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Tratados Peru Chile

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TRATADO DE ANCON

CONTEXTO HISTÓRICO
Tras la ocupación de Lima por el ejército de Chile en enero de 1881, la guerra del
Pacífico no encontró término, sino que continuó desangrando ambos países y
sumiendo al Perú en una guerra civil que por momentos pareció poner en peligro su
existencia como nación. Aunque todos querían la paz, los beligerantes, sobre todo
el Perú y Chile, no lograban acordar un tratado de paz. Bolivia tenía una actitud
expectantica, con la esperanza de recuperar los territorios ocupados por Chile en
1879.
En la medida en que se derramaba sangre y se consumían recursos, los costos de
la guerra, se endurecían las condiciones de la paz. Si antes de la guerra la disputa
era por los impuestos, tras la ocupación de Antofagasta, Chile no se allanó a
desocuparla sin garantías como pedía la mediación peruana de José Antonio de
Lavalle. Y tras la captura del Huáscar, en una oferta de mediación del ministro
plenipotenciario de los Estados Unidos en Bolivia, Solomon Newton Pettis, Chile
exigió la cesión de Antofagasta.1 Durante la conferencia de paz de Arica, en el USS
Lackwanna, Chile exigió la cesión de Antofagasta y Tarapacá, más las garantías de
que no sería amenazado por un tratado Peru-Bolivia.
ACREEDORES
La Era del Guano y la guerra misma habían dejado al Perú sumido en enormes
deudas que habían sido garantizadas con la riqueza del guano y el salitre y sus
acreedores ejercían presiones e influencias para obtener su pago. Entre los
acreedores estaban los financistas de los préstamos de 1868, 1870 y 1872 que
habían financiado la construcción de los ferrocarriles del Perú, los poseedores de
los bonos con que Perú había pagado la expropiación de las salitreras en 1875, la
Casa Dreyfuss, encargada de vender el guano peruano en Europa a nombre del
estado peruano y que había hecho pagos adelantados al Perú (ver Contrato
Dreyfus), la Crédit Industriel et Commercial, un consorcio francés al que M. Prado
le dio la consignacion del guano en Europa a cambio de fuertes préstamos al inicio
de la guerra pero a la que Piérola había desbancado y reinstalado a Dreyfuss, y la
Peruvian Company, una compañía estadounidense basada solamente en los
supuestos derechos de Alexander Cochet por US$900.000.000 (de la época) a
razón de haber sido el descubridor del uso industrial del guano y de Jean Theophile
Landreau por US$300.000.000 (de la época) a razón de haber descubierto varias
salitreras en Tarapacá.2:4353:70 (No confundir la Peruvian Company con la
Peruvian Guano Company que fue nombrada consignataria en 1876 por 4 añosen
el llamado Contrato Raphael)
Entretanto el gobierno chileno, que había privatizado las salitreras de Tarapacá,
había reiniciado la producción y venta de guano y salitre y concedía a los acreedores
de la deuda peruana una parte de las ganancias pero la Peruvian Company y la
Crédit Industriel no se adscribían al gobierno de Chile5 sino que ofrecían a los
gobiernos de García Calderón y Montero mantener Tarapacá bajo soberanía
peruana y pagar una indemnización a Chile a cambio del control de las salitreras y
guaneras del Perú.
INTERVENCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS
La administración estadounidense de Rutherford Hayes (1877-81), si bien no logró
éxitos, tampoco empeoró la situación, a pesar de la propuesta de su ministro
plenipotenciario en Lima, Christiancy, de anexar Perú a los EE.UU. También debe
constatarse que la mediación estadounidense logró la firma del tratado de límites
de 1881 entre Chile y Argentina.
El factor que más influyó en la negación peruana a la cesión fue la política de
mediación estadounidense durante la administración del presidente de los EE.UU.
James A. Garfield (marzo a septiembre de 1881) y su secretario de estado (ministro
de RR.EE.) James G. Blainen 1, llevada a cabo por su representante en Lima
Stephen A. Hurlbut, que alentó a los políticos peruanos a no suscribir la entrega de
Tarapacá, sugiriendo que los Estados Unidos de América respaldarían militarmente
al Perú y Bolivia. La interferencia de intereses económicos privados y falta de
profesionalismo condujeron a la prolongación innecesaria de la guerra a través de
la mediación norteamericana.6:40:49
Mediante una hábil política de lobby y ofertas de comisiones, la Crédit Industriel
logró el apoyo primero del ministro plenipotenciario de EE.UU. en París, Levi P.
Morton, que obtuvo a cambio el monopolio de venta del salitre peruano en EE.UU.
Morton comunicó a Blaine que el presidente de Francia Jules Grévy condenaba las
"pretensiones extravagantes de Chile". J. Blaine apoyó entonces a la firma Crédit
Industriel en su proyecto de pagar a Chile una indemnización, impedir la cesión de
territorio y dejar Tarapacá bajo el control privado de la empresa. Este plan contaba
con el beneplácito del gobierno de García Calderón.7 Pero cuando la opinión pública
estadounidense no mostró interés sino crítica en la intervención, Blaine abandonó
el proyecto Crédit Industriel y apoyó a la Peruvian Company.2:435 Para la
consecución de sus fines, Hurlbut logró unir a Cáceres y García Calderón en torno
a Montero como presidente del Perú (en detrimento de Piérola) y sostuvo que los
EE.UU. no aceptarían la cesión obligada de territorio peruano a Chile.8 Mas aún,
Hurlbut llegó a negociar la cesión peruana de Chimbote para la marina de guerra de
los EE.UU.9 y Hurlbut obtendría beneficios económicos de la base.10
El asesinato del presidente de los EE.UU. James A. Garfield en septiembre de 1881,
la toma de posesión del presidente Arthur y su nuevo secretario de estado, Frederick
T. Frelinghuysen y la posterior acusación en el senado norteamericano contra Blaine
por tráfico de influencias llevaron a EE.UU y a Chile a firmar el Protocolo de Viña
del Mar11 en que EE.UU., entre otros, acepta el derecho de Chile de anexar
Tarapacá como indemnización de guerra.12 Hurlbut murió en Lima y en su
reemplazo asumió Trescott como ministro en Lima.
Al levantar Cáceres las masas campesinas e indígenas para combatir a los chilenos,
había creado un conflicto social dentro del país, ya que los campesinos exigían una
cuota de poder que los hacendados no podían darles sin afectar la estructura social.
Mas aún, muchos peruanos se sentían amenazados mas por los indígenas que por
los chilenos.
El 31 de agosto de 1882, en vista de los desastres que causaban las luchas en el
país y a la imposibilidad de derrotar militarmente al ejército ocupante, el coronel
Miguel Iglesias, con el apoyo de las provincias del norte del Perú, emitió el
manifiesto de Montán, llamando a firmar la paz entre Chile y Perú aceptando la
cesión territorial como parte del acuerdo; En enero de 1883, Iglesias se proclamó
"Presidente Regenerador de la República" y su enviado José Antonio de Lavalle
iniciaron la discusión de un tratado de paz con los negociadores chilenos a cargo
de Jovino Novoa Vidal que acordaron las bases del tratado el 3 de mayo de 1883.

Avelino Cáceres, que se oponía terminantemente a aceptar la cesión de territorios,


intentó acabar con el gobierno de Iglesias y marchó al norte, pero fue derrotado en
la batalla de Huamachuco el 10 de julio de 1883. La decepción generada por la
derrota entre los enemigos de la paz fue aprovechada por Iglesias y Lynch (el jefe
del gobierno chileno de ocupación) para consolidar el gobierno de Iglesias, quien
llegó a Lima el 23 de octubre de 1883. El 22 de octubre de 1883 el ejército chileno
había ocupado Ayacucho, sede del gobierno de Lizardo Montero.
Miguel Iglesias convocó a un Congreso Constituyente que, bajo la presidencia de
Antonio Arenas, eligió como Presidente Provisorio al mismo Miguel Iglesias. El
acuerdo entre los gobiernos fue firmado el 20 de octubre de 1883 entre Jovino
Novoa, por el de Chile, y José Antonio de Lavalle y Mariano Castro de Záldivar por
el de Perú.
El tratado fue aprobado en la Cámara de diputados de Chile por 43 votos contra
uno. En el Senado de Chile su aprobación fue unánime. La Asamblea Nacional del
Perú ratificó el tratado el 8 de marzo de 1884 por 99 votos contra 6.2:468
Influencias e intereses
En resumen se puede decir que el gobierno peruano de Iglesias negoció el tratado
bajo fuertes presiones internas y externas: cada grupo de acreedores deseaban el
pago prioritario y rápido por medio de los ingresos del guano y del salitre
Chile exigía la cesión de Tarapacá y control al menos temporal de Tacna y Arica
Cáceres y Montero se negaban a aceptar una cesión territorial y consideraban a
Iglesias un traidor las tensiones sociales y étnicas en Perú aumentaban con la
duración del estado de guerra la duración del gobierno de Iglesias era incierta, toda
vez que los chilenos abandonaron Lima.
Los negociadores peruanos escribieron al consejo de ministros al entregar el texto
acordado: Aunque sus estipulaciones no son ciertamente aquellas a que nuestro
patriotismo aspira son, sin embargo, las más ventajosas que pudieran obtenerse,
dadas las condiciones en que se halla el Perú
A su vez Chile debía actuar rápidamente ya que enfrentaba una fuerte oposición
internacional por mantener la ocupación del Perú los acreedores le acosaban por el
pago de las deudas comenzaba a vislumbrar los problemas del tratado de 1881 con
Argentina la ocupación tenía un costo humano considerable tenía aún por delante
la solución del problema de la salida al mar de Bolivia.
Bolivia no reconocía el gobierno de Miguel Iglesias y por lo tanto no participaba de
las negociaciones a pesar de lo importante de la materia para el país del altiplano,
ya que es la salida natural de Bolivia al mar.
Cabe consignar que en caso no lograrse un acuerdo, el gobierno de Chile hubiese,
probablemente, retirado sus tropas hasta el río Sama y esperado a que la frontera
internacional se consolidase allí o hubiese entregado una parte o toda la región a
Bolivia.15:259
FIRMA DEL TRATADO
En diciembre de 1882 Miguel Iglesias fue elegido Presidente del Perú por una
asamblea en el norte, el 18 de octubre de 1883 Chile reconoció al gobierno de
Iglesias y dos días después se firmó el tratado en Lima. El Perú ratificó el tratado el
10 de marzo de 1884 y las ratificaciones fueron intercambiadas el 28 de marzo de
1884.
Junto al tratado se firmó un protocolo complementario que determinaba las
condiciones en que quedaría la ocupación militar en el entretanto hasta su retiro:
pago por Perú de $300.000 mensuales, abastecimiento desde Chile libre de
gravámenes, dos hospitales exclusivos para soldados chilenos y el uso de
telégrafos y ferrocarriles en condiciones análogas al gobierno del Perú.
LAS CLÁUSULAS DEL TRATADO
Los artículos 1°, 2°, 11°, 13° y 14° reestablecen la paz (art. 1) y las leyes mercantiles
vigentes antes de la guerra (art. 11), ceden a Chile perpetua e incondicionalmente
la provincia de Tarapacá (art. 2), reconocen la validez de los actos administrativos
y judiciales chilenos ocurridos durante la ocupación militar del Perú (art. 13) y por
último, ordenan el intercambio de ratificaciones del tratado antes de 160 días (art.
14).
El artículo 3° fue el más polémico y estipulaba que el territorio de las provincias de
Arica y Tacna continuará poseído por Chile durante 10 años tras los cuales un
plesbicito decidiría a que país querían pertenecer los habitantes. El país ganador
debía pagar $10.000.000 al otro. El plesbicito no se realizó y el status quo
permaneció hasta 1929 cuando Tacna fue devuelta al Perú y Arica quedó como
territorio chileno. Según algunos historiadores chilenos (Bulnes III), el "espíritu" del
artículo era una cesión encubierta (para salvar el honor del gobierno de Iglesias) de
ambas provincias a Chile y destinadas a ser entregadas a Bolivia cuando se firmara
la paz con el país del altiplano. Esta interpretación es negada por J. Basadre18 o
por Cárlos Paz Soldan.
Los artículos 4° al 10° se ocupan de las consecuencias económicas del cambio de
propiedad de los depósitos de guano y salitre. Chile debía destinar el 50% de las
ganancias de la venta de guano desde depósitos ya conocidos al pago de la deuda
peruana. Las ganancias obtenidas de depósitos desconocidos antes del tratado
serían totalmente para Chile (art. 4), esto era válido para cualquier forma de contrato
de venta (art. 7). Perú y Chile debían acordar precios y cantidades de venta para
impedir una competencia dañina (art. 5), los acreedores debían hacer calificar sus
títulos por las autoridades chilenas (art. 6) y no se reconocerían otros títulos de
deuda (art. 8). Las Islas Lobos de Afuera quedarían bajo administración y
explotación chilena mientras hubiera depósitos de guano explotables y el 50% de
las ganancias debían ser entregadas al Perú (art. 9 y 10).
El artículo 12° estableció tribunales arbitrales que determinaron las indemnizaciones
a pagar a los ciudadanos chilenos expulsados de Perú cuyos bienes habían sido
embargados al inicio de la guerra.
CONSECUENCIAS INMEDIATAS DEL TRATADO
Cáceres reconoció el tratado "como un hecho consumado" el 6 de junio de 188420
y se concentró en derrocar el gobierno de Iglesias iniciando la guerra civil de 1884-
85. Los EE.UU. y el Imperio Alemán reconocieron el gobierno de Iglesias en abril de
ese año.16:125 El 3 de noviembre de 1883 Bolivia reconoció al gobierno de Iglesias.
El 15 de febrero de 1884 los gobiernos de Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia,
Bélgica y España presentaron una nota de reclamo a los gobiernos de Chile y Perú
en que protestaban por la cesión a Chile de depósitos de guano y de salitre que
eran garantía de deudas contraídas por el estado peruano con los nacionales de los
respectivos países.21 Perú y Chile respondieron que eran países soberanos que
disponían sus tratados de acuerdo a sus intereses. El historiador chileno Mario
Barros en "Historia diplomática de Chile" (pág. 472) sostiene que la negativa de
EE.UU. y de Alemania a participar en el reclamo amagó la protesta e incluso hizo
temer a los europeos consecuencias si se aumentaba la presión sobre ambos
países contratantes, aunque si tuvo largas consecuencias en los tribunales.
En agosto de 1884, las tropas chilenas se replegaron hasta la línea del río Sama.
Otra de las consecuencias de la génesis del tratado fue la normativa
estadounidense que prohíbe desde entonces a los diplomáticos de ese país
cualquier relación de negocios en el país de su nombramiento.
Tarata
Tarata quedó bajó la ocupación chilena, pero fue entregado al Perú en 1925, antes
del tratado de Lima y por diferentes razones.
Protocolo de Castellón-Elías
El 8 de enero de 1890 se firmó el protocolo de Castellón-Elías, que entregaba a
Perú prácticamente toda la explotación de guano de Tarapacá, bajo la condición de
que debía entregarla a los acreedores. A cambio los acreedores reconocían que la
deuda transferida a Chile por la ocupación de los depósitos hipotecados se limitaba
a la señalada en el tratado de Ancón.
La disputa de Tacna y Arica
El plesbicito de Tacna y Arica, que debía realizarse a más tardar en 1894, nunca se
realizó y las "Provincias Cautivas", como fueron dadas a llamar en Perú,
permanecieron ocupadas hasta 1929. Aparentemente, no se logró un acuerdo sobre
quienes eran los votantes (solo los nacidos en la zona o los inmigrantes y a partir
de cuantos años). El interés chileno en conservar la región para darla como salida
al mar a Bolivia, fue también un factor importante.
En 1888 Chile ofreció $10.000.000 por la compra de la región en disputa, en 1890,
tras una protesta francesa ante el Perú por el no pago de la deuda, Chile repitió la
oferta. Perú ofreció a Chile privilegios comerciales a cambio de la entrega de las
dos provincias más facilidades aduaneras para Bolivia.
En 1904 Chile y Bolivia firmaron el Tratado de Paz que, entre otros, daba garantías
a Bolivia para el uso del puerto de Arica y la construcción de una línea férrea entre
el puerto y La Paz, comprometiendo en la disputa a sobre Tacna y Arica a un tercer
país (como había hecho Bolivia en la Puna de Atacama). Mas aún, en un tratado
secreto adicional, Chile se comprometió a entregar a Bolivia las dos provincias
peruanas en caso de obtenerlas del Perú o una franja en el sur de Arica (Vitor a
Camarones), un territorio que no le pertenecía.
La disputa por Tacna y Arica ensombreció las relaciones entre los ex-beligerantes,
pero también influyó en las relaciones con otros países. En 1889 Perú ofreció a los
EE.UU. en puerto de Chimbote como estación carbonera para su marina de guerra
a cambio de la garantía del último para la integridad territorial del primero. Por su
parte, Chile promovió una "entente" con Colombia y Ecuador así como, en los
Pactos de Mayo, consiguió el compromiso argentino de no inmiscuirse en los
asuntos de la costa del Pacífico.
El 9 de abril de 1898 se firmó el protocolo de Billinghurst-La Torre que preveía el
plesbicito con la reina de España como instancia decisiva en la selección de los
votantes y del miembro neutral del colegio electoral. Perú aprobó el acuerdo, pero
el senado chileno solicitó clarificaciones y no fue aprobado.
En 1910 Bolivia sugirió a Perú entregarle Tacna y Arica para obtener una salida al
mar. Peru rechazó la sugerencia.
A partir de 1910, Chile anunció que consideraba el plazo de 10 años como un plazo
mínimo para la ocupación de la región en disputa y expulsó a obreros y sacerdotes
peruanos durante un proceso de chilenización de la región en disputa. Ese año Chile
y Perú rompieron sus relaciones diplomáticas.
El primero de noviembre de 1920, la delegación peruana en la Liga de las Naciones,
una instancia supranacional creada para promover la paz, solicitó ante el organismo
internacional la revisión del tratado de Ancón, en particular solicitó el retorno de
Tacna, Arica y Tarapacá porque según los nuevos preceptos de la ley internacional
no permitían la anexión de territorios y también porque Chile habría anulado el
tratado violando sistemáticamente todas las cláusulas favorables a Perú. El mismo
día, Bolivia presentó un requirimiento similar que exigía la devolución de
Antofagasta. Las propuestas no fueron aceptadas por la asamblea.
En 1922, el secretario de estado estadounidense Charles Evans Hughes persuadió
a los litigantes a aceptar el Acuerdo de Washington de 1922 que preveía una
arbitraje sobre la factibilidad del plebiscito previsto en el artículo III del tratado de
Ancón y en caso de ser realizable, determinar las reglas a cumplir. En caso de que
el referendum no fuese realizable, presentar alguna otra solución. El arbitró decidió
en el Coolidge Award, el 4 de marzo de 1925, que el plebiscito era realizable, pero
en 1926 presidente de la comisión encargada de la organización del plebiscito culpó
a Chile de impedir la realización del referendum.
Finalmente ambos gobiernos acordaron reiniciar sus relaciones diplomáticas y
negociar bilateralmente una salida al problema, que acordaron con el Tratado de
Lima.
En 1975 Chile y Bolivia solicitaron a Perú (Acuerdo de Charaña) permitir la entrega
de una franja de la provincia de Arica a Bolivia. Perú rechazó la proposición.

TRATADO DE LIMA DE 1929


El Tratado de Lima, conocido también como Tratado Rada y Gamio - Figueroa
Larraín o Tratado de 1929, es un acuerdo dado el 3 de junio de 1929 en la ciudad
de Lima entre Chile y Perú, que puso fin a la controversia de la soberanía de las
provincias de Tacna y Arica. Según el tratado, la Provincia de Tacna se
reincorporaba al Perú, en tanto que la de Arica quedaba en poder de Chile,
comprometiéndose este último a pagar al Perú una indemnización de seis millones
de dólares estadounidenses. Fija además la línea de la Concordia como el límite
fronterizo terrestre entre ambos países y las servidumbres a favor del Perú en Arica,
un muelle al servicio del Perú en Arica y el ferrocarril Tacna-Arica.
El presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge, árbitro de la controversia,
dictaminó el 5 de marzo de 1927, en una resolución relativa a la celebración o no
del previsto plebiscito, que era viable su celebración en Tacna y Arica. El laudo
arbitral del presidente de Estados Unidos indicaba la devolución de la Provincia de
Tarata, lo cual ocurrió el 1 de septiembre de 1925, provincia ocupada por Chile en
1885. A la firma del Tratado de Ancón, el Departamento de Tacna contaba con tres
provincias: Tacna, Arica y Tarapacá.
El laudo arbitral confirmó la realización del plebiscito y la creación de una Comisión
Plebiscitaria integrada por Agustín Edwards McClure de Chile, Manuel de Freyre y
Santander del Perú, y del general Joseph John Pershing por Estados Unidos. La
comisión celebró 37 sesiones regulares desde el 5 de agosto de 1925 hasta el 14
de junio de 1926. La fecha para inscribir votantes se fijó para el día 1 de marzo de
1926 y el plebiscito para el 1 de mayo.
En enero de 1925 el general Pershing expone a la Comisión Plebiscitaria que se
han efectuado 710 deportaciones de peruanos. El 2 de junio de 1926, el embajador
estadounidense William Collier recoge la información que 250 peruanos de Tacna y
Arica vivían en Santiago contra su voluntad.1 Esta situación llevó a los delegados
estadounidenses a crear un "Comité de Quejas" para recibir e investigar las
denuncias y que no iban a respaldar un plebiscito anómalo. El Secretario de Estado
Frank B. Kellogg pide a Pershing que no aplace el plebiscito y se realice aun en
condiciones imperfectas.
El Perú pide garantías para los plebiscitarios peruanos ante la campaña de
chilenización en Tacna y Arica. El 2 de noviembre de 1925, Pershing emite la
"Declaración de Requisitos Previos" y pide que se disminuya los efectivos militares
y policiales chilenos en la zona, que se desarme a los grupos paramilitares chilenos
y que se garantice la campaña peruana de propaganda en la región.2 Pershing
argumenta que la Comisión Plebiscitaria tiene toda la potestad sobre los territorios
con el fin de garantizar el plebiscito. Chile responde que la zona está bajo su
soberanía y la Comisión Plebiscitaria no puede imponerle requisitos sobre su
administración.
El 19 de noviembre ocurren los sucesos de Challaviento y los integrantes de la
comisión peruana realizan las investigaciones. El gobierno chileno realiza un
cambio de autoridades, envía al gobernador de Arica Emiliano Bustos como
gobernador de Tarapacá y al intendente de Tacna, Luis Barceló Lira como jefe de
la campaña electoral chilena.
Pershing decide no avalar el plebiscito y pide su renuncia. Parte de Arica el 27 de
enero de 1926, siendo reemplazado por William Lassiter. El 14 de mayo en Arica
fueron atacados los miembros de la comisión peruana, entre ellos Jorge Basadre.
El 22 la violencia fue en Tacna. El 29 fue asesinado el peruano Manuel Espinoza
Cuéllar. Lassiter pidió aplazar el acuerdo final argumentando que los gobiernos
estaban acordando un convenio fuera del plebiscito. Los votantes peruanos habían
dejado de acudir a los registros plebiscitarios.
El 15 de junio de 1926 el general Lassiter suscribe el "Esquema de razones para
requerir una terminación definitiva de los procedimientos plebiscitarios en Tacna y
Arica" y declara que es imposible realizarse el plebiscito ya que Chile no garantiza
condiciones justas para el voto peruano en Tacna y Arica.4 La comisión aprueba la
moción de Lassiter.
NEGOCIACIONES LEGUÍA-FIGUEROA-KELLOGG
El 27 de agosto de 1926, Frank Kellogg y Wade Ellis, deciden proponer al Perú y
Chile la división del territorio, desde el ferrocarril Arica-La Paz para el Perú, y el resto
dividido entre Bolivia y Chile. Si no era aceptado que se realice un nuevo arbitraje a
cargo del presidente Coolidge. Si tampoco era aceptado, Estados Unidos se retiraría
del caso.
El embajador Hernán Velarde y el ex-canciller Alberto Salomón se entrevistan con
Wade Ellis y le argumentan la tesis peruana que Tacna y Arica debían ser peruanas
porque el registro de votantes del plebiscito era mayoritariamente de peruanos.
Además Chile incumplió con el artículo 3° del Tratado de Ancón y que por tanto,
Perú no tendría razón alguna para cumplirlo también por lo que las provincias de
Tacna y Arica debían de regresar al Perú.
En marzo de 1927 el canciller Conrado Ríos Gallardo solicitó los registros de los
votantes y con ello descartó insistir en el plebiscito. También descartó la anexión de
Tacna y Arica que no contaba con el apoyo del árbitro de los Estados Unidos. Por
ello en Chile se promueve negociar directamente con el Perú. Conrado Ríos se
encargó de que fuera aceptada la propuesta de la división de Tacna y Arica por el
nuevo presidente Carlos Ibáñez del Campo, el cual también había sido propuesta
por Estados Unidos.
Chile empezó a importar azúcar desde Cuba y ya no desde el Perú, lo cual significó
la protesta de los productores peruanos: si se mantenían malas relaciones
diplomáticas con Chile éstas se traducirían en malas relaciones comerciales.
Por fin, cuando Kellogg hizo oficial su pedido de restablecimiento de relaciones
diplomáticas el día 9 de julio de 1928, ambos aceptaron. Chile, el 11 y Perú dos días
después. Se designaron embajadores a Emiliano Figueroa por Chile y a César A.
Elguera por Perú.
El 12 de diciembre de 1928 Leguía realiza las siguientes propuestas sucesivamente
la devolución total de Tacna y Arica al Perú la entrega de la ciudad de Arica y el
morro al Perú convertir a Arica en un protectorado Chile-Perú-EEUU neutralizar
Arica bajo Venezuela y Uruguay la división de Arica entre Chile y el Perú.
Finalmente Leguía y Figueroa concuerdan en la división territorial Tacna para el
Perú y Arica para Chile. Figueroa argumentaba que Arica tenía mayor simpatía por
Chile, mientras que Tacna era fiel al Perú. La nueva línea divisoria entregaría parte
de la provincia de Tacna a Chile.
Chile retenía Arica y una extensión de 15 351 km² y el Perú recuperaba Tacna y
una extensión de 8678 km² junto a Tarata con una extensión de 980 km².
Puesto que Arica era el puerto natural de Tacna, el Perú pidió uno por cuenta de
Chile en Arica. El embajador estadounidense en Lima, Moore, pidió que parte de la
bahía de Arica y el ferrocarril sean peruanos. Se hicieron otros estudios para que a
2 km de Arica en el río San José se construya el puerto peruano. Chile ofreció
construir uno a 16 km de Arica en el río Lluta, a 30 km de Arica en la Yarada o a 60
km de Arica en Sama. Finalmente Chile ofrece construir un malecón de atraque,
oficinas de aduanas y el terminal del ferrocarril en el puerto de Arica.
La indemnización que pagaría Chile al Perú sería de seis millones de dólares
estadounidenses para obras en la ciudad de Tacna.
Como Bolivia exigía una salida soberana al mar y ante la posibilidad que Chile se la
diera cediéndole territorios anteriormente peruanos, exigió Leguía un protocolo
complementario en la que se estipularía que Chile no cedería ningún territorio que
hubiese sido peruano a Bolivia sin consultar primero al Perú.
Sobre las azufreras del Tacora, quedarían en territorio chileno ya que el embajador
Figueroa Larraín argumentaba que sus propietarios eran chilenos. El volcán Tacora
que pertenecía a la provincia de Tacna quedó en manos de Chile. El Perú obtendría
todas las aguas del Uchusuma y del Maure que discurren por territorio chileno.
El tratado se suscribe el 3 de junio de 1929 en la ciudad de Lima, siendo el
representante peruano Pedro José Rada y Gamio y Emiliano Figueroa Larraín por
la parte chilena. Las estipulaciones pertinentes al trazado de la línea fronteriza
quedaron expresadas en los siguientes términos
Artículo Segundo.- La línea divisoria entre dichas partes y, en consecuencia, la
frontera entre los territorios del Perú y de Chile, partirá de un punto de la costa que
se denominará "Concordia", distante diez kilómetros al norte del puente del río Lluta,
para seguir hacia el oriente paralela a la vía de la sección chilena del ferrocarril de
Arica a La Paz y distante diez kilómetros de ella, con las inflexiones necesarias para
utilizar, en la demarcación, los accidentes geográficos cercanos que permitan dejar
en territorio chileno las azufreras del volcán Tacora y sus dependencias, pasando
luego por el centro de la laguna Blanca, en forma que una de sus partes quede en
el Perú y la otra en Chile.
Artículo Tercero.- La línea fronteriza a que se refiere el inciso primero del artículo
segundo, será fijada y señalada en el territorio con hitos, por una comisión mixta
compuesta de un miembro designado por cada uno de los Gobiernos signatarios,
los que costearán, por mitad, los gastos comunes que esta operación requiera. Si
se produjera algún desacuerdo en la comisión, será resuelto con el voto dirimente
de un tercer miembro designado por el Presidente de los Estados Unidos de
América, cuyo fallo será inapelable.
DECLARACION DE ZONA MARITIMA DE 1952
Para el Perú, esto no representa un tratado de límites marítimos, sino un acuerdo
para reglamentar la pesca, específicamente la conservación ballenera.
Declaración de Santiago (‘Declaración sobre Zona Marítima’)
1. Los Gobiernos tienen la obligación de asegurar a sus pueblos las necesarias
condiciones de subsistencia y de procurarles los medios para su desarrollo
económico.
2. En consecuencia, es su deber cuidar de la conservación y protección de sus
recursos naturales y reglamentar el aprovechamiento de ellos, a fin de obtener las
mejores ventajas para sus respectivos países.
3. Por lo tanto, es también su deber impedir que una explotación de dichos bienes,
fuera del alcance de su jurisdicción, ponga en peligro la existencia, integridad y
conservación de esas riquezas en perjuicio de los pueblos que, por su posición
geográfica, poseen en sus mares fuentes insustituibles de subsistencia y de
recursos económicos que les son vitales.
Por las consideraciones expuestas, los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú,
decididos a conservar y asegurar para sus pueblos respectivos las riquezas
naturales de las zonas del mar que baña sus costas, formulan la siguiente
Declaración:
I. Los factores geológicos y biológicos que condicionan la existencia, conservación
y desarrollo de la fauna y flora marítimas en las aguas que bañan las costas de los
países declarantes hacen que la antigua extensión del mar territorial y de la zona
contigua sean insuficientes para la conservación, desarrollo y aprovechamiento de
esas riquezas a que tienen derecho los países costeros.
II. Como consecuencia de estos hechos, los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú
proclaman como norma de su política internacional marítima, la soberanía y
jurisdicción exclusivas que a cada uno de ellos corresponde sobre el mar que baña
las costas de sus respectivos países, hasta una distancia mínima de 200 millas
marinas desde las referidas costas.
III. La jurisdicción y soberanía exclusivas sobre la zona marítima indicada incluye
también la soberanía y jurisdicción exclusivas sobre el suelo y subsuelo que a ella
corresponde.
IV. En el caso de territorio insular, la zona de 200 millas marinas se aplicará en todo
el contorno de la isla o grupo de islas.
Si una isla o grupo de islas pertenecientes a uno de los países declarantes estuviere
a menos de 200 millas marinas de la zona marítima general que corresponde a otro
de ellos, la zona marítima de esta isla o grupo de islas quedará limitada por el
paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre de los Estados
respectivos.
V. La presente Declaración no significa desconocimiento de las necesarias
limitaciones al ejercicio de la soberanía y jurisdicción establecidas por el Derecho
Internacional en favor del paso inocente e inofensivo, a través de la zona señalada
para las naves de todas las naciones.
VI. Los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú expresan su propósito de suscribir
acuerdos o convenciones para la aplicación de los principios indicados en esta
Declaración, en los cuales se establecerán normas generales destinadas a
reglamentar y proteger la caza y la pesca dentro de la zona marítima que les
corresponden y a regular y coordinar la explotación y aprovechamiento de cualquier
otro género de productos o riquezas naturales existentes en dichas aguas y que
sean de interés común.

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