Tratados Peru Chile
Tratados Peru Chile
Tratados Peru Chile
CONTEXTO HISTÓRICO
Tras la ocupación de Lima por el ejército de Chile en enero de 1881, la guerra del
Pacífico no encontró término, sino que continuó desangrando ambos países y
sumiendo al Perú en una guerra civil que por momentos pareció poner en peligro su
existencia como nación. Aunque todos querían la paz, los beligerantes, sobre todo
el Perú y Chile, no lograban acordar un tratado de paz. Bolivia tenía una actitud
expectantica, con la esperanza de recuperar los territorios ocupados por Chile en
1879.
En la medida en que se derramaba sangre y se consumían recursos, los costos de
la guerra, se endurecían las condiciones de la paz. Si antes de la guerra la disputa
era por los impuestos, tras la ocupación de Antofagasta, Chile no se allanó a
desocuparla sin garantías como pedía la mediación peruana de José Antonio de
Lavalle. Y tras la captura del Huáscar, en una oferta de mediación del ministro
plenipotenciario de los Estados Unidos en Bolivia, Solomon Newton Pettis, Chile
exigió la cesión de Antofagasta.1 Durante la conferencia de paz de Arica, en el USS
Lackwanna, Chile exigió la cesión de Antofagasta y Tarapacá, más las garantías de
que no sería amenazado por un tratado Peru-Bolivia.
ACREEDORES
La Era del Guano y la guerra misma habían dejado al Perú sumido en enormes
deudas que habían sido garantizadas con la riqueza del guano y el salitre y sus
acreedores ejercían presiones e influencias para obtener su pago. Entre los
acreedores estaban los financistas de los préstamos de 1868, 1870 y 1872 que
habían financiado la construcción de los ferrocarriles del Perú, los poseedores de
los bonos con que Perú había pagado la expropiación de las salitreras en 1875, la
Casa Dreyfuss, encargada de vender el guano peruano en Europa a nombre del
estado peruano y que había hecho pagos adelantados al Perú (ver Contrato
Dreyfus), la Crédit Industriel et Commercial, un consorcio francés al que M. Prado
le dio la consignacion del guano en Europa a cambio de fuertes préstamos al inicio
de la guerra pero a la que Piérola había desbancado y reinstalado a Dreyfuss, y la
Peruvian Company, una compañía estadounidense basada solamente en los
supuestos derechos de Alexander Cochet por US$900.000.000 (de la época) a
razón de haber sido el descubridor del uso industrial del guano y de Jean Theophile
Landreau por US$300.000.000 (de la época) a razón de haber descubierto varias
salitreras en Tarapacá.2:4353:70 (No confundir la Peruvian Company con la
Peruvian Guano Company que fue nombrada consignataria en 1876 por 4 añosen
el llamado Contrato Raphael)
Entretanto el gobierno chileno, que había privatizado las salitreras de Tarapacá,
había reiniciado la producción y venta de guano y salitre y concedía a los acreedores
de la deuda peruana una parte de las ganancias pero la Peruvian Company y la
Crédit Industriel no se adscribían al gobierno de Chile5 sino que ofrecían a los
gobiernos de García Calderón y Montero mantener Tarapacá bajo soberanía
peruana y pagar una indemnización a Chile a cambio del control de las salitreras y
guaneras del Perú.
INTERVENCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS
La administración estadounidense de Rutherford Hayes (1877-81), si bien no logró
éxitos, tampoco empeoró la situación, a pesar de la propuesta de su ministro
plenipotenciario en Lima, Christiancy, de anexar Perú a los EE.UU. También debe
constatarse que la mediación estadounidense logró la firma del tratado de límites
de 1881 entre Chile y Argentina.
El factor que más influyó en la negación peruana a la cesión fue la política de
mediación estadounidense durante la administración del presidente de los EE.UU.
James A. Garfield (marzo a septiembre de 1881) y su secretario de estado (ministro
de RR.EE.) James G. Blainen 1, llevada a cabo por su representante en Lima
Stephen A. Hurlbut, que alentó a los políticos peruanos a no suscribir la entrega de
Tarapacá, sugiriendo que los Estados Unidos de América respaldarían militarmente
al Perú y Bolivia. La interferencia de intereses económicos privados y falta de
profesionalismo condujeron a la prolongación innecesaria de la guerra a través de
la mediación norteamericana.6:40:49
Mediante una hábil política de lobby y ofertas de comisiones, la Crédit Industriel
logró el apoyo primero del ministro plenipotenciario de EE.UU. en París, Levi P.
Morton, que obtuvo a cambio el monopolio de venta del salitre peruano en EE.UU.
Morton comunicó a Blaine que el presidente de Francia Jules Grévy condenaba las
"pretensiones extravagantes de Chile". J. Blaine apoyó entonces a la firma Crédit
Industriel en su proyecto de pagar a Chile una indemnización, impedir la cesión de
territorio y dejar Tarapacá bajo el control privado de la empresa. Este plan contaba
con el beneplácito del gobierno de García Calderón.7 Pero cuando la opinión pública
estadounidense no mostró interés sino crítica en la intervención, Blaine abandonó
el proyecto Crédit Industriel y apoyó a la Peruvian Company.2:435 Para la
consecución de sus fines, Hurlbut logró unir a Cáceres y García Calderón en torno
a Montero como presidente del Perú (en detrimento de Piérola) y sostuvo que los
EE.UU. no aceptarían la cesión obligada de territorio peruano a Chile.8 Mas aún,
Hurlbut llegó a negociar la cesión peruana de Chimbote para la marina de guerra de
los EE.UU.9 y Hurlbut obtendría beneficios económicos de la base.10
El asesinato del presidente de los EE.UU. James A. Garfield en septiembre de 1881,
la toma de posesión del presidente Arthur y su nuevo secretario de estado, Frederick
T. Frelinghuysen y la posterior acusación en el senado norteamericano contra Blaine
por tráfico de influencias llevaron a EE.UU y a Chile a firmar el Protocolo de Viña
del Mar11 en que EE.UU., entre otros, acepta el derecho de Chile de anexar
Tarapacá como indemnización de guerra.12 Hurlbut murió en Lima y en su
reemplazo asumió Trescott como ministro en Lima.
Al levantar Cáceres las masas campesinas e indígenas para combatir a los chilenos,
había creado un conflicto social dentro del país, ya que los campesinos exigían una
cuota de poder que los hacendados no podían darles sin afectar la estructura social.
Mas aún, muchos peruanos se sentían amenazados mas por los indígenas que por
los chilenos.
El 31 de agosto de 1882, en vista de los desastres que causaban las luchas en el
país y a la imposibilidad de derrotar militarmente al ejército ocupante, el coronel
Miguel Iglesias, con el apoyo de las provincias del norte del Perú, emitió el
manifiesto de Montán, llamando a firmar la paz entre Chile y Perú aceptando la
cesión territorial como parte del acuerdo; En enero de 1883, Iglesias se proclamó
"Presidente Regenerador de la República" y su enviado José Antonio de Lavalle
iniciaron la discusión de un tratado de paz con los negociadores chilenos a cargo
de Jovino Novoa Vidal que acordaron las bases del tratado el 3 de mayo de 1883.