder gravar incrementos en el valor del capital, el
valor locativo de la vivienda propia, etc., circunstancia que implica limitar el alcance del mismo
para gravar todo vestigio de beneficio producido en cada ejercicio.
Ahora bien, la manera de gravar el patrimonio ofrece alternativas. La manera más apropiada
sería la de gravar el Patrimonio Neto de las personas, o bien, la algo menos apropiada de
gravar partes del patrimonio —como es el caso de los Impuestos Inmobiliarios o el
Impuesto a los Automotores— sea individualmente tratados con su base tributaria propia, o
bien combinados o sumados en un conjunto de activos —como el Impuesto a los Bienes
Personales—. El primer caso es un impuesto personal, en tanto los segundos son de tipo real.
De las modalidades descritas, sin dudas el Impuesto al Patrimonio Neto tiene la ventaja de ser
personal y, por tanto, desde el ángulo de la eficiencia no generar distorsiones entre activos
acumulados, y desde el ángulo de la equidad admitir la consideración de situaciones específicas
440 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
y diferenciales entre las personas; como ser la posesión de bienes que registran deudas o no; la
situación familiar (soltero o casado, con hijos o sin hijos, con personas a cargo o sin ellas, etc.)
y el nivel de riqueza total, lo que admite un trato de alícuotas progresivas, es decir, permite
finalmente aplicar el criterio de tratamiento igual a los iguales y desigual a los desiguales.
La manera más difundida de imposición patrimonial es sin dudas la que grava partes del
patrimonio. En esa línea está el Impuesto a los Automotores. Este impuesto, como así también
su complemento, el Impuesto a los Combustibles, tiene un ―doble dividendo‖ o ventaja. Si bien
se trata de un impuesto sobre una porción de la riqueza del individuo en su carácter de impuesto
patrimonial, lo tiene también como un impuesto que de alguna manera contempla el principio
del beneficio en el reparto de las cargas fiscales.
En efecto, el impuesto a los automotores permite la diferenciación del tipo de automotor base
del impuesto, que admite tratamientos impositivos particulares no solamente en cuanto al valor
de mercado de los vehículos, sino asimismo en su cualidad o características respecto al uso de
las carreteras. Así resulta que no es lo mismo un automóvil pequeño que una camioneta o un
camión, y entre éstos, camiones de diferente capacidad de porte o carga. Sin dudas la
construcción y mantenimiento de carreteras representa un bien complementario que habrán de
demandar los automotores y es eficiente diferenciar el costo de oportunidad del uso de esas
carreteras que habrán de ser afectadas por la secuencia y la exigencia en peso transportado por
cada uno de ellos. El impuesto a los combustibles complementa al de automotores al momento
de gravar el mayor uso o secuencia de uso de los caminos por cada uno de estos vehículos. El
sistema de peajes es también otra manera de generar esa diferenciación, en este caso abarcativa
del tipo de vehículo y de la frecuencia de uso de las carreteras.
En efecto, a manera de ejemplo, gravar una vivienda de valor $100 con una alícuota del 1% y
otra vivienda de $200 al 2%, genera una distorsión entre un individuo que posee dos unidades
441 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de valor $100, respecto al que posee una unidad de $200. El primero pagaría $2 [= (100*0,01) +
(100*0,01)], en tanto que el segundo pagaría $4 [= (200*0,02)]. Se viola el tratamiento igual a
los iguales simplemente por la manera en que está estructurado el mismo patrimonio en ambos
individuos.
El valor de un activo destinado a la producción está determinado por la renta que el mismo
genera durante su vida útil. Tratándose de un período de vida útil ―finito‖, la manera de calcular
ese valor es hallar el valor actual neto o valor presente neto del flujo de la renta esperada o a
generar durante el tiempo que dure su vida útil, es decir:
t=n
C0 = ∑ Rt (1 + r)-t
t=1
Donde:
Ahora bien, si el Estado aplica un impuesto que grave el valor del activo, sea el caso del
Inmobiliario Urbano o de Automotores, el efecto del mismo es la reducción del valor del activo
gravado. O sea, el nuevo valor presente neto del activo resulta:
t=n
C1 = ∑ Rt (1 – η) (1 + r)-t
t=1
Siendo η la tasa (ad valorem) del impuesto. Dado que η > 0 se deduce que C1 < C0. Esto
significa que el impuesto ha sido ―amortizado‖ en el valor del activo.
En el caso de un activo que genere una renta perpetua, como sería el caso de la tierra, explotada
sobre una base racional de no agotamiento de su aptitud agrícola-ganadera, la fórmula del
cálculo resulta algo más sencillo, a saber:
C0 = R/r
378
Los problemas de diseño del Sistema Tributario Federal se tratan más adelante en Capítulos 12 y 13.
442 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde T = R*η
O sea:
Dos cuestiones relevantes caben destacar sobre esta incidencia. En primer lugar, que el efecto
amortización del gravamen pueda que opere aún antes de que el gobierno a través del Congreso
dicte la ley tributaria que lo imponga. Si el mercado percibe que esa ley va a ser dictada, el
efecto de caída en el valor de la tierra operará de manera instantánea ante esa percepción; es
decir, no es necesario esperar el debate legislativo y la sanción de la aludida ley; si el mercado
considera que ella es un decisión que habrá de adoptarse luego, la incidencia anticipada habrá de
operar. Esto significa que el mercado anticipa la decisión y ella habrá de ser tenida en cuenta al
momento de negociar la transferencia de los derechos de propiedad de la tierra.
Figura 1
EFECTO DEL ITLM
El ejemplo corresponde al caso de un impuesto que grava la tierra libre de mejoras (ITLM) que
al desplazar simétricamente la curva de costos total hacia arriba (línea entrecortada), no
443 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
modifica la relación entre precio (o ingreso marginal) y costo marginal. Es decir, el tamaño
óptimo de producción (q*) es similar antes y después de la introducción del impuesto.
Para no confundir este efecto con otro tipo de impuesto que grave la explotación de la tierra, sea
gravando el valor de su producción (el impuesto al ingreso bruto, o las retenciones a las
exportaciones del producto rural) o gravando los insumos aplicados en su explotación (uso de
fertilizantes, mano de obra, mejoras o inversiones de capital, etc.), ocurre lo mostrado por los
diagramas de las Figuras 2 y 3.
Figura 2
EFECTO DEL IMPUESTO A LAS MEJORAS
La Figura 3 muestra que dado que los productos generados por el sector rural corresponden a la
categoría de los bienes transables (exportables), el precio que enfrenta el productor es el precio
internacional, de manera que todo impuesto que grave su producción no podría ser trasladado
hacia delante. Por ello en la figura se observa que el precio neto de impuestos a la producción
correspondería a la línea entrecortada. Al cambiar la pendiente de la línea de ventas (debido a la
caída del precio) ubica el tamaño óptimo de la producción en un nivel inferior a la situación sin
impuestos (q`< q*).
444 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 3
EFECTO DEL IIB Y/O LAS RETENCIONES
379
Algunas ideas aquí tratadas se extraen de Lóloda y Velasco (2011). En el Apéndice 1 se presenta un
desarrollo algo más completo de la visión de estos autores.
445 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
fuera su origen— es una manera relativamente imperfecta del intento aludido de gravar de
manera integrada la capacidad contributiva de las personas.
Sin embargo, en ausencia de un Impuesto al Patrimonio Neto, los sostenedores del ITGB aluden
a otro tipo de justificación diferenciadora de los impuestos patrimoniales de tipo real. Suele
ubicarse el impuesto en la categoría de los tributos subjetivos, donde el contribuyente resulta
gravado por las transmisiones recibidas sea al momento de cada transmisión o el más global de
las trasmisiones verificadas a lo largo de su vida (Impuestos al ―Acceso‖ a la riqueza o
―accessions tax‖). Así, en relación a la imposición mortis causa, según se trate de un impuesto
sobre el patrimonio hereditario o sobre la herencia recibida, se estará en presencia
respectivamente de un tributo de tipo real, o bien uno personal que grava las hijuelas
contemplando las características individuales o familiares del sujeto beneficiado.
En las legislaciones vigentes en la mayoría de los países el diseño adopta una característica que
bien puede calificarse de mixta al contener componentes reales y personales. El Impuesto se lo
suele diferenciar en cuanto a las alícuotas aplicadas en razón de la relación de parentesco de los
derechohabientes con el causante, siendo más benévolas en la presión tributaria sobre lo
recibido por esposos e hijos que los recibidos por personas con parentescos colaterales (como
hermanos o sobrinos) o personas legadas no parientes. El trato real es por única vez gravando el
valor del activo al momento de la transmisión, pero diferenciando no obstante la alícuota según
el valor del bien trasmitido, con porcentajes mayores en los casos de activos de mayor valor —
de igual manera que la indicada en el caso del Inmobiliario Urbano— criterio que genera
distorsiones y lesiona el principio de tratamiento igual a los iguales, según el acervo del
beneficiado. En el caso de las donaciones, se plantea la situación de posibles trasmisiones
graduales versus en bloque, en el que la diferenciación de alícuotas según valor de los activos
trasmitidos induciría a la elusión impositiva mediante traspasos parciales y no en bloque.
Los países que tienen su legislación basada en el derecho codificado suelen aplicar un Impuesto
a la Herencia (cuota hereditaria), a partir del cual intentan incentivar una redistribución más
igualitaria del patrimonio del causante a través de la progresividad en la alícuota. Mientras que
los países que se rigen por el derecho consuetudinario, en general se grava la transmisión a
través de un Impuesto al Patrimonio Hereditario. Cualquiera de ellos suele combinarse con
gravámenes de similares características sobre las donaciones para evitar posibles elusiones que
lo transformen en un ―impuesto a la muerte súbita‖, aunque los fundamentos políticos y
económicos de su aplicación siempre estén basados en la imposición por causa de muerte.
En cuanto a la eficiencia, el ITGB se lo sustenta bajo la idea que al gravar un patrimonio ―ex
ante‖ —pues se grava al momento de la transferencia, es decir, previo a constituir patrimonio
del beneficiado con la misma— no habrá de generar desincentivo económico alguno, como sería
el caso de gravar ―ex post‖ el ahorro proveniente del esfuerzo individual. En el ámbito familiar,
las personas no suelen diferenciar demasiado los esfuerzos ―compartidos‖ con el cabeza de la
familia a pesar de su peso económico relativo, pues en la sociedad conyugal bien constituida
suelen coexistir aportes en dinero y en especie de todos los que la conforman, incluyendo el
bien ―cariño‖ que no tiene mercado, pero que forma parte importante como argumento de la
función de utilidad ―no neoclásica‖ de las personas. Afectar el patrimonio acumulado por el
―ente familia‖ se plantea bajo esta visión como similar a gravar el ahorro del individuo
―egoísta‖, ―homo economicus‖ y ―neoliberal‖ aislado del grupo familiar.
Viene al caso recordar que las legislaciones sobre imposición a los ingresos suelen contemplar
la posibilidad de definir como contribuyente del impuesto a ambos cónyuges (sociedad
conyugal), o bien permitir que la esposa y el marido declaren por separado rentas provenientes
de la actividad individual y el marido por las de carácter conyugal (beneficios o rentas
gananciales). Los hijos suelen formar parte de esa sociedad hasta la edad de joven adulto,
momento en el que comienzan a ser considerados contribuyentes individuales. Pero en la
convivencia aún adulta suelen aportar al grupo familiar original, aún sin tener reconocidas
deducciones por carga de familia en sus DDJJ.
Finalmente, desde el ángulo de la eficacia recaudatoria que podría incluirse como objetivo de la
política tributaria, la experiencia de la aplicación del impuesto a la herencia, vigente en muchos
países, incluso en los Estados Unidos (país eminentemente capitalista, donde curiosamente rige
este impuesto y también la doble imposición a los dividendos en el ―income tax‖), ha sido
desfavorable. Su recaudación, por lo general, ha sido menos relevante que sus efectos negativos
y que el esfuerzo regulatorio para evitar su elusión y evasión. La última vez que se aplicó el
impuesto a la herencia en la Argentina, en 1975, su recaudación representó sólo el 0,0065 por
ciento del total de los ingresos tributarios. Aún es temprano para poder conocer el resultado del
nuevo impuesto aplicable en la Provincia de Buenos Aries a partir del ejercicio 2011, pero dado
su esperada restringida cobertura según deciles pueda muy probablemente que no resulte de
significación en cuanto a su rendimiento380.
(i) Introducción
380
Ver detalles de la propuesta en Lódola y Velasco (2011). Estimaciones preliminares ubicarían la
incidencia del ITGB en los dos deciles más ricos de la población de la provincia.
381
En base a Piffano (2009; 2010) y Piffano y Sturzenegger (2011).
382
En el apartado (iii) se fundamentará la ampliación en al menos tres relevantes variables más a la lista
de los determinantes del valor de un predio, a saber: la tecnología, los precios relativos entre productos e
insumos que recibe y/o enfrenta el productor agrícola y la política comercial. Sin embargo, la aptitud del
suelo, el clima y la ubicación, son los factores propios (factores originales) de cada parcela, en tanto los
componentes tecnología y precios relativos —incluyendo la incidencia de la política comercial— son
comunes a todas las parcelas, es decir, no hacen a la heterogeneidad de los campos pero sí a la
determinación de su renta potencial. Finalmente, los precios relativos de productos e insumos afectarán al
desarrollo de la tecnología y ésta a su vez habrá de afectar a los componentes originales del suelo.
383
Según el actual estado de las artes, en pequeña escala algunas excepciones pueden darse, por ejemplo,
a través de la ―hidroponía‖. La hidroponía o agricultura hidropónica es un método utilizado para cultivar
plantas usando soluciones minerales en vez de suelo agrícola. Se trata de una tecnología que introduce
nutrientes minerales dentro del suministro de agua de una planta, la que no requiere entonces del suelo
para prosperar.
448 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En base a las características citadas del recurso tierra, en la teoría económica se han elaborado
diferentes concepciones en la definición de la categoría ―renta de la tierra‖384. Al menos es
posible reconocer dos visiones: a) la de la ―Escuela Clásica‖, que por otra parte es la que
construye la teoría sobre la renta de la tierra (desde distintas posiciones: William Petty, Adam
Smith, David Ricardo, Karl Marx, etc.); b) la ―Escuela Neoclásica‖ (Marshall, Barlowe,
Samuelson, entre otros), en la que, si bien no hay aportes nuevos, se introduce un cambio
conceptual importante. La economía subjetiva o moderna se basa en el análisis de las redes de
transacciones en el mercado, de fenómenos como la oferta, la demanda y el precio de los
factores, mientras que en las obras de los clásicos está subrayado que el mecanismo de mercado
requiere, finalmente, ser explicado por conceptos referentes a la conducta humana, derivados de
una concepción de la sociedad y de su evolución histórica.
En efecto, los clásicos tenían la noción de que las categorías económicas de renta, salario y
ganancia, correspondían a categorías sociales: los terratenientes o propietarios de la tierra —a
los que se suponía arrendando la tierra y no necesariamente explotándola por administración—,
los trabajadores y los capitalistas o propietarios del capital. Por otra parte, esto iba unido a una
concepción histórica sobre la estructura de la sociedad, en donde los sujetos no son todos
iguales en función de los medios de que disponen. En ese contexto, la renta es una categoría
social, pues permite explicar el comportamiento de parte de la sociedad. Para los neoclásicos, en
cambio, la sociedad es un ―conglomerado de individuos‖ que se vuelcan al mercado y que
tienen respuestas similares o diferentes en muchas situaciones, pero en donde no existen
conductas de clase, por tanto, la conducta social puede explicarse como la suma de las
conductas individuales de un conjunto de individuos pertenecientes a diferentes estratos y clases
384
Algunos desarrollos aquí presentados siguen textos empleados en la Facultad de Agronomía de la
UBA, de la cátedra de Economía Agraria, en particular la recopilación extraída de Pasinelli (2002),
elaborada por M. Román, H. Lipshitz y M. C. González.
449 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sociales. Así, la demanda social por la tierra puede explicarse por la suma de las demandas
individuales de los agricultores o personas que se dediquen a llevar adelante actividades
insumidoras del factor fijo tierra. Para los neoclásicos, la renta es una categoría amplia y se
refiere al ingreso que recibe cualquier propietario de bienes o activos, incluyendo capacidades o
recursos disponibles en cantidades inferiores a la demanda ya sea que se trate de tierra, una
riqueza natural, habilidad para jugar al fútbol o una buena voz para cantar, y que puede ser
permanente o temporal385.
(b) El rendimiento de la tierra, las características originales del suelo y clima y ubicación:
Renta diferencial por margen extensivo y renta diferencial por ubicación
Si hay demanda de trigo en el mercado y hay tierras de distinta calidad para producir trigo, es
dable pensar que los empresarios tenderán a invertir su capital en las mejores tierras, ya que no
hay nada que se los impida. Pero como las fertilidades son diferentes, aunque los empresarios
sean iguales, el costo de producir en tierras de distinta calidad es diferente.
Supóngase que en las tierras A, el rendimiento es de 12,5 qq/ha, en las B de 10 qq/ha. y en las C
de 8,33 qq/ha. Al invertir $ 1.000 por hectárea, el costo medio en tierras A será entonces de
$80/qq (= $1000/12,5qq/ha), en las B de $100/qq (= $1000/10 pp/ha) y en las C de $120/qq
(=$1000/8,33 qq/ha).
Se empieza entonces a producir en las mejores tierras (tierras A). Se invierten $1.000/ha y para
producir trigo se consumen $80/qq. Este es entonces el precio ―de costo‖ del quintal de trigo.
Como la ganancia media del capital es del 50%, por esos $80 se espera obtener una ganancia de
$40, con lo que el quintal de trigo debería venderse a $120 para cubrir los costos y obtener la
ganancia del 50%.
385
Según David Ricardo: ―La renta es aquella porción del producto de la tierra que se paga al propietario
por el uso de la potencia original e indestructible del suelo‖. Ver Apéndice 2 para mayores
aclaraciones sobre antecedentes históricos.
450 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Si el consumo de alimentos sigue aumentando y con ello el precio del trigo, es posible que haya
empresarios dispuestos a invertir entonces en tierras C. Como finalmente sucede cuando el
precio del trigo sube lo suficiente como para vender un qq. a $180; en ese momento las tierras C
entran en producción.
Veamos qué sucede con las ganancias que se obtienen: el empresario ubicado en C, recibe un
precio que permite cubrir sus costos y obtener la ganancia media sobre el capital invertido (50%
= $40). El ubicado en B cubre sus costos, obtiene la ganancia media sobre el capital invertido
(50% = $50) y una ganancia excedente de $30, pues el precio al que estaba dispuesto a vender
(dado el supuesto uso libre o sin costo de la tierra) era de $150; esa ganancia excedente por
sobre la ganancia normal del capital es la renta imputable a la tierra. El empresario ubicado
en A, finalmente, cubre sus costos, obtiene su ganancia media sobre el capital invertido (50% =
$40) y una ganancia excedente o renta de $60, pues el precio final del producto es superior al
costo de producir trigo en tierras A.
La renta así identificada como ganancia excedente por encima de la ganancia media del capital
invertido es la ―renta diferencial por fertilidad‖ imputable como retribución al factor de
producción tierra.
¿Por qué no se forma un precio comercial que corresponda al costo de producción de los
empresarios individuales? Porque la disponibilidad de la tierra se agota, tiene una extensión
limitada y no es posible que todos los capitales fluyan hacia las tierras A, pues están ocupadas
en su totalidad. Es decir que los capitales invertidos en las peores tierras son los que regulan
el precio comercial (el costo marginal de producir trigo).
Hasta ahora no hemos hablado de las formas de tenencia de la tierra. Pero supongamos que el
empresario agropecuario no posee tierras. Simplemente es un capitalista que desea invertir en la
actividad agropecuaria con la sola finalidad de obtener una ganancia media por el capital que
invierte. Por otra parte existirán propietarios de la tierra que no disponen de capital o el que
poseen es insuficiente o simplemente desean invertirlo en otro negocio para arrendar su
propiedad y no arriesgar su dinero. ¿Cuál es el precio que intentarán pedir para alquilar o
arrendar sus tierras? Exactamente las rentas o ganancias excedentes por sobre el rendimiento
normal del capital: $60 para las tierras A, y $30 para las tierras B.
Tierras A: P: $ 180 C: $ 80 G: $ 40 R: $ 60
Tierras B: P: $ 180 C: $ 100 G: $ 50 R: $ 30
Tierras C: P: $ 180 C: $ 120 G: $ 60 R: $ 0
en donde:
Es decir, las tierras de diferente calidad generan distinta productividad del capital. La diferencia
de productividad se debe al factor tierra —pues el capital invertido es siempre el mismo
($1.000)— y su remuneración es la renta de la tierra. Siguiendo a los clásicos, es el terrateniente
o dueño de la tierra naturalmente quien se apropia de este excedente económico o renta.
Un análisis similar puede realizarse con relación a las diferencias por ubicación de las tierras
respecto de los centros de consumo. Supongamos, que las tierras A, B y C son de igual
451 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
fertilidad y sólo se diferencian por su distancia al mercado, siendo la C la más distante (a 100
km.), pero con rendimientos esperados iguales a los de las tierras A y B (a 0 y 50 km. del
mercado, respectivamente). Los costos en C serán más altos por mayores costos de transporte
(flete). De la misma forma que para el caso anterior, las diferencias en las ganancias excedentes
o rentas de las tierras A respecto de las B y C, y de las tierras B respecto de la C, constituyen la
―renta diferencial por ubicación‖.
(c) El rendimiento, los factores variables y el cambio tecnológico: Renta diferencial por
margen intensivo
Si volvemos al caso de la renta diferencial por fertilidad, se podría pensar que ante un aumento
en la demanda de trigo podría intensificarse la producción sobre las tierras A o B. Y esto es lo
que ocurre. En la medida en que los capitalistas de diversas tierras, aumentando la cantidad de
capital por ha., es decir, intensificando la producción agrícola, logren obtener la ganancia media,
se van a interesar en producir más intensivamente. Si tomamos por ejemplo el caso de las tierras
B, y consideramos que el precio comercial del trigo sigue siendo de $180/qq regulado por las
peores tierras C, y considerando que la ganancia media es del 50%, podemos analizar que
sucedería en las tierras B si se duplicara el capital invertido por ha. La nueva inversión, sin
embargo, ya no rendirá 10 qq/ha, sino 9,09 qq/ha. por la segunda inversión de $ 1.000. El costo
por quintal será entonces de $1.000/9,09qq = $110/qq., y como se desea obtener la ganancia
media por el capital invertido, el costo del qq. deberá ser de $165.
El precio comercial del trigo sigue siendo $180, porque las tierras C están en producción y han
regulado el precio. Entonces el excedente de la segunda inversión será de $15. Este se debe a la
diferencia de productividad de una inversión suplementaria en capital en una tierra determinada,
respecto de lo que se considera la inversión normal de capital en las peores tierras. Es la
diferencia de productividad entre la segunda inversión de capital en B y la productividad normal
de la inversión en C lo que provoca este nuevo excedente o nueva renta. Por lo tanto, también
este excedente lo recibirá el propietario de la tierra, y se la denomina ―renta diferencial por
margen intensivo‖.
En la literatura sobre el tema es posible encontrar también una interpretación a nuestro entender
equivocada del concepto renta386. Se trata de asignarle un valor a la propiedad de un campo por
la simple razón de poseer el dominio de un recurso no reproducible. Se entiende que a pesar que
las tierras peores en fertilidad no generen ninguna ganancia excedente por sobre el capital
invertido —o renta en sentido extensivo o intensivo—, el propietario no obstante podría gozar
de una renta con el arriendo del campo por la simple razón de que cede sus derechos de dominio
para utilizar las tierras para la producción agropecuaria. A esta renta se la denominaría ―renta
absoluta‖. Esta diferencia, que el recurso tierra reconocería como característica diferencial al
derecho de propiedad de los otros factores de la producción (reproducibles), sería lo que
generaría la aludida renta absoluta.
Ahora bien, si las tierras tipo C no habrán de producir ninguna ganancia excedente o renta
diferencial, la pregunta que surge es ¿por qué existirá un capitalista deseoso de alquilar un
predio de tales características, si al rendimiento normal habría de tener que restar el monto del
alquiler? Su beneficio sería menor al normal, de manera que no tendría incentivo alguno por
destinar capital a un emprendimiento agropecuario; más bien destinará dicho capital a otras
actividades que le aseguren tal beneficio normal sin tener que pagar derechos de uso de un
recurso limitado como la tierra. Solamente el alquiler se justificaría si el ―rendimiento esperado‖
por el capitalista, resulte ser el de un retorno tal que finalmente genere alguna renta o ganancia
386
Ver Pasinelli, L. (2002).
452 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
excedente por sobre el retorno del capital invertido con el cual poder financiar el alquiler.
Precisamente, ese excedente constituye la ―renta de la tierra‖, que fija el monto máximo de
alquiler a pagar por el arrendamiento.
Esto significa que si la tierra no generara renta diferencial —extensiva o intensiva— su valor
tendería a cero, es decir, la renta de la tierra sería cero. No habría capitalista alguno dispuesto a
invertir en una actividad que rindiera algo menos (debido al alquiler o valor locativo o de uso
del predio) que una rentabilidad normal. Es decir, llevar a cero la renta diferencial —extensiva o
intensiva— llevaría al valor de la tierra a cero.
Una consecuencia importante que derivaría de una situación de renta diferencial cero, es que el
Estado no podría en ese caso gravar nada con el IIR, dado que la base imponible de un
impuesto a la tierra sería nula. Y una segunda acotación relevante es que aún con renta de la
tierra positiva, en el diseño del impuesto el Estado debería tener en cuenta o prever situaciones
de coyuntura que pudieran llegar a reducir el valor de esa base imponible por uno o más
períodos o años en forma importante, lo que podría derivar en que el impuesto resulte
confiscatorio387. Por esta razón se suele sugerir que los valores catastrales que determinen
administrativamente la base imponible de los impuestos inmobiliarios rurales, mantengan una
distancia prudencial respecto del valor venal o de mercado de los predios.
Desde otro ángulo y sobre el tema de la propiedad de la tierra, puede surgir otra posible errónea
interpretación de que el propietario de la tierra, al adoptar un rol de mero ―rentista‖, el derecho
de propiedad o domino le estaría generando un privilegio por obtener ingresos sin esfuerzo
alguno. En realidad, el alquiler es el valor monetario de un flujo que en valor actual habrá de
medir el valor del predio, aspecto que se explica en detalle más adelante. Pero ese valor, debió
ser pagado por su propietario al momento de obtener el pertinente dominio.
Ahora bien, se ha sugerido previamente que el valor de la tierra estará ligado a las posibilidades
de generar beneficios de orden productivo para un cierto período de maduración de la inversión
(ciclo productivo, sea el de la producción agrícola o el algo más extenso de la producción
ganadera). Pero la tenencia de la tierra puede dar lugar a una expectativa de beneficios mucho
más distanciados en el tiempo. Es esa expectativa de oportunidad futura, aún de alto contenido
incierto, de una renta potencial, sería la que finalmente podría justificar un valor mayor a cero
de los predios, aún sin uso de producción inmediata. A este argumento pueden sumarse
asimismo otras razones para un valor positivo de la tierra —se insiste, aún sin opción inmediata
de obtener rentas— como su rol como reserva de valor futuro, posible cobertura de la inflación,
o su beneficio de dominio territorial388.
El atributo del dominio territorial ha sido muchas veces citado como expresión del dominio
político y social que durante muchos años en muchos países, incluyendo naturalmente a la
Argentina, se atribuyeran a los latifundistas. Estos latifundistas, aprovecharon finalmente las
rentas que la tierra generara al inicio de la expansión de la frontera agropecuaria y ejercieron
naturalmente un dominio político importante.
Por las razonas explicadas, la propiedad del recurso limitado —no reproducible— tierra, ha sido
tema de discusión de filósofos, sociólogos, moralistas, religiosos, politólogos, juristas y
387
Sobre este importante aspecto de la imposición a la propiedad y a la actividad rural retornamos luego.
388
Adelantando el tratamiento en detalle que se aborda en el apartado (iii) referente al valor de la tierra,
cabe concluir que cuando se valora la tierra por el prestigio social que otorga su posesión o como una
reserva de valor protegida de los procesos inflacionarios, es decir, cuando la propiedad de la tierra
permite cubrirse de incrementos esperados de los precios y provee una seguridad mayor a posibles
confiscaciones o riesgos soberanos, por ejemplo, los montos que los inversores estarán dispuestos a pagar
serán generalmente superiores al valor de la productividad de la tierra, y su precio de mercado será, por
tanto, mayor.
453 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
economistas, desde hace ya varios siglos. La propiedad privada ha sido desafiada por posiciones
socialistas que interpretan que la tierra, por su característica diferencial al resto de los recursos
reproducibles, debiera ser considerada una propiedad comunitaria sin exclusión alguna de
dominio. Sin dudas que esta posición acarrea enormes desafíos respecto al grado y modalidad
de utilización del bien común, aspecto que la economía ha analizado y concluido con el
conocido teorema del fracaso o tragedia de los bienes comunes389. La discusión que se remonta
a los fisiócratas del siglo XVIII, a los autores clásicos como David Ricardo (1817), Adam Smith
(1776) y, luego, Henry George (1879), ha tenido desde entonces permanente debate,
circunstancia que, no obstante, hasta el presente no ha podido modificar el reconocimiento del
derecho de propiedad privada en la mayoría de los países. Las experiencias socialistas o no
capitalistas, como los casos de la ex Unión Soviética o la actual Cuba, Vietnam o China, son
menores en número de países y relativamente acotadas en cuanto a su alcance y duración,
aunque han cobijado y aún siguen cobijando a una población relativamente importante dentro de
la población mundial.
El ejemplo que se presenta a continuación, ha sido tomado del trabajo original de Barlowe sobre
el cálculo de costos marginales y medios por unidad de producción para usarlo en la
determinación de la renta económica en situaciones variables de precios.
En la Tabla 1, columna 3, se calcula el producto marginal. El costo marginal, por cada unidad
de inversión variable se supone igual a $5. Si el precio del producto en el mercado es de $2,50
por unidad, el empresario optimizará la producción cuando su costo marginal sea también de
389
Hardin (1968). Se remite al lector a lo explicado en el Capítulo 3 sobre la ―tragedia de los comunes‖.
390
El gobierno cubano, último reducto comunista en el continente, ha reconocido recientemente su
malestar por la falta de eficiencia en el reparto de tierras y en la producción alimentaria. Cuba importa el
80% de los alimentos que consumen sus 11,2 millones de habitantes, principalmente de Estados Unidos,
ya que los alimentos y las medicinas estuvieron excluidos del embargo que aplica Washington a la isla
desde 1962. En los primeros meses del año 2009, las importaciones cubanas cuadruplicaban en valor a las
exportaciones, lo que dejaba a la isla con una angustiosa falta de liquidez. Respecto a la explotación de
las tierras, su presidente Raúl Castro dio entonces las siguientes cifras: ―se han entregado 690.000
hectáreas, aproximadamente el 39% del ―área ociosa‖, y de esta tierra sólo está sembrada la tercera
parte‖, al tiempo de anunciar una segunda etapa de ajuste de la precaria economía cubana al exigir mayor
eficiencia en el reparto de tierras y en la producción alimentaria, afirmó que ―la tierra está ahí, aquí están
los cubanos, veremos si trabajamos o no, si producimos o no. No es cuestión de gritar patria o muerte,
abajo el imperialismo, el bloqueo nos golpea. Mientras, la tierra está ahí, esperando por nuestro sudor‖.
Ver La Nación (2009) y El País (2009).
454 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En ese punto el excedente será igual al Ingreso Medio (IMe), menos el Costo Medio (CMe),
multiplicado por el número de unidades producidas, o sea:
R = (IMe - CMe) . n
Tabla 1
Unidades
de Unidades Producto
Costo Costo
Inversión de marginal
marginal medio
variable producción obtenidas
aplicadas
(5) =
(1) (2) (3) (4) = $5/(3)
(1)*$5/(2)
1 3 3 1,67 1,67
2 8 5 1,00 1,25
3 15 7 0,71 1,00
4 23 8 0,63 0,87
5 30 7 0,71 0,83
6 36 6 0,83 0,83
7 41 5 1,00 0,85
8 45 4 1,25 0,89
9 48 3 1,67 0,94
10 50 2 2,50 1,00
11 51 1 5,00 1,08
12 51,5 0,5 10,00 1,17
Viendo el ejemplo numérico de la Tabla 1, se observa que la renta en ese punto será:
En donde,
Si la Figura 1 se asimila al caso de la tierra tipo A, también pueden graficarse las diferencias
entre las rentas de las tierras de calidad B y C:
Los costos medios de producir trigo en las tierras clase A son más bajos y es mayor la renta
obtenida respecto a la tierra tipo B. La tierra tipo C no genera renta de naturaleza extensiva ni
intensiva (ver líneas de trazo continuo de la Figura 2 (b)). El enfoque marginalista, por lo tanto,
no reconocería la existencia de una renta absoluta, en tanto cualquier intento de demandar tierra
marginal tipo C debería implicar la participación en el beneficio normal entre el propietario
arrendador y el propietario del capital o empresario que decida arrendar la tierra. Si la
elasticidad de la oferta del capital es infinitamente elástica (país chico y movilidad perfecta en el
456 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
mercado de capitales) entonces no existiría interés en explotar tal tipo de campo, salvo que
quien lo alquile permita difundir costos fijos y reducir costos por debajo de los costos que
enfrentaría el propietario de la tierra tipo C (caso del pool de siembra)391. En la Figura 2 (b) esa
posibilidad aparece graficada con línea entrecortada. La renta sería el área TRS‘P‘.
De lo descrito se podrá advertir que el uso extensivo e intensivo de la tierra depende finalmente
del precio de mercado vigente para los productos del sector. En efecto, el nivel de los precios
relativos de los productos del sector habrá de definir si se verifican y en qué magnitud, rentas
del suelo diferenciales por tipo de tierra (A, B, C). Tales rentas diferenciales habrán de
determinar, por lo tanto, la magnitud del uso extensivo e intensivo del suelo.
Finalmente, cabe recordar que los precios relevantes que guiarán la toma de decisiones de los
empresarios serán los que éstos perciban según sus ―expectativas‖, construidas en base a la
situación actual y la evolución ―futura‖ o ―esperada‖ de los mismos y de la ―percepción del
riesgo‖ que habrá de asumirse con la actividad agropecuaria392.
En la generalidad de los desarrollos teóricos vistos previamente, para validar muchas de las
conclusiones a que los modelos teóricos conducen, se ha deslizado el supuesto ―del uso
razonable o racional de la tierra‖, entendiéndose como tal al comportamiento empresario que no
degrada las propiedades originales del suelo. Pero una observación reiterada por muchos
estudios agronómicos, indica que tal presupuesto no se está verificando en general en muchas
explotaciones agropecuarias.
En un artículo de Casas (2004), el autor plantea una serie de problemáticas que se generan a raíz
de la actual situación productiva que se da en el agro argentino. Se observa que el principal
factor de esta situación en los últimos años, es la tendencia al monocultivo de soja que provocó
una fuerte degradación de los suelos, perjudicando directamente el nivel de materia orgánica. El
autor expresa la escasa tasa de reposición de nutrientes por fertilización, lo que conlleva una
disminución de la fertilidad393.
En efecto, las actuales prácticas agrícolas parecen poner en evidencia las consecuencias que
afectan negativamente al sistema productivo, cuando se observa que cada vez se necesita mayor
cantidad de energía para producir aumento de rendimientos, es decir, se estaría transitando hacia
una producción agroquímico-dependiente.
391
El ―pool de siembra‖ es una modalidad técnica-económico-financiera que ha permitido generar
márgenes superiores a las obtenibles por cualquier propietario individual de un campo. Los costos de los
laboreos, el costo de los insumos y el uso de la tecnología al alcance de un productor individual, pueden
no ser competitivos respecto a los logrados por los grandes productores o compañías asociadas en un pool
de siembra, que operan con economías de escala y mayor difusión de riesgos que el productor individual.
392
La actividad agropecuaria implica normalmente una secuencia temporalmente larga de maduración de
la inversión en relación a otras alternativas de producción, de manera que los mercados de futuros juegan
un rol importante.
393
CIAFA (Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos) y Fertilizar Asociación
Civil han señalado que luego de una tendencia creciente y positiva desde 1990, en 2008 se registró un
consumo de 2,5 millones de toneladas de fertilizante versus las 3,7 millones de toneladas consumidas en
2007, lo que representa un 31% de disminución en el consumo de fertilizantes. En referencia a los
nutrientes, la cosecha de 2007/2008, según estas entidades, extrajo 4.000.000 de toneladas de nutrientes,
mientras que la reposición, a través de los distintos productos (considerando N, P, K y S) fue de
1.700.000 toneladas. Esto significa que sólo se repuso el 42% de lo que se extrajo de los suelos. (La
Nación, Suplemento Campo, sábado 4 de abril 2009; disponible en:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1115141).
457 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) la tecnología de insumos;
2) las rotaciones;
394
La ―exportación‖ de nutrientes por las cosechas, genera en el tiempo un agotamiento en elementos
químicos esenciales para el crecimiento vegetal y animal, que de no ser restituidos de manera adecuada,
limitará la productividad de las tierras cultivadas. Para el desarrollo vegetal es imprescindible la presencia
de materia orgánica en el suelo, la cual es una sustancia compuesta que contiene y confiere una serie de
nutrientes esenciales para aquel desarrollo, lo cual es posible gracias a la combinación química mediante
la energía lumínica, teniendo al carbono como eje central de la escena. Es evidente que la restitución del
carbono al suelo está en relación al aporte de rastrojos de gramíneas, de manera que la reposición de
nutrientes por medio de la fertilización debe estar asociada a la rotación de cultivos que se lleve a cabo en
el planteo productivo.
458 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
no es erogable por el productor y, por tanto, no es internalizado en sus costos— lo que provoca
un consumo o uso de los mismos superior al socialmente óptimo (Vicien y Palma, 1995)395.
Casas (2004) señala tres enfoques que la literatura recoge respecto al cuidado ecológico o el uso
racional de los recursos naturales. Uno es el desarrollado por el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente, que desde 1970 se dedicó a promover las ―Estrategias de
Ecodesarrollo‖. Estas estrategias, conocidas como un nuevo enfoque del desarrollo, se
centraron en el logro de la satisfacción de las necesidades básicas (vivienda, alimentación,
educación y salud) de las poblaciones menos favorecidas, prioritariamente en países en vías de
desarrollo. La adaptación de las tecnologías y de los modos de vida a las potencialidades y
restricciones específicas de cada ecozona eran la base de este lineamiento. Dirigiéndose, en
primer lugar, a las poblaciones cuyas actividades se organizan en gran medida fuera de la
economía del mercado oficial (economía doméstica, campesina o urbana informal), las acciones
se basaban en la participación directa de las poblaciones involucradas y la creación de nuevas
formas institucionales de promoción y planificación a nivel de grupo poblacional
(aglomeración, barrio, pueblo).
Otro enfoque es el que surge de confrontar una nueva representación teórica de la actividad
económica con conceptos y modelos originados en las ciencias naturales; confrontación que
diera lugar a formulaciones críticas, como el cuestionamiento acerca de las imposibilidades del
sistema económico para conducir a un proceso autosostenido, la de extrapolar soluciones locales
a soluciones globales, de un reciclaje completo de las materias primas y la no sustitución entre
capital natural y capital productivamente reproducible. A esta se la denomina ―Economía
Ecológica‖ (―Ecological Economics‖), cuya inspiración interdisciplinaria continúa siendo muy
diversa.
Las diferencias de las tres corrientes se unifican finalmente en la definición más reconocida de
―desarrollo sustentable‖ presentada en el informe de Brundtland (1987)397: ―Hay consenso cada
vez mayor en todo el mundo que el desarrollo debe satisfacer las necesidades de la generación
actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades‖ (Borde, J., 1992; Godard, O., 1994).
395
Los recursos naturales, considerados de esa manera como ―bienes libres‖ (disponibilidad sin
restricción), no son objeto de un manejo racional, como es el caso de los bienes económicos a los cuales
el mercado les asigna un valor monetario o costo de oportunidad.
396
Como señalaran Constanza y Daly (1991), ―una condición mínima para el crecimiento sostenido es el
mantenimiento del capital natural total al presente nivel o por encima del mismo‖. De ello surge la noción
de que el desarrollo sustentable implica racionalidad y criterio en el manejo de un stock de recursos y la
producción de bienes y servicios en un nivel de productividad al menos constante, dentro de la óptica de
igualdad entre generaciones. En el pasado, el capital natural no se consideraba en las actividades
económicas del hombre debido a que éste era superabundante y las operaciones a una escala muy pequeña
no interferían en la libre provisión de bienes y servicios naturales. Pero con el crecimiento de la escala
humana y sus actividades, el capital natural se transformó en un factor limitante o escaso.
397
Comisión Mundial del Medioambiente (1988).
459 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En efecto, cuando se compra tierra productiva, el precio de ésta refleja una promesa de renta.
Cuánto más fértil y cercana al mercado se encuentra, mayor será esa promesa de renta y, por lo
tanto, mayor será el precio que los inversores estarán dispuestos a pagar. Por otra parte, el
dinero que se desembolsa para adquirir una superficie con fines productivos puede tener un uso
alternativo, por ejemplo, una colocación bancaria398. En tal caso, al hacer esa adquisición, se
esperará obtener el rendimiento que como mínimo se obtendría colocando ese dinero en su
posible mejor uso alternativo. Esto es, la tasa de interés, será el costo de oportunidad del dinero
invertido en tierra y viceversa, la renta de la tierra será el costo de oportunidad de una inversión
de riesgo similar. Si la tasa de interés real anual es del 5%, cualquiera puede invertir una
cantidad de dinero igual al precio de la tierra, siempre y cuando esa cantidad de dinero colocada
a la tasa de interés vigente en el mercado sea mayor o igual a la renta que lograría si comprase
un campo; es decir, que como mínimo debe darse que:
R ≥V. i
donde:
R = renta de la tierra
V = precio de la tierra
i = tasa real de interés de mercado.
Como la tierra productiva generará una sucesión de rentas a través del tiempo, se puede afirmar
que el precio de la tierra es ―la capitalización de rentas futuras‖. Si anualmente se obtiene una
renta R, al año siguiente ese valor tendrá un costo de oportunidad de R (1+i) y en el año 2 de R
(1+i) (1+i) = R (1+i)2, y así sucesivamente. Esto es la forma de capitalizar rentas actuales para
llevarlas al futuro.
El valor de la tierra en el año n resultaría entonces de la suma de las rentas periódicas que
pueden obtenerse de ésta. Si se suma al final de los n años, las rentas obtenidas serán:
398
Este tipo de colocación se la menciona sólo a título de ejemplo. En todo sistema financiero integrado,
el rendimiento de todos los activos financieros es arbitrado según las condiciones de rentabilidad, riesgo,
plazos y liquidez de cada activo. Para el caso de adquisición de un activo como la tierra, el costo de
oportunidad que se debe tomar debería reunir las siguientes características: ser una tasa de rendimiento
real y no nominal, ya que el valor de la tierra a similitud de cualquier activo, salvo circunstancias
especiales, se ajusta con la inflación; ser una tasa de interés de activos de riesgo similar; ser una tasa
correspondiente a activos poco líquidos; y por último, ser una tasa de interés de largo plazo, y no de corto
plazo.
460 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por el contrario, si se desea calcular el valor de la tierra en el presente, esta será la suma de esas
rentas futuras en el día de hoy (su valor actual), debiéndose ―descontar‖ las rentas futuras según
la relación:
Como se trata de infinitos períodos y los valores son cada vez más pequeños, el resultado es una
progresión geométrica que se resuelve simplificadamente con la conocida fórmula:
Va = R/i
En donde:
Siendo: IT los ingresos totales; CT los costos totales; P el precio del commodity rural, Q la
cantidad producida; w, i: valores de reserva o costo de oportunidad del trabajo y el capital neto
de impuestos t, todo r o todo t que grave la tierra o su renta, y/o todo t que grave la producción
rural, reduce R, es decir, reduce el Valor de la Tierra399.
La imposición que grave a la actividad rural por lo tanto habrá de afectar la renta (R) de manera
que independientemente de cuál o cuáles de los fiscos ejerzan autónomamente su potestad
tributaria en realidad, todos habrán de afectarla.
Es entonces posible que la imposición conjunta de los tres niveles de gobierno (Nacional,
Provincial y Municipal) sobre el valor de la tierra implique una situación de confiscatoriedad
producto de la presión tributaria consolidada, es decir, abarcativa o acumulativa de todos los
impuestos que directa o indirectamente gravan a la tierra o reducen su valor, sea proveniente de
un gravamen justificado en el solo hecho de ejercer el dominio de la tierra como el Impuesto
Inmobiliario Rural o gravámenes sobre los productos o renta que ésta genera, como el Impuesto
a los Ingresos Brutos, las Retenciones, el Impuesto a las Ganancias, etc., todos los tributos
afectan finalmente al valor del inmueble y, por tanto, a un mismo contribuyente de facto:
el propietario de la tierra.
399
Más adelante se encontrará un desarrollo formal de este punto.
461 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
eventos similares); el riesgo que se asume no está referido simplemente a una cuestión de
margen a obtener algo mayor o menor al ―normal‖, puede implicar perder el 100% de lo
invertido o por el contrario obtener una muy buena renta400.
Si la explotación agropecuaria, por tanto, implica asumir riesgos superiores a otras actividades,
habrá de justificar una tasa de corte superior a la tasa marginal de rendimiento de la inversión de
tal tipo de actividades. La diferencia estará explicada por el costo diferencial de dicho riesgo.
El conocido economista Joseph Alois Schumpeter se destacó por sus investigaciones sobre el
ciclo económico y, muy especialmente, por sus teorías sobre la importancia vital del empresario
en los negocios, subrayando su papel para estimular la inversión y la innovación, determinantes
del aumento y/o la disminución de la prosperidad. La obra Theory of Economic Development
(―Teoría del crecimiento económico‖) de 1911, recoge su teoría del ―espíritu emprendedor‖
(entrepreneurship), derivada de los empresarios que crean innovaciones técnicas y financieras
en un medio competitivo en el que deben asumir altos y continuos riesgos, con beneficios que
no siempre se mantienen. Todos estos elementos intervienen para generar un crecimiento
económico irregular. En la concepción de Schumpeter, el sistema tributario que implemente un
gobierno puede llegar a coartar tal espíritu emprendedor, si al empresario que asume altos
riesgos no se le permite apropiar las ganancias extraordinarias en la alternativa de éxito.
c) habrá reducido el valor de la tierra absorbiendo una parte de la renta —dado que en el
largo plazo el factor variable capital deberá ser remunerado de todas maneras a su valor de
reserva o costo de oportunidad— al punto de correr el riesgo de su confiscación o expropiación
indirecta, pues en un extremo de la imposición, la tierra en ausencia de ―renta privada‖ (aún
con presencia de ―renta social‖ positiva) tendría valor cero para su propietario.
En otro orden, cabe remarcar lo explicado ya respecto a que el cálculo del flujo financiero
determinante del probable resultado económico de la inversión, responde a una percepción
400
Ciertamente, no solamente el sector agropecuario resulta una actividad de riesgo diferencial importante
respecto a una gran cantidad de actividades económicas; existen asimismo actividades de alto riesgo,
como la exploración y explotación de petróleo o de hidrocarburos en general y otras de muy larga
maduración, como la telefonía por cables o la red de suministro de agua potable, que implican asumir
costos hundidos importantes y riesgos específicos altos, como la volatilidad de los precios de mercado o
el estar sujetos en mayor medida al comportamiento cambiante de los gobiernos de turno modificando las
reglas de juego originales y la consecuente economía de los contratos (riesgo soberano diferencial).
401
Ha sido bastante usual observar que ante la eventual situación de desastre natural, los gobiernos suelen
mitigar la pérdida solamente en los casos extremos, mediante el expediente de postergar el cobro de
impuestos o eventualmente reducir momentáneamente la presión tributaria ejercida sobre el sector y muy
escasamente con compensaciones por las pérdidas (subsidios). Esto significa que los gobiernos
usualmente suelen intentar socializar la renta de la tierra cuando ésta es positiva o altamente positiva, pero
suelen socializar muy poco o nada las pérdidas cuando éstas ocurren.
462 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
anticipada de lo que el inversor o propietario del campo espera habrán de ser los precios
presentes y los futuros, tanto de productos como de insumos y demás costos (entre ellos el
impositivo). En el sector agropecuario este cálculo es tremendamente complejo dado que, como
se mencionara, el ciclo productivo opera por lapsos de tiempo relativamente extensos, de meses
—como en la agricultura— o inclusive de años —como en la actividad pecuaria—, por lo que
los valores de la tierra están sujetos al resultado final del juego de las ―expectativas‖ —tanto de
los propietarios como de los posibles demandantes de tierra (sean estos arrendatarios o
eventuales compradores)— computando valores presentes y estimando probables valores
futuros de productos e insumos de la producción.
Como la renta es una ganancia residual por sobre el beneficio normal de la inversión en el sector
agropecuario, y no obstante la justificación económica explicada previamente, ha existido en la
Argentina una larga historia de políticas gubernamentales dirigidas a generar una presión
tributaria mucho más fuerte sobre el sector agropecuario que sobre el resto de las actividades
económicas. En cierta medida, detrás de tal tipo de política subyace una corriente de opinión
alimentada por razones de tipo ideológicas, como la de considerar a la tierra como un
patrimonio social, como ya se citara. En base a esa concepción, con frecuencia los gobiernos
han intentado regular la forma en que dicha renta se distribuye al interior de la sociedad. Pero
esa concepción conflictúa no solamente con el daño que se puede inferir al desarrollo o
crecimiento de la actividad —básicamente, hacer no redituable el uso de tierras marginales en
sentido extensivo e intensivo según las formas o características que adopten los gravámenes—
sino con otro de los principios básicos vigente en los países capitalistas: el reconocimiento de la
propiedad privada del recurso402.
Desde políticas de reforma agraria, hasta distintos tipos de gravámenes que recaen sobre la
tierra, existe y ha existido una amplia gama de instrumentos que tienden a absorber total o
parcialmente los excedentes generados a través de la renta para redistribuirlos.
aludida renta diferencial. El punto relevante aquí es definir cuales serán los precios de equilibrio
de largo plazo que se utilizarán para estimar el margen normal. Decididamente no podrían ser
simplemente las estimaciones de márgenes que suelen publicar los entes dedicados al cálculo de
los mismos para una campaña al momento de efectuarse su medición403.
2) ¿Por qué no gravar las mejoras? Los efectos de los factores variables y el cambio
tecnológico en el rendimiento de la tierra y los incentivos económicos
En otro orden, a los fines de minimizar los efectos distorsivos en la imposición a la tierra, se
debería evitar toda posibilidad de afectar las decisiones marginales de los productores e
inversores. De allí que el componente ―mejoras‖ como base de la valuación para el cálculo del
impuesto no resulte recomendable.
Las mejoras elevan el rendimiento natural de la tierra y ellas son de dos tipos: las ordinarias y
las extraordinarias. Las primeras son las inversiones complementarias que todo productor debe
encarar para hacer posible la utilización de la tierra, como alambradas, galpones, aguadas,
comederos, silos, etc. Las extraordinarias son las que modifican las características originales del
suelo; inversiones que modifican cursos de agua, nivelaciones del terreno, tecnologías de diseño
de maquinaria agrícola que cuiden la preservación del suelo, sistemas de riego, inversión en
biogenética, etc.
Si los edificios y/o instalaciones productivas son gravadas, los contribuyentes son disuadidos
para encarar actividades constructivas y beneficiosas socialmente, y las empresas y la eficiencia
económica son penalizadas debido a la carga excedente de la imposición.
Este tipo de distorsión o carga excedente no se presenta en el caso del impuesto a la tierra libre
de mejoras (ITLM) que se paga independientemente de la forma en que la tierra se utiliza
realmente. Como la oferta de tierra es inelástica, los alquileres del mercado de tierras
dependerán de lo que los inquilinos estén dispuestos a pagar, más que de los gastos de los
propietarios, y finalmente el ITLM no se puede trasladar a los inquilinos404.
403
El impuesto a la tierra no debería confundirse con un impuesto a las ganancias potenciales o presuntas
de corto plazo. Las ganancias periódicas son gravadas por el Impuesto a las Ganancias, que gravan los
resultados económicos de todo tipo de actividad para cada ejercicio fiscal (anual). En la experiencia
argentina, ésta fue la confusión que se introdujera con el ITAEA y luego con el frustrado intento del
Impuesto a la Renta Normal Potencial.
404
Adam Smith, en La Riqueza de las Naciones, Libro V, capítulo 2, Parte 2, el artículo I: Impuestos a la
Renta de las Casas, expresa: ―Ground-rents are a still more proper subject of taxation than the rent of
houses. A tax upon ground-rents would not raise the rents of houses. It would fall altogether upon the
owner of the ground-rent, who acts always as a monopolist, and exacts the greatest rent which can be got
for the use of his ground. More or less can be got for it according as the competitors happen to be richer
or poorer, or can afford to gratify their fancy for a particular spot of ground at a greater or smaller
expense. In every country the greatest number of rich competitors is in the capital, and it is there
accordingly that the highest ground-rents are always to be found. As the wealth of those competitors
would in no respect be increased by a tax upon ground-rents, they would not probably be disposed to pay
more for the use of the ground. Whether the tax was to be advanced by the inhabitant, or by the owner of
the ground, would be of little importance. The more the inhabitant was obliged to pay for the tax, the less
he would incline to pay for the ground; so that the final payment of the tax would fall altogether upon the
owner of the ground-rent.‖
Traducción: ―El impuesto a la renta del suelo es más apropiado que un impuesto sobre la renta o alquiler
de las viviendas. Un impuesto a la renta del suelo no aumenta el alquiler de las viviendas. Recaerá
totalmente sobre los propietarios de la tierra, quienes actúan siempre como un monopolista, cobrando la
mayor renta posible por el uso de su suelo. Más o menos se lograría la misma renta se trate de
competidores ricos o pobres, o que puedan solventar el darse el lujo de satisfacer su fantasía por un predio
particular con un mayor o menor gasto. En todos los países el mayor número de competidores ricos
residen en la capital, y es allí en consecuencia donde se encuentran los alquileres más altos. Como la
riqueza de tales competidores de ninguna manera se incrementará por un impuesto a la renta del suelo,
464 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El único efecto directo del ITLM que operará sobre los precios será la reducción en el precio de
mercado de la tierra. Dicho de otro modo, el ITLM, si se aplica correctamente, no va a disuadir
a la producción, distorsionar los mecanismos de mercado o, de algún modo, generar pérdidas
por peso muerto del impuesto como provocan otros impuestos (ver Figura 3).
La teoría económica anticipa una correlación positiva entre una mayor eficiencia del mercado
con el uso del ITLM a expensas de los impuestos sobre la propiedad, y ello se ha podido
observar en la práctica405.
Figura 3
Lo previo no puede descuidar que el ITLM no podría gravar nada sin la existencia de una renta
diferencial (beneficio excedente luego de la retribución a los factores variables trabajo y
capital). Ello significa que la existencia del ITLM implica la existencia de una renta social
positiva, o lo que es lo mismo, que el ingreso de la actividad supere al costo total (break-even
point), que incluye el pago a los factores variables trabajo y capital. Como se observa en la
Figura 3, la carga del ITLM recae totalmente sobre el propietario de la tierra y no hay pérdida
por carga excedente o peso muerto del impuesto (el impuesto no afecta el nivel óptimo de
explotación del suelo, bajo el supuesto básico de haberse alcanzado el break-even point o
retribución de los factores variables trabajo y capital)406.
Otra forma alternativa de explicar el punto referido a los efectos sobre el nivel de explotación de
la tierra o nivel de la producción agropecuaria, es utilizar los diagramas presentados
previamente en el punto 10.4.
Finalmente, la Figura 4 nos recuerda sobre la pérdida del excedente del productor rural luego
del impuesto a la producción que incluye el peso muerto o carga excedente del impuesto (sea
un impuesto del tipo IIB o las Retenciones)407.
ellos no estarían probablemente dispuestos a pagar más por el uso del suelo. Que el impuesto resulte
pagado por el habitante (se refiere al inquilino o arrendatario), o por el propietario de la tierra, es de poca
importancia. Cuanto más el habitante del predio fuera obligado a pagar el impuesto, menos estará
dispuesto a pagar por el suelo, de modo que el pago final del impuesto incidiría totalmente en el
propietario de la tierra en alquiler‖.
405
McCluskey & Franzsen (2005). También, Smith, J. J. (2001).
406
Al tratar el punto (f) se encontrará mayor detalle sobre el sentido económico de la Figura 3.
407
Para extensiones volver al Capítulo 8.
465 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 4
EFECTO DE UN IMPUESTO A LA PRODUCCIÓN (IIB O RETENCIONES)
Entonces, en tal escenario, se puede deducir cuál es el efecto económico de introducir las
retenciones a las exportaciones o el gravar la producción con el IIB, impuesto que no admite
ajuste en frontera como en el IVA408.
Si el Gobierno introduce una retención a las exportaciones del sector, entonces la quita o ajuste
pertinente en Aduana implica una reducción del precio interno o doméstico al nivel P 1. Este
menor precio y la existencia de costos crecientes desincentiva la producción del sector
agropecuario, induciendo una reducción de la misma al nivel q2. Contrariamente, el menor
precio interno incentiva a un aumento de la demanda doméstica de los productos del sector,
llevándola a q3. Como consecuencia combinada de la reducción de la producción y el aumento
de la demanda doméstica, el saldo exportable se reduce a (q2 – q3). El Gobierno obtiene la
pertinente recaudación en Aduana, equivalente al saldo exportable (q2 – q3) por el diferencial del
precio provocado con la retención (P0 – P1), es decir, el área marcada DCBF. En equilibrio
parcial, como se observa, el efecto sobre el bienestar de los propietarios de los factores
empleados en el sector agropecuario (terratenientes, empresarios y trabajadores rurales) por
causa de las retenciones, resulta negativo; sea por menor renta (propietario) o por menor nivel
de empleo en el sector (para trabajadores y capitalistas). La reducción del bienestar en términos
monetarios debido a las retenciones supera a lo recaudado por el Gobierno en concepto de
retenciones; la pérdida equivale al trapezoide que se observa en la figura, marcado por las letras
P0ABP1. Esta pérdida de bienestar que no puede ser trasladada hacia delante, puede
descomponerse en el área DCBF correspondiente a lo recaudado por el Gobierno en concepto de
retenciones, más el área de mejora en el bienestar de los demandantes domésticos debido a las
retenciones P0EFP1 y más los triángulos EDF y ABC que reflejan las cargas excedentes.
408
Enseguida volvemos sobre la incidencia del IVA.
466 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
permite con parte de su rendimiento financiar el costo del ―subsidio a la demanda doméstica‖
del bien P0DFP1409.
Una aclaración importante es resaltar que los efectos económicos o incidencia de las retenciones
puede asimismo lograrse mediante otro instrumento de política pública: las cuotas o
restricciones cuantitativas a las exportaciones. En el Capítulo 8 podrá encontrarse un desarrollo
diagramático y formal explicativo de estas equivalencias.
La reducción de precios indicada supone una caída en el valor agregado del Sector, pero el
diagrama naturalmente no especifica qué componente en particular de ese valor agregado será el
afectado. Si se repasa lo sugerido por el teorema Stolper-Samuelson410 y se modifican sus
supuestos a un escenario más acorde con economías como la de Argentina y adaptables a las
características de la función de producción agropecuaria —esencialmente, considerar que la
oferta del factor capital es infinitamente elástica (no fija), la oferta del factor trabajo
relativamente elástica, y la oferta de tierra perfectamente inelástica o fija— el resultado indicado
podrá demostrarse muy sencillamente e implicará probables caídas en el salario de los
trabajadores rurales que denoten una reducida movilidad regional, y esencialmente caídas en el
valor de la tierra, por efecto amortización de los impuestos que gravan al sector411.
Con referencia a la incidencia del IVA, se ha demostrado ya que en el caso de los commodities,
la carga real habrá de ser soportada por los demandantes domésticos. Ello se da porque ―las
importaciones de todo bien exportable son también gravadas por el IVA‖, ya que la modalidad
de este impuesto corresponde al ―IVA Destino‖ (modalidad aplicada en la mayoría de las
legislaciones del mundo, incluyendo Argentina, acorde con los acuerdos de la OMC). De
manera que, conceptualmente, gravar con IVA las importaciones, resulta equivalente a
establecer un arancel de importación. En rigor, el valor agregado de un bien producido en el
exterior es esencialmente la base tributaria de todo arancel. El consumidor o demandante
doméstico no escapará de ser el incidido por la carga del gravamen. Se sugiere al lector
nuevamente volver al Capítulo 8 para aclaraciones sobre este punto.
Volviendo ahora al caso del ITLM, se ha argumentado que la necesidad de pagar el ITLM
alienta a los propietarios a evitar mantener tierras ociosas y/o mal o reducidamente utilizadas, o
bien dar lugar a que otros individuos la exploten productivamente. Se argumenta que, debido a
que el ITLM disuade la tenencia de la tierra especulativa, las tierras muy demandadas del
interior de las ciudades al ser reasignadas a usos no productivos, reducirán la presión para
409
La reducción del precio, consecuencia de las retenciones, es equivalente a generar un costo adicional al
valor de producción del sector, que ve reducido su excedente total en la proporción que fija la alícuota de
la retención. La ausencia de cómputo del impuesto-subsidio es mucho más importante en este caso que en
el tradicional ―gasto tributario‖, que mide el monto de un impuesto no cobrado y un subsidio no
registrado presupuestariamente referido al mismo contribuyente-subsidiado. Aquí ―el impuesto se paga‖ y
el ―subsidio se cobra‖ vía mercado, en tanto quien soporta la carga del impuesto no es el mismo sujeto
que se beneficia con el subsidio. Remitimos al lector al Capítulo 8 para aclaraciones sobre este punto.
410
Este teorema sugiere que en el caso de gravar la venta de un bien en cuya producción se utilizan
tecnologías intensivas en capital, dado el supuesto de oferta fija del factor en el modelo, el resultado de
la porción del impuesto no trasladado hacia delante (en el caso de un bien exportable dicha traslación será
nula), reducirá la retribución del capital para lograr pleno empleo del mismo, es decir, el factor deberá
absorber la carga del gravamen.
411
Ver punto (e) más adelante para un tratamiento formal de esta incidencia tributaria.
467 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
construir sobre los espacios verdes disponibles y disminuirán así la expansión urbana
(conurbanos). Por ejemplo, en Harrisburg, Pennsylvania, se grava la tierra a un nivel seis veces
mayor que sobre las mejoras desde 1975, y esta política ha permitido una mayor ocupación de
estructuras disponibles en el centro de la ciudad. ITLM resulta así ser un impuesto ecológico ya
que aparentemente desalienta la subutilización de lugares disponibles en la ciudad, que
constituye un recurso natural finito412.
Adicionalmente, se ha sugerido como otra virtud del ITLM —a diferencia de los que gravan la
producción— que el impuesto a la tierra reduce la especulación y el aliento a las burbujas
inmobiliarias que atraen ahorros hacia actividades de búsqueda de rentas en lugar de inversiones
productivas. Al reducir el elemento especulativo en los precios de la tierra, dejando más dinero
para la inversión de capital productivo contribuye al logro de una economía más estable413.
En conclusión sobre este apartado, la teoría económica asegura como conveniente evitar gravar
mejoras e inversiones, como asimismo la producción generada por el sector con el uso de la
tierra, y esta sugerencia no implica asumir pérdidas de recaudación pues, si de eso se trata, la
solución habrá de ser el graduar el nivel de la alícuota a aplicar sobre el valor de la tierra libre
de mejoras. Sin embargo, respecto de la base imponible del ITLM, ésta no debiera seguir de
cerca el valor venal de la tierra y/o la volatilidad de los resultados económicos coyunturales del
rendimiento del suelo. Esto permitirá evitar el riesgo de confiscar la renta de largo plazo. La
existencia de una renta privada positiva estable o de largo plazo, asegura que el resultado
económico de la producción agropecuaria habrá de permitir remunerar sin dificultad a los
factores variables trabajo y capital, a los precios relativos o retribuciones normales que
determinen los mercados, sin provocar volatilidad en el valor de los inmuebles y las actividades
financieras respaldadas por estos activos.
412
Mills (1981); Bentick (1979); Di Masi (1987).
413
Wetzel (2004).
414
Smith (2000).
415
Paradójicamente, y particularmente en países como Argentina, los mismos gobiernos advertirán en sus
finanzas parte de la externalidad pecuniaria negativa, al resultar perjudicados por una actitud depredatoria
ejercida con una presión fiscal desmedida sobre la producción (curva de Laffer). Para un estudio empírico
que mide el aporte tributario de la cadena agroindustrial (CAI) registrado en nuestro país durante la
última década, ver Porto, Piffano y Di Gresia (2007). Para estimaciones de la presión tributaria sobre el
468 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El razonamiento expuesto justifica entonces el imputar un valor monetario al uso racional del
suelo y que la sociedad costee de alguna manera el mantenimiento de su fertilidad evitando su
agotamiento, de manera que la rentabilidad privada de la tierra resulte compatible con la social.
Recurriendo a la tendencia mundial sobre este tema, se advierte que es cada vez más reconocido
que la actividad agropecuaria además de producir granos, carne, leche, puede producir
importantes ―servicios ambientales‖, esto es, una serie de bienes que resultan esenciales para un
desarrollo sustentable no sólo del propio campo donde esa actividad se desarrolla, sino inclusive
también de la región, del país, y del mundo.
Leemos en el trabajo de FAO416, que existen ―tres categorías de problemas ambientales en los
que la agricultura tiene una importante función que desempeñar: el cambio climático, la
degradación del agua (la contaminación y el agotamiento) y la pérdida de la biodiversidad.
Estos tres ámbitos ya han experimentado un aumento de los programas de pago a productores
agrícolas para mejorar el suministro de servicios ambientales. Se paga a los agricultores por
retener carbono y, de esta forma, mitigar el cambio climático, mejorar la gestión de las cuencas
hidrográficas (y por consiguiente, el flujo y calidad del agua) y conservar la biodiversidad.‖
―…Existen también, por supuesto, otros servicios de ecosistemas para cuya gestión la
agricultura desempeña una función fundamental, como es el caso de la formación del suelo o los
ciclos de nutrientes, que son esenciales para mantener la fertilidad del suelo e invertir el proceso
de degradación de la tierra‖.
¿Por qué hay que hacer a los agricultores pagos por servicios ambientales (PSA)?
Fundamentalmente porque no hay mercados donde los agricultores puedan vender esos
servicios y obtener con ello ingresos. Recurramos de nuevo a FAO417: ―para los productos y los
servicios comercializados, los precios de mercado indican el valor por el que compradores y
vendedores acuerdan el intercambio. Sin embargo, para muchos servicios ambientales no
existen precios de mercado y, en consecuencia, resulta difícil cuantificar su importancia y
estimar su valor. Falta información suficiente que tenga en cuenta el proceso subyacente que
generan los servicios ambientales y sus consecuencias para el bienestar humano. En muchos
casos, los beneficios pueden ser inciertos y, si acaso, producirse únicamente en el futuro‖.
¿Cuál es la principal fuente de financiamiento de los PSA? Recurramos por última vez a
FAO418: ―la financiación pública de la agricultura es la fuente de financiación más frecuente
para los programas PSA‖.
sector agropecuario, ver estimaciones de Piffano y D‘Amore (2007) y las estimaciones mediante
microsimulaciones, comentadas luego.
416
FAO (2008), pág. 13.
417
Ídem, pág. 38.
418
Ídem, pág.40.
469 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Creemos que el impuesto inmobiliario rural puede ser un instrumento ideal para introducir en el
país los PSA. ¿Cómo? A través de reducciones o exenciones en el impuesto a pagar. Es
indudable que el diseño de esta eventual característica del impuesto requerirá una cuidadosa
elaboración que, por supuesto, está fuera del alcance de este trabajo.
Por otro lado, desde el punto de vista de los objetivos sociales, se ha sostenido la necesidad de
que las zonas rurales preserven asimismo el asentamiento poblacional. Respecto a este objetivo
en particular, queremos citar la posibilidad de utilizar al futuro IIR para consideraciones de
desarrollo sustentable y también de asentamiento de la población rural. Es conocido en el sector
rural argentino el proceso de despoblamiento rural de las últimas décadas. Es conocido también
cómo, por ejemplo, la Unión Europea destina fuertes subsidios a la agricultura con el objetivo
principal de mantener en el campo a los productores rurales. Parece entonces razonable que en
nuestro país se puedan utilizar exenciones o reducciones en los montos a pagar en concepto del
impuesto inmobiliario para alentar aquellas situaciones donde los productores residen en el
propio campo.
Como comentamos antes, en cuanto la posibilidad del párrafo anterior se concretara, lo sería
abrumadoramente con relación a propietarios o productores pequeños y medianos y, por lo
tanto, ello significaría introducir en la estructura del impuesto un elemento de progresividad
distributiva, que tendría además positivas motivaciones extra-tributarias (en el sentido
―fiscalista‖) y extra-distributivas.
Finalmente, dentro del componente ―mejoras‖ que modifican el valor de mercado de los
inmuebles rurales, no solamente están los ligados a las instalaciones normales requeridas para la
explotación agropecuaria —mejoras ordinarias y extraordinarias— sino también los inmuebles,
destinados a vivienda propia y parques construidos dentro de los predios. Usualmente los
gobiernos suelen considerar la necesidad de gravar tales viviendas no solamente por razones
puramente fiscales (rendimiento tributario), sino inclusive de equidad en el diseño del sistema
tributario. Vale decir, que al componente impositivo a la tierra libre de mejoras se agregaría el
componente de la imposición patrimonial.
En tal caso, no sería conveniente tratar a ambos componentes del valor de un predio en forma
agregada, sino separadamente. En los apartados siguientes, se presenta una revisión de las
experiencias sobre imposición a la tierra en el mundo y la historia de las políticas tributarias
registradas en nuestro país, con especial referencia a la Provincia de Buenos Aires. En la gran
mayoría de las experiencias, tal tipo de diferenciación ha sido tenida en cuenta.
(e) Sobre el efecto no distorsivo del ITLM, la movilidad de los factores variables, el valor
de la tierra, su explotación y el asentamiento de la población rural en un modelo de
economía abierta regional419
El análisis de la incidencia diferencial del impuesto que grava la tierra libre de mejoras, respecto
a los impuestos que gravan el empleo de los factores variables (trabajo y capital) o que gravan el
419
Extraído de Piffano, H. (2005, Nota 7).
470 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Supóngase que en la Provincia de Buenos Aires (PBA) se ejerce una presión tributaria sobre los
factores de la producción variables superior respecto al ejercido en el resto de las provincias420.
Percibida la diferencia por los mercados, en el corto plazo los márgenes netos de impuestos que
generarían las explotaciones agropecuarias en la PBA resultarían —nuevamente ceteris
paribus— menores al del resto de provincias. Si las reasignaciones de capital y las migraciones
de trabajadores funcionan de acuerdo a los estímulos económicos, parte de los capitales y
trabajadores migrarán a las regiones de menor presión tributaria atraídos por la reducción de
costos y el pertinente mayor rendimiento después de impuestos del capital y la existencia de
oportunidades de trabajo que encontrarían un aumento relativo de los salarios medios. En el
resto de provincias, consecuentemente, se observará un aumento de la explotación o uso
extensivo e intensivo de la tierra y en la PBA una reducción de la misma. Ahora bien, en el
largo plazo, el mayor margen neto de impuestos de las explotaciones agropecuarios del resto de
las provincias finalmente se habrán de capitalizar en el valor de la tierra, al tiempo que se
observará un encarecimiento de los bienes privados domésticos complementarios a las
decisiones de inversión y de residencia de los trabajadores, de forma que las diferencias en los
rendimientos medios del capital y de los salarios reales entre regiones (las correspondientes a las
regiones menos gravadas y los correspondientes a la PBA) irán poco a poco desapareciendo421.
En la PBA, el efecto inicial o de corto plazo podría ser el de un menor nivel de explotación
intensiva de la tierra, pero la amortización (efecto capitalización) de la mayor presión tributaria
diferencial implicará una reducción del valor de la tierra, y provocará finalmente —ceteris
paribus— que el uso intensivo se iguale al resto de las provincias422.
420
Los estudios sobre federalismo fiscal aplicados en nuestro país indican una evolución de la presión
tributaria regional neta de transferencias federales en la Provincia de Buenos Aires mayor que en el resto
de las jurisdicciones, como consecuencia de la manera en que fuera evolucionando el sistema de
transferencias federales del régimen de coparticipación federal de impuestos y de otras fuentes.
421
Es decir, los rendimientos medios del capital y los salarios reales de largo plazo no podrían ser
diferentes entre regiones, asumiendo perfecta movilidad de ambos factores y regiones actuando
competitivamente (tomadoras de precios) en la economía nacional.
422
El ajuste será una menor renta diferencial del propietario-productor agropecuario de su propia tierra o
un menor alquiler a obtener por su arrendamiento.
471 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
son de pendiente normal y la oferta de Tierra es fija (T ≡ T*). Los gobiernos (nacional y
provinciales) financian el gasto consolidado con un impuesto sobre los factores de tasa uniforme
dentro de cada jurisdicción tj por unidad de cada factor, que se habrá de suponer no resultar
iguales en cada jurisdicción provincial por lo acotado anteriormente.
La asignación de los factores de oferta variable Lj y Kj en cada jurisdicción j habrá de respetar
las condiciones de primer orden:
Donde wj y θj son las retribuciones netas (valores de reserva) de los factores Lj y Kj, y las
sumas (wj + tj) y (θj + tj) los costos factoriales brutos de impuesto, respectivamente.
Dado que el factor tierra es fijo (Tj*), la función de producción se puede expresar como el
producto de los factores Lj y Kj por unidad de factor tierra, es decir,
lj = Lj/ Tj*
kj = Kj/ Tj*
Entonces:
Si el precio del producto regional se supone constante y se adopta como numéraire, las
condiciones de primer orden exigen:
(1) f´lj = wj + tj
(2) f´kj = θj + tj
Asumiendo que las provincias son pequeñas respecto al tamaño de la economía, ellas se
comportarán como competidoras (tomadoras de precios) con respecto a las retribuciones de los
factores móviles, es decir,
wj = w*; θj = θ*
Luego, los valores de lj y kj, dependerán de tj en las expresiones (1), (2) y (3). Ahora bien,
diferenciando la (1) y la (2) ante cambios en tj:
es decir,
f″lj . (∂lj/∂tj) = 0 + 1 = 1
f″kj . (∂kj/∂tj) = 0 + 1 = 1
o sea,
pues ∂lj/∂tj < 0; (∂k/∂tj) < 0. Lo que significa que Lj y Kj se moverán hacia otras jurisdicciones
si tj aumenta o inmigrarán a la jurisdicción si tj disminuye. En efecto, si por ejemplo tj
disminuye, dado que w* y θ* son constantes, baja el costo marginal de ambos factores (dado
que tj1 < tj0) y consecuentemente sus dotaciones aumentan en la jurisdicción. El cambio descrito
se observa en las Figuras 5 (a) y 5 (b):
Por lo tanto, volviendo a la expresión (3) y reemplazando en ella los valores del momento 0
(antes de la baja del impuesto) y del momento 1 (después de la baja del impuesto), se deduce
que:
423
(6) Rj1 > Rj0
Dado que el valor de la tierra en la jurisdicción j (Vj) es equivalente al valor actual de su renta,
suponiendo rendimientos constantes a perpetuidad, se tiene que:
(7) Vj = Rj / θ*
Por lo tanto:
O sea, la rebaja del impuesto en j se ha capitalizado en el valor del factor fijo tierra.
423
Una observación de Eusebio Cleto del Rey (UNSa), en oportunidad de desarrollar este modelo para
discutir los efectos económicos de las transferencias federales de nivelación (Piffano, 2004), advierte
sobre la posibilidad de inversión de este resultado, si el aumento del uso de los factores l j y kj, que figuran
con signo negativo en (3), más que compensa la caída de las productividades marginales respectivas, es
decir, dependiendo de si las elasticidades de las curvas indicadas en las Figuras Nº 5a y 5b, son mayores
o menores a uno (en valor absoluto). La respuesta a esta crítica es que el aumento de los niveles absolutos
de los factores variables trabajo y capital pueden llegar a absorber mayor renta o ingreso en la región de
menor presión tributaria, como consecuencia del aumento de la inversión y el empleo. Sin embargo, la
mayor demanda de tierra (factor fijo) generará aumentos de su valor, cuando los factores variables
compitan para radicarse en ella, generando aumentos en el nivel del producto por hectárea de la región
[f(T.) en la (3)] por mayor uso intensivo de la tierra, al reducirse tj por hectárea. El propietario del factor
fijo tierra de esa región obtendrá un incremento de su excedente por el empleo de los factores variables
equivalente a las áreas sombreadas de las Figuras 5 (a) y 5 (b). Ese mayor excedente es el que
precisamente explica el aumento del valor de su tierra.
473 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Un razonamiento similar, pero inverso en los resultados, conduce a sostener que la mayor
presión tributaria en la PBA operará amortizando el diferencial en el valor (menor) de la tierra
en la provincia.
Finalmente, dado que en el largo plazo los factores variables habrán de converger a
retribuciones similares en todas las regiones, el tratamiento diferencial con el fin de lograr el
asentamiento poblacional en el interior del país no habría de lograrse. Posiblemente, el menor
valor de la tierra donde ella se produzca atraerá a los pools de siembra que lograrán maximizar
ingresos allí donde los arrendamientos sean menores. La movilidad entonces no será de la
población de trabajadores sino de los recursos de capital moviéndose a lo largo del territorio
nacional y cuyos propietarios son socios de fideicomisos o sociedades con radicación territorial
indefinida.
(f) El nivel de la presión tributaria sobre el sector rural, el valor de la tierra y el derecho
de propiedad (primera parte)
Una cuestión relevante tanto del ITLM como de cualquier otro impuesto que incida en el valor
de la tierra, es el tema del nivel de la presión tributaria ejercida sobre este recurso,
independientemente de su posible influencia en alentar su explotación por su propietario
individual o por arrendatarios. Sin dudas ha sido acabadamente demostrado que el ITLM no
genera distorsiones pero, al mismo tiempo, reduce el valor de la tierra. La reducción del valor de
la tierra es la otra cara de la misma moneda: la reducción del valor presente neto de la renta de
la tierra. Por lo tanto, dependerá del nivel de presión tributaria que ejerza el ITLM u otros
impuestos que incidan sobre el valor de la tierra —capturando (o incidiendo sobre) una cierta
porción de la renta— que el impuesto se torne finalmente en confiscatorio o no424.
Sin embargo, resulta claro que la discusión sobre el derecho de propiedad privada o pública
finalmente se torna irrelevante, desde el momento que, en cualquiera de los ordenamientos
constitucionales posibles (reconocimiento de la propiedad privada o la propiedad pública), el
Estado finalmente habrá siempre de detentar el ―dominio efectivo‖, aún cuando el meramente
formal o legal figure en cabeza de los individuos-propietarios privados. Ese dominio efectivo
del Estado puede concretarse expropiando la tierra, o bien, ―respetando‖ la propiedad privada
pero gravando la renta de la tierra a niveles exageradamente altos.
424
El desarrollo de este punto sigue lo tratado en Piffano (2009).
474 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es por esa razón que la discusión sobre el tema de la confiscatoriedad, en el caso del ITLM o de
cualquier otro impuesto que afecte el valor de la tierra, se torne altamente relevante, no solo
desde el ángulo económico sino jurídico-político.
Ahora bien, en el caso rural, ¿qué referencias pueden ayudar a delimitar el nivel de la presión
tributaria que pueda denunciarse como confiscatoria? Repasemos las dos aproximaciones: la
aproximación jurídica y la económica.
Vale al caso citar asimismo que este límite del 33% en la presión tributaria es el que tomó
nuestro máximo tribunal en su actual composición en forma expresa, en el conocido fallo
―Vizzoti, Carlos A. C/AMSA S.A. s/despido‖ del 4 de noviembre de 2004, por el que puso un
tope al recorte de la base indemnizatoria en materia de despido que prevé el art. 245 de la Ley
de Contrato de Trabajo. Sin embargo, en el más reciente fallo del 03-07-2009 (fallo C. 866. 42.
Candy S.A. c/ AFIP y otro s/ acción de amparo, con relación al ajuste por inflación de los
balances) la Corte ha puntualizado que el límite admisible de la carga fiscal no es absoluto
sino variable en el tiempo y en las circunstancias (fallos: 314:1293; 322: 3255), y que el
criterio para juzgar la proporción de los impuestos y su racionalidad no puede ser
férreamente uniforme para todos los casos, pues para declarar que un impuesto es
confiscatorio o no, ―...no basta considerar el monto de su tasa sino también otros
fundamentos relativos a la materia imponible, a la oportunidad de su aplicación o a su
repercusión, etc., cuyo estudio incumbe al Congreso dentro de las vallas insalvables de las
garantías constitucionales correspondientes‖ (fallos: 160:247).
Sin embargo, en el mismo orden de ideas, el Tribunal ha afirmado que, en razón de las variables
circunstancias del país —incluso bajo las mismas circunstancias—, la diversa relación de
determinadas especies de impuestos con el bienestar general, derivada de la clase de riqueza o
actividad gravada, o bien, de la vinculación directa o indirecta del contribuyente con el país
donde la riqueza tiene su asiento o la ganancia es obtenida, pueden justificar que la
determinación del límite varíe, en más o en menos. Salvo el supuesto en el que el monto de los
gravámenes comporte prácticamente el aniquilamiento de la propiedad en su substancia o
en cualquiera de sus atributos, el límite no es absoluto sino relativo, variable en el tiempo,
y aun susceptible de diferenciaciones en un mismo tiempo (fallos: 210:1208; ver también
210:855). Cabe recordar, también, que en ciertas materias desde antiguo el Tribunal ha
establecido el 33% como tope de la presión fiscal, tope más allá del cual estaría
comprometida la garantía del art. 17 de la Constitución, pero, según lo señaló, dicho límite
425
Art. 14: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio; a saber: ―de usar y disponer de su propiedad‖. Art. 17: La propiedad es
inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia
fundada en ley...‖ ―La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino.
Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie‖.
475 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
no podía erigirse ―...en un parámetro de rigidez insuperable...‖ (ver considerando 25, del
voto de la mayoría en el caso registrado en fallos: 318:676).
En particular, y sólo a título de ejemplo, corresponde señalar que tal pauta fue mantenida
de manera constante en materia de imposiciones inmobiliarias (fallos: 196:122; 209:114 y
200 ; 210:172 y 310; 220:322; 236:22) y aún así, lo ha sido sobre la base de exigencias muy
precisas para determinar la utilidad sobre la que se calcularía aquella alícuota, como lo
son el hecho de considerar el valor real del inmueble y no su valuación fiscal, o bien, la
capacidad productiva posible o potencial del bien, según una racional explotación de éste
(fallos: 239:157; 314:1293 y sus citas; 322:3255, entre otros); también se acudió a aquella regla
en el caso del impuesto sucesorio (fallos: 234:129; 235:883), del impuesto provincial que
recaía sobre los honorarios devengados en juicio (fallos: 220:699), de la contribución de
mejoras, al aceptarse su constitucionalidad cuando aquélla ―apenas‖ excede del 33% del
valor de la propiedad después de ejecutada la mejora (fallos: 210:351), y más recientemente,
entre otros, al examinar la validez de la tasa creada por la ley 25.085 (fallos: 327:2293), o al
considerar inconstitucional la norma ya citada del derecho laboral, que reduce en más de dicho
porcentaje la base salarial, a los fines de calcular la indemnización por despido sin justa causa
(fallos: 327:3677, considerando 11).
O sea, que cuando el gravamen supera el límite indicado aplicado éste sobre ―el valor real del
activo‖, ―que equivale al valor de la renta privada generada por la tierra‖, se alteraría en su
sustancia el derecho patrimonial que abarca, para el caso concreto del campo, el dominio o
arrendamiento de la tierra y de los bienes que ella produce.
Aún cuando la discusión profunda del tema jurídico escapa naturalmente al alcance de este
trabajo —reconociendo el autor su debilidad profesional en este terreno— no querríamos dejar
de señalar cierta probable contradicción en la jurisprudencia de la Corte cuando ésta sostiene
que la Justicia no puede ―hacer política‖. ¿En base a qué argumento habrá de medir la
―razonabilidad‖ de la imposición y fijar si la misma es violatoria de la propiedad o no, sin
―hacer política‖, de hecho? El tema no se habrá de resolver argumentando que el problema
planteado a juicio es muy complicado, al depender de cómo se definan la política comercial, la
política cambiaria, las necesidades de bienes públicos, etc. Los juicios por más complicados que
sean deberán de alguna ser resueltos por los jueces cuando se planteen en esa instancia.
Pareciera ser que el problema de la Justicia, al menos en años recientes en nuestro país, ha sido
el esgrimir una muy cuidadosa actitud en evitar ―hacer política‖ o de ―no judicializar las
cuestiones políticas‖, bajo el argumento de que las políticas las fija el Congreso. De allí aquello
de no judicializar, por ejemplo, las protestas callejeras o el reclamo (en todo caso ―legitimado‖)
de un pueblo cortando rutas, etc. Pareciera que la Justicia descuida reconocer que representa una
426
Art. 28. Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser
alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio.
476 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
institución cuya existencia responde al régimen republicano de gobierno; que por tanto
constituye ―un poder‖ y, consecuentemente, forma parte también del Gobierno, debiendo tomar
decisiones políticas necesariamente cuando se viola la Constitución. En el caso que nos ocupa,
ello es así porque la justificación de la existencia de un impuesto no depende exclusivamente de
lo que opine el Congreso, por más buena, apropiada, oportuna y bien intencionada que desde el
punto de vista económico y social resulte la ley tributaria —avalada inclusive por la opinión de
economistas con antecedentes de Premio Nobel— simplemente por lo establecido en el citado
Art. 28 de la Constitución427. Generar una sugerencia que pueda ayudar a los jueces para la
definición de ese límite constitucional de ―la razonabilidad de la imposición‖, cualquiera fuera
la política que decida el Congreso, es a lo que apunta a contribuir este punto del estudio.
En el tema que nos ocupa, del análisis de la jurisprudencia resulta claro que poco o nada se ha
discutido el tema de la posible confiscatoriedad producto de la presión tributaria consolidada,
es decir, abarcativa o acumulativa de todos los impuestos que directa o indirectamente gravan a
la tierra o afectan su valor, sea proveniente de un gravamen justificado en el solo hecho de
ejercer el dominio de la tierra como el Impuesto Inmobiliario Rural o gravámenes sobre los
productos o renta que ésta genera, como el Impuesto a los Ingresos Brutos, las Retenciones, el
Impuesto a las Ganancias, etc. No interesa en este sentido si se trata de un impuesto real
aplicado sobre la propiedad rural (como el Inmobiliario o Ganancias de Sociedades) o personal
(como Ganancias de Personas Físicas) que afectan a la actividad rural; ambos afectan
finalmente a un mismo contribuyente de facto como se explicara: el propietario de la
tierra. Porque de todas maneras, todo impuesto que grave la actividad desarrollada con el uso
de la tierra como factor dominante de la función de producción, terminará afectando la
retribución residual del factor tierra (la renta), por el efecto capitalización o amortización del
impuesto. A través de las Figuras 6 (a) y 6 (b) que se muestran a continuación, se intenta
explicar este aspecto relevante del estudio428.
En la abscisa, tanto de la Figura 6 (a) como de la 6 (b), se miden las hectáreas de tierra de
determinada calidad (o rendimiento) y Q* la cantidad de hectáreas disponibles o tamaño del
predio. En la ordenada se mide el valor de la productividad marginal de la tierra (demanda
derivada de tierra), cuya pendiente negativa da cuenta de la existencia de rendimientos
marginales decrecientes en la explotación de la tierra429.
427
La justificación de una ley tributaria no puede basarse solamente en razones de eficiencia económica
(pérdidas/ganancias de bienestar por desaliento/aliento a la actividad gravada no compensadas con las
mejoras/desmejoras generadas en el resto de la economía) y/o en razones de equidad distributiva (la
redistribución como bien público o bien meritorio). Sobre este último aspecto en particular, se sugiere
Bour, E. (2008, 2009), capítulo XV. No obstante las justificaciones que la literatura ha podido reconocer
para gravar a la tierra (ver por ejemplo, Stiglitz, 1987), lo que el diseño de la política económica enfrenta
es un típico problema de optimización condicionada —que obliga a intentar lograr un ―segundo mejor‖—
y en el que la restricción operante habrá de ser ―la confiscatoriedad del gravamen‖, no importando cuál
pueda ser la función objetivo a optimizar.
428
El desarrollo diagramático de este punto se corresponde con el formal presentado en el punto anterior.
429
Este supuesto no es crucial para el análisis económico aquí planteado; podría suponerse la existencia
de rendimientos constantes, en cuyo caso la curva de demanda derivada de la tierra sería plana al eje de
abscisas, indicando la no existencia de beneficios intramarginales para el capitalista o demandante de
tierra. Desde el ángulo tanto económico como jurídico sin embargo, habrá que aclarar algo más respecto a
las mejoras; lo haremos cuando se analice el tema del benchmark para fijar el valor de la tierra.
477 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 6 (a)
Figura 6 (b)
La integral de la curva de demanda en el intervalo 0-Q* expresa por tanto el valor social bruto
de la explotación de la tierra disponible, que se reparte entre el ―excedente‖ que apropia el
capitalista y la ―renta social‖ imputable al uso del recurso tierra (el área por debajo de la línea
que indica el precio de la hectárea de tierra antes de impuestos). El ITLM incide en el
propietario de la tierra (implica ―amortización‖ instantánea del gravamen, independientemente
de si el campo se alquila o se explota por administración). El nivel o altura de la curva de
demanda derivada de tierra dependerá del tipo o calidad de suelo; a mejor calidad, mayor altura
respecto a la abscisa. Una mayor altura de la curva de un predio respecto a otro, estará así
indicando la existencia de una renta diferencial por fertilidad o ubicación del primero respecto
del segundo (por tanto de menor aptitud). Puede deberse asimismo al efecto de una mayor
inversión en mejoras (métodos de labranza, fertilización, etc.), que aumentan el beneficio de la
explotación rural generando en el predio una renta diferencial por margen intensivo. Ligado a
esto, se supone que la tecnología empleada en la explotación del predio rural corresponde a la
tecnología de punta según el estado de las artes430.
430
Este supuesto permitiría dar garantías a los jueces de que la renta imputable al predio es la
correspondiente al concepto de ―renta potencial‖, es decir, la que realmente se podría obtener de obrar
productivamente o ―con diligencia‖ en el uso de la tierra. Remitimos al lector a las citas de la
jurisprudencia de la SCJ.
478 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La Figura 6 (a) asimismo permite observar que un impuesto que grava la renta del suelo —
del tipo ―Impuesto a las Tierras Libres de Mejoras‖ o un ―Impuesto a la Renta Normal y
Potencial de la Tierra‖431— no afecta el nivel de la renta social bruta obtenible antes y
después del impuesto. Por esa razón la curva de demanda derivada de tierra mantiene su
nivel sin cambios luego de la aparición del ITLM. De allí deriva la interpretación de que la
presión tributaria que se ejerce sobre el valor del predio rural con un impuesto directo del tipo
ITLM a diferencia de los distorsivos —como gravar el uso de los factores variables o el
establecimiento de las retenciones o el Impuesto a los Ingresos Brutos— no tendría límites
económicos pues no afectaría el nivel de explotación del predio rural y, consecuentemente, la
generación de renta social, solo tendría efectos redistributivos en la apropiación de esa renta (su
apropiación o socialización parcial por parte del Estado y su apropiación privada parcial por el
propietario o terrateniente). La renta privada apropiada por el terrateniente después del
ITLM es naturalmente menor a la situación sin el ITLM.
En cambio en la Figura 6 (b) se observa que un impuesto distorsivo que gravara los insumos
o al costo de producción, y/o redujera el valor de los productos de la actividad rural,
provocaría un descenso del nivel de la curva de demanda derivada de la tierra, lo que
significa una disminución de la renta social al tiempo que una reducción de la renta
privada neta de impuesto apropiada por el propietario o terrateniente, en tanto el
excedente del capitalista se mantiene sin cambios432.
La diferencia entre ambos tipos de imposición es, entonces, que un ITLM no destruye o reduce
la renta social de la tierra, simplemente disminuye su apropiación por parte del propietario o
terrateniente, es decir, reduce la renta privada neta de impuesto apropiable por el terrateniente,
el resto es socializado por el Estado. Pero, un Ts/AR al tiempo de reducir la renta privada
neta apropiable por el terrateniente, reduce también la renta social. En el caso que la
política tributaria combine un impuesto que grave el uso de los insumos y una retención sobre el
valor de venta de la producción, el capitalista deberá no obstante seguir remunerando a los
factores variables, lo que implicará un menor valor imputable a la producción rural y un
consecuente menor nivel de los arrendamientos para los propietarios terratenientes (traslación
hacia atrás). Si la imposición a la actividad rural siguiera aumentando aún mas, la demanda
derivada de tierra seguiría cayendo (desplazándose hacia abajo), pudiendo provocar en algún
momento una oferta excedente de tierra, es decir, la demanda de tierra resultaría inferior a la
tierra total disponible (se reduciría el uso o margen extensivo del factor suelo). La curva de
demanda derivada de la tierra descendería hasta alcanzar la abscisa en algún punto de la
izquierda del nivel Q*; a partir del cual comenzaría a registrarse la existencia de tierras ociosas,
pudiendo afectar al predio en su totalidad433.
El lector puede entonces imaginar otro diagrama donde ambos impuestos operen de manera
simultánea. El resultado es que el consolidado de ambos habrá de afectar la renta residual
431
Un ―Impuesto a la Renta Normal y Potencial de la Tierra‖ fue sugerido por Horacio Nuñez Miñana en
su artículo sobre el tema, publicado en Desarrollo Económico. Ver Niñez Miñana (1985).
432
La integral de la curva de demanda derivada de tierra entre los intervalos de la abscisa 0 y Q* —que
mide el valor social bruto de la explotación rural— claramente arroja un valor superior en el caso del
ITLM (que no modifica el nivel de esa curva después del impuesto) respecto a la integral de la curva de
demanda derivada de tierra, en el mismo intervalo 0-Q*, que fuera desplazada hacia abajo por el Ts/AR.
Como el excedente del capitalista no habrá de cambiar, el resultado es una menor renta social
imputable al factor tierra.
433
Si la demanda derivada fuera una recta paralela a la abscisa, alcanzado su nivel el predio sería
totalmente sacado de producción y el valor de ese predio sería cero.
479 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Queda definitivamente claro que ambos tipos de imposición —la directa del ITLM o la indirecta
que grava a la actividad rural— suman presión tributaria y, consecuentemente, todos los
impuestos —tanto provinciales (Inmobiliario Rural, Ingresos Brutos, etc.), como nacionales
(Retenciones, Ganancias, etc.) y Municipales (Mantenimiento de la Red Vial, etc.)— son
―amortizados‖ o ―capitalizados‖ en el valor de la tierra, pudiendo muy probablemente
generar un escenario de confiscación para su propietario.
Finalmente, si la renta social de la tierra fuera expropiada en su totalidad por el Estado, es decir,
si se redujera a cero la renta privada, provocaría el llevar a cero el valor de mercado de la tierra
para sus propietarios. No obstante, el enfoque normativo usual nos recuerda que la renta
―social‖ de la tierra habría de subsistir a pesar de todo, y la tierra seguiría por tanto siendo
explotada de alguna manera mientras pueda remunerar a los factores variables trabajo y capital.
434
Se reiteraría el fenómeno histórico de los kulaks o pequeños campesinos propietarios de la tierra de
Ucrania, a quienes Stalin no quiso expropiar sino quedarse con la renta agraria, de manera de convertirlos
en ―siervos de la gleba‖. Los campesinos que explotaban la tierra de sus ancestros se resistieron a verse
denigrados y despojados del fruto de su trabajo. Se opusieron tenazmente a entregarles el ganado y el
cereal de sus campos. Organizaron la resistencia, escondieron las cosechas en silos subterráneos
protegidos con telas embreadas con alquitrán y bloquearon los caminos para evitar el saqueo de sus
productos. Ello enfureció al déspota Stalin, quien decidió recurrir a la fuerza bruta y desencadenó una
violenta campaña propagandística contra el campo acusándolos de egoístas, ricos oligarcas, subversivos y
enemigos del pueblo soviético. No pudo en un principio enviar al ejército rojo para reprimirlos porque en
ese momento estaban dispersos en una multitud de pequeños lugares y el ejército rojo se agotaría en una
infinita serie de minúsculas batallas. Entonces organizó fuerzas de choque compuestas por milicias
dirigidas por comisarios políticos. Pero además dispuso matarlos de hambre. Comenzó por acusarlos de
violar una ley absurda que establecía como delitos graves: a) suministrar datos falsos en las declaraciones
juradas, b) vender clandestinamente los cereales y oleaginosas, c) consumir en forma particular el propio
ganado, d) resistir la entrega de la producción al Estado y e) negarse a sembrar o cosechar los productos
exigidos por el gobierno. Las medidas fueron en aumento. Requisó toda la producción agrícola y el
ganado alegando que no aseguraban el abastecimiento de las poblaciones urbanas. En el documentado
libro de Stéphane Courtuois (dir.) (1997), pueden verse centenares de fotografías escalofriantes (de 1932
a 1933) donde casi diez millones de personas fueron deportadas a campos de concentración en Siberia, en
los que perecieron una tercera parte. Enfrentados a la propaganda soviética y a la irracional batalla,
muchos kulaks se rebelaron incluso matando a las autoridades políticas locales. Pero el éxito de los
agricultores fue breve. El ejército rojo comandado por comisarios políticos finalmente fue enviado a
ahogar la rebelión agraria. La policía secreta GPU inició una campaña de terror para abatir el ánimo de
los rebeldes. Cuando los propios dirigentes locales del partido comunista pidieron a Stalin un poco de
clemencia, éste les respondió ordenando exterminar a esos dirigentes con la pena de fusilamiento y
convirtió a Ucrania en un inmenso campo de concentración (Margariti, 2008).
435
Para extensiones de este análisis ver Piffano (2009).
480 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Volveremos a ocuparnos de este tema en una segunda parte del desarrollo del mismo, en el
apartado (vi) luego de pasar revista a la cuestión de la presión tributaria ejercida actualmente
sobre el sector rural. Entonces habremos de introducir la pregunta: ¿cuál podría ser la referencia
o benchmark para poder identificar un límite de la presión tributaria sobre el valor de mercado
de la tierra —o sobre su renta privada lo que es igual— que garantice una renta privada
apropiable por los propietarios de la tierra de un nivel tal que no implique una confiscación?437
Y en esa oportunidad habremos de recurrir al mercado internacional de la tierra, ya que
advertencias como las de Jean-Baptiste Colbert (1661-1665) parecen no resolver el problema de
la razonabilidad de la imposición438. Es decir, anticipándonos a la propuesta, digamos que la
respuesta puede encontrarse en un análisis comparado del valor de la tierra en el mundo
capitalista, o sea los valores que los predios registran para similar calidad, aptitud o
potencialidad productiva de los commodities agropecuarios en países que, desde el punto de
vista institucional y económico/productivo, son comparables a la Argentina439.
De esta manera seguimos a autores como Friedrich A. von Hayek o a Ludwig von Mises, para
destacar la importancia de los mercados y su funcionamiento en materia de eficiencia
económica. Y las contribuciones de la literatura de la ―law economics‖ y las de autores como
James Buchanan y Gordon Tullock con su ―economía de las constituciones‖440, y toda la
literatura sobre economía institucional y los efectos que la buenas o malas instrumentaciones de
las políticas públicas provocan en materia asignativa, incluyendo por cierto los intentos de
redistribución de la renta, que habrán de afectar a los incentivos según esas políticas sean
percibidas por los mercados (consumidores, propietarios, trabajadores y empresarios).
436
Coughlin (1999), Posner (1986). Henry George sugirió cobrar un único impuesto simple: ¿para qué
cobrar otros que afectan el nivel de actividad o sean más complejos en su administración? Ésta sin dudas
es una concepción socialista que no respeta el principio de la igualdad de los individuos —sean
propietarios de tierra, capitalistas o simples trabajadores sin capital ni tierra— en el soporte de la carga de
los gravámenes. Art. 16.- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no
hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y
admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de
las cargas públicas.
437
Una actitud confiscatoria o expropiatoria de la renta de la tierra por parte del gobierno, muy
claramente habrá de afectar el ―riesgo soberano‖ del país al dar señales de no respetar el derecho de
propiedad y la posibilidad de que las expropiaciones avancen más allá de la tierra, aspecto descuidado en
los enfoques normativos de economía del bienestar.
438
Jean-Baptiste Colbert (1661/1665), Ministro de Finanzas de Luis XIV de Francia, señaló la idea:
―L‘art de l‘imposition consiste à plumer l‘oie pour obtenir le plus possible de plumes avant d‘obtenir le
moins possible de cris‖. Traducción : ―El arte de la tributación consiste en desplumar al ganso de manera
de obtener la mayor cantidad de plumas posible con el mínimo de grito (o silbido)‖.
439
Nótese que se indica países de similar ―institucionalidad‖, es decir, no ―constitucionalidad‖, debido a
que sería posible aceptar comparaciones con países formalmente unitarios (no federales) que no obstante
respeten la propiedad privada y los principios de libertad individual y no confiscatoriedad de los tributos.
Tratándose del valor de la tierra, todo impuesto que grave al factor —sea nacional, provincial o
municipal— estaría afectando su valor en cualquier contexto socio-político y de organización
constitucional.
440
Como los autores suelen identificar a su The calculus of consent. Buchanan y Tullock (1962). Ver
Buchanan (2001).
481 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En teoría, la administración o recaudación del ITLM aparenta ser sencilla: sólo requiere una
valoración de la tierra y conocer la identidad de los propietarios. No hay necesidad de que los
contribuyentes de impuestos deban hacer frente a la presentación de formularios complicados o
tener que revelar información personal como con un impuesto a las ganancias o al ingreso. Es
decir, es de bajo costo de cumplimiento tributario y de reducida o nula intrusividad.
Como la tierra no puede ser ocultada, derivada en forma oculta a un paraíso fiscal, o eliminada
de un sistema electrónico de datos441, el impuesto no puede ser evitado (eludido o evadido). Sin
embargo, los críticos señalan que la determinación del valor de los terrenos puede ser difícil en
la práctica. En 1796, William Paterson, uno de los firmantes de la constitución estadounidense y
miembro del Tribunal Supremo de Justicia de los Estados Unidos, adelantó la idea de que dejar
la valuación de los predios en manos de los evaluadores podría causar numerosas complejidades
burocráticas, así como la no uniformidad de las evaluaciones, debido a las políticas imperfectas
y sus interpretaciones442. Más tarde, el economista de la escuela austriaca Murray Rothbard
planteó inquietudes similares, afirmando que ningún gobierno puede estimar el valor de la tierra
y que éste sólo puede ser determinado por el mercado libre443.
A pesar de tales vaticinios, en comparación con la época moderna, las valuaciones de la tierra
implican un menor número de variables y tienen gradientes más suaves que las valoraciones que
incluyen mejoras. Esto se debe a la variación de la construcción de estilos, calidad y tamaño de
los lotes. Técnicas estadísticas modernas y la informatización han facilitado el proceso,
especialmente a partir de los años 1960 y 1970 cuando el análisis multivariable se introdujera
como un método de evaluación de tierras444. Finalmente, el desarrollo de la tecnología satelital y
la posibilidad de identificar y clasificar a las parcelas según su aptitud o productvidad agrícola-
ganadera, ha resuelto problemas impensados en épocas pasadas445.
441
Ver Siochrú, Emer Ó. (2004).
442
Ver U. S. Supreme Court (1796). En Piffano y Sturzenegger (2009; 2011), al tratar el tema del actual
catastro de la Provincia de Buenos Aires, surgen indicios que avalarían en cierta medida esta opinión, que
tendría vigencia a pesar del tiempo transcurrido.
443
Rothbard (1997).
444
Downing (1970).
445
Sobre una propuesta de reforma del actual Impuesto Inmobiliario Rural en la Provincia de Buenos
Aires, nos ocupamos junto con Adolfo Sturzenegger en el estudio realizado mediante convenio entre la
UNLP y ARBA. Ver Piffano y Sturzenegger (2009; 2011).
446
Törhönen (2003).
482 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
propietarios, a fin de que la carga del impuesto no recaiga sobre los ocupantes, mayormente
pobres447.
Con respecto a la legalidad desde el punto de vista constitucional, en la mayoría de los países —
particularmente en los países federales— la imposición a la tierra ha sido y suele ser hoy día una
potestad tributaria ejercida por los gobiernos subnacionales (provinciales y municipales). En el
caso de Argentina, la Constitución es clara en esta asignación. No obstante, como se registra en
el relato histórico, el nivel Nacional de gobierno ha incursionado en varias oportunidades a
gravar este tipo de riqueza privada.
Del examen de la experiencia internacional surge que no existe un consenso pleno respecto a
cuál debe ser la base imponible del impuesto a la tierra. Las diversas experiencias analizadas
demuestran que el sistema que grava la tierra y sus mejoras, es tan aplicado como aquel que
grava solamente la tierra libre de mejoras. A pesar de esto, existe una tendencia hacia el
reconocimiento de las ventajas de la imposición a la tierra libre de mejoras.
En cuanto al cuidado del medio ambiente, también hay movimientos convergentes hacia la
utilización de impuestos a la contaminación u otros tipos de pagos por servicios ambientales
(PSA) para prevenir la degradación ambiental.
En cuanto a las metodologías valuatorias, éstas oscilan entre aquellas que buscan aproximar el
valor de mercado de la tierra (caso Estonia) y las que intentan recuperar la productividad
potencial de la tierra a partir de las características del suelo y clima realizando ajustes por
factores como la distancia y calidad de los caminos (caso Chile). Una característica habitual,
asimismo, es la existencia de revalúos periódicos y ajuste por el impacto de factores económicos
como la inflación.
Los criterios utilizados en el diseño del impuesto inmobiliario rural en la provincia de Buenos
Aires han presentado, históricamente, discrepancias respecto a los empleados por las restantes
provincias de la región pampeana, quedando esas diferencias justificadas por la especificidad
del entorno político-social de cada jurisdicción provincial.
447
Keith (1993).
483 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Hasta mediados del siglo XX, el diseño del impuesto inmobiliario se caracterizó por la inserción
del principio de progresividad en las discusiones, ya sea como un elemento para impulsar la
subdivisión de la tierra o como una forma de alcanzar una mayor equidad en la imposición. Pero
la pugna en torno a las características del impuesto inmobiliario no solo se focalizaba sobre su
equidad sino también sobre sus efectos en la estructura agrícola resultante de la articulación de
la gran propiedad con el arrendamiento agrícola.
En 1936 el impuesto adicional al inmobiliario fue disminuido (era del 1 por mil de la valuación
de cada inmueble) en forma proporcionalmente mayor para los inmuebles de menor
valuación449. La medida, orientada a reducir la presión impositiva sobre el conjunto de los
inmuebles, fue tomada en un contexto en que la caída del precio de la tierra, consecuencia de la
disminución de su renta, generó un incremento en la incidencia del impuesto ante valuaciones
fijas. El carácter progresivo de la escala fue fundamentado por el gobierno sobre la necesidad de
desgravar a la pequeña propiedad.
448
DC, C. de D., pág. 1986 y ss., 1924 y DS, C. de S., 17 de febrero de 1925.
449
Ley 4.522.
450
DS, C. de D., pág. 1646, Tomo II, 1936.
484 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
corresponda en propiedad aparte de la sociedad‖451. El proyecto oficial fue aprobado con una
reducción del 50% en la tasa para los inmuebles o conjunto de inmuebles cuya tasación no
superara el millón de pesos452. Esta modificación impositiva fue completada en 1946 cuando el
impuesto básico proporcional al valor de cada inmueble y el adicional progresivo fueron
sustituidos por un impuesto fuertemente progresivo sobre el valor de cada inmueble453.
El impuesto al latifundio se mantuvo454, pero su tasa fue elevada y se aplicó a los inmuebles o
conjunto de inmuebles mayores a 5.000 hectáreas; la reducción del 50% se limitó a los
inmuebles o conjuntos de ellos que tuvieran una valuación menor de 500.000 pesos y se fijaron
tasas diferenciales para cada inmueble según la valuación de la hectárea, aproximándose al
concepto de un impuesto que grava la renta agraria apropiada más que la extensión en sí
misma.455 Este sistema impositivo subsistió hasta 1955.
Con el Segundo Plan Quinquenal del entonces gobierno peronista se esbozó por primera vez la
aplicación de un impuesto a la renta potencial de la tierra. Con este instrumento se buscaba
incentivar el uso óptimo del suelo. Sin embargo, el impuesto no fue aplicado. El golpe de estado
de 1955 supuso un cambio en la relación de fuerzas que se tradujo en una política tendiente a
incrementar la rentabilidad del sector agrario y en una modificación de la estructura impositiva
que implicó, en la provincia de Buenos Aires, retrotraer el gravamen inmobiliario a las formas
que revestía a fines de la década del treinta. Los decretos ley 14.890 y 14.891, del 22 de agosto
de 1956, suprimieron la progresividad del impuesto básico y mantuvieron la progresividad para
el adicional.
Esta fue la última reforma al impuesto inmobiliario que tuvo por objeto la subdivisión de las
grandes propiedades y la difusión de la pequeña y mediana explotación individual.
Entre 1968 y 1973 el nivel nacional de gobierno aplicó un impuesto a las tierras aptas para la
explotación agropecuaria (ITAEA), lo que constituyó el primer antecedente de un impuesto
451
Idem, págs. 1651-1654.
452
Ley 4.834.
453
Ley 5.127.
454
Ley 5.118.
455
La consideración del valor de la hectárea de cada uno de los inmuebles intenta en alguna medida paliar
el hecho de que un impuesto centrado sobre la extensión grava proporcionalmente más a los terrenos que
generan una menor renta y tienen, por ende, una valuación más reducida. Pero lleva a su vez a nuevas
distorsiones, puesto que dos contribuyentes que se apropian de una idéntica masa de renta pagan
impuestos distintos según el valor unitario de los terrenos que poseen, viéndose beneficiado, en
determinadas hipótesis, aquel que tiene grandes extensiones de terrenos poco valiosos. Este hecho es
impugnado, sin resultado, por el bloque laborista.
485 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
nacional sobre la tierra. Este impuesto consistía en un anticipo no reintegrable del impuesto a
los réditos (Ganancias) calculado como una tasa fija del 1,6% sobre la valuación fiscal de la
tierra libre de mejoras. Es decir, actuaba como un costo fijo, pero a su vez carecía de efectos
estimulantes de mayor producción, pues las ganancias podían caer dentro del mínimo no
imponible.
Estos impuestos, por su naturaleza nacional, requerían ser articulados con el inmobiliario, por lo
cual el gobierno de la autodenominada ―Revolución Argentina‖ procuró arribar a un acuerdo
con las provincias, sobre la base de un impuesto inmobiliario con una alícuota fija del 4 por mil.
Un problema similar se planteó ante el Impuesto a la Renta Normal Potencial y la Ley Nº 8.169
del 25 de abril de 1974, que estableció que el impuesto inmobiliario bonaerense recaería sobre
la valuación fiscal de cada inmueble y que contaría con un mínimo aplicable a todos los predios
y una escala progresiva aplicable a los inmuebles que superaran la valuación mínima. El
Impuesto a la Renta Normal Potencial era sustitutivo del Impuesto a las Ganancias. Se proponía
pagar el impuesto a las ganancias, mediante el gravamen sobre la ―renta presunta‖ de cada
establecimiento, calculada según la productividad normal potencial de su tierra. El gobierno
fijaría los valores promedio zonales y cada productor, mediante una declaración jurada,
establecería los ajustes pertinentes, mientras las provincias continuarían gravando la tierra según
su criterio. Este impuesto nunca llegó a aplicarse456.
(v) La imposición a la tierra y los otros impuestos que gravan al sector agropecuario
primario459
(a) Introducción
Las estimaciones sobre presión tributaria sectorial —en particular los referentes al sector
agropecuario— son relevantes a la hora de analizar las posibilidades con que cuentan los
gobiernos provinciales para el ejercicio autónomo de su política fiscal en general y tributaria
sobre la tierra en particular. Esta afirmación queda clara una vez que se observan las magnitudes
y la composición de la presión tributaria ejercida sobre el sector, observación que conduce a
validar que las estimaciones sectoriales son relevantes para todas las provincias en general, y
456
La propuesta de Nuñez Miñana de 1985, ya citada, generó una nueva revisión del tema del Impuesto a
la Renta Normal y Potencial de la Tierra a nivel técnico-académico. Más recientemente, el tema fue
planteado en Nogués y Porto (2007) y en Nogués, Porto, Ciappa y Onofri (2009). En Piffano y
Sturzenegger (2009; 2011), op. cit., se descarta crear este impuesto, y se sugiere la eliminación de las
Retenciones y del Impuesto a las Ganancias que grava la renta de la tierra, permitiendo potenciar de esa
manera la base tributaria del actual Impuesto Inmobiliario Rural, que gravaría al suelo (libre de mejoras
productivas) con un impuesto de alícuota proporcional.
457
Weil (1988).
458
Para una revisión histórica completa, ver Arceo y Basualdo (1997).
459
Notas extraídas de Piffano (2007) y Piffano y D‘Amore (2007).
486 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
con mayor naturalidad para la Provincia de Buenos Aires, dada la gravitación que la región
pampeana tiene en el producto sectorial. Por esa razón, seguidamente se hace un repaso
conceptual y empírico de estas estimaciones.
460
Ver Dirección de Cuentas Nacionales, INDEC (http://www.mecon.gov.ar/secpro/dir_cn/default1.htm),
siguiendo pautas del Manual de Cuentas Nacionales, Revisión 4, de Naciones Unidas.
461
Ver detalles de esta metodología en INDEC (2001), pág. 98, punto 3.3. Matriz de Impuestos y
Subsidios. Un supuesto básico de la tecnología con coeficientes fijos y costos constantes es la
―implicancia de la traslación total hacia delante de los impuestos‖. En realidad, esta parece ser la única
forma de ser consistentes con los supuestos básicos del modelo insumo-producto.
462
Ver Piffano (1983). Estimaciones de las distintas definiciones de presión tributaria sobre el sector
agropecuario fueron realizadas en Piffano y Dudiuk (1981, 1982), op. cit.
487 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por otro lado, hay varios estudios que estiman el impacto de los impuestos sobre los costos y la
rentabilidad de las explotaciones. Se trata de estudios microeconómicos en los que la
rentabilidad bruta (sin impuestos) y neta (deducidos los impuestos) depende, entre otros
factores, de la región, el tipo de explotación, el régimen de tenencia de la tierra, etc. Entre estos
estudios puede mencionarse ―Impuestos en el Sector Agropecuario. Efectos sobre los resultados
económicos‖ realizado por el Área de Economía de AACREA (AACREA, febrero 2005).
Considera tres tipos de explotaciones (cría, mixto y agrario) y concluye que los impuestos de los
tres niveles de gobierno representan entre el 58% y el 103% de la rentabilidad bruta464.
Existen asimismo distintos enfoques para calcular el aporte sectorial a la recaudación tributaria
de los gobiernos. Siguiendo el criterio usual de las estimaciones tradicionales de presión
tributaria, en el estudio del PROSAP-Banco Mundial (2004) ―Análisis comparativo de la
tributación y del gasto público agropecuario nacional y casos provinciales‖, se realiza una
estimación del aporte tributario del sector agropecuario, que se lo define incluyendo los sectores
primarios (agricultura, ganadería, caza y silvicultura), más carnes y complejo aceitero como
únicas manufacturas de origen agropecuario. Las estimaciones de ese trabajo corresponden a los
años 1998 y 2003, para los niveles de gobierno nacional y provincial. La presión tributaria
soportada por el sector, según este estudio, arroja niveles bastante menores a los demás estudios
reseñados en este apartado, señalando que la misma pasó del 16,4% del valor agregado en 1998
a 25,7% en 2003. La presión tributaria para este último año, según estos autores, resultó similar
a la presión tributaria total de la economía (25,2%). En el trabajo se comparó también la presión
tributaria nacional sobre el sector agropecuario con la de la industria manufacturera y con
explotación de minas y canteras. En 1998 las diferencias eran de magnitud, siendo los
porcentajes de 13,7% en el sector agropecuario, 22,2% en industria manufacturera y 37,8% en
explotación de minas y canteras. En 2003 los porcentajes eran, respectivamente, 23,9%, 22,2%
y 22,6%, exhibiendo un fuerte incremento en el sector agropecuario, estabilidad en la industria
manufacturera y un fuerte decrecimiento en la explotación de minas y canteras.
463
Se refiere a los ―Saldos Técnicos‖ a favor de los contribuyentes, acumulados y no devueltos por el
Estado.
464
En este estudio se incluyen los impuestos nacionales (ganancias, débitos y créditos bancarios,
seguridad social, retenciones a las exportaciones, gasoil, bienes personales y autónomos), provinciales
(ingresos brutos, sellos e inmobiliario) y municipales (tasa vial y otros). No incluyen el IVA nacional por
suponer que su impacto es neutral.
488 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De acuerdo con los resultados de este estudio, el aporte tributario de la CAI que se genera en
forma directa e indirecta a partir de su producción, representó el 38,4% del total de los recursos
del sector público argentino en 1997 y el 44% en 2005. El máximo aporte de la CAI se registró
en 2002 con el 50,1% de los recursos totales, que luego disminuyó hasta el 44% debido al
crecimiento de los aportes del resto de la economía. El aporte tributario de la CAI, en términos
de los recursos totales del sector público argentino, tuvo una tendencia creciente desde 1997 a
2005. Entre esos años se incrementó 14,8%. Por cada $100 de valor agregado de la CAI se
generan directa e indirectamente $102,4 de recursos para el sector público. En ese total, se
agregan como Componente [7] el subsidio a la demanda final de la CAI por el efecto ―impuesto
a la producción‖ de las retenciones468. En el trabajo se identifican las 6 actividades más
importantes dentro de la CAI, que en 1997 representaban el 41% de los recursos tributarios que
aporta la CAI; y en 2005 ese aporte representó el 50%469.
465
La CAI se compone de un conjunto de 41 actividades que se suponen íntegramente dentro del sector.
466
La SAM contiene, además de las cuentas de matriz insumo producto, las cuentas del sector gobierno
(impuestos y gastos), del sector externo (importaciones y exportaciones), del sector financiero (ahorro,
balance de pagos) y de la inversión (pública y privada). Ver Cicowiez y Di Gresia (2004) para
aclaraciones.
467
Método de cross-entropy. Ver Robinson et al. (2000) y Robinson y Moataz (2000).
468
Este componente tributario constituye un punto central de lo que se discute en Piffano (2007).
469
Las seis cadenas principales identificadas en el estudio son: 1) Cultivo de cereales, oleaginosas y
forrajeras; 2) Matanza de animales, conservación y procesamiento de carnes; 3) Productos del tabaco; 4)
Productos lácteos; 5) Aceites y subproductos oleaginosos; 6) Cría de ganado, producción de leche, lana y
pelos.
489 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los resultados empíricos del trabajo de Piffano y D‘Amore son de utilidad para una
aproximación al conocimiento de la presión tributaria que se ejerce sobre el sector agropecuario
pues, a diferencia del estudio previamente comentado de Porto, Piffano y Di Gresia, la medición
solamente computa la imposición ejercida sobre el sector, sin tener en cuenta (sin agregar al
cálculo) los efectos indirectos hacia atrás y hacia delante de la cadena agroindustrial (CAI), es
decir, solamente se computa el denominado ―aporte directo‖ del sector, al tiempo que incorpora
el débito neto de IVA, junto al saldo técnico generado por la mecánica débito-crédito del
impuesto. También tiene en cuenta el efecto ―impuesto a la producción‖ que implican las
retenciones, o sea el subsidio a la demanda doméstica. El método se ciñe más estrictamente a la
definición tradicional de presión tributaria, según lo explicado en la primera parte de este
apartado, y contempla como novedoso en ese enfoque tradicional, la noción de ―gasto
tributario‖ que puede aplicarse al efecto indicado de las retenciones como un impuesto a la
producción no registrado dirigido a financiar un subsidio a la demanda doméstica tampoco
contabilizado.
Las conclusiones que se derivan de este estudio empírico sobre la política fiscal aplicada por los
gobiernos sobre el sector agropecuario, al menos durante la última década, son en general
coincidentes con la mayoría de los otros estudios reseñados, que indican niveles de presión
tributaria alta, aunque algunos de ellos no computan la presión que se ejerce a través del
―impuesto no registrado sobre la producción‖ que implican las retenciones, o el IVA Neto
percutido sobre el sector.
Los cuadros presentados por los autores permiten observar la Presión Tributaria Sectorial (PTS),
en el caso de no computar tal efecto implícito generado por las retenciones o el IVA Neto. El
resultado encontrado, no obstante las variantes indicadas, arroja igualmente niveles de PTS
altos, comparados con los correspondientes a la PT Global.
Esta definición del ―Sector Agropecuario‖ debe tenerse muy en cuenta, en primer lugar, porque
de las 6 actividades indicadas, solamente dos podrían ser identificadas como las estrictamente
ligadas al factor tierra, es decir, la 1 (cultivo de cereales, oleaginosas y forrajeras), y la 6 (cría de
ganado, producción de leche, lana y pelos).
En segundo lugar, porque cualquier comparación con otros estudios puede inducir a error de
interpretación, no solamente debido a las actividades comprendidas en cada estudio, sino
490 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
además por los gravámenes contemplados en ellos. Por ejemplo, en el ya citado estudio de
PROSAP-Banco Mundial (2004), se lo define incluyendo los sectores primarios comprendidos
en la denominación o código 1 de la clasificación por actividad económica de cuentas
nacionales, es decir, Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura, más Carnes y Complejo
Aceitero, como únicas manufacturas de origen agropecuario. Es decir, tiene una cobertura algo
mayor que la indicada por las 6 actividades previamente señaladas, pero naturalmente mucho
menor a las 41 actividades incluidas en la CAI.
Las Tablas 1 y 2 muestran el detalle de los cálculos efectuados para distintas alternativas de
medición. Las diferencias entre las mediciones alternativas radican en la inclusión o exclusión
de tres componentes: el IVA Neto, el Saldo Técnico de IVA y el Subsidio a la Demanda
Doméstica debido al efecto de impuesto a la producción de las Retenciones. El tratamiento
diferencial en las mediciones con relación a esos tres componentes, es el siguiente:
Cálculo Ampliado. Incluye IVA Neto, Saldo Técnico de IVA y Subsidio a la Demanda
PT1 Doméstica.
Cálculo según trabajo de la Fundación Producir Conservando (Porto et al, 2007).
PTFPC Incluye ―Saldo Técnico‖ de IVA y Subsidio a la Demanda Doméstica. No incluye IVA
Neto.
Cálculo Restringido 2. Incluye IVA Neto y Saldo Técnico de IVA. No incluye Subsidio
PT4 a la Demanda Doméstica.
Cálculo Usual. Solamente incluye Saldo Técnico de IVA, debido a la imposibilidad de
PT2 ser excluido de las mediciones contempladas en la MIPAr97. No incluye IVA Neto, ni
Subsidio a la Demanda Doméstica.
En el Cuadro 1 se muestran los valores de las Presiones Tributarias Sectoriales sobre las 41
actividades comprendidas en la CAI, obtenidas para cada una de las alternativas antes
descriptas, y en la última fila la Presión Tributaria Global. En el Cuadro 2 muestra similar
comparación para las 6 actividades más importantes de la CAI, es decir, en la definición acotada
del Sector Agropecuario.
Cuadro 1
Cuadro 2
La PT1 refleja el criterio amplio de computar toda carga tributaria percutida sobre el sector.
Como se observa, el peso de dicha carga supera en más del doble a la Presión Tributaria Global,
en el caso de tomar el total de las 41 actividades definidas para la cadena agroindustrial. Este
sesgo se acentúa aún más en el caso de las 6 actividades que define acotadamente al sector
agropecuario.
No obstante la aclaración que se formula al final con respecto a la comparación con la PTG, los
resultados son ciertamente indicativos del sesgo bastante conocido del tratamiento desigual que
soporta el Sector Agropecuario respecto al resto de la economía, circunstancia que se ha
ampliado sostenidamente en lo que va del presente milenio.
En los Gráficos 1 y 2, pueden observarse la evolución de las mediciones de la PTS para las
alternativas descriptas en los cuadros previos. Por su parte, el Gráfico 3, muestra ambas
mediciones de las PT1 (para el total de las 41 actividades de la CAI y las 6 actividades más
importantes de la CAI) junto a la PT Global.
90%
80%
70%
Presión Tributaria Sectorial
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
90%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
90%
80%
Presión Tributaria
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Años
percutiera mayormente sobre el Sector Agropecuario. Este efecto diferencial respecto al resto de
las actividades económicas del país se corrobora con lo que se muestra en el Gráfico 4 expuesto
seguidamente en las conclusiones del estudio.
Como medida comparativa final de estos resultados, los autores presentan los Cuadros 4 y 5,
donde se muestra el cociente entre las PT Sectoriales sobre la PT1 adoptada como referencia y el
cociente entre la PT Global y la PT1. La PT Global es algo menor a la mitad de la Presión
Tributaria Sectorial (PT1) en el caso de las 41 actividades comprendidas en la CAI y casi un
tercio de la que corresponde a la Presión Sectorial de las 6 actividades más importantes de la
CAI.
Cuadro 3
Cuadro 4
Cuadro 5
60%
Relaciones PTG / PTS (PT1)
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Viene al caso en este punto final recordar con particular referencia las comparaciones
contenidas en las últimas filas de los Cuadros 1, 2, 4 y 5, y los Gráficos Nº 3 y 4. El cálculo de
la PTS difiere de la correspondiente a la PT (Global), pues la primera contempla los efectos de
las transferencias que operan mediante decisiones de políticas públicas como el de gasto
tributario y la política comercial (aranceles y retenciones). A nivel global tales efectos cancelan
recíprocamente, pero a nivel sectorial no. De allí que la PT Global no coincida con la simple
sumatoria de las PTS, que resultaría superior a la unidad. La agregación de más sectores al
cálculo de la PTS va cancelando esos efectos, para finalmente con la inclusión de Familias
anularlos y obtener la PT Global470.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que no resulta metodológicamente posible extraer del
estudio una medición correcta de la presión tributaria ejercida sobre las dos actividades ligadas
al factor tierra, o sea, solamente las actividades 1 y 6 de la lista del estudio consideradas como
470
En el estudio comentado, dado el uso de la MIPAr97, se pudo descontar el efecto producción de las
retenciones correspondiente al subsidio intrasectorial implícito, es decir, en el caso de las producciones
auto-insumidas dentro del grupo de las seis actividades identificadas como sector agropecuario (como la
producción de maíz utilizada en la alimentación de ganado). Solamente quedó de esta manera computada
la parte del impuesto que subsidia a la demanda final (consumidores o familias) y a la demanda
intermedia de las actividades no comprendidas en esas seis con que se definiera al sector agropecuario. En
la porción auto-insumida, el efecto del impuesto a la producción de las retenciones es equivalente a la
noción tradicional de gasto tributario, es decir, un impuesto y un subsidio consecuente no computado o no
registrado que afecta a un mismo sujeto o actividad, de allí que no debe sumarse en el caso de actividades
comprendidas en un mismo sector.
495 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
―sector agropecuario‖. En el caso del sector agropecuario primario, dado que las retenciones
ejercen su efecto de ―impuesto a la producción‖ mayormente a partir del producto procesado por
la industria de la carne y de las industrias molinera y aceitera, y no directamente de las
exportaciones de ganado en pie y granos, la estimación apropiada al caso exige por lo tanto
hacerlo mediante el procedimiento de la microsimulación471.
(d) Sobre los cambios operados a través de las compensaciones a la producción primaria
dispuestos en el año 2008
El panorama de la alta presión tributaria registrada sobre el sector agropecuario primario antes
descrita fue parcial y reducidamente compensado por el gobierno nacional durante el año 2008,
luego del conflicto con el campo de marzo de ese año.
Sin embargo, en el análisis de las actividades receptoras del subsidio, el trabajo observa que las
compensaciones beneficiaron en mayor medida a los sectores industriales (molinos, usinas
lácteas, faenadores) y no tanto a los productores primarios de carne, trigo, leche y pollos.
Así, el cálculo realizado por los técnicos del Movimiento CREA, a partir de datos oficiales y
privados, señala que durante 2008 los productores de carne recibieron, en promedio, 0,11 pesos
por kilo vivo en concepto de compensaciones. Los tamberos, por su parte, recibieron un
promedio de 0,07 pesos por litro de leche producido.
Expresada la compensación como porcentaje del precio promedio de cada producto, resulta que
los productores de carne recibieron una compensación del 3,6% sobre el precio de la carne
vacuna. Los tamberos recibieron compensaciones equivalentes al 9,7% del precio de la leche.
Las compensaciones para los trigueros fueron del 12,9% sobre el precio del cereal y los
productores avícolas recibieron el 15,1% del precio del pollo. Los Gráficos 1 y 2 presentados
en el trabajo de AACREA resumen lo expresado en este punto.
471
Puede conducir a error el separar los eslabones de la cadena de producción, en la medida que algunos
impuestos como las retenciones afectan muy directamente al sector productor del commodity. En sentido
económico estricto, un contribuyente exportador de un commodity elaborado sobre productos primarios,
estará operando como un mero agente de retención de un gravamen aplicado sobre el producto básico,
pues su valor agregado habrá de ser añadido a un consumo intermedio básico (grano, carne, leche)
valorizado a los precios internacionales neto de retenciones.
472
AACREA (febrero, 2009).
496 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 6
Variación
Granos 1º DIC 2008 /
1º ENE 2008
Trigo -42%
Maíz -20%
Soja -28%
Girasol -18%
Fuente: SAGPyA.
Gráfico 5
500
400
300
200
100
0
ll io
o
e
o
e
o
o
zo
ri l
re
pt o
br
er
ni
er
br
br
ay
t
Ab
os
ub
Ju
ar
Ju
m
En
m
br
M
M
Ag
ct
ie
ie
ie
Fe
ic
ov
D
Se
1º
Meses
Trigo Maíz Soja Girasol
La caída de los precios internacionales fue importante durante el año 2008, fruto de la crisis
global, donde la mayor reducción correspondió precisamente al caso del trigo (con caída de -
42%) que fue el único grano que recibió la citada compensación del 12,9%. La caída del girasol,
asimismo, luego se agravaría a fines de diciembre con una reducción mayor que duplicara a la
indicada en el Cuadro 6 (-39%).
En cuanto a la carne vacuna, el Cuadro 7 muestra la historia de los precios promedios del kilo
vivo del novillo a partir de 2005. En el lapso de los últimos 4 años el precio del kilo vivo del
novillo solamente había variado en un 8% en dólares y un 16,84% en pesos (computando las
modificaciones del tipo de cambio promedio de cada año en el intervalo).
498 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 7
Evolución
Evolución
del precio Variación
Evolución del precio del del Tipo de Variación
del kilo en Año
kilo en pie del novillo Cambio 2008/2005
pie del Anterior
Promedio
novillo
Año En dólares En pesos En pesos % %
2005 0,774 2,923 2,263 -
2006 0,758 3,074 2,330 2,98%
16,84%
2007 0,850 3,115 2,648 13,65%
2008 0,836 3,162 2,644 -0,16%
Fuente: SAGPyA.
Realmente la compensación del 3,6% en 2008 lejos estaría de poder compensar los aumentos en
el nivel de precios registrados en el resto de la economía nacional del orden del 37% según la
estadística oficial del INDEC que se expone en el Cuadro 8473.
Por lo tanto, teniendo en cuenta la evolución de los precios relativos registrados para los
productos indicados y el mantenimiento de la estructura impositiva sobre el sector —con la
transitoria ampliación de la retenciones que operara a través de la Resolución 125— resulta
claro que la presión tributaria sobre el sector agropecuario primario debió aumentarse con
relación a los guarismos detectados en los estudios previos. Lo descrito entonces ratifica las
conclusiones anotadas sobre los niveles de alta presión tributaria relativa sobre el sector
agropecuario primario.
Cuadro 8
473
Como es de público conocimiento, mediciones cuestionadas por subestimaciones importantes según
diversas fuentes privadas.
499 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 1
Fuente: ARBA.
Gráfico 1
La serie indica:
1º) Una relativamente baja y casi constante participación del IIR, del orden del 3% en
promedio.
500 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
3º) El resto de los impuestos han ido perdiendo relevancia como fuentes de
financiamiento provincial, pasando del 46,1% al 22,8%; registrando un promedio del 35,7%.
La serie registra:
1º) Una oscilante aunque creciente participación del IIR a partir de 1999 y hasta 2003, con
caída posterior.
2º) Una notoria declinación de los otros rubros inmobiliarios a partir de 2001.
3º) Un vertiginoso aumento del IIB en el período, que hasta 2003 había evolucionado en forma
relativamente pareja con el IIR; luego la caída relativa del ritmo de crecimiento del IIR
2004-2005 y el ajuste operado en 2006, que alcanza un crecimiento acumulado similar al
del Impuesto a los Ingresos Brutos474.
4º) El crecimiento del IIR se detiene inmediatamente después de ese ajuste, cediendo sin lugar a
dudas espacio tributario al nivel nacional de Gobierno en la explotación de la renta de la
tierra a través de las retenciones. Salvo el ajuste suave operado en 2010.
Tabla 2
Evolución
Evolución
participación
participación
Impuesto
Año Impuesto
Inmobiliario
Inmobiliario
Rural
1999 = 100
1999 = 100
1999 100.00% 100.00%
2000 108.44% 122.84%
2001 106.45% 124.82%
2002 99.34% 111.58%
2003 110.67% 103.60%
2004 102.97% 91.37%
2005 96.95% 82.15%
2006 124.67% 78.86%
474
Corresponde a la puesta en vigor en 2006 de la corrección del Ministerio de Asuntos Agrarios de los
niveles de los impuestos determinados por los nuevos Índices de Aptitud. Volver a Capítulo 4 para
detalles.
501 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 2
140%
120%
100%
80%
60%
40%
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Los datos analizados dan cuenta muy claramente que la riqueza generada por el campo a través
del IIR no ha sido la fuente privilegiada de obtención de recursos tributarios por parte del
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Sin duda, la provincia que más riqueza agropecuaria
detenta de toda la pampa húmeda, y del resto de las provincias argentinas, ha debido ceder
espacio tributario al nivel nacional de gobierno en la explotación fiscal de tan importante base
tributaria. En efecto, según los resultados del trabajo de Porto, Piffano y Di Gresia (2007), las
participaciones de los tres niveles de gobierno en la presión tributaria del total consolidado y la
correspondiente a la Cadena Agroindustrial (CAI), resulta la mostrada por la Tabla 3.
Tabla 3
502 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Lo aclarado al final del apartado iii) del punto a) del presente capítulo explica la razón por la
que los estudios de Presión Tributaria Sectorial realizados en base a cuentas nacionales deben
definir al sector agropecuario incorporando actividades industriales ligadas al procesamiento de
la producción primaria. Por ello, en este apartado medimos la Presión Tributaria Sectorial
ciñéndonos estrictamente a las aludidas actividades primarias, empleando el método de las
microsimulaciones.
475
Por ejemplo, el grupo ACCREA —de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de
Experimentación Agrícola — o Márgenes Agropecuarios SRL.
476
Extraído de Piffano y Sturzenegger (2011). Los autores reconocen las valiosas aclaraciones
metodológicas y opiniones recibidas de parte de Mario Arbolave, presidente de Márgenes Agropecuarios
SRL y la colaboración de la Lic. Mariana Viollaz (UNLP) en la tarea de cálculo.
503 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Maíz: 76,22
Trigo: 81,30
Soja: 85,86
Girasol: 78,14
Coincidiendo con lo esperado, la soja registra la mayor presión tributaria, siguiendo en orden
decreciente el trigo, luego el girasol y por último, el maíz. Resulta interesante comparar los
resultados aquí encontrados con los que surgen de los estudios basados en cuentas nacionales.
Los valores hallados en esta sección y los mostrados en el punto a) de este capítulo confirman la
similitud del tamaño de las presiones tributarias estimadas, no obstante lo aclarado sobre la
ausencia de evasión en las estimaciones; recordemos: 82,3% en la variante PT1 y 80,5% en la
variante PTFPC 477, para las 6 actividades más importantes de la cadena agroindustrial, ambos
valores para el año 2005 en el que la rentabilidad del campo —incluyendo la ganadería — eran,
en general, superiores a la registrada en julio de 2008.
Cuadro 1
Presión tributaria sobre el Maiz
75 QQ/ha 95 QQ/ha
FAS de FAS de
mercado mercado
Resultado final (después de impuestos) (US$/ha) 279,95 428,24
Total impuesto (US$/ha) 980,68 1260,22
Impuestos nacionales (US$/ha) 918,03 1193,04
Impuestos subnacionales (US$/ha) 62,65 67,18
Impuestos provinciales (US$/ha) 57,40 61,93
Impuestos municipales (US$/ha) 5,25 5,25
Estado nacional/(Impuestos totales+resultado del
72,82 70,66
productor)
Estados subnacionales/(Impuestos
4,97 3,98
totales+resultado del productor)
Provincia/(total de impuestos+resultado del
4,55 3,67
productor)
Municipios/(total de impuestos+resultado del
0,42 0,31
productor)
Total Impuestos / (Total Impuestos + Resultado
77,79 74,64
del Productor)
Participación del nivel nacional (%) 93,61 94,67
Participación de los niveles subnacionales (%) 6,39 5,33
Participación del nivel provincial (%) 5,85 4,91
Participación de los municipios (%) 0,54 0,42
Fuente: elaboración propia en base a Márgenes Agropecuarios y Bolsa de Cereales de Rosario.
477
La variante PTFPC, es la que mejor se ciñe para ser comparadas con el resultado de las
microsimulaciones, pues en ambas solo se computan el ―Saldo Técnico IVA‖ y no el ―IVA Neto‖ que sí
contiene la estimación de la variante PT 1 que no obstante incluyen 4 actividades agroindustriales, junto a
las 2 del sector primario.
504 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
Presión tributaria sobre el Trigo
35 QQ/ha 45 QQ/ha
FAS de
FAS de mercado
mercado
Resultado final (después de impuestos) (US$/ha) 91,46 171,28
Total impuesto (US$/ha) 482,43 626,53
Impuestos nacionales (US$/ha) 427,17 568,51
Impuestos subnacionales (US$/ha) 55,27 58,02
Impuestos provinciales (US$/ha) 50,02 52,77
Impuestos municipales (US$/ha) 5,25 5,25
Estado Nacional/(Total de Impuestos+Resultado
74,43 71,26
del Productor)
Estados subnacionales/(total de
9,63 7,27
impuestos+resultado del productor)
Provincia/(total de impuestos+resultado del
8,72 6,61
productor)
Municipios/(total de impuestos+resultado del
0,92 0,66
productor)
Total Impuestos / (Total Impuestos + Resultado
84,06 78,53
del Productor)
Participación del nivel nacional (%) 88,54 90,74
Participación de los niveles subnacionales (%) 11,46 9,26
Participación del nivel provincial (%) 10,37 8,42
Participación de los municipios (%) 1,09 0,84
Nota: el precio FAS incluye compensaciones del 12.9% de acuerdo a estimaciones de AACREA (2009).
Fuente: elaboración propia en base a Márgenes Agropecuarios y Bolsa de Cereales de Rosario.
Cuadro 3
Presión tributaria sobre la Soja
34QQ/ha 20 QQ/ha
FAS de FAS de
mercado mercado
Resultado final (después de impuestos) (US$/ha) 194,15 109,00
Total impuesto (US$/ha) 1128,07 692,88
Impuestos nacionales (US$/ha) 1067,94 638,71
Impuestos subnacionales (US$/ha) 60,13 54,17
Impuestos provinciales (US$/ha) 54,87 48,91
Impuestos municipales (US$/ha) 5,25 5,25
Estado nacional/(total de impuestos+resultado del
80,77 79,65
productor)
Estados subnacionales/(total de
4,55 6,75
impuestos+resultado del productor)
Provincia/(total de impuestos+resultado del
4,15 6,10
productor)
Municipios/(total de impuestos+resultado del
0,40 0,65
productor)
Total Impuestos / (Total Impuestos + Resultado del
85,32 86,41
Productor)
Participación del nivel nacional (%) 94,67 92,18
Participación de los niveles subnacionales (%) 5,33 7,82
Participación del nivel provincial (%) 4,86 7,06
Participación de los municipios (%) 0,47 0,76
Fuente: elaboración propia en base a Márgenes Agropecuarios y Bolsa de Cereales de Rosario.
505 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 4
Presión tributaria sobre el Girasol
20 QQ/ha 25 QQ/ha
FAS de FAS de
mercado mercado
Resultado final (después de impuestos) (US$/ha) 171,51 263,80
Total impuesto (US$/ha) 679,05 856,00
Impuestos nacionales (US$/ha) 624,29 798,95
Impuestos subnacionales (US$/ha) 54,77 57,05
Impuestos provinciales (US$/ha) 49,52 51,79
Impuestos municipales (US$/ha) 5,25 5,25
Estado nacional/(total de impuestos+resultado del
73,40 71,35
productor)
Estados subnacionales/(total de impuestos+resultado
6,44 5,09
del productor)
Provincia/(total de impuestos+resultado del productor) 5,82 4,63
Municipios/(total de impuestos+resultado del
0,62 0,47
productor)
Total Impuestos / (Total Impuestos + Resultado del
79,84 76,44
Productor)
Participación del nivel nacional (%) 91,93 93,34
Participación de los niveles subnacionales (%) 8,07 6,66
Participación del nivel provincial (%) 7,29 6,05
Participación de los municipios (%) 0,77 0,61
Fuente: elaboración propia en base a Márgenes Agropecuarios y Bolsa de Cereales de Rosario.
Cuadro 5
Niveles
subnacionales
Cultivo Nivel nacional
(provincia+
municipios)
Maíz (PT: 76,22) 94,14% (PT: 71,75) 5,86% (PT: 4,47)
Cuadro 6
Para el caso del Modelo 2, correspondiente a la zona oeste de la Provincia, el resultado es del
75% en la modalidad de campo propio y del 103% en campo arrendado, es decir, para éste
último, el resultado neto después de impuestos resultaba negativo (-3).
La presión tributaria estimada por AACREA del 75% —correspondiente a campo propio— es
por lo tanto comparable con la obtenida por las simulaciones de nuestro estudio de las
explotaciones agrícolas de similar modalidad (Maíz: 74,56%, Trigo: 80,19%, Soja: 87,07%;
Girasol: 76,84%), no obstante que los valores fiscales y los precios relativos no resulten
similares en los momentos en que las estimaciones fueran efectuadas (2005 vs. 2008)480.
478
AACREA (2002), op. cit. El estudio estuvo a cargo de María Castro, Juan A. del Río, Ricardo Negri
(h) y Teo Zorraquin.
479
El Modelo 1 corresponde a un campo del Litoral norte y el Modelo 3 a un campo del sur de Santa Fe.
480
A diferencia de nuestras microsimulaciones, los cálculos de AACREA omiten computar el ―Saldo
Técnico de IVA‖, por considerar al IVA un impuesto neutral a nivel del productor.
481
Remitimos al lector a lo tratado en el Capítulo 6, apartado 6.3., punto (iv).
507 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 7
Cuadro 8
El cómputo del IVA Neto, no obstante, puede justificarse en razón de que usualmente los
cálculos de presión tributaria empleando datos de cuentas nacionales deben aceptar el empleo
del criterio de ―percusión‖ del tributo, que es la única manera de identificar quien paga el
impuesto, y no sobre quien incide finalmente, efecto que depende de circunstancias variadas en
tiempo y espacio de las situaciones de oferta y demanda de corto plazo en los mercados.
Mario Arbolave, de Márgenes Agropecuarios, hizo el cálculo del resultado de la campaña 2007-
2008 para la soja que arrojó el resultado que muestra el Cuadro 9.
508 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 9
El estudio toma el cálculo de la aplicación de las retenciones móviles que suponía una alícuota
para la soja de 44,1% luego del dictado de la Resolución 125. La presión tributaria estimada
para el caso de un campo de la zona norte de la Provincia de Buenos Aires con un rinde 3,4
Tn/Ha arrojaba una presión tributaria del 83% y 87%, según se adoptara el pecio FAS
teórico de acuerdo a normas de aplicación en la comercialización de granos, o el FAS de
mercado según el precio vigente en Rosario. El Gobierno Nacional representa el 94%.
Los datos corroboran por lo visto los resultados analizados previamente.
El efecto económico de las retenciones a las exportaciones del sector rural y su incidencia en la
presión tributaria puede finalmente muy bien simularse, y de esta manera explicarse, mediante
un ejemplo teórico sencillo, utilizando un modelo productivo lineal, en el cual se habrán de
identificar los comportamientos de los productores rurales (oferta), e incorporar asimismo los
comportamientos de los demandantes de la producción rural, tanto la correspondiente a la
demanda doméstica como a la demanda externa.
A tal fin hemos de suponer el caso de un commodity rural —como la soja, el maíz o el trigo—
en la que concurren en su producción tres factores: dos factores variables, trabajo y capital, y el
factor fijo tierra. El sector rural opera en un mercado competitivo a nivel mundial, actuando los
productores rurales de la Argentina como tomadores de precios.
La curva de oferta es lineal y de pendiente normal, es decir, indicativa de costos crecientes para
niveles crecientes de producción y con una elasticidad-precio de la oferta igual a 1483. La forma
funcional de define así:
482
Extraído de Piffano (2010).
483
Este supuesto de elasticidad-precio de la oferta coincide con estimaciones muy recientes del
comportamiento agregado de la producción rural de largo plazo en Argentina. Ver Herrou-Aragón (2007),
509 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La curva de demanda doméstica es definida también de forma lineal y con pendiente negativa.
La forma funcional adoptada es:
Las exportaciones (X) dan cuenta de la demanda externa abastecida por la producción
doméstica al precio P, que resulta como saldo o diferencia entre el nivel de producción del
commodity menos la demanda doméstica, es decir:
(3) X = Qs - Qd
que la estimó en 1,3. Estimaciones anteriores llegaron a un rango del 0,20/0,30 al 0,40/0,50 en
elasticidades de corto plazo y del 0,60 al 1,69 para elasticidades de largo plazo. Ver Griffith et al (2001);
Colomé (1977); Mundlak et al. (1989); Reca (1980) y Bour (1982, 1983).
484
En el caso de un productor arrendatario, ese valor coincidiría con el alquiler o arrendamiento a pagar
al propietario de la tierra, razón por la que su suma al costo bruto del trabajo y el capital agotan los
ingresos totales.
510 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
producto constante e igual a 0,5. De allí surge que cuando se simulan los cambios en el nivel de
las retenciones, junto con las modificaciones en el precio doméstico del commodity rural se han
de producir modificaciones equivalentes (del mismo signo y magnitud) en los costos. Es decir,
si las retenciones aumentan, cae el precio doméstico y al mismo tiempo y medida caen los
valores absolutos de los costos totales, medios y marginales.
Por la forma funcional elegida y suponiendo un P* (precio internacional) igual a 100 —que
como se indicara mantenemos constante en todo momento de la simulación— y un precio
doméstico inicial también igual a 100 —suponiendo un tipo de cambio igual a 1 e hipótesis
de país pequeño, y por no existir retenciones en ese momento inicial— se podrá advertir que
ante la reducción de este precio interno, cuando aparecen las retenciones la demanda doméstica
muestra una elasticidad-precio muy alta en valores absolutos (-10), para ir luego bajando hasta
niveles mucho menores o extremos (≈ -0,1) cuando el precio del commodity llega a 0 y la
demanda doméstica alcanza el nivel de consumo máximo de 250.
Las exportaciones arrojan una reacción inversa, mucho menor al inicio cuando el precio del
commodity es igual a 100 (elasticidad de 1,5) y luego creciendo a niveles mucho más altos
cuando el precio del exportable es extremadamente bajo485. En la Figura 1 se representa el
resultado de suponer una retención con una alícuota del 35%, es decir, el nivel vigente en
Argentina para la soja al momento de encararse este estudio (en la secuencia de la simulación
corresponde al momento t+4).
Figura 1
485
En este comportamiento estarán jugando las dos elasticidades: la elasticidad-precio de la oferta y la
elasticidad-precio de la demanda doméstica, dado el carácter de saldo residual de las exportaciones. En
las Tablas presentadas en el Apéndice 4, se pueden consultar los valores de las series completas de la
simulación. Allí puede identificarse el nivel de precio doméstico de equilibrio interno al que se induciría
con una restricción cuantitativa total a las exportaciones, equivalente a una retención del 65,7%.
511 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En la figura se han señalado las áreas relevantes para el análisis. Allí quedan identificadas:
a) El área FACD que representa lo recaudado por el Gobierno con las retenciones.
d) El área del triángulo EFD que representa la carga excedente generada por el subsidio a
la demanda doméstica.
e) El área del triángulo ABC que representa la carga excedente que se genera a la
producción rural por causa de la reducción en esa porción del excedente del productor.
f) Finalmente, el área total HBCI que representa la pérdida total soportada, o la renta total
perdida, por el sector rural.
para el exceso de carga del subsidio a la demanda doméstica (o diferencia entre el costo social
del subsidio y el beneficio generado al subsidiado), al momento de la secuencia t+4 ya indicada
(retenciones al 35%).
En el Cuadro 2, se presentan los valores de los cambios relevantes que surgen del modelo
simple para el caso del nivel de retenciones del 35%, política comercial que, viene al caso
recordar, no rige en los países que compiten con Argentina en el mercado internacional de los
commodities rurales, en el caso americano, los EE.UU. y Brasil, especialmente por su
importancia en la oferta global. Finalmente, también se detallan los efectos esperados de la
eliminación de las retenciones.
El cuadro se divide en tres secciones. La primera da cuenta de las modificaciones que produce
la política comercial que fija una retención del 35%.
La segunda da cuenta de los cambios que produce la eliminación de las retenciones del 35%
(llevando las mismas a 0).
Finalmente, la tercera da cuenta del balance económico o beneficio social neto que derivaría de
la eliminación de las retenciones, computando como costos sociales los representados por la
reducción del excedente de los demandantes domésticos —luego de eliminar el subsidio
implícito de las retenciones— y la reducción de los recursos fiscales de parte del Gobierno.
Entre los beneficios se computan el retorno de la renta ahora no transferida al Estado y a la
512 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
demanda doméstica, incrementada por la renta resultante de una mayor producción incluyendo
así la ganancia social por eliminación de las cargas excedentes de las retenciones.
Cuadro 1
513 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
La alícuota de una retención del 35% reduce la renta de la tierra en un 58%, computando lo
recaudado por el Gobierno, el subsidio a la demanda doméstica y la carga excedente de la
producción. Visto desde el punto de vista del margen bruto, es decir, sin tener en cuenta la
pérdida ex post por carga excedente, resulta una reducción del 79%.
Medida sobre la renta neta final, como se indica en la Tabla 2 del Apéndice 4, la Presión
Tributaria sobre el valor de la propiedad rural por lo recaudado por la Aduana en
concepto de retenciones resultaría del 74% y si se computa el subsidio a la demanda, como
corresponde a todo impuesto que grava a la producción, alcanza al 108%; sumando finalmente
la carga excedente en la producción, al 111%, es decir, un porcentaje mucho mayor obviamente
que el 58% indicado antes.
514 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sobre la presión tributaria estimada por el modelo y lo observado en los estudios sobre presión
tributaria ya analizados, habrá de notarse que el rango de los niveles del 50%/85%/100%
encontrados en ellos, tanto los que resultan de estimaciones en base a cuentas nacionales como
en las microsimulaciones, contienen los otros impuestos que gravan a la renta de la tierra y que
en la simulación se suponen incluidos en los costos de los factores variables. Es decir, las
especificaciones del modelo simple estiman una participación similar de la renta y los costos
brutos de impuestos, que incorporan las retribuciones de los factores variables trabajo y capital.
El beneficio neto que surge de la eliminación de las retenciones, sin computar las mejoras en
el ingreso de divisas al país, implica un aumento del 31% que mide precisamente la mejora en
la generación de la renta de la tierra al eliminar las cargas excedentes de las retenciones.
Una aclaración importante es recordar que el modelo productivo simple empleado corresponde a
un modelo de equilibrio parcial. De manera que no computa los efectos inducidos sobre el resto
de los sectores económicos ante cambios en la política comercial. La actividad rural derrama
efectos positivos sobre una gran cantidad de actividades interrelacionadas, incluyendo al propio
Sector Público. Los efectos positivos de la eliminación de las retenciones deberían así computar
las mejoras tributarias que los gobiernos (tanto Nacional, como Subnacionales) habrían de
recibir por la mayor recaudación de los impuestos que gravan a la actividad rural, como el
Impuesto a las Ganancias, Ingresos Brutos, Bienes Personales, etc. A la inversa, en el cálculo de
los costos que produce el establecimiento de las retenciones se deberían computar las caídas en
la recaudación de esos otros impuestos.
El argumento de la posibilidad que brinda la distorsión de precios internos en contra del sector
rural y a favor de las actividades no ligadas a la cadena agroindustrial, para alentar otras
actividades industriales y de servicios ―generadoras de mayor valor agregado‖, contradicen la
hipótesis de productividad marginal superior de la actividad rural de la Argentina, debido a sus
evidentes ventajas relativas, con relación a esos otros sectores. Las ganancias en bienestar
mayores del sector rural sin retenciones beneficiarían tanto al sector privado como al Estado por
el mayor rendimiento de los recursos tributarios que habría de obtener486.
En materia distributiva, el ejemplo sirve asimismo para demostrar que las ganancias en bienestar
permitirían financiar un gasto aún mayor al actual subsidio a la demanda doméstica487.
486
Para corroboraciones empíricas de estos efectos con el empleo de modelos de equilibrio general
computado se pueden consultar los trabajos de Porto, Piffano y Di Gresia (2007), Nogués y Porto
(coords.) (2007) y Di Gresia (2009).
487
Ídem llamada anterior.
515 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como puede observarse en la Tabla 1 del Apéndice 4, la maximización del rendimiento fiscal
se lograría con una alícuota del 33%488, que coincide casualmente con la alícuota máxima que
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia ha establecido en diversos fallos, nivel a partir
del cual se estaría en presencia de una fiscalidad confiscatoria. La alícuota del 35% supera ese
nivel, circunstancia que avala la condición confiscatoria del gravamen, sin computar que el
valor gravado es el ingreso bruto total y no la Renta de la Tierra que es la que determina
el valor de los inmuebles rurales.
Figura 2
La alícuota del 18%, por su parte, generaría una presión tributaria del 33%, equivalente al limite
confiscatorio, sin computar no obstante al resto del sistema tributario que grava la actividad del
sector, lo que al sumarse implicará sobrepasar ese límite jurídico.
a) Desde el punto de vista legal, pensando en los derechos de propiedad, la presión tributaria
ejercida sobre la renta del sector rural por las retenciones va más allá del 33% que fijara la CSJ
como límite no confiscatorio de la imposición489. No obstante, habrá de tenerse en cuenta que la
retención opera sobre el ingreso bruto, afectando por tanto en mayor magnitud al valor de la
propiedad rural. Asimismo, al efecto de las retenciones debe sumársele el correspondiente al
resto del sistema tributario federal (nacional, provincial y municipal), en razón de la incidencia
consolidada que se ejerce sobre el valor de la tierra. Ahora bien, dado que las economías
regionales son evidentemente intensivas en producción rural, en la imposición sobre el sector
rural las retenciones actuales desde el ángulo económico no dejan espacio tributario adicional
488
Analíticamente este resultado puede hallarse a través de las condiciones matemáticas de maximización
no condicionada que se explican en la Tabla 6 del Apéndice 4.
489
El tema de la confiscatoriedad, tratado en su primera parte en el punto (iii), (f), en su aspecto legal, lo
volvemos a tratar en su segunda parte, desde el ángulo empírico, en el punto (vi).
516 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(tax-room) para la aplicación de los otros gravámenes del resto del sistema tributario federal. De
hecho por sí solas resultan confiscatorias y agotan la base tributaria potencial a explotar por las
provincias: la alícuota actual de una retención del 35% implica una presión tributaria sobre la
renta de la tierra o su valor del 58%.
d) Si, finalmente, el objetivo de la política comercial fuera alentar a las actividades de mayor
competitividad de la economía —la producción de los commodities renovables y exportables de
alto rendimiento— queda claro que el incentivo opera en forma obviamente inversa a la
existencia de las retenciones. El margen de subsidio financiable a través del sector rural para el
resto de la economía se reduce en forma significativa.
e) Por lo visto en las mediciones sobre la Presión Tributaria sobre el sector rural —sean las
estimadas según datos de cuentas nacionales como las calculadas mediante las
microsimulaciones o la modelización del sector rural— las retenciones no permiten ejercer un
nivel mínimo de autonomía de las provincias para justificar el sistema federal de gobierno. El
régimen actual vulnera el principio constitucional muy claramente y acota de forma muy aguda
las posibilidades de imposición subnacional basada en la actividad que reporta una función de
producción con alta gravitación del factor fijo tierra, cuyo valor debería constituir la base de
sustentación tributaria básica de los gobiernos subnacionales. La evidencia empírica no sin
sorpresas indica así una muy poca relevancia del Impuesto Inmobiliario Rural en las finanzas
provinciales.
490
Las retenciones generan redistribución de forma universal, es decir, también subsidia a los deciles
altos de la sociedad. El consumo de carne vacuna por habitante en Argentina, por ejemplo, en 2008 era
de 70 kilos por año (en 2010 con el reciente encarecimiento de su precio relativo había bajado a 56 kilos),
frente a los 40 kilos de Estados Unidos o los 11 kilos de España, países que no podrían calificarse de
pobres; semejante consumo per cápita en Argentina no podría justificarse solamente por el presupuesto
de gastos de los deciles bajos. Como ya se comentara, hemos sugerido un subsidio focalizado a los deciles
más pobres mediante el mecanismo de los food-stamp (bono alimentario) utilizados en muchos estados de
los EE.UU.
517 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una interesante revisión de la experiencia internacional comparada es ver cuál resulta ser el
nivel de gobierno que predominantemente explota la base tributaria del impuesto inmobiliario
rural. A tal fin, en base a datos extraídos de CEPAL, se han podido construir los Cuadros 1 y 2.
Cuadro 1
La imposición patrimonial en Argentina - 2008 y
en países de la OECD - 2004
1 - Impuestos al Impuestos
País patrimonio en % totales en % Relación 1/2
del PIB del PIB
Argentina 3,20 30,66 10%
Francia 4,43 43,40 10%
Canadá 3,77 33,50 11%
Reino Unido 3,30 36,00 9%
Estados Unidos 3,06 25,50 12%
Bélgica 2,98 45,00 7%
Australia 2,91 31,30 9%
España 2,67 34,80 8%
Suiza 2,59 29,20 9%
Nueva Zelanda 1,89 35,60 5%
Dinamarca 1,85 48,80 4%
Holanda 1,78 37,50 5%
Suecia 1,54 50,40 3%
Italia 1,51 41,10 4%
Alemania 0,81 34,70 2%
Portugal 0,55 34,50 2%
Fuente: CEPAL (2008).
La comparación de Argentina con dichos países es al solo efecto de observar que aún tratándose
de una muestra de países de mayor nivel de ingreso per cápita, al incluir en general de países de
avanzado desarrollo económico superior al de Argentina, nuestro país no desentona en cuanto al
nivel relativamente alto con que ejerce su presión tributaria sobre dicha base.
491
Debe aclararse, no obstante, que CEPAL incluye como imposición patrimonial al impuesto a las
transacciones financieras, circunstancia que incide naturalmente en la medición indicada para la
Argentina.
518 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
Impuesto Inmobiliario como Porcentaje de los
Impuestos al Patrimonio en América Latina
1- Impuesto 2 - Imposición
País Año Fiscal Inmobiliario al Patrimonio Relación 1/2
en % del PIB en % del PIB
Argentina 2006 0,44 3,20 13,84
Bolivia 2006 0,60 1,72 35,02
Brasil 2006 0,52 2,78 18,75
Chile 2006 0,48 1,70 28,24
Colombia 2006 0,69 1,90 36,54
Guatemala 2004 0,16 0,16 97,6
Honduras 2005 0,31 - -
México 2004 0,27 - -
Panamá 2006 0,35 - -
Paraguay 2006 0,27 - -
Perú
República 2005 0,15 0,22 68,65
Dominicana 2006 0,13 0,6 22,11
Estadísticos:
Media 0,37 1,54 40,09
Mediana 0,33 1,71 31,63
Desvío St. 0,18 1,13 28,71
Coef. de Var. 50,37 73,83 71,61
Valor mínimo 0,13 0,16 13,84
Valor máximo 0,69 3,20 97,6
Nº de observ. 12 8 8
Fuente: CEPAL (2008).
(a) Introducción
En el apartado (iii) punto (f), al tratar los posibles límites económicos a la presión tributaria
sobre la tierra, adelantábamos la pregunta relevante a responder sobre este interrogante para
cualquier país capitalista y respetuoso de las garantías de propiedad y libertades de los
individuos: ¿cuál podría ser la referencia o benchmark a fijar para el límite razonable de presión
tributaria sobre la renta de la tierra?
Sugerimos entonces que la respuesta debe encontrarse en un análisis comparado del valor de la
tierra en el mundo capitalista, es decir, los valores que los predios registran para similar calidad,
aptitud o potencialidad productiva de los commodities agropecuarios en países que desde el
punto de vista institucional y económico resulten comparables a la Argentina
La característica del factor tierra como un recurso inamovible, y por tanto no transable, puede
conducir a pensar que los valores que registren los campos en diferentes países no deberían
tener relación alguna. Sin embargo esto no es así, particularmente en el caso de los predios
rurales. La explicación deriva del uso similar que la tierra rural tiene en los países productores
de commodities como el trigo, el maíz, la soja u otro cultivo, o su utilización para la cría y
engorde de ganado. Los campos habrán de tener algún tipo de rendimiento residual (renta) luego
de retribuir a los factores variables. Si éstos tienen características de ser reproducibles y móviles
espacialmente, se puede esperar que en la economía global converjan a retribuciones
similares492. De ello deriva que la renta agraria como residual del rendimiento total de la
492
El teorema Heckscher-Ohlin (Ohlin, B. 1933) sugirió convergencia en los precios retributivos de los
factores de la producción en un modelo de economía abierta, libre cambio de mercancías y factores de la
producción fijos. El teorema, conocido también como teorema Heckscher-Ohlin-Samuelson (H-O-S), o
bien, Heckscher-Ohlin-Vanek (H-O-V) —debido a que Samuelson (1948) fuera quien lo comprobara
rigurosamente en primer lugar y luego Vanek (1968) quien lograra su moderna síntesis— adelanta que el
comercio internacional dará lugar a la igualación en las renumeraciones relativas y absolutas de los
519 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
explotación de los predios rurales, deberían converger asimismo en el caso de tierras con
características originales similares.
Pero convergencia no es similar a igualación del nivel absoluto del valor de las tierras de similar
aptitud o de características originales del suelo iguales. Las diferencias absolutas pueden
mantenerse debido esencialmente a los siguientes factores:
Sobre estos tres determinantes, permítasenos hacer una consideración breve del tercero. Se trata
de contemplar algunas críticas anticipadas por Daniel Artana —quien nos alertara sobre el
escaso espacio dedicado al tema de la calidad institucional— y en particular de Martín Krause
—en igual sentido—.
Como ya se citara, en su crítica Krause nos señala que para definir si una presión tributaria es
confiscatoria o no, resulta imprescindible hacer referencia al lado del gasto público y advierte
sobre posibles diferencias de filosofía política a adoptar frente a ello. ―Para unos podría ser la
de un Robert Nozick, para otros la de un John Rawls‖, acota Krause y agrega: ―Como en la
meta-utopía de Nozick, yo quisiera vivir en una comunidad con una compañía de seguros que
me diera seguridad y otros servicios, a la que puedo cambiar en cualquier momento. Otros
elegirían una con un estado benefactor. De hecho, a los suecos le sacan el 60 o 70% del
ingreso pero lo aceptan (y los que no, son ciudadanos de Mónaco).‖ Y finalmente: ―Un sueco
seguramente creería que los impuestos son confiscatorios si no recibe del Estado todo lo que
pretende recibir. Nosotros no recibimos casi nada (la vieja frase de que ―pagás la educación
dos veces‖, etc.), por lo que una presión arriba, digamos, del 15%, tal vez sea confiscatoria.‖
Sobre lo aclarado por Krause —que es correcto— habrá de tenerse en cuenta que dentro de la
definición del concepto ―calidad institucional‖ y ―su medición‖ debería necesariamente influir
la calidad de los servicios que brindan los gobiernos. En realidad estamos aludiendo a un
concepto de ―calidad institucional‖ que habría de incluir (o no excluir) indicadores de calidad en
materia de justicia, salud, educación, seguridad, etc., de manera que finalmente entre esta
variable (comprensiva en realidad del paquete de bienes públicos que proveen los gobiernos) y
la presión tributaria, se pueda de alguna manera medir más adecuadamente el ―residuo fiscal‖ o
la ―presión fiscal neta‖ que enfrenta el individuo, la región o el sector sujeto de la medición. Si
factores homogéneos en todos los países. La igualación absoluta de los precios de los factores significa
que el libre comercio internacional igualará los salarios reales para el mismo tipo de trabajo en los países,
así como la tasa real de interés para el mismo tipo de capital. No obstante, sobre este pronóstico se ha
podido observar que en las economías reales la igualación de los precios de los factores no se ha
verificado muy estrictamente, debido a diferencias marcadas en la dotación de recursos, estructuras
sociales diferentes, barreras comerciales y diferencias internacionales en tecnología disponibles. Sin
embargo, es posible afirmar que aún cuando la economía global real no refleje una realidad estrictamente
ceñida a los supuestos del modelo, la expansión del comercio y la globalización mundial de las últimas
décadas —que implicó una gran movilidad no solamente de mercancías sino asimismo de los factores
variables trabajo y capital, y de acceso a modernas tecnologías— parece aproximarla a un escenario que
conduciría al resultado pronosticado por el teorema, particularmente significativo ahora respecto a la
igualación de la renta bruta del factor fijo tierra (es decir, el valor de la tierra sin impuestos).
520 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Lo importante a señalar a esta altura del análisis —con vistas a la interpretación jurídica que el
tema puede plantear a los jueces— es que el mercado internacional relevante para la
comparación, habrá de ser el que mida el nivel de la productividad de la actividad rural en el
mundo. Es decir, los valores de mercado en el mundo dirán cuál es el valor de la productividad
marginal de las tierras que necesariamente habrán de responder a una actitud ―diligente en su
explotación‖ por parte del capitalista y/o terrateniente493. Los jueces no podrían calificar de
ineptos o no diligentes a todo un mercado competitivo a nivel mundial494.
La elección de los EE.UU. resulta interesante no solamente por el atributo de tratarse de un país
productor de granos y carne ―homogéneos‖ —característica que define a todo commodity como
tal— y similares por tanto a los que produce la Argentina, sino asimismo debido, en primer
lugar (vale reconocer), a la abundante información que es posible obtener desde la página web
del Departamento de Agricultura de ese país. En segundo lugar, porque se trata de un país
federal que a su vez registra un importante nivel de respeto a la propiedad privada y la libertad
de los individuos, es decir, un país de calidad institucional superior al de la Argentina por lo ya
explicado, al que se supone debería converger nuestro país.
Una primera aproximación puede hacerse por ejemplo comparando los valores de los campos en
los predios maiceros del estado de Iowa con los de la zona núcleo maicera de la Provincia de
Buenos Aires, a la manera que lo hace Reca (2008).
En base a datos del Departamento de Agricultura de los EE.UU. y de AACREA, Reca muestra
la serie de precios que se exponen en el Cuadro 1.
493
Por lo ya apuntado en cuanto al supuesto del empleo de una tecnología de punta al analizar las Figuras
6(a) y 6(b), del apartado (iii), punto f).
494
La referencia o benchmark para medir la confiscatoriedad de la imposición sobre la actividad rural no
necesariamente habrá de coincidir o ser extensiva a todas las actividades económicas del sector; es decir,
no será similar según la actividad rural sobre la cual se mida la presión tributaria, aunque la metodología
para identificarla pueda ser similar. Por ejemplo, es muy probable que en un estudio de presión tributaria
sobre la actividad tabacalera advierta una presión tributaria mayor al resto de las actividades de la cadena
agroindustrial en todo el mundo, justificada usualmente por el objetivo de política pública tendiente a
desalentar el consumo de cigarrillos. Es probable que de no tener otro uso alternativo las tierras
destinadas al cultivo del tabaco sufrirían un efecto ―amortización‖ de la mayor presión y,
consecuentemente, un menor valor relativo de las mismas.
521 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
En el Gráfico 1 se puede observar la evolución del precio de los campos con base al año 1986 =
100.
Ambas curvas muestran la tendencia creciente del valor de los predios a partir de la presente
década, que habrán de coincidir con la evolución que registraran los precios del maíz y,
asimismo, de la soja en el mismo período.
522 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 1
600
500
Indice 1986=100
400
300
200
100
0
1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006
Años
RA Iowa best
Gráfico 2
400
350
300
250
200
150
100
50
0
92 94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07
Año
Evolución del Valor de la Tierra RA
Como se advierte también en el gráfico, el valor de los campos acompaña con algún rezago la
evolución registrada en los precios de los granos maíz y soja. Así, si se grafica la evaluación de
la variable precio de la tierra con un rezago de dos períodos, puede muy claramente advertirse la
alta asociación entre ellas. El Gráfico 3 muestra esta asociación y debajo del gráfico se indican
los coeficientes encontrados entre ambas variables —es decir, la correspondiente a la tierra con
el rezago de dos años—.
Gráfico 3
400
350
Evolución índice 1992 = 100
300
250
200
150
100
50
0
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Año
RA Maíz Duro Soja Promedio simple Maíz-Soja
En síntesis, los valores de la tierra en la Argentina siguen de cerca los valores de los
commodities generados con su uso. Éstos, asimismo, evidencian similar evolución que los
campos de similares características en los EE. UU. De ello se deriva la hipótesis sugerida al
comienzo, en cuanto a que la renta de la tierra y su valor no pueden estar muy lejos de la manera
que evolucionen los valores de los productos que se producen con el uso del recurso.
Sin embargo, las variaciones de corto plazo registradas entre las valuaciones de la tierra en el
estado de Iowa y en la zona núcleo maicera de la PBA de Argentina, indican que existen
naturalmente factores de más corto plazo que influyen en los valores de mercado de la tierra en
ambos países.
495
Sobre la implicancia en el resultado de la medición estadística de esta omisión nos hemos referido al
comienzo del punto, o sea: coeficiente de correlación 0,974960* (R 2 = 0,950548).
524 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
serie del precio relativo de Argentina respecto a Iowa arroja un coeficiente de tendencia
promedio de 0,573512 para el período 1986 a 2007.
Gráfico 4
65%
55%
45%
35%
1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006
RA/Iowa
Gráfico 5
La diferencia entre ellas es la distancia absoluta entre ambos valores, como puede observarse
para el promedio de ambas series. En el caso de Arbolave cercana al 40%, en tanto en Reca
superando el 60%.
496
Arbolave, M. (2011).
525 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
La relación Reca/Arbolave es, por tanto, del 20% entre ambas series. Un punto importante es
señalar que esta diferencia puede bien ser atribuida a que Reca compara ―las mejores tierras
de Iowa‖ con ―las tierras de la Zona Núcleo‖ de la Argentina, en tanto Arbolave utiliza en la
comparación ―el promedio de las tierras de Iowa‖ en EE.UU. con ―las mejores tierras de la
Zona Núcleo‖, pertenecientes solamente a los partidos de Pergamino, Rojas y Colón.
526 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 6
Una coincidencia que debe destacarse es la similar convergencia hacia valores más cercanos de
los precios de las tierras entre ambos países, circunstancia que claramente comienza a operar a
partir de mediados de los años 90 —del doble o más del doble en el precio de las tierras de
EE.UU. respecto a las de Argentina, para converger a iguales valores o casi similares hacia fines
de la serie—.
No es casualidad que el salto tecnológico registrado en nuestro sector agrícola coincida en gran
medida con este nuevo período y, asimismo, con la fuerte incidencia de la crisis del 2001-2002
con la secuela de medidas económicas que condujeran a la destrucción del mercado financiero
de nuestro país.
La corrida de las inversiones a inmuebles rurales y urbanos fue un notorio medio de cobertura
de riesgos por confiscaciones del Estado desde entonces en la Argentina. De los datos
presentados por Arbolave se pueden extraer asimismo interesantes resultados que permiten
corroborar las estimaciones previamente comentadas, efectuadas en base a los datos ya citados
de Reca.
En primer lugar, la correlación entre los valores de la tierra en Iowa y en la Zona Núcleo. El
Gráfico Nº 7 muestra ambas series y debajo figuran el Coeficiente de Correlación y el r2
resultante de la regresión.
527 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 7
Otras corroboraciones interesantes se pueden extraer del estudio de Arbolave, como la referida,
en primer lugar, a la relación que se verifica entre los valores de la tierra y el precio de los
commodities rurales.
En virtud de los shocks que provocaran las políticas económicas de Argentina, la correlación
resulta más fuerte en el caso de los valores de la tierra en Iowa que en nuestro país. En efecto,
para el caso de Argentina, correlacionando los nuevos valores de Arbolave para el promedio
simple de maíz y soja y los valores de la tierra en la Zona Núcleo, resulta:
Por último, es interesante observar los resultados de correlacionar los valores de la tierra con las
variables tasa de interés en los EE.UU. y precio del oro. En el Cuadro 3 se detallan las series de
ambas variables.
Cuadro 3
528 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tasa de
Oro
RA (3) EE.UU. (4) Interés
Año U$S/onza
EE.UU. (%)
1986 1.575,00 2.375,00 7,67 368
1987 1.457,00 2.635,00 8,39 446
1988 1.550,00 3.147,00 8,85 437
1989 1.696,00 3.390,00 8,49 381
1990 2.058,00 3.597,00 8,55 384
1991 2.292,00 3.600,00 7,86 362
1992 2.592,00 3.666,00 7,01 344
1993 2.129,00 3.764,00 5,87 360
1994 2.254,00 4.016,00 7,69 384
1995 2.400,00 4.332,00 6,57 384
1996 3.142,00 5.094,00 6,44 388
1997 4.042,00 5.525,00 6,35 331
1998 4.858,00 5.386,00 5,26 294
1999 4.000,00 5.270,00 5,65 279
2000 3.950,00 5.433,00 6,03 279
2001 3.592,00 5.620,00 5,02 271
2002 2.692,00 6.138,00 4,61 310
2003 3.950,00 6.625,00 4,01 363
2004 5.317,00 7.640,00 4,27 410
2005 6.067,00 8.388,00 4,29 444
2006 7.708,00 9.070,00 4,80 603
2007 9.167,00 10.981,00 4,63 697
2008 11.825,00 12.545,00 3,66 872
2009 10.533,00 12.186,00 3,26 973
2010 12.792,00 14.258,00 3,21 1.225
(3) y (4) Arbolave (2011). Toma la tierra de Iowa en base a State University
Extension y la Zona Núcleo —sólo los partidos de Pergamino, Rojas y Colón—
con base propia.
Los coeficientes resultan con los signos esperados y, en todos los casos, son de alta
significatividad.
La pregunta que subyace finalmente de lo analizado en este punto es ¿es posible imputar el
diferencial de precios de largo plazo —omitiendo los shocks idiosincrásicos de corto plazo—
entre los campos maiceros de Iowa, o EE.UU., y los de la PBA a circunstancias derivadas
únicamente del factor ―ubicación‖ o quizás también, o muy particularmente, al tratamiento
tributario y al riesgo soberano diferencial entre ambos países?
Cualquiera sea la respuesta final a esta pregunta, al nivel que alcanzara el presente estudio
resultan claros al menos tres puntos:
529 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) Por alguna o varias de las razones aludidas, los campos de la Argentina han valido o
valen menos —alrededor de un poco más de la mitad— que los de Iowa según los datos de las
últimas dos décadas, convergiendo no obstante a valores cercanos en los últimos años de la serie
analizada.
Quizás la pregunta rápidamente pueda atribuirse a la existencia de las retenciones, las que están
vedadas en los EE.UU. por su Constitución. Pero también ha influido sin lugar a dudas la
calidad institucional, particularmente en su influencia a un mayor crecimiento de los valores de
las tierras en la Zona Núcleo de la Argentina respecto a la evolución registrada en Iowa en los
últimos años de la serie. Ello queda razonablemente explicado por lo acotado por Arbolave en el
párrafo citado más arriba.
Pero también podría corroborarse mediante la comparación entre la evolución del precio de las
tierras en Uruguay y en nuestra Zona Núcleo, precisamente referida al período último de la serie
analizada previamente, de la manera como se presenta en Piffano (2010).
1) Introducción
En el trabajo de Piffano (2010), enfocado desde el punto de vista de los problemas tributarios
relativos al federalismo fiscal operando en nuestro país, se plantea sintéticamente lo que se
transcribe a continuación.
En toda federación las economías regionales que operan en cada provincia están ligadas entre sí
por factores idiosincrásicos propios; particularmente relativos a ciertas variables relevantes que
ligan económicamente a las regiones entre sí, sean las más ricas o las menos ricas o pobres. En
esa caracterización, para nuestro caso, se resalta la relevancia del sector rural y la característica
de la función de producción relevante, con el factor fijo tierra como base de sustentación del
desarrollo productivo regional.
La existencia de estos canales reales y financieros entre jurisdicciones genera una muy fuerte
correlación entre el nivel de actividad de cualquier región respecto al de las otras. No solamente
esta relación conlleva externalidades o derrames de crecimiento de largo plazo entre las mismas,
530 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sino asimismo a los shocks de corto plazo del ciclo de los negocios, notablemente
correlacionados entre sí.
Lo anterior implica que la suerte del crecimiento o nivel de actividad de una región rica provoca
una suerte equivalente de derrame —de signo positivo o negativo según el caso— al resto de la
federación, las jurisdicciones ricas y también a las menos ricas.
Esa ligazón aparece como muy fuertemente correlacionada cuando la estructura productiva
básica de las economías regionales posee similar o muy parecida configuración. La suerte en los
negocios irá muy pareja entre todas las jurisdicciones cuando tal similitud productiva se
presenta.
En tal sentido, considerada cada región o jurisdicción interactuando con las otras, es posible
afirmar que la suerte en materia económica individual de cada región —el nivel del Producto
Bruto Geográfico (PBG) y el Empleo de cada región— se verá influida no solo por las
decisiones que adopten los agentes económicos residentes en la misma —agentes privados y el
propio Estado— sino también por variables exógenas, a saber:
a) Dos grupos de variables exógenas con derrames de igual signo para las economías regionales
en cuestión:
El nivel de las variables relevantes del resto del mundo (PBI mundial; tasa de interés
real mundial, y precios internacionales de los commodities).
El nivel de las variables económicas (esencialmente el PBG) de las restantes regiones
(ricas y pobres).
b) Un grupo de variables exógenas con efectos de signo no necesariamente similar para cada
economía regional:
Las políticas nacionales que afectan a cada región —política comercial, política fiscal,
política financiera o de liquidez (monetaria y de deuda), política cambiaria, política de
ingresos—, y las regulaciones sectoriales de alcance nacional en general (sistema
previsional, sistema educativo, etc.).
Los efectos de derrame de lo que ocurra en una jurisdicción o región de una federación respecto
de las restantes provincias o jurisdicciones, puede muy bien asimilarse al caso de las influencias
que las economías nacionales ejercen sobre otras economías también nacionales interactuando
económicamente dentro de un mercado común, como es el caso de los países del MERCOSUR.
497
Sosa, S. (2010).
498
Sosa utiliza un modelo VAR (vector autoregressions model) con restricciones exógenas en bloque, es
decir, separando las variables mundiales, las regionales y las propias de Uruguay, en una secuencia de
mayor a menor, suponiendo una economía pequeña de Uruguay a nivel regional y de la economía
regional MERCOSUR pequeña a nivel mundial. De allí que los shocks mundiales afectan a todas las
economías nacionales de la región MERCOSUR, y los shocks provocados por países del MERCOSUR
(Argentina y/o Brasil) afectan a la economía de Uruguay; pero no a la inversa.
531 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
A su vez, del mismo estudio de Sosa es posible identificar la diferencia de efectos que el
segundo grupo de variables exógenas indicados en b) implican para una región como Uruguay
—libre de la influencia del enforcement de las políticas nacionales de la Argentina, pero
recibiendo no obstante los derrames provocados desde la Argentina debido a dichas políticas—
que equivaldrían a los efectos de derrame esperables por cualquier provincia Argentina que,
como Uruguay, estuviera libre del enforcement de tales políticas nacionales.
Veamos los resultados del estudio empírico de Sosa para luego extraer algunas conclusiones
útiles respecto a los efectos de derrames del tipo a) y del tipo b) esperables entre las provincias
de Argentina.
El ciclo de negocios de Uruguay está altamente correlacionado con la de sus vecinos regionales,
especialmente con Argentina (Tabla 1). Para toda la muestra empleada en el estudio de Sosa
(Primer Trimestre de 1980-Segundo Trimestre de 2009), la correlación entre Uruguay y
Argentina de los componentes cíclicos del PIB resulta de 0,61. La correlación más alta es la
existente entre el PIB de Uruguay en el trimestre t y el PIB de Argentina en el trimestre t-1 (o
sea, un lag de solamente un trimestre), con un coeficiente igual a 0,67.
Esta alta asociación provoca que los shocks en el crecimiento del PIB de Argentina tengan
efectos muy grandes y rápidos en el PIB de Uruguay, es decir, particularmente en el primer
trimestre posterior al shock, aunque sus efectos perduran durante cuatro trimestres. Según Sosa
la ―regla de oro‖ de la elasticidad de respuesta del impulso generado por el shock del PIB de
Argentina, indica que un aumento de 1 punto porcentual en el crecimiento del PIB de Argentina
lleva a un aumento de ½ puntos porcentuales del PIB uruguayo en un trimestre posterior. El
impacto positivo para el crecimiento del PIB global de Uruguay es sin embargo expansivo, y su
impacto se continúa verificado dos o tres trimestres después de producido el shock argentino.
Los residuos del modelo VAR ilustran la volatilidad de los shocks del PIB, y el grado en que
están relacionados con alteraciones en otras regiones (Tabla 7).
El hecho más notable es la alta volatilidad de los shocks del PIB de la región, que son
aproximadamente 10 veces más volátiles que los shocks al crecimiento del PIB mundial. Esto
puede reflejar el alto grado de volatilidad macroeconómica interna, especialmente en Argentina
y Uruguay, que sufrieron graves crisis económicas y financieras durante el período de análisis,
en el que el producto real se redujo drásticamente. Además, la correlación y la covarianza de las
perturbaciones internas uruguayas con impulsos en la Argentina son seis veces mayores que con
las de Brasil.
Finalmente, Sosa, luego de pasar revista a una secuencia conocida de crisis económicas y
financieras afectando a ambos países —las crisis de Argentina de 1981/2 de ―la tablita‖; la
―hiperinflación‖ de 1989/90; y la crisis de 2001 del ―default‖; y las dos crisis de Brasil de 1981-
2 y 1999— y describir la situación de las finanzas públicas y privadas del Uruguay al presente,
desestima la posibilidad de aventurar una inevitable vulnerabilidad de Uruguay a los shocks de
Argentina hacia el futuro. Lo hace en base a los siguientes rasgos actuales de la situación
mejorada de la economía de Uruguay:
ii) Una más reducida exposición del sistema financiero o bancario de Uruguay a lo que
pueda ocurrir en Argentina. Con regulaciones y medidas que han reducido el 40% de los
depósitos de argentinos en bancos uruguayos al momento de la crisis de 2001 a solo el 20%
actual.
iii) Una más adecuada situación de liquidez del sistema bancario en el presente que en
2001, con menor número de bancos y una mejor estructuración y correspondiente exposición al
riesgo de las carteras en pesos y dólares.
533 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
iv) Una mucha más reducida exposición de Uruguay a las exportaciones hacia la
Argentina, que se redujeron del 15% de la década de los años 90 al 8% actual.
La consecuencia de esta nueva situación induce claramente a pensar que hacia futuro
probablemente muchos de los efectos de derrame provenientes de la Argentina que impactaran
en el Uruguay en el pasado, no solamente habrán de reducir su magnitud relativa, sino que en
muchos casos lo revertirían. Básicamente, debido al escenario de mayor estabilidad económica
y seguridad jurídica que ofrece hoy Uruguay, no solo a los uruguayos sino asimismo a los
argentinos que busquen refugios económicos de diverso orden en la vecina república.
Veamos ahora qué puede inferirse del estudio antes comentado respecto a las interrelaciones
económicas de las provincias argentinas y el tema que nos ocupa.
El segundo hecho notable que se extrae del estudio de Sosa, referido ahora a los derrames del
tipo b), es advertir que el riesgo soberano y las políticas nacionales que afectan obligadamente a
las provincias argentinas, reducen en alguna medida la dependencia de Uruguay de los shocks
regionales derramados desde la Argentina. Este es un caso de estudio interesante porque aunque
la Argentina experimentó a comienzos de la presente década graves crisis financieras y el
colapso económico con graves consecuencias sociales, y la crisis mundial de 2008, la economía
uruguaya altamente correlacionada con los shocks argentinos no enfrentó una interrupción de
semejante magnitud: la actividad económica disminuyó sólo ligeramente, la variación en la tasa
de cambio real no resultó tan marcada, y no se produjeron retiros de depósitos del sector
bancario uruguayo similares a lo ocurrido en Argentina; en realidad, los depósitos de hecho
aumentaron en Uruguay debido a una gran afluencia de dinero de argentinos en busca de
seguridad. Algo similar ocurrió luego de la crisis del gobierno argentino con el sector rural en
2008 y el impacto que ello produjo en términos del aumento en Uruguay de las FDI
(Inversiones Directas del Exterior) provenientes de Argentina, que aumentaron en forma
significativa la producción rural, generando importantes aumentos en el valor de los campos de
Uruguay.
Cuadro 3
Tomado el sub-período que se inicia en 2005 —año en el que comienza a instrumentarse una
clara política anti-agropecuaria en la Argentina— y el año 2009, el valor de la tierra en Uruguay
registra un crecimiento del 221% en tanto la mejor tierra de la Argentina solo se incrementó en
un 62%. La diferencia de variación del precio de la tierra se mantiene sostenida al final del sub-
período: en Uruguay entre 2008 y 2009 fue del 26,3% contra el 2,8% de Argentina. Como
resultado de esta evolución, la ha. de la tierra rica de Argentina en 2000 y en 2005 valía 8,9 y
8,4 veces más que la ha. de la tierra promedio en Uruguay. En 2009 la distancia es de 4,2 veces,
es decir, se redujo a la mitad respecto a la registrada en la primera mitad de la presente década.
Este segundo efecto, es por lo tanto otra muestra de lo que hubiera sucedido a las provincias de
Argentina si no hubieran enfrentado la restricción del enforcement de las políticas públicas del
nivel nacional de Gobierno, y enfrentar en cambio un escenario sin retenciones ni restricciones
cuantitativas a las exportaciones rurales y de seguridad jurídica similar al de los productores del
Uruguay.
En particular respecto a los derrames del tipo b), si la actividad rural de Argentina recibiera los
mismos incentivos que reciben los productores de Uruguay, dos fenómenos ricardeanos
conocidos habrían de provocarse en las economías regionales de las provincias argentinas: el
aumento de la explotación extensiva de la tierra, que afectaría mayormente a las provincias de
menor potencial o aptitud de los suelos, y el aumento de la explotación intensiva de la tierra,
que se induciría en todas las provincias, con suelos ricos y con suelos no tan ricos o
relativamente pobres, dado que la movilidad regional de los factores variables trabajo y capital
igualarían sus productividades marginales en todas las jurisdicciones.
Una clara paradoja federal aflora entonces de este análisis: un federalismo competitivo genuino
y sin retenciones al sector rural como en Uruguay lejos de generar el efecto beggar the neighbor
entre provincias provocaría una fuerte expansión de las fronteras de producción regionales,
reduciendo las necesidades y el nivel relativo de las transferencias interjurisdiccionales de
nivelación, al mejorar los ingresos privados y los recursos tributarios de los fiscos regionales,
tanto de las provincias ricas como de las pobres.
Está claro que las asimetrías entre regiones difícilmente puedan borrarse totalmente del mapa
económico de cualquier territorio; la tecnología y las finanzas públicas solo parcialmente
pueden modificar lo que la naturaleza ha planteado en materia de recursos naturales. Pero un
mayor desarrollo de las economías regionales reduciría la magnitud relativa de los sistemas de
nivelación tributaria o fiscal, es decir, reduciría el esfuerzo fiscal de los que aportan a la
redistribución, al tiempo que reduciría en forma significativa la incidencia negativa que induce
el conocido dilema de la dependencia política de los recursos de terceros o del gobierno central,
típico efecto agravado en los sistemas centralizados.
La tendencia creciente en el valor de la tierra en ambos países puede claramente explicarse por
la evolución del precio de los commodities rurales, como ya se viera empíricamente con
referencia a la Argentina y los EE.UU., que modificaron muy marcadamente el escenario
―prebishiano‖ de décadas pasadas, pasando al sendero de sostenido aumento en el valor relativo
de los mismos. Efectivamente, la tendencia a converger de los precios de la tierra entre uno y
otro país es un hecho notorio y sirve para corroborar al famoso teorema sobre la igualación
mundial del precio de los factores de Heckscher-Ohlin y la suerte que se espera registrar hacia
futuro en el valor de la tierra rural, base del Impuesto Inmobiliario Rural de las provincias. Pero
el Gráfico 8 resulta muy claro en cuanto a permitir visualizar el acentuado despegue relativo de
Uruguay, o el rezago relativo de Argentina, en los últimos años de la serie.
Gráfico 8
Argentina, si se considera lo que se paga en dólares por hectárea. Esto, pese a que en
determinadas zonas el potencial de la soja es menor en la tierra de Uruguay que en la Argentina.
La explicación de esto naturalmente deriva de que los productores rurales de Uruguay tienen el
atractivo de no tener retenciones del 35%, lo que en soja significa un 54% más de precio para
dichos productores y ser mayor la seguridad jurídica que plantea la permanencia de esta política
hacia futuro. Es decir, el mayor precio asegurado al commodity en Uruguay permite la
explotación de tierras que en Argentina resultan muy marginales y, consecuentemente, con
dificultades para ser aptas en una explotación equivalente.
Según la misma consultora, también se achicó la brecha entre los alquileres de las mejores zonas
agrícolas de la Argentina y Uruguay. En este sentido, en la zona núcleo argentina (sur de Santa
Fe y el norte bonaerense) donde la soja tiene un potencial de rinde de 3500 a 5000 kilos por ha,
los alquileres valen entre 337 y 450 dólares por hectárea. Mientras tanto, en Uruguay, en las
mejores zonas agrícolas (Soriano, Río Negro y Cololo), donde se puede cosechar soja de 2000 a
3200 kilos por hectárea, por el arrendamiento de una hectárea se piden de 306 a 408 dólares.
Nuevamente el diferencial de precio a favor del productor rural de Uruguay permite lograr
igualar el precio de la tierra de Argentina para un rinde bastante inferior.
La pregunta que se ha intentado responder en el análisis previo es: ¿es posible imputar el
diferencial de precios de largo plazo —omitiendo los shocks idiosincrásicos de corto plazo—
entre los campos maiceros de Iowa y de la PBA, y los campos de Uruguay, a circunstancias
derivadas únicamente del factor ―ubicación‖ o quizás también, o muy particularmente, al
tratamiento tributario y al riesgo soberano diferencial entre ambos países?
Entendemos que en base a las consideraciones teóricas y las evidencias empíricas consultadas,
resultan claros al menos tres puntos:
499
Bertello (2010).
537 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La respuesta quizás pudimos haberla adelantado aún antes de repasar los datos ya comentados
en este capítulo y no obstante la ausencia de los datos sobre el resultado de la presión fiscal en
los EE.UU. Pero luego de observar las estimaciones para la Argentina entendemos que muy
claramente el determinante mayor de la diferencia de valor deberá atribuirse a la alta presión
tributaria ejercida sobre el sector rural en la Argentina, derivada particularmente de las
retenciones que aquí se aplican a diferencia de los EE.UU. junto a los subsidios (impuestos
negativos) —explícitos y no tan explícitos— que probablemente incidan en ambos casos. En el
año 2007 las retenciones que aplicaba la Argentina quitaban a la producción en la zona núcleo
alrededor del 60% del margen bruto. Esto implica que si las mismas no hubieran existido, la
renta de la tierra en esa zona hubiera sido aproximadamente un 140% mayor 500. Por lo tanto, el
valor de nuestras tierras maiceras hubiera sido más alto que el de las tierras maiceras de Iowa.
Toda otra consideración sobre el resto de la estructura tributaria que grava al sector, aparecería
como redundante.
Viene en este punto recordar una vez más los comentarios de Daniel Artana y el más específico
de Martín Krause sobre la variable calidad institucional. La calidad institucional —no explorado
empíricamente en este desarrollo— debería explicar parte de las diferencias, quizás
compensando una menor incidencia del factor presión tributaria o, por el contrario, más bien
reforzándola. Como señalara Krause, también en Iowa hay fuertes impuestos, e incluso los
productores reciben subsidios, pero los impuestos netos de subsidio se pagan, es decir, el grado
de cumplimiento tributario es muy superior al de Argentina501. En cuanto a calidad institucional,
citando a los dos casos comparados, los guarismos para Argentina y Estados Unidos están muy
lejos. En efecto, a través de su reciente trabajo Martín Krause (2009) nos recuerda que el ―índice
de calidad institucional‖ de los Estados Unidos lo ubica en el nivel 9, mientras que la Argentina
figura en el 114502. Esta diferencia notoria impacta sin dudas en el flujo de inversiones y, por
ende, deprime el precio de la tierra en Argentina.
500
Como adelantara Mario Arbolave en su comentario, citando el ejemplo de la soja, una alícuota de
retención del 35% (35% sobre el precio FOB) puede estar representando más del 80% de la renta o del
valor del predio de mantenerse el gravamen en el tiempo.
501
Viene al caso aclarar aquí que los cálculos sobre presión tributaria extraídos de cuentas nacionales,
comentados previamente, tienen en cuenta el tema de evasión; no así como ya se indicara las
microsimulaciones en las que no se efectuaron descuentos por grado de cumplimiento tributario
diferencial del sector; ellas son por tanto representativas de contribuyentes que respetan las normas
tributarias de aplicación.
502
El Índice de Calidad Institucional (ICI), ideado por Krause a través del trabajo que viene realizando
dentro del International Policy Network (Red de Política Internacional) —una ONG del Reino Unido y
los Estados Unidos—, es una medición que contempla siete rubros: Voz y Rendición de Cuentas, Estado
de Derecho, Libertad de Prensa, Nivel de Corrupción, Competitividad, Facilidad para Hacer Negocios y
dos indicadores de Libertad Económica: el Indicador de Libertad Económica del Fraser Institute y el
Indicador de Libertad Económica de la Wall Street Journal Heritage Foundation (WSJ Heritage). Como
se señala en Krause (2009), la medición de la ―calidad institucional‖ es relativa, es decir mide la posición
de un país respecto a otros, no respecto a un estándar de perfección. Si bien Estados Unidos es un país
que ocupa la novena posición en lo que se refiere a calidad institucional, muestra debilidades que son
comunes a todos los países, ya que a partir de la eliminación del patrón-oro las instituciones monetarias
implementaron políticas discrecionales o, en algunos casos, ataron sus monedas a otras de países que
practicaban tales políticas. Hoy día todo el sistema monetario internacional está sujeto a la
discrecionalidad de las autoridades monetarias de los Estados Unidos, al ser el dólar la moneda
internacional por excelencia y a las de otras monedas importantes como el euro, la libra esterlina o el yen.
De la misma forma que la ―discrecionalidad‖ jurídica significa inseguridad jurídica, la ―discrecionalidad‖
538 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalizando este punto, cabe formular una aclaración importante sobre el valor de mercado de la
tierra y el valor de la tierra libre de mejoras, valor que usualmente está en la mira gravar. Los
mercados de la tierra miden su valor teniendo en cuenta los tres atributos o características de los
predios ya citados: las originales del suelo y clima, la ubicación geográfica y las mejoras. Si la
intención en el diseño tributario para gravar a la actividad rural fuera únicamente ―el suelo‖, es
decir, las cualidades originales del suelo y clima —como pretendería ser un ITLM— surge el
problema de cómo aislar la incidencia del componente suelo exclusivamente. Esta observación
motivó a que David Friedman504 llegara a afirmar: ―If you tax the market value of land, you
discourage people from increasing the value of raw land by using capital and labor to improve
it; the supply curve for improved land is by no means perfectly inelastic. So in order to impose
the so-called single tax (a tax on the value of unimproved land, proposed as a substitute for all
other taxes), you first have to find some way of estimating what the land would have been worth
without any improvements —which is difficult‖. (―Si usted grava el valor de mercado de la
tierra, desalienta a la gente a incrementar el valor de la tierra utilizando capital y trabajo para
mejorarla; la curva de oferta de tierra mejorada es sin dudas perfectamente inelástica. Por tanto
en orden a imponer el así llamado impuesto único (un impuesto que grave la tierra sin mejoras,
propuesto como sustituto de todos los otros impuestos), usted primero tiene que encontrar
alguna manera de estimar cuánto valdría la tierra sin ninguna mejora —lo cual es difícil‖).
Sin ninguna duda, por tanto, de carecer de la información necesaria a nivel internacional, el
benchmark que surja de medir la presión tributaria sobre el valor real de la tierra habrá de
alguna manera subestimar la presión tributaria que se estará ejerciendo sobre el valor original
del suelo (el ―raw land‖ de Friedman). Solamente un estudio muy minucioso y con mucha
información disponible de nivel internacional podría eventualmente recurrir a la econometría
para aislar cada componente. Las conclusiones sobre confiscatoriedad, de existir éstas como
entienden preliminarmente los autores, se agravarían.
En el escenario presente, sin embargo, tanto para la Argentina como con más razón para países
como los EE.UU., la duda de Friedman queda hoy día salvada, pues organismos como ARBA
(provincia de Buenos Aires) e INTA (Gobierno Nacional), y el Departamento de Agriculura de
los EE.UU. poseen información disponible para valorizar los suelos y las mejoras. La tecnología
satelital necesaria como para actualizarla periódicamente está al alcance de los gobiernos. En
Argentina el INTA y ARBA ya poseen una cartografía muy detallada de las capacidades de
rendimiento físico o aptitudes de las parcelas, de manera que la comparación internacional del
monetaria significa inseguridad monetaria y financiera, lo cuál representa una mala calidad institucional
en ésta área en particular.
503
Piffano y Sturzenegger (2011), op. cit.
504
Friedman (1986; 1990).
539 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
precio de la tierra puede muy bien permitir aislar las diferencias atribuibles a otros factores,
como las distancias a los grandes centros de demanda de los commodities, y la magnitud de las
inversiones físicas existentes.
540 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
1. Experiencia Internacional
En la conformación de las naciones occidentales modernas, las que evolucionaron desde raíces
feudales, y más precisamente en América, el tributo aparece en la segunda mitad del siglo XVIII
en conjunción con las tasas de registración de los testamentos en caso de muerte, abriendo una
discusión entre visiones contrapuestas de la herencia como ―derecho‖ o ―privilegio‖ de los
beneficiados, y la respectiva defensa de su ―intangibilidad‖ o su ―regulación‖.
De Pablos resalta que ―…a diferencia del Impuesto sobre el Patrimonio Neto vigente solamente
en Finlandia, Francia, Luxemburgo, Noruega y Suecia (en Alemania y Dinamarca se ha
derogado, y en España se ha reducido recientemente), la imposición sobre las adquisiciones
gratuitas está vigente en los países más avanzados de la Unión Europea‖, y menciona la
coexistencia en los países desarrollados de ambos modelos del tributo, con predominio en casos
del que recae sobre las hijuelas.
También pueden observarse dos tipos de impuesto sobre las transmisiones gratuitas en Estados
Unidos, donde coexisten impuestos sobre las herencias (inheritance tax) y sobre los patrimonios
hereditarios (state estate tax) según el Estado subnacional que ejerza jurisdicción sobre el hecho
imponible, y un impuesto sobre las transferencias gratuitas que incluye aquellos sobre el
patrimonio, las donaciones, y el traspaso a generaciones salteadas (federal estate, gift, and
generation-skipping tax transfers system) que opera a nivel federal. En esta Confederación, los
impuestos sobre la riqueza hereditaria representaban una fuente tradicional y común a todos los
estados subnacionales, hasta que el recorte planificado del impuesto federal a partir de 2001
505
Extraído de Lódola y Velasco (2011). Se agradece a los autores su autorización para incorporar estos
desarrollos en el presente libro.
541 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
rompió con la armonía de 90 años de tradición de coordinación entre los Estados a través del
sistema de crédito fiscal contra el Estate Tax aplicado a nivel federal. A pesar de ello, alrededor
de una docena de Estados aplican el impuesto de manera separada y en algunos casos permiten
la aplicación de cierta proporción contra el impuesto federal.
En Irlanda existe un caso particular donde el Impuesto sobre las Adquisiciones de Capital se
aplica sobre el donatario o heredero acumulándose las donaciones y herencias procedentes de un
mismo transmitente a lo largo de toda la vida del beneficiario, a los fines de evitar prácticas
defraudatorias a través de transmisiones parciales y sucesivas.
Como corolario, pueden mencionarse ciertas características comunes de los distintos modelos
del gravamen:
2. Antecedentes en Argentina
Después de 1820, cuando las provincias recobraron en plenitud las facultades que habían
delegado inicialmente en las autoridades centrales, Carlos Guiliani Fonruoge (1937), relata las
características que adoptaba el tributo a las herencias en las provincias de Buenos Aires,
Córdoba, Entre Ríos y Jujuy. Según este autor los rasgos más comunes eran: a) el gravamen
alcanzaba, por lo general, solo a las herencias transversales o a terceros; b) en algunos casos se
encontraba legislado dentro de los derechos de papel sellado o registro; c) su destino tuvo
afectación específica, particularmente, en fomento de la educación primaria.
Educación Nº 988 del año 1875 constituye un fondo permanente de las escuelas comunes con,
entre otros, un gravamen del 5% a toda sucesión entre colaterales, excepto hermanos y del 10%
a extraños; siempre que la misma excediera los mil pesos fuertes. Esto sirve como antecedente
de la Ley 1.420 de 1884 que constituyó un fondo similar.
25,0%
20,0%
10,0%
5,0%
0,0%
1914 1918 1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Cuaderno de Economía, Nro. 1, Ministerio de Economía de la
Provincia de Buenos Aires
En el ámbito nacional (territorios sujetos a jurisdicción federal —Capital Federal y Tierra del
fuego hasta su autonomía—) rigió gravando la misma materia desde 1924 (Ley 11.287) hasta
1972, cuando la norma que lo legislaba fue derogada por la Ley 20.046 (que reguló un impuesto
a la riqueza neta). El tributo volvió a regir con la Ley 20.632 del año 1973, pero fue derogado
por Ley 21.282 de 1976 en los comienzos de la última dictadura militar que, estableciendo el
Impuesto sobre el Patrimonio Neto, ordenó a las jurisdicciones locales suprimir los tributos
sobre transmisiones gratuitas. Es así que en la provincia de Buenos Aires específicamente el
tributo fue derogado mediante el Decreto- Ley 8.604 del 19 de mayo de 1976, estableciéndose
el efecto retroactivo de tal derogación a partir del 1° de enero de tal año para las transmisiones
543 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
por causa de muerte (para el resto de los casos la derogación rigió a partir de su publicación en
el Boletín Oficial).
En 1985 el entonces presidente Raúl Alfonsín envió al Congreso un proyecto de ley para
reimplantarlo, pero sólo obtuvo media sanción. Posteriormente, en el año 1995, la Ley de
Educación Provincial (Ley 11.612) delegó en el Poder Ejecutivo la facultad para reglamentar el
impuesto a la Transmisión Gratuita de Bienes nuevamente con afectación a educación que, ante
su falta de implementación, se reiteró el mandato mediante la Ley análoga 13.688 del año 2008,
aunque no fuera reglamentada. Finalmente, la Ley 14.044 (Ley Impositiva del año 2010)
introdujo nuevamente entre los recursos provinciales el ITGB, respetando el espíritu progresivo
y el aporte al sostenimiento del Fondo Provincial de Educación, con un alcance amplio en el que
se contemplaban todos los enriquecimientos gratuitos efectivizados por sujetos domiciliados en
la provincia, y resguardando las bases tributarias radicadas en tal jurisdicción.
Sin duda que este impuesto despierta muchas sensaciones negativas sobre el contribuyente,
debido a que se relaciona con las cosas más preciadas para él: la familia y la propiedad. Sin
embargo, la presencia internacional y la frondosa experiencia histórica del impuesto en nuestro
país, han de representar cierta ponderación por el gravamen dentro de la estructura tributaria
deseable, y en consecuencia, en la presente sección se exploran, tanto desde una breve revisión
de la discusión existente respecto de los preceptos políticos de la imposición a la riqueza, como
desde los efectos sobre la eficiencia económica y la equidad distributiva, virtudes y defectos de
esta imposición a los fines de responder ¿por qué introducir este impuesto?
Esta pregunta remonta a los fundamentos mismos de la tributación, es decir a las justificaciones
del sostenimiento del Estado, respecto de quiénes habrán de soportar dicha carga, como así
también a la forma de Estado que habrá de administrar esos bienes.
Siendo que en el mundo occidental las democracias evolucionaron desde la sociedad feudal, en
la que la propiedad resultaba inseparable de la sangre y, en algunos casos se entendía como un
derecho divino indiscutible, es entendible que la gravabilidad de las herencias se centrara en las
visiones de estos patrimonios como ―derechos‖ o como ―privilegios‖.
506
Estas debilidades incluso generaron la necesidad de extinguir de pleno derecho la vigencia del
impuesto durante el período 2010.
544 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por ejemplo, ya en la segunda mitad del siglo XVII, el filósofo John Locke sostenía que el
gobierno se establece por voluntad del pueblo y le es encargada la protección de esos derechos
naturales, pero que en su deber aún mayor de asegurar el beneficio de toda la sociedad, el
gobierno civil deberá ejercer su prerrogativa en orden de cerciorar el bien común, cuando los
derechos individuales y los sociales se confrontaran.
Desde otro lugar, el jurista Inglés William Blackstone, cuyas interpretaciones sirvieran más
tarde como fundamento del sistema anglo-americano de impuestos sobre las transferencias por
causa de muerte, planteaba en su obra Commentaries on the law of England en 1769, que la
posesión de cualquier propiedad termina con la muerte del propietario y que en consecuencia no
hay derecho divino que proteja las herencias para las generaciones futuras, sino que la
disposición de la propiedad después de la muerte estará garantizada por las leyes civiles — y no
por leyes naturales — principalmente para prevenir desórdenes económicos indebidos. De tal
forma, concluía que el gobierno tenía el derecho de regular la transferencia de propiedad desde
los muertos hacia los vivos (Fiekowsky, 1959).
Las ideas expuestas por John Locke y otros acerca de la protección del bien general, fueron a su
vez basamentos del utilitarismo. Su principal exponente Jeremy Bentham, quien rechazó la idea
del derecho de propiedad natural y planteó, mediante una intervención activa del gobierno hacia
la consecución del bienestar general por sobre el individual, la regulación de las herencias ―en
orden de prevenir una acumulación en demasía de riqueza en manos de un individuo‖ (Chester,
1982).
En contraposición, aunque con una visión de índole económica, seguidores de Adam Smith,
como David Ricardo entre otros, rechazaban la intervención del gobierno para una regulación de
la propiedad con el objetivo de lograr bienestar general; en el sostenimiento que cada individuo,
en persecución de sus propios deseos lograría a través de la interacción con sus pares, el mayor
bienestar para la sociedad, de manera que este tipo de tributos impedían que el capital nacional
se distribuyera de la forma más beneficiosa para la comunidad. Según esta visión el Estado sólo
debe asegurar la defensa del derecho de propiedad.
Esta discusión perdura en la actualidad. Según Avi-Yonah, existen tres principales razones para
gravar a los estratos más pudientes:
porque controlan una gran parte del patrimonio del país: incrementar la riqueza provee
mayores beneficios a quienes se encuentran situados en los estratos más bajos, una mínima
porción de la misma, es sustancial para permitirles a los primeros desarrollar totalmente sus
potencialidades humanas;
porque su fortuna no es sólo fruto de sus propias decisiones sino que también deriva de una
combinación de beneficios concedidos por la sociedad y la suerte;
y porque la concentración de la riqueza le brinda a los sectores beneficiados una base de
poder político económico contraria al buen funcionamiento de un sistema de gobierno
democrático. Así, los impuestos sobre la concentración de riqueza en general, caracterizan
repúblicas libres y virtuosas, en contraposición con las sociedades aristocráticas.
En ese sentido, la imposición progresiva sobre tales transmisiones, no sólo minimiza los efectos
nocivos de la imposición sobre la generación de valor, sino que disminuye la perpetuación de la
545 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
acumulación provocada por las herencias y las donaciones, y con ella, la desigualdad de
oportunidades.
Sin embargo, aún en la evaluación de las ineficiencias de los tributos, la definición particular de
cada impuesto determinará no sólo el cómo, sino también sobre quién recaerán las cargas
públicas y, en consecuencia, aunque más no sea de manera implícita, se provocarán
redistribuciones de riqueza que no pueden ser ignoradas, a pesar de que en otra instancia puedan
contemplarse transferencias para afrontarlas desde el gasto. Conviene entonces repasar la
relación de la riqueza de los individuos y su comportamiento.
Así, la riqueza del individuo a lo largo de su vida, es decir ex post, es consecuencia de la suma
de la riqueza ex ante, constituida por la dotación de recursos del sujeto antes de incorporarse a la
vida productiva, más el resultado acumulado de la utilización de los factores productivos por tal
persona en el período de referencia.
507
En palabras de Warren Buffet: ―…Derogar el estate tax ―sería un terrible error‖, equivalente a
―formar el equipo de las olimpíadas de 2020 con los hijos mayores de los ganadores de las medallas de
oro de los juegos olímpicos del 2000‖, New York Times, 14 de febrero de 2001, traducción propia.
546 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
respecto de tales cuestiones distributivas, debido a los efectos opuestos que sobre los incentivos
al esfuerzo y la producción tienen cada uno de ellos508.
Como corolario, si pudiera gravarse de una vez y para siempre la dotación ex ante, los
individuos no tendrían incentivos a modificar sus comportamientos a raíz de la aplicación de los
impuestos más allá de aquellos relacionados con la reducción de tal riqueza (efectos renta) y, en
consecuencia, junto con los alicientes a la sustitución de consumos, rentas, y manifestaciones de
riqueza, desaparecerían también las ineficiencias tributarias.
Estas virtudes del impuesto, ya habían sido señaladas por autores clásicos como Arthur Pigou y
John Stuart Mill en respuesta a las advertencias de sus antecesores Adam Smith y David
Ricardo, respecto de los efectos nocivos de la implementación de este impuesto a la herencia
sobre el ahorro del sector privado y la acumulación de capital, basados en los perjuicios que
ocasiona cualquier intervención en la economía de libre mercado, y en el supuesto de que todo
gravamen que recaiga sobre el ahorro agregado afectará necesariamente la inversión.
Estudios como los de Helmuth y Pierre (2003) plantean que evaluar este impuesto en términos
de su impacto sobre la eficiencia y la equidad implica determinar el motivo que lleva a una
persona a dejar activos cuando fallece. En el caso que las personas no supieran hasta cuando van
a vivir y, por lo tanto, acumulan más bienes de los que les serán necesarios en el período activo,
el impuesto a la herencia no resultaría distorsivo. Pero si las personas están motivadas a trabajar
y ahorrar para dejarle una herencia a su familia, el impuesto podrá afectar ciertas decisiones:
Efectos sobre el ahorro (Efecto Ingreso): el donante puede tener incentivo a trabajar y a ahorrar
más para contrarrestar ex-post el efecto de reducción de ingreso a consecuencia del impuesto
que recae sobre los legados. Pero fundamentalmente, puede fomentar estos incentivos sobre el
heredero, ya que se le reduciría en alguna proporción el caudal heredado.
Efectos sobre el consumo (Efecto Sustitución): puede inducir al causante a sustituir los legados
por consumo a lo largo de su vida, debido al incremento provocado en el mayor costo relativo
de legar.
Efectos sobre las formas jurídicas de las inversiones: al incrementar la demanda de liquidez, los
impuestos sucesorios pueden introducir un sesgo en la estructura de carteras, hacia inversiones
más prudentes (aunque para el caso de las transmisiones mortis causa resultaría menos
distorsivo que el impuesto a la renta), a la vez que pueden incitar a los agentes a colocar gran
parte de su riqueza en fideicomisos o efectuar donaciones a obras de caridad u otros destinos
exentos.
Esta interesante discusión fue recientemente recreada por Bouzas, Cappa y Girard (2010),
quienes señalan que la idea de Smith acerca de que el impuesto reduciría el ahorro de las
personas, no tiene un fundamento teórico unívoco, sino un resultado incierto, en la medida en
que la existencia de ―efectos ingreso‖ por encima de los ―efectos sustitución‖ podrían incluso
incentivar al donante a incrementar su ahorro para lograr compensar el valor del legado después
de impuestos.
Por su parte, en su visión también refutan los argumentos de Ricardo de que la reducción del
ahorro conduciría a la disminución de la inversión (consumo productivo), basándose en dos
líneas argumentales. La primera, esgrime que la recaudación de impuestos para ser utilizados en
ciertos gastos que resultan productivos para el capital, en la medida que conforman el ―capital
social‖ necesario para la acumulación o la reproducción de los factores productivos de la
economía (inversión social, y consumo social), podrían resultar más necesarios para el
508
Conceptos que se encuentran en línea con las expresiones vertidas por las organizaciones filantrópicas
y de beneficencia señaladas en páginas anteriores.
547 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Si bien ya se han discutido algunos efectos sobre la equidad en el debate mismo del origen del
tributo es propicio resumir aquí las conclusiones más importantes al respecto. Eugene Steuerle
en 1980, en un análisis sencillo donde la elección y el diseño del tipo de impuesto a la
transmisión de riqueza dependen crucialmente del principio de equidad que se utilice y de la
unidad contribuyente determinada, concluyó que gravar las transmisiones de riqueza resulta
necesario para el correcto alcance de la equidad intergeneracional, más allá de que la equidad
vertical sea abordada desde la capacidad de pago, el nivel de vida, o la igualdad de
oportunidades.
De tal forma, desde la fuente, la dotación de un individuo será igual a las transferencias
recibidas en vida, sumadas a su ingreso salarial, la que podrá ser destinada tanto al consumo
como a las transferencias a generaciones futuras, valuándose ambos lados de la igualdad a valor
presente.
Al incluir a las donaciones y herencias otorgadas dentro de la base imponible del impuesto al
consumo del donante, fácilmente puede llevarse a un impuesto a la capacidad de pago de cada
generación. Por su parte, del lado de la fuente, las transferencias pueden ser gravadas de la
misma manera, arribándose a un impuesto amplio sobre el ingreso. En este sentido, los legados
y las donaciones, al igual que el ingreso proveniente del trabajo o de la inversión, son una fuente
de capacidad de pago y deberían ser gravadas de manera similar.
Sin embargo, las modalidades puras de aplicación del impuesto a la transmisión gratuita, se
derivan en impuestos de características muy distintas con bases y fundamentos igualmente
disímiles:
El Impuesto al acervo sucesorio total: constituye un impuesto de tipo real, en el sentido de que
sólo considera la capacidad contributiva de los beneficiarios de manera imperfecta. Recae sobre
la totalidad del patrimonio hereditario con el objetivo de reducir la concentración de la riqueza.
Ejemplos: EEUU y el Reino Unido.
Impuesto a las hijuelas: este impuesto se suele clasificar como personal, por la referencia a la
parte del haber sucesorio que recibe cada heredero, aunque para serlo en un sentido estricto,
debería considerar la riqueza inicial del contribuyente, como en el caso del impuesto español.
A su vez, una modalidad menos habitual pero que forma parte del debate teórico, es el impuesto
al acceso. En este caso la materia imponible está compuesta por las transferencias que recibe
una misma persona a lo largo de toda su vida, sin importar quién sea el causante, gravándose
dicha materia con una estructura progresiva de alícuotas. A pesar de constituirse un impuesto
548 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
subjetivo al igual que el impuesto a las hijuelas, reviste mayor globalidad en la medida que su
progresividad no se determina en cada transmisión, sino en todas las recibidas en el período de
goce.
Siguiendo a Helmuth y Pierre (2003), puede concluirse que el impuesto sobre el acervo
hereditario refleja un concepto de la familia y del Estado muy diferente del que regula el
impuesto a las hijuelas. Si se confía en los padres para ser justos en la redistribución de sus
bienes, ya que no se cuenta con herederos forzosos, se deja a criterio de los mismos el objetivo
de evitar la desigualdad intrafamiliar. De tal manera, si esta desigualdad es considerada tan
importante como la interfamiliar y además la diferencia entre la dotación de las familias no es
muy pronunciada, entonces generalmente se escoge por una combinación de libertad de legar
(derecho consuetudinario) y un impuesto de tipo real sobre los bienes relativamente bajo. Por
otro lado, si no se confía en los padres para hacer transferencias compensatorias dentro de la
familia (derecho codificado) y además la riqueza interfamiliar varía enormemente, implicando
la necesidad de alícuotas más altas para su redistribución, la mejor solución suele ser el
impuesto progresivo a la herencia sobre la distribución legal obligatoria.
Sin embargo, en muchos casos la distinción entre ambas modalidades del impuesto no resulta
tan taxativa, sino que suele darse la existencia simultánea de tratamientos objetivos y subjetivos
de forma simultánea.
Si se pudiera establecer una cierta cantidad de test que un gravamen debe aprobar para
considerarlo deseable, sin lugar a dudas que el impuesto a la transmisión gratuita quedaría en
una buena posición en relación a otros tributos. La atención a objetivos de equidad y de
igualdad, que son fundamentales en una sociedad democrática, con mínima interferencia en la
asignación de recursos, así lo sostienen. También se ha mencionado que la igualación de las
condiciones de partida constituye un incentivo adicional al esfuerzo y la eficiencia, alentando la
distribución meritocrática de los resultados en contraposición del efecto de la lotería genética
sobre las posibilidades de progresar y realizarse.
En la medida que se alcancen en cabeza del beneficiario todas las donaciones y herencias
recibidas a lo largo de su vida, el impuesto recaería global y progresivamente sobre la ―buena
fortuna‖ que no estuviera relacionada con su esfuerzo, en contraposición con los gravámenes
549 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Además, se debe mencionar que en el siglo pasado Keynes lo identificó dentro de sus
recomendaciones de política económica, conjuntamente con la política monetaria y fiscal (gasto
e inversión) anticíclicas. La aplicación de estos tributos a las herencias e ingresos, que se
transfieren como gasto público, resultan en una redistribución que eleva la propensión a
consumir de la sociedad como agregado y reduce la inestabilidad del nivel de actividad
económica.
En suma, así como existen impuestos para corregir externalidades cuyo impacto recaudatorio es
secundario, el rol del impuesto a la transmisión gratuita sobre objetivos de equidad, se
sobrepone al de su rendimiento recaudatorio. En todo caso también el impuesto a la transmisión
gratuita tiene ―doble dividendo‖, constituyendo el primero de ellos la igualación de las
oportunidades ex ante para los agentes económicos desde la forma de obtención de su
recaudación, mientras que un segundo rédito aparece con el monto de tales fondos, en la medida
que libera al Estado del cobro de otros tributos menos deseables para la economía. A la vez, al
destinarse en la Provincia prioritariamente a la educación, contribuye al desarrollo y a la
movilidad social de los bonaerenses transformando parte de la herencia familiar en un verdadero
legado social.
Sin embargo, según el diseño técnico del impuesto, tales beneficios pretendidos pueden
producirse con una intensidad o en una dirección distinta a lo deseado formalmente. Así, la
progresividad efectiva; las posibilidades de evasión fiscal; o las decisiones de los sujetos acerca
de los activos en los que localizar su riqueza, serán aspectos condicionantes decisivos en la
evaluación final del tributo. A todo ello habrán de sumarse las dificultades propias que el
impuesto aplicado a nivel subnacional introducen sobre las políticas y administraciones
tributarias provinciales y que, como se resaltará más adelante, requerirán de esfuerzos
importantes de coordinación fiscal interjurisdiccional para el logro pleno de los objetivos
propuestos.
550 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 2
En términos religiosos se ha sostenido que la tierra es un regalo, gracia o un bien común de todo
ser humano510. Por ejemplo, la Iglesia católica a través del Papa Paulo VI (Populorum
Progressi) ha afirmado que: ―Todos saben que el Padre de la Iglesia estableció el deber de los
ricos hacia los pobres en términos no ambiguos. Como lo expusiera San Ambrosio: ‗Tú no estás
haciendo un regalo al hombre pobre de lo que es tuyo, sino que le estás devolviendo lo que
también le pertenece. Tú te has apropiado de cosas que son pensadas para el uso común de
todos. La tierra pertenece a todos, no al rico‘‖.
En términos distributivos, también se ha afirmado que el valor de la tierra está mucho más
desigualitariamente distribuido que el ingreso. Mientras que una porción grande de familias no
poseen tierra, pocos no tienen ingreso. Por ejemplo, se ha estimado que el 10% de los
terratenientes (corporaciones) en el estado de Baltimore, Maryland posee el 58% del valor total
de la tierra511. El decil inferior solo posee el 1% del valor total. Esta manera de aproximación
teórica al estilo Coeficiente de Gini, ha inducido a que los gobiernos hayan utilizado la
imposición a la tierra como una forma moderada de reforma agraria. Los gobiernos asimismo
han utilizado esta imposición para compensar el beneficio producido por los gastos de
infraestructura (bienes públicos) que afectan positivamente o se han capitalizado en el valor de
la tierra.
Los fisiócratas, encarnados o representados por pensadores como Anne Robert Jacques Turgot
(1727-1781) y François Quesnay (1694-1774), consideraban que la riqueza de las naciones
derivaba solamente del valor de la tierra agrícola512. En virtud de ello sugirieron la abolición de
todos los impuestos existentes, libre comercio pleno entre países y un impuesto único sobre la
tierra. Esta teoría se divulgó y popularizó durante la segunda mitad del siglo XVIII. El
509
Sobre un análisis de los criterios de justicia distributiva, ver Musgrave y Musgrave (1992), op. cit., y
Nuñez Miñana (1994), op. cit. También, Foldvary (2007).
510
Brown (1936).
511
Kromkowski (2007).
512
Steiner (2003).
551 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ricardo remarca que el término ―renta de la tierra‖ se utiliza para denotar cualquier pago anual
que se realiza al terrateniente sin distinguir entre el pago por el poder original e indestructible de
la tierra y las ganancias del capital. No obstante, definió a la renta como ―aquella porción del
producto de la tierra que se paga al propietario por el uso de la potencia original e
indestructible del suelo‖. Si dos campos contiguos de igual extensión y cuyos suelos comparten
las mismas condiciones de fertilidad difieren en el aporte de otros factores (sistema de drenaje,
cercos, fertilización del suelo), naturalmente se pagaría un mayor monto por el uso del campo
que incluye las mejoras. Sin embargo, solo una parte del monto pagado por el uso de este campo
estaría dado por el poder original e indestructible del suelo. La otra parte correspondería al uso
del capital empleado en la mejora de la calidad de la tierra y preservación de la productividad
del suelo.
Ricardo no obstante hizo una distinción tajante entre el factor fijo tierra y los variables de
capital. En su modelo el sector rural esta compuesto por dos partes. Por un lado, los propietarios
de la tierra, los terratenientes, quienes son remunerados por la renta de su tierra. Esto se
concreta cobrando arrendamiento, el cual se origina en los diferenciales de productividad de los
campos, obtenidos tanto por el margen extensivo (expansión de la cantidad de hectáreas
explotadas) como por el margen intensivo (inversiones incrementales o marginales sobre las
hectáreas explotadas) en el uso de la tierra. Por otro lado, están los productores rurales, los
capitalistas para Ricardo, que a través de la utilización de los factores variables llevan a cabo la
actividad productiva rural. Existiendo competencia perfecta entre los capitalistas para alquilar la
tierra, este sector sólo obtiene ganancias normales. Cualquier aparición de una ganancia mayor a
la normal, ya sea por aumento de los precios agrícolas, por reducción en los precios de los
insumos agrícolas, por mejoras tecnológicas en la producción rural, o por cualquier otra razón,
no será retenida por el sector capitalista; en razón de la movilidad y el acceso competitivo de los
agentes económicos demandantes de tierra y buscadores de maximizar el rendimiento de su
inversión, el aumento en el precio de los arrendamientos que provoque la puja competitiva en la
demanda por tierra, será totalmente transferida o trasladada a los propietarios del factor fijo, a
los propietarios del suelo rural.
La propuesta de Thomas Paine, los aportes de fisiócratas y la visión ricardiana, resultaron ser
precursoras del ―dividendo social‖ sostenido luego por el georgismo. Henry George (1839-
1897) fue precisamente el economista y político americano que propiciara en EE.UU. el
―Impuesto Único‖ a la tierra en Progress and Poverty de 1879. En su obra, Henry George
propuso seguir principios de eficiencia y equidad en la tributación. Sostuvo que el mejor
impuesto debería recaer lo menos posible sobre la producción, ser de fácil recaudación y, en lo
posible, recaer sobre el último contribuyente; ser ―cierto‖, para evitar actos de corrupción por
parte de los agentes recaudadores y la evasión por parte de los contribuyentes; y ser
―equitativo‖.
Así, Henry George se identificó con lo que luego sería llamado por sus seguidores el ―impuesto
único‖. Bajo esta concepción, sólo la tierra debía ser gravada.
El Centro de Estudios sobre Economía —organización sin fines de lucro establecida en 1980 en
los EE.UU.— continuó explorando las ideas de H. George, dado que su misión fue analizar los
efectos de la imposición a la tierra donde este tipo de tributo fuera empleado. Sus estudios
brindan una interesante recopilación de varios proyectos planteados en diversos estados
americanos513.
Cerrando la lista de antecedentes históricos y pasando a los más modernos sobre imposición a la
tierra, cabe citar:
513
Son los casos de Maryland, New York, Indiana, Washington, Pennsylvania, y New Jersey.
514
Coulson y Li (2008).
515
La expresión se refiere a la situación usual de algunas personas que poseen un activo valioso, como la
vivienda, pero carecen de liquidez, son ―ricos en activos pero pobres en dinero líquido‖. Las compañías
de seguro y de pensiones suelen usar la expresión para ofrecer planes de financiamiento (equity release) a
las personas de edad madura a cambio de sus activos al momento de su fallecimiento.
553 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
b) Milton Friedman sugirió que el impuesto a la propiedad era un impuesto de los menos
malos, porque grava algo que no puede ser producido —sin duda referida a la parte que grava la
tierra—517.
c) El Premio Nóbel William Vickrey creía que ―eliminando casi todos los impuestos
sobre las firmas, incluyendo los impuestos sobre las mejoras en la propiedad, con la excepción
de los impuestos que reflejan el costo marginal social de los servicios públicos destinados a
actividades específicas, y reemplazándolos por impuestos sobre los valores de situación o
localización de la propiedad, incrementarían substancialmente la eficiencia de la
jurisdicción‖518.
516
http://www.counterpunch.org/schaefer02272004.html
517
Nash (2006).
518
Vickrey (1996).
519
Plassmann y Tideman (2000); Oates & Schwab (1997); Cord (1983).
520
Nader (2008). Ralph Nader ha sido candidato independiente a la presidencia de los EE.UU. en 2004 y
2008, así como candidato al Partido Verde (Green Party) en 1996 y 2000, y sus preocupaciones han sido
la protección al consumidor, el humanitarismo, el tema ambiental y el gobierno democrático.
554 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
Hong Kong
El sistema de valuación aplicado con fines impositivos no intenta separar el valor de la tierra de
las mejoras realizadas sobre ella. Quienes tienen un contrato de arrendamiento sobre la tierra de
propiedad del estado pagan una tasa del 15% sobre el ingreso anual obtenido por su explotación.
También se aplica una tasa del 5% sobre el valor estimado de la renta anual independientemente
de que la tierra sea o no explotada. De esta manera, quienes arriendan tierras para su explotación
deben pagar un impuesto sobre el valor producido y otro sobre la renta anual esperada.
Desde el año 1973 el gobierno de Hong Kong, con el objetivo de promover el crecimiento
industrial, ha permitido que ciertas empresas del sector obtengan tierras mediante tratados
privados en lugar de licitaciones públicas.
Australia
En Australia el impuesto federal a la tierra fue abolido en el año 1952 pero existe a nivel
estadual con variaciones en su implementación: todos los estados aplican exenciones y distintos
tipos de escalas. A nivel local, el impuesto a la propiedad de la tierra recae, en algunos casos,
sobre su valor libre de mejoras y en otros, sobre el valor de la tierra incluyendo las mejoras.
También existen sistemas mixtos. En años recientes, se ha iniciado en la mayoría de los estados
una tendencia hacia el debilitamiento del sistema basado en el valor de la tierra libre de mejoras
suplementando o remplazándolo por cargos fijos con propósitos específicos. Como resultado de
esto, la recaudación de este impuesto en relación a la recaudación total ha mostrado una
tendencia decreciente.
El impuesto más importante es el que recaudan los gobiernos locales sobre el valor de la tierra
libre de mejoras. Todos los estados permiten que sean sus municipios los que decidan la
521
Extraído de Piffano y Sturzenegger (2012) con la participación, en esta revisión, de la Lic. Mariana
Viollaz (UNLP).
522
Yu-Hung Hong (1996).
555 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
adopción del impuesto. En los estados de New South Wales y Queensland el impuesto es
universal; en Western Australia es aplicado por la mayoría de sus jurisdicciones locales; en las
localidades de South Australia y Victoria prevalece el esquema que grava la tierra incluidas sus
mejoras; por último, el estado de Tasmania es el único en donde ninguna de sus jurisdicciones
locales han hecho uso de la opción de adoptar el impuesto sobre la tierra libre de mejoras.
Existen otras categorías de cargas que los gobiernos locales imponen sobre la propiedad pero
resultan menores en relación al impuesto a la tierra.
Respecto de la discusión sobre la base imponible del impuesto, en el año 1989 una investigación
sobre los sistemas de valuación realizada por la municipalidad de la ciudad de Brisbane
concluyó que el valor de la tierra libre de mejoras era la base imponible más eficiente y
equitativa para el caso de ese municipio y, en principio, sería la base más apropiada para
cualquier nivel de gobierno. Para alcanzar esta conclusión, el comité investigador notó que la
imposición sobre el valor de la tierra libre de mejoras era prácticamente imposible de evadir;
representaba una contribución por parte de cada miembro de la comunidad por su condición de
propietario de la tierra o por alojarse en ella; su administración resultaba simple y poco costosa;
y el costo de cumplimiento para los ciudadanos era mínimo.
Existe evidencia que demuestra que aquellos estados que adoptaron el sistema de imposición a
la tierra libre de mejoras han tenido un mayor desarrollo respecto a los restantes estados en
término de ciertos indicadores de prosperidad. Tal es el caso del desarrollo agrícola para el cual
el sistema de valuación adoptado parece haber sido decisivo en su evolución, más allá de los
factores que indudablemente influyen como el clima, el uso de fertilizantes, el tipo de semillas,
etc.
La relación entre el valor de la tierra que incluye sus mejoras y su valor cuando ellas no son
contempladas, ha sido sistemáticamente más alta en aquellos estados que aplican sistemas de
valuación de la tierra libre de mejoras. Esto indica que la exención sobre el valor de las mejoras
ha sido un incentivo a que ellas sean realizadas en mayor cantidad y, también, con mayor
calidad.
Canadá
Las cuatro provincias del oeste adoptaron, a lo largo de su historia, el sistema de valuación de la
tierra libre de mejoras. El impuesto a la propiedad recaía más fuertemente y, en algunos casos,
exclusivamente sobre el valor de la tierra.
Posteriormente la exención sobre las mejoras fue eliminada y ellas pasaron a ser gravadas al
igual que la tierra. Esta decisión estuvo vinculada a la fenomenal expansión de la población de
estas provincias junto al aumento de la producción y construcción de edificios e infraestructura
pública. En ese contexto, el valor de la tierra se apreció, particularmente en áreas urbanas. La
exención de las mejoras, fuera ésta total o parcial, motorizó la especulación que llevó los
valores de la tierra a niveles artificialmente altos. La alícuota sobre el impuesto a la tierra nunca
superó el 2% hasta que la burbuja especulativa colapsó. En este punto, la mayoría de las
municipalidades redujo o eliminó la exención sobre las mejoras para recuperar parte de la
recaudación perdida por la caída en el precio de la tierra.
El impuesto a la propiedad en Canadá no es popular por el impacto que tiene sobre la población:
se trata de un impuesto que se paga una o dos veces al año y es altamente visible. Un resultado
de esto es la subvaluación de las propiedades. Ante cualquier intento de revaluación los
556 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
propietarios de la tierra se unen y hacen lobby por el statu-quo. Además, aquellos alcaldes que
se encuentran en idéntica posición por ser propietarios de tierras suelen ser exitosos en frenar
los impuestos utilizando recursos como el establecimiento de límites al incremento de la
valuación anual.
En la actualidad, Canadá se ha movido a un extremo en el que menos del 30% del impuesto a la
propiedad recae sobre la tierra, logrando capturar solo una pequeña parte de la renta.
Chile
Si bien las propiedades agrícolas representan un 17% del total, la recaudación proveniente de
ese tipo de propiedades supera a la obtenida a través de la imposición a las propiedades no
agrícolas523.
El ratio de valuación de las propiedades rurales está estimado en 25% mientras que es del 45%
en el caso de propiedades no agrícolas524. Los revalúos no agrícolas del año 1995 posiblemente
hayan provocado un cambio en el ratio para este tipo de propiedades, pero los revalúos agrícolas
se han postergado indefinidamente. De hecho, la ley establece que las propiedades agrícolas y
no agrícolas deben ser revaluadas en un período de entre cinco y diez años. Sin embargo, el
Servicio de Impuestos Internos de Chile (SII) no ha revaluado propiedades agrícolas desde
1980.
Las propiedades agrícolas que formen parte de un plan de manejo forestal aprobado están
exentas del impuesto inmobiliario525. De acuerdo al SII, también se aplican exenciones a
aquellos inmuebles agrícolas cuya valuación de 1998 sea inferior a 3.533 dólares
estadounidenses y el propietario resida en el lugar.
La inflación crónica es compensada por un ajuste valuatorio automático cada seis meses basado
en el índice de precios al consumidor. No obstante, la relación entre la valuación fiscal y la del
mercado para ciertas propiedades no refleja los grandes cambios experimentados por los valores
de las locaciones desde el último revalúo.
El impuesto chileno se basa en una técnica de valuación que aplica precios unitarios a los
distintos tipos de propiedades realizando un ajuste por su calidad estimada. El precio unitario es
tomado del mercado inmobiliario. Cada año, el SII realiza aproximadamente 250.000 cambios
en el registro inmobiliario en respuesta a la última información sobre nuevas propiedades,
expansiones de las ya existentes, subdivisiones de tierra y cambios de propiedad.
523
Dato correspondiente al año 1994.
524
Valores estimados por Youngman (1994).
525
Los planes de manejo forestal forman parte de un amplio proyecto que tiene como objetivos la
protección, la recuperación y el mejoramiento de los bosques nativos de Chile, con el fin de asegurar la
sustentabilidad forestal y la política ambiental.
557 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las mejoras financiadas por el propietario no forman parte del valor de la tierra por un plazo de
diez años, pero la exención desaparece si la propiedad es transferida. No está claro, sin
embargo, si existe algún mecanismo que obligue al propietario a reportar las mejoras realizadas
antes de ocurrir la primera reevaluación. En el año 1992 los propietarios fueron requeridos para
reportar la descripción de sus propiedades agrícolas pero no es posible decir cuán efectivo fue el
SII para verificar la honestidad de estas declaraciones.
Los contribuyentes pueden apelar el valor fiscal para corregir errores en la descripción o
clasificación, o para obtener una disminución en caso de que un desastre natural haya afectado
su propiedad. Pero no pueden apelar el valor unitario de la tierra o edificaciones, ni el valor
resultante de multiplicar el valor unitario por el área, es decir, no existe lugar para reclamar que
el valor fiscal excede al valor de mercado. Con esto logra eliminarse uno de los principales
costos de la imposición a la propiedad.
Cada vez que los valores unitarios son revaluados, las nuevas tablas de valores unitarios son
publicadas en el Diario Oficial. Los pedidos de cambios deben realizarse dentro de los 60 días
de su publicación y el pedido atraviesa distintas etapas finalizando en la Suprema Corte de
Justicia en caso de ser necesario.
Una vez determinado el valor unitario, éste es aplicado a todas las propiedades que compartan
las mismas características. A partir de esto, puede plantearse la hipótesis de que el impuesto
chileno es menos regresivo que el impuesto a la propiedad en otros países donde los propietarios
ricos pueden buscar agresivamente la reducción de la valuación de su propiedad mientras que
los propietarios de bajos ingresos no pueden hacerlo.
En opinión de algunos autores, el método de valor unitario chileno es más equitativo y eficiente
que los intentos de aproximar el valor de mercado de cada propiedad. La resolución rápida de
las solicitudes de revisión por vía administrativa reduce los costos y la regresividad. Asimismo,
el manejo centralizado es menos vulnerable a presiones políticas locales respecto a lo que sería
un sistema de valuación local basado en el valor de mercado.
Dinamarca
Dinamarca fue el primer país europeo en aplicar impuestos sobre el valor de la tierra. En el siglo
XIX el impuesto vigente hasta ese momento fue expandido para incluir a las tierras agrícolas
exentas. El impuesto representaba, en esos tiempos, más del 50% de los ingresos tributarios
nacionales y aproximadamente la mitad de la renta de la tierra. En el año 1903 este impuesto fue
eliminado y reemplazado por la combinación de un impuesto progresivo al ingreso e impuestos
generales a la propiedad. Hacia 1915 se promovió un revalúo general de todos los inmuebles,
con procedimientos separados para la tierra y sus mejoras. En el año 1922 el impuesto general a
la propiedad a nivel nacional fue dividido dando lugar a dos impuestos que gravaban el valor de
la tierra en un caso y el valor de las mejoras, a una menor tasa, en el otro. Posteriormente, el
impuesto general a la propiedad a nivel local también fue separado.
558 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Desde el año 1916 el impuesto grava el valor de la tierra libre de mejoras. Sus valores son
obtenidos separadamente con una revisión general cada cuatro años. Luego de cada revisión, las
valuaciones son reguladas en función del registro compulsivo de todas las transacciones de
inmuebles que se realizan en el país.
Durante algún tiempo, después de 1919, la tierra agrícola perteneciente al estado fue utilizada
para establecer pequeños holdings. Bajo esta modalidad, la tierra no era vendida sino que sus
usuarios debían pagar al gobierno una renta calculada como el 4% anual del valor de la tierra al
momento de la transferencia, valor a revisar en cada revalúo general que se llevara a cabo en el
país. Más tarde, el sistema fue eliminado como consecuencia del aumento del valor de la tierra
que limitaba la capacidad de competir de los holdings y la tierra fue privatizada.
Mediante una legislación de 1933, revisada en 1950, se estableció un impuesto nacional sobre
los incrementos del valor de la tierra, además de los impuestos nacionales y locales vigentes.
Este impuesto, cuya alícuota era del 4% al año, se aplicó, en principio, sobre la mitad del
aumento detectado en los revalúos generales. La revisión de la ley en 1950 llevó esta fracción a
tres cuartos. La recaudación generada por este impuesto fue compartida de manera igualitaria
entre el tesoro nacional y las localidades en donde el impuesto era recaudado. Hacia 1965 el
impuesto fue eliminado. Diversos estudios sostienen que si este impuesto hubiese sido
modificado en lugar de eliminado se habrían podido evitar los incrementos posteriores de la
imposición al ingreso y consumo.
Los acontecimientos del siglo XX permiten destacar tres aspectos de la política fiscal danesa en
lo que respecta al tratamiento de la tierra: la adquisición de la tierra por parte del Estado y su
traspaso condicionado al pago de la renta económica; la apropiación, mediante tributos, de parte
del aumento del valor de la tierra; el cambio desde el ingreso y las mejoras como base
imponible hacia el valor de la tierra.
En la actualidad los impuestos inmobiliarios son locales. Los alcaldes de los distritos rurales
tienen la facultad de fijar sus alícuotas y exenciones dentro del marco de la Ley526. El impuesto
sobre las mejoras ha sido eliminado gradualmente.
Las tablas a continuación muestran la relación entre el valor de la tierra y los impuestos
recaudados, el valor de la tierra y su renta y la renta como porcentaje del PBI:
526
En 1997 se introdujo un límite superior para la imposición local.
559 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Estonia
El actual impuesto a la tierra fue introducido en 1993 como parte de una reforma monetaria y
fiscal. La legislación define este impuesto como uno que grava el valor de la tierra. Si bien su
base imponible debería ser el valor de mercado de la tierra, en Estonia aún no se ha desarrollado
un verdadero mercado para ella. Entonces, al menos en zonas urbanas, el impuesto recae sobre
un porcentaje fijo atribuible al componente tierra de los inmuebles utilizando para su
determinación fórmulas regionales que varían drásticamente entre una y otra región. En la
actualidad, sin embargo, el mercado inmobiliario se ha desarrollado hasta el punto donde existe
un registro suficiente de transacciones en el cual puede fundamentarse la valuación de la tierra.
determinadas anualmente por las municipalidades y oscilan entre 0,5 y 2%. Para la tierra
agrícola las alícuotas son menores y varían entre el 0,3 y 1%; aunque el impuesto es nacional, la
totalidad de la recaudación es distribuida entre las municipalidades para las cuales no hay
restricciones respecto a cómo utilizar los recursos; solo un grupo limitado de propiedades están
exentas; ante la ausencia de un catastro completo a nivel nacional, las municipalidades llevan
registros de la tierra a nivel local complementando la información que pueda estar disponible a
nivel nacional; el National Land Board es responsable de las valuaciones mientras que el
National Tax Board se encarga de la recaudación.
Los ingresos provenientes del impuesto a la tierra han crecido de manera sostenida. Este
comportamiento puede explicarse por las mayores alícuotas, las reevaluaciones del año 1996 y
la mayor eficiencia recaudatoria. La recaudación del impuesto a la tierra representa entre el 1 y
1,2% de la recaudación total y, aproximadamente, el 0,4% del PBI. A nivel local solo explica,
en promedio, el 4% de los ingresos aunque puede alcanzar entre 20 y 30% en algunas regiones
rurales y periféricas.
Las ventajas del impuesto a la tierra en Estonia radican en el impulso al uso más eficiente de la
tierra; su impacto más favorable sobre la economía respecto a gravar la tierra y sus mejoras; su
utilidad como instrumento para las decisiones de políticas de manejo de la tierra; su elevada
eficiencia recaudatoria527.
Alemania
El sistema de imposición a la tierra en Alemania fue confuso hasta el año 1936. En ese año se
llevó a cabo una reforma del impuesto inmobiliario que asignó su recaudación a las
municipalidades y condados. A partir de ese momento la legislación en materia tributaria sería
función de la autoridad central y el establecimiento de alícuotas de las autoridades locales528.
Más específicamente, tanto el gobierno federal como los estados pueden legislar, pero lo
establecido por el gobierno federal prevalecerá en caso de que ambos niveles hayan legislado.
El gobierno federal ha establecido la ley del impuesto inmobiliario, el acta de valuación, el
código del impuesto personal al ingreso, el acta del impuesto a la riqueza, todos ellos relevantes
para el impuesto inmobiliario. El propósito es establecer un marco general bajo el cual, de
acuerdo a los mismos principios básicos y reglas, el impuesto inmobiliario pueda ser establecido
por las distintas municipalidades donde los inmuebles están localizados.
Existe una característica que es común al impuesto a la tierra y es la independencia del ingreso
obtenido por su explotación: la imposición a la tierra en Alemania siempre ha sido un impuesto
a la renta de la tierra libre de mejoras.
El valor de las propiedades es, principalmente, el valor unitario determinado a través del
procedimiento establecido en el acta de valuación. Este valor unitario no es un valor de
mercado. El valor de mercado se utiliza en caso de que no puede ser determinado el valor
unitario. Los inmuebles son clasificados en tres diferentes categorías que luego se resumen en
dos categorías impositivas. Los inmuebles que se utilizan con fines agrícolas constituyen una
categoría impositiva distinta de las propiedades destinadas a vivienda o negocios.
En la actualidad, los ingresos del impuesto a la propiedad son alrededor del 2% de los ingresos
tributarios totales.
Nueva Zelanda
527
Tambet Tilts y Aivar Tomson (1999).
528
Este es el sistema que hoy prevalece en Alemania.
561 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, Nueva Zelanda enfrentó una serie de sucesos
que no fueron favorables para la evolución de sus términos de intercambio529. En esas
circunstancias, el impuesto al valor de la tierra a nivel local logró contrarrestar estas tendencias
en alguna medida, pero su recaudación no fue suficiente para transformarse en un factor
decisivo para la economía. En un contexto de alto endeudamiento nacional y aumento en los
niveles de desempleo, en el año 1980 el gobierno planteó la posibilidad de eliminar el impuesto
al valor de la tierra.
Por más de 150 años Nueva Zelanda obtuvo ingresos derivados del valor de la tierra de tres
maneras: mediante la venta o arrendamiento de la tierra de la Corona, el impuesto nacional a la
tierra y los impuestos locales al valor de la tierra.
Respecto a la concesión de tierras por parte de la Corona, el tratado de Waitangi establecía que
solo el gobierno podía comprar la tierra de los Maoríes. Parte de esa tierra luego fue vendida por
el Estado para financiar la inmigración, otra parte fue cedida a individuos como concesión por
servicios prestados y el resto se retuvo para su arrendamiento. La operación de los
arrendamientos es regulada por la Public Bodies Leases Act que cubre la revisión de rentas,
compensación por mejoras, etc. Este mecanismo de arrendamiento es el medio ideal para aplicar
restricciones ambientales mediante convenios que protejan los intereses de ambas partes.
Los impuestos locales a la propiedad son cobrados para financiar ciertas amenidades locales 532.
En 1849, Wellington y Marlborough permitieron que se gravara el valor estimado de la tierra,
excluyendo las casas y edificaciones. En 1896 los contribuyentes exigieron que se llevara a cabo
una votación para decidir si el impuesto debía recaer sobre el valor de la tierra libre de mejoras.
En 1982, el 90% de las municipalidades adoptaron por votación el sistema que grava el valor de
la tierra libre de mejoras. El impuesto pasó a representar el 80% de los ingresos locales. Las
localidades disidentes fueron, en general, las escasamente pobladas pertenecientes al área rural.
En 1988 comenzó una reversión hacia el sistema que grava el valor de la tierra y sus mejoras.
Debe destacarse que en aquellos lugares donde se aplica el impuesto sobre el valor de la tierra
libre de mejoras, ese sistema se adoptó luego de la votación de los contribuyentes mientras que
en aquellas localidades que gravan la tierra y sus mejoras, esa fue una imposición del gobierno.
529
Desarrollo de las fibras sintéticas que pasaron a competir con el algodón, el surgimiento de Alemania
Occidental y Japón como superpotencias, la introducción en Europa de barreras comerciales contra las
exportaciones de Nueva Zelanda, los shocks del petróleo de 1973 y 1979.
530
En Nueva Zelanda el impuesto al valor de la tierra fue introducido antes de la publicación en 1879 de
Progress and Poverty de Henry George.
531
El impuesto a la tierra rural había sido eliminado con anterioridad.
532
En Nueva Zelanda la policía, educación y bienestar social son responsabilidad del gobierno central.
562 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El consenso actual parece ser un impuesto sobre el valor de la tierra libre de mejoras
diferenciando las zonas residenciales, rurales y comerciales y, al mismo tiempo, buscando
compensar las ventajas de la deducción impositiva, en algunos casos mediante el ―cargo anual
uniforme‖ (cargo uniforme para propósitos específicos).
Finlandia
Desde el año 1922 el impuesto forestal en Finlandia estuvo basado en el valor promedio
estimado del incremento anual del stock en crecimiento. Los ingresos forestales representaban,
entonces, un ingreso de capital a los fines tributarios. También puede ser interpretado como un
impuesto al valor de la tierra dado que el impuesto al ingreso forestal debe ser pagado cada año,
independientemente de que la madera haya sido vendida o no. Este sistema, a pesar de poseer
varias ventajas, fue abandonado en el año 1992. En el nuevo sistema, la base imponible es el
ingreso actual y la alícuota impositiva es la misma que la de la imposición al capital534. Bajo el
sistema anterior, el ingreso gravable del propietario del área forestal consistía en el rendimiento
neto promedio estimado del bosque y el valor del trabajo. Sus factores determinantes eran el
área y calidad del bosque, crecimiento anual del stock, estructura de rendimiento de la madera,
valor del metro cúbico y costos de la producción. La calidad del bosque era determinada por un
procedimiento especial de valuación forestal. Bajo este procedimiento, la tierra era dividida en
cinco clases impositivas de acuerdo a su productividad. Esta clasificación de la tierra quedó
retrasada respecto a la productividad real resultando en la subvaluación de las tierras
forestales535. El propietario del bosque podía deducir ciertos costos de la misma manera que
existían exenciones temporarias y alivios impositivos para incentivar la regeneración de los
bosques.
En el nuevo sistema, basado en el ingreso actual generado por la venta de madera, el ingreso es
visto como un ingreso de capital. A los fines impositivos, es calculado de manera que el
propietario del bosque pueda deducir todos los gastos vinculados a ese ingreso.
La comparación de los dos sistemas parecería indicar que el viejo sistema era más favorable
hacia el uso razonable y efectivo de la tierra. Respecto a la tierra agrícola, antes de 1968 era
gravada de igual manera que la tierra forestal bajo el anterior sistema, es decir, de acuerdo al
rendimiento promedio estimado. Para esto, la tierra agrícola era clasificada de acuerdo a su
productividad. Desde el año 1968, el impuesto al ingreso de la agricultura se basa en el ingreso
real que se obtiene de los libros contables. De acuerdo a la Capital Tax Act del año 1992, la
533
La Royal Commission on Local Government Finance (1958), el Wellington City Committee (1989), el
Internal Affairs Department Coordinating Committee (1989), las nuevas áreas de Auckland-North, South,
East y West y las ciudades y distritos de Palmerston, Waitakere, New Plymouth, Horowhenua, Tararua,
Waimakariri y Franklin.
534
Esta alícuota fue del 25% en 1995 y 28% en el año 1998.
535
Esto puede explicarse por la reforestación de la tierra y las mejoras básicas que cambian la calidad de
la tierra forestal.
563 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tierra está incluida dentro del término ―capital‖. Una regla básica de la imposición al capital es
que las propiedades (tierra más mejoras) deben ser valuadas a su valor de mercado. Sin
embargo, la determinación del valor de los bosques para el impuesto al capital es una decisión
puramente política, con muy poco peso asignado al valor de mercado. De hecho, en la práctica
el valor imponible de la tierra agrícola es apenas el 5% de su valor de mercado. Esto, junto con
otros factores, ha dado lugar al incremento de los precios de la tierra agrícola. Existen algunas
excepciones para este impuesto siendo las más importantes aquellas referidas a la tierra agrícola
y forestal.
En el ámbito de los impuestos al ingreso, la Income Tax Act del año 1992 incluye reglas de
imposición sobre los ingresos derivados de las ventas. Se trata de un impuesto nacional que
grava los ingresos de las ventas de bienes de capital incluida la tierra.
Los impuestos a la contaminación u otros tipos de pagos para prevenir la degradación ambiental
se encuentran en discusión.
Estados Unidos
El uso extensivo de la imposición a la tierra en Estados Unidos se dio a través del impuesto a la
propiedad, luego de una primera etapa en que los impuestos recaían predominantemente sobre el
valor de la tierra. Hasta el siglo XX el impuesto a la propiedad se derivaba primariamente del
valor de la tierra y era la principal fuente de recursos fiscales para los gobiernos locales. Sobre
el final del siglo, la tierra representaba alrededor del 40% del valor de las propiedades y el
impuesto se mantenía como la principal fuente de recaudación. La tabla a continuación muestra
la evolución histórica de la recaudación del impuesto a la propiedad y los restantes impuestos
por nivel de gobierno.
536
Es el caso de los impuestos al ingreso y al capital.
564 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Pennsylvania constituye uno de los casos en que se emplea una doble alícuota para gravar la
propiedad. La alícuota más alta se aplica sobre el valor de la tierra y la más baja sobre el valor
de las mejoras537. Esto puede ser visto como una solución de compromiso entre un ITLM puro y
un impuesto común a la propiedad inmueble (valor de la tierra más las mejoras).
Alternativamente, un impuesto de dos alícuotas puede ser considerado una forma que permite
una gradual transformación del tradicional impuesto a la propiedad inmueble a un ITLM puro.
Cerca de una docena de jurisdicciones locales del estado de Pennsylvania —como Harrisburg—
utilizan la imposición de doble alícuota. Pittsburg lo usó desde 1913 hasta 2001, año en que se
dispuso un revalúo de la propiedad de toda la jurisdicción, lo que conllevó a un drástico
aumento del valor de la tierra, luego de muchos años sin modificaciones, y el sistema fue
abandonado a favor del tradicional impuesto a la propiedad de una sola alícuota. El impuesto a
la tierra en Pittsburgh era de alrededor de 5,77 veces superior al aplicado sobre el valor de las
mejoras. No obstante el cambio de 2001, el Pittsburgh Improvement District aún aplica un
impuesto al valor de la tierra puro mediante una sobretasa aplicada sobre el impuesto a la
propiedad regular538.
Jamaica
El movimiento hacia la imposición al valor de la tierra en Jamaica comenzó en 1943 con una
comisión evaluadora del sistema vigente que gravaba el valor de la tierra y las mejoras. Los
resultados de las investigaciones determinaron el reemplazo del sistema por uno cuya base
imponible fuera el valor de la tierra libre de mejora, fuera esta urbana, suburbana o rural. La
recomendación de la comisión no pudo llevarse adelante en ausencia de un catastro. La Ley de
Valuación de la Tierra fue finalmente proclamada en el año 1957. En la actualidad, el impuesto
es administrado a nivel nacional y local con una alícuota que aumenta con el valor de la tierra
incorporando lo que se cree es un elemento de capacidad de pago.
Finalmente, parece interesante tener una visión general de cómo es definida la potestad
tributaria de la imposición rural en América Latina. Según el relevamiento que efectuara el
Lincoln Institute y datos extraídos de CEPAL,539 en el Cuadro 1 se detallan las características
en cuanto al nivel de gobierno que legisla sobre el impuesto, el nivel de gobierno tiene a su
537
Hughes (2006).
538
Detalles de otras jurisdicciones que aplican el impuesto de doble tasa en los EE.UU. pueden
consultarse en: http://www.progress.org/cg/feet3.htm
539
Jiménez (2007).
565 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2) En el caso del inmobiliario rural, surge una mayor injerencia del gobierno estatal o
provincial, y en algunos casos del nivel nacional en lo referido a la legislación del tributo,
incluyendo la fijación de las alícuotas. Pero solo en República Dominicana lo recauda el nivel
Nacional.
Cuadro 1
Competencias Tributarias en el Impuesto Inmobiliario en
América Latina
Determinación
Nivel de
Administrativa
País Gobierno que Fiscalización Recaudación
(catastro-
legisla
valuación)
Argentina Provincial Provincial Provincial Provincial
Nacional /
Bolivia Nacional Municipal Municipal
Municipal
Brasil
Urbano Municipal Municipal Municipal Municipal
Rural Nacional Nacional Nacional Nacional
Chile Nacional Nacional Nacional Nacional
Colombia Municipal Municipal Municipal Municipal
Costa Rica Nacional Municipal Municipal Municipal
Ecuador
Nacional /
Urbano Municipal Municipal Municipal
Municipal
Nacional /
Rural Municipal Municipal Municipal
Municipal
Nacional / Nacional /
Guatemala Nacional Municipal
Municipal Municipal
Honduras Municipal Municipal Municipal Municipal
Estatal /
México Municipal Municipal Municipal
Municipal
Nacional /
Nicaragua Municipal Municipal Municipal
Municipal
Panamá Nacional Nacional Provincial Nacional
Nacional /
Paraguay Nacional Municipal Municipal
Municipal
Municipal / Municipal /
Perú Nacional Nacional
Distrital Distrital
República
Nacional Nacional Nacional Nacional
Dominicana
Uruguay
Nacional /
Urbano Departamental Departamental Departamental
Departamental
Nacional /
Rural Nacional Departamental Departamental
Departamental
Venezuela Municipal Municipal Municipal Municipal
Fuente: http://www.lincolninst.edu/pubs/
566 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 4
Ingresos Subsidio a la
Alícuota Precio Cantidad Renta de la Recaudación de
Totales Costos Totales Demanda
Retención Doméstico Producida Tierra las Retenciones
IT = P.Qs = P. CT = Q2/a Doméstica
(r) P = P* (1- r) Qs = (P/2).a RT = IT - CT Re = X (P*r)
[(P/2).a] Sd = Qd (P.r)
Tabla 2
Participación
Participación
de la
Alícuota Cantidad Demanda de las
Cupos de Precio demanda
de la (Oferta) Doméstica Exportaciones exportaciones
exportación Doméstico doméstica en
Retención Qs = (P / Qd = (110 - X = Qs - Qd en la
(ХMAX) P = P* (1-r) la demanda
(r) 2)a Pt+j)/0,44 demanda total
total
%
%
550 0% 110 550 0 550 0% 100%
540 0% 109 545 2 543 0% 100%
531 0% 108 540 5 535 1% 99%
521 0% 107 535 7 528 1% 99%
512 0% 106 530 9 521 2% 98%
503 0% 105 525 11 514 2% 98%
493 0% 104 520 14 506 3% 97%
484 0% 103 515 16 499 3% 97%
474 0% 102 510 18 492 4% 96%
465 0% 101 505 20 485 4% 96%
456 0% 100 500 23 477 5% 95%
446 1% 99 495 25 470 5% 95%
437 2% 98 490 27 463 6% 94%
428 3% 97 485 30 455 6% 94%
418 4% 96 480 32 448 7% 93%
409 5% 95 475 34 441 7% 93%
400 6% 94 470 36 434 8% 92%
391 7% 93 465 39 426 8% 92%
382 8% 92 460 41 419 9% 91%
373 9% 91 455 43 412 9% 91%
364 10% 90 450 45 405 10% 90%
355 11% 89 445 48 397 11% 89%
346 12% 88 440 50 390 11% 89%
337 13% 87 435 52 383 12% 88%
328 14% 86 430 55 375 13% 87%
319 15% 85 425 57 368 13% 87%
310 16% 84 420 59 361 14% 86%
301 17% 83 415 61 354 15% 85%
293 18% 82 410 64 346 16% 84%
284 19% 81 405 66 339 16% 84%
275 20% 80 400 68 332 17% 83%
267 21% 79 395 70 325 18% 82%
258 22% 78 390 73 317 19% 81%
250 23% 77 385 75 310 19% 81%
241 24% 76 380 77 303 20% 80%
233 25% 75 375 80 295 21% 79%
224 26% 74 370 82 288 22% 78%
216 27% 73 365 84 281 23% 77%
208 28% 72 360 86 274 24% 76%
200 29% 71 355 89 266 25% 75%
192 30% 70 350 91 259 26% 74%
184 31% 69 345 93 252 27% 73%
176 32% 68 340 95 245 28% 72%
168 33% 67 335 98 237 29% 71%
160 34% 66 330 100 230 30% 70%
569 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Participación
Participación
de la
Alícuota Cantidad Demanda de las
Cupos de Precio demanda
de la (Oferta) Doméstica Exportaciones exportaciones
exportación Doméstico doméstica en
Retención Qs = (P / Qd = (110 - X = Qs - Qd en la
(ХMAX) P = P* (1-r) la demanda
(r) 2)a Pt+j)/0,44 demanda total
total
%
%
153 35% 65 325 102 223 31% 69%
145 36% 64 320 105 215 33% 67%
138 37% 63 315 107 208 34% 66%
130 38% 62 310 109 201 35% 65%
123 39% 61 305 111 194 37% 63%
116 40% 60 300 114 186 38% 62%
109 41% 59 295 116 179 39% 61%
102 42% 58 290 118 172 41% 59%
95 43% 57 285 120 165 42% 58%
88 44% 56 280 123 157 44% 56%
82 45% 55 275 125 150 45% 55%
75 46% 54 270 127 143 47% 53%
69 47% 53 265 130 135 49% 51%
63 48% 52 260 132 128 51% 49%
57 49% 51 255 134 121 53% 47%
52 50% 50 250 136 114 55% 45%
46 51% 49 245 139 106 57% 43%
41 52% 48 240 141 99 59% 41%
36 53% 47 235 143 92 61% 39%
31 54% 46 230 145 85 63% 37%
27 55% 45 225 148 77 66% 34%
22 56% 44 220 150 70 68% 32%
18 57% 43 215 152 63 71% 29%
15 58% 42 210 155 55 74% 26%
11 59% 41 205 157 48 76% 24%
8 60% 40 200 159 41 80% 20%
6 61% 39 195 161 34 83% 17%
4 62% 38 190 164 26 86% 14%
2 63% 37 185 166 19 90% 10%
1 64% 36 180 168 12 93% 7%
0,1 65% 35 175 170 5 97% 3%
0 65,7% 34,3 172 172 -1 100% 0%
0 66% 34 170 173 -3 102% -2%
570 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 3
Con inclusión
Con Con inclusión Con
de
Alícuota Inclusión de de Retenciones, Inclusión de
Retenciones,
Retención Retenciones Subsidio, y Solo por Retenciones
Solo por Subsidio, y
(r) y Subsidio a Carga Retencion y Subsidio a
Retenciones Carga
Demanda Excedente es PT= Demanda
PT= Re/RT Excedente
Doméstica PT(2) = Re/RT Doméstica
PT(2) =
PT(1) = (Re+Sd+CEs)/R PT(1) =
(Re+Sd+CEs)/
(Re+Sd)/R T (Re+Sd)/R
RT
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
0% 0 0 0 0 0 0
1% 2% 2% 2% 2% 2% 2%
2% 4% 4% 4% 4% 4% 4%
3% 6% 6% 6% 5% 6% 6%
4% 8% 8% 8% 7% 8% 8%
5% 10% 11% 10% 9% 10% 10%
6% 12% 13% 12% 11% 11% 12%
7% 14% 15% 15% 12% 13% 14%
8% 16% 17% 17% 14% 15% 15%
9% 18% 20% 19% 15% 17% 17%
10% 20% 22% 21% 17% 18% 19%
11% 22% 25% 24% 18% 20% 21%
12% 24% 27% 26% 19% 21% 23%
13% 26% 30% 29% 21% 23% 24%
14% 28% 33% 31% 22% 25% 26%
15% 31% 35% 34% 23% 26% 28%
16% 33% 38% 36% 25% 28% 29%
17% 35% 41% 39% 26% 29% 31%
18% 37% 44% 42% 27% 31% 33%
19% 39% 47% 45% 28% 32% 34%
20% 41% 50% 48% 29% 33% 36%
21% 44% 53% 51% 30% 35% 38%
22% 46% 56% 54% 31% 36% 39%
23% 48% 60% 58% 32% 37% 41%
24% 50% 63% 61% 33% 39% 42%
25% 53% 67% 65% 34% 40% 44%
26% 55% 70% 68% 35% 41% 45%
27% 57% 74% 72% 36% 43% 47%
28% 59% 78% 76% 37% 44% 48%
571 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con inclusión
Con Con inclusión Con
de
Alícuota Inclusión de de Retenciones, Inclusión de
Retenciones,
Retención Retenciones Subsidio, y Solo por Retenciones
Solo por Subsidio, y
(r) y Subsidio a Carga Retencion y Subsidio a
Retenciones Carga
Demanda Excedente es PT= Demanda
PT= Re/RT Excedente
Doméstica PT(2) = Re/RT Doméstica
PT(2) =
PT(1) = (Re+Sd+CEs)/R PT(1) =
(Re+Sd+CEs)/
(Re+Sd)/R T (Re+Sd)/R
RT
Tabla 4
Carga
Excedente
Costo Costo Carga
Subsidio Carga
Precio Medio Marginal Excedente
Alícuota Cantidad Costos Demanda Excedente
Doméstico Cme = Cmg = Producción
Retención (Oferta) Totales Doméstica Total
P = P* (1- (Qs2/a)/Qs (CTt+1- CEs = [(Qst
(r) Qs = (P/2).a CT = Q2/a CEd = CET = CEs
r) Cme = CTt)/(Qt+ -Qst+j)(Pt-
[(Qdt- + CEp
Qs/a 1 - Qt) Pt+j)]/2
Qdt+j)(Pj-
Pt+j)]/2
0% 110 550 30.250 55 110 0 0 0
0% 109 545 29.703 55 109 0 0 0
0% 108 540 29.160 54 108 0 0 0
0% 107 535 28.623 54 107 0 0 0
0% 106 530 28.090 53 106 0 0 0
0% 105 525 27.563 53 105 0 0 0
0% 104 520 27.040 52 104 0 0 0
0% 103 515 26.523 52 103 0 0 0
0% 102 510 26.010 51 102 0 0 0
0% 101 505 25.503 51 101 0 0 0
0% 100 500 25.000 50 100 0 0 0
1% 99 495 24.503 50 99 3 1 4
2% 98 490 24.010 49 98 10 5 15
3% 97 485 23.523 49 97 23 10 33
4% 96 480 23.040 48 96 40 18 58
5% 95 475 22.563 48 95 63 28 91
6% 94 470 22.090 47 94 90 41 131
7% 93 465 21.623 47 93 123 56 178
8% 92 460 21.160 46 92 160 73 233
9% 91 455 20.703 46 91 203 92 295
10% 90 450 20.250 45 90 250 114 364
11% 89 445 19.803 45 89 303 138 440
12% 88 440 19.360 44 88 360 164 524
13% 87 435 18.923 44 87 423 192 615
14% 86 430 18.490 43 86 490 223 713
15% 85 425 18.063 43 85 563 256 818
16% 84 420 17.640 42 84 640 291 931
17% 83 415 17.223 42 83 723 328 1.051
18% 82 410 16.810 41 82 810 368 1.178
19% 81 405 16.403 41 81 903 410 1.313
20% 80 400 16.000 40 80 1.000 455 1.455
21% 79 395 15.603 40 79 1.103 501 1.604
22% 78 390 15.210 39 78 1.210 550 1.760
23% 77 385 14.823 39 77 1.323 601 1.924
24% 76 380 14.440 38 76 1.440 655 2.095
25% 75 375 14.063 38 75 1.563 710 2.273
26% 74 370 13.690 37 74 1.690 768 2.458
27% 73 365 13.323 37 73 1.823 828 2.651
28% 72 360 12.960 36 72 1.960 891 2.851
29% 71 355 12.603 36 71 2.103 956 3.058
30% 70 350 12.250 35 70 2.250 1023 3.273
31% 69 345 11.903 35 69 2.403 1092 3.495
32% 68 340 11.560 34 68 2.560 1164 3.724
573 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Carga
Excedente
Costo Costo Carga
Subsidio Carga
Precio Medio Marginal Excedente
Alícuota Cantidad Costos Demanda Excedente
Doméstico Cme = Cmg = Producción
Retención (Oferta) Totales Doméstica Total
P = P* (1- (Qs2/a)/Qs (CTt+1- CEs = [(Qst
(r) Qs = (P/2).a CT = Q2/a CEd = CET = CEs
r) Cme = CTt)/(Qt+ -Qst+j)(Pt-
[(Qdt- + CEp
Qs/a 1 - Qt) Pt+j)]/2
Qdt+j)(Pj-
Pt+j)]/2
33% 67 335 11.223 34 67 2.723 1238 3.960
34% 66 330 10.890 33 66 2.890 1314 4.204
35% 65 325 10.563 33 65 3.063 1392 4.455
36% 64 320 10.240 32 64 3.240 1473 4.713
37% 63 315 9.923 32 63 3.423 1556 4.978
38% 62 310 9.610 31 62 3.610 1641 5.251
39% 61 305 9.303 31 61 3.803 1728 5.531
40% 60 300 9.000 30 60 4.000 1818 5.818
41% 59 295 8.703 30 59 4.203 1910 6.113
42% 58 290 8.410 29 58 4.410 2005 6.415
43% 57 285 8.123 29 57 4.623 2101 6.724
44% 56 280 7.840 28 56 4.840 2200 7.040
45% 55 275 7.563 28 54 5.063 2301 7.364
46% 54 270 7.290 27 54 5.290 2405 7.695
47% 53 265 7.023 27 53 5.523 2510 8.033
48% 52 260 6.760 26 52 5.760 2618 8.378
49% 51 255 6.503 26 51 6.003 2728 8.731
50% 50 250 6.250 25 50 6.250 2841 9.091
51% 49 245 6.003 25 49 6.503 2956 9.458
52% 48 240 5.760 24 48 6.760 3073 9.833
53% 47 235 5.523 24 47 7.023 3192 10.215
54% 46 230 5.290 23 46 7.290 3314 10.604
55% 45 225 5.063 23 45 7.563 3438 11.000
56% 44 220 4.840 22 43 7.840 3564 11.404
57% 43 215 4.623 22 43 8.123 3692 11.815
58% 42 210 4.410 21 42 8.410 3823 12.233
59% 41 205 4.203 21 41 8.703 3956 12.658
60% 40 200 4.000 20 40 9.000 4091 13.091
61% 39 195 3.803 20 39 9.303 4228 13.531
62% 38 190 3.610 19 38 9.610 4368 13.978
63% 37 185 3.423 19 37 9.923 4510 14.433
64% 36 180 3.240 18 36 10.240 4655 14.895
65% 35 175 3.063 18 35 10.563 4801 15.364
65,7% 34,3 171,5 2.941 17 34 10.791 4905 15.696
66% 34 170 2.890 17 17 10.890 4950 15.840
574 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 5
Tabla 6
Elasticidad-
Elasticidad-
precio de
Elasticidad- precio de la Elasticidad-
Elasticidad- los Ingresos Elasticidad-
precio de la demanda precio de la
Precio precio de las Totales precio de los
oferta doméstica Renta de la
P = P* Exportaciones Ep(IT) = Costos Totales
EP(Qs) = Ep(Qd) = Tierra
(1- r) Ex = [(Xt+1/Xt)- (P/a)/P/IT) Ep(CT) =
[(P/2.a)/P]/(P [(Qdt+1/Qdt)- Ep(R) =
1]/[(Pt+1/Pt)-1] = (P/a)/(P/2a)
/Qs) 1]/[(Pt+1/pt)- (2P/4a)(P/P2/4a)
=(P/a)/(P/P2/
1]
2a) = (P22a)
110 - - - - - -
109 1 -109,0 1,5 2 2 2
108 1 -54,0 1,5 2 2 2
107 1 -35,7 1,5 2 2 2
106 1 -26,5 1,5 2 2 2
105 1 -21,0 1,5 2 2 2
104 1 -17,3 1,5 2 2 2
103 1 -14,7 1,5 2 2 2
102 1 -12,8 1,5 2 2 2
101 1 -11,2 1,5 2 2 2
100 1 -10,0 1,5 2 2 2
99 1 -9,0 1,5 2 2 2
98 1 -8,2 1,5 2 2 2
97 1 -7,5 1,5 2 2 2
96 1 -6,9 1,5 2 2 2
95 1 -6,3 1,6 2 2 2
94 1 -5,9 1,6 2 2 2
93 1 -5,5 1,6 2 2 2
92 1 -5,1 1,6 2 2 2
91 1 -4,8 1,6 2 2 2
90 1 -4,5 1,6 2 2 2
89 1 -4,2 1,6 2 2 2
88 1 -4,0 1,6 2 2 2
87 1 -3,8 1,6 2 2 2
86 1 -3,6 1,7 2 2 2
85 1 -3,4 1,7 2 2 2
84 1 -3,2 1,7 2 2 2
83 1 -3,1 1,7 2 2 2
82 1 -2,9 1,7 2 2 2
81 1 -2,8 1,7 2 2 2
80 1 -2,7 1,7 2 2 2
79 1 -2,5 1,8 2 2 2
78 1 -2,4 1,8 2 2 2
77 1 -2,3 1,8 2 2 2
76 1 -2,2 1,8 2 2 2
75 1 -2,1 1,8 2 2 2
74 1 -2,1 1,8 2 2 2
73 1 -2,0 1,9 2 2 2
72 1 -1,9 1,9 2 2 2
71 1 -1,8 1,9 2 2 2
70 1 -1,8 1,9 2 2 2
69 1 -1,7 2,0 2 2 2
68 1 -1,6 2,0 2 2 2
577 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Elasticidad-
Elasticidad-
precio de
Elasticidad- precio de la Elasticidad-
Elasticidad- los Ingresos Elasticidad-
precio de la demanda precio de la
Precio precio de las Totales precio de los
oferta doméstica Renta de la
P = P* Exportaciones Ep(IT) = Costos Totales
EP(Qs) = Ep(Qd) = Tierra
(1- r) Ex = [(Xt+1/Xt)- (P/a)/P/IT) Ep(CT) =
[(P/2.a)/P]/(P [(Qdt+1/Qdt)- Ep(R) =
1]/[(Pt+1/Pt)-1] = (P/a)/(P/2a)
/Qs) 1]/[(Pt+1/pt)- (2P/4a)(P/P2/4a)
=(P/a)/(P/P2/
1]
2a) = (P22a)
67 1 -1,6 2,0 2 2 2
66 1 -1,5 2,1 2 2 2
65 1 -1,4 2,1 2 2 2
64 1 -1,4 2,1 2 2 2
63 1 -1,3 2,2 2 2 2
62 1 -1,3 2,2 2 2 2
61 1 -1,2 2,2 2 2 2
60 1 -1,2 2,3 2 2 2
59 1 -1,2 2,3 2 2 2
58 1 -1,1 2,4 2 2 2
57 1 -1,1 2,5 2 2 2
56 1 -1,0 2,5 2 2 2
55 1 -1,0 2,6 2 2 2
54 1 -1,0 2,7 2 2 2
53 1 -0,9 2,8 2 2 2
52 1 -0,9 2,8 2 2 2
51 1 -0,9 3,0 2 2 2
50 1 -0,8 3,1 2 2 2
49 1 -0,8 3,2 2 2 2
48 1 -0,8 3,4 2 2 2
47 1 -0,7 3,5 2 2 2
46 1 -0,7 3,7 2 2 2
45 1 -0,7 4,0 2 2 2
44 1 -0,7 4,2 2 2 2
43 1 -0,6 4,6 2 2 2
42 1 -0,6 5,0 2 2 2
41 1 -0,6 5,5 2 2 2
40 1 -0,6 6,2 2 2 2
39 1 -0,5 7,1 2 2 2
38 1 -0,5 8,4 2 2 2
37 1 -0,5 10,5 2 2 2
36 1 -0,5 14,1 2 2 2
35 1 -0,5 22,2 2 2 2
34 1 -0,5 56,0 2 2 2
578 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 7
Concepto Ecuaciones
CAPÍTULO 11
Una rápida visión de la génesis y evolución del concepto de seguridad social muestra que las
políticas destinadas a esta área han seguido una complejidad creciente y que el tratamiento del
tema ha estado asociado al problema de la pobreza. En lo que sigue, veremos la evolución
experimentada por la seguridad social y las distintas estructuras organizativas ideadas para
atender su problemática.
Como consecuencia de las fallas del mercado en la cobertura de los riesgos y la sustitución de la
idea de la pobreza como ―problema privado‖, por la otra como ―problema social‖, se produce la
evolución del Estado liberal al Estado benefactor o social de derecho. Así, se afirmaba que ―se
puede profundizar este análisis con la inclusión de ciertas instituciones características de la
política social de las décadas más tempranas de los novecientos. La pobreza es tomada como un
problema del todo social y, consecuentemente, la responsabilidad se desplaza del individuo a la
sociedad. Aunque el daño es individual, el riesgo se somete a la sociedad, donde se reparten los
costos. Lo calculable de los riesgos y la construcción de los elementos colectivos de
satisfacción, facilitan la concepción y la medida de la responsabilidad social. Con la
socialización se puede determinar lo indeterminado del porvenir. La racionalidad que vincula el
riesgo, el daño individual y el costo socializado, informa la técnica del seguro social que
protagonizará la primera política social‖540.
540
Paganini, M. (1992).
580 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Alemania y, tal vez precisamente por esa razón, pugnó por lograr la paz social instaurando el
seguro social. Quería menoscabar considerablemente en la legislación del seguro la idea que los
beneficios podían surgir de las cotizaciones de los propios asegurados. En realidad, quería crear
pensionados del Estado‖541.
Así las cosas, las primeras legislaciones de beneficencia reconocieron la responsabilidad del
Estado sobre la base de atender las acciones con fondos públicos y ser de aplicación universal.
La innovación tecnológica en los procesos productivos que originara desempleo de la fuerza
laboral, no permitió acumular ahorros suficientes a nivel individual y la participación estatal se
hizo más evidente a partir de la década de 1930.
En este proceso, la expresión Seguridad Social ha tenido un significado más amplio en unos
países que en otros. En lo esencial se ha interpretado como la protección proporcionada por la
sociedad a sus miembros, mediante una serie de medidas públicas tendientes a contrarrestar las
privaciones económicas y sociales que se generan como consecuencia de la desaparición o
reducción de los ingresos de las personas. Las causas de las reducciones de ingresos pueden ser
enfermedad, maternidad, accidente de trabajo, enfermedad profesional, desempleo, invalidez,
vejez y muerte.
Desde el establecimiento de los primeros seguros sociales hace ya más de un siglo, el desarrollo
histórico de éstos ha presentado gran diversidad de modalidades, alcances y tamaños.
Seguidamente se verán las principales formas organizacionales empleadas.
El Seguro Social
Los seguros sociales, por oposición a los seguros privados, nacen como un modo de dar
permanencia a la actividad productiva del individuo, protegiéndolo de diferentes contingencias
como enfermedad, invalidez, accidentes o vejez. Desde el principio se definieron esquemas de
prepago, en cuyos conceptos se encontraban constituidos derechos sociales en beneficio del
trabajador.
El primer régimen amplio fue instituido en Alemania entre 1883 y 1889, si bien existían
antecedentes parciales en distintos estados alemanes (ayudaban a sus municipios a establecer
cajas de enfermedad a las que los trabajadores podían ser obligados a contribuir). Es decir, el
principio del seguro obligatorio ya se aplicaba y el único cotizante era el asegurado.
La extensión del régimen a los distintos países de Europa se hizo en un período relativamente
corto, favorecida por las deficientes condiciones fabriles imperantes (métodos intensivos en el
uso del factor trabajo y largas jornadas laborales).
El primer elemento del régimen fue el seguro de enfermedad en 1883, administrado por
mutualidades ya existentes. En 1884 se inició el seguro de accidente de trabajo y enfermedad
profesional, cuya administración fue confiada a las asociaciones de empleadores. En 1889 se
creó el seguro de invalidez y vejez, que administraban las autoridades provinciales, siendo la
afiliación obligatoria para los trabajadores a los que estaba destinado y sin restricción de edad ni
calificación laboral542.
541
Haverkate, G. (1985).
542
Ver OIT (1984).
581 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En América uno de los primeros hitos se da en la Argentina en 1904, con el dictado de la Ley
N° 4349 que creó la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones Civiles y se toma como el único
orgánico de los regímenes previsionales en Argentina. En sus inicios, con anterioridad a la
sanción de esta ley, en 1885 se habían establecido beneficios jubilatorios para el magisterio y en
1886 a los agentes de la administración pública. El desarrollo de estas instituciones se prolongó
hasta mediados de la década de 1940 en toda América. En ese período, en los países del
continente se adoptan distintas modalidades de seguridad social, siendo el hecho central la
instauración del seguro social por riesgos del trabajo, enfermedades, maternidad, invalidez,
vejez y muerte.
Los elementos que caracterizan el seguro social, pueden resumirse de la siguiente manera544:
d) Derecho a las prestaciones: una persona adquiere el derecho a las prestaciones en virtud
de las cotizaciones presentes o pasadas efectuadas por el mismo o el empleador;
543
Morales Puertas (1992).
544
OIT, op. cit.
545
En algunos países, las cotizaciones al seguro social son idénticas a los impuestos, puesto que están definidas
por ley y son recaudadas con carácter coactivo por las autoridades impositivas. La relación entre cotizaciones e
impuestos aparenta no ser tan estrecha en otros casos. Por ejemplo, cada caja de enfermedad alemana
(técnicamente una institución del sector privado), establece su propia tasa de cotización y recauda todas las coti-
zaciones del seguro social de sus miembros. Además, en los programas de pensiones de varios países, se
permiten cotizaciones voluntarias adicionales (Thompson, 1992). Sin embargo, el carácter coactivo de la
cotización (de existir) lo torna equivalente a un impuesto, independientemente de qué institución la recauda.
582 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
i) Administración separada: dado que las cotizaciones deben aplicarse al pago de las
prestaciones, los gobiernos mantienen normalmente cuentas separadas para comparar
los ingresos y egresos del sistema. Por lo general, los gobiernos elaboran planes para
demostrar que los ingresos previstos serán suficientes para financiar los gastos de
ejercicios futuros.
Asistencia Social
Es decir, las prestaciones se otorgan a las personas de edad necesitadas, previa comprobación de
sus recursos y de los gastos que inevitablemente deben afrontar.
Los ancianos fueron los primeros beneficiarios, extendiéndose luego a los enfermos, inválidos,
sobrevivientes y desempleados, en ese orden. Por lo general, la protección estatal a través de la
asistencia social fue reemplazada posteriormente por algún régimen contributivo de seguro
social, si bien en algunos países como Australia y Nueva Zelanda se establecieron regímenes
completos de seguridad social mediante la unificación de una serie de programas de asistencia
social.
a) programas financiados con recursos generales de los gobiernos, donde los costos de los
mismos suelen no identificarse separadamente;
b) la percepción de las prestaciones es un derecho reconocido por la ley, cuando se dan los
casos de necesidad establecidos;
546
Thompson, op. cit.
583 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) las prestaciones tienen por objeto aumentar el total de ingresos de los beneficiarios
hasta cierto mínimo fijado por la sociedad, teniendo en cuenta factores como el tamaño
de la familia y obligaciones fijas (por ejemplo, alquileres);
d) las prestaciones no guardan relación con las ganancias anteriores de los beneficiarios ni
con sus niveles de vida normales;
e) a diferencia del seguro social, puede ejercerse cierta discrecionalidad al fijar el monto
de las prestaciones, aunque dentro de los límites impuestos por la ley.
Dado que la condicionalidad de las prestaciones depende de las circunstancias del presente,
suele argumentarse en favor de estos programas en el sentido de que redistribuyen ingreso en
favor de la gente de menores recursos. Por el contrario, quienes no acuerdan con este esquema,
centran sus críticas en el aspecto de la dignidad individual menoscabada por el aporte de las
pruebas necesarias a la falta de recursos.
Cajas de Previsión
En los países donde más recientemente se han incorporado sistemas de seguridad social, muchas
veces se adoptó un método relativamente sencillo de encauzar el ahorro obligatorio de los
trabajadores, creando una caja de previsión del Estado. Por este medio, las cotizaciones
periódicas son acreditadas (más sus intereses) en las cuentas individuales de los trabajadores.
Cuando se produce alguna contingencia (vejez, invalidez o muerte), el total acumulado se paga
al trabajador o a sus sobrevivientes. Esta característica de pago por una sola vez, hace que dicho
pago pueda ser considerado como una prima de finalización de la carrera laboral. En opinión de
la OIT547, ―una caja de previsión no puede considerarse como un elemento de la seguridad
social tradicional, pues su finalidad no es reemplazar con pagos periódicos los salarios que
dejan de percibirse al jubilarse o quedar inválido‖.
Hay países que han escogido esta forma, donde las prestaciones son uniformes para todos los
residentes del país, que pertenezcan a categorías preestablecidas. Por ejemplo, las prestaciones
podrían ser una pensión para todos los ancianos, inválidos, huérfanos o viudas residentes.
Estos programas universales tienen afinidades y diferencias con el seguro social. Entre las
primeras, está el hecho de que las prestaciones son definidas por ley y la participación es
obligatoria y nadie es excluido del programa. En cuanto a las diferencias, puede mencionarse
que:
b) el requisito para acceder a la prestación depende de la residencia legal más bien que de
las cotizaciones anteriores, y
547
OIT, op. cit.
584 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Planes Ocupacionales
Se trata de planes voluntarios financiados por las empresas en beneficio de sus propios
trabajadores. Actúa como una caja de previsión, en el sentido de asegurar al trabajador una
cierta renta vitalicia o indemnización al cese de sus actividades en la empresa.
Dado que el beneficio se pierde si el trabajador termina su relación laboral con la firma antes de
alcanzar la edad de jubilarse, este sistema se estableció con la finalidad de incentivar a los
trabajadores a permanecer en la firma, trabajar con dedicación y lealtad hacia la misma y, de
esta manera, ganarse la recompensa al final de su vida activa. Más que un esquema de seguridad
social, se trata de una modalidad diferenciada de pago salarial diferido.
Esta modalidad registra antecedentes en varios países548. Algunos gobiernos han tratado de
fomentar este tipo de acuerdo laboral, incentivando a las empresas a implementarlos, a través de
exenciones tributarias e intentando que las firmas de alguna manera aseguren ciertos beneficios,
aún en los casos de retiros anticipados no previstos del trabajador.
Como síntesis de los esquemas descriptos en esta rápida revisión histórica, se presenta el
Cuadro 1, donde se resumen las características técnicas básicas de las modalidades analizadas
precedentemente.
Cuadro 1
Los sistemas de seguridad social, en la actualidad, se los suele identificar como un componente
fundamental de los programas de bienestar social que diseñan los gobiernos. Los sistemas
548
Banco Mundial (1994). Entre los países que han generado incentivos a los empleadores para que
otorguen pensiones a sus trabajadores, se encuentran Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos,
Francia, Japón, Países Bajos, Reino Unido y Suiza.
585 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por esa razón, por lo general, los programas de bienestar social se los suele ubicar en el campo
de la equidad social, identificándolos con el objetivo de política económica que pretende
morigerar las disparidades existentes en toda sociedad en la distribución del ingreso entre los
individuos, en especial paliar situaciones de extrema pobreza. Sin embargo, lo cierto es que los
sistemas que lo componen, no sólo persiguen este objetivo, sino además otros que tienen que
ver con cuestiones de eficiencia asignativa de los recursos (tanto estática como dinámica) y de
estabilidad económica. Asimismo, por cuestiones que se analizan más adelante, el sistema de
seguridad social, si bien está inserto en un esquema global de asignación de recursos, una
porción importante de los cuales se canalizan a través de las finanzas públicas, suele enfrentar
restricciones financieras específicas, que imponen la búsqueda de resultados en condiciones de
―segundo mejor‖, más específicamente, el cumplimentar sus objetivos bajo la condición de
autofinanciamiento.
Estas aclaraciones son importantes con vistas al análisis económico de las cuestiones que
preocupan, por cuanto en general no puede desconocerse que todos los programas que tienen
que ver con el gasto social o con la política fiscal en general de un Estado moderno, contienen
un ingrediente importante de objetivos redistributivos, pero al mismo tiempo cumplimentan
otros objetivos diferentes como los antes señalados. Es decir, en nuestro enfoque, la seguridad
social se visualiza como un conjunto de sistemas sociales que persiguen la prosecución de
objetivos múltiples, ligados a la cobertura social de riesgos generados por eventos que pueden
causar situaciones de desasosiego o de incapacidad económica para satisfacer necesidades
básicas de las personas que componen el cuerpo social de un país.
En consonancia con lo anterior, el objeto de análisis estará dirigido exclusivamente a uno de los
componentes de los programas de la seguridad social: al sistema previsional. Es la intención
explorar, en primer lugar, las funciones y razón de ser de los objetivos buscados con el mismo;
luego, analizar las características de los sistemas que han sido sugeridos e implementados en
diversos contextos sociopolíticos del mundo, para finalmente efectuar el análisis crítico del
sistema previsional argentino.
Todas las personas envejecen; algunas sufren accidentes que pueden ocasionar incapacidades
físicas o mentales antes de llegar a la tercera edad y, finalmente, algunas personas fallecen en
edad más temprana que la pensada según la esperanza de vida promedio, o bien en edad
avanzada pero dejando sin protección económica a su familia. En todos los casos, la posibilidad
de generar ingresos se ve interrumpida o reducida.
Las personas en edad de vejez son menos productivas en muchos aspectos que las personas
jóvenes, aunque existen situaciones en que la experiencia laboral tiene un peso importante en el
nivel de productividad y en la consecuente capacidad de generar ingresos. Por lo general, sea
por reducción de las energías físicas o mentales o por obsolescencia técnica, las personas sufren
una importante caída de su productividad en los últimos años de vida.
586 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Asimismo, accidentes al que todo individuo está expuesto en la vida pueden conducir a
reducciones anticipadas de la capacidad laboral. Finalmente, la muerte de un jefe de familia
implica exponer a su familia a la caída o inclusive la pérdida total del ingreso familiar,
generando una situación de adversidad económica para el cónyuge y los hijos menores de edad.
Resolver la cuestión de la cobertura del riesgo que producen todas estas contingencias negativas
a que el individuo se ve expuesto en la vida es la preocupación básica de todo sistema
previsional.
La forma en que las sociedades han intentado e intentan resolver esta cuestión que afecta a la
población en general, ha consistido en dos tipos de acciones: las acciones colectivas informales
y las formales. Las primeras consisten en el sostenimiento familiar de los ancianos o de
personas con capacidades laborales disminuidas. Acciones que en general perduran aún en las
economías avanzadas, pero que son muy comunes en las economías de menor desarrollo
relativo, consistentes en la ayuda económica de familiares cercanos, en muchos casos
conviviendo con la persona objeto de ayuda.
Las segundas implican un esquema organizativo social más sofisticado, consistente en sistemas
de mercado de ahorro preventivo de libre elección por parte de los individuos o sistemas
coactivos de ahorro impuestos por el Estado.
Según la teoría del ciclo de vida, las personas desean mantener un nivel de consumo más o
menos constante durante su vida. Para cumplir este objetivo, ahorran parte de su ingreso durante
sus años de trabajo a fin de gastarlo (desahorro) cuando son ancianas y dejan de trabajar.
Muchos individuos son previsores y suelen adoptar actitudes prudentes de reducción del
consumo presente (ahorro) en aras de asegurarse un ingreso para los años en que su capacidad
de generarlo se vea disminuida (consumo futuro). En estos casos, existe la posibilidad de
utilizar el mercado del seguro para comprar una renta vitalicia o simplemente capitalizar el
ahorro en determinados activos que se esperan realizar en un futuro. La decisión es individual y
la magnitud de la renta vitalicia esperada o el valor de los activos acumulados estarán sujetos a
la capacidad de generar ahorro durante el período de vida activa y el rendimiento esperado de
este ahorro al momento del retiro o el pase a la pasividad.
Existen, sin embargo, diversas razones para sostener que la solución de mercado no resuelve
adecuadamente el problema de la cobertura de este riesgo.
i) En primer lugar, existiría en los individuos cierta ―miopía intertemporal‖ (Pigou) y/o
defectos de información, que hace que las personas jóvenes no adviertan con nitidez la situación
de las necesidades que habrán de enfrentar en los años de vejez, ni tampoco tengan debida
conciencia de los riesgos de sufrir impedimentos que lesionen la capacidad laboral futura. Esta
miopía puede deberse tanto a circunstancias propias de la vida de cualquier persona de nivel
cultural medio, como a circunstancias específicas de muchos individuos que carecen de la
549
Para un análisis de las acciones colectivas informales, ver Banco Mundial (1994).
587 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
información necesaria, sea por razones de bajo nivel educativo propio o del medio sociocultural
en el que le ha tocado vivir.
En general la tasa social de preferencia intertemporal varía entre países y, no obstante poder
advertirse que en los países más avanzados las tasas de interés de préstamos para consumo son
inferiores a las vigentes en países de menor desarrollo relativo550, dado los múltiples
determinantes del nivel de dicha tasa, en especial la mayor o menor disponibilidad de oferta de
capitales en economías con importantes flujos de capitales desde y hacia otros países, no es
posible inferir algún patrón concluyente. No obstante, es posible encontrar empíricamente la
siguiente asociación: países con menor desarrollo relativo registran menor disponibilidad de
capitales, menor nivel cultural, menor información y mayor preferencia social intertemporal en
el consumo.
ii) Otra posible falla del mercado puede atribuirse a cierto comportamiento de los
individuos, conocido en la literatura como ―riesgo moral‖. Las personas cuando son jóvenes
tienen una alta propensión al consumo, explicada no sólo por razones de preferencia
intertemporal, sino muy especialmente por necesidades propias de formación y desarrollo
familiar. Estas personas pueden especular con la idea de que llegadas a la tercera edad, los
futuros jóvenes, entre ellos sus propios descendientes, no habrán de abandonarlos a su propia
suerte. De hecho, cuando llegan a la vejez, puede asistirles una actitud de reclamo a la
generación activa por los derechos de los ancianos a vivir dignamente sus últimos años de vida.
El hecho muy probable de la existencia de jóvenes en el futuro, ofrece de esta manera una
―cobertura social natural‖, de consecuencias similares en cuanto a sus efectos, que un seguro
contratado respecto al comportamiento del asegurado (posible menor cuidado, responsabilidad o
esfuerzo) respecto al riesgo cubierto.
También muchas personas pueden adoptar actitudes estratégicas sobre la base de la cobertura
natural que ofrece el cuerpo social en general en el caso de las incapacidades, simulando
situaciones irreales de manera de obtener subsidio sin que sus capacidades laborales hayan
disminuido efectivamente.
iv) Otra falla de mercado en el campo previsional ha sido identificada como el problema de
―selección adversa‖. Ocurre que aún existiendo mercado de capitales y compañías de seguro que
contraten sistemas de pensión o renta vitalicia, deficiencias de información respecto al riesgo
que se asume en cada caso particular, induce a estas compañías a dimensionar las primas de
acuerdo al riesgo ―promedio‖ del grupo social. Sin embargo, el riesgo promedio significa una
prima alta para aquellas personas de bajo riesgo, circunstancia que las desalienta para contratar
el seguro. En cambio, personas de alto riesgo se verán incentivadas a contratar el seguro, puesto
que en tal caso, la prima resulta baja. De esta manera, el mercado va discriminando y deja fuera
del sistema a las personas de bajo riesgo e incorpora a las de alto riesgo, lo que produce un
aumento del riesgo promedio y un consecuente aumento de la prima. Este proceso desemboca
naturalmente en una paulatina destrucción del mercado de seguro de rentas vitalicias.
550
Banco Mundial (1994), op. cit.
588 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una cuestión central del sistema previsional es el problema derivado de la existencia de amplios
sectores sociales que carecen de capacidad de ahorro durante su vida activa, asimetrías que se
agravan aún más en el período de edad avanzada de los individuos. Las asimetrías en materia
distributiva han evidenciado que el mercado no permite resolver adecuadamente la cobertura de
la vejez, incapacidad y muerte en cabeza del individuo, para amplios sectores de la sociedad,
exigiendo algún esquema de redistribución intrageneracional e intergeneracional de los
ingresos.
En primer lugar, los Estados modernos suelen instrumentar medidas de política económica que
tienden a mejorar relativamente los ingresos de los más débiles, circunstancia que generalmente,
en alguna medida, resuelve la situación de consumo presente, pero difícilmente permite mejorar
la capacidad de ahorro de estas personas.
El Estado debe, en tal caso, prever esquemas previsionales por los cuales las rentas de los
ancianos de alto ingreso se transfieran a ancianos de bajo ingreso, generando de esta manera una
redistribución intrageneracional. También puede el Estado idear sistemas previsionales que
impliquen transferencias de ingresos de una generación a otra. Por ejemplo, permitiendo que los
ancianos del presente sean sostenidos por la generación joven del presente, de manera que sus
posibilidades de consumo en épocas de edad avanzada, no dependan del esfuerzo individual de
ahorro realizado cuando joven. Visto desde otro ángulo, el sistema previsional puede generar
redistribuciones entre la generación de jóvenes presente y los ancianos pertenecientes a
generaciones de jóvenes pasadas, si se logran transferencias intertemporales positivas a favor de
los ancianos (el valor actual de las pensiones al momento de jubilarse supera el valor
capitalizado de los ahorros del beneficiario durante su vida activa); o viceversa, hacer que los
ancianos reciban transferencias negativas.
No obstante que este objetivo estuvo inicialmente ligado al desarrollo de los sistemas de
seguridad social en el mundo, modernamente existe una intensa discusión filosófica, en cuanto a
si los sistemas de seguridad social constituyen hoy día el instrumento más eficaz para lograr una
distribución más equitativa del ingreso, o si éstos debiesen dedicarse a cumplir con los objetivos
de eficiencia (y específicos de la seguridad social), dejando el objetivo de equidad a otros
instrumentos más eficaces para lograr la redistribución de ingresos con una menor pérdida de
eficiencia del sistema económico.
Un tópico usual en los estudios de los sistemas previsionales ha sido el indagar los efectos que
ellos tienen sobre el ahorro y la tasa de crecimiento de las economías. El tema se refiere a los
efectos diferenciales entre sistemas voluntarios o coactivos impuestos por el Estado, y sus
551
Volver al aparado 9.4. del Capítulo 9.
589 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
variantes, sobre el objetivo de crecimiento económico. Existe en este campo una importante
producción de trabajos científicos teóricos y empíricos, de los que, sin embargo, no es posible
extraer conclusiones definitivas.
Los países de menor desarrollo relativo han vivido varias décadas de inestabilidad económica
general, en parte explicada por desatinos y manejos poco ortodoxos de la política fiscal y
monetaria, en muchos casos acompañados por condicionantes exógenos derivados de las
economías más desarrolladas. Pero hoy resulta muy evidente que en la base de los problemas,
junto con el manejo de las políticas macroeconómicas, subyacen claramente problemas serios de
organización económica, entre los cuales el sistema previsional aparece como un factor de
mucha gravitación.
El sistema previsional gravita por cuanto constituye un sistema social que canaliza una
importante masa de recursos financieros. La manera en que institucionalmente se organice este
sistema, por lo tanto, determinará si se incentivan el ahorro, la inversión y el crecimiento o, si
por el contrario, se estimula el consumo privado o el consumo público. Resulta claro, para los
países emergentes, que los flujos de capitales desde el extranjero pueden constituir una fuente
muy importante de financiamiento del crecimiento, pero también es evidente que un proceso
sostenido de crecimiento sólo es factible con una base sólida de ahorro nacional de los
residentes.
La cuestión esencial a indagar, por lo tanto, será determinar la eficacia relativa de los sistemas
previsionales ideados, con vistas al cumplimiento de este importante objetivo (ahorro-inversión-
crecimiento), para las economías de menor desarrollo relativo. Si ellos generan virtudes
ahorrativas y previsoras de los individuos y estimulan el desarrollo de proyectos económicos y
sociales de alta rentabilidad social, o si en cambio, desalientan el ahorro y canalizan recursos a
actividades de bajo rendimiento, o estimulen el consumo privado, el gasto público corriente, etc.
En la medida en que los individuos perciban que sus aportes al sistema de seguridad social
constituyen un impuesto, aún cuando gocen de ciertas garantías de beneficios al momento de su
pase a la pasividad, la incidencia del gravamen sería similar al de un impuesto que grave la
oferta del factor trabajo. Este gravamen se acumularía al que pagan los empleadores como
contribución patronal a la seguridad social, que constituye un impuesto al empleo (demanda) del
factor trabajo. De manera que la suma de los aportes personales y las contribuciones patronales,
actúan como un impuesto general al factor trabajo.
En el caso previsional, algunas de las características ya comentadas habrán de incidir para que el
mecanismo natural de financiamiento vía mercado fracase. En algunos casos, los defectos del
mercado pueden resolverse mediante regulación. Por ejemplo, los problemas de selección
adversa y de riesgo moral, pueden de alguna manera minimizarse mediante el seguro
obligatorio. En otros casos, en cambio, pueden exigir medidas de tipo fiscal; por ejemplo, para
cumplimentar el objetivo redistributivo.
La decisión de financiar una actividad mediante el producido de los impuestos generales que
recauda el Estado, implicará necesariamente transferencias de recursos (ingreso) desde las
actividades gravadas a las subsidiadas o financiadas por fuentes tributarias. Las soluciones de
―primer mejor‖ indican que las decisiones de establecer impuestos para financiar gastos sociales
o privados subsidiados, dependerá del cálculo económico social que intenta maximizar el
bienestar social. En este cálculo intervienen procesos políticos, no sólo técnicos, y ellos pueden
dar como resultado márgenes importantes de decisión en cuanto a posibles tamaños relativos de
las distintas actividades (privadas y públicas).
Un escenario con restricciones es el mundo real en el que los policy-makers deben adoptar
decisiones. En general, todas las restricciones confluyen a identificarse finalmente con una
única restricción financiera. Y ello es así, por cuanto, si no existiera escasez de recursos
591 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuando la estrechez de recursos se torna muy aguda, aparecen como de imposible resolución
práctica cuestiones que implican reasignaciones de fondos entre actividades, por cuanto, en tal
caso, las restricciones operan muy fuertemente. En este escenario resulta claro que las
transferencias entre actividades deben limitarse y el objetivo del autofinanciamiento recobra
importancia, aún cuando soluciones de óptimo recomendarían su eliminación. De allí que en un
contexto como el actual, de aguda estrechez financiera de las finanzas del Estado, el requisito de
autofinanciamiento constituye una restricción ineludible que, consecuentemente, debe erigirse
como un objetivo más de toda actividad económica.
En el caso que nos ocupa, significa que el sistema previsional debe asegurar que el flujo de
fondos provenientes del ahorro de los individuos durante su vida activa, resulte actuarialmente
compatible con el financiamiento de las pensiones que los individuos reciben durante su vida
pasiva. Para el caso de introducir en el sistema mecanismos redistribuidores de ingreso, ello
puede significar que el ahorro de algunos individuos habrá de superar actuarialmente al valor de
los beneficios a recibir como pasivo, en compensación a que otros individuos reciban beneficios
que superen sus ahorros previos.
Planteada la problemática previsional en los términos precedentes, resulta claro que nos
encontramos en una actividad con la que se pretende proseguir objetivos múltiples. Es probable
que en tal caso, se definan algunos objetivos básicos y otros se los plantee como restricciones,
dependiendo de cuán fuerte resulte la meta a obtener en el logro de cada objetivo.
Esto implica anticipar la usual situación de conflicto de objetivos, que debe ser resuelta
mediante la estructura de ponderadores, los que de esta manera establecen el nivel de trade-off
(trueque) entre los objetivos.
Pero un aspecto importante que necesita del análisis técnico, es la verificación de coherencia
entre objetivos e instrumentos. El diseño de instrumentos en política económica, junto con la
adecuada explicitación de los objetivos, constituyen la labor fundamental de los analistas o
técnicos. Sin embargo, no siempre habrá de llegarse a recomendaciones que reconozcan
unanimidad de opinión. Ello debido a que no hay coincidencia plena entre los economistas
respecto de los probables efectos de ciertas medidas de política, tanto en lo referido al objetivo
explícitamente perseguido, como a los efectos colaterales no busca dos sobre otros objetivos.
Por ello, en el análisis económico del sistema previsional, se deberán distinguir las definiciones
y afirmaciones sobre las que existe relativo consenso entre los analistas, de aquéllas en las que
existen opiniones controvertidas. Algunas estarán justificadas en los resultados de estudios
empíricos realizados por los diversos autores, otras se basarán en razonamientos teóricos que no
592 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
contienen evidencias empíricas que lo corroboren, pero de general aceptación por su lógica
implícita, y, finalmente, otras en razones puramente ideológicas.
Por ello es útil presentar, a título de ejemplo, algunas afirmaciones que resultan comunes citar
en el debate de los sistemas previsionales, y sobre los cuales los analistas del presente parecen
aceptar como ―mitos‖ que, o bien han sido contradichos por estudios empíricos, o porque
existen razones teóricas sólidas para cuestionarlas.
Una afirmación como ―los ancianos son pobres por lo que el sistema de seguridad social debe
orientar los programas hacia ellos para que de esta manera se reduzca la pobreza‖; sin embargo,
el examen de la realidad de muchos países induce a pensar que si bien existe entre los ancianos,
efectivamente, determinadas personas muy pobres (en general, se trata de mujeres ancianas que
viven solas y que trabajaron poco tiempo o nada cuando jóvenes y, también, ancianos que
fueron trabajadores que ganaron salarios muy bajos cuando jóvenes), estudios empíricos han
demostrado que en términos generales, en los deciles correspondientes a los niveles inferiores
de distribución del ingreso, son proporcionalmente mayores los casos de personas jóvenes que
los de los ancianos.
También se suele afirmar que ―los programas de seguridad social son progresivos y
redistribuyen el ingreso encauzándolo hacia los ancianos pobres‖; sin embargo, aún cuando las
fórmulas para calcular los beneficios en muchos sistemas parezcan progresivas, hay razones que
explican un comportamiento inverso en la realidad de la mayoría de los sistemas previsionales
del mundo.
Otra afirmación usual asegura que ―los programas de seguridad social que garantizan beneficios
en forma anticipada, brindan cobertura a los futuros jubilados contra los riesgos de adversidad
económica‖. La realidad indica que aún cuando los trabajadores cuenten con información
suficiente para calcular sus pensiones, su intento será inútil porque las fórmulas de los
beneficios cambian con mucha frecuencia. Cuando los sistemas están en sus primeras etapas del
proceso de maduración, se genera superávit y un clima fiscal favorable que permite incrementar
los beneficios. En cambio, cuando el sistema madura, ocurre lo contrario.
Asimismo, se sostiene que ―entre los eventos de mayor riesgo de largo plazo en materia
previsional que enfrentan las personas está el fenómeno de la inflación. Los sistemas de
seguridad social garantizan a los jubilados cobertura de este riesgo mediante la indexación de
las pensiones‖. Sin embargo, la mayoría de los países no obstante las disposiciones formales
vigentes en cada caso, de hecho no indexan beneficios por inflación.
Se afirma finalmente también que ―los sistemas de seguridad social resuelven el problema de la
miopía intertemporal de los individuos, a la vez que pueden contemplar adecuadamente los
intereses de las generaciones futuras, porque los Estados tienen una visión a largo plazo que no
ofrece tal defecto‖. No obstante el fracaso del mercado en este aspecto, lo cierto es que los
Estados están sujetos a las presiones de su electorado y de los grupos de influencia. Muchas de
las decisiones adoptadas han respondido a las urgencias de muy corto plazo movidas por tal tipo
de intereses. Así se advierten ejemplos de otorgamientos de jubilaciones anticipadas, beneficios
por incapacidad no justificados, etc. En especial en los países avanzados o muy envejecidos, se
concentra un importante poder político (electoral y de influencias) en los grupos etarios de
593 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
mayor edad, afectados por los beneficios presentes del sistema previsional. Los aumentos
desmedidos de casos operan en forma inversa a las reducciones del haber medio (no ajuste por
inflación), generando incrementos del gasto prestacional presente y determinando rentabilidades
diferenciales entre los que reciben este privilegio y el resto de los beneficiarios.
En al Apéndice 1 del presente capítulo, se detallan los estudios citados por el Banco Mundial
que corroboran las observaciones comentadas.
Las consideraciones formuladas nos mueven a concluir que, si bien el diseño del modelo de
sistema previsional está subordinado a cuestiones económicas, sociales, políticas e históricas de
cada país, existen razones técnicas que deben analizarse para resolver adecuadamente la
cuestión de maximización de la función de bienestar social, que contiene objetivos múltiples,
con cierta universalidad. Ello se debe a que las características económicas y sociales enfrentadas
contienen elementos comunes inherentes a toda sociedad, no obstante las particularidades
propias que puede plantear cada grupo humano.
Si no fuere así, estaríamos negando la jerarquía cien tífica que hoy se reconoce a la economía o
la teoría económica, que ha desarrollado un cuerpo bastante voluminoso de contribuciones en
cuestiones relativas a la seguridad social. Ellas permiten descorrer el velo respecto de muchas
afirmaciones o mitos, como los reseñados previamente, que han dominado por muchos años la
política previsional en muchos países.
Resulta claro que los problemas que plantea la vejez, incapacidad y muerte de las personas, de
acuerdo a lo analizado en los puntos previos, parece no encontrar adecuada solución si ellos
quedan librados a las fuerzas del mercado. Esto significa que algún rol deberá cumplir el
Estado, sea regulando o interviniendo directamente como prestador de los servicios que brindan
cobertura de los riesgos que tales eventos conllevan.
Para arrojar luz sobre las bondades y defectos que plantean los modelos previsionales
alternativos, resulta necesario, en primer lugar, reconocer la realidad demográfica actual y
futura que enfrentan los países, y que establece un escenario básico dentro del cual las
cuestiones técnicas de la previsión social deben analizarse.
Luego, dado el escenario, será necesario pasar revista a los modelos alternativos que se han
diseñado, y entonces analizar de qué manera o con qué grado de eficacia y eficiencia ellos
resuelven la prosecución de los objetivos buscados a través del sistema. A ello se dedican los
parágrafos que siguen.
Las personas de la tercera edad constituyen la base demográfica principal que demanda
cobertura inmediata de las necesidades emergentes de la pasividad, propias de la edad madura.
Si bien el sistema previsional atiende a personas de edades inferiores (debido a incapacidades o
algunas pensiones), lo cierto es que la mayor demanda se concentra en la población con edades
mayores a los 59 años en promedio.
Esta relación constituye un determinante fundamental del sistema previsional, en tanto ella de
alguna manera garantiza la disponibilidad de fondos para hacer frente a las pasividades. Esto es
así, independientemente de si el sistema es de capitalización o de reparto, o si se trata de un
sistema de aporte definido o beneficio definido, diferencias que analizaremos luego y que no
obstante tener implicancias financieras o actuariales diferentes para cada individuo y para el
sistema, en todos los casos se debe procurar que las aportaciones acumuladas y presentes de
alguna manera financien a los beneficios presentes y futuros. Caso contrario, el Estado a través
de aportes tributarios adicionales de la población activa, deberá asistir financieramente al
sistema. Por lo tanto, en un estado estacionario resulta deseable que el flujo de ingresos y
egresos actualizados del sistema deban coincidir en el largo plazo.
Las aportaciones, por lo tanto, pueden basarse en ahorros voluntarios u obligatorios, y éstos
últimos estar determinados en base a salarios de los aportantes o mediante impuestos de los
contribuyentes en general (que detentan ingresos provenientes de diversas fuentes).
A medida que la tasa de sostenimiento demográfica (inversa de la tasa de dependencia de los
ancianos) se reduzca, irá gestándose un problema financiero, por cuanto las reservas acumuladas
tenderán a un límite hasta su agotamiento, momento a partir del cual el flujo de las pasividades
no podrá ser atendido por los ingresos provenientes de los activos, si no es con caídas constantes
del haber medio o aumentos de los aportes per cápita de los activos (aumento de contribuciones
sobre salarios u otras fuentes tributarias) que implicarán una mayor presión tributaria global per
cápita. La situación será de quiebra técnica del sistema, cuando la caída de la tasa de
sostenimiento no pueda ser compensada por incrementos de los aportes per cápita de los activos
y el haber prestacional llegue a un nivel inferior al límite de pobreza.
De los estudios de población en el mundo (Banco Mundial, 1994) surge que mientras en 1990
solamente el 9% de la población mundial tenían más de 60 años, para el año 2030 se estima que
dicha participación se elevará al triple, arrojando un nivel de 1.400 millones de personas
ancianas.
Este envejecimiento global de la población mundial ofrece variantes según los países, no
obstante, la tendencia general sigue un mismo patrón. Así, la mayor expansión de la población
anciana se concentrará en países del Asia y en China, según se observa en el Cuadro 1.
Un hecho significativo que afecta a los países en desarrollo, es que ellos evidencian tasas de
envejecimiento más rápidas que las verificadas en los países desarrollados. Dos factores
confluyen a este fenómeno: la caída en la tasa de fecundidad y la ampliación y difusión del
conocimiento médico y la atención de la salud de la población. Por ejemplo, según el Banco
Mundial en Bélgica se necesitaron 100 años para que la población de más de 60 años duplicara
su participación en el total de su población (del 9% al 18%); en Venezuela ese incremento se
logrará en sólo 22 años, y en China en 34 años.
Desde el punto de vista económico, junto con una adecuada tasa de sostenimiento demográfica,
los sistemas deben mejorar la relación entre aportantes efectivos y beneficiarios pasivos.
Cuando los países se desarrollan suele aumentar el grado de cobertura del sistema previsional,
en tanto trabajadores antes excluidos son paulatinamente incorporados al sistema. En la
evolución histórica de los sistemas previsionales de la mayoría de los países, ha ocurrido que los
trabajadores de ingresos medios y altos han sido los primeros en lograr cobertura previsional.
Los de menores ingresos, lo han logrado muy posteriormente. De allí que la tasa de
sostenimiento del sistema no coincida con la de sostenimiento demográfico.
Por su parte, el universo de los aportantes ha tenido diferente comportamiento entre países, pero
en general, los problemas de evasión —en especial en países de menor desarrollo con
administraciones previsionales y/o tributarias no muy eficaces— han registrado un aumento
menor que el proporcional al aumento de los beneficiarios del sistema.
i) Porcentajes crecientes del gasto por pasividades en el total del gasto social del
presupuesto de los estados y como porcentaje del PBI de los países. En el Cuadro 2, se presenta
la información sobre la participación del gasto público en pensiones respecto al PBI de una lista
seleccionada de países, con distintos niveles de desarrollo. En el mismo figura también la
participación de la población de 60 años o más respecto al total de la población. La asociación
entre gasto público en pensiones como porcentaje del PBI y el grado de envejecimiento de la
población resulta muy clara. La participación de los ancianos irá creciendo en todos los países,
circunstancia que agravará en el futuro las demandas de gasto en pensiones de los Estados.
ii) Creciente presión tributaria, en especial de las contribuciones sobre la nómina salarial,
como forma especial de financiamiento tributario. El Cuadro 3 es elocuente en cuanto a la
participación preponderante de los impuestos sobre la nómina salarial en la mayoría de los
países, circunstancia que ha obligado a muchos de ellos a rever esta forma de financiamiento, en
razón de los problemas de competitividad, ocupación y fuertes distorsiones derivadas de esta
forma de imposición.
iii) Creciente deuda inducida impaga de los sistemas, a favor de la clase pasiva, por no
poder atender los beneficios prometidos en los sistemas de beneficio definido. El Banco
Mundial ha realizado estudios de simulación de los sistemas previsionales vigentes en el
mundo, en los cuales en razón de tratarse de regímenes de reparto con beneficio definido,
generan una deuda implícita cuya magnitud resulta creciente a medida que los sistemas
maduran. Así, se ha arribado a la estructura relativa de los sistemas que figura en el Cuadro 4.
El deterioro de los haberes medios ha sido la variable de ajuste cuando el financiamiento no
alcanza. La falta de indexación de las pensiones (impuesto inflacionario) ha sido la forma
indirecta con que en la práctica muchos estados han operado dicho deterioro.
iv) El gasto administrativo en los países desarrollados es menor que en los países en
desarrollo. Ello está ligado a economías de escala por mayor tamaño. Con el desarrollo, la
mayor complejidad y nivel de calidad exigida de atención a los clientes, van ligados a la
596 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
PORCENTAJE DE AUMENTO DE LA POBLACIÓN AL AÑO 2000
Cuadro 2
GASTO PÚBLICO EN PENSIONES COMO % DEL PBI Y PORCENTAJE DE
PERSONAS DE MAS DE 60 AÑOS EN EL TOTAL DE LA POBLACIÓN
Cuadro 3
FINANCIAMIENTO DEL GASTO PÚBLICO EN PENSIONES (%)
OECD
ALEMANIA 74,1 0,9 25,0
AUSTRALIA 0,0 2,0 98,0
AUSTRIA 79,0 1,0 20,0
BÉLGICA 76,0 3,0 21,0
CANADÁ 30,0 8,0 42,0
DINAMARCA 17,0 7,0 76,0
ESTADOS UNIDOS 68,0 0,0 12,0
FINLANDIA 84,0 6,0 0,0
FRANCIA 86,0 4,0 10,0
ISLANDIA 20,0 0,0 80,0
ITALIA 73,0 1,0 26,0
JAPÓN 46,0 21,0 33,0
LUXEMBURGO 60,0 7,0 33,0
PAÍSES BAJOS 70,0 28,0 2,0
SUECIA 57,0 24,0 19,0
SUIZA 73,0 6,0 21,0
TURQUÍA 63,0 24,0 13,0
AMÉRICA LATINA Y
599 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 4
CICLO DE VIDA DE LOS SISTEMAS DE REPARTO
Cuadro 5
GASTO ADMINISTRATIVO DE PLANES PÚBLICOS
OBLIGATORIOS DE PENSIONES
APÉNDICE 1
Mito 1: Los ancianos son pobres por lo que el sistema de seguridad social debe orientar los
programas hacia ellos para que de esta manera se reduzca la pobreza.
Realidad: Existen entre los ancianos, efectivamente, determinadas personas muy pobres. En
general, se trata de mujeres ancianas que viven solas y que trabajaron poco tiempo o nada
cuando jóvenes y, también, ancianos que fueron trabajadores que ganaron salarios muy bajos
cuando jóvenes. Sin embargo, estudios empíricos han demostrado que en términos generales, en
los deciles correspondientes a los niveles inferiores de distribución del ingreso, son
proporcionalmente mayores los casos de personas jóvenes que los de los ancianos.
Los estudios que pueden citarse sobre este tema son los siguientes:
i) En países en desarrollo como India y Nigeria para los años setenta y Cóte d'Ivoire y
Tailandia para los ochenta, las familias con personas ancianas no tienen un ingreso medio
inferior al de las familias jóvenes, especialmente cuando se consideran las diferencias entre
zonas urbanas y rurales (Deaton y Paxson, 1991; Gaiha y Kazmi, 1982).
ii) En países como Brasil y Chile, la tasa de pobreza es más alta entre los niños que entre
los ancianos (Keller, 1994 y Banco Mundial, 1994).
iii) En Hungría, Polonia y Rusia, las familias con niños tienen mayores probabilidades de
ser pobres que los ancianos jubilados (van de Walle, Ravallion y Gautam, 1994; Fox, 1994;
datos del Banco Mundial, 1994).
iv) En Polonia, la tasa de pobreza es la mitad del promedio nacional, mientras que entre los
jóvenes es casi un 50% mayor (datos del Banco Mundial, 1994).
v) En los países de la OECD el ingreso corriente es menor y la pobreza es mayor entre los
trabajadores, especialmente los jóvenes y con hijos, que entre los ancianos (Banco Mundial,
1994).
vi) Las diferencias de pobreza de determinados ancianos logra explicarse por su situación
relativa cuando jóvenes y no por el hecho de ser ancianos. Así:
(a) En Estados Unidos, la tasa de mortalidad de las personas en edad de trabajar del grupo
de ingreso bajo es cinco veces la de los trabajadores del grupo de ingreso más alto, y la
diferencia ha aumentado durante los últimos años (Pappas y Otros, 1993). Ello significa que
habrá ancianos más ricos (o menos pobres) que otros debido a esta circunstancia de origen como
activo.
(b) En Argentina se ha estimado que los empleados públicos de alto ingreso viven diez
años más que los trabajadores industriales de bajo ingreso (Rofman, 1994).
(c) En el Reino Unido los trabajadores con ocupaciones bien remuneradas tienen una tasa
de mortalidad mucho menor que la de los trabajadores con ocupaciones mal remuneradas
(Creedy, Disney y Whitehouse, 1992).
604 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(d) En las zonas urbanas de China, el 41% de las mujeres ancianas y sólo el 4% de los
hombres ancianos viven a un nivel inferior al de la pobreza extrema (Cangpin, 1991).
(e) En la India, las familias encabezadas por viudas son las más pobres, por una gran
diferencia y su gasto medio por persona es inferior en un 70% al promedio nacional (Dreze,
1990).
Realidad: Aún cuando las fórmulas para calcular los beneficios parezcan progresivas, hay
razones que explican un comportamiento inverso en la realidad de la mayoría de los sistemas
previsionales del mundo:
ii) Cuando los beneficios se calculan en base a los ingresos o están expuestos a
manipulaciones estratégicas de los gobiernos, los grupos de ingreso alto suelen beneficiarse
más.
iii) Siendo la esperanza de vida de los grupos ricos mayor que la correspondiente a los
grupos pobres, la tasa de pasividad mayor de los primeros impone un beneficio actuarial mayor
que a los segundos. Paradójicamente, los grupos de ingreso más bajo no sólo viven menos años,
sino que además comienzan a trabajar a menor edad que los ricos. Estos últimos, asimismo, en
muchos países reciben a su vez subsidios para estudiar y obtener capital humano (enseñanza
superior y universitaria gratuita sostenida por el presupuesto del Estado) que eleva notablemente
sus ingresos en el menor período de tiempo como activo, elevando su renta vitalicia —en
combinación a lo indicado en ii)— muy por encima de la correspondiente a los pobres.
(a) En los Países Bajos se encontró que el ingreso se había redistribuido principalmente de
los individuos solteros a los casados, prescindiendo de los ingresos (Nelissen, 1987).
(b) En un estudio del sistema sueco se encontró que no había ninguna redistribución dentro
de una misma generación y que el sistema era regresivo cuando se consideraban las diferencias
en la tasa de mortalidad (Stahlberg, 1989).
(d) Cuatro estudios sobre los efectos redistributivos de la seguridad social en los Estados
Unidos han revelado una diferencia escasa o nula entre tasa de rentabilidad de los trabajadores
de ingreso vitalicio bajo y de los de ingreso vitalicio alto que se jubilan en el mismo año, en
especial después de efectuar los ajustes correspondientes a diferencias en la tasa de mortalidad y
otras características relativas al ingreso (Aaron, 1977; Hurd y Shoven, 1985; Burkhauser y
Warlick, 1981; Steurle y Bakija, 1994). En otros tres estudios se encontró un pequeño efecto
progresivo (Meyer y Wolff, 1987; Rofman, 1993; Leimer y Petri, 1981).
(g) En Egipto y México los funcionarios públicos reciben una protección mejor contra la
inflación que los trabajadores del sector privado y en Colombia la tasa de sus aportes es más
baja que la de los trabajadores del sector privado, pese a lo cual obtienen la misma tasa de
reposición para sus pensiones. En Brasil, Hungría, Turquía y otros países el número de
empleados de oficina que se jubilan a los 40 o 50 años suele ser mayor que el de la clase obrera,
con lo cual su rentabilidad aumenta en comparación con el de los que siguen trabajando. En
Colombia, pese a que todos los jubilados actuales reciben transferencias netas que constituyen
aproximadamente la misma proporción de beneficios para todos los grupos de ingresos, el valor
absoluto de la transferencia es ocho veces mayor en el caso de un trabajador de salario alto que
en el de un trabajador que gana el salario mínimo (Fernández Riva, 1992; Banco Mundial,
1994).
(h) En Ecuador y Filipinas, las reservas de los fondos de pensión se prestan a los
trabajadores de ingreso alto a tasas de interés reales negativas de hasta el 40% anual. En
Trinidad y Tobago los trabajadores que tienen una buena situación económica toman en
préstamo reservas de los fondos de pensiones en forma de hipotecas a tasas de interés inferiores
a las del mercado (Banco Mundial, 1994).
Mito 3: Los programas de seguridad social, que garantizan beneficios en forma anticipada,
brindan cobertura a los futuros jubilados contra los riesgos de adversidad económica.
Realidad: Aún cuando los trabajadores cuenten con información suficiente para calcular sus
pensiones, su intento será inútil porque las fórmulas de los beneficios cambian con mucha
frecuencia. Cuando los sistemas están en sus primeras etapas del proceso de maduración, se
genera superávit y un clima fiscal favorable que permite incrementar los beneficios. En cambio
cuando el sistema madura, ocurre lo contrario.
i) en Japón entre 1969 y 1980 la tasa media de reposición del salario se elevó al doble
(OCDE, 1988); en Estados Unidos la razón pensión media/salario medio aumentó de 0,14 a 0,37
entre 1950 y 1980 (U. S. Social Security Administration, varios años). Francia elevó la tasa de
606 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ii) Con la maduración del sistema ha ocurrido que Alemania, Estados Unidos y Suecia han
debido programar un aumento en la edad de jubilaciones. Francia y Reino Unido están también
considerando esta posibilidad. Francia elevó el número de años para calcular la base salarial al
tiempo que incrementó el número de años laborales para tener derecho al beneficio.
Mito 4: Entre los eventos de mayor riesgo de largo plazo en materia previsional que enfrentan
las personas está el fenómeno de la inflación. Los sistemas de seguridad social garantizan a los
jubilados cobertura de este riesgo mediante la indexación de las pensiones.
Realidad: La mayoría de los países, no obstante las disposiciones formales vigentes en cada
caso, de hecho no indexan beneficios por inflación. Así se observa (Banco Mundial, 1994):
i) Los países de la OCDE han suspendido temporalmente los ajustes de las pensiones por
costo de vida en los últimos diez años.
ii) En 1984, Estados Unidos suspendió por un año la indexación por inflación. Lo mismo
en Bélgica en 1983-85 y Nueva Zelanda en 1992-93.
iii) Brasil ha suspendido la indexación en períodos durante los cuales el nivel de precios ha
aumentado a razón del 1% diario. La pensión media real en Venezuela se redujo en un 80%
entre 1974 y 1992, en un 30% en Argentina entre 1985 y 1992, y en un 40% en Hungría en los
años ochenta.
Realidad: Los Estados están sujetos a las presiones de su electorado y de los grupos de
influencia. Muchas de las decisiones adoptadas han respondido a las urgencias de muy corto
plazo movido por tal tipo de intereses. Así se advierten ejemplos de otorgamientos de
jubilaciones anticipadas, beneficios por incapacidad no justificados, etc. En especial en los
países avanzados o muy envejecidos, se concentra un importante poder político (electoral y de
influencias) en los grupos etarios de mayor edad, afectados por los beneficios presentes del
sistema previsional. Los aumentos desmedidos de casos operan en forma inversa a las
reducciones del haber medio (no ajuste por inflación), generando incrementos del gasto
prestacional presente y determinando rentabilidades diferenciales entre los que reciben este
privilegio y el resto de los beneficiarios.
ii) En los Países Bajos una de cada cinco personas se jubila anticipadamente por
incapacidad.
iv) En Rumania y Túnez las mujeres con tres hijos se pueden jubilar anticipadamente.
vii) En África de habla francesa la mayoría de los países permite jubilaciones a los 50 ó 55
años por ―envejecimiento prematuro‖.
ix) Los estudios demográficos de la mayoría de los países señala que muy probablemente
los jóvenes de hoy habrán de recibir fuertes transferencias negativas, a diferencia de los
jubilados de las primeras jubilaciones del sistema que recibieron transferencias fuertemente
positivas. Tales los casos de Argentina, China, Hungría, Japón y Kenya.
Los sistemas previsionales impuestos por el Estado como sistemas obligatorios, según lo
analizado en el primer apartado de este estudio, nacen hacia fines del siglo pasado. Con
anterioridad los problemas derivados de la ancianidad, incapacidad y muerte eran afrontados por
el grupo familiar, es decir, se trataba de sistemas informales y, por lo tanto, voluntarios.
Pero existe asimismo un conjunto de posibles mecanismos por los cuales los Estados pueden
inducir a las personas a adoptar actitudes de ahorro para la vejez, de manera de mantener
vigente un sistema voluntario. Por ejemplo:
c) regular y subsidiar al mercado privado del seguro que ofrece rentas vitalicias, de manera
de cubrir el sobrecosto en las primas derivada de la existencia de los casos más riesgosos
(selección adversa) y obligar a la colocación de tales contratos a las personas a un precio
convenido;
En todos estos casos, no existiría obligación directa de las personas en ahorrar obligatoriamente
para poder gozar de una protección en el futuro.
El otro sistema es el obligatorio, en cuyo caso se obliga a las personas a adoptar un determinado
plan previsional. Este plan puede revestir determinadas características: ser de aporte definido o
beneficio definido, de capitalización o de reparto y, finalmente, ser administrado por el propio
Estado o por empresas particulares. Pero el común denominador es que no deja librada a la
voluntad de los individuos la determinación del esfuerzo de ahorro individual y/o del probable
monto del beneficio, salvo determinados límites, relacionados éstos con la forma en que se
asumen los riesgos inherentes al devenir económico en la vida de los países.
Se entiende como Sistema Previsional de Aporte Definido al plan de pensiones que establece la
obligación de determinado aporte mínimo durante la vida activa de las personas (montos
periódicos mínimos y cantidad de años de aporte) y donde el monto del beneficio individual
(haber previsional) no se define previamente, sino que el mismo está determinado por la
capitalización del ahorro individual (en un sistema puro de capitalización, voluntario u
obligatorio) o por los recursos que aporten los activos (generación joven presente) para repartir
entre todos los beneficiarios (generación presente de los ancianos), sin establecer garantías
previas en cuanto a la determinación del haber previsional (sistema de reparto puro).
El Sistema Previsional con Beneficio Definido, en cambio, es el plan de pensiones que asegura
al individuo el goce de determinado haber previsional, el que es calculado mediante alguna
fórmula prescripta. La determinación del haber debe sujetarse al cálculo prometido, ya sea como
una renta asegurada sobre los aportes realizados durante la vida activa (esquema de
capitalización con tasa de rendimiento asegurada) o de un haber calculado sobre la base de una
cierta tasa de reposición del salario, un monto por año de aporte u otras combinaciones, a
financiar con los aportes de la generación joven (en un esquema de reparto).
La diferencia básica entre ambos sistemas consiste en definir en cabeza de quién, o de quiénes,
se ubica el costo de la cobertura del riesgo que nos ocupa. En efecto, las personas, o todo un
pueblo, pueden adoptar actitudes conservadoras o prudentes de ahorro presente, con vistas a
asegurarse un consumo en el futuro. Sin embargo, las reservas financieras sólo logran cumplir
con su cometido cuando al momento de ser necesaria su utilización, la economía posea una
cantidad de bienes y servicios, al menos equivalentes a los que los ahorros habrían permitido
consumir en bienes y servicios, al momento de renunciar al consumo más el costo de la espera.
Pero el futuro impone riesgos: las empresas florecen o quiebran, las personas son más ricas o
más pobres, en ambos casos y en gran medida, dependiendo de lo que suceda con el crecimiento
económico general; existen peligros de guerras, catástrofes naturales y otros posibles eventos
negativos; los Estados pueden incurrir en políticas desacertadas que alienten el consumo
presente, no obstante existir la imagen de un país que está ahorrando mucho, si canaliza el
ahorro en planes de bienestar social o aquellos típicos de un estado bienestarista, o simplemente
despilfarrando recursos en actos de corrupción o ineficiencia generalizada, etc.
La cuestión a resolver es quién asume ese riesgo. Si el sistema es de aporte definido, el riesgo lo
asume individualmente cada persona al momento de pasar a la pasividad. En el otro caso,
cuando el sistema es de beneficio definido, el mismo genera una ―deuda implícita‖ a favor de
los beneficiarios, circunstancia que implica que el riesgo lo asumen los trabajadores activos
(generación joven), que deben aportar a través de las necesarias contribuciones sobre salarios o
a través del pago de impuestos generales; los restantes contribuyentes, que pagan impuestos que
gravan sus rentas, patrimonios o consumos en general (en este caso con incidencia parcial en los
ingresos de los propios jubilados), o una combinación de ambas fuentes, cuando las reservas
acumuladas no permiten honrar el compromiso asumido. En el caso de planes ocupacionales a
cargo de empresas, un esquema de beneficio definido puede conducir a la quiebra de la firma, si
los activos financieros acumulados se desmoronan como resultado de una crisis, o ellos no
resultan lo suficientemente bien administrados como para obtener un rendimiento que permita
financiar el rendimiento asegurado o garantizado a sus operarios retirados.
Para el caso menos usual de capitalización con beneficio definido, donde se garantizaría al
beneficiario un cierto rendimiento sobre sus ahorros, el sistema puede conducir a un
financiamiento parcial proveniente de los ahorros individuales del beneficiario, cuando ellos
hubieren obtenido un rendimiento real inferior a la tasa garantizada, diferencia que deberá ser
cubierta con otras fuentes de las correspondientes administradoras de los fondos de pensión
(privadas o públicas).
Muchos países han utilizado la vía del control directo estatal de estos fondos, por cuanto el
período de desarrollo de los sistemas previsionales en el mundo coincidió con épocas de fuerte
predominio de la filosofía del estado benefactor —ligado a un fuerte convencimiento del
―fracaso del mercado‖ para resolver la cuestión previsional—, por un lado, y por la oportunidad
que brindaba a los funcionarios públicos del manejo de una importante masa de recursos. Sin
duda, puede también interpretarse, que para entonces se confiaba más en la intervención directa
del Estado para resolver las fallas de mercado que en la regulación de la actividad privada,
considerada entonces como un instrumento alternativo de menor eficacia.
No obstante, también han surgido sistemas donde la gestión opera a través de entes privados. Ya
sea porque se trata de sistemas correspondientes a los planes ocupacionales de las empresas, o
por administradoras de fondos de pensión, sujetas a algún tipo de regulación estatal. En la
actualidad, en gran medida sustentados por la nueva filosofía del ―fracaso del estado‖, muchos
611 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
países (Chile y Argentina, entre ellos) han reformado sus sistemas de administración de las
pensiones, dando cabida al sector privado.
Existe una variedad bastante grande de posibles combinaciones de los sistemas y/o criterios
antes descritos, al menos combinaciones de cada categoría con las restantes, según el criterio de
definición del sistema (voluntario, obligatorio; aporte definido, beneficio de finido;
capitalización, reparto; administración estatal, administración privada).
Sin embargo, los estereotipos permiten encarar el análisis de las bondades y defectos (grado de
eficacia) de cada sistema como instrumento para la prosecución de los objetivos buscados con el
mismo. Este análisis permitirá luego ponderar las virtudes específicas de los casos reales, según
el grado relativo de importancia de las modalidades de cada estereotipo que ellos reconozcan.
SISTEMAS PREVISIONALES
VOLUNTARIOS
OBLIGATORIOS
REPARTO
BENEFICIO DEFINIDO
CAPITALIZACIÓN
REPARTO
APORTE DEFINIDO
CAPITALIZACIÓN
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ADMINISTRACIÓN PRIVADA
El diseño del sistema previsional puede adoptar diversas variantes en cuanto a su cobertura
geográfica o territorial. El tema se inserta en el capítulo concerniente al ―federalismo fiscal‖ y
exige analizar cuestiones conceptuales básicas sobre las modalidades posibles del sistema en un
estado federal (existencia de diversos niveles de gobierno).
Este sistema consiste en asegurar al beneficiario una cierta tasa de sustitución del salario (haber
como porcentaje del salario al cese como trabajador activo) al momento de recibir su pensión,
en el caso del Régimen de Reparto, o en garantizarle una cierta tasa de rendimiento de su fondo
de pensión —y la correspondiente tasa de sustitución resultante— en el caso del Régimen de
Capitalización.
1) Régimen de Reparto
El algoritmo que postula la igualdad entre ingresos y egresos de este régimen puede
representarse por la siguiente expresión:
(1) w . c = s . w . J / La
donde w es el salario medio, c la tasa de aporte, ambos parámetros determinantes de los ingresos
al sistema; s la tasa de sustitución del salario (o porcentaje del salario reconocido como haber
jubilatorio), J la cantidad de jubilados y La la cantidad de trabajadores activos aportantes,
parámetros determinantes de los egresos del sistema. Asimismo, definiendo:
(2) c = b . d = s . d
En la Tabla 1 se simulan los resultados de tasa de aporte exigida para distintas hipótesis de tasa
de sustitución asegurada y el parámetro correspondiente a la tasa de dependencia.
613 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 1
DETERMINACIÓN DE LA TASA DE APORTE (C)
s d552
Según datos de ANSeS correspondientes a los registros del mes de marzo de 1995, se obtiene:
Fuente: ANSeS.
Es indudable que la reforma (Ley N° 24.241), que introdujo la posibilidad de la opción por el
régimen de capitalización, ha implicado un cambio estructural de significación para el régimen
público de reparto. Lo interesante a considerar en este punto es, en primer lugar, cuál hubiera
sido a partir de ese momento la situación del régimen previsional para el caso de haberse
mantenido el esquema único de reparto. Sobre la base de una tasa de dependencia de 0.80, para
s = 0.82, se requería un c = 0.66; con un c = 0.26, se obtendría un s = 0.32.
La situación del régimen de reparto luego de la reforma y pasados ya 13 años (junio 2007), era
la siguiente:
552
Valores de d (tasa de dependencia) y 1/d (tasa de sostenimiento):
Fuente: ANSeS.
La estadística correspondiente al total de los aportantes al SIJP, por su parte (al mes de abril de
2007), según datos de AFIP era de 4.680.244 personas, es decir, la tasa de dependencia del
sistema había superado levemente a la unidad.
Ahora, sobre la base de una tasa de dependencia unitaria (d = 1), para s = 0.82, se requeriría un
aporte estrictamente similar, es decir, c = 0.82. Con un aporte de c = 0.26, se obtendría una muy
reducida y equivalente tasa de sustitución del salario: s = 0. 26.
c . w = (c1 . a + c2) . w
siendo:
c1: aporte personal (= 0,11).
c2: contribución patronal (= 0,16).
a: fracción correspondiente a los que optaran por el régimen de reparto.
Desde el ángulo de los egresos y considerando solamente a la PBU (es decir, el sistema pasado
la transición), se tiene:
Luego si en el largo plazo, donde la PC desaparece, los trabajadores optaran en su totalidad por
el régimen de capitalización (a = 1), el resultado financiero del algoritmo resulta:
c2 . w = 2,5 AMPO . d
0,16 = 0,275 . d
Siendo el valor para Argentina 1/d = 1,24 (< 1,72), surge una necesidad de asistencia financiera
de rentas generales. Esto naturalmente se incrementará en la medida que los aportes patronales
se reduzcan. Para lograr el equilibrio sin financiamiento asistido, las contribuciones deberían
fijarse en el 22% del salario. Si se mantiene la intención de la administración gubernamental al
momento de la reforma —que era reducir los aportes patronales al 11% promedio— la brecha
resultante sería de 11% del salario.
y,
donde:
c.w: cuota de aporte para capitalizar
i: tasa de descuento
ic: tasa de rendimiento de los aportes
g: tasa de variación de los salarios
n: años de trabajo activo aportados
m: años de pensionado o de pasividad
y,
F=B
Y, suponiendo:
r = ic = g = i
de donde:
(8) s = c (n/m)
(9) c = s (m/n)
616 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 2
DETERMINACIÓN DE LA TASA DE APORTE (C)
s p553
La tasa de aporte (c) así obtenida permite asegurar una cierta tasa de sustitución (s) compatible
con la tasa garantizada (r) como ―piso‖ del haber o renta vitalicia.
La tasa de sustitución podrá ser mayor y, al mismo tiempo, requerirá una tasa de aporte menor,
cuando el rendimiento del fondo de pensión se capitalice a una tasa mayor a r. Sobre esto nos
dedicamos luego, cuando analicemos la posibilidad de diferencias entre ic (r), i y g.
Obsérvese en la Tabla 2, que partiendo de una tasa de aporte del 14% y una tasa de sustitución
del 26%, hacia la derecha y hacia arriba se puede apreciar cómo aumenta la tasa de aporte
requerida, a medida que exijamos una tasa de sustitución mayor y una mayor tasa de pasividad.
Tabla 3
DATOS DEMOGRÁFICOS Y PRESTACIONALES DE ARGENTINA (1995)
553
Valores de p (tasa de pasividad) y de 1/p:
18 42 57 53 0.3774
20 40 45 43 0.4652
25 35 40 39 0.5129
30 30 35 33 0.6061
La Tabla 4 resulta de calcular para cada posible edad de inicio laboral, los años de aporte
promedio (n) que resultan de ponderar los años de aporte de mujeres y varones, según la
participación en la masa de aportantes (Tabla 3) y los años como pasivo (m) que en ambos
casos (mujeres y varones), resulta ser de 20 años, teniendo en cuenta la edad de fallecimiento
estimada de la población que cuenta con cobertura previsional (superior de la que arroja la
estadística de esperanza de vida de la población) (Tabla 3).
Tabla 3 bis
DATOS DEMOGRÁFICOS Y PRESTACIONALES DE ARGENTINA (2001)
Fuente: INDEC (2005). Tablas abreviadas de mortalidad 2000-2001. Total país y provincias.
Como puede observarse, el caso de Argentina al año 1995 encuadraría en el rango de tasas de
pasividad entre 0.4 y 0.6. El resultado de las posibles tasas de sustitución y tasas de aporte
requeridas para esos rangos, puede consultarse en la Tabla 2.
En las Tablas 3 bis y 4 bis se muestras los datos para el citado año.
556
Límite legal.
557
Estimado.
618 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 4 bis
DETERMINACIÓN DE LA TASA DE PASIVIDAD EN ARGENTINA (2001)
18 42 47 46 0,3604
20 40 45 44 0.3770
25 35 40 39 0.4260
30 30 35 34 0.4896
Los años de aporte promedio (n) que resultan de ponderar los años de aporte de mujeres y
varones, según la participación más reciente en la masa de aportantes (Tabla 3 bis) y los años
como pasivo (m) que para mujeres es 22 años y para varones 14 años (utilizando igual
ponderación que aportantes), resulta ser ahora de 16 años, teniendo en cuenta la edad de
fallecimiento estimada de la población que cuenta con cobertura previsional (superior de la que
arroja la estadística de esperanza de vida de la población) (Tabla 3 bis).
Si definimos:
o bien,
Para F = B, se tiene:
(17) [(1 - αn)/(1 - α)] c.w (1+ic)n = [(1 - ßm)/(1 - ß)] s.w (1+g)n
de manera que:
Haciendo:
entonces:
Caso 1: r = ic = g < i
Luego,
en tanto que,
de manera que:
La tasa de sustitución del salario o renta vitalicia para una cierta tasa de aporte, exigirá una tasa
de pasividad menor que la requerida cuando el rendimiento del fondo de pensión es igual a la
tasa de interés del mercado.
Esto significa que el menor rendimiento relativo de la capitalización a igual tasa de aporte,
deber ser compensada con mayor cantidad de años de trabajo y aporte del trabajador, en relación
a los años de pensionado, para mantener una cierta tasa de sustitución del salario deseada.
620 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Caso 2: r = ic = g > i
De manera que:
y,
[(1 - ßm)/(1 - ß)] > m
de donde:
La tasa de sustitución del salario o renta vitalicia, dada una cierta tasa de aporte, permitirá una
tasa de pasividad mayor que la requerida cuando el rendimiento del fondo de pensión es igual a
la tasa de interés del mercado.
Esto significa que el mayor rendimiento relativo de la capitalización, a igual tasa de aporte,
puede disminuir la exigencia de los años de aporte del trabajador respecto de los años como
pensionado, manteniendo una cierta tasa de sustitución del salario deseada.
En general, si la tasa garantizada (r) es menor a la tasa de aumento del salario (g), entonces se
podrá obtener una misma tasa de sustitución (s) o renta vitalicia con una tasa de aporte (c) más
reducida. Alternativamente, se podrá reconocer una tasa de rendimiento mayor a la tasa
garantizada y de esta manera aumentar la tasa de sustitución o renta vitalicia. Es decir, para r <
g:
o bien,
s > c (n/m)
Caso 3: r = ic = i > g
y,
Asimismo,
α/ß ≥ 1
α/ß
=1 >1 <1
La Tabla 5 indica los posibles resultados de la tasa de sustitución permitida para una cierta tasa
de aporte, en cada caso.
Tabla 5
DETERMINACIÓN DE LA TASA DE SUSTITUCIÓN
PARA UNA TASA DE APORTE DADA
=1 <1 >1
Los resultados indicados en la Tabla 5, permiten comparar situaciones relativas con respecto a
lo indicado para las expresiones (21) y (22). Hay dos casos indeterminados (cuando α/ß > 1 y σ
< 1; y, cuando α/ß < 1 y σ > 1). El resultado dependerá de los valores absolutos de estos
parámetros.
Caso 4: r = ic = i < g
y,
Asimismo,
α/ß ≥ 1
α/ß
=1 >1 <1
La Tabla 6 indica los posibles resultados de la tasa de sustitución permitida para una cierta tasa
de aporte, en cada caso.
Tabla 6
DETERMINACIÓN DE LA TASA DE SUSTITUCIÓN
PARA UNA TASA DE APORTE DADA
=1 <1 >1
En general, si la tasa garantizada (r) es mayor a la tasa de aumento del salario (g), no se podrá
obtener la esperada tasa de sustitución (s) o renta vitalicia; habrá que violar el compromiso (no
efectivizar la tasa garantizada) y, por esta vía, reducir la tasa de sustitución o renta vitalicia. Es
decir, para r > g:
c > s (m/n)
o,
1) Régimen de Reparto
(25) s = (c / w) . (La/J)
(26) s=c/d
Para el sistema de aporte definido en el régimen de reparto, fijada la tasa de aporte (c) y dada la
tasa de sostenimiento (1/d), queda determinada la tasa de sustitución admitida (s).
La Tabla 7 simula distintas consecuencias de fijar diferentes tasas de aporte, ante diferentes
tasas de sostenimiento.
623 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 7
DETERMINACIÓN DE LA TASA DE SUSTITUCIÓN DEL SALARIO (S)
c 1/d558
A medida que aumenta la tasa de aporte, aumenta la tasa de sustitución admisible, para cada
posible tasa de sostenimiento del sistema.
Según datos de Argentina, las columnas relevantes serían las dos últimas, en especial la última.
De allí que una tasa de aporte del 26% como la actual, sólo permitiría una pensión cuya tasa de
sustitución sería de alrededor del 30% del salario del trabajador en actividad.
Las conclusiones son, por lo tanto, similares a las ya analizadas en el punto (a). La diferencia
de este régimen en el sistema de beneficio definido y en el sistema de aporte definido, radica en
que en el segundo la tasa de sustitución obtenible no está asegurada. El haber o renta vitalicia
depende del fondo a repartir. En el caso (a), cuando se asegura una cierta tasa de sustitución, el
administrador del sistema deberá establecer tasas de aporte a los trabajadores activos acordes
con el beneficio garantizado a la clase pasiva.
2) Régimen de Capitalización
Cuando la tasa de rendimiento del fondo de pensión (ic), la tasa de interés del mercado (i) y la
tasa de variación (aumento) del salario (g), son iguales, aplica en este caso las relaciones
indicadas por las expresiones (8) y (9). Es decir,
s = c (n/m); c = s (m/n)
Las conclusiones son similares a las arribadas en el punto 3.3.1.2., en tanto la diferencia en este
sistema y régimen radica en sustituir r (tasa garantizada) por ic (tasa efectiva de rendimiento del
fondo de pensión).
Las mismas consideraciones efectuadas en el punto (a), 2) y 3), deben formularse para los casos
en que ic ≠ i ≠ g difieren.
558
Para los valores de d y 1/d, ver llamada al pie de Tabla 1.
624 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los algoritmos descriptos en ambos sistemas para los regímenes de reparto y capitalización
indican que los resultados financieros del sistema previsional dependen de variables económicas
y demográficas. Respecto de estas últimas, la tasa de sostenimiento del sistema se erige como
un determinante fundamental para la viabilidad del régimen de reparto, en tanto que la tasa de
pasividad aparece gravitando en el régimen de capitalización.
En rigor matemático, según se deduce de la igualación de las expresiones (2) y (8) referidas a
los dos algoritmos básicos de los regímenes de reparto y capitalización, respectivamente,
resulta:
(27) m/n = d
Entonces, la pregunta que se plantea ahora es cuáles podrían ser los resultados de los sistemas y
regímenes previsionales, cuando se levanta el supuesto de estado estacionario. En particular,
qué habrá de ocurrir cuando se tiene en cuenta la probable evolución de las variables
demográficas.
A su vez, esa misma evolución demográfica incide en generar una tasa de pasividad mayor, lo
cual, a constancia de los demás factores, determina una menor tasa de sustitución del salario
posible en el régimen de capitalización. Para Argentina, según proyecciones del INDEC, la
esperanza de vida de las personas aumentará en un 2% en los próximos diez años y otro 2% en
los diez siguientes. Adicionalmente, es probable que la población que goza de cobertura
previsional aumente su esperanza de vida en un promedio algo mayor.
559
Esto no significa que las variables demográficas coincidan de hecho con esta igualación. En
Argentina, por ejemplo, según los datos presentados en el análisis de simulación previo, d = 1 y m/n =
0.45, aproximadamente; de allí que una misma tasa de sustitución del salario, por ejemplo 82%, en el
régimen de capitalización, exigiría una tasa de aporte del 36%, en tanto que en el régimen de reparto
exige una tasa equivalente del 82%.
625 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las tablas mostradas en los puntos anteriores dan cuenta de la forma en que los resultados
financieros se verán afectados por cambios en ―d‖ (tasa de dependencia del sistema) y en ―p‖
(tasa de pasividad). De manera que la respuesta respecto a la tendencia esperada en la evolución
financiera de los sistemas parece bastante clara, a la luz de las estadísticas mundiales y propias
de la Argentina.
Se ha señalado que en los regímenes de reparto, la tasa de sostenimiento del sistema constituye
un parámetro básico en el algoritmo de financiamiento del sistema. También se ha advertido que
esta tasa usualmente es inferior a la tasa de sostenimiento demográfica. En algunos países —
como Argentina, Brasil, Hungría, Italia, Bulgaria y Turquía— esta diferencia es muy alta560.
En la base de esta diferencia se encuentra el problema de la evasión, así como otras causales
relacionadas con la conducta moral y/o estratégica de los individuos y de algunos grupos
sociales con poder político suficiente para legislar en su beneficio en materia prestacional.
En este sentido, se ha podido enunciar una lista de causales que, en general, están ligadas a la
cuestión esencial de los incentivos que operan en los regímenes previsionales.
Cuando existe una relación débil entre la decisión de gasto público (en este caso nivel de la
prestación) y decisiones sobre tributación (aporte previsional), se genera la tentación de los
políticos de intentar transferir parte del costo de la decisión de gasto a otros contribuyentes
distintos a sus electores (locales o directos), mediante impuestos con incidencia difundida o de
escaso conocimiento de parte del gran electorado. Y de esta ―ilusión fiscal‖ es cautivo el propio
votante mediano.
Los beneficiarios o futuros beneficiarios pueden estar inducidos a percibir que al menos parte
del costo de su prestación será financiado por otros contribuyentes. Esta percepción de menor
costo ―marginal‖ de los beneficios prestacionales, inducirá necesariamente a una actitud de
reclamo por mayor beneficio con relación al costo que esta mayor prestación genera. La actitud
560
Ver Banco Mundial (1994).
626 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de reclamo puede plantear una exigencia de redistribución de ingreso entre generaciones o bien
intrageneracional. En términos actuariales, esta actitud significa que las personas se verán
incentivadas a exigir un valor actual de los beneficios superior al valor actual de sus
aportaciones. Ello es inviable, pues supondría que otras personas estarían dispuestas a aceptar
que el valor actual de sus propias prestaciones resulte inferior al valor actual de sus aportes, o
bien, estar dispuestas a pagar mayores impuestos para financiar ese déficit actuarial.
La actitud de mayor presión sobre las prestaciones en relación a los aportes ha podido
constatarse en la mayoría de los países con regímenes de reparto. Así se advierten:
iv) Manipulación estratégica y evasión: la alta presión sobre los salarios y el hecho de que
los beneficios no guarden relación con los aportes, o esta relación resulte muy débil, ha
incentivado a la actividad clandestina. El incentivo a la evasión se da tanto para empleadores
como para empleados, pues el costo laboral se reparte entre ambas partes en proporciones
variables, según situaciones de mercado específicas. Estudios realizados para Argentina indican
que la tasa de evasión en 1992 era del 55% de la recaudación efectiva, implicando una
reducción de recursos al fisco de alrededor del 3% del PBI562.
vi) Topes máximos de imposición a los salarios: la mayoría de los regímenes establecen
topes a las contribuciones o aportes sobre el salario, pero inconsistentemente en muchos casos
dichos topes no están presentes al momento de establecer el haber prestacional.
561
En el Capítulo 2.3., punto 2.3.2. nos ocupamos de la incidencia del sistema previsional en el mercado
de trabajo.
562
Durán, V., Thiery, M. y Collar López, D., (1993).
563
Ver Anexo 3 de la Sección 4, para una estimación de este efecto en la recaudación previsional en
Argentina.
627 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
por aportes y contribuciones sufren una pérdida en términos reales, importante en períodos de
alta inflación, debido a la automaticidad del ajuste de precios, entre ellos, el de las prestaciones
previsionales. Por su parte, procesos de mejora de la productividad importantes, como el
registrado en la Argentina entre 1991 y 1994, han implicado mejoras en los salarios reales de los
trabajadores en actividad que por las cláusulas de ajuste prestacional se traslada a los
pensionados; en cambio, éstos aportaron sobre la base de tasas sobre salarios de baja
productividad.
Como síntesis y siguiendo a Prewo564, es posible afirmar que en los esquemas de reparto y
beneficio definido, las prestaciones tienden a generar paquetes estandarizados de beneficios en
donde la responsabilidad del consumidor y la elección no tienen lugar material; al individuo se
le garantiza un derecho determinado por el Gobierno; no asume el rol de consumidor/comprador
de productos de la seguridad social. Los sistemas previsionales no son de este modo sistemas de
seguro. La prima no es actuarialmente calculada, no hay incentivo para un uso prudente, no hay
penalidad por abuso y el problema del riesgo moral se acentúa: el individuo asegurado explota
el sistema extrayendo de él cuanto el sistema le permita; los costos que infringe a la comunidad
de los asegurados son sólo marginalmente enfrentados por él mismo, ya que las primas (tasas de
aporte) se acrecientan para todos. A medida que la gente se comporta de esta manera el sistema
se vuelve burdamente derrochador, pero, peor aún, a medida que la conducta prudente es
ridiculizada la solidaridad pierde su base moral. En general, las pensiones deberán ser
financiadas con aportes crecientes de los activos o asistido con aportes de rentas generales del
Estado. La pensión futura de un individuo no alcanza, excepto por casualidad, el máximo valor
actuarial de sus contribuciones; está relacionada con sus contribuciones sólo en un sentido
relativo: aquellos que contribuyeron más o por más tiempo van a obtener en general pensiones
más elevadas.
(iii) Conclusiones
Del análisis de simulación de los sistemas previsionales con beneficio definido —para el caso
del régimen de reparto, identificado por una cierta tasa de sustitución del salario (s)
comprometida, y en el régimen de capitalización, a través de una tasa de rentabilidad
garantizada del fondo de pensión (r) que permita a su vez el logro de una determinada tasa de
sustitución—, puede apreciarse la viabilidad financiera del sistema, según los parámetros
demográficos y económicos adoptados.
Las características del algoritmo correspondiente al régimen de reparto indican que las
posibilidades de asegurar a la clase pasiva una cierta tasa de sustitución del salario (s) dependen
de la tasa de aporte exigida a los trabajadores activos (c) y de la tasa de sostenimiento del
sistema (1/d). Como se indicara más arriba, esta tasa de sostenimiento del sistema suele no
coincidir con el coeficiente de sostenimiento demográfico, por cuanto no toda la población
puede tener cobertura previsional y porque entre los aportantes hay conductas de evasión.
Según datos para la Argentina, la tasa de sostenimiento del sistema estaría en el orden de 1.24,
circunstancia que estaría indicando que para asegurar a un pensionado actual un haber
equivalente al 82% del salario del trabajador activo, prácticamente tendría que fijarse una tasa
de aporte del 66%. Esto, evidentemente, torna financieramente inviable al régimen.
564
Prewo, W. (1995).
628 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
acuerdo con el algoritmo correspondiente y para un valor de d = 1,24, existirá una necesidad de
asistencia financiera del Tesoro Nacional (en general tal necesidad se presentará para valores de
d < 1,72). Esto naturalmente se incrementará en la medida que los aportes patronales se
reduzcan. De acuerdo a tal parámetro, para lograr el equilibrio sin financiamiento asistido las
contribuciones deberían fijarse en el 22% del salario; siendo inicialmente fijadas en el 16%. Con
intención se reducir las contribuciones patronales al 11% promedio, se generaría una brecha del
11% del salario.
Adoptando datos presentes de Argentina y asumiendo que el rendimiento garantizado (r) fuere
igual a la tasa de interés de largo plazo de la economía (i), y no previendo cambios en la
distribución del ingreso, de manera que el salario en términos reales (g) crezca a la misma tasa,
adoptando una tasa de pasividad de 0.5 (valor intermedio entre 0.4 y 0.6, según datos
comentados para Argentina), asegurar una tasa de sustitución del salario (s) del 82%, exigiría
una tasa de aporte del 41%, es decir, algo más de la mitad de la requerida por el régimen de
reparto. La viabilidad del régimen parece posible si se acepta como tasa de sustitución un valor
máximo de aproximadamente el 50%.
Cuando la tasa de rendimiento garantizada (r) resulta inferior a la tasa de interés del mercado, el
resultado naturalmente empeora en términos de la tasa de sustitución posible.
Para garantizar una tasa de sustitución equivalente, habrá que aumentar la tasa de aporte o
reducir la tasa de pasividad (por ejemplo, aumentando el número de años de trabajo, o sea,
posponiendo la edad para poder jubilarse). A la inversa, cuando la tasa de rendimiento
garantizada resulta superior a la tasa de interés del mercado, ello permite reducciones en la tasa
de aporte, o bien, aumentos en la tasa de pasividad.
En este capítulo se simularon asimismo posibles variantes que contemplan combinaciones entre
r, i y g. Ellas arrojan mejoras o desmejoras en términos de la tasa de sustitución posible, según
pudo visualizarse en las Tablas 4 y 5. En algunas de las combinaciones, la dirección del
resultado es unívoca, en tanto que en algunas pocas resulta indeterminada.
Por último, los regímenes de reparto y beneficio definido plantean un esquema de incentivos de
menor eficacia en materia de financiamiento con relación a los regímenes de aporte definido y
capitalización. Las prestaciones en el primer caso tienden a generar paquetes estandarizados de
beneficios en donde la responsabilidad del consumidor y la elección no tienen lugar material. Al
individuo se le garantiza un derecho determinado por el Gobierno; no asume el rol de
consumidor/comprador de productos de la seguridad social. Los sistemas previsionales no son
de esta manera sistemas de seguro. La prima no es actuarialmente calculada, no hay incentivos
629 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
para un uso prudente, no hay penalidad por abuso, el problema del riesgo moral se acentúa: el
individuo asegurado explota el sistema extrayendo de él cuanto el sistema le permita; los costos
que infringe a la comunidad de los asegurados son sólo marginalmente enfrentados por él
mismo, ya que las primas (tasas de aporte) se acrecientan para todos. A medida que la gente se
comporta de esta manera el sistema se vuelve burdamente derrochador, pero, peor aún, a medida
que la conducta prudente es ridiculizada la solidaridad pierde su base moral. En general, las
pensiones deberán ser financiadas con aportes crecientes de los activos o asistido con aportes de
rentas generales del Estado. La pensión futura de un individuo no alcanza al valor actuarial de
sus contribuciones; está relacionada con sus contribuciones sólo en un sentido débil y relativo.
(i) Introducción
El objetivo de este apartado es analizar los efectos económicos de los Sistemas Previsionales,
tanto desde un punto de vista teórico como desde un punto de vista empírico. Su finalidad es
indagar sobre las bondades y defectos de los sistemas cuando se plantea el objetivo de optimizar
la tasa de ahorro y, en relación a ella, la tasa de crecimiento económico, así como su neutralidad
o falta de neutralidad en materia de asignación de recursos, específicamente en lo referente al
funcionamiento del mercado de trabajo.
Uno de los temas más importantes y que más discusión ha generado en el ámbito de las finanzas
públicas ha sido el de los efectos que sobre el ahorro produce la introducción de un sistema de
Seguridad Social. Si bien existe cierto consenso sobre cuáles son estos efectos desde un punto
de vista teórico, la evidencia empírica ha sido de lo más variada. A partir del trabajo pionero de
Feldstein (1974), una importante corriente de trabajos empíricos ha intentado evaluar los efectos
observados sobre el ahorro, con resultados a veces contradictorios.
Otro de los efectos analizados por la literatura —con menor grado de disenso— se refiere al
impacto de los Sistemas de Seguridad Social sobre el empleo (oferta y demanda de trabajo) y el
nivel de actividad.
Seguidamente se analiza, en primer lugar, los efectos sobre el ahorro. Se exploran los
principales resultados teóricos. A tal fin, se discute un marco teórico que permite obtener
predicciones sencillas sobre las que se basan los estudios empíricos más importantes. Luego se
presentan los principales resultados de estos estudios empíricos. En general, estos trabajos están
diseñados para testear la hipótesis del ―ciclo de vida‖, en el contexto de la economía de los
Estados Unidos. A fines comparativos, se resume alguna evidencia empírica parcial a partir de
la que pueden obtenerse algunas conclusiones preliminares para el caso de Argentina. En
segundo término, se analizan los principales efectos de los Sistemas de Seguridad Social sobre
el esfuerzo laboral, la demanda de trabajo y el empleo. En este tópico, se analizan dos posibles
esquemas de financiamiento: el más usual del impuesto que grava la nómina y la alternativa de
otro impuesto sustitutivo que grave la producción o el consumo de bienes y servicios.
Finalmente, se aborda el análisis de la incidencia redistributiva de los Sistemas Previsionales,
donde se estudian las implicancias intergeneracionales e intrageneracionales de los sistemas de
reparto, que resultan ser los sistemas de general aplicación en la mayoría de los países y sobre
los cuales se dispone de desarrollos teóricos y empíricos de muchos estudios.
Otros teóricos han reconocido algunos efectos adicionales sobre el ahorro, que contradicen las
implicancias de la hipótesis del ciclo de vida. Algunos de estos argumentos estuvieron
motivados en los primeros trabajos empíricos sobre el tema (Katona, 1964; Cagan, 1965), que
serán discutidos en el próximo punto. Por un lado, Cagan enfatiza un ―efecto reconocimiento‖,
según el cual el individuo que es forzado a participar de un programa de jubilaciones,
finalmente reconoce la importancia de ahorrar para la vejez. Por otro lado, Katona sugiere una
explicación basada en la investigación psicológica que predice que los individuos intensifican
sus esfuerzos cuanto más cerca estén de alcanzar el objetivo. Estos dos efectos actúan
aumentando el ahorro.
La literatura ha hecho caso omiso de estos aportes porque su aceptación implica (sobre todo
para el segundo efecto) un desvío de los paradigmas convencionales sobre los que se basa la
teoría económica566. Desarrollos más modernos, que enfatizan la ―racionalidad limitada‖ de los
individuos, pueden constituir un apoyo importante para estos puntos de vista.
565
Este será el caso si la combinación de impuestos de Seguridad Social y los beneficios por retiro no
tienen efecto ingreso; esto es, se supone que la restricción presupuestaria intertemporal no se modifica
ante la introducción de un sistema de Seguridad Social.
566
En particular, el efecto Katona implica suponer que las preferencias (o, en forma más general, la
función objetivo) depende del conjunto de posibilidades de consumo (o, en forma más general, de la
restricción).
631 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
b) por otro lado, el ahorro aumenta porque el individuo decide retirarse a una edad más
temprana, durante la que habrá que financiar consumo sin trabajar, por lo que su esfuerzo de
ahorro será mayor. Este es el denominado ―efecto retiro‖.
Figura 1
En el eje horizontal se mide el ingreso (Y1) y el consumo (C1) del individuo durante su vida
activa; en el eje vertical se mide su ingreso (Y2) y su consumo (C2) después de la edad legal de
retiro.
Se considera primero el caso en el que no existe un sistema de Seguridad Social, por lo que el
consumo presente y futuro están determinados por las decisiones intertemporales del individuo.
Estas dependen, básicamente, de la tasa de interés a la cual el individuo puede colocar el ahorro
durante su edad de trabajo.
forma paralela hacia el origen desde el punto A hacia la izquierda según la flecha indicada. Esto
reduciría el nivel de bienestar, pues sobre el punto B atraviesa una curva de indiferencia inferior
a U1. Pero el ingreso durante su vida de retiro aumenta como consecuencia del pago de
beneficios por retiro. Si se supone que los impuestos recaudados en el primer período son
suficientes para financiar los beneficios a la tasa de interés de mercado, implícitamente, se habrá
entonces de suponer que tanto el pago de impuestos durante el periodo de actividad como los
beneficios recibidos en la pasividad no tienen un efecto ingreso neto. Esto implica que la
restricción presupuestaria del consumidor no se modifica ante la introducción de un sistema de
Seguridad Social, como lo indica el sentido de la fecha remarcada en azul567. Como resultado, el
individuo sigue eligiendo el punto E1 como aquel que maximiza su utilidad. Esto es, el
individuo elige consumir C1A durante su vida activa y C2A durante su vida de retiro.
Sin embargo, el pago del impuesto ha reducido el ingreso disponible del período 1 del
individuo, razón por la cual el ahorro privado se reduce. Este punto puede visualizarse
claramente si se tiene en cuenta que en ausencia de un sistema de Seguridad Social, el individuo
ahorra S1 = Y1A - C1A, y que cuando se introduce un sistema de Seguridad Social, el ingreso
total se distribuye en C1A para consumo, Y1B - C1A para un menor ahorro privado (= S2) y Y1A -
Y1B = T1 para el pago de contribuciones de Seguridad Social. Se observa entonces que los
sistemas de seguridad social reducen el ahorro en un monto equivalente al pago de impuesto
requerido para financiar dicho sistema (S2 < S1). Este efecto se denomina ―efecto sustitución de
riqueza‖568.
El segundo efecto a considerar (el ―efecto retiro‖) puede representarse asimismo en la Figura 1,
analizando el caso de un individuo que hubiera seguido trabajando más allá de la edad legal de
retiro en ausencia de un sistema de Seguridad Social. Esto implica que el individuo dispondría
de cierto monto de recursos en el período 2. Por ejemplo, en el punto C de la Figura 1, el
individuo representativo dispone del mismo ingreso del período 1 (años de actividad que fija el
régimen para jubilarse) del punto A (= Y1A), pero además dispone de ingresos adicionales
generados en un esfuerzo laboral adicional durante su ―período de retiro‖. Dada la tasa de
interés, el nuevo equilibrio se determinaría en un punto como E2: el consumo en el primer
período es C1C y el ahorro privado es S3 = Y1A - C1C., el cual, capitalizado, permite un consumo
C2C en el período de retiro.
567
En ausencia de un Sistema de Seguridad Social, el individuo dispone de un ingreso Y1A y ahorra un
monto A1, igual a una fracción constante s del ingreso. Por lo tanto, el consumo presente será:
C1A = Y1A – A1; A1 = s . Y1A
C1A = Y1A (1 - j - t)
C2A = (j + t) Y1A (1 + r)
Se sigue que la restricción presupuestaria intertemporal es la misma en los dos contextos considerados.
568
La comparación se refiere a dos equilibrios de largo plazo: sin Seguridad Social, cada generación
ahorra en el presente para consumir en el futuro; con Seguridad Social, cada generación paga (vía
impuestos) el consumo de los retirados actuales de la generación anterior, que en el ejemplo supone no
tener efectos redistributivos, pues el individuo representativo de la Figura 1 espera recibir de los jóvenes
del futuro (a través de lo que recaude el sistema de seguridad social entonces) una porción similar de
ingreso ―en términos reales y presentes‖, equivalentes al monto de los impuestos pagados a la seguridad
social durante el período como trabajador activo.
633 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Supóngase ahora que el sistema de Seguridad Social obligue a los individuos a retirarse a la
edad legal. Como el individuo dejaría de trabajar en el segundo período (de retiro), se observará
una reducción del ingreso disponible que se refleja en un desplazamiento hacia el origen de la
restricción presupuestaria (punto A). Esta ―reducción de ingreso disponible‖ genera una
disminución tanto del consumo presente (lo que implica un aumento en el ahorro privado) como
del consumo futuro (vuelta de C2C a C2A).
Cabe aclarar finalmente que el punto E2 en la Figura 1 fue elegido de manera que el ahorro
aumente ante la introducción del sistema jubilatorio con posibilidad de seguir trabajando
algunos años adicionales a la fecha fijada como edad para reclamar el beneficio jubilatorio. Pero
resulta claro que supuestos alternativos sobre el sendero de consumo pueden llevar a resultados
diferentes. Para analizar detalladamente las condiciones que determinan el efecto final sobre el
ahorro privado de manera no ambigua, es necesario disponer de una especificación matemática
completa. Obviamente, el resultado neto depende de los parámetros del modelo. A priori, no se
puede saber teóricamente cuál de los efectos domina. Según este análisis, parece que la
introducción del Sistema de Seguridad Social que impida la extensión del período de trabajo
durante la edad de retiro reduce el bienestar, dado que el individuo alcanzaría una curva de
indiferencia más baja. En este sentido, es importante mencionar que este no es necesariamente
el caso, dado que para alcanzar el punto E2 el individuo debe aumentar su esfuerzo laboral, lo
que puede involucrar una reducción en el bienestar si el modelo incorpora cierta desutilidad del
trabajo569.
A una conclusión diferente se llega a través de un argumento teórico más sofisticado ideado por
Barro (1974). Este autor presenta una extensión alternativa del modelo de ciclo de vida, con
implicancias muy diferentes en términos de los efectos de la Seguridad Social y de la deuda
pública. La característica novedosa de este modelo es la introducción de ―herencias‖ y del
supuesto de que la utilidad de un individuo depende no solo de su propio consumo sino también
del consumo de las próximas generaciones. La idea es simple. La introducción de la Seguridad
Social genera riqueza para la generación presente, pero también genera deuda pública que
deberán enfrentar las generaciones futuras. De acuerdo a esta teoría, la generación presente
compensará esta transferencia intergeneracional (de los futuros jóvenes a los futuros viejos),
aumentando la ―herencia‖ por un monto tal que permita dejar a su descendencia con el mismo
bienestar que antes de la transferencia. Según la formulación de Barro, el aumento en el ahorro
que se genera para financiar esta mayor herencia, es exactamente equivalente a la reducción que
se genera con la introducción de la riqueza de Seguridad Social. Por lo tanto, el efecto sobre el
ahorro es eliminado.
Los argumentos esgrimidos en el punto anterior están basados en sistemas de reparto (―pay-as-
you-go system‖). En rigor, la realidad estudiada por Feldstein y otros autores corresponde a la
economía de los Estados Unidos, país donde rige un sistema de reparto. Según este sistema, los
impuestos de Seguridad Social pagados por los ―jóvenes‖ son destinados a pagar las
prestaciones a los ―viejos‖ en el mismo período. Por otra parte, en un sistema perfectamente
financiado (―full-funded-system ―), los impuestos de Seguridad Social pasan a formar parte de la
cuenta de capitalización del individuo. En este sentido, entonces, existe una diferencia crucial
569
El análisis de la incidencia de los sistemas provisionales sobre el mercado laboral se contempla más
adelante en el punto (iv) de este apartado.
570
En el apartado (iii) se lleva a cabo una recorrida por los principales estudios empíricos disponibles.
634 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
entre los dos sistemas, que puede tener implicancias importantes sobre el signo y la magnitud de
los efectos discutidos. Aunque Feldstein (1974) sugiere que su análisis es generalmente
aplicable en ambos sistemas, la literatura reciente reconoce una diferencia importante. En un
sistema perfectamente financiado, el efecto sobre el ahorro depende esencialmente del grado en
que la riqueza de Seguridad Social sustituye otras formas de ahorro (esto es, depende del grado
del efecto ―sustitución de riqueza‖).
Sin embargo, el ―efecto retiro‖ se mantiene, por lo que se sigue que los sistemas de jubilación
privados inducirían a un aumento en el ahorro (o llevarían a una caída menos pronunciada que
los sistemas públicos)572.
571
En términos de la Figura 1 y sobre la recta presupuestaria E1BA, el individuo consume C1A en el
primer período y ahorra S1 = Y1A - C1A. Este ahorro lo realiza en dos formas: S2 = Y1BY1A en forma
privada y T1 = C1AY1B a través del sistema de Seguridad Social. Si hay sustitución perfecta, el punto de
equilibrio es E1.
572
En la Figura 1 sin sistema de Seguridad Social, el ahorro en el primer período es igual a Y1AC1C; con
Seguridad Social, bajo un sistema de reparto, es Y1AY1B; con un sistema de capitalización y sustitución
perfecta de riqueza es Y1AC1A.
635 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 2
Ahora supóngase que la exigencia de la ley previsional indique una restricción como la indicada
por la línea entrecortada B‘B‘ remarcada en rojo en la Figura 2, significando ello que el
esfuerzo de ahorro debe ser un aporte de tamaño B‘A, o sea un S2 > S1. En este caso la
restricción es ―operante‖ significando que, de cumplirse, ubicaría al individuo en una posición
de ―segundo mejor‖ reduciendo su nivel de bienestar al nivel de la curva de indiferencia U0 <
U1. Su consumo durante el período de actividad sería obligado a reducirse en la distancia B‘CA1
en aras de asegurar un consumo en el período de retiro superior (C2B > C2A).
El agregado de la aclaración ―de cumplirse‖ en el párrafo anterior, deriva del hecho de que muy
probablemente el individuo verá la manera de disimular ingresos o evitar (¿‖evadir‖?) el ahorro
forzoso mayor que exige la ley previsional en aras de mantenerse en el punto E1.
Lo anterior indicaría que el sistema forzoso no asegura que los individuos respeten esa
restricción a rajatabla, aspecto que afecta a cualquiera de los dos sistemas previsionales, tanto de
reparto como de capitalización. La diferencia entre ambos, sin embargo, radica en que
normalmente los sistemas de reparto son de beneficio definido y no ligados a los montos
capitalizables de los aportes realizados en actividad, en tanto los sistemas de capitalización son
muy parcialmente de beneficios definidos (solamente para el caso de la existencia de un monto
mínimo garantizado en el haber en retiro), y sustancialmente ligado al esfuerzo de ahorro
individual para montos superiores a esos mínimos. De lo que se desprende que muy
probablemente los sistemas de capitalización generan un esfuerzo de ahorro privado superior a
los de reparto.
636 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Adicionalmente, los sistemas de reparto son más débiles en evitar el ―riesgo soberano‖ de los
gobiernos en la administración de los fondos, que los del sistema de capitalización.
Lamentablemente el ―riesgo soberano‖ nunca será factible evitarlo y la experiencia de Argentina
es lamentablemente fuerte en corroborar la incidencia de este riesgo, como se analiza más
adelante.
Lo previo aumenta el grado de ignorancia que los estudios como el presente puedan asegurar
respecto del éxito o fracaso de los sistemas previsionales. En todo caso, se debe observar que no
hay sistema alguno que no pueda finalmente ser corrompido por la gestión de los gobiernos. El
efecto sobre el ahorro y la inversión nacional correría por tanto dentro de un sendero de fuerte
incertidumbre.
No obstante lo ya analizado hasta aquí, es necesario complementarlo algo más con el fin de
arribar a conclusiones más precisas respecto a los probables efectos diferenciales de los sistemas
previsionales, cuando operan bajo un régimen de reparto o de capitalización.
La respuesta a este interrogante nos conduce a tener que analizar la función de acumulación de
ambos sistemas, mediante un planteo dinámico de los algoritmos de cada régimen.
1) Reparto
De acuerdo con la expresión del algoritmo del sistema de reparto (ver apartado 10.2, (ii)) y
asumiendo que el haber jubilatorio es igual al salario, es decir, una tasa de sustitución (s) igual a
1, se tiene que:
(1) c . La . w = J . w
o sea,
(2) c = J/La
Ahora bien, los activos aportantes al sistema (La) existentes al momento t, se pueden calcular
haciendo:
nj
nf
nj
∫ e-η t p(t) dt
n
o
(5) c = ----------------
nf
∫ e-η t p(t) dt
n
j
De esta expresión surge que cuanto mayor sea la tasa de crecimiento de la población (η), menor
podrá ser la tasa de aporte requerida (c), para garantizar un determinado haber jubilatorio (renta
vitalicia), dado que el intervalo no-nj es mayor al intervalo nj-nf.
2) Capitalización
Es decir, el crecimiento del fondo durante la vida activa (período que va entre el momento no y
nj) en el momento t, resulta de sumar los aportes y el rendimiento (tasa de interés) generado por
la capitalización a ese momento. Reordenando:
A su vez, el crecimiento del fondo durante la vida pasiva (período que va desde el momento nj a
nf, cuando el jubilado consume su haber, que se supone igual al salario), resulta:
nj
∫ e-(r-g)t p(t) dt
no
(9) c = ----------------------
nf
∫ e-(r-g)t p(t) dt
nj
573
En el Apéndice 1 de este apartado se presenta un desarrollo matemático completo de esta
demostración.
638 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De la expresión (9) surge que cuanto mayor resulte r (rendimiento del fondo de pensiones)
menor tasa de aporte será requerida (c) —dada la tasa de crecimiento de los salarios (g)— para
obtener una cierta renta vitalicia.
nj nj
∫ e- t p(t) dt ∫ e-(r-g)t p(t) dt
no no
(10) ------------------ = --------------------
nf nf
∫ e- t p(t) dt ∫ e-(r-g)t p(t) dt
nj nj
η =r-g
o sea,
(10) τ +g=r
5) la generación activa produce bienes con una productividad constante en todas las
generaciones (g = 0);
639 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sobre la base de estos supuestos se maximiza la función U(Ct, Ct+1) para un cierto nivel de
ingreso permanente Y.
Figura 3
RÉGIMEN DE REPARTO
Ct+1, Y(1+t)
Y2 = Y1 (1+ η)
C2
0 Ct, Yt
C1 Y1
Los jóvenes en t intercambian parte de los bienes que producen con los ancianos en t por dinero.
Los ancianos en t +1 —que resultan ser los jóvenes en t— intercambian el dinero recibido
cuando jóvenes, con los nuevos jóvenes de t + 1. Pero el número de jóvenes en t + 1 ha
aumentado en 1 + η, de manera que los ancianos en t + 1 están en condiciones de recibir más
cantidad de bienes que los que entregaron cuando jóvenes en t a cambio del dinero de los
ancianos. La recta de presupuesto tiene, por lo tanto, pendiente - (1 + η).
(2) C2 > Y1 - C1
Dado que la masa de bienes para el jubilado en t + 1 ha aumentado en relación a los bienes al
cual renunciara cuando joven, estando la cantidad de dinero constante, se habrá producido
deflación de precios, la que será igual a la tasa de aumento de la población. Es decir, para los
ancianos de t + 1, el dinero que recibieron en t de parte de los entonces ancianos, ha generado
un ―rendimiento‖ equivalente (―tasa de interés biológica‖), es decir:
640 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
p2
(3) 1 + η = -----
p1
Ahora bien, para el caso del régimen de capitalización, se puede recurrir a la Figura 4.
En este régimen los jóvenes en t deben ―stockear‖ bienes (ahorrar) para mantener su nivel de
consumo cuando ancianos (es decir, desahorrar en t + 1). Si el rendimiento de los fondos
ahorrados generan una tasa r, ahorrando Y1 - C1 en t, podrán consumir C2 en t + 1.
Figura 4
RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN
Ct+1, Y(1+t)
Y2 = Y1 (1+r)
C2 E
0 C1 Y1 Ct, Yt
(5) C2 > Y1 - C1
es decir,
(7) (1 + η) = (1 + r)
Para:
η > r, resultará conveniente el régimen de reparto
y para:
η < r, resultará conveniente el régimen de capitalización.
641 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE
Apéndice Matemático
La obtención de la expresión (9), parte de definir F(t) como el fondo capitalizable al momento t.
Entonces el ahorro acumulado en t resulta:
Es decir, el crecimiento del fondo durante la vida activa (período que va entre el momento no y
nj) en el momento t, resulta de sumar los aportes y el rendimiento (tasa de interés) generado por
la capitalización a ese momento.
Reordenando:
A su vez, el crecimiento del fondo durante la vida pasiva (período que va desde el momento nj a
nf, cuando el jubilado consume su haber, que se supone igual al salario), resulta:
Reordenando:
(5) w = П(t)
Diferenciando:
o sea,
642 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
o sea,
t
(14) y = c . П (no) ∫ e-gno e-(r-g)t p(t) dt + K
no
siendo K = constante.
t
(15) -rt
e F(t) = c . П (no) e -gno ∫ e-(r-g)t p(t) dt + K
no
de manera que,
no
(17) c . П (no) e-gno ∫ e-(r-g)t p(t) dt + K = 0
no
Pero como:
no
(18) ∫ e-(r-g)t p(t) dt = 0
no
entonces:
(19) K=0
nj
(20) F(t) = c . П (no) e-gno ert ∫ e-(r-g)t p(t) dt
no
nf
(21) e-rt F(t) = П (no) e-gno ∫ e-(r-g)t p(t) dt + K
t
Como:
(22) F(nf) = 0
(23) K=0
nj
(25) c . П (no) e-gno ert ∫ e-(r-g)t p(t) dt =
no
nf
(26) = П (no) e-gno ert ∫ e-rt p(t) dt
nj
nj
∫ e-(r-g)t p(t) dt
no
(27) c = ----------------------
nf
∫ e-(r-g)t p(t) dt
nj
Expresión que permite inferir que cuanto mayor resulte r menor será la tasa de aporte requerida
(c) para obtener una cierta renta vitalicia.
Este punto está destinado a resumir los principales resultados empíricos encontrados en la
literatura sobre los efectos de los sistemas de Seguridad Social sobre el ahorro. En primer lugar,
se repasan los resultados hallados para los Estados Unidos. En segundo término, se comentan
algunas evidencias empíricas de la Argentina. Finalmente, se comentan los pronósticos actuales
respecto a la probable evolución de los parámetros determinantes de los algoritmos
correspondientes a los regímenes de reparto y de capitalización, en su función de acumulación.
Existe cierto disenso en los trabajos más conocidos sobre el tema. El artículo pionero pertenece
a Feldstein (1974), que encuentra un fuerte efecto negativo. Posteriormente, otros autores han
extendido y complementado el análisis de Feldstein, encontrando resultados sustancialmente
644 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
diferentes. El objetivo de este punto es presentar esta controversia, discutiendo los principales
trabajos de investigación en esta área.
Sin embargo, una advertencia ya anticipada en los análisis previos. Los estudios empíricos que
han sido analizados y se repasan a continuación responden a sistemas de reparto, de manera que
poca evidencia ha podido ser consultada respecto a los sistemas de capitalización, los que
mayormente se desarrollaron a partir de la década del 90 en adelante. No obstante, en los
apartados posteriores al presente, se podrán analizar las visiones y estudios del autor y de otros
expertos, en aspectos mayormente de orden financiero y fiscal, que han derivado de los sistemas
de reparto y de capitalización en Argentina574. Más adelante, se verán los resultados de otros
estudios que han observado los cambios operados en particular en el sistema de Argentina, en
estos casos nuevamente referidos más bien a las implicancias fiscales de las reformas y las
contrarreformas implementadas.
En primer lugar, se presenta el estudio realizado por Feldstein, que estima econométricamente
una ecuación de consumo como la siguiente:
Las distintas estimaciones de la ecuación (1) realizadas por Feldstein sustentan la conclusión de
que la seguridad social reduce sustancialmente el ahorro personal. Para la mayoría de las
especificaciones empleadas, se observa que, en ausencia de seguridad social, el ahorro personal
sería por lo menos un 50% más alto de lo que en realidad es. La ecuación (1) es estimada
empleando datos agregados para los Estados Unidos. Aunque son presentadas varias
alternativas, los resultados se resumen en la siguiente estimación, para el período 1929-1971:
(2) Ct = 228 + 0.530 Yt + 0.120 Yt-1 + 0.356 REt + 0.014 Wt-1 + 0.021 SSWt
(7.3) (11.3) (3.4) (4.8) (3.4) (3.4)
La ecuación (2) refleja los coeficientes estimados para las variables explicativas, presentando
entre paréntesis los estadísticos t.
ii) Cuanto mayor sea la riqueza familiar (neto de beneficios de seguridad social) y cuanto mayor
sean los dividendos de las corporaciones, mayor es el consumo individual. Ambas variables son
significativas.
574
El estudio Piffano (dir.) (1998g) contiene un capítulo especial sobre las implicancias del sistema
previsional en el mercado de capitales local.
645 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
iv) La seguridad social ha reducido el ahorro a la mitad del monto que se hubiera observado de
no existir un sistema de jubilaciones. Este hallazgo es el resultado de la realización de ciertos
cálculos, como se detalla a continuación.
Para el caso de los Estados Unidos en 1971, el monto total pagado en concepto de impuestos y
contribuciones de seguridad social redujo el ingreso disponible en $51 billones. Dada la
propensión marginal a ahorrar de 0.35, el ahorro se reduce en $18 billones. Por otro lado, la
riqueza de seguridad social fue de $2.029 billones. Dada la propensión a ahorrar riqueza de
seguridad social de 0.021, el ahorro se reduce en unos $43 billones adicionales. La reducción
total en el ahorro es de $61 billones. Siendo el ahorro observado en EE.UU. en 1971 igual a $61
billones, se sigue que el efecto de la seguridad social ha sido el de reducir el ahorro a la mitad
de lo que hubiese sido de no existir tal sistema575.
En respuesta a las críticas de Barro (1978), Feldstein (1978, 1979) realizó una reestimación de
la ecuación de consumo, para el período 1930-1974, usando medidas alternativas para el ahorro
de las corporaciones (dividendos) y para la riqueza familiar. La función de gasto en consumo
estimada es:
(3) Ct = 338 + 0.604 Yt + 0.111 Yt-1 + 0.194 REt + 0.006 Wt-1 + + 0.024 SSWt
(4.2) (9.9) (2.8) (2.6) (1.2) (2.7)
A pesar de que las magnitudes de los coeficientes difieren de las obtenidas en el trabajo original,
se sigue que, en líneas generales, los resultados son consistentes con los anteriores.
Debe destacarse que esta importante reducción en el ahorro afecta notoriamente la tasa de
inversión y, por lo tanto, la tasa de acumulación de capital. Además, dado que el sistema
norteamericano está basado en un sistema de reparto, los impuestos pagados por la generación
joven se destinan a financiar los pagos de beneficios para la generación vieja.
Consecuentemente, no habría un ahorro público que compense esta caída en la inversión. Este
no sería el caso si el sistema estuviera basado en un sistema perfectamente financiado (full-
funded). En este caso, el ahorro no se reduciría como consecuencia del pago de impuestos (que
pasan a engrosar las cuentas de capitalización individuales, por ejemplo). El efecto negativo
sobre el ahorro estaría dado exclusivamente por un efecto riqueza superior al efecto retiro
originado en el consumo de la riqueza de seguridad social. Según las estimaciones presentadas,
si el sistema fuera perfectamente financiado, la caída en el ahorro privado sería sólo del 29%.
Los resultados hallados por Feldstein sirvieron como punto de partida para la preparación de un
importante número de trabajos orientados a analizar la validez de sus resultados. Así, es posible
encontrar una gran cantidad de trabajos en donde la estimación de los efectos sobre el ahorro no
siempre coincide con los de Feldstein. Sin ser exhaustivos, se discuten a continuación los
principales resultados encontrados en esta literatura.
575
Es importante insistir en que los coeficientes estimados miden el efecto neto sobre el ahorro; esto es,
se contemplan conjuntamente los efectos de riqueza y retiro adelantado.
646 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Munnell (1974) adopta un marco analítico similar al de Feldstein, estimando una función de
ahorro que depende, entre otras cosas, de la variable de riqueza de Seguridad Social ideada por
Feldstein y de una variable que sirve como proxy directa del efecto ―retiro‖576. Los principales
resultados de Munnell resultan en general consistentes con los de Feldstein, aunque los valores
de los coeficientes implican una reducción en el ahorro un poco más modesta. En realidad,
Munnell encuentra que tanto el efecto ―sustitución de riqueza‖ como el efecto ―retiro‖ son
significativos y de magnitudes similares. Como consecuencia, el sistema de Seguridad Social es
neutral en su efecto sobre el ahorro como resultado de la existencia de dos efectos similares que
se contraponen. Sin embargo, Munnell sugiere que el efecto ―retiro‖ sería cada vez más débil,
siempre que se observa una reducción en la participación en la fuerza laboral de los individuos
de edad avanzada. Su conclusión es, entonces, que en el futuro el efecto riqueza dominaría,
observándose un efecto neto negativo sobre el ahorro.
Como se citara antes, una de las principales refutaciones teóricas al modelo de ciclo de vida
extendido fue propuesta por Barro, basándose en la idea de la equivalencia ricardiana, según la
cual es probable que la introducción de Seguridad Social genere efectos contrapuestos en las
transferencias intergeneracionales privadas, por lo que el efecto sobre el ahorro privado se
reduciría o se eliminaría totalmente. Barro confirma sus predicciones teóricas, estimando una
función de gasto en consumo, similar a la de Feldstein, que incorpora una serie de variables
explicativas adicionales como el superávit del gobierno, la tasa de desempleo y el stock de
bienes durables. Si se sigue esta especificación, Barro encuentra que el coeficiente de la riqueza
de Seguridad Social, no es significativamente distinto de cero (desde un punto de vista
estadístico), por lo que el efecto sobre el ahorro se vería sustancialmente reducido, en relación al
encontrado por Feldstein.
Otros trabajos sobre el tema relativizan también los resultados de Feldstein. En algunos, el
efecto neto negativo sobre el ahorro se mantiene, pero la magnitud del efecto se ve
(sustancialmente) reducida. En otros casos, no es posible encontrar una asociación estadística
significativa. Finalmente, algunos autores han sugerido resultados opuestos, ya que para
especificaciones muy razonables de la ecuación de consumo de Feldstein, el efecto sobre el
ahorro sería positivo. Uno de los trabajos más importantes y más críticos en esta línea es el de
Leimer y Lesnoy (1982). La motivación principal de este artículo es que el programa de
computación usado por Feldstein para calcular la variable riqueza de Seguridad Social presenta
errores importantes577. Leimer y Lesnoy reestiman dicha variable, bajo distintos supuestos sobre
los parámetros relevantes, para concluir que la evidencia empírica tiende a sugerir un efecto
nulo sobre el ahorro. Por ejemplo, si el análisis de Feldstein se rehace reemplazando la variable
riqueza de Seguridad Social, los resultados son:
Feldstein
(4)(a) Ct = 354 + 0.600 Yt + 0.114 Yt-1 + 0.184 REt + 0.005 Wt-1 + 0.026 SSWt
(4.29) (9.84) (2.83) (2.45) (0.83) (2.82)
Réplica
(4)(b) Ct = 186 + 0.688 Yt + 0.980 Yt-1 + 0.570 REt + 0.010 Wt-1 + 0.011 SSWt
(3.20) (12.17) (2.15) (0.72) (1.77) (1.06)
576
Se debe recordar que Feldstein no regresa su función consumo contra ninguna especificación
particular para capturar este efecto, sino que cree capturarlo a través de los coeficientes de las variables
riqueza de Seguridad Social e Ingreso Permanente.
577
El error de cálculo lleva a una sobreestimación de la riqueza de Seguridad Social que reciben las
viudas. Hacia el final del período considerado por los autores, el error de computación se traduce e un
aumento de alrededor del 40% en la riqueza de Seguridad Social total.
647 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Se advierte que los resultados difieren sustancialmente. Por ejemplo, el coeficiente de la riqueza
de Seguridad Social bruta cae de 0.026 a 0.011 y se vuelve estadísticamente no significativo.
Feldstein
(5)(a) Ct = 154 + 0.635 Yt + 0.163 Yt-1 + 0.151 REt + 0.012 Wt-1 + 0.004 SSWt
(0.38) (4.31) (1.48) (0.94) (1.01) (0.10)
Réplica
(5)(b) Ct = -166 + 0.765 Yt + 0.208 Yt-1 + 0.118 REt + 0.025 Wt-1 - 0.060 SSWt
(-1.7) (9.64) (2.92) (0.88) (2.91) (-2.96)
El problema con el análisis de Leimer y Lesnoy es que las magnitudes estimadas para los
coeficientes implican que si no se hubiera introducido un sistema de Seguridad Social el ahorro
privado hubiera sido en realidad negativo. Este resultado parece poco plausible. Para resolver el
problema, Leimer y Lesnoy siguen dos caminos alternativos. En primer lugar, reestiman la
variable riqueza de Seguridad Social empleando supuestos alternativos sobre la manera en que
el individuo forma expectativas sobre la corriente futura de beneficios por retiro. En segundo
lugar, modifican el algoritmo empleado por Feldstein para corregir ciertos errores originados en
supuestos poco plausibles (como por ejemplo el cambio en la proporción de mujeres que
merecerán beneficios por retiro en relación al número de viudas o esposo-dependiente y el
cambio en la esperanza de vida ocurrido durante el período considerado). Siguiendo estas dos
especificaciones alternativas, Leimer y Lesnoy concluyen, para dos los casos considerados, que
el efecto de los sistemas de Seguridad Social sobre el ahorro no es estadísticamente
significativo. Esto es, la evidencia parece sugerir que el ahorro no se ve afectado por los
sistemas de jubilaciones. Si no se tiene en cuenta la significatividad estadística de los
coeficientes, se observa que el ahorro se reduce, pero en montos de muy poca importancia.
El Cuadro 1 muestra los resultados de las relaciones financieras del Gobierno Nacional y el
Sistema Nacional de Previsión Social desde 1950 hasta 1990. Se presenta el resultado neto del
648 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sistema para cada año y el acumulado para todo el período, expresado en millones de pesos de
mayo de 1992. Se observa que desde la introducción del sistema en 1950 hasta fines de la
década de 1970 el resultado neto es positivo. A partir de la década de 1980, el resultado neto es
negativo, generándose un déficit previsional estructural y acumulándose una deuda implícita
con el sector pasivo. Si bien el análisis es sensible a la tasa de descuento y deflactores
utilizados, el resultado acumulado es negativo en 4.800 millones de pesos de 1992, cifra inferior
a la deuda reconocida a la clase pasiva, pagada con títulos a largo plazo (BOCONES
previsionales). Schulthess y Demarco (1993) realizan proyecciones de ingresos y egresos para
evaluar el resultado financiero del Sistema Nacional de Previsión Social (SNPS) según el
sistema de reparto vigente hasta 1994. Estas proyecciones, que abarcan el período 1980-2025,
están basadas en cuatro grupos de datos básicos: a) proyecciones demográficas; b) proyecciones
de la Población Económicamente Activa: c) información acerca de los aportantes a los distintos
subsistemas; d) información de los beneficios de jubilados y pensionados de cada subsistema.
El Cuadro 2 presenta el resultado financiero considerando que los beneficios futuros del
sistema se corresponden con los observados en 1993, en términos de porcentaje del salario
(aproximadamente un 35% del salario).
El Cuadro 3 presenta una reestimación de egresos, considerando que los beneficios equivalen
al 70% del salario, como pretendía la Ley. En ambos casos, se observan resultados negativos: el
resultado negativo acumulado es de aproximadamente 46.000 y 293.000 millones de pesos para
las dos proyecciones respectivamente. Estas estimaciones pueden tomarse como indicadores de
la necesidad de la reforma que más tarde fuera implementada.
En primer lugar, se repasan las estimaciones oficiales calculadas por Posadas (1994), que se
incluyen en el Cuadro 4. El método es similar al presentado antes para 1950-1990. Se observa
que la posición financiera neta del Sector Público es deficitaria desde 1994 hasta el año 2005. A
partir del 2006, el resultado financiero se vuelve positivo, lo que permitiría cancelar la deuda
acumulada en el año 2019.
Las estimaciones de Cottani y Llach (1993), que se presentan en el Cuadro 5, son más
optimistas que las de Posadas. Se observa que la deuda pública generada en el mantenimiento
del viejo sistema de reparto se cancelaría en el año 1996. Además, Cottani y Llach estiman que
la reforma del Sistema de Seguridad Social generaría un aumento en el ahorro privado de un
1.5% del PBI en 1995 hasta un 2.3% en el 2000. Estos resultados están basados en supuestos
optimistas en lo que se refiere a la proporción de trabajadores que eligen pasarse del sistema de
reparto al de capitalización, la reducción en la tasa de evasión, el crecimiento en el número de
contribuyentes, etc.
Urbiztondo (1994) realiza una reestimación de las proyecciones de Cottani y Llach, basándose
en supuestos más conservadores. Los resultados se presentan en el Cuadro 6. Se observa que la
649 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
reforma implica una posición financiera negativa para el Sector Público desde 1994 hasta 2002,
alcanzando alguno de estos déficits valores importantes en términos del Producto Bruto Interno
y de los gastos totales.
Urbiztondo realiza también una estimación de los efectos sobre el ahorro privado y público,
suponiendo hipótesis alternativas sobre el modo de financiación del déficit. Bajo el
financiamiento con impuestos, se observaría un efecto positivo significativo y creciente a lo
largo del tiempo sobre el ahorro: el aumento equivale al 0.55% del PBI en 1995, 0,71% del PBI
en 2000 y 1,08% en 2010. Si el déficit fuera financiado con deuda, las estimaciones sugieren un
resultado positivo desde el comienzo de la reforma. Sin embargo, este efecto sería
sustancialmente menor que el que se observa en el caso de financiamiento con impuestos para
los primeros años de la reforma, volviéndose más intenso con el paso del tiempo. Por ejemplo,
el aumento sería equivalente al 0,30% del PBI en 1995, 0,60% del PBI en 2000 y 1,15% en
2010578.
578
En un estudio para Australia, Bateman, H. y Piggot, J. (1992) encuentran resultados comparables,
señalando que la introducción del plan ocupacional obligatorio financiado en ese país, tendrá un efecto
de desplazamiento del 50%, permitiendo que el ahorro privado aumente en un 0,80% del PBI, en tanto
que la disminución anual del ahorro causado por el sistema público de pensiones sería del 0,5% del PBI.
650 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
RELACIONES FINANCIERAS
SISTEMA NACIONAL DE PREVISION SOCIAL
1950-1990
1950 2884,8 -
1951 2859,8 4810,0
1952 2238,3 6394,1
1953 2530,6 9116,6
1954 2634,2 10848,2
1955 2277,8 12637,8
1956 1758,2 12841,6
1957 1879,7 12384,2
1958 1075,0 9743,9
1959 432,4 5499,2
1960 509,9 5371,1
1961 525,6 633,0
1962 18,4 527,3
1963 399,7 859,5
1964 420,0 1205,6
1965 549,4 1491,0
1966 -135,7 1103,3
1967 473,3 1409,0
1968 -206,8 1182,5
1969 -39,2 1158,7
1970 107,4 1135,1
1971 51,7 965,5
1972 45,5 739,7
1973 65,9 668,0
1974 641,7 1190,2
1975 461,1 781,3
1976 1055,1 1338,7
1977 732,6 1988,3
1978 194,3 1870,4
1979 481,7 2174,4
1980 -272,8 1803,7
1981 -3833,6 -1858,5
1982 -2572,1 -3927,0
1983 -2459,1 -4685,7
1984 -1916,2 -4165,4
1985 -1349,7 -4132,2
1986 -1208,9 -4477,5
1987 -936,0 -4441,9
1988 -2121,9 -6546,0
1989 -1296,4 -3632,0
1990 -1922,0 -4794,5
Fuente: Porto, A. y Gasparini, L. (1990).
651 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
RESULTADO FINANCIERO DEL SNPS
PROYECCIONES EN BASE A EXTRAPOLACION DE SITUACION ACTUAL
(EN MILLONES DE PESOS DE 1991)
Resultado
Año Ingresos Egresos financiero Acumulado
Resultado
Año Ingresos Egresos financiero Acumulado
2019 10450 11577 -1127 -39523
2020 10604 11720 -1116 -40639
2021 10753 11873 -1120 -41759
2022 10904 12030 -1126 -42885
2023 11058 12191 -1133 -44018
2024 11213 12356 -1143 -45161
2025 11371 12526 -1155 -46316
Cuadro 3
RESULTADO FINANCIERO DEL SNPS
HABERES JUBILATORIOS EQUIVALENTES AL 70% DEL SALARIO
(EN MILLONES DE PESOS DE 1991)
Resultado
Año Ingresos Egresos financiero Acumulado
Resultado
Año Ingresos Egresos financiero Acumulado
2006 8582 16804 -8222 -116130
2007 8718 17036 -8318 -124448
2008 8856 17274 -8418 -132866
2009 8997 17518 -8521 -141387
2010 9140 17768 -8628 -150015
2011 9278 18013 -8735 -158750
2012 9419 18263 -8844 -167594
2013 9562 18520 -8958 -176552
2014 9708 18783 -9075 -185627
2015 9855 19053 -9198 -194825
2016 10001 19296 -9295 -204120
2017 10148 19545 -9397 -213517
2018 10298 19800 -9502 -223019
2019 10450 20061 -9611 -232630
2020 10604 20329 -9725 -242355
2021 10753 20614 -9861 -252216
2022 10904 20906 -10002 -262218
2023 11058 21205 -10147 -272365
2024 11213 21511 -10298 -282663
2025 11371 21825 -10454 -293117
Cuadro 4
PROYECCIONES DEL RESULTADO NETO DEL SNPS
1994-2022
Resultado
Año Ingresos Egresos financiero Acumulado
1994 12992 13013 21 -21
1995 11745 12811 1066 -1109
1996 11829 12671 842 -2013
1997 11911 12640 729 -2837
1998 12079 12396 317 -3273
1999 12222 12516 294 -3703
2000 12295 12673 378 -4237
2001 12307 12687 380 -4793
2002 12403 12497 94 -5081
2003 12462 12597 135 -5422
2004 12595 12631 36 -5675
2005 12681 12849 168 -6074
2006 12776 12710 -66 -6250
2007 12860 12784 -76 -6424
2008 13006 12736 -270 -6408
654 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Resultado
Año Ingresos Egresos financiero Acumulado
2009 13162 12946 -216 -6445
2010 13281 13029 -252 -6449
2011 13352 13038 -314 -6389
2012 13495 12903 -592 -6047
2013 13646 12956 -690 -5592
2014 13850 13064 -786 -5023
2015 13977 13208 -769 -4448
2016 14079 13118 -961 -3655
2017 14214 13056 -1158 -2632
2018 14377 13049 -1328 1396
2019 14593 13094 -1499 62
2020 14724 13182 -1542 1620
2021 14834 13031 -1803 3473
2022 14963 12950 -2013 5576
Cuadro 5
EFECTOS DEL SNPS SOBRE EL AHORRO
1993-2000
Beneficiarios
Contrib Salario (miles) Contribu Superávit Ahorro total
uyentes medio $ ciones a sector Millones
Año (miles) mes Nuevos Viejos la AFJP público $ %PBI
1993 5990 578 2985 0 - 2125 2125 0,82
1994 5390 630 2841 157 4216 -615 3601 1,24
1995 5790 687 2703 308 5092 -185 4907 1,52
1996 6090 749 2573 454 5981 97 6078 1,73
1997 6290 816 2449 593 6866 257 7123 1,86
1998 6490 890 2302 728 7859 561 8420 2,03
1999 6640 965 2164 731 8833 1046 9880 2,19
2000 6769 1033 2035 927 9742 1542 11283 2,3
Cuadro 6
EFECTOS DEL SNPS SOBRE EL AHORRO
1993-2010
(EN MILLONES DE $)
Recurriendo a los estudios del Banco Mundial (1994), es posible afirmar que la relación entre el
aumento de los salarios y la tasa de interés, históricamente ha variado en el tiempo y entre
países. Sin embargo, la tasa de rentabilidad del capital a largo plazo, en especial en inversiones
en capital humano, parece haber sido mucho más alta que la tasa de aumento de los salarios
durante el último siglo.
En efecto, mientras que la tasa media sin ponderar de aumento de los salarios de la mayoría de
los países ha oscilado alrededor del 2% entre 1962 y 1990, la tasa de rendimiento en capital
humano fue muy superior. Los datos presentados por el Banco Mundial, se pueden ver en el
Cuadro 3.
En los países de la OCDE la tasa de interés real de los bonos del gobierno fue ligeramente
inferior a la de aumento de los salarios entre 1971 y 1990, variando entre países. Pero una
cartera compuesta por un 50% de valores privados o acciones y un 50% de bonos
gubernamentales, habría producido un interés situado entre el 3% y el 6%, lo que significa tres
puntos más que la tasa de aumento de los salarios. Esto puede visualizarse en los valores
indicados en el Cuadro 4.
656 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los datos publicados por el Banco Mundial para países en desarrollo seleccionados, en los
cuales los mercados de capitales se crearon o desarrollaron en los años setenta y ochenta,
indican que la tasa de rentabilidad del capital y la educación, que fluctuaron entre el 6% y el
42%, fueron también muy superiores al aumento de los salarios, que fluctuaron entre el - 4% y
el 8%, según se muestran en el Cuadro 5.
Cuadro 3
AUMENTO DEL SALARIO Y RENTABILIDAD DE
LA INVERSION EN EDUCACION
Cuadro 4
AUMENTO DEL SALARIO REAL FRENTE A LA RENTABILIDAD
REAL DEL CAPITAL PARA PAISES SELECCIONADOS DE LA OCDE
1971-1990
Cuadro 5
TASAS DE RENTABILIDAD DEL TRABAJO, DEL CAPITAL FISICO
Y DEL CAPITAL HUMANO EN PAISES SELECIONADOS
Según apreciaciones del Banco Mundial, hacia futuro la caída de la tasa de aumento de la
población hará reducir la ―tasa de interés biológica‖ de los sistemas de reparto. Pero es también
posible que aumente la tasa de crecimiento del salario, al aumentar la inversión más
aceleradamente. Pero la probabilidad de esta circunstancia se verá restringida en el mediano
plazo para estos países, en tanto los procesos de inversión que se han verificado muy
recientemente dentro del nuevo orden mundial globalizado y competitivo, han implicado un
cambio tecnológico ahorrador de mano de obra de baja especialización. Esto ha provocado un
grave problema de desocupación estructural, con la urgente necesidad de encarar planes de
658 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
reconversión de la mano de obra. De manera que para una porción importante de la población
las posibilidades de mejora en el salario real sólo se avizoran en el muy largo plazo.
Pero también resulta posible que si, por otra parte, los planes de pensiones financiados
actualmente en proceso de implementación en algunos de estos países (Chile, Argentina) tienen
éxito, es probable que aumente la tasa de ahorro y eso incida en una baja futura de la tasa de
interés, circunstancia que reduciría la ventaja del sistema de capitalización.
El objetivo de este apartado ha sido resumir los principales resultados teóricos y empíricos que
la literatura reconoce en lo que se refiere a los efectos económicos de la introducción de un
sistema de Seguridad Social sobre el ahorro.
Desde el punto de vista teórico, se distinguen dos efectos opuestos. Por un lado, un efecto
―sustitución de riqueza‖ según el cual la introducción de riqueza de Seguridad Social induce a
los individuos a reducir otras formas de ahorro. Consecuentemente, este efecto es negativo,
dado que el ahorro se reduce.
Por otro lado, se reconoce un efecto ―retiro‖ según el cual la introducción de un sistema de
jubilaciones obligatorio induce a los individuos a retirarse a una edad más temprana,
extendiendo el período durante el cual se debe financiar consumo sin trabajar.
Consecuentemente, este efecto es positivo, dado que el ahorro aumenta.
El impacto neto sobre el ahorro es, por lo tanto, ambiguo, dependiendo esencialmente de cuál de
los efectos (―sustitución de riqueza‖ o ―retiro‖) domine.
Desde un punto de vista empírico, no existe consenso sobre cuál es este efecto neto. En general,
la evidencia disponible parece sugerir, pero no confirmar, un efecto agregado negativo.
Con respecto a las diferencias entre los regímenes de reparto y capitalización, existen
argumentos teóricos que indicarían al régimen de capitalización ejerciendo un efecto menos
negativo o, eventualmente, positivo en la tasa de ahorro. En la medida en que los aportes
individuales se destinan a las cuentas individuales de capitalización, es razonable esperar una
sustitución perfecta (uno a uno) de los fondos de pensión por otras formas de ahorro.
Por otro lado, bajo condiciones dinámicas, los parámetros determinantes de los algoritmos de
ambos sistemas indican que el régimen de capitalización permitiría una mayor acumulación que
el régimen de reparto, si es que la tasa de rendimiento de la inversión supera a las tasas de
crecimiento poblacional y de aumento de los salarios reales.
659 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En lo que respecta a la medición del impacto cuantitativo del sistema de seguridad social sobre
el ahorro, para el caso de los Estados Unidos (sistema de reparto), Feldstein lo estimó en un
50% de la tasa de ahorro nacional. Otros trabajos obtienen reducciones mucho menores y en
algunos casos nulas.
Para la Argentina, los estudios realizados sobre la base de proyecciones financieras de los
sistemas de reparto y de capitalización luego de la reforma (que instituyó un sistema mixto),
indican un efecto positivo sobre el ahorro. Cottani y Llach estiman que el ahorro privado se
incrementaría en un 1,5% del PBI en 1995 hasta alcanzar una aumento del 2,3% en el año 2000.
Urbiztondo, en cambio, sobre la base de proyecciones de recursos, opciones entre regímenes,
tasa de evasión y número de contribuyentes, menos optimistas que las de Cottani y Llach, llega
a la conclusión de que el ahorro aumentaría entre el 0,55% y el 0,60% del PBI en 1995 y entre
el 0,71% y 1,15% en el 2010, según distintas hipótesis de financiamiento (mediante impuestos o
deuda) del déficit del sistema durante la transición.
La alternativa del régimen de capitalización se avizora con mayores posibilidades para generar
una proceso de acumulación superior, en tanto se estima que la tasa de rendimiento de la
inversión habrá de superar a las tasas de aumento de los salarios y la población en las próximas
décadas.
(iv) Los sistemas previsionales y sus efectos económicos en el mercado de trabajo y el nivel
de actividad
(a) El impuesto sobre la nómina como medio de financiamiento del sistema previsional
Una primera vía fue analizada antes y se refiere al ―efecto retiro‖, según el cual la oferta laboral
en el segundo período se reduce.
El efecto sobre la oferta laboral en el primer período depende básicamente de la manera en que
el individuo interpreta sus pagos de seguridad social. Si el trabajador interpreta los aportes
previsionales como un mecanismo de ahorro obligatorio que se traducirá en beneficios
jubilatorios por los mismos montos, entonces la teoría sugiere que la oferta laboral no se verá
modificada. Por el contrario, si los aportes tienen características de impuestos, el efecto
generalmente encontrado apunta a una reducción de la oferta de trabajo.
Este resultado puede visualizarse en la Figura 1, que se refiere a la elección consumo-ocio del
agente típico.
660 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
EFECTOS DE LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD SOCIAL
SOBRE LA OFERTA LABORAL
Dado el salario vigente (w), el equilibrio inicial (sin impuestos de Seguridad Social) se
encuentra en el punto 1. Cuando se impone un impuesto a la tasa t, el precio del ocio disminuye
y el nuevo equilibrio se encuentra en el punto 2. El impuesto tiene dos efectos. Por un lado, al
gravarse el trabajo, el salario neto disminuye y el individuo tiene un incentivo a dejar de trabajar
y a aumentar su consumo de ocio; según este efecto sustitución, la oferta laboral disminuye (de
AM a BM en la Figura 1). Por otro lado, el impuesto reduce el salario medio (ingreso salarial)
percibido por el trabajador, de modo que el ingreso disponible disminuye y, por lo tanto, se
reduce el consumo de todos los bienes superiores; según este efecto ingreso, la oferta laboral
aumenta (de BM a CM en la Figura 1). En general, la literatura supone que el efecto sustitución
predomina sobre el efecto ingreso, por lo que la oferta laboral disminuye de AM sin impuestos a
CM con impuestos; es el denominado ―efecto desincentivo‖ de los impuestos sobre el trabajo579.
El análisis anterior se refiere al efecto de los aportes personales sobre la elección consumo-ocio
de un individuo. Pero al existir aportes patronales la demanda de trabajo también se verá
afectada; concretamente, la curva de demanda se desplaza hacia la izquierda.
Los efectos sobre la demanda de trabajo se originan por varias vías. En primer lugar, la caída en
el ahorro genera una reducción en la inversión y en el stock de capital futuro de la economía.
Así, el trabajo se vuelve menos productivo, lo que se traduce en un menor nivel de empleo y en
una menor remuneración salarial. En segundo lugar, el encarecimiento del trabajo induce la
sustitución de trabajo por capital; las técnicas de producción serán más intensivas en capital.
Este efecto se representa en la Figura 3.
579
Se supone que la oferta de trabajo usual (no compensada) tiene pendiente positiva; si el efecto ingreso
predomina sobre el efecto sustitución, la curva de oferta no compensada tendría pendiente negativa y el
impuesto generaría un ―efecto-incentivo‖.
580
Como el resultado no depende sobre quien legalmente recaiga el impuesto, es indiferente representar
el mismo con un desplazamiento de la demanda o de la oferta.
661 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 2
EQUILIBRIO EN EL MERCADO DE TRABAJO
Figura 3
EFECTOS SOBRE LAS TÉCNICAS DE PRODUCCIÓN
El equilibrio inicial ocurre en el punto 1, donde la tasa marginal de sustitución técnica entre
factores se iguala a su precio relativo. Con un impuesto de Seguridad Social sobre el trabajo,
este factor se encarece y el nuevo equilibrio ocurre en el punto 2.
En síntesis, del análisis surge que la introducción de un Sistema de Seguridad Social financiado
con contribuciones sobre la nómina reduce el empleo. Por un lado, la oferta laboral es menor.
Esto es el resultado de un efecto sustitución que aumenta el consumo de ocio y reduce la
cantidad ofrecida de trabajo (al reducirse el salario neto y abaratarse el precio del ocio) que
domina a un efecto ingreso que reduce el consumo de bienes superiores como el ocio. Por otro
lado, la demanda de trabajo se reduce como consecuencia del encarecimiento relativo del
trabajo. Como resultado, las empresas sustituyen trabajo por capital y las técnicas de producción
se vuelven más capital-intensivas.
Cuadro 1
FINANCIAMIENTO DE LOS SISTEMAS PREVISIONALES:
TASAS DE APORTES Y CONTRIBUCIONES SOBRE LA NÓMINA
Los países del MERCOSUR se encuentran en notoria desventaja respecto a los países del grupo
NAFTA y relativamente peor también en relación a los países de Europa y el Japón. El factor
trabajo aparece soportando un peso importante debido a la tributación previsional, circunstancia
que los pone en desventaja en materia de competitividad internacional, empleo y salarios reales
aspirables para sus trabajadores. En rigor, el problema, sin embargo, es aún mucho más grave
que el mostrado por los guarismos, por cuanto a las contribuciones previsionales deben
sumárseles otros gravámenes sobre la nómina que financian otros programas de la seguridad
social. En Argentina, por ejemplo, deben añadirse las contribuciones para las obras sociales
(9%), al instituto que administra la obra social de los jubilados y pensionados (5%), al Fondo
Nacional de Empleo (1,5%) y al sistema de asignaciones familiares (7,5%). Inclusive, con
anterioridad existía otro gravamen destinado al programa de vivienda (FONAVI) del 5%. El
peso de los gravámenes en la actualidad, por lo tanto, implican un sobrecosto laboral del 50%.
Un análisis comparativo sobre los costos salariales de los cuatro socios del MERCOSUR y
Chile, realizada por la Fundación Mediterránea, permite observar que tanto Uruguay como
Argentina pagan la mayor carga sobre seguridad social.
El Cuadro 2 ilustra al respecto. Los costos laborales comentados son el resultado del esquema
de gravámenes sobre la nómina que figuran en el Cuadro 3.
663 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
COSTOS LABORALES (EN %)
Cuadro 3
IMPUESTOS AL SALARIO DE LOS PAÍSES DEL MERCOSUR Y CHILE
(EN % DEL SALARIO BRUTO)
NOTAS: (a) El porcentaje asignado incluye jubilación más seguro de salud; (b) Este monto no pasa por el sistema de
seguridad social sino que su pago está a cargo del empleador en forma particular y es el 5% del salario mínimo por
hijo.
Fuente: IEERAL (Fundación Mediterránea) sobre la base de FIEL (1992) y de la legislación vigente en cada país.
Estos datos, elaborados por la Fundación Mediterránea, no obstante diferir en cierta medida con
los mostrados en el Cuadro 1, son ilustrativos en cuanto al tipo y orden de magnitud relativa de
los gravámenes sobre salarios de los respectivos países, según ambas fuentes.
A pesar del crecimiento, Europa Occidental está registrando un desempleo récord, dando prueba
de lo poco que dicho crecimiento ha logrado en materia de nuevos puestos de trabajo. Esto
contrasta con la situación de EE.UU. donde los empleos casi se duplicaron desde 1960 a 1993, o
con Japón, donde el empleo creció cerca del 50%, mientras que en Alemania Occidental el
incremento fue menos del 10% sobre todo el período
La causa principal de este reducido crecimiento del empleo se ha atribuido al alto costo laboral.
Según Prewo, el costo laboral indirecto en la industria alemana alcanza al 80% de los salarios
brutos, lo que es alrededor del doble de EE.UU.
El crecimiento del costo laboral, por otro lado, ha estado altamente correlacionado con el
incremento en la tasa de desempleo en dicho país. La cuestión parece haberse agravado con la
aparición en escena de las economías emergentes de Asia del Este y Europa del Este, que
registran salarios bajos y costos laborales que son el 10% del nivel de Europa Occidental.
(b) Los límites de edad mínima para el pase a la pasividad y el esfuerzo laboral
Existe otra vía por la que el régimen previsional afecta la cantidad de trabajo realizado por una
persona a lo largo de su vida. Los sistemas jubilatorios exigen una cierta edad mínima y un
cierto número de años de trabajo y aportes para poder acceder a los beneficios. La pregunta que
surge es, si dado que se trata de cantidades mínimas, el individuo se ve inducido a solicitar su
pase a la pasividad cumplidos tales límites o si, por el contrario, decide permanecer activo a
pesar de contar con los requisitos legales para el pase al retiro.
La respuesta a este interrogante puede encontrarse mediante el análisis del cálculo económico
que un individuo racional hace ante tal alternativa. Bajo este enfoque, Schulthess (1991) analiza
el caso argentino antes de la reforma, calculando la tasa teórica de rentabilidad de los aportes y
665 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 4
TASAS DE RENTABILIDAD DEL APORTE PARA PERSONAS SOLTERAS
(%)
Del análisis efectuado en este punto surge que la introducción de un Sistema de Seguridad
Social financiado con contribuciones sobre la nómina reduce el empleo. Por un lado, la oferta
laboral es menor. Esto es el resultado de un efecto sustitución que aumenta el consumo de ocio
y reduce la cantidad ofrecida de trabajo (al reducirse el salario neto y abaratarse el precio del
ocio) que domina a un efecto ingreso que reduce el consumo de bienes superiores como el ocio.
Por otro lado, la demanda de trabajo se reduce como consecuencia del encarecimiento relativo
del trabajo. Como resultado, las empresas sustituyen trabajo por capital y las técnicas de
producción se vuelven más capital-intensivas.
Desde el ángulo empírico, los países del MERCOSUR se encuentran en notoria desventaja
respecto a los países del grupo NAFTA y relativamente peor también en relación a los países de
Europa y el Japón. El factor trabajo aparece soportando un peso importante debido a la
tributación previsional, circunstancia que los pone en desventaja en materia de competitividad
internacional, empleo y salarios reales aspirables para sus trabajadores. El problema se agrava
cuando se toma en cuenta otras contribuciones sobre la nómina que financian otros programas
de la seguridad social.
Adicionalmente, el sistema jubilatorio puede estar diseñado de manera tal que —como en el
caso del sistema de reparto argentino anterior a la reforma— incentive a la persona a adelantar
su retiro. Cuanto mayor el seguro, menor el incentivo a continuar trabajando. Es decir, en el
caso argentino, el diseño del sistema de reparto ha sido tal que el seguro resultaba peor cuanto
más tardare en producirse el evento asegurado. Admitía y alentaba conductas estratégicas,
666 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(a) Introducción
La dinámica de los sistemas previsionales indica que en el caso de los regímenes de reparto, en
su concepción pura, coexisten dos tipos de transferencias. Una, intergeneracional, donde los
jóvenes sostienen a los viejos. Otra, intrageneracional, la redistribución de ingresos entre los
pasivos, ya que en el régimen de reparto puro, cada beneficiario recibe una retribución
equiproporcional, sin que guarde relación con los aportes realizados; todo lo recaudado en
concepto de contribuciones de los activos se distribuye en partes iguales entre todos los pasivos.
Por lo tanto, se puede decir que los dos regímenes se caracterizan por la polaridad que presentan
en sus efectos sobre la distribución del ingreso. Así, el sistema de capitalización puro es aquél
que no produce ninguna posibilidad de redistribución de ingresos, mientras que en el sistema de
reparto puro existe una importante posibilidad de instrumentar mecanismos de redistribución de
ingresos.
Sin embargo, la característica redistributiva del sistema de reparto puro no está exenta de
límites. Estos límites son de naturaleza económica, ya que están asociados con la pérdida de
eficiencia del sistema. De esta forma, se pueden visualizar dos canales por los cuales se resigna
eficiencia con el fin de alcanzar el objetivo de equidad a través de la redistribución: eficiencia
asignativa y eficiencia productiva.
Por todo lo expuesto, en los puntos que siguen el análisis se centrará en los efectos
redistributivos de los regímenes de reparto, que por otra parte, han constituido hasta el presente
la modalidad imperante en los sistemas previsionales de la mayoría de los países, Argentina
incluida.
El análisis se efectúa teniendo en cuenta los dos aspectos: el referido a las transferencias
intergeneracionales de ingresos —punto (b)— y el referido a las transferencias
intrageneracionales. Sobre este último aspecto, se analizan a su vez dos cuestiones: el impacto
distributivo del gasto público en Previsión Social —punto (c)— y los efectos del sistema en la
distribución del ingreso entre beneficios —punto (d)—. Los tópicos se analizarán empleando
modelos simples y cuantificaciones correspondientes al caso argentino. Finalmente, se analizará
la modalidad del subsidio en especie (sobre las tarifas de los servicios de gas y electricidad),
como instrumento redistributivo a favor de la clase pasiva de menores recursos.
667 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El aporte que un individuo efectúa al Sistema Nacional de Previsión Social (SNPS) impacta de
tres formas en su nivel de utilidad:
2) el aporte puede ser percibido como un derecho a cobrar una jubilación en el futuro, que
incrementa su bienestar presente;
3) el aporte puede ser usado para financiar gastos del Gobierno, que afectan
positivamente el bienestar del aportante.
La primera vía no ofrece dudas; el aporte se asemeja a cualquier impuesto. La segunda vía es
clara en un sistema de capitalización; en uno de reparto, en cambio, el aporte presente no tiene
ninguna relación con el haber jubilatorio futuro. Sin embargo, para el caso argentino, es
probable que durante muchos años la gente haya percibido a los aportes como un derecho a
obtener ingresos futuros, es decir, como un ahorro. Finalmente, la tercera vía funciona si los
fondos excedentes del SNPS se destinan a financiar gastos del Gobierno, lo que ocurre sólo con
un sistema de reparto superavitario.
La presencia o ausencia de estas vías y sus magnitudes cuantitativas determinan el efecto que el
sistema de previsión tiene sobre el bienestar del aportante, y por ende, la mayor o menor
resistencia que éste opondrá a su financiamiento. En Argentina, como se verá, durante la última
parte de la década del 40 y las del 50 y 60, las vías 1) a 3) estuvieron presentes; durante las
décadas del 70 y 80, la vía 3 desapareció; finalmente, la reforma actual, en la medida en que
reconoció una deuda del gobierno hacia los actuales jubilados, elimina tanto la vía 2 como la 3.
El modelo que sigue ilustra estos puntos de manera simple, presentando a la vez datos que
apoyan su relevancia. Se supone que un aportante típico vive durante dos períodos: el
―presente‖ donde trabaja y aporta y el ―futuro‖ donde no trabaja y recibe una jubilación. El
aportante obtiene utilidad (Ue) del consumo presente de bienes privados (C), del consumo
futuro esperado de esta misma clase de bienes (Cf), que descuenta con un tasa de preferencia
temporal (p), y del consumo de bienes provistos por el gobierno (g) (para simplificar, se elimina
del modelo el consumo futuro de este tipo de bienes). La función de utilidad es:
El aportante consume en el presente lo que le queda de su ingreso (y) luego de pagar impuestos
generales (tg) e impuestos previsionales (tp). Los niveles de g, tg y tp son fijados por el
gobierno. La única posibilidad de variarlos, al alcance del individuo, es mediante evasión
impositiva o previsional. La restricción presupuestaria individual es, entonces,
(2) c = y - tg - tp
El aportante espera consumir en el futuro una cantidad directamente ligada a sus aportes. En
valores presentes, la relación es:
será igual a 1. En un sistema de reparto, como el que ha regido en Argentina, las expectativas
modeladas en (3) son inconsistentes, ya que el monto de la jubilación que permitirá el consumo
futuro nada tiene que ver con el aporte previsional presente; éste no constituye una forma de
ahorro. Pese a ser inconsistentes, se cree que este tipo de expectativas fue común en el caso
argentino.
La restricción presupuestaria del gobierno (en términos per cápita, en relación con el número de
aportantes), es:
(4) g = Rp + tg
donde Rp representa el resultado, por aportante, del sistema previsional; es decir, representa la
diferencia entre los aportes y los pagos jubilatorios per cápita, Rp = tp - b. J/La donde b es el
haber jubilatorio y J/La es la relación población pasiva/población activa (J es el número de
jubilados y La el número de aportantes).
Reemplazando las ecuaciones (2) a (4) en (1) se obtiene la siguiente función de utilidad
esperada indirecta del individuo (aportante) representativo:
(5) Ve = y - tp + α.tp + Rp
Sin un sistema de previsión, (o con uno de capitalización con α = 1), la utilidad esperada resulta
ser igual al ingreso (Ve = y), por lo que los tres últimos términos de esta ecuación captan el
impacto del sistema previsional en el bienestar del aportante.
Desde su generalización, hacia fines de la década del 40, hasta principios de la década del 60, el
régimen de Previsión Social arrojó resultados financieros positivos importantes (Rp > 0 en (5)).
Asimismo, el nivel de evasión puede considerarse que fue bajo. Probablemente, gran parte de
los trabajadores pensaba en sus aportes como una forma de ahorro que mantenía o aumentaba su
valor real (α = 1), por lo que el incentivo a evadir no era importante (nótese que si α ≥ 1, un
aumento en tp aumenta o deja constante la utilidad esperada, por lo que el nivel de aporte será el
máximo posible, es decir, el requerimiento legal). El apoyo a la existencia del sistema
previsional incrementa la utilidad esperada (Ve > y); la razón de tal resultado es que los fondos
582
En el apartado 11.5 se analiza con más detenimiento esta evolución.
669 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
g = tp + tg
y la (5) en:
Ve = C + tg + 2 tp
El individuo obtiene utilidad del consumo privado presente (C), del consumo presente de los
gastos realizados por el gobierno (tg + tp) y del consumo futuro que le posibilita el sistema
previsional (tp). Cada peso de aporte previsional le genera utilidad por dos pesos (es como si lo
gastara dos veces). Como se verá más adelante, esta es la situación que presentaría el sistema
para los años cincuenta. La situación antes analizada no representaba sólo una ―ilusión‖; llegado
el momento del retiro, el actual aportante recibirá al menos un haber mínimo (el realizado será
mayor que cero) con lo que el individuo termina por recibir (indirectamente primero, en forma
de gasto público y directamente después en forma de haber jubilatorio) una suma mayor a la que
aportó.
Los datos de 1950 revelan una situación real aproximada a la del modelo: el gobierno, durante
esos años, disponía de financiamiento proveniente del superávit del sistema de previsión, que
luego volcaba a expandir la infraestructura económica y social. Los pagos de prestaciones
jubilatorias absorbieron sólo el 22% de los ingresos del sistema previsional; el ―excedente
neto‖, fue equivalente a 1,31 veces el gasto del gobierno nacional en Cultura y Educación y
Salud (que se encontraba mucho más centralizado que actualmente), al 21% del total del gasto
del gobierno nacional, al 59% del gasto del conjunto de Provincias y la Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires (MCBA) y al 15% del gasto público agregado Nación-Provincias.
Comparado con los ingresos tributarios, el excedente neto era equivalente al 108% de los
impuestos nacionales sobre los ingresos, al 60% de los impuestos nacionales sobre la
producción, el consumo y las transacciones y al 142% de la recaudación de ingresos propios del
conjunto de provincias y de la MCBA.
En el año 1970 el excedente neto prácticamente había desaparecido, constituyendo, por ejemplo,
apenas un 3,5% del gasto nacional en Cultura y Educación y Salud y menos de un 1% del total
del gasto del Gobierno Nacional. Respecto de los ingresos tributarios, el excedente neto
670 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
implicaba recursos por un monto equivalente a sólo un 3,4% de lo recaudado por impuestos
sobre los ingresos, un 1,8% de lo obtenido por impuestos sobre la producción, el consumo y las
transacciones y un 2,1% de los ingresos recaudados por los gobiernos provinciales y la MCBA.
El nuevo régimen previsional, además de cambiar el sistema por uno en gran parte basado en la
capitalización, contempló el pago de las ―deudas‖ previsionales acumuladas a lo largo de los
años. Los actuales activos se hicieron cargo del pago de tales deudas y del déficit que período a
período se generará durante la transición. Es claro que esto implica una transferencia
intergeneracional, ya que la generación que hoy conforma la clase activa debe pagar la deuda y
los déficits, sin recibir nada a cambio, ni hoy (ya que la mayor recaudación irá totalmente a los
jubilados, sin incrementar el gasto público) ni en el futuro (ya que el ―aporte‖ que saldará la
deuda no da derecho a una retribución futura). Para adaptar el modelo teórico anterior a la nueva
situación, puede pensarse a tp como el ―aporte‖ que un individuo económicamente activo debe
realizar por período para sostener a los actuales jubilados ligados al viejo régimen. Dado que en
este caso α = 0, ya que el ―retorno‖ del aporte al viejo sistema jubilatorio es cero, (5) se
transforma en:
(6) Vei = y - tp + Rp
Si Rp = 0 significa que el aporte previsional alcanza para pagar el haber jubilatorio individual;
si Rp < 0, se debe recurrir a impuestos generales (por ejemplo: afectación de parte de la
recaudación del Impuesto al Valor Agregado, etc.).
Es claro que existirán incentivos tanto a rechazar el sistema (ya que Ve < y), como a evadir el
nuevo tributo (un aumento en tp hace caer Ve).
(7) Ve = c + tg + tp - b . J / La
El individuo obtiene utilidad del consumo presente de bienes privados (C) y del gasto público
en bienes y servicios (g), que es menor que los impuestos pagados (tg + tp), debido al
financiamiento de la clase pasiva. Para simplificar la presentación se supuso que, para los pagos
individuales al sistema de capitalización, la tasa de retorno esperada es igual a la tasa de
preferencia temporal.
El cuadro que se expone a continuación (Cuadro 1) resume los principales resultados sobre el
impacto en la utilidad de un aportante representativo, ante las tres situaciones posibles del
resultado financiero del sistema previsional. Se identifica en la columna de Observaciones el
direccionamiento del subsidio o la transferencia, según a qué generación ella beneficia.
Cuadro 1
Período Utilidad esperada (Ve) Observaciones
En este sentido, las personas pertenecientes a los quintiles superiores en la distribución del
ingreso suelen registrar esperanzas de vida mayores a la de sus pares pertenecientes a los
quintiles inferiores. Por otra parte, las personas más pobres registran mayor cantidad de años
como trabajador activo que las personas ricas.
atendida con transferencias intergeneracionales vía aportes de los activos, deberá ser honrada
mediante el financiamiento tributario. Este financiamiento puede resultar progresivo o
regresivo, dependiendo de quiénes son los individuos incididos por el sistema tributario (pueden
resultar las personas pertenecientes a los quintiles superiores, sean activos o pasivos, o a los
quintiles inferiores, respectivamente).
Existen diversos estudios citados por el Banco Mundial (1994) que demuestran la menor tasa de
sobrevivencia de los pobres. Para los Estados Unidos, Pappas y otros (1993) han estimado que
la tasa de mortalidad de las personas pertenecientes al grupo de ingreso más bajo es cinco veces
la de las personas de más alto ingreso. En el Reino Unido, Creedy, Disney y Whitehouse (1992)
han encontrado que los trabajadores con ocupaciones bien remuneradas registran una tasa de
mortalidad mucho menor que la de los trabajadores con ocupaciones mal remuneradas. Para
Argentina, Rofman (1994) estimó que los empleados públicos de alto ingreso viven diez años
más que los trabajadores industriales de bajo ingreso.
La relación entre el presupuesto público y la equidad distributiva es uno de los temas más
importantes en el debate académico y político de la actualidad. La problemática comprende
múltiples dimensiones y las preguntas relevantes están vinculadas tanto con los recursos fiscales
como con el gasto público. En este punto se analizará el tema referido al gasto del sector
Público Nacional en Previsión Social (jubilaciones y pensiones). La inclusión de estos gastos,
cuando se calcula el impacto distributivo del gasto público está sujeta a controversia. En un
extremo, si la cobertura estatal funciona como un seguro privado, el ―gasto en previsión social‖
no sería más que una devolución de aportes capitalizados. Pero si el sistema no es de
capitalización perfecta, los pagos y los beneficios no se corresponden en forma exacta y el
régimen genera efectos redistributivos. La pregunta central es, entonces, ¿hay una reducción en
la desigualdad en la distribución del ingreso debido a los pagos de previsión social?
Para responder la pregunta es necesario contar con una medida de desigualdad. Y esa medida no
puede ser puramente estadística (por ejemplo, el coeficiente de Gini), ya que un proposición
básica de la economía del bienestar es que la desigualdad sólo puede medirse con referencia a
una función de bienestar social dada.
En este punto se utilizará una medida estadística (coeficiente de Gini) y el índice de desigualdad
de Atkinson (1970), que tiene fundamento en economía del bienestar y que permite incorporar,
en forma simple, distintos juicios de valor acerca de la desigualdad.
donde y1 es el ingreso de la persona (quintil, decil) más rica, y2 es el de la siguiente más rica,
etc.; n es el número de personas (deciles, quintiles) e y el ingreso promedio de la economía.
(2) D = 1 - y*/y
583
Para un marco teórico general de este punto puede consultarse a Porto, A. y Gasparini, L. (1992), op.
cit.
673 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
donde y* es el ingreso igualmente distribuido (entre las personas, quintiles, deciles), que
permite alcanzar el mismo nivel de bienestar social (W) que la distribución existente del ingreso
(resultante de la propiedad de factores, formas de mercado, etc.). Resulta claro que y* depende
de la forma de W. Una forma usualmente supuesta, que se utilizará en este trabajo, es:
donde:
Si yj incluye los pagos de previsión social (yj = Yj + Gi), donde Yj es el ingreso pre-
prestaciones previsionales), diferenciando (2) con respecto a Gi se obtiene:
donde A es una constante positiva y ―di‖ es la ―característica distributiva del gasto público en
previsión social‖, definida como:
Esta expresión es una suma ponderada de la participación de cada individuo en el gasto. Dos
puntos deben resaltarse acerca de los ponderadores: dependen explícitamente del parámetro
social y dependen negativamente del ingreso. Esto último implica que a mayor concentración
del gasto en los individuos más pobres, mayor será el valor del parámetro di.
De la expresión (5) resulta que el impacto distributivo del gasto en un sector depende de la
característica distributiva y del tamaño del gasto. El primer término corresponde al incremento
porcentual del ingreso igualmente distribuido y el segundo al ingreso promedio. De la
comparación de estos dos términos resulta si el gasto en previsión social mejora o no la
distribución del ingreso.
En el Cuadro 2 se calcula, para varios países, la característica distributiva del gasto público
social en cada sector, para valores seleccionados de α. Los datos básicos surgen del Anexo 2 de
Petrei (1987); en todos los casos, se trabajó con el ingreso neto (que incluye todos los subsidios)
como punto de partida y no con el convencional (que incluye los gastos en seguridad social).
Para evitar números excesivamente pequeños, que dificulten la lectura, se prefirió normalizar la
característica distributiva dividiéndola por la valuación marginal social del ingreso del último
quintil. El Cuadro 2 incluye también una columna para el valor J; el ordenamiento (de menor a
mayor) de los sectores según este factor, corresponde al ordenamiento (de mayor a menor)
según el impacto distributivo por peso medido sobre el coeficiente de Gini. Resulta claro de las
674 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuantificaciones que, en general, el gasto en Seguridad Social tiene una baja característica
distributiva; por ejemplo, en la Argentina se ubica después de Vivienda, Salud, Educación
Básica, Educación Media y Agua.
Este resultado debe distinguirse claramente del que resulta de comparar el impacto distributivo
del gasto en distintos sectores sociales teniendo en cuenta el gasto total en cada uno. Por
ejemplo, Petrei (1987) obtiene una correspondencia entre la importancia de cada sector en el
presupuesto total y su impacto distributivo. El punto aparece claro en el trabajo de Flood,
Harriague, Gasparini y Velez (1994), en el que se distingue entre ―importancia de un tipo de
gasto dentro del gasto público social‖ e ―impacto distributivo‖; los resultados son los indicados
en el Cuadro 4.
Cuadro 2
CARACTERISTICA DISTRIBUTIVA DEL GASTO POR SECTOR
DATOS TOMADOS DE PETREI (1987)
ARGENTINA 0,5 -1 -2 J
Vivienda 2,33 31,48 185,12 1,30
Salud 2,09 23,89 134,88 1,97
Educ. Básica 1,98 20,54 111,89 2,24
Educa. Media 1,81 15,63 80,05 2,71
Educación 1,80 15,93 83,07 2,74
Agua 1,67 11,89 55,82 3,08
Total 1,66 12,46 61,91 3,15
SEG. SOC 1,50 8,51 37,26 3,58
Educ. Sup. 1,44 7,29 30,84 3,78
CHILE 0,5 -1 -2 J
Vivienda 3,91 347,38 8230,42 1,89
Salud 3,61 299,67 7052,60 2,21
Educ. Básica 3,14 205,41 4521,53 2,65
Educa. Media 3,10 196,12 4286,82 2,69
Educación 3,07 219,18 5039,48 2,77
Agua 2,65 141,11 3007,69 3,19
Total 2,53 138,6 3018,48 3,33
SEG. SOC 2,05 71,10 1366,10 3,84
Educ. Sup. 1,83 58,36 1164,67 4,09
COSTA RICA 0,5 -1 -2 J
Vivienda 2,15 30,72 217,52 2,29
Salud 2,02 26,66 187,13 2,64
Educ. Básica 1,91 20,69 131,37 2,81
Educa. Media 1,85 20,40 134 2,98
675 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
CARACTERISTICA DISTRIBUTIVA DEL GASTO POR SECTOR
(BRUTO DE FINANCIAMIENTO)
ARGENTINA 1986
DATOS DE DIEGUEZ, LLACH Y PETRECOLLA (1990)
SECTOR 0,5 -1 -2 J
1. EDUCACION 1,972 25,478 176,017 2,589
1.1. Elemental 2,123 30,723 217,416 2,248
1.2. Media 1,901 22,305 149,129 2,7236
1.3. Terciaria 1,460 9,185 50,801 3,7885
1.4. Costos Adm. 1,821 20,100 133,039 2,9231
SECTOR 0,5 -1 -2 J
Cuadro 4
IMPACTO DISTRIBUTIVO DEL GASTO SOCIAL
Agua y Servicios
sanitarios Poca Bajo
Nutrición y Promoción
Social Poca Alto
677 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuando se intenta extraer conclusiones con base empírica sobre este tema, una de las
limitaciones que se enfrenta es la imposibilidad de conocer la situación relativa a la totalidad de
los ingresos de las personas. Este obstáculo se debe a que la información disponible en
Argentina corresponde a la cantidad de ―beneficios‖ otorgados y sus montos asociados, sin
asimilarlo al número de beneficiarios o relacionarlo con los ingresos de cada beneficiario, ya
que un beneficiario puede ser acreedor a más de un beneficio (por ejemplo, obtener jubilación y
pensión). Por lo tanto, el estudio aquí realizado se refiere a la distribución del ingreso de los
beneficios, más que a la distribución personal del ingreso del Sistema Previsional Argentino. De
allí que los resultados obtenidos en este punto no serán concluyentes acerca del impacto relativo
de la política previsional en la distribución del ingreso dentro del propio sistema previsional, ni
tampoco acerca de la situación de los pasivos dentro de la estructura de ingresos de la
Argentina.
No obstante, el estudio resultará útil para visualizar cuáles han sido los efectos de la política
previsional en relación a la mayor o menor concentración del ingreso o riqueza generada a
través de los haberes medios reconocidos y pagados a los beneficiarios.
584
En este punto se sigue el trabajo de la Subgerencia General Económico Financiera (ANSeS) (1995f).
La elaboración de este documento reconoce la especial participación del Lic. Raúl Gaya.
585
El coeficiente de variación indica la dispersión respecto del ingreso o haber medio (Y), y se define
como:
678 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con el fin de dilucidar qué conceptos determinan la distribución del ingreso dentro del Sistema
Previsional, es decir, el criterio de justicia distributiva implícito, se debe hacer una descripción
del régimen legal pertinente. Hasta junio de 1994, el Sistema de Previsión se regía por las Leyes
Nº 18.037 y Nº 18.038 de jubilaciones y pensiones para los trabajadores en relación de
dependencia y trabajadores autónomos, respectivamente586.
Como surge de la legislación citada, las prestaciones que otorgó el Sistema Previsional
Argentino corresponden a las de un sistema de reparto. Dicho sistema atendía las siguientes
prestaciones: a) Jubilación ordinaria; b) Jubilación por edad avanzada; c) Jubilación por
invalidez; d) Pensión; y e) Subsidio por sepelio.
En el Apéndice 2 del apartado 11.5. se explican en detalle las formas por las cuales se
determinan los haberes de las prestaciones antes enumeradas, tanto para los trabajadores en
relación de dependencia como para los trabajadores autónomos.
Del análisis de la legislación, es posible observar cuáles son los criterios de ―justicia
distributiva‖ que se encuentran implícitos en la misma.
i) Por un lado, la determinación de los haberes se efectúa en base a los ingresos más
favorables de los 10 últimos años de la actividad laboral; esta característica y el régimen de
movilidades reconocido, permiten entrever la intención de una política económica tendiente a
conservar la distribución del ingreso existente en la etapa anterior a la pasividad.
ii) Pero, por otro lado, se faculta al Poder Ejecutivo a fijar haberes mínimos superiores a
los que surgen del cálculo normal del haber, con lo cual la política distributiva emergente en
este caso es la de proveer un bienestar mínimo para todos, de manera que ningún miembro del
Sistema de Previsión se encuentre por debajo de cierto nivel de subsistencia.
n
V = 1/y ∑ (Yj - Y)2 / n
j=1
586
A pesar de estar en vigencia (a partir de julio de 1994) la Ley Nº 24.241 del Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones, se describen la Leyes Nº 18.037 y Nº 18.038, ya que los beneficios otorgados
en el período bajo análisis, se determinaban de acuerdo a este marco legal y, además, porque la nueva ley
de 1994 elevó la edad de retiro de los trabajadores en relación de dependencia, posponiendo el ingreso
del mayor flujo de nuevos beneficiarios del sistema.
679 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Seguidamente, se presenta el estudio empírico para determinar cuál resultó finalmente ser la
incidencia real operada entre los años 1975, 1985, 1991, 1992, 1993 y 1994. Previamente, se
comenta la característica conceptual del estudio.
Así, se plantea una función de bienestar social (en este caso una ―función de bienestar
previsional‖) con el fin de establecer cuáles son los objetivos que prioriza la comunidad, a
través de sus representantes, dada la imposibilidad de alcanzarlos a todos simultáneamente587.
Entonces, mediante el empleo de dicha función de bienestar se intenta visualizar el trade-off
eficiencia-equidad a través del significado del parámetro α (juicio de valor implícito
contemplado en el coeficiente de desigualdad de Atkinson). No obstante, resulta necesario
explicar qué factores determinan el ―crecimiento‖ del Sistema.
El ―crecimiento‖ del Sistema está representado por un aumento en el haber medio, que es en
buena medida exógeno al mismo, ya que depende de los ingresos obtenidos durante la vida
activa de los beneficiarios. Otra ―fuente de crecimiento‖ del Sistema está dada por la política del
gobierno de incrementar el haber mínimo o destinar recursos provenientes de rentas generales
para subsidiar a los beneficiarios de menores ingresos o para complementar los recursos propios
del Sistema para afrontar los compromisos que surgen de la legislación. Por lo tanto, lo que aquí
se intenta estudiar es cómo se distribuye la disponibilidad de recursos que posee el Sistema.
Así, por ejemplo, cuando se observa que para valores de α que tienden a -∞, el Indicador de
Desigualdad de Atkinson disminuye, lo que significa que los recursos disponibles fueron
distribuidos de manera tal de favorecer a los ―beneficios‖ pertenecientes al decil más pobre 588,
Si este efecto está acompañado por un aumento en el haber medio (los pasivos en su conjunto
son más ricos), la mayor disponibilidad de recursos se asignó a incrementar el bienestar del
grupo más pobre (deciles inferiores). En cambio, si está acompañado por una disminución en el
haber medio (los pasivos en su conjunto son más pobres) la menor disponibilidad de recursos a
distribuir es soportada en mayor medida por los beneficios más altos (deciles superiores). En
este sentido, la función de bienestar social subyacente es una del tipo maxi-min o rawlsiana.
Asimismo, si el valor del parámetro α es igual a 1, la función de bienestar que surge es del tipo
de Bentham, donde lo que se persigue es incrementar el haber medio sin interesar cómo está
distribuido o, dicho de otra forma, que los pasivos en su conjunto sean más ricos (crecimiento
global del sistema), siendo indistinto su incidencia en cada decil de la distribución del ingreso
(pues la ponderación es igual a la unidad).
En el caso de valores del parámetro α que se encuentran entre -∞ y 1, la riqueza global del
Sistema recibirá mayor ponderación (menor influencia tendrá la equidad distributiva) conforme
587
La función de bienestar aquí presentada no toma en consideración si los recursos destinados a la
seguridad social pudieran tener una mejor asignación desde el punto de vista social. Aquí se supone que
esta decisión ya ha sido tomada.
588
El decil más pobre incluye a jubilados y pensionados que reciben tal calificación por el bajo nivel de
beneficio recibido. No necesariamente implica que el jubilado o pensionado sea efectivamente pobre.
680 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
dicho parámetro se acerca a 1, mientras que la equidad distributiva pesará más cuando el valor
de α se aleja de dicha posición, es decir, tiende a -∞.
Por el contrario, cuando el valor del parámetro α tiende a -∞, lo apropiado sería implementar un
sistema de seguridad social basado en un esquema de reparto, ya que lo priorizado es el objetivo
de equidad. No obstante, este debe diseñarse de manera de no propender a niveles excesivos de
evasión, que dejen sin los recursos necesarios al sistema para atender el pago de prestaciones
que tengan un monto acorde con la subsistencia de los beneficiarios. Obviamente, una de las
formas de solucionar este problema sería la de utilizar recursos provenientes de rentas generales.
Antes de presentar los resultados obtenidos, conviene hacer una breve descripción de las fuentes
y métodos utilizados. Aquí se analiza la distribución del ingreso del Sistema Previsional
Argentino para los años 1975, 1985, 1991, 1992, 1993 y 1994, concentrándose en las
jubilaciones totales, las pensiones totales y el total del sistema. A tal fin, se tomó la información
contenida en ―Boletín Estadístico del Sistema de Seguridad Social‖, publicado por el Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social, para los años 1975 y 1985, mientras que para los años 1991 a
1994 se usaron los listados de ―Estadísticas de casos y montos por intervalo de haber mensual
de los beneficios en vigor por todo concepto‖, que elaborara la Sub-Gerencia General de
Informática (SGI) del ANSeS. Dado que la información citada no está agregada en estratos de
igual población, como ser deciles (10%) o quintiles (20%), fue necesario efectuar la
consecuente transformación para que los distintos casos fueran comparables. A tal fin, se
decidió trabajar con deciles, en lugar de quintiles, por resultar éstos un nivel de agregación
adecuado para el estudio, de manera de no perder con la concentración de información la
variabilidad en los ingresos.
Dada la información disponible, las mediciones se realizaron en el mes de diciembre para los
años 1975 y 1985, en tanto que para el resto de los años, se hicieron en el mes de septiembre.
Los conceptos que conformaban el haber en los listados empleados en el período 1991-1994589,
eran:
- Haber mensual
- Suplemento no contributivo
- Bonificación zona austral
- Adicional Dto. 662/81
- Diferencia al haber mínimo (Dto. 885/84)
- Adicional Res. MTySS 406/89
- Monto fijo remunerativo
589
Para el caso de la información contenida en Boletín Estadístico de la Seguridad Social, años 1975 y
1985, no se especifican los componentes del haber allí presentado.
681 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 5
RESUMEN DE RESULTADOS - TOTAL DEL SISTEMA
Nota: En los años 1975 y 1985 los cálculos se realizaron para los meses de diciembre,
mientras que para el resto, en el mes de septiembre.
Fuente: SGEF-ANSeS.
590
Los ingresos medios se ajustaron por el índice de precios al consumidor (IPC) nivel general, que
publica el INDEC.
682 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Jubilaciones totales
Desde el año 1975 hasta 1994 se observa un continuo proceso de concentración del ingreso, ya
que todos los indicadores aumentan su valor sin presentar discontinuidades en su recorrido. Así,
puede verse que tanto el coeficiente de variación (V) como el coeficiente de Gini (G), se
incrementan sin modificar su tendencia. En relación al indicador de desigualdad de Atkinson
(D), éste no contradice lo observado por los indicadores globales cualquiera sea el valor del
parámetro α (que expresa el criterio de justicia distributiva). Por lo expuesto, se podría afirmar
que en este caso la mayor regresividad en la distribución del ingreso (prestaciones) tiene un
carácter no-ambiguo.
En lo referente a la evolución del ingreso medio, o más precisamente la jubilación media, ésta
tuvo un comportamiento cíclico, disminuyendo desde 1975 hasta 1991, año que observa el
menor valor de la serie, para luego recuperarse a partir de 1992.
Se puede observar también que si el parámetro α es igual a la unidad, el ordenamiento del nivel
de bienestar coincide con el dado por el ingreso medio. A medida que el valor de α tiende a -∞,
dicho ordenamiento se modifica hasta mostrar un continuo deterioro en el nivel de bienestar.
591
La función de bienestar utilizada tiene la configuración indicada en la expresión (3) del punto (c), 1)
es decir:
n
α
W = 1/Y Y j
∑
j=1
683 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una característica a remarcar es que en el año 1975 se observa el mayor nivel de bienestar,
seguido por el año 1985, para todo valor del parámetro α.
Pensiones totales
Este rubro presenta una evolución diferente a la presentada por las jubilaciones, alternando
durante el período analizado cambios progresivos con regresivos que, en algunos casos, son de
carácter ambiguo o, dicho de otra manera, dependen del indicador utilizado. Sin embargo,
comparando las puntas del período, se puede afirmar que la desigualdad en la distribución del
ingreso crece, cualquiera sea el indicador utilizado, acompañada de una disminución en el
ingreso medio (pensión media). Dicho resultado se ilustra en el Gráfico 2, en el que puede verse
que la curva de Lorenz para el año 1994 está más alejada de la diagonal principal que la
correspondiente a 1975.
Gráfico 2
En lo que respecta a los años 1993 y 1992, éstos cruzan su ordenamiento de acuerdo al valor del
parámetro α, ya que el año 1993 domina al 1992 cuando dicho parámetro es mayor o igual que -
2, mientras que esta dominancia se revierte cuando α es menor o igual que -10.
Por su parte, en lo que respecta al nivel de bienestar alcanzado, se puede ver que a excepción de
los años 1985 y 1975 que dominan la serie, el ordenamiento depende sensiblemente del valor
del parámetro α. Así, por ejemplo, si se postula que el bienestar sólo mejora si aumenta el
bienestar de los más pobres (α = -∞) se observa que el mismo sufre un continuo deterioro desde
el año 1991; mientras que si el aumento del ingreso medio es lo que recibe una mayor
ponderación (α = 1) se evidencia una recuperación en 1994 respecto de 1993.
684 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En este rubro es importante remarcar que la evolución entre los años 1975 y 1985 presenta un
movimiento del tipo ―optimun optimorum‖ (el opuesto al mencionado para el rubro jubilaciones
totales, en la comparación 1975 con 1994), ya que el aumento en el ingreso medio va
acompañado de una disminución de la desigualdad para cualquier valor del parámetro α.
Cuadro 6
ORDENAMIENTO DEL INDICE DE ATKINSON (D)
SEGUN DISTINTOS VALORES DE α
Este rubro está conformado por la suma de los dos anteriores. No obstante, los resultados
muestran características particulares.
Si se comparan los extremos del período, se puede ver que se repite lo comentado para las
jubilaciones y pensiones, es decir, un aumento en la desigualdad, visualizado en todos los
indicadores, acompañado por una disminución en el ingreso medio (haber medio). Sin embargo,
a pesar de este cambio negativo si se analizan los movimientos dentro del período tratado, se
puede observar que desde el año 1992 el ingreso medio se incrementa pero aumentando la
regresividad.
Otro hecho a destacar es el cambio producido entre 1975 y 1985, donde las distintas medidas de
desigualdad propuestas conducen a resultados ambiguos. Así, mientras el coeficiente de
variación crece, el coeficiente de Gini se mantiene constante592.
Por el lado del coeficiente de variación, la causa radica en que a pesar de que el primer decil
reduce su distancia respecto de la media, el último decil se aleja aún más del ingreso medio,
592
En rigor el coeficiente de Gini disminuye pero este decrecimiento es insignificante.
685 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
generando una mayor dispersión. Por el lado del coeficiente de Gini, entre 1975 y 1985 el
ingreso medio de los tres deciles inferiores aumenta su participación en el total, el decil superior
también observa una mayor participación, todos a expensas de los estratos medios (del 4° al 9°
decil).
Así, este índice muestra que para valores del parámetro α como -10 y -∞, la desigualdad
disminuye, lo que implica que la política de asignación de recursos al Sistema de Previsión
Social apuntó a mejorar el haber de los beneficios de menores ingresos. Ahora bien, cuando en
los párrafos anteriores se sostiene que la mayor disponibilidad de recursos en el sistema implicó
un aumento en la desigualdad, no debe entenderse como que esa fuera necesariamente la
intención deliberada de las autoridades.
En rigor, los recursos se distribuyeron entre los beneficios otorgados de acuerdo a lo establecido
en la legislación, es decir, recomponiendo los haberes para aproximarlos a los porcentajes que
indicaban las leyes sobre la materia, de manera de no acumular más deuda inducida con los
beneficiarios.
Algunas modificaciones
Por las restricciones comentadas con anterioridad, en esta sección del estudio se intenta una
depuración de los elementos que distorsionan los resultados.
En principio, es posible identificar dos fuentes principales de distorsión de los resultados: por un
lado, los beneficios otorgados a través del Régimen Previsional de Trabajadores Autónomos, y
por otro, el subsistema Pensiones.
Por su parte, en lo que respecta al caso de las pensiones, puede que existan casos de beneficios,
pertenecientes a los primeros deciles, otorgados a personas que aún se encuentran en actividad o
que poseen beneficios jubilatorios. Esto último significaría que, en conjunto, un individuo
―acumule‖ beneficios previsionales lo cual lo aleja de la categoría de haberes más bajos y esto
no reflejarse en los indicadores de distribución del ingreso.
Por las razones expuestas se procedió al cálculo de los indicadores propuestos para el Sistema
Previsional Argentino excluyendo los beneficios de la Caja Nacional de Autónomos. En el
Cuadro 7 se exponen los valores de los indicadores utilizados en el análisis, es decir, el
coeficiente de Gini, el coeficiente de variación, el indicador de desigualdad de Atkinson y el
ingreso medio (en pesos de septiembre de 1994), para las jubilaciones, las pensiones y el total
del sistema. En este ejercicio sólo se toman los años 1991 a 1994, debido a que no se cuenta con
la información necesaria para depurar los beneficios de los autónomos para los años 1975 y
1985.
686 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 7
RESUMEN DE RESULTADOS SIN AUTÓNOMOS - TOTAL SISTEMA
Fuente: SGEF-ANSeS.
Comparando los resultados expuestos en el Cuadro 5 con los exhibidos en el Cuadro 7, puede
observarse que la exclusión de los Autónomos del análisis no implica cambio en la trayectoria
temporal de cada uno de los indicadores por lo que los comentarios realizados con anterioridad
son igualmente válidos. Sin embargo, confrontando los valores de los indicadores para cada año
surgen las siguientes diferencias:
Jubilaciones: por un lado, se observa una mejora en el ingreso promedio debido a que el grupo
de beneficiarios excluido del análisis posee el ingreso promedio más bajo en todos los períodos.
Por el otro, a excepción del coeficiente de Variación, el que muestra una leve mejoría, el resto
de los indicadores de equidad muestran una mayor concentración del ingreso.
Cabe recordar que los cambios en el Indicador de Desigualdad de Atkinson dependen del valor
del parámetro α. Como era de esperar, cuando se enfrenta una función de bienestar social del
tipo benthamita (α. = 1), el Indicador de Desigualdad toma el mismo valor (D = 0). A medida
que el valor de α. disminuye (tiene mayor ponderación en la función de bienestar la cuestión
equidad) los valores del indicador que excluye autónomos se aleja de aquel que incluye a los
beneficiarios de dichos régimen, observándose la mayor diferencia cuando α. = - ∞ (función de
bienestar del tipo rawlsiana). Esto último se debe a que al aumentar el ingreso medio y no
687 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
modificarse el ingreso de los más pobres, la distancia entre éste y aquel se incrementa
provocando una mayor desigualdad.
Pensiones: los cambios observados no difieren de los comentados para el caso de las
jubilaciones, sólo que en este caso todos los indicadores de equidad muestran una mayor
concentración en el ingreso.
Total del Sistema: como ya se expresara con anterioridad este rubro es la suma de los dos
anteriores, por lo que los resultados obtenidos no difieren cualitativamente de los expresados
para el caso de las jubilaciones y de las pensiones, sólo que aquí (como en este último caso)
tampoco el coeficiente de variación va en sentido contrario al resto de los indicadores de
equidad distributiva.
d) Comentarios finales
i) Contrariamente a lo esperado, los beneficios con haberes bajos, para el caso argentino,
pueden estar asociados con personas pertenecientes a estratos medios o altos. Ello se debe,
fundamentalmente, a que por ejemplo el subgrupo ―autónomos‖ se encuentra integrado por ex
profesionales, dirigentes empresarios y trabajadores con oficios independientes. Así, dado que
el haber se determina en función del esquema ―presuntivo‖ de fijación de los ingresos en
actividad, el mismo resulta relativamente bajo (en rigor los haberes más bajos del universo en
estudio). Esto se debe a los incentivos a evadir aportes que genera el sistema de reparto o al
menos el aportar por las categorías más bajas. Por esta razón, se realizó el experimento de
excluir al subgrupo ―autónomos‖ del análisis. En este caso, es posible ―juzgar‖ la distribución
del ingreso del Sistema Previsional, omitiendo los ingresos que por otras fuentes obtengan los
beneficiarios ya que dichas desigualdades surgirían de un mayor esfuerzo, medido éste como la
resignación de consumo en la etapa de actividad, para obtener un consumo mayor durante la
pasividad. Sin embargo, no es posible corregir la distorsión que ocasiona la liquidación por
beneficios en lugar de hacerlo por beneficiario.
ii) En el caso de las pensiones, puede que existan casos de beneficios, pertenecientes a los
primeros deciles, otorgados a personas que aún se encuentran en actividad o que poseen
beneficios jubilatorios, lo que podría significar que una transferencia de ingresos dirigida a ellos
sea regresiva y, sin embargo, reflejarse en los indicadores como una distribución más equitativa.
Decreto Nº 1.524/94) que entró en vigencia a partir del 1º de enero de 1993, es un caso que
ejemplifica las limitaciones del análisis. En dicho decreto se establece que serán beneficiarios
del subsidio aquellos jubilados y pensionados cuyo haber no supere cierto nivel ($280 los
mayores de 85 años y $220 los mayores de 65)593 y que posean ingresos provenientes de otras
fuentes inferiores a $50594. Así, el efecto implícito del subsidio es elevar el ingreso de los más
pobres595. En consecuencia se debería observar una disminución del indicador de desigualdad de
Atkinson, para valores del parámetro α que tienden a - ∞. Sin embargo, esto no ocurre a causa
de que una considerable proporción de los beneficios no cumple con los requerimientos antes
citados.
iv) Otro de los factores que debilitan los resultados aquí obtenidos es el hecho de que no
se tienen en cuenta en el estudio el total de ingresos de los beneficiarios, es decir, incluyendo
aquellos provenientes de otras fuentes, como rentas de la propiedad o rentas por inversiones de
capital. La sumatoria de todos los ingresos que percibe cada persona es el concepto a tener en
cuenta cuando se analizan aspectos de equidad distributiva.
593
Estos montos corresponden a lo establecido por el Decreto Nº 1524/94 ya que originalmente
(Decreto Nº 2627/92) eran de $250 y $200.
594
Además, se excluyen a todos aquellos beneficiarios que: a) tuvieran cónyuge con beneficio
previsional; b) sean propietarios de inmueble, salvo que se trate de vivienda familiar.
595
Como puede observarse también existe una intención de favorecer a los beneficiarios de mayor edad.
596
En este sentido, un avance de importancia es la realización del censo de beneficiarios durante 1995.
689 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2. Cuanto más tarde la persona en ingresar al sistema (inicio del período de aportes),
mayor es la tasa teórica de rentabilidad, llegando a duplicarse para aquellos que ingresaren diez
años después (pese a ampliarse el número de años exigido).
3. La existencia de derecho-habientes (régimen de pensiones) incrementa la tasa teórica
de rentabilidad de los casados.
Del estudio de Schulthess (1991) ya citado, se pueden extraer algunos resultados del cálculo de
las tasas teóricas de rentabilidad de los aportes personales realizados. En el Cuadro 8 se
muestran las TIR (tasa interna de retorno) teóricas de distintas situaciones.
Cuadro 8
TASAS INTERNAS DE RETORNO DE LOS APORTES JUBILATORIOS
SEGUN SEXO, DISTINTAS SITUACIONES FAMILIARES
Y DE INGRESO AL SISTEMA (%)
No obstante, desarrollos más recientes ponen dudas sobre la validez del enfoque, cuando se
introducen supuestos de comportamiento estratégico de las personas. Cuestiones que tienen que
ver con problemas de ―riesgo moral‖ pueden recomendar en ciertos casos determinados
subsidios en especie. También consideraciones sobre ―consumos meritorios‖ y de ―necesidades
básicas‖, pueden justificar la instrumentación de tal tipo de subsidio.
En primer lugar, se describe la normativa legal que rige la instrumentación de tales subsidios, y
posteriormente se desarrollan los aspectos teóricos del análisis económico de la aplicación de
estos subsidios. Por último, se realizan algunos comentarios finales597.
a) Marco Legal
El programa de subsidios en las tarifas de los servicios públicos, otorgado a los jubilados y
pensionados del sistema nacional de previsión social en Argentina, se instrumentó con el
objetivo de mejorar la situación del sector pasivo de menores recursos. Mediante la Resolución
Nº 532/88 de la Secretaría de Energía, se establecieron tarifas especiales en la energía eléctrica
y en el gas para el caso en que los usuarios de dichos servicios fueran jubilados o pensionados.
Luego de las privatizaciones de las empresas públicas, se estableció en los marcos regulatorios
(Ley Nº 24.065 para la electricidad y Ley Nº 24.076 para el gas) que el Poder Ejecutivo
Nacional propondría al Congreso Nacional otorgar subsidios, los que deben ser explícitos y
contemplados en el Presupuesto Nacional. En este sentido, el Decreto Nº 2.639/92 (en el caso
del gas) asignó a la Administración Nacional de la Seguridad Social un monto anual con el fin
de rembolsar a las sociedades prestadoras del servicio afectadas por el subsidio. Un mecanismo
de instrumentación similar se estableció por el Decreto Nº 1795/92 para el caso de la energía
eléctrica.
Los requisitos salientes para ser beneficiario de los subsidios a los consumos de energía
eléctrica y de gas son:
ii) Ser usuario titular de un suministro de tarifa residencial de energía eléctrica de las ex
empresas SEGBA S.A. y/o Agua y Energía S. E. (para el caso de la electricidad); y ser usuario
titular de la categoría ―consumo doméstico‖ del servicio de gas por redes prestados por la ex
empresa Gas del Estado S. E. (para el caso del gas)598.
La tarifa especial en la energía eléctrica consiste en un descuento del 50% del valor del Kwh.
del cargo fijo variable de la tarifa residencial, mientras que para el gas es el 50% de la tarifa de
gas por redes para las primeras 100 unidades/bimestre de 9.300 calorías en el período Verano y
para las 250 unidades/bimestre de 9.300 calorías en el período Invierno; a su vez, el descuento
del 50% alcanza al cargo fijo variable aplicable a consumos domésticos de gas natural, gas
propano y/o butano indulido.
Estos beneficios son exclusivamente para el domicilio residencial habitual y permanente del
usuario que la solicite y la tarifa especial (tanto para el gas como para la electricidad) deja de
aplicarse cuando se superan ciertos límites de consumo del servicio (en el caso del gas estos
límites varían por zonas de prestación).
Por lo expuesto, podrían identificarse dos cantidades consumidas críticas de estos bienes que
demarcan distintas situaciones. Así, para cantidades consumidas hasta 210 Kwh bimestrales,
para el caso de la electricidad, y 100 unidades/bimestre de 9.300 calorías en el período verano y
250 unidades/bimestre en el período invierno, para el caso del suministro de gas (en adelante
―primer cantidad crítica‖), todas las unidades se abonan a la tarifa especial; las cantidades
consumidas adicionales que superan la primer cantidad crítica se valúan a los precios corrientes,
597
Este punto se basa en la versión inicial del trabajo publicado por la SGEF-ANSeS (1995g). El Lic.
Raúl Gaya tuvo especial participación en su redacción.
598
Estas empresas fueron privatizadas con posterioridad a la reglamentación que implementa los
subsidios. Aún cuando en el proceso de privatización ellas fueron subdivididas, se continuará con la
mención de las ―ex empresas estatales‖, de manera de aglutinar a todas las empresas privadas que prestan
el servicio.
691 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
mientras que si el consumo supera el límite superior (en adelante ―segunda cantidad crítica‖),
todas las unidades se abonan a los precios corrientes, es decir, se pierde el ―derecho‖ a percibir
el subsidio.
Con el fin de conocer los efectos económicos de este esquema de subsidios —a través del precio
de los bienes o servicios— es necesario efectuar su comparación con respecto a un subsidio en
dinero dirigido a los mismos beneficiarios599.
Así, consume las cantidades q10 del bien 1 y q20 del bien 2. Si se entrega un subsidio en dinero
la restricción presupuestaria se desplaza paralelamente a la derecha (recta de presupuesto BB').
Las nuevas cantidades de equilibrio son q11 del bien 1 y q21 del bien 2, incrementando la
0 1
utilidad del individuo receptor del subsidio de U a U .
Figura 1
SUBSIDIO EN DINERO
599
El subsidio en dinero tiene la particularidad de respetar las preferencias de los individuos, es decir, no
distorsiona los precios relativos que enfrenta el consumidor. Esta es la razón por la cual se lo utiliza
como referencia en la comparación con otros tipos de subsidios. Esto no implica que en términos de una
dada función de bienestar social no se generen distorsiones cuando se establece un subsidio en dinero,
pero éstas habrán de surgir del valor marginal del ingreso asignable a los individuos que se subsidia.
692 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 2
El esquema de subsidio es tal que hasta la cantidad q1s del bien 1 (―primer cantidad crítica‖) se
paga un precio menor al de mercado y por las unidades adicionales se paga el precio corriente.
Asimismo, hasta la cantidad q1c (―segunda cantidad crítica‖) el individuo pertenece al conjunto
elegible, si consume una cantidad superior deja de formar parte del programa y deberá pagar
todas las unidades que consuma a los precios de mercado. La recta de presupuesto antes del
subsidio es AA', mientras que la restricción presupuestaria luego de la implementación del
programa es la representada por los puntos ABCD.
Para analizar los efectos económicos de este esquema es necesario plantear distintos escenarios
que dependerán de las preferencias del individuo que participa del programa. Así, si las
preferencias están representadas por la curva de indiferencia U1, se tiene que la tangencia entre
dicha curva y la recta de presupuesto está dada por el punto X donde el individuo consume las
cantidades q11 del bien 1 y q21 del bien 2. Si, en cambio, se hubiera implementado un subsidio
en dinero, la restricción presupuestaria se trasladaría a la derecha paralelamente a la recta AA',
representada por la recta a trazos EE', la cual es tangente a la curva de indiferencia U1 en el
punto X'. Como se explicara en párrafos anteriores, el subsidiar las tarifas para los consumos
tiene como efecto disminuir el precio de los bienes que se están subsidiando, esto es, el
individuo ahora enfrenta precios relativos como los dados por la pendiente de la recta AB. Dado
esos precios relativos, el individuo maximizará su utilidad en X. Como surge de la teoría
microeconómica, cuando disminuye el precio de un bien se producen dos efectos600: uno es el
―efecto sustitución‖ que deviene del reemplazo del consumo de un bien por otro debido al
abaratamiento del segundo en relación al primero; el otro es el ―efecto ingreso‖ que se produce
como consecuencia de la disminución del precio de un bien, ya que ahora el individuo es más
rico debido a que puede consumir una mayor cantidad de bienes manteniendo constante el
ingreso nominal (en otras palabras el ―efecto ingreso‖ muestra una variación en el ingreso real
como consecuencia de una variación en los precios). Como puede observarse, el esquema de
subsidiar los precios, cuando las preferencias están representadas por la curva de indiferencia
U1, es ineficiente ya que el mismo nivel de bienestar puede obtenerse con un menor gasto a
través de un subsidio en dinero.
Si las preferencias del individuo están representadas por la curva de indiferencia U2 (mayor
sesgo hacia el bien q1), la tangencia está representada por el punto Y. En esta situación, los
600
En este análisis se utilizan demandas marshallianas, es decir, aquellas que dependen de los precios de
los bienes y del ingreso de los individuos.
693 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
individuos pagan por las primeras q1s unidades el precio subsidiado y por las restantes el precio
corriente. Ahora bien, el costo marginal de adquisición del bien 1 es el mismo que en la
situación enfrentada antes del subsidio, ya que el costo de renunciar a una unidad de bien 2 para
comprar una unidad adicional de bien 1 viene dada por los precios relativos corrientes. Esto
indica que el subsidiar la tarifa en el caso de preferencias dadas por U2, sólo produce un ―efecto
ingreso‖ que surge de pagar menos por q1s unidades del bien 1. Por lo tanto, no hay diferencia
entre subsidiar los precios o entregar un subsidio en dinero.
Por último, se plantea el caso en que las preferencias de los individuos están muy sesgadas hacia
el consumo del bien 1 tal como las funciones de utilidad representadas por cada una de las
curvas de indiferencias que son tangentes al punto C. En dicho punto los individuos
maximizarán su utilidad, ya que en él se encuentra la curva de indiferencia más alta que pueden
alcanzar, dado el conjunto asequible representado por la restricción presupuestaria ABCD. En el
punto C, la cantidad máxima del bien 1 que puede consumir es q1c, ya que si supera esa
cantidad pierde el ―derecho‖ a recibir el subsidio y debería maximizar su utilidad sujeto a la
restricción AA'601. El punto C es el que permite alcanzar una mayor utilidad, dado el sesgo al
consumo del bien 1, ya que si se ubicara en cualquier punto del tramo CD, podría aumentar su
consumo del bien 2 sin disminuir el consumo del bien 1602. (Los puntos a la izquierda de C, son
factibles y pertenecen a casos como los representados por curvas de indiferencia como U2.) Por
el punto C pasará un ramillete de posibles curvas de indiferencia, representando cada una de
ellas un conjunto de preferencias diferentes. Sólo aquella curva de indiferencia que en la
tangencia al punto C observe la misma pendiente que la recta BC, será la que no genere pérdidas
de eficiencia respecto a un subsidio en dinero. Todas aquellas que presenten una mayor
pendiente generarán ineficiencias, ya que el mismo nivel de utilidad puede alcanzarse con un
gasto menor603. Tal es el caso de la curva de indiferencia U3 la cual es tangente en el punto C,
con una pendiente mayor que la que representa los precios relativos corrientes de los bienes.
Pero U3 es también tangente a la recta FF' (paralela a AA') en el punto H, lo que muestra que el
mismo nivel de utilidad puede alcanzarse con un gasto menor. Dicha ineficiencia puede también
observarse a través de la tangencia de la curva de indiferencia U4 (que pertenece a la misma
función de utilidad que la curva U3) con la extensión a trazos de la recta BC. De esta manera, en
el punto Z el individuo, a igual gasto, obtiene un nivel de bienestar mayor604.
601
El individuo que consumiera una cantidad superior a q1c observaría un comportamiento ―irracional‖
debido a que no maximizaría su utilidad. Esto se debe a que el resultado final sería un menor consumo ya
que la restricción presupuestaria que debería enfrentar es la recta AA'.
602
Esta situación es consistente con el axioma de no saturación.
603
Las curvas que tuvieran una menor pendiente no pertenecen al caso tratado en este punto, ya que no se
trataría de una curva tangente a la restricción presupuestaria, sino que la cortaría. Por ende, sería un caso
como el representado por U2.
604
Cabe señalar que el punto Z sólo puede tomarse como una referencia para mostrar la ineficiencia
producida en el caso de la tangencia de la curva U3 en el punto C. Esto se debe a que todas las tangencias
que se produjeran sobre la recta a trazos CB' no son factibles, ya que se encuentran fuera del espacio
asequible para el consumidor.
605
Esta pérdida económica se la puede asemejar a la carga excedente de un impuesto a los consumos
específicos, sólo que en el caso de subsidios se refiere al gasto superior al necesario para alcanzar un nivel
de bienestar mayor.
694 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por el contrario, el segundo caso estudiado (espacio de utilidad U2) no presenta pérdida
económica debido a que sólo tiene efecto ingreso, en tanto que el tercer caso, por las
características ya comentadas, admite distintas variantes en las cuales se encuentran
representadas por los dos casos anteriores, es decir, sin efecto sustitución (curva de indiferencia
que en la tangencia al punto C tiene igual pendiente que la recta BC) y con él (el resto de los
casos).
La conclusión que se puede extraer de este análisis es que los resultados de un programa
destinado a subsidiar los precios de algunos servicios públicos, dependerán de las preferencias
de las personas enmarcadas en dichos programas. Así, de acuerdo a la función de utilidad que
representa dichas preferencias, esto es, según el sesgo en la demanda de los bienes que se decide
subsidiar es que se observará si existe efecto sustitución. Por lo tanto, para evaluar si este tipo
de política generará ineficiencias es necesario conocer las preferencias de los individuos. Una
vez conocida la función de utilidad de los individuos sujetos al programa, la forma de evitar las
ineficiencias es determinar correctamente lo que en este comentario se definió ―primer cantidad
crítica‖ (qs en Figura 2). En este sentido, a los fines de la aplicación a las tarifas subsidiadas de
servicios públicos, dichas cantidades deben estar relacionadas a niveles de consumo que
satisfagan necesidades esenciales, de manera de ―minimizar la probabilidad de ocurrencia del
efecto sustitución‖.
Por su parte, la determinación de la ―segunda cantidad crítica‖ genera más inconvenientes. Esto
se debe a que dicha cantidad representa la restricción presupuestaria o de financiamiento del
Sector Público, es decir, el máximo consumo subsidiado que puede ―sostener‖. Más allá de la
misma no estarían a disposición los recursos para afrontar el programa. Por ende, la ―segunda
cantidad crítica‖ debe ser lo suficientemente grande como para evitar la existencia de
―soluciones de esquina‖ como la descripta antes y, por el otro, ser lo ―suficientemente pequeña‖
para no violar la restricción presupuestaria del Sector Público.
El análisis descrito precedentemente pierde validez en los casos donde se está en presencia del
consumo de bienes meritorios o preferentes, y en aquéllos en los que se observa un
―comportamiento estratégico‖ por parte de los individuos, conocido en la literatura como
problemas de ―riesgo moral‖606.
En el primer caso, existe la voluntad por parte del Estado de alentar el consumo de
determinados bienes independientemente (a pesar) de las preferencias de las personas sujetas al
programa. Para explicar el segundo caso, es conveniente comentar algunos aspectos que
describen el marco de referencia en el cual se establecieron los subsidios. Por una parte, al
momento de otorgarse los subsidios, las empresas prestadoras de los servicios públicos eran
estatales, con lo cual, usualmente, la falta de pago por los servicios prestados no implicaba, por
cuestiones políticas, el corte de los mismos en el corto plazo. Por este motivo, las acciones de
606
En el aparado 11.1 se analizó este comportamiento al tratar la cuestión de la cobertura del riesgo de
vejez y muerte. Generalizando, se identifica como ―riesgo moral‖ los problemas que surgen por la
existencia de información asimétrica. Debido a los elevados costos de monitorear a cada uno de los
individuos sujetos al programa, éstos pueden ocultar sus acciones y maximizar sus utilidades afectando la
disponibilidad de quienes prestan el programa (Sector Público). Por lo tanto, este tipo de problema
implica una ineficiencia en la asignación de los recursos.
695 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
los individuos sometidos al programa tenderán a no destinar el mayor ingreso al pago de los
servicios de gas y electricidad desviándolo hacia el consumo de otros bienes.
El ―comportamiento estratégico‖ por parte del individuo sujeto al programa sería el de gastar su
ingreso en otros bienes y no pagar los servicios públicos ya que, en última instancia, la sociedad
condonará esa deuda. En conclusión, el gobierno, para eliminar este comportamiento
estratégico, aplicará el subsidio sobre los precios de los bienes o proveerá los mismos en
especie, ya que si lo hace en dinero, los beneficiarios lo gastarán en su totalidad en otros bienes
y no pagarán los servicios públicos, cuya probabilidad de corte es baja, para así obtener dos
subsidios.
Otro enfoque de economía del bienestar, cuyas recomendaciones son similares a las enunciadas
en el párrafo anterior, es el de ―necesidades básicas‖. Este enfoque parte del hecho de que el
altruismo parece ser más apropiadamente aplicado a ciertas necesidades básicas de las personas,
más que a la restricción de consumo como un todo. En este sentido, lo que interesa es que los
individuos sujetos al programa consuman los bienes (que satisfacen las necesidades esenciales)
que la sociedad o el gobierno juzgan necesarios. En cambio, si la transferencia es en dinero
(expandir la restricción presupuestaria como un todo) los recipientes de dicho subsidio pueden
incrementar el consumo de bienes (cerveza, tabaco, películas de video) que no tienen la
características de aquellos que la sociedad o el gobierno desea que se consuman. Esto quiere
decir que aquellos que financian un programa de subsidios quieren que los beneficiarios del
mismo consuman los bienes que los primeros consideran como esenciales sin interesarle los que
estos últimos juzguen correcto.
Pero también, tal actitud de la sociedad o gobierno puede estar sustentada en razones de
eficiencia social (económica). Este sería el caso en el que la situación soportada por aquellos
individuos que no gozan de los bienes que son considerados esenciales para la vida
(alimentación infantil, protección médica, etc.) genera una externalidad negativa sobre el resto
de la población. En este sentido, es posible afirmar que el beneficio privado que surge del
consumo de los bienes que posean las características enunciadas es menor que el beneficio
social del mismo, producto de la externalidad antes comentada. Por lo tanto, el enfoque de
―necesidades básicas‖ sostiene que el subsidio en los precios de bienes ―esenciales‖ o, su
provisión en especie, hace que se produzca una redistribución de ingreso en favor del grupo
pobre, objetivo que también alcanza un subsidio en dinero y, además, asegura que se
consumirán dichos bienes, captando la externalidad positiva mencionada, objetivo que el
subsidio en dinero no logra.
La aplicación de este enfoque al caso de los subsidios en las tarifas de los servicios públicos a
jubilados y pensionados puede ser justificada. Los servicios de electricidad y gas son
considerados esenciales para la vida de las personas de mayor edad, con lo cual, ante un
eventual corte del servicio, la sociedad generaría mecanismos de presión (estaría dispuesta a)
para que se les restituya el servicio (la carencia del disfrute de estos servicios generaría una
externalidad negativa como la comentada antes). En este sentido, la población estaría dispuesta
a transferir ingresos hacia el sector pasivo sólo para que éstos aumenten el consumo de los
bienes que se decide subsidiar sin importar las preferencias de los beneficiarios. Ello evitaría
asimismo eventuales situaciones de hecho generadas por la clase pasiva, si adopta conductas
estratégicas de gastar su ingreso (independientemente de su nivel) en el consumo de otro tipo de
bienes, planteando luego una demanda de solidaridad social a la clase activa ante la carencia o
696 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
falta de capacidad de pago de tales servicios esenciales, conducta alentada por la percepción de
una alta probabilidad de obtener la condonación de su deuda.
d) Comentarios finales
El esquema de subsidiar los precios de ciertos bienes como una forma de mejorar la situación de
un cierto grupo (que cumple con determinados requisitos para pertenecer al conjunto elegible)
es objeto de distintas críticas. Así, desde el ángulo del análisis tradicional de economía del
bienestar, este programa de subsidios genera ineficiencias, las que podrían ser superadas si se
implementara un esquema de subsidios en dinero. Sin embargo, en casos como el de bienes
meritorios o en presencia de ―comportamientos estratégicos‖ (―riesgo moral‖), un subsidio en
dinero no es el instrumento adecuado para cumplir el objetivo, siendo superior un subsidio en
especie o un esquema de precios subsidiados. Este último resultado se cumple también para el
caso de ―necesidades básicas‖.
Adicionalmente a lo tratado, cabe añadir que el esquema de subsidiar las tarifas de los servicios
públicos a los jubilados y pensionados del sistema nacional de previsión social que perciben el
haber mínimo, sufre una distorsión en la conformación del conjunto elegible: el esquema sólo
beneficia a los pasivos que son titulares de un suministro de energía eléctrica de las ex empresas
SEGBA S. A. y Agua y Energía S. E., para el caso de la electricidad, y para el caso del gas, ser
usuario del servicio de gas por redes de la ex empresa estatal Gas del Estado S. E. Esto quiere
decir que todos aquellos pasivos que cobrando el haber mínimo no son usuarios de las ex
empresas estatales mencionadas, quedan excluidos del programa, con lo que el objetivo de
mejorar la situación general de los pasivos queda distorsionada y genera problemas de equidad
(los pasivos que por su lugar de residencia no son usuarios de los servicios de tales ex empresas
estatales debido a que no hay distribución por redes, son excluidos de este programa).
Finalmente, otro problema de equidad de este programa, que no se asocia al diseño del subsidio,
sino a la definición del conjunto elegible, surge del hecho de que el grupo subsidiado es la clase
pasiva que cobra el haber mínimo ($150), marginando del programa a aquellos que no siendo
pasivos tienen idénticos ingresos.
4) Conclusiones
Se ha efectuado un análisis de los efectos de los sistemas de Seguridad Social sobre la utilidad
de las distintas generaciones, enfatizando el rol de las transferencias intra e intergeneracionales.
En resumen, se observa que en los sistemas de reparto que han regido en la mayoría de los
países, Argentina entre ellos, las primeras generaciones que participan del sistema se benefician,
tanto por el aumento en los gastos públicos que se financian con los excedentes iniciales del
sistema como por los beneficios recibidos en el sistema. A medida que el sistema empieza a
madurar, las generaciones siguientes ven reducido su bienestar como resultado de la reducción
de los gastos públicos que se genera al desaparecer el superávit inicial y de la creciente
disociación entre aportes y beneficios. Modificaciones en los sistemas de Seguridad Social, que
involucren un paso del reparto a la capitalización individual, implican para el período de
transición, transferencias intergeneracionales importantes que reducen aún más el bienestar de
las generaciones ―jóvenes‖.
Los estudio empíricos realizados para Argentina indican un bajo perfil redistributivo del gasto
de la seguridad social, a pesar de las definiciones que apuntan al sostenimiento de quienes se
suponen encontrarse en los estratos inferiores de la estructura personal del ingreso. Estas
conclusiones quedan confirmadas por la evidencia parcial disponible para el caso argentino.
el sistema previsional argentino registró en los últimos años una recuperación del haber medio,
la tendencia distributiva ha sido de mayor concentración en los beneficios correspondientes a
los deciles superiores, es decir, desde este punto de vista —y con las limitaciones que este juicio
representa al estar referida los ―beneficios‖ y no a los ―beneficiarios‖—, la tendencia ha
resultado regresiva. La separación del estudio entre los beneficiarios del régimen de
trabajadores en relación de dependencia y autónomos no modifica las conclusiones anteriores.
La legislación argentina también contempla situaciones diferenciales entre beneficiarios ligados
a determinados atributos personales, como sexo o estado civil (existencia o no de derecho-
habientes y de ingreso al sistema), que producen redistribuciones de ingreso diferenciales entre
beneficiarios de una misma generación. En este sentido, se favorece a las mujeres, a los que
tienen derecho-habientes (casados) y a aquellos que hubieren tardado más en ingresar al sistema
(inicio de los años de aporte).
Finalmente, se ha analizado desde el punto de vista económico, las virtudes y defectos del
esquema de subsidiar los precios de ciertos bienes como una forma de mejorar la situación de
una porción de la clase pasiva —aquellos pensionados que cumplen con ciertos requisitos para
pertenecer al conjunto elegible—, para el caso argentino, el subsidio a las tarifas de gas y
electricidad. Este tipo de redistribución ha sido objeto de distintas críticas. Así, desde el ángulo
del análisis tradicional de economía del bienestar, este programa de subsidios genera
ineficiencias, las que podrían ser superadas si se implementara en cambio un esquema de
subsidios en dinero. Sin embargo, en base a consideraciones de consumos meritorios de tales
servicios o en presencia de ―comportamientos estratégicos‖ (―riesgo moral‖), un subsidio en
dinero no es el instrumento adecuado para cumplir el objetivo, siendo superior un subsidio en
especie o un esquema de precios subsidiados. Este último resultado se cumple también para el
caso de ―necesidades básicas‖.
(i) Introducción
En esta sección se sintetizan las experiencias de distintos países a fin de dar un marco
comparativo a las reformas intentadas en América Latina y en Argentina en particular. Para un
detalle sintético de los regímenes vigentes en distintos países se remite al lector a los trabajos
realizados bajo la coordinación del autor607.
En la primera mitad de la pasada década del 90, Argentina vivió un proceso de reforma en su
sistema previsional que no fue un hecho aislado. Muchos países de América Latina, Europa del
Este y otras regiones acometieron cambios en sus sistemas de pensiones, adoptando diferentes
estrategias de reforma. Aunque se reconoce el escaso tiempo transcurrido tras las reformas para
un estudio comparativo con los sistemas tradicionales, en particular los sistemas de reparto
(pay-as-you-go system) y los más recientes de capitalización, el objetivo de esta sección es
analizar las implicaciones que conllevan estos cambios.
Muchos fueron los argumentos desde las perspectivas de la eficiencia y de la equidad para
recomendar tales reformas, pero todos los análisis en general carecieron de contemplar
acabadamente las implicancias del marco institucional donde ellas eran implementadas. Desde
la perspectiva de la eficiencia, se pregonaba la capacidad de los nuevos sistemas de
capitalización para afrontar el envejecimiento demográfico y promover el incremento del
ahorro, la estructura del mercado de fondos de pensiones, la evasión en las contribuciones y,
especialmente, los potenciales costes de administración en los nuevos sistemas.
607
El último o más reciente Piffano (dir.) (2009). La elaboración de esta parte del documento reconoce la
especial participación del Lic. Humberto Silva.
698 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En línea con esa perspectiva, en la década pasada el Banco Mundial y varios organismos
internacionales de crédito como el FMI plantearon el escenario y las propuestas de políticas
asociadas, que condicionaban el otorgamiento de fondos a su implementación. Eran los tiempos
de los cambios estructurales (préstamos para reforma estructural) diseñados por los organismos
internacionales, los que a posteriori y en vistas de los magros resultados alcanzados fueron
abandonados. Hoy esos organismos han restringido de alguna manera los fondos para
financiamiento de los gobiernos o realizan préstamos coyunturales.
No obstante el relativamente escaso tiempo trascurrido para medir adecuadamente los resultados
de esas propuestas (pensando en sus efectos en el más largo plazo), en esta sección se
presentarán los diversos sistemas existentes en la actualidad y las distintas modalidades de
implementación de las reformas.
La temática de la reforma de los sistemas previsionales surgió cuando los sistemas existentes
encontraron dificultades para hacer frente a los desembolsos actuales y futuros. Este problema
es particularmente agudo por el proceso de envejecimiento de la población a la que se aludiera
en el apartado 11.1. y puede apreciarse sintéticamente en el Cuadro 1. Como puede apreciarse,
el problema del envejecimiento es más acentuado en los países de la OCDE, lo que condiciona
fuertemente la capacidad de los sistemas previsionales de reparto existentes para mantener los
actuales niveles de jubilaciones.
Cuadro 1
EL PROBLEMA DEL ENVEJECIMIENTO
CAIDA EN LA JUBILACION RELATIVA
En el caso de los países de la OCDE, cuyas sociedades ven con mayor crudeza los efectos del
envejecimiento de su población, no se vieron en las reformas estructurales garantías suficientes
para reemplazar los modelos previsionales preexistentes y sólo se encararon modificaciones a
algunas de sus características (reformas paramétricas).
699 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En lo que sigue, se podrán apreciar las reformas estructurales y las reformas paramétricas de los
modelos de pensiones.
Para aprovechar los beneficios del bien público que generan los organismos internacionales al
compilar y sistematizar información en estudios comparados, se presentan a continuación
cuadros que son fruto de ese esfuerzo. En particular y desde la perspectiva de este estudio, se da
un panorama más detallado de los indicadores demográficos relevantes de los países de Europa
y América Latina, donde se centra el análisis descriptivo de esta sección.
No todos los países que tienen altas tasas de dependencia por envejecimiento de la población,
tienen las mismas condiciones económicas para resolverlas. Así tenemos los casos de Francia,
Reino Unido, Noruega o Suecia, que tienen niveles de ingreso per cápita del orden de los 20 mil
dólares anuales o más. Por otro lado, países Europeos como Albania o Serbia, tienen ingresos
per cápita que representan un 10% de los países antes mencionados.
Varios países de Europa del Este tienen actuales tasas de dependencia bajas en comparación con
otros países de la región, pero sus perspectivas futuras son muy desalentadoras, ya que al
proceso de envejecimiento demográfico dentro de cada país, se suma el efecto negativo de las
migraciones de los jóvenes a países más prósperos.
En América Latina los ratios de dependencia en la estructura demográfica son superiores a los
correspondientes a países de Europa. En varios países el ratio es superior a 60, que es el valor
máximo registrado en Europa. Esto se da en presencia de niveles de ingreso que representan un
cuarto de los niveles de los países de altos ingresos del viejo continente.
En América del Norte, EE. UU. y Canadá presentan los menores ratios de dependencia
demográfica y los más altos niveles de ingreso per cápita de la región (y del mundo). En
América del Sur, Chile y Brasil presentan bajos ratios de dependencia y altos niveles de ingreso
per cápita en relación al promedio de su región.
Frente a estas situaciones paramétricas, los países en general han elegido distintos esquemas que
se comentan a continuación608.
Dentro de esos pilares, los esquemas se clasifican según su modalidad: público o privado, de
beneficio definido o de contribución definida, para los sistemas de pensiones de 53 países. En la
visión planteada por el Banco Mundial se advierte que los sistemas de pensiones tienen pilares
608
Luego se analizarán algunos casos particulares que interesan desde la perspectiva de este estudio.
609
Banco Mundial (1997).
700 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
públicos y privados donde se conjugan el pilar redistributivo y el pilar del seguro obligatorio de
vejez.
a) Básico o general
El beneficio en esta modalidad es uniforme para todos (flat rate) o en algunos casos
dependiendo de los años de trabajo, no de los ingresos. Estos esquemas son comunes en los
países de la OCDE, en Europa del Este y Asia Central.
b) Focalizados (―Targeted‖)
En estos esquemas se pagan mayores beneficios a los retirados más pobres y menores pensiones
a los de ingresos más altos. La diferenciación puede efectuarse según los ingresos determinados
exclusivamente para la jubilación, en tanto en otros se efectúa una evaluación de otras fuentes
de riqueza posibles como los ahorros o los activos acumulados; o, finalmente, una evaluación
más amplia donde se tienen en cuenta tanto ingresos como activos. Casi todos los países de la
OCDE tienen algún esquema de focalización o de asistencia social. En casi todos los países de
América Latina y el Caribe hay una jubilación mínima. Esto no sucede en Europa del Este o
Asia Central. De hecho Croacia, Hungría y la República de Eslovaquia han abolido o planean
abolir sus esquemas de focalización de las pensiones.
c) Mínimos
Como en los esquemas focalizados, el sistema de los mínimos tiende a evitar que las
jubilaciones caigan por debajo de un determinado nivel. Lo que difiere respecto del sistema
focalizado, es su organización y las condiciones de elegibilidad. En algunos países el mínimo
esta relacionado con los ingresos. Es el caso de las jubilaciones mínimas de América Latina. En
estos países, los jubilados deben haber pagado contribuciones por un mínimo de años para
acceder al beneficio. Los créditos mínimos en esquemas relacionados a los ingresos —como
Bélgica y el Reino Unido— benefician a los trabajadores con muy bajos ingresos computables
para la jubilación.
a) Beneficio definido
De los 53 países estudiados por el Banco, 32 tienen esta modalidad de seguro. En este esquema
el monto que se recibe en el retiro depende de los años de contribución al sistema en la vida
laboral. Esta modalidad es de escasa utilización en América Latina.
b) Contribución definida
En esta modalidad el trabajador tiene una cuenta individual en la que las contribuciones son
ahorradas e invertidas. El ahorro acumulado se transforma en un flujo de ingresos en el período
de retiro. Usualmente, una anualidad fija hasta la muerte. Estos esquemas sólo existen en tres
países de altos ingresos de la OCDE, pero son muy difundidos en América Latina, Asia Central
y Europa del Este.
Finalmente, hay algunos países que tienen esquemas relacionados con ingresos que se basan en
un sistema de ―puntos‖. En Francia con los planes ocupacionales, y en Croacia, Estonia,
Alemania, Noruega y Eslovaquia en sus esquemas públicos de puntaje.
Los trabajadores ganan puntos para su pensión futura basada en sus ingresos individuales para
cada año de contribución. Al retiro, cada punto se multiplica por un valor del punto-pensión
para convertirlo en un esquema regular de pagos.
c) Cuentas nocionales
Cuatro países también tienen el sistema de las ―cuentas nocionales‖. Son los casos de Italia,
Letonia, Polonia y Suecia. Éstas son esquemas que registran las contribuciones de los
trabajadores en una cuenta y aplican una tasa de retorno a lo computado en esa cuenta. Las
cuentas son nocionales en el sentido de que las contribuciones, como el interés cargado, sólo
existen en los registros de la institución que los administra. Al retiro, el capital acumulado
nocional de la cuenta se convierte en un flujo de ingresos por pensiones de acuerdo a una
fórmula que toma en cuenta la expectativa de vida al retiro.
d) Créditos definidos
No existe país con un esquema puro de créditos o aportes definidos. En Suiza, por ejemplo, el
esquema se identifica como de Contribución Definida, toda vez que tanto los individuos como
los empleadores tienen que pagar una contribución de acuerdo a una alícuota que varía con la
edad. Sin embargo, el gobierno también fija la tasa mínima de retorno que el esquema debe
pagar y una tasa de anualidad en base a la cual la acumulación es transformada en un flujo de
pagos al retiro. Por ello el esquema tiene finalmente más características de un esquema de
Beneficio Definido que de Contribución Definida.
El tercer pilar está constituido por los modelos voluntarios de contribución del empleador o del
empleado. Este pilar no fue analizado en el informe del Banco Mundial que se menciona en esta
sección; tampoco es necesario analizarlo desde la perspectiva del estudio llevado a cabo.
Cuadro 2
MODALIDADES DE LOS SISTEMAS DE PENSIONES EN 53 PAÍSES
Estructura de los sistemas de pensión
Pilar Cobertura universal Seguro
Función Esquema Redistributivo Mantener nivel de vida pre retiro
Provisión Público Publico Privado
Tipo Orientado Basico Minimo Tipo Tipo
OECD
Alemania x Puntos
Australia x CD
Austria x BD
Belgica x x BD
Canada x x BD
Dinamarca x x BD + CD CD
España x BD
Estados Unidos x BD
Finlandia x BD
Francia x x BD+Puntos
Grecia x x BD
Holanda x x BD
Irlanda x x
Islandia x BD
Italia x CN
Japón x BD
Korea x BD
Luxemburgo x x x
Noruega x x Puntos
Nueva Zelanda x x
portugal x x BD
Reino Unido x x x BD
Suecia x CN BD+CD
Suiza x x BD Define credito
Europa orienta y Asia central
Bulgaria x x BD CD
Croacia x Puntos BD
Eslovaquia x BD
Estonia x x BD CD
Hungria x BD CD
Latvia x CN CD
Lituania x BD CD
Polonia x Puntos CD
Republica Checa x x x BD
Turquia x x BD
America Latina y el Caribe
Argentina x x CD
Chile x CD
Colombia x CD
Costa Rica x BD CD
El Salvador x CD
Mexico x CD
Peru x CD
Republica Dominicana x CD
Uruguay x BD CD
Medio oriente y Africa del norte BD
Algeria x BD
Djibouti x BD
Egipto x BD
Iran x BD
Jordania x BD
Libia x BD
Marruecos x BD
Republica de Bahrein x BD
Túnez x BD
Yemen x BD
Fuente: Pensions Panorama. The World Bank.
703 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El puntapié inicial en los procesos de reforma en la seguridad social se dio en Chile en 1981.
Muchos países latinoamericanos y algunos países de Europa del Este y Central (EEC) siguieron
el modelo chileno con algunas variantes, ya sea con uno o varios pilares.
Muchos de los países de EEC no quisieron incurrir en altos costos de transición que se
asociaban con el modelo chileno. La adopción de la economía de mercado había ya exigido
ajustes internos de importancia en sus ex economías socialistas y se postulaban para
incorporarse a la UE, que se extendía a la exigencia de adoptar el euro como moneda y con
cumplimiento de ciertas restricciones impuestas por la UE para ser elegibles en la misma.
Muchos de los países de EEC adoptaron sistemas mixtos y reestructuraron su sistema de
reparto.
Los países latinoamericanos en general adoptaron sistemas multipilar. Muchos países de EEC
adoptaron contribuciones nocionales definidas para el sistema de reparto, en la que las personas
tienen una hipotética cuenta en base a los aportes de su vida laboral.
Los programas para sobrevivientes y por discapacidad permanecieron en la órbita pública en los
países de la región EEC, pero en la mayoría de los países de América latina los programas de
seguro por discapacidad o muerte deben comprarse en forma separada.
• Un gran sector informal no está cubierto por la seguridad social. Este sector es aparentemente
más grande en América Latina que en los países de EEC.
• Las cuentas individuales en países como Polonia y Hungría han resultado más atractivas de lo
que se anticipaba, estimulando las contribuciones.
• En varios países, los marcos legales no cubrían todos los detalles en referencia a los
beneficios. Por ejemplo, esto pasó con el pago de anualidades que no existían en los marcos
jurídicos.
• Establecer sistemas de pensiones coherentes fue difícil en algunos países por sucesivos y
abruptos cambios de gobierno. Esto afectó el proceso de reforma en sus distintas etapas.
Los datos contenidos en los Cuadros 3 y 4, extraídos del Social Security Bulletin (vol. 64, no.
4, 2001-2002), se resume la situación comparativa de ambas regiones.
Como puede apreciarse todos complementaron sus sistemas de reparto con pilares obligatorios
de cuentas individuales y un tercer pilar de ahorro voluntario en forma suplementaria. El tercer
pilar ha sido más generalizado en los países de EEC.
704 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En los países de EEC la cuenta individual es en general obligatoria, mientras que en América
Latina en general la mayoría de los países tienen un sistema único de cuenta individual
obligatoria y una adicional suplementaria. En Argentina, como se describe en otras partes de
este estudio, el sistema es mixto y conviven en el primer pilar el sistema de reparto administrado
por el Estado y las cuentas individuales administradas por compañías privadas.
Cuadro 3
ORGANIZACIÓN DE LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD SOCIAL EN AMÉRICA
LATINA Y LOS PAÍSES DE EUROPA DEL ESTE Y EUROPA CENTRAL
Cuadro 4
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LOS SISTEMAS REFORMADOS EN
AMÉRICA LATINA Y PAÍSES DE EUROPA DEL ESTE Y EUROPA CENTRAL
En la mayoría de los países la edad mínima para jubilarse oscila entre los 60 y los 65 años, las
cuentas se conforman en general en base a los aportes de los empleados y en algunos países se
complementa con un aporte adicional del empleador. La mayoría de los países atienden aspectos
redistributivos en base a una pensión mínima garantizada. Esto no se verifica en Bolivia y
Uruguay. La forma de retirar los fondos acumulados tiene dos alternativas básicas: anualidades
705 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
y retiros programados. Los retiros programados no son posibles en la mayoría de los países de
EEC ni en Bolivia y Uruguay. Las anualidades pueden ser diferidas solo en algunos países de
América Latina.
Como una consideración general, el desempeño de estos sistemas no será posible evaluarlo
plenamente hasta contar con una cohorte de retirados que hayan transcurrido la mayor parte de
su vida laboral en el nuevo modelo.
(i) Introducción
El estudio de la evolución del Sistema de Previsión Social en nuestro país no está sólo
fundamentado en la mera curiosidad histórica, ya que muchos de los problemas actuales que
enfrenta tienen su raíz en desequilibrios financieros que se fueron generando con el tiempo,
producto de la conjunción de varios factores, en especial:
c) una adversa situación económica en general, por la que atravesó el país durante
muchas décadas.
El análisis de la evolución histórica del sistema previsional argentino, ayuda a entender tanto los
problemas actuales, como la dirección en la que se encaró la reforma del sector desde 1994 en
adelante, y la presente situación de rediseño de dicha reforma, con cambios recientes que bien
pueden ser calificados como integrantes de una ―contrarreforma‖.
El Sistema Nacional de Previsión Social argentino ha pasado por diversas etapas claramente
diferenciadas. Desde sus inicios hasta los años cuarenta, se trató de un sistema estatal de
capitalización, con un reducido número de cajas previsionales y escasa cobertura. Los primeros
en recibir protección fueron los militares, a través de sistemas propios o específicos de ―retiros‖,
y los jueces. A partir de la segunda mitad de la década del cuarenta el sistema previsional entró
en su etapa de máximo desarrollo: las cajas se multiplicaron y la cobertura se expandió. Es la
etapa de los grandes excedentes financieros, típica de los años de inicio de un sistema
previsional. La tercera etapa, que ocupa las décadas del sesenta y setenta es de transición. El
sistema toma definitivamente una estructura de reparto y se comienzan a vislumbrar
desequilibrios estructurales que si bien aún no eran graves, anticipaban una crisis futura. La
misma se manifiesta con toda su intensidad durante la década del ochenta: el sistema entra en un
estado de insolvencia financiera que genera caída en los beneficios jubilatorios, incumplimiento
de compromisos y una creciente dependencia de los aportes estatales. La última etapa,
corresponde a la iniciada en la década del noventa. Ella se caracteriza por la coexistencia de una
parte del sistema ligada al viejo régimen, con problemas de insolvencia financiera, y otra parte
que, producto de la reforma del sistema previsional, presenta características absolutamente
novedosas que incluyen la participación activa del sector privado y la posibilidad de
capitalización de los aportes. En este período, se pueden distinguir tres subetapas. Una que
puede denominarse ―de administración de la crisis‖, correspondiente a los primeros años de la
década de los noventa; una segunda subetapa, que se inicia a mediados de los noventa, con la
operación del nuevo sistema previsional argentino que nace con la Ley Nº 24.241 y
modificatorias, es decir, a partir de la cual se produce la coexistencia de ambos sistemas;
finalmente, una tercera subetapa, que se identifica a partir de la grave crisis económico-social y
política enfrentada por el país en 2001 y, desde ese momento, hasta el presente.
706 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La evolución del sistema previsional argentino resulta notoriamente coincidente con las
experiencias de otros países, en especial, para aquellos sistemas que, como el argentino, fueron
configurando un sistema previsional típicamente de reparto, hasta que en 1994 se introdujera su
reforma.
En efecto, del análisis de los sistemas previsionales de reparto surge la identificación de un ciclo
de vida característico, en el que las etapas son definidas por dos determinantes básicos o
estructurales: la relación ancianos/personas en edad de trabajar —coeficiente de dependencia de
los ancianos— y, más específicamente, la relación pasivos/activos aportantes al sistema —tasa
de dependencia del sistema, o su inversa, la tasa de sostenimiento del sistema (relación activos
aportantes al sistema/pasivos)—. En base a estos determinantes, el ciclo de vida de los sistemas
registra las tres etapas características (juventud, expansión y madurez), que como se verá,
también estuvo presente en la evolución del sistema nacional de previsión social argentino.
En lo que sigue se analiza entonces el sistema previsional argentino en cada una de las etapas y
subetapas antes indicadas. Lejos de pretender hacer una exhaustiva reseña histórica, el objetivo
es acentuar los puntos más relevantes que permitan caracterizar cada etapa.
Cuando se instauran los sistemas previsionales, suele verificarse una muy baja relación personas
ancianas/personas en edad de trabajar (alrededor de 0.07) y alta relación aportantes/beneficiarios
—tasa de sostenimiento del sistema— (de alrededor de 14).
La tasa de cobertura de los ancianos es menor a la tasa de cobertura de los trabajadores, la cual
es baja. Las tasas de aportes son bajas, y sin embargo los sistemas registran superávits corrientes
importantes en comparación con sus ingresos.
Asimismo, el gran superávit que se acumula en los sistemas que se encuentran en esta primera
etapa por lo general se invierte en bonos públicos y se convierte en una fuente de crédito de bajo
costo para el sector público.
En el caso del Sistema Previsional Argentino, esta etapa se corresponde con el período que va
desde sus inicios hasta mediados de la década del cuarenta. La misma está caracterizada por un
período de relativa baja cobertura, con excedentes financieros de importancia.
En esta etapa, a semejanza de lo que ocurrió en otros países, los primeros sectores que lograron
hacer oír sus demandas por beneficios previsionales fueron los trabajadores estatales610. Ya en
1885 se establecen beneficios jubilatorios para el magisterio, que en 1886 se amplían a la
610
Como observa Diéguez (1978) en su estudio sobre la seguridad social en América Latina, la secuencia
de incorporación de sectores al sistema previsional es semejante entre países: ―primero, fuerzas armadas y
empleados públicos; después, transporte, energía, comunicaciones y otros servicios públicos; en tercer
término, obreros y empleados del sector privado industrial, comercial y de servicios; y, finalmente,
trabajadores rurales, independientes y del personal doméstico‖.
707 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
administración pública nacional611. En 1904 se legisla por primera vez el descuento a los
trabajadores activos para contribuir al financiamiento del sistema jubilatorio y se crea la caja de
jubilaciones y pensiones para empleados públicos (Ley Nº 4349). Expresamente, se establece
que los fondos de los resultados financieros positivos de la caja, debían invertirse en títulos de
la deuda pública nacional para capitalizarse con la mayor rapidez posible. En 1912 se incorpora
a empleados de un sector en ese entonces privado: los ferrocarriles. Luego se incluye a los
demás trabajadores del transporte y los servicios públicos: tranvías, teléfonos, gas y electricidad.
El sistema vigente hacia mediados de los cuarenta tenía entonces las siguientes características:
A partir de mediados de la década del cuarenta el sistema comenzó a recaudar fondos y a pagar
beneficios, aunque estos últimos con un considerable retraso en relación a los ingresos. De
hecho, durante el primer período de desarrollo del sistema los resultados financieros fueron
altamente positivos y, como tales, una fuente importante de financiamiento del gasto público612.
El superávit de las cajas civiles promedió el 4.1% del PBI para el período 1950-1955 y siguió
siendo significativo pero decreciente en los años posteriores.
El superávit se fue reduciendo rápidamente a medida que transcurrió la década del cincuenta. El
grueso del superávit provino del subsistema de trabajadores en relación de dependencia del
sector privado. Hacia el final del período, el subsistema de los trabajadores autónomos estaba
prácticamente en equilibrio y el de los trabajadores estatales arrojaba déficit. Las señales de la
crisis que se desataría posteriormente empezaban a mostrarse con bastante nitidez.
Las razones de la declinación del superávit estriban en que a medida que el sistema madura, el
número de beneficiarios crece rápidamente y con él, los egresos del sistema, mientras que los
ingresos permanecen relativamente estables y sujetos a las variaciones de corto plazo impuestas
por la evolución de la actividad económica.
Las diferencias de haber medio estaban determinadas por factores distintos de la situación
financiera de cada subsistema. De hecho, con el superávit del subsistema de trabajadores del
sector privado se estaba financiando a los del sector público quienes, en promedio, recibían
haberes más altos porque las exigencias de retiro eran distintas o más benévolas.
611
Un detalle de la gestación del sistema previsional argentino puede consultarse en Techint (1963).
612
Gran parte de los fondos fueron absorbidos por los títulos públicos, mediante colocaciones cuasi-
compulsivas del gobierno de turno (Bertranou y Bonari, 2005).
708 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Hacia 1962, y en particular durante la crisis de ese año, la viabilidad global del sistema estaba
en duda. Por una parte, no se trataba ya de un sistema de capitalización puro, en el que el haber
jubilatorio dependiera del resultado de capitalizar aportes y contribuciones, aunque había una
relación entre haberes y remuneraciones recibidas que no necesariamente implicaban equilibrio
financiero del sistema. Por otra parte, no se trataba tampoco de un sistema de reparto puro, dada
las diferencias de haberes entre sectores y regímenes y el uso de los fondos previsionales por
parte del Estado.
Además, era claro que la viabilidad financiera global del sistema estaba lejos de ser asegurada.
Los años de superávit habían terminado. La deuda de la tesorería con el sistema era de cobro
dudoso y en todo caso había sido licuada por inflaciones relativamente altas.
Quedaba claro que, de ahí en más, el futuro de los haberes dependería de la recaudación
corriente y no de los fondos capitalizados.
No obstante, en esta etapa, la razón jubilados/aportantes sigue siendo relativamente baja, como
la relación personas ancianas/personas en edad de trabajar. La primera generación de aportantes
comienza a recibir los beneficios del sistema. Sus tasas de rentabilidad son altas y las
transferencias positivas que reciben son de mayor magnitud que las de la primera generación
que recibió beneficios, debido a que los miembros de la primera generación de aportantes están
en condiciones de recibir beneficios completos, pero no han efectuado aportes durante todos sus
años de actividad. Si bien las tasas de aportes se elevan y los superávit disminuyen o
desaparecen, los beneficios se mantienen en un nivel alto y la edad de retiro baja.
Esta etapa de expansión en la previsión social fue alentada por la abundancia de fondos con que
contó el sistema. Así, en 1950 por ejemplo, los pagos de haberes jubilatorios sólo representaban
el 22% de los ingresos genuinos del sistema por lo que la magnitud de los excedentes generados
por el sistema previsional era enorme. Diéguez y Petrecolla (1974) señalan, por ejemplo, que el
superávit de las cajas civiles fue en promedio más del 4% del PBI durante la primera mitad de
los cincuenta, siendo el aporte mayor el proveniente de las cajas de comercio e industria. Porto y
Gasparini (1992) reportan que el excedente neto de 1950 fue equivalente ―al 108% de los
impuestos nacionales sobre los ingresos, al 60% de los impuestos sobre la producción, el
consumo y las transacciones y al 142% de la recaudación de ingresos propios del conjunto de
Provincias y de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires‖.
Los fondos excedentes generados durante esta etapa fueron en general ―transferidos‖ al Estado y
financiaron la importante expansión del gasto público de la época613.
El Estado colocaba ―obligaciones de previsión social‖ que captaban el excedente de las cajas614.
Dada la dudosa cobrabilidad de tales obligaciones, el sistema fue perdiendo su característica de
capitalización y de a poco se transformó de hecho en uno de reparto, donde los fondos para
613
El excedente financiero de 1950, por ejemplo, alcanzaba para financiar 1.31 veces el gasto nacional en
Cultura, Educación y Salud (Porto y Gasparini, 1992).
614
Una forma indirecta que utilizó el Estado para captar parte de los excedentes del sistema de seguridad
social, fue también diferir el pago de sus obligaciones previsionales.
709 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
pagar las jubilaciones se obtenían de los impuestos corrientes sobre el salario y no de los
recursos ahorrados capitalizados. De esta manera, los excedentes financieros no duraron mucho
tiempo. El rápido crecimiento de la relación beneficiarios/aportantes comenzó a licuar, año tras
año, los resultados positivos615.
En general, la conformación del sistema previsional argentino hacia la década del sesenta, se ve
caracterizada por la heterogeneidad de situaciones, derivadas de diferencias de regímenes
particulares desde el inicio del sistema (diferencias en cuanto a requisitos para acceder a los
beneficios, tasas de aportes y contribuciones, etc.). Estos regímenes particulares se fueron
concentrando, hasta que posteriormente, en 1969, se consolidaron en dos regímenes, uno para
trabajadores en relación de dependencia (Ley Nº 18.037) y otro para trabajadores autónomos
(Ley Nº 18.038). Esta instancia nos ubica ya en la siguiente etapa.
(c) Tercera etapa. La etapa de la transición (fin del equilibrio financiero; altas tasas de
cobertura y de aportes; reducción de los beneficios y crecimiento de la deuda
inducida)
A partir de los primeros años de la década de los sesenta las dificultades fueron creciendo para
el sistema previsional argentino. Esto puede visualizarse en la evolución del haber medio que,
luego de un corto período con tendencia creciente, se revierte declinando constantemente.
Durante este período, la tasa de aportes y contribuciones subió considerablemente como medio
para responder a las crecientes dificultades del sistema para hacer frente a las obligaciones. El
encarecimiento del costo salarial provocado por este hecho y por la aparición de otras cargas
calculadas sobre la nómina salarial, aumentó los incentivos a la evasión y este fenómeno, muy
probablemente, compensó parcialmente el efecto de los aumentos en las tasas. A partir de
entonces y en forma creciente, se fueron agregando otras fuentes de financiamiento,
provenientes de otros impuestos afectados al sistema y de aportes del tesoro.
Los resultados financieros del sistema no reflejan en su totalidad la magnitud de los problemas
que se fueron acumulando hasta la crisis de 1981-1982. De hecho, el haber medio se ajustaba
hacia abajo en términos reales sin provocar demasiada resistencia social. El estallido de la crisis
y su posterior evolución iban a revelar aún más las deficiencias estructurales del sistema y la
necesidad de reformarlo.
615
En apenas una década (1950-1960), el número de beneficiarios del sistema nacional de previsión
social se cuadriplicó, lo cual indica una tasa de crecimiento sustancialmente mayor a la de la población
activa. El Cuadro 1, más adelante, ilustra el notable aumento del número de beneficiarios del sistema.
616
La serie comienza en 1950 ya que no hay información consistente para años anteriores. Se estima que
antes de 1950 se generaron excedentes financieros de importancia.
710 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
observar claramente la reducción del haber medio durante el último quinquenio de la década del
cincuenta.
Hacia fines de los setenta, el sistema había tomado su forma definitiva de reparto. La Ley Nº
18.037 de 1968, pone en vigencia el régimen de reparto al desligar los aportes de los beneficios
y atar los haberes jubilatorios a los ingresos corrientes de las cajas617. Un año después, se avanza
hacia la unificación del sistema con la creación de los dos regímenes ya comentados: uno para
trabajadores en relación de dependencia (Ley N° 18.037, que incluía una caja para empleados
públicos y otra para trabajadores del sector privado) y otro para autónomos (Ley N 18.038). El
proceso de consolidación avanzó también en el campo de los aportes y las contribuciones con
medidas dirigidas a la unificación de los mismos.
Cuadro 1
RESULTADOS FINANCIEROS Y BENEFICIARIOS DEL SISTEMA
NACIONAL DE PREVISION SOCIAL
PERIODO 1950-1959
Según ilustra el Cuadro 2, el año 1966 es el primero en el que el conjunto del sistema
previsional muestra un saldo negativo. Esta performance se repite en 1968 y 1969. De cualquier
modo durante este período el financiamiento del sistema se basó casi exclusivamente en
recursos genuinos, es decir, aportes personales y contribuciones patronales620.
617
Las estimaciones disponibles señalan que a principios de esta etapa la deuda acumulada por el
Gobierno Nacional con el sistema previsional alcanzaba casi el 50% del PBI. El paso a un sistema de
reparto significó de hecho una renuncia al cobro de tal deuda.
618
El resultado neto corresponde a la diferencia entre los ingresos del sistema previsional por aportes y
contribuciones (se excluye toda transferencia del tesoro) menos el pago de prestaciones. Los valores de
cada año se expresan en millones de pesos y están deflactados a mayo de 1992, usando un mix IPC-IPM.
619
Ver ITDT-ANSeS (1995) para una descripción más detallada del período.
620
El promedio del resultado neto del período que surge del Cuadro 2 es de 317 millones de pesos.
711 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 1
EVOLUCIÓN DEL RESULTADO FINANCIERO
Gráfico 2
HABER MEDIO, 1962-1993
Cuadro 2
RESULTADOS FINANCIEROS Y BENEFICIARIOS DEL SISTEMA
NACIONAL DE PREVISION SOCIAL
PERIODO 1960-1979
Es decir, la década del ochenta encontró al sistema de previsión social argentino sumido en una
profunda crisis estructural la que se manifestó en déficits permanentes, dependencia de fondos
estatales, caída en los beneficios jubilatorios y creciente incumplimiento de obligaciones
contraídas, lo cual trajo aparejado problemas judiciales y una creciente tensión social.
713 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El gobierno debe recurrir a los ingresos generales para pagar las obligaciones por concepto de
pensiones, dando inicio del sistema de reparto asistido, para lo cual reduce el gasto en otros
programas públicos, como el de educación, que beneficia a la generación joven.
En esta etapa se reducen los beneficios y, dado que la mayoría de los activos jóvenes (los
recientemente incorporados a la fuerza laboral), perciben que han de recibir del sistema mucho
menos de lo que aportaron, aumenta la predisposición de la clase activa a la aceptación de un
profundo cambio estructural. No obstante, dicho cambio encuentra oposición por parte de los
jubilados y de las personas de edad mediana, que han adquirido derechos considerables con el
sistema anterior. Al final de esta etapa, la tarea de encontrar formas de saldar esta deuda y pasar
a un sistema financiado y más descentralizado se transforma en un verdadero reto.
En esta etapa, se eliminan las contribuciones patronales y se las reemplaza por un aumento de
otros impuestos, esencialmente el IVA, con destino a financiar el sistema hacia 1980. El peso de
los gravámenes sobre la nómina salarial ya se vislumbraba como de fuerte impacto negativo
sobre el empleo y la competitividad de la economía a comienzos de esa década.
Cuadro 3
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS DE IMPOSICIÓN
SOBRE EL SALARIO CON DESTINO AL SISTEMA PREVISIONAL
(EN % DEL SALARIO)
A pesar de la caída del haber medio a lo largo de toda la década del ochenta, el sistema jamás
pudo reestablecer el equilibrio financiero y pasó a depender de las transferencias estatales. De
hecho se convirtió en una de las principales causas del déficit fiscal que tuvo consecuencias
714 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
inflacionarias tan graves durante toda la década621. Tanto el Cuadro 4 como el Gráfico 1,
ilustran la evolución del déficit previsional durante el período.
Cuadro 4
RESULTADOS FINANCIEROS Y BENEFICIARIOS DEL SISTEMA
NACIONAL DE PREVISION SOCIAL
PERIODO 1980-1990
A partir de principios de la década del ochenta, la tasa de crecimiento de los beneficiarios del
sistema se estabiliza y, en promedio, pasa a tener valores que si bien todavía exceden a la tasa
de crecimiento de la población, son sustancialmente más bajas que en períodos anteriores. Sin
embargo, el sistema técnicamente ya estaba en quiebra. La crisis económica no hizo más que
empeorar la situación previsional, ya que redujo los salarios, los aportes y toda otra fuente de
financiamiento (como IVA y Ganancias)622.
Sin fondos suficientes, las consecuencias fueron lógicas: caída en los haberes, incumplimiento
en los pagos y surgimiento de una deuda previsional de enorme magnitud.
Como fuera señalado, si bien a fines de los años setenta distintos regímenes sectoriales
generaban déficit, la primera iniciativa de política de la consolidación del sistema permitió
compensar los resultados. Esto constituyó sin duda una solución transitoria y la necesidad de
reformas estructurales comenzó desde entonces a notarse con evidencia. El sistema, por otro
lado, comenzó a repercutir significativa y crecientemente en el desempeño macroeconómico
global.
Al plantearse la crisis previsional de los años ochenta, la actitud del gobierno constitucional que
ocupara la administración gubernamental en 1983 fue destinar recursos fiscales crecientes en
vez de atacar los determinantes intrínsecos de la crisis, los que no obstante, dadas las
restricciones del desempeño macroeconómico global, resultaron insuficientes. De esta manera,
se postergó la solución generando una mayor crisis futura, ya que posteriormente debió
afrontarse una importante deuda inducida, debido al incumplimiento de lo que la ley legislaba
en materia de beneficios previsionales623.
621
Los fondos transferidos por el Gobierno Nacional durante este período fueron de tal magnitud que,
bajo determinados supuestos, compensan la deuda contraída con el sistema previsional durante los años
en que éste era superavitario (ver Porto y Gasparini, 1992).
622
No sólo esto se debió a una reducción del nivel de actividad, sino a la generalización de la evasión
impositiva y previsional.
623
El detalle de la evolución del sistema para los períodos 1983-1991 y 1991-1994, se basan en Piffano,
H. (1994) y SGEF-ANSeS (1994a).
715 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los primeros seis años de proceso democrático en Argentina, se caracterizaron por presentar
una fuerte distorsión de los precios relativos, que ni siquiera con los planes de estabilización
utilizados por el Gobierno de ese momento, se logró solucionar. Con la implementación del
Plan Austral, las tasas de inflación anual se reducen al 76 % en el año 1986, pero a partir del
siguiente año se retorna al sendero creciente, hasta que en el año 1989 se observan las cifras más
alarmantes del período, donde la inflación anual superó al diez mil por ciento (por ejemplo, en
el mes de julio de ese año la tasa de inflación alcanzó el 202.8 %). Así, para ese año, se ha
estimado que el 31.19 % de los aportes y contribuciones con destino al Sistema Nacional de
Previsión Social, se pierden por el efecto de las elevadas tasas de variación de los precios
(efecto Olivera-Tanzi).
Debido a la gran cantidad de reclamos que se iban multiplicando en una alta proporción de la
clase pasiva, en noviembre de 1986 el Poder Ejecutivo dicta el Decreto Nº 2.196 que declaraba
al Sistema en emergencia y paralizaba los juicios a las Cajas Previsionales hasta fines de 1988.
Esta significó una mejora parcial, pero no fue suficiente para lograr el abandono de los reclamos
por parte de la clase pasiva, por lo que en 1987 se dicta el Decreto N° 648 que establece una
nueva negociación entre el Sistema Previsional y los beneficiarios. Sin embargo, el cronograma
que debía cumplirse en cinco años, sólo se cumple para los años 1988 y parcialmente para 1989.
El desequilibrio estructural de largo plazo del Sector Público se hacía evidente y el Sistema
Nacional de Previsión Social (SNPS) no era ajeno a todo esto. Para tener una idea de la
importancia relativa del SNPS en el período, podemos expresar los recursos y las erogaciones
del mismo en relación del PBI.
Cuadro 5
PARTICIPACION DE LOS AGREGADOS DEL SNPS EN EL PBI
PERIODO 1983-1990 (EN %)
Un importante punto a destacar es que de haberse cumplido con el pago de las prestaciones que
establecía la normativa vigente (Ley Nº 18.037 para relación de dependencia y Ley Nº 18.038
para trabajadores autónomos), se ha estimado que esa relación habría ascendido como mínimo
al 8%624.
El Cuadro 6 permite visualizar, sin tomar en consideración los montos sino sólo los signos del
Resultado Financiero, la trayectoria del SNPS, desagregada en sus principales componentes,
antes de la creación del INPS.
624
Schulthess, W. (1990).
717 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 6
RESULTADO FINANCIERO DEL SNPS POR DECADAS
RÉGIMEN 50 60 70 80 90
TOTAL SISTEMA + + - - -
RELACION DE
DEPENDENCIA + + + + -
CAJA NAC. DE PREV. DE LA
IND.COM Y ACT. CIVILES + + + + -
CAJA NAC. DE PREV. PARA
EL PERSONAL DEL ESTADO + - - - -
TRABAJADORES
INDEPENDIENTES + + - - -
CAJA NAC. DE TRAB.
AUTONOMOS + + - - -
Fuente: Schulthess, W. ―Sistema Nacional de Previsión Social: Su evolución y situación a fines de la década del '80‖;
PRONATASS, marzo 1990.
Cuadro 7
SISTEMA NACIONAL DE PREVISION SOCIAL:
DEFICIT ESTRUCTURAL (EN MILLONES DE PESOS DE ABRIL DE 1991)
El nivel de las jubilaciones y pensiones medias, entre los años 1985 a 1987, denotan un notable
deterioro, tanto si se consideran sus valores absolutos como si se los relaciona con los salarios
medios de la economía.
El Cuadro 8 ilustra esta situación. La relación haber/salario era de un 44% en 1985 para las
jubilaciones, observándose caídas importantes en 1987 y 1989, para levemente revertirse en
1990.
718 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 8
RELACION ENTRE EL HABER MEDIO PREVISIONAL
Y EL SALARIO MEDIO - PERIODO 1985-1993
(EN %)
Esta relación habrá de mejorar en la siguiente década (1991-1994), cuando se logra una mayor
estabilidad económica, para un nivel relativamente más favorable para los haberes jubilatorios.
i) una identificación de los determinantes del fracaso del régimen previsional anterior;
1) La administración de la crisis
Junto a ello, se instrumenta una solución de más largo plazo, basada en un cambio estructural.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que cualquier reforma estructural del Sistema
Nacional de Previsión debía ser encarada formando parte de un conjunto de medidas a nivel
nacional.
Al reconocimiento de la crisis previsional no fue posible responderle con medidas que sólo
salvaran la coyuntura. En la esencia de todo régimen previsional deben reconocerse no sólo sus
efectos entre las generaciones presentes, sino también en las generaciones futuras.
719 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 9
RECAUDACION POR PUNTO DE APORTE
(EN MILLONES DE PESOS DE JUNIO DE 1995)
Gráfico 3
RECAUDACIÓN POR PUNTO DE APORTE
Por ello, en 1991 junto al reconocimiento de las deudas previsionales generadas en el período
anterior, se aumentan los recursos fiscales corrientes y de capital (privatizaciones) destinados al
financiamiento del Sistema Nacional de Previsión Social. No obstante, el mayor flujo de
recursos debió acompañarse con una transformación institucional progresiva y contundente.
Así, mediante los Decretos N° 2.284/91 (de desregulación económica) y N° 2.741/91, se crea el
Sistema Único de la Seguridad Social (SUSS), administrado por la Administración Nacional de
la Seguridad Social (ANSeS), organismo que constituye la continuidad jurídica del ex Instituto
Nacional de Previsión Social (INPS) y las ex Cajas de Asignaciones Familiares.
Dado que la equidad de un régimen previsional no sólo debe evaluarse en términos de sus
prestaciones, sino también en función de los incentivos, sanciones y eficacia administrativa que
favorezca el cumplimiento de los aportes y contribuciones obligados por la ley, en 1993 se
decide que, en concordancia con la meta de la lucha contra la evasión, transferir a la Dirección
General Impositiva (DGI) la responsabilidad de la recaudación de los recursos del Sistema a
través del Decreto N° 507/93.
Por el Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento del 12 de agosto de 1993,
firmado entre el Gobierno Nacional y los Gobiernos Provinciales, la Ley Nº 24.241 (SIJP) y los
decretos complementarios, se invitó a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a
adherirse al nuevo sistema previsional. Por efecto de esta norma, en el mes de enero de 1994, se
incorporó al sistema previsional la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mientras que en el mes
de julio de ese año, hicieron lo propio el ex Instituto Provincial de Previsión Social de la
Provincia de Catamarca y el ex Instituto de Seguridad Social de la Provincia de Santiago del
Estero. En 1996 fueron transferidas las Cajas Previsionales de las provincias de Salta, Mendoza,
San Juan y La Rioja, mientras que en 1997 lo mismo sucedió con las provincias de Río Negro,
Jujuy, San Luis y Tucumán.
En 1994, con la plena vigencia de la Ley Nº 24.241, se produce el segundo estadio de esta
transformación, cambiando de raíz la estructura del sistema: se crea el Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones (SIJP), del que nos ocupamos en el siguiente punto.
Esta reforma del Sistema Nacional de Seguridad Social se enmarcó en un conjunto de medidas
tendientes a transformar en forma profunda la economía, que se pusieron en marcha a partir de
1991. En efecto, a partir del segundo trimestre de dicho año, entra en vigencia el plan de
Convertibilidad, generándose a través del mismo la estabilidad de precios, el equilibrio fiscal, la
desregulación y la apertura de la economía, que llevaron al PBI a tomar los valores más
elevados desde 1980.
La participación del Sistema en la economía global, registra en este período una evolución
creciente. En el Cuadro 10 se representa la evolución de los Aportes y Contribuciones y los
Egresos por Prestaciones con respecto al PBI, para los años 1991-1994, junto a un promedio
simple del período 1983-1990.
Cuadro 10
PARTICIPACION DE LOS AGREGADOS DEL SNPS EN EL PBI
PERIODO 1990-1994
(EN %)
Se puede observar que ambos agregados mantienen, para todos los años en el último período,
una participación con respecto al PBI superior al promedio del período 1993-1990. Este
comportamiento responde, entre numerosos factores, por el lado de los Aportes y
Contribuciones, a la evolución de las alícuotas, la reducción de la evasión y a la minimización
721 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de las pérdidas por el efecto Olivera-Tanzi al detenerse el proceso inflacionario, mientras que en
lo referente a las prestaciones se pueden señalar la recomposición de haberes y la
implementación del subsidio a los jubilados en situación de desamparo.
No obstante ese gran esfuerzo relativo, el Resultado Estructural del Sistema evidencia una
profunda desmejora, que se puede apreciar en el Cuadro 11, explicada por que las prestaciones
sufrieron un incremento mayor que los recursos destinados a su financiamiento, ya que desde
1992 la relación haber/salario es respetada como establecen las Leyes Nº 18.037 y Nº 18.038.
Cuadro 11
EVOLUCION DEL RESULTADO ESTRUCTURAL
(EN MILLONES DE PESOS DE JUNIO DE 1995)
AÑO RESULTADO
1991 -1,457.40
1992 -2,072.49
1993 -2,469.70
1994 -3,358.60
A raíz del esfuerzo por mejorar la situación de la clase pasiva en relación a la deuda originada
en diferencia de haberes, en esta etapa se inicia un proceso de reconocimiento, instrumentación
y cancelación de la misma.
El 1º de abril de 1991 se dicta la Ley Nº 23.982 que dispone la consolidación de las deudas del
Estado, y en particular las del INPS. Esta Ley trata de resolver en forma definitiva el problema
de la deuda. Posteriormente, la Ley Nº 24.130 prorrogó la fecha de corte establecida por la Ley
Nº 23.982, llevándola al 31 de agosto de 1992.
Por intermedio de los Bonos de Consolidación de Deuda Previsional (BOCON), se buscó dar
una alternativa viable y más confiable a las promesas de acuerdos transaccionales que se habían
realizado años anteriores, y que finalmente no se habían cumplido. Recién en el momento de la
instrumentación de la deuda, el sector pasivo y el propio gobierno pudo conocer a cuánto
ascendía la misma. El total de deuda con los beneficiarios reconocida en el período pre-
convertibilidad ascendió a $ 8.082 millones, lo que equivale al 60% del total. En el período
post-convertibilidad, cuyo reconocimiento de deuda se efectúa por medio de la Ley Nº 24.130,
la deuda correspondiente representó el 40% restante ($ 5.265 millones).
El esfuerzo financiero dispuesto por las autoridades nacionales privilegió el rescate de deuda a
pesar de no ser exigible en el corto y en el mediano plazo. Este esfuerzo fue realizado
manteniéndose dentro de un marco de equilibrio fiscal, por lo que se estructuró un conjunto de
normas legales, con la creación del Fondo de Cancelación de Deuda Previsional, a fin de contar
con los recursos necesarios para la atención de la deuda originada en las diferencias de haberes.
En resumen, se hizo evidente el desequilibrio estructural del Sector Público al cual no fue ajeno
el Sistema Previsional. El sistema de reparto se encontraba agotado, la clase activa ya no podía
sostener a la clase pasiva, el compromiso generacional no sólo involucraba que los trabajadores
aportaran una importante porción de su salario para pagar las jubilaciones y pensiones de sus
mayores, sino que fue necesario que la sociedad en su conjunto pagara más impuestos para ser
asignados al Sistema Previsional.
La administración que asumió el gobierno en 1989 reconoció los derechos de la clase pasiva y,
dada la insostenible situación de incumplimiento de las obligaciones prestacionales, enfrentó el
problema de la cancelación de la deuda previsional del SNPS con sus beneficiarios. Así,
consolida las deudas; determina de oficio las deudas con los beneficiarios que no hubieran
iniciado causas legales, ni tuvieran liquidaciones en sus expedientes; da prioridad al pago de
deudas por diferencias en el pago de haberes jubilatorios de hasta un año de haber mínimo
($1.560) por persona y por única vez; y ofrece la opción para suscribir, a la par, Bonos de
Consolidación de Deuda Previsional, en pesos o en dólares.
Por otra parte, en septiembre de 1992 se instrumenta la recomposición de haberes, de manera tal
de cumplir con lo estipulado por las Leyes Nº 18.037 y Nº 18.038. Además, en 1993 ante la
mala situación de un segmento importante de la clase pasiva, se otorga un subsidio a los
jubilados y pensionados más necesitados y en monto condicionado por la edad del beneficiario
(Decreto N° 2627/93). A comienzos de 1994, se recomponen los haberes de jubilados y
pensionados autónomos. Esto obligó a que el gobierno decidiera la afectación específica de una
porción importante de la recaudación tributaria, a saber: el 10% del IVA, el 20% del Impuesto a
las Ganancias y el 100% del Impuesto a los Bienes Personales no Incorporados al Proceso
Productivo (o Impuesto a la Riqueza).
En octubre de 1994 se promulga la Ley Nº 24.241, que crea un sistema mixto, tanto en
administración como financiamiento; el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP).
Este sistema esta formado por dos regímenes, un régimen publico, en el cual es el Estado quien
otorga las prestaciones y se financia mediante el sistema de reparto, siendo la ANSeS quien lo
administra. y por otro lado un régimen basado en la capitalización individual, administrado por
empresas de objeto único: las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP).
Todos lo trabajadores que soliciten afiliación tienen el derecho de optar por el régimen que
deseen, elección que hasta hace muy poco era definitiva en el caso de elegir la capitalización, no
así para quienes prefieran reparto, ya que estos últimos conservaban la posibilidad de cambiarse
hacia capitalización. Quienes no ejercían su elección, el sistema los asignaba mediante sorteo a
una AFJP625.
625
Los cambios operados recientemente (2007) son analizados más adelante.
723 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El financiamiento del sistema a su inicio se logró mediante distintas fuentes; por un lado los
impuestos al trabajo, todo trabajador en relación de dependencia debía aportar el 11% de su
salario en concepto de aporte personal y éste se destina al régimen por el cual optó el trabajador,
mientras que su empleador debía contribuir con un 16%, destinado al régimen de reparto. En el
caso de los trabajadores autónomos debían aportar el 27%. Pero también se previó la posibilidad
de que se generen recursos adicionales mediante la Ley de Presupuesto que fija anualmente el
Congreso Nacional. Además, cada trabajador puede hacer contribuciones voluntarias más allá
de lo obligatorio. Dado que cada trabajador puede elegir entre el régimen previsional público o
asociarse a un sistema de capitalización privado, una porción importante de estos recursos salió
del financiamiento del sistema de reparto para canalizarse al mercado de capitales a través de las
AFJP.
Bajo este nuevo sistema el cálculo del beneficio jubilatorio contará de distintos componentes: la
Prestación Básica Universal (PBU), que es un componente que estará presente en todas la
jubilaciones al igual que la Prestación Compensatoria (PC) que están a cargo del Estado y son
independientes del régimen elegido. Mientras que quienes hayan optado por el sistema de
reparto se agrega una Prestación Adicional por Permanencia (PAP) y para los trabajadores que
optaron por capitalización reciben la Jubilación Ordinaria en función de sus aportes.
La primera subetapa se la identifica como una etapa de consolidación del sistema reformado,
mientras que la segunda, luego de la salida de la convertibilidad, habrá de sufrir los efectos que
la crisis de 2001 y el cambio económico operado a partir de ese año, generara en las principales
variables del sistema.
Cuando el nuevo sistema se puso en vigencia, el número de aportantes y de afiliados a las AFJP
comenzó a crecer sostenidamente. En el Cuadro 12 se puede observar la evolución para el
período 1995-2000. Claramente el crecimiento de las variables no ha sido igual; donde el
número de afiliados aumentó de 6 a 11 millones, mientras que el de aportantes, menos abrupto,
creció de 4.1 a 4.6 millones (si se incluye a los monotributistas).
626
Este organismo fue creado por la Ley 24.241 y tiene las características de ser un organismo público no
estatal cuyo funcionamiento es soportado por el conjunto de las administradoras privadas.
724 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 12
AFILIADOS Y APORTANTES AL RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN
Resulta claro que el coeficiente Aportantes/Afiliados tiende a caer con el tiempo, pero no es esto
algo alarmante ni tampoco es un indicador de evasión del sistema. Es necesario para ello,
conceptuar ambos términos.
Aportante es quien efectúa el aporte durante el mes de análisis, mientras que afiliado es quien
hizo en algún momento un aporte desde 1994. Por lo tanto el mayor crecimiento relativo de
afiliados en relación a los aportantes puede explicarse por causas como la existencia de afiliados
que no están obligados a aportar. Este es el caso de los desocupados, empleados exentos de
descuento jubilatorio o los que se pasaron a algún sector no cubierto por el SIJP.
El gran crecimiento observado en el número de afiliados puede tener causa en diversas razones.
El primero es la incorporación de trabajadores que realizaron su primer aporte a una AFJP.
Desde 1994 a 2000 representa 5.4 millones de nuevos trabajadores, que a junio de 2000
significaba el 62% del total de afiliados627. También se incorporaron los indecisos, aquellos que
no ejercieron la opción de elegir el régimen o la AFJP, y su número también fue importante,
alcanzando los 3.4 millones de personas.
El crecimiento de aportantes, durante los primeros años, no implicó una mayor cobertura
previsional, ya que fueron transferidos los regímenes provinciales que involucran puestos de
trabajo que hacían sus aportes pero no se contabilizaban en el SIJP. En el Cuadro 13 se
presentan las cajas provinciales transferidas al SIJP, detallando el año de transferencia y el
número de afiliados transferidos.
627
Se debe advertir que debido al método de medición, en este número se encuentran los traspasados de
las cajas provinciales y los que optaron por pasar de reparto a capitalización para los años 1994 y 1995.
725 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 13
AFILIADOS TRANSFERIDOS CON LAS CAJAS PROVINCIALES
(EN MILES)
Desde enero de 1996 hasta junio de 2000, 665.000 trabajadores ejercieron la opción de
traspasarse de reparto a capitalización y solo 93.000 pidieron pasarse de capitalización a reparto,
cuando esta opción aun estaba disponible.
Para verificar el alcance del sistema integrado de jubilaciones y pensiones, como variables
relevantes, se puede tomar la relación entre aportantes y número de ocupados, o con la
población económicamente activa. Ambos indicadores muestran una caída en el período de
análisis, a pesar de un impulso inicial en el cual ambos cocientes tuvieron una tendencia
creciente en los tres primeros años. Estos datos se muestran en el Cuadro 14.
Cuadro 14
INDICADORES DE ALCANCE DEL SIJP
Los resultados cuantitativos registrados por el Régimen de Capitalización del SIJP estuvieron
influenciados fuertemente con el comportamiento de la economía de nuestro país, como también
aquellas vinculadas con decisiones adoptadas respecto al financiamiento.
Respecto a las aludidas influencias, se pueden citar:
Las sucesivas crisis financieras del sistema previsional no modificaron esta tendencia: los
trabajadores continuaban siendo cubiertos por el sistema nacional. Los problemas relativos al
financiamiento de los beneficios, como se viera, se resolvían a través de incrementos en las
contribuciones, mayores exigencias para obtener beneficios, utilizando recursos de rentas
generales para cubrir los déficits o en incumplimiento de las obligaciones prestacionales. En
cualquier caso, era claro que se entendía al aumento de la cobertura como una característica más
de la mejora del mercado laboral y, en ningún caso, se consideraba a la misma como
competitiva con el nivel de empleo.
La preocupación existente por los altos niveles de desocupación en la década del noventa llevó
rápidamente a que se propusieran políticas de promoción del empleo. Las mismas se
concentraron en dos tipos de enfoques, ambos con importantes efectos sobre el sistema
previsional.
Gráfico 4
Tasa de desocupación: Gran
TASA DE DESOCUPACIÓN: GRAN Buenos Aires 1974-2000
BUENOS AIRES 1974-2000
25
20
15
%
10
0
74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 00
En los últimos años de la etapa bajo análisis, se fue configurando esta relación conflictiva entre
mercados de trabajo y sistema previsional. De acuerdo a esta visión, la existencia de un sistema
previsional con cobertura amplia y beneficios significativos sería una causa central de los
problemas de desempleo en la economía. Luego, una reducción de los costos laborales a través
de reducciones en las contribuciones patronales derivaría en la reducción de incentivos para
realizar contrataciones informales y alentaría la expansión de la demanda laboral.
Tal movimiento, que implicó en el corto plazo costos altos por las prestaciones traspasadas, en
el más largo plazo beneficiaría a las finanzas del sistema ya que la mayoría de los regímenes
provinciales habían sido más que generosos al garantizar edades de retiro más bajas, tasas de
reemplazo más altas o promesas financieramente insostenibles. El traspaso buscaba también
obtener un alcance nacional del SIJP, para establecer políticas de seguridad social abarcadoras
de la totalidad de los trabajadores del país, sin excluir a aquellos que se desempeñaban en el
sector público provincial.
El Pacto Fiscal tenía como objetivo definir similares condiciones de elegibilidad de retiro y
beneficios en los empleados civiles provinciales que ahora estaban disponibles en el sector
privado en las provincias y los empleados civiles federales. Además de reducir los costos, la
transferencia tiende a mejorar la movilidad laboral entre el sector público y el privado dentro y
fuera de cada jurisdicción.
En estos años la absorción de las cajas provinciales obligó al presupuesto de la seguridad social
a requerir recursos adicionales substanciales, ya que las provincias que efectuaron la
transferencia de sus cajas de previsión, naturalmente eran aquellas donde el déficit del régimen
era significativo.
Si bien el número de provincias que adhirieron el convenio de transferencia fue significativo, las
jurisdicciones de mayor población (Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe) mantuvieron sus
728 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
modelos de previsión social provincial, con lo cual el alcance del SIJP es aún limitado y parcial,
puesto que más de un millón de trabajadores están encuadrados en la seguridad social provincial
hoy existente.
c) Aportes y contribuciones
Las decisiones adoptadas por el gobierno respecto del financiamiento del SIJP, y por ende, de la
tarifa mensual necesaria para incorporarse formalmente al mismo, ha tenido un comportamiento
dispar para los distintos grupos de afiliados.
Por un lado, para aquellos que se han desempeñado en relación de dependencia, y cuyo ámbito
laboral fue determinado dentro de zonas desfavorables, se aplicaron reducciones en las
contribuciones patronales. Esta política se desarrolló desde 1994 con distintos niveles de
intensidad. De acuerdo a los datos procedentes de la Administración Federal de Ingresos
Públicos (AFIP), a fines del año 2000 la tasa de contribución patronal de Seguridad Social
alcanzaba un 7,5% en promedio, lo que implicaba una reducción del 49% sobre los niveles
establecidos en las normas vigentes seis años antes. Sin embargo, la fuerte presión deficitaria
sobre el régimen público provocado por la disminución del impuesto al trabajo no fue
compensada con una mayor incorporación y cotización de nuevos trabajadores.
Por otro lado, fueron adoptados esquemas especiales para la registración y contribución de los
trabajadores, sin que se lograra una expansión significativa en los niveles de aportantes. Más
bien se observó una modificación en la categoría de contribuyentes que implicó una reducción
de aportes y contribuciones. Todo ello, junto con las rígidas condiciones impuestas al inicio del
sistema para la condición de regularidad de aportes —un poco más accesibles en la actualidad—
han contribuido negativamente sobre la determinación de derecho a prestaciones de un número
importante de personas, tendencia que habrá de incrementarse en los próximos años.
d) Monotributo
Para ello se definen categorías en función del ingreso bruto anual, y de otros indicadores
expresados en cantidades físicas. Para cada una de esas categorías se define a su vez un importe
en concepto de monotributo.
El alto grado de subsidio implícito en este régimen tuvo incidencia sobre su grado de adhesión,
y a partir de ello cabría suponer un efecto positivo sobre la recaudación y la regularización de la
situación de trabajadores que resultan excluidos del sector formal, por razones de costos y de las
complejidades operativas de las regulaciones en materia impositiva y provisional. No obstante,
si bien hubo mucha adhesión con la implantación del régimen, el efecto recaudatorio esperado
no fue tal; el número de cotizantes del monotributo estuvo en los dos últimos años alrededor del
25% y en las circunstancias macroeconómicas registradas hacia el año 2000 de caída
generalizada de la recaudación, se redujo al 12%.
729 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Debido a la importancia que merecen las AFJP como nuevos actores en el sistema, es
importante analizar cómo han evolucionado en la subetapa bajo análisis. En particular, el nivel
de competencia observado y si al respecto se ha verificado o no concentración en el sector.
En este período se produjeron diversas modificaciones en las tenencias accionarias de las AFJP,
ya sea por el sector económico al cual representaban o por la nacionalidad de los capitales.
Como resultado, se observó un importante incremento en la participación de la banca privada
extranjera, reflejando el proceso de internacionalización de la propiedad de los bancos privados
locales. Esto se reflejó, con claridad, en el cambio que hubo entre la participación del capital
nacional y el extranjero: 68% y 32% en diciembre de 1994 frente a 28% y 72%, a fines de enero
de 2001, luego de la absorción de AFJP Previnter por Orígenes AFJP.
Gráfico 5
RECAUDACIÓN POR IMPUESTOS Y APORTES Y CONTRIBUCIONES
DE LA SEGURIDAD SOCIAL
70000
60000
50000
40000
30000
20000
10000
Cuadro 15
ADHERENTES AL RÉGIMEN
Adherentes al Régimen de MonotributoDE- por MONOTRIBUTO
categoría y por actividad
POR CATEGORÍA Y ACTIVIDAD al 14/03/2002 AL 14/03/2002
total 742.888 313.084 139.706 48.519 21.793 8.861 2.585 2.073 1.279.509
730 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 6
APORTANTES POR CATEGORÍAS
En cuanto a las administradoras, durante este período se registra una creciente concentración de
mercado, en cualquiera de las variables en que la misma sea medida: afiliados, aportantes o
valor de los fondos. La proporción de las cuatro AFJP más grandes aumentó de 47% a 73% para
afiliados, 49% a 74% en aportantes y 52% a 73% en fondos.
La tendencia a la concentración se verifica en los primeros cuatro años del período analizado.
En los dos años siguientes, en cambio, se observa un leve descenso de la misma, debido a dos
factores: al cambio en el criterio de distribución de indecisos, que pasaron a repartirse entre las
AFJP en partes iguales, en lugar de serlo en proporción al número de afiliados, y a la menor
magnitud de las absorciones ocurridas. Pero la tendencia cambia en el último año, tras la
absorción de Previnter por Orígenes, elevando los indicadores nuevamente a un nivel superior.
Otro indicador que puede ser utilizado para medir el nivel de concentración es el Coeficiente de
Gini. Este puede ser interpretado como el porcentaje necesario de afiliados que debería cambiar
de AFJP para igualar la participación de todas las AFJP e indicar menor diferenciación a medida
que disminuye su valor. El coeficiente de Gini toma valores entre 0 y 1, y se estima en base a la
relación (1-1/n), donde n es el número de AFJP, siendo 0 en caso de distribución igualitaria y se
aproxima a 1 en el caso de desigualdad perfecta. A junio de 2001, el coeficiente de Gini para la
distribución de afiliados y de recaudación era 0,52, para aportantes 0,53 y para fondos 0,54 (el
mayor de los últimos dos años). Este indicador presentó un comportamiento creciente en los
primeros tres años, para caer desde entonces, hasta alrededor de 0,44 (su menor valor) en
diciembre de 2000. La mencionada absorción de Previnter por Orígenes produjo un aumento en
el valor del indicador que ascendió a 0,49 en enero de 2001.
Cabe destacar que con el ingreso de Met al mercado en abril de 2001, pese al aumento del
número de administradoras, el coeficiente de Gini se incrementó de 0,49 a 0,53, reflejando la
disimilitud más que la concentración del mercado, como se mencionara anteriormente. La
evolución de la recaudación de las AFJP, que está conformada en su mayoría por aportes
obligatorios, se muestra en el Cuadro 16.
731 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 16
RECAUDACIÓN ANUAL
(EN MILLONES DE PESOS)
El fondo acumulado del régimen de capitalización, que surge de la suma de las cuentas
individuales de capitalización de todas las AFJP más la rentabilidad acumulada, ha crecido en
forma sostenida en todo el período, lo cual puede observarse en el Gráfico 7. La explicación de
este comportamiento viene determinada en función de los nuevos aportes, la incorporación de
nuevos afiliados y el rendimiento de las inversiones. A un año de funcionamiento había
alcanzado 0,5% del PBI, y al final del año 2000 representaba el 6.6% del PBI, esto se verifica en
los datos pertenecientes al Cuadro 17.
Cuadro 17
Gráfico 7
732 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La composición de las Inversiones del Fondo ha tenido desde los inicios una clara tendencia
hacia los Títulos Públicos Nacionales y los Depósitos a Plazo Fijo en detrimento de otras
alternativas de inversión. Al término del primer año de funcionamiento del sistema, la mitad de
los fondos estaban invertidos en títulos públicos y un cuarto en plazos fijos, que mantienen un
promedio de entre el 10 y el 15%. Así puede observarse en el Gráfico 8.
Gráfico 8
Respecto de las personas que ya sea por fallecimiento, invalidez o por alcanzar las condiciones
necesarias, se jubilan y pasan a ser beneficiarios del sistema, puede decirse que en este periodo
de análisis se registraron 71 mil causantes de los cuales el 42% corresponde a jubilaciones
ordinarias, 38% a fallecimientos y 20% a retiros por invalidez. Claramente, la solicitud de
jubilaciones registró un ritmo creciente a medida que pasan los años, lo cual puede verse en el
Cuadro 18: por ejemplo, en el segundo año del sistema sólo representaba el 5% de
beneficiarios y en el 2000 ya ocupaba el 50%.
Cuadro 18
733 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Periodo Beneficiarios
1995 512
1996 3.243
1997 9.540
1998 16.977
1999 29.594
2000 45.633
2001 66.070
2002 95.278
2003 139.427
2004 178.203
2005 217.307
2006 239.965
Respecto de los beneficios otorgados por el sistema de capitalización y el haber medio de las
prestaciones, a diciembre de 2000, se habían suscripto 32.678 Solicitudes de Prestaciones
Previsionales, otorgándose 33.009 beneficios. La duración promedio de esos trámites era
superior al año. Como haberes medios, por jubilación ordinaria el monto fue de $ 590, por
pensiones por fallecimiento $ 387 y por retiros por invalidez la mensualidad promedio ascendió
a $501.
Estos cambios tuvieron efectos en cada uno de los actores del Sistema Previsional en general y
del Régimen de Capitalización en particular, a saber: afiliados, beneficiarios, fondo de
jubilaciones y pensiones y AFJP. A continuación se analizan los diferentes efectos que estas
modificaciones tuvieron en cada uno de los actores mencionados.
628
En marzo de 2000 se modifica el Monotributo, asimilando el aporte del monotributista a una
contribución patronal (destinada al régimen público) y estableciendo un aporte adicional optativo con
características similares a los aportes personales. Pocos monotributistas optaron por este adicional: en
junio de 2006, se registraron sólo 26.000 en el régimen de capitalización. Como consecuencia, el número
734 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En cuanto al número de aportantes al SIJP sufre una fuerte caída en septiembre de 2001,
mientras que su número luego registra una tendencia creciente hasta lograr en marzo de 2004
alcanzar los valores pre-crisis. Desde entonces registró un comportamiento creciente. Si
consideramos el régimen monotributista, este indicador presentó una tendencia aún más
pronunciada. Esto puede verse en el Gráfico 9.
Cuadro 19
Fuente: AFJP.
Gráfico 9
de aportantes autónomos del SIJP cayó al excluir a los monotributistas que dejaron de realizar aportes
personales.
735 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 20
e) Pesificación de los depósitos a plazo fijo nominados en dólares a un peso con cuarenta
centavos ($1,40) por dólar estadounidense, mediante el Decreto Nº 214 del 3 de febrero de
2002. En el mismo acto se dispuso la reprogramación de los depósitos vigentes en esa fecha,
pero la medida no alcanzó a las imposiciones de los FJP.
g) Con fecha 15 de abril de 2002 se reflejó en los FJP, mediante un canje a valores
nominales, la pesificación de los Préstamos Garantizados, las Letras del Tesoro y los depósitos
a plazo fijo. Esta medida provocó la ―pesificación‖ de todos los PG y las Letras del Tesoro
Nacional (Letes) que representaban algo más del 74% de los FJP. El cobro de los servicios
pactados no llegó a materializarse para todas las AFJP ya que en abril de 2002, mediante la
sanción del Decreto 644/02, se estipuló que sólo percibirían las cuotas de interés y capital los
tenedores que aceptaran expresamente la ―pesificación‖ de los PG, desistiendo de esta forma de
efectuar cualquier reclamo posterior. Sólo Nación AFJP aceptó la ―pesificación‖ de sus PG lo
que generó que en su cartera mantuviera activos distintos que el resto de las AFJP. 629
Desde el inicio del sistema, como se apuntara antes, los niveles de concentración en el mercado
de AFJP han sido crecientes, pero hacia fines de 2005, se produce un paulatino descenso de la
concentración como resultado de la conjunción de los siguientes factores:
No obstante, en noviembre de 2005, con la absorción de Siembra por parte de Met, se produce
otro salto en la concentración del mercado, retomando la tendencia decreciente. Comparando
junio de 2006 con los valores iniciales (septiembre de 1994), la proporción de las cuatro AFJP
más grandes aumentó aproximadamente de 50% a 66% (47% a 63% en afiliados, 50% a 62% en
aportantes, 52% a 71% en fondos y 55% a 64% en recaudación). En el Cuadro 21 puede
observarse el comportamiento de la recaudación anual de las AFJP para este periodo.
Cuadro 21
RECAUDACION ANUAL
(EN MILLONES DE PESOS CORRIENTES)
Año Recaudación
2001 2.761,2
2002 2.198,2
2003 3.414,1
2004 4.286,6
2005 5.712,0
Fuente: SAFJP
629
Ver efecto de la pesificación sobre los fondos de jubilaciones y sobre los contratos de rentas vitalicias
en el Apéndice 1.
737 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a sus obligaciones, ante el agravamiento de la recesión iniciada en 1998 con su efecto en las
cuentas fiscales. Esto puede observarse claramente en el Cuadro 22.
Cuadro 22
Con respecto a las denominadas Pensiones no Contributivas, que son aquellas prestaciones
otorgadas a las personas que nunca han realizado aportes, o lo han hecho en forma insuficiente
para acceder a un beneficio previsional, y que no tienen recursos mínimos de subsistencia, hasta
la aparición del Decreto Nº 292/95 eran otorgadas por ANSES. Por dicha disposición, se
transfieren al Ministerio de Desarrollo Social, dependiente del Poder Ejecutivo, la tramitación,
el otorgamiento, la liquidación y el pago de las citadas prestaciones, a partir del mes de enero de
1996.
630
Fideicomisos, opciones y títulos extranjeros.
738 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Principalmente podemos señalar tres modificaciones introducidas por la reforma que afectan la
situación financiera del sistema público:
1) se aumenta la edad de retiro en cinco años para cada sexo, llevándolas a 60 años para
las mujeres y 65 para los varones, lo que permitiría elevar la tasa de sostenimiento;
2) se cambia el modo de cómputo de los salarios para la determinación del haber en las
prestaciones públicas. Antes de la reforma se computaba el promedio de los tres mejores
salarios anuales de los últimos diez, que se reemplaza ahora por el promedio de los últimos diez
años antes del retiro. Con esa medida se tiende a reducir el monto de las nuevas prestaciones y
se intenta desalentar la subdeclaración de ingresos, es decir el nivel de fraude al sistema;
En cambio, el impacto del nuevo menú prestacional sobre la solvencia del sistema previsional es
muy reducido en el corto plazo, porque el stock acumulado tiene muchísimo peso en el total de
erogaciones.
Con los recursos obtenidos y mediante el financiamiento por reparto, la ANSeS es la encargada
de pagar las prestaciones a cargo de dicho régimen a los beneficiarios del Sistema, incluidos los
jubilados y pensionados con anterioridad a la vigencia de la Ley N° 24.241, bajo el nuevo
marco normativo establecido por la Ley N° 24.463. En julio de 1994, habían permanecido en el
régimen de reparto una alta proporción de aportantes, en mayor medida influido por los
autónomos, decisión inicial que se revirtió al poco tiempo de iniciado el nuevo sistema. Esto se
observa en el Cuadro 23.
Cuadro 23
Fuente: Dirección Nacional de Programación Económica y Normativa, sobre la base de datos de la AFIP.
Los recursos del sistema se conforman por un lado con los aportes y contribuciones tanto de
trabajadores en relación de dependencia como autónomos y por el otro con la afectación de
739 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tributos. En tal sentido se han establecido sumas fijas y porcentajes de lo recaudado por los
siguientes impuestos: Ganancias, IVA, Combustibles, Internos, Monotributo y Coparticipados.
Asimismo, el Honorable Congreso de la Nación fija anualmente en la Ley de Presupuesto los
recursos adicionales que son girados al sistema.
A fin de garantizar el financiamiento del régimen público, los ingresos tributarios destinados al
mismo incrementaron su participación. Si consideramos en el sistema de financiamiento de la
ANSeS, vemos que en 1994 los recursos tributarios eran aproximadamente el 29 % de sus
ingresos, mientras que ante una tendencia creciente en todo el periodo, llega a una situación
inversa representando más del 60 % en 2002. El Cuadro 24 muestra esta evolución.
Cuadro 24
EVOLUCIÓN DE LOS RECURSOS DEL
RÉGIMEN PREVISIONAL PÚBLICO (%)
A esta situación se llegó a raíz de cuestiones relacionadas con la reforma y por las
características propias del país. En efecto, luego de 1994, los aportes personales de quienes
optaron por una AFJP pasaron a ser recursos para el sistema de capitalización. Con la creación
de la SIJyP, el redireccionamiento hacia las cuentas individuales de los aportes de los afiliados
al Régimen de Capitalización Individual provocó una significativa merma en los recursos que
financian las prestaciones al Régimen Público. El sistema ha evolucionado de tal forma que los
cotizantes al Régimen de Capitalización representan alrededor del 84% del total de trabajadores
que mensualmente realizan su aporte.
Por otro lado, cambios frecuentes en los niveles de las contribuciones patronales, que buscó de
esta manera disminuir el costo de contratar como forma de solucionar los problemas de empleo,
es decir, frenar el aumento de la desocupación y asimismo el grado creciente de evasión fiscal,
que corría el riesgo de incluir no solo la dimensión laboral, sino alcanzar el ocultamiento total
de la actividad productiva. El resultado financiero del sistema se deterioró por tanto en los
primeros años de vigencia del nuevo régimen (Cuadro 25).
Cuadro 25
EJECUCION PRESUPUESTARIA DE LA ANSES
(EN MILLONES DE PESOS)
Por el lado de los beneficios que otorga el sistema, sin embargo, las obligaciones no fueron
reducidas, ya que a pesar de la reforma, el Estado es quien asume la responsabilidad por los
jubilados anteriores, así como también por los resultados de los juicios iniciados en la etapa de
crisis del sistema. Más aún, también incorporó a beneficiarios de las cajas provinciales que
fueron absorbidas en el proceso de armonización, rescatando a las cajas transferidas que eran las
mas deficitarias. El comportamiento de esta variable puede observarse en el Cuadro 26.
Cuadro 26
Periodo Beneficiarios
1995 2.239.894
1996 2.460.379
1997 3.213.069
1998 3.151.345
1999 3.092.666
2000 3.048.367
2001 3.019.990
2002 2.976.605
2003 2.933.262
2004 2.881.458
2005 2.880.177
2006 2.932.537
Fuente: Secretaria de la Seguridad Social. Boletín Estadístico 2006.
Como el haber medio del sistema es el promedio de lo que perciben los beneficiarios, el
aumento se debe básicamente al cambio en la composición de los beneficiarios. A medida que
trascurre el tiempo la proporción de beneficiarios del nuevo sistema se incrementa, y con el
cambio de diseño de 1994 los haberes de los nuevos jubilados fueron más altos.
A mediados de 2002 comienzan nuevamente los aumentos de suma fija a las jubilaciones, al
mantenerse el resto de los haberes sin variación, la proporción que percibía la mínima se elevó
hasta casi el 40% a fines del año 2003 y al 61% a fines de 2004.
En el Cuadro 27 puede observarse el comportamiento del haber medio mensual para el total del
sistema, en el cual claramente se ve la tendencia creciente a través del tiempo. Únicamente tuvo
una disminución en el año 2001.
741 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 27
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección Nacional de Políticas de la Seguridad Social
Secretaría de Seguridad Social y datos de la ANSES.
El ingreso imponible promedio del SIJP se mantuvo en torno a los $800 hasta fines de 2001,
con valores mayores en capitalización que en reparto. Con la recuperación posterior a la crisis
económica, el ingreso imponible promedio creció en términos nominales hasta alcanzar $1.468
en junio de 2006. En términos reales, sin embargo, significó una caída del 34% respecto a junio
de 2001.
Cuadro 28
Cuadro 29
Autónomos Dependientes
Capitalización 602 1.502
Reparto 510 1.617
SIJP 574 1.515
Fuente: SAFJP
La sexta etapa del proceso registrado del sistema previsional desemboca en una vuelta al
pasado, retrotrayéndolo a los años previos a la reforma de la Ley Nº 24.241. Dado que el
escenario económico y financiero es bastante diferente a la década previa a los años noventa,
resulta sumamente importante analizar las posibles implicancias de la contrarreforma encarada
muy recientemente.
631
Medición correspondiente al mes de diciembre de cada año.
743 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(a) Introducción
Como se analizara en puntos anteriores, el sistema previsional vigente con anterioridad a 1993,
organizado como un régimen de reparto, evidenciaba problemas de financiamiento y fallas en
materia de prestaciones, lo que obligó a realizar la reforma estructural del mismo. La Ley Nº
24.241 dio origen al funcionamiento del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP)
que introdujo en el régimen previsional un componente de capitalización individual
administrado de manera privada, que coexiste con el régimen público.
Transcurridos doce años de la introducción del SIJP, se cuenta con suficientes datos como para
observar cuál fue el resultado del sistema público y responder a la pregunta de cuán acertadas o
no fueron las aludidas estimaciones, interrogante que justifica la realización de este nuevo
estudio. El objetivo es contrastar las proyecciones con la realidad, en lo que se refiere al número
de aportantes al SIJP, opción entre capitalización y reparto, salario medio de la economía y
número de beneficiarios, entre otras variables. Las proyecciones analizadas son las realizadas
por FIEL (1995, 1996 y 1997), SAFJP (1997), Schultess y Demarco (1996) y Durán (1996), así
como la estimación de Piffano (1997), elaborada sobre la base de esas estimaciones previas. No
obstante, el trabajo se enfocará especialmente en el resultado estructural del régimen previsional
público según las estimaciones de FIEL, Schultess-Demarco, Durán y la variante propia
efectuada sobre los datos del trabajo de la SAFJP; en los cuadros y gráficos se mostrará
asimismo la proyección correspondiente a la revisión efectuada en Piffano (1997).
Para ello, el presente capítulo se organiza de la siguiente manera. En primer lugar (punto 4.4.2.),
se analizará el resultado estructural del sistema público de acuerdo a las diferentes proyecciones
y el que efectivamente obtuvo el régimen, calculado con los datos disponibles. En segundo
lugar, con el objetivo de evaluar el lado de los ingresos del sistema se estudiará la evolución de
variables como el número de aportantes, la opción entre reparto y capitalización, el salario de la
economía, las alícuotas de los aportes y contribuciones y la cobertura del SIJP (punto 4.4.3.).
Los egresos, beneficiarios y haber medio del sistema público, se estudian luego (punto 4.4.4.).
Finalmente, las conclusiones (punto 4.4.5.).
El ―resultado estructural‖ del sistema previsional público se define como la diferencia entre los
ingresos provenientes de aportes personales y contribuciones patronales, y los egresos derivados
del pago de prestaciones por parte del régimen.
632
Esta sección estuvo a cargo del Lic. Agustín Lódola y la asistencia de Anastasia Molinari.
633
Piffano (dir.) (1998g).
744 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Año de
Aporte Período de
Autor Año Proyecciones reversión del
Patronal Cobertura
déficit
FIEL 1995 FIEL 95 (16%) 16,00% 1993 2045 2014
FIEL 1995 FIEL 95 (11%) 11,00% 1995 2045 2021
FIEL 1996 FIEL 96 (12%) 12,00% 1995 2010 -
Schulthess 1996 Schulthess 96 (16%) 16,00% 1995 2020 2018
Schulthess 1996 Schulthess 96 (12%) 12,00% 1995 2020 -
Duran 1996 Duran 96 (12%) 12,00% 1995 2025 -
SAFJP 1997 SAFJP 97 (12%) 12,00% 1995 2050 2018
Piffano 1997 Piffano (12%) 12,00% 1995 2050 2017
FIEL 1997 FIEL 97 (9,6%) 9,60% 1997 2040 2025
FIEL 1997 FIEL 97 (3,2%) 3,20% 1997 2040 -
SAFJP 1997 SAFJP 97 (9,6%) 10,00% 1995 2040 2026
SAFJP 1997 SAFJP (3,2%) 3,20% 1995 2050 -
La evolución del resultado para el sistema público y los proyectados para el período 1995-2005
se muestran en el Gráfico 1.
Gráfico 1
El trabajo de FIEL del año 1995 realiza la proyección de la situación financiera del sistema
público desde el año 1995 hasta el 2045. Por el lado de los recursos, se consideraron los aportes
personales, patronales y otros ingresos previsionales, mientras que los egresos estaban
conformados por las PBU, PC y PAP; las erogaciones del sistema anterior y los gastos
operativos. La diferencia entre ingresos y egresos se calcula en una primera etapa para una
contribución patronal del 16%, tal como se había establecido en la Ley Nº 24.241. El resultado
es negativo en los primeros años y el sistema se convierte en superavitario a partir del año 2014,
en el que el excedente adopta un valor de $417 millones y aumenta hasta el último año
proyectado. Este comportamiento deficitario en el inicio está relacionado con el hecho de que el
régimen público debía seguir pagando las prestaciones del viejo sistema, que constituían el
principal gasto en los primeros años, para ir decreciendo a medida que pasaba el tiempo. El
valor actual del superávit para el período 1995-2045 es de $3.431 millones (calculado a una tasa
de descuento del 4% anual), resultado que demuestra que, según esta proyección, el sistema
público podría financiarse con los recursos genuinos.
745 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
FIEL preveía una reducción en las alícuotas de aportes patronales y realiza en la misma
publicación una estimación del efecto que tendría esta disminución sobre el financiamiento del
sistema, y suponía que esta tasa adoptaba un valor de 11%. En este caso, el resultado del
régimen público presenta el mismo comportamiento, negativo en los primeros años y positivo a
partir de un cierto punto, pero el año de reversión del déficit resultó ser el 2021, con un valor
positivo de $159 millones, monto inferior al obtenido con una tasa de aporte patronal del 16%.
Sin embargo, a pesar de que la tendencia para el resultado es la misma, el sistema de reparto
esta vez no obtiene los recursos necesarios en el período total, y si no contara con impuestos
adicionales para su financiamiento, el valor actual del déficit ascendería esta vez a $59.386
millones, desequilibrando al régimen para el período 1995-2045.
Un año más tarde, FIEL realizaba una nueva proyección para un período más reducido, 1994-
2010, que quedaba comprendido dentro del período del trabajo anterior. El resultado que obtuvo
esta vez fue negativo para todos los años, en el caso de que no se consideraran los ingresos por
impuestos que podía llegar a obtener el régimen público. El valor mínimo del déficit se
obtendría en el año 2004. Hay que tener en cuenta que esta proyección tiene como supuesto una
contribución patronal del 11% sobre el salario, afectando de esta manera los ingresos del
sistema.
En 1996, Schultess y Demarco proyectan los ingresos y egresos del sistema público, obteniendo
los resultados estructurales para el período 1995-2020. Por el lado de los recursos, se
consideraron las contribuciones y aportes personales de los individuos que aportaban al sistema
de capitalización y reparto, mientras que para los egresos, se consideraron las erogaciones
realizadas por las obligaciones contraídas en el antiguo régimen previsional y las prestaciones
que debía realizar el sistema público de acuerdo a las nuevas reglamentaciones del SIJP. Los
ingresos se reducirían al inicio por la menor cantidad de personas aportantes a reparto, dado que
elegirían el sistema de capitalización, mientras que los gastos no experimentarían una gran
reducción luego de la reforma, pero la tasa de decrecimiento aumentaría a medida que pasaba el
tiempo. El resultado es negativo para la mayoría de los años comprendidos en la proyección,
revirtiéndose el signo en el año 2018. El trabajo consideró primero una contribución del 16% y
luego se proyecta el resultado para una contribución del 12%, para la cual el resultado del
sistema es negativo para todos los años.
Igual comportamiento para el déficit del régimen público obtiene Durán en la proyección del
año 1996, considerando los años 1995-2025, y una contribución patronal del 12%. En todos los
años el sistema es deficitario, no llegando a cubrir los pagos de prestaciones con los recursos
derivados de los aportes de trabajadores y empleadores.
En el año 1997 la SAFJP presenta una proyección para el sistema público. El trabajo considera
el resultado estructural, definiéndolo como la diferencia entre ingresos por aportes y
contribuciones y gastos por prestaciones.
Con estas consideraciones, el resultado estructural sería negativo en los primeros años debido a
la pérdida de aportantes al momento de la reforma, pero se llegaría al equilibrio en el año 2018 a
una tasa de aporte patronal del 12%, alcanzando el sistema un superávit máximo veinte años
más tarde. Luego de este año el resultado positivo comenzaría a descender, manteniendo una
baja participación en el producto bruto interno. En el caso de que la tasa de contribución
patronal se redujera al 9,6% del salario, el resultado es similar pero el período de déficit se
extiende, revirtiéndose sólo a partir del año 2026. Se podría decir que a largo plazo el sistema
público alcanzaría un equilibrio de financiamiento.
Para el tercer trabajo considerado de FIEL, del año 1997, los ingresos del sistema son castigados
en las proyecciones no sólo por el elevado nivel de informalidad de la economía, sino también
por la mayor preferencia que manifestaban los individuos por el régimen de capitalización. El
resultado estructural es negativo hasta el año 2025, a partir del cual se convierte en superávit
para el período 2025-2040. En el año de reversión, el excedente sería de $13 millones,
suponiendo un aporte patronal del 9,6%. Luego se realiza una proyección adicional bajo el
supuesto de que la contribución adoptaba el valor del 3,2% a partir del año 2000, que era el
nivel vigente en las zonas con mayor reducción en las tasas a cargo de los empleadores al
momento de la estimación. En este caso, el sistema de reparto permanecería en una situación
permanente de déficit en el período 1997-2042.
Por último, se tendrá en cuenta el cambio en el nivel de acceso de los beneficiarios a la PBU, tal
como lo calcula Piffano en su trabajo del año 1997, utilizando los datos de la publicación de la
SAFJP. El supuesto que toma el autor es que sólo el 90% de los beneficiarios podía acceder a
esta prestación. Los ingresos siguen el mismo comportamiento que el obtenido por la SAFJP,
pero los egresos son por supuesto menores. De esta manera, el resultado es negativo hasta el año
2017 y se convierte en superávit a partir de ese momento, hasta el último año de la proyección,
2050, con una contribución patronal del 12% sobre los salarios.
Cuadro 2
Resultado Puro
Año Schulthess
FIEL 95 FIEL 96 Duran 96 FIEL 97 SAFJP 97 Piffano
y Demarco Realidad
(11%) (12%) (12%) (9,6%) (12%) (12%)
96 (12%)
1995 -3447 -5418 -7353 -7726 -7069 -7050 -3666
1996 -5651 -8407 -7363 -7942 -6666 -6629 -5062
1997 -5638 -8005 -7306 -8276 -5275 -7137 -7068 -5202
1998 -5670 -7624 -7153 -9155 -5124 -6762 -6684 -4844
1999 -5736 -7249 -6995 -8659 -5240 -6712 -6614 -5968
2000 -5806 -6867 -6882 -8213 -5120 -6620 -6501 -7000
2001 -5787 -6505 -6658 -7893 -5065 -6045 -5920 -6858
2002 -5764 -6126 -6466 -7574 -5009 -5833 -5688 -5406
2003 -5747 -5756 -6223 -7246 -4929 -5576 -5411 -4956
2004 -5734 -5399 -6004 -6911 -4819 -5276 -5091 -4466
2005 -5714 -5427 -5719 -6906 -4679 -4945 -4740 -3150
Fuente: Elaboración propia en base a proyecciones y datos de ANSES, Secretaría de Seguridad Social y Ministerio
de Economía.
De igual manera que en las proyecciones revisadas anteriormente, el resultado estructural del
sistema público surge de la diferencia entre ingresos por aportes y contribuciones, y los gastos
por el pago de prestaciones previsionales.
Los datos indican un resultado negativo para el período 1995-2005, tal como lo supusieron
todas las proyecciones. Por la tendencia que mostraron los ingresos y los egresos, el déficit
aumenta hasta el año 2000 y comienza en ese momento a reducirse.
747 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como se puede observar, la evolución del resultado experimentó varios quiebres debido a las
crisis que enfrentó la economía argentina. En el año 1995 el déficit era de $ 3.666 millones,
mientras que luego de la crisis asiática llegó a ser de $ 7.000 millones, en pesos del año 2001.
La recuperación del resultado comienza a partir del año 2001, cuando los egresos cayeron más
pronunciadamente que los ingresos del régimen, y aún cuando este crecimiento se frena con la
devaluación del peso, continúa hasta el año 2005.
Por el lado de los egresos, la tendencia es relativamente estable entre 1995 y 2001, y se reducen
en términos reales a partir de este último año, aunque situándose siempre por encima de los
ingresos del régimen. En los primeros años de implementación es importante el efecto negativo
que tuvo la transferencia de las cajas provinciales de previsión al SIJP sobre las cuentas del
sistema, mientras que la reducción en el 2001 de los egresos se da por una caída conjunta en la
cantidad de beneficiarios y en el haber medio del régimen de reparto.
Gráfico 2
15000
10000
5000
-5000
-10000
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Ingresos Egresos Resultado
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Secretaría de Seguridad Social, Secretaría de Política
Económica, ANSES.
En los últimos tres años del período, las erogaciones del sistema vuelven a retomar la senda del
crecimiento, dado que los gastos expresados en términos nominales experimentaron un
incremento a partir del 2002 hasta la actualidad; al ser deflactados por el IPC GBA para
expresarlos en moneda del año 2001, el aumento de los gastos se da a partir del año 2004.
748 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
Habiendo analizado el resultado estructural del sistema previsional público, en esta parte se
contrastarán las proyecciones con la realidad acerca de las variables relacionadas con los
recursos del sistema.
Con relación al análisis de los ingresos del sistema público, se consideran cuatro variables: el
salario medio de la economía, las tasas de aportes patronales y personales, la evolución del
número de aportantes al sistema previsional, y la opción que realizan los individuos entre el
régimen de capitalización y el de reparto. Para finalizar se analizará el indicador de ―No
Aportantes‖ del SIJP con respecto a la población económicamente activa.
En el Gráfico 3 se pueden observar las evoluciones proyectadas de los ingresos y los realmente
alcanzados por el régimen público. La mayoría de las estimaciones esperaban un incremento de
los recursos del sistema en el período 1995-2005.
En el caso de la estimación de FIEL del año 1995, los ingresos aumentan en todos los años de la
proyección, siendo por supuesto mayores en el caso que la tasa de contribución patronal fuera
del 16% y no del 11%. Como ya se dijo anteriormente, los recursos eran obtenidos de los
aportes personales, las contribuciones y se consideraban además otros ingresos previsionales.
En el año 2005, para la proyección con contribución patronal del 11%, los ingresos serían un
16,75% superiores con respecto a 1996. Para el caso en que el aporte del empleador fuera del
16%, los recursos aumentarían un 20,46% en el período que media entre 1995 y 2005.
749 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 3
Cuadro 4
Año Schulthess y
FIEL 95 FIEL 96 Duran 96 FIEL 97 FIEL 97 SAFJP 97 (12%) - SAFJP 97
Demarco 96 Realidad
(11%) (12%) (12%) (9,6%) (3,2%) Piffano (12%) (9,6%)
(12%)
1995 9963 9750 6886 5993 6646 5702 9384
1996 8226 6532 7074 6298 7083 6023 8597
1997 8371 6709 7315 6665 7535 7535 7375 6219 8596
1998 8516 6870 7572 7117 7554 7554 7520 6293 8860
1999 8658 7029 7803 7569 7585 7585 7685 6386 7884
2000 8800 7197 7983 8035 7844 3678 7971 6583 7056
2001 8958 7348 8169 7960 8035 3790 8333 6849 6744
2002 9118 7521 8358 8015 8231 3907 8707 7124 5393
2003 9277 7685 8552 8099 8435 4031 9122 7435 5815
2004 9439 7841 8747 8197 8645 4161 9578 7781 7323
2005 9604 8009 8942 7983 8862 4299 10072 8160 8894
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Economía, SAFJP, ANSES, Secretaría de Seguridad
Social y proyecciones.
Para el trabajo del año siguiente, FIEL supone que el aumento de los recursos es constante en el
período 1996-2010, aún cuando los ingresos decrecen entre 1995 y 1996. En este caso, con una
contribución del 12%, en el año 2005 aumentan en un 22,61% con respecto a 1996. Schultess y
Demarco, también en 1996, proyectan un nivel de ingresos creciente en el tiempo, para las dos
contribuciones patronales adoptadas, del 16% y 12% con niveles más elevados para el primer
caso, donde los ingresos aumentan más fuertemente en el inicio para luego frenar su crecimiento
a partir del año 2011. Los recursos deberían ser menores al inicio de la reforma por el hecho de
que una menor cantidad de individuos realizarían sus aportes al régimen público, dado que
optarían por el sistema de capitalización individual. La última proyección del año 1996 es la de
Durán, que considera un período de 20 años para su modelo. En el último año de la estimación,
los ingresos derivados de aportes y contribuciones habrían aumentado un 57% con respecto a
1995, con una tendencia creciente en el período total, mientras que el incremento esperado para
el período 1995-2005 era del 33,20%.
La nueva proyección considerada de FIEL es la del año 1997, donde los recursos del sistema
público son castigados en la estimación por el alto nivel de informalidad laboral y por la mayor
preferencia de los individuos por el pilar de capitalización. La evolución es creciente para todo
el período considerado, a un nivel más reducido para la contribución del 3,2% con respecto a la
750 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
obtenida cuando se suponía una contribución del 9,6%. Para el primer caso, el régimen público
permanecía todos los años en déficit, mientras que en el segundo el incremento en los ingresos
era del 17,61% en el período 1997-2005.
Por último se analiza la evolución de la variable recursos para la estimación que realiza la
SAFJP. La tendencia es creciente para el período 1995-2050 para las dos proyecciones, con
contribuciones patronales del 12% y del 9,6%, con un menor nivel para el último caso. Para la
primera contribución, el aumento de los ingresos entre 1995 y 2006 era del 59,42%, mientras
que si la tasa enfrentaba reducciones el incremento era del 50,18%. El componente más
importante de los recursos serían las contribuciones patronales, llegando a representar en el año
2006 un 96% con respecto al total de los ingresos por aportes de empleados y empleadores, para
la proyección del 12% de contribución. Los recursos en el trabajo de Piffano, con una
contribución del 12%, son iguales a los que obtiene la SAFJP.
Como se mencionó anteriormente, los ingresos experimentaron una reducción del 42,53% en
términos reales entre los años 1995 y 2002, momento a partir del cual comienzan a aumentar,
hasta adoptar en el año 2005 un monto de $8.894 millones en pesos del año 2001, un 5,23%
inferiores con respecto a 1995.
Los hechos que afectaron de manera más significativa los recursos fueron la reducción en las
contribuciones y la desviación de los ingresos hacia las AFJP de las personas que optaban por el
régimen de capitalización, y factores relacionados con el desarrollo del mercado laboral en
Argentina durante el período analizado, de reducción en el empleo y precarización de ciertas
modalidades de trabajo.
No se puede establecer con claridad cuál fue la proyección más acertada sobre la evolución de
los ingresos; sin embargo, la estimación de FIEL de 1997, con una tasa de 3,2% de contribución
patronal, es la que más castiga los recursos del sistema, que caen en el año 2000 por debajo de
los ingresos que obtuvo el régimen público en la realidad.
En este punto se analiza la evolución del salario medio de la economía para las estimaciones de
FIEL, Schultess y Demarco, SAFJP y Durán, y su comparación con la evolución real del salario
para el período 1995-2006.
La proyección de FIEL de 1996 incluye los valores observados de salario hasta el año 1995, a
partir del cual se supone que permanece constante hasta el último año de la estimación, 2010.
También en el año 1996 se publican dos trabajos más, Schultess y Demarco, y Durán, cuyas
estimaciones mantienen constante el nivel de salarios. En el primer caso, la proyección con una
contribución de 16% supone un mayor nivel de remuneraciones que para el caso en que la tasa
fuera del 12%. En el trabajo de Durán el salario también se supone constante para todo el
período, tanto para el caso de los trabajadores autónomos como para los que están en relación de
dependencia, a un nivel promedio de $8754 por año. En el año 1997 la publicación de la SAFJP
incluye un modelo donde se supone que los salarios se mantendrían estables en el período 1994-
1998, mostrarían un incremento del 1% entre 1998 y 1999, y un crecimiento constante del 2%
anual a partir de ese año.
Piffano utiliza este supuesto para la elaboración de su estimación de cómo afectaría una
reducción en el nivel de beneficiarios con acceso a la PBU sobre el resultado del sistema
público. Para ese mismo año FIEL realizó un trabajo similar. Con contribuciones del 9,6% y
3,2%, supone que la remuneración promedio permanecía constante en términos reales hasta el
año 2001, a partir del cual aumentaba a una tasa real del 1,5% anual hasta el último año de la
751 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
proyección. Para la proyección de FIEL del año 1995 no hay supuestos explícitos acerca del
comportamiento de esta variable.
Gráfico 4
Cuadro 5
Los datos disponibles en el Ministerio de Economía permiten construir una serie del salario
medio anual para el período 1995-2006. La misma se ha deflactado por el IPC GBA para
expresarla en moneda del año 2001. Como se puede observar, el salario mostró una tendencia
relativamente constante hasta el año 2001, a partir del cual experimenta una reducción que se
extiende hasta el año 2003, retomando luego la tendencia creciente. En el año 2006 se observa
un salario 0,76% más alto que el observado en el año 1995, en términos reales. La mayor
variación positiva ocurrió entre los años 2003 y 2004, siendo la misma del 9%, mientras que el
mayor descenso se verificó entre los años 2001 y 2002, con una reducción de la variable del
16,24%.
El salario promedio para el período fue de $11.480, en moneda del año 2001. La proyección que
más se acercó a la tendencia observada fue la de FIEL del año 1997 con una contribución del
9,6%, especialmente hasta el año 2001, con un salario promedio por año de $12.212 para el
período 1997-2006, aunque luego de la recuperación la remuneración tiende a adoptar el
comportamiento que se había obtenido para el salario bajo el supuesto de contribución patronal
al nivel del 3,2%. En ambas estimaciones se supuso que el salario aumentaría en términos reales
752 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a una tasa del 1,0% promedio para el período 1998-2006, mientras que esta tasa fue del 0,7%
real anual para la misma etapa.
Desde los primeros años de implementación del SIJP la contribución de los empleadores
experimentó reducciones con el objetivo de mejorar las condiciones de empleo y la
competitividad de la economía doméstica a través del estímulo en la demanda de trabajo, siendo
el valor promedio de la contribución para el sector privado del 10,27% para el período 1993-
2006. Las disminuciones fueron diferenciales por sectores de actividad y zona, dando lugar a un
esquema donde existían conjuntamente diversas tasas según la actividad, el tamaño y la
localización de una empresa en particular. La alícuota continúa en el nivel del 16% para el
sector público nacional y para las provincias que transfirieron las cajas provinciales al SIJP.
Cuadro 6
Por último, desde el punto de vista de los ingresos resta estudiar la evolución del número de
aportantes al régimen público y la distribución de los aportantes entre el sistema de reparto y el
de capitalización.
Cuadro 7
Aportantes al SIJP
Año Schulthess y
FIEL 95 FIEL 96 Duran 96 FIEL 97 SAFJP 97 (12% y 9,6%)
Demarco 96 Realidad
(11%) (12%) (12%) (9,6%) - Piffano (12%)
(12%)
1995 6455 5540 4940 4367 4336 4237
1996 6560 4651 5095 4646 4716 4448
1997 6666 4736 5290 4961 4785 4974 4470
1998 6773 5012 5499 5348 4905 5280 4562
1999 6879 5303 5690 5748 5027 5572 4526
2000 6986 5585 5846 6171 5153 5872 4477
2001 7094 5867 6008 6217 5230 6205 4359
2002 7202 6153 6175 6355 5309 6523 3747
2003 7310 6430 6345 6528 5388 6850 4095
2004 7417 6719 6519 6720 5469 7185 4745
2005 7525 7003 6695 6716 5551 7528 5231
2006 7632 7280 6872 6873 5635 7876 5485
Fuente: Elaboración propia en base a datos de ANSES, SAFJP y Secretaría de Seguridad Social y proyecciones .
Gráfico 5
APORTANTES AL SIJP
(EN MILES DE PERSONAS)
8500
7500
6500
5500
4500
3500
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Schulthess y Demarco 96 (12%)
Duran 96 (12%)
FIEL 97 (9,6%)
SAFJP 97 (12% y 9,6%) - Piffano (12%)
Realidad
El supuesto de que el número de aportantes al SIJP aumenta en el tiempo fue adoptado por todas
las proyecciones analizadas.
Para el trabajo de FIEL del año 1995, se estimaron separadamente los aportantes al sistema de
reparto y de capitalización. La proyección supone, tanto para un aporte patronal del 16% como
del 11%, que los aportantes al sistema integrado aumentan a lo largo de todo el período 1995-
2045.
de un porcentaje del 47% sobre la población obligada a realizar aportes hasta alcanzar el 70% en
el año 2010. Schultess y Demarco realizan un trabajo similar bajo el supuesto de que los
aportantes al SIJP experimentaban un crecimiento en el período 1995-2020. Los individuos que
aportaban al sistema de capitalización crecerían a una mayor tasa que los aportantes al régimen
público, que aumentarían lentamente en todo el período. La última estimación del año 1996 es
la de Durán, que consideró que entre los años 1995 y 2025 aumentarían los aportantes tanto para
el régimen de capitalización como para el de reparto, llegando a totalizar 8985 mil individuos en
el último año proyectado.
Finalmente, es la publicación de FIEL del año 1997 la que muestra una tendencia que se ajusta
de manera más apropiada con la realidad. Con una contribución del 9,6%, el supuesto sobre el
que se elaboró la proyección es que el número de aportantes al SIJP se incrementaba a una tasa
del 2,5% anual hasta el año 2000, y a partir de ese año hasta el 2040 a una tasa del 1,5%. FIEL
adoptó un supuesto pesimista dado que el número de aportantes podía aumentar por muchas
razones. En el momento en que se realizó la estimación, no se esperaba que la informalidad
laboral experimentara cambios significativos. Para la variante de contribución del 3,2%, el
número de aportantes es mayor dado que disminuye el premio por evasión.
De acuerdo a los datos y a la serie construida para el número de aportantes, se observa que éstos
crecen desde el año 1995 hasta 1998, comenzando en ese momento a disminuir. Esta reducción
se mantiene hasta el año 2002 a partir del cual la tendencia es creciente hasta el 2005. Durante
los primeros años de funcionamiento del SIJP, el aumento en el número de aportantes se debió
principalmente a la incorporación de los trabajadores pertenecientes a las cajas provinciales
transferidas. Los individuos que realizaban sus aportes al SIJP aumentaron en el período 1995-
2006 en un 29,44%, manteniéndose la tendencia por debajo de la evolución de los aportantes
obtenida con el supuesto más pesimista, especialmente entre 2001 y 2004.
El último determinante que resta observar es el de la opción de los individuos por el sistema de
capitalización. De igual manera que se suponía un incremento en el número de aportantes, todas
las proyecciones vieron como escenario posible el aumento en el porcentaje de afiliados al
sistema privado, hecho vinculado especialmente con los mayores incentivos a aportar que se
derivaban de la relación más estrecha entre aportes y beneficios.
Con respecto a la elección del régimen, la ley 24.241 disponía que los trabajadores podían optar
por no quedar comprendidos dentro del régimen de capitalización. En caso de no expresar su
voluntad, los indecisos eran transferidos aleatoriamente a una AFJP, de manera proporcional a
las participaciones de mercado, y las administradoras no podían rechazar a ningún afiliado,
sistema que tuvo vigencia hasta 1998. Desde febrero de ese año, los indecisos se repartieron en
partes iguales entre las administradoras, lo que redujo la concentración en el mercado de las
AFJP. A finales del año 2001, una resolución estableció que los indecisos se asignarían a una de
las dos administradoras de menor comisión que tuvieran sucursales en la jurisdicción del
trabajador.
Para la proyección que FIEL realizó en el año 1996, se supone que la relación aportantes al
sistema de capitalización/total de aportantes al SIJP aumenta año a año, y que todos los
755 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 6
85,00%
75,00%
65,00%
55,00%
45,00%
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
FIEL 95 (16% y 11%)
Schulthess 96 (16% y 12%)
FIEL 96 (12%)
SAFJP 97 (12% y 9,6%) - Piffano (12%)
Realidad
Fuente: Elaboración propia en base a datos de SAFJP, Secretaría de Seguridad Social,
ANSES y proyecciones.
La publicación de la SAFJP del año 1997 suponía que la mayor proporción de los nuevos
trabajadores que se incorporaban al mercado se decidían por el régimen de capitalización, y que
en el año 2050 todos los trabajadores activos serían aportantes a este sistema. Se esperaba
además que se diera un proceso de traspaso entre regímenes que reduciría los aportantes al
sistema público.
Nuevamente en el año 1997, FIEL publica otro trabajo al respecto. El supuesto acerca de la
elección de los aportantes por un sistema u otro era que una pequeña proporción de los
trabajadores que ingresaban al mercado laboral elegían el régimen de reparto y que además esta
proporción se reduciría en el tiempo.
La estimación consideraba por separado los aportantes a los dos sistemas, suponiendo que aún
cuando los incentivos por aportar al régimen de capitalización eran mayores, una pequeña
proporción seguía optando por el sistema público en función de la mayor seguridad que ofrecía
este régimen en las prestaciones al momento de retiro. Así como año a año aumenta la
proporción de aportantes al sistema de capitalización, el porcentaje de aportantes al régimen de
756 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
reparto se redujo constantemente, partiendo del 49,33% en 1995 y adoptando en el año 2006 un
valor de 12,73%.
Cuadro 8
Fuente: Elaboración propia en base a datos de SAFJP, Secretaría de Seguridad Social, ANSES y
proyecciones.
Recientemente se aprobó una reforma a la Ley Nº 24.241 con la sanción de la Ley Nº 26.222.
Entre otros aspectos que se modificarán, de acuerdo con la nueva normativa, los empleados que
no realicen su elección por un régimen u otro dentro de los 90 días luego de la afiliación serán
asignados de manera automática al sistema público, a diferencia de lo establecido hasta la
actualidad, donde los indecisos eran distribuidos mediante sorteos a una de las AFJP de menor
comisión en la jurisdicción correspondiente. Por otra parte, los individuos que hubieran elegido
el régimen de reparto no podían cambiarse al sistema público, opción que sí se contempla en la
nueva ley, donde pueden optar por el cambio una vez cada cinco años.
Para finalizar la sección de determinantes de los recursos, se debe observar el nivel de cobertura
del sistema previsional. Este nivel puede estar representado por diferentes indicadores como la
relación ―Aportantes SIJP/Afiliados SIJP‖, ―Aportantes SIJP/Fuerza Laboral Ocupada‖. En
ambos casos se observa que es aún bajo. Otros indicadores que se pueden analizar son los que
estudian a los individuos en edades avanzadas634, que señalan una reducción en el nivel de
cobertura de las personas de más de 65 años que reciben una pensión o jubilación, para el
período 1994-2003.
Para los individuos en edad activa, se puede analizar la evolución de los aportantes y no
aportantes con respecto a la PEA, además de la relación aportantes/afiliados. La mayoría de las
proyecciones estimaron que la PEA convergería al 50 % de la población en el 2028, cuando en
el año 2006, la PEA representaba un 45,4% de la población, un punto porcentual por encima de
lo previsto en las estimaciones analizadas.
634
Ver Cetrángolo O. y Grushka C (2004) para un análisis de la evolución de los indicadores de
cobertura provisional para edades avanzadas.
757 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 9
Gráfico 7
PORCENTAJE DE NO APORTANTES
CON RESPECTO A LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA (PEA)
80,00%
75,00%
70,00%
65,00%
60,00%
55,00%
50,00%
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Las proyecciones del año 1996, Schulthess y Demarco (12%), Durán (12%) y FIEL 1996
(12%), y la de la SAFJP de 1997 (12% y 9,6%) suponían implícitamente una reducción en el
porcentaje de agentes pertenecientes a la PEA que no realizan aportes al sistema, y que esa
disminución sería más pronunciada en los primeros años de implementación del nuevo régimen.
Sólo la proyección de FIEL 95 (11%) supone un incremento en la proporción de la PEA no
aportante para el período 1995-2045.
Gráfico 8
15,00%
10,00%
5,00%
0,00%
-5,00%
-10,00%
-15,00%
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Algunas proyecciones no realizan supuestos acerca del producto bruto. Éstas son las de FIEL
del año 1995, Schultess y Demarco y Durán.
El PBI permanece constante en términos per cápita en el período 1995-2010 para la estimación
que FIEL realiza en 1996, mientras que la publicación de la SAFJP suponía que la variación del
producto estaba basada en la evolución de la fuerza laboral y los salarios. Partiendo de un
incremento del 8% para el año 1997, la variación tiende a adoptar un valor que iguala la suma
de la tasa de crecimiento de la población, la de los salarios y un 0,5% adicional. En el caso de la
proyección de FIEL de 1997, el crecimiento del PBI disminuye en el tiempo. Las tasas de
incremento son de 8% para el año 1997; 5% para 1998 y 1999; 4,5% en el período 2000-2005,
3,5% hasta el año 2020 y del 2,5% hasta el último año de la proyección, 2040.
Al observar el sendero de crecimiento del producto bruto interno (a precios constantes de 1993),
la tasa promedio de crecimiento fue 2,0% para el período 1995-2005. La recesión en la que cayó
la economía argentina en el año 1998 y la devaluación del año 2002 tuvieron efectos negativos
sobre la tasa de desocupación, hecho que incidió directamente en los resultados del sistema
previsional.
el 2005, interrumpida por una contracción en los años 2001 y 2003 para las dos variables. El
incremento de estas variables para el período 1995-2005 tiene efectos positivos sobre los
recursos, mientras que es la reducción de las contribuciones y el menor número de aportantes
que eligen el sistema de reparto lo que erosiona de manera significativa los ingresos del régimen
público, llevando a que éstos se sitúen por debajo de los egresos y manteniendo al sistema en
una posición de déficit para todos los años considerados. Por otra parte, se deterioraron los
indicadores de cobertura previsional del SIJP, debido en gran parte a factores relacionados de
manera más directa con el funcionamiento del mercado laboral en la Argentina.
Para analizar el segundo componente del resultado estructural, se relevan en esta sección los dos
elementos más importantes para determinar los egresos del régimen: la cantidad de beneficiarios
de cada sistema y el haber medio al que pueden acceder los mismos, realizando antes una
revisión de los egresos del sistema público y los proyectados por las diferentes estimaciones.
El análisis comenzará con la publicación de FIEL del año 1995, donde se supone que los
egresos del sistema público aumentarían a partir de ese año hasta alcanzar un máximo en 2005
de 15.318 millones de pesos, para luego disminuir durante 15 años. La senda creciente se
retomaría en el año 2020 y continuaría hasta el último año de la proyección, tanto para
contribuciones patronales del 16% y del 11%, el resultado para los gastos es el mismo. En los
primeros años de funcionamiento del nuevo régimen las erogaciones serían crecientes dado que
el sistema público debía continuar pagando las prestaciones del antiguo régimen previsional,
gasto que se reduciría con el paso de los años.
Ya para el año 1996, la nueva estimación de FIEL supone que los egresos del sistema serían
decrecientes hasta el año 2004, momento a partir del cual aumentarían constantemente hasta el
2010, con un nivel de gastos en el año 2006 de 13.638 millones de pesos, un 10% inferior al
nivel supuesto para 1995.
Las proyecciones de Durán para este mismo año suponen un incremento en el nivel de
erogaciones del sistema público desde el año 1995 y hasta 1998, donde comenzarían a reducirse
hasta alcanzar el valor mínimo en el último año, 2025. Para el período 1995-2006, la suba
esperada en los egresos era del 4,67%.
Por último, el trabajo de la SAFJP supone un incremento constante de los egresos del régimen
público, para todo el período 1995-2050, y es en el último año en que los gastos alcanzan el
nivel máximo. La variación entre esos años era del 159,57%, mientras que para el período 1995-
2006 adoptaba un valor de 10,68%, sin importar la contribución patronal adoptada. En los
primeros años los egresos estarían integrados en gran parte por el pago a los beneficiarios del
viejo sistema, y a medida que pasara el tiempo se concentrarían en la prestación básica
universal, que en el último año de la proyección significaría el 66% de los gastos.
La estimación de Piffano de 1997, basada en los datos publicados por la SAFJP, resulta en un
menor nivel de egresos que el obtenido por la institución mencionada, dado que un 10% de los
beneficiarios no tendrían acceso a la PBU, aunque el comportamiento de las erogaciones para
los dos trabajos es el mismo.
Gráfico 9
15000
14000
13000
12000
11000
10000
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
En los primeros años los gastos del sistema aumentan debido a las incorporaciones al SIJP de
las cajas provinciales, que ya contaban inicialmente con un déficit importante, y a la moratoria
del año 1995 que introdujo al régimen a muchos individuos que no habían realizado la totalidad
de sus aportes, con efectos negativos sobre los egresos del sistema. Es entre los años 2001 y
2003 que se da un proceso de reducción de los haberes previsionales, lo que afectó los egresos
del sistema. La variación de los gastos entre 1995 y 2006 fue del 8% en términos reales.
Cuando se observan la evolución de los egresos del sistema y los derivados de las proyecciones,
la estimación de FIEL del año 1996 con una contribución del 12% es la que muestra un
comportamiento análogo al real, y cuyos niveles de gastos son similares a los que obtuvo el
régimen público, a excepción de los años 2002, 2003, 2004 y 2005, donde las erogaciones
fueron menores que las supuestas por esa publicación.
Queda por mencionar que la desviación de los egresos respecto a las proyecciones es mayor que
el apartamento observado en el caso de los ingresos del sistema, analizados previamente.
761 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 10
Cuadro 11
Año Schulthess y
FIEL 95 FIEL 96 FIEL 97 SAFJP 97 Piffano
Demarco 96 Realidad
(16% y 11%) (12%) (9,6%) (12% y 9,6%) (12%)
(16% y 12%)
1995 3322 3200 3407 3522 3513 3307
1996 3349 3219 3369 3484 3466 3334
1997 3372 3241 3332 3205 3490 3459 3454
1998 3392 3192 3281 3146 3420 3384 3429
1999 3413 3144 3231 3122 3393 3347 3367
2000 3434 3097 3184 3097 3365 3309 3337
2001 3441 3051 3124 3070 3288 3227 3304
2002 3446 3005 3066 3043 3259 3189 3286
2003 3448 2960 3009 3014 3231 3151 3289
2004 3451 2916 2954 2982 3206 3117 3279
2005 3451 2872 2900 2947 3182 3083 3309
2006 3415 2829 2849 2911 3162 3053 3399
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Secretaría de Seguridad Social, ANSES, SAFJP y proyecciones.
Para el resto de los trabajos considerados, la tendencia para el total de individuos que reciben
una prestación del sistema público es decreciente en el período 1995-2006. El supuesto que
adopta FIEL en su proyección del año 1996 es que el número de beneficiarios se reduce a una
tasa del 1,5% anual en el período 1994-2004, para aumentar luego hasta el año 2010, último año
762 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
considerado en la proyección. Esta reducción en los primeros años de implementación del SIJP
se debe al aumento en la edad mínima requerida para obtener los beneficios.
Gráfico 10
3700
3500
3300
3100
2900
2700
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
FIEL 95 (16% y 11%)
Schulthess y Demarco 96 (16% y 12%)
FIEL 97 (9,6%)
SAFJP 97 (12% y 9,6%)
Piffano (12%)
Realidad
En el caso de la proyección de la SAFJP, que considera los beneficios otorgados por el sistema
público, en el primer período de funcionamiento del SIJP, los mismos se reducirían dado que los
requisitos de otorgamiento se volvieron más estrictos con la reforma, como se puede observar
en el Gráfico 8. Luego del año 2011 los beneficiarios aumentarían hasta superar el número de
aportantes al sistema.
Para el caso de Piffano, se calculó el impacto sobre los resultados derivado de un menor número
de beneficiarios con acceso a la PBU. Utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares,
el 10% de los ocupados en el momento de realizar el trabajo tenían ingresos superiores a los
1300 pesos mensuales. De esta manera, y realizando el supuesto de que esa proporción se
mantenía a medida que pasaban los años, se estimó con los datos de la SAFJP una reducción en
los beneficiarios con acceso a la prestación mencionada. La evolución para los mismos es
similar a la de la SAFJP, a niveles menores.
La cantidad de beneficiarios es una función del número de aportantes al sistema, que aumentan
en el sistema de capitalización y muestran una tendencia decreciente para el sistema de reparto.
763 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con respecto a la segunda variable determinante de los egresos, el haber medio del sistema, las
proyecciones de FIEL 1995 (con tasas de aporte patronales del 16% y del 11%) y de Schulthess
y Demarco (con tasas del 16% y del 12%) mantienen un valor constante para el haber medio del
sistema público, tanto para las pensiones como para las jubilaciones. La estimación de FIEL del
año 1996 utiliza los valores de haber medio observado para los años anteriores al trabajo y luego
lo supone constante desde el año 1995 hasta el 2010.
Son dos las publicaciones cuyos modelos suponen incrementos en el haber medio que obtienen
los individuos que eligen el sistema de reparto, entre 1995 y 2005. Las proyecciones de FIEL
1997, con tasas del 9,6% y del 3,2%, suponen que el haber medio permanece estable en
términos reales hasta el año 1999, para luego incrementarse a una tasa real del 0,25% anual. El
haber promedio mejora según la estimación hasta el año 2021, a partir del cual experimenta una
reducción debida a la eliminación de la PC y dado que gran parte de las erogaciones se
originaban por la PBU de los individuos del sistema de capitalización. La segunda proyección
es de la SAFJP, que supone incrementos en el haber del sistema para el período 1995-2019,
dado el supuesto de que el MOPRE aumenta en una proporción del 75% del incremento en los
salarios medios, que crecen al 2% anual a partir de 1999. Entre los años 2020 y 2045, el haber
medio por año se reduce para volver a aumentar en los últimos cinco años de la proyección.
Gráfico 11
5250
4750
4250
3750
3250
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
FIEL 96 (12%)
Schulthess y Demarco 96 (16%)
FIEL 97 (9,6%)
SAFJP 97 (12% y 9,6%)
Piffano (12%)
Realidad
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Seguridad Social y proyecciones.
Los datos de haber medio, deflactados por el IPC GBA para expresarlos en moneda del año
2001, señalan un incremento de los haberes medios de las jubilaciones y las pensiones del
régimen público para el período 1995-2001. En los dos años siguientes, el haber medio
764 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 12
Para concluir la última sección, se puede decir que los determinantes de los egresos tuvieron
evoluciones similares, con una tendencia creciente en el período analizado. Los beneficiarios
comienzan a incrementarse en un momento posterior a los haberes, y conjuntamente con este
hecho, la reducción en las prestaciones permitió al régimen reducir su déficit a partir del año
2002. La proyección de la SAFJyP es la que realizó el supuesto más cercano a la realidad en
cuanto a los beneficiarios, mientras que no es posible establecer una conclusión similar para los
haberes, cuyo comportamiento se apartó significativamente de las proyecciones entre los años
2001 y 2005.
(iv) Conclusiones
A doce años de la implementación del nuevo régimen previsional surge la pregunta de en qué
grado fueron acertadas las proyecciones del sistema público. De acuerdo a los datos y a las
series construidas, las tendencias para el número de aportantes, el salario medio de la economía,
elección de los individuos por el régimen de reparto o capitalización, los beneficiarios y el haber
medio del régimen público son en general bastante similares a las que se habían estimado por
FIEL en los años 1995, 1996 y 1997, Schultess y Demarco, y Durán para el año 1996 y la
SAFJP en 1997, y por último, la variante de la estimación de la SAFJP realizada por Piffano en
1998.
Para el resultado estructural del sistema, definido como la diferencia entre ingresos por aportes
personales y contribuciones, y los pagos por prestaciones, el comportamiento esperado para
todas las proyecciones era negativo en el período 1995-2006, supuestos que se confirman luego,
con un déficit creciente del régimen hasta el año 2001 que comienza luego a reducirse. Es la
proyección de FIEL de 1997 la que obtiene un resultado más cercano, si bien con desviaciones
entre los años 1999 y 2002 por factores económicos no previsibles y por lo tanto no incluidos en
765 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
las estimaciones. Hay que considerar además que la tasa de contribución que prevaleció en
promedio en el período 1993-2006 fue diferente de las consideradas por las proyecciones.
En el caso de los determinantes de los recursos, el salario medio siguió una evolución más
cercana a la que suponía el trabajo de FIEL del año 1997, con una contribución del 9,6%. Es
también esta proyección la que realizó el supuesto más pesimista acerca del comportamiento del
número de aportantes que luego se ajustó a la realidad, aún cuando los aportantes crecieron por
debajo de esta tendencia entre los años 2000 y 2003. En el modelo proyectado no se esperaba
que la informalidad laboral experimentara cambios significativos. La relación aportantes a
reparto con respecto a aportantes totales al SIJP mostró una disminución año a año a partir de la
implementación del nuevo sistema previsional. Nuevamente es una estimación de FIEL la más
acorde con lo acontecido, esta vez para su trabajo del año 1995 y con una contribución patronal
del 11%.
Por último, el número de beneficiarios del sistema integrado se reduce entre 1997 y 2002, para
luego aumentar hasta 2006, adelantándose al comportamiento que suponían la mayoría de las
proyecciones. La estimación que mejor se aproxima a este comportamiento es la que realizó la
SAFJyP en el año 1997, con tasas de contribución patronal del 12% y 9,6%.
766 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
Monotributo y Pesificación
Monotributo
La Ley Nº 24.977 de 1998 que crea el régimen fue modificada en forma substancial por la Ley
N° 25.239 que entró en vigor en abril del 2000. Básicamente, la Ley N° 25.239 obedeció a
razones fiscales e introdujo una serie de modificaciones que se reseñan a continuación.
b) introdujo una multa igual al 100% de la cuota no pagada ante la falta de pago de dos
cuotas mensuales, consecutivas o no, correspondientes a un mismo ejercicio anual;
d) incrementó el monto de la cuota mensual de la categoría más baja —la más numerosa—
de $73 a $88, lo que representó una suba del 20,5%. Las cuotas de las restantes categorías
aumentan en $7, de manera que la categoría 1 subió de $87 a $94, lo que equivale a un
aumento del 8%;
e) eliminó el aporte que se destinaba como aporte personal a las AFJP o al Sistema de
Reparto, por lo tanto, se redujo para este grupo de trabajadores autónomos los beneficios
previsionales, ya que en el futuro el monotributista sólo tendrá derecho a recibir una
prestación en función de la PBU. Como consecuencia de la modificación introducida al
régimen, el monotributista no tiene el complemento de la Jubilación Ordinaria de la AFJP
o del Sistema de Reparto (PAP). Si se desea recibir un haber superior al básico, el
monotributista deberá pagar $33 más por mes, como mínimo;
f) fijó una contribución para el autónomo monotributista de $35 con destino al Régimen
Previsional Público.
Con todos estos cambios, el monotributista de la categoría más baja, que es la más numerosa,
con ingresos inferiores a los $1000 mensuales, que pagaba $ 73, pasó a pagar $ 88 y la cuota
mensual trepó a $ 141 si el monotributista quería contar con una Obra Social o la jubilación
completa.
Para las cuatro categorías superiores en la que figuran más de 35.000 monotributistas, se
incorporó un nuevo requisito, en función del cual el monotributista debía declarar un número
mínimo de empleados, de 2 a 6, según las categorías. Quién no cumplía este requisito, no pudo
seguir en el monotributo y pasó al régimen general de autónomos.
o pensionado. Si quiere recibir la jubilación de la AFJP o del sistema de reparto debió pagar en
forma voluntaria $33 más y, aún así, no tendrá derecho al seguro de desempleo.
Los aportes del empleador por sus empleados también aumentan porque pasan de $ 21,60 por
trabajador a $ 50 mensuales ($45 con destino al Régimen previsional Público y $ 5 al Sistema
Nacional de Salud).
Antes de la reforma, todos los trabajadores afectados a este régimen gozaban de todas las
prestaciones al igual que el resto de los empleados. Con esta modificación dejaron de percibir
también las asignaciones familiares y el FNE y como se dijo, sólo tienen derecho a las
prestaciones del Régimen de Capitalización o Prestación Adicional por Permanencia (PAP)
cuando el trabajador decida realizar aportes voluntarios.
Sus aportes capitalizados sólo contribuirán a mejorar las prestaciones de reparto una vez que el
trabajador alcance los requisitos para las prestaciones por vejez.
La relación entre la ―pesificación‖ de los FJP y el pago de los beneficios previsionales está
fundada en el hecho de que todas las prestaciones mensuales pagadas por las AFJP se
determinan en cuotas del fondo, a excepción de aquellas que se abonan bajo la modalidad de
retiro fraccionario.
Así, mensualmente el beneficiario recibe como haber de la prestación una cantidad de cuotas
fijas que se extraen del saldo de la cuenta de capitalización individual correspondiente. Esta
cantidad de cuotas fijas es valuada con el valor de la cuota de la fecha de liquidación por parte
de la AFJP responsable del pago de la prestación y abonada al beneficiario.
Este procedimiento se aplica a los retiros por invalidez y a todos a aquellos casos en que el
beneficiario de pensión por fallecimiento o por vejez (jubilación ordinaria del régimen de
capitalización) hubiera optado por retiro programado como modalidad de la prestación.
En el caso de las pensiones por fallecimiento y de las pensiones por vejez, la cantidad de cuotas
se determina actuarialmente (en función de variables tales como el ingreso base o la base
jubilatoria, la edad, el sexo, la composición del grupo familiar cubierto, la regularidad del
causante, etc.), mientras que en el caso de los retiros por invalidez se determina como la
cantidad de cuotas correspondientes al 70% o 50% (dependiendo de la condición de regularidad
del beneficiario) del ingreso base (remuneración promedio percibida durante los 60 meses
previos a la presentación de la solicitud por parte del beneficiario) establecido en cuotas.
768 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para analizar la situación de aquellos beneficiarios que optaron por percibir su prestación
previsional bajo la modalidad de renta vitalicia previsional, se debe considerar los tres grupos
diferenciados de beneficiarios que se mencionan a continuación.
1. Aquellos que hubieran contratado una renta vitalicia previsional nominada en pesos en
fecha previa al 29 de enero de 2002. Los montos nominales percibidos en concepto de
prestación previsional no han sufrido modificaciones, a excepción de la distribución de
rentabilidad excedente por sobre la tasa técnica (4% anual) de la CSR. La cantidad de
beneficiarios que contrataron rentas vitalicias en pesos se estima en un 5% del total de
beneficiarios con dicha modalidad de prestación.
2. Aquellos que hubieran contratado una renta vitalicia previsional nominada en dólares
en fecha previa al 29 de enero de 2002. Por disposición de la Superintendencia de
Seguros de la Nación, se dispuso la ―pesificación‖ del valor nominal de la renta mensual
contratada en dólares estadounidenses utilizando un tipo de cambio de u$s 1 = $ 1 con
ajuste CER (coeficiente de precios) a partir del devengo de las prestaciones
correspondientes a enero de 2002. Sin embargo, a esta pesificación se le ha impuesto un
límite mínimo de ajuste a partir de dicha fecha del 40% (factor de valuación de 1,40
para rentas y reservas). La actualización por el coeficiente de precios no es aplicable
hasta tanto dicho coeficiente no supere el factor de valuación de 1.40.
3. Aquellos que hubieren contratado una renta vitalicia previsional nominada en pesos a
partir del 29 de abril de 2002. A partir del 29 de abril de 2002, la SAFJP y la SSN
establecieron dos condiciones respecto de las nuevas rentas vitalicias previsionales que
se contraten: a) en primer lugar, deberán estar nominadas en pesos, medida ésta que se
prevé como provisoria hasta tanto se rehabilite el mercado de rentas vitalicias en dólares
y b) en segundo lugar, deberán ajustarse mensualmente por una tasa testigo que refleje
aproximadamente la evolución de los precios internos. Dicha tasa testigo se ha definido
en la regulación como un porcentaje (75%) de la tasa de interés promedio de los
depósitos hasta 60 días de plazo de entre $ 100.000 y $ 500.000 que surge de una
encuesta a las principales entidades que operan en el mercado por parte del Banco
Central.
769 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 2
A continuación se pasa revista al régimen anterior a la reforma, legislado por las Leyes Nº
18.037 para Trabajadores en Relación de Dependencia y Nº 18.038 para Trabajadores
Autónomos.
Jubilación ordinaria
Reunidos los requisitos de edad (60 años los hombres, 55 años las mujeres) y de años de
servicios (30 años computables como mínimo, aunque se puede compensar cada dos años de
exceso en la edad requerida por uno de servicio faltante), deberá acreditar como mínimo 20 años
de servicio con aportes.
El haber de las jubilaciones ordinarias será equivalente al 70% del promedio mensual de las
remuneraciones actualizadas percibidas durante los tres años calendario más favorable, continuo
o discontinuo, comprendido dentro de los 10 años inmediatamente anteriores al cese. El
porcentaje del 70% se puede incrementar en proporción a la mayor edad, de acuerdo a la
siguiente escala:
El régimen también contempla la situación de aquellas personas que computen años de servicio
en relación de dependencia y como autónomo. En estos casos se practicará el cálculo aplicando
las Leyes Nº 18.037 y Nº 18.038, según corresponda, reduciendo en proporción a los años
efectivamente trabajados en uno u otro régimen, para luego sumar los dos haberes
proporcionales, constituyendo así el haber de la jubilación ordinaria.
Tendrán derecho a esta prestación todos los afiliados, cualquiera sea su sexo, que hubieran
cumplido 65 años de edad y acrediten 10 años de servicio computables en uno o más regímenes
jubilatorios comprendidos en el sistema de reciprocidad. El haber mensual de la jubilación por
edad avanzada será equivalente al 70% del promedio establecido de acuerdo a lo dispuesto para
la jubilación ordinaria.
Puede ser percibida por todo trabajador en relación de dependencia que sufra una incapacidad
laboral total. Se requiere el 66% de incapacidad como mínimo, ocurrida durante una relación de
trabajo. El haber mensual será equivalente a un porcentaje que alcanzará desde un 70% a un
82% del promedio mensual de las remuneraciones actualizadas, conforme el procedimiento
establecido para la jubilación ordinaria. Pero si el afiliado no acreditara un mínimo de tres años
de servicios, se promediarán las remuneraciones actualizadas percibidas durante todo el tiempo
computado, con la corrección que corresponda.
770 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Pensión
Surge como consecuencia de la muerte del jubilado o afiliado. Es una prestación derivada del
derecho a jubilación del causante, pero que en ningún caso genera, a su vez, derecho a pensión.
El haber de la pensión será equivalente al 75% del haber de jubilación que gozaba o le hubiera
correspondido percibir al causante.
Trabajadores autónomos
Jubilación ordinaria
Se deberá acreditar 10 años de servicios; tener una antigüedad en la afiliación no menor a cinco
años y haber cumplido 70 años de edad, cualquiera sea el sexo. Sólo se computan servicios
posteriores al acto de afiliación. El haber es igual al 70% del promedio actualizado del monto de
la categoría por la que se aportó.
Se rige por normas similares a las de los trabajadores en relación de dependencia. Se contempla
la posibilidad de sustituir la actividad habitual del afiliado por otra compatible con sus aptitudes
profesionales. Por otra parte, si la invalidez total transitoria sólo produce una incapacidad
verificada o probable menor a un año, no dará derecho a la jubilación por invalidez.
Pensión
Se aplican normas y criterios similares a los establecidos para los afiliados al régimen de
trabajadores en relación de dependencia.
En ambos regímenes (relación de dependencia y autónomos), los haberes de las prestaciones son
móviles, en función de las variaciones del nivel general de las remuneraciones. De producirse
una variación mínima del 10% en el nivel general de remuneraciones o de establecido un
incremento general de las remuneraciones, cualquiera sea su porcentaje, la Secretaría de
Seguridad Social dispone el reajuste de los haberes de las prestaciones en un porcentaje
equivalente a esa variación.
Asimismo, existe una disposición que faculta al Poder Ejecutivo a establecer mínimos
superiores a los que surjan de la aplicación del cálculo desarrollado en los puntos 1 y 2
anteriores. Además, los beneficiarios tienen derecho a un haber anual complementario (HAC)
equivalente a la duodécima parte de los haberes previsionales percibidos por año calendario.
Dicho haber se paga en dos cuotas en los meses de junio y diciembre.
771 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
Personas comprendidas
Con carácter obligatorio, todas las personas físicas mayores de 18 años que se desempeñen en
relación de dependencia en la actividad pública o privada, y/o ejerzan actividades en forma
autónoma. Se prevén supuestos de personas exceptuadas y de incorporación voluntaria635.
Existen dos mecanismos de financiamiento sobre la base de contribuciones sobre los salarios: el
esquema de reparto y el de capitalización.
Por otra parte, si bien se reconocen motivos para la existencia de un régimen compulsivo de
previsión social, no se establece la administración pública o la privada en forma excluyente. En
este marco, uno de los aspectos salientes del SIJP, es la libertad que se le otorga a sus afiliados
para optar entre los dos regímenes que lo conforman:
La ley fijó un período en el que se puede ejercer la opción entre ambos regímenes. Si no se
hace, se queda incluido en el Régimen de Capitalización y se deberá elegir una AFJP. Existe,
incluso, la posibilidad de revisar la opción. Esta revisión es acotada entre regímenes (sólo una
vez) pero se puede cambiar de AFJP, sólo respetando algunas restricciones. Esto favorece la
competencia entre las mismas y, por lo tanto, la tendencia a disminuir sus costos.
- Universalidad
635
Son excluidos: personal militar y de Fuerzas de Seguridad (con estado policial) y a los profesionales,
investigadores y técnicos contratados del exterior que reúnan ciertos requisitos de permanencia y
habitualidad de la contratación en el país. Son de incorporación voluntaria: socios de sociedades no
incluidas obligatoriamente, miembros de Consejos de Administración de Cooperativas, Titulares de
Condominio y Sucesiones Indivisas que no ejerzan tareas de dirección, administración, etc., miembros
del clero y órdenes religiosas, los afiliados a cajas profesionales provinciales y las amas de casa.
772 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
- Solidaridad
- Equidad
- Libertad
- Eficacia
- Transparencia
- Credibilidad
Prestaciones
La finalidad de la PBU es brindar una jubilación mínima a quienes hayan alcanzado la edad de
retiro y efectuado aportes en toda —o en gran parte— de su vida activa, con independencia de
las remuneraciones o rentas percibidas. Son requisitos:
a) Edad: 65 años hombres y 60 las mujeres (en escala de aumento progresivo de la edad que
culmina en el año 2001).
b) Años de servicio: 30 con aportes en el anterior régimen o en cualquiera de los dos nuevos
regímenes del SIJP.
Haber de la prestación: es una prestación uniforme equivalente a 2,5 veces el Aporte Medio
Previsional Obligatorio (AMPO). El importe se incrementa en un 1% por cada año de aportes
que exceda los 30 hasta 45 años de aportes.
Tiene los mismos requisitos de edad y años de servicios con aportes que los exigidos para la
PBU, debe haber efectuado aportes al anterior sistema jubilatorio y no tiene que estar
percibiendo retiro por invalidez.
773 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La finalidad de esta prestación es otorgar una prestación adicional a quienes opten por el
Régimen Previsional Público, y no cuenten con parte de su aporte capitalizado, basada en el
mecanismo de reparto.
Los requisitos de edad y años de servicios con aportes son los mismos que los exigidos para la
PBU; se debe haber optado por el Régimen Previsional Público del SIJP y efectuado aportes al
mismo.
Jubilación Ordinaria
Es requisito es haber alcanzado 65 años para los hombres y 60 años las mujeres.
Es responsable del pago la AFJP o la Compañía de Retiro, según la modalidad elegida por el
trabajador. En este sentido, se puede optar entre un Retiro Programado o Fraccionario —
convenido con la AFJP—, o una Renta Vitalicia Previsional —que debe adquirirse con el fondo
ahorrado a una Compañía de Seguros de Retiros—. Es decir, la prestación se financia con el
saldo de la cuenta de capitalización individual del afiliado.
Renta Vitalicia Previsional. El trabajador contrata con una Compañía de Seguros de Retiro una
renta vitalicia previsional, obligándose la compañía a pagar la prestación constante hasta el
fallecimiento del trabajador, y a partir de allí, las eventuales pensiones a los derechohabientes.
Como contraprestación, la compañía recibirá el saldo de la cuenta de capitalización individual
del trabajador, que le transferirá la AFJP.
Retiro Programado. El trabajador conviene con la AFJP la cantidad de fondos a ser retirada
mensualmente de su cuenta de capitalización individual, que se fijará en un importe constante
durante el año. Este importe resultará de relacionar el saldo efectivo de la cuenta de
capitalización individual del afiliado a cada año, con el valor actuarial necesario para financiar
774 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la prestación. Este valor actuarial debe contemplar el pago de eventuales pensiones por
fallecimiento.
En ambos regímenes se accede a esta prestación si se padece una incapacidad física o intelectual
del 66% o más y no se ha alcanzado la edad para acceder a la prestación por vejez.
Mediante dictamen técnicamente fundado, emitido por una comisión médica, de acuerdo con
pautas que establece el respectivo decreto reglamentario. Al trabajador que esté totalmente
incapacitado se le otorgará el ―Retiro Transitorio por Invalidez‖ por el término de 3 años
(excepcionalmente por 5) y si al cabo de este lapso no se rehabilita o recapacita, se le otorgará el
―Retiro Definitivo por Invalidez‖.
El haber de la prestación consiste en el 70% del ingreso base, si el afiliado estuviera aportando
regularmente, y el 50% del ingreso base, si el afiliado estuviera aportando irregularmente pero
conservara sus derechos.
En el Régimen de Capitalización, el responsable del pago del Retiro Transitorio por Invalidez es
la AFJP y en el Retiro Definitivo por Invalidez, la AFJP o la Compañía de Seguros de Retiro,
según la modalidad elegida por el trabajador (Retiro Programado o Fraccionario y Renta
Vitalicia, respectivamente).
Los derechohabientes que pueden acceder a la pensión por fallecimiento del afiliado son: a) la
viuda, b) el viudo, c) la conviviente, d) el conviviente y e) los hijos solteros y las hijas solteras o
viudas hasta los 18 años, o mayores de esa edad incapacitados.
El haber de la pensión por fallecimiento consiste en el 70% del ingreso base si el afiliado
estuviera aportando regularmente y el 50% del ingreso base si el afiliado estuviera aportando
irregularmente pero conservara sus derechos.
La pensión por fallecimiento del trabajador jubilado o retirado por invalidez del Régimen
Capitalización puede otorgarse mediante la modalidad de Renta Vitalicia si la prestación del
jubilado o retirado por invalidez estaba instrumentada bajo esa modalidad o mediante Retiro
Programado o Renta Vitalicia si la prestación del jubilado o retirado por invalidez estaba
instrumentada bajo la modalidad de Retiro Programado.
La Ley Nº 24.241 determina las siguientes fuentes de financiamiento para el Sistema Integrado
de Jubilaciones y Pensiones:
Rentabilidad de los aportes del trabajador que haya optado por el régimen de
capitalización.
Los aportes y las contribuciones deben realizarse sobre una base imponible que tiene un límite
máximo: 60 AMPO (aproximadamente $ 3.700) y un límite mínimo: 3 AMPO. El AMPO o
Aporte Medio Previsional Obligatorio, surge de la medición en marzo y septiembre, a semestre
calendario vencido, del promedio mensual de los aportes realizados en el período respecto del
número de aportantes. Es por lo tanto un indicador vinculado con el salario promedio.
El AMPO, por otra parte, sirve para determinar el haber de la Prestación Básica Universal y fijar
límites a ciertas prestaciones. Asimismo el régimen de movilidad de las prestaciones se basa en
las variaciones del mismo. Este régimen de movilidad es luego modificado por la denominada
Ley de Solidaridad Previsional (Ley N° 24.463).
a) Declara a todos los sistemas públicos de previsión social de carácter nacional como sistemas
de reparto asistido, basados en el principio de solidaridad.
b) Se someten todas las prestaciones a iguales límites mínimos y máximos (eliminación de los
sistemas de privilegio).
d) Se paralizan por el Ejercicio 1995, en el estado que se encuentren, todos los reclamos
administrativos y judiciales.
e) En adelante, las sentencias condenatorias contra el ANSeS serán cumplidas dentro de los 90
días hábiles hasta el agotamiento de los recursos previstos presupuestariamente a tal fin.
Decisiones políticas importantes que se remontan al año 2004 en adelante, han retrotraído al
sistema previsional argentino a un escenario regulatorio bastante similar al vigente en la etapa
previa a la reforma impuesta por la Ley Nº 24.241 —que marcara a partir de 1994 el inicio del
sistema mixto ya analizado— generando interrogantes mayúsculos en cuanto a la
sustentabilidad financiera de largo plazo, según de detalla seguidamente.
El período gubernamental del ex presidente Néstor Kirchner, en particular su gestión a partir del
año 2004 en adelante, y el actual de su esposa Cristina Fernández de Kirchner, marcan un
cambio radical en muchas de las políticas públicas implementadas por los gobiernos que le
precedieran. El sistema provisional fue uno de los sectores que registró un cambio significativo.
Dos modificaciones sin embargo resultaron ser las de mayor significación y ocurrieron en los
años 2007 y 2008. La primera fue el dictado de la Ley Nº 26.222 de 2007, concomitante con la
decisión de reconocer una moratoria previsional de alta cobertura. La segunda, fue el dictado la
Ley Nº 26.425 de 2008, que crea el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y elimina
el régimen de capitalización636.
En los puntos que siguen se pasa revista de la ―contrarreforma‖ previsional decidida, se formula
una revisión crítica de la misma y se destacan las probables implicancias en cuanto a su
solvencia de largo plazo.
La Ley Nº 26.222 fue reglamentada por el Decreto Nº 313/07 y estableció las siguientes
disposiciones:
Los trabajadores afiliados al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones podían optar por
cambiar de régimen al cual estaban afiliados una vez cada cinco (5) años. No podían sin
embargo ejercer dicha opción los trabajadores que hubieran cumplido 55 años de edad
(hombres) y 50 años (mujeres). Pero, excepcionalmente, en una primera oportunidad de opción
no rigió dicha limitación.
636
Esta ley fue reglamentada por el Decreto Nº 2099/08. Asimismo, otras disposiciones importantes
publicadas en el Boletín Oficial son el Decreto Nº 2103/08, que modifica el Decreto Nº 897/07 en
relación al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Integrado Previsional Argentino y el
Decreto Nº 2104/08, que dispone que todas las personas quedan incluidas en el nuevo SIPA.
778 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Si bien la medida fue justificada en ampliar el margen de elección de los trabajadores (pudiendo
volver al régimen de reparto), en rigor la reforma no incentiva la competencia entre los dos
regímenes, sino que simplemente deja abierta la posibilidad de un accionar especulativo, como
se explica luego (ver punto 6).
Las personas físicas que ingresaran por primera vez al mercado laboral, podían optar por el
Régimen Previsional Público o por el de Capitalización, dentro del plazo de noventa (90) días
contados a partir de la fecha de inicio a la relación de dependencia o de la inscripción como
trabajador autónomo. De no ejercer dicha opción, se entendía que la misma era formalizada por
el Régimen Previsional Público. En importante recordar que a fines de 2006, aproximadamente
el 80% de los trabajadores no ejercían el derecho a opción. La aclaración final formulada en el
punto previo aplica también a este punto.
3. Otorgamiento de una nueva opción de paso al Régimen de Reparto para los afiliados en
el Régimen de Capitalización de las AFJP
A los afiliados al Régimen de Capitalización se les permitió optar por el Régimen Previsional
Público, para lo cual se fijó un plazo de ciento ochenta (180) días contados a partir del 12 de
abril hasta el 31 de diciembre de 2007 de conformidad al decreto reglamentario. Aplica
nuevamente aquí lo aclarado en los dos puntos anteriores sobre la intención inicial de resguardar
la integridad patrimonial del ahorro de los trabajadores no susceptible de expropiaciones o
cambios discrecionales de los gobernantes de turno.
Se incorporó un nuevo artículo (Art.30 bis), el cual estableció que en los casos de afiliados al
Régimen de Capitalización que contaran al menos con cincuenta y cinco (55) años de edad los
hombres, y cincuenta (50) años de edad las mujeres y cuya Cuenta de Capitalización Individual
(CCI) arrojase un saldo inferior a 250 MOPRE, entonces veinte mil pesos ($20.000), las AFJP
debían transferir al Régimen de Reparto el mencionado saldo. Ello se aplicaba siempre que el
afiliado no manifestase su voluntad expresa por permanecer en el Régimen de Capitalización,
suscribiendo el Formulario ―Comunicación Fehaciente de Ratificación Art. 30 bis de la Ley
24.241‖ el cual se encontraba disponible en las páginas web de todas las AFJP. El plazo para
manifestar la opción de permanecer en el Régimen de Capitalización para aquellas personas que
al 1º de abril cuenten con dichas condiciones, fue fijado del 12 de abril de 2007 al 10 de julio de
2007 inclusive. Igual procedimiento debían efectuar quienes, con posterioridad al 1 de abril de
2007 excedieran a esa edad y el saldo de su Cuenta de Capitalización Individual fuese menor o
igual a 250 MOPRES, teniendo un plazo de noventa (90) días a partir de la fecha en que
alcanzaren dicha edad.
Aún cuando los trabajadores pueden optar por el no traspaso al régimen de reparto, la intención
de la contrarreforma era obligar a un trámite explícito del trabajador para contrarrestar esa
medida discrecional del gobierno, que implica el traspaso de esos dineros a las arcas públicas.
Pero el traspaso discrecional de fondos al régimen de reparto ha sido ampliado a otros grupos de
aportantes, según se explica seguidamente.
779 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Se trató de una apropiación compulsiva de fondos sin que se diera posibilidad alguna de opción
para los trabajadores comprendidos en los regímenes especiales citados. La exclusión de los
mismos a los alcances de la Ley Nº 24.241, dio pie a esta arbitraria confiscación en
circunstancias que, de hecho, venían aceptándose hasta entonces, dado que muchos de los
trabajadores de tales regímenes especiales estaban aportando al sistema de capitalización.
Prueba de ello fue que el propio entonces Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, lo venía
haciendo e hizo pública en esa oportunidad ―su decisión‖ de pasarse al régimen de reparto,
como acto político para alentar la adhesión a este régimen. En realidad, aún cuando el ex
Presidente no hubiese decidido hacerlo, por las disposiciones comentadas habría sido
compulsivamente obligado a hacerlo.
El haber de esta prestación se aumentó de ochenta y cinco centésimas por ciento (0,85%) a uno
y medio por ciento (1,5%) por cada año de servicios con aportes realizados al Régimen
Previsional Público, con un límite de 35 años. Este modo de determinación era aplicable para
los beneficios solicitados a partir del 1 de Julio de 2007. Asimismo se estableció el recálculo,
conforme la nueva determinación, para los beneficiarios del SIJP a partir del 1 de julio de 2007.
Como se anticipara en el punto 1, la contrarreforma iniciada con la Ley Nº 26.222 en los hechos
no perfeccionaba la ―competencia‖ entre regímenes —reparto vs. capitalización— incentivada
la primera por la mejora en la PAP. Esto se debe a que la PAP es un beneficio que se determina
como porcentaje fijo de los salarios, independientemente del momento en que ese aporte se
realiza. Se trata de una forma muy rudimentaria e inapropiada de cálculo del haber, dado que
ignora el principio financiero elemental de que el capital genera interés, o que el dinero tiene un
costo de oportunidad en el tiempo reflejado en la tasa de interés. Es decir, no tiene en cuenta el
valor de los aportes efectuados en diferentes momentos del tiempo, que tienen
consecuentemente diferente valor económico. Bajo estas condiciones, resulta claro que en
edades tempranas, siempre convendrá aportar a capitalización, dado que hay mayor número de
años para capitalizar los ahorros, y a partir de algún momento intermedio de la vida activa, será
ventajoso pasar al régimen de reparto, ya que la PAP, al ser un porcentaje del salario, resultará
780 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
mayor que lo que rendirían financieramente los aportes realizados. La diferencia es un subsidio
que deberá cubrir el Estado. En efecto, algunos ejemplos sencillos pueden ilustrar la razón por
la que la contrarreforma introducida por al Ley Nº 26.222 no estimula la competencia entre
reparto y capitalización, dependiendo la elección u opción que habrán de adoptar los
trabajadores, no de las características de los rendimientos de cada régimen y/o de las
preferencias de cada trabajador, sino que la misma inducirá en forma generalizada a una
selección combinada según el período laboral de las personas.
En el Ejemplo 1 se supone el caso de un trabajador que iniciando sus actividad a los 18 años se
jubila a los 53 años luego de 35 años de servicio. La base del cálculo para la opción de
capitalización supone una tasa de rendimiento anual del 5% de los fondos aportados a una AFJP
y la de reparto el porcentaje del 1,5% por año de servicio que asegura el Art. 2º de la citada ley.
En el Cuadro 1 se simula el Ejemplo 1. En este caso, al año 29 de vida activa se producirá el
cambio de régimen (de capitalización a reparto).
Cuadro 1
EJEMPLO 1
El Ejemplo 2 modifica el supuesto de los años de servicio, suponiendo que el trabajador trabaja
hasta alcanzado los 70 años de edad, luego de 52 años de servicio desde su inicio a los 18 años.
El rendimiento de los fondos en la AFJP y lo que aporta la PAP por año de servicio se
mantienen iguales al Ejemplo 1. En el Cuadro 2 se simula el Ejemplo 2. Como se advierte en
los dos casos, existe un corte de los rendimientos que induce a los trabajadores uniformemente a
adoptar Capitalización hasta cierto año, a partir del cual se lo induce al traspaso a Reparto.
Mientras que en el caso del Ejemplo 1 eso ocurre a los 29 años de servicio, en el Ejemplo 2
opera a los 43 años de servicio. En los Gráficos Nº 1 y Nº 2, se pueden visualizar los dos casos.
Cuadro 2
EJEMPLO 2
Cuadro 2
EJEMPLO 2
Gráfico 1
783 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 2
La diferencia entre ambos ejemplos, radica que en el caso del Ejemplo 2 el trabajador dispone
de mayor cantidad de años para capitalizar ahorros en su CIC, pues su edad de retiro se supone
recién a los 70 años; de allí que la opción de pasarse a Reparto opere más tardíamente —en el
año 43 de su vida laboral— en tanto en el Ejemplo 1, ello ocurre a los 29 años de actividad. En
el Ejemplo 2 se van a registrar los 10 últimos años en el régimen de Reparto, en tanto en el
Ejemplo 1 ese lapso se reduce a los últimos 7 años de labor.
Por cierto que el año de corte para formular el cambio de la opción, dependerá también del
rendimiento obtenido con los fondos ahorrados en la AFJP. Por ejemplo, si la tasa de
rendimiento fuera menor a la supuesta en los ejemplos previos, la opción de corte para pasarse
al régimen de Reparto se producirá naturalmente antes. En los Cuadros 3 y 4 se simulan los dos
casos alternativos con la nueva tasa del 3% anual de los fondos capitalizados.
Cuadro 3
EJEMPLO 3
Cuadro 4
EJEMPLO 4
Cuadro 4
EJEMPLO 4
Con menor rendimiento, en el caso del Ejemplo 1, ahora Ejemplo 3, el año de corte se produce a
los 26 años de actividad, es decir, 3 años antes. En el caso del Ejemplo 4, se produce en al año
38, es decir, 5 años antes que en el Ejemplo 2.
Está claro que pasados más de veinte años de capitalización, el trabajador ya tiene en claro el
rendimiento obtenido por sus fondos en la CIC y, por extrapolación, cuál sería el rendimiento
futuro por los años que faltan hasta su retiro, de manera que la determinación del año de corte
para la opción del traspaso a Reparto, constituye un ejercicio sencillo y fácil de entender para el
común de la gente.
esta medida al momento de ser adoptada por cierto, lo cual abría un interrogante serio sobre la
futura deuda inducida que habrá de devengar la medida, como se explica más adelante.
7. Modificación de las comisiones que cobraban las AFJP y en el cobro del Seguro de Vida
e Invalidez
Algunos expertos entendieron esta modificación como una de las más importantes de la
contrarreforma. Las comisiones por la acreditación de los aportes obligatorios no podían ser
superiores al uno por ciento (1%) de la base imponible o remuneración que dio origen a dicho
aporte y, a fin de garantizar el financiamiento de estas obligaciones se reemplaza el Seguro
Colectivo de Vida e Invalidez, debiendo las AFJP constituir a partir del 1° de enero de 2008 un
Fondo de Aportes Mutuales que sería parte integrante del Fondo de Jubilaciones y Pensiones.
Al momento de la sanción de la ley la comisión promedio era del 2,53%, porcentaje que incluía
la contratación del Seguro Colectivo con Compañías de Vida Previsional del 1,41% promedio
—que resultaba ser por lo tanto el componente más significativo (55,73%) de la comisión de las
AFJP— y la Comisión Neta promedio (1,12%). La parte correspondiente al seguro se
modificaba según lo indicado a continuación.
Al derogarse los arts. 174 y 175 de la Ley Nº 24.241, se suprimen las Compañías de Vida
Previsional y el Seguro Colectivo (Art. 18). Al modificar los arts. 95 y 96 de la Ley Nº 24.241,
las AFJP resultaban responsables de esas obligaciones con los Aportes Mutuales (Art. 8 y 9). Se
formaba así un ―Fondo de Aportes Mutuales‖, que sería parte integrante del Fondo
Administrado por la AFJP. Las AFJP debían deducir del Fondo, ―previo al cálculo del valor
cuota‖, los importes necesarios para el pago de los retiros transitorios por invalidez y la
integración de capitales complementarios. El fondo mutual se expresaba en cuotas de cada AFJP
y las deducciones (aportes mutuales) debían ser suficientes y uniformes para todas las AFJP,
autorizándose la ―extracción‖ de las cuentas del Fondo de los Aportes Mutuales (Art. 6).
Reformaba asimismo el Art. 84 de la Ley Nº 24.241 permitiendo ―deducir del patrimonio del
Fondo a los Aportes Mutuales‖. La Reglamentación (PE) fijó el mecanismo de cálculo de los
aportes y eventuales compensaciones entre las AFJP para uniformidad de costo, y control de la
gestión en cada fondo mutual.
Aún cuando las disposiciones normativas no determinaban en principio subsidios cruzados entre
los distintos afiliados, era altamente probable que la metodología de participación y control de
787 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
los distintos actores a partir de la reforma, no ayudasen a reducir el nivel de siniestralidad que
afectaba al SIJP, más bien la falta de control por oposición permitiría probablemente relajar las
condiciones de otorgamiento de los beneficios por invalidez.
En otro orden, para entonces las AFJP no cobraban comisiones sobre imposiciones voluntarias,
depósitos convenidos y pago de retiros programados. En tanto, seguía ―suspendida‖ la comisión
sobre rentabilidad (Decreto Nº 216/02), es decir, sobre la rentabilidad superior al 5% y hasta el
20% sobre el excedente, con un tope del 1,5% del fondo.
Sobre esta limitación, cabe precisar no obstante una contradicción, pues la nueva ley no
derogaba el Art. 67 de la Ley Nº 24.241, que establece que el importe de las comisiones sería
establecido libremente por cada AFJP, pero delegaba al Poder Ejecutivo la facultad de
―disminuir‖ el porcentaje de la comisión, sin fijar pauta alguna. Esto naturalmente violaba al
Art. 76 de la Constitución Nacional que prohíbe al Congreso toda delegación Legislativa.
9. Incremento del tope salarial por el cual se realizaban los aportes personales
El tope máximo de la base imponible era elevado de $4.800 a $6.000 (de 60 a 75 veces el valor
del MOPRE —$80—) a los fines del cálculo de los aportes personales de los trabajadores en
relación de dependencia y autónomos comprendidos en este sistema; y se facultaba al Poder
Ejecutivo a incrementarla en proporción al aumento del haber máximo en el régimen de reparto.
Es decir, se elevaban las contribuciones personales para un pequeño grupo de aportantes, luego
de eliminarse en el 2005 el límite para las contribuciones patronales.
Mediante esta modificación volvía a incluirse en el texto de la Ley Nº 24.241, el derogado Art.
125 que originariamente establecía una garantía de haber mínimo a cargo del Estado Nacional
para todos los afiliados al SIJP que, cumpliendo con los recaudos de edad y servicios para
obtener las prestaciones de reparto, solamente obtuvieran una prestación total inferior 3,2/3
veces el valor del MOPRE ($ 293), en cuyo caso el Régimen de Reparto incrementaba el haber
de sus prestaciones de manera que percibiera en total (es decir, en el caso de los afiliados al
Régimen de Capitalización, la sumatoria de los haberes de la Jubilación Ordinaria más las
prestaciones de Reparto) un monto no inferior al cuarenta por ciento (40%) del salario medio de
la economía que sería establecido por la ANSeS.
788 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, el nuevo texto del artículo, lejos estaba de garantizar un haber mínimo ―real‖ tal
como fuera concebido en el original, sino que simplemente se limitaba a garantizar el haber
mínimo establecido en el ―artículo 17 de la presente ley‖, el cual por cierto se refiere a ―lo que
determinara la Ley de Presupuesto‖, o según los fondos del presupuesto y la evolución de las
finanzas públicas, como reza el Art. 5 de Ley Nº 24.463.
La AFJP debían invertir, de la cartera de inversiones administrada, como mínimo un cinco por
ciento (5%) y hasta un máximo de veinte por ciento (20%) en instrumentos cuya finalidad fuera
financiar proyectos productivos o de infraestructura a mediano y largo plazo en la República
Argentina.
El Art. 74 de la Ley Nº 24.241 preveía un listado de instrumentos en los que las AFJP ―pueden‖
invertir el activo del Fondo como ―máximo‖ de su cartera. A partir del Art. 5º de la Ley Nº
26.222 se incorpora en el inciso Q) la ―obligación‖ a las AFJP de invertir un ―mínimo‖ del 5% y
un ―máximo‖ del 20% en ―Títulos de Deuda, Certificados de participación en Fideicomisos,
Activos u otros Títulos Valores representativos de deuda que financien proyectos productivos o
de infraestructura a mediano y largo plazo en la República Argentina‖. Fijar inversiones
―mínimas‖ (5%) contraría el espíritu de la ley original que solo establecía topes ―máximos‖ por
emisor y por instrumento, para evitar la concentración en cierto tipo de activos. La inversión
obligatoria con un mínimo tan alto, habría de hacer difícil cumplimentar los demás límites.
Finalmente, la exigencia introdujo otro posible conflicto: entre la obligación de cumplir con el
mínimo del 5% y la colocación en los productos más ―seguros y rentables‖ que también exigía
la ley. Cabe acotar que el Senado adicionó a la lista de destinos posibles de este requisito a las
Empresas del Estado, como ENARSA Y AySA, incluyendo la constitución de joint ventures
públicos y público/privados que implican inversiones de alto riesgo. Los ―proyectos de la
infraestructura o productivos‖ serían mayoritariamente del sector público, o privado bajo
licitación pública, y en general con ―tasas‖ políticas. Al sancionarse la ley, con un fondo de
aproximadamente $90.000 millones, un 5% representaba una inversión de $4.500 millones. En
cinco años, ese flujo representaba $7.250 millones. Resultaba muy difícil que de esa manera se
generasen proyectos de infraestructura o proyectos productivos por semejante monto de
inversión que dieren garantía de seguridad y rentabilidad para los ahorros previsionales de los
afiliados. La ley noo aclaraba quién determinaba cuáles eran los proyectos que cumplieran los
recaudos establecidos.
La conclusión sobre esta regulación era que se trataba de una medida grave en contra de la letra
y el espíritu del sistema de inversiones de la Ley Nº 24.241, creando un peligroso precedente
luego de la lamentable experiencia con la inversión compulsiva en Letras de Tesorería que se
planteara en diciembre de 2001 y reiteraba la vieja pretensión del Estado Nacional de
―disponer‖ políticamente de los fondos de la seguridad social.
a) ¿Qué pasaba con los fondos acumulados en una AFJP de quienes optaran por pasarse
a Reparto?
Se suponía que los fondos seguirían siendo administrados por la AFJP y continuaban
obteniendo la rentabilidad que alcanzare la Administradora.
789 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Estos trabajadores continuaban en sus regímenes especiales y los cambios propuestos no los
afectaban; es decir, seguían aportando al Estado y, por lo tanto, obtenían los beneficios
previsionales del mismo.
Nada aportaba la modificación introducida por la Ley Nº 26.222 al texto original del artículo
que permitiera resolver esta cuestión, limitándose a modificar al último párrafo del Art. 57 a los
efectos de establecer que el PEN, para hacer uso de las facultades que dicho artículo le
acordaba, debería contar previamente con un informe de la Secretaria de Seguridad Social del
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social sobre los datos necesarios para ello.
De mayor relevancia era el contenido del Art. 16 de la Ley Nº 26.222, ya que encomendaba a la
Secretaría de Seguridad Social la tarea pendiente de revisión, que debía realizar en el término de
―un año‖, asumiéndose así el incumplimiento del PEN en la materia y otorgando un nuevo plazo
similar al anterior.
Los problemas del viejo sistema previsional parecían no desaparecer a pesar de la reforma de
1994, y medidas posteriores a la misma han reproducido muchos de los desmanes financieros
del pasado afectando al régimen de reparto. Tal el caso de las moratorias previsionales que
durante los últimos dos años incrementaron en forma sensible las obligaciones prestacionales,
sin contar ellas con coberturas de ahorro previas que permitan financiarlas.
Si bien el Gobierno llamó a esta política ―moratoria‖ previsional, en los hechos el término no es
correcto. Una moratoria es un plan de facilidades de pago y condonación de deudas o quita en el
valor actual de lo adeudado por el contribuyente, a fin de ponerse al día con el fisco al pagar su
deuda tributaria por aportes previsionales que dejaron de pagarse parcialmente, en tanto que
para los que nunca aportaron constituye un subsidio. En este caso, el esfuerzo monetario para el
pago queda en manos del propio Estado, y la ―moratoria‖ por lo tanto no es tal sino que en rigor
funciona como transferencia o ―subsidio‖ al sector privado.
Respecto al impacto de las moratorias, cabe señalar que a enero de 2007 la ANSeS pagó 4
millones de prestaciones por el régimen nacional, cuando a mediados de 2006 atendía 3
millones de beneficios y la nueva moratoria aún estaba en marcha al momento de redactarse este
informe. La ley de presupuesto sancionada para 2007 había presupuestado $3,7 millones. Se
estima que finalizado el año 2007, el número de afiliados en reparto habría aumentado cerca del
50%, sumando 1 millón de beneficios adicionales. En lo que respecta a la moratoria última,
luego de estar casi un año en vigencia, a fin de abril 2007 cuando ésta cerrara se había inscripto
un total de 1,2 millones de personas. Bajo el supuesto de que todos cobran el haber mínimo, en
aquel momento en $530 + $30 de PAMI, la medida tendría un costo anual bruto de $8.736
millones, equivalente a 1,1% del PBI, aunque su impacto pleno se verá recién cuando finalice el
pago de la moratoria de 5 años de extensión637. Otros expertos estiman que el impacto final de
este aumento de los beneficios, pasado el período inicial de cinco meses donde se reduce el
haber en concepto de aporte (¿?) a partir del cual se pagará el haber normal, habría de alcanzar
aproximadamente 2% del PBI actual.
Las consecuencias distributivas de estas moratorias —que suelen identificarse como dirigidas a
los más pobres— tienen los efectos reales de todo sistema universalista, regresivos, en tanto las
personas sin cobertura previsional se distribuyen bastante homogéneamente en todos los
quintiles de la distribución personal del ingreso. Sin embargo, siendo el acceso a la moratoria
complejo y costoso, lo más probable será que el relativo reducido grupo de personas mayores
sin cobertura previsional pertenecientes a las familias pobres sea el que menos aproveche este
mecanismo. En efecto, según datos de IDESA y en base a INDEC, los pobres sin cobertura
representan 0,5 millones de personas, en tanto los no pobres sin cobertura ascienden a 1,5
millones de personas638. Más aún, en el caso de nuevos jubilados que nunca han aportado al
sistema, el tratar un genuino subsidio como jubilación es posible que en el futuro implique
consecuencias negativas para los que efectivamente aportaron al sistema de reparto, dado que es
posible que sean ellos y no el Estado los que hagan gran parte del esfuerzo para solventar la
medida. De hecho, así como en el pasado reciente los que estaban arriba de la jubilación mínima
financiaron con sus ingresos congelados los aumentos del haber mínimo, mirando a futuro es
muy posible que todos los jubilados vean menores incrementos en su prestación dado que una
parte será para financiar a los nuevos jubilados. La base de la pirámide se amplía y la altura se
achica, pero el gasto total en seguridad social es el mismo en porcentaje del PBI (en torno al
6%) entre 2001 y 2007, aún con la inclusión de 1,2 millones de nuevos jubilados. Por supuesto
637
En rigor, el costo de la medida resultaría de $5.400 millones para el año 2007 (0,7% del PBI), $5.600
millones los próximos cuatro años y a partir del 2012, cuando culmina el pago de las 60 cuotas de
moratoria, el costo total ascendería a $8.700 millones, o sea alrededor del 1,1% del PBI (Castiñeira,
2007). Sobre estas estimaciones volvemos a ocuparnos más adelante en el punto 5.5.2.
638
Ver Giordano, O. (2007).
791 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que esta transferencia de recursos entre los mismos jubilados tendrá un impacto importante en la
distribución del ingreso a escala nacional.
En los considerandos de la nueva legislación rezaba el objetivo del Gobierno en cuanto a que el
Estado debe proteger ―a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, a los trabajadores,
los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores‖. El instrumento para alcanzar
estos objetivos era ―profundizar el rol del Estado‖. Pero un proyecto no es bueno o malo por lo
que dice sino por lo que propone y finalmente hace. Así, el Gobierno que ―cuida‖ como nadie el
bolsillo de los jubilados pobres, aumentó entre el 2002 y el 2006 las jubilaciones más bajas en
un 13%, mientras el costo de vida aumentó, en el mismo tiempo, el 90%.
En el caso de los jubilados que cobran entre el básico y $1.000 el deterioro real había sido del
27% y los que percibían más de $1.000, el deterioro fue del 34%. Muchos jubilados iniciaron
entonces juicio por el incumplimiento de la Ley Nº 24.241 (Art. 24) y el Poder Judicial
finalmente les dio la razón obligando al Estado a proceder a la actualización de los haberes. La
Jurisprudencia citada en el punto anterior así lo preveía por otro lado. El costo fiscal anual
estimado sería del 0,27% del PBI, a la que deberá sumarse la deuda que mensualmente se va
acumulando hasta su efectivo pago. Es decir, nuevamente se repetía la misma historia previa al
colapso que derivaba al Pacto Fiscal I de 1992, que afectara en forma significativa los recursos
tributarios coparticipados para honrar la deuda inducida con los jubilados del viejo sistema.
Para una estimación del impacto neto que la contrarreforma de la Ley Nº 26.222 dispusiera
sobre las finanzas del Estado Nacional, resulta necesario contemplar el comportamiento
esperado diferencial de los recursos, que se veían incrementados en el corto plazo para el
gobierno, y las mayores erogaciones que comenzaba a devengar el régimen de reparto en el
corto y mediano o largo plazo.
Entre las medidas aportantes de recursos para el gobierno, se tiene:
fiscales sobre las que informara oportunamente la entonces Ministro de Economía con relación
al resultado fiscal correspondiente al mes de mayo 2007640, el superávit primario mensual había
ascendido a $5.319,2 millones, que representaba un incremento del 36,2% del resultado
obtenido en el mismo mes de 2006. En ese monto se incluyeron $1.541,8 millones provenientes
del traspaso al Tesoro Nacional de las cuentas particulares del régimen de capitalización de
alrededor de 170.000 docentes, científicos, miembros del Poder Judicial y diplomáticos, que la
contrarreforma decidiera de forma discrecional traspasarlos al régimen de reparto como se
indicara.
e) Incremento del tope salarial para la determinación de los aportes. Se trata de una
pequeña proporción de los actuales aportantes al régimen de reparto, sobre los que no se tenía
información para estimar el aumento de los aportes.
Cuadro 30
esperada, ya que los ingresos del sistema de reparto se gastan y no es de esperar que la gente ahorre para
cubrir los déficit futuros de este régimen. Asimismo, es de esperar una presión sobre los precios de los
bienes y servicios no transables, por los stocks de las cuentas de capitalización que pasan al Estado, y que
éste utiliza para financiar gasto corriente.
640
Editorial de La Nación, 29 de junio 2007, pág. 18.
793 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
FIEL ha estimado que computando una tasa de descuento del 4% anual real por falta de
movilidad de los haberes, los déficits estructurales que habrán de sustituir al escenario de
superávit que comenzaba a generar el sistema de reparto a partir de 2006, luego de pasada la
transición de la reforma de 1994, demandaría una participación del financiamiento asistido para
el gasto previsional equivalente al 7% del PBI641.
Sin computar el costo financiero real ligado al flujo correspondiente al déficit futuro, y de
acuerdo con los guarismos del Cuadro 20, el déficit estructural alcanzaría a alrededor de 5,6 %
del PBI. Esto retornaría al sistema a la situación financiera enfrentada al momento de la reforma
de 1994, cuando el gasto previsional requería fondos equivalentes el 6% del PBI642.
En el cálculo mostrado en el Cuadro 30, sin embargo, falta computar el rendimiento probable
del superávit que acumulara la ANSeS durante los primeros años de la contrarreforma. Al
respecto, el gran interrogante es cuál habrá de ser la cartera de inversiones de dicho ahorro.
Sobre los ahorros ahora acumulados en la ANSeS el Poder Ejecutivo Nacional dictó el Decreto
Nº 897, publicado en el Boletín Oficial el día 13 de Julio de 2007, de ―creación y fines del
Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Público de Reparto‖.
Naturalmente, al ser un Decreto del PEN, poco se esfuerza la norma para acotar los posibles
destinos de esos dineros, a la manera que sí lo hacía la Ley Nº 24.241 con respecto a los fondos
de las AFJP. El decreto dejaba el encuadre del manejo financiero en manos de la propia
organización que se crea por el decreto, dependiendo en gran medida del PEN para definir estas
normas. Y al respecto pareciera que no bastaba con establecer que se trataba de un fondo para
garantizar la sustentabilidad del régimen previsional de reparto; se requerían recaudos algo más
severos para que los funcionarios de turno no malinvirtieran esos fondos. La historia de la
aplicación de fondos previsionales a fines que el propio Gobierno de turno estimara necesario
financiar, y que poco han tenido en mira la mejora o al menos el mantenimiento del valor real
de los dineros supuestamente ahorrados por los trabajadores, está suficientemente probada en la
historia previsional de Argentina. El repaso histórico desarrollado previamente en este mismo
trabajo y de otros estudios aplicados al caso argentino, sobre los que da cuenta en las
referencias, constituye una prueba abrumadora en ese sentido.
La contrarreforma que dispusiera la Ley Nº 26.222 incluso obligaba a las AFJP, como ya se
indicara, a invertir en proyectos de infraestructura, muchos de los cuales normalmente arrojan
rentabilidades privadas negativas, pues el Estado invierte en obras que supuestamente poseen un
alto contenido de externalidades, beneficios por tanto no apropiables por quienes aportan los
fondos. De manera que si la aplicación de los fondos del régimen de reparto habrá de ser
dispuesta por los funcionarios de turno que dependerán en gran medida del PEN, difícilmente
habrá de asegurarse la sustentabilidad financiera del sistema.
Por último, y muy lamentablemente, aún cuando la norma hubiera contemplado recaudos más
específicos con relación a la ―garantía real‖ de los fondos, los incumplimientos de pasivos de
parte del Estado también tiñen de negro la historia fiscal y financiera de la Argentina. La mejor
garantía para ello ha sido, y debiera ser, aislar el manejo de los fondos ahorrados por los
trabajadores de las arcas del Estado, sin que los gobiernos de turno tengan posibilidad alguna de
decidir o coaccionar de cualquier manera para la aplicación de los mismos. Ese era el espíritu de
la Reforma que introdujera la Ley Nº 24.241 de 1994, registrándose un franco retroceso hacia el
pasado.
641
FIEL (2007). El estudio de FIEL sugiere que adicionalmente la eliminación de la pérdida real por la
falta de movilidad de los haberes, podría demandar otros 4,2% del PBI y el aumento de la PAP 2,7% del
PBI. A estos valores habría que deducir el incremento de los ingresos genuinos del sistema por los aportes
de los traspasos presentes y futuros al régimen de reparto, no contemplados en esa estimación del 7%.
642
Ver Piffano, H. (1997).
794 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los sostenedores del enfoque estatal basan sus argumentos legales en lo dispuesto por el Art. 14
bis de la Constitución Nacional que establece que ―el Estado otorgará los beneficios de la
seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable‖ y en el fundamento ideológico
que propende a un sistema de seguridad social ―público, solidario y universal‖.
La nueva confiscación de los ahorros de los trabajadores que generó la contrarreforma de 2007,
tuvo sus primeros indicios concretos a pocos días de su vigencia. Los fondos traspasados en
realidad constituyeron los activos acumulados en títulos y otras inversiones administrados por
las AFJP con el objetivo de acrecentar el valor de los ahorros propiedad de esos trabajadores.
Ahora han dejado de serlo para engrosar la caja del Estado. Sin embargo, el traspaso de esos
activos tiene la contracara de la incorporación de nuevos futuros pasivos que el Estado se
compromete a sostener con el pago futuro del haber provisional, pasivo al que previamente no
estaba obligado. De manera que el ingreso de los fondos al presente no constituye un ingreso
corriente de libre disponibilidad para el Gobierno, o simplemente sumable a los ingresos
tributarios corrientes. Esos fondos deben garantizar su aplicación a destinos que impliquen el
mantenimiento de su valor actual y su incremento por la capitalización de su aplicación a
inversiones rentables para garantizar el futuro pago de haberes.
En síntesis, coincidiendo en parte con Martini (2007) y Giordano (2007) y por lo analizado
previamente, se concluye que la contrarreforma implementada en 2007 implicó:
1. Un intento brutal de corto plazo por reunir fondos en manos del gobierno de turno,
mediante la discrecional decisión y el adicional incentivo al traspaso de fondos del Régimen de
Capitalización al Régimen de Reparto. Se trataba una vez más de aumentar en el corto plazo los
recursos del Gobierno, asumiendo una deuda inducida de altísimo costo (por el interés
implícito) al momento de tener que honrarla. Esta insolvencia intertemporal iría aumentando a
medida que mayor número de personas ingresasen al sistema de reparto.
4. En los considerandos de la nueva legislación rezaba que el objetivo del Gobierno era que el
Estado debe proteger ―a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, a los trabajadores,
los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores‖. El instrumento para alcanzar
estos objetivos es ―profundizar el rol del Estado‖. Pero un proyecto no es bueno o malo por lo
que dice sino por lo que propone y finalmente hace. Así, el Gobierno que ―cuida‖ como nadie el
bolsillo de los jubilados pobres, aumentó entre el 2002 y el 2006 a las jubilaciones más bajas en
un 13%, mientras el costo de vida aumentó, en el mismo tiempo, el 90%. El Presupuesto
Nacional 2007 original muestra un aumento del gasto primario del 40% (finalmente registrando
un 47,7% de incremento), pero lamentablemente para los jubilados que tienen ese solo ingreso,
previó un aumento de las jubilaciones del 13%.
643
Sobre el tema de la movilidad de los haberes nos ocupamos nuevamente más adelante.
796 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
5. La falacia del discurso tendiente a plantear una opción entre defender al Régimen de
Reparto o al de Capitalización, implica un juego político que en rigor plantea una pelea entre
decidir que los fondos sean manejados por el Gobierno o por las AFJP. Al respecto, Martini
(2007) se pregunta con tino ¿es este el verdadero conflicto? ¿A quién debe defender una ley que
organice un régimen de jubilaciones? ¿Al Estado o a las AFJP? La pregunta es evidentemente
falsa. El único bien jurídico tutelado o al único interés que una ley de este tipo debe defender es
al de los jubilados. La contrarreforma en rigor protege al Estado, tan malo como sería
igualmente si protegiera a las AFJP.
7. El nuevo ordenamiento limitaba la comisión máxima que podían cobrar las AFJP, lo que
implicaba que el Estado decidiera a cuánto alguien puede cobrar sus servicios con
independencia de calidad o costo, probablemente en detrimento de las AFJP pequeñas, por la
menor difusión de costos fijos ¿O el objetivo era entonces liquidar a algunas AFJP para que solo
sobrevivieran las más grandes? Monopolizar u oligopolizar el régimen de capitalización, no
parece ir en línea con los intereses de los trabajadores o futuros jubilados. Más bien, facilitaba el
accionar de coacción de los gobiernos de turno contra pocos administradores privados.
(a) Introducción
6) Los beneficios de jubilación ordinaria, retiro por invalidez y pensión por fallecimiento
que sean liquidados por las AFJP serán pagados por el régimen público.
9) Esos fondos pasan a ser parte del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Régimen
Previsional Público de Reparto.
11) En ningún caso las compensaciones que pudieran corresponder a las AFJP podrán
superar el valor máximo equivalente al capital social de las Administradoras liquidadas
de acuerdo a esta ley.
798 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
12) El Estado entrega a los accionistas de las AFJP títulos públicos emitidos o a emitirse de
la República Argentina, teniendo en cuenta un programa mínimo de enajenación, a fin
de permitir que la ANSeS tenga derecho prioritario a la recompra de esos títulos.
Siguiendo el razonamiento del informe elaborado por Ecolatina644, puede argumentarse que
desde el punto de vista económico hay dos análisis posibles —no excluyentes— que pueden
plantearse sobre esta decisión: por un lado la discusión sobre las virtudes y falencias de cada
régimen (reparto vs. capitalización) en un contexto de crisis financiera global y, por otro, la
sustentabilidad de las finanzas públicas para afrontar los elevados vencimientos de deuda y el
creciente gasto, a pesar del stock financiero traspasado al Gobierno645.
Dado que el primer aspecto no modificaría sustancialmente los pros y los contras ya analizados
extensamente en el presente estudio, y dado que la crisis financiera mundial afectaría de igual
manera tanto a los posibles gestores privados como a los públicos646, nos ocuparemos del
segundo aspecto. En los puntos que siguen habremos de basarnos en particular en el estudio de
Ecolatina antes citado, en el trabajo de Diana Mondito (CEMA)647 y en desarrollos propios.
El traspaso de una parte importante de los fondos de las AFJP a la ANSeS provocado por la
contrarreforma del año 2007 resultó finalmente en $ 7.814 millones (1% del PBI). Este monto
sin dudas contribuyó y permitió al Gobierno lograr un superávit primario en ese año por encima
del 3% del PBI, a pesar de un aumento del gasto primario interanual del 47,7%. Actualizando
estos guarismos a la situación registrada a mediados de 2008, surge que el monto de los
traspasos habría alcanzado a $8.889 millones a mediados de año, elevando la incidencia en
términos del PBI al 1,14%.
Cuadro 31
Fondo de jubilaciones
Afiliados
y pensiones
Traspasos a RPR
(acumulados al
% de Millones % del
30/06/2008) Cantidad
afiliados a de pesos FJP
capitalización
1) Por regímenes especiales 173.947 1.6% 2,827 2.9%
2) Por edades y saldos 1.246.051 11.5% 6,062 6.6%
3) Por opción abierta 1.187.733 11.0% 0 0%
TOTAL 2.607.731 24.1% 8,889 9.6%
Fuente: SAFPJ.
644
Ecolatina (2008).
645
No se aborda en este estudio la cuestión jurídica de los derechos de propiedad y los derechos
individuales de las personas que habrían sido seriamente vulnerados, o al menos seriamente descuidados,
con la contrarreforma.
646
Por lo ya analizado previamente, la balanza parecería volcarse no obstante al control privado y no a la
administración pública de los ahorros acumulados en la CIC de los trabajadores.
647
Mondino (2008).
799 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Pero esta no ha sido la única medida introducida para recomponer las cuentas del sector público
nacional. Una lista probablemente no exhaustiva debe computar:
d) Los anuncios del pago al Club de París, de la oferta a los holdouts y del canje de
deuda, apuntaron asimismo a captar recursos externos. Mientras que dos artículos del
presupuesto permitían recurrir a fondos públicos locales (Banco Nación y Reservas) para
amortizaciones de deuda y gastos de capital.
Teniendo en cuenta que la decisión del Gobierno se enmarcó en el escenario descrito, es lógico
suponer que hubo razones de urgencia fiscal detrás de la decisión de impulsar la sanción de la
Ley Nº 26.425.
Ahora bien, ya sea por virtud o por necesidad, el avance hacia un nuevo régimen previsional
debiera tener como objetivo consolidar un sistema haciéndolo sostenible en el largo plazo de
manera de evitar el default sobre los haberes de los futuros jubilados, garantizando una
cobertura social universal y algún criterio de proporcionalidad de los aportes648. No obstante, es
de destacar que hubo importantes cambios en la economía argentina a raíz de la medida. Las
principales consecuencias en el corto plazo son:
El impacto sobre el mercado local de capitales será fuerte ya que las AFJP (el principal inversor
institucional) tienen características muy deseables para desarrollar el mercado de capitales:
operan volúmenes elevados, buscan asumir riesgos bajos y con un horizonte temporal de
mediano y largo plazo, son las encargadas de dotar de liquidez y reducir la volatilidad del
mercado.
Este canal de impacto se genera por la mayor volatilidad jurídica e institucional que introduce
una medida repentina y compulsiva como la analizada. La falta de confianza en el sistema de
reparto —sea o no por experiencias traumáticas del pasado ya vistas— aún continúa (el índice
del riesgo soberano de Argentina superaba los 1.700 puntos básicos al momento de redacción de
este informe). En la reforma del sistema previsional de libre opción jubilatoria implementada
en marzo de 2007, el 82,5% de los aportantes activos optó por permanecer en las AFJP aún
cuando en estos casos el sistema de reparto no captaba los saldos acumulados en las cuentas de
capitalización.
648
En el apartado siguiente volveremos a analizar este aspecto central de todo sistema previsional.
801 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
d. Un efecto ‗crowding out‘ y más participación del Estado en el manejo del crédito
La dinámica fiscal, tanto de corto como de mediano y largo plazo, se verá bruscamente afectada
con la decisión adoptada. En primer lugar, al eliminarse el sistema de capitalización y afiliar a
9,5 millones de personas al régimen de reparto (Art. 1º) el sector público se garantiza percibir
los $ 1.000 millones mensuales que se derivan a las AFJP; y se hace cargo de las prestaciones
que éstas brindaban a 445.000 beneficiarios ($ 100 millones al mes). Por los efectos anualizados
de la dinámica salarial se estima que en 2009 el Gobierno captaría un flujo neto adicional en
torno de los $ 13.500 millones.
En segundo lugar, el Art. 7º de la ley dispone que los activos manejados por el régimen de
capitalización deben ser transferidos a la ANSeS. Por ende, este organismo pasará a tener
control de una cartera cuyo valor se ubica en torno de $86.000 millones. Si esta operación, sigue
el criterio aplicado en 2007649, implica que el superávit del sector público podría aumentar en
$90.000 millones en pocos meses. Es decir, el sector público se apropió de un stock financiero
que le otorga ciertos activos líquidos y le permite reducir los abultados servicios de deuda de los
próximos años. El traspaso del fondo de las AFJP incluye títulos públicos y préstamos
garantizados por un valor de $45.000 millones. Los títulos públicos (excepto los cuasipar), no
obstante, están valuados a precios de mercado (hoy en niveles de default).
Cuadro 32
649
El Decreto Nº 313/2007 indica que las transferencias de saldos de cuentas de capitalización de las
AFJP a la ANSeS deben contabilizarse como ingresos tributarios (aportes de la seguridad social).
802 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Estos últimos activos, no obstante, tendrán poco o nulo impacto en la ―caja‖ fiscal debido a su
escasa liquidez; el mercado está golpeado por la incertidumbre. Por otra parte, salir a liquidar
esos $37.000 millones desplomaría sus precios —teniendo en cuenta el tamaño pequeño del
mercado de capitales argentino— y el monto final se reduciría notoriamente. Por lo tanto es
muy poco probable que el gobierno salga a liquidar esos activos de inmediato. Más aún, se ha
sugerido que probablemente el Gobierno decida utilizar ese stock para poder acceder o tener
injerencia en la gestión de empresas dominantes del mercado doméstico, con el consiguiente
poder económico-político que ello le confiere. Como síntesis, Ecolatina expone el siguiente
cuadro resumen del stock financiero disponible por el ANSeS para 2009:
Cuadro 33
Como contrapartida del excedente financiero de corto plazo en 2009, el punto más importante a
destacar es el efecto de largo plazo de la medida. La decisión adoptada triplica el número de
afiliados al régimen de reparto, lo que implica la adquisición de una pesada deuda previsional
para el futuro. Los clásicos problemas inherentes al sistema de reparto de las experiencias
pasadas (envejecimiento de la población, impacto de los ciclos económicos en la recaudación
previsional, etc.) ya analizado en este estudio, serán ahora factores mucho más preponderantes a
la hora de evaluar la sustentabilidad fiscal. En definitiva, cuando se creó el sistema de
capitalización, el Estado asumió un déficit presente para apuntalar su sustentabilidad en el
futuro. Los efectos de su eliminación —con el aumento de flujos y stocks presentes e
incremento de deuda futura— tendrá el efecto inverso. Sobre estos aspectos nos ocupamos
seguidamente.
En base a datos extraídos de publicaciones del ANSeS para 2007 y de la SAFIP para septiembre
de 2008, Diana Mondino presenta una estimación de las implicancias financieras de la
eliminación del sistema de capitalización y el retorno al sistema de reparto dispuesto por la Ley
Nº 26.425. Su estudio no contempla pautas inflacionarias y solamente toma en cuenta las
jubilaciones mínimas y no los montos por efectivos aportes superiores al mínimo650.
El siguiente gráfico ilustra sobre las fuentes de recursos que recibe la ANSeS, un menú amplio
que contiene tanto los recursos genuinos de todo sistema previsional (aportes y contribuciones)
650
El 76% de las jubilaciones que paga la ANSeS corresponden a valores mínimos (haber medio $722 a
diciembre de 2007), aunque en las ex Cajas Provinciales los montos pagados son aproximadamente el
doble ($1431) pero representando solo el 4% del total de los beneficios.
803 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
como una importante cantidad de fuentes tributarias con las que el Estado desde 1994 ha debido
asistir al sistema para cubrir los déficit estructurales.
Cabe acotar asimismo que los costos fiscales de las jubilaciones otorgadas en 2006 y 2007 (―sin
aportes‖) comenzarán recién a impactar en 2011, cuando se agote el período de los 60 meses
durante los que se ―deducen‖ los aportes no realizados oportunamente, y la ANSeS deba
entonces honrar el 100% del haber otorgado. En rigor, el superávit acumulado registrado
solamente se produce al considerar las contribuciones ―figurativas‖ que provienen de algunos
804 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
entes estatales y que necesariamente se agotan con el tiempo. El Cuadro 35 detalla la incidencia
de tales aportes. El detalle por organismo de origen de los gastos figurativos por $ 6.229,2
millones indicados en el Cuadro 35, puede observarse en el Cuadro 36.
Cuadro 34
ANSES – ESQUEMA A-I-F
Cuadro 35
Fuente: ANSeS.
805 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 36
Fuente: ANSeS.
Cuadro 37
Cuadro 38
El cambio operado en 2007 respecto a 2006 debido a los traspasos compulsivos al sistema de
reparto, no alcanzó sin embargo a compensar el crecimiento enorme en la cantidad de jubilados
(Cuadro 39).
806 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 39
Cuadro 40
Fuente: AFIP.
807 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En decir, en virtud de las jubilaciones otorgadas en 2006 y a pesar de haber recibido más de 1
millón de nuevos afiliados en 2007, el sistema de Reparto tenía más del doble de beneficiarios
que de cotizantes a fines de 2007.
La tendencia es aún más preocupante, ya que la cantidad de pensionados habrá de aumentar con
el tiempo y en la misma proporción que la cantidad de nuevos jubilados. Sin embargo, hasta
2006 el sistema de Reparto mostraba una caída en la cantidad de jubilados, convergiendo hacia
el equilibrio financiero, como indica el cuadro extraído de la página de ANSeS651.
La bonanza financiera lograda por la ANSeS en los últimos tres años —debido a los traspasos
de fondos y en particular a que los recursos tributarios afectados al sistema en promedio
registraran un gran aumento652— permitió generar un importante monto de dinero en el Fondo
de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Público de Reparto, creado por Decreto
897/2007. En el Cuadro 41 se detalla la composición de los recursos al mes de octubre de 2008.
651
En el punto d) más adelante se presenta una estimación de la probable evolución del sistema de la Ley
Nº 24.241 si no hubieran operado los cambios a la misma.
652
Para el año 2008 se registró un crecimiento interanual superior al 42%.
808 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 41
Cuadro 42
Fuente: ANSeS.
Un aspecto no menor a aclarar es que la ANSES pagaba hasta fines de 2008 a los jubilados del
sistema de Capitalización un monto compensatorio por los años de aportes que esas personas
809 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para comparar lo pagado por el sistema de reparto y por el sistema de capitalización, viene al
caso observar en el Cuadro 42 que el haber promedio abonado a los jubilados por ambos
sistemas resultan equivalentes ($751 en Reparto y $ 770 en Capitalización). Estas jubilaciones
mínimas han registrado a fines de 2007 una suba del 32% en 2 años según se observara en el
Cuadro 43. La evolución del ajuste reconocido en el sistema de reparto fue similar en
capitalización. No obstante, dada la menor incidencia del monto capitalizado respecto a la PC en
el haber recibido por los jubilados del sistema de capitalización, en el promedio de su haber
incide en mayor magnitud la decisión del ajuste de haberes dispuesta para el sistema de reparto,
más que al resultado de la rentabilidad registrada en el sistema de capitalización.
Cuadro 43
El registro de la caída de 2008 refleja el efecto de la crisis global en el valor de los activos
acumulados por la AFJP, pero asimismo el deterioro experimentado antes y después de dicha
810 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
crisis, debido a la tenencia de los títulos públicos del gobierno nacional cuyo caída se iniciara
con la crisis con el campo en marzo de 2008 y la brusca salida de capitales fuera del país653.
Con relación a las prestaciones, una estimación del impacto presupuestario que constituye el
traspaso de los jubilados del sistema de capitalización para los primeros 5 años, se presenta en el
Cuadro 44, contemplando que las futuras altas de este stock tendrán una gestión de 36 meses
para la resolución.
653
Entre el segundo semestre de 2007 y el primero de 2008 habrían salido del país U$S 19.902 millones,
según la consultora Estudio Broda y Asociados (La Gaceta, 7/06/2008), superando los U$S 18.702
millones que fueron llevados fuera de la Argentina entre el segundo semestre de 2001 y el primer
semestre de 2002, cuando se aplicó el corralito financiero, se devaluó la moneda argentina y se
pesificaron las deudas en dólares en el marco de una profunda crisis política y social.
811 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Altas (mensual
Año Mensual Total
y retroactivo)
2009 315 226 542
2010 452 113 566
2011 516 38 554
2012 532 532
2013 524 524
Fuente: elaboración propia en base a datos de la SAFJP.
El presupuesto de ANSES debería contemplar, por lo tanto, como gastos corrientes para los
próximos ejercicios, un total estimado de $550 millones como pago del stock de beneficios
otorgados por el régimen de capitalización que sumados a los aportes por la PC, alcanzaría a
$1500 millones (volver al Cuadro 33).
Por otro lado, en el Cuadro 45 se indica la situación que tenía el sistema de capitalización a
julio del 2008 en materia de los ―beneficios a otorgar‖ (beneficios en trámite) en el corto plazo.
Las AFJP tenían para ese entonces un stock total de 50.310 beneficios en trámite, siendo la
jubilación por vejez la más significativa (52%).
Cuadro 45
Retiro
Jubilación Pensión Retiro Definitivo
AFJP Transitorio Total
Ordinaria Fallecimiento Invalidez
Invalidez
Total 26.328 12.113 10.265 1.604 50.310
En % 52% 24% 20% 3% 100%
Fuente: SAFPJ.
En cuanto a los beneficios liquidados a la misma fecha el Cuadro 46 indica el detalle tanto de
las AFJP como de las Compañías de Seguro de Retiro, que continuarán atendiendo la
liquidación de los seguros contraídos.
Cuadro 46
En cuanto a los haberes medios liquidados, el Cuadro 47 detalla la situación a julio de 2008,
nuevamente de las AFJP y de las CSR.
812 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 47
Computando finalmente el total de beneficios en trámite al momento del traspaso y los haberes
medios resulta el monto completo que la ANSeS habrá de atender (Cuadro 48).
Cuadro 48
El esfuerzo financiero que enfrentará de ahora en más la ANSeS no radica por lo tanto
solamente en los beneficios actualmente pagados por los ya jubilados por el sistema de
capitalización, sino en los futuros jubilados que se vayan sumando, aspecto que nos lleva al
punto siguiente.
Por lo analizado, se advierte que el Sistema de Reparto no está en equilibrio financiero y plantea
problemas de solvencia hacia el futuro cercano. Sin considerar los impactos demográficos,
adicionalmente desde 2009 se observarán mayores necesidades de fondos ya que:
i. Desde octubre 2008, la Ley de Movilidad Previsional establece que los beneficios
(Jubilaciones y Pensiones) serán ajustados de acuerdo a una combinación de inflación y
nivel de salarios.
ii. En 2009 se deberán obtener recursos adicionales para pagar 40.000 juicios por un
monto de $2.300 millones —efecto por única vez—.
iii. En 2011 se comenzará a notar el impacto económico del millón y medio de jubilaciones
llamadas ―sin aportes‖ otorgadas en 2006, que comenzarán a pagarse por el valor total
(sin deducir los importes de la moratoria).
El sistema de reparto requerirá, por lo tanto, recursos crecientes, dado que hay, y hacia el futuro
habrá, más beneficiarios que aportantes.
Para mantener el equilibrio financiero del Sistema de Reparto se requeriría el aumento de los
recursos para la ANSES; aumento que habrá de implicar mayores transferencias del Gobierno
Nacional, que a tal fin deberá imaginar una probable combinación de políticas tendientes a:
2. Un aumento del empleo formal, difícil de lograr al estar el empleo sujeto al mismo
fenómeno mundial.
813 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La Ley Nº 26.425 abrió aparentemente una posibilidad de contar con los recursos necesarios
para al menos afrontar las obligaciones prestacionales de los próximos años, es decir, el
problema de financiamiento estaría resuelto en el mediano plazo.
Sin embargo, con el SIPA la ANSeS tendrá mayores ingresos, pero también mayores pasivos.
Es decir:
– Deberá determinar claramente qué hacer con los 6 millones de afiliados que no
aportan regularmente, pero que sí han acumulado fondos en sus cuentas de
capitalización. Bajo el sistema de capitalización, estos jubilados no siempre
tienen derecho a los complementos que otorga ANSES, pero sí a los fondos que
ya han acumulado.
Respecto a esto último, la ley no es clara con respecto a qué ocurrirá luego de ser transferidos al
Sistema de Reparto:
654
Las tasas y los límites para Aportes y Contribuciones de los impuestos al trabajo aumentaron en 2008.
655
Sobre este tema ver Piffano y D‘Amore (2007).
814 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Respecto a esto último, dos cuestiones importantes relacionadas: el manejo de los fondos
transferidos y la movilidad de los haberes. Sobre esto nos ocupamos en el punto siguiente.
Respecto de fondos que habrá de administrar de ahora en adelante la ANSeS, en primer lugar, se
debe tener en cuenta que la institución aparte de tener que administrar un flujo nuevo de
aproximadamente $25.000 millones anuales (volver a Cuadro 33), habrá de contar con una
porción adicional pero acotada de recursos del stock de algo menos a $90.000 millones
traspasados desde la AFJP (ver Cuadro 32). En efecto, en realidad la ANSeS sólo podrá
disponer de una porción menor de los fondos del stock transferidos en el corto plazo, ya que el
60% de las inversiones de las AFJP son títulos de la deuda pública. Así, los fondos totales
transferidos están invertidos en:
Así, en el corto plazo, la solvencia fiscal se estima que sólo puede mejorar aproximadamente en
alrededor de $2.700 a $3.000 millones, dado que el 60% corresponde a los bonos de gobierno
(estimados en $ 45.000 aproximadamente, según se mostrara en Cuadro 32) y acciones o títulos
privados. De manera que ahora, sumando estos $2.700/$3000 millones al actual fondo
acumulado por el ANSeS de $22.000 millones (volver a Cuadro 41 para el detalle), el total de
$24.700/$25.000 millones será el punto de partida del ahorro acumulado a administrar.
De ahora en más, estará recibiendo adicionalmente unos $15.000 millones del flujo incremental
anual de recursos (según Cuadro 33), los que sumados a los actualmente ingresados por aportes
y contribuciones y por afectación de las diferentes fuentes tributarias (de $54.000 millones
estimados para 2007 según Cuadro 34), deberá cubrir las prestaciones e intentar al menos
mantener los $25.000 millones del punto de partida y, eventualmente, intentar incrementarlos
con el flujo anual, que ascendería a alrededor de $70.000 millones aproximadamente (sumando
los $15.000 incrementales del traspaso a los actuales).
a) La ANSeS debe ser extremadamente cuidadosa en las inversiones del flujo y el stock, a
fin de no licuar los fondos por inflación o rentabilidad negativa, dado que la Ley de Movilidad
de los haberes exige aumentar las jubilaciones en función de la evolución de salario e inflación
(ver punto siguiente sobre este tema). Los recursos deben ser invertidos (no gastados), de
manera de generar una renta igual o superior al aumento comprometido. Es decir, deben
realizarse inversiones con alta rentabilidad (social o privada, siempre y cuando sean
―monetizables‖, es decir, no pierdan su atributo de fondos de alta liquidez). Ello significa que,
como toda inversión, las asignaciones o colocaciones a realizar por ANSeS deben considerarse
los atributos de rentabilidad, diversificación, riesgo crediticio, riesgo mercado y tenor.
c) Si la ANSeS decidiera invertir el total de los recursos traspasados como stock (los
$90.000 millones), sin duda que habrá de enfrentar la necesidad de mantener y eventualmente
incrementar los recursos de flujo provenientes de fuentes tributarias, dado que en un sistema de
reparto ―puro‖ y cerrado (financiable exclusivamente con los recursos genuinos) no contará con
los fondos suficientes, ya que aún utilizando los fondos del flujo de Capitalización traspasados,
sin recursos tributarios asistiendo al sistema no podrán pagarse las jubilaciones mínimas
actuales.
El sistema solamente garantizaría una tasa de sustitución del salario del 27%, muy inferior al
objetivo de un haber equivalente al 70/82% móvil.
Cuadro 49
Afiliados
Capitalización 9.513.134 (Sep/8)
Reparto (incluye indecisos) 5.400.000 (*)
Total 14.913.134
Aportantes
Capitalización 3.665.557 (Sep/08)
Reparto (incluye indecisos) 3.000.000 (*)
Total 6.665.557
Beneficiarios
656
Al momento de la redacción de este estudio y habiendo pasado un trimestre del año 2009, la aludida
Comisión no había sido siquiera constituida, un síntoma de que este aspecto no estaría seriamente tenido
en cuenta.
816 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Contribuciones+Aportes 21%
Notas:
(*) Estimado.
(**) Se asume que los aportantes en capitalización y en reparto son
iguales.
Falta considerar:
- La prestación promedio o tasa de sustitución del salario (27%) es
sustancialmente inferior a la promesa legal (70/82%).
- No toma en cuenta la evolución de la relación entre aportantes y
beneficiarios.
- No toma en cuenta variables demográficas. Se trata de un cálculo
puramente estático.
- No toma en cuenta el impacto de una recesión en los ingresos.
La Ley de Movilidad Jubilatoria (Ley Nº 26.417), que rige desde septiembre de 2008, plantea
otra incógnita. La sanción de la ley constituyó una nueva etapa dentro del régimen previsional
persiguiendo como objetivo limitar la incertidumbre para la clase pasiva al momento de
actualizar sus beneficios.
Los argumentos de esta medida están originados por los parámetros establecidos por la Corte
Suprema de Justicia como también por lo dispuesto por el artículo 14 bis de la Constitución
Nacional. La fórmula de cálculo establece parámetros de actualización de haberes en base a la
evolución de los precios (INDEC) y el 90% de la recaudación tributaria destinada a la Seguridad
Social.
Es decir, que los aumentos automáticos que se efectuarán cada seis meses serán de acuerdo a la
evolución del nivel general de precios y a las posibles recaudaciones que se obtengan por parte
del Estado y destinarlos a la Seguridad Social, pero si dichas recaudaciones no ocurren durante
un período determinado o si los datos proporcionados por el INDEC no resultan fehacientes o
veraces, los haberes jubilatorios se verán subordinados a dichos parámetros que son
considerados fuera de contexto de lo establecido por la misma Constitución Nacional en su
817 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
artículo 14 bis y lo dispuesto por la Corte Suprema de Justicia desde los casos Chocobar,
Sánchez y Badaro.
El artículo 14 bis de la Constitución Nacional establece que ―el Estado otorgará los beneficios
de la seguridad social, que tendrá carácter integral e irrenunciable‖. En especial, se dispone que
la ley establezca jubilaciones móviles, lo cual nos lleva a interpretar que la movilidad
establecida por el legislador en la norma constitucional debe ser analizada como un conjunto
armónico dentro del cual cada una de sus disposiciones ha de ser interpretada de acuerdo a lo
establecido por la Carta Magna.
En lo que respecta a los casos dictaminados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
conocidos como el citado ―caso Chocobar, Sánchez y Badaro‖, hacen mención en cuanto a que
la movilidad debe otorgarse según lo previsto en el Art. 14 bis de la Constitución Nacional y
los fines tuitivos que persiguen las leyes reglamentarias en esta materia. De modo tal que esta
disposición no respeta los principios establecidos por la propia carta magna ni tampoco por lo
dispuesto por la propia Corte Suprema de Justicia.
En efecto, a partir de esta disposición, las jubilaciones subirán dos veces por año, en marzo y en
septiembre. La ley entró en vigencia el 1º de enero de 2009, por lo cual el primer incremento
debería producirse en marzo próximo, al momenot de redacción de este estudio.
También se supone que este índice de ajuste será de utilidad para el cálculo de la prestación
inicial, actualizando los últimos 120 aportes (10 años) que se contabilizan para establecer el
haber de referencia.
Cada semestre, A y B generan cada uno un resultado que se debe comparar entre sí —no se
promedian— y se aplica siempre el ―menor de ellos‖ para ajustar las jubilaciones. Es decir, si A
da 15 % y B 10 %, los haberes aumentan 10 %. O, si A da 15% y B 20%, las jubilaciones suben
15%.
El Gobierno afirma que a mediano plazo las variables se compensan, con la ganancia de que el
sistema se vuelve sustentable más allá de la coyuntura económica. Esta afirmación es incorrecta,
salvo el objetivo de mejorar la sustentabilidad financiera de largo plazo, dado que el sistema con
esa metodología de cálculo declara la licuación de los haberes en presencia de inflación. En
efecto, un ejemplo sencillo puede corroborar la anterior afirmación. En el Cuadro 50 se
presenta una tabla simulada de variación del IPC y de la Recaudación del sistema.
Cuadro 50
El argumento del gobierno es cierto en cuanto a que los dos índices —IPC y Recaudación— se
compensan en el largo plazo, pero no así el nivel de las jubilaciones que siguiendo el nivel del
índice de ajuste más bajo logra deteriorarse en términos reales.
819 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
3.000,00
2.500,00
2.000,00
Ajustes
1.500,00
1.000,00
500,00
-
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9101112131415161718192021222324252627282930
Período
La última proyección con la que se cuenta fue presentada por los expertos Schulthess y
Demarco (2000), que simula el resultado de la vigencia de la Ley Nº 24.241 tal como ésta fuera
aprobada657.
657
El Sistema de Capitalización, como se analizara oportunamente, debió no obstante soportar cambios
sobre su esquema de financiamiento original, tal como la reducción de las tasas de la contribución a cargo
de los empleadores, principal tributo sobre la nómina salarial. Ésta sufrió una disminución que se fue
aplicando en forma gradual y diferenciada según zonas geográficas, lo que hizo necesario un esfuerzo
financiero adicional al originalmente previsto.
820 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 51
El nivel de los ahorros acumulados en los fondos previsionales de los sistemas de capitalización
(funded pension saving) creció marcadamente durante los últimos años, según datos de la
OECD al 2007, como muestra la gráfica siguiente.
821 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los fondos habían obtenido altos rendimientos durante las dos décadas de los 80 y 90,
circunstancia que incentivó un acelerado crecimiento al inicio de la presente década.
Cuadro 52
La Argentina representa el país de menor tamaño del sistema en términos del PIB (9,3%),
menor aún al de países como Colombia y Perú, que acumularon ahorros no muy diferentes en
términos absolutos al de Argentina, pero que representan una proporción mayor en términos del
PIB respectivo. El de Argentina es incluso menor al de los dos países de menor tamaño de sus
sistemas, como Costa Rica y Uruguay.
822 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Al momento de producirse la crisis mundial con la implosión de los ―activos tóxicos‖ en las
carteras de los entes financieros, resultó que los productos financieros estructurados en este tipo
de activos, solamente representaban el 8% del total de los fondos de pensiones de todo el
mundo. Al presente (enero de 2009) ese porcentaje sería de solo el 3%.
Adicionalmente, cabe destacar que el riesgo mayor está concentrado en un reducido número de
países, a saber: EE.UU., Dinamarca, Alemania, Suecia y Japón. Por otra parte, el macro-riesgo
de estos activos depende del tamaño de la cartera respecto al PIB del país. Y visto los datos de
cada país, resulta que solamente 16 de 46 países tienen activos en cartera mayores al 10% del
PIB, como se observa en el gráfico a continuación.
En el caso de los países de Latinoamérica, la situación difiere entre ellos. Solamente Chile y
Brasil tienen fondos de pensiones con activos superiores al 10% del PIB. La gráfica a
continuación arroja mayor claridad sobre estas diferencias.
¿Cuán importante es el problema hasta aquí? La caída en el precio de los activos luego del
detonante de los activos tóxicos ha sido importante al inicio de la crisis, pero pareciera haberse
amesetado más recientemente. El gráfico a continuación del citado anteriormente ilustra esa
evolución.
823 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las comparaciones de las pérdidas absolutas y en términos del PIB de cada país se pueden
observar en las dos gráficas a continuación. La primera contiene a los países de Europa y
EE.UU. y la segunda a los países latinoamericanos. Las barras dan cuenta de las pérdidas
absolutas y los guarismos entre paréntesis las pérdidas en términos del PIB de cada país.
824 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
¿Quiénes soportarán las pérdidas? Los individuos que se jubilen en planes sin beneficios
definidos —que suelen ser la mayoría de los jubilables por un sistema de capitalización—; los
gobiernos que financian planes de beneficios definidos y diferentes pérdidas fiscales por otras
fuentes relacionadas.
En cuanto a los estados, junto a los planes de beneficio definido, se esperan fuertes presiones
políticas para que el Estado asista a los futuros jubilados en razón de las pérdidas ocasionadas
por la crisis.
El tema es que, en realidad, las pérdidas actuales de la cartera de inversiones de los fondos de
retiro, simplemente alertan sobre la cuestión central: el riesgo que asumen los ahorros hacia el
futuro difícilmente pueda ser sustituido por una garantía estatal explícita o implícita. En todo
caso, de producirse una crisis financiera, siempre será el Estado el receptor de solicitudes de
protección o asistencia, de manera que la administración de cualquier cartera y la suerte de los
ahorros de los ciudadanos, no pueden quedar exentos del riesgo que se asume al momento de la
colocación del dinero en activos de relativa liquidez, sean estos administrados por el Estado o
por los particulares.
El Estado o los Estados, no obstante, verán aflorar las presiones políticas para encontrar la
solución del quebranto, de producirse éste, y de incentivar a generar el cambio de clima en los
negocios para revertir la crisis. La reversión puede ser alejada en el tiempo o no, dependiendo
de la evolución que registre la economía real en el mundo. Finalmente, siempre la solución
estará en manos de los inversores privados y las familias.
La pregunta final es ¿cuán larga habrá de ser la recuperación de los índices de rentabilidad total,
hoy deteriorados? La gráfica a continuación muestra la evolución del índice de retornos de los
activos a partir de las tres crisis relevantes en el mundo: la de los años 30, la de los 70 y la
actual.
La crisis de los años 30 demandó 8 años para alcanzar el nivel del inicio de la crisis, aunque la
recuperación comienza a partir del cuarto año. La de los 70 presenta una evolución volátil de
recuperación relativamente rápida al inicio (entre 3 o 4 años) y otra más lenta luego de la caída
posterior, para alcanzar el nivel previo a la segunda crisis recién a los 11 años.
El crecimiento rápido de los inicios de la presente década luego de la caída de la segunda mitad
de los años 90, se interrumpe luego de 4 años y la crisis se desata nuevamente con virulencia en
2008. ¿Cuál de los tránsitos habrá de seguir la actual crisis? No hay señales claras de ese futuro;
en todo caso, pronósticos divergentes de recuperación a no muy largo plazo y de diagnósticos
más pesimistas con proyecciones que destacan que lo peor aún no se ha verificado.
826 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
5) Conclusiones
a) El nuevo SIPA difícilmente habrá de mejorar la solvencia fiscal, sino todo lo contrario.
No mejorará la solvencia de ANSeS, al asumir esta Administración pasivos totales
contingentes que el sistema de Capitalización no tendría. Decididamente, no permitirá
devolver recursos de coparticipación a las provincias, ya que seguirán siendo necesarios
para mantener el sistema de Reparto.
c) La SIPA no sólo generará un mayor pasivo del Estado que deberá ser asumido por las
futuras generaciones, sino que deja sin considerar el principal problema social de la
Argentina actual, que registra 11,5 millones de pobres y 3,9 millones de indigentes
(INDEC reconoce solo la mitad), los que no poseen ningún tipo de cobertura social ni
realizan aportes a ningún sistema. Una porción importante de los recursos de
financiamiento a nivel nacional, por tanto, deberán destinarse a mejorar las condiciones
de empleabilidad, salubridad, educación, etc. de manera de mejorar la inserción social
de dicha población.
d) La crisis financiera del presente plantea serios interrogantes respecto a cómo habrá de
evolucionar el valor de los activos traspasados desde las AFJP al ANSeS. No parece
claro que el valor de esos activos termine recuperándose con la salida de la crisis si los
fondos son mal asignados en inversiones de bajo rendimiento o simplemente para
financiar consumo presente, como pareciera ser la actitud de las primeras colocaciones
de la ANSeS. La cartera de los bonos del propio Estado —que representan el 60% del
stock trasladado— no parecen garantizar futuros beneficios en tanto la posibilidad de
827 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ser honrados por parte del Estado sigue igual suerte que las posibilidades fiscales de
asistir fiscalmente a los futuros beneficios. La historia de los períodos de recuperación
de crisis semejantes a la actual crean serias dudas asimismo sobre el período que habrá
de demandar la posible recuperación económica mundial.
En el análisis de los puntos previos ha quedado destacado que una estimación correcta de la
evolución financiera del sistema previsional debería computar eventuales cambios
demográficos, así como de diferentes escenarios económicos y financieros de la economía tanto
doméstica como internacional, debido a la interdependencia que existe entre los mercados de
una economía global.
Pero a esos parámetros, sin duda relevantes, deben añadirse pautas de comportamiento
gubernamental que pueden modificar sustantivamente los resultados esperados.
La reforma previsional estaría de esta manera incluida en un cambio del perfil de transferencias
netas y reflejada en un cambio en la carga generacional.
Dado que el enfoque tiene en cuenta todos los programas de gastos e ingresos del gobierno, las
estimaciones para el perfil etario de transferencias netas disponibles necesariamente son
incompletas, dado que no tienen en cuenta todos los detalles de un sistema previsional y, en
particular, la manera en que éste es afectado por la reforma. Esto sólo puede ser apropiadamente
tratado con un modelo de simulación de pensiones, basado en un análisis actuarial correcto y
con supuestos macroeconómicos consistentes, que permita calcular proyecciones de gastos e
ingresos, así como de los cambios en los stocks subyacentes.
No obstante estas serias limitaciones, en el estudio se ha encarado una proyección financiera del
sistema provisional, basada en un conjunto de supuestos que se entendieron razonables para
diagnosticar la evaluación de su balance estructural o ―puro‖.
(a) Introducción
Resulta entonces de fundamental importancia evaluar con cierto grado de precisión estadística el
impacto fiscal de dichas reformas. A tal fin, en el presente trabajo se ha realizado una
estimación a diez años (2010-2019) de la necesidad de financiamiento del sistema. Dicha
estimación resulta compleja atento a la cantidad de variables consideradas, que involucran
diversos aspectos: económicos, financieros, demográficos, actuariales y propiamente
previsionales. En este sentido, se debe aclarar que las presentes proyecciones resultan
fuertemente condicionadas por dos aspectos que presentan en sí potenciales debilidades,
cuestiones que condicionan el alcance del ejercicio propuesto. La primera se refiere a la
disponibilidad de datos. El acceso público a la información desagregada por edad y sexo es
prácticamente un imposible. Así, la composición de activos y pasivos, la información referida a
salarios promedio de activos y pagos de prestaciones a los pasivos, entre otros, debió ser
estimada en base a información de años anteriores o, en ciertas ocasiones, modelizada
considerando supuestos razonables. La segunda limitación está vinculada a las condiciones de
previsibilidad del ambiente económico y legal de la argentina: la extraordinaria volatilidad del
desenvolvimiento económico y también —por qué no decirlo— de su estructura jurídica. Ello
sin duda limita todo ejercicio sobre el desempeño futuro del sistema previsional.
El presente estudio consta de dos partes. En la primera se exponen los supuestos utilizados y
ciertos rasgos metodológicos. En la segunda, se muestran los principales resultados
concomitantemente a las características del modelo utilizado
i) Población
Se trabajó con datos INDEC 2001. Luego se ajustó con estimación del crecimiento anual de
INDEC hasta 2005 (0.8%), determinándose una población para el año base 2009. Para la
estimación correspondiente al periodo 2010-2019 se aplicó la probabilidad de muerte y la tasa
658
La labor de esta sección estuvo a cargo del investigador Lic. Diego Cristian Sánchez y la
colaboración especial del Lic. Sergio Carpenter.
829 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de fecundidad por edad, sexo y año, además de la relación de nacimientos entre sexos (104
varones nacidos por cada 100 mujeres nacidas). Tanto la probabilidad de muerte como la tasa de
fecundidad son dinámicas.
Se determinó una matriz por edad y sexo en base a datos del ex SIJP.
v) Contribuyentes
Los datos del año base (2009) corresponden a una estimación en base a los datos publicados por
ANSeS en su ―Informe de la Seguridad Social‖ y una estructura por edad y sexo del ex Sistema
Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP). Para cada año en período 2010-2019 se determinó
una cantidad de contribuyentes nominales derivada de la participación de los contribuyentes en
la población por edad y sexo de 2009. A dicha cantidad se le restaron los casos de fallecimiento,
invalidez y jubilación por vejez, siempre por edad, sexo y año.
En base a datos de haberes promedio y de los datos de salarios de activos; se determinó una tasa
de reemplazo promedio para cada grupo de edad y sexo.
Para el año base, estimación propia según datos de ANSeS. Además, se realizó una estimación
de la composición por sexo y edad. Para los años posteriores, surgen de la suma de:
Dichas series se construyen por edad y sexo. En la determinación de los casos, se toman en
cuenta las condiciones de otorgamiento, llámese edad de retiro y años de servicio y que cada
contribuyente se jubila o muere.
Los datos del año base (2009) corresponden a una estimación por edad y sexo en base a
información publicada por ANSeS. Para cada año en período 2009-2019 se determinó una
cantidad de pensionados derivada de la participación en la población por edad y sexo de 2009.
A dicha cantidad se le restan los casos de fallecimiento, siempre por edad, sexo y año.
Se tomaron las determinadas legalmente para todas las prestaciones y se ajustó respecto de los
valores observados.
Así, la población argentina tendría unos 41,2 millones de personas en 2010 y unos 45,8 millones
en 2019, es decir, verificaría un aumento puntual del 10%. Ello también corrobora un descenso
de la tasa de crecimiento anual de la mismas del 1,17% (2010) al 1,03% (2019).
Cuadro 1
POBLACIÓN, TASA DE CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN Y EMPLEO
TOTAL EN ARGENTINA. ESTIMACIÓN PERIODO 2010-2019
(EN MILLONES Y %)
Así, el Empleo Total se incrementaría desde 13,3 millones (2010) a unos 15,1 millones de
personas (2019), verificando un aumento punto a punto del 13%.
1) Aportantes
El total de aportantes va de 8,1 millones de personas (2010) a 9,4 millones (2019), lo que
significaría un aumento del 16% (ver Cuadro 2). Ello implica un supuesto relativamente
―optimista‖, reflejo de considerar un desempleo promedio constante menor a 10%, entre otros.
832 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
CONTRIBUYENTES AL SIPA
ESTIMACIÓN PERIODO 2010-2019
(EN MILLONES)
2) Beneficiarios
2. los años de servicio acumulados por dichos aportantes, variable que forma parte de las
condiciones de eligibilidad de la prestación por vejez;
En primer lugar, se hace notar la diferencia de género: para 2010 se estima una expectativa de
77,7 años para la mujer, mientras que para hombres la variable alcanza sólo los 71 años. Con el
transcurso del tiempo se espera un aumento de la expectativa de vida para ambos sexos, aunque
el crecimiento resulta diferenciado: es un poco mayor para hombres.
En este sentido, la expectativa de vida de los hombres asciende a 14 años, mientras que para las
mujeres, la misma alcanza los 21,7 años. Esta ―sobrevida‖ de la mujer sobre el hombre es de
importancia para el cálculo de las pensiones derivadas del fallecimiento de los beneficiarios de
jubilación.
833 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
EXPECTATIVA DE VIDA AL NACER Y A LA EDAD DE RETIRO
ARGENTINA. ESTIMACIÓN PERIODO 2010-2019
(AÑOS)
Estos resultados son producto de la estructura por edad del conjunto de beneficiarios y de la
tabla de mortalidad aplicada, así como del ritmo de otorgamiento de beneficios por vejez. En
este sentido, se destaca que la política de ―inclusión previsional‖ implementada por el gobierno
nacional en los años 2006-2007 (Decreto Nº 1454/05) —que incorporó más de un millón de
beneficiarios al sistema a través de una moratoria previsional— no resulta un mecanismo
permanente de aumento de la cobertura previsional. Por ende, la tasa de ―bajas‖ del sistema no
resulta congruente con la tasa de ―altas‖; las primeras resultarán de mayor cuantía que las
segundas, con la consiguiente tendencia a la reducción del stock de beneficiarios.
Cuadro 4
BENEFICIARIOS SIPA
ESTIMACIÓN PERÍODO 2010-2019
(EN MILLONES)
Así, se proyecta una mejora en dos importantes indicadores de ―sostenimiento‖ del sistema. Uno
de ellos es la relación entre cantidad de jubilados y la cantidad de aportantes: para 2010 se
estima sea de 44%, mientras que para el 2019 se espera una disminución a un 27%. El mismo
834 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sentido del impacto, pero morigerado, se refleja en la relación Total Beneficiarios sobre
Aportantes. Pasaría aproximadamente de un 63% a un 49%. En términos más sencillos significa
que en 2010 existiría 1,6 aportantes por cada beneficiario, mientras que en 2019 existirían 2
aportantes por cada beneficiario.
Es posible estimar el impacto financiero producido por las trayectorias esperadas de activos y
pasivos del SIPA, combinando con ellos dos elementos adicionales:
Así, es posible obtener una estimación del llamado Balance ―Puro‖ o ―Resultado Estructural‖
del Sistema, es decir, sin considerar el recurso tributario que en la actualidad resulta afectado al
financiamiento del mismo: el que surge de los impuestos IVA, Ganancias y Combustibles;
además del financiamiento derivado directamente de la coparticipación de impuestos, que en los
esquemas de Inversión-Ahorro de ANSES aparecen bajo la forma de ―Contribuciones
Figurativas‖.
Respecto de la tasa de reemplazo utilizada, vale la pena hacer las consideraciones que siguen.
En segundo lugar, que la misma fue estimada en función de los pagos de prestaciones actuales,
versus los salarios promedio observados en la actualidad. Ello también supone un desvío del
concepto que se aplica a nivel individual: el salario promedio actualizado de los últimos diez
años no tiene por qué coincidir en todos los individuos con el observado en el año base. Sin
embargo, es la mejor aproximación disponible.
En cuanto a los resultados, el Cuadro 5 resume las variables de recaudación y gasto, además de
determinar el déficit previsional esperado.
Se estima que el citado déficit aumenta con el correr del tiempo, pero sobre todo a partir
del año 2015, para alcanzar en el 2019 un déficit del 0,8% del PIB.
835 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 5
MONTOS DE CONTRIBUCIONES Y GASTO PENSIONAL
ESTIMACIÓN PERIODO 2010-2019
(EN % DEL PIB)
4) Conclusiones
Las proyecciones elaboradas en los estudios técnicos previos corroboran la tendencia al déficit
del sistema previsional que preanuncia el agotamiento paulatino de los recursos traspasados a la
ANSeS, deterioro que se vería agravado adicionalmente por la aplicación no rentable de los
fondos acumulados, si ellos son aplicados a destinos de emprendimientos públicos que —a falta
de financiamiento de largo plazo con uso del crédito público— debieran ser fondeados con
recursos de rentas generales, no con los ahorros de los trabajadores.
CAPÍTULO 12
(i) Introducción
―Federalismo fiscal‖ es la sección de las finanzas públicas que trata sobre la estructura vertical
del sector público, compuesto por dos o más ―niveles de decisión‖. Tal definición es mucho más
amplia que la estrecha definición política, la que sólo contempla como ―federales‖ a los Estados
que constitucionalmente son, por esta vía formal, definidos como tales. Desde una óptica
económica, virtualmente todo sector público es federal en carácter, en el sentido de que las
decisiones fiscales son adoptadas, de hecho, por diferentes niveles de decisión. El punto tiene
que ver con el grado de ―centralización‖ o ―descentralización‖ adoptado por cada país. Esto no
implica desconocer la gravitación que un federalismo formal (constitucional) tiene en la
configuración vertical del gobierno. Más bien se trata de explorar las relaciones
intergubernamentales (o entre niveles de decisión) que la estructura vertical del sector público
establece, tanto en países constitucionalmente definidos como federales, como en aquellos de
estructura jurídica unitaria. Quizás una manera simple de distinguir a los dos modelos de
organización política del estado: el federal y el unitario, es basar la distinción en la existencia o
no de poderes o potestades ―originales‖ según la constitución de los diferentes niveles,
incluyendo claramente también a los de nivel subnacional —sistema federal—; o la existencia
de poderes o potestades amplias centralizadas constitucionalmente en el gobierno de nivel
superior (nacional o federal), con cierta ―delegación‖ de poder de éste nivel superior a los
gobiernos subnacionales —sistema unitario—. Pero en ambos casos la descentralización o la
centralización del poder pueden resultar variadas, como se verá luego.
659
Extraído de Piffano (2005).
837 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como recordara Oates, hacia fines del siglo XIX, Alexis de Tocqueville predecía que el
gobierno estaba en camino hacia la centralización al afirmar que: ―...en las eras democráticas
que se abren ante nosotros... la centralización será el gobierno natural‖. Poco más tarde, ecos
del pronóstico de Tocqueville se encuentran en la ―Ley de Bryce‖, que establecía que ―el
federalismo es simplemente un paso transitorio al camino del gobierno unitario‖ (Mc Whinney,
1965). Las tendencias registradas en la primera mitad del siglo veinte, en especial en los países
industrializados, corroboraban dramáticamente tales pronósticos.
Pero la más reciente evolución del sector público ha demostrado que tales pronósticos eran
prematuros. En la mayoría de los países, la tendencia en la segunda mitad del siglo XX ha ido
en dirección contraria, con el nacimiento de nuevos niveles locales de gobierno y un creciente
incremento de roles asignados a los niveles estaduales, provinciales y/o locales de gobierno.
El resultado de esta nueva configuración vertical del sector público puede no quedar claro, a
pesar de su aparente dirección hacia ―un federalismo más acentuado‖. Esto ha sido advertido en
Piffano (1989) y también por A. Porto (1992) para el caso de Argentina. En efecto, como
señalara R. Bird (1986b), al analizar el federalismo fiscal en los Estados Unidos, la mayor
descentralización puede implicar el ―debilitamiento‖ de los estados ante el poder central, aunque
en apariencia se plantee como un federalismo mayor, debido a la mayor descentralización hacia
los gobiernos locales o municipales. Señala Bird, ―en particular, a lo largo del tiempo este
proceso ha implicado una debilidad creciente del rol de los estados en el sistema federal de los
Estados Unidos, en tanto es esencialmente el rol de los estados en relación al gobierno federal,
lo que define cuán federal es un sistema federal‖; agregando que ―los estados... constituyen
ahora poco más que otro grupo de presión del sector público y un conjunto de agencias
administrativas intermedias... entre el gobierno federal y los gobiernos locales y los
ciudadanos‖ (cita de Porto, A., 1992).
Por otra parte, el surgimiento de nuevos niveles de gobierno no sólo se ha verificado en relación
a los niveles inferiores de la estructura vertical; al mismo tiempo se registra, especialmente en
Europa, América del Norte y más tibiamente en América Latina, la aparición de actitudes
políticas tendientes a conformar un nivel supranacional (Unión Europea, NAFTA,
MERCOSUR), que se contrapone a la tendencia descentralizante interna de cada país miembro
de las respectivas comunidades.
Por lo expuesto, pareciera acertada la opinión de Bird (1986a) al sostener que de los estudios
recientes sobre federalismo se obtiene la conclusión de que es más importante ―... el proceso del
federalismo que su producto‖, agregando que ―la inevitable conclusión de esta línea de
pensamiento..., es que la naturaleza de las instituciones fiscales dentro de las cuales se adoptan
decisiones de política a lo largo de un período y la evolución de esas instituciones, constituyen
características más importantes de cualquier federación que los resultados que emergen de ese
sistema en cualquier punto particular del tiempo‖. De hecho para la Argentina, A. Porto (1992)
ha señalado cómo ―el proceso‖ del federalismo ha implicado un creciente poder discrecional del
nivel nacional de gobierno por sobre los poderes provinciales, a pesar de la transferencia de
servicios.
Lo descrito indica que la constante, en todo caso, parece ser un proceso continuo de influencias
políticas que ha conducido a una creciente complejidad en la estructura vertical del sector
público. Como señalara Oates, en rigor, no es posible formular una afirmación simplista sobre
tendencias a una mayor centralización o descentralización, sino más bien, a un conjunto más
especializado y, en todo caso, más complejo de instituciones fiscales.
838 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Dentro de los temas que hoy más se debaten, relativos a tal especialización, está la cuestión de
―la asignación de potestades tributarias‖ entre los niveles de gobierno. Pero la realidad
observada es de una gran diversidad: países con tres niveles de gobierno (Nacional, Provincial y
Municipal) —caso de Argentina— o países con cuatro niveles (Nacional, Regional, Provincial y
Municipal) —caso de España— y países con niveles locales diferenciados en municipios y
condados —como EE.UU.—. En algunos países, al primer nivel inferior se lo denomina
Provincia (Argentina, Canadá), Estados (EE.UU., Brasil) o Departamentos (Venezuela,
Colombia). A su vez, el nivel inferior municipal, se lo denomina Municipio (en la mayoría de
las provincias de Argentina) o Departamentos (como en la provincia de Mendoza en Argentina).
Como señalara McLure (2005), al momento de analizar la imposición a las ventas, la asignación
de las potestades tributarias a los gobiernos subnacionales (estados o provincias) y la posibilidad
que éstos puedan detentar autonomía en la fijación de los impuestos-precios que deberán pagar
sus ciudadanos, constituye el rasgo más relevante a la hora de identificar un ―genuino
federalismo fiscal‖. Como se mencionara previamente, si bien la diferencia formal o
constitucional es la que define a un país federal o por el contrario unitario, en la práctica del
federalismo fiscal se advierten situaciones inversas a la intencionalidad formal, por la cual
países formalmente federales operan en la práctica con un fuerte centralismo, en tanto países
formalmente unitarios operan con un marcada descentralización del poder. Entre los países
federales con alta descentralización pueden citarse a EE.UU., Suiza, Canadá, y en América
Latina a Brasil; por el contrario países como México, India o Argentina, figuran en los casos de
alta centralización. Con respecto a los países unitarios existen casos de una muy alta
descentralización, como es el caso de los países nórdicos (Suecia, por ejemplo).
Las características que finalmente detentan los países en esta materia depende de las diferentes
circunstancias históricas, políticas y económicas, que fueron marcando el ―proceso del
federalismo‖, diría Richard Bird.
Ahora bien, las Finanzas Públicas se han ocupado de analizar las implicancias financieras y
económicas de la fijación de potestades fiscales a los gobiernos y en esa preocupación han
surgido corrientes de pensamiento en la que se coinciden en muchos aspectos, pero donde se
disiente en cambio en aspectos importantes.
Dentro de las escuelas que se pueden identificar están la del enfoque normativo tradicional,
identificado por su exponente máximo Richard Musgrave, y la corriente del ―Public Choice‖,
identificado por su exponente máximo James Buchanan; de ambas, surgen recomendaciones
sobre las características que debería reunir el diseño vertical en la asignación de potestades
fiscales y tributarias en particular.
Para luego identificar esas diferencias, es conveniente pasar revista de los diferentes esquemas
de coordinación financiera federal, teniendo en cuenta el grado de autonomía reconocido a los
gobiernos subnacionales (provinciales y municipales). La lista es la siguiente:
1) Sistemas tributarios propios: con bases y alícuotas bajo control subnacional, que
pueden asumir las formas de ―separación de fuentes‖ o de ―concurrencia de fuentes‖ de ambos
niveles de gobierno.
recaudación y distribución del producido entre los distintos niveles de gobierno (bases y
alícuotas establecidas a nivel nacional). Las participaciones están preestablecidas en
instrumentos legales. Existe libertad a cada nivel de gobierno sobre las decisiones de gasto.
La elección del sistema o combinación de sistemas, dependerá del peso que se asigne a los
argumentos de eficiencia y equidad, junto con otros objetivos de política, los que varían según
sea el enfoque empleado en el análisis y las circunstancias sociopolíticas de cada país.
Una aclaración básica, que no debe descuidarse de ahora en adelante, es el criterio con que cada
corriente de pensamiento considera a la relación ingreso-gasto del Estado. En el enfoque
normativo tradicional se analiza la cuestión de la asignación de las potestades tributarias
―separada‖ de la cuestión de la asignación de potestades en materia del gasto público. Distinta
es la manera de observar el fenómeno financiero del Estado de parte de la corriente del Public
Choice, como se explica luego. Esta concepción diferente del fenómeno financiero habrá de
tener importantes consecuencias a la hora de formular recomendaciones de política en materia
no solo de federalismo fiscal, sino también en el análisis del fenómeno financiero de un mismo
nivel de gobierno.
En este primer apartado se analiza el enfoque normativo tradicional en materia de gasto. En este
sentido, la literatura de finanzas públicas identifica a la obra de R. Musgrave (1959) como la
referencia obligada cuando se trata la ―asignación de roles‖ en la estructura vertical del
gobierno. El corazón del federalismo fiscal según este enfoque se basa en la proposición de que
la ―rama asignación‖ debería ser diferente entre estados, dependiendo de las preferencias de sus
ciudadanos. Los objetivos de ―distribución‖ y ―estabilización‖, sin embargo, según este
enfoque, requiere de la responsabilidad primaria del nivel central.
Los argumentos centralistas para las funciones de estabilización se basan en la ligazón que tiene
la política fiscal con la monetaria y crediticia, en manos de los gobiernos centrales, en el
reducido alcance de los gobiernos locales para el manipuleo descentralizado de la demanda
agregada y los arbitrajes interregionales de los agentes económicos ante los incentivos o
desincentivos fiscales.
del bienestar, en tanto los individuos deban pagar (con impuestos) el costo marginal de extender
cualquier servicio público. El resultado del accionar de los individuos, según el modelo de
Tiebout, que eligen entre jurisdicciones que ofrecen distintas alternativas de bienes públicos (y
tributación consecuente) y bienes privados (e ingreso disponible consecuente), conducirá a una
configuración pareto-eficiente. Obviamente, esto excluye los casos de servicios con derrames
interregionales de beneficios o costos, donde se requieren decisiones que afectan a más de un
gobierno local. Esto, sin embargo, no necesariamente conduce a la centralización, en tanto, la
instrumentación de acuerdos regionales (interestaduales o interprovinciales) pueden ser
suficientes.
La teoría normativa de las finanzas públicas se ha ocupado como capítulo aparte al del gasto en
analizar la asignación de los instrumentos tributarios, esto es, definir la estructura vertical del
sistema tributario.
El principio básico que sugiere este enfoque, sobre el que se debería basar la selección de las
fuentes tributarias a nivel subnacional, es que los tributos deben recaer sobre las rentas o riqueza
de los residentes locales, debiéndose evitar ―la exportación‖ de impuestos a residentes de otros
estados, o los procesos migratorios entre estados.
(1) los impuestos altamente progresivos, especialmente con fines redistributivos, deben ser
centralizados. La asignación de este instrumento a los gobiernos locales, según lo ya explicado,
podría producir incentivos perversos al generar migraciones indeseadas entre jurisdicciones. Por
esta razón, el impuesto a la renta personal, con una estructura altamente progresiva, debe ser
reservada al gobierno central. En efecto, bajo un impuesto a la renta, el costo marginal privado
para el individuo medio por consumir servicios públicos en una comunidad rica, será menor que
el costo social marginal, lo cual conduce a un patrón de migraciones ineficiente. Mas aún, los
impuestos basados en la capacidad de pago utilizado en los niveles inferiores de gobierno
conducirían a un patrón migratorio que en gran medida neutralizarían cualquier intento de
redistribución del ingreso. Estos argumentos pueden encontrarse en Oates (1972), McLure
(1983) y Gramlich (1985).
(2) En general, los niveles locales de gobierno deberían evitar la imposición sobre bases
tributarias altamente móviles. Tales impuestos pueden distorsionar el patrón de localización
regional de la actividad económica. Los gobiernos descentralizados deberían emplear impuestos
sobre bases tributarias inmóviles (como el impuesto a la tierra). Estos principios aseguran las
ventajas en eficiencia del mercado interno común. Se asegura asimismo que, si el gobierno local
se ve obligado en la elección de los instrumentos tributarios a establecer impuestos como los
que gravan al capital local, entonces, como Zodrow y Mieszkowski (1986) y otros autores han
841 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
demostrado, los resultados pronosticados serían niveles ineficientes de bienes públicos locales.
O, en un escenario de ―competencia imperfecta‖ con jurisdicciones interactuando, Mintz y
Tulkens (1986) demuestran que el equilibrio de Nash exhibirá alguna tendencia hacia la
―subprovisión‖ de servicios locales (―race to the bottom‖).
(3) El gobierno central, asimismo, debe mantener la potestad de establecer impuestos sobre
bases tributarias que están distribuidas a lo largo de las jurisdicciones en una característica
altamente asimétrica o desigual. Así, por ejemplo, los impuestos sobre los recursos naturales, en
particular, deben estar centralizados, tanto para evitar inequidades geográficas, como para
prevenir distorsiones asignativas que resultarían de la imposición ―local‖ de tales recursos.
(4) Aún cuando los tributos sobre la base del beneficio son aplicables en todos los
niveles de gobierno, los gobiernos locales deben utilizar especialmente este tipo de impuestos;
así, ―tarifas‖ o ―cargos a usuarios‖ (tasas, aranceles) deben ser instrumentos por excelencia de
los gobiernos descentralizados. Ellos, en principio, no crean incentivos distorsivos potenciales
entre jurisdicciones. En el contexto de Tiebout, promueven decisiones eficientes por los
consumidores móviles.
a) los impuestos sobre los consumos (al valor agregado, a las ventas o de sisas) no
deben estar en manos de los gobiernos locales. Si las tasas difieren entre jurisdicciones los
consumidores pueden ajustar su comportamiento de consumo yendo de ―shopping‖ a
jurisdicciones vecinas con tasas impositivas menores;
b) los impuestos sobre el capital o su renta generan arbitrajes indeseados, por el alto
grado de movilidad del capital, resultando por lo tanto potencialmente distorsivos. Los
impuestos a la renta personal establecidos a nivel local tienen menores efectos negativos sobre
las migraciones que en el caso del capital, pero la desventaja de no cumplir fines redistributivos
a nivel regional y ser esencialmente cíclicos;
Cuando un impuesto sobre una riqueza inmóvil se eleva, en el caso de capitalización completa,
quita todo sentido a la migración, en tanto la imposición marginal es ―instantáneamente pagada‖
a través de la reducción en el valor de la propiedad.
Por todo lo expuesto, la teoría normativa concluye que el gobierno central está en mejores
ventajas para concentrar mayor poder tributario que los gobiernos locales, en especial al
emplear impuestos progresivos redistributivos (sobre la renta personal o, quizá, el gasto),
mientras que niveles de gobierno altamente descentralizados deben reducirse a ejercer
potestades tributarias a impuestos que graven bases tributarias inmóviles (como el impuesto
inmobiliario) o deben descansar sobre ―cargos a usuarios‖ (tasas y derechos de uso o aranceles).
No obstante, los gobiernos de nivel intermedio (estados, provincias) tienen más espacio para
maniobrar que los gobiernos municipales; existe aquí mayor posibilidad de utilizar impuestos
sobre el ingreso y sobre las ventas, aunque tratándose de bases tributarias móviles, existirá
cierto grado de restricción sobre la política impositiva subnacional.
En general se sugiere que la capacidad de ejercer las potestades tributarias en cabeza del
gobierno central es mayor que en materia de gasto público, razón por la que ha de ser usual
encontrar ―brechas fiscales‖ en los dos niveles (superior e inferior de gobierno), con superávits
financieros a nivel central y déficits a nivel local, lo que exige el establecimiento de algún
mecanismo de compensación.
Es también general en muchos países, a excepción probablemente de los casos de Suiza, Japón y
Estados Unidos, que los gobiernos centrales ejerzan determinadas presiones para limitar el
grado de discrecionalidad de los gobiernos locales, imponiendo limitaciones a las atribuciones
fiscales relativas a bases imponibles, deducciones o en las alícuotas, aún en los casos en que
constitucionalmente no existen límites formales específicos e, inclusive, para el caso de
impuestos que gravan bases impositivas inmóviles, como el impuesto inmobiliario.
En tal sentido, existen razones ―políticas‖ de peso que refuerzan los argumentos centralistas que
derivan de la teoría normativa.
Entre las razones citadas en la literatura con relación a esta actitud de los gobiernos nacionales
(Owens, J., 1992), cabe mencionar con carácter enunciativo y no exhaustivo, los siguientes
argumentos políticos no siempre explícitos:
a) Los intentos del gobierno central de controlar el crecimiento del sector público, junto al
de evitar el conflicto con objetivos macroeconómicos.
c) Evitar la creación de paraísos fiscales locales u otras formas de segregación fiscal de los
contribuyentes, considerados inapropiados desde el punto de vista de la política regional o
nacional.
f) El gobierno central puede considerar inapropiado desde el ángulo político que los
gobiernos locales se involucren en temas redistributivos.
843 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Todos estos argumentos ―políticos‖ suelen sumarse a los puramente ―técnicos‖ de la teoría
normativa para justificar un mayor centralización en materia de asignación de potestades
tributarias. Sobre la literatura que destaca la importancia de los factores políticos, es decir,
aquella que enfoca el análisis del federalismo desde una óptica de ―economía política‖, nos
ocuparemos más adelante.
En efecto, de las recomendaciones sugeridas para la asignación de funciones que demandan del
gasto público, claramente la rama servicios es la mayor demandante de gasto; por otro lado, lo
sugerido con relación a la asignación de potestades tributarias induce a una evidente
concentración en el nivel central de gobierno. De resultas de esta asimétrica asignación de
potestades es obvio concluir en este resultado: superávits estructurales en el nivel nacional y
déficits estructurales en el nivel subnacional, que exigen un mecanismo de compensación
vertical mediante el sistema de transferencias federales, como muestra la Figura 1.
Figura 1
844 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuando las capacidades tributarias entre jurisdicciones locales difieren en forma importante
(debido a bases tributarias diferenciales), las transferencias compensadoras a través del gobierno
central (aportes federales) resultarían necesarias a fin de evitar migraciones no deseadas entre
estados.
(3) Existe, sin embargo, un tercer argumento —adelantado por Break— que intenta un
nuevo ―rationale‖, para justificar las transferencias no condicionadas. Según el argumento
845 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
existiría un tendencia a gastar de menos (sub-erogar respecto del gasto público óptimo) por lo
gobiernos locales, debido a la atmósfera de ―competencia tributaria‖ entre ellos. El temor de
perder inversores y contribuyentes locales induciría a los respectivos gobiernos a fijar niveles
subóptimos en los presupuestos estaduales y municipales (el denominado efecto de ―carrera
hacia el fondo‖ o ―race to the bottom‖). El aporte no condicionado, bajo esta perspectiva,
proveería el necesario suplemento de la recaudación local sobre bases puramente de eficiencia,
suplemento que resultaría en un sustancial incremento en el gasto estadual y municipal.
Finalmente, el enfoque normativo explica la manera en que las transferencias habrían de generar
sus efectos económicos, según se trate que transferencias no condicionadas o, por el contrario,
condicionadas, sea al exigir la contrapartida provincial cofinanciado el gasto, o bien la destinada
a un fin específico. Dada la importancia que este tema tiene, particularmente para el caso de
Argentina por su relevancia económica, se destina un análisis detallado de esta temática en el
Apéndice 1.
Un nuevo capítulo del ―federalismo fiscal‖ ha surgido en relación a la actividad regulatoria del
gobierno. La teoría normativa ha desarrollado también en este tópico algunas propuestas sobre
asignación de roles en la estructura federal (vertical) de gobierno.
La discusión central ha estado referida a la regulación del medio ambiente. Oates (1990) cita el
ejemplo de la ―Clean Air Act‖ de 1970 en Estados Unidos y la decisión del Congreso de asignar
a la Oficina Federal (nacional) de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency) el
establecimiento de estándares uniformes de calidad del aire con alcance nacional. La agencia
estableció el límite máximo permitido de contaminantes clave del aire, que deben ser cumplidos
en ―todo‖ punto del país.
La cuestión a dilucidar, es si deben existir estándares nacionales aplicables a ―todas‖ las áreas
de un país, o si, en cambio, debe descentralizarse la decisión sobre tales estándares, dejando que
los gobiernos locales los establezcan dentro de sus propias jurisdicciones.
(1) Principios de economía elementales parecieran indicar que los estándares deberían
variar entre jurisdicciones de acuerdo con las circunstancias locales. El argumento aquí es
esencialmente el mismo que para la descentralización de la provisión de un bien público. Desde
el momento que para muchos contaminantes, los beneficios y costos ambientales son de
naturaleza regional o local, el nivel óptimo de control es probable que varíe de una jurisdicción
a otra. Por lo tanto, una solución de primer-mejor claramente involucra la fijación de estándares
tales que el beneficio marginal del control de la contaminación iguale al costo marginal de
846 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
R. Schwab y W. Oates (1988, 1989) escribieron dos papers en los que formalizan estas
conclusiones. En el ―caso base‖ del modelo desarrollado por estos autores en el primer trabajo
(1988), llegan a la conclusión de que las decisiones locales que maximizan el bienestar de los
residentes locales son eficientes. Los estándares ambientales en estos modelos son establecidos
de manera que el costo de mejorar la calidad ambiental en el margen iguala a la voluntad o
disposición de pago de los residentes. En el modelo básico de competencia interjurisdiccional,
las decisiones fiscales y ―regulatorias‖ arrojan el resultado correcto; tal competencia en el
modelo resulta ―mejoradora de la eficiencia‖ (efficiency-enhancing), es decir, no constituye una
fuente de distorsión en la asignación de recursos.
En el segundo de los artículos (1989), Schwab y Oates extienden el análisis del modelo básico,
incorporando el tema del bienestar de las generaciones futuras. Un resultado interesante surge
del modelo de dos períodos: encuentran que los políticos locales nuevamente toman decisiones
eficientes. El mecanismo que genera este resultado es la capitalización de daños ambientales
que se manifiestan en el futuro. Los residentes actuales toman en cuenta el interés de los futuros
residentes ―porque la calidad ambiental proyectada se ve reflejada en el valor presente de las
parcelas de tierra‖. Aunque este resultado puede no sorprender, resulta útil recordar que existe
un mecanismo que produce este tipo de disciplina en las ―elecciones locales‖ y que, en cambio,
está ausente en el nivel central de gobierno. Esto implica negar el supuesto usual de que los
políticos del gobierno central están en mejor posición para tener en cuenta el bienestar de las
generaciones futuras; este argumento, por lo tanto, según la perspectiva de los autores no resulta
totalmente claro.
La proposición normativa descripta es ayudada con la cita de ejemplos. Oates recurre al caso de
la aplicación de estándares nacionales en Southern California. Señala el autor que los costos a
los que se deben incurrir para alcanzar tales estándares nacionales, en este caso, son exorbitantes
e irrazonables. En lugar de reconocer la especial situación local para el logro de los estándares y
ante las dificultades para alcanzarlos, simplemente se ha optado por prolongar el plazo de
cumplimiento de los mismos. El gobierno local se ve obligado a continuar adoptando nuevas
medidas, injustificables desde cualquier cálculo costo-beneficio y ―con perspectiva de nunca
lograr tales estándares‖. El costo de ignorar al ―federalismo ambiental‖ en este caso, es
probablemente muy alto, Y esto puede resultar cierto también para otros tipos de regulaciones.
(2) La proposición anterior queda sujeta obviamente a la verificación de que los efectos de
los contaminantes estén ―localizados‖; cuando sus efectos impliquen derrames
interjurisdiccionales —cuando el contaminante viaja a través de las fronteras locales— la
descentralización total no resultará naturalmente apropiada.
(v) Los aportes de la escuela del ―public choice‖ o la teoría positiva del federalismo
fiscal
Muchas de las proposiciones de la teoría normativa descripta hasta el punto anterior han
encontrado importantes cuestionamientos con el desarrollo de nuevas teorías, que encaran el
análisis de las cuestiones del federalismo fiscal desde una óptica ―positiva‖.
Como se indicara antes, la corriente positiva del Public Choice considera necesario analizar el
fenómeno financiero del Estado como un proceso ingreso-gasto ligado en ambos flujos. El
principio básico de esta postura se resume en el ―Principio de Correspondencia Fiscal‖. Este
principio, enunciado originalmente por Wicksell, establece que toda decisión de gasto de un
847 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
gobierno debe ser acompañada por la decisión concomitante de identificar o fijar la fuente
tributaria que habrá de financiarlo. Veremos enseguida la razón del énfasis que este enfoque le
asigna a este principio.
Bajo la óptica de Brennan y Buchanan, el sector público puede ser visualizado como un agente
monolítico, un Leviatán, que sistemáticamente persigue el maximizar el tamaño del
presupuesto, desconociendo la voluntad de los ciudadanos. Por tal motivo los autores propician
la descentralización como mecanismo efectivo de control de las tendencias expansivas del
Leviatán. El argumento básico es que como la competencia en el sector privado ejercita su
fuerza disciplinaria, la competencia entre unidades de gobierno en un esquema descentralizado
permite evitar el poder monopólico del gobierno central. La movilidad interjurisdiccional de las
personas persiguiendo ―ganancias fiscales‖, puede ofrecer parcialmente, y quizás
completamente, un sustituto de las restricciones fiscales explícitas sobre el poder tributario de
los estados.
Buchanan sugiere que la conformación de Estados menores dentro del Estado mayor nación,
puede asimilarse a la selección que las personas hacen respecto a distintos clubes a los cuales
asociarse.
evolución de los costos de congestión media, curva CC, que solo comienzan a emerger para un
cierto tamaño de población superior a P0.
Figura 1
El análisis de Buchanan hace mención a la curva T y la CC, como las relevantes para deducir
cuál sería la población que se reuniría en una determinada localidad o región por elección propia
o libre. Ese grupo social requiere de bienes colectivos que son provistos por el Estado que habrá
de proveerlos a nivel local o regional. La población reunida en esa localidad o región habrá de
conformar una población de tamaño P* debido a que un tamaño mayor si bien permitiría la
reducción del impuesto por habitante, los costos de congestión que habrían de emerger en
determinado momento del crecimiento población superarían la mejora en la baja de impuestos.
Las personas que se radicarían en esa localidad o región tendrían características de gustos o
preferencias similares y muy probablemente también en cuanto a estrato social o nivel de
ingreso. Ello permite un ambiente cultural acorde con los gustos y costumbre de esas personas.
Esa población finalmente tiene una característica similar a los grupos sociales que se asocian a
determinado club. El club ofrece por el pago de una cierta cuota una gama de servicios que no
siempre son iguales en todos los clubes. Hay diferencias naturalmente en las cuotas y en las
infraestructuras provistas (pileta de nación y/o canchas de tenis en unos, cancha de bochas y/o
cancha de fútbol en otros, etc.). De la misma manera la composición de la canasta de bienes
comunes que el gobierno local proveerá a su población, tendrá una composición acorde con las
necesidades y gustos de los reunidos en esa localidad o región, y también una cuota a pagar (T).
Sin dudas que el tamaño óptimo del club según indica la figura sería P**. Un club privado
puede ser racional al tamaño de sus asociados naturalmente, sea vía precio (aumentando la
cuota) o vía ―conscripción de socios‖, es decir, cerrando la posibilidad de nuevos socios que
ingresen al club. En el caso de los Estados el racionamiento puede operar aumentando los
impuestos, aunque no sería posible evitar el asentamiento libre de los ciudadanos en términos
físicos. En ambos casos la suba de las cuotas o los impuestos no obstante es una decisión
política que disgusta. En los clubes en honor a los socios viejos, en una localidad o región en
honor a los ciudadanos que vienen contribuyendo con su trabajo y producción al progreso de la
misma. Sin dudas, por lo tanto, es que el tamaño en que se formará el Estado local o región será
P* > P**, o sea, en un tamaño socialmente mayor al óptimo660.
660
Este resultado recuerda el fenómeno planteado por el dilema conocido como ―fracaso de los comunes‖
de Hardin (1968, en este caso inevitable.
849 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El teorema del ―voto con los pies‖ de Tiebout puede entenderse como complementario al
modelo de los clubes de Buchanan. Tiebout adelanta la idea de que los individuos no necesitan
esperar a las fechas de las elecciones para votar y de esa manera direccionar las políticas a
adoptar por los gobiernos, sea con su apoyo o su castigo, según el comportamiento observado de
sus representantes. Simplemente, ―votan con los pies‖, es decir, emigran a otras jurisdicciones
(o clubes). Cuando el cálculo de su residuo fiscal no le resulta razonable u óptimo, la
determinación de moverse a otra localidad o región con su base tributaria a cuestas, resuelve su
problema.
El punto a señalar es que el voto con los pies debe ser posible de ejercer a costos de transacción
no muy altos. Es decir, el costo a asumir en términos de empleo, gastos de traslado o movilidad,
educación de sus hijos, vivienda y desarraigo, pueden ser muy altos en el caso de que ese
ejercicio deba realizarse entre localidades o regiones muy distantes. A menor número de
opciones comienzan a aflorar con nitidez estos costos de oportunidad, que en el caso de un
gobierno unitario proveyendo un único paquete fiscal implicaría abandonar el país. La
descentralización acentuada con muchos gobiernos locales factibles de elección reduce ese
costo de transacción.
Ahora se entiende mejor el concepto del riesgo a un gobierno Leviatán. Cualquier gobierno
local que intentara semejante conducta Leviatán, sería rápidamente neutralizado con el voto con
los pies a bajo costo en la decisión. La descentralización claramente asegura un grado de
libertad mucho mayor.
Figura 2
El diagrama supone tres personas (A, B y C) de igual nível de ingreso pero con diferentes
gustos o preferencias ente gastar su ingreso en ecuación (E) o mantener cierto nivel de ingreso
disponible (Y) para destinarlo al consumo de otros bienes. Por el momento no existe Estado
proveyendo educación, por lo que los tres individuos deben demandar el servicio en escuelas
privadas que cobran matrículas y aranceles para cubrir los costos del mismo.
850 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las líneas continuas indican las curvas de indiferencia que se hacen tangentes a la recta de
presupuesto que es la misma para los tres individuos. La pendiente de la recta de presupuesto
mide el costo de oportunidad de la educación o el ingreso al que tendrán que renunciar cada uno
según la cantidad de educación que demanden. El individuo A demanda la cantidad EA de
educación para lo cual está dispuesto a destinar ingreso en concepto de matrícula y aranceles
que, en términos de la cantidad de los otros bienes a los que habrá de renunciar, equivale a un
total de TA; B demanda una cantidad EB de educación y renuncia por tanto a una cantidad TB de
otros bienes destinados al pago de su educación; finalmente C destinaría una porción de ingreso
mayor a su educación demandando la cantidad EC y resignando consumo en otros bienes por un
total de TC, es decir, dejando entonces menos ingreso disponible para el consumo de otros
bienes.
Ahora supongamos que el Estado decide proveer educación ―gratuita‖ mediante escuelas
públicas que imparten iguales programas o formaciones e incurre en costos por alumno
similares a los incurridos por el sector privado. En ese caso, el Estado debe elegir la cantidad a
proveer y distribuir la carga de los impuestos a recaudar para financiar la ―gratuidad‖ de la
educación. Siguiendo al votante mediano, seguramente decidirá proveer E* de educación, que
resulta igual a EB, pues B representa en esta comunidad al votante mediano. El impuesto-precio
o capita a cobrar coactivamente a los tres individuos en término de los otros bienes a los que la
comunidad deberá renunciar, es T* = TB. El individuo B no cambia su nivel de bienestar pues le
daría lo mismo pagar un impuesto de T* que es igual al precio que debía pagar a la escuela
privada (TB), para obtener la misma educación que demandaba por igual cantidad y calidad.
Pero en el caso de los individuos A y C sufrirán una desmejora en su nivel de bienestar, como lo
indican sus nuevas curvas de indiferencia entrecortadas y remarcadas en rojo y que atraviesan la
recta de balance en el punto de equilibrio del votante mediano.
La manera de evitar esa pérdida de bienestar social, correspondiente a los 2/3 de los ciudadanos
del ejemplo, es que la solución estatal se pueda funcionar más eficientemente desde el ángulo
asignativo si el servicio educativo se descentralizara en su provisión. En ese caso cada individuo
elegiría la localidad o región de mayor preferencia que aglutinaría a personas de gustos o
preferencias similares. Existirían ―varios clubes‖ donde buscar el paquete óptimo de educación
y resto de bienes, según sus preferencias, e inducir mediante el mecanismo político de la
votación la estructura del gasto al cual destinar su ingreso.
Los postulados normativos por una centralización de potestades tributarias y el empleo de las
transferencias intergubernamentales para resolver las asimetrías que de ello surgen, junto con la
asignación de roles (funciones) en materia de gasto público, han sido desafiadas por varios
estudios positivos. El punto básico tiene que ver con los efectos provocados por ―la separación
de las decisiones de gasto y su financiamiento‖.
Cuando existe una relación débil entre la decisión de gasto público y decisiones sobre
tributación, se genera la tentación de los políticos de creer en la posibilidad de que el costo de
los servicios pueda recaer sobre otras personas (distintas a sus ciudadanos electores). Y de esta
―ilusión fiscal‖ es cautivo el propio votante mediano.
Cuando los impuestos son establecidos a nivel nacional, los aportes o transferencias federales a
las provincias o estados pueden inducir a la creencia de que al ―menos parte‖ del costo adicional
de los bienes públicos provinciales serán financiados por no residentes661. Como demostrara S.
Winer (1983), tal reducción en el impuesto-precio ―percibido‖ localmente, puede ocurrir
indistintamente tanto en el caso de los aportes condicionados como en los no condicionados.
Esta percepción de menor costo impositivo marginal del gasto público genera un tamaño de
presupuesto superior al óptimo.
Las evidencias empíricas de muchos estudios realizados bajo el enfoque de la teoría positiva han
desafiado la idea tradicional de que las transferencias del gobierno federal a los gobiernos
locales operan de igual manera —y, consecuentemente, pueden ser asimilados— a un
incremento del ingreso o producto en la jurisdicción local. En todo caso, tales transferencias
estarían generando un efecto positivo superior al efecto ingreso. En la literatura, este efecto —
conocido como el ―flypaper effect‖— ha cosechado un número importante de aproximaciones
con diversas explicaciones del porqué las transferencias inducen a un incremento de gasto
público mayor al pronosticado por el enfoque normativo, al tiempo de no poder evitar su posible
reversión, al señalar que ―el dinero se adhiere donde pega‖ (―money sticks where it hits‖)662.
Las evidencias empíricas encontradas por Winer, para el caso de los subsidios federales en
Canadá, empleando un modelo dinámico del votante mediano sobre gastos provinciales entre
1952 y 1970, claramente corroboran la conclusión de que la separación de las decisiones de
gasto y financiamiento creada por los aportes conducen a reducir la percepción local de
impuestos-precios y aumentar el gasto público provincial.
También Gramlich (1977) sugiere en su survey que el gasto inducido por los ―block grants‖
(aportes no condicionados) son varias veces superiores al gasto inducido por incrementos en
otros ingresos.
661
Si la comunidad local cree poder financiar un peso adicional de gasto con aportes federales
provenientes de recaudaciones en las que sus contribuyentes participan en un monto menor a un peso en
la recaudación marginal del impuesto federal, estarían ―percibiendo‖ un impuesto-precio del gasto
marginal reducido e incurriendo por tanto en un gasto no óptimo.
662
Un survey sobre explicaciones del flypaper-effect puede encontrarse en King, D. (1984).
852 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la tesis Leviatán para el caso del gobierno central. Logan efectúa un testeo de sus hipótesis
sobre datos de los Estados Unidos. A similares resultados llegan Hommes y Wills (1987)
aplicando el modelo a datos del Canadá.
Otro enfoque es el de ―manipuleo de agenda‖ propuesto por Romer y Rosenthal (1978, 1980).
El modelo señala la ventaja de que goza el burócrata de fijar la agenda de las autoridades
políticas. Los autores consideran al resultado de la consulta popular en relación al nivel del
gasto gubernamental; si en el referéndum la posibilidad de aumento es derrotada, el nivel queda
fijado exógenamente (el llamado ―nivel previo‖ o ―reversion level‖). En particular, donde existe
un ―nivel previo de gasto público que es menor al deseado por el votante mediano‖, el gobierno
puede ofrecer un nivel de gasto superior apenas preferido al nivel preexistente. Cuanto más bajo
es el monto preexistente, en relación a las preferencias del votante mediano, mayor puede ser la
oferta gubernamental en términos de gasto público. El control de agenda por el gobierno y la
elección todo-o-nada ofrecida por el gobierno puede conducir a un resultado Leviatán.
Otro enfoque alternativo empleado para explicar el ―flypaper effect‖ es el que destaca el
comportamiento de los grupos de interés. De acuerdo con Dougan y Kenyon (1988), por
ejemplo, los grupos de interés haciendo ―lobby‖ por incrementar el gasto en programas
específicos (―categorical programs‖), pueden asegurar, a través del ―intercambio de favores‖ y
las ―contribuciones para campañas‖, que fracciones mayores de los aportes condicionados sean
gastados en programas particulares, probablemente distintos a aquellos que elegiría el votante
mediano. En estos modelos, el gobierno puede colusionar con los grupos de interés para
aumentar el gasto público en respuesta a tales aportes condicionados.
Finalmente, una nueva explicación (rationale) del ―flypaper-effect‖ ha sido sugerida por J.
Quigley y E. Smolensky (1992). Los autores advierten sobre la posibilidad de que tal efecto
ocurra como respuesta del nivel local de gobierno a la alternativa —peor— de asumir ―costos de
transacción‖ derivados de intentar modificar la legislación tributaria propia (por ejemplo,
reducir alícuotas impositivas de tributos locales), como indicarían los deseos del votante
mediano, ante la aparición del aporte federal. El ―flypaper effect‖ resultaría, por lo tanto, de una
decisión ―eficiente‖ a nivel local de gobierno.
El resultado de todos estos enfoques conduce a la conclusión de que tanto los aportes
condicionados como los no condicionados otorgados por el gobierno central a los gobiernos
locales, inducirán a un gobierno más grande y menos responsable que el que surgiría mediante
elección de los ciudadanos de una manera democrática.
contribuyentes locales (cuando es alta la proporción del financiamiento vía transferencias del
gobierno central).
Las evidencias empíricas que es posible encontrar no siempre permitirán corroborar la teoría del
Leviatán, como señalara Oates (1985); pero arrojan resultados interesantes a la hora de justificar
o explicar la existencia de estructuras tributarias más o menos progresivas (o más o menos
regresivas). Sobre este punto nos detendremos enseguida. Sin embargo, previamente, es del
caso advertir que lo observado por Oates y otros autores, en cuanto a que no existe una clara
correlación negativa entre el grado de descentralización y el tamaño del presupuesto público, no
resulta aplicable como evidencia en contra de la teoría de Brennan y Buchanan. En rigor,
Brennan y Buchanan no sólo recomiendan al ―modelo localista fragmentado‖ de federalismo
fiscal, sino también diversas medidas para evitar que el modelo ―degenere‖ en un ―modelo
localista cooperativo‖. Lo analizado con respecto al ―flypaper effect‖ es evidencia de que un
gasto público sobredimensionado puede ocurrir aún con gobiernos locales participando en gran
proporción en el gasto público consolidado (alta descentralización de funciones). En el análisis
854 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Un aspecto no suficientemente señalado por la literatura del federalismo fiscal es el tema de las
consecuencias distorsivas al que puede inducir el esquema musgraviano de separación de fines
(las ramas asignación de recursos, distribución del ingreso y estabilización económica), y el
error básico de inconsistencia cuando se analizan normativamente ―por separado‖ los problemas
de la asignación de funciones fiscales (por el lado del gasto) y la asignación de potestades
tributarias (por el lado de los recursos).
Como el mismo Musgrave ha reconocido (Musgrave, 1959), la división en las tres ramas
constituye una ―aproximación didáctica‖ de las finanzas públicas, en tanto ―toda decisión fiscal‖
implica al mismo tiempo una modificación asignativa, distributiva y de nivel de actividad
económica. De ello se desprende que el asignar funciones distintas a cada nivel de gobierno de
acuerdo a tal categorización, acarrea el problema de cómo compatibilizar las decisiones de los
niveles central y subnacionales de gobierno para cumplir con los objetivos que
―independientemente‖ habrán de definir según sus respectivas incumbencias.
Si la rama asignación opera a nivel local como rama definitoria respecto al ―tamaño óptimo‖ y
―composición‖ del gasto público, según un enfoque de maximización del bienestar, queda claro
que la posibilidad de definir ―tamaño‖ con fines de estabilización económica y su
―composición‖, con tal fin o con fines redistributivos, sólo puede lograrse mediante algún
mecanismo de ―injerencia‖ del gobierno central en las decisiones de los gobiernos locales en
materia asignativa. Como tal decisión fiscal no responde a las preferencias de los ciudadanos
locales, implicará necesariamente ―una distorsión asignativa‖.
De optarse por el gasto público federal, el mismo tendrá efectos diferenciales sobre las
economías locales, de igual manera que lo tienen algunos impuestos federales, de donde parece
difícil que el plan central pueda contemplar las particularidades locales e instrumentar medidas
fiscales, o de otro tipo, que compensen los efectos no deseados, por ejemplo sobre la rama
asignación de recursos.
Si los aportes federales, por su parte, acarrean el problema de ―ilusión fiscal‖ y el ―flypaper
effect‖, tanto en sus variantes ―condicionadas‖ como ―no condicionadas‖, es dable esperar
también en este caso algún grado de distorsión asignativa.
Pero, sin lugar a dudas, aún suponiendo que en el aspecto asignativo las ventajas del paradigma
Tiebout resulten superiores a las ventajas asignativas del mercado interno común, con la
centralización es muy probable que el ―trade off‖ se vuelque usualmente a favor de las ramas
estabilización y redistribución a costa de la rama asignación de recursos. Y esto resulta obvio en
tanto ―la labor‖ de los políticos centrales y, por tal motivo, la razón de ser de su existencia en el
gobierno, lo constituirían estas dos ramas.
Pero, ¿es necesaria la exclusión de los gobiernos locales en las ramas estabilización y
redistribución del ingreso?
Por su parte M. Pauly (1987) señala que existe alguna capacidad para el ―sostenimiento
descentralizado del pobre‖. Su argumento central es que existe típicamente una preocupación
mayor en una comunidad por el indigente local que por el pobre de cualquier otra parte. Pauly
argumenta que la redistribución es esencialmente un bien público local y, por lo tanto, su
descentralización será eficiente en una sociedad heterogénea, pues permitirá que diferentes
gastos redistributivos puedan satisfacerse. Para Oates (1990) debiera existir un situación
compartida en la función Distribución. Citando a D. King (1984) señala que ―...debería existir
una política redistributiva nacional básica y que las autoridades centrales deberían permitir a
las locales alterar el grado de distribución en sus respectivas áreas, dentro de límites
especificados‖.
Adicionalmente, respecto de la rama redistribución del ingreso: ¿en qué medida los postulados
de la teoría normativa son ciertos con relación al aspecto redistributivo?
No obstante los postulados del enfoque normativo, existen evidencias empíricas que cuestionan
los argumentos enunciados sobre las limitaciones a la imposición local, por parte de los
856 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
gobiernos descentralizados, sobre la base del principio de la capacidad de pago, a la vez que
relativizan el efecto distorsivo del empleo de impuestos asignables a los gobiernos centrales.
Así, T. Goodspeed (1989), explorando el uso de impuestos redistributivos a nivel de los
gobiernos locales con el empleo de un modelo de equilibrio general de un área metropolitana,
compara las propiedades de eficiencia y redistributivas de la imposición local al ingreso, en
relación a un impuesto de capitación local. Aún cuando el modelo de Goodspeed es un ejercicio
teórico sin contenido empírico, sugiere la posibilidad de que se haya exagerado la magnitud de
la restricción al uso de la imposición en base al criterio de la capacidad de pago por parte de los
gobiernos locales.
La peculiaridad resaltada por Soderstrom, es que los países nórdicos, a igual que países como
Suiza, Luxemburgo, Alemania y Bélgica, tienen una clara preferencia por el impuesto a la renta.
Suiza y Finlandia tienen casi todos los rendimientos tributarios a nivel del gobierno local
provenientes de este tipo de impuesto. Dinamarca y Noruega tienen solamente cerca del 10% de
los rendimientos tributarios de los gobiernos locales provenientes de otras fuentes,
principalmente del impuesto a la propiedad.
En el otro extremo se encuentran Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Irlanda,
Grecia y Holanda, donde la imposición a la renta en los gobiernos locales está completamente
ausente.
De lo expuesto se concluye que la realidad de los sistemas comparados indica que países con
alto grado de descentralización tributaria registran sistemas tributarios más progresivos que los
países con gobiernos más centralizados. La justificación de la centralización en base al objetivo
distributivo se ve por lo tanto negada por la evidencia empírica.
Definitivamente, pareciera importante resaltar, como lo hace Goodspeed (1990), que la hipótesis
válida sobre esta materia es el reconocer que los países tienen diferentes puntos de vista
respecto a la importancia relativa de la redistribución del ingreso, con matices diferenciales
respecto a las características de tal redistribución, es decir, la redistribución ―dentro de una
misma región‖ o la redistribución ―entre regiones‖. Los énfasis por un tipo u otro de
redistribución pueden variar entre países o, inclusive, en un mismo país en distintos momentos
de su historia.
857 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El trabajo de Aaron y McGuire (1970) y, más recientemente, Hines (1986), han dejado claro que
―ambos‖ lados del presupuesto —gastos e impuestos— son importantes determinantes de la
política redistributiva. El énfasis del debate recogido por la literatura se ha centrado en el lado
de los impuestos. Este ―sesgo tributarista‖ —que va del brazo con el sesgo centralista— no sólo
habrá de conducir a importantes distorsiones asignativas, sino también a políticas erradas en
materia redistributiva y de estabilización.
El trabajo de Piffano y Porto permite afirmar que, en primer lugar, es incorrecto considerar que
los esfuerzos de armonización fiscal deben estar dirigidos ―exclusivamente‖ a la eliminación de
asimetrías por el lado de los tributos; por consiguiente, no necesariamente una legislación
uniforme de nivel central en todas las jurisdicciones locales garantiza una solución eficiente;
también debe contemplarse la estructura del gasto público de los distintos estados locales, y en
qué medida éstos generan distorsiones. En segundo lugar, debe quedar claro que la
armonización fiscal no consiste en igualar niveles de gasto e impuestos en los estados miembros
de la federación; no es sólo una cuestión de tamaño o magnitud absoluta del gasto público y la
recaudación tributaria. Más bien, se trata de igualar estructuras relativas y coordinar políticas
fiscales entre estados locales que van más allá del tema tributario.
La escuela del ―public choice‖, en rigor, va más allá de la mera disputa sobre cuestiones
técnicas referidas al logro de óptimos paretianos en la asignación de recursos. Se trata de poner
sobre la mesa del debate una cuestión eminentemente política, con implicancias institucionales
importantes, y donde los partícipes de la contienda se reúnen ideológicamente en dos polos
opuestos: aquellos inclinados al manejo centralizado de las rentas nacionales con que cuenta una
sociedad —lo que implica limitar la autonomía de decisión de los individuos y los
agrupamientos sociales intermedios que ellos conformen (y, consecuentemente, sus derechos de
propiedad)—, versus los que priorizan las libertades de los individuos y de las asociaciones
menores que ellos conforman.
Las finanzas públicas, en especial la literatura sobre ―public choice‖, ha intentado dar respuesta
al problema planteado por la satisfacción de las necesidades colectivas, a fin de arribar a
soluciones óptimas en la asignación de recursos. Vale decir, se ha incursionado en los aspectos
políticos o de las elecciones sociales relacionadas con la prosecución de tal objetivo.
Las contribuciones de Buchanan y otros autores permiten visualizar los mecanismos políticos a
través de los cuales se adoptan las decisiones públicas, de forma tal que para el caso de los
bienes públicos, se obtengan soluciones eficientes, de la misma manera que el sistema de
mercado lo intenta resolver para el caso de los bienes privados.
Las soluciones diseñadas a través de los mecanismos de la votación intentan encontrar arreglos
sociales que reflejen las preferencias de los votantes o ciudadanos. En este contexto, un dilema
que debe resolverse es el de la existencia de distintos posibles niveles de gobierno y la
correspondiente asignación de potestades fiscales (esto es, poder de decisión en materia de gasto
público y su financiamiento con tributos).
La existencia de un gobierno puede ser explicada por analogía, a través de la teoría de los clubes
(Buchanan, 1965). Ella describe, como se dijo, la circunstancia por la que los individuos
resuelven reunirse bajo una asociación que les provea el servicio o bien común (bienes
públicos), permitiendo prorratear entre todos el costo de su provisión. El supuesto implícito o
subyacente es que cada individuo o socio ingresa voluntariamente al club, posee poder de voz y
voto en las decisiones y libertad de salir del club en caso de que la decisión de la mayoría lo
perjudique.
Este criterio implica el aceptar como regla de eficiencia al postulado wickselliano, que sostiene
que una decisión será eficiente, siempre que ningún ciudadano pueda objetarla (criterio de
unanimidad). Este criterio es coherente con el criterio de Pareto —restringido a las elecciones
de mercado (bienes privados)— que indica como solución eficiente a aquélla a partir de la cual
ninguna persona puede mejorar su bienestar sin que ello implique desmejorar el de otra.
Los ciudadanos, dentro del esquema indicado, deben resolver la existencia de diferentes
asociaciones (niveles de gobierno) que atienden la satisfacción de necesidades colectivas de
distinto orden (diferente grado de abarcabilidad de la externalidad en sentido territorial). Así
como las comunidades menores reunidas en pueblos y ciudades, resuelven sus problemas
comunes a través de su asociación en forma de un municipio, el conjunto de comunidades
menores deben reunirse en una asociación mayor para resolver la provisión de bienes públicos
de alcance regional o provincial. Finalmente, estas asociaciones mayores deben a su vez,
859 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para que la solución resulte eficiente, en el sentido wickselliano, debe aceptarse que el arreglo
constitucional es la forma en que los individuos resuelven ―voluntariamente‖ o por ―consenso‖
su asociación superior. En este arreglo voluntario (no coercitivo), ellos deciden, entre otras
cosas, reglas de decisión comunes (formas de gobierno), de manera que las disposiciones
gubernamentales posteriores al arreglo constitucional, gozan de su implícito reconocimiento y
aceptación.
Algunos autores modernos han enfatizado los problemas que plantean la existencia de los
grupos de presión que ejercen influencias en las decisiones que a diario adoptan los gobiernos y
que implican verdaderas distorsiones entre los deseos de los votantes y las elecciones sociales
(public choice), que en la práctica se llevan a cabo (Krueger, A., 1974). Aún cuando los
mecanismos políticos pueden, en el largo plazo, resolver estas cuestiones (a través del recambio
de representantes por elecciones sociales), parece interesante destacar un enfoque alternativo
ensayado por otros autores en el tratamiento del tema (Wiseman, 1965). El mismo enfatiza el
hecho de que las decisiones que a diario adopta un gobierno implican, a nivel individual, que el
ciudadano asuma un costo de oportunidad que no siempre se compensa con los beneficios
esperados para él de tales medidas. En tal caso, para que el postulado wickselliano opere en la
práctica, los individuos debieran tener acceso a dos dimensiones derivadas de ese costo de
oportunidad: la dimensión de la ―voz‖ y la dimensión de la ―salida‖.
En base a tal tipo de razonamiento, sin embargo, no sería posible extraer respuestas generales a
la pregunta de en cuál nivel de gobierno debería descansar en mayor medida el poder de gastar e
imponer, pues esto dependerá del sistema de valores relevante para los individuos ciudadanos,
así como del uso de los recursos requeridos para proveer un determinado servicio. Por ejemplo,
un ciudadano puede preferir el contar con un servicio abastecido localmente, a pesar de que ello
implique un costo (gasto público) mayor a financiar con los tributos, si es que él le asigna valor
suficiente a la mayor libertad (en cuanto a la posibilidad del ejercicio del derecho de la salida)
que esta solución le brinda, respecto a la coerción del gobierno.
En otros términos, el modelo del comportamiento gubernamental que trata a éste como un
sirviente completamente condicionado por el votante (como es el caso del modelo del votante
mediano), pareciera ser menos útil en la práctica que los modelos del tipo ―Leviatán‖, que tratan
al gobierno, una vez electo, gozando de cierta libertad para perseguir sus ―propios objetivos‖ —
en gran medida explicado por el paradigma principal-agente y las asimetrías de información
entre gobernantes y votantes—, circunstancia que, en el corto plazo al menos, permite ejercer
coerción sobre los ciudadanos.
La implicancia de este enfoque es que una dimensión de la eficiencia debe ser la medida en que
los arreglos institucionales restrinjan el poder del ―Leviatán‖.
En rigor, los arreglos constitucionales pueden ser el vehículo por el cual la opción de la voz
citada se constituya en una efectiva restricción al poder coercitivo del gobierno. Todo estado (de
860 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
nivel inferior: municipio, provincia) puede intentar actuar coercitivamente (como Leviatán),
pero el acuerdo constitucional —federal— limita su poder, a la vez que hace al costo de
oportunidad de la opción de salida (movimiento hacia otros estados) relativamente bajo. En
realidad, esta posibilidad de ―votar con los pies‖ (Tiebout), es decir, la posibilidad de entrar o
salir de un estado local a otro a bajo costo, restringe la libertad de cualquier gobierno local a
adoptar reglas marcadamente diferente de otros estados. Esta restricción a la libertad del
Leviatán, reduce a su vez la necesidad de reglas explícitas constitucionales que limiten ese
poder, circunstancia que no se verificaría en el caso de un gobierno central, donde los
individuos se enfrentan con el costo de oportunidad alto del desarraigo, si desean emigrar a
otros países, para concretar la opción de la salida.
La implicancia final del enfoque es que una mayor descentralización del poder fiscal permitiría
contar con mayor efectividad al cumplimiento de la regla de eficiencia wickselliana a la vez de
garantizar un escenario de mayor nivel de libertad política de los individuos. Sin embargo, no
puede extraerse a priori cuál debiera ser el nivel óptimo de descentralización (o centralización),
pues en su definición influye el sistema de valores que impera en la sociedad, como se indicara.
En la práctica existen muchos tipos de federalismos, abarcando extremos de gran
descentralización (Suiza) y otros de una fuerte centralización (ex URSS).
Los mecanismos políticos a través de los cuales las decisiones fiscales son adoptadas merecen
especial tratamiento. Ello en razón de que, como también señalara Weingast (1981), parecen
existir importantes divergencias entre los principios normativos, por un lado, y las preferencias
de los políticos, por el otro. Los gobiernos o los gobernantes no son ya ―agentes perfectos‖ de
los deseos del principal (ciudadanos). El enfoque tradicional normativo, que consideraba al
gobierno como algo dado y a los funcionarios como perseguidores fieles del bienestar general,
constituye, a la luz de estos desarrollos, una teoría ingenua del gobierno. Por lo tanto, el
paradigma principal-agente, ligado a las asimetrías de información que posibilitan a los
gobernantes perseguir objetivos divergentes que colisionan con el bienestar general, aparece
como un enfoque más realista para analizar las cuestiones del federalismo.
Por ello ha habido un cambio en la preocupación de los estudiosos en años recientes. El tema
principal no es ya la elaboración de criterios normativos de asignación de potestades fiscales,
sino el estudio de las condiciones bajo las cuales existe y se desarrolla un estado federal. Breton
y Scott (1980) han identificado este cambio de las ideas clasificando el análisis del diseño de
una federación entre un ―diseño por máquinas‖ (enfoque orientado al bienestar o al resultado del
federalismo) y un ―diseño por los políticos‖ (enfoque orientado al proceso del federalismo).
Bird (1986b) ha enfatizado este punto como esencialmente relevante en la explicación de
recientes tendencias a descentralizar servicios hacia los gobiernos locales (no estaduales) y que,
no obstante, han debilitado al federalismo, al debilitar el poder de los gobiernos intermedios
ante el gobierno federal, como ya se citara.
El segundo enfoque implica una teoría del federalismo que integra la dimensión política del
federalismo con la dimensión económica pura. Se intentan analizar las relaciones entre los
arreglos institucionales y cómo los tipos de política económica se derivan de ellos. Esto es,
integrar el proceso de las decisiones políticas con el resultado de ese proceso, permitiendo, de
esta manera, contrastar los postulados de la teoría orientada a los resultados con los esperados
del proceso político.
861 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Así, Weingast (1981) ha demostrado cómo las instituciones políticas transforman el basamento
económico del análisis beneficio-costo en otro análisis de ―beneficios y costos políticos‖. Se
concluye que las instituciones políticas fundamentalmente alteran las percepciones e incidencia
de los beneficios y costos, de modo que sistemáticamente sesgan las elecciones sociales
apartándolas de un resultado eficiente; y ellas lo hacen en forma diferente en cada nivel de
gobierno (Thoni, 1986).
En esta nueva línea de investigación, Kirsh (1987) demuestra que el federalismo, y por lo tanto
el grado de descentralización, parece ser el resultado de un juego o interacción de fuerzas
centrífugas y centrípetas. Y estas fuerzas, a su vez, dependen y son determinadas por la
estructura federal. Las fuerzas centrífugas tratan de minimizar las separaciones y conflictos
―dentro‖ de las jurisdicciones, construyendo jurisdicciones homogéneas; pero esto a su vez
tiende a generar conflictos ―entre‖ jurisdicciones. Si estos conflictos no pueden ser resueltos a
través de negociaciones, entonces las fuerzas centrípetas tratarán de superar el conflicto
mediante la centralización, pero, haciendo esto, pueden generar otro conflicto. El análisis de
Kirsh se detiene aquí, pero resalta el hecho de que todas estas interacciones deben ser
investigadas a través de estudios empíricos en países federales.
Pareciera, finalmente, que las preferencias por bienes y servicios públicos en un área son muy
dependientes de la ―cultura‖ del área. Factores como idioma, religión, raza e historia cuentan y
proveen un buen argumento para la descentralización.
Un punto interesante destacado por Olson (1986) es que, en general, no obstante advertirse
diferencias dramáticas en la escala óptima de algunas funciones gubernamentales, no siempre
ello conduce a la centralización. Olson sugiere que en el caso de la función ―defensa‖, las
enormes economías de escala en la prestación del servicio militar, probablemente no sea la
única explicación del porqué esta función es centralizada. Caso contrario no se explicaría la
razón por la que algunos gobiernos con poderes militares disuasivos no intentan anexar otros
estados independientes, sustituyendo los ―ejércitos locales‖. Olson sugiere que fuertes
deseconomías de escala surgirían por la necesidad de coordinación y control de vastos espacios
geográficos y gran cantidad de individuos, pero también surgirían conflictos importantes debido
a fuertes demandas de las jurisdicciones anexadas debido a diferencias culturales.
G. Galeotti (1992) sugiere cómo la descentralización permite reducir ―las rentas de los
políticos‖ generando un mayor desarrollo de las relaciones verticales (entre votantes y
representantes políticos), en detrimento de las relaciones horizontales (entre representantes
políticos), en razón de que con la descentralización la ―elasticidad de la demanda política‖
enfrentada por los partidos políticos resulta mayor, confirmando esta proposición con la cita de
evidencia empírica.
En un trabajo anterior ya citado (Piffano, 1989), se formula un diagnóstico político del fuerte
centralismo tributario en Argentina, donde un aparente ―mayor federalismo‖ derivado de la
descentralización de servicios, en alguna medida compensada por un aumento de la
participación de las provincias en la distribución primaria, en rigor ha conducido a un esquema
federal de fuerte injerencia del gobierno central, quien ha derivado en las jurisdicciones
provinciales la responsabilidad de la prestación de los servicios sin avanzar en la
descentralización de los recursos tributarios, provocando un debilitamiento del principio de
imputabilidad, a la vez de generar un comportamiento ―corporativo‖ y de ―actividad de lobby‖
de los representantes provinciales en el gobierno nacional, en desmedro del ejercicio de su
responsabilidad fiscal ante los contribuyentes.
En nuestro medio también, Porto (1992) analiza las circunstancias por las que determinados
resultados económicos del federalismo en Argentina es consecuencia de la forma en que el
proceso institucional ha ido modelando los criterios de representación jurisdiccional en el
parlamento, mediante leyes electorales que regulan la elección de senadores y diputados, y
862 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De acuerdo a lo analizado en los apartados previos, sería posible afirmar que el grado de
descentralización de las decisiones fiscales (impuestos y gastos) depende de características
políticas, institucionales y económicas de cada país. No obstante, teniendo en cuenta los
argumentos de eficiencia y equidad ensayados, tanto por la teoría normativa como por la teoría
positiva, es posible extraer como ―regla general‖, la siguiente recomendación de política:
Descentralizar la política fiscal tanto como fuere posible, minimizando al mismo tiempo la
brecha fiscal, lo que implica descentralizar tanto el gasto como el financiamiento tributario y, de
esta manera, minimizar la necesidad de transferencias verticales (nación-provincias; provincia-
municipios), sujeto al cumplimiento de los objetivos nacionales, a saber:
(el impuesto inmobiliario, tanto rural como urbano), el impuesto automotor de los residentes
locales, la imposición al consumo (ventas minoristas) o al gasto de las familias (impuesto
proporcional a las ganancias de personas físicas).
c) Los gobiernos centrales deberían establecer los impuestos con fuerte efecto
redistribuidor, los que exijan mayor uniformidad por ser inevitable la generación de distorsiones
a nivel local o aquellos que gravan recursos muy asimétricamente distribuidos a nivel regional.
Ellos son: el impuesto a la renta personal progresivo, el impuesto al capital (impuesto a las
ganancias de sociedades), los impuestos a los recursos no renovables (hidrocarburos), el
impuesto al valor agregado y los impuestos al comercio exterior.
e) Las asimetrías regionales de capacidad tributaria local deberían enfrentarse con algún
mecanismo de transferencias regionales de nivelación de recursos. Al igual que en el caso
previo, deberían instrumentarse de forma de minimizar los costos de eficiencia que es dable
esperar de ellas (flypaper effect).
(i) Introducción
En la literatura moderna de federalismo fiscal han proliferado, durante los últimos años,
estudios sobre ―tax competition‖, que retroalimentan las preliminares discusiones sobre la
cuestión del dilema ―centralización‖ versus ―descentralización‖ comentados previamente. En
realidad todo el nuevo avance de la corriente del public choice sobre esta temática —la que
diera lugar a la original calificación de un ―federalismo de segunda generación‖— casi
simultáneamente encuentra una reacción de quienes han dudado y siguen dudando respecto de
las virtudes de la coexistencia de distintos niveles de gobierno y, de alguna manera, propiciando
gobiernos más centralizados, incluso con acuerdos regionales e internacionales de
―armonización‖, que en ocasiones van más allá de consensuar reglas de procedimiento o
criterios básicos de la imposición compatibles con el comercio y la movilidad internacional de
bienes, capitales y personas. Dentro de esa nueva corriente surgen así los estudios sobre los
―efectos dañinos‖ o ―externalidades negativas‖ que provocaría la competencia tributaria entre
estados.
En efecto, los modelos desarrollados por Wilson (1986) y Zodrow y Mieszkowski (1986) se
refieren a los ―gobiernos locales‖ y estaban basados en el análisis de Oates (1972), el cual
mencionaba que ―in an attempt to keep taxes low to attract business investment, local officials
may hold spending below those levels for which marginal benefits equal marginal cost‖ (―En un
intento de mantener los impuestos bajos para atraer la inversión empresarial, los funcionarios
locales pueden mantener el gasto por debajo de los niveles en que los beneficios marginales
igualan al costo marginal‖).
663
Se agradece al Lic. Darío Rossignolo por su contribución al desarrollo de este apartado y su
interesante survey de la literatura cuyos detalles se pueden consultar el Apéndice 3.
864 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Esos modelos comparten la característica esencial que representan situaciones en las que los
gobiernos locales fijan impuestos en forma no cooperativa o independiente664, en un proceso
mediante el cual ―compiten‖ por una base imponible móvil.
Si bien estas discusiones estaban destinadas inicialmente a la competencia por el capital, más
tarde los análisis fueron ampliados para incluir la competencia por la imposición a los bienes de
consumo, o competencia para atraer a la demanda y a firmas de gran tamaño para abastecerla.
El análisis del proceso descrito, sin embargo, implica la consideración de efectos más amplios
que los mencionados, dado que el hecho de competir por bases imponibles móviles lleva a
variaciones en la recaudación. Una definición más abarcativa de ―tax competition‖, en
consecuencia, incluye al proceso de determinación de los impuestos también en forma no
cooperativa por parte de gobiernos independientes operando tributariamente sobre una misma
economía real, y donde la política impositiva llevada a cabo por cada gobierno afecta la base
imponible y, consecuentemente, el nivel de recaudación tributaria de los demás, tanto los de
igual nivel como los de distinto nivel.
La fuente básica de la ineficiencia detectada en estos modelos es, por tanto, la existencia de
―externalidades interregionales‖, en donde las acciones que uno de los gobiernos toma, ya sea
para mejorar el bienestar de sus residentes, en el caso de gobiernos benevolentes, o para
incrementar la recaudación tributaria, en el caso de gobiernos leviatánicos, llevan a reducciones
en los niveles de bienestar o de ingresos tributarios por parte de los demás gobiernos. En la
literatura de ―tax competition‖, esta es la externalidad que se identifica con el término general de
―externalidad fiscal‖ o ―externalidad tributaria‖665.
664
―Independiente‖ se refiere aquí al hecho de que cada gobierno tiene la potestad de definir bases
imponibles y de fijar las alícuotas tributarias.
665
Otro tipo de externalidad, según Wilson (1999), es la ―externalidad pecuniaria‖ que existe cuando las
regiones son lo suficientemente grandes como para afectar los precios de los factores o de los productos
que enfrentan otras regiones. Estas externalidades puede que lleven a políticas ineficientes a través de las
regiones, causando una asignación ineficiente de factores de producción; en especial cuando operan
mecanismos de subsidios de diverso tipo en cada región. Las mismas no permiten determinar si los
niveles de gastos públicos o de impuestos resultan elevados o bajos en el agregado. En este apartado se
hará referencia solamente a las externalidades fiscales, con énfasis en las tributarias.
666
Nos referimos a lo analizado en el apartado previo sobre este tema y a lo que se describe en este punto
en particular a continuación.
667
Se enfatiza nuevamente en que estos argumentos están alineados con el enfoque normativo tradicional.
Ellos son refutados en un enfoque positivo, puesto que la competencia no debe entenderse como negativa
sino positiva al disciplinar a los políticos en los gobiernos. Haciendo un paralelo con el mismo argumento
del enfoque normativo, se podría calificar de ―externalidad negativa‖ a todas las decisiones de los
mercados de bienes, es decir, relaciones (incidencias) directas y cruzadas entre bienes compitiendo en los
mercados y plagados de efectos pecuniarios entre ellos. ¿Cabría la posibilidad de una ―economía de
mercado unitaria‖? Sí que existe tal posibilidad y los ejemplos de estas experiencias son muchos y
demostrativos de su fracaso. Volver al apartado 3.4. punto (i) del Capítulo 3, y luego al Capítulo 4.
865 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por otro lado, la teoría del federalismo fiscal también analiza la estructura vertical del sector
público y las interrelaciones que existen entre los diferentes niveles de gobierno, considerando
que los mismos están vinculados de manera horizontal, al tiempo de requerir una coordinación
vertical para la recaudación de los recursos, y la producción y el suministro de los bienes
públicos. La teoría se ha ocupado de analizar estas múltiples interrelaciones que acontecen entre
los diferentes niveles de gobierno de un país.
Cabe consignar que, de acuerdo a los diferentes arreglos institucionales existentes en cada país,
la externalidad vertical mencionada puede darse desde el gobierno federal hacia los estados
(―top-down externality‖) o desde los estados hacia el gobierno federal (―bottom-up
externality‖)670.
recaudación de impuestos del resto de los estados, y en la recaudación del gobierno federal
debido a la variación en la demanda del bien, con lo cual el costo social marginal de los fondos
públicos difiere del costo marginal que enfrentan los estados al ignorar estos efectos. Si la
externalidad horizontal de un gobierno subnacional es positiva (aumento de la base imponible
de los demás estados ante un aumento de su presión tributaria), la vertical es siempre negativa y
reduciría por tanto a la recaudación del impuesto federal.
El efecto que genera la ―externalidad vertical‖ puede evaluarse desde dos puntos de vista: en
primer lugar, el objetivo es establecer si la alícuota tributaria resultante es óptima o no en
función de los bienes públicos que deben proveerse si se pretende maximizar la utilidad social,
y en segundo, cuál es la reacción de uno de los niveles de gobierno cuando el otro incrementa su
presión tributaria para evaluar el grado de reacción de la política impositiva provincial ante un
incremento del impuesto nacional que grava la misma base que las provincias.
En este sentido, este apartado presenta el siguiente análisis: en el punto (ii) se plantean los
aspectos conceptuales que definen las externalidades verticales, mientras que en el punto (iii) se
efectúa una introducción a la revisión general de la literatura sobre el tema. Finalmente, se deja
para el Apéndice 3 un detalle de los trabajos más importantes sobre el tema, tanto de contenido
teórico como empírico.
La teoría del federalismo fiscal analiza la estructura vertical del sector público y las
interrelaciones que existen entre los diferentes niveles de gobierno, teniendo en consideración
que están vinculados de manera horizontal y mantienen una coordinación vertical para el
recaudado de los recursos y la producción y el suministro de bienes públicos.
Respecto a esa división, existe un amplio consenso en que las dos primeras funciones se prestan
con más eficiencia y eficacia a nivel nacional, mientras que la tercera es la que ha concentrado
mayor cantidad de argumentos a favor de la descentralización, en razón de permitir determinar
con mayor precisión el nivel de la provisión y consumo de los bienes públicos. Como esta
función tiene que ver con el suministro y el financiamiento de los bienes públicos, no es fácil
determinar el nivel de gobierno que debe cumplirla, máxime cuando son las características y
naturaleza de los bienes públicos las que llevan a que existan precisamente distintos niveles de
gobierno672.
En relación con lo anterior, la forma de distribuir los poderes tributarios entre los distintos
niveles de gobierno se suele dividir convencionalmente en dos: el de la ―separación de fuentes‖
y el de la ―concurrencia en las fuentes‖. Esto implica, en el primer caso, que los distintos niveles
de gobierno deban adoptar formas de imposición diferentes, mientras que la segunda implica
que las formas de imposición pueden ser similares.
671
Ver punto (iv) del apartado 12.1. También Aghón (1996).
672
Se sugiere al lector recordar lo tratado en el aparado 12.1., puntos (v) (e) y (f) sobre conflictos y
coherencias de las políticas públicas en un gobierno federal —particularmente fiscales, sobre gastos
públicos y tributos— referidas a las tres ramas identificadas por Musgrave.
867 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En los Estados Unidos, por ejemplo, los impuestos a la renta personal y de sociedades están
compartidos por el gobierno federal y por los estados. En Canadá y en Rusia, ocurre algo
similar; en todos los países mencionados los distintos niveles de gobierno ejercen algún poder
de decisión sobre tasas o bases imponibles674.
En el caso de impuestos sobre los consumos, Brasil, por ejemplo, tiene un impuesto general
sobre los consumos a nivel estadual (Imposto Sobre Circulação de Mercadorias e Prestação de
Serviços, ICMS), y un impuesto a la producción industrial de nivel nacional (Imposto sobre
Produtos Industrializados, IPI).
Mientras tanto, Canadá, a nivel federal, posee un impuesto general sobre los consumos tipo IVA
(Goods and Services Tax, GST), cuatro de sus provincias tienen un Impuesto a las Ventas
Minoristas (Retail Sales Tax, RST): British Columbia, Saskatchewan, Manitoba y Ontario; una
quinta provincia, asimismo, con impuesto a las Ventas Minoristas (RST) pero aplicado al
precio con el GST federal incluido: Prince Edwards Island; tres provincias tienen un sistema
armonizado de coparticipación en el IVA federal (Harmonize Sale Tax, HST): Newfoundland
and Labrador, Nova Scotia y New Brunswick, con una alícuota adicional uniforme cuyo
rendimiento se reparte según estimaciones del gasto de consumo en cada jurisdicción; y la
provincia de Québec, que mediante un acuerdo especial con el gobierno federal tiene su propio
―IVA subnacional‖ (Québec Sale Tax, QST) que lo administra ella misma junto al IVA federal.
Solamente la provincia de Alberta no tiene ningún impuesto que grave las transacciones o el
consumo675.
En el caso argentino, por ejemplo, si bien el hecho imponible para el caso del Impuesto al Valor
Agregado nacional y para el Impuesto a los Ingresos Brutos provincial está definido en forma
diferente, la base imponible de ambos tiene similitudes. La base imponible para calcular el
―débito fiscal‖ del IVA es similar al de Ingresos Brutos.
Lo anteriormente expresado implica que existen relaciones entre los tributos federales y
estaduales; la existencia de un margen de discrecionalidad es lo que da origen a la posible
existencia de las externalidades comentadas.
Para diferenciar ambas, aunque sería necesario llevar a cabo un detallado análisis de las
normativas tributarias y de los mecanismos de asignación de potestades tributarias para cada
nivel jurisdiccional, resulta crucial el estudio económico empírico de su incidencia real o efectos
económicos, teniendo en cuenta la existencia de movilidad de bienes y de factores de la
producción entre regiones. Es importante anticipar, sobre esta aclaración, que la concurrencia
673
Keen (1998). Cabe señalar, no obstante, que los sistemas tributarios federales pueden adquirir otros
tipos de diseños fuera de estos dos estereotipos de asignaciones de potestades y arreglos entre niveles de
gobierno. En los apartados siguientes se presenta un análisis de la asignación de potestades tributarias y
sus características, tal cual rigen en la Argentina, y la evolución que a lo largo del tiempo ha registrado el
―proceso del federalismo‖ (Bird) real en nuestro país.
674
En el Capítulo 13 se ofrece un detalle amplio de las experiencias internacionales sobre este punto.
675
Pareciera que el recurso regalístico proveniente de los yacimientos de petróleo resuelve las
necesidades de financiamiento de Alberta desde hace ya bastante tiempo. Detalles de estos sistemas
pueden consultarse en Piffano (1997).
868 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para explicar conceptualmente el efecto generado por la externalidad tributaria vertical, puede
recurrirse a un diagrama simple como el mostrado en la Figura 1, extraído de Dahlby y Wilson
(2003).
Figura 1
q2 1 2i f
a
q1 1 1i f
b d
q1 1 f
c e
S
D
x2 x1 X
Fuente: Dahlby y Wilson (2003), Keen (1998).
El gobierno nacional recauda la suma de las áreas c + e, mientras que el gobierno provincial
recauda la suma de las áreas b + d. Si el gobierno subnacional incrementa su alícuota a 2 i , el
precio del bien se incrementa a q2 ; la recaudación del gobierno subnacional será más alta si el
área a es mayor que el área d, mientras que la recaudación del impuesto federal declinará de
acuerdo al área e dado que la base imponible se verá reducida de x1 a x2 .
Es posible, sin embargo, que la disminución en la recaudación del gobierno nacional sea mayor
que el incremento generado en la recaudación del gobierno provincial, con lo cual la
recaudación total bajo la tasa impositiva 2i f sea menor que en el caso inicial; de esta
manera los gobiernos estarían operando en la parte decreciente de la curva de Laffer; la
676
De acuerdo al ejemplo citado en Keen (1998), si solamente los estados pueden colocar un impuesto
general a las ventas, mientras que sólo el gobierno federal puede colocar un impuesto proporcional sobre
los salarios, siendo éstos los únicos impuestos existentes en la economía, no existe concurrencia formal.
Sin embargo, con mercados de capitales perfectos, ambos impuestos son equivalentes, con lo cual la
concurrencia efectiva es completa; con mercados de capitales imperfectos, también permanece aún un
cierto grado de concurrencia efectiva.
869 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
recaudación total aumenta si la elasticidad precio de la demanda es menor que la unidad677. Sin
embargo, aunque estuvieran operando en la parte creciente de la curva de Laffer, el gobierno
subnacional estará subestimando el costo marginal de los fondos públicos (la carga que soporta
el sector privado cuando el gobierno incrementa en una unidad monetaria adicional su
recaudación impositiva) provenientes de esta base imponible al no considerar el efecto del
impuesto federal, lo cual lo lleva a establecer alícuotas demasiado elevadas678.
La existencia de concurrencia afecta, como quedara expresado, las bases imponibles de los
distintos niveles gubernamentales. Cuando los gobiernos deciden sobre la variación de sus
alícuotas impositivas, igualan el efecto que el incremento de los impuestos genera en el
bienestar de los individuos, es decir, el denominado ―costo marginal de los fondos públicos‖, en
el caso de gobiernos benevolentes, o el efecto sobre la recaudación, en el caso de gobiernos
leviatánicos, con el beneficio marginal de la provisión del bien público o con la utilidad
marginal de la renta, en el caso de bienes privados.
El problema es que cada gobierno, al colocar sus alícuotas, solamente considera el efecto de sus
propios impuestos sobre el bienestar de los individuos, ignorando, en mayor o menor medida,
como se verá más adelante, el efecto de los impuestos de la otra jurisdicción. Es decir que el
―costo marginal social de los fondos públicos‖, que incluye los impuestos de ambas
jurisdicciones y constituye el precio que realmente enfrenta el consumidor, en impuestos sobre
los consumos, excede al ―costo marginal de los fondos públicos‖ que cada gobierno advierte,
con lo cual la caída en la base imponible es mayor a la que cada gobierno aprecia.
En equilibrio, la alícuota combinada de ambos niveles gubernamentales tiende a ser más alta
que el valor óptimo; la existencia de competencia tributaria horizontal, en cambio, reduce la
posibilidad de establecer alícuotas elevadas para las subjurisdicciones dependiendo de la
movilidad de la base imponible.
En conclusión, haciendo una síntesis de los enfoques con los cuales la literatura sobre el tema ha
dedicado sus estudios sobre los efectos a considerar al momento de analizar el impacto de la
concurrencia de fuentes de la imposición sobre los sistemas tributarios nacionales y
subnacionales, se agrupan en dos grandes vertientes, siguiendo la sugerencia de Keen680:
677
Porto (2004)
678
El crecimiento de la tasa provoca una pérdida de eficiencia mayor que el triángulo de Harberger
(Porto, 2004).
679
Dahlby (2001). Ver un análisis de los sistemas de transferencias de nivelación de Canadá, Alemania y
Australia en Piffano (2005), nota 4.
680
Keen (1998). Cabe advertir, no obstante, que Keen menciona ―la elección óptima entre bases
imponibles‖ para atribuir a cada nivel jurisdiccional, pero su enfoque más bien hace referencia a un
sistema de fuentes separadas en lugar de uno de concurrencia.
870 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como ejemplos de las alternativas mencionadas pueden citarse los trabajos de Esteller-Moré y
Solé-Ollé para Canadá y Estados Unidos (1999 y 2001), Keen (1998), Devereux et al. (2007),
entre otras, para la alternativa a), en las que el propósito es el de evaluar el grado de reacción de
la política impositiva provincial ante un incremento del impuesto nacional que grava la misma
base que las provincias, mientras que para la b) pueden mencionarse las contribuciones de
Vigneault y Boadway (1996), Boadway, Marchand y Vigneault (1998), Hoyt (2001) y Dahlby y
Wilson (2003), entre otras.
En relación con las alternativas c) y d), las mismas se hallan comprendidas en las alternativas a)
y b) ya mencionadas; puede explicitarse que la alternativa b) ha sido desarrollada con el fin de
aproximar a una especificación que permita el testeo empírico de esta temática y es incluida en
varios casos en el análisis de la alternativa a), particularmente en los que se consideran modelos
de líderes y seguidores. En lo sucesivo se explicitarán los distintos desarrollos teóricos y
empíricos existentes en la literatura sobre esta temática.
Los modelos sobre ―tax competition‖ comienzan con la determinación de la función objetivo del
gobierno. Si el supuesto es que sean gobiernos benevolentes, los mismos maximizarán una
función objetivo que contiene una función de utilidad indirecta del agente representativo; si, por
el contrario, se los considerara como gobiernos no benevolentes, los mismos maximizarán la
recaudación impositiva, o el superávit presupuestario.
871 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Puede considerarse como un caso adicional la situación en que ambos gobiernos son ―miopes‖,
en el sentido de que ignoran el efecto que sus decisiones de incremento de impuestos generan
sobre la restricción presupuestaria del otro nivel, dado que se reduce la base imponible de éste y
consecuentemente induce a una disminución en su capacidad de provisión de bienes públicos.
Un último punto se relaciona con las asimetrías informativas. Puede pensarse que los estados
tengan algún tipo de ventajas informacionales al tener una relación más cercana con los
contribuyentes de su territorio en relación con el gobierno federal; sin embargo, éste puede
compensar esta asimetría con mayores tecnologías o la existencia de economías de escala
correspondientes a la función de recaudación681.
Los estudios sobre competencia tributaria vertical entre jurisdicciones de distinto nivel surgen a
partir de características de los sistemas federales, los que, en mayor o menor medida, plantean
esta problemática desde las atribuciones de potestades jurisdiccionales, debidas a la
superposición de las bases tributarias. En el caso de Canadá y Estados Unidos, por ejemplo, la
superposición está dada por los impuestos sobre la renta nacional, en donde los estados difieren
entre sí en función de la concordancia total o no en la definición de la base imponible y aún en
la posibilidad de establecer sobretasas sobre las alícuotas nacionales en sus propios estados.
681
Un ejemplo de estos trabajos puede verse en Touya (2009), en donde se introducen diferentes
mecanismos de imposición para testear la robustez de los análisis tradicionales. En el trabajo se propone
un modelo en el que operan simultáneamente interacciones fiscales horizontales y verticales, existiendo
incertidumbre sobre la base imponible (el capital a invertir); del análisis emerge como resultado un
excesivo nivel de imposición en comparación con un marco de gobierno unificado.
872 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
gobierno nacional, sin que los gobiernos subnacionales obtengan una compensación acorde
mediante las transferencias verticales. Esto induce a una subprovisión de bienes públicos a nivel
provincial y local.
En realidad, los estudios encontrados en la literatura al analizar el tema del nivel de provisión de
bienes públicos del gobierno federal y de los estados, determinan que el efecto final depende de
varios factores, en particular, por ejemplo, de la cantidad de instrumentos que el gobierno
federal tiene a disposición, de si puede considerarse como un líder de Stackelberg o de si ambos
niveles actúan en equilibrio de Nash o de si ambos gobiernos son benevolentes, en el sentido de
que maximizan la función de bienestar social del agente representativo o leviatánicos, si
maximizan su propia recaudación o su superávit presupuestario.
Cuando las bases imponibles son idénticas, en el modelo se demuestra que el gobierno federal
subprovee el bien público, lo que hace que se aleje de la regla del second best del gobierno
unificado, que implica cantidades de bienes públicos locales y federales en cada estado iguales.
Este resultado se debe a que el gobierno federal considera la disminución en el nivel de
provisión del bien público local evaluando por igual a todos los estados, mientras que los
gobiernos locales sólo tienen en cuenta el gasto del gobierno federal en el propio estado. Este
enfoque supone necesariamente ―información perfecta‖ del gobierno central respecto de las
necesidades de orden local; un supuesto demasiado fuerte que de alguna manera desconoce la
razón económica más elemental de la existencia de los gobiernos subnacionales.
Sin embargo, algunos estudios insinúan que si las bases imponibles difieren en parte, con el
gobierno federal gravando más bienes que los estados, éste podría compensar parte de la
recaudación que deja de percibir por efecto de la externalidad vertical. El gobierno federal varía
sus políticas impositivas de acuerdo a si el bien público subnacional está sobre o subprovisto
con el fin de alcanzar una tasa cercana a la óptima para ambos bienes e influir en la recaudación
de impuestos de los estados; la externalidad pasa a ser una decisión de política. Nuevamente, un
enfoque unitario de la visión política de un estado ―ingenuo‖ de ―estado benevolente‖, desde el
ángulo del modelo económico de decisión colectiva.
En gobiernos leviatánicos, entretanto, estas tasas y niveles de gastos públicos pueden ser
demasiado elevados, tanto como para caer del lado decreciente de la curva de Laffer, para los
impuestos, y creciente, para el caso de los gastos.
Si los bienes públicos provistos por los estados y el gobierno federal no son sustitutos, y si los
estados proveen bienes públicos que mejoran la productividad, mientras que el gobierno federal
provee bienes públicos residenciales, considerando ambas externalidades en conjunto puede
demostrarse que, una externalidad vertical dominante puede resultar en tasas impositivas a nivel
de los estados demasiado bajas y una consecuente pobre provisión de bienes públicos locales o
regionales.
12.3. El encuadre jurídico sobre la Asignación de las Potestades Fiscales entre niveles de
gobierno
La importancia que este punto tuvo al momento de su redacción por los constituyentes puede
asimismo verificarse por la disposición transitoria sexta de la constitución reformada, la que
establece que ―un régimen de coparticipación conforme lo dispuesto en el inciso 2º del artículo
75 y la reglamentación del organismo fiscal federal, serán establecidos antes de la finalización
del año 1996; la distribución de competencias servicios y funciones vigentes a la sanción de
esta reforma, no podrá modificarse sin la aprobación de la provincia interesada; tampoco
podrá modificarse en desmedro de las provincias la distribución de recursos vigente a la
874 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sanción de esta reforma y en ambos casos hasta el dictado del mencionado régimen de
coparticipación.‖
Está claro que una vez definidas las funciones a cumplir por los gobiernos, sigue la cuestión de
cómo valorizar la pertinente necesidad de financiamiento. A este respecto se han sugerido dos
enfoques: que la valorización responda al gasto real o efectivo incurrido por los gobiernos o que
la valorización responda a una definición estándar o valor postulado consensuado de las
funciones.
Podría interpretarse que el gobernador Hugo Marín estaría en línea con la primera
interpretación, dependiendo de cómo se ―lea‖ la opinión vertida en oportunidad del debate de
los convencionales. Marín ha destacado que el criterio que se estaba votando implicaba ―la
asignación de fondos de acuerdo con los gastos que se originen por el desempeño de las
diversas competencias y la prestación de los distintos servicios‖, aunque surge la duda que ello
puede no significar ―gasto presente‖. La lucha de muchos gobernadores por asegurar pisos o
montos actualmente incurridos, sin embargo, admite que al menos este sería el criterio
sustentado para los gastos actuales, aunque podría no serlo para los futuros o incrementales.
La opinión de los expertos, a la cual adherimos, en general, está en línea con la segunda
interpretación. Así Jorge Macón (1996) ha señalado que la cláusula constitucional se refiere
tanto a las funciones de los gobiernos provinciales como nacionales, al tiempo que la
interpretación ―racional‖ exige una valorización sobre la base de valores estándar y no sobre los
actualmente incurridos. Por supuesto esta es la opinión que sustenta el autor (ver Piffano,
1995b) y que contempla la propuesta682.
682
Ver Piffano (2005), Nota 19.
875 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ii) las porciones a recibir de la masa coparticipable por cada gobierno no pueden basarse en
la definición simple de porcentajes fijos, sino que deben ser la resultante de aplicar fórmulas
específicamente diseñadas para definir los valores postulados o estándares consensuados.
a) las funciones deben asignarse según las características propias de los servicios (principio
de subsidiaridad o tipología de los bienes públicos y mixtos);
b) no deben estar ligados al gasto incurrido sino a requerimientos de tipo estándar o valores
postulados para los servicios, que habría que consensuar.
Quedan, por lo tanto, dos tareas: 1) la definición de las funciones de cada nivel de gobierno; y 2)
la valorización correspondiente.
683
Ver, por ejemplo, Macón, J. (1996).
684
Los argumentos teóricos planteados por la literatura sobre elección social (public choice), con relación
a cuestiones inherentes a las democracias representativas, avalan por otra parte esta postura.
876 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En primer lugar, existen potestades exclusivas de la Nación referidas a las funciones de defensa
y relaciones exteriores (arts. 126 y 127). En el segundo caso, referidas a las relaciones formales
con otros estados (representaciones diplomáticas). Pero también es posible identificar cierta
responsabilidad primaria del gobierno nacional en materia de ―infraestructura económica‖,
según puede desprenderse del inciso 8º del art. 75, cuando establece que corresponde al
Congreso de la Nación fijar el presupuesto de gastos y cálculo de recursos, ―en base al
programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas...‖. El plan de inversiones
públicas es identificado separadamente del programa general del gobierno, dándole relevancia
particular.
Pero también cabría distinguir funciones exclusivas de la provincias, como son el establecer los
―regímenes municipales‖ y la ―educación primaria‖ (art. 5). Sobre la educación primaria cabe
apuntar que esta disposición deriva de la constitución de los Estados Unidos de Norteamérica,
en la cual se inspiraron nuestros constituyentes de 1853. En la constitución americana la tarea de
operar las escuelas le ha sido vedada al gobierno federal, estando en manos de los estados. Por
consiguiente, cabe la pregunta de si la circunstancia de hecho del pasado, en la que el gobierno
nacional operara escuelas en el nivel primario no constituyó una violación (¿consensuada?) de
la letra y el espíritu con que el art. 5 fuera redactado originariamente685.
Entre otras de las funciones discutibles se encuentra la explotación de recursos naturales
(art.124). La legislación sobre la propiedad de los recursos naturales, entre ellos los no
renovables, ha constituido materia de debate y de continuos cambios de la legislación nacional,
en direcciones opuestas. La tendencia presente de reconocer derechos de propiedad a los
gobiernos subnacionales ha finalmente predominado, aunque el gobierno federal se reserve
cierto poder regulatorio686.
Finalmente, existen potestades concurrentes que derivan de otras disposiciones, como el amplio
abanico del art. 75 incisos 18 y 19, para el gobierno nacional, en todo lo que atañe al desarrollo
económico y social del país; y del que corresponde a las provincias por el art. 125, al que se
añade la disposición por la que éstas ―retienen todos los poderes no delegados expresamente‖
(art. 121). Y en este último aspecto, es claro que lo expresamente delegado está referido a las
funciones ya mencionadas de la defensa y las relaciones políticas externas con otros estados.
Así, se garantiza a las provincias potestades para cumplir funciones con relación a su
―desarrollo económico, la seguridad social (empleados públicos y profesionales), el desarrollo
685
La educación primaria en Argentina inicialmente estuvo a cargo del sector público provincial,
contando con el apoyo federal, en armonía con lo dispuesto por el inciso 8º del art. 67 del la Constitución
de 1853. Así, mediante la Ley 463 de 1871 el gobierno federal estableció los subsidios nacionales para la
educación común en las provincias destinados a construcciones escolares, compra de libros y sueldos de
maestros. Cuando se capitaliza la Ciudad de Buenos Aires, se dicta la ley que en 1881 extiende el
régimen escolar de la Provincia de Buenos Aires a la Capital Federal. Posteriormente, la Ley 1420
organizó el sistema nacional de educación que incluyó a la Capital Federal y los territorios nacionales, y
también el régimen de subsidios para las provincias. La Ley 2737 de 1890 avanzó más en la
reglamentación nacional del sistema de subsidios, pero hasta ese momento los establecimientos se
mantenían dentro de la jurisdicción provincial, salvo los pertenecientes a Capital Federal y territorios
nacionales. Recién en el año 1906, con la Ley 4874 (Ley Lainez), se nacionalizan escuelas en las
provincias. A partir de entonces comenzaron a surgir diferencias salariales y de regulaciones varias que
generaron dificultades de gestión, en especial con relación al gremio docente, y que años después
implicaron problemas serios de armonización al momento de decidirse la total descentralización (ver
Cortés Conde, R., 1998).
686
Ver Piffano (2005) Nota 10.
877 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, en armonía con las disposiciones comentadas, algunas atribuciones del gobierno
nacional, como la referida a dictar ―planes de instrucción general y universitaria‖ (art. 75, inciso
18), no imposibilita la provisión descentralizada de estos servicios en las provincias, dentro del
marco normativo que a tal fin se decida a nivel del gobierno central.
La opinión inicial sobre esta materia parecía coincidir en que los constituyentes de 1853 habían
interpretado que la Nación básicamente debía financiarse a través de los ―recursos del puerto‖,
es decir, los derechos aduaneros. En efecto, la Constitución es muy clara en cuanto a que este
recurso tributario es exclusivo de la Nación, quedando vedado su empleo a las provincias. Así,
el art. 4 establece que ―el Gobierno Federal provee los gastos del Tesoro Nacional... del
producto de derechos de importación y exportación.....‖, en tanto que el art. 9 indica que ―en
todo el territorio... no habrá más aduanas que las nacionales...‖.
Estas disposiciones son asimismo complementadas por otras que refuerzan la idea de no
permitir el uso de gravámenes explícitos o implícitos de esta naturaleza a nivel provincial, como
los artículos 10, 11, 12 y 126 (―las provincias no ejercen...; ni establecer aduanas
provinciales...‖, etc.).
El art. 4 de la Constitución, al mencionar los recursos del Tesoro Nacional, establece: ―...de las
contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el Congreso
General...‖, y el art. 75 inciso 2 referido a las atribuciones del Congreso Nacional, ―imponer
contribuciones indirectas como facultad concurrente con las provincias...‖.
La reforma de 1994 no ha establecido variantes en relación con la imposición directa. Este tipo
de impuesto ha sido siempre un recurso típicamente provincial, es decir, las provincias tienen
potestad originaria ilimitada en tanto que a la Nación se le reconoce una potestad concurrente
limitada.
En efecto, el art. 75, inciso 2, establece como atribución del Congreso Nacional: ―…imponer
contribuciones directas, por tiempo determinado, proporcionalmente iguales en todo el
878 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
territorio de la Nación, siempre que la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo
exijan...‖; en tanto que, referido a las provincias, cabe las generales del art. 121 en cuanto que:
―las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno
federal... ―.
De la lectura del art. 75 queda claro que existen condicionantes explícitos a la potestad nacional
de imponer impuestos directos. Ellos son: en cuanto a su fundamento (sólo cuando la defensa, la
seguridad común y el bienestar general del Estado lo exijan) que sugiere una razón de urgencia
nacional, y en cuanto a su duración, por tiempo limitado.
Una reflexión adicional requiere la disposición del art. 4, sobre la exigencia de que las
contribuciones sean ―proporcionalmente impuestas en todo el territorio nacional‖. Esta
disposición coincidente con una similar de la Constitución de los Estados Unidos, provocó en
ese país del norte un debate constitucional que derivó por varios años en que el gobierno federal
no pudiera aplicar el impuesto progresivo a la renta. Coincidiendo con Macón, esta expresión
podría interpretarse como que inhibe la posibilidad de la progresividad. Sin embargo, se
entiende que ella está más bien dirigida a propender el trato igualitario de las personas a lo largo
del territorio nacional (equidad horizontal), vale decir, no cabrían sistemas tributarios que
contemplaran diferencias en cuanto a la definición de la base imponible o las alícuotas entre
contribuyentes iguales con distintas residencias territoriales.
Lo anterior, sin embargo, no impediría que el Gobierno Nacional, por razones de equidad o
fomento económico, decidiera un trato impositivo más benévolo para actividades radicadas en
determinadas áreas del país. Por si quedaban dudas a este respecto de la Constitución de 1853,
el inciso 19 del art. 75 de la Constitución reformada establece la posibilidad del Congreso
Nacional para: ―proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su
territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo
relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el Senado será cámara de origen‖.
El art. 75, inciso 3, prevé la posibilidad de que la Nación decida la asignación específica del
producido de algún impuesto que sea coparticipable. Sin embargo, la nueva Constitución ha
previsto recaudos para que ello no implique una potestad discrecional absoluta del Gobierno
Nacional, al determinar: ―establecer y modificar asignaciones específicas de recursos
coparticipables, por tiempo determinado, por ley especial aprobada por la mayoría absoluta de
la totalidad de los miembros de cada Cámara‖.
maneras su rendimiento resulte coparticipable, como sería el caso cuando el destino fueren los
sistemas previsionales687.
Sin embargo, creemos que este consenso no contempla el problema de vulnerabilidad que un
sistema globalizado de los recursos conlleva. El sistema centralizado implica arriesgar mucho
en la determinación de los porcentajes de participación. Como ya se indicara antes, los sistemas
de coparticipación de países usualmente tomados como referencia (Canadá y Australia, por
ejemplo) poseen sistemas acotados a un recurso (como el producido del impuesto a la renta o
del impuesto a la renta de personas físicas únicamente). Inclusive con potestades del gobierno
federal para imponer techos o límites al total de las transferencias. Esta base acotada de fondos
comunes, torna no tan crítica la discusión desde el punto de vista político. Adicionalmente,
como se explica más adelante, se estará atando de ambas manos al gobierno Nacional, que
dejaría de contar con espacios tributarios propios, viéndose obligado a coparticipar cualquier
687
La nueva constitución inexplicablemente ha eliminado la prohibición de que las provincias dicten sus
propias legislaciones en materia laboral y de la seguridad social (el artículo 126 sólo establece que las
provincias no pueden dictar los códigos civil, comercial, penal y de minería, omitiendo la referencia al del
trabajo y la seguridad social), circunstancia que, no obstante los intentos tendientes a unificar los
regímenes en el sistema único nacional (Ley Nº 24.241), admite la posibilidad de sistemas previsionales
descentralizados. Adicionalmente, el art. 125 contempla la posibilidad de que las provincias mantengan
sus propios regímenes previsionales para los empleados públicos y los profesionales.
880 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
decisión tributaria con las provincias, aún en los casos donde tales modificaciones no fueren
necesarias desde el punto de vista provincial.
Así, el art. 75, inciso 4, establece la atribución del Congreso Nacional para ―contraer
empréstitos sobre el crédito de la Nación.‖ Y el inciso 7: ―arreglar el pago de la deuda interior
y exterior de la Nación‖.
Con respecto a las provincias, el art. 124 establece que ―las provincias podrán... celebrar
convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación y
no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el crédito público de la Nación: con
conocimiento del Congreso Nacional.‖
Esta disposición es complementada por el art. 125, que establece que ―las provincias pueden
celebrar tratados parciales... con conocimiento del Congreso Federal; y promover... la
importación de capitales extranjeros...‖
Por el art. 124, se concluye que la posibilidad de contraer empréstitos en el exterior quedaría
sujeta a dos condiciones y una exigencia. Las condiciones son:
La exigencia:
En base a esta disposición es que, cuando las provincias deciden hacer uso del crédito externo,
deben solicitar la no objeción del Gobierno Nacional. La Constitución no es explícita respecto al
uso del crédito interno, aunque el crédito de la Nación puede ser también afectado por el uso no
coordinado del crédito interno a nivel consolidado de la federación.
En conclusión, puede afirmarse que el uso del crédito público constituye un recurso en principio
concurrente nación-provincias cuando se trata del uso del crédito interno. En el caso del uso del
crédito externo más claramente existe una limitación constitucional para las provincias. La
nación debe definir si afecta o no el crédito de la Nación. No obstante, por lo que se analizará
más adelante en el Capítulo 17, resulta conveniente dar una interpretación amplia al principio
de que la Nación debe velar por el crédito de ―la Nación‖; ―nación‖ debe entenderse como
equivalente a ―país‖, dado que se está refiriendo sin lugar a dudas a un ―bien público nacional‖
y no local.
Las conclusiones a las que pueden arribarse de lo analizado en esta sección son las siguientes:
2º) Los impuestos indirectos, excepto los aduaneros, son concurrentes y son siempre
coparticipables, salvo que tengan asignación específica.
3º) Los impuestos directos son un tributo eminentemente provincial y la Nación concurre
bajo tres restricciones:
c) que se justifique por razones especificas (cuando la defensa, seguridad común y bien
general del estado lo exijan), y sean siempre coparticipables, salvo nuevamente que tengan
asignación específica.
4º) Que los impuestos directos sean siempre coparticipables no exime al cumplimiento de
los requisitos de temporalidad, proporcionalidad territorial y urgencias para su existencia en el
nivel nacional de gobierno. El mantenimiento de una legislación reiterada o permanente por
años, no podría consecuentemente justificarse como comprendida en los presupuestos aludidos.
5º) El uso del crédito público constituye un recurso en principio concurrente Nación-
provincias cuando se trata del uso del crédito interno.
6º) El uso del crédito externo más claramente tiene limitación constitucional para las
provincias. La nación debe definir si afecta o no el crédito de la Nación.
(a) 1853-1890
H. Núñez Miñana (1985, 1998) identificó tres períodos en la evolución del federalismo fiscal de
Argentina. El primer período va desde 1853 a 1890, donde rige el criterio de separación de
fuentes. El régimen constitucional había asignado las potestades tributarias a partir de la idea de
que el gobierno nacional habría de vivir esencialmente con los recursos del puerto, asignándole
la potestad exclusiva de establecer los derechos de importación y exportación (derechos
aduaneros), reservando a las provincias la tributación interna (para la época, los impuestos
internos al consumo, es decir, sobre los alcoholes, azúcar o el tabaco, impuestos específicos en
general y los de base territorial). En esta primera etapa, regía ―la limitación de hecho‖
consensuada de que el Gobierno Nacional no aplicara impuestos indirectos internos que
aplicaban las provincias y la limitación constitucional explícita de que el acceso a las fuentes de
tributación directa estuvieren acotadas o limitadas —respecto a su justificación y duración
temporal— para el gobierno central (el entonces art. 62, inc. 2).
Si se intenta una denominación para el tipo de federalismo vigente en esta primera etapa del
federalismo argentino, bien cabe el rótulo de ―federalismo competitivo‖688, es decir, cada fisco
procurando financiar su gasto con recursos propios.
688
Para una interesante presentación alternativa de los sistemas federales o puntos de vista del
federalismo fiscal, ver la reciente publicación del trabajo de Dagnino Pastore, J. M. (2004).
882 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En efecto, una interpretación armónica de las disposiciones constitucionales que normaron los
inicios de nuestra organización nacional, teniendo en cuenta el contexto histórico de entonces,
permitirá precisar mejor las características del federalismo naciente y el rótulo de ―federalismo
competitivo‖.
e) La previsión de los ATN del Gobierno Nacional para acudir al auxilio de las finanzas
provinciales, sin nuevamente delimitar criterio alguno que pudiera legitimar el empleo de
recursos nacionales que están en principio destinados a financiar servicios comunes de
todos los ciudadanos de todas las provincias, desviándolos para resolver necesidades de
algunas provincias (o ciudadanos) en particular.
f) La muy clara identificación que formula el Preámbulo respecto a quiénes son los que
adoptan la Constitución Nacional de los argentinos: ―Nos, los representantes del pueblo de
la Nación Argentina….‖, fijando la preexistencia de gobiernos provinciales que deciden
constituir una Nación690.
Es claro que una constitución no puede y no debe normar en detalle aspectos específicos del
ejercicio de los derechos y responsabilidades en ella contenidos. Para ello están las ―leyes que
reglamentan su ejercicio‖. Pero, como ya advirtiera Alberdi (1854), la disposición constitucional
que supedita la aplicación de muchas de sus disposiciones ―conforme a las leyes que
689
Sobre la interpretación del plexo normativo constitucional en la asignación de potestades tributarias,
según la visión del autor, ver Piffano, H. (1998b). Ver asimismo Nota 4 en Piffano (2005).
690
Rasgo diferencial importante con respecto a otras federaciones, como la de los Estados Unidos de
Norteamérica cuyos constituyentes se identificaron como ―We the People…‖.
883 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
reglamenten su ejercicio‖ es una reserva que ―deja en manos del legislador… el peligro
grandísimo de derogar la Constitución por medio de los reglamentos…‖ (sic). Sin llegar a ese
extremo y a la luz del desarrollo posterior del federalismo argentino, que se analiza luego,
resulta claro que desde la perspectiva presente, las disposiciones antes comentadas dejaron
instaladas ―válvulas de escape‖ o márgenes de discrecionalidad de los gobiernos, cuyo manejo
exigían hacia futuro un ejercicio sumamente prudente y acotado de las mismas. Esto resulta
evidente en las disposiciones que la Constitución dejó establecidas con respecto a la separación
de fuentes y el reparto de las rentas nacionales.
(b) 1890-1935
El segundo período identificado por Núñez Miñana nace en 1890, cuando ante la crisis
financiera enfrentada por el gobierno nacional, éste decide establecer su propio impuesto interno
al consumo. Esta decisión podría interpretarse como el uso de la primer válvula de escape y fue
la que motivara para entonces un gran debate constitucional con la tesis nacional predominando
finalmente691.
El tercer período del federalismo fiscal argentino comienza en 1935 cuando se instaura por
primera vez el sistema de coparticipación federal de impuestos. Con el régimen se abre una
nueva e importante válvula de escape. Nuevamente, dificultades financieras del gobierno
nacional, derivadas esta vez de la gran depresión de los años 30, llevaron al gobierno central, en
primer lugar a establecer el Impuesto a las Transacciones y luego el Impuesto a los Réditos (hoy
Impuesto a las Ganancias). En el caso de la imposición directa (Réditos) debió establecerse con
carácter temporal (acotado por diez años), dada la limitación existente en el entonces art. 67
inciso 2 de la Constitución Nacional. Asimismo, se decide unificar los impuestos internos al
consumo. Dada la amplitud del espacio tributario atribuido al gobierno nacional, se decide
finalmente convenir con las provincias un sistema de reparto del producido de los tres tipos de
impuestos. La duración del nuevo sistema de coparticipación se fija en diez años debido a la
limitación antes indicada para la imposición directa.
691
En 1894 se produjo un acalorado debate acerca de la constitucionalidad de los impuestos nacionales al
consumo, entre el Diputado Mantilla y el Ministro de Hacienda del Presidente José Evaristo Uriburu, José
A. Terry. Para detalles sobre este debate y un relato histórico de las cuestiones federales en materia
tributaria, ver Piffano, H. (dir.), 1999.
884 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Este tercer período de la coparticipación fue sufriendo a lo largo de la historia una multitud
considerable de modificaciones. Aún cuando un relato minucioso de tales modificaciones podría
dar lugar a la identificación de un número considerable de subperíodos694, entendemos que a los
fines de interpretar a qué tipo de configuración federal ha conducido ―el proceso del
federalismo‖ argentino695, basta con destacar algunos hitos fundamentales.
692
La legalidad del procedimiento se basó en el sistema de ―ley-convenio‖, una especie de sistema de
enmienda constitucional sobre esta cuestión esencial del federalismo, que en rigor no preveía la
Constitución de 1853. Sólo los ATN eran el mecanismo de transferencias verticales previsto.
693
Debe tenerse en cuenta que el fondo coparticipable alcanzaba todos los recursos nacionales de
importancia existentes para entonces, al margen de los derechos aduaneros.
694
Para un relato detallado de las etapas ver Piffano, H. (dir.), 1999. También, Porto, A. (2003a).
695
La expresión ―el proceso del federalismo‖ es atribuible a Richard Bird, quien ha enfatizado la idea de
que para entender las particularidades del federalismo en los distintos países, uno debiera analizar ―la
evolución‖ experimentada en cada caso en particular, dado que una simple ―fotografía‖ de la situación en
determinado momento no permitiría alcanzar una adecuada caracterización del mismo (Bird, R. y
Wallich, C. 1993 y Bird, R., 1996).
696
Para un detalle de las características de las leyes de coparticipación desde 1934 se remite a Piffano, H.,
1998a, y Piffano, H. (dir.), 1999. También, Porto, A. (2003a). Asimismo, Piffano (2005) Nota 4.
697
La participación provincial en la distribución primaria fue creciente a partir del inicio del sistema de
coparticipación, pasando del 17,5% en 1934, al 21% en 1947, luego al 28% en 1959, posteriormente al
36% en 1963, al 48,5% en 1974 con la Ley N° 20.221 y, finalmente, al 56,66% con la Ley N° 23.548 de
1988, hasta hoy vigente. Para detalles ver referencias en nota al pie anterior.
698
Los criterios de distribución en base a la población de cada provincia y en partes iguales, introdujeron
un efecto levemente redistributivo a favor de las jurisdicciones con bases tributarias más débiles y más
pequeñas.
885 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el año 1973 se dicta la Ley N° 20.221, que rigió a partir de 1974 por los siguientes diez años.
Aquí puede establecerse un hito claramente demarcatorio del proceso del federalismo argentino
en la era de la coparticipación. La citada ley introduce un evidente cambio hacia un criterio de
redistribución territorial del rendimiento tributario. El reparto pasa a configurar un sistema de
―revenue sharing‖, según la terminología convencional. La ley introduce el reparto de la
secundaria fuertemente determinado por población (65%), luego brecha de desarrollo (25%) y,
finalmente, dispersión geográfica (10%). Tal fue el impacto de la redistribución territorial, que
las provincias categorizadas por Núñez Miñana como ―rezagadas‖699 lograron en el primer año
de vigencia del régimen aumentar sus recursos de coparticipación en un 56%. En general todas
las provincias lograron mejoras, debido al incremento de la participación provincial en la
primaria, aunque naturalmente las menos beneficiadas fueron las provincias ―avanzadas‖ (la
mejora resultó de sólo 10%). El cambio del sistema proporcional o cuasi-devolutivo a una de
fuerte redistribución territorial del rendimiento tributario, fue para entonces viable
políticamente, precisamente por la modificación en la primaria (todas las provincias ganaron
recursos).
Esta etapa del federalismo argentino puede calificarse como el inicio de un ―federalismo
cooperativo‖. Para entonces el sistema federal ya se perfila claramente como coincidiendo con
los postulados de la teoría normativa del federalismo fiscal, es decir, una fuerte centralización
tributaria y una importante descentralización en materia de gastos, en virtud de lo cual las
transferencias verticales operadas a través del régimen de coparticipación tienen enorme
relevancia al constituir el sustento financiero principal de todos los niveles de gobierno. El
gobierno central en la década de los 70, 80 y 90 habrá alcanzado en representar entre el 82% y
el 85% del total recaudado por los tres niveles de gobierno, en tanto los gobiernos provinciales y
municipales el resto, es decir, entre el 18% y el 15%. No obstante, los gobiernos subnacionales
habrían de obtener hacia fines de los años 90 el 45% del total de los recursos consolidados luego
de transferencias, recaudando solamente el 18% de los recursos tributarios consolidados. La
diferencia del 27% —entre recursos recibidos y lo recaudado por estos gobiernos—, da señales
de la importancia de las transferencias verticales (que llegan a representar, por tanto, un
promedio del 60% de sus recursos totales)700.
Pero el régimen instituido por la Ley N° 20.221 muy rápidamente pierde relevancia, tanto en
cuanto a la magnitud de los recursos que irían a financiar a los tesoros nacional y provinciales,
como a la idea misma de la ―cooperación‖ entre los fiscos. Tanta bondad del gobierno central en
ceder participación en la primaria, rápidamente impuso a la Nación una restricción financiera
aguda que el gobierno federal debió resolver por dos mecanismos que en los años setenta
terminaron distorsionando el acuerdo federal. En primer lugar, el ―impuesto inflacionario‖ o el
financiamiento del Tesoro Nacional a través del Banco Central de la República Argentina
(mecanismo de los adelantos transitorios y la compra de títulos públicos por parte del BCRA);
otro recurso cuasi-fiscal monopolizado por el gobierno central. En segundo lugar, las
retenciones a las exportaciones, las que junto a los derechos de importación, han constituido por
699
Núñez Miñana, H. (1972).
700
Esta estructura tributaria altamente centralizada de Argentina, si bien puede argumentarse como
derivada natural de los postulados normativos, no condice sin embargo con la registrada en países de
estructura federal exitosos (EE. UU., Suiza, Canadá), e inclusive con respecto a algunos países unitarios
también exitosos (países nórdicos). Para un análisis comparado ver Piffano, H. (1999c) y (2003a).
Asimismo, Piffano (2005) Nota 13.
886 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
siempre un recurso exclusivo (no coparticipado) del nivel nacional de gobierno, y que han sido
utilizadas como recurso pos-devaluaciones en los sucesivos planes de estabilización siguientes a
las crisis fiscales y financieras del gobierno central.
Claramente, ya en este período y luego acentuado en los años 80 por gobiernos sucesivos
(muchos de ellos gobiernos militares), fue perfilándose un nuevo federalismo, que Alberto Porto
denominara ―federalismo coercitivo‖701. Reglas marcadamente cambiantes en períodos cortos
de tiempo, introduciendo modificaciones continuas desde el poder central y forzando por
diversos medios políticos y negociaciones con las provincias, a convalidar estos acuerdos o
pactos, que terminaron generando al final del proceso un verdadero ―laberinto de la
coparticipación‖702. Esta etapa del período de la coparticipación, daba señales de débil
gobernabilidad, con un poder provincial aparentemente debilitado, pero no obstante
crecientemente financiado por diversos mecanismos (variedad de ―ventanillas‖) por el gobierno
nacional.
El régimen de la Ley N° 20.221 debió modificarse en 1985. El régimen fue sustituido por el
Acuerdo Transitorio de 1985, el que simplemente mantuvo el status quo en cuanto a las
magnitudes relativas de participación de las provincias en el rendimiento tributario del régimen
general anterior, sumados los ATN, que para entonces constituían una manera ―no legislada‖ y
discrecional de coparticipar el ―impuesto inflacionario‖. Este status quo fue luego ratificado y
extendido en el tiempo por la Ley N° 23.548 del año 1988, bajo un régimen de porcentajes fijos
en la distribución primaria y en la distribución secundaria.
Pero la Ley N° 23.548 —aún hoy vigente dado su renovación automática hasta tanto se dicte
una nueva ley— si bien limitó la magnitud de los ATN (al 1% de la masa coparticipable), los
sucesivos emparches legales y pactos ad hoc fueron complicando el esquema original,
conduciendo al mencionado ―laberinto‖.
701
Porto, A. (1995).
702
Debe atribuirse a Richard Bird esta expresión original, imaginada en una de sus visitas a nuestro país y
posteriormente divulgada en documentos de varios expertos nacionales (ver Casás, J. O., 1996 y Bertea,
O. y Garat, P. M., 2002).
703
En rigor, el mecanismo de asignaciones específicas aparece como novedad en 1954 con la Ley Nº
14.390. Ver Porto, A. (2003b).
704
En 1975 se intentó eliminar el impuesto provincial a las Actividades Lucrativas (inmediatamente
revivido bajo la denominación de Ingresos Brutos) y la Reforma Tributaria de 1980 buscó modificar el
régimen de contribuciones al sistema de seguridad social reemplazándolo por la afectación de parte del
rendimiento del IVA, que era coparticipado. Ambas reformas fracasaron debido a su efecto negativo
sobre las arcas provinciales.
887 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Hacia fines de los años 80 y durante la década de los 90, se producen dos fenómenos
importantes que afectaron al proceso del federalismo argentino: uno externo —la globalización
financiera y económica mundial— y otro interno —la reforma constitucional y un
concomitante, continuo y acelerado deterioro de los liderazgos políticos de los partidos políticos
nacionales tradicionales—. Ambos fenómenos, externo e interno, coadyuvaron al debilitamiento
del poder del gobierno central y reavivaron en cambio el poder político de los líderes
provinciales, muchos de los cuales han dado muestras de representar verdaderos regímenes
sociopolíticos de tipo feudal. Este nuevo escenario político hizo inviable encontrar un nuevo
acuerdo para el régimen de coparticipación federal de impuestos que sustituyera a la Ley N°
23.548. En rigor, esta limitación fue tomando cuerpo en forma gradual y ya comienza a
evidenciarse con mayor claridad a mediados de los 80 cuando debió sustituirse la Ley N°
20.221, pues tanto el Acuerdo Transitorio de 1985 como la propia Ley N° 23.548 es expresión
de un status quo ―formal‖ que no pudo ser modificado.
En los años 90 se produce otro hito fundamental del proceso del federalismo argentino en la era
de la coparticipación. En el año 1994 se reforma la Constitución Nacional y se introduce con
rango constitucional el régimen de coparticipación. La reforma que en su cláusula transitoria
sexta ordenara dictar una nueva ley-convenio antes de diciembre de 1996, no pudo cumplirse
hasta el presente. No obstante, la reforma se produjo luego de sucesivos Pactos Fiscales (los
Pactos Fiscales I y II de 1992 y 1993, respectivamente) que avanzaron en el deterioro del
federalismo argentino. Los arreglos (o desarreglos) más recientes, de fines de los 90 y principios
del nuevo milenio, con la fijación de sumas fijas garantizadas, posterior abandono de esta
estrategia y el retorno al reparto sobre la base de ―suerte y verdad‖, etc., completan el cuadro de
manejos estratégicos de los gobiernos nacional y provinciales de turno que acentuaron dicho
deterioro705.
705
Estas modificaciones han sido planteadas ―desde el gobierno nacional‖, en el que las marchas y
contramarchas en los criterios del reparto del fondo común parecen haber sido elegidos con bastante
―mala suerte‖ para el Tesoro Nacional. Cuando se esperaban aumentos en la recaudación, ―el negocio del
gobierno nacional‖ eran las sumas fijas garantizadas; cuando se esperaba el descenso, los porcentajes.
Pero la realidad se ha estado comportando al revés de ―las expectativas nacionales‖.
706
También el comportamiento de los representantes en la Cámara de Diputados ha evidenciado
conductas estratégicas de defensa de los intereses de los fiscos de donde ellos provienen, desdibujándose
en gran medida sus diferentes roles constitucionales con los de sus pares de la Cámara de Senadores. Ello
debido a que la suerte política de estos representantes está en gran medida ligada al dominio político de
los gobernadores de provincia.
707
La sobrerrepresentación fue acentuada por modificaciones de la ley electoral en momentos de evidente
debilidad del gobierno de facto que cae en 1983. Sobre la influencia del sistema de representación en el
888 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
especial relevancia para el acuerdo fiscal federal, debido al aludido predominio del Senado de la
Nación en su atribución de ser Cámara de origen en el tema de la coparticipación y en lo
pactado en varios documentos respecto a que todos los impuestos nacionales (salvo los
aduaneros708) formen parte de la masa a coparticipar709. No obstante, le reforma también dejó
abierta la atribución del gobierno central para decidir sobre ―afectaciones transitorias‖ de
recursos coparticipables (art. 75, inciso 3). No podía ser de otra forma, pues en caso de
necesidades imprevistas del gobierno nacional, éste no tendría posibilidad de recurrir a recursos
propios adicionales exclusivos; ya que no los tendría, desde el momento que todos los
impuestos se suponen coparticipables, a excepción, por el momento, de los derechos
aduaneros710. De la conjunción de ambas disposiciones surge que ninguna decisión fiscal
nacional importante podrá efectuarse si no es a través de un acuerdo o consentimiento de los
gobernadores. Solamente un liderazgo político muy fuerte ejercido desde el gobierno central,
podría ―disciplinar‖ a los representantes provinciales (con asiento en el Senado y aún en la
Cámara de Diputados, dada la influencia de los liderazgos políticos internos de cada provincia
en la designación de estos representantes, como se indicara)711. En ausencia de tal influencia
política, el cartel de los gobernadores ejercerá una presión (coerción) indudable. En todo caso,
el conjunto de provincias chicas sobre-representadas podrán imponer políticas en desmedro de
las provincias grandes, razón por la que un 15% ó 20% de la población del país sobre-
representada pueda imponer políticas por sobre el 85% u el 80% restante. Una evidente
desnaturalización y violación del esquema democrático de gobierno.
oportunidad (no debe olvidarse que el gobierno central se desempeña en un área de alta
especialización y competencia en el mercado de los recursos humanos del sector servicios),
debilitan sus posibilidades de gestión y, por cierto, de negociación con las provincias712.
Esta evolución del federalismo argentino plantea desde el ángulo constitucional dudas sobre si
en los hechos no es que se ha ido consolidando una verdadera ―confederación‖ —o asociación
de gobiernos o fiscos provinciales independientes— modificando entonces el espíritu ―federal‖
con que los constituyentes de 1853 diseñaron formalmente la república713.
Aquí reside el problema que enfrenta hoy el federalismo argentino. Las decisiones del club de
gobernadores sólo viabilizarán un nuevo acuerdo, si el cartel alcanza consensos mayoritarios.
Pero esto sólo se concretará si la mayoría de las provincias logran mejoras en el actual status
quo. Dada la sobrerrepresentación de los fiscos pequeños, la realidad económica de las
provincias y las asimetrías económicas y financieras entre jurisdicciones, resultará muy difícil
lograr un acuerdo aplicando ―criterios objetivos‖ de reparto, sobre la base de los requisitos que
impone el art. 75, inciso 2, de la Constitución reformada (según competencias, servicios y
funciones, equidad, solidaridad y grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de
oportunidades).
Se puede afirmar que el ―federalismo cartelizado‖ tiene implicancias que van más allá del mero
tema tributario. Sus efectos recaen sobre todos los campos del quehacer público. Esta
configuración lleva a conductas estratégicas y de presiones recíprocas de los fiscos, con
imprevisibles efectos sobre futuros escenarios político-institucionales y de gobernabilidad a
nivel país. Si esta gobernabilidad se lograra en el futuro por algún liderazgo fuerte ejercido
desde el gobierno central, estaríamos nuevamente frente al ―federalismo coercitivo‖ antes
mencionado, con implicancias no demasiado diferentes a las que condujeran al estado actual en
materia fiscal y financiera714.
712
La fijación de topes en la escala salarial de los funcionarios del gobierno, decidida durante la
presidencia transitoria de Rodríguez Saá, y las políticas erráticas seguidas por sucesivos gobiernos en
materia de retribuciones del personal altamente calificado, impide adecuar las retribuciones en cargos
críticos de la administración nacional según las tendencias del mercado laboral. Muchos cargos que en
Argentina son considerados como ―políticos‖, en otros países como Francia o Nueva Zelanda, son
desempeñados por técnicos. A su vez, los límites en las retribuciones de los peldaños considerados
políticos terminan afectando el nivel de las retribuciones que se fijan en los cargos considerados técnicos
o no políticos. Sin desconocer la necesidad de ser austeros, en particular en tiempos de default, y aún
teniendo en cuenta que podría tratarse de personas que estarían brindando un desinteresado aporte al bien
común, no debería descuidarse la temprana advertencia de Alberdi (1854) en cuanto a ―…no puede haber
gobierno gratis, ni debe haberlo, por ser el más caro de los gobiernos… El sueldo es la mejor garantía
contra el peculado, pues el Estado que quiere explotar al empleado no hace más que entregarle sus arcas
a una represalia merecida‖.
713
Alberdi (1854), en el título de su obra y reiteradamente en su contenido, menciona a la ―Confederación
Argentina‖ cuando se refiere al gobierno argentino, pero se esfuerza por aclarar que la Constitución había
adoptado la forma ―federal‖ de gobierno. En la segunda parte de su obra (sobre régimen rentístico) al
recordar que el art. 107 de la Constitución (de 1853) califica a ―los gobernadores de provincias como
agentes naturales del gobierno federal para hacer cumplir la Constitución y las leyes de la
Confederación‖, hace alusión al origen de Estado indivisible de las provincias argentinas y las diferencias
con la constitución de los EE. UU.. Dice Alberdi ―…la actual Confederación Argentina es un cuerpo
político que, cediendo a las exigencias de un período de crisis y de transición propende hacia la
consolidación de su origen, sobre cuyo punto capital difiere de tal modo de la unión artificial y reciente
de los Estados federados de Norte América, que fueron colonias independientes antes de contratar
expresamente su moderna unión…‖.
714
En el Apéndice 3 se incluye una reseña sobre los comportamientos fiscales de los gobiernos en
Argentina, con particular detalle referido a lo ocurrido en el país en las últimas tres décadas previas al
2003, con citas de hechos similares registrados desde el inicio de la nueva institucionalidad como país
federal, y la visión del autor al inicio de la gestión de la era kirschnerista.
890 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, la circunstancia de que las decisiones públicas sean el resultado del juego político
de los representantes de los fiscos, pone interrogantes serios sobre el funcionamiento del
gobierno representativo. Aquí afloran los problemas de agencia que caracterizan a las
democracias representativas y el accionar de los grupos de influencia, que en contextos de
diseños electorales imperfectos, habrán de conducir muy naturalmente a ―equilibrios de Nash‖,
que poco tienen que ver con la maximización de la función de bienestar social (concepto éste
que alude normativamente al logro de equilibrios pareto-eficientes que maximicen el bienestar
de los ciudadanos)715.
La reseña brindada identifica el proceso del federalismo argentino, que a la luz de los principios
y recomendaciones desarrollados por la teoría del federalismo fiscal, denota un claro
debilitamiento a lo largo de su siglo y medio de historia.
Una síntesis de dicha evolución con relación a los sistemas tributarios federales origina la tabla
que se presenta seguidamente. Las disposiciones constitucionales que sentaron las bases de
nuestra institucionalidad en 1853, luego de largos años de luchas fraticidas, se han visto
debilitadas. Es así que de un ―federalismo relativamente fuerte‖, coherente con los arreglos
tributarios imaginados a partir de 1853, se pasó a un federalismo menos fuerte a partir de 1890,
para luego sufrir un nuevo debilitamiento con el régimen de coparticipación iniciado en 1935.
Finalmente, sufrir un continuo proceso de deterioro —el término debilitamiento sería
subestimar el desarreglo político-institucional al que condujera este proceso— que ha
significado en la práctica la ausencia de un sistema genuinamente federal. Las implicancias de
este desarreglo son ya evidentes, aunque parte del electorado muy probablemente no vislumbre
con claridad sus raíces constitucionales716.
La evolución del federalismo en nuestro país no parece haber sido influida por los principios de
la descentralización fiscal. En rigor, el tema fiscal y el tributario en particular, parecen haberse
ceñido en mayor grado a algunas de las recomendaciones del enfoque normativo del
federalismo fiscal, pero muy lejos de los principios sustentados por la corriente del public
choice que, no obstante las diferencias cronológicas, coincide con los principios federales de
nuestra Constitución original de 1853.
715
Sobre equilibrios de Nash en modelos de competencia fiscal ver Wildasin, D. E. (1988).
716
No es común esperar que el ciudadano medio conozca en detalle la forma en que es gobernado por sus
representantes (a pesar de la instrucción cívica enseñada en los ciclos primario y medio de educación).
Sin embargo, los resultados de las elecciones presidenciales del 27 abril de 2003, indican que los tres
candidatos presidenciales provenientes del justicialismo (tres gobernadores o ex gobernadores)
alcanzaron más del 80% de los votos en sus provincias de origen, sin superar ninguno el 25% del total de
los votos a nivel país. Muchos electores, por lo tanto, deben tener clara percepción de la incidencia del
poder regional sobre los destinos de los recursos tributarios nacionales y, consecuentemente, sobre su
bienestar individual.
891 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Alícuotas
Adicionales
En ese contexto, resulta ingenua la suposición de que las razones de la debacle económica e
institucional por la que atraviesa nuestro país se deba simplemente a malas políticas económicas
implementadas en el pasado (―el empleo de modelos económicos equivocados‖,
―inconsistentes‖ o sesgados por ―fundamentalismos ideológicos‖). Los modelos económicos no
son más que el reflejo de los planes diseñados para maximizar la función objetivo de quienes
gobiernan, y el empleo de ciertos instrumentos apuntando a estos objetivos pueden aparecer con
enormes ―inconsistencias‖ y ―errores‖ desde la óptica del bienestar general. El problema está
referido a la identificación correcta de la función objetivo de los representantes en el gobierno.
Y en ello tiene mucho que ver el diseño ―institucional‖ por el cual se estructura el proceso de la
892 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
toma de las decisiones públicas en una democracia representativa. En una federación dependerá
muy particularmente de cómo estén asignadas las responsabilidades de cada nivel de gobierno,
entre las más importantes las de orden fiscal en general y las tributarias en particular, y de la
existencia o no del adecuado esquema de incentivos político-institucionales que coadyuven al
cumplimiento estricto de los postulados normativos del acuerdo social (y, particularmente, al
cumplimiento de los preceptos constitucionales sin interpretaciones forzadas que distorsionen
sus disposiciones).
De acuerdo a lo ya analizado en puntos previos, Ingresos Brutos representa más del 60% de los
recursos propios provinciales y es un impuesto altamente distorsivo que, al gravar la misma
base del IVA nacional, introduce un marcado sesgo hacia la imposición a las transacciones del
sistema tributario federal, con evidente traslado de la carga a las familias y, por tanto, generando
un sesgo regresivo del mismo.
Ha sido amplio el consenso respecto a los inconvenientes que supone un impuesto que grava en
cascada y acumulativamente las ventas, tal cual es el caso del Impuesto a los Ingresos Brutos.
Este tipo de gravamen es distorsivo, alentando artificialmente la integración económica vertical,
al permitir de tal manera reducir sensiblemente la presión fiscal, alterando los precios finales de
los bienes y servicios con distinta estructura de consumos intermedios y valores agregados.
Asimismo, a diferencia de un IVA tipo consumo, grava la inversión y los insumos empleados en
717
Para una síntesis de las propuestas del autor se sugiere Piffano (2003b) y (2004). En Piffano (2005),
nota 19 se presenta una propuesta concreta de nuevo acuerdo fiscal y financiero federal.
718
Se recomienda al lector el repaso del contenido del Capítulo 6 y luego ir al Capítulo 13 para un
análisis detallado de los atributos de los impuestos subnacionales.
893 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la producción de bienes de inversión, al tiempo que dificulta los ajustes de frontera para los
bienes exportados, generando un sesgo antiexportador y proimportador.
Aún cuando la literatura sobre incidencia de los impuestos admite ciertas limitaciones en cuanto
a generalizar recomendaciones válidas independientemente del tiempo y del espacio719, las
recomendaciones están referidas en forma coincidente en cuanto a gravar las ventas destinadas a
consumos finales (impuesto de tipo monofásico), evitando gravar actividades intermedias
(impuesto multifásico), salvo que en tal caso lo sea mediante un impuesto al valor agregado.
Pero la sustitución del Impuesto a los Ingresos Brutos, no resulta una cuestión sencilla cuando al
mismo tiempo se exige hacerlo a través de un gravamen que genere similar rendimiento
tributario. Pensar en un impuesto neutral, o no distorsivo, que al mismo tiempo asegure un
rendimiento tan importante como Ingresos Brutos, que cae sobre los valores de venta brutos de
todas las transacciones, resulta una cuestión muy difícil de lograr con alícuotas razonables.
Además, los resultados de las posibles alternativas, en cuanto a rendimientos tributarios, son
muy asimétricos según se trate de jurisdicciones eminentemente productoras y exportadoras
netas o, por el contrario, eminentemente consumidoras e importadoras netas.
Una propuesta original ha sido la sustitución de la imposición provincial a los Ingresos Brutos
por un sistema de impuestos provinciales al valor agregado, sobre la base del principio de
destino y pago diferido. Estos IVA provinciales tendrían la misma base imponible que el IVA
nacional (de hecho se sugiere que la potestad para determinar la base imponible y otorgar
exenciones sea exclusiva de la Nación), pero como los flujos comerciales interjurisdiccionales
serían tratados en base al principio de destino, podrían existir diferentes tasas de IVA
provinciales, sin que ello provocara distorsiones sobre las decisiones de localización de las
actividades económicas. Es decir, que la aplicación del principio de destino propugnado,
permitiría aunar el logro de la neutralidad de la imposición provincial con la preservación de la
autonomía fiscal provincial. La base imponible sería la misma del impuesto al valor agregado
nacional. La tasa para el caso de la Provincia de Buenos Aires ha sido estimada en el 6,5%,
pudiendo las provincias fijar tasas diferentes. La propuesta de la UNLP simuló un resultado
aplicando una reducción en la alícuota del impuesto nacional, que pasaría al 13,5% (cuando se
realizó el estudio la alícuota vigente era del 18%), previendo una mejora recaudatoria que eleva
el nivel de cumplimiento del IVA nacional del 55% al 85%.
719
Las reglas tradicionales de tributación óptima han sugerido la ideal situación de gravar con tasas
uniformes a los bienes y servicios (de consumo final y/o al valor agregado). Sin embargo, ante la
imposibilidad de gravar todos los bienes (sea por razones teóricas —como el caso del ocio— o de
administración tributaria), se sugiere el empleo de la regla de Ramsey que implica gravar a los bienes y
servicios con tasas diferenciales en forma inversamente proporcional a las elasticidades-precio de sus
demandas (de manera de lograr reducciones proporcionales en las cantidades transadas). Proposiciones
posteriores (Corlett y Hague, Haberger, Meade) sugieren, asimismo, gravar con tasas mayores los bienes
y servicios complementarios del ocio. No obstante, la historia de la literatura sobre tributación óptima no
está concluida; aportes posteriores a las reglas tradicionales han arrojado dudas sobre la validez de las
mismas bajo determinadas circunstancias, especialmente referidas a los valores que asuman las
elasticidades-precio cruzadas de los bienes (Dixit, 1975; Schenone, O., Rodríguez, C. y Mantel, R, 1985).
Volver a Capítulo 5 para mayores aclaraciones.
894 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
con lo que marca el principio de destino (la recaudación pertenece a la jurisdicción en que se
produce el consumo final de los bienes), sin que medien transferencias ni compensaciones
monetarias entre fiscos provinciales.
b) Se plantea una situación difícil para las finanzas públicas de las provincias
eminentemente productoras y exportadoras netas, al tener que enfrentar la acumulación de
créditos fiscales de sus contribuyentes (por los IVA que hubieren pagado en las facturas de
compra de sus insumos), sin registrar débitos, por tratarse de exportaciones a tasa cero hacia
otras jurisdicciones. En realidad, todas las compras de insumos intra-provinciales generarían un
crédito fiscal equivalente a los débitos fiscales de los contribuyentes de esa provincia,
720
El ―pago diferido‖ resuelve el problema de gravar las compras provenientes de otras provincias y
desgravar las ventas efectuadas a otras provincias (para garantizar que la imposición recaiga
efectivamente sobre el consumo final), transfiriendo los ajustes impositivos compensadores a la
contabilidad del contribuyente. Según este mecanismo, el responsable inscripto de una jurisdicción que
realiza ventas a un responsable inscripto de otra jurisdicción podrá, en la medida en que este último se
identifique (con su CUIT con identificación jurisdiccional), extender el tratamiento de tasa cero a la venta
interjurisdiccional en cuestión, y reclamar y obtener de su propio fisco la devolución de los créditos
fiscales por el IVA pagado sobre los insumos que hubiera utilizado en la producción o servicio objeto de
la venta interjurisdiccional. Por su parte, el comprador (contribuyente inscripto) de la jurisdicción de
destino, no contará con crédito fiscal sobre su compra interjurisdiccional (pues su compra fue hecha con
tasa cero en origen) y deberá cargar la tasa de IVA provincial propia de su provincia de residencia si
efectúa la reventa a contribuyentes inscriptos de su misma jurisdicción o a compradores finales no
inscriptos. Si la reventa se efectuara a contribuyentes inscriptos de una tercera jurisdicción, nuevamente
entraría en acción el tratamiento de tasa cero.
895 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
generando una recaudación neta igual a cero (las compras de insumos de otras jurisdicciones no
tienen crédito fiscal, por cuanto fueron adquiridas a tasa cero). Probablemente, ésta sea la mayor
dificultad del método, que obligaría de alguna manera a tener que compensar a tales fiscos
perdedores netos.
c) Una dificultad, señalada por R. Varsano (1995) y por C. Silvani y P. dos Santos (1996),
es el posible incentivo que los contribuyentes pueden tener en cuanto a fraguar las ventas con
diferentes destinos (ventas intra-estaduales como si fueran inter-estatales), buscando
beneficiarse con tasas más reducidas. Para resolver esto, se propone un sistema de IVA destino
complementado con un IVA Nacional cuya alícuota sería variable según jurisdicciones721. El
sistema consiste en gravar con el IVA Nacional a través de una alícuota complementaria a la
provincial. Dicho complemento sumado a la alícuota decidida por la respectiva provincia,
debería implicar una presión tributaria igual en todas las jurisdicciones, circunstancia que
eliminaría dicho incentivo722. El sistema, si bien simplificaría el problema administrativo al
sustentarse en una misma legislación común que uniforma bases y presión tributaria sobre dicha
base, no resuelve sin embargo el problema del desfinanciamiento o la pérdida de base tributaria
de las jurisdicciones eminentemente productoras y exportadoras netas. Y esto puede exigir
algún tipo de compensación para hacerlo viable políticamente.
721
Propuesta elaborada para sustituir la imposición del ICMS o Impuesto a la Circulación de Mercaderías
y sobre Servicios de Transporte Interestadual e Intermunicipal (en cabeza de los gobiernos estaduales o
subnacionales) y del IPI o Impuesto a los Productos Industrializados (impuesto federal) en Brasil, por un
nuevo ICMS federal y estadual. El ICMS es un híbrido de IVA en parte de origen y en parte según
destino, en el que las transacciones interestatales son gravadas con tasas reducidas con el objeto de
transferir los recursos provenientes de la recaudación de los estados productores a los estados
consumidores. En general, la tasa aplicada a las transacciones interestaduales es del 12%, si bien se aplica
una tasa del 7% a las ventas provenientes de los estados más desarrollados (las regiones del sur y sudeste)
y destinadas a los estados menos desarrollados (las regiones del norte, noreste y centro-oeste). Las
exportaciones industriales están exentas de este impuesto, con recuperación de crédito fiscal (―tasa cero‖),
en tanto que a la exportación de los productos básicos y semielaborados se les aplica una tasa reducida
(generalmente 13%). A las importaciones se les aplica la misma tasa que se aplica a las transacciones
interestatales de los productos en cuestión. El IPI es un impuesto que se aplica a los productos industriales
en las etapas de producción e importación. Las exportaciones están exentas, dando lugar a la recuperación
del crédito fiscal (―tasa cero‖).
722
El problema del ―paseo de la factura‖ se evitaría, pues siempre se recaudaría el impuesto total
(uniforme), es decir, en el caso de que el destino de los bienes del contribuyente sea su propia provincia
y/o en el caso de que lo sea en otra provincia del país. En Piffano (2005), Notas 18 y 19, se demuestra
este resultado como erróneo, sin resolver el problema de la posibilidad del fraude. En el Capítulo 13
volveremos sobre este punto.
896 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
f) En tercer lugar, como se analiza en detalle luego, la mecánica de este tipo de IVA no
puede evitar el fraude en los destinos mediante el mecanismo del ―paseo de la factura‖ (―invoice
sightseeing‖) haciéndolo sumamente engorroso e impracticable desde el punto de vista de su
administración al menos en países como la Argentina.
2) El IVA origen
El problema principal del IVA origen es el tratamiento de las exportaciones y los reembolsos en
frontera. Deben contemplarse los problemas de las remesas entre establecimientos
pertenecientes a una misma firma radicados en distintas jurisdicciones (remesas sin facturación)
y la aceptación por parte de las provincias de devolver el crédito a los exportadores aunque el
impuesto haya sido ingresado en otra provincia. En todo caso, los fiscos deberían establecer
algún sistema de compensaciones, de manera que las provincias donde se hizo efectivo el pago
del impuesto deban participar de tales devoluciones, salvo que se exporte desde la misma
jurisdicción.
723
Los ingresos tributarios están asociados al valor del producto generado en la jurisdicción, en tanto que
en el caso del IVA destino o ―ventas minorista‖ están más asociados a la población consumidora.
724
En la literatura sobre tributación óptima se ha podido demostrar la regla dominante del principio del
destino en la imposición sobre bienes. Sin embargo, también se ha sugerido el empleo del principio de
origen en los casos de economías muy integradas y vecinas —caso de la Comunidad Europea— al no
poder evitarse las compras (con costos de transacción nulos) cruzando fronteras (―cross-border shopping‖
o ―turismo tributario‖), así como también en presencia de mercados imperfectos (Christiansen, V., 1994;
Keen, M. y Lahiri, S., 1994). En todo caso, si surgen arbitrajes de esa naturaleza se ha sugerido como
probable solución a un sistema ―mixto‖ que contenga elementos de ambos criterios de destino y de
origen. Ver Sinn H. W. (1990), Keen, M. (1993) , y Haufler, A. (1993 y 1996).
725
Reig, E., 1996. También Bara, R. (1996).
897 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Probablemente, desde el ángulo teórico, este sería el mejor impuesto, al asegurar total
neutralidad, manteniendo invariable los precios relativos de los bienes. Pero no está exento de
algunos problemas. En primer lugar, el rendimiento tributario queda muy expuesto al problema
de la evasión, que resulta muy difícil y costoso administrativamente de combatir a nivel
minorista. En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que no todas las ventas minoristas están
dirigidas al consumo final; existen compras de empresas como consumo intermedio que habría
que desgravar. En tercer lugar, para el caso de las localidades lindantes con otros estados
provinciales, eventuales divergencias en cuanto a alícuotas pueden generar ―turismo tributario‖
difícil de evitar.
a) Permite una clara delimitación de fuentes entre los gobiernos provinciales y nacional;
mejorando el principio de correspondencia fiscal.
c) Puede operar sobre una base de contribuyentes en gran parte ya identificados en el actual
Impuesto a los Ingresos Brutos.
e) La posibilidad de contar con la base de datos del IVA Nacional permitiría evitar gravar
los consumos intermedios, haciendo más sencilla la administración de los créditos fiscales
pertinentes.
g) Finalmente, como se analizará luego al tratar el tema del IVA Subnacional, se explicará
de qué manera los defectos atribuidos a este impuesto habrán de salvarse en un sistema federal
donde el IVM conviva con el IVA nacional.
726
Gómez Sabaíni, J. C., 1996.
898 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los problemas de fiscalización de un impuesto a las Ventas Minoristas o del IVA para el caso
de pequeños contribuyentes se trataron de subsanar mediante el establecimiento de un impuesto
de ―Patentes‖ y/o de ―Resultados Presuntos‖, tanto para la sustitución de estos impuestos
indirectos al consumo, como en el caso de la imposición a los ingresos. El sistema de
―Módulos‖ en el Impuesto a la Renta de España tiene tal característica.
El método simplifica enormemente las tareas de fiscalización para el fisco y genera un sistema
sencillo de pago para los contribuyentes, los que pueden no obstante optar por el régimen
general. Se evita el control de la factura de venta, aunque para generar incentivos de no evasión,
se puede considerar la alternativa de no romper la cadena de facturación, permitiendo generar
crédito fiscal —en un cierto porcentaje— por los IVA cargados en las facturas de compra de los
insumos.
727
La propuesta fue elaborada por un equipo de tributaristas contratados por el PNUD para la Provincias
de Buenos Aires (Proyecto ARG/93/009). Las ventas mayoristas a los minoristas serían gravadas por una
alícuota estimada entre 1,5% y 2,5%, en tanto que las ventas minoristas los serían con una tasa del 3,50%
al 4,05%; la alícuota correspondiente a las ventas de los mayoristas a los consumidores finales sería del
6%. Se propone adicionalmente que se grave en Aduana con el 6% la importación de bienes de consumo
final.
728
En realidad como consecuencia del Pacto Fiscal II (1993) muchas provincias desgravaron de Ingresos
Brutos a actividades financieras, del sector primario y de la industria manufacturera, quedando gravado
aún el comercio mayorista. Pero el abanico provincial actual registra importantes diferencias.
899 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
por su menor relevancia, comparada con una situación de evasión generalizada de este segmento
de la actividad económica, como ocurre en los países en vías de desarrollo.
Cuando el sistema prevé tasas diferenciales por tamaño, valor de las ventas, etc., el método
enfrenta el inconveniente de la posible elusión mediante el desdoblamiento o partición de los
comercios (fenómeno conocido como ―enanismo tributario‖). Ello debería ser evitado diseñando
alícuotas no muy diferentes, tendiendo más bien a un esquema de ―tarifa plana‖ sectorial, pero
con tasas diferenciales regionales, siguiendo el esquema actual de la imposición a los salarios
(contribuciones patronales) implementado en nuestro país en los años 90.
Debe destacarse finalmente que de mantenerse el IVA Nacional tal cual rige hoy (sin la
introducción del ―monotributo‖), sería posible establecer un mecanismo de intercambio de
información entre la AFIP y las Direcciones de Rentas Provinciales, referidas a los
contribuyentes pequeños, que permitirán cerrar las brechas de evasión, asegurando la cadena de
facturación al tiempo de generar datos relevantes para futuros ajustes en los rendimientos
presuntos de los distintos módulos del régimen simplificado a nivel provincial.
(3) Plena autonomía a las provincias para manejar estos impuestos en materia de
alícuotas, bases imponibles y productos gravados. Esto es así, esencialmente, porque se gravan
consumos finales.
729
Ver propuesta de la UNLP (1995).
900 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una importante propuesta de reforma adelantada en Piffano (1998) está referida a la imposición
directa sobre la capacidad de gasto de las familias, a través del Impuesto Provincial a las
Ganancias. La posibilidad de que la Provincia establezca este impuesto, sobre la base de un
impuesto de características equivalentes a la porción del impuesto que grava el ingreso de las
personas físicas, constituye una posibilidad que no vulnera el principio redistribucionista, en
tanto se plantea como adicional al impuesto (progresivo) federal, que subsistiría con una leve
modificación, consistente en permitir la deducción del impuesto provincial.
Aún cuando desde el punto de vista formal, la constitución nacional es clara en cuanto a las
atribuciones de las provincias para establecer impuestos directos, la teoría normativa y la
práctica seguida han sido consistentes con la idea de centralizar el impuesto a los ingresos de las
personas. Argumentos de eficiencia y equidad han sustentado esta postura. En especial, la de
evitar arbitrajes interregionales (y migraciones consecuentes) entre jurisdicciones locales y el
cumplimiento de objetivos redistributivos interregionales. No obstante, existen argumentos
suficientes para avalar una postura contraria. En este sentido, la existencia de datos empíricos a
nivel internacional desafían las conclusiones de la teoría normativa730.
La alícuota del impuesto sería ―proporcional‖ y gravaría la porción del ingreso superior a un
mínimo no imponible (nivel de subsistencia o de consumo mínimo garantizado, correspondiente
a las familias de bajo ingreso), destinado al consumo de las familias, de manera que los
contribuyentes podrían deducir las compras de bienes de capital o la adquisición de
determinados activos financieros (ambos a definir) de los ingresos gravados en el impuesto
federal. Esto permite generar incentivos al ahorro, al tiempo que mejora el perfil progresivo del
sistema tributario, al aliviar el peso de la tributación indirecta —sobre el cual tributan las
familias de bajo ingreso— como sustento básico de la recaudación tributaria.
La aplicación del impuesto a nivel provincial implica confirmar el criterio de renta mundial,
donde prevalece la residencia real del contribuyente. Los problemas de administración
tributaria, por su parte, podrían eventualmente ser reducidos combinando la presentación de las
declaraciones juradas junto con la del impuesto federal. Los problemas de evasión serían
reducidos al permitir a las provincias fiscalizar junto con la AFIP el padrón de contribuyentes.
El cruzamiento con los registros del Impuesto Inmobiliario y de Automotores permitiría generar
una fuente de información de alto valor a tales fines.
En un trabajo reciente, Gómez Sabaini y Gaggero (1997) han sugerido una solución equivalente,
consistente en el establecimiento de ―alícuotas adicionales‖ de las provincias en el Impuesto a
las Ganancias nacional, junto con una ampliación de la base tributaria (común para el impuesto
federal y provincial), que surgiría de la eliminación de exenciones y la inclusión de ingresos
actualmente no gravados por el impuesto nacional.
730
Ver Notas 13, 14 y 15 en Piffano (2005).
901 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que existen bienes públicos para cuyo financiamiento el sistema de tasas no resulta apropiado.
Ambas formas deben ser vistas como complementarias, no sustitutas.
El énfasis en la uniformidad territorial de tasas del impuesto inmobiliario, que parece implicar la
letra del ―Acuerdo Fiscal‖ (1993), no tiene justificativos dentro de un enfoque de federalismo
fiscal y debiera por lo tanto ser ―relativizado‖ por las provincias al momento de su eventual
aplicación. La preocupación excesiva sobre las alícuotas pierde inclusive relevancia si se tiene
en cuenta que las provincias pueden burlar el intento armonizador a través de las valuaciones
que surgen de sus catastros.
Las dificultades para fiscalizar partes del patrimonio de los particulares en el exterior, por parte
de las administraciones provinciales, o la imposibilidad de establecer alícuotas adecuadamente
progresivas, por la distribución espacial de los bienes de los particulares, puede justificar el
establecimiento del esquema de alícuotas adicionales provinciales en el actual impuesto
nacional. Este esquema facilitaría el cruce de información entre la AFIP y las Direcciones de
Rentas Provinciales de manera de reducir el margen de evasión.
El tratamiento de este impuesto, finalmente, no puede estar disociado del otorgado al Impuesto
a las Ganancias. La posibilidad de establecer un Impuesto Provincial a las Ganancias, permitiría
cerrar el círculo ingreso-patrimonio de los particulares, a la vez de facilitar la necesaria
armonización de ambas formas de tributación, de manera de prever los aspectos de eficiencia
(incentivos a invertir de por medio) y equidad, que la tributación debe guardar.
Este impuesto compite fuertemente con la existencia de las retenciones. Éstas últimas reducen
marcadamente el margen bruto de la actividad rural y trae como consecuencia la reducción de la
renta y/o valor de la tierra, precisamente el factor determinante del crecimiento en las
731
La propuesta ya citada de Gómez Sabaini y Gaggero (1997) también contiene esta recomendación.
902 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2) Que la propuesta final era sustituir al Impuesto a los Ingresos Brutos por una batería de
impuestos, a saber:
1º) Un Impuesto a las Ventas Minoristas (IVM) para contribuyentes medianos y grandes; y
un Impuesto Simplificado en base a Módulos o de tipo Patentes, de alícuota plana a nivel
sectorial con diferenciaciones regionales, para pequeños contribuyentes. El esquema debería
prever créditos fiscales en cierto porcentaje de los IVA incorporados en las facturas de los
insumos. Esta propuesta había sido sugerida antes de sancionarse el régimen del Monotributo.
2º) La creación del Impuesto Provincial a las Ganancias de Personas Físicas del tipo ―flat-
tax‖ (mínimo no imponible que supere el cuarto decil y alícuota plana o proporcional para los
que lo superen).
4º) Ampliar la base tributaria provincial descentralizando los Impuestos Internos a los
Consumos Específicos y al Consumo de Combustibles.
Pero en la última década, posterior al inicio del nuevo milenio, el avance nacional en la presión
tributaria consolidada, mediante el uso de las retenciones y el impuesto a las transacciones
financieras, terminaron por vaciar de bases tributarias a los gobiernos subnacionales. Esto
903 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
significa que las reformas propiciadas en los años 90 resulten en el presente insuficientes. Esto
abre el camino al apartado siguiente.
(iii) ¿Será posible un acuerdo fiscal federal sin una reforma del sistema tributario
federal?
(a) Introducción
Adelantaba entonces que los desafíos no son independientes, sino que están ligados entre sí. En
rigor, resolver el desafío de la descentralización fiscal y tributaria en particular marcará el
sendero a seguir en los restantes aspectos del nuevo acuerdo federal, tanto en cuanto a la
magnitud como al criterio de reparto del fondo común, los problemas de coordinación
macroeconómica y, finalmente, las características del diseño institucional dentro del cual habrán
de operar los ajustes necesarios del sistema.
En esta oportunidad, he de acentuar la problemática del primer dilema, al que definiremos como
―la restricción fundamental‖ para poder responder la pregunta formulada en el título e imaginar
cualquier arreglo fiscal federal estable o sustentable, tanto desde el punto de vista económico-
fiscal como político, dentro de un objetivo básico de asegurar el Sistema Federal de Gobierno
que ha establecido nuestra Constitución desde 1853-60 en adelante.
Anticipo que la hipótesis será la de una respuesta negativa a la pregunta formulada en el título
de este apartado, es decir, demostrar que sin modificación del Sistema Tributario Federal actual
no habrá solución posible del acuerdo fiscal federal; más aún, en ausencia de reforma
deberemos inevitablemente olvidarnos del ―Sistema Federal‖ de Gobierno consagrado por
nuestra Constitución. Este sistema ha muerto de muerte inducida por el ―proceso del
federalismo político‖ vivido desde la década del 30 en adelante y solo podrá revivir con una
vuelta muy severa a su diseño institucional original. Si esto no ocurriera, entiendo que
seguiremos gastando inútilmente tiempo y esfuerzos en intentar encontrar soluciones que no
serán tales, a pesar de los remiendos y acuerdos ad hoc que nuestra dirigencia política intente o
logre arribar en la distribución del ―botín tributario‖ presente.
732
Ver Piffano (2005b): ―Los grandes dilemas de la cuestión fiscal federal y los consensos académicos y
políticos‖, Seminario sobre Federalismo Fiscal, publicado en Documento de Trabajo Nº 67,
Departamento de Economía, UNLP (www.depeco.econo.unlp.edu.ar/doctrab/doc67.pdf), y la
presentación en el Panel sobre Coparticipación Federal en la XLI Reunión de la AAEP de 2006 sobre ―La
Presión sobre los Gobiernos Subnacionales y la Reformulación del Sistema Tributario Federal‖,
publicado luego como Documento de Trabajo Nº 68, Departamento de Economía, UNLP (2007a).
(www.depeco.econo.unlp.edu.ar/doctrab/doc68.pdf).
904 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
reforma más urgente que habrá de ser necesaria para lograr la restitución del federalismo como
sistema real de gobierno en nuestro país.
De entre las cuestiones planteadas previamente es usual hallar muchos análisis y ponencias
referidas a las asimetrías entre provincias, circunstancia que abre un enorme abanico de
propuestas de ―coparticipación‖ de la porción que el sistema asigne finalmente al grupo de las
provincias —o sea, la distribución secundaria—: las famosas transferencias de nivelación y todo
el arsenal de propuestas sobre las ―fórmulas mágicas‖ y otras soluciones no tan mágicas.733
El tema previo —la distribución primaria— no ha tenido mayormente tratamiento técnico en los
últimos tiempos a excepción de las demostraciones sobre la evidencia empírica que muestra la
pérdida que las provincias han debido soportar en las dos últimas décadas en aras de asegurar
mayor cantidad de recursos para el Gobierno Nacional.
Tabla 1
Fuente: Oficina Nacional de Presupuesto y Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con Provincias,
Ministerio de Economía y Producción.
El superávit estructural federal del 60% explica el nivel casi equivalente de proporción de las
transferencias federales a provincias (a través del régimen general de la Ley Nº 23.548 y de los
otros mecanismos de distribución de fondos) que cubren la brecha estructural deficitaria de los
gobiernos subnacionales, debido a la casi similar proporción de ambos niveles en el gasto
consolidado. Esta asimetría se ha visto acentuada en la presente década, según se observa en la
Tabla 2.
733
Ver Piffano (2006).
905 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
y su comparativa con nuestro país federal socio del MERCOSUR, Brasil, y nuestro vecino país
unitario Chile.
Tabla 2
Gráfico 1
La presión tributaria histórica de Argentina marca un nivel promedio cercano al 20% del PIB.
Esta realidad se ve modificada sensiblemente en la presente década y, en particular, con
posterioridad a la crisis de 2001. Hasta el 2002 nuestro país se acercaba al nivel de presión
tributaria de Chile, país unitario, lo que implica naturalmente un menor tamaño del sector
público. Luego de 2002, se inicia el despegue vertiginoso de nuestra presión tributaria
consolidada, que tiende a acercarse a la de Brasil, pais que siempre ha mantenido una diferencia
aproximada de 10 puntos del PIB con relación a nuestra presión tributaria; ésta diferencia se ha
achicado más recientemente. La serie mostrada alcanza a 2005 y estimaciones posteriores
ubican el nivel en el 34%, y más cercano al 40% más recientemente.
906 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin dudas que los datos analizados corroboran el resultado mayor de las finanzas públicas
nacionales en este resultado. En particular, para la provincia de Buenos Aires la situación es
superlativa, dado que en la estructura del financiamiento tributario según origen de los fondos,
es la provincia de mayor correspondencia fiscal media, es decir, los recursos propios
constituyen la porción mayor en el financiamiento de su gasto, a diferencia del resto de las
provincias.
La Tabla 3 muestra la composición de los recursos tributarios según origen de los fondos
(propios o de origen nacional), para el período 1999 a 2007. El 55% de los recursos tributarios
de la Provincia de Buenos Aires son propios, una circunstancia muy diferente al del resto de
provincias que representan solamente el 36%, según detalla la Tabla 4.
Tabla 3
Fuente: Oficina Nacional de Presupuesto y Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con Provincias,
Ministerio de Economía y Producción.
907 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tabla 4
Fuente: Oficina Nacional de Presupuesto y Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con Provincias,
Ministerio de Economía y Producción.
Más recientemente esta situación se ha agravado; al presente solo el 25% de los recursos que
recauda la Nación son coparticipados. Sobre esta pérdida que sufrieran las autonomías
provinciales desde que naciera el país federal, según la evolución histórica ya analizada, se han
planteado soluciones parciales, en todo caso más en términos de negociaciones políticas y no
tanto de análisis técnicos, ámbito en el que solo parcialmente se suelen discutir. El clima
político de la discusión se ha exacerbado más recientemente luego de la crisis global y el
empeoramiento notorio de las finanzas subnacionales (provinciales y municipales).
Entre las alternativas planteadas en esas discusiones políticas figuran, por ejemplo, si se deben o
no coparticipar las Retenciones —más allá del Decreto Nº 206/09 que creara el Fondo Federal
Solidario— o si ampliar o no la masa coparticipable del rendimiento del Impuesto a las
Transacciones Financieras, entre las soluciones más ―ingeniosamente elucubradas‖; y la mucho
908 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
más reciente y muy apetitosa idea de coparticipar el gran botín del Fondo del Bicentenario o
Fondo de Desendeudamiento, alimentado con la apropiación fiscal de las reservas del BCRA.
En vista de la evolución política registrada a partir de las últimas elecciones y el consecuente
cambio en la estructura de poder en el Congreso, han surgido desde ya ideas sobre un proceso
gradual de cambios, quizás avanzando en primer lugar sobre algunas de las tres genialidades
mencionadas previamente y, muy posteriormente, pensar en una solución seria y a fondo de un
nuevo acuerdo fiscal federal como manda nuestra Constitución734. Es decir, nuestra dirigencia
política estaría planteando un proceso gradual, de manera de ir controlando el debe y el haber
—cuanto recuperó de a poquito ahora y cuanto debería esperar para recuperar mucho más
adelante— de forma de hacer políticamente viable el cambio.
Permítaseme entonces ahora imaginar que esos cambios marginales para salir del conflicto
actual entre las apetencias nacionales y el apuro subnacional serán acordados de alguna manera
entre nación y provincias este mismo año y luego replantear la pregunta del título: ¿es posible
un Acuerdo Fiscal Federal sustentable sin reforma del Sistema Tributario Federal? Mi
hipótesis, como adelantara, es una respuesta negativa a esta pregunta.
Es conocida la estructura vertical de los recursos tributarios en nuestro país —indicativos de una
acentuada centralización— mucho más cercana a la de un país unitario que a la de un país
federal. No somos los únicos en el mundo: México, Australia e India, por ejemplo, nos
acompañan en esta característica. Otras federaciones como Suiza, Canadá, EE. UU., o inclusive
Brasil, en cambio, no. La tendencia a la centralización tributaria ha sido acentuada muy
fuertemente en la última década y hoy es común escuchar la famosa expresión de que la
gobernabilidad solo es factible con el dominio de ―la caja‖. Pero manejar la caja implica un
dilema o juego de suma cero, en cuya disputa y resultado habrán de ponderarse el poder político
que logre el gobierno nacional (esencialmente el Poder Ejecutivo), o bien, el club de
Gobernadores (y su cuerpo representativo: el Senado)735.
Ahora bien, cualquiera fuere el resultado del juego del reparto del fondo común y el ejercicio de
las potestades tributarias propias, es evidente que los sistemas de concurrencia de fuentes y el
eventual reparto de los fondos nacionales no coparticipables, vía acuerdos ad hoc o por el
régimen de los ATN, requiere del gobierno federal o nacional y los subnacionales una exigente
coordinación fiscal y financiera. La misma significa arribar a consensos básicos respecto al
ejercicio ―marginal‖ de las respectivas potestades tributarias, es decir, en gran medida, la
definición de los respectivos ―espacios tributarios‖ (tax rooms).
Todo gobierno que pretenda marginalmente aumentar sus recursos aumentando las alícuotas de
sus impuestos, ciertamente habrá de enfrentar un límite económico natural y, eventualmente, un
734
La mora en el dictado de la nueva Ley de Coparticipación según el plazo establecido en la cláusula
transitoria sexta pareciera no preocupar, disgustar o rasgar las vestiduras de muchos de nuestros
representantes. Han pasado ya 16 años, uno o algunos años más no cambiaría la situación… la expresión
que más he escuchado de parte de los actores políticos es que lo dispuesto por el Art. 75, inc.2, es
imposible de aplicar (¿?).
735
La reforma constitucional de 1994, curiosamente, si bien mantuvo la atribución de la Cámara de
Diputados como cámara de origen para establecer los impuestos, designó a la Cámara de Senadores como
cámara de origen en el diseño del reparto de los mismos. Como si la creación de impuestos de parte de
cualquier nivel de gobierno no debiera estar sustentada en la razón específica de atender las necesidades
colectivas del pueblo (no de los fiscos que los administran) que con su voto le ha asignado a cada
legislador electo la correspondiente responsabilidad institucional según su ámbito de competencia.
Evidentemente, el exagerado centralismo tributario y el sistema laberíntico del reparto de los fondos han
borrado por completo esta ligazón entre la necesidad de gasto y su correspondiente necesidad de
financiamiento, y la transparencia en la asignación de responsabilidades a los representantes de cada nivel
de gobierno.
909 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
límite jurídico (constitucional) a dicho objetivo. El límite económico lo fijan las elasticidades-
alícuota de los rendimientos tributarios —tanto las elasticidades directas como las cruzadas—
que plantea el dilema que el aumento de cualquier impuesto habrá de competir obligadamente
con el resto de impuestos del sistema tributario federal, aún en los casos de una imposición que
―legal o administrativamente‖ pueda ser calificada como ―no concurrente‖736. En este sentido,
en el Sistema Tributario Federal actual, es posible afirmar que las retenciones a las
exportaciones del sector rural constituyen el recurso tributario nacional que genera una
―restricción cuantitativa superlativa‖ a cualquier ejercicio marginal del resto de los impuestos,
particularmente los subnacionales, como los que gravan las transacciones o bien el ingreso o los
patrimonios, entre ellos muy especialmente el Impuesto Inmobiliario Rural.
En efecto, debido a la estructura económica que registran las economías regionales, la actividad
rural es determinante de las posibilidades económico-financieras de supervivencia de los fiscos
subnacionales, y esta actividad se basa en una función de producción marcadamente intensiva
en el uso del factor fijo tierra. Sobre esta cuestión recordemos al menos algunas contribuciones
que se han elaborado para explicar esta realidad.
Tres aspectos relevantes de esta caracterización habrán de tener como fin este desarrollo:
1) Producto Bruto
El Cuadro 1 muestra la relevancia del PIB generado por nuestro sector agropecuario según
datos analizados en el trabajo realizado en la Universidad Nacional de La Plata, a través del
acuerdo de cooperación firmado con la Fundación Producir Conservando. Este trabajo analiza el
Aporte Tributario de la Cadena Agroindustrial (CAI) durante el período 1997 a 2005.
736
En toda economía de mercado los precios de los bienes y servicios están mayormente asociados por
relaciones de sustitución o complementariedad, de manera que todo impuesto que afecte el precio y la
producción de un bien o servicio, habrá de afectar los precios y las producciones de los bienes y servicios
relacionados según las respectivas elasticidades-precio cruzadas; consecuentemente, todo cambio en un
impuesto que afecte el precio y la producción de uno de esos bienes o servicios, provocará cambios en las
bases tributarias y los rendimientos tributarios de todos los impuestos vigentes en la economía ligados de
alguna forma con esas bases. Para estimaciones sobre estos efectos mediante el empleo de modelos de
equilibrio general computado, ver Cicowiez y Di Gresia (2004), Porto, Piffano y Di Gresia (2007) y Di
Gresia (2009). El tema de las externalidades verticales de la imposición entre niveles de gobiernos ha sido
tratado por la literatura de federalismo fiscal de los últimos años; de las contribuciones a esta literatura —
algunas citadas en un artículo muy reciente de Kotsogiannis (2010)— figuran: Cassing y Hillman (1982);
Flowers (1988); Johnson (1988); Boadway y Keen (1996); Drede (1996, 2000); Boadway et al. (1998);
Keen y Kotsogiannis (2002); Dahlby y Wilson (2003); el survey de Keen (1998) sobre externalidades
verticales y el trabajo de Wilson (1999) de revisión de la literatura sobre ―tax competition‖. Finalmente,
Devereux et al. (2007), que contiene evidencias empíricas sobre competencia tributaria horizontal y
vertical en los EE.UU. Volver a lo analizado en el apartado 12.2. sobre ―tax competition‖.
910 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro1
Del cuadro se puede observar: el año 1997 de inicio de la serie, el año 2002 —año pico de la
crisis económica que se iniciara en 2001— y el año 2005, último de la serie. El PIB de la CAI
representó aproximadamente el 14,5%, el 19,8% y el 18,5% respectivamente del PIB Total, en
tanto las 6 actividades identificadas como ―sector agropecuario‖ representaban el 38%, el 40,1%
y el 43,4% del valor agregado de la CAI, respectivamente. El sector primario —claramente ―el
campo‖— representaba algo más del 71,5%, 73,8% y 76,6% respectivamente, de ese valor
agregado, o sea, el 3,9%, 5,9% y 5,1% del PIB Total.
737
Habrá de conducir a error el separar los eslabones de la cadena de producción, en la medida que
algunos impuestos como las retenciones afectan muy directamente al sector productor del commodity. En
sentido económico estricto, un contribuyente exportador de un commodity elaborado sobre productos
primarios, estará operando como un mero agente de retención de un gravamen aplicado sobre el producto
básico, pues su valor agregado habrá de ser añadido a un consumo intermedio básico (grano, carne, leche)
valorizado a los precios internacionales netos de retenciones.
911 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin embargo, otras estimaciones en las que se toman en cuenta el aporte directo y el indirecto
de la CAI en el PIB Total arrojan un porcentaje aún mucho mayor, en razón de computar
especialmente una gama mas amplia de bienes y servicios ligados a la actividades de la CAI.
Concretamente, en los estudios realizados a través del Foro de la Cadena Agroindustrial de la
Argentina, se ha estimado su aporte en el 45% del valor agregado en la producción total de
bienes738.
2) Empleo
Obsérvese ahora en el Cuadro 2 los guarismos referidos al empleo. De estos datos —extraídos
del trabajo realizado por Llach, Harriague y O‘Connor (2004)— surge que en 2003 la actividad
rural posibilitaba el acceso al trabajo al 35,4% de la población, porcentaje que se eleva al 37,4%
si se entiende como no ocupados a los ciudadanos que habían obtenido un subsidio como Jefes
de Hogares sin empleo. Esa cifra comprende el empleo directo de las actividades reunidas en la
CAI como así también el empleo indirecto generado a las actividades fuera de la cadena, pero
ligadas a ellas por relaciones insumo-producto muy evidentes, como las actividades industriales,
comerciales y de servicios radicadas en las ciudades y pueblos rurales de las respectivas
provincias.
Cuadro 2
Población Empleada
Concepto
Cantidad %
Empleo Total 5.592.300 35,6%
Empleo Total sin Plan Jefes y Jefas de Hogar 5.203.800 37,4%
Empleo Directo 2.751.200 49,20%
Sector primario 1.158.600 20,72%
Relación Empleo Sector Primario y Resto 3,83
Población radicada en zonas rurales 12.727.200 35,1%
Pampeana 45,90%
Distribución Población Rural por Provincias
Buenos Aires (sin AMBA) 2.515.200 19,8%
Santa Fe 1.192.200 9,4%
Córdoba 1.123.900 8,8%
Entre Ríos 806.700 6,3%
Área Metropolitana de Buenos Aires 766.500 6,0%
Mendoza 752.700 5,9%
Sub-Total 7.157.200 56,2%
Resto 5.570.000 43,8%
Total 12.727.200 100,0%
Fuente: Llach, Harriague y O‘Connor (2004).
Mientras que el empleo directo de la CAI alcanza al 49,2% del total, y el sector primario el
20,7%, prácticamente el 50% restante corresponde al empleo indirecto.
El sector agropecuario generó en 2007 el 74% de los derechos y el 63% en 2008, porcentaje
algo menor al año previo debido a la caída sufrida en los precios de los commodities rurales,
738
Ver Nogués y Porto (2007), http://www.foroagroindustrial.org.ar/doc_tra.php.
912 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
Ahora bien, en el año previo al conflicto entre el Gobierno y el Sector Rural, en el trabajo de la
UNLP para la Fundación Producir Conservando, se estimó el aporte directo y el aporte indirecto
de las 41 actividades representativas de la CAI en el total de los impuestos (no solamente las
retenciones) —siguiendo similar metodología de Llach et al. (2004) para el estudio sobre
empleo— y se obtuvieron los resultados que indican el Cuadro 4 y el Gráfico 1.
Cuadro 4
913 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 1
En 2002, durante la crisis, la CAI aportó el 50% del total de recursos de los gobiernos en
Argentina; por cada peso de Valor Agregado generado por la CAI se aportó 1,025 pesos al
Sector Público Consolidado (Nación, Provincia y Municipios) y solo las 6 actividades definidas
como sector agropecuario previamente, aportaron a su vez el 50% de ese total. En 2005 saliendo
de la crisis, el aporte total de la CAI desciende debido al recupero de los niveles de actividad del
resto de la economía.
Un aspecto relevante sobre estos aportes del sector es que por Decreto Nº 206 de fecha 19 de
marzo de 2009, el PEN creó el Fondo Federal Solidario (FFS), a través del cual se envía
automáticamente a las provincias el 30% de los derechos de exportación del complejo sojero,
que tiene como criterio de distribución los mismos coeficientes secundarios de la ley de
coparticipación federal de impuestos hoy vigente, y no a los niveles de producción de soja de
cada distrito. El aporte del complejo sojero en 2010 correspondió a la mitad del total de los
derechos de exportación recaudados por la Argentina, aunque su performance del año 2011 los
ubicó en un 44%. En relación con la recaudación total nacional, los derechos de exportación
sobre el complejo sojero equivalieron a un 6% en 2010 y a un 4,5% en 2011; ello implicó el
equivalente a toda la inversión real directa ejecutada por el gobierno nacional en 2010, y
financió el 61,5% de la misma en 2011. A nivel provincial, el monto del FFS repartido (neto de
lo que éstas debieron remitir a sus municipios) equivalió al 22% de la inversión real directa que
el conjunto de provincias ejecutó en 2010, aunque en razón de los coeficientes de la secundaria
se presentaron situaciones variadas entre ellas739.
Si a la carga tributaria soportada por el sector rural, se la mide con el criterio usual de
mediciones de la Presión Tributaria, es decir, conteniendo el total de los impuestos que surgen
de la actividad rural con relación al valor agregado generado, entonces se obtienen los
resultados que muestra el Cuadro 5. Los mismos consisten en aquellos que emplean datos de
cuentas nacionales, los que utilizan microsimulaciones estimadas en base a datos reales y los
provenientes de una microsimulación que efectuáramos con el empleo del modelo teórico
productivo simple que se expone más adelante, en este caso referido exclusivamente a la presión
tributaria ejercida por las retenciones.
739
Nota de Nadín Argañaraz (IARAF) en La Nación, sección Economía, del día 8/01/2011.
914 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 5
Los trabajos donde no se tiene en cuenta el efecto del ―impuesto a la producción‖ de las
retenciones, la ubican en un nivel menor; Roulet (CRA) la estimó en 43% para la campaña de
soja 2009-2010742.
Los estudios corroboran el nivel extremadamente alto de la Presión Tributaria ejercida sobre
el valor agregado del sector rural que en todo caso oscilaría entre rangos del 50%, 85% y
100%. Luego, que la participación superlativa de esa carga debe atribuirse al Gobierno
Nacional. Las Provincias poco pueden explicar semejante nivel de imposición sobre el sector.
Todas las estimaciones —las obtenidas en base a datos de cuentas nacionales como las
obtenidas mediante las microsimulaciones en base a datos reales y en base al modelo productivo
simple— fueron motivo de desarrollo en el Capítulo 9, sección 9.6., donde se abordara el tema
de la Imposición Patrimonial dedicada especialmente al tema de la imposición a la tierra y el
Impuesto Inmobiliario Rural. Como complemento importante, asimismo, lo analizado en el
Capítulo 7 sobre incidencia tributaria de los derechos aduaneros (sobre importaciones y
exportaciones). Se remite por tanto al lector a estos capítulos para el repaso del sustento teórico.
740
Este último es un caso extremo, que implica una pérdida neta del 3% según el trabajo de ACCREA
(2005).
741
Detalles y referencias de estos estudios se pueden consular en el Anexo A, al final de este capítulo.
742
Néstor Roulet (CRA) descuida en computar el subsidio implícito a la demanda doméstica, pues la
retención grava el ingreso bruto, o sea, opera como un impuesto a la producción total, es decir, un valor
muy superior a lo recaudado por las retenciones a las exportaciones antes analizadas.
915 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
relativo de la tierra en Argentina comparado con países que poseen tierras con suelos de similar
aptitud agronómica. El nivel nacional, por contar con un recurso importante producto de las
retenciones, y los gobiernos subnacionales de manera indirecta por la coparticipación de los
impuestos altamente concentrados en el nivel nacional plantean un escenario de ―unitarismo
fiscal‖ bastante alejado de los principios constitucionales que rigen nuestro país en materia de
federalismo y de atribuciones o potestades tributarias de los niveles de gobierno. En base a los
datos reales sobre distribución de los recursos recaudados por cada nivel, surge claramente la
reducida autonomía con que cuentan los gobiernos provinciales, de manera que anulan toda
posibilidad del ejercicio fiscal dentro de un sistema genuinamente federal. El nivel nacional de
gobierno finalmente ha captado la fuente indiscutidamente provincial como lo es la imposición
directa, adicionalmente a su expansión desde 1890 en adelante en la concurrencia ―de hecho‖ de
los impuestos indirectos.
Pero las sorpresa mayor de los estudios ya comentados es verificar que la reducida autonomía
provincial no solamente afecta a los fiscos de las provincias ricas, sino por el contrario a las más
pobres. Veamos el punto siguiente encarando la cuestión de las ―paradojas federales‖.
Veamos ahora la situación del sector bajo la óptica regional y ciertas paradojas que surgen en la
calificación de nuestro federalismo.
1) Producto geográfico
En el Cuadro 6 se detalla la ubicación geográfica del mayor aporte productivo del sector, es
decir, el PBG del Sector Agropecuario.
Cuadro 6
Las provincias de la franja central de nuestro país concentran claramente el mayor aporte. En
efecto, reuniendo las 6 provincias de la lista ordenadas en forma decreciente, es decir, Buenos
Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza y La Pampa, se logra el 78,6% del PBG del
Sector Agropecuario.
916 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2) Empleo
Es probable, no obstante, que la situación de empleo del sector rural en 2010, pasados 7 años,
haya reducido los guarismos al 2003 encontrados por Llach et al. (2004), como resultado de las
políticas públicas implementadas en los últimos cinco años743.
3) Exportaciones y retenciones
Cuadro 7
Fuente: Elaboración propia en base a Rocha (2009), utilizando información del Centro de Estudios de la
Producción (CEP), del Ministerio de Industria y Turismo, en base a datos del INDEC.
En 2008 del total de las exportaciones de alrededor de U$S 70.000 millones, el 71,2% se
concentró en las tres provincias Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe; y si a ellas les sumamos
Mendoza, Entre Ríos y La Pampa, se alcanza al 75,6%.
743
Ver por ejemplo el comentario de Marilina Esquivel en La Nación (Economía & Negocios) del
09/02/2010 sobre caída del empleo en el sector ganadero, consecuencia de la liquidación del stock de
vientres y la consecuente reducción del nivel de actividad y empleo.
917 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En las exportaciones MOA de alrededor de U$S 23.900 millones, Santa Fe, Buenos Aires,
Córdoba, Mendoza y Entre Ríos aportan el 89,7% de las exportaciones del sector
agroindustrial. Es decir, las cinco provincias generan alrededor del 79% del PBG del Sector
Agropecuario, el 75,6% de las exportaciones totales y el 89,7% de las exportaciones
agroindustriales.
Cuando en 2008 se planteara el conflicto entre el Gobierno Nacional y el agro, algunos colegas
hicieron también sus aportes respecto a medir cuantitativamente de dónde o de qué provincia
surgía el mayor esfuerzo fiscal que implicaban las retenciones. Por ejemplo, Nadín Argañaraz
publicó un artículo en la revista Monitor Fiscal (nº 8, IERAL, 2008), dando las cifras que
muestra el Cuadro 8.
Cuadro 8
744
Ver Porto, Piffano y Di Gresia (2007) y Foro de la Cadena Agroindustrial de la Argentina (2007) para
estimaciones similares que corroboran estos guarismos.
918 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La Provincia de Buenos Aires registra una muy particular situación en materia del juego del
reparto federal de los recursos tributarios centralizados por la Nación, que agudizan o acotan
sensiblemente el espacio tributario disponible para las finanzas públicas provinciales.
Analicemos en primer lugar el tema de lo que se aporta y lo que se recibe del laberíntico sistema
de reparto de este esquema centralizado. Del trabajo realizado por el Centro de Estudios y
Servicios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe (2007), es posible extraer los datos que
muestra el Cuadro 9.
Cuadro 9
Como puede verse, el cuadro agrupa a las provincias por regiones. Es notoria la redistribución
de recursos que genera el sistema de transferencias y el impacto que esto implica para la
Provincia de Buenos Aires. Le siguen en aporte neto las tres registradas como Región Centro
(Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe). Sin embargo, las retenciones y el impuesto al cheque no son
los conceptos que influyen en mayor medida en la aludida redistribución. Más bien todo lo
contrario.
Aislando el tema retenciones, en el Cuadro 10 puede observarse, junto con lo que representan
las retenciones recaudadas en la Provincia de Buenos Aires dentro del total nacional, la
proporción que las mismas representan en el total de impuestos nacionales recaudados en las
provincias (Índice del Aporte Provincial por Retenciones).
Del cuadro surge que en la Provincia de Buenos Aires, si bien representa un tercio o algo más
del recaudado total por derechos de exportación en el total nacional, el Índice de Aporte
Provincial por Retenciones, como porcentaje del total de impuestos recaudados en la misma
provincia, resulta menor al del conjunto total de provincias (es decir, todas las provincias
incluida la propia Provincia de Buenos Aires en ese promedio).
745
No existía al momento del estudio el Fondo Federal Solidario al que nos referimos luego. El estudio no
computa el efecto del subsidio a la demanda doméstica provocado por las retenciones; solamente lo
recaudado por el Gobierno en concepto de derechos de exportación.
919 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 10
Los datos anteriores explican el importante aporte que la Provincia de Buenos Aires realiza en
el resto de los impuestos del Sistema Tributario Nacional. Pero al mismo tiempo informa sobre
el mayor daño fiscal que las retenciones infligen al resto de las provincias. Esto es un aspecto de
la que hemos denominado ―la paradoja federal: ¿la pérdida de los ricos o la pérdida de los
pobres?‖ y sobre el que se vuelve más adelante.
Ante semejante escenario parecieran irrisorios los aportes a las finanzas provinciales que
pudieran surgir del Fondo Federal Solidario decidido por el Decreto Nº 206/09 del Gobierno
Nacional, que promete coparticipar a las provincias una porción del rendimiento de las
retenciones a las exportaciones de soja.
De los estudios realizados por el IERAL y por Economía & Regiones sobre lo que aportan y
recibirían las provincias aportantes de dicho fondo, surgen los resultados que se indican en el
Cuadro 11 que refuerzan los argumentos efectuados en el estudio analizado previamente.
Como se anticipara, esto abre una nueva perspectiva de análisis en la cuestión del federalismo
fiscal y es lo que hemos considerado oportuno denominar ―La Paradoja Federal‖, a través del
interrogante ―¿El aporte de los ricos o el aporte de los pobres?‖746
746
Piffano (2008).
920 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 11
PRODUCCIÓN Y COPARTICIPACIÓN
FONDO FEDERAL SOLIDARIO (D. 206/09)
La observación de esta paradoja la podemos aproximar asimismo por el muy interesante aporte
de Nadín Argañaraz, de cuyo trabajo hemos extraído los datos que mostramos en el Cuadro 12.
Una inferencia interesante surge a partir de ponderar los aportes que mostráramos en el Cuadro
8 y que ahora reproducimos en la primera tabla del Cuadro 12, por el número de habitantes de
cada provincia.
Cuadro 12
921 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Así, la segunda tabla del cuadro muestra el nuevo ordenamiento provincial cuando los aportes
son expresados en términos per cápita. Algunas de las provincias como La Pampa y Entre Ríos
suben en sus posiciones y a ellas se agregan dos provincias del grupo de bajo nivel de desarrollo
relativo, como las ya señaladas Santiago del Estero y Chaco.
Pero la sorpresa resulta mayor cuando se observa, en la tercera de las tablas del cuadro, el
impacto que las retenciones ocasionaban a los fiscos provinciales —también en términos per
cápita— por la reducción de lo coparticipado por la menor recaudación del Impuesto a las
Ganancias.
Las provincias de menor desarrollo relativo encabezan el ranking. Esto nuevamente plantea
claramente ―La paradoja federal: ¿el aporte de los ricos o el aporte de los pobres?‖, dado que
en términos por habitante las contribuciones de las provincias que usualmente requieren de
mayores niveles de transferencias federales o aquellas de menores índices de correspondencia
fiscal media, resultan ser las más perjudicadas.
La Provincia de Buenos Aires representa el 38% de la población del país y reúne a un tercio
de la población pobre: el 38% de la mortandad infantil, el 35% de la mortandad de chicos entre
1 a 4 años, el 35% de las personas bajo la línea de pobreza, el 34% de la población bajo la línea
de indigencia, el 45% de la población desocupada y el 22,5% de analfabetos. Puede resumirse
en un promedio algo mayor del 35%, el que se eleva arriba del 50% cuando se agregan
Córdoba y Santa Fe. ―La paradoja federal 2: ¿las provincias ricas o la provincias de los
pobres?‖
Cuadro 13
1) El presente
Según lo ya analizado, las retenciones no dejan espacio tributario genuino a los fiscos de las
provincias. En efecto, observando la imposición patrimonial comparada se advierte, en primer
lugar, la poca o nula posibilidad del sustento fiscal autónomo de nuestras provincias, en las que
la imposición sobre la propiedad rural debería ser superlativa.
Esta situación marca un notorio contraste con lo que registra el mundo desarrollado —en cuanto
al nivel de presión tributaria equivalente de estos países con Argentina pero explotada por el
nivel nacional y no subnacional— y los países de América Latina —en los que el impuesto
inmobiliario de las provincias de Argentina es el de menor participación en la recaudación total
del grupo latinoamericano—.
Visto como muestra la situación del la Provincia de Buenos Aires, la provincia de mayor
riqueza rural del país, se advierte la insignificacnia del Impuesto Inmobiliario Rural y la
predominancia de Ingresos Brutos. El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires intentó llevar a
cabo una modificación de la estructura de las valuaciones parcelarias mediante la Ley Nº
14.044, intentando mejorar la equidad horizontal (intrasectorial) ya que reducían, en términos
relativos, las diferencias que se registran actualmente entre los valores catastrales y los valores
de mercado para las distintas regiones delimitables en el territorio provincial y tendían a igualar
las presiones tributarias. Pero, sin dudas, el conflicto planteado por el sector en momentos
difíciles de su situación en materia de las políticas nacionales sobre el sector, frustró el intento.
El ―equilibrio de Nash‖ se logró luego con un acuerdo plasmado en la Ley Nº 14.066 —que
dejara sin efecto los cambios en las valuaciones fiscales y estableciera nuevos porcentajes de
aumento a los impuestos vigentes en 2009, aplicando similar metodología que la utilizada en los
cambios operados en el 2006— y, consecuentemente, retrotrayendo la situación fiscal al
escenario de relativa inequidad horizontal del IIR, ya que las diferencias relativas volvieron a
incrementarse747.
Una restricción determinante que operó para frustrar el objetivo de la Ley Nº 14.044, que al
tiempo de mejorar la equidad intrasectorial naturalmente conducía a lograr un mayor
rendimiento fiscal, eran las implicancias que las nuevas valuaciones provocaban en la base
tributaria de Impuesto Nacional a los Bienes Personales. Sin dudas, para las regiones que por
varias décadas han sido relativamente beneficiadas por una mayor distancia entre valores
catastrales y valores de mercado, veían con la Ley Nº 14.044 un cambio importante que
eliminaba ese beneficio e incrementaba al mismo tiempo el costo tributario que se inducía en el
Impuesto a los Bienes Personales de la Nación.
En efecto, como se comentara antes, un aspecto relevante del reparto de los espacios tributarios
entre niveles de gobierno, es la consideración del fenómeno de las externalidades pecuniarias
recíprocas que el ejercicio de la autonomía fiscal puede provocar entre los gobiernos. Este
fenómeno se presenta naturalmente con nitidez en el caso en que los gobiernos compiten entre sí
al explotar una misma fuente tributaria, es decir, en los casos de concurrencia de fuentes o bases
como sucede con el IIR y Bienes Personales. No obstante, también se presenta en los casos de
impuestos que gravan diferentes bases —al menos según éstas son definidas por las normativas
legales—, pero que sus efectos económicos (incidencia) coinciden en afectar finalmente otras
fuentes o bases tributarias, como el valor de la tierra rural.
Así, planteada la problemática en el caso del IIR, es posible identificar importantes relaciones
cruzadas de este impuesto con los siguientes tributos:
747
Detalles de este tema se encuentran en Piffano y Sturzenegger (2011).
923 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) En el orden nacional:
2) En el orden provincial:
Esta lista reducida de impuestos, que no excluye otros efectos cruzados con respecto al
rendimiento impositivo (por ejemplo, con el Impuesto a las Transacciones Financieras del orden
nacional o el Impuesto de Sellos del orden provincial; o posibles derivaciones a los servicios
municipales y su tasa vial), son altamente relevantes con vistas a evaluar el potencial tributario
del IIR, así como los efectos indirectos que ellos provocan en la magnitud de los saldos
coparticipables con la Nación, a través del régimen de la Ley Nº 23.548. Sin lugar a dudas el
tema que más atención ha logrado en el ámbito del sector agropecuario es el de las retenciones a
las exportaciones, pero los efectos o interrelaciones ligadas a los otros tributos indicados
ciertamente no dejan de tener su importancia, y la experiencia vivida con la Ley Nº 14.044 en la
Provincia de Buenos Aires es prueba de ello.
2) El posible futuro
Sturzenegger (1990, 2007) ha descrito en detalle un conjunto de razones que suelen estar
subyacentes en las decisiones de política económica que diversos gobiernos de Argentina han
adoptado con la introducción de las retenciones al agro.
Asimismo, otra característica señalada por el autor es que las retenciones han estado presentes
en momentos de crecimientos importantes de la productividad total de los factores (PTF) y que
ambos —retenciones y productividad total de los factores— no evolucionaron de forma
uniforme entre los productos del agro. Es decir, ante mayores aumentos en la productividad se
producen mayores aumentos (o menores reducciones) en las retenciones. Y para cada momento,
cuanto mayor la PTF de cada producto mayores retenciones sobre el mismo, como sucede hoy
entre soja por un lado y trigo y maíz por el otro.
No obstante lo señalado, de un análisis algo más detallado de las políticas públicas aplicadas en
las últimas cinco décadas, se observa un cambio importante en la justificación de las retenciones
registrado en la presente década respecto a las anteriores. El cambio surge del nuevo escenario
mundial producido por la modificación de los precios relativos de los commodities –—
exagerados quizás por las burbujas financieras que hicieran crisis en 2008 pero de duración de
más largo plazo— que bien se podría denominar el ―escenario anti-prebischiano‖ de mejoras en
los términos del intercambio, fruto de la evolución relativa en los precios de los productos
agrícolas respecto de los industriales.
Gráfico 2
0,16
0,025
0,14
0,02 0,12
Porcentaje del PBI
0,1
0,015
0,08
0,01 0,06
0,04
0,005
0,02
0 0
1960 1962 1964 1966 1968 1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006
La observación general que se extrae del mismo es que, efectivamente, en las últimas cuatro
décadas varios gobiernos de distinto signo político han recurrido a las retenciones. Y ellos lo
han hecho en momentos de tener que resolver el problema causado por las varias y/o reiteradas
crisis agudas que registrara nuestra economía —ligado a los famosos ―ajustes‖ con la licuación
de pasivos y caídas de los salarios reales con las devaluaciones— y el uso en tales
748
Rossignolo, D. (2007).
925 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
circunstancias de las retenciones recaudadas por la Aduana y/o por los tipos de cambio
múltiples fijados por el BCRA.
No obstante la tendencia creciente ya visible en el gráfico de Rossignolo, de una cuidadosa
observación del mismo, referida en particular a los picos de la serie, permite extraer la tendencia
que indican los guarismos del Cuadro 14.
Cuadro 14
Tomando de la tabla solamente los registros más altos de estos picos, surge la tendencia que
muestra el Gráfico 3.
Gráfico 3
3,0%
2,5% 2,5%
2,3%
% del PIB
2,0% 1,9%
1,5% 1,5%
1,2%
1,0% 1,0%
0,5%
0,0%
1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
Claro que los aumentos en las alícuotas a partir de 2003 (o 2004), como bien señalan Gómez
Sabaini y Rossignolo749, ya no se fundamentan en relación a un hecho coyuntural, como sucedió
en otros momentos de la historia y como también sucedió en un primer momento posterior a la
crisis de 2001.
A partir de 2004 los incrementos en las alícuotas surgen como respuesta al contexto
internacional señalado, es decir, caracterizado por el sostenido aumento en los precios de las
749
Gómez Sabaini y Rossignolo (2008).
926 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 4
Este cambio en el nivel de las retenciones en Argentina habría de fijar una nueva meseta de las
mismas. O sea, a pesar del nuevo escenario mundial en materia de precios del sector (es decir, a
diferencia del período ―prebischiano‖), del trabajo de Rossignolo (2007) y del nuevo que nos
adelantaran Gómez Sabaini y Rossignolo (2008) se advierte la tendencia creciente de los picos
verificada en el lapso 1960-2007 y una posible meseta superior hacia futuro, iniciada antes de la
estampida de los precios indicada en el Gráfico 5.
Gráfico 5
3,00 14,00
2,50 12,00
10,00
(en % del PIB)
2,00
8,00
1,50
6,00
1,00
4,00
0,50 2,00
0,00 0,00
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007*
750
El argumento político justificando las retenciones ha sido sin embargo variado: evitar volatilidades de
corto plazo, asegurar la mesa o la comida de los argentinos y la redistribución del ingreso, evitar la
sojización de la economía, combatir el uso ecológicamente imprudente de la tierra, las necesidades de
caja del gobierno, etc.; el lector podrá elegir el argumento de su gusto, lo que se destaca aquí es su
permanencia en el tiempo y su correlación con un período sostenido de mejora en los términos del
intercambio (el salto algo más permanente ―en el valor‖ de la PTF señalada por Sturzenegger).
927 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Respecto al Gráfico 5, cabe resaltar que la serie no tiene en cuenta las ―restricciones
cuantitativas‖ a las exportaciones de carne vacuna que operaron igual que las retenciones en
cuanto a su incidencia sobre la renta del sector, no claramente reflejado en el coeficiente en
términos del PIB o en términos del total recaudado por el gobierno.
Esta nueva meseta alcanzada por el nivel de las retenciones parece no dar indicios de dejar de
serlo, como las políticas anteriores que utilizaran las retenciones esencialmente como
mecanismo de ajuste coyuntural o anticíclico, de manera de evitar el pass-through de los
cambios volátiles en los precios internacionales o los desequilibrios fiscales provocados por
nuestros gobiernos y el resolver éstos con los saltos en el tipo de cambio, con caídas en los
ingresos reales. La reducción importante de los precios de los commodities con posterioridad a
los registros de 2008 y la no correspondencia con una reducción de las alícuotas de este
impuesto, cuando el escenario se volvió menos favorable para el sector rural, generan esta
incertidumbre.
Lo analizado en este punto introduce entonces una señal de duda sobre el futuro de la política
económica referida a las retenciones, según el pronóstico señalado por Sturzenegger y, por lo
tanto, enciende una luz de advertencia respecto al futuro de su evolución e incidencia sobre la
actividad rural; consecuentemente, sobre las posibilidades de desarrollo sustentable de las
economías regionales de la Argentina.
(iv) Conclusiones
1. Desde el punto de vista legal la presión tributaria ejercida sobre la renta del sector rural por
las retenciones va más allá 33% que fijara la CSJ como límite no confiscatorio de la
imposición. Más aún, la retención opera sobre el ingreso bruto afectando en mayor magnitud al
valor de la propiedad rural. Una retención del 35% reduce la renta de la tierra y reduce por tanto
su valor en un 58%. Desde el ángulo de las economías regionales —intensivas en producción
rural— las retenciones no dejan espacio tributario marginal (tax-room) a las provincias.
2. El alto nivel de presión tributaria descrito ha sido corroborado empíricamente mediante tres
metodologías diferentes: los cálculos basados en cuentas nacionales, las microsimulaciones y
mediante el modelo productivo simple representativo del sector rural. Los resultados no
obstante llegan a niveles aproximados que van desde el 50%, 80% y hasta el 100% según
diferentes metodologías, momentos de la medición y fuentes empleadas por los autores. Si bien
el rango es relativamente alto, el mínimo de por sí fija un parámetro extremadamente elevado
frente a una presión tributaria promedio de la economía estimada para fines de la presente
década entre el 27 al 30%, o quizás algo más.
retención de población y ampliación de la base del empleo rural; es decir, la manera genuina de
frenar la generación de pobreza y las migraciones hacia los conurbanos751.
6. Si, finalmente, el objetivo de la política comercial fuera alentar a las actividades de mayor
competitividad de la economía —la producción de los commodities renovables y exportables de
alto rendimiento, que por su permanencia no pueden calificarse de posibles provocadores de la
―enfermedad holandesa‖— queda claro que el incentivo opera en forma obviamente inversa a la
existencia de las retenciones. El margen de subsidio financiable a través del sector rural para el
resto de la economía se reduce en forma significativa. El argumento de la posibilidad que brinda
la distorsión de precios internos en contra del sector rural y a favor de las actividades no ligadas
a la cadena agroindustrial, para alentar otras actividades industriales y de servicios ―generadoras
de mayor valor agregado‖, contradice la hipótesis de productividad marginal superior de la
actividad rural de la Argentina, debido a sus evidentes ventajas relativas con relación a esos
otros sectores. Las ganancias en bienestar mayores del sector rural sin retenciones beneficiarían
tanto al sector privado como al Estado por el mayor rendimiento de los recursos tributarios que
habría de obtener.
7. Por lo visto en las mediciones sobre la Presión Tributaria sobre el Sector Rural —sean las
estimadas según datos de cuentas nacionales como las calculadas mediante las
microsimulaciones o la modelización del sector rural— las retenciones no permiten ejercer un
nivel mínimo de autonomía de las provincias para justificar el sistema federal de gobierno. El
régimen actual vulnera el principio constitucional claramente y acota de forma muy aguda las
posibilidades de imposición subnacional basada en la actividad que reporta una función de
producción con alta gravitación del factor fijo tierra, cuyo valor debería constituir la base de
sustentación tributaria básica de los gobiernos subnacionales. La evidencia empírica no sin
sorpresas indica así una muy poca relevancia del Impuesto Inmobiliario Rural en las finanzas
provinciales. La viabilidad de este posible uso de fuente de las provincias es no obstante
desafiado también por el otro impuesto nacional: el Impuesto a los Bienes Personales, que
751
Las retenciones generan redistribución de forma universal, es decir, también subsidia a los deciles
altos de la sociedad. El consumo de carne por habitante en Argentina, por ejemplo, es actualmente de
70/74 kilos por año, frente a los 40 kilos de Estados Unidos o los 11 kilos de España, países que no
podrían calificarse de pobres; semejante consumo per cápita en Argentina no podría justificarse
solamente por el presupuesto de gastos de los deciles bajos. En Piffano y Sturzenegger (2009) se ha
sugerido un subsidio focalizado a los deciles más pobres mediante el mecanismo de los food-stamp (bono
alimentario) utilizados en muchos estados de los EE.UU. mediante mecanismos administrativos no
clientelistas. Volver a Capítulo 7 para detalles de la propusta del ―bono alimenario‖.
929 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
debería asimismo ser explotado bajo un acuerdo Nación-Provincias específico o devuelto a las
provincias por ser una base constitucionalmente asignada a las provincias.
10. Del examen empírico de los efectos de derrame sobre el PBG provocados por los shocks
idiosincrásicos de los países del MERCOSUR aplicados a la experiencia de Uruguay, y
analizados en el Capítulo 10, permiten a su vez deducir una tercera paradoja federal. Un
federalismo competitivo genuino y sin retenciones al sector rural como en Uruguay, lejos de
generar el efecto beggar the neighbor entre provincias provocaría una fuerte expansión de las
fronteras de producción regionales —tanto de las provincias ricas como las no tan ricas o
pobres— reduciendo las necesidades y el nivel relativo de las transferencias
interjurisdiccionales de nivelación, al mejorar los ingresos privados y los recursos tributarios de
los fiscos regionales, quizás con expansiones sorprendentemente mayores de las economía
regionales más pobres que descubrirían nuevos horizontes de productividad y desarrollo hoy
contenidos.
11. La evolución del precio de los commodities rurales experimentada en la última década y el
afortunado cambio del escenario ―prebischiano‖ previo, dan señales alentadoras sobre le
rentabilidad de la actividad rural y la capitalización de la misma en el valor de la tierra rural, es
decir, en una mejora importante de la base tributaria de los inmobiliarios rurales, que deberían
constituir la fuente predominante de los fiscos de las economías regionales. Esto ha quedado
demostrado por la evolución experimentada en los valores de la tierra en el mundo. La
expansión no debiera ser frustrada por las retenciones.
12. Por lo comentado al final de este apartado, debemos ser conscientes, no obstante, que la
propuesta de reforma del Sistema Tributario Federal propiciada aquí, en esta oportunidad
dirigida exclusivamente a la eliminación de las retenciones, y el futuro deseado para nuestro
federalismo, enfrenta al presente un escenario político adverso. Esperemos que nuestra clase
752
En Piffano (2005a) pueden hallarse sugerencias detalladas de las propuestas que hemos formulado.
930 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
1. Introducción
En efecto, la teoría normativa ha elaborado reglas sobre la estructuración del sistema de aportes
intergubernamentales. Así, Break (1980), en un estudio de la Brookings Institution, estableció
un panorama sistemático de los subsidios intergubernamentales, y distingue:
Aportes condicionados: mediante los cuales el gobierno central asigna subsidios condicionados
destinados al financiamiento de programas que involucran beneficios a otras jurisdicciones.
Siguiendo el principio estándar pigouniano de subsidiar a los individuos por acciones que
generan externalidades positivas a terceros, el argumento aquí, como se indicara, es que los
términos del aporte condicionado inducirán al gobierno local o estadual a ―internalizar‖ los
beneficios producidos a residentes de otras jurisdicciones dentro del cálculo de la decisión local.
Varios autores trabajaron sobre este argumento: Boadway y Wildasin (1977), Goodspeed (1985)
y Brown y Oates (1987) ofrecen argumentos para justificar los aportes como medio de corregir
externalidades migratorias.
753
Extraído de Piffano (2005).
932 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, R. Boadway y F. R. Flatters (1983) destacan las tres razones citadas para justificar
las transferencias: el cubrimiento de las brechas deficitarias subnacionales, debido al mayor
grado de centralización tributaria que de gasto en la estructura vertical de los gobiernos, el
objetivo de igualación o nivelación fiscal entre jurisdicciones y las destinadas a compensar los
efectos de derrame o externalidades interjurisdiccionales.
2. Antecedentes en la literatura
En un primer momento, autores como Buchanan (1950, 1952), Boadway (1980) y Boadway y
Flatters (1983) coincidieron en que las transferencias de igualación, al permitir un tratamiento
igualitario a personas de una misma federación, promueven la equidad754. Asimismo, se sostiene
que al desestimular migraciones fiscalmente inducidas permitiendo a cada provincia proveer un
cierto mínimo estándar de servicios públicos, se reducirían las barreras a la movilidad
fiscalmente inducida de los factores y, consecuentemente, mejoraría la eficiencia económica. En
este sentido, se argumenta, las transferencias de igualación que reducen los diferenciales de
beneficios fiscales, ―parecen crear una de esas instancias raras en economía en que coinciden
consideraciones de eficiencia y equidad‖ (cita de A. Shah, 1994).
En contraposición, autores como A. D. Scott (1977) y T. J. Courchene (1978) han señalado que
los pagos de igualación, tendientes a corregir inequidades fiscales, inducen a una ineficiente
asignación de recursos regionales. Los subsidios desalientan la automigración del trabajo hacia
regiones de alto ingreso donde sería más productivo su empleo. Desde el punto de vista de la
eficiencia, la igualación, al eliminar fiscalmente la incidencia de los diferenciales de costos de
los insumos en la provisión de bienes, implicará ineficiencias paretianas. Como señalara W.
Oakland (1994a y 1994b), igualar las condiciones fiscales significa pretender borrar las
diferencias del mapa económico, alentado decisiones erróneas de localización. W. Oates (1977)
advierte que aún un objetivo más restringido, como el de asegurar un nivel ―mínimo‖ de
servicios, puede implicar un sacrificio en términos de una asignación de recursos eficiente y de
una distribución equitativa de la renta, aludiendo respecto del segundo argumento al problema
754
Buchanan modificó posteriormente su opinión sobre el punto en Buchanan, J. y Wagner, R. (1970).
933 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de la ―transferencia de los pobres de las regiones ricas a los ricos de las regiones pobres‖755.
Oakland señala adicionalmente la inconsistencia del argumento al no tenerse en cuenta las
necesidades de gasto privado, de manera que un enfoque igualador de bienes públicos
exclusivamente no se justificaría, salvo que el paquete total de bienes públicos se considere
como bien preferente o meritorio. Tampoco el argumento respecto a la aplicación alternativa de
los conceptos ―capacidad tributaria‖ y ―esfuerzo tributario‖ de la jurisdicción, cuando en ella
incide la inclusión o no del potencial tributario que generan, por ejemplo, las rentas
provenientes de la explotación de un recurso natural exclusivo (como turismo), que admite la
―exportación del impuesto‖ hacia no residentes.
En el ámbito local, siguiendo el criterio enunciado inicialmente por Buchanan (1950), algunos
autores, como R. López Murphy (1996), reconocen que aceptada la asimetría entre grupos de
personas de ingreso familiar igual, las transferencias del gobierno federal deberían procurar la
igualdad de trato entre ciudadanos de igual ingreso localizados en distintos lugares. Todo
intento de igualar capacidades fiscales de los gobiernos, por otro lado, debería tratar que en tal
caso la canasta de bienes públicos sobre la cual definir la igualación sea restrictiva, para evitar
excesivos costos de eficiencia, por ejemplo, permitiendo una localización inapropiada en
términos de un medio ambiente hostil, ya sea por razones geográficas o climáticas.
Adicionalmente, algunos autores han cuestionado inclusive no tanto la necesidad sino el ―signo‖
de la transferencia de nivelación (el signo del ―fiscal gap‖), desde el ángulo estrictamente de la
eficiencia, desafiando las conclusiones de la teoría normativa tradicional. Así R. Boadway y M.
Keen (1996), mediante un modelo de optimización con dos niveles de gobierno, demuestran que
si se computan los ―efectos externos verticales‖ de los impuestos federales y de los gobiernos
subnacionales —que erosionan bases tributarias compartidas e, inclusive, bases supuestamente
diferentes, como la concurrencia de un impuesto a los salarios del gobierno federal y un
impuesto a las ventas del gobierno subnacional—, puede surgir la conveniencia de
transferencias ―negativas‖ (o inversas) a los gobiernos de nivel inferior. El punto resulta, por lo
755
Ver en Bara, R. (1994) comentarios sobre este punto. Bara recuerda esta advertencia de Oates al
tiempo de reconocer que, aún así, dichas transferencias son consideradas un objetivo legítimo de la
hacienda federal.
756
La distorsión podría eventualmente ser compensada mediante la política de precios o por tasas
federales diferenciales en impuestos que graven bases tributarias comunes no demasiado móviles, sin
necesidad de transferencias de ingreso regionales. Esta solución, sin embargo, normalmente enfrentaría
límites constitucionales en una federación.
757
Debe recordarse que la vigencia del principio de correspondencia fiscal no exige como condición
esencial al método del beneficio como sustento único de la tributación local (advertencia de López
Murphy, 1996).
934 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tanto, relevante a la hora de pretender justificar las transferencias desde el punto de vista
asignativo758.
Desde el ángulo de la equidad horizontal y los problemas de distribución del ingreso, también la
justificación de las transferencias de nivelación ha sido cuestionada. Todo intento de redistribuir
ingreso desde las regiones ricas hacia las pobres, habrá de inducir migraciones que provocarán
cambios en los precios relativos de los factores, que a su vez habrán de nivelar el ―ingreso
comprensivo‖ (―comprehensive income‖) o suma del ingreso por retribución de los factores más
beneficio fiscal neto o residuo fiscal, en todas las jurisdicciones. Esto último y en especial la
posibilidad de que los diferenciales en ventajas fiscales resulten finalmente capitalizadas en los
valores de los inmuebles, ha inducido a Oates (1979) a afirmar que: ―... la existencia de
diferenciales fiscales (por ejemplo, niveles variables de capacidad fiscal) entre jurisdicciones
tenderá en alguna medida a ser capitalizada en los valores de las propiedades de aquellos que
eligen vivir en áreas fiscalmente desventajosas al ser compensados al pagar alquileres de tierras
más bajos; desde esta perspectiva, la equidad horizontal bajo un sistema federal es, en cierto
grado, políticamente autorregulada (―self-policing‖). La necesidad de transferencias igualadoras
en una federación es entonces cuestionable. Quizás es mejor considerar su función como una
cuestión de gusto...‖759.
Por su parte, A. Shah (1994) señala que siendo la capitalización de impuestos y gastos un
fenómeno ―penetrante‖, la posibilidad de que las transferencias de nivelación retarden las
migraciones fiscalmente inducidas es extremadamente tenue. Se reconoce que en presencia de
capitalización completa, no existirá ninguna base de equidad y eficiencia para las transferencias
de igualación de cualquier variedad general no condicionadas, debido a que las personas de las
regiones con superávits fiscales pagan relativamente más por los servicios privados y menos por
los servicios públicos, y, viceversa, para regiones con deficiencias fiscales.
López Murphy (1996) reconoce que, desde el ángulo de la equidad, resulta difícil encontrar una
justificación para tratar de modo diferente a una jurisdicción respecto de otra por razones
distintas de la distribución personal del ingreso. En todo caso, según este autor, una concepción
de ―igualitarismo específico‖, en el contexto de los bienes meritorios de R. Musgrave (1959,
1987) o donde la equidad interindividual es vista de manera específica a lo Tobin (1970),
758
El modelo de Boadway y Keen asume igualdad de gustos e ingresos familiares entre jurisdicciones,
así como ausencia de efectos de derrame (―spillovers‖) y de diferencias en capacidades o necesidades
fiscales de los gobiernos subnacionales, de manera de asegurar que cualquier transferencia
intergubernamental emerja del análisis como resultado de la existencia de determinada ―brecha fiscal‖
debido a razones de eficiencia.
759
Cita de Dowd, K. (1984).
935 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
debería permitir financiar en cada jurisdicción ciertos componentes del gasto, como educación,
salud, pobreza, etc.
También en el ámbito local R. Bara (1994) ha citado como débiles las razones de equidad de las
transferencias de nivelación debido a la dificultad de relacionarlas con el criterio de distribución
personal del ingreso; al trato de diferencias de ingresos que corresponden a las condiciones de
productividad o a inconvenientes del medio ambiente de cada región; a los problemas de definir
cuál es la distribución equitativa de la propiedad de los recursos naturales; y, finalmente, a los
problemas de información y de implementación.
Aportes importantes para esta discusión resultan de los estudios sobre las consecuencias
empíricas del sistema de transferencias. En el ámbito local, pueden citarse los trabajos de A.
Porto y P. Sanguinetti (1995) y de A. Porto y W. Cont (1996). En general, los estudios intentan
corroborar la hipótesis de la incidencia progresiva de la política fiscal en Argentina. Pero la
cuestión que más interesa a los fines del federalismo fiscal —indagada por los autores—, es si la
redistribución regional de ingresos producida por el régimen de coparticipación impositiva,
conduce a una mejora en la distribución personal del ingreso. El probable resultado ―negativo‖
sobre la distribución personal del ingreso producido por las transferencias interjurisdiccionales
ha sido sugerido en varios trabajos pero sin la debida corroboración empírica, razón por lo que
la consulta a estudios como los citados resulta necesaria760. De las conclusiones a que arriban
los autores de estos estudios, surge que la política fiscal operada a través de las transferencias
verticales Nación-Provincias, ―mejora la distribución personal del ingreso en todas las
Provincias‖; ello debido a la incidencia ―progresiva‖ tanto de gastos como de su financiamiento
tributario. Sin embargo, lo que no queda demostrado es la hipótesis sugerida al comienzo, es
decir, que los pobres de las regiones ricas financian a los ricos de las regiones pobres;
básicamente por dos razones. La primera, porque la circunstancia de que tanto gastos como
tributos luego de la coparticipación, generen una distribución más progresiva del ingreso en
todas las provincias761, no significa anular la posibilidad de que una ―menor transferencia‖
desde las regiones ricas a las pobres genere una distribución personal aún más progresiva 762. En
rigor, lo que se demuestra es la progresividad de la política fiscal en general, y no que ello se
deba a la existencia de determinado nivel de transferencias. De ser esto cierto, entonces la
redistribución regional provocada por la coparticipación podría estar desmejorando la
distribución personal del ingreso763. La segunda, es de orden empírico y se refiere a dos
760
En Porto, A. y Cont, W. (1996) se cita a Bauer (1971) —citado a su vez por Atkinson (1975)—, quien
sugiere la posible colisión regional-personal dada por la redistribución de ingresos desde las familias
pobres de los países ricos hacia las familias ricas de los países pobres. También para Argentina, el mismo
Porto (1990) y Artana, D. y López Murphy, R. (1995), con relación a las transferencias
interjurisdiccionales derivadas del régimen de coparticipación.
761
En Porto, A. y Cont, W. (1996) se correlacionan la variación en el ingreso con el ingreso per cápita
inicial de cada quintil arrojando el ajuste un coeficiente negativo, indicativo de que los grupos de mayor
ingreso financian a los de menor ingreso. Por otra parte, al estimar la incidencia de gastos y tributos —
calculando el índice de Reynolds-Smolensky (diferencia entre los coeficientes Gini antes y después) y los
determinantes de las mejoras (o desmejoras) en términos de la progresividad y el tamaño de gastos e
impuestos (índice de Kakwani)— concluyen que en todas las provincias gastos e impuestos resultan
progresivos (disminuyen la desigualdad).
762
Más adelante en esta nota se trata analíticamente el punto.
763
Del mismo trabajo de Porto, A. y Cont, W. (1996) surge, por ejemplo, que la provincia de La Rioja
tiene el tamaño de gasto per cápita mayor ocupando el último lugar en cuanto a progresividad, en tanto
que Buenos Aires arroja el menor gasto con una alta progresividad. Esto indicaría que si la provincia de
Buenos Aires ―no cediera tanto ingreso‖ a favor de provincias como La Rioja, podría mejorar con su
mayor gasto la distribución personal del ingreso para el conjunto nacional. Por otra parte, el hecho
verificado por los autores de que el Gini después de la política fiscal sea mayor en La Rioja que en
Buenos Aires, es un resultado lógico debido al residuo fiscal diferencial (la presión tributaria per cápita
es mucho menor en La Rioja, en tanto que, inversamente, el gasto per cápita es muy superior en La Rioja,
luego de transferencias).
936 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuestiones esenciales. En primer lugar, debido al problema usual en este tipo de estudios de
asimilar la noción de ―gasto‖ con la de ―beneficio‖ recibido por dicho gasto dirigido a las
familias, circunstancia sobre la que emergen dudas debido al usual subsidio a la oferta como
está estructurada la provisión de los servicios764 y, esencialmente, porque de todas maneras el
beneficio debería medirse por las ganancias en bienestar generadas por los servicios del
gobierno (no por su costo de provisión)765. En segundo lugar, porque para la distribución de
gastos e impuestos entre quintiles se ha utilizado una estimación para la Provincia de Buenos
Aires, de manera que el efecto progresivo de la política fiscal en esta provincia aportante neta en
la redistribución territorial de recursos (que los autores corroboran como más progresiva que en
otras provincias receptoras de recursos como La Rioja), es extrapolado no obstante como válido
para todas las jurisdicciones.
Otro aporte sobre este tipo de mediciones se encuentra en R. Gaya, H. Piffano y S. Rocha
(2000) y R. Gaya y S. Rocha (2001). Los hallazgos sugieren que las desigualdades en la
distribución del ingreso entre personas se deben esencialmente a asimetrías internas de cada
provincia y no tanto a desigualdades entre provincias, sea medida la desigualdad antes o
después de las transferencias; sugiriendo un enfoque de redistribución personal y no regional de
la política fiscal con fines redistributivos.
Finalmente, aportes recientes de A. Porto (2003) han procurado reunir los argumentos
sostenidos por la literatura del enfoque normativo tradicional, justificando el centralismo
tributario y las transferencias desde el gobierno central.
En los puntos que siguen se analizan con sentido crítico todos estos aportes de la literatura, lo
que ha conducido a descalificar muchos de los argumentos adelantados por dicho enfoque.
Desde el punto de vista económico, como se verá, se entienden débiles los argumentos para
justificar las transferencias de nivelación. No obstante, el punto de vista ―político federal‖ de
estas transferencias deberá ser aceptado como restricción política fundamental en el diseño
federal y, respetando esta restricción, es que se ha elaborado la propuesta que fuera presentada
ya en documentos previos766.
3. Los argumentos del enfoque normativo tradicional por el centralismo tributario y las
transferencias interjurisdiccionales
764
Nos referimos a las posibles ―capturas corporativas‖ del gasto público, con distinto grado de
ineficiencia e inequidad, en las provincias.
765
Por ejemplo, en el caso del servicio de seguridad, por el valor económico de la reducción del delito.
Ver punto 9 más adelante.
766
Ver Piffano, H. (1989, 1995, 1998 y 1999) y notas 4 y 19. Como se indicara en nota 4, este criterio
implica descalificar los argumentos que algunos expertos emiten con relación a la ―inviabilidad
económico-financiera‖ de determinadas provincias, las que, debe recordarse, son anteriores a la existencia
de la Nación. Sin embargo, esto no significa reconocer la posibilidad de futuros arreglos institucionales
que deriven en una eventual nueva regionalización (total o parcial) y/o modificación de hecho de las
fronteras económicas o políticas de las jurisdicciones.
767
Ver Porto, A. (2003) para una presentación completa de estos argumentos.
937 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
variables y/o de economías de diversificación o scope). Además de los menores costos para el
gobierno, también existirían economías para los contribuyentes que presentarían declaraciones
de impuestos y efectuarían pagos a un solo organismo. En este caso, las transferencias del
gobierno central deberían ser de libre disponibilidad y basadas en un criterio devolutivo.
El argumento descuida la evaluación de los ―costos‖ sociales que la falta de autonomía tributaria
provincial puede causar. Satisfacer una necesidad regional o local implica maximizar el
rendimiento de los recursos disponibles y esta maximización debe computar las necesidades y el
costo de oportunidad de su satisfacción en cabeza de los electores. Mal puede sugerirse el
centralizar las decisiones tributarias ―correctas‖, si se debe dimensionar las transferencias sobre
la base del deseo de gastar de los políticos locales, sin verse estos en la necesidad de asumir los
costos políticos inherentes a la decisión fiscal de solicitar el pago de impuestos a sus electores.
Indagando sobre esta cuestión, se habrá de descubrir asimismo al teorema de la
descentralización de Oates.
El problema anterior no se resuelve con distribuir los recursos mediante transferencias de libre
disponibilidad y con carácter devolutivo, pues:
(i) En primer lugar, por una cuestión de accountability. El electorado cuando pague sus
impuestos al gobierno nacional no podrá computar en qué medida ello responde a la necesidad
de financiamiento de los bienes públicos nacionales, provinciales o municipales (pues se asume
que una fuerte centralización habrá de requerir que parte de los recursos terminen financiando
también a los municipios). No es posible imaginar que el electorado conozca estos costos
diferentes si paga a un solo gobierno por el total.
(iii) En tercer lugar, porque no en todos los impuestos resulta fácil identificar de qué territorio
provienen los recursos. En esto los impuestos nacionales plantean diferencias importantes con
respecto a los provinciales o locales. Por ejemplo, considérese el caso del IVA nacional.
Actualmente los recaudado por el IVA (diferencia entre débitos y créditos fiscales de todas las
ventas y compras de cada empresa) es ingresado en el domicilio fiscal de las firmas. En este
caso habrá que agregar información para aplicar el criterio devolutivo: ¿cuál información?:
depende del criterio empleado. Si es el criterio de origen, habrá que identificar el lugar dónde
los bienes son producidos o, en todo caso, el lugar dónde reside la firma vendedora (no
938 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Existe un conjunto de otros posibles impuestos a reconocer a los gobiernos provinciales en los
que la localización de la base no es dificultosa: uso de combustibles, internos, etc.769 La duda es
si la recomendación conduce a mantener centralizados o no estos tributos.
Se ha sugerido tener presente la Regla de Ramsey para el diseño del sistema tributario, para lo
cual la centralización permitiría cumplimentar el objetivo de minimizar la carga excedente de
los impuestos diferenciando las alícuotas según regiones y bienes, de acuerdo a la condición:
1 1 1
1 i1 i1 1 i 2 i 2 1 iJ iJ
i = 1,..., n
siendo:
768
Ver Piffano, H. (2003b).
769
Ver Piffano, H. (2003c).
939 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El argumento —aún aceptando el supuesto de efecto ingreso nulo y ausencia de efectos precio
cruzados entre los bienes— parece no poder superar la fuerte recomendación de la fijación
centralizada del valor de λ y de las alícuotas impositivas τι.
3) Competencia tributaria
Respecto a este argumento surge la siguiente duda: ¿por qué un gobernante habría de intentar
atraer inversiones a su territorio bajando las alícuotas de sus impuestos si no es con la finalidad
de ensanchar la base tributaria y su rendimiento tributario? Pareciera difícil sostener la hipótesis
contraria, salvo que se asuma miopía de los electores a la hora de votar y corrupción en los
funcionarios públicos locales. Si el gobernante local no suministra los bienes públicos que
necesita la comunidad, alguna señal habrá de recibir de ella en la votación, inclusive de las
mismas empresas (lobby) que el político intenta radicar en su territorio. Por cierto que si debe
financiar de alguna manera su gasto y los lobbies beneficiados con la rebaja tienen peso (más
adecuadamente, ―poder de amenaza‖ en el lenguaje de teoría de los juegos), la descentralización
tributaria lo obligará a hacer pagar el costo a alguien distinto de su electorado. El problema
conduce quizás, aunque no necesariamente, a reconocer las señales del votante mediano. En
caso contrario, si los votantes son libres y tienen transparencias de información y perciben que
los gobernantes no le abastecen de los bienes públicos necesarios, votarán en su contra.
El argumento es rebatido por la escuela del public choice (Brennan y Buchanan, 1977, 1978). El
enfoque del public choice no parece perseguir simplemente el ―reducir al Estado‖, como indica
Porto (2003). En ningún momento estos autores han dejado de reconocer la necesidad de la
existencia del Estado772; sí, en cambio, de cómo evitar el despilfarro de los gobiernos, que es
algo muy diferente. Los mecanismos del control ciudadano en los sistemas democráticos y
representativos habrán de generar los incentivos para que los gobernantes les provean de los
bienes públicos necesarios (aquellos de los cuales son responsables de proveer) incurriendo en
los menores costos posibles. Por otra parte, el accionar de los lobbies opera en ambos niveles de
gobierno. Lo contrario sería asumir que la democracia representativa no funciona a nivel local y
770
―Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas
diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. Para
estas iniciativas, el Senado será Cámara de origen‖.
771
Ver Zodrow, G. y Mieszkowski, O. (1986), Wilson, J. D. (1986, 1999).
772
Al menos para garantizar los derechos de propiedad.
940 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sí funciona a nivel nacional. En tal caso, claramente debería olvidarse seguir discutiendo, más
bien, en cambio, imaginar cómo hacer para reformar la Constitución y diseñar un país unitario.
Finalmente, sobre este punto, la literatura más elaborada sobre competencia dañina ha sido
fundada en el supuesto básico de la existencia de imposición distorsiva sobre el capital en los
gobiernos locales773. Si la competencia beneficiosa a lo Tiebout es mayor que la competencia
dañina o no, dependerá de dos tipos de parámetros. Por un lado, la demanda regional diferencial
(preferencias locales diferenciales); y, por el otro lado, la carga excedente provocada por el
impuesto distorsivo sobre el capital y la subprovisión consecuente de bienes públicos locales,
debido al intento de parte de los gobernantes locales de no lesionar los incentivos de
localización de la inversión. Un interesante trabajo reciente de Brueckner (2004) ha analizado
este problema utilizando un modelo de simulación774. La conclusión es que dependiendo de los
aludidos parámetros, la competencia tributaria podría ser beneficiosa o por el contrario dañina.
No obstante, la mayor parte de la literatura que cuestiona la tesis de Tiebout tiene como
supuesto común la existencia de un planificador central omnisciente y benevolente capaz de
satisfacer la condición samuelsoniana en la provisión ―local‖ de los bienes públicos. Se ignora
en dicha literatura la existencia de costos de transacción y los problemas ligados al paradigma
principal-agente en los mecanismos de decisión social de las democracias representativas.
También ignora que cualquier decisión social basada en las preferencias del votante mediano
―nacional‖ siempre arrojará una desviación estándar mucho mayor que las decisiones basadas en
las preferencias de los votantes locales (teorema de la descentralización de Oates).
773
Este supuesto está ligado al empleo usual de impuestos sobre la propiedad inmueble como fuente de
financiamiento de los gobiernos locales en los EE. UU.. Para un survey más completo de teorías sobre
competencia tributaria, ver Wilson, J. D. (2000).
774
Brueckner cita a la literatura básica sobre el tema, con referencias de Oates (1972), Berglas (1976),
Wooders (1978) y otros autores.
775
Piffano, H. y Porto, A. (1994).
941 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
armonización tributaria entre sus estados miembros, reduciendo las asimetrías internas en las
leyes tributarias (por ejemplo, en los casos de Luxemburgo, Reino Unido, o Suiza) 776. Al mismo
tiempo, la UE está intentando persuadir al gobierno de los EE. UU. para forzar al IRS a
colaborar con la Comunidad informando a los estados miembros de la UE sobre intereses por
depósitos en bancos de los EE. UU. pagados a no residentes europeos777. Tal tipo de regulación
es fuertemente resistida por el sistema financiero de los EE. UU. y parte de la dirigencia
política, bajo el argumento del impacto negativo que ello provocaría en el flujo de capitales
hacia los EE. UU., país que tiene una presión tributaria menor que la UE778.
4) Externalidades interjurisdiccionales
El argumento de las externalidades o spillover de los beneficios del gasto local hacia otras
regiones es otro argumento para justificar las transferencias desde el gobierno central. Si bien el
análisis de este argumento se trata en detalle en el Apéndice 2, se adelantan algunos
comentarios.
El diseño adecuado del subsidio plantea al menos dos problemas. El primero, es el señalado de
la identificación de la fuente generadora de la externalidad. En muchos casos, se combinan
actividades principales y conexas y, en tal caso, puede no ser administrativamente sencillo
diferenciar que es lo que hay que subsidiar. El segundo problema es el evitar el desvío de
fondos del fisco de la región subsidiada a finalidades diferentes, circunstancia que exige del
correspondiente monitoreo central. Pareciera que los gobernantes locales están en mejores
condiciones de analizar las ventajas de cooperar con jurisdicciones vecinas si ciertas actividades
generan derrames positivos a sus electores. El manejo central parece imposible de imaginar ante
la variedad de situaciones que se pueden plantear.
Una observación importante es tener presente que el subsidio basado en el argumento de las
externalidades regionales, puede implicar transferencias federales importantes a regiones ya
ricas y populosas, es decir, en desmedro de regiones pobres y más pequeñas, si se verificara el
supuesto de economías de escala mencionado al comienzo.
El argumento del fracaso de las decisiones colectivas se basa en el supuesto de que el gobierno
local, siguiendo las señales del votante mediano, habrá de desconocer las preferencias del resto
776
El Comisionado de la UE por el mercado único ha estado negociando asimismo con Liechtenstein,
Andorra, San Marino y Monaco para alcanzar un acuerdo sobre intercambio de información y la
introducción de un sistema de retenciones impositivas.
777
La resolución IRS REG-133254-02 dictada durante la administración Clinton y temporalmente
suspendida, está a la espera de una resolución final del gobierno.
778
Se argumenta que la iniciativa no resulta necesaria para el cumplimiento tributario en los EE. UU. y
que habrá de dinamitar la economía americana, debido al flujo de capitales que abandonarían al sistema
financiero americano, estimado en alrededor de U$S 2,3 trillones invertidos en instituciones financieras
de los EE. UU., aunque la regulación solamente aplica a una porción de ese monto.
942 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
del electorado y, en tal caso, no se podría cumplir con la condición samuelsoniana de provisión
óptima de los bienes públicos locales.
La solución propuesta es nuevamente centralizar los impuestos e instrumentar un sistema de
transferencias para modificar el precio relativo del bien público respecto al bien privado
percibido por el votante mediano. La corrección tendría el signo adecuado para resolver que
todo el mundo quede contento (es decir, en equilibrio samuelsoniano).
Este argumento deja al lector impactado. En primer lugar, ¿qué ―central planner‖ habría de
contar con la información necesaria para efectuar tales correcciones? Las transferencias
deberían ser diferenciadas por jurisdicción, con un ingrediente adicional enorme de justificación
técnica y viabilidad jurídico-política cuestionable (aparte de la justificación económica). En
segundo lugar, hace pensar que el gobierno central no se guíe por las señales del votante
mediano ―nacional‖. No es necesario acudir al teorema de la descentralización de Oates para
imaginar que las distorsiones de las decisiones colectivas a nivel nacional serían enormemente
mayores que la sumatoria de las distorsiones de las decisiones colectivas locales. Precisamente
la descentralización fiscal habrá de minimizar el desvío estándar de las preferencias individuales
respecto a las del votante mediano en cada jurisdicción, como ya se destacara.
Un argumento final sobre este punto sugiere que las minorías bien organizadas han de tener
mayor posibilidad de captura de los gobiernos locales, que del gobierno nacional. Este supuesto
prejuzga sobre un hecho que habría que corroborar empíricamente. Por el contrario, es posible
adelantar la hipótesis de que centralizando las decisiones en un gobierno central ―planificador
perfecto‖, los lobbies tendrán un resultado mucho más eficaz al concentrar su actividad en un
grupo reducido de funcionarios y no tener que lidiar con 24 grupos de funcionarios
subnacionales. Con más razón, en países con institucionalidad débil.
Porto (2003) reconoce finalmente en las últimas dos líneas dedicadas a este argumento que el
requerimiento informativo es un obstáculo para instrumentar este tipo de transferencias.
(i) Los sistemas tributarios provinciales en Argentina también utilizan impuestos ligados al
nivel de actividad económica. El Impuesto a los Ingresos Brutos constituye alrededor de la
mitad de los recursos provinciales y su rendimiento evoluciona con el nivel de actividad o
943 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ingreso. Más aún, tratándose de un impuesto que grava los consumos intermedios, su elasticidad
puede resultar aún mayor que la del IVA nacional779.
(ii) Algunos gastos subnacionales puede que evolucionen positivamente con el nivel de ingreso
(caso de justicia y seguridad, probablemente), pero en general los gastos evolucionan muy
ligados al crecimiento poblacional y la urbanización (seguridad, educación, salud, alumbrado
público), aunque la urbanización naturalmente puede ligarse a su vez al crecimiento o ingreso.
(iii) Los gastos de los gobiernos en bienes mixtos (educación y salud) pueden registrar un
comportamiento inverso (relación negativa) con el nivel de ingreso. Ha quedado demostrado
que en épocas de auge y alto crecimiento del ingreso, las familias suelen volcarse al segmento
privado demandando servicios diferenciales de mayor calidad. En cambio, en las recesiones o
caídas del nivel de actividad e ingreso, las familias se ven inducidas a demandar servicios en el
segmento público gratuito. En educación y salud esto es muy notorio. Hoy los servicios
hospitalarios públicos de la Argentina se hallan colapsados. Los datos empíricos que registran
crecimiento del gasto subnacional con el crecimiento del ingreso, puede que estén asimismo
midiendo ganancias de los buscadores de rentas usuales en los gobiernos, facilitados por el auge
de las recaudaciones. Pero esta influencia no parece ser menor en los gobiernos centrales, sino
todo lo contrario780.
(iv) El crecimiento del gasto de los estados en EE. UU. registra empíricamente el efecto del
estrepitoso crecimiento de los gastos de seguridad social, en particular los del sistema de salud,
donde Medicaid ha hecho estragos en las finanzas estaduales. Por otro lado, el argumento de
Baumol se refiere a la incidencia que el crecimiento de la productividad en el sector privado
provoca sobre el sector público, pues asume que el gasto del Estado es intensivo en salarios y
éstos deben seguir el ritmo de crecimiento salarial del sector privado, pero con niveles de
productividad inferiores. Este fenómeno afectará a todos los niveles de gobierno, no solamente a
los subnacionales.
Porto (2003) cita a Oates (1977) cuando reconoce que ―el argumento de niveles mínimos de
ciertos bienes primarios (se supone bienes públicos) no tiene un fundamento económico claro‖.
Oates también había reconocido que las transferencias de nivelación no lo tienen y que en todo
caso debe tratárselas como ―una cuestión de gusto‖, como ya se citara. En efecto, no lo tiene.
779
Ver Di Gresia, L. (2003).
780
Las experiencias vividas en Argentina a comienzos de este milenio, con medidas fiscales y cuasi-
fiscales monstruosas, instrumentadas o alentadas desde el gobierno central, son abrumadoras en este
sentido.
781
Reconozcamos que este sentimiento no necesariamente puede obedecer a una actitud de ―Madre
Teresa‖ de los ciudadanos, sino también de miedo a que los pobres de alguna manera le saquen ―la
ayuda‖ por la fuerza.
944 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
utilidad de los electores, que naturalmente no habrá de coincidir con los electores de otras
regiones.
(ii) Desde el ángulo de la equidad, la noción de ciertos bienes públicos como ―éticamente
primarios‖, nos ubica en el campo de los bienes meritorios (Musgrave, 1959) o de equidad
específica (Tobin, 1970), si es que dejamos que los funcionarios del gobierno decidan
independientemente de lo que opinen sus ciudadanos. Pero aceptando que el funcionario obra en
virtud de lo indicado previamente, es decir, movido por señales del votante mediano respecto al
cómputo de la externalidad, surge la cuestión de qué nivel de gobierno debe fijar los estándares
mínimos. No parece claro que pueda hacerlo un gobierno central; más bien pareciera que el
gobierno subnacional habrá de medir mejor esos mínimos, tomando en cuenta características
propias de su región. Nuevamente, aparece la idea de que los gobiernos locales conocen mejor
las necesidades de su propia gente que un burócrata central. En tal caso, ¿el gobierno central
deberá avalar (financiando con transferencias) el monto y tipo de subsidio decidido a nivel
local?
La sugerencia que podría hacerse al respecto, a fin de garantizar mayor robustez a los resultados
del modelo, es suponer que en la Región 2 (supuestamente rica) —aportante de recursos— no
existen pobres y que en la Región 1 (supuestamente pobre) —receptora de las transferencias—
no existen ricos. De esta manera, nunca un pobre de la Región rica podrá financiar a un pobre de
la Región pobre, pues no hay pobres en la Región rica, ni ricos en la pobre.
Una crítica importante es destacar que el argumento de la redistribución de dinero entre regiones
descuida la posibilidad de que las transferencias interregionales terminen capitalizándose en los
valores de los activos (o factor fijo tierra) y resulten totalmente ineficaces para el objetivo
perseguido. Probablemente solo provocaría redistribuciones de ingresos entre los propietarios de
dichos activos782.
―Como los bienes G1 son públicos o cuasi-públicos están fuera del poder de decisión de las
personas. Además, por la característica local, están lejos de la atención e información del
gobierno central. Están también lejos de la posibilidad de financiamiento de los gobiernos
locales que tienen bases tributarias débiles. Las transferencias interregionales son el
instrumento de política para corregir esas disparidades fiscales‖.
782
Más adelante se analiza este punto con mayor detalle.
945 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
decisiones sobre provisión de bienes públicos o cuasi-públicos los ciudadanos no cuentan. Todo
estaría en manos de los funcionarios benevolentes y todo el gasto público es por tanto un bien
meritorio. Asimismo, como las características locales están lejos del conocimiento de los
funcionarios centrales y, a su vez, existen gobiernos locales con bases tributarias débiles, habrán
de justificarse las transferencias federales para corregir las disparidades fiscales regionales, tema
que en rigor se trata en el punto siguiente.
Los interrogantes que surgen sobre este planteo son los siguientes:
(i) ¿Porqué no se deja que los ciudadanos decidan cuán complementarios son los bienes
públicos de los privados? Solamente habría que darles el ingreso necesario para que lo empleen
en gastar en bienes privados o decidan pagar mayores impuestos a su gobierno local para que les
provea de tales bienes. Nuevamente, ¿se asume que los votantes locales son miopes y los
funcionarios centrales sabios planificadores benevolentes?
(ii) El esquema de subsidiar a los gobiernos y no a los pobres, para que los gobiernos los
provean de bienes públicos complementarios es asumir que se trata de bienes meritorios. En el
caso contrario, los votantes sabrán qué hacer cuando los políticos les ofrezcan menús fiscales
alternativos. Y si no lo saben, entonces será difícil seguir analizando la existencia de un
gobierno federal y de un gobierno de democracia representativa.
(iii) Sobre el punto, no debieran descuidarse asimismo los problemas de agencia (esperando que
las transferencias a los gobiernos locales sean aplicadas a los fines que han sido base de su
justificación). Es probable que muchos recursos queden en el camino.
Las conclusiones a las que se arriban luego de pasar revista a los tópicos identificados
previamente en aras de justificar el centralismo tributario y las transferencias del gobierno
central, son las siguientes:
Los argumentos sugeridos por el enfoque normativo tradicional del federalismo fiscal, en rigor
conducen a justificar un gobierno unitario. Se trata de una verdadera ―teoría del unitarismo
fiscal‖, más que de federalismo fiscal.
El enfoque confía poco en las luces de los ciudadanos-votantes y mucho en policy makers
centrales muy sabios, bien informados y benevolentes, aparentemente esto último no para saber
lo que la gente necesita en servicios, pero sí de qué forma modificar precios relativos y niveles
de ingreso de las personas y recursos de los gobiernos en la economía para que las soluciones
que las comunidades locales adopten finalmente se acerquen a sus preferencias (!).
Buchanan sostenía que la única razón de ser de las transferencias de nivelación debería ser el
intento de igualar el trato fiscal entre personas de similar situación (similar nivel de ingreso),
independientemente del lugar donde tales personas residan. Esto significa el mismo residuo
fiscal neto para personas en igual situación de todas las jurisdicciones. El enfoque alternativo
del FCE, en cambio, sostiene la necesidad de igualar las capacidades tributarias de los
gobiernos, de forma de poner a los fiscos de todas las jurisdicciones en igualdad de condiciones
para financiar y, de esta manera, suministrar un paquete equivalente de bienes y servicios a sus
ciudadanos, con un nivel de presión tributaria similar; aunque de hecho tal suministro semejante
en las respectivas jurisdicciones no se decida finalmente.
Las implicancias de ambos criterios son diferentes, tanto en sus efectos redistributivos como en
la magnitud de las transferencias resultantes.
1) El método HEE
Para interpretar el punto de vista de Buchanan, debería entenderse el método HEE como una
recomendación que en rigor apunta a una cuestión de ―eficiencia‖ más que de ―equidad‖, no
obstante su denominación. En efecto, hablar de equidad ―horizontal‖ implica un trato fiscal
neutral entre individuos iguales que, en ausencia de gobierno, decidirían una radicación similar
que la optada con la presencia del gobierno. La única manera de ser neutral y evitar el inducir
fiscalmente a las personas a radicarse en determinada jurisdicción, es precisamente igualar entre
ellas el residuo fiscal neto en todas las jurisdicciones.
Por cierto que el método HEE no está pensado para modificar esencialmente la redistribución
vertical a nivel nacional. Simplemente, intenta nivelar las asimetrías entre personas de similar
nivel de ingreso, pues los iguales luego de las transferencias estarán fiscalmente tratados de
forma similar en todas las jurisdicciones. Algún efecto en la redistribución vertical no obstante
existirá, en tanto las transferencias implicarán algún efecto en nivelar ingresos promedio a nivel
783
Ver Piffano, H. y Porto, A. (1990).
947 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
nacional, pues ellas habrán de operar desde las jurisdicciones ricas (con menores niveles de
presión tributaria per cápita antes de transferencias) hacia las jurisdicciones pobres (con
mayores niveles de presión tributaria per cápita antes de transferencias).
Los sostenedores del método argumentan que el HEE cumple de esa manera con un principio de
equidad (básicamente horizontal) al tiempo de respetar el principio de eficiencia, o sea, se
asegura el primer mejor en cuanto a las decisiones de localización de las personas784. Más aún,
si los sistemas tributarios estuvieren basados exclusiva y estrictamente en el principio del
beneficio, entonces los diferenciales de residuos fiscales netos serían iguales a cero y similares
para individuos en igual situación, independientemente de la jurisdicción donde residan. En
tales supuestos extremos, no habría necesidad de ningún tipo de transferencias entre
jurisdicciones.
Si los sistemas tributarios fueran del tipo ―flat rate‖ (tasa plana o proporcional), los residuos
fiscales no serían nulos y no serían similares entre individuos con igual ingreso per cápita en
todas las jurisdicciones. Los residuos fiscales de las jurisdicciones más ricas resultarán mayores
a los de las jurisdicciones pobres (por efecto de la progresividad tributaria), en tanto los
beneficios (gasto) son función del ingreso per cápita promedio de la jurisdicción; los impuestos
son sólo una función del ingreso personal individual de las personas. Entonces para corregir
estas diferencias entre iguales, el gobierno debería efectuar transferencias de manera que los
residuos fiscales netos recibidos por los iguales sean similares, independientemente del lugar de
residencia.
Las transferencias así justificadas podrían ser hechas por el gobierno central directamente entre
las personas o mediante una transferencia en bloque de forma que la jurisdicción que deba
aportar se encargue de recaudar los impuestos necesarios en su jurisdicción y la receptora de la
transferencia las distribuya entre sus ciudadanos, de forma de lograr el mismo resultado.
Asimismo, debe aclararse que el sistema de transferencias del método HEE necesariamente
debe abarcar todo el conjunto nacional; ello induciría a una ganancia en eficiencia al garantizar
que las variables fiscales no distorsionen las elecciones de localización de las personas.
Finalmente, J. F. Graham (1963, 1964) sostuvo la posición de Buchanan, pero señaló su opinión
divergente con relación al objetivo de igualación teniendo en cuenta exclusivamente los
residuos fiscales netos. Sostuvo que, en realidad, también importan las diferencias entre los
niveles absolutos de los beneficios y costos que afectan a los iguales, aún cuando el residuo neto
sea similar entre ellos. En tal caso, según este autor, las ganancias en bienestar no
necesariamente serán iguales a pesar de que los residuos netos sí lo sean.
2) El método FCE
Los sostenedores del método FCE critican al método HEE por varias razones. En primer lugar,
un aspecto reconocido por el mismo Buchanan, es que el criterio HEE resulta de muy difícil o
imposible implementación. De alguna manera, reedita el problema del principio de
compensación ―efectiva‖ de Wicksell entre ganadores y perdedores de las decisiones sociales y
784
Los incentivos fiscales concedidos a través de impuestos nacionales (como el IVA), que otorgan
beneficios tributarios (gasto tributario) a determinadas actividades y/o regiones, no debieran asimilarse
estrictamente con las transferencias en dinero dirigida a las personas. La distorsión de precios a nivel
regional, como se analiza luego, habrá de mal orientar (deliberadamente) la asignación regional de
factores sin que ello implique igualar la situación fiscal (residuo fiscal) de los individuos que se
encuentren en igualdad de condiciones (nivel de ingreso personal) en todas las regiones. Dependerá de la
incidencia regional hacia adelante o hacia atrás del subsidio tributario, que tal beneficio tributario alcance
finalmente a los individuos residentes en la región favorecida. Puede que el subsidio quede en el bolsillo
de propietarios de factores móviles y no móviles residentes en regiones distintas a la favorecida, o quizás
en el bolsillo de los propietarios de inmuebles de la región favorecida, en el caso de capitalización del
subsidio en el valor del factor de producción fijo (ver los desarrollos del punto 6 más adelante).
948 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la solución sugerida luego por Kaldor de la compensación ―potencial‖. Buchanan admitió a tal
fin que las transferencias podrían efectuarse a nivel de los gobiernos y no de las personas,
dejando que los fiscos subnacionales decidan respecto a la distribución de las compensaciones.
A su vez, la alternativa pensada por Buchanan de que el gobierno central diseñe un sistema
tributario federal diferenciando la presión tributaria según niveles de ingreso per cápita de las
jurisdicciones, para compensar las diferencias entre iguales que surgen de las finanzas
subnacionales, chocaría con la restricción constitucional, reconocida asimismo por Buchanan,
que en cualquier federación limitarían tal posibilidad.
Una segunda crítica planteada por A. D. Scott (1964) es que la premisa ética que postula el
tratamiento igual a los iguales es aplicable a un estado unitario pero no a una federación. La
extensión de tal premisa a un estado federal es incompatible con la libertad que habrá de
reconocerse a los gobiernos subnacionales de decidir sobre sus asuntos fiscales y elegir su
propio patrón de equidad vertical. La alternativa de dejar a los gobiernos locales decidir —
admitiendo una compensación potencial a lo Kaldor—, según Scott, implica destruir el atractivo
ético del modelo HEE, pues si los gobiernos locales en los hechos no implementan las
compensaciones entre iguales, entonces el método HEE se transforma sólo en una forma de
estimar la magnitud de las transferencias.
Reforzando la observación de Graham, Scott señala que el principio de igualar los residuos
fiscales netos no es correcto. Lo que importa es el nivel de utilidad alcanzado por las personas y
no necesariamente serán similares aún con residuos fiscales netos iguales. Ello implica que el
criterio HEE no cumpliría con su finalidad de asegurar neutralidad en las decisiones de
localización de las personas. Más aún, el deducir costos de beneficios puede no ser el indicador
relevante; posiblemente el ―ratio‖ entre beneficios y costos (la tasa de retorno de los impuestos
pagados) entre iguales puede resultar un índice mejor según este autor.
En muchos ordenamientos federales, como los de Canadá, Australia o Alemania, por ejemplo,
se tiene la percepción de que los estados pobres requieren de la ayuda de los estados ricos como
precio por su permanencia en la federación. Tal asistencia financiera puede implementarse
directamente a través del presupuesto central o federal o bien mediante las transferencias de
nivelación. A su vez, cuando un sentimiento de solidaridad se difunde en el conjunto federal,
puede resultar inadmisible éticamente la existencia de fuertes disparidades regionales. La
reducción de tales asimetrías suele en tal caso constituir un objetivo importante de la federación.
949 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuando existen disparidades regionales en el ingreso per cápita resulta que la presión tributaria
en los estados pobres requerida para suministrar un paquete dado de bienes y servicios públicos
resultará muy superior a la presión tributaria requerida en los estados ricos para similar paquete
de bienes. Las transferencias del tipo FCE permiten nivelar las presiones tributarias y de esta
manera se asegura la posibilidad de acceso de los ciudadanos de la región pobre a dichos
servicios comunes785.
Una crítica soslayada por los sostenedores del método FCE, sin embargo, resulta similar a la
formulada por ellos mismos al método HEE. Si el gobierno receptor de las transferencias
finalmente no suministra el paquete equivalente de bienes y servicios cuya financiación es
asegurada por las transferencias, y en cambio, en un caso extremo, destina esos dineros a gasto
improductivo o simple corrupción, se estaría burlando el fundamento ético de la nivelación. Esta
afirmación conduce a analizar la racionalidad de transformar las transferencias en un sistema de
aportes condicionados a un fin específico, aspecto tratado más adelante.
Una crítica formulada por Boadway y Flatters al método FCE es que el mismo ofendería a la
ética individual, constituyendo una concepción orgánica del estado y, por tanto, incompatible
con el principio del primer mejor (―first best‖). Mieszkowski y Musgrave han rechazado esta
crítica destacando que el método FCE no implica tal concepción orgánica del estado ni
desconoce el rol de los individuos como sujetos de satisfacción de necesidades. Más bien
entienden que los individuos actúan como grupo y no aisladamente, en un contexto de tejido
social estrecho y democrático.
Se sostiene que en una federación, los individuos actúan dentro de grupos: uno mayor como
ciudadanos del conjunto federal y, al mismo tiempo, otro menor como ciudadanos de
determinada jurisdicción dentro de la federación, destacando que son los individuos y no el
grupo los que finalmente habrán de experimentar placer o dolor por las decisiones que adopten
los gobiernos. El aspecto no poco relevante de este argumento —soslayado naturalmente por los
defensores del FCE— es de qué manera habrán de percibir tales placeres y dolores los
ciudadanos como atribuibles al gobierno central o al gobierno subnacional a los que pertenecen,
cuando no tengan información suficiente para rastrear el destino de sus contribuciones. El
problema de accountability de las decisiones sociales aflora entonces como un punto muy débil
del argumento de equidad sostenido786.
Un punto de importancia a aclarar es que los sostenedores del método FCE reconocen que el
mismo lesionará la equidad horizontal. De acuerdo a las simulaciones efectuadas por el trabajo
de Mieszkowski y Musgrave sobre ambos métodos, la magnitud de las transferencias del tipo
FCE resultan algo superiores a las del método HEE. Por otro lado, Buchanan había aceptado la
posibilidad de instrumentar transferencias del tipo FCE como proxy de las transferencias del
tipo HEE, en virtud de su dificultad de implementación en la práctica. En base a estas dos
circunstancias, el Economic Council de Canadá sugirió la instrumentación de las transferencias
del tipo FCE787, destinando el excedente del monto superior a las transferencias que se
785
Cabe aquí una aclaración similar a la formulada con el método HEE, en este caso respecto a la
diferencia que debe reconocerse entre nivelar la presión tributaria subnacional a través de una
transferencia del tipo FCE, con la de otorgar un subsidio regional a determinadas actividades, que
deliberadamente distorsionen precios relativos de bienes y servicios privados, y no solamente públicos,
entre regiones. Nuevamente, dependerá de la incidencia regional hacia adelante o hacia atrás del subsidio
tributario, que tal beneficio alcance finalmente a los individuos residentes en la región favorecida.
También en este caso, puede que el subsidio quede finalmente en el bolsillo de propietarios de factores
residentes en regiones distintas a la favorecida.
786
En el punto 5 se analizan las implicancias asignativas de esta forma de adoptar las decisiones
colectivas.
787
El método FCE resultó finalmente el criterio sustentado por la reforma constitucional de 1982 de
Canadá.
950 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
determinarían por el método HEE, a nivelar la situación de los iguales, es decir, tratar de
mejorar la equidad horizontal. Pero los sostenedores del FCE argumentan que la redistribución
desde las jurisdicciones ricas a las pobres habrá de lesionar la equidad horizontal, en tanto que
lo que el gobierno receptor de las transferencias haga con los recursos en exceso recibidos, no
puede garantizar que apunte necesariamente a mejorar tal equidad horizontal. La conclusión
final sobre este punto es que el empleo del método FCE es inconsistente con el logro de la
equidad horizontal. Esto significa admitir necesariamente distorsiones en los precios relativos
enfrentados entre bienes públicos y privados por los ciudadanos de las distintas jurisdicciones
de la federación.
Como reconocen Mieszkowski y Musgrave, ambos métodos —HEE y FCE— tienen en común
el considerar a los bienes públicos de forma similar a los bienes privados. Ambos miden la
satisfacción derivada del gasto en bienes públicos en términos per cápita. Los bienes en
cuestión pueden no obstante ser bienes privados financiados públicamente o tratarse de bienes
colectivos (―club goods‖). En el caso de tratarse de bienes públicos en su concepción pura (no
rivales en el consumo), es importante analizar cómo se ve afectado el diseño de las
transferencias.
En el caso de jurisdicciones con igual nivel de ingreso per cápita promedio existirá una ventaja
en residir allí donde la población es mayor, en tanto el costo de provisión de los bienes públicos
se diluye en una mayor cantidad de contribuyentes, en tanto no ocurre lo mismo con el
beneficio. Las transferencias pueden justificarse para derivar fondos a las jurisdicciones
densamente pobladas o con mayor población esparcida en su territorio, aún inclusive en el caso
que esto implique transferencias de una región con menor nivel de ingreso per cápita promedio
que la receptora. Esta circunstancia, importante, no ha sido suficientemente explorada por la
literatura sobre las transferencias de nivelación, como bien señalan Mieszkowski y Musgrave788.
Un segundo aspecto a considerar en ambos tipos de métodos, pero en particular en el caso del
FCE, es la tendencia general a justificar transferencias en bloque o de libre disponibilidad. En el
contexto de la existencia de bienes meritorios (Musgrave, R., 1959, 1987) o cuando la equidad
interindividual es vista bajo la forma ―equidad específica‖ a lo Tobin, pueden justificarse
subsidios destinados tanto a proveer bienes privados como públicos. En el caso de bienes
privados, ha sido sugerida la alternativa del subsidio directo a la demanda (consumidores) o a
los proveedores de dichos bienes. Si se trata de bienes públicos a ser provistos por las
jurisdicciones subnacionales, la equidad específica se transforma en una cuestión
interjurisdiccional. La resolución puede encararse a través del presupuesto nacional o federal, o
bien ser objeto de transferencias con destino específico a las jurisdicciones subnacionales.
Es el caso de los EE. UU. país en el que no ha sido común el empleo de transferencias federales
en bloque o generales, y sí las de tipo específico. Pero las modalidades dependen de cada tipo de
gasto o servicio y de la concepción que cada país tenga de las respectivas responsabilidades a
asumir por cada nivel de gobierno. Como señalan Mieszkowski y Musgrave, las vertientes
política e institucional a su vez suelen cambiar en el tiempo, como bien lo demuestra la mayor
tendencia a reconocer aportes en bloque en el caso de EE. UU., junto a una reinterpretación del
federalismo menos cohesivo y/o menos centralizado.
788
Este es el otro aspecto relevante del tema que se analiza más adelante en el punto 9.
951 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Asúmase ahora:
y,
Asimismo, tomando al precio de los bienes privados como numereire (Pyij = 1):
(4) yj = Yj – Tj/Nj
es decir, el ingreso per cápita disponible para consumo de bienes privados (yj) en j, es igual al
ingreso per cápita (Yj) menos los impuestos del gobierno regional o local (Tj), por habitante, de
la región j.
Ahora bien, existiendo transferencias —subsidios (Sj) y aportes (Aj)— entre jurisdicciones, el
presupuesto del gobierno regional cumplirá la condición:
(5) Tj + Sj – Aj = cj * Gj = Cj
789
En rigor, a los fines de analizar las implicancias asignativas de las decisiones fiscales de los gobiernos,
importará poco si G son estrictamente ―bienes club‖ o si incluye en parte bienes privados socializados, es
decir, provistos por el presupuesto público regional. Definitivamente, lo importante no es si se trata de
―bienes públicos puros‖, sino bienes cuya provisión ha de ser instrumentada a través del presupuesto, es
decir, financiada con impuestos.
952 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es decir, el costo presupuestario o gasto público en j (Cj = cj * Gj) podrá ser financiado con Tj
más las transferencias o subsidios recibidos de otras regiones (Sj) menos los aportes realizados a
otras regiones (Aj). O sea, el costo unitario per cápita de los bienes públicos en j (o sea cj) será
el resultado neto de (tj – sj + aj).
es decir,
o sea: Nj * (ugj/uyj) = cj
que expresa la condición samuelsoniana de provisión óptima de los bienes públicos: la suma de
las tasas marginales de sustitución en j iguala al costo relativo o de oportunidad de provisión de
los bienes públicos, es decir, el impuesto-precio (cj) que habrían de soportar los habitantes de j.
Ahora bien, si asumimos que una cierta magnitud de los recursos totales disponibles en la
región j (Rj) pueden ser asignados indistintamente para financiar bienes privados (yj) o bienes
públicos (Gj), la función de transformación o línea de isogasto regional (simplificando el
análisis en cuanto a los supuestos de comportamiento de las respectivas funciones de
producción) resulta:
(13) c1 < c2
y si al mismo tiempo asumimos que N1 = N2, de manera de eliminar el efecto que produce el
tamaño de la población, entonces:
es decir,
Asumiendo finalmente una misma función de utilidad representativa del votante mediano para
ambas regiones790, se tiene que:
(16) G1 > G2
(17) t1 > t2
(18) t 1 - s 1 = t 2 + a2
Luego:
(19) c1 = c2
o sea,791
(22) G1 = G2
Los diagramas de Figura 1A y 1B, indican este resultado para dos individuos con diferente
ingreso medio viviendo en la Región 1 (de menor ingreso per cápita) y en la Región 2 (de
mayor ingreso per cápita) pero con iguales gustos o preferencias.
790
El supuesto de funciones de utilidad similares para el votante mediano de ambas regiones resulta
necesario si se espera que los gobiernos habrán de proveer cantidades equivalentes de bienes públicos a
los ciudadanos independientemente de donde ellos residan. Esto naturalmente aparece como un supuesto
relativamente absurdo si se acepta que la razón de ser de la existencia de gobiernos subnacionales es el
agrupamiento regionalmente separado de ciudadanos que habrán de tener gustos o preferencias diferentes.
El caso bajo el supuesto de funciones de utilidad diferentes se analiza seguidamente.
791
Recuérdese lo indicado en la nota al pie anterior.
954 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1A:
VOTANTE MEDIANO DE LA REGIÓN 1 (SUBSIDIADA)
Figura 1B:
VOTANTE MEDIANO DE LA REGIÓN 2 (APORTANTE)
El tamaño óptimo de los bienes públicos en las regiones (G*1; G*2) no se corresponde
naturalmente con el resultado de los bienes públicos provistos después de las transferencias. El
impuesto-precio percibido en la Región 1 (c1) es inferior al costo de oportunidad de los bienes
públicos (t1) —el costo de la renuncia en el consumo de los bienes privados—, en tanto que a la
inversa sucede en la Región 2792.
792
Esta distorsión solamente se eliminaría si el Gobierno Federal gravase a los bienes privados en la
Región 1 con una alícuota mayor que la vigente en la Región 2 (p. e., con una alícuota diferencial en el
955 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La distorsión genera carga excedente, como puede apreciarse en el diagrama (ver soluciones
graficadas en línea entrecortada), comparando con la alternativa de una transferencia
interregional de ingreso dirigida ―al bolsillo‖ de los ciudadanos o del votante mediano de la
Región 1‖, en lugar de hacerlo ―a las arcas del Tesoro Regional‖, que habrá de identificar estas
transferencias como reducción del costo político de financiar gasto público local dirigido a sus
electores (―constituency‖).
El análisis está claramente asumiendo ―virtual miopía‖ del ciudadano local sobre el verdadero
costo de oportunidad de sus demandas por bienes públicos, o posibles asimetrías de información
en la relación de agencia entre ciudadanos (principal) y sus representantes políticos (agente).
Pero ello no significa necesariamente que el ciudadano de la Región 1 no intuya que los bienes
públicos son más baratos en su región que lo que en realidad le cuestan a la sociedad, sino que
la percepción ―correcta‖ de la menor incidencia en su propio bolsillo lo motivará a demandar
más actividad pública que la socialmente óptima.
En la Figura 2A se identifican tres ciudadanos con igual nivel de ingreso pero preferencias
distintas, viviendo en tres regiones diferentes (Región 1, Región 2 y Región 3). Siguiendo las
preferencias del votante mediano de la Región 2 (u*2) —que a su vez desempeña el papel de
votante mediano a nivel nacional—, la provisión uniforme del bien público subnacional para
todos los individuos indistintamente de la región de residencia, provoca pérdida de bienestar
para los dos tercios de los votantes medianos.
IVA), que neutralice los efectos distorsivos de las transferencias. Esto, naturalmente, no tendría mayor
sentido, sin olvidar además los problemas constitucionales y de administración tributaria que tal política
podría significar.
793
La distinción de si este sistema de impuestos-transferencias se debe a la existencia de un acuerdo de
coparticipación o a decisiones del propio nivel federal (ATN), no agrega nada a la cuestión económica.
La distinción jurídica-constitucional de ―quien detenta el derecho de propiedad originario para gravar la
riqueza‖, si en los hechos ese derecho no se ejercita, no tiene la menor relevancia económica.
956 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 2A Figura 2B
Y Y
3c
u*1 Ds(G)
u1´ t1
u*2
t2= t
u3´ u*3 t3 D3 D2 D1
0 G*1 G*2 G*3 G 0 G G
El caso que contempla diferentes niveles de ingreso, puede analizarse con el diagrama de
Figura 2B. El mismo utiliza las seudocurvas de demanda samuelsonianas por el bien público
subnacional G. La solución de provisión uniforme para el bien público con costo unitario t y
financiado con un sistema tributario de impuesto-precios a lo Lindalh, permite redistribuir
ingresos desde el votante mediano de la Región 1 (rica) al votante mediano de la Región 3
(pobre). Los costos en bienestar se identifican por los dos triángulos formados por la recta del
costo t, el nivel de G y las respectivas seudocurvas de demanda de ambos votantes medianos.
En tal caso, las transferencias pecuniarias desde la región calificada como ―rica‖ a la calificada
como ―pobre‖, habrán de capitalizarse en el valor de la tierra.
794
Para extensiones y modelos alternativos que describen los efectos de las transferencias, según los
enfoques normativo tradicional y los derivados de la corriente public choice (los modelos de Oates y
King, y las teorías sobre el efecto flypaper), ver punto 8 más adelante.
795
Se reiteran en este punto desarrollos adelantados en el Capítulo 10, apartado 10.6., punto (iii) (e)-
957 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el corto plazo, si las migraciones funcionaran de acuerdo a los estímulos económicos, parte
de los trabajadores migrarán a la región pobre, atraídos por la existencia de oportunidades de
trabajo y el cambio relativo de los salarios medios entre ambas regiones, y la reducción de los
costos de los bienes públicos en la región receptora796. Sin embargo, la capitalización operará
para encarecer los bienes privados complementarios a la decisión de residencia de los
trabajadores, de forma que las diferencias en los salarios reales entre regiones subsidiadas y
gravadas irán poco a poco desapareciendo. Los salarios reales de largo plazo no podrían ser
diferentes entre regiones, asumiendo perfecta movilidad del factor y regiones pequeñas
actuando competitivamente (tomadoras de precio) en la economía nacional.
Resulta claro que, en el corto plazo, los efectos fiscales buscados a través del subsidio regional
se mantendrán en la medida en que el flujo de transferencias se mantenga. Si el flujo se
discontinuara, entonces muy rápidamente se volvería a la situación inicial797. Esto significa que
el sistema de transferencias debería operar obviamente más allá de un ejercicio fiscal para
intentar mantener sus efectos; circunstancia natural del objetivo perseguido por la política, al
menos hasta tanto no se modifique el panorama inicial entre regiones. Sin embargo, en el largo
plazo, dado el efecto capitalización ya comentado, la eliminación de la asimetría no habrá
finalmente de consolidarse. Se habrá frustrado el fin redistributivo con un costo evidente en el
bienestar total.
Un punto importante señalado por Shah (1994) es que la capitalización asegura que los
propietarios de los inmuebles no puedan evitar las consecuencias de las políticas públicas,
moviéndose del área. Desde el momento en que los beneficios netos son capitalizados en el
valor de las propiedades, una ganancia o una pérdida de capital debido al (o derivada del) sector
público, es realizada recién al momento de venderse la propiedad, pero su incidencia es en
realidad instantánea en cuanto a su efecto sobre el costo de oportunidad del activo. Esto sugiere
que, en presencia de capitalización, la prescripción de Tiebout de que el sistema de gobiernos
locales aseguraría niveles de servicios públicos locales óptimos, con un sistema de
transferencias de nivelación tal óptimo no estará garantizado. Indudablemente si las
transferencias de nivelación generan ineficiencias asignativas, los precios distorsionados de los
bienes públicos y privados habrán de mal orientar las decisiones de localización. En este
sentido, es correcto que la movilidad de los votantes (voto con los pies) no aseguraría un
asentamiento óptimo.
796
Suponiendo inicialmente (antes de transferencias) poblaciones con ingresos per cápita diferentes.
797
Los propietarios de los activos de la región subsidiada —que dejaría de serlo— sufrirían una pérdida
instantánea, tan violenta como la ganancia obtenida al inicio del régimen de transferencias.
958 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde wj y θj son las retribuciones netas (valores de reserva) de los factores Lj y Kj, y las
sumas (wj + tj) y (θj + tj) los costos factoriales brutos de impuesto, respectivamente.
Dado que el factor tierra es fijo (Tj*), la función de producción se puede expresar como el
producto de los factores Lj y Kj por unidad de factor tierra, es decir,
lj = Lj/ Tj*
kj = Kj/ Tj*
Entonces:
Si el precio del producto regional se supone constante y se adopta como numéraire, las
condiciones de primer orden exigen:
(1) f´lj = wj + tj
(2) f´kj = θj + tj
Asumiendo que las provincias son pequeñas respecto al tamaño de la economía, ellas se
comportarán como competidoras (tomadoras de precios) con respecto a las retribuciones de los
factores móviles, es decir,
wj = w*; θj = θ*
Luego, los valores de lj y kj, dependerán de tj en las expresiones (1), (2) y (3). Ahora bien,
diferenciando la (1) y la (2) ante cambios en tj:
es decir,
f″lj . (∂lj/∂tj) = 0 + 1 = 1
f″kj . (∂kj/∂tj) = 0 + 1 = 1
o sea,
pues ∂lj/∂tj < 0; (∂k/∂tj) < 0. Lo que significa que Lj y Kj se moverán hacia otras jurisdicciones
si tj aumenta o inmigrarán a la jurisdicción si tj disminuye. En efecto, si por ejemplo tj
disminuye, dado que w* y θ* son constantes, baja el costo marginal de ambos factores (dado
que tj1 < tj0) y consecuentemente sus dotaciones aumentan en la jurisdicción. El cambio descrito
se observa en las Figuras 3 (a) y 3 (b):
959 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por lo tanto, volviendo a la expresión (3) y reemplazando en ella los valores del momento 0
(antes de la baja del impuesto) y del momento 1 (después de la baja del impuesto), se deduce
que:
798
(6) Rj1 > Rj0
Dado que el valor de la tierra en la jurisdicción j (Vj) es equivalente al valor actual de su renta,
suponiendo rendimientos constantes a perpetuidad, se tiene que:
(7) Vj = Rj / θ*
Por lo tanto:
O sea, la rebaja del impuesto en j se ha capitalizado en el valor del factor fijo tierra.
Un razonamiento similar, pero inverso en los resultados, conduce a sostener que la mayor
presión tributaria en la provincia con residuo fiscal negativo operará amortizando el diferencial
en el valor (menor) de la tierra en la provincia.
Finalmente, recordando la conclusión final arribada en el Capítulo 10, desde el punto de vista
de cualquier política dirigida a lograr el asentamiento de la población rural en el interior del
país, dado que en el largo plazo los factores variables habrán de converger a retribuciones
similares en todas las regiones, el tratamiento diferencial con el fin de lograr el asentamiento
798
Se recuerda aquí la observación de Eusebio Cleto del Rey (UNSa) en oportunidad de desarrollar este
modelo para discutir los efectos económicos de las transferencias federales de nivelación (Piffano, 2004),
quien advierte sobre la posibilidad de inversión de este resultado, si el aumento del uso de los factores l j y
kj, que figuran con signo negativo en (3) más que compensa la caída de las productividades marginales
respectivas, es decir, dependiendo de si las elasticidades de las curvas indicadas en las Figuras 3a y 3b,
son mayores o menores a uno (en valor absoluto). La respuesta a esta crítica es que el aumento de los
niveles absolutos de los factores variables trabajo y capital pueden llegar a absorber mayor renta o ingreso
en la región de menor presión tributaria, como consecuencia del aumento de la inversión y el empleo. Sin
embargo, la mayor demanda de tierra (factor fijo) generará aumentos de su valor, cuando los factores
variables compitan para radicarse en ella, generando aumentos en el nivel del producto por hectárea de la
región [f(T.) en la (3)] por mayor uso intensivo de la tierra, al reducirse tj por hectárea. El propietario del
factor fijo tierra de esa región obtendrá un incremento de su excedente por el empleo de los factores
variables equivalente a las áreas sombreadas de las Figuras 3 (a) y 3 (b). Ese mayor excedente es el que
precisamente explica el aumento del valor de su tierra.
960 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
poblacional en el interior del país no habría de lograrse. Posiblemente el menor valor de la tierra
donde ella se produzca atraerá a los pools de siembra que lograrán maximizar ingresos allí
donde los arrendamientos sean menores. La movilidad entonces no será de la población de
trabajadores sino de los recursos de capital moviéndose a lo largo del territorio nacional y cuyos
propietarios son socios de fideicomisos o sociedades con radicación territorial indefinida.
Cambio tecnológico que deriva en un proceso continuo de poblaciones rurales migrando a los
grandes conurbanos, lográndose exactamente el efecto contrario o inverso al objetivo
perseguido.
donde:
WJ(g): es la función de bienestar del grupo J, función del gasto local
y: es el ingreso local per cápita
τ: es la tasa impositiva (costo de la provisión del bien público local) percibida
localmente (del tipo lump-sum per cápita)
H(gJ): es el beneficio per cápita recibido por el grupo J, función del gasto local
Dado que NJ/N < 1, todos los grupos sobre-gastarán en comparación al óptimo social, es decir:
y los grupos más pequeños —usualmente los más beneficiados por el sistema de las
transferencias de nivelación— habrán de sobre-gastar en mayor medida.
Este es el efecto del fondo común: cada grupo internaliza a pleno los beneficios de su propio
bien público, pero como el financiamiento es compartido, solamente internaliza la fracción NJ/N
del costo marginal del incremento en la presión tributaria. El problema reside entonces en el
procedimiento por el cual las decisiones colectivas son adoptadas, que implica que la tasa de
799
Si bien este análisis está referido a las transferencias de nivelación, el fenómeno descrito aquí se
presentará en cualquier sistema de reparto ―secundario‖ de todo fondo común, es decir, aún en un sistema
de coparticipación de tipo devolutivo, es decir, sin efectos de nivelación entre regiones ricas y pobres, al
perderse la percepción de los impuestos-precios que derivarían de un esquema genuino de
correspondencia fiscal en las decisiones de gasto de cada nivel de gobierno.
961 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
imposición es residualmente determinada una vez que todas las decisiones de gasto han sido
hechas en un esquema descentralizado. La concentración de los beneficios y la dispersión de los
costos conduce a un gasto excesivo cuando es residualmente financiado a través de un fondo
común del rendimiento tributario.
Los sistemas de coparticipación federal de impuestos que en los hechos operan a partir del gasto
incurrido por los gobiernos respectivos, para discutir la distribución primaria y la secundaria,
han sido la base de los acuerdos fiscales federales de las últimas décadas en Argentina,
confirmando el escenario y los resultados pronosticados por el paradigma del fondo común. El
problema en Argentina se magnifica por el hecho de que el sistema fiscal federal registra una
fuerte descentralización del gasto y una fuerte centralización tributaria, de manera que las
transferencias federales son determinantes fundamentales de las posibilidades de financiamiento
de los gobiernos provinciales800.
Figura 4
800
Detalles de las asimetrías verticales pueden consultarse en Piffano, H. (1998).
962 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es decir, el votante mediano decide votar un presupuesto público mayor pero, asimismo, una
presión tributaria local menor (T0/0A > T1/0A), que le permite aumentar el gasto en bienes
privados. El resultado del incremento en el gasto público y en el gasto privado dependerá de las
respectivas elasticidades-ingreso.
Sin embargo, está claro que siempre es de esperar algún aumento de ambos tipos de gasto (en
bienes privados y en bienes públicos), si se acepta que ambos bienes son superiores.
Figura 5
La recta de presupuesto inicial es AA‘. La nueva recta de presupuesto luego del aporte es AB.
El nuevo equilibrio en E2 significa un incremento del gasto público subnacional mayor que en el
caso anterior, dado que en su determinación influyen dos efectos: el ―efecto ingreso‖, que se
identifica por el pase desde E0 a E‘2, y el ―efecto precio‖ (o efecto sustitución) que implica el
desplazamiento desde E‘2 a E2. El aumento total del gasto (QR) se explica por QA‘ debido al
primer efecto y A‘R al segundo. La presión tributaria subnacional se reduce menos que en el
caso del aporte no condicionado, lo que implica un menor incremento del gasto privado.
801
Se asumen costos constantes de transformación entre bienes privados y públicos.
963 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
donde:
∂Y es la variación en el ingreso
Figura 6
En este caso, se espera que el aumento del gasto público subnacional coincida con el monto
total del subsidio o aporte federal. La nueva situación de equilibrio en E1, implica un aumento
del gasto de QP = AC. Sin embargo, es muy claro que el votante mediano intentará ubicarse en
E‘1, por lo que este tipo de transferencia enfrenta el problema del posible desvío de fondos hacia
otros destinos del gasto o, con relación al tema que nos interesa, por ejemplo, a reducir la
presión tributaria subnacional y no solamente incrementar el presupuesto público.
Es decir,
hacia el fondo‖), como ya se analizara más arriba, circunstancia que exige ser corregida
mediante tales transferencias, dirigidas especialmente a financiar servicios que se estiman
importantes garantizar a todo ciudadano (nuevamente el atributo de bien meritorio).
En línea con el argumento anterior, W. Hewller y J. Pechman (1960) señalaron que estando el
sistema tributario del gobierno central, descansando en impuestos de alta elasticidad-ingreso, se
generan automáticamente incrementos en los recursos federales que exceden las necesidades de
gasto correspondiente, provocando superávit y ejerciendo una erosión fiscal (filtro) en la
macroeconomía. En contraposición, con el aumento del nivel de ingreso, las necesidades de
gasto público de los gobiernos subnacionales crecerían, en tanto que sus recaudaciones no, al
estar ellas ligadas a impuestos con elasticidad-ingreso muy baja (inelásticos). La solución a este
problema es la coparticipación de las recaudaciones con el crecimiento rápido de las
necesidades de gasto subnacional (estadual y municipal).
El punto básico tiene que ver con los efectos provocados por ―la separación de las decisiones de
gasto y su financiamiento‖. Buchanan (1952) ha señalado que cuando la responsabilidad de
gastar y la potestad de fijar los impuestos están separadas, los gobiernos tienden a enfrentar
incentivos que conducen a decisiones ineficientes. Cuando los impuestos son establecidos a
nivel nacional, los aportes o transferencias federales a las provincias o estados pueden inducir a
la creencia de que al menos ―parte‖ del costo adicional de los bienes públicos provinciales serán
financiados por no residentes. Si la comunidad local ―cree‖ poder financiar un peso adicional de
gasto con aportes federales provenientes de recaudaciones en las que sus contribuyentes
participan en un monto menor a un peso en la recaudación marginal del impuesto federal,
estarían ―percibiendo‖ un impuesto-precio del gasto marginal reducido e incurriendo por tanto
en un gasto no óptimo.
802
Se remite al lector a lo tratado en el punto 3.
803
Para un análisis particular de las transferencias federales basadas en el argumento de las externalidades
migratorias y también para resolver la existencia de deseconomías de aglomeración, ver Nota 8, op. cit.
965 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La literatura resulta abundante en los enfoques y matices para explicar el ―flypaper effect‖. De
una revista rápida de los mismos, se rescatan los siguientes:
(c) Otro enfoque es el de ―manipuleo de agenda‖ propuesto por Romer y Rosenthal (1980). El
modelo señala la ventaja de que goza el burócrata de fijar la agenda de las autoridades políticas.
Los autores consideran al resultado de la consulta popular con relación al nivel del gasto
gubernamental; si en el referéndum la posibilidad de aumento es derrotada, el nivel queda fijado
exógenamente; el llamado ―nivel previo‖ (―reversion level‖). En particular, donde existe un
―nivel previo de gasto público que es menor al deseado por el votante mediano‖, el gobierno
puede ofrecer un nivel de gasto superior apenas preferido al nivel preexistente. Cuanto más bajo
es el monto preexistente, con relación a las preferencias del votante mediano, mayor puede ser
la oferta gubernamental en términos de gasto público. El control de agenda por el gobierno y la
elección todo-o-nada ofrecida por el gobierno puede conducir a un resultado Leviatán.
(d) Otro enfoque alternativo empleado para explicar el ―flypaper effect‖, es el que destaca el
comportamiento de los grupos de interés. De acuerdo con Dougan y Kenyon (1988), por
ejemplo, los grupos de interés, haciendo ―lobby‖ para incrementar el gasto en programas
específicos (―categorical programs‖), pueden asegurar, a través del ―intercambio de favores‖ y
las ―contribuciones para campañas‖, que fracciones mayores de los aportes condicionados sean
gastados en programas particulares, probablemente distintos a aquellos que elegiría el votante
mediano. En estos modelos, el gobierno puede colusionar con los grupos de interés para
aumentar el gasto público en respuesta a tales aportes condicionados.
966 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(e) Una nueva explicación del ―flypaper-effect‖ ha sido sugerida por J. Quigley y E. Smolensky
(1992). Los autores advierten sobre la posibilidad de que tal efecto ocurra como respuesta del
nivel local de gobierno a la alternativa (peor) de asumir ―costos de transacción‖ derivados de
intentar modificar la legislación tributaria propia (por ejemplo, reducir alícuotas impositivas de
tributos locales), como indicarían los deseos del votante mediano, ante la aparición del aporte
federal. El ―flypaper effect‖ resultaría, por lo tanto, de una decisión ―eficiente‖ a nivel local de
gobierno.
(g) Porto (1992), luego de presentar los argumentos teóricos de la tesis Leviatán y ―flypaper-
effect‖, utilizando datos sobre gasto público y su financiamiento en los gobiernos locales
(provincias y municipios) de Argentina, arriba a las siguientes conclusiones: i) ―el tamaño del
sector público es menor cuanto mayor es el grado de descentralización‖; ii) ―el tamaño del
sector público es mayor, cuanto mayor es el grado de separación entre las decisiones de gastar y
recaudar‖; y iii) ―el grado de descentralización es menor cuanto mayor es la separación entre las
decisiones de gastar y recaudar a nivel provincial‖. El último de los hallazgos pone en evidencia
que para el nivel provincial de gobierno resulta ―buen negocio‖ quedarse con el gasto (no
descentralizarlo hacia el nivel municipal) cuando su financiamiento no exige el costo político de
establecer impuestos a los contribuyentes locales (cuando es alta la proporción del
financiamiento vía transferencias del gobierno central).
El resultado de todos estos enfoques conduce a la conclusión de que tanto los aportes
condicionados como los no condicionados otorgados por el gobierno central a los gobiernos
locales inducirían a un gobierno más grande y menos responsable que el que surgiría mediante
elección de los ciudadanos de una manera democrática.
c) Una exposición diagramática simple del ―flypaper-effect‖: los modelos de Oates y King
comunidad local (efecto ―flypaper‖) o inclusive superior al monto del aporte mismo (efecto
―bandwagonism‖804).
Resulta claro que un aumento del gasto público superior al monto de la transferencia de ingreso,
estaría implicando que el gasto privado (o los bienes privados) fueren bienes inferiores para el
votante mediano. Este no podría ser aceptado como un caso factible en el mundo de la teoría
microeconómica convencional, en un modelo de elección del consumidor de dos bienes
―normales‖ (privado y público).
W. Oates (1979) adelanta una explicación del fenómeno flypaper, quien ha reconocido (en
Oates, 1972, p.123) que ―el problema de desarrollar un sistema impositivo conducente a un
proceso de decisiones sociales eficiente‖, constituye el segundo de tres criterios para la
evaluación de un sistema tributario. Así, dice (p.124) ―este segundo criterio también implica
que resulta generalmente deseable, al menos en el margen, tener niveles de gobierno
descentralizados que financian programas con sus propios recursos más que con fondos de
fuentes externas. Si los impuestos no son fijados localmente, la ligazón explícita entre
beneficios y costos reales de los programas es rota‖.
Para analizar las consecuencias de esta separación, en base a un modelo simple de ―ilusión
fiscal‖ del votante mediano, Oates plantea el posible efecto de un aporte del tipo ―lump-sum‖, es
decir, un subsidio no condicionado de suma fija. En la Figura 7 se ilustra el caso.
Figura 7
AA‘ es la curva de oferta (precio) percibida por el votante mediano antes del subsidio. Es decir,
se supone costos constantes en la producción de los bienes públicos (X) y participación
constante del votante mediano en el pago de los impuestos. La situación inicial ubica al votante
mediano demandando bienes públicos por Q1 y asumiendo el pago de impuestos por una
magnitud igual al costo de su provisión (0AFQ1). Se analizan tres situaciones: un aumento del
ingreso del votante mediano, una transferencia del tipo ―lump-sum grant‖ y una transferencia
condicionada del tipo ―matching-grant‖.
En este caso la curva de demanda D se desplazaría a D‘ por el aumento en el ingreso del votante
mediano, coincidente con el aumento del ingreso de la región. El paso de Q1 a Q2 dependerá de
la elasticidad-ingreso del votante mediano por los bienes públicos. Está claro nuevamente que el
financiamiento recae totalmente en el votante mediano como contribuyente, ahora por la suma
de 0AF‘Q2.
804
Ver Henderson, J. M. (1968), Schwab, R. M. y Zampelli, E. M. (1987), Case, A. C., Hines, J. R. y
Rosen, H. S. (1993), comentarios sobre el caso de municipios en Argentina en Porto, A. y Gasparini, L,
(1998).
968 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Supóngase un aporte federal no condicionado de suma fija y de tamaño 0B. Ahora el votante
mediano ―percibe‖ una nueva curva de costo de provisión de los bienes públicos (debido a
ilusión fiscal) que corresponde a BB‘. BB‘ es la nueva curva de impuesto-precio que indica que
a medida que X aumenta, se diluye el financiamiento unitario del subsidio y, consecuentemente,
sube el impuesto unitario a pagar por el votante mediano. Sin embargo, el costo unitario de la
provisión sigue siendo AA‘. Sobre la base de esa percepción distorsionada, la demanda se
ubicará en Q3. El presupuesto del gobierno subnacional es ahora de 0AHQ3, y es financiado con
recursos propios del gobierno subnacional (impuestos a pagar por el votante mediano) por
0Q3GC y con la transferencia federal por CAHG.
Compárense ambas situaciones. En el caso del aumento del ingreso, el votante mediano sólo
gastaría su incremento total en bienes públicos (X) en el supuesto de que la elasticidad-ingreso
de los bienes privados fuere cero, lo que es imposible de sostener. En cambio, es posible que el
aporte federal sea totalmente destinado al consumo de bienes públicos; en este caso ello
ocurriría para el caso en que la elasticidad-precio de los bienes públicos fuera unitaria, lo que sí
es posible de sostener. En este caso, una curva de demanda D de elasticidad unitaria constante,
por ejemplo, daría que 0Q1FA = 0Q3GC. La conclusión es, por lo tanto, que de darse los
supuestos de comportamiento del votante mediano del modelo de Oates, el efecto de las
transferencias federales no condicionadas, supera al efecto ingreso de la teoría normativa
convencional, aún cuando no resulte necesario asumir supuestos inviables en cuanto a
elasticidades-ingreso de los bienes privados y públicos. Es decir,
Figura 8
La curva de impuesto-precio percibida ahora por el votante mediano es CC‘. El costo unitario,
sin embargo, sigue siendo AA‘. La demanda del votante mediano se ubica nuevamente en Q3,
arrojando como resultado un presupuesto público subnacional de 0Q3HA, financiado con
0Q3GC de recursos propios y CAHG por el aporte federal.
Se confirma nuevamente que, en sentido contrario al pronóstico de la teoría normativa
convencional, el efecto del aporte condicionado es similar al del aporte no condicionado y, en
ambos casos, superior al efecto ingreso. Es decir,
King desarrolla la idea de la ―preocupación del votante mediano por los pobres‖, que equivale a
introducir en el análisis de elección del votante mediano una restricción, referida al nivel
mínimo de gasto privado garantizado a los pobres (presión tributaria local máxima).
La Figura 9 es similar a la Figura 5 con la única diferencia de que, en ésta última, aparece una
nueva curva MM‘ que representa la restricción del nivel de gasto privado mínimo garantizado a
los pobres (o la cápita máxima T●) según la óptica del votante mediano (recuérdese que en este
modelo simple el impuesto-precio se supone igual para todos los habitantes).
Supóngase ahora un aporte federal no condicionado del tipo suma fija (―lump-sum grant‖). La
línea ACC‘ es la nueva restricción de ingreso. Ubicándose en E1, el votante mediano respeta la
restricción MM‘, que nuevamente es no operante, pues el segundo punto remarcado sobre esta
restricción está a la derecha de 0P, que es el tamaño del nuevo presupuesto público.
Figura 9
Supóngase ahora un aporte federal no condicionado del tipo suma fija (―lump-sum grant‖). La
línea ACC‘ es la nueva restricción de ingreso. Ubicándose en E1, el votante mediano respeta la
restricción MM‘, que nuevamente es no operante, pues el segundo punto remarcado sobre esta
restricción está a la derecha de 0P, que es el tamaño del nuevo presupuesto público.
Finalmente, para este caso, supóngase un aporte federal condicionado del tipo ―matching-
grant‖. AB es la nueva recta de ingreso. Ubicándose en E2, el votante mediano respeta la
restricción MM‘, que es no operante (el punto remarcado tercero está nuevamente a la derecha
del nuevo presupuesto público que ahora es 0R). Si se comparan estos resultados con el
supuesto de un aumento en el ingreso del votante mediano, en cuyo caso la recta de su ingreso
sería C‘‘C‘ y la ubicación de su elección E2, se obtiene que el efecto sobre el gasto público
subnacional de una transferencia condicionada es superior al de una transferencia no
condicionada y ésta exactamente igual al efecto ingreso. Es decir, como postula la teoría
normativa tradicional:
Analícese ahora los casos en donde según la formulación de King, es factible la aparición del
―flypaper-effect‖.
King analiza situaciones en la que cambios en el nivel de las transferencias (subsidio) federal
pueden o no modificar la preocupación del votante mediano respecto de los pobres. Comienza
por el caso en que las modificaciones en el nivel del aporte federal no cambian dicha
preocupación por los pobres, para luego ver el caso contrario en el que esa modificación sí
afecta tal preocupación. Las modificaciones en la preocupación del votante mediano por los
pobres, implicará cambios de posición de la restricción MM‘.
A diferencia del caso anterior, ahora la restricción MM‘ es operante. En la Figura 10, MM‘ se
supone constante, antes y después del aporte federal. Veamos la situación inicial y la posterior a
una transferencia del tipo suma fija (―lump-sum grant‖) antes y después de la misma.
Figura 10
Antes de la transferencia AC, el votante mediano se ubica en el punto E‘ 0 (no en E0), dado que
la restricción MM‘ opera de manera de no habría de superar la cápita T ●. La cantidad de bienes
públicos será Q‘ (no Q). Producida la transferencia AC, su nueva ubicación será E‘ 1 (no E1),
nuevamente, porque la restricción sigue operando. Su nueva demanda por bienes públicos se
ubica en R‘ (no en R), de manera que se cumple que AC = E‘0E‘1=Q‘R‘. Ello indica que la
transferencia recibida por el gobierno subnacional es asignada totalmente a mayor presupuesto
público.
Supóngase ahora que el subsidio adicional de tamaño CD fuera condicionado del tipo
―matching-grant‖. La nueva línea de ingreso es ADD‘. MM‘ continúa siendo operante y,
nuevamente en este caso, ―todo el subsidio adicional es aplicado a X‖; el votante mediano se
ubicará en E‘3 (no en E3).
Por lo expuesto, el resultado de la variante analizada por King hasta aquí, implica que, en
contrario a lo pronosticado por la teoría normativa tradicional, el efecto de las transferencias
971 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Analícese ahora la variante en la que la introducción de un nuevo aporte del gobierno central
modifica la preocupación del votante mediano por los pobres (Figura 11). La variante analiza el
caso en el que ante un aumento de la riqueza subnacional, sea por aumento del ingreso regional
o por el aumento de las transferencias del gobierno central hacia el gobierno local, el votante
mediano modifica su preocupación por los pobres, entendiendo que a partir de la nueva
situación de la riqueza local o regional, los pobres podrán estar en mejor situación que antes del
subsidio para enfrentar su obligación tributaria.
Figura 11
El resultado de esta variante es que si el votante mediano percibe que los pobres habrán de estar
mejor con el nuevo aporte federal y, como consecuencia de ello, reduce su preocupación por
ellos, significa que se habrá relajado la restricción de presión tributaria subnacional máxima
(consumo privado mínimo garantizado), y entonces:
Es decir, se ha dado un aumento simultáneo de los impuestos nacionales con los subnacionales,
provocando ello un aumento importante en el consumo de (presupuesto en) bienes públicos
locales.
Finalmente, otro caso analizado por King, es cuando una ―reducción‖ del aporte federal ―no
reduce el gasto público subnacional‖, pues la caída en los ingresos del gobierno subnacional por
972 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
este motivo, es sustituida con una ―mayor presión tributaria local‖ (podría agregarse ―o
endeudamiento local‖, con alusión al concepto de ―equivalencia ricardiana‖). El punto es
representado en la Figura 12.
La situación inicial es la representada por el punto E2, con una línea de ingreso ADD‘ y un
tamaño del gasto público subnacional de P, que contempla la restricción MM‘.
Figura 12
Supóngase ahora que el gobierno central ―reduce‖ el aporte federal en CD. La nueva línea de
ingreso es ACC‘. El resultado esperado es que el nuevo presupuesto subnacional se reduzca a Q
(< P). Ello sería correcto de no variar la preocupación del votante mediano por los pobres. Pero
si ocurriera que tal preocupación del votante mediano por el impacto de los impuestos locales
sobre los pobres se redujera, es decir, la restricción se desplazara a NN‘, entonces se habrá de
ubicar en E1, es decir, ―no obstante la reducción del subsidio, el gasto público subnacional se
mantiene en el mismo nivel en P‖ (―money sticks where it hits‖), o sea, ―el dinero se pega donde
pega‖. Debido a ello, a este fenómeno del comportamiento del ente o gobierno subnacional
subsidiado por el gobierno central, frente a una caída del subsidio, se le denomina el ―flypaper
effect‖.
Respecto a este comportamiento, King cita el ejemplo del cambio operado en EE.UU. con
relación a la opinión de la población sobre el impacto esperado de los impuestos locales,
específicamente, el impuesto territorial a la propiedad (inmobiliario urbano), un impuesto
subnacional importante para los estados. El resultado del trabajo de campo efectuado por King
entre 1972 y 1987, fue haber comprobado que el impuesto inmobiliario no es considerado el
peor impuesto (unfair tax). En realidad la opinión de los contribuyentes ha mejorado no
obstante su aumento con relación al impuesto federal a los ingresos o al propio impuesto
estadual a las ventas. En el Capítulo 17 veremos loa estudios que realizáramos sobre este
fenómeno aplicado al caso de las provincias de Argentina, donde este efecto es corroborado.
(a) La prueba de ―no-reversibilidad‖ del ―flypaper-effect‖ (la no caída del gasto en las épocas de
menor ingreso con igual ímpetu que el aumento del gasto en el momento de la mejora en el
ingreso) es debido a que resulta notablemente más difícil reducir el gasto público que
aumentarlo. La reducción del gasto provoca empleo redundante, y en tal caso, al votante
mediano puede importarle (sentirse preocupado por) los desocupados, tanto como los pobres805.
805
También podría ser que las presiones de los lobbies sectoriales que captan rentas del presupuesto
público puedan más que la noble preocupación del votante mediano por los pobres. Pero aquí se estaría
973 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(b) En el caso del Reino Unido se sustituyó el impuesto inmobiliario por el poll-tax sobre
adultos. Esto benefició a los pobres, según datos de King. Consecuentemente, se redujo la
preocupación de los efectos de los impuestos locales sobre los pobres. En tal caso, el gobierno
central puede encontrar que la efectividad de su presión por bajar los subsidios, a fin de reducir
el gasto público local, se ha visto limitada.
El punto que se analiza en esta sección es la cuestión, relativamente obvia también pero poco
destacada por la literatura, como indicaran Mieszkowski y Musgrave (1999), de que aún cuando
la distribución del ingreso difiera entre regiones, si se demuestra que la distribución del ingreso
en las regiones ―ricas‖ afecta a un número mucho mayor de individuos con necesidades básicas
insatisfechas (NBI) que los NBI existentes en las regiones ―pobres‖, la distribución nacional del
ingreso debería mejorar si se redujeran los aportes de las provincias ―ricas‖ financiando
subsidios (transferencias) a las provincias ―pobres‖.
En efecto, el gasto público expresado en términos per cápita, puede inducir a error, pues en el
caso de los bienes ―públicos subnacionales puros‖, sin costos de congestión, ―un mismo gasto
absoluto‖ beneficiará por igual a cada persona de la población pertinente, independientemente
del tamaño de dicha población. Por lo tanto, si el bien público es abastecido en mayor
proporción en la población con mayor número de personas con NBI, debería mejorar el
bienestar social de la comunidad, a pesar de que en ella el ingreso per cápita promedio y la
concentración del ingreso, inclusive, fuere menor. Se remarca en este punto que gran parte del
gasto público está referido a ―bienes públicos‖ (no hay rivalidad en el consumo, no hay
congestión)806. De manera que ―el gasto per cápita‖ —referencia usual en los estudios de las
finanzas públicas— no resultaría una buena medida del ―beneficio por habitante‖. Por ejemplo,
―un mismo gasto absoluto total‖ en seguridad807 (que además debería tener en cuenta el índice
de delincuencia diferencial entre las dos regiones), en la provincia ―rica‖ beneficiaría a varios
miles de habitantes pobres más que en la provincia ―pobre‖. El gasto per cápita en todo caso
indica que ―el costo por habitante‖ es mucho menor en la provincia ―rica‖ que en la ―pobre‖,
pero el beneficio de ese gasto afecta a una población mucho mayor, es decir, en el agregado
nacional ―un mismo gasto absoluto total‖ tendrá una eficacia mayor en la región rica, poblada
introduciendo en el análisis los problemas del paradigma principal-agente, que en rigor no es el punto
importante planteado por King.
806
La provisión de bienes ―no públicos‖ (privados o mixtos) habrá de quedar naturalmente acotada como
posibilidad en el intento de socialización de bienes a través del presupuesto de los gobiernos. Las posibles
reducciones en la presión tributaria subnacional (mejora en la provisión de bienes privados) de
concretarse según el enfoque normativo tradicional (efecto ingreso puro de una transferencia de libre
disponibiliad) habrá no obstante de beneficiar por igual a pobres y ricos de la región subsidiada. Si el
sistema tributario subnacional contuviere un esquema tributario progresivo, entonces los más
beneficiados por el subsidio serían los ricos.
807
Elegir el servicio de seguridad como ejemplo es deliberado, en tanto los esfuerzos por mejorar su
calidad suelen tener efectos altamente positivos para la franja de la población más pobre. Los ricos tienen
recursos para financiar formas privadas de mejorar su seguridad, de las que los pobres carecen.
974 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
no obstante con muchos pobres, pues abarca a mayor cantidad de habitantes con NBI que en la
región ―pobre‖. El diagrama de Figura 13 muestra el caso.
Figura 13
Ambos ejes de la Figura 13 se expresan en millones. Supóngase que se cuenta con un cierto
monto anual de recaudación ($ 100 millones) destinable a un programa del servicio de seguridad
para varios ejercicios. Dicho servicio generaría en los habitantes de una región beneficios
debido a la reducción de los actos delictivos. Supóngase que tal beneficio anual se ha estimado
en $ 50 millones por cada millón de habitante (equivalente a los costos evitados por reducción
de actos delictivos), durante ese mismo número de ejercicios fiscales. En la región habrá que
financiar ese gasto mediante cápitas iguales que deberán tributar los habitantes de la región.
Nótese que en el Tramo 2 el beneficio per cápita es plano al eje de abscisas, denotando que no
hay costos de congestión por el hecho de aumentos de población hasta el nivel P 1. Finalmente,
en el Tramo 3 se supone el comienzo de un tramo con costos de congestión que implica una
reducción creciente del beneficio neto per cápita generado por el servicio. En este tramo, la
mejora del servicio continuará siendo ventajosa hasta el nivel P2 de población, a partir del cual
los beneficios per cápita son menores que el gasto per cápita. Ello no implica que la mejora no
haya sido conveniente o justificada cuando la población era de tamaño menor; simplemente, que
pasado cierto tiempo, la población habrá crecido generando costos de congestión de tal
magnitud que podrían justificar nuevas o futuras ampliaciones del servicio en la región.
La curva del residuo fiscal indica que el tamaño P1 sería el tamaño de población óptimo, para las
características de la mejora del servicio de seguridad simulado. En ese caso, se maximiza la
diferencia entre el beneficio per cápita y el gasto per cápita que demanda su provisión.
975 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La conclusión de este análisis es que para regiones con poblaciones entre P0 y P2, la mejora del
servicio de seguridad es económicamente justificable, aunque el servicio es optimizado para un
nivel P1. Si una región o provincia posee una población superior a otra dentro del tramo P 0 a P1,
es claro que resulta conveniente mejorar el servicio en la población de mayor población. Para
tramos entre P1 y P2, dependerá de los costos de congestión. Si éstos fueran grandes, entonces
habría que analizar las ventajas de asignar un presupuesto aún mayor para reducir los delitos en
la región más populosa.
El tema debe resolverse con un análisis costo-beneficio social aplicado a proyectos de tamaños
alternativos, los que, no obstante, habrán de mostrar un resultado en línea con los razonamientos
previos. Es decir, para cada proyecto, existirán curvas de beneficio y gasto por habitante
equivalente a las mostradas en la Figura 13, que indicarán que los resultados son sensibles al
tamaño (creciente) de la población808.
10. Conclusiones
En esta nota se ha pasado revista a las implicancias que derivan de los argumentos adelantados
por la teoría normativa tradicional del federalismo fiscal, que conducen a un diseño tributario
centralizado, y en el que las transferencias desde el gobierno central asumen un rol superlativo.
A dichas proposiciones se han planteado críticas y adelantado resultados opuestos pronosticados
por el enfoque positivo (escuela del public choice). En efecto, en la literatura existen posiciones
encontradas, algunas justificando las transferencias verticales y de nivelación, y otras posiciones
donde su racionalidad es cuestionada, tanto desde el ángulo de la eficiencia como de la equidad
distributiva. En la nota se ha intentado demostrar que los argumentos económicos que
efectivamente cuestionan los fundamentos de las transferencias, tanto desde el punto de vista de
la eficiencia como de la equidad, no pueden ser subestimados.
Los argumentos sugeridos por el enfoque normativo tradicional del federalismo fiscal, en rigor
conducen a justificar un gobierno unitario. Se trata de una verdadera ―teoría del unitarismo
fiscal‖, más que de federalismo fiscal. El enfoque poco confía en las luces de los ciudadanos-
votantes y mucho de policy makers centrales muy sabios, bien informados y benevolentes,
aparentemente esto último no para saber lo que la gente necesita en bienes o servicios, pero sí de
qué forma modificar precios relativos y niveles de ingreso de las personas o recursos de los
gobiernos, para que dicha provisión de bienes o servicios (públicos y privados) que las
comunidades locales reciban finalmente se acerquen a sus preferencias.
808
La conveniencia de futuras expansiones del servicio, no obstante, deberá ser analizada no solamente en
términos del usual enfoque de equilibrio parcial del análisis costo-beneficio social, sino más bien con un
enfoque de equilibrio general, en particular porque estas expansiones pueden ser inducidas por el
crecimiento no óptimo de los aglomerados urbanos. Sobre el punto ver la Nota 8 de este libro.
976 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Desde el ángulo de la eficiencia asignativa, las transferencias regionales entre fiscos generan
distorsiones en precios relativos (de los impuesto–precios de los bienes públicos respecto de los
precios de los bienes privados), provocando sobredemandas en las regiones subsidiadas y
estrecheces no óptimas de demanda en las regiones aportantes de los subsidios. Las
transferencias a los individuos tienen un efecto renta puro; en cambio, las transferencias de libre
disponibilidad hacia los fiscos es probable que tengan un efecto precio significativo, sesgando a
un tamaño más grande (no óptimo) del gobierno subnacional.
El efecto de las distorsiones entre percepciones de los costos de oportunidad y los verdaderos
costos de oportunidad de los bienes públicos para el votante mediano ha sido tratado por varios
autores que explican el fenómeno flypaper. Las transferencias provocan sobreexpansiones
mucho más grandes de los gastos subnacionales que lo pronosticado por el efecto ingreso de la
teoría convencional y la posterior rigidez para resolver los ajustes presupuestarios en momentos
en que las finanzas públicas así lo exigen, explican el porqué ―el dinero se pega donde pega‖.
En la nota se ha pasado revista a estos aportes de la literatura, en particular los adelantados por
Oates y King.
Cuando el sistema fiscal federal sobredimensiona el rol de las transferencias verticales con
ingredientes de nivelación incluidos, se plantea el dilema del fondo común, por el cual la
distorsionada percepción del costo marginal impositivo al que los grupos de ciudadanos
subnacionales hacen incurrir por sus demandas de gasto en bienes públicos subnacionales se ve
amplificada. La explicación radica en que mientras los diferentes grupos internalizan el total de
los beneficios de su propio gasto, solamente internalizan el costo parcial compartido del total a
financiar.
pueden residir mayor cantidad de ―pobres‖ que en la región calificada de ―pobre‖. Si muchos de
los bienes públicos provistos —como es el caso del servicio de seguridad— tienen
características de bienes públicos ―puros‖ para un tramo importante de su demanda, es decir,
ausencia de costos de congestión para el tramo relevante de la demanda (tamaño de la población
a servir), entonces la provisión de un mejor servicio en la región ―rica‖ más densamente
poblada, puede resultar una política mucho más eficaz en aras de mejorar la progresividad en la
distribución del ingreso a nivel nacional. Incluso en el caso alternativo, para tramos de la
demanda social en la que comienzan a operar costos de congestión, el análisis costo-beneficio
social podría justificar expansiones del servicio en la región más populosa, siempre que no se
descuide la posibilidad de que la demanda del servicio no resulte consecuencia del fenómeno de
aglomeración con signos claros de deseconomías por tamaño. En tal caso, las soluciones pueden
ser diversas809.
No obstante lo analizado, un acuerdo fiscal federal que contemple las necesarias transferencias
verticales —fruto de la usual desigualdad en la descentralización de gastos y de recursos
tributarios— con cierto grado de nivelación, se podría naturalmente justificar ―desde el ángulo
estrictamente político‖ del acuerdo federal. Y es en ese contexto en el que esta cuestión debería
ser discutida y evaluada, sin descuidar sus posibles efectos económicos no deseables, en
particular, en presencia de magnitudes importantes del sistema de transferencias.
809
Ver Piffano, H. (2003a) y Nota 8 en este libro.
810
En estudios sobre incidencia distributiva del sistema tributario de Argentina, se llega a la conclusión
de que el mismo resulta esencialmente proporcional (ver Gasparini, L., 1998).
978 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 2
1. Introducción
Ambas razones, las externalidades positivas migratorias y los costos de aglomeración a nivel
regional, son tratados en esta nota.
2. La externalidades migratorias
Supónganse dos regiones (Región 1 y Región 2), donde las respectivas funciones de producción
agregadas puedan identificarse por las siguientes relaciones:
(3) 2 1 >0
811
Extraído de nota desarrollada en el ámbito del Departamento de Economía, UNLP, La Plata (2004), en
base al trabajo ―Políticas publicas, tamaño de las ciudades y deseconomías de aglomeración‖, publicado
en los Anales de la Asociación Argentina de Economía Política, XXXII Reunión Anual, Universidad
Nacional del Sur, Bahía Blanca. (www.aaep.org).
979 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
es decir, se estaría en presencia de una externalidad tecnológica positiva con derrame hacia la
Región 2 generada por la producción en la Región 1. En esta circunstancia resulta del proceso
de optimización una tasa de subsidio a la Región 1 equivalente a:
(4) s = p2 (∂Q2/∂Q1)
Ello permitiría en la Región 1 aumentar el empleo del factor variable L1, cuya productividad
marginal en la producción de esa región computará también su contribución marginal al
bienestar de los residentes de la Región 2. Es decir,
Naturalmente, el planteo anterior es una simplificación de orden conceptual que no debe inducir
a descuidar que no toda actividad económica en la Región 1 será promovedora de los derrames
de beneficios a la Región 2. Probablemente, ello tendrá que ver con ciertas actividades o
inversiones específicas, las que pueden ser las que a su vez viabilicen inversiones privadas, o
infraestructura pública financiada por el gobierno de la Región 1. Es importante distinguir la
fuente de los derrames territoriales, de forma que el subsidio resulte correctamente diseñado.
Con relación a los aspectos administrativos referidos a este tipo de transferencias, resulta no
obstante curioso imaginar la existencia de un central planner manejando la información
necesaria para compensar todos los fiscos locales de una federación por sus variadas acciones en
materia de provisión de bienes públicos, produciendo derrames hacia otras jurisdicciones.
Quizás deba pensarse que los propios gobernantes locales son los que en mejor condición se
encuentran para identificar específicamente las actividades de otras jurisdicciones vecinas que
benefician a sus electores y, en tal caso, acuerden con sus gobernantes vecinos programas de
cooperación. Es en beneficio de sus electores que la provisión de los bienes públicos de otras
jurisdicciones se dimensione de forma socialmente óptima. Si por caso se tratara de una acción
o bien público provisto localmente que provocara externalidades con derrames a un conjunto
grande de otras jurisdicciones, entonces no se estaría en presencia de un bien público
esencialmente local, sino de un bien público esencialmente nacional. En este caso, la función de
proveer tal tipo de bien público debe ser cumplimentada por el gobierno central y no por los
gobiernos subnacionales o locales.
Una observación importante es tener presente que el subsidio basado en el argumento de las
externalidades regionales, puede implicar transferencias federales importantes a regiones ya
ricas y populosas, es decir, en desmedro de regiones pobres y más pequeñas. La concentración y
existencia de inversiones hundidas de magnitud, y la presencia de economías de escala, pueden
justificar inversiones complementarias vía aportes federales cuando los servicios pueden ser
utilizados por comunidades residentes fuera de la jurisdicción que provee el servicio813.
812
Ver Piffano, H. y Porto, A. (1990) para el caso de transferencias del fondo educativo.
813
En particular, en los casos de marcada proximidad geográfica, como ocurre en Argentina entre la rica
Capital Federal (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y el relativamente pobre conurbano bonaerense.
980 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
donde:
Li, j es una función entera, adoptando dos posibles valores (1, 0), para:
El residuo fiscal (rj) es la diferencia entre el beneficio recibido por el servicio o bien público
regional (bj) y el impuesto o cápita (tj), ambos correspondientes al ciudadano medio de la región
j. Es decir,
(4) rj = bj - tj
814
Ver Piffano, H. (1997).
815
El óptimo social no ha de implicar sin embargo una situación de ausencia total de deseconomías de
aglomeración, como se explica más adelante.
816
Los costos de congestión son definidos en forma amplia, pudiendo corresponder a problemas de
hacinamiento, crecimiento del delito en las ciudades, contaminación ambiental, encarecimiento de
insumos industriales, etc.
981 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El beneficio es una función del tamaño del servicio el que a su vez está relacionado con el
tamaño de la población servida. Por otra parte, es dable esperar cierta elasticidad-ingreso
positiva del residuo fiscal, lo que implica ubicar a los bienes públicos regionales dentro de la
categoría de los bienes superiores. O sea:
siendo:
para:
Reformulando, para w j= w*, es decir, constante e igual en todas las regiones, entonces:
(8) Qj = f(Pj)
Sustituyendo en (6):
(9) Bj = g [f(Pj)]
Asimismo, la recaudación por el impuesto o cápita, será una función del tamaño del servicio y la
población, es decir,
o sea:
(14) rj = (Pj)
pudiendo resultar:
(15) r j/ Pj 0,
Figura 1
r creciente: para cierto nivel constante de calidad del servicio, debido a costos decrecientes del
servicio o elasticidad del costo respecto al tamaño negativa (alícuota del impuesto o cápita
decreciente), y elasticidad del beneficio respecto al tamaño positiva, o negativa, pero, en este
segundo caso, de magnitud absoluta menor que la elasticidad del costo.
r constante: para cierto nivel constante de calidad del servicio, debido a costos constantes del
servicio o elasticidad del costo respecto al tamaño unitaria (alícuota del impuesto o cápita
constante) y elasticidad del beneficio respecto al tamaño también igual a 1.
r decreciente: para cierto nivel constante de calidad del servicio, debido a costos crecientes del
servicio o elasticidad del costo respecto al tamaño mayor que uno y elasticidad del beneficio
respecto al tamaño menor a 1 o mayor a la unidad, pero en este último caso, de magnitud
absoluta inferior a la elasticidad del costo.
(18) cj = (Pj)
Diagramáticamente:
983 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 2
Los costos de congestión son crecientes —con tasa marginal superior a la media— con el mayor
tamaño de la población.
Las decisiones individuales de radicación en la región de todas las personas haciendo similar
cálculo, tenderán a que el ciudadano marginal que decida radicarse en ella, encuentre en el
límite un residuo fiscal igual al costo medio de congestión. Pero esto implica una dimensión de
población superior a la socialmente óptima, la que debería definirse en el punto en que el
residuo fiscal se iguala al costo marginal de congestión.
Figura 3
984 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Analíticamente, desde el punto de vista social, el tamaño óptimo de la región exige maximizar
la función de beneficio neto social (Zs), es decir:
Llamando:
y,
entonces:
Desde el punto de vista individual, en cambio, el ciudadano medio optará por radicarse en la
región siempre que el residuo fiscal medio al que puede acceder, resulte superior o igual al nivel
medio de congestión que habrá de soportar en la región, es decir, cuando su función de
beneficio neto privada (Zp) resulte positiva:
o sea,
Pero siendo:
(28) 2C/P2 0
entonces:
es decir,
817
Hardin, G. (1968).
985 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Admitamos ahora la posibilidad de opción de radicación del ciudadano medio entre dos
regiones: la Región A (Región pequeña) y la Región B (Región grande). En la Figura 4, Pao y
Pbo son las poblaciones iniciales (antes del proceso de migraciones) en ambas regiones.
Figura 4
Ahora bien, en la Región B el costo medio de congestión que soporta el ciudadano medio es
superior al residuo fiscal recibido, razón por la cual tendrá incentivos a migrar a la Región A.
En la Región A se hace atractivo por su parte radicarse por cuanto el residuo fiscal supera en
gran medida al costo de congestión, razón por la que existen incentivos para que el ciudadano
medio se radique en ella. El proceso migratorio desde B hacia A (identificado con la dirección
de las flechas en Figura 4), irá reduciendo las diferencias entre el residuo fiscal y la congestión
media en ambas regiones (el diferencial negativo en B y el diferencial positivo en A), y
continuará hasta agotarse cuando en ambas regiones se formen nucleamientos similares para un
cierto diferencial final tal que:
(31) r - ccme 0
Esta igualación entre ambas regiones puede coincidir con el nivel Pb1 , o ubicarse en un nivel
inferior entre P* y Pb1 , dependiendo del número total de ciudadanos de ambas regiones. Para
expansiones crecientes de la población, sin opciones adicionales en otras regiones, la población
en ambas se distribuirá de manera de igualar ambos nucleamientos, pero necesariamente para
niveles que se encuentran a la derecha de Pb1 (donde los costos de congestión superan al residuo
fiscal).
La conclusión final del análisis es que los nucleamientos de ambas regiones se establecerán
siempre en niveles superiores a P*. La explicación nuevamente es que el ciudadano medio se
motiva por su residuo fiscal y el costo medio de congestión, en lugar de hacerlo de acuerdo con
el costo marginal de congestión.
Figura 5
Figura 6
Finalmente, el caso de ―Residuo Fiscal Creciente‖ se indica en la Figura 7. Aquí pueden darse
dos resultados posibles, dependiendo de si la curva del residuo fiscal corta a las curvas de costo
medio y marginal de congestión desde abajo hacia arriba (Figura 7, parte a) o desde arriba hacia
abajo (Figura 7, parte b).
Figura 7
Figura 8
La conclusión general que puede extraerse del análisis precedente es que, salvo el caso especial
de rendimientos crecientes en los servicios regionales que superen al crecimiento del costo de
congestión de la gran región, en todos los otros casos, el nucleamiento ciudadano será superior
al socialmente óptimo.
Ahora bien, los problemas de congestión que toda aglomeración conlleva, pueden deberse a
diversas circunstancias. Determinar las causales del ―mal público‖ resulta fundamental. Es
decir, la pregunta relevante que surge es a qué costo de congestión ligado a la aglomeración nos
estamos refiriendo. Si se trata de hacinamiento de transeúntes en las calles de las ciudades de la
región populosa, actividades industriales que producen emanaciones conteniendo monóxido de
carbono u otras sustancias químicas que dañan a la salud, congestión en el tránsito de vehículos
en caminos y ciudades, sobrecostos industriales de diversa naturaleza, etc.
La erradicación de las causales de las deseconomías por aglomeración en las regiones, dejaría al
votante mediano en condiciones de optar por la región de su preferencia exclusivamente sobre la
base del mayor residuo fiscal que su elección le permite.
La Figura 9 ilustra a las dos actividades o modos sustitutos del acceso a la región: el transporte
por ferrocarril o subterráneos (parte a) y el de viaje en automotor (parte b).
Para simplificar los diagramas se asumen costos constantes en ambos medios de transporte. La
situación inicial es la indicada por el subíndice (o). La generación de congestión del transporte
automotor indicada por la distancia entre la curva de costo marginal privada y la social, podría
resolverse mediante el cobro de un peaje o tasa de acceso a la región819. La reasignación o ajuste
llevaría a la situación indicada por el subíndice (1). El transporte por ferrocarril recibirá
demanda derivada del transporte sustituto automotor que se reduce consecuentemente.
818
Este sería el caso de muchas ciudades del conurbano bonaerense.
819
En el caso del conurbano bonaerense, típicamente los accesos a la Capital Federal.
989 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 9
La introducción del peaje o tasa de acceso tiene un efecto sustitución pero al mismo tiempo un
efecto ingreso. El ingreso real del ciudadano medio se habrá reducido con la política pública
instrumentada. Dependerá del destino que el gobierno de la región le dé a la recaudación por
peaje (el ―segundo dividendo‖), si el ciudadano medio se verá compensado por la provisión de
servicios públicos que mejoren su residuo fiscal.
La alternativa de gravar el acceso de automotores a la región puede resultar una política pública
costosa o difícil de administrar. Una segunda alternativa es la de subsidiar al sustituto de la
actividad congestionante. Para el ejemplo adoptado, subsidiar la tarifa del ferrocarril. La Figura
10 ilustra el caso.
Si la política de subsidiar al ferrocarril pudiera ser financiada con el peaje o tasa de acceso a la
región, muy probablemente se alcanzaría la política fiscal óptima (primer mejor). Si, en cambio,
el financiamiento del subsidio debe obtenerse de otras fuentes tributarias, entonces es probable
enfrentar situaciones de carga excedente que podrían ubicar a esta solución en una situación de
segundo mejor o, inclusive, resultar ella perjudicial desde el punto de vista del bienestar social.
990 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 10
Con respecto al ingreso real del ciudadano medio o la incidencia redistributiva de la política,
ésta puede derivar en una mejora o en una desmejora con respecto a su situación anterior,
dependiendo de la forma en que el subsidio sea financiado (el ―dividendo negativo‖ ¿?). Si es a
través del peaje, habrá una redistribución de ingreso desde los que continúan accediendo a la
región por automotor hacia los que lo hacen por ferrocarril. Igualmente si los tributos sustitutos
al peaje o la tasa de acceso tuvieren una incidencia distributiva neutral. Si el tributo que financia
el subsidio genera carga excedente, el ingreso real del ciudadano medio habrá de reducirse en la
magnitud de dicha carga.
La política fiscal, por lo tanto, podría instrumentarse mediante dos modalidades: gravando el
trabajo en la región (la modalidad ―Aporte o Contribución‖) o gravando la producción de bienes
en la región (la modalidad ―Impuesto a la Producción o Venta‖). A continuación se analizan
ambas modalidades.
Un primer efecto —de corto plazo— de la introducción de una contribución (c) que grave al
factor trabajo, será muy probablemente un aumento del costo salarial y una caída en el salario
de bolsillo del trabajador, dependiendo ello de las elasticidades-precio de oferta y demanda
laboral.
991 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 11
w S´ K (K/L)x1
(K/L)xo
S(wt)
c (K/L)y1
we x2
w* x1
(K/L)yo
wt
y2
k
D(P o) y1
0 L1 Lo L 0 -Lx -Ly L
(Parte a) (Parte b)
Figura Nº 11
Para el ejemplo de la Figura 11, parte a, la contribución habrá de repartirse en su incidencia
entre ambos excedentes (del empleador y del trabajador). En ambos casos se generan
desincentivos que conducen a una reducción en el nivel de actividad y el empleo en la región, al
tiempo que generan una pérdida social por carga excedente. La reducción de la actividad y el
empleo naturalmente implican reducciones en el nivel de las personas demandando accesos a la
región, por lo que el nivel de congestión habrá de verse reducido en cierta magnitud.
Si los bienes de la región —el bien (y) de la figura— son producidos con tecnologías trabajo-
intensivas, lo que parece un ejemplo razonable por ser la región con muchas ciudades grandes
intensivas en actividades de servicios, de producirse una reducción del excedente del productor,
como es el caso del ejemplo de Figura 12, parte b, entonces la reducción del empleo será
importante. En tal caso, si persistiera una situación de oferta excedente de mano de obra
intentando encontrar empleo en la región, ello significará una caída en el salario real de los
trabajadores. Este efecto se conoce en la literatura como el teorema Stolper-Samuelson.
Py K
O´ 992 Análisis (K/L)x o del derecho tributario
económico
O Horacio L. P. Piffano
t
Pc x2
P*
x1 (K/L)yo
Pe
y2
k
D(P o) y1
0 y1 yo Y 0 +Lx -Ly L
(Parte a) (Parte b)
Figura Nº 12
Es importante analizar la racionalidad de esta política como instrumento para corregir las
deseconomías de aglomeración en las grandes regiones, junto al mismo objetivo redistributivo
implícito de la política laboral.
La decisión tomada con el Decreto Nº 2609/93 significó que el gobierno nacional optó por la
alternativa 3, modalidad (i) ―Aporte o Contribuciones‖ analizada en la sección anterior.
El análisis de las bondades de esta política debe efectuarse en dos etapas. En la primera, se debe
establecer cuál es la incidencia esperada de las reducciones regionalmente diferenciadas en el
nivel de actividad o empleo y en el salario real de los trabajadores de las distintas regiones. En
segundo término, debemos indagar si esa incidencia contribuye o no a mejorar los resultados de
los nucleamientos regionales y su tendencia natural al sobredimensionamiento.
Resulta claro que una reducción de las contribuciones, en situaciones de oferta y demanda de
trabajo normales, mejora el empleo y el salario real de los trabajadores. Dicha mejora será más
pronunciada en las regiones con ciudades populosas donde las actividades de servicios muestran
una especialización relativa hacia tecnologías intensivas en trabajo. Por otro lado, se reduce el
costo social de este tipo de imposición, al eliminar en cierta medida la carga excedente del
impuesto. Esto contribuye adicionalmente a mejorar el ingreso de los asalariados en general. El
820
Decreto N° 2609/93.
993 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ciudadano medio de la región se ve nuevamente beneficiado debido al sesgo por las actividades
de servicios de la región.
luego:
Adicionalmente, al mejorar el ingreso real de los trabajadores, mejora el beneficio marginal del
residuo fiscal, si consideramos los bienes regionales como servicios con elasticidad ingreso
positiva, de manera que también:
Ahora bien, las decisiones de elección del ciudadano medio por radicarse en la región pequeña o
en la grande dependerán de los diferenciales de ingreso o salario obtenible, los diferenciales de
residuo fiscal y los diferenciales de congestión. Así, cuando el diferencial de salarios entre la
región pequeña y la grande mejora a favor de la primera, existirá un incentivo a migrar desde B
hacia A. Asimismo, cuando el diferencial de residuo fiscal cambia, nuevamente a favor de la
región A, ese incentivo se verá reforzado. Por lo tanto, las funciones de localización del
ciudadano medio en A y del ciudadano medio en B, se pueden expresar como:
Figura 13
994 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En la situación inicial, las poblaciones de ambas regiones son las indicadas por el subíndice (o).
Debido a la mayor congestión de la región grande (B), la diferencia entre el tamaño real y el
tamaño socialmente óptimo de la región grande (B) es más grande que en el caso de la región
pequeña (A), es decir821:
Ahora bien, imaginemos que la decisión del gobierno fuera el acentuar la presión tributaria en la
región B. Es decir, en lugar de reducir las contribuciones en B, las aumenta. La reducción sólo
operaría en la región A. En este caso, habría una caída en el nivel de actividad y de la ocupación
en B, con reducción del salario real de los trabajadores. La curva de residuo fiscal se desplazaría
ahora hacia abajo y a la izquierda (por efecto ingreso), generando una situación de nuevo
equilibrio como la indicada por el subíndice (2).
En el mediano plazo el proceso migratorio conducirá finalmente a tender a anular o reducir los
diferenciales de salario —por disminución de la oferta laboral en la región grande y aumento en
la región chica—, a igualar o reducir los residuos fiscales, etc.822. Pero lo interesante a destacar
es que, no obstante la tendencia natural de los mercados a nivelar precios relativos, como
consecuencia de la mejora inicial en los diferenciales de salarios, dados ciertos residuos fiscales
y congestión en ambas regiones, se habría generado un proceso migratorio desde B hacia A. La
congestión en B habrá disminuido. La situación en A, en cambio, habrá desmejorado en cuanto
a congestión. Sin embargo, dada la especificación de la curva de congestión, la distribución más
uniforme de la actividad entre ambas regiones, permite esperar niveles de congestión total (de
ambas regiones) menores que a la situación de inicio, con una distancia entre el nuclamiento
real y el óptimo menor.
Finalmente, debe tenerse presente que la política fiscal en ningún caso podrá eliminar la
congestión. Tampoco ello sería eficiente desde el punto de vista social. La política fiscal podrá
sí coadyuvar a una distribución más homogénea en sentido regional de las deseconomías de
aglomeración. De esta manera, habrá de mejorar el nivel de bienestar del ciudadano medio al
disminuir las distancias entre los nucleamientos reales y los socialmente óptimos.
Resulta bastante común encontrar decisiones de políticas públicas que apuntan a resolver
problemas de congestión mediante la ampliación de los servicios ligados al factor
congestionante. Veamos el punto a través del ejemplo del congestionamiento del tránsito de
acceso a las ciudades en una región densamente poblada y concentrada en actividad económica.
821
Figura 13 los niveles Pa* y Pb*.
822
El desarrollo efectuado hasta aquí no tiene en cuenta la existencia de una función de producción
regional con un factor fijo, en el que pueda terminar capitalizándose el beneficio diferencial derivado de
la política bajo análisis. Sobre este punto volvemos enseguida. Ver asimismo Piffano, H. (2003) y Nota 7
en Piffano (2005). También Dowd, K. (1984).
995 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuando se analiza el problema suele emplearse un análisis de equilibrio parcial, donde se razona
con respecto a los beneficios de expandir el servicio de acceso (por ejemplo, ampliando el
número de caminos o carriles en avenidas y puentes de acceso) respecto a los costos de obra y
mantenimiento requeridos.
La Figura 14 ilustra el punto. Cuando la demanda por accesos a la región corresponde a Do,
resulta claro que no tiene sentido gravar con peajes o tasas el ingreso a la región populosa.
No existiendo costos marginales de corto plazo, no tiene sentido racionar los accesos, por
cuanto el excedente del consumidor se vería reducido sin poder evitar ningún tipo de costo, ya
que lo invertido en la construcción de los accesos constituye un costo hundido. El beneficio neto
de los accesos se reduciría en la misma magnitud de la pérdida de excedente del consumidor.
Figura 14
Ahora bien, si por aumento de la población u otro motivo, la demanda se expande a D 1, puede
convenir expandir el servicio, por ejemplo aumentando el número de accesos o de carriles en los
accesos existentes. En este tipo de análisis se sostiene que las nuevas facilidades en los accesos
deberían construirse si el área comprendida entre la curva de demanda y la línea de costo
marginal de largo plazo (léase Hzqm1qmo) supera al área comprendida por debajo de la línea de
costo marginal de largo plazo hasta el eje de abscisas (léase JF q m1qmo), es decir, si los
beneficios superan a los costos. La comparación lleva a determinar si el triángulo HLJ supera al
triángulo LFZ. En este caso el valor presente neto del proyecto es positivo y, consecuentemente,
sería conveniente ampliar las facilidades de acceso.
La decisión, sin embargo, debería analizarse con un enfoque de equilibrio general. Cuando se lo
hace puede demostrarse que decisiones de este tipo pueden implicar una situación de demanda
excedente permanente por ampliar facilidades de acceso823. Analicemos el punto con el auxilio
de la Figura 15.
823
El tema fue analizado muy tempranamente por Downs, A. (1962).
996 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 15
En el eje de abscisas se mide el número de viajes de acceso a la región que equivale a igual
número de demanda de servicio de acceso a la misma. La línea HH` es la recta de presupuesto
del ciudadano medio indicativa de las posibilidades que le brinda el mercado de consumir
accesos a la región, y para lo cual debe incurrir en costos (pensando en accesos por automóvil:
nafta, aceite, costo de oportunidad de su tiempo, desgaste del automotor, etc.), o destinar su
ingreso y costo de oportunidad de su tiempo al consumo del resto de los bienes (Y). E 1 es el
punto inicial de equilibrio. Cuando el gobierno amplía las facilidades de acceso, habrá generado
una reducción de costos privados del ciudadano medio para acceder a la región (menor consumo
de nafta, mayor comodidad y menores accidentes, etc.). Al mismo tiempo, como el costo de
construcción de las nuevas facilidades de acceso es financiado con impuestos, pueden ocurrir
dos situaciones:
b) El impuesto normalmente no será neutral, desde el momento que algunos bienes no habrán de
ser gravados; por ejemplo, la mayor comodidad y el ocio mayor que el ciudadano puede
consumir con un acceso a la región mucho más fluido. De manera que la decisión distorsiona
precios relativos, reduciendo el precio de los accesos a la región con relación al resto de los
bienes. En la Figura 16, la nueva línea de consumo-ingreso ubica al ciudadano medio en el
punto E4.
997 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 16
El abaratamiento relativo del acceso a la región genera un aumento de la demanda del servicio
de acceso que rápidamente gravitará para encontrar un nuevo punto de congestión, la necesidad
de construir nuevos carriles, nuevos impuestos, nueva distorsión, y así sucesivamente.
La situación es de demanda excedente permanente que, por otro lado, presionará por un
dimensionamiento del servicio mayor al socialmente óptimo. Como el demandante de acceso a
la región no computa el costo de congestión que genera con su decisión individual (su decisión
está orientada por el costo medio de congestión que espera encontrar en el acceso), se produce
el fenómeno del ―fracaso de los bienes comunes‖. La satisfacción de dicha demanda, por lo
tanto, implica el sostenimiento permanente de tal situación de demanda excedente por accesos a
la región, con un sobredimensionamiento del servicio.
824
Funciones de producción como las supuestas en la expresión (1) del punto 1.
998 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
7. Conclusiones
Cuando existen externalidades positivas de las inversiones en una región —con derrames
territoriales hacia otras regiones—, el subsidio a la región generadora de las mismas puede
justificarse desde el punto de vista de la eficiencia asignativa. En este caso resulta importante
poder identificar el tipo de inversión o factor económico determinante de los derrames, pues en
tal caso la política pública debe consistir en subsidiar precisamente a la actividad relevante, no
cualquier actividad. Ello conduce a resolver al menos dos tipos de problemas. En primer lugar,
la labor de identificación de la actividad a subsidiar. En segundo término, la instrumentación de
un sistema de subsidios que garantice la aplicación de los recursos a las inversiones ligadas al
factor generador de los derrames. Es probable que el sistema más idóneo para tal objetivo
resulten ser los aportes condicionados a fin específico y con contrapartida local o subnacional.
Una observación importante es tener presente que este tipo de aporte federal habría de
beneficiar fiscalmente a regiones muy probablemente ricas y populosas, donde existan bienes
públicos o mixtos que requieren inversiones hundidas de magnitud, y cuando razones de
economía de escala justifiquen el aporte federal complementario, en aras de que el gobierno de
la región rica internalice los beneficios generados a los habitantes de la región pobre y menos
populosa.
La conclusión a la que se arriba luego de analizar algunas políticas públicas de índole fiscal es,
en primer lugar, que salvo el caso especial de rendimientos crecientes en los servicios regionales
lo suficientemente importantes como para compensar el crecimiento del costo de congestión de
la gran región, en todos los otros posibles casos, el nucleamiento regional resultará superior al
socialmente óptimo. En la base del problema se encuentra el fenómeno conocido en la literatura
como ―fracaso de los bienes comunes‖.
El análisis de las políticas públicas (fiscales) alternativas para la corrección de las deseconomías
de aglomeración conduce a una segunda conclusión, en cuanto a que una solución óptima no
implica ausencia total de congestión en la región. Asimismo, en este caso, las posibles
825
Para un tratamiento más completo de este aspecto se remite al lector a la Nota 7.
999 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
trabajo-intensivas, lo que parece ser el caso para las regiones (intensivas en actividades de
servicios por el predominio de las grandes ciudades), de producirse una reducción del excedente
del productor, entonces la reducción del empleo será importante. En tal caso, si persistiera una
situación de oferta excedente de mano de obra intentando encontrar empleo en la región,
significará una caída en el salario real de los trabajadores. Este efecto se conoce en la literatura
como el teorema Stolper-Samuelson. Al igual que en el caso anterior, la disminución del nivel
de actividad y empleo en la región congestionada, reducirá el nivel de congestión regional.
Luego del análisis precedente se han evaluado los efectos esperados de la política de reducir las
contribuciones patronales en forma diferenciada por tipo de regiones. Esta política focaliza el
tratamiento de la cuestión dentro de la primera modalidad de la alternativa de gravar las
actividades complementarias del bien congestionante. La conclusión a la que se arriba es que,
por un lado, la reducción de las contribuciones mejora el nivel de actividad, el empleo y el
salario real de los trabajadores. Esta mejora será más pronunciada en las regiones densamente
pobladas, donde las actividades de servicios típicas de las grandes ciudades muestran una
especialización relativa en tecnologías intensivas en trabajo. Por otro lado, se reduce el costo
social de este tipo de imposición al reducir la carga excedente de la contribución. El ciudadano
medio de la región se ve nuevamente beneficiado debido al sesgo en actividades de servicios de
la región.
Pero la conclusión que interesa, con relación a la principal justificación del subsidio regional,
tiene que ver con el resultado esperado de la política en cuanto al nivel de congestión en las
distintas regiones del país. El resultado final indica que la política habrá de obtener una
disminución de la congestión en la región grande que registra niveles altos de congestión,
incentivando un proceso de migraciones de personas y actividades hacia las regiones de menor
tamaño y menor nivel de congestión. Ello es motivado por sus efectos en cuanto a la mejora en
los diferenciales de salarios, residuo fiscal y congestión. La situación en las regiones más
pequeñas habrá de desmejorar en cuanto a nivel de congestión. Sin embargo, dada la
especificación de la curva de congestión, la distribución más uniforme de la actividad entre las
regiones permite esperar niveles de congestión total menores que en la situación de ausencia de
política diferencial.
Una conclusión importante es que la política fiscal en ningún caso podrá eliminar la congestión.
Tampoco ello resultaría eficiente desde el punto de vista social. La política fiscal puede influir
para lograr una distribución más homogénea en sentido regional de las deseconomías de
aglomeración. De esta manera, mejorará el nivel de bienestar del ciudadano medio al disminuir
las distancias entre los nucleamientos reales y los socialmente óptimos.
Otro aspecto analizado en este trabajo ha sido el de la expansión de los servicios regionales
ligados al factor congestionante. La solución que usualmente se infiere de un análisis de
equilibrio parcial, donde se evalúan los beneficios y costos de ampliar servicios congestionados
y, de esta manera, reducir o eliminar la congestión, induce a un cambio en los precios relativos,
que fomentan expansiones posteriores en la demanda del servicio congestionable. Ello conduce
a una situación de demanda excedente permanente, que ligada a la cuestión siempre central del
fracaso de los bienes comunes, habrá de plantear un requerimiento constante por mayores
recursos a ser asignados a la actividad congestionable. La conclusión final en este punto es que
se debe emplear un enfoque de equilibrio general para el tratamiento de la cuestión, en donde
las alternativas de fomentar servicios sustitutos en otras regiones o en la propia región populosa
que resulten menos congestionantes, deben ser tenidos en cuenta y evaluados.
Finalmente, todo el análisis previo reconoce como supuesto esencial que los beneficios o costos
privados diferenciales entre regiones que la política fiscal produce, no terminen capitalizándose
en los activos de cada región. La existencia de un factor de oferta fija relevante (como la tierra)
puede implicar meras redistribuciones entre propietarios de inmuebles que compensen
1001 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
exactamente los beneficios y costos fiscales diferenciales causados por las políticas analizadas.
Si este efecto es relevante, se habrán frustrado todos los intentos de las políticas públicas
diseñadas para compensar diferencias de costos y beneficios sociales entre regiones.
1002 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
1. Los estudios sobre la fijación de alícuotas por parte de los gobiernos federal y
subnacionales
Los trabajos se sustentan en una estimación de la reacción de las alícuotas de los gobiernos
subnacionales ante una variación en la tasa del gobierno federal. A continuación se presentará el
marco teórico de análisis sobre esta temática, diferenciando los estudios realizados en función
de si los gobiernos tienen limitaciones en el uso de herramientas de política (existencia de
transferencias), y considerando adicionalmente la existencia de competencia tributaria
horizontal.
En este punto se hace referencia a los casos en donde los gobiernos no disponen de
transferencias interjurisdiccionales. El resto de esta sección presenta el marco teórico de
análisis, siguiendo a Besley y Rosen (1998), Keen (1998) y Esteller-Moré y Solé-Ollé (2001 y
2002).
Se supone inicialmente que ambos niveles de gobierno gravan la misma base imponible. Se trata
de un impuesto indirecto, y se supone que los estados son idénticos, que están compuestos por
un solo consumidor y que la base es inmóvil. Estos últimos supuestos no permiten la existencia
de cuestiones de equidad ni la competencia horizontal entre jurisdicciones.
Uno de los primeros trabajos en analizar estas cuestiones es el de Besley y Rosen (1998), el cual
estudia, con aplicaciones al caso del impuesto a los cigarrillos y a los combustibles en los
Estados Unidos, cuál es la reacción de los impuestos provinciales ante un incremento en la
alícuota impositiva del gobierno federal.
El trabajo considera un gobierno subnacional benevolente que maximiza una función de utilidad
social dada por W R q1R ,....., q NR , donde q jR p jR t jR t jF es el precio post-impuestos de
los n bienes; tjR es la tasa impositiva del gobierno subnacional R, y tjF es la tasa impositiva del
gobierno nacional, con pjR precios antes de impuestos. Las cantidades demandadas de los bienes
consumidos en el estado s están dadas por el vector X R X 1R ,..... X NR , asumiendo que
N
existe una restricción presupuestaria a nivel provincial que implica que t
j 1
jR X jR RR , la
recaudación generada por los impuestos subnacionales debe alcanzar un determinado nivel.
dt jR t jR X ' jR ( p jR t jR t jF )
dt jF X jR t jR X ' jR p jR t jR t jF
t jR t jR 1 1
R j 1,2,..., N
q jR p jR t jR t jR R jR
Keen (1998), en un marco más general, y Esteller-Moré y Solé-Ollé (2001 y 2002), con el
objeto de realizar una estimación empírica para el caso del impuesto a la renta de Canadá,
presentan una formulación teórica que abarca las explicitaciones realizadas anteriormente por
Besley y Rosen (1998), dado que a diferencia del caso anterior, incorporan la provisión de un
bien público federal y otro estadual, los que incluyen dentro de la función de utilidad del agente
representativo. Se presentará aquí una versión de los trabajos que comprende a ambas.
Dado que se supone que ambos niveles de gobierno toman como dados la tasa impositiva y el
nivel de gasto de la otra jurisdicción, se comportan como Nash. El supuesto de que ambos
niveles de gobierno toman como dadas las consecuencias de sus decisiones sobre el otro nivel
de gobierno no es obvio; no todos los niveles colocan sus alícuotas lejos del óptimo social. El
gobierno federal puede actuar como un líder de Stackelberg, considerando el efecto que sus
acciones tendrán sobre los demás gobiernos826.
Ambos niveles son benevolentes, es decir, maximizan la función de utilidad indirecta del agente
representativo, sujeta a sus respectivas restricciones presupuestarias. Si el precio que enfrenta el
826
En este caso el gobierno federal podría, mediante un sistema de transferencias apropiado, compensar a
los gobiernos subnacionales y obtener el nivel de impuestos socialmente óptimo; se esperaría que la
reacción del gobierno federal fuera menor, de comportarse como líder de Stackelberg.
1004 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Maxt R V (q) h( g ) H ( g )
sujeto a t R B g
q h B q
La condición de primer orden se vuelve t R : B B t R 0
t R g q t R
En el óptimo, el gobierno regional iguala el beneficio marginal de la provisión del bien público
y el costo marginal de los fondos públicos (RMCPF), lo que implica la pérdida del
contribuyente ante el aumento de una unidad en la recaudación tributaria. Cada vez que el
gobierno federal eleva la presión tributaria (a través de q), el gobierno subnacional actúa para
rebalancear la expresión anterior. Reordenando, la ecuación (a) se convierte entonces en
t R 1 1
. Ahora los impuestos provinciales financian la provisión del bien público
1
q hg
local, y aparecen dos efectos:
En primer lugar, el mayor precio del bien reduce su demanda y la pérdida de bienestar
asociada al incremento del impuesto local (―deadweight loss effect‖);
en segundo lugar, la contracción de la base genera una caída en la provisión del bien
público local; esto hace más atractivo el incremento en el impuesto provincial para
aumentar la provisión del bien público (―expenditure effect‖).
827
Analíticamente, el resultado anterior se expresa a partir de diferenciar totalmente la ecuación a), lo que
determina la función de reacción del gobierno regional en relación a la tasa fijada por el gobierno federal.
1005 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El efecto del lado del gasto, que requiere un aumento de la alícuota regional para
mantener constantes los ingresos públicos y consecuentemente los gastos públicos
(revenue effect o expenditure effect),
y el efecto de pérdida de bienestar, que implica que el gobierno eleva las tasas para
mantener la presión tributaria (cociente entre alícuota y precio del bien) constante.
(deadweight loss effect).
Si se considerara el caso en que los gobiernos tienen en cuenta el efecto de sus acciones sobre la
restricción presupuestaria y el nivel de provisión del bien público por parte del otro gobierno828
(es decir, los gobiernos no son ―miopes‖), el problema del gobierno regional se vuelve:
La reacción del gobierno subnacional ante la variación de la tasa federal determina dos efectos
de diferente signo829:
El segundo refleja el hecho de que ahora el gobierno regional otorga una menor pérdida
de utilidad a la disminución en la provisión del bien público nacional, lo que lleva a
una reacción mayor, efecto que se ve incrementado cuando el bien público nacional es
relativamente más valuado que el provincial (cuanto más alto es HG/hg).
Sin embargo, como el segundo efecto depende de las derivadas segundas (HGG), se espera que el
primer efecto domine, con lo cual la reacción sería menor que en el caso básico.
828
Esteller-Moré y Solé-Ollé (2002).
829
Diferenciando totalmente la expresión (b).
1006 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los sistemas varían entre numerosos regímenes, desde atar la participación de cada jurisdicción
a la recaudación generada para cada impuesto en particular, como la generalización,
considerando todos los gravámenes dentro de la masa coparticipable.
Otra forma son las asignaciones directas de presupuesto, en donde los ingresos de sectores
inferiores no dependen del monto de recaudación. Este mecanismo se denomina
específicamente transferencias, constituyendo asignaciones de fondos condicionadas o no
condicionadas830.
Las primeras pueden ser utilizadas libremente por quien las recibe y no están sujetas a ningún
condicionamiento, mientras que los requerimientos involucrados en las segundas pueden ser
variables. Pueden referirse no sólo a los bienes públicos que se proveen con esos fondos, sino
también a su propio sistema tributario, estando condicionados al propio esfuerzo tributario de la
jurisdicción.
E t B B , iff B B y E 0, iff B B
Maxt R V (1 tR tF ) h( g ) H ( g ) sujeto a tR B t B B g
Para las regiones que reciben las transferencias, la condición de primer orden es la siguiente:
1
hg RMCPF (c)
1 tR t
q
830
Macón (1998).
831
Dahlby (2001).
832
Esteller-Moré y Solé-Ollé (2001)
1007 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Comparando con la expresión que surge del caso inicial sin transferencias, puede advertirse que
_
la tasa promedio t reduce la pendiente de la función de reacción; el efecto contrario es
~
generado por la recaudación de fuente propia t B B la que, al ser menor que uno genera un
efecto creciente en la pendiente. Sin embargo, dado que este último efecto depende nuevamente
de las valoraciones marginales de segundo orden hgg ;de ser ésta reducida la reacción de los
impuestos provinciales será menor que en el primer caso.
Si bien se conoce en forma teórica el hecho de que las externalidades horizontales mitigan en
alguna forma los niveles de imposición alcanzados con las externalidades verticales, para
aproximarlos a los niveles socialmente óptimos, este modelo resulta ser un avance muy
importante a los fines de vincular ambos tipos de efectos de manera formal y mostrar de manera
explícita los umbrales a partir del momento en que uno de los efectos se vuelve más
significativo que el otro.
El modelo presentado plantea la existencia de dos estados i=1,2, cada uno de los cuales grava
con un impuesto específico tipo origen al consumo de determinado bien, al igual que el
gobierno federal. Se asume que el precio al productor está fijo en ambos estados, con lo cual el
precio al consumidor es en el estado i qi pi ti Ti . El consumidor de cada estado, que
habita a una distancia d de la frontera con el otro estado, puede adquirir el bien en su propio
estado abonando qi , o cruzar la frontera y abonar q j más los costos de transporte asociados,
los que se especifican ci ( x, d ) ci d , independientes de x.
833
Diferenciando totalmente la expresión (c).
1008 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Se asume que los estados maximizan la función de recaudación Ri t1 , t2 ti X i ti T , t j T ,
es decir, son leviatánicos, donde qi tii Ti (los precios de los bienes están normalizados a
cero); se origina entonces la función de reacción de los impuestos del estado i, ti ri t j , T con
t j dado y T fijos.
Si los estados y el gobierno federal actúan Nash, se definen los impuestos de equilibrio a partir
dRi X
de la condición de primer orden para ti X i ti i 0 , con lo cual, en términos ad
dti qi
valorem, la tasa impositiva elegida es inversamente proporcional a la elasticidad de la base
imponible,
tR 1
q qi X i
X i qi
El valor de esta elasticidad depende de los precios relativos de los estados (versión simétrica y
asimétrica del modelo, representadas por los casos qi q j y qi q j , respectivamente). En el
qxq
caso en que qi q j , el valor de la elasticidad es , mientras que en el caso qi q j ,
n
q xq q xq
los valores son, respectivamente, 1 1 1 1 y 2 2 2 2
n1 n2
^
q ^
El impuesto óptimo que surge del equilibrio de Nash es t para el caso de simetría; a
mayor ρ se intensifica la competencia tributaria horizontal e i disminuye, mientras que a mayor
n, disminuyen las compras interestaduales.
1009 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las pendientes de las funciones de reacción de cada estado ante las variaciones en las tasas
impositivas del gobierno federal y del otro estado son entonces:
ti 1 X i 2 X i ti 1 X i X i 2 X i
2 X i
t y ti
, donde
t j Di q j qi q j T Di q j qi
i
2
q i
q i q j
X Xi
2
Di 2 i ti 2
0
qi qi
interestaduales, la base imponible es ahora X i qi , q j ni x i q j qi x . Las 2
t x
funciones de reacción son las siguientes: i i i
2
1
0, y
ti
0 . En
t j Di 2 T
consecuencia, en el caso de demanda inelástica los estados no reaccionan ante las
variaciones de las tasas federales, mientras que la reacción es de 0,5 cuando el otro
estado aumenta sus tasas.
Otra forma de expresar las pendientes de las funciones de reacción, en función de las
elasticidades relativas, es, para el caso de simetría entre los estados,
ti 2 t
, D 2 3 0
qx"
y i , donde
2
t j D T D x'
Esta manera de mostrar los resultados refleja la existencia de relaciones entre las competencias
tributarias verticales y horizontales: un incremento en la competencia tributaria horizontal (un
aumento de σ) hace más probable que la pendiente vertical sea positiva. La proporción relativa
1010 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Existe una gran variedad de trabajos que analizan el impacto de las políticas tributarias de los
gobiernos federales sobre los niveles de provisión óptima de los bienes públicos de los
gobiernos subnacionales. Sin embargo, la mayor parte de los mismos se centran en el análisis de
las políticas tributarias relacionadas con impuestos sobre ingresos o patrimonios, siendo más
restringida la variedad de trabajos relacionados con impuestos sobre los consumos.
El trabajo de Gordon (1983) es uno de los primeros en plantear en forma sistemática los tipos de
externalidades que una unidad de gobierno puede crear a los no residentes a través tanto de sus
decisiones de gasto público como de imposición, considerando en forma conjunta a los
impuestos sobre los consumos y sobre los ingresos de los factores de producción. Si esta unidad
de gobierno subnacional actúa teniendo en cuenta sólo los intereses de sus residentes, ignorando
las externalidades generadas, el bienestar global requiere que las mismas sean consideradas. En
el mismo trabajo se analizan también brevemente las acciones que el gobierno central puede
realizar a los fines de reducir los costos de las mencionadas decisiones descentralizadas.
Gordon asume que existe un número finito de comunidades, las que configuran un sistema de
gobierno federal con gobierno central y subnacionales. En cada comunidad existen empresas e
individuos; las empresas pueden contratar factores y colocar su producción en otras
comunidades, con costos de transporte, los que hacen variar los precios de bienes y factores
entre comunidades.
Cada unidad de gobierno coloca impuestos sobre cada factor de producción empleado y cada
bien que se vende en la comunidad (impuestos en la fuente y de origen) y produce bienes
públicos; las comunidades eligen su provisión de bienes y alícuotas de impuestos óptimos. En
consecuencia existe un precio recibido por la firma por su producto y un precio pagado por el
consumidor por cada bien y un precio pagado por el factor por la empresa y el ingreso recibido
como factor de producción por cada individuo; la diferencia entre los primeros configura el
impuesto para la firma, mientras que la brecha entre los segundos es el impuesto al consumo.
Las firmas eligen un vector de outputs y un vector de inputs, en donde éstos pueden ser
contratados en la propia comunidad, pero los bienes pueden ser vendidos en toda la nación. En
relación con los individuos, existe un número finito de tipos de individuos que maximizan una
función de utilidad compuesta por los precios que enfrentan, la dotación del factor de
producción y la disponibilidad de bienes públicos; enfrentan un vector de precios después de
impuestos y un vector de precios de factores antes de impuestos.
1011 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En relación con los gobiernos locales, los ingresos tributarios de los mismos están compuestos
por la recaudación de impuestos sobre los factores (t) y sobre los productos (s),
Tk skYk tk xk , con Y, output, y x, factores; esta recaudación es utilizada para adquirir un
vector de factores de producción en la comunidad k. La función de producción para los bienes
públicos es g k Q, b 0 . Dado que los impuestos disponibles son distorsionantes, cada nivel
de gobierno enfrenta un problema de second best que consiste en generar la mayor recaudación
posible con el mínimo costo de bienestar.
Cada nivel de gobierno actúa para maximizar una función de utilidad tipo Bentham V en donde
se tienen en cuenta sólo a los propios residentes de cada estado (con ponderación ω); dado que
las decisiones pueden afectar a los no residentes, las externalidades aparecen a partir de la toma
de decisiones descentralizada.
Se analiza inicialmente la toma de decisiones coordinada entre los niveles de gobierno con el fin
de comparar con los resultados del análisis descentralizado. El gobierno coordinado elige los
vectores de impuestos t y s y el vector de bienes públicos Q, para maximizar la siguiente
expresión, donde μ y γ son los multiplicadores de los recursos y del gasto público:
Maxt**,s**,b**,Q** i u ikV ik s*k Y* k t*k x*k v*k b*k k g k
i k k
Maxt*i ,s*i ,b*i ,Q*i i u iiV ii s*i Y* i t*i x*i v*i b*i i g i
i
Los efectos sobre otras unidades de gobierno son ignorados, con lo cual cada gobierno
maximiza en forma simultánea tomando como dadas las decisiones de los demás gobiernos.
A partir del análisis de las condiciones de primer orden para ambos casos, la decisión
coordinada y la no coordinada, puede verse que en el segundo aparecen diferencias debido al
hecho de no tomar en cuenta el efecto sobre los no residentes. Para el caso de los efectos
directos de los cambios de política, se ignora la pérdida de utilidad de los no residentes por el
pago de impuestos. Lo propio ocurre con la valoración de los bienes públicos locales para los no
residentes.
A partir del análisis mencionado surgen distintos tipos de externalidades, a saber: los no
residentes pagan parte de los impuestos y reciben beneficios de la provisión del bien público, la
recaudación de impuestos en otras comunidades puede experimentar variaciones debido a las
externalidades generadas en la actividad económica, costos de provisión de bienes públicos en
otras localidades pueden variar, como así también los precios de factores y productos. El trabajo
enuncia distintas maneras en las que el gobierno federal puede minimizar las distorsiones,
apelando a mecanismos de provisión centralizada de bienes públicos, transferencias
1012 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin embargo, el trabajo de Gordon no considera las externalidades verticales generadas por la
superposición de bases imponibles. Los trabajos más recientes sobre esta temática le otorgan un
rol más trascendente al gobierno federal; la fortaleza básica de la misma parte del
reconocimiento que el gobierno federal es un actor relevante con sus propios objetivos en un
juego con gobiernos de nivel inferior. El gobierno federal pasa ahora a tener una participación
relevante en la provisión de bienes públicos propios y el financiamiento de los mismos a través
de recaudar impuestos sobre la base imponible compartida con los gobiernos subnacionales. A
continuación se explicitarán algunas de las contribuciones más relevantes.
La literatura sobre esta temática ha tenido un desarrollo importante en los últimos años. Se
sintetizarán algunas de las contribuciones, para desarrollar con mayor detalle un modelo sobre
imposición a los consumos presentado por Hoyt (2001).
Mientras tanto, con impuestos sobre salarios, Boadway, Marchand y Vigneault (1998)
desarrollan un modelo en el que los estados implementan un impuesto progresivo lineal y
proveen un bien público. La externalidad fiscal vertical genera un incentivo para incrementar la
progresividad de los impuestos estaduales; el gobierno federal implementa sus propios
impuestos progresivos y realiza transferencias a los estados; el gobierno federal puede anular la
externalidad vertical con políticas apropiadas y la imposición redistributiva puede ser
descentralizada a los estados.
En impuestos sobre los patrimonios, Fernández (2004) analiza el caso de dos jurisdicciones
superpuestas (un distrito escolar y una ciudad) cuando uno de ellos (la ciudad) utiliza TIF (―tax
increment financing‖) para financiar un aumento en la provisión del bien público que provee. Si
se asume equilibrio de Nash, se genera una cantidad subóptima del bien público provisto por el
distrito, mientras que en el caso en el que el distrito es líder, el resultado depende en forma
inversa del nivel de provisión del bien público del otro nivel jurisdiccional.
El trabajo de Hoyt (2001), para impuestos sobre los consumos, presenta distintos escenarios.
Inicialmente realiza el análisis de la provisión centralizada de bienes públicos y de recaudación
de impuestos, en donde llega a la condición de óptimo de second best de Atkinson y Stiglitz
para la tributación de bienes de consumo. El modelo asume la existencia de n estados idénticos,
cada uno con un individuo representativo. Existe un factor de producción trabajo, utilizado en la
producción de dos bienes de consumo privados, x1 y x2 , ambos normales; una unidad de
trabajo produce una unidad de bienes privados.
Adicionalmente se proveen dos bienes públicos, uno nacional provisto uniformemente a todos
los estados en un nivel g f , y otro estadual, provisto por cada estado a sus habitantes
i 1,.........n a un nivel g i ; una unidad de trabajo produce una unidad de bienes públicos por
habitante o una unidad de bien privado. Existen dos bienes privados, x1 y x2 , y un tercer bien, el
ocio x3 , numerario. La función de utilidad para un residente del estado i es
1013 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
U X x1i , x2i , x3i , gi , g f es separable, donde xij es el consumo del bien x j por el residente del
estado i, no afectando el nivel de los gastos públicos la demanda de bienes privados.
Los precios son normalizados a 1, el precio de una unidad de trabajo, mientras que tji y tjf son las
alícuotas impositivas del estado y el gobierno federal, respectivamente, sobre el bien j. El precio
post-impuestos del bien x j en el estado i es q 1 ji jf , con qi q1i , q2i denotando el
vector de precios en el estado i. La función de utilidad indirecta es V qi , gi , g f para el
residente del estado i.
Es importante destacar que se asume que el residente del estado i sólo adquiere los bienes en su
propio estado, con lo cual no hay impacto de cambios en los impuestos del estado i en los
ingresos de otros estados, con lo cual no hay externalidades horizontales. El mencionado efecto
también se obtiene a partir del supuesto de colocar impuestos de destino.
Con el fin de establecer un marco de referencia para el accionar del sector público en relación
con las políticas descentralizadas, se asume inicialmente la existencia de un gobierno unificado
que fija las alícuotas tributarias con la potestad de gravar la base imponible en forma total y
proveer bienes públicos a nivel federal y subnacional.
En el análisis del gobierno unificado, se asume que el mismo puede gravar la totalidad de la
base imponible, lo que también se asume para el caso en que la estructura de gobierno federal
implique que ambos gravan la misma base y ambos toman como dadas las decisiones en
relación con la determinación de alícuotas tributarias del otro nivel jurisdiccional. En
consecuencia, el problema para el gobierno unificado es:
V qi , gi , g f s.t. 1i x1i qi 21x2i qi gi g f
n n n
Max 11 ,....., 1n ; 21, ........., 2 n ; g1, ........,g n ; g f
i 1 i `1 i 1
n n
En consecuencia, se demuestra que en cada estado la cantidad provista de bien público local y la
del nacional en cada estado deben ser iguales. Dado que los residentes de los estados son iguales
y cada residente tiene igual ponderación en la función de bienestar del gobierno unificado, las
alícuotas son iguales para todos los estados y las mismas se expresan 1 y 2 , omitiendo el
* *
~
subíndice del estado. En términos de elasticidades, expresando j j / q j , resulta, para j=1,2,
2
x
* k* k 1 0 .
k 1 y
De esta manera se determina la regla de imposición óptima sobre los bienes de Diamond y
Mirrlees o Atkinson y Stiglitz. Ahora la utilidad marginal de la renta difiere del costo marginal
de los fondos públicos.
1014 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
2
x
1 1 j1 2 j 2 k* k
* *
k 1 y
Las alícuotas impositivas y los niveles de gasto público del gobierno unificado constituyen las
políticas de second best de maximización del bienestar. El término jk es la elasticidad precio
compensada de la demanda del bien j con respecto al precio del bien k. La ecuación determina
que el set óptimo de alícuotas implica que el ratio de carga excedente marginal de los impuestos
a recaudación marginal debe ser igual para todos los bienes en todos los estados. El set de tasas
que maximizan el bienestar social es, en función de θ*, el siguiente:
kk jk *
*j *
11 22 12 21
Esto determina, adicionalmente, consideraciones sobre el nivel de los bienes públicos provistos
bajo imposición distorsionante. A partir de las condiciones de primer orden, puede establecerse
la siguiente igualdad, en la cual puede apreciarse que el costo marginal de los fondos públicos,
igual a la utilidad marginal del gasto público en la región i, e igual al gasto público nacional en
la región i, es mayor a la utilidad marginal privada de la renta:
MU i MU if
2
ki xki
1
k 1 xki qki
Como demuestran Atkinson y Stern, éste es el óptimo de second best que difiere del first best
también en términos de niveles de gasto público financiados con impuestos de suma fija. En
consecuencia, el costo marginal de los fondos públicos bajo un impuesto de suma fija (igual a la
utilidad marginal privada de la renta) es menor que bajo impuestos específicos sobre los
consumos, lo que puede verse en la Figura 1.
En el caso de gobierno descentralizado, con bases imponibles idénticas para ambos niveles de
gobierno, el hecho de considerar de manera diferenciada a los individuos de todos los estados
(gobierno federal) o sólo del estado propio (gobierno local) hace surgir diferencias en relación
con las alícuotas tributarias óptimas explicitadas anteriormente, a partir de las cuales puede
generarse un nivel de imposición que lleve a los estados a proveer un nivel de bien público que
difiera del gobierno federal.
Figura 1
LOS NIVELES DE PROVISIÓN DE BIENES PÚBLICOS
CON IMPUESTOS DE SUMA FIJA Y BAJO
IMPOSICIÓN DISTORSIONANTE
1015 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
λ CT
λ LS
λ= MUi = MUf
g CT g LS g
Pese a la existencia de múltiples estados y un solo gobierno federal, lo que llevarían a analizar
en primer lugar el caso en el que el gobierno federal actúa como líder de Stackelberg, la
hipótesis de interacción entre los gobiernos subnacionales es verificable en varias
circunstancias. En Canadá, por ejemplo, alrededor del 40% de la recaudación tributaria proviene
de Ontario, lo que haría suponer que este estado pudiera poseer características de líder en
relación con el gobierno federal834.
En este equilibrio de Nash el estado i elige sus alícuotas 1i y 2i dadas las alícuotas federales
y las tasas de los otros estados para resolver el siguiente problema, considerando la restricción
presupuestaria para el gobierno i y para el gobierno federal:
x1 f qi 2 f x2 f qi ng f
n
Max 1i , 2i , ; g i , V qi , gi , g f s.t. 1i x1i qi 21x21qi gi y 1f
j 1
En la condición de primer orden para la determinación de la alícuota del estado i para el bien j
se aprecia el impacto de la misma sobre el precio del bien y sobre la recaudación necesaria para
financiar la provisión del bien público local g i además del efecto sobre la recaudación del
gobierno federal, lo que reduce el nivel de provisión del bien público federal g f :
Vi 2
kf xki
n
t 1 g f
k 1 q
ji
834
Keen (1998).
1016 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin embargo, dado que el estado i sólo considera el impacto del incremento de su tasa
impositiva en la recaudación del gobierno federal, y en la provisión del bien público federal en
su propio estado y no considera la disminución en la provisión del bien público federal en el
resto de los estados; para los residentes del resto de los estados, la externalidad fiscal vertical
está dada por:
Vi 2
g kf xki .
t i
q
f k 1 ji
t
1s j1 t2 s j 2
1
t1 f j1 t2 f j 2 s
nMRS sf MRS sf
Donde,
2
1 xk
s x j MRS sf ks kf MRS sf
MU k 1 n y
f
El gobierno federal maximiza la utilidad agregada en los estados, aunque sólo financia bienes
públicos federales. Influye indirectamente en el nivel de provisión de bienes públicos locales a
partir de afectar las bases imponibles de los estados. En consecuencia, el problema del gobierno
federal es, tomando como dadas las tasas de los estados:
1f
i 1 i 1
Resolviendo, para las alícuotas óptimas, es: MRS sf t1s j1 t2 s j 2 t1 f j1 t2 f j 2 f
Donde:
x
MRS sf ks kf k 1
2
f xj
MU y
f k 1
En relación con la comparación de las tasas entre el gobierno federal y de los estados, ambos en
el caso descentralizado, dado que s f y s f , la tasa del gobierno subnacional es
mayor que la del federal, y la suma de ambas es superior a la del gobierno unificado. Esto
implica que los estados coloquen tasas que son superiores a las que se necesitarían para llevar a
una asignación eficiente de los fondos públicos.
Comparando los niveles de gasto público del gobierno federal y de los estados, a partir de las
condiciones de primer orden para las maximizaciones de cada gobierno en relación a su propia
alícuota tributaria835, se llega a:
835
Hoyt (2001)
1017 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
x
MRS 1x j 1 tkf k
1 n
n k 1 qk
sf
En consecuencia, los estados colocan tasas impositivas demasiado elevadas como consecuencia
de la externalidad vertical; el nivel de provisión de gasto propio es muy elevado; el gobierno
federal intenta compensar esta externalidad a partir de reducir sus propios impuestos y gastos
propios. La tasa combinada del gobierno federal y de los estados es superior a la del gobierno
unificado836, y el nivel de gasto público combinado es también más alto que el del gobierno
centralizado.
Los mecanismos anteriores procuraban utilizar la política tributaria por parte del gobierno
federal para incrementar el nivel de provisión del bien público. Sin embargo, si bien lo
consiguen en parte, lo hacen a expensas de alcanzar niveles de gasto e imposición demasiado
elevados.
Si las bases imponibles difieren en parte, el gobierno federal puede compensar mediante la
recaudación de impuestos provenientes de la base que no comparte la pérdida anterior y lograr
acercarse al óptimo a partir de considerar a todos los individuos en su función de utilidad. Las
externalidades fiscales son endógenas y reflejan las decisiones de política del gobierno federal.
En ausencia de transferencias, el gobierno federal colocará alícuotas de manera tal que el costo
marginal de un incremento en las tasas de los estados sea la misma para todos los estados.
x1 f qi 2 f x2 f qi ng f
n
Max 1i ; g i , V qi , gi , g f s.t. 1i x1i qi gi y 1f
j 1
1s
1 f j1 2 f js MRS sf 1 1s j1 f ,
con,
836
Wilson (2005)
837
Hoyt presenta este caso como de base imponible limitada gravada por el gobierno subnacional, cuando
el gobierno federal grava la totalidad de la base.
1018 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Adicionalmente, el costo marginal social de los fondos públicos es mayor en el caso de los
estados, por lo limitado de la base imponible, aún teniendo en cuenta el hecho de la externalidad
negativa generada por los gobiernos subnacionales al aumentar su propia alícuota sobre la base
compartida y el bien público del estado siga siendo subprovisto.
El gobierno federal varía sus políticas impositivas de acuerdo a si el bien público subnacional
está sobre o subprovisto (depende de la MRS sf ) con el fin de alcanzar una tasa cercana a la
óptima para ambos bienes e influir en la recaudación de impuestos de los estados. La tasa que
grava x1 (base compartida) será más alta que la de x2 si MRS sf 1 y viceversa, de acuerdo a
las tasas relativas que maximizan el bienestar social, pudiendo inclusive subsidiar al bien si
MRS sf 1 y x1 y x2 son complementarios.
Adicionalmente, la externalidad puede ser una elección del gobierno federal, al incrementar la
recaudación generada en el bien gravado mediante un aumento de la alícuota si el bien público
estadual está subprovisto en relación al federal, lo que puede verse en la ecuación838:
L f V
1 MRS sf x1 1 1 1 f x1 2 f x2 0
1 f g q1
f n q1
En general, no se puede extraer una conclusión determinante sobre las tasas del gobierno
subnacional cuando éste sólo manejan un limitado set de instrumentos. En algunos casos,
incluso, el gobierno federal debe subsidiar el bien gravado por los estados para compensar
parcialmente los impuestos ineficientemente elevados.
En el caso de la existencia de transferencias, en Hoyt (2001) se lleva a cabo el análisis con el fin
de determinar aquéllas que aseguren un nivel eficiente de gasto en bienes públicos federales y
estaduales. La existencia de transferencias reduce las distorsiones generadas por los impuestos
independientemente de la amplitud de la base imponible de los estados.
En un resultado conocido en la mayoría de los estudios sobre esta temática, se demuestra que la
posibilidad de acceder a transferencias permite minimizar las distorsiones generadas por las
bases imponibles concurrentes, aún cuando existe superposición parcial. Hoyt (2001), por
ejemplo, determina las transferencias de igualación necesarias para asegurar una combinación
eficiente de gasto público federal y estadual.
En forma similar a los casos anteriores, el problema para el gobierno federal ahora es elegir las
tasas impositivas, las transferencias de ingresos hacia o desde los gobiernos subnacionales y una
transferencia de suma fija. El mismo está dado por lo siguiente, en donde los bienes x1 y x2 están
838
Ver Hoyt (2001) para una explicación más detallada.
1019 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
gravados por ambos gobiernos, y se adiciona un bien x3, sólo gravado por el gobierno federal, y
en donde q es el vector de precios:
i 1
1f
i 1
A partir de las condiciones de primer orden, la regla de imposición óptima resulta ser la
siguiente:
f k 1 y
A partir de las condiciones de primer orden y de la regla óptima del gobierno federal, se logra
derivar la conclusión de que las políticas impositivas y de transferencias óptimas (S, m1, m2) del
gobierno federal deben ser tales que la tasa marginal de sustitución entre los bienes provistos
por ambos niveles de gobierno sea igual a uno (MRSsf =1), lo que implica igual nivel de bienes
públicos para ambos gobiernos, y que ninguno de los estados genere una externalidad tributaria.
R f xk x
kf mk ks
2
3 f 3 m j x j 0 , j=1, 2
is k 1 q j q j
Adicionalmente, las alícuotas combinadas del gobierno federal y de los gobiernos provinciales
son óptimas y satisfacen la condición:
~ ~ ~ ~
1s 1 f j1 2 s 2 f j 2 3 f j 3 s , j=1, 2, 3
Dado el impuesto del gobierno subnacional, el gobierno federal controla el impuesto total sobre
cada bien a través de la elección apropiada del impuesto propio, como gobierno benevolente, el
objetivo es minimizar la carga excedente total, integrada por la suma de ambas tasas.
El gobierno federal puede en consecuencia reasignar la recaudación tributaria entre los dos
niveles de gobierno mediante transferencias de suma fija, o compensatorias. No puede, sin
1020 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
embargo, alterar las decisiones sobre tasas de los gobiernos subnacionales pero sí compensar las
ineficiencias mediante una elección apropiada de tasas y transferencias.
De acuerdo con Hoyt (2001), si en lugar de suponer un juego en equilibrio de Nash se asimilara
a un análisis en donde el gobierno federal es líder de Stackelberg, en el contexto en que exista la
posibilidad de apelar al mecanismo de transferencias no hay ganancias por parte del gobierno
federal, de mover primero. En el caso de instrumentos limitados, es decir, en organizaciones
institucionales en las cuales no pueda hacerse uso de transferencias, el gobierno federal puede,
al mover primero, influenciar las tasas impositivas de los estados y los niveles de provisión de
bienes públicos, con lo cual el gobierno federal no colocará tasas para maximizar el bienestar
social.
Hoyt (2001) también menciona el caso de estados heterogéneos. Como en el caso de estados
idénticos, la política impositiva del gobierno federal depende de las tasas de los estados y la
provisión relativa del bien público federal y del estado. Sin embargo, a diferencia del caso de
estados idénticos, la tasa combinada federal y provincial no serán iguales a las determinadas por
el gobierno unificado; con bases imponibles idénticas, los bienes públicos de los estados están
provistos en exceso en relación al bien público federal al igual que en el caso de estados
idénticos.
Para que las externalidades verticales resulten negativas, debe producirse una reducción de la
base imponible del otro gobierno cuando uno de ellos incrementa su alícuota tributaria. Dahlby
y Wilson (2003) presentan un modelo en donde las externalidades verticales pueden ser
positivas, sin considerar externalidades horizontales. En el mismo muestran que un incremento
en el impuesto salarial estadual puede incrementar la recaudación de impuestos del gobierno
federal si éste impone una tasa ad valorem en los salarios y la demanda de trabajo es inelástica.
El desarrollo breve del modelo se expondrá a continuación.
En el modelo tanto el gobierno federal como los estados gravan salarios y beneficios, a las tasas
ad valorem T y t, y proporcionales U y u, respectivamente, siendo T t y 1 U u las
tasas totales. Los estados proveen dos bienes públicos, uno es un bien de consumo c que se
V w Bc
n
introduce en la función de utilidad indirecta del agente representativo , mientras
que el otro es un bien público g que incrementa la productividad, por lo cual se incorpora en la
función de producción de las empresas X F L, g , en donde X es el producto y L es el
insumo trabajo (las productividades marginales son decrecientes).
Los beneficios son F L, g wL , la demanda de trabajo está determinada por la condición
de maximización de beneficios w FL . La oferta de trabajo en cada estado es una función no
decreciente del salario neto, Lwn , y la elasticidad de la oferta de trabajo es
L wn wn L 0 .
La recaudación tributaria de ambos niveles de gobierno, que utilizan para financiar los gastos
públicos propios, es Rs twL u , y RF TwL U , respectivamente, para los estados y
para el gobierno federal, respectivamente.
La externalidad vertical aparece (en este caso, ―bottom-up externality‖, desde los estados hacia
el gobierno federal) cuando el cambio en la tasa provincial afecta la recaudación impositiva del
gobierno federal. Diferenciando totalmente la recaudación del gobierno federal, Rf, se llega a:
dR f dL dwn d w
TL
dw
Tw U T 1 U 0
dt dt dwn dt dt 1
dado que T 1 U , lo que implica que la externalidad tributaria vertical proveniente de
un aumento en la alícuota del impuesto provincial sobre los salarios puede ser positiva.
Figura 2
Tasa salarial
L((1 w)
w1
w0
1 T w0
D(w)
1 T t w1
L1 L0 Nivel de empleo
Fuente: Dahlby y Wilson (2003)
839
Dahlby y Wilson (2003) demuestran que, si el impuesto sobre salarios recae sobre los empleadores, la
externalidad es negativa, porque caen tanto la base imponible del impuesto sobre salarios como la del
impuesto sobre los beneficios.
1022 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el modelo existen N estados idénticos. La producción en cada estado está dada por la función
F(Kj), donde Kj es el capital, móvil entre estados hasta igualar el retorno post impuestos . Cada
estado coloca un impuesto tj al capital. El gobierno federal coloca un impuesto unitario T al
capital en cada jurisdicción; la tasa impositiva consolidada en el estado j es j t j T . La
condición de arbitraje F ' K j j define la demanda por capital en el estado j como
K j K j con K ' 1 F " 0 . Las rentas obtenidas por las firmas en el estado j,
F K j F ' K j K j , son gravadas por el gobierno subnacional a la tasa exógena y no
están gravadas por el gobierno federal.
U C1, C2 , g , G uC1 C2 H g , G
en donde Ci son los consumos en el período i, y g y G son los bienes públicos ―residenciales‖
provistos por ambos niveles de gobierno; la función de utilidad es separable. La maximización
de la utilidad genera una curva de oferta de ahorro S S
Cada consumidor en el estado j posee una dotación e de ingresos del primer período; en el
segundo, recibe el principal y el interés en los ahorros del primer período, además de las rentas
después de impuestos obtenidas en su jurisdicción. La función de utilidad indirecta es:
U , , g , G ue S 1 S 1 H g, G
El retorno neto está definido, en el equilibrio simétrico en donde todos los estados colocan la
K '
misma alícuota, por p' N
j S ' K '
W j j , U , j , t j K j j , TS
W j 1 1
Kp'1 K H g K tK 'K 1 p' H GTS ' p' 0
1
t j N N N
W , U , , tK , TS
La condición necesaria que define el impuesto federal como función del impuesto del estado es:
Las ineficiencias a partir de las decisiones de imposición por parte de los estados, luego de
escribir la función de bienestar social en equilibrio de simetría (misma tasa para todos los
estados) y de diferenciar con respecto a la tasa impositiva común, evaluando en el equilibrio
simétrico resulta:
Wt t * , T * H g t * K 'K 1 H g G T * NS '1 p'
H 1
N N
Keen y Kotsogiannis (2002a) establecen condiciones para las cuales las externalidades
horizontales dominan a las verticales, con lo cual la tasa impositiva del estado es demasiado
baja Wt t * , T * 0 , y a la inversa, es decir, aquellas para las cuales la externalidad vertical
domina a la horizontal, con lo cual la alícuota es demasiado alta Wt t * , T * 0 .
Cuando las rentas no están gravadas 0 , la externalidad horizontal domina a la vertical si la
oferta de ahorro es independiente de la tasa de interés neta; la externalidad vertical domina a la
horizontal si la respuesta del ahorro a la variación del tipo de interés es más alta que la de la
demanda de capital. En el caso en que las rentas estén gravadas 1 , la externalidad
horizontal domina a la vertical.
Si el gobierno federal actuara como líder de Stackelberg, dado que anticipa la respuesta de su
propio impuesto sobre el nivel de la tasa impositiva de equilibrio de los estados, se desviará de
la regla WT 0 para inducir a los estados a variar su tasa de equilibrio. De acuerdo con Keen y
Kotsogiannis (2002a), esto puede provocar que los impuestos federales sean demasiado
elevados.
Esto implica, por ejemplo, que si los impuestos de los estados tienden a ser demasiado elevados
debido a una externalidad vertical dominante, un aumento en la cantidad de estados llevará a
incrementar aún más las tasas; si los impuestos eran demasiado bajos en función de una
externalidad horizontal dominante, el aumento de la competencia tributaria llevará a las
alícuotas a un valor aún más reducido.
El modelo de Hoyt (2001) para impuestos sobre los consumos es, sin embargo, de competencia
perfecta. Es válido mencionar cómo se modifican las conclusiones ante cambios en este
supuesto.
En los trabajos mencionados, se aprecia la posibilidad de que las tasas impositivas resulten
elevadas, en función de que, en el caso de una externalidad vertical negativa dominante, una
reducción de la misma genere mejoras en el bienestar de la comunidad. Wrede (1996) y Keen y
Kotsogiannis (2003) analizan la posibilidad de si las tasas pueden resultar tan elevadas que
acaben en el lado decreciente de la curva de Laffer.
De acuerdo con Wrede (1996), si los efectos totales son negativos, a partir de un equilibrio de
Nash, una reducción en la tasa impositiva del gobierno federal y/o en la tasa impositiva de los
estados lleva a un incremento en la recaudación impositiva total. Un resumen de los efectos
mencionados puede apreciarse en el Cuadro 1.
Cuadro 1
Externali n
n
n
n
dad R Ri R Ri R Ri R Ri
horizontal i 1 0, i 1 0 i 1 0, i 1 0
positiva t i t F t i t F
(Positive
HE) C
Externali n
n
n
n
dad R Ri R Ri R Ri R Ri
horizontal i 1 0, i 1 0 i 1 0, i 1 0
negativa t i t F t i t F
(Negative
HE) D
Fuente: Wrede (1996).
Si todos los efectos son negativos, la economía terminará en el lado decreciente de la curva de
Laffer (intersección de la fila D y la columna B del cuadro 1); Keen y Kotsogiannis (2003) y
Wrede (1996) muestran que también puede acabar en el lado decreciente de la curva de Laffer
considerando situaciones más usuales, como el caso de externalidades horizontales positivas y
verticales negativas (intersección de la fila C y la columna B del cuadro 1); en este caso, sólo
puede incrementarse la recaudación total a través de una reducción de la tasa del estado si las
externalidades verticales exceden a las horizontales.
ri t i K i xi i y R
1 N
TK i i .
N i 1
N
1
K p tK ' p xK p 1 p' 0
mientras que la del gobierno federal es:
K p TK ' p K p 1 p' 0
Kp' ( N 1)
rt t*, T * K t * K ' xK 1 p' 0
N p'
implicando que, si la tasa federal permanece constante, cada estado incrementaría su
recaudación aumentando la alícuota (externalidad horizontal).
Las dos externalidades apuntan en direcciones opuestas: la externalidad vertical, hacia tasas
impositivas altas; la horizontal, hacia tasas bajas; ambas externalidades están operando a nivel
de los estados. Para analizar cuál prevalece, sumando los cambios en la recaudación generados
por las externalidades verticales y horizontales resulta:
En los trabajos expuestos hasta aquí, se asume que los bienes públicos provistos por los
gobiernos son residenciales, lo que asegura separabilidad en la función de producción y en la
función de utilidad del agente representativo. Existe una literatura más reciente que ahonda en la
determinación del efecto que la provisión de bienes públicos de distinto tipo genera en la
externalidades interjurisdiccionales, generando externalidades verticales, pero por el lado del
gasto público; si los gastos públicos alteran las demandas privadas, pueden generar ―vertical
expenditure externalities‖.
Dado que el objetivo de este trabajo es el análisis de tax competition, se hará solamente
referencia a algunas contribuciones relacionadas con la provisión de bienes públicos sobre la
recaudación tributaria840.
Madiès (2004) profundiza el análisis de Keen y Kotsogiannis (2002a y b), con gobiernos
benevolentes, asumiendo que los estados proveen un bien público industrial que incrementa la
productividad de firmas localizadas en su propia jurisdicción, mientras que gobierno federal
provee un bien público residencial al individuo representativo de cada estado.
La producción en el estado i puede escribirse como función del capital en i, Ki y el bien público
industrial giF:
Yi F K i , g iF
La condición de arbitraje se vuelve ahora:
FK K i , g iF i p
mientras que la demanda de capital es:
K i K i p i , g iF
840
Dahlby y Wilson (2003), en el trabajo ya mencionado, muestran que, si un incremento de la provisión
del bien público que aumenta la productividad, aumenta los ingresos fiscales federales, esto llevará a
provisión en defecto del bien público por parte de los gobiernos provinciales.
1027 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
i F K i , g iF FK K i , g iF K i
El bien público industrial también está incluido en la función de utilidad y en las funciones de
recaudación tributaria de ambos niveles de gobierno, que utilizan para financiar su propio gasto
público. Las mismas son las siguientes:
U , , g F , G ue S 1 S 1 , g F H G ,
G TK i , g iF TS y g iF t i K i i , g iF i , g iF
1 N
N i 1
El retorno neto está definido, en el equilibrio simétrico en donde todos los estados colocan la
misma alícuota, por:
K ' KK "
p' N
j S ' 1 tK"Fg F K '
El aumento en la provisión del bien público industrial genera un ―fiscal feed-back effect‖.
Manteniendo el costo del capital constante, una mayor provisión del bien público industrial
lleva a un aumento de la base del impuesto al capital y a un aumento en la recaudación del
impuesto al capital y a la renta. Esto genera un trade off entre dos externalidades horizontales:
por un lado, una tasa más alta en uno de los estados lleva a una emigración de capital hacia otros
estados; por el otro, una alícuota más elevada puede inducir a una mayor provisión del bien
público estadual y un influjo de capital que afecta a los demás estados.
1 Fg F Fg F t * K1
Wt t*,T * ' 1 K 1 H GT * S '
N 1 t * K 2 Fg F 1 t * K 2 Fg
F
Wrede (2000), en el caso de gobiernos leviatánicos, extiende su modelo anterior (Wrede, 1996)
adicionando bienes públicos provistos por el gobierno federal y los estados, siendo éstos
sustitutos perfectos que consisten en infraestructura, educación, etc., los que ayudan a
incrementar la base imponible. Al igual que Keen y Kotsogiannis (2003), y Wrede (1996),
concluye que una reducción en las tasas federales, estaduales o ambas, a partir de una situación
de equilibrio simétrico de Nash (impuestos iguales para todos los estados), generan un
incremento en la recaudación de impuestos (tasas demasiado altas, llevando a la economía del
lado decreciente de la curva de Laffer), pero adiciona el efecto sobre el gasto.
A partir de un equilibrio simétrico de Nash (gastos iguales para todos los estados), un
incremento pequeño del gasto de cada estado y/o un incremento en el gasto federal llevan a un
mayor superávit presupuestario en presencia de superposición perfecta de bases imponibles,
debido a que un mayor gasto genera un aumento en la base imponible y en consecuencia
aumenta la recaudación impositiva (la economía está del lado decreciente de la curva de Laffer).
Los resultados anteriores pueden apreciarse en la Figura 3.
Figura 3
Superávit Superávit
total total
Martínez-López (2005) asume que el gobierno federal provee un bien público de consumo y los
estados financian la provisión de insumos que afectan positivamente la productividad laboral;
ambos niveles de gobierno utilizan impuestos al trabajo y a las rentas económicas como base
imponible con limitaciones de instrumentos, esto es, el gobierno federal no tiene la posibilidad
de apelar al mecanismo de transferencias841.
En concordancia con la literatura sobre esta temática, llegan al resultado de que el signo de la
externalidad vertical depende del efecto sobre la base imponible del bien público que mejora la
productividad, dado que incrementa la base imponible de ambos niveles de gobierno.
Adicionalmente, la productividad marginal del insumo provisto por el sector público, la
sensibilidad de la tasa salarial al insumo provisto por el sector público, la elasticidad de la oferta
de trabajo a la tasa impositiva del gobierno federal determina el signo y la magnitud de la
externalidad vertical.
841
Janeba y Wilson (2009) modelan la división óptima de bienes públicos entre el gobierno federal y los
gobiernos regionales en una economía con competencia tributaria interregional.
1029 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
3. Antecedentes empíricos
Besley y Rosen (1998) estiman la reacción de los impuestos estaduales específicos a los
cigarrillos y a la gasolina en Estados Unidos para el período 1975-1989. La ecuación a estimar
es t jst s T jt X t Z jst jst , donde t jst es la tasa específica por estado
y por bien y T jt es la tasa federal, e incluyen como variables dependientes:
variables de índole política del estado: partido político del gobernador y composición
del órgano legislativo;
Como resultado de las estimaciones obtienen una respuesta positiva de los impuestos estaduales
ante un incremento de los impuestos específicos nacionales; en el caso de los cigarrillos, un
10% de aumento en la tasa federal induce un 2,8% de aumento en la tasa del estado; para la
gasolina, un 10% de aumento en la tasa federal induce un 4,1% de aumento en la tasa del
estado.
Existe otro tipo de reacción que puede asimilarse a la externalidad fiscal que se relaciona con la
denominada ilusión fiscal. Esto hace referencia a que incrementos automáticos en los recursos
1030 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tributarios de los estados no son compensados con políticas discrecionales por parte de los
mismos, sino que se comportan en forma pasiva842.
Esteller-Moré y Solé-Ollé (2001)843, para el caso del impuesto personal a la renta nacional y los
impuestos generales a las ventas estaduales en Estados Unidos en el período 1987-1996 eligen
como variable dependiente los impuestos estaduales dado que al existir múltiples estados, el
gobierno federal no reacciona ante la variación en la alícuota de impuestos de uno de ellos, sino
probablemente de una suma ponderada de ellos, lo que, según plantean los autores, elimina la
posible endogeneidad de la tasa federal.
El resto de las variables incluidas en la ecuación son las tasas fijadas por los estados próximos
denominada t jt y un vector de variables de control simbolizadas en Z k .La primera de las
variables refiere a la competencia tributaria horizontal entre jurisdicciones; la misma es
evaluada a partir de promediar las alícuotas de las provincias que limitan con cada una, con una
ponderación de 1, mientras que con 0 a las restantes.
Las provincias con mayor nivel de ingreso tenderán a demandar mayores bienes públicos y
tolerarán mayores impuestos; por otro lado, dado que ante un aumento del ingreso el mismo
nivel de recaudación puede alcanzarse con una alícuota menor, el efecto del nivel de renta sobre
la alícuota es incierto. Se incluyen el producto bruto geográfico y su cuadrado de cada
jurisdicción como proxy del ingreso de cada provincia.
Del mismo modo, las transferencias que perciben los gobiernos subnacionales por parte del
gobierno central pueden tener alguna influencia sobre el nivel de los impuestos provinciales y
su reacción ante un incremento de los nacionales y reducen el costo marginal de los fondos
públicos.
Se incluyen como variables de costos las proporciones de población que utilizan los servicios
públicos en forma más intensiva (mayores de 65 y menores de 14, por provincia y por año),
además de la cantidad total de habitantes, su cuadrado y la densidad de población.
Adicionalmente, se incluyen dos variables dummy de índole política, de acuerdo a la afinidad o
no con el partido político del gobierno federal.
Los resultados empíricos muestran que 1 punto de incremento en los impuestos federales genera
una reacción de 0.1 puntos en el impuesto estadual a la renta, y de 0.22 al considerar el
impuesto a la renta y a las ventas en forma conjunta.
Para poder discriminar la existencia de ilusión fiscal se realiza una evaluación sobre si las bases
imponibles de los estados conforman en forma completa o no a la base del impuesto nacional; la
842
La explicitación sigue a Esteller-Moré y Solé-Ollé (2002), op. cit.
843
Los mismos autores realizan una estimación de características similares a la aquí comentada para el
caso de Canadá (2002).
1031 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los resultados en este caso arrojan que la reacción es mayor en el caso de los estados cuya
definición de base imponible es más próxima a la del impuesto nacional, la que es incluso
contemporánea, a diferencia del caso en que existen diferencias en el alcance de la base
imponible, en cuyo caso la reacción es desfasada. En consecuencia, la reacción atribuible a la
externalidad vertical sólo representa la mitad de la misma, mientras que el resto es explicado por
la existencia de ilusión fiscal.
Devereaux (2007) realiza sus estimaciones para el caso de los impuestos específicos sobre
cigarrillos y gasolina para Estados Unidos en el período 1977-1997. En relación con el trabajo
de Besley y Rosen (1998), encuentran que aquél no incluía las externalidades horizontales en su
análisis e incluyen en sus estimaciones variables para considerar el efecto de las mismas.
ti , s ij t js
j i
uniforme, es decir, aquel en el cual todos los estados tienen la misma ponderación;
estados limítrofes ponderados: asigna mayor participación a los estados vecinos más
poblados.
Se utilizan las tasas impositivas en términos reales, dado que se observa que las nominales
varían en una reducida medida. Se incluyen, como variables de control, variables económicas
federales (GDP, tasa de desocupación y el índice de precios al consumidor), la producción
doméstica del bien gravado en cada estado, variables económicas estaduales (ingreso per cápita,
desocupación, transferencias federales y alícuota de impuesto a la renta), variables demográficas
de los estados (población y proporciones de menores y mayores) y variables de índole política
(partido político del gobernador y composición de los poderes legislativos).
Los resultados muestran que la tasa federal tiene un efecto positivo en la tasa estadual, elevando
los impuestos específicos a los cigarrillos en 0,28 por cada punto porcentual de incremento en
los impuestos federales.
Los resultados para el caso de los cigarrillos concuerdan con la teoría; dado que la demanda de
cigarrillos es relativamente inelástica, un aumento en la tasa federal no tiene efectos
significativos en la respuesta de los gobiernos estaduales. En el caso de la gasolina, el
coeficiente asociado a la tasa federal es significativo, no siéndolo el de las tasas de los otros
estados, con lo cual la evidencia asociada a la externalidad horizontal es reducida.
Cuadro 2
IMPUESTOS
AUTORES RESULTADOS
CONSIDERADOS
Impacto en la función de reacción de los gobiernos
Un 10% de aumento en la tasa
Besley, T. J. and Rosen, H. S. Gasolina y cigarrillos en federal induce un 2,8% de aumento
(1998): Journal of Public Estados Unidos 1975- en la tasa del estado para
Economics. 1989 cigarrillos; para la gasolina, un
10% de aumento en la tasa federal
1033 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para el caso argentino, Porto y Di Gresia (2007) cuantifican el impacto de las políticas llevadas
a cabo por el gobierno federal sobre el superávit presupuestario de las provincias. Las mismas
incluyen:
Los autores estiman que algunas de estas políticas mejoran el resultado financiero de las
provincias, como la transferencia de cajas previsionales deficitarias a la nación, y las
transferencias presupuestarias desde nación, mientras que otras empeoran fiscalmente a las
provincias, como la transferencia de servicios y las modificaciones al esquema de
coparticipación.
No se cuantifican sin embargo los efectos de la política tributaria nacional sobre los recursos
tributarios provinciales (transferencias y recursos propios), que afectan fuentes tributarias
provinciales (bases imponibles y alícuotas).
A continuación los autores llevan a cabo una cuantificación para determinar el efecto neto de las
políticas públicas nacionales sobre la determinación de la evolución del resultado fiscal
provincial; el resultado se reproduce en el Cuadro 3.
De acuerdo con Porto y Di Gresia (2007), en términos de valor presente, en el período 1983-
2006, el conjunto de provincias muestra un déficit contable acumulado equivalente al 12,3% del
PIB del 2006; si se corrige por el efecto de políticas nacionales, el resultado se transforma en un
superávit acumulado equivalente al 9,1% del PIB de 2006. El componente exógeno del
resultado financiero de las provincias es equivalente al 21,4% del PIB de 2006.
La introducción de los Derechos de Exportación, a partir de 2002, a nivel del gobierno federal,
significa un claro caso de externalidad tributaria vertical, dado que los mismos reducen la base
imponible de impuestos provinciales, a la par de otros nacionales.
Nogués y Porto (2007) llevan a cabo un ejercicio contrafáctico, que consiste en el cálculo de los
recursos incrementales en los demás tributos que la eliminación de los Derechos de Exportación
generaría, evaluando solamente la parte de la recaudación correspondiente a la cadena
agroindustrial (los resultados se muestran en el Cuadro 4).
Cuadro 3
Cuadro 4
Efecto indirecto 1, es la recaudación que se obtiene sobre los ingresos adicionales del
sector privado por la eliminación de las retenciones. Este efecto puede desagregarse en
el producido por los mayores ingresos de las exportaciones que genera la eliminación
de las retenciones (efecto indirecto 1.a) y el producido por la eliminación del subsidio
al consumo final interno de los bienes exportables (efecto indirecto 1.b).
Si se eliminan las retenciones, la pérdida fiscal, luego de completados todos los efectos, sería de
2,2 mil millones de pesos. Sin embargo, las provincias recuperan alrededor de 2,7 mil millones
de pesos, con lo cual ésta sería una representación aproximada de la magnitud de la externalidad
tributaria generada por los Derechos de Exportación sobre los recursos tributarios de las
provincias.
Estos efectos, según Nogués y Porto (2007), no son simultáneos. Al evaluar el impacto
recaudatorio presentado en la sección anterior debe tenerse en cuenta especialmente el sendero
temporal de los distintos efectos:
Los autores han desarrollado un estudio referido a estimar el impacto de una propuesta de
reforma tributaria federal consistente en eliminar las retenciones sobre la exportaciones
agropecuarias y, por esa vía, posibilitar una mejora substancial de la capacidad recaudatoria del
Impuesto Inmobiliario Rural en las provincias. Se trata de un ejemplo relevante de ―externalidad
vertical‖ de la tax competition, de dos formas de imposición de diseño legal o formal totalmente
diferentes, pero que reúnen la característica de una ―equivalencia tributaria‖.
Un aspecto importante para comprender el porqué de no solamente eliminar las retenciones sino
también el impuesto a las ganancias sobre la renta, es explicado por el dilema de la doble
imposición que opera en el caso de los propietarios de la tierra que desarrollan al mismo tiempo
su actividad rural. En la terminología ricardiana, se trata de los propietarios o terratenientes y, al
mismo tiempo adoptan la característica de capitalistas. Actualmente, el impuesto a las ganancias
grava en esos casos la renta de la tierra junto con la renta del capital, en tanto la renta de la tierra
es también gravada por el Inmobiliario Rural845. Por otra parte, en los casos en que el
Inmobiliario Rural grava las mejoras (productivas) además del suelo, Ganancias vuelve a gravar
ese activo o mejora productiva a través de su renta, es decir, se está generando una doble
imposición sobre el capital.
Naturalmente, el tema afecta enormemente la cuestión del federalismo fiscal y plantea una muy
notoria ―externalidad vertical‖ negativa que resulta, en una primera y clara observación,
fuertemente sesgada hacia las provincias de mayor contribución productiva del sector rural; pero
que luego se transforma en una ―externalidad negativa‖ que se extiende por efectos de derrame
al resto de las actividades normales de las economías regionales, afectando de esta manera
también por vía indirecta a la provincias pobres en riqueza rural. Por estas razones más adelante
en el apartado 12.5. punto (iii), se analiza este tema con relación a un posible nuevo acuerdo
fiscal y financiero que reforme el actual diseño tributario federal y el régimen de coparticipación
federal de impuestos.
La propuesta de los autores es, por tanto, gravar a la renta de la tierra en igualdad de
condiciones de la imposición al capital. De allí que se proponga una alícuota del 35% del nuevo
IIR, que resulta ser la alícuota marginal superior del impuesto a la renta de personas físicas o la
proporcional de Ganancias de sociedades. Claro que esa alícuota del 35% habría de gravar un
valor de la tierra superior al actual, pues el cambio tributario conduce a una reevaluación del
valor de los predios o de su renta.
844
El lector podrá consultar en los dos apartados siguientes el encuadre jurídico y la modalidad real de
operar el federalismo en Argentina.
845
Gravar la renta de la tierra y al mismo tiempo gravar el valor de la tierra, aún al valor catastral, implica
doble imposición, dado que el valor de la tierra resulta ser precisamente el valor presente neto de la
capitalización de su renta.
1038 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las fuentes de datos utilizadas parten de los valores de la tierra según la Compañía Argentina de
Tierras (CAT), los datos del INTA y ARBA, referentes a los índices de productividad y/o
aptitud de las parcelas en la provincia, le siguen los cálculos de los márgenes brutos y netos para
cinco actividades relevantes del sector (agrario: soja, girasol, maíz, trigo; y vacuno), las tasas de
descuento implícitas en los valores de la tierra, los nuevos valores de la tierra después de la
reforma, y su impacto fiscal. Las variables son estimadas, por tanto, según la situación actual y
los valores finales resultantes de los cambios propuestos. En todos los casos, con
generalizaciones para todas las parcelas de la provincia de Buenos Aires, a nivel de partido y
según la composición productiva relativa de cada zona. De esta manera se logran valores
agregados para el total de la provincia.
En esta revisión solamente hemos de mostrar cuatro cuadros del estudio846, que comprenden: el
Cuadro 1, la deducción de las fórmulas de cálculo de los valores finales de la tierra, las tasas de
descuento implícitas y la alícuota del nuevo IIR; el Cuadro 2, el nivel de ingreso disponible
(después de impuestos) que recibe la propiedad rural (antes y después de la reforma); el Cuadro
3, los impuestos que pagan los propietarios rurales en cada uno de los dos regímenes tributarios
(antes y después de la reforma); y, finalmente, el Cuadro 4, los recursos fiscales que
efectivamente reciben los gobiernos en cada régimen tributario (también antes y después de la
reforma).
En cada caso los valores obtenidos están referidos a dos estimaciones de márgenes: primer
semestre 2010 y primer semestre de 2011. Estas estimaciones alternativas son importantes pues
la situación de precios relativos de los commodities rurales sufrió cambios entre ambos años, y
la idea es contar con valores representativos de más largo plazo847.
En el Cuadro 2 se observa que con la reforma, para el primer semestre 2010, la renta disponible
para los propietarios de la provincia en valores absolutos hubiera sido 1.302 millones de u$s,
mayor con el régimen propuesto que con el régimen actual, esto es, un 86% más alta, mientras
que para el primer semestre de 2011 hubiera sido 1.471 millones de u$s más alta, esto es, un
48% mayor.
En el Cuadro 3 se observa que las diferencias que surgen de los impuestos a pagar según cada
régimen tributario, o sea 1.302 y 1.472 millones de dólares más en el régimen vigente, son las
mismas cifras del cuadro anterior, aunque con distinto signo, que denotaban las diferencias de
renta de la tierra disponible que obtenían los propietarios en cada régimen, obtenían 1.302 y
1.472 menos en el régimen vigente.
846
Los autores reconocen el aporte de la Lic. Florencia Pinto en el laboreo estadístico de las simulaciones
realizadas.
847
En efecto, esta circunstancia da holgura para la interpretación de los resultados que deben ser juzgados
en una óptica de rendimientos de largo plazo de los mismos, es decir, para identificar la renta ―normal‖.
1039 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Cuadro 2
Cuadro 3
Cuadro 4
Finalmente, en el Cuadro 4, columna 1, pueden verse los valores de las retenciones asignables
a la provincia para cada uno de los dos años. A su vez en la columna 2 pueden verse los valores
del IIR para esos años, y en la columna 3 los recursos fiscales totales que la producción de la
provincia de Buenos Aires estaría aportando según el régimen tributario rural vigente por la
existencia de retenciones y del IIR. En la columna 4 están las cifras de recursos fiscales que
aportaría el régimen propuesto que grava la renta de la tierra sólo con el IIR. Puede verse en las
columnas 5 y 6 en qué medida el nuevo régimen arroja un déficit de recaudación, más visible
según la medición 2010, un año de precios y márgenes relativamente bajos. Es indudable que el
nuevo régimen plantearía el requerimiento de recursos fiscales adicionales a los que se pierden
con el cambio, en especial en cuanto la propuesta de los autores se complementa con la
necesidad de fondear subsidios al consumo alimentario de los cuatro deciles de los sectores con
menores ingresos, tal cual se comenta en el Capítulo 7, apartado 7.6. punto (v).
La conclusión final a la que arriban los autores es que dado el resultado de insuficiencia fiscal
por parte del nuevo régimen tributario para restituir los valores previos a la reforma, cabe
preguntarse si es viable lo propuesto para cambiar el régimen tributario vigente a la renta de la
propiedad rural. La respuesta parece clara desde la óptica de los autores. Tal insuficiencia no es
razón suficiente para invalidar el cambio de régimen propuesto. Se sostiene que la validez de
1041 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
una reforma tributaria no puede depender de que los resultados fiscales finales sean cero.
Cuando se postula la existencia de un nuevo IIR con elevada capacidad recaudatoria, no se lo
hace para que pueda compensar la disminución de recaudación fiscal asociada a otros
componentes de la reforma propuesta, sino porque el impuesto a la tierra es un excelente tributo
sin ningún efecto distorsivo que recae por otra parte sobre contribuyentes con adecuada
capacidad contributiva. En rigor, la idea original de los autores, cuando se define el objetivo de
lograr una mayor capacidad recaudatoria del nuevo IIR, se basó en tres condiciones:
a. que la nueva Presión Tributaria sobre la renta de la tierra resulte claramente menor
a la vigente en la actualidad ya que ésta es exagerada, inequitativa y confiscatoria;
b. que aún respetando la condición anterior, el monto a recaudar con el nuevo IIR
sobre esa renta signifique un aporte importante a los recursos fiscales del país; y
c. que tal aporte sea equitativamente similar al que hacen otros tipos de ingresos
periódicos generados en el resto de las actividades económicas; en realidad,
adoptando la alícuota marginal máxima de la escala del Impuesto a las Ganancias
actual.
Es decir, ninguna de las tres condiciones incluye algún requerimiento de compensación fiscal
entre un régimen y el otro. Pero sobre esto, finalmente, debe tenerse en cuenta que la
elasticidad-precio de la producción rural utilizada en los cálculos es de ―corto plazo‖, o sea,
relativamente baja de 0,35. Desde el ángulo tributario, el resultado habría de ser sustancialmente
mejor de adoptarse una elasticidad de ―largo plazo‖, la que según estudios recientes como el de
Herrou-Aragón, A. (2007) ha sido estimada en l,3, o sea cerca del 400% mayor.
De hecho, en el mismo estudio realizado por los autores, la simulación utilizando una
elasticidad igual a 1 arroja como resultado una consecuente menor caída en el consolidado
parcial total del recaudado indicado por el Cuadro 4, como se observa en el Cuadro 5.
Cuadro 5
Finalmente, sobre este punto del estudio, los autores citan a varios trabajos recientes —entre
ellos el de Nogués y Porto previamente descrito— que estiman los efectos fiscales indirectos de
una quita de retenciones, que implicarían aumentos recaudatorios significativos y que actuarían
compensando la reducción directa de recaudación que se origina en esa quita848.
Los autores señalan al respecto no haber aceptado ni rechazado la existencia de tales efectos
indirectos, ni los han estimado en su estudio. Como ser el impacto sobre la mayor recaudación
848
Las citas de los autores son: Porto, Piffano y Di Gresia (2007); Nogués y Porto (2008); Di Gresia
(2009); Sturzenegger, F. y Flores Vidal (2009); Anchorena (2010); Argañaraz, Mir, Ianero y Olivero
(2010).
1042 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 4
Esta breve nota, escrita a principios del año 2003, relata muy rápidamente el desarrollo de los
hechos observados desde la segunda mitad del pasado siglo hasta el presente, en el intento de
fundamentar la importancia de asegurar compromisos serios nación-provincias, que garanticen
la solvencia fiscal intertemporal, a través de un manejo coherente y previsible en materia fiscal
y financiera de las finanzas federales.
Argentina, durante varias décadas, en la segunda mitad del siglo XX, registró un
comportamiento fiscal al que bien puede calificarse de ―poco responsable‖.
En los años previos a la década del 90, el régimen federal argentino y el régimen monetario y
cambiario utilizado (política monetaria activa, con tipo de cambio fijo por momentos y flotación
libre de la divisa extranjera en otros, normalmente flotación sucia o con ajustes según ―tablita‖ o
mediante bandas de flotación, etc.), posibilitó durante años acumular déficits públicos, los que
terminaban siendo monetizados a través del sistema de adelantos ―transitorios‖ y compra de
títulos públicos del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
La financiación del gasto a través del ―impuesto inflacionario‖ fue creciente a lo largo de las
décadas de los 50, 60, 70 y 80, llegando a fines de los 80 y principios de los 90 a niveles nunca
experimentados por la población. Los procesos de alta inflación y las hiperinflaciones
producidas implicaron la destrucción definitiva de la moneda nacional. Moneda que debió sufrir
sucesivos cambios de denominación (―pesos moneda nacional‖, ―pesos Ley 18.188‖, ―peso
argentino‖, ―austral‖, ―peso‖), por el proceso natural de quitarle ceros a la unidad monetaria.
Consecuente con el deterioro de su moneda, los agentes económicos argentinos fueron
inducidos a acudir definitivamente a la moneda sustituta: el dólar estadounidense. En realidad,
refugiarse en el dólar fue una actitud permanente de muchos argentinos en los períodos de alta
inflación, aún con disposiciones legales que prohibían la comercialización de la divisa. Pero a
fines de los 80 dicha actitud fue generalizada, abarcando todo el espectro social (empresarios y
clase media en general, pero también trabajadores de todo nivel y clase social, incluyendo
particularmente a los jubilados, que intentaban defender sus ahorros para financiar la etapa final
de su vida). Esta actitud no puede calificarse ligeramente de especulativa o antinacional; los
ciudadanos, ante la destrucción de la moneda causada por las sucesivas administraciones
gubernamentales, buscaron una moneda sustituta, aquella que cumpliera la función básica de
toda moneda: la de servir como medio de cambio, unidad de medida y reserva de valor.
Cabe acotar que necesariamente una porción importante del endeudamiento a cargo del
gobierno nacional, fue alentado por la reforma previsional implementada en 1994 (Ley Nº
24.241) que derivó recursos por aportes personales al nuevo sistema privado de jubilaciones y
pensiones, al tiempo de reducir el monto de las contribuciones patronales al viejo sistema, y la
expansión del gasto previsional por recomposición de los haberes —al reconocerse la deuda
inducida con los jubilados— junto a la absorción de las cajas previsionales deficitarias de
algunas provincias. Las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones destinaron una
porción importante de sus recursos a la tenencia de títulos públicos, pero naturalmente el
gobierno nacional debió asimismo suscribir deuda adicional para sostener el viejo sistema y los
otros gastos sociales851.
Las provincias aumentaron a su vez el gasto, en alguna medida justificado por los presupuestos
de educación y salud derivados desde el gobierno nacional, sin que se verificara un traspaso
estricto o equivalente de recursos financieros (en algunos casos, por ejemplo, se debieron
incrementar los haberes de docentes provinciales para equipararlos a los nacionales
transferidos). No obstante, los indicadores de gasto en otras funciones y las estadísticas del
número de agentes públicos en las provincias, denunciaban adicionalmente un fenómeno de
clientelismo político, instrumentado a través de la generación de puestos de trabajo en las
agencias gubernamentales subnacionales.
849
En rigor, esta modificación no fue consecuencia del resultado de un análisis técnico que corroborara
que la caja de conversión y el tipo de cambio fijo fueran superior a un régimen de flotación libre y peso
no convertible. En realidad, fue una imposición de los ciudadanos argentinos.
850
Algunos expertos suelen criticar este tipo de afirmación sobre el crecimiento del gasto, intentando
demostrar que en términos del PBI tal aumento estrepitoso no se habría producido. El problema que se
señala aquí es simplemente que ese crecimiento del gasto público no fue correspondido con un aumento
equivalente de los recursos genuinos del Estado (recaudación tributaria).
851
Una porción importante del endeudamiento obedeció a la necesidad de sustituir recursos tributarios
que fueron afectados al sistema previsional, para así mantener los otros servicios o gastos del gobierno.
1045 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
caso fue exacerbado con políticas de gasto no compatibles con el sendero de los recursos
genuinos del Estado. Como los recursos tributarios no crecieron a similar ritmo, el déficit
consolidado se hizo presente. Shocks externos como el ―tequila‖ y las sucesivas crisis asiáticas,
brasileña y rusa, agregaron incertidumbre en los países emergentes e impactaron asimismo en la
economía argentina, agravando la situación fiscal.
Hacia fines de los 90, la deuda pública alcanzó niveles extremadamente altos, los servicios de
intereses crecieron al ritmo del tamaño de la deuda más el incremento de las tasas de interés. La
evolución de las finanzas públicas consolidadas comenzó a dar muestras de no sostenibilidad
hacia fines de la segunda mitad de la década del 90. La tasa de riesgo soberano comenzó a
trepar a niveles que implicaron superar los dos dígitos en la diferencia entre las tasas domésticas
de interés con respecto a las tasas de interés internacionales. A comienzos del nuevo milenio, la
tasa superaba entonces los 1000 puntos básicos. Frente a este nivel del costo del crédito, queda
claro que, empujados por las demandas de dinero de los gobiernos, los efectos ―crowding out‖
no tardaron en llegar.
La recesión derivó en una caída de los recursos fiscales, tanto por la desaceleración económica
como por el crecimiento de la evasión. Los fiscos ante la rigidez de su gasto, incurrieron en
déficits crecientes. Como el régimen de convertibilidad impedía financiar esos déficits con
emisión monetaria —coparticipando al impuesto inflacionario, como fuera la costumbre antes
de la convertibilidad— y como el costo del crédito daba muestras de no poder incrementar más
la deuda, algunos gobiernos emitieron títulos públicos de colocación forzosa entre sus agentes o
empleados públicos y sus proveedores.
El cuadro económico fue asimismo agravado por las crisis de gobernabilidad que jaqueó casi
desde su inicio a la gestión del ex presidente de la Rúa y cuyo desenlace notorio fue la renuncia
del entonces vicepresidente Carlos ―Chacho‖ Álvarez.
Las operaciones de ―blindaje‖ durante la gestión del ex ministro de Economía José Luis
Machinea y luego el llamado ―mega-canje‖ (una especie de default selectivo, que implicó una
renegociación de parte de la deuda pública con inversores institucionales) durante la nueva
gestión de Domingo Cavallo en el Palacio de Hacienda, monitoreadas ambas operaciones por el
FMI, como último recurso para forzar un saneamiento fiscal, fracasó finalmente ante la
resistencia a reducir significativamente el gasto público.
El intento fallido de Ricardo López Murphy, ministro de Economía del gobierno de de la Rúa
por sólo dos semanas en el intermedio entre las gestiones de Machinea y de Cavallo, de eliminar
el subsidio a los hidrocarburos en la Patagonia (estimados para entonces como una fuente de
pérdida fiscal y de fraude fiscal importante), la eliminación del Fondo del Tabaco (con intentos
de gobiernos anteriores también fracasados por su eliminación) o de forzar indirectamente a las
universidades públicas a arancelar los estudios de grado (política fuertemente resistida también
en gobiernos anteriores) reduciendo el aporte del Tesoro a las mismas, entre otras medidas de
austeridad fiscal, llevaron a la pérdida definitiva del crédito público. Esta pérdida del crédito
público no fue bien percibida por la dirigencia política que insistió en evitar el ajuste en las
1046 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
finanzas públicas a través de un plan económico que lograra la tan ansiada recuperación del
nivel de actividad luego de tres años de recesión y, por esa vía, un aumento de los recursos
fiscales y la reducción consecuente del déficit. Al ex ministro de Economía del ex presidente de
la Rúa, Domingo Cavallo, se le confió esa tarea. Luego siguieron los planes de competitividad
con incentivos fiscales para determinados sectores junto a un esfuerzo del gobierno nacional
para reducir el gasto público. Estas medidas no alcanzaron para revertir el ciclo recesivo, porque
las expectativas de los agentes económicos no se modificaron y en todo caso acentuaron el
cuadro de pesimismo ante un gobierno que daba signos evidentes de debilidad política.
Ante la pérdida del crédito, los gobiernos y los agentes privados de la Argentina se vieron ante
la necesidad de ―vivir con lo suyo‖. Pero vivir con lo suyo para los gobiernos supone:
reducciones en el gasto, aumentos en la presión tributaria o ambas cosas a la vez. El aumento
de los impuestos en un escenario fuertemente depresivo de la economía, no sólo resulta poco
recomendable852, sino imposible de tener éxito para las arcas de los fiscos.
La emisión de bonos con colocación forzosa de los gobiernos, tanto nacional como provinciales,
siguió su avance853. Los agentes económicos, viendo que esta política era insostenible en el
mediano plazo, comenzaron a sospechar de posibles actos expropiatorios del gobierno nacional
en el más corto plazo. Ya existía la experiencia del año 1989, cuando poco antes de sancionarse
la convertibilidad, el gobierno nacional incautara depósitos a plazo fijo, canjeándolos por un
bono nominado en dólares del Tesoro Nacional (el entonces llamado Plan Bonex).
Este clima de desconfianza movió a los grandes inversores a extraer sus depósitos en dólares de
los bancos y el BCRA, promediando el año 2001 vio caer sus reservas, desde algo más de 30
mil millones de dólares a unos 20 mil millones de dólares en pocos días. Los ciudadanos
argentinos, advirtiendo esta corrida y actuando como manada, se volcaron a los bancos a retirar
también sus depósitos. No alcanzaron los ―planes de competitividad‖ —un esquema
sectorialmente selectivo de incentivos tributarios— tendientes a reactivar el aparato productivo,
la modificación de la convertibilidad —sustituyendo al dólar estadounidense como divisa única
de referencia por una combinación de dólar-euro con factor de convergencia—, la prédica del
ministro Cavallo en defensa de la convertibilidad de esa manera ―ampliada‖, y la sanción de la
Ley de Intangibilidad de los Depósitos, que supuestamente daban garantías a los ahorristas por
su dinero depositado en los bancos.
El gobierno, en lugar de permitir que los bancos, en los casos que pudieran, enfrentaran la salida
de sus depósitos o permitir la banca ―off shore‖, circunstancia que haría evidente la quiebra de
determinados bancos (naturalmente la banca oficial y parte de la banca privada, expuestos a su
vez por créditos de difícil cobrabilidad en el corto plazo y una importante tenencia de bonos del
gobierno), introduce la bancarización forzada de todos los pagos, decide prohibir la extracción
en efectivo de los depósitos a plazo fijo y en cuentas a la vista en dólares, e introduce
restricciones para el uso del dinero existente en los depósitos a la vista en pesos: el famoso
―corralito‖.
Por cierto que haber pedido a los bancos enfrentar una corrida bancaria con sus tenencias
monetarias, hubiera constituido para muchos de ellos una imposibilidad técnica natural, aún en
algunos casos de bancos que no estuvieren demasiado expuestos en cuanto a tenencias de títulos
públicos. Probablemente, el hecho de no haber previsto encajes superlativos por los depósitos en
dólares del sistema durante la época de bonanza de la convertibilidad, resultó ser una medida
demasiado riesgosa para un sistema financiero que en la primera mitad de los 90 parecía sólido,
pero que debió prever una conducta gubernamental imprudente, desde el ángulo fiscal, que
852
Durante la primera etapa del gobierno de de la Rúa, se intentó dar signos de sostenibilidad fiscal
mediante el famoso ―impuestazo‖, que no logró su objetivo y, en cambio, agravó definitivamente la
recesión.
853
El país llegó a tener alrededor de catorce monedas circulando de esta manera.
1047 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
generaría una externalidad negativa de graves consecuencias para el mismo sistema. Y esto fue
lo que finalmente ocurrió854.
Como las posibilidades de financiar el gasto público por las fuentes tradicionales eran nulas, el
gobierno transitorio de Rodríguez Saá, luego de la renuncia de de la Rúa y un interinato
provisorio del presidente del Senado, decide declarar en acto solemne ante el Congreso de la
Nación el default o cesación de pagos de toda la deuda pública argentina. Esta decisión,
sorprendentemente ovacionada y festejada por los legisladores, implicaba enfrentar un serio
problema para los tenedores de los títulos, particularmente las instituciones bancarias y las
Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, cuyas carteras estaban fuertemente
compuestas con títulos de los fiscos nacional y provinciales, como se señalara. Si los bancos no
pueden cobrar sus créditos, naturalmente tendrán dificultades para honrar sus pasivos: los
depósitos de los ahorristas y los depósitos en cuentas corrientes ligadas al capital de trabajo de
las empresas.
Como a pesar del corralito el drenaje del dinero del sistema continuaba, en particular hacia el
mercado de divisas, el gobierno nacional decide acentuar las limitaciones de los ahorristas
impidiendo el uso de los depósitos a plazo fijo y de las cuentas en dólares mediante su
―reprogramación‖ para ser devueltos a partir del año 2003 según los montos (―el corralón‖).
La obligada instauración del ―corralito‖ y su posterior rigidez con el ―corralón‖, sin embargo,
provocaron un debilitamiento esencial de todo el sistema financiero. De hecho lo ha dinamitado
al destruir definitivamente el crédito del mismo. Más gravemente aún, destruyó el crédito que
todo ciudadano debe dar al sistema político —institucional mediante su adhesión al ―contrato
social‖, al verse violadas garantías constitucionales básicas— como los derechos de propiedad o
la libertad de salir ―con sus bienes‖ del país —y leyes de jerarquía superior— como la Ley de
Convertibilidad y la Ley de Intangibilidad de los Depósitos. Ante estos hechos, la presencia del
―Leviatán‖ fue dramáticamente vivida por la ciudadanía argentina. Recuperar el crédito perdido
probablemente llevará muchos años. En el ínterin es altamente probable que la recesión, o una
baja tasa de crecimiento, y los agudizados problemas sociales, sean el escenario común de la
economía argentina, no obstante la natural recuperación de corto plazo que se vislumbra y es
dable esperar de planes de ajuste precedidos por fuertes devaluaciones.
La disputa política entre los poderes del Estado, en particular con relación a la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, agrava el cuadro de incertidumbre financiera desde el momento que el
sistema judicial —como no podría ser de otra manera— convalidara el drenaje de fondos de
muchos bancos ante los juicios de amparo contra el corralón. Posteriormente, se cuestionó en
algunos casos la validez constitucional de la propia pesificación. Hacia fines del primer
854
Las reservas del BCRA cubrían solamente una porción de los depósitos totales de los bancos, en tanto
dos tercios de los créditos en dólares del sistema eran adeudados por clientes cuyos ingresos estaban
nominados en pesos generados en actividades no comerciables con el exterior, de manera que el riesgo de
cambio sistémico, afectable por una imprudente gestión fiscal de los gobiernos, no estuvo suficientemente
contemplado.
1048 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
trimestre de 2002, las reservas en divisas del BCRA se vieron reducidas a alrededor de 12.000
millones de dólares, es decir, aproximadamente un tercio de las reservas disponibles a inicios
del año 2001, actualmente (primer trimestre de 2003) rondan entre 9.000 a 10.000 millones de
dólares, y la expansión monetaria debido a las remesas en pesos del BCRA para sostener a las
instituciones financieras, el envío de dinero al Tesoro Nacional y la expansión de las monedas
provinciales, ha incidido naturalmente en un aumento del nivel general de precios sin generar
afortunadamente un cuadro hiperinflacionario, como algunos analistas habían pronosticado. La
calma sindical —con representantes de los trabajadores que apoyaron gran parte de las medidas
comentadas, como la fuerte devaluación del peso— ha contribuido por el momento a no agravar
este cuadro, naturalmente con un alto costo de vida para los trabajadores.
Al presente, y en el futuro inmediato, los gobiernos se enfrentarán en una fase terminal con
respecto a decidir el ―ajuste‖855 definitivo de las finanzas públicas, que implica un nuevo
acuerdo o pacto federal con las provincias, el desarmado completo del ―corralón‖ financiero y
un necesario acuerdo con los acreedores afectados por el default a fin de recuperar el crédito
público. Estos arreglos deben hacerse con el nuevo esquema monetario y cambiario de flotación
libre, circunstancia que enfrenta hacia futuro a las autoridades económicas a recorrer un delgado
andarivel, por las consecuencias que podría causar un desborde de la paridad cambiaria, un
eventual proceso inflacionario y de pérdidas de reservas.
Por cierto que el apoyo internacional haría posible un ajuste de las finanzas menos traumático.
Pero la ayuda internacional (del FMI o de los países del Grupo de los 7) parece estar supeditada
a claras evidencias del gobierno argentino de hacer algunos ―deberes‖ previamente, con
indudables costos políticos para la clase dirigente. En el tope de la agenda, aparecen los arreglos
con respecto a la deuda pública por el momento ―defaulteada‖ y otras reformas estructurales. En
el pasado, las reformas estructurales reiteradamente comprometidas en acuerdos con el FMI y
con las instituciones multilaterales de crédito, como el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo, no fueron completadas o directamente muchas de ellas ni siquiera
se iniciaron, aún en momentos en que surgían signos evidentes de no sustentabilidad fiscal de
corto y mediano plazo.
855
El encomillado del término ―ajuste‖ es deliberado, pues el desafío será generar superávits primarios
sustanciales hacia el futuro inmediato, que algunos expertos estiman en 4 o 5% del PBI (superior al 2,5%
negociado con el FMI).
856
Para detalles más rigurosos de esta reseña histórica, ver Cortés Conde, R. (1989), (2001) y Bordo, M.
D. et al. (2002).
1049 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Lo que sucedió luego de este evento, fueron años trágicos para la Argentina: muchos años de
inflación, anarquía y guerras civiles. Recién en 1853 —pasados 37 años desde su fundación en
1816— el país logra tener su constitución federal y recién en 1867 —cuando se termina de
normalizar la situación de la provincia de Buenos Aires en la federación— el país retorna al
mercado internacional de capitales. Entonces la provincia de Buenos Aires acuerda la
regularización del pago de su deuda.
857
Según recoge J. C. Ibañez en su libro sobre historia argentina (Crónica argentina, editorial Codex), la
casa Baring acreditó al gobierno de Buenos Aires la suma de £ 560.000, luego de descontar al millón del
préstamo comisiones e intereses, y lo fue haciendo mediante entregas parciales de letras de cambio de
banqueros británicos. Las letras entregadas a comerciantes locales nunca llegaron a aplicarse a los fines
previstos cuando se justificara el préstamo (Alberdi señala que el destino fueron los gastos derivados de la
guerra con Brasil, ocurrida en 1826, es decir, pocos años después de sancionada la ley de la Provincia de
Buenos Aires del 19 de agosto de 1822) y la devolución del importe final con intereses y comisiones,
pasando por la renegociación del gobierno de Rosas en 1843 y la gestión de saneamiento de Nicolás
Avellaneda a partir de 1874, resultó de ocho veces el importe original del préstamo.
1050 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El Estado decide evitar la emisión de dinero a través del Banco Nacional, incrementando la
deuda e intentando mantener el nivel del gasto público. Los bancos garantidos entregaban oro al
Banco Nacional y emitían dinero para financiar a los deficitarios gobiernos provinciales.
En 1891 la crisis obliga al cierre de las dos instituciones más importantes del sistema financiero
argentino: el Banco Nacional y el Banco de la Provincia de Buenos Aires. En 1890 la nación
crea el Impuesto Interno propio, compitiendo con los vigentes en las provincias y desata el
primer debate serio sobre el régimen rentístico que establecía la Constitución de 1853. Para
entonces el gobierno renegocia el préstamo de la Baring, a través del Banco de Inglaterra,
sustituyéndolo con un bono más caro. En 1893 se vuelve a renegociar (el ―arreglo Romero‖) con
ventajas para el país y en 1899 renace la convertibilidad.
Lo que se extrae de ambas experiencias. Las dos experiencias de crisis fiscales y financieras
de la Argentina relatadas, no fueron las únicas previas a los hechos antes comentados de la
segunda mitad del siglo XX. Luego vino el período de los años 30 con la crisis mundial y la
primera reforma importante en el orden tributario y financiero. Fue entonces cuando se creó el
Banco Central de la República Argentina (1935) y nacieron los impuestos nacionales a las
transacciones y a los réditos y el inicio del período de la coparticipación federal de impuestos
(entre 1932 y 1935).
La intención de este apéndice es advertir sobre la diferencia de las dos experiencias antes
comentadas. La primera, en la que el país debió pagar muchos años de empobrecimiento,
anarquía y guerras civiles porque no logró encaminar las finanzas públicas sobre carriles de
seriedad y sustentabilidad mínimos, y ligado a ello, instituciones que aseguraran un régimen
estable de las reglas de juego económicas y políticas dentro de la federación. La segunda, en la
que un gobierno con un presidente de la talla de Avellaneda permitió avizorar un país
encaminado al orden en su comportamiento fiscal y financiero, y que generó las bases de un
indiscutido sendero de progreso económico posterior.
Conclusiones
La historia relatada en este apéndice demuestra, en primer lugar, hasta dónde puede conducir
una política fiscal y monetaria de los gobiernos poco responsable. La secuencia de crisis fiscal
(causada por shocks externos o por circunstancias domésticas), luego crisis financiera y,
finalmente, débil o caótica institucionalidad, con sus graves consecuencias económicas y
políticas, son historia repetida que debe ser asimilada definitivamente por la dirigencia
argentina.
Es claro que las estructuras federales plantean un compromiso serio a los gobiernos
involucrados (nacional y subnacionales) en aras de asegurar una conducta fiscal y financiera
responsable. Ello debido a que el reconocimiento de autonomías territoriales exige un
importante esfuerzo de coordinación fiscal y financiera. Precisamente, las implicancias de estas
políticas con cuestiones ligadas al nivel de actividad económica y la estabilización económica,
han sido señaladas por muchos expertos como uno de los peligros de la descentralización. Para
evitar las posibles malas consecuencias de la descentralización, que por otra parte resulta mucho
más marcada en países formalmente federales, se requiere adoptar diseños institucionales
adecuados que anticipen y eviten comportamientos estratégicos (moral hazard) de las
1051 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 13
Para una visión general de los pros y los contras de cada uno de los impuestos usualmente
empleados por los gobiernos provinciales y los recomendados en la literatura específica y por
los expertos en la materia, se analizan a continuación los siguientes tributos:
858
La Constitución Nacional de Argentina, en la asignación de potestades tributarias a los gobiernos
nacional y provinciales, utiliza la clasificación de los impuestos en directos e indirectos. Para un examen
de las normas constitucionales sobre la asignación de las potestades fiscales a los distintos niveles de
gobierno, volver a Capítulo 12.
859
Como el celebrado el 27 de febrero de 2002, ratificado por la Ley Nacional N° 25.570.
1053 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El análisis intenta sistematizar los efectos esperados de cada modalidad tributaria sobre la base
del siguiente conjunto de atributos:
Eficiencia asignativa.
Eficiencia estática (incidencia diferencial sobre precios relativos de bienes, servicios y
factores).
Eficiencia dinámica (incidencia sobre las decisiones intertemporales del consumo o el
ahorro y la inversión).
Efectos sobre el comercio interno (incidencia sobre el intercambio de bienes y servicios
dentro de la federación).
Efectos sobre el comercio exterior (incidencia sobre el intercambio de bienes y servicios
con el resto del mundo).
Efectos sobre las decisiones colectivas (incidencia sobre la percepción de los ciudadanos
respecto a los costos de oportunidad de sus demandas por bienes públicos provinciales).
Equidad distributiva (efecto sobre la equidad vertical).
Estabilidad o rol como estabilizador o desestabilizador (prociclicidad) de la actividad
económica.
Eficacia (rendimiento, potencial y efectivo).
Eficiencia-x (costo de administración para el fisco y de cumplimiento para los
contribuyentes).
El orden de los atributos listados no indica preferencias, ordinalidad o prioridades entre ellos.
Todos son los atributos generalmente citados por los académicos y expertos estudiosos de las
modalidades tributarias para los gobiernos provinciales. Resulta obvio que la selección final del
menú tributario dependerá de la relativa ponderación que cada evaluador asigne a cada atributo.
Y tal selección dependerá asimismo del objetivo principal y los secundarios perseguidos en el
pertinente diseño. De esto se deduce que algunos trade off entre objetivos deberán asumirse en
el caso de conflictos evidentes. Todos estos atributos deben estar subordinados a la
característica usual y central de una federación, que implica el reconocimiento de regiones
autónomas operando en un mercado común, sin controles en el tránsito interior de bienes,
servicios y personas.
Con respecto al objetivo principal perseguido en nuestro caso y dado el actual sistema tributario
(nacional y provincial) a partir del cual se debiera imaginar una posible reforma, la selección
final dependerá mayormente de sus virtudes con respecto al cumplimiento del principio de
correspondencia fiscal (eficiencia en los procesos de elección pública), rendimiento potencial y
efectivo (eficacia), y el costo de administración y cumplimiento tributario (eficiencia-x), sin
descuidar o al menos tener presente no obstante los costos en bienestar (en términos de
eficiencia estática y dinámica y de equidad vertical) que pudieran ser causados por los mismos.
Una advertencia final se impone antes de proceder al análisis. En primer lugar, el diseño de un
sistema tributario, como toda decisión en el campo de las políticas públicas, debe lograr los
trade off a que se hizo referencia previamente. Ello implica que la selección del menú tributario
puede incluir impuestos donde, por ejemplo, resulte inevitable generar carga excedente. El
punto a discutir en tal caso es si se dispone de otro impuesto alternativo que generando similar
1054 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
rendimiento reduzca o anule tal carga excedente. Lamentablemente, los impuestos eficientes son
pocos y suelen ser explotados en su máxima potencialidad por los gobiernos.
En segundo lugar, las virtudes de un impuesto en cuanto a sus características ―técnicas‖ pueden
no coincidir con la percepción de su ―razonabilidad‖ por parte del votante mediano. Si las
decisiones sociales son determinadas por las preferencias del votante mediano, resulta claro que
los gobernantes habrán de seguir las señales de sus preferencias, las que habrán luego de
confirmarse a través de las elecciones, aun cuando este resultado pueda ser calificado de
inconveniente por expertos tributaristas.
Finalmente, el diseño tributario no está exento del determinante político que plantean los grupos
de influencia. Los sistemas tributarios y todas las políticas públicas que instrumentan los
gobiernos, pueden estar fuertemente influidos por los grupos de presión. Los equilibrios
políticos (equilibrios de Nash), que implican soluciones de compromiso que dejan relativamente
conforme a los jugadores con poder de amenaza en el acuerdo social, habrán de sesgar los
diseños a pautas que pueden estar lejos de los equilibrios pareto-eficientes o de equidad
recomendados por la teoría normativa.
Las sugerencias finales que habrán de formularse en este trabajo, por lo tanto, deberán apuntar a
resolver el diseño tributario subnacional sobre las prioridades antes indicadas, intentando
generar sistemas que razonablemente mejoren el bienestar y resulten políticamente viables.
Respecto a la viabilidad política, sin embargo, poco se podrá adelantar en este documento, en
tanto ella queda supeditada a los resultados de los ejercicios de simulación y los impactos
relativos sobre las finanzas de las jurisdicciones partícipes del acuerdo federal, estimaciones que
se desarrollan en otra parte.
(a) Eficiencia estática (incidencia diferencial sobre precios relativos de bienes, servicios y
factores)
Los impuestos en cascada (―turnover tax‖), como Ingresos Brutos, han sido calificados como
altamente distorsivos, encareciendo relativamente los precios finales de los bienes con mayor
concentración de valor agregado en las primeras etapas del proceso productivo, alentando la
integración vertical.
Las reglas tradicionales de tributación óptima han sugerido —para una situación ideal de un
mundo con mercados competitivos perfectos y de bienes y servicios gravables sin exclusiones—
el gravar con tasas uniformes exclusivamente los bienes y servicios de consumo final y/o al
valor agregado, evitando gravar los consumos intermedios. No obstante, ante la imposibilidad
de gravar todos los bienes (sea por razones teóricas —como el caso del ocio— o de
administración tributaria), en el caso de bienes gravables sustitutos de los no gravables, se ha
sugerido emplear la ―regla de Ramsey‖, que implica gravar los bienes y servicios con tasas
diferenciales en forma inversamente proporcional a las elasticidades-precio de sus demandas (de
manera de lograr reducciones proporcionales en las cantidades transadas). Esta regla pretende
minimizar el costo en bienestar (carga excedente) de los impuestos, aunque naturalmente no los
anula. Proposiciones posteriores (Corlett y Hague) sugieren, asimismo, gravar con tasas
mayores a los bienes y servicios complementarios del ocio o de aquellos bienes no gravables.
Estas recomendaciones han inducido a Ahmad y Stern (1991), en su análisis sobre las
propiedades deseables para el IVA, a afirmar que ―una ventaja que no debe reclamársele al IVA
es la uniformidad. No existe nada en la lógica del IVA que requiera uniformidad…‖;
―…tampoco la teoría sugiere que la uniformidad sea una propiedad deseable de un sistema
impositivo indirecto, excepto bajo circunstancias bastante especiales. Los argumentos más
1055 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La literatura sobre tributación óptima, sin embargo, ha ido evolucionando con la incorporación
de otro tipo de recomendaciones. Por ejemplo, aportes de la década del 80 han cuestionado las
reglas tradicionales arrojado dudas sobre la validez de las mismas bajo determinadas
circunstancias, especialmente referidas a los valores que asuman las elasticidades-precio
cruzadas de los bienes (ver Dixit, 1975; Schenone, O., Rodríguez, C. y Mantel, R., 1985).
Asimismo, se han sugerido modificaciones cuando se tienen en cuenta la existencia de mercados
imperfectos, la existencia de externalidades, o se introducen supuestos de incertidumbre, de
ponderaciones distributivas, se computan costos de administración o de evasión, etc.
Como reconocen asimismo Ahmad y Stern (1991), la aplicación de reglas como las de Ramsey
acarrean problemas difíciles de resolver a nivel administrativo. En la práctica de la
administración tributaria, resulta imposible imaginar esquemas tributarios que cuenten con la
información necesaria para los tratamientos diferenciados entre bienes y servicios, ajustados a
los distintos tipos de demanda ―compensada‖ de los consumidores —con elasticidades-precio
directas y cruzadas diferentes entre sí—. En realidad, estas recomendaciones no suelen ser
utilizadas por los hacedores de política, registrándose no obstante casos en los que ellas se
aplican en la resolución de ciertos esquemas tarifarios diseñados bajo enfoques de equilibrio
parcial861. También en los casos donde resulta evidente la existencia de externalidades, y donde
el criterio pigouniano requiere internalizar a las mismas; y, finalmente, en los referentes a los
bienes y servicios meritorios.
Por lo tanto, si bien desde el ángulo teórico la diferenciación de alícuotas puede ser sustentada
sobre bases de eficiencia económica, en el diseño práctico de los sistemas tributarios parece
improbable, sino imposible, que se esté en condiciones de ser implementadas
administrativamente. Por estas razones prácticas o de administración tributaria, muchos expertos
coinciden en evitar tratos discriminatorios entre bienes y servicios, manteniendo la
―neutralidad‖ en el diseño de las alícuotas, salvo que se cuente con respaldo empírico específico
y evidente de la necesidad de un trato diferencial862. En particular, si el financiamiento del
gobierno plantea la necesidad de establecer nuevos impuestos o aumentar las alícuotas de los
existentes, la regla de Ramsey (suponiendo que el subconjunto de los bienes y servicios
sustitutos entre sí son los relevantes a gravar en la economía), indicaría como ventajoso gravar
con mayor peso a los bienes o servicios con muy evidente baja elasticidad-precio de la
demanda, cuando ello fuera de fácil demostración. La carga excedente del sistema tributario se
minimizaría, siguiendo este criterio.
860
Comentarios de Diego Fernández Felices (UNLP) sobre una versión preliminar de este tema, y
también de Alberto Porto, han sugerido muy atinadamente ampliar estas aclaraciones.
861
Por ejemplo, en el diseño de esquemas tarifarios de algunos servicios públicos, como la electricidad.
862
El fijar como principio general de administración tributaria la uniformidad de alícuotas constituye
asimismo una barrera de contención al accionar de los lobbies sectoriales en su intento de lograr ventajas
fiscales (gasto tributario). Razones prácticas de ―economía política‖ sugieren la conveniencia de no dejar
en manos de los funcionarios de turno el fijar sistemas de alícuotas diferenciales motivados por razones
de difícil corroboración empírica, habilitando márgenes importantes para el accionar de dichos lobbies.
Se vuelve sobre esto al tratar Costos de Administración y Cumplimiento Tributario.
863
En el Capítulo 6 se simulan los efectos de los impuestos multifásicos sobre las transacciones. Se
incluye asimismo el caso del impuesto al cash-flow empresario (el Hall-Rabushka sobre firmas).
1056 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Hechas estas aclaraciones, en los comentarios que siguen se asumirá como conveniente no
gravar los consumos intermedios —lo que implica suponer la existencia de mercados
razonablemente competitivos— y como neutrales o no distorsivos a los que gravan con
alícuotas uniformes a los bienes —lo que implica asumir el enfoque ―administrativo‖ antes
mencionado—. Sin embargo, en cada caso en particular se deberán tener presentes las
limitaciones que plantean estos criterios.
En al año 1993, el Pacto Fiscal II intentó reducir el efecto distorsivo usualmente denunciado
para el IIB, mediante la eliminación de la base a las actividades agropecuarias y a la industria
manufacturera, así como al sector financiero, para de esta manera confluir a un Ventas
Minoristas. No obstante, la evolución experimentada, en algunos casos con marchas y
contramarchas, ha conducido a un mosaico de situaciones diferentes entre provincias864.
En vista de esta situación, algunos expertos han sugerido como solución intermedia entre el IIB
y el IVM, o alguna variante del IVA subnacional, el establecer el Impuesto Bietápico
Mayorista-Minorista865. La propuesta sugiere tomar el pago del impuesto a nivel mayorista
como pago a cuenta, acreditable a nivel minorista ante el pago en esta etapa final. Se espera de
esta forma reducir el grado de distorsión al eliminar etapas anteriores, aunque no se evitaría
gravar ciertos consumos intermedios, como en el caso del Impuesto a las Ventas Minoristas
según se explica luego.
El IVA en su ―versión subnacional‖ del tipo Destino Pago Diferido, no obstante, plantea serios
inconvenientes de administración (aspecto que se desarrolla en detalle más adelante), debido al
posible fraude en los destinos, circunstancia que induce a predecir efectos distorsivos que no se
presentan en el caso del IVA Destino instrumentado a nivel nacional (con controles en frontera).
Varias han sido las propuestas de diversos expertos para evitar esto, sin llegar a resolver la
864
Más aún, con posterioridad al cumplimiento del aludido ―Acuerdo Fiscal‖, algunas provincias que
eximieron del gravamen a la industria manufacturera, mantuvieron el mismo para el caso de bienes que
no siendo fabricados dentro del territorio provincial, son vendidos dentro de su territorio. De esta manera,
el impuesto opera como una especie de aduana interior, circunstancia que viola en forma vedada a la
Constitución Nacional, generando distorsiones de precios según el origen del bien. En Estados Unidos,
los estados suelen gravar los bienes de procedencia de otros estados con los impuestos por uso (―use
taxes‖). Por similares razones constitucionales que la Argentina, la Suprema Corte de ese país ha fijado
la doctrina de que tales gravámenes sólo son admisibles cuando el vendedor demuestra poseer un ―nexo‖
en el estado que impone el tributo (sucursal, representante) (ver McLure, C., 1999).
865
Ver Gómez Sabaini, J. C. y Gaggero, J., 1997). Las ventas mayoristas a los minoristas serían gravadas
por una alícuota estimada entre 1,5% y 2,5%, en tanto que las ventas minoristas los serían con una tasa
del 3,50% al 4,05%; la alícuota correspondiente a las ventas de los mayoristas a los consumidores finales
sería del 6%. Se propone adicionalmente que se grave en Aduana con el 6% la importación de bienes de
consumo final.
1057 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuestión central866. El IVA destino de poder ser administrado genera trato neutral entre
actividades (salvo la existencia de alícuotas diferenciales no fundadas estrictamente en
principios de eficiencia867).
Ahora bien, en el mundo real, el IVM grava algo más que el consumo final. Usualmente resulta
dificultoso evitar gravar consumos intermedios869. En el supuesto caso de un escenario de
competencia perfecta en todos los mercados, dos métodos han sido sugeridos para solucionar
este problema. Uno es diferenciar a los ―comerciantes registrados‖ de los ―comerciantes no
registrados‖, permitiendo a los primeros deducir como crédito fiscal los débitos fiscales
contenidos en sus facturas de compra. La otra alternativa, es identificar el ―uso‖ de los bienes
por el comprador y gravar exclusivamente los bienes que son destinados al consumo final.
Ninguna de las dos alternativas es perfecta; especialmente la última debido a la muy conocida
dificultad de rastrear el destino real de los bienes o la etapa final de la cadena producción-
consumo. Por otro lado, en la primera alternativa las firmas pueden efectuar simulaciones
fraudulentas, cuando ellas efectúan ventas para consumo final y para consumo intermedio al
mismo tiempo. Sobre el tema de evasión nos dedicamos más adelante cuando se analice el
atributo de costos de administración.
El Impuesto de Patentes o por Módulos resulta neutral, por cuanto el gravamen no tiene relación
con la magnitud de las transacciones o el nivel de producción, sino que depende de una cierta
categorización del negocio, a partir de determinados parámetros que identifican su tamaño y
capacidad contributiva, ligada a la actividad comercial o productiva desarrollada.
El Impuesto Provincial a las Ganancias871 —definido como un Impuesto que grava el ingreso
destinado al consumo de las personas físicas— es neutral, pues todos los componentes del valor
agregado que ingresan al bolsillo de los propietarios de los factores destinados al consumo son
866
Volvemos sobre este tema al tratar Costos de Administración. Para un examen de las alternativas de
IVAs subnacionales sugeridos en la literatura específica, ver Piffano, H. (2003a), y Notas 17 y 18 en
Piffano (2005).
867
Remitimos al lector a lo explicado previamente sobre reglas de tributación óptima.
868
Ver particularmente Cnossen, S. (1987 y 2002) y McLure, C. (1999).
869
Estimaciones para el Retail Sales Tax en Estados Unidos han medido en un 40% del rendimiento
tributario proveniente de ventas para consumos intermedios (ver Gale, W., 1998 y Gale, W. G. y
Holtzblatt, J., 2002).
870
Existen varias propuestas similares de este tipo de imposición a nivel internacional, entre ellas: la del
―Cash-flow Alternative‖ del Tesoro de EE.UU. (1977); la del ―R+F Tax‖ de la Meade Commission
(1978); la propuesta de Aaron y Galper (1985); la del ―X-Tax‖ de Bradford (1986); la de ―Hybrid
Consumption Tax‖ de McLure, Mutti, Thuronyi y Zodrow (1990); la del ―Flat Tax‖ de Hall y Robushka
(1995) y la del ―Unlimited Saving Allowance Tax System‖ de los legisladores americanos Nunn y
Dominici (1995). Para detalles de estas modalidades tributarias y referencias, ver McLure, C. y Zodrow,
G. (1996). Una explicación resumida de las mismas se encontrará también en Piffano, H. (1999d).
871
Ver Piffano, H. (1994).
1058 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
gravados, incluso el ingreso de los trabajadores del sector público, cuyo valor agregado no es
alcanzado por el IVA.
Los impuestos específicos (como los impuestos internos), en principio y teniendo en cuenta las
aclaraciones formuladas en cuanto a las reglas de tributación óptima, son distorsivos, salvo que
graven consumos a los que deliberadamente se trata de desalentar por razones meritorias (bienes
malos, como cigarrillos y bebidas alcohólicas) o por considerar que generan externalidades
negativas de algún tipo (green taxes o impuestos verdes). Asimismo, si el subconjunto de bienes
gravados por estos impuestos se asumen homogéneamente con elasticidades-precio
relativamente bajas respecto del resto de bienes considerados asimismo como sustitutos de los
primeros, la regla de Ramsey avalaría este trato diferencial.
La imposición de tipo patrimonial como el Impuesto (o la Alícuota Adicional) sobre los Bienes
Personales (o Impuesto a la Riqueza), puede considerarse distorsivo por al tratamiento
diferencial que plantea respecto a otras alternativas de acumulación de riqueza no contempladas
en la base, por resultar muy dificultoso su administración y fiscalización (usualmente bienes de
uso y valores no registrables). Por otra parte, como en la base del impuesto no se computa el
total del patrimonio —como es el caso bajo análisis cuando se excluyen algunos componentes
del patrimonio de las personas— se estaría asimismo discriminando entre determinadas formas
de acumulación. La no-consideración de los pasivos, por otro lado, estaría discriminando contra
872
Deliberadamente hemos evitado el uso de la expresión ―doble imposición‖, expresión que debe
reservarse para el caso en que la acumulación de impuestos sobre una misma base plantea problemas de
efectos distorsivos por diferente tratamiento de dicha base.
873
Lo que cada contribuyente paga en concepto de impuesto al uso de los combustibles estaría
directamente relacionado con los kilómetros de camino utilizados. Por cierto que un diseño óptimo
debería contemplar las diferencias de peso y rendimiento de los vehículos, circunstancia que haría
inadministrable a semejante tributo; en todo caso el impuesto automotor podría complementar en este
objetivo a este impuesto. Para una discusión sobre las diferencias entre el empleo de ―cargos a usuarios‖
—peaje en el caso de los caminos— versus los ―impuestos sobre base del principio del beneficio‖, ver
Bell, G. (1995). En el Capítulo 6 se analiza este punto.
1059 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
las decisiones de acumulación patrimonial financiadas con uso del crédito. El impuesto opera
como un gravamen sobre ciertos activos y no sobre el patrimonio neto.
Los impuestos Inmobiliario y Automotor, al gravar parte del patrimonio de las personas y parte
de los activos de las empresas, resultan en principio también distorsivos874. Similar calificación
puede atribuirse a los Impuestos a la Transmisión Gratuita de Bienes y al Impuesto a las
Ganancias de Capital, cuando éste grava incrementos patrimoniales de personas y empresas875.
El IIB no puede evitar gravar la inversión, ya sea directa o indirectamente a través de la cadena
de insumos empleados en la producción de los medios de producción, es decir, aún cuando las
ventas de algunos rubros identificados como bienes de capital por la legislación del tributo
puedan de hecho ser declarados exentos. En el caso del Bi-etápico Mayorista-Minorista, la
eliminación de amplios sectores productivos de la base del impuesto evitaría que una parte
importante de la carga se traslade al sector productor de bienes de capital o que graven los
insumos utilizados en la producción de bienes de capital. No obstante, en este caso y en el caso
del Ventas Minoristas, en la medida en que las compras de insumos adquiridos en las etapas
mayorista y minorista se efectúen por empresas ligadas a la producción de bienes de capital,
parte de la incidencia se filtrará también hacia ellas. La solución en el caso del IVM es permitir
acreditar la compra de insumos gravados, pero esto solamente resultaría efectivo si se contara
con el eventual control de la cadena de comercialización, como sucede con el IVA876.
En el caso del IVA, definido como IVA consumo, desgrava a la inversión. La posible excepción
es el campo de los tributos sobre ventas, es el Impuesto al Uso de los Combustibles, cuando éste
resulte insumo para la producción de bienes de capital877.
Con respecto al IVA cabe no obstante señalar que la alternativa común de un IVA consumo
―modificado‖, en el que la inversión se permite deducir como crédito fiscal en varios ejercicios,
habrá de generar un costo financiero diferencial, afectando de esa manera a la inversión (a
diferencia del Impuesto al Cash-Flow Empresario, que es ―full-expensing‖)878.
No obstante, desde el punto de vista regional, en el caso del Impuesto al Cash-Flow Empresario,
dependiendo del nivel de las alícuotas, pueden generarse situaciones de trato diferencial entre
firmas localizadas en diferentes jurisdicciones, provocando reasignaciones espaciales de la
inversión inducidas fiscalmente. Se trata de un impuesto en origen que, para evitar estas
consecuencias no deseadas, exigiría igualar alícuotas en todas las jurisdicciones. Pero la
874
Cabe no obstante reconocer que en el caso del Inmobiliario Urbano y Automotores, puede citarse al
criterio del beneficio como sustento de ambos tipos de imposición. En el caso del Inmobiliario Urbano,
cuando su recaudación se destina al financiamiento del distrito escolar donde residen las familias y
estudian sus hijos. En Automotores, cuando el producido complementa al Impuesto sobre los
Combustibles en el financiamiento de la red vial. Algo similar se puede plantear en el caso del
Inmobiliario Rural, si su destino fuere estrictamente la construcción y mantenimiento de los caminos
rurales, el tratamiento de aguas o el saneamiento rural.
875
El hecho de que los impuestos sobre los activos terminen capitalizándose en el valor actual de los
mismos, no elimina obviamente su efecto distorsivo.
876
Cuando más adelante se trate el tema de costos de administración, se explicará cómo es posible
subsanar esto en el caso de coexistir el IVA nacional junto al IVM provincial.
877
En rigor, será muy difícil evitar gravar indirectamente la producción de bienes de capital, en los casos
de cualquier impuesto específico aplicado a insumos de uso común en los sectores de la producción. Por
cierto, gravar también ciertos bienes que pueden ser utilizados como bienes de capital o alternativamente
como bienes de consumo durable (por ejemplo, computadoras o automotores).
878
En Argentina, en el año 2000 se eliminó la posibilidad de desgravar las inversiones, de manera que el
IVA se transformó entonces en un IVA ingreso.
1060 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Respecto a los impuestos a los ingresos, es importante aclarar la relación que existe entre el
impuesto que grava las ganancias de empresas y el que grava la renta de las personas físicas. En
el caso más tradicional de la legislación en ganancias, se ha denunciado la doble imposición y
consecuente desincentivo a la inversión cuando junto a las utilidades de las firmas se gravan los
dividendos en cabeza de los accionistas879. En efecto, un teorema estándar de la literatura en
finanzas públicas es que la tasa marginal efectiva sobre el ingreso del capital bajo un impuesto
base consumo es cero. Por el contrario, la tasa marginal efectiva sobre el ingreso de una
inversión financiada con capital propio bajo un impuesto a la renta tradicional, refleja el efecto
combinado del impuesto a la renta o las utilidades de la sociedad y el impuesto a nivel
individual de las personas físicas (accionistas) sobre los dividendos y ganancias del capital.
En cambio, una inversión financiada con endeudamiento, al ser deducibles los gastos por
intereses en las empresas, la tasa marginal efectiva refleja exclusivamente la imposición a nivel
individual del impuesto a la renta de las personas físicas aplicada a los intereses ganados880. Por
lo tanto, a menos que alguna licencia o exención impositiva provoque que el ingreso gravable
resulte por debajo del ingreso o beneficio económico, la tasa marginal efectiva de un impuesto a
la renta tradicional sobre los retornos del ahorro y la inversión resultará considerablemente
superior a la tasa cero de un impuesto directo al consumo. Por lo tanto, un impuesto al ingreso
crea un sesgo tributario contra el ahorro, mientras que un impuesto base-consumo es neutral
entre el consumo presente y el consumo futuro881.
Por lo anterior, el tributo sugerido para el caso de los gobiernos provinciales, es un impuesto a
las ganancias que grave exclusivamente el ingreso de las personas físicas destinado al consumo,
con una alícuota plana (flat tax) aplicada a la base o al rédito sujeto a impuesto determinado en
el impuesto a las ganancias del nivel nacional de gobierno. Este impuesto implica, por lo tanto,
desgravar la parte del ingreso personal que se destine al ahorro o la inversión, aunque se decida
la eventual incorporación como ingreso computable en el impuesto nacional a las ganancias
financieras882. Caso contrario, de no ocurrir tal incorporación, se trataría de un impuesto al
salario (renta del trabajo personal) del tipo Hall-Rabushka.
879
Este no sería el caso, por el momento, del Impuesto (Nacional) a las Ganancias de Personas Físicas de
Argentina en el que los dividendos están exentos, aunque existen últimamente propuestas de gravar las
rentas financieras de todo tipo.
880
Los intereses ganados por colocaciones financieras han estado desgravados en Argentina, lo mismo
que los dividendos según ya fuera aclarado.
881
Volver a Capítulo 5 para demostraciones.
882
La legislación debería especificar los posibles destinos (adquisición de determinados bienes de capital
y colocaciones financieras) que gozarían de dicha exención. Para detalles de la propuesta ver Piffano, H.
(1994 y 1999a). Para una revisión de propuestas sobre el impuesto directo al gasto, ver Bradford, D. F. et
al. (1986) y McLure, C. and Zodrow, G. (1996).
883
Para iniciar el estudio sobre la incidencia de la imposición a los ingresos sobre la inversión y el
crecimiento, ver Feldstein, M. (1978).
1061 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
evidencia empírica. No obstante, muchos expertos sugieren que el bienestar será mayor bajo un
impuesto, relativamente neutral, al consumo884.
La imposición de tipo patrimonial, como el Impuesto (o la Alícuota Adicional) sobre los Bienes
Personales (o Impuesto a la Riqueza), produce un sesgo contra el ahorro, al reducir el valor de
los activos acumulados (ahorro) por los individuos (efecto de capitalización del impuesto). El
desincentivo opera sobre la producción de bienes destinados a infraestructura social (por
ejemplo, vivienda) y sobre componentes usuales de bienes de uso empleados en la labor
profesional de muchos individuos que utilizan dichos bienes también con fines de uso familiar o
de consumo durable (por ejemplo, automotores). Igual comentario cabe naturalmente a los
impuestos Inmobiliario y Automotores.
(c) Efectos sobre el comercio interno (incidencia sobre el intercambio de bienes y servicios
dentro de la federación)
Los impuestos en cascada a nivel regional implican la total imposibilidad de ajustes en frontera,
pues por definición no existen aduanas entre jurisdicciones de una misma federación y, de
existir, la determinación de las devoluciones a cargo de cada jurisdicción resultará sumamente
dificultosa de efectuar. La presión tributaria diferencial entre regiones para una misma actividad
se verá determinada no solamente por las alícuotas diferenciales en cada impuesto subnacional,
sino asimismo dependiendo de la mayor o menor integración vertical de la respectiva actividad.
Este efecto distorsivo, por definición, genera cargas excedentes tanto para consumidores como
para productores, dependiendo su magnitud en cada mercado de las elasticidades-precio de
demanda y de oferta respectivas, como ya se explicara. Esto afecta el comercio reduciendo el
nivel potencial de producción y consumo que serían posibles —en función de los recursos
disponibles— en ausencia de tales distorsiones.
Un tema ligado a los impuestos que gravan en cascada y, por lo tanto, a la producción, es la
posibilidad de las llamadas ―guerras tributarias‖. Ellas hacen alusión a la posibilidad que deja
abierta este tipo de tributación a que los fiscos intenten atraer inversiones a sus territorios
mediante el expediente de la reducción de las alícuotas, rasgo común a todo impuesto que se
basa en el criterio de ―origen‖885.
En el caso del Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista, dada la reducción del efecto cascada y
la posibilidad de acreditación del débito en etapa minorista, hace menos relevante la necesidad
de eventuales ajustes en fronteras —las ventas mayoristas saldrían de todas maneras gravadas
884
Ver King, M. (1980), Bradford, D. F. (1980) y McLure, C. (1980).
885
Esta crítica debe relativizarse pues en el caso del criterio de ―destino‖ también habrán de presentarse
posibles intentos fiscales para desviar el flujo comercial entre provincias y, eventualmente, alentar la
―guerra comercial‖ induciendo al turismo tributario y, en el más largo plazo, la probable reubicación
geográfica de empresas. Una revisión sobre la teoría de los efectos económicos de impuestos basados en
origen versus destino y sus equivalencias para el caso del IVA (―eficiencia en la producción‖ versus
―eficiencia de intercambio‖), ver Lockwood, B. (1993), Lockwood, B., de Meza, D. y Myles, G. (1994) y
Genser, B. (1996).
1062 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los impuestos tipo IVA, Ventas Minoristas o Patentes, no afectan la producción pero pueden
afectar al comercio a través de la guerra comercial y el aliento al turismo tributario, pero tienen
la virtud de no requerir ajustes en frontera, aspecto relevante en el caso de una federación886.
En el caso del Impuesto al Cash-Flow Empresario, como se mencionara anteriormente, queda
abierta la posibilidad de trato diferencial entre firmas localizadas en diferentes jurisdicciones,
provocando reasignaciones espaciales inducidas fiscalmente y cambios consecuentes no
deseados en las corrientes comerciales.
Cuando los impuestos específicos abarcan actividades donde tal tipo de justificación está
ausente, entonces habrá carga excedente y menor nivel de actividad consecuente. Lo mismo
ocurre con Combustibles. Para el caso de los impuestos tipo internos, si el mismo se estableciera
en cabeza de las firmas productoras y no de las expendedoras finales, se estaría en presencia de
un impuesto tipo origen y, en tal caso, por lo ya apuntado, sería perjudicial para el comercio
interno de la federación887.
886
Se asume como alternativa un esquema de IVA Destino Pago Diferido descartando las alternativas de
los IVA Origen, por las dificultades ya apuntadas en cuanto a los impuestos que gravan la producción y
que impiden ajustes en frontera (inclusive en los casos en que podrían existir aduanas, como es el de las
ventas al exterior de una federación). No obstante, es necesario citar la sugerencia de algunos expertos en
cuanto al empleo del principio de origen en los casos de economías muy integradas y vecinas —caso de
la Comunidad Europea— al no poder evitarse las compras (con costos de transacción nulos) cruzando
fronteras (―cross-border shopping‖ o ―turismo tributario‖), así como también en presencia de mercados
imperfectos (Christiansen, V., 1994; Keen, M. y Lahiri, S., 1994). En todo caso, si surgen arbitrajes de
esa naturaleza se ha sugerido asimismo como probable solución a un sistema ―mixto‖ que contenga
elementos de ambos criterios de destino y de origen. Ver Sinn, H. W. (1990), Keen, M. (1993), y
Haufler, A. (1993 y 1996). La experiencia negativa del ICMS en Brasil, sin embargo, no avalaría esta
propuesta (ver Varsano, R. 1995 y 1999, y Piffano, H., 2003a).
887
Una crítica que puede formularse al impuesto al uso de los combustibles a nivel subnacional es la
posibilidad que deja abierta a conductas estratégicas de ciertos gobiernos subnacionales cuyo territorio
opere mayormente como corredor de paso del comercio interregional. El gravamen podría establecerse
de forma de actuar como un arancel o tributo de tránsito que afectaría al comercio, al tiempo de burlar
indirectamente preceptos constitucionales.
1063 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el caso de los Impuestos tipo IVA, Ventas Minoristas o Patentes, el comercio exterior no se
vería en principio afectado, pues las ventas al exterior pueden gravarse a ―tasa cero‖. Todas las
ventas se basan en el criterio de destino, de manera que el comercio interior debería evitar la
acumulación del gravamen, al tiempo que la salida por aduanas permitiría el control para evitar
fraudes en los destinos hacia otros países. La Dirección General de Aduanas debería no obstante
contar con el registro de origen de los bienes para imputarle a la respectiva jurisdicción la
obligación de la devolución. Pero, como se reiterará más adelante, la acreditación de los IVA
incluidos en las etapas anteriores —por débitos contenidos en diferentes lotes de bienes
procedentes de diferentes orígenes— plantea un problema serio y complejo de identificación del
o los fiscos que, en tal caso, deberían hacerse cargo de las devoluciones de los débitos
acumulados en los costos de los bienes al momento de ser exportados por la firma exportadora.
Para jurisdicciones cercanas, asimismo, será imposible evitar el ―turismo tributario‖, como ya se
indicara.
888
Recientes acuerdos entre las provincias y la AFIP, arribados con la participación de la Comisión
Arbitral, han permitido gravar las importaciones con el IIB de las provincias adheridas.
889
La compensación a las firmas exportadoras podría no obstante contemplarse desgravando del cash-
flow neto el ingreso neto proveniente de las exportaciones, tal cual hoy se contempla en la Ley del
Impuesto a las Ganancias. El cruce de información con la DGI resolvería el problema de fiscalización de
la administración tributaria subnacional. Pero su aceptación por parte del GATT y el IRS no estaría
garantizada, como se señalara.
1064 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
que los gravados son los consumos internos, no las ventas al exterior890. No obstante, si el
gravamen se establece en cabeza de las empresas productoras de los bienes (una posible versión
de impuesto que grave la producción por razones de simplificación en la administración
tributaria), se estaría en presencia de un impuesto tipo origen donde, en tal caso, el comercio
resultaría afectado.
Para el caso de Combustibles, queda la duda sobre la posibilidad de que el ―uso‖ termine siendo
un consumo intermedio y, por lo tanto, generando distorsiones. Por lo expuesto previamente, es
posible suponer que los derivados nafteros, y no tanto el gasoil, serán lo más gravados y los más
ligados a los consumos finales. Por cierto que el transporte al exterior, se verá parcialmente
gravado si es que el monto del impuesto no guarda estricta relación con el costo de los caminos
utilizados en dicho transporte y no se superpone con la existencia de peajes.
(e) Efectos sobre las decisiones colectivas (incidencia sobre la percepción de los
ciudadanos respecto a los costos de oportunidad de sus demandas por bienes públicos
provinciales)
890
En el caso de los Impuestos Específicos, no se afectará al comercio exterior, si ellos son diseñados de
manera de gravar los consumos finales (ventas al público); en ese caso, las ventas al exterior estarían
gravadas a tasa cero.
891
La existencia de ―costos de agencia‖ de tipo informativo para los ciudadanos, y la posibilidad de los
representantes de adoptar decisiones que se apartan de los deseos de los ciudadanos, ha sido explicada en
base a diferentes argumentos ―institucionales‖ de los problemas fiscales, a saber: el control de la
burocracia maximizadora de presupuesto (Niskanen, 1971), el manejo de agenda (Romer y Rosenthal,
1980 y Rosenthal, 1990), el poder real de los grupos de influencia (Barro, 1973, Abrams y Dougan,
1986, Dougan, 1988), el ciclo económico de origen político (Nordhaus, 1975 y Rogoff y Sibert, 1988), el
uso estratégico de la política fiscal con fines políticos (Alesina-Tabellini, 1990, Tabellini-Alesina, 1990,
Persson y Svensson, 1989) y los ajustes demorados a los shocks macroeconómicos (Alesina y Drazen,
1991) constituyen explicaciones alternativas del problema de ―ilusión fiscal‖ que afecta al votante
mediano. Ver Tommasi, M. (1990) para un detalle de esta literatura. A su vez, King (1984) realiza un
tratamiento completo de la literatura sobre el ―flypaper effect‖ de las transferencias interjurisdiccionales,
que se apoya en argumentos similares. En Piffano, H. (2003c) se encuentran referencias similares.
1065 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
las decisiones colectivas implican una decisión política, de manera que la prosecución de los
equilibrios paretianos —con el cumplimiento de las condiciones samuelsonianas—, deben
instrumentarse a través de los procesos de votación. Y estos procesos requieren como condición
necesaria visibilidad del principal (votantes) sobre el accionar de los representantes (agentes).
A este respecto, es importante recordar el significado de la noción ―correspondencia fiscal‖,
para comprender lo afirmado precedentemente. El principio de ―correspondencia fiscal‖ debe
interpretarse como el grado de percepción que los ciudadanos (constituency) poseen respecto del
costo de oportunidad de las decisiones de gasto público marginal que ―su‖ gobierno provincial
decide. De manera que ―aumentos‖ del gasto provincial sean perfectamente percibidos como un
costo que —como ciudadanos de la respectiva jurisdicción— habrán de enfrentar mediante el
pago de nuevos impuestos que lo financien y ello sucederá ―si advierten‖ o ―perciben‖ que, en
efecto, el gobierno subnacional incrementa la presión tributaria ejercida sobre sus ingresos
reales. Por el contrario, que las ―reducciones‖ del gasto subnacional sean también perfectamente
percibidas como un costo que como ciudadanos habrán de evitar pagar (consecuentemente con
una reducción equivalente de los impuestos por ellos pagados). Esta percepción puede
verificarse ―con una menor descentralización tributaria‖, si es que el subsidio federal o del resto
de las provincias es invariable a tales decisiones de gasto marginal y esta invariabilidad es
―creíble‖, tiene ―enforcement‖ o no distorsiona la percepción que los ciudadanos tienen de la
existencia de la restricción financiera para sus demandas de gasto subnacional (no existencia del
fenómeno de ―ilusión fiscal‖)892.
La aludida percepción del costo de oportunidad de los bienes públicos permite que la condición
samuelsoniana de provisión óptima de estos bienes se cumpla por el simple procedimiento del
voto con los pies de los ciudadanos (Tiebout, T., 1957). En efecto, el equilibrio paretiano en la
provisión de los bienes públicos se resume en la condición de que la sumatoria de las tasas
marginales de sustitución en el consumo entre bienes privados y públicos de los ciudadanos que
conviven en una jurisdicción, equivalga a la tasa marginal de transformación entre dichos
bienes. Esto significa que la sumatoria de las renuncias individuales de consumo en bienes
privados de parte de los ciudadanos, habrán de permitir financiar el bien de consumo conjunto,
al quedar liberados con las renuencias en bienes privados los recursos necesarios para su
producción.
892
La noción ―marginal‖ de correspondencia fiscal aquí explicada, si bien relevante en términos de las
elecciones de los ciudadanos, no impide reconocer como también relevante la noción ―media‖ de
correspondencia fiscal; en este último caso, en razón de los efectos de incentivo que su nivel ejerce en el
funcionario público al momento de gerenciar estrategias alternativas no deseadas de financiamiento del
gasto provincial. Volver al Capítulo 12 y luego al Capítulo 17 para mayores detalles.
892
La existencia de ―costos de agencia‖ de tipo informativo para los ciudadanos y la posibilidad de los
representantes de adoptar decisiones que se apartan de los deseos de los ciudadanos, ha sido explicada en
base a diferentes argumentos ―institucionales‖ de los problemas fiscales, a saber: el control de la
burocracia maximizadora de presupuesto (Niskanen, 1971), el manejo de agenda (Romer y Rosenthal,
1980 y Rosenthal, 1990), el poder real de los grupos de influencia (Barro, 1973, Abrams y Dougan,
1986, Dougan, 1988), el ciclo económico de origen político (Nordhaus, 1975 y Rogoff y Sibert, 1988), el
uso estratégico de la política fiscal con fines políticos (Alesina-Tabellini, 1990, Tabellini-Alesina, 1990,
Persson y Svensson, 1989) y los ajustes demorados a los shocks macroeconómicos (Alesina y Drazen,
1991) constituyen explicaciones alternativas del problema de ―ilusión fiscal‖ que afecta al votante
mediano. Ver Tommasi, M. (1990) para un detalle de esta literatura. A su vez, King (1984) realiza un
tratamiento completo de la literatura sobre el ―flypaper effect‖ de las transferencias interjurisdiccionales,
que se apoya en argumentos similares. Ir a Capítulo 17 para datos empíricos del caso argentino. El tema
de las implicancias de la estructura de financiamiento de los gobiernos provinciales, fue tratado
previamente en varios papers del autor (ver Piffano, 2005 para referencias).
1066 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Lo anterior induce a concluir que el financiamiento de los bienes públicos debería basarse en el
principio del beneficio para cumplimentar las condiciones samuelsonianas, en tanto si los
contribuyentes advirtieran que el peso de los impuestos asignados a ellos no se corresponde con
su disposición individual a renunciar a bienes privados en aras de acceder al uso del bien de
consumo conjunto, muy probablemente adoptará la decisión de ―mudarse de club‖. Por esta
razón la teoría normativa ha recomendado que los impuestos basados en criterios redistributivos
(capacidad de pago) sean soporte exclusivo de los gobiernos centrales893.
Por cierto que en el mundo globalizado del presente, también los individuos pueden votar con
los pies saliendo del país. Pero los costos de transacción en la opción de la ―salida del club‖ y la
―entrada al nuevo club‖, no es cero y es creciente con respecto al grado de centralización. A
mayor centralización, mayor costo de transacción, consecuentemente, menor capacidad de los
ciudadanos para escapar del poder de imposición (¿Leviatán?) de su gobierno894.
Hechas las aclaraciones previas, se pasa revista a cada tipo de impuesto. El impuesto en
cascada, del tipo IIB, aparece como visible para muchos agentes económicos, pero su incidencia
sobre los precios finales e intermedios y, consecuentemente su incidencia hacia adelante o hacia
atrás, queda muy difusa para el electorado. El Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista al
acercarse más a la etapa final de la cadena producción-consumo mejora en cierta medida la
visibilidad para los consumidores o ciudadanos, pero sigue siendo naturalmente menor que en el
caso del IVM.
Tampoco el IVA Subnacional permite una clara percepción del principio de correspondencia
fiscal para los ciudadanos, en particular cuando se asume operando en paralelo con el IVA
Nacional895. En el caso del IVA, los contribuyentes de jure son los comerciantes. La incidencia
del impuesto queda ―escondida‖ en el precio final de bienes, servicios y retribución de los
factores, de manera que los contribuyentes de facto habrán de ser las familias cuyo acceso al
consumo de bienes privados, dado un cierto nivel de ingreso, y sus ingresos por el aporte
factorial, serán modificados por el impuesto. En el caso del IVA tipo Compartido, donde
confluyen el gobierno nacional y el subnacional a gravar la misma base, parece difícil que los
ciudadanos puedan advertir sobre quiénes y en qué área geográfica quedará ubicada la carga real
del impuesto (incidencia); tampoco sobre el precio relativo entre bienes públicos nacionales y
bienes públicos provinciales, a pesar de que las leyes indiquen un cierta tasa nominal para cada
nivel de gobierno (se insiste: que tributan los empresarios o comerciantes y no las familias). El
problema se agrava cuando se admiten diferencias de alícuotas entre bienes y entre
jurisdicciones para esos mismos bienes, con incidencia final sobre los precios de bienes y
servicios y de retribución de factores indeterminada a lo largo de las regiones.
El IVA Subnacional, por otro lado, para eliminar los problemas del posible fraude en los
destinos, los expertos defensores de este tipo de impuesto, incluyendo los que avalan el IVA
Compartido, del tipo ―Partilhado‖ o el ―CVAT‖ concluyen en la necesidad de evitar
diferenciales de alícuotas relativamente importantes entre jurisdicciones896.
En el caso del IVA Compartido, el reconocimiento del crédito fiscal en destino por el IVA
federal sustituto del provincial en las transacciones interjurisdiccionales, no evita la posibilidad
893
Esta afirmación puede verse modificada si el comportamiento del individuo (su función de utilidad) se
ve influido por un fuerte sentimiento de solidaridad hacia otros conciudadanos de menor capacidad
contributiva.
894
La Comunidad Europea (UE) ha estado haciendo grandes esfuerzos de ―armonización tributaria‖ para
reducir la competencia tributaria entre los países miembros, dada la alta tasa de movilidad
intracomunitaria de bases y de personas. Sobre el tema de competencia tributaria y su implicancia en las
decisiones colectivas, ver Piffano, H. (2003b).
895
Se asume que el IVA Nacional seguirá vigente en el futuro, aún admitiendo la existencia de un IVA
Subnacional.
896
Ver apartado 13.5. más adelante, para detalles sobre las distintas modalidades de IVA subnacional.
1067 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
del fraude, independientemente del nivel absoluto de la alícuota que se fije para tales
transacciones interprovinciales. La modalidad de VIVAT (Viable Integrated Value Added Tax
sugerido por Keen y Smith, 1999, para la UE), que requiere nivelar las alícuotas entre
contribuyentes registrados, implica un reconocimiento de que solamente un impuesto que
permita la diferenciación de alícuotas a nivel de las ventas finales, evitaría este problema.
Pero permitir alícuotas diferentes en las ventas finales, no es ni más ni menos que lo que ocurre
con el Ventas Minoristas. La perfecta identificación del Impuesto ―federal‖ al Valor Agregado y
el Impuesto ―Provincial‖ a las Ventas Minoristas hacen más clara la separación de bases
tributarias federal y provincial y permite un más efectivo desempeño de la conexión
wickselliana. Especialmente cuando la alternativa al Ventas Minoristas es un IVA que afecta los
precios a lo largo de la cadena de producción-consumo, con una incidencia de carga no visible a
los ciudadanos como se indicara. La concurrencia de bases tributarias (federal y provincial) —
en un impuesto que recorre toda la cadena de producción— significa la existencia de incidencias
no identificables para el consumidor final, a través de los débitos y créditos fiscales río arriba en
la cadena de intermediación (consumos intermedios), aún cuando desde el punto de vista
contable coincidan (cancelen) mutuamente. Finalmente, sobre este punto, si los expertos
conocen poco y coinciden menos respecto de la incidencia tributaria real de los sistemas ¿qué
esperar del ciudadano común? ¿Cuál habrá de ser la percepción de los individuos respecto al
impuesto-precio de sus demandas de bienes públicos nacionales y subnacionales? ¿De qué
manera el impuesto ―dual‖ ejerce su influencia sobre su ingreso o sobre el costo de sus
consumos o sobre ambos a la vez, a través del sistema de precios de los bienes (de consumo
final e intermedios)? Por supuesto que las facturas emitidas por consumos finales en el IVA
podrían quedar explicitadas en ellas, de forma similar a un IVM en etapa final de la cadena.
Pero esta identificación no es suficiente debido a la influencia del impuesto río arriba en la
cadena de producción. Si a ello se agrega la influencia del fraude en los destinos que resulta
altamente probable registrar en un IVA Destino Pago Diferido (sin controles en frontera), las
distorsiones y la falta de visibilidad consecuente para los ciudadanos será superlativa.
El Impuesto a las Ventas Minoristas, por el contrario, reúne ventajas desde el ángulo de este
principio básico del federalismo fiscal, pues
i) permite una clara delimitación de fuentes entre los gobiernos provinciales y nacional,
evitando interferencias recíprocas al no requerir coordinación entre niveles de gobierno;
ii) el impuesto queda perfectamente identificado para las familias como perteneciente al
gobierno subnacional, en el momento de la compra en mostrador del consumidor final;
iii) no requiere un esfuerzo de coordinación entre los fiscos subnacionales, garantizando
plena independencia política y administrativa de los fiscos.
El Impuesto Provincial a las Ganancias, como todo impuesto directo, es un tributo que reúne
ventajas importantes con relación al principio de correspondencia fiscal, pues el contribuyente
puede advertir con transparencia el impuesto que exige el gobierno subnacional, aún cuando se
superponga con el impuesto federal, debido a que su pago se basa en una declaración jurada
independiente o adicional a la del impuesto federal897.
Los Impuestos Internos y al Uso de los Combustibles, operando en ventas finales, permiten
identificar al fisco provincial, de forma similar al caso del Ventas Minoristas.
El fenómeno de los efectos distributivos de los impuestos se analiza aquí, desde el punto de
vista de la equidad vertical, es decir, del esperado atributo de tratamiento desigual a los
desiguales en materia de riqueza o capacidad de pago, al momento de pagar los impuestos. La
recomendación tradicional de la teoría normativa ha sido que los gobiernos subnacionales
evitasen establecer impuestos con objetivos marcadamente dirigidos a mejorar la distribución
progresiva del ingreso. Todo intento subnacional de encarar tal tipo de políticas estaría
condenado al fracaso, pues la movilidad de los ciudadanos, votando con sus pies, anularía la
eficacia esperada de las mismas.
Bajo ese enfoque, resulta claro que los intentos de redistribución de ingresos serán contrarios a
una acentuada descentralización tributaria. Precisamente, los objetivos redistributivos, junto a
los de estabilización como se verá luego, han dado motivos de preocupación en muchos
expertos por los intentos de avanzar en la descentralización fiscal en general y tributaria en
particular.
Por cualquiera de las posiciones apuntadas, resulta importante analizar este atributo, en cada
uno de los impuestos contemplados en el menú bajo análisis.
En el caso del IIB, desde el punto de vista de las familias dependerá del efecto final del
fenómeno de la traslación, que operará en forma diferencial entre actividades —con mayor
incidencia en sectores de mayor concentración del valor agregado en las primeras etapas del
proceso de producción—, generarán distorsión de precios finales con costos en bienestar para
los consumidores cuando la traslación opere hacia adelante. No obstante, el argumento de la
piramidación y la acumulación de mayor presión tributaria por el efecto cascada no suele ser un
897
Las ventajas de la imposición directa sobre la indirecta en materia de transparencia (―fiscal
accountability‖), fueron muy tempranamente adelantadas por John Stuart Mill (1848). En la página 237
de su primera edición, Mill argumenta: ―Perhaps… the money which [the tax payer] is required to pay
directly out of his pocket is the only taxation which he is quite sure that he pays at all… If all taxes were
direct, taxation would be much more perceived than at present; and there would be a security which now
there is not, for economy in the public expenditure‖. También Juan Bautista Alberdi (1854) reconoció la
falta de transparencia en los impuestos indirectos. Ver Piffano, H. (2003b) y Nota 2 en Piffano (2005).
898
Ver Piffano, H. (1995) para consideraciones sobre este punto y referencias bibliográficas. En
particular, Pauly, M. (1973), King, D. (1984), Goodspeed, T. (1989), Soderstrom, L. (1990), Oates, W.
(1990), Piffano, H. (1994) y Tresch, R. (2002).
1069 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el caso del Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista, dependiendo del nivel de las alícuotas
que generen similar rendimiento que el IIB, habrá de ser importante posiblemente la traslación
hacia adelante y, nuevamente, dependiendo de la característica distributiva de los bienes, su
incidencia a favor o en contra de la progresividad. Esta afirmación es claramente válida para el
IVM.
El IVA o el Impuesto a las Ventas Minoristas se han sugerido más recientemente como
proporcionales o neutros en materia distributiva. En el IVA la presión tributaria sería
proporcional al valor agregado generado o al consumo final, no discriminando entre individuos
ricos o pobres. En efecto, con relación a este aspecto, no obstante que la teoría convencional
sostiene que todo impuesto que grava los consumos debe ser considerado regresivo, más
recientemente se ha sostenido que los impuestos que gravan los consumos son en realidad
proporcionales (es decir, no afectan la progresividad). Dicha neutralidad o proporcionalidad se
refiere tanto a su incidencia sobre el consumo presente y futuro de cada una de las personas,
según se explicara en el Capítulo 5, como en los aspectos distributivos interpersonales del
ingreso.
899
Para aclaraciones sobre el concepto ―característica distributiva‖ de un bien o de un impuesto que
grave los consumos de bienes, ver Feldstein, M. (1972).
900
Sobre los resultados de las políticas públicas operadas en la Argentina en las décadas de los 80 y 90 y
la relación con el nivel educativo de los trabajadores, ver Piffano, H. (2001).
901
Gasparini, L. (1998), utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares y de la Encuesta
Nacional de Gasto de los Hogares (INDEC) para la Región Metropolitana del Gran Buenos Aires
(Capital Federal y Gran Buenos Aires), ha estimado la incidencia distributiva diferencial del IVA, junto
al de los otros impuestos del sistema tributario argentino, sobre la base de definiciones alternativas del
nivel de bienestar de las personas agrupadas por deciles. Del estudio surge que cuando la presión
tributaria se mide sobre la base del ingreso corriente de los individuos, el IVA es regresivo, debido a la
menor capacidad de ahorro de los estratos inferiores. El resultado se vuelve esencialmente proporcional,
cuando la presión tributaria se mide sobre la base del ingreso permanente (enfoque del ciclo de vida), que
se lo aproxima a través del consumo corriente.
1070 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el caso del IVA, merece aclaración la variante bastante común del empleo de alícuotas
diferenciales. El empleo de tasas diferenciales es un hecho difundido en casi todos los países
que adoptaron este tipo de impuesto, especialmente de alícuotas menores referidas a la venta de
ciertos bienes de consumo masivo, como alimentos, medicamentos y educación, o mayores para
consumos suntuarios, precisamente basados en criterios de equidad distributiva. Sin embargo,
ésta puede no resultar una política apropiada para el fin perseguido. El costo en bienestar,
derivado de las distorsiones en precios relativos (precios finales de los bienes y servicios y
precios relativos de los factores empleados en la producción de tales bienes y servicios) —en los
casos evidentes en que la diferencia de tratamiento en nada condice con los criterios de
tributación óptima que se mencionaran antes— no parece justificar el fin redistributivo debido a
su incidencia diferencial hacia adelante y hacia atrás, en rigor, con efectos distributivos
inciertos. La solución para garantizar ―consumos meritorios‖ debería basarse en esquemas de
subsidio a la demanda de las personas que por falta de ingreso podrían tener vedada la
accesibilidad a los mismos. En cuanto a gravar más al consumo suntuario, se descuida muchas
veces que la incidencia hacia atrás puede burlar el objetivo redistributivo subyacente en la
medida, provocando que trabajadores y artesanos no necesariamente ricos vean reducidos sus
ingresos. Pero una crítica mayor en este aspecto, deviene de tener en cuenta los hallazgos de
algunos estudios sobre incidencia distributiva que señalan que el subsidio implícito en el caso
de alimentos, contrariamente a lo deseado, en rigor favorece en una mayor proporción a los
quintiles superiores de la distribución del ingreso902.
El Impuesto de Patentes o por Módulos puede calificarse como progresivo, en virtud de que esta
modalidad permite diferenciar a los contribuyentes según características socioeconómicas,
dependiendo del tipo de parámetros empleados en la fijación o determinación de los ―módulos‖.
Como los niveles de las alícuotas serían usualmente diferentes para zonas pobladas por familias
de diferente nivel de riqueza (menores alícuotas por supuesto en las zonas de menor nivel de
riqueza), su incidencia debería ser progresiva. Asimismo, como todo impuesto de suma fija, al
no estar correlacionado con el volumen de ventas o la producción, no se registrarían efectos
negativos sobre el bienestar de los potenciales consumidores. No obstante, la determinación
administrativa puede ocasionar inequidades dependiendo de su diseño, en particular la
categorización diferente de negocios por tipo de rama o actividad. Sobre esto volvemos más
adelante al analizar el atributo de costos de administración.
El Impuesto al Cash-Flow Empresario puede esperarse como progresivo, asumiendo que los
componentes no salariales del valor agregado incidido por el impuesto, corresponden a
propietarios de factores como el capital, la tierra o el beneficio empresario, que generalmente
están asociados a personas de los quintiles superiores en la distribución del ingreso.
902
Expertos del FMI, en una revisión sobre experiencias internacionales del IVA (FMI, 2002), han
estimado que el 45% del gasto tributario en el IVA, justificado por razones de equidad, beneficia al 30%
más rico de la población y solamente un 15% beneficia al 30% más pobre. En Argentina, FIEL (1998) ha
estimado que el 58% del gasto tributario del IVA beneficia al cuarto y quinto quintil en la distribución
del ingreso. Liberatti, O. (1998) en Italia encuentra asimismo que un sistema de alícuotas más uniforme
mejora el bienestar al apuntalar más eficazmente el cumplimiento de objetivos redistributivos.
1071 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
provincial propuesto, sobre los destinos de su ingreso a la formación de capital, en tanto quedan
sujetos a imposición los retornos (beneficios económicos) intramarginales no destinados al
ahorro.
Los Impuestos Específicos, como Internos, pueden considerarse regresivos teniendo en cuenta
que el gravamen afecta los consumos de familias de bajos ingresos, junto a las familias de altos
ingresos. No obstante, para un juicio definitivo sobre su equidad, debería estimarse la
―característica distributiva‖ de cada tipo de bien para identificar los sectores sociales que son
mayormente componentes de la demanda agregada pertinente903.
El Impuesto al Uso de los Combustibles puede considerarse progresivo teniendo en cuenta que
un amplio sector de la comunidad de medianos y altos ingresos son los consumidores por
excelencia de las naftas. Siendo el gasoil usualmente gravado a tasas menores, por su impacto
en la actividad productiva y en el transporte regional, su incidencia en sectores populares —
pequeños productores agropecuarios y consumidores del transporte público de pasajeros—
habrá de ser de menor peso relativo.
El Impuesto (o Alícuota Adicional) en Bienes Personales es en gran medida progresivo, por dos
razones. En primer lugar, porque grava la acumulación patrimonial que opera mayormente en
los quintiles superiores de los estratos de ingreso y, en segundo lugar, debido a la progresividad
de la alícuota. Este segundo efecto no requiere necesariamente que las provincias fijen alícuotas
adicionales en cada tramo de la escala del actual impuesto nacional. En el caso de una alícuota
única adicional al impuesto nacional —aplicada sobre el impuesto determinado por el impuesto
nacional— estaría computando el efecto de la progresividad del impuesto nacional. No obstante,
a nivel de la imposición subnacional, no resulta conveniente aplicar alícuotas progresivas, aún
en impuestos de tipo personal (no sólo en el caso de impuestos reales) debido a la posibilidad de
movilidad de bases (voto con los pies) que pueden neutralizar los intentos redistributivos de
cualquier gobierno de nivel inferior. Por otra parte, este impuesto, al no computar los pasivos,
puede discriminar en contra de quienes con menor capacidad de ahorro acuden al uso del crédito
para financiar la compra de los activos. Por estos motivos su progresividad es relativa.
Asimismo, las personas de muy alto ingreso que posean inversiones en el exterior de difícil
identificación, o que concentren una porción importante de su ahorro en activos financieros de
difícil fiscalización —o que en determinadas circunstancias la legislación explícitamente
desgrave— se encontrarán relativamente menos incididas que la porción importante de familias
de clase media, que usualmente concentran sus ahorros en inmuebles y automotores.
Los impuestos Inmobiliario y Automotor, por las razones antes expuestas, también pueden
calificarse de progresividad relativa. Finalmente, de igual manera pueden calificarse el Impuesto
a la Transmisión Gratuita de Bienes y Ganancias de Capital. Pareciera que una forma más
equitativa de tratamiento tributario es permitir la acumulación de los bienes dentro del
patrimonio total de las personas, para entonces gravarlos progresivamente (a nivel nacional), en
lugar de hacerlo al momento en que estos bienes ingresan a dicho patrimonio.
903
Aplica aquí el mismo argumento del IVA diferencial, según lo explicado en nota al pie anterior.
1072 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Bajo esta nueva perspectiva, desde el ángulo de la oferta, impuestos a las ventas acumulativos
como el IIB, pueden considerarse regresivos, en tanto a igual posibilidades de traslación de la
carga, exime de las mismas a las firmas grandes que pueden integrarse verticalmente y cuyos
propietarios usualmente coinciden con grandes inversores nacionales o multinacionales. En
cambio, castiga a las pequeñas empresas que pertenecen a inversores de menor nivel de riqueza
y que no pueden generar integraciones similares debido a debilidades o insuficiencias
financieras para poder hacerlo. En efecto, la circunstancia de generar distorsiones en los precios
finales de los bienes dependiendo de la mayor o menor integración, impide a firmas
financieramente débiles —como el caso de las PYMES— competir en condiciones de igualdad
con las financieramente poderosas. Sin embargo, si bien usualmente, las pequeñas empresas
están asociadas a propietarios de baja capacidad contributiva, no siempre ello es así. Por el
contrario, grandes empresas que se asumen ligadas a grandes inversores, pueden constituir
sociedades con una gran difusión del capital en pequeños ahorristas. No obstante, las grandes
corporaciones internacionales normalmente representan a inversores de otros países.
Pero debe tenerse presente que, si se diera el caso de firmas con actividades operadas bajo
control monopólico u oligopólico, es probable que el impuesto resulte por el contrario
progresivo, si de esta manera se evita la explotación de grandes masas de consumidores por
parte de los propietarios de dichas firmas. En este caso, se daría la situación poco común de
coincidir objetivos de eficiencia asignativa con los de equidad distributiva al gravar estas
actividades904.
Una preocupación usual en la literatura de las finanzas federales ha sido el señalar las
dificultades que un gobierno central puede enfrentar al momento de intentar instrumentar o
garantizar una política anticíclica o de estabilización del nivel de actividad y empleo y del nivel
general de precios, en sistemas federales con alta descentralización fiscal905.
Esta preocupación mueve a tener que analizar con cuidado el atributo ―estabilizador‖ o
―desestabilizador‖ de los impuestos. La teoría normativa ha puesto de relieve que los impuestos
de alta elasticidad-ingreso, operando asimismo en sistemas fiscales con una alta presión
tributaria, constituyen instrumentos muy eficaces en materia de estabilización, pues actúan
como ―estabilizadores automáticos‖906. Nuevamente, este atributo, junto al fin redistributivo, ha
alimentado la idea de centralizar impuestos que naturalmente son los de mayor rendimiento para
los fiscos.
Sin embargo, la idea difundida en la teoría normativa de las finanzas públicas sobre las virtudes
de ciertos tipos de impuestos por ser ―estabilizadores automáticos‖ (en primer lugar, por las
razones antes apuntadas, los impuestos que gravan los ingresos con alícuotas progresivas, y, en
segundo término, los que gravan las transacciones en general), se ha visto contradicha por el
comportamiento real de los gobiernos enfrentando cambios en su restricción de liquidez. Este
904
Sobre el tema asignativo y la posibilidad de gravar consumos intermedios, nos remitimos a lo
analizado al inicio.
905
Ver Prud‘homme, R. (1995) y Tanzi, V. (1995).
906
La expresión conocida del multiplicador de los impuestos (mt) en un modelo simple de economía
cerrada y sistema tributario con componente inducido es: mt = - b / (1 – b + br), donde b es la
propensión marginal al consumo y r la tasa del rendimiento tributario respecto al nivel de ingreso.
Introduciendo el concepto de elasticidad-ingreso del sistema tributario (ε), dicha expresión puede
reformularse, sustituyendo a r, como: mt = -b / [1 – b + b (ε.T/Y)] y el multiplicador del gasto (mg)
resulta: mg = 1 / [1 – b + b (ε.T/Y)]. Es decir, el multiplicador (o filtro) se comportará anticíclicamente
en mayor medida cuanto mayor sea la elasticidad-ingreso del sistema tributario (o más progresivos sean
los impuestos) y mayor la presión tributaria.
1073 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
aspecto es resaltado por la literatura que proviene del enfoque positivo de las finanzas federales.
Resulta así que, en ausencia de fondos de estabilización, los impuestos que gravan las
transacciones o los ingresos resultan en la práctica procíclicos. En efecto, normalmente, los
gobiernos suelen dimensionar sus gastos en función de la restricción financiera enfrentada. De
manera que en las épocas de auge, cuando las recaudaciones suben más que proporcionalmente
al crecimiento del ingreso, se alienta el incremento o expansión de los gastos del gobierno. A la
inversa sucede en las recesiones: cuando las recaudaciones caen más que proporcionalmente
junto con el nivel de las transacciones económicas, la restricción financiera se agudiza y ello
motiva aumento de impuestos, reducciones del gasto o aumento del endeudamiento público con
efectos ―crowding out‖ significativos. Más aún, restricciones políticas pueden inducir a que los
gobiernos en lugar de crear fondos de estabilización (pensando en la posibilidad de que ante la
disposición de los recursos en dicho fondo no se habrá de poder resistir a la tentación de
usarlos), se recomiende decididamente el modificar las alícuotas de los impuestos en sentido
inverso a lo que recomendaría la teoría normativa (cuando en el auge aumentaran mucho los
recursos, el Ministro de Economía intentaría que los legisladores voten reducciones en las
alícuotas impositivas y a la inversa en la recesión!)907.
En el Impuesto de Patentes, que se puede asimilar a un impuesto de suma fija —al menos para
un período de tiempo importante, no menor al ciclo usual de corto plazo de los negocios— se
trata de un recurso no variable con el ciclo, no obstante, los problemas de pago que puedan
enfrentar de hecho muchos contribuyentes durante la recesión, incurriendo en mora.
907
Para un análisis más acabado sobre las finanzas federales y el ciclo económico, ver Piffano (2005),
Nota 4. Más adelante, en el Capítulo 17, se vuelve a este tema.
908
Para estimaciones sobre la prociclicidad de los rendimientos en el IIB y el IVA, ver Di Grecia, L.
(2003) y Di Grecia, L. et al. (2003).
1074 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
por otra parte, las valuaciones fiscales son más lentas que los cambios en los valores de
mercado. No obstante, como en el caso de Patentes, dificultades financieras de los
contribuyentes pueden afectar las posibilidades de pago en las fases recesivas del ciclo
económico.
Sin embargo, en el campo de la política práctica que suelen llevar a cabo los gobiernos, las
virtudes de generar ingresos de caja importantes suelen estar en la mira predilecta de los policy
makers. En tal caso, el planteo es identificar los impuestos que logran mejorar sustantivamente
la liquidez y, en todo caso, observar como preferibles aquellos que minimizan los costos de
administración por peso recaudado y, quizás, los que al mismo tiempo dañen mínimamente el
bienestar de la población (carga excedente).
En las finanzas federales, por ejemplo, una discusión importante se plantea al momento de tener
que definir el criterio de origen o el de destino en el caso de la imposición a las ventas. Los
fiscos de jurisdicciones productoras y exportadoras netas, habrán de ponderar favorablemente el
criterio de origen. En el caso de las provincias consumidoras e importadoras netas, en cambio, el
criterio de destino. En forma similar, cuando se trata de la imposición sobre los ingresos
(Impuesto a las Ganancias) puede adoptarse el criterio de la fuente o el de la residencia real del
contribuyente (criterio de renta mundial). El primer criterio beneficia a jurisdicciones
importadoras de capitales; el segundo, a jurisdicciones exportadores de capitales.
El tema es cuál fuente o base tributaria genera mayor nivel de recaudación, suponiendo
alícuotas similares en ambas alternativas. Desde el punto de vista del ―rendimiento‖, por tanto,
las preferencias de los fiscos por determinados impuestos dependen muy esencial y
definitivamente de la circunstancia de poseer o no en su territorio la fuente o base a gravar por
los mismos910.
909
Ver Silvani y Brondolo (1993) para su aplicación de este concepto al caso del IVA en varios países.
910
Por ejemplo, provincias petroleras suelen tener baja presión tributaria en impuestos usuales en otras
jurisdicciones no petroleras, debido a que disponen de las regalías como sustento principal de sus
presupuestos. Para citar un caso, la provincia de Alberta en Canadá no posee impuesto a las ventas de
ningún tipo (del tipo IVA, IVM o IIB) por disponer de las regalías.
1075 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En general, sobre los criterios a aplicar en el caso de los gravámenes sobre las transacciones se
ha ido aceptando la idea de aplicar el criterio de destino, debido a que los criterios de origen
plantean la dificultad ya señalada de la imposibilidad de ajustes impositivos en frontera. En el
caso de los gravámenes sobre los ingresos, se ha extendido la idea de gravar según la residencia
del inversor-contribuyente (principio de renta mundial), lo que facilita la movilidad de los
capitales garantizando la neutralidad en el destino mundial de las inversiones. Este criterio se
hace extensible al tratamiento del impuesto dentro de una federación.
A pesar de lo dicho, los impuestos en cascada del tipo IIB que gravan las transacciones en
origen, han constituido la base tributaria por excelencia de los gobiernos provinciales por su alto
rendimiento. Ello se debe a que todo el proceso productivo sufre la presión tributaria sobre los
ingresos totales, lo que significa un alto rendimiento aún suponiendo alícuotas pequeñas. Como
se trata de un impuesto en origen, las provincias que concentran gran actividad económica se
verán fuertemente inclinadas por este tipo de tributación. Las de menor desarrollo relativo
también lo habrán de preferir ante la escasa disponibilidad de encontrar bases o fuentes
alternativas para gravar con alícuotas pequeñas y con igual rendimiento potencial. Gravar todas
las transacciones les permite contar con una base tributaria significativa. De allí que el
rendimiento tributario resulte alto, aún a tasas reducidas del orden del 1,5% al 3,5%,
aproximadamente, según las vigentes en las provincias. En razón de esta preferencia difundida,
las Direcciones de Rentas provinciales han logrado una importante experiencia administrativa
en su labor de administración y fiscalización. Los problemas de administración residen en el
caso de firmas con actividades en varias jurisdicciones, circunstancia que ha requerido de un
acuerdo interprovincial de asignaciones del rendimiento a través de declaraciones de los
contribuyentes (convenio multilateral). El sistema no generaría mayores inconvenientes de no
existir marcadas diferencias entre las alícuotas provinciales; caso contrario, se daría la
posibilidad de fraudes en la identificación regional de actividades y ventas.
El Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista reduce la base tributaria del IIB, de forma que
puede calificarse de ―rendimiento medio‖.
El IVA constituye también un impuesto potencialmente rendidor, pues si bien la base se reduce
significativamente respecto al IIB, al ir gravando solamente el valor agregado a lo largo de la
cadena de producción, habilitando a su vez una labor de fiscalización más efectiva mediante el
cruce de facturas (la contraposición de intereses por débitos y créditos fiscales). Sin embargo,
desde el punto de vista de su rendimiento efectivo (no potencial), la única experiencia con que
se cuenta es el IVA a nivel nacional. De acuerdo con datos de Silvani y Brondolo (1993), el
rendimiento de este impuesto en Argentina es bajo, probablemente ligado a la existencia de
―cadenas negras‖, sin facturación de ventas911, y a la ―fábrica de facturas‖, que han
incrementado fraudulentamente los créditos fiscales912.
A las dificultades conocidas del IVA nacional deben agregarse los problemas que habría de
plantear un IVA Destino Pago Diferido para el caso subnacional. Los IVA Destino Pago
Diferido tienen la debilidad de incentivar el fraude en los destinos, mediante la simulación de
ventas en jurisdicciones donde la presión tributaria sobre el valor agregado final se minimiza.
Ello genera pérdidas a los fiscos que intentan una mayor presión tributaria respecto al resto de
las jurisdicciones, beneficiando (¡fraudulentamente!) a los fiscos con menor presión tributaria.
De acuerdo a lo analizado en otros trabajos, estos problemas se han intentado solucionar con
911
En Argentina muchos vendedores suelen preguntar a los compradores si necesitan la factura o no.
Naturalmente los precios de venta pueden variar ante la respuesta, dependiendo de las habilidades
comerciales de compradores y vendedores. Por esta razón la AFIP suele hacer campañas de publicidad
tratando de convencer a los consumidores de pedir la factura en toda compra que realicen.
912
Ver Llach, J. y Llach, L. (2000) y Llach, J., Llach, L., Harriague, M. y Piffano, H. (2001). Se trata de
la existencia de firmas ficticias que emiten (venden) facturas con IVA incorporado, para su empleo por
firmas genuinas que las compran para aumentar el volumen de sus créditos fiscales.
1076 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ingeniosos diseños tributarios, especialmente del tipo IVA Dual o Compartido, que sin
embargo, no resuelven el problema de fondo, a pesar de requerir un esquema administrativo de
mayor complejidad técnica y mayor costo de administración913.
La solución ―simplista‖ de atar el IVA Subnacional al IVA Nacional, con una alícuota adicional,
aplicada sobre la misma base, transformaría al impuesto en uno de origen (pues el IVA nacional
se tributa en el lugar del domicilio legal del vendedor). Esto resulta inconveniente desde el
punto de vista de una federación, como ya se comentara, al tiempo que desconoce una realidad
importante, cual es que la recaudación del IVA nacional, según datos de AFIP para el 2002, se
concentra en un 86% en dos jurisdicciones y la aduana (Capital Federal, con el 53,6%, provincia
de Buenos Aires, con el 6,1%, que suman 59,7% y la Dirección General de Aduanas con el
26,4%), es decir, el IVA origen arrojaría un rendimiento casi nulo para la mayoría de las
provincias914. Si la idea es distribuir luego el producido sobre la base de estadísticas
macroeconómicas del consumo a nivel regional, se estaría creando un sistema de
coparticipación dentro del ―laberinto‖ de la coparticipación hoy vigente.
En general, todos los impuestos a las ventas que apliquen el criterio de destino, como son
usualmente los IVA y los IVM, resultan atractivos para los fiscos eminentemente consumidores
e importadores netos, como ya se indicara.
El Impuesto de Patentes o por Módulos ha sido pensado para los contribuyentes pequeños de
baja capacidad contributiva, donde la labor de fiscalización se torna compleja y costosa. Los
pequeños contribuyentes suelen no contar con registros contables apropiados para la tarea de
control, de manera que debe evitarse el requerir tales elementos en la labor de fiscalización. Un
sistema simple de pago con ―obleas fiscales‖ adheridas en las vidrieras, con la posibilidad de
lecturas magnéticas rápidas para constatar el pago al día del tributo, permitiría un mecanismo de
control ágil y de bajo costo. El rendimiento del impuesto sería ―bajo‖, aunque si se estima que
913
Ver Notas 17 y 18 en Piffano, 2005.
914
Si al porcentaje anterior se suman los correspondientes a las provincias de Santa Fe (4,45%) y
Córdoba (3,76%), se obtiene el 94,2% de la recaudación total.
915
A este objetivo apunta el proyecto Osiris Rentas que ha desarrollado la AFIP en coordinación con las
Direcciones de Rentas provinciales, con financiamiento del BID.
1077 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En general, para los impuestos que gravan las transacciones, sean del tipo IIB, Ventas
Minoristas, IVA o Patentes, se plantea hacia futuro el gran desafío que generan las compras a
distancia y el comercio electrónico, especialmente de base digital, circunstancia que ha obligado
en EE. UU. a convenir una veda tributaria transitoria en la aplicación de los Sales Taxes
estaduales a este tipo de comercio917. Al respecto es importante resaltar que las economías
modernas tienden cada vez más a concentrar su actividad en la rama (generalmente no gravada)
de los servicios y el comercio a distancia y electrónico, y no tanto en bienes tangibles y locales.
En Estados Unidos los servicios que en 1959 representaban el 40% del PBI, alcanzaban en 1994
al 65% del PBI. Por su parte, las ventas por Internet se han estado duplicando cada 100 días
(McLure, C., 1999). En Argentina los servicios en 1995 representaban el 62% del PBI. Esta
tendencia estructural de la oferta global resulta coincidente con la tendencia registrada en el
componente del consumo de las familias, donde los servicios pasaron del 37,5% (1985-86) al
49,8% (1995-96) en la última década (INDEC, 1998).
916
Para un análisis sobre alternativas de la técnica de determinación sobre bases presuntivas y su
evolución en Latinoamérica, ver González, D. (2002)
917
Ver McLure, C. (1999), United States General Accounting Office (2000), Goolsbee, A. y Zittrain, J.
(1999), Bruce, D. y Fox, W. (2000 y 2001).
918
Por cierto que el incentivo a la evasión no se eliminaría totalmente si el ahorro de este impuesto
respecto a un IVA sustracción puro es compensado por un excesivo volumen de cargas sociales sobre los
salarios.
919
Parte de la explicación puede hallarse en el alto nivel de gravámenes que pesan sobre la nómina
salarial en Argentina, con fines de financiar al sistema de seguridad social, y que los salarios constituyen
una fuente importante en la renta de las personas físicas. No obstante, en Argentina el mínimo no
imponible del Impuesto a las Ganancias de personas físicas ha sido históricamente muy alto según
patrones internacionales, quedando margen para ampliar la base en los gobiernos subnacionales. El nivel
de exención como múltiplo del PBI per cápita, era en 1991 de 4,7 mientras que el promedio de América
Latina era de 1,62. Solamente Honduras superaba entonces a la Argentina con un múltiplo de 6,87 (ver
González Cano, H., 1998). Para estimaciones del rendimiento probable de este impuesto por provincias
ver Piffano, H. (1994) y Nota 14 en Piffano (2005).
1078 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(―piggy backing‖) al impuesto nacional, lo hace no obstante altamente atractivo para las
administraciones tributarias provinciales. Más aún, un impuesto de estas características puede
no operar eficazmente a nivel provincial debido a la menor capacidad que tienen
individualmente las administraciones provinciales para detectar activos ubicados fuera de sus
respectivas jurisdicciones. Por otro lado, se debe recordar que un impuesto de características
similares ya ha sido intentado en las administraciones provinciales. Se trata del ex Impuesto
Adicional Inmobiliario, que operaba como impuesto personal adicional al Inmobiliario Básico
que era el componente real del impuesto. Dificultades de administración obligaron a su
eliminación. En sustitución los gobiernos provinciales introdujeron las alícuotas progresivas en
el Impuesto ―real‖ Inmobiliario actual, circunstancia no recomendable técnicamente. La
superposición parcial de bases con el Inmobiliario y Automotores, puede asimismo inducir a la
derogación lisa y llana de este impuesto, permitiendo a las provincias aumentar la presión
tributaria sobre tales impuestos tradicionales. Pero esto reduciría el scope del menú tributario
provincial y la recaudación tributaria del gobierno nacional.
920
En efecto, Bird, R. (1983), Casanegra de Jantscher (1990) y Bird, R. y Casanegra de Jantscher (1992)
han afirmado que la administración tributaria es sin duda política tributaria en los países en desarrollo.
921
Existen zonas, barrios o villas en Argentina donde pulula una cantidad importante de talleres
clandestinos a los que resulta muy dificultoso acceder de parte de los inspectores de la AFIP.
1079 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de lo recaudado sobre dicho PBI está sesgado por la misma. O sea, que la porción formal de la
economía, por el contrario, estaría sufriendo una muy alta presión tributaria.
Respecto a las modalidades tributarias provinciales, en el caso del IIB, en general y no obstante
las complejidades que debieron contemplarse a través del Convenio Multilateral para los
contribuyentes operando en más de una jurisdicción, la experiencia de los fiscos provinciales
fue mejorando con el tiempo.
Si bien es natural que en el IIB, al contar con una base amplia de actividades y regiones
involucradas en las respectivas transacciones gravadas tornaban la administración del impuesto
como de relativa complejidad y costo para el fisco, la reducción de sectores gravados en el
Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista, ha de reducir la extensión o cobertura requerida en la
labor de fiscalización. Sin embargo, la acreditación del débito mayorista a nivel minorista
incorpora una modificación sustancial respecto a Ingreso Brutos. Lo mismo aplica para el costo
de cumplimiento asumido por los contribuyentes. Su ventaja es que deja vigente en alguna
medida la contraposición de intereses entre compradores y vendedores, característica del IVA,
precisamente en la última etapa de la cadena de comercialización. Sin embargo, operando a
nivel subnacional, la administración de débitos y créditos plantea el problema de las
compensaciones entre fiscos y el dilema de los mismos inconvenientes que se señalan enseguida
para el IVA subnacional respecto a los fraudes en los destinos de ventas y el origen de las
compras922. La solución puede hallarse a través de la complementación y coordinación
informática de la AFIP y las Rentas Provinciales, como se explica luego para el caso del IVM.
Pero el inconveniente importante del Impuesto Bi-etápico Mayorista-Minorista radica en que las
ventas interjurisdiccionales exigirán algún tipo de compensación. En el proyecto de ―ventas
modificado‖, se propuso la constitución de un ―fondo‖ al que ingresaría el producido del
gravamen sobre ventas interjurisdiccionales para luego prorratearlo bajo determinado criterio
entre las provincias. Este tipo de solución va en contra del objetivo general de la reforma en
cuanto a garantizar mayor descentralización tributaria y acentuar así el principio de
correspondencia, al tiempo que posee los inconvenientes de los regímenes de reparto
interprovinciales administrados centralmente.
En el caso del IVA Subnacional, del tipo Destino Pago Diferido, el problema de fiscalización
tributaria se complica, pues la labor de administración del impuesto estaría basada
esencialmente en la contabilidad de los contribuyentes923. El nivel de complejidad
administrativa es superior en el caso de los ingeniosos IVA compartidos, del tipo partilhado
(Varsano, R., 1995 y 1999) o el CVAT (Compensating Value Added Tax de McLure, C., 2000),
donde además se requiere involucrar al gobierno central en la operatoria del impuesto
subnacional924. Para los contribuyentes, también aumenta la necesidad de incurrir en costos de
cumplimiento al tener que informar sobre el destino de sus ventas, o si se quiere, de la
identificación de los compradores (residentes o no residentes en la jurisdicción).
922
Los criterios que admiten crédito fiscal pueden ser simples en apariencia pero complejos para niveles
de contribuyentes de bajo nivel educativo. El tema es importante cuando coexisten regímenes especiales
para ciertos tributos y otros que emplean el régimen general para estos mismos contribuyentes. Por ello la
evolución al sistema de ―monotributo‖ en muchas legislaciones nacionales.
923
Este sistema está operando en la Unión Europea desde 1993, obligando a las administraciones fiscales
de los países comunitarios a montar una red computarizada de intercambio de información (el ―VAT
Information Exchange System o VIES), que contiene el registro de los códigos tributarios emitidos en
cada país miembro y de los volúmenes de las ventas intracomunitarias (ver Libonatti, O., en FIEL, 1998).
En rigor, el Informe Neumark había propuesto para la CEE un sistema de ―IVA origen restringido‖,
consistente en gravar las ventas a países fuera de la comunidad con tasa cero (principio de destino) y
aplicar el principio de origen para las ventas intracomunitarias. Ello implicaba la necesidad de nivelar
tasas entre los países de la unión. Dificultades para lograr esta nivelación indujeron a aplicar
transitoriamente el sistema de IVA destino pago diferido.
924
O la constitución de un ―consorcio‖ provincial, como sugiriera McLure para rebatir la crítica que se le
formulara sobre esta injerencia necesaria. Ver Notas 17 y 18 en Piffano (2005).
1080 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La práctica usual en los IVA nacionales de tratar con alícuotas diferenciales a determinadas
actividades o bienes en razón de argumentos de equidad o fines redistributivos, introduce un
problema adicional de administración. Esto habrá de agregar complejidad adicional a un IVA
subnacional que grava transacciones cruzando fronteras sin controles de aduanas. La
diferenciación de alícuotas, por otra parte, alienta la actividad de los lobbies en su intento por
obtener ventajas tributarias (gasto tributario). Si la diferenciación de alícuotas también se basara
en razones de eficiencia (regla de Ramsey), el control sobre las demandas sectoriales por
privilegios puede ser inmanejable de parte de las administraciones gubernamentales. Esto es un
argumento fuerte desde el ángulo de ―la economía política‖ (o del enfoque positivo) para
resistirse al empleo de políticas de diferenciación de alícuotas, es decir, no neutrales desde el
punto de vista administrativo.
En el caso del Impuesto a las Ventas Minoristas, la tarea de administración es de menor costo,
pues se trata de una versión reducida del viejo padrón de contribuyentes del IIB. Sin embargo,
aquí cabe citar la crítica usual de las dificultades de administración en el IVM al concentrar el
riesgo de cumplimiento tributario (evasión) en la etapa final de la cadena producción-consumo.
Esta dificultad, junto a la segunda crítica importante, en cuanto a no poder evitar de gravar
consumos intermedios, puede no obstante ser subsanada en presencia del IVA Nacional, como
ya se indicara. En efecto, los problemas aludidos pueden encontrar solución a través de los
acuerdos de complementación e intercambio de información entre los sistemas IVA-Nacional y
IVM-Provincial. En Argentina, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) puede
informar a las Direcciones de Rentas provinciales de todos los comerciantes registrados a los
que se les puede admitir acreditar el pago del impuesto en sus facturas de compra de insumos,
evitando abusos de evasión. Por otro lado, las Direcciones de Renta provinciales pueden
925
Como ya se indicara, los comerciantes minoristas en Argentina suelen preguntar a los clientes si
necesitan la factura o no. Por cierto que el precio final dependerá de la respuesta a dicha pregunta y de las
habilidades comerciales de vendedores y compradores. Por otro lado, los productores y fabricantes que
venden a las cadenas de mayoristas suelen tener que aceptar parte de sus entregas en negro si desean
mantener el negocio, pues el argumento es que así lo requiere gran parte de los minoristas. Finalmente, la
actitud de muchos minoristas suele basarse en el argumento de que el no pago de las obligaciones
tributarias les permite mantener abiertos sus negocios, dada la alta presión tributaria formal y la baja
productividad de esta gran franja de economía informal.
1081 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
informar a la AFIP sobre los resultados de sus auditorías en comercios minoristas que habrían
de contribuir a reducir el dilema de la ―cadena negra hacia arriba‖ del IVA Nacional926.
Finalmente, la posibilidad de reconocer crédito fiscal —sea pleno o parcial acotado o limitado a
cierto porcentaje del débito fiscal— introduce una complejidad adicional con su mayor
dificultad de administración, como ya se señalara. Pero esta ha sido una experiencia ya probada
en varios países latinoamericanos en la década de los 80 a nivel de las administraciones
centrales, en muchos casos abandonada. La suerte a nivel provincial puede ser diferente.
El Impuesto al Cash-Flow Empresario requiere una labor de fiscalización más engorrosa y, por
lo tanto, más costosa. Determinar el valor agregado neto, deducida la masa salarial, a nivel de
cada firma, requiere un control más detallado que el control más simple sobre las ventas. Lo
mismo para los contribuyentes que deben contar con registros contables que posibiliten la
auditoría de sus estados de resultados.
926
La AFIP y algunas importantes provincias han firmado acuerdos muy recientes sobre armonización
tecnológica e intercambio de información referida al IVA Nacional y al Impuesto a los Ingresos Brutos.
Avanzar en la solución del IVM es claramente recomendable.
927
González, D. (2000), op cit.
928
Maniobras de fraude mediante simulación del contribuyente para figurar en las categorías de menor
nivel y consecuentemente menor presión tributaria.
929
A partir de 1992 el régimen de módulos del sistema tributario español incluyó magnitudes físicas de
fácil constatación para la Administración Tributaria. El caso español es relevante como caso de estudio
para este tipo de imposición. Italia es otro ejemplo donde se han diseñado coeficientes para actividades
particulares (ver Mercurio, D., 1994, citado en Vehorn, C. L. y Ahmad, E., 1997).
1082 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de los contribuyentes. Tal cruce de datos y los provenientes del sector financiero a través del
sistema Osiris, permitiría asimismo contribuir a resolver el problema de fiscalización que
demandaría el cómputo de las deducciones por aplicaciones de ingresos a los rubros de ahorro o
inversión que la legislación prevea. Un acuerdo interjurisdiccional sobre estas deducciones
parece recomendable para evitar arbitrajes no deseados o fraudes de parte de los contribuyentes.
El Impuesto a la Transmisión Gratuita de Bienes parece de bajo costo para el Estado debido a
que el hecho sucesorio plantea una directa identificación del causante y la necesidad del
traspaso legal de la titularidad de los bienes permite la detección del hecho y base imponible. El
Impuesto a las Ganancias de Capital, tratándose mayormente de un hecho imponible ligado a la
venta de los inmuebles, aparece asimismo de costo bajo para el Estado. Estos impuestos
contarían con el aporte de la labor de las escribanías actuando como agentes de retención.
930
Determinación del CUIT (Clave Única de Identificación Tributaria) correspondiente a los propietarios
de los bienes registrables como Inmuebles y Automotores.
1083 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
El impuesto al uso de los combustibles ha sido identificado como el típico impuesto basado en
el principio del beneficio. A pesar de ello, sus diferencias con los cargos a usuarios (precios) lo
señalan como formando parte del universo de los tributos. La diferenciación, si bien está
jurídicamente bien demarcada, no lo es tanto desde el punto de vista económico. En efecto,
desde el punto de vista jurídico, los cargos a usuarios suelen gozar del atributo de ―pago
voluntario‖, en tanto los impuestos —ya sean basados en cualquiera de los dos principios: del
beneficio o de la capacidad de pago— son de pago coactivo. Si embargo, desde el punto de vista
económico, la diferenciación puede no ser tan nítida. Existen demandas de cierto tipo de bienes
privados de muy baja elasticidad-precio de la demanda, donde el consumidor, quizás por
razones naturales y no tanto por preferencias relativas o nivel de ingreso, se ve impedido de
renunciar a su consumo, aún sabiendo que con su abstención habría de evitar reducir su ingreso.
Por el otro lado, tributos que gravan ciertos bienes o actividades con ―fines fiscalistas‖ pueden
ser evitados simplemente eludiendo su pago (el impuesto a las ganancias de personas físicas se
puede eludir dejando de obtener ingresos, es decir, consumiendo más ocio; el de combustibles
no usando el automóvil y por tanto no cargando nafta en el surtidor).
Los ejemplos al caso planteado son los ―cargos fijos‖ contenidos en los cuadros tarifarios de
servicios de empresas públicas o de concesionarias, como el gas o la electricidad y también en
el caso de los caminos. Los cargos fijos de facturas de servicios operando con rendimientos
crecientes a escala son un hecho común. La distribución de dicho cargo fijo puede
instrumentarse sobre la base del beneficio (por ejemplo, distribuyéndolo entre usuarios en
proporción al peso relativo de sus demandas por el servicio en el pico) o bien sobre bases de
capacidad contributiva (por ejemplo, en electricidad, distribuyendo el cargo sobre la base del
valor de los inmuebles servidos). En el caso del impuesto al uso de los combustibles, la
distribución de un cargo sobre el volumen de combustibles adquiridos, puede aproximarse a la
suma de los costos marginales de corto y de largo plazo al que los usuarios habrán de hacer
incurrir con sus demandas. Sin embargo, en el caso de los caminos el cargo variable puede ser
nulo en muchos casos, es decir, costo marginal de corto plazo igual a cero, en gran parte del
tiempo disponible de uso de los mismos. Pero nadie habrá de comprar combustibles si no es con
la intención de utilizarlos en los caminos en algún momento. De esta manera, la distribución del
costo marginal de largo plazo se está realizando en proporción de las demandas de kilómetros a
recorrer, descuidando la distribución no uniforme de la demanda dentro y fuera de la hora pico.
Cuando la estacionalidad resulta muy marcada y los costos de congestión elevados en el pico y
diferentes asimismo entre caminos de una misma jurisdicción, entonces puede ser recomendable
931
Para aclaraciones adicionales sobre este punto ir al Capítulo 14, apartado 14.2.
1084 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
el empleo del sistema de peaje, variable según el camino de que se trate y el volumen de tránsito
según el día, mes y horario de uso del camino (según el tipo de estacionalidad), como elemento
más eficiente de racionamiento de la demanda y de financiamiento del servicio. Pero un sistema
de peaje uniforme o poco flexible a lo largo de todo el día, mes o año (descuidando la
estacionalidad de la demanda) y sin rutas públicas de tránsito libre sustitutas o alternativas —
como es hoy el caso aplicado en Argentina en una parte importante de su red caminera—, puede
también resultar ineficiente, anulando su supuesta ventaja respecto del impuesto al uso de los
combustibles.
El uso de los peajes, asimismo, puede resultar de alto costo de instrumentación (infraestructura
y personal requeridos) con relación al flujo del tránsito. Las rutas bajo el sistema de peaje suelen
ser aplicables en los casos de autopistas de alta demanda de tránsito que cuentan con caminos
públicos de libre circulación como sustitutos y son de fácil (o bajo costo de) control en los
accesos y egresos. No obstante, parte de las razones de la política de los 90 en Argentina, con la
introducción del sistema de peaje en muchas rutas, ha sido que este sistema resulta superior al
financiamiento vía impuesto a los combustibles, aún sin contar con autovías públicas sustitutas.
Su justificación ha sido que el sistema de peaje permite una mejor apropiación de los derechos
de propiedad y uso del bien, circunstancias que en el financiamiento vía impuestos, el control
del costo de construcción, mantenimiento y uso de los caminos, al difundir los derechos de
propiedad en el electorado, no suelen ser bien gestionados932. Pero, en general, el argumento del
costo de administración del sistema de precios (peajes) puede inducir al empleo del impuesto al
uso de los combustibles como un sustituto de menor costo.
932
Argumentos de ―política económica‖ pueden inducir asimismo al uso de los sistemas de peajes y no el
de constitución de fondos acumulados con el rendimiento del impuesto a los combustibles, si con ello se
evitan las influencias de los grupos de presión o lobbies sectoriales y las dificultades de caja de las
Tesorerías, a las que están sujetos normalmente los presupuestos anuales gubernamentales.
933
También en los casos donde el uso del camino se halla disponible y es común a la demanda de
usuarios sin vehículo automotor, como peatones, ciclistas, etc.
934
El desgaste de los caminos debido al peso de los camiones difiere del correspondiente a los
automóviles y el de éstos al de las motocicletas.
935
En el caso del gasoil es posible imaginar el mantenimiento de alícuotas menores debido a que no
puede evitar gravar actividades intermedias en muchos casos (transporte y sector agropecuario).
1085 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
13.3. El estudio comparado sobre el ejercicio de las potestades tributarias por los
gobiernos subnacionales
(i) Introducción
Por cierto que en la lista no aparecen algunos tributos que pudieron haber sido empleados en
alguna oportunidad o ser actualmente empleados por algunos gobiernos, como sería el caso
presente de Argentina, Brasil o Uruguay del impuesto que grava las transacciones financieras
(impuesto a los débitos bancarios, impuesto al cheque937, etc.). Tampoco se ha de considerar el
―impuesto inflacionario‖, un recurso de financiamiento de los tesoros nacionales muy
irresponsablemente utilizado en algunos países, como la Argentina en décadas pasadas.
Finalmente, tampoco habrá de calificarse como pertenecientes al ámbito de la ―política
tributaria‖, las expropiaciones de depósitos, los cambios de denominación de la moneda de
ciertos contratos y/o activos, etc., que algunos estados, como en la Argentina muy
recientemente, han instrumentado en aras de financiar al sector público, tanto para atender sus
déficits operativos como para financiar políticas redistributivas cuasi-fiscales intentando quedar
ellas ocultas a los ojos del gran electorado.
Se trata, por lo tanto, de impuestos que —sin agotar el universo total— suelen componer los
sistemas tributarios de países normales y relativamente serios en materia fiscal, que respetan
razonablemente los derechos de propiedad. Las recomendaciones que surgen del cuadro intentan
una suerte de combinación de aportes de la teoría normativa convencional (Musgrave) y de la
teoría positiva o del public choice (Brennan y Buchanan), a pesar de que en muchos aspectos
ambos enfoques conducen a conclusiones opuestas938.
936
Ver presentaciones de este tema en Shah, A. (1994), Bird, R. (1999), y McLure, C. & Martínez-
Vázquez, J. (2003).
937
Esta modalidad ha sido aplicada en varios países latinoamericanos a nivel federal. El primero fue
precisamente la Argentina (1983), que lo reintroduce en 1988 y 2001; luego en Perú (1989), Brasil (1994
y 1997), Venezuela (1994 y 1998), Colombia (1998) y Ecuador (1999). Para una revisión de esta
modalidad tributaria ver Coelho, I. et al. (2001).
938
Para un desarrollo más amplio de las opiniones del autor sobre estas cuestiones centrales del diseño
tributario subnacional o de los sistemas federales en general, ver Piffano, H. (2003b) y Nota 2 en Piffano
(2005).
1086 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Determinación de:
Tipo de Impuesto Nivel Alícuota Recaudación Observaciones
y administrac.
Derechos Aduaneros F F F Impuestos al comercio
internacional administrables por
las aduanas nacionales.
Ganancias de F F F Bases muy móviles; instrumento
Sociedades de estabilización.
Ingreso de Personas F F, P F Factor relativamente móvil.
Físicas Redistributivo. Instrumento de
estabilización. Virtud de alta
visibilidad (accountability).
Alícuota subnacional plana (flat
tax).
Patrimonio, Herencias, P P P Redistributivo, pero reducida
Transmisión Gratuita progresividad de alícuota. Baja
movilidad territorial. Virtud de alta
visibilidad (accountability).
Salarios (Payroll) F, F, (P?) F, (P?) En sistemas de seguridad social
(P?) concurrentes puede aceptarse la
imposición provincial. Caso
contrario solo federal.
Valor Agregado F F F Ajustes en frontera solo posibles a
través del gobierno federal.
Dificultades de administración a
nivel subnacional. Debate actual
sobre las propuestas de IVA
Compartidos. Reducida visibilidad
(accountability).
Ventas Minoristas
Opción A P P P Mayor costo de administración que
Opción B F P F B. Armonizado. Menor costo de
administración que A. Riesgo
fiscal por evasión y traslación de
carga sobre consumos intermedios
como limitantes. Mayor visibilidad
(accountability) que el IVA.
Internos a los F, P F, P F, P F, si se adopta estándares
Consumos nacionales. P, si no se adopta tales
(alcohol, tabacos) estándares.
Impuestos verdes F, P, F, P o L, dependiendo de
(Carbón, BTU, L F, P, L F, P, L abarcabilidad territorial de la
Afluentes, Congestión) externalidad.
Uso de los P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
Combustibles municipal. Virtud de visibilidad
(accountability).
Juegos de azar, Lotería P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
municipal. Virtud de visibilidad
1087 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Determinación de:
Tipo de Impuesto Nivel Alícuota Recaudación Observaciones
y administrac.
(accountability).
Sisas o consumos P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
específicos varios municipal. Virtud de visibilidad
(accountability).
Automotores P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
municipal. Virtud de visibilidad
(accountability).
Inmobiliario Urbano P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
municipal. Virtud de visibilidad
(accountability).
Inmobiliario Rural P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
municipal.
Peajes, Tarifas, Cargos P, L P, L P, L Responsabilidad provincial o
a Usuarios municipal. Virtud de visibilidad
(accountability).
Capitación (Poll L L L Financiamiento de servicios
Taxes) municipales. Cargo sobre jefes de
familia. Virtud de visibilidad
(accountability).
Patentes (Business L L L Financiamiento de servicios
Taxes) municipales. Cargo sobre
empresas.
NOTA: F (Federal o Central); P (Provincial o Estadual); L (Local o Municipal)
Fuente: Elaboración propia a partir de Anwar Shah (1994); Bird, R. (1999); y McLure, C. & Martinez-Vazquez, J.
(2003) y desarrollos previos.
a) Los impuestos que gravan el comercio internacional (derechos aduaneros o retenciones) son
asignados sin dudas a los gobiernos centrales.
e) Los Impuestos sobre la Nómina Salarial (aportes al sistema de seguridad social) se asignan
en forma concurrente en caso de sistemas provinciales separados del sistema nacional. No
obstante, los programas de empleo y vivienda popular suelen sugerirse como centralizados en
diseño y financiamiento, con posible desconcentración en la implementación o ejecución. La
imposición sobre la nómina para otros destinos no es conveniente. Mejor se considera a tal fin el
empleo del Impuesto a los Ingresos de Personas Físicas.
1088 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
g) El Impuesto a las Ventas Minoristas se asigna a los gobiernos subnacionales, pero se admiten
dos opciones. Las de una asignación plena a los gobiernos provinciales o estaduales, que
permite mayor visibilidad (accountability), o la de una legislación y administración federal, con
libertad de fijación de alícuotas de los gobiernos provinciales. Esta segunda opción, que
permitiría una armonización de legislaciones sobre bases, se estima de menor costo de
cumplimiento por la simplificación que tal armonización provocaría, pero tiene el inconveniente
de involucrar al gobierno central en asuntos tributarios subnacionales, reduciendo la autonomía
y desdibujando el principio de imputabilidad (accountability).
h) Para el Impuesto Interno a los Consumos (alcohol, tabacos) se sugiere asimismo dos
variantes. Una primera de descentralizar la política tributaria en los gobiernos subnacionales, si
es que la regulación de alícuotas no depende de la fijación de estándares nacionales para el
consumo de estos bienes. Caso contrario, si el gobierno central es quien desea fijar los
estándares, debería centralizar la política tributaria y operar la administración de este impuesto.
La descentralización, sin embargo, puede acarrear problemas de guerras fiscales-comerciales
entre jurisdicciones.
i) Los impuestos ―verdes‖ diseñados para regular ―males‖ públicos, por la incidencia de las
actividades gravadas en la ecología o en aspectos ambientales, deberían asignarse en función de
la probable abarcabilidad territorial de la externalidad negativa. Normalmente, para el
tratamiento de actividades con externalidades negativas con derrames interjurisdiccionales,
independientemente del ámbito regional abarcativo, parece razonable una política centralizada.
Si la externalidad queda acotada en pocas jurisdicciones, un acuerdo interjurisdiccional ad hoc
de armonización entre gobiernos subnacionales puede ser la solución. La diferenciación de
alícuotas entre jurisdicciones cercanas, no obstante, puede causar distorsiones y conductas de
elusión y evasión impositivas importantes.
l) Finalmente, dos tributos de orden local son los de Capitación (poll taxes), en cabeza de los
jefes de familia, que reúne la virtud de visibilidad (accountability) para el electorado, y de
939
Como se explicara en el Capítulo 1, muchos expertos lo consideran un impuesto basado en el
principio del beneficio, en tanto su recaudación estaría destinada a financiar escuelas u hospitales locales
y regionales.
1089 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
940
Ver Bird, R. (1999). Como impuesto en origen, Bird ha sugerido techos y pisos en la fijación de las
alícuotas para evitar distorsiones y guerra tributaria entre jurisdicciones.
1090 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como se advierte en el cuadro, que ordena los países en orden creciente a una mayor
descentralización, en el extremo inferior (los de mayor descentralización) aparecen países
federales pero también países unitarios. No obstante, en tal extremo la mayoría son países
federales, que vale destacar son una minoría con relación a los países unitarios. Son los casos de
Austria (24,2%), Brasil (28,5%), Alemania (29,3%), India (32,8%), Estados Unidos (33,4%),
Suiza (39,5%) y Canadá (49,2%). Pero hay un grupo de países federales que muestran menor
grado de descentralización tributaria. Son los casos de México (15,4%), Australia (18,9%),
Bélgica (5%) y Colombia (19,6%), estos dos últimos países de muy reciente federalización.
También España, con un proceso de regionalización (aunque no de federalización), denota
menor grado de descentralización (12,3%). Llama la atención la situación de algunos países
unitarios, esencialmente los países nórdicos, como Suecia, Finlandia y Dinamarca, o inclusive
Noruega, con un esquema muy descentralizado con relación a los países de la misma categoría
constitucional.
Con respecto a las estructuras tributarias, parece conveniente destacar los tres tipos de
imposición que figuran en el cuadro elaborado por Levin (1991). En especial, a los fines de este
documento, el tipo de imposición asignada a los gobiernos provinciales o estaduales.
Un grupo importante de países federales figura en la lista de los que la tributación sobre los
ingresos cumple un rol importante a nivel provincial o estadual. Se trata de los casos de Austria
(22,6%), Alemania (40,5%), Estados Unidos (16,8%), Suiza (42,2%) y Canadá (36,5%). Sin
embargo, en algunos de estos países y también en otros países federales, los gobiernos locales
participan adicionalmente de la explotación de esta base tributaria. Son los casos de Bélgica
(10%), Austria (19,4%), Alemania (20,1%) y Suiza (35%). Si se agregan ambos niveles
1091 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Pero muy significativamente resaltan con este perfil países unitarios, incluso con mayor peso de
este tipo de tributación que en el caso de los países federales citados, y donde este tipo de
tributo opera a nivel local (municipalidades) por el hecho de no conformar gobiernos regionales
autónomos; ellos son, en orden creciente: Luxemburgo (12,4%), Polonia (20,4%), Hungría
(26,8%), Noruega (42,9%), Dinamarca (43,0%) y Suecia (66,8%).
En un peldaño intermedio figura España, con el reconocimiento de esta forma de imposición en
las autonomías regionales, que registra el 15,6% a nivel agregado subnacional. Y muy lejos se
encuentran países federales como Australia (4,9%) y México (1,8%).
Para el resto del universo de países contenidos en la muestra, que como se indicara son
unitarios, la imposición a los ingresos en cabeza de los gobiernos subnacionales está ausente o
resulta muy insignificante, como en Malawi (0,3%).
2) La imposición patrimonial
Para el resto de los países, de origen unitario, la tributación sobre bienes y servicios aparece
como un recurso decididamente centralizado. Por cierto que la existencia de la Unión Europea,
conformado no obstante en su mayoría por países unitarios, plantea el desafío de un esquema de
imposición sobre bienes y servicios, similar al que se plantea en un país federal. De allí que los
acuerdos de armonización resulten extremadamente importantes para los países miembros. Ello
ha generado todo un debate, particularmente sobre la operatoria del IVA, que tradicionalmente
no ha sido pensado para operar sin controles en frontera.
a) En la estructura vertical de los gobiernos, los países federales resultan los de mayor nivel de
descentralización tributaria, como era de esperar.
b) No obstante lo anterior, existen países unitarios con una muy acentuada descentralización,
como los países nórdicos.
e) le sigue en importancia la imposición sobre los ingresos que se impone como un recurso de
alta relevancia subnacional, tanto en países federales como unitarios —aunque en este caso, a
diferencia del anterior, de mayor gravitación en países federales.
f) En tercer nivel, muy distante de las dos categorías anteriores, se encuentran los impuestos
que gravan a los bienes y servicios, los que usualmente son centralizados. En este caso también
hay excepciones a la regla, y ellos son precisamente el correspondiente a países federales como
Estados Unidos, Brasil, Canadá, India, Colombia y Alemania.
g) En ningún país existe a nivel estadual o provincial impuestos del tipo Ingresos Brutos (turn
over tax). Precisamente, la divulgación del IVA a nivel federal en países unitarios y federales
del grupo OECD permitió su sustitución.
Dado que los datos de Levin se refieren a la situación imperante hacia fines de los 80, una
visión más cercana en el tiempo puede ser importante observar, a fin de ratificar o rectificar la
realidad descripta con la correspondiente a fines de los 90.
Separando los países federales de los unitarios y en base a datos de la OECD, se obtienen los
guarismos del Cuadro 4.
Cuadro 4
Países federales
Australia 22,3
Estadual 25,2 30,9 - 43,9
Local - 100,0 - -
Bélgica 28,3
Estadual 51,6 5,4 38,7 4,3
Local 82,4 - 1,5 16,1
Canadá 44,9
Estadual 55,9 6,4 19,4 18,3
Local - 86,0 0,1 13,9
1093 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Alemania 28,8
Estadual 47,4 5,2 40,6 6,8
Local 77,1 21,7 - 1,2
Suiza 35,2
Estadual 75,5 16,9 - 7,6
Local 84,4 15,0 - 0,6
Estados Unidos 31,6
Estadual 39,5 4,3 33,1 23,1
Local 6,0 73,3 11,1 9,6
Países unitarios
Dinamarca 31,2 93,4 6,5 - 0,1
Finlandia 22,3 95,8 4,0 0,1 0,1
Francia 10,5 15,5 31,4 - 53,1
Irlanda 2,1 - 100,0 - -
Italia 5,8 18,1 34,4 - 47,5
Japón 24,9 52,6 30,4 2,2 14,8
Holanda 3,0 - 62,2 - 37,8
Noruega 18,3 89,9 9,4 - 0,7
Portugal 5,7 22,7 38,8 19,0 19,5
España 16,1 26,4 34,9 10,9 27,8
Suecia 30,5 99.7 - - 0,3
Reino Unido 3,9 - 99,1 - 0,9
(1) Incluye impuestos sobre bienes y servicios específicos (sisas), impuestos de uso y algunos impuestos residuales,
particularmente sobre los negocios.
Nota: no se incluyen pagos a la Unión Europea.
Fuente: OECD Revenue Statistics, 1998.
Los datos del Cuadro 4, que corresponden a fines de los 90, permiten corroborar las
conclusiones generales observadas a fines de los 80, no obstante algunos países no coincidir con
los de la muestra anterior.
Así, cabe observar, que dentro del grupo de los países federales, el proceso de descentralización
tuvo avances importantes en Bélgica (28,3% vs. 5%), en tanto el resto mantiene patrones
similares a los de la década anterior. En el grupo de los unitarios ahora aparece el dato de Japón
con alto porcentaje (24,9%). En este caso y en los países nórdicos, como Dinamarca (31,2%),
Finlandia (22,3%), Noruega (18,3%) y Suecia (30,5%), se mantiene esta característica de
descentralización, menos común en los países unitarios.
e) El uso de la imposición sobre los ingresos a nivel de los gobiernos subnacionales de países
tanto unitarios como federales permite corroborar la hipótesis de no confirmación del postulado
normativo tradicional sobre la inconveniencia de descentralizar este tipo de impuesto.
Tal análisis permitirá ponderar, de alguna manera, los datos cuantitativos antes mostrados y
analizados. Por razones obvias, la atención debe concentrarse, en general, en los casos de países
federales, pero asimismo en los unitarios que registran alta descentralización, de acuerdo a lo
que indican los guarismos ya comentados.
941
Notas extraídas de Piffano (2005).
1095 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una síntesis de las conclusiones a las que es posible arribar luego del análisis de los sistemas
descriptos en los Apéndices 2 y 3, y de otros antecedentes consultados942, indica que es posible
intentar una cierta calificación del grado de autonomía subnacional, tanto en los sistemas
formalmente federales como en los unitarios.
En el Cuadro 5 se presenta dicha síntesis. Se identifican tres grados de autonomía
subnacionales.
Cuadro 5
El cuadro permite observar que las diferencias de autonomías subnacionales entre países
difieren no solamente en grado respecto al total de recursos sino por tipo de imposición.
a) Los países federales, como era de esperar, reconocen mayor grado de autonomía a los
gobiernos subnacionales que los unitarios. La excepción a la regla son los casos de Australia y
México. En un nivel intermedio puede ubicarse al Brasil.
942
La tarea de campo realizada a través de Internet, en particular la consulta de las páginas de la OECD,
del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, ha sido de indudable utilidad a este fin.
1096 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
b) Dentro del grupo de países unitarios, los países nórdicos registran una importante
descentralización, reconociendo un alto grado de autonomía a sus gobiernos subnacionales,
salvo el caso de Noruega.
d) La anterior observación cabe asimismo hacerla extensiva al caso de los países unitarios en
los que los gobiernos subnacionales gozan de mayor autonomía o mayor grado de
descentralización.
Cuadro 6
APÉNDICE 2
Con respecto a la descentralización fiscal, cabe hacer notar que en la casi totalidad de los países,
ella no resulta pareja tratándose de funciones o gastos y de tributos o recaudación tributaria943.
Sin embargo, existe una forma de definir el grado de descentralización fiscal contemplando
ambos componentes de la política fiscal, es decir, los gastos y los impuestos. Así, hemos de
medir el grado de descentralización fiscal mediante la definición y cálculo de un Índice de
Descentralización Fiscal, que combina cuantitativamente ambos aspectos de la política
fiscal944.
El Cuadro 2, por su parte, muestra un segundo índice de descentralización fiscal. En este caso
definido como promedio simple de las participaciones subnacionales en los recursos y en el
gasto consolidados. La Argentina mejora su posición al puesto 10, al descender a su vez Brasil.
La situación relativa respecto a los otros países federales se mantiene.
Ahora bien, como han destacado varios autores (por ejemplo, McLure, C., 1998) la fortaleza de
una federación debe ser medida fundamentalmente por la mayor potestad o independencia
tributaria ejercida por los gobiernos subnacionales. En términos cuantitativos, es posible medir
tal tipo de independencia a través del índice de correspondencia fiscal945, expresado por el
943
Para una descripción y sistematización de experiencias internacionales en materia de asignación de
gastos y de recursos por niveles de gobierno, se sugieren Shah (1994); Bird, R. (1999) y McLure, C. &
Martínez-Vázquez, J. (2003).
944
Para un examen de las metodologías sobre indicadores para medir el grado de descentralización, ver
World Bank (2003).
945
Se trata del índice de correspondencia fiscal ―media‖.
1098 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cociente entre los recursos propios de los gobiernos subnacionales y el gasto subnacional, es
decir, la proporción en que el gasto subnacional es autofinanciado con recursos propios.
Si Argentina es medida computando como propios los recursos recibidos por el régimen de
coparticipación federal de impuestos sumados a los propios, se ubica en el último puesto de los
países federales. Si, en cambio, se la mide excluyendo los recursos de coparticipación —lo que
es correcto pues la legislación y administración de los impuestos coparticipados corresponden al
gobierno nacional—, su ubicación desciende y la asemeja a países unitarios extremadamente
centralizados.
Obsérvese ahora cómo es la estructura tributaria en una muestra ampliada de 44 países como la
mostrada en el Cuadro 6.
Los países han sido ordenados en base decreciente con relación al impuesto a la renta y a los
beneficios, es decir, el Impuesto a las Ganancias en Argentina y sus equivalentes en los otros
países. Argentina ocupa el último lugar en la muestra.
1099 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para 1998, no obstante, la situación de Argentina había cambiado hacia una estructura
levemente mejorada de la imposición directa.
Si se trata de diferenciar a los países de acuerdo con su nivel de presión tributaria global
(Cuadro 7), es posible advertir la diferencia entre los países de la OECD, de mayor grado de
desarrollo relativo, y los países de América Latina, de menor desarrollo relativo.
Sin embargo, Argentina registra una presión tributaria baja con respecto a países de orden
económico similar. Por ejemplo, su nivel de presión tributaria es bastante inferior a la de Brasil
—que datos más actualizados que el mostrado en el cuadro, la elevan al 30,0% (Varsano, R.,
1999)—, y menor inclusive a la de Uruguay.
La comparación con países como Chile es importante; siendo éste un país unitario y de ingreso
per cápita menor, se debe esperar encontrar una presión tributaria menor a la de un país federal
y de mayor ingreso per cápita como la Argentina, circunstancia que no se verifica en los datos
comentados947.
De lo expuesto se deriva:
En el Cuadro 9, por su parte, se hace similar comparación ahora con relación a los países de
América Latina y el Caribe, para una muestra de 17 países. Argentina ocupa el último lugar. La
explicación básica de esta situación relativa de Argentina, debe buscarse en la muy baja
participación de la imposición a la renta y a los beneficios de empresas, como se mostrara en el
Cuadro 6.
Para confirmar esto se ha elaborado el Cuadro 10, que presenta la situación internacional de la
imposición a la renta total (comprensiva de la renta de sociedades y de personas físicas), para la
muestra ampliada de 44 países.
a) que la recaudación derivada de este impuesto en términos del PBI, ubica a la Argentina en el
puesto 38;
946
Empleando el concepto de elasticidad-ingreso del gasto público, el pronóstico implica una elasticidad
mayor a la unidad.
947
Debe aclararse, no obstante, que datos publicados en el Informe Financiero del Tesoro Público de
Chile para 1993, denuncian un nivel de presión tributaria —menor a la estimada por Shome, P. (1992)
para 1990—, del 18,7%, es decir, levemente inferior a la de Argentina en 1998.
948
La baja presión tributaria ―promedio‖ deja margen para imaginar una alta tasa de evasión en amplios
sectores de contribuyentes y altas tasas de presión tributaria en sectores de fácil fiscalización. Esta
afirmación está referida a la historia de la tributación en el país previo a la crisis de 2001 ya que luego del
default el país debió elevar en un 50% la misma, al verse obligado a ―vivir con lo nuestro‖.
1100 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
b) que sólo existen otros 8 casos donde se registran presiones tributarias menores; ellos son, en
todos los casos, países latinoamericanos de ingreso per cápita inferior al argentino.
c) que la composición del producido del impuesto a la renta en Argentina denota una
preponderante participación del impuesto a las utilidades de las empresas;
d) en tanto que el producido por el impuesto a las personas físicas es extremadamente bajo.
Por su parte, en el Cuadro 12 se observa que su posición relativa en cuanto al impuesto sobre
las personas físicas, la ubica en el puesto número 38.
Los datos comentados permiten concluir que la experiencia internacional parece contradecir
muchos de los postulados normativos del federalismo fiscal, en especial esperar que la
centralización tributaria mejore la progresividad del sistema tributario949.
Esta paradójica situación ya había sido señalada por T. J. Goodspeed (1990), quien ha puesto de
manifiesto la dispar situación que es posible hallar en la realidad de los sistemas fiscales que
operan en los distintos países, con relación a la importancia relativa de la imposición directa —
en especial la referida al impuesto a los ingresos o a la renta— y la asignación de potestades
tributarias sobre tal tipo de imposición entre niveles de gobierno. Goodspeed muestra la
proporción de los impuestos a la renta personal respecto de la recaudación total, para cada nivel
de gobierno, observada en varios países (Cuadros 13 y 14).
En cuanto al grado de descentralización, se nota que precisamente en los países donde más
gravita el impuesto a los ingresos de las personas como fuente de recurso tributario, es donde
este tipo de impuesto ha sido asignado en importante proporción a los gobiernos de nivel
estadual o municipal. En los Estados Unidos no existen impuestos de este tipo en la mayoría de
las comunas pero sí en los estados. En Suiza solamente un cuarto de los recursos del nivel
nacional proviene de este tipo de impuesto, el que aparece en cambio gravitando
significativamente en los niveles locales de gobierno. Dinamarca registra sólo un tercio de los
949
La mayor progresividad de la imposición directa sobre la indirecta ha sido confirmada empíricamente
para la Argentina en el trabajo ya citado de Gasparini, L. (1998).
1101 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
recursos tributarios de este tipo de impuesto en el orden nacional y, en cambio, un 90% de los
recursos tributarios locales. En Bélgica, en el nivel nacional, la mitad de los recursos provienen
de este tipo de impuestos y dos tercios en el nivel local.
Por el contrario, Grecia y Francia, junto a países como Reino Unido, Australia, Irlanda, Holanda
y Nueva Zelanda muestran una centralización absoluta, con menor progresividad que en los
casos antes comentados.
Los países nórdicos en general son los más destacables en cuanto a mayor descentralización, a
pesar de tratarse de regímenes políticamente unitarios como se indicara, con Suecia a la cabeza
obteniendo el 59% de sus recursos totales (incluyendo transferencias federales) del impuesto al
ingreso personal. En cambio, los países de habla inglesa no registran impuestos locales de este
tipo.
3. Conclusiones generales
El índice de correspondencia fiscal media es también bajo en Argentina, denotando una fuerte
dependencia financiera de los gobiernos subnacionales de las transferencias del nivel federal
(por los mecanismos de coparticipación de impuestos nacionales y otro tipo de transferencias
federales), que naturalmente restringe la autonomía de los gobiernos subnacionales, reduciendo
950
Se recuerda lo tratado en Capítulo 12.
1102 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
al mismo tiempo las posibilidades de los electores locales para un control eficaz del accionar de
sus representantes en el gobierno (accountability).
Sobre este particular, y en base a la vasta experiencia internacional de Richard Bird, que por
cierto tiene en cuenta la realidad internacional antes analizada, M. E. Freire (1996) ha citado las
recomendaciones de dicho autor en las que resalta la importancia de la imposición a los ingresos
en cabeza de los gobiernos locales, al sugerir:
a) los países donde los gobiernos locales son importantes en términos de gastos o ingresos,
tienden a basarse menos en impuestos sobre la propiedad y más en impuestos sobre el ingreso.
Además, a pesar de los argumentos en favor del cobro de tasas y aranceles como forma
esencial de financiamiento de los gobiernos locales, la experiencia internacional indica que su
empleo sigue siendo algo potencial más que algo real;
b) los impuestos locales se imponen con una tasa plana, establecida localmente, sobre la misma
base imponible que el impuesto nacional sobre el ingreso y es recaudado por el gobierno
central;
c) los gobiernos locales deberían tener límites en su potestad para imponer a las empresas (ya
sea en forma de impuestos sobre la propiedad no residencial, como sobre los ingresos de las
empresas o sobre las ventas brutas). Esto para evitar la exportación de impuestos a otras
jurisdicciones y los arbitrajes interjurisdiccionales no deseados;
d) si un país quiere que su gobierno local gaste mucho pero dependa poco de las transferencias
debe dotarlo de acceso al impuesto sobre el ingreso personal, probablemente bajo la forma de
sobretasas establecidas sobre el impuesto nacional a los ingresos (o, si se desea un grado
diferente de progresividad, bajo la forma de tasas locales sobre la base imponible nacional).
Asimismo, C. McLure (1999), al analizar los problemas de administración tributaria que plantea
la imposición de tipo indirecta (impuestos a las ventas minoristas, o el IVA), como el sales tax
operando en los gobiernos subnacionales de los Estados Unidos de América, agravados por la
creciente importancia de las transacciones electrónicas y a distancia, que hace muy difícil o
imposible la ubicación territorial del destino de los bienes o servicios transados, destaca la
necesidad creciente de los gobiernos subnacionales para basarse en la tributación sobre los
ingresos de las personas, como fuente esencial de su financiamiento.
Lo que en definitiva surge de la realidad internacional, es que el patrón sugerido por la teoría
normativa en cuanto a las ventajas de la centralización de la imposición a los ingresos, no suele
verificarse en forma concluyente, requiriendo la búsqueda de un nuevo ―rationale‖ en la
asignación de funciones y poder de imposición consecuente, a los niveles de gobierno central y
locales.
En Argentina, la baja participación de los impuestos a los ingresos (Impuesto a las Ganancias),
de alrededor del 3% del PBI (dentro del cual, a su vez, el 77% corresponde a ganancias de
sociedades de capital y solamente el 23% a personas físicas), y la alta participación de los
impuestos de tipo indirecto y real (como IVA, Internos y Combustibles, más los actualmente
vigentes Impuesto a las Transferencias Financieras y las Retenciones a las Exportaciones), es
demostrativa de la ausencia de todo justificativo redistributivo en la centralización de estos
impuestos.
1103 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(2) Los esfuerzos de ―simplificación‖ de los sistemas tributarios que los gobiernos
centrales se ven compelidos a diseñar, por el peso de los ―lobbies‖ sectoriales, conducen a
prestar atención a impuestos de alto rendimiento y fácil fiscalización. Normalmente estos
impuestos son de tipo indirecto, como el IVA, Internos, Combustibles y los Derechos
Aduaneros (que coinciden con demandas de protección efectiva del sector industrial).
(3) Las administraciones gubernamentales suelen intentar que los impuestos que financian
su gasto queden en lo posible ocultos. Los impuestos de tipo indirecto y real son, por este
motivo, de su preferencia. En cambio, los impuestos directos y personales que deben pagar sus
potenciales electores son visibles, pues apelan ―directamente‖ al bolsillo del ciudadano. Esta
actitud de los ―policy-makers‖ alienta el fenómeno de ―ilusión fiscal‖, que contamina al votante
mediano.
Cuadro 1
Cuadro 2
* Países federales.
Fuente: Elaboración propia en base a Levin, J. (1990), empleando datos de los años 1986
a 1989 y Piffano, H., 1998.
1106 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
Índice de Número
correspond. de
País (año) fiscal orden
[1] [2]
KENYA (1994) 1,23 1
PARAGUAY (1993) 0,93 2
CHILE (1996) 0,92 3
ZIMBABWE (1991) 0,88 4
NVA. ZELANDA (1997) 0,87 5
SUECIA (1997) 0,84 6
FINLANDIA (1996) 0,82 7
EE.UU. (1996) 0,75 8
TAILANDIA (1996) 0,75 9
AUSTRIA (1996) 0,74 10
SUIZA (1995) 0,73 11
ALEMANIA (1997) 0,71 12
MÉXICO (1996) 0,70 13
FRANCIA (1997) 0,67 14
POLONIA (1997) 0,66 15
CANADÁ (1991) 0,66 16
AUSTRALIA (1997) 0,66 17
LUXEMBURGO (1996) 0,66 18
RUMANIA (1996) 0,65 19
NORUEGA (1996) 0,62 20
BRASIL (1994) 0,59 21
DINAMARCA (1995) 0,58 22
HUNGRÍA (1997) 0,56 23
INDIA (1995) 0,52 24
BÉLGICA (1995) 0,49 25
COLOMBIA (1986) 0,45 26
ARGENTINA (1996) 0,39 27
HOLANDA (1997) 0,36 28
ESPAÑA (1995) 0,36 29
REINO UNIDO (1995) 0,26 30
[1]: Cociente entre los recursos propios de los gobiernos
subnacionales y el gasto subnacional.
Fuente: Elaboración propia en base a IMF (1998).
1107 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 4
Participación Número
de los recursos de
País (año) subnacionales orden
[1] [2]
* CANADÁ (1986) 67,40 1
* SUIZA (1980) 61,10 2
* EE.UU. (1986) 54,60 3
DINAMARCA (s/d)) 52,20 4
FINLANDIA (1986) 46,70 5
* AUSTRALIA (s/d) 46,40 6
* ALEMANIA (s/d) 42,60 7
* ARGENTINA (1) 40,70 8
(1996)
SUECIA (s/d) 37,10 9
* AUSTRIA (1986) 36,50 10
HOLANDA (s/d) 32,60 11
NORUEGA (1986) 31,00 12
REINO UNIDO (1986) 27,90 13
LUXEMBURGO (1985) 18,80 14
ESPAÑA (1986) ** 18,80 15
* ARGENTINA (2) 18,40 16
(1996)
FRANCIA (s/d) 17,70 17
BÉLGICA (1986) 14,60 18
NVA. ZELANDA (1980) 13,90 19
Cuadro 5
Países unitarios
1 Dinamarca 30,6 0,45
2 Suecia 23,9 0,54
3 Italia 23,5 0,28
4 Finlandia 17,3 s/d
5 Holanda 15,2 0,07
6 España 14,3 0,32
7 Irlanda 11,7 0,26
8 Unión Europea 11,0 s/d
9 Francia 9,8 0,52
10 Reino Unido 9,5 0,13
11 Portugal 5,7 0,32
12 Luxemburgo 5,7 0,32
13 Chile 2.8 s/d
14 Bolivia 2.2 s/d
15 Grecia 2,2 0,30
Fuente: Dexia (2002) para la UE y Banco Mundial (2000) para Argentina, Chile y
Bolivia.
1109 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 6
Cuadro 7
Cuadro 8
COMPARACIÓN INTERNACIONAL
DE ESTRUCTURAS TRIBUTARIAS:
LA IMPOSICIÓN DIRECTA EN LA OECD Y EN
ARGENTINA (*)
Cuadro 9
COMPARACIÓN INTERNACIONAL DE
ESTRUCTURAS TRIBUTARIAS: LA IMPOSICIÓN
DIRECTA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (*)
Cuadro 10
1113 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 11
IMPOSICIÓN RENTA SOCIEDADES (% S/PBI)
Cuadro 12
IMPUESTO A LA RENTA PERSONAS FÍSICAS (% S/PBI)
Cuadro 13
Cuadro 14
APÉNDICE 3
SUIZA
Es el país que se puede citar como de fuerte o robusto federalismo. Es un estado federal de tres
niveles: la Confederación, los 26 Cantones y las 3000 Comunas. Existe además un nivel
inferior: los Distritos.
Federales
Imposición directa:
Impuesto al Ingreso (Income Tax)
Impuesto sobre los Beneficios (Corporate Tax)
Impuesto a los Beneficios Retenidos (Withholding Tax)
Impuesto sobre la Excepción al Servicio Militar (Tax on Exemption from Military
Service)
Imposición indirecta:
Impuesto al Valor Agregado (Value-Added Tax)
Impuesto de Sellos (Stamp Duty)
Impuesto Específico (de sisas) al Tabaco (Excise on Tobacco)
Impuesto Específico (de sisas) a la Cerveza (Excise on Beer)
Impuesto Específico (de sisas) sobre el Aceite Mineral (Excise on Mineral Oil)
Derechos Aduaneros (Customs Duty)
Impuesto al Automotor (Car Tax)
Impuesto de Caminos (Road Tax)
Cantones
Imposición directa:
Impuesto Personal al Ingreso (Personal Income Tax)
Impuesto a los Beneficios y al Capital (Taxes on Profits and Capital)
Impuesto a la Herencia y Donaciones (Taxes on Inheritance and Gifts)
Impuesto a las Ganancias por Transferencias de la Propiedad (Taxes on Gains from the
Transfer of Property)
Impuesto a los Premios de Lotería (Tax on Lottery Winnings)
Imposición indirecta:
Impuesto a los Vehículos Automotores (Tax on Motor Vehicles)
Impuesto a los Perros (Tax on Dogs)
Impuesto a los Entretenimientos (Entertainment Tax)
Derecho Cantonal de Sellos (Cantonal Stamp Duties)
Impuesto sobre Carteleras (Tax on bill-boards)
1119 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Comunas
Imposición directa:
Impuesto Personal al Ingreso (Personal Income Tax)
Impuesto a los Beneficios y al Capital (Taxes on Profits and Capital)
Impuesto a la Herencia y Donaciones (Taxes on Inheritance and Gifts)
Impuesto a las Ganancias por Transferencias de la Propiedad (Taxes on Gains from the
Transfer of Property)
Impuesto a los Premios de Lotería (Tax on Lottery Winnings)
Impuesto a la Actividad Comercial (Tax on Business Activity)
Imposición indirecta:
Impuesto a los Perros (Tax on Dogs)
Impuesto a los Entretenimientos (Entertainment Tax)
Impuesto a Transferencias (Transfer Taxes)
Impuesto Inmobiliario (Real Estate Tax)
Otros
CANADÁ
Canadá posee un sistema federal con tres niveles de gobierno: federal, provincias y gobiernos
locales. Actualmente, está dividido en 10 provincias, 2 territorios y alrededor de 5000 gobiernos
locales. La autoridad del gobierno federal y de los gobiernos provinciales en Canadá, tiene una
base constitucional independiente. Existe poca o ninguna restricción sobre el gasto, las
potestades fiscales o la capacidad de endeudamiento. Los gobiernos federal y provinciales
tienen amplias áreas de poderes legislativos separados y un vigoroso poder ejecutivo, tanto en el
ámbito federal como provincial.
Las bases tributarias tradicionales son compartidas por el gobierno federal y los gobiernos
provinciales. No obstante, las bases tributarias exclusivas de las provincias han ido en aumento.
En cambio, las bases tributarias exclusivas del gobierno federal son pequeñas e inestables.
1120 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
A continuación se detalla la lista de los tributos de cada nivel de gobierno y las características
de la asignación de las potestades tributarias.
Existen distintos sistemas de imposición a las ventas en las provincias canadienses. La provincia
de Quebec emplea un IVA subnacional y administra este impuesto junto con el IVA federal.
Luego, otras tres provincias pequeñas tienen un sistema de IVA ―armonizado‖ con el IVA
federal. Se trata de un sistema de alícuota uniforme adherida a la alícuota federal. El gobierno
central administra ambos impuestos y la distribución del rendimiento perteneciente a las
provincias se efectúa sobre la base de estimaciones del consumo en las provincias. Otras
provincias emplean el Impuesto a las Ventas Minoristas. La provincia de Alberta no posee
ningún impuesto a las ventas, como se explica luego.
ALEMANIA
Es un estado federal con tres niveles de gobierno. El nivel intermedio (los Länder) no tiene
poder para establecer o modificar bases ni alícuotas, pero poseen una fuerte posición en el
proceso de dictado de las leyes tributarias a través de la segunda cámara en el Parlamento (el
Bundesrat), cuerpo electivo que representa a los Länder. La política tributaria es consensuada
con el Bundestag (Gobierno Federal). Por tal razón, los impuestos de este nivel de gobierno
suelen ser categorizados como coparticipados con acuerdos con el nivel federal.
951
Ver detalles en Piffano (2005), la Nota 4.
1121 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
d) 5% del rendimiento del impuesto local a los negocios (Tax on Business Profits and Tax
on Business Capital, éste último abolido en 1998).
El Business Tax (Impuesto a los Negocios) consiste en un Impuesto a los Beneficios (Tax on
Business Profits) y un Impuesto al Capital (Tax on Business Capital) que fue abolido en 1998.
Los gobiernos locales fijan la alícuota a través de un múltiplo del Impuesto Inmobiliario que es
fijado estatutariamente (de forma que la autonomía queda de esta manera acotada). El
rendimiento de este impuesto debe ser coparticipado con el Gobierno Federal y los Länder sobre
la base del cómputo de un nivel estandarizado del impuesto, de manera que el efecto de la
dispersión de los múltiplos entre gobiernos locales es modificado por este esquema de reparto.
Los gobiernos locales a su vez coparticipan de los impuestos federales y de los Länder sobre
una base legislada solo modificable por el Bundesrat del respectivo Länder (antes se decidía
anualmente a través de las leyes de presupuesto), con:
a) 15% del rendimiento del Impuesto Retenido a los Salarios y del Impuesto Personal a los
Ingresos recaudado sobre bases presuntivas.
b) 12% del rendimiento del Impuesto Retenido sobre Intereses
En Alemania los Länder poseen un sistema de transferencias de nivelación por medio del cual
los estados ricos transfieren recursos a los estados pobres952. Se trata de un sistema de
transferencias horizontales sin participación del gobierno federal.
952
Ver detalles en Piffano (2005), Nota 4.
1122 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1123 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
BÉLGICA
Es un estado federal con tres niveles: el gobierno central o la autoridad federal, un segundo
nivel con las ―entidades federadas‖, constituidas por tres Comunidades (Flemish-speaking,
French-speaking y German-speaking) y tres Regiones (Flemish, Walloon y Brussels-Capital), y
un tercer nivel compuesto por Provincias y Comunas, esto es las ―autoridades locales‖.
Las comunidades tienen a su cargo la educación y los temas culturales y de apoyo a la prensa y
la juventud.
a) En el caso de las comunidades, se les coparticipa parte del rendimiento del Impuesto
Personal al Ingreso y del IVA.
b) En el caso de las regiones, a través del Impuesto Personal al Ingreso. Las regiones reciben
parte del recaudado en función de la localización de la base tributaria. Adicionalmente, pueden
establecer alícuotas adicionales o reducciones tributarias sin modificar la estructura progresiva
del impuesto federal.
También a las regiones se les ha transferido potestad tributaria (fijan base y alícuota) para
explotar autónomamente otras fuentes: Impuesto Inmobiliario (Property Tax), Impuesto a la
Herencia (Inheritance Tax), Impuesto Retenido sobre el Ingreso por Securities (Withholding
Tax on Income from Securities), Impuesto a las Transacciones (Transactions Tax), Impuesto a
las Bebidas (Tax on Beverages), Impuesto al Juego (Tax on Games) y Otros (Tax on Pinball
Machines, other consumption taxes).
BRASIL
Brasil posee una estructura federal de gobierno con 26 estados y 4491 municipios. El
federalismo tomó nuevo impulso con el retorno de la democracia en 1982 y la elección del
presidente en el año 1984. La Constitución del año 1988 establece la autonomía de los estados y
les garantiza ―todos los poderes no prohibidos por la Constitución‖.
Entre las funciones asignadas al gobierno federal se encuentra defensa nacional, seguridad
social, emisión de la moneda, control de la deuda pública, comercio exterior y el
establecimiento de normas generales que regulan el empleo público. La Constitución también
establece responsabilidades concurrentes entre el gobierno federal y los gobiernos estaduales a
saber, legislación impositiva, seguridad social, educación, especificando que las leyes federales
van a normar sobre los aspectos generales y son de orden superior en caso de conflicto.
1124 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para los gobiernos municipales la Constitución establece el poder de legislar sobre asuntos y
proveer servicios de interés local. No es clara la distinción entre los asuntos de los gobiernos
locales y estaduales.
Potestades tributarias
Los municipios pueden también aplicar impuestos a la propiedad, a los vehículos, a los servicios
municipales y un impuesto a las transacciones. La recaudación y el establecimiento de la
alícuota es competencia del municipio aunque dentro de ciertos límites fijados por el gobierno
central. El impuesto a la propiedad es recaudado por el gobierno municipal.
El sistema de transferencia de Brasil incluye transferencias del gobierno central a los gobiernos
estaduales y a los municipales y a la vez de los estaduales a los municipales. Los impuestos que
se coparticipan son los dos principales: impuesto a los ingresos y a los productos industriales
(IPI). La Constitución de 1998 establece que el 21% de estos ingresos se distribuye a los
estados. De esta cantidad el 85% se distribuye a los estados del norte, noreste y del centro oeste.
El 15% restante a los estados del sur y sudeste, siendo estos últimos los más ricos; claramente se
produce una redistribución de ingresos. El criterio de distribución de ingresos establece que el
95% se distribuye de acuerdo a la población y al ingreso per cápita; el 5% de acuerdo a la
superficie geográfica. La transferencia del gobierno central a los gobiernos municipales,
consiste en el 22,5% de los dos impuestos mencionados. El 10% de esta cantidad se transfiere a
la ciudad capital de un estado de acuerdo a la cantidad de habitantes y al ingreso per cápita; el
90% restante se distribuye entre el resto de los municipios de acuerdo a su población y al
ingreso per cápita del estado.
Brasil
Este esquema produjo una fuerte redistribución de recursos entre regiones. Los estados pobres
reciben el doble de fondos con respecto a los estados ricos, que es en donde se produce la mayor
recaudación.
AUSTRALIA
Australia posee un sistema federal con tres niveles de gobierno: gobierno federal, estados y
gobiernos locales. Sin embargo, una característica distintiva del federalismo fiscal en Australia
es el fuerte desbalance entre las asignaciones de recursos y gastos por niveles de gobierno. Esto
se traduce en la necesidad de transferencias intergubernamentales de enorme significación953.
En efecto, Australia tiene un sistema tributario y fiscal muy centralizado. Los estados proveen
los servicios de educación, salud y servicios sociales, transporte, vías férreas, electricidad y
agua. Pero el gobierno federal impone un fuerte control en la provisión de dichos servicios a
través de transferencias condicionadas. Los gobiernos estatales son responsables del 50% del
gasto público consolidado y de menos del 20% de la generación de recursos.
La mayor fuente de recursos del gobierno central proviene del Impuesto sobre los Ingresos de
Personas (55%) y sobre Sociedades (20%). La imposición indirecta (impuesto a las ventas, de
sisas y aduaneros) sólo representa el 25% del total de recursos tributarios. Los impuestos
subnacionales son pocos significativos, como se indicara, y usualmente asignables a gobiernos
locales (tributos sobre ciertas actividades, cargos a usuarios y multas).
MÉXICO
Existen en México tres niveles de gobierno, pero solamente los correspondientes al gobierno
federal y los estados tienen poderes legislativos.
La Constitución no establece asignación de fuentes tributarias a cada nivel, existiendo por tanto
poderes concurrentes desde el punto de vista formal. En la práctica, el gobierno federal
concentra la legislación tributaria relevante (Impuesto al Ingreso Personal, Impuesto a las
Ganancias de las Corporaciones y el IVA). El rendimiento es distribuido en base a un sistema de
cooperación (coparticipación) que la OECD encuentra dificultoso describir impuesto por
impuesto, debido a lo complejo del mismo.
953
Ver detalles en Piffano (2005), Nota 4.
1126 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las municipalidades —tercer nivel— se regulan mediante una Ley de Tesoro Municipal por la
que cada estado establece potestades de aplicar ciertos gravámenes municipales, en algunos
casos fijando inclusive bases y alícuotas.
AUSTRIA
El sistema federal reconoce tres niveles. Todos coparticipan en su mayor proporción los
recursos tributarios que financian su gasto. Los Länder (estados) financian de esta manera su
gasto en un 98% y los gobiernos locales en el 81%.
El sistema de reparto se establece mediante legislación federal, pero surge luego de un consenso
arribado con los gobiernos subnacionales (los Länder).
Los Länder legislan atribuciones de los gobiernos locales en materia tributaria, pero el sistema
de financiamiento se rige esencialmente por la coparticipación de los rendimientos tributarios.
ESPAÑA
Siete (7) provincias decidieron mantener su autonomía en términos de una simple provincia-
región, y cuarenta y tres (43) provincias formaron agrupamientos parciales siguiendo
antecedentes histórico-políticos. Como resultado de este proceso, hoy existen diecisiete (17)
regiones autónomas y dos (2) ciudades autónomas (Ceuta y Melilla).
De esta manera, hay dos sistemas de relaciones fiscales entre el gobierno central y los gobiernos
subcentrales. Uno referido a las regiones autónomas y otro referidos a los gobiernos locales.
Existen dos regímenes: el Sistema Común y el Sistema Foral (que contiene un status especial
privilegiado de las autonomías del País Vasco y Navarra).
Sistema común
Fue establecido entre 1997 y 2001, con un tratamiento diferencial para los casos de Andalucía,
Castilla-La Mancha y Extremadura. También para Canaria y las ciudades de Ceuta y Melilla.
1) Impuestos cedidos:
Impuesto a la Riqueza
1127 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La legislación es no obstante fijada por el gobierno central, con cierto poder delegado a las
autonomías, por ejemplo, la de fijar la alícuota en el Impuesto a las Transferencias que
usualmente se refiere a las transferencias de propiedades inmobiliarias.
2) Participación en el rendimiento del Impuesto Personal a los Ingresos (IRPF) del gobierno
central. La participación es de dos maneras:
Estas participaciones pueden sufrir cambios dependiendo por ejemplo de las responsabilidades
de gasto derivadas a las Autonomías, a las transferencias de nuevos impuestos o a la evolución
de las circunstancias económicas y sociales.
Sistema foral
El País Vasco y Navarra están regidos por un convenio con el gobierno central llamado
―Concierto Económico y Convenio Económico‖.
Estas regiones participan con el gobierno central de todos los impuestos excepto derechos
aduaneros, algunos impuestos específicos, el IVA y el rendimiento del Impuesto Personal a los
Ingresos obtenido de no residentes.
Inversamente, estas regiones deben contribuir al gobierno central por medio del llamado ―Cupo‖
(o cuota) en el caso del País Vasco y la ―Contribución Económica‖ o la ―Aportación
Económica‖ en el de Navarra.
Gobiernos locales
Las reglas para los gobiernos locales (provincias y municipalidades) aplican a todas las regiones
salvo el País Vasco y Navarra. No obstante, estos sistemas forales siguen el mismo patrón
financiero.
1. Impuestos Derechos Propios (no se aclara específicamente) aplicados de acuerdo con la ley.
Pueden delegar su gestión, inspección y recaudación a las autonomías o a otras entidades
locales.
2. Participación de Impuestos del Gobierno Central.
Existen otras entidades locales (por ejemplo, supra-municipales) con capacidad de establecer
derechos sobre ciertos servicios o trabajos a cargo de estas entidades que afectan a uno o más
consejos. En este caso, el contribuyente es el Consejo de la Ciudad.
SUECIA
La legislación sobre bases es establecida por el gobierno central, dejando que los gobiernos
subcentrales fijen las alícuotas. En el caso de las municipalidades, estas varían entre el 15,4% y
el 22,8% (promedio 20,55%). En el de los condados entre el 9,13% y el 10,71% (promedio
9,74%). La tasa combinada de ambos niveles subcentrales varía entre el 26,4% y el 33,15%
(promedio 30,29%).
Si bien el gobierno central puede influir en los rendimientos modificando la legislación, por
ejemplo, sobre la base imponible, las variaciones producidas en el recaudado de cada gobierno
subcentral debe ser compensado a través de la política de subsidios centrales.
DINAMARCA
País unitario que reconoce no obstante tres niveles de gobierno: el gobierno central, los
condados y las municipalidades. Dado que los gobiernos subcentrales son responsables de
administrar dos tercios del gasto total, poseen amplio poder para influir en las decisiones de
política fiscal. Las mismas se concretan mediante acuerdos anuales con el gobierno central.
Existen asimismo acuerdos especiales con las ciudades de Copenhague y Frederiksberg. Los
acuerdos son voluntarios, es decir, los gobiernos subcentrales no están obligados a seguir las
recomendaciones que se estipulan en los acuerdos entre el gobierno central y la Asociación
Nacional de Autoridades Locales, pero en los hechos las decisiones locales son enmarcadas en
los lineamientos macroeconómicos acordados.
1129 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Igual que en el caso de Suecia, el principal recurso de los gobiernos subcentrales es el Impuesto
a la Renta Personal. En segundo lugar el Impuesto a la Tierra. Adicionalmente, reciben
subsidios o transferencias del gobierno central.
Adicionalmente, los Condados y Municipalidades gravan con alícuotas propias la misma base
tributaria, tanto en el Impuesto a los Ingresos como en el de la Propiedad.
En el caso del impuesto a la Propiedad, existen dos tipos de gravámenes: el que grava el valor
de la tierra (excluyendo edificios) y el que grava el valor de mercado diferencial del inmueble
(es decir, la diferencia entre el valor total de mercado de la propiedad menos el valor de la tierra
en la que está ubicada la misma). Nuevamente la base la fija la legislación nacional, aunque los
gobiernos subcentrales determinan los valores de mercado. Pero la autonomía difiere en el caso
de condados y municipalidades.
Condados
En el Impuesto Personal a los Ingresos fijan la alícuota, de manera que gozan de autonomía.
En el Impuesto a la Propiedad base y alícuota son fijadas en la legislación nacional, por lo que
la autonomía se ve reducida.
Municipalidades
En cuanto al Impuesto a la Tierra, existe la posibilidad de fijar alícuotas dentro de una banda
admisible.
FINLANDIA
El ingreso propio más importante de los gobiernos locales es el Impuesto Personal a los
Ingresos en el que tienen potestad para fijar sus propias alícuotas. Lo mismo ocurre con el
Impuesto a la Propiedad (Inmobiliario), pero las alícuotas deben fijarlas dentro de límites
estatutarios.
Para el resto de los tributos, el más importante aunque de menor cuantía es el Impuesto al Perro.
Para la provincia de Aland rigen los mismos impuestos nacionales y locales antes descriptos,
pero el poder legislativo propio puede establecer impuestos adicionales sobre el Ingreso
Personal, Impuesto Temporario al Ingreso e Impuestos a los Negocios y Entretenimientos
pagables tanto a la provincia como a las municipalidades. En virtud de esta tributación, la
provincia de Aland ha establecido su propia Acta de Impuesto al Ingreso Municipal (Municipal
Income Tax Act). No obstante, resulta similar a la legislación nacional.
La provincia de Aland, sin embargo, no obstante su status particular, tiene un poder fiscal
limitado. El estado nacional recauda todos los impuestos generales que rigen para el resto,
incluyendo aranceles aduaneros y resto de tributos. En compensación, el estado central le asigna
un monto de su presupuesto, que representa alrededor del 0.45% del presupuesto general del
gobierno central.
NORUEGA
En adición, las municipalidades pueden establecer un impuesto sobre la riqueza personal del
0.7% como máximo del valor determinado de riqueza del individuo. Este máximo y
definiciones sobre la base son decididos por el parlamento central.
Los condados pueden en principio reducir las alícuotas en los Impuesto Personal al Ingreso y a
la Riqueza, pero en general suelen aplicar la alícuota máxima.
Las municipalidades y los condados tienen por tanto poca influencia para modificar sus propios
recursos tributarios. No obstante, las municipalidades pueden establecer impuestos adicionales a
la vivienda, a las plantas generadores de electricidad y a los locales comerciales localizados
dentro de su territorio. Actualmente esta atribución ha sido restringida a las áreas urbanas.
El margen mayor o menor para poder modificar las alícuotas y, por tanto, los recursos
tributarios, depende:
JAPÓN
Japón es un país unitario. Las entidades locales se componen de 47 prefecturas y cerca de 3200
municipalidades (ciudades, pueblos y villas).
1131 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los impuestos locales representan el 42% de los recursos de las municipalidades y prefecturas.
La ley establece tipo de impuesto, base y alícuota. No obstante, las entidades tienen un margen
para establecer alícuotas excedentes dentro de ciertos límites preestablecidos. Ello requiere sin
embargo la aprobación del Ministro de Asuntos Internos (o Ministro del Interior). Este
funcionario dará su aprobación siempre que el tributo no se superponga con otro existente a
nivel local o nacional y no sea un impedimento para el comercio entre entidades locales.
Las prefecturas, ciudades, pueblos y villas administran y recaudan sus propios impuestos. El
Impuesto a los Habitantes de las Prefecturas (Inhabitants Tax) es recaudado por las
municipalidades junto a su propio Impuesto a los Habitantes. Se trata de un impuesto a los
ingresos personales.
ISLANDIA
REPUBLICA CHECA
Tiene tres niveles: gobierno central, distritos y municipalidades, aunque los distritos son entes
administrativos con funcionarios designados por el gobierno central.
En materia tributaria existe poca autonomía de los niveles subcentrales. Tasas y bases son
determinadas por el gobierno central.
Solamente en el caso del Impuesto sobre la Propiedad las Municipalidades tiene posibilidad de
fijar alícuotas pero sólo dentro de una banda preestablecida. Luego queda la posibilidad de
establecer ciertas tasas o derechos de uso de determinados espacios o servicios. Pero este
margen solo representa el 10% de los recursos totales. El resto es participaciones que decide el
gobierno central sobre el Impuestos Personal al Ingreso, que resulta esencialmente un impuesto
al salario con retención en la fuente.
POLONIA
Los impuestos propios reconocidos a los gobiernos locales son el Impuesto a la Agricultura y el
Impuesto Inmobiliario (que gravan el patrimonio) y un Impuesto a los Medios de Transporte y
algunos derechos (gravámenes indirectos) para el ejercicio del comercio y administración. Ellos
representan el 46% del financiamiento total.
PORTUGAL
HUNGRÍA
En la planilla de datos se incluyen como posibles impuestos con cierta capacidad de decisión de
los gobiernos locales al Impuesto a las Ventas y otros de menor cuantía, que en total suman el
30% del financiamiento.
NUEVA ZELANDA
Se trata de un gobierno unitario pero en el que los gobiernos locales poseen una importante
fuente de financiamiento a través de impuestos en los que ejercen un margen importante de
autonomía. Se trata básicamente de la imposición sobre el patrimonio, para el cual puede
seleccionar el sistema de valuación de la base imponible y la estructura de alícuotas, según las
previstas en un sistema de alícuotas triple. En efecto, el sistema conocido como ―rates‖,
contempla la posibilidad de establecer una ―alícuota general‖ uniforme, una ―alícuota separada‖
y una ―alícuota especial‖.
No obstante, reformas más recientes han establecido ciertos límites a las alícuotas y han exigido
generar información detallada de los destinos de los recursos que se esperan recaudar con la
fijación de dichas alícuotas, lo que obliga a una programación financiera de largo plazo y
detalles de las funciones que se deciden financiar. Todo este nuevo reglamentarismo subcentral
está dirigido a mejorar la percepción de los ciudadanos respecto al destino de sus
contribuciones.
Las valuaciones pueden seguir los criterios de valor (incrementado) de capital, valor de la tierra
(aproximando a un valor no incrementado de capital) y/o el valor anual de la propiedad (valor
locativo). El predominante es el valor de la tierra, aunque un importante gobierno local utiliza el
valor anual y algunos utilizan una combinación de valor de capital y de tierra. El otro recurso
con margen para determinar alícuotas es el Cargo (por el servicio) de Agua Local.
1133 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, otro recurso de financiamiento para los gobiernos locales es el Impuesto al Petróleo
(sobre los combustibles) a nivel mayorista. Pero el sistema es de coparticipación luego de
recaudar este impuesto cuya administración está distribuida entre agrupamientos de distritos
(categoría parecida a una provincia pero sin cuerpo legislativo propio). Sin embargo, los
gobiernos locales adoptan una tasa propia dentro de ciertos límites, lo que en la práctica
significa ubicarse en el límite superior.
REINO UNIDO
HOLANDA
Se trata de un gobierno unitario con tres niveles: gobierno central, 12 provincias y 550
gobiernos locales (ciudades, pueblos y villas). Existen asimismo 80 Juntas de Pólderes a cargo
del mantenimiento de los niveles de agua en las tierras bajas y el tratamiento de desagües. Los
límites territoriales de los Board of Polders no coinciden con la de las provincias o la de los
gobiernos locales. El recurso más importante es el Impuesto a la Propiedad. Muy lejos en
rendimiento está el Impuesto (o licencia) al Perro y la Tasa a No Residentes.
1134 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el Cuadro 1, que se expone al final del capítulo, se intenta una síntesis de las calificaciones
de cada una de las modalidades tributarias analizadas en el apartado 1, de acuerdo a los atributos
usualmente destacados en los estudios sobre tributación. Se utiliza la identificación de niveles
A, B y C —en orden decreciente— para la aludida calificación. Finalmente, se propone el menú
tributario provincial que se detallará a continuación, luego de ponderar las virtudes y defectos
de cada alternativa.
La propuesta guarda naturalmente armonía con el régimen tributario federal previsto por la
Constitución Nacional y, muy particularmente, responde a los patrones observados en los
diseños tributarios subnacionales de acuerdo con la experiencia internacional analizada
previamente.
La propuesta intenta priorizar, con ciertos equilibrios, los atributos de eficiencia, en materia de
correspondencia fiscal; eficacia, en términos del rendimiento tributario; y eficiencia-x, con
referencia al costo de recaudación y cumplimiento tributario. En un segundo orden de
importancia, intenta evitar tributos distorsivos e incorporar impuestos que resulten
razonablemente equitativos955 y que no afecten negativamente a la inversión y la
competitividad. Todos estos atributos de alguna manera subordinados a la característica usual y
central de una federación, que implica el reconocimiento de regiones autónomas operando en un
mercado común, sin controles en el tránsito interior de bienes, servicios y personas.
Quedan otros tributos que sería posible incorporar a la lista, aunque en la presente instancia se
ha optado por no sugerirlos. Ellos son:
El problema de la prociclicidad, finalmente, queda para ser resuelto a través de otro tipo de
instrumento. Si la propuesta para el nuevo acuerdo fiscal federal incluyera la constitución de un
fondo de estabilización o fondo anticrisis, este problema podría ser resuelto. No debe olvidarse
que priorizar el rendimiento tributario acarrea la consecuencia de recurrir a tributos
normalmente ligados al nivel de actividad, es decir, impuestos que en ausencia de dicho fondo
954
Estos recursos no fueron analizados en el documento, y la propuesta no innova respecto a la situación
presente. Para un tratamiento específico del tema ―regalías‖ ver Piffano, H. (2003e) y Capítulo 10 en este
libro.
955
En este sentido, intenta mejorar la progresividad del sistema al acentuar la imposición de tipo directa.
1135 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
inducen a conductas pro-cíclicas. Es probable que en tal caso, el control ciudadano ejercido una
vez mejorado el principio de correspondencia fiscal, pueda no obstante no ser del todo efectivo
para decisiones de muy corto plazo que adopten los gobiernos de turno, siguiendo los
pronósticos de la teoría del ciclo político y otras teorías que plantean los problemas de agencia
inherentes a las democracias representativas.
Cuadro 1
Ha sido amplio el consenso respecto a los inconvenientes que supone un impuesto que grava en
cascada y acumulativamente las ventas de todas las etapas del proceso productivo, tal cual es el
caso del Impuesto a los Ingresos Brutos (―turnover tax‖). Este tipo de gravamen es distorsivo,
alentando artificialmente la integración económica vertical, al permitir por esa vía reducir
sensiblemente la presión fiscal, alterando los precios finales de los bienes y servicios con
distinta estructura de consumos intermedios y valores agregados. Asimismo, a diferencia de un
IVA tipo consumo, grava la inversión y los insumos empleados en la producción de bienes de
1136 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
inversión, al tiempo que dificulta los ajustes de frontera para los bienes exportados, generando
por tal motivo un sesgo antiexportador y proimportador. Adicionalmente, en el caso argentino y
con posterioridad al cumplimiento del Pacto Fiscal, algunas provincias que eximieron del
gravamen a la industria manufacturera, mantuvieron el mismo para el caso de bienes que no
siendo fabricados dentro del territorio provincial, son vendidos dentro de su territorio. De esta
manera, el impuesto opera como una aduana interior, circunstancia que viola en forma velada a
la Constitución Nacional, generando distorsiones de precios según el origen del bien956.
Aún cuando la literatura sobre incidencia de los impuestos admite ciertas limitaciones en cuanto
a generalizar recomendaciones válidas independientemente del tiempo y del espacio957, las
recomendaciones están referidas en forma coincidente en cuanto a gravar las ventas destinadas a
consumos finales (impuesto de tipo monofásico), evitando gravar actividades intermedias
(impuesto multifásico), salvo que en tal caso lo sea mediante un impuesto al valor agregado.
Pero la sustitución del Impuesto a los Ingresos Brutos no resulta una cuestión sencilla cuando al
mismo tiempo se exige hacerlo a través de un gravamen que genere similar rendimiento
tributario. Pensar en un impuesto neutral, o no distorsivo, que al mismo tiempo asegure un
rendimiento tan importante como el de Ingresos Brutos, que cae sobre los valores de venta
brutos de todas las transacciones, resulta una cuestión muy difícil de lograr a niveles de
alícuotas razonables. Además, porque los resultados de las posibles alternativas, en cuanto a
rendimientos tributarios, son muy asimétricos según se trate de jurisdicciones eminentemente
productoras y exportadoras netas o, por el contrario, eminentemente consumidoras e
importadoras netas.
Por otra parte, también se advierten dificultades en la alternativa de un Impuesto a las Ventas
Minoristas a nivel subnacional. Las dificultades derivan básicamente de no poder evitar gravar
insumos intermedios, incentivar turismo tributario entre jurisdicciones vecinas, de no gravar
ciertos servicios y productos intangibles y la imposibilidad de gravar el comercio electrónico.
Ello genera distorsiones de precios e inequidades horizontales (por ejemplo, entre comerciantes
que usan la red informática y los vendedores locales tradicionales) y verticales (entre familias
ricas que utilizan sistemas de compras, o de pagos de sus compras, no gravables y las pobres
que compran bienes tangibles gravados), al tiempo que va minando la potencial capacidad de
imponer de los estados subnacionales958.
956
En Estados Unidos de América los estados suelen gravar a los bienes de procedencia de otros estados
con los impuestos por uso (―use taxes‖). Por similares razones constitucionales que la Argentina, la
Suprema Corte de ese país ha fijado la doctrina de que tales gravámenes sólo son admisibles cuando el
vendedor demuestra poseer un ―nexo‖ en el estado que impone el tributo (sucursal, representante) (ver
McLure, C., 1999).
957
Las reglas tradicionales de tributación óptima han sugerido la ideal situación de gravar con tasas
uniformes a los bienes y servicios (de consumo final y/o al valor agregado). Sin embargo, ante la
imposibilidad de gravar todos los bienes (sea por razones teóricas —como el caso del ocio— o de
administración tributaria), se ha sugerido emplear la ―regla de Ramsey‖, que implica gravar a los bienes
y servicios con tasas diferenciales en forma inversamente proporcional a las elasticidades-precio de sus
demandas (de manera de lograr reducciones proporcionales en las cantidades transadas). Proposiciones
posteriores (Corlett y Hague, Haberger, Meade) sugieren, asimismo, gravar con tasas mayores a los
bienes y servicios complementarios del ocio. No obstante, la historia de la literatura sobre tributación
óptima no está conclusa; aportes posteriores a las reglas tradicionales han arrojado dudas sobre la validez
de las mismas bajo determinadas circunstancias, especialmente referidas a los valores que asuman las
elasticidades-precio cruzadas de los bienes (ver Dixit, 1975; Schenone, O., Rodríguez, C. y Mantel, R.,
1985).
958
Al respecto es importante resaltar que las economías modernas tienden cada vez más a concentrar su
actividad en la rama (generalmente no gravada) de los servicios y el comercio a distancia y electrónico, y
no tanto en bienes tangibles y locales. En Estados Unidos de América los servicios que en 1959
representaban el 40% del PBI, alcanzaban en 1994 al 65% del PBI; por su parte, las ventas por Internet se
han estado duplicando cada 100 días (ver McLure, C., 1999). En Argentina los servicios en 1995
1137 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En este apartado se pasa revista a los problemas inherentes a las modalidades del Impuesto al
Valor Agregado provincial, usualmente consideradas como la alternativa por excelencia cuando
se intenta sustituir el Impuesto a los Ingresos Brutos. Las variantes que se analizan
corresponden a los sistemas de ―IVA-crédito‖, en el que la magnitud del impuesto a pagar se
calcula sobre la base de las facturas individuales de venta de cada bien comercializado
admitiendo la deducción de los pagos efectuados en concepto de IVA en los insumos. Los
sistemas de ―sustracción‖ o ―adición‖, que implican el cálculo del valor agregado a nivel de la
firma (independientemente de los tipos de bienes comercializados) no son considerados en esta
revisión.
La intención del trabajo es plantear los problemas que se presentan cuando se persigue con
inusitada insistencia en basar los sistemas tributarios provinciales en un impuesto de tipo real e
indirecto, olvidando sin querer, o muy deliberadamente, la imposición de tipo directa y personal
(básicamente la imposición sobre los ingresos de las personas físicas o la más amplia, personas
físicas y empresas) de la imposición directa base-consumo959.
Desde el ángulo técnico los problemas de los arbitrajes interjurisdiccionales (―cross borden
trade‖) y los problemas de fraude en los destinos, en un espacio donde se supone la no
existencia de controles en frontera, con las consecuentes dificultades de fiscalización que ello
implica, han demorado la adopción de un esquema de general aceptación en la mayoría de los
países. Veamos las alternativas.
Una primera alternativa es la sustitución de la imposición provincial a los Ingresos Brutos por
un sistema de impuestos provinciales al valor agregado, sobre la base del principio de destino y
representaban el 62% del PBI. Esta tendencia estructural de la oferta global resulta coincidente con la
tendencia registrada en el componente del consumo de las familias, donde los servicios pasaron del
37,5% (1985/86) al 49,8% (1995/96) en la última década (INDEC, 1998).
959
Por ejemplo, un impuesto al cash-flow empresario y las variantes del Impuesto al Ingreso Personal
(con dividendos e intereses exentos) o el Impuesto al Consumo de las Personas Físicas (para un detalle de
estas variantes, ver McLure, C. y Zodrow, G., 1996; también Piffano, H., 1999a). Ver asimismo Nota 14
en Piffano, 2005.
960
Contribuciones más recientes hacen extensivos los inconvenientes de descentralizar cualquier
impuesto a los consumos generales, debido a la movilidad de las bases y los problemas de administración
tributaria que acarrean, exceptuando en cierta medida a países territorialmente muy extensos, como EE.
UU. o Canadá (ver Norregaard, J., 1997; Vehorn, C. L. y Ahmad, E., 1997; y McLure, C., 1999, op. cit.).
1138 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
pago diferido (Cnossen, S. y Shoup, C., 1987)961. Estos IVA provinciales tendrían la misma
base imponible que el IVA nacional (de hecho se sugiere que la potestad para determinar la base
imponible y otorgar exenciones sea exclusiva de la Nación), pero como los flujos comerciales
interjurisdiccionales serían tratados en base al principio de destino, podrían existir diferentes
tasas de IVA provinciales, sin que ello provoque distorsiones sobre las decisiones de
localización de las actividades económicas. Es decir, que la aplicación del principio de destino
propugnada, permitiría aunar el logro de la neutralidad de la imposición provincial con la
preservación de la autonomía fiscal provincial962.
La aplicación del principio de destino ha sido destacada como ideal para tratar los problemas de
comercio ―cruzando fronteras‖, es decir, comercio interjurisdiccional. Bajo este tipo de
imposición, los miembros de la federación están seguros de que los bienes importados serán
tratados de forma igual en comparación a la producción doméstica de cada jurisdicción y que las
exportaciones no resultarán subsidiadas encubiertamente mediante devoluciones en frontera
extremadamente generosas. Se ha propuesto asimismo que el funcionamiento del principio de
destino se instrumente a través del mecanismo de ―pago diferido‖, que tornaría innecesaria la
realización de compensaciones de recaudación entre jurisdicciones. En otros términos, el
mecanismo de ―pago diferido‖ permite que la asignación jurisdiccional de la recaudación
coincida plenamente con lo que marca el principio de destino (la recaudación pertenece a la
jurisdicción en que se produce el consumo final de los bienes), sin que medien transferencias ni
compensaciones monetarias entre provincias exportadoras netas y provincias importadoras
netas, porque el tratamiento a tasa cero del comercio interprovincial, impide que las provincias
de origen recauden impuestos que pertenecen a la jurisdicción de destino en que se produce el
consumo final963.
961
Esta es la propuesta formulada en la provincia de Buenos Aires por la Universidad Nacional de La
Plata. Ver Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires (1995).
962
En el estudio realizado por la Universidad Nacional de La Plata, se estimó, para el caso de la
Provincia de Buenos Aires, una alícuota del 5,3%, pudiendo las provincias fijar tasas diferentes. La
propuesta de la UNLP simuló un resultado aplicando una reducción en la alícuota del impuesto nacional,
que pasaría al 3,5% (cuando se realizó el estudio la alícuota vigente era del 18%, y no del 21% como
actualmente), previendo una mejora recaudatoria que elevaba el nivel de cumplimiento del IVA nacional
del 55% (1994) al 85%.
963
El ―pago diferido‖ resuelve el problema de gravar las compras provenientes de otras provincias y
desgravar las ventas efectuadas a otras provincias (para garantizar que la imposición recaiga
efectivamente sobre el consumo final), transfiriendo los ajustes impositivos compensadores a la
contabilidad del contribuyente. Según este mecanismo, el responsable inscripto de una jurisdicción que
realiza ventas a un responsable inscripto de otra jurisdicción podrá, en la medida en que este último se
identifique (con su CUIT con identificación jurisdiccional), extender el tratamiento de tasa cero a la
venta interjurisdiccional en cuestión, y reclamar y obtener de su propio fisco la devolución de los créditos
fiscales por el IVA pagado sobre los insumos que hubiera utilizado en la producción del bien o servicio
objeto de la venta interjurisdiccional. Por su parte, el comprador (contribuyente inscripto) de la
jurisdicción de destino, no contará con crédito fiscal sobre su compra interjurisdiccional y deberá cargar
la tasa de IVA provincial propia de su provincia de residencia si efectúa la reventa a contribuyentes
inscriptos de su misma jurisdicción o a compradores finales no inscriptos. Si la reventa se efectuara a
contribuyentes inscriptos de una tercera jurisdicción, nuevamente entraría en acción el tratamiento de
tasa cero.
1139 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sin embargo, el IVA destino-pago diferido no está exento de dificultades. En primer lugar, su
complejidad administrativa, al depender de las declaraciones juradas de los contribuyentes y
exigir coordinación informática entre los fiscos provinciales964.
En segundo término, plantea una situación difícil para las finanzas públicas de las provincias
eminentemente productoras y exportadoras netas, al tener que enfrentar la acumulación de
créditos fiscales de sus contribuyentes (por los IVA que hubieren pagado en las facturas de
compra de sus insumos), sin registrar débitos, por tratarse de exportaciones a tasa cero hacia
otras jurisdicciones. En realidad todas las compras de insumos intraprovinciales generarían un
crédito fiscal equivalente a los débitos fiscales de los contribuyentes de esa provincia,
generando una recaudación neta igual a cero (las compras de insumos de otras jurisdicciones no
tienen crédito fiscal, por cuanto fueron adquiridas a tasa cero). Probablemente esta sea la mayor
dificultad política del método, que obligaría de alguna manera a tener que compensar a tales
fiscos perdedores netos. La diferente situación con respecto a las recaudaciones de Ingresos
Brutos en cada provincia arrojará asimismo distintas alícuotas de sustitución para mantener la
situación presente965.
Asimismo, el pago diferido, al depender de los datos que suministren los contribuyentes sujetos
a su vez a verificación mediante el cruce de la información entre los fiscos involucrados, habrá
de producir necesariamente una demora financiera en el ingreso del tributo. Una solución a este
problema podría ser la variante de establecer que el vendedor de una jurisdicción exportadora
grave a las ventas fuera de su jurisdicción a la tasa de la jurisdicción de destino, ingrese el
impuesto a su fisco y éste a su vez los traspase mediante clearing interjurisdiccional al fisco de
destino. Pero este procedimiento acarrearía mayores problemas (costos) de administración para
los fiscos y para los contribuyentes, que deben consultar información sobre legislaciones
tributarias ajenas a su jurisdicción966.
Una dificultad importante, tratada extensamente por R. Varsano (1999) y señalada también por
C. Silvani y P. dos Santos (1996), es el posible incentivo que los contribuyentes pueden tener en
964
Este sistema está operando en la Unión Europea desde 1993 obligando a las administraciones fiscales
de los países comunitarios a montar una red computarizada de intercambio de información (el ―VAT
Information Exchange System o VIES), que contiene el registro de los códigos tributarios emitidos en
cada país miembro y de los volúmenes de las ventas intracomunitarias. Para mayores detalles ver
Libonatti, O. (en FIEL, 1998). En rigor, el Informe Neumark había propuesto para la CEE un sistema de
―IVA origen restringido‖, consistente en gravar las ventas a países fuera de la comunidad con tasa cero
(principio de destino) y aplicar el principio de origen para las ventas intracomunitarias. Ello implicaba la
necesidad de nivelar tasas entre los países de la unión. Dificultades para lograr esta nivelación indujeron
a aplicar transitoriamente el sistema de IVA destino pago diferido.
965
Según cálculos oficiales, la tasa sustituta de Ingresos Brutos y Sellos, en términos de la actual
recaudación, requeriría una alícuota promedio en el IVA destino del 5,12%, con variaciones extremas del
8,44% (Neuquén) y 2,95% (Formosa).
966
Una propuesta de este tipo fue rechazada en Brasil en la discusión sobre armonización tributaria inter-
estadual (ver Varsano, R., 1999). Otra variante parecida sería que el vendedor grave la venta a otras
jurisdicciones a la tasa vigente en su propia jurisdicción, como si se tratara de un sistema de IVA origen,
pero que el comprador de la jurisdicción importadora aplique ese importe como crédito fiscal en el pago
del impuesto al fisco de su jurisdicción de destino. Este fisco podrá ser luego compensado, mediante
clearing interjurisdiccional, obteniendo la devolución del impuesto pagado en origen correspondiente a
dicho crédito (ver Libonatti, O., 1998, op. cit.).
1140 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
cuanto a fraguar las ventas con diferentes destinos (ventas intraestatuales como si fueran
interestatales), buscando beneficiarse con tasas mas reducidas. En el caso extremo, un mayorista
podría vender directamente su mercadería a un minorista dentro del propio estado, haciendo
figurar una venta fraudulenta a una empresa de otra jurisdicción, simplemente enviando la
factura al supuesto comprador, para luego retornar la misma al verdadero comprador del propio
estado. Este ―paseo de factura‖ (―invoice sightseeing‖) se ha detectado en Brasil como
consecuencia del diferencial de tasas por las ventas interestaduales respecto de la intraestatales,
circunstancia que se vería agravada en el supuesto caso de ―tasa cero‖ para las ventas
interestaduales, como es el caso del IVA destino-pago diferido967.
Finalmente, se ha argumentado que el IVA diseñado sobre la base del sistema ―crédito fiscal‖
—a diferencia de los sistemas ―aditivo‖ o el procedimiento ―por sustracción‖— tiene la ventaja
de permitir la discriminación de las operaciones por tipo de bien, circunstancia que admite la
posibilidad de introducir ―alícuotas diferenciales‖968. Sin embargo, la aludida ventaja puede
transformarse en desventaja si se considera la posibilidad que brinda este tipo de diseño para la
actividad de lobby de algunos sectores económicos, los que podrían obtener ventajas de
tratamiento impositivo a través de una acción corporativa eficaz.
Los sistemas aditivo y por sustracción, por su parte, dificultan el ajuste en frontera para la
devolución del impuesto correspondiente a las exportaciones, básicamente no sólo por el
aspecto administrativo, sino más bien por el hecho de que modifica las características del
impuesto de tipo indirecto hacia uno de tipo directo, en cabeza de la firma, de manera que
cualquier compensación o devolución de parte del Estado puede interpretarse como un subsidio
a la exportación y, de tal manera, no ser aceptado por la Organización Mundial de Comercio
como comprendidos en los acuerdos del GATT, ni tampoco por el IRS (Internal Revenue
Service) de los Estados Unidos en cuanto a su aceptación para los ―tax credits‖969 . No obstante,
la devolución parcial de hecho habrá de practicarse dentro del Impuesto a las Ganancias de
Sociedades, puesto que el mismo sería deducible como gasto para la determinación de la
ganancia gravada.
967
Varsano, R. (1999) cita el ejemplo de dos casos de evasión famosos en Brasil, en la que estuvieron
involucradas ventas masivas de azúcar y automóviles desde San Pablo a Amazonas Occidental. La
aplicación de tasas diferenciales en el ICMS reguladas centralmente (del 7% para las ventas de los
estados más desarrollados a los estados menos desarrollados y del 12% al resto), con la exigencia que la
alícuota para las ventas intraestatales sea superior a estas tasas (normalmente son establecidas en el orden
del 17%), incentivó el ―paseo de la factura‖. El ICMS, o Impuesto a la Circulación de Mercaderías y
sobre Servicios de Transporte Interestadual e Intermunicipal, es un híbrido de IVA, en parte de origen y
en parte según destino, en el que las transacciones interestatales son gravadas con tasas reducidas
(menores a las intraestatales) con el objeto de transferir los recursos provenientes de la recaudación de los
estados productores a los estados consumidores. Como se indicara, en general la tasa aplicada a las
transacciones interestaduales es del 12%, si bien se aplica una tasa del 7% a las ventas provenientes de los
estados más desarrollados (las regiones del sur y sudeste) y destinadas a los estados menos desarrollados
(las regiones del norte, noreste y centro-oeste). Las exportaciones industriales están exentas de este
impuesto, con recuperación de crédito fiscal (―tasa cero‖), en tanto que a la exportación de los productos
básicos y semielaborados se les aplica una tasa reducida (generalmente 13%). A las importaciones se les
aplica la misma tasa que se aplica a las transacciones interestatales de los productos en cuestión. El IPI es
un impuesto, también tipo IVA parcial, aplicado por el nivel nacional a los productos industriales en las
etapas de producción e importación. Las exportaciones están exentas, dando lugar a la recuperación del
crédito fiscal (―tasa cero‖).
968
La imposición directa base-consumo del método de ―sustracción‖ en el IVA posee la ventaja de
permitir la deducción de los pagos salariales, generando un incentivo a blanquear el empleo de la mano
de obra. En Piffano, 1999, se analizan las diferencias conceptuales que plantean las dos formas (directa o
indirecta) de gravar el consumo. Para este tema, se remite al lector a Nota 14 de Pifano, 2005.
969
La compensación a las firmas exportadoras podría no obstante contemplarse, permitiendo deducir del
cash-flow el ingreso neto proveniente de las exportaciones, tal cual hoy se contempla en la Ley del
Impuesto a las Ganancias (art. 20, inc. l). El cruce de información con la DGI resolvería el problema de
fiscalización de la administración tributaria subnacional.
1141 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Asimismo, si bien el empleo de tasas diferenciales es un hecho difundido en casi todos los
países que adoptaron este tipo de impuesto, especialmente de alícuotas menores referidas a la
venta de ciertos bienes de consumo, medicamentos y educación, y otras mayores para bienes
suntuarios, no resulta conveniente desde el ángulo asignativo provocar distorsiones en los
precios relativos (precios finales de los bienes y servicios y precios relativos de los factores
empleados en la producción de los bienes y servicios), con incidencia de la carga, hacia adelante
y hacia atrás, diferenciales. La solución para garantizar ―consumos meritorios‖ debería basarse
en esquemas de subsidio a la demanda de las personas que por falta de ingreso podrían tener
vedada la accesibilidad a los mismos. En cuanto a gravar más al consumo suntuario, se descuida
muchas veces que la incidencia hacia atrás puede burlar el objetivo redistributivo subyacente en
la medida, provocando que trabajadores y artesanos no necesariamente ricos vean reducidos sus
ingresos.
Para resolver los problemas del comercio cruzando fronteras (―cross border trade‖) y las
cuestiones de fraude (―invoice sightseeing‖) que posibilitaría el sistema del IVA destino-pago
diferido, se han sugerido otros esquemas:
b) El ―clearing house‖, en el que las exportaciones entre jurisdicciones son gravadas a la tasa de
origen pero posteriormente devueltas como crédito mediante un sistema de compensaciones
entre fiscos a través del clearing interjurisdicional (McLure, J., 1993; y Commission de la UE,
1996).
La modalidad por la que se inclinan Bird y Gendron resulta similar al IVA destino pago
diferido, tal cual está operando en la provincia de Quebec y en la propia Unión Europea, pero
con la particularidad en Canadá de coexistir con el IVA federal.
Ambos impuestos gravan básicamente la misma base tributaria —algunas diferencias entre el
IVA de Quebec y el federal fueron eliminándose poco a poco—; cada nivel de gobierno reserva
970
Usualmente, en la distribución de los recursos coparticipados suele gravitar la ―población‖ como
integrante importante de la fórmula de reparto, que constituye una proxy del nivel de consumo, base
usual de los mecanismos de distribución sugeridos por los criterios indicados.
1142 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Lo interesante es que el ―Revenue Canada‖ (órgano recaudador del gobierno federal) establece
ciertos criterios de auditoría prioritarios que el órgano fiscalizador provincial debe contemplar
en sus auditorías impositivas correspondientes al IVA federal que éste administra. Como la base
tributaria del impuesto federal y el provincial coinciden, existe interés propio a su vez de la
provincia por llevar adelante estas auditorías, similarmente con las que demanda efectuar la
administración del IVA provincial. Por ejemplo, si la provincia de Québec tuviera un IVA
propio sin existir el IVA federal administrado por ella, le sería imposible obligar a
contribuyentes de otras provincias a revelar información tributaria por las transacciones
interjurisdiccionales; en todo caso, para el cruce de información dependería de los acuerdos con
y la buena voluntad de los otros órganos recaudadores provinciales.
Bird y Gendron argumentan que este sistema resulta mejor que el vigente en otras tres
provincias de Canadá de ―armonización de la imposición a las ventas‖971, consistente en
establecer una legislación común con alícuotas fijadas mediante consenso, una para el nivel
federal (actualmente del 7%) y otra para las provincias, sobre la misma base y con exclusión del
impuesto federal (actualmente del 8%), de manera que la alícuota combinada resulta del 15%.
El impuesto es recaudado por el gobierno federal y la recaudación es prorrateada sobre la base
de una fórmula también consensuada entre el gobierno federal y las provincias. La menor
autonomía provincial resulta aquí evidente.
La conclusión de Bird y Gendron es que la experiencia de Canadá indica que el IVA provincial
independiente no sólo es posible sino aún conveniente en la medida que coexista con el IVA
federal. Esta simultaneidad favorece la resolución de muchos de los problemas ligados al
comercio interjurisdiccional. Para Bird y Gendron, los problemas que subsisten, como
consecuencia de las ventas a distancia o electrónica, automotores y firmas exentas, pueden
tender a resolverse según los criterios ya empleados por la propia Unión Europea, a saber: a)
para las ventas a distancia (Internet, etc.) obligar a las firmas a cargar el IVA en la jurisdicción
de destino cuando la operación supere cierto umbral; b) para los automotores, deben gravarse
con la tasa de su lugar (país, estado) de registración; c) para entes exentos, gravarlos con el
impuesto en base al criterio de destino, cuando las importaciones superen ciertos montos972.
Finalmente, es posible asimismo y quizás conveniente, según estos autores, reservar el sistema
de Quebec —con mayor autonomía provincial— para las provincias más desarrolladas o ricas,
en tanto aplicar el criterio de armonización centralizada —con menor autonomía provincial—
para las provincias menos desarrolladas o pobres.
Cabe acotar, por último, que Bird y Gendron dan importancia básica en estos sistemas a la
concentración de su administración en un solo ente (federal o provincial como el caso Quebec).
La idoneidad y la confianza mutua que debe reinar entre los sistemas de administración
971
Se trata de tres provincias pequeñas (Newfoundland, Nova Scotia y New Brunswick). Canadá
constituye un verdadero laboratorio de experiencias en este campo: existen 10 provincias y 5 sistemas
diferentes de impuestos a las ventas (ver Bird, R. y Gendron, P., 1998).
972
En los casos de imposible identificación del comprador y/o destino (comercio electrónico) se ha
sugerido gravar con tasa uniforme consensuada y distribuir el producido en proporción a ventas totales o
a ventas a distancias identificadas (ver Mc Lure, C., 1999).
1143 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tributaria federal y provinciales para que el sistema opere eficazmente, son esenciales973. Los
autores desconfían de que esta sea la situación de Argentina, Brasil, Rusia e India.
R. Varsano (1999) ha señalado que el sistema IVA destino pago diferido, que grava con tasa
cero a las exportaciones interjurisdiccionales, no es una solución al diseño de un sistema IVA
estadual para Brasil, como sustitución al sistema actualmente imperante que registra serias
deficiencias974. En realidad, llevar la tasa diferencial actual entre los bienes consumidos dentro
de un estado y la tasa menor vigente para ventas a otros estados, al extremo —como sería del
caso la tasa cero a las exportaciones interestaduales— magnificaría la brecha de evasión que
queda habilitada mediante el sistema ya descrito de fraude en los destinos. Los sistemas de
administración tributaria operando en Brasil parecerían así estar dando la razón al argumento
anterior (la ventaja del IVA dual de Bird y Gendron).
.
Varsano también señala los problemas que plantean las versiones del IVA destino pago diferido
y el IVA restringido (tratamiento de criterio origen para ventas internas junto a un ―clearing
house‖ y tasa cero para exportaciones fuera de la federación), con relación a los arbitrajes
regionales y fraudes (básicamente ―cross bording shopping‖ y ventas a distancia) cuando se
admiten tasas diferenciales entre jurisdicciones. La restricción efectiva a tales maniobras de los
agentes económicos, solamente está determinada por los costos de transacción pertinentes a
cada alternativa; por ejemplo, costos de transporte, uso de red informática, etc., según los casos.
La solución sería en todo caso que la autoridad federal estableciera límites formales a las
variaciones de tasa respecto a alguna media nacional (por ejemplo, 10%), como fuera
oportunamente sugerida para Brasil (propuesta IPERA/BNDES)975. Pero este tipo de solución
no difiere de la usual recomendación para el caso de un IVA origen. El problema radica en
avanzar sobre la autonomía provincial o estadual en cuanto a la fijación de las alícuotas.
Por razones diversas, en especial la situación brasileña de que el consumo constituye una
variable mucho más esparcida regionalmente que los centros de producción, usualmente con
mayor concentración en las provincias más desarrolladas o más ricas, hace que en Brasil gravar
el consumo más que la producción, aparezca con mayor rasgo de equidad. El criterio, por otra
parte, aún con tasas diferenciales, es inmune a las guerras tributarias a que puede dar lugar el
criterio de origen con el fin de atraer inversiones.
La conclusión final del argumento de Varsano es que la aplicación del criterio de destino es
factible para Brasil, siempre que se evite el establecimiento de tasa cero para las ventas
interestaduales, por las razones ya expuestas. Para ello las soluciones presentadas hasta ahora
han sido las del método del ―clearing house‖ y la correspondiente al método del prorrateo en
base a estimaciones de las transacciones interestaduales o de estadísticas macroeconómicas del
consumo por jurisdicción.
973
Bird y Gendron citan tres requisitos básicos para una sana armonización de este tipo de imposición: a)
que ella conduzca a una simplificación del sistema tributario de manera de minimizar costos de
cumplimiento y administración (y las correspondientes pérdidas de eficiencia); b) respete las autonomías
provinciales en la fijación de sus alícuotas; c) exista una sola agencia que administre y recaude los
impuestos a las ventas. Con relación al tercer requisito un sistema dual de administración y recaudación
exigiría cruces de información entre fiscos como medio de resolver las cuestiones de evasión y otros
aspectos de administración. Si bien los autores indican cierta equivalencia, parecería que se inclinan más
por el modelo de un solo ente administrador; no obstante, aclaran que lo esencial es unificar los planes de
auditoría.
974
Bird y Gendron, 1998, op. cit.
975
Detalles en Varsano, R., 1999, op. cit.
1144 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El gobierno federal no gana ni pierde, pues definitivamente gravará la venta final del bien a su
tasa (neta de devoluciones), en tanto que el gobierno local recaudará solamente la parte
provincial por su venta final976. El sistema obliga a descansar muy considerablemente en la
contabilidad de los contribuyentes, aumentando las necesidades de información que
normalmente requiere el sistema IVA-destino pago diferido977 .
Un modelo similar ha sido propuesto por Silvani y dos Santos (1996): un sistema de IVA
destino complementado con un IVA Nacional cuya alícuota sería variable según jurisdicciones.
El sistema consiste en gravar con el IVA Nacional a través de una alícuota complementaria a la
provincial. Dicho complemento sumado a la alícuota decidida por la respectiva provincia,
debería implicar una presión tributaria igual en todas las jurisdicciones, circunstancia que
eliminaría dicho incentivo978.
Según los autores citados, este método resolvería la cuestión de los incentivos al ―paseo de
factura‖ (―invoice sightseeing‖), pues los compradores se encontrarían indiferentes ante el costo
fiscal de las ventas cualquiera fuere su destino, que se nivelan entre estados por la acción
976
J. McLure denominó a este método el ―Compensating Value Added Tax‖ (CVAT).
977
En rigor, el sistema —a igual que los sistemas de destino pago diferido— exige el apoyo de las
contabilidades de los contribuyentes, por cuanto sus registros deberán diferenciar:
a) Las ventas intraestatales destinadas a consumo final, o las efectuadas a contribuyentes no
identificados (cualquiera fuera su residencia estadual), a las que se aplican las tasas estadual y federal. La
recaudación ingresará a ambos fiscos en relación a las respectivas tasas.
b) Las ventas interestaduales efectuadas a contribuyentes inscriptos a las que la tasa estadual es cero,
pero la federal se establece a nivel igual a ―la suma‖ de las tasas estadual y federal. La tasa estadual
queda ―incorporada‖ sin identificación al impuesto federal (que actúa así como pequeño bote para cruzar
la frontera o el río). La recaudación ingresará al fisco federal.
c) Las ventas interestaduales efectuadas a contribuyentes no inscriptos que se gravan con ambas tasas,
la estadual y la federal, pero la estadual ingresa también al fisco federal, aunque debe mantenerse
diferenciada (queda incorporada al impuesto federal pero identificada), para luego poder ser distribuida a
los estados. Varsano identifica esta parte de la imposición estadual con la sigla CVAT (Compensating
Value Added Tax), haciendo alusión al término empleado por McLure.
d) Las exportaciones a otros países, que se gravan a tasa cero.
En cuanto a las compras de insumos por los contribuyentes: lo pagado al fisco estadual operará como
crédito contra las obligaciones tributarias con el mismo fisco estadual; igualmente, lo pagado al fisco
federal será objeto de un crédito contra las obligaciones tributarias con ese fisco. Con respecto al CVAT
pagado al gobierno federal, su producido es distribuido a los estados en proporción a las recaudaciones
de los IVA propios. Así, al final de cada período fiscal cada contribuyente tendrá una posición neta con
cada fisco, con signo positivo o negativo según los casos.
978
Nuevamente, el problema del ―paseo de la factura‖ se evitaría, pues siempre se recaudaría el impuesto
total (uniforme), es decir, en el caso de que el destino de los bienes del contribuyente sea su propia
provincia y/o en el caso de que lo sea en otra provincia del país.
1145 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
compensadora del IVA federal. Sin embargo, Varsano concluye que existe un precio a pagar del
esquema, sorprendentemente: ―la necesidad de regular o consensuar una tasa media para gravar
en origen, pues de lo contrario la posibilidad de arbitrar regionalmente o cometer fraudes
seguirá presente‖ (¿probablemente intentando maximizar los créditos fiscales contra el fisco
federal?)979 . Para el caso de Brasil, requerirá incluso un acuerdo político para reducir
paulatinamente las tasas estaduales para las ventas interjurisdiccionales para pasarlas a la tasa
federal, de manera de converger a un sistema pleno de destino. Se está renunciando entonces a
la independencia total de los estados para fijar alícuotas independientes, premisa básica
perseguida con la descentralización.
En otro orden, el sistema del IVA dual, si bien simplificaría el problema administrativo, al
sustentarse en una misma legislación común que uniforma bases y presión tributaria sobre dicha
base, no resuelve sin embargo el problema del desfinanciamiento o la pérdida de base tributaria
de las jurisdicciones eminentemente productoras y exportadoras netas. Y esto puede exigir
algún tipo de compensación para hacerlo viable políticamente. Este no es un punto menor en el
caso de Brasil.
Finalmente, la crítica a nuestro entender más relevante respecto a los IVA duales con tasa
nivelada, ya adelantadas en un trabajo anterior980, es la circunstancia de que a pesar de quedar
―identificadas‖ las alícuotas en las leyes tributarias, dificultará a los contribuyentes tener una
clara idea de adónde van a parar sus contribuciones y cuál es la diferencia de los respectivos
residuos fiscales subnacional y nacional. Aún con liquidaciones de saldos netos
individualizados por nivel de gobierno, es muy probable que la percepción del contribuyente
respecto de un ―IVA compartido‖, como el propuesto, desdibujará la vigencia efectiva del
979
En el Apéndice 4 se incluye el análisis de simulación para identificar los problemas ligados a posibles
fraudes subsistentes en esta versión del IVA compartido.
980
Ver Piffano, H. (1999b).
1146 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Cuadro 2
INCIDENCIA RELATIVA DEL IVA EN TÉRMINOS DEL PBI
ARGENTINA Y BRASIL (1998)
(1) Fuente: MEOySP y Piffano, H. L. P. (1998b); datos corregidos por reestimación del PBI de Argentina
(MEOySP).
(2) Fuente: Varsano, R. (1999).
Los guarismos indican que para Argentina no sería recomendable incrementar la presión
tributaria a través de un impuesto con alta evasión, generando un premio mayor en el lado del
beneficio de la ecuación económica del evasor. La situación sería diferente si se estuviera
pensado en repartir la alícuota actual del 21%, o una más reducida aún, entre el gobierno
nacional y las provincias, de manera de operar como un IVA dual del tipo Bird-Gendron. Esto
muy probablemente facilitaría la labor de fiscalización y el combate a la evasión. El nivel de
21% es ya una alícuota alta según la experiencia internacional. En efecto, Argentina es uno de
los países de más alta tasa legal en el IVA, solamente superada por tres grupos de países: los
países nórdicos, de fuerte tradición socialista, como Dinamarca, Suecia y Finlandia (22-25%);
los de la ex Unión Soviética, como Ucrania, Bielorrusia y Rusia (23-28%), y los dos países
latinoamericanos socios: Uruguay (23%) y Brasil (17-18%, que se suma a la base, arrojando el
20,48 y 21,95 respectivamente). Los países de fuerte tradición federal, como los casos de Suiza
y Canadá, y un país unitario como Japón, en cambio, registran alícuotas relativamente pequeñas
(6,5, 7 y 5, respectivamente). El promedio general sin ponderar, arroja una alícuota del 19,3.
Los países que más se acercan a ese promedio son los de Europa Occidental, Grecia y Turquía.
981
El índice de productividad se mide por la relación de los puntos porcentuales de recaudación, en
términos del PBI, por punto porcentual de tasa.
1148 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los países de América Latina y el Caribe registran alícuotas en general bajas, por supuesto
inferiores al promedio, a excepción de los tres casos antes señalados.
La versión IVA origen ha sido atacada con relación a la pérdida de autonomía fiscal provincial,
al limitarse su potestad tributaria en materia de alícuotas y bases armonizadas. Sin embargo, aún
en el caso del IVA destino, se sugieren ―bases tributarias uniformes‖, incluso legisladas a nivel
nacional, lo cual también implica limitar el poder tributario de los gobiernos subnacionales. En
el caso del IVA dual, que intenta evitar el paseo de la factura del IVA destino pago diferido,
también se sugieren alícuotas consensuadas uniformes983.
El problema principal del IVA origen es el tratamiento de las exportaciones y los reembolsos en
frontera. Deben contemplarse los problemas de las remesas entre establecimientos
pertenecientes a una misma firma radicados en distintas jurisdicciones (remesas sin facturación)
y la aceptación por parte de las provincias de devolver el crédito a los exportadores aunque el
impuesto haya sido ingresado en otra provincia. En todo caso, los fiscos deberían establecer
algún sistema de compensaciones, de manera que las provincias donde se hizo efectivo el pago
del impuesto deban participar de tales devoluciones, salvo que se exporte desde la misma
jurisdicción. Las complejidades administrativas de tal tipo de clearing son evidentes.
982
Los ingresos tributarios están asociados al valor del producto generado en la jurisdicción, en tanto que
en el caso del IVA destino o en el impuesto a las ventas minoristas, están más asociados a la población
consumidora.
983
En la literatura sobre tributación óptima se ha podido demostrar la regla dominante del principio del
destino en la imposición sobre bienes. Sin embargo, también se ha sugerido el empleo del principio de
origen en los casos de economías muy integradas y vecinas —caso de la Comunidad Europea— al no
poder evitarse las compras (con costos de transacción nulos) cruzando fronteras (―cross-border
shopping‖ o ―turismo tributario‖), así como también en presencia de mercados imperfectos (Christiansen,
V., 1994; Keen, M. y Lahiri, S., 1994). En todo caso, si surgen arbitrajes de esa naturaleza se ha sugerido
como probable solución a un sistema ―mixto‖ que contenga elementos de ambos criterios de destino y de
origen. Ver Sinn, H. W. (1990), Keen, M. (1993), y Haufler, A. (1993 y 1996).
984
Reig, E., 1996. También Bara, R., 1996.
1149 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
base de una tasa uniforme fijada a nivel nacional y asignaciones del producido del impuesto a
las jurisdicciones mediante un sistema de fórmula que se sustentaría en el cálculo estadístico del
consumo en cada jurisdicción (Commission of the EU, 1996).
Sin embargo, esta solución ―no soluciona‖ el problema central de asegurar completa
independencia fiscal, exigiendo a su vez compensaciones interjurisdiccionales, al requerir
establecer mecanismos de distribución de fondos debido a los reintegros a las exportaciones,
circunstancia que reedita los problemas del reparto de los fondos comunes, donde las provincias
de mayor desarrollo relativo corren el riesgo de ver acentuados los mecanismos de
redistribución territorial de los recursos tributarios.
(g) Conclusiones
Es amplio el consenso de eliminar el Impuesto Provincial a los Ingresos Brutos, porque produce
efectos distorsivos, desalienta la inversión y genera un sesgo antiexportador y proimportador.
Pero su sustitución se pretende de manera de lograr otro impuesto que gozando de la virtud
esencial de neutralidad, arroje rendimiento equivalente. Ambos atributos son prácticamente
imposibles de lograr a través de un solo impuesto.
Del repaso de las posibles soluciones para encontrar el sustituto del Impuesto a los Ingresos
Brutos, hemos de concluir que no es posible encontrar ―un solo impuesto‖ capaz de generar
similar rendimiento tributario, a menos que se asuman alícuotas muy elevadas, falta de
neutralidad en la práctica y alta evasión en algunos casos (Ventas Minoristas), o sistemas
complejos administrativamente, con asimetrías de rendimiento marcadas entre los gobiernos
subnacionales, con exposición a posibles fraudes en los destinos y la existencia de una alta
presión tributaria sobre la misma base ejercida por el gobierno nacional (IVA destino, con o sin
pago diferido), y problemas de compensaciones y eventual sesgo antiexportador en otros casos
(IVA Origen). Finalmente, la variante de alícuota adicional no difiere mayormente del caso de
un impuesto único coparticipado con carácter devolutivo.
La propuesta que hemos sugerido ha sido la de sustituir el Impuesto a los Ingresos Brutos por
una batería de impuestos que, al tiempo de lograr tal sustitución, acentúen el proceso de
descentralización tributaria, incorporando en el sistema tributario subnacional, entre otros, la
imposición sobre los ingresos de las personas físicas985.
Naturalmente, la elección final del menú tributario subnacional, debe ser ponderada a la luz de
las estimaciones del rendimiento de cada alternativa y otras cuestiones de administración
tributaria enfrentadas en cada provincia. Se ha sugerido finalmente que, sujeto al resultado de la
simulación, se establezca un sistema de transferencias de nivelación, para facilitar la viabilidad
política de la reforma y contemplar aspectos de equidad territorial. La conclusión final, sin
985
Piffano, H., 1994, 1995 y 1998.
1150 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
embargo, es el planteo de una reforma integral del orden fiscal federal, aspecto sobre el que nos
ocupamos en otros trabajos986.
986
Ver Piffano, H., 1998.
1151 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 4
Sin embargo, el ejemplo presentado en la Simulación 1 no resulta útil para analizar las bondades
del sistema, puesto que el mismo está destinado a permitir la existencia de tasas diferenciales
entre provincias988. Por ello se presenta la Simulación 2, en la que se asume que la tasa en la
Provincia A es del 7%, superior a la que rige en la Provincia B del 5%. La nacional se mantiene
en el 21%. El resultado de las posiciones netas de los agentes económicos ya no es similar a la
del caso anterior.
Especialmente se advierte que el Sujeto 3 resulta con una presión tributaria inferior a la de los
otros dos contribuyentes inscriptos: 28% los Sujetos 1 y 2 y 23% el Sujeto 3. La explicación de
987
Ver Jefatura de Gabinete de Ministros, Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos y
Ministerio del Interior, 1999.
988
La razón de ser de la descentralización está ligada a este objetivo esencial, caso contrario no habría
justificación para incurrir en tal tipo de complicación; cualquier IVA sería posible con alícuotas
uniformes, incluso un IVA origen.
1152 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Nuevamente aparece el ―paseo de la factura‖, debido a que los contribuyentes, mediante este
ardid pueden aumentar los créditos IVA federales, generando una presión tributaria inferior. En
efecto, como surge de las posiciones netas de los contribuyentes, el contribuyente de la
Provincia A (Sujeto 1) paga 30 al fisco nacional y el contribuyente de la Provincia B genera un
débito de 23,1 y un crédito de 30 (por la compra ficticia realizada en A) con el fisco nacional, y
paga a su fisco 5,5. El contribuyente B quedó con un saldo a favor de 1,4, es decir, una presión
tributaria negativa del 14%.
989
Previamente a idealizar un ejemplo de posible fraude, deberá notarse que el trato diferente o no
neutral entre contribuyentes resulta mayor cuanto mayor es el diferencial de alícuotas entre provincias.
En la Simulación 3, se asume que la alícuota en la Provincia A es del 9%, manteniendo la Provincia B la
tasa del 5%. Las posiciones netas de los contribuyentes se hace más diferenciada, como se advierte en el
recuadro de la parte inferior del cuadro. Ahora el Sujeto 3 sufre una presión fiscal del 20% contra el 30%
de los otros dos contribuyentes. La brecha para posibles fraudes se extiende.
990
Por simplicidad se asume un peso relativo equivalente en el promedio ponderado a las alícuotas de
Provincia A y Provincia B.
1153 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
SIMULACIÓN 1
SUPUESTOS:
Observaciones:
NAC = Nacional
PROV = Provincia o Provincial
GOB = Gobierno
AlAdFed = Alícuota Adicional (o Adicionada) Federal
DEB = Débitos Fiscales
CRED = Créditos Fiscales
TRIB = Tributaria
1156 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
SIMULACIÓN 2
SUPUESTOS:
(CONSUMO NULO EN
PROVINCIA A)
1157 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Observaciones:
NAC = Nacional
PROV = Provincia o Provincial
Gob = Gobierno
AlAdFed = Alícuota Adicional o Adicionada Federal
TRIB = Tributaria
DEB = Débitos Fiscales
CRED = Créditos Fiscales
1158 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
SIMULACIÓN 3
SUPUESTOS:
Observaciones:
NAC = Nacional
PROV = Provincia o Provincial
GOB = Gobierno
AlAdFed = Alícuota Adicional o Adicionada Federal
TRIB = Tributaria
DEB = Débitos Fiscales
CRED = Créditos Fiscales
1160 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
SIMULACIÓN 4
ALTERNATIVA LEGAL
NACIÓN PROV A
Débitos 21 9
Créditos 0 0
Débito Neto 21 9
POSICIÓN FISCAL NETA 30
COMERCIANTE 1
Observaciones:
NAC = Nacional
PROV = Provincia o Provincial
Gob. = Gobierno
AlAdFed = Alícuota Federal Adicional o Adicionada
TRIB = Tributaria
DEB = Débitos Fiscales
CRED = Créditos Fiscales
1161 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
SIMULACIÓN 4 (CONTINUACIÓN)
SIMULACIÓN 4 (CONTINUACIÓN)
RESULTADO FISCAL
GUBERNAMENTAL
CONSOLIDADO
TOTAL 28,6
NACIÓN 23,1
PROVINCIA 0
A
PROVINCIA 5,5
B
PÉRDIDA FISCAL*
Observaciones:
NAC = Nacional
PROV = Provincia o Provincial
GOB = Gobierno
AlAdFed = Alícuota Federal Adicional o Adicionada
TRB = Tributaria
DEB = Débitos Fiscales
CRED = Créditos Fiscales
1163 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
SIMULACIÓN 5
ALTERNATIVA ILEGAL
RESULTADO FISCAL
GUBERNAMENTAL
CONSOLIDADO
TOTAL 28,6
NACIÓN 23,1
PROVINCIA 0
A
PROVINCIA 5,5
B
PÉRDIDA FISCAL*
Observaciones:
NAC = Nacional
PROV = Provincia o Provincial
GOB = Gobierno
TRIB = Tributaria
CVAT = Alícuota Compensatoria (Compensating Value Added Tax)
1165 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(a) Introducción
991
Para una revisión ver Varsano, R. (1995, 1999), Bird, R. y Gendron, P. (1998, 2000), McLure, C.
(1993, 1999, 2000), Keen, M. y Smith, S. (1996, 1999), Poddar, S. (1990, 1999), Schenone, O. (1999),
Fenochietto, R. y Pessino, C. (2000) y Piffano, H. (1999a, 1999b, 1999c, 1999d, 2000).
992
La teoría básica y la discusión sobre el IVA Origen-IVA Destino, sus efectos económicos y
equivalencias (―eficiencia en la producción‖ versus ―eficiencia de intercambio‖) no son analizados en
este trabajo. Para una revisión sobre el tema ver Lockwood, B. (1993), Lockwood, B., de Meza, D., y
Myles, G. (1994) y Genser, B. (1996).
993
Ver Slemrod, J. y Yitzhaki, S. (2000) y Gale, W. y Holtzblatt, J. (2000) para un análisis de los
aspectos administrativos que afectan las prácticas de elusión y evasión.
994
Bird, R. (1983), Casanegra de Jantscher (1990) y Bird, R. y Casanegra de Jantscher (1992) han
sostenido que ―la administración tributaria es política tributaria‖ en los países en desarrollo.
995
En McLure, C. (2000), el autor modifica radicalmente su opinión cuando es favorablemente
entusiasmado con la idea original del IVA partilhado, sugerido por Varsano, R. (1995).
1166 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El gran desafío es diseñar un impuesto a las ventas que, garantizando la autonomía subnacional
para fijar la alícuota del impuesto997, opere satisfactoriamente sobre bases de eficiencia y
cumplimiento tributario, en un espacio geográfico común dividido en varias jurisdicciones,
estados o provincias, sin controles de frontera en la circulación de bienes y servicios. Antes de
analizar este desafío, a continuación se presenta una taxonomía del IVA subnacional,
conteniendo una breve caracterización de cada alternativa.
Los IVA subnacionales que han sido sugeridos por los expertos son:
El IVA Origen ―Puro‖. Las ventas son gravadas en el estado o provincia donde reside el
vendedor. Los créditos fiscales reconocidos en cada jurisdicción corresponden exclusivamente a
las compras realizadas dentro de la misma jurisdicción. Las exportaciones son gravadas y las
importaciones desde otras jurisdicciones no generan crédito fiscal998.
El IVA Origen ―Modificado‖. Las ventas son gravadas en el estado donde residen los
vendedores. Los créditos fiscales reconocidos en cada jurisdicción corresponden a compras
efectuadas dentro de cada jurisdicción y también a los débitos incluidos en las facturas
provenientes de otras jurisdicciones. Las importaciones desde otras jurisdicciones no son
gravadas; pero a diferencia del caso anterior, generan crédito fiscal en destino, y las
exportaciones son gravadas. Como en destino se admite acreditar los débitos cargados en
origen, un sistema de compensaciones entre fiscos (clearing house) es necesario. El estado o
provincia de origen debe compensar al estado de destino. De esta manera, ―la exportación del
impuesto‖ es evitada999.
996
Ver la reciente sugerencia para Brasil en Varsano, R., Ferreira, S. G. y Afonso, J. R. (2002). Algunos
autores han sugerido la inconveniencia de descentralizar cualquier tipo de impuesto general a las ventas,
debido a la movilidad de bases y los problemas administrativos, con la excepción de ciertos países
territorialmente muy extensos como EE. UU. o Canadá (ver Noorregaard, J., 1997; Vehorn, C. L. y
Ahmad, D. E., 1997).
997
Las finanzas públicas federales requieren independencia de las decisiones fiscales de los gobiernos y
clara información de los impuestos-precios que los ciudadanos deben pagar por los bienes públicos
provistos por cada nivel de gobierno (el principio ―wickseliano‖ de correspondencia fiscal). Se volverá
sobre este aspecto en el punto 6.
998
La definición responde a similar enfoque utilizado por el FMI en documentos oficiales (Ver Shome,
P., 1995). La alternativa de diseño por la cual se admite la existencia de créditos fiscales con
compensaciones entre fiscos, es identificada como IVA Origen ―Modificado‖. Esta versión ―modificada‖
coincide con la definición utilizada en la sexta Directiva de la Unión Europea (Commission of the
European Communities, 1996). Para los expertos del FMI el hecho de permitir acreditar en destino los
débitos fiscales contenidos en las importaciones, es decir, lo gravado en origen, transformaría a esta
modalidad en un IVA ―Destino‖ (Ver IMF, 2000).
999
El concepto de si un impuesto es exportado o no debe ser entendido con el lugar donde se localiza la
percusión del impuesto. Es exportado cuando el impuesto es fijado en el estado de origen, de manera que
1167 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
IVA Origen ―Restringido‖. Las ventas dentro de la región o federación son gravadas en
origen, esto es, donde residen los vendedores, con un acuerdo entre los estados miembro de
igualar las alícuotas impositivas en todas las jurisdicciones. Las ventas fuera de la jurisdicción
son gravadas a tasa cero. El clearing house es evitado; los rendimientos de los estados o
provincias dependerán —y cada provincia ganará o perderá recursos— dependiendo del flujo
comercial interjurisdiccional, que no se vería afectado por el régimen de alícuotas, pues las tasas
son similares en todos los estados o provincias.
IVA ―Híbrido‖ Origen-Destino. Las transacciones interestaduales son gravadas con tasas
reducidas (menores a la que gravan el comercio intra-estadual) de manera de transferir recursos,
o rendimiento tributario potencial, desde las provincias ―productoras‖ a las provincias
―consumidoras‖. El sistema opera en Brasil a nivel estadual (provincial) (el ICMS o Impuesto a
la Circulación de Mercaderías y sobre Servicios del Transporte Interestadual e Interurbano).
Consiste en la aplicación de tasas diferenciales reguladas centralmente por el gobierno federal
—inicialmente 7%, ahora 9%—, para las ventas de los estados desarrollados (las regiones del
sur y sudeste) a los estados menos desarrollados (las regiones del norte, nordeste); e
inicialmente 12%, ahora 11%, al resto de los estados. Los estados tienen la obligación de gravar
las ventas intra-estaduales con tasas mayores a las que rigen para el comercio interestadual
(usualmente 17%).
IVA Destino ―Pago diferido‖. Las ventas dentro de la jurisdicción son gravadas con la tasa
local, pero las ventas a otras jurisdicciones son gravadas a tasa cero. Los créditos fiscales
corresponden en este caso al IVA incorporado en las facturas de insumo intermedios comprados
dentro de la jurisdicción donde los vendedores residen, en tanto las importaciones (no gravadas
en origen) no generan por tanto crédito fiscal. Los bienes importados son gravados en destino de
forma ―diferida‖, cuando esos bienes se vendan en la jurisdicción de destino. Una alternativa
sugerida que evitaría el pago diferido (o el cobro diferido por parte del fisco por las
importaciones) sería que el vendedor cargue sus facturas por bienes exportados con la tasa IVA
aplicada por el estado o provincia de destino, pague el impuesto al organismo recaudador local
(de origen) y luego, éste distribuya la correspondiente recaudación a los estados de destino a
través de un mecanismo de ―clearing house‖.
IVA ―Pre-pago‖. Poddar (1990, 1999) ha sugerido que los vendedores registrados en cualquier
estado o provincia apliquen la tasa local a todas las ventas, a menos que los compradores
residentes en otras jurisdicciones o provincias les provean de un certificado que permita
corroborar que el impuesto ha sido previamente pagado en su jurisdicción de destino. De esta
manera, las firmas que desean comprar bienes de otras jurisdicciones deberían hacer dos pagos
antes de que el exportador despache los bienes. Un pago al exportador en concepto de ―precio
antes de impuesto‖ de los bienes, y otro al estado de su residencia por el impuesto de destino
sobre tal compra. Obteniendo tal certificado, el exportador podrá gravar sus exportaciones a tasa
cero y justificar esta situación ante el ente recaudador de su provincia.
IVA Integrado Viable (VIVAT o “Viable Integrated” VAT). En esta alternativa, sugerida por
Keen y Smith (1999), una alícuota común y uniforme es fijada para todas las ventas entre
comerciantes registrados en cualquier jurisdicción o estado —las que usualmente reflejan
transacciones intermedias— dejando que cada fisco fije la tasa sobre las ventas hechas a
compradores no registrados —que se asumen generalmente dirigidas al consumo final—. Por lo
tanto, la mecánica del impuesto no requiere diferenciar las ventas de acuerdo con el destino de
los bienes (intraestaduales o interestaduales), pero sí la situación del comprador (registrado o no
IVA ―Dual‖. Bird y Gendron han sugerido la alternativa de un IVA Destino Pago Diferido con
la particularidad de la coexistencia de un impuesto federal o nacional y uno provincial o
estadual. El sistema está operando en Canadá (entre el estado federal y la provincia de Quebec).
Ambos impuestos (federal y provincial) gravan la misma base; cada gobierno fija su propia
alícuota y la administración de ambos impuestos es asignado a uno de los dos entes
recaudadores. En Canadá, la provincia de Quebec administra ambos impuestos1000.
IVA ―Partilhado‖ (―Barquinho‖ o ―Little Boat” Model). En esta alternativa, sugerida por
Varsano (1995, 1999), el gobierno subnacional grava las ventas dentro de su jurisdicción con la
alícuota local y las ventas a otros estados o provincias se gravan con una ―tasa provincial cero‖.
Sin embargo, las ventas a otras jurisdicciones son gravadas por el gobierno federal con una tasa
suplementaria equivalente a la tasa que aplica el gobierno local; por tanto, en el caso de un IVA
Dual, esta tasa complementaria es añadida a la propia tasa federal. Por este procedimiento, los
débitos fiscales son igualados en origen, no importando a qué destino son dirigidos los bienes.
La recaudación proveniente de la alícuota añadida por el gobierno federal pertenece al gobierno
federal y será reconocida como crédito fiscal (federal) por compras intermedias en la
jurisdicción de destino. Si las ventas son dirigidas a consumo final, esta parte del impuesto
añadido federal debe ser distribuida entre las provincias o estados mediante un mecanismo de
coparticipación (sharing mechanism).
IVA ―Radial‖. Esta alternativa analizada por Schenone (1999) modifica el IVA Destino del
tipo Partilhado o Barquinho, en la forma que el crédito fiscal es tratado. Los créditos fiscales
federales de la parte del impuesto añadido en origen a la tasa provincial, son reconocidos en
destino con la tasa que rige en la provincia de destino y no por el débito cargado en origen.
1000
La presente taxonomía del IVA subnacional solamente considera IVA Dual a esta alternativa, que
esencialmente permite la autonomía estadual en la definición de la alícuota. Este es el caso del General
Sales Tax federal y el Sales Tax de la provincia de Quebec (GST/QST). En Canadá existe otro arreglo de
imposición a las ventas entre el gobierno federal y tres provincias; el Harmonized Sales Tax (HST) (ver
Bird and Gendron, 1998). Este segundo sistema no es clasificado como una forma de IVA Dual, pues se
trata de un IVA nacional-provincial conjunto o un IVA subnacional del tipo ―piggy-backing‖ con
alícuota uniforme en las tres provincias y con un mecanismo de coparticipación de tipo devolutivo.
1169 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Antes de analizar los IVA subnacionales, se pasará revista a la operatoria del IVA ―Nacional‖,
observando su incidencia sectorial y regional, solamente para facilitar la comprensión de los
problemas que se habrán de encontrar el caso subnacional1002.
Supóngase una economía cerrada de una federación compuesta por dos regiones, estados o
provincias (j = A, B) y dos firmas, sectores o actividades (i = 1, 2)1003 operando en cualquiera de
ambas provincias o estados. Cada sector puede utilizar como insumos la producción de todos los
sectores y de todas las regiones. Defínase xi(i)A(A) al valor sin impuesto de las ventas desde el
sector i al sector (i) dentro de la provincia A. La letra i sin paréntesis es utilizada para
identificar al sector vendedor y (i), esto es, la letra i con paréntesis, al sector comprador. La
letra j (= A o B) sin paréntesis está indicando la residencia geográfica del vendedor, y (j), esto
es, las letras A o B sin paréntesis, indica la residencia geográfica del comprador. Ahora,
xi(i)B(B) es el valor sin impuesto de las ventas desde el sector i al sector (i) dentro de la provincia
B. xi(i)A(B) es el valor sin impuesto de las ventas desde el sector i residente en la provincia A al
sector (i) residente en la provincia B. xi(i)B(A) es el valor sin impuesto de las ventas desde el
sector i residente en la provincia B al sector (i) residente en la provincia A. Por lo tanto, los
superíndices A(A), B(B) significan ventas intra-estaduales y los superíndices A(B), B(A)
significan ventas inter-estaduales.
Cambiando el orden de las variables entre paréntesis y sin paréntesis, las referencias estarán
dirigidas a identificar las compras, esto es, x(i)i(A)A es el valor sin impuesto de las compras del
sector (i) —el sector comprador— desde el sector i —el sector vendedor—; ambos residentes en
la provincia A. Y lo mismo para el resto. Esto implica la conocida identidad ventas-compras:
xi(i)A(A) ≡ x(i)i(A)A; xi(i)A(B) ≡ x(i)i(B)A; etc.
Finalmente, CiA(A), CiB(B) son los valores sin impuesto de los consumos finales, correspondientes
a las ventas desde el sector i, dentro de la provincia A y B, respectivamente. Y CiA(B), CiB(A) los
valores sin impuesto de los consumos finales correspondientes a las ventas desde el sector i
localizado en A o B, respectivamente, a consumidores (compradores no registrados) localizados
en la otra jurisdicción.
En el IVA Nacional, el gobierno federal grava las ventas con una tasa uniforme tF en ambos
sectores y provincias. El rendimiento tributario de ambos sectores (TOTREV) es:
(1) TOTREV = tF (x1(1)A(A) + x1(1)A(B) + x1(1)B(B) + x1(1)B(A) + x1(2)A(A) + x1(2)A(B) + x1(2)B(B) + x1(2)B(A)
+ x2(1)A(A) + x2(1)A(B) + x2(1)B(B) + x2(1)B(A) + x2(2)A(A) + x2(2)A(B) + x2(2)B(B) + x2(2)B(A) + +C1A(A) +
C1B(B) + C1A(B) + C1B(A) + C2A(A) + C2B(B) + C2A(B) + C2B(A) ) –
– tF (x(1)1(A)A + x(1)1(A)B + x(1)1(B)B + x(1)1(B)A + x(1)2(A)A + x(1)2(A)B + x(1)2(B)B + x(1)2(B)A + +x(2)1(A)A
+ x(2)1(A)B + x(2)1(B)B + x(2)1(B)A + x(2)2(A)A + x(2)2(A)B + x(2)2(B)B + x(2)2(B)A)
1001
Fenochietto, R. y Pessino, C. (2000) han sugerido un IVA subnacional similar para Argentina, que
los autores denominaron IVA Compartido (Shared VAT o SVAT). La tasa federal que grava las ventas
interestaduales —que los autores denominan la ―tasa de percepción‖ (perception rate)— es calculada
como promedio ponderado de las alícuotas provinciales vigentes en el correspondiente año fiscal.
1002
Un tratamiento analítico similar es presentado por Schenone (1999), aunque el modelo aquí
presentado difiere en muchos aspectos importantes.
1003
Para el propósito del análisis, la referencia a ―firmas‖, ―sectores‖ o ―actividades‖ es similar o
equivalente; de ahora en más es utilizado el término ―sector‖.
1170 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La primer sumatoria representa los débitos fiscales y la segunda los créditos fiscales. Haciendo
las compensaciones entre débitos y créditos, resulta:
El IVA Nacional grava el valor agregado total uniformemente (a lo largo de todos los sectores y
jurisdicciones) y, por tanto, solo grava el consumo final. El consumo intermedio queda libre de
gravamen. En esta versión ―nacional‖, es irrelevante el lugar de residencia de las firmas,
vendedores o compradores; consecuentemente, también el territorio o jurisdicción donde el bien
es vendido o donde el consumo final ocurre (origen o destino de los bienes y servicios dentro de
la federación). Pero, de todas maneras, desde el punto de vista de la administración tributaria, si
el organismo recaudador recauda el impuesto (débito neto) en el lugar donde ―reside el
vendedor‖ o donde los vendedores definen como su residencia legal para cuestiones fiscales o
tributarias (domicilio fiscal), el IVA Nacional respecto de las transacciones domésticas opera
como un IVA ―Origen‖. Esta característica es importante en ser destacada, pues en el caso de un
IVA subnacional basado en el criterio de destino, el organismo recaudador enfrentará el
problema de identificar la residencia geográfica de los consumos final e intermedio.
Supóngase ahora un IVA subnacional autónomamente fijado por cada jurisdicción (provincia A
y provincia B), con el criterio de ―Origen‖. Las ventas interestaduales serán gravadas con la tasa
vigente en la jurisdicción del vendedor, de manera que resulta irrelevante para ellos a quiénes o
para qué finalidad son vendidos los bienes (consumo final o intermedio) y el lugar de residencia
del comprador (en A o en B). Sin embargo, el tratamiento del crédito fiscal admite diferentes
criterios.
Dada esta alternativa, en la que los créditos fiscales reconocidos en cada jurisdicción
corresponden exclusivamente a los débitos generados por ventas dentro de la misma
jurisdicción, las importaciones procedentes de otras jurisdicciones no son gravadas (tampoco
ellas generan crédito fiscal) mientras que las exportaciones son gravadas. Las ecuaciones que
explican el rendimiento obtenido de cada sector y jurisdicción (REViA , REViB) son:
1004
Simulaciones o trampas (fraude) que el contribuyente puede hacer mediante el cambio del verdadero
destino de las ventas en sus reportes al fisco.
1171 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El primer y segundo término que figuran entre paréntesis en las expresiones (4) y (5) indican los
débitos fiscales debidos a las ventas realizadas dentro de la misma jurisdicción y las realizadas a
otras jurisdicciones. El tercer término indica los créditos fiscales por el impuesto cargado en las
compras hechas dentro de la propia jurisdicción. El IVA provincial consolidado (TOTREV) es:
Por lo tanto, este IVA subnacional grava algo más que el valor agregado nacional: las ventas
finales y las ventas intermedias entre jurisdicciones (exportaciones). Por supuesto que,
asumiendo el caso relevante donde tA ≠ tB, los sectores son gravados de forma diferente
dependiendo de la residencia del vendedor. Las distorsiones causadas en los precios relativos
entre sectores de acuerdo a la residencia geográfica de los vendedores, habilitan a las provincias
a intentar inducir fiscalmente la localización de las firmas en su propio territorio. Esto es una
puerta abierta para posibles ―guerras tarifarias‖ entre jurisdicciones1005. Por esta eventualidad,
ha sido sugerido el fijar una alícuota uniforme en todas las jurisdicciones para evitar las
distorsiones de precios y los arbitrajes regionales. Pero esta solución dañaría el principio
elemental de la descentralización tributaria, cual es la autonomía subnacional para fijar su
propia alícuota impositiva.
No existen incentivos al fraude en los destinos de las ventas. Resulta indiferente el lugar donde
son enviados los bienes, simplemente porque son gravados con la misma alícuota. Por otro lado,
las compras hechas en otras jurisdicciones no generan crédito fiscal. Solamente las compras
dentro de la jurisdicción generan crédito fiscal y el organismo recaudador puede corroborar las
ventas intermedias intraestaduales mediante el rastreo de las facturas dentro de su jurisdicción.
Finalmente, es importante destacar que, como todo impuesto que grava la producción y no el
consumo, el IVA Origen resulta especialmente atractivo para las provincias productoras y
exportadoras netas, con importantes ganancias de rendimiento tributario respecto al IVA
Destino1006. Por otra parte, tales provincias pueden razonablemente argumentar que muchas
inversiones públicas, complementarias de la inversión privada, deberían ser financiadas por
impuestos pagados por aquellas firmas localizadas en sus territorios1007.
En esta segunda alternativa de IVA Origen, las exportaciones son gravadas y las importaciones
no son gravadas, pero a diferencia del caso anterior, ellas generan crédito fiscal en destino. Por
esta razón, un mecanismo de clearinghouse con compensaciones entre fiscos resulta necesario,
de manera que el fisco de la jurisdicción del comprador sea compensado por el fisco de la
jurisdicción del vendedor1008. Por este mecanismo, la exportación del impuesto es evitada1009. En
este caso, la recaudación tributaria obtenida en A (REViA) y en B (REViB) sería:
1005
En realidad, la competencia tributaria no debería ser un problema cuando los sistemas tributarios
evitan hacer tratamientos diferenciales entre sectores. Los argumentos referidos a competencia tributaria
son discutidos en el punto 6.
1006
El rendimiento tributario está asociado con el valor de la producción generada en la jurisdicción,
mientras que en el caso del IVA destino o el Impuesto a las Ventas Minoristas, está asociado con la
población consumidora.
1007
El argumento del principio del beneficio en favor del IVA Origen.
1008
El sistema requiere que los vendedores informen el destino de sus ventas, porque los débitos fiscales
deben ser devueltos en compensación al fisco de destino, el cual reconoce como crédito fiscal el
impuesto pagado en origen por el importador. Por otra parte, los compradores deben identificar el estado
1172 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(8) REViB = t (∑ ∑
B
CiB(j) ) + t (∑ ∑ xi(i)
B B(A)
) – t (∑ ∑ x(i)i(B)A )
A
i (j) i (i) (i) i
Los débitos y créditos fiscales sobre el consumo intermedio cancelan entre sí, y el resultado
fiscal (el rendimiento tributario neto) en cada gobierno subnacional depende del flujo comercial
y el diferencial de alícuotas. El fisco con créditos fiscales positivos, debido a las transacciones
intermedias, compensará al otro fisco (que obviamente registrará créditos fiscales negativos por
tales transacciones). Esto demanda coordinación y la instrumentación de un clearinghouse inter-
estadual. Claramente, en una federación como Argentina con 24 jurisdicciones, tal
clearinghouse acarrea complejidad en la administración tributaria; mínimamente, armonización
tecnológica de sistemas y computación de las administraciones tributarias subnacionales.
o provincia de origen de sus compras ante el fisco de su jurisdicción, para que éste sepa a qué fisco
provincial reclamar las compensaciones.
1009
En rigor, el problema principal del IVA Origen, en lo referido al comercio cruzando fronteras, reside
en el tratamiento de las exportaciones y la dificultad para instrumentar reembolsos (ajustes) en frontera.
Debería contemplarse asimismo la remisión de bienes sin factura entre establecimientos de una misma
firma residiendo en diferentes jurisdicciones y la aceptación de las provincias de retornar los créditos
fiscales a los exportadores a pesar de que el impuesto haya sido pagado en otra provincia. En cualquier
caso, el ente recaudador debería establecer un sistema de clearing para las compensaciones, de manera
que las provincias donde se hace el pago del impuesto deban participar de tales reembolsos, a menos que
los bienes fueran exportados desde la misma jurisdicción. Las complejidades administrativas de tal
mecanismo de clearing son obvias. Los ajustes en frontera resultan administrativamente imposibles de
instrumentar, debido a las diferentes etapas y jurisdicciones donde los bienes intermedios son vendidos y
gravados.
1010
Sobre este tópico ver Genser, B., y Schultze, G. (1997).
1173 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
jurisdicción. La otra alternativa es la sugerida para el caso de una federación con muchas
jurisdicciones. Cuando el cómputo de las transacciones reales resultase muy costoso, la
alternativa sería fijar una alícuota impositiva uniforme por el gobierno federal y asignar la
recaudación a cada jurisdicción sobre la base de alguna fórmula, como la estimación
macroeconómica del consumo en cada jurisdicción (Commission of the EU, 1996; Sistema HST
canadiense). Sin embargo, esta solución no resuelve el problema central de asegurar la completa
independencia fiscal, demandando compensaciones interestaduales y requiriendo un mecanismo
de distribución de fondos complejo debido a los reembolsos por exportaciones. Por otra parte, la
segunda alternativa significa una solución no esencialmente diferente de la ―coparticipación
federal‖ (tax sharing). Esto es, a través de un sistema de reparto tributario basado en alguna
fórmula de distribución con criterio ―devolutivo‖. Además, el mecanismo de la coparticipación
enfrenta el peligro del bien conocido problema del fondo común (―common pool problem‖) y
lleva la solución fuera del objetivo esencial de la descentralización tributaria, es decir, el
reconocimiento de autonomía para fijar las alícuotas.
Supóngase ahora un IVA provincial establecido autónomamente por cada jurisdicción, diseñado
bajo el criterio de destino. Las ventas dirigidas a consumo final dentro de la jurisdicción son
gravadas a la tasa local, y las ventas dirigidas a otras jurisdicciones son gravadas a tasa cero. En
este caso los créditos fiscales corresponden solamente al IVA incorporado en las facturas de los
insumos intermedios comprados dentro de la propia jurisdicción, pues las importaciones no son
gravadas en origen (ellas son gravadas en destino con pago diferido), de manera que ellas no
generan naturalmente ningún crédito fiscal1011.
Las ecuaciones que explican los rendimientos tributarios obtenidos de cada sector y jurisdicción
(RECiA, RECiB) son los indicados en expresiones (10) y (11)1012.
Por tanto, el IVA provincial consolidado (TOTREV) grava solamente el valor agregado
nacional:
La presión tributaria sobre los sectores es diferente según el lugar donde estén registradas las
ventas finales. Esto genera un incentivo al fraude en los destinos; probablemente, los agentes
1011
El mecanismo de Pago Diferido hace innecesaria las compensaciones entre jurisdicciones. Sin
embargo, genera una demora en recaudar el impuesto sobre las importaciones, con el consecuente costo
financiero para los fiscos. Una solución sugerida por Poddar (1990), es que los vendedores graven las
ventas interestaduales con la tasa de la jurisdicción de destino; ingrese el impuesto a su fisco de origen, el
cual luego enviaría tal rendimiento al fisco de destino mediante un mecanismo de clearinghouse. Sin
embargo, este procedimiento acarrea mayores costos de administración para los fiscos y mayores costos
de cumplimiento para los contribuyentes que deben consultar información tributaria perteneciente a las
otras provincias. La otra alternativa es la ya analizada del IVA Origen Modificado, donde los vendedores
cargan sus ventas con la tasa de su propia jurisdicción y los compradores reclaman ese monto como
crédito fiscal al fisco de destino en su provincia. Como fuera explicado, este fisco debe ser compensado
por el fisco de origen a través del mecanismo de clearinghouse.
1012
Una alternativa es requerir a los vendedores que diferencien las ventas a los consumidores locales de
las ventas a consumidores de otras provincias. El rendimiento tributario del segundo tipo de ventas sería
luego distribuido de acuerdo con las transacciones reales o en base a estimaciones macroeconómicas
estimadas del consumo por jurisdicción.
1174 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, el IVA Destino, como todo impuesto que grava el consumo y no la producción, es
especialmente atractivo para provincias consumidoras e importadoras netas, con ganancias de
recursos tributarios con relación al IVA Origen. Pero el IVA Destino induce al ―turismo
tributario‖ (cross-border shopping), produciendo importantes efectos sobre bienes o items
transportables y de alto valor, especialmente entre jurisdicciones cercanas. Esto naturalmente
podría generar presiones sobre la determinación de las alícuotas provinciales. En sentido
inverso, la competencia tributaria entre estados o provincias puede inducir a ―guerras
comerciales‖ con consecuencias directas sobre el flujo comercial y más aún en el largo plazo,
dependiendo de la residencia de los consumidores, con incidencia indirecta en la localización de
1013
Varsano, R. (1999) menciona el ejemplo de dos famosos casos de fraude en Brasil, en los que ventas
masivas de azúcar y automóviles desde San Pablo a Amazonia Occidental estuvieron involucradas. La
aplicación de alícuotas diferenciales en el ICMS reguladas por el gobierno federal, generó un incentivo
para el ―paseo de la factura‖.
1014
Este es el caso del ―VAT Information Exchange System‖ operando en la UE desde 1993. Consiste en
un sistema de intercambio de información on line conteniendo los códigos tributarios emitidos en cada
país miembro y los volúmenes de las ventas interestaduales comunitarias. En realidad, el Informe
Neumark había propuesto un ―IVA Origen Restringido‖ para la UE, esto es, gravando las ventas enviadas
fuera de la comunidad con tasa cero (principio de destino), pero aplicando el criterio de origen para las
ventas intracomunitarias. Esto implicaba la necesidad de igualar las alícuotas entre todos los estados
miembros. Dificultades para lograr este acuerdo indujeron a aplicar el IVA Destino Pago Diferido como
―régimen transitorio‖.
1175 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
las firmas1015. Por cierto, sin controles en frontera, las simulaciones o fraudes en el destino de
las ventas compensarían imperfectamente algunas de estas posibles consecuencias. De todas
maneras, evitando la fijación de alícuotas diferenciales entre sectores o actividades en los
sistemas tributarios subnacionales, la competencia tributaria entre jurisdicciones con una tasa
general uniforme debería ser considerada beneficiosa, no perjudicial, desde el punto de vista del
bienestar general, como es luego argumentado en el punto 6.
R.Varsano (1999) ha señalado que el IVA Destino - Pago Diferido no es una solución para el
diseño del IVA subnacional de Brasil, como substituto del ICMS, que al presente registra serias
deficiencias. En rigor, llevando las actuales diferencias de alícuotas entre ventas intra-estaduales
y las interestaduales al límite extremo —como sería el caso de gravar con tasa cero las ventas
interestaduales— magnificarían el incentivo ya mencionado al fraude en los destinos.
En el IVA Partilhado, el gobierno subnacional grava las ventas intra-estaduales con la alícuota
local y las ventas interestaduales con alícuota ―subnacional‖ cero, y el gobierno federal grava
esas ventas interestaduales con una alícuota añadida similar a la vigente en el estado de origen,
es decir, equivalente a la alícuota subnacional local. Este mecanismo compensador federal
permite igualar la presión tributaria en origen sobre todas las ventas (intra-estaduales e
interestaduales). De todas maneras, el rendimiento tributario proveniente de esa tasa federal
añadida o complementaria, será reconocido como crédito fiscal (federal) en destino, en el caso
de consumos intermedios. Por lo tanto, la tasa substituta o complementaria federal es solamente
empleada como un ―bote para cruzar el río‖ (de allí el nombre alternativo del método como
―little boat model‖como se identifica a esta modalidad de IVA subnacional). El gobierno federal
no gana ni pierde nada, porque definitivamente ha de compensar débitos con créditos fiscales
por la alícuota añadida. El gobierno subnacional, por su parte, va a recaudar solamente la
porción provincial de sus ventas intra-estaduales (en tanto las ventas a otras jurisdicciones han
sido tratadas con alícuota subnacional cero)1016.
Ahora, si se asume el caso de un IVA dual, esto es, el gobierno federal también gravando la
misma base tributaria con su impuesto IVA a las ventas1017, el rendimiento tributario
consolidado obtenido de cada sector y jurisdicción por ambos niveles de gobierno, subnacional
y federal, (RECiA, RECiB) resulta:
(13) REViA = (tA+tF) (∑ ∑ xi(i)A(A) + ∑ CiA(A)) + tAf (∑ ∑xi(i)A(B) + CiA(B) ) - (tA+tF) (∑ ∑ x(i)i(A)A) -
i (i) i i (i) i (i)
- tBf (∑ ∑ x(i)i(A)B)
i (i )
(14) REViB = (tB+tF) (∑ ∑ xi(i)B(B) + ∑ CiB(B)) + tBf (∑ ∑xi(i)B(A) + CiB(A) ) - (tB+tF) (∑ ∑ x(i)i(B)B) -
i (i) i i (i) i (i)
- tAf (∑ ∑ x(i)i(B)A)
i (i )
1015
La compras cruzando fronteras (―cross-border shopping‖) han causado problemas fiscales en muchos
lugares, como en la frontera entre Canadá y EE. UU. (debido a la imposición al tabaco en Canadá), entre
el Reino Unido y Francia (comercio de cerveza), o entre la República de Irlanda y el Norte de Irlanda
(comercio de bebidas espirituosas).
1016
Silvani y Dos Santos (1996) han propuesto un modelo similar.
1017
A pesar que la existencia de un IVA Nacional no resulta necesaria para la operatoria del impuesto
subnacional, se asume un sistema dual, con ambos gobiernos gravando la misma base, para hacer el caso
más real que justifique involucrar al gobierno nacional en la operatoria del impuesto.
1176 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde tAf y tBf son las alícuotas federales que gravan las transacciones interestaduales; siendo,
tAf = (tA+tF); tBf = (tB+tF). Esto es, las ventas a otras jurisdicciones son gravadas con la misma
alícuota total (provincial más federal) como son gravadas las ventas intraestaduales, debido a la
alícuota compensatoria federal que gravan las exportaciones a otras provincias. El rendimiento
tributario total consolidado (Nación-Provincias) (TOTREV) es:
(15) TOTREV = (tA+tF) ∑ (CiA(A)) + (tB+tF) ∑ (CiB(B)) + tAf ∑ (CiA(B)) + tBf ∑ (CiB(A) )
i i i i
Varsano propuso distribuir el componente residual (REV(A, B)f) que pertenece a las provincias —
un fondo tributario común compartido por las provincias—, en proporción a la recaudación
propia correspondiente al rendimiento provincial. Varsano identifica esta parte del tributo con el
apodo de CVAT (significando la expresión de McLure ―Compensating Valued Added Tax‖).
Por lo tanto, el IVA Partilhado implica la existencia de un ―common pool‖, con las dificultades
usualmente asociadas al mismo.
Nuevamente, asumiendo el caso relevante donde tAf ≠ tBf, que implica (tA+tF) ≠ (tB+tF), la
presión tributaria sobre el valor agregado en cada sector diferirá de acuerdo con el lugar donde
se supone que el consumo final está localizado. Debido a la ausencia de controles fronterizos en
el comercio inter-estadual, esto genera un incentivo al fraude en los destinos, simulando ventas
en jurisdicciones con alícuotas más bajas. Por lo tanto, a pesar que el IVA Partilhado intenta
eliminar el incentivo al fraude igualando los débitos fiscales en origen, como estos débitos son
reconocidos como crédito fiscal en destino —a través del gobierno federal— resulta posible
reducir la presión tributaria sectorial maximizando el cómputo de las ventas en las
jurisdicciones de menores tasas finales (simulando destinos falsos), no importando cuán alto
pudiera ser el débito en origen. El objetivo del IVA ―Barquinho‖ puede ser burlado, esto es, el
problema del IVA Destino Pago Diferido no es resuelto1018.
Una importante característica de este IVA subnacional es que requiere considerar la situación
del débito neto de cada contribuyente ante el fisco nacional y el fisco provincial. Como las
posiciones netas ante el gobierno nacional y provincial de los contribuyentes diferirá (en las
jurisdicciones exportadoras netas con créditos contra el gobierno provincial y débitos a favor del
gobierno federal), deberá tenerse en cuenta el problema de las compensaciones que
naturalmente demandarán los contribuyentes. En este caso, para reducir costos administrativos,
1018
Volver al apartado previo para ejemplos numéricos de simulación de fraude en el IVA Dual-
Partilhado-Compensatorio.
1177 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
sería posible permitir a los contribuyentes pagar el débito neto consolidado (débitos nacionales
menos créditos provinciales) y crear un mecanismo de clearinghouse entre la nación y las
provincias, con pagos intergubernamentales periódicos.
Ahora, cuando emergen asimetrías en el balance neto entre administraciones tributarias, surge el
problema de los reembolsos. Las administraciones tributarias han demostrado ser renuentes a
admitir reembolsos en efectivo u otro tipo de compensaciones con obligaciones tributarias de
otros impuestos. Expertos del FMI en una revisión de las experiencias internacionales de los
IVA nacionales, han encontrado una generalizada inhabilidad de las administraciones tributarias
para hacer reembolsos oportunos por créditos fiscales excedentes de los contribuyentes, ―los que
legalmente pueden alcanzar a un medio de las recaudaciones del IVA‖1019. En Argentina los
exportadores usualmente sufren importantes demoras en recibir los reembolsos por créditos
fiscales del IVA. El gobierno nacional ha sido asimismo renuente a aceptar compensaciones
fiscales, en el sector agropecuario por ejemplo (sus ventas gravadas con una alícuota diferencial
menor a la tasa general justificada en razones de orden social o distributivas), con otros débitos
fiscales provenientes del Impuesto a las Ganancias (Income Tax) o a los Bienes Personales
(Patrimonial Tax).
Esta alternativa plateada por Schenone (2001) modifica al IVA Destino del tipo ―Barquinho‖ en
la forma de computar los créditos fiscales. Los créditos fiscales por compras efectuadas en otras
jurisdicciones son reconocidos a la tasa que rige en la jurisdicción de destino, en lugar de
reconocer el débito generado en origen (el que paga el vendedor). La intención de esta versión,
nuevamente, es eliminar el incentivo al fraude en los destinos y evitar distorsiones. Como el
crédito fiscal es reconocido a la alícuota vigente en destino, se espera que el tratamiento
diferencial anule los incentivos al fraude y evite no obstante las distorsiones (la presión
tributaria en cualquier jurisdicción debería ser la misma). Veamos si este objetivo es alcanzado.
Ahora la recaudación tributaria obtenida de cada sector en cada jurisdicción (REViA, REViB) es:
(17) REViA = (tA+tF) ( xi(i)A(A) + CiA(A)) + tAf ( xi(i)A(B) + CiA(B) ) - (tA+tF) ( x(i)i(A)A) –
i (i) i i (i) i (i)
– tAf ( x(i)i(A)B)
i (i )
(18) REViB = (tB+tF) ( xi(i)B(B) + CiB(B)) + tBf ( xi(i)B(A) + CiB(A) ) - (tB+tF) ( x(i)i(B)B) –
i (i) i i (i) i (i)
– tBf ( x(i)i(B)A)
i (i )
Donde, nuevamente, tAf = (tA+tF); y, tBf = (tB+tF). Las ecuaciones difieren de las mostradas para el
caso anterior solamente en el último de los términos. El rendimiento tributario total obtenido en
cada jurisdicción de cada sector (TOTREVi) es ahora:
1019
IMF (2000). Con relación a los reembolsos que involucran diferentes jurisdicciones (reembolsos
cruzando fronteras), en la revisión de experiencias internacionales, el FMI encontró dificultades
adicionales en la UE en el caso de servicios cruzando fronteras y usados como insumos por los negocios.
Cuando los comerciantes de un estado miembro tenían que reclamar fondos de las autoridades de otros
estados miembro, enfrentaban dificultades. Los expertos propusieron entonces que los reembolsos fueran
reclamados siguiendo el método de cargo revertido (reverse charging method), o sea, los reclamos
deberían hacerse a la jurisdicción en la cual el comprador está registrado, más que en la jurisdicción en la
cual está radicado el proveedor del servicio.
1178 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(19) TOTREVi = (tA + tF) CiA(A) + (tB + tF) CiB(B) + tAF CiA(B) + tBF CiB(A) +
i i i i
De acuerdo con las identidades: valor sin impuestos de las ventas ≡ valor sin impuesto de las
compras (xi(i)A(B) ≡ x(i)i(B)A ; xi(i)B(A) ≡ x(i)i(A)B), y las expresiones (tA + tF) = tAF ; y, (tB + tF) = tBf., la
recaudación total es:
(20) TOTREVi = tAF CiA(j) + tBF CiB(j) + (tAf – tBf ) xi(i)A(B) + (tBf – tAf ) xi(i)B(A)
i (j) i (j) i (i) i (i)
En comparación con la expresión (16), la ecuación última muestra dos nuevos componentes.
Esto es: a) la recaudación tributaria obtenida en cada provincia por ambos niveles de gobierno
debido a las ventas inter-estaduales y intra-estaduales al consumo final tAF CiA(j) + tBF
CiB(j); b) el débito fiscal neto del impuesto IVA radial federal, sobre las ventas interestaduales
para consumos intermedios desde la provincia A a la provincia B (exportaciones desde A) (tAf
– tBf)xi(i)A(B); c) el débito fiscal neto proveniente del IVA radial federal sobre las ventas
intermedias desde la provincia B a la A (exportaciones desde B) (tBf – tAf ) xi(i)B(A) .
Por lo tanto, el IVA Radial no resuelve el problema del incentivo al fraude en los destinos, en la
medida que se asuma el supuesto relevante, donde tBf ≠ tAf . Además, provoca una distorsión en
los precios relativos del consumo intermedio debido a los efectos diferenciales de las tasas netas
que gravan las ventas interestaduales para consumos intermedios.
Más aún, aunque el resultado recaudatorio neto de los fiscos provinciales no difiere del caso
previamente analizado1020, el gobierno federal enfrenta una situación diferente. Recibirá un
resultado neto incierto por las compensaciones entre débitos y créditos fiscales derivadas del
comercio inter-estadual de consumos intermedios (el resultado de los componentes b) y c)).
Esto es realmente una importante desventaja, si se admite que la característica básica de
cualquier sistema federativo (nacional y provincial) debería ser la independencia de ambos
sistemas fiscales. La operatoria del sistema tributario subnacional no debería acarrear
consecuencias fiscales al sistema nacional y viceversa.
Otra desventaja de esta alternativa, es la dificultad para las administraciones tributarias para
estimar los créditos fiscales sobre insumos vendidos desde (o comprados a) múltiples
jurisdicciones de origen, con las alícuotas correspondientes a las jurisdicciones de destino1021.
El IVA Dual sugerido por Bird y Gendron (1998, 2000) es similar al IVA Destino Pago
Diferido operando en la provincia de Quebec, coexistiendo con el IVA federal. Ambos niveles
de gobierno gravando la misma base tributaria con su propia alícuota. La administración de
ambos impuestos ha sido confiada al organismo recaudador de la provincia de Quebec.
1020
Cada provincia recibe el rendimiento de los bienes consumidos dentro de su jurisdicción y gravados
con la propia tasa, más su participación en el fondo común residual producido por las ventas
interestaduales gravadas por el IVA Radial federal.
1021
Los contribuyentes en destino deben ajustar la facturas de sus compras de acuerdo con el respectivo
origen, transfiriéndoseles un costo adicional de cumplimiento, o, posiblemente, el ente recaudador
federal hacer las pertinentes correcciones de los débitos denunciados en las facturas de compra en
destino. Un tipo similar de problema había sido considerado por los expertos en el intento de reducir el
costo financiero de la espera en el cobro de los IVA sobre las importaciones en el IVA Destino Pago
Diferido.
1179 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Bird y Gendron enfatizan un interesante rasgo del sistema canadiense: el organismo tributario
federal fija ciertas altas prioridades en el enfoque de las auditorías que la administración
tributaria del gobierno provincial debe cumplir. Como la base tributaria del impuesto federal y
el provincial coinciden, existe un interés de la Provincia en llevar adelante dichas auditorías, que
son similares a las demandadas por la administración del IVA provincial. Por ejemplo si Quebec
tuviera su IVA propio sin administrar el IVA federal por su propio organismo recaudador, le
sería imposible forzar a los contribuyentes de otras provincias para revelar información sobre
las transacciones interestaduales. Bird y Gendron dan especial importancia al hecho de
concentrar la administración del impuesto en una entidad única (federal o provincial). Ellos
confían en que esta administración unificada resuelva el problema de los fraudes. Para ponerlo
en términos más claros en palabras de los propios autores, una ―administración unificada‖
permite que el ―solapamiento del impuesto federal y provincial‖ no signifique una mera
superposición de legislaciones tributarias sino una oportunidad para lograr un efectivo
cumplimiento tributario. Esto es, un sistema tributario que evite los fraudes en el comercio
cruzando fronteras. No obstante, si ―unificado‖ significa ―un servicio administrativo único‖ o
una ―administración fiscal coordinada‖ no es realmente el punto a discutir. El mensaje de Bird y
Gendron parece apuntar a que ―administración unificada‖ debe entenderse con un único plan de
auditorías y que por ese camino la administración tributaria provincial podría obtener la
información necesaria para controlar el problema del comercio cruzando fronteras del IVA
subnacional. La experiencia y confianza mutua que deben existir entre las dos administraciones
tributarias para un cumplimiento tributario eficiente resultan superlativas. Bird and Gendron no
creen que esta podría ser la situación de países como Argentina, Brasil, Rusia, o India.
Al explicar la elección de la tasa promedio ponderada para el CVAT, McLure menciona dos
enfoques extremos. Una alternativa es fijar la tasa equivalente a la tasa subnacional más baja, y
la otra alternativa es fijarla igual a la tasa subnacional más alta. La primera alternativa tiene la
ventaja de reducir los posibles reembolsos de los créditos fiscales del CVAT, pero generaría una
discriminación contra los comerciantes locales en los estados o provincias donde rigen tasas
superiores a esa tasa más baja. Como la tasa CVAT (menor a la tasa provincial de origen) es
también aplicada a las ventas a consumidores finales y comerciantes no registrados de otras
provincias, ―esto conduciría a algún margen de desvío de productos a los consumidores finales
y comerciantes no registrados. Finalmente, induciría un incentivo a las compras a distancia, o
por correo, y al comercio cruzando fronteras‖(sic)1022.
En la segunda alternativa, de acuerdo con McLure, la tasa alta evitaría el incentivo al desvío de
productos a los estados o provincias de destino con bajas tasas. También generaría un incentivo
a los comerciantes de los estados importadores a registrarse, y de esta manera obtener créditos
fiscales por el CVAT. Claramente la necesidad de reembolsos se vería incrementada debido a
tal tasa alta del CVAT. Más aún, gravaría en exceso al comercio inter-estadual dirigido a los
estados con bajas tasas, si el CVAT también se aplica a los consumidores finales y comerciantes
no registrados.
1022
McLure menciona el ejemplo de Alberta en Canadá, provincia que no posee ningún tipo de impuesto
a las ventas.
1180 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por estas razones, McLure sugiere una alícuota promedio ponderado (ni la más alta ni la más
baja). El rendimiento tributario obtenido de cada sector en cada jurisdicción (REViA, REViB) en
esta modalidad, es1023:
(21) REViA = (tA+tF)( xi(i)A(A) + CiA(A)) + tCVAT( xi(i)A(B) + CiA(B) ) – (tA+tF)( x(i)i(A)A) –
i (i) i i (i) i (i)
–t CVAT
( x(i)i(A)B)
i (i )
(22) REViB = (tB+tF)( xi(i)B(B) + CiB(B)) + tCVAT ( xi(i)B(A) + CiB(A) ) – (tB+tF)( x(i)i(B)B) –
i (i) i i (i) i (i)
– tCVAT ( x(i)i(B)A)
i (i )
La expresión para la recaudación total obtenida de cada sector (TOTREVi) utilizando la tasa
CVAT, es ahora:
Como en el IVA Partilhado, el IVA nacional y el IVA provincial gravan solamente el valor
agregado nacional (o el consumo final). Pero, en este caso, con tres tratamientos diferentes
dependiendo de donde el comercio tiene lugar (ventas dentro de la provincia A, ventas dentro de
la provincia B o ventas interestaduales para consumo final en ambas provincias, esto es,
correspondiente a las compras cruzando fronteras)1024.
Un aspecto que amerita discusión en esta propuesta es que las dificultades previstas por McLure
de todas maneras continuarán presentes con la tasa promedio ponderada sugerida, dependiendo
del grado de dispersión de la alícuotas subnacionales. Sobre este punto, es útil mencionar una
explicación que frecuentemente aparece en el trabajo de McLure. Usualmente, cuando
diferencias entre las alícuotas entre gobiernos subnacionales generan problemas, aparece la
invocación a que en el mundo real de los sistemas tributarios subnacionales tal divergencia no
habrá de ser importante. Tal supuesto (de reducida dispersión en los niveles de las alícuotas)
puede solamente ser sostenido en casos de jurisdicciones con similares perfiles
socioeconómicos, como tipo y magnitud de la población, perfil productivo y características de
las bases tributarias, preferencia de los votantes (constituency) y tamaño de los gobiernos, entre
otros factores. El supuesto de que las tasas no habrán de diferir es crucial para convalidar toda la
complejidad administrativa del nuevo invento tributario propuesto. Si la tasas no difieren, sea
por casualidad o debido a un consenso a través de un acuerdo federal, excepto por pequeños
márgenes (como finalmente Varsano propone), entonces la razón esencial de la
descentralización fiscal no habrá sido resuelta.
solamente para cruzar el río. Finalmente, débitos fiscales y créditos fiscales en las compras
intermedias compensan, generando un débito fiscal neto igual a cero. Lo que realmente importa
en el comercio cruzando fronteras son los diferenciales de alícuotas entre provincias. Resulta
irrelevante el nivel adoptado para la tasa CVAT.
El resto de la propuesta de McLure no difiere en general del IVA Partilhado, como fuera
expuesto por la propuesta original de Varsano, con la excepción de la ya mencionada diferencia
en el tratamiento con diferentes tasas a las ventas intraestatales e interestatales destinadas al
consumo final.
S. Poddar (1990) ha sugerido un IVA subnacional para India en el cual el prepago del impuesto
a las ventas interestaduales puede ser hecho en el fisco de destino. Todo vendedor registrado en
cualquier estado o provincia debería aplicar la tasa local (excepto cuando se exporta al exterior),
a menos que el comprador residente en otra provincia le provea de un certificado que corrobore
que el pago del impuesto ha sido hecho previamente en la provincia de destino (residencia del
comprador). La administración del impuesto en esta variante permite un más sofisticado
seguimiento de las transacciones y tiene la evidente ventaja de la ganancia financiera para el
fisco de destino al obtener el rendimiento del impuesto que grava lo importado desde otras
jurisdicciones, sin tener que esperar el pago diferido, como en la variante del IVA Destino Pago
Diferido. De todas maneras, con relación al problema central del comercio cruzando fronteras,
la posibilidad de fraudes en los destinos no es evitada. Los comerciantes pueden obtener
certificados de prepago efectuados en las jurisdicciones de menores tasas.
El VIVAT propuesto por Keen y Smith (1996, 2000), ha sido pensado para el caso de la Unión
Europea, donde no es posible imaginar un gobierno central fijando el impuesto (coparticipado,
dual o compensatorio). Una tasa común y uniforme es fijada para las transacciones entre
comerciantes registrados —que usualmente reflejarán transacciones intermedias— dejando que
cada estado fije la tasa para ventas a comerciantes no registrados —que se asumen por tanto
destinado a consumo final y no intermedio—. Esto es, la mecánica del impuesto no requiere
diferenciar a las ventas de acuerdo con el destino de los bienes (intra-estadual o inter-estadual),
pero sí la situación del comprador (registrado o no-registrado, en cualquier estado o
jurisdicción). La recaudación por las ventas a los comerciantes no registrados o compradores
finales hace necesario un mecanismo de coparticipación o distribución del rendimiento. Keen y
Smith señalan que los estados miembro retienen al menos tanta autonomía como la que gozan al
presente, respecto a la fijación de las ―alícuotas relevantes‖, correspondiente a las ventas finales,
que son las que finalmente generan el rendimiento neto del IVA. Ellos correctamente
argumentan que la tasa con la que se graven los consumos intermedios no es la relevante, pues
en estas transacciones intermedias los débitos y créditos se cancelan mutuamente. El IVA grava
solamente el consumo final que fundamentalmente pertenece a las compras de compradores no
registrados.
señalan, en una nota a pie de página, que de todas maneras esto sucede en las operaciones
actuales del IVA operando en todos los países donde el único problema es restringir los créditos
fiscales por los insumos comprados por los comerciantes registrados. Sin embargo, ellos
descuidan la importancia del hecho de que en el caso de las transacciones interestaduales, bajo
el VIVAT, las alícuotas diferirán de las aplicadas a los comerciantes no registrados.
El punto crucial es que no debería existir la posibilidad de obtener ganancias por ahorros de
presión tributaria, por ejemplo, por consumidores simulando sus compras finales como ventas a
comerciantes registrados, si la alícuota aplicada a los comerciantes no registrados es mayor a la
alícuota uniforme aplicada a las ventas intermedias (correspondiente a los compradores
registrados); o, viceversa, si la alícuota diferencial beneficia a los consumidores. A este
respecto, Keen y Smith sostienen que las diferencias entre tasas serán probablemente
despreciables y, consecuentemente, también el costo de cumplimiento tributario.
Sorprendentemente, con este argumento Keen y Smith descuidan el problema de la asimetría en
los costos de cumplimiento. En el caso del VIVAT, la asimetría aparece entre compradores
registrados y compradores no registrados, y las dificultades para identificar quien realmente
realiza la compra. Finalmente, Keen y Smith reconocen que desde el punto de vista del costo de
administrar ambos tipos de transacciones, surgirán límites fiscales en el caso que se enfrenten
diferencias muy importantes entre alícuotas. Esta es la razón por la que sugieren que la tasa
VIVAT para las transacciones intermedias debería ser fijada de forma de ―mantener tales tasas
diferenciales dentro de márgenes razonables‖1025.
En realidad, VIVAT intenta resolver el problema del fraude en los destinos en sentido
geográfico o territorial, pero no resuelve el problema del fraude en los destinos entre compras
finales e intermedias (o entre comerciantes registrados y no registrados), ambos tipos de agentes
económicos teniendo naturalmente cierta localización geográfica. Como Bird y Gendron han
señalado, VIVAT cambia una clase de asimetría de cumplimiento tributario (la referida a ventas
intraestaduales e interestaduales) por otro tipo de asimetría (la correspondiente a comerciantes
registrados y no registrados).
El Impuesto a las Ventas Minoristas (IVM) ha sido objeto de crítica en la literatura, mucha de
ella producida a fines de los 80 y durante los 90, cuando se discutiera la propuesta de reforma
tributaria fundamental en los EE. UU. (ver particularmente Cnossen, S., 1987 y 2002)1026. En
teoría el IVM debería gravar el consumo final y producir el mismo rendimiento que el IVA, con
la única diferencia que el IVM grava el valor agregado total en la última etapa de la cadena
producción-consumo, mientras que el IVA grava el valor agregado total de forma parcial en
cada una de las etapas de dicha cadena.
1025
Como en el caso del CVAT, los autores del VIVAT esperan que las tasas no difieran
considerablemente entre países o estados miembro; al menos ellos sugieren que las alícuotas no deberían
ser superiores a las registradas en el Sales Tax de los EE. UU.. Por supuesto que este no es precisamente
el caso de las alícuotas del IVA en los estados miembros de la UE.
1026
El análisis y discusión acerca del IVM y el IVA fueron importantes durante los 90 como
consecuencia de las propuestas para sustituir el impuesto federal a los ingresos (Income Tax) por un
National Sales Tax o el impuesto de alícuota plana (flat tax) de Hall y Rabushka (1995). Ver Zodrow, G.
R. y Mieszkowski, P. (2002) para una revisión de la literatura.
1183 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con relación a no gravar el consumo intermedio, existe asimismo cierta literatura que ha
adelantado una idea diferente, en el caso de firmas que detentan poder de mercado. Myles
(1989, 1996) ha sugerido que en el caso de firmas verticalmente ligadas en que solamente una
de ellas es imperfectamente competitiva, los bienes intermedios deberían ser gravados con una
alícuota específica. Más tarde, G. Colangelo y U. Galmarini (2001) extendieron esa
recomendación al caso de una tasa ad valorem. La conclusión es que en el caso de bienes
intermedios que poseen substitutos muy cercanos, el poder de mercado será débil, los márgenes
de beneficios serán reducidos, y el principio de fijación del precio según el costo marginal estará
operando en la economía. Por lo tanto, en ese caso, el IVA es la mejor alternativa. Pero en el
caso opuesto, donde los bienes intermedios no tienen substitutos cercanos y las firmas tienen
poder de mercado (oligopolio), gravar los bienes intermedios es eficiente y el IVA no es la
mejor alternativa.
Ahora bien, en el mundo real, el IVM grava algo más que el consumo final. Usualmente es
dificultoso evitar que grave parcialmente consumo intermedio1027. Suponiendo competencia
perfecta en todos los mercados y admitiendo que no gravar los consumos intermedios es el
principio correcto, dos métodos han sido sugeridos como solución en el IVM. Uno es
diferenciar a los ―comerciantes registrados‖ de los ―no registrados‖, permitiendo a los primeros
acreditar los débitos incluidos en las facturas de compra de insumos. La otra alternativa es
identificar el ―uso‖ del bien por el comprador y no gravar las ventas dirigidas a consumos
intermedios. Ninguna de ambas alternativas es perfecta, especialmente la última debido a la
muy conocida dificultad de rastrear el destino real de los bienes o la etapa final de la cadena
producción-consumo. Respecto de la primera, las firmas pueden cometer fraude simulando
ventas para consumos intermedios cuando van dirigidas a consumos finales, en el caso de firmas
que venden ambos tipos de consumos. Esto fue analizado en el caso del VIVAT.
El segundo problema del IVM es que la evasión se concentra en la etapa final de la cadena
producción-consumo, precisamente en la etapa en que el costo de cumplimiento tributario es
mayor. Se argumenta que contrariamente en el caso el IVA, aún cuando se admita un mínimo no
gravable por determinadas ventas pequeñas, resulta posible no perder el monto total del
impuesto incorporado en las ventas no gravadas o exentas. Pero, de todas maneras, sin
facturación en la última etapa, la evasión en el IVA a través de la ―cadena negra hacia arriba‖ es
también posible1028.
1027
Estimaciones para el RST en USA midieron en no menos del 40% de la recaudación como
proveniente de ventas pertenecientes a consumos intermedios (ver Gale, W., 1998 y Gale, W. G. y
Holtzblatt, J., 2002).
1028
En Argentina muchos vendedores suelen preguntar al comprador si necesita la factura o no.
Naturalmente, el precio de venta cambia con la respuesta. Esto es común tanto en comercios minoristas
como mayoristas y graven consumos finales o intermedios. El ente recaudador de la Argentina (AFIP)
hace constantes campañas publicitarias intentando inculcar a los consumidores a pedir la factura de toda
compra.
1184 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
respectivos. El ente federal recaudador del IVA Nacional puede informar a las administraciones
tributarias provinciales de todos los comerciantes registrados que son susceptibles de acreditar
débitos incluidos en sus compras de insumos y así reducir prácticas de evasión. Por otro lado,
las administraciones tributarias provinciales pueden informar al organismo federal respecto del
resultado de sus auditorías en comercios minoristas, lo que contribuirá a reducir el dilema de la
―cadena negra hacia arriba‖, que afecta en forma importante al IVA nacional en la
actualidad1029. La propuesta es muy similar a la idea sugerida por J. Llach et al. (2000) de un
―IVA Provincial con tasa cero‖ más un Impuesto Provincial a las Ventas Minoristas y, de
alguna manera, similar a la idea de Bird y Gendron de cooperación entre los fiscos federal y
provincial del IVA Dual, Y, más sorprendente quizás, algo parecido a la idea del VIVAT de
Keen y Smith aplicado a una federación1030.
En otro orden de ideas, desafiando a la literatura tradicional que sostiene las virtudes del IVA
para asegurar el cumplimiento tributario a menor costo, basado esencialmente en su potencial
técnica de contraponer intereses entre vendedores y compradores, recientes estudios han
investigado efectos distorsivos y prácticas de evasión en el IVA nacional difíciles de
resolver1031. Añadiendo una alícuota subnacional a la nacional, especialmente en países donde la
alícuota federal es ya alta, habrá de generar incentivos mayores a la evasión y la informalidad.
Países como Argentina enfrentan dificultades en mejorar el cumplimiento tributario de este
impuesto; su alícuota, ya muy alta, constituye un importante premio para evadir el impuesto1032.
La experiencia internacional indica la existencia de un gran rango de variación en las alícuotas
generales, no obstante los esfuerzos de armonización intentados en países de la Unión Europea.
El problema se magnifica en los casos de alícuotas superiores al 10-12%, las que según los
expertos, son límites razonables para cualquier impuesto a las ventas1033, 1034.
1029
En Argentina, el ente recaudador federal (AFIP) y algunas importantes provincias han convenido
acuerdos de armonización tecnológica e intercambio de información en relación a los Impuestos IVA
Nacional y el Impuesto a los Ingresos Brutos provincial. La solución para converger a un Ventas
Minoristas Provincial es en este caso claramente recomendable.
1030
El Fiscal Affairs Department (FAD) del FMI ha recomendado una solución similar para el Brasil,
aconsejando reemplazar el ICMS con un IVA nacional suplementado con un Impuesto Regional a las
Ventas Minoristas (IMF Fiscal Affairs Department, 2000). Esta recomendación implica un cambio
importante de la opinión predominante en el staff del FMI y el Banco Mundial de los años 90, cuando se
sostenía la idea de un IVA subnacional, al tiempo que otros expertos sugeríamos la combinación del IVA
Nacional y el IVM Provincial (ver Piffano, H., 1999a y 1999b).
1031
Explicaciones teóricas y estimaciones empíricas para Argentina, pueden encontrarse en Llach, J. y
Llach, L. (2000) y en Llach, J., Flood, C. V de, Harriague, M., Llach, L. y Piffano, H. (2001).
1032
En Argentina, de acuerdo con datos oficiales, la evasión tributaria fue del 45% en 1994 y 26-27% en
1997-98. La experiencia internacional estudiada por Silvani y Brondolo (IMF, 1993), indica que el IVA
de Argentina registra un bajo índice de productividad (0,33). Muchos países tienen una mejor
performance: Portugal (0,71), Nueva Zelanda (0,67), Israel (0,54), África de Sur (0,52), España (0,52), y
Chile (0,49). Mientras que otros tienen similar performance: Uruguay (0,34), México (0,30) y Bolivia
(0,28). El caso de Canadá muestra diferentes estimaciones. En Silvani y Brondolo el coeficiente es 0,32,
un índice relativamente bajo de productividad que contrasta con la medición de Ebrill et al. (2001), con
un coeficiente de 0.37. Pero como el IVA Dual en Canadá se inició en 1991, se puede aceptar el
argumento de que existe poca experiencia acumulada para una conclusión final sobre su performance.
1033
Gale, W. (1998).
1034
La alícuota general del IVA en Argentina (21%) es relativamente alta de acuerdo con la experiencia
internacional. Tres grupos de países tienen alícuotas superiores o similares. Los países nórdicos, con una
1185 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
larga tradición socialista, como Dinamarca (25%), Suecia (25%), Noruega (23%) y Finlandia (22%).
Algunos países del ex bloque soviético, como Hungría (25%), Republica Checa (22%), Polonia (22%),
Croacia (22%), Ucrania (20%) y la Federación Rusa (20%). Y dos países latinoamericanos socios del
MERCOSUR: Uruguay (23%) y Brasil (con una alícuota consolidada entre 20,48% y 21,95%). Países
con una fuerte tradición federal como Suiza y países unitarios como Japón registran alícuotas
relativamente pequeñas (7,5% y 5%, respectivamente). La tasa general promedio es del 19,3%. Países
cercanos a este promedio son los de la Europa Occidental, Grecia y Turquía. Los países de Latinoamérica
y el Caribe registran alícuotas inferiores al promedio, con la excepción de tres de los cuatro socios del
MERCOSUR ya citados.
1035
Ver McLure, C. (1997 y 1999), United States General Accounting Office (2000), Goolsbee, A. y
Zittrain, J. (1999), y Bruce, D. y Fox, W. (2000 y 2001).
1036
En el caso de Argentina, por ejemplo, a pesar de su extenso territorio con 24 jurisdicciones, el 56%
del PIB se concentra en solamente dos jurisdicciones (provincia de Buenos Aires y Ciudad Autónoma de
Buenos Aires) y otro 22% en tres provincias localizadas en la parte central del país (Córdoba, Santa Fe
—ambas provincias lindantes con la de Buenos Aires— y Mendoza —lindante con la de Córdoba—).
1037
Ver Varian, H. R. (2000), para un análisis de este tema.
1186 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una crítica fundamental que asimismo puede formularse a la idea del IVA subnacional, y
particularmente cualquier IVA del tipo dual, es que aunque la tasa correspondiente a cada nivel
de gobierno puede ser identificada por las respectivas leyes de los impuestos, la incidencia
tributaria quedará escondida para los ciudadanos. Ellos no tendrán una idea clara de la magnitud
y destino de sus contribuciones (subnacional y nacional). Aunque el balance fiscal neto (débito
neto) es individualizable para cada nivel de gobierno, la percepción de los ciudadanos
(―constituency‖), el impuesto precio de la demanda de bienes públicos nacionales y
subnacionales será poco clara y confusa, por lo que el principio de correspondencia fiscal, la
razón esencial de la descentralización tributaria, será roto.
Al respecto, debiera notarse que quienes paga el débito neto al gobierno son los comerciantes o
intermediarios. Esto es los contribuyentes de ley son una porción menor del electorado y no
todos los consumidores y propietarios de los factores (sobre cuyos ingresos reales incidirá
finalmente la carga del impuesto). Desde el punto de vista económico, los contribuyentes del
IVA pueden ser considerados meros ―agentes de percepción‖, no contribuyentes en sentido
económico, porque la incidencia tributaria afectará a cualquier agente, directa o indirectamente
ligado a la transacción gravada. Los ciudadanos afectados tendrán poca información o
transparencia acerca del costo de oportunidad ligado a sus demandas por gastos públicos al
correspondiente nivel de gobierno1040.
1038
Ver Zodrow, G. y Mieszkowski, O. (1986), Wilson, J. D. (1986, 1999).
1039
Sobre este aspecto de la armonización fiscal ver Piffano, H. y Porto, A. (1994).
1040
El costo de los bienes públicos subnacionales estará siempre oculto a los ciudadanos cuando todos los
precios (sobre el consumo final e intermedio) sean afectados por la combinación de ambos IVA (federal
y subnacional), con diferentes alícuotas en cada jurisdicción. El comercio interregional en el mercado
común se verá necesariamente distorsionado por las diferentes cargas tributarias (incidencia) sobre los
valores agregados regionales. Esta presión tributaria sobre los valores agregados regionales no
necesariamente coincidirá con la alícuota nominal o legal de cada impuesto vigente en cada región,
debido al fenómeno de la traslación. Finalmente, no importa si débitos y créditos fiscales cancelan o no
desde el punto de vista contable; la incidencia del impuesto dependerá de la estructura legal diferencial,
las condiciones cambiantes de los mercados a lo largo del ciclo de los negocios, la cadena de producción-
consumo de cada sector y las características de los recursos regionales. ¿Dónde, cuándo, sobre quién o
cuál bienestar individual habrá de localizarse la carga del impuesto dual? ¿Quién lo sabe? ¡Nadie lo sabe!
Por eso el IVA es un impuesto preferido por muchos políticos, aparte de su gran capacidad de extraer
ingreso del sector privado. La conexión wickseliana se verá seriamente debilitada.
1187 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La ausencia de transparencia en los asuntos fiscales produce ―ilusión fiscal‖1041. Este fenómeno
prevalece si los ciudadanos (constituency) sistemáticamente perciben mal la carga tributaria. El
efecto de separar la tributación de las decisiones de gasto, ha sido analizado por S. Winner
(1983), quien ha demostrado que esta característica de la mayoría de las democracias
representativas puede provocar ilusión fiscal y contribuir al incremento del gasto público. La
influencia del encuadre legal como causa de ilusión fiscal fue también analizado por Tyran y
Sausgruber (2000), en un interesante trabajo que combina el enfoque comparativo de mercado
experimental (Smith et al., 1982) con un estudio del voto experimental (Palfrey, 1991). Los
autores demuestran y confirman la hipótesis de John Stuart Mill (1848) de que la carga
tributaria asociada con impuesto indirecto (cuya incidencia está ―escondida‖ en los precios de
los bienes) es sistemáticamente subestimada, mientras que este no es el caso de un impuesto
directo equivalente1042. Ellos demuestran que la ilusión fiscal induce a los individuos a aprobar
una propuesta de distribución, que no está en línea con su interés material propio.
Kenny y Winer (2001) encuentran que la composición o estructura tributaria varía con la
naturaleza de los regímenes políticos. Los países socialistas tienden a hacer mayor uso de los
impuestos que pagan las firmas. Los impuestos a las ventas y de sisas son las fuentes
predominantes de estos regímenes, debido a la mayor facilidad con que la actividad de los
negocios puede ser monitoreada, un interés ideológico mucho más fuerte por gravar a los
negocios, y a reducir la necesidad de utilizar la imposición sobre los individuos para
cumplimentar metas sociales. A este respecto, ellos encuentran que los gobiernos represivos
descansan menos sobre la imposición a los ingresos personales, posiblemente debido a que esta
fuente requiere un mayor grado de cumplimiento voluntario que otras formas de imposición.
Desde la perspectiva de la libertad individual, el IVA puede ser visto como menos intrusivo que
el Impuesto a los Ingresos o Ganancias, pero al final puede resultar más perjudicial al bienestar
y la libertad individuales1043.
1041
Para un survey sobre el tema ver Oates, W., 1988.
1042
Muy tempranamente John Stuart Mill (1848) adelantó la hipótesis sobre la diferencia fundamental en
cuanto a transparencia entre los impuestos directos y los indirectos. En la página 237 de su primera
edición, Mill argumenta: ―Perhaps…the money which [the tax payer] is required to pay directly out of
his pocket is the only taxation which he is quite sure that he pays at all…If all taxes were direct, taxation
would be much more perceived than at present; and there would be a security which now there is not, for
economy in the public expenditure‖. También Alberdi (1854) reconoció la ausencia de visibilidad en la
imposición indirecta, aconsejando no obstante su empleo en el nivel nacional de gobierno en razón de la
urgencia por sumar recursos al Tesoro del nuevo gobierno de la Confederación; dice Alberdi: ―la
contribución indirecta es la más abundante en producto fiscal, como lo demuestra el de las aduanas,
comparativamente superior al de todas las demás contribuciones‖ y agrega, ―es la más fácil, porque es
imperceptible al contribuyente su pago, que casi siempre hace en el precio que da por los objetos que
consume. Paga la contribución en el precio con que compra un placer, y naturalmente la paga sin el
disgusto que acompaña a toda erogación aislada‖.
1043
Barnes, J. (2001), al comentar los argumentos ideológicos subyacentes (―ideological underpinnings‖)
en las propuestas de reforma tributaria fundamental en EE. UU., hace una interesante revisión de las
opiniones de sostenedores de ideas de ―izquierda‖ y de ―derecha‖, en favor o en contra de la imposición
1188 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Persson, Roland y Tabellini (1997, 2000) y Persson y Tabellini (1999) identificaron los efectos
de las instituciones políticas sobre el tamaño del gobierno, en particular si un país es
presidencialista o parlamentario. Ellos encontraron que el presidencialismo incrementaba la
transparencia o accountability, la que a su vez reduce el tamaño del gobierno.
Los diferenciales de alícuotas existentes en la mayoría de las legislaciones del IVA —siempre
abierta a la influencia de los lobbies— son otra fuente de problemas para las administraciones
tributarias, al incrementar la complejidad del sistema de fiscalización y ser causa de mayor
evasión. Aunque justificada por razones de equidad, paradójicamente estas legislaciones y otras
reglas tendientes a reducir la evasión como mecanismos de retenciones y pagos anticipados
sobre bases presuntivas, han contribuido a desmejorar la distribución del ingreso1044, complicar
la administración tributaria y debilitar el cumplimiento tributario. Por supuesto, se entiende que
los IVA subnacionales propuestos no sugieren introducir sistemas provinciales de alícuotas
diferenciales según actividades, pero aún así, habría de incrementar las dificultades de la
administración tributaria de los actuales IVA nacionales si el grado de compromiso de las
administraciones provinciales no es parejo según tipo de sectores o actividades.
basada en el consumo versus la imposición sobre el ingreso. Los representantes de la posición de derecha
parecen basarse mucho en argumentos como ―intrusividad‖ y altas tasas del Income Tax, ―que amenazan
a la libertad individual‖ (Barnes hace cita textual de Hall y Rabushka, 1985, sobre esta afirmación).
Sorprendentemente, los sostenedores de la posición de derecha parecen ignorar cuán socialista y unitario
es un impuesto basado en el consumo del tipo IVA, donde toda la población paga impuestos sin conocer
a quién, dónde, cuándo y por qué es obligado a hacerlo, debido a su total desconocimiento de la
incidencia del impuesto dual que está distribuido en alguna parte del circuito económico (en los precios
finales de los bienes que consume o en los ingresos que recibe como propietario de factores de la
producción). Por su parte, los sostenedores de la posición de izquierda, parecen no darse cuenta de lo
difícil que es obtener del Income Tax sumas grandes en rendimiento tributario con fines de financiar
objetivos redistributivos o de gasto social, particularmente en un escenario mundial altamente
competitivo.
1044
Los expertos del FMI han estimado que el 45% del rendimiento del IVA perdido como gasto
tributario debido a consideraciones de equidad, beneficia al 30% más rico de la población, y solamente el
15% beneficia al 30% más pobre de la población. En Argentina, FIEL (1998), utilizando el concepto de
―característica distributiva de los bienes‖ de Feldstein (1972), ha estimado que el 58% del gasto tributario
del IVA debido a la tasa reducida en ciertos rubros como alimentos y medicamentos, ha beneficiado al
40% más rico de las familias. En Italia, Liberati, P. (2001) ha estimado los efectos distributivos y en el
bienestar de dos cambios legislativos en el IVA en 1995 y 1997, que cumplimentando la directiva de la
UE, redujo a tres el número de alícuotas. Utilizando dos enfoques, el de Feldstein de la característica
distributiva de los bienes y el método de la dominancia marginal (Mayshar y Yitzhaki (1995, 1996),
demostró que una estructura más simple de ―dos tasas‖ hubiera incrementado el bienestar aún más. Esto
es, un sistema más proporcional o uniforme del IVA es mejor para mejorar objetivos de redistribución
del ingreso.
1189 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De todas maneras, los problemas enfrentados por la imposición a las ventas en todas las
alternativas posibles, incluyendo por cierto al IPVM, conducen a considerar a la imposición
directa y personal superior a la real e indirecta.
(vi) Conclusiones
La operatoria del IVA a nivel de los gobiernos subnacionales de una federación acarrea
problemas que no se presentan en el IVA Nacional. La razón básica es que, en el IVA Nacional,
todos los sectores y regiones se gravan uniformemente con una misma tasa, sin importar el lugar
de origen y destino de esos bienes dentro de la federación. Esta circunstancia evita la presencia
de distorsiones e incentivos al fraude en los orígenes o en los destinos. Cuando el IVA es
aplicado a las transacciones intraestaduales e interestaduales de una federación, donde el
tránsito de bienes y servicios cruzando fronteras interiores no es posible controlar, surgen
consecuencias no deseadas, las que suelen resumirse en la expresión ―el problema del comercio
cruzando fronteras‖. Las características de este problema dependen de la variante de IVA
subnacional que se considere.
En el caso del IVA Origen Puro, se generan incentivos para que los gobiernos subnacionales
intenten inducir fiscalmente la radicación de inversiones o firmas dentro de su territorio, lo que
conduce a un escenario de ―guerras tributarias‖ entre estados. Las exportaciones son gravadas y
las importaciones no son gravadas, generando un sesgo pro importador o anti exportador. En el
IVA Origen Modificado, que admite acreditar los débitos incorporados en las facturas de los
bienes importados de otras jurisdicciones, surge la posibilidad del paseo de facturas simulando
la adquisición de insumos en jurisdicciones con mayores tasas, o manipulaciones en los precios
de transferencias entre firmas económicamente ligadas intentando reducir la presión tributaria.
En el IVA Destino Pago Diferido, como las exportaciones no son gravadas, o mejor dicho, son
gravadas a tasa cero, y las importaciones son gravadas con pago diferido, el fenómeno del paseo
de la factura adquiere particular importancia. La posibilidad de ―guerras comerciales‖ inducida
por el diferencial de alícuotas está presente, y el comercio cruzando fronteras es por tanto
promovido.
El IVA ―Partilhado‖ intenta eliminar el incentivo al fraude en los destinos igualando el débito
fiscal en origen a través del gobierno central. Sin embargo, la buena intención falla porque el
reconocimiento del crédito fiscal en destino mantiene las diferencias en la presión tributaria del
valor agregado según el lugar donde quede contabilizada la venta final, invitando a los arbitrajes
1045
Ver Ladd, H. F. (1998).
1190 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
fraudulentos. El intento de reducir este problema promediando las alícuotas subnacionales como
se sugiriera en el CVAT, no elimina el margen de ganancia que arroja el fraude en los destinos.
En realidad, la tasa utilizada para gravar las ventas interestaduales es irrelevante; lo que importa
son las alícuotas diferenciales entre provincias.
El IVA ―Radial‖ no evita el incentivo al fraude en los destinos y al mismo tiempo genera
distorsiones de precios entre sectores, generando al mismo tiempo un efecto no deseado sobre el
fisco federal, que debería compensar el resultado neto entre los débitos fiscales y los créditos
fiscales producidos por las transacciones intermedias interestaduales.
El IVA Prepago agrega una ganancia financiera para los fiscos de destino con respecto al IVA
Destino Pago Diferido, pero no resuelve la posibilidad de fraudes en los destinos. Los
comerciantes pueden conseguir o comprar certificados de prepago en las jurisdicciones con
menores tasas.
Finalmente, el IVA Dual parece no aplicable en países con administraciones tributarias débiles,
como sus autores reconocen con explícita referencia a los casos de Argentina, Brasil, Rusia, e
India.
El problema básico en todos los casos emerge cuando los diferenciales de alícuotas entre
estados o provincias son importantes. Por esta razón, en todas las alternativas sugeridas, los
expertos esperan verificar una reducida banda de variación de las alícuotas subnacionales. Pero
si las alícuotas diferenciales fueran cero, cualquier IVA sería viable, aunque no recomendable
desde el punto de vista del enfoque de ―elección pública‖ y el principio de correspondencia
fiscal. Adicionalmente, otras dificultades hoy presentes en los IVA nacionales se amplificarían
con los problemas que incorporaría el IVA subnacional.
Como conclusión final, la revisión de todos las alternativas imaginables para el IVA
subnacional generan serias dudas sobre una respuesta afirmativa de la pregunta formulada en el
título de este trabajo. Por alguna razón pocos países en el presente han implementado un IVA
subnacional: la provincia de Quebec en Canadá y los estados brasileños (ICMS)1046. Los
problemas enfrentados con el ICMS en Brasil son evidentes de un mal diseño tributario. De
acuerdo a la opinión de Bird y Gendron, pareciera que el caso del IVA Dual de Canadá es la
única experiencia exitosa.
La propuesta formulada en este trabajo ha sido ya planteada por el autor en trabajos previos
(Piffano, 1999a). En el campo de la imposición real e indirecta, se intenta combinar un IVA
Nacional exclusivo y un Impuesto Provincial a las Ventas Minoristas para países como
Argentina. Esta solución promete las ventajas contenidas en muchas de las alternativas
previamente estudiadas, con una mejora en materia de separación de fuentes, transparencia
fiscal y reducido nivel de distorsiones. El sistema no demanda costos adicionales de
administración ni complejidades técnicas que los gobiernos subnacionales no estén en
condiciones de asumir. Solamente requiere acuerdos de cooperación (intercambio de
información) entre los fiscos federal y provinciales. Ello permitiría: reducir los actuales efectos
distorsivos del Impuesto a los Ingresos Brutos (turn over tax), operando en las provincias de
1046
La revisión de experiencias internacionales del FMI (IMF, 2000) menciona el ejemplo de algunos
estados en la India que han implementado también impuestos a las ventas con características de IVA.
También William Fox (2003) menciona el caso de dos estados en EE. UU., Michigan y New Hampshire,
gravando con variantes de un IVA origen como parte de su estructura tributaria sobre los negocios.
1191 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Argentina, y la evasión a lo largo de la ―cadena negra hacia arriba‖ del IVA Nacional.
Asimismo, evitar gravar consumos intermedios en el IVM provincial y mejorar el combate a la
evasión del sector minorista. No requiere administraciones unificadas (salvo el intercambio de
información sobre bases informáticas tecnológicamente armonizadas), ni por cierto
compensaciones entre fiscos, a pesar de respetarse la autonomía provincial en la definición de
las alícuotas para gravar las ventas. Desde el punto de vista del accountability, cumplimenta
más razonablemente el principio Wickseliano de correspondencia fiscal, al permitir diferenciar
las fuentes tributarias del gobierno federal y provincial, permitiendo a los ciudadanos identificar
con mayor precisión la carga tributaria del gobierno subnacional al momento de su consumo
final.
La cláusula 7) del Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento (en adelante,
―Pacto Federal‖) de 1993 comprometió a las Provincias a sustituir el Impuesto a los Ingresos
Brutos por ―un impuesto general al consumo que tienda a garantizar la neutralidad tributaria y la
competitividad de la economía‖.
Del enunciado surge la posibilidad de que el nuevo impuesto tenga las características de un
―Impuesto al gasto de consumo de las familias‖ y no necesariamente de un impuesto indirecto,
sea del tipo IVA o ventas minoristas. Vale decir, puede tener características de un impuesto
proporcional a los ingresos netos (ingresos destinados al consumo) de las personas físicas1048.
Aún cuando desde el punto de vista formal, nuestra constitución nacional es clara en cuanto a
las atribuciones de las provincias para establecer impuestos directos, la teoría normativa de la
1047
Ver Zodrow, G. y Mieczkowski, P. (Editors), 2002. Los trabajos de Zodrow y Mieczkowski, Jane
Gravelle, William Gale y Janet Holtzblatt, por ejemplo, sugieren que las mejoras en la estructura
tributaria perseguida por las propuestas de reforma tributaria fundamental en EE. UU. podrían ser hechas
con la ley del impuesto a los ingresos hoy existente.
1048
O ser complementario a la imposición indirecta a las ventas.
1049
Piffano, 1988.
1192 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, la posibilidad de que las provincias establezcan un impuesto a los ingresos netos
de las personas adicionalmente al impuesto federal a las ganancias, o un impuesto al gasto de
consumo de las familias, puede ser justificado en base a los siguientes argumentos:
b) El argumento usual de ser un impuesto ―que cumple‖ con una finalidad eminentemente
redistributiva se ve denegado en el caso argentino por tal baja representatividad.
1050
Los países de desarrollo avanzado registran una preponderante participación de la tributación directa
(sobre los ingresos), como fuente de financiamiento del gasto público. Ver Goodspeed, T. J., 1990. En el
Apéndice 5 se efectúa un análisis comparado de la situación internacional sobre este tipo de imposición.
1051
Recordando lo tratado en el Capítulo 9, en Gran Bretaña, el Meade Committee y, en Irlanda, la
O'Brien Commission, han sugerido establecer un impuesto al gasto, aunque no fueron implementados. En
Gran Bretaña se estableció el ―payroll tax‖, que implica un impuesto per cápita que detrae un porcentaje
del ingreso personal superior a cierto mínimo no imponible. Ver Owens, J., 1990. Detalles de los
problemas administrativos ligados a la determinación de la base imponible de un impuesto al gasto puede
consultarse en el ―Informe Bradford‖ [Bradford, D. F. (1986)].
1193 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
h) La existencia simultánea del IVA junto con la imposición que grava una parte de ese
mismo valor agregado en cabeza de los titulares del ingreso, como el Impuesto Provincial a las
Ganancias y el Impuesto a las Ganancias de Personas Físicas en el orden nacional, no implicará
doble o triple imposición. En efecto, el IVA constituye un impuesto que grava al valor agregado
generado en la producción de bienes destinados al consumo (de allí su denominación de ―IVA
tipo consumo‖), sin tener en cuenta la situación personal de los recipendiarios de ese valor
agregado, vía la retribución que reciben los dueños o propietarios de los factores (los que no
necesariamente coinciden con los contribuyentes de jure de este impuesto: profesional,
capitalista, empresario o dueño de la empresa inscripta). Es decir, el IVA es un impuesto
indirecto y real que grava la generación del ingreso en la producción de bienes destinados al
consumo, independientemente de quien resulte el perceptor del ingreso correspondiente. En
cambio, el Impuesto Provincial a las Ganancias y el nacional, son impuestos directos y
personales, que gravan el ingreso en cabeza del perceptor del mismo. El IVA es proporcional
—o levemente regresivo según se adopte el ingreso permanente o el ingreso nominal como
referencia—, en tanto que los segundos son ambos progresivos1052. De hecho hoy ya existe, a
través del IVA nacional y Ganancias, presión tributaria simultánea sobre un mismo ―flujo de
riqueza‖, de igual manera que existe cuando se grava el ―stock de riqueza‖, a través del
Impuesto Inmobiliario provincial y el nacional sobre los Bienes Personales, y no por ello se
habla de doble imposición. En todo caso, se está en presencia de un aumento importante de la
presión tributaria ejercida sobre una determinada expresión de la riqueza privada.
Problemas de doble imposición surgen en circunstancias en las que una misma base imponible
es sometida a tratamientos impositivos diferentes, arrojando inequidades horizontales o
generando algún tipo de distorsión asignativa. No se trata de un problema en razón de una
mayor presión tributaria o de alícuotas acumuladas, si es que ello no provoca tales efectos no
deseados.
1052
En Piffano, 2005, Nota 13, se analiza el efecto esencialmente proporcional y neutral de los impuestos
que gravan los consumos y la incidencia distorsiva (sesgo en contra del consumo futuro o ahorro) de un
impuesto al ingreso tradicional. La ventaja del impuesto (directo) al gasto sobre el IVA, es la posibilidad
de lograr una incidencia progresiva mediante la fijación del mínimo no imponible.
1194 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Sobre la posible magnitud de la base de contribuyentes del Impuesto Provincial a las Ganancias,
piénsese en el número de inmuebles de cierta categoría de los barrios residenciales de todo el
país y el parque automotor del país y compáreselo con el número de contribuyentes del
Impuesto (nacional) a las Ganancias de Personas Físicas. Asimismo, téngase en cuenta que la
alícuota del impuesto provincial habrá de ser relativamente reducida, con una base no imponible
baja (equivalente a un ingreso mínimo garantizado, como se indicara).
Resulta sin dudas una tarea bastante difícil cuantificar el rendimiento tributario del Impuesto
Provincial a las Ganancias. No obstante, algunas consideraciones pueden efectuarse sobre la
base de información disponible con relación al potencial tributario mínimo que poseen las
provincias, a través de lo recaudado por el gobierno nacional en el actual Impuesto a las
Ganancias de Personas Físicas.
1195 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El Impuesto Nacional a las Ganancias constituye un gravamen que afecta a materias imponibles
de diverso origen. Desde el punto de vista del tipo de contribuyente, el impuesto registra como
sujetos pasivos a las sociedades de capital (ganancias de sociedades) y a los contribuyentes
personales (ingresos de personas físicas). Dentro de éstos, figuran las contribuciones personales
y las retenciones de terceros, sean individuales o sobre sueldos en el caso de personas en
relación de dependencia.
Los antecedentes que se disponen sobre impuesto determinado por tipo de contribuyente, datan
de 1989 y 1990. También se dispone del procesamiento de datos correspondientes a algunos
años de la década del 70.
Cuadro 1ª
Año
Sujeto
1975 1976 1977
Sociedades de Capital 43,1 66,3 72,9
Contribuyentes personales y retenciones
individuales 51,1 32,2 25,6
Contribuyentes personales 25,7 10,8 12
Retenciones individuales 25,4 21,4 13,6
Retenciones sobre sueldos 5,8 1,5 1,5
Hasta 1975, el rubro ―sociedades de capital‖ comprendía en su casi totalidad a las sociedades
anónimas. A partir de esa fecha se incorpora a las sociedades de responsabilidad limitada y la
parte solidaria de las sociedades en comandita por acciones, que declaraban antes a través de las
presentaciones personales de los socios. Este cambio de cobertura explica el aumento en los
años 1975 y 1977 de la recaudación imputable a sociedades de capital, frente a la caída relativa
de la correspondiente a contribuyentes personales.
Debe recordarse asimismo que la mayoría de los asalariados que sufren retención en la fuente,
no deben presentar declaración jurada anual; y sólo los de ingreso más alto, que generalmente
perciben otras rentas, presentan su declaración anual y deducen lo retenido como pago a cuenta.
En el trabajo de J. Santiere1053, que basa sus estimaciones en los datos mostrados por nuestro
trabajo previo, se expresa que ―uniendo todos estos elementos con el conocimiento empírico de
las modalidades de pago, retenciones, etc.‖ (sic) es posible afirmar que el 73% de la recaudación
1053
Santiere, J., 1989.
1196 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
efectiva del Impuesto a las Ganancias corresponde a sociedades de capital y el 27% restante a
personas físicas.
Santiere utiliza luego el ponderador 0,73 para sociedades y 0,27 para personas en la distribución
de ambas categorías en el rendimiento del Impuesto a las Ganancias por ramas de actividad (ver
cuadro 5 de su trabajo).
Consultando los datos más actualizados, correspondientes a los años 1989 y 1990, se obtiene la
estructura que se expone en el Cuadro 1b.
Cuadro 1b
Año
Sujeto
1989 1990
Pagos directos: 53,14 40,45
Sociedades de Capital 43,44 27,34
Contribuyentes individuales 9,70 13,11
Retenciones: 46,77 59,37
Retenciones individuales 6,28 13,76
Otras Retenciones 40,49 45,61
No codificado 0,09 0,18
Fuente: DGI.
Tratándose de una estimación para 1990, que coincide bastante con la extraída de nuestros
antiguos cálculos y no existiendo elementos que permitan rectificaciones, hemos considerado
conveniente mantener la misma participación de personas físicas y sociedades de capital.
Asimismo, y en razón de la metodología que luego emplearemos en la asignación regional del
rendimiento tributario, entendemos conveniente diferenciar, dentro del Impuesto de Personas
Físicas, las retenciones sobre sueldos de las contribuciones personales, de manera que la
participación respectiva quedaría con la siguiente estructura:
Cuadro 2
Remuneración
Año asalariados Excedente de explotación
1980 33,0 67,0
1981 31,1 68,9
1982 23,4 76,6
1983 27,1 72,9
1984 32,1 67,9
1985 32,1 67,9
1986 32,9 67,1
1987 31,9 68,1
A continuación se ensayan los criterios metodológicos que permiten definir variables ―proxy‖
para cada uno de los tres componentes antes citados.
Si se asume como válida una distribución regional homogénea del salario medio de los
trabajadores, es posible estimar la distribución de la remuneración de los asalariados por
provincia, según los datos de población económicamente activa ocupada y, de esta manera,
aproximarnos a la asignación regional de esta porción del ingreso nacional, que asimismo
permite asignar la porción menor del rendimiento del impuesto a las ganancias correspondiente
a lo tributado por las personas físicas en relación de dependencia (el 0.015 del rendimiento del
impuesto). Este criterio, adicionalmente, implica el supuesto de una estructura distributiva de
los asalariados en relación de dependencia y los que no lo son, equivalente en cada provincia.
registros de octubre de 1992 y mayo de 1993, por considerar que la estructura de mediano plazo
no debe registrar situaciones puntuales de muy corto plazo.
Cuadro 3
Estructura
Provincia (%) (1)
CAPITAL FEDERAL 11
BUENOS AIRES 39
CATAMARCA 0,7
CÓRDOBA 8,2
CORRIENTES 1,9
CHACO 2,3
CHUBUT 1,1
FORMOSA 1
JUJUY 1,3
LA PAMPA 0,8
LA RIOJA 0,6
MENDOZA 4,3
MISIONES 2,3
NEUQUEN 1,2
SALTA 2,5
Estructura
Provincia (%) (1)
SANTA FE 8,8
TUCUMÁN 3,3
Cuadro 4
Provincia (%)
CAPITAL FEDERAL 31
CATAMARCA 0,4
CÓRDOBA 8,8
CORRIENTES 1,2
CHACO 1,2
CHUBUT 0,8
FORMOSA 0,4
JUJUY 0,8
LA PAMPA 0,6
LA RIOJA 0,4
MENDOZA 3,6
MISIONES 1
NEUQUEN 0,7
SALTA 1,5
SAN JUAN 1
Provincia (%)
SANTA FE 7,8
TUCUMÁN 2,3
Cuadro 5
Cuadro 6
Para el caso de sociedades se adopta como proxy de la distribución regional una estimación del
excedente de explotación. A tal fin, se utiliza la estructura del producto regional según
estimaciones del CFI, aplicado al PBICF de nivel nacional, a la que se le deduce la participación
de las remuneraciones, de acuerdo a lo estimado para el primer componente en el apartado a) y
las estimaciones de CEPAL.
En el Cuadro 7 se muestra la estructura del PBI regional, correspondiente a 1970, 1980 y 1985,
y el promedio simple de estos tres años. Se estima que para un estudio de asignación tributaria
como el que nos ocupa, la situación económica provincial de mediano plazo bien puede ser
aproximada por este promedio simple, descuidándose los problemas de coyuntura. Esto implica
aceptar posibles sesgos no estimados en el muy corto plazo, debido a cambios en la situación de
las economías regionales que obviamente habrán de determinar, en cierta magnitud no estimada,
distintas participaciones relativas de cada jurisdicción.
1203 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 7
Promedio
Provincia 1970 1980 1985 simple
CAPITAL FEDERAL 28,4 26,2 22,9 25,8
BUENOS AIRES 33,8 31,8 33,8 33,2
CATAMARCA 0,3 0,4 0,5 0,4
CÓRDOBA 6,5 7,2 7,5 7,1
CORRIENTES 1,3 1,4 1,3 1,3
CHACO 1 1,2 1,1 1,1
CHUBUT 1,2 1,7 1,5 1,5
ENTRE RÍOS 2,5 2,2 2,1 2,3
FORMOSA 0,4 0,4 0,4 0,4
JUJUY 0,8 1,1 1,1 1
LA PAMPA 0,8 0,8 1,1 0,9
LA RIOJA 0,2 0,3 0,3 0,3
MENDOZA 4,9 3,8 4,4 4,4
MISIONES 0,7 1 1 0,9
NEUQUEN 0,7 1,7 1,5 1,3
RÍO NEGRO 1,2 1,4 1,6 1,4
SALTA 1,3 1,6 1,9 1,6
SAN JUAN 0,8 1 1 0,9
SAN LUIS 0,5 0,6 0,7 0,6
SANTA CRUZ 0,6 0,8 0,7 0,7
SANTA FE 8,8 9,4 9,7 9,3
SGO DEL ESTERO 0,9 1 0,9 0,9
TUCUMÁN 2,1 2,8 2,9 2,6
TIERRA DEL FUEGO 0,1 0,2 0,2 0,1
Fuente: elaboración propia en base a datos del CFI.
En el Cuadro 8 se detalla la estructura del PBI Regional, obtenida de aplicar los porcentajes del
Cuadro 7 al PBI nacional a costo de factores estimado por CEPAL para 1987.
Los porcentajes de la última columna del cuadro son los empleados como asignador del
componente ―ganancia de sociedades de capital‖.
Finalmente, en el Cuadro 9 se resumen los valores del Impuesto a las Ganancias asignados a
cada jurisdicción, para una recaudación total estimada por la DGI para 1993 de $4.272,3
millones.
1204 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 8
Cuadro 9
Los resultados obtenidos, en lo relativo a la Provincia de Buenos Aires, son coincidentes con los
hallados en el estudio anterior ya citado para los años 70. En efecto, los porcentajes de
participación en el rendimiento del Impuesto a las Ganancias asignable a la provincia de Buenos
Aires encontrados entonces, fueron los siguientes: año 1970: 30,4%; año 1974: 30,1%; año
1977: 27,3%. La nueva estimación arroja un 30,6%.
(c) El rendimiento del Impuesto a las Ganancias por deciles de la distribución del ingreso
Para este punto hemos de recurrir al trabajo de Santiere (1989), ya citado, en el que se procede a
la asignación del producido del impuesto por tramos (deciles) de distribución del ingreso.
que toma como punto de partida el ingreso de cada hogar (presunto declarante y contribuyente),
eliminando todos los estratos colocados bajo el mínimo no imponible y liquidando el impuesto,
con las deducciones y tasas pertinentes, para los restantes tramos. De esta manera, obtiene un
impuesto potencial, cuya distribución por escala de ingreso se comporta (como hipótesis) en
forma similar al impuesto efectivamente pagado.
Las cifras de la EPH utilizadas por Santiere, según reconoce en su trabajo, fueron adaptadas por
A. Orsatti y L. Beccaria (1986) y éstas, a su vez, debieron ser elaboradas por Santiere para los
fines del estudio de incidencia.
Para poder efectuar tal distribución, Santiere efectúa un cálculo de la asignación del rendimiento
del impuesto por sectores de actividad económica. A tal fin reconoce haber efectuado una
adaptación de tabulaciones no definitivas realizadas por la DGI para los años 1980 y 1981.
Asimismo, incluye al sector Familias, que capta los pagos de impuestos por sueldos y salarios.
Santiere observa que la estructura de los cuadros de la DGI, estos parecen ser consistentes y la
participación sectorial en el impuesto determinado se considera una aproximación al concepto
de ―carga financiera impositiva‖ (que incluye costos financieros por el cumplimiento de pago de
las obligaciones tributarias), dado las características de este gravamen.
Las participaciones de cada sector son ponderadas luego por el coeficiente 0,73% en el caso de
sociedades y 0,27% en el de personas, lo que determina el asignador definitivo del Impuesto a
las Ganancias. Estos asignadores sectoriales se mantienen constantes en todo el período
estudiado y se aplican a la recaudación de cada año.
En el Cuadro 10 se muestran los resultados obtenidos por Santiere para el año 1986. Algunos
cambios menores en los coeficientes correspondientes al total, por diferencias de cálculo de las
planillas originales del trabajo de Santiere, debieron ser subsanados en la presente elaboración.
1207 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 10
Personas Sociedades
Deciles físicas de capital Total
1er. decil 0,00 0,00 0,00
2do. decil 0,00 0,00 0,00
3er. decil 0,00 0,00 0,00
4to. decil 0,00 0,00 0,00
5to. decil 0,00 0,00 0,00
6to. decil 0,00 0,00 0,00
7mo. decil 0,70 0,00 0,20
8vo. decil 4,30 5,40 5,10
9no. decil 14,10 9,00 10,40
10mo. decil 80,90 85,60 84,30
La estimación del probable producido de un Impuesto Provincial a las Ganancias, a partir de los
cálculos efectuados para el Impuesto a las Ganancias nacional, debe intentarse con el objeto de
analizar tres aspectos importantes:
En el presente capítulo se encara el análisis de los dos primeros puntos, en tanto que el punto c),
referido a la incidencia sobre la estructura federal de la reforma, se pospone para un futuro
trabajo.
En el Cuadro 11 se muestra la Distribución del Ingreso Nacional para el año 1986, estimada
por Santiere para ese año, y se calculan los ingresos medios anuales de cada decil
correspondientes al ingreso nacional estimado para el año 1993 por el Ministerio de Economía
de la Nación. Vale decir, asumiendo que se mantiene vigente la estructura detectada por
Santiere para 1986, y para una población equivalente a la registrada por el Censo Nacional de
1991.
Ahora bien, según se mostrara en el Cuadro 10, el pago del Impuesto a las Ganancias,
corresponde a los últimos cuatro deciles. Como se indicara, según la DGI, para 1993 el
producido del Impuesto a las Ganancias fue de $ 4.272,3 millones (lo que representa el l,7% del
1208 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
PBI estimado para ese año), de manera que el monto asignable por decil, es el que se muestra en
el Cuadro 12.
Cuadro 11
Ingreso
anual per
Distribución capita de
Porcentaje del ingreso por cada decil
del Ingreso tramos 1993 (en (en miles de
Deciles Total 1986 millones de $) $)
1er. decil 1,7 4.379 1.343
2do. decil 2,5 6.440 1.975
3er. decil 3,5 9.016 2.764
4to. decil 4,8 12.365 3.791
5to. decil 5,9 15.198 4.660
6to. decil 7,2 18.547 5.687
7mo. decil 9,3 23.957 7.345
8vo. decil 11,5 29.624 9.083
9no. decil 16,3 41.988 12.874
10mo. decil 37,3 96.084 29.460
Total 100,0 257.597 7.898
Fuente: elaboración propia en base a datos de Santiere, J. (1989), Ministerio
de Economía e INDEC.
Cuadro 12
Decil Monto
7mo. 8,5
vo.
8 217,9
9no. 444,3
mo.
10 3.601,60
TOTAL 4.272,30
Si, por ejemplo, se decidiera establecer un Impuesto Provincial a las Ganancias con alícuota
(proporcional) del 2%, para que tributen las personas que estén ubicadas a partir del tercer
quintil (quinto y sexto deciles, que totalizan aproximadamente 1.630.000 familias o
estimativamente 6.524.000 personas), y se permitiera deducir a tal fin un porcentaje de ingreso
destinado al ahorro, estimado en el 5% para el tercer quintil, 10% para el cuarto quintil y 15%
1209 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 13
En base al cálculo previo, y asumiendo un rendimiento por provincias parejo con el Impuesto
(nacional) a las Ganancias, es posible estimar para el caso de la Provincia de Buenos Aires, una
recaudación del Impuesto Provincial a las Ganancias de alrededor de $ 1.200,0 millones. El
nuevo rendimiento ubicaría a la imposición directa atribuible a los Impuestos Nacional y
Provincial a las Ganancias en el 3,2% del PBI (contra el 1,7% actual de Ganancias).
Un cálculo más ajustado puede hacerse, sin embargo, separando la renta de sociedades de
capital, que tributa con alícuota proporcional, y en este caso, permitiendo deducir el impuesto
provincial. En tal caso, si del total estimado para el nuevo impuesto provincial ($ 3.952,8
millones, según el Cuadro 6), se extrae el monto que corresponde a sociedades de capital
(73%), el impuesto nacional se reduciría en $ 1.185,8 millones. De esta manera, se tendría una
magnitud de presión tributaria menor de alrededor del 2,7% del PBI.
Cuadro 14
Finalmente, se señala que en el estudio amplio realizado bajo el Convenio con el Ministerio de
Economía de la Provincia de Buenos Aires, se efectúa un análisis comparado internacional
donde se demuestra la asociación positiva existente entre sistemas tributarios con
descentralización de impuestos al ingreso en los gobiernos locales y progresividad de los
mismos. La experiencia de los países nórdicos constituye un ejemplo de este tipo de situación.
Estructuras tributarias de países de fuerte vocación federal, como Estados Unidos y Suiza,
también corroboran esta observación.
1211 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 15
Ingreso disponible
Impuesto antes de Ingreso disponible después de Impuesto a
Deciles Impuesto a las después de Impuesto a las Ganancias Nacional
Ganancias las Ganancias Nacional y Provincial
Millones de
Millones de $ % $ % Millones de $ %
er.
1 decil 4.379 1,7 4.379 1,7 4.379 1,8
do.
2 decil 6.440 2,5 6.440 2,5 6.440 2,6
er.
3 decil 9.016 3,5 9.016 3,6 9.016 3,6
to.
4 decil 12.365 4,8 12.365 4,9 12.365 5
to.
5 decil 15.198 5,9 15.198 6 14.909 6
to.
6 decil 18.547 7,2 18.547 7,3 18.195 7,3
mo.
7 decil 23.957 9,3 23.948 9,5 23.517 9,4
vo.
8 decil 29.624 11,5 29.406 11,6 28.873 11,5
no.
9 decil 41.988 16,3 41.544 16,4 40.830 16,4
mo.
10 decil 96.084 37,3 92.482 36,5 90.849 36,4
Total 257.597 100,0 253.325 100,0 249.373 100,0
Fuente: elaboración propia en base a cuadros anteriores.
1212 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 5
(1) Los gobiernos centrales, por razones de administración tributaria bien conocidas de control
de la evasión, deben basar sus sistemas tributarios, fundamentalmente, en impuestos cuya
fiscalización no requiera conocimiento de la situación personal de los individuos o que
minimice el número de contribuyentes, simplemente en razón del padrón a fiscalizar o auditar;
es decir, en impuestos ―indirectos y reales‖ que pagan las empresas, en detrimento de los
impuestos ―directos y personales‖, que pagan las familias. Estos últimos, en cuanto al tipo
―personal‖, requieren localizar al individuo e investigar sus bienes o hábitos de consumo. Los
de tipo ―real‖, exigen un catastro o inventario de bienes. Ambos son de muy difícil fiscalización
central.
(2) Los esfuerzos de ―simplificación‖ de los sistemas tributarios que los gobiernos centrales se
ven compelidos a diseñar, por el peso de los lobbies sectoriales, conducen a prestar atención a
impuestos de alto rendimiento y fácil fiscalización. Normalmente estos impuestos son de tipo
indirecto, como el IVA, Internos y los Derechos Aduaneros.
Del estudio se podrá inferir la incapacidad de los argumentos normativos tradicionales en poder
explicar el patrón observado de asignación de potestades tributarias a los gobiernos locales,
sugiriendo la necesidad de un nuevo enfoque (rationale).
Una forma de aproximarnos al tema es ilustrar las características de las interacciones entre
gobierno federal y gobiernos provinciales o estaduales en diversos países. Sobre ello, J. Owens
(1990) describe la forma en que los impuestos a los ingresos y al patrimonio adoptan en ambos
niveles de gobierno en diversos países.
a) Arreglos de coparticipación: bajo los que los gobiernos locales reciben en forma automática
un porcentaje fijo del rendimiento total del impuesto. La participación usualmente está
determinada según el criterio devolutivo, es decir, por la división de la base imponible
imputable a los gobiernos locales. Estos acuerdos rigen en Austria, Alemania, Luxemburgo y
España.
1213 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
d) Sistemas impositivos separados: los gobiernos locales tienen atribuciones para establecer
base imponible y alícuota del impuesto. En la práctica, sin embargo, la base imponible es
similar a la del gobierno central. Sistemas impositivos separados son utilizados en Suiza,
Estados Unidos de Norteamérica y en la provincia canadiense de Quebec.
Con referencia a las alícuotas, en la mayoría de los países, los niveles inferiores de gobierno
utilizan una tasa única, la que usualmente varía a través del país, mientras que en tres países
(Japón, Suiza y Estados Unidos de Norteamérica) existen tasas progresivas tanto a nivel federal
como estadual o local.
A excepción de Islandia, país de baja población, los restantes países nórdicos (Dinamarca,
Finlandia, Suecia y Noruega) practican una fuerte descentralización tributaria, con una evidente
preferencia estructural basada en la imposición de tipo directa, en especial, del impuesto a la
renta.
SUECIA
Los países nórdicos tienen una larga experiencia en la imposición personal directa a cargo de los
gobiernos locales. Una especie de impuesto ―a la renta‖ (sobre la ―renta potencial‖) fue utilizado
ya en el siglo XVII. La imposición a los ingresos en su formulación moderna (sobre los ingresos
realizados) fue primero introducida en 1861 y se volvió luego común en los países nórdicos.
Davidson y Wicksell recomendaron fuertemente esta fuente tributaria para los gobiernos
locales. En rigor, el tratado de Wicksell sobre ―imposición justa‖, puede ser visto como una
contribución al entonces intenso debate sobre finanzas de los gobiernos locales en Suecia. Un
comité público sobre la materia fue formado en 1897 y Suecia obtuvo su primer impuesto al
ingreso moderno en 1901. El debate continuó, sin embargo, por otros treinta años. La ley ―final‖
sobre imposición local al ingreso no estuvo lista hasta 1928. Durante ese tiempo Wicksell y
Davidson sostuvieron un debate final sobre la definición de ―renta gravable‖. Wicksell quería
una base estrecha (que no excediera al ingreso nacional) mientras que Davidson reclamaba una
base amplia similar al impuesto ―comprensivo‖ a la renta. En este debate hubo también voces a
favor de un impuesto al gasto.
De particular interés fue la idea de Erik Lindahl (1921) del impuesto al ingreso como un
impuesto a los ―beneficios‖. Esta idea deviene natural en el contexto de las finanzas de los
1214 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los individuos también están sujetos a esa doble imposición, con tasa local equivalente (29%),
pero en este caso el impuesto no es deducible para fines del impuesto nacional progresivo. No
obstante, se permite una deducción general de monto fijo sobre el ingreso determinado.
FINLANDIA
También las personas están alcanzadas por el impuesto al ingreso local, con tasas que van del
14% al 18%, variando según la municipalidad. El impuesto de Iglesia, como se señalara, es
generalmente del 1%. Ambos están fijados sobre el mismo ingreso imponible.
NORUEGA
En el caso noruego, existe un impuesto al ingreso municipal junto con el nacional. La tasa del
impuesto municipal (incluyendo una contribución a un fondo de igualación tributaria) es del
23%. Este impuesto no es deducible con fines de la determinación del impuesto nacional.
DINAMARCA
También en este caso para los ingresos personales, en adición al impuesto nacional, los
municipios y la Iglesia establecen impuestos sobre el ingreso sujeto al impuesto nacional. Estos
impuestos varían, pero el promedio es del 28% del ingreso. La suma de los tres impuestos
(nacional, municipal e iglesia) es reducida por una deducción personal que varía con la tasa
impositiva municipal.
La idea básica es no sólo que los gobiernos locales pueden seguir diferentes caminos, sin miedo
a los efectos negativos o retrocesos que pueda imponer el problema de la competencia, sino,
esencialmente, que todo gobierno local debería enfrentar la misma capacidad fiscal (relativa a
las necesidades). De esta manera, se espera que las diferencias en la magnitud de los servicios
públicos provistos por la jurisdicción local, reflejen diferencias en las preferencias y no en las
―oportunidades económicas‖.
El principio ―igualitario‖ en los países nórdicos tiene el doble alcance de ―equidad vertical‖
(entre personas viviendo en la misma comuna) y ―equidad horizontal‖ (entre personas viviendo
en diferentes comunas).
Como se indicara, paralelamente al impuesto local al ingreso, existe un impuesto al ingreso del
gobierno central. Este impuesto tiene esencialmente la misma base, pero establece una alícuota
progresiva.
La idea básica para el logro de la equidad horizontal es que todas las comunas deben tener el
mismo impuesto-precio en todo tipo de actividad, o, en otras palabras, que una cierta cantidad
de servicios públicos (o cierta calidad) debe ser ―igualmente costosa‖ a los individuos
contribuyentes, cualquiera fuere la comuna donde decida residir. Esto resolvería el problema de
la competencia. Pero los gobiernos locales permanecerían, no obstante, en un escenario
competitivo, el que se plantea sobre la base de un mismo límite presupuestario en términos de
encontrar el paquete más atractivo de servicios públicos provistos al menor costo posible. Desde
el punto de vista fiscal, los gobiernos locales no tendrán nada que ganar atrayendo o evitando a
una categoría particular de individuos.
Dinamarca y Suecia mantienen una situación intermedia, como puede verse el cuadro a
continuación:
Tipo de aporte o
subsidio Dinamarca Finlandia Islandia Noruega Suecia
Aportes no
condicionados 30 1 94 86 25
Aportes
condicionados 70 99 6 14 75
Como conclusión, los países nórdicos se han ingeniado para implementar políticas de bienestar
avanzadas con una estructura gubernamental altamente descentralizada.
La estrategia seguida depende mucho del sistema de aportes a través de los cuales los niveles de
impuesto-precios son más o menos igualados entre jurisdicciones locales.
En combinación con un impuesto lineal al ingreso a disposición de los gobiernos locales, este
sistema está pensado como una garantía para la equidad vertical y horizontal a lo largo de las
localidades. Partiendo de la base de que estos propósitos son alcanzados, los gobiernos locales
pueden comprometerse en actividades redistributivas sin miedo a severos retrasos debido al
problema de la competencia, de otra manera a enfrentar por ellos. Esto es lo que puede llamarse
un ―modelo localista cooperativo de federalismo fiscal‖, como se señalara.
Los países nórdicos han diseñado diferentes versiones de este modelo. Desde el punto de vista
localista, ninguno de ellos es, sin embargo, perfecto. Los gobiernos locales han tenido que pagar
un alto precio en términos de autonomía perdida. Por ejemplo, los sistemas utilizados para
igualar impuestos-precios han sido calibrados con respecto a cierto nivel de servicios públicos.
Desvíos por sobre o por debajo de este estándar, son penalizados con un correspondiente mayor
impuesto-precio. Como un resultado, las jurisdicciones locales tienden a ser menos divergentes
de lo que debieran ser de acuerdo a valores locales. En adición, existen regulaciones fijando un
estándar para ciertas actividades gubernamentales y también para las alícuotas impositivas,
como en Noruega para todas las comunas y en Dinamarca para comunas secundarias. Tales
regulaciones podrían ser de utilidad para la rama asignación del presupuesto público, pero en el
caso noruego ellas están motivadas por cuestiones redistributivas.
Debe reconocerse, finalmente, que existe una creciente insatisfacción con relación a la forma
que el sistema opera en la actualidad. Los gobiernos locales en los países nórdicos son muy
grandes. Ellos representan el 70% del consumo público consolidado y absorben el 25% de la
fuerza laboral. Esto los transforma en economías más grandes que todas las industrias juntas. Al
mismo tiempo los gobiernos locales viven en un mundo de cierta fantasía. Las actividades
económicas emprendidas por ellos están basadas sobre precios que no reflejan costos reales y
las recaudaciones son obtenidas de fuentes que son difíciles de identificar a nivel local.
(b) el monto relativo de la base tributaria del ingreso que está constituido por los tramos
inferiores de ingreso.
Vale decir, una porción respeta el criterio devolutivo, en tanto que otra el de equidad horizontal
en sentido territorial, al intentar compensar disparidades de ingreso entre regiones.
Algunos de estos casos, sin embargo, registran grados diferenciales de descentralización. Por
ejemplo, la característica ya vista del impuesto en Noruega, donde se fija un límite superior a la
alícuota, rigió también por mucho tiempo en Bélgica, aunque recientemente ha sido derogado.
Bélgica es un país en donde se está produciendo la tendencia a conceder mayor autoridad a los
gobiernos locales, como señala Leeuwen (1985).
CANADÁ
Existe en Canadá el Impuesto al Ingreso de nivel federal junto con impuestos locales. Los
impuestos a las ganancias de sociedades, territoriales y provinciales, son impuestos como
alícuota adicional al impuesto federal. En el caso de personas físicas, salvo en Quebec, el
impuesto es computado como un porcentaje del impuesto básico federal (después de deducir un
crédito fiscal en el caso de dividendos). Todos los individuos son tratados como residentes por
año completo en la provincia donde reside al 31 de diciembre de cada año. Las alícuotas
adicionales varían según la provincia.
En el caso especial de Quebec, los residentes reciben una reducción impositiva del 16,5% del
impuesto básico federal y todos reciben a su vez un crédito del 9% del impuesto básico federal
pagado. La provincia de Quebec establece una alícuota progresiva al ingreso sujeto a impuesto.
1218 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los ingresos ganados fuera de los territorios provinciales, como los provenientes del extranjero
o los ganados en Canadá por los no residentes, están sujetos a una sobre tasa del 47%.
ESTADOS UNIDOS
En los Estados Unidos de Norteamérica, tanto para la imposición a las ganancias de sociedades
como de personas físicas, existen varios impuestos locales y estaduales junto con el impuesto
federal. Las bases imponibles y las alícuotas varían ampliamente.
Los impuestos pueden estar basados en el ingreso o renta propiamente dicha, al capital o al
derecho a desarrollar un negocio. Los impuestos a los ingresos son los más significativos; las
tasas pueden alcanzar el 12%, pero en promedio son sustancialmente menores. Estas son
deducibles para determinar el impuesto federal.
ESPAÑA
En España existe el impuesto nacional a las ganancias de sociedades, junto al que rige una
sobretasa del 2%, apropiado por una importante corporación, la Cámara de Comercio e
Industria, porcentaje que se calcula antes de la aplicación de los incentivos tributarios.
En el caso del impuesto al ingreso personal, existe concurrencias de poderes tributarios, en tanto
que junto al impuesto vigente en el orden nacional, los gobiernos locales y provinciales
imponen sobretasas de hasta el 10% del impuesto nacional determinado.
ITALIA
En Italia existe un impuesto a las ganancias de las sociedades (IRPEG: Imposta sul Reddito
delle Persone Guiridiche) nacional y el correspondiente impuesto de los gobiernos locales
(ILOR: Imposta Locale sul Reddito); este último es deducible para la determinación del
impuesto a pagar de las personas.
Existe un impuesto nacional (IRPEF: Imposta sul Reddito delle Persone Fisiche) y un impuesto
local (ILOR) que grava el rédito de las personas realizados solamente en Italia, pero que no
grava salarios, sueldos y renta por dividendos.
AUSTRIA
Junto con el impuesto nacional a las ganancias de sociedades, existe un impuesto al comercio de
orden local que toda empresa que desarrolle negocios en Austria debe pagar,
independientemente de su organización o nacionalidad, a excepción de aquellas que se
encuentran exentas a la renta nacional. El impuesto al comercio es computado en base a los
beneficios correspondientes al ejercicio fiscal. Las tasas varían según cada estado federado y
oscilan alrededor del 15% del beneficio computado para el impuesto nacional, con ciertos
ajustes especificados.
BÉLGICA
Los gobiernos locales (provinciales y municipales) imponen tributos al ingreso personal con
alícuotas adicionales que varían del 6% al 10% de la tasa básica del impuesto nacional.
1219 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ALEMANIA FEDERAL
Un rasgo importante del sistema tributario alemán —que aparece como altamente
centralizado— es que los individuos y las compañías que desarrollan un negocio, están sujetos a
dos impuestos diferentes sobre las ganancias y dos impuestos diferentes sobre el capital.
ii) toda propiedad poseída por los individuos y las compañías están sujetas a un
impuesto a la propiedad (Vermoegensteuer). Además, el capital usado con fines comerciales
está sujeto a un impuesto al capital comercial municipal.
Es decir, si bien existe el impuesto federal y no existen impuestos a las ganancias o al ingreso de
orden estadual o provincial, los gobiernos municipales imponen un impuesto al comercio —
semejante al caso austríaco— basado en el capital empleado y sobre el ingreso del negocio.
Aunque este ingreso del negocio está basado en los beneficios, éstos están sujetos a unos pocos
ajustes especificados a los fines del impuesto al comercio.
La carga del impuesto al comercio puede estar entre el 15% y 24% del ingreso del negocio, y
entre el 0,6% al 0,98% del capital del comercio. Estos impuestos al comercio son deducibles del
ingreso imponible.
Finalmente, existe también en Alemania el llamado Impuesto de Iglesia, impuesto por las
principales iglesias (católica, judía, etc.). Los miembros de la Iglesia que son sujetos a este
impuesto (inclusive extranjeros) deben pagar tasas de hasta el 9% de su impuesto al ingreso
determinado. El impuesto es recaudado por el nivel nacional de gobierno.
SUIZA
La legislación tributaria no es uniforme. El sistema tributario aplicado en uno de los tres niveles
puede diferir considerablemente de aquellos establecidos por los otros niveles. Más aún, las
leyes tributarias de los cantones muestran marcadas diferencias entre sí.
La Constitución Federal autoriza al gobierno federal a promulgar una ley que establezca los
principios sobre los que deben basarse las legislaciones tributarias de los cantones, tanto en
relación al ingreso como al capital. Los cantones retienen su libertad para determinar las
excepciones y tasas impositivas.
Sin embargo, tal ley aún debe ser establecida. En vista de ello, la carga global en el terreno de
los impuestos a los ingresos y al capital, varían sustancialmente, dependiendo de la ley
municipal o cantonal aplicable, en especial con relación a las alícuotas. La incidencia de los
impuestos municipales y cantonales en este campo, superan a la carga tributaria federal en una
relación de 4 a 1. Es por ello que, cuando se comparan presiones tributarias con otros países, en
1220 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
el caso suizo, resulta particularmente imprescindible computar a los tres niveles de gobierno
(federal, cantonal y municipal).
BRASIL
Del universo detallado, Grecia y Francia son los países donde la gravitación de este impuesto es
relativamente baja, en tanto que en el otro extremo se encuentra Dinamarca, que junto a Estados
Unidos, Suiza y Bélgica poseen un sistema tributario que depende en un 50% de los recursos
tributarios de este impuesto.
En cuanto al grado de descentralización, habrá de notarse que precisamente en los países donde
más gravita el impuesto a los ingresos de las personas como fuente de recurso tributario, es
donde este tipo de impuesto ha sido asignado en importante proporción a los gobiernos de nivel
estadual o municipal. En los Estados Unidos no existen impuestos de este tipo en las comunas
pero sí en los estados. Suiza obtiene solamente un cuarto de las recursos nacionales de este tipo
de impuesto, el que aparece en cambio gravitando significativamente en los niveles locales de
gobierno. Dinamarca obtiene solo un tercio de los recursos tributarios nacionales de este tipo de
impuesto y, en cambio, un 90% de sus recursos tributarios locales. Bélgica obtiene la mitad a
nivel nacional y dos tercios a nivel local.
1221 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por el contrario, Grecia y Francia, junto a países como Reino Unido, Australia, Irlanda, Holanda
y Nueva Zelanda, muestran una centralización absoluta.
Ahora bien, la estadística del Cuadro 1 referida a los gobiernos locales, en alguna medida se ve
distorsionada por la gravitación que en el total de los recursos tienen los aportes o subsidios del
nivel nacional de gobierno. A fin de aislar este efecto, T. J. Goodspeed (1990) presenta el
Cuadro 2 que se detalla seguidamente. Del Cuadro 2 se puede extraer una buena radiografía
del uso de la imposición a la renta por los gobiernos locales.
1222 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De acuerdo a los datos del cuadro surge que aún depurado de la incidencia de los aportes
federales, la situación variada entre países es importante. Los países nórdicos siguen siendo los
de mayor descentralización, con Suecia obteniendo el 59% de sus recursos del impuesto al
ingreso personal. En cambio los países de habla inglesa no registran impuestos locales de este
tipo.
Una observación interesante de Goodspeed es su cita de Wilfred Prest (1983), quien hace notar
que la diferencia de enfoque de los países de habla inglesa puede deberse a una circunstancia
cultural histórica. El autor señala que el impuesto a la propiedad se origina en la vieja Ley
Inglesa de Pobres (English Poor Law). Irónicamente, este impuesto fue originalmente
establecido como ―proxy‖ de la capacidad de pago. Por lo tanto, el hecho de que en los países de
habla inglesa los recursos de los gobiernos locales se basen en este impuesto, en lugar del
impuesto a la renta personal, puede deberse a esta circunstancia histórica.
Lo que en definitiva surge de la realidad internacional es que el patrón sugerido por la teoría
normativa en cuanto a las ventajas de la centralización de la imposición a los ingresos, no suele
verificarse en forma concluyente, requiriendo la búsqueda de un nuevo ―rationale‖ de la
asignación de funciones y poder de imposición consecuente, a los niveles de gobierno central y
locales.
1223 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 14
14.1. La socialización de bienes privados y/o mixtos. Gestión pública versus gestión
privada
(i) Introducción
Ahora bien, cualquiera fuera la política que un gobierno decida para proveer bienes privados o
bienes mixtos —sea mediante gestión pública o mediante gestión privada— surge la necesidad
de identificar la política de su financiamiento: vía precios o vía impuestos. La segunda
alternativa alude a la existencia de subsidios que complementarán o sustituirán totalmente al
pago de precios de parte de los individuos que demanden el bien o servicio.
Según algunos autores (ver M. Green, 1997) la definición de ―quien paga‖ por la educación
universitaria define la forma en que cada país estima a la educación universitaria como un ―bien
privado‖ o como un ―bien público‖. En realidad, se trata de una visión ideológica que suele
plantearse en la discusión sobre las características privadas o públicas de este servicio, que
definitivamente tiene características de ―bien mixto‖. Sin embargo, las características de
cualquier bien o servicio, en cuanto a generar beneficios privados internos o externos, dependen
de sus cualidades tecnológicas intrínsecas (R. Musgrave, y P. Musgrave, 1992), no obstante el
grado de subjetividad del evaluador ligada a la correspondiente estimación de los beneficios
privados y los sociales imputables al servicio. Estas cualidades son, consecuentemente,
independientes de la posición ideológica de las personas, en tanto sus efectos internos y/o
externos serán iguales, cualquiera sea la variante elegida para su sistema de provisión: la
provisión privada, sujeta a condiciones de mercado, o por el contrario, la de su socialización o
colectivización a través del presupuesto público. En cambio, sí puede argumentarse desde el
ángulo ideológico con respecto a sus cualidades como ―bien meritorio‖, concepción que podría
justificarse en base a diversos argumentos de política1055. En el caso de la educación
universitaria, no resulta sin embargo unánime el reconocimiento de las externalidades, la que
solamente pareciera reducirse al ―peer-group effect‖ (efecto entre pares) provocado por la
interacción entre profesionales de igual o diferente formación, aspecto que se comenta más
adelante.
Para aclarar estas cuestiones, repasamos seguidamente los efectos que pronostica la teoría
económica según el criterio de financiamiento adoptado. Intentemos entonces hacer un repaso
de cómo opera el mercado de la educación universitaria (oferta y demanda) y cuál resulta ser la
estructura de financiamiento que optimiza el uso de los recursos en este campo.
Supóngase inicialmente un sistema de mercado, con ausencia por el momento del sector
gobierno, donde los servicios de la enseñanza se proveen exclusivamente a través de
instituciones privadas (con o sin fines de lucro). La Figura 1 permite visualizar el problema.
De acuerdo con la tecnología disponible, los entes educativos ofrecen el servicio para el que se
registra una función de costos representada por la línea de CMo (Costo Medio) indicada en la
figura (asumiendo costo medio igual a costo marginal, para simplificar la exposición).
La línea BE** define la curva de demanda privada Dpriv, que expresa la disposición de pago de
los individuos motivados por los beneficios de consumo (el placer cultural o la satisfacción de
las inquietudes vocacionales de las personas) e inversión (incorporación de capital humano que
les permitirá luego obtener un diferencial de ingreso en el mercado laboral), que esperan obtener
con el proceso de aprendizaje.
1054
Desarrollos en base a Piffano, 2006.
1055
Para una exposición mas detallada de las características económicas de la educación universitaria, ver
Piffano, 1993a.
1225 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 1
Los demandantes motivados por tales incentivos estarán dispuestos a pagar un arancel Ao,
siendo la demanda total a dicho precio igual a Eo. El costo total del servicio educativo
universitario, representado por el área AoZEo0, es financiado enteramente por la recaudación
de aranceles que pagan los estudiantes o su familia. Se puede demostrar que esta solución —que
asume ausencia de externalidades— coincide con la situación que maximiza el beneficio social
neto. Se puede consultar al Apéndice 2 para una formalización que corrobora esta afirmación.
Introduzcamos ahora la presencia del gobierno, quien haciendo una evaluación de las
externalidades que produce la educación, es decir, los beneficios que habrán de derramarse al
resto de la comunidad (expansión del horizonte cultural del conjunto social, mejora de las
actitudes cooperativas y de desarrollo humano en el medio social, mejoras en la productividad
general de la economía, etc.), beneficios que no apropian individualmente los egresados,
identifica la curva de demanda social Dsoc1. En este caso, para lograr un nivel óptimo de
formación de graduados, debe reducirse el arancel al nivel A*, de manera que la demanda de los
individuos se establezca en E*. Ahora la situación que optimiza la asignación de recursos en el
sector, requiere la introducción de un subsidio o aporte público de tasa WT por alumno. Es
decir, el presupuesto total de las instituciones educativas es igual al área AoWE*0, financiado
por A*TE*0 correspondiente a la recaudación por aranceles y AoWTA* correspondiente al
aporte del gobierno. El Apéndice 3 presenta la formalización del esquema de financiamiento
que optimiza el servicio con presencia de externalidades positivas.
En el esquema descrito, subsiste por lo tanto una parte del financiamiento del costo incurrido
por los establecimientos educativos en cabeza del usuario del servicio, es decir, los estudiantes o
su familia.
1226 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ahora bien, supongamos que el gobierno decide, por razones que podemos luego discutir, no
cobrar aranceles a los estudiantes. En tal caso, la demanda se expande al nivel E**. La decisión
implica que, implícitamente, el gobierno ha revalorizado las bondades del gasto educativo
universitario, sea con relación a las externalidades generadas, como por la definición del
servicio como ―bien meritorio‖ (rol en la consolidación de la democracia, la igualdad de
oportunidades o la redistribución del ingreso, el desarrollo humano de las personas, el prestigio
nacional, etc.). Esta revalorización equivale a suponer una traslación de la curva de demanda
social hacia la derecha (la Dsoc2 de trazo entrecortado). Dada la función de costos, la nueva
situación exige un incremento presupuestario del gobierno, debido a que ahora se debe
financiar: el área A*TE*0, que antes correspondía a la recaudación por aranceles, más el área
WQE**E*, que representa el incremento del costo total necesario para atender la expansión de
la matrícula estudiantil desde E* a E**.
Por lo tanto, la decisión de hacer nulos los aranceles exige al mismo tiempo concretar una
reasignación de recursos tributarios, que financian otro tipo de gasto público, hacia el gasto
universitario.
(d) El cupo
Supongamos ahora que ambas decisiones no son tomadas al mismo tiempo; es decir, que la
decisión de no cobrar aranceles no es acompañada por la decisión de reasignar presupuesto
hacia los entes educativos. Se plantea entonces la necesidad de introducir un sistema de
racionamiento de la demanda alternativo, como la introducción de una restricción cuantitativa o
cupo. Para hacer consistente la solución de no arancelar con la asignación de un presupuesto
constante de tamaño AoWTA*, tal cupo debería establecerse en el nivel E1. Deberá notarse que
el racionamiento vía cupo implica un nivel de educación inferior al provocado mediante el
racionamiento vía precio (arancel), si se mantiene fijo el presupuesto equivalente al subsidio
existente. En efecto, el área AoJE10, que representa el presupuesto total a financiar en la
condición de arancel nulo, es igual al área AoWTA*, que representa el presupuesto existente
correspondiente al monto del subsidio cuando el servicio estaba arancelado.
Por otra parte, el racionamiento vía cupo plantea la necesidad de definir el método de selección
de los potenciales aspirantes, dado que se sabe que existirá una demanda excedente de tamaño
E1E** que no podrá ser atendida. Los criterios pueden ser el examen de ingreso, a través del
cual se habrán de seleccionar los mejores postulantes; el sorteo, donde se nivelan las chances de
los mejor preparados con los menos preparados; finalmente, una combinación de cupos por
estratos sociales, orígenes familiar, religión, etnias, etc. y exámenes dentro de cada estrato1056.
Por cierto que cada caso plantea ventajas y desventajas desde el ángulo de la eficiencia y de la
equidad.
Introduzcamos ahora un supuesto adicional. Por razones que podemos luego discutir, se decide
no sólo no arancelar, sino que además, se sostiene el criterio del ingreso irrestricto, es decir, la
ausencia de establecimiento de cupos. En la Figura 2 se analizan las consecuencias esperadas
de esta política.
Dado que el presupuesto con que contaría la institución educativa sería de tamaño AoWTA* (el
rectángulo sombreado en amarillo), para financiar el costo de la matrícula existente (0E*) más
1056
Adicionalmente, podrían imaginarse cursos previos de nivelación de conocimientos de corta duración
o cursos de nivelación de mayor duración, los que naturalmente deberían conducir a una selección de un
número de estudiantes no mayor al cupo.
1227 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 2
La otra posibilidad es enfrentar una función de ―costos decrecientes‖, en cuyo caso sería posible
aumentar indefinidamente la matrícula, sin que opere tal caída en la calidad del servicio. Sin
embargo, la existencia de costos decrecientes no parece ser una situación imaginable como
normal para cualquier tramo de la función de costos de la educación, dado que, tarde o
temprano, la existencia de factores fijos operará para generar rendimientos decrecientes.
La reducción en la calidad puede exteriorizarse a través del aumento en las tasas de repitencia y
deserción por encima de los niveles normales, atribuible a factores extra-sistema, como el nivel
de conocimientos previo, el encuadre socioeconómico, etc., circunstancia que indicaría las
mayores dificultades de los estudiantes para avanzar en sus estudios en razón de la insuficiencia
de los factores cooperantes que debe proveer la universidad (docencia, infraestructura general,
etc.) y/o por el menor capital humano (bagaje de conocimientos científico-técnicos) que logra
incorporar el graduado, debido a un deficiente proceso pedagógico, a pesar de la obtención
formal de su título universitario.
1057
Ver puntos 1.4, 1.7 y 1.9 más adelante.
1228 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Tal decisión fiscal, de aumentar el subsidio, implica modificar los precios relativos de los bienes
en la economía a favor de la educación universitaria, efecto que igualmente se produciría
aumentado la presión tributaria sobre el resto de los bienes. Este cambio generará un aumento
de la demanda por educación universitaria adicional, tanto por efecto ingreso como por efecto
sustitución. El nuevo exceso de demanda requerirá nuevo aumento de presupuesto, nuevo
cambio en los precios relativos, etc. Es decir, el pronóstico será el de una situación de exceso de
demanda permanente, que estará presionando constantemente por una mayor asignación de
recursos.
Figura 3
carrera o menor costo de oportunidad privado del estudiante). Al mismo tiempo, como el mayor
subsidio es financiado con impuestos, pueden ocurrir dos situaciones:
Figura 4
El incentivo a expandir la demanda del servicio educativo será mayor cuanto más importante
sea la participación del gasto privado destinado a la educación en el presupuesto de las personas,
circunstancia que implica alentar especialmente a los individuos de los quintiles superiores de la
distribución del ingreso, a incidir mayormente y, de esta manera, provocar tal aumento de la
demanda, dada la elasticidad-ingreso positiva de la demanda por educación.
Figura 5
El estudiante decide solicitar un banco en la universidad, donde no existe límite de ingreso vía
precio o vía cantidad, motivado por los beneficios que espera obtener del proceso de enseñanza
(consumo e inversión) que ―en promedio‖ habrá de lograr del sistema, ante ciertos costos que
debe incurrir o financiar (costo de los bienes complementarios más costo de oportunidad o
ingreso renunciado).
Está claro que su cálculo no computa el costo de congestión que con su decisión ocasiona en el
sistema, es decir, la externalidad negativa o la deseconomía que provoca al resto de la matrícula.
La demanda se establecería en tal caso en Eo, es decir, donde la curva de rendimiento medio
privado corta a la curva de costo marginal privado. Si se computara el costo de congestión o
externalidad negativa, está claro que la cantidad (matrícula), en este caso óptima, se fijaría en
E*.
Finalmente, existe otro problema asociado con la provisión colectiva de un bien privado.
Usualmente, cuando el gobierno suministra un bien de características privadas, es decir, con
apropiación privada o individual de una porción significativa de los beneficios generados por el
bien o servicio, habrá de efectuarlo sobre la base de la asignación de cuotas o cantidades
uniformes para todos los individuos.
1231 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 6
Suponiendo dos individuos con igual nivel de ingreso, pero diferentes gustos, la provisión de
una cantidad uniforme E, financiada con impuestos de capitación equivalentes, ubica a ambos
individuos en un nivel de utilidad inferior al que lograrían de admitirse demandas en cantidades
diferenciadas con pago diferenciado según sus preferencias (puntos EA y EB).
El mismo problema, analizado para individuos con distintos niveles de ingreso, puede verse en
Figura 7. Supóngase tres individuos cuyas curvas de demanda por el servicio educativo son las
indicadas por Da, Db y Dc, que computan las respectivas disposiciones de pago para
determinadas cantidades del servicio, según sus preferencias y niveles de ingreso.
Figura 7
Ahora bien, supóngase que el gobierno colectiviza el servicio, decidiendo brindar un nivel E de
educación a los tres individuos. La elección de la cantidad E deriva de adoptar la cantidad
correspondiente al ―votante mediano‖ (el individuo B). Si esta provisión fuera financiada por
un impuesto establecido sobre la base del beneficio, la recaudación correspondería a la suma de
Ta más Tb más Tc, igual a 3P.
del individuo A, quien ve aumentado su excedente en el área PWVTa. Pero de la reducción del
excedente de C, solamente la porción TcNHP representa ingreso que permite financiar la
porción PHVTa del individuo A. La reducción del excedente de C, implica una pérdida social
de magnitud NJH (carga excedente), en tanto que el subsidio a A, supera al incremento en el
bienestar del subsidiado en WHV (carga excedente). Ambos triángulos sombreados representan,
por lo tanto, la pérdida en bienestar total de la solución de provisión uniforme a través del
presupuesto público.
Un punto que merece aclaración es la manera en que los intentos de colectivización del servicio
universitario pueden tener éxito al inducir a los individuos a demandar bancos en la universidad
pública, desalentando el canalizar la demanda hacia la alternativa privada. Simplemente, ello
ocurre cuando la universidad pública logra aumentar el nivel del subsidio por alumno
independientemente y no obstante la posibilidad económica de las personas para demandar el
servicio en el segmento privado. La situación se representa en la Figura 8.
―y‖ es el ingreso (que representa todos los otros bienes excepto educación universitaria (―E‖);
Eo es la cantidad de educación universitaria ofrecida públicamente al individuo (votante
mediano). Las unidades de medida se eligen de modo tal que la pendiente de la recta de
presupuesto para la persona, entre ―E‖ e ―y‖ sea igual a menos uno1060. Si bien el gobierno
provee la cantidad 0Eo de educación; el individuo paga AB de impuestos, quedándole un
importe OB para gastar en otros bienes o para aumentar el consumo de E.
1058
Un subsidio a la educación universitaria superior a la valoración de las externalidades, justificada en
fines redistributivos, implicará una distorsión asignativa, solamente admisible si se asumiera que la
educación es el instrumento más eficaz para el logro de la mejora en el bienestar de los más pobres. De
no ser así, se plantea el interrogante de porqué subsidiar a los pobres que ingresan a la universidad y no a
los pobres que hubieran elegido otro destino.
1059
Para un tratamiento más completo del dilema ―escuela pública‖ versus ―escuela privada‖, ver
Piffano, 1997b.
1060
La situación de la Figura 8 es válida bajo un conjunto de supuestos simplificadores; entre otros:
igual precio de la provisión pública y de la privada, sustitución perfecta, igual eficiencia en los dos
sectores, etc. Una referencia interesante para un análisis microeconómico de estas características, referido
a distintas políticas públicas, es el trabajo de Porto, A. (1990). En el punto 1.9 más adelante, se analiza el
problema de la posible existencia de eficiencias diferenciales entre la provisión pública y la privada.
1233 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 8
Ahora bien, el individuo puede dejar de consumir el bien ofrecido públicamente (no ir a la
universidad pública) y proveerse totalmente en el mercado (ir a la universidad privada); de
hacerlo, no obstante, debe seguir pagando los impuestos.
Habrá de notarse que 0E* en (a) > 0Eo en (b). El individuo en (a) desea demandar un nivel de
educación que no puede ser abastecido por el sector público en razón de la restricción de oferta
(sujeta a un presupuesto estatal de tamaño AB). Si el Estado aumentara el presupuesto y el
impuesto para financiarlo, llevándolo, por ejemplo, a AM, circunstancia que le permitiría
aumentar el subsidio público en MH = MB, entonces el individuo del caso (a) también elegiría
la universidad pública. Pero el Estado podría lograr el mismo objetivo, es decir, alentar a los
individuos a demandar educación universitaria, reduciendo el nivel del presupuesto público,
subsidiando a la demanda o parcialmente a la oferta en el segmento privado. Esta sería la
solución ―privatizadora‖ de la educación universitaria.
1061
Corresponden a las seudo-curvas de demanda samuelsonianas.
1234 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 9a
Figura 9b
El cómputo de las externalidades, sin embargo, indica que la provisión tendría que aumentar
hasta E*. En el punto C* se optimiza la solución social. Para alcanzar este nivel, el Estado debe
elevar el subsidio global al sector educativo, sea directamente mediante el aumento de la
provisión pública o mediante el subsidio a los entes privados, o directo a las personas (subsidio
a la demanda)1062. Si la alternativa elegida fuera la provisión pública, el presupuesto destinado a
las universidades públicas debe elevarse para alcanzar E*, cobrando impuestos por AM (es
decir, aumentándolos en DM). Si la alternativa fuera la provisión privada subsidiada, el Estado
debería fijar el presupuesto público (en el rubro transferencias) en la magnitud DM, permitiendo
que las universidades privadas recauden AD en concepto de aranceles (menores al costo de
provisión). El valor relativo del arancel viene dado por la pendiente K‖K‖ (donde K‖K‖ = KK
< K'K'), que implica un subsidio a la demanda privada igual a K‖K. Si el subsidio directo a la
oferta privada no se aceptara por razones jurídicas o políticas, el Estado podría igualmente
subsidiar a la demanda, mediante un voucher o bono universitario, en cuyo caso podría
1062
No es usual que los países subsidien a las universidades privadas pero sí que otorguen becas o
préstamos subsidiados a los estudiantes.
1235 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a) El Estado puede inducir a los individuos a solicitar un banco en una universidad pública
(desalentar la demanda a la universidad privada), aumentando el presupuesto educativo público
(y la presión tributaria consecuente) en la medida necesaria como para abastecer
(colectivamente) las cantidades deseadas por los individuos, dados los costos relativos del
servicio. Esta es la solución identificada como de ―colectivización‖ del servicio educativo
universitario.
b) Inversamente, una reducción del presupuesto público por alumno en la prestación directa del
servicio, alentará a los individuos a demandar su banco en la universidad privada. En este caso,
el Estado puede reducir las necesidades fiscales subsidiando a la demanda solamente en la
medida necesaria para complementar la disposición de pago de las personas, logrando el mismo
objetivo (que las personas accedan a la universidad) permitiendo al mismo tiempo la elección
libre de la institución educativa según sus preferencias. Esta es la solución usualmente
identificada como de ―privatización‖ del servicio educativo universitario1063.
Las demandas por educación universitaria, es decir, la presencia y la ubicación de las curvas de
demanda, como las identificadas para los individuos A, B y C de la Figura 7, dependen
fundamentalmente de:
Es decir, cuanto menor sea el nivel de ingreso de los individuos, más cercano al origen se
ubicará la correspondiente curva de demanda. Por otro lado, cuanto más alto sea el costo de los
bienes complementarios de la educación (costos de traslado a los centros educativos, compra de
material diverso para los estudios, etc.), también más cercano al origen se ubicará la curva.
1063
La concepción más moderna en el diseño de la política educativa en general es plantear la diferencia
como de ―gestión pública‖ vs. ―gestión privada‖, en tanto, siempre existirá aporte o subsidio estatal en
razón de las externalidades atribuibles a la educación.
1236 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, también cuanto más alto resulte el costo de oportunidad o ingreso renunciado por el
estudiante, más cercano a dicho origen se ubicará la curva.
De manera que para individuos de bajos ingresos, enfrentando altos costos en bienes
complementarios y el correspondiente costo de oportunidad, resultará muy difícil poder acceder
al servicio, aún para aranceles muy bajos e inclusive nulos. Es decir, la curva de demanda del
segmento pobre de la sociedad estará ausente en el mercado de la educación universitaria. De
hecho, el sistema ―habrá racionado‖ la provisión del servicio pecuniariamente, en detrimento de
las clases de bajos ingresos.
a) en general;
La identificación de los receptores de los beneficios originados por el capital humano generado
por las universidades constituye un elemento importante a fin de imputar costos y establecer un
1064
Ver Heckman, J., Lochner, L., Smith, J. y Taber, C., 1997.
1065
Ningún curso de nivelación previo al ingreso a la universidad podría sustituir las falencias de diez o
más años de enseñanza básica y media, y de educación complementaria familiar durante la niñez.
1237 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
mecanismo de compensación (recupero de los costos) que opere para lograr una eficiente
asignación de los recursos. Así, se ha argumentado que no sólo los usuarios directos del sistema
(los estudiantes o graduados) son receptores de beneficios. En realidad, el argumento de las
―externalidades‖ ha sido básico para justificar el subsidio o aporte público a la enseñanza
universitaria. Pero cabría formular la pregunta de si no es posible la identificación de los
beneficiarios ―indirectos‖ del servicio universitario, es decir, dónde habrán de incidir los
beneficios derramados al medio por el capital humano generado por la universidad, que no logra
internalizarse en el ingreso de los propios graduados.
Se ha citado que las empresas que emplean a los graduados suelen ser receptoras de gran parte
del beneficio de la educación, que no queda reflejado en los salarios u honorarios que abonan a
tales graduados. Todo el progreso que permite la ampliación del conocimiento científico-
tecnológico, constituye un capital humano que aprovechan las empresas, tanto para el desarrollo
de productos como de procesos de producción y mercadeo, que mejoran sus utilidades netas, y
que, por lo tanto, no se reflejan totalmente en los sueldos y honorarios de los graduados por
ellas contratados, que las hacen posible.
Desde el ángulo teórico parece difícil que los mercados laborales no logren internalizar en el
ingreso de los graduados estos beneficios; pareciera que sólo en el caso de mercados
imperfectos sería ello posible. Desde el ángulo operativo, resulta difícil determinar las fuentes
del crecimiento económico a nivel micro o por empresa. Al mismo tiempo las empresas pagan
impuestos a las ganancias que de alguna manera capturan esos beneficios indirectos, aún cuando
el Estado no haya establecido una afectación específica de su producido parcial a la educación
universitaria. En alguna oportunidad existió en nuestro medio un impuesto que gravaba la
nómina salarial (Impuesto de Educación Técnica) que se basaba precisamente en este principio.
Sin embargo, el gravamen puede terminar por incidir en el salario de bolsillo de los mismos
trabajadores, dependiendo ello de las elasticidades-precio de oferta y demanda laboral. La
experiencia tributaria indica que no es aconsejable establecer impuestos que graven el uso de los
graduados o, en general, el empleo de la mano de obra (factor trabajo), aún cuando ésta
contenga un componente de inversión en capital humano. Es preferible el uso del sistema
tributario general, que para el caso de las sociedades se logra mediante el Impuesto a las
Ganancias.
Más recientemente ha existido la presunción de que tales externalidades hacia terceros (los no
graduados) no son significativas, o incluso que son prácticamente nulas. Quizás una
externalidad entre los mismos graduados (el llamado ―peer-group effect‖) sería reconocible. Y
en este caso podría caber la posibilidad de un impuesto al graduado1066.
En la literatura han surgido algunos argumentos que imponen reservas con respecto al
funcionamiento del sistema de mercado en servicios como la educación y la salud,
características que ha inducido a identificarlos con la calificación de ―cuasi-mercados‖ (ver, por
ejemplo, J. Le Grand y W. Barlett, 1994).
1066
Ver discusión en Bour, E. (1998). Citas de modelos de crecimiento endógeno a lo Romer (1990)
poniendo énfasis en externalidades positivas en el largo plazo y los resultados de otros estudios empíricos
que indican que tales beneficios son internalizados por los graduados (Elías, V., 1992, Harberger, A.
1997). Respecto del ―peer-group effect‖: Arnott, R. y Rowse, J., 1987; Henderson, V., Mieszkoski, P. y
Sauvageau, Y., 1978.
1238 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Y la maximización del beneficio social neto puede lograrse mediante el mecanismo de mercado,
ajustado por el subsidio público a fin de corregir la mala asignación que un mercado libre, sin
intervención gubernamental, produciría, según lo ya analizado.
En el caso de la educación resulta claro que los demandantes pueden estar guiados por señales
erróneas o distorsionadas del mercado, si tales señales no reflejan adecuadamente la realidad. Si
las personas no cuentan con evaluaciones de la calidad de los servicios educativos, claramente
no podrán efectuar una selección eficiente de la institución educativa. Tampoco podrán elegir la
carrera adecuada si no se tiene información sobre las posibilidades laborales de los graduados,
con vistas a medir la rentabilidad privada consecuente. La evaluación del retorno privado se
torna difícil teniendo en cuenta que el período de maduración de la inversión prácticamente
coincide con la vida activa de las personas, lo cual implica una dificultad seria para estimar el
valor ―presente‖ neto de la inversión.
La forma de solucionar esto es mediante la labor del Estado, quien debe instrumentar esquemas
de evaluación institucional adecuados, seguidos de la necesaria divulgación de sus resultados,
así como de estudios de mercado y proyecciones de la situación laboral de los graduados, ya sea
sobre la base de estudios de las propias agencias gubernamentales o los llevados a cabo a través
de instituciones privadas o no gubernamentales.
El problema de riesgo moral afecta al funcionamiento de los mercados, tanto para el desarrollo
de las actividades de los entes públicos como privados. El equilibrio siempre será ineficiente en
relación con el equilibrio correspondiente a mercados con información perfecta.
Los esfuerzos para obtener información sobre la performance docente pueden resultar costosos
y, aún ante intentos de incurrir en tales costos de información, resultar ésta de todas maneras
defectuosa.
En algunas actividades se pueden ofrecer ―señales‖ que permiten resolver este fenómeno de
―ocultamiento‖. Por ejemplo, las ―garantías‖ ofrecidas por muchos prestadores de servicios
respecto al resultado de su labor, pueden ser efectivas en muchos casos. Pero se trata de aquellos
donde los resultados son finalmente observables a posteriori (por ejemplo, las virtudes de un
sistema informático diseñado para resolver determinadas situaciones). Pero hay otros servicios,
como educar un alumno en determinada disciplina, dentro de una materia de una curricula
general de más de treinta asignaturas, donde tal observación puede no ser posible.
1240 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Este tipo de fenómeno afecta a una gran cantidad de mercados laborales, los que crecientemente
tratan con trabajadores de mayor calificación o entrenamiento. Los intentos de adquirir señales
por parte de los trabajadores, como títulos que operan como ―credencial‖ de determinada
formación, pueden resultar una inversión privada rentable, pero desde el ángulo social resultar
un despilfarro, si de todas maneras la conducta posterior del recurso humano, que implique una
efectiva mejora en su productividad, no resulta observable y/o comparable con la de otros
trabajadores detentando distintos tipos de ―credenciales‖.
Está claro que la retribución de los docentes se determinará con salarios ―promedio‖, lo que
implica la existencia de externalidades entre trabajadores de alta y baja calificación, que
afectarían negativamente a las retribuciones de los primeros.
Se ha argumentado asimismo que los incentivos a competir por parte de las instituciones típicas
de los esquemas de mercado habrán de conducir a una selección de matrícula de excelencia,
generando una exclusión de los individuos de menor formación educativa inicial, circunstancia
que dada cierta varianza, irá, poco a poco, pero inexorablemente, desalojando a las fracciones de
menores niveles educativos iniciales respecto de la media, para finalmente destruir el mercado o
reducirlo a su mínima expresión.
Finalmente, se argumenta sobre los altos costos que exige administrar un sistema de precios en
las universidades, circunstancia que haría inviable su operación. La existencia y operación
eficiente de universidades privadas en todo el mundo es una evidencia clara de que los costos de
administrar un arancel o recuperar costos en general, así como lograr nuevas fuentes de
financiamiento privado, compitiendo con otras instituciones, no implica desalojar a las
instituciones eficientes. Se puede argumentar que los sistemas de crédito educativo en cambio
dicen lo contrario. Pero los sistemas de crédito educativo existen ya en la mayoría de los países,
operando tanto bajo esquemas fuera de mercado como dentro de mercado, pero con fuertes
1241 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por último, como argumento general, los problemas de información, selección adversa y costos
de administración de los sistemas son comunes en muchas actividades, como son los casos de
los seguros, algunos proyectos de inversión física altamente interdependientes de la inversión
pública, etc., que, no obstante, no son impedimentos para un razonable funcionamiento del
mercado. De hecho los modelos de socialización o colectivización de actividades (caso de los
seguros, por ejemplo) que se han intentado en el mundo, en Argentina incluso, han sido muy
perjudiciales para una performance económica sana. Nuevamente, la acción descentralizada de
los agentes individuales ha podido demostrar ser más sabia que la labor de los burócratas, sin
computar los problemas de corrupción y de resultados no deseados, como se ha citado para el
caso del esquema de cupos del sistema universitario alemán (ver Piffano, 1993a).
El enfoque de considerar a la educación como una forma de inversión en capital humano ha sido
desafiado por diversos planteos teóricos1067. El ataque inicial estuvo centrado en la discusión de
la educación como una forma de ―consumo‖. Según este enfoque, la inquietud principal de los
agentes económicos estaría basada en procurar la satisfacción de un deseo de consumo,
demanda cuya intensidad está ligada a los niveles de ingreso de las personas, adoptando así las
características de un bien superior. Este aspecto ha sido central en la discusión inicial de los
desarrollos de la ―economía de la educación‖ (a partir del trabajo de T. W. Schultz, que iniciara
la gran discusión alrededor del concepto ―capital humano‖ e ―inversión en el hombre‖ de los
años 601068). El componente consumo reduce naturalmente los cálculos del retorno social de la
educación como inversión, al no poder separar los costos conjuntos incurridos. Pero el punto no
ofrece inconvenientes respecto a lo tratado con relación al financiamiento, ya que en caso de
tratarse de un bien de consumo, los beneficios privados y también las externalidades podrían
valorarse desde el punto de vista de este componente.
Otros autores (Psacharopoulos y Wiles, 1980) han destacado que la performance productiva de
los individuos está más ligada a las ―capacidades innatas u originales‖ de las personas. Ese
1067
La cita de estos estudios se hallan en Del Rey, Cleto E. (1996).
1068
Para una revisión de los trabajos pioneros de la década de los 60, ver Blaug, M. (1969). Versión en
español Blaug, M. (1972). Para un desarrollo introductorio a Economía de la Educación, ver Piffano,
1997a.
1242 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Más modernamente se ha introducido la idea de que en realidad las personas que ingresan al
sistema educativo lo hacen buscando un título o ―credencial‖ que los habilita para desempeñar
ciertos puestos de trabajo del mercado laboral (ver Lui, Pak-Wai y Wong, Yue-Chim, 1982).
Estos puestos estarían vedados a otros recursos humanos sin credencial, no obstante no haber
diferencias substanciales en cuanto al desempeño, significando así la existencia de un mercado
laboral segmentado. Mediante esta forma de ―credencialismo‖, el sistema educativo facilita la
creación de monopolios para beneficio de quienes —como pertenecientes a una corporación o
clase social— tienen acceso al sistema. Sin dudas que este comportamiento monopólico estaría
determinando diferenciales de salarios que entonces no podrían ser atribuidos exclusivamente al
capital humano incorporado a través del proceso educativo.
Otra explicación derivada del comportamiento imperfecto del mercado laboral es la de las
―escalas de puestos‖. La selección de personal para ocupar determinados puestos bien
remunerados estaría supeditada a la obtención de determinado nivel educativo, aún cuando los
niveles salariales son determinados por la escala jerárquica de los puestos de trabajo. Esos
niveles salariales serían más o menos rígidos, dependiendo de la productividad global de la
mano de obra. Si esta teoría se la liga a los problemas de ―moral hazard‖, típicos del desempeño
laboral individual ya comentados, podría existir una clara indeterminación del verdadero
rendimiento del capital humano incorporado a través del proceso educativo. En realidad, esta
teoría no difiere demasiado de la teoría del filtro. Bhagwati y Srinivasan (1977) ensayan una
explicación de este tipo, sugiriendo que determinados puestos de trabajo en escalas superiores
sólo son ocupados por quienes han incurrido en un mayor esfuerzo de preparación,
respondiendo a una idea de ―justicia‖ por la que se reconoce a los educados haber ―puesto más‖
para conseguir el puesto. Nuevamente habría una correlación positiva entre diferenciales de
salarios y gasto en educación pero en realidad atribuible a esta selección jerárquica.
Finalmente, el enfoque marxista que ataca la teoría del capital humano, lo hace en rigor porque
el enfoque elimina la ―clase‖ social como elemento económico central. En este sentido, debe
tenerse presente que la naturaleza del ―factor trabajo‖ cambia substancialmente con la
introducción del concepto capital humano. Los trabajos de H. Gintis (1971) y S. Bowles y H.
Gintis (1975) están en esa línea. Según estos autores, la educación estaría dirigida a cambiar la
personalidad de los individuos generando una fuerza de trabajo ―alienada y reprimida‖,
manteniendo el trabajo la característica de una mercancía. Sin embargo, en Marx pueden
encontrarse antecedentes de su recomendación de combinar al trabajo manual en las fábricas
con el desempeño en las escuelas técnicas, de manera que aún en la obra El Capital pueden
hallarse reconocimientos del efecto productivo del proceso educativo (Piffano, 1984c).
La conclusión más importante de las teorías enunciadas es que de corroborarse que los
diferenciales de ingreso entre las personas con distinto nivel educativo, obedeciera a factores
distorsivos del mercado laboral, como el ―filtro‖, ―credencialismo‖ o ―escala de puestos‖, la
educación universitaria podría contener un alto retorno económico para los individuos que
lograran acceder al nivel superior, aunque desde el punto de vista social, su retorno podría
resultar bajo o incluso nulo. El financiamiento público de la educación universitaria tendría
entonces un fuerte desafío para su justificación. Si el componente principal fuera la
1243 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En este punto se analiza el comportamiento de los sistemas universitarios, con relación al campo
de la eficiencia productiva o de gestión1069. La misma hace referencia a la combinación de
recursos que ―minimiza los costos‖ (o maximiza producto), sobre la base de ciertos parámetros
(precios, tecnología), a diferencia de la eficiencia asignativa que se vincula con la ―canasta
óptima‖ de factores o de productos (básicamente, determinación del nivel de producción óptimo
en la formación de graduados de determinadas disciplinas)
En tanto el primer enfoque asigna ventajas a la gestión privada respecto de la pública en razón
del incentivo que implica asumir el riesgo de pérdida del capital, el segundo relativiza el
pronóstico sobre la base de los resultados de algunos trabajos empíricos que demostrarían no
contar con pruebas concluyentes respecto de tal ventaja. En cambio, ellos podrían demostrar
casos inversos, donde el determinante del diferencial sería la existencia o no de mercados
desafiables. Un mercado es desafiable cuando la supervivencia del ente, su prestigio o su
viabilidad institucional para seguir operando es sometida a la presión o el desafío de posibles
competidores, actuales o futuros, es decir, aquellos que potencialmente podrían ingresar al
mercado. La posibilidad de la existencia de un mercado desafiable está ligada no sólo a la
regulación que decida el gobierno para el servicio pertinente, sino a cuestiones de índole
tecnológica.
Se ha señalado al respecto que la situación, hoy común, de relaciones de agencia entre quienes
detentan el poder soberano (el principal) y quienes actúan en representación del mismo (el
agente), actuando estos últimos en mercados no desafiables o escasamente competitivos,
permite al agente descuidar su accionar supuestamente destinado a optimizar la función objetivo
del principal y, en cambio, como resultas de la asimetría de información, pueda perseguir la
obtención de objetivos propios no coincidentes con los del principal.
1069
También denominada ―eficiencia-x‖ (Leibenstein, H., 1966).
1070
Baumol, W. J. (1982).
1244 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el caso universitario estatal, la situación es aún más relevante por cuanto quienes gobiernan
las instituciones surgen de decisiones de la propia comunidad universitaria, es decir, del claustro
docente, los graduados y los estudiantes, o sea, sus designaciones no están sujetas a revisión por
parte del cuerpo social (elección pública).
En la Figura 10 se visualiza la posibilidad de una función de costos que ―no minimice‖ los
costos de producción de determinado nivel de producción.
Figura 10
Si los responsables del servicio educativo incurren en los costos representados por el nivel Co
(costo medio observado), mientras que la función de costos mínimos es Cp (costo medio
potencial), claramente ello implica un nivel de satisfacción de la demanda privada y social (Eo)
menor a la capacidad potencial de satisfacción (Ep).
1071
En Piffano, H. (1990) puede consultarse un modelo de comportamiento de la empresa pública, que
resulta aplicable el caso universitario estatal, donde se analiza el resultado probable del accionar de la
gerencia que, dentro de un juego cooperativo, maximiza nivel de actividad, en lugar de perseguir la
maximización del beneficio social neto.
1072
En el Capítulo 5 de Piffano (2004) se analiza el tema de la asignación del aporte público a las
universidades estatales, concluyendo en una propuesta metodológica tendiente a asegurar eficiencia y
equidad en el subsidio público.
1245 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuanto más próximo está C' a B, mayor la diferencia de productividad (mayor eficiencia
privada); cuanto más próximo está C' a C, más similares los niveles de productividad en los dos
sectores1073. Las diferenciales de productividad conducirían, ceteris paribus, a mayor
participación del sector privado en la provisión del servicio. Así, en la Figura 12, la persona
que con igual eficiencia en los dos sectores está en situación de indiferencia entre la universidad
pública (punto C) y la privada (punto H), con diferenciales de eficiencia (menor en el sector
público) elegirá la universidad privada (punto H vs. C').
Figura 12
y
B C’ C
H
U1
U0
0 E
K K
‘
La universidad privada, asimismo, en el supuesto usual mostrado por las figuras, tendría un
margen de maniobra importante en términos de ofertar un servicio de mejor calidad por el que
1073
El supuesto de que el sector privado opera más eficientemente que el sector público podría no ser
válido en todo momento y para todos los niveles de la enseñanza. Por ejemplo, la decisión de subsidiar al
segmento privado en la enseñanza primaria y secundaria en Argentina obedeció a la necesidad de
equiparar los sueldos de los docentes privados con los de los estatales. Es decir, respondió a un
imperativo de tipo gremial, más que a consideraciones de eficiencia relativa. En este aspecto, salvo
razones de vocación muy acentuadas en los docentes de entes privados (que habría que suponer
superiores al componente vocacional de los docentes de entes públicos), salarios bajos (menores a los de
mercado) en los primeros, habrían de incidir en una menor productividad. Finalmente, la ineficiencia del
sistema educativo público puede deberse no sólo a la actividad propia del sistema educativo estatal, sino
también a la influencia de otros sectores (como transporte, vivienda, salud, etc.), proveedores de bienes y
servicios complementarios.
1246 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
puede cobrar un arancel alto, o bien, ofrecer un servicio de baja calidad cobrando un arancel
bajo. En la Figura 13 se pueden visualizar estas alternativas.
La ineficiencia del sector estatal permite, por lo tanto, la convivencia de un segmento privado de
baja calidad educativa y bajos aranceles, y también otro de alta calidad y altos aranceles. Está
claro que las diferencias en el costo relativo pueden originarse en diferencias de precios de los
insumos que enfrenten los dos sectores. La pendiente AC, versus AC' de la Figura 11, por
ejemplo, puede estar reflejando precios monetarios inferiores para profesores, personal directivo
o de gerencia, etc. También es claro que, con la información disponible en la figura, no es
posible diferenciar si el cambio de la pendiente se debe a ineficiencias, baja calidad del servicio
o a alto arancelamiento, pudiendo admitir combinaciones diversas de calidad y precio o arancel.
Figura 13
Y
A
AB =
impuesto
B C’ C
H’ H
U2
U1
U0
0 E
K’‖ K’ K‖ K
En base a lo analizado en este punto puede concluirse que, si la gravitación (en la atención de la
demanda) del sector estatal resultase importante, éste fijará ―precios testigos‖ en el mercado,
tanto en relación al valor de la enseñanza de grado ofertada, como al valor de su insumo
fundamental (el salario docente). Sobre la base de estos precios operará también la enseñanza
privada; es decir, estos valores gobernarán la asignación de recursos en el sector. De asumirse
ineficiencia del sistema público, los precios relativos resultantes permitirán entonces la
subsistencia de universidades privadas de baja calidad educativa de bajos aranceles, junto a
otras instituciones que ofertan un servicio educativo de mayor calidad con altos aranceles.
En este apartado se efectúa un repaso de los principales argumentos teóricos que desde el punto
de vista económico se debaten con relación al grado de centralización (o descentralización) de la
educación en un estado federal. Los argumentos son extensivos a la educación universitaria.
Una de las razones centrales a favor de la provisión descentralizada en manos de los gobiernos
locales en general para todos los bienes o servicios públicos y mixtos, se funda en la mayor
posibilidad que este esquema brinda en cuanto al respeto por las preferencias individuales de las
personas y la dificultad que en este sentido tiene el gobierno central de, por un lado, distinguir
correctamente las diferencias regionales o locales y arbitrar políticas con tratamiento diferencial
entre jurisdicciones. Aplica en este punto el teorema de la descentralización de Oates (1972).
Supóngase que existe un distrito cuyos habitantes prefieren un sistema universitario público de
excelencia, consecuentemente con tasas impositivas para financiarlo altas, y fuertemente
redistributivo, por ejemplo, con una importante participación de la universidad pública gratuita,
mientras que los habitantes de otro distrito se inclinan por un sistema universitario que demande
menores aportes tributarios, al tiempo de ser neutral en el aspecto distributivo, por ejemplo,
subsidiando en forma pareja a las personas pobres que hubiesen optado por la universidad
pública y también a las que lo hubieran hecho por la universidad privada.
1074
Lamentablemente, la esperanza de equivocarnos en este pronóstico no se daría según los datos que
surgen de las evaluaciones PISA, comentados en el Capítulo 7, apartado 7.5., punto (ii), (e) que
corroboran esta tendencia en la caída de la calidad educativa de nuestros graduados.
1248 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El primer problema que enfrenta el gobierno nacional es el de distinguir las preferencias de cada
distrito, ya que no existe a nivel nacional un mecanismo que permita manifestarlas claramente.
Se supone, en cambio, que las autoridades locales están en mejor posición para captar con más
fidelidad los gustos de sus propios habitantes.
El segundo inconveniente se presenta cuando por razones políticas, legales, etc., el gobierno
nacional no puede discriminar (no le es permitido hacerlo) entre distritos, por más que la
diferenciación provenga de las preferencias locales y, por lo tanto, sea beneficiosa para todos.
En ese caso, un sistema descentralizado puede lograr lo que un gobierno central está
imposibilitado de conseguir.
Un segundo argumento económico proviene del lado de los costos y nuevamente se basa en la
supuesta mejor información y capacidad de control que tendrían los gobiernos locales respecto
de sus sistemas educacionales en general. El gobierno provincial (o municipal) teóricamente
estaría en mejor posición tanto para recaudar impuestos basados en el principio del beneficio
con más eficacia, como también para administrar el sistema y distribuir los beneficios más
eficientemente. Es más, los propios integrantes del sistema (aportantes y beneficiarios) están en
mejor posición para controlar el correcto funcionamiento del servicio cuando está
descentralizado, ya que el ámbito de control es mucho más reducido y cercano a las autoridades
responsables. Siendo un consolidado de situaciones diversas, el sistema nacional puede ser más
difícil de monitorear y, por lo tanto, más propenso a presentar ineficiencias y manejo
inadecuado de fondos. También los incentivos a la evasión pueden ser mayores en el caso
centralizado, ya que la relación entre el aporte tributario y el beneficio recibido por el servicio
educativo se hace mucho más difusa, es decir, se pierde la idea de la ―correspondencia‖ que
debe ligar la decisión del gasto con la imposición de su financiamiento.
La falta de nitidez entre la decisión de gastar y la de contribuir con impuestos, puede incluso
conducir a situaciones de ―ilusión fiscal‖, si es que algunos habitantes de determinadas
jurisdicciones creen que sus decisiones de gasto pueden ser financiadas por ―los contribuyentes
de todo el país‖, de manera que sobreestimarán las ventajas del gasto (el ―residuo fiscal‖
obtenido). Si todos los habitantes actúan de esa manera, necesariamente se habrá expandido el
gasto más allá de lo socialmente óptimo. Esto es válido tanto con relación al servicio educativo
como en todo otro servicio brindado por el Estado.
Existe bastante consenso teórico acerca de las desventajas de perseguir objetivos redistributivos
mediante políticas descentralizadas: aquellas personas de mayor ingreso (que en un esquema
tributario progresivo verían muy reducido su residuo fiscal), tenderían a migrar hacia
jurisdicciones con un sistema educacional menos igualador, mientras que las más pobres
seguirían el camino opuesto, lo cual llevaría a una sociedad atomizada en distritos ricos y pobres
en la que las políticas redistributivas descentralizadas dejarían de tener efecto.
1075
La concepción ―meritoria‖ puede implicar una decisión autocrática que persiga la uniformidad de
pensamiento y conocimientos de los individuos que componen la sociedad, circunstancia que significa
naturalmente un sistema político no democrático y fuertemente restrictivo de las libertades individuales.
1250 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
educación tiene su razón de ser esencial en el motivo redistributivo por su relativa eficacia alta,
no obstante existir otros medios para transferir poder adquisitivo entre los agentes económicos.
Sin embargo, empíricamente la ―potencia redistributiva‖ de la educación no es similar para
todos los niveles de la enseñanza. El efecto mayor se encuentra en los niveles primario y
secundario, en tanto que mucho menor efecto redistributivo es verificable para los niveles
superiores de la enseñanza1076. A su vez, las diferencias regionales de la demanda curricular,
pueden requerir tratamientos diferentes también en materia redistributiva, que un gobierno
central puede no estar en condiciones de advertir y/o instrumentar, por lo ya comentado antes.
Una razón que muchas veces escapa al análisis teórico pero que es relevante en la práctica del
―federalismo cooperativo‖, está ligada a las relaciones financieras entre el gobierno nacional y
las provincias. Por más que el sistema educativo, y en general todo el gasto social, esté
descentralizado y, en tal caso, en teoría cada régimen debería autofinanciarse, en la práctica el
gobierno nacional auxilia a las provincias cuando presentan dificultades financieras. Las
autoridades nacionales podrían resistirse a actuar, pero ello probablemente implique problemas
sociales en la provincia deficitaria con graves costos para el propio gobierno nacional. Ahora
bien, sabiendo que finalmente recibirán asistencia financiera del gobierno central, es posible que
las provincias no sean lo suficientemente prudentes en el manejo de sus finanzas públicas. Se
enfrenta en este caso un problema de ―azar moral‖.
Si una provincia reduce sus impuestos o aumenta el gasto, o ambas cosas a la vez, a costa de un
déficit financiado nacionalmente, estará aumentando el bienestar de sus habitantes a costa del
bienestar del resto del país. Además de ser inequitativo y traer problemas asignativos, este
comportamiento puede generalizarse hasta llegar a un punto en el que todas las provincias estén
peor debido a que todas están tratando de sacar ventajas. Aún sin necesidad de llegar a este
extremo el gobierno nacional puede encontrar ventajoso centralizar el gasto social y evitar este
tipo de juegos estratégicos.
Pareciera entonces que la alternativa de mayor descentralización del gasto social, incluyendo
también al sistema universitario, requeriría un nuevo orden federal, donde los esquemas usuales
de coparticipación federal (característicos de un sistema cooperativo de federalismo con fuertes
transferencias de nivelación entre jurisdicciones como el argentino), se modifique tendiendo
hacia un modelo fiscal (y tributario en particular) más descentralizado —que acentúe el
principio de correspondencia o imputabilidad fiscal—, junto a esquemas de transferencias
intergubernamentales de nivelación que establezcan premios y castigos, es decir, que contengan
incentivos económicos que minimicen tales conductas estratégicas de los gobiernos locales1077.
El análisis conceptual que brinda la teoría económica aplicada al problema del financiamiento y
el racionamiento de la demanda por educación universitaria, permite concluir que:
1076
Ver trabajo de J. Delfino en Petrei, H. (ed.), 1989. Se remite al lector al punto 1.5. y a lo tratado en el
Capítulo 4 más adelante.
1077
Para una discusión sobre temas de federalismo fiscal relativos a la discusión sobre las racionalidad de
las transferencias de nivelación, ver Piffano, H. (2004). Para un análisis de la problemática ligada a las
transferencias federales con destino específico al financiamiento educativo, ver Piffano, H. y Porto, A.
(1990).
1251 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
calidad, es decir, con ingreso libre y sin cobro de arancel no acompañado por el subsidio en tal
caso requerido.
b) Los efectos esperados sobre la magnitud del servicio (tamaño de la matrícula a atender) y
sobre el resultado en cuanto a cantidad y calidad del capital humano generado difieren según
cada esquema de racionamiento.
c) Si el racionamiento se efectúa vía precio (cobro de arancel que recupera el costo total del
servicio), el tamaño de la matrícula será relativamente pequeño e inferior al socialmente óptimo,
debido a que el esquema no computa los beneficios sociales externos del servicio. Asimismo,
desde el ángulo de la equidad, los estratos de ingreso bajos no tendrán posibilidad de acceso al
servicio, en tanto, junto al efecto ingreso, operan los efectos precio: directo (arancel) e indirecto
(costo de los bienes complementarios más costo de oportunidad del estudiante).
e) Si el racionamiento se efectúa vía cupo, en primer lugar, debe decidirse sobre el criterio de
instrumentación de la restricción cuantitativa (examen de ingreso, sorteo, estratificación y
examen, etc.). En segundo lugar, si el financiamiento correspondiente al aporte público se fija
sin variar el nivel del subsidio determinado previamente, la matrícula a atender resultará inferior
al caso en el que se combina el financiamiento del subsidio con el arancelamiento. Desde el
ángulo de la eficiencia, la elección del sistema de selección no es neutro. El examen de ingreso
mejora las posibilidades de un producto de mayor calidad, respecto a los otros criterios. Desde
el ángulo de la equidad, la selección por examen discrimina a favor de estudiantes provenientes
de los mejores colegios de niveles de educación previos, usualmente asociados a familias de alto
ingreso que pudieron concurrir a mejores escuelas en la educación primaria y media.
los beneficiarios del servicio que compense el efecto ingreso, de todas maneras la modificación
del precio relativo a favor de la educación se mantiene, circunstancia que se acentúa si, como es
de esperar, los impuestos que financian el subsidio gravan bienes o actividades distintas a la
educación. La mayor demanda exige un nuevo incremento del subsidio, con ello se produce una
nueva distorsión, nuevo aumento de la demanda, y así sucesivamente. El cuadro será el de un
mercado con tendencia a un constante desequilibrio, con un exceso de demanda presionando
permanentemente por la asignación de mayores recursos. El incentivo a expandir la demanda
del servicio educativo será mayor cuanto más importante sea la participación del gasto privado
destinado a la educación en el presupuesto de las personas, circunstancia que implica alentar
especialmente a los individuos de los quintiles superiores de la distribución del ingreso, a incidir
mayormente y, de esta manera, provocar tal aumento de la demanda, dada la elasticidad-ingreso
positiva de la demanda por educación.
i) Por otro lado, la provisión del servicio universitario con un criterio de prestación universal
y gratuita para cualquier persona que decida solicitar un banco en la universidad, opera como un
esquema de provisión uniforme que no tiene en cuenta las preferencias diferenciales de los
individuos, quienes estarían dispuestos a revelarlas mediante su disposición de pago, si el
sistema lo permitiera. Se ha podido demostrar que, tanto para el caso de personas con igual
nivel de ingreso, como en el caso más usual de personas con diferentes niveles de ingreso,
existen costos en bienestar que podrían ser evitados mediante un sistema de arancelamiento
junto a mecanismos de subsidio a la demanda que minimicen la distorsión en los precios
relativos.
podría permitir el subsidio mayor y focalizado, vía becas y crédito educativo, a las clases de
bajos y medianos ingresos, respectivamente.
n) Existen asimismo teorías recientes que inducen a desafiar a la teoría del capital humano
que enfatiza el componente inversión de la educación. De lo analizado se puede concluir que de
corroborarse que los diferenciales de ingreso entre las personas con distinto nivel educativo,
obedecieran a factores distorsivos del mercado laboral, como el ―filtro‖, ―credencialismo‖ o
―escala de puestos‖, la educación universitaria podría contener un alto retorno económico para
los individuos que lograran acceder al nivel superior, aunque desde el punto de vista social, su
retorno podría resultar bajo o inclusive nulo. El financiamiento público de la educación
universitaria tendría entonces un fuerte desafío para su justificación. Si el componente principal
fuera la característica de bien de consumo, entonces la distinción de la importancia relativa del
consumo privado, que responde a las preferencias del individuo que demanda un banco en la
universidad, respecto del deseo de consumo colectivo (la socialización del individuo que mejora
1254 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las conclusiones arribadas permiten corroborar que las políticas tendientes a expandir la
matrícula universitaria vía subsidios sin tener en cuenta debidamente los ajustes requeridos entre
oferta y demanda y la sustentabilidad financiera del sistema, producen desequilibrios
permanentes e inducen a precarizar el nivel del capital humano incorporado en los graduados, y
muy probablemente, a reducir los retornos de la inversión en educación.
Esto se irá agravando si no se adoptan políticas que contemplen la necesaria consistencia entre
la tasa de crecimiento económico y tecnológico y la pertinente a la oferta de graduados de las
distintas especialidades que brindan las universidades.
1255 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Del análisis de la evolución histórica de la universidad, desde sus inicios hasta el presente,
claramente es hoy posible identificar al menos tres estereotipos bastante definidos, a saber:
a) La universidad ―académica‖.
b) La universidad ―irrestricta‖ o ―clientelista‖.
c) La universidad ―de mercado‖.
Finalmente, la universidad ―de mercado‖, constituye un modelo más reciente, nacido del
fenomenal proceso de cambio tecnológico que se ha estado operando en el mundo en décadas
recientes, en un escenario de estrecheces financieras de los gobiernos que deben enfrentar las
crisis de sus sistemas bienestaristas, diseñados a partir de los años 30 y 40. La universidad es
vista como un centro de producción de profesiones más acordes con los roles demandados por
los puestos de trabajo, al tiempo que la investigación pura cede paso a la investigación aplicada,
ante demandas específicas del medio social pertinente. Debido al nuevo escenario, a las
universidades se les exige mayor eficiencia en el empleo de los recursos asignados,
circunstancia que introduce conflictos con el principio de autonomía universitaria, al menos en
la forma con que ella había sido concebida hasta años recientes.
Sobre la base de estos estereotipos, es posible sistematizar los valores e instrumentos empleados
en cada modelo, con vistas a racionar la demanda social, así como identificar los principales
problemas enfrentados y las cuestiones a resolver en cada caso.
Desde el ángulo de los valores, la universidad ―académica‖ persigue como objetivo básico la
excelencia, el desarrollo integral del hombre, con especial inclinación al desarrollo de la ciencia
1256 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La universidad ―de mercado‖, por su parte, pone su acento en la calidad educativa tendiente a
mejorar la productividad y competitividad de la economía, al tiempo que exige un uso eficiente
de los recursos asignados. Resulta básico en este modelo lograr la eficiencia en el proceso de
formación del capital humano, tanto en su aspecto asignativo (combinación adecuada de
insumos pedagógicos y formación de graduados) como de eficiencia interna (minimización de
costos). La universidad juega un rol estratégico en dotar a la economía de capital humano
necesario para el crecimiento económico, magnificado en el nuevo escenario de cambio
tecnológico vertiginoso que vuelve obsoletas las cualidades humanas incorporadas en pasados
muy recientes, exigiendo un constante rediseño curricular o de ofertas educativas para suplir las
cambiantes demandas sociales del mercado laboral. La universidad, por lo tanto, es
especialmente productora de profesionales y de investigación aplicada, esta última vista
mayormente como procesos de adaptación de tecnologías más sofisticada, desarrollada en las
economías altamente industrializadas. El cuadro de globalización económica mundial introduce
un ingrediente importante, al obligar de hecho a las universidades a tener que competir con otras
instituciones educativas y a sus graduados competir con graduados de otras instituciones del
propio país y del extranjero. La universidad ―de mercado‖, finalmente, se desarrolla como fruto
natural de la transformación de la característica usual hasta años recientes de la educación; en
cuanto a su calidad de bien o servicio ―no transable internacionalmente‖, a su situación actual de
un ―bien o servicio comercializable internacionalmente‖. La autonomía formal se mantiene en
este modelo, aunque aparece condicionada en su ejercicio real, en tanto la asignación de
recursos queda supeditada al cumplimiento efectivo del rol asignado.
1257 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los modelos estereotipados ofrecen algunas limitaciones que es importante destacar. Desde el
ángulo del financiamiento, la universidad ―académica‖ enfrenta el problema básico de la
restricción presupuestaria de los gobiernos, circunstancia que no resultaba grave cuando el
grado de cobertura del servicio era pequeño. El sistema universitario resulta inequitativo debido
a la gratuidad (prestación universal), agravado en este caso por el acentuado elitismo del
modelo. La reducida cobertura induce a una natural escasez de la oferta profesional.
La universidad ―de mercado‖ enfrenta la limitación de tener que contar con información para
que la toma de decisiones de los estudiantes y empleadores resulte eficiente. Al estar el
mecanismo de racionamiento de la demanda basado en decisiones descentralizadas de los
individuos, se requiere información sobre las características de las ofertas curriculares, calidades
de los servicios y posibilidades de empleo de los graduados con distintas formaciones. De todas
maneras, en el caso de la universidad ―académica‖, tal información también es necesaria para
definir adecuadamente los cupos por tipo de formación, como se verá enseguida. Sin embargo,
el problema no tiene la misma entidad, en tanto la dimensión menor de la cobertura minimiza en
este caso el problema.
a) el precio o arancel;
b) la cantidad o cupo;
c) la calidad.
La universidad ―irrestricta‖ debe resolver de alguna manera la forma de reducir la alta tasa de
deserción, que eleva enormemente los costos, tanto sociales como privados. Asimismo, se
enfrenta el problema de la sobreoferta en algunas formaciones, con situaciones de desempleo
consecuente de los graduados. Por último, se enfrenta el problema de la baja calidad del capital
humano incorporado en los graduados.
(b) Aspectos de eficiencia y equidad del financiamiento con relación a los modelos
organizacionales
Teniendo en cuenta esta diferencia básica, desde el ángulo del financiamiento es posible
identificar dos modelos polares de organización: la solución de mercado y la solución de
presupuesto público1078.
Las dos alternativas de solución (mercado versus plan), se han abordado y discutido
ampliamente dentro del capítulo de la literatura económica referida a ―sistemas económicos
comparados‖. Precisamente, sobre la base de los argumentos que es posible reunir del debate
pertinente, se pueden anticipar los resultados esperados de ambos sistemas, desde el punto de
vista de la eficiencia asignativa (regulación óptima de oferta y demanda), eficiencia-x o de
gestión interna de los entres educativos y equidad distributiva.
La solución de mercado, al basar el peso del financiamiento sobre los que se educan, ofrece un
medio de autorregulación de la demanda, evitando tener que montar un mecanismo global de
planificación de los recursos humanos. Bajo las condiciones usuales del modelo competitivo
perfecto, el sistema estaría generando la cantidad y el tipo de educación requerida por los
demandantes individuales, los que al pagar por este servicio estarían brindando ―una señal
precisa‖ de la valuación social marginal que el servicio tiene. Sin embargo, la solución de
mercado puro no contempla la posibilidad de cómputo de las externalidades usualmente
atribuidas a la educación, generando en tal sentido un producto inferior al socialmente óptimo.
Ello podría justificar el financiamiento combinado de cargos al usuario y aporte público en
proporciones acordes con ambos tipos de beneficios (los privados y los sociales), no obstante las
distintas apreciaciones (participaciones) a que ello da lugar. Desde el punto de vista de la
eficiencia-x, el sistema de mercado ofrece un mecanismo eficiente de las universidades, las que
1078
Extraído de Piffano (1993a).
1260 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
deben competir entre sí en la captación de matrícula, vía principal para aumentar los recursos de
financiamiento. Ello implica la necesidad de prestar un servicio eficiente, de acuerdo a lo
requerido por el mercado laboral y las preferencias de consumo e inversión de los individuos.
no contar con un encuadre de planificación racional de los recursos. Las asignaciones de tipo
discrecional, que desconocen reglas explícitas de determinación, sujetas a presiones políticas de
diversa naturaleza, terminan finalmente burlando la supuesta autonomía y autarquía financiera
de las universidades. Normalmente, el cuadro se complementa con esquemas rígidos de gestión
financiera y control de la política salarial, típicas del sector público, que diluyen la
responsabilidad o imputabilidad (―accountability‖) de los resultados de la gestión entre
múltiples niveles de decisión (internos y externos a la universidad).
Desde el punto de vista de la equidad, no obstante la mayor cobertura del servicio, el sistema no
garantiza necesariamente una solución progresiva, en tanto su impacto depende de la estructura
socioeconómica de la matrícula estudiantil que logra acceder a la universidad y de la incidencia
de los impuestos que financian el aporte público. Normalmente, situaciones de partida
asimétricas de los distintos estratos sociales, generan barreras a la entrada muy importantes,
tanto económicas como académicas o intelectuales —no obstante la gratuidad o la ausencia de
arancel— difíciles de subsanar al momento de alcanzar la edad universitaria.
Junto a los casos polares reseñados, es posible formular una sistematización que conduce a
visualizar sistemas organizacionales intermedios, de acuerdo con la siguiente tipología:
Los dos primeros constituyen los casos polares analizados, el tercero deriva del primero y
consiste en descentralizar la oferta educativa con instituciones autónomas y autárquicas, con
adecuado esquema de incentivos mediante un sistema de asignaciones presupuestarias sobre la
base de fórmulas y/o sujetas a resultados, que apunte a cumplir objetivos de eficiencia
asignativa, eficiencia-x y equidad distributiva, pero manteniendo el monopolio estatal en la
prestación del servicio. A este esquema lo identificamos como la solución ―a lo Lange-Lerner‖,
pues la descentralización se efectúa sobre la base de precios sombra o indicadores de
performance, en lugar de restricciones cuantitativas. Finalmente, el cuarto modelo consiste en
una combinación del segundo y tercero, enmarcando a la gestión pública y privada en un
escenario competitivo, tanto en el orden académico como en el económico o financiero.
En el mundo real, sin embargo, resulta usual encontrar organizaciones universitarias que utilizan
combinaciones de los tres instrumentos en intensidades variadas. Inclusive, dicha combinación
suele cambiar en el tiempo, según las circunstancias económicas y políticas enfrentadas.
Es por ello que, si bien del examen de las experiencias internacionales pueden encontrarse
sistemas universitarios posibles de identificar con alguno de los estereotipos analizados, se verá
que el empleo de los instrumentos de decisión en materia de regulación de oferta y demanda
reconoce diferencias importantes de matices.
(a) Introducción
1) Características generales
Las chequeras de los bonos serían nominativas e intransferibles y su titular tendría derecho a su
empleo con libertad de elección de la institución educativa en la que demandaría el
correspondiente servicio.
1080
Piffano (1993a).
1081
El autor ha ocupado bastante de su tiempo académico al diseño de reglas destinadas a la distribución
de los ―fondos comunes‖ (―common pools‖), tanto en este ámbito como el de las finanzas federales,
como se analizara en los Capítulos 12 y 13 de este libro.
1082
Friedman, M. (1963): ―The role of government in education, Capitalism and Freedom‖, Chicago
University Press, Chicago, Illinois.
1265 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El esquema implica que las universidades con altos costos de prestación del servicio y que
pretendan cubrirlos con aranceles, habrán de tener que exigir mayor cantidad de bonos que las
más eficientes. Como la asignación de las chequeras habrá de estar limitada en cuanto al valor
asignado por estudiante, existirán mecanismos de incentivos tendientes a mejorar los niveles de
eficiencia y equidad del sistema.
La adjudicación de las chequeras a los postulantes requiere contemplar los dos aspectos básicos
del régimen: uno de eficiencia y el otro de equidad.
Desde el ángulo de la eficiencia, el postulante debería pagar un cierto valor que estará en
relación a: 1) la porción del financiamiento global del costo educativo que el Estado decidiera
financiar a través de la demanda, es decir, a través del cargo directo a los usuarios, en lugar de la
afectación de recursos tributarios de rentas generales; 2) el costo de la carrera opcionada, y 3) la
consideración de si ésta debe o no ser alentada por razones de índole social.
La cantidad de bonos a entregar por estudiante será limitada; el monto máximo estará
determinado por el valor promedio de los aranceles establecidos por las universidades, necesario
para poder cursar regularmente los años de la carrera correspondiente.
Dado que entre un costo cero y un costo máximo por chequera a determinar, existe una
graduación de posibles precios, debería establecerse una escala creciente de cantidad de
chequeras a las que podrá acceder cada estudiante. Es decir, a menor subsidio mayor cantidad
de chequeras, existiendo de todas maneras un límite máximo de cantidad de chequeras por
estudiante.
La cantidad mínima de chequeras deber ser equivalente a las requeridas para ser aplicadas al
pago de aranceles durante el período promedio de duración de la carrera elegida. La duración
media de la carrera será fijada en función de la observación estadística del promedio empleado
por los egresados de las unidades académicas correspondientes (facultades o departamentos).
Ahora bien, dado que cada universidad habrá de establecer el arancel que cubra los costos de
prestación del servicio —o aquellos costos que no son financiados por otras fuentes, como el
aporte directo o transferencia del Estado u otros recursos propios— el estudiante que agote el
máximo número de chequeras por extender la duración de su carrera más allá del límite máximo
indicado, podrá no obstante demandar un banco en la universidad opcionada pagando el arancel
correspondiente. En este caso, el estudiante estaría pagándole costo marginal neto de otros
recursos de financiamiento de la universidad, al que hace incurrir al demandar un banco a la
universidad, es decir, un costo superior a aquel que la sociedad ha decidido subsidiar.
También la universidad puede admitir estudiantes sin chequeras, si una política de ingreso
irrestricto guía su accionar. La atención de esta demanda deberá basarse entonces en los otros
1266 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
recursos disponibles (aporte directo o transferencia del gobierno, recursos propios, bonos de los
estudiantes que han obtenido las chequeras).
a) a nivel global: según restricción financiera global y el arancel promedio fijado por el
conjunto de las universidades; en presencia de aranceles diferenciados por tipo de carrera, se
tomaría el promedio ponderado por las matrículas respectivas;
b) a nivel regional: según indicadores de equidad regional, de acuerdo a los indicadores que se
propongan para la asignación del aporte directo o transferencia del tesoro nacional según el
indicador de equidad (como se explicará más adelante);
c) a nivel personal: en este caso, los alumnos clasificados por criterios socioeconómicos (se
imaginan no más de cuatro categorías) deberían seleccionarse en base a pruebas de madurez
universitaria en el caso de los nuevos ingresantes y de reválida para los estudiantes de segundo
año en adelante (exigencia de rendimiento mínimo de materias por año académico).
Con respecto a las fuentes de financiamiento, podría imaginarse la creación de un ―fondo para
subsidio universitario‖, el que habría de alimentarse, junto con el producido de la venta de las
1083
En la propuesta de 1992 se sugería un arancel promedio mensual de $25 (dólares equivalentes en ese
momento). Ver Piffano (1993a), para estimaciones financieras de la propuesta.
1084
La noción de ―arancel neto cero‖ fue sugerida en su momento por el Dr. Julio Olivera (1969), dentro
de un esquema de eficiencia asignativa. Partiendo de supuestos parecidos al modelo de optimización
desarrollado previamente en este capítulo, Olivera, definiendo P: arancel, b: beca, ambos por unidad de
tiempo, y asumiendo las siguientes hipótesis: E = - Le; Lt = 0; y, 0 < Le < L; formula la tesis P = b; y
aclara que dado que el equilibrio del consumidor en las condiciones estipuladas requiere ∂U/∂Le = λp; y
∂U/∂Le = λb, siendo λ > 0, entonces, p = b.
1085
En Piffano (2006) se podrá consultar sobre la metodología de medición de costos universitarios por
tipo de carrera.
1267 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1. Las universidades se verán obligadas a ofrecer el mejor servicio al menor costo, en tanto
cuanto mayor sean los aranceles necesarios para cubrir sus necesidades de financiamiento,
mayor será el valor en bonos que deberá exigir a los estudiantes, los que podrán optar por
cambiar de universidad a fin de minimizar su gasto privado, entre ellos el de adquisición de las
chequeras. Este incentivo apunta a optimizar tanto el aspecto de eficiencia de asignación como
el relativo a eficiencia-x o interna.
3. La única manera de expandir los recursos financieros para las universidades, y de esa manera
su escala de actividad, será captar una mayor matrícula (no solo nuevos ingresantes), lo que
incentivará al mejoramiento de los índices de retención (menor deserción o desgranamiento),
aspecto ligado a la eficiencia de asignación del sistema.
El examen de las disposiciones que regularon durante muchas décadas la gestión económico-
financiera de las universidades nacionales en Argentina pone en evidencia la debilidad del
principio básico siempre declarado de autonomía académica y autarquía administrativa,
económica y financiera, que las leyes les conferían1087.
Esta afirmación puede corroborarse teniendo en cuenta los siguientes aspectos del tradicional
encuadre regulatorio:
1) La importancia dada por las sucesivas leyes al Aporte del Tesoro Nacional en el
financiamiento del gasto total, y la amplia discrecionalidad tradicionalmente ejercida por los
gobiernos de turno en cuanto a la magnitud del subsidio asignado por universidad.
2) El reducido margen de maniobra que han tenido por muchos años las universidades a
través del destino dado al Fondo Universitario, tanto en cuanto a su magnitud global relativa al
total del gasto, como en cuanto a las restricciones impuesta a su uso.
1087
Para una reseña de las leyes universitarias que rigieron en Argentina, ver Piffano (1993a).
1269 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En la asignación del aporte público a las universidades nacionales puede advertirse nítidamente
el empleo del criterio tradicional de política fiscal, que implica el manejo presupuestario de
asignaciones sobre la base de lo gastado en períodos anteriores, o método de asignaciones
constantes o incrementales, según las posibilidades de financiamiento global. Este criterio
incluso tuvo vigencia formal en muchas de las disposiciones que en el pasado legislaron sobre el
régimen económico-financiero de las universidades, circunstancia que merece al menos dos
comentarios. En primer lugar, que en tales circunstancias el legislador ha intentado establecer
un condicionamiento a su propia atribución constitucional de fijar ―anualmente‖ el presupuesto
general de la nación declarando su voluntad de mantener en los sucesivos ejercicios, como
mínimo, ―el gasto asignado en el período anterior‖ (por ejemplo, en el Decreto-Ley N°
7.361/57). En segundo lugar, se ha estado priorizando el criterio de asignaciones
proporcionales, o constantes en términos relativos, entre las universidades nacionales, sin que el
destino de los recursos sea sometido a un estudio elemental de las necesidades que se pretenden
cubrir.
En los hechos, luego de la expansión de nuevas universidades a partir de los años 70,
reasignaciones marginales discrecionales han modificado en forma importante las
participaciones relativas del conjunto tradicional, arrojando resultados no suficientemente
justificables, tanto desde el punto de vista de la eficiencia económica como de la equidad
distributiva.
1270 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Durante los 90 rigió el intento de modificar el panorama descrito, al proponerse ―el estudio de
modelos de distribución presupuestaria, con el propósito de desterrar la práctica de asignación
específica de recursos a cada universidad, no sustentada en indicadores objetivos de situación y
desempeño‖ (―Política Presupuestaria para el Sector Universitario -Año 1994‖).
Ese hecho representó sin dudas una instancia trascendental en la evolución de las ideas en el
seno de la comunidad universitaria, que debe ser destacada. Ello permitió alentar la posibilidad
de estar en vísperas de la aceptación política de la reforma como política de Estado por parte de
la comunidad universitaria, que implicaba ir reduciendo el margen de discrecionalidad y el
poder de los ―lobbies‖ en materia tan importante.
Las tareas desarrolladas entonces por los técnicos permitieron fijar como masa de recursos a ser
asignados por dicho modelo ―al incremento registrado por los mismos respecto al ejercicio
1271 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En el intento de desarrollar una metodología robusta para asignar el aporte público a las
universidades, se requiere concretar avances en los siguientes aspectos:
Los tres aspectos son básicos para poder adoptar decisiones de políticas adecuadas a la realidad
del sistema.
Las mediciones de costo por carrera son indispensables con vistas a contar con indicadores no
sesgados de asignación de recursos que pretendan incentivar la minimización de costos del
servicio educativo.
Las estimaciones sobre calidad de los graduados son esenciales para advertir el margen de
eficiencia o de ineficiencia que determinado nivel de costo puede estar significando.
El análisis de los determinantes del rendimiento educativo permitiría advertir en qué medida el
proceso pedagógico y su rendimiento están determinados por factores exógenos al propio
sistema, como los de carácter cultural o socioeconómico del área de influencia de cada
universidad o, por el contrario, de la operación del propio sistema educativo universitario.
Habrá de convenirse que el ―producto‖ educativo está constituido por ―el conocimiento
incorporado‖ en el graduado universitario, circunstancia que obligaría a efectuar una estimación
del conocimiento acumulado desde la entrada (ingresante) a la salida (egresado). La dificultad
de este tipo de medición resulta evidente, circunstancia por la que se debe aceptar el medir
producto por el nivel final incorporado y, en todo caso, establecer diferenciales de dicho nivel
en función de atributos personales de los alumnos (como origen social, nivel educativo de los
padres, raza, etc.) y del medio social extrafamiliar en el que se ha educado (grado de
urbanización, disponibilidad de sistemas informales, etc.).
b) La labor de campo en estudios de mercado que permita detectar qué hacen los
graduados universitarios y cómo valora económicamente la sociedad esa labor.
La acción b) se puede encarar mediante un estudio de los roles cumplidos por los graduados
universitarios en la estructura social y productiva del país, según las característica de su empleo
o el rol desempeñado en entes públicos y privados del país, es decir, posiciones ocupadas en la
estructura productiva y social, magnitudes de las remuneraciones reconocidas, etc.
Adicionalmente, encuestando a los graduados de, por ejemplo, los últimos tres años y
averiguando la suerte corrida por los mismos. Este camino enfrenta la dificultad de contar con el
domicilio actualizado de los graduados a partir de los datos de localización con que cuentan las
propias universidades.
La acción c) deberá contemplar carreras que aún no teniendo demanda laboral o empresaria,
requiera asistencia pública en función de su utilidad social o por razones de orden estratégico-
político.
La presente propuesta de reforma fue desarrollada por el autor en el año 1993, pretendiendo
desde entonces modificar el criterio de asignación del aporte público a las universidades
nacionales, mediante un procedimiento de características esencialmente explícito y transparente,
que permita sustentar una política de Estado que reduzca el margen de discrecionalidad de los
funcionarios de turno, a la vez de garantizar un esquema de incentivos que motiven un uso
eficiente y equitativo de los recursos.
Las universidades nacionales ofrecen una variada gama de servicios, entre los que predomina la
enseñanza universitaria de grado. Algunas poseen servicios asistenciales médicos, servicios de
difusión por radio, museo de ciencias naturales, etc. Esta circunstancia indica como necesario el
tratamiento por separado de los programas correspondientes, de manera que el esquema de
asignación de fondos resulte el correcto. Ello es así, por cuanto la razón de ser del aporte federal
y su cuantía, tanto en orden a la eficiencia como la equidad distributiva, dependen de la
finalidad perseguida con el gasto pertinente.
En segundo lugar, en virtud de la estructura del gasto, es conveniente separar los mecanismos de
asignación de fondos destinados a cubrir erogaciones corrientes, de los destinados a las
erogaciones de capital, en tanto los problemas de asignación y de gestión financiera, se plantean
de manera diferente en uno u otro caso.
1273 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(2) Los segmentos del presupuesto a financiar. Características específicas del aporte en
cada caso
Las características generales del aporte público destinado a cubrir los tres segmentos, serían las
siguientes:
En términos generales, y con relación al primero de los segmentos de asignación, los desarrollos
consisten en la selección de los indicadores a emplear en la distribución del aporte estatal
(Aportes del Tesoro Nacional a las universidades nacionales). En la porción referida al criterio
de eficiencia, la asignación se efectúa sobre la base de un esquema de costos estándar. En el
caso de la asignación por equidad, se tienen en cuenta indicadores regionales de capacidad de
pago y necesidades insatisfechas, postulando su destino condicionado al programa de becas para
estudiantes de menores recursos.
Más adelante se efectúa el análisis de simulación, que permite contar con una medida de la
sensibilidad de los resultados respecto de la aplicación de esquemas alternativos; es de singular
importancia efectuar la estimación del impacto financiero resultante y discutir los aspectos
financieros de la transición, entre la situación actual y la futura.
i) Distribución primaria
El gobierno nacional debería fijar anualmente en la Ley de Presupuesto el aporte global del
Tesoro Nacional, destinado a las universidades nacionales, como aporte público al subsector
(―Distribución Primaria‖). Su monto quedaría supeditado a la política nacional de asignación de
los recursos presupuestarios entre finalidades y funciones que apruebe el Congreso Nacional, en
el marco legal vigente1088.
1088
Se recuerda que la Ley Federal de Educación de 1992 había fijado la aspiración del gobierno
nacional de aumentar los montos asignables al sector educativo durante los siguientes cinco años (6%
del PBI o 20% por año hasta duplicar el presupuesto, el que resultare mayor), parte del cual habría de ser
destinado a las universidades nacionales.
1274 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El gobierno nacional debería establecer la división del monto global asignado entre los tres
segmentos de asignación de fondos, procediéndose, en primer lugar, a determinar los montos
asignables a cada universidad destinados a financiar los gastos corrientes de los otros programas
al margen de la enseñanza y los programas de inversiones. Estos dos segmentos constituirían la
parte discrecional y semi discrecional del aporte público, respectivamente. El monto restante,
una vez deducidos los importes correspondientes a estos dos segmentos, constituiría el aporte
público a la enseñanza universitaria, con características de asignación automática y no
condicionada.
Las universidades nacionales deberían elevar al gobierno nacional sus presupuestos de gastos
corrientes de los programas distintos al de la enseñanza, con detalle usual de objetivos, metas,
recursos humanos y materiales aplicables y necesidades de financiamiento específico. El
gobierno decidiría discrecionalmente el aporte o subsidio, pudiendo éste cubrir en forma total o
parcial el gasto correspondiente, no pudiendo las universidades desviar los fondos asignados a
otros programas. En este sentido, si el aporte público es parcial, la universidad debe reforzar el
financiamiento con otros recursos de financiamiento no condicionados disponibles (a la manera
de un ―matching grant‖).
Dentro de este segmento deben incluirse las erogaciones de los establecimientos hospitalarios
(casos de la UBA y la Universidad Nacional de Córdoba) o los aportes destinados al área de
salud para otras universidades, el programa de ciencia y técnica, es decir, lo asignado a los
institutos de investigación de las universidades, museos (como es el caso de la Universidad
Nacional de La Plata), radios, teatros, etc., o sea programas ligados a actividades de extensión
universitaria.
Cabe aclarar que la discrecionalidad del gobierno en la materia no puede entenderse como
ejerciendo poder de decisión en relación al contenido académico de las tareas (o de los planes de
investigación), sino que ella está referida a la magnitud del esfuerzo financiero que el desarrollo
de estos programas habrá de requerir del aporte público. En este sentido, el esquema ―no
innova‖ con relación al actual manejo presupuestario, salvo en lo que concierne al intento de
separar el tratamiento de los montos asignables a estos programas1089.
Las universidades nacionales deberían preparar su programa de inversiones, con el detalle de los
proyectos, de acuerdo a un Sistema Unificado de Información de Proyectos (SUIP), cuyas
características básicas deberían ser objeto de elaboración específica. El gobierno podrá disponer
el nivel del aporte destinado al plan de inversiones, de acuerdo con su fundamentación técnica,
pedagógica y/o científica y económica, aunque en todos los casos respetando las prioridades que
establezca cada universidad. De esta manera, el aporte resultaría en este caso semi-discrecional,
pero condicionado a la aplicación del financiamiento de los proyectos que resulten aprobados.
El Plan Analítico que surja de esta gestión, formará parte del Plan Nacional de Obras Públicas.
1089
El tratamiento por separado de los programas de enseñanza de grado, investigación o extensión
universitaria no implica desconocer a la educación universitaria como un concepto integrador de las tres
funciones. El tratamiento presupuestario por programas, en este sentido, obedece a la técnica
presupuestaria aplicable en el monitoreo del gasto, y que puede asimilarse a otro tipo de diferenciaciones
o clasificaciones del gasto presupuestario, como la que separa a las partidas en gastos en personal
docente y en bienes y servicios no personales, a pesar de tratarse de recursos básicos necesarios e
integrados de un único proceso pedagógico.
1275 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por lo expuesto, el esquema garantiza el aporte para los programas de ciencia y técnica, de
salud, de extensión universitaria y los destinados a atender erogaciones de capital. En este caso
con definiciones discrecionales y semi discrecionales y condicionados del estado. Se trata de la
porción de los recursos que han de financiar, ya sea actividades donde se hace dificultoso
recrear condiciones de mercado en la asignación de los mismos, como los relacionados a la
―regulación de la entrada‖ o la ―expansión‖ (tamaño) de los servicios educativos.
Sobre el particular, cabe señalar que, al establecer con carácter previo a la determinación del
aporte para la enseñanza de grado, la asignación de recursos a los programas de ciencia y
técnica, y otros como el de salud, donde por otra parte el estado necesariamente debe
compatibilizar esta asignación a las universidades con las correspondientes a otras instituciones
gubernamentales que tienen como objetivos específicos el cumplimentar idénticas finalidades y
funciones, se evita la posibilidad de que se deriven fondos que deben destinarse a estos
programas, hacia el de la enseñanza de grado, como ha ocurrido en muchas oportunidades.
En la presente sección se presenta la formulación del modelo de asignación del aporte público a
las universidades nacionales, destinado a financiar el costo de la enseñanza de grado de las
carreras comunes.
Como se advertirá de la lectura del modelo, se trata de un esquema de asignación sobre la base
de costos estándares por carrera.
En el diseño del modelo se intenta recurrir a variables cuya cuantificación resulta de relativa
sencillez para su relevamiento, teniendo en cuenta el grado de avance de la informática actual
del sistema universitario.
En tal sentido, dado que las relaciones expresan valores por alumno o por egresado, un punto
que resulta crucial que sugiere el esquema —y que está siempre presente en la discusión del
reparto presupuestario entre las universidades— es la forma de medir la matrícula o el número
de alumnos que las universidades deben atender con su servicio.
El esquema, en este punto central, adopta una definición de ―matrícula efectiva‖ (o ―matrícula
activa‖) y de ―graduado teórico‖, sobre la base de la información que surge de las actas de
exámenes que certifican el grado académico alcanzado por los alumnos. Se entiende que un
deber irrenunciable del gobierno es el poder de policía que debe ejercer sobre tan importante
aspecto formal de la enseñanza, de manera que resulta factible establecer un sistema de
declaraciones juradas (auditables) de las unidades académicas de cada universidad, para
determinar los datos sobre exámenes rendidos y aprobados, durante un período estimado en
doce meses.
La expresión (1) detalla la composición del costo universitario, según sus principales programas
presupuestarios.
Cu = Cc + Cc' + Ci + Cx + Cs + Ca (1)
En los puntos que siguen se detalla el esquema de asignación propuesto por el modelo.
Para el Cc, se desdobla el aporte en dos componentes básicos: uno referido al aspecto de
eficiencia —para el que se propicia un sistema de aportes automáticos y no condicionados— y
otro referido al aspecto de equidad —para el que se propicia un aporte automático pero
condicionado—. Para el resto de los programas los aportes son discrecionales y condicionados.
El indicador de asignación de fondos para atender el gasto de las carreras comunes particiona el
aporte por eficiencia y el aporte por equidad. Su estructura será indicativa del énfasis con que la
política nacional pondera ambos aspectos de la decisión fiscal. Así, se define:
A = A1 + A2 (2)
A su vez,
A1 = pf . A, para 0 = pf = 1 (3)
y,
A2 = (1 - pf) . A (4)
El aporte según eficiencia económica se define integrado por dos componentes: un aporte
directo y un aporte indirecto.
Los recursos presupuestarios para la enseñanza de grado de las carreras comunes se reparten
entre estos dos componentes en una proporción variable en cinco años hasta alcanzar el 50%
cada uno en el quinto año.
donde:
p1 = 0.9
p2 = 0,8
p3 = 0.7
p4 = 0.6
p5 = 0.5
Este esquema de graduación del pasaje del aporte directo al indirecto puede modificarse, tanto
en intensidad como en duración. Por ejemplo, llevando la sustitución al 100% en los cinco
períodos, o bien, extendiendo la duración de la transición a mayor número de años.
siendo:
Se define a su vez:
Donde:
para:
xj = (M*ej / ∑ M*ecj) . X (11)
j
y
donde:
M*ecj: egresados teóricos en la carrera c de la universidad j, siendo asimismo:
donde:
siendo:
Como se advierte, todas las variables de la expresión (16) son equivalentes o iguales para todas
las universidades, a excepción del ponderador por calidad (drscj), que depende de los logros
académicos de cada unidad académica en cada universidad. En los puntos que siguen se
analizan cada uno de los componentes de la expresión.
Definir el costo estándar por carrera resulta una tarea difícil planteada en términos de un modelo
que se busca especialmente sencillo de operar. No obstante, pueden ensayarse algunas
alternativas metodológicas.
Una de ellas consiste en definir la relación técnica docente/alumno reconocida como de general
aceptación para el desarrollo del proceso pedagógico, no obstante el margen de discusión que
sobre este punto existe entre los expertos.
Por ejemplo, técnicos del BM recomiendan una relación básica de 1/15. Pero podría adoptarse
también un promedio de los coeficientes observados en diversas universidades de reconocido
prestigio o una muestra representativa de las mismas en distintos países.
Sin embargo, el costo estándar básico habría que diferenciarlo debido a estructuras de insumos
diferentes por tipo de carrera (diferentes estructuras de cátedra, empleo de elementos de
laboratorio, etc.). En este caso, podría emplearse una estructura de precios relativos que habría
que construir sobre la base de relaciones observadas en el sistema universitario.
Como se detalla en el Apéndice 5.A, el resultado de una investigación preliminar sobre costos
comparados, indica la dificultad de recurrir a ejemplos de otros países, dada la diversidad
existente en los contenidos curriculares, aún para carreras comunes, lo que se traduce en
distintos costos relativos de las carreras entre países.
1280 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La virtud de recurrir a las observaciones de costos del sistema universitario nacional reside en
que las divergencias en los contenidos curriculares en tal caso habrán de ser pequeñas, de
manera que, aún aceptando un nivel de ineficiencia global alto, la estructura relativa sería
relevante para construir un ponderador que determine el costo estándar por carrera de la
expresión (16). El supuesto en este caso sería que el nivel de eficiencia o ineficiencia del
sistema es relativamente uniforme en todas las carreras.
Así, se establece:
donde:
(6) Tratamiento del ajuste del costo estándar por deseconomías de escala
Los datos disponibles sobre gasto por alumno y relaciones docente/alumno de las universidades
nacionales, permite presumir la presencia de importantes economías de escala en las
universidades de mayor tamaño. En tal sentido, la UBA se destaca por mostrar relaciones bajas
con respecto a universidades de menor tamaño, como Córdoba o La Plata, y significativamente
mucho más bajas que universidades pequeñas, como Catamarca o Misiones.
La atención de una matrícula muy numerosa, sin embargo, puede no significar verdadera
―economía‖ debido a la escala, si es que el menor costo por alumno incurrido por mayor tamaño
es compensado por un menor nivel o calidad del producto o servicio generado (en nuestro caso,
menor calidad del egresado). Esta circunstancia será computada más adelante.
En efecto, los aspectos referidos a la calidad son tratados en el punto siguiente. Aquí debemos
discernir sobre la cuestión de escala, asumiendo homogeneidad del producto generado.
La decisión política adoptada en nuestro país en relación a que cada provincia cuente al menos
con una universidad pública que atienda, primordialmente, la demanda de educación
universitaria de su jurisdicción, implica asumir el costo de oportunidad que significa en muchos
casos incurrir en costos adicionales debido a dimensiones de escala fuera del óptimo. La
deseconomía, no obstante, no debiera ser ilimitada, por cuanto atender costos exageradamente
altos, en algunos casos, significará la imposibilidad de atender las demandas del servicio
educativo en otras áreas donde éste opera más eficientemente.
Existe, en nuestro caso, sin lugar a dudas, un conflicto de objetivos entre la búsqueda de
eficiencia asignativa y el logro de equidad regional. Sin embargo, habrá que tener presente
también que existe otro conflicto de objetivos en el campo mismo de la equidad, entre equidad
regional y equidad personal. En efecto, el desvío de fondos a determinadas regiones con
1281 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una forma apropiada de aproximarse a tal tipo de parámetro es utilizar información sobre costos
docentes por alumno o las relaciones docente/alumno observadas en las universidades
nacionales —a nivel de cada carrera o disciplina— y, a partir de ellos, establecer relaciones
máximas admisibles para cada una.
Si se verifica que las unidades académicas de mayor tamaño registran el menor nivel de gasto
docente por alumno o la menor relación del número de docentes por alumno, entonces,
adoptando a las mismas como ―numéraire‖ (denominador común), los valores de asc resultantes
serán:
s = (1): grandes
s = (2): medianas
s = (3): chicas
siendo:
v2 > 0
v3 > 0
La asignación en base a costos puede no resultar conveniente como mecanismo de largo plazo,
si no se tiene en cuenta el nivel de calidad del producto generado. Esta circunstancia, expuesta
en detalle en puntos anteriores, exige que hasta tanto se cuente con esquemas de evaluación de
los servicios prestados por las universidades —en nuestro caso el nivel de calidad de los
egresados—, se adopte alguna forma indirecta de corrección del costo estándar, empleando
como variable 'proxy' una medida del nivel de calidad de los insumos relevantes.
A tal fin se sugiere el empleo del ponderador drsc, que compute la relación ―docentes
calificados‖/―docentes totales‖, como la aludida variable ―proxy‖ del nivel de calidad. Es decir,
se asume que una forma apropiada de medir indirectamente la calidad del producto generado es
a través del nivel de calidad de este ―insumo relevante‖. La reforma universitaria chilena de
1981 utilizó a la ―calidad del estudiante‖ como indicador de eficiencia del servicio educativo
universitario, al recurrir a la Prueba de Aptitud Académica (APP) de los ingresantes como
indicador para la distribución del Aporte Indirecto.
Hasta tanto se pueda contar con estudios de mercado de los graduados universitarios, resulta
necesario establecer un ponderador que permita al gobierno nacional establecer algún orden de
―prioridades relativas‖ por tipo de carrera. Este orden de prioridades, habrá de contemplar
situaciones de orden nacional para cada tipo de especialidad, así como circunstancias de orden
local o regional, según la apreciación de los responsables del servicio educativo universitario y
los estamentos gubernamentales que intervienen en la fijación de la política fiscal nacional para
el sector.
Las prioridades no implicarán reasignaciones negativas para alguna universidad, si todas las
universidades orientaran su accionar al esquema general consensuado.
La distribución del aporte público en función inversa del indicador de capacidad económica
implicará que las universidades que operan en un medio socioeconómico relativamente más alto
en la escala de distribución del ingreso, a igualdad de otras condiciones, debieran realizar un
esfuerzo mayor en la captación de aportes locales (tanto públicos como privados). El indicador
de necesidad de asistencia estatal está referido a dos variables stocks, que miden desventajas
relativas en la provisión de servicios básicos y de cobertura del servicio de educación superior y
universitaria. Ambos indicadores —de capacidad contributiva y necesidades de asistencia
estatal— son promediados en forma simple para obtener el distribuidor regional del aporte
público por equidad distributiva.
La característica que se sugiere para el prorrateador por equidad es que sea de ―asignación
automática pero condicionado‖ a su aplicación al programa de becas estudiantiles. Las becas, a
su vez, deben ser destinadas a estudiantes de escasos recursos (por ejemplo, personas cuyo
ingreso familiar no supere determinado monto). Las universidades podrán, no obstante,
establecer programas de becas a estudiantes que no cumplan con tal requisito, pero en este caso
deberán financiarlas con recursos propios o provenientes del aporte por eficiencia.
(10) Medición del costo por egresado observado, a los fines de la estimación del
impacto de reasignación provocado con el empleo del modelo
Definiendo:
donde:
siendo:
Si las sucesivas cohortes tienen un comportamiento uniforme entonces, conociendo el dato del
número de egresados Ecj, se debería cumplir:
y, consecuentemente:
La ventaja de operar con M*ej (egresados teóricos) en lugar de Ecj (egresados reales) radica en
que la primera variable es indicativa del nivel de actividad presente, en tanto que la segunda
lleva implícita el resultado del nivel de actividad de sucesivos períodos o ciclos lectivos,
correspondientes a la(s) cohorte(s) que registra la estadística de egresos.
Ahora bien, si Cecj, es el costo por egresado observado en la carrera c de la universidad j, como
se definiera, la condición de equilibrio fiscal luego de la reasignación exige:
Además, si al monto del aporte para financiar la enseñanza correspondiente a carreras comunes
en razón de la eficiencia se le agrega el aporte en razón de la equidad, se habrá de verificar que:
En esta sección se presentan los resultados del estudio de simulación del modelo de asignación
del aporte público, realizado en 1994 sobre la base de datos presupuestarios de 1993, que
responde en general a los lineamientos expuestos en los puntos anteriores. Algunas
adecuaciones debieron hacerse, no obstante, en razón de la información requerida y la
disponible al momento de efectuarse el estudio.
La definición estándar básica, por lo tanto, implica reconocer que el docente desarrolla tareas de
enseñanza (dictado de horas de cátedra y preparación de clases) y de investigación en cierta
proporción1090.
Los datos sobre matrícula efectiva y egresado teórico fueron sustituidos por los datos sobre
matrícula y egresados según estadísticas universitarias disponibles.
Los datos sobre alumnos, docentes, profesores y auxiliares docentes fueron extraídas del banco
de datos del componente B1 del programa de asistencia técnica de la Secretaría de Políticas
Universitarias (1993), en tanto que los datos sobre egresados responden a la estadística
disponible de elaboraciones anteriores de la ex Secretaría de Asuntos Universitarios del ex
Ministerio de Educación y Justicia, para un promedio simple de los años 1982 a 1987, y datos
procesados por el citado componente B1 de asistencia técnica, en la Secretaría de Políticas
Universitarias. En los casos de las universidades de La Matanza, Quilmes y Formosa debieron
efectuarse estimaciones indirectas, sobre la base de lo registrado en universidades de similar
tamaño y reciente creación.
Los datos sobre docentes, profesores y auxiliares docentes son expresados en unidades de
docente con dedicación exclusiva equivalente.
Los datos sobre presupuesto universitario para 1993 han sido extraídos del estudio del CIN. La
elección de este año y la fuente tuvo su razón de ser en la conveniencia de comparar los
resultados obtenidos con el modelo propuesto con los de la comisión del CIN. Asimismo,
permitió comparar los resultados de ambas propuestas con la distribución que finalmente fuera
adoptada para el Ejercicio 1994.
Asimismo, del documento del CIN se obtuvo información respecto a la distribución del
alumnado por carrera, de manera de emplear la misma base de datos para estimar la incidencia
de los costos diferenciales por carrera.
Estas relaciones son estándares normativos, aunque las proporciones profesor/auxiliar tienen en
cuenta el registro de cargos de profesores y de auxiliares docentes que presentaban en 1993 las
universidades nacionales.
Para el salario del profesor y del auxiliar: equivalentes al cargo de Titular con dedicación
exclusiva con diez años de antigüedad y al cargo de Jefe de Trabajos Prácticos con dedicación
exclusiva con diez años de antigüedad, respectivamente, se supuso $ 1.500.- y $ 1.100.- para
profesor y para auxiliar, respectivamente.
En ambos salarios se previó asimismo el ajuste por coeficiente zonal, según razones de
dispersión geográfica u otros, empleados en la definición de esta política salarial diferencial.
1090
Se recuerda, no obstante, que la propuesta sobre asignación del aporte público prevé asignar una
porción adicional de recursos presupuestarios al programa de ciencia y técnica y para el programa de
extensión universitaria.
1286 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Otros gastos corrientes del programa de enseñanza: 1,25 (Simulación 1) y 1,67 (Simulaciones 2
y 3), aplicados al gasto docente estándar. Esto implicó asignar al gasto docente una incidencia
del 80% y del 60%, respectivamente, en la estructura del gasto corriente del programa de
enseñanza, y cierta relación tecnológica fija con relación al personal no docente y a los gastos
en bienes de consumo. La fijación del salario en términos de profesor/auxiliar con dedicación
exclusiva, supone la inclusión de un cierto número de horas y financiamiento acorde, dedicadas
a la investigación. No obstante, la propuesta postula el tratamiento por separado del programa
de ciencia y técnica, el que debe computar los presupuestos universitarios destinados a la
infraestructura de los institutos de investigación y los salarios de los investigadores puros (la
―gran investigación‖), como así también el gasto del programa de extensión universitaria.
Para computar el presupuesto estándar de los gastos de capital y los adicionales gastos
corrientes para los programas de ciencia y técnica y extensión universitaria, se supuso: un
coeficiente aplicado al gasto corriente estándar destinado a enseñanza de 1,25 (Simulación 1) y
de 1,5 (Simulaciones 2 y 3).
Para el ponderador en razón del costo diferencial según tipo de carrera, se utilizaron los mismos
coeficientes empleados por el CIN, es decir:
Estos coeficientes son expresados dando valor unitario al coeficiente de complejidad del
sistema. De la aplicación de estos coeficientes a la estructura de la matrícula universitaria en
cada universidad, surgen los coeficientes correspondientes al índice de complejidad académica
incluidos en el algoritmo del costo estándar.
Para la obtención del ponderador del sistema global, se calculó el coeficiente de ajuste sobre la
base del promedio ponderado de los coeficientes de complejidad académica de cada
universidad, en términos de la correspondiente producción de graduados1091. El coeficiente
global resultó 1, 00339.
Para el ponderador por escala, se definieron tres niveles correspondientes a las universidades
Grandes, Medianas y Pequeñas, según agrupamiento de la base de datos del componente B1 del
programa de asistencia técnica ya mencionado1092, y se estimaron los gastos por alumno
corregidos por complejidad académica, sobre la base del presupuesto 1993. Se empleó la media
aritmética como indicador del costo medio de cada grupo, no obstante disponerse como
alternativa la posibilidad de empleo de la mediana a los mismos fines. Para la estimación del
agregado total (total de universidades nacionales), se estimó un promedio ponderado por
producto (egresados) a los fines de obtener un coeficiente de escala representativo del sistema.
1091
El ajuste que luego se realizó por deserciones y repitencias permitió traducir este ponderador en
términos de la matrícula a atender.
1092
El agrupamiento reconoce como pequeñas a las universidades que registran hasta 2.000 nuevos
inscriptos; medianas a las que registran entre 2.000 y 5.000 nuevos inscriptos, y grandes a las que
superan los 5.000 nuevos inscriptos.
1287 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a1 (Grandes): 1.
a2 (Medianas): 2,1039
a3 (Pequeñas): 2, 8978
a (Sistema): 1.1978
Para los coeficientes de ajuste por deserciones y repitencias, se postularon las siguientes tasas
acumuladas: repitencia (r) = 0,3; deserción (z) = 0,5 en Simulación 1. En Simulación 2: r = 0,4;
z = 0,65; y en Simulación 3: r = 0,5 y 0,8. Las tasas son uniformes para toda escala y tipo de
carrera. Ellas arrojan un coeficiente de ajuste integral de 2,6, 4 y 7,5, respectivamente.
En las simulaciones no se aplicaron ponderadores por calidad y por tipo de producto generado,
en tanto no se disponía de la información necesaria. De manera que en los cálculos se supone
que:
drscj = prsc = 1
Para los otros gastos corrientes del programa de enseñanza: 1,67 es aplicado al gasto docente
estándar. Esto implica asignar al gasto docente una incidencia del 60% en la estructura del gasto
dentro del programa de enseñanza, y cierta relación tecnológica fija con relación al personal no
docente y a los gastos en bienes de consumo. Como se indicara previamente, la fijación del
salario en términos de un profesor/auxiliar con dedicación exclusiva, supone la inclusión de
cierto número de horas y financiamiento acorde, dedicadas a la investigación. No obstante, la
propuesta postula el tratamiento por separado del programa ciencia y técnica, el que debe
computar los presupuestos universitarios destinados a la infraestructura de los institutos de
investigación y los salarios de los investigadores puros (no docentes), como así también el gasto
del programa de extensión universitaria. Precisamente, para computar el presupuesto estándar
de los gastos de capital y los adicionales gastos corrientes para los programas de ciencia y
técnica y extensión universitaria, se adoptó un coeficiente aplicado al gasto corriente estándar
destinado a enseñanza de 1,5. Este coeficiente implica una participación del gasto corriente del
programa de enseñanza equivalente al 67% del gasto total.
Finalmente, a los fines del ponderador por equidad, se estimaron los porcentajes de
participación de cada universidad en la distribución del indicador de capacidad contributiva y
necesidades de asistencia del Estado por jurisdicción, de acuerdo con las variables indicadas en
la metodología.
Sobre la base de los datos contenidos en las planillas indicadas previamente, se elaboraron
distintas alternativas, aplicando la estructura del modelo a las siguientes variantes:
1288 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Se recuerda que:
Las tres primeras alternativas (A, B y C) dan cuenta de la sensibilidad de los resultados a la
mayor ponderación del indicador de eficiencia económica. Las tres últimas (D, E y F) permiten
evaluar la sensibilidad de los resultados con respecto a una mayor ponderación del criterio de
equidad distributiva.
Se aclara finalmente que las variantes de los supuestos empleados en las Simulaciones 1 a 3 no
afectan el resultado de la participación relativa de cada universidad en el total a asignar. El
análisis del resultado diferencial de cada simulación, en cambio, tiene importancia para estimar
el nivel de eficiencia (o de ineficiencia) del sistema universitario con relación a los estándares
postulados. Para su análisis, se elaboró el Cuadro 2 en el que se han ordenado los resultados de
las tres simulaciones en orden creciente respecto al nivel global de presupuesto estándar
resultante. Se muestran también en el cuadro los supuestos que subyacen en el resultado
encontrado.
1289 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Como puede advertirse, la Simulación 3 es la que más se asemeja a la situación real de 1993,
que exige un presupuesto de alrededor de $ 1.500 millones, para atender el actual nivel de
producción de graduados. A este resultado se llega con un rendimiento educativo relativamente
bajo y alta participación del gasto destinado a otros programas, a saber: una relación profesor
(titular con dedicación exclusiva) por alumno igual 1/15 y una relación de auxiliar docente (jefe
de trabajos prácticos con dedicación exclusiva) igual a 1/20; tasa de deserción acumulada del
80% (o 20% de graduación), tasa de repitencia del 50%; gastos corrientes del programa de
enseñanza no docentes del 40%, y gastos de capital y otros gastos corrientes adicionales para los
programas de ciencia y técnica y de extensión universitaria equivalentes al 50% del gasto
corriente destinado al programa de enseñanza.
1290 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
UNIVERSIDADES ALTERNATIVAS
A B C D E F
GRANDES
BUENOS AIRES (4.01) (0.99) 2.77 5.38 (5.24) (9.49)
CÓRDOBA (0,92) 0.24 1.69 2.07 (0.98) (2.20)
LA PLATA 1.42 2.05 2.85 1.14 2.67 3.28
TECNOLÓGICA 3.07 2.38 1.52 (1.24) 4.79 7.20
ROSARIO (0.94) (1.25) (1.64) (0.56) (1.71) (2.18)
NORDESTE 1.19 1.34 1.53 0.27 2.05 2.77
TUCUMÁN (1.46) (2.40) (3.58) (1.68) (2.87) (3.35)
LOMAS DE ZAMORA 0.23 0.11 (0.05) (0.22) 0.32 0.54
CUYO (1.19) (2.07) (3.18) (1.58) (2.40) (2.73)
MEDIANAS
LA MATANZA (0.03) 0.01 0.06 0.07 (0.03) (0.07)
COMAHUE (0.17) (0.42) (0.72) (0.43) (0.41) (0.40)
LITORAL (0.47) (0.06) 0.4 6 0.74 (0.59) (1.12)
SAN LUIS 0.03 (0.09) (0.25) (0.22) (0.00) 0.09
MAR DEL PLATA (0.50) (0.63) (0.79) (0.23) (0.89) (1.16)
SALTA 0.62 0.41 0.15 (0.38) 0.93 1.46
LUJAN (0.12) (0.27) (0.45) (0.26) (0.27) (0.27)
MISIONES 0.60 0.34 0.01 (0.47) 0.88 1.42
SAN JUAN (0.73) (1.59) (2.67) (1.54) (1.62) (1.65)
RÍO CUARTO (0.61) (0.64) (0.68) (0.05) (1.03) (1.43)
PEQUEÑAS
ENTRE RÍOS 0.09 0.02 (0.06) (0.11) 0.11 0.20
LA PATAGONIA (0.11) (0.38) (0.70) (0.47) (0.31) (0.25)
SUR (0.57) (0.38) (0.15) 0.34 (0.87) (1.35)
JUJUY 1.11 0.91 0.65 (0.37) 1.75 2.60
CENTRO (0.25) 0.16 0.68 0.73 (0.22) (0.60)
CATAMARCA 1.20 1.08 0.94 (0.21) 1.94 2.81
LA PAMPA 0.16 0.19 0.23 0.05 0.29 0.38
SANTIAGO DEL ESTERO 1.14 0.93 0.66 (0.38) 1.38 2.67
FORMOSA 1.45 1.39 1.32 (0.10) 2.38 3.37
QUILMES (023) (0.39) (0.59) (0.28) (0.47) (0.54)
1291 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 2
1292 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(a) Introducción
La teoría microeconómica convencional asegura que, bajo los supuestos usuales de mercados
competitivos perfectos, los recursos disponibles en la economía encuentran su asignación
eficiente. Sin embargo, las intervenciones gubernamentales en las economías mixtas han sido
comunes, reflejando en cierta medida que hay actividades o sectores económicos donde los
mecanismos de mercado poseen indicios de operar solo imperfectamente.
La noción de fracaso del mercado resulta hoy familiar y los economistas del bienestar han
desarrollado una larga lista de circunstancias en las cuales los mercados pueden fracasar el logro
de resultados eficientes. Al respecto, resulta claro que los sectores nacionalizados durante las
décadas de los 40 y 50, inicialmente en el Reino Unido y posteriormente en muchos otros países
como Argentina —los ferrocarriles, el gas, el carbón y la electricidad— son los sectores donde
dicho fracaso tuvo características de ―endémico‖.
El fracaso de mercado más obvio en esos sectores es el monopolio natural. En industrias que
involucran distribución por redes, la provisión a través de un solo oferente generalmente provee
el resultado más eficiente. Ello es así, debido a que los costos hundidos asociados con la entrada
en la correspondiente actividad, son enormes y esto impide que el mercado actúe como
restricción efectiva para que los responsables de la gestión operen eficientemente.
Las industrias en cuestión, también se caracterizan por su impacto amplio (efectos de derrame)
en los otros sectores de la economía industrial:
Enfrentados con el fracaso de mercado, los gobiernos adoptan acciones que pueden seguir dos
cursos alternativos:
1093
En base a Piffano (1998e).
1293 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
4) mercado privados (regulación) para asegurar que los intereses públicos y privados
coincidan.
Las corrientes nacionalistas y socialistas que imperaron en el mundo durante los 40 y 50 dieron
al sector público la configuración que tenía hasta comienzos de los 80 y 80, luego de las
nacionalizaciones de las empresas de servicios públicos (carbón, gas, electricidad, ferrocarriles).
Kay y Thompson (1989) atribuyen al político inglés Herbert Morrison la arquitectura de esta
política en el Reino Unido. Morrison la había planteado de esta manera: ―La corporación
pública no debe ser un negocio capitalista;... debe tener una atmósfera diferente en su
directorio de aquélla de una reunión de accionistas; el directorio y sus miembros deben
considerarse a sí mismos como altos custodios del interés público‖ (Morrison, H., 1933).
Esta visión no era exclusiva del partido socialista gobernante para entonces en el Reino Unido.
Skidelsky (1987) describe el punto de vista que tenía Keynes del Estado, formado en la fuerte
tradición victoriana del servicio público:
―Keynes entendía al Estado como algo diferente a como lo consideran economistas o políticos
modernos. Para Keynes la característica distintiva del Estado no era el de un mecanismo o
función por motivos particulares. Lo entendía como un nexo de instituciones trabajando para el
bien público. Estas instituciones podían ser de propiedad privada; ellas podían abastecer de
bienes y servicios a través del mercado. Pero su tradición, prestigio o situación era tal que
aquéllos que las operaban estaban constreñidos a tomar el bien público muy en cuenta cuando
adoptaban decisiones. Dada la fuerte tradición victoriana del servicio público —lo que no era
lo mismo que trabajar ―en‖ el servicio público— la definición motivacional del Estado de
Keynes estaba bien fundada en el pensamiento y experiencia contemporánea‖.
El argumento de la estrechez de los mercados de capitales ponía énfasis en el efecto riqueza que
contenía el resultado económico de las inversiones involucradas, el que aparecía como
generando una prima de riesgo no soportable por cualquier inversor local. Circunstancia que en
una economía financieramente mundial no globalizada, con un reducido flujo de capitales de
riesgo hacia estos países, implicaba la necesidad de sustituir el financiamiento privado por el
financiamiento público a través de los impuestos. De esta manera ―se socializaba el riesgo‖ y se
1294 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El argumento de las externalidades ponía énfasis en las virtudes de los programas de inversión
planificados por el gobierno, que permitían aprovechar las economías derivadas de las
―interdependencias en las decisiones de inversión‖, que contenían proyectos complementarios
(aquéllos cuya tasa de retorno conjunta supera ampliamente a suma de las tasas de retorno
individual de cada proyecto). Asimismo, las externalidades generadas por la formación de
recursos humanos cuya capacitación (capital humano) era inicialmente reducido o inexistente en
estos países.
Finalmente, el argumento ideológico que implicaba considerar las actividades como estratégicas
desde el ángulo geopolítico y militar, circunstancia que introducía una valla a cualquier
relajamiento de la restricción de ahorro disponible, por ejemplo, permitiendo llegar a acuerdos
con entes multinacionales de capitales extranjeros para la explotación de las mismas.
La tendencia a crear empresas del gobierno se veía asimismo reforzada por la sensación de
fracaso de su alternativa instrumental: la regulación.
Las causas del fracaso de la regulación pueden ser relacionadas con la eliminación de aquéllos
mecanismos que, en ausencia de fracaso de mercado, pueden ser vistos como las ventajas más
importantes de los mercados privados:
2) la compatibilidad de incentivos.
Los mercados son eficientes en el uso de la información, porque cada agente individual —
consumidor o productor— necesita saber solamente sus propias preferencias, las posibilidades
de producción y el conjunto de precios relativos que enfrenta.
Ambos aspectos están interrelacionados: si los objetivos de las empresas se corresponden con
las metas de interés público del regulador, entonces los requerimientos de información son
menos exigentes y fáciles de obtener (pues la cooperación de la empresa en tal caso puede ser
supuesta). Si, en cambio, los objetivos del regulador y el regulado divergen, entonces el
problema se caracteriza más apropiadamente en el paradigma principal-agente. El principal
(autoridad reguladora) confía en un agente (empresa) el logro de sus objetivos, en circunstancias
donde los objetivos del principal y el agente divergen, y en el que el acceso a la información de
1295 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ambas partes es ―asimétrico‖. Entonces, la autoridad reguladora puede no ser capaz de evitar un
fracaso de parte de la empresa en lograr sus objetivos, pues tiene acceso a información de
calidad inferior.
La debilidad del tipo más usual de control regulador —la tasa de retorno o regulación sobre la
base de la tasa de retorno— resulta ya familiar.
Este esquema ofrece pocos incentivos para lograr niveles eficientes de costos e induce a una
sobreinversión o capitalización (el efecto ―Averch-Johnson‖, 1962)1094. Los reguladores carecen
de información respecto de cuáles deben ser los costos, como distintos a los que son en la
realidad.
Un efecto similar ha sido identificado en la industria del seguro en Alemania, donde existía un
retorno máximo garantizado sobre los ingresos por primas; esto condujo directamente a un gasto
excesivo en marketing (Finsinger, Hammond y Tapp, 1985).
Resulta claro que las asimetrías en la información entre regulador y regulado yacen en el
corazón de este problema. Esta asimetría de información también contribuye a la ―captura de la
regulación‖ (Demsetz, 1968 y Bailey, 1973). Las autoridades reguladoras originalmente
establecidas para proteger a los consumidores contra el poder de mercado de la empresa
regulada, se transforma en los promotores del interés de la industria (o de sus firmas
dominantes), en lugar de —y posiblemente a expensas de— los intereses de los consumidores.
Sin embargo, los problemas de la regulación también afectaron al accionar de las empresas
públicas, como se verá luego.
1094
Ver Apéndice 7.
1296 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las consecuencias son un requerimiento —similar al caso de las empresas de servicios privadas
discutido antes— de un escenario regulador para asegurar que las empresas públicas tengan una
performance eficiente. Esta preocupación se extendió al otro aspecto: el logro de un balance
correcto entre, por un lado, las políticas de ―control político‖ de las empresas públicas y, por el
otro, el ―control de la gerencia en sus decisiones diarias‖.
El caso universal de mayor pérdida de control financiero fueron en todo el mundo los
ferrocarriles. Refiriéndose a esta actividad, un parlamentario británico cita la declaración de un
funcionario del Ministerio de Transporte del Reino Unido: ―Una de las cosas más difíciles en el
Ministerio es descubrir donde está siendo perdido el dinero‖ (Select Committee, 1960).
Ante este cuadro de descontrol financiero, Kay y Thompson señalan la existencia de una
segunda fase en el desarrollo del tratamiento político de las empresas públicas, identificadas en
el Reino Unido con la redacción del White Paper de 1961. En este informe del gobierno
británico se refleja el reconocimiento que el requerimiento de que las empresas públicas
persiguiesen un difuso ―objetivo de interés público‖ no era una ruta efectiva para el logro de la
eficiencia económica.
Esta segunda fase, por lo tanto, estuvo caracterizada por el desarrollo de una más detallada
interpretación operacional de los objetivos que las empresas públicas debían perseguir.
Así, el White Paper de 1961 estableció ―guías‖ para el control financiero, en tanto que el de
1967 proveyó ―guías detalladas‖ sobre política tarifaria y de inversiones, que los gerentes
públicos debían seguir.
Las guías estaban basadas en reglas estándar de asignación, contenidas en los textos de
microeconomía aplicada, enfatizando la tarificación sobre la base de los costos marginales y
controles estándar del flujo descontado de caja en las inversiones.
1297 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las responsabilidades no comerciales de las empresas, como las líneas ferroviarias de bajo
tráfico y baja rentabilidad, debían ser contabilizadas separadamente y soportadas
financieramente por el gobierno, sobre la base del análisis costo-beneficio social.
Metas financieras globales, generalmente especificadas como una tasa de retorno estipulada
sobre el capital en activos, habrían de proveer los incentivos para el logro de la eficiencia
productiva.
Dos aspectos interrelacionados, consecuencia de este nuevo escenario, pueden ser citados:
Ante este fracaso evidente de la regulación, en el Reino Unido se ideó una tercera fase
identificada por los intentos de compensar las falencias aludidas mediante el desarrollo paralelo
de las ―auditorías de desempeño‖ (performance audits), las que no obstante fueron abolidas en
1970, junto con el propio abandono de las metas financieras, al exigir a las empresas públicas
mantener invariables los precios como instrumento de lucha contra la inflación. El paralelismo
con lo ocurrido en Argentina es abrumador.
La reacción de los gobiernos ante estos fracasos fue el profundizar las reglas e instrucciones de
muy diverso tipo tendientes a ―perseguir metas de interés público‖, cada vez más detalladas, que
exacerbaron un escenario institucional que generó una creciente intervención ministerial en las
decisiones empresarias, empañando la responsabilidad final por las consecuencias de las
acciones instrumentadas. El principio de ―accountability‖ se vio definitivamente destruido.
En esta tercera fase, en el Reino Unido se introdujeron cambios en cuanto al objetivo básico
exigido a las empresas (White Paper de 1978), dando primacía a objetivos de beneficios por
sobre las reglas de tarificación e inversiones. Paralelamente se introdujeron objetivos de
desempeño de los costos, con el fin de evitar que las empresas intentaran superar las
restricciones financieras a través del ejercicio del poder de mercado en la fijación de tarifas.
Un último intento (cuarta fase) por controlar a las empresas públicas fue el desarrollo de las
―auditorías de eficiencia‖ de los años 80, en el Reino Unido, llevadas a cabo por la Monopolies
and Mergers Commission y en Argentina por la Sindicatura General de Empresas Públicas
(SiGEP), que había desarrollado un área específica de Control de Gestión. Hacia fines de los
años 80, en el Reino Unido se había propuesto reelaborar las cuentas de las empresas públicas
de manera que los estados contables, que eran preparados por auditores de forma similar que en
las compañías privadas, proveyeran una medición directa del desempeño financiero global de
las empresas a fin de corroborar si éste era consistente con las políticas de tarificación e
inversiones eficientes. La versión del balance diseñado sobre la base de ―precios sombra‖.
1298 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En Argentina, el proceso se concretó una década después, durante los 90 y también abarcó un
amplio abanico de empresas públicas.
Al respecto, viene al caso recordar que de acuerdo a un relevamiento de FIEL, hacia 1985
existían en el país 305 empresas con participación total o parcial del Estado, de las cuales 117
eran nacionales, 182 provinciales o interprovinciales y 6 municipales. Asimismo, existían 222
empresas con participación minoritaria del Estado. En total sumaban 527 entes con
participación estatal.
En el área energética, la provincia de Buenos Aires contaba con DEBA (Dirección de Energía
de la provincia de Buenos Aires) compartiendo parte del territorio provincial con SEGBA, la
empresa nacional que cubría gran parte del conurbano bonaerense. Ambos servicios fueron
entonces privatizados por los respectivos niveles de gobierno.
La expresión británica ―el Rey ha muerto, viva el Rey‖ parece oportuna en este contexto. La
circunstancia de que las empresas públicas desaparecieran de la escena económica de los
monopolios naturales, no implicó la muerte de tales monopolios. El rey ha muerto, pero los
problemas de la corona continuaron ―con el nuevo rey‖. Valga esto de introducción para el
análisis de los puntos siguientes, donde la cuestión central de los problemas que plantea un
monopolio natural deben ser actualizados sobre la base de los avances de la teoría y la práctica
en este campo.
El hecho de que las privatizaciones fueran fruto del desorden generalizado de las finanzas
públicas, causado en gran medida por el accionar de las empresas públicas generadoras de
cuantiosos déficits gubernamentales que acentuaron los procesos de alta inflación, y la evidente
situación caótica de los servicios a cargo del Estado, no cambió la característica básica de los
servicios privatizados, en cuanto a constituir ―monopolios naturales‖ que exigen algún tipo de
regulación. En algunos casos, desarrollos tecnológicos muy recientes han modificado este
panorama (como en las telecomunicaciones), pero en muchos otros mantienen esa característica
(la electricidad y el gas, por ejemplo).
A fin de aclarar este punto, resulta conveniente efectuar un repaso rápido de los problemas que
plantea el monopolio natural.
Figura 1
o disposición de pago de la demanda para cada cantidad de electricidad abastecida (Pe), y los
costos unitarios y marginales por Kw/h producido.
De acuerdo con la regla de optimización de economía del bienestar, la tarifa eléctrica debería
establecerse en Pe* —precio al que la demanda se establecería en E*—, y que permite cubrir el
costo marginal pertinente. Sin embargo, la aplicación de esta regla genera una pérdida
empresaria neta de tamaño AB. Aquí surge el conflicto entre la maximización del bienestar y la
viabilidad empresaria de operar sin pérdidas.
La tecnología del servicio eléctrico y el tamaño del mercado donde ella opera, por lo tanto,
pronostica una falla de mercado. En efecto, la supervivencia de la firma asumiendo una pérdida
neta sólo puede imaginarse para un lapso pequeño de tiempo. Este lapso dependerá de las
posibilidades financieras de soportar el no recupero integral de los costos de la inversión. Pero
estas posibilidades dependerán del inversor y es indudable que en el mediano plazo habrá solo
sobrevivido la firma financieramente más poderosa.
Figura 2
En este caso, el monopolista no sólo logra cubrir los costos medios, sino que logra un beneficio
extra (renta del monopolio), al fijar un precio superior a dicho costo medio en Pm.
Las soluciones posibles que se han estudiado corresponden en general al concepto de ―tarifa en
dos partes‖, como:
1095
De allí la denominación de ―monopolio natural‖. También se suele identificar a este monopolio como
―monopolio tecnológico‖.
1301 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En efecto, el consumo de electricidad o gas normalmente presenta dos demandas, una de valle
(Dv) y otra de pico (Dp), que implica una estacionalidad que puede referirse al comportamiento
diario del consumo residencial (familias) o algún otro tipo de estacionalidad industrial o de
servicios durante épocas del año. Imaginado el caso del consumo residencial de electricidad
1302 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
durante el día, la Figura 3 muestra un comportamiento típico de la demanda según la hora del
día, expresada como ―factor de carga‖ (FC); el sistema eléctrico debe garantizar el suministro en
el pico, pues las consecuencias de no poder enfrentarlo, son técnica y económicamente graves
(caídas de tensión y reducción de la calidad del servicio, cortes obligados en el suministro,
daños en equipos de uso eléctrico en usuarios, etc.). El sistema imaginado en el ejemplo de
Figura 3 supone un margen razonable de cobertura de la demanda con una oferta máxima con
capacidad límite igual a E●.
Figura 3
La Figura 4 muestra ahora las dos demandas, una de valle (Dv) y otra de pico (Dp) y el
comportamiento de la función de costos medios y marginales de corto plazo. En la demanda de
valle corresponde tarifar a P* (costo marginal de corto plazo), que resulta inferior al costo
medio, arrojando una pérdida ―transitoria‖ equivalente a la diferencia. En la demanda de pico,
en cambio, corresponde tarifar a Po, precio que no solo cubre el costo medio, sino que arroja un
beneficio excedente por la diferencia entre el costo marginal de corto plazo y el costo medio de
corto plazo.
Figura 4
Por último, con relación a la tarifa, debe quedar claro que la expansión debe estar garantizada de
manera de prever que las demandas (tanto de valle como de pico) vayan desplazándose hacia la
derecha, circunstancia que obligará a adoptar criterios de racionamiento ad hoc. El monopolista
puede encontrar instrumentos diferentes de manera de explotar las demandas mediante
mecanismos diversos de atención diferenciada a los usuarios con cargos de diverso tipo
(planteados como ―opciones‖ de tipo voluntario) o bien, mediante el cambio de las condiciones
de calidad del suministro.
Sobre este punto de vista, resulta claro que la política de regulación tarifaria puede ser burlada
por el monopolista mediante cambios en la calidad del servicio brindado. En tal caso, establecer
estándares de suministro parece ser necesario, junto con los acuerdos tarifarios y de
compromisos de inversión para la expansión.
Un punto que merece aclaración específica es el relativo a la regulación tarifaria ligada a las
expansiones del servicio, por ejemplo, la ampliación de las redes de distribución.
Cuando se analiza el problema suele emplearse un análisis de equilibrio parcial, donde se razona
con respecto a los beneficios de expandir el servicio (por ejemplo, ampliando el número de
beneficiarios servidos por la red de agua o gas), respecto a los costos de obra y mantenimiento
requeridos. La Figura 5 ilustra el punto. Si la demanda corresponde a Do, resulta claro que no
tiene sentido plantear la expansión, puesto que no se ha alcanzado el límite de la capacidad
(qmo). La tarifa debe contemplar el cargo variable y el cargo fijo, como se explicara
previamente.
Figura 5
Ahora bien, si por aumento de la población, el nivel de actividad económica, u otro motivo, la
demanda se expande a D1, puede convenir expandir el servicio, por ejemplo ampliando la red de
distribución. La nueva red y las conexiones consecuentes deberían construirse si el área
comprendida entre la curva de demanda y la abscisa (léase ABqm1qmo) supera al área
comprendida entre la línea de costo marginal de largo plazo y la abscisa (léase CHqm1qmo). La
comparación lleva finalmente a comparar si el triángulo AJC (sombreado en celeste) supera al
triángulo JHB (sombreado en rojo). Si la diferencia resulta positiva, en este caso el valor
presente neto del proyecto es positivo y, consecuentemente, sería conveniente ampliar la red.
El punto a discutir aquí es cómo habrá de financiarse esta inversión. En principio, tratándose de
una inversión de riesgo, el financiamiento debería correr por cuenta del concesionario, quien a
posteriori podrá recuperar su inversión a través del cargo fijo a facturar a los nuevos usuarios,
junto al cargo variable correspondiente. Sin embargo, en algunos contratos de concesión (véase
por ejemplo, el contrato celebrado oportunamente con Aguas Argentinas S.A.), se contempla la
1304 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(a) Eficiencia-x
Hasta aquí lo analizado ha estado referido a cuestiones de eficiencia asignativa. Pero con
relación a los monopolios naturales y, en especial, aquéllos de propiedad pública, resulta
importante analizar la otra dimensión del problema, cual es el de la eficiencia-x o eficiencia
interna o de gestión de estos entes. La misma hace referencia a la combinación de recursos que
―minimiza los costos‖ (o maximiza producto), en base a ciertos parámetros (precios,
tecnología), a diferencia de la eficiencia asignativa que se vincula con la ―canasta óptima‖ de
factores o de productos (determinación del nivel de producción óptimo). El tema es el ya
planteado en la sección anterior sobre el caso de educación universitaria. El lector puede volver
a su lectura, pues es aplicable también a este caso.
El punto relevante a destacar aquí es que, si la regulación no prevé el monitoreo de los costos de
manera que la fijación de las tarifas se corresponda con la función de costos mínimos, para así
maximizar el beneficio social neto, dada la relación de agencia indicada, la probabilidad de un
resultado no eficiente será alta.
1096
Se remite al lector al Apéndice 8 ya citado donde se desarrolla el modelo de comportamiento de la
empresa pública. En el mismo se analiza el resultado probable del accionar de la gerencia que, dentro de
un juego cooperativo con el gremio de trabajadores y los contratistas, maximiza nivel de actividad, en
lugar de perseguir la maximización del beneficio social neto.
1305 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las privatizaciones deben lograr el efecto de sustituir y hacer efectivo el objetivo bien definido
de maximización del beneficio social neto, por sobre una multiplicidad de objetivos gerenciales
que en general colisionan con ese principio. Sin embargo, los límites al empeño de maximizar
beneficios en las firmas privadas han sido planteados por varios autores (Helm, 1987).
Sin dudas que la existencia de contratos formales, con una clara especificación de obligaciones
de parte de los concesionarios y el Estado, la garantía de no intervención política del gobierno
en las decisiones empresarias y el monitoreo de los entes reguladores (separados del gobierno),
constituyen elementos claves para esperar un resultado diferenciado en relación al de las
empresas públicas. Sin embargo, este resultado no es obvio. Estudios sobre el desempeño
comparado de los entes públicos y los privados, como ya se indicara, no son concluyentes.
Como citan Kay y Thompson, los trabajos de Millward (1982), Yarrow (1986), Domberger y
Piggot (1986), llegan a esta conclusión. Incluso, algunos han encontrado situaciones inversas,
de superioridad del ente estatal, como los casos de la industria eléctrica de EE.UU. (Pescatrice y
Trappini, 1980) o en las compañías de seguro alemanas (Finsinger, Hammond y Tapp, 1985).
La cuestión básica es lograr un diseño del marco regulatorio que genere un escenario de
incentivos y restricciones que operen de manera efectiva para lograr que la empresa opere
eficientemente. Y, en este sentido, las experiencias del pasado con relación al fracaso
regulatorio deben ser tenidas en cuenta.
Así, por ejemplo, con relación a la regulación tarifaria, los problemas de fracaso de la
regulación registrados en las experiencias previas al proceso de nacionalización de estas
industrias, como el efecto Averch-Johnson, fueron tomados en cuenta en muchas de las
privatizaciones comentadas antes. Especialmente en el caso del Reino Unido, fue muy
divulgado el empleo del sistema de la fórmula RPI-X, como sustituto de la tasa de retorno sobre
activos garantizada.
La fórmula RPI-X (que significa Índice de Precios Minorista —Retail Price Index— menos un
cierto porcentaje x) establece un techo sobre los precios de una canasta de servicios no
competitivos, de manera que los precios puedan ser incrementados solamente hasta un cierto
nivel x% más bajo que la tasa de inflación (Littlechild, 1983). En las privatizaciones del Reino
Unido se fijó el x en el 3% por un período de 5 años, pasado el cual la fórmula debía ser
revisada.
1097
Piffano (1992).
1306 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La fórmula admite variantes, como es el permitir variaciones de las tarifas ante cambios en los
precios relativos de ciertos insumos críticos, como en el caso del gas, cuya oferta y precio
consecuente depende indirectamente del valor en boca de pozo del petróleo.
El interrogante que surge es si los nuevos criterios de la fórmula RPI-X, por ejemplo, han de
superar los fracasos anteriores de la regulación de los servicios públicos, en tanto hay pocos
indicios hasta el presente sobre tales resultados. El problema que se avizora es que a menos que
el ente regulador pueda lograr formar una idea respecto de la eficiencia con que deben operar
estos servicios (dato que no es informado sustancialmente por el nivel de gastos con que venía
operando la empresa pública al momento de ser privatizada), entonces la fórmula indicada
puede resultar equivalente en la práctica a la regulación mediante la tasa de retorno (Vickers y
Yarrow, 1985), con todas sus imperfecciones.
1098
Ver Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires (1997).
1307 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Así resulta que, en el caso del gas, el ente regulador ENERGAS pertenece al ámbito federal. El
ente regula a las dos empresas de transporte de gas con cobertura nacional (TGN y TGS), pero
también regula a las ocho distribuidoras que sucedieron a Gas del Estado en este servicio.
Respecto a la distribución provincial, el ente nacional posee delegaciones —con representantes
de las provincias— en 8 provincias solamente, aunque las decisiones tarifarias de todas maneras
están centralizadas.
En el caso de la energía eléctrica, de acuerdo con la Ley Nacional Nº 24.065, el Ente Nacional
Regulador de la Electricidad (ENRE) tiene jurisdicción sobre la transmisión nacional de energía
eléctrica (en manos de TRANSENER) y sobre las distribuidoras del área metropolitana y de La
Plata, sucesoras de la ex SEGBA (EDENOR, EDESUR y EDELAP), mientras que el transporte
y la distribución en las provincias están en manos de los gobiernos provinciales, en algunos
casos con empresas privadas o en proceso de privatización, reteniendo en esas jurisdicciones las
potestades regulatorias.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, la Ley Nº 11.769 rige para las actividades de
transporte y distribución de energía eléctrica que se desarrollan en la provincia, de acuerdo a
concesiones para la prestación de servicios públicos de electricidad otorgados por la nación y
vigentes a la fecha de la sanción de la ley. Entre los objetivos propuestos por esta norma se
encuentra la coordinación de toda relación entre la provincia y otras jurisdicciones y países
extranjeros en lo relativo a energía eléctrica y a la integración de la actividad eléctrica
bonaerense, a la transformación dispuesta para el sector a nivel nacional. A tales fines, se
1308 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, sobre este punto existe una importante literatura referida al diseño de los entes
reguladores, donde la cuestión de los incentivos ligados al tema ―autonomía/captura‖ de estos
entes, debe analizarse específicamente1099.
Si bien la operación de los servicios de gas y electricidad en territorio provincial han sido
concesionados en gran parte por la nación, a partir de la privatización de las empresas públicas
operando en territorio de la provincia, la coexistencia de la ex empresa estatal provincial
(DEBA) y su posterior privatización, condujo a la situación institucional descripta previamente.
El punto final que se analizará en este capítulo no persigue ahondar esta problemática de la
organización regulatoria, sino más bien dedicarnos al análisis de la función que cumplen
algunos gravámenes provinciales sobre los consumos energéticos, existentes al momento de las
privatizaciones y que en la actualidad continúan vigentes.
En todos los casos, se trata de gravámenes que se aplican al consumo facturado (kw/h o m3).
1099
Ver, por ejemplo, Urbiztondo, S. y Artana, D., 1997.
1309 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En cuanto al Impuesto al Gas, que grava consumos de gas natural y gas licuado, está destinado a
integrar el Fondo Especial para Obras de Gas, que financia obras básicamente de tendido de
redes en el territorio provincial, estando exentas, junto a los entes públicos, las empresas
privadas que utilicen el gas como ―materia prima principal‖ en la elaboración de sus productos.
De la lectura de las disposiciones que regulan estos tributos surge que, en el caso del impuesto a
la electricidad, su existencia estaría primordialmente justificada y acotada a resolver el
problema de la cancelación de la deuda que posee la provincia derivada de la Obra Central
Eléctrica Comandante Piedrabuena de Bahía Blanca.
En el caso del gas, en cambio, su finalidad es financiar obras de tendido de redes básicamente
en zonas o municipios que carecen del servicio, de manera de ampliar la cobertura en el
territorio provincial.
La intención, seguidamente, será analizar, desde el punto de vista económico, las virtudes o
defectos de esta legislación.
De acuerdo a lo analizado antes, parece claro que el financiamiento, tanto de los servicios de gas
como de electricidad, esencialmente deben ser resueltos mediante el esquema tarifario y los
arreglos ad hoc que pudieren convenirse con los concesionarios, a fin de resolver los problemas
que derivan de la aplicación del principio de tarificación sobre la base del costo marginal.
La introducción de un impuesto sobre los consumos energéticos, que incida en fijar precios por
sobre los niveles tarifarios óptimos, implicará naturalmente un costo en bienestar. El punto
puede analizarse con el auxilio de la Figura 7.
Figura 7
La tarifa Po, que contiene un gravamen de tamaño T, implica una reducción de los consumos
del nivel óptimo Q* al nivel Qo. La pérdida en bienestar se mide por el triángulo sombreado
ABC, por cuanto la reducción en el excedente del consumidor (medido por el área PoABP*)
supera al producido del impuesto (medido por el área PoACP*). El gravamen ha generado una
―carga excedente‖, debido a este efecto distorsivo. Visto desde el ángulo del costo de
oportunidad, permitir expandir el consumo desde Q* a Qo haría incurrir en un costo marginal
1310 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El punto también puede analizarse mediante un análisis simple de la teoría del consumidor
(Figura 8).
Figura 8
La situación antes del impuesto corresponde al punto C; allí el consumidor, cuya función de
utilidad está representada por el conjunto de curvas de indiferencia [U0, U1, U2], maximiza su
bienestar. La introducción del impuesto que grava el consumo de energía modifica la recta de
presupuesto, que gira de la posición AB a la AB‘, ubicando la nueva situación de equilibrio en
el punto C‘. El consumo energético cae desde E0 a E1.
Dejando la cuestión de cómo alimentar los fondos energéticos, un segundo aspecto a analizar es
el del destino mismo de los recursos acumulados.
Si en las áreas a servir surgiera una situación de baja rentabilidad privada, cabría complementar
el cuadro de financiamiento con aportes gubernamentales financiados con rentas generales. En
este caso, se estaría generando una redistribución de ingresos desde los contribuyentes a las
nuevas poblaciones servidas. Esta variante de subsidio estatal complementario debería ser tenida
en cuenta al momento de concesionar los respectivos servicios, de manera similar a lo hecho en
el caso de los ferrocarriles.
Como corolario de lo expuesto debiera quedar claro la íntima interrelación que existe entre los
aspectos de Tarificación-Imposición-Contrato de Concesión, ligados a la prestación del servicio
a los actuales consumidores y a la ampliación del servicio, tanto con relación al mejoramiento
de la calidad, como a la ampliación de su cobertura geográfica y/o poblacional (expansión).
En el caso del ejemplo tomado, dado que los contratos surgieron por decisiones del nivel
nacional de gobierno, la cuestión exige la coordinación en los términos que están previstos en el
comentado art. 76 de la Ley Nº 11.769. El mantenimiento de las inversiones a cargo del
gobierno provincial, puede implicar solapamientos con los acuerdos financieros concretados con
los concesionarios en el nivel nacional.
Es decir, en relación a esta cuestión, la tarea es indudablemente compleja y exige una labor de
coordinación que debe abarcar a instituciones correspondientes al gobierno nacional, los
gobiernos provinciales y municipales, las cooperativas locales, etc.
Finalmente, respecto de los nuevos servicios en áreas actualmente no servidas, pareciera lógico
seguir con la política general de los servicios ya concesionados, por ejemplo, ampliando áreas a
concesionar mediante nuevos servicios privatizados, ratificando en materia tarifaria los acuerdos
pertinentes en el marco de lo ya decidido por el Decreto Nº 3.730 y la Ley Nº 11.515, en el caso
de la energía eléctrica. Es decir, sometiendo el proceso de inversión al concurso de capitales
privados de riesgo, con contratos que prevean los resguardos regulatorios ya analizados, y estos
sean coherentes con los modelos de gestión en operación.
(vi) Los impuestos distorsivos, las tarifas monopólicas y la restricción financiera del
gobierno
Aún cuando a partir del Capítulo 5 se analizara en detalle la cuestión de la incidencia de los
impuestos y las nociones de ―equivalencia tributaria‖ y/o ―equivalencia de políticas públicas‖,
nos vemos en la necesidad de reiterar aquí algunos de estos conceptos para desarrollar el punto
final de esta sección, referida a la política pública dirigida a los monopolios estatales.
Figura 9
La empresa estatal monopólica enfrenta la curva de demanda D, que indica el precio máximo
que los demandantes ―en promedio‖ estarán dispuestos a pagar por el servicio que la misma les
provee. Esa disposición de pago ―decreciente‖ a mayor cantidad del abasto del bien o servicio,
implica que a medida que la empresa envíe al mercado cantidades adicionales del bien o
servicio, irá reduciendo ese promedio de precio a pagar por los demandantes. Esto significa que
el ―ingreso marginal‖ que la firma obtiene por cada unidad adicional ofertada, le genera
importes menores a los que viene previamente cobrando; la línea entrecortada IMg muestra ese
comportamiento marginal decreciente.
1313 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El ejemplo supone a su vez una curva de oferta de pendiente ―normal‖, entendida ésta como
indicativa de la existencia de costos marginales crecientes.
Ahora bien, supongamos que el gobierno enfrenta una fuerte restricción financiera que le impide
financiar un nivel de gasto superior al que viene incurriendo y las alternativas de hacerse de
mayores recursos de manera eficiente, es decir, sin costos de oportunidad sociales a incurrir, han
sido agotadas. En ese caso, podría adoptar una de las dos políticas ―equivalentes‖, ambas
distorsivas: fijar una tarifa monopólica elevando el precio a Pm, o bien, gestionando la sanción
de una ley tributaria que grave la producción del bien o servicio con una alícuota sobre costos
de tamaño t.
Ambas medidas, por tanto, generan el mismo dinero al Estado y generan asimismo el mismo
costo en bienestar, pues el impuesto genera una ―carga excedente‖ igual al triángulo ABC.
La diferencia de las dos alternativas es que definen dos circuitos distintos por el cual el dinero
ingresa al Estado. En la tarifa monopólica, a través de la firma estatal; el impuesto, a través de la
administración tributaria directo al tesoro. La selección de cuál de las dos alternativas que
decidirá el gobierno depende de cuestiones políticas y de eficacia en el logro del objetivo
recaudador, según la entiende el poder político de turno. En gran medida dependerá de la
confianza que el poder administrador tenga en la gestión a llevar a cabo por diferentes entes y
funcionarios que los operan1100.
Una aclaración sobre este tipo de política corresponde mencionar. Se refiere a que tanto la
política monopólica como la alternativa tributaria no necesariamente habrán de adoptar
conductas extremas de explotación de la demanda. El caso planteado por la Figura 9
corresponde a esa conducta extrema, ligada a una restricción financiera muy severa que enfrenta
el Estado. Puede que la necesidad financiera no resulte extrema, en cuyo caso, la política
pública tenderá a reducir al máximo el costo en bienestar generado (el tamaño del triángulo
ABC). En ese caso, el objetivo del gobierno será fijar ―un segundo mejor‖, es decir, provocar el
menor alejamiento posible respecto al logro del ―primer mejor‖, que correspondería a la
conducta competitiva perfecta en el caso de la tarifa, o la menor carga excedente del impuesto a
la producción en la tributaria. La Figura 10 muestra el ejemplo.
1100
Como se adelantara en el Capítulo 5, en el caso de una empresa pública la intencionalidad de adoptar
la alternativa de la tarifa monopólica y no el impuesto, puede obedecer a la estrategia del Poder Ejecutivo
de eludir el tratamiento parlamentario de la norma tributaria y resolver su necesidad de mayores recursos
mediante la regulación del ente que queda dentro de su ámbito administrativo de regulación.
1314 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Figura 10
En la Figura 10 se observa un precio fijado por la empresa monopólica que no llega al nivel de
Pm, sino que se fija en PS; este precio logra una recaudación menor a la del precio monopólico e
igual resultado lograría un impuesto a la producción con alícuota igual a EF. Sin dudas que este
menor rendimiento tarifario o tributario generaría una carga excedente menor EFB. Si la tarifa
fuera monopólica o el impuesto a la producción equivalente de alícuota en este caso igual a AC,
generaría una carga excedente de tamaño ABC > EFB.
Finalmente, es posible imaginar una empresa pública que provea al mercado con diferentes tipos
de bienes o servicios. Por ejemplo, las destilerías de petróleo de una empresa pública pueden
producir en cantidades variables los derivados del petróleo y al mismo tiempo, ejercer una
política tarifaria de características monopólicas en cada caso.
Cuando se plantea esta posibilidad, se llegará a la conclusión que la manera o intensidad con
que se ejerza la explotación de la demanda de cada derivado no ha ser igual. Se trata de aplicar
el criterio ―Ramsey‖ de manera que la diferenciación de precios provoque reducciones
proporcionales en las cantidades vendidas de cada derivado, lo que implica dimensionar el
poder monopólico en forma relativamente inversa a las elasticidades precio de la demanda de
los derivados.
La regla de Ramsey nace así por el intento por reducir o minimizar la carga excedente o costo
en bienestar de la política monopólica y, en virtud de las equivalencias ya mencionadas; ella fue
luego extendida al área tributaria, generalizando sus recomendaciones para la fijación de
alícuotas diferenciales en la imposición sobre bienes y servicios. Este tema se analizó en el
Capítulo 5; no obstante, en esta oportunidad se adelanta una exposición analítica completa del
tema sobre tarificación óptima en el Apéndice 9.
(vii) Conclusiones
1. Si bien la teoría microeconómica convencional asegura que bajo los supuestos usuales de
mercados competitivos perfectos, los recursos disponibles en la economía encuentran su
asignación eficiente, la existencia de actividades que operan bajo las características de un
monopolio natural o tecnológico, implica fallas del mecanismo de mercado que deben ser
corregidas.
2. Bajo las ideologías nacionalistas y socialistas de los años 40 y 50, se desarrolló en todo el
mundo una corriente de opinión a favor de la constitución de empresas públicas que
operasen tales actividades (como los ferrocarriles, la energía eléctrica, el gas y el carbón,
entre otras), alentada a la luz de los fracasos regulatorios de entes privados y las
experiencias exitosas de acciones gubernamentales concretadas luego de la crisis
financiera mundial de los 30 y de la labor de reconstrucción europea, tras la Segunda
Guerra Mundial.
1315 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
4. Los intentos de controlar a las empresas públicas finalmente fracasaron, dando como
resultado una situación de desorden financiero generalizado, con abultados déficits de
explotación, restricciones severas de cobertura de los servicios, por insuficiencia de
inversiones, y una acentuada mala calidad de los existentes. Este cuadro condujo a una
corriente privatizadora que se desarrollara a partir de los años 80 y 90.
8. Del análisis efectuado resulta la necesidad de tener presente que las cuestiones tarifarias,
de inversiones, de calidad del servicio y tributarias no pueden ser consideradas en forma
aislada, exigiendo una tarea de conciliación, cuya base inicial de análisis debe ser el
contenido de las cláusulas de los contratos de concesión que estipulan los derechos y las
obligaciones de los concesionarios de los servicios y del gobierno o autoridad de
aplicación.
10. De todas maneras, gravar los consumos sobre la base de las cantidades consumidas no
parece ser una solución conveniente, pensando en la existencia de posibles alternativas,
como el gravar los inmuebles servidos o establecer cargos fijos de algún tipo,
incorporados en las facturaciones. Esto sólo sería justificable, por otro lado, si es que no
se confía en la eficiencia o eficacia recaudatoria del impuesto inmobiliario, que
constituiría la alternativa tributaria provincial por excelencia.
12. Las recomendaciones sobre tarifas e impuestos que gravan las actividades monopólicas de
los entes estatales ha requerido a su vez consideración especial en los casos bastantes
evidentes de restricciones financieras fuertes que enfrentan los gobiernos. En este caso,
puede que finalmente se justifiquen ciertos tratamientos de tipo monopólico y tributario
que se alejen de la premisa optimizadora de precio igual a costo marginal, en el caso
tarifario, o de impuestos neutrales y no distorsivos en lo tributario.
14. Las políticas públicas en ese diseño no podrán asimismo obviar temas distributivos y de
costos de administración diferencial en la fijación y administración de las aludidas tarifas
o tributos.
1317 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
Analizando el lado de la demanda privada por educación universitaria, se encuentra que quien la
efectiviza persigue, en primer lugar, la obtención de la utilidad que brinda su consumo. Pero,
por otro lado, también se demanda educación por su naturaleza de bien intermedio, es decir,
aquél que se produce para ser usado en una producción posterior, más que disfrutado como tal.
Quien demanda educación con esta finalidad, lleva a cabo una decisión de inversión, donde
habrán de ponderarse el sacrificio que exige la adquisición de la habilidad científica o técnica y
el retorno pecuniario esperado (diferencial de ingreso) en el mercado laboral.
Analíticamente, este estudio se puede plantear a partir de una función ordinal de utilidad del
individuo, que éste tratará de maximizar sujeta a las restricciones de presupuesto y tiempo
disponibles.
Así, supóngase una función de utilidad, cumpliendo las propiedades de utilidades marginales
positivas y cuasi-concavidad, del tipo:
Una segunda restricción refleja la limitación de tiempo disponible por parte del estudiante:
L = Le + Lt (3)
1101
Extraído de Piffano, H. L. P. (1984a). Para un tratamiento formal completo de estas cuestiones y las
relativas al mercado de la educación universitaria, ver también Piffano, H. L. P. (1984b).
1318 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Adicionalmente, se introduce una restricción que alude a la relación entre cantidad de educación
y tiempo destinado a educarse, de manera que:
E = E(Le) (4)
Y = w.Lt (5)
w = w(E) (6)
por lo tanto:
Y = w(E).Lt (7)
El problema consiste en maximizar la función (1), sujeta a las tres restricciones (2), (3) y (4).
Vale decir,
sujeto a:
L = Le + Lt (10)
E = E(Le) (11)
1102
Esta restricción modifica el enfoque neoclásico tradicional, donde el individuo puede elegir entre ocio
y trabajo pero sólo hasta cierto límite.
1103
La relación entre nivel educacional y diferenciales de ingreso ha sido ampliamente
estudiada en Economía de la Educación, a partir de los trabajos empíricos de Houthakker, H.
S. (1959), Miller, P. (1960), Schultz, T. W. (1960) y Lee Hansen (1963). Sobre estos trabajos
consultar a M. Blaug (1969).
1104
Se supone solución interior, es decir, ausencia de soluciones de esquina.
1319 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
U/2 = L - Le - Lt = 0 (18)
y, de la (16):
dw/de Lt, representa el incremento en el ingreso debido a un incremento del nivel educacional,
para lo cual se incurrió en el costo Ae. Por lo tanto, la diferencia (dw/de Lt - Ae) representa el
beneficio neto obtenido por el educado o graduado, al que llamamos ingreso diferencial
marginal neto y lo designamos dYm/de.
Además, 1 es la utilidad marginal del ingreso. Si se toma el precio del bien X1 como
―numéraire‖ o sea P1 = 1, según la (13) se tiene que 1 = U'1.
Otra manera de expresar la condición de equilibrio es que el individuo dedicará más tiempo a
educarse hasta que el sacrificio subjetivo adicional que le produce renunciar al ocio y dedicar
ese tiempo al estudio, anula el beneficio adicional que recibe por consumir educación y por
obtener un diferencial de ingreso neto.
1320 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Es importante destacar que la condición (24) exige que la ―suma‖ de la utilidad marginal del
consumo de educación y el beneficio neto marginal, derivado de la existencia de un diferencial
de ingreso, sea igual al sacrificio subjetivo marginal del tiempo asignado al estudio. Ello puede
contemplar, por lo tanto que U'e < 0, para dYm/de > 0; o que dYm/de < 0, para U'e > 0.
Si U'e < 0, estaríamos en el caso en que la utilidad de consumir educación es negativa, o sea,
consumir educación genera desutilidad. Esto reflejaría el caso de aquel individuo al que estudiar
por el simple hecho de ampliar su horizonte cultural no sólo no le interesa, sino que le disgusta.
En este caso dYm/de > 0. Este sería entonces un individuo que demanda educación como
inversión, y el beneficio monetario que él espera obtener una vez recibido, debe compensar en
el margen a la desutilidad marginal en el consumo más la desutilidad marginal de renunciar al
ocio.
Si, en cambio, dYm/de < 0, estaría implicando que el individuo está incurriendo en un costo
superior al diferencial de ingreso obtenible en el mercado de trabajo (es decir, Ae > dw/de Lt).
En este caso U'e será positiva y de una magnitud tal que compense la pérdida monetaria
marginal neta más la desutilidad marginal por renunciar al ocio. Este sería el caso de un
individuo cuyo componente vocacional (demanda para consumo por educación) es más fuerte
que el incentivo monetario (demanda para inversión por educación).
Ahora el segundo sumando del primer miembro en la (25) refleja la relación beneficio-costo
incluyendo el costo de oportunidad o ingreso renunciado por el estudiante (w(E)/de/dLe). En
efecto, dado que L es empleado en su totalidad, las horas destinadas al estudio compiten con las
horas asignables al trabajo1105; ello supone que el estudiante, al decidir estudiar más, asume un
costo de oportunidad, el que se expresa por el ingreso marginal al que renuncia por asignar ese
tiempo adicional al estudio.
En el segundo miembro de (25) aparece ahora U'Lt restando a U'Le. Ello significa que el
proceso de sustitución entre tiempo asignado al estudio en lugar del tiempo asignado al trabajo,
supone en el margen un cierto incremento de la desutilidad marginal del primero y un
decremento de la desutilidad marginal del segundo. El proceso de sustitución seguirá adelante
hasta que el resultado de ponderar ambas desutilidades, iguale en términos absolutos al primer
miembro de la expresión, es decir, la utilidad marginal de consumir educación más la utilidad
del ingreso neto diferencial de la inversión en educación.
1105
Es decir, existe un precio sombra positivo de las horas disponibles (2 > 0).
1321 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 2
Puede demostrarse que la condición de igualar el arancel (precio a pagar por el usuario o
estudiante por solicitar un banco en la universidad) al costo marginal de su provisión, arroja un
resultado óptimo desde el punto de vista social, bajo el supuesto de que la curva de demanda
computa acabadamente los beneficios generados por el servicio educativo.
donde:
La integral del primer sumando computa el beneficio bruto total generado por un cierto nivel Eo
de educación. La integral del segundo sumando corresponde al costo total —igual a la suma de
los costos marginales (integral de la función)— correspondiente a cierto nivel Eo de educación.
o sea:
A* = CE/E (3)
De esta manera se determina el arancel óptimo (A*), que es aquel que cubre al costo marginal
de provisión del servicio educativo. Define el precio que los demandantes están dispuestos a
pagar en compensación de los beneficios directos (consumo e inversión, según lo analizado en
el Apéndice 1), apropiados por el estudiante.
1322 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 3
La aparición del gobierno permite ahora introducir el cómputo de las externalidades generadas
por la educación. La condición de provisión óptima u arancel óptimo se verá modificada.
Analíticamente, ello puede plantearse suponiendo dos bienes o actividades en la economía, una
de ellas (educación) generando beneficios externos sobre la otra (resto de la economía).
Le Le Le
BN = o A[fe(Le) dLe + o P{fx[ Lx; fe(Le) } dLe - o (CE/E)(E/Le) dLe (1)
de donde:
o sea:
Se = s * A * E (5)
donde s es la tasa de subsidio por unidad de actividad educativa (subsidio por estudiante).
Entonces la ecuación del beneficio a maximizar, correspondiente a la actividad E (BNe), será:
Le Le
BNe = o A[fe(Le)+dLe + s *.A.* f(Le) dLe - o (CE/E)(E/Le) dLe (6)
1323 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
o sea:
Del cumplimiento de la condición (8) surge que el precio más el subsidio a la actividad
educativa equivalen al costo marginal de la actividad, es decir:
A (1 + s) = CE/E (9)
A (1 + s) = A + Px * f`‘x (10)
s = Px f`‘xe (11)
Es decir, el subsidio a la educación equivale al valor del producto marginal generado por ella en
la actividad X.
Todo el desarrollo previo y este resultado, es aplicable al caso en que la educación se la aprecie
exclusivamente por el beneficio de consumo de tipo colectivo, es decir, la educación como
consumo (público), en lugar de ubicarla como inversión en capital humano. En tal caso, se
arribaría a la (11) re-expresada como:
s = Px U‘xe (12)
es decir, el subsidio equivaldría en tal caso al valor monetario de la utilidad marginal del
consumo de educación para el colectivo (comunidad x).
S = CE/E - A (13)
Es decir, el subsidio o aporte público por estudiante equivale al exceso del costo marginal por
encima del precio pagado por el educado. Este es el resultado graficado en la Figura 1, donde
se ha supuesto que el costo marginal es igual al costo medio1106.
1106
El planteo supone la inexistencia de costos decrecientes de largo plazo. La evidencia
empírica parece corroborar este supuesto (ver Petrei, H. y Cartas, J. M., 1989).
1324 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 4
Figura 3.D
U = U(E; X) (1)
Y = Ae * E + Px * X (2)
U‘e - Ae = 0 (3)
U‘x - Px = 0 (4)
Y - Ae * E + Px * X = 0 (5)
De las condiciones de primer orden y del diferencial total de la función de utilidad (para dU =
0), se verifica:
donde TMSex expresa la tasa marginal de sustitución entre ambos tipos de bienes (TMSex = -
dX/dE)
1325 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la conocida identidad de Slutsky, donde el primer sumando del segundo miembro registra el
efecto sustitución, o el cambio desde A hacia B de la figura —incremento de la demanda con
utilidad constante— y, el segundo, el efecto ingreso, o el cambio desde B hacia C —incremento
de la demanda ingreso monetario constante—, debiendo recordar que los signos de las
variaciones son negativos (para un bien normal, ambos efectos van en un mismo sentido), de
manera que la elasticidad-precio de la demanda será siempre negativa.
La expresión deja en evidencia que cuanto mayor resulte Ey, mayor será el efecto de corrimiento
hacia la derecha, o sea mayor el crecimiento de la demanda. Es decir, a mayor participación del
bien educación en el gasto del presupuesto de la persona, mayor el incentivo a aumentar la
demanda ante la baja de su precio.
La circunstancia muy probable de que la demanda por educación registre una mayor elasticidad-
ingreso a medida que el nivel de ingreso de las personas resulta mayor, agrega una nueva
conclusión, en cuanto a que el incentivo a aumentar la demanda ante la baja del precio será
mayor para las personas pertenecientes a los quintiles superiores de la distribución del ingreso.
En efecto, la participación creciente del gasto en educación dentro del gasto total, sugiere una
elasticidad ingreso del gasto en educación positiva y superior a la unidad, o viceversa. Así, si
denotamos con ge a la participación relativa del gasto en educación respecto del ingreso, con
GE al gasto en educación e Y al ingreso (utilizado como variable ―proxy‖ del gasto), resulta:
ge = GE/Y (11)
Dividiendo por dY se obtiene la expresión del cambio en la participación relativa al ingreso del
gasto en educación (dg) ante variaciones en el ingreso (dY):
Dado que tanto ge como Y son variables no negativas, de acuerdo al resultado expuesto en la
ecuación (13), dg/dY será positivo siempre que y tome valores superiores a la unidad.
Un comentario adicional, que surge a partir de la ecuación (13), es que la participación relativa
al ingreso del gasto en educación (ge) se incrementará en mayor proporción que el aumento
experimentado en el ingreso sólo en aquellos casos en que la elasticidad ingreso del gasto en
educación (y) sea mayor que 2, ya que la elasticidad ingreso de la participación relativa al
ingreso del gasto en educación (gey) resulta:
Esta parece ser la situación corroborada empíricamente para el cuarto y quinto quintil de la
distribución del ingreso en Argentina, según se pudo corroborar en un trabajo anterior (Perazzo,
Piffano y Porto, 1991).
Finalmente, esta extensión es útil para determinar el grado en que el gasto en educación
desplaza al gasto en el resto de bienes a medida que el ingreso aumenta.
1327 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 5
El sobredimensionamiento ligado
al acceso libre de un bien común
1. Introducción conceptual
Analíticamente, desde el punto de vista social, para el caso de mercado sin gobierno (es decir,
dejando fuera de cómputo a las externalidades), el tamaño óptimo del servicio educativo
(matrícula) que permite maximizar la función de beneficio neto social (BN), como se indicara
en el Apéndice 1, se cumple para:
es decir, un beneficio medio —medible por la disposición de pago de los estudiantes (o arancel
óptimo)—, igual al costo marginal.
Sin embargo, si no existiera una autoridad que determine el tamaño óptimo de la matrícula,
fijando un arancel igual a A*, permitiéndose en cambio el acceso libre, la medición del
beneficio bruto a obtener por el estudiante (i) accediendo libremente al servicio (BNL i), influirá
y al mismo tiempo se verá influido por la deseconomía de aglomeración o costo de congestión
de la matrícula total (j), de manera que la expresión que identifica tal beneficio será:
Eo Eo
BNLi = o Ai(Ei) dE + Ai(Ej) - o CE/E dE (2)
es decir,
Pero:
(Ai/Ej)(Ej/Ei) < 0 (5)
pues,
(Ai/Ej) < 0 y (Ej/Ei) > 0. (6)
Por lo tanto:
Como Ai(Ei) > A*(E), la matrícula se dimensionará en un nivel superior al socialmente óptimo.
1328 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 6
Figura 3.F
La pérdida de bienestar (CW) por la provisión uniforme de tamaño E, puede medirse por el
triángulo abc.
Ec = ac + bc P (1)
La pérdida en bienestar es la superficie del triángulo abc, es decir, ―base por altura sobre dos‖:
Pero:
- (ab/bc) = tg (3)
Entonces,
Es decir:
La pérdida en bienestar para un grupo de N personas (CWT) —suponiendo que las diferencias
de gustos se reflejan en los parámetros a (equivalentes a ac) de las curvas de demanda
correspondientes a cada individuo (i) y asumiendo coeficientes angulares iguales a bc—, se
obtiene de la siguiente manera:
N N
CWT = Cwi = (- 1/2b) (Ei2 - 2 Ei. E + E2) (9)
i=1 i=1
Finalmente, se puede demostrar que la solución de prestación uniforme es una política normal
cuando se trata de un servicio centralizado a nivel nacional, dado que en tal caso, cuando se
obvia el funcionamiento del mercado, resulta difícil una solución diferenciada. Procediendo de
tal manera, por otra parte, el gobierno central ―minimizará‖ tal costo en bienestar, a pesar de no
poder evitarlo. En efecto, para demostrarlo recurrimos a la condición de primer orden para un
mínimo:
N
CWT/E = (- 1/2b) (- 2Ei + 2E) = 0 (10)
i=1
Ahora, retornando a la condición de primer orden, a fin de determinar el valor que hace mínima
la pérdida de bienestar, tenemos:
N
(- 1/2b) (- 1/2b) (- 2Ei + 2E) = 0 (12)
i=1
es decir,
N N
-2 Ei = 2 E (13)
i=1 i=1
N
Ei = N*E (14)
i=1
De manera que:
N
E = ( Ei ) / N (15)
i=1
Es decir, la provisión que minimiza el costo total en bienestar corresponde al de una cantidad
uniforme para todos los individuos.
1330 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 7
Harvey Averch y Leland Johnson (1962)1107 analizaron esta cuestión y llegaron a la conclusión
de que tal tipo de regulación inducía al empleo de una tecnología capital-intensiva, sesgando el
resultado apartándolo de una selección eficiente.
Supóngase:
o sea,
Entonces:
(2) s = (I – C) / K
La tasa de rendimiento garantizada sobre el capital es igual al excedente sobre los costos de
otros insumos diferentes al beneficio empresario y retribución del capital (ambos conceptos que
se supone habrá de recibir el concesionario-inversionista del monopolio) por unidad de K. En el
ejemplo, los otros insumos corresponden a la retribución de L o el gasto salarial.
pues:
De manera que:
1107
Averch, H. y Johnson, L. (1962).
1331 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(5) B = (s – r) K
De la expresión (5) se puede inferir que cuanto más invierte la firma mayor será la tasa de
beneficios, es decir, como s > r, resulta que la firma enfrenta un precio (costo) de K más barato
que el que realmente es, induciendo por lo tanto a emplear tecnología más intensivas en K.
Diagranáticamente:
Figura 1
El efecto del sesgo hacia tecnologías capital intensivas, que incrementa el costo de la provisión
del servicio, puede asimismo verse agravado por la sobrevaluación de los Bienes de Uso en el
balance de la firma, en una tecnología que de por sí suele ser relativamente capital intensiva,
con costos de difícil determinación o verificación en el mercado, tratándose de un monopolio
tecnológico. Precisamente, el valor contabilizado de los Bienes de Uso es la base de cómputo de
la TIR garantizada.
1332 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 8
Introducción
Junto a la actividad regulatoria del gobierno, la actividad desarrollada por otros agentes
económicos, especialmente la fuerza laboral estructurada en un movimiento gremial importante,
y la de los sectores empresarios privados ligados económicamente a la actividad de la empresa
pública, han influido o influyen normalmente en forma importante en la performance de la
misma.
Este complicado cuadro de situación indica la necesidad de procurar un adecuado análisis del
comportamiento de la empresa pública. Ello permitirá la asignación de responsabilidades en el
resultado de la gestión, a nivel empresario, a las agencias gubernamentales o a los factores
exógenos (grupo de influencia), que interactúan en el proceso de decisiones. En tal sentido,
constituirá un aporte el hacer más transparente el accionar específico de la gerencia y la
gravitación de los grupos de presión y el gobierno, en el resultado de ese accionar.
1108
Extraído de Piffano (1991).
1333 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La teoría neoclásica define su caso tradicional como el de una firma operando en un mercado
competitivo, con gerentes maximizadotes de beneficio. Las fuerzas de mercado proveen los
precios ―correctos‖ que guían a los gerentes para maximizar beneficios, desempeñándose de
esta manera como un sistema de control indirecto y automático. En este caso los gerentes
maximizarán los beneficios y, por igual mecanismo, minimizarán costos, alcanzando así
eficiencia de asignación y eficiencia-x, sin que resulte necesario incurrir en costos por este
sistema de control.
En este caso, la firma en lugar de enfrentar un precio para su producto, enfrenta la demanda
total de mercado.
La gerencia, movida por similares incentivos, que en caso de competencia producirá las
cantidades de producto y asignará consecuentemente las cantidades de factores, que permitan
igualar las contribuciones marginales por peso gastado en el margen. La diferencia con el caso
de competencia radica en que el valor del ingreso marginal es menor al precio vigente. Y es en
este aspecto que el resultado difiere del anterior. El nivel de empleo de los factores en el
monopolio y, por ende el nivel de producción, es menor al de competencia. Pero en ambos casos
se está en la frontera de posibilidades de producción. Lo que ocurre simplemente es que el
menor nivel de producción del bien en cuestión será coincidente con un mayor nivel de
producción de otros bienes, en tanto los factores disponibles habrán de ser empleados
totalmente. Es decir, la empresa ha logrado maximizar beneficios en el bien monopolizado, con
un resultado pareto-ineficiente en cuanto a eficiencia-A, pero eficiente en cuanto a eficiencia-X.
En la teoría analizada subyacen importantes supuestos de orden institucional, de los que deben
rescatarse como relevantes: la existencia de información perfecta; la propiedad y la gerencia
concentrada en el mismo agente económico; éste a su vez movido por la prosecución exclusiva
de objetivos comerciales (maximización del beneficio o minimización de costos de la firma), y
una organización descentralizada. En este contexto de la teoría, temas como eficiencia-x,
incentivos gerenciales o la identificación del esfuerzo en la función de utilidad de la gerencia,
no tiene cabida alguna.
¿Cuáles son los rasgos distintivos que caracterizan la realidad empresaria pública y qué
diferencias pueden señalarse con referencia al enfoque neoclásico?
Las diferencias destacables referidas a la empresa pública que se han señalado son las
siguientes:
Las motivaciones (objetivos) del principal (contribuyentes usuarios de los servicios, accionistas
según el caso) no siempre son coincidentes con las motivaciones (objetivos) de los agentes
(funcionarios, ejecutivos de empresa). En algunos casos, probablemente en la mayoría, tales
objetivos resultan conflictivos; todo depende de los mecanismos de incentivos que operan en las
respectivas organizaciones.
Nuestra intención es explorar el tema del diseño de los esquemas de los incentivos que
compatibilizan las funciones objetivos divergentes de la gerencia y la empresa. Más bien, a la
luz de los sistemas de incentivos reales, usualmente vigentes en la empresa pública,
intentaremos explicitar las funciones objetivos de los agentes que tienen algún poder o
influencia sobre las variables de decisión, para más tarde analizar cuál es el resultado esperado
de su accionar sobre el nivel de eficiencia de la empresa pública.
En primer lugar, cabe efectuar una primera distinción fundamental para el análisis subsiguiente.
Ella se refiere a distinguir quién es el principal y quién es el agente en la organización
empresaria pública al menos según rigiera en los años 80, es decir, previo al proceso de las
privatizaciones que operaran en la década de los 90.
Usualmente se ha entendido que los representantes políticos de una sociedad, actúan en una
relación de agencia a través de la cual se les han asignado determinados roles, tareas o
funciones, cuyo objetivo último es lograr ―el bien común‖, es decir, que su accionar debiera
estar regido por ―el interés general‖ de la comunidad.
1109
La forma organizacional que adopte el control es relevante en cuanto a la posibilidad de
contar con algún tipo de indicador de evaluación de la gestión gerencial. Un esquema
altamente centralizado —reducida autonomía de gestión del nivel gerencial— con múltiples
principales, implicando esto un control directo de los funcionarios gubernamentales reduce el
nivel de responsabilidad gerencial y dificulta cualquier intento de evaluación de la performance
de la gerencia, y viceversa, en el caso más descentralizado —amplia autonomía de gestión del
nivel gerencial— se hace más factible un control orientado hacia el mercado, en especial en los
casos de contextos relativamente más competitivos.
1335 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La cuestión que debe entenderse por ―interés general‖ —su explicitación— dependerá de la
función de bienestar social. Esta función tiene una dimensión temporal y espacial, de manera
que su definición dependerá de la apreciación o juicio político —democráticamente elaborado o
autocráticamente determinado— del elenco gobernante. Por lo tanto, una enunciación
exhaustiva de los objetivos de la política económica, trasladada al campo de le empresa pública,
debe entenderse como la definición de un vector cuyos argumentos —excepto al menos uno—
puede tener valor nulo, según la apreciación del tomador de las decisiones.
Ahora bien, es usual que los representantes políticos que deben velar por el cumplimiento de los
objetivos impuestos a la empresa pública tengan asignados éstos en función del rol que
desempeñan como funcionarios de determinada estructura organizacional del Estado. Es así que,
por ejemplo, la fijación de variables que supuestamente no están relacionadas con la eficiencia-
x, sino más bien a cuestiones de eficiencia-A, suelen estar en manos de funcionarios de agencias
gubernamentales que las regulan. En cambio, otras variables que sí estarían relacionadas con
aspectos de eficiencia-x, les son confiadas su fijación a los funcionarios encargados de operar a
la empresa pública (la gerencia).
Por lo tanto, cabría distinguir al menos dos relaciones de agencia a través de las empresas
públicas. La primera la del ciudadano, contribuyente o usuario de los servicios públicos (―el
principal‖) y los funcionarios de las agencias gubernamentales: legisladores, presidentes,
ministro y secretarios (―el agente‖). La segunda, entre éstos últimos (ahora ―el principal‖) y la
gerencia (―el agente‖).
Sin embargo, junto a esas relaciones formales, en las democracias reales operan las relaciones
de agencia informales. Este aspecto, en cierta medida descuidado en el análisis económico,
puede tener importante relevancia. En rigor, las relaciones de agencia informales, en muchos
casos, pueden detentar un poder económico y político, y por ende de decisión, superior al de las
relaciones formales.
En el ámbito de la empresa pública, es posible a ese respecto, distinguir —al menos como
hipótesis de trabajo sujeta a la verificación empírica— relaciones de agencia diversas, entre los
representantes de instituciones públicas y privadas. De los grupos de influencia que actúan en el
ámbito de la empresa pública parece razonable distinguir a dos importantes corporaciones: la
representativa de los contratistas del Estado y los representantes gremiales de la fuerza de
trabajo empleada en la empresa pública. Ambos grupos, como representantes de los intereses
particulares de sus representados, no tienen cabida formal en el esquema decisional de la
empresa pública, no obstante la existencia de iniciativas en tal sentido, para el caso del gremio
de los trabajadores1110. Estas iniciativas, no son fruto de una mera imaginación o de una
especulación académica, sino más bien resultado de una situación de hecho que explica el peso
político que las corporaciones han tenido y tienen usualmente de manera informal en el esquema
organizacional. En cuanto a los contratistas, sucede algo similar. En este caso, inclusive
1110
En el sector eléctrico existe el antecedente de la representación gremial en el directorio de
las empresas públicas durante los años 1974 y 1975.
1336 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
amparados por una legislación que ha evidenciado ser políticamente relevante para los intereses
de la corporación, como el ―compre nacional‖1111.
Los dos grupos señalados no son los únicos que en el esquema informal operan como grupos de
influencia en la empresa pública, dependiendo de cada caso en particular (por ejemplo, las
fuerzas armadas). Es un hecho reconocido en EE.UU. y Europa el poder de lobby de la industria
de guerra, que va más allá de las propias fronteras políticas. Sin embargo, a los fines de nuestro
análisis, y teniendo en cuenta especialmente la realidad institucional de la empresa pública de
nuestro país, hemos de contemplar solamente los dos grupos indicados (contratistas y gremio de
los trabajadores).
El esquema informal, por lo tanto, plantea al menos dos nuevas relaciones de agencia: los
contratistas del Estado (principal) y la gerencia (agente); y, el sindicato de los trabajadores
(principal) y la gerencia (agente).
La gerencia participa así como agente de múltiples principales. Por un lado, a través de su
dependencia del nivel político formal, conformados por los funcionarios de las agencias
gubernamentales, los que en sí mismos responden a otros principales, dependiendo de cada
objetivo específico del vector ―formal‖ de la función objetivo social de la empresa pública
(aquella que representa el interés general) y que les fueran asignados según su rol en el
gobierno. Por otro lado, a través de su dependencia con el nivel político informal, conformado
por los contratistas y el sindicato de trabajadores, los que, por definición, no son los de la
función objetivo social que representa al interés general.
Ahora bien, la literatura del public choice ha enfatizado la circunstancia, derivada del paradigma
principal-agente, por la cual los representantes políticos de la organización formal del Estado,
persiguen objetivos propios, que pueden estar en conflicto con los argumentos de la función
objetivo social. Por lo tanto, será importante explicitar estas funciones objetivos individuales,
las que junto con las funciones objetivo de los contratistas y sindicato, estarán informando sobre
la ―función objetivo real‖ que orienta el accionar de la empresa pública.
En vista de lo tratado en el punto anterior, intentaremos explicitar los argumentos que serían
razonable encontrar en las funciones de utilidad (funciones objetivo) de cada uno de los cuatro
tipos de agentes diferenciados previamente.
A su vez,
1111
El ―Compre Nacional‖, también denominado ―Compre Trabajo Argentino‖ está vigente hoy
en nuestro país (Ley Nº 25.551 de 2001). Consiste en un régimen que fija normas para priorizar
a la industria nacional en las compras que realizan el Estado Nacional y los concesionarios,
licenciatarios y permisionarios de servicios públicos, empresas a las que el Estado les
delegara, entre otras, prestaciones de telecomunicaciones y distribución de energía.
1337 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En rigor, lo que la función V está expresando es que el representante político, para el logro de su
posición en la administración del Estado, depende del apoyo de su electorado (por ejemplo, un
senador depende del apoyo de los ciudadanos de la provincia a la que representa) y de grupos
corporativos con poder económico y financiero que propicien su candidatura.
A su vez,
Siendo D la dieta u honorario que espera obtener —en determinadas circunstancias a ser fijada
por los mismos representantes— y Cp las comisiones especiales a obtener en su intermediación
con el sector privado (en dinero o en especie).
Las derivadas primeras de las relaciones funcionales de las variables son, en todos los casos,
positivas.
b) La gerencia
UG = UG (YG, S) (5)
Siendo YG el ingreso personal del gerente o administrador y S una variable cualitativa que
presenta su ―status político‖ personal (cercanía a la toma de decisiones, figuración con fines de
ascenso en su carrera político-profesional, etc.). Y donde UG es una función diferenciable
estrictamente cuasi-cóncava, con ∂UG/∂YG > 0; ∂UG/∂S > 0.
A su vez,
S = s (UP, O) (7)
1338 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) El sindicato
Entonces,
Siendo US una función diferenciable de utilidad estrictamente cuasi-cóncava, con ∂US/∂WS > 0;
∂US/∂LS > 0.
A su vez,
WS = WS (LS, w) (9)
Es decir, la masa salarial (WS) depende de la cantidad de trabajadores (LS) y del salario medio
de los mismos (wS), siendo
Es decir, el nivel de salarios que se intentará lograr en la empresa pública, dependerá del salario
alternativo en el resto de la economía (w*) y de la magnitud de la fuerza laboral (L S). En este
caso, ∂wS/∂w* > 0; ∂wS/∂LS > 0
LS = LS (NS) (11)
d) Los contratistas
Es decir, el nivel de precios que se intentará facturar a la empresa pública, dependerá del precio
alternativo del suministro en el resto de la economía (r*) y de la magnitud del suministro (KC).
En este caso, ∂rC/∂r* > 0; ∂rC/∂KC > 0.
1.4. Los argumentos comunes y los conflictivos en las funciones objetivo de los agentes
El interrogante que debemos develar ahora es si, de la comparación de las funciones objetivos
descritas en el punto anterior, no surgen coincidencias que impliquen un accionar coherente o
cooperativo de los agentes, o si, por el contrario, existen conflictos entre ellos.
Para facilitar esta tarea, será necesario previamente analizar en qué medida los argumentos de
las respectivas funciones objetivo pueden identificarse con alguna de las variables de decisión
de la empresa pública.
Donde PX.X es el ingreso por las ventas; L.w el gasto en salarios; K.r el gasto en bienes de
capital y suministros; y, T son las transferencias o subsidios del gobierno.
En la expresión (4) del punto previo, la variable WL (UL, UR) tiene que ver con el precio del
producto de la empresa pública. El electorado local exigirá menores precios de la empresa
pública, esperando que el financiamiento se sustituya por las transferencias (T), según la
relación anterior, con la intención de que el costo del servicio se difunda entre toda la
comunidad.
Menor precio implica mayor nivel de actividad (X), circunstancia que está relacionada con la
variable YP de la (4). En efecto, según la (3), el ingreso personal de los representantes políticos
está parcialmente explicado por la variable CP. Las comisiones especiales de intermediación,
usualmente referidas a decisiones de compras al sector privado o al dictado de normas
regulatorias específicas (por ejemplo, el ya citado ―compre nacional‖). De ello se infiere que el
mayor nivel de actividad, reflejado en X, compatible con un menor precio de X que asegure una
mayor demanda, está ligado en forma casi directa con la función objetivo del representante.
La decisión pareciera casi obvia, en tanto las funciones objetivo de los políticos necesariamente
estarán sesgadas (relativamente al sustento ideológico de cada partido) a una política intensiva
en actividad pública, sea directa a través del gasto público, o indirecta a través de un mayor
margen de discrecionalidad en la actividad regulatoria.
1340 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En cuanto a los insumos del proceso productivo, dependerá de la constitución del electorado
local, en cuanto al énfasis que el político aplicará a su accionar regulatorio sobre L, w, K y r. En
algunos casos estará interesado en ampliar L, o mejorar w; en otros, el énfasis estará en ampliar
K y, eventualmente, r. La tendencia pareciera ser que, en lo referido a la empresa pública,
tratará de transferir en lo posible los problemas de financiamiento entre L.w y K.r según la
forma que adopte la función WL (UL, UR) y el nivel de la restricción financiera (F) enfrentada.
Esto implica que el político habrá de enfrentar un dilema de trade off entre usuarios de los
servicios y contribuyentes. Cualquiera sea el caso específico, pareciera razonable esperar que T
> 0.
b) La gerencia
La diferencia con el caso de los representantes políticos está dada por su sesgo relativo por los
componentes K y r ligados a CG.
c) El sindicato
El salario que el sindicato pueda logar para sus representados usualmente está ligado al tamaño,
pero también depende de otros factores. Especialmente, la gravitación de la empresa pública en
la estructura productiva de la economía, la tecnología y el grado de restricción financiera F. El
nivel de empleo LS al que aspiran los sindicalistas, depende de X. A mayor tamaño, mayores
posibilidades de que NS logre empleo efectivo en la empresa pública. Por lo tanto, el tamaño
grande de la empresa y su nivel de actividad, si bien no puede considerarse condición suficiente,
constituye condición necesaria para alcanzar determinados logros en los niveles de las variables
WS y LS.
1341 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Donde:
XS = XS (LS) (15)
Siendo XS el nivel de actividad compatible con LS. La diferencia con las expresiones (4‘) y (5‘),
además del rango de validez, está dado por el sesgo de los sindicalistas a los niveles de w y L,
más que en PX, r y K.
d) Los contratistas
La relación indicada en (12) con el tamaño de la empresa aparece más directa aún en este caso,
en tanto el nivel de K depende de X. También el precio de los suministros será ligado a X, pues
a mayor nivel de actividad, mayor presupuesto financiero disponible para la captura. Sin
embargo, cuando la restricción financiera se hace aguda, los contratistas entran en colisión con
los intereses del sindicato en sus afanes de aumentar el financiamiento de los salarios. Los
contratistas encontrarán a la gerencia como aliada, por su sesgo relativo por K y r, según lo ya
visto.
Sintetizando, el nivel político, la gerencia, el sindicato y los contratistas tienen en común que
sus funciones objetivo reconocen al menos como condición necesaria, sus preferencias por un
alto nivel de X; compatible con un bajo nivel relativo de PX.
1112
La gerencia solamente estará interesada en una apreciación del precio del producto cuando la
astringencia financiera amenace con dificultar la justificación de altas remuneraciones del staff gerencial,
fijados éstos por el tamaño e importancia de la empresa y con independencia de su performance personal.
La restricción financiera, por su parte, opera con diferente relevancia para la gerencia y para el sindicato.
A la primera le interesa en cuanto al nivel de actividad (gasto) y en cuanto a poder justificar ante el nivel
político y la opinión pública sus niveles de remuneraciones; para el sindicato el problema es la necesidad
de financiamiento de la nómina total de salarios.
1342 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
nivel político a este respecto dependerá de la función WP relevante (intensiva en brindar empleo
directo o en generar actividad empresaria privada).
Sobre esto último, resulta usual que al inicio de toda nueva administración, el político revele sus
preferencias por facilitar el empleo directo a correligionarios. Esta actitud puede ser coincidente
con la del sector gremial, dependiendo de si los correligionarios del político forman parte a su
vez de la ―familia‖ del sindicato o no. Logrado el objetivo inicial, también resulta usual que el
representante político intente regular el empleo, restringiendo su tasa de aumento basado en
razones de austeridad fiscal. Es decir, en la práctica suele ocurrir que esas regulaciones son
implementadas con posterioridad a la concreción de metas adecuadas de la variable UL.
Posteriormente, esas normas suelen ser relajadas ante presiones sindicales (decretos de
excepción).
Esta posibilidad de adaptación y cambio del nivel político se hace factible por la gran
flexibilidad para definir los niveles de logro de los dos argumentos de la W P (UL, UR), dado el
contexto institucional plagado de regulaciones que implican reconocer un margen amplio de
discrecionalidad.
El nivel político, finalmente, no parece tener deliberada intención en fijar un alto nivel de PX,
aunque puede llegar a tenerlo en el caso del salario. En este último caso, su actitud sería
coincidente con la del sindicato. La gerencia y los contratistas, en cambio, propiciarán un alto
nivel de r y un bajo salario w cuando la restricción financiera opere en forma importante.
Finalmente, las coincidencias de los cuatro agentes económicos respecto a PX serán totales para
niveles de baja astringencia financiera. En general, todos propiciarán transferir el peso del
financiamiento en lo posible a T. En cambio, cuando la restricción financiera opera de forma
aguda, comienzan a gravitar los conflictos, especialmente entre sindicalistas y la
gerencia/contratistas, por su lucha en la captación de la reducida renta disponible.
2.1. El modelo
Se analizarán luego las propiedades del equilibrio estático del modelo, para contrastarlas con las
del modelo neoclásico tradicional, en el que se supone que la función objetivo de la firma
corresponde a la maximización del resultado económico.
Este análisis permitirá determinar los resultados probables de su performance y nos dará
elementos de juicio importantes para abordar el tema de la autonomía de gestión de la gerencia
y el control de su desempeño.
En cuanto a las características del modelo, se trata del caso simple de un solo producto,
producido en condiciones de certidumbre, en el que la función objetivo a optimizar representa
una función de suma ponderada de las funciones de utilidad de los agentes.
De esta manera, se visualiza a la empresa pública como una firma que, de acuerdo al contexto
institucional y real usual, es operada en beneficio de los agentes intervinientes en su accionar,
bajo condiciones también usuales de tecnología disponible, de demanda de su producto y una
restricción financiera básica. En este primer análisis no se introducen restricciones adicionales a
la financiera, como las ya citadas típicamente manipuladas por las agencias gubernamentales, a
saber: racionamiento de capital (control de las inversiones), de mano de obra (control del
empleo laboral) u otras sobre precios (tarifas, salarios, etc.)1113.
Se supone que la firma opera en un mercado monopólico y con posibilidades también de influir
en la fijación del salario y el precio del capital empleado, con relativa independencia de las
condiciones en que opera el sector privado de la economía (al menos para valores superiores a
los de mercado).
De acuerdo a lo propuesto en el apartado anterior con relación a las funciones de utilidad de los
agentes, y lo indicado precedentemente, la función objetivo de la firma puede expresarse como
la suma de tres componentes, a saber: el nivel de producción (X), variable común a los tres
agentes, y los sesgos relativos de contratistas y sindicato tratando de influir sobre la gerencia,
ponderados por sus respectivos poderes de amenaza o negociación.
donde ρC, ρS son los parámetros indicativos del poder de amenaza o negociación de contratistas
y sindicato, respectivamente. Ellos expresan las relativas posibilidades de ―llegada‖ a la
gerencia y, de esta manera, influir en el accionar de la empresa pública.
La firma intentará maximizar dicha función sujeta a las siguientes condiciones y restricciones:
donde rC (KC, r*) es el precio aspirado por los contratistas de su oferta de bienes de capital y/o
suministros a la empresa pública (KC), función a su vez del costo de oportunidad de ese capital
en el sector privado de la economía (r*).
rC es el precio del capital para el estado. Por lo tanto, este es el precio mínimo del capital
necesario para liberar una cierta oferta (KC < K*) del mercado de bienes de capital y
suministros.
wS (LS, w*) es el salario aspirado por el sindicato para la oferta laboral de sus trabajadores (la
familia del sindicato) para el Estado, función a su vez del costo de oportunidad de esa mano de
obra en el sector privado (w*).
1113
La existencia de la restricción financiera no implica suponer la injerencia de una agencia
gubernamental reguladora. Simplemente, indica que la empresa tiene acotada sus
posibilidades financieras a través de las condiciones de mercado de su producto, sus costos de
producción y las posibilidades de uso del crédito.
1344 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
wS es entonces el salario o precio de la mano de obra para la empresa pública. Resulta pues el
salario mínimo necesario para liberar una cierta oferta (LS < L*) del mercado laboral.
ℒ = {U(X) + ρC UC (KC, rC) + ρS US (LS, wS)} + λw [wS - wS (LS, w*)] + λr [rC - rC (KC, r*)] +
+ λX [X – f (K, L)] + λF [P(X).X – w.L – r.K – F] (7)
∂ℒ/∂λF = П ≤ F; λF ≥ 0; П – F = 0 (15)
Se trata de ocho ecuaciones con ocho incógnitas: w, r, K, L, λw, λr, λX, λF.
Efectuando operaciones:
En lo sucesivo se supondrá que rC > rC (KC, r*), de donde λr = 0. A su vez, que wS > wS (LS,
w*), de manera que λw = 0. Es decir, se supondrá que las posibilidades financieras de la empresa
y el poder del sindicato y los contratistas son lo suficientemente holgados como para permitir
este resultado. Luego,
Llamando:
entonces,
^ – (U‘ – λX ) / λF
mr = mc (25)
o bien,
^
mr = mc + λX/ λF – U‘ / λF (26)
Finalmente,
^ + U‘ / λ
λX/ λF = (mr – mc) (27)
F
De las expresiones halladas en el punto anterior, ^r expresa el ―precio sombra del capital
distorsionado‖, por cuanto el precio de mercado aparece corregido positivamente por el poder
de negociación de los contratistas y la utilidad marginal que a ellos les produce el gasto de
capital, ponderado por la utilidad marginal (precio sombra) de la restricción financiera. Es decir,
la empresa pública actuará como si estuviese pagando menos por unidad de capital de lo que
realmente paga, pues:
r > ^
r
ρC = 0
y, consecuentemente,
^
r= r
^ es el ―costo marginal distorsionado‖ positivamente, es decir:
Por igual concepto, mc
^ ≠ mc
mc
1346 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
donde:
mc = r/f‘K
En la expresión (27), λX/λF indica el valor sombra de la restricción financiera. Si esta última no
existiera (λF = 0), entonces U‘ = λX ,1114 indicando que la función objetivo podría incrementar su
valor, en la medida que el nivel de eficiencia mejore. Esta conclusión es importante, por cuanto
—ceteris paribus— la gerencia siempre tendrá un incentivo relativo a ―no empeorar‖
innecesariamente el nivel de eficiencia más allá de lo requerido (mc), si es que ello le permite
un mayor nivel de actividad (X). Si en cambio, la restricción opera (λF > 0), a la utilidad
marginal del producto se suma la utilidad marginal de cada peso de ―contribución marginal
distorsionada‖ obtenida en el margen [mr – mc) λF]. Lo^ importante a señalar aquí es que cuanto
más pequeño sea λF (menos importante fuera la restricción financiera), se minimizará la
incidencia de la diferencia mr – mc,^ la que aún suponiéndola negativa, podría justificar un alto
nivel de actividad (junto a la ineficiencia apuntada).
Por igual razonamiento, ^ w es el ―precio sombra del trabajo distorsionado‖ siendo w ^ < w, es
decir, menor al salario efectivamente pagado a los trabajadores. La diferencia dependiendo del
poder de negociación del sindicato y su preferencia relativa por un mayor empleo e,
inversamente, de la estrechez de la restricción financiera. De tal manera, la empresa pública en
sus decisiones de empleo de mano de obra, actuará ―como si‖ estuviese pagando menos por
unidad de trabajo de lo que realmente paga.
ρC U‘Cr + λr – λF K = 0 (10)
ρS U‘Sw + λw – λF L = 0 (11)
Pero:
^ ^
w / r ≥ w/r
^ ^
dependiendo de si w – w ≤ r – r . Esto implica que la gerencia encontrará incentivos en
sesgar la relación K/L, dependiendo de los poderes relativos de influencia del sindicato y los
^yr< ^
contratistas. Como en todos los casos w < w r, existirá un empleo ineficiente de K y de L
(excesivos con relación a las posibilidades tecnológicas disponibles); pero la relación K/L, es
decir, la intensidad relativa de uso de factores, dependerá de los poderes de negociación
1114
En efecto, siendo (mr – mc) λF + U‘ = λX , si λF = 0; entonces: U‘ = λX .
1347 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
relativos (ρC/ρS) y de las utilidades que el gasto de capital y el empleo tengan para contratistas y
sindicato (U‘CK/U‘SL), respectivamente.
En cuanto al nivel absoluto del empleo, al igual que el capital, dependerá de la diferencia entre
el precio de mercado y el precio sombra distorsionado. Sin embargo, en el caso del trabajo, dada
las preferencias del sindicato por el empleo LS, en la medida que éste hubiese alcanzado niveles
adecuados para ―la familia del sindicato‖, morigerará el efecto sobre el gasto salarial debido a
empleo y, en cambio, aspirará a una tasa de salarios más alta —superior a la competitiva— y, de
esta manera, sesgando el resultado a una solución capital-intensiva.
X ≤ L/a
X ≤ K/b
En tal caso, tanto podría existir un excedente de mano de obra o de capital, dependiendo de cuál
de las dos restricciones opere más fuertemente y el nivel de la restricción financiera enfrentada.
Pero los excedentes serán excedentes puros, no implicando una distorsión en cuanto a la
selección de la tecnología.
Por todo lo expuesto, el problema empresario público puede visualizarse como un problema
económico de absorción de rentas a ser obtenidas en la industria o como fenómeno de regateo o
juego de influencias, destinado a la absorción de esas rentas.
La gerencia tratará de ―minimizar costos‖ a los precios sombra relevantes (w,^ ^r), que no son por
cierto los precios sociales, ni siquiera los precios de mercado o privados. Ellos son el resultado
del poder de las dos grandes corporaciones —contratistas y sindicatos—. Esto implicará,
necesariamente, cierto nivel de ineficiencia, pero una minimización de costos a partir de tales
niveles de ineficiencia. La permeabilidad de la gerencia a las influencias o su debilidad ante el
poder de las corporaciones, lo llevarán a definir un cierto trade off nivel de producción y nivel
de costos, compatible con la restricción financiera.
Las corporaciones, por su parte, influirán siempre para elevar los costos. En el caso del
sindicato, tratando de lograr una tasa de salarios por encima del nivel competitivo y un nivel de
empleo mayor a aquél que minimiza costos a la tasa de salarios obtenida. En el caso de los
contratistas, tratando de facturar al Estado un monto mayor de sus ventas de suministros y
bienes de capital.
1348 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Nada se ha dicho hasta aquí del rol desempeñado por las agencias gubernamentales (los
representantes políticos) y su influencia sobre las decisiones adoptadas por la empresa pública.
Sobre esta incidencia nos ocupamos seguidamente.
La actividad regulatoria del gobierno ha sido y es hoy muy importante en el caso argentino y las
empresas públicas no escapan de este accionar.
Para el caso que nos ocupa, el gobierno ejerce habitualmente su política regulatoria sobre todas
las variables de decisión.
Así tenemos:
Desde el punto de vista analítico, dicha acción regulatoria puede expresarse a través de las
siguientes relaciones:
K ≤ K● (racionamiento de capital)
Lm ≤ L ≤ L● (política de empleo)
w m ≤ w ≤ w● (política salarial)
P = P● (política tarifaria)
F = F● (política financiera)
En los puntos que siguen se analizan los efectos esperados de la regulación sobre el nivel de
eficiencia, los problemas de consistencia interna (consistencia lógica de los parámetros de
política) y externa (compatibilidad con las funciones objetivo de los agentes) y la probable
acción de respuesta de los agentes.
K ≤ K●
L ≤ L●
1349 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los nuevos precios sombra relevantes tienen la particularidad de reducir la distorsión, en tanto
siendo λK, λL > 0 y λF > 0, entonces:
^ ^
rK > r
^
wL > w
Si esta condición se lograra, entonces los parámetros precios de los factores que guiarían el
accionar de la gerencia serían los correctos para una solución pareto-eficiente, en cuanto a
eficiencia-A, no existiendo razones para descartar que además la eficiencia-X podría ser
alcanzada, en tanto la gerencia ―siempre minimizará costos a los precios sombra relevantes‖,
los que ahora han sido corregidos. La gerencia buscará toda posibilidad de incrementar el
producto (X) a esos precios relevantes.
Sin embargo, la regulación de las cantidades de los factores, tiene consecuencias políticas
relevantes al afectar las funciones de utilidad de las corporaciones, las que muy probablemente
intentarán acentuar su actividad de lobby y movilización para obtener rectificaciones de las
políticas. Sobre esto nos ocuparemos más adelante (ver punto 3.6).
r^K = r● + λK / λF – ρC U‘CK/ λF
^ L = w● + λL / λF – ρS U‘SL/ λF
w
En el segundo caso, se plantearán conflictos con las corporaciones, las que tratarán de influir
para lograr una rectificación de la política.
De todas maneras, un intento de reducir r y w (en el supuesto que r < r●, y que w < w●)
1350 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La regulación de los precios a los que deben vender sus productos las empresas públicas
constituye un hecho de singular importancia. Su relevancia deriva de que el precio del producto
habrá de determinar su demanda y, de esta forma, establecer el nivel de actividad requerido para
su satisfacción y la demanda derivada de los factores.
En efecto, habiendo definido P = P(X), la función inversa de demanda X = X (P), dado P●,
arrojará X● = X (P●). Por su parte, si X ≤ f (K, L), para X●, las cantidades de factores requerida
para una solución pareto-eficiente serían KX = f (X●, L) y LX = f (X●, K).
Lo anterior implica una prueba de consistencia interna de la regulación, cuando ella también se
ejerce sobre las cantidades de los factores.
Es decir, si:
LX ≤ L●
y/o,
KX ≤ K ●
Si en cambio,
LX > L●
y/o,
KX > K●
Una segunda prueba de consistencia interna de la regulación tiene que ver con el
financiamiento, en tanto se exige que:
P● . X (P●) – w● . LX – r ●. KX = F
Si F < 0, será necesario cubrir el déficit mediante una transferencia (T) y en este caso la
regulación será consistente.
La gerencia deberá entonces efectuar un trade off entre nivel de actividad, nivel de ineficiencia
y posibilidades de financiamiento. El trueque quedará determinado en definitiva por los valores
de λF, ρC, ρS, según las expresiones halladas previamente.
Interesa analizar entonces los efectos probables de la regulación sobre el accionar de los agentes
y, por ende, sobre la performance de la empresa pública.
¿Qué es dable esperar del accionar de los grupos de presión ante la actividad regulatoria del
gobierno?
c) Si Lx < LS < L● al nivel wS < wS (LS, w*), el sindicato presionará internamente para
lograr mayor empleo y externamente para modificar la política salarial. Se cuestionará
la ―regresividad‖ de la política económica del gobierno.
a) Si KX < KC < K●, al nivel rC ≥ rC (KC, r*), los contratistas presionarán internamente
por un mayor nivel de actividad o capacidad ociosa. No existirá cuestionamiento a la
política económica gubernamental.
1352 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) Si KX < KC < K●, al nivel rC < rC (KC, r*), los contratistas presionarán internamente
para lograr mayor actividad o capacidad ociosa y externamente para aumentar la
protección efectiva. Se pedirá una rectificación de la política económica a favor de la
―industria nacional‖ (por ejemplo, reforzar el cumplimiento del compre nacional).
d) Si K● = KX < KC, al nivel rC < rC (KC, r*), los contratistas presionarán externamente
para lograr mayor actividad o capacidad ociosa y mayor protección efectiva. Se
cuestionará la política económica global o general del gobierno.
Lo importante a destacar aquí es que la actitud que en definitiva adopte el gobierno con la
política regulatoria, resulta determinante, en cuanto a convalidar o no las aspiraciones de las
corporaciones; y, en este último caso, el llegar a exacerbarlas a través de una política
eventualmente considerada agresiva para ellas. De allí su incidencia sobre el comportamiento
esperado de la empresa pública.
En ambos casos, la convalidación o el rechazo de las aspiraciones de los agentes, tiene sus
efectos sobre el nivel de eficiencia de la empresa pública. En el primer caso, por el diferencial
de costos derivado de una política obsecuente con las aspiraciones de las corporaciones. En el
segundo caso, por el costo de los conflictos generados (conflictos laborales, renegociación de
contratos, etc.). De allí que el logro de una regulación de equilibrio en el sentido de Nash
―distorsionado‖ (pues no cumple con la condición de eficiencia paretiana), exige consistencia
externa de los parámetros de política (K●, L●, r●, w●) con los niveles aspirados por los agentes
(KC, LS, rC, wS).
Por todo lo expuesto, un deslinde del grado de autonomía de gestión atribuida a la gerencia
resulta condición necesaria para intentar formular un juzgamiento de su responsabilidad
específica en el resultado obtenido por la empresa pública. Consecuentemente, por diferencia, el
grado de responsabilidad que cabe asignar al nivel político, representado por las agencias
gubernamentales.
Desde el punto de vista de la organización, el sistema de control que el gobierno ejerce sobre la
empresa pública puede idealmente identificarse, según casos polares, en al menos cuatro
categorías posibles.
Mientras que en el primer caso la evaluación a través del resultado económico o performance
privada de la firma resulta factible; en el segundo, no ocurre lo mismo. Las dificultades para
asignar una responsabilidad nítida y gravitante a la gerencia se diluye casi totalmente.
Finalmente, un último sistema que identificamos como el modelo mixto, quizás represente el
caso más general, operando en nuestro país y en otros países y contextos (por ejemplo, Francia
o Gran Bretaña). En este modelo ―ambos‖ niveles de decisión (gobierno y gerencia)
coparticipan en el diseño de las variables.
¿Cuál debería ser, al menos en un enfoque teórico, la forma de evaluar la gestión de la gerencia
en el caso último?
Es decir, la matriz es el producto de dos elementos: los valores absolutos de los coeficientes aij,
donde aij > 0, y el coeficiente αi, siendo αi > 0.
La posibilidad que αi adopte valor nulo, dependerá de dos circunstancias: la ausencia total de
gravitación de la gerencia sobre la variable i, o la condición de nulidad por sobredeterminación,
en los casos en que opera alguna restricción objetiva (tecnológica o de mercado)1116.
1115
Piffano (1984d).
1116
Por ejemplo, si αP > 0, entonces αX = 0, o viceversa.
1354 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Vi = ∑ │aij │ αi
j
Ahora bien, a partir de la noción de autonomía de gestión de la gerencia, sería posible evaluar su
performance haciendo:
RGEj = ∑ │aTij │ αi
i
Si ahora definimos como dj a los coeficientes que miden las diferencias entre las variables y
parámetros respectivos que se indican a continuación:
dP = P – P*
dX = X – X*
^
dw = w – w
^ – L*
dL = L
dr = r – ^r
^ – K*
dK = K
siendo P*, X*, L*, K*, los niveles pareto-eficientes de las variables en la solución del problema
de asignación de la empresa pública si ésta se rigiera por principios de maximización del
bienestar social (enfoque normativo neoclásico); w y r los precios efectivamente pagados a
1355 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Las versiones (a) y (b) de la Figura 1 indican la composición de la ineficiencia debido a una
incorrecta asignación y remuneración de los factores. El triángulo DEC representa la magnitud
de la ineficiencia atribuible a la diferencia entre el precio competitivo (w*, r*) y sombra
^ r^).
relevante para la gerencia ( w,
El área ABED representa la ineficiencia atribuible al pago de un salario y un precio del capital
superiores a los niveles competitivos (w > w*; y, r > r*).
El área DEC indica la magnitud de la ineficiencia atribuida a un sobreprecio del factor, en tanto
la demanda derivada ―relevante‖ para la gerencia cuando ésta internaliza en su cálculo
económico no solo fL o fK —es decir, la productividad marginal física de los factores en la
producción de X— sino además USL o UCK —es decir, la utilidad marginal proveniente del
empleo del factor L o K para la gerencia o para las corporaciones que influyen sobre ella—
resulta ser la línea entrecortada de la Figura 1 (a) y (b).
^ ^
Por ello L > L*, al nivel de precio de mercado w*. Es decir, la empresa pública emplearía 0L
para un salario w*, en lugar de emplear 0L*, siendo la diferencia un excedente de trabajo. Lo
mismo aplica al caso del capital indicado en Figura 1 (b).
Suponiendo que se trata del caso de una industria con rendimientos crecientes (supuesto que
adoptamos para simplemente justificar el subsidio), donde Cm es el costo marginal inferior a
Cme*, el costo medio correspondiente a una solución pareto-eficiente, el nivel del subsidio
requerido sería TECR.
^ superior a
Suponiendo asimismo que la empresa opera con un costo medio distorsionado (Cme)
Cme*, el subsidio que avalaría tal nivel de ineficiencia sería SBCR.
Ahora bien, si el subsidio se fijase en una tasa t, de manera que la transferencia total fuere el
área QGCR, la empresa no podría cubrir sus costos totales, induciendo a una solución X < X*,
ineficiente en el triángulo FCH.
Si, en cambio, el subsidio fuere superior de manera de cubrir totalmente el costo medio
distorsionado, se convalidaría un nivel ineficiente de magnitud ABED. Esta medida de la
ineficiencia, sin embargo, no debe ser computada en las expresiones anteriores, por cuanto
representa la contrapartida financiera de los triángulos ABC de las versiones (a) y (b) de la
Figura 1.
1357 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De acuerdo a los desarrollos previos, resulta evidente que para poder atribuir determinada
responsabilidad de la performance de la firma a la gerencia, sería necesario contar con la matriz
de autonomía de gestión.
Las dificultades para el diseño de tal matriz resultan obvias. En primer lugar, la estructura de
interrelaciones de las variables y su incidencia sobre el resultado económico de la empresa
pública resulta una tarea sumamente complicada desde el ángulo teórico y empírico, no obstante
poder convenirse modelos simples, como ser el de una matriz triangular, en la que los efectos
indirectos de las variables se reconoce únicamente a P (por sus efectos sobre X, L y K) y a X,
(por sus efectos sobre L y K). Así y todo, aún en este caso, las dificultades de orden empírico
continúan siendo enormes. Más complicado aún es definir los coeficientes αi.
Los costos relevantes y, de éstos, aquéllos que resulte razonable atribuirles un alto grado de
autonomía de gestión a la gerencia, deberían ser auditados a través de un análisis ex post de la
performance de la firma.
La auditoría de gestión aplicada a aquellas acciones que en tal sentido resulten relevantes, tanto
en cuanto a la incidencia en el costo, como a la responsabilidad de la gerencia en su
configuración, podría ser justificada a determinado costo administrativo de implementación.
Finalmente, no caben dudas de que montar un sistema de control a través de las auditorías de
gestión, requiere de recursos humanos altamente capacitados, con conocimiento de la gestión a
analizar y de las técnicas disponibles a tal fin. Al respecto, cabe señalar que la evaluación exige
adoptar una actitud ex ante —a pesar de efectuarse ex post— en el sentido de brindar un juicio
sobre cuál debiera haber sido la acción requerida a la gerencia en la fijación de la variable
auditada, bajo un contexto o escenario de riesgo o incertidumbre, según el caso, dentro del cual
se realizara la gestión, y su comparación con la actitud realmente asumida.
La diferencia de concepción de este enfoque con las evaluaciones ex post usualmente aplicadas
(por ejemplo, el método francés) es que a nuestro entender pareciera difícil al inicio del ejercicio
estimar variables concertadas, para luego comprarlas con los resultados por cambios
inesperados en las condiciones previstas al inicio, debido a las complejas interrelaciones
existentes entre los parámetros de política y variables de decisión, según se analizara
previamente. Un criterio de ―segundo mejor‖ pareciera pertinente en las aspiraciones de la
evaluación. Es decir, restringir el control a los aspectos relevantes de la gestión gerencial,
definidos como se indicara anteriormente.
Para dar contenido empírico a algunas de las reflexiones previas sobre cómo encarar la tarea de
control de gestión de la gerencia se ha recurrido a analizar datos pertenecientes a las actividades
de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica de la ex empresa estatal SEGBA
SA1117.
En el Cuadro 1 figura la estructura del gasto de explotación, discriminando por ítems o factores
de costo de la empresa para los ejercicios 1986, 1987 y 1988, y el promedio simple de los tres
años. En 1986 se incluye el beneficio contractual en una primera columna, excluyéndoselo en
los restantes ejercicios, en tanto se trata de un costo de capital imputado, en razón del retorno
garantizado al concesionario por el respectivo Contrato de Concesión.
A tal efecto, y dada la situación concreta relativa a cada factor de costo, se categorizaron las
posibilidades que tiene la gerencia en ejercer su poder de decisión sobre los gastos de
explotación, en tres tipos de autonomía de gestión: absolutamente controlables, relativamente
controlables y absolutamente no controlables por la gerencia.
El criterio adolece, por cierto, de los inconvenientes de toda simplificación, cuando se intentan
tipificar situaciones muy diversas, que presentan matices diferenciales de difícil y, en ciertos
casos, de imposible ponderación. Pero, no obstante, brindará dentro de márgenes razonables, la
posibilidad de una evaluación cuantitativa del probable grado de autonomía de la gerencia sobre
los gastos de explotación, como se advertirá seguidamente.
1117
Cuando el autor escribiera el paper de 1991, base de este desarrollo, contaba con su
experiencia como Sindico de Control de Gestión en la empresa SEGBA.
1118
Piffano (1984e).
1359 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(1) Remuneraciones
Sobre este concepto del costo opera un fuerte condicionamiento a través de la política salarial y
laboral referida al sector público en general, que por muchos años ha sido centralizada en el
nivel gubernamental. No obstante, no se puede negar la influencia de la gerencia en la
generación y/o modificación de iniciativas, traducidas en normas o directivas del nivel superior
de decisión, o en transgresiones o desvíos a lo pautado en tales normas, que no obstante la
intervención del órgano de control (ex SIGEP o actuales SIGEN y AGN, por ejemplo), en la
práctica y por razones de orden jurídico-gremial, terminan siendo avaladas por la autoridad
superior.
Por lo expuesto, en general entendemos que ese componente del costo puede categorizarse
como ―relativamente controlable‖ por la gerencia, en el corto y en el largo plazo.
(2) Combustibles
Ese componente puede clasificarse en forma diferente según se trate del corto o largo plazo. En
el corto plazo, resulta ―absolutamente no controlable‖ por la gerencia, por cuanto las
incorporaciones y bajas de los bienes de uso —y por ende su incidencia en los costos por
amortizaciones y beneficio contractual— está supeditada a la aprobación de la autoridad
sectorial, en el marco de la política energética nacional1119. Las características tecnológicas y las
normas contables —tipo de ajuste y régimen de amortizaciones— legalmente establecidas dan
cuenta del valor final imputable por estos conceptos.
1119
La base tarifaria sobre la que se calculaba el beneficio contractual estipulado por el
contrato de concesión con SEGBA está constituido por los bienes de uso afectados al servicio.
1360 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, el condicionamiento puede ir más allá de la mera fijación de los niveles globales
de la inversión real fija, para referirse a proyectos específicos, intervención gubernamental
basada en la importancia relativa del emprendimiento o bien por otras razones de gobierno1120.
(5) Impuestos
Este costo resulta ―absolutamente no controlable‖ por la gerencia en el corto y en el largo plazo,
en tanto volúmenes y precios son fijados por la autoridad de aplicación (DUC1121).
Ahora bien, efectuando el análisis anterior, cabe definir los coeficientes αi, para lo cual podemos
convenir el asignar los valores αi = 1, y αi = 0,5 según se trate de ítems ―absolutamente
controlables‖, ―relativamente controlables‖ y ―absolutamente no controlables‖. Ello implica
asignar a la gerencia el 100% de la responsabilidad en los primeros, 50% en los segundos y
ninguna responsabilidad en los terceros.
Sintetizando, y teniendo en cuenta el análisis previo, para el caso resulta claro que tales
auditorías deben ser referidas, por ejemplo, a temas como: aplicación de políticas salariales y de
empleo, gestión de contrataciones y adquisiciones, mantenimiento preventivo, facturación y
cobranzas, liquidaciones y pagos a contratistas, entre los más relevantes.
1120
La instalación de la Unidad Nº 7 de Central Costanera en SEGBA es un ejemplo en donde el nivel
gubernamental ejerció poder de decisión en la iniciativa y en la elección de la tecnología.
1121
Despacho Unificado de Cargas.
1361 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante lo anterior, pareciera importante no omitir una acotación final, y ésta tiene que ver
con la relevancia económica de los actos de gestión que implica el accionar de la gerencia, a
pesar del reducido margen de autonomía aparentemente conferido. Los guarismos del Cuadro 4
son ilustrativos, en tanto permiten apreciar que el valor económico del flujo de fondos de la
empresa pública analizada, representaba alrededor de U$S 1.000 millones anuales en 1988. De
dicho monto, aproximadamente el 27% correspondió a remuneraciones y el 25% a los rubros
suministros e inversión real, conceptos ambos en los que resulta razonable suponer una
responsabilidad importante de la gerencia, según lo ya analizado. Este flujo financiero que fluye
al sector privado, se complementa con un 48% restante de recursos financieros que se canalizan
a través del propio sector público (impuestos, intereses, combustibles, compras al DUC),
conceptos en donde es lógico atribuir menos gravitación a la gerencia.
Cuadro 1
Cuadro 2
Cuadro 3
Cuadro 4
APÉNDICE 9
Maximización no condicionada:
q* q*
MAX BSN = ∫ p(q).dq – ∫ ∂C/∂q.dq
0 0
∂BSN/∂q = p – c´ = 0
Es decir:
p = c´
q* q*
MAX BSN = ∫ p(q).dq – ∫ ∂C/∂q.dq
0 0
q* ≤ q(●)
Maximización condicionada. Construyendo el ―lagrangeano‖ (ℒ) o ―función auxiliar‖:
q* q*
∂ℒ/∂q = p – c´ – q = 0
Es decir:
P = c´ + q
Si: q* ≤ q(●)
entonces: q = 0
Si: q* ≥ q(●)
entonces: q > 0
Función auxiliar:
q* q*
p – c´ = F [(∂p/∂q).(q/p).p + p – c´] = 0
= F/(1+F) (1 – 1 – 1/e)
Dado que e < 0 (la elasticidad precio de la demanda definida como número negativo), puede
escribirse el cociente 1/e en valores absolutos, eliminando el signo negativo que lo precede, para
expresar el grado de apartamiento a la regla general como:
Diagramátimente:
Figura 1
∂П/∂q = (∂p/∂q).q +p – c´ = 0
p(1+1/e) = c´
1367 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(5) p = c´/(1+1/e)
= [c´– c´/(1+1/e)] / c´
O sea, p = 1 – (1+1/e)
Nuevamente, teniendo en cuenta que e < 0, puede expresarse el grado de apartamiento a la regla
general expresando el cociente 1/e en valores absolutos, es decir:
Por lo tanto:
Por lo tanto:
y entonces
ps ≤ pm
En el caso extremo —cuando la restricción financiera es infinita (F = ∞)— se daría que:
F/(1+F) = 1
Nuevamente el diagrama:
Área EBF: carga excedente generada por la tarifa con restricción financiera.
Área ABC: carga excedente generada por la tarifa monopólica.
(P1 – c´1) e1/p1 = (P2 – c´2) e2/p2 =(P3 – c´3) e3/p3 =...........= (Pn – c´n) en/pn = F/(1+F)
Si llamamos:
p1 – c´1 = T1 ; T1/p1 = t1
1368 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
p2 – c´2 = T2 ; T2/p2 = t2
p3 – c´3 = T3 ; T3/p3 = t3
.........................................
pn – c´n = Tn ; Tn/pn = tn
Entonces:
Recordando para el caso de elasticidades precio cruzadas de las demandas nulas o iguales a cero
entre los bienes o servicios gravados:
De la (7) se extrae:
F/(1+F) = 1
se tiene que:
El rendimiento tributario neto de costos de recaudación (RN), para el caso de dos bienes (X e
Y):
Para:
o sea:
CAPÍTULO 15
15.1. Introducción
El tema obliga, en primer lugar, al repaso de cuestiones básicas que analiza la teoría del uso
racional de los recursos no renovables, para luego introducir la existencia de un sistema federal
y considerar los roles, ventajas y desventajas de asignar el manejo de los instrumentos fiscales y
financieros conexos, a los niveles central (nacional) o subnacional (provincial) de gobierno.
El objeto de este capítulo es tratar estas cuestiones, con la intención de analizar el encuadre
económico y al mismo tiempo el nuevo encuadre jurídico que sobre el dominio de los recursos
no renovables impuso la reforma constitucional de 1994. El objetivo final es el adelantar
propuestas que necesariamente deben ser contempladas en el nuevo acuerdo fiscal federal,
congruentes con la maximización del bienestar general. Las cuestiones sobre federalismo fiscal
tratadas aquí son por lo tanto complementarias a lo ya tratado en los Capítulos 12 y 13.
Es importante resaltar que el ocuparse de este tema no puede responder exclusivamente a una
mera inquietud académica, en tanto la Constitución Nacional en su art. 124 reconoce la potestad
provincial en el uso de los recursos no renovables, circunstancia que obliga —tanto a los
profesionales de la economía como a los constitucionalistas del derecho— a examinar las
condiciones específicas en que dicha atribución habrá y/o debería ser ejercida1123. Por otra parte,
dado que el art. 75 inc. 2 de la Constitución Nacional establece los criterios generales en base a
los cuales el nuevo acuerdo de coparticipación federal de impuestos deberá diseñarse, las
asignaciones de recursos y de responsabilidades de gasto a los niveles de gobierno exigen ser
examinados en su integridad, es decir, con inclusión de todo tipo de recurso o fuente factible de
ser gravada o explotada por los gobiernos.
El capítulo se organiza de la siguiente manera. En el apartado 15.2. se revisa la teoría sobre uso
racional de los recursos no renovables. Este punto comprende dos partes o secciones. La
primera —parte (i)— se referirá a los issues o temas a tener en cuenta en el diseño de políticas
públicas óptimas, en un esquema de gobierno único, y se efectúa una revisión de los argumentos
relativos a objetivos e instrumentos disponibles para el diseño de tal política. En la segunda —
parte (ii)— se abandona el supuesto de gobierno único y se analizan los desarrollos de la teoría
del federalismo fiscal con respecto a la asignación de roles y potestades de los niveles nacional
y provincial de gobierno en un sistema federal, en materia de regulación, explotación y potestad
regalística de los gobiernos con respecto al recurso no renovable. Esta parte comprende la
1122
Extraído de Piffano (2005).
1123
El art. 124 reconoce la potestad provincial en la explotación de los recursos naturales. No obstante, el
Preámbulo de la Constitución Nacional remite sus disposiciones a las leyes específicas que reglamentan
el ejercicio de los derechos y principios en ella establecidos. Estos temas se analizan en el apartado 15.3.
1371 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, el apartado 15.5. resume la síntesis de los tratado en el capítulo —parte (i)— y las
conclusiones arribadas del análisis —parte (ii)—.
El uso de los recursos no renovables plantea un conjunto de aspectos que deben ser tenidos en
cuenta, en aras de definir la política pública óptima. Asumiendo la existencia de propiedad
pública del recurso1124, en primer lugar, el problema que enfrenta el gobierno es el de la
distribución intergeneracional del uso del recurso, en cuanto a la necesidad de prever un cierto
sendero de su explotación y la constitución de reservas o fondos de ahorro, con la finalidad de
garantizar niveles estables de consumo a las futuras generaciones. En segundo término, la
distribución intertemporal de su uso ante escenarios inciertos en materia de ingresos futuros y el
diseño de esquemas de ahorro precautorio, debido a modificaciones en el nivel de explotación
y en el precio relativo del recurso1125. En tercer lugar, en los casos en que la participación de la
renta del recurso (regalías) es importante como fuente de financiamiento de los gobiernos, los
cambios en los precios de mercado del recurso plantean la existencia de costos de transacción,
en términos de los denominados costos de los ajustes presupuestarios enfrentados, tanto por la
caída de los recursos corrientes no tributarios del gobierno, como por las implicancias fiscales
derivadas del intento de regular el traspaso de las variaciones del precio a la economía
doméstica. Finalmente, la forma de instrumentar los ahorros presentes, en aras de salvaguardar
objetivos de política intergeneracionales y de ahorro precautorio, conduce al análisis de
instrumentos financieros alternativos, en particular los ligados al diseño y operación de los
fondos de estabilización y/o fondos de ahorro. En última instancia, este manejo intertemporal de
los recursos plantea asimismo la cuestión de la sustentabilidad fiscal de mediano y largo plazo
de las finanzas del gobierno.
Seguidamente se efectúa una revisión conceptual de los aspectos referidos para determinar el
uso racional de los recursos no renovables.
1124
La posibilidad de reconocer la propiedad privada del recurso no renovable no evitaría de todas
maneras la necesidad de algún tipo de regulación del gobierno.
1125
En el caso particular del petróleo, una importante volatilidad de precios ha sido el comportamiento
observado a lo largo de las últimas décadas.
1372 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La primera cuestión que enfrenta un gobierno es el definir la función de bienestar social que
incorpore las funciones de utilidad de las generaciones presente y futura. Al especificar esta
función, se habrá de identificar la importancia relativa asignada a los consumos presente y
futuro, así como la tipología de los bienes de consumo contemplados en las funciones de
utilidad de cada generación.
Una función de bienestar típica al momento 0 puede expresarse como el valor presente esperado
de las funciones de utilidad de las generaciones presente y futura, es decir:
La función suele asumirse como creciente respecto a sus argumentos y con rendimientos
marginales de los mismos decrecientes. Los niveles de u0, u1, u2,…, pueden considerarse como
los correspondientes al consumidor representativo o votante mediano.
Las funciones de utilidad u0, u1, u2,…, representan las utilidades derivadas del consumo durante
el período de vida de cada generación (que simplificando se puede asumir de un período) y
puede expresarse en términos de dos bienes típicos: un bien públicamente provisto CG (o
simplemente bien público1126) y un bien provisto por el sector privado CP. O sea,
con los supuestos usuales ∂u/∂CG > 0; ∂u/∂CP > 0; ∂2u/∂CG2 < 0; ∂2u/∂ CP 2 < 01127.
1126
Lo importante en rigor no es si se trata de ―bienes públicos puros‖ o no, sino que su provisión ha de
ser instrumentada a través del presupuesto, es decir, financiada con impuestos.
1127
Asumiendo complementariedad en ambos consumos (es decir, la utilidad marginal de consumir el
bien privado aumenta con el nivel de consumo del bien público, y viceversa), una forma funcional
estándar para u es la función CES de utilidad (elasticidad de sustitución constante entre ambos
consumos), es decir
donde k mide la importancia relativa de ambos bienes de consumo y 1/γ la elasticidad de sustitución entre
ambos. Para γ = 1, se puede definir la función logarítmica:
Ahora bien, volviendo a la función de bienestar (1), existen alternativas de combinación de las u0, u1,
u2,…., siendo las más comunes la función utilitaria (del tipo Bentham-Ramsey) y la rawlsiana.
La función de bienestar utilitaria consiste en la suma ponderada de las utilidades de la presente y futuras
generaciones:
donde β denota la tasa subjetiva de descuento, siendo β < 1. Cuanto más pequeña sea la tasa, mayor será
el ―grado de impaciencia‖ de la función de bienestar. N t es la población en el año t, que puede asumirse
creciente en el tiempo a una cierta tasa n, de forma que:
Nt = N0 (1 + n)t
La función H(ut) representaría la función de utilidad estándar, creciente con utilidad marginal
decreciente. Un caso particularmente útil de la (5) sería nuevamente una función de utilidad CES
(Elasticidad de Sustitución Constante):
1373 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante que la función de bienestar depender de los niveles de provisión de los bienes de
consumo (públicos y privados), los cambios en la política presupuestaria del gobierno pueden
tener consecuencias que no están computadas en la función de bienestar antes definida.
Así, una reducción drástica del gasto del gobierno puede conducir a inestabilidad política,
desalentando la inversión y reduciendo el crecimiento futuro. A la inversa, un aumento
repentino en el gasto del gobierno puede incrementar la probabilidad de un manejo imprudente
o simplemente ineficiente de los proyectos públicos, debido a un inadecuado monitoreo o
supervisión. Puede inclusive incrementar el costo de los proyectos debido a cuellos de botella en
el suministro de ciertos insumos.
Los efectos de los costos de ajuste presupuestario pueden no obstante ser capturados en las
funciones de bienestar antes descriptas, adicionando el pertinente componente de este costo. Es
decir,
donde A (CGt ; CGt-1) captura el costo de ajuste per cápita en el gasto del gobierno1128.
Existe una variedad de instrumentos disponibles para optimizar las funciones de bienestar.
Seguidamente se hace una revisión de los mismos.
H (u) = u1-ρ / (1 – ρ)
Donde 1/ρ denota la elasticidad de sustitución del consumo en diferentes momentos del tiempo. Siendo ρ
> 0. Más aún, si existiera incertidumbre sobre los ingresos futuros, ρ representaría el coeficiente relativo
de aversión al riesgo.
Si se asume ρ = 1, la forma funcional adoptable sería la función logarítmica:
La función rawlsiana de bienestar social, consiste en aquella que habrá de maximizar el valor esperado de
la utilidad de la generación más pobre y, consecuentemente, de la generación de menor nivel de utilidad:
Las dos primeras expresiones indican el caso de ajustes cuadráticos (simétricos) de presupuesto en tanto
la tercera describe el caso en el que solamente reducciones del gasto per cápita del gobierno son costosas.
En todos los casos el parámetro k determina la magnitud del ajuste. El valor de k puede depender (ser una
función no necesariamente simétrica) de la magnitud del cambio, pudiendo variar paulatinamente en el
tiempo ante la ocurrencia de shocks importantes, hasta alcanzar los niveles esperados de largo plazo.
En las tres expresiones se asume entonces que los ajustes en el consumo de los bienes provistos por el
gobierno son costosos. Si reducciones en el consumo de los bienes provistos por el sector privado también
lo fueran, entonces las funciones de costo del ajuste deberían depender del consumo per cápita total.
1374 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1) Ahorros y deuda
Los gobiernos pueden disponer de activos para financiar gastos futuros. Dichos activos generan
cierto rendimiento, que puede asumirse representados por una tasa de interés real bruta
constante R por año o período.
También los gobiernos pueden contraer deuda para financiar el consumo presente. La tasa de
interés que deberán pagar depende de factores externos e internos. No obstante, el análisis
arrojará resultados interesantes asumiendo constancia del costo de la deuda y puede justificarse
en el caso de analizar el uso de un recurso no renovable como el petróleo, teniendo en cuenta
que la volatilidad del precio del petróleo es mucho mayor al de la tasa de interés. Asimismo, el
análisis no pierde relevancia si se asume un costo similar al rendimiento de los activos R1129.
La expresión (4) describe la evolución de los activos financieros del gobierno, cuando ahorrar y
endeudarse a la tasa bruta de interés R es posible:
Donde FGt son los activos financieros acumulados en el período (o momento) t, YGt denota el
ingreso obtenido por el gobierno (ingreso neto de la venta del petróleo o de regalías petroleras)
durante el período t (obtenidos al comienzo del período) y CGt es gasto del gobierno en el
período t que es igual al consumo privado del bien público (efectuados al comienzo del
período).
Sobre la posibilidad del endeudamiento del gobierno es usual asumir la existencia de un límite
superior. Este límite puede variar a lo largo del tiempo respondiendo a factores internos y
externos. Las formas usuales de introducir este límite es mediante una cierta proporción de la
deuda respecto del PBI o también del déficit corriente como fracción del PBI.
Los impuestos pueden ser utilizados para financiar la producción corriente de bienes públicos,
las inversiones públicas y el pago de los intereses de la deuda. Para un cierto nivel de gasto
corriente para bienes de consumo, el gobierno puede establecer impuestos o dar subsidios
(transferencias) para ayudar a obtener una canasta óptima de consumo de bienes públicos y
privados.
Por ejemplo, si en un año el ingreso del gobierno es alto comparado al ingreso del sector
privado, que puede suceder en el caso del gobierno que recibe altas regalías provenientes del
uso de un recurso natural no renovable como el petróleo, una transferencia del gobierno al
sector privado puede ser necesaria para proveer la canasta apropiada de bienes de consumo
públicos y privados.
Los impuestos pueden asimismo ser utilizados para efectuar transferencias intergeneracionales
combinados con el uso de crédito externo, por ejemplo, aumentando (subsidiando) el consumo
presente bajo el supuesto de que la generación futura contará con mayores ingresos y podrá
pagar mayores impuestos para saldar dicho endeudamiento externo presente.
Llamando ηt a los impuestos netos de subsidios o transferencias del período t, la expresión (4)
se reformularía como:
El fondo acumula recursos en la medida en que el precio corriente del commodity (petróleo)
supere cierto parámetro y aplica recursos si dicho precio cae por debajo de otro valor o
parámetro. Estos límites superior e inferior deben ser prefijados y normalmente siguen una
cierta fórmula.
El diseño de la fórmula es un gran tema, debido a posibles efectos perversos, como se verá más
adelante. Ello va a exigir la adopción de otras medidas de política para generar un esquema
coherente y con adecuados incentivos institucionales para garantizar su eficacia1130.
La característica financiera principal de los recursos del fondo es la de estar constituido por
activos líquidos, de forma de evitar inmovilizaciones que impidan su uso fluido1131.
La existencia de uso del crédito junto al ahorro deben ser combinados de forma de alcanzar un
diseño óptimo de la estrategia fiscal y financiera del gobierno. La existencia de activos en un
fondo de estabilización no es incompatible con el uso de crédito de parte del gobierno. En rigor,
la tenencia de activos líquidos suele constituir un objetivo per se, aún registrando el gobierno
momentos de déficits financieros, en tanto su existencia habrá de generar señales de garantía o
prudencia y sustentabilidad fiscal de largo plazo. Esto es particularmente importante en países
con débiles antecedentes en materia fiscal y de cumplimiento de sus obligaciones. Más aún, un
uso inteligente de los fondos puede permitir obtener retornos superiores a los pagos de intereses
1130
Por ejemplo, una regla puede ser la del precio promedio de los últimos n años +/- un determinado
valor constante. Una formulación tan simple como ésta resulta atrayente, pero puede ocasionar resultados
muy alejados de lo que sería óptimo. Detrás de este tipo de regla está la noción de que los policy-makers
están en condiciones de distinguir los shocks transitorios de los permanentes en el nivel de precios del
recurso no renovable. Requiere asimismo mucha disciplina fiscal debido al atributo de fungibilidad del
dinero. Ello exige restricciones muy severas al uso de alternativas de financiamiento, en particular del uso
de crédito y otros tipos de recursos extra-presupuestarios o cuasi-fiscales de los gobiernos, que luego
tienen implicancias fiscales.
1131
El fondo puede ser constituido en activos externos o domésticos. En países con malos antecedentes
fiscales y financieros, puede ser aconsejable el uso de activos externos, tanto en razón de la integridad del
valor del activo, como en las posibles garantías (señales) que el mismo puede dar respecto a la
sustentabilidad fiscal y financiera de largo plazo.
1376 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de la deuda, si las colocaciones y la toma de préstamos son hechas en momentos propicios del
mercado internacional de capitales.
Pero el funcionamiento del fondo de estabilización requiere disciplina fiscal y financiera para
lograr su objetivo de asegurar una estrategia fiscal óptima. Desde el momento que el dinero es
fungible, existirá la tentación de los gobiernos de incumplir con las restricciones sobre gasto o
endeudamiento que impone el uso adecuado del fondo. Por ejemplo, si el gasto del gobierno
sigue un patrón de crecimiento positivamente correlacionado con el precio del activo, debido al
acceso al mercado de capitales, puede seguir una conducta fiscal ―procíclica‖, sin que exista
ganancia en bienestar alguna por la existencia del fondo. El objetivo final es en realidad
―estabilizar el gasto‖, no estabilizar una forma particular de ingreso o financiamiento de ese
gasto. Por lo tanto, los cambios en el fondo de estabilización deben representar la variación de la
posición fiscal neta del activo, luego de computar la suma total de todos los gastos e ingresos
del gobierno.
Finalmente, por lo explicado, los diseños de los fondos de estabilización deben estar basados en
alguna regla de contingencia respecto al precio del recurso no renovable.
Los ahorros de recursos que se destinen al fondo de estabilización pueden ser superiores a la
exclusiva necesidad de nivelar ingresos del gobierno, como se indicara al comienzo. La
acumulación puede responder al objetivo de velar por el bienestar de las generaciones futuras.
En las definiciones de las funciones de bienestar social comentadas previamente, se prevé el
consumo de las generaciones futuras incorporadas en sus respectivas funciones de utilidad.
El supuesto que subyace en esta preocupación es suponer que la generación presente descuida el
bienestar de las generaciones futuras. Si la generación presente actuara de esta manera, todos lo
recursos del gobierno actual serían gastados, cuando en rigor los ingresos provienen de un
recurso natural agotable o no renovable, es decir, no disponibles en el futuro luego de ser
explotados.
El supuesto plantea la existencia de una diferencia entre las tasas marginales de preferencia
intertemporal privadas en el consumo con la tasa social marginal de preferencia temporal. Aún
cuando las personas se preocupen por el bienestar de sus ―propios descendientes‖, es probable
que en su cálculo económico no estén debidamente computadas las externalidades que el uso no
coordinado del recurso agotable habría de producir en futuras generaciones1132.
El tema plantea una situación común al caso de los bienes públicos, donde conductas free riders
y de no compromiso por el financiamiento voluntario del bien común, exige la necesaria
adopción de decisiones colectivas a través del gobierno. Esto no implica que los funcionarios
que gobiernan asuman el rol de ―gobernantes benevolentes‖ y que la decisión se enmarque
dentro de las ―decisiones meritorias‖. El colectivo puede estar de acuerdo con un compromiso
general de uso prudente del recurso no renovable, en aras de optimizar el bienestar
intergeneracional, pues sus propios descendientes habrán de ser afectados por las
externalidades.
Ahora bien, ¿es posible adelantar un criterio general de tratamiento intertemporal del consumo
en presencia de un recurso natural no renovable?
1132
Dificultades ―telescópicas‖ respecto del futuro de los agentes económicos, diferencias entre los
horizontes temporales privados y sociales, y un inadecuado o ausente cómputo de las externalidades en la
coordinación en las decisiones de ahorro-inversión sociales, han sido argumentos utilizados para explicar
las diferencias en las tasas marginales de preferencia temporal privada y social.
1377 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Suponiendo el caso de un país que descubre un recurso natural no renovable o que conociendo
su existencia decide su explotación, la idea es que el consumo de ese país a partir del momento
de extracción del recurso, eleve su consumo en la magnitud equivalente al ―valor de la
anualidad‖ derivada del incremento producido en su riqueza (valor del activo extraído). Esto
equivale a imaginar que el valor del recurso no renovable una vez extraído o explotado, es
colocado en una entidad financiera a perpetuidad, generando una renta permanente (anualidad),
que es la que debería computarse como incremento del ingreso permanente de esa sociedad que
permite financiar un nuevo nivel de consumo1133.
No obstante, es posible aceptar la idea de que el aumento del consumo puede iniciarse una vez
―descubierto‖ la existencia del recurso, sin necesidad de esperar a su explotación, en tanto el
gobierno puede hacer uso del crédito a cuenta de la futura explotación del recurso. Barro (1974,
1979) ha resaltado que el sendero óptimo del consumo puede establecerse con independencia de
cómo el gobierno decida financiar su gasto (―equivalencia ricardiana‖). Esto posibilitaría el
establecer una presión tributaria también constante (―tax smoothing‖), compatible con los
cambios de más largo plazo en el consumo, haciendo uso del crédito para resolver las
diferencias de corto plazo en los ingresos (por ejemplo, en ausencia de fondos de estabilización
acumulados, durante el tiempo que requiera obtener el ingreso efectivo del rendimiento del
recurso no renovable). Sin embargo, la presencia de impuestos distorsivos puede modificar este
grado de libertad disponible para los gobiernos. En este caso, el uso de los instrumentos
disponibles debe minimizar la distorsión marginal que el uso de los mismos pueda ocasionar.
Pero el ingreso promedio de largo plazo es también incierto. En realidad, si el ingreso no fuera
incierto, el concepto de ―consumo permanente‖ o ―consumption smoothing‖ habrá de suponer
que βR = 1, siendo β la tasa subjetiva de descuento y R la tasa de interés bruta.
Aún cuando en el largo plazo se puede asumir que βR será cercano a 1, en el corto y mediano
plazo puede no serlo. Por ejemplo, si βR < 1 —que puede ser interpretado como que la
generación o gobierno presentes fueran altamente ―impacientes‖—, el nivel de consumo per
cápita futuro caería a una tasa constante. Por el contrario, si βR > 1, el consumo per cápita
crecería a una tasa constante.
Respecto al ingreso corriente, las variaciones de corto plazo como diferentes de las de largo
plazo plantean la dificultad para el gobierno de distinguir cuándo se ha producido un cambio
transitorio versus uno permanente en el valor del activo. En el caso del petróleo en particular, si
algo ha sido permanente en particular desde los años 70, es la volatilidad de su precio. En la
práctica no es fácil determinar en qué medida un cambio en el ingreso (por modificaciones del
precio del recurso) es permanente o transitorio. No obstante, es claro que cuanto menor sea el
1133
La alternativa es que el gobierno destine el producido del recurso a inversiones reales socialmente
rentables, que permitan a su vez reinversiones posteriores de sus respectivos rendimientos, de forma de
asegurar un flujo de ingreso permanente equivalente a dicha renta a perpetuidad. Más adelante se analizan
con mayor detalle estos argumentos y se citarán reparos a esta alternativa.
1378 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
tiempo de vida útil del recurso, mayor será la importancia relativa del efecto transitorio como
determinante del valor del activo1134.
El supuesto de incertidumbre del ingreso futuro plantea asimismo considerar su efecto sobre el
ahorro de las generaciones presentes. La concepción del consumo permanente o constante
asume certeza en cuanto al ingreso permanente. Pero el precio futuro en recursos no renovables
como el petróleo, plantea un escenario de incertidumbre. El ―ahorro precautorio‖ (saving funds)
es precisamente la respuesta a esa incertidumbre.
Este motivo precautorio del ahorro no está computado en las funciones de utilidad empleadas al
comienzo. Pero funciones de utilidad más realistas que las formas cuadráticas planteadas al
comienzo, no resultan sencillas de definir. Esta dificultad impediría lograr expresiones
explícitas para el consumo óptimo1135.
Finalmente, las diferentes razones del ahorro analizadas, a saber: volatilidad del precio del
recurso no renovable, ahorro precautorio, redistribución de ingresos entre generaciones y costos
de los ajustes presupuestarios, pueden ser objeto de fondos diferentes. En general, todos los
fondos habrían de tener permanentemente saldos netos positivos, salvo el de costos de ajustes
presupuestarios que puede arrojar saldo negativo (si los costos de ajustes negativos resultasen
superiores a los costos de ajuste positivos).
Las regalías petroleras constituyen un recurso ―no tributario‖ de los gobiernos. Esta
característica, que será analizada desde su ángulo legal en el capítulo siguiente, tiene asimismo
relevancia al momento de analizar sus efectos económicos. En este aspecto, la tendencia a
asimilar la regalía a un impuesto a la producción puede inducir a error. El error común es
asimilar la incidencia de la regalía a los efectos económicos de un tributo que grava la
producción de un bien o actividad ―reproducible‖. Un impuesto a la producción de un bien
―reproducible‖ genera carga excedente debido al ―excedente perdido‖ (o dejado de obtener) por
el productor1136, al reducirse más allá del rendimiento de dicho impuesto para el fisco. Esto
resulta diferente en el caso de la explotación de un recurso ―agotable‖. Si en un año se reduce el
1134
Desarrollos de las técnicas econométricas que han mejorado los pronósticos sobre este aspecto,
permitiendo descomponer ambos efectos, concluyen en que un sendero de aleatoriedad geométrica parece
ser la descripción correcta en el caso del precio del petróleo. En Engels, E. y Valdés, R. (2000) se analiza
el punto en detalle.
1135
En Engels, E. y Valdés, R. (2000) se cita a Caballero, R. (1990), quien en base al supuesto de tasa de
aversión al riesgo absoluta constante, encuentra formas explícitas para tales consumos óptimos.
1136
Tratándose de un commodity (exportable) ―reproducible‖, el precio relevante para analizar el efecto
de un impuesto que grava su producción es el internacional y, en tal caso, el único excedente afectado
será el del productor.
1379 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
excedente económico del productor de una actividad ―reproducible‖ hacia futuro, se estará
asumiendo un costo de oportunidad (por pérdida del excedente) que no se recupera más: la
oportunidad de no haber generado excedente en el presente cuando esto no anula la posibilidad
de seguir obteniéndolo en el futuro. El petróleo constituye un activo cuya explotación está sujeta
a una decisión intertemporal de uso. Esto significa que si el gobierno limita su explotación en
determinado año, por ejemplo, ello no impide que al año siguiente se lo haga. La decisión de
hacerlo hoy o mañana en realidad depende de cómo se ponderen las funciones de utilidad de la
presente y futura generación, pues el recurso es agotable (―no reproducible‖) y, por lo tanto, lo
que se lo aproveche hoy significará no poder aprovecharlo mañana y viceversa. Claro que a
valores actuales contar con el activo fuera del subsuelo en el presente, podría mejorar las
posibilidades económicas transformándolo en otro activo que obtuviera ingresos
(―reproducibles‖) a futuro; pero el valor de este nuevo activo no puede ser otro que el valor
presente de su rendimiento, por lo tanto, debe asumirse que éste habrá de ser superior al valor
del petróleo (y ello depende crucialmente a qué se destine el rendimiento de las regalías).
Por cierto que el ritmo de explotación también depende de la expectativa que se tenga respecto a
la evolución futura del precio del petróleo (y a esto ligado asimismo las expectativas sobre
cambio tecnológico1137), las reservas comprobadas o a descubrir, etc.
Finalmente, con respecto a la alícuota, como se indicara, se ha sugerido que las regalías no sean
establecidas como porcentaje del valor de producción (ad valorem, como en el caso de
Argentina) sino que sea específica (una suma fija por m3 extraído y ligado al precio de largo
plazo). Esta recomendación tiene que ver con los efectos sobre la volatilidad del precio
internacional del petróleo y su impacto en las finanzas de los Estados y en el sector privado
(traslado al mercado doméstico de los cambios en el precio spot). Dada la importancia que este
aspecto suele conferirse al tema, en los puntos que siguen se encara un repaso más minucioso de
esta cuestión.
1) Introducción
La idea de traspasar al sistema de precios domésticos (mercado interno) los cambios en los
precios relativos que la economía internacional va generando, ha sido considerada importante en
aras de orientar una correcta asignación de los recursos. Sin embargo, los gobiernos suelen ser
cautos en permitir trasladar plenamente dichos cambios, particularmente ante oscilaciones
bruscas en los precios relativos, como en el caso del petróleo.
1137
Si en el futuro surgiera una fuente energética de menor costo puede hacer obsoleto a este activo.
1380 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ello puede estar motivado por el hecho de ser el propio Estado el productor y vendedor del
recurso, de manera que el ingreso forma parte de su ecuación fiscal, o por la circunstancia
alternativa que la explotación del recurso esté en manos privadas pero el gobierno grave su
producción o venta u obligue al pago de regalías. En el primer caso, la volatilidad de los
ingresos afectará directamente al desempeño fiscal y, en el segundo, dependiendo de la forma en
que grave el recurso, puede verse afectado al rendimiento del impuesto o la regalía1138.
Sin embargo, independientemente del lado fiscal, a los gobiernos suele importarles regular el
precio minorista del petróleo en aras de evitar cambios bruscos de corto plazo en la estructura de
precios relativos de la economía doméstica, con los altos costos friccionales que ello podría
originar. Más bien, el intento será trasladar al mercado los cambios permanentes en los precios
del recurso, evitando dicha volatilidad de corto plazo con sus implicancias negativas en materia
de eficiencia. Claro que asumir ese rol estabilizador puede implicar costos fiscales de
importancia, dependiendo de cómo se aplique el traspaso gradual del precio al mercado
doméstico, aún asumiendo el empleo del fondo de estabilización, el que, vale remarcar, está
dirigido exclusivamente a suavizar los cambios de corto plazo en el precio del recurso, aunque
no evitar los cambios permanentes de más largo plazo.
La práctica de la regulación del precio interno del petróleo en la mayoría de los países
productores de este recurso, ha sido verificada por diversos estudios comparados1139. En el
estudio del FMI (2001), se observa que las prácticas regulatorias han sido mayormente de tipo
discrecional y no tanto ajustadas a procedimientos de tipo automático, y que alrededor del 25%
de los casos (de una muestra total de 45 países) han empleado fondos de estabilización.
a) Arbitrajes y sustituciones
Si los consumidores pueden variar el nivel de consumo de un bien caracterizado por variaciones
en su precio, reduciendo su consumo en períodos de suba en el precio relativo y aumentando su
consumo en períodos de bajas en el precio, habrán de sacar beneficios de la volatilidad (Waugh,
1944; Massell, 1969).
b) Aversión al riesgo
1138
El rendimiento tributario o regalístico de gravar al petróleo está sujeto al tipo de imposición o regalía
empleada por el gobierno (específica vs. ad valorem) y a la elasticidad de su demanda. La estabilidad
fiscal estará más beneficiada cuando se utilizan impuestos o regalías específicas (no ad valorem) y cuanto
menor resulte la elasticidad precio de la demanda.
1139
Ver Federico, G., Daniel, J. A. y Bingham, B. (FMI, 2001).
1140
El concepto de ―consumidor‖ del recurso es comprensivo de las personas físicas y de las firmas.
1381 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Examinando las características del trade-off entre a) y b), en Turnovsky et al. (1980) se ha
sugerido que combinando un alto nivel de participación del consumo del bien en el ingreso del
consumidor, una alta tasa de aversión al riesgo y una baja elasticidad precio e ingreso, los
consumidores preferirán estabilidad de precios, es decir, reducción de la volatilidad 1141. Gilbert
(1993) ha señalado que esta recomendación genera una respuesta ambigua, en tanto es posible
adelantar la hipótesis de que, por un lado, la elasticidad-precio de la demanda aparenta ser baja,
alta la participación del gasto en el ingreso del consumidor y alta la elasticidad ingreso;
sugiriendo, finalmente, que en tal caso el posible resultado de la volatilidad resultaría
mejoradora del bienestar.
c) Costos de ajuste
Los consumidores de petróleo y sus derivados pueden enfrentar costos de ajuste en sus
actividades económicas (de producción y de consumo) ante cambios en el precio del petróleo.
En el caso de los consumidores, los cambios inducidos en el paquete de consumo pueden tener
lugar a través de un proceso de ―learning-by-doing‖, con ajustes subóptimos de transición entre
la nueva y la vieja estructura de precios relativos, con ajustes en consumos de más fácil
reducción —no necesariamente en los más indicados a reducir en función de dicho cambio de
precios—. En este ajuste operan las elasticidades-precio cruzadas y las elasticidades-ingreso
diferenciales entre bienes.
En el caso de las firmas, los ajustes pueden consistir en cambios de tecnologías al verse afectada
la estructura de costos de producción, como de hecho y en forma muy significativa se produjera
en los años 70 y 80 con los procesos de ahorro energético que siguieran a la crisis del petróleo,
desatadas por los países de la OPEC en ese entonces.
Del punto anterior se puede asumir que los consumidores habrán de preferir la estabilidad de
precios, particularmente debido a la presencia de aversión al riesgo y costos de ajuste.
Sin la intervención del gobierno y consecuente traspaso total de los cambios en el precio
internacional del petróleo al mercado doméstico, los agentes económicos se verán en la
necesidad de acudir a actividades de cobertura del riesgo por la volatilidad.
Si el cambio de precio es temporario, los consumidores con aversión al riesgo y con cualquier
tipo de costo de ajuste, tratarán de estabilizar su consumo y consumir al nivel de ingreso
1141
El beneficio (B), medido por los autores citados, indica que: B = s(R-η) + e, donde s es la
participación del consumo del bien en el ingreso, R la tasa de aversión al riesgo, η la elasticidad ingreso
de la demanda y e la elasticidad precio de la demanda (que es negativa).
1142
Para extensiones sobre estos aspectos de los ajustes en consumidores y empresas, ver Dixit, A. (1992)
y Nicksell, S. (1985).
1382 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por cierto que ex ante no será posible conocer si un cambio de precios dado es permanente o
temporario, de manera que los consumidores deberán tomar su decisión bajo condiciones de
incertidumbre. En tal caso, es probable que la actitud de los consumidores sea el considerar los
cambios como permanentes y esperar algún tipo de ajuste en el consumo1143.
a) Mercados de crédito
Desahorrar acudiendo al uso del crédito en momentos de suba del precio, para mantener los
niveles de consumo con ingreso constante, y ahorrar en los momentos de baja del precio y de
esta manera cancelar deudas por uso de crédito, es una forma de lograr un sendero suave de
consumo (―consumption smoothing‖).
Aún sin un caso tan extremo de racionamiento, es natural esperar que en momentos de suba de
precios resulte difícil para muchos agentes económicos obtener crédito debido al alto riesgo de
default percibido por los acreedores (Kletzer et al. 1991; Deaton y Miller, 1996).
b) Autoseguro
1143
Para estudios econométricos sobre el comportamiento de la demanda ante cambios en el precio del
petróleo ver Cashin et al. (1999a y 1999b), Engel y Valdéz (2000), Hausmann, R. et al. (1993),
Mazaheri, A. (1999). Comentarios adicionales para este punto en Federico, G. et al (2001).
1383 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Finalmente, el esfuerzo de ahorro puede resultar insuficiente para asegurar un nivel de gasto
estable (―full consumption smoothing‖) en los casos de shocks muy grandes.
El mercado de futuros y las opciones son otros medios de cobertura contra la volatilidad del
precio del petróleo. Los compradores pueden cerrar trato anticipado en cuanto al precio por
entregas futuras o consumos futuros, o bien acordar la posibilidad de opción de compra,
dependiendo del precio que resulte al momento de la entrega o consumo; si es superior optar por
el precio pactado y si es inferior desistir de la compra y, en tal caso, recurrir al mercado spot
para efectuar su adquisición.
Algunas grandes corporaciones pueden tener acceso a este tipo de mercado, pero aún para estos
casos, condiciones macroeconómicas generales que impongan un escenario de alto riesgo
empresario por eventual default o un nivel bajo de confianza o crédito, pueden hacer de este
mercado una opción no disponible en tal tipo de países.
Es claro que partiendo del supuesto de una baja elasticidad-precio de la demanda, tal pérdida de
bienestar sería relativamente chica, dependiendo del tiempo en que tal diferencia resulte vigente.
A su vez, pueden ser alentadas actividades socialmente ineficientes de especulación
(acaparamiento) ante perspectivas de que el gobierno habrá finalmente de traspasar al mercado
doméstico el cambio en algún momento cercano, e ilegales de contrabando, cuando en
jurisdicciones vecinas el costo del petróleo sigue de cerca los valores internacionales.
Lo anterior obliga a que, en caso de decidir el gobierno regular el precio interno del petróleo,
para garantizar un sendero suave de variaciones del recurso y su consumo, se evalúen los
beneficios derivados del traspaso parcial, contra las ventajas económicas y fiscales del traspaso
total.
Las ventajas de la regulación con traspaso parcial en el corto plazo de los cambios en el precio
del petróleo deben computar los costos sociales que asumen los consumidores, cuando ellos no
tienen acceso a coberturas contra la volatilidad, como se analizara en el punto anterior. Entonces
aparecen los costos por aversión al riesgo y los costos de ajuste analizados previamente.
1144
Asumiendo un gravamen de tipo específico (no ad valorem) y una baja elasticidad-precio de la
demanda.
1384 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Adicionalmente, ante cambios importantes en el precio del petróleo afloran los ―costos políticos
del ajuste‖ en el caso del traspaso total, en tanto la regulación de este commodity es altamente
visible y sensible para la opinión pública general. En este sentido, reglas de traspaso parcial del
cambio en el precio, pueden constituir una solución de segundo mejor, al computar las
restricciones políticas de la inacción del gobierno ante esta volatilidad ―dañina para el sector
privado‖.
Existen dos mecanismos o sistemas que el gobierno puede elegir para su actividad de suavizar
los cambios en el precio internacional del petróleo. El enfoque discrecional y el enfoque basado
en reglas.
La desventaja de este enfoque es que las circunstancias políticas pueden influir para que el
gobierno no adopte la política óptima requerida en cada caso; por ejemplo, de tener que decidir
el traspaso total del cambio del precio internacional al mercado doméstico, acumular un
creciente desajuste por varios períodos, asumir costos fiscales excesivos para financiar las
diferencias y, finalmente, no poder evitar un shock posterior mucho mayor y más traumático
desde el ángulo macroeconómico, generando un escenario casi permanente de incertidumbre
respecto del precio del recurso.
El enfoque alternativo de la fijación de reglas para el traspaso tiene asimismo sus ventajas y
desventajas. La ventaja mayor es que aísla la política regulatoria de la necesidad de basarse en
el juicio del funcionario de turno respecto a si un cambio es permanente o transitorio, con el
ingrediente de la posible influencia política de muy corto plazo en la definición de la actitud a
seguir en cada caso. Sin embargo, esta ventaja puede resultar finalmente aparente, dependiendo
de las normas que definan la regla y las posibilidades de que de todas maneras ellas puedan ser
burladas por decisiones discrecionales (por ejemplo, simplemente violando la regla). Las reglas
requieren un esquema políticamente muy robusto alejado de la posible manipulación política o
―fuera de la regla‖, o lesionando la disponibilidad del instrumento que viabilice el
financiamiento del traspaso parcial, como el uso inapropiado de los recursos acumulados en un
fondo de estabilización, o teniendo que enfrentar procedimientos legislativos engorrosos y/o
administrativamente lentos para adoptar las decisiones fiscales necesarias para el sostén del
precio, en caso de ausencia de un fondo de estabilización.
a) La regla del promedio móvil (que fija el precio interno como promedio móvil de los
precios spot pasados).
b) La regla gatillo (que implica no actualizar el precio interno cuando el precio internacional
se mantiene dentro de cierta banda de variación y se lo modifica cuando el precio spot se
ubica por encima de un ―monto gatillo‖ predeterminado).
1385 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) La regla max-min (que fija un piso y un techo para dejar variar el precio interno,
traspasando la variación dentro de la banda al mercado interno. Solamente si se superan
esos máximos o mínimos el gobierno absorbe el cambio, es decir, no lo traspasa al
mercado el ajuste).
1) Complementar (más que sustituir) los posibles ajustes del sector privado, de forma de
mejorar la eficiencia, al reducir los costos por aversión al riesgo y los costos del ajuste
de los consumidores, y darle mayor robustez política a la política regulatoria.
2) No evitar el traspaso de las modificaciones de precio permanentes o de más largo plazo,
sino las variaciones de corto plazo y, en particular, los producidos por shocks fuertes; la
acumulación de cambios no traspasados puede conducir a la necesidad de
modificaciones violentas y políticamente costosas en el futuro.
3) Lograr un adecuado trade off entre la volatilidad del precio y el riesgo fiscal. Cuanto
mayor el plazo del no ajuste del precio interno, aumenta el riesgo de enfrentar costos
fiscales altos o crecientes difíciles de financiar.
El efecto de estabilizar el precio del petróleo resulta mayor cuanto mayor es el horizonte
temporal empleado en el cálculo del promedio. Su virtud es que la regla ―sigue la tendencia del
mercado‖, sin discriminar cambios pequeños y grandes, y no impone metas exógenas para el
nivel del precio. Pero debido al lag de los ajustes, puede resultar inapropiada ante cambios
fuertes y persistentes o continuos en una cierta dirección.
b) La regla gatillo
En esta regla —empleada en Ecuador y Bolivia en los años 90— se debe determinar a priori
una banda de variación del precio, por ejemplo, ±10% del precio spot de partida. Luego, el
precio minorista interno es modificado cuando el precio spot supera esos límites gatillo. La
modificación induce asimismo a modificar los límites superior e inferior, fijando la banda
indicada y tomando como punto medio el nuevo precio spot adoptado. De esta manera se evita
traspasar al mercado variaciones pequeñas del precio y, en cambio, traspasar los cambios
importantes (cuando se superan alguno de los márgenes de la aludida banda).
Este método tiene la virtud de minimizar el riesgo fiscal a costa de un mayor costo de ajuste y
de costo por aversión al riesgo del sector privado. Desde el punto de vista fiscal, se reducen los
costos de transacción (al no requerir continuas modificaciones en el precio) y en períodos
prolongados de tiempo con reducciones menores del precio puede inducir a superávits fiscales
altos (pues el beneficio de las rebajas no se traspasa al mercado) y solamente se enfrentan
desembolsos ante cambios bruscos hacia arriba. Este comportamiento asimétrico de la
volatilidad parece ser lo normal en el mercado spot. Sin embargo, al permitir demoras en los
ajustes, genera riesgo de futuras violaciones de la regla, por razones políticas (costo político del
traspaso); en este sentido es mejor la regla que permite un traspaso lento pero continuo de los
cambios de precios.
1386 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) La regla max-min
El máximo y el mínimo del nivel del precio interno se establecen definiendo una banda
alrededor del precio central. Cuando el precio spot supera el nivel máximo, el gobierno subsidia
por la diferencia y deja el precio interno fijado en ese máximo. Si el precio spot baja por debajo
del mínimo, entonces el gobierno grava con un impuesto la diferencia y no deja que el precio
interno caiga por debajo de ese mínimo.
El método tiene la ventaja de traspasar al mercado solamente variaciones pequeñas del precio
spot, con el consiguiente menor costo de ajuste y riesgo para los consumidores, pero debe
enfrentar el mayor riesgo fiscal de absorber cambios muy bruscos hacia arriba. En caso de
modificaciones persistentes hacia arriba o hacia abajo, puede desactualizar la vigencia de la
banda fijada en torno del precio spot de partida y exigir un alto costo político de su
modificación (particularmente como es natural en el alza) e inducir señales de precio erróneas
desde el punto de vista del costo de oportunidad del recurso, en el caso de ambos movimientos.
Por lo expuesto, la regla debe ser complementada con algún mecanismo de actualización de la
banda (valores máximo y mínimo) o limitar las compensaciones (subsidio/impuesto) cuando se
superan esos valores máximos y mínimos. La no actualización de la banda (banda fija) genera
por cierto mayor estabilidad en el precio, pero supone mayor debilidad desde el punto de vista
fiscal, lo que la haría inapropiada1145.
En base a simulaciones, Federico et al. (2001) han concluido que el sistema más efectivo de
regla (ponderando los efectos sobre consumidores y sobre el fisco) es la regla max-min con una
actualización móvil de la banda por períodos de entre tres a seis meses. La combinación de
modificar la banda sujeta a un promedio móvil de períodos pasados ha sido sugerida por estos
autores como un complemento apropiado de la regla max-min.
En base al estudio efectuado por el FMI (2001), mediante simulaciones de los tres modelos de
reglas antes analizados, resulta el Cuadro 1, que sintetiza las características y resultados
esperados de la aplicación de cada regla.
1145
El modelo de regla adoptado por el gobierno de Chile consiste en una banda max-min móvil que ha
inducido a reducir los shocks fiscales pequeños y limitado los impactos acumulativos durante el período
1987-2000. Ver Federico, G. et al. (2001).
1387 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 1
Fuente: FMI (2001). (1) Relativo a los precios spot (primer diferencial del logaritmo de los precios
mensuales, entre enero 1987 y junio 2000). (2) Basado en un país importador típico de 1999.
Las alternativas que tiene el gobierno para cubrir ese riesgo fiscal implícito en las reglas de
traspaso parcial del cambio en el precio del petróleo son varias:
Ante un aumento del precio spot del petróleo, el traspaso parcial al mercado doméstico podría
cubrirse con un ajuste en el gasto público, reduciendo gastos en determinados rubros y
destinando esos créditos presupuestarios al rubro transferencias, o bien aumentando los
impuestos para financiar esas transferencias.
Este criterio genera costos de ajuste para el gobierno que pueden ser difíciles de sortear, en
particular si para introducir modificaciones presupuestarias se requiere del trámite
parlamentario.
1146
En rigor, el uso del crédito implicará un aumento del gasto, aún asumiendo que este tipo de operación
se registre debajo de la línea o fuera del circuito presupuestario a través de un ente separado del sector
gubernamental no financiero. Sobre este punto volveremos luego.
1388 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
de racionamiento del crédito que en los hechos impide contraer deuda en la magnitud necesaria
para financiar la regulación del precio. Precisamente el shock negativo en el precio del petróleo
implica que el gobierno habrá de enfrentar un deterioro en sus términos de intercambio
comercial y hacer más difícil o muy caro contraer deuda cuando más lo necesita.
Otra alternativa es que el gobierno utilice el sistema de autoseguro, es decir, decida implementar
un comportamiento fiscal que prevea algún esquema de ahorro precautorio.
Esta no es una opción exenta de costos. En particular, enfrentar períodos relativamente largos de
ahorros y desahorros habrá de requerir un nivel de liquidez alto del tesoro público. Como ha
demostrado Deaton (1991), una política de estabilización del precio del petróleo puede resultar
muy costosa para los gobiernos en términos de liquidez requerida, cuando los shocks son
importantes y los períodos de vigencia de las ondas de precios son largos o persistentes.
Períodos largos de ahorro y desahorro pueden asimismo ser difíciles de sostener políticamente.
Las conclusiones a la que arriba el documento del FMI es que en general los países de menor
desarrollo relativo tendrán dificultades para encarar políticas de estabilización del precio del
petróleo. Todos los instrumentos de cobertura del riesgo fiscal analizados son de dudosa
accesibilidad o de alto costo —financiero y político— para estos gobiernos. Esto significa que
toda política de estabilización tendrá límites en cuanto a su alcance y deberá ser complementada
con otros instrumentos diferentes a la política fiscal, a saber, el instrumento de compensaciones
comerciales a través de mercados de futuro y opciones.
d) Mercados de futuro
El sector privado en países de menor desarrollo relativo, como se señalara, tiene limitaciones
para hacer uso de instrumentos comerciales-financieros como el mercado de futuros y opciones.
Los gobiernos, en cambio, podrían eventualmente asumir el rol de intermediación, encarando
operaciones de futuro, es decir, negociando contratos de venta o compra de petróleo a
determinado precio, con entregas programadas a lo largo de un cierto período de tiempo (se
supone entre 6 a 12 meses). Ello permitiría traspasar el mercado doméstico el precio pactado, el
que asegura un suministro o venta al precio concertado al inicio, evitando la volatilidad de más
corto plazo del precio spot dentro del período del contrato.
Esta alternativa puede ser combinada con reglas de traspaso parcial, mediante la regulación del
precio doméstico a través de la promediación (móvil) de los contratos de futuro que se vayan
concertando. Las exigencias fiscales se verían reducidas por la mayor estabilidad en el precio
que los contratos de futuros permiten. De todas maneras, el riesgo fiscal existe, pero esta
variante de la alternativa permite un atractivo trade-off entre traspaso parcial y riesgo fiscal, que
no se verifica en los tres casos ya analizados de reglas de traspaso parcial.
pactar a precios altos impediría asimismo a estos gobiernos poder aprovechar eventuales bajas
del precio spot.
e) Opciones
Para los países compradores, la opción permite a los gobiernos comprar petróleo a un precio
prefijado para un período determinado (el estilo americano de las opciones) o para una fecha
determinada (el estilo europeo de las opciones), pudiendo aprovechar la ventaja de desistir de la
compra y acudir al mercado spot en caso de bajas en el precio (diferencia importante al contrato
de futuro que ―fija‖ el precio).
Si el gobierno intentara mitigar el mayor costo (premium) del precio del petróleo para los
consumidores domésticos de la variante de opciones, podría incluir alguna regla de traspaso
parcial, con riesgo fiscal adherido, como la max-min; es decir, fijando una banda del precio
doméstico y vendiendo las opciones a valores diferentes al comprometido con el exterior
cuando se superen esos límites.
Finalmente, las opciones resultan más atractivas desde el ángulo político, al evitar incurrir en
costos políticos importantes por saltos grandes hacia arriba en el precio internacional del
petróleo, al tiempo que permite aprovechar la posible baja del precio spot a niveles inferiores al
pactado en la opción. El gobierno tendería a traspasar al mercado doméstico las bajas en los
precios spot (no ejerciendo la opción de compra) o bien mantener el precio de la opción, que
ofrece de esta manera un techo a posibles incrementos del precio spot.
En países con gobiernos que enfrentan una situación fiscal y financiera débil es probable que
compañías petroleras de envergadura (multinacionales o grandes empresas privadas de capital
nacional) asuman el riesgo de la volatilidad en el precio del petróleo, acordando con el gobierno
un plan de precios al consumidor doméstico estable (al menos sin cambios dentro de
determinada banda) y tributando (regalías) sobre la base de un impuesto específico (no ad
valorem). De esta manera, los márgenes de la industria petrolera operando en el país, fluctuarían
con los precios internacionales del petróleo.
En el acuerdo de precios domésticos con el gobierno se puede computar el costo extra derivado
de los contratos de futuros y opciones, que estas industrias grandes podrían emplear para reducir
el riesgo de la volatilidad. Es posible que estas empresas grandes (muchas multinacionales)
tengan acceso al mercado de capitales a costos menores que el propio gobierno, no obstante la
presencia del costo de riesgo soberano que también habrá de afectar al crédito de las filiales
locales. Esta alternativa evita el uso de los instrumentos de cobertura de la volatilidad antes
analizados en cabeza de los gobiernos, con costos por riesgo fiscal y políticos de los gobiernos.
1147
En su estudio internacional el FMI detectó diferencias en el precio de las opciones del 4,5% arriba del
precio de los contratos de futuro en agosto de 2000.
1390 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
i) La regulación del precio doméstico del petróleo es más difícil de asegurar por el
gobierno, pues depende de acuerdos con empresas que de todas maneras operan
libremente en el mercado y pueden argumentar diversas causales de imposibilidad de
absorber cambios sustantivos en los márgenes, dependiendo de la magnitud de la
volatilidad del precio del petróleo y de los costos de capital asumidos.
ii) Si el acuerdo no está bien especificado o si se asume una regla muy rígida de
mantenimiento del precio interno, puede hacer incurrir en costos exagerados en los
contratos de futuros y opciones de parte de las empresas, lo que habrá de gravitar en el
precio que finalmente será traspasado a los consumidores.
iii) Razones políticas pueden impedir que el gobierno admita cambios en el precio
interno cuando aumentos persistentes en el precio internacional del petróleo así lo
recomendara y el acuerdo con las empresas no pueda por tanto cumplirse.
iv) El riesgo de intentos de captura de rentas de parte del gobierno (apropiación de los
mayores márgenes de las compañías a través de impuestos ad valorem o mayores
regalías) o de ganancias políticas derivadas del traspaso de los cambios de precios spot,
en momentos de bajas persistentes en el precio internacional, por un lado, y la posible
renuencia de los gobiernos por asumir el costo político de traspasar al mercado
doméstico los aumentos persistentes del precio, por el otro, habrán de conducir a
continuas renegociaciones de los acuerdos, los que introducen un escenario de
incertidumbre que pueden finalmente malograr la viabilidad de esta alternativa. Esta
eventualidad es particularmente posible en países de débil institucionalidad y/o bajo
nivel de gobernabilidad.
Si estas desventajas fueran importantes, entonces una ―política de desregulación‖ total, dejaría
en manos de las empresas la política de precios internos. Es posible que resulte del propio
interés de estas compañías evitar oscilaciones bruscas en el precio doméstico del petróleo1148. En
ausencia de comportamientos oligopólicos de las aludidas firmas, esta podría ser una alternativa
final.
El empleo de fondos financieros destinados a financiar la política fiscal para estabilizar el precio
del petróleo, evitando los efectos perversos de la volatilidad del precio interno del petróleo
(stabilization funds), o bien los destinados a ahorro precautorio (saving funds) —justificado en
razones de equidad intergeneracional o para garantizar sustentabilidad fiscal de largo plazo—,
exigen tener en cuenta diversos aspectos ligados a su gerenciamiento.
a) Reglas de procedimiento
Los fondos deben estar coherentemente coordinados dentro del proceso presupuestario de forma
de mantener un control unificado de la política fiscal, evitando problemas de coordinación en el
gasto. En este aspecto, existen argumentos favorables a la constitución de un ―fondo virtual‖,
consistente esencialmente en un mecanismo administrativo que opere dentro del mismo sistema
presupuestario. Es decir, donde no exista ninguna estructura institucional separada para el
manejo del fondo, respecto de la que maneja todos los recursos y gastos del presupuesto. Esta
estructura integrada permitiría preservar las ventajas de economía política del fondo sin pérdida
del control fiscal.
1148
El informe del FMI da cuenta de la experiencia de los EE. UU. donde se ha verificado que las
compañías tardan alrededor de tres meses en traspasar plenamente las variaciones del precio internacional
y solamente un 50% del cambio ocurre dentro de las cuatro semanas siguientes.
1391 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De adoptarse el criterio de una institución separada, debería garantizarse que de todas maneras
el uso del fondo no pueda destinarse a financiar ningún gasto que no esté previsto en el
presupuesto. En todo caso, toda decisión de destinar recursos del fondo al Tesoro, debería
contar con la aprobación parlamentaria.
El empleo del fondo debe tener una clara estrategia de gerenciamiento de los activos del
gobierno. Al respecto, es probable que la estrategia de colocación externa de los recursos del
fondo resulte superior a la alternativa de colocación en activos domésticos. El valor de estos
últimos habría de trasmitir los efectos de la volatilidad interna producida por el precio del
recurso. Si la intención es compensar los efectos de dicha volatilidad, los activos acumulados en
el fondo deberían estar a resguardo de estas variaciones.
b) Reglas de transparencia
La operación del fondo debe ser transparente y libre de interferencia política. Esto requiere
reglas de transparencia que obliguen a un permanente y continuo informe sobre los ingresos y
egresos del fondo y la composición de los activos acumulados en el mismo. Su manejo debería
ser auditado por organismos independientes, tanto en cuanto a sus aspectos contables y legales,
como a la evaluación de las inversiones o colocaciones de los recursos.
c) Reglas numéricas
Una normativa específica debería evitar deslizamientos de recursos a fines diferentes al motivo
de la constitución del fondo, aspecto difícil de monitorear, en razón del atributo de
fiduciabilidad de estos recursos (sustituibles por ejemplo con el uso del crédito, como ya se
indicara). Por tal razón, los fondos deben estar acompañados del establecimiento de normas que
fijen límites cuantitativos a la posibilidad de gastar y de endeudarse. La idea es evitar conductas
oportunistas de los gobiernos de turno generando pasivos contingentes hacia futuro, utilizando
la afectación como garantía (explícita legalmente o no) que ofrecen los recursos acumulados en
el fondo. Toda aplicación de fondos determinados debajo de la línea debe ser computada como
gasto arriba de la línea y, en caso de recupero de estos fondos, computados recursos arriba de la
línea.
No obstante, algunos problemas han podido ser detectados con relación a la integración del
manejo de los fondos con la política fiscal global y que los mayores problemas se dan en los
casos en que los recursos petroleros son de mayor importancia para el sostén de los gobiernos.
El nivel del precio doméstico del petróleo constituye una variable económica importante en los
países en vías de desarrollo, pues influye en:
1149
Davis, J. et al., FMI, (2001).
1392 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En los países en desarrollo los instrumentos para cobertura del riesgo que se enfrenta respecto a
la volatilidad del precio del petróleo enfrentan muchas limitaciones de utilización, debido a
circunstancias de diverso tipo, las que pueden resumirse en: la reducida capacidad financiera de
consumidores y gobierno, el bajo nivel de crédito disponible para ambos y las altas tasas de
riesgo soberano.
En el intento de estabilizar el precio del petróleo se enfrenta un importante trade-off entre riesgo
fiscal y cobertura del riesgo del costo social por la volatilidad (aversión al riesgo y costos de
ajuste).
Los sistemas de cobertura a través del mercado (contrato de futuros y opciones) y la alternativa
de desregulación parecen ofrecer alternativas particularmente atractivas en países de baja
capacidad de crédito y relativo apego a cumplir con los contratos.
1150
Para un repaso de estas cuestiones volver a Capítulos 12 y 13.
1393 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
a) Los gobiernos centrales están en mejor situación que los gobiernos subnacionales para
absorber la incertidumbre y volatilidad de los precios del recurso, al contar con una base
tributaria mucho más amplia en gran parte no correlacionada con los precios del petróleo.
c) En general las políticas anticíclicas han sido consideradas instrumentos de los gobiernos
centrales. Los gobiernos centrales pueden operar con mayor eficacia que los gobiernos
subnacionales, debido a las características esencialmente abiertas de las economías regionales y
al menor efecto del multiplicador fiscal respectivo. Asimismo, porque la política fiscal requiere
de una adecuada armonización con otros instrumentos de política económica como la política de
liquidez (política monetaria pura y política de deuda pura), en manos de los gobiernos centrales.
En cuanto al ámbito de la eficiencia económica y la correspondencia fiscal, se pueden agregar
los siguientes argumentos:
d) Los tributos subnacionales deben basarse esencialmente en bases no móviles con una
importante dosis de sustento en el principio del beneficio, de forma que los electores
subnacionales adviertan con nitidez el costo de oportunidad de sus demandas por bienes
públicos subnacionales (la conexión wickseliana y el atributo de su accountability). Con
respecto a la movilidad o inmovilidad de las bases tributarias, el financiamiento del gasto
subnacional a través de tributos que graven los ingresos ―reproducibles‖, se ha considerado
factible en el caso del impuesto a los ingresos de las personas físicas, debido a la menor
movilidad residencial de corto plazo de las personas y su aporte a mejorar la percepción de los
ciudadanos de los costos de oportunidad de la provisión de bienes públicos subnacionales. En
cambio, el financiamiento con el uso de una fuente de ingresos ―agotables‖, puede distorsionar
la percepción de dicho costo de oportunidad. Tal distorsión será mayor, cuanto menor resulte el
cómputo o conocimiento de las externalidades provocadas hacia generaciones futuras, en las
funciones de utilidad de los votantes.
1394 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En tal sentido, descentralizar en comunidades menores el uso del recurso impedirá a la decisión
colectiva internalizar plenamente los efectos externos producidos sobre el resto de la comunidad
nacional, debido a la falta de una adecuada coordinación en las decisiones de ahorro-inversión a
nivel global. Esta actividad de cómputo de las externalidades recíprocas debido a las
interdependencias en las decisiones de ahorro-inversión, corresponde asignarla al gobierno
central.
f) Si los gobiernos subnacionales cuentan con otros recursos tributarios asignados, las
regiones ricas poseedoras del petróleo tendrían muy poco incentivo a explotar esas otras bases
tributarias. Esta conducta provocaría un efecto perverso en términos de:
g) Las asimetrías en los ingresos regionales pueden más fácilmente atenuarse (mediante
transferencias de nivelación) a través del gobierno central que explote el rendimiento fiscal del
recurso no renovable; un aspecto usual de equidad horizontal en sentido territorial, perseguido
en la mayoría de los países.
i) Como recurso agotable, el petróleo no puede ser considerado como una fuente
permanente de largo plazo de los gobiernos subnacionales. Su agotamiento, habrá de plantear en
un futuro un cambio importante en las posibilidades de financiamiento de gobiernos
inicialmente ricos, que habrán de plantear la necesidad de asistencia federal una vez
desaparecido el recurso. Conductas estratégicas de los gobiernos subnacionales ricos en
petróleo, podrían implicar en el largo plazo un comportamiento moral (moral hazard) que
termine perjudicando al bienestar general y lesione enormemente la equidad interjurisdiccional.
La razón subyacente de tanto interés político por asumir el poder de explotación del recurso no
renovable puede encontrarse muy rápidamente en la diferencia que desde el punto de vista de
los gobernantes de turno existe entre el asumir el costo político de establecer tributos a los
ciudadanos electores (constituency) para financiar el gasto público, y la alternativa —sin tales
costos políticos— de ejercer la potestad regalística como fuente de financiamiento. Las regalías
constituyen un recurso no tributario, que ni siquiera surge del bolsillo de los ciudadanos de la
generación presente a quienes, por lo tanto, se habrá de proveer bienes públicos o privados sin
costos. Por cierto que lo que esa comunidad estaría haciendo entonces es consumir el capital que
yace en su subsuelo y, muy probablemente, transfiriendo hacia las generaciones futuras una
probable situación de no sustentabilidad fiscal, dependiendo ello muy críticamente del destino
que se les dé a tales recursos.
Así, la regulación con respecto a la explotación fiscal puede asumir la forma de un sistema de
coparticipación del rendimiento del recurso con carácter devolutivo (tax sharing), o bien, en los
casos de enfrentar fuertes asimetrías regionales, un sistema donde se combine el principio
devolutivo con otro de redistribución territorial de ingresos (revenue sharing).
Pero los sistemas de concurrencia al igual que la coparticipación acarrean, sin embargo, el
problema político de tener que delimitar los respectivos ―tax rooms‖ (espacios tributarios) de los
gobiernos central y subnacionales. Cualquiera fuera la solución —coparticipación o poderes
tributarios separados— algún acuerdo de prorrateo del rendimiento potencial a obtener de la
explotación fiscal del petróleo habrá de tener que acordarse entre ambos niveles de gobierno.
a) La distribución intergeneracional del uso del recurso (sendero de explotación del recurso
y la constitución de fondos de ahorro para garantizar consumos estables a futuras generaciones).
a) La distribución intergeneracional
La teoría del ciclo de vida (Modigliani) asegura que las personas suelen tener como objetivo el
mantenimiento estable de sus niveles de consumo a lo largo de su vida. Barro hizo luego
extensiva esta idea a la posibilidad de que las personas incluyan en su cálculo económico a las
generaciones siguientes, de forma que la nivelación del consumo opere no solo dentro de la vida
de una determinada generación, sino asimismo se haga extensiva a más de una generación. En la
base de lo sugerido por Barro se encuentra el supuesto de la preocupación de la generación de
los padres por la suerte (o el bienestar) de sus hijos y nietos. Sin embargo, la literatura sobre
evaluación social de proyectos ha estudiado las diferencias que surgen entre las tasas marginales
de preferencia intertemporal en el consumo de tipo individual y las colectivas. Dificultades
telescópicas de los individuos y la existencia de externalidades en las decisiones de inversión
(interdependencia de las decisiones de inversión) pronostican comportamientos no óptimos
1397 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
desde el punto de vista social, si las decisiones se dejan libradas totalmente al accionar
individual de las personas.
Las reservas del tipo ―saving funds‖, para garantizar consumos estables a futuras generaciones,
pueden no ser de la magnitud suficiente, simplemente porque en su constitución no se habrán
computado las externalidades por interdependencia en las decisiones de uso racional del recurso
entre las distintas jurisdicciones.
b) La distribución intertemporal
Los problemas de uso intertemporal y la regulación del precio del petróleo en la economía
doméstica plantea otro problema a la eventual descentralización. Las decisiones de constituir
reservas con fines de estabilización de precios domésticos no coordinadas en cuanto al traspaso
a la economía doméstica de las variaciones del precio del recurso, implicarán posibles guerras
industriales entre provincias compitiendo por canalizar su producción con efectos imprevisibles.
Es probable que finalmente un cartel provincial del tipo de la OPEC opere para acordar
estrategias comunes a este respecto. En tal caso, pareciera superadora la idea de que un gobierno
central o nacional tuviera a su cargo ese rol regulador.
Así como de los problemas de aversión al riesgo y costo de los ajustes en cabeza de las personas
resultan altos a nivel individual y, consecuentemente, difíciles de asumir privadamente, en
particular en los países de menor desarrollo relativo, los gobiernos subnacionales habrán de
enfrentar situaciones relativas de alto costo de los ajustes presupuestarios requeridos. Esto
difiere en el caso de un gobierno central. Simplemente porque la difusión del riesgo entre los
ciudadanos es de mucho menor cuantía en este segundo caso. La socialización de los costos de
ajuste provoca una menor incidencia relativa a nivel individual, cuando el mismo es asumido
por toda la población de un país.
Las características fiduciarias de los fondos de estabilización permiten que los gobiernos locales
o subnacionales accedan al crédito público con mayor facilidad, y esto puede ocasionar
posteriormente problemas al colectivo nacional, exacerbado por una eventual y no estricta
contemplación a la regla de no intervención federal de salvataje (bail out). Normalmente, la
existencia de recursos disponibles hacia futuro, como el rendimiento de un recurso potencial
existente en el subsuelo, induce a conductas poco responsables de los gobiernos de turno. De
hecho, en el caso de Argentina, el mismo sistema de coparticipación federal de impuestos ha
incidido negativamente en esta conducta imprudente. Simplemente porque en el pasado
inmediato los préstamos tomados por los gobiernos subnacionales fueron hechos en base a la
afectación de los recursos futuros a recibir del gobierno federal en concepto de coparticipación
federal de impuestos1151. En el caso de las provincias petroleras, la emisión de títulos públicos
con afectación de las regalías como garantía, ha sido una particularidad del endeudamiento de
tales provincias1152.
Finalmente, sobre este aspecto y ligado al punto anterior, el costo de los ajustes presupuestarios
que se derivarían en los casos en que los fondos acumulados en el activo fiduciario no
alcanzaren para evitar el traspaso pleno de la variación del precio al mercado doméstico (ante
shocks fuertes en el precio del commodity), resultaría enorme a nivel de un gobierno
subnacional. Seguramente, el Estado nacional no podría estar ausente ante la emergencia que
plantearían las provincias afectadas.
e) Sustentabilidad fiscal
Un elemento esencial para asegurar sustentabilidad fiscal de mediano y largo plazo, es el dar
señales de riesgo fiscal bajo a nivel de las finanzas públicas consolidadas. Resulta claro que
cuando el rendimiento derivado del uso del petróleo es alto, como ya se señalara, y este recurso
forma parte de una porción significativa de los recursos de un gobierno, la tasa de riesgo
soberano resultará mayor.
1151
Sobre este aspecto del federalismo fiscal ver Piffano, H. et al. (1998) y Piffano, H. (2004).
1152
En el informe del FMI (2002) se señala la influencia que la disponibilidad de regalías del petróleo
reconocido por el gobierno central a los gobiernos subnacionales en Colombia ha tenido en el fuerte
crecimiento del endeudamiento de departamentos y distritos.
1399 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La experiencia comparada internacional permite observar los criterios que los países petroleros
han seguido en materia de asignación de las potestades en la explotación del recurso no
renovable.
Las soluciones difieren tratándose de países unitarios y federales. Pero, asimismo, las
situaciones difieren dentro de cada grupo.
Una taxonomía de los sistemas posibles permite definir cuatro categorías: descentralización
total, centralización total, poderes concurrentes y coparticipación (tax sharing o revenue
sharing). Siguiendo esta metodología, el FMI ha identificado estos sistemas en su estudio
comparado de 45 países sobre la asignación de potestades respecto a la explotación del petróleo.
En el Cuadro 2 se indican 25 casos estudiados por el FMI en particular.
De la muestra surge que solamente un país federal (Emiratos Árabes Unidos) reconoce potestad
plena y exclusiva a los gobiernos subnacionales1153. En dos federaciones (Estados Unidos y
Canadá) los gobiernos central y subnacionales tienen potestades concurrentes. Finalmente, cinco
federaciones (Colombia, México, Nigeria, Rusia y Venezuela) adoptaron el sistema de
coparticipación. Ningún país federal aparece en el cuadro con centralización total de la
explotación del recurso no renovable.
A diferencia de los países federales, una mayoría de países unitarios registran sistemas
plenamente centralizados. Solamente tres países (Ecuador, Indonesia y Kazajstán) poseen
sistemas de coparticipación. Y ningún país unitario figura con sistemas de potestades
concurrentes y, naturalmente, tampoco de descentralización plena.
Las experiencias registradas siguen, por lo tanto, el patrón esperado, es decir, países federales
con mayor reconocimiento de la autonomía subnacional, pero muy pocos (solo tres: Emiratos
Árabes Unidos, Estados Unidos y Canadá) han reconocido autonomía plena a los gobiernos
subnacionales. En el resto, algunos países federales (cinco en total) y unitarios (tres en total)
poseen sistemas de coparticipación, en tanto la mayoría de los unitarios (14 en total) adoptaron
la centralización total.
Cuadro 2
1153
Este es un caso muy especial de federación según se comenta luego.
1400 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
No obstante, un análisis más detallado de casos permite advertir que las formas adoptadas, en
cuanto al reconocimiento de algún tipo de potestad tributaria en la explotación del petróleo, es
variada1154. Los instrumentos alternativos y/o complementarios generalmente empleados son:
Los sistemas del tipo 7 y 8 son diseñados normalmente en base a fórmulas. En Indonesia se
coparticipa el 15% de los rendimientos del petróleo y el 30% del rendimiento del gas, en el caso
del instrumento tipo 5. El sistema es complementado con un sistema del tipo 8, por el que los
gobiernos subnacionales reciben el 25% de los recursos nacionales netos de coparticipación, a
través de un sistema general de transferencias y de subsidios con fines específicos (categorical
grants).
1154
Un relato específico de la situación de algunos países detectados en el Cuadro 2, puede consultarse
en el documento del FMI (2002).
1401 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El caso de los Emiratos Árabes Unidos constituye un caso único y corresponde a una federación
muy especial. Nace en 1971 sobre la base de la unión de siete emiratos que continúan gozando
de una fuerte autonomía. Cada emirato explota su base tributaria en la que el petróleo representa
cerca del 60% de los recursos fiscales. Los emiratos coparticipan recursos con el gobierno
central (coparticipación inversa) mediante la forma de pagos en efectivo o aportes graciables
que se negocian anualmente. Estos aportes representan para el gobierno federal alrededor de dos
tercios de su financiamiento. Los acuerdos permiten al gobierno central mantener un régimen de
recursos estables, pues son los emiratos los que afrontan los problemas ligados a la volatilidad
del precio del petróleo.
En los casos en que se registran antecedentes sobre el empleo de Fondos de Estabilización (ver
ejemplos señalados en el Cuadro 2), se han registrado problemas en su uso. Particularmente, se
ha registrado la modalidad de crear sistemas presupuestarios paralelos, de débil o nulo
monitoreo parlamentario. En este sentido, Noruega representa un país donde esos problemas
han sido evitados, al exigir el tratamiento parlamentario que permite al poder legislativo tomar
conocimiento de los recursos que afluyen al fondo y autorizar las transferencias de los mismos
al presupuesto.
De acuerdo con las revisiones efectuadas por el FMI, se asegura que los expertos no han
corroborado las virtudes de estos fondos para estabilizar las finanzas públicas o incentivar un
mayor ahorro de los gobiernos. Sin embargo, esto no parece ser coherente con lo apuntado
respecto a Kuwait, en tanto la financiación de la reconstrucción fue posible por contar con dicho
fondo. La pregunta relevante es: ¿cuál hubiera sido la situación de las finanzas públicas de este
país, al momento de la reconstrucción, en ausencia del fondo?
Por otro lado, y en sentido inverso, se ha corroborado el efecto que la existencia de recursos del
petróleo ha tenido sobre el comportamiento fiscal y financiero de los gobiernos subnacionales.
El FMI da cuenta de la tendencia a endeudarse que los gobiernos subnacionales han demostrado
en casos como el ya citado de Colombia, amparados en la ―garantía‖ que la disponibilidad del
activo genera.
1402 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El dominio, a su vez, puede estar detentado por una persona física o jurídica de derecho privado
(v. gr. un individuo o una sociedad), o por una persona jurídica de derecho pblico (estado
nacional o provincial, o un municipio).
En el segundo caso, el dominio puede ser de derecho público o de derecho privado, según la
distinción efectuada en el art. 2339 y ss. del Código Civil.
El Estado tiene sobre sus bienes privados un verdadero derecho de propiedad: puede
enajenarlos, si bien observando ciertas formas y condiciones prescriptas en diversas leyes de
carácter administrativo. Estos bienes, por otra parte, están sujetos a la prescripción y pueden ser
embargados, salvo disposición expresa de la ley que los exceptúe.
El dominio de derecho público se caracteriza por la inalienabilidad (las cosas que lo integran
están fuera del comercio, art. 2400 del Código Civil), inembargabilidad (no susceptible de
afectación jurídica al cumplimiento de obligación alguna), e imprescriptibilidad (su domino no
es susceptible de adquisición por prescripción adquisitiva), dada la utilidad pública y relevancia
institucional a la que se considera están sometidos.
El dominio originario o el eminente, por su parte, difiere sustancialmente tanto del dominio
privado como del dominio público, ya que a su titular no le corresponden los mismos derechos
de uso y goce que corresponden a un propietario conforme al derecho civil o privado, sino otros
diversos. Tampoco le corresponden derechos que tienen que ver con el dominio público
(régimen jurídico especial, dada su utilidad pública, la inalienabilidad y la imprescriptibilidad)
La naturaleza del dominio originario del Estado sobre las riquezas del subsuelo obedece a la
tutela del bien común y la protección de los intereses del pueblo soberano: si bien la riqueza del
subsuelo se encuentra a disposición del Estado, esto es al sólo efecto de que la misma no pueda
ser explotada sin su conocimiento o intervención positiva, porque el dominio originario
consiste, según Marienhoff (1992), en ―un poder supremo sobre el territorio... [que] se ejerce,
potencialmente, sobre todos los bienes situados dentro del Estado, [sean estos] del dominio
privado o público del mismo o... propiedad de los particulares o administrados. ...Se trata, en
suma, de una 'potestas', no de una propiedad‖. Es la jurisdicción o capacidad de actuar sobre
determinadas personas y bienes en función de los intereses públicos.
No es, por tanto, lo mismo, para el caso de las actividades de exploración y explotación de los
recursos naturales, el dominio originario —carente de naturaleza real y contenido patrimonial—
en cabeza del Estado, que el dominio útil en cabeza de los concesionarios.
1155
Notas y datos extraídos del proyecto Digesto Tributario del Programa BID en AFIP (2003), a cargo
de los consultores F. De la Riestra Marti y E. E. De Bonis.
1403 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
(b) Evolución del régimen legal sobre la titularidad del dominio sobre los hidrocarburos
Para entonces, el motor de explosión aún no se había inventado, y la industria del plástico y los
compuestos polimerizados era desconocida. Las utilidades de los hidrocarburos se limitaban a
iluminación, calafateo, aplicaciones medicinales de la vaselina y a la obtención del kerosén
mediante una primitiva destilación.
No obstante la omisión, tanto del texto constitucional en lo referente a los recursos mineros,
como de sus antecedentes, fluía unánimemente de la doctrina, la titularidad del dominio tanto
eminente como privado, de las provincias sobre los yacimientos de hidrocarburos, pudiendo
resumirse en los fundamentos que se exponen seguidamente.
Los antecedentes históricos regalistas no tienen en cuenta que el dominio sobre los recursos
naturales no pasó directamente de la Corona a la Nación constituida en 1853; por el contrario,
luego de 1810 sobrevino la disolución nacional, con lo que tal dominio habría pasado a las
provincias, y de éstas, recién a la Nación en 1853. La historia, pues, no parece inicialmente
otorgar título a la Nación, sino a las provincias.
Conforme el art. 1 de la Constitución, nuestro país es un país federal. Las provincias son estados
y como tales tienen entre sus elementos al territorio, la población y el poder. El territorio
comprende el suelo, subsuelo, espacio aéreo y mar adyacente de haberlo. El gobierno federal no
puede desmembrar el territorio provincial, cubierto en su integridad por la garantía federal.
El art. 4 no incluía los yacimientos mineros provinciales entre los bienes pertenecientes y que
conforman el tesoro nacional.
Por el art. 14, las provincias gozan del derecho de usar y disponer de su propiedad, propiedad
que es inviolable (art. 17) y no puede ser confiscada.
Por el art. 104, las provincias conservan todo el poder no delegado a la Nación y para ceder a la
Nación alguna parte del territorio provincial es necesaria una ley de la legislatura provincial que
así lo autorice, con carácter previo a la ley de la Nación.
Las atribuciones del Congreso de la Nación lo facultan para disponer de las tierras de propiedad
nacional, pero no puede disponer de los dominios provinciales (art. 67, inc. 4°), ni aún bajo el
amparo de la cláusula de progreso (art. 67, inc. 16).
1404 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El art. 28 prohíbe alterar por medio de leyes los principios, garantías y derechos reconocidos en
los artículos anteriores.
El Código Civil (29-09-1869) otorgaba el dominio privado del subsuelo y de las sustancias
minerales que él contenga a las provincias dentro de los límites de su territorio (arts. 2339 y
2342, inc. 2).
La Ley 726 de 1875, disponía en su art. 2 que para redactarse el Código de Minería, debía tomar
como base que las minas serían bienes privados de la Nación o de las provincias, según el
territorio en el que se encontraren.
La misma Ley Nº 17.319 (BO, 30/06/1967), en su art. 12, reconoció a las provincias una
participación en las regalías que perciba la Nación por la explotación de hidrocarburos. Este
reconocimiento no es otra cosa que la justificación del despojo, ya que carece de todo
fundamento o justificación jurídica; es más, si se reconoce la participación sólo a las provincias
petroleras, no tiene sentido negarla a las que no lo son, frente a la propiedad nacional de los
yacimientos.
- Se respetan los derechos existentes a favor de los particulares al 1/1/1958, sobre los
yacimientos sus actividades referentes al estudio, exploración, explotación, industrialización,
etc.
- Coparticipación de las provincias y del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida
Argentina e Islas del Atlántico Sur: el Estado Nacional reconoce a las provincias en cuyos
territorios se encuentren los yacimientos, el 50% del producido neto de la explotación
correspondiente.
- Inmunidad fiscal de YPF, Gas del Estado y Yacimientos Carboníferos Fiscales: están
exentos de toda clase de gravámenes, impuestos y tasas.
A pesar de que suele citarse —tanto en apoyo de la tesis nacionalista como de la conveniencia
de la explotación por parte del Estado en forma exclusiva— el dictado del conocido decreto del
entonces presidente Quintana, en ocasión de producirse en Comodoro Rivadavia el
descubrimiento del primer yacimiento de relevancia comercial de 1907, debe recordarse que en
esa época el yacimiento se encontraba en un Territorio Nacional, por ende sujeto a jurisdicción
federal, por lo que no hubo ninguna nacionalización, sino sólo el otorgamiento de un acto del
1156
Para su comprensión, es conveniente efectuar un breve resumen de las distintas actividades
involucradas en la industria petrolera. El mismo puede consultarse en el Apéndice 1.
1405 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gobierno Nacional en el ejercicio de las funciones que le son propias. Este criterio fue seguido
por la ya citada Ley Nº 17.319 (BO, 30/06/1967)1157.
- El Poder Ejecutivo Nacional es el designado para fijar la política nacional con respecto a las
actividades de exploración, explotación, industrialización, transporte y comercialización de los
hidrocarburos, teniendo como objetivo principal satisfacer las necesidades de hidrocarburos del
país con el producido de sus yacimientos, manteniendo reservas que aseguren esa finalidad.
- Las empresas estatales abonan al Estado Nacional, en efectivo, el 12% del producido bruto
en boca de pozo de los hidrocarburos que extraigan de los yacimientos ubicados en las áreas
reservadas a dichas empresas.
- Las provincias productoras de hidrocarburos son consideradas hábiles para participar y ser
adjudicatarias en los concursos de áreas de su territorio.
1157
Artículo 1º: Los yacimientos de hidrocarburos líquidos y gaseosos situados en el territorio de la
República Argentina y, en su plataforma continental, pertenecen al patrimonio inalienable e
imprescriptible del Estado nacional.
1406 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
- Pueden ser cedidas a las provincias, dentro de cuyo territorio se encuentren, aquellas zonas
de explotación (yacimientos) abandonadas o de escasas reservas, sin el pago del derecho de
explotación. Las provincias deciden su explotación directamente o en asociación con empresas
privadas nacionales o extranjeras.
1158
Se citan, por su relevancia, los siguientes párrafos de la sentencia:
―La Constitución, al conferir al legislador nacional la facultad de dictar el Código de Minería le otorgó la
atribución de establecer en su integridad el régimen legal de las minas, entre las cuales se encuentran los
yacimientos de hidrocarburos, y decidir sobre tales bases lo atinente al dominio, aspecto innegablemente
vinculado al ordenamiento jurídico minero.
Las provincias, al delegar en el Congreso Nacional la potestad de dictar el Código de Minería, han
reconocido también la de legislar sobre el dominio minero.
El gobierno federal, por medio de su órgano legislativo, ha sido investido por la Constitución, para que,
como instancia suprema de coordinación y decisión para aquellas materias que afectan al país en general,
legisle sobre el dominio minero.
En materia de dominio minero, el principio de supremacía consagrado en el art. 31 de la Ley Fundamental
torna inviable cualquier pretensión basada en leyes o constituciones provinciales y limita los alcances de
derechos preexistentes.
La Ley Fundamental, como ordenamiento jurídico nacido de la voluntad constituyente, es un acto
originario, fundacional, que por su propia consecuencia, limita los alcances de los antecedentes
institucionales, valiosos sí pero sólo como pautas interpretativas.
La atribución otorgada al Congreso de dictar el Código de Minería no supone, por sí misma, reconocer en
el Estado Nacional el dominio minero.
Tratándose de minas de petróleo, el criterio interpretativo de la justicia debe informarse por el que orienta
a la legislación general y nacional en la materia, que contemplan los graves y trascendentales problemas
económicos y políticos vinculados y suscitados por éste mineral que ha revolucionado la técnica y,
consiguientemente, transformado muchos aspectos de la vida interna e internacional.
Es razonable que el legislador nacional dictara un conjunto de disposiciones que reservaran al estado
nacional la propiedad de los yacimientos de hidrocarburos, ya que su régimen de dominio mira directa y
primordialmente a salvaguardar importantes valores generales y al logro del bien común de la Nación
toda.‖
―La titularidad del dominio de los yacimientos de hidrocarburos no puede surgir por sí y sin previsión
legislativa, de la ubicación geográfica ni del descubrimiento u ocupación, sino de la finalidad específica
de su explotación enderezada al logro de objetivos de indudable relevancia nacional que, al par que
trascienden, incluyen los intereses de todas las provincias y afectan a la comunidad entera del pueblo de
la Nación.
Si bien la regla del art. 7º del Código de Minería dispone legítimamente la distribución de jurisdicciones
entre la Nación y las provincias, no existen reparos para que por medio de normas de igual rango legal —
como las de la ley 17.319— dictadas en ejercicio de la misma potestad legislativa del inc. 11 del art. 67
de la Constitución Nacional, se atribuya el dominio de los vencimientos de hidrocarburos al gobierno
nacional y se lo autorice por sí y por sus empresas a convocar licitaciones y celebrar contratos para la
exploración o explotación de tales combustibles.
No puede resultar atentatorio al principio de autonomía provincial el ejercicio por la Nación de facultades
que le han sido delegadas, por más que deban ejercitarse en el territorio mismo de los estados
provinciales.‖
1407 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
- Se transfiere el dominio público de los yacimientos del Estado Nacional a las provincias en
cuyos territorios se encuentren, incluyendo los situados en el mar adyacente a sus costas
hasta una distancia de doce (12) millas marinas medidas desde las líneas de base. Dicha
transferencia tendrá lugar cuando se haya cumplido lo establecido en el Artículo 22 de la ley
(sancionada y promulgada como ley modificatoria de la Ley N° 17.319 para adecuarla a este
nuevo régimen), salvo en los siguientes casos, en los que tiene lugar a partir del vencimiento
de los respectivos plazos legales y/o contractuales:
a) El área asignada a YPF Sociedad Anónima para sus actividades de exploración y/o
explotación por sí, por terceros o asociada a terceros, que se consignan en el Anexo I y III de la
ley;
En las áreas cedidas a las provincias en virtud de lo establecido en el Artículo 20 del Decreto N°
1.055/89 (zonas de explotación abandonadas o de escasas reservas), la transferencia, se
perfecciona al momento de promulgarse la ley.
El primer interrogante que surge es si la transferencia del dominio público de los yacimientos
dispuesta en la ley, implica también la del dominio eminente sobre los mismos. La respuesta es
negativa, dado que, en primer término, se ha opinado que uno y otro son institutos distintos1159.
Asimismo, se hace notar que si bien se transfería el dominio público a las provincias, en los
Arts. 2 a 4, y 18 a 23 se introducían modulaciones a tal principio, cuyo fundamento no podía ser
otro que la intención del legislador de mantener ciertas potestades federales emergentes de la
subsistencia del dominio eminente federal, ello es de suponer, con fundamento en la necesidad
coyuntural de contar con los ingresos que tal dominio sobre los yacimientos supone.
De todos modos, esta situación sólo se mantuvo vigente por menos de dos años, hasta la
reforma de la Constitución Nacional de 1994.
Con este dispositivo confluyen, jurídicamente, a partir de 1994 en cabeza de las provincias,
ambos dominios, el eminente y el público.
(a) Antecedentes
El término regalía (regalie [francés], royalty [inglés]), tiene origen en la época en que el Rey
tenía derechos exclusivos sobre ciertas cosas (minas, carreteras, etc.) y cuyo uso consentía
mediante el pago de una regalía.
De allí que los recursos minerales y demás riquezas contenidas en el subsuelo siempre se han
regido por el principio legal acuñado sobre tal base: ser propiedad del Estado.
Este principio ha sido conocido como Sistema Regalista o Dominial, apareciendo en nuestro
ordenamiento jurídico como consecuencia de lo establecido por las antiguas leyes españolas que
atribuían a la corona la propiedad de las minas, con la salvedad de que la propiedad del Rey fue
sustituida por la de propiedad de la República.
Son antecedentes relevantes al respecto el Estatuto de Hacienda y Crédito Público de 1853, por
el que se ratificó la vigencia de las denominadas Ordenanzas de México de la época colonial, en
las cuales se atribuía el dominio eminente u originario de las minas a la Nación; el Código Civil
de 1869, el Código de Minería de 1886 y la Ley Nº 12.161 de 1935, integrante del Código de
Minería, por la que se consideró a las minas bienes privados de la Nación o de las provincias
según el territorio en el que se encontraran.
1159
Dictámenes de la Procuración del Tesoro de la Nación, Tomo: 0213, Página: 085, Fecha: 27 de abril
de 1995, Número de Dictamen: 000061, Partes: Dirección Nacional de Vialidad, Emisor: Alberto Manuel
García Lema. Cabe destacar que la Procuración del Tesoro de la Nación es el máximo organismo de
asesoramiento jurídico del Poder Ejecutivo Nacional.
1409 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
- Tributo. Impuesto directo: se considera tal aquél que se recaude de sujetos inscritos en un
registro llevado por los órganos recaudadores, o aquél en el que el obligado al pago sea
quien en definitiva lo soporte sin posibilitar su traslación, o aquél que recae sobre una
manifestación inmediata de riqueza. Postura minoritaria. En este caso, la Constitución
Nacional actual, en su artículo 75, inciso 2, establece que la potestad para el establecimiento
de contribuciones directas y por tiempo indeterminado es exclusiva y corresponde a las
provincias. El texto anterior contenía una disposición análoga.
No obstante ello, como ocurre con muchos otros institutos, el derecho positivo (es decir, la
legislación que establece un determinado régimen jurídico sobre un instituto) no va de la mano
con la naturaleza jurídica del instituto al que se refiere. Influyen en ello múltiples razones de
carácter extrajurídico: coyunturales, económicas, políticas, etc.
Es por ello que, si bien se ha hecho una introducción un tanto extensa relativa al dominio
minero y las razones que abonan que el mismo deba asentar en cabeza de la Nación o de las
provincias, ello es fundamental en orden a un mejor entendimiento del problema y las posibles
implicancias del mismo, en su totalidad, más allá del divorcio entre derecho positivo e instituto.
En este orden, podemos sintetizar la evolución histórica de la potestad regalista, en los
siguientes períodos:
a) Hasta el 1-4-1935
Esta etapa comprende hasta la sanción de la Ley N° 12.161 (BO, 1-4-1935). Como se explicara
anteriormente, no existía imposición de regalía alguna de parte del Gobierno Federal, distinta de
los impuestos comunes. Existía el consenso sobre el dominio eminente y público de las
provincias sobre los yacimientos.
Esta etapa comprende desde la sanción de la Ley Nº 12.161 (BO, 1-4-35), hasta la sanción de la
Ley Nº 14.773. La primera modifica el Código de Minería, introduciendo el régimen relativo a
los hidrocarburos líquidos y gaseosos. Declara a los yacimientos de los mismos, bienes del
dominio privado de la Nación o de las provincias, según el territorio en que se encuentren (art.
1). Se fija una ―contribución‖ (sic) del 12% del producto bruto por la explotación de los
yacimientos a favor del Estado Nacional o provincial en cuyo territorio se encuentre el
yacimiento. Establece un sistema de permisos de exploración y concesiones de explotación.
Este período comprende desde la sanción de la Ley N° 14.773 hasta la sanción de la Ley N°
17.319. La Nación nacionaliza los yacimientos. Se elimina el sistema de permisos de
exploración y concesiones de explotación, restringiendo la adquisición de nuevos yacimientos
por parte de los sujetos privados. La explotación petrolera se instrumenta a través de contratos
de locación de obra retribuidos en dinero, sin adquirir derecho de propiedad alguno, ni sobre los
yacimientos ni sobre el petróleo extraído. Los derechos de las provincias se limitan a una
participación por sobre lo producido por YPF por sí o a través de sus contratistas, consistente en
el 50% del producto neto de la explotación (art. 5), que no puede ser inferior al 12 % del
producto bruto (art. 9).
Este período comprende desde la sanción de la Ley Nº 17.319 hasta la sanción de la Ley N°
24.145. Se vuelve al sistema anterior de permisos y concesiones; sin embargo, la selección del
contratante es por concurso, y la concesión, por tiempo determinado. El concesionario no
adquiere la propiedad del yacimiento, como consecuencia del carácter público del dominio
involucrado. Establece regalías del 12 % del producto bruto, pagaderas a la Nación en efectivo o
especie a opción de la Nación, que a su vez las entrega a las provincias. El Poder Ejecutivo
puede reducir hasta el cinco por ciento (5%), teniendo en cuenta la productividad, condiciones y
ubicación de los pozos. El Estado Nacional reconoce, en beneficio de las provincias, dentro de
cuyos límites se explotaren yacimientos de hidrocarburos, una participación en el producido de
dicha actividad pagadera en efectivo y equivalente al monto total que el Estado Nacional
perciba en concepto de regalías (art. 12); y se destina al desarrollo del Territorio Nacional de la
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur un porcentaje de la regalía que perciba por
la explotación de los yacimientos de hidrocarburos ubicados en dicho territorio (art. 13).
Este período comprende desde la sanción de la Ley N° 24.145 hasta el dictado del Decreto N°
546/03. La ley mencionada, junto con la transformación de YPF en YPF SA, y su privatización,
dispuso la transferencia a las provincias de algunos yacimientos en los términos explicados más
arriba (no resultaron ser los de mayor relevancia). En cuanto a las regalías, establece cierta
participación a las provincias en su art. 2, y en los arts. 19 a 23 establece un régimen de
determinación del monto de la deuda reclamada por las provincias en concepto de regalías de
petróleo y gas. En caso de determinarse una acreencia en favor de las provincias, la misma es
cancelada mediante la entrega de Acciones Clase ―B‖ de YPF Sociedad Anónima y/o de Bonos
de Consolidación de Regalías de Hidrocarburos. Estos bonos pueden ser empleados por las
Provincias, a su valor nominal, para la adquisición de las acciones Clase ―B‖ de YPF Sociedad
Anónima, para cancelar deudas con el Estado Nacional, para adquirir otros activos del Estado
Nacional que éste enajenase total o parcialmente, o bien a su valor de mercado para otras
aplicaciones.
El Estado Nacional debe reconocer a las provincias en cuyo territorio se encuentren, a título de
participación, el diez por ciento (10%) sobre el derecho de asociación percibido y, en su caso, a
percibir, por las denominadas Áreas Centrales de YPF SA y por las áreas de las Cuencas Austral
y Noroeste.
Debe recordarse que, en 1994, la Constitución reformada transfirió el dominio eminente sobre
los yacimientos de hidrocarburos a las provincias, y con él, en teoría, la potestad regalista, de
modo tal que a partir de esta fecha, puede afirmarse que es notable el divorcio existente entre la
realidad fáctica y la realidad normativa.
f) Desde el 11-8-2003
1411 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Con el dictado del Decreto N° 546/03 se reconoce a los Estados Provinciales, a través de sus
organismos concedentes o de aplicación, el derecho a otorgar permisos de exploración y
concesiones de explotación, almacenaje y transporte de hidrocarburos en sus respectivas
jurisdicciones sobre aquellas áreas que se reviertan a las provincias, denominadas ―en
transferencia‖ por el Decreto Nº 1955 de fecha 4 de noviembre de 1994, y sobre aquellas áreas
que se definan en sus planes de exploración y/o explotación por la propia autoridad provincial
competente, y a ejercer, dentro de sus jurisdicciones, todas las competencias que el Artículo 98
de la Ley N° 17.319 otorga al Poder Ejecutivo Nacional.
Puede entenderse que, de esta manera, queda abierto el camino para concretar la transferencia
definitiva y plena de los yacimientos a las provincias. El procedimiento será complejo, ya que
involucrará en muchos casos la creación de organismos provinciales de regulación y contralor,
la capacitación del personal, la negociación o renegociación de contratos, etc. Debe recordarse
que este Decreto de Necesidad y Urgencia no goza aún de la ratificación legislativa necesaria
para que su carácter sea definitivo. Seguidamente, en el Cuadro 3 de presenta una síntesis de la
evolución comentada.
Cuadro 3
REGALÍAS PETROLERAS
SÍNTESIS DE LA EVOLUCIÓN DE LA LEGISLACIÓN
Hasta la eventual concreción de las transferencias plenas a las Provincias, el Estado Nacional
detenta con carácter residual, todas las facultades de las que gozaba hasta el momento de la
sanción de la última legislación.
En particular, surge de los considerandos que es voluntad del Estado Nacional conservar ―el rol
de coordinación y dictado de la política general en materia de hidrocarburos‖, por lo cual crea
un régimen de información a favor de la Secretaría de Energía del Ministerio de Planificación
Federal, Inversión Pública y Servicios (arts. 2, 3, 6 y 7).
En fundamento de esta potestad que continuará ejerciendo el Poder Ejecutivo Nacional, puede
recurrirse a la denominada ―cláusula del progreso‖ o ―policía de la prosperidad‖ del art. 75,
inciso 18.
Es que la fijación de una política petrolera nacional (que involucre administración de reservas,
exportaciones, importaciones, etc.) podría definirse como un conflicto o contraposición de
valores con respecto a las propias potestades provinciales. En tal caso, cuando hay que optar
entre valores jurídicos contrapuestos, la elección hecha en favor del que posee más jerarquía es
la solución constitucional. Todo conflicto jurídico es un conflicto de valores, y producido un
conflicto insalvable de valores, el bien jurídico más valioso es el que debe prevalecer. En la
ocasión, los valores que deben prevalecer, sin duda, son los contenidos en el artículo 75, inciso
18 de la Constitución Nacional, que consagra la llamada ―policía de prosperidad‖1160. Esta
cláusula, que se incluyó debido al influjo de Alberdi, ha sido considerada como
―importantísima‖, ya que ―prosperidad del país, adelanto y bienestar de todas las provincias‖
significa bien común del país en su totalidad. Su alcance se encuentra hoy confirmado por el
inciso 19 del mismo cuerpo legal1161, fruto de la Convención Reformadora de 1994; siendo no
obstante admisible la introducción de modulaciones de acuerdo a la participación reconocida a
las provincias en el inc. 17 § 2 del mismo cuerpo legal1162.
1160
―Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al
progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la
industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras
de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales
extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por concesiones
temporales de privilegios y recompensas de estímulo.‖
1161
―Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la
productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los
trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y
tecnológico, su difusión y aprovechamiento. Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al
poblamiento de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual
desarrollo relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el Senado será Cámara de origen. (...)‖
1162
―(...) Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses
que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.‖
1414 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Un aspecto que debe resaltarse es que el tema de las regalías, categorizadas como un ―recurso
no tributario‖, a diferencia de los recursos tributarios usuales de los gobiernos subnacionales,
plantea la existencia de asimetrías extremas entre provincias, es decir, entre las que poseen
recursos no renovables y las que carecen de ellos. Se trata de asimetrías muy diferentes a la más
comunes referidas a las bases imponibles de los impuestos, que registran naturales diferencias
en su distribución espacial.
En efecto, las provincias suelen tener como recurso propio un menú tributario muy similar entre
sí, a excepción de las regalías. Los Impuestos a los Ingresos Brutos, Inmobiliario, Automotores
y Sellos han sido y continúan siendo los integrantes básicos de la estructura tributaria clásica de
estos gobiernos1163. Por cierto que los rendimientos de cada uno de estos tributos difieren entre
provincias, pero en el caso del rendimiento de las regalías, por razones obvias, la divergencia
resulta superlativa.
En el Cuadro 3 se muestra el detalle de las regalías recibidas por las provincias argentinas y el
total de los ingresos corrientes consolidados (24 jurisdicciones), los que incluyen tanto recursos
propios como los provenientes del nivel nacional de gobierno (por tanto, comprendiendo a las
transferencias derivadas del régimen de coparticipación federal de impuestos y otras
transferencias nacionales).
Del mismo se infiere la baja relevancia que en el total de los recursos propios consolidados de
las 24 jurisdicciones representan estos recursos. Sin embargo, no ocurre lo mismo en las
provincias que poseen los recursos no renovables, particularmente en las seis provincias
petroleras más importantes, es decir, Santa Cruz, Chubut, Tierra del Fuego, Río Negro y
Mendoza. En el Cuadro 4 se vuelca la información correspondiente.
Cuadro 4
1163
Para un análisis empírico de estas fuentes tributarias, ver Piffano, H. (1998a), (1998b) y (1998c).
Asimismo, Di Gresia, L., Garriga, M., y Piffano, H. (2003).
1415 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
NOTA: 1983 a 1991 en miles de pesos de abril de 1991. Resto en miles de pesos
corrientes.
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de
Economía.
Cuadro 4
NOTA: 1983 a 1991 en miles de pesos de abril de 1991. Resto de los años en miles
de pesos corrientes.
(1) Incluye Santa Cruz, Neuquen, Tierra del Fuego, Chubut, Rió Negro y Mendoza.
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de
Economía.
Los Gráficos 1 y 2 muestran la evolución de las regalías recibidas en las últimas dos décadas
por las seis provincias petroleras más importantes; el primero referido al monto total en miles de
pesos y el segundo mostrando su relevancia respecto a los ingresos corrientes de estas
provincias.
1416 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 1
Gráfico 2
De los datos mostrados surge lo importante que son estos recursos en las provincias petroleras,
no obstante su evolución dispar entre los primeros y los últimos años de la serie mostrada. Es
importante resaltar el hecho de que la recuperación registrada de los recursos por regalías de los
últimos años, luego en un primer período de tendencia declinante, comienza a operar
precisamente a partir del inicio de la recesión que azotara al país desde 1998.
Dado que los recursos tributarios no ligados a los volúmenes y a los precios de un commodity
como el petróleo, son altamente sensibles a la evolución del ingreso nacional, es claro que la
caída de los rendimientos tributarios a partir de 1998 de la canasta tributaria provincial
tradicional (en particular, Ingresos Brutos de alta elasticidad-producto y fuente de
aproximadamente la mitad de los recursos propios provinciales), no debió afectar de forma
similar a este grupo de seis provincias con relación al resto de las 24 jurisdicciones.
1417 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Para el año 2002, posdevaluación, las regalías representaron el 35,7% de los ingresos corrientes
de las seis provincias petroleras. Pero entre ellas existen asimismo diferencias, las que pueden
observarse en el Cuadro 5 y el citado Gráfico 2. Las de mayor importancia son Santa Cruz y
Neuquén, y para los años de la primer década observada, también Tierra del Fuego1164.
Cuadro 5
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de Economía.
(b) Las regalías y los gastos totales de las seis más importantes provincias petroleras
Cuadro 6
1164
El cambio de la importancia relativa de las regalías reconocidas a Tierra del Fuego, nace luego de su
provincialización.
1418 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
GASTO
AÑO REGALÍAS SEIS TOTAL DE REGALÍA DE
PROVINCIAS GASTOS S / GASTO CAPITAL
TOTAL / GASTO
(%) TOTAL
(%)
1983 696,900 2,006,000 34.7 36.1
1984 635,000 2,057,800 30.9 31.9
1985 759,500 2,100,900 36.2 30.9
1986 978,200 2,879,500 34.0 32.9
1987 839,200 2,623,900 32.0 31.5
1988 839,200 2,623,900 32.0 31.5
1989 574,500 2,065,400 27.8 24.5
1990 530,400 2,053,262 25.8 27.1
1991 420,686 2,256,431 18.6 18.5
1992 496,537 3,140,060 15.8 14.8
1993 499,467 4,288,711 11.6 20.3
1994 527,999 4,471,816 11.8 21.8
1995 594,841 4,785,578 12.4 21.1
1996 736,878 4,883,923 15.1 25.1
1997 769,587 4,661,744 16.5 17.0
1998 552,814 4,975,973 11.1 15.7
1999 646,585 5,385,763 12.0 17.4
2000 1,011,651 5,223,722 19.4 12.0
2001 967,149 5,160,542 18.7 11.2
2002 2,004,995 5,290,261 37.9 12.6
NOTA: 1983 a 1991 en miles de pesos de abril de 1991. Resto de los años en miles
de pesos corrientes. (1) Incluye Santa Cruz, Neuquen, Tierra del Fuego, Chubut, Rió
Negro Y Mendoza.
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de
Economía.
Gráfico 3A
Gráfico 3B
1419 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ello debido a la política salarial del sector público en general, que no llegó a convalidar con
ajustes salariales los cambios operados en el valor de la divisa y en los precios internos de la
economía, luego de la devaluación. Asimismo, permite corroborar que la tendencia del gasto se
ha ajustado a la evolución de los recursos corrientes de los gobiernos, circunstancia que
confirma la prociclicidad de la conducta fiscal de los gobiernos provinciales, en este caso
particular ligado muy estrechamente a la evolución del rendimiento del recurso no renovable1165.
Finalmente, permite advertir que el destino de las regalías no ha sido el tender a priorizar las
erogaciones de capital, en tanto ellas han registrado un proceso de caída relativa en el gasto
total, circunstancias que indican que el esfuerzo recaudador ha ido crecientemente destinado a
financiar gastos operativos o reducción del déficit de los gobiernos.
El reconocimiento del dominio provincial sobre los recursos no renovables plantea un conflicto
evidente dentro del esquema de distribución de recursos entre la Nación y las provincias.
En los capítulos previos se han analizado las implicancias que desde el punto de vista
económico reviste la explotación fiscal de una fuente no renovable. Lo allí analizado induce a
sugerir la centralización de la explotación del recurso. Sin embargo, la reforma constitucional de
1994 ha reconocido finalmente la propiedad provincial sobre el recurso.
1165
La influencia del commodity como base de sustentación del recurso a través de las regalías, permite
adelantar la hipótesis de que la prociclicidad medida en términos del PBI de estas seis provincias
petroleras, no estará estrictamente correlacionado con el ciclo y prociclicidad fiscal del resto de
provincias no petroleras. En el punto 3.5. se analiza el comportamiento fiscal en materia de regalías de las
provincias petroleras con relación a los cambios en el precio internacional del petróleo.
1420 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
objetivo, según lo recomendado por la teoría normativa del federalismo fiscal. Los argumentos
técnicos que avalan esta afirmación han sido analizados en el apartado 15.2. punto (ii), al cual
nos remitimos para mayor detalle. Por el contrario, se ha decidido una mayor centralización —y
consecuentemente, menor autonomía provincial y reducida correspondencia fiscal— para el
resto de los recursos corrientes provenientes de fuentes tributarias, muchas de las cuales admiten
la posibilidad técnica de ser descentralizadas1166.
Ahora bien, desde el punto de vista político, la decisión adoptada por los constituyentes con la
reforma de 1994 y la legislación ligada al tema, resulta clara en cuanto a que habrá que
reconocer que el nuevo acuerdo fiscal federal tendrá que partir de la base de esta
descentralización a los fines del diseño del nuevo acuerdo. Particularmente, porque las
asimetrías regionales habrán de acentuarse, como los datos de los cuadros y gráficos mostrados
así lo indican, y la situación de las propias provincias petroleras se verá muy probablemente
afectadas por la volatilidad del precio internacional del petróleo.
Ambos aspectos se verán incrementados hacia futuro en la medida que nuevas áreas petroleras
entren en producción —a partir de ahora, resorte de decisión de cada provincia donde se
encuentre el yacimiento— y hasta tanto el recurso no se agote. Si bien es posible aceptar algún
rol regulador del gobierno central, como se expusiera en el apartado 15.3, (ii), (b), cualquier
esquema legal que implique limitar el ejercicio del dominio (y consecuente la explotación) del
recurso puede ser cuestionado bajo el argumento de vulnerar la propiedad provincial sobre el
recurso.
Pero quizás el problema más importante es que este régimen descentralizado de la explotación
del recurso no renovable y la volatilidad implícita en el rendimiento de la explotación del
recurso, habrá de limitar cualquier acuerdo que decida la distribución de la masa coparticipable
en base a fórmulas rígidas, tanto en la primaria como en la secundaria. Es probable que las
rigideces terminen siendo modificadas de hecho, como en el pasado han sido modificados los
porcentajes fijos de distribución de fondos entre Nación y provincias, y entre ellas, al
tergiversarse el régimen general de la Ley N° 23.548 por un conjunto de criterios de reparto ad
hoc (aumento del número de ―ventanillas‖), que oportunamente condujeran al actual ―laberinto
de la coparticipación‖.
Sobre este último aspecto, desde el punto de vista económico, las provincias petroleras deberían
destinar a sus tesoros el rendimiento del capital (endowment) que pueda constituirse con las
regalías y no el monto mismo de dichas regalías. Es decir, ―la anualidad‖ que corresponda a los
recursos (provenientes de las regalías) invertidos a largo plazo. Este es el concepto de uso
racional del recurso no renovable. El criterio de destinar a gasto corriente o consumo todo el
rendimiento del recurso no renovable es, simplemente, destruir el capital en beneficio de la
generación presente y proyectando a más largo plazo una futura situación de debilidad fiscal
1166
Volver al Capítulo 14 de este libro, donde se analizan las distintas alternativas tributarias para los
gobiernos provinciales en función de un conjunto amplio de atributos deseables para un sistema tributario
subnacional.
1421 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
importante, que será planteada como exigencia al resto de los ciudadanos de otras provincias no
petroleras. El destinar el monto total de las regalías a gastos de capital físico y humano, en
sustitución de dicho endowment por su parte, plantea el desafío de asegurar un retorno
económico de muy largo plazo de las inversiones públicas, que puede no estar en línea con la
calidad necesaria de los gastos de capital incurridos.
De acuerdo con los datos relevados de las últimas dos décadas, puede advertirse la evolución
diferente que los recursos provenientes del régimen de coparticipación federal de impuestos han
tenido, respecto al rendimiento de las regalías, en las seis provincias petroleras más importantes.
En el Cuadro 7 y los Gráficos 4 y 5, pueden observarse ambas evoluciones y la
correspondiente al total de los recursos de origen nacional destinados a estas provincias.
Cuadro 7
NOTA: 1983 a 1991 en miles de pesos de abril de 1991. Resto de los años en miles de pesos
corrientes.
(1) Incluye Santa Cruz, Neuquen, Tierra del Fuego, Chubut, Rió Negro y Mendoza.
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de Economía.
1422 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 4
En el Gráfico 5 se han incluido las líneas de tendencia polinómicas, que permiten ver con
claridad la evolución diferente de las regalías y las transferencias provenientes de la distribución
secundaria de la Ley N° 23.548. Permiten, asimismo, observar que las transferencias de origen
nacional, que incluyen otros conceptos adicionales a los de la Ley N° 23.548, han mantenido
una tendencia creciente, lo que significa que el menor ritmo de crecimiento registrado en las
transferencias de la secundaria, fue compensado con ―otras ventanillas‖.
Gráfico 5
Las regalías (que, vale destacar, no están incluidas en las transferencias nacionales anteriores,
pues se trata de un recurso clasificado como ―no tributario‖ y, por lo tanto, propio de las
provincias), han permitido por lo tanto reforzar esta tendencia favorable de los recursos totales
de origen nacional hacia estas provincias.
El trato individual desde el gobierno nacional a cada una de las seis provincias ha sido parejo,
según se advierte en el Cuadro 8 y el Gráfico 6.
1423 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 8
AÑO CHUBUT MENDOZA NEUQUEN RÍO NEGRO SANTA CRUZ TIERRA DEL
FUEGO
1983 77,900 152,100 92,000 110,500 91,200 44,900
1984 75,700 136,000 81,500 114,100 93,900 33,900
1985 103,600 266,800 118,600 173,400 104,000 45,300
1986 118,400 295,500 150,800 229,300 115,700 55,600
1987 116,400 387,100 151,100 215,600 126,800 57,700
1988 116,400 387,100 151,100 215,600 126,800 57,700
1989 104,000 347,600 125,400 175,800 101,500 25,500
1990 102,967 231,510 137,622 162,414 109,289 37,994
1991 145,106 331,908 173,876 225,909 157,755 60,086
1992 232,758 483,977 224,711 301,194 206,949 102,009
1993 254,046 539,920 259,508 334,053 231,753 141,033
1994 256,482 557,404 269,015 345,474 237,068 145,949
1995 246,781 541,323 256,710 331,941 227,816 142,196
1996 272,283 567,331 282,633 362,554 253,466 149,476
1997 296,457 655,951 316,991 404,065 307,108 161,040
1998 310,285 670,526 321,658 415,086 311,314 165,492
1999 304,054 664,793 311,787 402,687 299,590 189,547
2000 303,688 657,394 312,423 404,448 307,211 233,290
2001 290,106 634,968 307,825 397,550 278,598 233,090
2002 276,062 580,013 278,288 365,040 285,848 210,655
NOTA: 1983 a 1991 en miles de pesos de abril de 1991. Resto de los años en miles de pesos corrientes.
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de Economía.
Gráfico 6
1424 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Un aspecto importante a estudiar con relación a las regalías es su evolución relativa con
respecto al precio internacional del petróleo. Una de las recomendaciones de la teoría del uso
racional de recurso no renovable con relación al tratamiento fiscal del recurso es evitar
correlacionar el rendimiento fiscal con la volatilidad del precio del recurso.
Los intentos de suavizar el precio interno del petróleo y desvincular el rendimiento fiscal de las
oscilaciones de corto plazo del precio del petróleo son objetivos usualmente recomendados y
perseguidos por las políticas públicas de los gobiernos, según lo ya analizado antes.
En los Cuadros 9 y 10 se pueden observar los niveles de las regalías y del precio internacional
del petróleo entre los años 1986 y 2002. La evolución de ambas variables puede asimismo
observarse en los Gráficos 7, 8 y 9.
Cuadro 9
PRECIO PETRÓLEO
AÑO REGALÍAS
(U$S/m3)
1986 978.200 15
1987 839.200 19
1988 839.200 16
1989 574.500 20
1990 530.400 24
1991 420.686 22
1992 496.537 21
1993 499.467 18
1994 527.999 17
1995 594.841 18
1996 736.878 22
1997 769.587 21
1998 552.814 14
1999 646.585 19
2000 1.011.651 31
2001 967.149 26
2002 2.004.995 26
PRECIO PROMEDIO 21
(1) REGALÍAS: 1983 a 1991 en miles de pesos de abril de 1991. Resto de los
años en miles de pesos corrientes. Incluye Santa Cruz, Neuquen, Tierra del
Fuego, Chubut, Río Negro y Mendoza.
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio
de Economía, y Energy Information Administration (EUA).
1425 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 10
REGALÍA CON
REGALÍAS PRECIO
AÑO DÓLAR A $3,38 EN
EN PESOS PETRÓLEO
DIC 2002
Gráfico 7
1426 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 8
Gráfico 9
a) La volatilidad del precio del petróleo ha sido importante, oscilando entre promedios
anuales de aproximadamente U$S 14,50/m3 (1998) y U$S 30,50/m3 (2000), con un valor
promedio de U$S 20,55/m3 para todo el período analizado (1986-2002).
d) El año 2002 plantea un año atípico, pues operó el cambio en los precios relativos
luego de la salida de la convertibilidad y la fuerte devaluación del peso. Si las regalías se
corrigen por el valor del dólar que regía hacia fines de 2002 ($3,38), la evolución simétrica de
este segundo subperíodo se ve interrumpida.
Concluyendo sobre este punto, es posible afirmar que las políticas fiscales seguidas entre 1986 y
2002 no han respondido a la recomendación de evitar oscilaciones de corto plazo en los niveles
de las regalías y que, en todo caso, deberían observar un comportamiento similar a la tendencia
de largo plazo del precio del petróleo.
La tendencia de las regalías durante la última mitad de los 80 y primera mitad de los 90, resultó
inversa a la evolución del precio del petróleo. El cambio de política operada en la segunda mitad
de los 90 revirtió esta política, pero reguló el nivel de las regalías siguiendo de cerca el nivel
que experimentaba el precio internacional del petróleo en el corto plazo, implicando por tanto
una política fiscal marcadamente procíclica con relación al precio del commodity.
La política fiscal aplicada a los hidrocarburos no puede descuidar que además de las regalías,
que gravan al recurso en boca de pozo, debe agregarse el Impuesto a los Combustibles Líquidos,
que grava los consumos de los derivados del petróleo. Si se computan ambos recursos, los
obtenidos del commodity y de sus derivados1167, para el período 1992 a 2001, son los mostrados
en el Cuadro 11.
Cuadro 11
PARTICIPACIÓN (%)
AÑO REGALÍAS IMPUESTO A LOS TOTAL
COMBUSTIBLES
REGALÍAS COMBUST
Observando las participaciones relativas de ambos recursos, surge una modificación importante
a partir del año 2000. Las regalías pasan de constituir un tercio de los recursos totales a superar
1167
El monto de las regalías incluye a las no petroleras, de muy poco significado dentro del total.
1428 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
finalmente más de la mitad. El Gráfico 10 permite visualizar más nítidamente esta evolución
relativa.
Gráfico 10
0,8
0,7
0,6
PORCENTAJE
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0 AÑO
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
REGALIAS
COMBUSTIBLES
Al respecto, corresponde destacar que el producido del Impuesto a los Combustibles Líquidos
es destinado al financiamiento de diversos tipos de gasto y son distribuidos entre las provincias,
tanto no petroleras como petroleras, en función de tales finalidades varias. Es decir, si bien
gravar el uso de los combustibles ha sido justificado generalmente con vistas a financiar la
construcción y mantenimiento de la red vial (método del beneficio), en la política fiscal práctica
esta no ha sido la regla. En el Cuadro 12 y Gráfico 11 se pueden observar los destinos de los
fondos recaudados por el impuesto, que incluyen a cuatro destinos diferentes: la red vial, la
infraestructura provincial, el FEDEI y el FONAVI.
Cuadro 12
Gráfico 11
1429 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ahora bien, a los fines del federalismo fiscal, interesa ver el destino jurisdiccional de los
fondos. Como se indicara antes, muchos países utilizan el rendimiento de este tipo de impuesto
para redistribuir fondos entre provincias, sean o no petroleras. En el caso de Argentina, la
distribución del rendimiento del Impuesto a los Combustibles constituye una de las varias
―ventanillas‖ que configuran el ya famoso ―laberinto de la coparticipación‖. Se trata de un
régimen paralelo al de la Ley Nº 23.548 de coparticipación federal de impuestos. En el Cuadro
13 y el Gráfico 12 se pueden observar los destinos de los recursos del impuesto por provincias.
Cuadro 13
DISTRIBUCIÓN SECUNDARIA EN EL
IMPUESTO A LOS COMBUSTIBLES
PROVINCIA % % SUBTOTAL
SUBTOTAL 30
RIÓ NEGRO 3.95
SALTA 3.84
FORMOSA 3.72
1430 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
NEUQUEN 3.71
SAN LUIS 3.29
SAN JUAN 3.29
SANTA CRUZ 3.15
CHUBUT 3.13
JUJUY 3.00
SUBTOTAL 31
CATAMARCA 2.46
LA PAMPA 2.30
TIERRA DEL FUEGO 2.24
LA RIOJA 2.18
SUBTOTAL 9
Gráfico 12
Los porcentajes de participación corresponden a los promedios calculados para el período 1992-
2001. La estabilidad de las participaciones es la regla de comportamiento general, dado que los
cambios año a año son muy marginales e insignificantes en ciertos casos.
Luego sigue un grupo de provincias que recibe otro 30%, con participaciones muy parejas en
torno al 4%; ellas son: Chaco, Corrientes, Misiones, Tucumán, Entre Ríos, Santiago del Estero y
Mendoza. Un tercer grupo lo constituyen nueve provincias que reciben otro 31% del total, con
participaciones asimismo muy parejas en torno del 3%; ellas son: Salta, Formosa, Neuquén, San
Luis, San Juan, Santa Cruz, Chubut, Jujuy y Río Negro.
1431 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CHUBUT 3.13%
NEUQUÉN 3.71%
MENDOZA 4.06%
Tierra del Fuego recibe la participación menor del grupo; Mendoza, la mayor, y el resto la
intermedia.
Un aspecto a resaltar es que en el caso de las provincias patagónicas, éstas reciben fondos del
Impuesto a los Combustibles al que sus habitantes no contribuyen, debido al subsidio dispuesto
para la región. En efecto, dentro del Gasto Tributario del Gobierno Nacional, se deben computar
las exenciones para los combustibles líquidos a ser utilizados en la zona sur del país1168. No es
por cierto el único componente del gasto tributario de este impuesto; también se suman al
mismo: el diferencial de impuesto existente entre las naftas y el gas natural comprimido
(pérdida calculada como diferencia entre los impuestos unitarios sobre ambos tipos de
combustible, aplicada a las ventas físicas de GNC) y el diferencial entre las naftas y el gas oil
(cuya pérdida se calcula por aplicación de la diferencia entre impuestos unitarios, aplicada sobre
las ventas de gas oil con destino a automóviles gasoleros).
De lo analizado se desprende que el destino dado al producido del Impuesto a los Combustibles
Líquidos es muy uniforme para la gran mayoría de las provincias, incluyendo las petroleras. Las
excepciones son, en primer lugar, la provincia de Buenos Aires, y, en segundo lugar, Santa Fe y
Córdoba. No obstante, en el caso de las petroleras se registran diferencias entre las provincias:
la de Mendoza en el extremo superior y Tierra del Fuego en el extremo inferior.
Lo analizado permite concluir que el esfuerzo de nivelación que intente el Gobierno Nacional o
el nuevo acuerdo fiscal federal deberá ser decididamente encarado a través de la distribución de
la masa coparticipable del régimen general de coparticipación, es decir, de lo que hoy se
distribuye por la Ley Nº 23.548. Se entiende, sin embargo, que de acuerdo a lo analizado en este
punto y en los capítulos previos, la descentralización del recurso natural habrá de demandar
hacia futuro cambios en la política tributaria nacional y, probablemente, en la distribución del
fondo de combustibles, coherentemente con la política regulatoria que se adopte con respecto a
la explotación de los hidrocarburos.
1168
Al momento de realizarse estas estimaciones no se contaba con el dato del gasto tributario imputable
al beneficio recibido por estas provincias patagónicas.
1432 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
El uso de los recursos no renovables plantea un conjunto de aspectos que deben ser tenidos en
cuenta, en aras de definir la política pública óptima. El tema tiene particular relevancia en el
caso de los gobiernos de estructura federal como Argentina.
En el aparado 15.2 se pasó revisa a la teoría sobre uso racional de los recursos no renovables,
en primer lugar, identificando los temas a tener en cuenta en el diseño de políticas públicas
óptimas, en un esquema de gobierno único, y, en segundo término, analizando los desarrollos de
la teoría del federalismo fiscal con respecto a la asignación de roles y potestades de los niveles
nacional y provinciales de gobierno, en un sistema federal en materia de regulación e
imposición del recurso no renovable.
En este apartado se sintetizan los desarrollos previos, a manera de síntesis y conclusión de los
mismos.
a) La distribución intergeneracional del uso del recurso (sendero de explotación del recurso
y la constitución de fondos de ahorro para garantizar consumos estables a futuras generaciones).
Las conclusiones arribadas en este primer apartado, pueden sintetizarse en los siguientes
párrafos.
El nivel del precio doméstico del petróleo constituye una variable económica importante en los
países en vías de desarrollo, pues influye marcadamente en:
1433 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La idea de traspasar al sistema de precios domésticos (mercado interno) los cambios en los
precios relativos que la economía internacional va generando, ha sido considerada importante en
aras de orientar a una correcta asignación de los recursos. Sin embargo, los gobiernos suelen ser
cautos en permitir trasladar plenamente dichos cambios, particularmente ante oscilaciones
bruscas en los precios relativos, como en el caso del petróleo.
En los países en desarrollo, los instrumentos para cobertura del riesgo que se enfrenta con la
volatilidad del precio del petróleo tienen muchas limitaciones para su posible utilización, debido
a circunstancias de diverso tipo. Ellas pueden reunirse en: la reducida capacidad financiera de
consumidores y gobierno, el bajo nivel de crédito disponible para ambos y las altas tasas de
riesgo soberano.
Existen dos mecanismos o sistemas que el gobierno puede elegir para suavizar los cambios en el
precio internacional del petróleo: el enfoque discrecional y el enfoque basado en reglas.
Para el uso de los fondos de estabilización en base al enfoque de las reglas, se han identificado
tres tipos de criterios de contingencia:
a) La regla del promedio móvil (que fija el precio interno como promedio móvil de los
precios spot pasados).
c) La regla max-min (que fija un piso y un techo para dejar variar el precio interno,
traspasando la variación dentro de la banda al mercado interno. Solamente si se superan esos
máximos o mínimos el gobierno absorbe el cambio, es decir, no traspasa el ajuste al mercado)
Las conclusiones del análisis de las virtudes y defectos de cada alternativa parecen favorecer el
enfoque de las reglas (no el discrecional), y dentro de las alternativas de contingencia, la regla
max-min, con la banda flotando a más largo plazo, siguiendo la tendencia del precio promedio
spot registrado dentro de la misma.
Los sistemas de cobertura a través del mercado (contrato de futuros y opciones) y la alternativa
de desregulación, parecen ofrecer alternativas particularmente atractivas en países de baja
capacidad de crédito y relativo apego a cumplir con los contratos.
1434 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Los problemas intergeneracionales complican el cuadro de la regulación del precio del petróleo
y los mecanismos de ahorro, pues las normas de prudencia en el manejo discrecional y/o de las
reglas precautorias tendientes a fijar un sendero de consumo/ahorro estable en el largo plazo
(―consumption smoothing‖) demandan una disciplina fiscal y financiera importante, que países
de débil institucionalidad pueden no seguir por razones políticas.
Desde el punto de vista económico, los gobiernos deberían destinar a sus tesoros el rendimiento
del capital que pueda constituirse con las regalías y no el monto mismo de dichas regalías. Es
decir, la anualidad que corresponda a los recursos (provenientes de las regalías) invertidos a
largo plazo. Este es el concepto de uso racional del recurso no renovable. Un criterio de destinar
el rendimiento del recurso no renovable a gasto corriente o consumo es destruir el capital en
beneficio de la generación presente, proyectando a más largo plazo una futura situación de
debilidad fiscal importante, que muy seguramente afectará el bienestar de las generaciones
futuras.
Es importante advertir, sin embargo, que la existencia de instrumentos financieros como los
fondos de estabilización o fondos precautorios, no puede ser considerada como garantía de un
comportamiento fiscal prudente de los gobiernos. En realidad, quizás se deba esperar la inversa,
es decir, que gobiernos prudentes en materia fiscal sean los que operen razonablemente bien los
fondos. De todas maneras, el empleo de los fondos y la fijación de reglas complementarias de
procedimiento, de transparencia y numéricas, parecen ser necesarias a fin de asegurar políticas
fiscales sustentables.
Finalmente, las regalías petroleras no deben asimilarse a un impuesto que grava la producción
de un bien ―reproducible‖, precisamente porque se trata de un bien agotable (―no
reproducible‖). Un impuesto a la producción de un bien ―reproducible‖ genera carga excedente
debido al ―excedente perdido‖ (o dejado de obtener) por el productor, al reducirse este
excedente más allá del rendimiento para el fisco de dicho impuesto. Esto resulta diferente en el
caso de la explotación de un recurso ―agotable‖. Si en un año se reduce el excedente económico
del productor de una actividad ―reproducible‖ hacia futuro, se estará asumiendo un costo de
oportunidad (por pérdida del excedente) que no se recupera más: la oportunidad de no haber
generado excedente en el presente cuando esto no anula la posibilidad de seguir obteniéndolo en
el futuro. El petróleo constituye un activo cuya explotación está sujeta a una decisión
intertemporal de uso. Esto significa que si el gobierno limita su explotación en determinado año,
por ejemplo, ello no impide que al año siguiente se lo haga. La decisión de hacerlo hoy o
mañana en realidad depende de cómo se ponderen las funciones de utilidad de la presente y
futura generación, pues el recurso es agotable (―no reproducible‖) y, por lo tanto, lo que se lo
aproveche hoy significará no poder aprovecharlo mañana y viceversa. Claro que a valores
actuales contar con el activo, fuera del subsuelo en el presente, podría mejorar las posibilidades
económicas transformándolo en otro activo que obtuviera ingresos (―reproducibles‖) a futuro;
pero el valor de este nuevo activo no puede ser otro que el valor presente de su rendimiento, por
lo tanto, debe asumirse que éste habrá de ser superior al valor del petróleo (y de ello depende a
qué se destine el rendimiento de las regalías).
Por cierto que el ritmo de explotación también depende de la expectativa que se tenga respecto a
la evolución futura del precio del petróleo (y asimismo a las expectativas sobre cambio
tecnológico), las reservas comprobadas o a descubrir, etc.
a) Los gobiernos centrales están en mejor situación que los gobiernos subnacionales para
absorber la incertidumbre y volatilidad de los precios del recurso, al contar con una base
tributaria mucho más amplia, en gran parte no correlacionada con los precios del petróleo.
c) En general las políticas anticíclicas han sido consideradas instrumentos de los gobiernos
centrales. Los gobiernos centrales pueden operar con mayor eficacia que los gobiernos
subnacionales, debido a las características esencialmente abiertas de las economías regionales y
al menor efecto del multiplicador fiscal respectivo. Asimismo, porque la política fiscal requiere
de una adecuada armonización con otros instrumentos de política económica como la política de
liquidez (política monetaria pura y política de deuda pura), en manos de los gobiernos centrales.
a) Los tributos subnacionales deben basarse esencialmente en bases no móviles con una
importante dosis de sustento en el principio del beneficio, de forma que los electores
subnacionales adviertan con nitidez el costo de oportunidad de sus demandas por bienes
públicos subnacionales (la conexión wickseliana y el atributo de su accountability). Con
respecto a la movilidad o inmovilidad de las bases tributarias, el financiamiento del gasto
subnacional a través de tributos que graven los ingresos ―reproducibles‖, se ha considerado
factible en el caso del impuesto a los ingresos de las personas físicas, debido a la menor
movilidad residencial de corto plazo de las personas y su aporte a mejorar la percepción de los
ciudadanos, de los costos de oportunidad de la provisión de bienes públicos subnacionales. En
cambio, el financiamiento con el uso de una fuente de ingresos ―agotables‖ puede distorsionar
la percepción de dicho costo de oportunidad. Tal distorsión será mayor, cuanto menor resulte el
cómputo o conocimiento de las externalidades provocadas hacia generaciones futuras, en las
funciones de utilidad de los votantes.
En tal sentido, descentralizar en comunidades menores el uso del recurso impedirá a la decisión
colectiva internalizar los efectos externos producidos sobre el resto de la comunidad nacional,
debido a la falta de una adecuada coordinación en las decisiones de ahorro-inversión a nivel
global. Esta actividad de cómputo de las externalidades recíprocas debido a las
1436 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
c) Si los gobiernos subnacionales cuentan con otros recursos tributarios asignados, las
regiones ricas poseedoras del petróleo tendrían muy poco incentivo a explotar esas otras bases
tributarias. Esta conducta provocaría un efecto perverso en términos de:
a) Las asimetrías en los ingresos regionales pueden atenuarse más fácilmente (mediante
transferencias de nivelación) a través del gobierno central que explote el rendimiento fiscal del
recurso no renovable; un aspecto usual de equidad horizontal en sentido territorial, perseguido
en la mayoría de los países.
c) Como recurso agotable, el petróleo no puede ser considerado como una fuente
permanente de largo plazo de los gobiernos subnacionales. Su agotamiento habrá de plantear, en
un futuro, un cambio importante en las posibilidades de financiamiento de gobiernos
inicialmente ricos, que habrán de plantear la necesidad de asistencia federal una vez
desaparecido el recurso. Conductas estratégicas de los gobiernos subnacionales ricos en
petróleo, podrían implicar en el largo plazo un comportamiento moral (moral hazard) que
termine perjudicando al bienestar general y lesione la equidad interjurisdiccional.
b) El interés político por asumir el poder de explotación del recurso no renovable puede
encontrarse en la diferencia que desde el punto de vista de los gobernantes de turno existe entre
el asumir el costo político de establecer tributos a los ciudadanos electores (constituency) para
1437 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
financiar el gasto público o privado presente, y la alternativa —sin tales costos políticos— de
ejercer la potestad regalística como fuente de financiamiento. El consumir el capital que yace en
el subsuelo, puede implicar hacia las generaciones futuras costos en bienestar y conflictos
regionales, si la aplicación de los recursos que generan las regalías no asegura un sendero de
sustentabilidad fiscal. Y ello depende muy crucialmente del destino que la generación presente
le dé a tales recursos.
b) La potestad regalista.
b) Las regalías y los gastos totales de las seis más importantes provincias petroleras.
b) Dado que los recursos tributarios no ligados a los volúmenes y a los precios de un
commodity como el petróleo son altamente sensibles a la evolución del ingreso nacional, es
claro que la caída de los rendimientos tributarios a partir de 1998 de la canasta tributaria
provincial tradicional (en particular Ingresos Brutos de alta elasticidad-producto y fuente de
aproximadamente la mitad de los recursos propios provinciales), no debió afectar de forma
similar a este grupo de seis provincias con relación al resto de las 24 jurisdicciones. Para el año
2002, posdevaluación, las regalías representaron el 35,7% de los ingresos corrientes de las seis
provincias petroleras. Pero entre ellas existen asimismo diferencias. Las de mayor importancia
son Santa Cruz y Neuquén, y para los años de la primer década observada, también Tierra del
Fuego.
(b) Las regalías y los gastos totales de las seis más importantes provincias petroleras
b) La influencia del commodity como base de sustentación del recurso, a través de las
regalías, permite adelantar la hipótesis de que la prociclicidad medida en términos del PBI de
estas seis provincias petroleras no habrá de estar estrictamente correlacionado con el ciclo y
prociclicidad fiscal del resto de provincias no petroleras.
c) En los apartados previos se ha analizado las implicancias que desde el punto de vista
económico reviste la explotación fiscal de una fuente no renovable como el petróleo. Lo
analizado induce a sugerir la centralización de la explotación del recurso. Sin embargo, la
reforma constitucional de 1994 ha reconocido finalmente la propiedad provincial sobre el
recurso.
objetivo, según lo recomendado por la teoría normativa del federalismo fiscal. Por el contrario,
se ha decidido una mayor centralización tributaria —y consecuentemente menor autonomía
provincial y reducida correspondencia fiscal— para el universo de las fuentes tributarias,
muchas de las cuales admiten la posibilidad técnica de ser descentralizadas.
e) Ahora bien, desde el punto de vista político la decisión adoptada por los constituyentes
con la reforma de 1994 y la legislación ligada al tema, el nuevo acuerdo fiscal federal tendrá que
partir de la base de esta descentralización. Esto induce a un cuidadoso diseño de la futura ley de
coparticipación federal de impuestos. Particularmente, porque las asimetrías regionales habrán
de acentuarse, como los datos de los cuadros y gráficos mostrados así lo indican, y la situación
de las propias provincias petroleras se verá muy probablemente afectada por la volatilidad del
precio internacional del petróleo. Ambos aspectos se verán incrementados hacia futuro en la
medida que nuevas áreas petroleras entren en producción —a partir de ahora resorte de decisión
de cada provincia donde se encuentre el yacimiento— y hasta tanto el recurso no se agote.
f) Si bien es posible aceptar algún rol regulador del gobierno central (―cláusula de
progreso‖), cualquier esquema legal que implique limitar el ejercicio del dominio (y
consecuente la explotación) del recurso, puede ser cuestionado bajo el argumento de vulnerar la
propiedad provincial sobre el recurso. La intervención del Poder Judicial puede ser necesaria en
un futuro, de surgir conflictos graves entre ambos niveles de gobierno.
Desde el punto de vista económico, las provincias petroleras deberían destinar a sus tesoros el
rendimiento del capital que pueda constituirse con las regalías (endowment) y no el monto de
dichas regalías. Es decir, la anualidad que corresponda a los recursos (provenientes de las
regalías) invertidos a largo plazo. Este es el concepto de uso racional del recurso no renovable.
El criterio de destinar a gasto corriente todo el rendimiento del recurso no renovable es,
simplemente, destruir el capital en beneficio de la generación presente y proyectando a más
largo plazo una futura situación de debilidad fiscal importante, que muy seguramente será
planteada como exigencia al resto de los ciudadanos de otras provincias no petroleras. El
destinar el monto total de las regalías a gastos de capital físico y humano, en sustitución de
dicho endowment por su parte, plantea el desafío de asegurar un retorno económico de muy
largo plazo de las inversiones públicas, que puede no estar en línea con la calidad necesaria de
los gastos de capital incurridos.
a) Una de las recomendaciones de la teoría del uso racional de recurso no renovable con
relación al tratamiento fiscal del recurso, es evitar correlacionar el rendimiento fiscal con la
volatilidad del precio del recurso. Los intentos de suavizar el precio interno del petróleo y el
desvincular el rendimiento fiscal de las oscilaciones de corto plazo del precio del petróleo, son
objetivos usualmente recomendados y perseguidos por las políticas públicas de los gobiernos,
según lo analizado al comienzo.
i) La volatilidad del precio del petróleo ha sido importante, oscilando entre promedios anuales
de aproximadamente U$S 14,50/m3 (1998) y U$S 30,50/m3 (2000), con un valor promedio de
U$S 20,55/m3 para todo el período analizado (1986-2002).
ii) La evolución de largo plazo de ambas variables (precio del petróleo y regalías) muestra una
tendencia creciente, aunque más marcada en el caso de las regalías, con la diferencia que
plantea la devaluación en 2002, como se explica en el punto d).
iii) El comportamiento de la política fiscal ha sido claramente diferente entre los años 1986 a
1994 y 1995 a 2001. En el primero de los subperíodos las regalías muestran una evolución
inversa al precio internacional del petróleo; en tanto, en el segundo de los subperíodos, siguen el
mismo comportamiento.
iv) El año 2002 plantea un año atípico, pues opera el cambio en los precios relativos luego de la
salida de la convertibilidad y la fuerte devaluación del peso. Si las regalías se corrigen por el
valor del dólar que regía hacia fines de 2002 ($3,38), la evolución simétrica de este segundo
subperíodo se ve interrumpida.
Concluyendo, es posible afirmar que las políticas fiscales seguidas entre 1986 y 2002 no han
respondido a la recomendación de evitar oscilaciones de corto plazo en los niveles de las
regalías y que, en todo caso, deberían observar un comportamiento similar a la tendencia de
largo plazo del precio del petróleo.
La tendencia de las regalías durante la última mitad de los ochenta y primera mitad de los 90,
resultó inversa a la evolución del precio del petróleo. El cambio de política operada en la
segunda mitad de los años 90, revirtió esta política, pero reguló el nivel de las regalías siguiendo
de cerca el nivel que experimentaba el precio internacional del petróleo en el corto plazo,
implicando por tanto una política fiscal marcadamente procíclica con relación al precio del
commodity.
La política fiscal aplicada a los hidrocarburos no puede descuidar que, además de las regalías
que gravan al recurso en boca de pozo, debe agregarse el Impuesto a los Combustibles Líquidos,
que gravan los consumos de los derivados del petróleo.
Observando las participaciones relativas de ambos recursos, surge que las regalías pasan de
constituir un tercio de los recursos totales a superar finalmente más de la mitad de esos recursos
a partir del año 2000.
Muchos países utilizan el rendimiento del Impuesto a los Combustibles para redistribuir fondos
entre provincias, sean o no petroleras. En el caso de Argentina, la distribución del rendimiento
del Impuesto a los Combustibles constituye una de las varias ―ventanillas‖ que configuran el ya
famoso ―laberinto de la coparticipación‖. Se trata de un régimen paralelo al de la Ley N° 23.548
de coparticipación federal de impuestos.
Los porcentajes de participación según los promedios calculados para el período 1992 a 2001
que evidencian gran estabilidad, permiten identificar cuatro grupos de provincias:
a) Tres provincias reciben el 30% del total (provincia de Buenos Aires, Santa Fe y
Córdoba), y de ese total la provincia de Buenos Aires recibe la mitad (15%).
b) Un grupo de ocho provincias recibe otro 30%, con participaciones muy parejas en torno
al 4%; ellas son: Chaco, Corrientes, Misiones, Tucumán, Entre Ríos, Santiago del Estero y
Mendoza.
c) Un tercer grupo de nueve provincias reciben otro 31% del total, con participaciones
asimismo muy parejas en torno del 3%; ellas son: Salta, Formosa, Neuquén, San Luis, San Juan,
Santa Cruz, Chubut, Jujuy y Río Negro.
Un aspecto a resaltar es que, en el caso de las provincias patagónicas, éstas reciben fondos de un
impuesto al que sus habitantes no contribuyen, debido al subsidio dispuesto para la región. En
efecto, dentro del Gasto Tributario del Gobierno Nacional, se deben computar las exenciones
para los combustibles líquidos a ser utilizados en la zona sur del país.
Lo analizado permite concluir que el esfuerzo de nivelación que intente el Gobierno Nacional o
el nuevo acuerdo fiscal federal, deberá ser decididamente encarado a través de la distribución de
la masa coparticipable del régimen general de coparticipación, es decir, de lo que hoy se
distribuye por la Ley N° 23.548. Se entiende, sin embargo, que de acuerdo a lo analizado en este
punto y en los capítulos previos, la descentralización del recurso natural habrá de demandar
hacia futuro cambios en la política tributaria nacional y en la distribución del fondo de
combustibles, coherentemente con la política regulatoria que finalmente se adopte con respecto
a la explotación de los hidrocarburos.
El uso de los recursos no renovables, como el petróleo, exige contemplar varios aspectos en
orden a delinear una política pública óptima: la distribución intergeneracional de su uso o
sendero de explotación de largo plazo del recurso, su distribución intertemporal de corto plazo y
1443 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
la regulación de su precio interno, los costos de los ajustes presupuestarios derivados de esta
regulación, la forma de instrumentar los ahorros presentes del rendimiento del recurso
consistentes con los aludidos senderos de explotación y precios en el corto y largo plazo, y el
diseño de instituciones fiscales y financieras que aseguren la sustentabilidad fiscal de las
finanzas de los gobiernos.
En el ámbito de las teorías normativa y positiva del federalismo fiscal, los argumentos por la
centralización de la explotación del recurso no renovable como el petróleo, resultan importantes.
Las razones aluden a los problemas de política macroeconómica anticíclica, de asignación de
recursos, por los efectos de empobrecimiento del vecino, distorsión en la asignación espacial de
factores y pérdida del grado de percepción del costo de oportunidad de las demandas de gasto
presente a los gobiernos (correspondencia fiscal) y, finalmente, de equidad interjurisdiccional,
por la ausencia de genuinos representantes de las generaciones futuras, ligado esto al ciclo
político común de las democracias representativas.
La realidad de los países, sin embargo, es variada y en ella pesan antecedentes histórico-
políticos propios. Los países con importantes reservas de petróleo registran fuertes presiones
políticas de los gobiernos regionales para controlar el uso del recurso. La explicación es simple:
las regalías como recurso no tributario aliviana el trabajo de los políticos del presente, a
diferencia de los tributarios cuyo establecimiento debe enfrentar el pertinente costo político ante
los electores presentes (constituency). La explotación acelerada del recurso no renovable y su
eventual destino al consumo (tanto público como privado) resulta atractiva para la generación
presente.
El problema se traslada a la generación futura por doble motivo: la imposibilidad de contar con
el recurso y tener que ser éste sustituido por los tributos, si se pretende mantener el nivel de
gasto y por los conflictos que naturalmente habrán de emerger entre regiones petroleras antes
ricas y luego pobres y las no petroleras, a la hora de asegurar el mantenimiento de niveles de
consumo previos de las primeras.
Adicionalmente, deberá asegurarse: el destino de los recursos por regalías a inversiones de alta
productividad, la regulación concertada del precio interno del petróleo, la constitución de fondos
provinciales de ahorro y normas mínimas respecto a su sistema de gerenciamiento, y la
armonización del régimen regalístico con la imposición a los derivados del petróleo, entre los
asuntos de mayor relevancia. El gobierno nacional no podrá desentenderse de su obligación
constitucional, ligado a la noción de ―cláusula de progreso‖. Los problemas discutidos
previamente pueden conducir a que el Poder Judicial deba intervenir en un futuro no muy lejano
para dirimir conflictos Nación-provincias, que en esencia constituye una cuestión
eminentemente política y de orden constitucional.
1445 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
APÉNDICE 1
Esta actividad representa la etapa más riesgosa y determinante de la industria petrolera y el éxito
de sus resultados, de alguna manera, define la permanencia y magnitud del desarrollo de esta
industria. Asimismo, por tratarse de actividades riesgosas, se utilizan técnicas modernas que se
fundamentan en estimados e interpretaciones con un elemento importante de incertidumbre en
lo referente a sus resultados.
La explotación se inicia con los estudios de geología e ingeniería necesarios para definir las
acumulaciones petrolíferas, que luego se desarrollarán a través de la perforación de pozos y la
construcción de instalaciones conexas de producción. Esta actividad incluye todo lo relativo a la
extracción, manejo y tratamiento de los hidrocarburos y al final, la entrega de los mismos a los
lugares de almacenamiento de donde son transportados a los sitios de distribución o exportación
correspondientes.
En sus orígenes, para transportar el crudo a cortas distancias, por vía terrestre o fluvial, se
utilizaron barriles de diferentes volúmenes cuyas muelas estaban sujetas en los extremos y en el
medio por flejes muy ajustados para impartirles mayor hermeticidad.
El transporte de crudos se puede realizar por vía terrestre, fluvial y marítima. Por vía terrestre se
utiliza un sistema conocido como oleoductos, que está constituido por la tubería troncal o
principal y el patio de tanques. La parte del sistema de oleoductos llamada tubería troncal, es
aquella que se extiende entre el área de producción y los patios de tanques o terminales de
embarque.
El crudo fluye desde el yacimiento hacia el pozo, asciende por flujo natural o bombeo mecánico
hasta el cabezal del pozo y es llevado mediante tuberías de flujo hasta las estaciones
recolectoras y luego a los patios principales de tanques, y de allí es bombeado a través de las
tuberías troncales hasta la refinería o terminal de embarque correspondiente.
Los terminales de embarque, antes referidos, son instalaciones que reciben los crudos
provenientes de los patios de tanques y los productos elaborados por las refinerías con el fin de
almacenarlos y luego embarcarlos hacia distintos sitios dentro del país o el exterior.
El petróleo crudo tal y como es extraído del subsuelo es de un uso muy restringido porque no
satisface los requerimientos de calidad exigidos en las diferentes aplicaciones industriales; por
ello, es procesado en plantas complejas y costosas para obtener productos técnicamente útiles y
de comercialización.
CAPÍTULO 16
16.1. Introducción
De lo anterior surge que muy probablemente los gobiernos deban definir un ―trade off‖ (o
trueque) entre lo que sugeriría la teoría de las finanzas públicas en materia de incidencia y lo
que aconsejaría la técnica de recaudar y fiscalizar el sistema tributario. De allí que tributaristas
reconocidos internacionalmente, como R. Bird y M. Casanegra de Jantscher1169, hayan sostenido
que ―la administración tributaria es política tributaria‖, particularmente en los países en
desarrollo.
Sirva esta introducción para aclarar que los éxitos o fracasos de cualquier administración
tributaria no solamente dependerán de la idoneidad y la capacidad técnica de los organismos de
recaudación y fiscalización, sino del propio diseño de las leyes tributarias. A su vez, que los
efectos esperados (incidencia) de los impuestos pueden verse modificados por la forma de
encarar o diseñar la administración tributaria.
Esto último plantea una línea demarcatoria muchas veces difícil de identificar entre política y
administración tributaria, pues de las normas y disposiciones de los organismos recaudadores
pueden surgir medidas que podrían ser identificadas como equivalente a una actividad
legislativa. Y aquí surgen posibles planteos judiciales que los jueces se verán en la obligación
de resolver, sobre la base de la evaluación de los argumentos adelantados por las partes en
conflicto (contribuyentes y Estado).
Una segunda consideración preliminar importante es resaltar que todo administrador tributario
tiene por objetivo esencial el maximizar el rendimiento de los impuestos. En su afán de
aumentar la recaudación, el responsable del organismo recaudador intentará adoptar todas las
medidas a su alcance para lograr su objetivo esencial. Y es en la búsqueda de los instrumentos
de recaudación más eficaces, donde normalmente suele ser medido el éxito o fracaso de su
gestión.
De lo apuntado se infiere que los posibles desbordes del organismo recaudador en cuanto a
lesionar los objetivos de eficiencia y equidad que plantea la ley tributaria (en rigor, la legalidad
estricta de su aplicación) pueden significar colisiones entre ambos y ser no poco frecuentes.
1169
Bird y Casanegra de Jantscher (1992).
1448 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Una cuestión básica que debe resolver la administración tributaria es obtener el pago
―voluntario‖ de los tributos por parte de los contribuyentes. Se remarca el término ―voluntario‖,
pues en rigor el pago es coactivo. Esto es necesariamente así porque hace a la característica de
los bienes públicos que debe proveer el Estado (bienes de consumo conjunto, indivisibilidad del
beneficio y principio de no-exclusión), que implica la ausencia de incentivos para que los
individuos revelen sus verdaderas preferencias (disposición de pago voluntario) por este tipo de
bienes, debiendo adoptarse la decisión colectiva de auto obligarse al pago de las ―expensas‖
(tributos) que el ―gran consorcio‖ (Estado) requiere para financiar los servicios colectivos.
Sin embargo, el concepto ―voluntario‖ va dirigido a señalar que el organismo recaudador debe
generar con su accionar un escenario de incentivos tales que induzca al contribuyente al
cumplimiento de lo que exige la ley. Ello se intenta lograr con un trato amigable y colaborador
hacia el contribuyente, al tiempo de generar una clara percepción del riesgo de ser sancionado
por el incumplimiento, sea éste debido a situaciones de mora o de evasión y/o de otros tipos de
fraude o simulación con perjuicio fiscal, sin que tal accionar derive en un excesivo grado de
intrusividad.
En la tipología de las posibles estrategias, sin embargo, existen claramente dos enfoques o
estilos: el que acentúa el clima de amenazas de sanción al incumplidor o el que acentúa el
servicio de buen trato y atención al contribuyente, colaborando con él para el cumplimiento de
sus obligaciones. En general, las administraciones tributarias suelen aplicar medidas
combinadas de amenazas severas con servicios de atención al contribuyente, pero la estrategia
predominante dependerá del énfasis relativo de ambos tipos de accionar.
En nuestro país, la información con que hoy cuenta la AFIP ha posibilitado que el organismo
recaudador estuviera en condiciones de ―invitar‖ desde hace un par de años (año 2003) a un
número muy apreciable de potenciales contribuyentes a presentarse para el pago de impuestos
como Bienes Personales, al que estarían obligados a pagar de acuerdo a datos disponibles por el
1449 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ente recaudador. La Dirección de Rentas de la Provincia de Buenos Aires pudo hacer lo mismo
con el Impuesto Inmobiliario y el Impuesto a los Automotores. Claramente, esto es posible pues
la complementación de bases de datos que hoy existe entre la AFIP y la Dirección de Rentas de
la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo —para citar uno de los convenios celebrados entre el
ente federal y las administraciones subnacionales—, permite identificar a través de la
cuitificación de inmuebles y automotores, junto con datos del sector financiero, a potenciales
contribuyentes hoy ausentes de las listas de pagadores usuales de dichos impuestos y de los
Impuestos a las Ganancias y a los Bienes Personales.
Pero es claro que la segunda estrategia resulta válida en la medida en que el avance tecnológico
y el desarrollo de los sistemas organizacionales resulten efectivos. Por ejemplo, si el organismo
recaudador ―le informa‖ al potencial contribuyente que según los datos disponibles estaría
comprendido como contribuyente del hecho imponible en cuestión, y luego no se verifica la
necesaria coordinación entre el área de fiscalización con el área de recaudación, para muy
rápidamente verificar el posterior cumplimiento tributario o, en caso contrario, estar en
condiciones de pasar a la fase del cobro compulsivo, esa percepción de riesgo rápidamente se
diluye. Finalmente, el cobro compulsivo requiere una muy coordinada labor con entes del Poder
Judicial. Este es otro problema importante que suelen enfrentar los entes recaudadores, pues los
juzgados dependen de otro poder del Estado y la coordinación suele implicar un mayor grado de
complejidad.
Esta última cuestión, que deriva en importantes demoras en el logro del cobro de los impuestos
de los supuestos evasores, es la que posiblemente induzca a algunos administradores tributarios
a adoptar medidas extremas como el intento de la Dirección de Rentas de la Provincia de
Buenos Aires de tratar de sancionar con inspecciones en hoteles alojamiento a eventuales
contribuyentes incumplidores del impuesto automotor. Es decir, a la sanción económica
potencial se agregaría una sanción moral que afectaría incluso las relaciones de tipo familiar de
los contribuyentes supuestamente evasores.
esta norma ha sido discutida en cuanto a su constitucionalidad, resulta una herramienta muy
eficaz desde el punto de vista de las finanzas del gobierno.
Existen ciertos factores de la economía mundial presente que han planteado duros desafíos a la
administración tributaria. Algunos de dichos factores merecen ser mencionados, por ser motivo
de amplia preocupación en los gobiernos y de los administradores tributarios.
Muchos estados en EE. UU. han intentado aplicar los Use Taxes en las ventas a distancia
utilizando el método de ―pago revertido‖ (o ―pago directo‖) con resultados no satisfactorios.
Más aún, debido a los diferentes criterios aplicados por los estados, la Corte Suprema de Justicia
de los EE. UU. ha decidido, en el caso Quill, limitar la potestad de los mismos para establecer el
Use Tax solo cuando se verificase la existencia de un ―nexo comercial‖, es decir, tener la firma
vendedora una representación o filial en el estado de destino1170. Este criterio sería compatible
con la aplicación del criterio de destino en las ventas interjurisdiccionales. En nuestro país, con
posterioridad al cumplimiento del ―Pacto Fiscal II‖ (1993), algunas provincias que eximieron
del gravamen a la industria manufacturera, mantuvieron el mismo para el caso de bienes que no
siendo fabricados dentro del territorio provincial, son vendidos dentro del mismo. De esta
1170
Ver el caso Quill citado en McLure (2005). Para problemas debido a ventas remotas y comercio
electrónico ver también McLure (1997, 1999); Bruce y Fox (2000, 2001); United States General
Accounting Office (2000), y Varian (2000).
1452 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
manera, el impuesto opera como una especie de aduana interior, circunstancia que viola en
forma vedada a la Constitución Nacional, generando distorsiones de precios según el origen del
bien. Muchas municipalidades han introducido asimismo un impuesto similar a través de la
―Tasa de Abasto‖, gravando ventas de algunos productos (mayormente alimentos y bebidas) en
base al argumento de los controles sanitarios o bromatológicos requeridos, que en la práctica
raramente se llevan a cabo. Independientemente de la cuestión constitucional de este tipo de
gravamen, la experiencia indica que los problemas no han podido ser resueltos con satisfacción;
al menos esto es lo que indica la vasta experiencia de los EE.UU. referido al Retail Sales Tax
(IVM) que aplican los estados.
El comercio electrónico, especialmente de base digital, es otro problema creciente para los
gobiernos, porque en estos casos no resulta fácil definir cuál de los fiscos, a cuál de las personas
involucradas en la transacción y sobre qué bases, debería aplicarse el impuesto.
Un dato conocido de nuestro sistema tributario es la alta evasión existente, tanto referida a los
impuestos nacionales como provinciales y locales. De acuerdo a estudios recientes1171, la
presión tributaria consolidada (que incluye tributos nacionales, provinciales y municipales)
estaría actualmente alrededor del 27% del PBI. Aproximando guarismos, impuestos nacionales:
22,7% (IVA 7%; Ganancias 5%), impuestos provinciales: 4% (Ingresos Brutos 2,6%), e
impuestos municipales: 0,4%. La presión tributaria consolidada actual es significativa teniendo
en cuenta los niveles tradicionales de nuestro sistema tributario, que ha estado rondando por
muchos años entre las cotas del 18% y 22%. Sin embargo, las estimaciones de evasión en los
impuestos importantes arrojan niveles también significativos, que alcanzarían a alrededor del
40%; aproximadamente: del 33% en IVA (M$ 16.000), 51% en Ganancias (M$ 12.000) y 39%
en Seguridad Social (M$ 9.000). Solamente la evasión en estas tres fuentes tributarias
implicaría, por lo tanto, un valor no recaudado de M$ 37.000, contra alrededor de M$ 101.000
de recaudación total consolidada en 2004 (es decir, el 36,5%)1172. Esto significa que la presión
tributaria no es la misma entre los contribuyentes cumplidores y aquellos que no lo son. Es
decir, dada la tasa de evasión, la presión tributaria ―promedio‖ del 27%, no resulta
representativa para gran parte de muchos ciudadanos cumplidores, que estarían soportando un
costo tributario quizás del 50% o más, en términos de sus ingresos.
Para tener idea de la importancia de esta recaudación perdida, téngase en cuenta que
actualmente dos fuentes distorsivas del sistema tributario nacional, como son las retenciones a
las exportaciones y el impuesto a las transacciones financieras, acumulan el 4% del PBI, es
decir, aproximadamente el superávit primario al que apuntaría el Gobierno Nacional para años
venideros. En tanto, lo perdido por evasión estaría rondando al 10,8% del PBI. Es decir, si se
asume una reducción de la evasión a niveles estimados en países normales (20%), es decir, si el
1171
Ver Llach, J. y Harriague, M. (2005).
1172
Recientes cálculos informados por la AFIP indican una evasión menor en el IVA con relación a estos
guarismos. El ente recaudador lo ha estimado en el 24,8% (M$ 9.5549,8) para 2004, con un resultado que
revertiría el comportamiento de años previos: 2000 (27,9%), 2001 (29,6%), 2002 (34,8%) y 2003
(32,3%), diario La Nación (2005). En FIEL (2000), Sección III, Oscar Libonatti estimó la evasión en el
IVA en 30%; y Luciano Di Gresia en el Impuesto a las Ganancias entre 45% y 50%, ambos para 1997.
1453 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
combate a la evasión tuviera éxito en reducirla a la mitad, se podría sustituir a las fuentes
tributarias señaladas como distorsivas, con un superávit adicional de 1,4% del PBI1173.
En la evasión confluyen varios factores, como la alta presión fiscal agregada y la magnitud de
las regulaciones con altos costos para los regulados. Pero independientemente de las causas, el
fenómeno ha inducido a una importante economía informal. La informalidad en el caso del
mercado de trabajo, por ejemplo, ha sido estimada en un nivel del 50%, porcentaje muy superior
al indicado previamente con relación a la evasión en Seguridad Social1174. Así, los evasores de
impuestos nacionales como el IVA, es probable que lo sean igualmente en el Impuesto a los
Ingresos Brutos de la provincia. En rigor, la informalidad actual implica una situación de
evasión generalizada de todas las obligaciones impositivas y previsionales, que plantea un techo
muy reducido del espacio tributario explotable por los gobiernos, tanto nacional como
provincial.
Lo anterior está dirigido a destacar que el combate a la evasión y la mejora consecuente en los
niveles de recaudación tributaria, no podrá ser resuelto sin una muy eficaz lucha contra la
informalidad en nuestro país. Para ello, la labor y la responsabilidad que le cabe a los gobiernos
no solo nacional sino también a los provinciales y municipales, son altamente importantes. En el
caso de los gobiernos subnacionales, ellos son en gran parte responsables del monitoreo de las
ventas finales, con vista a evitar ―la cadena negra hacia arriba‖, pues son los que están más
cerca de los ciudadanos y potenciales contribuyentes. Ciertamente, ellos podrían trabajar mucho
en la evasión a nivel minorista. La AFIP, por su parte, tiene un rol importante para trabajar
sobre la evasión derivada de la ―fábrica de facturas‖, pues este organismo tiene una cobertura
amplia de las transacciones dentro de todo el país y la posibilidad de los cruces débito-crédito
interjurisdiccionales.
Pero en este punto nos acercamos a un aspecto básico de nuestro sistema tributario, que está
referido a cuestiones de federalismo fiscal. Un rasgo destacado de nuestro sistema tributario es
la alta centralización. Se estima que aproximadamente el 84% de los recursos tributarios están
en manos del gobierno nacional y solamente el 16% en manos de los gobiernos subnacionales
—provinciales (14,9%) y municipales (1,4%)—. En contrario, el gasto se encuentra más
descentralizado, con un 50% aproximadamente en manos de los gobiernos subnacionales en
2004 (40,1% provincias y 9,4% municipios). El desbalance vertical es cubierto mediante el
sistema de transferencias federales (sistema de coparticipación federal de impuestos y otros
mecanismos de transferencias). En algunas provincias el financiamiento a través de fondos que
provienen del gobierno central representa el 90% del gasto. El promedio es de aproximadamente
el 60%. En el caso de la provincia de Buenos Aires es asimismo alto pero menor al promedio
(alrededor del 45%)1175. Esto implica lo que en el lenguaje del federalismo fiscal se denomina
una muy baja ―correspondencia fiscal‖. Este fenómeno induce a un sistema con bajos incentivos
para los gobiernos subnacionales en asumir compromisos políticos fuertes para una muy eficaz
labor de combate a la evasión y la informalidad, más allá de las campañas mediáticas diseñadas
por los gobiernos y sus entes recaudadores intentando justificar su labor. Los costos políticos no
son similares cuando un gobierno debe resolver que sus ciudadanos votantes paguen los
impuestos, a que el tema del financiamiento se resuelva significativamente a través de la lucha
por la participación provincial y municipal en el fondo común coparticipable, con un único
responsable visible o imputable por la presión tributaria consolidada (el gobierno nacional) y un
1173
De adoptarse el cálculo oficial de menor evasión indicado en nota al pie anterior, y se estimara la
evasión tributaria consolidada en el 30%, en lugar del 40%, lo que se estaría dejando de recaudar sería
M$ 33.700, es decir, el 9,84% del PBI. Reduciendo este nivel de evasión al 20%, llevándola al 7,5% del
PBI, se podrían sustituir los impuestos distorsivos y dejar un plus del 3,5% para contribuir a la meta del
4% de superávit primario programado.
1174
Ver FIEL (2000), Sección IV.
1175
Para detalles de estas referencias estadísticas, ver Llach, J. y Harriague, M. (2005) y Piffano, H. L. P.
(2005), Nota 4. Asimismo, consultar datos del Ministerio de Economía y Producción en su página web:
www.mecon.gov.ar/hacienda y http://www.mecon.gov.ar/hacienda/dir_coord.htm.
1454 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
1176
Si un gobierno subnacional depende en un alto porcentaje de financiamiento del gobierno federal,
como ocurre en Argentina con provincias que solamente financian su gasto con recursos propios en un
10%, no se tendrá margen posible para ejercer el principio de correspondencia fiscal ―marginal‖. Por
ejemplo, si el gobierno subnacional tuviere un presupuesto de gastos de 100 e intentara aumentarlo en 10,
debería en tal caso duplicar la presión tributaria propia sobre sus electores, lo que impone un costo
político que ningún político subnacional estaría dispuesto a asumir. La búsqueda de rentas en el gobierno
central se plantea como la solución natural y, por tanto, su preocupación esencial como gobernante local
será la lucha por la mayor participación en el common pool federal.
1177
Para desarrollos del autor sobre temas de federalismo fiscal, puede consultarse el e-book ya citado,
Piffano, H. L. P. (2005).
1455 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
CAPÍTULO 17
17.1. Introducción
En este capítulo se abordan dos cuestiones extremadamente ligadas el tema tributario, que sin
embargo en ocasiones se las suele diferenciar y tratar de manera separada. Se trata de las
políticas ligadas a la rama estabilización y pleno empleo, que requiere del enfoque
macroeconómico para su abordaje, y la cuestión de la deuda pública (uso del crédito público),
que puede enfocarse tanto desde el ángulo micro como macroeconómico.
El tratamiento de ambos temas no puede dejarse de lado al momento de imaginar las políticas
tributarias y sus efectos económicos, por tratarse de instrumentos de política que plantean
situaciones de usos complementarios y en otras de empleo sustitutivo, como se verá luego.
En los puntos que siguen se tratan, entonces, en primer lugar, la cuestión del ciclo económico y,
en segundo término, el tema del uso de crédito público. Ambos temas, como se podrá advertir,
son enfocados desde un criterio ―positivo‖, aunque en momentos habránde tenerse en cuenta las
recomendaciones que los enfoques normativos han sugerido en cada caso.
(i) Introducción
Según recomendaciones de la teoría normativa del federalismo fiscal, en las etapas del ciclo
económico donde se registra un aumento importante de la actividad económica, el sistema
tributario debe ser lo suficientemente flexible como para poder actuar como ―filtro‖, de manera
que funcione como ―estabilizador automático‖. En la práctica, y de acuerdo con un esquema de
distribución ―automática‖ de fondos del modelo de federalismo fiscal imperante en Argentina,
este principio se ve vulnerado. En efecto, a mayor recaudación, usualmente los gobiernos (tanto
nacional como provinciales) responden gastando más. Es decir, en lugar de nivelarse el ciclo, se
actúa procíclicamente, exacerbándolo. El gasto público, al tener un efecto multiplicador superior
al gasto privado, acentúa el ciclo aún más.
1178
En base a Piffano (2005).
1179
Ver Prud‘homme, R. (1995) y Tanzi, V. (1995).
1456 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
De igual manera que en el gobierno central, en los gobiernos subnacionales —que coparticipan
automáticamente los fondos a través del régimen de coparticipación federal de impuestos— se
genera en el auge un relajamiento de la restricción financiera, permitiendo a estos gobiernos
expandir su gasto público.
El aumento del gasto público en períodos de bonanza financiera del Estado y los problemas de
inflexibilidad a la baja cuando llega el momento de la astringencia financiera en el gobierno no
es una novedad en el ámbito de las finanzas públicas. El tema fue abordado ya tempranamente
por Peacock y Wiseman (1967) y más modernamente por la literatura del ―public choice‖,
especialmente a partir de Brennan y Buchanan (1980), con relación precisamente a temas de
federalismo fiscal.
La enseñanza que deja la historia es que cuando el gasto público se expande encuentra una
meseta superior de la que luego resulta muy difícil descender, sea por los lobbies de las
corporaciones afectadas, la presión de los beneficiarios de los sistemas, la actitud de los
burócratas, o un número importante de posibles explicaciones adicionales.
Más aún, superado el auge del ciclo, en las etapas de caídas en el nivel de actividad, los
gobiernos se encuentran con que no pueden financiar los gastos públicos de los servicios
ampliados durante el crecimiento de la recaudación, al tiempo que la caída del ingreso en el
sector privado induce a que muchos individuos que en la etapa del auge demandan servicios en
el segmento privado oneroso, se vuelquen al segmento público gratuito. El sector público
colapsa y se ve en la disyuntiva de tener que enfrentar el duro costo político de arancelar
muchos de los servicios a cargo del Estado, provocar una desmejora importante en la calidad de
las prestaciones e incurrir en un endeudamiento forzado y altamente oneroso.
La alternativa ―keynesiana‖ de aumentar el gasto público aún más en la recesión, encuentra una
situación de sector público sobredimensionado con posibilidad de generar señales negativas con
relación al propio objetivo estabilizador.
Sobre esto último, viene al caso señalar que existe una importante cantidad de contribuciones de
la literatura que han planteado la probabilidad de resultados contrarios a los pronósticos del
enfoque keynesiano, en particular, respecto de las relaciones entre gasto público y ciclo
económico y más particularmente entre déficit fiscal y ciclo económico. El mismo está ligado al
funcionamiento de economías pequeñas fuertemente globalizadas y con malos antecedentes
fiscales y financieros. El ataque de este enfoque a la ortodoxia keynesiana no se dirige tanto a
introducir dudas sobre la conveniencia y efectividad de la política fiscal para accionar
anticíclicamente, sino a plantear que las relaciones entre gasto público o déficit fiscal y el ciclo
económico pueden ser inversas a las postuladas por la ortodoxia keynesiana. Se asume que ―en
tales economías la evolución del ciclo económico se ve decididamente influida por las
variaciones de un elemento genérico que se puede denominar ―factor confianza‖ de los
operadores económicos y que determina los movimientos de capitales con el exterior, la tasa de
riesgo país, las expectativas de los consumidores, los ―animals spirits‖ de los empresarios y en
el nivel de otras variables también incidentes en la evolución de la actividad económica del
país‖1180.
1180
Sturzenegger, A. (1996).
1457 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Ahora bien, aceptando como válido el argumento del ―factor confianza‖, ¿cómo viabilizar
políticamente que el Estado reduzca el gasto público en la recesión? Mejor aún, ¿cómo puede el
Estado políticamente desatender los reclamos de asistencia social de los individuos
empobrecidos por la recesión?
No obstante, a pesar de esto, el exigir solidez fiscal en períodos recesivos aparece como
razonable, pues los pobres podrían llegar a estar aún peor por efecto del ―factor confianza‖, en
caso contrario. Sin embargo, el enfoque aparece como extremadamente peligroso en los
períodos de auge, pues se estaría avalando la expansión del gasto público, provocando el efecto
de ―ascenso a una nueva meseta superior‖, que luego en los hechos provoca la situación
señalada anteriormente.
Para intentar resolver esta cuestión, es posible una conciliación de los enfoques keynesiano y
antikeynesiano. La conciliación de los dos enfoques debe buscarse mediante una política fiscal
anticíclica instrumentada sobre la base del diseño de un sistema fiscal apropiado dentro del
acuerdo federal.
Se trata de crear instituciones fiscales que permitan cumplir con un desempeño estable de las
finanzas públicas consolidadas de forma de nivelar la demanda agregada proveniente del sector
público. A tal fin se han planteado algunas alternativas, como la creación de un Fondo de
Estabilización, el esquema de transferencias con rezagos dentro del sistema de coparticipación o
del sistema de promedios móviles en este mismo tipo de esquema de reparto, combinado con el
funcionamiento del Fondo de Estabilización.
En este capítulo se analiza este tipo de propuestas. Previamente, se exploran las cuestiones
conceptuales que permiten explicar el porqué de un comportamiento que calificaremos de
―prociclicidad asimétrica‖ de las finanzas públicas, cuando no existe un sistema fiscal apropiado
que garantice lo contrario.
(ii) Las recomendaciones de la teoría normativa del federalismo fiscal y sus implicancias
Recordemos ahora los postulados de la teoría normativa del federalismo fiscal, de los cuales
surgen consecuencias importantes en materia tributaria y en el comportamiento de las finanzas
públicas en el ciclo económico1181:
a) Los impuestos que, de acuerdo con la teoría normativa, son asignables al gobierno
central resultan ser aquellos de alta flexibilidad (alta elasticidad-ingreso). Todos ellos,
constituyen hoy día la base cuantitativa mayor de la recaudación nacional coparticipable del
régimen argentino. En cambio, los asignables a los gobiernos locales, resultan ser menos
elásticos respecto a cambios en el nivel de actividad o el ingreso.
1181
Volver a Capítulo 12 para mayores aclaraciones.
1458 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
e) El gasto provincial suele estar de esta forma ligado a las posibilidades de financiamiento
(restricción de liquidez) en lugar de estarlo por las necesidades de gasto genuinas de sus
comunidades1183. Este es el caso de los componentes más relevantes de los presupuestos
provinciales, como, por ejemplo, los servicios de educación, salud, seguridad y servicios
municipales.
De acuerdo con la división tradicional de funciones entre el gobierno nacional y los gobiernos
subnacionales, que se remonta a Musgrave (1959), se ha sugerido asignar al nivel central la
responsabilidad de la política de estabilización. La argumentación de la conveniencia de que sea
el gobierno nacional quien absorba la mayor parte de las fluctuaciones en los ingresos ha sido
1182
Por ejemplo, el impuesto a los inmuebles constituye un impuesto de baja elasticidad, que a su vez no
puede ―exportarse‖. Sin embargo, resulta asombroso el bajo rendimiento que este impuesto registra,
solamente explicable por los incentivos proporcionados por el contexto institucional vigente.
1183
El gasto de las provincias no debe estar vinculado a las fluctuaciones económicas sino que debe tener
un comportamiento mucho más estable, casi siempre vinculado al crecimiento demográfico. Desde el
punto de vista normativo, usualmente los componentes más elásticos del gasto público son una
responsabilidad del gobierno central. Esto debe ser así, por ejemplo, en el caso del seguro de desempleo y
en los gastos de asistencia social en general.
1184
La experiencia argentina durante las últimas décadas indica que ―llegado el momento del ajuste, las
preferencias políticas se inclinan por aumentar las tasas impositivas o encontrar financiamiento para el
déficit fiscal resultante‖ (Teijeiro, 1996). Más adelante se exploran empíricamente estas cuestiones.
1185
En numerosas oportunidades el Estado Nacional en Argentina ha debido realizar transferencias
discrecionales hacia provincias con dificultades financieras. Los instrumentos más utilizados en los años
90 han sido los ATN, BOTE 10, y anticipos de coparticipación.
1459 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En segundo lugar, a partir del análisis del multiplicador keynesiano se puede advertir la
ineficacia de otorgar la política anticíclica a los niveles subnacionales. Esto se debe a la menor
magnitud relativa que, desde el punto de vista fáctico, poseen los presupuestos subnacionales
considerados aisladamente y al menor tamaño relativo del multiplicador fiscal, dado el carácter
abierto de las economías provinciales, lo que provoca que los estímulos fiscales promovidos por
los gobiernos subnacionales sean en gran medida exportados. Ambos motivos revelan la
ineficacia, en el sentido de impacto despreciable, de asignar a los gobiernos subnacionales el rol
de estabilizar el ciclo.
En tercer lugar, también como consecuencia del carácter abierto de las economías de los
gobiernos subnacionales, los responsables de ejecutar las políticas locales no poseerían los
incentivos adecuados para llevar a cabo una política eficiente. Esto se debe a que mientras, por
un lado, las autoridades de los gobiernos subnacionales enfrentan el costo pleno de las medidas
de política que emprenden, por el otro, los beneficios de estas políticas se derraman sobre las
regiones lindantes.
En cuarto lugar, se debe señalar que las prerrogativas que se asignen a los gobiernos
subnacionales en cuanto al manejo de la deuda pueden desembocar en un resultado subóptimo.
Es decir, si se permite el libre endeudamiento de los gobiernos locales en un escenario de costos
marginales crecientes se generará un endeudamiento excesivo, dado que cada gobierno solo
evaluará su propio costo de endeudamiento, no internalizando los efectos producidos sobre los
demás tomadores de deuda1187. Este costo se magnifica si, en un contexto en el cual no existe
información perfecta que permita distinguir claramente entre deudores potencialmente solventes
o insolventes, algún participante no es capaz de honrar su deuda.
Sin embargo, recientemente la tesis centralista ha sido cuestionada. En primer lugar, en el caso
de una región o país grande, como la Unión Europea o los Estados Unidos, los ciclos pueden no
estar fuertemente correlacionados. Esto puede provenir del hecho de que cada subregión esté
1186
Este argumento ha sido cuestionado en base a evidencia empírica que indica que la política monetaria
se encuentra más desvinculada de la política fiscal en los casos en que esta última se encuentra más
descentralizada, lo que implica la posibilidad de una mayor disciplina fiscal, ver Huther et al. (1996).
1187
Este hecho no sólo es aplicable al endeudamiento de los gobiernos subnacionales. Sin embargo, una
mayor cantidad de deudores de menor magnitud internalizarán una menor parte de los costos externos de
sus decisiones, que un único deudor que los reúna a todos. Es decir, mientras los pequeños deudores
toman la tasa de interés como un dato, un gran deudor observa que la oferta que enfrenta tiene pendiente
positiva. Obviamente, aun en este caso no se internalizan los costos sobre los deudores del sector privado.
1188
Debe notarse que en este caso un alto tamaño relativo de los gobiernos subnacionales hace más
creíble la condición de no salvataje, ver Eichengreen et al. (1996).
1460 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Por último, referido al tema deuda y recordando lo tratado en el Capítulo 12, si bien la
Constitución Nacional reconoce en principio potestades concurrentes en el uso del crédito
público, también asigna al gobierno nacional deberes exclusivos en materia de los pasivos
nacionales. Básicamente, el cuidado de la moneda y del crédito de la Nación. La limitación
provincial que surgiría de esta interpretación, se hace más acentuada en el caso del uso del
crédito externo1190.
Los argumentos antes reseñados permiten advertir la existencia de un conflicto entre las
funciones estabilizadora y asignativa que se remonta a Oates (1972). Es decir, la
descentralización de la política fiscal, que surge como la receta óptima cuando el principio bajo
análisis es la asignación de recursos, presenta algunos contrapesos al centrar la atención sobre
los aspectos macroeconómicos.
Sin embargo, como se verá, este dilema encuentra una solución razonable, ante determinadas
configuraciones institucionales. Es decir, se puede encontrar una solución al problema mediante
arreglos fiscales apropiados, en el sentido de una asignación adecuada de gastos y potestades
tributarias en convivencia con un mecanismo que coordine efectivamente las acciones de los
socios (Nación-provincias) para evitar los riesgos macroeconómicos implícitos y los
comportamientos oportunistas que pueden acompañar a la descentralización fiscal.
1189
En el Apéndice 1 se encontrará una explicación detallada del modelo.
1190
El apartado 17.3, más adelante, se ocupa del tema del uso de crédito público y en cuanto a la
asignación de potestades que fija la Constitución Argentina de 1994 y las restricciones jurídicas que
enfrentan las provincias en el uso del mismo, se remite al lector a lo tratado en el Capítulo 12, apartado
12.2., punto (vi).
1461 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
En forma resumida, en caso de apelar a la política fiscal automática, la regla óptima desde el
punto de vista de la estabilización macroeconómica consiste en fijar el nivel del gasto público
consolidado por consideraciones de largo plazo1191 y dejar que la recaudación fluctúe con el
ciclo, de modo de ahorrar recursos en los momentos de auge económico y desahorrar en los
momentos de depresión1192. Es decir, el gobierno debe mantener el déficit dentro de límites
sostenibles de largo plazo1193.
El no cumplimiento de esta regla puede invertir el sentido de una política fiscal de tipo
discrecional. En este sentido, si no se logra ahorrar recursos en la fase ascendente del ciclo, en el
valle se presenta una disyuntiva, como se indica enseguida.
Numerosos autores han señalado las limitaciones de política económica enfrentadas por países
de débil institucionalidad para encarar políticas de tax smoothing ligadas al empleo de fondos de
estabilización. Este hecho es explicado por el resultado de un juego de estrategias en el uso de
recursos comunes, en el cual los gobiernos central y subnacionales compiten por un stock de
recursos que pertenece a todos los participantes (Eichengreen et al., 1997). En este juego cada
participante tendrá incentivos a apropiarse de los recursos, dado el temor a que otro participante
lo anticipe. En principio, este juego no reflejaría apropiadamente el problema en nuestro país,
pues se puede argumentar que, por un lado, la Nación aparece como la única que por diferentes
mecanismos ha alterado unilateralmente la participación en la primaria, en tanto las
participaciones del resto de los jugadores en la masa secundaria están en cierta medida
definidas1194. Además, porque en la fase ascendente del ciclo es poco probable que este mayor
gasto esté asociado a rescates de los gobiernos provinciales. Y, aún más, en caso de que exista
alguna garantía de rescate implícita, el ahorro del Gobierno Nacional en la fase ascendente
debería ser mayor. Sin embargo, es posible, y muy probable, que en el juego las provincias
también puedan obtener ganancias del ―common pool‖, en situaciones en que la Nación debe
negociar cambios en las reglas de juego legalmente establecidas, por ejemplo, en materia
tributaria o del régimen de coparticipación, pues necesita del apoyo de los legisladores
provinciales para llevarlos a cabo.
Como alternativa a tal política óptima, en la recesión el gobierno puede optar entre aplicar una
política económica expansiva (utilizando el endeudamiento) como lo sugiere la teoría
keynesiana, o apelar a una política contractiva (creando nuevos impuestos o disminuyendo el
1191
Como ya se indicara, los aumentos del gasto público subnacional estarían básicamente gobernados
por el crecimiento poblacional y la modificación en el panorama de las necesidades públicas a satisfacer.
En el caso de que exista un seguro de desempleo, el gasto público será naturalmente mayor durante la
recesión.
1192
Formalmente, el ―tax smoothing‖ en el tiempo y en los distintos estados de la naturaleza puede
obtenerse como resultado óptimo de un modelo en el que el gobierno maximiza una función de utilidad
lineal en ocio y cóncava en consumo sujeto a un gasto público que se financia con impuestos distorsivos
sobre el consumo.
1193
Esto es así siempre que la tasa de interés no sea mayor que la tasa de crecimiento de la economía,
dado que en este caso el ratio deuda/producto crecería sin límites. El caso en que la tasa de crecimiento de
la economía supera a la tasa de interés no resulta esencialmente relevante desde el punto de vista
empírico. Ver luego en apartado 17.3, punto (vii) el tema de ―sostenibilidad y solvencia fiscal‖.
1194
Se remite el lector a lo tratado en el Capítulo 12, apartado 12.3.
1195
Volver a Capítulo 15 para mayores aclaraciones.
1462 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
gasto) para reducir o mantener el déficit brindando una señal de que el programa económico no
será abandonado1196.
En los 90, durante la crisis del tequila, el gobierno argentino prefirió seguir el segundo camino,
al incrementar en el 3% la alícuota del IVA, elevar las contribuciones patronales, aumentar los
aranceles de importación, ampliar la base imponible del impuesto a las ganancias y a los bienes
personales y aumentar los impuestos a los combustibles.
Las expectativas sobre la sostenibilidad del programa fiscal juegan un rol preponderante en las
acciones de los inversores nacionales y extranjeros. Un déficit de gran magnitud en el valle del
ciclo puede generar un problema de inconsistencia temporal, dado el aumento en el pago de
servicios de la deuda y la posibilidad de que el gobierno finalmente rompa la regla. Es decir, los
inversores pueden descontar que el déficit de la Nación y de las provincias será afrontado en el
futuro con un cambio de régimen (por ejemplo, monetización, expropiación de depósitos, etc.),
lo que puede generar una corrida que deprima aún más el nivel de actividad1197.
Cabe destacar que esta es una solución que sólo puede considerarse óptima en caso de que con
posterioridad a un comportamiento miope, en el cual el gasto crece al unísono con la
recaudación, la economía se vea afectada por un shock negativo, ya que la política adecuada en
un contexto no miope consiste, como fue señalado, en ahorrar recursos en la fase ascendente del
ciclo. Pero, a juzgar por la experiencia vivida en nuestro país, el corto horizonte temporal
revelado por los funcionarios provoca que la restricción operativa sea de liquidez, y, en
consecuencia, relajar la disponibilidad financiera se traduce en más gasto público, afectando el
manejo de la política macroeconómica. Esto advierte sobre la conveniencia de que el gobierno
nacional también adhiera a un mecanismo que haga operativa la restricción presupuestaria.
Pero ¿de qué Fondo de Estabilización se está hablando? En épocas de auge financiero, el
excedente de la recaudación sobre el gasto se debe filtrar hacia el Fondo de Estabilización
integrado con reservas internacionales; es decir, el Estado compra divisas al BCRA con la
recaudación tributaria total (coparticipable y no coparticipable) que exceda determinado monto
1196
En circunstancias en las cuales el compromiso no resulte totalmente creíble, será necesaria la
aplicación de políticas lamentablemente más restrictivas que las usualmente requeridas en una situación
de compromiso notorio, ver Eichengreen (1997).
1197
Los acontecimientos acaecidos en Argentina durante los años recientes (esencialmente 2001-2002),
corroboraron dramáticamente este pronóstico adelantado por la literatura citada y preanunciada
naturalmente en un paper del año 1998 del autor y cuyo contenido se incluye en el Apéndice 3 del
Capítulo 12.
1198
Ver Piffano (2005), para desarrollos que contienen lo tratado en estos trabajos.
1463 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
absoluto de gasto público consolidado de los tres niveles de gobierno, convenido dentro del
esquema de Coparticipación Federal de Impuestos.
El rol del BCRA sería el de administrador del Fondo de Estabilización, pero no podría integrar
estas reservas en su propio balance, de igual manera que las AFJP de los 90 no podían confundir
los fondos de pensiones con los propios de las administradoras. El esquema implica, en relación
a estos fondos, conexión financiera nula entre el BCRA y la Tesorería1199.
El factor confianza operaría en este esquema en sentido positivo, pues tanto los inversores
nacionales como del exterior sabrán que el presupuesto resulta equilibrado en el ciclo con
recursos genuinos, existiendo impedimento legal estricto (Ley-Convenio de Coparticipación
Federal) para generar déficit sin financiamiento asegurado (ahorro previo).
Habrá de advertirse, sin embargo, que el problema del Fondo de Estabilización tiene que ver
con el Sector Público y sus efectos sobre el ―factor confianza‖. En realidad, cuando el Estado
compre divisas al BCRA para su Fondo de Estabilización estará esterilizando dinero y
provocando el aumento (o impidiendo la baja) de la tasa de interés. Es probable que el flujo de
capitales desde el exterior en este contexto continúe por más tiempo, acentuando el período de
expansión o auge. A la inversa, cuando el Estado venda al BCRA las divisas del Fondo de
Estabilización para financiar su gasto, estará generando expansión monetaria y, de esta manera,
presionando a la baja de la tasa de interés, circunstancia que incidirá en acentuar el reflujo de
capitales hacia el exterior. No obstante, independientemente de que estos flujos admitan
controles de algún tipo, viene al caso recordar aquí la discusión sobre en qué medida el flujo de
capitales desde el exterior tiene que ver no sólo con motivos domésticos (políticos, fiscales o
financieros) sino también con determinantes no gobernables internamente, como lo son
esencialmente las tasas de interés internacionales1200.
Finalmente, debe reconocerse que en una economía globalizada, un país pequeño tendrá serios
problemas para instrumentar políticas monetarias y fiscales eficaces plenamente para nivelar el
ciclo. Sin embargo, el mecanismo del Fondo de Estabilización permitiría mitigarlo, ofreciendo
una garantía de horizonte estable de demanda global generada a través del sector público y
coadyuvando de esta forma a estabilizar el rendimiento de las inversiones en el país, reduciendo
la tasa de riesgo e incidiendo positivamente en el ―factor confianza‖.
Las finanzas públicas actuarían ―efectivamente‖ como hacienda compensatoria si en el auge del
ciclo económico, en el cual se generan aumentos más que proporcionales de la recaudación
tributaria respecto al crecimiento del ingreso nacional, se generase ―superávit fiscal‖ con el fin
de constituir el ―fondo de estabilización‖, que esterilizara toda posible expansión monetaria y
fiscal, para ser utilizado en los períodos recesivos. Pero este esquema es incompatible con un
sistema de coparticipación automática de fondos con los gobiernos provinciales, donde no existe
ningún mecanismo ―automático‖ que opere como restricción financiera fuerte, que establezca
límites a cualquier intento ―discrecional‖ de aumento del gasto más allá de determinados niveles
previamente consensuados.
1199
La reglamentación del Fondo de Estabilización podría prever la apertura de cuentas individuales para
cada provincia donde se acreditarían los recursos acumulados que les corresponden por aplicación de los
criterios de distribución acordados. Esto introduciría dos elementos importantes: por un lado, daría
seguridades a las provincias respecto a evitar un posible desvío de fondos en contra de sus intereses
locales y, por otro, la posibilidad de poder atender ciclos o shocks económicos diferentes entre regiones.
Este último, sin embargo, según propuestas adelantadas previamente, se ha sugerido atenderlo mediante
un fondo específico de característica federal, para emergencias provinciales constituido con aportes de las
mismas provincias.
1200
Existe evidencia que da cuenta de la poca significación del nivel de la tasa de interés doméstica en el
flujo de capitales del exterior y la importante gravitación de la tasa de interés internacional. Ver Salama,
E. (1996).
1464 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
La expansión del sector público en servicios repetitivos o permanentes sólo debería verificarse
cuando el nivel de actividad económica indique el haberse alcanzado un nuevo piso en el
estadio de crecimiento del ingreso nacional, es decir, ante aumentos ―permanentes‖ del ingreso
(niveles de ingreso per cápita de largo plazo) y el crecimiento poblacional. No obstante, esto no
debiera implicar, necesariamente, que verificado un nuevo piso del ingreso per cápita, se deba
avanzar en la colectivización de la provisión de bienes mixtos y privados en la economía;
circunstancia que, por otra parte, no sería para nada recomendable desde el ángulo de una
eficiente asignación de recursos1202. En períodos de baja demanda, o caída del ingreso en el
sector privado, el Fondo de Estabilización no sólo debe ser visto como posible fuente de
financiación de mayor actividad pública (producción pública de bienes privados y/o públicos),
sino precisamente de aliento a la alicaída actividad privada.
Por último, en este terreno, un Estado de menor tamaño pero con un margen amplio de
maniobra a través de un importante Fondo de Estabilización puede constituir un instrumento
complementario a la hora de monitorear (o compensar) la expansión o contracción de la oferta
monetaria provocada por los movimientos de capitales. La experiencia reciente vivida por
Argentina (últimas dos décadas del milenio pasado), probablemente hubiera sido algo diferente
si el Estado hubiese podido esterilizar parte de la expansión en el momento del auge (1991-
1994) y compensar la posterior caída del nivel de actividad como consecuencia del efecto
tequila y otros shocks externos posteriores, con el empleo de la política fiscal (fondo de
estabilización de por medio), dadas las limitaciones que un país chico enfrenta en el uso de los
instrumentos monetarios o de liquidez (modificaciones en la tasa de interés, restricciones
cuantitativas al ingreso de capitales, etc.).
El esquema debe complementarse con un sistema de coordinación federal que contemple límites
explícitos al gasto público consolidado y al endeudamiento de los estados nacional y
provinciales, como el autor ha sugerido oportunamente en 1995 e insistiera en 1998. Sin dudas,
el esquema modifica sensiblemente la concepción actual en el diseño presupuestario, más ligado
a las posibilidades máximas de financiamiento (restricción de liquidez) que a una estricta
estimación de necesidades fiscales a ser financiadas, y esto exige un cambio cultural de la clase
dirigente1203.
1201
Se recuerda sobre este punto que en realidad las provincias también poseen impuestos cuya
recaudación está ligada al nivel de actividad, como es el caso del Impuesto a los Ingresos Brutos. Su
eventual sustitución por un impuesto a las ventas minoristas o un IVA provincial, tendría igual
característica.
1202
La provisión colectiva de bienes generadores de economías internas apropiables puede conducir al
sobredimensionamiento del servicio, fenómeno conocido como ―fracaso de los bienes comunales‖, a la
vez que genera una situación de exceso de demanda permanente. Ver Capítulo 3, apartado 3.6 y
Capítulo 14, apartado 14.1, punto (iii).
1203
Haciendo algo de historia, cuando se sancionó la Ley Nº 24.764, que fijó el Presupuesto para 1997, en
su art. 45 se previó la aplicación de eventuales fondos excedentes a una lista priorizada de gastos. Por si
existieran dudas de qué hacer en materia de política fiscal con el ciclo económico, la ley explícitamente
fijó un comportamiento fiscal procíclico. Esta conducta se exacerbó durante el nuevo milenio con la
subestimación de recursos en la ley de presupuesto y la posterior aplicación de los recursos excedentes
que se fueran registrando, de manera discrecional.
1465 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Así, por ejemplo, a partir de un año base y ante un aumento posterior en la recaudación, los
recursos serían distribuidos de la forma siguiente:
2) A partir del período siguiente, las coparticipaciones vuelven a regirse por los porcentajes de
la primaria, aplicados sobre la nueva recaudación (la del período anterior, que se había
incrementado), que ahora constituye la nueva base a partir de la cual se computan los incrementos
captados por el gobierno central, con igual mecanismo.
Un ejemplo numérico puede aclarar el mecanismo1205. Supóngase que en el período inicial (t) se
recaudan $100 y que se distribuyen: nación: 49,49%; provincias y MCBA: 50,51%. En t + 1
supóngase que se recaudan $110. En ese año a la nación le corresponde $59,49 y a las
provincias y MCBA $50,51. Si en (t + 2) se recaudan $110 se coparticipan según los índices de
distribución primaria: nación $54,44; provincias y MCBA $55,56. Obsérvese que con
recaudación total constante la parte nacional disminuye (más aún si la recaudación
coparticipable hubiera disminuido). La Nación tendría un claro incentivo a que la recaudación
aumente ya que de otro modo sus recursos disminuyen. En el ejemplo, para que a la Nación le
corresponda en (t + 2) la misma suma que en t + 1, la recaudación global tendría que ser de
$115,05 (recibiría $5,05 de crecimiento de la recaudación, que le corresponde totalmente en ese
año, más $54,44 de su participación primaria en $110).
La ventaja atribuida a este mecanismo es que no es necesario definir lo que se consideran ―metas
razonables‖ y que, con el fin de mantener un nivel mayor de recursos al actual, la Nación deba
generar un crecimiento sostenido en la recaudación de los impuestos coparticipables. Las
provincias, por otro lado, reciben todo el beneficio de la mayor recaudación con un período de
rezago. La duración del período podría ser de 1 o 2 años.
La posible crítica al método es señalar que nada habrá de garantizar que la Nación no utilice
todos los recursos disponibles en momentos de aumentos importantes de la recaudación, para
luego plantear como hecho consumado la inflexibilidad a la baja del gasto nacional. Es decir,
deja abierta la posibilidad de una conducta estratégica de parte del gobierno central, sobre la que
ya existen sobradas pruebas de incumplimientos (no automáticos o discrecionales) de
obligaciones asumidas en los acuerdos federales con provincias.
Constituye una variante del caso anterior de distribución con rezagos. La diferencia es que la
suma a coparticipar con provincias es en este caso el resultado de un promedio de las
recaudaciones previas (2 o 3 años anteriores, dependiendo de la duración estimada de los
1204
Ver por ejemplo Facultad de Ciencias Económicas, UNLP (1997).
1205
Esta explicación y el ejemplo numérico han sido extraídos del estudio citado al comienzo de este
punto.
1466 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ciclos), lo que reduce la volatilidad de las transferencias1206. Sin embargo, es preciso señalar que
las virtudes del sistema no se agotan en la suavización de las transferencias, sino que también
permite conocer con certeza el monto que recibirá cada provincia en concepto de transferencia.
Desde ya que es posible incorporar al mecanismo a la Nación.
Cabe destacar, finalmente, que no existe una regla precisa para determinar ex ante la capacidad
de los distintos mecanismos expuestos. Es decir, las ventajas de un mecanismo sobre otro
dependen de lo costoso que resulte una negociación periódica (en el caso de las sumas fijas) y
de la capacidad para predecir la duración del ciclo económico (es decir, determinar el número de
años a computar para la distribución por períodos rezagados).
La caracterización de qué representa una política fiscal óptima constituye un debate recurrente
en la teoría económica. Este debate, históricamente, se encontró signado por dos posiciones
antagónicas en cuanto al patrón que debe reflejar la política fiscal. Por un lado, desde el punto
de vista macro-keynesiano tradicional, la política óptima debe ser contracílica o compensatoria.
En cambio, las prescripciones de los modelos de ―tax smoothing‖ implican políticas fiscales que
resultan neutrales a lo largo del ciclo económico.
1206
Un mecanismo de este tipo es utilizado para calcular las transferencias en Australia. En Piffano
(2005), se podrán consultar los modelos de transferencias de igualación que operan en Alemania, Canadá
y Australia, así como la propuesta que el autor efectuara para el nuevo acuerdo fiscal y financiero de
Argentina (Ver Piffano 2005 Notas 4, 5 y 19 del e-book).
1207
Talvi y Vegh (1997); Gavin, Hausmann, Perotti y Talvi (1996).
1467 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
estos países realizan una política fiscal neutral a lo largo del ciclo económico1208. Al examinar la
evidencia de América Latina, las conclusiones resultan claramente diferentes y difíciles de
encuadrar en las prescripciones mencionadas de la teoría económica. En efecto, para estos
países la política fiscal resulta procíclica, con aumentos en el gasto público y reducciones en las
alícuotas en el auge, y reducciones del gasto público y aumentos en las alícuotas en las
recesiones.
En caso de existir tal distorsión de economía política, que impide generar grandes superávits
fiscales en el auge, debido a las presiones para incrementar el gasto público, puede resultar
óptimo reducir las alícuotas impositivas. De este modo, se evita el derroche de recursos, ya que
estos superávits no serían utilizados para la cancelación de deuda, sino a fines improductivos
(―rent seeking activities‖)1209. Sin embargo, la reducción de impuestos altera la condición de
optimalidad intertemporal del ―tax smoothing‖, por lo cual puede resultar conveniente permitir
algún grado de derroche de recursos explicando, de este modo, el aumento del gasto
concomitante a la reducción impositiva en el ―boom‖. Finalmente, el argumento descuida la
posibilidad de enfrentar también una restricción de política económica si es que la autoridad
fiscal central es dominada por los intereses de los fiscos por no alterar el flujo de recursos hacia
sus tesoros en el auge.
1208
La presente crisis de la UE daría muestras de que algo importante ha debido cambiar en el
comportamiento agregado, luego que una cantidad importante de nuevos países fueran ingresando a la
unión monetaria europea.
1209
Como se indicara previamente, esta fue la actitud adoptada a inicios de 1995, cuando se decidieran los
aumentos de los aportes patronales, de la alícuota del IVA, de los aranceles de importación y del impuesto
a los combustibles, así como la ampliación de la base imponible del impuesto a las ganancias y la
ampliación de la base imponible del impuesto a los bienes personales.
1210
Ver Piffano, H. (2005), para referencias.
1468 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
estaría avalando una política fiscal procíclica, permitiendo que en el auge el dinero que se
recaude inmediatamente se gaste, sin necesidad de esperar a que se acumule en dicho Fondo.
El Gráfico 1.a representa el PBI a precios de mercado y a pesos de 1986, es decir, la evolución
en términos reales del nivel de actividad económica. El Gráfico 1.b, en cambio, muestra los
datos a valores corrientes. Este segundo tipo de información permite una rápida comparación
con la evolución experimentada por el gasto público, tanto consolidado (sumatoria de los tres
niveles de gobierno), como el correspondiente a cada nivel de gobierno: el nivel nacional y el
subnacional (provincias, GCABA y municipios) (Cuadro 2 y Gráficos 2.a, 2.b. y 2.c).
1469 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Habrán de notarse al menos dos hechos: el comportamiento procíclico del gasto público
consolidado y el ―despegue‖ inicial mayor del gasto subnacional (hasta 1993), producto de la
transferencia de los servicios educativos y de salud a las provincias desde el gobierno federal.
Una tercera característica a anotar es que el gasto público siguió la evolución del nivel de
actividad en la recuperación ―pos tequila‖ (1996 y 1997), pero lo hizo a un ritmo algo inferior,
circunstancia que implicó un leve descenso del tamaño agregado del sector público.
1470 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Cuadro 3
EROGACIONES PROVINCIALES SEGÚN AGRUPAMIENTO DE LA LEY 20.221
Gráfico 3
Cuando se analiza la evolución de los recursos provinciales registrados en los 90, identificando
los recursos de origen provincial y los provenientes de jurisdicción nacional, surge la estructura
porcentual de ambos tipos de recursos mostrada en el Cuadro 4.
Cuadro 4
ESTRUCTURA DEL FINANCIAMIENTO PROVINCIAL (%)
ORIGEN
DE LOS 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
RECURSOS
el ciclo. En el período largo inicial (de auge), en especial luego de la puesta en vigencia del Plan
de Convertibilidad, se registra un proceso de leve pero sostenido aumento de la correspondencia
fiscal, es decir, un aumento de la participación de los recursos de origen provincial en el
financiamiento. En 1995, con la recesión, tal estructura se deteriora; y este proceso de
desmejora de la correspondencia fiscal se continúa en el tercer período con la recuperación
económica.
En los puntos que siguen se intenta una explicación del comportamiento cíclico de las finanzas
provinciales, teniendo en cuenta la performance de gastos y recursos indicada precedentemente.
Cuadro 5
EVOLUCIÓN DE LAS EROGACIONES PROVINCIALES
Cuadro 6
EVOLUCIÓN DE LOS RECURSOS PROPIOS PROVINCIALES
Por último, los recursos de origen nacional. En el Cuadro 7 se puede advertir similar
performance al de los gastos. En este caso no hay cambios significativos con respecto a los
cambios operados en el nivel de los gastos.
Cuadro 7
EVOLUCIÓN DE LAS TRANSFERENCIAS NACIONALES
Cuadro 8
RELACIÓN ENTRE LA EVOLUCIÓN DE LOS RECURSOS PROPIOS
Y LAS TRANSFERENCIAS NACIONALES
Es decir:
(a) Durante el primer período, los recursos propios superan al crecimiento de las transferencias
nacionales, mejorando la correspondencia fiscal en el período.
(b) En el segundo período, se registra una caída leve de las transferencias nacionales, pero la
caída en los recursos propios es superior, dando lugar al indicado deterioro de la
correspondencia fiscal para este período.
(c) Finalmente, en el tercer período, se recuperan tanto recursos propios como transferencias
nacionales; sin embargo, el recupero de los recursos de origen nacional supera al de los
recursos propios, razón por la que se mantiene el proceso de deterioro de la correspondencia
fiscal.
Cuadro 9
RELACIÓN ENTRE LA EVOLUCIÓN DE LAS TRANSFERENCIAS NACIONALES Y
LAS EROGACIONES
Cuadro 10
RELACIÓN ENTRE LA EVOLUCIÓN DE LOS RECURSOS PROPIOS Y LAS
EROGACIONES PROVINCIALES
Así se infiere:
(2) amortiguan en alguna medida, sin impedirlo, la baja del gasto provincial en la recesión;
Esto indicaría un efecto ―procíclico asimétrico‖ de las transferencias nacionales sobre las
finanzas públicas provinciales, en el sentido que:
b) amortiguan solo parcialmente, es decir, no logran evitar la caída del gasto provincial en
la recesión.
(a) En el primer período, las transferencias nacionales crecen en menor medida que las
erogaciones. Ello fue posible por el aumento importante de los recursos propios en la
expansión. Los recursos propios crecieron en mayor medida que las erogaciones, de
manera que este hecho permitió expandir el gasto más allá del ritmo en que crecían dichas
transferencias nacionales. Mejora la correspondencia fiscal.
(c) Finalmente, en el tercer período, con la recuperación económica las transferencias nacionales
crecen en mayor medida que las erogaciones. Nótese que también los recursos propios lo
hacen; sin embargo, el crecimiento de los recursos propios es menor que el de las
transferencias nacionales, de allí, el deterioro de la correspondencia fiscal en este período.
De este análisis pareciera que las transferencias nacionales no habrían sido el detonante del
fenómeno ―flypaper-effect‖. Pero un análisis particular de este fenómeno será considerado
seguidamente. Analicemos qué ha sucedido con la evolución del endeudamiento provincial en el
ciclo.
Cuadro 11
NECESIDAD DE FINANCIAMIENTO PROVINCIAL ACUMULADA EN CADA
PERÍODO
En el período de auge económico, junto con la expansión de los recursos propios, se produce un
importante ritmo de crecimiento de la deuda provincial. El promedio anual durante el período
1990-1994 fue de $ 1.740 millones, valor que baja a $ 1.472 millones si se excluye a la
provincia de Buenos Aires y a $ 1.288 millones si además se excluye al GCABA. Es decir,
recordando que las erogaciones crecieron más que las transferencias nacionales en este período,
resulta claro el fuerte incentivo que tuvieron las administraciones provinciales para aumentar el
gasto provincial, financiado con el crecimiento de dichas transferencias pero exacerbando el
1211
Para un desarrollo conceptual de este efecto, ver Apéndice 1 del Capítulo 12.
1474 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
ritmo de crecimiento con el aumento de los recursos propios y del uso del crédito público. La
idea del fenómeno ―flypaper effect‖, o inclusive del ―efecto bandwagonism‖, en el sentido de
generar un efecto expansivo superior al pronosticado por la teoría normativa tradicional, parece
cumplirse en esta etapa.
Lo observado en el período recesivo indica que la menor caída del gasto fue posible con un
aumento importante del endeudamiento, junto con la ayuda de las transferencias nacionales. La
deuda aumentó en este período: se duplicó con relación al promedio anual del período
expansivo a $ 2.441 millones para el total de provincias, $ 1.996 millones excluyendo a la
provincia de Buenos Aires, y $ 2.102 millones si además se excluye al GCABA. De manera que
la relativa inflexibilidad del gasto a la baja en la recesión (recuérdese que el gasto bajó de todas
maneras, comportándose procíclicamente) fue posible básicamente por esta capacidad de
endeudamiento provincial. También el fenómeno del flypaper-effect preanuncia su ―no
reversibilidad‖ (―money sticks where it hits‖), debido a que resulta notablemente más difícil
reducir el gasto público que aumentarlo.
Finalmente, en el tercer período, junto con la recuperación de los recursos, especialmente de las
transferencias nacionales —ya que los recursos propios crecieron en menor medida— se
produce un nuevo endeudamiento que, no obstante, se ubica en un nivel bastante inferior al
período recesivo, e incluso menor al promedio anual correspondiente a la expansión del período
inicial. Esto denota el resultado de un esfuerzo de ajuste de las finanzas públicas provinciales
(pacto fiscal de por medio), con privatizaciones de bancos y otros entes provinciales y traspasos
de las cajas previsionales deficitarias a la Nación, entre las más relevantes que, sin embargo, no
alcanzaron para modificar el comportamiento procíclico de las mismas.
Una observación interesante puede efectuarse a partir del análisis de la relación entre el
endeudamiento provincial y la estructura del financiamiento del gasto. En efecto, de un análisis
de regresión por el que se correlaciona la relación deuda/recursos propios
(DEUDARECUPROP) con respecto a la participación de los recursos propios en el
financiamiento del gasto (RECUPROP), se obtiene el siguiente ajuste:
donde los guarismos entre paréntesis indican los valores del estadístico t.
Los valores de los estadísticos en el segundo ajuste mejoran respecto al primero. Especialmente
téngase en cuenta que, para un cross section lograr explicar el 46% de la varianza con la
variable RECUPROPSBA, es importante. También lo son los valores hallados en los
estadísticos t y F, denotando la relevancia de la variable explicativa y la función.
Adicionalmente, para mejorar las estimaciones, se efectuó otro ajuste, en el que se empleó una
1475 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 4
12
10
PROPIOS
8
6
4
2
0
0,0000 0,1000 0,2000 0,3000 0,4000 0,5000 0,6000
PARTICIPACIÓN DE RECURSOS PROPIOS EN EL
DEUDA/RECPROP FINANCIAMIENTO
AJUSTE
Las mejoras en los estadísticos son evidentes, tanto con relación al R2 ajustado como en los
valores t y F.
En el gráfico queda reflejado que provincias que tienen similares ―fundamentals‖ enfrentan
costos de endeudamiento muy dispares y que a su vez existen provincias que enfrentan costos
similares a pesar de sus disímiles condiciones estructurales1214. Por lo tanto, a partir de la
evidencia empírica, puede argumentarse que no existe una relación precisa entre las condiciones
económicas estructurales y el costo del endeudamiento que enfrentan las provincias, lo que
1212
Este indicador es un promedio de las siguientes variables: Déficit más ATN/Erogaciones, Stock total
de deuda/recursos totales menos ATN, Servicios de la deuda/Recursos totales menos ATN, PBG per
cápita, Recursos tributarios propios/Recursos totales. Estas variables fueron previamente estandarizadas y
se introdujeron con el signo apropiado en cada caso.
1213
Se calculó el spread restando la tasa de cada operación del valor correspondiente (para cada vida
promedio) de una regresión logarítmica entre las tasas de todas las operaciones y sus distintas ―vida
promedio‖ (calculada esta última controlando plazos, amortizaciones y años de gracia).
1214
Los resultados de la regresión desmejoran si se quita de la muestra a las provincias de Córdoba y
Santa Fe. En ese caso el signo es positivo, pero el coeficiente t es igual a 1,18 y el R 2 es igual a 0.09.
1476 Análisis económico del derecho tributario
Horacio L. P. Piffano
Gráfico 5
Spreads
Fundamentals
1215
En Dillinger, W. y Webb, S. B. (1998) puede encontrarse un tratamiento del endeudamiento de los
gobiernos subnacionales en Brasil, en el cual se arriba a una recomendación similar.
1216
Se debe mencionar que aun no existiendo una tecnología de este tipo, los prestamistas pueden percibir
una garantía implícita por parte del gobierno nacional, por lo cual la política propuesta debe ser más
amplia que la eliminación de este mecanismo. Sobre esto, nos remitimos a los argumentos expuestos en el
tema del ―salvataje‖.
1217